La Hermosura de La Mujer Samaritana - A.H. Toledo (2017)

August 4, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Resumen: Las predicaciones religiosas normalmente nos presentan a la mujer samaritana como un paradigma de inmoralidad sexual. Sin embargo, desde una perspectiva diferente, es posible hacer una revisión de la narración evangélica juanina acerca del encuentro histórico entre Jesús y la samaritana junto al pozo de Jacob (Juan 4:4 ˗ 42). Para entender la conversación que el Maestro sostuvo con la samaritana, es menester examinarla en el contexto de la mezcla cultural judeo-greco-latina del  primer siglo, siglo, y mencionar algunos algunos datos datos sobresalientes sobresalientes en cuanto a ciertas costumbres de las mujeres del primer siglo judío en torno al matrimonio que iluminarán su particular situación, pero desde una luz distinta a la tradicional. Este estudio, junto con el de un número creciente de estudios de otros académicos neotestamentarios, propone la tesis de que la narración mencionada está teñida de prejuicios sociales y ha sido mal interpretada, y entendida de una manera sesgada. Palabras clave: mujer samaritana, matrimonio, divorcio, poligamia,  poliginia, adulterio, adulterio, concubinato.   ____________________________  ______________ _____________________________ ____________________________ _____________

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de algún abogado varón para que lo hiciera a fin de recuperar su dote. No es fácil determinar cuán común era el divorcio, pero la reacción de los discípulos de Jesús a su enseñanza sobre el tema (Mateo 19: 9 ˗ 11) nos permite deducir que el

divorcio no era algo inaudito. Hasta el mismo José lo concibió cuando se enteró que María estaba embarazada de alguien más (Mateo 1: 19  –  20).  20). El contexto cultural en que que Jesúspara enseñó era diverso y complicado. Deelmodo entender la conversación que sostuvo con la samaritana, es menester examinarla en el contexto de la mezcla cultural judeo-greco-latina del primer siglo. “El discurso del agua de vida entre Jesús y la mujer samaritana junto al pozo”, de Giacomo Franceschini, siglos XVII y XVIII.

2. El pasaje de Juan 4 menciona que Jesús abandonó Judea debido a que su ministerio estaba bajo duro escrutinio.  Se dice también

1. En el mundo judío antiguo, llaa mayoría de  las mujeres se casaban en su adolescencia, y los varones algunos años después de cumplir la mayoría de edad (20 años). Dada la alta tasa de muertes, a menudo las mujeres quedaban viudas

que, de regreso a Galilea, “tenía que pasar por Samaria”, indicando con estas palabras palabr as que el paso de Jesús a través de Samaria ―la ruta más corta entre Judea y Galilea― era de obvia necesidad,  pero no obligatoria. De hecho, los judíos “puros”

muy jóvenes se vida. volvían a casarnihasta dos o tres veces duranteysu Aunque los griegos ni los romanos llegaron a practicar la poligamia, existe evidencia de que algunos judíos sí tuvieron matrimonios bígamos. El único documento que legalizaba el matrimonio era el referente a la dote: un documento que enlistaba las propiedades y las riquezas con que la novia ingresaba al matrimonio. El esposo novel o en turno podía usar esta riqueza del modo que mejor le pareciera a él, y cualquier ganancia que lograra a partir de ella se la podía quedar. Sin embargo, si se divorciaba de su esposa él se veía obligado a devolverle a su exmujer toda su dote inicial. Aunque si a la mujer se le hallaba culpable de infidelidad adúltera, el marido podía quedarse con toda la dote. Las parejas también  podían vivir juntas juntas como marido y mujer sin un contrato basado en la dote, e incluso sin el ritual de la boda. Con el solo hecho de cohabitar en una misma casa, mandaban a su comunidad el mensaje de su compromiso como matrimonio formal. El divorcio era una opción en esa cultura.  Normalmente no era vergonzoso, a menos que fuera como resultado del adulterio. Las mujeres afrentadas no podían iniciar el proceso de divorcio  por sí mismas, pero podían podían contratar los servicios

 procuraban siempre evitar interactuar con los samaritanos, a cuya falsa perspectiva religiosa se oponían. Los primeros, estaban descontentos  porque los samaritanos, no obstante ser judíos también, se habían mezclado con los asirios después de la caída del reino del norte, más de 700 años antes de Cristo. Después de caminar toda la mañana, Jesús y sus discípulos llegaron al Pozo de Jacob, a menos de dos kilómetros de la ciudad de Sicar. Él se quedaría allí mientras sus seguidores irían a la ciudad a conseguir comida. Lo que sigue es un encuentro cara a cara, uno más, entre el Maestro y una hambrienta buscadora espiritual, como los que es normal encontrar en el Evangelio de Juan. La escena inicia así: “Es como la hora sexta”, es

decir, el medio día. El Sol cae a plomo. Jesús está cansado y sediento. Una mujer, al parecer sin compañía, se acerca al pozo con un cántaro. Algunos académicos con la típica mirada misógina de la sospecha, han argumentado que se trataba, con seguridad, de una prostituta buscando clientela, dado que las mujeres decentes acarreaban el agua por la mañana, cuando el clima era más fresco; no al medio día, cuando la temperatura era insoportable. Ciertamente, el acarreo de agua habría sido más eficiente por la mañana, pero este valor no gobernaba todas las sociedades antiguas, y ni siquiera lo hace 2

 

sobre las actuales. En ciertas villas de Kenia actual, en África, por ejemplo, las mujeres lavan y secan su ropa bajo el candente Sol ecuatorial. Se supondría que es más eficiente lavar temprano por la mañana, de modo que por la tarde la ropa, ya seca, solo se recogería y sería llevada a casa. Pero esta suposición es desmentida cuando a las kenianas se las ve lavar  justo a media tarde, y después después dejar secando la ropa toda la noche para recogerla hasta la próxima tarde.

dificultades de la vida cotidiana son más fáciles de llevar cuando se hace cantando y compartiendo con amigos. Pero en sí mismo, el hecho de que ella hubiese ido sola al pozo, no necesariamente nos habla de su calidad moral. Es un detalle posterior en la historia (el hecho de que el hombre con el que cohabita no es su esposo) el que parece arrojar una sombra de vergüenza sobre ella. Pero eso ya lo veremos más tarde.

Tal vez difícilmente eficiente,de pero quizá muye adecuado para la preparación los alimentos, innegablemente útil para los procesos de socialización socializa ción y convivencial convivencialidad idad vecinal.

Cuando la mujer reconoció que el hombre con el que vivía actualmente no era su marido, y ratificó que en el pasado ya había tenido hasta cinco de ellos, parece sonar como una mujer sexualmente libertina, aficionada a la cohabitación, y que se la hubiera pasado los últimos años tomando a la ligera el matrimonio. Pero tenemos que reconocer que esta sugerencia se halla en claro conflicto con la forma y el contenido de sus palabras en el diálogo con Jesús. Contra todo lo que nos dicen los predicadores sesgados, ella se presenta a sí misma con los rasgos y expresiones típicos de una genuina buscadora espiritual: alerta, inquisitiva y abierta; alguien en quien la comunidad confía, y a la que con seguridad respetan y admiran.

4. Entonces, si no era una mujer sexualmente promiscua, ¿qué podría explicar su historia y su situación actual? No parece verosímil que sus exmaridos hubieran tenido que recurrir hasta cinco veces al divorcio, y cada vez por adulterio.  Ningún hombre en su sano juicio se hubiera atrevido a ser el segundo  —  por no decir el quinto —   marido de una mujer culpable de adulterio serial, seguramente sin dote, y mucho menos sin buena fama. No es verosímil tampoco

“Jesús y la mujer samaritana junto al pozo”, de Guercino. 

3. Observemos que Juan no especifica el motivo exacto por el cuál ella sube por agua a esa terrible hora.  Pero no estamos obligados a aceptar interpretaciones sesgadas por el estigma femenino, en particular en América Latina, donde tendemos a andar buscando el lado malo de las mujeres, o a suponer que siempre están haciendo algo malo. Existen otras hipótesis viables. ¿Por qué no pensar,  por ejemplo, que aeraotra unacon buena que quizá estaba ayudando hijosvecina pequeños o de  brazos? ¿Por qué no sup suponer oner que estaba por term terminar inar sus propios quehaceres cuando se le acabó el agua y tuvo que ir por más? Juan menciona la hora del día solo para explicar por qué Jesús se hallaría cansado, acalorado, sediento y hambriento, no para decirnos a qué hora acarreaban el agua las mujeres virtuosas, ni mucho menos para hacer sugerencias entrelineadas acerca de la dudosa moral sexual de una mujer a la que quizá solo se le había acabado el agua.

que ellaque fuera unatenido divorciada serial, dada la fortuna habría que pagar en abogado tras abogado. Es más, no existe evidencia histórica de que alguien en el mundo antiguo, hombre o mujer, se haya divorciado ¡cinco veces! El paralelo más cercano en el siglo I a.C. es el del triúnviro general Cneo Pompeyo “El Grande”, quien de las cinco esposas que tuvo se

divorció solo de dos, y enviudó de otras dos.

Podemos preguntarnos por qué la mujer parece  presentarse sola en el pozo (aunque otra vez hay que notar que Juan no dice explícitamente que iba

Y dado que la esterilidad no era una causa normal de divorcio, tampoco podemos suponer que la samaritana se divorció siempre por esa razón. Pensemos en el caso del prolongado

sola). En la antigüedad, la mayor parte de la gente solía viajar en grupos, pues las cargas y las

matrimonio sin hijos entre Elisabet y Zacarías, quienes sin embargo fueron bendecidos 3

 

tardíamente con un gran hijo: Juan, el Bautista. Así, si la samaritana era conocida por su esterilidad, ¿podemos imaginar a cinco hombres arriesgando su matrimonio con una mujer de la cual cada uno de ellos ya sabía de antemano que era infértil? Por supuesto que no, al menos en esa cultura, en la que la proliferación era celebrada, y la esterilidad era una afrenta. Es más probable que sus cinco matrimonios y actual estado – no no – civil civil fueran el resultado de que (a) desafortunados eventos les habrían arrebatado la vida a varios de sus maridos, (b) que quizá uno o dos de ellos se habrían divorciado de ella, o incluso (c) que ella misma habría podido iniciar el proceso de divorcio contra al menos uno de ellos. ¿Por qué no? Para su actual estado – no no – civil, civil, quizá ella simplemente no habría tenido una dote con la cual formalizar un nuevo matrimonio civil con su actual pareja (un estado semejante al de una concubina). ¿Por qué no? Quizá su actual pareja era una persona rica especiales, de edad avanzada que necesitaba de cuidados pero los hijos de él no estaban dispuestos a compartir con ella la herencia, de modo que él no le habría podido expedir ningún certificado de dote. ¿Por qué no? Quizá él ya se encontraba casado, y ella era su segunda mujer (su concubina). Y aunque la antigua cultura judía permitía la práctica de la  poliginia (que no es lo mismo que la poligamia¸ la cual estaba prohibida), tales arreglos iban en contra de la definición que Jesús, basado en el Antiguo Testamento, manejaba del matrimonio como unión monógama entre un hombre y una

“La mujer en el pozo”, de Carl Heinrich Bloch. 

Primero, mientras que la pérdida de esposos pudo ser su trágica realidad, haber enviudado o haberse divorciado hasta cinco veces era algo insólito. Esto significa que Jesús no pudo haber adivinado su situación; estaba claro que su conocimiento sobre ella era de naturaleza sobrehumana. Segundo, su respuesta nos recuerda el encuentro de Jesús con Natanael (1:43 –  49):  49): mientras éste se acercaba al Maestro, Jesús le dijo: “He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño” (v.

mujer (Mateo 19: 4 – 6). pues, que Jesús simplemente le Tiene dijerasentido, que no estaba casada. El pasaje no nos dice por qué esta mujer tuvo cinco esposos, pero conocer las realidades del siglo I judío nos permite imaginar escenarios distintos a los establecidos, además de imaginar de manera compasiva las dificultades por las que su vida pudo haber pasado.  

47). Asombrado, Natanael le pregunta a Jesús cómo ha podido saber esas cosas de él. Para más asombro, el Maestro le responde que incluso ya lo había visto sentado bajo una higuera unos momentos antes de conocerse. Jesús sabía del sincero deseo de Natanael de servir a Dios, demostrando así el carácter mesiánico-profético de Jesús.

5. El texto tiene al menos cinco claves que apoyan la hipótesis de que, en su Evangelio , Juan no menciona a la samaritana para ponerla como ejemplo de promiscua inmoralidad sexual,

Jesús no le podía decir a esta mujer que actualmente servía bien a Dios, pues como samaritana sus creencias religiosas estaban, de hecho, equivocadas. Pero eso se  podía corregir con una reeducación. Podía comenzar reconociendo que, como todas las mujeres de la antigüedad, su identidad y su valor personales habían estado atados siempre a alguna figura masculina temporal y relativa (padre, esposos, hijos). Ahora las

sino todo lo contrario: es el ejemplo vivo de una genuina buscadora espiritual de la verdad. 4

 

en ella. Ahora tenía respuestas. Algo en ella había cambiado para siempre.

cosas podían ser diferentes. Ella ya no tenía que seguir cultivando su “hambre de hombre”, ni seguir yendo una y otra vez a sacar de ese “pozo” el tipo de “agua” que nunca quita la “sed” de manera definitiva. Jesús le demostró de manera dramática que él la conocía a ella  íntimamente, “en espíritu y en verdad”, y que por eso

REFLEXIÓN FINAL

él sabía de su verdadera necesidad y su profunda  búsqueda; que eran una necesidad y una búsqueda espirituales.

Para la mayoría de los intérpretes de la iglesia primitiva y del periodo medieval, la mujer samaritana siempre fue una buscadora cuidadosa y refinada; una pecadora ordinaria que, como todos, una vez iluminada y

a la mujer de Samaria Tercero el mismo, Juan ánimonos conpresenta que lo hace con otras mujeres con tan importantes como Martha (11: 21 – 27): 27): mujeres teológicamente astutas y excepcionalmente inquisitivas, con una profunda hambre espiritual disfrazada de una aparente “hambre de hombre”. hombr e”. 

corregida por la con vedad, compartió sus descubrimientos los confiadamente demás. Sin embargo, durante el periodo de la Reforma protestante, esta mujer se convirtió en símbolo de promiscuidad. Donde los Padres de la Iglesia creían ver a Jesús revelándose a ella, los Reformadores sugirieron que Jesús estaba haciendo (a modo de psicólogo analista moderno) que ella se revelara a sí misma, a fin de que fuera consciente de su propio pecado y se arrepintiera. Nada más lejos de la verdad.

Cuarto, Jesús no etiqueta a la samaritana como una mujer inmoral. No le dice, por ejemplo: “Anda, vete y no peques más”, como sí lo hizo con otra mujer (Juan

8:11). Antes bien, lo vemos enfrascado con ella en un diálogo sobre profundos e importantes temas teológicos, como por ejemplo el asunto de “los

A través de historias como esta, sabemos también que Jesús se interesaba en las inquietudes y necesidades más profundas de la gente, como lo podemos ver en su

verdaderos adoradores” que Dios busca que le adoren “en espíritu y en verdad” (4:24). Hay quienes

interés por satisfacer la “sed espiritual” de la

absurdamente arguyen que ella es solo una libertina que trata de desviar la atención de Jesús de su vida inmoral mostrando falsas pretensiones teológicas y haciendo  preguntas que no vienen al caso. Pero, honestamente, ¿podría Jesús ser manipulado como un infante para terminar hablando de lo que no quiere? Eso no sucede en ninguna parte en los Evangelios. ¿Por qué ella no  podría tener inquietudes profundamente teológicoespirituales? ¿Solo porque era mujer, y las mujeres no solo son malas, sino que nada saben ni quieren saber de Dios? Puede que haya tenido una vida muy difícil, pero, como Noemí en el Libro de Rut, también puede

samaritana. Aunque con seguridad sí estaba cansado, sediento y hambriento, nunca desaprovechaba una oportunidad de entregarse a otros del modo que solo él sabía hacerlo. Nos dejó claro que la samaritana estaba en un error al rechazar al Dios verdadero, pero le demostró que el amor de ese Dios se extendía incluso hasta ella de una manera personal e íntima. Vemos también que Jesús nos guía a respuestas para preguntas que aún ni siquiera hemos planteado. El Evangelio es más abarcador que lo que la mujer samaritana, o incluso sus discípulos, se han dado cuenta. Ahora podemos ver a la samaritana en tres dimensiones: más humana, más como cualquiera de nosotros. Vemos no solo que sobrevivió a sus tragedias, sino que nada la pudo detener de continuar siendo una  buscadora espiritual abierta al encuentro con las respuestas. Abrazó las respuestas de su Maestro, se hizo su discípula, cambió sus errores y confusiones por claridades y certezas, y se convirtió en una gozosa testigo de la importancia de ser una mujer de Dios y  para Dios.

 preguntarse “¿Dónde está Dios?” Y aquí hay un

hombre, un maestro, que parece tener respuestas, y la vemos entusiasmada haciendo las preguntas que le han roto la cabeza quizá por décadas.

Quinto, el hecho de que la gente de su pueblo haya escuchado su testimonio cuando fue a hablarles de este maestro que se había encontrado junto al Pozo, sugiere fuertemente que ella no era una mujer socialmente desacreditada, ni que le pagaran con exclusión social  por concepto de inmoralidad. Si creyeron en Jesús no fue por los discípulos, que quizá habrían aprovechado su ida al mercado para predicar el evangelio de su Maestro; ni porque ella hubiera cambiado, arrepentida, sus supuestos hábitos pecaminosos (que le habría tenido que llevar años volver a acreditarse). Ellos creyeron por su testimonio. Tenía un testimonio creíble. Con seguridad sabían que ella era una mujer con  profundas inquietudes inquietudes espirituales, espirituales, tan exigente que no se dejaba influir fácilmente por cualquier maestro espiritual que pasara por su pueblo. Algo había pasado

“Por una fe inteligente…” 

© 2017ꟷ2021, La Universidad Universidad Cristiana Cristiana Libre  ___________ Armando H. Toledo es licenciado en psicología, psicoanalista y  psicoterapeuta transpersonal, transpersonal, además de académico universitario universitario de tiempo completo; es el fundador de La UCLi y el e l Movimiento Ágape. Vive en Morelos, México. Haga contacto con el autor en: [email protected]. a.h.toledo@hot mail.com. Visite las bibliotecas virtuales de La UCLi en: www. Scribd.com y www.laucli.org

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