La Esfera Mágica

February 17, 2018 | Author: Lagduf | Category: Psyche (Psychology), Mind, Brain, Soul, Dream
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Teorías e hipótesis de la influencia de las fuerzas psíquicas del Cosmos sobre la vida terrestre y su continuación en la...

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LA ESFERA MAGICA (Los Poderes Supernaturales)

La Esfera Mágica (Los Poderes Supernaturales) TEORIAS E HIPÓTESIS do la influencia de las fuerzas psíquicas del Cosmos sobre la vida terrestre y su continuación en las esferas del Universo Investigaciones, evidencias y procedimientos espirituales que acreditan su existencia

1 5 d e N o v ie m b r e 1 14 9

B u e n o s A ir e s 1964

PREFACIO

Q u e d a h e d i ó e l d e p ó s it » q u e m a r c a l a l e y 1 1 .7 2 8

© b y E D IT O R IA L C A Y M I Im p r e s o e n l a A r g e n t i n a



B u e n o s A ir e s 1964 P r in t e d in A r g e n t in a

Al acelerado paso del siglo xx en asombrosos descubrimien­ tos, inventos y experimentos científicos, mecánicos e industria­ les acompaña un notable impulso hacia el interés en fenómenos que los cinco sentidos humanos apenas conciben envueltos en densas nubes, pero no son capaces de explicarlos lógicamente. Nos referimos a los fenómenos psicofisiológicos, metafísicos, del ocultismo y esplritualismo, magnetismo personal, transmisión del pensamiento, etc. Pocos lustros ha, todos estos temas se consideraron más bien como anatemas, emanaciones y aberraciones de cerebros humanos torcidos o insanos, pero desde que de ellos se ocu­ paron más intensamente eminencias de la vida espiritual, cien­ tífica y literaria, la opinión pública ha cambiado sensiblemen­ te; se admite que hay en todo esto una base real y ya no se condena como algo ilógico este complejo de miles de facetas, de lo todavía no investigado con imparcialidad y seriedad, que ojos mortales no ven y los dedos no pueden palpar. No son, por cierto, sólo los hombres de nuestra época los que han “inventado" o “fantaseado” nuevos juegos cerebrales. Hay misterios del tiempo antiguo que forman la base principal de los estudios y experimentos actuales y a medida que uno se compenetra de ellos, aprendiendo el lenguaje del pasado y e1 desarrollo de las investigaciones modernas, se le presenta un mundo nuevo y va creciendo en la misma proporción su com­ prensión de este nuestro mundo de los vivos, de lo que la vista física no le puede enseñar. Parece cosa estúpida en nuestra época de ilustración, no

admitir que el hombre por sus propias aociones y deliberada cerrazón está inhibiendo, entorpeciendo sus ojos espirituales frente a las probabilidades reales de la vida; no ve, por no ha­ ber desarrollado jamás la fuerza visual de su alma íntima. El estudio de los temas metafísicos, la psicología y anato­ mía enseñan al hombre que no es aquel ser inferior e impo­ tente, compuesto de huesos, músculos y nervios, de acuerdo a lo que le dice la ciencia moderna palpable, sosteniendo que no es más que un animal de elevada clase. Las enseñanzas del es­ píritu le hacen ver que podrá ser un dios.

I

DESARROLLO DEL PODER PSIQUICO El aficionado a los estudios psíquicos, sobre todo el que ha pasado un "fenómeno”, de cualquier índole, o aquel que se sienta más o menos con aptitud de “médium", tendrá el deseo de cultivar y ampliar sus capacidades de percibir, a fin de que el fenómeno que experimenta, se le presente con mayor fuerza y claridad. Esto es fácil de conseguir, ya que todos somos más o menos psíquicos: falta únicamente el cuidar con perseveran­ cia nuestras fuerzas espirituales hasta que lleguen al más com­ pleto desarrollo. El método a seguir será variado, de acuerdo al carácter de los fenómenos deseados, sean de aspecto físico o de la escritura automática, la clarividencia, etc. Hay muchas personas que experimentan fenómenos espon­ táneos estando despiertas, o que tienen sueños notables, sin­ tiendo que significan algo, pero no saben qué. Estos aconteci­ mientos espontáneos son un indicio de que hay poder psíquico, pero también revelan una aptitud primordial para ser “mé­ dium”. Estas personas deberían, primeramente, procurar un estado de sálua física del más alto grado, de modo que se evi­ ten mermas de energía, que se mantengan sanos de cuerpo y espíritu. Que dejen de tomar estimulantes o por lo menos que los reduzcan al mínimo. Nos referimos no solamente al alcohol en todas sus formas, sino también al té y café, que excitan Jos nervios y la imaginación y producen muchas veces “manifes­ taciones” falsas que no son fenómenos psíquicos verdaderos. No debe comerse mucha carne, por el contrario, abundancia

áe fruta de toda clase; especialmente jugosa, ácida, como pe­ ras, naranjas, duraznos, ciruelas, limones, pues sus jugos ac­ cionan sobre el hígado, limpiando la sangre. La mente debe mantenerse sana y tranquila. No hay que ocuparse mucho con reflexiones y contemplaciones introspec­ tivas. Hay que aprender a vivir en el mundo exterior, y dejar a un lado el hurgar en el propio cerebro de uno, para no sufrir más tarde fracasos en lo que se haya propuesto conseguir, el reforzamiento del poder psíquico. En pocas palabras: Que se siga una vida sana, activa y al presentarse un fenómeno, no pensar en ello como aplicable a sí mismo.

nientes se pueden subsanar, ejercitando criterio razonable y pidiendo consejo a una persona ya experimentada que sabe cuándo y cuánto se debe creer en tales mensajes. Especialmen­ te de mucho valor es la ayuda y consejo de una persona ya bien entrenada, durante el período inicial de la preparación psíquica y de “médium”.

III

LA FORMACIÓN DEL CÍRCULO PERCEPTOR

n CONDICIONES PARA LA GERMINACIÓN Y EL DESARROLLO DEL PODER PSIQUICO La espera para manifestaciones no debe pasar de 20 a 30 minutos diarios, empezando con 5 a 10 minutos y alargando paulatinamente hasta el límite mencionado. Esto es muy im­ portante; el descuido de esta regla es peligroso más tarde. Supongamos ahora el caso de que se presenta una persona, dándote consejos. No debes seguirlos sin reflexionar si son bue­ nos y apropiados, es decir, usar tu propio criterio. Aunque su­ poniendo que la persona en cuestión fuera en realidad el es­ píritu que pretende ser, puede él estar equivocado, o no es él, sino otro, malicioso, que te míente para engañarte. También puede ser que tú no hayas visto espectro alguno, sino que todo ha sido producto de tu propia imaginación subconscien­ te. Esto sucede muchas veces y sin embargo, jte ha dado un sano y buen consejo! Lo que queremos subrayar, es que todos los mensajes y consejos que tú recibes, han de pasar por el tamiz de tu pro­ pio criterio. No haciendo de esto un hábito, puede suceder que los mensajes se tomen más y más insistentes, a veces fal­ sos, hasta aconsejar acciones en tu perjuicio. Estos inconve­

La apropiada formación del círculo es de suma impor­ tancia. La cantidad de personas asistentes se recomienda elegir entre 6 a 10, su edad entre 20 a 50 años todos de buena sa­ lud, proporcional entre hombres y mujeres. Se sientan alrede­ dor de una mesa, en cadena alternada, una mujer y un hom­ bre, asiendo la mano del vecino inmediato, formando con tal cadena una “batería” de fluido espiritual, los pies reposando derechos sobre el piso. El procedimiento debe principiar con una "invocación" o un rezo corto y serio, siguiendo algo de música suave y acompasada, si se quiere acompañada con cantos, de acuerdo a las indicaciones de asistentes ya experi­ mentados qu« ejercen el llamado "control”. La luz ha de ser tenue, pero de ninguna manera debe permitirse oscuridad absoluta, a no ser que, en casos aislados así se disponga. De todos modos, conviene evitar “seances” a oscuras. Recomendable es tener flores en el lugar de la reunión, pues se dice que ellas atraen especialmente a los espíritus, los que las ven —así lo han manifestado— como si fuesen “lu­ ces”, La pieza donde tiene lugar la “seance” debe ser bien ventilada (sin comentes de aire), procurando aire fresco, no viciado. Las sillas que se usan no pueden ser de las tapizadas, sino de asiento de madera o caña y la mesa sin aplicaciones de metal. En caso de que uno de los asistentes se sintiera indispues­ to, debe retirarse y no volver hasta que se haya repuesto.

De los asistentes emana pronto una corriente como mag­ netizada que torna la pieza "medíumísada", fluido que obra sobre un círculo “desarrollador”, formado aparte por asistententes ya experimentados, entre ellos el mismo “médium”. Importante papel juegan los cambios atmosféricos en la disposición y fuerza de los “médium” o sea la persona por la cual se producen las manifestaciones. Cuanto más seca la atmósfera, tanto más vigorosos resultan —por la regla— los fenómenos. Durante una tormenta se producen a veces fenó­ menos espantosos. El aire de las alturas, de menor densidad que aquel de sitios bajos, es más apropiado y por esto es muy conveniente si se elige para las sesiones una casa en sitio alto, o por lo menos alguna edificación de las modernas, de mu­ chos pisos. Se nombra por unanimidad un miemhro del círculo como dirigente, cuyas instrucciones y disposiciones deben ser aca­ tadas inmediatamente y sin la menor oposición a fin de man­ tenerse en completa armonía. Faltando ésta, no se conseguirá resultado alguno. El dirigente indicará a cada miembro su sitio, determinará el grado del alumbramiento, etc., y es él el que conversará con los espíritus cuando aparezcan. Hay que evitar cualquier forma de excitación entre la concurrencia. En caso de que un miembro del círculo presen­ tase señales de fuerza "mediumista”, se le coloca al lado inme­ diato de un “médium” con poder ya más desarrollado; de este modo queda concentrada la fuerza y enfocada sobre un solo punto. No conviene que el interesado en investigaciones psíqui­ cas trate de hacerse "médium" desde el principio; que espere con paciencia el desarrollo de su capacidad psíquica; también en éste como en cualquier otro empeño debe atenderse al lema “festina lente”. No conviene reunirse demasiadas veces; día por medio o dos veces por semana es suficiente.

IV

SÍNTOMAS DEL NACIMIENTO DEL PODER PSÍQUICO Probablemente no se notará nada especial las primeras noches de sesiones. A veces se experimenta una sensación rara de “ligereza” de la cabeza, a la par que algo de insensibilidad en los dedos, brazos y hasta en las piernas y pies. La respira­ ción se vuelve más lenta, asimismo la función dél corazón. Se nota cierta presión sobre la cabeza o en la frente, también a veces en el diafragma, es decir en el sistema denominado "solar plexus” (conjunto de arterias del sistema simpático que se encuentra en esta parte del cuerpo humano). Puntitos lu­ minosos o negros aparecen frente al individuo "influido”; oye un sonido como aquel que causan las olas en la ribera y siente como si algo se moviese en espirales dentro de la cabeza. En este momento empiezan a transpirar profusamente las manos y a veces todo el cuerpo. Estas sensaciones del advenimiento del poder de “mé­ dium" producen a veces cierto malestar o no son muy agra­ dables, pero pasado este período suele desaparecer la impre­ sión desagradable y la persona “influida” empieza a desarro­ llarse como “médium” verdadero. Poco recomendable es tratar de evocar fuerzas psíquicas una persona sola, a no ser que esté ayudada y aconsejada por otra, experimentada ya. Si puede disponer de un “gabinete" (formado p. e. con biombos) le será más fácil conseguir lo deseado. Se sienta en una silla cómoda, deja reposar el cuerpo, a manera de descanso, y se prepara a observar con suma aten­ ción las sensaciones físicas y mentales con calma, sin exagerar o dar demasiada cuerda a la imaginación. Si es p. e. que em­ pieza a sentir hormigueo en los pies o que cruje la silla, no debe de suponerse influencia espiritual, pues puede ser un efecto de causas perfectamente naturales. Después de sentir las primeras impresiones que anuncian

la llegada del poder de “médium”, la persona empieza a s®ntir por primera vez que su mente se ha vuelto susceptible «n grado sumo a influencias de toda clase, como si la hubiesen "desollado” espiritualmente y que ahora quedará expuesta a las “brisas” psíquicas que le vienen de todos lados. Puede que se ponga irritable, en-ática, que sienta depresiones de ánimo s:n comprender por qué y cómo. A veces nota como zumbidos en la cabeza, nubes vaporosas aparecen delante de sus ojos, moviéndose de un lado al otro, suben y bajan con gran irre­ gularidad. Estas nubes, antes vaporosas cual velos, se conden­ san con el tiempo hasta desarrollar formas determinadas. No conviene que el “médium” en embrión trate d« espe­ cializarse desde el principio en cualquier fase determinada de su capacidad de percibir fenómenos psíquicos. Con el incre­ mento de su poder se solucionará la cuestión por sí misma. Las “brisas” premencionadas las siente el “médium” so­ bre su cara y manos y parecen físicas y naturales. Experimenta a veces cierta “viscosidad” en cara y manos, cual si pasasen telarañas por la piel. Esta sensación de las “telarañas” es muy común y experimentada por casi todos aquellos individuos que más adelante se transforman en “médiums”. Muy frecuente es que vean colores de todos los matices imaginables en frente de ellos, en formas o moldes raros e irregulares, como los muestra una mancha de tinta. De noche, al acostarse o por la mañana antes de levantarse perciben con más o menos claridad las caras de amigos o relaciones, y tam­ bién caras de desconocidos. En otros casos, en vez de fenó­ menos visibles, oyen voces y lo primero que dicen éstas, es —generalmente— el nombre del individuo que se manifiesta. Paulatinamente adquieren más intensidad y claridad, pero tales fenómenos no hay que admitirlos sino en determinados momentos, porque si se dejan producir y ensanchar cada vez, pueden ocasionar trastornos. Figuras raras y grotescas, inco­ loras o de fuertes matices, aparentemente formadas por el aire mismo, sin embargo, algo separados de la atmósfera sus con­ tornos. Algunas de estas imágenes tienen características sim­ bólicas, pero en general son poco precisas en su significado. A veces se parecen a flores, círculos y dibujos como se ven en el papel pintado, a veces imágenes horribles, espantosas, que asoman y desaparecen rápidamente.

En el momento en que manifestaciones de esta clase empiezan a desarrollar un carácter desagradable, hay que cor­ tarlas de inmediato, lo que se consigue sólo con asegurarse salud corporal absoluta y sueño sano, dormir muchas horas, es decir, suficientemente. El pensamiento debe ocuparse lo menos posible de esas manifestaciones desagradables, dedi­ cándose el individuo a acciones prácticas, materiales, que no le den tiempo —dicho vulgarmente- de romperse la cabeza, cavilando y reflexionando con respecto de aquéllos. Finalmen­ te evitará soñar despierto o ensimismarse, controlará sus accio­ nes y objetivos espirituales con la mayor severidad. AI mismo tiempo suspenderá por algún tiempo sesiones espirituales, en compañía, como en soledad y pronto desaparecerán por com­ pleto esos síntomas desagradables y contraproducentes. Evítese cuidadosamente buscar resultados con fines mate­ riales, ya que esto abre el camino a emanaciones dañinas, men­ tirosas y el médium corre el peligro de perder la capacidad que posee. Habiéndose producido manifestaciones, debe “animarse al espíritu manifestante, hablándole con toda naturalidad, como si fuese visiblemente presente, en cuerpo camal. Hay que poner a raya la imaginación y evitar la exagera­ ción, El “médium” en evolución no debe exagerar la impor­ tancia de las manifestaciones experimentadas, y aunque las cosas le parezcan rarísimas, notables e incomprensibles, no las comunique afanosamente con terceros o las discuta o inter­ prete frente a éstos. Que no se olvide que lo que a el le suce­ de, igualmente les ha sucedido a todos los "médiums” en desarrollo. Toda exageración tiende a la disminución de la fuerza naciente, se pierde la susceptibilidad adquirida para fenóme­ nos psíquicos reales, quedando remplazada por productos de la imaginación, sobreexcitada individualmente y por último se corre el peligro de perder completamente el poder psíquico.

V

VI

CONDICIONES “SINE QUA NON” PARA EJERCER EL PODER PSÍQUICO

QUE NO SE TENGA MIEDO

Ya hemos explicado que para ejecutar estos poderes es condición primordial y absoluta gozar de una salud física com­ pleta, como también de serenidad mental. Preocupaciones emociones que estorban, fatiga, cualquier expansión física aniquilan todo esfuerzo. Pureza de espíritu, comprensión sim­ pática, altruismo, equilibrio de los nervios, son necesarios absolutamente para conseguir buenos resultados. Ahora, cualquier imposición —prudente— que forma el "médium”, con tal que quede excluida cualquier tentativa de fraude, hay que consentir sin hacer objeciones por cosas de poca importancia. Debe de crearse un ambiente de plena armonía entre el círculo y el médium. No existiendo ésta, ha­ biendo discordia o animosidad, tal como expresa el poeta: "No me gusta, señor, usted, * ¿por qué será? Yo no lo sé” entonces queda aniquilado desde el principio todo resultado posible. Lo que decimos respecto al "médium" igualmente atañe a los asistentes del círculo, en cuanto se refiere a la salud física y calma espiritual.

En el mayor de los casos, el miedo es hijo de la imagina­ ción o preocupación. ¿Qué daño podrá ocasionar un fenómeno espiritual o psíquico desconocido hasta ahora? ¡Hasta en la vida física disminuye el peligro, mirándolo con serenidad y preparándose a enfrentarlo! Supóngase que nos aparece el espíritu de un amigo, de un ser querido. Ha “vivido”, a pesar de su desaparición física, dentro de nuestros recuerdos. Será un suceso “metafísico”, supernormal. ¿Qué razón de tener miedo? ¿No es más bien una razón de sentirse elevado a reencontrarle? Es un ser humano como nosotros mismos, aunque desvestido de lo palpable cor­ poral o material, pero no nos amenaza ni nos inflige perjuicio alguno. En ciertas personas ocasiona la oscuridad cierto grado de malestar, de miedo, predisposición contra la cual hay que luchar serenamente. La toalla blanca, movida por la comente de aire en una pieza oscura, en el momento que la enfrenta­ mos, la palpamos, pierde su carácter atemorizante y se vuelve nuevamente inofensiva como antes, a manera del refrán popu­ lar de las "bolsas vueltas al revés”. El miedo es contagioso y el mejor remedio está en una retirada del individuo si no consigue dominarse. Sucede algu­ nas veces que la persona teme verse “hipnotizada”. Éste es un miedo absurdo, pues de hecho no se puede hipnotizar a nadie contra su propia voluntad. * Es innegable que en la materia que nos ocupa no están •xcluidos ciertos peligros, pero ellos se pueden producir en cualquier investigación experimental, y de la capacidad e inte­ ligencia del individuo depende el evitarlos, siguiendo siempre líneas racionales y progresivas.

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VIII

LA SUBCONSCIENCIA

LA SUBCONSCIENCIA CONSERVA SUS IMPRESIONES

La misión del cerebro humano es la dirección de nuestros pensamientos y acciones tanto en la vida material como espi­ ritual con conciencia determinada de los resultados. Pero hay otra función no menos importante en lo que hacemos o pensa­ mos inconscientemente”, impulsados por inspiraciones que parecen brotando sin voluntad del individuo, de su "otro ser”, dos almas ^distintas, independiente una de la otra, o sea la conciencia y la "subconsciencia”. La primera la actuación que .razona, de las cosas reales del día; la otra, la esfera de los fenómenos psíquicos como los sueños, el visionismo, hipnotis­ mo, telepatía, etc. Según algunos investigadores científicos, el asiento de la conciencia "real” u objetiva está en el "cerebrum o sea la parte frontal del cerebro; el de la subconscien7.a’. ' cerebellum”, la parte posterior, otros no admiten tal división, con la reserva de que las emanaciones ¡aunque de niente uniforme, solamente se distinguen por el hecho de que ce unas nos damos cuenta y de otras nó. Se sabe que la función del alma "subconsciente” nos pro­ cura mayor cantidad de informes que la “consciente”. Ponga­ mos por ejemplo que a un hombre lo llevan a una habitación desconocida por él y se le hace fijar en todos los objetos qut hay adentro. Lo hacen salir en seguida y piden que enumere en detalle las cosas que ha percibido. Se recordará de diez a quince, pero si se le hipnotiza, mencionará treinta o cuarenta. Subconscientemente ha visto mucho más que conscientemente. Y la subconsciencia opera también en nuestros sueños. De esto hablaremos más tarde.

Ella no olvida nada; hechos que han desaparecido de la mente consciente, los retiene un tiempo indeterminado y los reproduce años más tarde, o de repente, en oportunidad apro­ piada. En estos casos parece como si el recuerdo llegase des­ de afuera de nuestro cerebro, sin nuestra voluntad, de “extra­ muros”. Un ejemplo lo explicará. Una persona dotada de fuer­ zas psíquicas nota la ausienria de su cartera. Se le presenta la imagen de sí mismo, yendo al lugar donde dejó la cartera, o él oye una voz que le dice que busque en tal y tal parte ¡y encuentra su cartera! Ahora puede ser que la indicación recibida haya sido hecha por un espíritu “amigo”, pero tam­ bién es probable que no sea sino acción de la subconsciencia.

IX EL DIAGRAMA PSÍQUICO La mente subconsciente parece compuesta de cierta canti­ dad de “estratos”, normalmente separados unos. de los otros por una especie de membranas psíquicas o diafragmas que son impenetrables. Este diafragma se pone de vez en cuando delgado, o sea, menos resistente y entonces la acción incons­ ciente es reforzada, nos ocurren ideas luminosas, desarrolla­ das a medias, y al concretarse son proyectadas en forma aca­ bada a la mente consciente. Por el contrario, si la parte incons­ ciente del cerebro se halla en mal estado, el resultado es ob­ sesión, histeria y hasta insania.

Se ve pues que de la modificación del diafragma psíquico depende si tenemos buenas o malas consecuencias. Siendo la mente sana, no serán sino buenas y los poderes psíquicos crecen, dando al individuo consejos favorables. Repetimos que todo es cuestión de mantenemos de acuerdo al lema: Mens sana in corpore sano. Entre otras facultades de la subconsciencia está un modo muy especial de medir y contemplar el tiempo, es decir las horas. Nos acostamos diciendo: Mañana tengo que levan­ tarme a las siete, para alcanzar el tren de las ocho menos cuarto. No hay reloj despertador y sin embargo: ¡A las siete nos levantamos!

X INFLUENCIA DE LA SUBCONSCIENCIA SOBRE EL CUERPO Muchas veces se ha producido que una persona bajo hip­ nosis haya sufrido lesiones corporales que le han sido su­ geridas, p. ej.: Un cuchillo le es colocado sobre la palma de la mano con la sugestión de que está muy caliente, quemán­ dole. Pronto aparece enrojecido el lugar del contacto, se ve on la quemadura la forma neta del cuchillo; al otro día se producen ampollas y ¡pasan varios días antes de desaparecer la lastimadura!

XI

GUIANDO LA SUBCONSCIENCIA En cierto modo se pueden dirigir las acciones de la sub­ consciencia y al mismo tiempo uno mismo se está entrenando. Una noche se siente usted en mal estado, o con una preocu­ pación, le amenaza un cierto perjuicio material o espiritual. Se acuesta y antes de conciliar el sueño, se dice a sí mismo, que se va a levantar compuesto, que todo irá bien, que encon­ trará medios de evitar el peligro, que saldrá a flote. Se su­ gestiona usted mismo, en una palabra. Las fuerzas subcons­ cientes se ponen a trabajar, como quien dice, y al levantarse se encuentra usted aliviado, con ideas lúcidas para contrarres­ tar lo que lo amenazaba ayer. Éste es un ejemplo de cómo los poderes notables de la subconsciencia se ponen en juego para ayudar al que concurre a ellos con la esperanza del auxilio. Es obvio subrayar que “milagros*’ en el directo sentido de la palabra no deben esperarse.

XII LA “CINEMATOGRAFÍA” SUBCONSCIENTE Una de las facultades más notables de la mente subcons­ ciente es la habilidad de producir retratos o fotografías men­ tales de personas distantes o imaginarias. El cerebro humano es un álbum de fotos de nuestros amigos y relaciones que vemos a cada instante con el ojo “interior'’, y no solamente de éstos, sino de personas imaginarias que hemos conocido por la lectura de novelas, libros de historia, etc. No son fo-

tos inmóviles; la vista espiritual los presenta llenos de vida y movimiento, hablan y hacen cosas, verdaderas películas de cinematógrafo sonoro.

XV

XIII

COMPROBACIÓN DE LA IDENTIDAD DE LOS ESPÍRITUS MANIFESTANTES Uno de los problemas mayores es la seguridad sobre la identidad de los espíritus que se manifiestan. Si en la vida terrestre alguien le habla por teléfono, exigiéndole algo a usted, le pedirá o que se presente personalmente o que le dé pormenores que certifiquen su identidad e igualmente pediremos pruebas fehacientes referente a su identidad al ser del mundo astral antes de aceptarlo con confianza.

XIV

MENSAJES ESPIRITUALES POR VÍA DE LA SUBCONSCIENCIA Casi sin excepción nos llegan los mensajes espirituales únicamente a través de la mente subconsciente, sobre la cual pueden ejercer influencia los espíritus, ya que les es vetada la vía de la consciente, la que debe quedar inmovilizada en el cerebro del individuo psíquico (o del médium) que recibe o sirve de vehículo para los mensajes.

BSTADO DE SALUD DE LAS PERSONAS PSÍQUICAS Y LOS MÉDIUMS La salud perfecta tanto física como espiritual es un factor importantísimo para ellos (véas» también las observaciones bajo Cap. I). En este sentido no hay diferencia entre la vida terrenal y la espiritual. El cerebro necesita, para cum­ plir con su misión, la afluencia abundante de sangre fuerte y sana y cualquier sustancia venenosa perjudica y debilita aquello, igual o en mayor grado que la estructura carnal. Para mantener y reforzar tal estado de salud es necesario hacer ejercicios corporales prudentes y adecuados y poner una atención especial en cuanto a los órganos de respiración que nos proveen de la cantidad imprescindible de oxígeno. Respírese fuerte y profundamente, pues el aire fresco y saturado de oxígeno es un manantial de fuerzas vitales insustituibles. Precédase como explicamos a continuación: Colóquese usted frente a una ventana abierta o al aire libre, quítese toda vestimenta restrictiva. Primero, exhale fuertemente, inclinando y relajando los músculos. Ponga am­ bas manos sobre el abdomen y aspire, extendiendo el abdo­ men todo lo que pueda contra la presión de las manos, pero sin expansión alguna del pecho. En una palabra, aspire con el abdomen sólo, repitiendo esto cinco o seis veces. Después coloque ambas manos sobre las costillas y siga aspirando fuer­ temente, presionando con las manos, pero sin permitir que la parte superior del pecho se expanda. Repita. Ahora van las manos sobre la parte superior del pecho, tocando muy cerca de la nuca; se aspira nuevamente con fuerza, sin dar expan­ sión ni al abdomen ni a las costillas, llenando con aire los pulmones en ese sitio. Al principio le será un poco difícil el controlar la respira­ ción así por separado, pero pronto adquirirá usted la práctica necesaria. Y ahora está usted capacitado para ejecutar la res­

piración combinada de las tres fases descritas o sea lo que se llama “respiración (completa) psíquica o triple”. No es preciso subrayar que la inhalación como la exhala­ ción han de hacerse por la nariz, con la boca cerrada. Otro factor importante, como queda dicho, consiste en ha­ cer ejercicio, especialmente de la clase que da vitalidad a los órganos situados cerca de la cintura. Muy recomendables son los siguientes ejercicios: l 9. Téngase derecho y levante los brazos verticalmente, todo lo que pueda; póngase de puntillas y estire el cuerpo como queriendo alcanzar algo que está más alto que sus manos. 29. Póngase derecho como antes, brazos en alto; inclínese hacia adelante y trate de tocar con los dedos de ambas ma­ nos el suelo, sin doblar las rodillas; levántese rápidamente. 39. Parado como antes, incline el cuerpo lateralmente to­ do lo que pueda, primero hacia la izquierda, después hacia la derecha, todo con rapidez. 49 Repita ejercicio 29, aspirando vigorosamente al mis­ mo tiempo. El propósito de este movimiento es apretar el hígado por arriba y abajo al mismo tiempo. Damos ahora unas cuantas indicaciones referentes a la ali­ mentación como sigue: l 9 Coma poca carne, lo menos posible, pues es reconoci­ do generalmente que este alimento retarda el desarrollo psíquico. 29 Coma fruta todos los días, no como plato comple­ mentario, sino como sustitución del “menú” común, fruta ácida con preferencia. 39 Beba diariamente un litro de agua cuando menos. 49 Evite estimulantes como el alcohol, café, té, etc. Además de las indicaciones precedentes se recomienda es­ pecialmente acostumbrarse al baño frío, empezando en el verano y continuando después en el invierno. Otro: No exa­ gerar en abrigarse demasiado; basta lo suficiente para conser­ var el calor corporal necesario sin imposibilitar la circulación de aire fresco, pues no solamente los pulmones son los que tienen a su cargo la respiración, sino que también la piel co­ labora.

Agreguemos ahora algunas palabras referente a la salud espiritual, de la cual ya hablamos en el Cap. I. Para conse­ guir buenos resultados psíquicos, es necesario que se man­ tenga el cerebro sano, tranquilo, sin preocupaciones y distrac­ ciones, dispuesto a recibir impresiones con imparcialidad. Si su pensamiento está con depresión, preocupado y desconcer­ tado no pueden esperarse resultados de ninguna clase. Ob­ sérvese usted a sí mismo: Pensando en cosas adversas, como ser: envidia, celos, odio, etc., notará cierta contracción físi­ ca de su cuerpo camal, mientras que sentirá algo como ex­ pansión cuando sentimientos buenos —amistad, amor, simpa­ tía, generosidad, etc.— pasan por su cerebro. Ahora, si esto sucede con los músculos del cuerpo, ¡cuánto más con los ■“músculos del alma”, puestos en movimiento al mismo tiempo! La esencia del desarrollo psíquico es entregarse, abando­ narse por completo a la influencia psíquica; sin esto es im­ posible conseguir algo.

XVI

LA CULTURA DEL ALMA Y DEL SER ÍNTIMO “Conócete a ti mismo” es una sentencia antiquísima. Antes de emprender y gobernar fuerzas externas, debe aprender el hombre a controlar las que obran en él mismo. En la vida práctica usamos herramientas variadas y a medida que nos compenetramos de su eficacia, mejor nos resulta el objeto, la obra que elaboramos. Nuestra “herramienta” más impor­ tante es el cerebro, la mente y aquel que desea tener éxito, Jebe comprender, conocer a fondo la actuación de éste, la propia naturaleza de sí mismo.

XVII EL ORBE ASTRAL Aparte de los cinco sentidos comunes del hombre existen otras facultades o sentidos, que son superfísicos, denomina­ dos “sentidos astrales”. La palabra “astral" viene del griego ‘astra ’ (que significa “astro” en castellano), y se refiere a los orbes o esferas encima de los planetas terrestres. Los senti­ dos astrales son el complemento —o contrario— de los fí­ sicos, aquéllos conectados al cuerpo astral del hombre, exac­ tamente como lo son los físicos a su cuerpo terrestre. La función de los primeros consiste en capacitar al hombre de recibir impresiones del plan astral, exactamente como los se­ gundos le permiten recibir impresiones del plan físico. Personas que han desarrollado el uso de sus sentidos astra­ les pueden recibir tales impresiones con igual claridad como las físicas, percatarse de lo que sucede en las esferas astra­ les y en otras partes del mundo, ver los acontecimientos del pasado y, en casos de desarrollo especial, penetrar en parte del futuro.

Para conseguir éxitos mentales y espirituales, debemos te­ ner, en primer lugar, una concepción clara y determinante de nuestros propósitos, para no perder energías en caminos doade se extravían. Además nuestro pensamiento ha de ser po­ sitivo y no negativo; es decir, contener confianza propia, convicción. Y finalmente, nuestras ideas o pensamientos de­ ben ser constructivos, es decir, dirigidos enérgicamente hacia el cumplimiento de lo que nos hemos propuesto. Sucede a veces que, a pesar de nuestro mejor empeño, ve­ mos entorpecida o imposibilitada la obra propuesta. Enton­ ces llegamos a pensar que ella no está “destinada” a verse cumplida; probablemente se nos ha evitado seguir algo que se hubiese probado desastroso. En estos casos nos decidimos a hacernos “llevar” por las corrientes cósmicas, aparentemente adversas, para buscar otra oportunidad más prometedora. A medida que nuestra fuerza psíquica se acentúa, más “sensibles” o receptivos nos ponemos para estas corrientes cósmicas y nos dejamos guiar en nuestra vida por un control inteligente que sobre nosotros ejercen aquéllas y nos ayudan.

XIX LAS INFLUENCIAS DE LAS CORRIENTES CÓSMICAS SOBRE EL DESARROLLO DE LA CAPACIDAD PSÍQUICA

XVIII LAS CORRIENTES CÓSMICAS

Las corrientes cósmicas son, como queda dicho, a veces a veces perjudiciales para el hombre. Aplican­ do un criterio inteligente unido con una observación intensa, pronto aprendemos a distinguirlas. Pero el estudiante no con­ seguirá el justo aprecio de ellas si no está dispuesto a ciertos sacrificios. No se puede guardar el pan, comiéndolo; quiere decir, estar absorbido por el mundo material y conseguir a la vez una perfección espiritual. Trataremos este punto más adelante y con mayor amplitud. Por lo pronto, nos limitamos a las indicaciones siguientes, -las que, atendidas con seriedad, p ro v e c h o s a s,

Existen corrientes cósmicas favorables y perjudiciales, so­ metiéndonos a su influencia aunque contra nuestra voluntad, y de esta influencia dependen nuestros éxitos y fracasos. Sin embargo, no queda excluida la probabilidad de modificar nosotros mismos dicho influjo, ya sea por mejorar éstos o con­ trarrestar aquéllos, según el grado de vigorosidad y discipli­ na de nuestra mente.

ofrecerán mucha ayuda, tanto en la vida común como en la evolución psíquica. 1) Repetimos nuevamente que se debe mantener intac­ ta la salud física, si no se corre el peligro de la extenuación y en su consecuencia el de la obsesión. 2) En cierta medida ha de conservarse el interés en las cosas de este mundo. El sentido común sea ahora, como an­ tes. claro, sin alteración. 3) Hay que cultivar sentimientos nobles, como ser: sim­ patía, armonía, altruismo. 4) Tratará de ampliar la sensibilidad por medio de ex­ perimentos psíquicos de menor grado, y, habiendo logrado resultados, aumentar la fuerza receptiva para fenómenos psí­ quicos de mayor extensión. 5) Consérvese siempre lo que llamaríamos el "escuchar la voz del alma"; por ejemplo, estando indeciso sobre qué paso debe dar, retírese usted a una habitación donde reine calma y consulte su "ser interior” sobre lo que debe hacer. AI principio recibirá contestaciones algo vagas e indistintas; pero a me­ dida que usted progresa en tal desenvolvimiento, se harán paulatinamente más claras y definidas.

nes hay una buena parte de simbolismo y nuestra lengua, re­ ferente a este capítulo, es bastante limitada. No sabemos todavía, acertadamente, la causa originaria de la capacidad mediumista. Muchas veces ésta suele ser here­ ditaria; otras veces ha sido notada en niños; pero en la ma­ yoría de los casos aparece en seres maduros. Se la retiene o durante toda la vida o por algún tiempo, desaparece de re­ pente o paulatinamente, pero puede ser recuperada en cual­ quier momento, haciendo esfuerzos perseverantes el interesado. Estamos todavía en la época de investigación sobre dicha capacidad y los fenómenos psíquicos, tratándose de fuerzas y leyes todavía ignotas, exactamente como sucede o sucedió en otras materias científicas o descubrimientos. Citaremos el ca­ so de la electricidad: Todavía no se sabe cuál es su esen­ cia real intrínseca, y éste es el caso idéntico en cuanto a los poderes psíquicos. La costumbre de la introspección (ya esbozada en el Ca­ pítulo XIX, indicación 5), ayuda enormemente al cultivo v desarrollo de las fuerzas psíquicas, como igualmente el do­ minio completo de nuestro propio ser interior, espiritual.

XXI XX

LA CULTIVACIÓN DE LOS DONES ESPIRITUALES Todas las cosas tienen su aspecto exterior e interior. Los exteriores los percibimos físicamente; los interiores sólo puede apreciarlos la mente. También las impresiones psíquicas re­ velan aspectos distintos, personales y no los puede sentir un tercero; las debe recibir él por separado, ya que es imposible trasmitirlas de una persona a otra, describiéndolas, sino de un modo imperfecto, impreciso. Por la misma razón resulta difí­ cil al psíquico explicar a una persona no iniciada el carácter de las sensaciones recibidas, pues en todas estas manifestacio­

LA HERMANDAD ESPIRITUAL DENTRO DEL UNIVERSO El incremento de nuestras fuerzas psíquicas nos hace per­ cibir que existe una hermandad universal; que no somos in­ dividuos aislados, sino que estamos en estrecho contacto con el prójimo, unidos todos en una inteligencia ilimitada dentro del grande universo espiritual. No se ven físicamente las raí­ ces que nos unen, como sucede en diferentes árboles, bajo tierra, pero existen.

XXII EL PODER DE LOS PENSAMIENTOS Y DE LA VOLICIÓN Todo pensamiento lanzado hada el universo tiene su objeto definido y cierto efecto sobre nosotros y nuestros con­ temporáneos. Pensamientos son “oosas” concretas que se pue­ den “crear”, es decir “hacer”, al igual que se constru­ ye una casa, una silla y una vez creado, no se sabe dónde terminará o cuánto tiempo durará su acción. Cuando son bue­ nos, útiles, vuelven hacia nosotros con fuerza acumulada por iguales de otras personas, a su vuelo por el espacio. Igual re­ bote sufren los pensamientos malos, de modo que es impera­ tivo no emitir sino los mejores, de elevada moral. Realizando este hecho, muchos hombres se encuentran cohibidos, miedo­ sos, pero no hay razón alguna para esto, j Exteriorícese, expré­ sese frente a otros individuos! No se avergüence por tener convicciones, pasiones; no hay nada malo en ello, sino en su abuso. La fuerza de la voluntad propia —la volición—, obedece a las mismas leyes; puede usarse en sentido bueno y malo. Todo depende de nuestra energía en el uso de nuestra vo­ luntad y su gobierno hacia el bien en vez del mal.

X XIII LA PSICOMETRÍA Literalmente significa esta palabra “medir el alma”. Pa­ ra nuestros propósitos la usamos para señalar impresiones psíquicas que recibe el médium al serle puesto en sus manos por el experimentador, un objeto cualquiera. Nada tiene que v'er esto con la “telepatía”, sino que se trata de lo siguiente:

Cada cosa u objeto tiene su influencia psíquica particular, um fluido o aura que emana y el cual percibe la persona do­ tada con suficiente capacidad sensitiva. Igualmente puede transferir el ser humano un fluido parecido a los objetos, co­ mo ser prendas que se han llevado cerca de la piel, que sue­ len retener por mucho tiempo parte de esta aura y dichas cosas se prestan para ser sometidas a la psicometría; la in­ terpretación del fluido es fácil para la persona dotada psíqui­ camente. Los objetos que se desea utilizar al efecto, han d* quedar guardados aparte y envueltos en material impermea­ ble, evitando su manipulación por terceros, pues muchas ve­ ces tienden a perder su aura o modificarla por influencia ajena. En la interpretación de las impresiones recibidas por tal conducto no debe olvidarse que éstas contienen mucho de sim­ bolismo. Por ejemplo: el médium recibe un espécimen de la formación carlxmífera; con los ojos cerrados describe: Veo pantanos, árboles, cuerpos con escamas que se parecen a co­ codrilos enormes. La persona que desea recibir o trasmitir impresiones por medio de un objeto debe preparar, es decir cultivar la sensi­ bilidad de las puntas de sus dedos. P ) Se coloca una pa­ langana conteniendo agua sobre la mesa; con los ojos cerra­ dos se ponen las manos encima de la superficie del agua, sin que las puntas de los dedos la toquen. Paulatinamente se ba­ jan hasta llegar al contacto con el líquido y se sumergen. A ver ahora si usted puede determinar en qué momento justo ha sentido el contacto. Fallará usted en los primeros ensayos, más tarde lo conseguirá. 29) Otro ensayo: Tome usted un com­ pás, ábralo un poco y toque con ambos extremos una pun­ ta del dedo. Los ojos también cerrados, trate de determinar la distancia que hay entre los dos contactos, sin mirar al com­ pás. 39) Aprenda a actuar al primer impulso, no importa que al principio haya equivocaciones. 49) Analice sus sensaciones propias lo mejor que pueda y observe lo que sienta interior­ mente. Exteriorice sus emociones a viva voz, de la mejor ma­ nera posible. En esta forma de proceder revelan las emocio­ nes muchas veces algo que de otro modo quedaría ignorado, hechos que aparentemente nada tienen que ver con el objeto sometido al experimento. Lo explicará el ejemplo siguiente:

Usted palpa un reloj y recibe un sentimiento de depresión a la par que dolores en el cuello. Diga lo que siente, expre­ sándose con claridad y se dará cuenta de la posibilidad de que el propietario del reloj se haya estrangulado en un mo­ mento de melancolía o depresión. La psicometría tiene valor práctico en la vida común, pues lo pone a usted en condiciones de juzgar el carácter de una persona, de acuerdo a las impresiones favorables o adversas que ha recibido por medio del objeto inanimado.

XXIV

EL AURA HUMANA O LUZ ASTRAL

En torno a todo ser humano —y hasta alrededor de algu­ nos objetos inanimados— hay una aureola o nimbo que queda visible bajo ciertas condiciones excepcionales. Investigaciones científicas han comprobado que hay emanaciones visibles saliendo de los cristales como también de los puntos ex­ tremos de los magnetos en forma de herradura, visibles has­ ta por personas de mediano poder psíquico, observando el objeto en un lugar oscuro. Una eminencia en asuntos quí­ mico-eléctricos ha construido un aparato compuesto por pie­ zas de vidrio, preparadas químicamente, usando a tal efecto un producto derivado de la brea, llamado "dicijanin”. El ob­ jeto que somete al experimento se coloca en una habita­ ción oscurecida a medias, delante de una cortina blanca o ne­ gra, apartado su envoltorio, pues a través de éste no se pue­ de ver el aura. El investigador dirige el aparato hacia la luz del día o sea, enfocando la ventana; después cierra los ojos, aplica los postigos y toma la habitación casi completamente a oscuras. En esta luz escasa, apenas se puede distinguir el objeto de prueba. Ahora se lo mira a través del aparato y se ve el aura. Cualquiera otra persona, con tal de tener lo ■que llamamos buena vista, puede percibir el fenómeno con

igual facilidad, y no es necesario que él, como tampoco el investigador, sea un "psíquico". Hay tres extratos o capas del aura humana, lo que ha sido comprobado también por medio del aparato descrito. La primera representa lo que llamamos el "doble etéreo" y nos aparece como una línea de color gris claro trazada en torno de todo el cuerpo, ajustándose exactamente a su forma. Ajus­ tándose alrededor de esta "línea” se extiende el "aura inte­ rior”, de unos 5 a 6 centímetros de ancho. Sus tintes varían según el estado de salud de la persona y el de su mentali­ dad y emoción en el momento de ser observado. La capa ter­ cera o sea el "aura exterior” está formada alrededor de la segunda; su ancho es mayor que ésta —de 6 a 15—, y más allá de esta extensión se torna invisible. Su ancho es mayor siendo la persona del sexo femenino. Los matices son muy variados pero no se pueden distinguir suficientemente porque los cristales del aparato están teñidos de rojo oscuro o azul. Con el propósito de entrenar la visión psíquica se observa el magneto, suspendido por un hilo de seda, primero a oscuras v después a la luz, tratando ahora de dibujar mentalmente los destellos que se han visto. Pero se necesita enfocar el objeto de manera distinta a la de la vista común, y el resultado desea­ do sólo es ailcanzable, cuando la persona concentra su voluntad enérgicamente sobre lo que desea percibir. Ensáyese cada ojo por separado y úsese sólo uno, si la fuerza de enfocar de am­ bos no son idénticos. Mejores resultados da la observación a la luz del día, pues en la pieza oscurecida se pierden muchos detalles. Hágase la prueba observando el magneto "contra luz" o sea en línea di­ recta hacia una ventana que admite la luz. Enfóquese, varian­ do la distancia hasta encontrar la mejor adaptada; mírese fir­ memente. Empezará primero en el lugar de las extremidades del magneto algo como oscilación suave del aire, después se forma una nubecita temblorosa y vaporosa, que entorpece el ver al magneto con claridad. Si usted ha percibido esta emanación, ha dado el primer poso hacia el poder visional psíquico y pronto será capaz de ver las bellas y caprichosas corrientes que juegan alrededor del cuerpo humano.

Muy variada es la estructura del aura, según el objeto o característica del individuo. La densidad de la de las flores, por ejemplo, es mucho menor que la de las cosas de más com­ pacta composición y también distinta de las del ser humano donde notamos una graduación notable de acuerdo a sus bue­ nas o malas inclinaciones, a su edad, su estado físico y sus condiciones particulares. Ja

XXV

LOS COLORES DEL AURA HUMANA O LUZ ASTRAL Cada uno de los colores o matices del aura tiene su sig­ nificado particular y revelan al observador las características de la persona o del objeto en observación, como también el significado de las escenas que presentan las manifestaciones psíquicas. Estos colores varían; no son constantes en cuanto se refiere a la misma persona, sino que cambian de acuerdo al tstado momentáneo de la salud física, de las emociones e im­ pulsos que en el momento de ser observados están moviendo a dicho individuo. Daremos ahora una reseña del significado de los principales colores observados por el “psíquico". B l a n c o : Pureza moral, espiritualidad elevada. Es siempre uh agüero bueno. Rojo: Sensualidad, apasionamiento. E s c a r l a t a : Pasiones violentas, naturaleza baja, degene­ rada, carácter porfiado, peleador. Entremediado con negro: Carácter explosivo, apto para llegar hasta el crimen, al asesi­ nato; dominio propio y razonamiento defectuoso. Rojo b r i l l a n t e o c l a r o ( r o s a ) : Afección pura, amor tierno. Rojo l a d r i l l o : Avaricia, e g o ís m o . Rojo e n c a r n a d o ( c o l o r s a n g r e ) : Rabia dominadora. Acompaña también a soldados, carniceros, asesinos; e» además presagio de una muerte repentina.

Fuerza cerebral, capacidad intelectual, altruismo. Frialdad, ausencia de pasiones, refinamien­ to, inclinación a objetivos científicos. A z u l c e l e s t e : Excitación religiosa, ideales nobles. Predo­ minando este color: Terquedad, disputador. V i o l a d o : Aspiración moral e intelectual elevada, incapa­ cidad de cometer acciones bajas o degradantes, amigo de la verdad, merecedor de confianza, poseedor de vista espiritual, altruismo. V i o l a d o p á l i d o : Amor, pasión, persistencia. V i o l a d o g r is á c e o (en nubes que envuelven las partes más densas del cuerpo físico y esparciéndose menos compactas des­ de allí): Revela el estado general de la salud de la persona. A m a r i l l o : Celos, ausencia de lealtad, persona mentirosa, inclinada a engañar. Presagio de sorpresas, acontecimientos desagradables o perjudiciales. A m a r i l l o o s c u r o : Envidia, persona sin escrúpulos, tram­ posa, asociada con gente mala. A m a r i l l o i m p u r o : Egoísmo, inteligencia baja, orgullo. A m a r i l l o c o l o r o r o , r e l u c i e n t e : Intelectualidad altísi­ ma, intuición, espiritualismo. N a r a n j a : Un grado menor de las características de ama­ rillo oro, éxito en asuntos materiales y comerciales. P a r d o : Codicia, deshonor, bigotría, fullero. P a r d o v e r d o s o , con destellos de rojo: Celos. V e r d e a z u l a d o : Simpatía, amabilidad, carácter alegre, ami­ go del placer. También presagio de éxito. V e r d e g r is á c e o y o s c u r o : Astucia, naturaleza traicionera, mentirosa. Con rayos rojos: Intento de engaño. G r i s : Persona miedosa. G r is a z u l a d o : Naturaleza pesimista, mórbida, acobardada, causante do influencia deprimente. Presagio de duelo, perjui­ cios, robo, privaciones. N e g r o : El más desfavorable de los colores. Revela instin­ tos bajos, sanguinarios y perjudiciales. Total: Agüero malísimo: Presagio de peligros y pesares. Lo mismo con destellos rojos tj pardos. Las combinaciones y modificaciones de todos estos colores y matices son ilimitadas, de modo que expresan con exactitud insuperable la más delicada graduación de carácter y las fluc­ Azul: A zul

p á l id o :

tuaciones momentáneas, hasta Jas más perecederas del senti­ miento. Los matices del aura o luz astral no solamente revelan las características del hombre carnal sino que aparecen también en tomo de los espíritus evocados.

ceos, rosados y purpúreos, y también por discos vaporosos color gris, rosa y amarillo. Combinado con enojo, nubes de un gris oscuro, tendiendo al negro, emanando rayos rojos. Un bello pensamiento devocional produce una estrella semiborrada, co­ lor azul con partes amarillas. Compasión se revela por un color violado indinado hacia el rojo, con destellos de un rosado vivo. Decepción produce una espiral vaga color azul acero con par­ tes rosadas.

XXVI EL HUEVO AURÉOLO Además de los fenómenos descritos en los Cap. XXIV y XXV, producidos por fuerzas exteriores, existen emanaciones del cuerpo humano mismo, conocido su conjunto bajo la deno­ minación “huevo auréolo", porque circundan al cuerpo como la clara del huevo a la yema, de diferentes colores que la luz astral aunque el significado de estas últimas se asimila armo­ niosamente al de la luz astral. Se cuentan siete capas que se extienden en óvalos envolventes desde la más cercana al cuerpo o sea la primera hasta la séptima, que cierra el ovalado, a saber: Compuesta de 5 fajas: Blanco, azul claro, azul profun­ do, amarillo claro, rojo oscuro. 2^ Violada azulado que pasa después a rosado. Mezclán­ dose los dos matices, ofrecen combinaciones superbas. 3* De 3 fajas: rosado, lila, naranja. 4* Ondas verdes aclaradas con amarillo, aspecto como las nubes detrás de las cuales reluce el sol. 5^ Color gris pizarra con ribetes plateados. 6* Azul celeste con bordes de oro pálido. 7^ Formación nebulosa grisácea, matizada con violado claro. Los colores no están siempre asociados al ser humano, sino que aparecen también como formaciones nebulosas, rayos o figuras parecidas a flores. Asimismo notamos que los pensa­ mientos asoman colores, por ejemplo: el miedo se descubre por aros relucientes dispuestos en forma cónica con matices grisá­

XXVII

SIMBOLISMO El simbolismo es al mismo tiempo uno de los temas más importantes como menos comprendidos del reino psíquico. Sím­ bolos son cosas (o actos), que, en manera más o menos imper­ fecta, velada, remplazan a otras, más materiales, pero dando la idea intrínseca de éstas; sus bases son la elevación sobre lo comúnmente comprensible, usando comparaciones más o menos fantásticas o poéticas y hasta endiosadas. Por lo general son sig­ nos que apelan a los cinco sentidos deü hombre, pero no ex­ presando la “cosa en sí" sino di pensamiento que forma su base. De modo que son símbolos la palabra impresa del poeta, obras de los escultores, pintores, etc. Solamente parte de los aspectos y calidades del objeto per­ cibimos mediante el uso de nuestros cinco sentidos. Vemos su cuerpo, palpamos su superficie, la nariz juzga su olor y final­ mente, el oído siente cuando hay vibraciones interesando los tímpanos. Pero no penetramos en el “interior” del objeto, hay algo de “inmaterial” que no se puede alcanzar por los cinco sentidos de que dispone el cuerpo humano, y allí entra en juego lo que llamamos simbolismo. Aplicando lo dicho a la mente del hombre, hemos de em­ pezar mencionando el hecho de que {nadie la ha “visto” con los ojos físicos! Vemos las formas exteriores del hombre, pero al querer ponernos en comunicación espiritual con otra persona,

hemos de recurrir a símbolos escritos, a gestos o a vibraciones aéreas que salen de nuestra garganta hasta el oído del “otro". Todos estos son símbolos, interpretados por un código preconcertado. Las mismas dificultades se presentan cuando un espíritu trata de comunicarse con nosotros, por vía de un médium o directamente. En general, no se puede expresar sino muy im­ perfectamente y tiene que recurrir a símbolos para expresar lo que desea comunicar. El ejemplo que sigue explicará quizás estas dificultades: . Supongamos que usted desea pedir a un indio quichua (que no sabe una palabra de castellano), que le traiga el reloj de bolsillo dejado en otra habitación. Usted toca el bolsillo del chaleco (o pantalón), donde suele llevarlo, hace como que saca de él algo, lleva el objeto imaginario al oído, imita el “tic-tac”, después sacude los hombros y mira alrededor suyo, como bus­ cando. Finalmente, señala la puerta de comunicación con aque­ lla habitación. El indio sabe qué es un "reloj” pero no conoce la palabra en castellano; pero los gestos de usted le explicarán a él su deseo. ¿Cómo se explicará un espíritu para trasmitir a usted ©1 entendimiento de que él se refiere a su reloj? Probablemente así: Toca una parte de su cuerpo con la mano y la mira, de­ seando trasmitir a usted la impresión que le duele algo. Ahora parece como si quitara algo de este lugar, dando a entender que algo le falta; contempla sus manos: están vacías y final­ mente indica la puerta aquella. El procedimiento de que se sirve es algo impreciso, nebu­ loso y se necesita cierta práctica del “psíquico” para encon­ trar la interpretación correcta del mensaje, desvistiéndolo de la parte simbólica y evitar errores, es decir, mala interpretación. Generalmente es más fácil al espíritu trasmitir impresiones a la persona psíquicamente adelantada por medio de escenas vivas, paisajes, grupos de hombres, niños, etc. Nombres, ape­ llidos —entendámonos, su trasmisión— tropiezan con dificulta­ des; sin embargo, en ciertos casos se ha conseguido, por ejem­ plo que el nombre “Bautista” se haya trasmitido por el “dibujo aéreo” de un hombre quien, con la mano en alto, está echando agua en la cabeza de otro.

Otra manera del simbolismo es, por ejemplo, la aparición de una “llave”, trasmitiendo la idea de “abrir, conseguir, resol­ ver”. Figuras raras, horribles, no significan siempre algo malo; pueden simbolizar algo muy diferente; se producen con fre­ cuencia en los sueños, ya que éstos en su mayor parte están compuestos por símbolos. Muchas veces aparecen luces y nubes vaporosas. Si son de color blanco, indican prosperidad, felicidad, sea para el experi­ mentador mismo o sus familiares y amigos. Retrocediendo y disolviéndose en la distancia, a veces significan un próximo via­ je. Manchas negras son presagio de un mal, un perjuicio que amenaza. Una “luz dentro de luz” o sea un punto luminoso en­ vuelto en luz, anuncia la presencia de un espíritu que desea co­ municarse; en este caso bátese de entrar en seguida en comu­ nicación, formulando preguntas y obsérvese si se producen o no señas de la intención de contestar, lo que revelará la inten­ sificación o disminución luminosa. •La mente subconsciente recibe asimismo mensajes en len­ guaje simbólico, ya sea por los sentidos, por telepatía o por vi­ siones, hasta por un espíritu, y los trasmite a la mente cons­ ciente a cuyo cargo queda su interpretación, la que no obedece a reglas determinadas sino que depende de la experiencia, la capacidad e inteligencia del “psíquico”.

XXVIU

EL MUNDO DE LOS ESPIRITUS La teología cristiana nos ha enseñado que, después de la muerte, pasamos, según nuestros méritos, al cielo o al infierno. La iglesia católica nos dice que existe una tercera esfera, inter­ mediaria y preparatoria, para la ascensión al cielo: el purgato­ rio, y es innegable que a este respecto se acerca ella más que otros credos a las doctrinas espiritistas. Hemos recibido informaciones sobre el mundo espiritual en forma variada. Visionarios o clarividentes han hecho "excursio­

nes espirituales" y al volver nos han contado aquello que de sus “viajes" hayan podido recordar. Citamos al efecto a Moisés, Swedenborg, San Juan, etc. Tenemos además revélaciones direc­ tas sobre el “más allá”, por los espíritus que han vuelto a nues­ tro mundo. Lo que aprendimos por las diferentes fuentes de informa­ ción es que abundan las contradicciones. ¿Qué es lo que hay que aceptar, lo que hay que rechazar? La explicación no tiene mayor dificultad. Nos dicen los es­ píritus que no son omnipotentes después de la muerte carnal, sino que llevan a la “otra vida" todo su equipaje de defectos, prejuicios y creencias. Así, por ejemplo, un espíritu que en su '/ida terrestre ha sido adepto del dogma de la reencarnación sostendrá esta convicción aún después de la muerte. Muchos espíritus nos dicen que el otro mundo está dividi­ do en varias “zonas" o “esferas”; sobre su cantidad no hay uni­ formidad en los mensajes, pero en la mayoría de los casos se indican siete; la primera empezando cerca de los límites terres­ tres, y es esta la morada de los espíritus que “no han perdido .su equipaje terrestre". A medida de su progreso espiritual pasan a las zonas más elevadas. Otros mantienen que esa división no existe de facto sino que está representada por el estado gradual de la perfección espiritual y que los seres de igual perfección se reúnen en el mismo espacio.

a la madurez —pero más rápidamente que en la tierra— y en­ tonces el'los, como los que ya la habían alcanzado anteriormen­ te, se mantienen en tales condiciones perfeccionadas. El cuerpo espiritual está compuesto de millones de células inconmensurablemente pequeñas, correspondiendo su cantidad a las de estructura carnal, cada una con su centro de energía. Vitalizadas por dichos centros se produce la acción física. Den­ tro de los mismos centros reposa algo como concentración psí­ quica con una densidad ínfima que permite al cuerpo espiritual flotar a través de la atmósfera física a manera de un globo. Según las informaciones que nos han llegado, queda man­ tenida la diferencia del sexo, siendo ésta fundamental en el sentido físico como espiritual, lo que no quiere decir que haya inferioridad alguna. Las relaciones entre ambos sexos pierden su carácter carnal, se toman espirituales. Hay amor, simpatía; los pensamientos, características, opiniones, etc., se entremez­ clan hasta formar una unión espiritual indivisible de insupera­ ble perfección, que remplaza divinamente al amor terrestre.

XXX

¿QUÉ PASA DESPUÉS DE LA MUERTE?

XXIX

EL CUERPO ESPIRITUAL Nos dicen los espíritus que revestimos en el otro mundo un cuerpo similar en su estructura al que teníamos antes de morir, pero sin los defectos que tuvo y dotado del resplandor juvenil de fuerza y pureza. Este cuerpo etéreo no conoce la fatiga y es alimentado por las fuerzas espirituales y magnéticas que lo circundan. Niños y adolescentes llegan paulatinamente

Al morir el hombre, sepárase de su parte física la espiri­ tual, y lo que pasa en este momento es uno de los más dra­ máticos sucesos, el más interesante de los problemas que hasta ahora —y quizá para siempre—queda insoluble. Un cambio de los más intensos imaginables ha tenido lugar. Vemos el hom­ bre, rebosando vida, fuerte de salud e inteligencia —en otro caso un ser débil, atacado por una enfermedad—, y en el otro momento una variación anatómica ignorada le torna en un des­ pojo, lo vuelve barro, materia básica de la creación. El momento mismo de pasar de la vida a la inexistencia no causa ningún dolor; los sufrimientos y preocupaciones son los que anteceden. Tan es así, que se ha visto a personas morir con una sonrisa llena de felicidad, de beatitud en los labios.

Es por esto que no deben abrigarse temores, pues con la sepa­ ración de las partes físicas de las espirituales, terminan dolo­ res y mortificaciones. Lo que pasa después queda, decíamos, como un problema insoluble. A modo de ilustración daremos a continuación la descripción de un visionario, uno de los fundadores del espi­ ritismo moderno. “Supongamos una muerte repentina. Los pies empiezan a ponerse fríos, rígidos. Veo encima de la cabeza del muerto, oscilando, algo como un halo magnético, de matices color oro, una emanación etérea. Continúa ahora el enfriamiento, la ema­ nación se levanta, se desparrama. El frío mortal sube, el halo sigue levantándose más y más. La persona lia dejado de respi­ rar, las pulsaciones se debilitan. La emanación empieza a alar­ garse en sentido vertical, adquiere un molde como una forma humana, la base reposando sobre la cabeza, en la cual empie­ zan a producirse pulsaciones como golpecitos interiores, suaves, que no causan dolor, algo como el vaivén de las ondas. Las facultades cerebrales siguen funcionando. La emanación está ahora más alta, unida a la cabeza por un hilíto muy fino. Aho­ ra está ascendiendo la forma vaporosa; adquiere un brillo blan­ quecino, aparecen los contornos de la cabeza, de la cara y gra­ dualmente del cuerpo completo. El hilito se rompe y el cuerpo espiritual queda libre para unirse con los moradores de la es­ fera espiritual." De un espíritu que ha “vuelto" a la tierra para dar infor­ maciones sobre su travesía por el “valle de la muerte” se ha oído lo siguiente: “Despertándome a la vida espiritual, noté que tenía ma­ nos, brazos y todos los miembros y partes del cuerpo humano. Indescriptible queda lo que sentía mi alma. Me di cuenta que poseía un cuerpo espiritual. Imaginaos mi asombro al acertar que, después de la lucha con la muerte, había llegado a ser un espíritu, nacido de nuevo, librado de las cadenas camales. Per­ cibí mis amigos que lloraban con un sentimiento mezcla de tristeza y alegría, sabiendo ahora que los podré ver y quedar en su compañía —aunque sin ser visto—; contemplé la forma Inanimada que dejaba atrás, la beldad de su mecanismo y que­ ría postrarme a los pies del autor de todo lo que vive. Sentí

que tocaban mis hombros y con indecible alegría me encontré rodeado por los seres queridos, departidos antes que yo. Sin esfuerzos propios empecé a ascender, flotando, volando por el reino de la inmensidad”.

XXXI

LA ENTRADA AL MUNDO ESPIRITUAL Al ascender al otro mundo la parte inmortal del hombre sufre algo como un choque y pasa por un período de confu­ sión, de aturdimiento, un digamos “renacimiento”, estado ex­ plicable, pues la separación del cuerpo material y del alma debe ser algo “tremendo" para la conciencia que sobrevive, especialmente en casos de muerte repentina, suicidio y de los individuos de los cuales se dice que son “duros para morir". Paulatinamente se va acostumbrando el nuevo “habitante" al “ambiente” diferente y a las condiciones cambiadas tan profundamente; la mente se pacifica y se normaliza. Parientes y amigos acuden para recibir al recién llegado, lo que le ayu­ da en el empeño de “acomodarse”.

XXXII

OCUPACIONES Y TAREAS EN EL OTRO MUNDO Hemos sabido por los mensajes recibidos, que la vida en el mundo espiritual es muy activa; el anhelo supremo es la evo­ lución, la perfección, pero en lo demás se mantiene la activi­ dad y los intereses parecidos a la vida terrestre, pero bajo con­ diciones mucho más favorables. Se lee, escribe, se hace música, se pinta; se reciben visitas de moradores de esferas más eleva­

das, lo que contribuye naturalmente mucho al más acélerado desarrollo espiritual del visitado. También se ha sabido que los espíritus viven en casas o “mansiones" parecidas a las de la tierra y que los paisajes del país espiritual sobrepasan en belleza a los que existen en la tierra. Se dice también que se usan ‘Vestimentas” de variedad en colores y hasta adornos por los que ellos tienen inclinación. Los espíritus hablan entre sí, conversan; es una forma de intercambio de pensamientos o telepatía, pero con un aspecto tan natural como por medio de la boca. Podemos formarnos una idea acertada, teniendo presente lo que sucede en nuestros sueños; en este caso el intercambio de pensamientos es pura­ mente mental y sin embargo "oímos” perfectamente las pala­ bras y frases de conversación "soñados”. No existen espíritus “malsanos” en el sentido directo de la palabra, con excepción de la esfera primera, la que está más cerca de la tierra y éstos son aquéllos que han llegado en es­ tado de degradación moral o espiritual. Allá se quedan por mu­ cho tiempo, asociados a seres en condiciones iguales, ocasionan­ do mensajes perjudiciales, hasta que les llegue el período de reformación moral y espiritual. Ventilando un acontecimiento adverso, perjudicial, dice la gente que fue obra deíl diablo o de un mal espíritu. De otro carácter son los espíritus que pueblan el mundo espiritual, que obran como los "ángeles guardianes”, que nos protegen, nos ayudan, nos dan consejos buenos, nos inculcan pensamientos nobles, critican nuestras faltas, pero no tienen interferencia en el mundo físico. Sostiénese que los espíritus tienen la facilidad de trasladar­ le de un lugar a otro con suma velocidad, “con la rapidez del pensamiento”/ como .se dice. Es fácil "imaginarse” que se está en Calcuta o en Roma, encontrándose en realidad en Porto Ale­ gre o Montevideo. Ahora, como el morador del mundo espiritual está en el punto donde se halla su mente, es fácil comprender que un viaje se hace tan rápidamente como el otro. Téngase presente la velocidad de las ondas inalámbricas, de la luz solar —más de 300.000 kilómetros por segundo— y se admitirá que también el pensamiento puede moverse con igual rapidez.

Dícese también que los espíritus pueden actuar como ellos mismos quieren y que tienen mucha más libertad que la que tenían en la tierra y que sus facultades psíquicas son también mayores que las disfrutadas en vida terrestre, que poseen los dones de previsión, de profetizar, de telepatía.

XXX III

LA INTELIGENCIA SUPREMA Los espíritus son asimismo mucho más capaces de percibir y entender el plan general del universo, que nosotros y muchos hombres que al morir renegaban la existencia de un ser, una inteligencia suprema, han confesado su error después de unirse a los moradores del otro mundo. Este ser, el creador, el diri­ gente supremo, G o d , en el más comprensivo sentido de la pala­ bra, de inteligencia suprema, fuente y donador de la sabiduría, del poder, extiende amor infinito a todas sus criaturas. ¿Lograremos “ver a Dios”? Queda todavía la gran Incóg­ nita. Los espíritus nos dicen que no llegan a contemplarle. Aseveración que está en contradicción con las enseñanzas de la religión, pero, a medida de su progreso en la percepción y comprensión, aprenden que el universo no es un caos donde reina la casualidad, sino una entidad sistemática y ordenada, gobernada por una Inteligencia suprema, infinita. El mundo espiritual es la fuente de todas las energías, aun de aquellas que tienen influencia directa sobre nuestra vida. Nuestros sueños son una de las confirmaciones de esta doctrina; durmiendo, queda pasivo, descansando nuestro cuerpo físico, mientras las energías espirituales se ocupan de cargar el cuerpo de nuevo, como se carga nuevamente una batería eléctrica.

XXXIV

LA CULTIVACIÓN DEL SENSITIVISIMO “Sensitivismo” es la capacidad de percibir o “sentir” in­ fluencias e impresiones emanadas por otra persona, objetos, inanimados y “espíritus”. A hombres de este don llamamos “psíquicos” y la cultivación de este poder es de importancia esencial para adquirir las calidades de un “médium”, o sea in­ termediario que trasmita los mensajes espirituales a otras per­ sonas. Dotados de este poder estamos también en condiciones de distinguir si esas impresiones son verídicas, originadas por fuerzas espirituales o resultados de otra fuente, falsas, revesti­ das de apariencias espirituales. La distinción entre ambas es a veces dificilísimo; todo depende de la seriedad, voluntad decidida e inquebrantable como dedicación intensa, al empe­ ño de conseguir resultados reales. Este poder es lo que generalmente se entiende bajo la de­ signación de “el sexto sentido”. Para conseguirlo hay que “entre­ narse”, tratando de percibir las vibraciones ocultas para el inep­ to, las corrientes o fluidos que se expresan por colores, las emanaciones de otras personas. Alcanzado el éxito en este empeño, se procederá al análisis de lo que se ha sentido, las emociones recibidas, e interpretarlas. Tratándose de emana­ ciones emitidas por un hombre, se examinarán: l 9, al tocar la persona en cuestión; 2
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