La Estética de Lo Cotidiano en Los Espacios de Creación de Las Mujeres Artistas
August 4, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Universidad Autónoma de Chihuahua Facultad de Filosofía y Letras División de Estudios de Posgrado
La estética de lo cotidiano en los espacios de creación de las mujeres artistas
Dr. Jesús Erbey Mendoza Negrete
Alumna: Alba Rubí Acosta González
Chihuahua, Chih., marzo de 2018
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La estética de lo cotidiano en en los espacios1 de creación de las mujere mujeres s artistas
Al adentrarnos aunque sea parcialm parcialmente ente en el mundo del arte, es inevitable advertir que el uso del término estética se encuentra presente de manera predeterminada. La estética es entendida desde múltiples aristas, como la experiencia que se desprende de la cualidad de un objeto, pero éste no es su único significado. Se plantea un conflicto al ser demasiado ambiguo, debido a que también se emplea para delinear, según Mandoki: Un sentimiento de placer, al clasicismo en el arte, un juicio de gusto, la capacidad de percepción, un valor, una actitud, la teoría del arte, la doctrina de lo bello, un estado del espíritu, la receptividad contemplativa, una emoción, una intención, una forma de vida, la sensibilidad, una rama de la filosofía, un tipo de subjetividad, la cualidad de ciertas formas, un acto de expresión, etc. ( Prosaica Prosaica I 6) Estas diversas acepciones dejan entrever –como Mandoki propone– que el problema de la estética es que no ha definido claramente su objeto de estudio (7). Aunque se le concibe como una disciplina cuyo objeto de estudio es el arte, lo bello y otras categorías de la percepción; los estudios de estética provienen de otras disciplinas como la Filosofía o la Historia del Arte. Di#ey considera que la estética no es una disciplina, sino un problema multidisciplinario (ctd Prosaica I 7). Por lo que "la estética ha sido una rama de otra disciplina, la filosofía, y no una disciplina propiamente dicha, al igual que no lo son ni la ontología, ni la ética, ni la metafísica” (8).
Los términos “espacio” y “estética” aparece repetidas ocaciones a lo largo del texto por ser necesario su uso. Se ofrece de antemano una disculpa al lector. lector. 1
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El objeto artístico es un mediador entre quien lo produce y quien lo percibe. No es por sí solo un objeto estético. Lo bello, o cualquier categoría estética no es una cualidad del objeto en sí mismo “sino un efecto de la relación que el sujeto establece con el objeto desde un contexto social de valorización o interpretación particular” (12). Mandoki propone el término Prosaica, entendida como aquello que se contrapone a la poética y es por ello que se define como la estética cotidiana. La cual emerge desde nuestra forma de vivir, que se expresa a través de las construcciones y representaciones repre sentaciones de las identidades sociales (4). Por lo anterior, para Madoki, existe una necesidad de que la estética permee más allá de los campos habitualmente ceñidos al arte y lo bello, porque “ejerce también un papel constitutivo en la producción de imaginarios, la legitimación del poder, la construcción del conocimiento y, sobre todo, la presentación de las identidades” ( Prosaica Prosaica II 8). Es decir decir,, la estética vista desde lo ordinario. Existe también una estética del sitio público, estudiada desde varias perspectivas. Una de ellas es el townscape, que hace referencia al paisaje urbano, en analogía al (García-Doménech nech 306). landscape o paisaje natural (García-Domé Si bien, el arte desde sus inicios se ha ocupado de las cuestiones de espacialidad representada en la obra, fueron los artistas del siglo XX quienes empezaron a utilizar expresiones artísticas como la instalación, para construir propuestas que condujeran al análisis sobre la percepción del contexto, ya que por medio de las intervenciones en el espacio, se posibilitan reflexiones a cerca del cuerpo y los objetos en relación al entorno y las conexiones estéticas y funcionales que las personas establecen con el mismo (Orta 142).
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Al existir una estética del espacio, nos permite plantear que es posible entender el espacio privado desde el punto de vista de la estética; y aunque no existen estudios concluyentes, podría del mismo modo comprenderse el espacio destinado a la creación desde un enfoque estético, puesto que desde estos espacios destinados a la producción artística, se posibilitan reflexiones, construcción de conocimientos, interacciones y representaciones de la identidad. Heidegger describe el espacio y el habitar, como dos cuestiones indisociables. La forma en la que la persona se relaciona con el espacio “no es otra cosa que habitar en un modo esencial“ (159). Según Heidegger, pese a que no se hable de una vivienda propiamente, puede estar implícito el habitar, por ejemplo el sitio de trabajo, el supermercado o el museo, comprendidos como lugares en los que se posibilita la interrelación interrelaci ón persona-espacio. Relativo a lo anterior, Mandoki habla sobre las matrices. “Del latín ‘ mater’, son literal y metafóricamente los lugares donde se gesta y se desarrolla la identidad” (Mandoki, Estética Prosaica II 71). De acuerdo con la autora, las matrices posibilitan la
construcción de la subjetividad, ya que en ellas de construye el individuo social, s ocial, similar a la persona individual en el útero materno. Por lo que el habitar un espacio podría, dependiendo del sentido de éste, constituir una matriz, debido a que comprenden rasgos (no físicos) característicos que se construyen en ellos. La lectura de espacio, habitar y matriz que interesa aquí es el que se refiere a las interacciones destinadas a las cuestiones artísticas. Aun cuando la tesis de Mandoki aboga por percibir a la estética más allá de la exclusividad artística, es la unión con el arte lo que atañe a este ensayo. En este sentido, se presentan dos acepciones para el
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habitar el espacio y su conjunción con la estética, comprendiendo estos como matrices culturales. El primero, se refiere a los espacios determinados a culminar el propósito del proceso creativo, esto es, exhibir el producto artístico y la manera en la que éste –el espacio– interviene en la forma en que el arte se percibe. Aquí, es pertinente tener en cuenta la museografía, en tanto que se encarga de todo lo que conlleva la distribución de las obras en el espacio museístico; o bien, la curaduría –por cierto cada vez más inmiscuida en el proceso y el discurso creativo– definida grosso modo como la planeación y desarrollo de estrategias de montaje, como prever la manera en la que el espectador realizar el recorrido artístico, entre muchas otras cosas; para crear un exitoso diálogo entre el discurso artístico y quien lo percibe. Otra de las relaciones entre estética-espacio se encarga de estudiar el espacio urbano y la correlación entre éste y la obra. Por un lado, la manera en que la obra modifica el sitio público (entendido como exterior) y por otro, la manera en la que influye el espacio público o urbano en el sentido de la obra. El que más nos interesa aquí, se refiere a los espacios destinados a la creación plástica, es decir, el taller o estudio de artista; y que hasta ahora comprende un abordaje poco investigado. El espacio tiene una clara influencia en el artista (claro está que el artista influye de primera mano en el espacio, ya que es quien lo configura en el caso del taller o bien lo modifica en le caso del arte urbano o la instalación) debido a que es quien habita; pero no solo eso, ya que no es el habitar una cocina, una sala o una habitación, sino que ese habitar implica un producto artístico. Sin ahondar en lo que se percibe como arte o
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el mal arte y el buen arte, lo que interesa aquí es el sentido de expresión que se ha conformado a través de ese espacio para que pueda posibilitarse el proceso creativo. Es pertinente agregar un nuevo concepto, el cual se introducirá por cuestiones prácticas a manera de modesto silogismo. Existe una estética del espacio. Luego, históricamente se ha asociado espacial y simbólicamente lo público con lo masculino y con el espacio privado o doméstico a lo femenino. Para López Fernández-Cao existe una diferenciación de la manera en que se constituye el espacio de creación de las mujeres. Por lo tanto es plausible una estética que se aproxime a los espacios de creación de las mujeres artistas. De entrada sería ingenuo pensar que existe una obvia distinción formal de espacios creativos para mujeres y hombres. Atribuir gestos femeninos como el orden, el ambiente pulcro, delicado o esmerado en su conformación, sería equivalente a pensar pensar,, como Nochlin lo apunta, que pudiera distinguirse en la pintura una sutil esencia de feminidad (284). En todo caso, existen espacios impecables y por el contrario otros tantos muy caóticos, sin ser el género un distintivo. Así como también, encontramos estilos sutiles, preciosistas, delicados y frágiles como las escenas que pintaba Fragonard, o las introspecciones de Redon. Prosigue Nochlin “¿No se trata, acaso, de que el estilo rococó del siglo XVII en Francia era “femenino” si se juzga en términos de una escala binaria de “masculinidad” versus “femineidad”? (283). Pero, permitámonos por un momento, la sentencia tal vez atrevida de plantear que existe una particular configuración en los talleres artísticos de mujeres, y no con el afán de disgregar de manera negativa lo masculino y femenino. Más bien, en el intento de no caer en la generalización, ya que las prácticas artísticas, no obstante llevan
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procesos similares, contienen algunas diferencias que es necesario apuntar y que se llevan a cabo no solo, pero si mayormente en el taller, lo que resulta importante en el proceso de creación. Lopez Fernandez-Cao expresa como estos espacios de creación plástica no femeninos se han asociado al espacio público, entendido como el espacio no doméstico, donde la cotidianidad desaparece para dar paso al genio creador, exento de obligaciones domésticas. Mas, esta visión no concuerda con la realidad de la mujer creadora –la mujer creadora actual, ya que hasta hace relativamente poco, la creación artística estaba condicionada para las mujeres–. López Fernández-Cao señala que el arte de las mujeres se articulaba en la más pura cotidianidad, sin ser posible extraviarse de las obligaciones de la vida diaria, como alimentar a la familia, o mantener en pie el hogar. Aun hoy hoy,, como en las tiras de la dibujante de cómics Claire Bretecher Bretecher,, las mujeres podemos, no sé si por educación, costumbre o permanencia del modelo materno, poner una lavadora, descongelar la carne de la próxima comida o tender la ropa entre párrafo y párrafo de texto, pincelada o golpe de martillo sobre la escultura de turno. Estas características, son las que nos permiten situar una transversalidad en los espacios de creación y podrían comprender una perspectiva estética desde una matriz cultural, que si bien, Mandoki no la propone como tal, al hablar de matriz es posible visualizar la óptica femenina. El espacio, si lo tomamos como parte fundamental del proceso de creación, es tan importante como la obra artística. Esta es una de las premisas del arte conceptual, de
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acuerdo con Vásquez Rocca quien cita a Ascott: “El proceso sustituye en importancia al producto, igual que el sistema remplaza a la estructura” (21). En este sentido, los espacios vistos desde donde se lleva a cabo el proceso creativo son portadores de significaciones e información, pero solo en tanto de quien los configura o los percibe. Lo que interesa aquí, no es el fin último de este espacio, que es la obra de arte. Sino el conjunto de elementos y su disposición, como un vehículo para expresar a través este espacio. Podría decirse entonces que el espacio de creación es el espacio liminal que existe entre la artista y la obra, ésta última entendida como vehículo de relación estética entre dos personas. Mandoki, retoma los estudios sobre proxémica de Hall y la define como el espacio que existe entre dos individuos, como un código que “utiliza el espacio entre el emisor y el receptor“ (II, 40). La proxémica, así como la liminalidad, podría asimilarse como el espacio, visto como esa extensión o plano intermedio que posibilita la articulación de un mensaje. Tomando como ejemplo la mujer descrita por López Fernández-Cao, la que articula su creación dentro del espacio doméstico; y al conjugarlo con la propuesta de Proxémica Proxémica,, adquiere un significado ambivalente, en tanto que no se encuentra alejada de los objetos domésticos y por otro lado, también cercana a los enceres de la profesión artística. Entonces ¿Podría estudiarse este espacio desde la perspectiva estética puesto que imbrica relaciones entre quien emite y el resultado final que es la obra? Aunque podría decirse también que el resultado final será la percepción que el receptor tendrá ante la obra, dicho de otro modo: la experiencia estética, sin un espacio donde articular, el resultado no sería posible.
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Se ha mencionado la poca información científica que existe en torno al análisis de espacios destinados a la creación, al realizar un sondeo sobre distintos medios de divulgación que albergan noticias sobre el taller artístico, nos encontramos con que en su mayoría son artículos destinados a El artista. Con todo lo anterior se concluye que aún en estos días, los espacios reservados para la creación siguen siendo mayormente asunto de hombres, por lo que podemos inferir que existe una crisis cultural de lugares destinados a la creación artística de las mujeres. Ojalá por medio de las reflexiones que nos brinda la prosaica, sea posible la emancipación de las conciencias. Que, respetando las individualidades permita un habitar de espacios más equitativo.
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Referencias García-Doménech, Sergio. "Percepci García-Doménech, "Percepción ón social y estética del espacio público urbano en la sociedad contemporánea." Arte, individuo y sociedad 26.2 (2014). DOI 10.5209/rev_ARIS.2014.v26.n2.41696 Heidegger, Martin. "Construir, habitar, pensar." Teoría 5-6 (1975): pp-150. López Fernández-Cao. "Metodologías para la investigación sobre arte y género una propuesta posible." Arte, Individuo Individuo y Sociedad Sociedad , 2005. Mandoki, Katya. Estética cotidiana y juegos de la cultura: prosaica I. Siglo XXI, 2006. ——— Estética cotidiana y juegos de la cultura: prosaica II. Siglo XXI, 2006. Nochlin, Linda. “Why have there been no great women artists?”, en Wom Women, en, art and power and other essays, Nueva Y York: ork: Harper & Row Publishers, 1988, pp. 145-178. (publicado original- mente en Art News, vol. 69, núm. 9, enero de 1971.)
Orta, Aura Marina. "Reflexiones en torno al espacio en las Artes Visuales." Revista de Investigación, vol. 34, no. 69, 2010, pp. 129-150. Vásquez Rocca, Adolfo. "Arte conceptual y posconceptual. La idea como arte: Duchamp, Beuys, Cage y Fluxus." Nómadas 37 (2013). DOI: 10.5209/ rev_NOMA.2013.v37.n1.42567
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