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August 28, 2017 | Author: Milvia de Estrada | Category: Guatemala, State (Polity), Panama, Felony, Truth
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La guayaba tiene dueño Copyright © 2012 Jorge Serrano Elías [email protected] [email protected] www.laguayabatienedueno.com Revisión: Ariel Barría A. Portada: Amelie Serrano Ilustración: Miguel Valencia Diseño y diagramación: Rogelio Terán Se reservan todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de esta obra puede reproducirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación, sin autorización expresa de su autor. Impreso en Panamá por Universalbooks. Impreso en papel reciclable.

Jorge Serrano Elías

LA GUAYABA TIENE DUEÑ El secuestro del Estado de Guatemala

Panamá, República de Panamá 2012

Dedico este libro:

A Dios Padre Todo Poderoso, a Jesucristo, su unigénito hijo, nuestro Salvador, y al Espiritu Santo, nuestro gran consolador y consejero A mi padre Jorge Adán Serrano Vásquez, paradigma de dignidad, civismo e integridad, quien me enseñó a amar la libertad y sobre todo con su ejemplo de lucha por lograrla. A mi madre Rosa Elías de Serrano quien con su sabiduría me enseñó a apreciar las relaciones familiares, a valorar la paz y el amor al prójimo. A mi esposa Magda Bianchi de Serrano, mi gran compañera, quien idóneamente ha estado conmigo, apoyándome en todo momento de mi vida y siendo un bastión en la realización de mis ideales. Ha sufrido y gozado conmigo y ha sido el gran balance en la estabilidad de mi familia. A mis hijos, Jorge, Arturo, Juan Pablo, Magda y Amelie a quienes doy inmensa gratitud por el respeto, cariño y grandes satisfacciones que cada uno de ellos me ha dado, sobreponiéndose con carácter a las adversidades que nos ha tocado vivir. A mis nueras, que vinieron a la familia a traernos grandes satisfacciones y nos han dado un gran apoyo solidario, en nuestros problemas. A mis nietos, quienes han traído nuevas esperanzas y un reto a mi conciencia, para que entienda que 5

todavía tengo mucho por hacer y decir, como una ineludible responsabilidad hacia ellos. A mis hermanas, cuñados, sobrinos, y sus familias, a mis sobrinos nietos, primos y demás familia, por su solidaridad y por el apoyo y cariño que nos han brindado en todo momento. A mi suegro Arturo Bianchi, mi gran amigo, consejero, correligionario, por todo su apoyo irrestricto, a mi suegra Irma Lazari de Bianchi, por todo su cariño y apoyo y a todos los familiares políticos que nos han favorecido con su aprecio y cariño. A Paco Perdomo y Chita su esposa, a sus hijos, Paquito, Alejandra y Gabriel, que en forma solidaria y abnegada, han transitado juntamente con nosotros los caminos pedregosos del ostracismo. Al pueblo panameño en general, por el cariño y generosidad con la que nos han recibido y cobijado y muy particularmente a amigos, colaboradores, compañeros de trabajo y funcionarios, que sin prejuicios nos han tendido la mano y con apego a la justicia y el derecho, nos han apoyado y protegido en la persecución. Al pueblo de Guatemala, al que tanto amo y en particular a aquellos guatemaltecos, que han dedicado sus vidas con devoción y empeño a la lucha por la libertad y la justicia. En forma muy especial quiero rendir un tributo de gratitud, a todos aquellos hermanos que han perdido sus vidas en la lucha, manifestándoles a sus seres queridos, que sus nombres están inscritos en una lista inédita de los héroes ignorados de nuestra querida patria.

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Agradecimientos

A LOS SERRANISTAS Muy especialmente, un reconocimiento a todos aquellos amigos, colaboradores y correligionarios, que valerosamente y contra toda corriente, han defendido nuestras causas y que por años han sido atacados y señalados como SERRANISTAS; a los “GALLOS”que han esperado con ansias que yo hablara, se que cuando lean este libro, sabrán que ahora es el tiempo, que nuestra lucha no ha sido en vano, ni tampoco ha terminado. A MIS HERMANOS PANAMEÑOS Un voto de gratitud para todos aquellos panameños, de todos los estratos sociales, e ideologías que nos han brindado su amistad y su colaboración en diferentes momentos. Con especial gratitud quiero mencionar al Presidente Guillermo Endara Garimany, quien con firmeza no solo nos dio un lugar para refugiarnos, sino que una patria para vivirla; a los presidentes Ernesto Pérez Balladares, Mireya Moscoso y Martín Torrijos, quienes en diferentes momentos de la persecución contra mí,

reaccionaron digna, soberana y enérgicamente, en defensa de principios fundamentales como lo constituye para los latinoamericanos el del asilo político. Quiero también testimoniar mi agradecimiento a los ministros de Estado y funcionarios de estos gobiernos, que nos han proveído de seguridad física y jurídica a través de estos años. Agradezco también la cortesía y congruencia con esas políticas de Estado que el actual gobierno y principalmente que el Presidente Ricardo Martinelli, ha mantenido con nosotros. A todos los amigos que nos han brindado su amistad y cariño, cuya lista sería muy larga y a quienes presento disculpas por no mencionarlos personalmente. A mi gran amigo y hermano Lucas Zarak Linares, y a Maria Ruth su esposa, a Mayin Correa, amiga fiel e invaluable, y a Hugo Giraud, quien me ha distinguido con su caballerosa amistad. A ellos y a sus familias por todo lo que hemos recibido de ellos, en cariño, ánimo y respaldo. Quiero agradecer especialmente a mi amigo y gran escritor panameño, Ernesto Endara, el “Neco” por el estímulo y sabios consejos, que como escritor viejo me dio, estimulándome a escribir este libro.

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Ingeniero Jorge Antonio Serrano Elías Presidente de la República de Guatemala 1991–1993

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Contenido

A manera de prólogo Introducción

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CAPÍTULO I Día “D”: golpe de Estado En la Casa Presidencial En el Palacio de Gobierno De vuelta a la Casa Presidencial

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CAPÍTULO II La democracia propone, algunos disponen y otros descomponen Los planteamientos programáticos y la guerrilla Los entendimientos de las cúpulas

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CAPITULO III El país está cada día peor El entorno mundial y las acciones de gobierno Líneas políticas: la patronal y la de la ranchería

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CAPITULO IV Trabajando para el desarrollo de Guatemala y la democracia Aspectos económicos Recaudación y finanzas públicas Subsidios y presupuesto Inflación y recuperación económica Reservas y balanza de pagos La estabilización económica

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Política salarial Bono 14 Reapertura de ventanilla, reducción de los subsidios y apoyo a las municipalidades Titulación de tierras Políticas sociales Educación Salud La Ley Serrano y las emergencias en los hospitales nacionales El cólera Vivienda Hogares comunitarios Niños de la calle y juventudes con problemas Logros políticos CAPITULO V Privatizaciones El caso de la energía Telefonía. GUATEL Nuestro programa La telefonía rural El problema

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CAPÍTULO VI El retorno de los refugiados y la paz

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CAPÍTULO VII La paz La confrontación sorda pero definitiva. Lo que nunca aceptaron. La cúpula militar, A pesar de la conspiración Cosas curiosas

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CAPÍTULO VIII Y entonces, ¿Por qué el Golpe?

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CAPÍTULO IX Días antes del golpe

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CAPITULO X La construcción de la fachada Fachada de legalidad Fachada de legitimidad Títeres y titiriteros La filosofía de los titiriteros

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CAPÍTULO XI Los problemas después de la función La fachada de la sucesión

198

CAPÍTULO XII La persecución Se abre la persecución y el acoso La persecución legal

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CAPÍTULO XIII Esto ¿Por qué?

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CAPÍTULO XIV Entonces, ¿qué fue lo que pasó?

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CAPÍTULO XV El secuestro del Estado de Guatemala A partir de ese momento, el secuestro El caso de los Gutiérrez El secuestro del Congreso de la República El secuestro de los medios de comunicación

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CAPITULO XVI El grand finale Elites delincuenciales Arzú al poder Portillo al ruedo. Albacea del Gobierno de Efraín

284

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Ríos Montt Berger y Stein a la Presidencia Berger, gobierno de privilegios Temática de seguridad Narcotráfico Crisis del sistema bancario El Banco de Comercio Las ganancias se privatizan y las pérdidas se estatizan Diferencias con otros problemas bancarios Mensaje final CAPÍTULO XVII Mea Culpa, pero hablemos claro

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ANEXOS Anexo uno LA PERSECUCIÓN JUDICIAL Anexo dos DIEZ AÑOS ANTES DE SER PRESIDENTE DE LA REPÙBLICA Anexo tres CARTA DE DIONISIO GUTIERREZ A RAMIRO DE LEON CARPIO Anexo cuatro HISTORICA CARTA DEL CACIF, MAYO 1993 Anexo cinco UNIVISIÓN PEDIRÁ EXCUSAS AL PRESIDENTE SERRANO Anexo seis LO INCREÍBLE; ESTO YA ES EL COLMO Anexo siete PROCLAMA DEL 25 DE MAYO DE 1993 DEL PRESIDENTE JORGE ANTONIO SERRRANO ELÍAS CONOCIDA COMO EL “SERRANAZO”

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A manera de prólogo

Esta primera edición de La guayaba tiene dueño nace sin prólogo de autor invitado. El lector se preguntará por qué. Pues simplemente porque deseo que sea usted el que lo vaya escribiendo a lo largo de la lectura de esta experiencia de vida que hoy le presento. Se supone que el prólogo debe dar un contexto general de la obra, incluir opiniones sobre la misma y sobre su autor. Normalmente es escrito por una persona a la que se invita, ya sea por amistad, identificación, reconocimiento o admiración que le tiene al autor. El prólogo ayuda para que alguien ajeno al escritor justifique la obra y contribuya a que el lector se oriente en la lectura del libro. Quien realiza el prólogo suele presentar la obra y a su autor, ante un público que desconoce la temática. Cuando el autor es nuevo, como en mi caso, el prólogo suele escribirlo un personaje reconocido para presentarlo Yo he decidido renunciar a todo esto, pues cualquier cosa que diga alguien en el prólogo, podría ser cuestionado por la inmensa campaña que mis detractores han realizado, durante más de 20 años, contra

mi persona; período en el que sistemáticamente me han bloqueado cualquier posibilidad de defensa o de simple aclaración. Me han tratado de político improvisado y desconocido; aseguran que gané la Presidencia de la República de Guatemala, por casualidad y que cuando gané estaba endeudado. Me han acusado de corrupción, de haber sido un “aprendiz de dictador” e incluso llegaron prácticamente a copiar todos los delitos que figuran en el Código Penal, para perseguirme. La verdad es que para que haya un asesino, debe haber una persona asesinada, un cadáver que sirva de evidencia y sobre todo, pruebas. Para perseguir al supuesto asesino, debe haber indicios razonables de su crimen. Igualmente, si se acusa a una persona de ladrón, algo debe haber desaparecido y deben existir evidencias irrefutables del delito. Sólo entonces se debe perseguir al acusado. En mi caso, mis enemigos, me han llamado corrupto y ladrón. Sin embargo, a lo largo de 20 años no han dicho que fue lo que se desapareció, y no lo han hecho, simplemente porque yo no tomé ni un centavo del Estado guatemalteco. Tampoco participé en ningún negocio, lo que está bien demostrado en el informe de la Contraloría General de Cuentas de la Nación, como consta en los expedientes judiciales levantados en mi contra. La misma Cancillería de Guatemala, en informes que se presentarán más adelante, declara que no hay pruebas para sustentar los delitos de los que se me acusó. Cuando vieron que no había nada con lo que me pudieran incriminar, entonces ¿qué hicieron? Simplemente decir que había comprado 100 fincas en un 16

día, noticia que se desplegó en todos los periódicos del país. Incluso dieron a conocer, también con gran despliegue, el número de las matrículas de las fincas. Pero obsérvese la saña: las 100 fincas eran locales de los centros comerciales denominados “Novicentros”, ubicados en la zona 5 y 11 de la capital guatemalteca; centros comerciales de mi propiedad que yo había desarrollado en los años 1978 y 1979, es decir más de 10 años antes de ser Presidente. Fue una calumnia criminal y al día de hoy, mucha gente la cree, al extremo de que han pedido que esas fincas se repartan entre los necesitados. Lo que más me dolió en este caso, fue que uno de los periódicos que más despliegue hizo de la noticia, fue el diario La Hora, en su edición del lunes 14 de junio de 1993. Esto yo no lo podía entender en aquel momento, porque Toyita Godoy, la mamá de Oscar Clemente Marroquín Godoy, director del medio, había sido una de las entusiastas promotoras y vendedoras de esos proyectos. Ella era una dama excepcional que trabajó conmigo durante muchos años, a quien siempre estimé y quise mucho. (Ver anexo, Dos) Otro ejemplo, de los cientos que podría citar, es haber repetido y repetido durante la campaña electoral, que yo era un hombre endeudado. Incluso, los partidarios de Jorge Carpio Nicolle pusieron mesas en todos los municipios de la República, con copias de las escritura de los créditos que yo había tenido para el desarrollo de más de doce proyectos inmobiliarios en los que había participado. No dijeron, sin embargo, que esos créditos habían sido pagados. Edmond Mulet, que en ese momento estaba con Carpio Nicolle lo sabía perfectamente, pues él había trabajado conmigo, su oficina estaba al lado 17

de la mía, era mi abogado de planta y era el notario ante el cual se habían hecho la mayor parte de esas escrituras. (Anexo, Dos) Cuando yo asumí la Presidencia de la República, el total de mis deudas era de Doscientos Cincuenta Mil Quetzales. Tampoco aclararon que en el Banco Industrial y en el Banco Agrícola Mercantil habían depósitos por más de Quinientos Mil Quetzales, como consta en la declaración jurada que presenté a los siete días de haber asumido el cargo y en los estados de cuenta de los respectivos bancos. En dicha declaración también consta que mi patrimonio era superior a los Veinte Millones de Quetzales. No obstante, con una propaganda insidiosa, han hecho creer a la gente que yo estaba quebrado y lo repiten cada vez que pueden. Cosa similar hicieron con mi honra personal y la de mi familia, cuando vieron que no había nada más de qué acusarme. Un día fui avisado de que pronto habría un nuevo ataque ordenado y orquestado por un jefe militar cercano a Ramiro De León Carpio. A los pocos días salió, como chisme en las noticias, que me había ido con una cubana; que me había divorciado, que Magda, mi esposa, me había dejado en la calle y que mis hijos e hijas estaban en situaciones que no me atrevo a repetir. Fue algo horrible. Mucha gente se comunicaba con mis familiares y con los de Magda; unos para manifestar su preocupación por lo que estaba sucediendo y otros, naturalmente, con el ánimo de lograr información fidedigna. Casi tuvimos que mandar fotos de la familia con periódicos en los que se viera la fecha, para que nuestros pobres familiares pudieran aclarar. 18

Sin embargo, hoy veinte años después, todavía hay gente que sigue creyendo tan infame mentira. Aprovecho para aclarar que tenemos una familia integrada: mis cinco hijos son una bendición de Dios, todos nos han dado las más grandes satisfacciones, por su comportamiento, su desempeño familiar, laboral y profesional. Unos tienen tres títulos universitarios y otro tiene cinco; tenemos tres nueras que son unas hijas para nosotros y siete nietos, que son los que nos han hecho la vida feliz. A Dios gracias somos una familia, normal con nuestros defectos y problemas y también con algunas cosas buenas.

Jorge y Magda Serrano

Con Magda vamos a cumplir, primero Dios, 43 años de casados. Lo único que puedo decir es que quienes nos conocen, son los que mejor testimonio pueden dar de lo que es nuestra familia. Lo que sí puedo afirmar, es que todo lo dicho contra ella ha sido una infame mentira, salida de mentes depravadas a las que me ha costado perdonar, pero lo he logrado, 19

dejando esto en manos de Dios y su justicia, confiando en que, aunque tarde, la verdad siempre sale a luz. Permítame contar, para que usted juzgue si yo soy un improvisado, que nací en un hogar en el que la política era el gran tema. Mi padre, el licenciado Jorge Adán Serrano, conocido como el “Canche” Serrano, fue un verdadero patriota, amante de la libertad, un luchador contra las dictaduras, tanto contra la de Manuel Estrada Cabrera, conocida como la de los 20 años, como contra la de Jorge Ubico Castañeda, conocida como la de los 14. Se destacó por su valentía, cuando siendo muy joven cruzó la línea de fuego, en compañía de don Camilo Bianchi, para llegar al Fuerte de la Palma, lugar en el que se encontraba atrincherado el tirano, para entregar a Estrada Cabrera, la nota en la que se pedía su rendición. Ya adulto, le tocó, con el licenciado Federico Carbonel, ir al Palacio Nacional y entregar a Ubico, el famoso Memorial de los 311, en el que se le pedía la renuncia. Cuando mi padre murió la prensa entera, y todas las instituciones cívicas y políticas, le rindieron todo tipo de reconocimientos. Los titulares señalaban que cincuenta años de oposición y lucha cívica ejemplar se cerraban con su muerte. Quiero decirle a mis detractores que yo no me improvisé en la política. Me involucré en ella desde el día que tuve uso de razón y mi primer discurso político lo pronuncié a los nueve años en el parque central de Santa Cantarina Pinula; mi primera entrevista de prensa la di a los diez años en el noticiero “Radio Sucesos” del periodista Oscar Conde. Fui Presidente de mi promoción en el Liceo Guatemala, Presidente de la Asociación de Estudiantes de 20

Ingeniería (AEI) de la Universidad de San Carlos, dos veces Miembro de la Directiva de la Asociación de Estudiante Universitarios (AEU), Coordinador del Plan de los 100 días, para la recuperación del país después del terremoto de 1976. Ocupé cargos en organismos regionales e internacionales. Fui Presidente del Consejo de Estado, organismo encargado de plantear el camino para el retorno a la constitucionalidad después del Golpe de Estado de 1982. Fui candidato a la Presidencia de la República, postulado por la coalición del Partido Democrático de Cooperación Nacional y el Partido Revolucionario, obteniendo un 14% de votos válidos en las elecciones generales de 1984. Me desempeñé como miembro de la Comisión Nacional de Reconciliación, electo en representación de los partidos políticos de oposición; candidato a la Presidencia de la República, por el Partido Movimiento de Acción Solidaria (MAS); y electo Presidente de la República a los 45 años de edad. Este es el resumen de mis posiciones públicas, las que dieron motivos para que yo fuera conocido ampliamente en el país. Sin embargo, mis detractores, continúan diciendo, veinte años después, que yo era un improvisado. Desde niño, mi padre me dijo que lo que me iba a dejar era una buena educación y se lo agradezco, pues aproveché todas las oportunidades que me dio. Así, obtuve dos títulos en la Universidad de San Carlos de Guatemala; estudié economía y desarrollo en Suecia; obtuve una maestría en la Universidad de Standfor y terminé en ACE, el doctorado en educación. También fui catedrático en dos universidades de Guatemala. 21

Estoy seguro que usted ha oído mucho más de parte de mis detractores; y quizá los párrafos anteriores sean los únicos donde conoce ahora algo diferente sobre mi persona. Lo único que quiero pedir al lector es que limpie su mente, que no me crea a mí, pero que tampoco prejuzgue lo que va a leer. Que observe que he recurrido a documentos y hechos de dominio público; y mi interés no es otro que hacer que la verdad salga a f lote, pues soy fiel creyente en que solo el conocimiento de la verdad nos hará libres. Cuando el objetivo del prólogo de una obra es defenderla, se denomina galeato. Mi deseo es tomar los riesgos y que el prologuista, sea usted mi querido lector. Por supuesto, no le pido que haga un galeato, solo le pido su objetividad. Estoy seguro que si usted lee esta obra, es porque le interesa el tema y si eso es así, es porque conoce la inquietante situación de Guatemala y le interesa. También podría ser que usted es o vive en otro país latinoamericano, en el que situaciones similares están aconteciendo o por acontecer, dado que estas mañas viajan más rápido que las mismas ondas hertzianas. ¿Qué más le puedo decir yo a alguien que como usted vive y sufre lo que se pretende relatar en este libro? En pocas palabras: deseo con todo mi corazón que sea usted el que haga el Prólogo, ya sea que lo escriba y me lo mande o que lo guarde en su mente como fuente de una experiencia vivida por mi patria, mi familia y yo. Se que si usted tuvo la paciencia de leerme, merece ser el prologuista de mi obra. Muchas gracias de todo corazón. 22

Mi padre, Jorge Adán Serrano Vásquez, el “Canche Serrano”. En su memoria, los sobrevivientes del grupo de los 311 colocaron esta leyenda sobre su tumba: LA LEY FUE TU NORMA TU ESCUDO EL DERECHO LIBERTAD TU NORTE CULTO LA HONRADEZ DESAFIANDO SÁTRAPAS EXPUSISTE EL PECHO EN SOBERBIO CULTO DE GRAN ALTIVEZ Soneto escrito por Guillermo Flores Avendaño Expresidente de Guatemala

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Mi padre firmando la Constitución de 1945, dado que él fue miembro de la Asamblea Constituyente y miembro de la Comisión de los Quince encargada de redactar el proyecto de la Constitución.

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Reunión de algunos de los 311 firmantes del Memorial en que se le pidió la renuncia a Ubico. Foto tomada en 1947. Mi padre, Jorge Adan Serrano está sentado de quinto en la primera fila; a la izquierda en la foto está sentado el licenciado Luis Arturo González, quien fue presidente de la República, y a su derecha el doctor Julio Bianchi, tío abuelo de Magda, mi esposa. Al extremo derecho de la foto, en la fila de los sentados, está el coronel Guillermo Flores Avendaño, mi padrino de bautizo, quien también fue Presidente de Guatemala.

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Día de mi graduación como Ingeniero en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de San Carlos, honrosamente apadrinado por el licenciado Federico Carbonel Rodas y mi padre, patriotas valientes que tomaron la responsabilidad de entregar el “Memorial de los 311” al tirano de los 14 años. Como acotación histórica, todos los que habían intentado cosa semejante anteriormente, fueron encarcelados o liquidados. Firmar el Memorial constituía una hazaña temeraria, pero llevarlo al destinatario era un acto heroico, reconocido así por la historia.

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Introducción

Durante mucho tiempo he tratado de escribir sobre mis experiencias; sin embargo, cada vez que lo intentaba, sentía que hacer un anecdotario sobre mi vida, sería algo que solo disfrutaría mi familia y que, por otro lado, podría verse como un documento apologético. Así han pasado casi veinte años. Múltiples veces lo he intentado sin lograr concretar mi proyecto, pues a decir verdad, siempre me faltó la motivación suficiente para realizar una aventura de este tipo. Un día recibí la llamada de un viejo amigo, el periodista Salvador Bonini, quien me comentó que vendría a verme, pues tenía un regalo muy especial que hacerme. Llegó a Panamá y el gran regalo eran cinco mil negativos de fotos con toda la historia de mi primera campaña a la Presidencia de la República. También me traía un folleto editado por la Presidencia de la República sobre el Proceso de Paz en Guatemala. Obviamente, mi curiosidad me llevó a revisar rápidamente el contenido y, al hacerlo, me di cuenta de que toda referencia a mi persona y, sobre todo, a mi participación en el proceso, había sido

borrada, no sé si por casualidad o con toda la intención del caso. Esto para mí no era algo nuevo, pues Álvaro Arzú Irigoyen, siendo Presidente, sistemáticamente lo hizo. Eso yo lo entendía, porque la paz para él fue como un elemento de marketing político, por lo que en su mentalidad, dar crédito a quien él percibía como competencia, no era lógico; y como digo, eso yo lo entendía. Sin embargo, se me hacía sumamente difícil entenderlo si esto también venía de otro ex presidente, Álvaro Colom Caballeros, quien inició su carrera política precisamente cuando lo nombré como director del Fondo Nacional de la Paz (FONAPAZ). No puedo explicar por qué este hecho sí me indignó. Pero al ref lexionar, me di cuenta de que no era culpa de ellos, que el único culpable era yo, pues como bien dice el dicho: “El que calla, otorga”. Irresponsablemente, yo nunca escribí sobre lo que viví, y dejé que otros, incluyendo mis enemigos, contaran su verdad, muchas veces adulterando los hechos, ignorándolos o haciendo falsas y temerarias interpretaciones de situaciones que, de sobra, tuvieron una justificación histórica en cada una de las coyunturas. Y eso, ¿quién más que yo, podría saberlo? Todo eso me llevó a una ref lexión profunda. Lo primero que vino a mi mente fueron mis nietos, que ya están llegando a una edad en la que quieren saber más y más de cuando fui Presidente de Guatemala; y pensé que si no escribía, ellos serían víctimas de los escritos de mis detractores. Mi esposa Magda, mis hijos, mis hermanas, sobrinos y, en general toda la familia, había vivido la experiencia y ellos ya tienen su propia opinión; pero mis nietos no. 28

Esto realmente me aterró; de inmediato empecé a escribir con el deseo de dar no solo a mis nietos, sino que también al pueblo de Guatemala, al que tanto quiero, la oportunidad de conocer mi versión de los hechos, a la luz de mis experiencia de vida y más de veinte años de ref lexión; de una ref lexión madura, un tanto alejada de las pasiones de mi juventud; una ref lexión inspirada en un legado a las nuevas generaciones y con el profundo deseo de que Guatemala finalmente encuentre un camino de dignidad y desarrollo. Hoy soy hombre de dos patrias, una que me vió nacer, que me crió, me dió todo su amor para desarrollarme, pero que el egoísmo y la codicia desmedida de algunos de sus hijos la llevaron al borde del abismo, la humillaron, la han ensangrentado. Una patria cuyas calles han llenado de dolor, han enfermado la conciencia de mis hermanos, al extremo de que lo bueno es malo, y lo malo es perfectamente justificable. Cuán doloroso resulta para uno, que ya no está inmerso en esa cultura de codicia y muerte, cuando habla con un paisano y le pregunta cómo están las cosas, y con la mayor inconsciencia le responden: “Pues aquí todo igual, nada nuevo, los mismos muertos de siempre”. Sin embargo, los grupos que la han exprimido, que le han chupado su dignidad, esos hoy son los respetables, a los que les echan porras, los que gobiernan, a los que se les exalta. Esa patria sufrida es la que amo, en la que el corazón de la gente sencilla y pobre está enfermo, pero no muerto. Lamentablemente, es hoy ejemplo de lo malo ante el mundo, y compite en las estadísticas del horror, del abandono y de la miseria. 29

No obstante, mi pueblo, el secuestrado, espera ansiosamente que llegue el momento en que su llanto Dios lo cambie en gozo; que para su enfermedad haya medicina; que en sus calles y montañas no se vea más la sangre de sus mártires; que en sus campos la voz de la marimba, el tun y la chirimía abandonen su melancolía y canten con alegría al festejar su liberación. A nuestro Creador, Dios Todopoderoso, debemos rogarle que nos perdone por tanta maldad, y le pedimos de todo corazón, que haga explícitos los caminos de esa liberación. Hoy tengo otra patria: la que por la misericordia de Dios me recogió del abandono, curó mis heridas, me dio ánimo y me proporcionó espacios de dignidad para sobrevivir, para vivir y, que sobre todo, me proporcionó la sombrilla que cubrió y protegió a mi familia. Lo más grande que mi amada Panamá me ha dado es haberme permitido desarrollar y formar a mis hijos, ver crecer a mis nietos fuera de una cultura de muerte. Es un país en que la vida vale y se respeta, en que la codicia existe, pero el propio Estado y su gente la regulan; en la que sus poderosos creen en ella, y sus fortunas están allí, con rostro humano, apuntalando el crecimiento y el desarrollo. Mi Panamá no vive de los ahorros de los pobres que laboran en el extranjero. Ella, caritativamente, es refugio no solo para exilados como yo, sino para decenas de miles de desplazados que huyen de situaciones de inseguridad y amargura en otros países. Panamá no recibe, ella caritativamente envía las remesas. En pocas palabras, mi Panamá ha sido mi cueva de Adulam, desde la cual espero, confiando en Dios, la liberación de mi otra patria, mi amada Guatemala. 30

En Guatemala, la guayaba, además de identificar la deliciosa fruta que todos conocemos, es un modismo que usamos para identificar a la presidencia, teniendo una connotación de poder y mando, sobre todo político. La guayaba tiene dueño relata cómo los grupos de elite, los grupos del poder en Guatemala, han manipulado y definido la historia a su sabor y antojo. En sus páginas presento casos que ayudarán a entender las estrategias de desprestigio, corrupción y dominio que estos pequeños grupos han implementado con algunas de las instituciones que les pudieran hacer mella en sus intenciones de apoderarse del poder, se llamen estas Ejército, Organismo Judicial, Congreso de la República, partidos políticos, líderes políticos, universitarios, sindicales, líderes gremiales, religiosos, “miembros de la sociedad civil” y hasta Instancias Nacionales de Consenso, fachadas manipuladas, usadas y desechadas. Como posiblemente el lector podrá observar, uno de mis grandes problemas o pecados, fue que yo me di cuenta de lo que digo hace más de veinte años, en el momento álgido en que los dueños de la guayaba tenían herida la soberbia y esto atentaba frontalmente contra sus ambiciones de controlar los codiciados monopolios estatales, y a través de estos, SECUESTRAR EL ESTADO. Los señores dueños del país, los que me dieron el golpe de Estado en mayo de 1993, los que con bombos y platillos proclamaron que ellos eran los adalides del constitucionalismo y la legalidad, impusieron en el país una Dictadura del Empresariado, y hoy siguen manejando el país a su sabor y antojo, porque sutil o abiertamente, han eliminado o comprado a todos los 31

grupos que les pudieran hacer sombra. A mí me han desprestigiado. Decir Serrano Elías dentro de los grupos allegados a ellos es símbolo de todo lo malo. Sin embargo, como podrán ver, el país que yo les dejé y lo que hice en dos años y medio, no tiene nada que ver con lo que ellos han hecho en veinte. Mi lucha era legítima, aunque a ellos no les gustara o no les conviniera. La lucha de ellos es despiadadamente egoísta. Si no, veamos lo que se ha dicho de los resultados de los gobiernos de los dueños de la guayaba: “La cadena británica BBC retrata al país como uno de los más peligrosos del planeta, la ruta de mayor tránsito de drogas desde Colombia hacia México y Estados Unidos, transacciones que involucran a peligrosas pandillas guatemaltecas y de la región. En su análisis, la periodista Zeinab Badaw señala que aunque el crimen organizado y las pandillas no tengan poder político a través de un partido, tienen al país en sus manos, ya que controlan el territorio, los recursos, las instituciones estatales y la cultura. Guatemala ha perdido una generación completa de sus jóvenes por la violencia y el crimen, lo que se ha cobrado costos humanos y económicos muy altos, y algunos creen que el país ya es un estado fallido”. (Fuente: reportaje en prensalibre.com 21/12/10: JUSTICIA) En el diario El País, de España, del 21 de enero de 2008, el señor M.Á. Bastenier, comenta: “¿Es Guatemala la Somalia de América Latina? O, más próximamente, ¿el Haití de Iberoamérica? El Estado guatemalteco cumple con impecable tenacidad todos los requisitos para convertirse en un Estado fallido, si es que aún no lo es: zonas del país –corredores 32

estratégicos los llaman– escapan al control de las fuerzas de seguridad, y son santuarios del narco–delito; 60 muertes violentas por 100.000 habitantes al año, cuando el índice español no llega a tres; impunidad que sonríe por igual al que le tira la basura al portal vecino, que al asesino industrial en serie; y una Administración que regula indiferente la pasividad, en lugar de prestar servicio al ciudadano”. No quiero entrar en la discusión de si Guatemala es un estado fallido o no, pues esto también es relativo, como dice el dicho “cada quien habla de la fiesta, según le fue en ella”. Porque para los dueños, cómo va a ser fallido un Estado que los llena de contratos, al que le pueden vender bienes y servicios al precio que quieran, el que les protege sus privilegios y sus prebendas; el que les obedece en la aplicación de la justicia, el que les tolera hacer todo lo que se les da la gana, incluso usar los medios de comunicación a su disposición para hacer juicios y emitir sentencias. Tampoco para los delincuentes bien organizados, lavadores de dinero y narcotraficantes, el Estado está fallido. Tal como lo predije el 25 de mayo de 1993, ellos están en el mero “paraíso” y más aun, si les llegan a legalizar el narcotráfico, entonces sí se sentirán como la Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll. Sin embargo, el Estado sí podría estar fallido para aquellos que ven que ese Estado es incapaz de protegerlos frente a los intereses y abusos de una ínfima minoría, para los que mendigan justicia porque no la pueden o no la quieren comprar, para los que pasan trabajos para comer, los simples asalariaros, los profesionales, obreros o campesinos, para los que viajan en buses expuestos a que los maten. O sea, en general, sí 33

es un Estado Fallido para la inmensa mayoría de los guatemaltecos. Liberar al pueblo del Secuestro del Estado, es acabar con la alevosía y ventaja con la que se ha manipulado a los políticos, los diputados, los jueces y magistrados, los medios de comunicación y, en general, a muchos de los miembros de la sociedad civil. Yo quise evitar que llegáramos a esto, en la proclama del 25 de mayo de 1993, lo que mis detractores llamaron el autogolpe. Manifesté entre otras cosas: “Durante dos años y medio he estado sometido al chantaje político por parte de algunos miembros del Congreso de la República: un chantaje que hace imposible gobernar en beneficio del pueblo…” También expresé:”La irresponsabilidad con la que el Congreso de la República han resuelto los casos de antejuicio, es impresionante. Cuántos diputados que incluso han sido sorprendidos in fraganti en la comisión de delitos y a quienes se les ha planteado antejuicios por múltiples causas, el Congreso se ha negado a darles trámites”. En relación a la justicia señalé: “tenemos que reconocer que la presente Corte Suprema de Justicia, desde su elección estuvo viciada. Quisimos trabajar con ella, pero lamentablemente, su conducta de aplicar justicia en forma selectiva, es inaceptable….hemos hecho grande esfuerzos por llevar delincuentes a la Justicia , pero más han tardado en entrar a las cárceles, que en ser puestos en libertad por los jueces y por la misma Corte”. Fui claro en esa proclama: “lo único que me mueve a tomar esta decisión trascendente, es garantizar que nuestra Guatemala no sea presa del narcotráfico; que nuestro país no sea un jardín para las mafias; 34

que nuestro país tenga un destino sin corrupción, sin venalidad, sin demagogia”. Acoté que las medidas tomadas para la depuración del Estado, eran necesarias y urgentes, “porque en nuestro país el narcotráfico ha crecido de una manera impresionante…. Las cantidades de tráfico decomisado durante el año pasado y lo que va del presente, son cantidades sin precedentes que superan en mucho el mismo presupuesto de la nación”. “En ese mismo momento, hace veinte años dije: “ me siento sumamente frustrado de ver la visión de corto plazo, lo miope que son mchos guatemaltecos que por ganar un poco de popularidad política, se aferran a cosas inmediatas y pierden de vista esa función trascendente, de largo plazo , que se debe tener para gobernar nuestro país…” Por todo esto, consideraba y sigo considerando, que liberar al pueblo del Secuestro del Estado, es acabar con la alevosía y ventaja con las que se ha manipulado a los políticos, los diputados, los jueces y magistrados; los medios de comunicación, y en general, a muchos de los miembros de la sociedad civil. Sé que este libro presenta una realidad cruda e inédita, pues la información allí ha estado. Sin embargo, ha llegado segmentada a los guatemaltecos y en algunos casos tergiversada u orientada con la interpretación que los dueños le han querido dar al manipularla. Lo que relato en este libro tiene un respaldo documental considerable, pues si algo he querido hacer es apegarme a la verdad. No me cabe la menor duda de que mis detractores usarán toda su inf luencia para volverme a insultar, acuñando todos los apelativos que sus comunicadores expertos les vuelvan a recomendar. No me cabe duda de que tratarán también de 35

impedir que esta verdad se sepa. No obstante, les digo a todos y a cada uno de ellos, que si verdaderamente están preocupados por la situación del país y su deseo es descalificarme, increparme por delitos o contradecirme, que esta vez lo hagan sin cobardía, sin mentiras, sin verdades a medias. Si es cierto que tienen argumentos y buena voluntad, que los discutan frente a frente conmigo. Yo estoy dispuesto a hacerlo en el foro que escojan; dispuesto a reconocer mis propios errores y, por supuesto, a defender mis causas, sobre todo las que dieron resultados positivos para el bien de mi patria, Guatemala.

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CAPÍTULO I

Día “D”: Golpe de Estado

Lunes 31 de mayo de 1993. Desde el domingo 30 de mayo, los corredores y salones de la Casa Presidencial de Guatemala estaban ocupados por el Vicepresidente de la República, Gustavo Espina; por diputados, ministros de Estado y correligionarios. Estaban también, mis familiares y amigos. Esto ocurría a escasos 21 días de haber ganado las elecciones para las alcaldías del país con mi partido político, Movimiento de Acción Solidaria (MAS); y a escasos 6 días de la disolución –con el fin de depurarlos– del Congreso Legislativo y de la Corte Suprema de Justicia. Siendo ya la madrugada del día 31, todavía seguíamos a la expectativa de la llegada (o en su defecto, de una llamada telefónica) de los diputados con cuya presencia tendríamos una mayoría calificada para integrar una nueva Asamblea Nacional. Ese interminable domingo, que estuvo muy lejos de ser un día de descanso, nos dejó múltiples presiones y tensiones que no sabría cómo describir. Sabía que así

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como nosotros estábamos procurando una salida institucional al conf licto, la cúpula del sector empresarial (grupo Pirámide) y la cúpula militar (grupo golpista) estaban urgidos de encontrar una salida legal que permitiera sacarme de la Presidencia y entrar ellos al abordaje. En verdad, el agotamiento que experimentaba era el resultado de sentirme a la orilla de un mar de propuestas que no son las que uno quisiera para su país. Todo eso llega cargado con un equipaje lleno de hastío; hastío que conduce a una especie de fatiga “presidencial” que incita a abandonarlo todo. Es la tentación del desapego, de la indiferencia. Sin embargo, por otro lado estaba el compromiso conmigo mismo, con los ideales y con mi país, de enfrentar lo que habíamos comenzado: depurar un Congreso corrupto y una Corte de Justicia espuria y venal, y así dar paso a un cambio en el Estado guatemalteco que permitiera el fortalecimiento de las instituciones democráticas, para que garantizaran los derechos de los ciudadanos y no solo los derechos y privilegios de los grupos dominantes. Los amigos insistían en que descansara un rato. Pero yo sentía que acostarme era casi una rendición. Sin embargo, el cansancio y la tensión fueron haciendo mella y por fin accedí a retirarme. Entré en un cuarto de visitas habilitado en la Casa Presidencial, me quité los zapatos y me tiré en una cama con la ropa puesta. Era tan grande el cansancio que al principio no pude conciliar el sueño. Tenía la cabeza repleta de pensamientos, se reproducía una y otra vez el alud de acontecimientos que, de hecho, habrían de cambiar mi vida y la historia de Guatemala. Súbitamente, y acaso sin quererlo, quedé profundamente dormido. 38

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Mientras en la Casa Presidencial sucedía esto, en el Palacio Nacional el coronel Otto Fernando Pérez Molina, jefe de la Dirección de Inteligencia del Ejército (G2) llamaba a los ocho jefes de las unidades de inteligencia bajo su cargo y les ordenaba que se presentaran al Palacio Nacional en uniforme de combate y con todo su armamento. También les ordenaba que cada uno de ellos trajera, igualmente preparados, a dos oficiales militares bajo su mando: un mayor y un capitán. Pérez Molina se reunió entonces con los oficiales convocados y les manifestó que era necesario tomar medidas rápidas, pues aparentemente yo estaba a punto de lograr una mayoría de diputados, constituir quórum y así restablecer una Asamblea depurada, para lograr la salida institucional al conf licto surgido por la disolución de los organismos antes citados. Les hizo notar también que, la tarde anterior, el Presidente había sostenido reuniones –sin los resultados esperados– con Jorge Carpio Nicolle, del Partido Unión del Centro Nacional (UCN) y con Alfonso Cabrera Hidalgo, de la Democracia Cristiana Guatemalteca (DCG). La salida institucional que yo buscaba, obviamente, iba en contra de los acuerdos que, en las reuniones en el Centro de Estudios Militares, sostuvieron los militares con elementos del sector privado, en las que se convino en tres puntos fundamentales: 1o. La crisis había que resolverla lo más rápido posible. 2o. El Vicepresidente Espina y yo teníamos que renunciar, y el Congreso debía nombrar a sus sucesores; y 3o. Había que depurar el Congreso. 39

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Pérez Molina agregó que esa decisión tomada por él con el sector privado ya había sido comprada por otros sectores, y que si yo lograba darle una salida institucional a la crisis, todo lo que intentaban se vendría a tierra. En esa reunión, los oficiales de inteligencia, con Pérez Molina, decidieron actuar en dos direcciones: 1o. Mi renuncia tenía que obtenerse ese mismo día; y 2o. La Corte de Constitucionalidad tenía que definir la transición del traspaso de mando a un Jefe de Estado interino. Decidieron entonces poner la estrategia en movimiento. Pero como el Ministro de la Defensa, general José Domingo García Samayoa, el Jefe del Estado Mayor del Ejército, general Jorge Perussina, y el Jefe del Estado Mayor de la Presidencia, general Luis Francisco Ortega Menaldo, no habían establecido una posición clara respecto de mi persona como Presidente, determinaron dirigirse primero al general Mario René Enríquez, Subjefe del Estado Mayor del Ejército. A esa reunión, Pérez Molina se hizo acompañar del coronel Barrios Celada y otros oficiales más. Enríquez escuchó los argumentos respecto de una acción inmediata y estuvo de acuerdo con la estrategia planteada. Comentó a Pérez Molina que, una vez esta estrategia fuera puesta en acción, ya no había marcha atrás. No obstante lo delicado y trascendente de lo decidido, este acuerdo lo hicieron como cuando un par de niños encuentra una caja de chocolates escondida y deciden comérsela. De inmediato, Pérez Molina mandó a tomar control del Palacio Nacional y desarmar a la Guardia Presidencial que estaba encargada de cuidar el 40

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edificio. Ordenó que buscaran a los miembros de la Corte de Constitucionalidad y que los trajeran al Palacio. Mientras tanto, Enríquez llamaba a algunos comandantes de la ciudad que simpatizaban con el movimiento militar, para asegurar la decisión tomada, lo que también hizo con los líderes del sector privado que estaban en la jugada. Después de eso decidieron comunicarse con líderes de los partidos políticos, sindicatos, Iglesia Católica y con la Embajada de los Estados Unidos. Enríquez y Pérez Molina, acompañados de una veintena de oficiales (todos vistiendo traje de fatiga y fuertemente armados) van y le presentan su posición al Jefe del Estado Mayor del Ejército, general Perusina. Este, de inmediato, se comunicó con el ministro García Samayoa, quien aceptó recibirlos. Pérez Molina explicó al ministro su posición, en el sentido de que Espina y yo teníamos que renunciar y, en consecuencia, que la Corte de Constitucionalidad tenía que encontrar una forma legal de designar un Jefe de Estado interino. Aquí se estableció una discusión, pues estaban de acuerdo con que yo renunciara, pero García Samayoa y Perusina consideraban e insistían en que era al vicepresidente Espina al que le correspondía tomar posesión de la Presidencia. Pérez y Enríquez argumentaban que “Espina era cómplice, que había salido con Serrano en las entrevistas de prensa y públicamente lo respaldaba, diciendo que él sería leal a Serrano, que se mantendría como Vicepresidente mientras Serrano fuera Presidente y que saldría con él”. Por otro lado argumentaban que dejar a Espina era dar la cara del continuismo y que, en ese momento no importaba lo que la ley estableciera. 41

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Finalmente, después de una discusión desagradable, decidieron que tanto el Presidente como el Vicepresidente debían irse. Luego, por el desarrollo de los acontecimientos y por un conf licto que resultó entre ellos, se comprobó que la insistencia de García Samayoa y Perusina en que se quedara Espina no era para cumplir la ley, sino para evitar que, una vez Pérez Molina se consolidara en el poder, los sacara de sus puestos, lo que en efecto sucedió, cuando los hizo a un lado, después de haberlos utilizado. Una vez de acuerdo y al término de la reunión, más o menos a las ocho de la mañana, García Samayoa llama a la Casa Presidencial y habla con el general Francisco Ortega Menaldo y le informa que se ha decidido pedirle la renuncia el Presidente, y lo instruye para que se lo comunique. Uno de los amigos presentes, quien había dormido en un sillón de una de las salas de la Casa Presidencial, entra a la habitación en la que yo estaba descansando y me dice: —Presidente, el Ejército te está pidiendo la renuncia. ¿Qué ejército pide mi renuncia? Vos dirás que algunos comandantes del ejército… —Así es –me responde– algunos comandantes del ejército. —Bueno –le dije. Gracias, en cinco minutos estoy afuera. Apenas salió mi amigo, me fui al cuarto en el que estaba durmiendo mi esposa Magda. —Levántate, Magda, y pónganse a orar, porque se está cumpliendo lo que el Señor nos había anunciado: el ejército me está pidiendo la renuncia. Entré a la recámara de mis hijas y a la de mis 42

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hijos; les conté lo que estaba pasando y también les pedí que se juntaran a orar. Me arreglé y, al salir, evité detenerme a conversar con los amigos presentes y me encaminé directamente al despacho del Jefe del Estado Mayor de la Presidencia. Al entrar, el general Ortega Menaldo, que estaba en su escritorio, de inmediato se puso de pie y lo saludé. —¿Qué está pasando, General? —Señor Presidente, un grupo de oficiales, reunidos en el despacho del Ministro de la Defensa, le está pidiendo la renuncia. —¿Hay algo que podamos hacer? —No, señor –me contestó– Nos han cortado las comunicaciones, incluyendo los teléfonos de dos cifras y nos tienen prácticamente aislados. He ordenado emplazar artillería en las esquinas. La Guardia Presidencial nos es fiel y está lista para garantizar su seguridad y la de su familia. Les he advertido que ante cualquier movimiento contra nosotros, abriremos fuego. —Muy bien, General –le respondí– Ahora, por favor, llame usted al Ministro de la Defensa y dígale que venga a mi despacho con los oficiales que lo acompañan para que dialoguemos. Salí de la sala. Mientras me dirigía a las habitaciones tranquilicé con gestos y palabras a los que se acercan preocupados por las noticias que ya estaban en el aire. En la recámara encontré a mi familia orando y les dije: —Creo que los debía haber sacado de aquí a todos y haber enfrentado esto yo solo. Magda, mi esposa, me interrumpió enfáticamente: 43

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—No, Jorge, estamos como debemos estar: todos juntos, porque Dios así lo ha querido. Mi hijo Arturo, como es habitual, saltó y dijo: —No papá, esto ya lo sabíamos. Aquí estamos y Dios sabe por qué. Quizá sea para su propia protección. Siempre hemos estado juntos, ¿por qué ahora habríamos de separarnos? Lo que hice fue extender los brazos para tomar la mano de mi esposa y la de mi hija Amelie, que estaba a su lado, y juntamos las manos con Arturo y Jorgito, Magdita y Juan Pablo. Así, nos pusimos a orar, a dar gracias a Dios pues sentíamos que su protección estaba presente. Una vez más, Él se manifestaba en forma sobrenatural en momentos cruciales dentro de nuestra unidad familiar. Sabíamos se cumpliría y pasaría lo que estaba dentro de su soberana voluntad. Al terminar de orar, pensé: “Ahora, Jorge, te toca prepararte para enfrentar los negros fusiles de la traición, pero iré adelante, con ánimo”. Cuando entré en el despacho privado, el general Ortega Menaldo me estaba esperando. —¿Qué nuevas me tiene, General? —Dice el señor Ministro que ellos no vienen aquí. —Entonces –respondí– prepárese porque nosotros sí vamos allá. Al salir del despacho, me reuní con algunos de los diputados que estaban esperando que se lograra el quórum (muchos de ellos habían dormido en los sillones y sofás de la Casa Presidencial) y les dije: —Les pido que guardemos la calma, pues no les puedo explicar nada, porque yo mismo no sé exactamente lo que está pasando, por lo que todavía no he tomado decisiones sobre las acciones a seguir. 44

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Estaba terminando de hablar con los diputados, cuando llegó el general Ortega Menaldo, quien me informó que no se podía pasar por el túnel que comunica con el Palacio Nacional, porque lo tenían bloqueado del otro lado. —Ni modo –respondí– cruzaremos la calle. En efecto, con una comitiva formada por varios oficiales del Estado Mayor Presidencial, con el general Ortega Menaldo y elementos de seguridad a la cabeza, nos encaminamos por el llamado Callejón Manchén, para entrar al Palacio por las puertas traseras, que dan sobre la 5ª Calle. Apenas salimos pudimos ver que la Casa Presidencial estaba fuertemente protegida, con dos tanquetas emplazadas a la entrada y la Guardia Presidencial bien armada. Sin embargo, observé francotiradores en las azoteas de los edificios vecinos, y no sabía a quiénes eran leales esos hombres, cuyos fusiles asomaban amenazantes. En ese momento estaba consciente de que mi vida corría peligro, pero la adrenalina empujaba y estaba más decidido que nunca a enfrentar a los oficiales que estaban ya reunidos en el despacho del Ministro de la Defensa. Al llegar a la altura de la iglesia Presbiteriana, en la esquina del Callejón Manchén y 5ª Calle, fuimos divisados por un grupo de periodistas, quienes enseguida corrieron y nos rodearon. Es lamentable, pero ese era un mal momento para acercarse con cierta impertinencia a un hombre que va camino a enfrentar el problema más grande de su vida, lleno de incertidumbres, tensiones y por qué no decirlo: también temores. La comitiva se abrió paso a la fuerza entre el compacto grupo de tenaces periodistas armados de grabadoras y 45

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micrófonos. Gritaban, insultaban, acusaban e interrogaban. Por supuesto, al no detenernos ni contestarles, los periodistas se irritaron sobremanera, lo que produjo un desagradable y lamentable incidente de altercados e insultos. En el Palacio de Gobierno Al acercarnos al despacho del Ministro de la Defensa, pude escuchar un f luir de voces en sordina, que más parecía una corriente de aguas oscuras filtrándose entre matorrales. Cuando entramos, encontramos a un grupo de oficiales del Ejército, unos sentados y otros de pie. De pronto se escucha una voz que exclama: —¡Atención! ¡El Presidente de la República! Se produjo un silencio, hasta que todos se pusieron de pie. Los saludé y rápidamente recorrí con la vista la cara de los presentes. El ministro, general García Samayoa, me señaló la silla que me reservaban. Ocupé el lugar y volví a observar al grupo de oficiales presentes, notando que algunos de aquellos rostros me decían claramente que no estaban de acuerdo con lo que allí estaba aconteciendo. No obstante, hay dos rostros que quedaron grabados en mi mente: el del coronel Luis Fernández Ligorría, Segundo Jefe de la Policía, quien estaba de pie, pero recostado en el dintel de la puerta del despacho. Me miraba claramente con cierto desafío, quizás notando que yo me preguntaba qué estaba haciendo él allí, pues se trataba de una reunión de ejército y no de policía; pero rápidamente, recordé el compadrazgo de él con Pérez Molina, quien siempre lo defendía a capa y espada y quien, parado en una tercera fila, mantenía 46

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en su rostro una mirada muy similar a la de Fernández Ligorría. En ese momento entendí que ya tenían alineada a la policía. Se produjo entonces un incómodo silencio, roto por mí: —Entiendo, señores, que han tomado ustedes una decisión que ahora deben explicarme. Repuesto de la sorpresa, el general García Samayoa pretendió hacer un preámbulo, pero yo lo interrumpí: —General, ahórreme la fórmula y vayamos al grano. —Como usted guste, señor –respondió, mirándome por primera vez– El Ejército ha decidido pedirle la renuncia. —Estoy aquí para que dialoguemos –respondí. —No hay nada que dialogar –sentenció el general Mario Enríquez– El Ejército ya tomó una decisión. —El Ejército, General, no me puede pedir la renuncia. Yo fui elegido por el pueblo. Este es un asunto civil en el que ustedes no tienen nada que ver. Les sugiero que no se metan. —No, señor. El ejército ya tomó una decisión y la va a mantener –intervino otra vez el general Enríquez. —Y yo les digo a ustedes que se van a arrepentir de haberse metido en esto, porque no tienen derecho constitucional para hacerlo y les advierto que con esta actitud le están causando un grave daño al propio ejército. Yo soy un presidente democráticamente electo; no fui puesto por ustedes, y se los dejo perfectamente claro: no voy a renunciar, por lo que si quieren quitarme tendrán que deponerme, darme un golpe de Estado y cargar con las consecuencias de ello. —La decisión del ejército está tomada –repitió, a 47

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falta de argumentos el general Enríquez. Entonces, me puse de pie y les manifesté: —Parece que no tenemos nada más de que hablar. Antes de salir, le extendí la mano a cada uno de los presentes y en aquellos apretones percibí que había acertado al pensar que en muchos de aquellos oficiales era todavía indecisa su obediencia a tal acción. Es decir, no estaban completamente de acuerdo con la decisión a la que fueron empujados por Enríquez y Pérez Molina. Al dirigirme hacia la puerta de salida, me llamó nuevamente la atención ver en esta reunión, y casi escondido entre dos oficiales, al coronel Fernández Ligorría. Al pasar cerca de él, escuché que un oficial de la comitiva presidencial dijo, en un tono que Fernández lo pudiera escuchar: —Otra traición más, vos, hijo de puta. Entonces aceleré el paso porque presentí que los ánimos podrían caldearse y llevábamos las de perder, pues estábamos desarmados. Regresamos a la Casa Presidencial por el túnel ya despejado, para no hacer el trayecto sobre la calle y así, evitar incidentes públicos. Creo que yo aún no llegaba a la Casa Presidencial, cuando el Ministro de la Defensa y sus principales colaboradores, pasaron a un salón aledaño, en el que continuarían la búsqueda iniciada desde muy temprano: una salida jurídica a mi deposición como Presidente de la República. Para ello, el ministro y los oficiales presentes, contaban ya con un grupo de asesores empeñados en encontrar vías de legalidad al golpe de Estado. A esa hora, los licenciados Eduardo Palomo 48

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Escobar, Fernando Quezada Toruño, Marco Augusto García Noriega y Carlos Enrique Reynoso Gil, ya esperaban el resultado de la reunión, para saber si yo renunciaría o no. Supuse que ya tenían algunos puntos preparados para una eventual propuesta de resolución. Desde temprano de esa mañana, el Ministro de la Defensa había pedido por radio a los magistrados de la Corte de Constitucionalidad que se presentaran a su despacho en el Palacio Nacional. Solo se presentaron los magistrados Jorge Mario García la Guardia y Gabriel Larios Ochaita. Los otros dos magistrados que estaban activos, incluido el Presidente de la Corte, doctor Epaminondas González Dubón, se negaron a asistir al despacho del Ministerio de la Defensa. Por otra parte, la quinta magistrada, licenciada Josefina Chacón de Machado, ya había renunciado. El Ministro de la Defensa, con evidente nerviosismo, insistía en que se tenía que encontrar un procedimiento para removerme legalmente. Todo se les complicaba, debido a que en la reunión conmigo me negué a renunciar, dejando muy claro que si me querían quitar tendrían que darme un golpe de Estado. Al no encontrar la salida que el ministro deseaba, la tensión crecía. ¿Cómo hacer para que el golpe militar pareciera legal, de manera que quedara impoluta la cara del ejército? Lograr esto sería una labor para verdaderos titanes del engaño y la triquiñuela. Otto Pérez Molina y el grupo de oficiales a su servicio, presionaban ahora al general Enríquez y al Ministro García Samayoa para que no f laquearan en la decisión de sacarme de la Presidencia, pues ya todos estaban muy comprometidos. Por otra parte, y desde tempranas horas del 1º de 49

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junio, se habían dado a la tarea de llamar y traer al Palacio a los personajes y dirigentes que en una u otra forma deberían servir de fachada al golpe de Estado que se hallaba en proceso. Sin embargo, debido a mi negativa a renunciar, iba a ser difícil hacerlo en forma rápida y dar con la fórmula jurídica que tuviera algún grado de credibilidad. Mientras más discutían los dos magistrados presentes con los asesores del Ministro, más difícil resultaba encontrar una salida civil y jurídica al golpe militar. Por otra parte, la situación se complicaba por la presión de los presidentes de Centroamérica que instaban al Ministro de la Defensa para que ayudara a encontrar una fórmula que restableciera el orden Constitucional, respetando la integridad y continuación del gobierno popularmente electo. A ello se sumaba la ausencia de dos magistrados de la Corte de Constitucionalidad, la falta del apoyo incondicional que ellos hubieran querido de parte de Álvaro Arzú Irigoyen y de Efraín Ríos Montt, a más del incidente que provocaron Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz y el Dr. Alfonso Fuentes Soria, Rector de la Universidad de San Carlos, en la plaza central. Todo aumentaba los temores del Ministro de que se pudiera hacer manifiesta la división que existía en el ejército, lo cual podría convertirse en un conf licto serio y sangriento. Por estas razones se urgía a los abogados y magistrados presentes a encontrar rápidamente una salida a la crisis. Otra dificultad que enfrentaban era que el Congreso no estaba en funciones y que el grupo de diputados fiel al gobierno, haría imposible armar algo con la celeridad que las circunstancias imponían. Por fin decidieron lanzar una serie de proclamas 50

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por los medios de comunicación, para darse ellos mismos alguna credibilidad, y plantearon una resolución en la cual se afirmaba que yo había abandonado el puesto (aún cuando estaba en mi propio escritorio en la Casa Presidencial) y le daban al ejército el rol de salvaguarda del orden constitucional. Todo, con el fin de salvar la cara de la institución armada. Se encargó al coronel Pérez Molina que consiguiera las firmas de los magistrados que no estaban presentes y que trajera al Magistrado Presidente para la conferencia de prensa, durante la cual podrían dar a conocer la resolución de la Corte de Constitucionalidad y la proclama del Ejército en la que avalaban mi destitución. Esto resultaba grotesco, ya que tanto la resolución de esta Corte, como las proclamas del ejército, eran preparadas en el propio despacho del ministro y por el mismo grupo de personas. Sin embargo, todavía existían baches en el camino, pues para la resolución de la Corte aún faltaban las firmas de los magistrados que no respondieron al llamado del Ministro de la Defensa y que, por lo tanto, no estaban en ese despacho. A eso se sumaba que las mencionadas “resoluciones” o “proclamas” –llamémoslas así– se basaban en dos hechos totalmente falsos: que yo había abandonado el cargo y que el Vicepresidente Gustavo Espina Salguero también presentaba su renuncia, argumentando que esta se encontraba en el escritorio del Ministro de la Defensa. De vuelta a la Casa Presidencial Al regresar, me vi rodeado de familiares, compañeros, amigos, secretarios, diputados, ministros, e incluso miembros del cuerpo diplomático que deseaban 51

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saber el resultado de la reunión sostenida con los militares. Nos acercamos al llamado “Salón de los Espejos” y les conté los pormenores: que los militares me habían pedido la renuncia y que enfáticamente yo les contesté que no renunciaría y que el único camino que tenían era darme un golpe de Estado. Mientras esto acontecía en la Casa Presidencial, llegaron al Palacio de Gobierno Rigoberta Menchú y el Dr. Alfonso Fuentes Soria, con el propósito de presentar al Ministro de la Defensa su propuesta para la formación de un triunvirato, iniciativa que fue rechazada por el Ministro. Allí mismo se pudieron dar cuenta de lo que se estaba fraguando. Entonces salieron del despacho ministerial y se dirigieron al Parque Central, donde la Premio Nobel de la Paz comenzó a protestar a voz en cuello: —¡Esto es un golpe militar, es un golpe militar! Unas doscientas personas reunidas frente al Palacio Nacional, la rodearon y empezaron a corear: —¡Gobierno civil, sí; militares no! A renglón seguido empezaron a llamar traidores a todos los personajes y dirigentes civiles que estaban entrando al Palacio. Incluso quisieron agredir a Jorge Carpio Nicolle, quien para protegerse tuvo que correr hacia una residencia cercana. Lo mismo sucedió con Alfonso Cabrera, Secretario General de la DC, a quien también lo abuchearon, insultaron y hasta intentaron agredir, debiendo ser protegido por los mismos guardias del Palacio. Los noticieros televisados y radiales no cesaban de transmitir las novedades y los comunicados que se enviaban desde el despacho del Ministro de la Defensa, todas destinados a disfrazar el golpe de Estado, 52

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haciendo creer que yo había renunciado y abandonado el puesto, cuando la realidad era otra. Como antes dije, yo estaba en la Casa Presidencial, sentado en la silla presidencial, escuchando con indignación las comunicaciones que se daban a los medios: “El Presidente ha renunciado”, decían; y yo, aislado, con una comunicación muy restringida, con todos los teléfonos internos cortados. Solo entraban las llamadas que ellos permitían. Estaba claro: tenían que seguir anunciando que el Presidente abandonó el puesto para ganar tiempo y seguir dándole todas las vueltas posibles a la Constitución Política que ellos proclamaban defender pero que estaban violando en la forma más descarada, esperando sin éxito, encontrar un artículo en el cual respaldarse para lograr sus propósitos. Llegaban a la Casa Presidencial informes esporádicos e incompletos de los esfuerzos que hacían los golpistas por sumar dirigentes civiles al movimiento, tratando de mantener lo que bautizaron como Instancia Nacional de Consenso, formada apenas 48 horas antes, y en la que se sentían tranquilos los empresarios poderosos. No obstante, no podían llegar a acuerdos con los dirigentes de los partidos políticos, al extremo de que Alfonso Cabrera trató dos veces de salir, pero fue forzado a permanecer en el lugar por miembros de la inteligencia militar. Todo esto hacía aumentar la tensión. El golpe fue planificado a lo largo de muchas reuniones por los empresarios Dionisio Gutiérrez y Leonel Toriello, con Pérez Molina. A pesar de tener el dominio total sobre varios de los integrantes de la Instancia Nacional de Consenso, se miraban debilitados por el desarrollo de los acontecimientos. 53

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Incluso, hubo decisiones tomadas en las reuniones llevadas a cabo en el Centro de Estudios Militares que se les hacía imposible implementar. Por ejemplo, decidieron convocar a una manifestación el lunes 31 de mayo, en la cual se demostraría un “amplio rechazo a Serrano”. Sin embargo, no necesitaron mucho para darse cuenta de que no tenían poder de convocatoria, pues toda la gente que ya tenían adentro, escasamente se convocaba a sí misma. Por otro lado, la gente que estaba en la calle respaldaba las medidas de disolución del Congreso y de la Corte Suprema de Justicia. En poco tiempo cambiaron de estrategia y es así como decidieron, de manera precipitada, fortalecer la organización de fachada que sirviera a sus fines, como era la Instancia Nacional de Consenso: enfocada fundamentalmente en sacar al Presidente y al Vicepresidente de la República y a depurar el Congreso. Esto lo concretaron con éxito el mismo 30 de mayo, cuando tomaron conciencia de la debilidad popular de su planificado movimiento. A pesar de la gravedad del caso y de la fragilidad del movimiento que fraguaron, se precipitaron para organizar una conferencia de prensa, presidida por el Ministro de la Defensa, general García Samayoa, quien apareció completamente uniformado, con brillante botonadura, charreteras, bastón de mando y el pecho cubierto de innumerables condecoraciones, hablando en nombre de la Instancia Nacional de Consenso. Con el fin de mostrar que representaba a un movimiento civil, estuvo acompañado de funcionarios y “dirigentes” de algunos sectores. La escena me provocó risa. Resultaba paradójico y tristemente ridículo que un militar, el propio ministro de la Defensa (que se 54

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supone por ley y constitucionalmente un funcionario obediente y no deliberante) apareciera dando la cara “civil” del golpe de Estado y actuando como portavoz de la llamada Instancia Nacional de Consenso. Me asombró la habilidad de los magnates que burdamente utilizaron a los militares para dar un nuevo golpe de Estado. Siendo honesto, sentí pena al ver a otras buenas personas que estaban de pie, respaldando la conferencia, con una cara solemne de circunstancias y que no tenían la más mínima sospecha de la forma en que los estaban utilizando. Algunos de ellos tampoco tenían la más remota idea de cómo les pagarían este favor. Ciertamente no visualizaron los alcances de la conspiración, de la que muy pronto serían víctimas, tanto el Ministro como otros oficiales militares y muchos de los dirigentes civiles presentes. Fueron usados, desechados y hasta asesinados. Durante todo el día recibí llamadas de los Presidentes de Costa Rica, El Salvador y Honduras que estaban reunidos en San Salvador por los sucesos de Guatemala. Después de haber realizado múltiples gestiones, me manifestaron que no había nada que hacer, indicándome que todos habían suscrito una carta en la que exigían respeto a mi integridad física y la de mi familia. De manera personal, los mandatarios me sugirieron que abandonara el país. Agradecí las muestras de solidaridad de mis colegas centroamericanos, pero pensaba que tal cosa no entraba en mis planes, porque es muy duro tener que abandonar, empujado por las bayonetas, el puesto que se ganó con tanto esfuerzo y con tantos votos. Ya por la tarde, poco a poco se fue desalojando la Casa Presidencial. Los comunicados y los movimientos 55

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de tropas por todo el país abrumaban e inf luían en el ánimo de la gente. Sin embargo, muchos decidieron quedarse para acompañarnos. De pronto, don Arturo Bianchi, mi suegro, entró en el despacho privado, acompañado del Vicepresidente Gustavo Espina y me dijo: —Mirá, Jorge, tal como está la situación, creo que lo más sensato sería que Gustavo asumiera la Presidencia, eso le daría continuidad a lo que iniciaste y sería un freno para tus enemigos. —Yo entiendo sus razones –le respondí. Si Gustavo cree que puede lograr algo, yo no seré quien me oponga; pero les digo que yo, de ninguna manera voy a renunciar, pues no voy a dar legitimidad a este golpe. Pero tampoco me opondré a que Gustavo asuma la Presidencia, aunque, sinceramente les digo, esta es una opción a la que no le veo la menor posibilidad, pues esta gente no ha llegado hasta aquí para devolvernos después el poder. Ya se la jugaron y se quedan con él; sin embargo, adelante Gustavo. —Has pensado bien –dijo mi suegro– Te sugiero que hablés con los diputados que aún están aquí y que les pidás el apoyo para Gustavo. Solo dame tiempo para llamarlos. Entonces subimos al segundo piso de la Casa Presidencial, donde se ubicaba el nuevo Salón de Gabinete y nos reunimos con los diputados presentes, comunicándoles la decisión. Se produjeron discursos de lealtades y ratificaciones de agradecimiento y amistad, al igual que algunas ref lexiones. Esta vez la despedida era definitiva y por eso se dio con grandes muestras de cariño y respetos mutuos. Gustavo salió a reunirse con los militares. Cuando regresó a la Casa Presidencial, nos encontramos en 56

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uno de los pasillos y nos detuvimos a platicar. En eso, a un teniente que venía corriendo por el pasillo en el que conversábamos, se le cayó una de las granadas que llevaba en el chaleco, y el artefacto rodó, pasando al lado mío y de Gustavo. Cuando la granada se detuvo sin explotar, nos dijimos que no era “nuestra hora”, pero ¡qué susto! —¿Cómo te fue con los militares? –pregunté a Gustavo. —Sus condiciones eran inaceptables –me respondió– Rechazaron mis propuestas y entre otras cosas, querían que firmara mi renuncia de antemano. Fue una entrevista de lo más estéril. En esas estábamos cuando el Presidente de Costa Rica, Rafael Ángel Calderón Fournier me llamó por teléfono y después de hacer algunas ref lexiones, insistió en que renunciara: —¡Renunciá, Jorge! Estoy seguro de que así se tranquilizan y paran la persecución y el peligro que hay sobre vos y tu familia... Yo pensé: seguro que Rafa Calderón tiene información que yo desconozco; seguro le han hablado los militares o quién sabe qué cosa esté pasando. Sin embargo, repensé mi posición y le reafirmé que mi respuesta seguía siendo la misma: que no renunciaría. —Bueno –me dijo– entonces salí de allí lo más pronto posible. Luego se me avisó que miembros del cuerpo diplomático se hallaban en la Casa Presidencial y que querían reunirse conmigo. Los recibimos, Gustavo y yo, en el Salón de Banquetes. El vocero era el Nuncio Apostólico. Nos manifestaron que estaban preocupados por nuestra seguridad física y que así lo hicieron saber a las nuevas autoridades, a quienes les entregaron 57

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una nota exigiendo nuestra protección y la de nuestras familias. Les agradecimos su invaluable gesto humanitario y su justificada y leal preocupación. Sin mucho más, se retiraron. Al quedar solos, yo traté de convencer a Gustavo de que tal vez era hora de abandonar el país. Me dijo que iría a su casa para hablar con su familia y que cuando todos estuviéramos listos, que nos llamásemos y nos pusiéramos de acuerdo. Al despedirse, dijo: —Me llamás a la hora en que te decidás. Al regresar al salón privado de la Presidencia, recibo otra llamada del Presidente de El Salvador, Alfredo Cristiani. Me percibe un tanto indeciso e insiste: —Jorge, por favor salí. Te estoy enviando un avión y te venís para acá, aquí estás seguro. —Gracias, Fredy, pero hay cosas que todavía tengo que hacer... —No hombre –respondió – estás jugando con tu vida y la de tu familia. No hay más que hablar, te mando un avión de inmediato. ¡Por favor, Jorge, salí, el avión va para allá! Cuando el Presidente salvadoreño colgó, se incrementó aún más la duda en mi cabeza, porque el tono de la llamada de Cristiani no dejaba la más mínima duda de que los golpistas se estaban desesperando y hasta quizá provocando situaciones molestas que aún era posible evitar. Como la llamada telefónica se dio cuando estábamos comiendo con mi familia, miré a mis seres queridos y les dije: —Creo que es imprudente seguir aquí, no sé qué piensan ustedes. Todos asintieron con la cabeza, y Jorgito dijo: 58

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—Es cierto, ¿qué podemos hacer? Mejor vámonos. Llamé al general Ortega, a quien le referí el contenido de la conversación con el Presidente Cristiani. Le notifiqué que yo creía prudente salir y no provocar algún conf licto. —Las cosas están serias y percibo tanto en Cristiani como en Calderón mucho nerviosismo y no quiero complicar las cosas innecesariamente. El general Ortega escuchaba con atención, pero cuando terminé de hablar, él movió la cabeza hacia los lados y me dijo: —Señor Presidente, usted no tiene por qué salir hoy. Descanse, y mañana con calma, cuando lo tenga todo listo se va. La Guardia Presidencial y su Estado Mayor estamos aquí para protegerlo y garantizar su seguridad. Agradecí sus palabras, pero le reafirmé que creía que lo conveniente y prudente era salir tal como me lo pidiera el Presidente Cristiani. Acto seguido pedí que me comunicaran con el Vicepresidente Espina, y le dije: —Mirá, Gustavo, me llamó Cristiani e insiste en que salgamos hoy; incluso, me está enviando su propio avión para que no haya problemas. Después de oírlo, creo que eso es lo prudente. Ya ordené que lo preparen todo. —Mirá, mi hermano –me responde Espina– yo estoy en la cama ya, lo hablé con Thelma y los patojos y nosotros nos vamos a quedar; es más, han venido varios hermanos, hemos orado, y nos sentimos tranquilos con la decisión. —Gustavo, a mí me parece imprudente. Acordate que siempre, vos mismo decías: “Juntos entramos, 59

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juntos salimos”, pero yo entiendo que esa es tu decisión y la respeto. —Así es, gracias –me responde Gustavo– Como te dije, ya estoy en la cama y nos quedamos. —Bueno, mi hermano, yo cumplí con avisarte. Que el Señor te bendiga a vos y a todo tu familia y espero que te vaya bien —Igualmente, Jorge, que el Señor los bendiga. Por favor despedime de los patojos y de Magda. Espero que pronto volvamos a estar juntos. Al terminar de cenar, fuimos a arreglar el poco equipaje que llevaríamos. Magda se recuerda del salmo 27:3 “Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado”. —Sin embargo –le dije– estoy confiando en el Señor, pero creo que ya no es prudente provocar aún más a estos, que ya están lo suficientemente nerviosos. Y de una vez me vino a la memoria lo que dice la Palabra: “No se cae la hoja de un árbol fuera de la voluntad de Dios”. Y nuevamente con Magda y mis hijos, dimos gracias al Señor que nos sacaba con vida de esta conspiración. Orando estábamos cuando recordaron un sueño que dos semana atrás nos contara el hermano Juanito, con el que muchas veces yo me juntaba a orar, quien al final del servicio dominical en la iglesia el Shadai, se acercó y me dijo: —Hermano Jorge, tuve una visión en un momento en que estaba cabeceando, hace como cinco días, —Pues, cuéntemela, hermano —Vi una gran mano que pasaba sobre el mapa de 60

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Guatemala y lo tomaba a usted y a su familia. Los vi, a los siete, en la palma de esa mano, a la hermana Magdita, a usted, a Arturito, Jorgito, el Pato ( Juan Pablo), Magdita y Amelie, y después vi cómo un hacha caía sobre el mapa de Guatemala y al golpearlo lo hacía añicos, volaban las astillas por todos lados. —Impresionante, hermano –le respondí– Así es la misericordia de Dios cuando decide protegernos. Agradecí aquellas palabras, y como tantas otras veces, registré lo que me había dicho. En ese crucial momento que estaba viviendo con mi familia, aquello vino a mi mente y ratifiqué mi convicción de qué grande es Él, pues ciertamente todo, pero todo, Él lo tiene bajo control. Eso quiere decir que lo que estábamos viviendo, ya Él nos lo había dicho. Le recordé a mi familia que todo lo que sucedía era obra del Señor, quien nos estaba protegiendo en ese momento. Cuando estuvimos listos, hablé con el general Ortega Menaldo, con los oficiales del Estado Mayor y de la Guardia Presidencial. Una vez les agradecimos su cariño y sobre todo su fidelidad, ellos se despidieron de toda la familia con abrazos efusivos e incluso con lágrimas. Magda les dijo: —Hoy nos vamos tristes, pero el Señor permitirá que un día regresemos alegres. Acto seguido salimos de la Casa Presidencial. Nuestra caravana iba acompañada de carros de familiares y amigos que quisieron llegar hasta el aeropuerto militar La Aurora. Solo permitieron pasar a los carros de la caravana presidencial y los carros de mis hijos. Al llegar a la base, el general Pozuelos, comandante de la Fuerza Aérea Guatemalteca, nos recibió y me dijo: —¿Cómo está, señor ingeniero? Antes de que yo contestara, un mayor de la Fuerza 61

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Aérea que estaba en segunda fila se adelantó y cuadrándose, dijo en voz muy alta: —¡Parte sin novedad, señor Presidente! Entonces, el comandante reaccionó, diciendo: —Señor Presidente, aquí tenemos su avión listo, a sus órdenes. —Gracias, general, pero me iré en el avión que me envió el presidente de El Salvador. Allí estaban el capitán y su copiloto salvadoreños. Los oficiales del Estado Mayor Presidencial y la Guardia Presidencial, con los oficiales de la base aérea presentes, formaron una línea frente a la escalinata de entrada del DC–3 de la Fuerza Aérea de El Salvador. Nos despedimos de cada uno de los oficiales con abrazos; recibimos palabras de aliento e innumerables muestras de cariño. En solo treinta y cinco minutos el avión aterrizó en San Salvador. Al bajar de la aeronave tomé plena conciencia de mi calidad de ex Presidente de la República de Guatemala. Que estaba allí para iniciar un forzado exilio, pero siempre con esta convicción: no hay despropósito en lo que Dios dispone y la bendición está en aceptarlo y bendecirlo por eso. Hechos y cronologías tomadas del libro Dictating Demócracy, Guatemala and the end of Violent Revolution. De Rachel M. McCleary, University Press of Florida, 1999.

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Seis meses antes del golpe militar, escoltado a la izquierda por el ministro de la Defensa, José Domingo Samayoa; atrás el jefe del Estado Mayor Presidencial, general Francisco Ortega Menaldo y a la derecha, atrás, parcialmente cubierto, el general Mario René Enríquez, subjefe del Estado Mayor del Ejército, El general Jorge Perusina, jefe del Estado Mayor del Ejército, y el general Pozuelos, Comandante de la Fuerza Aérea.

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Momento en que el general García Samayoa, ministro de la Defensa Nacional, me imponía la máxima Condecoración al Mérito Militar, por las actitudes y acciones que yo había tenido como Comandante General del Ejército, en beneficio del país y de la institución. Seis meses antes del golpe.

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CAPÍTULO II

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Con el objeto de enmarcar los hechos y los actores que mencionamos en el capítulo anterior y que mencionaremos mas adelante en el contexto del libro, considero importante, referir algunos elementos de mi contexto personal, que como todo en la vida, constituyen realidades que inf luyen en el desenvolvimiento social, muchas veces afectando la misma historia, como pasó con el golpe de 1993. Por diferentes circunstancias, la gran mayoría de los actores participantes en la cúpula empresarial de aquel momento, eran mis amigos. Unos, desde la infancia, jugamos juntos o fuimos compañeros de colegio; otros de las épocas de mi juventud, pues parrandeamos y formamos parte del mismo grupo de amistades. Otros, por razones familiares, relaciones comerciales o empresariales, incluso en actividades gremiales que compartimos. Lo cierto es que ni yo era desconocido para ellos, ni ellos eran desconocidos para mí; mejor dicho: el problema era que nos conocíamos demasiado bien. Cuando el golpe de Estado de 1982, ese mismo grupo me había propuesto como Ministro de

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Relaciones Exteriores y durante las elecciones del 84, muchos de ellos me apoyaron en la candidatura a la Presidencia, cuando fui lanzado por el Partido Democrático de Cooperación Nacional y el Partido Revolucionario; elección en la que quedé en tercer lugar con el 14% de los votos. Pero todo en la vida es coyuntural. Para 1990, los amores o conveniencias del Grupo Pirámide se alinearon hacia Jorge Carpio Nicolle y Álvaro Arzú Irigoyen. Pensaron que si concentraban su apoyo en estos dos candidatos y se lo daban por igual, lo más probable sería que llegaran ambos a la segunda vuelta electoral. Al final, tendrían un presidente puesto por ellos. Rápidamente esta decisión del Grupo Pirámide se divulgó dentro del sector privado y me imagino que, unos de acuerdo y otros no, todos lo respaldaron. Cada vez que nos acercábamos a pedir ayuda para la campaña, se me argumentaba que no estaba con la línea del sector y se me sugería que lo mejor sería que me uniera a alguno de los dos candidatos, porque esa era la realidad: que la suerte estaba echada. Muchas de las plumas pagadas por ellos o simplemente simpatizantes del grupo, claramente manifestaban que yo no tenía ningún chance y que lo mejor que podría hacer era ponerme el pijama e irme a dormir. Como yo siempre he sido necio y tenaz, al darme cuenta de esa situación, entendí que yo tendría que hacerle frente a la mayor parte de los gastos de mi campaña, para lo cual vendí un par de propiedades y procedí a prepararme para una campaña de bajo costo. De ella, mis propios asesores y amigos extranjeros me decían que era posible, siempre y cuando yo me involucrara personalmente y lograse un contacto directo 66

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con los electores, como lo habían hecho Kennedy en Estados Unidos y Carlos Andrés Pérez en Venezuela en su primera campaña, con el lema “Ese hombre sí camina”. Yo sabía lo que estaba haciendo, no más mítines con gente traída, o mejor dicho acarreada. Yo iba en bus y caminando a cada comunidad, daba la mano, abrazaba a la gente, dormía en la casa de mis dirigentes y correligionarios. La propaganda que pegábamos en la calle la imprimíamos en la sede del Partido, en una máquina offset que habíamos comprado. La pintura la fabricaba Gustavo Espina, quien diseñara una fórmula barata, que ya habíamos probado en las elecciones municipales y nos funcionó por el tiempo que la necesitamos. Con el programa Gente para Gobernar, implementado durante los últimos cuatro años, pusimos a toda la dirigencia a motivar y organizar la campaña, la movilización y control de las elecciones en el Día D. En lo que a medios se refería, tuvimos que hacer decisiones difíciles, pues este sí era un renglón costoso y en el que nuestros adversarios estaban muy fuertes, ya que todas las campañas, principalmente las de Carpio Nicolle, Arzú Irigoyen y Alfonso Cabrera Hidalgo eran fundamentalmente mediáticas e intensas, hasta abusivamente intensas. Previendo esto, yo sabía que la intensidad no era posible por parte nuestra. Entonces, teníamos que compensarlo con calidad y rigor científico en el uso de los medios. Decidimos no ir a prensa escrita, pues ese sector lo tenían prácticamente tomado nuestros adversarios, sobre todo con la participación de Jorge Carpio, dueño del segundo diario del país. Seleccionamos cuidadosamente los programas 67

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en que debíamos estar y la intensidad mínima que se requería para hacernos notar. Sin embargo, aun así, parecía como si nosotros no existiéramos, ante la avalancha publicitaria de los contrincantes. Nos quedaba la esperanza de la calidad de los anuncios y en esto nos estábamos concentrando. Cabe decir que, desde hacía algún tiempo, yo había comprado la mayor parte de las acciones de un laboratorio de producción de televisión, TVN Televisión. También había instalado un laboratorio de producción de audio, denominado Dabar Estudio. Así que con el entusiasmo de los socios, fundamentalmente el de Jorge Quiñónez, hombre de gran experiencia en producción y con la asesoría y gran colaboración de Marito Rivera, de Honduras –alias “Chanito”–, mi hijo Jorge que en ese momento solo tenía 19 años, se encargó de la producción de los mensajes. Así logramos salir con anuncios como el de “LOS MISMOS NO”, al ritmo de la canción María Cristina. Hasta la fecha, esos mensajes son recordados y figuran como ejemplos en la historia de las campañas políticas de Guatemala. Los amigos del Grupo Pirámide no sabían todo eso, ya que su vista estaba en los medios y en las encuestas que ellos mandaban a diseñar y desarrollar. Su tranquilidad era absoluta y estaba puesta en las opciones Carpio–Arzú, que según ellos era tiro seguro. Nosotros empezamos tarde la campaña, porque no teníamos cómo hacerlo antes. Así que el 7 de junio de 1990, en la semifinal y final del campeonato mundial de fútbol, y cuando el país entero estaba pegado al televisor, lanzamos el anuncio “LOS MISMOS NO”. Y pegó con tubo, como decimos en buen chapín. El gobierno brincó y amenazó con demandarme. Yo les dije: “Adelante, que no hay tranca”, esperando 68

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con ilusión que lo hiciera. Los piramidales empezaron a intensificar su campaña para minimizar mi ascenso y, por supuesto, a bajarme todo lo que podían en las encuestas que ellos preparaban a su sabor y conveniencia. Gracias a Dios, en ese momento ya había “pateado”, o mejor dicho recorrido, ampliamente el territorio del país y mi campaña caminaba con solidez. Esto vino a fortalecerse con el resultado del programa “Conversemos” al que yo había asistido por invitación del entonces Presidente Vinicio Cerezo Arévalo, para hablar sobre la realidad del país. Ni Carpio Nicolle, ni Efraín Ríos Montt, ni Álvaro Arzú Irigoyen habían aceptado tal invitación. La campaña en mi contra, con la que el Grupo Pirámide sistemáticamente me bloqueaba, pretendía romper la psicología de triunfo que tanto nos costaba a nosotros construir; al extremo que la gente decía: “Serrano es el mejor, pero no gana”. Las encuestas que ellos publicaban en medio de grandes eventos, eran para nosotros noches de funeral. Esto, indiscutiblemente, agrió las relaciones con ellos. Me entero entonces que una semana antes de las elecciones, la firma Aragón y Asociados presentó los resultados de la última encuesta y les hace ver que yo estaba ya en un segundo lugar y que, además, iba subiendo consistentemente. Esto fue como un balde de agua fría, y entonces obligaron al encuestador a que me pusiera en tercer lugar y de esa manera se dieron a conocer los resultados. Este fue el último intento por bloquearme y de paso, proteger su inversión. Pero esto era como querer tapar el sol con un dedo, porque la suerte estaba echada y el domingo, día de la primera vuelta electoral, se sabría el resultado final. 69

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El 11 de noviembre de 1990, la noche de funeral fue para ellos. No lo podían creer. Al día siguiente, la prensa decía que se había producido un “Serranazo”. Todos sabían que en la segunda vuelta electoral, Carpio Nicolle no tenía ya nada que hacer, y que yo era el futuro Presidente de Guatemala. Esa noche fue intensa, para mí, más bien atropelladora. Me fui a acostar en la madrugada del día lunes, sin entender ni creer lo que pasaba. Al día siguiente, cuando finalmente logré levantarme, encuentro que mi casa estaba totalmente invadida: la sala familiar, los cuartos de mis hijos, los pasillos, el recibidor de entrada, las salas del primer piso, el comedor, desayunador, jardines, biblioteca, oficinas, etc. En todos los lugares veía gente, mucha que tenía años de no ver y mucha que yo sabía que estaba con otros candidatos. Pero yo pensaba lo que siempre me decían los asesores: “En política se barre para adentro”. Tengo que reconocer que los señores piramidales y sus adláteres asimilaron la situación mucho antes que yo. Así, cuando se me iban acercando, el discurso era muy, pero muy interesante, no sé si sería consigna o bien era producto de una habilidad colectiva, pero todos me decían: “Jorge, estamos muy contentos, no te ayudamos antes, porque no creíamos que tuvieras oportunidad, pero siempre supimos que eras el mejor, pero ahora aquí estamos y vamos con todo”. Algunos, como los Gutiérrez, sí me dijeron que aunque ellos sabían el resultado final, me querían decir que siempre le darían a Carpio Nicolle lo que le habían ofrecido. A todos se los agradecía, pero en broma les decía “están perdonados y gracias por pagar la penitencia” haciéndoles saber que yo llegué hasta ahí sin compromisos y que así entraría al Palacio Nacional. 70

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A partir de ese momento empecé a preparar la segunda vuelta electoral. Básicamente como un formulismo, pues las coordinadoras serranistas, surgieron en todo el país como salen los hongos en el campo. En muchos municipios hasta las integraban los “ucenistas” despechados o insatisfechos. Mientras tanto, comencé a formular esquemas de gobierno, lamentablemente sin poder hacer definiciones finales, pues quiera que no, aún persistía la inseguridad de la segunda vuelta, pues como es bien sabido, “del plato a la boca se cae la sopa”. A medida que iba avanzando en la definición de gabinete y en la concreción de las políticas de gobierno, me fui dando cuenta de que la agenda de los piramidales no estaba tan alineada con la recuperación del país de la crisis en que estaba. Antes bien, estaba orientada en términos de las privatizaciones, fundamentalmente en la de la energía y las telecomunicaciones. Amigos políticos y empresarios locales y del exterior me visitaban para hablar del tema. Todos me hacían ver que era la agenda del mundo y que era la oportunidad para que Guatemala también lo hiciera y así poder tener recursos para la inversión social. A todos les agradecía sus consejos, pero no les daba frente, pues yo tenía mis propios conceptos. Conocía los fiascos de las privatizaciones de Argentina y la verdad yo no era tan cándido como para tragarme la argumentación que se me daba. Los planteamientos programáticos y la guerrilla En campaña yo había explicado hasta la saciedad 71

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que un eje fundamental de mi gobierno, sería “procurar la paz”, pero que no concebía la paz solo como la ausencia de un conf licto armado, sino como la creación de las condiciones que le permitieran al guatemalteco desarrollarse y prosperar con dignidad. Claramente explicaba que la guerrilla tenía clara la lucha; y bastaba leer sus análisis y comunicados para saber que ellos tenían tres frentes definidos: El frente militar, expresado en la lucha armada en las montaña, acompañada por el trabajo ideológico en las poblaciones marginadas del país; lucha que acompañaban con acciones terroristas para lograr presencia en los sectores urbanos. Esas acciones se concretaban volando puentes, torres de energía eléctrica, bombas en áreas urbanas, etc. El frente internacional. La guerrilla era mucho más activa que los gobiernos, tenía presencia en Europa, Estados Unidos, Canadá, México y prácticamente en toda América Latina. Ellos sí entendían la importancia de ese trabajo, primero porque políticamente lo usaban para desacreditar la democracia de fachada del país, así como para lograr apoyos económicos fundamentales para la lucha en que estaban involucrados. El frente interno, en el que debilitaban en todo lo que fuera posible el desarrollo de las instituciones y denunciaban todos los esquemas de privilegios, procurando sistemáticamente aislar, local e internacionalmente, al Ejército. Sabían que todo eso repercutía en los recursos que ese ejército recibía, bajando así la moral del militar combatiente, al que le tocaba llevar a cabo su tarea en condiciones difíciles. En este frente el bienestar y seguridad de la población era fundamental, pues yo sí estaba claro, que sin el apoyo del pueblo mismo, no era posible resolver el conf licto. 72

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Como se puede ver, estos son tres frentes definidos, pero íntimamente relacionados. ¿Cómo podríamos nosotros ganar credibilidad internacional si no podíamos mejorar la situación de los derechos humanos, si no podíamos enseñar los logros en la recaudación fiscal y en la inversión social? La guerrilla sí mantenía a la comunidad internacional perfectamente informada. Cada vez que uno llegaba a alguna visita a Washington o en cualquier país europeo, la guerrilla ya había pasado por allí. Nuestros interlocutores estaban debidamente enterados, no solo de la situación macro del país, sino que también de casos muy particulares, con nombre y apellido. Eran casos que, en muchas ocasiones, nosotros no los habíamos ni siquiera oído mencionar, pero que en el ambiente internacional ya existía un expediente completo que la guerrilla o sus organizaciones paralelas habían construido y documentado. En conclusión, la guerrilla, tenía dos fuentes de abastecimiento de recursos, la nacional y la extranjera: si queríamos tener éxito en las pláticas con ellos, nosotros teníamos que luchar también en los tres frentes. En el militar, haciendo nuestro trabajo, para aislarlos y hacerles difícil sus operaciones; en el internacional, teniendo presencia en todo foro internacional en que nos fuera posible, visitando todos los países, explicando nuestra intenciones, pero sobre todo presentando hechos concretos, que indicaran que un cambio se estaba dando en el ejercicio de la justicia, en el respeto a los derechos humanos y, en general, en la construcción de una democracia de amplia participación y no una democracia formalmente electorera como la que existía. En el frente interno, la seguridad ciudadana, el 73

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empobrecimiento real de la población, expresada en la absurda inf lación a la que el gobierno de Cerezo Arévalo había llevado al país, pero que hacía inmensamente felices a algunos empresarios cuyas eficiencias estaban basadas en la pura especulación, sin importar cuán mal la estuviera pasando el pueblo. A ese pueblo al que ya nada le alcanzaba, y en realidad ya no tenía agujeros en el cinturón para apretárselo. Mas yo sabía que esto tenía que arreglarlo, y rápido. Por otro lado, en el ejército se percibían dos morales: la de los mandos altos a los que en cierta forma el conf licto los afectaba poco, pues ellos mismos ya no combatían y, además, administraban los recursos que se destinaban para el conf licto; y, por el otro lado, la moral de la gran mayoría de los oficiales, personal técnico y de tropa, quienes tenían que correr los riesgos, enfrentar el malestar y abandono de sus propias familias y sufrir, igual que toda la población, el desastre de la economía. Los entendimientos de las cúpulas Todo el gobierno y mis colaboradores insistíamos en la profundidad de la lucha y la realidad de los frentes en los que la misma debía darse, es decir, la lucha por una paz firme y duradera, que yo había planteado a la guerrilla. Para eso yo había consultado a todos los sectores de la sociedad: iglesias, sector privado, sindicatos, cooperativistas, universidades, colegios profesionales, etc. Yo proponía claramente los objetivos y la estrategia en la que ellos debían centrarse; sin embargo, las elites empresariales y militares, que aunque se hallaban conformes con el planteamiento teórico, en el fondo pensaban que eso estaba bien como fachada 74

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y para decir que lo íbamos a hacer. Sin embargo, cuando yo iba a implementar mi pensamiento con acciones, ellos decían, como claramente lo expresó un militar en los días de la crisis, “en eso no habíamos quedado”. Al sector privado le era difícil oponerse a un plan de esa naturaleza, pero la agenda social o socioeconómica siempre les sonaba a demagogia. Ellos no tenían la más mínima idea de lo difícil que era para el Estado conseguir apoyo internacional ya fuera de cooperación o de crédito, pues nuestra reputación era muy mala, debido a los hechos que la lucha armada producía y la activa acción de la guerrilla. Por otro lado, faltaba coherencia cuando se comparaba la contribución fiscal y la acumulación de capital guatemalteco en el extranjero. Tampoco se daban cuenta, con una miopía impresionante, que todo eso contribuía a cerrarnos el acceso a muchos mercados. Recuerdo mi visita a Indonesia, con motivo de la Cumbre de los No Alineados. Me entrevisté con el Presidente Suharto y con varios de sus ministros, y se abrió ante mis ojos un mercado impresionante en el que ya países como Chile estaban participando en forma inteligente y muy conveniente. Regresé entusiasmado. Entonces inicié las gestiones para abrir una embajada en un país con más de ciento ochenta millones de habitantes y pedí que se organizara un almuerzo en Santo Tomás con todos los dirigentes del sector privado. Con entusiasmo les relaté lo que viví en Indonesia y les presenté un estrategia para vincularnos seriamente a esos mercados. La respuesta fue muy escéptica, pero pensé que ellos tendrían que interiorizar el planteamiento, informarse un poco y que después volveríamos a hablar. Les pedí 75

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a los ministros de Economía y de Relaciones Exteriores que se organizara una misión comercial para que los empresarios fueran y se dieran cuenta del potencial al que yo me estaba refiriendo. Cuál va siendo mi sorpresa, cuando los ministros me dicen que la misión no era posible, pues no había ambiente dentro del sector privado para llevarla a cabo. Lo más triste fue que me dijeron que del almuerzo en Santo Tomás, solo salieron burlas, ridiculizaciones y comentarios irónicos. Parecía que el sector privado estaba más interesado en la creación de condiciones más favorables en el mercado interno y la privatización de las empresas de energía y telecomunicaciones. “Saltó la liebre”, dije para mis adentros. Me equivoqué, debía de haber llamada a empresarios grandes y medios en lugar de haber perdido mi tiempo con los piramidales y sus adláteres. Para ser claros: la única agenda en la que el sector, en su cúpula, estaba interesado, era en la fiscal, para pagar lo menos que fuera posible; en la monetaria, tener siempre una divisa sub valuada y garantizar sus planes de expansión nacionales de altísima rentabilidad; y en la compra de las empresas del Estado. Cualquier otro tipo de agenda era coyuntural y solo les interesaba si, en alguna manera, se afectaban sus intereses. Para la pequeña cúpula militar, la agenda era más sencilla. No podían decir que no querían la paz, pero se resistían pacíficamente a comprometerse del todo. Lo que en el fondo les preocupaba era que al terminar el conf licto su poder real se viera deteriorado y que si, por algún motivo, se planteaba la reducción del ejército, los recursos que ellos manejaban se verían seriamente disminuidos. Esa cúpula no confiaba en las múltiples declaraciones mías, en las que afirmaba 76

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verbalmente y por escrito que Guatemala necesitaba un ejército capaz, bien equipado y comprometido con la seguridad; que yo no iba a transar en reducciones arbitrarias y que, en todo caso, el tamaño del ejército se definiría por las necesidades del país y por los acuerdos de balance que se estaban conversando con nuestros vecinos. Tal como se desprende de las opiniones de los críticos serios e informados, las motivaciones para el golpe de Estado estaban claras: miedo de la cúpula militar a una reducción del ejército y el terror de los grupos piramidales de que el tiempo pasaba y que no se veía claro lo de las privatizaciones. Esta carta, fechada el 3 de mayo de 1993, firmada por Mario Granai, Presidente del CACIF, que según se me informó fue redactada con la ayuda de la G2, y que trancribo y adjunto como anexo cuatro, explica muchas cosas, sobre todo si vemos que la misma fue enviada 20 días antes de que le produjera la crisis de mayo del 93, que terminaría con el golpe de Estado, la carta dice así: “Señor Presidente: El pasado jueves 29, nos reunimos con la Comisión Negociadora de la Paz, del Gobierno. Consideramos importante expresarle nuestra preocupación por el rumbo que pueda tomar el proceso de negociaciones para alcanzar la paz, como consecuencia de la actitud que ha asumido la dirigencia de la URNG, de endurecer sus posiciones y exigencias como resultado de la debilidad militar, política y de apoyo internacional a la que ha llegado. La posición del CACIF le ha sido manifestada en varias oportunidades y en diversas formas a partir 77

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del Acuerdo de Oslo. De la misma forma, la que mantuvimos en nuestras conversaciones sostenidas con la insurgencia en Ottawa, especialmente y con mayor énfasis y amplitud, en la respuesta que le dimos a su consulta sobre el documento “GUATEMALA, UNA PAZ JUSTA Y DEMOCRÁTICA: CONTENIDO DE LA NEGOCIACIÓN” elaborado por la URNG y presentado a su Gobierno. En el pasado, reiteradamente le solicitamos que se nos informara de las negociaciones y, como resultado del informe recibido de los miembros de la Comisión, el jueves pasado nos percatamos del avance que lleva el proceso y los riesgos que se corren. Nuestra preocupación responde a que, a partir del próximo cinco de mayo, se iniciará una nueva etapa de negociaciones, en la cual la insurgencia, además de endurecer su posición por la situación de desventaja en que se encuentra, diera pábulo a que, aparentando buena voluntad, se suscribiera un acuerdo que comprometa a la Comisión Negociadora, a su Gobierno y con ello a la Nación. Atentamente le solicitamos que no se precipite la firma de ningún documento que no conduzca exclusivamente a un compromiso firme y claro de un cese al fuego, la desmovilización y desarme de la URNG. Al agradecer al Señor Presidente su atención a nuestra preocupación, le solicitamos con carácter de urgente, una audiencia para tratar este importante tema. Asimismo, le ofrecemos nuestro concurso en este difícil e importante proceso, para que Guatemala alcance la paz que todos anhelamos. Hacemos propicia la oportunidad para expresarle 78

La democracia propone, algunos disponen y otros descomponen

nuestros sentimientos de estima y consideración”. Firma Mario Granai, Presidente del CACIF. Cualquier persona entiende que esta carta contiene profundas contradicciones, primero, fija criterios ilusorios e irreales, pues, lo que en el fondo se plantea, es la rendición de la guerrilla, lo cual a la luz de los conceptos planteados anteriormente era imposible. Cualquiera que conóce la experiencia de los Estados Unidos en Vietnam, sabe que en el mundo de hoy, no basta con ganar a tiros, pues la lucha, tal como lo manifesté anteriormente, se da en varios frentes. Cuando me ofrecieron su concurso y mencionan la reunión de Ottawa, pensé para mis adentros, eso es justo lo que no queremos, pues precisamente esa reunión fue la única de las llevadas a cabo con la URNG, en la que no se pudo hacer una declaración conjunta y cada grupo la hizo por separado, ciertamente yo no estaba en ese espíritu, yo si buscaba entendimientos y no fachadas. Entonces, resultaba obvio, que los señores del CACIF, lo hacían para cerrar filas con la cúpula militar. De esta manera ellos expresaban claridad el concepto muy particular de las cúpulas, y las verdaderas motivaciones de ambos grupos, el militar y el empresarial. Sin embargo este hecho hizo que identificaran claramente su objetivo, y buscaran conjuntamente el abordaje del poder, sin asco y con toda la mala leche, lo cual lograron con el apoyo de un buen grupo de ingenuos, a quienes solo tomaron en cuenta, como ya dijimos, para una participación “patriótica” ocasional. Fueron los títeres de una sola función. De allí en adelante, todo es historia. 79

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Mitin en la ciudad de Quetzaltenango, en la primera campaña a la presidencia en 1985. Postulado por el Partido Democrático de Cooperación y el Partido Revolucionario.

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La democracia propone, algunos disponen y otros descomponen

Saludando a la gente en campaña, acompañado por el candidato a Vicepresidente, licenciado Mario Fuentes Perucini.

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Segunda campaña, postulado por el partido Movimiento de Acción Solidaria (MAS), la que se llevó a cabo caminando, estrechando manos, dando abrazos y pronunciando breves discursos en tarimas colocadas sobre los buses que iban en las caravanas.

Mítines relámpagos de los que se realizaban en las plazas centrales de los pueblos, sin acarrear gente, solo llamándola con los altoparlantes.

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CAPÍTULO III

El país está cada día peor

El entorno mundial y las acciones de gobierno Me tocó asumir la Presidencia cuando el mundo, estupefacto, presenciaba el inicio de la Guerra del Golfo. Además, el ordenamiento mundial cambiaba aceleradamente, a la par que las aspiraciones de libertad, democracia y régimen de derecho irrumpían con fuerza en sociedades sojuzgadas y, por añadidura, se consolidaba en otras partes del planeta un proceso de reivindicación del hombre, sus derechos y libertades, como resultado del final de la Guerra Fría. Guatemala no era la excepción en el concierto de las naciones. Nuestra democracia también se consolidaba al traspasarse la Presidencia de la República de un Presidente civil a otro civil, ambos popularmente electos. Se trataba de un hecho trascendental en nuestra historia política. Pero el proceso democratizador se veía opacado por el hecho de que problemas estructurales y ancestrales no resueltos se sumaban a un rampante déficit fiscal, una inf lación fuera de control, la constante devaluación de nuestra moneda y la creciente pérdida

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del poder adquisitivo de nuestra moneda –el quetzal– en medio de alzas de las tasas de interés y de la erosión de las economías familiares. Estos problemas, aderezados por un conf licto interno armado y vigente durante más de treinta años, desafiaban al segundo gobierno de nuestra reciente restauración democrática. En medio de ese complicado panorama financiero, social, político y administrativo, tuvimos que priorizar nuestras políticas y estrategias, dado que sobre nuestra realidad se sumaba el hecho de que en la economía mundial se presentaban complejas interrogantes. Nadie podía decir cuál sería el futuro del petróleo y de la economía mundial frente al conf licto del Golfo. El concepto básico que animó el desarrollo de mi plan de acción gubernamental, está claramente definido en la presentación de mi primer informe al Congreso de la República, en enero del año 1992, cuando manifesté: “Ratifico mi voluntad de lograr la paz firme y duradera y no escatimaremos esfuerzos hasta conseguirla. La paz es un imperativo para la justicia, el respeto a los derechos humanos y el desarrollo del país. Los retos y la tarea son muy grandes. Las metas serán posibles en las aspiraciones del pueblo, solo mediante el esfuerzo consciente de cada uno de nosotros con una actitud responsable. El proceso de paz total y reconciliación ha constituido la base de mayor trascendencia del Organismo Ejecutivo, para terminar con la era de la destrucción de vidas humanas, de 84

El país está cada día peor

recursos naturales y de las instalaciones de inversión pública y privada. Tenemos consciencia de que este conf licto, por más de treinta años, ha desangrado a nuestra sociedad, especialmente a los habitantes indígenas en el área rural. Nuestros esfuerzos en ese proceso no se conforman con alcanzar la terminación de la lucha armada, porque la Presidencia de la República ha venido insistiendo firmemente en que la paz descansa en cuatro pilares fundamentales: a) Terminación de la lucha armada. b) El impulso paralelo que garantice el respeto a los derechos humanos. c) La urgencia de lograr la mayor equidad económica y social. d) La profundización del proceso democrático y sus instituciones. El proceso de paz también busca garantizar un ambiente de armonía con los vecinos de nuestras fronteras y con la comunidad internacional. Por ello ratifico que la insurgencia no es el único interlocutor del Gobierno.” Durante toda mi campaña política hablé claro y, como Presidente, mi discurso fue consistente: la paz como yo la entendía y la predicaba era un prerrequisito para la libertad y el progreso de la nación. Considero que el pueblo así lo entendió y por eso me eligió, como Presidente Constitucional de la República, el 6 de enero de 1990, con el 68% de los votos. Mi pecado fue el haberlo logrado sin el consentimiento, apoyo ni 85

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aprobación de los dueños de la guayaba y de los grandes señores de la “pirámide”. En esta perspectiva, nuestro trabajo como Gobierno en general y en lo personal como Presidente, lo encaminamos en el sentido claramente expresado, el que se podría concretar en actividades específicas que llevamos a cabo en la ejecución gubernamental. Para mí, la agenda de la paz no era simplemente una negociación con la guerrilla. Esta era uno de los interlocutores como lo señalé clara e insistentemente; pero había otros interlocutores a los que con todo esfuerzo e inversión de tiempo los oíamos y dialogábamos con ellos en el marco del Foro del Pacto Social y de igual forma como lo hacíamos con los líderes de los partidos políticos. La comunidad internacional también era parte de nuestra agenda, tanto en nuestras relaciones político diplomáticas como en las relaciones comerciales y financieras. Para efectos prácticos voy a presentar, por separado, cada uno de los aspectos fundamentales de nuestro trabajo, haciendo la salvedad de que todos ellos tenían una interrelación orientada en forma integral. Así, por ejemplo, las medidas económicas siempre se decidían tomando en cuenta todas las aristas; igualmente sucedía con las negociaciones con la guerrilla, o con los interlocutores financieros o comerciales internacionales. Confieso que este estilo de gobierno al que el sector privado no estaba acostumbrado, es lo que les llevó a desesperarse, pues en el pasado, así como sucedió posteriormente, para ellos la agenda de la Nación es la de ellos o la que los pueda afectar, las demás se ponen de acuerdo en ignorarlas y dejan entonces que 86

El país está cada día peor

el Presidente “se mate con su propia mano”. Así que su responsabilidad como dueños no llega hasta aquellos aspectos en los que sus intereses no están directamente comprometidos. El resto del país es para ellos como lo era para los tradicionales finqueros del país, la “ranchería”, que así se le llama al lugar en el que viven los mozos que trabajan en el campo. Desde esa perspectiva, resulta irónico comprobar que, para tener el beneplácito de los dueños y no ser botado, enviado a Panamá y perseguido, hay que tener muy claras las dos líneas políticas en que uno, como Presidente, debe moverse: La patronal, a la que debe ser obediente y seguir los lineamientos de los dueños; y La de la ranchería, en la que se puede tener autonomía, siempre y cuando las acciones que se implementen no afecten los derechos y los privilegios de los dueños. A la luz de estos conceptos, permítaseme hacer una presentación de lo que fueron las políticas y acciones de mi gobierno, pues en cada caso entenderemos cómo los dueños de la guayaba expresaron sus intereses y cómo se comportaron. Espero que las evidencias que presentaré a continuación sirvan para conocer la verdad de lo que realmente sucedió en esta parte de la historia de Guatemala, no para inducir acusaciones, sino con el fin de que enmendemos nuestras líneas de conducta, porque estoy seguro de que si seguimos como hasta hoy, pasarán otros quinientos años y estaremos igual o peor.

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CAPÍTULO IV

Trabajando para el desarrollo de Guatemala y la democracia

Aspectos económicos La economía internacional estaba en un franco proceso de desaceleración, los países industrializados mostraban tasas sumamente bajas de crecimiento, al igual que la producción mundial que, en el 91 presentó la tasa más baja desde 1982. Los países latinoamericanos presentaron una tasa de crecimiento general del 2.4%. Sin embargo, con las medidas económicas que tomamos, tuvimos durante mí período de gobierno una tasa de crecimiento del 4.13% promedio, casi dos puntos por arriba del promedio de la región. En este contexto mundial, el reto que se nos presentaba era cómo crecer, ante la realidad de la desaceleración mundial y las amenazas que nos presentaba la guerra del Golfo. Recaudación y finanzas públicas Nosotros optamos por incentivar la producción, todo lo que fuera posible en ese contexto, generando confianza en los inversionistas. Pusimos en orden las

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finanzas públicas, racionalizando el sistema tributario, eliminado una gran cantidad de impuestos, tasas y arbitrios y fijando tarifas impositivas racionales, que incentivaran más el pago de los impuestos que la evasión de los mismos. Dejamos solo cuatro impuestos: Impuesto al Valor Agregado –IVA–. Impuesto sobre la renta –ISR– con una tarifa máxima de 25%. Impuesto territorial. Los impuestos de importación, sujetos únicamente a cuatro tarifas, 5, 10, 15 y 20%, eliminado la tarifa cero y otra cantidad de tarifas que llegaban hasta el 160%, que para lo único que servían era para fomentar el contrabando y la corrupción. Aunque parecía que haciendo estos cambios podríamos recaudar menos impuestos, sabíamos que incentivar el pago, racionalizando las tasas, tendríamos mejores resultados. La realidad en la recaudación fiscal fue que de 2.344 millones de quetzales recaudados en 1990, lo subimos a 4,452 millones de quetzales en 1992. Es decir que se había prácticamente duplicado la recaudación con nuestro plan. (Fuente, Liquidación de Presupuestos Ministerio de Finanzas) Subsidios y presupuesto Las otras medidas fiscales importantes que tomamos estuvieron encaminadas a reducir los déficits fiscales, que en un momento habían llegado hasta un 65% del presupuesto de la nación. Esto, causado fundamentalmente por los subsidios que el Estado daba al transporte urbano y a la energía eléctrica. Yo consideraba que dichos subsidios eran 89

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totalmente injustos, pues el Estado, con su recaudación fiscal estaba subsidiando a los sectores de población de mejores condiciones económicas y en los que estaban concentrados los servicios. • Transporte urbano Por eso permitimos el incremento del pasaje al transporte público, para eliminar los subsidios, pero para no perjudicar el ingreso salarial del ciudadano, ya maltrecho, decretamos un aumento salarial que cubriera ese incremento. Esta medida no fue nada fácil. Sin embargo, nos mantuvimos firmes y en el marco del foro del Pacto Social, los ministros mantuvieron horas y horas de diálogo y negociaciones, tanto con sindicatos y organizaciones populares, como con miembros del sector empresarial. Al final logramos ponernos de acuerdo y fijar las cantidades que se deberían incrementar a los salarios, tanto del sector público como del sector privado, para compensar el incremento que se les causaría a las familias con el aumento del precio del transporte. Con éxito logramos trasladar un costo social que figuraba como carga del Estado, al beneficiario, que a la final era el mismo empresario. • Energía electrica Cosa similar hicimos con la energía, porque creamos conciencia, que el campesino que usaba candela y baterías desechables era el que más caro pagaba por cada kilovatio–hora y que no era justo que, además, con sus impuestos subsidiara la energía que consumía la industria, el comercio y las residencias de poblaciones con mayores ingresos. Este aspecto fue un poco más traumático, pero nos mantuvimos firmes y lo logramos. 90

Trabajando para el desarrollo de Guatemala y la democracia

• Logros El resultado fue que por primera vez en muchísimos años, los presupuestos de 1991 y 1992 cerraron prácticamente nivelados; logro que por la falta de responsabilidad de las administraciones siguientes, se hiciera imposible mantener, llegándose a la situación actual en la que el déficit fiscal es extremadamente grande y completamente fuera de control. Solo basta con ver la información del Banco de Guatemala sobre la ejecución presupuestaria del Estado. Los últimos presupuestos del gobierno del presidente Cerezo Arévalo, con un déficit de más de 700 millones de quetzales, y los dos presupuestos de mi gobierno. Uno de estos, con superávit de 5.8 millones y el otro con déficit de 10.8 millones de quetzales. Para efectos reales, ambos fueron nivelados y después, otra vez la fiesta. Durante el periodo de Ramiro de León, el déficit fue de 944.5 millones y 1.053 millones, por eso es que con los datos en la mano, puedo afirmar, que ni antes ni después los dueños de la guayaba, han permitido una disciplina fiscal: no les conviene y no les gusta. (Fuente Banco de Guatemala) Lo importante es hacer notar que esta disciplina fiscal orientada a que pague el que usa el servicio evitó que los sectores más desfavorecidos de la población absorbieran un golpe al poder adquisitivo de sus salarios, debido a la disciplina presupuestaria del Estado, práctica que había sido y sigue siendo muy común, cuando se le carga al Estado los costos de los subsidios. Inf lación y recuperación económica Nuestros presupuestos se nivelaron cerrando prácticamente sin déficit con el crecimiento de la 91

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economía 2% por encima del promedio de América Latina, la inf lación reducida de 60% al 9%, las reservas creciendo, de cero hasta casi 800 millones de dólares, entonces, se produjo la estabilidad económica que estábamos buscando,. Solo estos datos son suficientemente elocuentes, para demostrar la efectividad de nuestra política económica. Los resultados no se hicieron esperar, la recaudación de impuestos se duplico en dos años, los salarios ganaron en valor adquisitivo en los dos años por mas del 16%. (Datos de Instituto Nacional de Estadísticas y Banco de Guatemala) Nuestras políticas económicas estuvieron orientadas a trasladar el costo social a quien lo debe y puede pagar y no al estado o a los trabajadores, por eso es que después del Golpe, de inmediato regresaron a las políticas que favorecen a los grandes y especuladores. Reservas y balanza de pagos El tipo de cambio en el período tuvo una variación inferior al 3%, lo que para el país era muy pequeña. Aunque la información del Banco de Guatemala plantea que había 24.7 millones de dólares en reservas, cuando recibimos el gobierno en realidad, no teníamos ni para cubrir la factura petrolera. Las ventanillas de las instituciones internacionales de Crédito también estaban cerradas, por falta de pago. Decidimos implementar el sistema de CENIVACUS, que no era otra cosa que un mecanismo sumamente atractivo en rentabilidad, para estimular que el capital guatemalteco en el exterior se repatriara. Así, 92

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en 1991 se logró un incremento en las reservas monetarias internacionales absolutas del orden de US$ 556.2 millones. Se trataba de un resultado nunca antes observado en la historia económica nacional. Mas sorprendente fue que cuando me dieron el Golpe de Estado en el 93, ya teníamos en reservas $736.6 millones. (Fuente: Banco de Guatemala). La estabilización económica De todas formas, en este punto nos quedaba un pedacito por resolver: cómo pagar los atrasos que tenía el país heredados del gobierno de Cerezo Arévalo con las instituciones internacionales de crédito. Después de darle muchas vueltas al asunto, llegamos a la conclusión de que lo único que podríamos hacer era poner un impuesto o generar un bono obligatorio de estabilización económica. Pero ¿quién le pondría el cascabel al gato? En ese momento ya teníamos institucionalizado el Foro del Pacto Social, con participación de sindicatos, empresarios y gobierno. Decidimos hacer una presentación de la problemática, de la cual se encargó Richard Aitkenhead, Ministro de Finanzas, Juan Luis Mirón, Ministro de Economía, Mario Solórzano, Ministro de Trabajo, y Fernando Fuentes Mohr, de la SEGEPLAN. La presentación era crucial, pues ciertamente el Estado necesitaba urgentemente, por un lado, resolver todo el desequilibrio heredado; y por el otro, tener acceso a créditos para los proyectos destinado a los sectores sociales. Con el hecho de ponernos al día lograríamos que se desembolsaran sumas que nos tenían retenidas, las 93

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que nos permitirían terminar una serie de instalaciones de salud, como hospitales; reparar las carreteras que estaban en un estado calamitoso; reparar los puentes de la carretera del sur del país que fueron volados por la guerrilla, e inversiones muy necesarias en agua potable, educación, etc. Pero sobre todo, yo no quería negociar con el Fondo Monetario Internacional, en vista de la realidad fiscal que nuestros números presentaban, porque sabía que la receta tendría un costo social muy alto para la población de Guatemala, en particular para los grupos de población más necesitados. La lucha en el Pacto Social fue muy difícil. El sector privado estaba muy duro, los sindicatos también estaban cautelosos, pues no estaban tan seguros de cuánto les iba a afectar las medidas que estábamos proponiendo. Lo cierto es que esto se estancó y no se miraban asomarse algunas f lexibilidades; incluso nosotros habíamos presentado un plan más ambicioso, sabiendo que tendríamos que tener margen para la negociación, pero ni dando indicios de ceder conseguíamos alguna esperanza. A todo esto, al terminar las reuniones, siempre Richard Aitkenhead me daba un resumen y cuando se podía llegar a algún acuerdo diferente de lo conversado, él me lo consultaba. Pasaron los días y las semanas y se empezaron a ver algunas f lexibilidades, sobre todo porque aparentemente los sectores tomaron consciencia del problema y fueron entendiendo la necesidad de enfrentarlo. Pero no se aterrizaba en nada y nosotros teníamos que afrontar los compromisos y ponernos en posición de negociar con el Fondo Monetario. Cada vez que me encontraba al embajador de 94

Trabajando para el desarrollo de Guatemala y la democracia

los Estados Unidos, me daba una conferencia sobre la necesidad de que nos sentáramos con el Fondo a negociar. Pero yo, que ya sabía lo que era negociar con ellos de los tiempos en que trabajé en la SEGEPLAN, sabía del tipo de información que requerirían, y le decía que sí lo haríamos. No le decía cuándo, pues ni loco lo haría antes de tener resultados positivos de mi política económica, la que yo prometía que sería sin sacrificio social, sin políticas de las llamadas de “shock”. Decidimos que sería mejor que interviniera yo directamente, para ver si con la presencia del Presidente se podía llegar a algo. Invitamos a todos los participantes del Pacto Social a la Casa Presidencial, nos reunimos en el Salón de los Espejos y empezamos a discutir como a las once de la mañana. Los invité a almorzar, para evitar que se ausentaran de la reunión; la cual siguió durante toda la tarde y llegamos hasta las once de la noche, hora en que ya contábamos con algunos acuerdos. Entonces nos fuimos juntos a cenar y allí en la mesa logramos los últimos entendimientos. Después comentábamos de manera jocosa, que solo asistidos por el hambre logramos un acuerdo que, más o menos, satisfacía a todos los sectores: Primero: el monto de la contribución sería un porcentaje calculado con base en el capital de las empresas; Segundo: cada empresa podría decidir que, si quería pagar un bono, pagarían el 2% y ese bono sería redimible en 20 años sin intereses. Las empresas que quisieran pagar un impuesto, sería este del 1% y no sería rescatable. Tercero: el Gobierno daría a conocer este acuerdo como una decisión unilateral y que ellos se 95

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comprometían a sacar solo un campo pagado atacándolo. Pero como todos sabíamos que eso era fundamental, nadie haría mayor caso de eso. Esta decisión, más la utilidades que habíamos conseguido mediante la buena administración de GUATEL, con Ernesto González y Francisco Perdomo, quien en ese momento estaba de subgerente, nos pusieron en una situación buena para negociar con el Fondo, porque cuando buscaron los subsidios ya no estaban, las insolvencias tampoco, la recaudación mejorando y con una reforma implementada. Todo lo ácido estaba arreglado y el país listo y en disposición para arrancar. Pero cuando ya todo estaba bonito, a los “dueños” no les gustó este estilito y empezaron a conspirar, hasta que los recursos que no quería dar para estabilizar el país, lo dieron para botarme y hacer del país lo que tienen ahora los guatemaltecos. Política salarial La política salarial aplicada durante mi período de gobierno estuvo establecida sobre bases de justicia, tratando de lograr la compensación que por años se les había negado a sectores asalariados específicos del país. Entre otros, podemos mencionar los siguientes beneficios: Aumentos en los salarios nominales para los empleados del Organismo Judicial, Aumento para los maestros y ajuste del escalafón para el Magisterio Nacional, se creo la bonificación profesional para los servidores públicos con título universitario y con calidad de colegiados activos, se creo el Bono de antigüedad para los empleados de la administración pública, 96

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pagadero mensualmente de conformidad con el número de años de servicio. Se otorgó una Bonificación extraordinaria anual para las clases pasivas del Estado, se incrementó el pago mensuales de las prestaciones en jubilaciones, pensiones y montepíos del Estado, a partir de enero de 1993, se otorgó un incremento salarial a los trabajadores del Organismo Ejecutivo, de 75% para los profesionales y entre 18 al 22% para el resto de los trabajadores, se otorgó un subsidio para nivelación salarial de los empleados municipales, se incremento a las pensiones de personas que formaban las clases pasivas del Estado. Definitivamente que las políticas saláriales, fueron parte importante del incremento de la actividad económica global, sin embargo resultaba incomprensible para mi, que esto no se entendiera así, sobre todo por los dueños. Bono 14 Consciente de la incapacidad que el guatemalteco asalariado tiene de generar ahorro, por lo limitado de su salario, me pareció conveniente que en lugar de dar un aumento porcentual al salario que devengaban en ese momento, sería mejor crear un salario extra. Este bono debería estar fuera de su presupuesto regular y servirle para disponer de él para gastos extraordinarios o bien para hacerse de algunos bienes de uso permanente a los que, por su capacidad de ahorro, no tiene acceso con sus ingresos regulares. Así que lo concebimos como una forma de ahorro, la que favorece al trabajador, pero que también ha venido a ser como una Navidad a medio año. Ahora, cuando se acerca el pago del Bono 14, se 97

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llenan los medios de anuncios, ofreciendo todo tipo de bienes y servicios, lo cual a mí me llena de satisfacción, pues para ser sincero, cuando yo lo impulsé, fue teniendo en mente fundamentalmente a los trabajadores, pero hoy con los años, me satisface el efecto que causa en la economía del país. Esta idea se convirtió en ley el 2 de julio de 1992, como Ley de Bonificación Anual para los trabajadores del Sector Público y Privado, y se conoce como BONO CATORCE. El Decreto 42–92 del Congreso de la República establece que un salario extraordinario adicional de un mes se les debe pagar a todos los trabajadores asalariados a finales del mes de junio. Este beneficio es uno de los logros más importantes obtenidos por los trabajadores guatemaltecos durante las últimas décadas, pues representa un ingreso adicional que constituye a su vez una inyección anual a la economía nacional, por varios miles de millones de quetzales, según lo ha hecho ver sistemáticamente el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social. Según esa misma fuente, más del veinte por ciento de la población económicamente activa recibe este beneficio actualmente, y lo hacen efectivo varias decenas de miles de empresas privadas. Un amigo, bromeando conmigo, me decía que este es el día en que más se me recuerda en Guatemala: unos para bendecirme y otros para insultarme, y que supiera que él es de los segundos. Reapertura de ventanilla, reducción de los subsidios y apoyo a las municipalidades La reapertura de las ventanillas internacionales de crédito, con lo recaudado con la Ley de Estabilización 98

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Económica, abrió nuevas posibilidades para obtener recursos para la inversión pública que el Estado necesitaba. Estas ventajas son las que usufructuó el gobierno del presidente Arzú, pues como es lógico, todo proyecto lleva tiempo para elaborarlo y conseguir su aprobación, pero lo importante es que el país se benefició. La eliminación de los subsidios hizo posible que nosotros fuéramos el primer gobierno que entregó el 8% del Presupuesto General de Ingresos y Egresos a la Nación, a las Municipalidades del país. Siempre luché por esto, pues consideraba que era la única forma de iniciar una descentralización del Estado, a sabiendas de que la mayoría de las alcaldías no tenían capacidad para administrarlo. Pero yo estaba seguro de que para ellas el asumir la responsabilidad sería algo saludable, pues hay obras necesarias en los pueblos que jamás van a ser vistas y mucho menos consideradas por el gobierno central. Titulación de tierras No hay cosa que le dé más estabilidad a un sistema democrático, que el acceso que la población tenga a la propiedad. En Guatemala hay un problema, sobre todo en el medio rural, y es que gran parte de la gente tiene tierras o pequeñas parcelas, pero no tiene título de propiedad, simplemente se manejan con el ejercicio de un derecho posesorio, institución débil y sumamente vulnerable que lo único que da es inseguridad y ninguna posibilidad al propietario para obtener un crédito sobre ella y, lo que es peor, al no figurar en ningún registro, su transferencia o herencia resultan 99

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sumamente complicadas. Le pedí a Enrique Ortega, a quien nombré en el Instituto de Transformación Agraria, que estudiáramos la forma de agilizar el otorgamiento de títulos de propiedad a todos esos guatemaltecos que estaban en tal circunstancia. Él se entusiasmó con la idea y la asumió con empeño. Nos fijamos la meta de entregar por lo menos 1,200 títulos por mes y así iniciamos el programa de titulación, a través del cual repartimos miles de títulos, en decenas de parcelamientos. Nunca se me va a olvidar que cuando los campesinos recibían su certificado, lo colocaban dentro de una bolsa plástica, lo doblaban y se lo ponían dentro de la camisa. De esa manera veía yo, el cuidado que tenían sobre ellos, a tal extremo que cuando les pedían que levantaran los títulos para tomarles alguna foto o video, solo levantaban las manos pero el título no, ya que por ningún motivo lo iban a arriesgar. Agricultura artesanal y los fertilizantes Dada la gran importancia que la agricultura de subsistencia o artesanal de pequeña escala tiene para el sustento de la familia guatemalteca y en general para la economía nacional, en campaña ofrecí bajar el precio a los fertilizantes, pero no lograba cumplir con esta promesa, por lo que cada vez que salía al interior del país la gente me lo reclamaba, incluyendo los propios líderes del MAS. Hablaba con Fito Boppel, Ministro de Agricultura, y con muchos de los amigos del sector agrícola sobre este aspecto, hasta que un día alguien me preguntó si yo era amigo de Boby Dalton, y yo le dije que sí; entonces me dijo “¿Y por qué no lo llamás, si 100

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alguien te puede dar una idea es él”. Enseguida pedí que llamaran a Bobby. Quedamos de vernos al día siguiente, ya en la tarde. Le conté en el problema que estaba y que si a él se le ocurría cómo podría cumplir con esa promesa. —Mirá Jorge –me dijo Bobby– creo que yo puedo ayudarte; solo dejame un par de días y yo te llamo. —Venite en cuanto puedas –le dije. Al día siguiente cuando me habló por teléfono, le recordé: —Si tenés una solución, vamos a ver cómo la podemos implementar. —Yo lo puedo hacer –me propuso Bobby– Solo necesitaría dos cosas: primero, que aceptes que entreguemos el fertilizante paletizado, para que no lo utilicen los que lo aplican con máquina, es decir, que esté orientado al verdadero campesino de auto subsistencia, y segundo, que me consigas una forma en que yo pueda manejar graneles en el puerto Quetzal, para abaratar el manejo de descarga de la materia prima. —Mirá –le respondí– a lo del fertilizante peletizado no le veo problema y entiendo que esto es para que tu margen sea menor en este producto. Respecto a lo del manejo de graneles en Puerto Quetzal, dame hasta mañana y te contesto cómo lo vamos a hacer. Hablé con la gente de la Portuaria Quetzal y les pedí que encontraran una solución; rápidamente me contestaron que ya la tenían y que fuera Bobby a hablar con ellos. Se arreglo todo y muy pronto pudimos lanzar al mercado un fertilizante que se llamó GAVILÁN, que se produjo en la planta de Teculután, en el Oriente del país. Ellos mismos se las arreglaron para distribuirlo y de esta manera, con la excelente ayuda de Bobby, 101

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pude cumplir con esta promesa de campaña, dar un fertilizante barato. Políticas sociales Tanto la política económica, como la de privatizaciones (fundamentalmente, lo que acontecería con GUATEL y el INDE) sí eran políticas de los patrones, sobre las que ellos opinaban y mantenían puesto el ojo. Sin embargo las políticas de la ranchería solo las miraban de reojo, no eran de su interés, pero tampoco querían que se salieran de contexto y que pudieran llegar a afectar sus intereses. Me refiero a la salud, educación, previsión y asistencia social, ciencia y tecnología; y en nuestro caso muy particular: repatriación de refugiados, y política de derechos humanos. En el caso de la paz, sí mantenían algún interés en informarse, pero cobró especial interés para los dueños del país cuando se dieron cuenta de que en esta acción había un foco de descontento de la cúpula militar y que ese malestar podría servir para amalgamar intereses entre las dos cúpulas, tal y como finalmente sucedió. De modo breve, y sin pretender hacer publicidad o apología de lo que se hizo en el gobierno, voy a presentar las líneas de acción y logros en nuestras políticas de ranchería. Educación Creo que durante mi gobierno, la educación del país tuvo uno de los rostros más positivos, en la persona de la licenciada María Luisa (Mau) Beltranena de 102

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Padilla, en quien se conjugaba un gran sentido social con gran dedicación e inteligencia y responsabilidad. Siempre en forma pausada y muy diligente se presentaba a mi despacho, con soluciones y buenas ideas, era fácil entenderse con ella. Tenía un sentido práctico de lo posible, hecho que en la educación, y sobre todo en la relación con el magisterio, es una cualidad invaluable. Con ella logramos, con beneplácito del magisterio nacional, que se promulgase una nueva Ley de Educación Nacional, Decreto No. 12–91, donde entre otras cosas, se hace obligatorio que se dedique el 35% de los ingresos ordinarios del Presupuesto Nacional a la educación. Con esta ley logramos, durante el primer año de gobierno, crear 800 plazas nuevas para maestros; y en el segundo año, 1992, creamos 5,060; y en el tercer año, 1993, fueron creadas otras 4,000 plazas, superando las expectativas del Movimiento de Dignificación y Reivindicación del Magisterio Nacional. Este impacto generó un programa de útiles escolares que benefició a medio millón adicional de alumnos. Además, fueron comprados y distribuidos 80,000 pupitres, los cuales beneficiarían a más de doscientos mil educandos de diferentes escuelas del interior del país. Equipamos 400 escuelas en los niveles de preprimaria y primaria a las que designamos como núcleos, que tendrían proyección para atender 2,000 establecimientos educativos. Escalafón magisterial También modificamos el escalafón magisterial, 103

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pues nos dimos cuenta de que un maestro, con la devaluación y el criterio del escalafón vigente, al dar más años de su vida a la educación pública, lo único que lograba era empobrecerse más, ganar menos e incrementar notoriamente su inseguridad para el retiro. Adicionalmente, habíamos decidido hacer una nueva revisión a esa modificación. Pero vino el golpe de Estado y ya nunca supe cuál fue el destino de este programa. Valija docente Creamos el programa de entrega de la Valija Docente, que se proporcionó en 1992 y 1993, a cada maestro con los libros de texto, cuadernos, y material didáctico básico como yesos, almohadillas, papel. Cuando con la Ministra de Educación hicimos las primeras entregas, fue muy emocionante ver como los profesores recibían este material, pues nunca antes habían recibido ni un lápiz. Entendí que eso era mucho más que una simple ayuda didáctica. Habíamos hecho un reconocimiento a la importancia de la labor del docente. Nueva ley Otro logro importante fue pasar una nueva Ley Nacional de Educación, la que introducía una serie de elementos importantes para el futuro del país; se les daba una participación más protagónica a los padres y a las autoridades comunitarias en la orientación y control del proceso educativo. Lamentablemente ya no pudimos llegar a implementarla. 104

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Salud Durante mi mandato hubo dos ministros de Salud: el Dr. Miguel Ángel Montepeque, y el Dr. José Eusebio del Cid, con quien había trabajado cuando elaboramos el plan Nacional de Desarrollo 1974–79. También había sido alto funcionario de la Unión Panamericana de la Salud –OPS–; era un gran salubrista, con una gran experiencia. La situación de este sector era verdaderamente difícil: desde los hospitales metropolitanos, hasta los más remotos centros de salud estaban en situación crítica. Por otro lado, gran parte de los recursos que podrían servirnos para resolver por lo menos algunos de los problemas de infraestructura estaban congelados por el cierre de la ventanillas de los bancos internacionales de crédito debido a la insolvencia en el pago de las obligaciones en que había caído el Gobierno. Al resolverse ese problema, pudimos terminar dos hospitales departamentales, que eran fundamentales para el funcionamiento de la red: el hospital de la Antigua Guatemala y el de Malacatán, San Marcos; y la construcción de 27 puestos de salud en el interior del país y 3 en la periferia de la ciudad de Guatemala. En cuanto a atención primaria en salud, en 1992, la Organización Mundial de la Salud – OMS– y la OPS elogiaron este renglón, por la atención primaria realizada en Escuintla, considerándolo como el mejor programa de atención primaria en salud de seguridad social en América Latina. Impulsamos la fortificación del azúcar con vitamina A y la yodización de la sal, programas que se habían dejado de lado en el país. Creamos sistemas de acueductos de agua potable, 105

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acompañados de un programa de letrinización, instalando 57,620 letrinas, para beneficiar a 229,410 personas. Debido a la problemática que el sector presentaba en el área de recursos humanos, impulsamos la capacitación de enfermeras profesionales, técnicos en las áreas de fisioterapia, radiología, inspectores saneamiento, laboratorio y terapia respiratoria. También se implementaron cursos de actualización para comadronas tradicionales, promotores de salud rural, colaboradores de malaria, vigilantes de puestos de agua y acueductos. Mediante programas sin precedentes en el país, en dos años y medio 25,000 personas pasaron por los diferentes programas que realizamos La ley Serrano y las emergencias en los hospitales nacionales Señalo estos programas entre los más indicativos, pero tuvimos que emprender también un programa de recuperación de las áreas de emergencia en los hospitales, pues el criterio generalizado de los médicos era que en la práctica registraban un colapsado. Pusimos la ley seca a partir de la 1 de la mañana, y esta medida redundó de inmediato en que el número de accidentados y heridos que ingresaban a las emergencias de los hospitales, se redujera en más de un 60% en las madrugadas. Mi pobre progenitora fue muy mencionada, y a mí me decían: “Evangélico desgraciado, ¿por qué nos haces esto?”. Sin embargo, un día venía escuchando en la radio un programa de comentarios telefónicos. Oigo a un hombre que me estaba dando una insultada por la medida. Silencio absoluto, ningún comentario 106

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de los oficiales que iban conmigo. Pero, acto seguido, entra la llamada de una señora, y se destapa totalmente en el otro sentido, insulta al que habló antes, insulta al locutor por darle cabida a tan atrevidos comentarios y le dice: “Qué bien se ve que ustedes no son madre y no se pasan la noche en vela esperando que les avisen que a su hijo lo balearon, lo atropellaron o lo acuchillaron, que ustedes no son de los que acompañan a sus vecinos a buscar a sus hijos o a sus maridos a la morgue del Hospital General o al Hospital Roosevelt, mejor piensen antes de hablar”. Entonces fui yo el que rompió el silencio, me reí y pedí que me averiguaran quién era esa señora, pues quería personalmente agradecerle la defensa, pues a decir verdad, yo mismo no la hubiera podido hacer mejor ni, por supuesto, con esa vehemencia. La ley seca se quedó y lo curioso es que hoy, después de veinte años, sigue vigente en el país y algunos le llaman “la ley Serrano”. El cólera Dicen que a todo perro f laco se le pegan las garrapatas, pues a nosotros se nos vino encima el problema del cólera. Ya nuestro sistema sanitario estaba sensible y en cuidados intensivos. Ahora lo teníamos que hacer reaccionar ante la amenaza que se nos presentaba, porque ya en nuestras fronteras se estaban detectando casos y no quedaba otra cosa que reaccionar. Yo no tenía la menor idea de qué se trataba, así que lo primero que hice fue pedir información y cómo se podía contrarrestar el peligro. De igual forma hice que todo el gabinete y principales funcionarios públicos tomaran conciencia del problema y organizamos 107

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una comisión intersectorial para que planteara un programa con el fin enfrentar la emergencia. Así se hizo, sacamos recursos de muchos ministerios y dependencias y pusimos en marcha el programa. Cuando se nos presentó el primer caso ya estábamos preparados y con un plan preventivo en operación, por lo que el impacto de la epidemia en el país tuvo efectos muy reducidos, la manejamos bien tanto preventiva como asistencialmente. Vivienda La vivienda en el país es y ha sido uno de los problemas endémicos más difíciles de resolver. Yo sabía por mi experiencia en Planificación Económica, que en todo el Estado no existía ni siquiera un simple programa de vivienda. El Banco Nacional de la Vivienda (BANVI) era una institución obsoleta, refugio de favorecidos políticos, que yo quería disolver, pero que al ser el ente que representaba al Estado era el que tenía la poca ayuda internacional que se recibía para impulsar el sector. Así que decidí, antes de elevar el sector a la categoría de Ministerio, crear lo que se llamó el Fondo Guatemalteco de la Vivienda (FOGUAVI), creado por Acuerdo Gubernativo No. 759–92 del 10 de septiembre de 1992, con el objetivo de planificar, desarrollar y financiar programas y proyectos urbanos y rurales, para proveer de soluciones habitacionales a familias de ingresos medianos y bajos. FOGUAVI fue fundado con un capital de Q100 millones. Su objetivo, dotar de vivienda a 800 mil guatemaltecos durante mi período y coordinar toda la asistencia y el financiamiento internacional. 108

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Lamentablemente, por el golpe de Estado, este programa pasó a ser un apéndice de las políticas de ranchería y ya no llegó a tener la dimensión para la cual fue creado. Hogares Comunitarios Mi esposa fue invitada por doña Blanquita de Pérez, esposa de Carlos Andrés Pérez, Presidente de Venezuela (quien me había privilegiado con una amistad muy especial) para que la visitara y conociera el programa de Hogares Comunitarios que ellos desarrollaron en el marco de la Secretaría de la Primera Dama de la Nación es ese país. Cuando Magda regreso de esa visita y pudo vivir lo que encontró, me dijo: —Jorge, eso lo tenemos que hacer aquí. Desde el gobierno del presidente Juan José Arévalo, en Guatemala no se hacía nada serio en este sector. Fue doña Elisa de Arévalo, Primera Dama de entonces, quien había creó las famosas “Guarderías Infantiles”, programa que al no haber tenido continuidad en los siguientes gobiernos, se quedó raquítico y altamente burocratizado. Existía también un programa privado dirigido por Carmen de Asturias, la esposa de mi gran amigo Ricardo Asturias Valenzuela, quien con otras ilustres personas crearon La Casa del Niño, programa altruista, caritativo, pero a todas luces insuficiente para llenar las grandes necesidades de la niñez guatemalteca. No me atrevería a dar estadísticas, pero creo que entre los dos programas no se atendían más del 2% de las necesidades de la nación. 109

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Magda creó el “Programa de Hogares Comunitarios”, dirigido a niños de escasos recursos y a sus familias, para apoyar y complementar los esfuerzos de asistencia infantil y crear un ambiente físico y social que promoviera el desenvolvimiento del niño, no solo física sino emocional, intelectual y socialmente. El programa consistía en organizar a doce madres que trabajaban, con hijos en edad preescolar y que tenían problemas para cuidar de ellos. Se seleccionaba a dos de esas madres a las que llamamos “Madres comunitarias”, quienes dejarían sus empleos y se dedicarían a cuidar a los niños de las otras diez. Por ese trabajo recibirían un sueldo aportado por las madres participantes y un complemento que el Estado proveería. De esta manera, las madres comunitarias tendría un ingreso similar al de las otras madres, pero su trabajo sería cuidar a los niños de las demás, mientras ellas trabajaban. El Estado proveería capacitación a las madres comunitarias y supervisión, para que todo el programa se desarrollara de acuerdo con normas éticas, morales y de eficiente servicio social, porque sabíamos que cualquier problema que surgiera se nos cobraría caro. De igual forma, el Estado proveería el pequeño mobiliario que se necesitaba para dotar a cada casa con los elementos para atender a los niños, juguetes, material educativo, mesas, sillas, estufa para cocinar los alimentos de los niños, a los que se les daba un desayuno, merienda a media mañana, almuerzo y merienda en la tarde antes de que sus padres los recogieran. Luego tuvimos que poner dietistas para diseñar menús, y capacitar a las madres en la preparación de los alimentos. Un día se presenta Gustavo Bianchi, quien tenía 110

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a su cargo el programa y me cuenta la forma en que los niños se estaba desarrollando. Le sugerí que hiciéramos un examen psicológico de los niños antes de entrar al programa y que monitoreáramos su desarrollo. El día que pudimos comparar los primeros resultados que señalaban la evolución intelectual, con básicamente una alimentación diferente y un poquito de amor y atención técnica, comenté: “Vamos en grande y prepárense para crecer”. Para entonces, ya habíamos tenido experiencia no solo con la capacitación de las madres comunitarias, sino con la reacción de las madres que estaban siendo beneficiadas. Estas ya se reunían periódicamente para apoyarse y empezamos a notar que la mística del programa estaba trascendiendo a las comunidades; que ahora ya no solo estaban enfocadas en los hogares, sino también en las comunidades como un todo. A decir verdad, el programa superaba lo que habíamos visto en Venezuela: ellos nos apoyaron en el principio y ahora venían a ver lo que estaba sucediendo con lo nuestro y a tomar ideas. En el presupuesto del Estado no existía partida para impulsar el programa, por lo que todos los gastos se cubrían con los fondos de los llamados “Gastos Confidenciales” de la Presidencia. El programa crecía como un fuego en pajonal, nos pedían de los departamentos que los ayudáramos y que llegáramos con el programa hasta esos lugares. Ya teníamos fácilmente 300 hogares en funcionamiento y los “Gastos Confidenciales” ya no daban más para eso, aunque en ese momento contábamos con algún apoyo de otras dependencias. Cuando promoví la creación ya formal del programa (en reunión con Pepe Lobo, Presidente del 111

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Congreso, y Obdulio Chinchilla, diputado) sobre la necesidad de fondos para el mismo, cuál va siendo mi sorpresa, cuando me dicen que eso no iba a ser posible, pues ese programa era de orientación política. Entonces se me salió el cobre, como se dice, se me subió el apellido a la cabeza, me salieron las dotes de dictador o como lo quieran llamar. En pocas palabras: me encabroné. Les dije: “Lo voy a presentar y prepárense a negar los fondos ante las treinta mil madres que les voy a parar frente al edificio del Congreso en la Novena Avenida y a ellas les van a tener que explicar que no les importan sus hijos”. Con Magda, ya nos habíamos dado cuenta de que no importaba qué se hiciera en el programa. Incluso los noticieros cubrían los eventos del programa, pero nunca, nunca informaban nada; iban como a husmear, pero el bloqueo era manifiesto, era dramáticamente obvio. Un día, en una visita de Christian Tomuschat, Relator de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, lo llevé a ver unos cuantos hogares en funcionamiento, escogidos al azar por él mismo. Se conmovió y me dijo: “Presidente, pero de esto, ¿por qué no se sabe más? ¿Por qué la comunidad internacional no lo sabe?”. Claramente le dije que no tenía respuesta, que hacíamos lo posible, pero que existía un bloqueo inexplicable. Muy emocionado me respondió: “Esto lo voy a incluir en mi reporte”. En efecto, así lo hizo; y así, nos dio el único crédito que recibimos por el programa. Para la Navidad del 92, Gustavo llegó y me dijo que tenían preparado un festejo navideño para las madres comunitarias en el parque de la Industria, al que concurrimos con Magda. ¡Qué emocionante fue! 112

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Nunca antes en mi vida, ni en los momentos álgidos de mi campaña, vi una multitud tan genuinamente emocionada. Eran casi cinco mil madres agradecidas, muchas lloraban haciendo todo tipo de comentarios. Recuerdo que solo me volteé y le dije a Magda: “Aquí está nuestro pago y que el Señor nos permita seguir adelante”. Hasta aquí, los dueños parecían indiferentes. Pero después me enteré de que ellos, al igual que los mañosos políticos, identificaban ya este programa como “políticamente peligroso”. Comentaban que esto apoyaría cualquier intento mío de perpetuarme en el poder, pues la organización de las madres era un verdadero peligro. Con estos criterios, será imposible plantear soluciones a los problemas sociales del país. En verdad, esto no es nuevo, de qué me extraño, pensaba para mí, si lo mismo pasó con el presidente Arévalo y su programa de las Guarderías Infantiles y con el esfuerzo innovador de las Escuelas Comunitarias a las que llamó “Tipo Federación”. Nos dieron el golpe y, como era de esperar, ni el Procurador ni los sucesivos gobiernos de la privatización hicieron nada por continuar e incrementar este programa. Antes bien, Sanda de Colom le dio el tiro de gracia. Tampoco hicieron nada por continuar con los grupos de voluntarias que había organizado mi esposa y Thelma de Espina, y que desempeñaban una labor encomiable en las guarderías infantiles, en el trabajo con delincuentes, en el hogar de niños discapacitados.

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Niños de la calle y Juventudes con problemas delincuenciales Cuando que el Dr. Tomuschat visitaba el país, yo procuraba buscar tiempo y conversar con él, porque siempre daba un reporte de sus preocupaciones, las que eran muy acertadas; y siempre en el caso de los niños y jóvenes él ponía mucho énfasis, así que yo tomaba muy en cuenta sus recomendaciones. Recuerdo que uno de los grandes problemas era el que presentaban los niños transgresores. Primero, porque el Estado no tenía una estructura legal para el tratamiento de ese problema y tampoco existía una infraestructura física medianamente aceptable para la recuperación y reinserción adecuada de los jóvenes en la sociedad. No todos los jóvenes eran y son iguales frente a las transgresiones en las que se ven involucrados. Hay situaciones de más gravedad que otras. Sin embargo, el Estado los trataba por igual. Así que los primero que hicimos fue implementar un programa que permitiera evaluar cada caso antes de que los jueces intervinieran. Establecimos coordinación con la Corte Suprema de Justicia, el Ministerio de Gobernación, el Procurador de los Derechos Humanos, la Policía y la Secretaría de la Primera Dama. Magda y Thelma de Espina, consiguieron una casa antigua, grande, pero en bastante buen estado, en la 6ª Avenida y 2ª Calle, Zona 1 de la capital. La tomamos en alquiler y la habilitamos rápidamente, para hacer un centro de diagnostico y tratamiento preliminar a niños y jóvenes transgresores. Allí, con la ayuda de las dependencias antes mencionadas, armamos rápidamente un equipo 114

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interdisciplinario, con trabajadoras sociales, psicólogos, abogados, sociólogos, jueces, y personal especializado en el manejo de los menores. La idea era que cada joven o niño, al ser capturado, no fuera llevado a ningún centro correccional, como era la costumbre, pues allí el que no era delincuente, muy rápido tenía que aprender y hacerse delincuente para sobrevivir. A partir de ese momento, cada niño o joven era llevado a este Centro, en el que habíamos habilitado dormitorios, facilidades médicas y de alimentación, para los que quedaran recluidos en forma temporal mientras eran evaluados. Ya con dictamen de los especialistas, entonces se decidía qué hacer en cada caso. Cuando llego el Dr. Tomuschat, y lo llevé a ver el Centro, se emocionó y no podía creer que en tan poco tiempo hubiéramos podido establecer algo así. Por supuesto, no teníamos partidas presupuestarias para ese programa, pero lo hicimos con los llamados “Gastos Confidenciales”. Recuerdo que cuando recorrimos con el Dr. Tomuschat las instalaciones, observamos a un grupito de 10 a 15 jóvenes sentados en el piso viendo televisión. La directora nos señaló a un niño de unos doce años, y dijo: “Ese chico ya ha matado a ocho personas; y el otro que está a su lado, sacó el carro de su padre y atropelló a una persona. Estos son los casos que nos toca evaluar para saber qué hacer con cada uno de ellos, pues los delitos no tienen ninguna similitud entre sí”. Centro correccional Las Gaviotas El otro problema era “Las Gaviotas”, un centro 115

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correccional que más eso era un “Centro de Altos Estudios Delincuenciales”. Allí los jóvenes entraban con un “Licenciatura”, o con un diploma de “Técnicos en Delincuencia” y en un par de años se graduaban con honores con una “Maestría” o con un “Doctorado”. Este sí era un problema; sin embargo, nos hablaron de una institución española llamada REMAR, la que tenía mucha experiencia en ese tipo de problemas. Así que cuando fuimos a Madrid, a la Cumbre Iberoamericana de Presidentes, Magda, mi esposa, y mi hermana Ivette Serrano de Fuentes (quien nos ayudaba muchísimo con el programa) se quedaron en España para conocer de cerca el REMAR y evaluar la posibilidad de que nos ayudaran con el gran problema que teníamos en “Las Gaviotas”. Cuando regresaron venían muy satisfechas de lo que vieron. Pero como se trataba de una institución evangélica, teníamos que prepararnos para las críticas. Entonces les dije: “Allí me las den todas. Si con el Señor no podemos, con nada podremos resolver este problema; vamos para adelante”. Muy pronto estábamos firmando un acuerdo, el que fue una verdadera bendición. Los de REMAR entraron a “Las Gaviotas” y no sé cómo hicieron, pero al mes, aquello era algo totalmente diferente, el ambiente delincuencial había desaparecido y se vivía un clima de relativa calma y trabajo. Gracias a Dios, como estas eran políticas de ranchería y no de patronales, nadie les dio pelota. Tampoco la prensa puso ningún interés en ellas, nunca reportó nada, solo nos alentaban los comentarios del Relator de Naciones Unidas, quien sí hacía constar estos logros en sus informes. 116

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Otras actividades No es mi intención continuar relatando otras actividades fundamentales de mi gobierno en otros temas sociales, pues parecería que estoy haciendo propagando lo que sinceramente no es mi intención ni me interesa. Lo que sí me interesa es dejar claro estos conceptos, para que mis amigos, los dueños del país, tomen conciencia de que no todo es billete, y que el Estado requiere de muchas otras cosas más, que bien valdría la pena que las miraran como acciones necesarias de justicia social, y no como mera caridad, como suelen hacerlo.

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CAPÍTULO V

Privatizaciones

Esta si era un tema candente de los intereses de los dueños, muchos insistían en que las privatizaciones, que estaban de moda, podrían ser una fuente de ingresos para el Estado, yo como lo relaté anteriormente, no tenía claro cuán conveniente sería para el país privatizar, simplemente porque otros lo estaba haciendo. Antes bien, yo tenía serias reservas sobre si era conveniente vender empresas de capital del Estado y destinar los fondos al gasto público, perdiéndose así un valioso patrimonio de los guatemaltecos, como en efecto sucedió con la privatización llevada a cabo durante el gobierno de Álvaro Arzú Irigoyen. Al respecto, claramente establecí: Que yo no vendería ni las empresas de energía eléctrica, ni las de teléfonos del Estado. Léase: GUATEL y el INDE. Que jamás transferiría un monopolio estatal a un grupo privado, pues consideraba que eso era un hecho injusto con los usuarios, los que quedarían sujetos a las decisiones de los dueños de los monopolios. Con base en estos criterios, empezamos una política de desmonopolización de los sectores, dividiendo

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las actividades, en el caso de la energía en: generación, transmisión y distribución. Y en el caso de la telefonía: conmutación, interconexión y red primaria. Estudiamos también el caso de la telefonía celular, que se estaba iniciando en el país y la interconexión para el tráfico internacional. Energía eléctrica. INDE El caso de la energía: encontramos un sistema altamente dependiente de Chixoy, una hidroeléctrica del Estado, que estaba presentado problemas por falta de lluvia. Ello hacía que los niveles bajaran más de lo esperado; también presentaba problemas de asolvamiento, es decir de tierra y arenas que estaban llenando el embalse, los que al reducir la cantidad d agua disponible, estaban limitando seriamente la capacidad de producción de la planta. Las otras plantas de generación de energía hidráulica, Los Esclavos, Jurún Marinalá y Aguacapa, presentaban también serios problemas de asolvamiento; y en los tres casos los equipos de generación estaban en muy mal estado, lo que hacía urgente su reparación. El parque térmico de Escuintla necesitaba una reparación inmediata, de fondo, pues en las condiciones en que se encontraba su operación no era totalmente confiable, y se hacía necesario sacarlo a menudo, total o parcialmente, del sistema, y eso se traducía en un permanente riesgo. Existía una térmica pequeña en el Oriente del país, pero era tan ineficiente, que generar energía a través de ella costaba ocho veces más de lo que se vendía. En conclusión, el sistema de generación eléctrica 119

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del Estado se encontraba a punto de colapsar o quizás ya colapsado y lo que estaba esperando era que se lo notificaran… La única que estaba funcionando era la térmica de Amatitlán, que pertenecía a la Empresa Eléctrica, S.A., y esta sí registraba un mantenimiento aceptable. Cuando me senté con Alfonso Rodríguez Ancker, a quien yo nombré presidente del Instituto Nacional de Electrificación (INDE) me dio el reporte de las condiciones en que habíamos recibido el sector. Me dijo que eso no era todo, que si se concretaban las amenazas de la llamada Corriente del Niño, nuestra situación iba ser mucho peor, pues la escasez de agua nos llevaría a una situación muy crítica, en la que posiblemente tendríamos que llegar hasta el racionamiento de la energía. Ante esa situación, le di instrucciones para que manejáramos este problema como una emergencia; que buscáramos alguna forma de abastecernos de energía adicional, lo que se miraba sumamente difícil porque los países vecinos que podrían en algún caso proveernos, se encontraban en situaciones parecidas a las nuestra o quizás peores. Sin embargo, muy pronto me llamó Alfonso y me contó que había unas barcazas en Houston, que aparentemente estaban listas para generar 110 megavatios, que el posible usuario había tenido problemas y que podrían estar disponibles para arrendarlas. Me indicó, además, que el problema sería que habría que ubicarlas en Puerto Quetzal, y que a los señores de la portuaria no les gustaba la idea, pues les ocuparía en forma permanente un espacio considerable de muelles. Le pedí que negociara las barcazas y que yo 120

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hablaría con los señores de la portuaria para hacerles ver el problema que teníamos y así lo hicimos. Se consiguieron las barcazas con un contrato con el que se les pagaría, si mal no recuerdo, a 5.5 centavos de dólar por kilovatio. Ya con esa seguridad mínima, procedimos a reparar el parque térmico de Escuintla y después las hidroeléctricas de Los Esclavos, Jurún Marinalá y Aguacapa. Esta solución era muy temporal e insuficiente, pues solo una nueva siderúrgica que se estaba estableciendo en Escuintla requeriría consumir la energía de las barcazas. Así que decidimos encontrar una forma en que el sector privado pudiera ayudar en esto; sin embargo, existía un problema: la ley del INDE prohibía la generación de energía privada. Les pedí a mis asesores legales que estudiaran este asunto y muy pronto vinieron con una solución: la disposición establecida en la ley del INDE era inconstitucional, porque era anterior a la Constitución Política de 1985, en la que expresamente estaban prohibidos los monopolios. Me sugirieron que, por medio de un Acuerdo Gubernativo, declarara la inconstitucionalidad de los artículos de la ley que nos limitaban y así lo hicimos, emitiendo en julio el acuerdo gubernativo 1021–92 y en enero del año siguiente el acuerdo 9/93. Con esto se abrió la posibilidad de que se iniciara un proceso de generación y cogeneración privada en el país, lo que fue para nosotros una gran solución. Muy pronto los ingenios y otras empresas iniciaron su producción y la venta al Estado, a tal extremo que cuando se da el golpe de Estado, ya el 47% de la energía que se usaba en el país era de origen privado. Un grupo de los dueños del país, que sí quería entrar 121

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y estaba listo para hacerlo, pedían 8.4 centavos por kilovatio y en una junta con ellos en la Casa Presidencial y con Alfonso Rodríguez, Presidente del INDE, les hicimos ver que lo que estábamos dispuestos a pagar eran 6.5 centavos, uno más de lo que pagábamos a las barcazas, y que por estudios que habíamos hecho encontrábamos que ese era un excelente negocio para ellos. Supe que al salir de la reunión no solo me mentaron a mi progenitora, sino que decían: “A este hay que enseñarle que no es el Rey Salomón, sino que un simple presidente”. Lo irónico es que durante años trataron de vender energía al Estado y no pudieron, y ahora que yo les abría las puertas, en lugar de estar contentos y agradecidos, como yo creí que iba a acontecer, lo único que saqué fue que se alinearan para botarme lo más pronto posible, pues lo que estaban dejando de ganar con nuestras posiciones era mucho dinero. Sin embargo, yo me hallaba contento, pues encontramos una fórmula para que en Guatemala no se sintiera la crisis energética que hubo en los países vecinos; y porque al mismo tiempo pudimos reparar la térmica de Escuintla, y las tres hidroeléctricas. A veces yo me pregunto: ¿Qué día sería más feliz para estos señores? ¿El día que supieron que iban a poder generar energía, o el día que les informaron que Jorge Serrano ya estaba en Panamá? El asalto fallido De todas formas, la lucha siguió, pues a los dueños esto no les gustó mucho, porque algunos de ellos lo que querían era un traslado del monopolio, para 122

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poder definir a su sabor y antojo todo lo referente a la energía. Entonces fueron al Congreso de la República y promovieron la reforma a la ley del INDE, la que regulaba el sector de la producción de la energía eléctrica. ¿Qué hicieron? Cambiaron la directiva y se la entregaron al sector privado. Lo lograron con dinero y en contubernio con diputados que tenían interés de participar en la planta generadora de energía eléctrica de Champerico, en el Sur Occidente del país. Cuando fui informado de cómo, en forma sorpresiva y mediante un procedimiento de “fast track” se aprobó la reforma a la ley, sin que nosotros ni siquiera conociéramos ni de la existencia ni el contenido de la misma, ordené que me pasaran una copia de ella. Comprobé que se sacaba al gobierno de cualquier injerencia en el sector de energía eléctrica. Para ser franco, me causó indignación, me dio asco lo burdo de la maniobra e inmediatamente ordené al Secretario General de la Presidencia que preparara un veto, pues yo no estaba dispuesto a sancionarla, ni en artículo de muerte. Consideraba que si los señores del sector privado querían el INDE, que por lo menos pagaran por él, pero que nos se lo robaran, y que los funcionarios y diputados corruptos que se prestaron a eso, pues que fueran devolviendo el dinero que les fue pagado. Esa fue la Ley 59 de 1992, que fue inmediatamente vetada por mí. Se abre la batalla A partir de este momento las cosas se deterioraron mucho, pues se hizo cada vez más evidente la alianza 123

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y entendimiento de empresarios del sector que querían la energía, con funcionarios comprometidos con ellos. Pero para no ser yo precisamente quien haga la denuncia, simplemente transcribo lo que literalmente aparece en la página 100, del libro Dictating Democracy, de Rachel McCleary: “El impasse en el Congreso fue creado por el presidente del Congreso, un Demócrata Cristiano, que con el Presidente de la Corte Suprema de Justicia Juan José Rodil y con el legislador Obdulio Chinchilla Vega estaban buscando la concesión para generar energía en el puerto de Champerico, al sur oeste de Guatemala (…) “Lobo Dubon y los Demócrata Cristianos estaban amenazando con bloquear en el Congreso la propuesta de Serrano para remover los subsidios a la electricidad, al menos que el presidente les garantizara a ellos el contrato de Champerico. Rodil, como Presidente de la Corte Suprema, ofrecía sobresellar los cargos que en materia penal existían contra Rodríguez Anker si Serrano llegaba a un acuerdo con Chinchilla Vega y Lobo Dubon. Si Serrano no cooperaba, amenazaba con considerar cargos de corrupción contra Serrano, una vez el Congreso lo despojara de su inmunidad.” Con el pasar de los años me vine a dar cuenta de cómo se habían manejado en el Congreso y entendí entonces cómo es que la famosa Ley 59 pasó casi en la clandestinidad. Se constituyó una alianza estratégica entre los pulcros y cristalinos dueños, y Lobo Dubón, Presidente del Congreso, Juan José Rodil Presidente de la Corte Suprema de Justicia y Obdulio Chinchilla Vega, Diputado por Chiquimula, quienes querían el contrato de generación de energía eléctrica de Champerico, a cambio de entregar el INDE. 124

Privatizaciones

Como este asqueroso chantaje era a favor de todos ellos, debería ser visto como una simple estrategia política de “un sector que quería lo mejor para el país”: manejar la energía eléctrica y apoderarse del INDE. Telefonía. GUATEL Cuando entramos al gobierno, nos dimos cuenta que GUATEL era una empresa que debería estar contribuyendo fuertemente a las finanzas públicas, e impulsando el desarrollo nacional. Pero cómo lo iba a hacer, si su desempeño era totalmente ineficiente y anacrónico, solo teníamos instaladas cerca de ciento ochenta mil líneas y de ellas el 85% estaban en la capital, con una demanda insatisfecha en ese momento de seiscientas mil líneas. Era claro que el número de líneas instaladas que encontramos, era absolutamente insuficiente para acompañar al país en su crecimiento y mucho menos para comunicar a las comunidades rurales del país. Como meta nos propusimos instalar en el primer año de gobierno doscientas cincuenta mil líneas, meta esta que logramos ya en el segundo año, es decir en 1992. Esto significó que en dos años instalamos mas líneas, que las que se habían instalado en la historia completa de las telecomunicaciones en el país, en un período cincuenta años. GUATEL, en el año 1990 sólo dio utilidades por 106 millones de Quetzales anuales. En el primer año de nuestra administración, año 1991, las utilidades de GUATEL fueron de 405 millones de Quetzales, es decir un aumento del 380%, y ya para el año 1992, las utilidades fueron de 542 millones de Quetzales, es decir 510% mas que en el año 1990, último de Cerezo. 125

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Así el aporte de GUATEL al Gobierno en 1991 fue de Q. 182.6 millones de Quetzales y en 1992 fue de Q.244.1 millones. Para conseguir una nueva línea, los potenciales usuarios tenían que esperar mucho tiempo y pagar por ella, hasta ochocientos o mil quetzales, hechos estos que promovían una gran corrupción dentro de la institución. Las llamadas internacionales, que deberían ser una de las principales fuentes de ingreso y por ende de utilidades, estaba prácticamente en manos privadas, en un acto sublime de corrupción, porque las líneas a través de las que se realizaban, estaban ubicadas en casas de familiares, amigos, socios o queridas de altos funcionarios, diputados, militares o empleados de GUATEL. El procedimiento era sencillo: cualquier persona llamaba a esa línea “internacional” y pagaba al que la tenía a su cargo. Sin embargo, esas líneas no pagaban nada a GUATEL por las llamadas internacionales, así que este era un negocio redondo para ellos. Se trataba de sangría brutal para GUATEL, entidad que asumía los costos y estaba privada de obtener las ganancias que el tráfico internacional debería dejar. Hago ver que el tráfico internacional era importantísimo, pues la cuota que el usuario pagaba por línea era prácticamente simbólica, 4 quetzales al mes, es decir casi ochenta centavos de dólar. Muchas veces comentamos con Ernesto González, Gerente de GUATEL, si acaso mejor sería no cobrar nada, pues la administración del cobro y el correo, prácticamente salían más costosos. En GUATEL como en el INDE, encontramos una gran burocracia, pues eran instituciones en las 126

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cuales se podía fácilmente colocar personas que eran recomendadas por altos funcionarios de gobierno, diputados o jefes militares. Nuestro programa Al tener clara la situación, rápidamente nos dimos cuenta que para incrementar los ingresos era necesario actuar rápidamente en el manejo de la red internacional, para lo cual se hacía necesario ampliarla. Para eso, primero había que digitalizarla, porque hasta ese momento se manejaba en forma analógica lo cual imponía muchas limitaciones. Así que procedimos a ampliar la red y digitalizarla, para lo cual, entramos en un “joint venture” con ATT, MCI y COMSAT; ampliamos la estación Terrena Quetzal e instalamos una estación terrena nueva, seis veces mas grande que la Quetzal a la que llamamos Hezriel y la ubicamos en la avenida La Reforma. Como referencia, quiero contar que esa estación nos costó, CIENTO CINCUENTAMIL DÓLARES, lo que era un contraste inmenso, comparado con el costo de la estación terrena Quetzal, que había costado QUINCE MILLONES DE DÓLARES. De las estaciones terrestres subíamos a los satélites de INTERSAT, a quienes les pagábamos por el tráfico, tanto de voz como de datos. Al tener las dos estaciones operativas, vimos que el tráfico aumentó exponencialmente y que el pago de los servicios de tráfico se hacía cada vez mayor. Revisando un día esta información, me llamaron la atención las cifras y entonces llamé a Neto González, le manifesté mi sorpresa sobre la subida de ese renglón y le pregunté cómo podríamos bajarlo. Me 127

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contestó que la única forma sería que compráramos parte de un satélite. Le solicité que se informara sobre cómo podríamos hacer para comprarlo y cuanto nos costaría. Dijo que aprovecharía que en dos días saldría para Acapulco, México a una reunión de la Union Internacional de Telecomunicaciones y que allí haría la diligencia. A los tres días y ya de noche, recibo una llamada de Neto, en la que me decía que un “transponder” (parte de un satélite), costaba alrededor de tres millones de Dólares; pero el problema era que no había ninguno disponible; que si queríamos, los de INTELSAT, que en ese momento estaban sentados frente a él, le ofrecían que podrían reubicar uno y adjudicárnoslo. —Compremos dos, pues los vamos a necesitar, le dije. —¿Estás seguro? –respondió. —Dale viaje, Neto. No tengás miedo. Al entregarnos los “transponders”, empezamos a manejar todo nuestro tráfico de voz y de datos a través de ellos. El primero, lo llenamos a los seis meses de operar y el segundo también muy pronto. Cuando Neto me comentaba esto, solo me decía: —¿Que tal que no te hubiera hecho caso? La inversión en la estación terrena se recuperó en un mes y la de los satélites se recuperó en no más de tres meses. Ante esto, yo pensaba: ¿Cómo carajos quieren que vendamos esta empresa, si las utilidades proyectadas para el año con esos simples ajustes, ya se estimaban en más de quinientos millones de quetzales; es decir: cien millones de dólares. Para ubicarnos, esto equivalía al 50% del déficit presupuestario del último año de Vinicio Cerezo Arévalo. 128

Privatizaciones

Mientras tanto, también estábamos trabajando en la ampliación de la red externa (fibra óptica, cable coaxial y línea de cobre); y en la red interna (centros de conmutación, conocidas como centrales telefónicas), con ATT, Erickson, MCI, Telefónica de España, Simex, en la capital. En el interior del país lo hacíamos con la empresa italiana Italtel. Nuestra meta era triplicar, para finales del 93, el número de líneas que GUATEL y sus antecesores, habían instalado en cincuenta años. Entramos de inmediato en una franca y dinámica tarea de instalación para llegar a las quinientas mil lineas. Con ATT, MCI y COMSAT, la negociación fue un tanto peculiar, porque debido a que no teníamos suficiente dinero para inversión, entonces se les pidió a ellos que consiguieran sus propios recursos. De esa forma, GUATEL les pagaría por un sistema de “leasing”, a 10 años plazo, para lo cual se les otorgaron solo cartas bancarias de garantía de pago. En nuestro segundo año de operación, ya GUATEL dio más de setecientos millones de quetzales de utilidad. Ese año pedí que se hiciera un acto especial para entregarle a los trabajadores de GUATEL, el equivalente al 5% de esas utilidades que les correspondía de acuerdo con la ley. Fue ese, indiscutiblemente, uno de los días más satisfactorios que el Gobierno me proporcionó. Recuerdo la cara de un viejo barrendero, que durante años trabajó en la institución. Cuando recibió su cheque de dividendos, por el equivalente a veintitrés meses de salario, al señor se le llenaron los ojos de lágrimas, no lo podía creer, nunca soñó con tener una cantidad así a su entera disposición. De inmediato el 129

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agua en los ojos se le volvió una catarata y el llanto no se hizo esperar. Cada empleado de GUATEL recibió su cheque. Algo no imaginable, pues si mal no recuerdo, el que menos recibió fueron doce veces su sueldo, ya que en la distribución se dio mayor número de salarios a los de menor ingreso y se fue reduciendo el monto a los que tenían mayores salarios. Lo cierto es que todos quedaron felices y yo, aun más feliz y emocionado. Pero como decía el Quijote a Sancho, “cosas veredes, Sancho amigo, que harán hablar las piedras”. Hoy veo cuán Quijote era yo. Cada vez que le comentaba a alguno de los dueños o a sus adláteres sobre los logros de GUATEL, reaccionaban mal. Siempre estaban diciendo que el Estado era ineficiente e incapaz, que para lograr eficiencia debía pasarse esa empresa a la iniciativa privada. Yo seguía sin entenderlos. La telefonía rural Ante los resultados muy satisfactorios de la empresa, entonces decidimos hacer un ejercicio para llevar telefonía rural a lugares remotos del área rural. Cuando Ernesto González me presentó un bosquejo del proyecto y el costo, ciertamente me parecía que este era alto por teléfono, puesto que había que instalar un panel solar con su batería y con su antena satelital al teléfono. Toda la lógica indicaba que era una inversión no rentable; sin embargo, le dije que lo hiciéramos aunque esa telefonía fuera subsidiada por la telefonía urbana, y así iniciamos el programa. Se empezaron a instalar los llamados Teléfonos Comunitarios y empezaron a funcionar. Dos o tres 130

Privatizaciones

meses después, recibo una llamada de Neto González y me dice que teníamos una sorpresa: los teléfonos rurales estaban facturando mucho más de lo que habíamos considerado, porque recibían muchísimas llamadas de los Estados Unidos, provenientes de los compatriotas emigrantes; y que si eso seguía así, la telefonía rural se auto sustentaría y que hasta podría dejar algún beneficio. Me alegré muchísimo con la información, porque estábamos cumpliendo con una función social de la empresa y nos estaba resultando muy bien. Pensaba, para mis adentros, que esa era otra razón para no privatizar, porque con los problemas que la telefonía rural presenta, no iba a existir compañía privada que quisiera afrontarlos con una utilidad marginal. Por lógica, cualquier empresa privada invierte en aquello que le da mayor rentabilidad. El problema Algunos grupos de poder económico se habían saboreado con la idea de la privatización, basados en mis actuaciones y decisiones para mejorar tanto el sector de energía como el de telefonía. Se sumaba a esto que no me pareció adecuada la propuesta de ley presentada por la Comisión que nombré para estudiar el tema. Claramente, y en una forma atrevida, el sector privado se había “despachado con la cuchara grande”, pues sacaban al Ejecutivo, al Legislativo e incluso a la misma Contraloría General de Cuentas, de todos los mecanismos de privatización que proponían. Al ver esto yo me dije: “Si así son las vísperas, cómo serán las fiestas”, y como decimos en buen chapín: “Enseñaron muy pronto el cobre”, Por lo menos 131

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para mí, ellos querían ser, en aras de una supuesta transparencia, los que manejaran el proceso de privatización. Por supuesto, solo me reí y engaveté la propuesta, pues era tan cínica que ni siquiera valía la pena entrar a considerarla. Esto provocó la ira de sus redactores y decidieron, con gran alarde, retirarse en bloque, manifestando que el sector privado renunciaba a la Comisión de Privatización, lo cual para mí fue como un caramelo. A decir verdad, yo no pensaba que deberíamos privatizar, menos en ese momento en que las empresas estaban en franca recuperación y que su valor de mercado no sería nada atractivo. Sin embargo, después, y al margen de toda consideración social, Álvaro Arzú las privatizó y todo lo demás es historia. El único que puede juzgar hoy los resultados es el propio pueblo quien paga las tarifas y también los que tenemos conciencia y sabemos que el país se descapitalizó y se empobreció. Anualmente, la economía guatemalteca sufre una sangría cuando las empresas que se vieron favorecidas por la privatización reciben sus dividendos, que dicho sea de paso, no son pocos.

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CAPÍTULO VI

El retorno de los refugiados y la paz

Como relaté anteriormente, estaba siempre muy presente en mi mente el tema de los refugiados y desplazados. Mi experiencia como presidente del Consejo de Estado, en 1983, al visitar los campos de retorno de los desplazados, indiscutible me marcó de por vida. Cualquier descripción dantesca al respecto se quedaba pequeña. Siempre pensé que si en la tierra estuviera el infierno, sería algo como eso, en términos de la situación, desgracia e inseguridad en la que los desplazados regresaban de la montaña y la poca capacidad del gobierno para atender este problema, el cual más que político, era dramáticamente humano. Pedía que se me diera un informe sobre la situación de los guatemaltecos en los campos de refugiados, porque ya estaba cansado de que se dijera que eran una extensión de las Comunidades en Resistencia, que eran grupos comunistas, que prevalecía la corrupción de parte de las autoridades mexicanas que manejaban el programa, que cualquier política de retorno fortalecería a la guerrilla, que no existían condiciones en el país para aceptar de regreso a 35,000 guerrilleros. En fin, la cantidad de argumentos mencionados eran

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pocos, comparados con la realidad de las personas que vivían en esos campos de refugiados. Se decidió enviar a unas personas para que trajeran un reporte de la situación prevaleciente. Estos nunca regresaron, lo que fue un argumento más para que se argumentara que lo que se hallaba del otro lado de la frontera guatemalteca era un santuario de la insurgencia, más que campos de refugiados. Sin embargo, yo me paré (como “aprendiz de dictador”, según me definen los dueños y sus mercenarios) y manifesté que para mí, resolver el problema de los refugiados y desplazados no era una simple acción política sino, fundamentalmente, una acción patriótica y cristianamente humanitaria. Declaré que mi gobierno y yo seguiríamos adelante. Gracias a Dios que de esta política, como era de ranchería, no se enteraron los dueños, porque lo que estábamos haciendo era un problema ubicado a cuatrocientos kilómetros de sus privilegios. Por eso sus radares no lo registraron. Di instrucciones al ingeniero Sergio Mollinedo, un hombre de mucha sensibilidad social y conocedor de la situación agraria del país, quien era, en mi gobierno, Director de la CEAR, una entidad creada para coordinar la repatriación de las poblaciones de refugiados que estaban en México, al ingeniero Enrique Ortega, Presidente del Instituto de Transformación Agraria (INTA). También involucré a Bernardo Neumann, un hombre y amigo extraordinario, judío practicante y sensible en grado sumo a las violaciones a los derechos humanos, quien siempre me decía que la historia de sufrimiento de sus antepasados en las persecuciones lo comprometía y lo motivaba a cumplir con entusiasmo y dedicación, la función que yo le había dado en mi gobierno, él actuaba como 134

El retorno de los refugiados y la paz

personero del Presidente en materia de derechos humanos y Presidente de la Comisión Presidencial para la Defensa de los Derechos Humanos. Coordinaban este proceso, con Álvaro Colom Caballeros, a quien yo nombré Director del Fondo Nacional para la Paz (FONAPAZ) y posteriormente, ya en el proceso mismo, con Francisco Perdomo, “Paco”, como Ministro de Gobernación. Abrimos un proceso de acercamiento, después de negociación con los representantes de las comisiones permanentes de refugiados guatemaltecos en México, proceso que fue conducido por parte del gobierno por la Comisión Nacional de Repatriados, Refugiados y Desplazados (CEAR). Los acuerdos estaban encaminados a garantizar los derechos de los retornados, fundamentalmente el derecho a la vida, a la libre organización, a la propiedad de la tierra, a su seguridad, y al reconocimiento del Estado respecto de su identidad. Esto último, porque muchos de ellos no tenían ni un simple papel en el que constara quiénes eran, ni siquiera cómo se llamaban. Si no tenían eso, que era elemental, mucho menos iban a tener papeles sobre las tierras que abandonaron por el conf licto y que ahora estaban enmontadas o bien, ocupadas por invasores. La problemática era grande, pero una de las cosas que me animaron a seguir fue constatar, en las reuniones con los representantes de las comisiones de refugiados, que ellos, sincera y correctamente, estaban representando a sus compañeros; que eran sinceros en los temores que planteaban y que todas sus exigencias tenían una sustentación lógica y justa. Algunas personas en el Ejército, se manifestaban preocupados, pues dentro de lo que se negociaba era 135

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que no habría presencia militar en los lugares en que se produjeran los asentamientos y que las autoridades serían básicamente civiles. Esto, que principió siendo un argumento de enfrentamiento, se fue disipando cuando se empezaron a dar las primeras repatriaciones y los militares en la zona se empezaron a dar cuenta de que no había diferencia significativa entre los que estaban regresando de México con los que habían bajado de la montaña. El 13 de noviembre de 1991 firmé como Presidente de la República una Carta de Entendimiento con la Alta Comisionada de la Naciones Unidas para los Refugiados, Sadako Ogata. Este documento sirvió de base, conjuntamente con la Declaración Unilateral de mi Gobierno expresada en el punto 7.4 sobre Derechos Humanos (del 7 de agosto de 1992, en el marco de las negociaciones con la URNG) para que después el Gobierno suscribiera con los refugiados el acuerdo que finalmente se firmó en octubre de 1992. Por su valor histórico, me permito reproducir fragmentos del discurso que pronuncié el 8 de octubre de 1992, día en que se firmó el Acuerdo entre el Gobierno de Guatemala, representado por la CEAR, y las Comisiones Permanentes de Refugiados Guatemaltecos en México. (El discurso fue improvisado y lo que se reproduce es una trascripción): “Estamos reunidos esta mañana, en el seno de la Comisión Nacional de Reconciliación. Para mí, en lo personal, esto que hoy acontece tiene gran significación; es como un primer paso en la culminación de grandes esfuerzos, por lo que no vengo a hacer recriminaciones, ni acusaciones. Represento la unidad nacional por mandato constitucional y la soberana 136

El retorno de los refugiados y la paz

voluntad del pueblo, expresada en las urnas Lo único que quiero manifestar a quienes hoy están sentados en esta mesa, es lo que indiqué a mis hermanos guatemaltecos, cuando terminamos la discusión del acuerdo de Oslo: ‘nuestros brazos están abiertos’, y hoy me siento honrado y gustoso de poderlos recibir, como guatemaltecos que se reintegran a su país. Es una obligación de justicia que nos corresponde y la hemos encarado con dignidad y valentía. Bienvenidos a Guatemala, a esta tierra que va logrando un nuevo estándar de dignidad, gracias a que hacemos un esfuerzo como gobierno por respetar y hacer que se nos respete. El acto de hoy es singular, porque se logró un acuerdo de repatriación entre guatemaltecos (…) con el esfuerzo fundamental de nuestro pueblo. Las propiedades que hemos adquirido, los recursos puestos a disposición de los refugiados, son fruto de trabajo y esfuerzo de todos los guatemaltecos. Una repatriación sui generis, diferente a las demás, una repatriación que arranca de la profunda convicción y deseo de que, en nuestro país demos pasos fundamentales para encontrar la paz (…), la paz que se construye con hechos, y lo que sucede hoy lo garantiza. Quiero agradecer a COMAR, a CEAR, al ACNUR por el trabajo que han realizado con paciencia y tesonera actitud, hasta lograr acercamientos sucesivos; a la instancia mediadora, 137

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y muy particularmente a su presidente, Monseñor Jorge Mario Ávila; (…)a los países que sirvieron como parte del grupo de apoyo: a México, Canadá, Francia y Suecia; (…) al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Desplazados y Refugiados; y a la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica, a las diferentes Iglesias Evangélicas aquí representadas, por el trabajo que han hecho. Todos estos esfuerzos son los que hoy hacen posible que demos un paso fundamental en la pacificación de nuestro país, generando condiciones de justicia y equidad para la atención de repatriados, refugiados y desplazaos. No sería justo si no rindiera homenaje a una persona, Monseñor Rodolfo Quezada Toruño; y a un organismo que nos sirve el día de hoy de anfitriona y de marco para este evento histórico: la Comisión Nacional de Reconciliación (…) integrada por Monseñor Rodolfo Quezada Toruño, Monseñor Juan Gerardi, la periodista Tere Bolaños de Zarco, el Coronel Francisco Luis Gordillo, el licenciado Mario Permuth, el exvicepresidente Roberto Carpio Nicole, el ingeniero Leopoldo Sandoval y el suscrito, que hoy como Presidente de la República concurro a este acto (…) Hoy, al haber firmado, lo hago como representante de la unidad nacional, como testigo de calidad, porque esta declaración constituye un público reconocimiento a la voluntad del pueblo guatemalteco por la paz. Treinta años han sido suficientes para demostrar, queridos hermanos, que hoy empiezan 138

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a regresar a su país, que este conf licto no ha dejado nada positivo, solo muerte, desolación y angustia. Ustedes lo han dicho en su discurso y nosotros lo ratificamos plenamente. Mi gobierno manifiesta, una vez más, la voluntad de continuar en el camino de buscar la paz. Mi gobierno establece, una vez más, su política clara y definida de reconciliación. Más de mil quinientos refugiados han entrado este año, debidamente registrados, y otros mil quinientos por su propia cuenta. Tres mil guatemaltecos han retornado al país y están reincorporados, con dignidad, en sus comunidades y a Dios gracias, hasta este momento nadie puede señalar violaciones a sus derechos humanos, ni ha habido actos reñidos con la legislación o el correcto ejercicio del poder, al que mi gobierno está obligado. Espero que la repatriación, que hoy empieza en cantidades mayores, sea un ejemplo para el mundo entero. Pero esto es responsabilidad de todos los guatemaltecos. No podemos echar toda la responsabilidad al gobierno. Mi gobierno ratifica que la verificación internacional, por parte de las Naciones Unidas, siempre será bienvenida en el campo de la reincorporación de los refugiados y de cualquiera de los acuerdos a que lleguemos con la insurgencia para poner fin al conf licto armado. Creemos que la paz está en plena construcción. No creemos que la paz deba esperar a construirse hasta cuando se llegue a un acuerdo con la insurgencia. Mi gobierno ha 139

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mostrado grande y clara amplitud en el proceso de reconciliación. No son las palabras sino los hechos los que hablan. Hemos aceptado la propuesta del señor conciliador en el tema de los derechos humanos. Hace tres meses que esperamos una respuesta categórica de la URNG y este es el momento que no la tenemos. Es lamentable que ni la disposición del gobierno por firmar de inmediato un tratado de derechos humanos, ni la de globalizar el temario, para resolver, de una vez por todas, la problemática de la lucha interna, han sido tomadas en consideración y con seriedad, por la insurgencia. Han preferido desgastarse en temas de interés estratégico para ellos que en aquellos de interés para el pueblo de Guatemala. Finalmente, quiero manifestar nuestro desacuerdo, en que no ha sido tomada seriamente en cuenta la propuesta del gobierno de la República de pedir a las Naciones Unidas que empiece la redacción de un documento que permita, de inmediato, sentar las bases para la desarticulación de los frentes guerrilleros y plantear los mecanismos de verificación para la finalización del conf licto. Repito, con toda sinceridad, entereza y el aval moral que me dan mis actos, como Comandante General del Ejército y Presidente Constitucional de la República de Guatemala, que estamos listos para firmar la paz y dar las garantías que todos los guatemaltecos necesitan para vivir y que no nos eximimos de que 140

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esa paz y esas garantías que hoy públicamente doy a mi país y a la comunidad internacional, sean verificadas con todos los instrumentos que las Naciones Unidas deseen. Las acusaciones en la comunidad internacional no nos van a llevar más que a agudizar nuestras diferencias. Lo que el pueblo de Guatemala quiere, y hoy queda más que manifestado con este gesto de buena voluntad y mutua confianza que estamos presenciando esta mañana, es la paz y la solución a los problemas del país. Queridos hermanos refugiados: bienvenidos a su Guatemala, muchísimas gracias por ese corazón patriótico y esa fe que ustedes han puesto en estos guatemaltecos que hoy les damos un abrazo fraternal. La confianza en que juntos podremos construir un futuro mejor. Quiero pues, en nombre del Estado guatemalteco, pedir que un representante de las comisiones permanentes venga acá, para entregarle, como representante de la unidad nacional, esta copia del documento que debemos guardar todos como testimonio fiel de nuestra voluntad y compromisos. ¡Muchísimas gracias! Que el Señor nos bendiga, nos dé coraje y nos permita seguir adelante en esta tarea. Que le dé animo a aquellos que están en las tareas de la reconstrucción y del acercamiento, y que podamos muy pronto firmar el acuerdo para una paz firme y duradera”. En este momento ya me sentía más seguro, pues 141

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los tres mil refugiados que regresaron estaban siendo atendidos por nosotros, sin mayores incidentes. Habíamos tomado cierta experiencia de los problemas que afrontaríamos, el más importante de todos, el reconocimiento de la identidad y registro de todos aquellos que no tenían ningún documento que los acreditara (ni siquiera algo donde constara cómo se llamaban), mucho menos documentos que certificaran la propiedad de la tierra, si es que tenían alguna parcela, que por las circunstancias habían sido obligados a abandonar. A través del programa de adquisición de tierras para la reubicación de los refugiados y desplazados, ya teníamos compradas más de veinte mil hectáreas y FONAPAZ se hallaba conceptualizando los programas de ayuda. Iniciamos el programa de repatriación, el cual se definió como de carácter voluntario. Pensábamos que se daría lentamente, pero, como en este caso, ya los tres mil que vinieron primero daban testimonio de su situación. Entonces sucedió lo mismo que con los desplazados, que cuando recibían información respecto de las condiciones existentes para retornar, los grupos iban haciéndose cada vez mayores. Tuvimos que formar campos temporales en lugares fronterizos para realizar los primeros trámites administrativos, y desarrollar algún trabajo muy preliminar de carácter social. Nuestro programa era que, desde esos campamentos, cada grupo fuera llevado directamente al lugar en el que sería asentado de manera definitiva y que, básicamente, eran sus lugares de origen. Sin embargo, algunos de los grupos de acompañamiento siguieron presionando para que los refugiados 142

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entraran por la costa del Pacífico guatemalteco y que se hiciera un recorrido hasta la capital, y después hasta Cobán, en la Alta Verapaz, y de allí, a sus lugares de origen. La presión internacional no se hizo esperar, y daban apoyo a esta iniciativa que encabezaba Rigoberto Menchú. Yo me reuní con embajadores, les mostré fotos del tránsito que estos grupos tendrían que seguir. Nosotros considerábamos sumamente difícil para el gobierno montar toda la logística; sobre todo por la situación de salud de mujeres y niños, quienes tendrían que transitar y vivir en condiciones críticas, por lo menos, durante dos semanas. Pero mi verdadera angustia era que algún grupo de los que estaba en contra de esta acción pudiera tomar ventaja y provocara un atentado que podría dañar en forma irreparable el trabajo humanitario que de buena intención estábamos desarrollando. Tuve una conversación muy larga con Christian Tomuschat, Relator sobre la Situación de los Derechos Humanos en Guatemala, designado por Naciones Unidas. Le hice ver los problemas y. sobre todo. mis temores, le puse un helicóptero para que visitara los lugares y que recorriera el tramo de caminos que tendrían que recorrer las familias de Cobán Alta Verapaz, al norte del Quiché. Tomuschat hizo su trabajo y llegó a la Casa Presidencial un sábado en la noche, y me dijo: —Presidente, estoy de acuerdo con usted, pero ¿qué hacemos? —Primero, si esto se realiza –le respondí– me relevo de toda responsabilidad de lo que pueda suceder. Esto no quiere decir que no les vaya a dar todo el apoyo de seguridad que sea necesario y aun más, si es 143

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posible. En segundo lugar, habría que ver si los países amigos, que nos han ayudado y que han manifestado su apoyo a esa idea, estarían dispuestos a colaborar en establecer un puente aéreo de Cobán a Playa Grande, en Quiché y así hacer posible la aventura. Tercero, que no sea más que un grupo y no todos los que hagan el recorrido, así se logra el efecto de la marcha, pero no afectamos a todos y hacemos más manejable el asunto. Por último, usted es el fiduciario de lo que yo le estoy manifestando y me exime de toda responsabilidad si algo llegara a pasar. Tomuschat sonrió y me dijo que le parecían adecuadas mis observaciones y que él trabajaría para que así se hiciera. Prácticamente todo lo planteado fue aceptado y así se hizo. Gracias a Dios la marcha se llevó a cabo en forma ordenada y sin incidentes. Países amigos colaboraron con el puente aéreo y lo único fue que, durante los casi diez días que duraba el traslado, yo no tenía paz. Constantemente preguntaba cómo iba todo y solicitaba que se me informara el desenvolvimiento de cada actividad, pues sabía que un atentado podría venir de cualquier lado: de los que estaba a favor o de los que estaba en contra. Cualquier grupo podría usar esto para adversar el proceso de paz y, por supuesto, al gobierno. Logramos la repatriación, los ubicamos con nuestros propios recursos, cumplimos con todos nuestros compromisos. Lo que resulta triste es que nunca los dueños preguntaron en qué podían ayudar, porque como ya lo dije, este problema estaba muy lejos, y tal vez pensaban: “Que la ranchería se las arregle por sí sola”. 144

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Para mí, este programa sin lugar a dudas, constituyó uno de los retos más grandes que tuve como Presidente; y quizá una de las satisfacciones personales más íntimas. Resulta sorprendente cómo los críticos de mi gobierno nunca mencionan este programa. Sin embargo, es evidente que sí hacen monografías completas de todos aquellos casos en los que los intereses directos de los dueños están comprometidos. Cuando en algunos ocasiones he manifestado que la conciencia de algunos de los poderosos de mi país esta cauterizada, me refiero exactamente a situaciones como esta, en que la miseria humana, el dolor, el hambre, la marginalidad del desarrollo, no figuran en la agenda de los que lo tienen todo, porque están seguros de que el país está organizado por ellos y para ellos.

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Intervención ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, en enero de 1993, en la que tuve el honor histórico de leer la declaración que, en acuerdo unánime, habíamos redactado todos los dirigentes del país, por una paz pronta, justa y duradera. Con su presencia en aquel imponente auditorio, se avalaba la decisión del pueblo de Guatemala.

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Esta fotografía fue tomada durante la Reunión de los Partidos Políticos, con la URNG, en El Escorial, España en el años 1990, yo participé en ella como Miembro de la Comisión Nacional de Reconciliación CNR. A la izquierda está Rodrigo Asturias, conocido como Gaspar Ilóm, seudónimo con el cual él se identificaba en el movimiento guerrillero. A Rodrigo lo conocía desde niño, pues yo visitaba la casa de sus primos, Gonzalo y Pedro Asturias Montenegro, hijos de Don Maco y doña Teco, quienes residían en la casa vecina a la tía Lita, con quien vivía Rodrigo y su hermano y siempre lo recordaré, pues las casas se comunicaban por una pequeña puerta. Loli era el sobrenombre que familiarmente se le daba, el era mayor que yo, y por un tiempo, fue el cuidador del bus escolar en el que yo me iba, pero como yo era algo inquieto y no pasaba desapercibido, muchas veces me ordenaba, “vos Serrano sentate aquí cerca de mi para controlarte”. Rodrigo, era hijo de Miguel Ángel Asturias, Premio Nobel de Literatura, muy amigo y compañero de mi padre, a el le decían Moyas, quien cuando esporádicamente visitaba Guatemala, visitaba a sus amigos, llegó así una que otra vez a almorzar a mi casa, y así fue como yo lo conocí. A la derecha, está Mario Sandoval Alarcón, liberacionista que había entrado con Castillo Armas en 1954. Mario era el líder de la derecha beligerante del país, fundador del MLN, prácticamente el barco insignia de la lucha ideológica y efectiva contra el comunismo y la guerrilla en Guatemala. Los Sandoval vivían a tres cuadras de mi casa, mi nana, la Rome, que me cuidó desde que nací, había trabajado en esa casa por muchos años, y cuando me sacaba a pasear, iba a hacer visita donde los Sandoval, así que para mi, era muy familiar llegar a esa casa y ser consentido por Mila y Aida, las hermanas

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La guayaba tiene dueño de Armando y del Mico como le decían a Mario. Muchas veces, me tocaba ir dos veces en un mismo día, pues el doctor Fernando Sandoval, padre de ellos, era amigo de mi papa, y muchas veces cuando daba paseos con él, pasaba a verlo, y de paso hacer algo de política. Para a reunión de El Escorial, yo visité personalmente a Mario y le hice ver la importancia de que él fuera a la reunión con la guerrilla y me dijo ”Mirá Jorgito, ya hay que ponerle fin a esto, sí voy, solo quisiera que me acompañara mi sobrino Carlos Rivers”. Siempre admiré este gesto de Mario, pues para mi era un salvavidas, pero para el país era, ni mas ni menos, un mensaje determinante y categórico. Corriendo, al salir, llamé a Monseñor Quezada Toruño, a Tere de Zarco para darles la excelente noticia, y me recuerdo que ella me dijo, aunque me tenga que robar la plata, pero Carlos va, déjame eso a mí. Cada vez que veo esta foto, pienso, que esa es simplemente la punta del iceberg, pues todo lo que política y familiarmente hay debajo, es mil veces mas grande que lo que la misma foto comunica. Espero que el Señor, me de la oportunidad de poder contar muchas otras cosas referente a esa lucha por la paz.

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El retorno de los refugiados y la paz

Foto histórica de quienes participamos en la reunión del Escorial, en junio de 1990 primera que se da dentro del marco del Acuerdo de Oslo, llamado “Acuerdo básico para la búsqueda de la paz por medios políticos, que firmamos con la guerrilla en marzo de 1990. De izquierda a derecha, primera fila, Abundio Maldonado, Francisco Luis Gordillo, Tere de Zarco, Cardenal Rodolfo Quezada Toruño, funcionario de la Cancillería española, Catalina Soberanis, Oliverio García, Eduardo Meyer. Segunda fila, Luis Morales Chua, Mario Sandoval Alarcón, Carlos González, Monseñor Juan Gerardi, Jorge Serrano Elías, Mario Permuth, Gaspar Ilom, Frances Vendrel (ONU), Mario Solórzano, Miguel Ángel Sandoval. Tercera fila: Carlos Rivers Sandoval, Luis Becker, Miguel Ángel Montepeque, Luis Flores Asturias, Pablo Monsanto, Renán Quiñónez, Carlos Enrique Chavarría, Yago Pico, de la Cancillería española, y Francisco Villagrán. Estos difíciles encuentros, no hubieran sido posibles, sin el apoyo y decisión del Presidente del Gobierno español Felipe Gonzales, un gran amigo y del apoyo y entusiasmo de la Cancillería, principalmente, del Embajador Yago Pico de Coaña y de Juan Pablo de la Iglesia, quien en ese momento, estaba de Embajador de España en Guatemala. El trabajo para encontrar escenarios neutrales, que presentaran la condiciones para reuniones de este tipo, no era fácil, piases como Noruega, Canadá, Ecuador, Venezuela, entre otros, fueron muy consecuentes en abrir sus puertas para otros eventos de esta naturaleza, sin embargo, en nuestras vecindades, el apoyo de México y de su presidente Carlos Salinas de Gortari, también un gran amigo, con quien permanentemente y sin formalidades proporcionaba los apoyos necesario. Cosa semejante con Oscar Arias en Costa Rica, bajo cuyos auspicios tuvimos las primeras reuniones informales, y posteriormente fue Rafael Angel Calderón, quien confirmando la vocación democrática y pacifista de Costa Rica, nos designó a Hernan Casto mi gran amigo y hermano, quien en ese momento era Vice Canciller, para viabilizar cualquier requerimiento logístico.

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CAPÍTULO VII

La paz

Aquí la cosa estaba más clara que el agua. Yo hice compaña ofreciendo procurar la paz y hacerla realidad; no porque fuera un punto propagandístico, sino porque verdaderamente creía en eso y lo había demostrado con mi trabajo junto a quienes integramos la Comisión Nacional de Reconciliación. Le habíamos dedicado muchas horas, días y meses de nuestras vidas, para buscar y encontrar un camino posible hacia la terminación del conf licto que nos desangraba, enfrentaba y rezagaba. Como ya relaté antes, todas las veces que hice algo por la paz, tanto como Presidente del Consejo de Estado o como miembro de la Comisión de Reconciliaron Nacional, corrí riesgos, sufrí amenazas y serios sinsabores. Pero en mi caso, la suerte estaba echada. El día que tomé posesión como Presidente de la República declaré tajantemente: “Después de más de treinta años de confrontación y violencia en el país, es imperante que todos los guatemaltecos y especialmente mi gobierno, fijemos como una de nuestras metas principales el logro de la paz y la

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reconciliación; pues hemos vivido una herencia dolorosa de distanciamiento, luto y enfrentamiento entre hermanos, que reclama un esfuerzo de todos por superarla. Buscamos la paz total y no una simple tregua o cese de fuego, conscientes de que la sola ausencia del conf licto no es garantía de paz si permanecen las causas que lo motivaron. Se trata pues, de lograr una paz duradera fundamentada en la paz social, que elimine con justicia y solidaridad las causas y razones que en forma directa o indirecta han servido para fomentar la permanencia del conf licto, y que políticamente se den opciones para que aquellos que se sienten social, económica o políticamente agredidos, encuentren mecanismos no violentos para resolver sus divergencias”. Yo hablé claro y no engañe a nadie y el pueblo me eligió, creyó en mí. Si en la DEMOCRACIA la “voluntad descansa en el soberano” (léase en el pueblo), yo entendía muy claramente que mi mandato estaba, en el caso de la paz, orientado a buscar la paz y procurarla y punto. Inteligente y patrióticamente sí; pero sin los prerrequisitos de rendición de la insurgencia o de cese al fuego incondicional, como los dueños del país y los de la cúpula militar exigían, porque eso no era ni lógico ni viable. Exigirlo de esa manera suponía un profundo desconocimiento de la complejidad del conf licto, tal como lo explique antes. De igual modo, la paz que se buscaría no implicaba solo un diálogo con la insurgencia, sino acuerdos 151

La guayaba tiene dueño

y compromisos nacionales con todas las fuerzas del país, pues la paz solo se conseguiría como fruto de un esfuerzo nacional que garantizara la preeminencia del bien común sobre el bien individual, el respeto irrestricto a la dignidad y derechos de la persona humana y la modernización y fortalecimiento de las instituciones del país. Se trataba de garantizar los derechos del individuo frente a los abusos del Estado o de los poderosos. La confrontación sorda, pero definitiva Es obvio que ni los dueños ni los de la elite militar creyeron que yo sí iba seriamente tras esos objetivos. Estimaron que yo era otro que llegaba y que se iba a perder en el camino, con sus dádivas o amenazas. Cuando se dieron cuenta de que la cosa no era así, empezaron a decir que yo no escuchaba a nadie, que era un “aprendiz de dictador”, que me creía el rey Salomón y que ellos me iban a enseñar que yo era un pinche presidente. Esto venía fundamentalmente del sector de los dueños del país. Los militares eran un poco más sutiles, ellos me decían: “Señor Presidente, no trabaje tanto, las cosas van a su tiempo, haga como el Presidente Cerezo, váyase los viernes, firme el despacho y regrese los martes, así tiene más tiempo para pensar y ya más descansado, toma decisiones”. Lo que hoy resulta claro para mí es que cuando los dueños decían que yo no escuchaba, era porque no les hacía caso en lo que ellos querían. Lo que yo hacía estaba en contra de sus intereses, pero no se animaban a decirlo así de claro. Ellos querían que yo trabajara por la paz y que reordenara las instituciones del Estado, 152

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para que después ellos las manejaran a su antojo. Cuando empezaron a decir que yo era un aprendiz de dictador y que me creía el rey Salomón y no un piche presidente, la verdad es que yo me creía un Presidente y nunca me consideré un pinche presidente. Ellos no me eligieron, el pueblo me eligió en contra de ellos y sus súbditos. Yo tenía mil veces más compromisos con el pueblo y con mi ideales, los que dicho sea de paso nunca escondí. No estaba dispuesto, como otros presidentes antes y después de mí, a servirlos y aceptar sus malas crianzas, tolerar las evasiones de impuestos, sus estafas al fisco, el aprovechamiento de los recursos del Estado y, como pasó posteriormente, sus políticas delincuenciales. Si ellos querían que no se les pusieran arbitrios para cubrir la destrucción de las carreteras de la costa sur durante la zafra, si ellos querían quedarse con GUATEL y el INDE, si ellos querían que se pararan la conversaciones con la guerrilla, si ellos querían que yo perdiera las elecciones del 91 y las del 93, y tantas otras cosas, debían de haber entendido y aceptado que yo, como Presidente y con base en mis compromisos con el país, no estaba dispuesto a complacerlos. En justicia, mis prioridades estaban en sentido diferente a las de ellos; simplemente nuestra agenda era diferente. Yo tenía a varios de los ministros, para que dialogaran de modo permanente con ellos en el marco del diálogo del Pacto Social, con el propósito de llegar, de modo civilizado, a acuerdos de beneficio nacional. Pero ese diálogo los incomodaba, porque estaban acostumbrados al monólogo y a que se les obedeciera incondicionalmente. Ese no era mi problema, yo establecí el mecanismo de entendimiento, no para recibir 153

La guayaba tiene dueño

órdenes, sino para dialogar. Ellos no terminaban de entender que, aunque yo no tenía el control del Congreso, sí tenía un mandato popular contundente. El problema estaba en que yo así lo creía, pues ese es el concepto universal de la democracia participativa. Para ellos la democracia consistía en “darle al pueblo atole con el dedo” y, para ellos, un buen trago de whisky. El resultado de esa confrontación fue que yo salí con vida, pero ellos se quedaron con Guatemala, manejándola a su sabor y antojo, y lo que han hecho con ella es historia. Todos lo hemos sufrido. Lo que nunca aceptaron Quienes hablan de democracia y libertad, nunca aceptaron que perdieron las elecciones de 1991, aun teniendo dos candidatos: Jorge Carpio Nicolle, de la UCN, y Álvaro Arzú Irigoyen, del PAN, con toda la plata del mundo. Tampoco aceptaron la pérdida de las elecciones del 93, quince días antes de que me dieran el golpe, cuando el pueblo en las urnas ratificó una vez más su respaldo a mis políticas. Perdieron y querían mandar como que si hubieran ganado; manipularon y destruyeron el país. Hoy son inmensamente más ricos, más poderosos, más abusivos, y también viviendo con más miedo, con más guardaespaldas y coexistiendo con mafias y carteles del crimen organizado. Pobres los choferes de buses que no pueden pagar guardaespaldas, los habitantes de áreas marginales que tienen que esconder a sus hijas de las maras, los dueños de pequeños negocios que tienen que pagar impuestos 154

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a los delincuentes para vivir, los que salen de sus casas y no saben si van a regresar. Ellos sí que la pasan duro, pues lejos de haberse enriquecido se han empobrecido y muchos subsisten, no por la pujanza empresarial del país, sino porque sus seres queridos han tenido que emigrar, separándose de sus familias, para conseguir sustento, con la única esperanza de lograr un futuro digno para sus descendientes. ¿Cómo hacer entender a estos señores que la paz se construye con tolerancia y respeto, cediendo en sus privilegios, y limitando sus ambiciones, al punto en que estas no atropellen las garantías y derechos del resto de los guatemaltecos? Nadie niega que el empresariado debe tener un papel importante en el país, pero, ¿cómo hacerles entender que ellos no son los dueños de la finca, que hay que compartir y que el país es como un barco en el que viajamos todos y la función de cada uno es importante y ninguna despreciable ni marginal? Esa es la parte fundamental de la paz que ellos no han entendido o no quieren entender y por eso es que han ocurrido más muertes después de la firma de la paz, que antes de ella. Me pregunto si esto es el resultado de la privatización de la Presidencia y el secuestro del Estado. La cúpula militar Con todo realismo tengo que reconocer que la cúpula militar, una de dos: o creyó en el cuento que les echaron los dueños, o bien sintieron que sus prebendas y privilegios se les venían abajo. Creo que se asustaron y desde el 14 de enero de 1993, después de mi discurso de rendición de cuentas 155

La guayaba tiene dueño

a la nación ante el Congreso de la República, empezaron a conspirar abiertamente, pues ya sus motivaciones eran varias. Sin embargo, la inquietud por el golpe venía de atrás. Gustavo Porras Castejón, en su libro “Las huellas de Guatemala”, después de hacer una reseña de la posición del Ejército que, desde el tiempo de Julio César Méndez Montenegro se oponía a una solución negociada, cita un comentario que le hiciera el general Julio Balconi: “…en 1992, cuando el Presidente Jorge Serrano le ordenó a su Ministro de Defensa que le proporcionara una lista de oficiales que pudieran integrarse a las negociaciones, este le respondió que los oficiales no se sentarían con delincuentes. El Presidente, sin embargo, reiteró su mandato, pero cuando el general García se retiró de su despacho, les dijo a sus funcionarios allí presentes: “Muchá preparémonos para un golpe de Estado”. (Páginas 227 y 228) Hago ver que este incidente fue en julio de 1991, antes de la reunión en Querétaro, México, es decir, a escasos seis meses de que yo tomase posesión como Presidente. Según recuerdo, fui enfático en que no estaba pidiéndoles opinión, sino que dando una orden. Y allí estuvo presente García Samayoa, quien en ese momento era Jefe de Estado Mayor del Ejército, el general Luis Enrique Mendoza, en ese entonces Ministro de la Defensa; y no fue en mi despacho, sino que en la antesala de la oficina del Jefe de Estado Mayor de la Presidencia, en la que ciertamente estaban otros militares presentes. 156

La paz

El germen del golpe de Estado venía desde ese momento y, como manifesté antes, la misma esposa de García Samayoa lo expresó. Estoy seguro de que ellos estaban convencidos de que yo, al igual que Julio César Méndez Montenegro o Vinicio Cerezo Arévalo, cedería a sus posiciones de no involucrar al ejército en la búsqueda de una paz negociada y civilizada. Resulta que al convencerse ellos de que conmigo era diferente, entonces los señores militares de la cúpula, en la madrugada del 30 de mayo, les entró el fervor por la defensa de la Constitución, la cual estoy seguro que ni siquiera habían leído, pues en el Artículo 244 claramente establece: “El Ejército de Guatemala es una institución destinada a mantener la independencia, la soberanía y el honor de Guatemala, la integridad del territorio, la paz y la seguridad interior y exterior. Es único e indivisible, esencialmente profesional, apolítico, obediente y no deliberante”. Queda absolutamente claro que en la Constitución, al Ejército no se le da la función de pedirle la renuncia al Presidente, como tampoco se le da la función de tutelar a los políticos en sus actuaciones; mucho menos se le da discrecionalidad para establecer cuándo la política de un Presidente respecto a la obtención de la paz debe ser previamente aprobada por ellos. La Constitución es clara, pero muy clara: “el Ejército debe ser profesional, apolítico y no deliberante”. Salirse de esto es violar la Constitución, sobre todo cuando el artículo 246, claramente establece: “El Presidente de la República es el Comandante General del Ejército e impartirá sus órdenes por conducto del oficial general o coronel o su equivalente 157

La guayaba tiene dueño

en la Marina de Guerra, que desempeñe el cargo de Ministro de la Defensa Nacional”. Queda claro que la Constitución establece una única cadena de mando, la cual el ejército está obligado a respetar. De aquí pues que el ejército debe cumplir con la ley, y su actuación no está sujeta a la presión, conveniencia o disposición de ningún grupo de presión, sea este el CACIF, el GAM, la Instancia Nacional de Consenso, los patrulleros civiles, el Grupo Pirámide, las Muchachas Guías, las Sociedades Protectoras de Animales, el Comité de Solidaridad con las Especies en Extinción, etc. Y mucho menos del Jefe de la G2, Dirección de Inteligencia del Ejército. Resulta que ahora todos estos señores se confabulan para defender la Constitución, violándola. Eso es como decir que se va a proteger la virginidad de una niña, abusando de ella. En mis largos ratos de ref lexión he llegado a pensar que a los señores de esta cúpula militar, cuando les enseñaron el concepto de obediencia, no les explicaron que esa obediencia no era a los dueños del país, sino que a sus superiores. Siempre recuerdo las palabras que les dije en el despacho del Ministro de la Defensa, cuando me estaban dando el golpe: “Este no es problema de ustedes, es un problema político y es a nosotros, los políticos, a los que nos toca resolverlo”. También les dije: “De esto que ustedes están haciendo, se van a arrepentir al involucrar al Ejército”. Y como les profeticé, los dueños los usaron, los manejaron, los instrumentalizaron y después ellos mismos los desecharon, los humillaron, y lo que ellos temían: los redujeron; y lo que es peor, entregaron el 158

La paz

país al crimen organizado. Me imagino lo que estarán pensando ahora los que fueron instrumentalizados como “títeres de una sola función”. A muchos de ellos los veo en la Asociación de Militares de Guatemala (AVEMIGUA) firmando declaraciones defendiéndose, justificándose y haciendo todo lo posible por no ir a la cárcel, ahora que sus aliados “los tiraron a los leones” y los usan como fachada para esconder las atrocidades que ellos, los dueños, han cometido. Basta leer a Lafitte Fernández en el libro “Crimen de Estado. El caso del Parlacen”. A pesar de la conspiración A pesar de la conspiración y ejerciendo mis dotes “dictatoriales”, incluí al Ejercito en la delegación del Gobierno de Guatemala, y con la invaluable cooperación de Monseñor Rodolfo Quezada Toruño y Tere de Zarco, por un lado, y la del Presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, por el otro, logramos que se llegaran a sentarse en una misma mesa, en Querétaro, el gobierno con los dirigentes de la guerrilla insurgente, aglutinados en la URNG. Fue así como, el 25 de julio de 1991, se firmó el primer acuerdo entre el Gobierno de la República y la insurgencia, en la ciudad de Querétaro, México, al que se le denominó, “Acuerdo de Querétaro”, un acuerdo marco sobre democratización para la búsqueda de la paz por medios políticos. El acuerdo fue suscrito, por parte del gobierno, por el licenciado Manuel Conde, el ingeniero Manolo Bendfeldt Alejos, el licenciado Fernando Hurtado Prem, el general José Domingo García Samayoa, el general Mario René Enríquez Morales, el coronel 159

La guayaba tiene dueño

Julio Balconi Turcios, el coronel Marco González Taracena, el licenciado Ernesto Viteri Echeverría, el ingeniero Amílcar Burgos Solís y el señor José Luis Asensio Aguirre Por parte de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), suscribieron el Acuerdo: su comandante, Gaspar Ilom, comandante Pablo Monsanto, comandante Rolando Morán, y los miembros de la comisión Político Diplomática de la URNG: doctor Francisco Villagrán Muñoz, doctor Luis Bekker Guzmán, licenciado Miguel Ángel Sandoval y licenciado Mario Castañeda. Por la Comisión Nacional de Reconciliación f irmaron: Monseñor Rodolfo Quezada Toruño, Conciliador; señora Teresa Bolaños de Zarco, profesor Alfonso Cabrera Hidalgo, licenciado Mario Permuth Listwa, licenciado Oliverio García Rodas, mientras que por las Naciones Unidas rubricó el documento el doctor Francesc Vendrell. Ahora, con el correr de los años, me pregunto, cómo es posible que los generales Enríquez Morales y García Samayoa fueran partícipes, en 1993, del golpe de Estado contra mí? Ellos estuvieron sentados conmigo y la Comisión de la Paz del Gobierno por horas y horas en la Casa Presidencial; siempre oyeron de mi parte instrucciones de mantener la dignidad y legalidad del Estado y del Ejército, llevar las negociaciones con apego a la justicia y las conveniencias del país, como consta en el documento “Iniciativa para la paz total de la Nación”, que yo firmé, como Presidente, el 8 de abril de 1991, así como la “Respuesta al Planteamiento Global de la URNG”, en mayo de 1992. 160

La paz

Esos generales conocieron, estudiaron y discutieron hasta la saciedad el documento que, finalmente, yo firmé el 30 de junio de 1992. Nunca, ninguno de los dos, comentó nada contrario al espíritu en que se llevaba adelante el diálogo; aportaban ideas y colaboraban. De repente, yo era el monstruo que quería violentar la firma de la paz. Lo curioso es que esto solo sucedió después de las conversaciones entre Dionisio Gutiérrez y Otto Pérez Molina, descritas ampliamente por Juan Luís Font y Rachel McCleary y otros autores mas, las que se venía llevando a cabo desde enero del 93. A pesar de todo logré, antes de que me dieran el Golpe, que firmáramos el documento “Puntos para un Acuerdo sobre Derechos Humanos”, instrumento que fue vital para definir las garantías que el Gobierno de Guatemala daría a los refugiados que serían repatriados desde México. Yo hice una declaración unilateral sobre el cumplimiento de esos puntos y acepté la supervisión de Naciones Unidas, hechos estos que fueron ampliamente reconocidos por la comunidad internacional e hicieron posible que 35,000 guatemaltecos abandonaran los campos de refugiados y se incorporaran a su país con dignidad y respeto. Cosas curiosas Cuando vi, con el tiempo, cómo el general Pérez Molina, con los miembros de la Comisión de Paz de Arzú, corrían de un lugar a otro en Europa y América, firmando todo tipo de acuerdos, entendí que los dueños ya habían dado el sí. Todo me resultó mucho más claro cuando, en el marco de la conmemoración de los 15 años de la 161

La guayaba tiene dueño

Firma de la Paz, Álvaro Arzú dijo, en una entrevista que le hiciera Elsie Sierra en el segmento “Cafecito Dominical” de Telediario, canal abierto de Guatemala, que “la firma de la paz para él fue fácil, que se sentó con los dirigentes guerrilleros en El Salvador, que se dieron las mano y... ¡ya!”. De esa manera los dueños del país habían logrado la paz que querían: un cese al fuego, una terminación de hostilidades, firmar lo que fuera y después cumplir lo que quisieran. El único consuelo es que, aunque nada mejoró en Guatemala y aunque los dueños ahora se quedaron solos en el ejercicio del secuestro del poder, hay algo que tenemos que reconocer al Presidente Arzú, y es que ya no hay muertos como consecuencia de ese conf licto.

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CAPÍTULO VIII

Y entonces, ¿Por qué el Golpe?

Esa era la pregunta que insistentemente me hacía frente a lo sucedido; cuando me vi frente al golpe de Estado que me propinaron. Declaro que aunque estaba en el centro del huracán, me era sumamente difícil poder entender lo que estaba pasando. La complejidad de los acontecimientos, la actitud de los actores, los intereses de los grupos y de las personas, hacían sumamente difícil para mí entender lo que ocurría. Pensaba, para mis adentros, quizá ingenuamente, que el buscar la paz era indiscutiblemente un objetivo nacional, que el estabilizar la economía, sin un “shock” social, sin afectar más a los ya empobrecidos, era también un deseo generalizado. Que repatriar a los refugiados y regresarlos con dignidad a su país, era también un anhelo bien aceptado. Que luchar por la reinserción de Guatemala en la comunidad internacional nos favorecía a todos. Consideraba que resolver el caso de Belice como parte de esa estrategia nacional, sería ampliamente respaldada por todos los sectores, en particular los que se suponía que tenían cierta inteligencia y capacidad para razonar.

La guayaba tiene dueño

En resumen, creía que la creación de las condiciones mínimas de civilización y conciencia humanitaria figuraban como intereses de todos los grupos y sectores: intelectuales, económicos, étnicos, y en general, de la sociedad en su conjunto. Casi veinte años de estar sometido a una persecución sin precedentes en la historia del país y de un humillante exilio, me han servido para que, alejado de las pasiones, de los prejuicios y, por qué no decirlo, alejado también del ambiente de la cultura de muerte, corrupción y cinismo en el que se desenvuelve la sociedad guatemalteca, he podido ref lexionar mucho. He podido estudiar, conversar con amigos, correligionarios e incluso con algunos de los enemigos coyunturales que tuve en esos momentos críticos que describí antes. Como decía, he ref lexionado tratando de alejarme, tanto como humanamente es posible, de los prejuicios, y tratando de buscar la mayor objetividad en el estudio de múltiples documentos. He buscado, más que su letra, el espíritu bajo el cual fueron elaborados, escritos o usados en cada estadio del conf licto. Cada vez más, encuentro que la crisis que se provocó con mis acciones y salida del gobierno, ha servido para poner en evidencia situaciones que en nuestro país han venido existiendo, pero que lamentablemente fueron mediatizadas. Lo positivo de toda mi experiencia vivida tiene su raíz en una generación de personas que tenían su ombligo bien enterrado en Guatemala; que tenían apego a valores tales como el patriotismo, la justicia, la libertad, la democracia, y que con sus actitudes y posiciones, hicieron que en cada momento se pudiera vivir con la genuina esperanza en un cambio; esperanza 164

Y entonces, ¿Porqué el Golpe?

que hoy, aparentemente, no existe. Confieso ingenuamente que creí en esos valores, por los que hombres y mujeres, verdaderos patriotas, se expusieron, fueron perseguidos e incluso hasta murieron. Creía que esos valores significaban lo mismo para todos los guatemaltecos; y que siendo conceptos universales, todos entendíamos lo mismo cuando los invocábamos. Pero, ¡oh, sorpresa!, ni son los mismos para cada uno, ni significan lo mismo, ni se enseñan, ni ejercen de la misma manera en cada grupo de guatemaltecos. Muchísimas vivencias impactaron mi vida y mi formación en general. Desde la educación en mi hogar, el ejemplo y consejos de mi padre; los estudios universitarios en las facultades de Ingeniería y de Humanidades de la Universidad de San Carlos; la participación política en la dirigencia del movimiento estudiantil, tanto en la Asociación de Estudiantes de Ingeniería (AEI) como en la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU). De igual modo inf luyeron en mí los estudios en Suecia, los de posgrado en los Estados Unidos, principalmente los que realicé en la Universidad de Stanford, California. Fue también importante la experiencia, el trabajo en instituciones internacionales, particularmente en la Secretaría de Integración Económica Centroamericana (SIECA), y en la Organización de Estados Americanos (OEA). No me cabe la menor duda de que todo esto me sirvió para salir del “aldeanismo” y tomar contacto con un mundo diferente al que se nos querían imponer en Guatemala. Por otro lado cuentan mis vivencias como empresario: las limitaciones para realizar los proyectos, 165

La guayaba tiene dueño

las angustias de los días de pago de planillas, las presiones de los créditos, los pagos a proveedores. Todo ello desgasta, requiere sacrificios, los que no se pueden ignorar. He vivido en diferentes etapas de mi vida las más diversas realidades en mis negocios. Todos son hechos que han sido parte integral de mi formación. El trabajo con las cooperativas y con los promotores sociales de la Universidad Rafael Landívar, de Guatemala, así como el contacto que tuve con la realidad educativa, de salud y bienestar social, cuando dirigí el Plan de Desarrollo Social para el período 74–79, en la Secretaría General de Planificación (SEGEPLAN) me pusieron en contacto con una realidad que intuía, pero que no la conocía en toda su dimensión y, sobre todo, con la problemática que presenta y limita la resolución de los problemas del país. Todo eso me formó. Pero hay dos cosas que impactaron profundamente mi espíritu. La primera, cuando como Presidente del Consejo de Estado, tuve contacto y vi con mis propios ojos la realidad de la verdadera y humillante miseria en que los desplazados moribundos bajaban de la montaña, arriesgando sus vidas para encontrar una mínima esperanza de vida. La segunda, cuando como Coordinador del Plan de los Cien Días, después del terremoto de 1976, visité las comunidades destruidas y enlutadas, en las que la miseria no les daba ni siquiera el derecho a llorar a sus muertos. Perdónese mi brusquedad al expresarlo, pero todavía se me hace intolerable y ofensivo escuchar los argumentos interesados de los empresarios, políticos, formadores de opinión, e incluso intelectuales, que hablan de la realidad guatemalteca sin conocerla, sin entenderla y, por supuesto, sin la más mínima vocación 166

Y entonces, ¿Porqué el Golpe?

para resolverla. Todos hablamos de libertad, democracia, desarrollo, justicia y tantos otros conceptos que usamos como valores sublimes, universales e indiscutibles. Lo importante sería saber qué entendemos cada uno de nosotros respecto de esos valores. ¿Será lo mismo el concepto de justicia para un empresario miembro del Grupo Pirámide, que para un empresario medio, o para un profesional o para un habitante del interior del país que vive en una cabecera municipal o en una aldea sin luz ni agua potable, sin acceso a la educación ni a los servicios de salud? Sin ánimo de entrar en acusaciones de carácter condenatorio, pero sí en aras de encontrar caminos que nos conduzcan por sendas de realismo, los últimos veinte años de ref lexión me han demostrado que los conceptos difieren según la posición de cada actor social. No dudo que, desde los asalariados hasta los empresarios (pequeños, medianos y grandes, no piramidales) pasando por los profesionales, existe la posibilidad de que los conceptos antes mencionados tengan algún nivel de similitud y cercanía. Sin embargo, para algunos miembros del gran capital, que lamentablemente tienen gran inf luencia en los medios de comunicación, en los organismos y estamentos del Estado, en los jueces, magistrados, fiscales, sus propios intereses son predominantes e irrenunciables. Ellos, que por tradición son conocidos como “dueños del país”, aunque son muy pocos son muy inf luyentes. Para ellos, la mayor parte de los habitantes del país no son compatibles con sus conceptos.

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La guayaba tiene dueño

En la sede de la OEA, en Washington, presidiendo una reunión de la Comisión Ejecutiva Permanente del Consejo Interamericano para la Educación, la Ciencia y la Cultura. A la izquierda, el Secretario General de la OEA, doctor Alejandro Orfila, y a la derecha el licenciado Jorge Luis Zelaya Coronado.

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Y entonces, ¿Porqué el Golpe?

Sesión solemne del 14 de septiembre de 1982, cuando se instaló el Consejo de Estado, organismo encargado de diseñar el proceso de retorno a la constitucionalidad, después del golpe de Estado de marzo de ese año. Este organismo creó el Tribunal Supremo Electoral y La Nueva Ley de Partidos e Instituciones Políticas.

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La guayaba tiene dueño

En 1983, siendo Presidente del Consejo de Estado, fui recibido en la Oficina Oval de la Casa Blanca por el presidente Ronald Reagan y el vicepresidente George Bush. Aparecen también el entonces embajador de Estados Unidos en Guatemala, Fred Chapin y el embajador de Guatemala en Washington, Jorge Luis Zelaya Coronado.

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Y entonces, ¿Porqué el Golpe?

Asamblea General de la International Democratic Union, Tokio Japón, un año antes de ser electo Presidente de Guatemala. Momento en que era felicitado por la Primera Ministra de Inglaterra, Margaret Thatcher, y por el Vicepresidente los Estados Unidos, Dan Quayle, por la designación como uno de los vicepresidentes de dicha organización.

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La guayaba tiene dueño

En el Palacio de Oriente, con los Reyes de España, en la recepción que ellos ofrecieron en ocasión de la visita oficial que se realizara a España en el año 1992.

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Y entonces, ¿Porqué el Golpe?

Foto con el presidente venezolano Carlos Andrés Pérez, con quien tuvimos una buena amistad, y quien fue un gran aliado político de nuestro país, en aspectos tan trascendentes para nuestra política internacional, el proceso de paz y el caso de Belice.

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La guayaba tiene dueño

Participación como observador, Presidiendo la Delegación de la IDU, en las elecciones de Nicaragua, aquí junto a la Presidenta Electa Violeta Chamorro.

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CAPÍTULO IX

Días antes del golpe

En verdad, yo consideraba que mi gobierno estaba caminando bien: la economía, creciendo; los salarios incrementando su valor adquisitivo en forma significativa; las tensiones sociales con una clara tendencia a reducirse; la situación fiscal haciéndose manejable al disminuirse los subsidios. Con la actualización tributaria y los impuestos de estabilización, el presupuesto se hacía mucho más manejable; y como puse al día los préstamos en las instituciones internacionales de crédito, se abrieron sus ventanillas de nuevo, y se planteaba la posibilidad de tener fondos para la inversión social y la infraestructura, detenida durante el gobierno de Vinicio Cerezo Arévalo. Por otro lado, se había firmado un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para apoyo en la balanza de pagos; la política internacional, encaminada a lograr un reconocimiento de aceptación para el país, tenía un éxito interesante, sobre todo por tres aspectos fundamentales. En primer lugar, la política realista y moderna respecto de la solución del problema de Belice. En segundo lugar, el

La guayaba tiene dueño

reconocimiento de la comunidad internacional a los esfuerzos del Gobierno en su búsqueda por la paz y, por ende, la finalización de un conf licto armado que ya llegaba a los treinta años, el que en ese momento era el más viejo de América. Y, en tercer lugar, los progresos en materia de derechos humanos, que estaban claramente reconocidos por el relator especial de Naciones Unidas, Dr. Christian Tomuschat, así como en los reportes de varias instituciones y organismos internacionales. Paralelo a esto, en los sondeos de opinión que se realizaban, la popularidad del Gobierno y la mía en lo personal, estaban siempre por arriba del 60%, lo que me hacía saber que el apoyo de la población en términos de su aprobación a las acciones de gobierno era una realidad. Todos esos hechos, claros y comprobables, fueron reafirmados el día 9 de mayo de 1993, cuando mi partido Movimiento de Acción Solidaria (MAS) obtuvo más del 50% de los votos en las elecciones municipales del país. Ello, a pesar de que el “sector privado” (léase Grupo Pirámide) había instado a los partidos y comités cívicos de oposición a que se unieran o hicieran coaliciones en todo el país para derrotar al MAS. Supe después que estos dirigentes y sus candidatos, recogían dinero en la propia Cámara de Industria para sustentar sus candidaturas. Recuerdo que esa noche del 9 de mayo, me presenté en el Parque de la Industria a escuchar la conferencia de prensa donde el Tribunal Supremo Electoral daba a conocer los resultados de las elecciones. Observé que el ambiente era como el de un funeral: los partidos políticos y sus dirigentes tenían, como se dice, cara de circunstancias. La mayoría de los políticos de 176

Días antes del golpe

oposición y los fiscales de los partidos se habían retirado. Obviamente, yo estaba feliz y mis correligionarios también. Di una entrevista a los medios de comunicación que aún se encontraban en el lugar y luego me dirigí a la casa de nuestro partido. Cuando íbamos hacia la sede del MAS, el general Francisco Ortega Menaldo, Jefe del Estado Mayor Presidencial me dijo: —Yo no estaría tan contento, señor Presidente. Esto es lo peor que nos pudo haber pasado y le recomiendo que no lo festejen mucho. Confieso que sus palabras me cayeron extremadamente mal. No entendía cómo él podía decir que el apoyo popular otorgado por el pueblo en forma tan contundente, podría ser malo para un gobierno democrático. Algunos de los que oyeron esas expresiones no tardaron en comentarlas, sin que nadie, entendiera qué había detrás de ellas. Sin embargo, en esos momentos la tensión se sentía en el ambiente, casi se podía cortar con el filo de un cuchillo. El 12 de mayo, en horas de la tarde, se presentó un amigo mío a la Casa Presidencial. Pidió hablarme de urgencia y lo hice pasar, pensando que tenía algún problema. Cuando entró en mi despacho, me preguntó en forma un poco alterada, si yo creía que nos estarían grabando. Entonces le dije, para que tuviera confianza, que saliéramos a caminar por los corredores, y así lo hicimos. De inmediato me dijo: —Mirá Jorge, de muy buena fuente supe que ayer se reunieron en casa de los Gutiérrez, en La Antigua Guatemala, algunos empresarios y dos o tres militares, para analizar lo que pasó el domingo anterior en las elecciones. Dijeron que después de lo que había pasado no habría forma de pararte, que lo único que 177

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les quedaba era matarte o matar a uno de tus hijos, para desmoronarte como a Menem. Apenas creí lo que me dijo, pero cuando el amigo se retiró asocié lo que el general Ortega Menaldo me dijera el día de las elecciones y me entró una gran duda y una gran inquietud. Durante toda la noche medité en qué hacer. No quise hablarlo con nadie. Al día siguiente llamé al general Ortega a mi despacho y le comenté lo que me habían contado. Le dije que pensaba jugármela solo y que pensaba sacar a mi familia del país, pues en todo caso el responsable de todo era yo y por supuesto, el que tenía que correr los riesgos. Me escuchó con atención y casi sin meditarlo me dijo: —Señor Presidente, si usted saca a su familia, estaría dando un mal mensaje, yo le respondo con mi vida por la vida de usted, la de doña Magda y la de sus hijos, pero por favor, no los saque del país. Lo que me dijo me tranquilizó un poco; sin embargo, les pedí a todos que no salieran de la Casa Presidencial, hasta que tuviéramos más información sobre lo que estaba sucediendo. En esos días había recibido la carta del presidente del Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF), Mario Granai, en la que requería que detuviera las negociaciones con la guerrilla, argumentando que esa agrupación estaba débil y que era muy peligroso. (Véase el anexo Cuatro) No entendí la lógica del argumento, pero sí la intención; sobre todo cuando me contaron que en la redacción de la carta estaba la mano del coronel Otto Pérez Molina, director militar de inteligencia (G2). Me pedían, en la misma carta, una cita y se las di. 178

Días antes del golpe

La reunión no fue nada feliz, pues ya un tanto molesto, les dije que yo quería parar el derramamiento de sangre, y que si ellos querían continuarlo, que me mandaran las listas de los que irían al frente, porque yo iba a retirar a los soldados que se estaban muriendo allí, sin saber ni por qué. Al terminar esa reunión, me quedó un vacío en el estómago, como cuando se presiente algo malo. Inquieto como estaba, llamé al general Ortega, le referí lo sucedido y me dijo: —Señor Presidente, la cosa está difícil, hay un golpe de Estado caminando. O nos lo dan o se los damos. Cuando salió, confieso que me quedé más confundido. Yo seguía pensando que todo estaba bien, qué carajos estaba pasando, cuál era la fuente de tanto odio y tanto rencor. En realidad no lo entendía. Esto coincidió con que el Vicepresidente Espina se encontró con Fernando Andrade Díaz–Durán, quien le dijo que nosotros estábamos ciegos y que qué carajos le estaba pasando a Ortega, que ya había un golpe gestándose y no lo desarticulaba. También la esposa del mismo vicepresidente, se encontró con la esposa del Ministro de la Defensa, general Domingo García Samayoa, viniendo ambas en un vuelo de Miami, y le comentó que si las cosas seguían así, nos darían un golpe de Estado. Con el tiempo, y ya en el exilio, leyendo el libro Dictating Democracy, de Rachel McCleary, encontré que en la página 164, la autora refiere una conversación con un hombre de negocios, quien le pidió permanecer en el anonimato. Él le contó que el 3 de junio, días después del golpe, en una reunión en casa de Juan Luis Bosch, convocada por Juan José Gutiérrez y 179

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en presencia de otros empresarios, el general Domingo García Samayoa, entonces Ministro de la Defensa Nacional, dijo que la única forma que él tenía “para parar a Serrano, era pegándole un tiro”. Al leer lo expuesto por McCleary en su libro, entendí que todo lo que nos habían dicho era verdad; y agradezco a Dios que nos haya protegido, pues la conspiración era mucho más real de lo que se pensaba y vi muy claro que era motivada por los temores e insatisfacciones de una pequeña cúpula militar y una también pequeña cúpula empresarial. Ya aquí la cosa se hacía evidente, no así quiénes, cómo y cuándo; pero como dice el dicho, “al diablo siempre se le ve la cola”. Tanto en el libro de McCleary, como en el artículo del periodista Juan Luis Font, titulado “La historia tras bambalinas”, en referencia a la junta entre Dionisio Gutiérrez y Otto Pérez Molina, realizada el 29 de mayo, los autores coinciden cuando se lee: “La reunión que habría de señalar la alianza entre sectores civiles y militares para derrocar a Serrano se desarrolla en el curso de esa madrugada” (Siglo XXI, Magazine 21, Nº 56 del 22 de mayo de 1994). En ese mismo artículo, Font hace dos comentarios muy importantes para entender la trayectoria de la conspiración, cuando afirma: “Nada podía inquietar más a los oficiales del Ejército que una decisión tan aventurada de un Presidente al que se le desconfía tanto. Un Presidente que empeñado en la firma de la paz, no dudaría en sacrificar al Ejército para alcanzar este logro político. Para los oficiales, Serrano había perdido la solvencia moral en ese malhadado viaje a Nueva York.” Primero: Observemos que el argumento que se 180

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esgrime en ese artículo, es decir, el temor de los oficiales es, en esencia, el mismo que se expone en la carta del CACIF, de fecha 11 de mayo. Esto indica que la reunión entre Otto Pérez y Dionisio Gutiérrez fue para confirmar y fijar el plan de acción final en el que ya habían venido trabajando y coordinando entre ambos grupos. Prueba de ello es, también, que Pérez Molina invitó a varios del grupo de los allegados a los Gutiérrez, para que dieran charlas a los oficiales de la G2, con lo que logra que los oficiales a su mando estuvieran en la misma línea golpista. Hago ver que esto último se lleva a cabo mucho antes del 25 de mayo, día en que disuelvo el Congreso y la Corte Suprema de Justicia. Por otra parte, también hago ver que en la comisión que estaba llevando a cabo las negociaciones con la guerrilla, estaba debidamente representado el Ejército, con oficiales de prestigio y carácter. Ellos eran testigos de la forma en que se buscaban los consensos en la Casa Presidencial para elaborar y presentar las posiciones del gobierno en la mesa de negociaciones. Segundo: Observamos cómo Font hace mención al incidente de Nueva York, como un hecho que mina mi solvencia moral dentro del Ejército, cuando se sabía que ese incidente fue planificado y llevado a cabo por la dirección de inteligencia G2 a cargo de Otto Pérez Molina, con la participación activa del general José Domingo García Samayoa. Efectivamente, fue un día lleno de éxitos en Nueva York, en el que, como Presidente de Guatemala y acompañado de toda la dirigencia política y social del país, pronuncié un discurso en el cual fijamos una posición total y nacionalmente consensuada. Tan es así, que el texto del discurso mismo, fue elaborado en un 181

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salón del hotel en Nueva York, con la participación de todos los integrantes de la delegación. Todos estábamos eufóricos: se le había puesto el cascabel al gato. La guerrilla estaba acorralada y ahora, por primera vez, la comunidad internacional en pleno nos apoyaba y veía con agrado y sobre todo con confianza, la sólida posición de las fuerzas democráticas del país. Mientras esto acontecía, la G2 trabajaba activamente en desvirtuar el triunfo de la democracia representativa del país, contratando a un camarógrafo para que se presentara a una “barra show” con el fin de tomar un video. Yo nunca pedí ir a ese lugar. Fui llevado, acompañado de mis hijos y de toda la delegación. Cuando llegué al sitio, dije que yo no quería entrar. Entonces, un oficial me dijo que estaba bien, pero que esperáramos a que llegara el general García Samayoa, pues él dijo que iría a realizar un mandado y quedó que allí se juntaría con nosotros. Permanecimos esperando por espacio de quince a treinta minutos. Llegó García Samayoa y pedí que nos retiráramos. Entonces se me informó que la televisión estaba afuera. Ingenuamente pensé que qué iba a estar haciendo la televisión en Nueva York, en las afueras, en una calle marginal; que eso era un absurdo. Pero allí había una luz, grabándolo todo a la loca. Horas después ese video estaba siendo transmitido por la cadena Univisión, con toda una versión que era imposible que la hubiera redactado un camarógrafo que “casualmente pasaba por allí”. Lograron el escándalo que los golpistas querían; y ya después, las disculpas presentadas por Univisión, así como otros testimonios, no sirvieron de nada: habían 182

Días antes del golpe

golpeado mi integridad y reputación. Y aún más, al país y a la esperanza justa del pueblo por la paz. Esta conspiración y su historia íntima y sórdida, amerita otro libro que tengo en preparación. (Véase Anexo: Cinco) Puedo ahora decir que “aquí el diablo ya no solo enseñó la cola, sino que trajo un retrato de cuerpo entero”. A la luz de todo lo anterior, hoy sí que tiene sentido la observación de Ortega Menaldo: “O nos dan el golpe, o se los damos”. Mi conclusión ahora, después de tantos años, es que el golpe yo lo di, pero no a quien debía de habérselo dado; entonces ellos me lo dieron a mí. La conspiración quedó clara, venía gestándose desde muchos meses antes. Las macabras intenciones de matarme a mí, matar a uno de mis hijos, o darme el golpe de Estado, encontraron un detonante con los eventos del 25 de mayo, los que pusieron velocidad a los acuerdos del 29 de mayo, entre Otto Pérez Molina y Dionisio Gutiérrez, aparentemente en representación de sus respectivos sectores. Ahora solo suena en mis oídos las palabras que pronunció el oficial del Ejército que me seguía cuando, el 31 de mayo de 1993, salíamos del despacho del Ministro de la Defensa: “Otra traición vos, hijo de la gran puta”.

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CAPITULO X

La construcción de la fachada

De lo relatado por algunos de los cronistas del golpe de Estado del 1º de junio de 1993, orquestado por la alianza Gutiérrez Bosch–Pérez Molina, se deduce que sus principales problemas para consolidarlo estaban en lograr legalidad, sea como fuere y, en consecuencia, obtener una legitimidad aunque fuera de fachada. Fachada de legalidad Está claro en la legislación guatemalteca, que al Presidente de la República no se le puede destituir; solamente si el Congreso (después de seguir un largo procedimiento avalado por una mayoría calificada de votos) lo declara loco o simplemente en estado de interdicción, por lo tanto incapacitado mentalmente para ejercer el poder. Gracias a Dios que a estos señores no se les ocurrió este procedimiento, pues si no, aun estaría en un manicomio, sirviendo de escarnio para el cumplimiento de sus aviesos fines. La “solución” encontrada por los asesores del Ministro, ante la rotunda decisión mía de

La construcción de la fachada

no renunciar, fue declarar el abandono del puesto, sin importar que yo estuviera sentado en mi escritorio y en mi propio despacho. Causa espanto que esta solución fue encontrada y sugerida por cuatro abogados ajenos a la Corte de Constitucionalidad: Eduardo Palomo Escobar, Marco Augusto García Noriega , Fernando Quezada Toruño y Carlos Enrique Reinoso Gil. Eso sí, con la autoridad e investidura que proporciona el decretar la legalidad de un acto como ese, en el propio despacho del Ministro de la Defensa, apoyados en los fusiles, y “aconsejando” a un par de timoratos magistrados (García La Guardia y Larios Ochaita), quienes también habían concurrido al despacho a prestar sus servicios legales y ponerse a disposición de los “patriotas”. Según ellos, en defensa de la democracia, la violaban, atropellando no solo sus instituciones, sino también ignorando fundamentales y sagrados principios del derecho. Estos principios, si los viola un individuo o autoridad común, constituye un hecho deleznable, paro si lo hace el ente encargado de defenderlos es horroroso, como lo calificó el propio Ramiro de León Carpio, en aquel momento Procurador de los Derechos Humanos, cuando en la entrevista dada al periodista Haroldo Shetemul, manifestó: “…la resolución emitida por la Corte el 25 de mayo en contra de Jorge Serrano, fue una resolución política, que si bien ayudó a salir de la crisis, de formalismo jurídico no tenía absolutamente nada. Al contrario, algunos juristas connotados la califican de horror jurídico.” Sin embargo, un nuevo concepto se acuña en la legislación guatemalteca y es “el horror jurídico”; lo 185

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que quiere decir que cuando un hecho se realiza al amparo del poder de las elites (empresariales y militares) y sobre todo, en el despacho mismo del señor Ministro de la Defensa, este constituye fuente de derecho. Léase cuidadosamente: se perfecciona un golpe de Estado, sin importar que nombre se le de. Es inconcebible, y al mismo tiempo preocupante, que muchos de los formadores de opinión pierden objetividad en el análisis e interpretación de los hechos, pues si quieren que sean publicados, tienen que estar dentro de la línea marcada por los editores. O lo que es peor: la de los dueños de los editores. Así que, por eso y por las consabidas “fafas” (este término, es simplemente un soborno para cualquier mortal, pero para un comunicador social es simplemente una “fafa”) la opinión pública se traga un dinosaurio de este o de cualquier tipo. A la luz de esta realidad, los golpistas pudieron dar un barniz de legalidad, pero quedó manifiesta la vergonzosa irresponsabilidad del sistema de justicia; sistema que a partir de ese momento ha sido fiel y obediente a los dictados de las elites económicas, quienes se protegen comprando jueces, magistrados y fiscales. Pero no ha quedado allí, pues el sistema de manipulación y compra de la justicia que ha impuesto esta elite económica, ha favorecido el narcotráfico y el crimen organizado, quienes, haciendo uso del mismo, tienen en Guatemala un paraíso para delinquir, tal como lo describió la cadena BBC de Londres, en reportaje que publicó sobre la impunidad en Guatemala y el diario El Pais de España, entre otros. Este sistema, como veremos más adelante, lo han usado para perseguir a las personas que en algún momento se les han insubordinado; para debilitar al 186

La construcción de la fachada

mismo Ejército, persiguiendo selectivamente a algunos de sus oficiales; cubriendo escándalos financieros como el interno dentro de la familia Gutiérrez, que ha tenido fallos de tribunales internacionales y en Guatemala, que es el país afectado y estafado, parece que no existiera. Así también, el sistema ha protegido a los esbirros utilizados para los “tumbes” de droga, contrabando e incluso para la mal llamada limpieza social. En realidad ya no hay sistema de justicia, se ha ultrajado el derecho y lo que es peor: se ha alienado la conciencia de toda una nación, que sabe que la “justicia” tiene dueño. A manera de ilustración, relato lo que me contaba hace poco un Magistrado de la Corte Suprema de Justicia. Recién llegado al puesto, recibió la visita de uno de los abogados litigantes de un grupo económicamente poderoso y le dijo que sabía que le tocaba a él ser ponente en un caso en el que estaban involucrados sus representados. Le explicó que su visita tenía el objetivo de entregarle el tenor de la resolución que ellos querían que se emitiera, lo cual le ahorraba al magistrado la pérdida de tiempo. Y que además, el contenido del borrador ya estaba debidamente conversado y viabilizado con otros magistrados. También le hizo ver cuánto era lo que al magistrado le correspondería por sus “buenos oficios”. Fachada de legitimidad ¿Cómo hacer para que la comunidad internacional y la ingenua conciencia nacional, que estaba feliz con que yo hubiera disuelto el Congreso de la República y la Corte Suprema de Justicia, se tragaran el 187

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cuento de que no eran Gutiérrez Bosch–Pérez Molina y compañía, los autores y ejecutores del golpe de Estado? Lo primero que soñaron y decidieron, según lo relatado por Juan Luis Font y Rachel McCleary en sus documentos, fue organizar una manifestación masiva el 31 de mayo, dando el respaldo al movimiento golpista y demostrar así, repudio a las medidas tomadas por mí. Aparentemente esta ilusión nacida de su euforia golpista y su capacidad manipuladora, duró poco, pues ambos autores relatan que, tanto Dionisio Gutiérrez como Otto Pérez Molina, se dieron cuenta de que no tenían capacidad de convocatoria y que su ilusión no era más que eso: una ilusión imposible de concretarse. Eso resultaba lógico, porque la gente estaba feliz con las medidas tomadas. No entusiasmaba a nadie la idea de los militares nuevamente, ni mucho menos la idea de los Gutiérrez al poder. Antes bien, en la misma puerta del Palacio Nacional, la propia Rigoberto Menchú, con un grupo de unas cien personas, gritaban que se estaba dando un golpe militar, y agredieron a los civiles que se estaban prestando a eso; tal fue el caso de Jorge Carpio Nicolle, de Alfonso Cabrera y de sus respectivas comitivas. El grito en la calle era lo suficientemente elocuente: “¡Es un golpe militar!”, “¡Militares no, civiles sí!”. Para resolver en forma inmediata el incidente, los golpistas juntaron a las pocas personas que estaban en el Palacio; a unos los sentaron y a otros los pusieron de pie, en el Salón de Recepciones y con todos ellos enmarcaron el escenario, procedieron a leer el atroz parapeto jurídico con el que, según ellos, salvaban el bache que el golpe de Estado les representaba. 188

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Conscientes de que la foto no era suficiente, corrieron a buscar caras para apoyarse y lo hicieron en lo que llamaron la “Instancia Nacional de Consenso”, que cobró vida el 30 de mayo, dando continuidad al Foro Multisectorial del CACIF, incluso reuniéndose en la misma sede de la Cámara de Industria. Eso demuestra que también estos señores se convierten por sus habilidades y dinero, en los dueños de la “legitimidad”, para lavar la cara a todo lo que ya el eje Gutiérrez–Pérez Molina había consumado. Títeres y titiriteros Con perdón de quienes hacen del espectáculo de títeres un aporte significativo a la educación de niños y jóvenes, considero necesario ilustrar esta parte de mis ref lexiones, con un símil entre los títeres y los titiriteros políticos que montaron el golpe de Estado del 31 de mayo de 1993. Encontré unas definiciones en Internet, de autor desconocido, pero que sirven para apuntalar el concepto de lo que referiré en este mismo capítulo: “Una marioneta o un títere es una figurilla o muñeco que se gobierna de manera que parezca que su movimiento es autónomo. Su movimiento se efectúa con la ayuda de muelles, cuerdas, guantes, alambres, hilos, palos y demás utensilios adaptados a cada tipo de marioneta o títere. Las marionetas hablan siempre con una voz aguda, chillona y falsa”.

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Reunión llevada a cabo, el 1 de junio de 1993, en el Salón de Recepciones del Palacio Nacional de Guatemala, en la que un grupo de civiles, aparecen apoyando el golpe de estado, perpetrado esa madrugada por la cúpula militar.Hecho curioso para los que todavía dudan si fue un golpe. En la foto, vemos que el segundo de pie de derecha a izquierda, es el famoso locutor de TGW Radio Nacional de Guatemala, Otto Rene Mansilla, a quien se le conocía como la voz del “Golpe de Estado”, con micrófono en mano, listo para relatar un golpe mas.

Cuando reviso esta foto, una y otra vez, encuentro en ella que hay gente buena, mezclada con oportunistas, con maleantes y desconocidos; personas sedientas de protagonismo. Lo que es una realidad es que allí estaban todos: algunos prestando su cara y otros solo su bulto. Supongo que la mayoría de buena fe. Sin embargo, aunque he comprado dos lupas, una más fuerte que la otra, no he podido encontrar en la foto a los verdaderos responsables de la conspiración. Observe el lector que no está Juan Luis Bosch, ni Dionisio Gutiérrez, ni Otto Pérez Molina, ni Luis Fernández Ligorría. Entonces me pregunto: ¿por qué 190

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estos señores no dieron la cara? ¿En dónde estaban en ese momento? ¿Qué estaban haciendo? Solo me doy cuenta de que, siendo ellos los titiriteros, no podían dejarse ver, pues así, el espectáculo perdería su efecto en tan interesante función. Para ser más claro en el concepto, he recurrido a Wikipedia para obtener una explicación de lo que es un titiritero, la cual transcribo a continuación: “El titiritero diseña el contenido de la representación basado en historias, cuentos o tradiciones populares o bien en argumentos de su propia invención. Escribe el guion de la representación y lo adapta a los muñecos de que dispone. Busca y selecciona otros objetos o materiales que serán utilizados por los muñecos en el desarrollo de la obra. Pinta el fondo de escenario y lo decora. En el momento de la representación, provoca su movimiento manejando los hilos, cables o varillas de las marionetas o introduciendo su mano en el interior. Para animar los muñecos, habla o canta imitando la voz de los diferentes personajes.” Viendo así la cosa, ya se entiende mejor lo que pasó ese día y también entenderemos un poco mejor lo que pasó en los años venideros, pues los señores títeres de la foto, hoy después de veinte años ya no están, o están presos, son perseguidos, están marginados o en el abandono y anonimato. Sin embargo, los titiriteros de esta historia han gozado de toda clase de impunidad y mantienen su vigencia, sobre todo los Gutiérrez–Bosch, quienes han usufructuado el poder al máximo. Incluso, llegaron a privatizar la Presidencia de la República en tiempo de Oscar Berger Perdomo. Lo que falta por ver es si su compañero de la aventura del 93, general Otto Pérez Molina, ya como Presidente de la República de 191

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Guatemala, se les subordinará y les hará caso; o bien, ya con la banda en el pecho, buscará su autonomía e independencia. Esto solo lo podremos saber, cuando se empiecen a pelear entre ellos. Regresando a nuestra foto, los casos más dramáticos son los de Jorge Carpio Nicolle, Epaminondas González Dubón y Ramiro de León Carpio. Jorge Carpio Nicolle, un buen hombre, como político muy orientado a su deseo de ser presidente; sincero y de gran calidad humana; obviamente, en la foto lo colocaron de pie, como figura prominente. Quién le iba a decir al pobre tocayo, como yo le llamaba, que un mes después lo iban a asesinar en una forma tan cobarde, tan inhumana, tan deleznable y, en una palabra: tan horrenda. Quiero decirles que cuando supe de su muerte lo lloré y mucho, a pesar de la diferencia que él y yo habíamos tenido. Jamás un hombre así, al que el país le debía mucho, merecía tal muerte. En cuanto a Epaminondas González Dubón, se trataba de un abogado de reputación, a quien yo traté muy poco, básicamente dentro de la relación institucional. Sin embargo, conversar con él era suficiente para aquilatar su capacidad. El no asistió al llamado que le hizo el Ministro de la Defensa. Sé que su dignidad se lo impedía, y por eso no me explico por qué aparece en la foto. Tengo entendido que después, él mismo comentó su desacuerdo con la salida jurídica que le impusieron a la Corte de Constitucionalidad. En forma misteriosa armaron un atentado, que algunos dijeron que era para impedir que hablara, y que lo que pretendían era solo amedrentarlo; pero la bala no les hizo caso, pues al fraccionarse en el resorte de un asiento, hace que una esquirla llegue a uno 192

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de sus pulmones y desgraciadamente lo mata. Otra muerte cobarde, inhumana y condenable desde todo punto de vista. No es justo que a hombres así los asesinen de esa manera. Ramiro de León Carpio, también un buen hombre, un poco ansioso de protagonismo, quería ser Presidente, pero no tenía claro cómo lo podría lograr. Recuerdo unos meses antes del golpe, me pidió una entrevista y por supuesto, lo recibí. Me llegó a entregar el informe de su primer año de gestión como Procurador de los Derechos Humanos. Cuando a la ligera lo revisé, le dije: —Ramiro, qué bueno que se te acabaron las fotos tuyas, porque si no hubieras entregado un reporte de mil hojas. Él solo se echó a reír y me dijo: —¡Qué jodido sos! A Ramiro lo utilizaron de tal forma, que le exprimieron su dignidad, haciéndolo que se atropellara a sí mismo; que atropellara sus convicciones e incluso sus propios ideales, llevándolo a una muerte en vida, la que no pudo sobrellevar y según me cuentan algunos de sus amigos, eso fue lo que lo mató. A Francisco Reyes López lo utilizaron bien, pero solo por unos momentos, pues ya estando en el gobierno como Vicepresidente se dio cuenta de la realidad de las cosas, tomó actitudes que no solo lo separaron de los dueños del país, sino que lo enfrentaron, al extremo que le montaron su tinglado y no estuvieron satisfechos hasta que lo metieron preso. Con Eduardo Palomo Escobar la cosa no fue diferente. A él lo usaron. Paradójicamente, fue perseguido después, durante el gobierno de Berger, el de la privatización de la Presidencia. Palomo era socio y abogado del Presidente del Banco del Café, Eduardo 193

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González, personaje que pretendió definir una política independiente, enfrentándose políticamente a los dueños del país. Tuvo suerte, pues aunque quedó sin poder ni dinero, lo cierto es que quedó vivo. Le cerraron el banco de su propiedad y para acallar este abuso, lo persiguieron a él y a sus colaboradores (incluyendo a Palomo Escobar) matando así las posibilidades de que Eduardo González pudiera llegar a la Presidencia y de paso, castigándolo por pretender hacerles sombra. En la foto también está Carlos Vielman, el personaje que más cercanía tiene con los Gutiérrez–Bosch. Hombre fiel y extremadamente obediente a ellos. Posteriormente, cuando se disuelven los estamentos de inteligencia del Estado, es Vielman a quien ellos designan para organizar su inteligencia, pero ya en forma privada, llevándolo en el Gobierno de Berger, el de la privatización de la Presidencia, hasta la importante posición de Ministro de Gobernación. ¿Qué hicieron con Vielman? Eso es historia. Basta leer el libro “Crimen de Estado. El caso Parlacen”, escrito por Lafitte Fernández, para saber hasta dónde fueron capaces de llegar con el poder en las manos. Hoy, Carlos Vielman está preso en España, esperando ser enjuiciado. A los militares presentes, antes de lo que canta un gallo les habían puesto la punta del zapato en la rabadilla y los tenían de patas en la calle; tal fue el caso del general Domingo García Samayoa y Roberto Perussina. Los otros, como Enríquez, tuvieron mejor suerte y duraron un poco más. El resto, son personajes como Mario Solórzano, Arturo Soto, Alfaro Mijangos, Reinoso Gil, Mario García la Guardia, Larios Ochaita, Rodolfo Orozco, personajes que no sé si sabiéndolo o no, prestaron la cara. Con el tiempo los han reciclado, les ha dado 194

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un poco de protagonismo, pero en general, hoy si no están muertos, disfrutan de la marginación y el anonimato. Entre los otros hay algunos que no distingo o no recuerdo, y algunos a los que me referiré posteriormente, pero creo que lo que aportaron fue el bulto, para hacer volumen en la foto, lo cual como vimos anteriormente, también es responsabilidad del titiritero: organizar el escenario. La filosofía de los titiriteros Ellos y sus acompañantes y adláteres están convencidos de “que lo que es bueno para ellos es bueno para el país” y que todo aquel que se oponga a tan justa y conveniente premisa, es un enemigo del Estado, sacrílego de la libertad, antidemocrático y mal elemento para el desarrollo. Naturalmente que esto los lleva a “su” realidad: los buenos gobernantes son los que les obedecen, los dóciles, los que se hacen de la vista gorda y les permiten usar al Estado y sus instituciones para apuntalar y promover su progreso, pues de acuerdo con su filosofía, si ellos progresan, también el país progresa. ¿Hasta donde hemos llegado en Guatemala, con esa filosofía? En aras de la defensa de la Constitución se le viola, siempre y cuando sea con la venia de ellos. En aras de la defensa de la justicia, se comete todo tipo de injusticias, siempre y cuando sea para protegerlos. En aras de la defensa del derecho, se atropellan los más elementales principios que lo sustentan. Ellos siempre lo justifican diciendo que eso es para evitar mayores males. En aras de la defensa del pueblo, se aseguran y consolidan los privilegios de los poderosos, convencidos de que ellos son el termómetro del bienestar en el 195

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país, y lo que es peor, parece que hubieran convencido al pueblo de que, en aras de la subsistencia misma del Estado, hay que venderlo a unos pocos, que se autoproclaman como los productivos, los proveedores del empleo y los garantes de la seguridad. Que un ministro de la Defensa, apoyado por las bayonetas y fusiles, llame a cuatro abogados, los ponga a redactar una resolución de la Corte de Constitucionalidad y que después llame a los magistrados para que la ratifiquen y firmen, en su propio despacho, eso lo consideraron práctico, conveniente y necesario, es decir, un caso vital para el país. Entonces ¿por qué nos asustamos de que los abogados de los poderosos dicten justicia, sobornando o amenazando jueces? ¿Por qué nos asustamos de que esos mismos abogados redacten las resoluciones de jueces y cortes, si el ejemplo está bien sustentado en la habilidad y astucia de remover a un Presidente por el hecho de no alinearse? Bueno, se abrió la puerta y ahora la usa todo aquel que tenga billete suficiente para llegarle al precio a los jueces y magistrados. Eso sí es perversión del derecho. Sin embargo, para ellos, el fin justifica los medios, siempre y cuando sean los que controlen y utilicen esos medios. Permítanme, para cerrar este capítulo, repetir la expresión de Ramiro de León Carpio cuando, siendo presidente de facto, manifestó en entrevista concedida a la ya citada revista “Crónica”: “…la resolución emitida por la Corte el 25 de mayo en contra de Jorge Serrano, fue una resolución política, que si bien ayudó a salir de la crisis, de formalismo jurídico no tenía absolutamente nada. Al contrario, algunos juristas connotados la califican de horror jurídico.” 196

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De izquierda a derecha, el licenciado Epaminondas González Dubón, presidente de la Corte de Constitucionalidad, y el ministro de la Defensa, general Domingo García Samayoa, cuando este último se dirigía a la prensa en nombre de la Instancia Nacional de Consenso, agrupación organizada dos días antes. Resulta irónico que fuera un militar, con todas sus insignias y charreteras, quien representara a una instancia supuestamente “civil”.

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CAPÍTULO XI

Los problemas después de la función

La fachada de la sucesión Como decimos en buen chapín: “el atol estaba listo, solo pendiente de ser repartido con el dedo”. Nuevos actores aparecen en escena, y algunos de los títeres, al pasarle la euforia, se empezaron a dar cuenta de que no todo era color de rosa, ni entusiasmo golpista. ¿Quién me debía sustituir? Esa se convierte en una interrogante crucial. La Constitución Política, en su Artículo 189, claramente determina que, en ausencia temporal o absoluta del Presidente de la República “lo sustituirá el Vicepresidente. Si la falta fuera absoluta, el Vicepresidente desempeñará la Presidencia hasta la terminación del período constitucional”. Más clara no podía estar la cosa. Si verdaderamente estaban defendiendo la Constitución, qué mejor ejemplo que cumplirla y respetarla, reconociendo la autoridad de Gustavo Espina, el Vicepresidente. Pero esto no era lo que querían los dueños. No habían llegado hasta allí, para cumplir con una norma que no les convenía, porque la Constitución y las leyes

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son para ellos indicativas de un mero formalismo para que las cumplan otros. Ellos son los dueños y están por arriba de la ley. Pero, ¿qué sucede? Empiezan a reaccionar los de la foto y los militares, García Samayoa, Perusina, Ortega, y otros más se dan cuenta de que con Espina hay seguridad para ellos, y que sin Espina su suerte está en la nebulosa. Mientras tanto, se enteran de que Enríquez, Pérez Molina y sus “aliados” están buscando otra solución, que para ellos era incierta y peligrosa. Estos habían soñado con mi renuncia y la de Espina, las que se comprometieron a conseguir en determinado momento, pero que nunca obtuvieron. García Samayoa, llegó a afirmar que él tenía en su mano esas renuncias. Me imagino que creyó que al enseñarnos las pistolas accederíamos, corriendo, a entregárselas. Ante esta realidad, los tres abogados que tenían trabajando en el parapeto jurídico, llegaron al despacho del Viceministro de la Defensa, José Luis Quilo Ayuso, con el fin de ultimar los detalles que le dieran una cara legal al gobierno provisional que ellos querían. Esto no era fácil, pues la Corte de Constitucionalidad, técnicamente, no podía emitir ningún fallo, sino solamente un decreto o una resolución, lo que terminó siendo un Acta de Ejecución. Eso no tenía la fuerza legal para dar paso a la destitución del Presidente y Vicepresidente y mucho menos a llamar la instalación de un Gobierno Provisional que era lo que los militares golpistas querían y forzaban, ante las circunstancias planteadas. Sobre todo para la evitar la llegada de Espina. Ellos creyeron que nosotros íbamos a ser dóciles o quizá miedosos, como lo eran los famosos de 199

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la Instancia Nacional de Consenso, quienes al estar la declaración lista, rápidamente reaccionaron cuando el Viceministro de la Defensa, Quilo Ayuso, irrumpió en el cuarto donde los tenían reunidos. Tal como lo relata McCleary, literalmente les “ordenó a todos que se fueran. Que la conferencia de prensa iba a iniciarse”. De ese calibre eran los gestores del golpe: se habían cambiado los papeles, los civiles eran ahora los obedientes y no deliberantes. Menudos “dirigentes” que van al espectáculo sin siquiera saber a ciencia cierta qué era lo que se iba a presentar. Esa famosa Acta de Ejecución, documento que se le presentó a García Samayoa, llamaba a los militares a que prestaran “el auxilio necesario” para asegurar que la primera resolución se convirtiera en una ley. De esta manera, los militares no iban a estar actuando por propia iniciativa, sino más bien de acuerdo con la autoridad democrática civil. ¡Qué ironía más triste! Los militares ya habían actuado y lo que estaban haciendo era darle viso legal a lo ilegal; y repito: estaban impidiendo que la sucesión se diera en el marco de lo que ordenaba la Constitución. Se trasladaron ahora al escenario de los hechos, en donde ya Quilo Ayuso había mandado a colocar el telón de los respaldos o, como yo lo veo, el de la vergüenza. García Samayoa anunció que el alto mando continuaría su reunión con los magistrados de la Corte de Constitucionalidad, con el fin de determinar los procedimientos legales para que el país regresara al “orden constitucional”. En la declaración de García Samayoa, quedaron establecidos conceptos dignos de una tragicomedia. Predice el retorno a la constitucionalidad, de la siguiente manera: 200

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Para dar cumplimiento al artículo 189 de la Constitución, Espina asumiría la Presidencia, pero que debería renunciar inmediatamente. Que la renuncia de Espina sería presentada al Congreso, para que fuera ratificada. Que el Congreso que ratificaría la renuncia de Espina, sería previamente purgado, pues deberían haber renunciado todos los diputados depurables que aparecían en una lista. Que después, el Congreso, ya depurado, elegiría al nuevo Presidente y al nuevo Vicepresidente. Que se reconocía la autoridad de la Corte de Constitucional para que le asignara el papel que el Ejército debería de jugar. Definitivamente que esto es propio de un país de opereta. Casi doy la razón a quienes nos apodan como “repúblicas bananeras” (“Banana Republics”). Solo observemos: el Ministro de la Defensa establece que Espina asume temporalmente, lo cual es un hecho inconstitucional. Dice que debe renunciar, hecho inconstitucional; que el Congreso debe dar posesión a Espina y aceptar su renuncia. O sea, está aquí decidiendo por el Congreso y, lo que es aún peor, determina que el Congreso que realice estos actos debe ser previamente depurado. Es decir, que todos los diputados de la lista deben renunciar previamente. Todo esto es arbitrario e inconstitucional. Qué horror que lo diga un Ministro de la Defensa; pero mayor horror es que lo avalen los magistrados de la Corte de Constitucional. Si esto no fue un golpe militar, habría que definir un término más contundente en lugar de la palabra golpe. Pero esto no queda aquí. Determinan que ese Congreso ad hoc, depurado y obediente, deberá elegir 201

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al nuevo “Presidente y Vicepresidente” constitucionales, por supuesto… No contentos con todas estas medidas de hecho, también legisla por la autoridad de las charreteras y los fusiles, declarando que el Ejército y los militares asumirían el papel que la Corte de Constitucionalidad les habían asignado. Norma esta muy sui generis, ya que no está previsto en la Constitución, que el ejército se subordine a una Corte, pero como ellos lo hacían y los dueños del país estaban en la jugada, eso no era inconstitucional, sino que completamente legal… Van con Espina a plantearle el plan, pero le hacen ver que para darle posesión, el sector privado exige que previamente presente su renuncia; a lo que Espina, con toda razón se niega. Al no cumplirse con la condición de los dueños, Espina ya no era una opción. ¿Y ahora qué? La depuración del Congreso tampoco estaba fácil. Cabrera Hidalgo de la DC, para impulsarla, pedía que se quitara de la lista de depurables a Lobo Dubón y Jorge Carpio de la UCN. También pedía que se quitara de la misma lista a Edmund Mulet. Rodil y los magistrados de la Corte también se defendían de la depuración que querían hacer con ellos y, hábilmente, estaban formando una alianza con los partidos políticos para apoyar la tesis de Espina, la que se oponía frontalmente a las ambiciones del sector privado y la de los militares que apoyaban a Pérez Molina y a Enríquez. El 2 de junio, en medio de todo este relajo, aparece Espina en televisión acompañado de García Samayoa y Perussina, afirmando que él no había renunciado y que ya había hablado con diferentes sectores y representantes de países, incluso con el Departamento 202

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de Estado de los Estados Unidos y que todos lo reconocían a él como el único y legítimo Presidente de Guatemala. Declaró también que las depuraciones tanto de la Corte como del Congreso, no eran viables, porque no existía ningún medio legal para realizarlas. Ese mismo día, Pérez Molina se entera de que, tanto él como nueve oficiales más, habían sido destituidos de sus cargos por alterar el orden jerárquico e insubordinación. Al enterarse de esto, el sector privado contactó a Pérez Molina y a su segundo, Mario Mérida, para que se pusieran en actitud de combate, pues se decía que los oficiales jóvenes iban a ser transferidos a Alta Verapaz o al Quiché, lugares en donde había hostilidades con la guerrilla. Según cuentan, el sector privado financió a algunos oficiales para que salieran del país y evitar así que se concretara su nueva designación. De golpe y porrazo, como se dice comúnmente, el escenario estaba complicadísimo. Los militares que habían dado el golpe se habían dividido, por temores y ambiciones puramente personales. Esta división le daba una oportunidad a los políticos y a Rodil, de recobrar algo de protagonismo. El sector privado, sintiéndose amenazado, estaba dispuesto a explotar cuanto cartucho tuviera a su alcance. Los Estados Unidos enviaban severas órdenes a los militares de Guatemala, principalmente al alto mando, de no permanecer bajo un régimen militar. Esto último, aparentemente les fue comunicado como una decisión tajante tomada al más alto nivel en el Departamento de Estado en la que participó Meter Tardoff, Subsecretario de Estado para Asuntos Políticos, y Bernard Aroson, Subsecretario de Estado para 203

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Asuntos Internos de América Latina. ¡Qué horror o qué tragedia! Todo se había vuelto un enjambre de ambiciones y posiciones para repartir el puesto que yo tenía y que sin ninguna autoridad me quitaron. Me contaron que en el propio sector privado ya las ambiciones se hacían sentir. Alejandro Botrán se sentía el ungido, pero también Edgar Heinemann, quien anduvo presentando un plan para pedirme la renuncia, pensando que una mediocre presentación lo habilitaba para dirigir el país. Supe después, de buena fuente, que la discusión con sus amigos era si debían pasarse a vivir a la Casa Presidencial o deberían quedarse en su casa. Eso me hace pensar también que, en la “profundidad” de sus elucubraciones, discutieron el tamaño de las maletas que podrían llevar. Hábilmente, el sector privado, en una junta con García Samayoa y otros militares, los convence de que el camino era elegir a un nuevo Presidente por parte del Congreso, tal como estaba; es decir sin depurar, y a un nuevo Vicepresidente, asumiendo nuevamente el Ministro la responsabilidad de conseguir la renuncia de Espina. A estas alturas, un nuevo golpe se fraguaba dentro de los mismos militares. Enríquez, en contubernio con el sector privado y en reuniones secretas, había llegado al acuerdo de impulsar una salida a la crisis, aislando a los líderes de los grupos populares y de los sindicatos y contactado personalmente a los comandantes de las principales zonas militares del país. También hábilmente, este grupo que caminaba de manera soterrada para conseguir una solución a su medida, hacía que los representantes del sector privado involucrados en estas reuniones secretas, siguieran 204

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participando en la Instancia Nacional de Consenso, a la que ya en ese momento, se les habían unido líderes populares del FMS, con excepción de Helen Mack y de Rigoberta Menchú. En este entorno, Rigoberta Menchú, quien sí tenía claro lo que estaba pasando, denunció que cuatro golpes militares tuvieron lugar. Estas determinantes declaraciones de Rigoberta encendieron la furia de García Samayoa, quien desesperadamente trataba de encubrir y negar enfáticamente la participación de los militares en el golpe o los golpes, como lo declaraba la Premio Nobel de la Paz. Las cosas así, daban al sector privado una posición privilegiada en las negociaciones con García Samayoa y compañía, porque mantenían una relación formal con los militares, a través de la Instancia Nacional de Consenso; mantenían una negociación activa y determinante en las reuniones secretas con Enríquez y compañía. Así también, habían logrado marginar de las negociaciones reales a los líderes de los sectores populares; pero formalmente los seguían saludando en la Cámara de Industria, en el marco de las reuniones de la Instancia. Estos titiriteros sí que habían jugado fino, usando a su sabor y antojo y aprovechado para sí mismos las divisiones que claramente se planteaban dentro del grupo militar; tanto entre los grupos de García Samayoa, como en el de Enríquez. También aprovechaban la división que se daba en los sectores populares, entre los grupos de Rigoberta Menchú y Helen Mack y el de Nineth Montenegro, Armando Sánchez y Alfonso Fuentes Soria. Me han asegurado que es ahí cuando nace la gran amistad entre Nineth Montenegro, dirigente del 205

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Grupo de Apoyo Mutuo (GAM) y el empresario Dionisio Gutiérrez. Buscando el formalismo y aterrizando una solución, se pide a la Instancia que elabore una terna de candidatos para que dentro de ella el Congreso escoja al Presidente y Vicepresidente. Dicha terna debía incluir candidatos que fueran aceptables para los grupos participantes. Finalmente, la lista quedó integrada de la siguiente manera: Ramiro de León Carpio, Procurador de los Derechos Humanos; Arturo Herbruger Asturias, Presidente del Tribunal Supremo Electoral; y Mario Quiñones Amézquita, ex ministro de Relaciones Exteriores. Los sectores populares, al ver la propuesta, decidieron abstenerse de apoyarla, pues declararon que los propuestos eran personas políticamente alineados. Sin embargo, en aras de encontrar una solución, no votaron a favor pero tampoco los vetaron. Esta actitud hizo que los miembros de sector privado los acusaron de carecer de un espíritu de participación y apoyo, alimentado por su falta de experiencia en la participación política y falta de entendimiento del proceso de negociación. Hoy, recordando eso, entiendo que lo que sucedió es que los dirigentes de los sectores populares involucrados en la Instancia, ya sabían o intuían que una negociación paralela, sin participación de ellos, se estaba llevando a cabo entre el sector privado organizado y algunos de los militares, como en efecto sucedió. Cualquiera que conociera a los personajes involucrados en la lista sabía que todos eran buenas personas; pero que Mario Quiñónez no tenía el más mínimo chance, pues a mi criterio, solo lo habían incluido para relleno, ya que él sería muy independiente y eso no les 206

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convenía a los señores que estaban batiendo el chocolate en forma determinante. Arturo Herbruger, un buen hombre, muy digno, íntegro, pero la edad ya no lo favorecía, y todos los grupos tenían la duda de quienes serían los que finalmente lo rodearían y los que eventualmente manejarían el gobierno. Hago ver que cuando yo era Presidente del Consejo de Estado, apoyé e impulsé con entusiasmo su designación como magistrado del Tribunal Supremo Electoral y también su designación como Presidente del mismo. Ramiro de León Carpio fue, desde un principio, el incluido para ganar. Tenía todo el perfil que los señores del sector privado querían (por ende con muy buena entrada en la derecha ideológica del país) y también el que los militares del grupo de Enríquez deseaba. Ramiro había sido el secretario privado de Mario Sandoval Alarcón, líder de la derecha política del país y fundador del Movimiento de Liberación Nacional (MLN). Cuando Sandoval Alarcón fue vicepresidente y presidente del Consejo de Estado, en tiempo del Presidente Kjell Eugenio Laugerud García. Por otra parte, también Ramiro había sido Gerente de la Asociación Nacional de Azucareros; es decir, fue un fiel y obediente operador de este oligopolio cartelizado del país, hecho que le daba una confianza absoluta a los miembros del sector privado que estaban participando en el movimiento. Ramiro fue también el segundo en mando en el partido Unión del Centro Nacional (UCN) lo que le daba acceso a las bases del partido, aunque su relación con Jorge Carpio Nicole, su primo, en ese momento fuera mala. Todo esto estaba bien, pero además tenía 207

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en su haber ser el Procurador de los Derecho Humanos, posición desde la cual trabajara un perfil de izquierda, denunciando hechos violatorios y atacando sistemáticamente a las Patrullas de Autodefensa Civil (PAC). Se podría decir que él, Ramiro, era el piloto ideal, pues podría sacar la mano hacia la izquierda y cruzar a la derecha sin problemas. Irónicamente, Ramiro de León ocupaba el alto cargo de Procurador porque yo lo había apoyado y prácticamente negocié su reelección, a pesar de que Jorge Carpio me dijo: “Tocayo, no hagas eso, si insistís te voy a apoyar, pero dejame decirte que te vas a arrepentir”. Para cerrar este capítulo, quiero simplemente reproducir partes de la carta que Dionisio Gutiérrez el golpista en jefe, enviara a Ramiro de León Carpio, antes de ser designado como presidente, y que incluyo como anexo 3. Notemos sus conmovedores comentarios: “estaré fuera de Guatemala solo 4 dias, quiero que sepas que me voy con el corazón tranquilo porque dejo a mi Pais, ……, en manos de un hombre digno……..” yo me imagino al leer esta expresión, el alivio que sentía Dionisio, cuando el golpe en que había soñado y trabajado por el, estaba concretado, y así todas las seguridades a sus privilegios y ambiciones aseguradas. Continúa en la carta dejándole instrucciones, “te pediré que en los próximos 2 años y medio, es que reivindiques y des el lugar que le corresponde a nuestros amigos patriotas que arriesgaron su vida por la democracia y ahora están pasando momentos que no merecen, además, creo que tu seguridad dependerá de que tengas hombres como ellos a tu alrededor, que 208

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sabrán aconsejarte en muchas decisiones difíciles que tendrás que tomar”. En este caso, es obvio, que se refería concretamente al General Enríquez, al Coronel Pérez Molina y su grupo. En la pos data, le dice una cosa sumamente interesante,”Ps. Pido disculpas por no llamarte Señor Presidente, pero a la hora que escribí esta nota, no te habían puesto la banda presidencial,….”, una de dos, será que este señor es adivino o un gran manipulador, pues como iba a saber cual sería el resultado de una votación que se llevaría a cabo en el Congreso de la República posteriormente. Por supuesto para terminar, le da una última instrucción: “Ps. No te olvides del referéndum”

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CAPITULO XII

La persecución

El hecho estaba consumado: “Habemus Presidente”. El Congreso, espurio, depurable y en artículo de muerte, había sido habilitado por el sector privado y los militares, para que les sirvieran y les proporcionaran una salida legal para encubrir el golpe militar, conducido, instigado y dirigido por los señores “dueños del guayaba”, e instrumentalizado por los obedientes y no deliberantes general Enríquez y coronel Pérez Molina. Fue la tesis militar, con el apoyo del sector privado, la que triunfó en la disputa dentro del ejército. De allí en adelante todo lo político no fue más que buscar fachadas y acomodo a los diferentes sectores, mientras los verdaderos objetivos del Grupo Pirámide, no se hicieron esperar y se fueron concretando como ya veremos más adelante. Sin embargo, para los golpistas, el hecho de que yo no hubiera renunciado les continuaba molestando, pues claramente sabían que era una piedra en el zapato para la legalización de todos los horrores cometidos; sobre todo porque en el seno del ejército existían fisuras que ellos mismos no podían prever a dónde podrían llegar. De igual forma, la situación con los

La persecución

sectores sociales no estaba del todo resuelta satisfactoriamente. Yo estaba en El Salvador, tratando de estabilizarme con mi familia y preocupado por lo que podría ser nuestro futuro. El Presidente Cristiani y todos los miembros de su gobierno se portaron con nosotros en una forma muy especial, y nos arreglaron la estancia en el Hotel Presidente. Al tercer día recibimos la visita de un funcionario, quien llegaba sumamente preocupado, pues tenían información de inteligencia, no completamente comprobada, que indicaba que se podría llevar a cabo un atentado contra mí, y que por eso nos iban a trasladar a una casa a la orilla del lago Coatepeque. En efecto, el traslado se hizo de noche y cambiando vehículos a mitad de la ruta, posiblemente para despistar. Llegamos a nuestro destino: una casa semiabandonada, habilitada con algunas camas y catres, sábanas y toallas; así como con provisiones. También colocaron un equipo muy discreto de seguridad. Esa noche casi no dormimos. Estábamos mi esposa, mis hijos, y nos acompañaba mi sobrino Jorge Antonio Fuentes Serrano. Ya se había unido a nosotros, desde el día anterior, Francisco Perdomo, quien escondido, pudo salir de Guatemala. De verdad, no tengo palabras para describir el efecto de soledad, combinado con la descompresión abrupta del poder. En la práctica, habíamos pasado de una realidad a otra, en forma intempestiva, inimaginable. No había ni siquiera empezado a mitigar mis heridas, cuando allí donde estaba, en lo más profundo del barranco, empezaron las presiones para insistir en que concretara mi renuncia al cargo de Presidente de la República de Guatemala. Amigos del exterior que 211

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tenían alguna relación con las nuevas autoridades de Guatemala, me decían que si yo renunciaba, pararían toda amenaza todo contra mí; que me garantizaban que no habría persecución. Esos buenos amigos trataban de persuadirme, pero yo siempre consideré que eso era darles la solvencia histórica que los traidores necesitaban; pero yo no iba a certificar como un acto de heroísmo, lo que en realidad constituyó una traición. Al segundo día de estar en el sitio que nos habían proporcionado, vimos, en el jardín frontal de la casa que aterrizaba un helicóptero. De él bajaron dos buenos amigos: Armando Calderón Sol, alcalde de San Salvador, y Oscar Santa María, en ese momento Canciller de El Salvador. Nos dio mucho gusto recibir a tan distinguidos visitantes, quienes eran portadores de un mensaje del Presidente Cristiani. Me dijeron que tenían mucha presión y pena por mi seguridad y la de mi familia, pues la cercanía a Guatemala nos hacía muy vulnerables. Cristiani recomendaba que me moviera a un país que estuviera más lejos del alcance de mis enemigos de Guatemala. Oscar me indicó que ellos habían hecho gestiones y que España, México y Brasil ofrecían concederme asilo si yo lo solicitaba; y que también todos los países centroamericanos y la República Dominicana eran otras opciones, pero que si yo quería permanecer en El Salvador, me decía el Presidente que me darían la seguridad que fuera necesaria. Les hice ver que yo no quería salir de Centroamérica, pues eso daría base a que mis detractores pudieran legitimar sus actuaciones y así acusar el abandono de puesto, argumento que esgrimieron para justificar el golpe militar. 212

La persecución

En ese dilema estaba. Entendía perfectamente la preocupación de Freddy Cristiani, pues yo mismo había insistido en borrar los controles fronterizos entre los dos países y sabía perfectamente que el paso era prácticamente libre. Justo entonces recibo una llamada de Lucas Zarack, en ese momento Presidente del Congreso de Panamá, quien me dice que se enteraron del problema de mi seguridad; que el Presidente Guillermo Endara me mandaba a decir que me fuera para allá, que allí “ni con tanques me sacarían”. Agradecí muchísimo a Lucas el mensaje y le pedí que le diera las gracias a Guillermo Endara. Al concluir la conversación, mi familia y yo sentimos claramente una paz muy grande, la que en esas circunstancias solo puede venir de Dios. Dimos gracias al Señor, e inmediatamente pedí que le comunicaran a Calderón Sol o a Santa María, que Panamá nos parecía la mejor opción y que las expresiones de Guillermo Endara y Lucas Zarack, nos daban mucha seguridad. Hicieron los arreglos y al día siguiente, en el avión presidencial de El Salvador, nos trasladaron a Panamá. Como mi renuncia no se producía, los miembros del sector privado de la Instancia Nacional de Consenso, con el afán de poner presión sobre mi persona, presionaron a su vez al Ministerio Público, para que esta institución iniciara acciones legales contra mí y contra Gustavo Espina Salguero, con el objetivo de evitar la posible instalación de él como Presidente de la República. Así, en conferencia pronunciada el 2 de junio, el Procurador Interino de la Nación, licenciado Edgar Tuna Valladares, y el fiscal Walter Robles, anunciaron 213

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que nosotros habíamos violado un sinnúmero de artículos del Código Penal y de la Constitución. Creo que invocaron todos los artículos que se les atravesaron en la mente. El Código Penal no tenía suficientes artículos para tipificar todos los delitos que se nos imputaban, por lo que no vacilaron en inventar uno que otro por allí. Órdenes de captura fueron emitidas contra Gustavo Espina, Francisco Perdomo y contra mí. En mi caso y en el de Perdomo se pedía también la extradición desde El Salvador; y en el caso de Espina, se le amenazaba con que si no renunciaba, se le abriría antejuicio. Por supuesto, todo esto era un verdadero espectáculo publicitario, organizado por los promotores mercadológicos del la Instancia. Tan era así, que cuando el gobierno de Panamá recibió la transferencia de las órdenes de detención, se sintió ofendido, pues todas la pruebas aportadas por Tuna Valladares eran cuatro recortes de prensa y un anónimo. Este último, de un señor que me acusaba de todo lo imaginable, pero que al final, decía que el no firmaba, pues tenía miedo a la reacción que pudiera provocar su escrito. En conclusión, la prueba más contundente era un simple pedazo de papel mal escrito. A la larga, esa grotesca persecución sirvió para que el gobierno panameño nos otorgara, de inmediato, el asilo a nosotros y a nuestras familias. Mientras todo esto ocurría, ya los mismos abogados que asesoraron el golpe en el mismo despacho del Ministro de la Defensa, asesoraban ahora a la Instancia, para que la Corte de Constitucionalidad prohibiera al Congreso dar posesión de la primera magistratura a Gustavo Espina. Así se perfeccionaba el golpe, hecho 214

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a la medida de los acuerdos llevados a cabo entre Dionisio Gutiérrez y Pérez Molina. Se abre la persecución y el acoso A partir de este momento, la prensa del país inicia la campaña más despiadada que jamás yo hubiera visto: páginas enteras llenas de odio, atacándome con algunas cosas ciertas, verdades a medias, mentiras, injurias, groserías. No importaba lo que yo dijera; el periodista que me entrevistaba ponía lo que le daba la gana, o con una satírica introducción cuestionaba, demeritaba o ridiculizaba lo que yo decía. La avalancha de ataques salpicados de un feroz odio, de resentimientos, llegaron a tal extremo que cualquiera que quisiera ganar popularidad o simpatía, lo único que tenía que hacer era insultarme o relatar alguna historia o cuento que me denigrara. Al principio tuve la intención de hacer algunas aclaraciones, pero los ataques iban con lujo de despliegue y rellenos de mentira, en primera plana. Cualquier aclaración la ponían mutilada en quinta página y con un encabezado mil veces más insidioso que la noticia. Recuerdo que un día, ante una ofensa a mi dignidad, le pedí a Gonzalo Marroquín que, en vista de que él era Jefe de la Comisión de Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Prensa (CIP), interviniera para que se entendiera mi derecho a contestar y aclarar lo que en su medio de comunicación se dijo sobre mi persona. Le solicitaba que lo hiciera según como la ley lo mandaba: en el mismo espacio y con la misma importancia de la noticia con la que me difamaron. 215

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Entonces recibí una contestación en la que me decía que con mucho gusto, publicaría mi aclaración en la sección de cartas de los lectores, y que yo podría estar seguro de que esa sección era muy leída. Pensé que ser insultado ya es duro, pero que, además, me vieran cara de estúpido, era aun peor. Pensé para mis adentros: si quien se supone defiende la libertad del pensamiento, hace esto a un expresidente, qué puede esperar un ciudadano sin rango ni preeminencia alguna. Pero, en realidad, son hechos como el descrito lo que tienen a mi país como está actualmente. No son las maras, no son las pandillas, no es el crimen organizado, no es el narcotráfico. La raíz está en todo eso que tiene su justificación en el abuso de los que tienen poder, de los que alienan y castran al pueblo, al coartar sus derecho y libertades. No han entendido que la libertad y los derechos son para todos. No han entendido que el hecho de ser propietarios de un medio de comunicación no da derecho a hacer lo que se quiera, incluido destruir la moral, atropellar la dignidad de la persona, sea cual esta fuere; porque incluso el criminal más grande tiene derecho a su defensa. Esto es lo humano, lo justo. Pero cuando los poderosos o los abusivos cercenan esos derechos, promueven la violencia, enseñan la intolerancia, ofenden y humillan. No se dan cuenta de que actitudes como esas crean, como pasó con los poderosos franceses del siglo XVIII, las condiciones para una revolución implacable y sanguinaria. Parece que los dueños del país y sus adláteres no quieren entender que todo en este mundo tiene un límite, y que no solo hay que predicar sino que hay que actuar de acuerdo con lo que se predica. 216

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En ese mismo medio en el que trabajaba el mencionado “adalid de la libertad”, se publicó un editorial, que bajo el título de “Líbranos Señor de toda tentación”, decía en una de sus partes conducentes, que no faltaría alguien que, haciendo abstracción de sus principios cristianos, fuera a Panamá y me matara. Podría contar miles de historias de este tipo. Lo cierto es que estos poderosos financiaron estudios, artículos, publicaciones y hasta “spots” televisivos para subir a internet y atacarme. Durante casi veinte años no me han soltado, al extremo de que un amigo me decía: “Estuve en Guatemala, y para mi sorpresa, mucha gente te recuerda con mucho respeto; sin embargo, cada vez que he leído algo sobre ti, solo he visto cosas malas. O tus enemigos son muy activos o tú no te has defendido”. Yo le respondí que se trata de las dos cosas: mis enemigos son muy activos y no sé por qué después de veinte años, aún siguen atacando y yo no me he defendido, tampoco he tenido cómo hacerlo, pues cada vez que aclaro algo, más me atacan. Con frecuencia nos enteramos, por medio de amigos, que un nuevo ataque se aproxima. Por ejemplo, cuando hicieron correr la noticia de que yo me había divorciado, que me había fugado con una cubana, que mis hijos andaban en drogas, y otras cosas que no me atrevo ni siquiera a mencionar. Muchos lo creyeron, pero también supimos que en la oficina de un alto dirigente de la Instancia, se comentó que, como no encontraban nada grueso contra mí, era fundamental continuar minando mi reputación y que esa información debían difundirla. Alguien se enteró y fue a la casa de mis suegros, a contarles lo del nuevo ataque que venía. Mi suegro me llamó y me contó, 217

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según él, para que estuviéramos preparados. Me dijo que tuviéramos paciencia y me bendijo. Le agradecí su bendición, le aseguré que el Señor nos daría la paciencia, pero en cuanto a la preparación, yo pensé para mis adentros: en esto no hay forma de prepararse, lo único que queda es resignarse, perdonar y dejar a Dios que haga justicia, justicia que sí hemos podido ver en abundancia durante estos veinte años. Recuerdo que hace cuatro años vino un periodista que traía una lista de los problemas que han tenido algunos de los personajes que me habían perseguido y, sonriendo, me dijo: —Me sugirieron que le preguntara que les hizo usted. Yo me reí y le respondí: —No le digo, porque si le digo, usted no tiene el valor de publicarlo. Me juró que si yo se lo decía, él se comprometía a publicarlo —Bueno, vamos ambos a grabar la conversación, para que estemos seguros de que lo que usted va a publicar es exactamente lo que yo le voy a decir. Y así lo hicimos. Todavía tengo presente la cara del amigo en mi mente, sentados tomándonos una taza de café en la cafetería del hotel Holiday Inn, hoy Crown Plaza de Panamá. Esto fue lo que le dije: —Lo que hice fue perdonarlos, y los perdono cada día. Me he comprometido ante Dios a no levantar una mano contra ellos y he dejado la justicia en las manos de Dios. Lo que aseguré suena fácil, pero es difícil. Créanmelo, esto es lo que la palabra del Señor recomienda y a la larga es lo único que le permite a uno vivir y dejar vivir. 218

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La persecución legal Cada vez que se producía un cambio de gobierno en Guatemala, el cambio de un fiscal en el Ministerio Público o bien cuando necesitaban distraer un poco a la opinión pública, entonces venía la publicidad en mi contra, ya sea anunciando una solicitud de extradición, medidas judiciales, órdenes de captura, avance de los procesos o cualquier otra cosa que daba prestigio al funcionario ejecutante. En todo caso, bien servía de cortina de humo. Esto, como se dice popularmente, ya era “de cajón”. Sin embargo, para mi persona y mi familia, cada vez que eso sucede, es un momento difícil y humillante. Afecta íntimamente a la familia entera. Nadie puede imaginarse lo que uno sufre cuando, por causa de estos procedimientos, algún desprecio se produce contra mi esposa o alguno de mis hijos, o de mis familiares o allegados. Cuando alguna oportunidad de negocios o de otra índole se cae por la insidia y el odio con que los enemigos nos han atacado, esto no tiene explicación ni tampoco existe ungüento para aliviar el dolor. Solo El Señor ha podido darnos la fortaleza para que nuestras almas no se corroan en rencores y amarguras. Bendito sea Él, que nos ha consolado y restaurado permanentemente. Desde el año 1993 he sido perseguido por poderosos, por funcionarios públicos venales, con mentiras, arbitrariedades y manipulaciones de la justicia y el derecho, así como por algunos magistrados, jueces y fiscales indignos, que se han dedicado a usarme para lograr prebendas o favores personales o bien para lanzar cortinas de humo con el fin de distraer a la opinión pública de los temas fundamentales que angustian y 219

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oprimen al pueblo de Guatemala. Ellos saben que la Convención de Montevideo del 26 de diciembre de 1933, de la cual Guatemala y Panamá son signatarios, trata sobre la extradición y reglamenta el asilo, estableciendo que: “El Estado requirente (en este caso Guatemala) tiene que reconocer la soberanía del Estado asilante (en este caso Panamá) y acatar su fallo y no hacer de ello un motivo de disputa entre los dos países”. El Estado panameño, en cuatro ocasiones, ha analizado y juzgado todas las acusaciones y supuestas pruebas enviadas sistemáticamente por el Estado guatemalteco. Cuatro gobiernos distintos y de diferentes partidos han negado la petición de extradición, por no sustentar el fondo de las acusaciones, ni cumplir con las formas previstas según las respectivas convenciones. Muy cortés y tolerante ha sido el Estado panameño y sus ilustrados gobiernos, en haber recibido y procesado tres veces las solicitudes de extradición, pues el mismo tratado de Montevideo establece en el Artículo 12 que “negada la extradición de un individuo, no podrá solicitarla de nuevo”. Sin embargo, los gobiernos guatemaltecos lo han hecho ilegalmente, violando los convenios con el acostumbrado desprecio que ellos han tenido por la ley que repetidamente declaran defender. Esto es parte de la creencia de que los poderosos del país tienen, de que la ley no es para ellos. Estos señores, con gran desfachatez, han escondido al pueblo de Guatemala que el 25 de junio de 1993, el Estado panameño rechazó por primera vez la solicitud de extradición, declarando que lo hacía porque no se había cumplido con lo establecido en la 220

La persecución

Convención de Montevideo. Un año después, ante el segundo pedido de extradición, el 24 de agosto de 1994, el Gobierno de la República de Panamá, por medio de la Resolución Ejecutiva No. 10, declara que: “Luego de un minucioso estudio de la documentación aportada, resuelve negar la extradición del expresidente de la República de Guatemala, JORGE ANTONIO SERRANO ELÍAS, por considerar que los hechos y delitos que motivaron la misma son de carácter político.” Finalmente, el 18 de febrero de 1998, y ante las reiteradas impertinencias e ilegalidades de las autoridades guatemaltecas, el gobierno panameño denegó la última petición de extradición de la siguiente manera: “RESUELVE: PRIMERO: Negar como en efecto niega la solicitud formal de extradición del ciudadano guatemalteco JORGE ANTONIO SERRANO ELÍAS, presentada por el Gobierno de la República de Guatemala, para ser procesado por la supuesta comisión de los delitos de USURPACIÓN, FRAUDE Y ABUSO DE AUTORIDAD, por cuanto tal solicitud no se apega ni en la forma ni en su contenido a lo establecido en la Convención de Montevideo de 26 de diciembre de 1933 y en la legislación panameña vigente; no es cónsona con la práctica y la doctrina latinoamericana en la materia; no respeta la calificación soberana de la situación histórica que originó la concesión del asilo político, derecho que le otorgan las convenciones vigentes en la materia al Estado Asilante de manera exclusiva; no observa la correspondiente obligación de terceros Estados de respetar ese derecho 221

La guayaba tiene dueño

de calificación y de no convertirlo en un punto de tensión internacional, por cuanto el acto se considera pacífico, apolítico y exclusivamente humanitario”. Resulta vergonzoso que, a pesar de esta cátedra de dignidad y derecho, funcionarios guatemaltecos sigan poniendo en ridículo al país y lo que es peor, exponiéndolo a que se le vuelva a dar otra cátedra aun más vergonzosa; y todo por querer instrumentalizar públicamente el derecho y la justicia en beneficio personal o por servilismo hacia los que, con obscuros fines, fomentan o patrocinan la persecución en mi contra. El día que fui notificado de esta Resolución, asistí al Ministerio de Relaciones Exteriores; me leyeron la Resolución y después me hicieron firmar de conformidad lo recibido. No pude evitar que las lágrimas se asomaran abundantemente; pero a decir verdad, no eran solo por la paz que la seguridad aportaba a mi familia, sino que también sentía vergüenza e indignación, pues no era justo que malos guatemaltecos, quizá por ganarse alguna prebenda, pusieran al país en el predicamento de que otro Estado los calificara de incapaces, pues su petición no se apega ni en su forma, ni en su contenido a la norma que invoca. Está demostrada su ignorancia porque desconocen la práctica de la doctrina de asilo en América Latina. Son irrespetuosos porque no respetan el derecho soberano que tiene el Estado asilante de calificar, en forma exclusiva, la situación que originó el asilo. Son temerarios, pues el Estado requirente tiene la obligación de aceptar la decisión del Estado que otorga el asilo, ya que constituye un acto pacífico, apolítico y exclusivamente humanitario, tal como lo señala la Resolución antes transcrita. En mi interior pensaba: si así procede un canciller 222

La persecución

como Eduardo Stein, que supuestamente sabe leer y escribir, ¿qué podemos esperar en el país? Sin embargo, no imaginaba cuáles eran las grandes vinculaciones y servicios que él prestaba a los “dueños del país”, los que solo se pusieron de manifiesto después, cuando fue nominado como candidato a vicepresidente, con Oscar Berger. Ambos gobernaron durante el período de la “presidencia privatizada” y más recientemente, cuando Stein se desempeña como el brazo derecho de Pérez Molina, en la transición del gobierno de Álvaro Colom Caballeros al de el actual presidente. Resulta mas inexplicable que el Gobierno de Guatemala, se pusiera en este entredicho, a pesar de que ya el Departamento de Asuntos Jurídicos de su propia Cancillería había advertido en sendos dictámenes que el Ministerio Público de Guatemala no tomó en cuenta. En repetidas oportunidades, diferentes instituciones hicieron ver tanto a la Fiscalía como a los jueces encargados, que “no existían pruebas que sustentaran las acusaciones que se le hacían al expresidente Jorge Antonio Serrano Elías”; e incluso el propio Departamento Jurídico del Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala les hizo ver que con la evidencia presentada no se probaban los delitos imputados y que el Estado panameño no otorgaría la extradición solicitada. Asimismo sugirió al fiscal que se buscaran nuevos elementos que efectivamente probaran los hechos que se me imputaban. La realidad es que no hay delitos comunes cometidos por mí, mucho menos pruebas. Pero la presión de los poderosos en este caso era, y sigue siendo, inculparme de todo lo que se pueda. Incluso, temerariamente, han llegado a decir que la razón por la que no 223

La guayaba tiene dueño

se me ha podido extraditar es por culpa del Estado panameño. Pero han escondido al pueblo que son cuatro los gobiernos en Panamá que han juzgado mi caso. Todos estos gobiernos pertenecen a diferentes partidos políticos y con grupos muy disímiles ejerciendo el poder, y todos han coincidido en el mismo juicio. Permítanme reproducir las opiniones que fueron emitidas por la Dirección de Asuntos Jurídicos y Tratados del Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala: PRIMERA OPINIÓN: Oficio de la Dirección de Asuntos Jurídicos y Tratados del Ministerio de Relaciones Exteriores, firmado por el Director, licenciado Guillermo Sáenz de Tejada, dirigido al Señor Ministro, Dr. Arturo Fajardo Maldonado, en relación con el oficio, sin número, de fecha 4 de enero de 1994, enviado por el entonces Presidente del Organismo Judicial, licenciado Juan José Rodil Peralta. En el numeral 2) de dicho documento, se establece textualmente: “... de la demás documentación no se desprenden los hechos que tipifican los delitos por lo que está siendo procesado, principalmente lo que se refiere a la malversación y el peculado.” Asimismo, en el literal E) se manifiesta textualmente: “Por lo anteriormente expuesto se considera que la documentación recibida por esta Cancillería, debe ser devuelta a fin de que la misma sea ampliada y que se llenen los requisitos mínimos a que hace referencia el artículo 5º de la Convención sobre Extradición de Montevideo, ya que de presentar la solicitud de 224

La persecución

extradición únicamente amparada con la certificación extendida por el Juzgado Cuarto de Primera Instancia Penal de Instrucción, existe la posibilidad de un rechazo por parte del Gobierno panameño. Sobre el particular cabe hacer la observación que de conformidad con el artículo 12 de la indicada Convención, “negada la extradición de un individuo, no podrá solicitarse de nuevo por el mismo hecho imputado”. La contundencia de la opinión anterior, demuestra claramente que no había pruebas para acusarme de los delitos que se me imputaban. Esto, dicho por la propia cancillería guatemalteca. ¿Cómo entonces pretendían que la cancillería panameña me extraditaría? Todo era y ha sido un juicio mediático, amparado y fomentado por los mismos. SEGUNDA OPINIÓN Se trata del memorando número 366 de fecha 6 de noviembre de 1996, firmada por los Asesores de la Dirección de Asuntos Jurídicos y Tratados del Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala, licenciado Oscar H. Vásquez Oliva, licenciada Ángela Elizabeth García Urrutia y el Director, licenciado Guillermo Sáenz de Tejada. Como este memorando contiene un análisis jurídico amplio y fundamental, plenamente basado en el Derecho Internacional y apegado a las normas jurídicas vigentes en Guatemala, considero importante adjuntarlo como anexo, y transcribir literalmente su CONCLUSIÓN: “Por lo antes expuesto se estima que, para que exista la posibilidad de obtener la extradición del Expresidente Jorge Antonio Serrano Elías, es necesario que el Ministerio Público, así como el Tribunal de 225

La guayaba tiene dueño

conocimiento, recaben las pruebas indispensables con relación a los delitos que la motivan, expresando con la debida precisión cada uno de los ilícitos penales que se le atribuyen, y que se concreten y se aporten pruebas de los artificios utilizados para defraudar al Estado de Guatemala. De conformidad con el análisis efectuado, esta Dirección considera que el expediente recibido por esta Cancillería, debe ser devuelto a fin de que el mismo sea modificado a efecto de que la solicitud de extradición tenga la expectativa que sea resuelta en forma favorable. Se considera así mismo conveniente que se haga del conocimiento del Señor Fiscal general de la República la posición de esta Cancillería, a fin de que como parte acusadora, coopere con el tribunal juzgador en obtener pruebas más concluyentes de los hechos ilícitos de que se le acusa al sindicado.” Queda claro que la Fiscalía de Guatemala, para darle un carácter legal a esta injusta y descalificada persecución, escogió los delitos y después salieron a buscar pruebas; o a usar las mismas supuestas pruebas para tratar de encajarlas en cada uno de los delitos que se les ocurría. Confirmación de ello es lo manifestado en el último párrafo de la página 4 del Memorando 366 de la Cancillería de Guatemala, cuando en el cuerpo del mismo se manifiesta: “Se establece que la documentación que se aporta como prueba de indicios razonables de culpabilidad por la comisión de los delitos de USURPACIÓN DE ATRIBUCIONES Y FRAUDE, es la misma que se acompañó en la primera solicitud de extradición 226

La persecución

presentada a la República de Panamá, apoyando la comisión de los delitos de USURPACIÓN DE FUNCIONES Y PECULADO” A pesar de estos hechos claros y declarados, se tiene la desfachatez, por parte del fiscal Mario Leal, de acusar al Estado Panameño de no cooperar, cuando la obligación del Estado requerido es de juzgar la intencionalidad de las peticiones del Estado requirente y no inventar las pruebas que el requirente no puede aportar. En tres ocasiones consecutivas Panamá les ha negado las peticiones por su profundo sentido político y por no ajustarse ni en la forma ni en el fondo a lo establecido en la Convención de Montevideo; es decir, no tienen justificación alguna. Sin embargo, una vez más, con gran alarde publicitario, el fiscal Leal y la jueza Lam se complementan para realizar un nuevo episodio de persecución; y basados en las mismas supuestas pruebas, ordenar mi captura por medio de la Interpol, a sabiendas de que eso no es posible, pues ya media la protección que un tratado internacional otorgó a través de la acción soberana y justa del Estado panameño. Y como si esto fuera poco, los citados funcionarios, así como todos los jueces, magistrados y fiscales que se han prestado a ese juego, han violado la doctrina constitucional guatemalteca que, desde 1945 ha prohibido la persecución por razones políticas, así que con su conducta han atropellado la Constitución Política de la República, que los perseguidores dicen proteger. Ha sido tan molesto todo esto para el Estado panameño y, sobre todo, para las dependencias 227

La guayaba tiene dueño

administrativas del Ministerio de Relaciones Exteriores, que mediante Decreto Ejecutivo No. 78 del 17 de junio de 2009, el señor Presidente de la República de Panamá, decretó que “el asilo territorial otorgado al expresidente de Guatemala Jorge Antonio Serrano Elías y su familia, es de carácter permanente”.

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CAPÍTULO XIII

Esto ¿por qué?

Siempre hay cosas en la vida que resultan difíciles de explicar, pero que en algún momento o de algún modo, se les va encontrando cierta lógica, o al menos va apareciendo alguna justificación que explique los motivos que pudieron haber desencadenado los acontecimientos. En mi caso, he de manifestar que me ha costado mucho entender lo que pasó y mucho más cómo pasó. El Presidente se aísla, o lo aíslan; o el Estado guatemalteco es muy complejo debido al desorden propio de nuestra idiosincrasia y de la anarquía de los intereses que se mueven. O bien, debido a las malas prácticas heredadas desde las etapas de la conquista y colonización. Pero sobre todo, por el concepto que tenemos de la ley, a la que la sociedad guatemalteca la ve simplemente como una manifestación de intenciones y no como una norma obligatoria de cumplimiento. De todos modos, veinte años de desintoxicación y ref lexión no han sido suficientes para llegar a explicarme por qué se acumuló tanto odio contra mí. Quisiera explicarme qué les hice para que tuvieran tan grandes razones para conspirar contra mí en la

La guayaba tiene dueño

forma en que lo hicieron; y sobre todo, por qué si ya no estoy en Guatemala y ya no soy un factor en la política del país, me siguen atacando, me denigran, siguen inventando cosas contra mí. Con una saña impresionante me persiguen, asociándome siempre con lo peor. Cada día le doy más gracias a Dios, que conmigo la persecución no llegó hasta donde llegó con Manuel Colom Argueta, Adolfo Mijangos, Danilo Barillas, Jorge Carpio Nicolle, Monseñor Juan Gerardi, Isidoro Zarco, Alberto Fuentes Mohr, , Epaminondas González, Jaime Cáceres, Leonel Sisniega Otero, y miles y miles más que en diferentes fechas han caído asesinados por balas disparadas con el único objetivo de cambiar la historia en beneficio de algún ingrato que la quería diferente. Como es natural, en veinte años sin visitar mi país, veinte años alejado del protagonismo al que estuve acostumbrado desde niño, veinte años sin recibir el chisme de primera mano, siempre llegado en un refrito, me han hecho recurrir a la lectura y al análisis de la documentación, agudizando mi espíritu crítico, para no solo seguir la literalidad de lo escrito, sino –como dije antes– buscar también la intencionalidad y el espíritu de lo leído o indagado. Cuando finalmente encontré el libro “Dictating Democracy” escrito por Rachel McCleary y vi en el prólogo los agradecimientos y elogios para Juan Luis Bosch Gutiérrez, Víctor Suarez, Carlos Vielman, Edgar Heinemann, Marco Augusto García Noriega, Otto Pérez Molina, José Domingo García Samayoa, Roberto Letona Ora y otros más, pensé que había tirado mi dinero, pues creí que iba a ser más de lo mismo, pero decidí leerlo, con el único objetivo de 230

Esto ¿por qué?

entender los motivos de mis perseguidores. Confieso que este y otros documentos me han hecho ref lexionar sobre muchos de los errores que se cometieron, así como los que yo personalmente cometí. También he podido enterarme de la cantidad de cosas que suceden a espaldas del Presidente; pero, en medio de todo, me ha quedado claro, pero muy claro, que es el egoísmo el motor fundamental de mis paisanos, no solo para interpretar la historia sino para motivar los hechos que la producen. Me impuse la lectura del libro de McCleary, que como manifesté elogia y agradece a mis perseguidores todos su apoyo, orientación y aportaciones. Encontré entonces comentarios como los que señalaré a continuación. En el Preámbulo del libro, escrito por Eduardo Palomo Escobar, página xiv, dice: “Como lo señala el autor, Serrano ciertamente fue el presidente civil que por primera vez, durante la transición hacia la democracia, ejercitó su autoridad como comandante general sobre el ejército”. Manifiesta McCleary más adelante, página 40, en la sección dedicada a las Elites y la Transición, lo siguiente: “No fue sino hasta que Jorge Serrano Elías asumió la presidencia, que algún grado de autoridad fue impuesta sobre las instituciones militares. Serrano entendió el poder que él tenía como Comandante en Jefe y lo uso para poner bajo arresto a oficiales envueltos en violaciones a los derechos humanos. Serrano también destituyó a miembros del alto mando que no cumplieron sus órdenes”. En la Introducción de “Dictating Democracy”, Richard N. Adams, Profesor Emérito de la Universidad de Texas, Austin, página xv se lee: 231

La guayaba tiene dueño

“Las frustraciones que llevaron a Serrano a romper la Constitución fueron terriblemente reales. Muchos legisladores, jueces, oficiales militares, y burócratas del Estado, fueron más conspicuamente deshonestos que el propio Ejecutivo. El país se convertía en foco de una gran transferencia y lavado de dinero para narcotraficantes, para bandas locales e internacionales de ladrones, secuestradores y asesinos, operando casi sin interferencia; y el envolvimiento criminal de policías, combinados con militares, que por sus abusos e impunidad incrementaban el deterioro de la vida civil.” Nada más cierto que la percepción del profesor Adams. Solo le faltó apuntar que todo ese deterioro no se daba únicamente dentro de los grupos señalados, sino que también dentro de los poderosos del país, quienes han tenido una gran parte de la culpa de esta situación, pues la fuente del dinero de la corrupción viene fundamentalmente de ellos. También hay que reconocer que sin su activa participación, el lavado de dinero no hubiera sido posible en la forma en que se venía presentando y, mucho menos, en las dimensiones en que hoy se evidencia en el país. Pedí en una oportunidad al Ministro de la Defensa, general García Samayoa, que juntamente con el Jefe de la G2 (Dirección de Inteligencia del Ejército) coronel Pérez Molina, hicieran una presentación a los directores de los medios de comunicación y a dirigentes del sector privado, sobre los peligros que advertíamos de la penetración del narcotráfico en sus respectivos sectores. Con esto, yo quería poner una luz amarilla y tratar de iniciar un diálogo para tratar de formular una agenda sobre el particular. Los comentarios no se hicieron esperar, nadie le dio importancia 232

Esto ¿por qué?

y muchos lo tomaron a burla, por supuesto, acusándome de querer intervenir en la libertad de prensa. En los aspectos económicos, hasta mi llegada al poder, Guatemala tal como lo refiere McCleary, no había implementado los requerimientos de las instituciones financieras internacionales, referidas como las de primera generación, que fundamentalmente consistían en la estabilización macroeconómica del país y la liberalización del comercio. Estos eran elementos fundamentales para poder llegar a un entendimiento y firmar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Nosotros, como vimos anteriormente, y como la misma autora lo refiere en la página 97 de su libro, lográbamos avances: “Para 1993 Serrano exitosamente había mejorado la imagen del país ante las instituciones internacionales, así como con los proveedores de créditos comerciales. La confianza de los inversionistas privados, ambos domésticos e internacionales en el país, fue primariamente estimulada por la firma del Standbay Agreement con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y con el restablecimiento del crédito con las Instituciones Financieras Internacionales de crédito. La parte baja fue que el avance logrado reduciendo la deuda fiscal e implementando las reformas de primera generación, no eran de primera importancia para la opinión pública en Guatemala, dado que estas no se trasladan en forma tangible de inmediato a los sectores de ingresos medios y bajos, consecuentemente la mayoría de los guatemaltecos pareciera que no apreciaron la mejoría que en el clima económico trajeron las reformas”. No obstante los logros apuntados anteriormente, habíamos logrado reducir la inf lación que Cerezo 233

La guayaba tiene dueño

Arévalo nos dejó en 60%, a menos del 10%. Los salarios ganaron considerablemente en su valor adquisitivo, la economía crecía por fin, las ventanillas de los bancos internacionales de crédito se abrían, con el sistema de los Cenivacus generamos una reserva considerable de divisas, que nos permitía operar sin las angustias en que nos dejó el gobierno anterior. En fin, los negocios iban creciendo, las exportaciones también, sobre todo las de productos no tradicionales a las que incentivamos especialmente. Según mi perspectiva y las estadísticas del país, que se pueden revisar en los anales del Banco de Guatemala, todo parecía que estaba entrando en orden, que mejorábamos y que nos preparábamos para dar un salto. Creo que este sentimiento lo compartían varios de los más diversos sectores del país. La misma Rachel McCleary, en la página 103 de su libro, en las conclusiones de su tercer capítulo, establece claramente que: “La liberalización de la economía bajo Serrano favoreció la apertura del mercado doméstico. Para mayo de 1993, el sector privado organizado, en su mayor parte, estaba de acuerdo con la dirección que estaba teniendo la política económica”. Un día me pidieron una audiencia para el presidente de la Financiera del Banco Mundial, y se la concedí para un sábado en la noche, pues así fue solicitada, dado que él tenía un agitado itinerario de viaje. Cuando el señor llegó a la Casa Presidencial, iba acompañado, entre otras personas, por Juan Luis Bosch. Fueron conducidos por un oficial al salón Maya e inmediatamente me avisaron, llegué y saludé a los presentes, incluyendo al visitante. 234

Esto ¿por qué?

Me llamó la atención que todo siguió desarrollándose en una forma bastante informal, hasta que por fin el señor del Banco Mundial, preguntó que si alguien sabía a qué horas iba a llegar el Presidente. Hubo un silencio, e inmediatamente uno de los asistentes, con mucha discreción, le indicó que el Presidente era yo. La cara del pobre fue de susto, no sabía cómo excusarse ni cómo salir de lo que en buen castellano llamamos “una metida de pata”, la cual a decir verdad no era de él, sino que mía y de los presentes, que por la confianza en que nos tratábamos, no dimos ningún indicio de que el Presidente había llegado. Este incidente rompió el hielo. De inmediato el funcionario del Banco Mundial habló. Dijo que había hecho la parada en Guatemala para conocerme personalmente y porque quería saber, de primera mano, qué era lo que estaba pasando, pues llamaron a la sindicalización de un crédito para la compra de unas barcazas por parte de Enrow, por cincuenta millones de dólares y que, para su sorpresa, él mismo se había sindicalizado en menos de veinte minutos. Agregó que al ver eso, pidió información sobre la economía en Guatemala y que le dijeron que allí se estaba gestando un milagrito. Como podrán imaginarse, yo me sentía sumamente satisfecho de lo que estaba oyendo y por supuesto muy contento que eso lo estuvieran oyendo los presentes, incluyendo Juan Luis Bosch. Con todo esto, les confieso que todavía hoy, veinte años después, luego de revisar y revisar datos y comentarios, sé que lo que estábamos haciendo era lo correcto y que la economía iba por el camino adecuado, no solo para el crecimiento, sino que habíamos 235

La guayaba tiene dueño

logrado ya una recuperación básica que nos permitía empezar a pensar en inversión social y políticas de desarrollo. Siendo sincero, sin plata, no hay nada que repartir.

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CAPÍTULO XIV

Entonces, ¿qué fue lo que pasó?

Aunque los sondeos de opinión daban que yo tenía por arriba del 60% de aceptación, lo cual fue confirmado en las elecciones del 9 de mayo de 1993, no me percaté de que todo lo anterior no me fortalecía. Pensaba que lo que sucedía era un logro, porque esto me permitiría mayor respaldo popular para presionar a la guerrilla en las negociaciones de paz. Notemos que McCleary, en la página 103 en el mismo capítulo denominado “Desunidad, Extremismo y Movilización” manifiesta: “Confrontando una situación de incremento de desestabilización, convergieron los intereses de la elite. Esta convergencia resultó obvia cuando Serrano parecía negociar una forma rápida de terminar el conf licto armado, sin tomar primero en consideración la viabilidad institucional de los acuerdos de paz para el sector privado y los militares” (…) “Serrano, al continuar las negociaciones sin insistir en un cese al fuego, amenazaba los intereses institucionales de los dos grupos de elite”. Ahora, y solo ahora, entendí las palabras del general Ortega Menaldo cuando, el 9 de mayo de 1993,

La guayaba tiene dueño

día en que habíamos ganado las elecciones municipales (veinte días antes del golpe) me dijo: “Señor Presidente, yo no estaría tan contento, esto es lo peor que nos pudo haber pasado, y yo le recomendaría que mejor no lo festejen mucho”. Entendí que no importaba lo positivo que yo hubiera hecho como gobernante. Lo que si no podía hacer, a la luz de lo que sucedió, era ir contra los intereses de aquellos que lucraban con el conf licto o de quienes veían el conf licto como una fuente de poder; poder que yo sin pensarlo, pero sí convencido de que para eso me habían elegido, se los vine a plantear con mis acciones de gobierno. En mi “loca y vana fantasía” yo creí que la autoridad venía del pueblo que me había respaldado y más aun del mandato que esos mismos días me fuera ratificado en las urnas. Curiosamente, cuando McCleary se refiere a mi personalidad, y hace algunos comentarios de diversa índole, señala: “Serrano correctamente interpretó la prioridad de iniciar directamente conversaciones de paz con la guerrilla, y él sabía que estratégicamente los militares deberían de participar en el proceso. Su fuerte personalidad le sirvió bien a él, para sentar a los militares a negociar en la mesa con la guerrilla”. Indiscutiblemente ellos se sentaron con la guerrilla, pero desde el día que les di la orden quisieron botarme y, sin lugar a dudas, este pequeño grupo de militares que sí se aprovechaba del poder empezaron la conspiración de la elite a que se refiere McCleary. Por el otro lado, la elite económica veía con desesperación que el tiempo pasaba y que yo no les definía la forma en que se iban a privatizar las empresas del Estado. Su angustia se vio colmada cuando en una 238

Entonces, ¿qué fue lo que pasó?

encerrona que me dieron en el Hotel Camino Real, les hice ver a sus representantes que no permitiría que un deleznable monopolio estatal pasara a ser un deleznable monopolio privado; que eso lo consideraba injusto para el consumidor y lesivo para los más elementales intereses del país. Les manifesté que primero desmonopolizaría y después privatizaría, garantizando que el pueblo tendría opciones para escoger y que las empresas tendrían que competir dándole al país calidad y precio. Por otro lado, les hice ver que toda la presión estaba sobre la electricidad y las telecomunicaciones, pero que el Estado tenía más de cincuenta empresas que debería vender y que si querían carne, que también presentaran un plan para vender el hueso. Esto terminó de angustiar a los pobres empresarios que con tanta ilusión se saboreaban con las empresitas que ellos habían soñado y que ya sus colegas disfrutaban en países de América Latina. Hoy veo que hablar de que los intereses de las elites eran democráticos, es un farsa. Lo que era cierto es que se sentían amenazados y coincidieron en conspirar. Mucho antes de que yo decidiera disolver el Congreso y la Corte, ellos ya tenían su plan. Lo cierto es que cada día se veían más acorralados y comprobaban con angustia un fortalecimiento nuestro en el gobierno, aún cuando la situación en el Congreso era sumamente complicada. Ni las votaciones, ni las encuestas indicaban que nosotros estuviéramos mal, pero ellos ya convenidos y confabulados, comenzaron a insistir en que yo era un improvisado, que llegué a la presidencia por casualidad, que era un desconocido, que no tenía apoyo, que el MAS no era un partido, que era simplemente 239

La guayaba tiene dueño

un comité electoral, que yo era un corrupto, porque tenía caballos y había hecho una casa en Río Dulce, que me había descarrilado en Nueva York. Bueno, argumentaron todo lo imaginable, me lo echaron encima y además, hoy me doy cuenta de tantas cosas que hicieron a mis espaldas, con la clara tendencia a enemistarme con diferentes sectores. Me da tristeza que tantos buenos hombres y mujeres se comieran el cuento y lo respaldaron con vehemencia, incluso haciéndole propaganda a una de las burlas más grandes que se han hecho contra el pueblo de Guatemala y su deseada democracia. Tengo que reconocer que hubo una voz en la calle, que con valentía en ese momento, se levanté e hizo una denuncia y fue la de Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz. Se relata en la edición de Siglo Veintiuno, del miércoles 2 de junio de 1993, en la página 6, lo que ella gritó en la calle y manifestó a la prensa: “Llamo a la población a resistir el nuevo golpe de Estado… Los mismos corruptos tratan de apoderarse del mando, avalados por los militares, lo que no significa un triunfo sino un nuevo retroceso… Dijo: los nuevos golpistas usurparon mi nombre, colocando una silla con el nombre de la Premio Nobel, y eso no me lo consultaron; por lo tanto rechazo y condeno este nuevo golpe de Estado”. Cada vez que conozco y entiendo más sobre lo acontecido y veo los lamentables motivos de los que participaron, sus ambiciones y motivaciones y, sobre todo, al ver lo que han hecho con el país, lamento profundamente no haber triunfado en 1993 en la depuración del Estado, comenzando por el Congreso de la República y la Corte Suprema de Justicia. Con el 240

Entonces, ¿qué fue lo que pasó?

cuartelazo perpetrado por una pequeña cúpula militar, claramente estimulada y financiada por la cúspide de una pirámide mal llamada empresarial, se abrió el camino para llegar a lo que el país es hoy: un conjunto de instituciones políticas, jurídicas, sociales y económicas, secuestradas, sin credibilidad ni autoridad Y para muchos, fallidas. También lamento que se haya cumplido lo que predije en varios de los discursos y múltiples intervenciones de hace veinte años, pues tristemente hoy, la autoridad la tienen, en las ciudades, el crimen organizado, en el interior del país el narcotráfico, y en la economía las grandes lavanderías de dinero que unos y otros tienen organizadas en perfecto contubernio, haciendo funcionar perfectamente, lo formal e institucional con lo informal y mafioso. Ver que el país subsiste hoy, no por su producción, sino por las remesas de los pobres guatemaltecos que en el exterior trabajan y sufren. Sin sus aportaciones, la situación rural de nuestro país sería aun más desastrosa, el consumo nacional estaría por los suelos y, por ende la industria, los servicios y la agricultura no serían posibles. Sin las remesas de los pobres, sería imposible pagar las importaciones de todos los bienes y servicios, ya sean de capital o de consumo, incluyendo todos los artículos lujosos de que disfrutan los privilegiados “dueños del país”, los dueños de la Guatemala de hoy. ¡Qué tragedia! Pero yo lo dije…

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CAPITULO XV

El secuestro del Estado de Guatemala

El 6 de junio de 1993 debe ser recordado como el día en que se formalizó el secuestro del Estado de Guatemala. Las cúpulas empresariales del país siempre resultaron importantes en el manejo de los acontecimientos. Su relación con los militares fue de relativo respeto y lograron entendimientos que los hicieron coexistir compartiendo el poder, permitiendo, por períodos, respiros democráticos y ciertas libertades políticas; o bien, en otras épocas, apoyando a dictadores para proteger sus privilegios. Cualquiera que se interese un poco por la historia, lo sabrá interpretar, porque en la existencia de Gabino Gaínza, Rafael Carrera, Justo Rufino Barrios, Manuel Estrada Cabrera y Jorge Ubico (más recientemente, Lucas García y compañía) están los más elocuentes ejemplos de lo que ha sido el resultado del contubernio entre elites empresariales, oligarcas, conservadoras y liberales, que se amalgamaron con grupos militares para ejercer el poder. Como se diría hoy en el lenguaje empresarial de moda, han vivido un “joint venture”, es decir, en interpretación castellana: una “aventura compartida”.

El secuestro del Estado de Guatemala

Pero en mayo de 1993 surgió un nuevo estilo: jóvenes, atrevidos y “patriotas” como ellos mismos se definen, en la carta de Dionisio Gutiérrez, deciden protagonizar una de las hazañas más audaces en la historia de la democracia. Logran que el Jefe de Inteligencia Militar mande a traer a los magistrados de la Corte de Constitucionalidad, los lleve al despacho del Ministro de la Defensa, en donde ya ilustres abogados habían sido convocados para que asesoraran a los “ineptos” magistrados. Todo eso con el fin de encontrar una fórmula legal de violar la Constitución Política de la República de Guatemala. Eso era “pasarse por los forros” las normas más elementales del derecho, como es la que nadie puede ser condenado sin antes haber sido oído y vencido en juicio. Además, logran en forma abusiva quitar al Presidente de la República, electo por el 68% de los votos ciudadanos; y también quitar al Vicepresidente, a quien le “ofrecieron” que se quedara, pero que al final le dijeron siempre no, aduciendo que “juntos entraron y que juntos saldrían”, lo cual de plano lo inhabilitaba para acceder a la más alta magistratura de la nación. ¿Cómo le sonaría esto a un estadounidense, si le dijeran que el jefe de la CIA mandó a traer a los magistrados de la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos, para llevarlos a la oficina del Secretario de Defensa en el Pentágono, para que firmasen una resolución preparada por unos distinguidos abogados independientes, mediante la cual se sustituiría al Presidente y al Vicepresidente de los Estados Unidos? ¿Qué pensaría ese ciudadano estadounidense si, además, le dijeran que no se preocupara, porque tanto los integrantes del Senado, como los del Congreso 243

La guayaba tiene dueño

serían depurados porque eran tremendamente corruptos; que integrarían otro Senado y otro Congreso; y que en cualquiera de esos congresos, se elegiría a los nuevos dignatarios de la Nación? En efecto, eso fue lo que hicieron en Guatemala estos “patriotas bananeros”. El hecho en sí mismo ya es funesto, pero la enseñanza que obtuvieron de esta situación fue más funesta aun, pues marcó el principio y la manifestación brutal del Secuestro del Estado. Los dueños de la guayaba lo lograron ahora sí. Ponían en la Presidencia un títere, aunque esto no era lo importante. Descubrieron cómo, de manera brutal, se podía intervenir la Justicia; cómo al poder político se le podía manipular y poner de rodillas; cómo la sociedad civil se podía instrumentalizar y que instituciones como el Congreso eran dúctiles y maleables ante la presión. Y lo más importante: por fin encontraron la fórmula de doblegar a los militares, estimulándoles sus temores y dividiéndolos. Estaba claro que los dueños no quería compartir el poder, así que la división entre García Samayoa, Perussina y Ortega por un lado; con Pérez Molina y Enríquez por el otro, les favoreció, al extremo que estos últimos, al haber sido seleccionados para apoyar al gobierno de Ramiro de León Carpio y, posteriormente al de Arzú, fueron también instrumentalizados para la misma desintegración del Ejército, dejando así al país con un solo poder: el de los dueños, hoy compartido con los narcotraficantes y miembros del crimen organizado. A partir de ese momento, el secuestro En efecto, a partir de ese momento el Secuestro del 244

El secuestro del Estado de Guatemala

Estado vino a ser una realidad. Con algunas excepciones, los jueces y magistrados, fiscales y procuradores, bailan al son del billete o de las presiones o prebendas. Los abogados privados redactan las resoluciones de jueces y cortes, y por qué no, si ya lo hicieron los de la Corte de Constitucionalidad en 1993. Qué cosa mejor, que el ponente de una determinada resolución sea el mismo que va a ser beneficiado, porque de esta forma ya no hay nada que arreglar. Sea buena o mala, los dueños quedan contentos. Por supuesto, ahora ya no son solo los dueños: el camino se abrió y por él transita todo tipo de criminales, siempre y cuando tengan acceso a esta innovadora forma de ejercer la “justicia”. Ni modo, ahora para simplificar aun más las cosas a los jueces y magistrados mejor legalicemos el narcotráfico, pues ya de hecho, el asesinato, el secuestro, el hurto, la estafa, etc., están ya legalizados por un procedimiento sencillo llamado impunidad. Por supuesto, de este procedimiento quienes más se han beneficiado son los señores del crimen organizado, sean estos descamisados, de camiseta y tatuajes, o bien de camisa corbata y de traje confeccionado por los maestros Salvatore Ferragamo o de don Hugo Boss, o el de la esquina. La propia comunidad internacional se alarma de lo que pasa en el país, por eso se sugirió crear la Comisión Internacional (CICIG, auspiciada por las Naciones Unidas). Pero, ¡oh sorpresa!, los dueños resultaron más listos de lo que nos imaginábamos. Ni bien llegó el señor Carlos Castresana, como Jefe de dicha institución, lo coparon, lo invitaron, lo sedujeron y lo alinearon, a tal extremo que en lugar de perseguirlos, los protegía, según se desprende de la documentación que aporta Lafite Fernández en su libro “Crimen de 245

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Estado. El Caso del Parlacen”. Sin entrar a hacer juicios sobre el fondo de los asuntos, sino comentar acerca de algunos de los hechos que relata Fernández, que nos ayudan a entender qué tan lejos se ha llegado con el secuestro de la justicia, transcribo algunas citas de ese libro. En la página 156, capítulo 9, “Un crimen con sus propias reglas”, el autor relata que a los fiscales internacionales de la CICIG, al llegar e iniciar las investigaciones en el caso del Parlacen (o sea: el asesinato de diputados salvadoreños del Parlamento Centroamericano, en 2009) les llama la atención que el fiscal encargado, Álvaro Matus, declara a la prensa que ni el director de la Policía, ni el subdirector, ni el tercero de mando, serían llamados a declarar. Entonces los fiscales de la CICIG se dan cuenta de que “el caso era filoso desde el principio, pero los indagadores de la CICIG sabían que llegaron a Guatemala a trocar la historia de adversidades judiciales en proyectos de esperanza para que la justicia se enderezara”. Más adelante dice: ”…en febrero del 2009 los investigadores de la CICIG ya habían penetrado la Policía guatemalteca”, y agrega el libro que ”los primeros testimonios ajenos al paquete oficial que encontraron en los expedientes revelaban que en todo aquello estaban metidos algunos de los máximos rectores de la instituciones de seguridad de Guatemala. Los nombres y apellidos eran prominentes. Eran casi los mismos que pillaron como participantes en las matanzas de los reclusos”. Estas matanzas se refieren a las ejecuciones extra judiciales ocurridas en los penales conocidos como Pavón y El Infiernito, contra varios detenidos que, como testigos o involucrados en la muerte de los 246

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parlamentarios, estaban guardando prisión en esos penales y que, obviamente, constituían un peligro para los autores del crimen. Los mismos fiscales, según se relata en la página 165 del libro, determinan un curso de acción que los llevará a pistas más relevantes en el esclarecimiento del caso, pues claramente visualizaban que el curso y actitudes de los fiscales guatemaltecos estaban totalmente sesgados: “La idea era hurgar en la vida de los diputados asesinados, sus negocios, sus posibles contactos con guatemaltecos, entre otras cosas. Esas eran, en parte, acciones obligadas para cumplir una buena investigación. La respuesta de Castresana a la solicitud de viaje a El Salvador sorprendió a los investigadores. Simplemente les dijo no podían cruzar la frontera con El Salvador, sin dar muchas explicaciones. Los colaboradores de la CISIG se quedaron mudos, incrédulos. No podían mirar con benevolencia esa decisión. Para ellos era un error no pisar suelo salvadoreños, si verdaderamente, se quería llegar a la profundidad necesaria en el caso.” “¿Por qué Castresana tomó esa decisión? Solo él lo sabe. …para esa época el español mostraba un clarísimo retroceso en la voluntad que se necesitaba para darle nuevos ímpetus técnico–jurídicos al tema”. Más adelante en la página 170, al relatar el desarrollo de las pesquisa, Lafitte Fernández cuenta que los fiscales internacionales encontraron involucrados a dos grupos oficiales muy poderosos que operaban n la Policía y Gobernación: ”En esos temas el mando era vertical. Sin embargo, también involucraron en la cúpula de la organización al ministro Carlos Vielman Montes, un 247

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empresario con fuertes vínculos con los principales capitales de Guatemala y expresidente de la Cámara de Industria que gozó, antes de su renuncia, de todo el apoyo del expresidente Berger y de los sectores empresariales organizados. (…) La CICIG tenía un número abultado de testigos de todas las operaciones que hacían sus hombres más cercanos, las conocía al dedillo Vielman”. En el capítulo 10, denominado “Perseguir, silenciar, destruir”, la fiscal costarricense, Gisele Rivera, de la CICIG, le dice al periodista Lafite Fernández, y él así lo relata en la página 191: “Lee bien esa transcripción y verás que hablamos de la corrupción en la CICIG. Puedes leer que el hermano de Figueroa nos informaba de las reuniones de Castresana con la cúpula económica y de sus pactos. Ellos nos daban información.” Estas citas no necesitan comentario alguno, pues se explican por sí mismas. Sin embargo, lo que sí me llamó la atención, es cuando ella, la fiscal Gisele Rivera, cuenta que el día 18 de octubre de 2010, luego de dejar la CICIG, una costarricense de apellido Garita entabla una demanda por difamación en contra de ella. Entonces comprende que la batalla había empezado. Dice Fernández, en la página 181: “Es obvio, sin embargo, que la acusación estaba vinculada al esfuerzo de fiscales y autoridades de Guatemala de callarla. Todos los que no querían que ella llegara, a ese país, a testimoniar ante un estrado judicial, tenían una enorme ventaja sobre ella: Gisele estaba a casi mil kilómetros de distancia de ellos y sus agresores podían investirse de autoridades en un sistema judicial manifiestamente dudoso como es el guatemalteco. Tenían el dominio de las acciones 248

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judiciales para inventarse cualquier cosa”. A todas luces era claro que buscaban una orden de captura para evitar que ella se presentara a testificar ante la justicia guatemalteca, sabiendo, dice Fernández, que: “Gisele no tenía copia de la demanda en su poder. La distancia entre Costa Rica y Guatemala era la misma entre su necesidad de información básica que necesita cualquier ser humano para defender su honor, y su prestigio”. Ella misma relata que de darle curso a la demanda, la difamación es una acción privada, que no contempla prisión preventiva, pero que hay jueces que “estiran las leyes a su antojo para atropellar libertades y valores humanos. Tienen la capacidad de ajustar el camino de la justicia a sus intereses personales. Esto no es cosa nueva…” Sin embargo, en un hecho al que ella llama insólito, en tiempo récord de solo cuatro días, se le levantó la inmunidad que ella tenía como funcionaria de Naciones Unidas, y se decretó una orden de captura internacional por parte de la INTERPOL, para que fuera capturada en cualquier lugar del globo terráqueo. Como dice la canción “te pareces tanto a mí”; yo podría decir que conmigo el sistema judicial guatemalteco si no inventó, por lo menos practicó, perfeccionó y modernizó este tipo de procedimientos. El Procurador Tuna Valladares, alentado por el mismo grupo económico que persiguió a la fiscal Rivera, hace quince años me persiguió a mí y en cuarenta y ocho horas sacaron una orden de captura internacional pidiendo que me detuvieran, aportando como pruebas de los delitos cometidos cuatro recortes de prensa y una nota anónima, mal escrita. ¿Qué tal? 249

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Si el sistema de justicia guatemalteco fuera siempre así de eficiente, Guatemala no tendría el índice de impunidad más alto del mundo. Al respecto, según un fiscal que me visitó en Panamá hace unos años, ni el 1% de los casos delincuenciales se resuelven. La propia BBC de Londres en un reportaje histórico, dijo irónicamente, que si usted quería hacer turismo delincuencial, el lugar ideal era Guatemala, pues allí es el paraíso de los delincuentes. Lo que le faltó al reportaje, es recomendarles a los delincuentes que no se vayan a meter con los dueños del país, porque entonces no hay coraza ni ley que valga, porque así sí los pueden perseguir. Tal es mi caso: llevan casi 20 años persiguiéndome, sin importar si hay o no delitos, aunque autoridades nacionales como la misma Cancillería de Guatemala manifiesten que no existen pruebas ni evidencias que sustenten la comisión de los delitos que se me imputan. Pero, ¿quién dijo que los señores dueños necesitan delitos para perseguir? Cuando ellos ya lo han dispuesto, no se necesitan pruebas y punto. ¿Acaso el país no es de ellos? No quiero ni es mi intención hacer una monografía de los abusos de estos señores, porque ellos tienen mucho más ingenio que yo para inventar procedimientos para la realización del secuestro del Estado. Imagínense: ellos hace veinte años o quizás más, ya tenían claros cómo se podía llevar a cabo este secuestro. En cambio, a mí me tocó pensar y estudiar mucho, para llegar a entender la desgracia de lo que al país le ha pasado. El caso de los Gutiérrez Considero que este es, sin lugar a dudas, un caso 250

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emblemático de lo que ha sido, con todo su dramatismo, el secuestro de la justicia en el país. En él se ve hasta dónde han sido capaces de llegar Juan Luis Bosch y Dionisio Gutiérrez, burlando la justicia, manipulándola e instrumentalizándola; utilizando jueces, magistrados, fiscales, presidentes. Y, por supuesto, utilizando a mercenarios como Víctor Rivera, al que tuvieron a su servicio personal, lo prestaron al Ejecutivo, lo pusieron como operativo de Vielman en el Ministerio de Gobernación y bueno… ¡solo Dios sabe cuántas cosas más hicieron con él a su servicio! Como en el caso anterior de la CICIG, no pretendo opinar ni juzgar el fondo de esta controversia familiar. Simplemente señalo los mecanismos usados por este dúo poderoso en la manipulación de la justicia. Es lamentable que ese ha sido uno de los ejemplos más nefastos para la destrucción de las instituciones judiciales del país y, como veremos, los actores son básicamente los mismos que en el caso anterior y en tantos otros casos en los que se ha atropellado, no solo la justicia de Guatemala, sino la dignidad misma de nuestra sociedad. Conozco desde hace más de cuarenta años a Juan Arturo Gutiérrez, a quien se le conoce hoy como “El Tío” o “Don Arturo”, porque entré siendo muy joven como socio del Club Rotario de la Ciudad de Guatemala, al que le llamaban el “Club de los Viejos”. Fui apadrinado por Eduardo Mayora Dawe, mi buen amigo “Guayo”, abogado, mayor que yo, pero parte del grupo con el que yo jugaba golf en el Guatemala Country Club. Conocí también a Alfonso Bosch, padre de Juan Luis y a Dionisio Gutiérrez, padre de Dionisio. A ellos los traté muy poco, ambos murieron en un accidente 251

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aéreo cuando en su propio avión iban a Honduras a dejar ayuda humanitaria, por una catástrofe sufrida en el vecino país, y en la que el Club Rotario estaba dando apoyo. Siempre a ellos se les recordó con especial cariño y gran respeto; ambos fueron personas que dejaron un gran vacío en el Club y durante años se honró su memoria. Así que el concepto que yo siempre tuve de esa familia Gutiérrez fue muy bueno, y mejor aún, cuando en tiempos del expresidente Romeo Lucas García, tuve problemas con el gobierno. Juan Arturo, siendo Presidente de la Cámara de Industria, se portó conmigo como todo un caballero y verdadero amigo, al igual que Mario Echeverría, que era Presidente de la Cámara de Comercio, Juan Maegli, Bernardo Neumann y Edy Carrete, mis compañeros de la Junta directiva de la Asociación de Amigos del País. A los sobrinos del “Tío Arturo” solo los conocía por referencia, sobre todo a Juan José y a Dionisio, que eran compañeros de colegio y amigos de barrio de mis sobrinos Jorge Antonio y Juan Carlos Fuentes Serrano. Empecé a tratar a Juan Luis Bosch cuando ya él era un dirigente empresarial (dicho sea de paso, activo y entusiasta) y después de que ellos, en 1982, habían tomado la dirección de las empresas y Juan Arturo se había trasladado con su familia a vivir al Canadá. Un día, ya viviendo yo en Panamá, me llamó mi suegro, don Arturo Bianchi, quien siempre fue un dirigente del sector empresarial y me contó que Juan Arturo Gutiérrez lo visitó en su residencia. El propósito era que se enterara de primera mano de lo que se iba a destapar, pues los sobrinos lo perjudicaron seriamente en sus intereses y que él iba a proceder 252

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contra ellos. Mi suegro me dijo: “Yo creo que Arturo también querrá que yo te pase esta información, pues me imagino que sabrá del problema que tú tienes con ellos, así que te lo cuento, para que estés enterado que viene algo grueso”. En efecto, muy pronto se empieza a comentar el incidente, pues como lo relata Gerardo Reyes en el periódico El Nuevo Herald, del 16 de octubre de 2005, en un artículo titulado “Un imperio de pollos se despluma en Miami”: “La tranquilidad que se respiraba en el ambiente del elegante salón del Hotel Sonesta de Key Biscayne, esa mañana del 16 de febrero de 1999, alimentó las esperanzas de algunos de los presentes de que la reunión a puerta cerrada pondría punto final a una larga disputa de una de las familias más poderosas de Centroamérica. Durante la primera parte de la sesión, uno de los grupos familiares escuchó pacientemente las explicaciones del otro respecto a los negocios de la enorme y próspera empresa Avícola Villalobos. No hubo gritos ni diatribas. Pero la vida de todos los presentes cambió cuando Juan Arturo Gutiérrez, uno de los patriarcas de la familia en discordia, más conocido en Guatemala como Don Arturo, oprimió el botón de play de un aparato de DVD. En la pantalla apareció el propio Don Arturo acusando a los miembros del grupo familiar opositor de ladrones y mentirosos, y para sustentar sus señalamientos proyectó imágenes que habían sido tomadas secretamente durante una reunión en Canadá a mediados del año anterior. 253

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En las imágenes aparecían dos altos ejecutivos de Avícola Villalobos explicando, sin escrúpulos, una serie de maniobras presuntamente fraudulentas para obtener ingresos millonarios a espaldas de la contabilidad de la empresa y engañar al fisco de Guatemala, quedándose con los impuestos a las ventas. Allí también se citaba el testimonio de un auditor del grupo familiar que describió cómo los sobrinos de Don Arturo utilizaban cuentas bancarias en Miami para esconder ingresos y dividendos de la empresa. Como despedida del documental, el empresario les advirtió que se prepararan para una acción legal. En ese momento, de acuerdo con la versión de los demandados, las puertas del salón del hotel se abrieron y apareció una tromba de notificadores judiciales que abordaron a los ejecutivos para que firmaran citaciones a un proceso civil que la empresa matriz de Don Arturo, Lisa S.A., acababa de entablar en una corte estatal de Miami. Una cámara, a la entrada del salón, instalada por investigadores de los demandantes, captó la llegada y la salida de los asistentes y en otro lugar del hotel se tomaron imágenes de los automóviles de los invitados”. En Miami, Don Arturo y su hijo Juan Guillermo Gutiérrez, en nombre de Lisa, S.A., adelantaron dos procesos civiles, uno estatal, por uso de propiedades robadas, y otro federal por confabulación para cometer actos fraudulentos y lavado de dinero bajo la figura legal 254

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del RICO Act (Racketeer Influenced and Corrupt Organizations). Los acusados principales eran los dos dirigentes más visibles del emporio familiar: Dionisio Gutiérrez Mayorga, líder empresarial, periodista de televisión y financista político con ambiciones presidenciales, a quien popularmente se le conoce como “Diosito” por su extraordinario poder. Gutiérrez ocupa el cargo de copresidente de la corporación Multi–Inversiones, la empresa matriz del grupo familiar. Es sobrino de Don Arturo. Juan Luis Bosch, presidente de Multi–Inversiones. Es uno de los más destacados promotores del Tratado de Libre Comercio de Centroamérica, CAFTA, y adalid de la batalla contra la dependencia petrolera de la región, en manos de los designios del presidente de Venezuela, Hugo Chávez. “Edward H. Davis, abogado de la mayoría de los demandados, dijo a El Nuevo Herald que se abstenía de dar declaraciones sobre el caso. La decisión fue tomada un día después de que el abogado aceptara una entrevista con este reportero. ‘Discúlpenos por la señales contradictorias, pero hemos llegado a la conclusión de que preferimos no hablar de litigios pendientes’, explicó Davis. ‘Esa una muestra más de que no tienen argumentos’, dijo el abogado de Don Arturo, Juan Rodríguez ‘¿Qué respuesta pueden tener a los famosos vídeos en donde el ejecutivo más importante de Guatemala aparece reconociendo que blanquea dinero negro?’ En varios memoriales presentados en las 255

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dos cortes de Miami, los demandados han sostenido que la querella es una forma de ‘extorsión’ y han concentrado su defensa en alegatos de que los tribunales de Estados Unidos no tienen jurisdicción sobre el caso, pero no han respondido en profundidad a los señalamientos de presunto lavado de dinero en bancos de Miami a través de compañías de fachada”. Después de estos incidentes, parece que se trató de llegar a una negociación de compra–venta de acciones, pero al parecer la oferta de los sobrinos fue insultante para el Tío Arturo. Esto da inicio a una nueva batalla que a partir de ese momento, resulta muy difícil para Juan Arturo y su hijo Juan Guillermo, pues como era lógico, estos casos deberían ventilarse en tribunales de justicia guatemaltecos, porque es allí el lugar en que se estaban llevando a cabo los actos ilícitos denunciados. Tales delitos eran, primero, la falta de rendición de cuentas por parte de los sobrinos al tío como inversionista, y el hecho de que por casi 10 años, no le pagaban los dividendos a los que tenía derecho; en segundo lugar, la apropiación indebida de fondos del Estado de Guatemala de impuestos por ellos cobrados y no entregados al fisco. Esos hechos, en efecto, quedaron demostrados de manera fehaciente en las grabaciones de las conversaciones. Cito nuevamente el Artículo del Nuevo Herald de Miami: “En esa reunión, argumentan los demandantes (Tío Arturo y Juan Guillermo) que Rojas y Rosell (altos ejecutivos de los sobrinos) admitieron que un 50 por ciento de las ventas de la empresa avícola no estaban registradas en 256

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los libros de contabilidad. La empresa estaba vendiendo pollos vivos por debajo de la mesa. También confesaron, según documentos aportados a la demanda, que por un error le habían entregado un reporte contable a Juan Guillermo, el hijo de Don Arturo, que estaba destinado a Bosch, su contraparte. Ámsterdam (Abogado de don Arturo), exigió a los sobrinos de Don Arturo una lista de documentos al tiempo que contrató a Rodríguez en Miami y a una legión de investigadores privados para que hicieran una pesquisa de la venta irregular de pollos. En medio de esa investigación, según Rodríguez, Don Arturo recibió una llamada del ex auditor interno de la avícola, Mario de Águila Cancinos, quien estaba buscando empleo. De Águila ‘reveló el secreto’, comentó Rodríguez. En mayo de 1998, el ex auditor explicó ‘varios mecanismos que estaban siendo usados por Bosch y Dionisio para desviar ganancias y dividendos sin reconocer derechos a Lisa [la empresa holding de Don Arturo]’. Agrega que De Águila `confirmó el fraude en relación con la venta de pollos vivos por dinero en efectivo y nos dio los indicios de depósitos de grandes cantidades de efectivo en cuentas bancarias de Miami’. Basándose en una declaración jurada de De Águila, los abogados pidieron el embargo preventivo de bienes raíces en Miami, la mayoría situados en Key Biscayne, compañías de fachada que supuestamente usaron los acusados para 257

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desviar el dinero, y de cuentas bancarias en Hamilton Bank, Israel Discount Bank, Total Bank, Republic International Bank of Nueva York, Merrill Lynch, Chase Manhattan, Marine Midland Bank y Barclays Bank. Un avión Cessna Citation y un Pipper PA31T fueron también embargados”. Continúa el artículo del Herald: “El proceso funcionaba de la siguiente manera. El dinero se depositaba en las cuentas de los ejecutivos del grupo y con él se compraba efectivo en dólares en casas de cambio y otros instrumentos monetarios que luego eran depositados en cuentas de Miami. Los fondos de estas cuentas eran utilizados para comprar casas y otros bienes en el sur de la Florida. Para justificar el envío del dinero al exterior se creó una empresa en Panamá, Ancona Finance, que hacía ‘préstamos falsos’ a la compañía avícola en dólares. La contabilidad doble se guardaba en una oficina, conocida como ‘el cuarto de los trucos’.” A la luz de estos hechos, el profesor Gordon (the Chesterfield Smith Professor of Law at the University of Florida) manifestó en un afidávit que Don Arturo presentó en Florida: “que los demandados ( Juan Luis Bosch y Dionisio Gutiérrez) aparentemente quieren que el caso sea transferido a los tribunales de Guatemala, no porque Guatemala ofrece un foro disponible y adecuado, sino porque ese foro está sujeto a manipulación y corrupción, lo cual imposibilita que pueda 258

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dictarse una resolución justa. Pero los demandados no desean que los beneficios que pudieran derivar de la manipulación del sistema judicial guatemalteco los afecte adversamente por revelaciones sobre su conducta en materia de evasión de impuestos”. Por otra parte, en declaración personal, Juan Arturo manifestó que: “Está preocupación puede ser la razón por la que algunos de los demandados lograron un arreglo con el Gobierno de Guatemala para que aceptara un depósito dinerario como pago de impuestos omitidos y multas, descrito por el demandado Konrad Losen en su deposición ante la Corte del Estado de Florida. Cabe mencionar que esas negociaciones con el gobierno del Presidente Arzú se llevaron a cabo con posterioridad a la iniciación del juicio en Florida en febrero de 1999. Las referidas negociaciones constituyeron una demostración palpable de la impunidad que disfrutan mis sobrinos en las esferas del gobierno guatemalteco. Las amnistías fiscales ad–hoc concedidas por el Gobierno de Guatemala violan específicamente los Acuerdos de Paz y deberían investigarse, debido a su falta de transparencia. Además, se ha descubierto posteriormente que la documentación de tal amnistía fiscal fue deliberadamente consignada con fecha anterior a la iniciación del juicio en la Florida, a pesar que el presidente de la Avícola, Konrad Losen, declaró bajo juramento que tal amnistía ocurrió a consecuencia del juicio. Al respecto, el ex Ministro de Finanzas 259

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Pedro Lamport se ha negado a rendir declaraciones al respecto ante los tribunales de la Florida”. Es claro que todo esto solo muestra la forma en que estos señores, los dueños, tienen a su disposición para operar y cubrirse las espaldas: juzgados, fiscales, presidentes, ministros y en general, el Estado. Da espanto el cinismo de Dionisio, cuando habla de corrupción, de libertad, de democracia. Yo me pregunto si él y su grupo de admiradores, alguna vez han leído algo sobre estos conceptos o simplemente se los imaginan. Me pregunto si alguien se los explicó o si simplemente los intuyen; o bien, lo que en realidad podría ser es que él sí se creyó lo de su apodo “Diosito” y creerá que todo, en el mundo, es o debe ser como él lo quiere o como él cree que debe ser. En la revista guatemalteca “¿Y qué?, edición 64 de enero del 2012, en un artículo en el que habla del regreso de Dionisio Gutiérrez, en un gobierno a su sabor y antojo, el autor reproduce un documento escrito por Pablo Monsanto, Secretario General de la Alianza Nueva Nación (ANN), que al referirse a Dionisio Gutiérrez lo define de la siguiente manera: “Para lograr sus propósitos ha instrumentalizado a partidos y a políticos, seduciéndolos con sus ‘negocios y ayudas’. De esa forma controla bancadas, diputadas y diputados, quienes presentan iniciativas de ley a favor del modelo que permita poner el Estado bajo el control del poder financiero y económico (…) Ha atacado la institucionalidad del país con el fin de debilitarla; ha tratado a diplomáticos, académicos, empresarios y dirigentes sociales y populares, con prepotencia, altanería e imposición de ideas. Y desde ahí ha apoyado los 260

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movimientos reaccionarios como el golpe de Estado en Honduras y los intentos de golpes en los países de Suramérica”. Para completar esta brillante definición, yo solo le agregaría: “su intervención en el golpe de estado de 1993, en Guatemala”. No hay quien se atreva a abrirles juicio en Guatemala. Recuerdo cuando el propio Fiscal General, Juan Luis Florido, a finales del año 2005, quiso sobreseer los casos penales que por evasión de impuestos se tenían abiertos contra los Gurierrez–Bosch, denunciados por el tío, y documentados en los videos de los propios ejecutivos de los supuestos defraudadores, y borrar todo trazo a los expedientes. Cosa curiosa es que tres años después, en septiembre de 2008 ante el Tribunal Británico de Bermudas, el propio experto designado por los Gutiérrez–Bosch, el Señor Wiliam Lozada, en el informe que rinde ante ese tribunal, admite bajo juramento, que el dinero proveniente de las cuentas de Guatemala, era dinero negro y que por ende estaba siendo lavado por los acusados, así como también admite, que es cierto que los señores Gutierrez–Bosch, mantenían dos juegos de libros de contabilidad. Basado en estas prueba y otras mas el Tribunal de bermudas, los condena en un fallo de 87 páginas, que incluye todos los considerandos imaginables y la resolución correspondiente, la que queda en firme, dado que los acusados no la apelaron. Mi pregunta, como es posible que la justicia guatemalteca, que debe saber de esto, pues todo figura perfectamente documentado en la propia Internet, no ha seguido el proceso correspondiente en Guatemala, incluso podemos afirmar que se ha caído en los delitos 261

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de encubrimiento y omisión de denuncia Siempre he pensado que Juan Arturo y Juan Guillermo han tenido que andar como mendigos errantes buscando un refugio jurídico en el que se puedan cobijar, para que se les haga justicia. Han tenido que abrir frentes en Estados Unidos, Canadá, Guatemala, Panamá e islas Vírgenes y Bermudas incluso hasta en el sistema interamericano, al recurrir a la intervención del Comité Interamericano de Derechos Humanos de la OEA. Han tenido que contratar a firmas de abogados en más de siete países, incluyendo a abogados de la talla del conocido jurista canadiense Robert Ámsterdam, quien representa, entre otros grandes del mundo, al magnate petrolero ruso Mijaíl Jodorkovsky, ex presidente de la petrolera Yukos, en uno de los litigios más sonados del último siglo, contra el Estado ruso. Imagínese el lector si Juan Arturo y su hijo, Juan Guillermo Gutiérrez, con toda la plata y dedicación que le han invertido a su defensa, habiendo logrado importantes fallos en cortes de Estados Unidos e Bermudas, no han podido lograr que ni siquiera se entreabra la puerta de los tribunales en Guatemala, dado el secuestro que estos señores tienen del sector, ¿qué podemos esperar los simples mortales ante esa prepotencia, altanería e imposiciones de tan altruistas personalidades, que lo único que los “pobres” quieren es una “libertad” y una “democracia” a su servicio? Como dije en una ocasión, cuando se me acusaba de ser un aprendiz de dictador, después del golpe que estos señores fabricaron contra mí y mi país: “Si ser aprendiz de dictador es impedir que los Gutiérrez– Bosch, hagan lo que les da la gana y se adueñen del país, entonces sí soy aprendiz de dictador”. Por demás está hacer ver que en el caso que estos 262

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señores han mantenido contra mí, los procedimientos son los mismos o parecidos, como lo hemos podido ver. Pero lo que es más aterrador, es que los esbirros, los sicarios, los torturadores, los ayudantes, llámenlos como quiera, son los mismos. Los personajes se repiten, en los casos de la CICIG, del tío Arturo, de Serrano Elías, del Parlacen, de Pavón, El Infiernito, de Portillo, de Paco Reyes, de Ríos Montt… de todos aquellos que en una u otra forma se han tenido que meter con ellos, o con los que ellos se han querido meter. A todos los condenan en los medios y después los condenan, con o sin pruebas, con o sin delitos en los supuestos Tribunales de Justicia, que son de ellos. Ellos son los dueños y los tienen secuestrados. Sería más fácil violar los sistemas de seguridad del Banco de Guatemala y entrar a sus bóvedas, que lograr abrir las puertas de la justicia en el país, para que esta otorgue alguna garantía al individuo frente a estos poderosos. Esa es nuestra triste realidad y es indiscutiblemente la fuente principal de la violencia que durante siglos nos ha azotado y nos sigue f lagelando. Aunque parezca un sacrilegio lo que voy a decir, lamento no haber triunfado en 1993 con el llamado “autogolpe”, en la depuración del Estado, comenzando por el Congreso de la República y la Corte Suprema de Justicia, porque con la traición perpetrada por una pequeña cúpula militar, estimulada y financiada por la cúspide de una pirámide mal llamada empresarial, se abrió el camino para llegar a lo que el país es hoy: un conjunto de instituciones políticas, jurídicas, sociales y económicas, secuestradas, sin credibilidad ni autoridad y, para muchos, fallidas. Tal como lo predije en mis discursos y múltiples 263

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intervenciones hace veinte años: la autoridad la tienen hoy, en las ciudades el crimen organizado; en el interior del país, el narcotráfico; en la economía, las grandes lavanderías de dinero que unos y otros tienen organizadas en perfecto contubernio, haciendo funcionar perfectamente lo formal e institucional con lo informal y mafioso. Es indiscutible que el sector justicia es el más sensible de los sectores, porque representa el último recurso para la seguridad del ser humano. La Biblia en el Eclesiastés 5:8–9 dice: “Que no te extrañe ver países donde a los pobres se les maltrata y no se les hace justicia. Esto sucede cuando a un funcionario importante lo protege otro mas importante, y cuando aun otros más importantes protegen a estos dos. Sin embargo, te dirán: Esto lo hacemos por el bien del país.” (Biblia para todos, Lenguaje Actual, Sociedades Bíblicas Unidas) El libro de Eclesiales, se estima que fue escrito unos 400 años antes de Cristo, y sorprende que estos procedimientos tan viejos, tengan la vigencia dramática que, hoy dos mil quinientos años después siguen teniendo en Guatemala. No importa cuanta civilización y cuanto desarrollo el mundo tenga, en los guatemaltecos de hoy, esta tragedia es tan vigente como lo era en esa época. Tal es el sentimiento de impotencia que se manifiesta frente a la angustia que provoca la injusticia, producto de una justicia secuestrada.

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El deterioro de la Justicia Mi padre era abogado y se graduaron juntos con su primo Edmundo Vásquez, que para efectos claros, era más su hermano e intimo amigo. Era el padre de Edmundo Vásquez Martínez a quien nosotros lo llamábamos en casa “Mundito”. Un gran jurista, era mayor que yo. Fue Rector de la Universidad de San Carlos, cuando yo estaba estudiando Ingeniería y Humanidades y fui activo participante en la campaña para su elección como Rector. Durante mi campaña a la Presidencia de la República en el 90, él era Presidente de las Corte Suprema de Justicia. Cuando asumí la primera magistratura de la Nación, no obstante la relación familiar de toda una vida (así como el era Mundito para nosotros, yo era Jorgito para ellos) me dijeron que él no quería asistir a mi toma de posesión, debido a que yo había sido muy duro en la campaña, en mis críticas al sistema de justicia. Le hablé, le mandé amigos mutuos para que lo convencieran y finalmente concurrió. Cuando ya como Presidente lo Recibí en la Casa Presidencial y pudimos hablar a calzón quitado de lo que era el sistema de justicia, sus problemas, limitaciones y potencialidades, llegamos a entendidos, sin embargo a él, que confiaba en sus colegas, le era difícil compartir conmigo lo que yo miraba que sería el futuro del Organismo Judicial si no se hacia algo y muy drástico. Me parece que él pensaba que yo exageraba. Hoy veinte años después, creo que me quedé corto. Estoy seguro que Mundito, regresaría a su tumba con gusto, en lugar de enfrentar la realidad de lo que es hoy su querido y defendido sistema de justicia. 265

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El secuestro del Congreso Hablar de esto sinceramente ya no tiene ni caso, pues los Congresos se han distinguido por venderse al mejor postor. Hoy más que nunca se han vuelto casas de chantaje. Ya no hay debate político ni ideológico; unos ponen pautas de abuso y corrupción y los que vienen atrás las perfeccionan y las superan. Es ciertamente triste el espectáculo de los diputados que, recién electos, empiezan a negociar sus curules, sin asco, sin importarles quién los eligió, a quién representan, qué responsabilidad tienen ante el país, ante sus correligionarios, sus familias, sus amigos, ni tampoco ante sus conciencias. La mayoría de los diputados piensan que las curules las reciben en propiedad, por un período de cuatro años, como una locataria del mercado recibe un puesto en el cual llega a vender verduras, peras, bananos o tomates. Estos señores y señoras venden leyes y resoluciones (Y esto, dicho con perdón de las locatarias). Son muy f lexibles, pues en pago reciben dinero, principalmente; pero no se molestan si les pagan con prebendas, o favores, o nombramientos, o viajes, o comisiones o… eso, si son considerados. Lo lamentable es que en este contexto, los clientes son todo aquel que tiene inf luencia, dinero, necesita favores, quiere concesiones o negocios del Estado; es decir todo aquel que tiene poder y dinero. ¿Quiénes son entonces los fuertes compradores de leyes? Son los más poderosos del poder económico, ya que ellos, por supuesto, tienen derecho a corromper. Recordemos que el país es de ellos; son los narcotraficantes que necesitan condiciones favorables para operar con el menor riesgo posible y, por supuesto 266

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también alguno que otro iluso, que se presenta con una su idea, las que a decir verdad solo quitan tiempo, pero sirven a los señores diputados para sentirse útiles al pueblo. Con eso le echan un poquito de ungüento a sus conciencias. Y respecto del debate ideológico, estoy seguro de que muchos de los señores diputados preguntarían: ¿Y eso cómo se come? Porque recuerdo a un líder político de mis tiempos, que decía que las “ideologías se habían acabado”, y yo pensaba para mis adentros: “A vos también se te terminaron las ideas”. Por supuesto, solo las de interés colectivo, pues las de interés personal y lucrativo, siempre las ha tenido muy claras. A veces la educación lo jode a uno, sobre todo en un país como Guatemala, en el que el inmediatismo es la doctrina preferida, el egoísmo su inspiración y el mercantilismo la fuerza que mueve los intereses y la economía. Un día recibo la visita de cinco diputados guatemaltecos, que vinieron a Panamá a un congreso, me llamaron y los invité a almorzar, de casualidad estaban también de visita, dos fiscales del Ministerio Público, a quienes también había invitado, así que el almuerzo fue de lo mas ilustrativo. Como era lógico el tema de la impunidad salió a relucir, los fiscales contaron de un proyecto de ley que se había mandado al Congreso, en el que ellos y otros especialistas habían participado en su elaboración. Ellos relataron que en el Congreso le habían introducido unos cambios, que cuando ellos los leyeron, se dieron cuenta que si se llegaba a promulgar la ley así, tendría que sacar a todos los presos recluidos en el sistema penitenciario del país, y que para evitar tan gran error, lo único que se podía hacer, era evitar que 267

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el Presidente Berge sancionara la ley y que la vetara, pues con un minuto de vigencia, era suficiente para que los presos pudieran argumentar que les favorecía y pedir su libertad. Inmediatamente se produjo una carcajada de parte de los diputados, quienes contaron las interioridades del incidente. Resulta que un Diputado dijo, que ese proyecto no se debía aprobar así como lo habían mandado y que alguna modificación le tenían que introducir, para hacer valer su autoridad. Contaron que entonces se habían ido al final de una de las filas de las curules y que allí unos parado y otros sentados, habían decidido las modificaciones, las cuales aprobaron sin dilación. Que susto, decían ellos riéndose, cuando se dieron cuenta de lo que habían hecho. Salieron corriendo a la Presidencia, para hablar con el Presidente y pedirle que vetara la ley, que no se le fuera a ocurrir firmarla y mandarla a publicar. Todos nos reímos por la forma jocosa como el incidente fue referido, pero ya en frío comentamos la tragedia, de nuestras instituciones, como se puede hacer viable un país con ese tipo de responsabilidades Pedirles un debate sobre el Desarrollo, El Bien Común, El respeto a la Persona Humana o el perfeccionamiento de las instituciones que nos ayuden a vivir mejor y en paz, sería perder dolorosamente el tiempo, esos son conceptos que quien sabe cuantos lustros deberán pasar, antes de que un debate de esta naturaleza pueda llevarse a cabo. Así, aunque parezca crudo, es como piensan y actúan muchos de nuestros políticos y por supuesto muchos de nuestros legisladores. 268

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Lo real es que el Congreso, en nuestro pais está para vender y comprar. Qué lástima, pues si queremos algún futuro diferente para nuestros hijos, nietos, bisnietos… ya estamos tarde para cambiar, pero intentémoslo, por favor. Lamentablemente, la vehemencia y conceptos de los debates están íntimamente ligados al aceite de las fichas, a los empaques del billete. No me cabe la menor duda de que así se han conseguido muchas leyes favorables para los diferentes grupos, pero nos hemos llevado al país entre las patas y lo que es peor, se le ha abierto la puerta al crimen organizado para que concurra a este mercado a buscar sus prebendas y sus seguridades, en detrimento de los más elementales intereses nacionales. ¿Qué más se puede decir? Esta realidad todos la hemos vivido, nos ha condicionado, nos ha atropellado y, como resultado, ha devaluado nuestro país, entregando el poder no al que piense o quiera algo mejor para el país, sino para el que tenga el dinero o el poder para comprarlo. Los que condicionaron los votos para elegir a los integrantes de la Corte Supremade Justicia en mi tiempo, no saben, ni incluso creo que lo imaginan, el grave daño que le causaron al país, el deterioro de las Cortes, y en general a la desorganización total del Estado que se ha dado en estos últimos veinte años. Para elegir esta corte, tal como lo manifesté, se estaba llevando a cabo un debate, una negociación, no queríamos ciertos personajes, queríamos una corte de Juristas no de políticos, queríamos una corte de gente honorable, que le diera al sistema respaldo con el ejemplo de sus vidas, no queríamos chantajistas, ni vendedores de justicia, pero como se dice en Panamá, 269

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“jugaron vivo”, se saltaron el procedimiento democrático y en el Congreso usaron el dinero y la amenaza para establecer la máxima autoridad de Justicia del País, y lo demás está bien sabido. El secuestro de los medios de comunicación Los medios de comunicación deben ser como las arterias y venas por las cuales puedan circular las ideas y los conceptos, que vienen a ser como la sangre del alma. Si esas venas están atrofiadas, si están escleróticas, si están calcificadas o enfermas de enfisema, a punto de estallar, no permiten que la sangre circule correctamente y lleve oxígeno a todas las células del cuerpo; entonces estas células empiezan a enfermarse, a envejecer e incluso a morir. El país necesita medios de comunicación que garanticen esa circulación de ideas, pero no solo las ideas y criterios de los aprobados por el poder económico, o de los dueños de los medios. El principio universal de la libertad de expresión, no tiene nombre ni apellido, no debe ver ideología, color de la piel, raza, ni religión. Por la horrible experiencia personal vivida, quiero decirles que no sé qué es mejor, si morirse físicamente o ver cómo lo matan a uno en su dignidad, en su honor. No entiendo cómo se puede ser tan ruin en decir tantas mentiras, levantar tantas acusaciones, repetir tantos insultos y creer que con eso se está cumpliendo con una función periodística y que de esa forma se está ejerciendo el derecho a la libertad de expresión. No entiendo cómo en nuestra sociedad hemos llegado a ser tan destructivos. No tenemos valores, no respetamos a nadie, no le reconocemos nada a nadie, no honramos la memoria de nadie, solo resaltamos 270

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lo malo. Y ahora nos preguntamos por qué es que en Guatemala estamos con los niveles de violencia que tenemos en las calles, en las casas, en las escuelas, en todo lugar. El mercantilismo en los medios es indiscutiblemente una de las enfermedades más patéticas de nuestra sociedad. Son los anunciantes los que determinan la cultura, los que fijan las agendas de comunicación, los que determinan los favoritismos políticos, los que dan la línea editorial e incluso los que determinan de modo indirecto el sentido y orientación de los encabezados de las noticias. Es correcto que un medio tenga una línea editorial, sea ideológica, religiosa, económica, etc. Esto es lícito; lo que no es lícito es que marque una línea tendenciosa en la noticia. En estos años yo he vivido, por millares, la experiencia de ver en cada noticia que se da sobre mi persona, sea de la índole que fuere, que siempre va cargada de una expresión peyorativa, insultante o denigrante, aunque sea para recordar al pueblo de Guatemala que mi gobierno dio al trabajador el Bono 14. ¿Qué nos pasa? ¿Estamos enfermos o qué? Llevo casi veinte años en el exilio. Nadie podría decir cuántas veces se me ha aludido o se ha informado mal de mí. Sin embargo, nunca, nunca, nunca, se me ha permitido hacer una simple aclaración, y las veces que lo he intentado solo ha servido para que el nivel de las falsedades o insultos sean mayores, más ofensivas y por ende, solo hagan más profundo el daño. Durante los últimos doce años en Panamá, he ejercido de cierta manera el periodismo, como comentarista radial en un programa que se llama “La Palabra”, con la periodista Mayín Correa, que dicho 271

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sea de paso es uno de los de mayor audiencia en el país, y tuve un programa de opinión semanal que la radio KW Continente llamaba “Opiniones de un Estadista”, el que hace unos dos años tuve que suspender, porque me exigía mucho tiempo, y no tenía. Orientado o inf luido por las experiencia personales, me hice el propósito de nunca usar el micrófono para denigrar a nadie. Eso sí, dar mis opiniones sobre todo, pero siempre dando una señal de esperanza, dejando siempre en mis intervenciones un mensaje de optimismo, no importando cuán crítica pudiera ser mi opinión. La gente me reporta mis comentarios cuando ando en la calle, siempre repiten la parte crítica y sobre todo enfatizan en el mensaje de optimismo. Funcionarios o personalidades me llaman para agradecerme o bien para pedirme alguna ampliación sobre lo que he dicho. Muchas veces mis opiniones motivan editoriales o estimulan a algún columnista a referirse al tema que he introducido o comentado. En resumidas cuentas, he visto que se puede hacer periodismo y formar opinión, sin insultos, sin sensacionalismo y con el positivismo que cualquier sociedad necesita. Hoy, después de doce años en la actividad, puedo afirmar con autoridad, como decimos en buen chapín, que “ya no me pueden dar atol con el dedo”. Cada día hago un firme propósito de perdonar, de simplemente olvidar para poder seguir viviendo y trabajando. Sin embargo, quiero poner un par de ejemplos, no con el objetivo de incriminar a nadie, sino buscando que ref lexionemos sobre lo que hemos hecho mal y que el país ha pagado. 272

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Siempre he tenido aprecio por Gonzalo Marroquín, a quien incluso quería nombrar como Secretario de Relaciones Públicas de la Presidencia, hoy Secretaría de Comunicación Social. No obstante, es de lamentar que Gonzalo hubiese tenido un pleito muy largo y profundo con Ángel González, propietario en ese entonces de los canales de televisión 3 y 7 de Guatemala. Por esos días, mis allegados me hicieron ver que, nombrándolo a él, yo en forma automática compraba un problema que no me pertenecía. Para mí fue difícil acoger esta recomendación, porque me parecía que Gonzalo era una buena opción. Siempre he seguido el desarrollo de su carrera, lo vi llegar a director de Prensa Libre, y escalar hasta llegar a presidente de la Comisión de Libertad de Pensamiento de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Un día, a mediados del mes de mayo de 2005, se comunicó conmigo el señor Carlos Menocal, periodista de Prensa Libre, y me pidió una entrevista. Después de llegar a algunos entendidos, básicamente en cuanto a respeto, accedí a dársela. La entrevista, de periodística, no tenía nada. Simplemente se trataba de un cuestionamiento inquisitorio, insultos, comentarios irónicos e hirientes. Con la prudencia que pude, hice mis comentarios, di las explicaciones e intenté razonar con el señor Menocal, cosa que fue imposible. La verdad es que, en ese momento, no entendí lo que pasaba. El día que se publicó la entrevista, nada que ver. Todo lo que yo dije fue puesto como él lo quería, todo lo de él estaba resaltado y en lugar de abrir caminos de ref lexión, solo se me humilló. Ningún respeto a lo acordado. Con los años, ese señor Carlos Menocal fue nombrado Ministro de Gobernación no quiero ni 273

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pensar por las inf luencias de quién. Después de la aparición de la mencionada entrevista, el 22 de mayo de 2005, envié a Gonzalo Marroquín un correo electrónico que literalmente decía: “Estimado Gonzalo: En días pasados, me llamó el señor Carlos Menocal para solicitarme una entrevista y yo cortésmente accedí a concedérsela. Lamentablemente, la misma muy rápidamente se convirtió en un interrogatorio inquisitivo y prejuiciado, más que en una entrevista periodística que pudiera buscar mi opinión o puntos de vista sobre lo que aconteció hace doce años en el país. Naturalmente hoy que he leído lo que se publicó, me pregunto, ¿para qué me llaman a entrevistarme, si de todas formas van a escribir lo que quieren decir y dar a lo que yo digo la orientación que previamente andan buscando? Han tenido doce años para decir lo que han querido e interpretar los hechos con una perspectiva determinada y están en su derecho. Lo que no entiendo es para qué me buscan, si no tienen la intención de respetar mi punto de vista y trasladarlo para que el lector, que tiene derecho a la información, sea quien lo juzgue. Gonzalo, me dio mucho gusto ver cuando estuviste en Panamá que se te respetara tanto como presidente de la Comisión de Libertad de Expresión de la SIP, pero, ¿no te parece que esa libertad de expresión, que es vital y buena para ustedes, también debería ser buena 274

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para otras personas aunque estas no piensen igual a ustedes? ¿No te parece que después de doce años, en aras de la búsqueda de una verdad histórica, se debería respetar mi derecho a expresarme libremente sin tutelajes, tergiversaciones y manipulaciones? Considero que parte de ese derecho es que se publique lo que yo digo, a forma de que lo dicho haga sentido y tenga la coherencia con que fue planteado. Considero que esta manipulación a la que me he referido anteriormente, es un atropello intelectual, y una falta de respeto para los lectores, e indudablemente también viola el derecho que ellos tienen a ser correctamente informados. Yo por mi parte me siento utilizado. Quizá tú no te habrás enterado de la entrevista y por supuesto tampoco interviniste en su presentación final, pero como se dice en términos militares, “lo que pase o deje de pasar en un comando, es responsabilidad del comandante”. Es por eso que te envío esta nota, pues no tengo ningún interés publicitario, pero sí en aclarar aquellos asuntos que me atañen a mí y a mi familia. Puedes estar seguro de que si algún día hay la intención de hacer algo serio respecto a los acontecimientos de mayo de 1993, pueden contar conmigo. Con el afecto de siempre, Jorge Serrano Elías.” Gonzalo me contestó, que si yo tenía algo que aclarar que le mandara una nota y que la incluiría en la 275

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sección “Cartas de los Lectores”, que yo debería saber que esa era una sección muy leída. Me habían disparado a mi honor y dignidad, con un cañón de alto calibre y ahora, el Gran Defensor de la Expresión del Pensamiento del Continente me ofrecía, generosamente, una pistola de balín, para que me defendiera. Quiero decirles que me sentí humillado, insultado en mi inteligencia y en mi dignidad, pero no quedó allí la cosa. Por haberme atrevido a tan osado reclamo, el editorial del día 23 de mayo me lo dedicaron también con mucho más saña y odio. Le envié otra nota, el mismo 23, la que transcribo a continuación: “Estimado Gonzalo: Recibí la explicación que me das sobre la entrevista mía que se publicara el día 22 de los corrientes y créeme que sé que de tu parte no hay intención de hacerme daño y como tú bien lo indicas, es el afán periodístico lo que te mueve a esclarecer los acontecimientos de mayo de 1993. Sin embargo, al leer el editorial de ustedes del día de hoy 23 de mayo, insultante, grosero y escrito con el hígado más que con la mente, impropio en su contenido y en su forma de ser la expresión de uno de los más importantes diarios del país, me doy cuenta de que tus buenas intenciones como director no se ven ref lejadas en el medio que diriges y que abiertamente contradice la nota que hoy me enviaras. Quiero decirte que no me extraña que esto se dé, y que puedo imaginarme que viene de 276

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alguien que tiene algún problema personal conmigo, pues ya en una ocasión, y usando el mismo espacio editorial, bajo el título “Líbranos Señor de tentación”, de fecha 10 de agosto de 1994, instó a que alguien alejándose de sus principios cristianos viniera a Panamá y me ‘eliminara de una buena vez’, agregando que ‘sería mejor sumirme en el silencio eterno’. (Siendo impropio totalmente que se use el editorial de Prensa Libre para hacer una franca apología del delito y una abierta incitación a delinquir). Es cobardía que atrincherándose en el periodismo y en la reputación de un medio, lo utilicen para sacarse espinas personales, sería conveniente que a la persona que ha escrito estos editoriales sí le pidieras que mandara sus escritos a ‘Voces de los lectores’, y que los firme y esto más, si tiene pruebas de todo lo que me acusa que vaya a los tribunales y las presente, pues allí es donde corresponde que se realicen acusaciones de esta naturaleza, pero esto no lo hará, pues él bien sabe que al no poder probar la sarta de falsedades que me imputa, cometería en forma personal el delito de calumnia y entonces sí sería sujeto a que se le dedujeran responsabilidades penales. Gonzalo, como te manifesté ayer, en mi nota por e–mail, no tengo ningún afán de publicidad, pero en esta ocasión me defenderé con todos los recursos que tenga a mi alcance, pues creo firmemente que el pueblo de Guatemala después de 12 años y al margen de toda pasión política, tiene derecho a conocer la otra 277

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cara de la moneda y no solo el resumen de las campañas negra que en su momento mis detractores lanzaron en mi contra. Jorge Serrano Elías.” Este incidente se explica por sí solo: un medio o alguien usando un medio, amparándose en el anonimato, como un franco tirador, de apellido Sandoval y de nombre Mario Antonio, que se esconde dentro de una multitud de frailes, usa como arma y capucha, el editorial de Prensa Libre, tira a herir o más bien a matar impunemente, sin ni siquiera respetar lo que la ley establece en términos del derecho de respuesta; sin considerar que aun el más grande de los criminales tiene derecho a defenderse y a que se le respeten sus derechos y dignidad. Hoy, con los años, entiendo, que los mismos que me imagino tenían en planilla al señor Menocal, los que lo subieron a ministro, han de haber tenido en planilla al editorialista que amparaba Gonzalo. Hoy, a la luz de tantas cosas que he visto y que suceden en Guatemala, imagino que tal vez, esos señores ni siquiera eran pagados o “fafeados” (como se le llama al soborno a los periodista) sino que lo que ellos hacían era simplemente congraciarse con los dueños del país. No siendo yo del afecto de ellos, el atacarme les daba prestigio y posicionamiento. Quizá simplemente imitaban o se hacían simpáticos con Dionisio Gutiérrez, que me cuentan que en un programa que tenía en televisión, yo era el plato principal de su menú, porque siempre me hacía el favor de mencionarme para mantenerme vigente, por supuesto insultándome, desprestigiándome o denigrándome. 278

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De ese platito azucarado de estos señores yo no soy el único privilegiado. Los actores del otro bando son los mismos, solo que en este caso, en el banco de los acusados de Dionisio, Juan Luis y Gonzalo Marroquín, están Juan Arturo y Juan Guillermo Gutiérrez. Se quejan de que ni campos pagados les publican, que solo les tiran y que como parias, igual que el pobre Serrano Elías, no tienen derecho a su defensa, al extremo que el propio abogado de ellos tuvo que mandarle una carta a Gonzalo Marroquín. Esa carta la encontré en Internet y me ha parecido importante reproducirla, porque me doy cuenta de que no solo yo soy el paria, sino todo aquel que ose desafiar a los dueños. “Toronto, 20 de diciembre de 2001 Licenciado Gonzalo Marroquín Director Editorial Diario Prensa Libre Ciudad de Guatemala Licenciado Marroquín: En mi carácter de abogado del Sr. Juan Arturo Gutiérrez, esta carta la envío luego de conversar telefónicamente con el Sr. Gonzalo Marroquín, en uso de mi derecho de respuesta al editorial de Prensa Libre publicado el 18 de diciembre que hace referencia a mi persona. Dicho editorial reitera el criterio de ese diario de que ‘...todo enfrentamiento judicial entre miembros de sociedades o de familias constituye un asunto privado mientras no haya un veredicto’, y, por lo tanto, Prensa Libre no le brinda cobertura. En mi opinión, el Sr. 279

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Gonzalo Marroquín intenta sin éxito esconder la postura de Prensa Libre, en el pasado, de informar sobre un tema de trascendencia nacional que excede el ámbito de una ‘disputa familiar’. Incontables noticias de la crónica diaria en cualquier país democrático del mundo no son sino ‘disputas familiares’ que escalan a niveles fuera de control de las partes involucradas. En nuestro caso concreto, una serie de actos delictivos de dos guatemaltecos y sus ejecutivos, tales como evasión fiscal y lavado de dinero, han sido deliberadamente ocultados del conocimiento de la opinión pública guatemalteca por parte de Prensa Libre. Las razones de esto son simples: los intereses y las presiones que ejercen estos dos señores sobre ciertos medios de prensa (tales como Prensa Libre) y sobre ciertos individuos del medio (como el Sr. Gonzalo Marroquín). A esto se suma el hecho de que el ingreso por publicidad, cuando es utilizado como instrumento para ejercer inf luencia en los medios, constituye un elemento que corrompe la información veraz y objetiva que la prensa debe procurar. En otras palabras, los dos empresarios en cuestión han estado comprando silencio en detrimento no solo de mi representado, Juan Arturo Gutiérrez, sino de toda la población. Este acto cercena los inalienables derechos de libertad de expresión y de acceso a la información de todos los guatemaltecos. Nosotros simplemente hemos comenzado a demostrar ante la comunidad internacional no solo esta 280

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sino varias otras conductas delictivas involucradas en este caso. En la denuncia presentada ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), don Arturo Gutiérrez es representado junto a mí, por el Dr. Oscar Fappiano, ex–Presidente de dicha Comisión y una persona cuya vida profesional ha sido dedicada a la consolidación del estado de derecho y la democracia en su país y a la promoción de los derechos humanos en el continente. Asimismo contamos con la objetiva colaboración del Dr. Luis Moreno Ocampo, abogado de reconocimiento internacional, presidente de Transparencia Internacional para América Latina, y reconocido por su dedicación a la lucha contra la corrupción. Cualquier observador medianamente objetivo, tanto dentro como fuera de Guatemala, puede darse cuenta que personas de la talla de los Dres. Fappiano y Moreno Ocampo nunca aceptarían manchar su prestigio defendiendo un caso o una persona que no satisfaga sus altos estándares de honorabilidad, rectitud y verdad. Ese es precisamente el caso de don Arturo Gutiérrez. He leído con tristeza la respuesta emitida por los sobrinos de mi representado, presuntos evasores de impuestos y lavadores de dinero, luego de conocerse nuestra denuncia ante la CIDH. Resulta verdaderamente patético comprobar que su respuesta es continuar obcecadamente con su campaña de desinformación, a pesar de que este caso es ya de público 281

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y notorio conocimiento en Guatemala, y sin darse cuenta que los ref lectores de la comunidad internacional están a partir de ahora enfocados sobre ellos y sus actos. Esta mal aconsejada actitud de los sobrinos de don Arturo de intentar tapar el sol con un dedo constituye, para mi obvia satisfacción, un terrible error estratégico. El caso de Arturo Gutiérrez recién comienza y, como todo caso deberá ser evaluado por sus propios méritos en tribunales independientes e imparciales, y en observancia del debido proceso. Mientras tanto, se mantendrá vigente el embargo que mi cliente ha logrado contra todas las propiedades de los demandados en La Florida y otras jurisdicciones. Finalmente, en el editorial de Prensa Libre en cuestión, usted, Sr. Marroquín comete la ligereza de criticar a la Agencia de Noticias EFE, ‘lamentando’ que dicha agencia española, ‘haya podido dar cabida a un despacho’ que ‘solo informa de los criterios de una sola de las partes...’. Si esta crítica a una agencia de noticias tan seria como EFE hubiera provenido de un gobierno autoritario no me sorprendería. Que venga de un Vicepresidente de la SIP y Director de Prensa Libre deja mucho que desear de su objetividad y ética periodística. Atentamente. Robert Amsterdam Amsterdam & Peroff Baristers & Soliciters Toronto, Ontario, Canadá” 282

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Quiero reconocer que la radio y la televisión han sido medios más objetivos, que en general han respetado más la dignidad. Eso no quiere decir que no han atacado, pero lo que sí es que, cuando lo han hecho, por lo general han sido más respetuosos de las respuestas y han dado libertad para expresarse, por lo menos en mi caso. He usado el caso de Prensa Libre, pues en él concurren en forma obvia, todos los elementos que tipifican el abuso, la propiedad del medio, el prestigio de la tribuna y de su director por su labor internacional de fachada y su incondicional docilidad ante el poder de los dueños.

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CAPÍTULO XVI

El grand finale

Consumatum est: y la Presidencia se privatizó Efectivamente los dueños del país habían tenido victorias significativas. En concreto: se deshicieron de mí, colocaron un Presidente que les estaba sumamente agradecido pues no tenía otra forma de llegar a esa posición; un Presidente al que conocían y sabían que era bueno para seguir instrucciones. Esto quedó claro en la carta que el propio Dionisio Gutiérrez le mandó, antes de que fuera electo, y en la que incluso le indicaba que no se olvidara del referendo. ¿Cuál referendo? Por otra parte, en la misma carta también le daba instrucciones y le advertía que su seguridad estaba en que él debería poner a los “patriotas” (léase Otto Pérez Molina y Compañía) alrededor de él, pues ellos eran quienes le garantizarían su “seguridad”. Como el mismo Dionisio lo reconoció en su carta del 5 de junio de 1993, él podía irse tranquilo, pues dejaba al país en buenas manos. ¿Qué pasaría con esas buenas manos? Pues era más que predecible. De inmediato subieron el precio del azúcar en el mercado local; se adjudicaron

El grand finale

las concesiones de generación eléctrica, incluyendo, desde luego, la controversial de Champerico, con un contrato digno de los contratos que el país firmara a principios del siglo pasado al adquirirse la deuda inglesa; porque en ellos el Estado no era suficiente garantía y se dieron, como garantía adicionales, las grandes cuentas de consumo del país, como la de la Cervecería y la de Cementos Progreso. Los dueños sí estaban contentos. Sin embargo, el Ejército aún se preguntaba cómo era posible que al verdugo de los derechos humanos, enemigo de las Patrullas de Autodefensa, se le tuviera que rendir honores. Pérez Molina, ni corto ni perezoso, vistió al pobre Ramiro de patrullero, le colgó un pañuelo al cuello, lo uniformó, le dio un fusil, lo subió en una tanqueta y lo hizo desfilar en el fuerte Mariscal Zabala, en un desfile ante la prensa, el cuerpo diplomático, personalidades de Gobierno, e invitados especiales. El mensaje fue clarito: “A este ya lo tenemos”. Lo triste es que “a este ya lo tenemos” no solo lo aplaudieron las cúpulas militares y empresariales, sino que el crimen organizado dijo: “Ahora es cuándo”, y se desató una de las olas de mayor criminalidad en el país. Los secuestros eran por docena y los ajusticiamientos extrajudiciales por miles, entre ellos pérdidas irreparables como la de Jorge Carpio Nicole y Epaminondas González Dubón. Resulta que el “Procurador había resultado mil veces peor que el aprendiz de Dictador”, como se dijo en un tímido artículo de prensa de la época. A la famosa Instancia Nacional de Consenso se le dieron las gracias por los servicios prestados como títeres en la función. Aunque parece que a algunos sí 285

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les pagaron, a otros no. Elites delincuenciales A partir de ese momento quedó establecido que los motores de la política, la economía y la seguridad serían a saber: El contrabando El lavado y la evasión fiscal El narcotráfico. Para desgracia de nuestro país, los intereses en estas tres actividades se alinearon entre los grupos poderosos y tradicionales hasta entonces, únicos dueños del país, con las fortunas emergentes. Sobre todo las de los narcos y lavadores de dinero, quienes muy pronto, tal como yo lo advertí el 25 de mayo de 1993, buscarían sus cuotas de poder y tomarían también parte en el secuestro del Estado lo que, lamentablemente, ha venido aconteciendo. Permítanme hacerles una gráfica, a través de la cual pretendo explicar cómo veo lo que ha pasado en el país, y lo voy a representar sobreponiendo tres círculos.

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El grand finale

Cada círculo representa una de las actividades antes mencionadas. Ya verán cómo es que la amalgama se forma y cómo resulta difícil determinar las líneas que pudieran separar los grupos criminales del país. Hoy, como lo vemos en el esquema, tenemos lavadores, narcotraficantes, contrabandistas, y toda la gama posible de mezclas, participando en ellas “honorables” miembros de todos los sectores de la sociedad, unos con gran reputación y prestigio, otros desprestigiados y burdos, pero todos socios, y colaboradores, sin conciencia alguna de lo que hacen y han hecho al país, Eso sí, todos con la esperanza de que los despenalicen y así ese molesto mote de delincuentes les sea quitado de encima. Cuando los señores Gutiérrez–Bosch y todos sus aliados y sirvientes, patrocinaron su esquema de poder, estoy seguro de que no se imaginaron lo que le estaban haciendo al país. Yo, sabiendo de donde vienen, el origen de su familia, declaro que a pesar de todo, no los creo tan perversos como para haber hecho esto a conciencia. Sin embargo, como dice el dicho, “de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno”. Ellos pervirtieron y subyugaron la precaria institucionalidad del país, para defender sus privilegios, y demostrarle a un Presidente que no era el Rey Salomón, y así abrieron el camino para que tirios y troyanos hicieran de nuestra Guatemala “el país de la eterna primavera delincuencial”. Arzú al poder Conozco a Álvaro desde que éramos niños; fuimos al mismo colegio, yo era un año mayor que él. 287

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De jóvenes parrandeábamos juntos e hicimos política juntos en una época de nuestra vida, en el Partido de Renovación Nacional (PNR), del cual él era el Secretario General Adjunto y yo era el Presidente de la Rama Profesional. Fue Ministro de Relaciones Exteriores al principio de mi Gobierno, Es uno de esos políticos con ideas fijas, pragmático pero hábil para adaptarse a lo que los estudiosos llaman la “real politic”. Por ejemplo, conmigo sufrió mucho cuando yo le pedí en Guadalajara que me acompañara para recibir a Fidel Castro. Me dijo que eso lo podía afectar en sus pretensiones a la Presidencia. Le dije: —No te preocupes, esta es una cita con la historia, ya sea que nos guste o no. Recuerdo que Magda, mi esposa, y Patricia, la esposa de Álvaro, tampoco querían ir; sin embargo, las convencí y me dijeron que estaba bien, pero que ellas permanecerían serias. En menos de diez minutos, Fidel, que es indiscutiblemente un hombre carismático, nos tenía a todos bromeando. Después he sabido que Álvaro dice que Fidel era el único estadista en la reunión y que él lo admira mucho. Qué bueno, pues si no me hubiera acompañado, hoy no podría decir eso. Recuerdo también el caso de Belice. Era realmente un caso de Estado, y no sabía cómo íbamos a salir. Me dijo que eso sí lo podía afectar y que renunciaba. En esa ocasión, aunque yo no estaba de acuerdo, le di la razón. ¿Por qué yo no estaba de acuerdo? Porque él, como Ministro de Relaciones Exteriores, debía haberse dado cuenta de lo nefasto que era para nosotros como país, mantener una posición colonialista a 288

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finales del siglo 20, en contra de todas las políticas anticoloniales de la comunidad internacional. Debía de haber sabido que de esa manera se violaba el derecho de todo un pueblo a su autodeterminación, tal como lo garantizaban todos los tratados internacionales que, en materia de derechos humanos, Guatemala había firmado y ratificado en los últimos cincuenta años. Por otra parte él, como Ministro, debería haberse dado cuenta de que las comunidades africanas y del Caribe, votaban sistemáticamente en contra de Guatemala en todos los foros donde planteábamos algún caso de nuestro interés como país. Solo había que preguntarle a Jorge Luis Zelaya Coronado, por qué había perdido la reelección como Secretario General Adjunto en la OEA, contra un candidato oriundo de Barbados. Finalmente, Belice, como país, tenía más reconocimientos que Guatemala, a pesar de que nosotros existíamos como nación desde 1821. Siendo realistas, no había el más mínimo chance de que tuviéramos alguna esperanza de éxito en el diferendo, en la forma en que estaba planteado. Simplemente era una linda cortina de humo, para echársela encima a cualquier problema nacional. Basta recordar las excentricidades del ex presidente Miguel Idígoras Fuentes, o las amenazas de Kjell Eugenio Laugerud, otro expresidente. Otro punto en el que nunca pude tener una respuesta positiva de Arzú, fue en el tema de la paz. Cuando lo invitamos a la reunión de El Escorial, dijo que prefería que fuera Luis Flores Asturias. Cuando fuimos con todos los dirigentes del país, en 1993, a las Naciones Unidas, fue el único que declinó la invitación. Siempre argumentó que podría afectarse su 289

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candidatura. Reconozco que su pragmatismo le funcionó, pues llegó a la Presidencia. Creo que los dueños, quienes lo apoyaron por más de seis años en la candidatura, se sintieron un poco perdidos con él. Creyeron que iba a ser más obediente; sin embargo, Álvaro hay que reconocer que tiene carácter y en ciertas cosas se les paró, tal es el caso de la privatización de GUATEL, pero los dejó entrar en el tema de la energía eléctrica y creo que eso le salvó el gobierno y evitó que estuviera aquí en Panamá conmigo. Como referí antes, él solo mencionó como problema para la firma de la paz el caso de la señora Olga Alvarado de Novella. Qué bueno que solo eso vio, pues si no quizá no hubiera llegado a firmar los Acuerdo de Paz, lo cual es un reconocimiento que el país debe darle. No obstante, en el Libro “¿Quién mató al obispo?”, de Maité Rico y Bertrand de la Grange, hay un párrafo que me llamó muchísimo la atención: “El asesinato de Gerardi había sido el golpe más duro contra el proceso de paz, el principal logro del gobierno. Y de repente, pensaba Porras, comenzaba esa extraña implicación de oficiales cercanos a Arzú. Desde que se había lanzado a desmantelar, en 1996, la mayor red de contrabando del país, el secretario privado del presidente estaba preocupado. La organización, denominada como la “red Moreno” tras la detención de su testaferro, un ex agente de aduanas llamado Alfredo Moreno, tenía su origen en una compleja estructura creada a finales de los años setenta por inteligencia militar, para vigilar el trasiego de personas y armas en los puestos fronterizos y de paso, obtener fondos para financiar de forma clandestina la lucha contrainsurgente. Con los años ese aparato paralelo se 290

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había transformado en un sólido bastión del crimen organizado, cuya inf luencia se extendía a oficiales de alto rango, jueces, abogados y políticos… Tras la ofensiva contra la mafia militar, Porras había estado temiendo una venganza del grupo para recuperar sus posiciones de poder. ‘Tengo la sospecha’– comentó a sus compañeros– ‘de que hay una mano peluda, si no detrás del crimen, sí por lo menos manipulándolo’.” (Página 55) Lástima que Arzú no se enteró de esto y sobre todo que no hubiera sabido de esto cuando yo di el golpe. Si por lo menos hubiera leído la proclama que yo di a la Nación el 25 de mayo de 1993, no me cabe la menor duda de que, por lo menos, hubiera sido más benigno en tratarme, pues solo el desconocimiento excusa un apoyo como el que dio a los que después, tal como lo relata Porras, le montaron o por lo menos manipularon el detestable asesinato de Monseñor Juan Gerardi. En fin, la historia se escribe con calma. Tengo que reconocer que, aunque Arzú nunca dio ningún crédito a lo que yo hice por la paz, por lo menos él, en lo personal y como Presidente, evadió atacarme virulentamente; no así su canciller, Eduardo Stein, hecho que a decir verdad, no lo entendí en ese momento. No fue sino hasta que vi cómo los dueños del país lo hicieron Vicepresidente durante el nefasto gobierno de Oscar Berger Perdomo, y después como Presidente de la Comisión de Transmisión de Mando del gobierno de Pérez Molina, que me di cuenta de que el exguerrillero era mucho más realista, más pragmático y menos idealista de lo que yo creía. El bandazo que pegó era de ciento ochenta grados y mucho más, por lo que tampoco hoy lo culpo, pues en el país ahora todo se vale. 291

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Portillo al ruedo Albacea del Gobierno Efraín Ríos Montt A Alfonso Portillo no lo conocí, nunca he conversado con él. Simplemente, a la distancia, he podido seguir su carrera política. Yo sabía que Ríos Montt casi había decidido lanzar en ese momento a Francisco Bianchi como candidato a la Presidencia de la República. Esa era la información que se manejaba y que me llegaba. De repente, me entero por los periódicos que el FRG y Efraín Ríos Montt lanzaban a Alfonso Portillo. Conociendo como conozco a Efraín, pensé que algo le había visto a Portillo y, como Ríos Montt es fundamentalmente un estratega, sabía que un poquito de izquierda le era sumamente importante para ganar las elecciones, ya que le serviría para matizar en algo su imagen y para dar garantías a sectores que de otra forma no votarían por el FRG. Desde luego, para no perder del todo el perfil, puso a Francisco “Paco” Reyes, quien en ese momento tenía una vinculación aceptable con los dueños. Cuando acababa de ganar las elecciones Alfonso Portillo, un día recibo la llamada de un buen amigo, quien me contó que la noche anterior estuvieron con él, que parecía que tenía carácter y buenas intenciones y que llamó su atención el hecho de que, cuando se refirió a mí, dijo que lo que se hizo conmigo fue una cabronada, y que vería cómo me ayudaba. Pedí a mi amigo que, si lo volvía a ver, que le diera las gracias de mi parte. Pasaron los días y nombraron a un nuevo Fiscal General, Carlos David de León Argueta, y el fiscal que estuvo encargado de mi caso, el licenciado Mario 292

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Leal, se sintió inseguro en su puesto; fue y habló con la juez Lam, para pedirle que lo ayudara, que él iba a pedir que se emitiera una orden de captura internacional contra mí y que, por favor, ella la tramitara, pues esa era la forma que tenía de impedir que lo movieran de su puesto. Así lo hicieron, por eso es que desde 2002 he tenido a Panamá por cárcel. Cuando esta orden se da, hablé con el Canciller de Panamá, José Miguel Alemán, y le hago ver que el gobierno guatemalteco, buscando un procedimiento de policía, estaba violando los tratados de Montevideo, ya que el Estado de Guatemala estaba obligado a respetar la decisión soberana del Estado panameño; pero que yo no quería hacer de esto un caso que pudiera perjudicar las relaciones entre ambos países. Alemán me dijo que él vería a Portillo en una reunión la semana siguiente y que le tocaría el tema. Así fue: me llamaron a la cancillería panameña y me contó José Miguel que Portillo le dijo que él sabía que no existía nada contra mi persona y que regresara a Guatemala. Que no existía nada no era noticia para mí, pues tenía en mi poder todos los expedientes, las resoluciones del gobierno panameño y la opinión legal del propio Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala. Pero regresar así, simplemente, no era lo que yo pedía, sobre todo conociendo el secuestró del Poder Judicial que, en ese momento, ya existía. Simplemente bastaba con que el Estado guatemalteco, respetara los correspondientes tratados. Con el tiempo me enteré de que no fue únicamente la motivación del fiscal Leal la que me perjudicó, sino que los dueños del país se habían disgustado al saber que, con mi familia, fui a pasar unos días a El Salvador. 293

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Entonces entendí por qué periodistas de Guatemala que me visitaron insistieron en ver los boletos de avión y los pasaportes, sobre todo el mío. Empecé a ver el gobierno de Portillo como un gobierno bien intencionado. Sin embargo, muy pronto empezaron los roces con el grupo de los dueños. Se decía que era por algunas importaciones de pollo, azúcar y cemento que Portillo había estimulado y que, de alguna manera, habían parado entendiéndose. Pensé para mis adentros: si eso fue así estos no se lo van a perdonar y vendrá la guerra. Y así fue. La prensa se fue contra Portillo, igual que lo hicieron contra mí, lo satanizaron, experiencia que yo he vivido durante más de veinte años; lo arrinconaron y lo aislaron. Ahora lo tienen preso, al igual que tuvieron preso y humillaron a Paco Reyes, quien fue el vicepresidente durante la gestión de Portillo. ¿Qué hicieron ellos, en este caso? No voy a juzgarlo; lo que sí puedo afirmar es que Oscar Berger, Eduardo Stein, Vielmann, Figueroa, Rivera y compañía, hicieron cosas mucho peores y están libres y protegidos por la más cruenta de las impunidades. Se ha llegado hasta el extremo de plantear la extradición del expresidente Portillo. ¿Qué precedente mundial sería si algún país solicitara la extradición de alguno de los expresidentes norteamericanos Bush , Clinton o Carter? ¿Creen ustedes que los Estados Unidos lo permitirían? De ninguna manera. Si durante su mandato Portillo cometió delitos, se le debería juzgar en Guatemala, y por supuesto, cualquier país ofendido podría presentar sus pruebas en el juicio; pero lo que sucede es que la justicia guatemalteca no tiene credibilidad por su situación de subordinación a los dueños y hoy también al crimen 294

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organizado. A los que quieren juzgar y se encuentran en el país, los quieren sacar; y a los que están afuera no los quieren mandar a traer, por la venalidad de nuestro sistema judicial. Tal es el caso del exministro Carlos Vielmann, y de los jefes de policía del tiempo de Berger, Javier Figueroa y Erwin Sperinsen. Portillo y Ríos Montt plantearon una confrontación con los dueños, la cual se vio tipificada en lo que se llamó “el Viernes Negro”, una intentona de liberarse de la dominación, pero en realidad lo que lograron fue darle una justificación a los Gutiérrez–Bosch para cerrar filas con sus aliados y plantear una ofensiva final, tomarse la Presidencia con todo y todo. Berger y Stein a la Presidencia Al poder: el Grupo Pirámide, el G–5, La Mesa, el CACIF. Llámenlo como quieran El gobierno de Oscar Berger se establece como resultado de una lucha abierta de los medios de comunicación contra el gobierno de Alfonso Portillo, al que desacreditaron a tal extremo que, a los ojos de los guatemaltecos, este era, sin lugar a dudas, el “gobierno más corrupto de la historia”. El enfrentamiento con sectores poderosos que manejan los grandes medios de comunicación de Guatemala, descalificó a Portillo y esto provocó que se hicieran extensas investigaciones sobre cada acto y señalamientos, comprobables o no. Sin embargo, eso no era lo importante. Desacreditarlo era el objetivo. Mientras tanto, al gobierno de Oscar Berger lo empezaron a tocar con pinzas y hacerle una fama de bonachón, lo que a la postre fue usado como una gran 295

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fachada para las incalificables acciones y los actos de corrupción que a la sombra de ese gobierno se llevaron a cabo. Berger, gobierno de privilegios Este gobierno se caracterizó por impulsar políticas que favorecen los intereses de los empresarios que lo apoyaron y de algunos de los grandes agroexportadores. Su proyecto para el agro carecía de políticas públicas de impacto para el fomento de las economías campesinas y, por supuesto, deficitario en iniciativas sociales. Al promover el enfoque empresarial en los programas GUATE SOLIDARIA, GUATE CRECE, GUATE COMPITE Y GUATE VERDE, este gobierno simplemente ratificaba su orientación fundamentalmente empresarial, afirmándolo con la constitución de su propio gabinete. Temática de seguridad Desde el principio, el tema de seguridad fue su talón de Aquiles; se evidenció que no existía una política de seguridad y que solo se realizaban acciones coyunturales que no tenían mayor impacto. Quizás en un esfuerzo por mostrar algún nivel de moderación, relanzó los acuerdos de paz, y anunció la reducción del 35% de las plazas, del presupuesto y las bases militares; medida demagógica que a la postre fue contraproducente, pues no establecía cómo se iba a llenar el vacío de autoridad que esa acción causaría. Hoy, con los años, nos damos cuenta de que los únicos que sí supieron aprovecharlo fueron los 296

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narcotraficantes “buenos”, como se les llama en el interior del país, pues son los que vinieron a prestar parte de la ayuda social que, mal que bien, el Ejército proveía. De allí pues que, en seguridad, sí hubo cambios, pero consistentes en que las cifras de violencia se incrementaron, así como una inexplicable ola de muertes violentas atribuidas muchas veces a los poderes ocultos, y entre ellos al narcotráfico. Destacan los hechos ocurridos en las cárceles, donde diferentes reos y mareros presos fueron asesinados. También el caso cuando fueron asesinados tres diputados salvadoreños del Parlacen y el piloto, por 4 agentes de la Policía Nacional Civil –PNC–. Estos policías implicados en el crimen fueron ajusticiados más tarde, dentro de una cárcel de máxima seguridad, sin que nadie lo impidiera, sin responsables ni testigos, dejando lugar a profundas dudas y grande temores. Este espantoso escándalo en el cual se evidenció totalmente la corrupta situación de la Policía Nacional, puso en el centro del huracán al Ministro Carlos Vielmann, y al gobierno entero. La inseguridad tocó fondo, las muertes violentas continuaron y el colapso de las instituciones responsables de la seguridad era evidente, El Ministro Vielmann, hombre de confianza, y colocado en ese puesto por el grupo Gutiérrez–Bosch, afirmaba que lo ocurrido en los planteles penitenciarios se debía a la ruptura de un pacto de no agresión que existía entre las maras, hecho que fue provocado por el narcotráfico y por “los poderes ocultos”, y que eso causó un brutal derramamiento de sangre. Pero, curiosamente, en una interpelación en el Congreso, no se le hizo ninguna pregunta al respecto, 297

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aunque se conocía públicamente que muchos de los cadáveres de los mareros presentaban el tiro de gracia, lo que revelaba una brutal actividad de “limpieza social” como le llamaban. La verdad sobre todo esto ha ido saliendo a luz en diferentes libros y publicaciones, en particular en investigaciones silenciadas, llevadas a cabo por valientes fiscales de la CICIG, (Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala) de las Naciones Unidas. Pero esto, sin mayores consecuencias judiciales para los involucrados, a no ser para aquellos que por una u otra razón han sido eliminados físicamente para callarlos eternamente. Narcotráfico Sin lugar a dudas, la capacidad de Guatemala para combatir el narcotráfico es limitada, lo que se veía en el gobierno de Berger aun más limitada por los vínculos de los carteles guatemaltecos con los colombianos y mexicanos. Lo que resultaba aun peor, eran las insistentes denuncias de los vínculos de todos esos carteles con militares en retiro, con las maras, que podrían haber sido armadas por los carteles. Así, fueron “tomadas” muchas colonias residenciales, a cambio de extorsiones y secuestros rápidos, pues las mismas maras se veían involucradas como sicarios al servicio de otros grupos delincuenciales y algunos, incluso, estrechamente vinculados con escuadrones de la muerte, los llamados “de limpieza social”. Otros grupos de poder, de saco y corbata, de una u otra forma se veían vinculados con el crimen organizado. Directa e indirectamente participaban en actividades de lavado, contrabando y hasta de narcotráfico. 298

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Al final del período y en una etapa preelectoral, no se hicieron esperar las ofertas del narcotráfico para agenciarse y garantizarse los espacios de poder, por lo que nunca se llegaran a aprobar las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos; sobre todo, en materia de transparencia en el financiamiento de los partidos. Podemos decir que en el tiempo de Berger, la seguridad fue un laberinto en el que participaban todos a su sabor y antojo, incluyendo el propio gobierno, y sus más altas autoridades. Un amigo me decía: “La limpieza social debía haber empezado en la 6ª avenida y 6a calle, zona uno, justo allí en el propio Palacio Nacional. Al extremo que, en la publicación de Internet “Redacción 5º PODER”, Guatemala 12 de abril del 2012, relatan que, al darle una información sobre el envolvimiento de personas allegadas al presidente Berger en una actividad de droga, al embajador de Estados Unidos, James M. Derham “encolerizado como pocas veces , el representante del gobierno americano, llama a Berger y le dice que es un corrupto, como nunca antes ha habido en Guatemala”. Crisis del sistema bancario Miles de guatemaltecos se quedaron sin dinero en efectivo a finales del año 2006. se establece “un corralito”, porque el sistema decide quitar de enfrente a Eduardo González, hijo de uno de los principales accionistas de BANCAFÉ, cuarto banco de la Nación, quien se perfilaba como posible candidato por la Gran Alianza Nacional (GANA), actor principal en el escenario político y empresarial. Pero algunos dicen 299

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que su pecado capital fue haber desafiado al grupo principal de los dueños, que no lo querían para presidente. Selvin Girón y Luis Solano, redactores de Inforpress, en el blog de “albedrio.org, del 4 de noviembre de 2006, en un extenso artículo sobre la intervención de BANCAFÉ, comentan, entre otras cosas, lo siguiente: “El proceso de intervención de Bancafé respondería a intereses de grupos políticos y económicos dominantes del país. La decisión, tomada luego de un cambio en las altas autoridades bancarias, obedecería a fuertes presiones del principal bloque bancario para dejar fuera al banquero y político Eduardo González y a su grupo”. Allí mismo, según la misma fuente, los periodistas comentan; “Los efectos de la intervención del Banco del Café S.A. (Bancafé), evidencian una cadena de decisiones tomadas desde diferentes instancias donde hay representaciones de grupos políticos y económicos que tienen objetivos aparentemente bien definidos. En este sentido, cabe destacar que integrantes de la Junta Monetaria ( JM), la Superintendencia de Bancos (SB) y algunos miembros de la Junta Directiva del Crédito Hipotecario Nacional, en su mayoría miembros del inf luyente y politizado Comité Coordinador de Cámaras Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF), fueron precisamente quienes tomaron la decisión sobre qué hacer con el citado banco. Lo interesante de esta acción es que se dio justo después del cambio de directorio en el Banco de Guatemala al sustituirse a Lizardo Sosa, quien no 300

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pertenece al partido de gobierno, por la ahora ex ministra de Finanzas Públicas y ex gerente del Banco Quetzal, María Antonieta de Bonilla, cercana al grupo económico de Óscar Berger. “Así se sabe que el segundo banco más grande del mundo, el inglés HSBC , que adquirió en julio el Banco del Istmo (Banistmo), con sede en Panamá, era parte de las preocupaciones de los banqueros nacionales quienes se han estado movilizando para consolidar sus inversiones y no verse afectados con la competencia internacional Ese intento de compra habría sido sometido a férreos bloqueos de banqueros locales para impedir el traslado a manos foráneas de Bancafé”. La fallida negociación de BANCAFÉ con el HSBC, tiene un asombroso parecido con el intento del grupo salvadoreño que también estuvo interesado en comprar este banco. Veamos: el trasfondo apenas si apareció en los medios. Pero el analista Edwin Pérez (www.i–dem. org – Nueva Época números 1079, 26/10/2006) afirma que: “…la decisión de la JM no es más que una quiebra forzada de Bancafé y que para hacer un análisis más sereno, hace falta incluir algunos elementos poco conocidos”. Según Pérez, “se sabe que el conjunto de banqueros nacionales desprecian la posibilidad que bancos internacionales instalen en el país nuevas formas de hacer competencia. Para esto se buscó retrasar lo más posible la entrada del Banco Azteca, de algunas financieras y se hizo lobby para que fracasara la compra–venta de Bancafé por un grupo financiero salvadoreño. En primera instancia, Bancafé representa ahora 301

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millonarios réditos para este grupo de banqueros nacionales, puesto que sus activos no se venderán al precio que tenían en libros, según el titular de la SIB , Willy Zapata “. A esto comentan Girón y Solano: “Uno de los puntos importantes en el plano político es que, como apunta Pérez, de muchos es sabido que González no forma parte de la cúpula empresarial que se encuentran en el politizado CACIF , y que tampoco es de los que acostumbran aliarse con las poderosísimas familias, que aglutinan a más de 300 empresas con intereses económicos en múltiples países. (Léase los Gutiérrez–Bosch). Por estas razones, González estaría siendo una víctima de sectores interesados en destruir su carrera política, pero cabe agregar, también interesados en la liquidación de Bancafé y del Grupo Financiero del País, por no ajustarse a una estrategia financiera de largo plazo de los grandes banqueros locales en el contexto del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (DR–CAFTA)” Los beneficiarios de los activos del BANCAFÉ, los que lo adquirieron a precio en libros y los vendieron a precio de mercado, son, a juicio de los periodistas Girón y Solano: “El Banco de Desarrollo Rural (BANRURAL) de capital mixto; el Banco Reformador (BANCOR), de los principales accionistas, Dionisio Gutiérrez y el Banco Agromercantil, se reparten los bienes y cartera de clientes de Bancafé , que se estima en 1.2 millones, cuyas cuentas suman Q4,986 millones en depósitos monetarios y de ahorro. Además de los activos, que es la parte clave de la intervención.” 302

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El Banco de Comercio En este caso la cosa es un tanto diferente; sin embargo, los procedimientos y los resultados en el manejo del botín son similares. En un memorial fechado el 10 de enero del 2007, dirigido y recibido en la Presidencia del Banco de Guatemala, los señores Jorge Ibarra–Rivera Iglesias y Carlos Enrique Abularach Zablah, en su calidad de Presidente del Consejo de Administración y Gerente General del Banco de Comercio, S. A., respectivamente, notifican a la Junta Monetaria, que dicha entidad incurrió en las causales contempladas en el artículo 75 de la Ley de Bancos y Grupos Financieros. En consecuencia, solicitan que la autoridad monetaria proceda a suspender de inmediato las operaciones del Banco, argumentando que las causas de su incumplimiento están directamente relacionadas con la crisis bancaria que vive el país y declaran: “La crisis de confianza del público usuario respecto del sistema bancario nacional en el último trimestre del año pasado, resultante de la inesperada salida del mercado de Bancafé Sociedad Anónima, de la corrida bancaria de los depósitos del Banco G&T Continental Sociedad Anónima, y de la falta de una adecuada provisión de billetes en nuestro medio circulante durante diciembre dos mil seis (2006) y enero dos mil siete (2007), ocasionó que una importante mayoría de nuestros clientes y depositantes haya prescindido de nuestros servicios. Al día de hoy, es patente que nuestros depositantes no darán muestras de retomar sus actividades bancarias en Banco de Comercio, S. A., dentro de los parámetros tradicionales de operación, previos a la crisis de Octubre del dos mil seis”. 303

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Los eventos antes señalados, no obstante que se tratan de hechos extraordinarios e imposibles de prever y evitar, ajenos totalmente a los actos de administración de la institución bancaria, desgraciadamente han incidido en forma directa en el elemento más determinante del negocio bancario, cual es el factor “confianza”. Resultado de ello es que nuestra obligación de encaje respecto de las obligaciones depositarias se haya cumplido de forma irregular en los meses de diciembre del dos mil seis (2006) y enero de dos mil siete (2007), lo cual en la vida jurídica del banco no había sucedido”. Finalmente los mismos socios y directivos del banco, plantean ante la Junta Monetaria: “Dados los hechos anteriores, y a los efectos de no desatender los postulados del artículo 75 de la Ley de Bancos y Grupos Financieros, la institución bancaria que representamos ha acordado notificarlo a la Junta Monetaria, con el propósito de que la autoridad monetaria suspenda de inmediato las operaciones del Banco de Comercio Sociedad Anónima y nombre la Junta de Exclusión de Activos y Pasivos correspondiente, a fin de propiciar una salida ordenada del mercado de la institución evitando con ello una probable crisis de orden sistémico.” (sic) Lo que se deduce del resto de los informes es que el banco lo que realmente tenia era un problema de liquidez y no un problema de solidez. En este caso, la receta fue la misma, solo que en este caso el banco beneficiado fue : el Banco Industrial S.A., cuyos socios mayoritarios, son los dueños de la guayaba.

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Las ganancias se privatizan y las pérdidas se estatizan Como se puede ver, esta premisa de la astucia empresarial de los colaboradores de Berger, se hizo una vez más una realidad en el país: cinco bancos privados, propiedad de los dueños del país y sus amigos, se llevaban los activos, por supuesto, comprados a muy buenos precios. Los depositantes perdían una buena parte de sus ahorros, y el Estado usaba las cuentas del Fondo Para la Protección del Ahorro y del Banco de Guatemala, para absorber las pérdidas. El doctor Sergio Morales, Procurador de los Derechos Humanos, responsabilizó al Estado, a la Junta Monetaria y a Willy Zapata, Superintendente de Bancos, por los problemas en los bancos del Café y de Comercio, y por la crisis de liquidez provocada en el país. El Procurador explicó que se cometió una gravísima violación a los derechos económicos y sociales de la población en los hechos ocurridos por esas eventualidades. Exigió a las autoridades investigar el caso y procesar a los empresarios supuestamente vinculados a los delitos que se pudieron haber cometido en esos bancos. Y respecto de Zapata, Morales, sí fue enfático en expresar que incurrió en omisión de denuncia. Diferencia de estos casos, con otros problemas bancarios en la historia del país En el pasado, cuando casos de esta naturaleza se dieron en el país, la Junta Monetaria, lo que hizo fue nombrar una Junta Directiva integrada por gente 305

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honorable, que dirigiera la institución en problemas, que recuperara los activos en forma correcta y que pagara a los depositantes y acreedores. Hubo casos como el del propio Banco Inmobiliario, en que el banco salió adelante, siguió operando y hasta fue vendido al Banco de Santander. A la luz de los acontecimientos que he relatado, hoy por hoy, los dueños no lo hubieran permitido, como de hecho lo hicieron. Los activos fueron para ellos, divididos entre cinco, para que no hubiera problemas y… todos contentos y callados. El depositante, que se aguante, aunque el procurador diga que se le violaron sus derechos humanos. Pero para aquellos 5, ¿qué carajos significan los derechos humanos en lo económico de la población, si estos no tienen nada que ver con la santísima PIRÁMIDE, puesto que ellos no los han santificado? Las pérdidas para el pueblo, como debe ser, pues así dirán que se diluye el riesgo y nadie lo siente. Bueno, esa es la nueva realidad del país: el Estado es de ellos y qué. En 1993, el 25 de mayo, en mi proclama a la nación como Presidente, al anunciar las medidas que tomaría en la depuración del Estado dije: ”Lo único que me mueve a tomar esta decisión trascendente, es garantizar que nuestra Guatemala no sea presa del narcotráfico; que nuestro país no sea un jardín para las mafias; que nuestro país tenga un destino sin corrupción, sin venalidad, sin demagogia”. Irónicamente, muchos de los que participaron en el golpe contra mí, ya sea como títeres o bien como titiriteros, fueron “patriotas” como lo define Dionisio Gutiérrez, héroes de esa efeméride, hace veinte años. Lamentablemente, los nombres de muchos de ellos 306

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quedan escritos hoy en la historia de Guatemala como los que han favorecido, protegido y hasta participado en el narcotráfico, como los que han hecho del país un jardín para delinquir, tal como dijo la BBC de Londres: los que institucionalizaron el crimen, la corrupción, la venalidad y la demagogia en el gobierno. Y para terminar, los que secuestraron el estado y sobre todo, siempre ejercieron sus derechos como dueños de la guayaba. El Gobierno de Alvaro Colom De este gobierno es sumamente difícil decir algo, pues estoy seguro, que hasta la fecha él mismo no sabe a ciencia cierta si fue Presidente. Se definió como un Social Demócrata, sin entender que era eso, creo que para él serlo, era poner las fotos de los Presidentes Arbenz y Arévalo en el palacio, e irle a dejar una condecoración a Fidel. La política fundamental de su administración, fue gobernar para hacer presidenta a su esposa, no importando, la imagen que se dio del país en el exterior, con la pantomima del divorcio. Actitud, que fue muy mal vista, pues vulneraba la institución familiar misma, siendo esta una de las instituciones mas necesarias socialmente y de las mas difíciles de proteger en el mundo actual. Pequeñas escaramuzas con los dueños de la guayaba, pero finalmente entendimientos, amores, y por supuesto pactos que hoy más que nunca se hacen evidentes. Como me dijo una amiga, Colom gobernó de noche. 307

CAPÍTULO XVII

Mea culpa, pero hablemos claro

Panamá, 23 de marzo de 2012 Señores DUEÑOS DE LA GUAYABA Ciudad de Guatemala, Presentes Estimados señores: Ya han pasado casi veinte años, en los que ustedes han gobernado. La historia ha empezado a recoger con algún grado de objetividad lo que han hecho con mi patria. Yo no soy quién para juzgarlos y sé que aún siguen mandando y no sé por cuánto tiempo más. No quisiera escribir esta carta cuando ustedes ya no estén en mando, pues dirían que soy un cobarde, y me preguntaría por qué no lo hice a tiempo, así que, hablando claro, les voy a facilitar un poquito su trabajo a los historiadores; o por lo menos, darles pistas para que se les haga más fácil hacer su tarea. Sin tapujos y como decía un buen amigo mío, “sin ponerle paracaídas al tetunte”, permítanme detallar los

Un mea culpa, pero hablemos claro

temas de fondo que nos enemistaron o enfrentaron: –ELECCIONES DE 1990 Haberles ganado las elecciones para Presidente de la República de Guatemala, cuando ustedes, los dueños de la guayaba ya habían decidido, que el siguiente Presidente debería ser o Jorge Carpio Nicole o Álvaro Arzú Irigoyen. Aunque ya lo sabía, yo debí haber entendido bien la estrategia de ustedes. –ELECCIONES PARA ALCALDES DE 1993 Haberles ganado las elecciones para alcaldes el 9 de mayo, sabiendo el esfuerzo que ustedes habían hecho, financiando todas las coaliciones posibles para derrotar a mi partido, el MAS. Esto ya era mucho, por eso con toda razón veinte días después, financiaron e instigaron el golpe de Estado para quitarme del gobierno. –BONO 14 Haber atentado contra la estabilidad de sus bolsillos, al decretar el Bono 14 única reivindicación laboral real, para el pueblo de Guatemala, en los últimos setenta años. Sin embargo, lamento que ustedes no lo hayan visto así. –REPATRIACIÓN DE 35,000 REFUGIADOS GUATEMALTECOS Haber retornado al país, a pesar de todas las oposiciones y valladares que se presentaron, a 35,000 guatemaltecos que vivían en condiciones inhumanas en campamentos de refugiados, en México. Quizás esto a ustedes no les interesaba mucho, pues lo único que oí en alguna oportunidad, fue el comentario de que, 309

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“no entendían que hacía yo, trayendo de regreso a todos esos guerrilleros comunistas”. –CREAR LOS HOGARES COMUNITARIOS Haber organizado a través del programa de Hogares Comunitarios, de la Primera Dama, 5,000 hogares y darle atención humanitaria a por lo menos 50,000 niños de la ciudad capital; y que, en los departamentos ya requerían de esa atención, pues sus madres trabajaban. No hubo nunca la intención de entender la proyección social del programa, sino que fue mordazmente criticado por el impacto político que podría tener en favor de nosotros. –RECUPERACIÓN ECONÓMICA Haber puesto disciplina en la economía, haber reducido a un 10% la inf lación galopante que me heredó el gobierno anterior de un 60%, la cual estaba empobreciendo brutalmente al pueblo, sobre todo a los asalariados. Como las medidas que debimos tomar significaron poner orden en las finanzas públicas, racionalizando el sistema tributario, reduciendo los subsidios, nivelando los presupuestos de la Nación y reducir la inf lación parando la especulación que durante años favoreció a muchos poderosos, ustedes las adversaron, sin importar lo que eso significaba para el bienestar de una población golpeada. –ELIMINACIÓN DEL CUPO MILITAR Y DIGNIFICACIÓN DEL SOLDADO Desde la conquista, el Cupo Militar, es decir, el reclutamiento de soldados para servir en el ejército, se 310

Un mea culpa, pero hablemos claro

llevó a cabo en los mercados del interior de la República, persiguiendo a los jóvenes que tenían edad de servicio, y sin preguntarles su voluntad o la situación de su familia, eran llevados al cuartel, rapados e ingresados a las filas del Ejército. Terminar esta deleznable costumbre fue un deber de conciencia y justicia para mí. Le puse el salario mínimo al soldado, lo que representó un ingreso tres veces mayor que el que tenía, y de esa forma nunca más tuvimos que llevar lazos para incorporar soldados. No tengo la menor idea de si se enteraron ustedes de esto, pues estoy seguro que este, no sería tema con sus interlocutores de la Cúspide Militar. –PROCESO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN NACIONAL Desde la Comisión Nacional de Reconciliación trabajé arduamente por la Paz Firme y Duradera de la Nación. Fui quien presidió la delegación que negoció y firmó el Acuerdo de Oslo, inicié las negociaciones Gobierno–Guerrilla en el 91. Siempre me manejé con absoluto apego a la ley y a los más caros intereses de la patria. Esto ha quedado claro en todos mis discursos y en los documentos firmados y enviados a la guerrilla. ¿Por qué me odiaron? ¿Qué hice tan mal, para que algunos de ustedes planearan matarme y que mi propio ex ministro de la Defensa, dijera que lo único que le quedaba era “meterme un tiro”? –PAZ EN EL CAMPO Cree CEAR, FONAPAZ, COPREDE y a través del INTA compramos más de VEINTE MIL 311

La guayaba tiene dueño

HECTÁREAS, es decir CUATROCIENTAS CINCUENTA CABALLERÍAS de tierras para ubicar a los desplazados y repatriados. Todos estos fueron programas de justicia y servicio humanitario, no entiendo por qué ustedes no se interesaron en ellos, ya no digamos por qué no presentaron en algún momento alguna iniciativa para hacer algo por esas poblaciones, tan marginales y necesitadas. Nunca voy a entender cómo es posible que no se hayan dado cuenta de que trabajando por el bienestar de esos guatemaltecos, les estábamos creando condiciones para que pudieran vivir en paz, consigo mismos y con sus paisanos y hermanos. TO

–APOYO Y DIGNIFICACIÓN DEL EJÉRCI-

Como Comandante General del Ejército di la cara por él, asumí como propia su defensa cuando tuve que hacerlo, sin importar el foro o la posición en que eso me tocara hacerlo. Respeté las jerarquías, grados y antigüedades; me preocupé por el bienestar de la tropa, los especialistas y los oficiales, fueran estos superiores o subalternos. Me preocupé, como ningún otro Presidente, en equipar a la Fuerza Aérea, para dar servicio oportuno a los elementos en zonas de combate. Me preocupé por las viudas y huérfanos del conf licto, estableciendo un programa para sus viviendas y futuro. También en beneficio de la misma institución, como un hecho sin precedentes, cambié el Alto Mando Militar y aplique medidas disciplinarias a altos jefes militares, que directa o fortuitamente, se vieron involucrados en actividades de insubordinación o de 312

Un mea culpa, pero hablemos claro

carácter delictivo. Todo esto lo hice con apego a la ley y con un profundo respeto a la dignidad de los sancionados. Sigo convencido de que solo profundizando en estos dos caminos, podremos tener en el país, no solo un ejército apropiado, sino que también instituciones fuertes que den sustento a una verdadera democracia. Créanme señores, que el compadrazgo y la corrupción que algunos de ustedes fomentaron con algunos oficiales del Ejército, no es el camino para fortalecer el sistema de derecho del país. Ese, sin lugar a dudas, sí es el sistema para fortalecer y garantizar sus privilegios, pero por favor, miren lo que han logrado: un país con un Estado prácticamente fallido. –RECONOCIMIENTO DE BELICE COMO ESTADO INDEPENDIENTE Este es sin lugar a dudas el hecho que más nos abrió las puertas al respeto de la comunidad internacional. Era inteligente y digno aceptar con gallardía una realidad que no podíamos cambiar y que estaba amparada por todos los convenios firmados por el Estado en el último siglo. Yo no entendía por qué, si había decidido pagar el precio político de esa medida, la gente pensante, y supuestamente patriótica, no apoyaron la decisión o simplemente se callaron. Antes quisieron utilizarlo como una bandera política, ridícula ante los ojos del mundo, y lo único que lograron fue mediatizar los beneficios que pudimos haber obtenido. –PRIVATIZAR A ULTRANZA Como el sector privado lo quería, hacer la privatización a ultranza era malbaratar las empresas del 313

La guayaba tiene dueño

Estado, las que no valían nada por la situación caótica en que se encontraban. Sin embargo era regalar su potencial, trasladarlo ingratamente a monopolios privados, dando la oportunidad de explotar, para su propio beneficio, los recursos más rentables de la Nación; y sobre todo, dejar a la población desprotegida en sus intereses y limitadas sus posibilidades de desarrollo de los servicios más urgentes. Yo atribuía a la codicia desmedida algunas de esas presiones; pero con el tiempo entendí que no solo era eso, sino que también estaban de por medio los múltiples negocios vinculados a los sectores con los que ellos se saboreaban; sobre todo, el poder que en los mismos se escondía. Se trataba del poder que la liquidez que generan esas empresas otorga tanto para la inf luencias bancarias como también para otro tipo de actividades no tan santas. Confieso que mi intuición me lo decía, por eso es que yo predicaba la desmonopolización antes que la privatización; pero esto era veneno para algunos de ustedes que iban detrás de algo más que un negocio. Después de veinte años afuera, de observar y finalmente entender lo que las intenciones de algunos encubrían, les digo señores, le doy gracias a Dios por no haber cedido. Quizás hoy yo sería el hombre más rico de Guatemala, pero no me perdonaría haber sido parte o instrumento de toda esa porquería en que han metido a mi país. –LUCHA CONTRA EL NARCOTRÁFICO La lucha contra el narcotráfico fue frontal. Interceptamos cantidades sin precedentes, extraditamos personas vinculadas, perseguimos el cultivo de la 314

Un mea culpa, pero hablemos claro

amapola, apoyamos el trabajo de las entidades foráneas que se dedicaban al combate de la droga; le dimos seguimiento a las denuncias de lavado de dinero, tal como lo manifesté en la Proclama del 25 de mayo de 1993, porque el contrabando y la manipulación en las aduanas, seguía siendo uno de los más grandes problemas para su control. Con el tiempo pude entender que esa dificultad venía de que los beneficiarios del contrabando eran algunos de aquellos que se presentaban con saco y corbata a conversar conmigo y que eso sí les afectaba a ellos y a los socios que tenían en el gobierno Cuando yo planteé que lo mejor sería privatizar el manejo de las aduanas, esto no les gustó a muchos de ambos bandos. Hoy veo que ya no solo son socios en el contrabando, sino que en el lavado y hasta en el narcotráfico, Mensaje final Estas líneas van dirigidas a quienes despiadadamente me atacaron y nunca me dejaron defenderme; que siempre con su poder impidieron que esta verdad que hoy declaro al mundo se divulgara. Pero el tiempo llegó de declararla y lo hago como un deber para con mi patria, mi familia, principalmente para mis nietos y sobrinos nietos, a los que amo con todo mi corazón. También van dirigidas mis palabras a los hermanos en Cristo; aunque se que muchos han sido arrastrados por años a juzgarme y condenarme, pero el momento llego de aclarar las infames acusaciones con la que me han difamado, usando mentiras o verdades a medias, que para el caso, son más horrendas que las propias mentiras. 315

La guayaba tiene dueño

Ustedes, mis perseguidores, han hecho creer al país que mi doloroso exilio ha sido dorado, cuando este es el más duro de los castigos. Los griegos lo llamaron ostracismo; castigo que daban sólo después de una votación pública a mano alzada, la que se debía ratificar dos meses después, en una votación con concurrencia mínima de 6000 votantes, quienes en este caso debían escribir el nombre del sujeto a este castigo, en un pedazo de barro o en una concha de ostras. El exilio no era nunca permanente, eran diez años como máximo; y además, la persona exiliada no perdía jamás sus derechos ciudadanos e incluso podía ser perdonada por una nueva votación de la asamblea; cosas que a mi me han negado. Ustedes señores, votaron, me condenaron y han hecho todo el daño posible, condicionando la justicia para desterrarme permanentemente. Por mis convicciones cristianas, no puedo desear a ustedes que prueben un poco de lo que es un exilio “dorado”, pues estoy convencido de que es mejor pagar el mal con bien. Pero quiero que sepan que no hay cosa mas horrible, que saber que uno es visto permanentemente como un paria, y saber que mucha gente lo ve, lo juzga y lo condena. Es duro saber que uno no tienen derechos, que uno no es un ciudadano, que es simplemente un habitante. Es duro comprobar que veinte años de exilio son para mi esposa Magda y para mi, la tercera parte de nuestras vidas; para mis hijos, la mitad de las suyas; y para mis nietos toda una vida. Me dirijo a mis perseguidores, a los que para justificar sus cuestionables actitudes destruyeron mi honra, mancillaron mi dignidad, desarraigaron mi familia de sus raíces, usaron sus medios de comunicación para 316

Un mea culpa, pero hablemos claro

destruirme y me han mantenido preso en un país al que bendigo porque su conciencia no ha podido ser envenenada como lo han hecho con muchos de los sectores de mi propia patria. Quiero que sepan que los he perdonado desde hace muchos años y testifico que la única esperanza y consuelo que nos ha mantenido, ha sido la fe en Dios, nuestra creencia en las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo y la unidad y sanidad que Dios, en su inmensa misericordia, ha dado a mi familia. Sin embargo, los invito a ref lexionar en que, al usar el sistema para la garantía de sus particulares intereses, han venido destruyendo la necesaria convivencia armónica que toda sociedad necesita para vivir en paz, han impedido que los valores trascendentes como la equidad, la justicia y la solidaridad, sean una realidad que promueva el equilibrio social. Al margen de mi situación personal, piensen que la gran mayoría de los guatemaltecos, se sienten victimas de un sistema, que ustedes han favorecido y manipulado permanentemente. El cambiar a una actitud de respeto y comprensión, buscando la aceptación y el perdón de esa sociedad, constituye el único fundamento sólido para llegar a estadios favorables de reconciliación nacional, pero para eso es necesario abandonar el egoísmo, estar dispuestos a dar respuestas congruentes con las necesidades y aspiraciones de nuestro pueblo y no las revestidas de codicia e indiferencia, que han llevado a nuestra querida patria a la situación en que se encuentra. No arrinconemos mas al pueblo, no lo empujemos a reaccionar violentamente. Recuerden que para el pueblo, Miami no es una opción. 317

ANEXOS

319

ANEXO UNO

LA PERSECUCIÓN JUDICIAL1 Acusaciones contra el Expresidente Serrano Elías Para efectos de presentar a la opinión pública las MAL LLAMADAS PRUEBAS, hemos dividido la presentación en secciones, que permitan analizar las acusaciones con base en la denominación de los delitos que se imputan. Para ello, extraeremos las supuestas pruebas contenidas en los Expedientes de Solicitud de Extradición remitidos por Guatemala, para hacerlas públicas y quitar de una vez por todas el misterio del que los detractores del expresidente Serrano Elías se han valido para desprestigiarlo y condenarlo ante la opinión pública. I) ENRIQUECIMIENTO ILÍCITO ACUSACIÓN: QUE EL EXPRESIDENTE JORGE ANTONIO SERRANO ELÍAS SUSTRAJO GRANDES CANTIDADES DE DINERO DEL ERARIO PÚBLICO, PRUEBA DE ELLO ES

1 Estudio realizado por el licenciado Francisco Perdomo Sandoval sobre la persecución judicial contra el expresidente de la República de Guatemala, ingeniero Jorge Antonio Serrano Elías, presentado a la prensa y opinión pública en la ciudad de Panamá, en julio de 2002.

QUE COMPRÓ CIEN FINCAS EN UN DÍA, CUANDO ÉL SE ENCONTRABA ENDEUDADO ANTES DE ASUMIR LA PRESIDENCIA.

PRUEBAS: Estas acusaciones contra el expresidente Jorge Antonio Serrano Elías fueron fuerte y sistemáticamente difundidas con el avieso fin de desprestigiarlo: 1. PARA APUNTALAR LAS MENTIRAS Y CALUM-





NIAS USADAS EN CONTRA DEL EXPRESIDENTE SERRANO ELÍAS, SE HA REPETIDO PÚBLICA Y HASTA JUDICIALMENTE LA CAMPAÑA NEGRA, QUE LA OPOSICIÓN LE HICIERA AL FINAL DE LA CAMPAÑA ELECTORAL DE 1990, EN EL SENTIDO DE DECIR QUE EL INGENIERO ERA UN HOMBRE ENDEUDADO. ESTO ES TOTALMENTE FALSO Y LO DEMUESTRA LA DECLARACIÓN DE BIENES Y DEUDAS, PRESENTADA EL 23 DE ENERO DE 1991, OCHO DÍAS DESPUÉS DE ASUMIR LA PRESIDENCIA, ANTE LA CONTRALORÍA GENERAL DE CUENTAS DE LA REPÚBLICA DE GUATEMALA, SEGÚN LO ESTABLECIDO EN EL DECRETO 203 DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA. (LEY DE PROBIDAD)

Como puede observarse en dicha declaración, el total de las deudas ascendía a la cantidad de TRESCIENTOS SESENTA MIL QUETZALES

(Q. 360.000.00), pero solo en el Banco Agrícola Mercantil S.A. y el Banco Industrial S.A. de Guatemala había QUINIENTOS OCHENTA Y CINCO MIL QUETZALES (Q 585.000.00) 321



cantidad que cubría de sobra el monto total de las deudas. De igual manera, la declaración muestra que el patrimonio conjunto del Ingeniero Serrano Elías y su esposa Magda Bianchi de Serrano, era de casi VEINTE MILLONES DE QUETZALES (Q.20,000.000.00). Estos documentos, que prueban la situación económica del Ingeniero Serrano antes de asumir la Presidencia, todo el tiempo han obrado en poder de los perseguidores de oficio y también forman parte de las pruebas presentadas y contenidas en los expedientes de extradición.

2. EN FORMA FALSA Y MALINTENCIONADA, SE DIJO QUE EL INGENIERO SERRANO ELÍAS, SIENDO PRESIDENTE, COMPRÓ CIEN FINCAS EN UN DÍA, HASTA SE REALIZARON DEMOSTRACIONES PÚBLICAS PIDIENDO QUE SE REPARTIERAN DICHAS FINCAS A LOS CAMPESINOS.





En los expedientes de extradición, con el ánimo de sorprender al Estado panameño, se presentaron certificaciones de la Dirección de Catastro y Avalúos de Bienes Inmuebles del Ministerio de Finanzas, conteniendo el listado de las matrículas fiscales a nombre del Ingeniero Serrano Elías, con más de 100 fincas, tratando de ignorar que la adquisición de las mismas fue hecha diez años antes de que él asumiera la Presidencia. Cabe hacer notar que las fincas señaladas como las famosas CIEN, corresponden a los locales de dos centros comerciales, propiedad del expresidente Serrano Elías, denominados NOVICENTROS, 322

ubicados en la Zona 11 y Zona 5. Esto se comprueba con los números de las matrículas correspondientes, derivadas de las escrituras de Constitución de los Regímenes de Propiedad Horizontal, constituidas ante los oficios de los Notarios Eduardo Mayora Dawe y Edmod Mulet Lessier respectivamente, en los años 1979 y 1980. Ambos profesionales del Derecho en Guatemala, pueden constatar la veracidad de esta información. (VER ANEXO 2) 3. SE DIJO QUE EL EXPRESIDENTE SERRANO





SACÓ FONDOS DEL ERARIO NACIONAL. PARA CUALQUIER EROGACIÓN EN EL ESTADO, SE NECESITA QUE EXISTA UNA PARTIDA EN EL PRESUPUESTO GENERAL DE GASTOS DE LA NACIÓN, ESTA DEBE SER PREVIAMENTE APROBADA POR EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA, Y SU EROGACIÓN SUSTENTADA CON LOS COMPROBANTES CORRESPONDIENTES. NO EXISTE EN LOS EXPEDIENTES PRESENTADOS A PANAMÁ, NI EN NINGÚN DOCUMENTO DE LOS QUE HAN ESTADO A NUESTRA DISPOSICIÓN, PRUEBA ALGUNA RELACIONADA CON DICHA ACUSACIÓN PÚBLICA, REPETIDA VARIAS VECES POR EL SEÑOR FISCAL.

Como en este caso no se presentaron pruebas, ni siquiera falsas o tergiversadas como en los casos que expondremos posteriormente, solo se han dedicado impunemente a calumniar y tratar de impresionar a la opinión pública. De haberse dado alguna sustracción de fondos de esta o cualquier naturaleza, los que debieron haberlo 323

autorizado y sabido son las personas que actuaron como Ministros de Finanzas durante el Gobierno del expresidente Serrano Elías, a saber la Licenciada Raquel Zelaya y el Licenciado Richard Aitkenhead, que podrán testificar si esto es verdad o es una mentira más, producto de una injusta persecución. II) FRAUDE, PECULADO Y MALVERSACIÓN DE FONDOS ACUSACIÓN: QUE EL EXPRESIDENTE JORGE ANTONIO SERRANO ELÍAS RECIBIÓ GRANDES CANTIDADES DE DINERO, BAJO EL RUBRO DE GASTOS CONFIDENCIALES, FIRMANDO SIMPLES RECIBOS, CON EL ÁNIMO DE DEFRAUDAR AL ESTADO.

PRUEBAS: Esta acusación se basa en las partidas de gastos confidenciales recibidos por la Presidencia de la República, durante el período que ejerció el Expresidente Jorge Antonio Serrano Elías. Es ampliamente conocido que todos los Presidentes en Guatemala, al igual que en otros países del mundo, han tenido partidas de gastos confidenciales o discrecionales, esto lo regula la Ley y sus montos anualmente son aprobados por el Congreso de la República cuando se aprueba el Presupuesto anual. El artículo 35 de la Ley Orgánica de Presupuesto vigente en dicho período, literalmente establece que: “LOS GASTOS DE NATURALEZA CONFIDENCIAL SE COMPRUEBAN ÚNICAMENTE CON EL

324

RECIBO QUE EXTIENDA EL FUNCIONARIO SUPERIOR DE LA DEPENDENCIA A LA QUE SE ASIGNE EL GASTO”.

1. LA FIRMA DE LOS SIMPLES RECIBOS A QUE SE





REFIERE EL SEÑOR FISCAL, POR PARTE DEL EXPRESIDENTE SERRANO ELÍAS, NO SON OTRA COSA QUE EL CUMPLIMIENTO A LO QUE ESTABLECE LA LEY. LOS 32 RECIBOS FIRMADOS SE ENCUENTRAN CONTENIDOS EN SU TOTALIDAD EN LOS EXPEDIENTES DE EXTRADICIÓN.

A ningún ciudadano se le puede acusar de delito alguno por dar cumplimiento a los procedimientos de la ley; también cabe señalar que las erogaciones se hicieron a través de sus respectivas Órdenes de Compra y Pago, acompañadas de los Acuerdos Gubernativos y estableciéndose claramente la partida presupuestaria correspondiente. Las erogaciones cumplieron con los requisitos de ley incluyendo el nombre y la firma del funcionario del Ministerio de Finanzas que controlaba las asignaciones presupuestarias, el número de registro y la firma del Funcionario encargado de la Dirección de Contabilidad del Estado, bajo los controles del Ministerio de Finanzas y Contraloría General de la Nación.

2. LA PROPIA SEÑORA JUEZ LETICIA LAM, RESPONSABLE DE LA SOLICITUD DE EXTRADICIÓN, A SOLICITUD DEL MISMO FISCAL LICENCIADO MARIO LEAL, EN RESOLUCIÓN DEL 2 DE SEPTIEMBRE DE 1997 CLARAMENTE MANIFIESTA, 325

AL REFERIRSE A LOS GASTOS CONFIDENCIALES RECIBIDOS POR EL EXPRESIDENTE SERRANO ELÍAS, LO SIGUIENTE:





“EL IMPUTADO NO LAS RECIBIÓ EN DEPÓSITO, EN ADMINISTRACIÓN O COMISIÓN, COMO TAMPOCO TENÍA LA OBLIGACIÓN DE DEVOLVER DICHAS SUMAS DE DINERO, Y LOS MEDIOS PROBATORIOS NO PERMITEN TENER UNA VISIÓN CLARA SOBRE LA COMISIÓN DE HECHOS ILÍCITOS POR LOS QUE LA JUZGADORA ESTIMA QUE NO SE DAN LOS PRESUPUESTOS PARA ACCEDER A DICTAR LA GESTIÓN DE EXTRADICIÓN.” ILÓGICAMENTE, LA MISMA JUEZ, A SOLICITUD DEL MISMO FISCAL Y POR EL MISMO HECHO, IGNORANDO SU PROPIO CRITERIO, HOY EMITE UNA NUEVA ORDEN DE CAPTURA, A TODAS LUCES ILEGAL.

Con la resolución firmada y sellada por la misma Juez Licenciada Leticia Lam, en 1997, queda probado que ella misma considera que NO EXISTEN PRUEBAS para afirmar que el expresidente Serrano Elías haya cometido delito por esta razón. Sin embargo, después de esta declaración, que consta en los expedientes correspondientes y en forma increíble y basada en las mismas acusaciones, se ha girado la inexplicable orden de captura del cuatro de junio del 2002.

3. CONSIDER ACIONES SOBR E LOS GASTOS 326







CONFIDENCIALES ES BIEN SABIDO QUE LOS DISCUTIDOS GASTOS CONFIDENCIALES, HOY LLAMADOS DISCRECIONALES HAN EXISTIDO SIEMPRE, ASIGNADOS A LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA Y A OTROS FUNCIONARIOS CUYAS RESPONSABILIDADES LO REQUIEREN. ESTOS GASTOS SON FUNDAMENTALMENTE DESTINADOS A CUBRIR PAGOS Y EROGACIONES NECESARIAS QUE NO FUERON CONTEMPLADOS EN EL PRESUPUESTO ORDINARIO, O BIEN QUE ES NECESARIO O URGENTE INICIAR SU EJECUCIÓN, PARA SER INCLUIDOS EN PRESUPUESTOS POSTERIORES, TAL FUE EL CASO DEL FONDO NACIONAL PARA LA PAZ, FONAPAZ. ADICIONALMENTE SE IMPULSÓ PROYECTOS COMO LA REMODELACIÓN DEL PARQUE ZOOLÓGICO LA AURORA, EL DISEÑO Y PLANIFICACIÓN DEL MUSEO DEL MUNDO MAYA. DICHOS FONDOS SE UTILIZAN TAMBIÉN PARA CUMPLIR UNA SERIE DE RESPONSABILIDADES QUE POR SU INVESTIDURA REQUIERE EL PRESIDENTE, EN EL CASO DEL EXPRESIDENTE SERRANO ELÍAS, FUERON DESDE IMPULSAR EL PROGRAMA DE HOGARES COMUNITARIOS, SUFRAGAR GASTOS ESPECIALES DEL PROYECTO DE PAZ, APOYAR A LA COMISIÓN ESPECIAL PARA EL ASENTAMIENTO DE REFUGIADOS C.E.A.R, AUXILIAR A HOSPITALES DE CARIDAD, TAL ES EL CASO DE ANTIGUA GUATEMALA Y OTROS CENTROS DE SALUD DEL INTERIOR DEL PAÍS, APOYAR CASAS Y OBRAS 327

DE REHABILITACIÓN, PATRONATOS, ASOCIACIONES BENÉFICAS O GREMIALES, QUE CONSTANTEMENTE REQUIEREN DE APOYO PARA EL DESARROLLO DE ACTIVIDADES ESPECIALES, APOYAR A GUATEMALTECOS QUE SALÍAN AL EXTERIOR EN REPRESENTACIONES CULTURALES, ARTÍSTICAS O DEPORTIVAS O BIEN AUXILIAR A FUNCIONARIOS O PERSONAS QUE PERMANENTEMENTE REQUERÍAN AYUDA HUMANITARIA PARA RESOLVER SITUACIONES PENOSAS O DELICADAS Y OTRAS COSTOSAS DE SALUD, ASÍ COMO APUNTALAR ALGUNOS PROYECTOS URGENTES RELACIONADOS CON LA SEGURIDAD NACIONAL, NO PREVISTOS EN EL PRESUPUESTO, PROVEER AUXILIOS INMEDIATOS EN LOS CASOS DE CATÁSTROFES QUE SE DIERON EN EL PERÍODO, TANTO EN EL PAÍS COMO FUERA DE EL Y ASÍ SE PODRÍA CONTINUAR MENCIONANDO MUCHAS OTRAS ACTIVIDADES Y ACCIONES QUE FUERON APOYADAS CON FONDOS DE LOS CONFIDENCIALES DURANTE EL PERÍODO DEL EXPRESIDENTE SERRANO ELÍAS.

III) USURPACIÓN Y ABUSO DE AUTORIDAD ACUSACIÓN: QUE EL EXPRESIDENTE JORGE ANTONIO SERRANO ELÍAS OCULTO SUS PRETENSIONES DE APODERARSE DE UN TERRENO DE OCHO MIL TRESCIENTOS METROS CUADRADOS EN LA RIBERA DE RÍO DULCE, DEPARTAMENTO DE IZABAL, A TRESCIENTOS KILÓMETROS DE LA CIUDAD DE GUATEMALA Y 328

ABUSANDO DE SU INVESTIDURA, MANDÓ EN FORMA CLANDESTINA A CONSTRUIR VIVIENDAS SIN CONOCIMIENTO NI AUTORIZACIÓN DE LAS AUTORIDADES CORRESPONDIENTES.

PRUEBAS: En los mismos expedientes de extradición, figuran las PRUEBAS que demuestran la FALSEDAD DE LA ACUSACIÓN: 1. NO PUDO HABER ÁNIMO DE APROPIARSE INDEBIDAMENTE DEL TERRENO EN MENCIÓN, PUES ESTÁ CLARO EN LAS SOLICITUDES QUE SE TRATA DE UN SIMPLE ARRENDAMIENTO.

Miles de guatemaltecos solicitan a la Oficina Encargada del Control de Áreas de Reserva de la Nación (OCREN) terrenos en arrendamiento y efectúan construcciones, sabiendo que la Ley determina que todas las mejoras incorporadas al vencer el contrato quedan en beneficio del Estado. Es malintencionada y calumniosa la afirmación del Fiscal, al querer demostrar que la solicitud de arrendamiento, por venir del Presidente de la República, suponía el ánimo de apropiarse del terreno ilícitamente. ES TOTALMENTE FALSO QUE LA OCUPACIÓN HAYA SIDO CLANDESTINA, HECHO QUE SE PUEDE DEMOSTRAR CON TODOS LAS GESTIONES SEGUIDAS EN LAS DIFERENTES INSTITUCIONES DEL ESTADO, QUE TUVIERON QUE VER CON EL TRÁMITE DEL EXPEDIENTE Y QUE CONOCIERON DE LA 329

SOLICITUD DE ARRENDAMIENTO.

Es mal intencionada y absurda la acusación de que en forma clandestina se llevaron a cabo trabajos de construcción, pues como obra en el mismo expediente y se demuestra en los documentos que figuran en él, las instituciones respectivas tuvieron conocimiento de las mejoras incorporadas y sus autoridades ordenaron y practicaron las inspecciones respectivas y practicaron dos avalúos por parte de la DIRECCIÓN DE CATASTRO Y VALUACIÓN DE BIENES INMUEBLES (DICABI), del Ministerio de Finanzas, documento que consta en el mismo expediente. LOS DICTÁMENES QUE EL MINISTERIO PÚBLICO NO TOMÓ EN CUENTA

En repetidas oportunidades, diferentes instituciones hicieron ver, tanto a la Fiscalía como a los Jueces encargados, que NO EXISTÍAN PRUEBAS que sustentaran las acusaciones que se le hacían al expresidente Jorge Antonio Serrano Elías, e incluso el propio Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala les hizo ver que, con la evidencia presentada, no se probaban los delitos imputados y que el Estado Panameño no otorgaría la extradición solicitada. Así mismo, sugirió al fiscal que se buscaran nuevos elementos que efectivamente probaran los hechos que se le imputaban. Nos permitimos reproducir algunas de las opiniones que fueron emitidas por diferentes asesores e instituciones, que apuntalan la afirmación de que esta ha sido una persecución de carácter político más que legal.

330

PRIMERA OPINIÓN DE LA DIRECCIÓN DE ASUNTOS JURÍDICOS Y TRATADOS DEL MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES DE GUATEMALA

Oficio de la Dirección de Asuntos Jurídicos y Tratados del Ministerio de Relaciones Exteriores firmado por el Licenciado Guillermo Sáenz de Tejada, Director, y dirigido al señor Ministro, Dr. Arturo Fajardo Maldonado, en relación al Oficio sin número de fecha 4 de enero de 1994, enviado por el entonces Presidente del Organismo Judicial, Licenciado Juan José Rodil Peralta. NUMERAL 2) DE DICHO DOCUMENTO SE ESTABLECE TEXTUALMENTE: “......... de la demás documentación no se desprenden los hechos que tipifican los delitos por lo que está siendo procesado, principalmente lo que se refiere a la malversación y el peculado.” ASÍ MISMO, EN EL LITERAL E) se manifiesta textualmente: “Por lo anteriormente expuesto se considera que la documentación recibida por esta Cancillería, debe ser devuelta a fin de que la misma sea ampliada y que se llenen los requisitos mínimos a que hace referencia el artículo 5º de la Convención sobre Extradición de Montevideo, ya que de presentar la solicitud de extradición únicamente amparada con la certificación extendida por el Juzgado Cuarto de Primera Instancia Penal de Instrucción, existe la posibilidad de un rechazo por parte del Gobierno panameño. Sobre el particular 331

cabe hacer la observación que de conformidad con el Artículo 12 de la indicada Convención, “negada la extradición de un individuo, no podrá solicitarse de nuevo por el mismo hecho imputado” LA CONTUNDENCIA DE LA OPINIÓN ANTERIOR, DEMUESTRA CLARAMENTE QUE NO HABÍA PRUEBAS PARA ACUSAR AL EXPRESIDENTE SERRANO ELÍAS DE LOS DELITOS QUE SE LE IMPUTABAN. SEGUNDA OPINIÓN DE LA DIRECCIÓN DE ASUNTOS JURÍDICOS Y TRATADOS DEL MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES DE GUATEMALA

MEMORANDO NÚMERO 366 de fecha 6 de noviembre de 1996, firmada por los Asesores de la Dirección de Asuntos Jurídicos y Tratados del Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala, Licenciado Oscar H. Vásquez Oliva, la Licenciada Ángela Elizabeth García Urrutia y el Director Licenciado Guillermo Sáenz de Tejada. Este Memorando contiene un análisis Jurídico amplio y fundamental, plenamente basado en el Derecho Internacional y apegado a las normas jurídicas vigentes en Guatemala, razón por la que lo adjuntamos, y relacionamos en este documento su CONCLUSIÓN, la que literalmente establece: CONCLUSIÓN: “Por lo antes expuesto se estima que, para que exista la posibilidad de obtener la extradición del expresidente Jorge Antonio Serrano Elías, es necesario que el Ministerio Público, así como el 332

Tribunal de conocimiento, recaben las pruebas indispensables con relación a los delitos que la motivan, expresando con la debida precisión cada uno de los ilícitos penales que se le atribuyen, y que se concreten y se aporten pruebas de los artificios utilizados para defraudar al Estado de Guatemala. De conformidad con el análisis efectuado, esta Dirección considera que el expediente recibido por esta Cancillería, debe ser devuelto a fin de que el mismo sea modificado a efecto de que la solicitud de extradición tenga la expectativa que sea resuelta en forma favorable. Se considera así mismo conveniente que se haga del conocimiento del Señor Fiscal General de la República la posición de esta Cancillería, a fin de que como parte acusadora, coopere con el tribunal juzgador en obtener pruebas más concluyentes de los hechos ilícitos de que se le acusa al sindicado.” Queda claro que la Fiscalía de Guatemala, para darle un carácter legal a esta injusta y descalificada persecución, escogió los delitos y después salieron a buscar pruebas, o a usar las mismas supuestas pruebas para tratar de encajarlas en cada uno de los delitos que se les ocurría, confirmación de ello es lo manifestado en el último párrafo de la página 4 de Memorando 366 de la Cancillería de Guatemala, cuando en el cuerpo del mismo se manifiesta “se establece que la documentación que se aporta como prueba de indicios razonables de culpabilidad por la comisión de los delitos de USURPACIÓN DE 333

ATRIBUCIONES Y FRAUDE, es la misma que se acompañó en la primera solicitud de extradición presentada a la República de Panamá, apoyando la comisión de los delitos de USURPACIÓN DE FUNCIONES Y PECULADO” Todavía tiene la desfachatez el fiscal Leal de acusar al Estado panameño de no cooperar, cuando la obligación del Estado requerido es de juzgar la intencionalidad de las peticiones del Estado requirente y en tres ocasiones consecutivas Panamá les ha negado las peticiones por su profundo sentido político y por no ajustarse ni en la forma ni en el fondo a lo establecido en la convención de Montevideo. Una vez más, con gran alarde publicitario, el fiscal Leal y la juez Lam se complementan para realizar un nuevo episodio de persecución, y basados en las mismas supuestas pruebas, ordenar la captura por medio de la Interpol, a sabiendas que eso no es posible, pues ya media la protección que un tratado internacional otorgó a través de la acción soberana y justa del Estado panameño. RESPUESTA DEFINITIVA DE PANAMÁ A LAS SOLICITUDES DE EXTRADICIÓN DEL EXPRESIDENTE JORGE ANTONIO SERRANO ELÍAS

La RESOLUCIÓN EJECUTIVA No. 7 del 18 de febrero de 1998, por la cual EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE PANAMÁ, DOCTOR ERNESTO PÉREZ BALLADARES Y EL CANCILLER DOCTOR RICARDO ALBERTO ARIAS, en uso de sus facultades constitucionales y legales, resuelven en forma definitiva las solicitudes de extradición planteadas contra 334

el expresidente Jorge Antonio Serrano Elías. Esta Resolución hace una relación a los hechos y aspectos jurídicos que se ven relacionados con el análisis y profunda consideración que el Estado panameño dio a la solicitud de Guatemala, con apego a lo establecido en la Convención de Montevideo de 26 de diciembre de 1933 y resolvió: “PRIMERO: Negar, como en efecto niega la solicitud formal de extradición del ciudadano guatemalteco JORGE ANTONIO SERRANO ELÍAS, presentada por el Gobierno de la República de Guatemala, para ser procesado por la supuesta comisión de los delitos de USURPACIÓN, FRAUDE Y ABUSO DE AUTORIDAD, por cuanto tal solicitud No se apega ni en la forma ni en su contenido a lo establecido en la Convención de Montevideo de 26 de diciembre de 1933 y en la legislación panameña vigente; No es cónsona con la práctica y la doctrina latinoamericana en la materia; No respeta la calificación soberana de la situación histórica que originó la concesión del asilo político, derecho que le otorgan las convenciones vigentes en la materia al Estado Asilante de manera exclusiva; No observa la correspondiente obligación de terceros estados de respetar ese derecho de calificación y de no convertirlo en un punto de tensión internacional, por cuanto tal acto se considera pacífico, apolítico y exclusivamente humanitario.” Estamos seguros de que ni el fiscal Leal ni la juez Lam han leído la resolución antes transcrita, pues de haberlo hecho, se darían cuenta del ridículo en que están 335

poniendo al estado guatemalteco, exponiéndolo a que nuevamente se le recomiende que respete la convención de Montevideo, de la cual Guatemala es signataria desde 1933, que se indaguen y estudien sobre la práctica y la doctrina latinoamericana en materia de asilo, que respeten la soberanía de Panamá en el juzgamiento de esta situación, pues desde el momento en que Guatemala invocó esta Convención para lograr la extradición, se obliga a respetarla en su totalidad, incluyendo el fallo soberano del Estado asilante, aunque este no fuera de su agrado. Las actitudes de los funcionarios antes aludidos, en la repetición de su necedad, pone de manifiesto, o una ignorancia total sobre los tratados, o una mala intención al continuar utilizando su investidura en una persecución incalificable e injusta. Por otra, parte y tal como lo señala la Resolución de Panamá, esta actitud viola también la convención, pues con esta insistencia absurda podría llegar a crearse un punto de tensión entre ambos Estados. Como que si esto fuera poco, es menester recordar a los citados funcionarios, que en la doctrina constitucional guatemalteca, desde 1945, se ha prohibido la persecución por razones políticas, así que con su conducta han violado la Constitución Política de la República. EN CONCLUSIÓN: NO EXISTEN PRUEBAS LEGALES QUE JUSTIFIQUEN ESTA PERSECUCIÓN; SIN EMBARGO, ES OBVIO QUE SÍ EXISTEN MOTIVOS DE OTRA ÍNDOLE QUE LA FOMENTAN.

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ANEXO DOS

LAS PROPIEDADES QUE FIGURAN EN ESTE VERGONSOZO ARTÌCULOS, PERTENECEN A LOS CENTROS COMERCIALES NOVICENTROS, UBICADOS EN LA ZONA 11 Y ZONA 5 DE LA CIUDAD CAPITAL, DESARROLLADOS POR

El Ingeniero Jorge Serrano Elías, EN LOS AÑOS 1978 Y 1979. DIEZ AÑOS ANTES DE SER PRESIDENTE DE LA REPÙBLICA

- La Hora, Lunes 14 de junio de 1993 Pág. 3 Las propiedades del ex Presidente Jorge Serrano Elías sólo en la capital suman casi 40 millones de quetzales según el detalle que dio a conocer esta mañana el Procurador General de la Nación y Jefe del Ministerio Público, Edgar Tuna Valladares. El informe es producto de investigaciones llevadas a cabo por el Ministerio sobre propiedades adquiridas en esta capital por el ex Presidente como producto de su enriquecimiento ilícito y peculado excesivo, puntualizó. Advirtió que esta semana el Ministerio, dará a conocer resultados de mas investigaciones sobre otras propiedades de Serrano Elías. El detalle del Informe es el siguiente:

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Nota, como puede verse , todos son locales de los centros comerciales, escriturados en los años 1979 y 1980. 340

Guatemala, 15 de diciembre de 1979.

Nota: Según el “brillante” o “venal” procurador Tuna Valladares, por arte de magia, yo disponía de fondos de la Presidencia, desde diez años antes, para comprar propiedades como producto de mi enriquecimiento ilícito. Esto que parece trivial, fue una de las acusaciones falsas, que mas han afectado mi reputación y que la gente mas recuerda y repiten. Lo mas triste, es que nunca ningún medio de los que dio despliegue sensacionalista a esta mentira, me permitió ningún tipo de aclaración. Será esto el respeto a la ley y a la libertad de expresión.

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ANEXO TRES

CARTA DE DIONISIO GUTIERREZ A RAMIRO DE LEON CARPIO

Nota Curiosa, la carta fue fechada, un día antes de que Ramiro de León, fuera designado por el Congreso. Que buen titiritero.

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ANEXO CUATRO

HISTORICA CARTA DEL CACIF, MAYO 1993

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ANEXO CINCO

Esta primea página de Prensa Libre, tiene dos noticias significativas: UNIVISIÓN PEDIRÁ EXCUSAS AL PRESIDENTE SERRANO Este sin lugar a dudas, fue uno de los golpes mas duros que me dieron, montaron una trama, inventaron hechos que nunca sucedieron y me involucraron en un escándalo que no existió. Sorprendieron a UNIVISION, quien al darse cuenta del complot, con gallardía pidió disculpas e hicieron las aclaraciones pertinentes, pero el daño estaba hecho. Se había mediatizado el gran triunfo de ese día en la asamblea de Naciones Unidas. Las instituciones democráticas del país, que habían dado ante el mundo, un ejemplo de unión y testimoniado su voluntad por obtener la paz, habían sido burlados, por los intereses de una pequeñísima elite, que sin empacho, planeo este golpe contra mi moral, pero que fue también un golpe directo contra las mas justas aspiraciones de un pueblo por la paz y el futuro civilizado de sus hijos. A esto se le conoce como La Sopa de Cebolla. RETORNO DE REFUGIADOS DE LOS CAMPAMENTOS DE MEXICO Irónicamente, en este mismo periódico se reporta, el retorno de los refugiados que estaban en los campamento de Mexico, este es el grupo que daría la vuelta por la costa 346

sur, llegando a la capital y después hasta Coban. La triste realidad de nuestra patria, mientras unos luchábamos por construir la paz con hechos, otros trabajaban para minarla con acciones, dolosas y desleales. Nuestro drama está sintetizado en esta primea página, en la que queda marcado el principio de la conspiración, tal como lo relatan varios de los analistas de estas efemérides.

ANEXO SEIS

POSDATA: LO INCREÍBLE LO INCREÍBLE; ESTO YA ES EL COLMO

Ya tenía este libro completamente revisado, y la Editorial en proceso de diagramación, cuando, conversando con un abogado y amigo guatemalteco sobre los abusos y manipulaciones que se dan dentro del Organismo Judicial, me cuenta que Juan Luis Bosch y Dionisio Gutiérrez iniciaron un proceso para despojar de sus acciones a Juan Arturo, su tío. Me quedé intrigado y no me aguanté. Llamé directamente a Juan Guillermo Gutiérrez, quien me confirmó que efectivamente, los “Boys”, como ellos llaman a sus primos, iniciaron un procedimiento administrativo, para despojarlos de sus acciones. Yo no lo podía creer. Le pedí que me explicara, lo interrogué y lo interrogué, le pregunté y le repregunté, hasta que él me dijo: “Mira, Jorge, mejor te voy a mandar la información legal de todo este asunto”. Pensé para mis adentros, que si una acción de despojo, en la que el grupo mayoritario se apropia de las acciones de un grupo minoritario, se llegara a dar, se terminaría con el sistema legal corporativo del país. De hecho, pensé, se acabarían las sociedades de todo tipo, sean anónimas, de responsabilidad limitada o de cualquier otra índole; habría que cerrar las bolsas de valores. Sería un cataclismo empresarial. A los famosos “Boys” los creo capaces de mucho, pero que en beneficio de sus muy particulares intereses fueran

capaces de tal acción, me parecía que eso ya era mucho. Sobre todo a sabiendas del daño irreparable que se haría al sistema empresarial, a la inversión privada, fuera nacional o internacional, y en general a la economía del país. En realidad, eso me parecía algo exagerado. Pero, ¡oh sorpresa!, recibo la información y ciertamente encuentro que sí son capaces de eso. Veamos: el día 3 de mayo de 2011, notifican alegremente al Tío Arturo, que ya no es socio de las empresas del Grupo Avícola Villalobos, basándose en resoluciones unilaterales de los sobrinos, que lo habían decidido en su calidad de accionistas mayoritarios. Este Grupo Avícola está compuesto por 22 empresas, por lo que el Tío Arturo se ve obligado a presentar 22 demandas sumarias oponiéndose a la arbitraria exclusión como socio. Tales demandas fueron interpuestas en diferentes tribunales; lo curioso es que 14 de ellas fueron rechazadas por resoluciones básicamente idénticas. Los jueces, simplemente invocaron los mismos motivos y usaron la misma redacción y hasta en algunos casos no se cuidaron ni de cambiar los tipos de letra. Ocho jueces sí admitieron para su trámite las demandas, dando lugar a que el Tío Arturo se pudiera defender. Hago ver que lo que se está peleando es si el Tío se puede o no defender, no es ni siquiera el fondo del asunto. Esto, por supuesto no queda allí, el Tío, para que lo dejen defenderse, tuvo que presentar docenas de amparos, revocatorias y apelaciones ante las Salas de Apelaciones y ante la propia Corte Suprema de Justicia, instancias en las que también se le ratificó su condición de paria, y por ende se le negó el derecho a defenderse. Tuvo entonces que ir a la Corte de Constitucionalidad, la que según resolución de fecha 21 de marzo de 2012 ordena que se admitan las demandas y que se le dé derecho a defenderse, y esto solo después de un planteamiento realizado en vista pública. 349

Miren ustedes la nefastas consecuencias de este asunto, la empresa afectada de Arturo Gutiérrez es Lisa S.A., que es subsidiaria de una empresa canadiense llamada Xela Enterprises Ltd., hoy ya hay una demanda en Canadá, pidiendo una indemnización por cuatrocientos millones de dólares por el valor de sus acciones y dividendos, que prácticamente se les están confiscando en Guatemala. No tengo la menor idea a dónde va ir a parar todo esto; sin embargo, de lo que sí estoy seguro es de que este abuso deja muy mal parado al país. Dejémonos de ilusiones, ¿quién va a venir a invertir ante tal inseguridad? No pierdo la esperanza de que empresarios no involucrados en el secuestro del Estado, finalmente reaccionen y se unan a la lucha que todos los guatemaltecos debemos dar para evitar que estas acciones de prepotencia nos lleven a una confrontación social, seguros de que estos señores la verán desde Miami, tal como se los dijo recientemente con claridad meridiana el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, hecho que incluso la misma prensa del país lo destacó así:

ANEXO SIETE

PROCLAMA DEL 25 DE MAYO DE 1993 DEL PRESIDENTE JORGE ANTONIO SERRRANO ELÍAS CONOCIDA COMO EL “SERRANAZO” MARTES 25 DE MAYO DE 1993, 07:00 horas, el Presidente de la República, JORGE ANTONIO SERRANO ELIAS, en cadena nacional de Radiodifusión y Televisión, dio a conocer la disposición de su gobierno y las razones que dieron origen a LA SUSPENCIÓN PARCIAL Y TEMPORAL DE LA CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA, según lo permite el Título VIII, artículo 21 Transitorio de la Carta Magna y final de la misma. Mediante el Decreto 1-93. Que DISOLVÍA el Congreso de la República, Corte de Constitucionalidad y Corte Suprema de Justicia, destituyendo además, al Procurador General de la Nación y Jefe del Ministerio Público, y solicitaba al Tribunal Supremo Electoral a convocar, en 60 días, una Asamblea Nacional Constituyente. EN RELACIÓN A LAS RAZONES QUE LE IMPULSARON A DISOLVER EL CONGRESO Y LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIAEL PRESIDENTE JORGE ANTONIO SERRANO ELIAS DIJO: “QUERIDOS AMIGOS, VENGO EL DÍA DE HOY A SUS HOGARES, Y QUIERO COMUNICARLES CON TODA

SINCERIDAD, UNAS MEDIDAS QUE HE DECIDIDO TOMAR, QUE SON QUIZAS LAS MEDIDAS MAS FUERTES QUE HE TOMADO EN MI VIDA. TENGO QUE CONFESARLES QUE LLEGAR A ESTAS DECISIONES NO HASIDO FÁCIL, PERO EN MUCHOS MOMENTOS YO ME HE PREGUNTADO ¿PARA QUE ESTOY EN LA PRESIDENCIA DE LA REPUBLICA?, ¿ESTOY PARA TOLERAR QUE LA LEY SE SIGA VIOLANDO EN LA FORMA QUE SE HA VIOLADO?, ¿ESTOY PARA VER QUE EL SISTEMA DE DERECHO ES ATROPELLADO Y QUE CUALQUIER GUATEMALTECO SE CREE CON LIBERTAD DE HACER LO QUE QUIERE EN EL PAÍS?, YO CREO QUE NO, YO CREO QUE LA DEMOCRACIA NO ES ESO. CIERTO, LA DEMOCRACIA ES LIBERTAD, PERO NO LIBERTINAJE. LA DEMOCRACIA ES UN SISTEMA QUE NOS PERMITE A TODOS VIVIR ARMONICAMENTE PERO JAMAS ABUSANDO UNO DEL OTRO. LO QUE NOSOTROS PUDIMOS VER LA SEMANA PASADA, ESAS ESCENAS GROTESCAS QUE SE PUDIERON VER A TRAVES DE TODO EL PAÍS Y DE TODO EL MUNDO, DEJAN MUCHO QUE DESEAR DE LO QUE DEBERIA SER UN SISTEMA DEMOCRATICO. PERSONAS QUE SE DICEN DIRIGENTES Y QUE SE TAPAN LA CARA PARA APARECER EN LA TELEVISIÓN; ESO NI ES DEMOCRACIA, NI ES DIGNO, NI ES ADECUADO. LA VERDAD ES QUE EN NUESTRO PAÍS A LA LEY NO SE LE HA DADO EL LUGAR QUE MERECE, Y QUIERO DECIRLES CON TODA SINCERIDAD, POR LOS ARGUMENTOS QUE LES DARE POSTERIORMENTE, QUE 352

EL PAÍS NECESITA QUE LES SEAN CONMOVIDAS SUS ESTRUCTURAS JURIDICAS, QUE DEPUREMOS REALMENTE DE FONDO LOS PROBLEMAS QUE TENEMOS A NIVEL DEL EJECUTIVO Y DE LOS OTROS ORGANISMOS DEL ESTADO. PERO TAMBIEN NECESITAMOS REFORMAR NUESTRO ESTADO PARA HACERLO UN ESTADO MODERNO, UN ESTADO QUE RESPONDA A LAS NECESIDADES DE LAS GRANDES MAYORIAS, UN ESTADO QUE RESPONDA A LAS NECESIDADES DE LOS MAS POBRES. QUIERO DECIRLES QUE ME HA DOLIDO EN EL CORAZON VER LA DEMAGOGIA CON LA CUAL ALGUNOS, DICIENDO DEFENDER A LOS MAS POBRES SE ESCUDAN PARA DEFENDER SUS PROPIOS INTERESES, QUE ESTAN MUY LEJOS DE SER LOS INTERESES DE LOS POBRES QUE DEBEN SER DEFENDIDOS EN UNA DEMOCRACIA. ME SIENTO MUCHAS VECES FRUSTRADO DE VER LO INMEDIATO, LA VISION A CORTO PLAZO, LO MIOPE QUE SON MUCHOS GUATEMALTECOS QUE SE AFERRAN POR UN POCO DE POPULARIDAD POLITICA, COSAS INMEDIATAS, Y QUE PIERDEN DE VISTA ESA FUNCION TRASCENDENTE DE LARGO PLAZO, QUE SE DEBE TENER EN LA ADMINISTRACION DE NUESTROS PAISES. DEBEMOS DARNOS CUENTA DE QUE HAY MUCHA GENTE QUE ESPERA RECIBIR MUCHOS SERVICIOS. LA GENTE QUE GOZA DE ESOS SERVICIOS DEBE TENER UN ESPIRITU DE SOLIDARIDAD HACIA LOS OTROS, SOLO ASI PODREMOS CONSTRUIR UNA GUATEMALA MODERNA, PERO SOBRE TODO, UNA GUATEMALA JUSTA. QUIERO DECIRLES QUE LAS DECISIONES QUE HOY 353

COMPARTO CON USTEDES SON EXTREMADAMENTE DIFICILES PARA MI, PERO ESTOY SEGURO DE QUE ESTAS DECISIONES SERAN PARA EL BIEN DE NUESTRA PATRIA; PARA DEPURAR EL ESTADO DE TODAS LAS FORMAS DE CORRUPCIÓN DE LAS CUALES USTED Y YO ESTAMOS COMPLETAMENTE CANSADOS; PERO TAMBIEN PARA CONSTRUIR UN ESTADO MODERNO QUE LE DE UNA BASE PARA QUE LOS SIGUIENTES GOBERNANTES DE ESTE PAÍS PUEDAN REALMENTE TRABAJAR, Y PODAMOS COLABORAR TODOS JUNTOS EN LA RECONSTRUCCIÓN DE UNA PATRIA NOBLE, DE UNA PATRIA DIGNA. HE DECIDIDO SUSPENDER TEMPORAL Y PARCIALMENTE LA CONSTITUCIÓN DE LA REPUBLICA, SEGÚN LO PERMITE EL ARTÍCULO 21 TRANSITORIO Y FINAL DE LA MISMA CARTA MAGNA. ESTE ARTÍCULO PERMITE QUE LA CONSTITUCION CONTINUE CON PLENA VALIDEZ Y VIGENCIA, PERO AL MISMO TIEMPO, NOS DA CABIDA A HACER ALGUNOS CAMBIOS QUE CONSIDEREMOS EXTREMADAMENTE URGENTES. PARA QUE NADIE SE CONFUNDA, QUIERO HACER DOS SALVEDADES: PRIMERO: QUE NO PRETENDO QUEDARME EN EL PODER NI UN DÍA MÁS DEL PERIODO QUE TENGO POR MANDATO POPULAR Y LEGITIMAMENTE HE GANADO EN LAS URNAS, ES DECIR, QUE PRIMERO DIOS ESTARE ENTREGANDO LA PRESIDENCIA DE LA REPUBLICA CON UN PAÍS RECONSTRUIDO, DIGNO Y MODERNO, EL 14 DE ENERO DE 1996, TAL COMO CORRESPONDE AL MANDATO QUE EL PUEBLO ME DIO. 354

SEGUNDO: QUIERO DECIR QUE EN ESTE PRECISO MOMENTO SOLICITO AL TRIBUNAL SUPREMO ELECTORAL QUE PROCEDA A CONVOCAR EN SESENTA DIAS A UNA ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE, QUE PERMITA HACER UNA REVISION DE NUESTRO TEXTO CONSTITUCIONAL Y NOS PERMITA TENER UNA CONSTITUCION QUE SUPERE TODOS LOS PROBLEMAS QUE LA ACTUAL CONSTITUCION TIENE. HE ACORDADO, AL MISMO TIEMPO, TOMANDO UNA RESPONSABILIDAD HISTORICA ANTE LA NACIÓN; RESTRINGIR LAS GARANTIAS, DISOLVER EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA, CAMBIAR LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA Y LA CORTE DE CONSTITUCIONALIDAD, ASI COMO A LOS PROCURADORES DE LA NACIÓN. ESTE ES EL SISTEMA DE CONTROL DEL PAÍS. ENTRE LOS MIEMBROS DEL CONGRESO, LAS CORTES Y LOS PROCURADORES, LAMENTABLEMENTE HAY ELEMENTOS QUE ME HAN IMPEDIDO AL TOMAR UNA DECISIÓN TAN GRANDE Y TAN IMPORTANTE. DURANTE DOS AÑOS Y MEDIO HE ESTADO SOMETIDO AL CHANTAJE POLITICO DE PARTE DE ALGUNOS MIEMBROS DEL CONGRESO DE LA REPÚBLIICA; UN CHANTAJE QUE HACE IMPOSIBLE GOBERNAR EN BENEFICIO DEL PUEBLO. CREO, SEÑORES, QUE HAY IRRESPONSABILIDAD EN EL CONGRESO, EN EL EJERCICIO DE LAS FUNCIONES PARA LOS CUALES HAN SIDO ELECTOS. QUIERO DECIRLES A USTEDES, QUE MUY POCAS VECES HE PODIDO DISCUTIR CON AMPLITUD LOS 355

OBJETIVOS NACIONALES. PERO MUCHISIMAS VECES HE TENIDO QUE HACER NEGOCIACIONES EN LOS CUALES YO SIENTO QUE LOS MISMOS SE HAN VISTO SERIAMENTE PERJUDICADOS, Y ESTO NO PUEDE CONTINUAR ACONTECIENDO DE ESTA MANERA, PORQUE ESTAMOS CONSTRUYENDO REALMENTE UN ANDAMIAJE JURIDICO, QUE POCO O NADA TIENE QUE VER CON LO QUE QUEREMOS PARA EL FUTURO DE NUESTRO PAÍS. LA IRRESPONSABILIDAD CON LA QUE SE HAN MANEJADO LOS CASOS DE LOS ANTEJUICIOS EN EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA ES IMPRESIONANTE. CUANTOS DIPUTADOS QUE HAN SIDO, INCLUSO, SORPRENDIDOS IN FRAGANTI EN LA COMISIÓN DE DELITOS, Y QUE SE LES HAN PLANTEADO ANTEJUICIOS POR MULTIPLES CAUSAS, EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA NO LES HA DADO TRAMITE, SIN EMBARGO, SI HAN DADO TRAMITE, POR EJEMPLO, AL ANTEJUICIO DE UN PROCURADOR QUE ERA MOLESTO HASTA CIERTO PUNTO PARA ALGUNOS. AL PROCURADOR GENERAL DE LA NACIÓN, EN FUNCIONES, SE LE PLANTEA UN ANTEJUICIO ESPÚREO, UN ANTEJUICIO PARA TENERLO CONTROLADO, Y ESO NO ES CORRECTO. ESO YA NO ES INDEPENDENCIA DE LOS PODERES; ESA YA ES UNA MANIOBRA DE CHANTAJE QUE RESULTA INACEPTABLE E INCONSECUENTE CON LO QUE DEBEN SER LOS CONTROLES Y LA INDEPENDENCIA DE ESOS PODERES PARA SU JUSTO Y VERDADERO EJERCICIO. EL PUEBLO DE GUATEMALA HA MANIFESTADO REITERADAMENTE SU DESPRECIO POR LA DEMAGOGIA 356

QUE EXISTE EN EL SENO DEL CONGRESO, PORQUE EN LA MAYOR PARTE DE LOS CASOS SE ANTEPONEN LOS INTERESES PERSONALES O LOS INTERESES PARTIDISTAS A LOS INTERESES DE LA NACION. LAMENTABLEMENTE ESTO NO ES PARA LO CUAL EL CONGRESO HA SIDO ELECTO. EL PUEBLO DE GUATEMALA ELIGE A SUS REPRESENTANTES PARA QUE LOS REPRESENTEN Y PARA QUE HAGAN TODO LO POSIBLE PARA SACAR ADELANTE TAREAS LEGISLATIVAS QUE LE PERMITAN AL PAÍS PROSPERAR Y DESARROLLAR. PERO LEJOS DE ESO TENEMOS QUE AGUANTAR A UN CONGRESO QUE RESULTA SIENDO UNA REMORA, Y ES MUY DIFICIL SALIR ADELANTE CON TALES PESOS Y CONTRAPESOS. POR OTRA PARTE, TENEMOS QUE RECONOCER QUE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DESDE SU ELECCION ESTUVO VICIADA. QUISIMOS TRABAJAR CON ELLA PERO LAMENTABLEMENTE SU CONDUCTA DE APLICAR LA JUSTICIA EN FORMA SELECTIVA HACE INACEPTABLE, A TRAVES DE LOS PROCEDIMIENTOS ESTABLECIDOS, FORTALECER EL ESTADO DE DERECHO. LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA NO HA PUESTO EL EMPEÑO QUE SE DEBE PONER PARA RESOLVER LOS GRANDES CASOS. NOSOTROS HEMOS HECHO GRANDES ESFUERZOS POR LLEVAR DELINCUENTES A LA JUSTICIA, PERO MAS HAN TARDADO LOS DELINCUENTES EN ENTRAR QUE SER PUESTOS EN LIBERTAD POR JUECES Y POR LA MISMA CORTE. NOSOTROS QUEREMOS ACLARAR AL PUEBLO DE GUATEMALA QUE DURANTE EL AÑO 1991, EL GOBIERNO DE LA REPUBLICA OTORGO LA CANTIDAD DE 48 357

MILLONES DE QUETZALES PARA EL FUNCIONAMIENTO DE LA CORTE. DURANTE EL AÑO 1992 SE OTORGO LO QUE CORRESPONDE DE ACUERDO CON LA CONSTITUCIÓN, QUE FUERON 57 MILLONES, MAS 50 MILLONES QUE SE ENTREGARON POR UN COMPROMISO ADQUIRIDO CON EL CONGRESO DE LA REPUBLICA, ES DECIR, QUE EN EL AÑO 1992 LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA RECIBIO 107 MILLONES, DOS VECES LO QUE RECIBIO EN EL AÑO 1991 Y POSIBLEMENTE TRES VECES O MAS DE LO QUE RECIBIO EN EL AÑO 1990. DURANTE EL AÑO 1993, CONSTITUCIONALMENTE LE ESTAMOS DANDO A LA CORTE 101 MILLONES DE QUETZALES, ES DECIR, LO QUE RECIBIO EL AÑO ANTERIOR POR CONCEPTO DE CONTRIBUCION CONSTITUCIONAL, MAS LA CONTRIBUCIÓN EXTRAORDINARIA. RECIBÍ LA SOLICITUD DEL SEÑOR PRESIDENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE 154 MILLONES MAS, LO QUE QUIERE DECIR QUE PARA 1993 SE PRETENDIA QUE SE LE ENTREGARA A ESE ORGANISMO CINCO VECES MAS DE LO QUE SE ENTREGO EL AÑO 1991 Y UNA VEZ Y MEDIA MAS DE LO QUE SE ENTREGO EL AÑO DE 1992. QUIERO DECIRLES QUE ESAS CANTIDADES DE DINERO NO SON CANTIDADES QUE SE PUEDAN INVENTAR O SACAR DEL AIRE. SON CANTIDADES QUE CUESTA MUCHO CONSEGUIRLAS. YO LE MANIFESTE EN SU OPORTUNIDAD AL SEÑOR PRESIDENTE DE ESE ORGANISMO, QUE ESTABA DISPUESTO A APOYAR LA REFORMA DEL ORGANISMO JUDICIAL Y QUE ME MANDARA LOS PROYECTOS, SIN EMBARGO, SE NEGO A HACERLO. 358

NO SE TIENE PUES, MALA INTENCIÓN SINO TODO LO CONTRARIO, QUEREMOS SACAR ADELANTE LA JUSTICIA EN EL PAÍS. SABEMOS QUE HAY QUE INVERTIR EN LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, PERO NO ESTOY DISPUESTO A ENTREGAR EL DINERO EN LA FORMA EN QUE SE ME PIDIO, SIN DARME INDICACIONES DE PARA QUE SIRVE Y PARA QUE SERAN UTILIZADAS ESAS FUERTES CANTIDADES DE DINERO, QUE VUELVO A REPETIR, SERIA PARA EL AÑO 1993, CINCO VECES MAS DE LO QUE SE ENTREGO EN 1991. QUIERO DECIRLES A USTEDES QUE NOSOTROS CREEMOS QUE ESTAS MEDIDAS SON NECESARIAS PARA REMOZAR EL ESTADO, PORQUE EL NARCOTRÁFICO EN NUESTRO PAÍS HA CRECIDO DE UNA MANERA IMPRESIONANTE. BASICAMENTE LA CANTIDAD DE TRÁFICO DECOMISADO DURANTE EL AÑO PASADO Y ESTE AÑO, SON CANTIDADES SIN PRECEDENTES QUE SOBREPASAN EN MUCHO EL MISMO PRESUPUESTO DE LA NACIÓN. LO QUE MAS ME PREOCUPA ES QUE CADA DÍA EL CONSUMO DE DROGAS SE ESTA AFIANZANDO, AFIRMANDO Y CRECIENDO EN EL PAÍS, SEGÚN ESTUDIOS QUE TENEMOS. DURANTE EL AÑO PASADO EL CONSUMO DE DROGAS CRECIÓ MÁS DEL 150 POR CIENTO, QUIERE DECIR QUE POR CADA KILOGRAMO DE COCAÍNA QUE SE EN EL AÑO 1992, SE CONSUMIERON DOS KILOGRAMOS Y MEDIO EN EL AÑO 1993. ESTO ES GRAVE PARA LA NACIÓN. NOSOTROS

NECESITAMOS 359

TOMAR

ACCIONES

DRASTICAS, POR ESO EL DÍA DE HOY, MEDIANTE ACUERDO PRESIDENCIAL ESPECIFICO, SE ESTA DECLARANDO AL TRAFICO DE DROGAS COMO UN DELITO DE LESA HUMANIDAD EN NUESTRO PAÍS. CREEMOS QUE EL TEMA DE LOS DERECHOS HUMANOS ES FUNDAMENTAL PARA PROTEGER A LA PERSONA DE LOS ABUSOS DE PODER; PERO CREEMOS QUE ESE TEMA DEBE ESTAR LEJOS DE LA POLITICA PARTIDISTA NACIONAL E INTERNACIONAL. POR ESO, EL DÍA DE HOY VENIMOS ANTE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL, A SOLICITAR A NACIONES UNIDAS EL ESTABLECIMIENTO DE UN MECANISMO DE VERIFICACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS EN GUATEMALA, PORQUE NOSOTROS NECESITAMOS QUE SE VERIFIQUE EL ESFUERO QUE EL GOBIERNO ESTA HACIENDO EN EL CAMPO DEL RESPETO A LOS DERECHOS HUMANOS. NECESITAMOS TAMBIEN QUE SE ASESORE Y ORIENTE AL ESTADO PARA QUE PUEDA LUCHAR CONTRA LA DELINCUENCIA DENTRO DE UN MARCO DE RESPETO A LOS DERECHOS HUMANOS. NO QUEREMOS QUE LOS DERECHOS HUMANOS SEAN UTILIZADOS COMO UNA VENTAJA DEL DELINCUENTE EN CONTRA DEL HOMBRE HONRADO GUATEMALTECO, NECESITAMOS QUE NACIONES UNIDAS NOS ASESORE EN EL DESARROLLO DE MECANISMOS QUE PERMITAN FORTALECER LAS INSTITUCIONES QUE, PRECISAMENTE, DEBEN VELAR POR EL RESPETO A LOS DERECHOS HUMANOS, QUE NO ES UNICAMENTE LA PROCURADURIA DE LOS DERECHOS HUMANOS, SINO QUE TODAS AQUELLAS INSTITUCIONES 360

QUE FORTALECEN EL ESTADO DE LEGALIDAD Y QUE GARANTIZAN EL EJERCICIO DE LOS DERECHOS LIBRES DE CADA UNO DE TODOS LOS GUATEMALTECOS. EN EL CAMPO DE LA PAZ, QUEREMOS REAFIRMAR NUESTRO DESEO DE ALCANZARLA. EL PUEBLO DE GUATEMALA ES UN PUEBLO PACIFISTA. QUEREMOS REAFIRMAR NUESTRA CONVICCIÓN DE IR AL FONDO DE LOS PROBLEMAS QUE PUEDEN SEÑALARSE COMO CAUSAS DE LA LUCHA INTESTINA QUE NUESTRO PAÍS HA VIVIDO. RECONOCEMOS, Y LO VOLVEMOS A RATIFICAR ANTE TODO EL MUNDO, COMO VALIDA LA VIA DE LA NEGOCIACIÓN PARA OBTENER LA PAZ Y LAMENTAMOS, ESO SI, LA INTRANSIGENCIA MOSTRADA POR LA URNG. EN LA RECIENTE REUNION EN LA QUE PRESENTO DOCUMENTOS CON CARÁCTER NO NEGOCIABLE. DEBEMOS ENTENDER QUE CUANDO NOS ACERCAMOS A UNA NEGOCIACIÓN ES PORQUE VENIMOS A ACERCAR Y APROXIMAR POSICIONES. PERO CUANDO UNA DE LAS PARTES PRESENTA POSICIONES NO NEGOCIABLES, ROMPE TOTALMENTE LA POSIBILIDAD DE DIÁLOGO Y DE UN ACERCAMIENTO. NOSOTROS LAMENTAMOS ESTAS POSICIONES, SIN EMBARGO, REITERAMOS ANTE EL MUNDO ENTERO NUESTRA FIRME CONVICCIÓN DE ENCONTRAR LA PAZ POR MEDIOS CIVILIZADOS. CREEMOS QUE ES OPORTUNO INVITAR NUEVAMENTE A NACIONES UNIDAS PARA QUE ORGANICE UN MECANISMO DE VERIFICACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS, QUE NO SEA UNICA Y EXCLUSIVAMENTE QUE 361

VERIFIQUE LOS TEMAS GENERALES EN ESE CAMPO SINO QUE ESPECIFICAMENTE VERIFIQUE EL COMPORTAMIENTO DEL GOBIERNO EN TODO LO RELACIONADO CON LA REINCORPORACIÓN A LA VIDA NORMAL DEL PAÍS, DE LOS GUATEMALTECOS QUE HAN ESTADO EN LA LUCHA. EL ESTADO QUIERE QUE LOS GUATEMALTECOS QUE ESTAN ALZADOS EN ARMAS Y QUE ESTAN EN LA ILEGALIDAD ENTREGUEN SUS FUSILES. LES OFRECEMOS GARANTIAS PARA SUS VIDAS Y LES OFRECEMOS EL APOYO ECONÓMICO PARA QUE PUEDAN REINSERTARSE Y TRABAJAR DIGNAMENTE. ADEMAS, ESTAREMOS PIDIENDO A NACIONES UNIDAS QUE SEA QUIEN VERIFIQUE NUESTRO COMPORTAMIENTO. NO TENEMOS MIEDO, NO VAMOS A ESCONDER NADA, NUESTRA VOLUNTAD ES CLARA Y CRISTALINA, QUEREMOS VER AL PUEBLO DE GUATEMALA TOTALMENTE UNIDO. QUEREMOS TAMBIEN INICIAR UNA CAMPAÑA FUERTE CONTRA LA CORRUPCIÓN EN EL PAÍS, UNA CAMPAÑA QUE NOS PERMITA –Y ES POR ESO QUE JUSTIFICAMOS ESAS MEDIDAS-, HACER UN CAMBIO DE LAS TANTAS COSAS QUE AFECTAN AL PUEBLO DE GUATEMALA. PRIMERO: VAMOS A CLARIFICAR LOS SISTEMAS DE COMPRAS DE LAS PRINCIPALES DEPENDENCIAS DEL ESTADO, CON PLICAS PÚBLICAS Y ABIERTAS, PARA LO CUAL ESTAREMOS INVITANDO A UNA COMISIÓN DE DIFERENTES SECTORES PRODUCTIVOS DEL PAÍS PARA PONERNOS DE ACUERDO EN LOS PROCEDIMIENTOS 362

QUE DEN ESA GARANTIA. EN SEGUNDO LUGAR, ESTAREMOS ELIMINANDO LA CORRUPCIÓN DE LAS ADUANAS, TRATANDO DE QUE SEAN AUDITORES PRIVADOS Y ESTATALES LOS QUE TRABAJEN A TRAVES DE ALMACENADORAS O DEPOSITOS FISCALES PARA EVITAR LA GRAN CORRUPCIÓN Y EL GRAN CONTRABANDO QUE ESTA AFECTANDO TREMENDAMENTE, NO SOLO LA PRODUCCIÓN DEL PAÍS SINO QUE LOS INGRESOS DEL FISCO GUATEMALTECO. TAMBIEN HEMOS INICIADO DESDE EL DÍA DE AYER, LA ORGANIZACIÓN DE UNA COMISION QUE SE DEDICARÁ EXCLUSIVAMENTE A PLANTEAR LA REFORMA DE LA GUARDIA DE HACIENDA Y DE LA POLICIA NACIONAL, PARA HACER QUE ESTOS DOS ESTAMENTOS PUEDAN RESPONDER EN MEJOR FORMA A LA PROTECCIÓN DE LA POBLACIÓN CIVIL Y HONRADA. ES TAMBIEN UN RETO CONTRA LA CORRUPCIÓN HACER CAMBIOS SUSTANTIVOS EN LA DIRECCION GENERAL DE MIGRACION, EN EL DEPARTAMENTO DE PERSONAL DEL MINISTERIO DE EDUCACION Y EN OTRAS DEPENDENCIAS DE ENTIDADES CENTRALIZADAS Y DESCENTRALIZADOS EN LAS CUALES LA CORRUPCIÓN HA CAMPEADO EN FORMA INDISCRIMINADA. ADEMÁS, ESTAMOS DISPUESTOS A DAR INICIO EN FORMA RAPIDA A PROGRAMAS DE DESARROLLO SOCIAL, TALES COMO EL FONDO DE INVERSION SOCIAL, QUE LLEGARA A NIVEL DE ALDEAS Y CASERIOS PARA RESOLVER SUS PROBLEMAS MÁS INGENTES, O COMO EL FONDO NACIONAL PARA LA TIERRA, CON EL QUE 363

CONTINUAREMOS ATENDIENDO LAS NECESIDADES DEL CAMPESINO, EL FONDO NACIONAL PARA LA VIVIENDA, FOGUAVI, Y EL FONDO PARA LA NIÑEZ. QUIERO ANUNCIAR AL PUEBLO DE GUATEMALA, QUE EL PRESUPUESTO DEL CONGRESO DE LA REPUBLICA DE ESTE AÑO, SERA TRASLADADO TOTALMENTE AL MINISTERIO DE SALUD, PARA LA REMODELACIÓN DE LOS HOSPITALES QUE ESTAN EN SITUACION BASTANTE DRAMATICA. COMO USTEDES PUEDEN VER, LAS MEDIDAS SON DETERMINANTES, SON DRÁSTICAS, PERO NECESARIAS. GUATEMALA NECESITA UNA OPORTUNIDAD PARA SACUDIR SU INFRAESTRUCTURA JURÍDICA, Y PARA RESPONDER A LO QUE TODOS LOS GUATEMALTECOS HEMOS AÑORADO. QUIERO VOLVER A REPETIR AL PUEBLO DE GUATEMALA DE QUE NO ME QUEDARE EN LA PRESIDENCIA UN DÍA MÁS DE LOS QUE ME CORRESPONDEN. YO FUI LEGÍTIMA Y POPULARMENTE ELECTO POR EL PUEBLO DE GUATEMALA PARA UN PERIODO DE CINCO AÑOS Y CUMPLIRE EXACTAMENTE MI PERIODO. LO QUE NO PUEDO PERDONARME, BAJO NINGUN PUNTO DE VISTA, ES ESTAR EN LA PRESIDENCIA DE LA REPUBLICA, VER TODO LO QUE HE VISTO Y SALIR CON LA FRUSTRACION DE NO PODER HACER LO QUE TENGO QUE HACER. ES POR ESA RAZÓN QUE, HISTORICAMENTE ASUMO LA RESPONSABILIDAD DE LOS ACTOS QUE HOY ESTOY COMUNICANDO A MI PUEBLO, Y LE PIDO A DIOS QUE ME AYUDE A SALIR ADELANTE. 364

LES QUIERO DECIR A USTEDES QUE ESPERO QUE ESTA ASAMBLEA CONSTITUYENTE, QUE HOY PIDO AL TRIBUNAL SUPREMO ELECTORAL QUE CONVOQUE EN UN PLAZO NO MAYOR DE SESENTA DIAS, DEBE SER UNA CONSTITUYENTE QUE LLENE LAS EXPECTATIVAS DE NUESTRO PAÍS, Y NO HACER NUEVAMENTE REFORMAS CONSTITUCIONALES CON BASE EN UNA CONSTITUCIÓN TAN BLANDA Y REGLAMENTARIA, SINO QUE DEBEMOS PREOCUPARNOS PORQUE QUEDEN GARANTIZADOS AQUELLOS ASPECTOS QUE SON FUNDAMENTALES PARA EL PAÍS. EN ESTE MISMO MOMENTO ESTOY INVITANDO A LOS DIRIGENTES POLITICOS, EMPRESARIALES Y SINDICALES DEL PAÍS A UN DIÁLOGO ABIERTO, Y TODOS LOS DEMAS SECTORES DEL PAÍS, --PROFESIONALES, OBREROS Y CAMPESINOS--, A QUE EN UN DIÁLOGO ABIERTO PODAMOS DEFINIR EXACTAMENTE CUÁLES SON LAS REFORMAS QUE QUEREMOS IMPLEMENTAR RAPIDAMENTE, Y QUE A TRAVES DE ESA REFORMA CONSTITUCIONAL PODAMOS EVITAR QUE LA CORRUPCIÓN DEL PASADO Y LOS VICIOS QUE NO HACEN FUNCIONAL AL ESTADO O QUE PERMITAN LA CORRUPCIÓN Y LA DEMAGOGIA, PUEDAN SER REDUCIDOS POR MEDIO DEL ESFUERZO CONJUNTO DE TODOS NOSOTROS. NO PRETENDO BAJO NINGUN PUNTO DE VISTA, SER YO QUIEN HAGA ESAS REFORMAS; CREO QUE ESTE PODER CONSTITUCIONAL DEBE TOMAR EN CUENTA LA OPINION DE TODOS LOS GUATEMALTECOS PARA HACER LAS REFORMAS QUE SEAN MAS URGENTES Y MÁS INGENTES. 365

LO ÚNICO QUE A MI ME MUEVE PARA TOMAR ESTA DECISIÓN TRASCENDENTE E IMPORTANTE, ES PODER GARANTIZAR QUE NUESTRA GUATEMALA NO SEA PRESA DEL NARCOTRÁFICO; QUE NUESTRO PAÍS NO SEA UN JARDÍN PARA LAS MAFIAS, QUE NUESTRO PAÍS TENGA UN DESTINO SIN CORRUPCIÓN, SIN VENALIDAD, SIN DEMAGOGIA.. DESEO DE TODO CORAZÓN QUE TODOS LOS GUATEMALTECOS

EJERZAMOS

NUESTROS

DERECHOS,

PERO LOS EJERZAMOS CON RESPONSABILIDAD, NO EN LA FORMA VENAL Y ARBITRARIA COMO ALGUNOS PRETENDEN EJERCERLOS, AMPARANDOSE EN CARNETS O EN POSICIONES DE PRIVILEGIO DE PODER. GUATEMALA NECESITA QUE LOS GUATEMALTECOS NOS RESPETEMOS UNOS A OTROS; QUE LOS GUATEMALTECOS LUCHEMOS TODOS CONTRA LA CORRUPCIÓN. QUIERO DECIRLES QUE LO HAGO CON LA FRENTE MUY EN ALTO, PORQUE SI BIEN ES CIERTO QUE HE SIDO VICTIMA DE GROSERAS CALUMNIAS E INJURIAS, TAMBIEN SE QUE HAY UN DIOS QUE TODO LO JUZGA, Y TODO LO VE, Y EL SABE QUE HAY EN MI CORAZÓN, Y EL SABE TAMBIEN LO QUE SON MIS DECISIONES, HACIA DONDE VOY, QUE ES LO QUE QUIERO Y, SOBRE TODO, CUAL ES MI RESPONSABILIDAD CON EL Y CON MI PUEBLO, QUE EL SEÑOR NOS BENDIGA A TODOS. ...MUCHISIMAS GRACIAS”.

......(fin de su discurso)

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