La Guerra de Las Imágenes

 

Serge Gruzinski:  Nació en el año 1949, en Francia. Es historiador, especializado en temas

latinoamericanos, es archivista y paleógrafo. Actualmente se desempeña como director de investigaciones, en el Centro Nacional Nacional de Investigación Científica ((CNRS) CNRS) dirige la Unidad Mixta Mixta de Investigación Empires, Sociétés, Nations. Renueva anualmente en París su seminario Cultures et sociétés de l’Amérique coloniale, XVIe –  XIXe   XIXe siècle y es director de tesis doctorales en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales. En 2015 ha sido el primer historiador galardonado con el Premio Internacional de Historia del Comité Internacional de Ciencias Históricas, considerado el "Premio Nobel" de esa disciplina. Reseña 

El texto  La Guerra de las Imágenes de Serge Gruzinski, en sus capítulos uno y dos, relata la importancia de las imágenes durante el proceso de colonización, la utilización de este recurso como medio de los europeos principalmente españoles, para el proceso de aculturación a su modo occidental, con el argumento de la cristianización, fue su punto de referencia que trascendió hasta convertirse en dominio, que querían llevar a cabo en el Nuevo Mundo, adoptando en parte la forma de una guerra de imágenes. También, relata las reacciones de los indígenas principalmente de México, al ser sometidos a la separación de sus "imágenes" y aceptación de lo cristiano. Primer Capítulo: Puntos de Referencia

Este capítulo está dividido en cinco secciones que muestra las etapas, prácticamente en orden cronológico, del proceso de la conquista en perspectiva de las imágenes desde la llegada de Cristóbal Colón hasta la exploración y concepción de Hernán Cortés. Las secciones son: La mirada del almirante, el descubrimiento de los zemíes, los espectros de Pedro Mártir, de los espectros al demonio y los ídolos de Cortés. El descubrimiento de América en 1492, liderado por Cristóbal Colón, produjo el choque cho que entre dos culturas con grandes diferencias, las imágenes desempeñaron un papel fundamental. El genovés  junto a Ramón Pané, se fijaron en las estatuas en un principio, con la inquietud de que si eran adoradas o eran piezas de decoración. Aquellos hombres de cuerpos desnudos y pintados, quienes creían que los españoles eran llegados del cielo realizaban objetos figurativos, con orígenes singulares y las apariencias más diversas.

 

Con el tiempo, los europeos se dieron cuenta que los indígenas reverenciaban objetos, estos eran llamados zemíes, por la lengua de las islas. Atraen recuerdos de los antepasados y creían que  poseían poderes y podían socorrerlos y generarles beneficios en cualquier situación. Por tanto, trataban de representar las fuerzas superiores que regían el universo, para ellos no tenía que ser algo evidente sino más simbólico. De ahí, la sorpresa de los españoles que se fijaban en la estética de la imagen. Se desencadenó la imposición de los conquistadores de sus imágenes cristianas y sustitución de los zemíes. Entonces, la imaginación comenzó a buscar respuestas como en Pedro Mártir que, sin viajar a América, analizó los objetos que le llevaban, llegando a la conclusión de que los indígenas reproducían espectros, asimilándolo como imágenes de fantasmas, incorporándolo en un contexto de espacio nocturno, siguiendo la tradición de que “la imagen siempre está unida a su espacio”. espacio”. Luego,  Luego, alrededor de 1514 esta interpretación de los zemíes fue configurándose para convertirse en demonios, y bajo este pensamiento luego se le identifica como un ídolo. Así que, la curiosidad y exotismo que generaba el zemí se ve opacada siendo vista ahora como una simple y conocida imagen diabólica. Con la llegada de Cortés al Nuevo Mundo, se comenzó la destrucción de los ídolos, pero haciendo excepción y por lo contrario dándole gran importancia de manera positiva a los objetos de materiales preciosos, en este caso sí se evadía la  palabra ídolo, gracias a su valor monetario. El primer conflicto de esta guerra de imágenes fue en 1496, cuando algunos indígenas se apoderaron de imágenes cristianas destrozándolas. Por tanto, estos indígenas fueron quemados por el hermano de Colón. Segundo Capítulo: La Guerra

En este capítulo se encuentran encue ntran las siguientes partes: El amor a las imágenes y el odio a los ídolos, las ambigüedades de la destrucción, las ambigüedades de la sustitución, el intercambio desigual, el ídolo: diablo o materia, el ídolo: imagen falsa, la elección de la imagen, la respuesta indígena, el disimulo de los dioses, las condiciones de la clandestinidad, las recaídas de la idoloclastia. Cortés lideró desde 1519 la erradicación de los ídolos que fue paulatina, y en ocasiones bárbara, su plan consistía en aniquilación y sustitución. Entonces, los ídolos eran destruidos, realizaron  prácticas idoloclastas, y luego reemplazados por imágenes cristianas incluyendo los que había en los santuarios, realizando un gran cambio en estos lugares, colocando imágenes de la Virgen, la

 

devoción por ejemplo de la Virgen de Guadalupe, es en parte consecuencia de esto. Moctezuma (gobernante de los Mexicas), permitió y aceptó las imágenes cristianas, lo cual facilitó la tarea de conversión. Pero, Cortés también quería el sometimiento del pueblo indígena a la Corona de Castilla. Al principio, los indígenas se resistieron a las intenciones de los conquistadores, no quisieron hacer mal a sus estatuas, pero algunos terminando convenciéndose como sucedió en Cozumel y siguieron las acciones de los españoles, al considerarlos dioses. Pero, poco a poco fueron cambiando de pensamiento, y percibieron en parte el enfrentamiento en frentamiento por la conquista como la “guerra de las imágenes”, su percepción ante las imágenes era distinta a la de los españoles, aunque ambas se concentren en la presencia divina, los indígenas tenían una mentalidad más simbólica (ixiptla), y los españoles más estética, entonces trataron de ocultar sus dioses a los invasores, y recibieron las nuevas imágenes. Los conquistadores no estaban libres de ambigüedades, pues el cristianismo se dirigió más hacia las imágenes que a aspectos esenciales como el bautismo o que los ídolos de ciertos materiales fueran codiciados por su valor mercantil, dejando de lado la concepción demoníaca, o a veces la admiración de algunos elementos como  piezas de orfebrería se consideraron profanos y no idólatra.