La Gallina Degollada

 

La gallina degollada Horacio Quiroga Todo el día, sentados en el patio, en un banco estaban los cuatro hijos idiotas del matrimonio Mazzini-Ferraz. Tenían la lengua entre los labios, los ojos estúpidos, y olían la cabeza con la boca abierta.

!l padre, desolado, acompa+$ al m#dico a%uera.  4 usted se le puede decir/ creo "ue es un caso perdido. *odr mejorar, educarse educarse en todo lo "ue le permita su idiotismo, pero no ms all.  457í68 57í6 4asentía Mazzini4. Mazzini4. *ero dígame/ 09sted cree "ue es herencia, "ue81

!l patio era de tierra, cerrado al oeste por un cerco de ladrillos. !l banco "uedaba paralelo a #l, a cinco metros, y allí se mantenían inm$iles, %ijos los ojos en los ladrillos. &omo el sol se ocultaba tras el cerco, al declinar los idiotas tenían %iesta. 'a luz enceguecedora llamaba su atenci$n al principio, poco a poco sus ojos se animaban( se reían al %in estrepitosamente, congestionados por la misma hilaridad ansiosa, mirando el sol con alegría bestial, como si %uera comida.

 4!n cuanto la herencia paterna, le dije lo "ue cuando a su hay hijo.un :especto la madre, haya allí un pulm$n "ue noyasopla bien. ;o creía eo nada ms,ipero soplo una  poco rudo. Hgala e2aminar detenidamente. detenidamente.

)tra eces, alineados en el banco, zumbaban horas enteras, imitando al tranía el#ctrico. 'os ruidos %uertes sacudían asimismo su inercia, y corrían entonces, mordi#ndose la lengua y mugiendo, alrededor del patio. *ero casi siempre estaban apagados en un sombrío letargo de idiotismo, y pasaban todo el día sentados en su banco, con las piernas colgantes y "uietas, empapando de glutinosa salia el pantal$n. !l mayor tenía doce a+os y el menor, ocho. !n todo su aspecto sucio y desalido se notaba la %alta absoluta de un poco de cuidado maternal.

&omo es natural, el matrimonio puso todo su amor en la esperanza de otro hijo. ;aci$ #ste, y su salud y limpidez de risa reencendieron el porenir e2tinguido. *ero a los dieciocho meses las conulsiones del primog#nito se repetían, y al día siguiente el segundo hijo amanecía idiota.

!sos cuatro idiotas, sin embargo, habían sido un día el encanto de sus padres.  los tres meses de casados, Mazzini y erta orientaron su estrecho amor de marido y mujer, y mujer y marido, hacia un porenir mucho ms ital/ un hijo. 0Qu# mayor dicha para dos enamorados "ue esa honrada consagraci$n de su cari+o, libertado ya del il egoísmo de un mutuo amor sin %in ninguno y, lo "ue es peor para el amor mismo, sin esperanzas  posibles de renoaci$n1

&on el alma destrozada de remordimiento, Mazzini redobl$ el amor a su hijo, el pe"ue+o idiota "ue pagaba los e2cesos del abuelo. Tuo asimismo "ue consolar, sostener sin tregua a erta, herida en lo ms pro%undo por a"uel %racaso de su joen maternidad.

!sta ez los padres cayeron en honda desesperaci$n. 5'uego su sangre, su amor estaban malditos6 57u amor, sobre todo6