La Estampa Japonesa - Philip Meggs
Short Description
Download La Estampa Japonesa - Philip Meggs...
Description
Ukiyo-e y el Art Nouveau* El incremento en el comercio y las comunicaciones entre los países asiáticos y europeos durante los últimos años del siglo XIX causaron una colisión cultural; tanto el este y oeste experimentaron cambios como resultado de influencias recíprocas. El arte asiático proporcionó a los artistas y diseñadores europeos y estadounidenses nuevos enfoques del espacio, color, convenciones de dibujo e importancia del tema, los cuales fueron radicalmente diferentes de las tradicionales del occidente. Esto revitalizó el diseño gráfico durante la última década del siglo XIX. Ukiyo-e Ukiyo-e significa “imágenes del mundo flotante” y define un movimiento artístico del periodo Tokugawa japonés (1603-1867). Esta época fue la fase final de la historia tradicional japonesa; fue un tiempo de expansión económica, estabilidad interna y florecientes artes culturales. Temeroso del efecto potencial de la expansión colonial europea y de los misioneros cristianos sobre la cultura japonesa, el sogún (un gobernador militar cuyo poder excedía al del emperador) emitió tres decretos en la década de 1630 que excluía a los extranjeros y adoptó una política de aislamiento nacional. Los ciudadanos japoneses fueron excluidos de los viajes a ultramar o regresados del extranjero; el comercio exterior fue restringido. Sólo los comerciantes holandeses y chinos podían arribar al puerto marino de Nagasaki. Durante este periodo de aislamiento nacional, el arte japonés adquirió un singular carácter nacional con muy pocas influencias externas. Ukiyo-e mezcló las narrativas realistas de emaki (pergaminos de imágenes tradicionales) con influencias de diseño de arte decorativo. Los primeros trabajos ukiyo-e fueron pantallas pintadas que representaban los distritos de entretenimiento, llamados “el mundo flotante” de Edo (Tokio moderno) y otras ciudades. Escenas y actores de las presentaciones teatrales Kabuki, reconocidas cortesanas y prostitutas y temas eróticos, fueron los primeros temas de estos trabajos. Los artistas de ukiyo-e rápidamente adoptaron la impresión en bloques de madera. Hishikawa Moronobu (1618-1694) es ampliamente respetado como el primer maestro del estilo de impresión ukiyo-e. Moronobu, hijo de un bordador provinciano, comenzó su carrera realizando diseños para bordados. Después de cambiarse a Edo a mediados del siglo XVII, Moronobu se dedicó a ilustrar libros, usando técnicas de grabado chinas con los que logró llegar a un público numeroso. Además de actores y cortesanas, su trabajo presentaba la vida cotidiana de gente ordinaria, incluyendo escenas de calles atestadas y vendedores ambulantes. Los grabados sobrepasaron en importancia a las pinturas en las pantallas, pues los artistas explotaron el creciente interés en las imágenes que representaban la vida urbana. Las impresiones de grabados de bloques de madera japonesas se realizaban con la colaboración cuidadosa de editores, artistas, talladores de bloques e impresores. Los editores financiaban la producción de una impresión y coordinaban el trabajo de los otros tres socios. El artista proporcionaba un dibujo separado por cada color. Después todos se pegaban en los bloques de madera y el negativo o áreas negras se cortaban, destruyendo el dibujo original en el proceso. Una vez que todos los bloques para una impresión estaban cortados se iniciaba la impresión. Para ello se usaban a base de agua y mezclas que requerían gran habilidad y velocidad por parte de los impresores. Sólo después de que todos los colores se imprimían el artista podía ver el diseño por completo.
1
Trabajando dentro de una tradición cambiante, multitudes de artistas japoneses diseñaron excelentes impresiones de bloques de madera; varios hicieron importantes contribuciones al género. Okumura Masanobu (1686-1764) fue de los primeros artistas que cambiaron los grabados coloreados a mano de un solo color por las impresiones a dos colores; él experimentó con la impresión en relieve, tintas poco comunes, y la aplicación de polvo de oro y plata espolvoreado en la tinta que contenía pegamento. Después de apreciar los grabados holandeses, en 1740 Masanobu experimentó con la perspectiva lineal en vez de la isométrica comúnmente encontrada en el arte japonés. En 1765, Suzuki Harunobu (ca. 17251770) introdujo impresiones a todo color a partir de numerosos bloques, cada uno impreso en un color diferente. Los contemporáneos de Kitagawa Utamaro (ca. 1753-1806) lo reconocieron como artista sin rival en la realización de retratos de bellas mujeres; se le considera el poeta supremo de la impresión japonesa. Su devoción por la observación de la naturaleza resultó en impresiones de insectos, aves, flores y mujeres que poseían una gran belleza y sensibilidad. Las imágenes de las bellezas más reconocidas de Edo fueron identificadas por su nombre. En contraste con los estereotipos repetitivos de la belleza convencional Utamaro transportaba los sentimientos subjetivos del sujeto, los cuales percibía observando con cuidado sus expresiones físicas, gestos y estados de ánimo. Sus fondos en un tono cálido de color amarillo o café enfatizaban la delicada piel de tono más ligero. En 1804, Utamaro fue encarcelado por tres días, y después forzado a usar esposas durante 50 días por haber hecho impresiones que representaban a la esposa y concubinas del depuesto dictador militar Toyotomi Hideyoshi. Esto aplastó su espíritu y su trabajo declinó; dos años después de esta tortura Utamaro murió a la edad de 53 años. El más reconocido y prolífico artista del periodo ukiyo-e fue Katsushika Hokusai (1760-1849), quien produjo un estimado de 35.000 trabajos durante siete décadas de continua creación artística. En sus años de adolescente Hokusai trabajó en una librería circulante y fue aprendiz de un grabador de bloques de madera antes de cambiar al dibujo y pintura. A la edad de 19 años publicó sus primeras impresiones de actores Kabuki. El trabajo de Hokusai abarcó la proyección de los temas de ukiyo-e: impresiones de álbumes, escenas de obras literarias, eventos históricos, ilustraciones para novelas, series de paisajes incluyendo vistas de ríos, montañas, cascadas y puentes; estudios de la naturaleza de flores, aves, conchas y peces; pinturas en seda, libros de bocetos e impresiones por encargo privadas para ocasiones especiales, llamadas surimono. Sus libros de modelos para artistas amateurs fueron muy populares, como lo fueron sus caricaturas de ocupaciones, costumbres y comportamiento social. La ilustración de libros fue una forma muy importante del arte popular. Hokusai, al igual que la mayoría de los artistas ukiyo-e, inició su carrera ilustrando lomos amarillos, novelas cortas llamadas así por el color de sus cubiertas, luego lo dejó y se dedicó a hacer ilustraciones para los principales novelistas de moda. Desde los 20 años hasta que murió, Hokusai ilustró más de 270 títulos, entre ellos varios libros de su propio arte en las que se incluye Hokusai Gashiki (Estilo de dibujo Hokusai, 1819) y Hokusai Soga (Dibujos burdos de Hokusai, 1820). Ambos fueron producidos en blanco y negro y en tres colores. Las ilustraciones del libro japonés desarrollaron un extraordinario sentimiento por el ritmo cinético del libro, usando escala, densidad, textura y acción dramática para lograr una secuencia dinámica de imágenes. Las impresiones policromáticas de una sola hoja se consideran la cumbre del arte ukiyo-e. Hokusai, quien se llamó a sí mismo “el viejo enloquecido con la pintura”,
2
produjo numerosas series de impresiones. Ya entrado en los 70 años de edad diseñó las series Treinta y seis vistas del Monte Fuji. El Monte Fuji ocupa un lugar especial en Japón; los antiguos japoneses fueron adoradores del Sol y este volcán de 3.776 metros 12.000 pies de altura es el primero en tomar los rayos del Sol naciente al amanecer. Las impresiones del Monte Fuji de Hokusai llevaron a la impresión del paisaje japonés a un alto nivel de expresión a través de la grandeza de su representación de las formas naturales. Ellas representan las apariencias externas de la naturaleza e interpretan simbólicamente las fuerzas de energía vital encontradas en el mar, el viento y las nubes. Los artistas de grabados de madera japoneses siguieron la extraña costumbre de adoptar y disponer de nombres a su capricho, inclusive adoptaban el nombre de otro artista admirado. En el arte japonés se puede encontrar que un nombre fue usado por numerosos artistas como Hokusai, por ejemplo, cambió su nombre primario más o menos cada década, y por lo que usó cerca de 50 nombres durante toda su vida. Ando Hiroshige (1797-1858), un rival de Hokusai, fue el último gran maestro de los grabados en madera japonés. Su brillante composición espacial y su habilidad para capturar los momentos transitorios del paisaje, inspiraron a los expresionistas europeos. En la serie Fifty- Three Stages of the Tokaido (Cincuenta y tres etapas del Tokaido), Hiroshige ilustró las 53 estaciones de paso a lo largo del Eastern Sea Road desde Edo a Kyoto, capturando las variaciones sutiles de luz, atmósfera y temporada. No solamente observaba y capturaba el esplendor poético de la naturaleza sino que lo relacionaba con las vidas de la gente ordinaria. Esto se puede observar en las brillantes composiciones espaciales de la serie Famous Places in Edo: A Hundred Views (Lugares famosos en Edo: cien vistas). La muerte de Hiroshige durante una epidemia de cólera en 1858 se tomó como amenaza de choque entre las culturas europeas y asiática que ocasionaría una influencia importante en el arte y diseño occidental. Los tratados resultantes de las expediciones navales de la American Commodore Matthew C. Perry a Japón, que empezaron en 1853, condujeron al colapso de las políticas de aislamiento tradicional de Japón y a la apertura del comercio con el oeste. Una revolución a mediados del siglo XIX derrocó al último sogún en 1867 y restauró el poder supremo al emperador Meiji al año siguiente. Los líderes japoneses comenzaron a construir una nación moderna con similitudes económicas y militares con las naciones occidentales. Se desarrolló un gobierno constitucional centralizado, industrialización y un fuerte ejército. La manía del occidente de finales del siglo por todas las cosas de origen japonés se llama Japonisme. Los artefactos japoneses llegaban a raudales a Europa y varios libros sobre arte y ornamentación japonesa fueron publicados durante la década de 1880. Los practicantes de ukiyo-e en Japón eran considerados nada más que artesanos; sin embargo, cautivaron a los artistas europeos, quienes se inspiraron en el dibujo de líneas caligráficas, en la abstracción y simplificación de las apariencias naturales, los colores pasteles y siluetas, el uso no convencional de formas negras fuertes y modelos decorativos. Los sujetos a menudo se convierten en símbolos emblemáticos, reducidos a interpretaciones gráficas que transportan su esencia. Los entornos de paisajes e interiores con frecuencia se presentaron como impresiones sugestivas en vez de como representaciones detalladas. Con demasiada frecuencia, el estilo ukiyo-e ha sido venerado por su fuerza catalítica en el arte occidental en vez de por sus principales logros independientes en la ilustración gráfica y diseño.
3
* Texto extraído del libro: Meggs, Philip B. Historia del diseño gráfico. México: McGraw-Hill, 2000.
4
View more...
Comments