La Fe-Reflexiones Sobre El Significado de PDF
November 23, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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ESTA ES NUESTRA FE, ESTA ES LA FE DE LA IGLESIA
Reflexiones sobre La Fe Para profundizar y crecer en nuestra experiencia de Discípulos y Misioneros.
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P. Fabio López Mejía 2013-2019
EXPLICACIÓN DEL LOGO DEL “AÑO DE LA FE”: Sobre un campo cuadrado, enmarcado, se representa simbólicamente una barca – imagen imagen de la Iglesia – en navegación sobre olas apenas insinuadas gráficamente cuyo árbol maestro es una cruz que iza las velas con signos dinámicos que realizan el monograma de Cristo; el fondo de las velas es un sol que asociado al monograma hace referencia también a la eucaristía.
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INTRODUCCION Hoy, cuando la fe no se vive ya solamente en los lugares sagrados y de culto; hoy, cuando una sociedad súper-tecnificada nivela y vuelve indiferentes frente a los valores, nos toca recuperar energías y potencialidades que de otra manera corren el peligro de quedar dispersas o de ser hundidas por una genérica tendencia a la 1 secularización; es este precisamente uno de los objetivos que nos propone el Papa Benedicto XVI, al convocar a la Iglesia para la celebración del año de la Fe, 2 con motivo de los 50 años de la realización del Concilio Vaticano II, entre octubre 2012 y Noviembre 2013, presentándose a la vez como una oportunidad, que leyendo e interpretando “los signos de los tiempos” tiempos ”, se nos concede para revitalizar y crecer, para profundizar y afianzar cada vez vez más nuestra fe. Fe, etimológicamente es una palabra que viene del latín “fides”. “fides”. El El término se emplea en muchas acepciones que podrían dividirse fundamentalmente en profanas y religiosas. En el sentido profano, puede significar, primero, el carácter verídico y oficial de un documento del que se da fe. Significa también fidelidad a un compromiso asumido, muchas veces, además bajo la garantía de un juramento religioso. Se emplea también en el sentido de sinceridad y afabilidad en el modo de obrar, como cuando se habla de una personaera que obró de buena esto es, sin sinsentido saber que que estaba haciendo moralmente malo fe, o prohibido pormalicia, la ley. El más aquello general es el de una confianza absoluta, ya sea en alguien, ya sea en una afirmación garantizada por un testimonio seguro, seguro, es decir, que sabe lo bastante para no engañarse engañarse y que no no tiene 3 ningún motivo ni interés para par a engañar . En la Sagrada Escritura, la fe aparece como abandono religioso de toda la persona y no simplemente como adhesión intelectual u obediencia moral, de acuerdo con la naturaleza dinámica, vital y personal de la palabra de Dios. El concepto bíblico de fe reclama para sí a todo el hombre con todas sus facultades, invitándole a responder ante Dios que se revela y dona, con un movimiento integral de voluntad, inteligencia, afectividad y acción. Creyente, en el sentido bíblico, es el que «acepta someterse y entregarse a Dios por la fe; dar a Dios ese crédito total de admitir que él es la verdad, tomar apoyo en él, no en uno mismo, y así llegar a ser sólido y verdadero de la solidez y de la verdad misma de Dios». 4 La fe es la respuesta del hombre a Dios que se revela y se entrega a él, dando al 5mismo tiempo una luz sobreabundante al hombre que busca el sentido último de su vida . La humildad es la condición para aceptar el don de la fe. La fe es incompatible con el orgullo humano; no se puede progresar en la fe si no se quiere mirar más allá del
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C. M. MARTINI, La MARTINI, La orla del manto. manto. Ed. San Pablo, Santafé de Bogotá, 1999, 72. XVI, “Porta Fidei” Carta Fidei” Carta apostólica con la que convoca el Año de la fe (11/10/2011). 3 F. BASTOS DE AVILA, “Fe” “Fe”,, en Pequeña Enciclopedia de la Doctrina Social de la Iglesia, Ed. San Pablo, Santafé de Bogotá, 1994, 276. 4 E. ALBERICH SOTOMAYOR, “La catequesis en la Iglesia. Elementos de Catequesis fundamental”, fundamental”, 2 Editorial Central Catequística Salesiana, Madrid, 1991 , 100. 5 CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, “La profesión de la fe”, fe”, Ed. San Pablo, Bogotá, 1999, 2 BENEDICTO
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limitado horizonte individual y presente 6. Es precisamente en este contexto de respuesta personal en donde se inserta inserta en ese diálogo llamado-respuesta llamado-respuesta de toda vocación. Di Dios os es quien siempre toma la iniciativa y espera del hombre una total disposición y abandono para poder realizar la l a misión que se le encomendará, de ahí que “tener fe es reconocer que Dios actúa por amor en el mundo y en el hombre concreto” 7. La fe es una reacción a la acción primordial de Dios. Dentro de la apertura total del propio ser a Dios, la fe asume tantos elementos como son los aspectos del Dios que revela: temor, reverencia, culto, obediencia, amor, confianza, fidelidad, esperanza, anhelo, paciencia, reconocimiento, adhesión, por lo que pu ede decirse que ella “se afianza así en Dios”8, pero, la verdadera cuestión de la fe invierte los términos. No se trata de creer que Dios existe, sino de creer que el hombre existe para Dios. Dicho de otro modo ¿se ¿se interesa Dios por el hombre? ¿Puede ¿Puede intervenir Dios en la historia de los hombres para su bien? Desde Abraham, la fe ha respondido SI. Tal fue la experiencia fundamental que dio origen a la tradición espiritual judía y en la que se injertó la tradición cristiana.9 Fe significa confiarse en Dios, creer, abandonarse a su palabra que es roca, a su designio sobre mí. Creer significa entregar la propia vida a la palabra y al proyecto de Dios, seguro de que encontraré mi plenitud y mi autenticidad 10. Cuando el testimonio en el cual se basa la confianza absoluta es la revelación divina, se habla entonces de la fe en su sentido religioso… Es comprensible que Dios, al revelarse al hombre y dar las
pruebas revelación,11comunique hombre queentrar exceden capacidadhistóricas humana dede sucomprensión . Por esta al razón, la feverdades nos hace en la la perspectiva misma de la voluntad de Dios, en el reino de paz y sabiduría que ya él inaugura sobre la tierra si nos entregamos a sus designios. La voluntad de Dios es lo que de hecho llega a suceder (no conozco mejor definición), y así, al aceptar lo que de hecho sucede, me ajusto a la voluntad de Dios, reconozco su dominio y comparto su visión. Eso trae paz y unidad al alma, reconcilia a la mente con los hechos de la vida, y da descanso al corazón en medio de las vicisitudes de la existencia. Esto no es invitar a la pereza o al conformismo, sino insistir en que la acción ha de iniciarse desde la perspectiva de Dios, no desde los cálculos de los hombres. La fe trae tr ae fuerzas a la vida, porque suprime la resistencia interna, i nterna, la protesta, el enfado con el mundo alrededor y consigo mismo. No hay clima más sano para el alma, para la vida y para la acción, que la entrega total, consciente y confiada de la vida entera en manos de la realidad, que son las manos de Dios12. Constantemente nos preguntamos acerca de la voluntad de Dios y su significado. El Apóstol Pablo nos hace claridad al respecto cuando afirma: “la voluntad de Dios es 6 CONFERENCIA
EPISCOPAL DE COLOMBIA, “La experiencia cristiana” cristiana” en Compromiso Moral del Cristiano, Ed. SPEC, Santafé de Bogotá, 1988, 517. 7 B. FURLAN, “Encuentro personal” en personal” en Mi cuarto día. Meditaciones, Editorial Claretiana, Buenos Aires, 1983, 55. 8 B. MARCONCINI, “Fe” “Fe” en en ROSSANO, P. - RAVASSI, G. (Otros), Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, Ed. Paulinas, Madrid, 1990, 653-671. 9 B. SESBOÜE, Creer. Invitación a la fe católica para los hombres y las mujeres del siglo XXI , XXI , Editorial San Pablo, Madrid, 2000, 50. 10 C. M. MARTINI, El MARTINI, El evangelio para tu libertad . Ed. San Pablo, Santafé de Bogotá, 1995, 62. 11 F. BASTOS DE AVILA, “Fe” “Fe”,, en Pequeña Enciclopedia de la Doctrina Social de la Iglesia, Ed. San Pablo, Santafé de Bogotá, 1994, 276-277. 12 C. G. VALLÉS, S.J., “Ve a ver al jefe” en jefe” en Por la fe a la justicia, Editorial Sal Terrae, Santander, 19892, 26.
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que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1 Tm.2,4) y además, “la voluntad de Dios es lo bueno, lo perfecto, lo que agrada” agrada” (Rm.12,2), “porque esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación” (1 santificación” (1 Tes.4,3) y a esto apunta precisamente el llamado de Dios a la vida, el llamado a la vida cristiana y de manera concreta el llamado a una vocación específica, de hecho, “¡La santidad! es la gracia y la meta de todo creyente”13. La fe es firme, fuerte. Firmeza que le viene de su propia raíz, la vida divina, de la cual recibe la fuerza, la convicción íntima, una seguridad absolutamente original. La firmeza de la fe no se basa, pues, en argumentos o pruebas. Viene del interior. Es Dios quien interviene en nosotros, Dios nos fija en él, nos ancla en su verdad, nos estabiliza en lo verdadero… Ahí se reside la fuente de la perseve rancia de los mártires durante las persecuciones.. Ahí se encuentra el fundamento de la fe común de los fieles de la Iglesia persecuciones entera14. También en griego, la fe tiene ti ene su propio significado. Pisteuein, significado. Pisteuein, «fiarse de, dar fe, poner confianza en»; de donde se deriva «creer», «creer», pistis, «confianza, fidelidad, fe»; pistos, «digno de fe, fiel». Todos estos términos se emplean en el Nuevo Testamento de forma privilegiada para describir la relación que tiene el hombre con Dios. Los oyentes de Pablo son «creyentes» (1 Tes 1,7; 2,10.13; Ef. 1,19), en oposición a los «incrédulos» (ápistos: 1 Cor 6,6; 7,12-15; 10, 27; 14, 22-24; 2 Cor 4, 4; 6, 14-15; 2 Tes 2, 12; 3,2). Pablo constata su fe y se alegra de ella (1 Tes 1,3.8; 3,2.5.6.7.10; Flp 1,25; 2,17; 2 Cor 1,24; 8,7; 10,15; Flmen 5-6; Col 1,4; 2,5;16,13; 2 Tes21,3; les exhorta a profundizar su Rom fe y a 1,8.12; vivir enEf. ella1,15; (1 Tes 5,8; 1 Cor Cor 4,11); 5,7; 13,5; Gál 5,6.22; Ef. 6,16), y a velar por la fe de los más débiles (Rom 14,1-2.22-23; Gál 6,10)15. El objeto de la fe es la muerte y la resurrección de Cristo (1 Tes 4,14; 1 Cor 15,2.11.14.17), 15,2.11.14.1 7), locura y paradoja para el creyente (1 Cor 1,21; 2,5). Esta fe se transmite por la palabra (2 Cor 4,13; Gál 3,2.5; Rom Rom 10,17); los apóstoles so sonn entonces servidores servidores por los que los cristianos son llevados a la fe (1 Cor 3,5). La fe es don del Espíritu (1 Cor 12,9), fruto de la gracia (Flp 1,29) y de la fidelidad de Dios (1 Tes 5,24; 1 Cor 1,9; 10,13; 2 Tes 3,3). En Gálatas y en Romanos es donde la noción de fe adquiere un contenido más específicamente paulino. Gál 2, 16a: “ Sabemos que Dios salva al hombre, no por el cumplimiento de la ley, sino a través de la fe en Jesucristo”. Los que creen son descendientes de Abrahán, el primero de los creyentes (Gál 3,6-14). En Gál 3,22, Pablo recoge 2,16: “ el creyente es justificado por la fe de Cristo” (Gál Cristo” (Gál 2,20; Flp 3,9). Esta expresión propia de Pablo define la fe como un doble movimiento: va de Dios al hombre en Cristo: es Cristo: es por la fe f e de Cristo, es decir, por su fidelidad y su obediencia a la voluntad de Dios (Flp 2,8) como el creyente es justificado; y va del hombre a Dios en Cristo:: la fe como encuentro entre el hombre y la gracia de Dios manifestada en Cristo. Cristo Comprendida de este modo, la fe es unión con Cristo en el acto mismo de este encuentro. Este doble movimiento que va de Dios al hombre y del hombre a Dios en Cristo puede percibirse en la formulación característica de Pablo en Gál 2,16: “ hemos creído en Cristo, justificados por la fe de Jesús”; y en 3,22: “La promesa hecha a los 13
JUAN PABLO II, Mensaje II, Mensaje para la Jornada de oración por las vocaciones (21/04/2002), vocaciones (21/04/2002), 1. THILS, “La vida teologal: la fe” fe” en Existencia y santidad en Jesucristo, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1987, 166; cfr. JUAN PABLO II, “Novo Millenio Ineunte” Carta Ineunte” Carta apostólica al Episcopado, al Clero y a los fieles al concluir el gran jubileo del año 2000 (6/01/2001), 7. 15 E. CU, “Creer, Fe, Fidelidad, Fiel” Fiel” en BOUTTIER, M., Vocabulario de las epístolas paulinas,
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Editorial Verbo Divino, Navarra, 1990, 17-19.
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creyentes se cumple por medio de la fe de Jesús”; y ya en Flp 3,9: “La justicia por la fe de Cristo..., que se apoya en la fe” (Rom 3,22). En la Carta a los Romanos, este encuentro de la fe se indica con el vocabulario de la obediencia (1,5; 16,26). Este término señala en Pablo la actitud del hombre que descubre, en la buena nueva de Jesucristo, la manifestación de la justicia de Dios (Rom 1,16-17). Esta justicia se ha manifestado “ por la fe de Jesucristo, para todos los que creen” (Rom 3,22; 5,1-2). Los circuncisos y los incircuncisos son justificados por la fe (3,30); la ley y la circuncisión no conceden ya ningún privilegio al judío sobre el pagano (Abrahán: Rom 4,1-21)16. La evolución de la noción de fe es clara en la herencia paulina. En Ef. 2,8 “la “la fe fe en Cristo” (Ef. Cristo” (Ef. 3,12) es “el medio” (Ef. medio” (Ef. 3,17; Col 1,23) de la salvación, salvación, donde la gracia la gracia se pasa de la idea de encuentro a la de respuesta. Las cartas pastorales ponen el acento adherirse (1 Tim 1,5.10; 2 en la fe como contenido doctrinal, depósito al que hay que adherirse (1 Tim 2,2.15; 4,3). El contenido de la fe se aprende y se transmite (2 transmite (2 Tim 2,2), conduce a las buenas obras (Tit. obras (Tit. 3,8), lleva a la salvación (2 salvación (2 Tim 3,15) y la vida eterna (1 eterna (1 Tim 1,16). El contenido de la fe se opone a las falsas doctrinas (1 Tim 1,19; 4,1.6; 6,21; 2 Tim 2,18; 3,8; Tit. 1,13). Vista desde el lado del creyente, la fe es una de las virtudes cristianas (1 Tim 1,5.14.19; 2,15; 4,12; 6,11; 2 Tim 1,13; 2,22; 3, 10; Tit. 2,2) 17. En la religión católica se entiende la fe, como la primera de las virtudes teologales, que supone asentimiento a la revelación de Dios Padre, confianza en su Hijo Jesucristo y creencia del Evangelio o palabra predicada… El cristianismo se basa 18 igualmente la fe, ennilalacreencia incondicional ensólo Dioscrece y deyJesucristo. ella no existen ni laen salvación purificación. Así, la fe se fortaleceSin creyendo; no hay otra posibilidad para poseer la certeza sobre la propia vida que abandonarse, en un in crescendo continuo, crescendo continuo, en las manos de un amor que se experimenta siempre como más grande porque tiene su origen en Dios19. La fe es un acto de confianza y de fidelidad dado a otro. Es una certeza interior, una adhesión personal. Es una victoria sobre la duda, un acto de la inteligencia, de la voluntad y de la confianza. No se puede decir: “Tengo fe” fe” como se dice “poseo tal cosa”.. Sino más bien: “Yo creo” cosa” c reo” como se dice: “Yo “ Yo confío”. La fe cristiana es el acto de creer en que Dios nos ha dado su Palabra, Cristo Jesús. “La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de lo que no se ve” (Hb.11, ve” (Hb.11, 1). Hay una parte de razón, una parte de voluntad y una parte de misterio o de gracia en el acto de creer. Una parte de razón, porque a partir de la revelación (la Escritura) y de los escritos de todos los que en el curso de los siglos la han escrutado y profundizado (la Tradición), la inteligencia puede tratar de entender y explicar las razones de su fe. Una parte de voluntad igualmente, igualmente, porque al fin de cuentas, cuentas, desp después ués de haber establecido las razones de creer en Dios, cada uno podrá quedar insatisfecho y deberá dar el salto de la fe, a la apuesta de la confianza. Una parte de gracia, cuando se reconoce que la fe es un don y hace vivir. En el cristianismo la fe es inseparable de la esperanza y de la caridad. 20 Tener fe en el Señor no es algo que interesa solamente a nuestra inteligencia, al área del conocimiento intelectual, sino que es un cambio que implica toda la vida, a 16 E.
CU, “Creer, Fe, Fidelidad, Fiel”, doc. Fiel”, doc. cit., 19. Ibídem. 18 DICCIONARIO BIBLICO ILUSTRADO EDIMEX, “Fe”, “Fe”, Tomo II, Editorial Crédito Reymo, Coacalco, 2005, 269. 19 BENEDICTO XVI, “Porta Fidei” Carta Fidei” Carta apostólica con la que convoca el Año de la fe (11/10/2011), 7. 20 J. ROGER, “Fe” “Fe” en en El A.B.C. de la fe cristiana para personas con prisa, Ediciones San Pablo, Santafé 17
de Bogotá, 2001, 78-79.
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nosotros mismos: sentimiento, corazón, intelecto, voluntad, corporeidad, emociones, relaciones humanas. Con la fe realmente cambia todo en nosotros y por nosotros, y se revela claramente nuestro destino futuro, la verdad de nuestra vocación en la historia, el significado de la vida, la alegría de ser peregrinos hacia la Patria celeste… La fe en un
Dios que es amor, y que se ha hecho cercano al hombre encarnándose y entregándose a sí mismo en la cruz para salvarnos y reabrirnos las puertas del Cielo, indica de modo luminoso, que sólo en el amor está la plenitud del hombre. Es necesario repetirlo con claridad, que mientras las transformaciones culturales de hoy muestran a menudo muchas formas de barbarie, que pasan bajo el signo de "conquistas de la civilización": la fe afirma que no existe una verdadera humanidad si no es en los lugares, en los gestos, dentro del plazo y en la forma en la que el hombre está animado por el amor que viene de Dios; que se expresa como un don, se manifiesta en relaciones llenas de amor, de compasión, de atención y de servicio desinteresado frente a los demás. Donde hay dominación, posesión, explotación, mercantilización del otro para el propio egoísmo, donde está la arrogancia del yo encerrado en sí mismo, mi smo, el hombre termina empobrecido, desfigurado, degradado. La fe cristiana, activa en el amor y fuerte en la esperanza, no limita, sino que humaniza la vida, más aún, la vuelve plenamente humana.21 La fe es acoger este mensaje transformante en nuestra vida, es acoger la revelación de Dios, que nos hace saber quién es Él, cómo actúa, cuáles son sus planes para nosotros. Es cierto que el el misterio de Dios permanece siempre más allá de nu nuestros estros conceptos de nuestra de nuestros se rituales Sin embargo, con la revelación yDios mismo razón, se autocomunica, relata,y seoraciones. vuelve accesible. Y nosotros somos capaces de escuchar su Palabra y de recibir su verdad. He aquí la maravilla de la fe: Dios, en su amor, crea en nosotros – a través de la obra del Espíritu Santo – , las condiciones adecuadas para que podamos reconocer su Palabra. Dios mismo, en su voluntad de manifestarse, de ponerse en contacto con nosotros, de estar presente en nuestra historia, nos permite escucharlo y acogerlo. San Pablo lo expresa así con alegría y gratitud: "No cesamos de dar gracias a Dios porque, al recibir la palabra de Dios que les predicamos, la acogieron, no como palabra de hombre, sino cual es en verdad, como palabra de Dios, que permanece activa en ustedes, los creyentes" (1 (1 Ts. 2,13).22 Estas reflexiones sobre la fe para profundizar y crecer en nuestra experiencia de discípulos y misioneros, son un intento por acercarnos a ese don maravilloso que Dios nos concede y nos confía para darle un verdadero sentido a nuestra existencia y a nuestra vocación. Surge del esfuerzo por recopilar, por investigar el significado de la fe para tantas personas, su testimonio y sobre s obre todo la forma de aplicar a nuestra vida y a nuestra realidad personal todo el peso de la tradición t radición para que – como como dice la Carta a los Hebreos – “teniendo en torno nuestro tan gran nube de testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos con fortaleza la prueba que se nos propone, fijos los ojos en Jesús, el que inicia y consuma consuma la fe” fe” (12,1-2). (12,1-2). En un primer momento haremos una aproximación a la fe, acudiendo a las fuentes bíblicas. Trataremos de abordar y profundizar un poco en torno al Antiguo y Nuevo Testamento buscando comprender la fe y su relación con la historia de la salvación. En un segundo momento asumiremos el reto de nuestra fe como una 21 BENEDICTO
XVI, “El Credo explicado. Nuevo ciclo de catequesis semanal”, audiencia General (18/10/2012), en http://www.zenit.org/article-43390?l=spani http://www.zenit.org/article-43390?l=spanish sh 22 BENEDICTO XVI, “El Credo explicado. Nuevo ciclo de catequesis semanal”, audiencia General (18/10/2012), en http://www.zeni htt p://www.zenit.org/article-43390?l=spanish. t.org/article-43390?l=spanish. 7
respuesta a la iniciativa de Dios para profundizar detenidamente detenidamente en las características de la fe, conociendo sus tentaciones, los deberes que implica y las formas erradas o pecados contra la fe con el fin de purificar nuestra fe, aquella fe que hemos recibido en el bautismo y que estamos llamados a hacer fructificar comunicándola a través de nuestro esfuerzo, testimonio y vocación buscando impregnarla de una espiritualidad misionera. En un tercer momento, haremos una aproximación a la evolución de la fe a lo largo de la historia y sus diferentes sistematizaciones y formas de comprender a partir de las diferentes confesiones y denominaciones religiosas desde los Apóstoles hasta la Iglesia Católica de nuestros días. Un cuarto momento de nuestra reflexión será de tinte catequético y litúrgico al conocer y profundizar un poco sobre el sentido que qu e adquiere la fe en nuestras diferentes celebraciones, momentos, estados, situaciones y declaraciones de la fe en el ejercicio de conocerla, amarla y profundizarla dando pie a una profesión de fe reformulada desde la Palabra de Dios y aplicada concretamente a nuestra vida. Terminaremos nuestra aproximación a la fe trayendo a la memoria los protagonistas, quienes han sido los testigos de la fe, aquellos apóstoles, mártires y santos de ayer y de hoy, que – como como dice el Canon Romano – “fieles a la verdad , promueven la fe católica y apostólica”.. Concluiremos entonces con la convicción que la fe del pueblo de Dios es la apostólica” fe de la iglesia, de donde le vendrán algunos rasgos rasgos distintivos para poder lograr así una fe madura, con la plena convicción que reflexionar sobre la fe es aceptar la invitación y el don de Dios del llamado que nos hace, es conocer, profundizar, amar, defender, hacer crecer esa semilla puesta por Dios en nuestro corazón… es renovar cada día nuestro
compromiso de amor y lanzarnos a esta aventura maravillosa mara villosa de creer.
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REFLEXIONES SOBRE LA FE Para profundizar y crecer en nuestra experiencia de Discípulos y Misioneros. Misioneros. I. La fe en la Sagrada Escritura 1.1 La La fe en el Antiguo Testam Testamento ento La fe es una palabra relacionada con «creer»; desde luego, ambos conceptos no pueden estar separados1. La imagen de la fe en el Antiguo Testamento es la solidez y la estabilidad (emuna (emuna); ); Dios es la roca en quien podemos apoyarnos y a quien podemos decir “Amén”. Dios es supremamente de fiar porque es fiel; no es débil ni d efrauda. Por esto, solo Dios puede salvar 2. La fe no es un "interrogante", sino una certeza y seguridad; no es "un salto en el vacío" o "en el abismo infinito", sino el apoyo firme en la fidelidad salvadora de Dios, que es fiel, roca firme; quien ha experimentado su amor eterno y fiel puede darle crédito con su amén. La palabra emunáh (fe) proviene de la raíz verbal amán (ser firme, seguro, fiable). El creyente en Dios es quien se apoya totalmente en él, confiando plenamente en su fidelidad (émeth). Dios es fiel, es la roca , su fidelidad dura por siempre (Dt. 32,4; Is. 26,4; Sal 100,5; 89,2-3.25.34; 98,3; 117)3. La fidelidad de Dios es la clave y la fuente de nuestra fidelidad… En el contexto
bíblico, la fidelidad es sobre todo un atributo divino: Dios se nos da a conocer como Aquél que es fiel para siempre a la alianza que ha establecido con su pueblo, no obstante la infidelidad de éste. En su fidelidad, Dios garantiza el cumplimiento de su plan de amor, y por esto es también t ambién digno de fe y veraz. Es esta act actitud itud divina la l a que crea en el hombre la posibilidad de ser, a su vez, fiel. Aplicada al hombre, la virtud de la fidelidad está profundamente unida al don sobrenatural de la fe, llegando a ser expresión de la solidez que caracteriza a quien ha puesto en Dios el fundamento de toda su vida. Is 7,9b), y En la fe encontramos de hecho la única garantía de nuestra estabilidad (cf. Is 7,9b), sólo a partir de ella podemos también nosotros ser verdaderamente fieles: en primer lugar con respecto a Dios, después hacia su familia, familia , la Iglesia, que es madre y maestra, y 4
en ella aa)nuestra vocación, a la historia en laelque el Señor nos ha injertado . fiel. Puede En el ámbito lingüístico hebreo, verbo 'aman, significa 'aman, significa ser ser leal, aplicarse a los hombres (Nm. 12, 7; 1 Sam 22, 14; Is. 8, 2; Prov. 25,13; 1 Sam 3, 20), pero también a Dios mismo, que guarda su alianza y su gracia a los que le aman (Dt 7, 9). Se le da especial relevancia al hecho de que la palabra de Dios o del hombre acredite su autenticidad y adquiera validez, al estar de acuerdo con la acción que se sigue (1 Re 8, 26; 1 Cr 17, 23; Gn. 42, 20). En algunos pasajes (Nm 12, 7; 1 Sam 3, 20; Os 12, 1), 1 W.E.
VINE, “Fe” “Fe” en en Diccionario Bíblico. Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo, Editorial Caribe, Nashville, 1999, 289. 2 R. BLAZQUEZ, “El Espíritu Santo, Señor y dador de vida” vida” in En el umbral del tercer milenio, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1999, 82-83. 3 E. JIMENEZ, El JIMENEZ, El credo, símbolo de la fe de la Iglesia, Iglesia, Ediciones EGA, Bilbao, 1992, 11-25. 4 BENEDICTO XVI, “La fidelidad de Dios es la clave y la fuente de nuestra fidelidad”, fidelidad”, Discurso a la Academia Pontificia Eclesiástica (11/06/2012) en http://www.zenit.org/article-42435?l=spanish 9
adquiere el sentido de ser de ser fiel a, ser de la confianza de. En una antigua tradición, que se remonta a una promesa fundamental (2 Sam 7, 8), la dinastía de David es caracterizada como «casa estable». Esta «estabilidad» no se basa en las cualidades de los miembros de la dinastía o en cálculos humanos, sino en la acción de Yahvé, que ha sido puesta en marcha a través de su promesa (2 Sam 7,16; 1 Sam 25, 28). Así pues, 'aman expresa una realidad inalterable con la que pueden y deben contar las generaciones venideras, a pesar de todas las vicisitudes históricas. La raíz 'aman tiene afinidad con bátah (LXX: pepoithénai, elpízó) e lpízó) que significa sentirse significa sentirse seguro, dejarse en manos de; pero en bátah predomina la valoración negativa de este comportamiento: comportamiento: procurarse una falsa seguridad (Hab 2, 18) o poner su esperanza en algo falso (Os 10, 13). Con todo, es verdad que ya desde muy pronto es referido también a Yahvé, que es el fundamento de la seguridad (Jer 39, 18; 2 Re 18, 30)5. En el AT aparece dos veces la palabra «fe» en sentido propio (Dt. 32:20; Hab. 2:4). Las palabras en heb. son «emun», «emunah»; pero «aman» se traduce frecuentemente como «creer». La primera vez que este verbo aparece en el AT es cuando se usa de Abraham: «Y creyó a Yahvé, y le fue contado por justicia» (Gn. justicia» (Gn. 15:6). En esto se apoya Pablo en Ro. 4, donde la fe del creyente le es contada por justicia, sacándose la conclusión de que si alguno cree en Aquel que resucitó a Jesús el Señor de entre los muertos, le será contado por justicia. Esto puede recibir el nombre de «fe salvadora».. Es la confianza en Dios puesta en Su palabra; es creer en una persona, como salvadora» Abraham creyó en a Dios. «El quelocree el es Hijo tiene vidacon eterna» eterna» (Jn. (Jn.infinito 3:36).6.No hay virtud ni mérito la fe misma; que en hace ligar al alma el Dios La fe es ciertamente don de Dios (Ef. 2:8). La salvación es sobre el principio de la fe, en contraste con las obras bajo la ley (Ro. 10:9). Pero la fe se manifiesta por las buenas obras. Si alguien dice que tiene fe, f e, es cosa razonable decirle: «muéstrame tu fe» fe» por tus obras (St. 2:14-26). Si, por otra parte, la fe no da evidencia de sí misma, es descrita como «muerta», totalmente diferente de la fe verdadera y activa. Un mero asentimiento mental a lo que se afirma, como mero asunto factual, no es fe. Así, la fe engloba la creencia, pero llega más lejos que ella, dándose de una manera vital a su objeto. El hombre natural puede creer un cúmulo de verdades. «Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan» tiemblan» (St. 2:19). Pero el creer personalmente, con una involucración personal, esto es, la fe, da gozo y paz. Hay también el poder y la acción de la fe en el camino del cristiano: «Por fe andamos, no por vista» (2 vista» (2 Co. 5:7). Vemos esta fe f e exhibida en las vidas de los santos del AT, cantada en Hb. 11. El Señor tenía que reprender con frecuencia a sus discípulos por su carencia de fe en su andar diario. El creyente debiera tener fe en el Dios viviente con respecto a todos los detalles de su vida diaria7. En nuestras lenguas modernas, creer es poner la confianza sobre algo incierto, pero para la Biblia es poner las esperanzas esperanzas en lo cierto: cierto: Dios mismo. En hebreo la fe significa lo que es firme, inquebrantable. La fe es inquebrantable porque se apoya en aquel que es lo absoluto; la l a misma verdad, se basa en la certeza más profunda de todas 8. 5
O. MICHEL, “Fe” en COENEN L., op. cit., 176-178. VINE, “Fe” “Fe” en en Diccionario Bíblico. Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo, Editorial Caribe, Nashville, 1999, 289. 7 W.E. VINE, “Fe” “Fe” en en Diccionario Bíblico, op. cit., 289. 8 R. LAURENTIN, “La certeza de la fe” en fe” en Creo en Dios. Los secretos de la fe, Ed. San Pablo, Madrid,
6 W.E.
1996,42.
10
b) La fe está ligada a una misión que es legitimada explícitamente por Dios. La fe en la palabra no es separable de la actitud ante los enviados (Ex 4, 1-9.27-31). Así pues, La Fe tiene un sentido doble en la l a Biblia: Biblia: Confianza, dependencia (Rom. 3, 3) y 9 Fidelidad, honradez . c) El uso del concepto en un sentido absoluto es especialmente relevante en Isaías. En la entrevista con Acaz, el profeta, frente a la amenaza política, se atreve a pronunciar estas palabras: «Si no creéis, no subsistiréis» subsistiréis» (7,9). La subsistencia del pueblo se funda únicamente únicamente en la confianza firme en el Eterno. Por eso se exige un comportamiento político que responda a esta confianza. En Is 28,16 se encuentran las palabras referentes a Sión, que aluden a la piedra angular: «Quien en ella se apoya no vacila».. Sólo el que cree puede estar seguro de la protección divina en la catástrofe que vacila» ha de venir. El profeta mismo es un ejemplo de la confianza que da la fe: «Y aguardará al Señor, que oculta su rostro a la casa de Jacob, y esperaré en él» (8, él» (8, 17). La intensa «esperanza en Yahvé» se Yahvé» se extiende al futuro. Moisés fue el que condujo al pueblo a la salvación y a él estaba ligada la vía de la fe; en cambio, los profetas fueron, en medio de la catástrofe, los portavoces de Dios, que les pone en una situación casi sin salida. Y, sin embargo, la fe que ha sido devuelta al pueblo es un camino que conduce a la salvación de la catástrofe en un futuro situado más allá de la desgracia10. d) Es importante para ver la conexión entre el AT y el NT el texto de Gn 15, 6, en donde se habla de la fe de Abrahán como disposición para recibir la gran promesa. El se ha afianzado y ha depositado en la palabra el «abonar cuenta» que cuenta» que se afirma de la fe haysuunconfianza acto declaratorio comode el Dios. que eraEnusual entre losa sacerdotes. Dios define esta confianza de Abrahán como un comportamiento que responde a la alianza. La comunión con Dios lleva consigo una exigencia que el hombre cumple cuando confía.11 Creer consiste en dar confianza, dar “crédito” (con -fianza), a lo que Dios me dice, me revela, a sus proyectos sobre mi persona. Una confianza total porque compromete compromete todo mi ser y exclusiva porque, porque, así de grande y de total, únicamente se la doy a Dios... En hebreo para designar la fe se utiliza la raíz ’mn (de la que procede nuestro “amén”) que significa “algo firme, seguro, estable”: por la fe nos apoyamos en
Dios, que cumple siempre su palabra, y participamos de su misma firmeza y estabilidad.12 e) Para la tradición judía y cristiana tiene especial relevancia el contexto profético de Hab 2, 3-4: “ Porque es aún visión para su fecha, aspira ella al fin y no defrauda; si se tarda, espérala, pues vendrá ciertamente, sin retraso. "He aquí que sucumbe quien no tiene t iene el alma recta, más el justo por su fidelidad fi delidad vivirá."”. vivirá."” . La visión dada por Dios es confirmada explícitamente. Se reserva para el final, pero se realizará sin falta. Ahora bien, el «arrogante» es condenado expresamente expresamente por Dios; en cambio, al «justo» se le promete la vida por su fidelidad. «Fidelidad» y «fe» van aquí estrechamente estrechamen te unidas ('emünáh): se alude a la confianza inquebrantable en la palabra de Dios contra toda apariencia contraria. En la traducción de los LXX la promesa se lee así: «el justo vivirá por mi fidelidad»13. 9
O. MICHEL, “Fe” en COENEN L., op. cit., 176-178. MICHEL, “Fe” en COENEN L., op. cit., 179. 11 O. MICHEL, “Fe” en COENEN L., op. cit., 179. 12 F. COLOMER FERRÁNDIZ., Decir la fe. Comentario al Credo Credo,, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1996, 14; Cfr. PAPA FRANCISCO, FR ANCISCO, Lumen Lumen Fidei, Fidei, carta encíclica sobre la fe (29/06/2013), 8-11.
10 O.
13 O.
MICHEL, “Fe” en COENEN L., op. cit., 179.
11
f) En un estrato más tardío del AT, que establece expresamente la confesión de la Tora por parte del hombre piadoso, se subraya especialmente que los preceptos son dignos de confianza (Sal 111, 7; 119, 66). El hombre piadoso conoce la voluntad de Dios a través de los mandamientos, y sabe que él recibe de ellos sabiduría y ciencia. En las tribulaciones de la vida, él puede confiar en la solvencia de los mandamientos, como un siervo de Dios (Hijo de Dios ) obediente a su palabra. La espiritualidad postexílica, basada en la Tora, no se puede llamar, así en general, «nomística»: «nomística»: torah y dábár son también aquí realidades vitales que el hombre piadoso se apropia mediante la obediencia y la confianza, y celebra a través de la acción de gracias y la confesión. Pero el hecho de subrayar la prudencia y el conocimiento de Dios alude a una comprensión sapiencial de la salvación que adscribe también a la fe un carácter diferente (H.J. Kraus). A modo de síntesis, podríamos decir que los términos he 'emin y 'emünáh describen en el AT un acto vital de confianza, pero también de inserción de la existencia existenci a humana en una situación histórica, y que este grupo conceptual se refiere a una esfera personal; aquí radica también el especial énfasis que se pone en la orientación hacia el futuro. El pasado pasa a ser el punto de partida, pero no el objetivo de la confianza; todo depende de la superación de la rebelión contra Dios y de la realización del propósito salvífico divino. Por eso, los profetas saben que la fe ha de pasar por la tribulación y el juicio antes de alcanzar su objetivo, que es la salvación futura. Y para el AT, en ese «creer» lo que está en juego es ante todo t odo el destino de Israel, aunque el comportamiento de untraduce solo hombre puede ser siempre determinante (cf. Gn 15, 6).asumir La versión de los LXX siempre el verbo hebreo 'aman 'aman por por pisteúó, pisteúó, e intenta la riqueza de 14 este grupo conceptual veterotestamentario veterotestamentario .
1.2 La fe en el Nuevo Testamento El NT toma todos sus ejemplos de la fe de la vida de creyentes del AT (Rm. 4, 18; Heb.11; St. 2, 14) y Pablo apoya su doctrina de la fe en la palabra de Habacuc 2, 4. Cuando se usa con una aplicación religiosa en el AT a veces la fe aparece en una palabra específica, o una obra de Dios (Lam. 4, 12; Hab. 1, 5), o en el hecho de la revelación de Dios (Éx. 4, 5; Job 9, 16), o en las palabras o los mandamientos de Dios en general (Sal. 119, 66), o en Dios mismo (Gén. 15, 6). Hay fe en la palabra de los profetas de Dios porque hablan por él y él es completamente digno de confianza (Éx. 19, 9; 2 Cr. 20, 20). Los escritores del NT, especialmente Pablo y el autor de la carta a los Hebreos, muestran que la fe manifestada por los santos del AT no era distinta en tipo que la que se esperaba de los cristianos15. En el griego del NT adquieren una importancia peculiar y un contenido específico al aplicarse a la relación con c on Dios en Cristo, y, por consiguiente, caracterizan la aceptación y el reconocimiento confiados de aquello que Dios ha obrado y anunciado en él. Convencer, persuadir; obedecer, creer; estar convencido, confiar; confianza, seguridad; convincente; obedecer; persuasión. Expresa la idea de confiar ( fido, fido, fides). La confianza puede referirse o bien a una afirmación, en cuyo caso adquiere el
14
O. MICHEL, “Fe” en COENEN L., op. cit., 179; Cfr. PAPA FRANCISCO, Lumen Fidei, Fidei, op. Cit., 1214.
15 J.
D. DOUGLAS - M. C. TENNEY, “Fe” “Fe” en en Diccionario Bíblico, Ed. Mundo Hispano, 2003, 479-480. 12
significado de dar fe, dejarse convencer, o bien a una interpelación, y entonces la raíz significa obedecer, dejarse persuadir; ser convencido o persuadido16. En las religiones mistéricas, la fe designa la entrega a la divinidad mediante la observancia de sus preceptos y doctrinas, así como el ponerse bajo su protección. Para el hermetismo (un Corpus de escritos sincretísticos de revelación de influencia platónica, que pertenecen a los siglos II y III d. C), la fe es una forma más elevada del conocimiento y, por consiguiente, radica en la esfera del [noús] (razón). A través de un trance místico, el hombre es llevado más allá de la esfera del lógos, hasta que su espíritu alcanza el reposo en el conocimiento de la fe; de este modo, él participa de lo divino. Parece que, junto al judaísmo y al cristianismo, son sobre todo las religiones mistéricas las que exigen la fe en su divinidad y en la revelación y las doctrinas que el ellas las proponen (p. ej. el culto de Isis y Osiris). Por otra parte, se promete al creyente la salvación, que en las religiones mistéricas equivale a la deificación. Por más que los «hijos de los dioses» (hyiós) (hyiós) pertenezcan probablemente probablemente al ámbito del judaísmo y del cristianismo, éstos se erigen explícitamente en representantes de la revelación y, por tanto, plantean una alternativa al cristianismo. Todos hacen la misma exhortación: «Cree, si quieres salvarte, o vete» (Orígenes) vete» (Orígenes)17. En la tradición doctrinal de Jesús nos encontramos varias veces con sentencias que parecen ir más allá de la situación concreta (Mc. 9, 23; 11, 22-24; Lc. 17, 5-6; Mt 17, 20). La característica de estos aforismos sobre la fe consiste en que se le confieren al creyente en que llama expresamente a sus discípulos esta fe sinilimitadas fronteras.posibilidades A pesar de ytodas las Jesús semejanzas externas con ciertas sentenciasa rabínicas, estas palabras de Jesús representan un caso aislado en la tradición. Lo sorprendente en ellas es, sobre todo, el tono enfático, confesional. Jesús mismo se subordina a la fe, se somete a sus posibilidades y anima al hombre a seguir su ejemplo (J. Schniewind). Las imágenes de la fe que mueve montañas (Mc. 11, 23) y de la higuera que es arrancada (Lc. 17, 6), corroboran el poder de la palabra, que incluso puede transformar la creación. La indicación que se hace a los discípulos (en Mc. 11, 24) muestra que la tradición vincula a la súplica la promesa que radica en el poder de la palabra. La súplica se convierte, pues, para la l a tradición, en el presupuesto para el poder 18 de la palabra . La fe en Dios (Mc 11, 22: “tened fe en Dios” Dios”) es para Jesús un estar abierto a las posibilidades que Dios establece y un contar-con-Dios contar -con-Dios que no se da por satisfecho con lo dado y con lo hecho. (Mc 11, 22; Lc 17, 5: “auméntanos la fe” fe”) muestran cómo se entendió más tarde la enseñanza de Jesús sobre la fe: se trataba de un tipo especial de fe en Dios o Jesús «añadía fe». La oposición grande-pequeño (Lc. 17, 6; Mt 17, 20) pone la conducta humana y la magnitud de la promesa una frente a otra. Lo que depende del hombre es poco si se lo compara con lo que Dios realiza. Sin embargo, Jesús habla de la fe sin límites como de algo nuevo; no sólo añade algo, sino que abre el camino hacia una realidad nueva. Su palabra queda exenta de todo idealismo, porque no cae fuera de la lucha continua por Dios, del diálogo con él: permanece a la sombra de la confianza y del conocimiento. conocimiento. Jesús se dirige al individuo justamente porque su pueblo, en cuanto 16 O.
BECKER, “Fe” “Fe” en en COENEN L. (otros), Diccionario Teológico del Nuevo Testamento II, Ediciones Sígueme, Salamanca, 19903, 170-175. 17 O. MICHEL, “Fe” en COENEN L., op. cit., 176-178; cfr. PAPA FRANCISCO, Lumen Fidei, Fidei, op. Cit., 15-18. 18 O.
MICHEL, “Fe” en COENEN L., op. cit., 180.
13
totalidad, es llamado a la decisión de la fe (Lc. 19,42). En la tradición sinóptica, al hablar de la fe, sólo se encuentran afirmaciones de un alcance limitado. No obstante, no hay que olvidar que todo llamamiento y toda afirmación de Jesús implican la fe, la confianza, el conocimiento, la decisión, la obediencia, la sumisión; sin la pluriformidad de la fe fe y de la confianza confianza la predicación de Jesús no es comprensible. La fe de Jesús es aplicada inmediatamente a la realidad; se realiza de un modo vital y no como una simple abstracción19. Pablo presupone ya los contextos doctrinales firmemente establecidos tanto de la tradición judeo-cristiana palestinense como de la helenística, e interviene en las cuestiones concretas de sus comunidades por razón de la misión que le ha sido confiada por el Señor resucitado. Los hombres a quienes se dirige son «los creyentes» creyentes» ( Rom Rom «creer» ( 1 Cor 15, 2.11); la 1,16; 3, 22; 4, 11; 1 Cor 1, 21); su vuelta a Dios consiste en «creer» «fe» es la aceptación del mensaje de salvación, un comportamiento cuya norma es el evangelio y que se orienta hacia él ( Rm. Rm. 1, 8; 1 Cor 2, 5; 15, 14.17). Es una fe que aparece como salvífica, que se funda en la cruz de Jesús y en su resurrección r esurrección (1 Cor 15, 3-4.11). Este acontecimiento irrepetible es la norma puesta por Dios que determina toda afirmación teológica y todo comportamiento cristiano. Esto se manifiesta en la confrontación con los judíos y el judaísmo, j udaísmo, que parten de la validez de la antigua alianza y de la ley, y que enjuician desfavorablemente la dureza de la existencia escatológica, pero también en la clarificación frente al entusiasmo helenístico y a la gnosis, que dejan de lado seriedad delesfuturo y de La justicia que procedehumana, de la fey(de la fe, por lalafe, e n la fe) en un don de la la escatología. gracia, se opone a toda vanagloria hace imposible una relación del hombre con Dios basada en las obras de la ley (Gal 3, 10.23; Rom 3, 27-31). La antigua y la nueva alianza se oponen entre sí, tanto en lo que se refiere a su validez histórica como en su influencia sobre los hombres (Gal 3, 23; 4, 2131; 2 Cor 3, 6). En la fe se reconoce el acontecimiento salvífico escatológico, que es anticipado por la vocación de Abrahán, pero cuyo objetivo último consiste en la evangelización de los pueblos (Rom 4, 17; Gal 3, 26-29). En la confrontación con el entusiasmo helenístico y con la gnosis, que parten de una concepción especulativa del bautismo y de la recepción del espíritu, Pablo se mantiene firme, tanto en la índole provisional y concreta de la historia como en su orientación hacia hacia un fin escatológico (2 Cor 5, 7). Dado que la fe lleva consigo el aspecto de afianzamiento y el de confianza , confianza , fácilmente en Pablo desemboca desemboca en el proceso de la esperanza (Rom 8, 24; 1 Cor 13, 13). Son importantes las enumeraciones, muy del gusto de Pablo, en las que quedan didácticamente ordenadas, una tras otra, en forma tríadica la fe, la esperanza y la caridad (1 Tes 3, 5.8; 1 Cor 13, 13; Col 1, 4). Desde el punto de vista de la transformación escatológica aparece una distinción: fe y esperanza avanzan hacia su plenitud, pero el amor es el único que permanece en el nuevo eón (1 Cor 13, 13). A los componentes de la tríada paulina no puede considerárseles como «carismas» — ssuu independencia con respecto a éstos queda bien asentada — , sino como una presentación didáctica del mensaje mismo, que compromete a todos los miembros de la comunidad, sin distinción alguna. Los carismas poseen una estructura diferente de la de la tríada paulina (gracia, [chárisma]). Por otro lado, está el intento paulino de sistematizar en una doctrina del espíritu la multitud de los dones, hasta el punto de que también la «fe» aparece como un don de tantos (1 Cor 12, 9). Con ello no se alude en modo alguno a la fe que justifica y, probablemente, tampoco a la «fe entera», que mueve montañas (1 Cor 19 O.
MICHEL, “Fe” en COENEN L., op. cit., 181.
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13, 2). Lo único claro es la distinción, cada vez más acusada en la forma de hablar y de exponer, entre el estilo «sapiencial» y el «didáctico» 20. La doctrina de la fe y la consumación del espíritu se orientan una a la otra mediante el bautismo. Es importante la comprensión de la vida determinada por la fe, que se caracteriza por la tensión entre el indicativo y el imperativo (R. Bultmann). En cuanto bautizado, el justificado experimenta la lucha entre espíritu y carne (Rom 8, 4; Gal 5,16) y es llamado a no eludir las tareas del espíritu. Sin esta entrega a las tareas del espíritu, la fe no puede adquirir la fuerza que se llee exige en esta confrontación (1 Cor 2, 4). El «ser débil (e (e inmaduro)» en la fe (Rom 14, 1) introduce una discusión que está ligada a juicios críticos a los que tampoco Pablo se sustrae. Pues existe viceversa un crecimiento en la fe (2 Cor 10, 15), una firmeza en la fe (1 Cor 15, 58) y un preguntarse autocrítico sobre si la propia actitud brota realmente de la fe (Rm. 14, 23b). Todas estas exhortaciones muestran hasta qué punto la fe, no sólo está expuesta a un juicio crítico, sino que también supone una postura autocrítica constante. Dado que el evangelio encuentra en la cruz de Jesús su fundamentación última y a la vez su culminación suprema, la fe también ha de ajustarse continuamente a esta norma. Así se convierte en un movimiento vital que se deja enderezar constantemente hacia su objetivo. También en este punto la situación responde a la doctrina sobre el espíritu de Dios. Según Ef. 4, espíritu». No obstante la variedad de los grupos y 3, hay que conservar la «unidad del espíritu». de las controversias, la tradición post-apostólica quiere conservar una orientación común. En Ef.se4,desarrollase 5, el «una fe» fe» ( aparece aparece junto del a «un Señor» La y «un bautismo» bautismo», , como si en esta tríada el acontecimiento bautismo. orientación común que se da en el acontecimiento bautismal es un proceso que marcha hacia un fin (4, 13). Este proceso es dirigido dirigido por el mismo Cristo21. La fe en el cristianismo primitivo, particularmente en Pablo, consiste en una integración de la totalidad de la persona con el Resucitado que vive en su interior por su Espíritu y que no opone resistencia a la acción transformadora de eses mismo Espíritu. En otros términos, el creyente se identifica de tal manera con la acción del Espíritu del Resucitado que habita en él, que hace de esa acción su misma voluntad libre y personal.22 En la tradición joánea, Fe y conocimiento (Jn 6, 69), conocimiento y fe (Jn 17, 8; 1 Jn 4, 6) no son procesos diferentes y separados entre sí, sino series ordenadas con un fin didáctico, que hablan de la aceptación del testimonio desde diferentes puntos de vista: sólo la fe que acepta el testimonio conoce; y vicev viceversa: ersa: el que conoce la verdad se orienta hacia la fe. La subordinación del conocimiento a la fe (conocimiento) es antignóstica y antiespeculativa. El oyente debe saber que ambas radican en la salvación, tanto la aceptación del testimonio como la elaboración y estructuración independientes que responden al testimonio (es importante la diferenciación que aparece en Jn 4, 42). Existe también una estrecha relación entre la fe y la vida. El que cree en el Hijo no perecerá, sino que tendrá la vida eterna (3, 16-18; 11, 25). La promesa alude a una plenitud que ya está presente. La hostilidad del mundo contra Dios no tiene un carácter metafísico sino que se lleva a cabo como una reacción contra el enviado de Dios (Jn 3, 20 O.
MICHEL, “Fe” en COENEN L., op. cit., 182. MICHEL, “Fe” en COENEN L., op. cit., 183. 22 G. BAENA, “La esperanza en la vida cristiana” en CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA, La Esperanza Cristiana, IX Congreso Nacional de Teología. Memorias, Ed. SPEC, Bogotá, D.C., 2005,
21 O.
129.
15
20; 7, 7; 15, 18.23) y contra sus discípulos. Si el creyente ha de soportar esta tensión con el mundo, ha de ser a base de sustraerse a sus mecanismos y principios de acción y lanzarse a la realización de la voluntad de Dios (1 Jn 2,15-17). Así pues, la tensión entre el creyente y el mundo no se desarrolla desde un punto de vista especulativo. La bienaventuranzaa de Jn 20, 29, que elogia la fe que no necesita ver, plantea la bienaventuranz problemática de la tradición pascual. Con ell elloo no se critica la tradición apostólica de la pascua, sino que se hace posible posible el acceso a la alegría pascual pascual también para aquellos aquellos que pertenecen a la época post-pascual post-pascual23. Una nueva problemática se plantea con la nueva generación, que está bajo una visto» (Jn 20, 29) o «no ver y, sin embargo, amar» amar» doble consigna: «Tener fe sin haber visto» (Jn (1 Pe 1, 8). El hecho de que en 1 Pe 1, 8 (“ ( “ A quien amáis sin haberle visto; en quien creéis, aunque de momento no le veáis”), veáis”) , esta doble consigna se refiera también al mismo Jesucristo muestra sus puntos de contacto con la tradición joanea. Ahora bien, más tarde se imponen, en general, las «series» parenéticas, en las que «fe» y «amor» aparecen juntos, se interpretan de un modo siempre nuevo y se los comprende desde un punto de vista helenístico (1 Tim 2,15; 4,12; 6, 11; 2 Tim 2, 22). Pero, en estas series postapostólicas,, no nos encontramos en modo alguno con una simple aceptación de las postapostólicas «virtudes» helenísticas, sino con una amplia adaptación a la nueva forma de vida, tal como era reconocida por la instrucción i nstrucción bautismal bautismal24. Para Pedro (1 Pd.1, 6-9), la “alegría en la prueba de la fe” es una dimensión esencial de condiciones la existenciaadversas cristiana.deLala fe en humana Jesús suscita alegría Es inefable que en ni siquiera las vida puedenuna arrebatar. la alegría medio de la prueba del sufrimiento… La fe comporta dos elementos. No solo se trata de creer en Cristo, a quien no se ha visto, y de amarlo, sino también de creer que lo que Jesús hizo y vivió, sobre todo a través de su pasión, es fuente de vida y de alegría. Solo en el crisol de las múltiples y diversas penas de la vida se muestra la excelencia incomparable de la fe autentica, la cual es portadora de una alegría inefable y radiante. 25
1.3 Aspectos importantes de la comprensión de la fe en el resto del Nuevo Testamento El lenguaje de los Hechos remite a menudo a las fórmulas y giros del lenguaje misionero. Se cree en Dios (16, 34) o en el Kyrios el Kyrios (5, 14; 18, 8). Las exhortaciones a la fe van directamente unidas a la promesa de la salvación escatológica (16, 31). En los medios cristianos apunta una nueva confianza en las Escrituras (24, 14; 26, 27). De ese modo surge una reflexión sobre la historia de la salvación que es análoga a la de la piedad helenístico-judía helenístico-judía (respecto a la continuidad: cf. 2 Tim 1, 5). En la carta a los Hebreos nos encontramos con una tradición doctrinal independiente. Esta carta enlaza con motivos temáticos veterorestamentarios y estructura la historia de los antepasados a partir del concepto de fe y del grupo de palabras que cristaliza en torno a él. él . También la parénesis asume, entre otras cosas, la promesa de la fe y la advertencia contra la incredulidad (Heb 10, 37-38 37 -38 = Hab 2, 3-4). 23 O.
MICHEL, “Fe” en COENEN L., op. cit., 184. MICHEL, “Fe” en COENEN L., op. cit., 184. 25 J. CERVANTES GABARRON, “Vivir la existencia a la luz de la pasión de Cristo: La moral cristiana según 1 Pedro” en RESEÑA BIBLICA, Revista trimestral de la Asociación Bíblica Española, Primavera 24 O.
2012, N° 73, Editorial Verbo Divino, Navarra, 2012, 38-39. 16
Pero ante todo la carta a los Hebreos ofrece en 11, 1 una definición didáctica que reúne en sí misma motivos temáticos veterotestamentarios y helenísticos. No proporciona una síntesis de todos los elementos que entran a formar parte de la fe, sino sólo de aquellos que son decisivos para la comunidad perseguida: “la garantía de lo que se espera y la prueba convincente de las realidades que no se ven” ven ”. Lo futuro y lo invisible están aquí estrechamente ligados. Con esta definición se abre la mirada de conjunto sobre la historia de los antepasados del capítulo 11 y la presentación de la comunidad neotestamentariaa (12, 1-11). Jesucristo aparece aquí como el «pionero y consumador de neotestamentari la fe» (12, fe» (12, 2). El es el consumado por Dios y por eso puede llevar a buen término la lucha por la consumación. El dinamismo de la fe le viene impreso al pueblo de Dios juntamente con la promesa. El mundo futuro es el objetivo que ha sido prometido por por la palabra de Dios. La tensión entre el más acá y el más allá, característica de la tradición helenística, adquiere con ello una nueva expresión26. En las cartas pastorales continúan desarrollándose las ideas típicas de Pablo, pero dentro de una nueva concep concepción ción que se opone opone al entusiasmo y a la herejía gnóstica. Cuando en 1 Tim 1, 5 se formula el principio «esta orden tienen por objeto el amor mutuo, que brota del corazón limpio, de la conciencia honrada y de la fe sentida», sentida», con esto se manifiesta claramente una nueva orientación antientusiástica. El mandamiento es fundamentado de un modo nuevo, al entrar en él también la fe. El mantenerse «sanos en la fe» fe» (Tít. 1, 13; 2, 2) establece una nueva norma que sirve para delimitar el sercristiano deciacualquier aberración. La influencia filosófico-sapiencial robustece la autoconciencia autoconcien de la iglesia que va afianzándose progresivamente progresivamen te 27. Santiago, al igual que la tradición parenética restante, es consciente de que la fe tiene necesidad de ser probada (1, 3; 1 Pe 1, 7), pero exige el rechazo de todo comportamiento contrario a la confianza viva y a la confesión de la fe (1, 6-8). Para él, la fe, y el comportamiento obediente van indisolublemente ligados: la fe, en cuanto confianza y confesión, como tal, no puede salvar. Sólo mediante la obediencia (oír) (oír) y un comportamiento que se ajuste a los mandamientos de Dios puede llegar la fe a su realización (2, 22). Al escribir esto piensa Santiago en un adversario que no ataca la fe pero que, sin embargo, se sustrae a la obediencia. La carta se sitúa en una tradición doctrinal cuyas tesis difieren de las de Pablo28.
1.4 La fe y la historia La fe tiene dimensión histórica. Los “credos” de Israel son históricos; se pueden resumir en la formula “Yahveh es el Dios de Israel” (Jc.5; (Jc.5; Jos.24, 1-28; 2 Ry.23, 3).
Las huellas de esta fórmula de fe se reconocen incluso en el Sinaí. La fe de Abraham contiene los elementos esenciales: presencia de Dios que dirige y acompaña al pueblo; actitud obediente; exigencia de opción y obediencia. Esta fe caracteriza al pueblo en las diversas etapas de su historia. Su expresión más profunda la da el texto de Is.7, 9: “Si no os afirmáis en mi no seréis firmes” ; fe y existencia se identifican... La fe no se funda en la evidencia (Jn.1, 18; 1 Jn.4, 12); se basa en el testimonio de otros, especialmente en el testimonio de Cristo mismo (Jn.1, 18). El valor del testimonio depende de la credibilidad del testigo… Después de la resurrección de Cristo, la fe se 26 27
O. MICHEL, “Fe” en COENEN L., op. cit., 184. O. MICHEL, “Fe” en COENEN L., op. cit., 184.
28 Ibíd.,
184.
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basa en el testimonio de los apóstoles que han visto y oído a Jesucristo en persona (Jn.19, 35; 21,34; 1 Jn.1, 1-4)29. No hay acercamiento a Jesús sin la historia, pero no hay llegada a Jesús sin la fe30. La historia del cristianismo muestra que las mayores dificultades en la humanidad van acompañadas, y en gran parte han sido ocasionadas, por crisis de fe auténtica. Cuando no se cree en el único Señor, aparece la competencia de señores falsos que creen en el “poder” del dinero, en el “poderío” humano, o en teorías de moda, propiciando así la división y la confusión entre quienes realmente son hermanos, hijos de un mismo Dios Padre 31. La fe no es un algo, un logro; es una respuesta continua y continuante a la Palabra de Dios. La fe está siempre bajo la crisis de la Palabra de Dios y por lo tanto está siempre en necesidad de renovación 32. La fe viene de la predicación de la palabra de Cristo. El cristianismo no es cosmovisión religiosa, o principios éticos, o un caso particular de un universal religioso; el cristianismo es positividad histórica y escatológica; el cristianismo es Jesús de Nazaret que padeció bajo Poncio Pilato y que fue resucitado “en la noche” por Dios 33. Toda auténtica fe tiene que ver con el reconocimiento del poder resucitador de Dios 34. El fiarnos tiene todas las dimensiones que hemos ya dicho expresamente, del significado de la palabra «Evangelio»: confiarse, abandonarse, apoyarnos en la iniciativa de Dios que viene a nuestro encuentro en la persona de Jesús, viene hoy, resucitado, en la Iglesia y en la historia. Hay pues, en el centro de este planteamiento que hemosII descrito, aquello queremos que decircon conella la el palabra «fe», y el concilio Vaticano ha explicado másque ampliamente, hombre se confía a Dios enteramente, se da a Dios totalmente, creyendo las verdades propuestas por la Iglesia y juntamente confiándose confiándose al poder poder de Dios35. La fe cristiana viene a través de la escucha del evangelio proclamado por enviados, que han tenido la gracia del encuentro con el Señor. El testimonio de los testigos primordiales (Hch.10, 41) se conserva fielmente de generación en generación con la fuerza del Espíritu vivificador que potencia la predicación y abre el corazón a la fe36. La fe es una decisión que afecta a toda la existencia; es encuentro, diálogo, vida” ( Jn Jn comunión de amor y de vida del creyente con Jesucristo, “camino, verdad y vida” 14, 6). Implica un acto de confianza y abandono en Cristo, y nos ayuda a vivir como él vivió (Ga (Ga 2, 20), o sea, en el mayor amor a Dios y a los hermanos37. 29 CONFERENCIA
EPISCOPAL DE COLOMBIA, “La fe, según la Sagrada Escritura” en Escritura” en Compromiso Moral del Cristiano, Ed. SPEC, Santafé de Bogotá, 1988, 504.509. 30 R. BLAZQUEZ, “¿Quién es Jesús de Nazaret?” en Nazaret?” en Jesús si la iglesia también. Reflexiones sobre la identidad cristiana, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1983, 233. 31 CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA, “La experiencia cristiana” en cristiana” en Compromiso Moral del Cristiano, op. cit., 512. 32 B. RAMM - R. VELASQUEZ VALLE, “Crisis” “Crisis” en RAMM, B. – VELASQUEZ VALLE, R., Diccionario de Teología contemporánea, Ed. Mundo Hispano, 2008, 25. 33 R. BLAZQUEZ, “Iglesia y pueblo. La iglesia en el camino de los hombres” hombres” en Jesús si la iglesia también. Reflexiones sobre la identidad cristiana, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1983, 392. 34 Id., “Resucitado “Resucitado para nuestra justificación” justificación” en Jesús si la iglesia también. Reflexiones sobre la identidad cristiana, op. cit., 220. 35 C. M. MARTINI, ¿Todavía existe algo en que creer?, creer?, Edicep, Valencia, 1996, 48. 36 R. BLAZQUEZ, “Magisterio eclesial y catequesis” in catequesis” in En el umbral del tercer milenio, op. cit., 261262. 37 JUAN PABLO II, “Veritatis Splendor” carta Splendor” carta encíclica sobre algunas cuestiones fundamentales de la enseñanza moral de la Iglesia (6/08/1993), 88.
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La fe en la palabra apostólica y la conversión al Dios vivo abren para el cristiano una forma nueva de existencia (1 Tes. 1, 9-10)… La fe cristiana no es una ilusión proyectada hacia el vacío sobrecogedor. Está determinada como correlato por el poder, amor y fidelidad de Dios que resucitó a Jesús de entre los muertos. La fe es actitud eminentemente receptiva, obediente, responsorial. La fe cristiana responde a la predicación del evangelio, “que es una fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree” (Rm.1, cree” (Rm.1, 16)38. Nuestra fe cristiana parte de un acontecimiento acontecimiento que marca definitivamente la historia de toda la humanidad. Sucede en un momento determinado y en un espacio concreto de la geografía de la l a tierra, tal t al como se realizan los hechos históricos. Podemos localizarlo a través de personas y pueblos que forman parte de esta realidad, consignada por infinidad de datos que han llegado hasta nuestros días. Este acontecimiento se verifica en el contexto de una experiencia religiosa, la del pueblo judío, y se propaga inmediatamente a través de la encrucijada sociopolítica del mediterráneo amalgamada por el imperio romano, potencia potencia dominant dominantee en el tiempo y en el lugar donde donde se realiza el suceso que da origen a nuestra fe; y finalmente, se expresa a través de una cultura que se desarrolla con horizontes de universalismo, universalismo, la griega39.
1.5 Para la praxis Pastoral 40 su esacepción más importante, la palabra un comportamiento humanoEnque determinado por la llamada de Dios:«fe» la fedesigna ha de entenderse entonces como una reacción ante la acción divina o ante la realización de la promesa divina; refleja en cada caso el juicio y la gracia, la orientación hacia el futuro y la incomprensibilidad de Dios. La llamada concreta e histórica de Dios nos encuentra a través de una acción divina que permanece oculta y, sin embargo, se revela, que entra totalmente en la historia de los hombres y, sin embargo, está ligada a un mandato y a una misión, y que, finalmente, ha dejado huellas duraderas en la redacción de la Escritura. Israel ha sido el primero que ha participado en este proceso histórico; a través de Jesús se han abierto las puertas a todos los pueblos, y, a través de su iglesia, ha continuado manifestándose la llamada de Dios. La «fe» reclama un planteamiento ante la autoridad de la llamada divina y, por tanto, ante la autoridad misma de Dios. «Por la escalera de la abstracción no se sube al Dios vivo, sino únicamente por la escalera celeste de su autorrevelación en la historia» historia» (M. Káhler). Por esto, cara a las experiencias de cada día, la confianza y la firmeza de la fe han de ser renovadas continuamente y conquistadas de nuevo paso a paso en discusiones y reflexiones 41. Mientras que el modo de pensar de antaño se inclinaba todavía a probar la existencia de Dios p. ej. A partir del orden del cosmos o de la existencia del hombre, con lo que quedaba a merced de los contraargumentos del ateísmo, mientras una arriesgada teoría de la indemostrabilidad de Dios establecía una separación entre creer y saber, la fe fundamentada bíblicamente abarca — expresándolo expresándolo con categorías de 38 R.
BLAZQUEZ, “Resucitado para nuestra justificación” en justificación” en Jesús si la iglesia también, op. cit., 216217; cfr. PAPA FRANCISCO, Lumen FRANCISCO, Lumen Fidei, Fidei, op.cit., 19-21. 39 M. A. FLORES RAMOS, “II. Capítulos II y III: El logos encarnado y el Espíritu Santo en la obra de la salvación. Unicidad y universalidad de la salvación y unicidad unicidad de Jesucristo” en Jesucristo” en AA.VV., Comentario Teológico a la Declaración Dominus Iesus, Editorial Celam, Santafé de Bogotá, 2001, 161. 40 O. MICHEL, “Fe” “Fe” en en COENEN L., op. cit., 185-187. 41 O.
MICHEL, “Fe” en COENEN L., op. cit., 185-187. 19
pensamiento también de antaño — el el conocimiento, el saber y el razonamiento. En la confrontación con Dios, el hombre aprende a preguntar cuál es el significado de esta fe, hacia dónde va y cuál es su objetivo. A pesar de todos los vínculos que lo unen al pasado, el acto de fe se caracteriza por un decisivo tomar-en-serio el presente y por p or un abrirse hacia un futuro en el que, no obstante todas las miserias y todas las luchas, espera la salvación prometida por Dios a toda la humanidad. Por otra parte, en este acto de fe no se trata solamente de una certidumbre personal, sino de la credibilidad de lo que ha sido confiado al discípulo di scípulo en la predicación y en el servicio42. La fe, el conocimiento y el razonamiento no quedan, pues, asegurados de una vez para siempre y encerrados en la Biblia (mentalidad biblicista), sino que forman parte de un permanente proceso que se trasciende constantemente constantemente a sí mismo. La credibilidad de la llamada de Dios no sólo reclama el esfuerzo por tomar en serio la fe, el conocimiento y el razonamiento en medio de los vaivenes de nuestra existencia histórica, sino también el compromiso concreto del creyente en cuanto mandatario de Dios en medio de la desesperanza irredenta de la historia humana. En el NT no se trata en modo alguno de acciones de ayuda necesarias y de demostraciones del compromiso cristiano (con un recurso unilateral al texto de Lc. 10, 30-37), como si la condición irredenta de este mundo hubiese sido ya superada, sino de la posibilidad de proporcionar signos, de la confrontación y prestación de ayuda dentro de una perspectiva escatológica, las cuales al creyente le son confiadas constantemente constantemente ante situaciones salida. rechazar el mal, el sucumbir ante el apoyarse en lay victoria de sin Jesús sobreElél, son signos característicos de lasufepoder, vetero-testamentaria debería darse testimonio de ellos también en la actualidad. Por eso, el carácter escatológico fundamental del cristianismo primitivo es irrenunciable, porque sólo en él la resistencia de la existencia histórica a la palabra salvadora de Dios encuentra una expresión objetiva. «Precisamente este supuesto, de que la realidad del mundo o del ser-hombre está ligada a Dios, es problemático» problemático» (J. (J. Moltmann)43. El judaísmo, El judaísmo, que ha rechazado el mensaje salvífico de Jesús surgido a partir de él, experimenta esta referencia dialéctica a la realidad terrestre como una inseguridad peligrosa. Tampoco faltan en él voces que que dan una importancia particular a la confianza en Dios, a la realización de su voluntad y a la santificación de la realidad cotidiana; el cristianismo responde a esta demanda no a partir del cumplimiento de la Tora, sino por el camino de la enseñanza de Jesús. Sin embargo, de ninguna manera puede considerarse la «confianza» como el signo distintivo de la fe judía y el «aceptar como verdadero» como el de la fe cristiana (M. Buber). Se trata más bien de la pregunta que se plantea en Pablo y en la carta a los Hebreos, de hasta qué punto la alianza del Sinaí ha sido suprimida y llevada a su plenitud por el sacrificio de Jesús en el Gólgota (cruz). Pero esta dialéctica de supresión y plenitud exige hoy un conocimiento más profundo de la palabra viva de la sagrada Escritura y de la historia de ambas confesiones44. En la Escritura, la Escritura, todo falso intento de fundamentar la fe y de exigirla a los otros se lo señala con el dedo y se lo considera tan peligroso como el rechazo o la flaqueza de la fe. No es hoy la primera vez que la fe se enfrenta con doctrinas erróneas, y la fe auténtica con la fe que lo es sólo en apariencia; esto ha ocurrido en todas las épocas. Es aquí donde aparece con claridad la condición desesperada y sin salida de la existencia 42
O. MICHEL, “Fe” en COENEN L., op. cit., 185-187. O. MICHEL, “Fe” en COENEN L., op. cit., 185. 44 O. MICHEL, “Fe” en COENEN L., op. cit., 186.
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también del creyente, cuya fe se funda total y exclusivamente en su relación con Dios y que, abandonado a sí mismo, no puede andar sobre las aguas. La palabra y la cruz de Jesús «salvan», es decir, continúan siendo el fundamento de la fe y la convierten en un acontecimiento escatológico escatológico que perdura ante Dios 45. Caracterizan a nuestra época, por su parte, la nueva irrupción del pensar secularizado y, por otra, un conocimiento más profundo del ser del hombre en general y de sus posibilidades de construir un futuro. A partir parti r de aquí hay que entender también la formalización y la secularización del concepto de fe, las cuales, al igual que los análisis filosóficos del mismo (K. Jaspers, G. Marcel), poseen gran importancia. En toda reflexión auténtica sobre la existencia humana llama la atención lo difícil que es superar las idealizaciones no sólo desde el punto de vista filosófico, sino también desde el teológico46. R. Bultmann distingue en Pablo dos actos y, con ello, dos conceptos de fe que 1) Una fe que consiste en la disponibilidad a aceptar hay que distinguir claramente: 1) como verdaderos los hechos que se nos narran y a ver en ellos una manifestación de la gracia de Dios; 2) Una fe que, como entrega a la gracia de Dios, significa una transformación radical de la autocomprens autocomprensión ión que hemos tenido hasta ahora. Es natural que esto le lleve a preguntarse por el auténtico pensamiento paulino. Primeramente el apóstol se sitúa en una tradición histórica a la que él ha dado un sí fundamental a causa de la salvación que en ella se promete y se anuncia. El defiende esta contraactual. su disolución en la gnosis fanatismo cita en mediotradición de su histórica problemática Pero también se sabey el situado en uny la momento determinado de una historia que tiene un sentido escatológico, escatológico, y llamado a proclamar la cruz y la resurrección como un acontecimiento que despierta la fe y salva y orienta al hombre. Por consiguiente, su mensaje es un testimonio de esta historia escatológica e incluso forma parte de ella47. La La pregunta pregunta antropológica es formulada en toda su crudeza por la cruz de Jesús y permanece abierta en un marco cósmico y escatológico: la justificación fue llevada a cabo en la cruz y apunta a la plenitud de la historia y de la humanidad. La tensión en el no», que se manifiesta a través del acontecimiento salvífico entre el «ya» y el «todavía no», kerigma, expresa nuestra propia situación. Esta situación responde, tanto a la obediencia que ha de llevar consigo el acto de fe, como al ser en Cristo que nos ha sido otorgado en el bautismo. La fe es el modo de existir en esta tensión y está ligada siempre a un «ahora» y «ahora» y a una situación histórica determinada. Por esto ha de resistirse a trocar este «ahora» y «ahora» y esta situación histórica determinada por cualquier utopía, irrealidad o falsa trascendencia. Y, sin embargo, a causa del problema de Dios, se sitúa la fe desde el principio en una actitud seria ante lo incomprensible, ante lo que aún no es visible, ante el futuro. A partir de esto, deberíamos tomar posición desde ahora contra toda anticipación idealizante o fanática de la consumación (el sentirse en posesión de la salvación, que es típico de la iglesia triunfalista) y contra todo reclamo simplista y momentáneo a la decisión, que queda convertida así en una panacea, así como contra la idea de que la salvación se sitúa sólo en el futuro (posiblemente «ultramundo») y de que
45
O. MICHEL, “Fe” en COENEN L., op. cit., 186. O. MICHEL, “Fe” en COENEN L., op. cit., 186. 47 O. MICHEL, “Fe” en COENEN L., op. cit., 186.
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el mundo y el tiempo no pueden ser redimidos. En ambos casos quedaría suprimida aquella tensión que lleva consigo la fe 48. verdad», lo que ha sido LA FE es en ocasiones mencionada en el sentido de «la verdad», registrado, y lo que los cristianos han creído, para la salvación del alma. Por esto los cristianos deberían contender eficazmente para no perderla. Se trata de un depósito fundamental. Son muchos los falsos profetas que han salido al mundo, y que se han introducido encubiertamente para predicar herejías destructoras, negando la persona y la obra de Jesucristo (1 Pd. 2:1; Jud. 3, 4)49. Los términos fe y creer ocurren casi 500 veces en el NT. Una razón principal por ello es que el NT asevera que el Mesías prometido finalmente había llegado y para confusión de muchos la forma del cumplimiento no correspondía obviamente con la promesa mesiánica. Hacía falta un verdadero acto de fe para creer que Jesús de Nazaret era el Mesías prometido. No pasó mucho tiempo antes de que creer significara convertirse en cristiano. En el NT por lo tanto, la fe se convierte en el acto y la experiencia suprema del ser humano. Es en las epístolas de Pablo que se expresa el significado de la fe con más claridad y más detalle50. La fe es la respuesta adecuada a la Revelación de Dios. Cuando Dios se revela hay que prestarle la obediencia de la fe, fe , «que consiste en fiarse plenamente de Dios y acoger su Verdad, en cuanto garantizada por Él, que es la Verdad misma». La fe es un don de Dios. El hombre, para creer, necesita la gracia de Dios y el auxilio interior del Espíritu «que mueve el corazón, lo dirige a Dios, abre los del espíritu y concede Santo, a todos gusto en aceptar y creer la verdad . Para que ojos el hombre pueda comprender cada vez más profundamente la Revelación, el Espíritu Santo perfecciona constantemente la fe con sus dones». 51
II. La fe como respuesta a la iniciativa de Dios 2.1 La La obediencia de la Fe La Sagrada Escritura presenta la fe como una “obediencia” (Rm.1 ,
5; 16,26), ya que, ante la iniciativa divina, la única respuesta adecuada solo puede consistir en una obediencia incondicional, por la que el creyente consiente en que sea Dios quien dirija por completo su vida.52 Obedecer ("ob-audire") en la fe, es someterse libremente a la palabra escuchada, escuchada , porqueessuelverdad Dios, laEscritura. Verdad misma. De esta obediencia, Abraham modeloestá que garantizada nos proponepor la Sagrada La Virgen María es la realización más perfecta de la misma 53. La obediencia en un clima de alianza es un modo de estar en la intimidad de la amistad con Dios, una tendencia a vivir como él y supone el escuchar (Is. 1,10; Jr.2, 4; Am. 4,1) que es la actitud activa de la persona y del pueblo delante de Dios que se revela gradualmente en la Palabra, en el 48
O. MICHEL, “Fe” en COENEN L., op. cit., 186.-187. W.E. VINE, “Fe” “Fe” en en Diccionario Bíblico. Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo, op. cit., 289-290. 50 J. D. DOUGLAS - M. C. TENNEY, “Fe” en Diccionario Bíblico, Ed. Mundo Hispano, 2003, 479-480. 51 CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, “Teología y secularización en España. A los cuarenta años de la clausura del Concilio Vaticano II”, II” , Instrucción Pastoral de la LXXXVI Asamblea Plenaria, Madrid, (30/03/2006), 11. 52 F. COLOMER FERRÁNDIZ., Decir FERRÁNDIZ., Decir la fe. Comentario al Credo, Credo, op. cit., 13. 53 CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, “La obediencia de la fe”, fe” , 144. 49
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oír esta en relación con la comprensión de los misterios del Reino (Mc.4, 12), de los momentos significativos de la vida de Jesús (Mc.9, 7). El escuchar auténtico equivale a asimilar e interiorizar la palabra, hasta hacerse sinónimo del kerigma que suscita suscita la fe (Mt.8, (Mt.8 , 10).54. La fe cristiana es teologalmente gloria, obediencia y culto a Dios (Rm.1, 1; Flp.2, 17). La fe no es control de Dios y dominio de sus caminos sino un remitirse confiado a él. El creyente es siempre un hombre en camino, buscando la patria, viviendo en precario, apostando por el futuro absoluto, reconociendo que su existencia está sostenida por la gracia de Dios 55; por lo tanto, la fe incluye la adhesión integral del hombre a Dios que se revela como verdad suma, y que salva, con lo cual se revela como mensaje, en el anuncio… La función del
bondad, amor y misericordia… contiene confianza en Dios y al mismo tiempo aceptación de su palabra… por la fe el hombre se entrega plenamente a Dios con todo
su ser: sometiendo su entendimiento y voluntad para aceptar a Dios que revela y la revelación que hace56. «Sal de tu tierra, de tu tribu, de la casa de tu padre, y ve a la tierra que yo te mostraré» (Gn mostraré» (Gn 12, 1). Ese es el movimiento esencial de la fe: la ruptura con el pasado cómodo y la marcha intrépida hacia un futuro desconocido... Esa es la prueba de la fe y, más que prueba, su misma definición y esencia: comenzar una nueva vida fiados sólo en la palabra de Dios, viajar a lo desconocido y arriesgar el futuro sin pedir garantías y ni siquiera información. «Ve, y yo te mostraré» … Ahora bien, si el mérito de la fe es lanzarse a lo desconocido, su recompensa promesa misma delfiel Dios la verdad que compromete su fidelidad y su justiciaesallaasegurarle al siervo un de gozo y una bienaventuranzaa por encima de todo lo que él pueda imaginar bienaventuranz imaginar o esperar. «Haré de ti una gran nación, te bendeciré y engrandeceré tu nombre. Todos los linajes de la tierra pedirán que los bendiga como te he bendecido a ti» (Gn ti» (Gn 12, 2)… La llamada de la fe no es de una vez para siempre: se actualiza, se repite, vuelve a aparecer una un a y otra vez en la vida del hombre, pidiendo más cada vez, concretando la primera y general llamada a la vida en las circunstancias de cada día y el reto de cada momento, llevándolo cada vez más arriba y más cerca del destino final del viaje total 57. Abraham, el padre de todos los creyentes, con su fe es la roca que sostiene la creación, rechazando el caos, el diluvio originario que amenaza con arruinar todo.58 Ante todo la fe cristiana – y esto vale seguramente para toda la fe religiosa auténtica – , difiere del “trascendimi “trascendimieento” nto” que el hombre en el impulso de su “eros” “eros” cumple en la búsqueda de su plenitud. “Eros es el impulso natural a la afirmación y el potenciamiento de la propia vida”. vida”. La trascendencia de la fe proviene, no de ese impulso ascensional, sino del hecho de medir la vida desde Dios, de afirmar y acoger la inefabilidad envolvente, de haber encontrado el centro más allá de sí mismo, de la obediencia al Dios que abre horizontes y crea posibilidades59. 54
B. MARCONCINI, “Fe” “Fe” en en ROSSANO, P. - RAVASSI, G. (Otros), Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, Ed. Paulinas, Madrid, 1990, 657. 55 R. BLAZQUEZ, “Resucitado para nuestra justificación” en justificación” en Jesús si la iglesia también, op. cit., 219. 56 H. FERNANDEZ MORA, “I. Introducción y capítulo I: Plenitud y definitividad de la Revelación de Jesucristo” en Jesucristo” en AA.VV., Comentario Teológico a la Declaración Dominus Iesus, op. cit., 140-141. 57 C. G. VALLÉS, S.J., “¡Sal de tu tierra!” en tierra!” en Por la fe a la justicia, Ed. Sal Terrae, Santander, 1989 2, 715. 58 BENEDICTO XVI, “La Iglesia. Una comunidad siempre en camino”, Editorial San Pablo, Bogotá, 2005, 49; cfr. PAPA FRANCISCO, Lumen FRANCISCO, Lumen Fidei, Fidei, op. Cit., 22. 59 R. BLAZQUEZ, “¿Quién es un cristiano?” en cristiano?” en Jesús si la iglesia también, op. cit., 26-27. 23
Si la fe camina en la oscuridad (y ése es el riesgo), camina de la mano de Dios (y ésa es su fuerza). No existe mayor ma yor poder en el mundo, no ha hayy motivación más poderosa ni soporte más firme que el poder de la fe religiosa. Hombres y mujeres en todas las edades han dado su vida alegremente por la fe, han vivido en cuevas y desiertos, han guardado la virginidad y han servido a los desamparados, han rezado y trabajado y perseverado hasta un fin heroico con sólo la fue fuerza rza permanente permanente de la fe en Dios Dios 60. La fe cristiana no “des- personaliza” personaliza” al hombre por la obediencia a Dios en qué consiste (Rm.1,5); no “des -cristifica” la relación con Dios para sumergir al creyente a partir de un cierto momento en una especie de absoluto sin si n nombre; no “des-eclesializa” alejando al místico de la caravana de los peregrinos o pretendiendo ser cristiano sin iglesia; no “des-humaniza” sacándole del mundo sino librándole del maligno (Jn.17,15); y no “de -socializa” marginándole de su pueblo. Los gozos y las esperanzas, las aflicciones y las angustias de los hombres son también condición de existencia para los discípulos de Jesucristo61. La fe, de hecho, es un encuentro con Dios que habla y actúa en la historia y que convierte nuestra vida cotidiana, transformando en nosotros mente, juicios de valor, decisiones y acciones concretas. No es il ilusión, usión, escape de la realidad, cómodo refugio, sentimentalismo, sino que es el involucramiento de toda la vida y es proclamación del Evangelio, Buena Nueva capaz de liberar a todo el hombre.62 Una fe sólida, madura, es el fundamento necesario para la verdadera maduración cristiana. No se trata aquí de una actitud psicológica de aceptación, sino de la virtud de la fe 63. La fe se entiende como una entrega de toda la persona a Dios que se revela teológica y comunica; es escucha y obediencia en su raíz original y, por eso, seguimiento. Por la obediencia de la fe, el ser humano se abandona, por entero y libremente, a Dios, prestándole el pleno obsequio del entendimiento y de la voluntad, y asintiendo voluntariamente a su Revelación.64 Por su propia naturaleza la fe interpela la inteligencia, porque descubre al hombre la verdad sobre su destino y el camino para alcanzarlo. Aunque la verdad revelada supere nuestro modo de hablar y nuestros conceptos sean imperfectos frente a su insondable grandeza (Ef. 3, 19), sin embargo invita a nuestra razón – don don de Dios otorgado para captar la verdad – a a entrar en su luz, capacitándola así para comprender en cierta medida lo que ha creído. La ciencia teológica, que busca la inteligencia de la fe respondiendo a la invitación de la voz de la verdad ayuda al pueblo de Dios, según el mandamiento del Apóstol (1 Pd. 3, 15), a dar cuenta de su esperanza a aquellos que se lo piden.65 La fe es obediencia; nos recuerda la nota esencial de nuestro ser: la condición creatural, y rescata así nuestra realidad auténtica. Nos hace conocer la responsabilidad como forma básica de nuestra vida; de ese modo el poder, de amenaza y peligro que era,
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C. G. VALLÉS, S.J., “¿Quién va ganando?” en ganando?” en Por la fe a la justicia, op. cit., 35-36. R. BLAZQUEZ, “Iglesia y pueblo. La iglesia en el camino de los hombres” hombres” en Jesús si la iglesia también, op. cit., 393. 62 BENEDICTO XVI, “Cuando Dios pierde su centralidad, el hombre pierde su justo lugar”, lugar”, Catequesis semanal por el año de la fe (14/11/2012) en http://www.zenit.org/article-43616?l=spanish htt p://www.zenit.org/article-43616?l=spanish.. 63 VARIOS, “Madurez de la Fe” Fe” en Juventud, cien temas de reflexión sobre la madurez, Ediciones Paulinas, Santafé de Bogotá, 1985 6, 15. 64 CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, “Teología y secularización en España. A los cuarenta año s de la clausura del Concilio Vaticano II”, II”, doc. cit., 12. 65 CONGREGACION PARA LA DOCTRINA DE LA FE, “Instrucción sobre la vocación eclesial del Teólogo”,, 7. Teólogo” 61
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pasa a ser esperanza. Esta obediencia obediencia define nuestra relación con Dios; presupone una relación con Dios lúcida y viva, y la hace posible al mismo tiempo, ya que a Dios sólo lo percibe el obediente.66
2.2 "Yo "Yo sé en quien tengo puesta mi fe" (2 Tim 1,12)67 Estas palabras Pablo anos ayudan comprender la fe «es ante todo personaldedelSan hombre Dios Dios; el una adhesión ; es alamismo tiempoque e inseparablemente asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha revelado ». La fe como confianza personal en el Señor y la fe que profesamos en el Credo son inseparables, se evocan y exigen mutuamente. Hay un fuerte vínculo entre la fe vivida y sus contenidos: la fe de los testigos y confesores es también la fe de los apóstoles y doctores de la Iglesia 68. La fe es ante todo una adhesión personal del hombre a Dios; es al mi mismo smo tiempo e inseparablemente el asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha revelado. En cuanto adhesión personal a Dios y asentimiento a la verdad que él ha revelado, la fe cristiana difiere de la fe en una persona humana. Es justo y bueno confiarse totalmente a Dios y creer absolutamente lo que él dice. Sería vano y errado poner una fe semejante en una criatura (Jr. 17,5-6; Sal 40,5; 146,3-4)69. Quien se entrega al Dios de Jesucristo ve transformar su vida poco a poco, porque su fe es un confiar en Dios que se comunica y lo capacita para el bien; por eso, en actitud agradecida, rinde gloria a su Señor amando de verdad a sus hermanos70. La adhesión a Dios, que es la fe, tiene su origen, su medio y su fin en Dios. Su origen en Dios, porque Él tiene la iniciativa. Muchas veces y de muchas maneras habló a los hombres desde el principio (cf. Hb 1, 1), pero en Jesucristo, su Hijo encarnado, tenemos su Palabra definitiva (cf. Jn 1, 14-16). Su me medi o, porque la gracia divina pone en ejercicio la libertad humana e ilumina la razón para que pueda reconocer la presencia del Señor, haciendo posible, incluso, el primer gesto de receptividad y acogida, propio de la sencillez de corazón (cf. Mt 11, 25). Su fifin n, porque el movimiento de la fe tiende a 71 Él. La fe se conecta íntimamente con otra actitud fundamental y determinante de la existencia cristiana: la esperanza. La esperanza según San Pablo está presente ya en la fe (Rm.4, 13-22). La esperanza es el acompañante inseparable de la fe. “Sin el conocimiento de la fe, fundado en Cristo, la esperanza se convierte en utopía que se pierde el vacío. Pero .sin esperanza, la fededecae, y, por fin,enen fe muerta”. muerta” Ellaacontecimiento que se transforma alimenta laenfepusilanimidad cristiana es la resurrección de Jesús… por la fe en la resurrección de Jesús la salvación de Dios en
Jesús es realmente comunicada72.
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BENEDICTO XVI, “La cruz de Cristo” en Cristo” en Orar, Editorial Planeta Colombiana, S.A., Bogotá, 2008, 236. 67 L. GONZALEZ-CARVAJAL SANTABARBARA, Esta es nuestra fe. Teología para universitarios, universitarios, 13 Editorial Sal Terrae, Santander, 1989 , 137. 68 CONGREGACION PARA LA DOCTRINA DE LA FE, “Nota con indicaciones pastorales para el año de la Fe” (6/01/2012). Fe” (6/01/2012). 69 CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, “Yo sé en quien tengo puesta mi fe”, fe”, 150. 70 CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA, “La experiencia cristiana” en cristiana” en Compromiso Moral del Cristiano, Ed. SPEC, Santafé de Bogotá, 1988, 518. 71 CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, “Teología y secularización secularización en España, España, doc. cit., 12. 72 R. BLAZQUEZ, BLAZQUEZ, “¿Quién es un cristiano?” en cristiano?” en Jesús si la iglesia también, op. cit., 31. 25
Las primeras confesiones de fe cristiana, que son como el resumen normativo y el sedimento de la predicación, hallan su centro en la muerte y resurrección de Jesús. Esto es lo que predican todos y esto es lo que los cristia nos han creído… La confesion de fe, que por una parte identifica al cristiano y por otra le diferencia del judío o gentil, tiene su piedra de toque en la actuación definitiva del único Dios en la resurrección de Jesús, constituyéndole constituyéndole el único Señor (1 Cor. 8,5-6)73. La fe cristiana no es – como como han podido pretender algunos- un movimiento psicológico, sin duda humanizante, de auto-trascendencia auto-trascendencia humana pero sin ttrascend rascendente ente o donde lo esperado se diluyera en la actitud expectante; la fe tiene esencialmente un carácter responsorial; a la fidelidad de Dios ofrecida al hombre como solidez responde este colocando su vida sobre el fundamento de la promesa divina74. Si la fe cristiana no se refiriera a acontecimientos reales – la la muerte y la resurrección de Jesús-, sería vacía. La salvación anunciada como don sería en realidad autocuración; el perdón de los pecados, que implica una novedad infinitamente superior al descubrimiento de la propia culpa, sería una ilusión de estar saneado por dentro para estar pacificado, pero no el ejercicio del poder creador y regenerador de Dios en lo profundo del corazón humano. Por esta razón la fe cristiana reviste la forma de asentimiento, que es el acto por el que el hombre afirma la realidad. El contenido de la fe cristiana es simple y al mismo tiempo poderosísimo: Dios resucitando a Jesús ha realizado una inversión cargada de promesa y esperanza de salvación... Sin la fe en la resurrección de Jesús no habría surgido el Nuevo Testamento. “Con Pascua se abrieron a los testigos horizontes nuevos para la reflexión, y el fruto definitivo no fue en sustancia otra cosa que el nuevo testamento”. testamento”. La fe pascual, que era el aglutinante y móvil de la primitiva comunidad, abrió bajo la luz del Espíritu a la interpretación cristiana de los libros sagrados, que son para nosotros el Antiguo Testamento 75; en otras palabras, no fue – como como se afirma inexacta y frívolamente tantas veces – la fe la que originó la creencia en la resurrección, sino que la comprobación fáctica de que la resurrección había tenido lugar fue la que provocó el nacimiento de la fe incluso en aquellos, como Santiago o Pablo, que no habían creído 76. El nacimiento de la fe pascual no se explica ni por fenómenos psicógenos tendentes a superar el fracaso de la muerte de Jesús, ni por la reflexión sobre la fe judía según la cual Dios hace justicia a los fieles perseguidos. Sin la intervención de algo “nuevo” en su vida es inexplicable su recuperación y su disposición incondicional a
favor del mensaje de Jesús resucitado77.
2.3 Las Características de la Fe La fe tiene sus características, dadas por la Sagrada Escritura, y están resumidas por el Concilio Vaticano II: “ Cuando Dios revela hay que prestarle "la obediencia de la 73
Id., “La resurrección de Jesús como fundamento y centro del evangelio” en Jesús si la iglesia también, op. cit., 43. 74 R. BLAZQUEZ, “La resurrección de Jesús como fundamento y centro del evangelio” en Jesús si la iglesia también, op. cit., 44. 75 R. BLAZQUEZ, “La resurrección de Jesús como fundamento y centro del evangelio” en Jesús si la iglesia también, op. cit., 48-49. 76 C. VIDAL, Por VIDAL, Por qué soy cristiano, cristiano, Editorial Planeta, Barcelona, 2008, 101. 77 R. BLAZQUEZ, “La resurrección de Jesús como fundamento y centro del evangelio” en Jesús si la iglesia también, op. cit., 85. 26
fe" , por la que el hombre se confía libre y totalmente a Dios prestando Dios prestando "a Dios revelador el homenaje del entendimiento y de la voluntad ", ", y asistiendo voluntariamente voluntariamente a la Dios, que revelación hecha por El. Para profesar esta fe es necesaria la gracia de Dios, proviene y ayuda, a los auxilios internos i nternos del Espíritu Santo, el cual mueve el corazón y mente y da "a todos la suavidad en el aceptar y lo convierte a Dios, abre los ojos de la mente y creer la verdad". Y para que la inteligencia de la revelación sea más profunda, el mismo Espíritu Santo perfecciona constantemente constantemente la fe f e por medio de sus dones”78.
2.3.1 La fe es una gracia Nadie se hace creyente, creyente, ni permanece tal si no ha recibido ordinariamente del ex exterior terior la llamada al reconocimiento de Dios que le habla en el interior y la potencia de adhesión cordial al Dios que se expresa y le llama. Esta gracia de la fe tiene siempre una historia en la vida de cada creyente… la fe es un gracia de Dios que lleva al hombre a una decisión que le hace salir de sí mismo y lo vuelve obediente a la llamada de Dios. Es una entrada en la nueva alianza. La fe cristiana es algo más que un simple aceptar ciertas afirmaciones relativas a Dios. El reconocimiento del verdadero Dios, identificado con Jesucristo, se presupone y se necesita, pero no basta. Se exige un reconocimiento que compromete toda la pers onalidad del creyente en Dios… la fe lleva al creyente a que su existencia entera responda a la llamada de Dios 79; por eso…, la fe es puro don de Dios, es80 gracia. Si Dios no se abre al hombre atrayéndolo hacia sí, resulta imposible creer. La fe no es una conquista personal nuestra, sino que la recibimos siempre de fuera. Ella presupone siempre una superación de los confines – uunn ir hacia los otros y un venir desde los otros – , lo que después remite al origen del Otro, del Señor mismo.81 La fe es una participación en la vida divina. 82 La fe es un don de Dios lo mismo que la vida… El Padre me atrae, me llama, y yo respondo. Así nace en
mí la fe y se pone en movimiento dentro de mí como un germen vital. Porque no basta con que nazca, que se deposite como feto vital en el alma de un niño al bautizarlo. Es menester que se desarrolle, que se mueva y se nutra, y esto también depende de mí 83… la fe es un don, porque es Dios quien toma la iniciativa y viene a nuestro encuentro; y así la fe es una respuesta con la que lo recibimos, como un fundamento estable de nuestra vida. Es un don que transforma nuestras vidas, porque nos hace entrar en la misma visión de Jesús, quien obra en nosotros y nos abre al amor hacia Dios y hacia los demás.84 El secreto de la belleza que conduce a la fe, o que la alimenta, está en su gratuidad… por eso la belleza es un camino para la fe y una antesala de Dios: todo lo 78 CONFERENCIA
EPISCOPAL DE COLOMBIA, “La experiencia cristiana” en cristiana” en Compromiso Moral del Cristiano, op. cit., 511; cfr. CONCILIO VATICANO II, “Dei Verbum” constitución Verbum” constitución dogmática sobre la divina revelación (18/11/65), 5. 79 VARIOS, “La Fe es gracia” Juventud, gracia” Juventud, cien temas de reflexión sobre la madurez, op. cit., 16; cfr. C. CARRETO, Lo CARRETO, Lo que importa es amar , Ediciones Paulinas, Madrid, 1970 4, 31-37. 80 B. MARCONCINI, “Fe” “Fe” en en ROSSANO, P. - RAVASSI, G. (Otros), Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, Ed. Paulinas, Madrid, 1990, 669. 81 BENEDICTO XVI, “La Iglesia. Una comunidad siempre en camino”, op. cit., 82. 82 G. THILS, “La vida teologal: la fe” fe” en Existencia y santidad en Jesucristo, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1987, 165. 83 C. CARRETO, Mañana CARRETO, Mañana será mejor , Ediciones Paulinas, Madrid, 1971, 38-39. 84 BENEDICTO XVI, “L “Laa fe nace de la Iglesia, conduce a ella y vive en ella”, ella”, Audiencia general sobre el credo (31/10/2012) en www.zenit.org/article-43496?l=spanish www.zenit.org/article-43496?l=spanish 27
pertinente a Dios es gratuito… La fe para quien no la tiene, parece inútil, tal vez
hermosa, pero innecesaria y sin relevancia para los asuntos y negocios diarios. Pero si algún día descubre la contemplación de la belleza, ésta lo acercará a su Fuente y podrá ese día iniciar el fascinante camino de la fe85. La fe no es principalmente acción humana, sino don gratuito de Dios, que tiene sus raíces en su lealtad, lealt ad, en su «sí», que nos hace comprender cómo vivir nuestras vidas amándolo a él y a los hermanos 86. Cuando San Pedro confiesa que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios vivo, Jesús le declara que esta revelación no le ha venido "de la carne y de la sangre, sino de mi Padre que está en los cielos" (Mt 16,17; Ga 16,17; Ga 1,15; Mt 1,15; Mt 11,25). 11,25). La fe es un don de Dios, una virtud sobrenatural infundida por él, "Para dar esta respuesta de la fe es necesaria la gracia de Dios, que se adelanta y nos ayuda, junto con el auxilio interior del Espíritu Santo, que mueve el corazón, lo dirige a Dios, abre los ojos del espíritu y concede "a todos gusto en aceptar y creer la l a verdad"" (DV 5)87. La fe es, por definición, una opción libre que responde a la libre y gratuita revelación de Dios. No es conclusión de un raciocinio, ni de una experiencia religiosa, ni resultado de una investigación histórica… La fe es remitirse al misterio de Dios sin
controlar sus contornos, y solamente así puede ser salvífica porque es “credere Dio”, Dio”, es fiarse de Dios… La fe es siempre distinta de la ciencia; nunca es conclusión necesaria.
La fe no es racional, pero si razonable. A propósito propósito de Santo Tomas Apóstol (Jn.20, 24), dijo San Gregorio Magno: “La fe es la plena convicción de aquellas realidades que no podemos ver, porque las que que vemos ya no son objeto de fe, sino ddee conocimiento”88. La fe viene de Dios; es un regalo de Dios. Es un don gratuito y sin que nosotros lo mereciéramos. Es uno de los signos más impresionantes del amor que Dios nos tiene. Pero la fe no es un regalo de Dios que hemos recibido de una vez para siempre y que en adelante funciona sola. Cada vez que hacemos un acto de fe o que actuamos según la fe, es por una intervención, una gracia, un regalo del Espíritu Santo 89. Creer sólo puede ser un don de Dios, porque sólo Dios puede hablarnos de Dios… El acto de creer es, por
consiguiente, fruto de una experiencia religiosa enteramente original El creyente lo interpreta como un don gratuito ofrecido por Dios, un don que lo supera y del que no puede dar cuenta exacta, pero un don que que acepta con toda su libertad. Es en este acto en el que se encuentra «justificado», como en otro tiempo Abraham, es decir, perdonado, reconciliado, «devuelto a la gracia», acogido en la vida de Dios... 90 se trata de una confianza plena en un "Tú", que es Dios, el cual me da una seguridad diferente, pero no menos sólida que la que proviene del cálculo exacto o de la l a ciencia. La fe no es un mero asentimiento intelectual del hombre frente a las verdades en particular sobre Dios; es un acto por el cual me confío libremente a un Dios que es Padre y me ama; es la adhesión a un "Tú" que me da esperanza y confianza... La fe es creer en este amor de Dios, que no disminuye ante la maldad de los hombres, ante el mal y la muerte, sino que es capaz de transformar todas las formas de esclavitud, dando la posibilidad de la salvación. Tener 85
S. GALILEA, “De la belleza a la fe” en fe” en La luz del corazón, Ed. San Pablo, Santafé de Bogotá, 1995, 48. 86 BENEDICTO XVI, “El amén de nuestra fe transformará nuestra vida”, vida”, Audiencia general (30/05/2012). 87 CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, “Las características de la fe”, fe”, 153. 88 R. BLAZQUEZ, “Jesús, la buena noticia de Dios para la humanidad” humanidad” in En el umbral del tercer milenio, op. cit., 36. 89 S. GALILEA, “Crecer en la fe” en fe” en La luz del corazón, op. cit., 50. 90 B. SESBOÜE, Creer, Creer, op. op. cit. 59. 28
fe, entonces, es encontrar ese "Tú", Dios, que me sostiene y me concede la promesa de un amor indestructible, que no solo aspira a la eternidad, sino que le da; es confiar en Dios con la actitud del niño, el cual sabe que todas sus dificultades, todos sus problemas están a salvo en el "tú" de la madre. Y esta posibilidad de salvación a través de la fe es un don que Dios ofrece a todos los hombres.91 La fe es un don de la gracia: "Para profesar esta fe es necesaria la gracia de Dios, que previene y ayuda, y los auxilios internos del Espíritu Santo, el cual mueve el corazón y lo convierte a Dios, abre los ojos de la mente y da "a todos la suavidad en el aceptar y creer la verdad""… La fe, por lo tanto, "don de Dios" y "virtud sobrenatural
infundida por Él", implica una doble adhesión: a Dios que revela y a la verdad revelada por él, en virtud de la confianza que se le concede a la persona que la afirma 92. La fe no es una cosa autónomamente concebida; el hombre no se hace cristiano a través de la reflexión o en virtud de una práctica moral. El se hace cristiano siempre por una acción externa: a través de una gracia que puede venir solo a partir del otro, a través del Tú de Dios.93 El aceptar la fe, creerle a Dios sin evidencia inmediata, es una gracia del Espíritu Santo. Es propio de la fe el crecer: Dios mismo se encarga de eso acrecentando su don progresiva e incesantemente. incesantemente. La fe que recibimos como don esta entregada a nuestra responsabilidad. Nuestra respons responsabilidad abilidad es alimentarla continuamente continuamente para que no ssee 94 quede raquítica y débil, incapaz de influir en la vida . La respuesta de la fe es ante todo obra de Dios, no sólo porque es Dios quien toma la iniciativa de ir al encuentro de las expectativas del hombre, sino, sobre todo, porque el acto mismo con el que el hombre acoge la palabra, se halla bajo la moción del Espíritu y es, por tanto, gracia. tanto, gracia.95 La La fe fe no es e s por sí ante todo un don: la fe es la respuesta libre a la comunicación de Dios, que es un don. Ciertamente, colocándose en el cuadro de las comunicaciones divinas al hombre, ella es también un don, esto es, fruto de la gracia; y si me pregunto qué es lo que me permite cumplir el acto de fe con sus dificultades, sombras y oscuridades, no puede dejar de decir que es un don. Pero sustancialmente la fe, en cuanto mía, es una respuesta libre y, como respuesta libre, ningún otro puede darla por mí, ninguno me puede forzar a darla, porque nace solamente de mi interior 96. Aún más, la fe conduce al convertido a un enriquecimiento como ser humano en su búsqueda: la verdad religiosa lo hace más sensible a la belleza, de la cual es inseparable. En la medida que su fe crece, crece su síntesis entre verdad y belleza97. Ahora bien, la belleza de la fe debe resplandecer, en particular, en la sagrada liturgia, sobre todo en la Eucaristía dominical. Justo en las celebraciones litúrgicas la Iglesia Iglesia muestra su rostro de
91
BENEDICTO XVI, “¿Qué es la fe? ¿Qué significa creer hoy?”, Audiencia hoy?”, Audiencia general (25/10/2012), en http://www.zenit.org/article-43443?l=spanish 92 CONGREGACION PARA LA DOCTRINA DE LA FE, “Dominus Iesus” Iesus” Declaración sobre la unicidad y la universalidad salvífica de Jesucristo Jesucristo y de la Iglesia (6/08/2000), 7. 93 BENEDICTO XVI, “La Iglesia. Iglesia. Una comunidad siempre en camino”, op. cit., 111. 94 S. GALILEA, “Crecer en la fe” en fe” en La luz del corazón, op. cit., 51. 95 E. ALBERICH SOTOMAYOR, “La catequesis en la Iglesia. Elementos de Catequesis fundamental”, fundamental” , op. cit., 98. 96 C. M. MARTINI, ¿Todavía existe algo en que creer?, creer?, Edicep, Valencia, 1996, 114. 97 S. GALILEA, “La experiencia de los convertidos” en convertidos” en La luz del corazón, op. cit., 37. 29
obra de Dios y hace visible, en las palabras y en los gestos, el significado del Evangelio. 98 La fe es un don de Dios, pero también es un acto profundamente humano y libre… Creer es confiar libremente y con alegría en el plan providencial de Di os en la historia, como lo hizo el patriarca Abraham, al igual que María de Nazaret. La fe es, pues, un acuerdo por el cual nuestra mente y nuestro corazón dicen su propio "sí" a Dios, confesando que Jesús es el Señor. Y este "sí" transforma la vida, abre el camino hacia una plenitud de sentido, la hace nueva, llena de alegría y de esperanza fiable. 99 El don de Dios que la fe hace presente, no es simplemente la promesa de unas mejores condiciones de vida en este mundo, sino el anuncio de que el sentido último de nuestra vida va más allá de este mundo y se encuentra en aquella comunión plena con Dios que esperamos en el final de los tiempos. 100 En esta perspectiva, ¿cuál es entonces el acto de fe? Es la respuesta del hombre a la Revelación de Dios, que se da a conocer, que manifiesta su designio de benevolencia; y es, para usar una expresión de san Agustín, dejarse tomar de la verdad que es Dios, una verdad que es Amor. Por esto san Pablo subraya como a Dios, que ha revelado su misterio, se le deba "la obediencia de la fe" (Rm. (Rm. 16,26; cf.1, 5; 2 Cor 10, 5-6), la actitud con la que "el hombre se confía libre y totalmente a Dios, "prestando a Dios revelador el homenaje del entendimiento y de la voluntad",, y asintiendo voluntariamente a la revelación hecha por El". (Cost. voluntad" ( Cost. Dogm. Dei Dogm. Dei Verbum,, 5). La obediencia no es un acto de imposición, sino es un dejarse, un Verbum abandonarse en el océano de la bondad de Dios. 101
2.3.2 La fe es un acto humano Cuando nos abrimos al amor… siempre lo hacemos haciendo un acto de fe. Y en
todo acto de fe hay un riesgo. Nos comprometemos sin haber visto claro todavía; nos exponemos, nos jugamos; es que entramos en un mundo no muy conocido, pero fiados en la Palabra de Dios, cuya boca está siempre llena de verdad, o en lo humano, fiados en la palabra de un amigo, que sabemos no nos engaña 102. Al comienzo del acto de fe hay con frecuencia una conmoción o una inquietud. El hombre experimenta que el mundo visible y el transcurso normal de las cosas no pueden ser todo. Se siente tocado por un misterio. Sigue las pistas que le señalan la existencia de Dios y paulatinamente logra la confianza de dirigirse a Dios y finalmente de adherirse a él libremente. l ibremente.103 El acto de fe es el acto fundamental del creyente, ese acto que nos convierte en creyentes y que rige toda nuestra existencia cristiana: un acto razonable en sus premisas, pero que no es sólo la conclusión de unas premisas, no es una simple deducción lógica. Nosotros podemos analizar las premisas, ver cómo se van acumulando, pero de repente 98
SINODO DE LOS OBISPOS, XIII ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA, “Como la Samaritana en el pozo”, pozo”, Mensaje al Pueblo de Dios (26/10/2012), 3 en http://www.zenit.org/article-43455?l=spanish (27/10/2012). 99 BENEDICTO XVI, “¿Qué es la fe? ¿Qué significa creer hoy?”, Audiencia hoy?”, Audiencia general (25/10/2012). 100 SINODO DE LOS OBISPOS, XIII ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA, “Como la Samaritana en el pozo”, Mensaje pozo”, Mensaje al Pueblo de Dios, doc. cit., 7. 101 BENEDICTO XVI, “Dios revela su benévolo designio”, designio”, Catequesis sobre el Credo, Audiencia general (5/12/2012) en http://www.zenit.org/article-43787?l=spanish. http://www.zenit.org/article-43787?l=spanish. 102 B. FURLAN, “Encuentro personal” en personal” en op. cit., 56-57. 103 YOUCAT, Catecismo Joven de la Iglesia Católica, Católica, Ediciones Encuentro, Madrid, 2011, 22. 30
salta el don del Espíritu, por el cual el hombre se abandona al Espíritu de Dios y lanza ese grito, esa palabra dicha con pasión: «¡Es el Señor!». Señor!». No es simplemente una palabra que brota, es toda la persona que se mueve: sale de sí misma y se funde en el abrazo del otro al que ha reconocido. Y el hombre que es capaz de salirse de sí mismo, que sabe tener tanta pasión y tanto entusiasmo, no lo hace por un fantasma, obra de su imaginación, sino por la persona de Dios que lo atrae con su dulzura y con su presencia: es el don de la fe, raíz de toda oración, de toda catequesis, de todo apostolado, de toda pastoral, de todo testimonio. Cuando decimos que queremos ser testigos — testigos testigos creíbles — tenemos que pensar que la raíz de todo esto es ese grito que nos sale del corazón: «¡Es el Señor!» 104. El acto de fe maduro es terrible y exclusivamente personal, y su riesgo nos alcanza hasta la médula. El prototipo más grande y verdadero que nosotros poseemos, como pueblo de Dios, de este acto de fe, está en la Biblia (Gn.22, 2). He aquí un salto en la fe pura que se le propone a Abraham. Es un acto personal y un acto mortal. Quien no ama no puede entender una propuesta semejante, es más, se escandaliza… El acto
puro de fe es el acto de muerte sobre la cosa más amada, porque solo “el amor e s más fuerte que la muerte” (Ct.8, muerte” (Ct.8, 6-7)105. De un modo singular, el cristianismo se ha convertido en un acontecimiento de fe, en el que tanto el acto de fe como los modos de pensar y las estructuras vinculadas a esta fe y, finalmente, los puntos de referencia y las normas objetivas (cf. el evangelio, el kerigma, la palabra de Dios), han adquirido un significado peculiar. Es significativo que otras estructuras mentales existentes en el cristianismo primitivo (que parten p. ej. del espíritu o del conocimiento), que originariamente eran independientes, han permanecido en una tensión constante con la estructura mental del acontecimiento de fe. Si el cristianismo terminó por imponerse como acontecimiento de fe, fue porque en esta realidad puede expresarse de la manera más vigorosa su saber acerca de la situación histórica y su regulación mediante la exigencia del evangelio. Sólo a través de una relación con el evangelio y con la exigencia de la palabra de Dios puede la fe dar testimonio de lo que en realidad le ha sido confiado. El cristiano se sabe perdonado y llamado a emprender un camino que lleva a un fin. El obrar salvífico de Dios va por delante: el fundamento de la fe es, pues, la automanifestación de Dios. La fe tiene prioridad sobre el conocimiento, pero el conocimiento pertenece a la sustancia de la fe106. La existencia de la fe se prueba a medida que se hacen actos de fe 107. Sólo es posible creer por la gracia y los auxilios interiores del Espíritu Santo. Pero no es menos cierto que creer es un acto auténticamente humano. No es contrario ni a la libertad ni a la inteligencia del hombre depositar la confianza en Dios y adherirse a las verdades por él reveladas. Ya en las relaciones humanas no es contrario a nuestra propia dignidad creer lo que otras personas nos dicen sobre ellas mismas y sobre sus intenciones, y prestar confianza a sus sus promesas (como, por por ejemplo, cuando un hombre y una mujer se casan), para entrar así en comunión mutua. Por ello, es todavía menos contrario a nuestra dignidad "presentar por la fe la sumisión plena de nuestra inteligencia y de 104
C. M. MARTINI, “Fe” “Fe” en en Diccionario Espiritual. Pequeña guía para el alma, Editorial PPC, Madrid, 1998, 84-85. 105 C. CARRETO, Mañana CARRETO, Mañana será mejor , op. cit., 43-44. 46. 106 O. MICHEL, “Fe” en COENEN L., op. cit., 184. 107 R. LAURENTIN, “La fe es un don” en don” en Creo en Dios. Los secretos de la fe, Ed. San Pablo, Madrid, 1994, 37. 31
nuestra voluntad al Dios que revela" (Vaticano (Vaticano I: DS 3008) y entrar así en comunión 108 íntima con El . La fe es el acto personal por el cual decimos si a Dios, aceptando la verdad de su revelación, que es una propuesta de amor 109. La fe necesita al amor de caridad porque no es un acto, una opción, puramente intelectual, sino que es una adhesión de compromiso, que como tal necesita el recurso de la voluntad. Querer creer. Y el querer 110
que se orienta al bien está animado la caridad . En la fe, la inteligencia y lapor voluntad humanas cooperan con la gracia divina: "Creer es un acto del entendimiento que asiente a la verdad divina por imperio de la voluntad movida por Dios mediante la gracia" (S. (S. Tomás de A., s.th. 2-2, 2 -2, 2,9; Vaticano 111 I: DS 3010) . No se debe imaginar que el acto de fe, que se expresa comunitariamente en las llamadas profesiones de fe, sea un acto puramente intelectual. Es un acto racional, pero penetrado de intencionalidad. intencionalidad. Esto quiere decir, decir, que el hombre cree no solo a partir del momento en que reconoce la veracidad histórica de la revelación divina, sino porque fue atraído previamente por una atracción divina, hacia el objeto mismo de la fe. En otras palabras, la fe no es un frio acto racional, sino una respuesta, un actitud vital del hombre todo a un mensaje divino, en el cual él descubre el sentido profundo de su existencia y la grandeza de su destino 112. La fe es el primer paso hacia el amor: un acto de confianza y abandono por el cual es necesario entregarse al don de Dios. Dios. Es el camino de la felicidad, el que han escogido los santos113. La fe es un acto libre, un compromiso, una praxis; conduce al amor por lo atractivo del amor. Es un don de Dios, una certeza basada en el testimonio supremo de Dios, dado a todo aquel que quiera acogerlo114. El acto de fe consiste en esa fuerza de contraste y de unificación; y es éste, precisamente, «el «el ejercicio de los ejercicios», la situación de quien se pone en oración y se enfrenta a ese tema fundamental de la vida humana que es el contacto con Dios de tú a tú. Es necesario, por tanto, que se dé por nuestra parte el compromiso de perseverar pacientemente y con decisión en las resoluciones resol uciones que hayamos tomado para la oración 115 diaria, silenciosa, personal . El Espíritu Santo es fundamental para la autoconciencia del acto de la fe; escuchando la palabra que me interpela y respondiéndome, siento en mí una confirmación interior de su verdad, porque soy llevado de la paz en la alegría del Espíritu, que tiene en su hacer una fuerza indudable116; sin embargo, el acto de fe no es solamente “adhesión teórica del Espíritu”, sino introducción practica de una verdad
vivificante en nuestro corazón y en nuestra conducta117. 108 CATECISMO
DE LA IGLESIA CATÓLICA, “Las características de la fe”, fe”, 154. LAURENTIN, “Creo. La fe, cumplimiento divino y/o terapia” en terapia” en Creo en Dios, op. cit., 27. 110 S. GALILEA, “Creer en la caridad” en caridad” en La luz del corazón, op. cit., 96. 111 CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, “Las características de la fe”, fe”, 155. 112 F. BASTOS DE AVILA, “Fe” “Fe”,, en Pequeña Enciclopedia de la Doctrina Social de la Iglesia, Ed. San Pablo, Santafé de Bogotá, 1994, 276-277. 113 R. LAURENTIN, “La fe es un don” en don” en Creo en Dios, op. cit., 40. 114 R. LAURENTIN, “Ciencia y fe. Tras el conflicto, una luminosa convergencia” en convergencia” en Creo en Dios, op. cit., 47. 115 C. M. MARTINI, Pueblo MARTINI, Pueblo mío, sal de Egipto. Egipto. El camino del Pastor en su pueblo, op. cit., 52. 116 C. M. MARTINI, ¿Todavía existe algo en que creer? creer?,, Edicep, Valencia, 1996, 111. 117 L. A. DIAZ HERRERA, La HERRERA, La decisión moral del hombre pastor , Ed. Alfabeta impresores, Santiago de Chile, 1991, 183. 109 R.
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El acto de fe por el cual una persona se entrega a Dios y cree en su palabra, incluye la esperanza y el amor: la esperanza porque el hombre se aferra al Dios de la Salvación, confiado en que él cumplirá sus promesas; el amor, porque la respuesta al amor de Dios puede darse solo en el amor 118. El acto de fe es sobre todo el encuentro con una Persona: las personas divinas, la persona de nuestro Señor. Nosotros damos la adhesión a la verdad que viene de Cristo pero a fin de cuentas confiamos en la persona de Cristo… DeDeo, ahí proviene duda adagio escolástic o: Credere Deum, credere credere in i nsin Deum. Deum . Clar efuerza porque nuestra fe es encuentro de er en Di Ddel i os,viejo Dios y en relación con él percibimos todo lo demás. Creer a Dios, porque él es el motivo de nuestra creencia en todo. Creer con la fe puesta en Dios, porque Dios es también nuestro fin último hacia el cual vamos y al cual buscamos119. Porque la fe es un acto personal, una adhesión irremplazable de cada hombre, de cada libertad, nadie puede tenerla en nuestro lugar, a no ser en el bautismo del recién nacido, por poder, en prenda de la educación que se le va a inculcar, para acomodarlo a Dios, como se acomoda a los hombres a las leyes, al lenguaje. Para Dios cada uno de nosotros es único, y de cada uno espera algo irremplazable. La fe es el acto personal por el cual decimos si a Dios, aceptando la verdad de su revelación, que es una propuesta de amor 120. La respuesta de la fe no es fácil. Es un acto de valor personal y de solidaridad humana, es una gracia de Dios. Nos lleva l leva a la adoración, no a la comprensión … Pero en
todo acto de fe hay duda, justamente como existe la amenaza del no ser en todo acto de
ser del hombre. La fe dice “si” a pesar del ansioso “no” que siente el hombre. El “si” de la fe no quita el “no” de la duda, pero incluye la duda y la ansiedad. El acto h umano de
la fe, como el mismo hombre, no está libre de la amenaza121. Todo acto de fe es alianza de amor; es adhesión a alguien. Y esta alianza y adhesión supone tres cosas: encuentro vivencial, conversión y comunión 122. 1. Encuentro vivencial: Es cuando el hombre se abre al Dios que lo ama; cuando el hombre se adhiere a Dios por la fe, Dios empieza a ser alguien, para el hombre, empieza a ser Persona, y no una cosa abstracta, indefinida, confusa, lejana, sin sentido. Comienza un encuentro vivencial, personal; comienza un diálogo bien definido entre dos, aunque no haya palabras… la fe auténtica nos
lleva siempre a un encuentro personal, esto es de persona a persona, de Dios persona, al hombre persona… Esto supone siempre un riesgo: creer sin ver
claro, admitir sin conocimiento, sin hasta conocer bien el camino. No nos olvidemos quemayor hay tres medios para caminar ver: el ojo hasta ojo donde llega su potencia inteligencia hasta donde llega el conocimiento humano; y la fe que fe que nos viva; la inteligencia hasta hace llegar hasta Dios, precisamente fiados en su palabra y cada vez vemos con una fe más clara y más firme, según sea nuestro encuentro con Dios más vivencia y personal123. 118
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA, “La experiencia cristiana” en cristiana” en Compromiso Moral del Cristiano, op. cit., 520. 119 G. THILS, “La vida teologal: la fe” en fe” en Existencia y santidad en Jesucristo, op. cit., 166-167. 120 R. LAURENTIN, “Creo. La fe, cumplimiento divino y/o terapia” en terapia” en Creo en Dios, op. cit., 25.27. 121 A. PADOVANO, El Dios Lejano Lejano.. El hombre moderno en su búsqueda de la fe, Ed. Sal Terrae, Santander, 1968, 162.209. 122 B. FURLAN, “Encuentro personal” en personal” en op. cit., 57. 123 B. FURLAN, “Encuentro personal” en personal” en op. cit., 57-58. 33
2. Conversión : abrirse, declararse, mostrar el mundo interior, convertirse el uno al
otro. Es cambio total en nuestra manera de pensar y de obrar respecto de Dios124. 3. Comunión : común unión o comunicación de bienes, como sucede en el matrimonio lo cual implica dos cosas: a) a) vida nueva, cambio, como en el matrimonio; b) b) fecundidad, fecundidad, como en el matrimonio. La fe que no llegue a esto no pasará de ser una fe conceptual, de entendimiento, fe fría, de cabeza; pero nunca a ser una fe que Esta comprometa nuestra se vida Diosvezy respectollegara de nuestros hermanos. fe compromiso irárespecto abriendodecada más y se irá consolidado cada vez mejor, gracias a la tranquila aventura del dialogo, con Dios y el prójimo125. El acto de fe se convierte en el primer paso en la marcha del hombre hacia la libertad. Y mediante él, el hombre busca su justicia no en sus méritos, sino en aquél que constituye nuestra única justificación. Saturado de sí mismo, el hombre encuentra en Jesús a aquél que le abre la vida en el amor… La libertad que se interioriza se dispone a
recibirle cada vez más en la fe, a partir del momento que se sale de sí misma para acoger el don que Dios quiere hacerle y cuya naturaleza apenas sospecha ella todavía. En este acto de fe que compromete el seguimiento encontramos la vida y la justicia. El hombre no será justificado, con la justicia que abre a la vida eterna, por las obras de la ley o por cualquier otro derecho, sino por Aquél que se hizo para nosotros justicia en Dios. Esta llamada a la fe para conocer la libertad, la verdadera, la que consiste en amar, tiene algo de enorme, de inesperado. Quien lo oye por primera vez en su vida y percibe su alcance no sabe ya qué decir ni qué hacer. Sólo puede abismarse en un silencio de adoración y de asombro. 126 El acto de fe es sobre todo el encuentro con una Persona: las perso personas nas divinas, la persona de nuestro Señor. Nosotros damos nuestra adhesión a la verdad que viene de Cristo pero a fin de cuentas confiamos en la persona de Cristo. Los estudios bíblicos muestran que el objeto central de la fe cristiana es el “Dios salvador”. Los apóstoles han encontrado a “Jesús”. El Señor resucitado l lama a todos los hombres a acogerle en la fe. f e.
De ahí proviene sin duda la fuerza del viejo adagio escolástico: Credere Deum, credere Deo, credere in Deum. Deum. Creer en Dios, porque nuestra fe es encuentro de Dios y en relación con él percibimos todo lo demás. Creer a Dios, porque él es el motivo de nuestra creencia en todo. Creer con la fe puesta en Dios, porque Dios es también 127
nuestro fin hacia el cual vamos y al cual buscamos. buscamos. 2.3.3 La fe y la inteligencia128 Dios nos da la luz de la fe… Hay que pedir a Dios esta
luz. Ilumina nuestra inteligencia, pero también despierta nuestra voluntad para que acceda a esta adhesión perfecta e irrevocable. En definitiva, a través de esta adhesión luminosa, que procede 124
B. FURLAN, “Encuentro personal” en personal” en op. cit., 58. FURLAN, “Encuentro personal” en personal” en op. cit., 59. 126 J. LAPLACE, “ El Espíritu” en El Espíritu y la Iglesia. En las fuentes de la vida espiritual, Ed. Sal Terrae, Santander, 1989, 21.22. 127 G. THILS, “La vida teologal: la fe” en fe” en Existencia y santidad en Jesucristo, op. cit., 166-167. 128 JUAN PABLO II, “Formación Intelectual: inteligencia de la fe”, fe” , en Pastores Dabo Vobis, exhortación apostólica post-sinodal sobre la formación de los sacerdotes en el mundo actual act ual (25/03/1992), 51; cfr. PAPA FRANCISCO, Lumen FRANCISCO, Lumen Fidei, Fidei, op. Cit., 32-34. 125 B.
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del amor divino y nos conduce a él, Dios nos da lo que S San an Pablo llama la justificación: su gracia, su vida divina, la que nos libera del pecado y nos permite vivir del amor de Dios129. El conocimiento de la fe tiene su punto de partida en el testimonio personal de Dios que se revela. La fe nos viene por el oído, por la escucha de la Palabra de Dios (cf. fidei) Rm 10, 14-17). Ahora bien, la misma fe que acoge la verdad revelada ( auditus fidei) suscita el deseo de avanzar en su inteligencia (intellectus (intellectus fidei). fidei). La fe, en efecto, busca inteligencia. La verdad revelada, aun atrascendiendo humana, está en armonía con ella. La razón, por estar ordenada la verdad, conlalarazón luz de la fe, puede penetrar el significado de la Revelación. En contra del parecer de algunas corrientes filosóficas muy difundidas entre nosotros, debemos reconocer la capacidad que posee la razón humana para alcanzar la verdad, como también su capacidad metafísica de conocer a Dios a partir de lo creado. En un mundo que con frecuencia ha perdido la esperanza de poder buscar y encontrar la Verdad, el mensaje de Cristo recuerda las posibilidades que tiene la razón humana. En tiempos de grave crisis para la razón, la fe viene en su ayuda y se hace su abogada.130 El motivo de creer no radica en el hecho de que las verdades reveladas aparezcan como verdaderas e inteligibles a la luz de nuestra razón natural. Creemos "a causa de la autoridad de Dios mismo que revela y que no puede engañarse ni engañarnos". "Sin engañarnos". "Sin embargo, para que el homenaje de nuestra fe fuese conforme a la razón, Dios ha querido que los auxilios interiores del Espíritu Santo vayan acompañados de las pruebas exteriores de su revelación" (DS 3009). Los milagros de Cristo y de los santos ( Mc 16,20; Hch 16,20; Hch 2,4), 2,4), las profecías, la propagación y la santidad de la Iglesia, su fecundidad y su estabilidad "son signos ciertos de la revelación, adaptados a la inteligencia de todos", "motivos de credibilidad que muestran que el asentimiento de la fe no es en modo alguno un movimiento ciego del espíritu" espíritu " (Vaticano I: DS 3008-10)131. La fe no es fruto de mis pensamientos, me viene de afuera; la palabra no es algo de lo que dispongo y cambio a mi gusto, sino que se anticipa a mí mismo, a mi idea 132. La fe interpela la inteligencia, porque descubre descubre al hombre la verdad sobre su destino y el 133 camino para alcanzarlo . Dios da al mismo tiempo la luz interior y los signos convergentes converge ntes para confirmarnos que estamos en la verdad, pues la fe no es irracional, es razonable, pero sus razones no son las de la geometría, sino que son de otro orden, mas gratuitas, superiores134. La fe es cierta, más cierta que todo conocimiento humano, porque se funda en la Palabra parecer misma de Dios, noypuede mentir. iaCiertamente las "la verdades pueden parec er oscuras a laque razón razón a la experienc experiencia humanas, pero certeza reveladas que da la luz divina es mayor que la que da la luz de la razón natural" (S. (S. Tomás de Aquino, s.th. 2-2, 171,5, obj.3). "Diez mil dificultades no hacen una sola duda" (J.H. Newman, apol.)135. La fe no es lo que yo mismo me imagino, sino lo que oigo, lo que me interpela, lo que me ama, lo que me obliga, pero no como pensado ni pensable. Es esencial para la fe la doble estructura del “¿crees?” “creo”, la del ser llamado desde 129
R. LAURENTIN, “La fe es un don” en don” en Creo en Dios, op. cit., 36. EPISCOPAL ESPAÑOLA, “Teología y secularización en España. A los cuarenta años de la clausura del Concilio Vaticano II” II”,, doc. cit., 15. 131 CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, “Las características de la fe”, fe”, 156. 132 J. RATZINGER, Introducción RATZINGER, Introducción al cristianismo, cristianismo, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1994, 27. 133 JUAN PABLO II, “Veritatis Splendor”, Splendor”, doc. cit., 109. 134 R. LAURENTIN, “La fe es un don” en don” en Creo en Dios, op. cit., 38. 135 CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, “Las características de la fe”, fe”, 157. 130 CONFERENCIA
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afuera y responder a esa llamada. No es, pues, anormal, excepción hecha de poquísimos casos, decir que no ha sido la búsqueda privada de la verdad la que ha llevado a la fe, sino la aceptación de lo que se oyó. La fe no puede ni debe ser puro producto de la reflexión136. "La fe trata de comprender" (S. (S. Anselmo): es inherente a la fe que el creyente desee conocer mejor a aquel en quien ha puesto su fe, y comprender mejor lo que le ha sido revelado; un conocimiento penetrante su vez fe mayor, cada vez más encendida de amor. La más gracia de la fe suscitará abre "los aojos del una corazón" (Ef. 1,18) (Ef. para una inteligencia viva de los contenidos de la Revelación, es decir, ddel el conjunto del designio de Dios y de los misterios de la fe, de su conexión entre sí y con Cristo, centro del Misterio revelado. Ahora bien, "para que la inteligencia de la Revelación sea más profunda, el e l mismo Espíritu Santo perfecciona constantemente la fe por medio de sus dones" (DV 5). 5). Así, según el adagio de S. Agustín, "creo para comprender y comprendo para creer mejor" 137. El hombre al creer no niega su condición humana ni intenta controlar la Palabra de Dios, sino que se somete como persona consciente y libre a su juicio y confía en su poder salvador. Porque creemos como hombres debemos legitimar ante nosotros mismos nuestra opción creyente. “El conocimiento precede a la fe y dispone a creer; es grito”: ni un grito de necesario saber antes de creer y para creer. “La fe no es un grito”: desesperación ante ante la quiebra de la razón, ni una especie de eureka eureka súbita súbita e intuitiva. La fe es radicalmente un acto de la inteligencia; implica lucidez” 138. Con frecuencia, se ha presentado la «razón» como opuesta a la fe. Sin embargo, ésta es una postura falsa. La fe acepta una revelación venida de parte de Dios acerca de temas que el hombre no puede llegar a conocer por su propia cuenta. El hombre solamente puede investigar aquello que ha sido puesto debajo de su potestad. La razón es aquella facultad por la que el hombre puede, una vez tiene datos, clasificar estos datos y sacar unas determinadas consecuencias de ellos. No puede, por sí misma, conseguir datos, sino trabajar sobre ellos. Hay datos que el hombre puede conseguir mediante una investigación de su entorno. Pero no es «la razón» lo que puede decirle que ésta sea toda la realidad existente. La razón no puede nunca negar la posibilidad ni factualidad de una revelación procedente de Dios. No puede ni siquiera pretenderlo. Si en nombre de la razón se pretende negar la Revelación, se abandona por ello mismo la racionalidad, y se cae en el racionalismo, la totalmente injustificada atribución de un carácter alabsoluto razón, juez y sino árbitro final. No es lamovida razón, por entonces, lo que empuja hombreaalanegar la como Revelación, la incredulidad, la enemistad contra Dios (Ro. 8:7). El caos de las la s religiones y filosofías de factura humana constituye la demostración de ello... El hombre moderno no ha adelantado nada, a pesar de todos los avances de la ciencia tocante al mundo sensible. No le son accesibles de manera natural las cosas que atañen a la fe, porque «para él son locura, y no las puede entender»;; pero Dios está dispuesto a revelarlas por su Espíritu (1 Co. 2, 9-16). Es entender» entonces que se ilumina la inteligencia del hombre, hallando la solución a los más
136 J.
RATZINGER, Introducción RATZINGER, Introducción al cristianismo, cristianismo, op. cit., 26. CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, “Las características de la fe”, fe”, 158. 138 R. BLAZQUEZ, “Jesús, la buena noticia de Dios para la humanidad” humanidad” in En el umbral del tercer milenio, op. cit., 35. 137
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vitales problemas de la existencia, y que q ue su razón regenerada halla su verdadero lugar al 139 quedar iluminada y dirigida por la fe . "A pesar de que la fe esté por encima de la razón, jamás puede haber desacuerdo entre ellas. Puesto que el mismo Dios que revela los misterios y comunica la fe ha hecho descender en el espíritu humano la luz de la razón, Dios no podría negarse a sí mismo ni lo verdadero contradecir jamás a lo verdadero" (Vaticano I: DS 3017). "Por eso, la investigación todas morales, las disciplinas, si serealmente procede en de oposición un modo realmente científico y metódica según las en normas nuca estará con la fe, porque las realidades profanas y las realidades de fe tienen su origen en el mismo Dios. Más aún, quien con espíritu humilde y ánimo constante se esfuerza por escrutar lo escondido de las cosas, aún sin saberlo, está como guiado por la mano de Dios, que, sosteniendo todas las cosas, hace que sean lo que son" (GS 36, 36, 2)140. El conflicto no está, pues, entre razón y fe, sino entre la razón obrando en un esquema mental de incredulidad y rebelión contra Dios y su revelación frente a la razón informada, iluminada y dirigida por la gozosa confianza en el Dios que ha hablado, revelándose a Sí mismo su justicia, amor, y propósitos en Cristo Jesús, en el tiempo y en la eternidad141. La fe existe para que podamos conocer cosas que, aunque no son contrarias a la razón, sin embargo son reales más allá de la razón. La fe recuerda a la ciencia que no debe ponerse en el lugar de Dios y que tiene que servir a la creación.142 La fe es una decisión realizada con lucidez y no un salto irresponsable al vacío. En la decisión creyente actúan la apertura humana que se abre a una voz que le llama y trasciende, la invitación a creer fundada suficientemente en ciertos signos de credibilidad, la constatación de que por sí mismo el hombre no se salva, la satisfacción de vivencias hondas, el impulso que recibe desde los testigos … En definitiva, el núcleo es la relación entre fe y razón, y en el fondo entre condición humana y salvación trascendente143. El conocimiento de la fe… supone un encuentro personal con Dios en
Jesucristo144, por esta razón, la fe es la confianza en la persona de Jesús, la verdad de su enseñanza y la obra redentora que cumplió en el Calvario. No ha de confundirse la fe con una mera aceptación intelectual de las enseñanzas doctrinales del cristianismo, aunque obviamente es necesaria. necesaria. Incluye una dedicación radical y total a Cristo como el Señor de la vida. La incredulidad, o falta de fe en el evangelio cristiano, aparece por todo el NT como el mal supremo. No dar una respuesta decisiva a la oferta de Dios en Cristo significa que145 la. persona permanece en el pecado y está perdida eternamente. Sólo la fe puede salvarla Este sentido de la fe nos da el don de ser perspicaces en la profundización de las verdades de la fe y en la aplicación de ella a la l a vida. Este sentido de la fe es un don dado 139
W.E. VINE, “Fe” “Fe” en en Diccionario Bíblico. Diccionario Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo, op. cit., 289-290. 140 CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, “Las características de la fe”, fe”, 159. 141 W.E. VINE, “Fe” “Fe” en en Diccionario Bíblico. Diccionario Diccionario expositivo e xpositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo, op. cit., 1999, 290. 142 YOUCAT, Catecismo Joven de la Iglesia Católica, Católica, op. cit., 23. 143 R. BLAZQUEZ, “Jesús, la buena noticia de Dios para la humanidad” humanidad” in En el umbral del tercer milenio, op. cit., 35. 144 JUAN PABLO II, II, “Carta a los Artistas” (4/04/1999), Artistas” (4/04/1999), 6. 145 J. D. DOUGLAS - M. C. TENNEY, “Fe” en Diccionario Bíblico, Ed. Mundo Hispano, 2003, 479480. 37
desde el Obispo hasta el último fiel. En un mundo complejo como nuestro mundo, en una sociedad que vive en un vertiginoso y constante proceso de cambios, donde cambia incluso la tarea de valorar, de discernir lo humano de lo antihumano, la fe cristiana surge como una luz segura en el camino146. La fe conduce a descubrir que el encuentro con Dios mejora, perfecciona y eleva lo que es verdadero, bueno y bello en el hombre. Es así que, mientras Dios se revela y se deja conocer, hombresullega a saber quién es yDios y, conociéndolo, descubreLaa fe sí mismo, su propioelorigen, destino, la grandeza la dignidad de la vidasehumana. permite un conocimiento auténtico de Dios, que implic implicaa a toda la persona: se trata de un "saber", un conocimiento que le da sabor a la vida, un nuevo gusto de existir, una forma alegre de estar en el mundo. La fe se expresa en el don de sí mismo a los demás, en la fraternidad que se vuelve la solidaria, capaz de amar, venciendo a la soledad que nos pone tristes. Es el conocimiento de Dios mediante la l a fe, que no es solo intelectual, sino vital; es el conocimiento de Dios-Amor, gracias a su mismo amor… Por eso, la fe es un fuerte incentivo para buscar siempre, a no detenerse nunca y a no evadir nunca el descubrimiento inagotable inagotable de la verdad y de la realidad. Es E s falso el prejuicio de algunos pensadores modernos, según los cuales la razón humana estaría bloqueada por los dogmas de la fe. Es todo lo contrario, como los grandes maestros de la tradición católica lo han demostrado… La fe católica es, pues, razonable y brinda confianza también a la razón humana.147
2.3.4 La libertad de la fe En el camino de la fe se tiene la experiencia de una gran libertad; la fe es algo tan íntimo que nadie puede violentar, nunca se obliga a creer, solo se invita y se muestra el sendero; decidir tomarlo es la prueba más grande de la libertad humana; la incredulidad, en cambio produce el tedio del encerramiento y la angustia de la testarudez, que hacen al hombre esclavo de ilusiones, de sensaciones y de objetos 148. La fe es por definición una opción libre. No es ni la conclusión de un raciocinio ni fruto de la investigación histórica. Esta solamente llega a suma probabilidad, lo cual es suficiente para que la fe no caiga en un subjetivismo sin defensas… la fe es un
remitirse al misterio de Dios sin controlar sus contornos, y solamente así puede ser salvífica149. "Elcontra hombre, al creer,adebe responder a Dios; nadie debepor estar obligado su voluntad abrazar la fe. Envoluntariamente efecto, el acto de fe es voluntario su propia naturaleza" (DH 10; CIC, 10; CIC, can.748, 2). "Ciertamente, Dios llama a los hombres a servirle en espíritu y en verdad. Por ello, quedan vinculados por su conciencia, pero no coaccionados...Esto se hizo patente, sobre todo, en Cristo Jesús" ( DH 11). 11). En efecto, Cristo invitó a la fe y a la conversión, él no forzó jamás a nadie. "Dio testimonio de la verdad, pero no quiso imponerla por la fuerza a los que le contradecían. Pues su reino... 146 L.
A. DIAZ HERRERA, La HERRERA, La decisión moral del hombre pastor , op. cit., 31. BENEDICTO XVI, XVI, “Es falso que la razón humana este bloqueada por los dogmas de la fe”, fe”, Catequesis sobre el Credo (21/11/2012) en http://www.zenit.org/article-43673?l=spanish. 148 CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA, “La experiencia cristiana” en cristiana” en Compromiso Moral del Cristiano, op. cit., 514. 149 R. BLAZQUEZ, “Una cristología en el horizonte de la identidad cristiana” cristiana” en Jesús si la iglesia también, op. cit., 161-162.
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crece por el amor con que Cristo, exaltado en la cruz, atrae a los hombres hacia Él" (DH 11)150. Fe es creerle a Dios sin comprender totalmente el contenido de lo que nos dice, pues si lo comprendiéramos comprendiéramos sería como comprender a Dios Dios,, lo cual no es posible para para la 151 limitación de una creatura . La mejor manera de adquirir fe en uno mismo es adquirir fe en Dios. Si el hombre llega a verse a sí mismo como hijo de Dios y heredero de sus promesas, si se descubre sí mismodecomo miembro delhasta pueblo escogido marcha hacia la liberación de toda aesclavitud cuerpo y espíritu la libertad y laengracia, si puede comprometerse a la esperanza y creer en la victoria y poner los ojos en Jesús, «por quien se inicia y en quien se consuma nuestra fe» (12, fe» (12, 2), si logra pronunciar y hacer suyas las palabras que dicen la entrega y llevan a la acción: «El no me ha de fallar»..., fallar» ..., entonces se abre la puerta que lleva a la esperanza y a la batalla y a la victoria. «Esta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe» (1 fe» (1 Tes. 5,4). La fe religiosa no es opio para adormecer a las masas en el conformismo, sino dinamita para lanzarlas a la acción. Quien tenga verdadera fe, nunca se reconciliará con la injusticia... injusticia. .. La fe en Dios pone en marcha el movimiento de liberación. La premisa de la fe da base y firmeza a la valentía de la acción. Yo estaré contigo. Tú solo no puedes hacer nada, desde luego, pero basta con que confíes confíes en mí y creas que que yo estoy a tu lado. Yo vendré y yo actuaré. La propuesta es clara, pero hay que comprenderla y aceptarla plenamente para que Dios entre en acción. La fe del guía ha de ser robustecida antes de que pueda guiar 152. Moisés sufre reveses temporales y fracasos parciales, la situación de su gente incluso se empeora al querer mejorarla él, y Moisés se ve frustrado. Su propia fe se pone a prueba, pero luego él, como más tarde lo sería Pedro, es confirmado para que pueda confirmar a sus hermanos. En la fe había comenzado, y en la fe continúa. «Por la fe, Moisés, recién re cién nacido, fue f ue… … ocultado por sus padres... padres... Por la fe, Moisés… Moisés… rehusó ser llamado hijo de una hija de Faraón, prefiriendo ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar el efímero goce del pecado... Por la fe, salió de Egipto… Egipto … se mantuvo firme como si viera al invisible. Por la fe, celebró la Pascua... Por la fe, atravesaron el mar Rojo como por una tierra seca… seca …» (Hb. 11, 23-29). Moisés vivió y murió y llevó a su pueblo a la consecución de la promesa a fuerza de fe. La mayor obra de liberación en la memoria sagrada del hombre, imagen y modelo de todos los demás movimientos de liberación, queda resumida en una sola palabra: Fe 153. La fe no esclaviza nuestra libertad, sino todo lo contrario, la libera; y si el acto 154 de es absolutamente un don de Dios, Dio s, también el acto llibre ibre y personal delfeque Dios nos ha dado la capacidad ; la feloeses eligualmente camino para la justicia, para la
liberación, para la tierra prometida… Necesitamos a un tiempo la fe y la justicia para
responder plenamente a la necesidad vital de la sociedad de hoy155. La fe no destruye, sino que desarrolla la persona y la libertad156.
2.3.5 La necesidad de la fe 150 CATECISMO
DE LA IGLESIA CATÓLICA, “Las características de la fe”, fe”, 160. S. GALILEA, “La libertad de la fe” en fe” en La luz del corazón, op. cit., 18. 152 C. G. VALLÉS, S.J., “La fe y la justicia” en justicia” en Por la fe a la justicia, op. cit., 194.197. 153 C. G. VALLÉS, S.J., “La fe y la justicia” en justicia” en Por la fe a la justicia, op. cit., 198. 154 R. LAURENTIN, “La fe es un don” en don” en Creo en Dios, op. cit., 35. 155 C. G. VALLÉS, S.J., “La fe y la justicia” en justicia” en Por la fe a la justicia, op. cit., 200.211. 156 R. LAURENTIN, “Creo. La fe, cumplimiento divino y/o terapia” en terapia” en Creo en Dios, op. cit., 25.
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Es necesaria la fe para dar fundamento al sentido y al fin de la vida humana. Sólo en la fe se hace evidente el carácter vinculante de la exigencia ética con Dios y con el prójimo; sólo en la fe es plenamente evidente evidente el núcleo fundamental de los contenidos morales en su instancia absoluta e incondicionada: el mandamiento del amor 157. Actuar según la fe (ésta supuesta) no es difícil si esto nos exige poco y nuestra vida ha de seguir más o menos igual. Ello no es la prueba de una fe fuerte; su prueba es cuando por nuestra ella pagamos precio y nuestra vida compromete voluntadunconalto lo que creemos… Todo e stáseen transforma... la fe. Sin fe
Lahay fe no vida cristiana; no hay moral evangélica. Está en la raíz de todos los valores cristianos; incluidos la esperanza y la caridad. Pues la esperanza supone la fe; y la caridad, siendo la virtud suprema, es el fruto más precioso de la fe158. Creer en Cristo Jesús y en aquél que lo envió para salvarnos es necesario para obtener esa salvación (Mc 16,16; 16,16; Jn 3,36; 6,40) 3,36; 6,40).. "Puesto que 'sin la fe... es imposible agradar a Dios' (Hb (Hb 11,6) y llegar a participar en la condición de sus hijos, nadie es justificado sin ella y nadie, a no ser que 'haya perseverado en ella hasta el fin' (Mt 10,22; 24,13) 10,22; 24,13),, obtendrá la vida eterna" (Vaticano I: DS 3012; Trento: DS 1532) 159. Así cuenta un convertido de la increencia a la fe cristiana su cambio: “Mi descubrimiento del evangelio – la la conversión por usar una palabra comprometida- ha significado para mí esto: una mirada nueva, una comprensión nueva del mundo dentro y fuera de mi; cuando no tenía esperanza todo me parecía como una película en blanco y negro; la fe no ha cambiado la película, pero pe ro le ha dado color” (V. color” (V. Messori)160; por eso decimos que, la fe es una aventura. La fe no es impulsada por las evidencias ni por la consistencia lógica. No existe una seguridad terrena para la disposición libre de Dios hacia el hombre en Jesucristo, y el hombre ha de responder con la aventura de la fe. Al cristiano no le parece que ésta sea un salto rudo contra las evidencias, sino un don. El creyente, por tanto, dice: "No puedo actuar de otra manera" 161. La fe es pues una certeza paradójica ya que sufre por la inevidencia de su objeto y cree en la palabra162. No basta contentarse con una fe f e puramente abstracta, puesto que hay una relación muy estrecha entre el bautismo, que implica i mplica una conversión al Dios de Jesucristo, la misión personal de cada uno de nosotros, que es un don de Cristo, y el talante con el que afrontamos la realidad cotidiana, es decir, nuestro modo de pensar, de hablar, de actuar, de juzgar 163. La fe es pues, adhesión; compromiso personal; praxis constructiva; don de Dios; aliento del alma; vida divina; certeza, aunque no evidente, 164
esta es su paradoja . 2.3.6 La perseverancia en la fe
157
L. A. DIAZ HERRERA, La HERRERA, La decisión moral del hombre pastor , op. cit., 86. S. GALILEA, “Creerle a Dios” en Dios” en La luz del corazón, op. cit., 14-15.16. 14 -15.16. 159 CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, “Las características de la fe”, fe”, 161. 160 R. BLAZQUEZ, “El Espíritu Santo, “aposentador” de Jesucristo” in Jesucristo” in En el umbral del tercer milenio, op. cit., 100. 161 B. RAMM – R. VELASQUEZ VALLE, “Aventura” “Aventura” en RAMM, B. – – VELASQUEZ VELASQUEZ VALLE, R., Diccionario de Teología contemporánea, Ed. Mundo Hispano, 2008, 15-16. 162 R. LAURENTIN, “La certeza de la fe” en fe” en Creo en Dios, op. cit., 44. 163 C. M. MARTINI, Las confesiones de Pedro Pedro.. Meditaciones sobre el camino vocacional del Apóstol, Editorial Verbo Divino, Navarra, 1994, 10. 164 R. LAURENTIN, “Creo. La fe, cumplimiento divino y/o terapia” en terapia” en Creo en Dios, op. cit., 24. 158
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La fe es un don gratuito que Dios hace al hombre. Este don inestimable podemos perderlo; S. Pablo advierte de ello a Timoteo: "Combate el buen combate, conservando la fe y la conciencia recta; algunos, por haberla rechazado, naufragaron en la fe" fe" (1 Tm 1,18-19). Para vivir, crecer y perseverar hasta el fin en la fe debemos alimentarla con la Palabra de Dios; debemos pedir al Señor que la aumente (Mc 9,24; 9,24; Lc 17,5; 17,5; 22,32);; debe "actuar por la caridad" 22,32) c aridad" (Ga (Ga 5,6; St 2,14-26), ser sostenida por la esperanza esperanza 165
(Rom 15,13) estar enraizada en laque fe deellanúcleo Iglesia del. testimonio cristiano consiste en No esy necesario recordar transparentar una fe viva; la fe se testimonia con las obras. El testimonio consiste en palabras, actitudes, hechos que llevan a otros, tarde o temprano a tomar en serio y a apreciar las cosas de la fe. Dar testimonio de una fe viva consiste en vivir de tal manera, tomar tales decisiones, que todo ello resulta incomprensible, aún absurdo, si las cosas que se creen no fueran verdad. El testimonio de la fe no confronta a los demás con ideas o con discursos, sino con hechos166. La fe no es cómoda; no es ningún lecho de rosas, no es un seguro de vida. La fe es la capacidad de dejarse perturbar, de darle a Dios entrada en la vida, de asimilar lo inesperado, de dejarse sorprender. Y al dejarnos sorprender, adquirimos a la vez la capacidad de sorprender a otros, de ser portadores de la fe, de ser signos secundarios que reflejan con luz delegada la presencia y la autoridad del Signo por excelencia167. La fe, la confianza y el amor nos unen a Dios como destino y sentido de nuestra vida. Por su misma naturaleza, la fe no se impone. Dios es el primero en seguir este postulado. Por eso eso habló, habla habla y hablará siempre a través de mediaciones168. Tener fe es mantenerse fiel al Señor, a su alianza; es fundar la seguridad en él; es buscar refugio ref ugio en él. él . Fe es decirle a Dios “Si” (amén). Esta respuesta determina toda la vida del hombre, crea una expectativa de intervención divina en el futuro y recibe fuerza en la memoria de las intervenciones divinas en el pasado169. Recorrer el camino de la vida, según la fe, es dejarse conducir por Dios. Es dejarse guiar por la Palabra de Dios, por lo cual Cristo ha dicho y dice hoy en la Iglesia, la cual no siempre coincide con lo que sugieren los sentidos y sentimientos y a menudo deja insatisfecha nuestra razón, pues las palabras de Dios provienen de su inteligencia, que totalmente sobrepasa la nuestra. Al caminar y vivir por fe no comprendemos todo; por eso el compromiso de la fe requiere siempre siempre el concurso de de la voluntad: querer creer 170 y actuar en consecuencia . fe sesin beneficia de racional la autoridad y de lacalculable. luz íntimaNo delpodemos testimonio de Dios, pero Dios la La otorga evidencia ni control aportar ninguna demostración... La fe alcanza en la noche al Creador invisible, incontrolable, inconmensurable. La fe descansa en el testimonio íntimo de Dios y en su coherencia en nuestra vida misma. La fe nos informa sobre las verdades extrañas a las ciencias, pero que no son contrarias a ella171. 165
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, “Las características de la fe”, fe”, 162. S. GALILEA, “El testimonio de fe” en fe” en La luz del corazón, op. cit., 71. 167 C. G. VALLÉS, S.J., “Esto os servirá de señal” en señal” en Por la fe a la justicia, op. cit., 151. 168 S. GALILEA, “La libertad de la fe” en fe” en La luz del corazón, op. cit., 20. 169 CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA, “La fe en la sagrada Escritura” en Escritura” en Compromiso Moral del Cristiano, op. cit., 503. 170 S. GALILEA, “Creerle a Dios” en Dios” en La luz del corazón, op. cit., 16. 171 R. LAURENTIN, “Ciencia y fe. Tras el conflicto, una luminosa convergencia” convergencia” en Creo en Dios, op.cit., 49.50. 166
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Llegados sus últimos días, el apóstol Pablo pidió al discípulo Timoteo que «buscara la fe» ( fe» (22 Tm 2, Tm 2, 22) con la misma constancia de cuando era niño ( 2 Tm 3, Tm 3, 15). Escuchemos esta invitación como dirigida a cada uno de nosotros, para que nadie se vuelva perezoso en la fe. Ella es compañera de vida que nos permite distinguir con ojos siempre nuevos las maravillas que Dios hace por nosotros. Tratando de percibir los signos de los tiempos en la historia actual, nos compromete a cada uno a convertirnos en un signo de la presencia de elCristo resucitado en de el mundo. que el mundo necesita hoy vivo de manera especial es testimonio creíble los que, Lo iluminados en la mente y el corazón por la Palabra del Señor, son capaces de abrir el corazón y la mente de muchos al deseo de Dios y de la vida verdadera, ésa que no tiene fin172.
2.3.7 La fe, comienzo de la vida eterna La fe es el darse cuenta que la última cuestión que concierne al significado de la vida, está más allá de nuestro control. Es un salto dado por el hombre, con libertad de él mismo a Dios. Es un riesgo, una aventura peligrosa, un gesto de valentía, un compromiso personal, en el que uno no está seguro de lo que le va a costar, una donación de todo lo que uno tiene a un Dios que nunca comprende… La fe es aquello
en lo que el hombre esta infinitamente interesado porque su salvación salvación eterna depende de 173 ella . Mediante la fe el hombre ha tomado conciencia del Otro. El amigo ha descubierto al amigo, la prometida ha contemplado al prometido, el hijo ha conocido a su Padre. Así comienza la vida de relación, porque la fe es la posibilidad que Dios nos ha dado de ponernos en relación vital y consciente con El. La vida de fe es la cosa más extraordinaria que existe en la tierra t ierra y ensombrece todos los demás dones obtenidos con anterioridad, como el don de volverse hombre ensombrece el de haber nacido a la luz. Con la fe me hago partícipe de la vida de Dios, entro en una nueva órbita: la órbita de Dios. Con la fe traspaso t raspaso los cielos, viajo por el invisible, venzo el peso de mi naturaleza de hombre, supero mi debilidad y me hago Hijo de Dios. La fe me ayuda a vencer el temor y supera la muerte; es invencible. San Juan afirma: “Y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe” (1 fe” (1 Jn.5, 4)174. “El camino es óptimo, pero angosto”. El seguimiento de Jesús conduce a la vida;
y lejos de él nos extraviamos y perdemos. Lo importante requiere esfuerzo y tenacidad, paciencia y superación. busca la facilidad encima desutodo y el que no vence la inclinación instintivaEla que la comodidad, debilitapor seriamente espíritu y reduce las dimensiones de su humanidad. Querer rehuir a toda costa la cruz lleva consigo una huida permanente de la vida real y un falseamiento de la existencia humana 175. La fe nos hace gustar de antemano el gozo y la luz de la visión beatífica, fin de nuestro caminar aquí abajo. Entonces veremos a Dios "cara a cara" (1 (1 Cor 13,12), "tal cual es" (1 (1 Jn 3,2). La La fe es pues ya el comienzo comienzo de la vida eterna: Mientras que ahora contemplamos las bendiciones de la fe como el reflejo en un espejo, es como si 172
BENEDICTO XVI, “Porta Fidei” Carta Fidei” Carta apostólica con la que convoca el Año de la fe (11/10/2011), 15. 173 A. PADOVANO, El PADOVANO, El Dios Lejano, op. Lejano, op. cit., 50. 174 C. CARRETO, Mañana CARRETO, Mañana será mejor , op. cit., 39. 175 R. BLAZQUEZ, “Dimensión antropológica y misionera de la peregrinación jacobea” jacobea” in in En el umbral del tercer milenio, op. cit., 295. 42
poseyéramos ya las cosas maravillosas de que nuestra poseyéramos nue stra fe nos asegura que gozaremos un día (S. Basilio, Spir. 15,36; S. Tomás de A., s.th. 2-2,4,1)176. La fe cristiana incardina al creyente en el mundo nuevo llegado de lo alto o del futuro absoluto en la resurrección de Jesús177. Ahora, sin embargo, "caminamos en la fe y no en la visión" (2 (2 Cor 5,7), y conocemos a Dios "como en un espejo, de una manera confusa,...imperfecta" (1 (1 Cor 13,12). Luminosa por aquel en quien cree, la fe es vivida con frecuencia oscuridad.muy La lejos fe puede a prueba. mundo en que vivimos parece en conlafrecuencia de loser quepuesta la fe nos asegura;Ellas experiencias del mal y del sufrimiento, de las injusticias y de la muerte parecen contradecir la buena nueva, pueden estremecer la fe y llegar a ser para ella una tentación178. Entonces es cuando debemos volvernos hacia los testigos de la fe: Abraham, que creyó, "esperando contra toda esperanza" (Rom 4,18); la Virgen María que, en "la peregrinación de la fe" (LG 58), 58), llegó hasta la "noche de la fe" (Juan Pablo II, R Mat 18) participando en el sufrimiento de su Hijo y en la noche de su sepulcro; y tantos otros testigos de la fe: "También nosotros, teniendo en torno nuestro tan gran nube de testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos con fortaleza la prueba que se nos propone, fijos fij os los ojos en Jesús, el que inicia y consuma la fe" (Hb (Hb 179 12,1-2) . La fe sale al encuentro de lo venidero, desde Abraham hasta la vuelta del Señor, pero en Cristo se le ha revelado el futuro: existirá el hombre que puede comprender la humanidad porque él y ella se han perdido en Dios. Por eso el signo de lo futuro ha de ser la cruz, y su rostro en este mu ndo será la faz llena de sangre y heridas; el “último hombre”, es decir, el hombre auténtico, el hombre futuro, se revela ahora en el hombre
ejemplar; quien quiera permanecer a su lado, deberá estar a vuestro lado (Mt 25,3146)180. La fe de hoy conquista la eternidad de mañana. Cuando hablo de fe, quiero decir «fe religiosa». Hay una especie de fe puramente humana, fe en sí mismo, en las l as estrellas o en el destino o en la buena suerte, a la que se acude con frecuencia para explicar los éxitos de unos y los fracasos de otros, y que tiene su influencia psicológica sobre la conducta de la persona, aunque a un nivel muy distinto 181. Cristo resucitado es el objeto de nuestra fe, de nuestra esperanza y de nuestro amor. Nos sirve tan solo la fe. Por eso ésta es purificada progresivamente por el Espíritu de Cristo, liberándola de aquellos apoyos que retrasan su crecimiento: los excesos de sensibilidad, imaginación, de razonamientos. madurez de una fe purificada no descarta esos de apoy apoyos; os; los relativiza relat iviza y pone en su lugar luLa gar 182 . La fe y la esperanza son un salto hacia lo desconocido, y en eso está su dificultad... y su mérito. Avanzar en la oscuridad de la mano de un amigo es confiar en ese amigo. Cuando ese amigo es Dios, el acto se hace religión y se gana el cielo… La fe
no es sólo creer, sino actuar. Es caminar por la vida, es traducir a la práctica lo que se intuye en la mística. Creer que el Reino ha llegado es vivir en el Reino, reclamar su ciudadanía y obedecer sus leyes, aun cuando eso nos convierta en extranjeros en un 176 CATECISMO
DE LA IGLESIA CATÓLICA, “Las características de la fe”, fe”, 163. R. BLAZQUEZ, “Resucitado para nuestra justificación” en justificación” en Jesús si la iglesia también, op. cit., 218. 178 CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, “Las características de la fe”, fe”, 164. 179 CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, “Las características de la fe”, fe”, 165. 180 J. RATZINGER, Introducción RATZINGER, Introducción al cristianismo, cristianismo, op. cit., 91. 181 C. G. VALLÉS, S.J., “¿Quién va ganando?” en ganando?” en Por la fe a la justicia, op. cit., 37. 182 S. GALILEA, “La consolidación de la fe” en fe” en La luz del corazón, op. cit., 62. 177
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mundo que no reconoce la existencia del Reino. Vivimos en nuestras almas una realidad que contradice al ambiente de fuera, y esa tensión es la que a un tiempo necesita y cielo” (Flp 3, 20) que andamos todavía por la engendra la fe. “Somos ciudadanos del cielo” 183 tierra . La fe nos muestra a Dios que nos ha dado a su Hijo y así suscita en nosotros la firme certeza de que realmente es verdad que Dios es amor. De este modo transforma nuestra impaciencia y nuestras dudas en la esperanza segura de que el mundo está en manos de Diosmuestra y que,el no obstante mediante las oscuridades, al final vencerá Él, La como luminosamente Apocalipsis sus imágenes sobrecogedoras. fe, que hace tomar conciencia del amor de Dios revelado en el corazón traspasado de Jesús en la cruz, suscita a su vez el amor. El amor es una luz — en en el fondo la única — que que ilumina constantemente a un mundo oscuro y nos da la fuerza para vivir y actuar. El amor es posible, y nosotros podemos ponerlo en práctica porque hemos sido creados a imagen de Dios. Vivir el amor y, así, llevar la luz de Dios al mundo.184 La fe es, pues, encontrar un tú que me sostiene y que en la imposibilidad de realizar un movimiento humano da la promesa de un amor indestructible que no sólo solicita la eternidad, sino que la otorga. La fe cristiana vive de esto: de que no existe la pura inteligencia, sino la inteligencia inteligencia que me conoce y me ama, de que puedo confiarme confiarme a ella con la seguridad de un niño que en el tú de su madre ve resueltos todos sus problemas. Por eso eso la fe, la confianza y el amor son, son, a fin de cuentas, una misma co cosa, sa, y todos los contenidos alrededor de los que gira la fe, no son sino concretizaciones del cambio radical, del “yo creo en ti”, del descubrimiento de Dios en la faz de Jesús de
Nazaret, hombre185. Creer en Jesucristo es, por tanto, el camino para poder llegar de modo definitivo a la salvación186. En nuestro viaje hacia la madurez de la fe y de la vocación se nos cruzarán momentos luminosos y momentos sombríos. Es más, estoy plenamente convencido de la necesidad de orar, con el deseo de que, cuando también a nosotros nos llegue nuestra hora, seamos capaces, con la ayuda de la Virgen y de los apóstoles, de reconocerla como tentación, aunque a veces se manifieste en realidades triviales e insignificantes, en sensaciones de malhumor o en cualquier clase de contratiempos187. Gracias a la fe, esta vida nueva plasma toda la existencia humana en la novedad radical de la resurrección. En la medida de su disponibilidad libre, los pensamientos y los afectos, la mentalidad y el comportamiento del hombre se purifican y transforman lentamente, en un proceso que no termina de cumplirse totalmente en esta vida. La «fe que actúa por el amor» ( amor» (Ga Ga 5, 6) del se convierte en 12, un nuevo pensamiento y de cambia toda vida hombre ( Rm 12, Rm 2; Col 3, criterio 3, 9-10; Ef. 9-10;de Ef. 4, 4, 20-29; 2 Co 5, Co 5,acción 17)188. que Además, la fe en la resurrección de los muertos permite tomar en serio al otro también en la muerte. La fe anima y motiva el actuar concreto que pide sacrificio y renuncia personal. La fe crea nueva confianza y sentido para la solidaridad, superando el pecado y ofreciendo nuevos horizontes y posibilidades de actuar. Este actuar se orienta en Jesucristo, que es amor y como tal rompe cada estructura, sistema o ideología 189. 183 C.
G. VALLÉS, S.J., “¿Quién va ganando?” en ganando?” en Por la fe a la justicia, op. cit., 30-31. BENEDICTO XVI, “Deus Caritas est” Carta est” Carta encíclica sobre el amor cristiano (25/12/2005), 39. 185 J. RATZINGER, Introducción RATZINGER, Introducción al cristianismo, cristianismo, op. cit., 21. 186 BENEDICTO XVI, “Porta Fidei”, doc. Fidei”, doc. cit., 3. 187 C. M. MARTINI, Las MARTINI, Las confesiones de Pedro, op. Pedro, op. cit., 78. 188 BENEDICTO XVI, “Porta Fidei” doc. Fidei” doc. cit., 6. 189 L. A. DIAZ HERRERA, La HERRERA, La decisión moral del hombre pastor , op. cit., 187. 184
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La fe no es solamente un tender de la persona hacia lo que ha de venir, y que está todavía totalmente ausente; la fe nos da algo. Nos da ya ahora algo de la realidad esperada, y esta realidad presente constituye para nosotros una «prueba» de lo que aún no se ve. Ésta atrae al futuro dentro del presente, de modo que el futuro ya no es el puro «todavía-no». El hecho de que este futuro exista cambia el presente; el presente está marcado por la realidad futura, y así las realidades futuras repercuten en las presentes y 190
las presentes . El está allí, delante de mí, con todo su amor y Tenerenfelasesfuturas creer que omnipotencia. Tener fe es creer que El llena todo el espacio y que ningún salto podrá arrojarme lejos de sus brazos. Tener fe es creer que Él lo sabe todo y recorre antes que yo y de mi llegada la infinita y complicada trama tr ama de mi existencia, para terminarla como problema siempre nuevo y resuelto por su amor infinito: mi entrada definitiva en su reino. Todo esto y mucho mas significa creer en Dios191; por esta razón, el hombre de fe expresa su vivencia en la entrega y servicio juntamente con la oración. La experiencia de una vida centrada en el amor y la oración despierta con fuerza la esperanza, camino de acercamiento al hombre utópico vivido por Jesús, al hombre nuevo, logrado, pleno.192 La fe en la vida eterna sólo es la aplicación a nuestra propia existencia de la fe en Dios. Y, en consecuencia, solamente podrá revitalizarse si encontramos una nueva relación con Dios, si de nuevo empezamos a comprender a Dios como alguien que actúa act úa en el mundo y en nosotros mismos.193
2.4 La fe y la Iglesia La Iglesia es la primera que cree, y así conduce, alimenta y sostiene mi fe. La Iglesia es la primera que, en todas partes, confiesa al Señor ("Te per orbem terrarum sancta confitetur Ecclesia", cantamos en el Te Deum), y con ella y en ella somos impulsados y llevados a confesar también: "creo", "creemos". Por medio de la Iglesia recibimos la fe y la vida nueva en Cristo por el bautismo. En el Ritual Romanum, el ministro del bautismo pregunta al catecúmeno: "¿Qué pides a la Iglesia de Dios?" Y Y la respuesta es: "La fe". "¿Qué te da la fe?" "La vida eterna" . eterna" . La salvación viene solo de Dios; pero puesto que recibimos la vida de la fe a través de la Iglesia, ésta es nuestra madre: "Creemos en la Iglesia como la madre de nuestro nuevo nacimiento, y no en la Iglesia como si ella fueseeseltambién autor de nuestra salvación" Porque es nuestra madre, la educadora de nuestra (Fausto fe.194 de Riez, Spir. 1,2). La “lógica” de la fe no es una simp le deducción analítica: ella toma cuerpo profundamente en la experiencia de la Iglesia, en su vitalidad, y por lo tanto, en su acción como levadura en el mundo en vista del Reino escatológico. El cristianismo no quiere decir simple contemplación de las esencias, ese ncias, ni espera pasiva del futuro del Reino de Dios, sino más bien una decisión que conlleva un riesgo, acción, transformación del mundo, en el cual se realiza verdaderamente la esperanza escatológica de la llegada del 190 BENEDICTO
191
XVI, “Spei Salve” Carta Salve” Carta encíclica sobre la esperanza cristiana (30/11/2007),
7.
C. CARRETO, Mañana CARRETO, Mañana será mejor , op. cit., 43. MAZARIEGOS, “ La utopía del hombre nuevo”, nuevo”, en La aventura apasionante de orar, Ediciones 2 Gráficas Ortega, Salamanca, 1985 , 41. 193 BENEDICTO XVI, “Vida cristiana”, cristiana”, en Orar, op. cit., 135. 194 CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, “Mira, Señor, la fe de tu tu Iglesia”, Iglesia”, 168-169; cfr. PAPA FRANCISCO, Lumen FRANCISCO, Lumen Fidei, Fidei, op. Cit., 37-39. 192 E.
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futuro absoluto. “Hoy más que nunca, la
Iglesia, es consciente de que su mensaje social se hará creíble por el testimonio de las obras antes que por su coherencia y lógica interna”195. Hay otro factor que hace que la fe sea una luz pero con una dimensión de “no evidencia”, de oscuridad, que requiere el “querer” de la libertad: el hecho de que Dios
nos habla por mediaciones. Dios, en nuestra condición humana, nos habla por intermediarios, personas. la Palabra y definitiva es Lo la persona de Jesúspor (Heb.1, 1-2).Entre Desdeellas, entonces, creerletotal a Dios es creerledea Dios Cristo. cual se mantiene la necesidad del querer de la fe como un acto libre… Jesús dejó a la
Iglesia como continuadora de su mediación para alcanzar la fe. En adelante, le creemos a Dios porque le creemos a la Iglesia, cuando habla de las cosas de la fe del mismo modo en que hablaba Cristo196. La fe establece la justicia dando fuerza para luchar, confianza para vencer y unión para formar un pueblo. Para conseguir la justicia hemos de empezar por recobrar la fe197. La «puerta de la fe» ( Hch ( Hch 14, 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida. Éste empieza con el bautismo ( Rm ( Rm 6, 6, 4)198. La fe es intimidad, es comunión. Es “permanecer” en Cristo, y este verbo en griego indica también “habitar”, tener una común residencia y experiencia de vida;199 la
fe es comunión con Dios. La fe se llama oración.200 La fe es lo más personal de un hombre pero no es un asunto privado. Quien quiera creer tiene que poder decir tanto “yo” como “nosotros”, porque una que no se pueda transmitir ni comunicar seria irracional. Cada creyente da su asentimiento libre al “creemos” de la Iglesia. De ella ha
recibido la fe. Ella es quien la ha transmitido a través de los siglos hasta él, la ha protegido de falsificaciones y la ha hecho brillar de nuevo. La fe es por ello tomar parte en una convicción común. La fe de los otros me sostiene, así como el fuego de mi fe enciende y conforta a otros. 201 La fe conduce a la comunión donde recibimos el cuerpo de Cristo, después de la ablución y la gracia del bautismo. El amor humano no es extraño al cuerpo; lo compromete con el Espíritu 202, de tal manera que Sólo la fe profesada por Pedro, y con él por la Iglesia de todos los tiempos, llega realmente al corazón, yendo a la profundidad del misterio: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo" 203
(Mt 16,16) . 195
L. A. DIAZ HERRERA, La decisión moral del hombre pastor , op. cit., 183-184; cfr. JUAN PABLO II, “Centessimus Annus”, Annus”, Carta encíclica conmemorando los cien años de la Rerum Novarum (1/05/1991), 57-58. 196 S. GALILEA, “La libertad de la fe” en fe” en La luz del corazón, op. cit., 18-19. 18- 19. 197 C. G. VALLÉS, S.J., “La fe y la justicia” en justicia” en Por la fe a la justicia, op. cit., 193. 198 BENEDICTO XVI, “Porta Fidei”, doc. Fidei”, doc. cit., 1. 199 G. RAVASI, V Domingo de Pascua, Pascua, en Según las Escrituras-Año B. Doble comentario a las lecturas del domingo, Editorial San Pablo, Santafé de Bogotá, 2005, 118. 200 E. MAZARIEGOS, “ La utopía del hombre nuevo”, nuevo”, en op. cit., 44. 201 YOUCAT, Catecismo Joven de la Iglesia Católica, Católica, op. cit., 24. 202 R. LAURENTIN, “Ciencia y fe. Tras el conflicto, una luminosa convergencia” en convergencia” en Creo en Dios, op. cit., 52. 203 JUAN PABLO II, “Novo Millenio Ineunte” Carta Ineunte” Carta apostólica al Episcopado, al Clero y a los fieles al concluir el gran jubileo del año 2000 (6/01/2001), 19. 46
La fe, configurada eclesialmente, no es solamente el punto de partida de la reflexión teológica, como el umbral para pasar a otro mundo, es el espacio vital en cuyo interior puede desarrollarse orgánicamente. La fe vivida como encuentro con Dios en Jesucristo, da una connaturalidad penetrante, liberadora y gozosa para discurrir con fidelidad y desahogo en el horizonte de la fe y de la Iglesia… Jesús de Nazaret es antes
una realidad vivida, amada y esperada que convertida en objeto de reflexión. Y esa fe conformada por el amor“Solo y ese amor constituyen acceso real al misterio de la persona de Jesucristo. la fe creyente conformada por el el amor encuentra el acceso al misterio de la persona”. “El amor y la fe son inseparables : el amor es amor creyente y la fe es la fe amante”. a mante”. La fe, eclesialmente constituida, es nuestro punto de partida 204. La fe cristiana es, por tanto, personal y eclesial. En una sociedad tan aquejada de individualismo los cristianos debemos subrayar la dimensión comunitaria de la fe. Sin inserción eclesial la fe individual pierde arraigo, vigor y vitalidad; sin la acogida confiada de la Iglesia como hogar y familia, como madre y educadora, vagamos a la intemperie; sin comunión eclesial pierden capacidad evangelizadora los misioneros; sin afecto eclesial se resiente la fuerza convocante de los cristianos. La eclesialidad es una dimensión básica del ser, de la vida y de la misión de cada cristiano y de cada comunidad205. No se puede creer en solitario. La fe solo es posible en comunión con otros creyentes. La fe por su misma naturaleza es fuerza que une. Su verdadero modelo es la realidad de pentecostés, el milagro de compresión que se establece entre los hombres de procedencia y de historias diversas. Esta fe o es eclesial o no es tal fe. Además, así como no se puede creer en solitario, sino sólo en comunión con otros, tampoco se puede tener fe por iniciativa propia o invención, sino sólo si existe alguien que me comunica esta capacidad, que no está en mi poder sino que me precede y me trasciende. Una fe que fuese fruto de mi invención sería un contrasentido, porque me podría decir y garantizar solamente lo que yo ya soy y sé, pero no podría nunca superar los límites de mi yo. Por eso una iglesia, una comunidad que se hiciese a sí misma, que estuviese fundad sólo sobre la propia gracia, sería un contrasentido. La fe exige una comunidad que tenga poder y sea superior a mí y no una creación mía ni el instrumento de mis propios deseos;206 en otras palabras, la fe no es privada sino pública y comunitaria. La fe va en primer lugar de la palabra a la idea, pero tiene siempre que regresar de la idea a la palabra y a la acción.207 208 que la fe de los apóstoles que comprobaron que Jesús Nuestra otra cosa vivía, que es la fe fe no de es la Iglesia . La fe de los discípulos, antes vacilante y retraída, en virtud del encuentro con el Señor resucitado se hace intrépida, se torna inconmovible e irradia una testificación fascinante. La vida anterior de Jesús y el destino de resurrección
204
R. BLAZQUEZ, “Una cristología en el horizonte de la identidad cristiana” cristiana” en Jesús si la iglesia también, op. cit., 149. 205 R. BLAZQUEZ, “Significación permanente de una “Meditación sobre la Iglesia”” in En el umbral del tercer milenio, op. cit., 179. 206 J. RATZINGER, “¿Por qué permanezco en la Iglesia?” Iglesia?” en VON BALATHASAR, H.U. – RATIZINGER, J., ¿Por qué soy todavía cristiano? ¿Por qué permanezco en la Iglesia?, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1974, 70; cfr. PAPA FRANCISCO, Lumen FRANCISCO, Lumen Fidei, Fidei, op. Cit., 39. 207 BENEDICTO XVI, “¿Un mundo sin verdad?” en verdad?” en Orar, op. cit., 30. 208 S. GALILEA, “La consolidación de la fe” en fe” en La luz del corazón, op. cit., 57. 47
se entrelazan indisolublemente en la conciencia de los discípulos 209. La fe es un "bien común", una riqueza que pertenece a todos, empezando por los pobres y los más indefensos frente a las tergiversaciones; así que defender la ortodoxia es para la Iglesia una obra social en favor de todos los creyentes210. La fe introduce al creyente en la Iglesia y lo hace partícipe de su vida, como comunidad de fe. En consecuencia, la teología posee una dimensión eclesial, porque es 211 madura sobre la fe de la Iglesia hecha por el teólogo, que es miembro de una reflexión la Iglesia . La iglesia es comunidad de fe y está siempre “en estado de confesion” de fe y de misión212. Por muy íntimo y personal que sea el itinerario de la fe de una persona, la fe que se termina por aceptar es siempre la fe de la Iglesia. Se cree en aquello en que la Iglesia cree, una fe recibida de Cristo y de los apóstoles. Toda experiencia de fe es una experiencia de Iglesia, pues la iglesia es el lugar de la fe, de su encuentro y de su crecimiento213. La fe cristiana no es asunto privado ni algo a
compartir solamente con espíritus distinguidos, sino comunión con la “plebe de Dios”214. La Iglesia, por tanto, desde el principio, es el lugar de la fe, el lugar de
transmisión de la fe, el lugar en el que, mediante el Bautismo, estamos inmersos en el Misterio Pascual de la Muerte y Resurrección de Cristo, que nos libera de la esclavitud del pecado, nos da la libertad de hijos y nos introduce a la comunión con el Dios Trino. Al mismo tiempo, estamos inmersos en comunión con los demás hermanos y hermanas en la fe, con todo el Cuerpo de Cristo, sacándonos fuera de nuestro aislamiento… un
cristiano que se deja guiar y formar poco a poco por la fe de la Iglesia, a pesar de sus debilidades, sus limitaciones y sus dificultades, se vuelve como una ventana abierta a la luz del Dios vivo, que recibe esta luz y la transmite al mundo. 215 La iglesia es el espacio vital de la fe cristiana, es el medio permanente de la fe, es la medida de la fe. El criterio de la fe no se halla ni analizando críticamente los contenidos, ni apoyados en la experiencia personal, ni verificando su verdad en la transformación de la historia, ni acudiendo a personas no cristianas interesadas por Jesús… “la única objetividad de la fe es la subjetividad de la Iglesia”216. «La fe es creer que el reino de Dios ha llegado... a pesar de toda la evidencia en contrario». Esa definición del eximio escriturista Joachim Jeremías es el paralelo en serio de la que un irlandés daba en broma: «La fe es creer lo que dice la Iglesia, a pesar de saber que no es verdad» … La fe es el puente que une las orillas más distantes del mundo, el vacío entre lo que es y lo que debería ser, entre lo que ven nuestros ojos y lo
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BLAZQUEZ, “La resurrección de Jesús como fundamento y centro del evangelio” en evangelio” en Jesús si la iglesia también, op. cit., 43. 210 J. RATZINGER – V. V. MESSORI, Informe MESSORI, Informe sobre la fe, fe, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1985 2, 30. 211 JUAN PABLO II, “Formación Intelectual: inteligencia de la fe”, fe” , en Pastores Dabo Vobis, exhortación apostólica post-sinodal sobre la formación de los sacerdotes en el mundo actual act ual (25/03/1992), 53. 212 R. BLAZQUEZ, “Magisterio eclesial y catequesis” in catequesis” in En el umbral del tercer milenio, op. cit., 261. 213 S. GALILEA, “Querer creer” en creer” en La luz del corazón, op. cit., 25. 214 R. BLAZQUEZ, “Significación permanente de una “Meditación sobre la Iglesia”” in Iglesia”” in En el umbral del tercer milenio, op. cit., 187. 215 BENEDICTO XVI, “La fe nace de la Iglesia, conduce a ella y vive en ella” , Audiencia general sobre el credo (31/10/2012) en en www.zenit.org/article-43496?l=spanish; www.zenit.org/article-43496?l=spanish; cfr. cfr. PAPA FRANCISCO, Lumen FRANCISCO, Lumen Fidei, Fidei, op. Cit. 41-42. 216 R. BLAZQUEZ, BLAZQUEZ, “¿Quién es un cristiano?” en cristiano?” en Jesús si la iglesia también, op. cit., 38-39. 48
que cree nuestro corazón, entre entre el presente y el futuro, entre el cielo y la tierra. «La fe es garantía de lo que se espera; la prueba prueba de las realidades que no se ven» ven» (Hb (Hb 11, 1)217. Sólo la fuerza de la fe es el sello perfecto de la comunión, aunque requiere obligatoria, justa y humildemente, toda la colaboración humana, técnica, racional, psicológica...218 Vivir la fe en tiempos difíciles y superar los riesgos que ello conlleva, exige el convertirse al verdadero “compromiso” de Jesús: estar en el hoy, pero libres
con y lalavoluntad en la esperanza de aquel ALGUIEN que supera el HOYel219corazón . La fe es respuestapuestos de la Iglesia a Cristo; ésta es Iglesia en la medida en que es acto de fe. Y la fe no es un acto individual, solitario; no es una respuesta de cada uno por separado. Fe Fe significa creer juntamente creer juntamente con toda la Iglesia»220.
2.5 La fe cristiana La “fe cristiana” no es propiamente una aceptación racional de un enunciado
doctrinal, ni tampoco, el concepto de fe, que es común en el Antiguo Testamento, a saber, un mantenerse firme, confiado y seguro en la fidelidad de Dios a sus promesas… consiste en una integración de la totalidad de la persona con el Resucitado. 221 A Jesús no se llega verdaderamente más que por la fe, a través de un camino cuyas etapas nos presenta el Evangelio en la bien conocida escena de Cesarea de Filipo (Mt 16,13-20)222. La fe cristiana es una llamada-respuesta. Es un proceso dialogal: hay una inici inicial al llamada de Dios a cada hombre para que entable con El una relación de amor por medio de Cristo; a esta llamada debe corresponder una respuesta humana libre, que consiste en decir vitalmente a Dios: “¡Sí! Comprometo mi vida con Dios en Cristo” 223. El cristianismo no es un moralismo; es la experiencia de la fe e imitación de Cristo, con todas sus consecuencias. Una de ellas, por supuesto, es vivir de acuerdo con lo que se cree, por lo que la fe cristiana es también un estilo de vida, lo que hoy llamamos ética. La moral cristiana está fundada en la fe 224. La fe cristiana, es decir, la fe en Jesús como Cristo es, pues, verdadera “fe personal”. Partiendo de aquí, podemos comprender lo que significa. La fe no es la aceptación de un sistema, sino de una persona que es su palabra; la fe es la aceptación de la palabra como persona y de la persona como palabra225. La fe cristiana consiste primordialmente en creer en Cristo y creerle a Cristo. La fe es la convicción de que Cristo, quien murió crucificado, vive hoy y para siempre226. La fe f e es para importantísima paracosa. la vida cristiana. No cristiana. No¡Tal debemos considerarla como un instrumento obtener alguna A veces se dice: persona tiene mucha fe, tiene más que nosotros! O también: ¡Bienaventurados vosotros que tenéis fe! En realidad, la fe no es una capacidad personal, no la construye el hombre: más bien es el 217 C.
G. VALLÉS, S.J., “¿Quién va ganando?” en ganando?” en Por la fe a la justicia, op. cit., 29. C. M. MARTINI, Pueblo MARTINI, Pueblo mío, sal de Egipto. Egipto. El camino del Pastor en su pueblo, op. cit., 77. 219 L. A. DIAZ HERRERA, La HERRERA, La decisión moral del hombre pastor , op. cit., 189. 220 J. RATZINGER – V. V. MESSORI, Informe MESSORI, Informe sobre la fe, fe, op. cit., 61. 221 G. BAENA, “La esperanza en la vida cristiana” en CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA, La Esperanza Cristiana, op. cit., 129. 222 JUAN PABLO II, “Novo Millenio Ineunte”, doc. Ineunte”, doc. cit., 19. 223 CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA, “El camino hacia el ser cristiano: la justificación” justificación” en Compromiso Moral del Cristiano, op. cit., 155. 224 S. GALILEA, “¿Moral sin fe?” en fe?” en La luz del corazón, op. cit., 76. 225 J. RATZINGER, Introducción RATZINGER, Introducción al cristianismo, cristianismo, op. cit., 76. 226 S. GALILEA, “La consolidación de la fe” en fe” en La luz del corazón, op. cit., 56. 218
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planteamiento simplicísimo de quien se abandona con confianza c onfianza a la palabra de Dios, es el embebecerse en la potencia de la palabra de Dios que actúa en nosotros 227. La fe se ordena por esencia al tú y al nosotros; sólo a base de esta doble condición une al hombre con Dios. Demos la vuelta a la frase: la estructura íntima de la fe no separa la relación con Dios de la cohumanidad. La relación con Dios, con el tú y con el nosotros, se entrelazan, no se yuxtaponen. Desde otro punto de vista podemos afirmar Dios quiere venir228a. los hombres sólo mediante losque hombres; busca de a los hombresque en su co-humanidad La fe no es un conocimiento se desprenda un libro. Es un conocimiento personal de Dios y, como toda relación no puede establecerse sino en la simpatía, la comunión, la connaturalidad229. La fe es un sujetarse a Dios, en quien tiene el hombre un firme apoyo para toda su vida. La fe se describe, pues, como un agarrarse firmemente, como un permanecer en pie confiadamente sobre el suelo de la palabra de Dios230. La fe es: alianza de amor, adhesión a alguien, encuentro personal231. La fe es adhesión, compromiso, praxis; se encuentra vinculada al amor y le sostiene. La fe es un compromiso tan radical como el del matrimonio. La fe en Dios se parece a la fe conyugal, que también implica fidelidad232. La fe no es una cavilación en la que el yo, libre de toda ligadura, se imagina reflexionar sobre la fe; es más bien el resultado de un diálogo, expresión de la audición, de la recepción y de la respuesta que, mediante el intercambio del yo y el tú, lleva al hombre al “nosotros” de quienes creen lo mismo… la fe procede de la “audición” (Rm.10, 17), no de la “reflexión” como la filosofía. Su esencia no estriba en ser proyección de lo concebible, a lo que se ha llegado después de un proceso intelectivo. La fe nace, por el contrario, de la audición; es recepción de lo no pensado, de tal modo que el pensar en la fe es siempre reflexión sobre lo que antes se ha oído y recibido 233. La fe cristiana es mucho más que una opción en favor del fundamento espiritual del mundo. Su fórmula central reza así: “creo en ti”, no “creo en algo”. Es encuentro con el hombre Jesús; en tal encuentro siente la inteligencia como persona. En su vivir mediante el Padre, en la inmediación y fuerza de su unión suplicante y contemplativa con el Padre, es Jesús el testigo de Dios, por quien lo intangible se hace tangible, por quien lo lejano se hace cercano. Más aún, no es puro testigo al que creemos lo que ha visto en una existencia en la que se realiza el paso de la limitación a lo aparente a la profundidad de toda toda la verdad. No. Él mismo es la presencia presencia de lo eterno en este mundo. mundo. En su vida, en la entrega sin reservas de su ser a los hombres, la inteligencia del mundo se hace mediante actualidad,el se brinda como amor amaque y que haceamenazado la vida digna vivirse donnosincomprensible de unque amor no está por de el ofuscamiento egoísta. La inteligencia del mundo es el tú, ese tú que no es problema abierto, sino fundamento de todo, fundamento que no necesita a su vez ningún otro fundamento234. La fe ve en Jesús al hombre en el que, hablando según el esquema biológico, se ha realizado la próxima etapa de la evolución; al hombre en quien ha tenido lugar la 227
C. M. MARTINI, ¿Todavía existe algo en que creer? creer?,, op. cit., 48. RATZINGER, Introducción al cristianismo, RATZINGER, Introducción cristianismo, op. cit., 27. 229 R. LAURENTIN, “La fe y/o el amor” en amor” en Creo en Dios, op. cit., 31. 230 J. RATZINGER, Introducción RATZINGER, Introducción al cristianismo, op. cristianismo, op. cit., 17. 231 B. FURLAN, “Encuentro personal”, en personal”, en op. cit., 56. 232 R. LAURENTIN, “La fe es un don” en don” en Creo en Dios, op. cit., 34. 233 J. RATZINGER, Introducción RATZINGER, Introducción al cristianismo, cristianismo, op. cit., 26. 234 J. RATZINGER, Introducción RATZINGER, Introducción al cristianismo, cristianismo, op. cit., 21.
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ruptura del modo limitado de ser del hombre, de la inclusión monádica; la fe ve en Jesús al hombre de quien no se excluyen la personalización y la socialización, sino que se ratifican; el hombre en el que se une la suprema unidad. Pablo hablaría del “cuerpo de Cristo”, más aún, de quienes “son uno en Cristo” y la suprema individualidad; la fe
contempla en Jesús al hombre en quien la humanidad toca su futuro y se transforma extraordinariamente en sí misma, porque mediante él toca a Dios, participa de él y alcanza así suenmás auténtica posibilidad. Partiendo de ahí, la feen veelenser Jesús el inicio del movimiento el que la humanidad dispersada es introducida del único Adán, del único “cuerpo”, del hombre futuro. En él ve la fe el movimiento que conduce al futuro del hombre en el que éste queda “socializado”, incorporado a lo único, pero de tal
forma que el individuo no queda eliminado, elim inado, sino que llega plenamente a sí mismo235. La fe no es de suyo necesaria para tener un sistema moral guiado por ciertos grandes principios; pero es necesaria para que una moral sea integral i ntegral y coherente en todas sus 236 aplicaciones . La fe cristiana no es pura visión retrospectiva del pasado ni un detenerse en el origen que yace temporalmente detrás de nosotros; pensar así sería puro romanticismo y pura renovación. Pero tampoco es simplemente mirada a lo eterno, eso sería platonismo y metafísica. Es ante todo mirada hacia adelante, tanteo de esperanza; pero no sólo eso, la esperanza se convertiría en utopía si la meta a la que espira fuese creación del hombre; es verdadera esperanza porque se integra en el sistema de coordenadas de tres grandezas: la del pasado, es decir, la de la transformación realizada; la de la actualidad de lo eterno que hace del tiempo divino una unidad, y la del futuro que afecta a Dios y al mundo, y así hace de Dios en el mundo y del mundo en Dios el punto omega de la historia237. La fe cristiana afirma, sin embargo, que el hombre vuelve profundamente en sí mismo no por lo que hace, sino por lo l o que recibe; tiene que esperar el don del amor, y el amor sólo puede recibirlo como don; no podemos esperarlo, dejar que se nos dé. El hombre sólo se hace plenamente hombre cuando es amado, cuando se deja amar. La fe cristiana es la profesión de fe en que Dios no es prisionero de su eternidad, y en que no está limitado a lo espiritual, sino que puede obrar aquí y ahora, en mi mundo, y que ha obrado en Jesús, el hombre nuevo nacido de María la virgen, mediante el poder creador de Dios, cuyo Espíritu en el principio se cernía sobre las aguas, y de la nada creó el ser 238. La fe genera esperanza y ambas generan caridad que es el fruto consumado de las 239 hombre. Y la caridad es lo que mantiene la fe viva y la promesas de la yvocación esperanza yfirme confiadadel . En la mística, el hombre descubre que la fe es una iniciativa de Dios. Que es Él quien le ha llamado. Que es Él quien le busca. Que es Él quien desea hablarle240. La fe cristiana nos ofrece la verdad como camino camino,, y sólo por ese camino se convierte en verdad de los hombres... Será la verdad de los hombres en cuanto camino que ellos mismos reclaman, pueden y deben recorrer. Por eso son esenciales en la fe la profesión, la palabra, la unidad que opera, la participación en el culto divino de la asamblea y, por fin, la comunidad llamada Iglesia. La fe cristiana no es una idea, sino 235
J. RATZINGER, Introducción RATZINGER, Introducción al cristianismo, cristianismo, op. cit., 89. GALILEA, “¿Moral sin fe?” en fe?” en La luz del corazón, op. cit., 79. 237 J. RATZINGER, Introducción RATZINGER, Introducción al cristianismo, cristianismo, op. cit., 90. 238 J. RATZINGER, Introducción RATZINGER, Introducción al cristianismo, cristianismo, op. cit., 103.109. 239 S. GALILEA, “Creer en la esperanza” en esperanza” en La luz del corazón, op. cit., 94. 240 J. OTON CATALAN, El CATALAN, El inconsciente, ¿morada de Dios?, Dios?, Ed. Sal Terrae, Santander, 2000, 138.
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vida; no es espíritu para sí, sino encarnación, espíritu en el cuerpo de la historia y en el nuestro. No es mística de la auto-identificación del espíritu con Dios, sino obediencia y servicio: superación del todo mediante lo que yo no puedo ni hacer ni pensar 241. Hoy más que nunca es necesario que la fe f e de numerosos cristianos sea iluminada y que éstos estén resueltos a vivir la vida cristiana integralmente, comprometiéndose en la lucha por la justicia, la libertad y la dignidad humana, por amor a sus hermanos desheredados, nunca,donde la Iglesia se propone condenar los abusos, lasoprimidos injusticiaso yperseguidos. los ataquesMás a laque libertad, se registren y de donde provengan, y luchar, con sus propios medios, por la defensa y promoción de los derechos del hombre, especialmente en la persona de los pobres»242. La fe es caminar con Cristo, en el cual se cumple toda la Ley; ella nos une a la justicia de Cristo mismo243. Todo el corazón de la fe cristiana es el interminable y finalmente victorioso amor de Dios, para el cual hemos sido hechos y al cual somos llamados. Nada más elevado y nada mejor puede ser imaginado; si se pudiese, eso también sería parte de la verdad central de la fe cristiana: que el Señor Soberano es amor salvador 244. A Jesús no se llega verdaderamente más que por la fe, a través de un camino cuyas etapas nos presenta el Evangelio.245 En cuanto respecta a la vida cristiana, todo descansa en la fe. Todo está en ella como su inicio y raíz, y como su última explicación. Es la fe la que nos hace ver en el prójimo algo más que el prójimo: un hijo o hija de Dios, algo al go trascendente, algo mucho mayor de lo que se ve246y experimenta de él, lo cual no puede sino llevar al amor y el sacrificio por el otro . Sin fe, o con una fe debilitada, no hay moral que pueda sostenerse. Tanto entre quienes no tienen fe, como entre aquellos que la han abandonado, y entre los propios católicos, el inadecuado desarrollo de la conciencia religiosa ha hecho que se haya ido atrofiando y pervirtiendo el sentido de la “libertad de conciencia”, de tal manera que ha desembocado en una situación en que cada uno hace
en su vida afectiva lo que quiere, sin limitación alguna, como también en sus acciones políticas, económicas económicas y sociales, sociales, o en cualquier cualquier otro ámbito de de la vida diaria247. El núcleo de la vida cristiana es la fe en Cristo como revelador y salvador, como mediador único y definitivo de la revelación y de la salvación. La fe no es algo visible, y sin embargo es lo nías característico y específico del cristiano. Esa fe en Cristo es exclusiva y propia del cristiano. Es lo que configura la experiencia y la cosmovisión cristiana. La fe proporciona un mundo de sentido, una nueva visión de las cosas y de la propia vida. La fe proporciona los cristianos la motivación última y más248 específica de todas las prácticas y de todos losa compromisos verdaderamente cristianos. Vivir según la fe requiere profesar de manera completa e íntegra el mensaje de Jesucristo, ya que una “selección” de diversos aspectos de su enseñanza, aceptar unos y 241
J. RATZINGER, Introducción RATZINGER, Introducción al cristianismo, cristianismo, op. cit., 29. J. RATZINGER – V. V. MESSORI, Informe MESSORI, Informe sobre la fe, fe, op. cit., 189. 243 J. RATZINGER, «El sermón de la montaña» en montaña» en Jesús de Nazaret. Primera parte, desde el bautismo hasta la transfiguración, Ed. La esfera de los libros, Madrid, 2007 1, 110. 244 B. RAMM-R. VELASQUEZ VALLE, “Amor” “Amor” en RAMM, B. – VELASQUEZ VELASQUEZ VALLE, R., Diccionario de Teología contemporánea, op. cit., 6. 245 JUAN PABLO II, “Novo Millenio Ineunte”, Ineunte”, doc. cit., 19. 246 S. GALILEA, “Querer creer” en creer” en La luz del corazón, op. cit., 21-22. 21 -22. 247 L. A. DIAZ HERRERA, La HERRERA, La decisión moral del hombre pastor , op. cit., 143. 248 F. MARTINEZ DIEZ, “ El compromiso de la fe” fe” en en El compromiso cristiano. Cristianos en el mundo, Editorial San Esteban, Salamanca, 2004, 10. 242
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sangre” rechazar otros, no respondería a la Revelación del Padre, sino “a la carne y la sangre” (cf. Mt 16, 17), porque tus pensamientos no son los de Dios sino los de los hombres (Mc 8, 33). Es de vital importancia mantener íntegro el depósito de la fe, tal como Cristo lo confió a la Iglesia para su custodia. Así fue afirmado desde los inicios de la Iglesia. De la negación de un aspecto de la Profesión de fe, se pasa a la pérdida total de la misma, pues al seleccionar unos aspectos y rechazar otros, no se atiende ya al testimonio de cuando Dios, sino a razones humanas. La249vida entera del cristiano queda comprometida se altera la Profesión de la fe. En últimas, la fe cristiana, ser cristiano no es adherirse a un conjunto de comportamientos distintivos establecidos como signos de identidad. Requiere un discernimiento de o que es genuina mente el “culto racional”. No es una tarea solo del Magisterios o de los teólogos.250
2.6 La fe y el ser cristiano La fe conduce a un resultado antropológico de gran peso. En unión con el bautismo, constituye constituye el fundamento y el soporte de toda la existencia y la identidad 251 cristiana. El bautismo es el sacramento de la fe. Pero el bautismo es también una exigencia de fe, de un desarrollo de la fe para quien lo recibió en estado de germen. Rara vez deja Dios de exigir la colaboración del hombre. No se trata d e “conservar la fe” sino “crecer incesantemente en la fe” ;252 la la Primera Primera Carta de Pedro adopta Pedro adopta una bella imagen cuando compara la fe a un metal precioso y explica que ella debe ser probada con el fuego (1,7)… Así queda establecida la relación exacta de suces ión entre fe y amor, es decir, entre lo que es obra de Dios y lo que el hombre está llamado a realizar de su parte. La fe es la fuente del rio, el amor es al mismo tiempo el curso y la desembocadura.253 Por eso, la fe es la consagración a Dios y al amor no sólo de una pequeña parte del del propio tiempo y del propio ser, sino ddee todo el ser: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas tus fuerzas…” 254. Por tanto, la fe es fundamento y raíz de toda la vida cristiana. De ella, es decir, de la adhesión a Cristo, crece el comportamiento ético… Por esto también la fe tiene sus obras. 255 Fe es otra palabra clave de la experiencia cristiana y la hemos oído repetir muchas veces. La palabra «fe», en su larga historia – en en el Antiguo Testamento, en la Biblia, en la versión hebrea de la Escritura – representa representa la situación de de quien se se confía, 256 roca, del que se siente seguro porque está sostenido por del que más se apoya una alguien fuertesobre que él . La fe es esencialmente un don de Dios que provoca el abandono de sí al Señor Jesús. Así, la adhesión al contenido de la fe se transforma en
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CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, “Teología y secularización en España. A los cuarenta años de la clausura del Concilio Vaticano II”, II” , doc. cit., 13. 250 A. DE MINGO KAMINOUCHI, “Ética cristiana y Nuevo Testamento: en el contexto de la Renovación de la Teología Moral” en Moral” en RESEÑA BIBLICA, op. cit., 60. 251 R. PENNA, “ El ADN del cristianismo”. La identidad cristiana en estado naciente, Editorial San Pablo, Santafé de Bogotá, 20071, 306. 252 VARIOS, “El bautismo” en bautismo” en Juventud, cien temas de reflexión sobre la madurez, op. cit., 16. 253 R. PENNA, “ El ADN del cristianismo”, cristianismo”, op. cit., 308.310. 254 G. RAVASI, XVIII RAVASI, XVIII Domingo del tiempo ordinario, ordinario, en op. cit., 222. 255 R. PENNA, “ El ADN del cristianismo”, cristianismo”, op. cit., 310.311. 256 C. M. MARTINI, ¿Todavía existe algo en que creer? creer?,, op. cit., 47. 53
actitud, decisión de seguir a Jesús y de conformar la propia vida a la suya 257. La dinámica de maduración de la fe, desemboca en una decisión personal por la verdad 258. Mediante la fe sé ahora lo que he de creer, querer o hacer. Mediante la fe me hago “uno”, soy llamado por el nombre por Dios mismo y es él quien me manda. En efecto,
con la fe, nace mi vocación (Gn.12, 1)259. Kierkegaard enseñó que la fe es decisión, y que la decisión es real solamente si está confrontada posibilidades. Si las Diosposibilidades se comunica con ynosotros, debe comunicarse en talcon forma que mantenga abiertas así proteja la realidad de la decisión. El cristianismo, por tanto, es una comunicación existencial indirecta. Es comunicación en cuanto que enseña la encarnación; pero para preservar la realidad de las categorías de la decisión y la posibilidad, es una comunicación indirecta. Dicho de otra manera, el cristianismo no es una verdad obvia que obligue al hombre a creer; no es una verdad por la cual su salud o integridad serían negadas si no creyese 260. La dificultad de ser cristiano, bien sea como seguimiento de Cristo o cono fe en él, consiste en el hecho de que los cristianos deben hacer propio y realizar el apasionado lanzarse hacia delante de los judíos tal como fue cumplido por Jesús. 261 Ser cristiano no debe convertirse en algo así como un estrato arcaico que de alguna manera retengo y que vivo en cierta medida de forma paralela paralela a la modernidad. Ser cristiano es en sí mismo algo vivo, algo moderno, que configura y plasma toda mi modernidad y que, en ese sentido, la abraza en toda regla. 262 ¡Ser cristiano es una vocación radical y noble, sublime y dignísima! La heroicidad del mártir es el sello de que Dios supera la capacidad del hombre. Por esto la serenidad y la esperanza de los mártires es un signo de la gracia de Dios en la debilidad de los hombres 263. Es fácil entender que la fe es un riesgo, pero se aprende muy tarde cual es el precio de este riesgo. Yo creo que no existe en el mundo un oficio tan difícil como el de vivir de fe, esperanza y amor. Se trata en el fondo de dar un salto en la oscuridad o, para ser más precisos, un salto en el iinvisible nvisible264. La fe es algo muy diferente, es creer en alguien, y porque se cree se es capaz de entregarse. En nuestra fe, Dios fe, Dios viene al encuentro del hombre y el hombre acoge a Dios. Ese encuentro marca a la persona, notándose, notándose, necesariamente, en la vida. Una vida en la fe es una vida vivida en el compromiso con Dios, en el estar, constantemente, a su disposición..265 disposición De la dinámica de la propia fe brota la pregunta fundamental de todo cristiano: ¿Cómo debo seguir a Cristo? ¿Cómo y dónde, Señor, quieres que yo te sirva? ¿En qué 257
SINODO DE LOS OBISPOS, XIII ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA, “Instrumentum laboris”, laboris”, La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana, Librería Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano, 2012, 101. 258 C. M. MARTINI, Las MARTINI, Las confesiones de Pedro, Pedro, op. cit., 15. 259 C. CARRETO, Mañana CARRETO, Mañana será mejor , op. cit., 40. 260 B. RAMM - R. VELASQUEZ VALLE, “Comunicación indirecta” en indirecta” en RAMM, B. – VELASQUEZ VALLE, R., Diccionario de Teología contemporánea, op. cit., 21. 261 H. U. VON BALTHASAR, “¿Por qué soy todavía cristiano?” cristiano?” en VON BALTHASAR, H.U. – RATZINGER, J., op. cit., 41. 262 BENEDICTO XVI, “Dictadura del Relativismo” en Relativismo” en Luz del Mundo. El Papa, la Iglesia y los Signos de los Tiempos, Editorial Herder, Barcelona, 2010, 69. 263 R. BLAZQUEZ, “¿Qué es el martirio? ¿Quién es un mártir?” in mártir?” in En el umbral del tercer milenio, op. cit., 141. 264 C. CARRETO, Mañana CARRETO, Mañana será mejor , op. cit., 41-42. 265 J. L. MARTINEZ MARTINEZ, La MARTINEZ, La conquista de la libertad. Autoconocimiento, madurez y encuentro con Dios, Dios, Editorial San Pablo, Madrid, 2001, 131-132. 54
situación histórica deberé poner al servicio de la Iglesia visible la abundancia de tus dones? La respuesta es clara: en la Eucaristía, lugar en el que Cristo llama desde su cruz. No hay llamada, fuera de la cruz. En el pan partido, en la copa ofrecida, Jesús repite el gesto de su más absoluto despojo; y así, en su condición de siervo, como ppobre obre y humilde crucificado, Jesús nos llama... El cristiano sólo podrá mantenerse firme en su fe, si desarrolla plenamente su capacidad, que es don divino, de amar a Dios con todo su 266
corazónKierkegaard, y toda su mente . en "El discípulo de segunda mano" , que “n ha dicho “noo somos contemporáneos con Cristo en el sentido de ser testigos oculares, sino que en el acto de fe llegamos a ser contemporáneos con él. Ser contemporáneo con Cristo significa recibir de Dios las condiciones para ser un discípulo ”267, ya que, en la fe encontramos Is 7,9b), y sólo a partir de ella de hecho la única garantía de nuestra estabilidad (cf. Is podemos también nosotros ser verdaderamente verdaderamente fieles: en primer lugar con respecto a Dios, después hacia su familia, la Iglesia, que es madre y maestra, y en ella a nuestra vocación, a la historia en la que el Señor nos ha injertado.268 El mejor lugar para la transmisión de la fe es una comunidad nutrida y transformada por la vida litúrgica y por la oración269. El que está llamado a vivir la fe en plenitud y a participar en la misión de Cristo debe descubrir descubrir poco a poco, y en su propia persona, que a Dios no podemos manejarle manejarle ni modelarle a nuestro gusto, porque nuestra llamada es exclusivamente un don que nos viene de él, que no podemos poseer la Palabra, la oración, la vocación, la vida moral, el propósito de seguir fielmente los consejos evangélicos, etc., porque todo es don gratuito, pura gracia de Dios 270. No hemos de olvidar que la fe no está desligada del amor y, en lo más profundo, es la prueba del amor… y la primera prueba del amor es creer en el amado, creer en su
presencia271. La fe sincera produce efectos de verdadero compromiso con las realidades terrenas: al glorificarse a Dios Padre, se entra en el trabajo de búsqueda por la igualdad entre todos los hijos como hermanos; al glorificar a Dios Hijo, se experimenta el perdón y la capacidad de perdonar; y al glorificar a Dios Espíritu Santo, se siente el gusto de compartir sus dones como comunidad llamada a la santidad 272. Entonces nos damos cuenta de que en la vida del cristiano, en la vida de todos nosotros (pensamos en nosotros, porque todos hemos sido bautizados y todos estamos sometidos a estas tentaciones de nuestro tiempo), se da una cierta falta de espíritu de fe. Nos apegamos a lo ve tambiéndaenlalasensación vida cristiana, en la vida eclesial eclesiástica, que loToda que se que ve esseinmediato, de equilibrio entre cosasyque se puedenyamedir. falta de fe produce un apego excesivo a cosas buenas, pero todas ellas visibles; no hablamos de falta de fe teologal, sino de falta fal ta de fe vivida, es decir, de ese entramado de 266
C. M. MARTINI, Las MARTINI, Las confesiones de Pedro, op. cit., 109.102. B. RAMM-R. VELASQUEZ VALLE, “Contemporáneo con Cristo, Contemporaneidad” en Contemporaneidad” en RAMM, B. – VELASQUEZ VELASQUEZ VALLE, R., Diccionario de Teología contemporánea, op. cit., 22. 268 BENEDICTO XVI, “La fidelidad de Dios es la clave y la fuente de nuestra fidelidad”, Discurso fidelidad”, Discurso a la Academia Pontificia Eclesiástica (11/06/2012). 269 SINODO DE LOS OBISPOS, XIII ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA, “Instrumentum laboris”, laboris”, La nueva evangelización evangelización para la transmisi tr ansmisión ón de la fe cristiana, cr istiana, doc. cit., 97. 270 C. M. MARTINI, Las MARTINI, Las confesiones de Pedro, op. cit., 77. 271 C. CARRETO, Mañana CARRETO, Mañana será mejor , op. cit., 43. 272 CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA, “La experiencia cristiana” en cristiana” en Compromiso Moral del Cristiano, op. cit., 513.
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fe orgánico, vital, que se caracteriza por un sentido intenso de Dios, por la oración profunda, por la comunicación de fe. «Cuando se deja de orar, Dios acaba siendo nadie».. Cuando se deja de orar, la vida que no se ve deja de tener sentido 273. nadie» Persona adulta en la fe es aquella que es capaz de una elección motivada por profundas convicciones interiores. Precisamente las condiciones en las que hoy nos encontramos viviendo la fe imponen que éste sea el objetivo al que hay que apuntar; ya no es el deauna tradicional,ypor costumbre,dedeelecciones fachada. El bien dedelas personas exige quetiempo se mire unafeinterioridad profundidad capaces fundar una 274 auténtica vida de fe . Aun podríamos decir más: cada una de nuestras acciones buenas, buenas, cada una de nuestras acciones morales se realiza a partir de la fe, porque nosotros obramos el bien, porque nosotros vivimos las virtudes humanas en la fe en ese Dios que nos ha amado. Por tal motivo la fe penetra nuestras jornadas, nuestro respiro. De la fe nacen la oración, los comportamientos cristianos, la participación en la misa, la lucha por la justicia. La fe lo es todo en nosotros, es la l a sustancia que penetra todas las células 275 de nuestra existencia. La fe tiene dos aspectos maravillosos: por una parte es encuentro amoroso con Jesucristo vivo. La fe se dirige a alguien, hacia una persona, hacia Jesús. Por otra parte, la fe es acogida de la enseñanza, del mensaje de Jesús que nos llega por medio de la Iglesia. La fe se dirige hacia algo, la Buena Noticia del evangelio. Una fe misionera no se resigna a permanecer en el lugar y situación donde es conocida, aceptada y vivida. Es una fe que quiere compartirse. Una fe misionera desea que Cristo sea conocido, amado y seguido por quienes aun no lo conocen, ni lo aman ni lo siguen. Una fe misionera es una fe que se comunica a los demás276. La fe cristiana es una fe f e comprometida. Y lo es hoy en un doble sentido, positivo y negativo. En sentido negativo decimos hoy que la fe cristiana es comprometida o "está comprometida". Es algo así como decir que su calidad e incluso su existencia está en peligro. Efectivamente, la fe cristiana o, mejor dicho, algunos creyentes no se encuentran a gusto en la cultura moderna y postmoderna. Más bien, están experimentando una especie de desasosiego y de malestar que les empujan a batirse en retirada o a esconderse acomplejados en el reducto de la privacidad o de la intimidad personal. El proceso proceso de secularización secularización y la importancia importancia creciente del áámbito mbito político han puesto a la fe cristiana cristiana o a los cristianos cristianos entre "la "la espada y la pared". pared". La cultura cultura moderna entiende la secularización como una renuncia a la fe religiosa, a todo tipo de sacralidad. Y, eneltodo caso,deentiende que eldel ámbito público noo,es de la fe. Ese es más bien ámbito la increencia, increencia, agnosticismo agnosticismo al hoy menos, menel os,ámbito de la aconfesionalidad. aconfe sionalidad. En el supuesto de que deba seguir existiendo, la fe religiosa debe recluirse en el ámbito de lo privado. Sus derechos no van más allá de este ámbito de lo privado. Por eso, la fe cristiana no es plausible en la cultura moderna (y postmoderna). No se lleva "ser creyente". No tiene respaldo y reconocimiento social y público. En este sentido, podemos decir que la fe cristiana está comprometida, acosada, enfrentada al riesgo... Pero la fe cristiana es también fe comprometida en otro sentido más positivo. Cuando decimos que la le cristiana es una fe comprometida, por lo general no nos referimos a 273
C. M. MARTINI, Pueblo MARTINI, Pueblo mío, sal de Egipto, op. Egipto, op. cit., 124-125. M. SABBADINI, “Reflexiones al margen de de la experiencia” en experiencia” en MARTINI, C. M., El Evangelio para 2 tu libertad, Ed. San Pablo, Santafé de Bogotá, 1995 , 184. 275 C. M. MARTINI, “¿Qué es la fe en nuestra vida?” en Las virtudes del cristiano que vigila. Ejercicios espirituales para la cuaresma, Editorial San Pablo, Bogotá, 2007, 48-49. 276 L. C. CASTRO QUIROGA, QUIROGA, Fe Fe misionera, fe de primera, primera, Ed. Celam, Santafé de Bogotá, 2007, 34-35. 274
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este sentido negativo. Queremos decir que se trata de una fe que desencaden desencadenaa y da lugar a un compromiso positivo. No se contenta con la confesión privada de unas verdades de "protestatio" pública fe; implica una confesión pública, una profesión pública, una "protestatio" pública de la fe. Este es el primer sentido positivo de la fe cristiana comprometida. Es la primera dimensión del compromiso que implica la fe cristiana. 277 En ultimas, la fe de los cristianos significa ver en Cristo vivo, hecho carne por nosotros, al Hijo de Dios hecho hombre, y creer el Dios, en laseTrinidad un solo Dios, – se del cielo vela y depor la tierra; y creer queenéste Dios que humilló de y – por así decir Creador se hizo pequeño nosotros los hombres y forma parte de nuestra historia, y creer también que el espacio donde todo esto se manifiesta es la Iglesia, lugar privilegiado de su expresión.278
2.7 Las tentaciones de la fe Existe el riesgo que la fe, que introduce a la vida de comunión con Dios y permite el ingreso en su Iglesia, no sea comprendida en su sentido profundo, es decir, que no sea asumida por los cristianos como el instrumento que transforma la vida con el gran don de la filiación divina en la comunión eclesial 279. Quizá nos cueste admitirlo, pero todos tenemos muchas tentaciones contra la esperanza y contra la fe. Nuestra fe es lánguida y débil: junto al hombre creyente, sobrevive en nosotros el incrédulo, con todos sus razonamientos y todas sus hipótesis explicativas;280 la tentación contra la fe f e es la última agresión del enemigo, y debemos resistirla porque así nos encontramos con Dios y encontramos la vida…281 Es importante saber cómo debemos comportarnos ante las tentaciones. A menudo los cristianos, asaltados por las dudas o por las preguntas que se les plantean, empiezan a buscar la prueba contra la duda, la respuesta a la pregunta; pero no llegan a ninguna parte, pues la duda y la objeción persisten. La inteligencia, debilitada por la tentación, se aturde 282. Después del gran descubrimiento de Jesucristo – nuestra nuestra vida, camino y verdad – entrando en el terreno de la fe, en “la tierra de la Fe”, encontramos a menudo una vida oscura, dura difícil, una siembra con lágrimas, pero seguros de que la luz de Cristo, al final, nos da una gran cosecha. Debemos aprender esto también en las noches oscuras; no olvidar que la luz está, que Dios ya está en medio de nuestras vidas y que podemos sembrar con la gran confianza de que el “sí” de Dios es más fuerte que todos
nosotros.283
Dichoso aquel en queel no pierde ni la siquiera fe en mí.cuando No pierdas la fe,viene ni siquiera en la oscuridad, ni siquiera calabozo, el verdugo con órdenes de un rey y caprichos de una bailarina y venganza de una concubina, y hay una espada en sus manos y una bandeja en las manos del esclavo que lo sigue para recibir y pasear ante invitados borrachos el don de la cabeza del profeta. No pierdas la fe. Aguanta. Yo 277
F. MARTINEZ DIEZ, “ El compromiso de la fe” en fe” en op. cit., 11-13. BENEDICTO XVI, “ El hombre que es Cristo” en Cristo” en Orar, op. cit., 171. 279 SINODO DE LOS OBISPOS, XIII ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA, “Instrumentum laboris”, laboris”, La nueva evangelización evangelización para la transmisi tr ansmisión ón de la fe cristiana, cr istiana, doc. cit., 94. 280 C. M. MARTINI, Pueblo MARTINI, Pueblo mío, sal de Egipto, op. Egipto, op. cit., 94-95. 281 BENEDICTO XVI, “Dios está siempre cerca” cerca” en la Catequesis de la Audiencia General sobre la Oración (7/09/2011). 282 R. LAURENTIN, “La fe es un don” en don” en Creo en Dios, op. cit., 36-37. 283 BENEDICTO XVI, “Debemos permanecer siempre abiertos a la esperanza” esperanza” en la Catequesis de la Audiencia General sobre la Oración (13/10/2011). 278
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soy el que había de venir, y tu vida ha sido la que había de ser, y el mundo es lo que ha de ser en manos de Dios, y tú mismo, por mucho que seas enigma y misterio ante ti mismo, eres hijo amado de Dios, querido y aceptado en su misma familia. Sigue creyendo siempre. No dejes que tu fe vacile284. Uno de los obstáculos al impulso de la evangelización, de hecho, es la crisis de fe, no sólo del mundo occidental, sino de gran parte de la humanidad, que sin embargo tiene hambrela ysamaritana sed de Dios ser invitada al pan de 285 vida al agua viva, como queyvadebe al pozo de Jacobyy conducida conversa con Cristo. Laycrisis del acceso a la fe tiene un componente de “regreso” a la fe de la infancia. Lo cual no hace sino subrayar la importancia de la primera educación religiosa y el papel de la familia o la escuela286. Muchas crisis de fe suelen producirse por un simple desconocimiento de nosotros mismos; por eso, tenemos absoluta necesidad de que Dios nos conceda el don de llegar a conocer íntimamente nuestra más auténtica personal personalidad idad287. También la crisis de fe es a la vez peligro de rechazar a Dios, confundiéndolo con la imagen suya que repudiamos, y oportunidad de acercarnos más a El accediendo a una imagen nueva que sustituye a la antigua que se ha revelado defectuosa.288 La fe en el Dios verdadero es el mejor seguro contra los ídolos: ella inspira en el corazón del autentico creyente un ansia de totalidad que lo inmuniza ante el peligro de absolutizar lo relativo, de caer en el espejismo de las exageraciones propias a cada época, de sacrificar al hombre y a la sociedad en aras de humanismos mutilados. La fe, por la visión de totalidad a que tiende, t iende, puede insinuar los caminos hacia la solución de muchos problemas concretos, donde el hombre – cada cada vez que se encuentra en presencia de dos valores en tensión – cae cae en la tentación de negar uno de ellos para salvar al otro que le parece principal. En estos casos la fe invita a resolver la tensión buscando la verdadera armonía de los extremos, sin sacrificar ninguno en aras del otro, bajo pena de terminar fatalmente negándolos a los dos 289. “Las crisis de la Iglesia, cuando existe tal crisis, es una crisis de contemplación”. Quiere sentirse capaz de explicar las cosas del Esposo, aun cuando lo ha perdido de vista, incluso cuando, sin estar divorciada, no reconoce ya su abrazo, porque se ha vuelto curiosa y ha ido en bien de otros y de otras cosas290. Los obstáculos principales en la transmisión de la fe son análogos en todas partes. Se trata de obstáculos internos a la Iglesia, a la vida cristiana: una fe vivida en modo privado y pasivo; la inadvertencia de la necesidad de una educación de la propia 291
fe; una separación la fe y aquello la vida.que Por esto, la puede entender tambiéno mirándola desde su entre lado oscuro: la falsea, quefelasedebilita, que la extingue que la prejuzga. En una palabra desde sus tentaciones. Pues la fe está sometida a la
284
C. G. VALLÉS, S.J., “El signo de Juan” en Juan” en Por la fe a la justicia, op. cit., 161. BENEDICTO XVI, “Llamados a hacer resplandecer la palabra de verdad” verdad” en Mensaje para la Jornada Misionera Mundial 2012 (06/01/2012). 286 S. GALILEA, “La experiencia de los convertidos” en convertidos” en La luz del corazón, op. cit., 29. 287 C. M. MARTINI, Las MARTINI, Las confesiones de Pedro, op. Pedro, op. cit., 43. 288 L. GONZALEZ-CARVAJAL SANTABARBARA SANTABARBARA,, Esta es nuestra fe, fe, op. cit., 143-146. 289 L. A. DIAZ HERRERA, La HERRERA, La decisión moral del hombre pastor , op. cit., 31. 290 C. CARRETO, Mañana CARRETO, Mañana será mejor , op. cit., 102. 291 SINODO DE LOS OBISPOS, XIII ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA, “Instrumentum laboris”, laboris”, La nueva evangelización evangelización para la transmisi tr ansmisión ón de la fe cristiana, cr istiana, doc. cit., 95. 285
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tentación, como cualquier otro aspecto de la condición humana, y esas tentaciones se pueden tipificar; son propias de la fe fe292. Una tentación es el individualismo. Vivir la fe en una completa privacidad, sin
la compañía de nadie, sin intercambio con otros creyentes. No hay interés de participar en ningún tipo de comunidad cristiana o grupo o movimiento. Es una
fe experiencia salvo la es misa los domingos, que se sigue unsin asunto privado.deElIglesia, individualista unadepersona espiritualmente sola.siendo Es el proceso por el cual la fe se desentiende desentiende de la sociedad para refugiarse en el terreno privatissimum terreno privatissimum del del individuo293. La tentación del su sub bjet jeti vismo ismo. Se presenta de diversas formas, que tienen en común la afirmación de “yo tengo mi fe”. “Mi fe” como cosa mía, como propiedad personal, que no tengo necesidad de mejorar, de corregir errores y desviaciones y menos aún de compartirla o transmitirla a los demás … El subjetivismo de vivir según “mi fe” tiene otra variante: seleccionar entre las verdades de fe aquellas en las cuales uno cree y aquellas en las cuales no . No por ignorancia, sino por selección subjetiva. subjetiva. Esta tentación siempre ha estado latente en la historia hi storia de la Iglesia por diversas razones 294. La tentación de confundir confundir “creencias” con fe. “Creencias” son aquellas
convicciones pseudoreligiosas sin fundamento en la fe de la Iglesia. Algunas son supersticiones. La ignorancia cristiana facilita la l a confusión295. También es una tentación identificar la intensidad de la fe con la emoción religiosa; apoyar la fe en sentimientos y estados psicológicos y no en convicciones y en el querer de la voluntad. Pues en esos casos se practica la fe y se vive de acuerdo con ella, según el estado de ánimo. Con el consiguiente peligro de que si esa esa persona cae en una crisis emocional seria, su fe qued quedaa como suspendida en el aire, sin apoyo y puede terminar t erminar sepultada en la crisis 296. Una tentación que afecta a personas con cultura cristiana, es confundir la fe con la teología. La teología no es la fe, pero supone la fe; es la reflexión intelectual sobre la fe y la Palabra de Dios, es una ciencia. Pero de hecho hay gente que tiene mucha fe y apenas sabe teología y hay gente que sabe mucha
teología y tiene poca fe… se puede hacer de la teología fácilmente una profesión
y de su explicación un arte, sin que correspondan a una íntima experiencia de fe297. «La verdadera teología proviene de la fe y trata de conducir a la fe». Ésta es la concepción que constantemente constantemente ha enseñado la Iglesia católica mediante su Magisterio. Ésta es también la línea seguida por los grandes teólogos, que enriquecieron el pensamiento de la Iglesia católica a través de los siglos… Por
tanto, el teólogo es ante todo un creyente, un hombre de fe. Pero es un creyente que se pregunta sobre su fe (fides quaerens intellectum), que se pregunta para 292
S. GALILEA, “Tentaciones de la fe” en fe” en La luz del corazón, op. cit., 81. GALILEA, “Tentaciones de la fe” fe” en La luz del corazón, op. cit., 81; cfr. L. GONZALEZCARVAJAL SANTABARBARA S ANTABARBARA,, “Secularización” “Secularización” en en Ideas y creencias del hombre actual, Editorial Sal Terrae, Santander, 1991, 62. 294 S. GALILEA, “Tentaciones de la fe” en fe” en La luz del corazón, op. cit., 82-83. 295 Ibíd., 83. 296 S. GALILEA, “Tentaciones de la fe” en fe” en La luz del corazón, op. cit., 83-84. 297 S. GALILEA, “Tentaciones de la fe” en fe” en La luz del corazón, op. cit., 85. 293 S.
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llegar a una comprensión más profunda de la fe misma. Los dos aspectos aspectos,, la fe y 298 la reflexión madura, están profundamente relacionados entre sí . C ondi ndi ciona ci onarr la propi propi a fe a la clari dad i ntelec ntelectua tuall es otra tentación. Se trata de quien no termina de creer en la Trinidad porque no ve cómo Dios uno y simple pueda ser tres personas o en la presencia de Cristo en el pan consagrado, porque
ante eso tiene objeciones “científicas”. Es una tentación, pues las cosas de la fe
tienennuestra que ver inteligencia, con Dios y las cosas denoDios las aentendemos claramente, pues limitada, estánunca adecuad adecuada para entender al Ser ilimitado. Si entendiéramos claramente las verdades de fe, eso sería una buena razón para pensar que no son verdad; son verdad precisamente porque no las entendemos claramente299. Una tentación análoga consiste en cond condii cio ci onar la prop propii a F e a la ccohe oherr encia nci a de de la I glesia glesia. Se descarta la fe en las palabras de Cristo, conservada hoy en la enseñanza de la Iglesia, a causa de los errores y deficiencias e incoherencias – reales o aparentes- de los cristianos y de los ministros de la Iglesia. La tentación es tan obvia, que muchas veces es solo un pretexto. La fe se pone en Dios que nos habló en Jesucristo y no en los hombres que componen la Iglesia. Creer en la Iglesia no es creer que en ella no haya pecado a través de su historia (y por ello también ahora), sino creer que a pesar de todo eso, ella está asistida por Dios para entregar a los hombres la verdad de Cristo, la vida de Cristo y la espiritualidad de Cristo300. La tentación de se sep parar la fe del di ari o vivir . O como se suele decir, la fe. Evidentemente esto es signo inequívoco de una fe tentación de no encarar la fe. débil o mortecina. Sucede cuando, con nuestros hechos o actitudes, contradecimos lo que supuestamente debíamos creer 301. En efecto, Santiago (2,22-26) juzga que la fe y juntamente y juntamente las las obras de la ley son constitutivas de la muerta” identidad cristiana. Su célebre dicho según el cual “la fe sin obras está muerta” (2,26), pretende que la fe es inútil no solo si no se manifiesta en obras consecuentes con ella, sino sobre todo si ya en su expresión no va acompañada de alguna prestación moral concreta del hombre.302 También ha existido siempre la tentación de transformar la fe en fanatismo. Pensar y actuar como si la fe solucionara todo; en el sentido de desvalorizar las mediaciones humanas, las leyes de la creación, que Dios mismo ha dispuesto (y
eso también pertenece al ámbito de la fe) y a través de las cuales El actúa ordinariamente. El fanatismo de la fe es tentar a Dios… La fe no es un factor aislado de los procesos humanos y naturales creados por el mismo Dios. La fe es creer en la acción providencial de Dios en el interior de esos mismos procesos. La fe no lleva a descuidar el esfuerzo humano y las leyes de la naturaleza de la historia. La misma fe nos dice que Dios quiere que el hombre ejerza su libertad, su responsabilidad y su creatividad en la marcha del mundo, que por la fe
298
JUAN PABLO II, “Formación Intelectual: inteligencia de la fe”, fe” , en Pastores Dabo Vobis, doc. cit., 53. 299 S. GALILEA, “Tentaciones de la fe” en fe” en La luz del corazón, op. cit., 85. 300 S. GALILEA, “Tentaciones de la fe” en fe” en La luz del corazón, op. cit., 86. 301 S. GALILEA, “Tentaciones de la fe” en fe” en La luz del corazón, op. cit., 86-87. 302 R. PENNA, “ El ADN del cristianismo”, op. cristianismo”, op. cit., 299. 60
sabemos que está igualmente conducido por Dios. Y es la fe, en fin, la que nos dice que ambas cosas son compatibles303. La tentación de “secularizar” la fe, haciendo de ella una manera de ideología de inspiración cristiana, tampoco es inusual. Se admira el cristianismo por su aporte a la moral de los hombres y a su obra a favor de los pobres y, los sufrientes y por lo mismo se admira la iglesia y, como se está de acuerdo con ella en estas cosas, uno se considera cristiano… o se puede aceptar la doctrina social de la iglesia como la inspiración para el quehacer político y social, etc. …
La fe es entregarse a Dios y a su Palabra como una norma de vida y de verdadera felicidad. La fe no es concordar con temas morales o sociales y adoptarlos como ideales humanos. A eso llamamos secularizar la fe 304. La fe es una decisión por la que afirmamos que en lo íntimo de la existencia humana hay un punto que no puede ser sustentado ni sostenido por lo visible y comprensible, sino que choca con lo que no se ve de tal modo que esto le afecta y aparece como algo necesario para su existencia… la fe es la conversión en la que el hombre se da cuenta de que va detrás de una ilusión al entregarse a lo visible. He aquí la razón profunda por la que la fe es indemostrable: es un cambio del ser, y sólo quien cambia la recibe… la fe es un cambio diariamente nuevo… la fe siempre ha sido, más o
menos veladamente, un salto sobre el abismo infinito desde el mundo visible que importuna al hombre. La fe siempre tiene algo de ruptura arriesgada y de salto, porque en todo tiempo implica la osadía de ver en lo que no se ve lo auténticamente real, lo auténticamente básico. La fe siempre fue una decisión que solicitaba la profundidad de la existencia, un cambio continuo del ser humano al que sólo se puede llegar mediante una resolución firme305.
2.8 La fe y los medios para su crecimiento La fe posee una serie de dificultades que pueden hallarse en la inteligencia o en los sentimientos y se presentan como objeciones contra la fe que de improviso nos asaltan y nos disturban. En este caso podemos defendernos y combatir contra esas dificultades estudiando, informándonos, tratando de resolverlas una a una; al mismo tiempo, es necesario practicar la paciencia, colocarnos pacientemente frente a las grandes se hallan en la de lacertezas fe (por eso importante leer la Sagrada Escrituracertezas que nosque coloca delante debase aquellas queessuscitan y alimentan la fe). También el sentimiento puede hacernos malas juagadas cuando decimos que Dios no nos habla, que no sentimos nada, que estamos áridos, o nos quejamos del silencio de Dios, en estos casos es necesario tener presente que la fe se purifica, no disminuye. La fe se vuelve más auténtica, más pura. También hay dificultades en la fe que pueden ser causadas por una voluntad equivocada, entonces, se requiere que un camino de conversión que nos lleve a pensar y a obrar según la verdad y la existencia de Dios y así el creer nos resultara más fácil.306 303 S.
GALILEA, “Tentaciones de la fe” en fe” en La luz del corazón, op. cit., 87. GALILEA, “Tentaciones de la fe” en fe” en La luz del corazón, op. cit., 88. 305 J. RATZINGER, Introducción RATZINGER, Introducción al cristianismo, cristianismo, op. cit., 10. 306 C. M. MARTINI, “¿Cuáles son las dificultades de la fe?” en Las virtudes del cristiano que vigila. Ejercicios espirituales para la cuaresma, cuaresma, Editorial San Pablo, Bogotá Bogotá,, 2007, 50-52.
304 S.
61
La transmisión de la fe no es una acción reservada a una persona individual encomendada de esa tarea. Es un deber de cada cristiano y de toda la Iglesia, que en esta acción redescubre continuamente la propia identidad de pueblo congregado por la llamada del Espíritu, para vivir la presencia de Cristo entre nosotros, y descubrir así el verdadero rostro de Dios, que es para nosotros Padre. La transmisión de la fe, como acción fundamental de la Iglesia, lleva a las comunidades cristianas a articular en modo concreto lasescucha, obras fundamentales de la vida307.deAceptar fe: caridad, anuncio,y celebración, participación compartida la fe taltestimonio, como es: desnuda, esperar toda la vida a ese Dios que viene siempre y que no se ofrece a nuestra curiosidad, sino que desvela a vuestra fidelidad y humildad, 308 es decir que, si no respondo a la Palabra de Dios, la fe se queda en mi como un aborto; si no lo activo con mi esfuerzo y el ejercicio de las virtudes, permanece inmadura y débil, como los miembros de un paralítico; si no la alimento con la comida de la unión con Dios, se vuelve una sombra macabra, más apta para asustar a los inquilinos de la casa que para alegrar con su presencia el banquete de los hombres 309. La fe sincera produce efectos de verdadero compromiso con las realidades terrenas310. El hombre, que por naturaleza busca a Dios, está llamado a la fe, aunque en su intento de respuesta no puede menos de experimentar dudas, incertidumbres y dificultades311. La fe es como la placenta que recubre el feto, que soy yo, incapaz todavía de mirar a la luz. La fe es como el período de noviazgo en el que me queda aún el poder de decirle que no, al no ver claro el camino que tengo que recorrer. La fe es como el salvoconducto que El ofrece a mi libertad en el amor. La fe es así mismo, el poder que tengo en mi vida de demostrarle mi amor gratuito. La fe es la aut auténtica éntica prueba del amor. La fe es mi verdadera riqueza, mi única fuerza (Hb.11, 13-14) 312. No deberíamos quedarnos como niños en la fe, en estado de minoría de edad; estamos llamados a alcanzar la “madurez de Cristo”, es decir, estamos llamados a ser realmente adultos en la f e… e… ahora bien, “adulta” no es una fe que sigue las olas de la moda y de la última
novedad; adulta y madura es una fe profundamente arraigada en la amistad con Cristo. Esta amistad nos abre a todo lo que es bueno y nos da la medida para discernir entre lo verdadero y lo falso, entre el engaño y la verdad. 313 Entre los signos y la fe hay relación mutua; los milagros son signos, encaminan hacia la fe, pero nunca son demostración inequívoca de la revelación de Dios; a su vez 314solo en la apertura del la recepción del milagro como Dios supone la fe; corazón es capaz el hombre de acción descifrardelos signos de Dios . Además, en todos los momentos, el signo de la búsqueda sincera es la actitud de conversión basada en la humildad; esta se manifiesta en el continuo camino ascético de eliminación de aquellas actitudes egoístas, de concentración en sí mismo y no en Dios, que obstaculizan la
307
SINODO DE LOS OBISPOS, XIII ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA, “Instrumentum laboris”, laboris”, La nueva evangelización evangelización para la transmisi tr ansmisión ón de la fe cristiana, cr istiana, doc. cit., 92. 308 C. CARRETO, Mañana CARRETO, Mañana será mejor , op. cit., 122. 309 C. CARRETO, Mañana CARRETO, Mañana será mejor , op. cit., 39. 310 CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA, “La experiencia cristiana” en cristiana” en Compromiso Moral del Cristiano, op. cit., 513. 311 C. M. MARTINI, Las MARTINI, Las confesiones de Pedro, op. cit., 117. 312 C. CARRETO, Mañana CARRETO, Mañana será mejor , op. cit., 128.
313
314 BENEDICTO XVI, “Seguimiento Cristo” , en en Orar, op.sicit., 66.67. también, R. BLAZQUEZ, “¿Quién es Jesúsde deCristo”, Nazaret?” Nazaret?” en Jesús la iglesia 62
op. cit., 243.
penetración de la gracia divina, que quiere decir conducir o incrementar la fe 315. Solo la fe afirma la indicación del signo, el más allá del signo, el término apuntado 316. ¿Qué es lo que debemos hacer para tener esta fe que tanto quisiéramos? Debemos sobre todo y principalmente ponernos ante ante la palabra de Dios. Es escuchar la palabra evangélica evangélica que, con su potencia, abre nuestro corazón a la fe; es la palabra de Dios que produce, al que escucha, la fe317. Aquí está la causa de la crisis en la Iglesia, una crisis de contemplación, una crisisla de oración.318El de la espiritualidad; la curiosidad ha sustituido humildad . Elestudio caminoyadenolaesfelaesluz la oración, la meditación, la contemplación. Tener fe es ver las cosas como Dios las ve, y para ver las cosas como Dios las ve hay que hablar con él, pasar largos ratos con él, consultarle, escucharle, caminar con él, vivir con él. Eso, y no otra cosa, es orar. La fe nace en la oración319. Sin verdadera fe, la oración no tiene sentido. La oración y la fe van tan radicalmente unidas que se afectan mutuamente. Una fe débil pierde el sentido de la oración; una oración débil lleva a la anemia de la fe. La fe es una convicción, una certeza basada en que le creemos a Dios, donde interviene el compromiso de nuestra voluntad: queremos creer y queremos amar aquello que creemos. La fe es una opción. Una opción vital y permanente; toma todos los aspectos de la vida. Como opción libre de la voluntad (querer creer), la fe es un acto de amor. La fe es un don de Dios que adviene como gracia del Espíritu Santo 320. La oración es una expresión de fe. Oramos tanto cuanto creemos. Oramos porque creemos. Y la fe es un desbordamiento, una fascinación, un deslumbramiento. La fe es una admiración, una seducción, un apasionamiento. Para que la fe se mantenga en ese ritmo de «éxtasis», de salida de uno mismo al Totalmente Otro, necesita de ese clima de la oración, que es quien mantiene fresca la fe. Pero al mismo tiempo la fe necesita ser despertada, ser alimentada y mantenida por medio de la experiencia frecuente, diaria, de la Palabra de Dios.321 Creer, pedir y creer más. Por la oración a la fe. La fe es el comienzo del Evangelio, las primeras palabras de Juan: «Esto se ha escrito para que creáis» (Jn creáis» (Jn 20, 31). A Jesús se le alegraba el corazón cada vez que encontraba fe en los que se acercaban a él, como en aquella mujer extranjera, «pagana sirofenicia», que, al negársele el «banquete», supo pedir las «migajas» que bastaron para curar a su hija enferma; en el centurión romano que, en el lenguaje decidido de la disciplina militar, declaró que Jesús podía mandar a la vida y la muerte con la misma facilidad con que él en su centuria podía mandar a sus soldados y le obedecerían; y en Pedro en Cesarea de 322 encima de carne y sangre para proclamar lo que sólo el Padre Filipo,haberle cuandorevelado habló por podía revelado . Como la Eucaristía y la vida de fe discurren por sendas paralelas. La vida de fe, tomada en serio, conduce necesariamente a la Eucaristía; y ésta, a su vez, no se puede
315
B. MARCONCINI, “Fe” “Fe” en en ROSSANO, P. - RAVASSI, G. (Otros), Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, Ed. Paulinas, Madrid, 1990, 670. 316 R. BLAZQUEZ, “Resucitado para nuestra justificación” en justificación” en Jesús si la iglesia también, op. cit., 208. 317 C. M. MARTINI, ¿Todavía existe algo en que creer? creer?,, op. cit., 49. 318 C. CARRETO, Mañana CARRETO, Mañana será mejor , op. cit., 148. 319 C. G. VALLÉS, S.J., “Ve a ver al jefe” en jefe” en Por la fe a la justicia, op. cit., 27. 320 S. GALILEA, “Querer creer” en creer” en La luz del corazón, op. cit., 22-23; cfr. PAPA FRANCISCO, Lumen Fidei,, op. Cit., 46. Fidei 321 E. MAZARIEGOS, “ Al ritmo de la palabra de vida” vida”,, en Baja a tu corazón, Ediciones Paulinas, 2
322 Madrid,
, 41. S.J., “Orar para creer” en C. G. 2000 VALLÉS, creer” en Por la fe a la justicia, op. cit., 97-98. 63
aceptar y vivir de veras, si no es ensanchando continuamente el horizonte de la fe; fe ;323 por eso, la peregrinación además de ser penitencial es misionera. Y, como en el Cenáculo de Jerusalén, todos son enviados a ser testigos del Señor… El retorno de los peregrinos es misionero: “El peregrino al retornar a su vida diaria está llamado a comunicar su
experiencia del camino y de la meta. El peregrino como verdadero testigo debe transmitir en la familia, en la comunidad cristiana y en la sociedad lo que ha visto y 324
oído”
. fe no se nutre sola. Tiene medios propios de manutención. La fe se alimenta La por la palabra bíblica o predicación de la l a Iglesia; la fe se aalimenta limenta con la oración y los sacramentos; la fe crece y se fortifica, igualmente, cuando se vive según la fe; la fe se fortifica y madura cuando aceptamos su purificación que nos hace pasar de una fe infantil o adolescente a una fe madura. Fe infantil o adolescente es la que se apoya preferentemente en la la sensibilidad y los sentimientos; fe madura es la que se apo apoya ya en la 325 Palabra de Dios, haya o no haya sentimientos que la acompañen . Fe es creerle a Dios; llevar la fe a la vida es creerle al Hijo de Dios cuando nos dice cómo hay que ver la vida… La fe es la poesía, la música, la pintura de Dios en
nosotros. La ausencia de fe es un empobrecimiento del espíritu en su relación consigo mismo y con el mundo: se ve y se entiende todo, pero sin penetrar en su sentido ultimo. El no creyente no tiene todavía la mirada de Jesús … La mirada de fe, en cambio, al participar en la visión de Jesús, transforma todo. La fe nos hace ver a las personas de modo diferente, como las ve el Señor … La fe cambia la mirada y la interpretación de la ley, proclive a hacerse rígida y formalista, agregándole un contenido de misericordia que la humaniza y la pone verdaderamente al servicio del bien326. En todos los siglos ha vuelto a presentarse, en múltiples formas, esta tentación de asegurar la fe a través del poder, y siempre la fe se ha visto amenazada precisamente por el peligro de ahogarse en los abrazos del poder.327 Es necesario afirmar, por tanto, que la fe no es una ideología que se adopta al lado de otras; no es consuelo para momentos difíciles – pues los consuelos pueden también ser ilusión – . La fe es la comunicación de la Verdad de Dios al hombre, para que el hombre que acoge esta verdad y se hace creyente pueda ver las cosas como realmente son … La mirada de fe, que es la mirada de Jesús, nos facilita muchas de las respuestas y nos pone en el buen camino para descubrir las que aún no vemos con claridad328. La experiencia y el criterio de la Iglesia lo corroboran. Para que la fe tenga la calidad de transparentarse debe a ser una experiencia personal. En último término, la fe es en unatestimonio, experiencia dellegar naturaleza espiritual diversa de otras experiencias interiores que influyen en la sensibilidad;329 por esto, los milagros de Cristo no son una exhibición de poder, sino los signos del amor de Dios, que tiene lugar allí donde encuentra la fe del hombre. Orígenes escribe: "Así como para los cuerpos hay
323
C. M. MARTINI, Las MARTINI, Las confesiones de Pedro, op. cit., 109. BLAZQUEZ, “Dimensión antropológica y misionera de la peregrinación jacobea” jacobea” in in En el umbral del tercer milenio, op. cit., 301-302. 325 S. GALILEA, “Crecer en la fe” en fe” en La luz del corazón, op. cit., 52-54. 326 S. GALILEA, “La mirada de la fe” en fe” en La luz del corazón, op. cit., 64-65.68. 64- 65.68. 327 BENEDICTO XVI, “El hombre que es Cristo” en Cristo” en Orar, op. cit., 193.
324 R.
328
fe” en La luz del corazón, op. cit., 69-70. 69 S. GALILEA, “La mirada de la fe” en 72. 70.
329 S.
64
una atracción natural de unos hacia los otros, como el imán al hierro, así tal fe ejercita una atracción sobre el poder divino" (Comentario (Comentario al Evangelio de Mateo 10, Mateo 10, 19).330 La fe que se hace experiencia es la fuente, el presupuesto de una evangelización convincente. Evangelizar es transmitir a otros, en primer lugar, la propia experiencia de la fe… El fervor de la misión nace de la ex periencia de la fe: ésta no es algo privado, pues es viva, inseparable de la caridad y clama por ser compartida por otros y eso es la 331
evangelización . La fe, la oración y la esperanza son la respiración sobrenatural del alma, del ser profundo del hombre, la transcendencia transcendencia de lo visible, la entrega de uno mismo al Invisible y también, por tanto, la entrega del cuerpo y de la vida al Invisible. Entrega del mundo y de la historia al Invisible para que Dios nos dé la ciudad nueva, la Jerusalén celestial que baja de Dios…332 La fe es un confiarse a Dios que vence la angustia: no es una carga de nociones que exige un fatigoso adoctrinamiento, es el bien más grande y libertador del hombre333. Detrás del pensamiento más reciente respecto de la fe, está la comprensión de fe, de Kierkegaard. El rompió claramente con la tradición de que la fe es el asentimiento o la aceptación de ciertas doctrinas o el acuerdo racional del entendimiento. Pretender creer con el entendimiento, es creer acerca de la "vivencia, la esposa, los campos, los bueyes y todo lo demás, cosas que no son el objeto de la fe". Por el contrario, "Fe es la pasión más elevada el evada en la esfera de la subjetividad". La esfera de la fe es lo paradójico, más específicamente, Jesucristo, la Paradoja Suprema. Fe es sostener lo paradójico con la pasión de la interioridad. La meta de la fe es la transformación del individuo . Los teólogos de la tradición neo-ortodoxa están endeudados a la definición de fe, de Kierkegaard.. Fe no es la aceptación de la Kierkegaard l a doctrina ni el asentimiento del intelecto sino la respuesta obediente a la Palabra de Dios. La fe es lo correlativo de la revelación. En muchas partes Brunner defiende vigorosamente la definición de fe, f e, de Kierkegaard. Una cita revela el espíritu en el cual entiende la fe: "Fe significa ser capturado por la Palabra de Dios; significa que la persona se somete en todos los centros de su ser, en su corazón, a Aquél a quien pertenece, porque él lo ha creado para él mismo" . De acuerdo a Barth, fe es el reconocimiento de la Palabra de Dios; la fe es dominio por la Palabra de Dios. Cuando Cristo se da a sí mismo a nosotros como la Palabra de Dios, la fe entonces se convierte en fe real. Fe no es una propiedad o una capacidad que el hombre tiene en sí mismo. "La posibilidad de fe, como es dada al hombre en la realidad de la fe, exclusivamente puede ser solamente considerada comoque un pensar préstamo al hombre hombre en porel Dios prestada para usarse". "Tenemos " Tenemos en el eventoy de la fe real, como, por así decirlo, abierto desde arriba. Desde arriba, no desde abajo". "El hombre actúa por la creencia, pero el hecho de que cree por actuar, es el acto de Dios. El hombre es el sujeto de la fe. No es Dios, sino el hombre el que cree" . cree" . Que deberíamos creer es un milagro. No hay punto de contacto en ningún sentido formal; no obstante, "el Cristo resucitado penetra por puertas cerradas" 334. Quien quiera ser testigo de Jesucristo tiene que haberlo visto personalmente, tiene que conocerlo y reconocerlo… al principio no lo reconocemos, pero le oímos a 330
BENEDICTO XVI, “Jesús es el milagro más grande” en grande” en Ángelus Dominical (8/07/2012). GALILEA, “El testimonio de fe” en fe” en La luz del corazón, op. cit., 74-75. 332 C. M. MARTINI, Pueblo MARTINI, Pueblo mío, sal de Egipto, op. cit., 126. 333 C. M. MARTINI, ¿Todavía existe algo en que creer? creer?,, op. cit., 6.
331 S.
334
RAMM-R. VELASQUEZ VALLE, “Fe” en en RAMM, B. – VELASQUEZ VALLE, R., Diccionario de B. Teología contemporánea, op. cit., 54-55.“Fe” 65
través de la voz de la Iglesia. Es él. Ahora nos toca ponernos en pie, ir a buscarlo, acercarnos a él. En la Escucha de la Escritura, en el trato y frecuencia de los sacramentos, en el encuentro con él en la oración personal, en el encuentro encuentro con aquellos cuya vida está henchida de amor a Jesús, en las diferentes experiencias de nuestra vida y de múltiples maneras nos encontramos con él, él nos busca y así aprendemos a conocerlo.335
2.9 Deberes inmediatos que impone la fe 336 En la Sagrada Escritura se exige al creyente que viva su fe (Jn.1, 6; 3,21; Ef. 4,15; 1 Jn.1, 1). Para lograrlo debe cumplir estos deberes: 2.9.1 2.9 .1 D eber de E studi studi ar la la fe pa par a conoc conoce er la. La fe nos comunica la verdad divina,
de ahí que es obligación conocerla de la mejor manera posible, según las capacidades personales personales y las circunstancias en que le toca a cada uno vivir su fe. 2.9.2 D eb 2.9.2 eber er de Hace H acerr el acto de fe. Urge cuando se llega al uso de razón; cuando la Iglesia define una verdad de fe; cuando hay tentaciones contra la fe. Estos actos es bueno hacerlos diariamente ya que robustecen la fe en la tentación. El mejor ejercicio de la fe es la oración. 2.9.3 2.9 .3 Deber de Confesar la fe. De palabra y de obra siempre que así lo exija la Gloria de Dios y la salvación del prójimo… En tiempo de persecución puede uno
esconderse, pero no puede esconder su fe, cuando con eso se pone en peligro la fe de los demás. El Pastor no puede huir abandonando su grey (Jn.10, 11). Aunque nuestra sociedad tiende a “privatizar la fe”, considerándola un asunto
estrictamente individual, el creyente no puede nunca considerar la fe como un asunto privado, sin relevancia pública y social. Pues esta llamado al testimonio y al anuncio: “Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucito de entre los muertos, serás salvo” (Rm.10, salvo” (Rm.10, 9-10). La fe no es solo convicción intima del corazón, sino también “confesión de la boca”:
“Creemos y por eso hablamos” (2 hablamos” (2 Cor.4, 13).337 2.9.4 Deber de Propagar la fe. La iglesia recibió la misión (obligación y derecho) de 2.9.4 predicar la fe en todo el mundo (Mt.28, 19; Mc.18, 15). La dicha de poseer el regalo divino de la fe produce, por una parte tristeza al ver que hay muchos que no tienen fe y,tarea porde otra, deseoy ardiente de comunicar la fe en Cristo y en la Iglesia. “Esta anuncio proclamación no está reservada sólo a algunos ni a pocos elegidos. Es un don hecho a cada hombre que responde a la llamada de la fe. La transmisión de la fe no es una acción reservada a una persona individual encomendada de esa tarea. Es un deber de cada cristiano y de toda la Iglesia, que en esta acción redescubre continuamente la propia identidad de pueblo congregado por la l a llamada del Espíritu, para vivir la l a presencia de Cristo
335 BENEDICTO
XVI, “La cruz de Cristo”, en Cristo”, en Orar, op. cit., 248. EPISCOPAL DE COLOMBIA, “La experiencia cristiana” en cristiana” en Compromiso Moral del Cristiano, op. cit., 528-547; cfr. J. MUÑOZ MORA, Manual MORA, Manual de Moral Cristiana Cristiana.. Para la formación
336 CONFERENCIA
337 de Discípulos
Misioneros de Jesucristo, Signos Pastor ales, Pastorales Medellín, 2009, F. COLOMER FERRÁNDIZ., FERRÁNDIZ., Decir DecirEd. la fe. Comentario al ,Credo, Credo , op. cit., 15.326. 66
entre nosotros, y descubrir así el verdadero rostro de Dios, que es para nosotros Padre”.338 2.9.5 D eber de Guarda 2.9.5 Guardarr la fe de de peli peligg r os. La fe es un tesoro que nos ha sido confiado a nosotros los humanos que somos frágiles. Hemos de estar atentos y vigilantes, orar y trabajar para no exponer nuestra fe a los peligros de perderla. El trabajo para no perderla es estudiar la propia fe; llevar una vida de acuerdo con la fe, el que no vive vivelacomo cree, pronto empieza empiez a a creer como vive. sobre todo la fe es atacada hay que defenderla 2.9.6 2.9 .6 porque Deber de Defender fe. Cuando 2.9.7 2.9 .7
exponiendo claramente la verdad, sustentada por una vida ordenada. Los peligros más comunes contra la fe son: La vida desordenada y la impenitencia; Las lecturas de inspiración pagana o herética; La convivencia y tratos indiscriminad i ndiscriminados os con acatólicos; La adhesión a partidos o ideologías contrarios a la fe u hostiles a ella; La asistencia a escuelas que combaten la religión o las verdades de fe. D eber de som someter ter se al al Magi M agiste sterr i o de de la I g lesia lesia. Nuestra fe tiene por objeto precisamente lo que la Iglesia enseña. Los católicos sacamos sacamos de la Biblia o de la tradición lo que hemos de creer con la guía de la fe de la Iglesia. El Espíritu Santo asiste interiormente a la Iglesia y su Magisterio para que nos comunique la
dealimentar Dios con con fidelidad (1 Jn.2, 24; 24; creyentes 2 Tm.1, 13). han alimentado su fe con las 2.9.8 2.9 .8 palabra Deber de la fe: Innumerables
melodías surgidas del corazón de otros creyentes, que han pasado a formar parte de la liturgia o que, al menos, son de gran ayuda para el decoro de su celebración. En el canto, la fe se experimenta como exuberancia de alegría, de amor, de confiada espera en la intervención salvífica salvífica de Dios.339
La fe «es compañera de vida que nos permite distinguir con ojos siempre nuevos las maravillas que Dios hace por nosotros. Tratando de percibir los signos de los tiempos en la historia actual, nos compromete a cada uno a convertirnos en un signo vivo de la presencia de Cristo resucitado en el mundo»340. La fe es un acto personal y comunitario: es un don de Dios, para vivirlo en la gran comunión de la Iglesia y comunicarlo al mundo. Cada iniciativa del Año de la fe fe busca favorecer el gozoso redescubrimiento y el renovado testimonio de la fe. La indicaciones aquí ofrecidas tienen el objetivo de invitar a todos los miembros de la Iglesia a comprometerse para que este año sea una ocasión privilegiada para compartir lo más valioso que tiene el cristiano: Jesucristo, Redentor del hombre, Rey del Universo, «iniciador y consumador de nuestra fe» ( Heb Heb 12, 2)341. “Pero rezar no significa estar de rodillas o en pie, pronunciar formulas o celebrar ritos. Rezar significa creer hasta el final en la propia debilidad y creer hasta el fin en la omnipotencia de Dios. Rezar significa esperar en la promesa comprendida en toda la historia de la salvación, no en el poder de la organización o en la astucia de los hombres. Rezar significa amar y hacerlo todo por 338
SINODO DE LOS OBISPOS, Instrumentum OBISPOS, Instrumentum Laboris, “La “L a Nueva Evangelización para la Transmisión de la fe cristiana”, doc. cristiana”, doc. cit., 92. 339 JUAN PABLO II, “Carta a los Artistas”, Artistas”, doc. cit., 12. 340 BENEDICTO XVI, “Porta Fidei”, doc. Fidei”, doc. cit., 15. 341
CONGREGACION LA DOCTRINA DE LA FE, “Conclusión” “Conclusión” en Nota con indicaciones pastorales para el año año de PARA la Fe (6/01/2012). 67
amor, no ponerse en fila en ritos que a menudo terminan por ser sólo retórica, cuando ya no están animados por la voluntad decidida de hacer únicamente la voluntad de Dios. Oh, ¡si los cristianos rezaran!”342. El Año El Año de la fe fe desea desea contribuir a una renovada conversión al Señor Jesús y al redescubrimiento de la fe, de modo que todos los miembros de la Iglesia sean para el mundo actual testigos gozosos y convincentes del Señor resucitado, capaces de señalar la “puerta de la fe” a tantos que están en búsqueda de la verdad. Esta “puerta” abre los
ojos del hombre para ver a Jesucristo presente entre nosotros «todos los días hasta el fin del mundo» ( Mt Mt 28, 20). Él nos enseña cómo «el arte del vivir» se aprende «en una relación intensa con él»343. La «fe que actúa por la caridad» (Ga ( Ga 5,6) es un nuevo criterio de inteligencia y de acción que cambia toda la vida del hombre (cf. Ef. 4,20-29), dando nuevos frutos. Los frutos que esta transformación, gracias a la vida de fe, genera dentro de la Iglesia, como signo de la fuerza vivificadora del Evangelio, toman forma en la confrontación con los desafíos de nuestro tiempo. Las respuestas respuestas indican los siguientes frutos: familias que son signo verdadero de amor, de participación y de esperanza abierta a la vida; comunidades dotadas de un verdadero espíritu ecuménico; el coraje de sostener iniciativas de justicia social y de solidaridad; la alegría de donar la propia vida siguiendo una vocación o una consagración. La Iglesia, que transmite su fe en la nueva evangelización en todos estos ámbitos, muestra el Espíritu que la guía y que transfigura la historia344.
2.10 Pecados contra la fe345 Es pecado contra la fe cuando no se da importancia a esta unión con Dios, que permite adivinar lo que es la vida divina. Pecado contra la fe es también ignorar, teórica y prácticamente, esta visión de la realidad conforme a Dios. No “ver” nada de esta historia gigantesca de la salvación redentora. No “ver” nada de este avanzar de la humanidad. Algunos creyentes “no ven” nada en absoluto de esta realidad “revelada”.
Tienen fe, es decir, están dispuestos a creer todo lo que la Iglesia les propone. Fe demasiado implícita para una verdadera santidad.346 Está probado sociológicamente que, donde la fe se debilita, paralelamente adquiere fuerza su falsificación, que es la superstición, a veces la religión misma. 347 se cumple algunoexige de losel deberes u obligaciones respecto a la fe, el cristianoCuando cometenopecado. Tal como cumplimiento del primer mandamiento se puede pue de pecar contra contra la fe de diversas diversas maneras. maneras. Las más comunes comunes son las siguiente siguientes: s: duda, incredulidad, herejía, apostasía, cisma. Todos estos errores se inician lentamente y se llega a pecar contra la fe al ritmo en que se deja de vivir desde la fe los diversos aspectos de la existencia. Se ha de valorar la importancia de la práctica de la vida moral. Por ello, el
342
C. CARRETO, Mañana CARRETO, Mañana será mejor , op. cit., 226-227. PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Nota FE, Nota con indicaciones pastorales para el año de la Fe, Fe, doc. cit. 344 SINODO DE LOS OBISPOS, XIII ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA, “Instrumentum laboris”, laboris”, La nueva evangelización evangelización para la transmisi tr ansmisión ón de la fe cristiana, cr istiana, doc. cit., 101-103. 345 G. THILS, “La vida teologal: la fe” en fe” en Existencia y santidad en Jesucristo, op. cit., 167-168.
343 CONGREGACION
346
MORA, Manual de Moral Cristiana, R.MUÑOZ PENNA, MORA, Manual “ El ADN del cristianismo”, cristianismo” , op. cit., 9.op. cit., 330.
347 J.
68
remedio para evitar los pecados contra la fe es vivirla coherentemente y de acuerdo con las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia 348. Al respecto, nos dice el Catecismo de la Iglesia349 que, nuestra vida moral tiene su fundamento en la fe en Dios que nos revela su amor. San Pablo habla de la "obediencia de la fe" (Rm.1, (Rm.1, 5; 16,26) como de la primera obligación. Hace ver en el "desconocimiento de Dios" Dio s" el el principio y la explicación de todas las desviaciones morales (cf. Rm.1, 18-32). Nue Nuestro stro deber debernospara es cree creeryr guardemos en El y dar test imonioy de Él… El primer mandamiento pidecon que Dios alimentemos con testimonio prudencia vigilancia nuestra fe y que rechacemos todo lo que se opone a ella. Hay diversas maneras de pecar contra la fe: La duda voluntaria: respecto a la fe descuida o rechaza tener por verdadero lo que Dios ha revelado y la Iglesia propone creer. La duda involuntaria designa la vacilación en creer, la dificultad de superar las objeciones con respecto a la fe o también la ansiedad suscitada por la oscuridad de ésta. Si la duda se fomenta deliberadamente, puede conducir a la ceguera del espíritu. La incredulidad es el menosprecio de la verdad revelada o el rechazo voluntario de prestarle asentimiento. "Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la
misma; es el rechazo total de la fe cristiana. Apostasía: Cisma: Es el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice o de la comunión con los
miembros de la Iglesia a él sometidos" (CIC can.751). 350 El cisma es una ruptura en la comunión jerárquica.351
2.1 2.10 0.1 I ncreduli ncredulid dad : Es la negativa a la fe en el Dios que se revela en Jesucristo, distinta de la carencia de fe en quien no está bautizado, en la que el sujeto no es culpable porque no ha tenido la posibilid pos ibilidad ad de conocer conocer el Evangelio Evangelio.. Habría Habría culpabil culpabilidad idad si, debi debidame damente nte conocido conocido el Evangelio, el sujeto libre y conscientemente lo rechaza. La incredulidad positiva o formal, como carencia de fe en quienes la rechazan o desprecian después de haber sido suficientemente instruidos, está condenada en el Nuevo Testamento como "pecado fundamental": "El que cree en El, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque por que no ha creído en el Nombre Nombre del Hijo único de Dios" (Jn.3, 18; cf. Jn. 15,22.24; 352 Mc.16, 16). La incredulidad no consiste meramente en negar la existencia de Dios o en rechazar la divinidad de Jesucristo, sino en desconocer los signos y los testigos de la palabra divina, en no obedecerle. No “creer” es no decir “amén” a Dios; es rechazar la relación que quiere
Dios establecer y mantener con el hombre.353 348 A.
FERNANDEZ, “Fe, virtud”, en Diccionario de Teología Moral, Editorial Monte Carmelo, Burgos, 2005, 592-593; cfr. CAPELLUTI, G., op. cit., 28-29. 28- 29. 349 CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA, “la fe”, 2087-2089. 350 CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA, “la fe”, 2087-2089. 351 X. LEON-DUFOUR,” Herejía” Herejía” en en Vocabulario de Teología Bíblica, op. cit., 376. 352
MORA, Manual MORA, Manual de Moral en Cristiana Cristiana, , op. cit., 330-331. Bíblica, op. cit., 419-420. X.MUÑOZ LEON-DUFOUR, “Incredulidad” en “Incredulidad” Vocabulario de Teología
353 J.
69
La incredulidad se presenta especialmente bajo estas formas: a) Ateísmo, teórico ó práctico: el ateísmo teórico niega la existencia de Dios. El ateísmo práctico consiste en vivir como si Dios no existiera, pero sin negarlo. b) Indiferentismo : en el que poco importa que Dios exista o no exista. En el indiferentismo también se vive como si Dios no existiera. c) Secularismo : excluye de la vida humana la dimensión trascendente. 354
d) Anticristianismo: no combate la idea de Dios sino la persona y la vida de Cristo.
2.1 2.10 0.2 L a her her ejí a: La moderna teología establece la diferencia entre: herejía material: se produce cuando se sostiene una idea herética sin tener conciencia del error; y herejía formal: cuando el que la sostiene se aferra a ella con obstinación y mala fe. Esta diferenciación es fundamental para marcar las fronteras entre el pecado y el delito de herejía: los que incurren en el delito se aferran a la idea herética con terquedad y mala intención, situándose a sí mismos fuera del seno de la Iglesia y dejando de pertenecer plenamente a ella. 355 Hereje es el bautizado que pretende permanecer cristiano pero negando obstinadamente una verdad que ha de creerse con fe divina y católica. 356 La herejía procedente de una decisión libre constituye grave pecado, pues es un rechazo a Dios que revela y a la Iglesia puesta por Dios como maestra de la verdad: "Al sectario, secta rio, después después de una una y otra amonesta amonestación, ción, rehúyele; rehúyele; ya sabes sabes que que ése está pervertido pervertido y peca,, condenado peca condenado por su propia propia sentencia sentencia" " (Tito (Tito 3,10-11; cfr. Ga.1, 6-9). Quien rechaza una verdad de fe, rechaza el motivo formal de la fe, que es la autoridad de Dios que revela. Por eso, en el fondo, la herejía coincide con la apostasía. Quien yerra involuntariamente sobre verdades de fe, no puede ser considerado propiamente como hereje, dado que se trata de un error inculpable, por lo cual no entraña pecado. Empieza a ser culpable cuando la persona entra en duda sobre la rectitud de sus ideas y nada hace por buscar la verdad y la rectitud. La gravedad de su pecado será proporcional al grado de negligencia o mala voluntad. Quien por neglige negligencia ncia en conocer conocer la verdad verdad admite admite opinione opinioness contrari contrarias as a la fe, peca por su negligencia. Cuando la ignorancia se da por voluntad premeditada, hay pecado de herejía si existe la voluntad de no inclinarse ante la verdad. No es propiamente hereje quien niega proposi pro posicion ciones es teológic teológicas as ciertas, ciertas, pero no definida definidas, s, si está disp dispues uesto to a acep aceptarla tarlass en el momento en que la Iglesia las defina formalmente. Pero podría llegar a ser pecado por 357 temeridad y falta de respeto, y a veces, por escándalo. La herejía es una ruptura en la fe misma.358 El que exteriormente niega la fe o alguna verdad de fe, pero la guarda interiormente, no es propiamente hereje; pero la Iglesia lo considera como hereje. Peca gravemente por esa negación y por el escándalo que dé. El católico que ha recibido su fe bajo el Magisterio de la Iglesia jamás podrá tener motivo justo para cambiar cambiarla la o ponerla ponerla en duda (Dz.1815 (Dz.1815). ). No se pued puedee equiparar equiparar el fallo de concienci concienciaa de un no católico que, con la ayuda de la gracia, llega a convencerse de que debe abrazar la fe católica, con el caso de un católico que quiera apartarse de la fe católica: la gracia jamás
354 J.
MUÑOZ MORA, Manual MORA, Manual de Moral Cristiana, Cristiana, op. cit., 330-331. BIBLICO ILUSTRADO EDIMEX, “Herejía” “Herejía”,, op. cit., 323-324. 356 A. BENLLOCH POVEDA, Código de Derecho Canónico, Edicep C.B., Valencia, 19938, c. 751. 355 DICCIONARIO 357
MORA, Manual MORA, Manual de en Moral Cristianade Cristiana, , op. cit., 330-331. X.MUÑOZ LEON-DUFOUR ,” ,” Herejía” Herejía” en Vocabulario Teología Bíblica, op. cit., 376.
358 J.
70
se da para caer en el error. Solamente una conciencia que haya vuelto las espaldas a Dios por el pecad pecadoo puede puede persua persuadir dir a un católico católico de de que que deba deba cambiar cambiar de fe. fe.359
2.1 2.10 0.3 La Apostasía: Es el hecho de abjurar, abandonar, alejarse o rebelarse de las propias creencias, en especial del cristianismo o catolicismo. Aunque se trata de un concepto bíblico, paganame pag anamente nte se se ha extrapo extrapolado lado para para referirs referirsee a la acción acción de de traiciona traicionarr a un grupo grupo o desertar desertar 360 de lo que se cree. Es el total abandono de la fe cristiana recibida en el bautismo. Constituye gravísimo pecado contra la fe. Hay también una cierta apostasía en quien abandona el sacerdocio ministerial sin la debida dispensa de la Iglesia: ésta sería una apostasía del orden sacerdotal. De manera semejante hay apostasía del estado religioso en quien, siendo profeso de votos perpetuos, abandona la vida religiosa y su comunidad sin la dispensa de la Iglesia. Es una violación del compromiso adquirido y constituye grave pecado pec ado,, aunque aunque esto no se se puede puede equiparar equiparar con el el caso de quien quien abandon abandonaa la fe recibida recibida en 361 el bautismo.
2.1 2.10 0.4 D uda udass contr contr a la fe: de quien, impugnar de fe, no las acepta sinorazón que las poneSeentrata "teladel decaso juicio". Quien sin acepta a Dioslas en verdades una relación personal, no tendrá para dudar dudar en cuestiones cuestiones de fe (cf. Dz.1794.1 Dz.1794.1815) 815).. Si hay incertidu incertidumbres mbres,, que a veces veces se presenta pres entan, n, quien quien es fiel las puede puede disipar disipar partiend partiendoo de Dios como Verdad Verdad misma. misma. Tene Tenerr incertidumbres en el plano intelectual no constituye pecado si la persona se esfuerza por liberarse de ellas haciendo una relación a Dios personal que se revela. Las mismas dificultades le ayudarán a ahondar más en el conocimiento y vivencia de la fe. En la práctica, prác tica, la duda duda culpable culpable se puede puede equiparar equiparar a la herejía. herejía. Es distinta distinta del estado estado de indecisión interior de quien lealmente busca la verdad. Muchas veces puede haber luchas hasta lograr persuadirse de los motivos de credibilidad. Esto no equivale a la duda culpable. La duda acerca de si tal o cual proposición es de fe, no compromete la virtud de fe culpablemente, con tal que no presuponga ignorancia culpable o descuido de las verdades de fe. Hay dudas que no son otra cosa que dificultad para entender lo que propone la fe. Muchas duda de fe provienen de imprudencia en lecturas, tratos indiscriminados con herejes, imperio de la razón, 362 falta de humildad para aceptar las verdades de fe. En estos casos las dudas son culpables. Las dudas de fe no cierran ninguna puerta, pero conviene despejarlas cuanto antes para no quedar encerrado en ellas.363
2.11 Frutos de la fe364 359
J. MUÑOZ MORA, Manual MORA, Manual de Moral Cristiana, Cristiana, op. cit., 331-332. BIBLICO ILUSTRADO EDIMEX, “Apostasía” “Apostasía”,, op. cit., 66-67. 361 J. MUÑOZ MORA, Manual MORA, Manual de Moral Cristiana, Cristiana, op. cit., 331. 362 J. MUÑOZ MORA, Manual MORA, Manual de Moral Cristiana, Cristiana, op. cit., 332-333. 363 J. RATZINGER, La sal de la tierra tierra,, Cristianismo e Iglesia católica ante el nuevo milenio. Una conversación conversaci ón con Peter Seewald, S eewald, Editorial Palabra, Madrid, 2007, 32. 360 DICCIONARIO
364
DE LOS ón OBISPOS, ASAMBLEA GENERAL laboris”, La SINODO nueva evangelización evangelizaci para la transmisi trXIII ansmisión ón de la fe cristiana, cr istiana, doc.ORDINARIA, cit., 122-128. “Instrumentum laboris”, 71
Los frutos que esta transformación, gracias a la vida de fe, genera dentro de la Iglesia, como signo de la fuerza vivificadora del Evangelio, toman forma en la confrontación con los desafíos de nuestro tiempo. Las respuestas indican los siguientes frutos: familias que son signo verdadero de amor, de participación y de esperanza abierta a la vida; comunidades dotadas de un verdadero espíritu ecuménico; el coraje de sostener iniciativas de justicia social y de solidaridad; la alegría de donar la propia vida siguiendo una vocación o una consagración. consagración. Así como la fe se manifiesta en la caridad, así también la caridad sin la fe sería filantropía. Fe y caridad en el cristiano se exigen recíprocamente, de tal modo que una sostiene a la otra... Gracias a la fe podemos reconocer en cuantos nos piden amor el rostro del Señor resucitado: «cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis» ( Mt ( Mt 25,40). Es la fe que permite reconocer a Cristo; y es su mismo amor que estimula a socorrerlo cada
vez que se hace nuestro prójimo en el camino de la vida… Con el sostén de la
fe, miramos con esperanza nuestro compromiso en el mundo, mientras esperamos «nuevos cielos y nueva tierra, en los que habite la justicia» ( 2 P 3,13)… La caridad es el lenguaje que en la nueva evangelización, más que con
palabras se expresa en las obras de fraternidad, de cercanía y de ayuda a las personas en necesidades necesidades espirituales espirituales y materiales.
Un renovadopor empeño ecuménico es también fruto de unaLaIglesia que sededeja transfigurar el Evangelio de Jesús, por suelpresencia… superación las divisiones es la condición irrenunciable para la plena credibilidad del seguimiento de Cristo. Lo que une a los cristianos es mucho más fuerte que lo que los divide. También la tensión del hombre hacia la verdad es uno de los frutos que muchas respuestas esperan del impulso de la nueva evangelización. El diálogo interreligioso, que no puede ser condicionado por la renuncia al tema de la verdad, valor que es connatural a la experiencia religiosa: la búsqueda de Dios es el acto que caracteriza en modo supremo la libertad li bertad del hombre. El coraje de denunciar las infidelidades y los escándalos que emergen en las comunidades cristianas – como como signo y consecuencia de una reducción de tensión en esta tarea del anuncio – es es parte de esta lógica del reconocimiento de los frutos. Se necesita coraje para reconocer las culpas, mientras continúa el testimonio de Jesucristo y de la perenne necesidad de ser salvados salvados..
Estas actitudes son fruto de la transmisión de la fe y del anuncio del Evangelio, que, en primer lugar, no deja de renovar a los cristianos y a sus comunidades, mientras ofrece al mundo el testimonio de la fe cristiana.
2.12 Características de la fe impregnada de espiritualidad misionera365 Una fe misionera es una fe en Cristo que por la fuerza del Espíritu Santo desea compartirse con quienes no la tienen, en la libertad y en el diálogo, mediante el testimonio, el anuncio y la acción transformadora. Esta fe misionera tiene unas
365
L. A. CASTRO QUIROGA, Fe QUIROGA, Fe misionera, fe de primera, primera, op. cit., 159-161. 72
características (referidas al ser, al conocer y al hacer) que constituyen todo un programa de formación misionera para cada cristiano. 1. Siente en si una pasión grande porque Jesucristo y su evangelio sean conocidos y acogidos por todos los pueblos de la tierra. 2. Tiene conciencia de que Jesucristo es aún poco conocido por más de las dos terceras partes de la humanidad, de donde se siente la urgencia de la misión comocon anuncio 3. Ora fervorde porJesús. la acción misionera de la Iglesia, por los misioneros que son enviados a evangelizar y por las comunidades que van naciendo de esa acción misionera. 4. Se va forjando una espiritualidad misionera que desde una profunda unión a Cristo, hace brotar en el cristiano un corazón planetario, una mente abierta a todo ser humano en quien ve a un hermano, un sentido de la presencia de Dios en todo el mundo, un aprecio por todas las expresiones de fe, una voluntad de diálogo, un sentido de respeto por lo diferente, sea persona, cultura o religión. Es una fe genuinamente católica, universal, sin fronteras. 5. Un aprecio por las vocaciones misioneras tanto laicales como religiosas y sacerdotales. 6. Trata cada día de dar testimonio con su calidad de vida apostólica y humana de su experiencia de fe misionera así que ella hable por sí misma. 7. Se da cuenta de cómo los valores del evangelio son excluidos de muchas organizaciones, instituciones y sedes de poder las cuales se vuelven antievangélicas porque endiosan, se consideran poderes absolutos y considera un desafío grave volver a sembrar la semilla del evangelio en esas realidades deformadas. 8. Descubre que cada día van naciendo realidades nuevas que de suyo no son ni buenas ni malas, como la investigación, investigación, los medios de comunicación, la búsqueda de sentido a la vida, el movimiento de los derechos humanos, la promoción de la mujer y del niño, nuevas culturas, la lucha por la paz y la justicia, la globalización, etc. y se preocupa para que estas realidades sean iluminadas, orientadas y penetradas por los valores del evangelio para que no sigan los caminos opuestos al reino de Dios. Como dijo Juan Pablo II en su discurso del 3 de noviembre de 1982 en la Universidad Complutense: «Una fe que no se hace cultura 366 es una fe no plenamente acogida, no totalmente pensada, no fielmente vivida» . 9. Gusta conocer lo que se está haciendo en todo el mundo para que Cristo sea conocido, amado y seguido por muchos pueblos aún no cristianos. La fe le exige al cristiano entrar en comunión con la cultura pero sin identificarse con la misma, sabiendo que el evangelio siempre desafía la cultura a la conversión, a pasar de la muerte a la vida. La cultura no se puede absolutizar es siempre relativa367. 10. Busca conocer y profundizar la teología de la misión para poder apreciar mejor sus fundamentos trinitarios, cristológicos, antropológicos y eclesiológicos. 366 L.
GONZALEZ-CARVAJAL SANTABARBARA, “El cristianismo ante la cultura” cultura” en Ideas y creencias del hombre actual, op. cit., 34-35; Cfr. CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, Juan
367 Pablo II en España,QUIROGA, Fe España, Ed. Ed. Coeditores Litúrgicos,feMadrid, 1983, op. 86.cit., 207. L. A. CASTRO QUIROGA, Fe misionera, de primera, op. primera, 73
11. Busca de muchas maneras que su misma diócesis y su parroquia tengan un rostro misionero y un compromiso claro con la misión universal de la Iglesia. 12. Busca motivar y animar a su alrededor a otras personas para que también ellas maduren en su compromiso misionero. 13. En la medida de sus posibilidades de tiempo y de recursos coopera con las Obras O bras Misionales Pontificias que son un canal muy precioso de acción misionera. mi sionera. 14. Con creatividad e imaginación difundir su pasión misionera. usa los medios de comunicación e impresión para
15. Hace una opción preferencial aunque no excluyente, por los pobres, por los débiles, por las víctimas, por las personas menos consideradas de valor en la sociedad368.
2.13 Fe y Convers Conversión ión369 Las fórmulas del Credo son un resumen de las principales verdades de la fe de la Iglesia. Pero no se trata de conocimiento abstracto, sino de la experiencia del misterio de Dios revelado en la creación del cielo y de la tierra, manifestado en la salvación histórica de Jesucristo y comunicado – actualizado actualizado e interiorizado – por el Espíritu Santo en la Iglesia. En el acto de fe, el creyente no se adhiere con su inteligencia a una fórmula conceptual, sino que se adhiere con toda su persona a la realidad misma de lo creído. Sólo así el Credo es confessio fidei, manifestación del propio ser cristiano ante sí mismo y ante los demás, y reconocimiento agradecido ante Dios por esa fe. Se trata de "entrar en ese yo del Credo y transformar el yo esquemático de la fórmula en carne y hueso del yo personal". Creer es aceptar, mediante la conversión, el evangelio de la salvación de Dios, proclamado y realizado en Jesucristo. Para los Hechos, al describirnos la primera comunidad, los cristianos son los creyentes (He 2,44; 4,32; 5,14). Ser creyente es sinónimo de cristiano. Aunque suponga la aceptación de las verdades creídas, ser creyente es mucho más que eso; significa aceptar una forma de vida, o mejor, entrar en una nueva forma de ser. Por eso, la fe supone la conversión, un nuevo nacimiento, una recreación o regeneración. La fe es, pues, principio de vida. No se cree con la mente o con el corazón, se cree con todo el ser.370 Israel expresó su fe en Credos históricos (Dt 6,20-24; 26,5 9; Jos 24,2-13) y sálmicos 78; 105; entre lasPueblo naciones ante todas las gentesa al Dios que (Sal ha creado el 136...), cielo y confesando la tierra, libró a su de yEgipto y lo condujo la Tierra prometida. Esta confesión de fe en el Dios uno, y único digno de ser amado con toda la mente, con todo el corazón y con todas las fuerzas, es la oración del Shemá, recitado por la mañana y por la tarde. Jesús, fiel israelita, proclamó esa misma confesión de fe en el único Dios (Mc 12,28-29p;; Mt 6,24; Jn 17,3), pero revelándonos que 'el Señor del cielo y de la tierra' es 12,28-29p el Padre (Mt 11,25p). Pedro -y con él los doce añadirán, por revelación del Padre, la confesión de fe en "Jesús como Mesías e Hijo de Dios vivo" (Mt vivo" (Mt 16,16). La comunidad cristiana hará suya esta profesión de fe, completándola con la confesión de fe en el
368 369
L. A. CASTRO QUIROGA, Fe QUIROGA, Fe misionera, fe de primera, op. primera, op. cit., 207. Iglesia, Ediciones Ediciones EGA, Bilbao, 1997, 11-25. E. JIMENEZ, El JIMENEZ, El Credo, símbolo de la fe de la Iglesia, Op. Iglesia, Op. cit., 11-25.
370 E.
74
Espíritu Santo, que ha recibido y experimentado en su mismo nacer como Iglesia y en la misión de su vida. La fe presta al hombre unos ojos nuevos, que le permiten ver lo invisible y penetrar en lo inefable. La iluminación i luminación de la fe permite a la mirada del creyente creyente ver símbolos donde el hombre natural sólo ve fenómenos; para el creyente las cosas creadas reflejan la realidad invisible de Dios Creador y la historia se hace resplando resplandorr de su presencia salvadorade(Heb La fe cristiana está íntimamente a la fe del de Israel; las confesiones fe del11). Nuevo Testamento hunden sus raíces ligada en los Credos Antiguo Testamento. "Yahvé es nuestro Dios" , es la síntesis de todas las profesiones de fe del pueblo de Dios. Dios es uno y no hay otro y El es nuestro Dios: el reconocimiento de Dios supone entrar en alianza con El. No cabe una confesión de fe sin implicar en ella la propia existencia. La confesión de fe en Dios es adoración y alabanza en respuesta a su acción salvadora. Por eso, al confesar y ensalzar a Yahvé como Dios, se proclaman siempre sus hechos salvíficos realizados en la historia y, entre ellos, el haber sacado a su pueblo de Egipto, como fundamento mismo de la existencia del pueblo. La fórmula: "Dios, el que te sacó de Egipto" nos sale a cada paso en el Antiguo Testamento. En el Nuevo Testamento nos encontraremos con la fórmula correspondiente, igualmente repetida resuci tó a Jesucristo" . Ambas fórmulas son expresión de continuamente: " Dios, el que resucitó la fe como fundamento en Dios de la existencia del pueblo de Dios y de la Iglesia 371. A esta confesión fundamental sigue la proclamación de los demás hechos salvíficos. El Credo no es ideológico, sino histórico; sus artículos de fe están formados por la cadena de actos salvíficos desde Abraham hasta el don de la Tierra: “ Mi padre era un arameo errante que bajó a Egipto y vivió allí como forastero siendo pocos aún, pero se hizo una nación grande, fuerte y numerosa. Los egipcios e gipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron dura servidumbre. Nosotros clamamos a Yahvé, Dios de nuestros padres, y Yahvé escuchó nuestra voz; vio nuestra miseria, nuestras penalidades y nuestra opresión, y Yahvé nos sacó de Egipto con mano fuerte y tenso brazo en medio de gran terror, señales y prodigios. Nos trajo aquí y nos dio esta tierra, tierra que mana leche y miel ” (Dt 26,5-9). Este Credo histórico es proclamado por el israelita en toda acción de gracias por los frutos de la Tierra. Y es la profesión de fe de la comunidad en la asamblea litúrgica (Sal 106; 136), ampliado en forma de letanía, que recorre los hechos salvíficos de la historia. Estos Credos orales litúrgicos más antiguos las tradiciones escritas de la Escritura. Y en lay oración de son la mañana y de la que tarde,todas el Shemá Israel es la confesión de fe en Yahvé como el único Dios y como nuestro Dios. Profesión de fe, liturgia y oración van unidas y llenan la vida del verdadero creyente. En Heb 11 tenemos el elogio de "una nube de testigos" , alabados por su fe en Dios, es decir, por haber `caminado con Dios' (Gen 6,9) en "la obediencia de la fe" (Gen 22,3; Rom 1,5; 6,17s; 10,16; 16,26...). Así Israel es "la Esposa que sube del desierto apoyada en su amado" (Cant 8,5). Este testimonio de la fe se prolonga y culmina en el Nuevo Testamento en el 'Israel de Dios' (Rom 9,6-8), en los "hijos de Abraham el e l creyente, que viven de la fe" (Gál (Gál 3,7-9.29). Entre estos sobresale María, "la creyente" (Lc 1,45). María es la primera creyente, tipo de todo creyente cristiano, figura de la Iglesia, (LG, n. 63), comunidad de los creyentes. María acoge la Palabra, 371
E. JIMENEZ, El Credo, Iglesia, op. cit., 11-25; cfr. PAPA FRANCISCO, Lumen Fidei, op. Cit., Fidei, 50-51. símbolo de la fe de la Iglesia, 75
que se encarna en su seno; conserva y medita en su corazón las cosas y acontecimientos con que Dios la habla, figura del creyente que escucha la palabra, conservándola en un corazón bueno, haciéndola fructificar con abundancia (Cfr. Lc 2,19.51; 8,15). "¡Feliz la que ha creído!" (Lc (Lc 1,45).372 La fe no es la elección de un programa que me satisface o la adhesión a un club de amigos entre los cuales me siento comprendido; la fe es conversión, que me transforma a míLay fe a llega mis gustos, o al menos totalmente hace que mis gustos deseos pasen segundo plano. a una profundidad diversa de lay elección que mea liga a un partido. Su capacidad de cambio llega a tal grado que la Escritura la llama nuevo nacimiento (cfr. 1 Pd.1, 3.23).373
2.14 La fe viene de la audición374 Por su origen y por su uso, el Credo está estrechamente vinculado con la liturgia. Concretamente, con la celebración del bautismo. Los catecúmenos, en formas diversas, hacían la profesión de fe al recibir el bautismo. Estas fórmulas de fe bautismales tenían una estructura trinitaria. En su diversidad, los distintos Credos – apostólico o niceno-contantinopolitano – tienen tienen en común esta estructura trinitaria. El Credo apostólico se elaboró en el transcurso de los siglos II y III, en conexión con el rito bautismal, fiel a las palabras del Resucitado: "Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt (Mt 28,19). El bautismo vincula con la persona de Jesucristo; ahora bien, toda su obra de salvación procede del amor del Padre y culmina con la efusión del Espíritu Santo. Por ello al bautizando se le hacían tres preguntas: "¿Crees en Dios, Padre, todopoderoso? ¿Crees en Jesucristo...? ¿Crees en el Espíritu Santo?" A A cada una de las preguntas el catecúmeno contestaba con credo y se le sumergía en el agua, por tres veces.375 Por esta razón, las profesiones de fe se remontan a Jesús, que mandó a sus discípulos que bautizaran. En el bautismo debían exigir a las personas la profesión de una determinada fe, en concreto la fe en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El germen de todas las formulas de fe posteriores es la fe en Jesús, el Señor, y el envío a la misión… Todas las profesiones de fe de la Iglesia son desarrollo de la fe en este Dios
trinitario.376 La triple pregunta, con su triple respuesta, se opone a la triple renuncia que la precede: "renuncio a Satanás,dea la suconversión, servicio, a sus obras" (Hipólito, (Hipólito, 46). La profesióna de la fe es, pues, la expresión del cambio del ser esclavo de Satanás la libertad de hijo de Dios. En la triple renuncia y en la triple afirmación, unida al triple símbolo de la muerte mediante la inmersión y al triple símbolo de la resurrección a una vida nueva, se revela lo que es la fe: conversión, cambio de la existencia, cambio del ser. La fe es el "escudo" del del cristiano en su lucha diaria contra el maligno (Ef. 6,11-18). Por ello, dirán los santos Padres, que el Credo "es una gran defensa contra la tentación del adversario" (S. Ambrosio), "escudo contra el maligno" (S. Agustín), "remedio contra el veneno de la serpiente" (Quodvuldeus). (Quodvuldeus).377 372
E. JIMENEZ, El JIMENEZ, El Credo, símbolo de la fe de la Iglesia, op. Iglesia, op. cit., 11-25. XVI, “La Iglesia. Una comunidad siempre en camino”, op. cit., 151. 374 E. JIMENEZ, El JIMENEZ, El Credo, símbolo de la fe de la Iglesia, op. Iglesia, op. cit., 11-25. 375 E. JIMENEZ, El JIMENEZ, El Credo, símbolo de la fe de la Iglesia, op. Iglesia, op. cit., 11-25. 373 BENEDICTO
376
Catecismo de ladeIglesia Católica Católica, , op. Ediciones cit., 27. EGA, Bilbao, 1997, 11-25. E. JIMENEZ, El JIMENEZ, El Credo,Joven símbolo la fe de la Iglesia, Ediciones Iglesia,
377 YOUCAT,
76
La triple confesión de fe bautismal está en contraposición a la triple renuncia a Satanás, a sus obras y a sus seducciones. La ruptura total con Satanás, a quien antes estuvo ligada la vida, con la confesión de fe se hace entrega total al único Dios, reconocido como Padre, Hijo y Espíritu Santo. “ Al renunciar al diablo y a sus ángeles, con sus pompas y vanidades, debéis olvidar lo pasado y, abandonando la vida vieja, emprender una nueva de santas costumbres” c ostumbres” (S. (S. Agustín).378 El Credo se entrega a los catecúmenos para que "resistan al diablo, firmes en la fe" (1 Pe 5,9). Así el Credo se hace "el viático para todo el tiempo de la vida" (S. Cirilo). "¡Que nadie se olvide del Símbolo!" , dirá S. Pedro Crisólogo. Para ello, S. Agustín exhortará a "recitarlo diariamente, al levantarse y al acostarse" , protegiéndos protegiéndosee con el "Símbolo antes de dormir y antes de comenzar la jornada", "guardando siempre en el corazón lo que se ha aprendido y recitado: rumiándolo en el lecho y meditándolo por las plazas públicas, públicas, no olvidándolo al comer comer y hasta soñando con él" .379 La confesión de fe culmina en el martirio, el testimonio supremo de la fe. A los primeros cristianos les bastaba cambiar la profesión de fe "Kyrios Christós" por "Kyrios Kaisar" para "salvar su vida" . La referencia al testimonio de Jesús ante Poncio Pilato suena en la persecución de los cristianos "como una arenga" para permanecer fieles a la profesión de fe (O. Cullmann). El martirio o "la efusión de la sangre por Cristo es un don concedido a pocos, sin embargo todos deben estar dispuestos a confesar a Cristo delante de los hombres y a seguirle por el camino de la cruz, en medio de las persecuciones, que nunca faltan a la Iglesia" (LG, n. 42). La profesión de fe en la propia historia historia es parte del testimonio testimonio cristiano.380 Cristo, el Mártir por excelencia (Ap. 1,5), y los mártires cristianos "sufrieron el destierro y la muerte a causa de la Palabra de Dios y del testimonio de Jesús, pues despreciaron su vida ante la muerte" (He (He 22,20; Ap 1,9; 2,13; 6,9; 12,11).381 El bautismo, al unir al neófito con Cristo, le vincula igualmente con la comunidad de los creyentes. El Credo, como Símbolo, es el signo de esta comunión. El Credo, transmitido a los catecúmenos por los fieles, es devuelto en la profesión bautismal del catecúmeno como signo o credencial de una fe común: distintivo eclesial de unidad y comunión. Es el sello impreso en el corazón de los neófitos como distintivo de su pertenencia a la Iglesia. "En quien lo profesa se reconoce a un fiel cristiano", "que se diferencia de los que "naufragaron en la fe" o "se desviaron de ella" (1 ella" (1 Tim 1,19 y 6,10), quedando "descalificados en la fe" (2 (2 Tim 3,8), que "justifica y salva" (Rom (Rom 3, 28).382 Decir yque la fe vienepor de lala Palabra audición,deesCristo” (Rom.10, aceptar que “la17), fe es viene de la predicación, la predicación Cristo” (Rom.10, reconocer también como dice el Papa, que la fe no viene del leer sino del escuchar; la palabra del anuncio, en la que yo soy interpelado por el otro, pertenece a la estructura del acto de fe.383
III. Fe y confesión de la fe 378
E. JIMENEZ, El JIMENEZ, El Credo, símbolo de la fe de la Iglesia, Ediciones Iglesia, Ediciones EGA, Bilbao, 1997, 11-25. 11-25. 380 E. JIMENEZ, El JIMENEZ, El Credo, símbolo de la fe de la Iglesia, op. Iglesia, op. cit., 11-25. 381 E. JIMENEZ, El JIMENEZ, El Credo, símbolo de la fe de la Iglesia, op. Iglesia, op. cit., 11-25. 379 Ibíd.,
382
JIMENEZ, El JIMENEZ, El Credo, de lacomunidad fe de la Iglesia, op. Iglesia, op. en cit.,camino”, 11-25. op. cit., 112. BENEDICTO XVI, “La símbolo Iglesia. Una siempre
383 E.
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Cada domingo en la celebración eucarística profesamos la fe con las palabras del “Credo” o símbolo de la fe. Con ella manifestamos gozosos nuestra comunión en la
misma fe de la Iglesia católica tal como ha sido confesada por ella a través de todos los tiempos y lugares. Con actitud creyente parecida a la de Abraham y María, confesamos la misma fe que enseñaron los Apóstoles, transmitieron los Padres, formularon los Concilios, ilustraron los Doctores, defendieron los Mártires y ha profesado con sencillez todo el pueblo santo de Dios en comunión con sus pastores 384. De la confesión de fe en la persona de Jesucristo se deriva la verdad del hombre, de la historia y del mundo. La vida cristiana, la incorporación a la Iglesia, el compromiso por la transformación del mundo mediante la promoción de la justicia y la solidaridad, la esperanza futura..., son inseparables del modo como se entiende y se vive a Jesucristo.385 El Credo, que aprendimos de memoria siendo niños, se ha convertido para muchos en un fósil, una reliquia en el armario, entre tantos recuerdos ajados. Es un tesoro ignorado. Esta antigua expresión de la fe es fundamental. En él todas las palabras son importantes. Es un secreto de vida, el más profundo y sorprendente que existe, pues procede del mismo Dios. Generación tras generación, nos ha revelado al Autor permanente de nuestra existencia: Aquel de donde venimos y hacia el que vamos. Un único Dios, pero en tres Personas, pues Dios es Amor, y el único valor es el Amor: el verdadero, el que Dios nos da, el Amor-don que transfigura el amor-deseo. Este amor nos hace nacer santos, conduce a la felicidad, y nos da la paz mas allá de toda angustia que atormenta secretamente a la mayor parte de los hombres. El credo es denominado símbolo de fe fe,, es decir, signo y síntesis concreta de la revelación. Inculca la confianza en Dios y la confianza de Dios en los hombres, la alianza y las promesas anunciadas por los profetas y finalmente por Jesucristo. Se le llama símbolo llama símbolo de los apóstoles, apóstoles, pues en él se condensan las enseñanzas de los Doce, a quienes Cristo confió la fundación de su Iglesia. El símbolo de Nicea-Constantinopla profundiza en algunos puntos 386. El credo no es solamente una sistematización del Misterio: porque él es un reconocimiento de las acciones concretas de la Paternidad de Dios; reconocimiento que ha hecho posible por la adhesión al acontecimiento de Jesús, bajo la moción del Espíritu Santo. Por ello, no hay acto de fe sin memorial del acontecimiento creador terminando en el acontecimiento pascual387. El credo de la fe cristiana es como un “cosmos”, es decir, un universo ordenado en el que cada “articulo” es miembro de un “cuerpo”, dentro del cual recibe su proporción y sentido 388. Se llama a estas síntesis de la fe “profesiones de fe” o ofesan fesan los cristianos. Se les llama “Credo” por razón de que porque la palabra fe que pr en ellas resumen la primera es normalmente: “Creo”389. El credo no es una formulación intelectual de un sistema de verdades. No se dice creo “que” existe Dios, creo “que” existe Jesucristo. Se dice: creo “en” Dios, 384
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA, “La experiencia cristiana” en cristiana” en Compromiso Moral del Cristiano, op. cit., 523. 385 CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, “Teología y secularización en España. A los cuarenta años de la clausura del C oncilio oncilio Vaticano II”, II”, doc. cit., 22. 386 R. LAURENTIN, Creo en Dios, op. cit., 5-6.21. 387 L. A. DIAZ HERRERA, La HERRERA, La decisión moral del hombre pastor , op. cit., 182. 388 R. BLAZQUEZ, “El concilio Vaticano II, don actual de Dios” in Dios” in En el umbral del tercer milenio, op. cit., 249. 389 CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA, “La profesión de la fe cristiana”, cristiana”, op. cit., 187; cfr. CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA, “Compendio” “Compendio” del Catecismo de la Iglesia Católica, Ediciones CEC, 2005, 33. 78
creo “en” Jesucristo. Creemos en alguien real, vital, personal, con quien nos comprometemos. La fe es “creer en alguien”… la fe es, ante todo, un “creo en ti” y por eso, precisamente por eso, es también un creer todo “lo que” Dios me di ce y revela,
sobre su propio ser y sobre el ser del hombre, del mundo y de la historia humana.390 Por esta razón, no creemos en las fórmulas, sino en las realidades que estas expresan y que la fe nos permite "tocar". "El acto (de fe) del creyente no se detiene en el enunciado,
sino en la realidad (enunciada)" (S. (S. Tomás de A., s.th. 2-2, 2 -2, 1,2, ad 2). Sin embargo, nos acercamos a estas realidades con la ayuda de las formulaciones de la fe. Estas permiten expresar y transmitir la fe, celebrarla en comunidad, asimilarla y vivir de ella cada vez más… La Iglesia, que es "columna y fundamento de la verdad" (1 (1 Tim 3,15), guarda fielmente "la fe transmitida a los santos de una vez para siempre" (Judas (Judas 3). Ella es la que guarda la memoria de las Palabras de Cristo, la que transmite de generación en generación la confesión de fe de los Apóstoles. Como una madre que enseña a sus hijos a hablar y con ello el lo a comprender y a comunicar, la l a Iglesia, nuestra Madre, nos enseña el lenguaje de la fe para introducirnos en la inteligencia y la vida de la fe 391… rezando el “Credo”, nos expresamos en primera persona, pero confesamos comunitariamente la única fe de la Iglesia. Ese “creo” pronunciado individualmente, se une al de un inmenso
coro en el tiempo y en el espacio, en el que todos contribuyen, por así decirlo, a una polifonía armoniosa de la fe… “"Creer" es un acto eclesial. La fe de la Iglesia precede,
engendra, conduce y alimenta nuestra fe. La Iglesia es la Madre de todos los creyentes. "Nadie puede tener a Dios por Padre si no tiene a la Iglesia por Madre" [San Cipriano]” (n. 181). Por lo tanto, la fe nace en la Iglesia, conduce a ella y vive en ella.
Esto es importante para recordarlo.392 Sin formulas fijas el contenido de la fe se disuelve. Por eso la Iglesia da mucha importancia a determinadas frases, cuya formulación precisa se logró en la mayoría de los casos con mucho esfuerzo, para proteger el mensaje de Cristo de los malentendidos y falsificaciones. Las formulas de la fe son importantes especialmente cuand cuandoo la fe de la iglesia se traduce a las diferentes culturas y sin embargo tiene que mantenerse en su esencia. Porque la fe común es el fundamento de la unidad de la Iglesia.393 El credo es oración y fuente de oración. Y esta oración constituye el mejor de los psicoanálisis y la terapia más profunda394. El Credo, compendio de la fe cristiana, es la espina dorsal del cristiano. Y, como Símbolo de la fe, el Credo permite al cristiano sentirse miembro de la comunidad creyente. Símbolo (del griego symbállein = juntar, unir) es lo= que une dividir) y crea la es justo lo contrario de diablo 395 diabállein separar, quecomunión; es el que separa y rompe la comunión . (del griego Los Credos, como símbolos de la fe cristiana, son documentos de la Iglesia, anteriores incluso al mismo Nuevo Testamento. En sus breves fórmulas, procedentes de contextos litúrgicos, catequéticos o misionales recogen la síntesis de la fe. Son, pues, expresión de la vida de la comunidad, antes incluso de la formulación escrita de sus artículos396. La fe, que nos abre el ca mino, la entendemos aquí como “compromiso 390
F. COLOMER FERRÁNDIZ., Decir FERRÁNDIZ., Decir la fe. Comentario al Credo, Credo, op. cit., 15. DE LA IGLESIA CATOLICA, “El lenguaje de la fe”,170-171. fe”, 170-171. 392 BENEDICTO XVI, “La fe nace de la Iglesia, conduce a ella y vive en ella” , Audiencia general sobre el credo (31/10/2012) en www.zenit.org/article-43496?l=spanish www.zenit.org/article-43496?l=spanish 393 YOUCAT, Catecismo Joven de la Iglesia Católica, Católica, op. cit., 25. 394 R. LAURENTIN, “Creador del Cielo y la tierra” en tierra” en Creo en Diosop. cit., 90. 391 CATECISMO
395
JIMENEZ, El credo, símbolo de la fe de la Iglesia JIMENEZ, El Iglesia,, op. cit., 11-25. Ibídem.
396 E.
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vital”397. La fe del hombre es
la medida de su vida, de sus lo logros gros en ella, de la alegría en que vive y de la marca que deja en el mundo. El hombre es lo que es su fe 398. La confesion de la fe se entrega en el símbolo como (una confesión) que se hace en nombre de toda la Iglesia, la cual está unida con Dios por medio de la fe. “La fe de la que es objeto Jesucristo es la fe de la comunidad… Un hombre “para sí”, solo, sin su semejante, no sería un hombre; de la misma mane ra, un cristiano “para sí”, separado de la comunión de los santos, no sería un cristiano…” (H. de Lubac), la fe del cristiano es
participación en la fe de la iglesia; por medio de la Iglesia ha recibido la fe escuchando el evangelio, en su interior la comparte y con ella la testifica 399. La fe, mi fe, nuestra fe, es una participación de la mirada de Jesús. El Maestro nos transmite su manera de ver las cosas, su visión de la vida, del hombre, del mundo y de Dios, que es la única real y verdadera. Cristo es la luz, Luz de Luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo (Jn.1, 9), que revela la ultima realidad de los seres. La fe es una chispa sustancial de su luz, que nos hace capaces de penetrar como El en su visión de las cosas, y de relacionarlas con la verdad, la belleza y la bondad de Dios400. En el seno de la Iglesia nace el “creemos”. En efecto, la fe de la Iglesia solamente puede profesarle toda la Iglesia; y la profesión de fe “creo” sólo podemos hacerla en virtud de nuestra comunión con toda to da la Iglesia401. Lo que importa en la vida espiritual es alimentar, crecer en la fe; la fe, esa comunión de vida con Jesús, es la base de todo. La fe, ese asombrarse, fascinarse, dejarse seducir por Jesús, es lo que da sentido tanto a la acción como a la contemplación. Las dos son las alas de un mismo pájaro que alza alza su vuelo; necesita necesita de las dos dos para poder volar. volar.402 Las confesiones de fe son como el precipitado, como la quintaesencia de la predicación. Son como el texto base del evangelio, y éste su desarrollo y precisión. Presentan un carácter normativo ya que son “regula fidei” y fidei” y al mismo tiempo, ti empo, según las circunstancias, introducen datos nuevos o acentúan otros, manteniendo el carácter vinculante, su dimensión comunitaria y siempre lo esencial de la fe403. La fe no es, pues, por el sentido de profesión de fe y por su ori origen, gen, un recitar una doctrina, un aceptar teorías sobre lo que el hombre no conoce, sino un movimiento de toda la existencia humana. Con palabras de Heidegger podemos afirmar que la fe supone un “viraje” de todo el hombre que estructura permanentemente la existencia posterior. En la triple renuncia y en la triple afirmación unida al triple símbolo de la muerte mediante la inmersión y al triple símbolo de la resurrección a una vida nueva, se revela lo que es la fe: conversión, viraje de la existencia, cambio del ser 404. La fe nos
conduce “lejos, a tierras ilimitadas”, como dicen los Salmos. 405
397 R.
BLAZQUEZ, “Una cristología en el horizonte de la identidad cristiana” cristiana” en Jesús si la iglesia también, op. cit., 150. 398 C. G. VALLÉS, S.J., “¿Quién va ganando?” en ganando?” en Por la fe a la justicia, op. cit., 36. 399 R. BLAZQUEZ, “Significación permanente de una “Meditación sobre la Iglesia”” in Iglesia”” in En el umbral del tercer milenio, op. cit., 179. 400 S. GALILEA, “La mirada de la fe” en fe” en La luz del corazón, op. cit., 64. 401 CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA, “La experiencia cristiana” en cristiana” en Compromiso Moral del Cristiano, op. cit., 525. 402 E. MAZARIEGOS, “ En unidad de Marta y María”, María”, en Baja a tu corazón, op. cit., 77. 403 R. BLAZQUEZ, “La resurrección de Jesús como fundamento y centro del evangelio” en evangelio” en Jesús si la iglesia también, op. cit., 103. 404
RATZINGER, RATZINGER, Introducción Introducción cristianismo, cristianismo, op. op.siempre cit., 25.en camino”, op. cit., 134. BENEDICTO XVI, “La Iglesia.alUna comunidad
405 J.
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Profesar con la boca indica, a su vez, que la fe implica un testimonio y un compromiso público. El cristiano no puede pensar nunca que creer es un hecho privado. La fe es decidirse a estar con el Señor para vivir con él. Y este «estar con él» nos lleva a comprender las razones por las que se cree. La fe, precisamente porque es un acto de la libertad, exige también la responsabilidad social de lo que se cree 406. Decir la fe se convierte, así, en una exigencia interior de la misma fe, que se produce desde el agradecimiento por haberla recibido y por vivir, gracias a ella, en el esplendor de la verdad. Ese esplendor, “luz por la que vemos la luz” luz” (Sal.25, 10), es el principio eclesial de comunión, por el cual profesamos la fe que recibimos, la misma que nos entregaron los apóstoles.407 Después del Concilio cada uno se puso a redactar su pequeño credo personal: “lo que yo creo”. creo”. Más allá de un ciego formalismo, cada uno quería hacer la recensión de su fe y actualizarla. Se han publicado a brazadas estas confesiones. Hay que reconocer que este fenómeno, personal y sincero, no ha sido indiferente. Puede ser útil recitar el Credo en el lenguaje actual, pues se formuló para ser actualizado, en cada tiempo, en cada vida, para ser interiorizado y exteriorizado por nuestra inventiva cotidiana, inspirada por el Espíritu. La mayoría de aquellos que han procurado reformular su credo han utilizado estas tentativas y se han beneficiado de ellas en tiempos de duda y apostasía. Lo que es menos cierto es que hayan hecho bien proponiéndolos como modelo, pues a menudo reducen la verdad. Muchos han sido concebidos según el siguiente principio: “Esto es lo que mantengo del Credo de la Iglesia. El resto no lo admito, lo corrijo, le doy un nuevo sentido”. sentido”. ¡Esta es una tentación deplorable y perjudicial! Pues aunque la fe es un acto irremplazable, i rremplazable, del sujeto pensante, no es subjetiva. Constituye nuestro reencuentro con la plenitud de Dios. No somos nosotros quienes inventamos a Dios; es Él quien se revela a la medida de nuestras posibilidades. Solo es posible acceder al Credo con humildad, pues Dios es más grande que nosotros; su verdad objetiva nos desborda desde su primera palabra408. De ahí la importancia y la necesidad de las “profesiones de fe”, que precisan lo
que, en verdad, creemos. De este modo se define la pertenencia o no a la Iglesia; “comunidad de los creyentes”. Las “profesiones de fe” ya las encontramos en el Nuevo Testamento (cfr. Rm.10, 9; 1 Cor.15, 3-5).409 Es muy interesante advertir los esbozos de un credo en Pablo, el primer escritor cristiano. Se elabora ya un credo, que se desarrollará posteriormente, en medio de amenazas y de luchas. El más explícito lo encontramos al final de la primera carta a los cristianos de Corinto: “Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os prediqué, que habéis recibido y en el cual permanecéis firmes, por el cual también sois salvados, si lo guardáis tal como os lo prediqué... Si no, ¡habríais creído en vano! Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas y luego a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales todavía la mayor parte viven y otros murieron. Luego se apareció a Santiago; más tarde, a todos los apóstoles. Y en último término se me apareció también tam bién a mí, como a un abortivo” (1 abortivo” (1 Cor.15, 1-8). Es una fórmula breve que insiste exclusivamente en la pascua de Cristo. Si 406 BENEDICTO 407
408
XVI, “Porta Fidei”, doc. Fidei”, doc. cit., 10. F. COLOMER FEERÁNDIZ., Decir FEERÁNDIZ., Decir la fe. Comentario al Credo, Credo, op. cit., 11.
LAURENTIN, “Dos amores Decir que selafunden en uno solo” en solo” en Creo Dios, op. cit., 15-16. F. COLOMER FERRÁNDIZ., FERRÁNDIZ., Decir fe. Comentario al Credo, Credo , op.en cit., 16-17.
409 R.
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buscamos una formula más cercana a nuestro credo actual, ¿Por qué no conservar este final de otra carta que escuchamos a menudo como introducción a la Eucaristía?: “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios (el Padre) y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros” (2 vosotros” (2 Cor.13, 13)410. Desde siglos, a través de muchas lenguas, culturas, pueblos y naciones, la Iglesia no cesa de confesar su única fe, recibida de un solo Señor, transmitida por un solo bautismo, enraizada en la convicción de que todos los hombres no tienen más que un solo Dios y Padre (Ef. 4,4-6). S. Ireneo de Lyon, testigo de esta fe, declara: "La Iglesia, en efecto, aunque dispersada por el mundo entero hasta los confines de la tierra, habiendo recibido de los apóstoles y de sus discípulos la fe... guarda (esta predicación y esta fe) f e) con c on cuidado, como c omo no habitando más que una sola casa, cree c ree en ella de una manera idéntica, como no teniendo más que una sola alma y un solo corazón, las predica, las l as enseña e nseña y las transmite con una voz unánime, como no poseyendo más que una sola boca" … "Porque, si las lenguas difieren a través del mundo, el contenido de la Tradición es uno e idéntico. Y ni las Iglesias establecidas en Germania tienen otro fe u otra Tradición, ni las que están entre los Iberos, ni las que están entre los Celtas, ni las de Oriente, de Egipto, de Libia, ni las que están establecidas en el centro el mundo..." "El mensaje de la Iglesia es, pues, verídico y sólido, ya que en ella aparece un solo camino de salvación a través del mundo entero" . entero" . "Esta fe que hemos recibido de la Iglesia, la guardamos con cuidado, porque sin cesar, bajo la acción del Espíritu de Dios, como un contenido de gran valor encerrado en un vaso excelente, rejuvenece y hace rejuvenecer el vaso mismo que la contiene" .411
3.1 El credo de los Apóstoles:412 Confiamos en la Iglesia porque Cristo la fundó y prometió estar con ella hasta el final de los tiempos… El Credo vivido es el gran regalo de nuestra fe, creemos venciendo la razón humana todo lo que Dios nos ha revelado, creemos verdades que solo pueden ser abarcadas cuando confiamos en El. El Símbolo se divide, por tanto, en tres partes: "primero habla de la primera Persona divina y de la obra admirable de la creación; a continuación, de la segunda Persona divina y del Misterio de la Redención de los hombres; finalmente, de la tercera Persona divina, fuente y principio de nuestra santificación". Son "los tres capítulos de nuestro sello (bautismal)”… (bautismal) ”… "Estas tres partes son distintas aunque están ligadas entre sí. Según una comparación empleada con frecuencia por los Padres, las llamamos artículos. De igual modo, en efecto, que en nuestros miembros hay ciertas articulaciones que los distinguen y los separan, así también, en esta profesión de fe, se ha dado con propiedad y razón el nombre de artículos a las verdades que debemos creer en particular y de una manera distinta" . distinta" . Según una antigua tradición, atestiguada ya por S. Ambrosio, se acostumbra a enumerar doce artículos del Credo, simbolizando con el número de llos os doce apóstoles el conjunto de la fe apostólica… El Símbolo de los Apóstoles, llamado así porque es considerado con justicia como el resumen fiel de la fe de los apóstoles. Es el antiguo símbolo bautismal de la Iglesia de Roma. Su gran autoridad le viene de este hecho: "Es el 410 J-N. 411
412
BEZANÇON, Para BEZANÇON, Para decir el Credo, Credo, Editorial Verbo Divino, Navarra, 1988, 8. CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, “Una sola fe”, fe”, 172-175,
APOSTOLADO CATOLICO, “el Trabajo de Dios”, Dios”, en http://www.theworkofgod.org /Spanish/Prayers /elcredo.htm (24/07/2012). 82
símbolo que guarda la Iglesia romana, la que fue sede de Pedro, el primero de los apóstoles, y a la cual él llevó la doctrina común" común" (S. Ambrosio, symb. 7).413 El credo dice: “Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra, y en Jesucristo su Único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo; nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, cruc ificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer te rcer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos, está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, Católica, en la Comunión de los Sa Santos, ntos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de la carne, y en la l a vida eterna. Amén” Amén”.
3.2 Confesión de fe de Ireneo de Lyon : El credo es así necesario a la fe de las iglesias, como a la fe de cada bautizado. En la vida de la Iglesia muchos santos han hecho su confesión de fe. Miremos una confesión de fe de Ireneo de Lyon: “He aquí la regla de nuestra fe, el fundamento del edificio y lo que da firmeza a nuestra conducta: Dios conducta: Dios Padre, increado, que no está e stá contenido, invisible, único Dios, eell creador universo : tal Jesús, es sús, el primer fe. Y como artículo: El Verbodel de universo: Dios, Cristo Je Señor artículo nuestro,de quenuestra se apareció a los segundo Profetas según se gún el género de su profecía y según el estado de las economías del Padre; por el que fueron hechas todas las cosas; que, además al final de los tiempos, para recapitular todas las cosas, se hizo hombre entre los hombres, visible y palpable, para destruir la muerte, hacer aparecer la vida y realizar una comunión de Dios y del hombre. hombre . Y como tercer artículo: El artículo: El Espíritu santo por el que profetizaron los profetas y los padres aprendieron lo que se refiere a Dios, y los justos fueron guiados por el camino de la justicia, y que al final de los tiempos se derramó de forma nueva sobre nuestra humanidad para renovar al hombre en toda la tierra con vistas a Dios” 414.
de San Atanasio o credo "Quicumque": 3.3 La confesión de fe de San En el siglo V, también se conoce otra profesión de fe que se conoce, por sus primeras palabras de la versión latina, como el credo " Quicumque ", o también llamado de San de San Atanasio no porque él lo escribiera sino porque recoge sus expresiones e ideas. Algunos piensan que fue escrito por San Ambrosio. Ambrosio. El Texto del Credo Atanasiano dice: "Todo el que quiera salvarse, ante todo es menester que mantenga la fe Católica; el que no la guarde íntegra e inviolada, sin duda perecerá para siempre. Ahora bien, la fe católica es que veneremos a un solo Dios en la Trinidad, y a la Trinidad en la unidad; sin confundir las personas ni separar las sustancias. Porque una es la persona del Padre y el Hijo y otra (también) la del Espíritu Santo; pero el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo tienen una sola divinidad, gloria igual y coeterna majestad. Cual el Padre, tal el Hijo, increado (también) el Espíritu Santo; increado el Padre, 413
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, “Los símbolos de la fe”, 190-191.194; fe”, 190-191.194; cfr. YOUCAT,
414 Catecismo
Joven de la Para Iglesia Católica Católica, , op., op. cit.,cit., 26. 11. J-N. BEZANÇON, Para BEZANÇON, decir el Credo, Credo 83
increado el Hijo, increado (también) el Espíritu Santo; inmenso el Padre, inmenso el Hijo, inmenso (también) el Espíritu Santo; eterno el Padre, eterno el Hijo, eterno (también) el Espíritu Santo. Y, sin embargo, no son tres eternos, sino un solo eterno, como no son tres increados ni tres inmensos, sino un solo increado y un solo inmenso. Igualmente, omnipotente el Padre, omnipotente el Hijo, omnipotente (también) el Espíritu Santo; y, sin embargo no son tres omnipotentes, sino un solo omnipotente. Así Dios es el Padre, Dios es e s el Hijo, Dios es (también) el Espíritu Santo; y, sin embargo, no son tres dioses, sino un solo Dios; Así, Señor es el Padre, Señor es el Hijo, Señor (también) el Espíritu Santo; y, sin embargo, no son tres Señores, sino un solo Señor; porque así como por la cristiana verdad somos compelidos a confesar como Dios y Señor a cada persona en particular; así la religión católica nos prohíbe decir tres dioses y señores. El Padre, por nadie fue hecho ni creado ni engendrado. El Hijo fue por solo el Padre, no hecho ni creado, sino engendrado. El Espíritu Santo, del Padre y del Hijo, no fue hecho ni creado, sino que procede. Hay, consiguientemente, un solo Padre, no tres padres; un solo Hijo, no tres hijos; un solo Espíritu Santo, no tres espíritus santos; y en esta Trinidad, nada es antes ni después, nada mayor o menor, sino que las tres t res personas son entre ent re sí coeternas y coiguales, de suerte que, como antes se ha dicho, en todo hay que venerar lo l o mismo la unidad de la Trinidad que la Trinidad en la unidad. El que quiera, pues, salvarse, así ha de sentir de la Trinidad. Pero es necesario para la eterna salvación creer también fielmente en la encarnación de nuestro Señor Jesucristo. Es, pues, la fe recta que creemos y confesamos que nuestro Señor Jesucristo, hijo de Dios, es Dios y hombre. Es Dios engendrado de la sustancia del Padre antes de los siglos, y es hombre nacido de la madre en el siglo: perfecto Dios, perfecto hombre, subsistente de alma racional y de carne humana; igual igual al Padre según la divinidad, menor que el Padre según la humanidad. Más aún cuando sea Dios y hombre, no son dos, sino un solo Cristo, y uno solo no por la conversión conve rsión de la divinidad en la carne, sino por la asunción de la humanidad en Dios; uno absolutamente, no por confusión de la sustancia, sino por la unidad de la persona. Porque a la manera que el alma racional y la carne es un solo hombre; así Dios y el hombre son un solo Cristo. El cual padeció por nuestra salvación, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos, está sentado a la diestra de Dios Padre omnipotente, desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos, y a su venida todos los hombres han de resucitar con sus cuerpos y dar cuenta de sus propios actos, y los que obraron bien, irán a la vida eterna; los que mal, al fuego eterno. Esta es la fe católica y el que no la creyere fiel y firmemente no podrá salvarse." salvarse." Este credo, es común a las iglesias de oriente y occidente; recibido por los protestantes y anglicanos, y fue durante siglos uno de los símbolos mas importantes de referencia del occidente cristiano415.
3.4 La confesión de fe de Calcedonia : En el concilio de Calcedonia, el año 451, después de repetir solemnemente la enseñanza de los concilios precedentes, los padres, para zanjar las controversias, añadieron las siguientes precisiones: “Siguiendo a los santos padres, confesamos todos a una sola voz a un solo y mismo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, él mismo perfecto en divinidad, él mismo 415
J-N. BEZANÇON, Para BEZANÇON, Para decir el Credo, Credo, Editorial Verbo Divino, Navarra, 1988, 78. 84
perfecto en humanidad, él mismo Dios verdadero y hombre verdadero, con un alma racional y un cuerpo, consustancial al Padre según la divinidad, consustancial a nosotros según la humanidad, semejante a nosotros en todo excepto el pecado, engendrado del Padre antes de los siglos en cuanto a su divinidad, pero en los últimos tiempos, por nosotros y por nuestra salvación, nacido de la virgen María, Theotokos, en cuanto a su humanidad, un solo y mismo Cristo, Hijo, Señor, Hijo único, que reconocemos como siendo en dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación, se paración, no quedando en modo alguno suprimida la diferencia de personas por la unión, sino al contrario quedando a salvo las propiedades de cada una de las dos naturalezas y encontrándose en una sola persona y una sola hipóstasis, no ya compartida o dividida en dos personas, sino un solo y mismo Hijo, Hijo único, Dios, Verbo, Señor, Jesucristo, como dijeron de él en otros tiempos los profetas, como nos instruyó el mismo Señor Jesucristo y como nos lo ha transmitido el símbolo de los padres”416.
3.5 La confesión de fe de nuestros hermanos reformados : Lutero, Es la Confesión de fe de la iglesia reformada de Francia según Martin Lutero, profesa lo siguiente: siguiente: “Creo que “Creo que Dios creado, así a lascon demás criaturas. Me ha día dadomey me conserva mi cuerpo conme sushamiembros, micomo espíritu sus facultades. Cada da liberalmente el alimento, el vestido, la morada y todas las cosas necesarias para mantener esta vida. Me protege de todos los peligros, me preserva y me libra de todo mal; todo ello sin que yo sea digno de ello, por pura bondad y por misericordia paternal. Es lo que creo fifi r mem memente ente. Creo que Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, es mi Señor. Me ha rescatado a mí, perdido y condenado, librándome del pecado, de la muerte y del de l poder del maligno, no ya a costa de oro y de plata, sino por sus sufrimientos y por su muerte inocente, para que yo le pertenezca para siempre y viva una vida nueva, como él mismo que vive y reina eternamente resucitado de entre los muertos. E s lo que que cr creo eo fi r memente ente. Creo que el Espíritu Santo me llama por el evangelio, me ilumina con sus dones y me santifica; que me mantiene en la unidad de la verdadera fe, en la iglesia que él reúne de día en día. También es él el que me perdona plenamente mis pecados, pec ados, así como a todos los creyentes. crey entes. Es él el que, el último últ imo día, me que ue cre cr eo resucitará Con todos los muertos y me dará la vida eterna en Jesucristo. E s lo q firm fi rme ement nte e417.
confesión de fe de Pablo VI o “Credo del Pueblo de Dios” : 3.6 La confesión También la Iglesia tuvo su 1968, manifestado por ejemplo en el Catecismo holandés. La respuesta del Papa Montini fue el "Credo del pueblo de Dios" . Hoy se sabe que quien lo escribió fue su amigo filósofo Jacques Maritain. Entre el 1967 y el 1968, el Papa Pablo VI dedicó un año de celebración a los apóstoles Pedro y Pablo, con ocasión del aniversario de su martirio. Lo llamó “Año de la Fe”. Y lo concluyó en la plaza San Pedro, el 30 de junio del 1968, pronunciando una solemne profesión de fe, el “Credo del pueblo de Dios”. El texto de este Credo recalcó lo que se formuló en el Concilio de 416
BEZANÇON, Credo Verbo Divino, Navarra, 1988, 78. J-N. BEZANÇON, Para BEZANÇON, Para BEZANÇON, Para Para decir decir el el Credo, Credo,, Editorial Credo, op. cit., 14.
417 J-N.
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Nicea, que se recita recita en cada celebra celebración ción de la misa. Pero con importantes complem complementos entos 418 y desarrollos . En 1967 Maritain tiene 85 años. Vive en Tolosa, entre los Hermanitos de Charles de Foucauld. Acaba de publicar “Le paysan de la Garonne”, una crítica despiadada a la Iglesia postconciliar “arrodillada ante el mundo”. El 12 de enero el
cardenal Journet escribe a Maritain que se va a reunir pronto con el Papa, en Roma. Ni el uno ni el otro saben que Pablo VI tiene la intención de iniciar el Año de la Fe. Pero Maritain responde a Journet confiándole que desde hace algunos días “me ha venido a la mente una idea”, idea”, que describe así: “El Soberano Pontífice redacte una profesión de fe completa y detallada, en la cual sea explícito todo lo que está realmente contenido en el Símbolo de Nicea. Ésta será, en la historia de la Iglesia, la profesión de fe de Pablo VI”.. Sin que Maritain se lo haya pedido, Journet fotocopia la carta del filósofo y se la VI” entrega al Papa, cuando se reúne con él el 18 de enero. En aquella ocasión, Pablo VI pide al teólogo un juicio sobre el estado de salud de la Iglesia: “Trágico”, responde
Journet. Tanto él como el Papa están impresionados por la publicación ocurrida el año anterior en Holanda, con la bendición de los obispos, de un nuevo Catecismo nada menos que “con el objetivo de sustituir dentro de la Iglesia una ortodoxia por otra, una ortodoxia moderna por la ortodoxia tradicional”419.
El 22 de febrero de 1967 Pablo VI inaugura el Año de la Fe. Y dos días después Maritain anota en su diario: “¿Esaño, acaso para unadeprofesión fe que en él mismo proclamará?”. proclamará?” . El mismo della29preparación de septiembre al 29 octubre, de se reúne Roma el primer sínodo de los obispos. El informe final de la comisión doctrinal somete al Papa la propuesta de una declaración sobre los puntos esenciales de la fe. El 14 de diciembre Pablo VI recibe nuevamente al cardenal Journet. Éste vuelve a presentarle al Papa la idea de Maritain. Y Pablo VI le recuerda que ya otros habían sugerido, al final del Concilio Vaticano II, promulgar un nuevo símbolo de la fe. Él mismo, el Papa, había pedido al famoso teólogo dominicano Yves Congar preparar un texto, pero que no le pareció satisfactorio y que dejó archivado. Después repentinamente Pablo VI dice a Journet: “Preparadme vosotros un esquema de lo que vosotros pensáis que deba ser hecho”.. Regresando a Suiza, Journet refiere la solicitud del Papa a Maritain. Y este, al hecho” inicio del nuevo año, mientras está en París, redacta un proyecto de profesión de fe. Lo termina el 11 de enero de 1968 y el 20 lo envía a Journet. Que el día siguiente lo remite a Pablo VI. De la correspondencia entre el teólogo y el filósofo resulta que el texto elaborado por Maritain quería ser solamente un borrador que fuese de ayuda a Journet. Pero es este último quien por iniciativa propia reenvía el texto al Papa sin agregarle nada. A juicio de Journet, en ese texto se encontraba respuesta a todas las dudas suscitadas por el Catecismo holandés, y por otros teólogos de fama sobre dogmas como el pecado original, la misa como sacrificio, la presencia real de Cristo en la eucaristía, la creación a partir de la nada, el primado de Pedro, la virginidad de María, la Inmaculada concepción, la asunción420. El 6 de abril llega de Roma una carta del teólogo dominico Benoît Duroux, consultor de la congregación para la doctrina de la fe. Elogia el texto de Maritain y lo 418 S.
MAGISTER, “El credo de Pablo VI. ¿Quién lo escribió y por qué?” qué?” En En http://chiesa.espresso. repubblica.it/articolo/204969?sp=y. 419 S. MAGISTER, “El credo de Pablo VI. ¿Quién lo escribió y por qué?” En qué?” En http://chiesa.espresso. 420 repubblica.it/articolo/204969?sp=y.
Ibídem.
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correlaciona con algunos comentarios, que Journet interpreta como provenientes del mismo Pablo VI. El cual a su vez envía al cardenal una breve tarj tarjeta eta de agradecimiento. Después nada más. El 30 de junio de 1968 Pablo VI pronunciará solemnemente en la plaza San Pedro el e l Credo del pueblo de Dios. Maritain Marit ain lo viene a saber recién el 2 de julio, leyendo un diario. De las citaciones, intuye intuye que el Credo pronunciado por el Papa coincide ampliamente con el borrador escrito por él. Y efectivamente es así. Entre las pocas variaciones, hay una que se refiere a los judíos y musulmanes. En un pasaje Maritain había citado explícitamente el testimonio común de que los judíos y los musulmanes alaban al único Dios junto con los cristianos. En su Credo, en cambio, Pablo VI da gracias a la bondad divina por los “muchos creyentes” que comparten con los cristianos la fe en el único Dios, pero sin citar explícitamente al judaísmo y al islamismo. En los años cincuenta, Maritain estuvo cerca de ser condenado por el Santo Oficio por su pensamie nto filosófico, sospechoso de “naturalismo integral”. La condena no se dio, también porque tomó su defensa Giovanni Battista Montini, el futuro Pablo VI, entonces sustituto secretario de estado, unido por una larga amistad con el pensador francés421. El texto completo del Credo del pueblo de Dios, pronunciado solemnemente por Pablo VI el 30 de junio, en la traducción oficial en lengua española, española, dice: " C r eemos en en un solo solo D i os..." s..." Creemos en un solo Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, vida Creador de las las cosas cosas invisibles visibles — como como estelosmundo en que pasamos nuestra breve — y de — comoesson como espíritus puros, que llamamos también ángeles — y y también Creador, en cada hombre, del alma espiritual e inmortal. Creemos que este Dios único es tan absolutamente uno en su santísima esencia como en todas sus demás perfecciones: en su omnipotencia, en su ciencia infinita, en su providencia, en su voluntad y caridad. Él es e s el que es, como él mismo reveló a Moisés, él es Amor, como nos enseñó el apóstol Juan de tal manera que estos dos nombres, Ser y Amor, expresan inefablemente la misma divina esencia de aquel que quiso manifestarse a sí mismo a nosotros y que, habitando la luz inaccesible, está en si mismo sobre todo nombre y sobre todas las cosas e inteligencias creadas. Sólo Dios puede otorgarnos un conocimiento recto y pleno de sí mismo, revelándose a sí mismo como Padre, Hijo y Espíritu Santo, de cuya vida eterna estamos llamados por la gracia a participar, aquí, en la tierra, en e n la oscuridad de la fe, f e, y después de llaa muerte, en e n la luz sempiterna. Los vínculos mutuos que constituyen a las tres personas desde toda la eternidad, cada una de las cuales es el único y mismo Ser divino, son la vida íntima y dichosa del Dios santísimo, la cual supera infinitamente todo aquello que nosotros podemos entender de modo humano. humano. Sin embargo, damos damos gracias a la divina bondad de que tantísimos creyentes puedan testificar con nosotros ante los hombres la unidad de Dios, aunque no conozcan el misterio de la Santísima Trinidad. C r eemos, os, pues, ues, en D Dii os , , que en toda la eternidad engendra al Hijo; creemos en el Hijo, Verbo de Dios, que es engendrado desde la eternidad; creemos en el Espíritu Santo, persona increada, que procede del Padre y del Hijo como Amor sempiterno de ellos. Así, en las tres personas divinas, que son eternas entre sí e iguales entre sí, la vida y la felicidad de Dios enteramente uno abundan sobremanera y se consuman con excelencia suma y gloria propia de la esencia increada; y siempre hay que venerar la unidad en la trinidad y la l a trinidad en la unidad. 421
S. MAGISTER, “El credo de Pablo VI. ¿Quién lo lo escribió y por qué?” En qué?” En http://chiesa.espresso. repubblica.it/articolo/204969?sp=y. 87
C r eemos en nuestr nuestro o Señor J esucri sucr i sto , el Hijo de Dios. El es el Verbo eterno,
nacido del Padre antes de todos los siglos y consustancial al Padre, u homoousios to Patri; por quien han sido hechas todas las cosas. Y se encarnó por obra del Espíritu Santo, de María la Virgen, y se hizo hombre: igual, por tanto, al Padre según la divinidad, menor que el Padre según la humanidad, completamente uno, no por confusión (que no puede hacerse) de la sustancia, sino por unidad de la persona. El mismo habitó entre nosotros lleno de gracia y de verdad. Anunció y fundó el reino de Dios, manifestándonos en sí mismo al Padre. Nos dio su mandamiento nuevo de que nos amáramos los unos a los otros como él nos amó. Nos enseñó el camino de las bienaventuranzas evangélicas, a saber: ser pobres en espíritu y mansos, tolerar los dolores con paciencia, tener sed de justicia, ser misericordiosos, limpios de corazón, pacíficos, padecer persecución pe rsecución por la justicia. Padeció bajo Poncio Pilato; Cordero de Dios, que lleva los pecados del mundo, murió por nosotros clavado a la cruz, trayéndonos la salvación con la sangre de la redención. Fue sepultado, y resucitó por su propio poder al tercer día, elevándonos por su resurrección a la participación de la vida divina, que es la gracia. Subió al cielo, de donde ha de venir de nuevo, entonces con gloria, para juzgar a los vivos y a los muertos, a cada uno según los propios méritos: los que hayan respondido al amor y a la piedad de Dios irán a la vida eterna, pero los que los hayan rechazado hasta el final serán destinados al fuego que nunca cesará. CYrsu reino c on el Padre y el Hijo, eem os en ennoe elltendrá E spí spí r ifin. tu Santo Santo , Señor y vivificador que, con es juntamente adorado y glorificado. Que habló por los profetas; nos fue enviado por Cristo después de su resurrección y ascensión al Padre; ilumina, vivifica, protege y rige la Iglesia, cuyos miembros purifica con tal que no desechen la gracia. Su acción, que penetra lo íntimo del alma, hace apto al hombre de responder a aquel precepto de Cristo: Sed perfectos como también es perfecto vuestro Padre celeste. C r eemos que que la B Bii enave naventurad nturada a Marí María a , que permaneció siempre Virgen, fue la Madre del Verbo encarnado, Dios y Salvador nuestro, Jesucristo y que ella, por su singular elección, en atención a los méritos de su Hijo redimida de modo más sublime, fue preservada inmune i nmune de toda mancha de culpa original y que supera ampliamente en don de gracia eximia a todas las demás criaturas. Ligada por un vínculo estrecho e indisoluble al misterio de la encarnación y de la redención, la Beatísima Virgen María, Inmaculada, terminado el curso de la vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste, y hecha semejante a su Hijo, que resucitó de los muertos, recibió recib ió anticipadamente la suerte de todos los justos; creemos c reemos que la Santísima Madre de Dios, nueva Eva, Madre de la Iglesia, continúa en el cielo ejercitando su oficio materno con respecto a los miembros de Cristo, por el que contribuye para engendrar y aumentar la vida divina en cada una de las almas de los hombres redimidos. C r ee eemo moss que todo todoss pecar pecar on en Adá A dán n; lo que significa que la culpa original cometida por él hizo que la naturaleza, común a todos los hombres, cayera en un estado tal en el que padeciese las consecuencias de aquella culpa. Este estado ya no es aquel en el que la naturaleza humana se encontraba al principio en nuestros primeros padres, ya que estaban constituidos en santidad y justicia, justici a, y en el e l que el hombre estaba exento del mal y de la muerte. Así, pues, esta naturaleza humana, caída de esta manera, destituida del don de la gracia del que antes estaba adornada, herida en sus mismas fuerzas naturales y sometida al imperio de la muerte, es dada a todos los hombres; por tanto, en este sentido, todo hombre nace en pecado. Mantenemos, pues, siguiendo el 88
concilio de Trento, que el pecado original se transmite, juntamente con la naturaleza humana, por propagación, propagación, no por imitación, y que se halla como propio en cada uno. sacrifici o de la cruz, C r eemos que que nuestro nuestro Se Señor J esucri sucr i sto nos rre edimió dimió , por el sacrificio del pecado original y de todos los pecados personales cometidos por cada uno de nosotros, de modo que se mantenga verdadera la afirmación del Apóstol: Donde abundó el pecado sobreabundó la gracia. C onfesa onfesamo moss creye cr eyendo ndo un solo bauti bautismo smo instituido por nuestro Señor Jesucristo para el perdón de los pecados. Que el bautismo hay que conferirlo también a los niños, que todavía no han podido cometer por sí mismos ningún pecado, de modo que, privados de la gracia sobrenatural en el nacimiento nazcan de nuevo, del agua y del Espíritu Santo, a la vida divina divina en Cristo Jesús. C r eemo eemoss en la I g lesia lesi a una una,, santa, santa, ca cató tólilica ca y ap apost ostó ólica, li ca, edificada por Jesucristo sobre la piedra, que es Pedro. Ella es e s el Cuerpo místico de Cristo, sociedad visible, equipada de órganos jerárquicos, y, a la vez, comunidad espiritual; Iglesia terrestre, Pueblo de Dios peregrinante aquí en la tierra e Iglesia enriquecida por bienes celestes, germen y comienzo del reino de Dios, por el que la obra y los sufrimientos de la redención se continúan a través de la historia humana, y que con todas las fuerzas anhela la consumación perfecta, que ha de ser conseguida después del fin de los tiempos en la gloria celeste. Durante el transcurso de los tiempos el Señor Jesús forma a su Iglesia de miembros los sacramentos, quedelmanan de de su laplenitud. Porque la Iglesia Iglesi a hace porpor ellosmedio que sus participen partici pen misterio muerte y la resurrección de Jesucristo, por la gracia del Espíritu Santo, que la vi vivifica vifica y la mueve. Es, pues, santa, aunque abarque en su seno pecadores, porque ella no goza de otra vida que de la vida de la gracia; sus miembros, ciertamente, si se alimentan de esta vida, se santifican; si se apartan de ella, contraen pecados y manchas del alma que impiden que la santidad de ella se difunda radiante. Por lo que se aflige y hace penitencia por aquellos pecados, teniendo poder de librar de ellos a sus hijos por la sangre de Cristo y el don del Espíritu Santo. Santo. Heredera de las divinas promesas e hija de Abrahán según el Espíritu, por medio de aquel Israel, cuyos libros sagrados conserva con amor y cuyos patriarcas y profetas venera con piedad; edificada sobre el fundamento de los apóstoles, cuya palabra siempre viva y cuyos propios poderes de pastores transmite fielmente a través de los siglos en el Sucesor de Pedro y en los obispos que guardan comunión con él; gozando finalmente de la perpetua asistencia del Espíritu Santo, compete a la Iglesia la misión de conservar, enseñar, explicar y difundir aquella verdad que, bosquejada hasta cierto punto por los profetas, Dios reveló a los hombres plenamente por el Señor Jesús. Nosotros creemos todas aquellas cosas que se contienen en e n la palabra de Dios escrita o transmitida y son propuestas por la Iglesia, o con juicio solemne, o con magisterio ordinario y universal, para ser creídas como divinamente reveladas. Nosotros creemos en aquella infalibilidad de que goza el Sucesor de Pedro Pe dro cuando habla ex cathedra y que reside también en el e l Cuerpo de los obispos cuando ejerce con el mismo el supremo magisterio. N osotr sotr os creem creemos que la I glesia lesia , que Cristo fundó y por la que rogó, es sin cesar una por la fe, y el culto, y el vínculo de la comunión jerárquica. La abundantísima variedad de ritos litúrgicos en el seno de esta Iglesia o la diferencia legítima de patrimonio teológico y espiritual y de disciplina peculiares no sólo no dañan a la unidad de la misma, sino que más bien la manifiestan. , reconociendo por una parte que fueraióndey laverdad, estructura est ructura de la Iglesia Nosotros de Cristo también se encuentran muchos elementos de santificación santificac que como 89
dones propios de la misma Iglesia empujan a la unidad católica y creyendo, por otra parte, en la acción del Espíritu Santo, que suscita suscit a en todos los discípulos de Cristo el deseo de esta unidad esperamos que los cristianos que no gozan todavía de la plena comunión de la única Iglesia se unan finalmente en un solo rebaño con un solo Pastor. N oso osotr tros os cree creemo moss que la I g lesia lesi a es nece necesar sarii a para para la salva salvaci ción ón. Porque sólo Cristo es el Mediador y el camino de la salvación que, en su Cuerpo, que es la Iglesia, se nos hace presente. Pero el propósito divino de salvación abarca a todos los hombres: y aquellos que, ignorando sin culpa el Evangelio de Cristo y su Iglesia, buscan, sin embargo, a Dios con corazón sincero y se esfuerzan, bajo el influjo de la gracia, por cumplir con obras su voluntad, conocida por el dictamen de la conciencia, c onciencia, ellos también, en un número ciertamente que sólo Dios conoce, pueden conseguir la salvación eterna. Nosotros creemos que la misa que es celebrada por el sacerdote representando la persona de Cristo , en virtud de la potestad recibida por el sacramento del orden, y
que es ofrecida por él en nombre de Cristo y de los miembros de su Cuerpo místico, es realmente el sacrificio del Calvario, que se hace sacramentalmente presente en nuestros altares. Nosotros creemos que, como el pan y el vino consagrados por el Señor en la última Cena se convirtieron en su cuerpo y su sangre, que en seguida iban a ser ofrecidos por nosotros en la cruz, así también el pan y el vino consagrados por el sacerdote en el y lamisteriosa sangre de del Cristo, sentado gloriosamente en los cielos;sey convierten creemos que la cuerpo presencia Señor bajo la apariencia de aquellas cosas, que continúan apareciendo a nuestros sentidos senti dos de la misma manera que antes, es verdadera, real y sustancial. En este sacramento, Cristo no puede hacerse presente de otra manera que por la conversión de toda la sustancia del pan en su cuerpo y la conversión de toda la sustancia del vino en su sangre, permaneciendo solamente íntegras las propiedades del pan y del vino, que percibimos con nuestros sentidos. La cual conversión misteriosa es llamada por la Santa Iglesia Igl esia conveniente y propiamente transustanciación. Cualquier interpretación interpretaci ón de teólogos que busca alguna inteligencia de este misterio, para que concuerde con la fe católica, debe poner a salvo que, en la misma naturaleza de las cosas, independientemente de nuestro espíritu, el pan y el vino, realizada la consagración, han dejado de existir, de modo que, el adorable cuerpo y sangre de Cristo, después de ella, están verdaderamente presentes delante de nosotros bajo las especies sacramentales del pan y del vino, como el mismo Señor quiso, para dársenos en alimento y unirnos en la unidad de su Cuerpo místico. La única e indivisible existencia de Cristo, el Señor glorioso en los cielos, no se multiplica, pero por el sacramento se hace presente en los varios lugares del orbe de la tierra, donde se realiza el sacrificio eucarístico. La misma existencia, después de celebrado el sacrificio, permanece presente en el Santísimo Sacramento, el cual, en el tabernáculo del altar, es como el corazón vivo de nuestros templos. Por lo cual estamos obligados, por obligación ciertamente suavísima, a honrar y adorar en la Hostia Santa que nuestros ojos ven, al mismo Verbo encarnado que ellos no pueden ver, y que, sin embargo, se ha hecho presente delante de nosotros sin haber dejado los cielos. C onfesa onfesamo moss ig i g ualmente ualmente que el rre ei no de de D i os, que ha teni tenido do en la I glesia lesi a de Cristo sus comienzos aquí en la tierra, no es de este mundo, cuya figura pasa, y también que sus crecimientos propios no pueden juzgarse idénticos al progreso de la cultura de la humanidad o de las ciencias o de las artes técnicas, sino que consiste en que se conozcan cada profundamente riquezaseninsondables de rnos, Cristo, se ponga cada vez vez conmás mayor constancia lalas esperanza los bienes eternos, ete en en queque cada 90
vez más ardientemente se responda al amor de Dios; finalmente, en que la gracia y la santidad se difundan cada vez más abundantemente entre los hombres. Pero con el mismo amor es impulsada la Iglesia para interesarse continuamente también por el verdadero bien temporal de los hombres. Porque, mientras no cesa de amonestar a todos sus hijos que no tienen aquí en la tierra cciudad iudad permanente, los estimula también, a cada uno según su condición de vida y sus recursos, a que fomenten el desarrollo de la propia ciudad humana, promuevan la justicia, la paz y la concordia fraterna entre los hombres y presten ayuda a sus hermanos, sobre todo a los más pobres y a los más infelices. Por lo cual, la gran solicitud con que la Iglesia, Esposa de Cristo, sigue de cerca las necesidades de los hombres, es decir, sus alegrías y esperanzas, dolores y trabajos, no es otra cosa sino el deseo que la impele vehementemente a estar presente a ellos, ciertamente con la voluntad de iluminar a los hombres con la luz de Cristo, y de congregar y unir a todos en aquel que es su único Salvador. Pero jamás debe interpretarse esta solicitud como si la Iglesia se acomodase a las cosas de este mundo o se resfriase el ardor con que ella espera a su Señor Señor y el reino eterno. Creemos en la vida eterna. Creemos que las almas de todos aquellos que mueren en la gracia de Cristo — tanto tanto las que todavía deben ser purificadas con el fuego del purgatorio como las que son recibidas por Jesús en el paraíso en seguida que se separan del cuerpo, como el Buen Ladrón — Ladrón — constituyen constituyen el Pueblo de Dios después de la muerte, la cual serácuerpos. destruida totalmente el día de la resurrección, en el que estas almas se unirán con sus Creemos que la multitud de aquellas almas que con Jesús y María se congregan en el paraíso, forma la Iglesia celeste, donde ellas, gozando de la bienaventuranza eterna, ven a Dios, como Él es y participan también, ciertamente en grado y modo diverso, juntamente con los santos ángeles, en el gobierno divino de las cosas, que ejerce Cristo glorificado, como quiera que interceden por nosotros y con su fraterna solicitud ayudan grandemente grandemente nuestra flaqueza. Creemos en la comunión de todos los fieles cristianos , es decir, de los que peregrinan en la tierra, tie rra, de los que se purifican después de muertos y de los que gozan de la bienaventuranza celeste, y que todos se unen en una sola Iglesia; y creemos igualmente que en esa comunión está a nuestra disposición el amor misericordioso de Dios y de sus santos, que siempre si empre ofrecen oídos atentos a nuestras oraciones, ccomo omo nos aseguró Jesús: Pedid y recibiréis. Profesando esta fe y apoyados en esta esperanza, esperamos la resurrección de los muertos y la422vida del siglo venidero. Bendito sea Dios, santo, santo, santo. santo. Amén. (Pablo PP. VI) .
3.7 Confesión de fe de la Iglesia Presbiterian Presbiterianaa de Á África frica del Sur : Una confesión de fe contemporánea (1973), al no poder citar otras muchas, por falta de lugar, presentamos ésta, elaborada en un país del que se habla mucho actualmente, para insistir en la necesidad de intentar decir la fe de siempre con palabras de nuestro tiempo: “Creemos en Dios Padre, que creó el mundo entero, que reunirá todas las cosas en Cristo, y que quiere que todos los hombres vivan juntos como hermanos en una misma familia. Creemos en Dios Hijo, que se hizo hombre, que murió y resucitó 422
G. COTTIER-G. VALENTE, “Génesis del Credo del pueblo de Dios” en Dios” en 30 Giorni, revista mensual (04/2008). 91
glorioso, reconciliando al mundo entero ente ro con Dios, derribando todas las murallas que separan a los hombres, todas las barreras de religión, de clase, de raza y de cultura, a fin de crear cre ar una humanidad unida. El es el único Señor que tiene autoridad sobre todo. Él llama ll ama a cada hombre y a la sociedad, a la iglesia iglesi a y al estado, a la reconciliación, a la unidad, a la justicia y a la libertad. Creemos en Dios Espíritu, que es la promesa del reino venidero, que nos da el poder de anunciar el juicio de Dios y su perdón a los hombres y a las naciones, de amar y servir a todos los hombres, de luchar por la justicia y la paz, y de llamar al mundo entero a reconocer aquí y ahora el reino de Dios”423.
3.8 Confesión de fe de la Iglesia Católica: Es éste el contenido fundamental de la profesión de fe cristiana. El Símbolo llamado de Nicea-Constantinopla debe su gran autoridad al hecho de que es fruto de los dos primeros Concilios ecuménicos (325 y 381). Sigue siendo todavía hoy el símbolo común a todas las grandes Iglesias de Oriente y Occidente.424 "Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador de cielo y tierra [...]. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, el Padre,bajó pordel quien todoy fue queEspíritu por nosotros hombresconsustancial y por nuestracon salvación cielo, por hecho; obra del Santo los se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato: padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro" 425.
IV. Profesion Profesiones es de fe ccon on alcance catequético o litúrgico Creer significa tener a alguien por verdadero, fiarse y confiar en él. En el cristianismo es básico el «credo» o «profesión de fe» en Dios Padre, en Jesucristo, en el Espíritu y en la Iglesia. La profesión es a la fe lo que la declaración es al amor. La fe es la respuesta personal que el creyente da a Dios, al reconocerle en sus palabras y en sus intervenciones. El objeto de la profesión de fe no son las verdades, sino la Verdad que fundamenta las verdades. La fe es conocimiento vital, compromiso de conversión, adhesión de la inteligencia, obediencia amorosa y confianza total en Dios. La profesión o confesión de fe es una fórmula breve, mediante la cual las Iglesias expresan el contenido de la propia fe y las comunidades cristianas se identifican en cuanto tales. En la eucaristía hay dos profesiones de fe o credos: el apostólico (breve) y el nicenoconstantinopolitano constantinopo litano (largo). Están redactados en singular, ya que en sus orígenes fueron 423 J-N. 424
BEZANÇON, Para decir el Credo, BEZANÇON, Para Credo, op. cit., 17. CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, “Los símbolos de la fe”, 195; cfr. YOUCAT,
Catecismo 425
Joven de la Iglesia Católica , op. cit., 26.29. CONGREGACION PARACatólica, LA DOCTRINA DE LA FE, “Dominus Iesus”, doc. Iesus”, doc. cit., 1b. 92
profesiones de fe personal de los candidatos al bautismo. Pero estos credos no son únicos. En la Iglesia se han hecho muchas profesiones de fe con alcance catequético o litúrgico. Aquí seleccionamos algunos credos utilizables en celebraciones creativas 426.
4.1 Celebración de la fe427 Creo en el Dios vivo, Padre de nuestro Señor Jesucristo, nuestro Dios y Padre todopoderoso. Él ha creado todas las cosas en su querido Hijo único, ú nico, imagen y semejanza de su gloria. Jesús, luz de la eterna luz, palabra auténtica y fiel de Dios, Jesús, luz de la luz eterna. Para servir a este mundo, para compartir nuestra suerte, se hizo carne de nuestra carne. Nacido por obra del Espíritu Santo y de la Virgen María se hizo hombre como nosotros. Fue destrozado por nuestros pecados, sacrificándose, obediente hasta la muerte de cruz. Por eso le ha sido dado el nombre de primogénito de entre los muertos. A Él es a quien he de parecerme. Creo en la fuerza del Espíritu, en el amor del Padre y del Hijo, en la alianza entre Dios y los hombres, en la Iglesia, cuerpo del Señor, reunida y enviada para hacer lloo que Él hizo: servir e iluminar, cargar con los pecados de este mundo y construir la paz en la tierra. vivos. Creo que resucitaremos con un cuerpo nuevo e inmortal, porque Él es Dios de Amén.
4.2 Credo comunitario428 Creemos en Jesús de Nazaret, amigo de publicanos y prostitutas, de mendigos y marginados, que predicó el reino de Dios, en el que resplandece la dignidad de la persona, la igualdad igualdad en la justicia, la disposición disposición al servicio, servicio, el universalismo que que supera toda barrera, y la justa distribución de los bienes. Creemos en Jesús de Nazaret, concebido a la sombra del Espíritu en el seno de María, que no se identificó con el sacerdocio saduceo ni con el escriba fariseo, dueño de las leyes, sino que fue maestro de sabiduría popular, profeta descubierto por el pueblo, servidor sufriente asesinado, hijo de los hombres y de Dios, Mesías, Cristo y Señor. Creemos en Dios, Padre de Jesús y Padre nuestro, que resucitó a Jesús y que nos otorga a todos la resurrección a una vida nueva después del segundo nacimiento, tránsito de la muerte por las angosturas de la vida. Creemos en la presencia de Dios por el Espíritu de Jesús, salvadora y liberadora. Creemos en la comunidad de los creyentes, y en la praxis de caridad con los hermanos menores, los pobres y los pueblos oprimidos. Creemos que el ser humano, ha sido creado a imagen y semejanza de Dios por Dios mismo. Creemos en la vida perdurable, en el gozo de una nueva creación y en la visión de Dios cara a cara. Amén.
426 C.
FLORISTAN, “Textos complementarios. Credos” en Credos” en Celebraciones de la comunidad, Editorial Sal Terrae, Santander, 1996, 447.
427
OSTERHUIS, “Credos” “Credos” en “Credos” en FLORISTAN, FLORISTAN, C., C., Celebraciones Celebraciones de de la la comunidad, comunidad, op. op. cit., cit., 448-449. 448. C. FLORISTAN, “Credos” en en
428 H.
93
4.3 Credo de la juventud crítica: Este es el Credo de la celebración ecuménica en la «Peterskirche» de Frankfurt429. Creo en Dios, creador de un mundo no terminado, como algo que está ahí y así debe seguir, que nos promulga un eterno plan de desarrollo, en el que podamos participar. Creo en Dios, que no ha dividido a los hombres en pobres y ricos, en especialistas e ignorantes, en amos y esclavos. Creo en Jesucristo, que vio la situación del mundo y tomó postura ante ella. Tomándole como ejemplo, reconozco con cuánta precaución nos tenemos que organizar, hasta qué punto está atrofiada nuestra inteligencia, empobrecida nuestra imaginación y equivocados nuestros esfuerzos. Cada día tengo miedo de que Él haya muerto inútilmente, porque no vivimos como Él vivió, porque hemos traicionado su mensaje. Creo en Jesucristo, que resucitó para nuestra vida, para que nos liberemos de los prejuicios y de la l a presunción, del miedo y del odio; para que llevemos el mundo hacia su reino. Creo en el Espíritu Espírit u Santo que vino con Jesús al mundo. Creo en comunidad todos losde pueblos y en nuestra responsabilida responsabilidad sobre de lo que haremos delanuestra tierra:deo un valle miseria, hambre y violencia, o la dciudad Dios. Creo en la paz justa que es posible construir. Creo en la posibilidad de una vida llena de sentido para todos los hombres y en el futuro de este mundo de Dios. Amén.
4.4 Credo de la paz430 Creemos en ti, Señor, Padre de todos, que eres un Dios pacífico, no violento. Tú creaste al hombre y a la mujer y deseas la convivencia entre todas las personas y todos los pueblos. Tus profetas anunciaron la paz y rechazaron los poderes de este mundo que tiranizan, crean injusticias y desatan guerras y odios. Ahora profesamos la fe cristiana confesando juntos: «Creemos en el Dios de la paz». R/ Creemos en el Dios de la paz. Creemos en Jesucristo, Príncipe de la paz, que nació de Santa María. En la noche de su nacimiento, 429
C. FLORISTAN, “Textos complementarios. Credos” en Credos” en Celebraciones de la comunidad, op. cit., 449-
450. 430
C. FLORISTAN, “Credos” “Credos” en en FLORISTAN, C., Celebraciones de la comunidad, op. cit., 450-451. 94
los ángeles anunciaron a los pastores la paz. Cristo vino a traer la paz, no la división; rechazó la espada y la violencia y propuso como únicas armas la verdad, la justicia y la caridad. Fue condenado a muerte por haber dicho la verdad, pero Dios lo resucitó resucitó de entre los muertos. muertos. Por eso recitamos todos t odos juntos: «Creemos en Jesucristo, príncipe de la paz». R/ Creemos en Jesucristo, Príncipe de la paz. Creemos en el Espíritu Santo. La paz es don del espíritu de Dios y fruto de los l os artesanos que la construyen. Creemos en la Iglesia, en el perdón de los pecados y en la vida eterna en paz. Nuevamente pro fesamosde la la fe paz». juntos diciendo: «Creemos en profesamos el Espíritu R/ Creemos en el Espíritu de la paz.
4.5 Credo de la vida nueva 431 Creo en Dios Padre, cuya palabra sostiene la vida de los hombres y mujeres y su trabajo creador. R/ Porque Él es la Vida. Creo en su Hijo, encarnado entre nosotros, que caminábamos en tinieblas, y nacido entre los más pobres, para manifestar la gracia gracia de Dios. R / Porque Él es el Señor. Creo en el Espíritu Santo, que nos ha hecho nacer a la vida de Dios y nos llena de fuerza y de alborozo en nuestras luchas de cada día. R/ Porque Él es el Amor. 431
T. MAERTENS, “Credos” “Credos” en en FLORISTAN, C., Celebraciones de la comunidad, op. cit., 451-452. 95
Creo en la Iglesia, puesta al servicio servicio de los hombres hombres y mujeres para que todos reciban reciban la pleni plenitud tud de Dios. R/ Porque es mensajera de Buena Noticia. Creo en la vida eterna comunicada por el pan y él vino a todos los testigos de Dios en el mundo. R/ Porque ésa es nuestra Gloria.
4.6 Credo del hombre nuevo432 Creo que Dios es amor. Creo que el Creador no se burla de sus criaturas. Creo que Cristo ya ha vencido al pecado y a la muerte. Creo que la muerte en Cristo es ya la resurrección. ¡Creo en el hombre nuevo que es Cristo resucitado, primogénito de todo hombre nuevo! Creo en otra humanidad más fraterna. Creo que «la creación entera gime con dolores de parto, en la esperanza de ser liberada de la servidumbre de la corrupción para participar de la gloriosa libertad de los hijos de Dios». Creo que en aquel día Dios «enjugará todo lágrima de nuestros ojos, y ya no habrá muerte ni llanto, ni gritos ni fatigas, porque el viejo mundo habrá pasado» pasado».. Entretanto, con todos los que creen, con todos los que luchan, yo grito la más cierta palabra que se ha escrito en este reino de la muerte y de la esperanza: «¡Ven, Señor, Jesús!». ¡Amén, aleluya!
4.7 Credo de Navidad433 Creo en la bondad humilde de José de Nazaret y en la fe desbordada de María. Creo en la pobreza del portal con un buey y una mula, y aun sin ellos. Creo en el anuncio de los ángeles, presencias múltiples múltiples de Dios donde están la verdad, verdad, el amor y la belleza. Y en el gozo compartido de los pobres pastores que sueñan ilusiones y viven de esperanzas. Creo en la estrella peregrina y mensajera y en los Magos inquietos y tenaces, que siempre encuentran la luz cuando la siguen, asomada a la inmensa maravilla de Dios entre los hombres. 432
P. CASALDALIGA, “Credos” “Credos” en en FLORISTAN, C., Celebraciones de la comunidad, op. cit., 452-
453. 433
V. M. ARBELOA, “Credos” “Credos” en en FLORISTAN, C., Celebraciones de la comunidad, op. cit., 453-454. 96
Creo en los caminos que llevan a Belén, en los ríos de plata, en los montes de musgo, en los árboles de corcho, en las luces de colores. Creo en las estrellas, más curiosas y despiertas que nunca en el cielo madrugador de la Nochebuena. Creo en la alegría natural, en la clara amistad entre los hombres, nacida de repente o crecida a ritmo de cosecha. Creo en la sorpresa virgen y fértil de los l os niños. Creo en la ternura de los hombres. Creo en el amor, difícil e inseguro, i nseguro, pero cierto, muestra muestra gratuita de Dios, ángel, estrella, belén de su hermosura generos generosa. a. Creo en Jesús, hombre perfecto, Hijo de Dios, Dios perfecto a la altura del hombre.
4.8 Credo de Palacagüina434 Creo, Señor, firmemente, que de tu pródiga mente todo este que de tu mundo mano denació; artista, de pintor primitivista, la belleza floreció; las estrellas y la luna, las casitas, las lagunas, los barquitos navegando navegando por el río junto al mar; los inmensos cafetales, los blancos algodonales y los bosques mutilados por el hacha criminal. criminal. Creo en vos, arquitecto, ingeniero, artesano, carpintero, albañil y armador. Creo en vos, constructor del pensamiento, de la música y el viento, de la paz y del amor, (bis) Yo creo en vos, Cristo obrero, luz de luz y verdadero unigénito de Dios, que para salvar al mundo en el vientre humilde y puro de María se encarnó. Creo que fuiste golpeado, con escarnio torturado, en la cruz martirizado, siendo Pilato Pretor: El romano imperialista, puñetero y desalmado que lavándose las manos quiso borrar el error. Creo en vos, arquitecto, ingeniero, artesano, carpintero, albañil y armador. 434
C. MEJIA GODOY, “Credos” “Credos” en en FLORISTAN, C., Celebraciones de la comunidad, op. cit., 454-455. 97
Creo en vos, constructor del pensamiento, de la música y el viento, de la paz y del amor, (bis) Yo creo en vos, compañero, Cristo humano, Cristo obrero, de la muerte vencedor; con tu sacrificio inmenso engendraste engendras te al hombre nuevo para la liberación. Vos estás resucitado en cada brazo que se alza, para defender al al pueblo del dominio dominio explotador; porque estás vivo vivo en el rancho, en la fábrica, en la escuela, creo en tu lucha sin tregua, creo en tu Resurrección.
4.9 Credo «Fe y Justicia»435 Creemos en Jesús, hombre libre y solidario, camino y meta del ser humano y de la historia universal. Muerto violentamente en la cruz, por el poder civil y religioso, a causa de su compromiso con los últimos de la tierra y, a través de éstos, con todos los hombres y mujeres. Profeta de la fe y de la justicia, se convirtió por su resurrección en líder deCreemos la humanidad, de Dios y salvación de todo el mundo. en el para Diosgloria de Jesús, su Padre y nuestro Padre, fuente de todo bien y enemigo de todo mal, que ha creado un mundo en marcha y lo ha puesto en nuestras manos para que desarrollemos la creación en beneficio de todos. Él nos ha enviado a su Hijo Jesús para que dé comienzo a su reinado, a fin de que no haya más dioses ni amos, y seamos todos libres y solidarios. Creemos en el Espíritu Santo, Espíritu de justicia y de amor que llenaba a Jesús, derramado sobre nosotros para que continuemos su obra y hagamos un mundo nuevo, sin clases ni desigualdades. desigualdades. Creemos que la Iglesia es la comunidad de Jesús, santa y pecadora al mismo tiempo, enviada a anunciar a todo el mundo la Buena Noticia y a ser signo eficaz de fe y de justicia. Proclamamos que hay un futuro ilimitado para cada ser humano, por encima del dolor y la injusticia, porque el mal ha sido vencido, y la muerte también ha sido vencida por Jesús. Amén. Amén.
4.10
Declaración de fe436
Creemos en Dios, Espíritu Eterno, Padre de nuestro Señor Jesucristo y Padre nuestro, y de cuyos dones nosotros damos testimonio: Él llamó al mundo a la existencia, creó al hombre y a la mujer a su imagen y puso ante ellos los caminos de la vida y de la muerte. Él, con santo amor, quiere salvar a todos los hombres y mujeres de la debilidad y del pecado. Él juzga a los seres humanos y naciones con su recta voluntad, manifestada por medio de los profetas y los apóstoles. 435
P. LOIDI, “Credos” “Credos” en en FLORISTAN, C., Celebraciones de la comunidad, op. cit., 455-456.
436 UNITED
“Credos” en en FLORISTAN, C., Celebraciones de la comunidad, op. cit., 457-458.CHURCH OF CHRIST, “Credos” 98
Creemos en Jesucristo, el hombre de Nazaret, Señor nuestro crucificado y resucitado, que vino a nosotros y nos mostró nuestra suerte común, venciendo al pecado y a la muerte y reconciliando al mundo con Él. Él derramó sobre nosotros su Santo Espíritu, que crea y renueva la Iglesia de Jesucristo y confirma en la fe a los hombres y mujeres de toda edad, lengua y raza. Él nos llamó a su Iglesia para que asumiéramos el peso y el gozo de ser sus sus discípulos, para que fuéramos sus servidores servidores en el servicio a la humanidad, para que proclamáramos el evangelio en todo el mundo y resistiésemos a las fuerzas del mal, para que participáramos del bautismo de Cristo y comiéramos en su mesa, para que nos uniéramos a Él en su pasión y en su victoria. Él promete a cuantos le confiesan el perdón de los pecados y la plenitud de la l a gracia, fortaleza en la lucha l ucha por la justicia y la paz, su presencia en el mundo del juicio y de la felicidad, y su vida eterna en su reino que no tiene fin. Sean para Él la alabanza y el honor, la gloria y el poder. Amén.
4.11
Profesión de fe437
Creemos en Dios, que se nos ha hecho presente en Jesucristo. Él es el Padre que creó la humanidad libre y concedió la vida al universo. Creemos en Jesús, el Hijo de Dios, nacido en esta tierra para que nosotros llegásemos a conocer quién Dios los y quiénes nosotros mismos. El esPor el Cristo, el enviado por Dios: luz paraestodos pueblos,somos verdad para todo el mundo. Jesús, Dios nos ha manifestado personalmente quién es y cómo nos ama. Por Jesús, Dios ha proclamado el derecho derecho de toda persona persona a la libertad la justicia y el el amor. Por nosotros se ha hecho hombre en el seno de María, la primera mujer que creyó verdaderamente más allá de las palabras y contra los hechos mismos. Él se hizo pobre, y llegó a ser libre y amigo de todos. Creemos que Jesús murió en la agonía y en el dolor para que nosotros aprendiéramos el camino de la esperanza. Creemos que se repite la realidad del crucificado en nuestro mundo cada vez que una mujer o un hombre, cualquiera que sea, es juzgado, abandonado, explotado o menospreciado. Creemos que Jesús vivió, y en él se cumplió la promesa de Dios, la única capaz de decirnos: «Tú no morirás para siempre». Creemos que vive hoy entre nosotros y que continúa la verdadera obra de liberación cuando ofrecemos nuestras manos, nuestros cuerpos y todo lo que somos al servicio de la humanidad. Creemos en el Espíritu de Cristo, que enciende en nuestros corazones la esperanza de los profetas. Creemos en la Iglesia, pueblo que camina proclamando dentro del mundo la obra de Jesús y que vive en la carne real el encuentro con Dios. Creemos que la salvación que Jesús nos ha entregado a los hombres y mujeres es la única, al denunciar el pecado, manifestar el poder de Dios y llamar a todos apremiantemente a convertirse al amor. Esperamos, por la fuerza y la luz de la fe, la venida ininterrumpida de Jesús y la victoria de la vida sobre la muerte. Amén.
437 TROBADA D’ESTIEU, “Credos” “Credos” en en FLORISTAN, C., Celebraciones de la comunidad, op. cit., 458459. 99
4.12 Profesión de fe juvenil Creemos en Dios Padre de todos. Él nos hace hermanos y borra toda sombra de división de clases, de privilegios y diferencias. Él nos llama a anunciar la reconciliación y la paz en un mundo que ha perdido las huellas del amor. amor. Creemos en Jesús, el Señor, el Hijo de Dios. Él redime las limitaciones de nuestra condición. Él nos invita a una liberación que empieza en la historia y termina en el encuentro con la resurrección. Él nos anuncia y nos impulsa a un mundo nuevo, en la justicia, el amor, la paz paz y la hermandad. Creemos en el Espíritu de Dios, que es el Espíritu que mueve la Iglesia al bien. Él nos anima en la tarea de anunciar la Buena Nueva a los hermanos. Él nos hace fuertes frente a tantos gritos de cobardía. Él nos da ánimo frente al temor que nos paraliza. Él pone en nuestros nuestros labios palabras palabras de testimonio. testimonio. Creemos en la Iglesia. Ella es la presencia presencia de Dios en la l a historia. Ella es el lugar de nuestra salvación. Ella es la fuerza viva de todos los hermanos que caminan en la esperanza. Creemos en María, Madre de Jesús y Madre de la Iglesia, Madre de todos los peregrinos en la fe, madre de todos los misioneros, Madre de nuestro compromiso, compromiso, Madre de todos los que que buscan el camino de la reconciliación y la paz. Creemos en creyentes los hermanos se aman y perdonan. Creemos que la salvación es un don gratuito que necesita del empeño de muchos hermanos que se unen. Creemos que todos los días deben ser una búsqueda constante de la paz por medio de la reconciliación.
4.13 Credo del Jurista Católico438 CREEMOS en el Dios de la vida; en Jesucristo, abogado de los desprotegidos; en el Evangelio que nos da libertad y liberta a los hombres y mujeres; en la inviolabilidad de la dignidad humana y de la conciencia; en la esencial igualdad de todo ser humano y en su dignidad de hijo/a de Dios; en el valor del "estar" y de la escucha; en la capacidad y el derecho de los privados de liberad a redimirse. CREEMOS que el jurista católico es una persona llamada y enviada por Jesucristo a ser instrumento del Reino de Dios en el mundo, con la fuerza y el poder del Espíritu Santo, siendo signo y testigo del amor y misericordia de Dios hacia los más desfavorecidos, especialmente en el mundo de la "carcelación", los marginados y excluidos. CREEMOS que la misión esencial del jurista católico consiste en vivir y ser un servidor de la justicia, la verdad, la libertad, la vida, la reconciliación y la paz, la dignificación y humanización de las personas, mediante el aporte creativo de sus talentos y el ejercicio de su profesión.
438 L.
2008.
A. FLORES CALZADA, III Asamblea de Juristas Católicos y del Caribe (JUCALAYC), CELAM, 100
CREEMOS que el jurista católico debe fundamentar su acción en la Doctrina Social de la Iglesia y en una espiritualidad profunda y encarnada, con el apoyo efectivo de sacerdotes y obispos. CREEMOS que el jurista católico debe crear puentes de colaboración con profesionales y organismos de la sociedad civil para defender, denunciar y promover ante autoridades gubernamentales cambios en las políticas públicas. CREEMOS que un jurista católico debe ser una persona: competente en el ejercicio de su profesión, leal, honesta, humilde (reconocerse amada en la vulnerabilidad y pecadora), profundamente solidaria, capaz de soñar un mundo sin cárceles ni estructuras injustas e inhumanas. inhumanas. CREEMOS que es necesario vivir en un proceso de formarnos permanente para ser verdaderos discípulos y misioneros de Jesucristo, en y desde el ejercicio de nuestra profesión.
4.14 Credo de la Vida Creo y amo a Dios, Uno y Trino, que es Amor y Vida. Creo y amo a Dios, nuestro Padre, fuente del Amor y de la Vida. Creo Camino, Verdad y Vida. Creo yy amo amo aalJesucristo, Espíritu Santo, Señor y dador de Vida. Creo y amo la vida como un regalo de Dios: se recibe gratuitamente para ser donada gratuitamente. Creo y amo la belleza y la bondad de la vida. Creo y amo la belleza e igual dignidad de ser hombre y mujer, diferentes y complementarios. Creo y amo el matrimonio y la familia que tienen a Dios por Autor. Creo y amo la sexualidad humana como un don de Dios para ser vivido en el matrimonio. Creo y amo a la familia, santuario de la vida. Creo y amo la vida, la cual es sagrada desde el momento de la fecundación. Creo y amo la vida y me comprometo a protegerla, promoverla y defenderla en todos sus momentos y formas. Creo y amo la naturaleza, don confiado por Dios al cuidado del hombre y la mujer. Creo y amo la verdad de la ciencia, la cual es iluminada por la fe para llegar a conocer la verdad que Dios escribió en el ser humano y en la naturaleza.
4.15 Credo de los religiosos 439 Creemos en el amor del Padre a los hombres, expresado en Jesucristo a través de su vida, muerte y resurrección y comunicado sin cesar por el Espíritu Santo a la comunidad de los creye creyentes. ntes. Creemos que este amor, a lo largo de los siglos, se ha hecho urgencia en el corazón de muchos hombres y mujeres que se consagran por entero a Dios y al servicio de sus hermanos. 439 A. JIMENEZ CADENA, 30 celebraciones de la Palabra, Ed. San Pablo, Santafé de Bogotá, 1997 2, 155. 101
Creemos que el Espíritu Santo, por medio de nuestros Fundadores, ha suscitado en la Iglesia una variedad de familias religiosas, como expresión de su multiforme sabiduría divina y para la edificación del cuerpo de Cristo. Creemos que nuestros Fundadores y nuestros mayores nos abrieron con su ejemplo y doctrina un camino de Evangelio y nos señalaron una concreta misión entre los hombres, que cuidadosamente intentamos recorrer y cumplir bajo la sabia, vigilante y protectora autoridad de la jerarquía jer arquía eclesiástica. Creemos que nuestra consagración-misión, vivida en fraternidad y a ejemplo de María, implica un seguimiento perfecto de Cristo pobre, virgen y obediente y un testimonio inequívoco de que el mundo no puede ser transformado ni ofrecido a Dios sin el Espíritu de las bienaventuranzas. bienaventuranzas. Creemos que por nuestra profesión estamos obligados a manifestar ante todos los fieles la vida nueva y eterna conquistada por Cristo y que los bienes celestiales se hallan ya presentes en este mundo. Creemos que nuestra vida evangélica tiene sentido y validez en el mundo de hoy: que nuestra oración, trabajo e inmolación poseen un dinamismo liberador y salvador capaz de llevar a plenitud al hombre nuevo; y que nuestro amor fraterno es signo de unidad, anuncia la venida de Cristo y estimula la fe de quienes lo contemplan. Creemos que el amor de Cristo, derramado por el Espíritu Santo en nuestros corazones, nosdestinos impulsaa alos prestar unir nuestros suyos.preferentemente atención a los pobres y necesitados y a Creemos que la función profética, que hemos de desempeñar en el Pueblo de Dios y en la sociedad, sólo es posible desde una vida coherente y un servicio desinteresado que entraña, a la vez, la denuncia de la injusticia, de la opresión y del orgullo y la proclamación de la verdad, de la libertad y del amor. Creemos en el futuro de la vida religiosa porque es obra de Dios; y tenemos esperanza en la renovación de la misma porque la fuerza del Espíritu se hace sentir en la Iglesia y en cada uno de los Institutos, suscitando la conversión y alentando la fidelidad de sus miembros.
4.16 Credo de la Familia Creemos en el Padre, el Hijo y el Espíritu, Comunidad y hogar de amor que han puesto en nuestros nuestros corazones el Amor y nos invitan a celebrarlo celebrarlo como una sola sola familia. Creemos en la Vida y queremos acogerla en nuestras casas con cariño, alimentarla, defenderla y cuidarla en nuestros ancianos y en los niños. Creemos en la Familia y apostamos, sin reservas, por la puesta en común del pan, el gozo, el corazón, la casa, la fe, la vida, el trabajo, la libertad, la lucha, y las manos abiertas, para hacer un corro de amistad, capaz de compartir, dar cabida y acoger a otras personas, porque el acaparar y disfrutar en solitario no es cr cristiano. istiano. Creemos en el Amor, el Perdón, el Beso, la Caricia. Creemos en los ojos que se miran limpiamente. Creemos en el diálogo que sugiere y escucha y en la fidelidad que construye el nosotros cada día. Creemos en Jesús que bendice nuestro amor y nos llena de esperanza esperanza para seguir construyendoo nuestra Familia y la gran Familia humana. construyend
4.17 Credo para dar vuelta a la historia 102
Creemos en una comunidad alegre y solidaria, que por medio de lazos de amistad y amor se mantiene unida. Creemos en una comunidad distinta de puertas abiertas, que tenga buena comunicación entre sus miembros mi embros sin prejuicios e igualdad i gualdad de condiciones. Creemos en una comunidad dinámica y evangelizadora, con iniciativa y espacios de encuentro. Creemos en una comunidad que ora y alaba y que sabe agradecer a Señor. Creemos en una comunidad que sueña, que confía, comparte y actúa. Creemos que si tiramos todos t odos juntos podemos dar vuelta a la historia, Dios nos mostrará el camino y nos dará las fuerzas. Amén. 440
4.18 Una profesión de fe reformulada “Quisiera intentar yo mismo reformular la fe que se me ha dado y que he
acogido con libertad y júbilo de corazón. Lo hago con una «confesión de fe», que habla de Dios refiriendo el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, a la escuela de la Palabra de la revelación escuchada en la comunión viviente de la tradición de la fe eclesial”. Creo en ti, Padre, Dios de Jesucristo, Dios de nuestros Padres y Dios nuestro: tú, que tanto has amado al mundo (Jn 3,16) que 3,16) que no has perdonado ni a tu Hijo unigénito (Rom 8,32) y 8,32) y lo has entregado por los pecadores, eres el Dios que es Amor (l Jn 4,8.16). 4,8.16). Tú, que eres el Principio sin principio del Amor, amas por pura gratuidad, por la dicha irradiante de amar. Tú eres el Amor que comienza eternamente, la fuente eterna de la que brota todo don perfecto (Sant 1,17). 1,17). Tú nos has hecho para ti, imprimiendo en nosotros la nostalgia de tu Amor y contagiándonos tu caridad (Rom 5,5) para 5,5) para dar paz a nuestro inquieto corazón. Creo en ti, Señor Jesucristo, Hijo eternamente amado (Mc 1,11), 1,11), enviado al mundo para reconciliar (Rom 5,10) a 5,10) a los pecadores con el Padre (2 Cor 5,19). 5,19). Tú, que eres la pura acogida del Amor (Jn 17,23), 17,23), amas con gratitud infinita, y nos enseñas que también el recibir es divino, y el dejarse amar, no menos divino que el amar. Tú eres la Palabra eterna salida del Silencio (Jn 1,1-ss) en 1,1-ss) en el diálogo sin fin del Amor, el Amado que da y recibe todo (Jn 20,21). 20,21). Los días de tu carne (Heb 5,7-ss), 5,7-ss), totalmente vividos en obediencia al Padre, el silencio de Nazaret, la primavera de Galilea, el viaje a Jerusalén, la historia de la pasión, la vida nueva de la pascua de resurrección, nos contagian el agradecimiento del amor, y hacen de nosotros, en tu seguimiento, seres que han creído en el Amor (l Jn 4,16) y 4,16) y viven en la espera de tu venida (1 Cor 11,26). 11,26). Creo en ti, Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que aleteabas sobre las aguas (Gen 1,2) de 1,2) de la primera creación, y descendiste sobre la Virgen acogedora (Lc 1,35) y 440
B. FORTE, Breve FORTE, Breve introducción a la fe, fe, Editorial San Pablo, Madrid, 1994, 113. 103
1,10). Tú eres el vínculo de la caridad eterna, sobre las aguas de la nueva creación (Mc 1,10). la unidad y la paz del Amado y del Amante en el diálogo eterno del Amor. Tú eres el éxtasis y el don de Dios, aquel en que el amor infinito se abre en la libertad para suscitar y contagiar amor. Tu presencia nos hace Iglesia (Hch 1,8), 1,8), pueblo de la caridad (Hch 2, l-ss),, unidad que es signo y profecía para la unidad del mundo. Tú nos haces Iglesia de l-ss) la libertad (2 Cor 3,17), 3,17), abiertos a lo l o nuevo y atentos a la maravillosa variedad suscitada por ti en el amor (1 Cor 12). 12). Tú, que eres en nosotros esperanza ardiente (Rom 8), 8), unes el tiempo y la eternidad, la Iglesia peregrina y la Iglesia celestial, abres el corazón de Dios a la acogida de los sin Dios, y nuestro corazón, pobre y pecador, al don del Amor, 7,37-39), en ti el pan del que no conoce ocaso. En ti se nos da el agua de la vida (Jn 7,37-39), cielo (Jn 6,63), 6,63), en ti el perdón de los pecados (Jn 20,22-ss); 20,22-ss); en ti se nos anticipa y 1,22). promete la dicha del del siglo futuro (2 Cor 1,22). Creo en ti, único Dios de Amor, eterno Amante, eterno Amado, eterna unidad y libertad del Amor. En ti vivo y descanso, dándote mi corazón y pidiéndote que me escondas en ti (Col 3,3) y 3,3) y vivas en mí (Jn 14,23). 14,23). Amén.
4.19 Credo Mariano441 Creo que la Madre de Dios es también mi Madre. Creo que soy hijo de la Madre del Redentor. Creo oh Virgen María que tu mirada no se aparta de mí. Creo que los que te honran poseerán la vida eterna. Creo que gozas cuando te llamo. Creo que comprendes plena plenamente mente mi llamada. Creo que lo que me niegas lo haces por amor maternal. Creo que te preocupas cuando me ves sufrir. Creo que te alegras cuando me arrepiento de mis pecados. Creo que curas mis heridas cuando te lo permito. Creo que no dejas de ayudarme aún en los l os momentos de mi mala voluntad. Creo que me amas con preferencia cuando trato de ser mejor. Creo que me amas con amor de misericordia cuando no me dejo vencer por el mal. Creo que me quisiste desde el primer momento de mi vida. Creo que te amaré por toda la eternidad. Creo que cuando Dios quiere hacer santa a una persona la hace muy devota de la Santísima Virgen María. Creo que así como los latidos de mi corazón son señal de mi vida, así invocar con frecuencia la Madre de Dios es señal de vida eterna. Creo que si tengo fe en María, veré lo que son milagros. Creo que en asuntos de salud, María puede hacer lo que no pueden los médicos. Creo que lo primero que me pide la devoción a María es luchar contra el pecado. Creo que una devoción a María que no consiga enmienda de mi vida no es grata al Señor. Creo que cuando María ruega todo se obtiene, nada se niega. Creo que jamás se ha oído decir que alguno haya invocado con fe f e a María y haya sido abandonado. Creo que tengo una madre que no va a morir: María. Creo que si digo varias veces a María que ruegue por nosotros, obtendré maravillosos favores. 441
Extractado de los escritos de los Santos Padres. 104
Creo que María cada día ruega por mí como en Caná. Creo que si rezo con fe a María, el demonio no me hará caer. Creo que para quien tiene fe, todo es posible.
4.20 “¡No se turbe vuestro corazón!” (Juan 14,1)442 Creo en El Dios uno y trino, revelado en Jesucristo. Creo en que la personificación de la fe de todos los cristianos se encuentra en la confesión de la Santísima Trinidad. Creo en que nos hemos convertido en discípulos de Jesús, hijos y amigos de Dios por el bautismo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Espírit u Santo. Creo que Él es verdadero Dios y verdadero hombre, engendrado según su naturaleza humana por el Espíritu Santo y nacido de la Virgen María. El Verbo hecho carne, el Hijo de Dios, es el único redentor del mundo y el único mediador entre Dios y los hombres. Creo que es ante todo el Verbo que estaba con Dios y es Dios, el Hijo del Padre, que asumió nuestra naturaleza humana para redimirnos y que vendrá a juzgar a los l os vivos y a los muertos. Lo adoramos sólo a Él como el único y verdadero Dios en unidad con el Padre y el Espíritu Santo. Creo La Iglesia Jesucristo fundó como signo visible e instrumento de salvación, queensubsiste en laque Iglesia Católica. Creo que Cristo dió una constitución sacramental a su Iglesia, surgi da “de su costado dormido en la Cruz”, y que permanece hasta su consumación. Creo que Cristo Cabeza y los fieles como miembros del Cuerpo son una persona mística, por eso la Iglesia es santa, porque el único mediador la ha establecido y mantiene su estructura visible. A través de ellos, la obra de la redención de Cristo se hace presente en el tiempo y en el espacio en la celebración de los santos sacramentos, especialmente en el sacrificio eucarístico, la Santa Misa. Creo que la Iglesia transmite en Cristo la revelación divina que se extiende a todos los elementos de la doctrina, “i ncluida la doctrina moral, sin la cual las verdades de la salvación de la fe no pueden ser salvaguardas, expuestas u observadas”. Creo en El orden sacramental. Creo que La Iglesia en Jesucristo es el sacramento universal de salvación. Ella no se refleja a sí misma, sino a la luz de Cristo que bri brilla lla en su rostro. Esto sucede sólo cuando, no la mayoría ni el espíritu de los tiempos, sino la verdad revelada en Jesucristo, se convierte en el punto de referencia, porque Cristo ha confiado a la Iglesia católica la plenitud de la gracia y de la verdad: Él mismo está presente en los sacramentos de la Iglesia. Creo que La Iglesia no es una asociación fundada por el hombre cuya estructura es votada por sus miembros a voluntad. Es de origen divino. “El mismo Cristo es la fuente del ministerio en la Iglesia. Él lo ha instituido, le ha dado autoridad y misión, orientación y finalidad” .
442
GERHARD CARDINALE MÜLLER, Declaración de Fe, Fe, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe 2012-2017 (10/02/2019), en http:// en http://www.acaprensa.com www.acaprensa.com// declaracion-de-fe-no-se-turbevuestro-corazon-juan-141-2/ (4/03/2019). El Cardenal ha escrito: “ Ante la creciente confusión en la
enseñanza de la doctrina de la fe, muchos obispos, sacerdotes, religiosos y laicos de la Iglesia Católica, me han pedido dar testimonio público público de la verdad de la Revelación”. Revelación” . (E sta es una ad adap aptación tación libre li bre). 105
Creo que La tarea del Magisterio de la Iglesia es “proteger al pueblo de las desviaciones y de las fallas y garantizarle la posibilidad objetiva o bjetiva de profesar sin error la fe auténtica”. Esto es especialmente cierto con respecto a los siete sacramentos. Creo que La Eucaristía es “fuente y cumbre de toda la vida cristiana” .
El sacrificio eucarístico, en el que Cristo nos implica en su sacrificio de la cruz, apunta a la unión más íntima con Cristo. Creo que quien tiene conciencia de estar en pecado grave debe recibir el sacramento de la Reconciliación ante s de acercarse a comulgar”. Creo que la confesión de los pecados por lo menos una vez al año pertenece a los mandamientos de la iglesia. Creo que cuando los creyentes ya no confiesan sus pecados ni reciben la absolución, entonces la redención cae en el vacío, ya que ante todo Jesucristo se hizo hombre para redimirnos de nuestros pecados. pecados. Creo que el poder del perdón que el Señor Resucitado ha conferido a los apóstoles y a sus sucesores en el ministerio de los obispos y sacerdotes se aplica también a los pecados graves y veniales que cometemos después del bautismo. Creo que la misericordia de Dios nos es dada para cumplir sus mandamientos a fin de convertirnos en uno con su santa voluntad y no para evitar la llamada al arrepentimiento. sacerdote continúa la obra de redención en la tierra”. Creo que Creo que “laelordenación sacerdotal “le da un poder sagrado”, que es insustituible, porque a través de él Jesucristo se hace sacramentalmente sacramentalmente presente en su acción salvífica. Por lo tanto, los sacerdotes eligen voluntariamente el celi bato como “signo de vida nueva”. Se trata de la entrega en el servicio de Cristo y de su reino venidero. Creo que la fe y la vida están inseparablemente unidas, porque la fe sin obras está muerta. Creo que la ley moral es obra de la sabiduría divina y conduce al hombre a la bienaventuranzaa prometida. bienaventuranz Creo que la ley moral no es una carga, sino parte de esa verdad liberadora por la que el cristiano recorre el camino de la salvación, que no debe ser relativizada. Creo en la vida eterna. Creo que cada persona tiene un alma inmortal, que es separada del cuerpo en la muerte, esperando la resurrección de los muertos. Creo que la muerte hace definitiva la decisión del hombre a favor o en contra de Dios. Creo que todo el mundo debe comparecer ante el tribunal inmediatamente después de su muerte. O es necesaria una purificación o el hombre llega directamente a la bienaventuranza celestial y puede ver a Dios cara a cara. Creo que existe también la terrible posibilidad de que un ser humano permanezca en contradicción con Dios hasta el final y, al rechazar definitivamente su amor, “condenarse inmediatamente para siempre” 443.
V. Los testigos de la fe444 443 GERHARD 444
CARDINALE MÜLLER, Declaración MÜLLER, Declaración de Fe, Fe, doc.cit. JUAN PABLO II, “Tertio Millenio Adveniente”, Adveniente”, carta a toda la Iglesia como preparación al Jubileo
del Año 2000 (10/11/1994), 37; cfr. CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA, “Por la fe”. fe”. Retratos de los primeros testigos de la fe cristiana, Editorial Kimpres Ltda., Bogotá, D.C., 2012. 106
La garantía de la fe es la comunidad cristiana primitiva. De ella hemos aprendido. Sus miembros han sido los testigos oculares y luego predicadores de la Resurrección hasta dar la vida. El testimonio que conduce al don de la vida es el autentico martirio. La tradición que nos ha sido dada no es una tradición cualquiera. Viene sellada con la sangre de todos los seguidores hasta hoy. 445 Numerosos creyentes nos han transmitido la fe con valentía, enfrentándose a pruebas e incomprensiones. No olvidemos nunca que formamos parte de una enorme cadena de hombres y mujeres que nos han transmitido la verdad de la fe y que cuentan con nosotros para que otros la reciban. El ser misioneros presupone el conocimiento de este patrimonio recibido, que es la fe de la Iglesia. Es necesario conocer aquello en lo que se cree, para poder anunciarlo.446 La raza de la compañía en la que entramos mediante la fe, va más allá, va hasta más allá de la muerte. De la compañía son parte todos los santos, a partir de Abel, de Abraham, y de todos los testigos de la esperanza que enumera el Antiguo Testamento, pasando por María, la Madre del Señor y sus apóstoles.447 La Virgen María, la mujer fiel, se convierte en modelo de seguimiento de Jesús, en modelo de fe para la iglesia y para todos los l os cristianos. cri stianos. El seguimiento de Jesús es en la fe. Y la fe comienza donde termina la última razón. La fe de María es más fuerte que la sangre. La fe que rompe 448
todas que crea la granallibertad hombre. El actode delafeesperanza, por el que Maríalas fuefronteras. para DiosLalafepuerta de acceso mundodel y abrió así el ámbito del “dichosa tú”, es fundamentalmente un acto de obediencia… creer significa en ella
ponerse a disposición, decir si. En el acto de fe ofrece a Dios su propia existencia como campo de acción. La fe no es una actitud mas; es disponer del propio ser de cada a la voluntad de Dios y, consecuentemente, a la voluntad de la verdad y del amor. 449 La fe de María es una fe “en camino”, una fe que se encuentra a menudo en la oscuridad, y debe madurar atravesando la oscuridad. María no comprende las palabras de Jesús, pero las conserva en su corazón y allí las hace madurar poco a poco… Al mismo tiempo,
María no se presenta sólo como la gran creyente, sino como loa imagen de la Iglesia, que acoge la Palabra en su corazón y la transmite.450
5.1 Los Apóstoles Dar testimonio del Evangelio no es privilegio exclusivo de nadie. Reconocemos con gozo la presencia de tantos hombres y mujeres que con su vida son signos del Evangelio en medio del mundo.451 Los grandes testigos de la fe de la Iglesia han sido 445
I. MADERA VARGAS, “Dios, presencia inquietante”, inquietante”, Editorial Indo American press service limitada, Santafé de Bogotá, 1999, 85-86. 446 BENEDICTO XVI, “Id y haced discípulos a todos los pueblos”, pueblos” , Mensaje para la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud 2013 (18/10/2012), 2 en http://www.vatican.va/holy_father/benedict_ xvi/messages/youth/documents/hf_ben-xvi_mes_20121018_youth_sp.html xvi/messages/youth/documents/hf_ben-xvi_mes_2 0121018_youth_sp.html 447 BENEDICTO XVI, “La Iglesia. Una comunidad siempre en camino”, op. cit., 145. 448 E. MAZARIEGOS, “Lectura, en fe, de la Historia” Historia” in En Éxodo con María, Editorial Centro Vocacional La Salle, Valladolid, 1987, 31-35. 449 BENEDICTO XVI, “La cruz de Cristo”, Cristo”, en Orar, op. cit., 235. 450 J. RATZINGER-BENEDICTO XVI, “Epílogo. Jesús en el templo a los doce años” en años” en La Infancia de Jesús, Editorial Planeta, S.A, Barcelona, 2012, 129-130. 129- 130. 451 SINODO
DE LOS OBISPOS, XIII ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA, “Como la samaritana en el pozo”, pozo”, Mensaje al Pueblo de Dios, en doc. cit. 8. 107
los Apóstoles, hombres llenos de fe, paradigmas de la esperanza que se lanzaron a la aventura apasionante de seguir a Cristo y darlo todo por su obra. De hecho, al profesar nuestra fe, decimos que es una, santa, católica y apostólica, mostrando así que nuestra fe tiene unas sólidas bases y una concreción histórica de vital importancia que tiene como tarea prolongar la presencia de Cristo en medio de los hombres. 452 Es urgente que surja una nueva generación de apóstoles enraizados en la palabra de Cristo, capaces de responder a 453 los desafíos de nuestro tiempo y dispuestos a difundir el Evangelio por todas partes. Pedro. La fe de Pedro es una fe de fuego. Nunca la fe es separable del amor. Al crecer el amor, crece la fe, y viceversa. Creemos porque amamos, y amamos a aquel que se nos revela como bueno y sabio. Pedro cree en Jesús y le ama. Pero la fe crece de muchos modos, a veces suavemente como el desarrollo humano, otras a saltos. Aquellos momentos en el lago y en el discurso eucarístico son auténticas conversiones de la fe amorosa de Pedro. Y Simón confiesa y reconoce a Jesús como el Hijo de Dios y el Santo de Dios, títulos indudables de su mesianidad y de su divinidad. La fe de Pedro ha crecido, pero aún queda mucho por hacer. La seguridad de las nuevas nue vas luces permite que se acerque más al Maestro; pero debe progresar mucho todavía. Un momento decisivo en este progreso se da en Cesarea de Filipo cuando Jesús le aclara el porqué del nombre de Kefas (Piedra), y le dice que será el fundamento sobre el que edificará su Iglesia. 454 Asíapóstoles, sucesivamente, pudiésemos interiores, reflexionarsuenvalentía torno alyperfil de cada uno de losy diferentes sus disposiciones su coraje para seguir responder con fe, con entrega, con celo pastoral, con entereza a la l a llamada de Dios. Pablo. «La fe viene de la predicación» predicación» (Rom. 10,17). Esta insistencia de San Pablo en la importancia del valor de la evangelización nace de una convicción fundamental: la predicación está en la base de todo; es el cimiento del edificio de la vida cristiana de cada hombre y de la vida de la Iglesia toda (1 Cor. 3,10)… La fe es la que
justifica al hombre y le reconcilia con Dios, D ios, hace del hombre una criatura nueva; ahora bien, la fe es esencialmente esencialmente acogida del keryg kerygma, ma, es decir, del anuncio de Cristo muerto y resucitado para nuestra salvación (este es el «Evangelio» que Pablo predica y en el que invita a todos a creer, cuyo resumen más antiguo encontramos en 1 Cor. 15,3-5; ver desde el v. 1 hasta el 11). Pues bien, es a esta misión sublime a la que Pablo se sabe llamado sobre todo. Pues sin la evangelización -sin el anuncio de Cristo- no puede suscitarse la fe, ni -en consecuencia- tampoco la vida cristiana en toda su extensión, ni puede construirse la comunidad cristiana, ni es posible la salvación... Será preciso que alguien «riegue», «riegue», abone y cuide la planta de la fe y de llaa vida nueva en Cristo; pero todo ello sería inútil y sin sentido si no fuera porque alguien antes «ha plantado» mediante la predicación la semilla de la fe y la raíz de la vida nueva (1 Cor. 3,6)… Ante todo la
acción evangelizadora de Pablo está presidida por lo que él mismo llama «espíritu de fe» (2 Cor. 4,13). Es esa fe la que le lleva a hablar. Podríamos decir que el dinamismo de la fe desemboca desemboca en el anuncio de lo creído. El valor y la fuerza de la predicación está en proporción a la intensidad de la fe… Es esta fe la que impulsa a anunciar una
realidad que para muchos resulta «locura» y «escándalo» (1 Cor. 1,17-25): «nosotros predicamos a un Cristo crucificado» (v. 23); «no quise saber entre vosotros sino a Cristo, y este crucificado» (1 Cor. 2,2). Sólo la fe tiene la certeza de que eso que 452
JUAN PABLO II, “Tertio Millenio Adveniente”, Adveniente”, doc. cit., 37. 453 BENEDICTO XVI, “Seguimiento de Cristo”, Cristo”, en Orar, op. cit., 72. 454 E. CASES, “Los Doce Apóstoles”, Apóstoles”, Editorial EUNSA, Madrid, 20042, 5-7. 108
consideran los hombres locura y escándalo es en realidad la máxima manifestación y realización de la sabiduría y de la fuerza de Dios. Cuando se anuncia con fe a Cristo crucificado, se comprueba que ese mensaje transforma y salva al que lo acoge. Por la fe el Apóstol sabe que está engendrando a los hombres a una vida nueva (1 Cor. 4,15), que cuando les anuncia a Cristo no sólo les alcanza creer en la verdad (2 Tes. 2,13), sino que les abre a un horizonte de eternidad y de gloria; «para esto os ha llamado por medio de nuestro Evangelio, para que consigáis la gloria de nuestro Señor Jesucristo» (2 Tes. 2,14). Por la fe, Pablo tiene conciencia de estar realizando una grandiosa liturgia a través de su tarea evangelizadora; pues como ministro de Cristo logra que los hombres, al acoger por la fe el anuncio del Evangelio, se conviertan en una preciosa ofrenda consagradaa por el Espíritu Santo para la gloria de Dios (Rom. 15,16). 455 consagrad
5.1 Los Mártires y los Santos Iglesia del primer milenio nació de la sangre de los mártires: "Sanguis martyrum, semen christianorum" . Los hechos históricos ligados a la figura de Constantino el Grande nunca habrían podido garantizar un desarrollo de la Iglesia como el verificado en el primer milenio, si no hubiera sido por aquella siembra de mártires y por aquel patrimonio de santidad que caracterizaron a las primeras generaciones “La
cristianas. Al persecuciones término del segundo milenio, Iglesia hareligiosos vuelto deynuevo a han de mártires. Las de creyentes – sacerdotes, sla acerdotes, laicos – ser hanIglesia supuesto una gran siembra de mártires en varias partes del mundo. El testimonio ofrecido a Cristo hasta el derramamiento de la sangre se ha hecho patrimonio común de católicos, ortodoxos, anglicanos y protestantes, como revelaba ya Pablo VI en la homilía de la canonización de los mártires ugandeses. Es un testimonio que no hay que olvidar. La Iglesia de los primeros siglos, aun encontrando notables dificultades organizativas, se dedicó a fijar en martirologios el testimonio de los mártires. Tales martirologios han sido constantemente actualizados a través de los siglos, y en el libro de santos y beatos de la Iglesia han entrado no sólo aquellos que vertieron la sangre por Cristo, sino también maestros de la fe, misioneros, confesores, obispos, presbíteros, vírgenes, cónyuges, viudas, niños”.456 El mártir cristiano ama la existencia; el mártir cristiano muere perdonando; el mártir cristiano espera intensamente la vida definitiva de la resurrección gloriosa con Cristo457, por eso, la fe es una prueba, una tremenda prueba, que tiene como paradigma la muerte misma.458 El testigo, pues, debe ser debe ser algo algo antes de hacer algo. algo. Debe ser amigo de Jesús para no transmitir sólo conocimientos de segunda mano, sino para ser testigo verdadero;459 de esta manera, testigos insignes de la fe, han dilatado el Reino de Dios con sus diversos dones y, a ejemplo del divino Maestro, han sellado con sangre su predicación evangélica. Su martirio es signo de unidad de la Iglesia.460 455
J. M. ALONSO AMPUERO, “Escogido para el Evangelio”, Evangelio” , en CASES, E., Los Doce Apóstoles, op. cit., 52. 456 JUAN PABLO II, “Tertio Millenio Adveniente”, Adveniente”, carta a toda la Iglesia como preparación al Jubileo del Año 2000 (10/11/1994), 37. 457 R. BLAZQUEZ, “¿Qué es el martirio? ¿Quién es un mártir?” in mártir?” in En el umbral del tercer milenio, op. cit., 143. 458 C. CARRETO, Mañana CARRETO, Mañana será mejor , op. cit., 42. 459 BENEDICTO XVI, “Seguimiento de Cristo” en Cristo” en Orar, op. cit., 86. 460 BENEDICTO XVI, Ángelus Dominical (29/06/2012). 109
En nuestro siglo han vuelto los mártires, con frecuencia desconocidos, casi "militi ignoti" de de la gran causa de Dios. En la medida de lo posible no deben perderse en sanctorum habla con una voz más fuerte que la Iglesia sus testimonios… La communio sanctorum habla los elementos de división. El martyrologium de los primeros siglos constituyó la base del culto de los santos. Proclamando y venerando la santidad de sus hijos e hijas, la Iglesia rendía máximo honor a Dios mismo; en los mártires veneraba a Cristo, que estaba en el origen de su martirio y de su santidad. Se ha desarrollado posteriormente la praxis de la canonización, canonización, que todavía perdura en la Iglesia católica y en las 461 ortodoxas. Pero ¡cuántos testimonios más de caridad pueden citarse en la historia de la Iglesia! Particularmente todo el movimiento monástico, desde sus comienzos con san Antonio Abad, muestra un servicio ingente de caridad hacia el prójimo... Figuras de Santos como Francisco de Asís, Ignacio de Loyola, Juan de Dios, Camilo de Lelis, Vicente de Paúl, Luisa de Marillac, José B. Cottolengo, Juan Bosco, Luis Orione, Teresa de Calcuta — por citar sólo algunos nombres — siguen siendo modelos insignes de caridad social para todos los hombres de buena voluntad. Los Santos son los verdaderos portadores de luz en la historia, porque son hombres y mujeres de fe, esperanza y amor…
La vida de los Santos no comprende sólo su biografía terrena, sino también su vida y actuación en Dios después de la muerte. En los Santos es evidente que, quien va hacia 462
Dios, noLasesantidad, aleja de los sino que de se hace realmente a ellos.y la caridad quehombres, es el desarrollo la vida de la fe,cercano la esperanza recibida desde el bautismo, busca la contemplación del Dios que ama y de Jesucristo su Hijo. La acción profética no se entiende ni es verdadera y autentica sino a partir de un real y amoroso encuentro con Dios que atrae irresistiblemente. 463 La santidad no es una fuga hacia el intimismo o hacia el individualismo religioso, tampoco un abandono de la realidad urgente de los grandes problemas económicos, sociales, políticos… y, mucho menos, una fuga de la realidad hacia un mundo exclusivamente espiritual … Nuestras
comunidades llevan el sello de los Apóstoles y, además, reconocen el testimonio cristiano de tantos hombres y mujeres que esparcieron en nuestra geografía las semillas del Evangelio, viviendo valientemente su fe, incluso derramando su sangre como mártires. Su ejemplo de vida y santidad constituye un regalo precioso para el camino creyente de los latinoamericanos y, a la vez, un estimulo para imitar sus virtudes en las nuevas expresiones culturales de la historia. 464 Los santos, son la verdadera, determinante mayoría según la cual nos orientamos. ¡A ella nos atenemos! Ellos traducen el divino en lo humano, lo eterno en el tiempo. Ellos son nuestros maestros de humanidad, que no nos abandonan ni siquiera en el dolor ni en la soledad; incluso en la hora de nuestra muerte caminan a nuestro lado. 465 El santo es aquel que está tan fascinado por la belleza de Dios y por su perfecta verdad que queda progresivamente transformado. Por esta belleza y verdad está dispuesto a renunciar a todo, incluso a sí mismo. Le es suficiente el amor de Dios, que 461
JUAN PABLO II, “Tertio Millenio Adveniente”, Adveniente”, doc. cit., 37; cfr. GONZALEZ DORADO, A.,
“Sacerdotes dignos de Crédito. Perspectiva Latinoamericana ”, Editorial Sal Terrae, Santander, 1988. 462
BENEDICTO XVI, “Deus Caritas est”, est”, doc. cit., 40.41.42. SANTO DOMINGO, “Nueva Evangelización, promoción humana y cultura cristiana”, cristiana” , IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Ediciones Paulinas, Santafé de Bogotá, 1992, 37. 464 APARECIDA, “Discípulos y Misioneros de Jesucristo”, Jesucristo”, V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Ediciones Paulinas, Bogotá, 2007, 148. 275. 465 BENEDICTO XVI, “La Iglesia. Una comunidad siempre en camino”, op. cit., 146. 463
110
experimenta en el servicio humilde y desinteresado del prójimo, especialmente de aquellos que no tienen la capacidad de corresponderle… Los santos son los verdaderos portadores de luz en la historia, porque son hombres y mujeres de fe, esperanz esperanzaa y 466 amor. Sólo en fe nos situamos ante el Señor resucitado. Sólo en fe le vieron los primeros discípulos. Sólo en fe se adhirieron a Él y le siguieron. Sólo en fe entraron en traron en clima nuevo, lleno de amaneceres increíbles. Fue necesario que se apagara hasta la última cerilla de su saber humano para entrar, desde la obscuridad del hombre, en la luz de Dios, guiado por la Palabra.467 Nuestra misión no consiste en decir muchas palabras, sino en hacernos eco y ser portavoces de una sola “Palabra”, que es el Verbo de Dios
hecho carne por nuestra salvación. Pero ¿qué debe hacer el testigo?... debe amar a Jesús… debe desempeñar las tareas propias del pastor… debe ir en pos de otro . Amar, apacentar, seguir: con estos tres verbos describe el evangelio la esencia del Apostolado.468 Tenemos necesidad de la Iglesia para confirmar nuestra fe y para experimentar los dones de Dios: su Palabra, los sacramentos, el sostenimiento de la gracia y el testimonio del amor. Así, nuestro “yo” en el “nosotros” de la Iglesia, podrá percibirse,
al mismo tiempo, como destinatario y protagonista de un acontecimiento que lo sobrepasa: la experiencia de la comunión con Dios, que establece la comunión entre las personas. haciéndolas En un mundomás donde el individualismo parece las personas, frágiles, la fe nos llama l lama a serregular Pueblolas de relaciones Dios, a serentre Iglesia, portadores del amor amor y de la comunión comunión de Dios Dios para toda la humanidad. humanidad.469
VI. A modo de conclusión: La fe del pueblo de Dios. Es la fe de la Iglesia universal que se vive y expresa concretamente en sus comunidades particulares. Una comunidad particular concretiza en sí misma la fe de la Iglesia Universal y deja así de ser comunidad privada y aislada; supera su propia particularidad en la de la Iglesia total. 470 Ese “nosotros” arranca de los apóstoles e incluye los mártires, los padres de la Iglesia, los santos, y todos los creyentes hasta nuestros días.471 Decir “fe” es decir una realidad gra nde y compleja. Es una experiencia fundamental de todo hombre, sobre la cual se juega el sentido último de la vida. Simplificando podemos distinguir tres formas de fe: 472 1. La fe laico-humanista: es la fe en el ser humano, realidad única, grande, definitiva, “medida de todas las cosas”, como lo decía el pensador griego. Fe en 466
BENEDICTO XVI, “Vida cristiana” en cristiana” en Orar, op. cit., 116; cfr. PAPA FRANCISCO, “Los nuevos santos santos nos invitan a la fidelidad y a ver a Jesús en los débiles” , homilía en la misa de canonización de la Madre Laura y otros santos (12/05/2013). 467 E. MAZARIEGOS, “ La utopía del hombre nuevo”, nuevo”, en op. cit., 44. 468 BENEDICTO XVI, “Seguimiento de Cristo”, Cristo”, en Orar, op. cit., 86.87. 469 BENEDICTO XVI, “La fe nace de la Iglesia, conduce a ella y vive en ella” , Audiencia general sobre el credo (31/10/2012) en www.zenit.org/article-43496?l=spanish www.zenit.org/article-43496?l=spanish 470 PUEBLA, “ La evangelización en el presente y en el futuro de América Latina” Latina”,, III Conferencia 9 General del Episcopado Latinoamericano, Ediciones trípode, Venezuela, 1979 , 373. 471 F. COLOMER FERRÁNDIZ., Decir FERRÁNDIZ., Decir la fe. Comentario al Credo, Credo, op. cit., 16. 472 C. FIORE, Navegación FIORE, Navegación hacia las fronteras, fronteras, Ediciones San Pablo, Santafé de Bogotá, 2004, 25-26. 111
su razón, luz única y última – aunque aunque tenue – que ilumina sus opciones y su camino. Fe en los grandes ideales de paz, fraternidad, solidaridad, justicia, etc. ¿Dios? Es una proyección del hombre. 2. L a fe reli religi gio osa: se basa en el sentido de lo sagrado y del misterio. Es fe en un ser Absoluto que rige el mundo; en una Mente Suprema, que es racionalidad del universo. Es, para las religiones orientales, fe en un Ser Divino que todo lo invade y todo lo reabsorbe; fe en una Fuerza Cósmica Universal (hinduismo, taoísmo, etc.). es la fe de la Nueva Era. Es panteísmo. 3. La fe de la tradición hebreo cristiana: Es una fe “histórica” que se basa en eventos “históricos”. Es la fe en el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, el Dios liberador de todas las esclavitudes. Es la fe en su Hijo Jesús, enviado al mundo por un breve período de vida que culmina con la Resurrección, garantía de superación de la muerte y de la nada, autenticación de la Revelación. “Ser
cristiano y creer en la Resurrección de Jesús es para la historia una misma e idéntica cosa” (J. Guiton). Negar la Resurrección como evento histórico es negar
a Cristo. Creer es fiarse y confiar a un “TU” que se ha revelado a los hombres por medio
de los profetas y de Cristo. Es acoger a Dios y a Cristo por la autoridad de su Palabra. No es puro o vaga experiencia de lo sagrado. Tampoco es abdicaciónde de la razón, que sentimiento está en condiciones de legitimar la historia y la autenticidad la Revelación. Dios quiere del hombre una “sumisión” “sumisión” razonable razonable digna del hombre, no un salto a ojos cerrados en lo absurdo. “¿Creo porque es absurdo? Esta no es la fe
cristiana.473 La fe en Jesús como el Hijo del Padre es la puerta de entrada a la Vida. Los discípulos de Jesús confesamos nuestra fe con las palabras de Pedro: “Tus palabras dan Vida eterna” (Jn.6, eterna” (Jn.6, 68); “Tu eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” (Mt.16, vivo” (Mt.16, 16)… Con la alegría de la fe, somos enviados para proclamar el Evangelio de Jesucristo y, en El, la buena nueva de la dignidad humana, de la vida, de la familia, f amilia, del trabajo, de la ciencia, de la solidaridad con la creación… Por esto, todo discípulo es misionero, pues Jesús lo
hace partícipe de su misión, al mismo tiempo que lo vincula a Él como amigo y hermano.474 Pero, ¿dónde encontramos la fórmula esencial de la fe? ¿Dónde encontramos la verdad que se nos ha transmitido fielmente y que es la luz para nuestra vida diaria? La respuesta es simple: en el Credo, en la Profesión de Fe o Símbolo de la Fe, nosotros nos remitimos al hecho original de la Persona y de la Historia de Jesús de Nazaret; se hace concreto lo que el Apóstol de los gentiles decía a los cristianos de Corinto: "Porque yo les transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado, y que resucitó al tercer día" (1 (1 Cor. 15,3). Incluso hoy tenemos necesidad de que el Credo sea mejor conocido, entendido y orado. Sobre todo, es importante que el Credo sea, por así decirlo, "reconocido". Conocer, en realidad, podría ser una operación tan solo intelectual, mientras "reconocer" significa la necesidad de descubrir la profunda conexión entre la verdad que profesamos en el Credo y nuestra vida cotidiana, para que estas verdades sean real y efectivamente efect ivamente -como siempre fueron--, luz para los pasos en nuestro vivir, y vida que vence ciertos 473 474 C.
FIORE, Navegación hacia las fronteras, FIORE, Navegación fronteras, op. cit., 26. APARECIDA, “Discípulos y Misioneros de Jesucristo”, doc. Jesucristo”, doc. cit., 101.103.144. 112
desiertos de la vida contemporánea. En el Credo se engrana la vida moral del cristiano, que en él encuentra su fundamento f undamento y su justificación.475
6.1 Los rasgos de la fe476 Muchos dicen que creer les parece poco, que quieren saber. Pero la palabra “creer” es certeza. Y ésta es la fe que hizo partir a Abraham a la tierra prometida, ésta es
la fe que hizo que los mártires perseveraran hasta la muerte, ésta es la fe que aun hoy mantiene en pie a los cristianos cristia nos perseguidos. Una fe que afecta a todo el hombre. Por eso, la fe es saber y confiar. Y tiene siete rasgos: La fe es un puro don de Dios, que recibimos, si lo pedimos ardientemente. La fe es la fuerza sobrenatural que nos es necesaria para obtener la salvación. La fe exige la voluntad libre y el entendimiento lúcido l úcido del hombre cuando acepta la invitación divina. La fe es absolutamente cierta, porque tiene la garantía de Jesús. La fe es incompleta mientras no sea efectiva en el amor. La fe aumenta si escuchamos con más atención la voz de Dios y mediante la oración estamos en un intercambio vivo con él. La fe nos permite ya ahora gustar por adelantado la alegría del cielo.
La fe en Dios, en este designio de amor realizado en Cristo, es ante todo un don y un misterio que hay que acoger en el corazón y en la vida y del que hay que dar gracias siempre al Señor. Pero la fe es un don que nos ha sido dado para que sea compartido; es un talento recibido para que dé fruto; es una luz que no debe quedar escondida, sino iluminar toda la casa. Es el don más importante que se nos ha hecho en nuestra existencia y que no podemos retener para nosotros mismos; 477 es, un desafío como exigencia de la fe. Una fe que es adhesión, abandono, entrega a Dios, que es amor. Una fe que se vuelve consciente, despierta en experiencia de Dios. Y una fe que exige al Educador de la fe iniciar a los demás en esa maravillosa experiencia de Dios.478 Quien examine cuidadosamente la voz latina, el verbo credere credere,, verá el fe:: dar a alguien el corazón (cre-dere cor-dare). significado de lo que es la fe (cre-dere= = cor-dare ). En ello encuentra su expresión el misterio de la persona, lo más profundo y verdadero que sucede dentro desólo un hombre. Su“sabido” pensamiento y ambición, la fidelidad que promete amor: todo esto puede ser en forma de fe, fe, no con la cabeza, sino cony su el 479 corazón.. corazón La fe es la virtud por la que asentimos a Dios, reconocemos su verdad y nos vinculamos personalmente a él. La fe es el camino creado por Dios para acceder a la verdad, que es Dios mismo. Puesto que Jesús es “el camino, la verdad y la vida” vida” (Jn.14,6) esta fe no puede ser una mera actitud, una “credulidad” en cualquier cosa. Por 475
BENEDICTO XVI, “El Credo explicado. Nuevo ciclo de catequesis semanal”, audiencia General (18/10/2012), en http://www.zenit.org/article-43390?l=spani http://www.zenit.org/article-43390?l=spanish sh 476 YOUCAT, Catecismo Joven de la Iglesia Católica, Católica, op. cit., 28. 477 BENEDICTO XVI, “Llamados a hacer resplandecer la palabra de verdad” verdad” en Mensaje para la Jornada Misionera Mundial 2012 (06/01/2012) en http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi /messages/missions/documents/hf_ben-xvi_mes_20120106_world-mission-day-2012_sp.html 478 E. MAZARIEGOS, “Orar a pie descalzo”, descalzo”, en op. cit., 160. 479 F. MÄRZ, “¿Qué es el hombre?” en hombre?” en Introducción a la Pedagogía, Ediciones Sígueme, Salamanca, 2009, 67-68. 113
un lado la fe tiene contenidos claros, que la iglesia confiesa en el Credo (confesión de fe) y que está encargada de custodiar. Quien acepta el don de la fe, quien por tanto quiere creer, confiesa esta fe mantenida fielmente a través de los tiempos y de las culturas. Por otra parte, la fe consiste en la relación de confianza con Dios, con el amor” corazón y la inteligencia, con todas las emociones. Porque la fe “actúa por el amor” (Gal.5, 6). Si alguien cree realmente en el Dios del amor lo demuestra no en sus proclamaciones,, sino en sus actos de amor. proclamaciones amor.480 La experiencia de la unidad del amor que todo lo supera, que no disuelve, sino que conserva a los hombres del amor, permanece, empero, dentro del ámbito de la fe confiada… pero es una fe que activa el ápice de la experiencia humana: su posibilidad de amar, de ofrecer fidelidad a otro y de a firmarlo de “manera absoluta” en su libertad.
Y desde este vértice de la experiencia humana, la fe cristiana en un Dios trino no se presenta como una disolución, sino como un cumplimiento y una concreción del monoteísmo, de la fe en un solo Dios: el Dios uno y único es al mismo tiempo aquel a quien puedo llamar “tú” y también a aquel en cuya última bondad estoy al seguro ya que este Dios es el misterio eterno permanente (como también el amor sigue siendo un misterio).481 La fe cristiana lleva “a discernir la llamada de Dios al hombre a través de los signos de los tiempos, a dar testimonio, anunciar y promover los valores evangélicos de la comunión la participación, a denunciar todo lo de que, en nuestra La sociedad, es Jesucristo”… dimensión contrario a la ydignidad de los hijosy de Dio s y hermanos social de la fe lleva a la iglesia, en su misión evangelizadora, que es compromiso por la liberación y la promoción humana, a anunciar este proyecto divino y a denunciar todo lo que a ello se opone. Esta fe ayuda a la Iglesia a discernir la voz de Dios que habla a través de los signos de los tiempos y a descubrir las situaciones causadas por el pecado social. Anima a superar los obstáculos para ser hijos de Dios y hermanos en Jesucristo. Los problemas y conflictos, que la Iglesia debe afrontar para anunciar esta fe, la purifican y la maduran. maduran.482 Fe personal no es lo mismo que fe individualista: fe comunitaria no puede confundirse con fe gregaria. Para lograr una fe madura hay que tener presente483: Que no se logra con base técnica sino de vida interior. Que la generosidad moral y la observancia del culto no son suficientes. Que no basta el estudio técnico de las cosas de religión. Que tampoco basta el débil sostén de un ambiente social cargado más o menos de tradiciones cristianas. Que no es posible llegar a tener una fe madura sin un esfuerzo de todo el ser, sin una decidida adhesión a Cristo constantemente renovad renovadaa y reafirmada.
La fe madura se desarrolla:
480 YOUCAT,
Catecismo Joven de la Iglesia Católica, Católica, op. cit., 307. J. SUDBRACK, “ La nueva religiosidad. Un desafío para los cristianos” cristianos”,, Ediciones Paulinas, Madrid, 1990, 191. 482 C. MACCISE-R. MACIAS-ALATORRE, “Liberación y promoción humana”, humana” , en KAROTEMPREL, S., Seguir a Cristo en la Misión. Manual de Misionología, Ed. Verbo Divino, Navarra, 1998, 114-115. 114 -115. 483 VARIOS, “Fe personal y comunitaria”, comunitaria”, en Juventud, cien temas de reflexión sobre la madurez, op. cit., 22. 481
114
Con una meditación seria y personal del mensaje divino que conduzca a una
asimilación cada vez más intensa, que le permita decir “estoy en la fe”, “vivo en la fe” y no solo “tengo fe”.
Con una reflexión profunda sobre la experiencia humana cotidiana y sobre los
problemas del mundo a la luz directa directa de la fe.
Con una participación activa y personal en la vida litúrgica de la comunidad cristiana. Con una posición firme ante la realidad del ateísmo contemporáneo.
La fe en Dios amor y la tradición católica en la vida y cultura de nuestros pueblos son sus mayores riquezas. Se manifiesta en la fe madura de muchos bautizados y en la piedad popular que expresa el amor a Cristo sufriente, el Dios de la compasión, del perdón y la reconciliación, el amor al Señor presente en la Eucaristía, el Dios cercano a los pobres y a los que sufren, la profunda devoción a la Santísima Virgen en sus diversas advocaciones nacionales y locales. Se expresa también en la caridad que anima por doquier gestos, obras y caminos de solidaridad con los más necesitados y desamparados. Está vigente también en la conciencia de la dignidad de la persona, la sabiduría ante la vida, la pasión por la justicia, la esperanza contra toda esperanza y la alegría de vivir aún en condiciones muy difíciles que mueven el corazón de nuestras gentes… La fe se fortifica dán dola… “debemos dar desde nuestra pobreza y desde la alegría de la fe”.484 El que cree en Jesús entra por la fe en el origen personal y nuevo de Jesús, recibe este origen como el suyo propio. De por sí, todos estos creyentes han nacido ante todo «de la sangre y el amor humano». Pero la fe les da un nuevo nacimiento: entran en el origen de Jesucristo, que ahora se convierte en su propio origen. Por Cristo, Cri sto, mediante la fe en él, ahora han sido generados por Dios… nuestra verdadera «genealogía» es la fe
en Jesús, que nos da una nueva proveniencia, nos hace nacer «de Dios». 485 En otras palabras, el ser humano experimenta en el creer un estado de cosas cosas que no le es asequible de ninguna otra manera; lo experimenta por medio de un testigo testigo,, que ha de ser un sabio en lo concerniente a este estado de cosas, de modo que lo comunicado se tiene por absolutamente verdad … y para llegar a semejante tipo de fe es necesario el ejercicio de la libertad.486 Reflexionar sobre la fe es aceptar invitación y elcrecer don deesa Dios del llamado que nos hace, es conocer, profundizar, amar, la defender, hacer semilla puesta por Dios en nuestro corazón, a la vez, es renovar cada día nuestro compromiso de amor y lanzarnos a esta aventura maravillosa de creer ya que “la fe tiene la fuerza de tr ansformar ansformar la tierra y el mundo”. mundo”.487 Como dijo Benedicto XVI, en su última audiencia antes de finalizar su Pontificado,488 el Año de la Fe, debe reforzar justamente nuestra fe en Dios, en un 484
APARECIDA, “Discípulos y Misioneros de Jesucristo”, doc. Jesucristo”, doc. cit., 7.379. J. RATZINGER-BENEDICTO XVI, “¿De dónde eres tú? (Jn.19 , 9 )” en )” en La Infancia de Jesús, op. cit., 20. 486 F. MÄRZ, “Formación y persona” en persona” en Introducción a la Pedagogía, op. cit., 120. 487 BENEDICTO XVI, “Ante el peligro, la primera comunidad cristiana empieza a rezar” en la Catequesis de la Audiencia General sobre la Oración (18/04/2012) en http://www.vatican.va/holy_father/ en http://www.vatican.va/holy_father/ benedict_xvi/audiences/2012/documents/hf_ben-xvi_aud_20120418_sp.html benedict_xvi/audience s/2012/documents/hf_ben-xvi_aud_20120418_sp.html 488 BENEDICTO XVI, “No abandono la cruz, sino que permanezco de un modo nuevo ante el Señor Crucificado” en Crucificado” en la Catequesis de la Audiencia General (27/02/2013) en htt http://www.zenit.org/es/articles p://www.zenit.org/es/articles// 485
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contexto que parece querer ponerlo cada vez más en segundo plano. Es una invitación a todos a renovar la firme confianza en el Señor, a confiarse como niños en los brazos de Dios, con la seguridad de que aquellos brazos nos sostienen siempre y son lo que nos permite caminar cada día cuando estamos cansados. Que cada uno se sienta amado por aquel Dios que ha donado a su Hijo por nosotros y que nos ha mostrado su amor sin límites. En este Año de la fe es una invitación a todos a renovar la firme confianza en Dios, con la seguridad de que Él nos sostiene y nos ama, y así todos sientan la alegría de ser cristianos489.
489
Cfr. PAPA FRANCISCO, Lumen FRANCISCO, Lumen Fidei, Fidei, op. Cit., 47-51. 116
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TABLA DE CONTENIDO INTRODUCCION
…………….…………………………………………………..
3
I.
La fe en la Sagrada Escritura ………………………………………………….
9
1.1 1.2 1.3
912
1.4 1.5
La fe en el Antiguo Testamento …………..…………………………………. Nuevo Testamento ………….……………………………… Aspectos importantes de la comprensión de la fe en el resto del Nuevo Testamento ………………………………………...………………………… . La fe y la historia ………………………………….……………………… Para la praxis Pastoral …………………………….……………………
II. 2.1 2.2 2.3 2.3.1 2.3.2 2.3.3
La fe como respuesta a la iniciativa de Dios ………………………………… .. La obediencia de la fe ………………………………………………….. "Yo sé en quien tengo puesta mi fe" (2 Tim 1,12) …………….……………. Las características de la fe …………………………………………………. . La fe es una gracia …………………………………………………………. . La fe es un acto humano …………………………………………………….… La fe y la inteligencia …….………………………………………………….…
22 22 25 27 27 30 34
2.3.4 2.3.5 2.3.6 2.3.7 2.4 2.5 2.6 2.7 2.8 2.9 2.9.1 2.9.2 2.9.3 2.9.4
La dede la la fe fe …………….………………………………………….… La libertad necesidad ……………………………………………….…………. La perseverancia en la fe ………………………………………………….. La fe, comienzo de la vida eterna …………………………………………... La fe y la Iglesia …………………..………………………………………. La fe cristiana …………………………………………………………………... La fe y el ser cristiano …………………………………………………… Las tentaciones de la fe …………………………………………………… La fe y los medios para su crecimiento ………….………………………... Deberes inmediatos que impone la fe …………………………………… Deber de Estudiar la fe para conocerla conocerla …………………………………… Deber de Hacer el acto de fe ……………………………………… .................. Deber de Confesar la fe fe …………………………………………...................... Deber de Propagar la fe fe …………………………………………...............
38 39 40 42 45 49 53 57 61 65 66 66 66 66
16 17 19
…………………………………………... 2.9.5 2.9.6 Deber Deber de de Guardar Defenderla lafefe fede peligros …………………………………………................ 66 66 2.9.7 Deber de someterse al Magisterio de la Iglesia …………………………… 66 2.9.8 Deber de alimentar la fe …………………………………………............... 66 2.10 Pecados contra la fe …………………………………………………………… 68 2.10.1 Incredulidad …………………………………………………………………… 69 Herejía …………………………………………………………………… 69 2.10.2 La Herejía 2.10.3 La Apostasía Apostasía …………………………………………………………………… 70 2.10.4 Dudas contra la fe fe …………………………………………………………… 71 2.11 Frutos de la fe…………………………………………………………………… 71 2.12 Características de la fe impregnada de espiritualidad misionera ……………. 72
2.13 2.14
Fe y conversión …………………………………………………………… 73 La fe viene de la audición …………………………………………………… 75
III. 3.1 3.2 3.3
Fe y confesión de la fe …………………………………………………… El Credo de los Apóstoles ………………………………………... ................ Confesión de fe de Ireneo de Lyon ……………..…………………………….. La confesión de fe de San de San Atanasio o credo "Quicumque" ……………………
77 82 82 83
3.4 3.5 3.6 3.7 3.8
…………………………………………… La La confesión confesión de de fe fe de de Calcedonia nuestros hermanos reformados …………………… La confesión de fe de Pablo VI o “Credo del Pueblo de Dios” …………… Confesión de fe de la Iglesia Presbiteriana de África del Sur …………… Confesión de fe de la Iglesia Católica ………………………..................
84 84 85 91 91
IV. 4.1 4.2 4.3 4.4 4.5 4.6 4.7
Profesiones de fe con alcance catequético o litúrgico …………………… Celebración de la fe …………………………………………………………… Credo comunitario …………………………………………………………… Credo de la juventud crítica ………………………………………………….. Credo de la paz …………………………………………………………... Credo de la vida nueva ………………………………………………....... Credo del hombre nuevo ………………………………………………….. Credo de Navidad …………………………………………………………...
92 92 93 93 94 95 95 96
4.8 4.9 4.10 4.11 4.12 4.13 4.14 4.15 4.16 4.17 4.18 4.19 4.20
Credo de Palacagüina …………………………………………………………… 97 Credo «Fe y Justicia» …………………………………………………………… 98 Declaración de fe ……………………………………………………………. 98 Profesión de fe ……………………………………………………………. 99 Profesión de fe juvenil ……………………………………………………... ……………………………………………………......... 99 Credo del Jurista Católico …………………..……………………………….. 100 Credo de la Vida ………………………………………………….............. 101 Credo de los Religiosos ………………………………………….............. 101 Credo de la Familia ………………………………………………...………... 102 Credo para dar vuelta a la historia ………………………………………… ... 102 Una profesión de fe reformulada ……………………………………… ...… 103 Credo Mariano …………………………………………………………… 104 “¡No se turbe vuestro corazón!” (Juan 14,1) 14 ,1) ..................................................... ....................................................... 104
V. 5.1 5.2
Los testigos de la fe ………………………………………………………….. 106 Los Apóstoles ………………………………………………………………… 107 Los Mártires y los Santos …………………………………………… ……………………………………………............... 108
VI. 6.1
A modo de conclusión ………...……..……………………………….… 111 Los rasgos de la fe ……..…………………………………………………... 113
BIBLIOGRAFÍA
…………………………………….…………………………...
116
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