La Espiritualidad y La Religión Se Complementan

 

La espiritualidad y la religión se complementan, pero no se confunden. La espiritualidad existe desde que el ser humano irrumpe en la naturaleza, hace más de 200.000 años. Las religiones son recientes, no pasan de 8.000 años de existencia.

Espiritualidad y Religión  Carlos Alberto Libânio Christo  *

La religión es la institucionalización de la espiritualidad, así como la familia lo es del amor. Hay relaciones amorosas que no son familia. Del mismo modo, hay quien cultiva su espiritualidad sin identificarse con una religión. Hay inclusive, espiritualidades institucionalizadas que no son religión, como en el caso del d el Budismo, una filosofía de vida.

Las religiones, en principio, deberían ser fuentes y expresiones de la espiritualidad. No siempre ocurre eso. Generalmente, la religión se presenta como un catálogo de reglas, creencias y prohibiciones; sin embargo la espiritualidad es libre y creativa. En la religión predomina la voz exterior de la autoridad religiosa. En la espiritualidad, la voz interior, o el “toque divino”. La religión es una institución; la espiritualidad una vivencia. En la religión hay disputas de poder, jerarquía, excomun exco munion iones es y acusac acusacion iones es de herejí herejía. a. En la espiri espiritua tualid lidad ad predom predomina ina la dispos disposici ición ón de servic servicio, io, la tolerancia hacia las creencias (o la increencia), la sabiduría de no transformar lo diferente en divergente. La religión culpabiliza; la espiritualidad induce a aprender con el error. La religión amenaza; la espiritualidad da fuerza y coraje. La religión refuerza el miedo; la espiritualidad, la confianza. La religión provee de respues res puestas tas;; la espiri espiritua tualid lidad ad suscit suscitaa pregunt preguntas. as. Las religion religiones es son causa causa de divisi divisiones ones y guerras guerras;; las espiritualidades, de aproximación y respeto. En la religión se cree; en la espiritualidad, se vivencia. La religión nutre el ego, pues una se considera mejor que la otra; la espiritualidad trasciende el ego y valoriza todas las religiones que promueven la vida y el bien. La religi religión ón produce produce devoció devoción; n; la espiri espiritua tualid lidad, ad, medit meditaci ación. ón. La rel religi igión ón promet prometee la vida vida eterna eterna;; la espiritualidad la anticipa. En la religión, Dios, muchas veces es sólo un concepto; en la espiritualidad, una experiencia inefable. Hay fieles que hacen de su religión un fin, y se dedican de cuerpo y alma a ella. Sin embargo, toda religión, como sugiere la etimología de la palabra (religar), es un medio para amar al prójimo, la naturaleza y a Dios. Una religión que no suscita amor, compasión, cuidado del medio ambiente y alegría, sólo sirve para ser  desechada. Es como flor de plástico, linda, pero sin vida. Hay que tener cuidado para no tirar al niño con el agua de la bañera. El desafío es disminuir la distancia entre religión y espiritualidad, y estar prevenido para no abrazar una religión vacía de espiritualidad, tampoco una espiritualidad solipsista, indiferente a las religiones.

 

 Hay que hacer de las religiones fuentes de espiritualidad, de práctica del amor y de la justicia, de compasión y servicio. Jesús es el ejemplo de quien rompe con la religión esclerotizada de su tiempo, vivencia y anuncia una nueva espiritualidad, alimentada en la vida comunitaria, centrada en la actitud  amorosa, en la intimidad con Dios, en la justicia con los pobres, en el perdón. De esa espiritualidad, resultó el cristianismo.

Hay teólogos que defienden que el cristianismo debería ser un movimiento de seguidores de Jesús, y no una religi religión ón tan jerarq jerarquiz uizada, ada, y cuya estruc estructur turaa de poder poder consume consume una parte parte consid considera erable ble de su energí energíaa espiritual. El fiel que practica todos los ritos de su religión, acata los mandamientos y paga los diezmos, en la medida en que es intolerante con aquellos que no piensan o no creen como él, puede ser un óptimo religioso, pero carece de espiritualidad. Es como una familia desprovista de amor. El apóstol Pablo, describe magistralmente lo que es la espiritualidad en el capítulo 13 de la primera Carta a los Corintios. Jesús la ejemplifica en la parábola del Buen Samaritano (Lucas 10, 25-37), y hace una crítica mordaz a la religión en Mateo 23. La espiritualidad debería ser la puerta de entrada de las religiones. Antes de pertenecer a una iglesia o a una determinada deter minada confesión confesión religiosa, religiosa, lo mejor, mejor, es ofrecer al interesado interesado la experiencia experiencia de Dios, que consiste consiste en abrirse al Misterio, Misterio, aprender a orar y meditar, penetrar en el sentido sentido de los textos sagrados

(Traducción del Portugués: Héctor Rodríguez Moreno) *Frei Betto es autor del libro Un hombre llamado Jesús (Rocco) entre otros. Algunas de sus últimas declaraciones:

“ Lula me invitó a trabajar con los más pobres de los pobres, los hambrientos (es decir, con cerca de 45 millones de personas). [...] Pero después de dos años hubo un cambio en el programa: lo que era un  programa emancipatorio, con el tiempo se fue transformando en un programa electoralista. [...] Con el  tiempo se descubrió que conviene mantener a las familias en la dependencia permanente del gobierno,  porque esto conlleva más votos en las elecciones. Esa descaracterización de d e un programa emancipatorio hacia un programa asistencialista, me hizo dejar el gobierno.” gob ierno.”   “Dele a una persona una tajada de poder y sabrá quién es realmente realmente esa persona. El poder, al contrario de lo que se dice, no cambia a las personas, hace que se revelen. Es como el artista a quien faltaban pincel, tintas y tela, o el asesino que, finalmente, dispone de arma. El poder se sube a la cabeza cuando ya se encontraba destilado, en reposo, en el corazón. Como el alcohol, embriaga, y a veces, hace delirar, excita la agresividad, derrumba escrúpulos. Una vez investida de la función o cargo, título o prebenda, la  persona se cree superior y no admite que subalternos contraríen su voluntad, sus opiniones, sus ideas y sus caprichos.”