La Gran Propiedad y El Poder Político

July 20, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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La gran propiedad y el poder político [editar ]   El poder de la clase política de la República procedía en buena cuenta de la propiedad de la tierra (feudalismo latifundista). Los políticos y caudillos eran por lo general, dueños de grandes haciendas. Mientras que el latifundismo serrano mantenía un nivel muy atrasado en su sistema de producción, el latifundismo costeño, orientado a los intereses de los capitales británicos y estadounidenses, se hallaba más desarrollado tecnológicamente, aunque su 18 explotación reposaba todavía sobre prácticas y principios feudales. feudales .   La “comunidad” bajo la República [editar ]    A pesar que la tendencia en la República l a comunidad indígena para dar Rep ública era desaparecer la pase a las propiedades individuales, sin embargo, no hubo una política más incisiva al respecto. La comunidad sobrevivió, si bien a duras penas. Luego, un intelectual de tendencia liberal como  como Manuel Vicente Villarán  Villarán reclamó la protección de las comunidades frente al latifundismo. Sin embargo, la defensa más consistente vendría de parte de los intelectuales socialistas como  como Hildebrando Castro Pozo, Pozo, autor del interesante estudio Nuestra comunidad 19 indígena.   La “comunidad” y el latifundio [editar ]  La defensa de la comunidad indígena, asumida por muchos pensadores como Castro Pozo, no reposaba en principios abstractos de justicia ni en sentimentalismos tradicionalistas, sino en razones concretas de orden económico y social. La comparación del latifundio serrano con 20

la comunidad indígena como empresa de producción agrícola, desfavorecía al primero. primero.   El régimen de trabajo.- Servidumbre y salariado [editar ]   Al sobrevivir en el Perú el latifundio feudal, sobrevivía también tambié n la servidumbre, bajo diversas divers as formas y distintos nombres. La diferencia entre la agricultura de la costa y de las sierra, era que la primera tenía un nivel técnico más desarrollado, pero no más. Ambas seguían teniendo el carácter feudal o semifeudal. Métodos feudales aplicados eran el yanaconazgo y el “enganche”. El yanaconazgo consistía en que un campesino o yanacona laboraba en las tierras de un propietario recibiendo a cambio de su trabajo una parte de la producción. El enganche era un sistema aplicado en la costa, por el cual se contrataban trabajadores o braceros dándoles anticipos en dinero, pero por lo general, esa deuda tendía a crecer, quedando el trabajador prácticamente atado al contrato, sin poder disponer de su libertad. En la costa, el trabajador de la tierra fue, además del indio, el negro esclavo y el  coolíe coolíe   chino. En la sierra, exclusivamente el indio. El terrateniente costeño admitía, aunque muy atenuado, el régimen del salario y del trabajo libre. En cambio, en la sierra, el poder del terrateniente era prácticamente absoluto y mantenía 21 el feudalismo en toda su dimensión. dimensión.   “Colonialismo” de nuestra agricultura costeña [editar ]   El desarrollo del cultivo agroindustrial de la costa peruana ((caña caña de azúcar   y  algodón algodón)) se debía al interés del capital británico y norteamericano en esos productos. Los mejores valles de la costa estaban sembrados de caña y algodón y conformaban inmensos latifundios, mientras que los cultivos alimenticios ocupaban una extensión mucho menor y estaba a cargo de pequeños propietarios y arredantarios. Todo ello, pese a que el suelo del Perú no producía todo lo que la población necesitaba para su subsistencia y se hacía necesario importar trigo. Problema éste que no fue resuelto por el Estado, más afanado en hacer una política de subsistencias.

 

Lo que nos muestra que la economía del Perú es una economía colonial, pues su movimiento y su desarrollo estaban subordinados a los intereses y necesidades de las grandes 22 potencias..   potencias Proposiciones finales [editar ]  1. El carácter de la propiedad agraria en el el Perú se presenta como una de las mayores trabas del propio desarrollo del capitalismo nacional. 2. El latifundismo existente en el Perú es es la más grave barrera para la inmigración blanca o europea, debido a que no resulta atrayente por sus bajos salarios y su sistema casi esclavista. 3. La orientación orientación de la agricultura agricultura de la costa costa a los intereses de los capitales británicos y norteamericanos (agroexportación) impide que se ensaye y adopte nuevos cultivos de necesidad nacional. 4. La propiedad agraria de la costa se muestra incapaz de atender los problemas problemas de salubridad rural. 5. En la sierra, el feudalismo agrario sobreviviente se muestra del todo inepto como creador de riqueza y de progreso. Los latifundios tienen una producción miserable. 6. La razón de que esa situación de los latifundios serranos no se debía solo a lo difícil 23 de las comunicaciones, sino más que nada al gamonalismo (caciquismo latifundista). latifundista) .  

El proceso de la instrucción pública [editar ]  Mariátegui analiza el desarrollo de la instrucción o educación pública, que para él estaba estrechamente ligado a lo económico-social. La herencia colonial y las influencias francesa y norteamericana [editar ]   Mariátegui reconoce y analiza tres influencias en la educación peruana: la española, la francesa y la norteamericana, estas dos últimas insertadas en la primera. La educación peruana tiene pues una esencia básica colonial, careciendo de un sentido nacional. España legó «un sentido aristocrático y un concepto eclesiástico y literario de la enseñanza». La cultura en la colonia era un privilegio de la clase dominante. El pueblo no tenía derecho a la instrucción. La enseñanza tenía por objeto formar clérigos y doctores en letras. El desprecio por el trabajo y por las actividades productivas fue alentado desde la Universidad colonial. La revolución de la Independencia adoptó los principios igualitarios de la Francia revolucionaria, pero solo para favorecer a los criollos. La naciente República heredó las estructuras coloniales y poco hizo por variar esa situación en sus primeros años. A mediados del  siglo XIX  del XIX se empezó a adoptar el modelo francés. Pero este modelo tenía también muchas deficiencias, pues acentuaba igualmente la orientación literaria y retórica de la enseñanza. La influencia anglosajona empezó a reflejarse en la reforma de la segunda enseñanza de 1902. Fue el doctor   Manuel Vicente Villarán  Villarán  quien defendió con más vigor la adopción del modelo norteamericano, tendiente a la formación de hombres de empresa y no solo de literatos o eruditos, lo que era coherente con el naciente desarrollo del capitalismo peruano. Las prédicas de Villarán triunfaron con la reforma educativa de 1920, mediante la ley orgánica de enseñanza dada ese año, pero como no era posible, según Mariátegui «democratizar la enseñanza de un país, sin democratizar su economía, y sin democratizar, por ende, su 24 superestructura política» la reforma de 1920 devino en fracaso. fracaso.   La reforma universitaria[editar ]    



.- La reforma universitaria merece la especial atención de Ideología y reivindicaciones reivindicaciones.Mariátegui. movimiento en, alentada demandapor de la la crisis reforma universitaria surgió en  Córdoba en Córdoba,,El  Argentina  Argentina, ,  enestudiantil el año  año  1918 1918, mundial originada por

 

la  primera guerra mundial. mundial .  Otros brotes surgidos en Chile, Uruguay, Perú, tuvieron el la mismo origen y el mismo impulso. Los estudiantes de América querían sacudir las viejas estructuras de sus Universidades, es decir, reformar la anticuada metodología de estudios y el gobierno universitario. Sus reclamos básicos eran los siguientes: - la necesidad de que los estudiantes intervinieran en el gobierno de las universidades, y - el funcionamiento de cátedras libres, al lado de las cátedras oficiales. Estas cátedras libres debían ser difusoras de nuevos y alternativos conocimientos. En resumen, querían que la Universidad dejara de ser un órgano de un grupo de privilegiados y se orientara más hacia la realidad nacional de cada país. La vinculación de los estudiantes con las protestas obreros, en 25 boga entonces, dieron un carácter revolucionario a la Reforma Universitaria. Universitaria .    

Política y enseñanza universitaria en América Latina .- El régimen económico y político determinado por el predominio de las aristocracias coloniales, había colocado a las universidades de América Latina bajo la tutela de esas oligarquías y de su clientela. Convertida la enseñanza universitaria en un privilegio de dinero y de clase, las universidades habían caído en la burocratización académica. Esto conducía inevitablemente al empobrecimiento espiritual y científico. En el Perú este fenómeno se daba debido a la supervivencia de la estructura económica semifeudal, pero también ocurría en la Argentina, pese a ser un país más industrializado y democratizado. El movimiento de la reforma universitaria en Latinoamérica debía necesariamente que atacar la raíz del mal. Y a la vez, las oligarquías conservadoras tenían naturalmente que 26 reaccionar contra la reforma. reforma .  

 

La universidad de Lima.Lima .- Según Mariátegui, el espíritu de la Colonia ha tenido su hogar en la Universidad. La principal razón ha sido la prolongación o supervivencia del dominio de la vieja aristocracia colonial, a lo largo de la República. La Universidad se mantuvo, en líneas generales, fiel a la tradición escolástica, conservadora y española; ello le impedía cumplir una función progresista y creadora en la vida nacional. Mariátegui concuerda con el maestro  maestro Víctor Andrés Belaunde, Belaunde, en el sentido de que la Universidad se hallaba divorciada de la realidad nacional, pero acusa a Belaunde de no querer buscar las razones profundas de esa verdad, por estar vinculado a la “casta feudal”. Para Mariátegui estaba claro el motivo de esa falencia de la Universidad: la persistencia de la colonia en la estructura económica-social económica-social del Perú. Acusa también a la “generación futurista” (Generación del 900) 900), encabezada por el pensador  José de la Riva Agüero y Osma , de no haber iniciado la renovación de los métodos y el espíritu de la Universidad, por ser sus 27 miembros de tendencia conservadora y tradicionalista. tradicionalista .  

 

Reforma y reacción.reacción.- Mariátegui nos hace un extenso estudio sobre la reforma universitaria en el Perú y la reacción en su contra (se aconseja leerlo completamente). El movimiento estudiantil peruano de 1919 constituyó en su origen una rebelión contra algunos catedráticos ineptos que se habían estancado en la enseñanza. El alumnado empezó por confeccionar un cuadro donde tachaban a aquellos profesores. Pero el rectorado se solidarizó con esos profesores tachados. Los estudiantes comprendieron entonces que el carácter oligárquico de la docencia y la burocratización y el estancamiento de la enseñanza eran dos aspectos del mismo problema. Las reivindicaciones estudiantiles se ampliaron y precisaron entonces. En 1919 los reclamos de los estudiantes triunfaron. El presidente  presidente  Augusto  Augusto B. Leguía Leguí a dio un decreto por el cual se establecían las cátedras libres y la representación de los alumnos en el gobierno de la Universidad. En marzo de 1920 se reunió en el  Cuzco Cuzco  el Primer Congreso Nacional de Estudiantes, en donde se aprobó la creación de las Universidades Populares. Pero entre los estudiantes peruanos reinaba una desorientación profunda, que afectó seriamente la







continuación de la reforma. En 1920, un decreto del gobierno reconoció la autonomía de la Universidad, lo que dejó satisfecha a la docencia. Debido a ello, parte de las conquistas

 

del estudiantado fueron escamoteadas (ignoradas). Más aún, cuando el doctor   Manuel Vicente Villarán  Villarán  asumió el rectorado de la  la  Universidad de San Marcos  Marcos (1922-1924), se inició un periodo de colaboración entre la docencia y el alumnado, lo que impidió la renovación de la lucha por la reforma. Para Mariátegui, la carencia de grandes conductores estudiantiles hizo que la Reforma Universitaria quedara estancada. La única excepción se dio tal vez en la  la Universi Universidad dad del C uzco uzco,, donde la élite del profesorado 28 aceptó y sancionó los principios propuestos por los alumnos. alumnos .   Ideologías en contraste [editar ]  En esta sección final del ensayo, el autor expone las dos posiciones ideológicas que debatieron en torno al modelo educativo que debía imponerse en el Perú, a principios del siglo XX. Estas ideologías se desenvolvían en el seno del  del   Partido Civil, Civil, el predominante en la política peruana de entonces y eran las siguientes:    

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El programa del civilismo burgués y positivista, expresado por   por  Manuel Vicente Villarán, Villarán , y El programa del civilismo feudal e idealista, defendido por   por  Alejandro  Alejandro Deustua. Deustua .  

Villarán defendía el modelo norteamericano, con una orientación práctica (formación de hombres de empresa), lo que era coherente con el naciente capitalismo que iba formándose en el Perú. Mientras que Deustua planteaba el problema educativo en un terreno puramente filosófico; a decir de Mariátegui, representaba la vieja mentalidad aristocrática de la casta latifundista. Finalmente se impuso el programa de Villarán, pero con resultados mediocres, según ya vimos. En conclusión, para Mariátegui, «el problema de la enseñanza no puede ser bien comprendido en nuestro tiempo si no es considerado como un problema económico y como un problema social. El error de muchos reformadores ha estado en su método abstractamente idealista, en 29 su doctrina exclusivamente pedagógica». pedagógica» .  

El factor religioso[editar ]  La religión en el Tahuantinsuyo [editar ]  Mariátegui empieza señalando que en su tiempo, el concepto de religión había ya crecido en extensión y profundidad. Estaba ya superada la vieja crítica del  del  anticlericalismo anticlericalismo  (ateo, laico y racionalista) de relacionar la religiosidad con el  el  oscurantismo oscurantismo  (lo que no impide que todavía algunos, ingenua o ignorantemente, sigan creyendo en esa relación). Pone como ejemplo el protestantismo anglosajón para desmentir tal aseveración. Mariátegui hace notar que el factor religioso ofrece en los pueblos de América aspectos muy complejos. El estudio del mismo debe partir necesariamente de las creencias de los pueblos precolombinos. Considera que se cuenta con suficientes elementos sobre la mitología del Perú antiguo como para ubicar su puesto en la evolución religiosa de la humanidad. Según Mariátegui, la religión incaica fue un código moral antes que un conjunto de abstracciones metafísicas. Se hallaba subordinada a los intereses sociales y políticos del Imperio, más que a fines netamente espirituales. La alta clase sacerdotal pertenecía al mismo tiempo a la clase dirigente. Es lo que se llama  Teocracia Teocracia.. Es por ello que cuando los incas conquistaban otros pueblos, no se orientaron a extirpar la diversidad de cultos (con excepción de aquellos demasiado bárbaros o violentos), sino que, con sentido práctico, exigieron solamente la supremacía del culto del Sol. El Templo del Sol o  o  Coricancha Coricancha   se convirtió así en el templo de una mitología un tanto federal. Ese mismo régimen teocrático explica que la Iglesia incaica (por llamarla de algún modo) pereciera junto con el Estado Incaico durante la conquista española. Pero sobrevivieron en la 30

población los ritos agrarios, las prácticas mágicas y el sentimiento  panteísta panteísta..  

 

La conquista católica[ editar ]   Según Mariátegui, la conquista española fue la última cruzada, es decir una empresa esencialmente militar y religiosa, realizada en conjunto por soldados y misioneros (la espada y la cruz). Tras la conquista, empieza el coloniaje, que es una empresa política y eclesiástica. El Virreinato atrae a nobles letrados y doctores eclesiásticos. Llega la Inquisición y la Contrarreforma, pero también toda la actividad cultural, concentrada en las manos de la Iglesia Católica. La Universidad nace fundada por los frailes. La liturgia suntuosa del catolicismo y el estilo conmovedor de los predicadores cautivaron a las masas indígenas, más que la misma doctrina evangélica. Es decir, para los indios, lo más atrayente del culto católico fue su exterioridad y no su interioridad. El indio, en realidad, mantuvo sus antiguas creencias mágicas adecuándolas al culto católico, fenómeno al que se conoce como  como  sincretismo sincretismo  religioso. El rol de la  la Iglesia católica  católica  durante el virreinato fue el de apoyar y justificar al estado feudal y semifeudal instituido. Si bien hubo choques entre el poder civil y el poder eclesiástico, éstos no tuvieron ningún fondo doctrinal, sino que fueron simples querellas domésticas, que se 31 superaron eventualmente. eventualmente.   La independencia y la iglesia [editar ]   Con el advenimiento de la República no hubo cambio. La revolución de la Independencia, del mismo que no tocó losfiel privilegios feudales, tampocopero lo hizo con los El alto clero semodo mostró inicialmente a la Monarquía española, al igual queeclesiásticos. la aristocracia aristocr acia terrateniente, aceptó la República cuando vio que ésta mantenía las estructuras coloniales. De entre el bajo clero, hubo muchos que militaron activamente en el bando patriota. Si bien entre los patriotas peruanos hubo quienes profesaron el liberalismo, éste nunca llegó a los extremos del jacobinismo anticlerical, como ocurriera en Francia. El liberalismo peruano, débil y formal en el plano económico y político, lo era también en el religioso. No hubo de parte de los liberales peruanos una campaña más incisiva a favor del  del  laicismo laicismo  y de otras demandas propias del anticlericalismo. La actuación personal de  de  Francisco de Paula González Vigil, Vigil ,  clérigo célebre por sus críticas a la curia romana, no perteneció propiamente al liberalismo. El más conspicuo líder liberal peruano,  peruano,  José Gálvez Egúsquiza, Egúsquiza , respetaba y cumplía los dogmas de la Iglesia Católica. El radicalismo de  de Manuel González Prada  Prada surgido a fines del  del   siglo XIX  XIX constituyó la primera agitación anticlerical del Perú, pero careció de eficacia por no haber aportado un programa económico-social. De acuerdo a la tesis socialista, las formas eclesiásticas y doctrinas religiosas son propias e inseparables del régimen económico-social que las sostiene y produce, y por tanto, la preocupación primordial debería ser cambiar dicho régimen, antes que 32 asumir actitudes anticlericales. anticlericales.  

Regionalismo y centralismo[editar ]  Cuando surgió la República Peruana, ésta se constituyó bajo el sistema centralista, pese a los 33 planteamientos de federalismo que hicieron algunos ideólogos liberales. liberales.  En la época de Mariátegui, el problema de la centralización política se mantenía vigente; naturalmente, para él, la solución de este problema tenía que abarcar necesariamente el plano social y económico, y no solo el político y administrativo, como se había venido intentando. Ponencias básicas[ editar ] 

 

Para Mariátegui, el problema del regionalismo versus el centralismo se planteaba ya en términos nuevos, quedando atrás los viejos conceptos propios del siglo XIX. Reconocía la existencia, sobre todo en el sur peruano, de un sentimiento regionalista, pero observaba que dicho regionalismo más parecía ser «una expresión vaga de un malestar y un descontento». Enumera las siguientes proposiciones: 1. La vieja polémica entre entre  federalistas federalistas   y centralistas centralistas  de los primeros tiempos de la República estaba ya superada. Esa controversia de tipo político y administrativo, debía trasladarse al plano social y económico. 2. El federalismo no aparece en la historia peruana como una reivindicación reivindicación popular, sino como una reivindicación del gamonalismo y su clientela. 3. El centralismo se apoya apoya en el el caciquismo y gamonalismo regionales (dispuestos, no obstante, a reclamarse federalistas de acuerdo a las circunstancias), mientras que el federalismo recluta sus adeptos entre los caciques y gamonales en desgracia ante el poder central. 4. Uno de los vicios de la organización política es, ciertamente ciertamente el centralismo. Pero la solución no reside en un federalismo de carácter feudal. 5. Es difícil definir y demarcar en el el Perú regiones existentes históric históricamente amente como tales. tales. La división del Perú en departamentos es una continuación de la artificial división en intendencias del Virreinato. Durante la República, los primeros partidos políticos organizados admitieron en sus programas la descentralización, pero nunca lo desarrollaron cuando llegaron al poder, quedando dicha idea en simple especulación teórica teórica. . 34   Regionalismo y gamonalismo [editar ]  Mariátegui resalta que en su tiempo ya existía una ideología de avanzada interesada en la solución del problema agrario y la cuestión indígena. Por ello, entendía que toda política descentralista que estuviera enfocada solo como reforma política y administrativa, sin contemplar previamente la solución del problema del indio, no merecía ni siquiera ser discutida. Temía que al darse una autonomía más o menos amplia a los departamentos y a las regiones, esto solo aumentaría el poder del gamonalismo, que era la lacra que debía ser 35 extirpada, con prioridad. prioridad.   La región en la República[editar ]  Mariátegui observa que es difícil definir y demarcar en el Perú regiones existentes históricamente como tales. Los  Los  departamentos departamentos,, cuyos orígenes se remontan a las antiguas  intendencias antiguas intendencias  coloniales, no pueden ser definidos como «regiones» pues son solo entidades políticas administrativas, que no representan una unidad económica e histórica. Tampoco las tres regiones físicas: la Costa, la Sierra y la Montaña (Selva) equivalen a regiones en cuanto a realidad social y económica; Mariátegui afirma que la Montaña carece aún de significación socioeconómica; en cambio, «la actual peruanidad se ha sedimentado en tierra baja» o Costa, y la Sierra es el refugio del indigenismo. Otra forma artificial de concebir las regiones en el Perú ha sido la división de Norte, Centro y Sur peruano, cada una de las 36 cuales reunía tentativamente a departamentos y provincias sin ningún contacto entre sí. sí .   Descentralización centralista[editar ]   «Las formas de descentralización ensayadas en la historia de la República, han adolecido del vicio original de representar una concepción y un diseño absolutamente centralistas», dice Mariátegui. Es decir, se aplicaron proyectos esbozados desde el gobierno central, sin contemplar los planteamientos de los regionalistas. Mariátegui enumera y analiza los ensayos que se hicieron a lo largo de la historia republicana, lo que denomina como el «viejo regionalismo». El primer experimento de descentralización fue la creación de los concejos

 

presidente   Manuel Pardo. departamentales de 1873, en tiempos del presidente  Pardo. La guerra con Chile de 1879 liquidó ese ensayo. Una nueva ley dada en 1886 creó las Juntas Departamentales, subordinadas al poder central, pero que tampoco dieron resultado y fueron suprimidas años después. La  La Constitución de 1920  1920 consagró la autonomía municipal (lo que no se implementó) y creó los Congresos Regionales (del norte, centro y sur del Perú), que solo constituyeron en 37 una parodia absurda de descentralización. descentralización .   El nuevo regionalismo [editar ]   Examinada la teoría y la práctica del viejo regionalismo, Mariátegui formula sus puntos de vista sobre cómo debe enfocarse la nueva descentralización. Primero, debe quedar esclarecida la solidaridad del gamonalismo regional con el régimen centralista. El gamonalismo, por su naturaleza, tendía hacia el federalismo, pero una vez aliado con el gobierno central, dejó de lado su reivindicación federalista. Luego, Mariátegui considera que el Perú debe optar entre el gamonal o el indio: «no existe un tercer camino». Naturalmente, él y los hombres nuevos se inclinan por el indio. Porque «ninguna reforma que robustezca al gamonal contra el indio, por mucho que aparezca como una satisfacción del sentimiento regionalista, puede ser estimada como una reforma buena y justa». En conclusión, para los nuevos regionalistas, la 38 regionalización debe contemplar simultáneamente el problema del indio y de la tierra .   El problema de la capital [editar ]   Mariátegui estudia también el problema de la capital y sostiene que la suerte de Lima como centro político del Perú estará subordinada a los grandes cambios políticos que se den en este 39

país..   país

El proceso de la literatura [editar ]  Mariátegui pone a la literatura bajo cuestionamiento al pasar revista a distintos autores peruanos. En este proceso de la literatura se enjuicia la capacidad política de la literatura de constituir un lugar de contestación de la estructura feudal y  y  colonial colonial..   Mariátegui propone una concepción de la literatura que une a la vanguardia estética y al 'nacionalismo indigenista'. De la vanguardia estética toma la necesidad de concebir la práctica artística como una mediación técnica, como una brecha entre lo representado y la forma de representar. De Vallejo nos dice: El sentimiento indígena tiene en sus versos una modulación propia. Su canto es íntegramente suyo. Al poeta no le basta traer un mensaje nuevo. Necesita traer una técnica y un lenguaje nuevos también. Su arte no tolera el equívoco y artificial dualismo de la esencia y la forma. [..] El sentimiento indígena es en Melgar algo que se vislumbra sólo en el fondo de sus versos; en Vallejo es algo que se ve aflorar plenamente al verso mismo cambiando su estructura. estructura. 40  Esta 'modulación propia' se debe al estatuto de lo nacional en el Perú. Una literatura no puede apelar a sus elementos nutricios si está íntimamente imbricada con la estructura económica feudal y colonial. Una literatura nacionalista sería cómplice de esta estructura de dominación e injusticia que oprime al indio ya que expresaría la cultura de su oligarquía feudal. Mariátegui detecta, sin embargo, una 'dualidad de raza y espíritu' que impide que exista una "literatura orgánicamente nacional", una identidad nacional fija como, por ejemplo, Argentina: El criollismo no ha podido prosperar en nuestra literatura, como una corriente de espíritu nacionalista, ante todo porque el criollo no representa todavía la nacionalidad. Se constata, casi uniformemente, desde hace tiempo, que somos una nacionalidad en formación. Se percibe ahora, precisando ese concepto, la subsistencia de una dualidad de raza y de 40 espíritu..   espíritu La presencia desequilibrante del indígena permite abrir un espacio para la literatura indigenista. Esta no sería una literatura que se ocupe del indio como tema dentro de una

 

perspectiva nacional. La perspectiva indígena participa en la lucha por la definición de la identidad peruana y, como tal, puede ser tomada por la literatura como un elemento significativo. Las concepciones en pugna, la colonial y la indigenista, se disputan la identidad nacional. De ahí la importancia de tomar a lo indígena modulándolo para hacer presente su cosmovisión, no solo presentándolo como un objeto: El indio no representa únicamente un tipo, un tema, un motivo, un personaje. Representa un pueblo, una raza, una tradición, un espíritu. No es posible, pues, valorarlo y considerarlo, desde puntos de vista exclusivamente literarios, como un color o un aspecto nacional, colocándolo en el mismo plano que otros elementos étnicos del Perú. Perú. 40   41

Como apunta  apunta Löwy Löwy,,  Mariátegui busca refirmar un concepto de nación romántico. Este es una afirmación del concepto de nación que, sin embargo, rechaza la expresión subjetiva individual y, en cambio, busca la asociación, es esencialmente unanimista: El romanticismo del siglo XIX fue esencialmente individualista; el romanticismo del novecientos es, en cambio, espontánea y lógicamente socialista, unanimista. Vallejo, desde 40 este punto de vista, no sólo pertenece a su raza, pertenece también a su siglo, a su evo. evo .   En consecuencia con esto último, Mariátegui rechaza el individualismo de la expresión individual, anárquica: Políticamente, históricamente, el anarquismo es, como está averiguado, la extrema izquierda del liberalismo. Entra, por tanto, a pesar de todas las protestas inocentes o interesadas, en el orden ideológico burgués. El anarquista, en nuestro tiempo, puede ser un revolté, pero no es, 40

históricamente, un revolucionario. revolucionario.    Así, Mariátegui configura una literatura liter atura en que se incorporan incorp oran los componentes de lo nacional, naci onal, pero, al mediar la cosmovisión indígena, se conculca la cultura oligárquica contra la que la literatura debe bregar. Dice Mariátegui que "La nueva peruanidad es una cosa por crear. Su cimiento histórico tiene que ser indígena." La índole de la cultura indígena cuya cosmovisión Mariátegui toma prestada no proviene de los buenos deseos del utopista, sino que, según Mariátegui se asenta en la realidad concreta del Perú: El mestizo actual, concreto, no es para Vasconcelos el tipo de una nueva raza, de una nueva cultura, sino apenas su promesa. La especulación del filósofo, del utopista, no conoce límites de tiempo ni de espacio. Los siglos no cuentan en su construcción ideal más que como momentos. La labor del crítico, del historiógrafo, del político, es de otra índole. Tiene que 40 atenerse a resultados inmediatos y contentarse con perspectivas próximas. próximas .   Desde una perspectiva marxista y materialista, las condiciones materiales inmediatas de la nación peruana deberán ser usadas como materiales para entender los planteamientos de la arena política. El intento de pensar un tipo de 'comunismo indígena' no puede basarse en una raza futura, en un mestizaje por venir sino que tiene que asentarse en las condiciones étnicas y políticas actuales de Perú. Mariátegui, de todas formas, avizora el curso de los eventos por venir. Traza un camino evolutivo de tres estadios para 'lo peruano'. En primer lugar, la época colonial determinada por España, en segundo la época universal y cosmopolita, y en tercero la afirmación de la nacionalidad, del proyecto indigenista: Nuestra literatura ha entrado en su período de cosmopolitismo. En Lima, este cosmopolitismo se traduce, en la imitación entre otras cosas de no pocos corrosivos decadentismos occidentales y en la adopción de anárquicas modas finiseculares. Pero, bajo este flujo precario, un nuevo sentimiento, una nueva revelación se anuncian. Por los caminos universales, ecuménicos, que tanto se nos reprocha, nos vamos acercando cada vez más a 40 nosotros mismos. mismos .  

 

Se reconoce la conocida tríada dialéctica: en un primer momento tenemos el colonialismo de corte nacionalista que será posteriormente negado por el universalismo europeizante. Finalmente el nacionalismo volverá a la afirmación de lo propio, pero eliminando los elementos coloniales. En la segunda etapa en la que se encuentra la literatura no puede apelar a lo indígena como tal sino en cuanto a como su cosmovisión puede afectar la cultura nacional en su totalidad. No se trata de afirmar lo indígena como tal sino encontrar un lugar de enunciación posible dentro de la cosmovisión indígena y explotarlo como un arma de la lucha en la definición de lo nacional: La literatura indigenista no puede darnos una versión rigurosamente verista del indio. Tiene que idealizarlo y estilizarlo. Tampoco puede darnos su propia ánima. Es todavía una literatura de mestizos. Por eso se llama indigenista y no indígena. Una literatura indígena, si debe venir, 40 vendrá a su tiempo. Cuando los propios indios estén en grado de producirla. producirla.   Lo importante no es tanto una reivindicación sectorial de lo indígena sino la redefinición de lo peruano en términos de una alteridad, de una otredad que da pie para pensar una identidad peruana distinta.

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