La Era Del Imperialismo-Harry Magdoff
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HARRY MAGDOFF ** i
la era del imperialismo política económica internacional de Estados Unidos
Traducción de
RODOLFO ARRIGORRIAGA
EDITORIAL NUESTRO TIEMPO, S. A.
Colección: Temas de Actualidad
Primera edición en español, 1969 Derechos reservados conforme a la ley @ Editorial Nuestro Tiempo, S. A.
Domicilio provisional: Cerro del Hombre 125, México 21, D. F.
Impreso y hecho en México
Printed and made in Mexico
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PRESENTACION INTRODUCCION 1. EL IMPERIALISMO, AYER Y IIOY
El ascenso de los grandes negocios La nueva batalla por las materias primas El avance del transporte oceánico y el mercado mundial El imperio y el nuevo imperialismo Imperialismo y colonias Los rasgos modernos del imperialismo La demanda de fuentes externas de materias primas Materiales estratégicos Los Estados Unidos como principal exportador de capital
2. LA4BANCA NORTEAh4ERICANA SE INTERNACIONALIZA 80 Los bancos de sucursales toman las riendas del mercado capitalista mundial Expansión exterior vía subsidiarias bancarias El dólar como divisa mundial: Nueva Yorli, banquero del mundo Los bloques monetarios romo instrumentos de ccntrol El camino de la devaluación Experiencias disímiles en materia de devaluación Los centros financieros crean su propio dinero El caso de las finanzas norteamericanas
3. LOS GASTOS MILITARES Y LA PAX AMERICANA La ayuda exterior, instrumento de control Ejecución de la línea política y militar de los EE.UU. Ayuda económica para la política de puerta abierta La ayuda extranjera y los negocios norteamericanos Ayuda exterior: la carga del hombre blanco El control a través del FMI Ayuda y endeudamiento El rezago de las exportaciones La exportación y sus límites
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4. ASPECTOS ECONOMICOS DEL IMPERIALISMO DE ESTADOS UNIDOS 199 El alcance de los comproinisos económicos en el exterior La importancia creciente de la actividad económica exterior Gastos militares y exportaciones Monopolio e inversiones exteriores
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Desde que Lenin escribió su pequeña gran obra: El imperialism o , fase superior del capitalismo, se lzan publicado, en el m u n d o entero, probablemente centenares o acaso miles de nueí!os títulos sobre el tema. Muchos, sin embargo, Izan respondido eserzcialmeizte a fines de divulgación o contribuido a esclarecer ciertos aspectos concretos de la dinámica del capitalismo ntonopolista, m á s que al propósito de ahondar en el estudio del fenómeno y de sus múltiples, complejas y siempre cambiantes formas de expresión. A consecurrzcia d e ello y de cierta tendencia a u n esquematismo demasiado simplista y divorciado de la realidad, a ueces se reiteran mecánica y aun dogmáticamente situaciones que se Izan modificado, lzan perdido importancia o incluso han dejado de estar presentes en la economía mundial. El lector comprobará con satisfacción que el presente libro no incurre e n esas fallas, sino que más bien contribuye eficazmente a superarlas a través d e u n estudio objetivo, riguroso y autorizado, que supone el empleo d e u n instrumental teórico y a la vez el conocimiento preciso y la evaluación cuidadosa de los hechos, ya que, e n última instancia, es e n la realidad donde las ciencias sociales tienen que confirmar, revisar o abandonar las hipótesis y aun las categorías conceptuales con que trabajan. Maurice Dobb Iza hecho notar lo extraño que resulta que, a diferencia de los economistas clásicos, que tanto se ocuparon e n sus estudios del mercantilismo, los economistas de hoy tiendan con frecuencia a ignorar el imperialismo o a verlo como u n fenómeno ajeno y sin importancia para la economía. E l autor de este libro, por el contrario, demuestra que el imperialismo n o es u n hecho del pasado n i tampoco u n asunto secundario sino algo vigente y funciamental, que afecta nuestra vida diaria de mil maneras y que, e n una soczedad capitalista, n o se puede escoger o rechazar puesto que es ccel m o d o de vida de tal socjed-a#. Por ello es todavía más extraño que, a u n e n los paises dependientes de América Latina,
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ciertos economistas, al parecer sólo empeñados en preservar la "kureza" de la economía, proscliban el imperialismo de su jergf y de su oficio, como si tal fenómeno no fuese una de las causas principales del atraso y el subdesarrollo. Harry Magdoff, quien esencialmente se ocupa e n este libro del imperialismo norteamericano, es u n distinguido economista. Desde hace años enseña en The New School for Social Research, de Nueva York y desde hace unos meses comparte, con Paul M . Sweezy, la responsabilidad de eo-editar Monthly Review, en esa misnza ciudad. A los editores de la versión castella?la de esta revista, que se publica e n Santiago de Chile, debemos la traducción al español 1~echa por Rodolfo Arrigorriaga, texto que aquí publicamos con ligeros cambios de forma, sobre todo de algunos giros regionales empleados en México. A ambos, editorial y autor, desearnos expresar nuestro agradecimiento.
Los ensayos que aquí se presentan fueron escritos en respuesta a las preguntas, repetidamente formuladas, durante y despuks de conferencias dictadas en varios colegios. Sorprendidos por la furia, !a irracionalidad y el horror del escalamiento de la guerra en Vietnam, muchos estudiantes comenzaron a indagar sobre las causas: ;ES la guerra una parte de un esquema mLs general y congruente de la política exterior de los Estados Unidos o es una aberración de iin grupo particular de hombres en el poder? Haciendo a iin lado los argumentos propagandísticos sobre la más elevada riloralidad y la amenaza a la seguridad nacional, ios inquisitivos estudiantes se inclinaron a buscar motivos ocultos. Quizá -pensaron algunos- había en Vietnam del Sur materias primas vitales u oportunidades excepcionales para los negocios, que podrían explicar ia intensidad y la unidad de propósitos en el temerario camino de conquista del gobierno de los Estados Unidos. Al no encontrar respuestas concisas y adecuadas en tal dirección, algunos se decidieron a intentar, en un contexto más amplio, una valoración de la situación en el Sureste de Asia. De ahí surgió la hipótesis de que la guerra de Vietnam era parte de una estrategia más general de los Estados Unidos, compuesta por varios elementos : I ) C n a campaña de los Estados Unidos para obtener el control y ejercer influencia sobre todo el Sureste de Asia, árca que contiene más de 200 millones de almas, con un territorio de un rnillón y medio de millas cuadradas. En este caso la conquista de mercados y fuentes de materias primas (tanto potencialcs como efectivas) es significativa, no sólo para los Estados LTnidos, sino también para un Japón industrializado que podría funcionar como socio menor dentro del imperio de los Estados L- idos s. 2) La decisión militar de establecer una base fuerte y digna de confianza en Vietnam del Sur, en donde podrían acumularse
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Traducida del inglCs por Horacio Zalce.
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enormes existencias de equipo y material y tener estacionado un fuerte poderío militar. ., 3 ) El uso de una base militar así, en la costa o cerca de ella y próxima a Vietnam, como una fuente de poder, no sólo para el control o influencia sobre todo el Sureste de Asia, sino también como parte de un cerco de hierro alrededor de la República Popular China y la República Democrática de Vietnam. Esto serviría, no solamente como una amenaza, sino como una área de lanzamiento en el caso de una guerra terrestre contra los países comunistas asiáticos. Este modo de pensar, analizado en contraste con la historia de la Guerra Fría, llevó a los más sofisticados a una área más amplia de investigación: ¿Debe& acaso encontrarse la causa raíz de la política de los Estados Unidos en un imperialismo moderno, en el capitalismo como un sistema expansionista? Pero aquí tropezaron otra vez. La hipótesis del imperialismo parecía entrar en conflicto con la opinión comúnmente aceptada de que las exportaciones y las inversiones en el extranjero son elementos menores en la economía global de los Estados Unid0s.l ¿Podría resolverse esta evidente contradicción? En este punto no ayudaba mucho la literatura económica existente. Es verdad quc en años recientes los economistas han estado prestando más atención a los asuntos económicos internacionales, especialmente en temas tales como la balanza de pagos, el oro, la ayuda extranjera, el comercio internacional y los problemas de los países subdesarrollados. Sin embargo, aparte de una literatura cada vez más abundante sobre los aspectos legales y que se ocupa principalmente de asuntos prácticos de los negocios, se ha dedicado muy poco estudio a la relación entre las economías doméstica e intcrnacional. Los economistas teóricos se han abstenido, por regla general, de analizar a los Estados Unidos como una potencia económica mundial, o de estudiar al país como parte del sistema capitalista mundial. No cs que debieran ignorarse las infliiencias económicas menores. Las f~ierzaseconómicas marqinales tienen a veces un peso especial extra como puede verse, por ejemplo, en el libro de Robert Engler, T h e Politics of Oil (New York, 1967). Los efectos económicos que son marginales a toda la economía, pueden revestir una gran importancia para ciertas corporaciones gigantes. Por consiguiente, pueden tener una influencia exorbitante en la política pública a seguir, a causa de la conc~ntraciónde poder económico y político en manos de estas corporaciones.
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C n notable ejemplo de cómo se circunviene este punto lo proporciona la magna obra de John Kenneth Galbraith, The New I~ldustrialState. En ella Galbraith intenta, en forma atrevida, hollar terreno virgen, y no se muestra inhibido por la ortodoxia aceptada para llegar a nuevas generalizaciones teóricas. Puesto que el eje de su análisis es el concepto de una economía norteamericana dominada por gigantescas corporaciones, enfatiza una y otra vez su influcncia estratégica sobre los asuntos económicos y políticos, así como la imperiosa necesidad de esas corporaciones, para su propia sryuridad y protección, de controlar sus fuentes de aprovisionamiento de materias primas y sus mercados y sin embargo, de la lectura del libro de Galbraith uno no sabría nunca que estas corporaciones ticnen algún interés económico extraiijero a pesar del lieclio. demostrado clocumeritalmente más adelante, de que las fuentes estranjeras de materias primas, así como los mercados extranjeros para sus productos, son un componente significativo, y en rreciii-iiento, de las actividades mercantiles de las corporaciones gigantes. No tan sólo se ignora este aspecto en el tratamiento quc de las corporaciones hace Galbraitli, sino que le deja ignorado también en su examen de las relaciones entre los intereses corporativos y la política militar extranjera. En el caso de esta última. ,. pone Gnfasis en e1o de los gastos militares en PI crecimiento y la s e v i l a w n d --e s firmas. h r o no se en&entra una sola palabra acerca de la participación extranjera de las corporaciones gigantrs -aun cuando la armazón teórica de Galbraitli, construida alrededor de los imperativos de control de las corporaciones solxr matcrias primas y mercados, está pidiendo gritos tal anrílisis. Las repetidas pre~untasde los estudiantes acerca de lo anormal de una economía "aislacionista" y una política extranjera internacional agresiva revelaba la ausencia de tales pesquisas de parte de los eruditos ortodoxos o aun de los críticos sociales liberales y radicales. Fue tanta la siqnificacibn de las pre,guntas planteadas como este kacío ilustrado lo que estimuló los estudios que aquí se publican. C n a invitación para leer iin trabajo sobre el imperialismo ante la segunda Conferencia de Escritores Socialistas que tuvo lugar en Nueva York en septiembre de 1966 proporcionó la oportunidad para presentar en público los primeros resultados de la búsqueda de una respuesta a esta cuestión (una versión revisada de
LA E R A DEL IMPERIALISMO este trabajo, publicado en el número de noviembre de 1966 de la Monthly Review, es la que aparece aquí como Capítulo 5). La tarea primaria era reunir y valorar suficientes hechos para poner a prueba la suposición casi universal de que las actividades económicas extranjeras son un elemento pequeño y aun insiynificante en los intereses comerciales de los Estados Unidos. ;Qu6 es lo que estos hechos muestran? L a respuesta, a mi modo de ver, no es nada ambigua: los supuestos prevalecientes son falsos. La cuestión crucial de este asunto es un fracaso general en el reconocimiento de todo el impacto de las inversiones extranjeras: comprender que si bien la exportación de capital bajo la forma de inversión directa -en minas, pozos petroleros e industria manufacturera- es mucho menor que las exportaciones en un año dado cualquiera, el efecto acumulativo del flujo anual de inversión involucra valores económicos que superan con mucho a las expcrtaciones. Cuando, como es la costumbre, toma uno en cuenta solarnente las cantidades anuales de exportación de mercancías y de capitales, puede subestimarse el efecto de la acumulación de las inversiones extranjeras. Las exportaciones de mercancías, a diferencia de las exportaciones dc capital, representan tan solo un flujo: los hombres de negocios tratan de mantener e incrementar este flujo del rendimiento de las plantas ubicadas en los Estados Unidos. El flujo tiene que ser renovado cada año: la corriente al extranjero del año anterior pertenece al pasado; deben encontrarse nueyas ventas para el producto de este año. inversiones que se mueven en el extranjero, en cambio, van construyendo un acervo de inversiones. Una inversión en fábricas y equipo en el extranjero permanece en el extranjero por siempre jamás. a menos de que, eventualmente, la empresa entera sea vendida, confiscada o, como en el caso de los minerales, hasta que se hayan agotado, por último, los recursos naturales. Pero en tanto que la inversión de una empresa exista en el extranjero y haya mercado para sus productos, la inversión se autoperpetúa. Los precios de los productos vendidos incluyen, además de las ganancias y los costos de la mano de obra y la materia prima, la depreciación del capital ( o depleción de las reservas). En esta forma se generan fondos continuamente, no sólo para obtener ganancias "eternas", sino también reemplazos "eternos" de equipo usado y/o la explotación de nuevas fuentes minerales. Y por supuesto que cada
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nueva inversión que fluye al extranjero se añade al stock "permanente de inversiones? Una simple ilustración aritmética puede ayudarnos a explicar este punto. Supongamos que las corporaciones estadounidenses invierten 5 000 millones de dólares anualmente en el extranjero. Supongamos, asimismo, que por cada 5 000 millones de dólares invertidos sea razonable esperar 10 000 de producto ( o sea 2 dólares de producto manufacturado cada año por 1 dólar de inversión inicial en plantas y equipo). Entonces obtcndríarrios los sigiiicn:cs resultados :
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Flujo anual Existencia acumu- Rendimiento anual de capital inlada de capital en resultante del uso del equipo de ~ ' e r t i d oen el el extranjero al extranjero fin de año capital (Miles de millones de dólares)
En esta forma la inversión del primer año determinaría una existencia de $5 000 millones, de los cuales se obtienen, para la venta, $10 000 en productos. En el segundo año, el flujo adicional de 5 000 millones habrá de añadirse a la inversión del año anterior. Tenemos ahora una existencia acumulada de $10 000 millones. Esto es en fábricas y equipo, con los que pueden producirse $20 000 millones de nuevos productos anualmente. Para el décimo año la existencia acumulada alcanza una inversión de $50 000, con lo que la producción anual disponible para el mercado llega a los. . . . . $100 000 millones. Aquí podemos ver que si habla uno de la cantidad relativamente pequeña de inversiones que fluye cada año al extranjero, se le está escapando el significado pleno del impacto acumulado de tal actividad en la inversión. De esto se desprende que si se ve solamente el volumen anual de mercancías y de exportaciones de capital, no se hace caso del impacto total de los negocios norteame-
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ricanos en el extranjero. Supongamos que el flujo anual de las exportaciones de los Estados Unidos asciende a $25 000 millones, y compárese esto con los resultados de 10 años de inversión extranjera a la tasa anual de $5 000 millones, como se mostró en nuestro ejemplo: la cifra anual de las operaciones extranjeras resultantes de las existencias de inversión acumulada asciende a $100 000 millones, o sea cuatro veces más que las exportaciones. Este modo de considerar a los negocios de los Estados Unidos en el extranjero añade una nueva dimensión al grado de extensión del compromiso económico del país en el exterior, y suministra el marco para el examen, en los párrafos siguientes, de la magnitud de las ventas al extranjero, de las inversiones y del flujo de las ganancias que provienen de estas inversiones. Pero nuestro interés no radica solamente en la magnitud de los compromisos económicos en el extranjero; es necesario también inquirir qué tan importantes son estas actividades para la economía doméstica. Si pensamos en términos de una razón aritmética, veremos que hasta aquí hemos estado discutiendo tan solo el numerador. iY qué usamos como denominador? De nuevo nos encontramos aquí con un error muy difundido en el modo comúnmente aceptado de pensar acerca de estos asuntos. Una manera habitual para medir la importancia de las cuestiones económicas es comparar las variables por examinar con el Producto il'acional Bruto (PNB). Si un segmento particular de la economía se eleva hasta representar una gran proporción del PNB, se deduce ipso facto, que es importante. Y al contrario, si su proporción frente al PNB es baja, el renglón particular que se está comparando es habitualmente considerado entonces como no importante. La debilidad de este tipo de prueba estadística radica en que no establece diferencia alguna entre los sectores estratégicos y los no estratégicos de la economía, entre las variables dependientes y las independientes, entre las actividades que crean un pioducto exccdente y aquellas que se dedican a utilizar ese excedente. (Para comprender este asunto el lector debiera consultar El Capital AJOnopolista de Paul A. Baran y Paul M. Slveezy.)" Baste hacer notar aquí que el procedimiento que se siguió fue estrechar la base para evaluar la importancia relativa de la actividad econónlica en el extranjero, de manera que esta última se correlacionara con los
* Publicado en Nueva York en 1964 y traducido recientemente en M é xico por Siglo XXI.
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sectores comparables de la economía doméstica. Además de esto se puso particular empeño en algunos sectores estratégicos tales como las industrias de bienes de capital, que son los elementos más volátiles dentro del ciclo de los negocios. El análisis que ha resultado de los datos disponibles ha demostrado que existe un estrecho paralelismo entre la agresiva política extranjera de los Estados Unidos, dirigida al control (directo o indirecto) de tan grande porción del globo como sea posible, por --una parte, y la enérgica política expansionista de los negocios norteamericanos, por la otra. Por supuesto que la demostración del paralelismo de ambos cursos no prueba que lo uno sea la causa de lo otro. Lo que si sugiere cs que simplemente es erróneo suponer que la economía de los Estados Unidos sea "aislacionista" y de esto se desprende que debe de introducirse la expansión de los asuntos económicos internacionales de los Estados Unidos como un elemento muy importante en cualquier hipótesis que intente explicar lo que está ocurriendo hoy en el mundo. A fin de entender mejor las principales tendencias en el pasado y las potenciales para el futuro, necesitamos seleccionar las más importantes influencias entre la multitud de variables. Sin einbaigo, el intento de llegar a una fórmula simple, de causa única, muy frecuentemente hace el papel de una camisa de fuerza para el avance del conocimiento. En el caso del imperialismo tenernos, en un extremo, a los teóricos que buscan un imponderable universal en la naturale7a del hombre, o una fornia de atavismo social para explicar el fenómeno como una fuerza continua y constante en la historia. Es así que tenemos a un historiador económico tan competente como el profesor David S. Landes que da la siquiente explicación : Me parece que uno tiene que ver al imperialismo como una respuesta múltiple a una oportunidad común que consiste simplemente en una disparidad de poder. Siempre y en clondequiera que tal disparidad ha existido, los pueblos y los grupos se han mostrado listos para sacar ventaja de ella. Se ve con pesar que está en la naturaleza de la bestia humana el explotar a los otros -o salvar sus al~nas,o "civilizarlas", según el caso.2 "Dad Iournal
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S. Landes, "The Nature of Ecoilomic Imperialism", en The Economic History, diciembre dc 1961, p. 510.
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Esta interpretación, correcta o incorrecta, supone un nivel tan elevado de abstracción que no contribuye en nada a la comprensión de las diferencias históricas entre los tipos y propósitos de la agresión y la expansión. Es irrelevante en absoluto, por ejemplo, para explicar la expansión histórica de la sociedad capitalista hasta convertirse en un sistema mundial o por qué esta expansión va asociada a una creciente disparidad de poder entre unas cuantas naciones que son excepcionalmente ricas y muchas naciones que son continuamente pobres. En el otro extremo del espectro de la sobresimplificación está la fórmula del imperialismo económico "puro". L a búsqueda de motivos económicos sin adulteración para las decisiones de política exterior seniirá como una útil hipótesis en un gran número de casos. Pero fracasará si espera uno encontrarla para todos y cada uno de los actos de las líneas de conducta política y militar. Una razón de peso por la cual no funciona una hipótesis tan burda es sencillameilte que las líneas de conducta militares y políticas no se basan en reglas estrictas de contabilidad de costos. La corporación tiene la necesidad de ponderar cada gasto de sus fondos contra la posibilidad de recuperarlos y de obtener la utilidad deseada dentro de un plazo razonable. Los gobiernos, por otra parte, no están restringidos por el mismo tipo de consideracioees presupuestales: pueden fijar impuestos, imprimir billetes y elevar la deuda pública. Por supuesto hay límites hasta para estos gastos, pero ellos se derivan de los recursos de toda la economía, y no de los de una corporación dada, o aun de un grupo de corporaciones. La racionalidad de los gastos del gobierno no tiene ninguna semejanza con la rígida ponderación de costos contra utilidades, aun cuando algunos gobiernos quisieran aparecer como que así lo hicieran. Un gobierno puede gastar miles de millones (con ingresos obtenidos de la población toda) para dominar a un país productor de plátano aun cuando el control que de ello resulte proteja utilidades por millones para tan solo una o dos corporaciones. Pero la realidad del imperialismo va mucho más allá del interés inmediato de este o aquel inversionista: el propósito subyacente es nada menos que el de mantener abierto tanto como sea posible del mundo para el comercio y la inversión de las gigantescas corporaciones multinacionales. Donde hay intereses que compiten en7 tre las empresas comerciales de diferentes países, la meta de la política de cada gobierno es continuar extendiendo su influencia I
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en el extranjero. La dimensión del control variará, desde la ocupación militar a las técnicas informales de las "esferas de influencia", dependiendo de las circunstancias y del criterio de los dirigentes políticos y militares en cuanto a lo que sea más realista bajo las circunstancias existentes. Cuando se tomen en consideración todos estos factores se vera que los intentos para explicar acciones aisladas en términos de "teneduría de libros" carecen de sentido. Los países latinoamericanos pequeños que producen utilidades relativamente escasas son importantes para la política general de los Estados Unidos porque es importante el control sobre toda la América Latina. Dentro de este contexto el control y la influencia son necesarios, no solamente para impedir la expropiación del capital norteamericano y para inmunizar al país contra la revolución social, sino hasta porque su voto en la ONU o la OEA es importante para el plan general de dominación de los Estados Unidos. Entendidos en estos términos, la muerte y la destrucción en Vietnam y el gasto de enormes sumas de dinero no son cotejados, por quienes dirigen la política norteamericana, con las oportunidades de provechosos negocios en Vietnam; se les pondera, m6s bien, según el criterio de los dirigentes militares y políticos de acuerdo a lo que se necesita controlar e influir en Asia, y especialmente en el Sureste, a fin de conservar toda el Ares dentro del sistema imperialista en general y dentro de la esfera de influencia de los Estados Unidos en particular. v El mismo modo de pensar que aborda el conccpto del imperialismo ecoiiómico en el sentido restringido de una hoja de balance confina tambitn habitualmente el término al control (directo o indirecto) sobre un país subdesarrollado por una potencia industrial. / Una limitación tal ignora el rasgo esencial del nuevo iinperialisnio que surge a fines del siglo diecinueve: la lucha competitiva entre las naciones industriales por las posiciones de dominio con respecto al mercado mundial y a las fuentes de materias primas La diferencia estructural que distingue al nuevo imperialismo del \iejo es el reemplazo de una economía en la que compiten m~icliasfirmas por otra en la que compite un pufiado de corpo- -' raciones sigantes en cada industria. MAS aún, durante este período el avance en la tecnología del transporte y las comunicaciones y el reto que lanzaron a Inglaterra las nuevas naciones industriales aportó dos rasgos adicionales a la escena imperialista: una intensificación de la lucha competitiva en la arena mundial y la ma-
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duración de un sistema capitalista verdaderamente internacional. Bajo tales circunstancias la competencia entre los gmpos de corporaciones gigantes y sus gobiernos tiene lugar en toda la superficie del globo:lo notable de esto ocurre en un ensayo titulado "El Imperialismo Económico Vuelto a Visitar", por el profcsor Mark Blaug. Entic otras rosas cl profcsor cxponc lo que él considera ser dcvastadora del concepto d~ que la exportación de una rcf~~tación capital cs alentada por las mayores oporturiidades dc utilidad en cl cstraiijero: Lo que es aún m i s notable es que las tasas de utilidad de la inversión extranjera en rl Golio 1'6rs;co se clevan Iiaita a un 20 por ciento en contraste con el 11 por ciento en América Latina y 8 por ciento en Canadi; y sin embargo, el Golfo Pérsico atrac a mcrios de una d6cima partc de la inversión norteamcricana en el extranjero y la tasa de incremento de la inversión extranjera rn los años de la postguerra ha sido mayor cn Canadi que en las rrqiones empapadas de pct~óleodrl Rfrtlio O r i ~ n t e . ~ Aquí teiic~iio~ la iiicriialidad de las fórmulas en todo su esplcndar. .2 pesar dc las apariencias, el argumento no tiene semejanza con la rralidad c l ~ lcomportamicnto d r los negocios. El hecho de qiir las utilidades de las inversiones petroleras en el Golfo PErsico ~ ' 3 1 1tan rlrvadas difícilmente podría intrrl->retarsecoino que una unidad adicional de inversión produzca rendimiento equivalente c 1 iitilidacl. ~ Una \ r 7 quc se ha perforado una fuente dcterrninada clc pctrólco y SP ha loqrado al arrcglo mAs cfiricnte de los pozos, las oportunidades ultcriores de inversión dcseablc son muy limita-
= hlark Blaiig. "Economic Imperialism Revisited", The I'ale Rez'iew, primavera de 1961, p. 343.
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das (aparte de las inversiones destinadas a impedir que los compctidores se apoderen de las reservas de petróleo). Después de que se ha llegado a cierto punto, una inversión adicional no va a rendir la tasa de utilidades deseable. Esta limitación a la inversión ulterior es particularmente pronunciada cuando, como ocurre en la industria petrolera, hay un grado tan alto de concentración de la propiedad de las concesiones. Esta clase de consideración elemental en los negocios es aplicable en muchas situaciones. Por ejemplo, una vez que se ha construido una línea de ferrocarril, que absorbe toda la carga y tráfico de pasajeros disponibles entre dos puntos, la adición de líneas sería infructuosa, sin importar lo provechosa que pudiera ser la inversión original. Al parecer el profesor Blaug estaba más interesado en negar !a existencia del imperialismo que en tratar de entender su naturaleza. De haberse interesado en explorar el significado de los datos que citaba, se habría hecho a sí inismo preridgc, Inglaterra, 1962, vol. XI, p. 5. lo Ibid., .1, 6.
LA ERA DEL IMPERIALISMO EL AVANCE DEL TRANSPORTE OCEANICO Y EL MERCADO MUNDIAL El comercio mundial, como se observó más arriba, fue un ingrediente esencial del capitalismo incipiente y progresó a medida que maduraba el capitalismo./Pero se dio un nuevo salto adelante, consistente en la posibilidad de transportar a bajo costo el grueso de las materias primas necesarias a las nuevas industrias gigantes, gracias a la producción masiva de acero y las innovaciones técnicas incorporadas a la construcción de barcos. Llegaron los vapores fabricados con acero, equipados con cascos de acero, calderas de acero, hélices dobles y máquiilas compound -una "síntesis de las invenciones existentesm-, y pasaron a ser la forma dominante del transporte oceánico en las dos últimas décadas del siglo m . l l Los problemas planteados por las mayores presiones necesarias en los motores marinos "no se resolvicron hasta fines de la década de 1870 y principios de la de 1880, cuando las calderas y tubos de acero perfeccionados permitieron a los armadores construir barcos con motores de expansión triple que trabajaban a 150 libras de presión y más''.12 L a exigencia de transporte eficiente y barato de productos pesados a través de todo el mundo, el nuevo barco metálico que lo hizo posible y la comunicación rápida (el servicio de cable transatlántico comenzó en 1866) prepararon la escena para una revolución comercial. Esta revoIución comercial fue financiada por el crecimiento simultáneo de la banca internacional y la creación de un "solo sistema multilateral de pagos internacionales. Surgió por vez primera un mercado mundial, gobernado por precios mundiales".13 EL IMPERIO Y EL NLTEVO IMPERIALISMO Los acontecimientos descritos también contribuyeron a un aceleramiento de la industrialización en otros países aparte de Inglaterra -los Estados Unidos, Alemania, el Japón, Francia, BClgica y A. J. Youngson, op. cit. Igual que en nota 9, p. 52. 1 3 Zbid., p. 6. Como punto de referencia histórica sobre esta revolución comercial, adviértase que el Canal de Suez y el primer ferrocarril transcontinental de los Estados Unidos se inauguraron en 1869. 11
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otras. Esta industrialización se produjo bajo circunstancias en que la concentración del poder económico en grandes unidades comerciales, la movilización de grandes masas de capital para proyectos particulares, el crecimiento de las tarifas proteccionistas y una ola de militarización14 estaban dando el marco de desarrollo de lo que fue esencialmente nuevo en el imperialismo de fines del siglo XIX y del siglo xx. Por sobre todas las cosas, lo novedoso fue la extensión de los rasgos del comportamiento imperialista a la mayoría de las naciones industrializadas.15 Ya no estaba sola Gran Bretaña controlando el comercio internacional, forjando esferas de influencia comercial y conquistando una nueva colonia aquí y allá. Ahora eran las operaciones económicas y políticas de otros paises en rápido avance, que reclamaban también un sitio bajo el sol, las que ponían una nueva etiqueta a la sociedad moderna. Bajo el ímpetu de este nuevo imperialismo no quedó intacto rincón alguno del mundo: todo él fue transformado y adaptado a las necesidades de la nueva industria dominante en cada nación industrializada, y a la rivalidad entre esas naciones determinada por la presi8n de estas necesidades.
IMPERIALISMO Y COLONIAS El complejo de relaciones económicas y políticas que fue producto o forma de adaptación a estos fenómenos especialmente nuevos abarca a la era imperialista. El cambio así definido no es un cambio abrupto: fluye directamente de las bien arraigadas tenden14 "Hubo cierta disminución en el tamaño de los ejércitos durante el período de tranquilidad posterior a 1815, pero después de 1870 se observó, entre las grandes potencias, un constante incremento en el tamaño y el costo de ejércitos y armadas". Quinry Wright, A Study of War, Chicago, 1942, vol. I, p. 233. Las asignaciones per capita para defensa en los Estados Unidos, en 1880, fueron de 1,03 dólares; en 1900, de 2,53; en 1914, de 3,20. Ibid., vol. I, p. 671. Excelentes estudios históricos sobre el desarrollo de los rasgos irnperialistas en la historia norteamericana, en William Appleman Williams, The Contours of American History, Cleveland, 1961 (especialmente la sección "The Age of Corporation Capitalism: 1882-. . ) ; Walter La Feber, The New Empire, An Interpretation o f American Expansion, 1860-2898, Ithaca, Nueva York, 1963; y Thomas J. McCormick, China Market, Americds Quest for Informal Empire, 1893-1901, Chicago, 1967.
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cias inherentes a una economía capitalista. (- rasgo nuevo más importante esla~enccntracióndel poder económico en corporaciones gigantes e instituciones financieras, con la consiguiente internacionalización del capital. El afán de dominar es innato de los negocios. En el mundo de los nrgocios, los riesgos abundan. L a competencia interna y exi terna, los ripidos cambios tecnológicos, las depresiones -para no 7 , nombrar sino a unos pocos- amenazan no sólo a la tasa de ganancia sino a la propia inversión de capital. L a actividad comercial, por tanto, está siempre en la búsqueda de caminos para dominar todo su entorno, para eliminar todo el riesgo que sea posible. En una industria tras otra, la batalla por la supervivencia ha sido también una batalla por la conquista, de la cual emergieron las corporaciones gigantes mejor adaptadas al medio. Sus métodos y hábitos son el resultado de un proceso de adaptación a la batalla por la supervivencia y el crecimiento; estos métodos y hábitos han sido insertados en sus estructuras organizativas y modo de opcración como medios de garantizar y sostener la victoria. 1) El requisito primero y más obvio para garantizar la segu. ridad y el control en un mundo de recios antagonistas es ganar el control sobre la mayor cantidad posible de fuentes de materia prima, dondequiera se encuentren estas materias primas e incluidas las nuevas fuentes potenciales.16 Controlar los recursos en materias prinias cs a la vrz un ineca. nisino protector contra la presión de los competidores, y un arma ofensiva para tener a raya a los competidores no integrados. La propiedad y el control de los abastecimientos de materia prima son, por norma, un requisito esencial de la capacidad de una firma o de un Xrupo de firmas líderes para limitar la competencia nueva y controlar la producción y los precios de los productos terminados. Es más: la propia dimensión de las grandes firmas verticalmente integradas les da los recursos para explorar y desarrollar nuevas fuentes potenciales alrededor del mundo.17 La historia de
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16 Adviértase que las corporaciones norteamericanas aprendieron muy temprano la conveniencia de controlar sus propios abastecimientos de materia prima. La integración vertical, incluido el control sobre la extracción de sus propias materias primas, fue característica de las empresas gigantes en los campos del petróleo, los fertilizantes, el acero, el cobre, el papel, los explosivos y otras industrias. Véase Alfred D. Chandler, op. cit. 17 Cuando Lenin explica la transformación de la competencia en monopolio, subraya: "La concentración ha alcanzado el punto eil que es posible
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la industria petrolera es desde luego un ejemplo clásico, pero estc. principio se aplica también al aluminio, al acero, al cobre y a otras industrias. 2 ) El patrón de los negocios de manufactura de más éxito in. cluye la conquista de los mercados extranjeros. Esto es así, aun en los casos en que existe un mercado interno tan grande como en los Estados Unidos. En la industria automovilística de mercado masivo, por ejemplo, los mercados extranjeros ejercieron una importante influencia desde los días iniciales. El sexto automóvil Ford fue enviado a un distribuidor canadiense. La Ford Motor Company, en su primer año de actividad, empezó a hacer arreglos pala construir sus mercados extranjeros.ls A despecho de la altísima tasa de aumento de la población interna, y de las oportunidades disponibles en las regiones subdesarrolladas de este país, la batalla por desarrollar la exportación de manufacturas echó raíces con los primeros atisbos de madurez industrial, menos de una década después de terminar la guerra civil. En 1871 poco más del 7 por ciento de las exportaciones de los Estados Unidos se componía de manufacturas terminadas; hacia 1890 esta proporción se elevaba a casi el 12 por ciento; para 1900, a casi el 19 por ciento.lg La sucesión de depresiones posteriores a 1873 y hasta el fin del siglo produjo dos respuestas: internamente, una ola de consolidaciones y el movimiento en dirección a los grandes negocios; externamente, la lucha por asegurar mercados en el exterior, incluidos los de la Europa industriali~ada.~~ hacer una estimación aproximada de todas las fuentes de materias primas (por ejemplo, los depósitos de mineral de hierro) de un país e incluso, como veremos, de varios países o del mundo entero. No sólo se realizan tales estimaciones, sino que las fuentes mismas son capturadas por las grandes combinaciones monopólicas" (Imperialism, T h e Highest Stage of Capitalism; Nueva York, 1939, p. 25. Y más adelante: "El capital financiero no sólo se interesa por las fuentes ya conncidas de materia; primas; está interesado también en las fuentes potenciales de estas materias, porque el desarrollo técnico en la actualidad es sumamente rápido, y porque la tierra que hoy es inútil puede tornarse fértil mañana si se la trata con nuevos métodos. . . y se invierten grandes cantidades de capital.." Zbidem, p. 83. 1s Mira Wilkiiiq y Frank Ernest IIill, Anzerican Businrsr Abroad, Ford on Sir Continents, Detroit, 1964, p. 1. 19 Matthew Simon y David E. Novack, "Some Dimensions of the American Commercial Invasion of Eiirope, 187 1-1914 ; An Introductory Essay", en ]ournal of Economic History, diciembre de 1964, tabla 2. 2 0 Nótese también que "La composición de las exportaciones de manu-
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La dinámica de esta búsqueda de mercados de exportación varía de industria en industria, y tiene diferentes grados de importancia en diversas etapas de la evolución de una industria y en distintas fases del ciclo comercial. Lo que debe comprenderse en cualquier caso es la especial significación que tiene para la industria el mantener estos mercados de exportación. La generalización de Lenin sobre este punto es de lo más justa: "El crecimiento del intercambio interno y particularmente del intercambio internacional, es el rasgo distintivo característico del capitalismo. El carácter desigual y espasmódico del desarrollo de empresas individuales, de ramas individuales de la industria y de países individuales es inevitable bajo el sistema capitalista."" Los mercados extranjeros son buscados (con la ayuda y el apoyo del estado) para asegurar la tasa de crecimiento que se necesita para sostener una gran inversión de capital y para explotar las nuevas oportunidades de mercado. En este proceso, la dependencia respecto de los mercados de exportación se torna un rasgo permanente, pues estos mercados se integran con la estructura de la capacidad industrial. En un período puede que las exportaciones estén en niveles rayanos en el desastre; en otro pueden ser el mejor camino para mantener el flujo de ganancia. Pero a medida que el cumplimiento de pedidos del exterior se convierte en parte ínsita de la capacidad y los gastos generales de la firma comercial, la presión por conservar estos mercados extranjeros a largo plazo se hace más imperiosa, sobre todo cuando los competidores entran en escena.22 facturas ha venido cambiando sin cesar desde 1879 en un sentido bastante definido, alejándose de los productos de origen animal o vegetal y acercándose más a los de origen mineral. Entre las de origen mineral, la tendencia ha pasado de las mercaderías estrechamente ligadas a la producción de materias primas, como los derivados del petróleo, a los productos de metal, incluyendo maquinarias y vehículos; y dentro de estos productos de metal el vuelco se ha producido en dirección a las maquinarias y vehículos más complejos." Robert E. Lipsey, Price and Quantity Trends i n the Foreign Trade of thr United States, 1963, pp. 59-60. fl O?. cit., p. 62. 2? Es muy común pensar en la competencia y el monopolio como dos cosas totalmente opuestas. Esto es muy correcto si se piensa en definiciones de diccionario. Sin embargo, en la literatura marxista, los términos competencia y monopolio se utilizan para designar diferentes fases de la sociedad capitalista. En ninguna de estas fases hay competencia pura o monopolio puro. Por cierto que está en la verdadera esencia de la teoría del impe-
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3) &a inversión extranjera es un método especialmente eficaz para el desarrollo y la conservación de los mercados extranjeros. L a demostración histórica más clara de esto fue la exportación de capital para ferrocarriles, que estimuló al mismo tiempo la demanda de rieles, locomotoras, carros de ferrocarril y otros productos de las industrias del hierro, del acero y de la m a q ~ i n a r i a . ~ ~ Pero este método de penetrar en los mercados extranjeros asume aún mayor preeminencia en la era de la corporación gigante, en tanto se caracteriza por la intensificación de las rivalidades nacionales. El papel de la inversión extranjera en cuanto a captar y explotar fuentes de materias primas es evidente. Más lo es, sin embargo, la necesidad de la inversión extranjera de resistir la competencia, o de asegurarse la prioridad en los mercados, en los paises donde también existen corporaciones gigantes competidoras. Las corporaciones gigantes extranjeras pueden emplear alternativamente su propio peso para controlar sus mercados internos o sus mercados de preferencia -tales como los de las colonias, dependencia o "esferas de influencia". Pueden también usar su fuerza política para establecer tarifas protectoras y otras barreras comerciales contra los extranjeros. Por estas razones, la capacidad cle competir en otros países y de ejercer el tipo de control de mercado que exigen las corporaciones gigantes requiere un programa de inversiones extranjeras. La competencia entre corporaciones gigantes se resuelve ya en arreglos de cartelización, ya en la invasión permanente de los mercados, unas por las otras, por el camino de la inversión extranjera. .. Más aún, este procedimiento se torna especialmente viable en la era de los grandes negocios, gracias a las enormes masas de capital de que disponen las grandes corporaciones, originadas en sus propias ganancias, o lo que pueden movilizar en cooperación con instituciones financieras. Las apuntadas razones del impulso cobrado por la inversión extranjera en la era del imperialismo están lejos de agotar la lista. Hay rialismo reconocer que existe la competencia aún dentro de la fase monopólica. La competencia es entre gigantes de la misma industria (dentro y fuera de la nación) y entre las industrias (por ejemplo, acero vs. aluminio y vs. plásticos). 23 Así, por ejemplo, todo el material de hierro para los ferrocarriles de la India se importó de Inglaterra. Aún en los Estados Unidos, que poesía una industria del hierro en expansión, se importaron rieles de Inglaterra. Los amos del hierro de Gales del Sur percibieron parte del precio de este hierro en forma de títulos de las empresas ferroviarias.
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L A ERA DEL IMPERIALISMO que contar también la atractiva posibilidad de aumentar las tasas de ganancias aprovechando la ventaja de los menores costos de la mano de obra en el exterior. Obsérvese, por ejemplo, cómo el Chase Manhattan Bank desliza información sobre los niveles de salarios de Corea del Sur en su informe sobre la conveniencia de invertir en ese país: De hecho, el impulso principal del crecimiento económico de Corea proviene de la determinación y el empuje de sus hombres de negocios y funcionarios. Los norteamericanos comentan la destreza y aptitud de los trabajadores coreanos, disponibles a tarifas salariales de un promedio de 65 centavos de dólar por día en textiles, y de 88 centavos por día e n electrónica. Estas características humanas producen resultados incl~striales.~~ Por atraciivos que sean los costos bajos, ellos no constituyen necesariamente el incentivo central de la inversión extranjera. No son más que uno de los factores influyentes. Mucho más importantes como acicates son el desarrollo de recursos de materias primas, el crear demanda de exportaciones y el aprovechar la ventaja de situaciones de "n~onopolio". Esto último se d a por las ventajas de costos de que yozsn los grandes nesocios: patentes cxclusivas, tecnología superior o demanda de mercados preferenciales cstimulada por el establecimiento de marcas popularizadas mediante la promoción de ventas. Finalmente, la inversión extranjera es resultado de la presión para desarrollar el comercio en mercados protcgidos por vallas arancelarias o preferencias comerciales. (La inversión de los Estados Unidos en Canadá, por ejemplo, es un mktodo apropiado para participar del comercio dentro del Imperio Británico). La difundida noción de que la teoría del imperi?lismo debe relacionarse fundamentalmente con la inversión en países subdesarrollados rs lisa y llanamente incorrecta. El hecho es que las oportunidades de inversión lucrativa en tales países están limitadas por las propias condiciones impuestas por las operaciones del imperialismo. La demanda de mercado restringida y el atraso industrial son productos de las estructuras económicas y sociales desequili24 Korea, Determined Strides Forward, Chase Manhattan Bank, mayo de 1967, p. 3.
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bradas que tienen relación directa con la transformación de estos países en abastecedores de materias primas y alimentos para los centros metropolitanos. Nuestro propósito aquí no es analizar exhaustivamente todos los factores presentes en la inversión extranjera. Es más bien sugerir que hay razones evidentes que explican el surgimiento de la inversión extranjera en la era del imperialismo, como consecuencia de las oportunidades y presiones que acompañan el ascenso de lo; grandes negocios. Este no es impulsado por la malicia del hombre de negocios sino por el funcionamiento propio y normal de los negocios en las condiciones que encaran. Las características de inversiones deben ser examinadas en su contexto histórico, a 1 luz de las situaciones reales que afrontan las firmas antes que en los términos más usuales de una a la presión del capital ex~edente.?~ 4) La búsqueda de oportunidad de inversión exterior y de control sobre mercados extranjeros coloca en un nuevo e intenso nivel la actil-idad política en relación con los asuntos económicos. El ú1timo cuarto del siglo x ~ x presencia la difusión de las tarifas protectoras.'Wtros medios políticos -amenazas, guerras, ocupación colonia!-- son ayudas valiosas para allanar el camino al ejercicio de una influencia política apropiada en un país extranjero con miras
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2" Véase 11!13 crítica de la abstracción "excedcnte de capital" y sugerencias útiles para u n análisis más correcto de los fenómenos actuales en Paul .\. Baran 7 P a ~ M. l Sweezy, "Notes on the Tlieory of Imperialism" en Problems of Econo~nic Dynamics and Planning, E s ~ a y s in Honour M i c h a ~ l Knlecki. Oxford, 1963, reproducid., e n Monthly Rez.in?cl. i-nrzo de 1966. Es tina de las ironías m i s llamativas dc rstos tiempcs que la ola de proteccionismo haya seguido los pasos de l a adopción generalizada del patrón oro internacional. "La crisis agraria y la Gran Depresión de 187386 habían destruido la confianza en la auto-curación de la economía. D e allí en adelante sólo sería posible hacer funcionar las instituciones típlc2S-de la economía de mercado acompañándolas de medidas proteccionistas, sobre todo porque desde fines de la década de 1870 y comienzos de la de 1880 las naciones se mostraban cada vez más como unidades organizadas sumamente vulnerables a las dislocaciones implícitas en cualquier ajuste brusco a las necesidades del comercio exterior o e n materia de divisas. El vehículo supremo de la expansión de la cconomía de mercado, el patrón oro, iba, por lo tanto, acompañado habitualmente por la introducciGn simultánea de las políticas proteccionistas típicas de la época, tales como la legislación social y los aranceles de aduana." Karl Polanyi, T h c Great Transformation, Boston, 1937, p. 214.
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- a obtener posiciones comerciales privilegiadas, a lograr la adjudi-
cación de derechos y de propiedad minera, a eliminar obstáculos al comercio exterior y la inversión, a abrir las puertas a los bancos extranjeros y otras instituciones financieras que facilitan la irrupción y la ocupación económica. El grado y el tipo de los métodos políticos naturalmente varían. En territorios remotos y débiles es conveniente la ocupación colonial. En circunstancias algo diferentes, el soborno de funcionarios y los préstamos (vía bancos o instituciones estatales) pueden resultar apropiado^.^^ Entre los países más avanzados, se forman alianzas y grupos de interés. El resultado de este proceso es una nueva red de relaciones eco-. nómicas y políticas internacionales. La red misma cambia de fisonomía y de énfasis a través del tiempo como resultado de guerras, formas as tamdepresiones y tasas distintas de i n d u s t r i a l i ~ a c i ó n . ~ ~ bién varían: colonias, semicolonias, "una variedad de formas de países dependientes, países que oficialmente son indepedientes en lo político, pero que en rigor están sujetos en la red de la dependencia financiera y dipl~mática",'~y socios grandes y 27 Véase documentación y análisis en George W. F. Hallagarten, Imperialismus V o r 1914, Munich, 1963; y Herbert Feis, Europe the CVorld's Bunker, 1870-1914, Nueva York, 1965. zS Sobre la cuestión de la dcsigualdad en la tasa de desarrollo: "Así, Gran Bretaña estuvo con respecto a la mayoría de las regiones de Europa, alrededor de 1850, en una situación muy similar a la que ocuparon Europa y los Estados Unidos con respecto a Oriente y América del S u r inedio siglo después." L. H. Jenks, T h e Migration of British Capital to 1875, Nueva York, 1927, pp. 187-188. *9 Lenin, o p . cit., p. 85. Es de hacer notar que Lenin rechaza específicamente la definición propuesta por Karl Kautsky, que limita el imperialismo a la adquisición de colonias proveedoras de materias primas: es decir, a la tentativa de los países capitalistas industrializados de controlar y anexarse regiones agrarias. Lenin rebate este punto sobre la base de las condiciones existentes antes y durante la primera guerra mundial: "El rasgo característico del imperialismo es precisamente que trata de anexarse no sólo regiones agrícolas, sino también regiones altamente industrializadas (el apetito alemán por Bélgica, el apetito francés por Lorena), y ello porque: 1 ) el heclio de que el inundo ya está dividido obliga a aquéllos que aspiran a una nueva división a lanzarse sobre cualquier clase de territorio; y porque: 2) un rasgo escncial del imperialismo es la rivalidad entre un conjunto de grandes potencias que compiten por la hegemonía, es decir, por la conquista de territorio, no tanto para su propio y directo beneficio como para debilitar al adversario y socavar S I L hegemonía. (Rél-
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chicos entre las potencias imperialistas. El asunto importante lo constituyen los diferentes grados -de dependencia dentro de una economía internacional, economía internacional que está en continuo fermento como resultado de las batallas que libran las corporaciones gigantes en la escena mundial y las opcraciones de estas corporaciones en combinación con sus gobiernos respectivos para mantener el control y la dominación sobre las naciones más débiles. La supersimplificación que identifica al imperialismo con el colonialismo puro y simple no guarda relación con la teoría de Lenin ni con los hechos del caso. Igualmente falaz es la versión de la teoría leninista que dice que el imperialismo es en esencia la necesidad de los países avanzados dc deshacerse de un superávit que los ahoga, y que este superávit es eliminado a través de inversiones productivas en las colonias. L a etapa del imperialismo, como hemos tratado de mostrar, es mucho más compleja de lo que puede explicarse mediante una fórmula simple. La puja por las colonias no sólo es económica sino que involucra también consideraciones políticas y militares en un mundo de potencias imperialistas compe'tidoras. De la misma manera, las presiones que impulsan la inversión extranjera son más numerosas y específicas que la simple exportación de capital a los países atrasados. No hay explicación sencilla para todas las variantes de los cambios económicos y políticos reales, ni sirve de nada buscar una. El especial valor de la teoría de Lenin es el poner de relieve todas las palancas básicas que han movido las relacione económicas internacionales. Estas palancas son las que se vinculan con la nueva etapa del monopolio y con los métodos esenciales que el monopolio aplica para alcanzar, donde y cuando quiera sea posible, la dominación y el control de las fuentes de abastecimiento y de los mercados. El hecho de que éstas sigan siendo aun las palancas esenciales explica por qué la teoría conserva su vigencia. Pero la fórmula particular en que operan estos factores y se adaptan a condiciones nuevas requiere un reexamen continuo.
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gica es necesaria para Alemania principalmente como base de operaciones contra Inglaterra; Inglaterra necesita a Bagdad como base de operaciones contra Alemania, etc.)" Zbídem, pp. 91-92.
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LOS RASGOS MODERNOS DEL IMPERIALISMO El imperialismo de hoy tiene varios rasgos inconfundiblemente nuevos. Estos son, en nuestro concepto: 1 ) el cambio del énfasis central de la rivalidad cn el modelado del mundo a la lucha por impedir la contracción del sistema impeiialista; 2 ) el nuevo rol de los Estados Unidos como organizador y líder del sistema imperialista mundial; y 3 ) el surgimiento de una tecnología cuyo carácter es internacional. 1) L a _ R g o h c i ó n Rusa marca el comienzo de la nueva fase. A a s dc la segunda guerra mundial los rasgos principales e r a n l a rxpansióri -.-- del -imperialisnio hasta cubrir el globo. y los conflictor cnts-pQicnW;ia_p-or la redistribución de territorio y esferas de influencia. Dé-s de la Revolución Rusa se introdujo un nuevo elemento en 1% k c h a 50-mpetitiva: eJ impulso de reconquistar la parte delmundo que se había desligado del sistema imperialistay la necesidad de jmpedir . que otros abandonaran la red del imperiarismo. G n el fin de la segunda guerra mundial, la expansión de'la parte socialista del mundo y la disolución de la mayor parte del sistema colonial intensificaron la urgencia de salvar todo lo que fuera posible de la red imperialista y reconquistar los territorios perdidos. L--. a conquista, en este contexto, asume formas diferentes de acuerdo c o n í s circunstancias: militares y políticas, tanto como económicas. Si bien las potencias imperialista~no abandonaron alegre ni fácilmente las colonias, los propósitos centrales del colonialismo había_go alcanzados con anterioridad a la flamante independencia~olt-a: las colonias habían quedado entrelazadas con los mercados capitalistas mundiales; sus recursos, economías y sociedades habían sido adaptados a las necesidades de los centros mctropolitanos. La tarea actual del in~prrialismoha pasado a ser la de conservar todos los beneficios económicos y financieros de estas ex colonias que sea posible. Y esto desde luego significa la conservación de la dependencia económica y financiera de estos países respecto de los centros metropolitanos. Ni en el periodo inmediatamente posterior a la Revolución Rusa ni en nuestros propios días el objetivo de extender y / o defender las fronteras del imperialismo significa la eliminación de las rivalidades entre potencias imperialistas. Sin embargo, desde el fin de la segunda guerra mundial este objetivo central ha dominado --e-m
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E L IMPERIALISAIO, A Y E R Y HOY la escena por la creciente amenaza que se cierne sobre el sistema imperialista y por la mayor unidad entre las potencias, impuesta por la hegemonía de los Estados Unidos3"
2) Hasta el final de la segunda guerra mundial las operaciones políticas y militares dentro del sistema imperialista mundial fueron desarrolladas según el tradicional método del alineamiento en bloques: los intereses competitivos en un bloque fueron reprimidos temporalniente en beneficio de la ofensa o defensa conjunta contra otro bloque. La composición de estos bloques varió a través del tiempo al igual que las ventajas tricticas que se buscaban. Desde 19-15 el nuevo fenómeno es la asunción, por parte de los Estados Unidos, del lidera~gosobre la totalidad del sistema imperialista. Como resultado de la maduración de sus fuerzas económica y militar y de la destrucción inflingida a los rivales por la guerra, los Estados Unidos tuvieron en sus manos la capacidad y la oportunidad para organizar y conducir la red imperialista de nuestro tiempo. La organización del sistema imperialista de postguerra se operó S r m~diaciónde las agencias internacionales establecidas haciaej final de la guerra: las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Fondo lioiletario Internacional, en cada una de las cuales, y por diversa razones, los Estados Unidos tuvieron la ocasión de ejercer el rol conductor. El sistema se consolidó merced a las actividades de la UNRRA, el Plan Marshall y los diversos programas d e ayuda económica y militar financiados y controlados desde Washington. La nueva perspectiva de la conducción norteainericana fue descrita indirectamente por el Secretario de Estado Dean Rusk, cuando llamó la atcnción hacia el hecho de que los Estados Unidos son "criticados no por sacrificar nuestros intereses nacionales en aras de 30 Kos referimos aquí, naturalmente, a la tendencia dominante La tentstita d r Francia de libirarse de los estrechos vínciilos con el sistema internacional nortramericano c,s un ijrinplo Otro iiés dcl derrocamiento del primer ministro Mossadegh dirigido por la '21.1. Antes cle ~ I I CAlossadegh nacionalizara la Anglo-Iranian Cornpaiiy, dc propiedad britáiiica, las firiilas riortcamcricanas no habían podido invadir cstc santuario dc los británicos. Tras c.1 derrocamiento, cinco ernpresa? :iortcamc.ricanas -Standard of I l e ~ rJersrz, Socony, Standard of C:alifornia, Tcsaco y Gulfobtuvieron el 40 por cicnto de los intereses petroleros anteriormente poseídos por la Anglo-Iranian. Para mayores detalles scil~reesto. véase el ca?ítillo 8, "The Bleridinc of Public aild Private 2
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3) cLa nueva tecnología, inipulsada por la guerra, cs dc Anlbito mucho más internacional que la antigua, y por lo tanto tiene implicaciones especiales para el funcionamiento actual y futuro del imperialismo. El aspecto más obvio es el de la tecnología del espacio. La gran cantidad de estaciones "espaciales" manejadas alrededor del globo por tkcnicos de los Estados Unidos es uno de los rasgos de carácter internacional. Otro es el rol preeminente de los Estados Unidos en materia de satélites d r comunicaciones, mediante los cuales no sólo Life, el Reader's Digrst, Tinze, las películas de Hollywood y las publicaciones de la 'Agencia de Información de los Estados Unidos llegan a todas partes, sino que también se dispone en forma instantánea de la televisión norteamericana; todos ellos medios útiles para alcanzar una unidad "culturalyyque refleje el liderazgo de los Estados Unidos sobre todo el sistema imperialista. Junto con esto han aparecido también acuerdos de tipo legal, como lo destacó el secretario Rusk: "Y para iniciar el establecimiento de un sistema global único de comunicaciones por satélite henios creado una novedosa institución internacional en que una corporación privada norteamericana comparte la propiedad con 45 gobierno~."~\J Por añadidura, las tecnologías de la energía atómica y de las computadoras ofrecen también rasgos internacionales especiales. La enorme inversión en investigación y desarrollo requerida para estas industrias da especial oportunidad a las corporaciones que son lo suficientemente grandes como para extenderse en escala multinacional. Sin pretender rastrear las interconexiones causales, debemos estar advertidos de la feliz cgmbinación alcanzada entre la nuera tecnología y la corporación internacional: a ) los Estados Unidos poseen empresas suficientemente grandes como para tener, o ser capaces de obtener, el capital necesario para desarrollar la tecnología apropiada y sacar ventaja de la apropiación anticipada eii otros países; b) las firmas norteamericanas son apoyadas en este liderazgo técnico por enormes asignaciones gubernamentales de €011dos para investigación y desarrollo; c) estas mismas firmas han tenido experiencia en operaciones internacionales, ya por su propia cuenta o cooperando con el gobierno de los Estados Unidos en el proceso de expansión de las diversas actividades militares y de ayuAbroad", en el mencionado libro de Englcr, from Iran", del libro de O'Connor. 34 Igual que en la nota 31, p. 700.
y el
capítulo 31, "Thc Threat
c.
LA ERA DEL IMPERIALISMO da exterior de éste alrededor del globo; d ) junto con la generosa ayuda gubernamental se perfeccionó un aparato integrado de investigación científica y desarrollo técnico en la gran corporación, uno de cuyos resultados es la considerable reducción del tiempo que media entre los avances científicos y la introducción de nuevos productos, dando así a la corporación internacional una ventaja global sobre sus rivales menores y menos poderosos; y por último, e ) los progresos tecnológicos presentes en el avión de retropropulsión han tornado más viable la administración coordinada de la corporación multinacional.
I,A DEMI\I'-D~\ DE FUENTES EXTERNAS DE RIATERI.I\S PRIMAS Uno de los rasgos del imperialismo que se mantiene incólume hasta nuestros días es el hecho de que para mantener su posición monopolista, así como la magnitud de sus ganancias, la corporación gigante depende de las fuentes extranjeras de materias primas. Lo nuevo en el imperialismo de hoy es que los Estados Unidos han pasado a ser una nación "desposeída" con respecto a una amplia gama de minerales, tanto comunes como raros. Una extraña suerte de razonamientos surge actualmente en las discusiones académicas sobre el tema debido a que los países industriales avanzados están importando materias primas por menor valor relativo, en proporción a la producción de artículos finales, que en el pasado.[Esta tendencia refleja el aumento de la eficiencia en los usos industriales de las materias primas, atribuible a : 1) mejoramiento., en tecnología y diseño; 2 ) mayor complejidad de los productos de consumo (esto es, se aplica más trabajo de manufact~ran. una cantidad dada de materias primas) ; 3 ) desarrollo de materiale., sintéticos (goma, plásticos, fibras), y 4) mejor organización en la recolección y el uso de desech0s.J Este aumento de la eficiencia en el uso de las materias primas es sin duda importante. Tiene gran influencia en la prosperidad y supervivencia de los paises subdesarrollados productores de artículos primarios. Es un aporte esencial a las diferentes tasas de crecimiento de países industrializados y no industrializados. Está presente en el aumento de la dependencia financiera de muchas economías subdesarrolladas, que se discutirá más adelante.! Pero se requiere un extraño salto en el raciocinio para concluir que el pam
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pel estratégico de las mateiias primas 11a cambiado para los países avanzados~pormás eficiencia que adquic'ra la industria cn el uso del aluminio o en la extracción de alúmina de la bauxita, no se puede hacer aluminio sin bauxita y no se puede hacer un avión sin aluminio. Y como en los Estados Unidos entre el 80 y el 90 por ciento del abastecimiento de bauxita proviene de fuentes e\tranjeras, el asequrar ese abastecimiento es de crucial importancia para la industria del aluminio, la industria aeronáutica y el poder militar del país. Otro factor que ce menciona muclias veces como tendiente a empeqiieñeccr cl problema de las materias primas está dado por los avances t6cnicos logrados en el procesamiento de minerales de baja conccntración y en el uso de materiales sustitutos (por ejemplo, plLsticos en vez de metales). Se han hecho avances técnicos siynificatikos, pero, como lo probarán los datos que ofreceremos en seguida, estos logros no han invertido la tendcncia.tCon todos los asombrosos hallazgos de los científicos y las maravillas de la clcctrónica y 13 enerqía atómica, todavía no se ha descubierto cómo hacer que los metales ordinarios se comporten, excepto dentro dc estrechos límitcs, de acuerdo con la voluntad del usuario., 2
Lo que puede ser de dram5tica trascendencia en el laboratorio o en tina planta piloto muclias veces está muy lejos de lo que se necesita en la práctica para transformar toda una industria. Los administradores de empresas pueden planificar para el futuro, pero viven en el presente. Cualquier presidente de una corporación gigante que no tratara, en forma agresiva, de adquirir concesiones extranjeras sobre materias primas porque a la larga se ha de encontrar probablemente un sustituto en el país sería, muy adecuadamente, despedido de su empleo. Prnsar cn terminos de planificación nacional (en bien del pueblo) o de anjlisis económico abstracto (en términos de curva de costos) no ayuda a comprender el impacto de los suministros extranjeros de materias primas sobre la política de las empresas y del gobierno. La cuestión se reduce a la naturaleza del control y del cornportamiento dentro de los negocios, y en la respuesta realista del gobierno a las necesidades operativas y empresarias. Así, el gran desarrollo alcanzado en la explotación y el uso del aceite de esquistos, que p e d e algún día eliminar la dependencia interna de las fuentes extranjeras, no ha disminuido ni disminuirá la rivalidad entre las firmas petroleras por adquirir cada pizca de petró-
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leo a que puedan echar mano cn tierra o mar. Las cuestiones deci5a.s n o son las necesidades sociales y del consun~idorsino loscontroles que las empresas desean asegurarse con el objeto de ad1ilíñGtrar la producción y los precios mundiales en aras de las ma---ynres ganancias. tAsí como los rasgos de cornportamiento monopólico l~iodiiccn la á ~ i d abíisq~ledade fuentes exteriores de abastecimiento, así también el paso de los Estados Unidos de la posición de nación "poseedora" a la de nación "desposeída" h a resultado en la intcnsificación de la urgencia por obtener y controlar recursos extranjeros. ;La cuestihn b's' a ica en cuanto a las industrias d r nijncrales sc refleja en el cuadro 3. Como puede veice en la última coluinna d e este cuadro, hasta la década de 1920 los Estados Cnidos eran un exportador neto de minerales; el cambio de la tendencia es postergado por la depresión, durante la cual declinó el consumo de materias primas. &a situación, empero, se invierte significativainente en los años de la guerra. Pero la nueva situación afrontada por los Estados Unidos, simultánea con su nuevo rol de organizador y líder de la red irnperialista, se revela con dramatismo en los aiíos 50, cuando en lugar de su anterior posición de expo~tador neto; cerca del 13 por ciento del consiimo interno es provisto por las importaciones. Este cambio no ocurrió por la creciente importación c!c materiales esotéricos que no pudieran hallarse en los Estados Uilidos. Por lo contrario, la razón fue el rhpido salto en las importacioiles de los materiales más comunes que tradicionalmente habían abundado en este país. Ello puede verse eii el cuadro 4, dondc ~c establece una comparación entre las importaciones netas de seis minerales comunes y la extracción interna de mtoi mismos inaterialei: la situación actual se coteja con la de los años de preguerra. Obsérvense especialmente los datos sobre mineral de hierro. Allá por los años inmediatamente anteriores a la guerra, las i~nportaciones netas de mineral de hierro ascendían a iin 3 por cirnto de los cerca de 52 millones de toneladas de mineral de llierro extraído de fuentes domésticas. En 1966, las importaciones iletas fueron iguales al 43 por ciento de los 90 millones de toneladas extraídas en el país. (Estas últimas incluyen la extracción de la taconita que hemos aprendido y decidido utilizar productivamente.) El agotamiento de las reservas internas de mineral de alta calidad ocasionó un brusco aumento de la inversihn exterior para desarro-
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llar fuentes más eficientes y ricas de mineral dc hierro en Canadá, Venezuela, Brasil y Africa. La finalidad, según se vio, no fue sólo explotar fuentes más lucrativas de abastecimiento sino plan-icar un mayor control de esta materia prima esencial como medida preventiva: cada gran productor nacional, naturalmente, trata de anticiparse a las iniciativas similares de los otros y de los productores extranjeros. CUADRO
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MINER.2LES SELECCIONADOS: IMPORTACIONES NETAS C O M O PORCENTAJE DE LA PRODUCCION DOMÉSTICA DE MINAS O DE POZOS Promedio 1937-39 (porcentajes) Mineral de hierro Cobre Plomo Cinc Bauxita Petróleo
1966 (porcentajes)
3 - 13
o 7 113 -
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Las iniportaciones netas son las importaciones menos las exportaciones. P U E K T L : 1937-39. Calculado con datos de la Oficina del Censo de los EE. UU., Statistical Abstract of the United S t a t ~ s :1939, Washington, e ibid. 1940. 1966. Calciilado con datos del Departamrnto del Interior de los EE. LTU.,Minerals Ycarbook, 1966, Washington, 1967. NOTA: Estos datos no se refieren al consunio total. Los últimos incluyen la refinación de desechos y el uso d r existencias. Este cuadro sólo representa el cambio en la dependencia de las importaciones, comparada con el uso de recursos naturales internos.
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Es cierto que en los últimos años las innovac:ones tí5cilicas han aumentado el aprovechamiento de los minerales ilacionales. Sin embargo, latendencia a confiar cada vez más en las fuentes extranjeras persiste, en parte por el desco de obtener la retribución debid a de una inversión ya hecha, en parte como medio de protección para conservar las fuentes de mineral de menor calidad como re&va, y en parte por la ventaja financiera inmediata en los casos e n que los minerales extranjeros resulten más económicos. De acuerdo con el pensamiento de los especialistas, a falta de un'nuevo progreso tecnológico que torne al mineral de hierro de muy
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baja gradación, derivado de la taconita y rocas parecidas, decididamente más barato que el mineral extranjero, el pronóstico es que nuestra industria siderúrgica seguirá dependiendo en medida creciente de fuentes extranjeras de mineral. Así se prevé que alrededor de la mitad del mineral de hierro que ha de consumirse en 1980 sci5 provista llar fucntrs extranjeras, y que para el 2000 la tasa dc importación llegará al 75 por ciento.35 La dramática reversión de la autosuficiencia de los Estados Unidos con respect6 a las materias primas fue resumida en forma sucinta en un informe de la junta directiva de la Comisión Presidencial sobre Política Económica Exterior : Esta transición de los Estados Unidos de una posición de relativa autosuficiencia a otra de creciente dependencia de fuentes extranjeras de abastecimiento constituye uno de los cambios económicos notables de nuestro tiempo. El estallido de la segunda guerra mundial marcó el punto decisivo de este cambio. Tanto desde el punto de vista de nuestro crecimiento económico a largo plazo como desde el de nuestra defensa nacional, el cambio de los Estados Unidos de una posición de exportador neto de metales y minerales a la de importador neto es de fundamental importancia en la configuración de nuestra política económica exterior. Siempre hemos padecido una dependencia casi total de las importaciones de estaño, níquel y los metales del grupo del platino. Por lo demás, nuestras necesidades de amianto, cromita, grafito, manganeso, mercurio, mica y tungsteno han sido generalmente cubiertas por la importación. Antes de la segunda guerra mundial, ésta era más o menos nuestra lista de materiales estratégicos, esto es, de sustancias minerales en las cuales nuestros requerimientos son total o principalmente satisfechos por fuentes extranjeras. En la actualidad, al contrario, los Estados Unidos sólo son plenamente autosuficientes en carbón, azufre, potasa, molibdeno y magnesio. (Subrayado nuestro) .36 3; Hans H. Landsherg, Natural Resources for U . S . Gro;ctth, Baltimore, 1964, p. 206.
36 Comisión de Política Económica Exterior, Stuff Papers P r e ~ e n t e d f a the Comission, Washington, febrero de 1954, p. 224.
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L A E R A DEL IMPERIALISMO MATERIALES ESTRATÉGICOS
El Departamento de Defensa trabaja con una lista de materiales estratégicos y críticos como guía para el programa de almacenamiento de reservas. Estos son los materiales que se supone son críticos para el potencial de guerra de este pak, y en los cuales pueden anticiparse dificultades para su abastecimiento. Sin embargo, los productos bélicos no son los únicos para los quc estos materiales son estratégicos. Muchos productos civiles que forman partc del desarrollo técnico actual dependen de los rnismos mateiiale5. (La mica, por ejemplo, aparece en esta lista. La mica es utilizada por la industria eléctricz en condensadores, teléfonos, dinamos y tostadores eléctricos.) :La dependencia de estos materiales con iesperto a la impoitación se aprecia en el cuadro 5. Para más dc la mitad de ellos, entre el 80 y el 100 por ciento del abastecimiento de este país depende de las iinportaciones. Para 52 de los 62 materiales, por lo menos el 40 por ciento del total debe, ser provisto desde el exterior. Y, de acuerdo con un informe de la Junta Asesora de Desarrollo Internacional (comisión especial creada por el Presidente en la década de 1950), las tres cuartas partes de los materiales importados incluidos e n el programa de almacenamiento proceden de las áreas subdesarrolladas. La respuesta política y inilitar ante este hecho es expuesta claramente por el titular de la Junta: ". . . es hacia estos países adonde debemos mirar para la mayor parte de cualquier aumento posible de estos abastecimientos. I,a pérdida cualquiera de estos materiales, a través de la agresión, sería equivalente a un grave revés ~ n i l i t a r " . ~ ~ El motor de retropropulsión, la tiirbfna de gas y los reactores nucleares tienen 11oy una enorme influencia sobre la demanda de materiales que sólo pueden ser obtenidos en el exterior. La naturaleza de esta nueva necesidad está explícita en el informe de l a Comisión Presidencial de Política d e Materiales: El advenimiento de la turbina de gas y de los jets para la aviación de caza, y su posible aplicación a los vuelos comerciales y m5s adelante a los automóviles, h a acentuado la necesidad de materiales que resistan las altas temperaturas y la fatiga. Una razón por la cual h a llevado tanto tiempo des3 7 Junta Asesora de Desarrollo I~iternacional, Partners itz Progress, Washington, marzo de 1951, p. 46.
EL IMPERIALISA40, AYER Y HOY CUADRO
61
5
CLASIF1C;ACION DE MATERIALES INDUSTRIALES ESTK~\TÉC.ICOS POR GR.4DO DE DEPENDENCIA DE L.4S IMPORTACIONES .
Súrnero de Aiaterzales --
---
FUENTE:
38 6 8 3 7 62 -
-
Relación entre tmportcciones y consumo (%) 80 - 100 6079 4059 2039
Menos del 20 -
Percy W. Bidwell, Rarv M a t e r i a l ~ ,Nueva Y o r k , Harper 6r Bros., 1968, p. 12.
arrollar comercialrncnte la turbina de gas cs que no 1:abía materiales que pudieran resistir el calor al rojo y al mismo tiempo absorber la fatiga de las fuer7as centrífugas generadas por 20 000 revoluciones por minuto. Como en la turbina de gas cuanto mayor es la temperatuia tanto mayor es la eficiencia, hay una urgente necesidad de metales, cerámica3 u otras sustancias que puedan operar bajo gran esfuer~opor encima de los 2 000 grados Fahrenheit. Existe también necesidad de materiales para l l e ~ a ra cabo iracciones nucleares, muchas de las cuales ocurren a elevadas temperaturas. Algunos de estos materiales deben poseer también una baja capacidad para la absorción de neutrones. Así que la necesidad de resistencia a temperaturas altas y cada xez más altas se torna uno de nueitros problcrr~asmás crítico~.~~ Lo clue esto significa piicde verse claraineiltc cuando estreclianos c1 foco sobre un producto: el motor de retropropulsión, qi:e desde qiie este informe fue preparado se ha convertido en u n medio tnn:o comercial como mi!itar de trznsporte. El cuadro 6 enu-
mera los seis materiales críticos que se necesitan para hacer un niotor de retropropulsión. Excepción hecha del molibdeno, depen'$ C!onii\ión del Prrsidente sobrc Política dc XIate~ialei, Retources for F r r r d o n ~ ,t\'ashington, junio de 1952, \o1 IV, Tlie Pror~iire of Technology, p. 1 1 .
62
LA ERA DEL IhlPERIALISMO
demos de las iinportaciones para un abastecimiento adecuado en todos estos renglones. En cuanto a tres de los materiales, la dependencia es completa. En la última columna se enumeran los principales productores actuales de cada elemento en el mundo no comiinista. Entre paréntesis, después de cada país, se da el porcentaje que su producción representa en la producción total del mundo no comunista. MATER1:ZLES CRÍTICOS USADOS EN EL MOTOR DE RETROPROPULSION
Librns d e Porcentaje d e nzatcr~nlusado la inzportnción L u g a r donde se produce en el motor jet1 e n el consumo2 este material3 Tungsteno
80-100
24
Coluinbio
10-12
1O0
Níqiiel
1,300-1,600
75
Ciolno
2,iOO-3,COO
1O0
Molil>c!riin
90- 100
Cohalto
30- 10
O
10G
Estados Unidos (30%) Corea del Sur (19%) Canadá (12%) Australia (8% ) Bolivia ( 8 % ) Portugal ( 7% ) Brasil (54%) Canadá (21%) Mozarnbique ( 18% ) Canadá (71%) Nueva CaIedonia (20% ) .Ifrira del Sur (31%) Turquía ( 19% ) Rhodesia de1 Sur (19%) Filipinas ( 18% ) Irán ( 5 % ) Estados Unidos (7956 -:) Canadá ( 1 0 % ) Chile ( 9 % ) Congo (Leop.) ( 6 0 % ) Marruecos ( 13% ) Canadá (12%) Zambia (11%)
1 Tomado de Perry I Y . Bid\\rll, Rniu Materials, Nueva York. Harper ¿k Bros., 1958, p. 12. Calculado sobre datos del Drpartamento del Interior de los Estados Unidos, Minerals Yearbook, 1966, Wasliington, 1967. 3 Principales productores del material cn el mundo no comunista. Los porcentajes entre parkntesis representan la cantidad producida por el país en 1966 como por ciento de la producción total del mundo no comunista. La fuente es la inisrna que en 2.
-
E L IMPERIALISMO, A Y E R Y HOY
63
Los hechos aquí presentados, por supuesto, no son un misterio para los empresarios ni para los planificadores gubernamentales y coordinadores de política. El Presidente Truman establcció en 1951 la Comisión de Política de Materiales, citada más ariiba, para estudiar el problema de materiales en los Estados Unidos y su relación con otros países no comunistas. El resultante informe, cinco volúmenes, fue editado con gran publicidad en medio de la guerra de Corea. El tema de las fuentes de materias primas como ingrediente de la política exterior aparece no sólo con respecto a las necesidades directas de los Estados Unidos sino también en rclación con la responsabilidad de los Estados Unidos en su función de líder del "mundo libre", de cuidar que estén seguros los abastecimientos de materias primas de Europa occidental y rl Japón. Considérese, por ejemplo, esta franca declaración del ex Picsidente Eisenhower : Una de las mayores oportunidades del Japón de aumentar su comercio reside en un sudeste asiático libre y en desarrollo. . . . L a gran necesidad de un país estj referida a las materias primas; la de otro, a los productos manufacturados. Las dos regiones se complementan notoriamente. Fortaleciendo a Vietnam y ayudando a garantizar la seguridad del Pacíiico sur y el Sudeste de Asia estamos desarrollando gradualmente el gran potencial comercial de esta región. . . y el Japón altamente industrializado, en beneficio de ambos. De esta manera se fortalecerá notablemente la libertad en el Pacífico occiden-
Y finalmente otras dos citas: una original del sector político republicano y una del lado demócrata. El Fondo Hermanos Rockefeller ofrece estas proposiciones en iin informe sobre política económica exterior : Hoy la seguridad económica de Europa depende de dos factores indispensables: 1) su propia vitalidad intelectual y técnica y su empresa económica; y 2) una estructura internacional que dará a Europa acceso a los mercados exteriores en buenos téirninos y le procurará abastecimiento adecuado 39 Discurso en la asamblea del Colegio Superior de Gettysburgh, 4-IV1959, e11 "Puhlic Papers of the Presidents of the United States", Dwight Eisenhower 1959, Washington, 1960, p. 314.
LA ERA DEL IMPERIALISMO
,
l
de materiales, siempre que Europa pueda ofrecer un valor razonable a cambio de ellos. Sin embargo, la situación económica de las naciones industrializadas sigue siendo precaria. Si el nacionalismo del sudeste asiático, del Medio Oriente y de África, explotado por el bloque soviético, se convierte en una fuerza destructiva, pueden resultar amenazados los abastecimientos europeos de petróleo y otras materias primas esenciales.40
, ,
W. \Y. Rostow, el asesor más cercano al Presidente Johnson en cuesti6Gs de seguridad nacional, parece tener perfecta conciencia de cuáles son los cimientos básicos de la red imperialista en cuanto se aplica a las materias primas y a la función especial de los Estados Unidos en el imperialismo de hoy. Al declarar ante el Comit¿ Conjunto del Congreso, Rostow explicó las relaciones entre países industrializados y siibdesarrollados con estas palabras: La ubicación, los recursos naturales y las poblaciones de las "ueas subdesario!ladas son tales que, si éstas se vieran efecti\amente incorporadas al bloque comunista, los Estados Unidos pasarían a ser la segunda potencia del munclo. . . .Indirectamente, la evolución de las áreas subdesarrolladas cs capaz clc determinar la suerte de Europa occidental y el Japón y, por ende, la efectividad de la ubicación de las regiones iridiistrializadas dentro de la alianza del mundo libre que estamos comprometidos a encabe~ar.Si la> Arras subdesarrolladas caen b3io la clon~inacióncomunista, o si pasan a una hostilidad permanente contra Occidente, la f u e r ~ üiiiilitar de Europa occidental y el Japón se verá disminuida, el Common~ ~ e a l Británico th tal romo esti hoy organizado se desintegrar J y el mundo del Atlántico pasará a srr, en el mejor de los casos, una alianza torpe incapa7 de ejercer efectiva influencia fuera de una órbita limitada, perdido para ella el equilibrio del poder mundial. En síntesis, nuestra seguridad militar y niirstio modo dr vida24 como la suerte d r Europa occidental y el Japón están en juego en la evolución de las áreas subdesa~rolladas.Evidentemente, pues, tenemos un primordial interés nacional en desarrollar una coalición del mundo libre que 4 0 Fondo Hermanos Rockefeller, Foreign Economic Policy of the Twentietlz Century, Carden City, Nueva York, 1958, p. 11 para el primer concepto, p. 16 para el segundo.
1.
E L IMPERIAI,ISMO, AYER 1' IfOY
65
abdiy~ieen razonable armonía y unidad a los estados indiistrializados de Europa occidental y al Japón, por un lado, y a las Arcas subdrsarrolladas de Asia, el XIcdio Orirnte y Áfri( A , por rl otro.41
1.0s P;S'I'.ZIM )S L-NIDCX COMO I'TIlNC~I1'.2T. LNPOIria, Instituto Atlántico, 1966, p. 13.
12a ligazón entre las tendencias n~onopolistasy el flujo de las inversiones a Europa se refleja en lo siguiente: en los tres más grandes mercados europeos (Alemania Occidental, Gran Bretaña y Francia) el 40 por ciento de la inversión directa norteamericana pertenece a tres firmas: ESSO, General Motors y Ford. E I ~ toda Europa occidental, 20 empresas norteamericanas representan dos tercera5 partes de la inversión total de los Estados Unidos.** Entre 1950 y 1965 "un número creciente de grandes corripafiías se han abierto o comprado un camino de acceso a ' ~ u r o p a Para . 1961, 460 de las mil empresas más grandes de los Estados Unidos tenían 4 4 Christopher Layton, Truns-Atlantic I l i v e ~ t m e n t , Boulogne-sur-Seine, Francia, 1966, p. 18.
una subsidiaria o sucursal en Europa. Hacia 1965, la cifra había \ llegado a 700 de las 1 OOO.G En pocas palabras, la interilacionalización del capital entre las empresas gigantes es mucho mayor hoy de lo que era hace cincuenta aíios, cuando Lenin escribió sil obra sobre el imperialismo._
CUADRO
1 :%
CÁ1,CULO DE LA PARTICIPACION NORTEAMERICANA EN CIERTAS INDUSTRIAS --
--
-. .--
---
--
Francia, 1963
-- - - --
Refinación de petróleo Hojas de afeitar y afeitadoras ~nanuales Automlviles Neumáticos Negro de humo Refrigeradores Máquinas herramientas Semiconductores Máquinas de lavar Ascensores y elevadores Tractores y maquinaria agrícola Equipo telegráfico y telefónico Máquinas electrónicas y de estadística [las computadorás componen el 75% ) Máquinas de coser Afeitadoras eléctricas hiáquinas d~ contabilidad
Productos de refinación de petróleo Computadoras Automóviles Negro de huriio Refriqeradores Productos farmacéuticos Tractores y maquinaria agrícola Irstrumentos Hojas de afeitar y afeitadoras manualez
---
-
--
Firnias nortcamericanns (70 de las ventas) ?O
:iás del
I
87 13 30 95
25 2n 25 27
,
"1 5
35 42
rriás del
+U
iriás del +O rnás del 50 iriás del 75 esarrollo Internacional y a los militares. Y no veía razón para ayudar por ello a los bancos franceses o a otros extranjeros establecidos en el Esta consideraciGn de los bancos hacia el gobierno y del gobierno Iiacia los f:aricos no se limita a los tiempos dc guerra. .4sí,
1
New York Timci, 9-XII-1965. "Burinerc Week. 14-X-19G7, p. 92.
82
LA ERA DEL IMPERIALISMO
cuando los Estados Unidos disponen de excedentes agrícolas y los venden a cambio de monedas extranjeras, se acumulan gruesas sumas de dinero a favor de los Estados Unidos en los países compradores. qué mejor oportunidad de dar la mano a algún banco que lo merezca y esté buscando consolidarse en un país subdesarrollado? Un banco nuevo necesita una fuente de depósitos para echar a rodar la bola financiera. En Pakistán, por ejemplo: La mayoría de los bancos receptores de estos depósitos [de divisas locales de propiedad de los Estados Unidos] han sido bancos comerciales privados de los Estados Unidos en Pakistán (por ejemplo el Bank of America, American Express y otros). Debido al hecho de que estos bancos son relativamente nuevos en Pakistán y, por lo tanto, no están firmemente establecidos, han tenido hasta ahora relativamente poco contacto con los sectores industriales y comerciales en comparación con los bancos comerciales de propiedad pakistana y británica más viejos y arraigados. Los bancos norteamericanos, por lo tanto, están ansiosos de conseguir estos fondos y es lo más probable que los vuelvan a prestar en el mercado interban-
caria.= Es así como el gobierno de los Estados Unidos Iiace su partc al ayudar a los bancos norteamericanos que operan en ultramar. Los propios banqueros, sin embargo, no se quedan dormidos e13 cuanto a aprovechar las nuevas oportunidades y asumir su misión mundial. En un examen de los aspectos nuevos de la banca internacional, George S. Moore, presidente del First National City Bank. describía recientemente el avance acelerado de las finanzas internacionales - e l rápido aumento de los préstamos a extranjeros y de los depósitos de extranjeros en los bancos de Nueva York- y observaba que un ritmo tan ascendente de actividad apunta hacia "una interdependencia internacional sin precedentes desde el surgimiento del estado-nación. Los bancos norteamericanos han reaccionado ya ante estos acontecimientos. Con el dólar como ~rincipal divisa internacional, y siendo los Estados Unidos el mayor exportador e importador de bienes, servicios y capital en el mundo, no Dr. C h r i s t o ~ hBeringer e Irshad Ahmad, T h e U s e of ~4y:icu!tural Surplus Commodities f o ~ Economic D e ~ l e l o p m e n f in Pnkistnn. Krirachi, enero de 1964, p. 14.
LA BANCA S E INTERl\'ACIO!VALIZA es sitio natural que los bancos de los Estados Unidos tiendan a desempeñar e n las finanzas internacionales el mismo rol relativo que cupo a las instituciones financieras británicas en el siglo dieci(Subrayado nuestro). Esta no es por cierto una aspiración modesta. La siiprernacía riiundial de la banca británica no fue, después de todo, una cuestión de fuerza de voluntad o de mera competencia técnica, sino parte integrante del monopolio de Gran Bretaña sobre el comercio internacional, y de su primacía como potencia colonial. Hasta la década de 1880, los bancos británicos virtualmente no tenían competidores en la financiación del comercio internacional fuera del continente europeo. En los últimos decenios del siglo XJX, los sistemas bancarios extranjeros de Alemania y Francia comenzaron a imitar la propagación de los bancos británicos, excepto en las Pero a regiones amparadas por la bandera de Gran C~-etaña.~ pesar de la creciente competencia el dominio de Inglaterra en la financiación del comercio extranjero se mantuvo. En rigor, hasta fines del siglo xrx y principios del xx la mayor parte del comercio exterior de los Estados Unidos -y la mayor parte del comercio internacional originado en otras partes- era financiado no con dólares sino en libras esterlinas por bancos dc L o n d r e ~ . ~ Las limitaciones impuestas por la red financiera internacional británica sobre la expansión económica externa potencial de los Estados Unidos fueron perfectamente admitidas y harto debatidas a medida que la presión en pro de la expansión externa iba haciéndose más intensa. William Adams Brown, un competente estudioso de los aspectos financieros dc este período, comentaba: Al menos por una década antes de aprobarse la Ley de Reserva Federal [1913] se había discutido activamente en los Estados Unidos acerca de los mcdios y modos de promover el comercio exportzdor norteamericano de bienes manufacturados. Entre ellos figuraban la ampliación de las ramificaciones extranjeras de los bancos norteamericanos y la creación de un mercado de aceptación de giros en Nueva York. Se G George S. Moore "International Growth: Challenge to U.S. Banks", T h e h7atlonal Banking Review, septiembre de 1963, p. 6. 7 Herbert Feis, Europe T h e World's Bunker, 1870-1914, Xueva York, 1963, pp. 30-31. 8 Franli M. Tamagna y Parker B. Willis, ''United States Banking 0rganii.a:ioti \l):a)ad". Federnl Rererve Bulletin, diciembre de 1965, p. 1287.
LA ERA DEL IMPERIALISMO había difundido cada vez más el deseo de proporcionar a los exportadores norteamericanos en los países extranjeros facilidades comparables a las ya establecidas durante el siglo xrx por los bancos británicos, y a fines del siglo x x y principios del xx por los alemanes, italianos y otros bancos extranjeros. . . Aunque las facilidades de este sistema [de bancos británicos] proveían al comercio norteamericano financiación barata y eficiente, la naturaleza cada vez más competitiva de las exportaciones norteamericanas de manufacturas tornó la dependencia con respecto a estas fuentes extranjeras indeseable para aquellos empeñados en una agresiva espansión del comercio norteamericano. Privaba la fuerte convicción de que el uso de giros en esterlinas entrañaba una desventaja para el comercio norteamericano porque fortalecía la preferencia en favor de las mercaderías británicas ya consolidada por las conexiones establecidas desde tiempo atrás y por las empresas bajo control británico en todo el mundo. . . Desde el día en que estalló la guerra [la primera guerra mundial] los norteamericanos empezaron a echar las bases para una expansión de la banca de los Estados Unidos en el exterior, y asimismo para proveer, en los puntos de origen del comercio extranjero, una fuente de giros expedidos sobre créditos norteamericanos. La guerra no sentó los cimientos para dicha expansión, pero eliminó los obstáculos que habían impedido su d e s a r r ~ l l o . ~ Tales obstáciilos podrían atribuirse en gran medida a la sólida posición lograda anteriormente por otras poderosas naciones industriales y a su situación de privilegio en las extensas posesiones coloniales. Los Estados Unidos, que hasta la primera guerra mundial fueron una nación dzudora, no habían tenido el grado necesario de libertad financiera para hacer frente a la posición competitiva alcanzada por la extensión de la banca internacional y de las inversiones de otros países. Lo que más dolía era la delantera tomada por el comercio y las finanzas europeos. a las puertas mismas de los Estados Unidos, en América Latina. Un funcionario del National City Bank of New York, explicaba en 1915: Los bancos extranjeros sudamericanos y sus sucursales jr!tx "William Adams Brown Jr., T h e International Gold Standard Rzinterpreted, 1914-34. Nueva York, 1940, vol. 1. 147-148.
LA BANCA SE INTERNACIONALIZA bancos británicos y alemanes] son agentes activos en la promoción de relaciones comerciales entre las repúblicas sudamericanas y sus paises de origen. Estos bancos han penetrado activamente en la vida industrial y económica de las comunidades en que están radicados. Han provisto dinero para el desarrollo de los recursos de estos países; han financiado ferrocarriles, obras portua.rias, servicios públicos y depósitos. Han sido instrumento para la formación de mercados en su país de origen para las materias primas producidas por América del Sur, y de tal manera han establecido bases para e! intercambio recíproco de productos. Dinero de Inglaterra y de Alemania ha sido invertido libremente en el futuro de estos paises. Inglaterra y Alemania, en los últimos veinticinco años, han colocado en la Argentina, Brasil y Uruguay aproxiinadamente ciiatro mil millones de dólares, y como resultado de ello disfrutan conjuntamente del 46 por ciento del comercio total de estos tres países.1° La intensificación de la guerra en Europa contribuía a estimular la imagen de este banquero: Una rara combinación de circunstancias nos favorece aiiora. Los lazos comerciales entre otras grandes naciones cuyo intercambio ha sido por mucho tiempo recíproco y amistoso se han roto en el mismo momento de la creación de la maquinaria que tanto necesitamos para consolidar nuestro comercio exterior. Considerando los fundamentales reaji~stesque el conflicto que hoy se libra provocará en las relaciones comerciales entre muchas naciones, a nuestro país se lc presenta la oportunidad de establecer en los próximos años el sólido cimiento de un comercio exterior provechoso y de vastas proporciones.ll L a maquinaria a que se aludía cra la creacióil, a través de la Ley de Reserva Federal, del marco legal para la instalación de filiales de bancos norteamericanos en tierras extranjeras. Es comprensible que un banquero en busca de nuevos negocios y oportu1 0 William S. Kies, "Branch Banks and our Foreign Trade", e n Academia Norteamerkana de Ciencia Política y Social, The Annals, niayo de 1915, p. 301. 11 Zbí$em, p. 308.
86
L A ERA DEL IMPERIALISMO
nidades de lucro se sintiera entusiasmado por la apertura dc las puertas hacia el resto del mundo. Pero el negocio bancario en el exterior, lo mismo que dentro del país, no es un mecanismo independiente. Vive y crece en relación simbiótica con la expansibn de la inversión extranjera y del comercio exterior, como lo explicaba el funcionario del National City Bank: Para establecer un comercio provechoso y duradero en rrlercados hasta ahora intocados de países extranjeros, nos ser5 necesario ayudar al desarrollo de estos países. Brasil, Colonibia, Argentina, Chile, Perú y otras repúblicas sudamericanas tienen recursos naturales del mayor valor que esperan ser desarrollados. Si en los años por venir los Estados Unidos invierten su capital excedente en el desenvolvimiento de América del Sur sobre las mismas líneas que gobiernan la inversión de los países europeos en ese campo, ello dará por resultado oportunidades comerciales que nos reportarán un beneficio muchas veces mayor que la inversión original.12 Este patrón de desarrollo fue, desde luego, que sr sigui0. primero principalmente en América Latina, para luego extenderse paso a paso a las demás regiones del mundo. Las sucursales rxtranjeras de los bancos de los Estados Unidos se convirtieron de hecho en instrumento importante para el movimiento de este capital excedente y para la exploración de nuevos mercados. La ieanimación de las finanzas y el comercio promovida por la guerra sentó las bases de un gran avance de la banca y la inversión exterior. Sin embargo, se necesitaron otra guerra mundial. la "puerta abierta" originada por la ruptura del viejo sistema colotiial y ej ascenso de los Estados Unidos a la condición de líder del "mundo libre" para que la banca norteamericana se convirtiera plriiamente en banca internacional.
1,OS BANCOS DE SUCURSALES TOMAN LAS RIENDAS DEL MERCADO CAPITALISTA MUNDIAL Los bancos de los Estados Unidos penetran en los mercados extranjeros por tres caminos: 1) Por el uso d r los bancos extranjeros como bancos corres-
ponsales. Los segundos manejan las transacciones de ultrariiar a nombre de los bancos de los Estados Unidos. Esta actividad es a menudo suplementada con el establccimicnto de oficinas en ciudades extranjeras escogidas, desde las cuales los representantes del banco facilitan el negocio bancario de ultramar. Si bien estos puestos de avaniada son útiles a los banqueros, sus operaciones están limitadas piiesto que no asumen totalmente las funciones bancarias, tales conio la de liacer préstamos.
2 ) Por el establecimiento de sucursales que realizan la totalidad de las operaciones bancarias como lo harían en los Estados Unidos. Estas actividades, naturalmente, se ajustan a la legislación bancaria vigente en el país huésped. 3) Por el establecimiento de corporaciones subsidiarias. Estas corporaciones compran acciones de bancos de propiedad extranjera, fundan compañías bancarias y financieras en el exterior e invierten en una amplia variedad de empresas no bancarias. Mientras que los bancos corresponsales y oficinas de ultramar constituyen mecanismos valiosos al servicio de los clientes de los Estados Unidos, es el sistema de bancos de sucursales el que promueve importantes negocios nuevos y oportunidades de ganancia. Son las sucursales bancarias las que pueden obtener ganancias especiales de las actividades internacionales de los Estados Unidos: el dinero gastado por las fuerzas armadas en ultramar, los depósitos bancarios procedentes de la ayuda externa y los negocios bancarios que acompañan a la inversión privada en el exterior. Son las sucursales bancarias las que proveen el medio de obtener una participación en los negocios financieros mundiales, al competir con las instituciones locales y con las agencias de otros sistemas bancarios internacionales. Por último, constituyen los medios por los cuales la peculiar fuerza económica de los bancos más grandes puedc consolidarse y tornar a éstos aún más ricos y más influyentes. Pues de la misma manera que las firmas manufactureras, mineras y petrolcras más grandes son las que deciden en materia de inversiones de ultramar, en el campo bancario la expansión se concentra en los bancos más poderosos de los Estados Unidos. Así, de las 298 sucursales bancarias de ultramar existentes a fines de 1967, 259 pertenecían a tres bancos: el First National City Bank, el Chase RIanhattan Bank y el Bank of America.13 13
Calculado a base de una lista mimeografiada distribuida por la Junta
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L A ERA DEL IAIPERIALISMO
NOMERO DE PAISES (INCLUIDOS LOS ESTADOS UNIDOS) QUE TIENEN FILIALES DE BANCOS NORTEAMERICANOS
América Latina a Europa Africa Cercano Oriente Extremo Oriente Territorios ultramarinos de los EE. UU. y bajo su custodia b Total
10 5
11 3
10 4 O O
13 4 1 3 8
22 10 3 3
7
10 4 3 O 6
O
O
0 O
O 6
1
2
3
3
4
5
16
22
24
26
33
55
12
Incluye dependencias de Europa occidental. Zona del Canal, Guam, Puerto Rico, Islas Truk e Islas Vírgenes. Los datos de Filipinas se incluyen en el Extremo Oriecte, aun cuando ese país fue dependencia durante algunos de estos años. F U E N T E : Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal, Annual Report, para los datos de años hasta 1960. Datos de 1967, de una lista mimeografiada, preparada por la Junta de la Reserva Federal, Overseas Branches of Corporations Engaged in Foreign Banking and Financing in Operation on Drce~nber31, 1967. Los datos para 1967 incluyen tres bancos subsidiarios del First National City Bank no incluidos en la tabulación de 1967 por et Annual Report del Sistema de la Reserva Federal. Se excluyen las afiliadas fiduciarias de ultramar y las instalaciones bancarias que funcionan en establecimientos militares mediante arreglos hechos por el Departamento del Tesoro con bancos designados depositarios y agentes financieros suyos.
a
b
La modalidad de crecimiento de las sucursales bancarias extranjeras -y especialmente !a febril expansión de los últimos anos- puede colegirse del análisis de los cuadros 14 y 15. El cuadro 14 muestra el número de países en los que funcionaban sucursales bancarias durante determinados años, en cinco áreas importantes y en las áreas de ultramar de los Estados Unidos o sometidas a su tutela. En 1018, los bancos norteamericanos tenían de la Resen-a Federal, Ouerseas Branclzes a n d Corpolnttor~c Enenqed in Foreign Bnnking and Financing in Oprration on Drcember 31, 1967.
L A BANCA SE INTERilrACIONALIZA filiales establecidas en dieciséis países, especialmente de América Latina y Europa. Recuérdese que las operaciones de este tipo de parte de los bancos de los Estados Unidos eran insignificantes hasta la primera guerra mundial. En rigor, sólo los bancos provinciale': tenían la posibilidad legal de abrir sucursales en el exterior. Los bancos nacionales no tuvieron vía libre hasta después de sancionarFe la Ley de la Reserva Federal en 1913. El ritmo de expansión durante las décadas del 20 y del 30 fue bastante lento, pero cs de hacer notar a la luz de acontecimientos más recientes, que este período se caracteriza por la irrupción en el Extremo Oriente. La declinación del número de países representados en Europa entre 1918 y 1939 débese a la eliminación de sucursales en Rusia y Alemania. Evidentemente hubo pocos cambios en los años cie la guerra, excepción hecha del cierre de filiales en territorios enemigos u ocupados por el enemigo. Una nueva expansión, todavía de esigua magnitud, vuelve a operarse después de la guerra y se prolonga aproximadamente hasta 1955. Después se acelera el paso. Para 1960, existen sucursales en todas las áreas importantes. A fines de 1967, las hay en 55 países distintos fuera de los Estados Unidos. Influyen en la expansión de referencia varios factores: 1) la continua propagación de los intereses de los Estados Unidos en el petróleo, la minería y las manufacturas, 2) la multiplicación de bases militares; y 3 ) la penetración de Areas por parie de la ayuda militar y económica gubernamental, incluyendo ex colon'as que una vez fueron dominio exclusivo del país colonizador. Inmediatamente después de la zuerra la banca norteamericana retornó a Alemania. Para 1950, por primera vez liabíanse abierto sucursales en Singapur, Thailandia y Guam. El desplazamiento siguiente fue hacia el Cercano Oriente. Entre 1953 y 1955 sc establecieron filiales en Egipto, Líbano y Arabia Saudita. En los aííos siguientes, las sucursales bancarias cubrieron todo el complejo de las operaciones políticas y militarey de los Estados Unidos: Nigeria, Malasia, Okinawa, Corea, Taiwan, Vietnam, Marruecos, Liberia, Guyana, Trinidad, Jamaica y otros lugares. La difusión geográfica de la banca de sucursales en el exterior es sólo un aspecto de la expansión internacional. Porque una vez que una sucursal bancaria echa profundas raíces en un país, se tiende a fundar agincias y sucuisales nuevas en todo el territorio
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LA ERA DEL IMPERIALISMO
NUMERO DE SUCURSALES BANCARIAS NORTEAMERICANAS FUERA DE LOS ESTADOS UNIDOS
América Latina Europa África Cercano Oriente Extreriio Oriente Areas ultramarinas de los Estados Unidos y fideicomisos b Total
'. lgual qiir en el cuadro 14. "gual que en el cuadro 14. Se trata de filiales autorizadas por la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal hasta 1918. Inclúyense 11 filiales del National City Bank existentes en Rusia antes de la nacionalización de los bancos por la URSS. d Este aumento se produce pese a la eliminación de los bancos filiales norteamericano~el1 China. A Hong ICong se le cuenta aquí corno país separadi> De los 18 bancos filiales existentes en el Extremo Oriente en 1939, 7 estaban ubicados en China. e Se excluye a 21 sucursales bancarias nacionalizadas por el gobierno cubano en 1960. FTIENTPIS La misma del cuadro 14. tiel país. De modo tal que, como puede verse en el cuadro 15, el auniento en el número de sucursales en el exterior es mucho más casto que el del número de países donde e? dable encontrar bancos de los Estados Unidos. Durante el lapso de 21 años que va de 1918 a 1939, el aumento neto en el número de sucursales fue clc 2);. (El aumento bruto fue mayor que el indicado, ya quc en c ~ t c período once sucursales del National City Bank ubicadas en Iiusia desaparecieron por la nacionalización.14 Este ritmo de cxpansión, obviamente infliiído por la declinación de las oportunidades 1 4 i H a y tal vez alguna afinidad entre la banca norteamericana en el exterior y la revolución social? En 1917, la mayor concentración de sucursales bancarias filiales norteamericanas en un solo país estaba en Rusia. Antes de la revolución china, la mayor concentración de dichos bancos en el Extremo Oriente estaba en China. Y Cuba fue por mucho tiempo favorita de la banca norteamericana: antes de la revolución, Cuba albergaba el mayor iiúniero de sucursales de bancos de los Estados Unidos.
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de negocios durante la Gran Depresión, se aceleró grandemente después del fin de la segunda guerra mundial. Dieciséis sucursales extranjeras se agregaron en el quinquenio 1950-1955. De 1955 a 1967 se abrieron más de 180 nuevas sucursales. Nótese tambiC.n que para 1967 había más sucursales bancarias en el Extremo Oriente que en Europa. A1 misrno tiempo que los bancos de los Estados Unidos se van extendiendo por los países subdesarrollados, con casi la mitad de sus filiales en América I,atina, su influencia en los países industrializados se torna también cada vez más estratégica. Fortune observa que "Se ha viielto un clisé en los círculos bancarios decir que 'los únicos bancos realmente europeos de hoy en día son norteamrricanos.' '"V de acuerdo con el profesor Kindleberger, "vale la pena destacar que de entre los bancos comerciales, son las instituciones norteamericanas -Morgan Guaranty Trust Co., Chase Manhattan, First National City, en particularlas que están representadas en los distintos países del Mercado Común, más bien que las instituciones La econonlía cornercial tras el surgimiento de la banca exterior es similar a los factores que impulsan el movimiento dc la industria en el exterior: una relativa estrechez de oportunidades de riegocios en el frente interno y el atractivo ofrecido por las oportunidades de lucro en el exterior. Como lo dice un analista: Los banqueros norteamericanos intensificaron sus esfuerzos en el área internacional por dos razones. En primer lugar, muchos de ellos se han convencido de que sus mercados internos ofrecen campo limitado para un crecimiento futuro de significación. . . Una segunda razón para internacionaliJrrc,ln> Mairi, op czt., p. 143. Charles B Kindleberger, "Europeari Economic lntegration and the De\,elopment of a Single Financia1 Center for Long-Term Capital", Weltairtschaftliches Archiv, Bd. 90. Heft 2, 1963, p. 206. Como en el caso [V ' ~ E t 1 0 1 3 C U . l 3 ~ U ! 0!?:2U107 j.li) l ( ? ! ~ T ' ¡ ~ t ~ l I O ~ ) SClllt'l.31
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LA ERA DEL IMPERIALISMO Nueva York reemplazara a Londres como centro financiero mundi~il.~'
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Las presiones financieras de la primera guerra mundial abrieron mucho más las puertas para un traslado del centro financiero. Las potencias aliadas necesitaban financiamiento, primero para la carrera armamentista y en segundo término para la guerra misma, y gran parte de esta financiación se obtuvo en Nueva York. Los factores subyacentes en la traslación del poder desde Europa a los Estados Unidos fueron cuidadosamente avaluados por Thomas W. Lamont, el miembro más autorizado de la firma J. P. Morgan & Co. En un artículo aparecido en julio de 1915 en los Annalc de la Academia de Ciencia Política y Social de los Estados Unidos, éste identificaba los elementos del cambio producido por el primer año de guerra, y destinado a tornarse más importante segíin fuera la duración de la guerra: 1) "Muchos de nuestros industriales y comerciantes han venido haciendo magníficos negocios con artículos vinculados a la guerra"; 2 ) la intensificación de los negocios bélicos contribuyó a crear un "prodigioso saldo favorable en el comercio exterior"; 3 ) el superávit del comercio de exportación de mercancías permitió readquirir valores norteamrricano~ en poder de inversores extranieros; 4) la recompra de estos títulos ayudó a eliminar el drenaje de divisas ocasionado por el pag-o de intereses y dividendos a extranjeros; 5) la resultante transformación de los Estados Unidos de potencia deudora en acreedora le ~ermitióprestar a naciones extranjeras en vasta escala, y así convertirse en un importante perceptor, antes que pagador, de intereses y di~idendos.'~ Pero mientras todo esto apuntaba en dirección a tina mudanza del centro financiero, Lamont advertía muy sobriamente que tales cambios no sobrevienen de la noche a la mañana: "Mucha gente parece creer que Nueva York va a reemplazar a Londres como centro monetario del mundo. Para convertirnos en el centro monetario debemos convertirnos, desde luego, en el centro comercial del mundo. Esa es por cierto una posibilidad. Pero jes una probabilidad? Sólo el tiempo podrá demostrarlo. Pero yo diría que, aunque después de la guerra este país ha de ser financieramente más importante que nunca, pasarán muchos años 27
T. M. Farley, op. cit., p. 5.
Thomas W. Lamont, "The Effect of the War on America's Financia] Position", en Academia Norteamericana de Ciencia Política y Social, Thc dnnals, julio de 1915, pp. 106-112. 28
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antcs que los Estados Unidos, aun con sus maravillosos recursos, sil energía y su éxito, se erijan en el centro financiero del mundo. Tal transición no puede operarse rápidamente, porque desde luego para llegar a ser el centro monetario del mundo debemos. como he dicho, ser antes el centro del comercio; y hasta la fecha nuestras exportaciones a regiones distintas de Gran Bretaña y Europa han sido de magnitud comparativamente limitada. Debemos cultivar y establecer nuevos mercados para nuestros industriales y comerciantes, y todo eso es cuestión de tiempo."2g Esta fría y deliberada capacidad analítica no afectaba la visión superior de Lamont, basada en una profunda fe en el avance eterno del capital financiero: "Ciiando esa tcrriblc y sangrienta niebla de la guerra se despeje veremos a las finanzas aun de pie. Veremos el espectáculo de los hombres de negocios de todas las naciones pagando recíprocamente sus justas deiidas. Veremos al comerciante alemán mantcnrr la palahra rmpcííada al ingles, y lo mismo al francés con el turco. Vcrernos a las finanzas preparadas para acometer nuevas empresas; para procurar dinero para el cultivo de campos nuevos; para ayudar a reconstruir un mundo abatido y desgarrado; encender con el brillo de otrora los fuegos de la industria, para que iluminen la tierra con los triunfos de la paz."30 El rechazo bolchevique de las deudas del zarismo seguramente habrá liccho temblar esta profesión de fe. Ahora se necesitaban fondos para contener la marea del comunismo. Por lo demás, las necesidades postbélicas de reconstrucción de una Europa postrada tuvieron su efecto: impulsaron con todo vigor a las finanzas de los Estados Unidos hacia el centro de la escena internacional. Y por sobre todo esto, la fuga del capital desde Europa a ese país en los años 20 y 30 fortaleció a las finanzas norteamericanas, porque esta fuga motivó una insólita acumulación de oro en los Estados Unidos. William Woodruff, al recordar el rol internacional de Europa, pinta con estas palabras el cambio ocurrido en la orientación de la marea: "Aunque en los años inmediatos posteriores a la primera guerra mundial eran pocos los que advertían el esencial cambio ocurrido, lo cierto es que la guerra había socavado la 9 30
Zbidem, pp. 106-112. Ibideln, p. 112.
I,A ERA DEL IMPERIALISMO posición de Europa como centro financiero del mundo, y sin adecuada financiación el comercio no podía prosperar. El Banco de Inglaterra trató incluso de reasumir su papel diecinuevesco de agente rector del mercado internacional de capitalrs, y tomG la iniciativa en el otorgamiento de préstamos dc reconstrucción al finali~arla contienda. Se renovaron los préstamos de largo plazo por parte de Gran Bretaña. . Francia y, en menor grado, Bélgica, Holanda y S u i ~ a También ernerqib Suecia como país acreedor.. Pero sólo los Estados TTnidos poseían los recursos financieros que se necesitaban en el período de postguerra. Al tiempo que ese país asumía algunas de las responsabilidades propias de la mayor nación acreedora del mundo comenzó a fluir hacia Europa una sucesión de ~réstamosy donaciones (la caridad y Ios neqocios estuvieron inextricablemente vinculados) que no tiivo paralelo, y que ha continuado hasta nuestros días."31 En rigor, algunos estudiosos marxistas advirtieron lo que se venía en los primeros años de la postguerra. E. PreohrazhensLy, por ejemplo, explicó e11 1924 la naturaleza esencial del nuevo fenómeno ociirrido en la escena financiera miindial con trazos clásicos )I persp~cti\a histórica. "Es interesante recordar que la dictadura monetaria ha correspondido, a lo largo de toda la historia, al país que desempeñó la función dominadora en un momento dado del conlercio mundial y de la economía mundial. Durante el periodo en que el comercio fenicio y griego dominaba el mar Meditrrrjneo la inteligencia griega y la fenicia jugaron un rol muy importante. El florin reinó en el período en que el capital mercantil italiano dominaba el Mediterráneo. La función mercantil de España introdujo la piastra en el prime: plano de las relaciones iiltermonctarias. Holanda dominb no sólo con su flota, sus paños y su comercio en general, sino tambign cori cl gulden. Cuando el centro de gravedad de la economía y el comercio mundiales se desplazó hacia la "dominaclora dc los rriares", el rol de la libra británica pasó al W i l l i a n i Woodruff. I r r ~ p a c t of Wr~sternMan, A ctudi o f Oz~ropc". Rolc in t l i p Tt'otld Econon:: 17.50-1960, T,onJres 1966. p 277
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primer plano. Finzlmente, el dominio norteamericaiio del mundo ha conducido al dominio del dólar."32
Como es frecuente que ocurra con los analistas que ven mis Icjos, Preobrazhensky fue un poco prematuro. La influencia del dólar, es cierto, estaba eil ascenso como resultado del gran aumento de las exportaciones de capital desde los Estados Unidos y la aparición del dólar como moneda de reserva y vehículo de lar transacciones internacionales. Antes dc la primera guerra mundia! otras naciones atesoraban, además del oro, principa!mente esterlinas británicas (y en menor medida divisas francesas, suizas y holandesas) conio rcserva contra las fliictuaciones de la balanza ri.r paTos. I,a p e r r a cambió eso: el dólar se agregó a la esterlina corno moileda fundamental de reserva, pero todavía en un nivel inferior al de la libra británica. Se necesitó otra yuerra mundial, la devastación de Europa y Asia y la bancarrota financiera de las otras potencias industriales dominantes para preparar 'el terreno de modo que los Estados Unidos asumieran la supremacía financiera, tanto como la política y la militar, del milndo capitalista. "Como Inglaterra en tiempos de su apogeo, cuando era el centro principal del comercio y las finanzas mundiales y la esterlina era la divisa clave, los Estados Unidos einergieron a su vez de la segunda guerra mundial como el centro financiero del mundo, y sii moneda corno el medio de cambio más i m p ~ r t a n t e . " ~ ~
El cambio ocurrido en la posición mundial del dólar a partir de la guerra es pcrfectamente visible cn la comparación de las tenencias de oro y de dólares como reservas en poder de los gobiernos extranjeros y siis bancos centrales (ver cuadro 17). Puede verse, pues, que el dólar, aunque aceptado como moneda internacional antes de la segunda guerra mundial, representaba todavía una proporción relativamente pequeña de las reser.i7a.;(le oro d~ los bzrlcos centrales. Desde el fin de la guerra, sin E. Prcobrazhcnsky, T h e Xezu Econo7nic'x Oxford, Iiiglaterra, 1965,
i:. i j j , T.ste libro i;ierecc mayor atención de partr de los estudiosos. Para la riirstión tratada aqi:í, véase toda la sección c:ifrc pp. 150 7 160. 3 3 Hcnry G. Aubrey, Tlze Dollar in W o r l d Affnirs. a n Essny in Inter?iofionnl l'olir>,, Nueva York, 196+, p. 109.
.
LA ERA DEL IMPERIALISMO embargo, fue adquiriendo una importancia fundamental y cada vez mayor.
TENENCIAS DE ORO Y DOLARES POR PAISES EXTRANJEROSa
A fines de
Tenencias d e Oro dólares ( e n miles d e millones d e US$)
"
Tenencias d e ddlares como % d e las d e oro
Excluye las reservas de pníses comunistas, y también las tenencias del Fondo Monetario Internacional. b Pasivos líquidos de los Estados Unidos con instituciones oficiales de países extranjeros (bancos centrales y departamentos gubernamentales). Los datos anteriores a 1967 no incluyen la tenencia de bonos y billetes del gobierno de los Estados Unidos por gobiernos cxtranjcros. Estos instrumentos eran entonces un rubro muy pequeño en las reservas de dólares de los gobiernos extranjeros. La discrepancia estadística resultante no es suficientemente grande como para afectar la validez de la tendencia indicada. FUENTE: Federal Reserve Bulletin, septiembre de 1940, diciembre de 1951, diciembre de 1956, junio de 1968.
Para comprender la trascendencia de esta evolución, debemos examinar primero qué se quiere decir cuando se habla del dólar como moneda de reserva. La moneda entra en el comercio de las naciones como medio de pago de bienes y servicios transferidos de iin país a otro. Cuando un fabricante de los Estados Unidos vende un refrigerador en Brasil, obtiene su pago en cruzeiros. El cruzeiro representa en la práctica un "vale" por mercaderías y servicios brasileños: sólo sirve para comprar en Brasil. Pero si el fabricante norteamericano no tiene nada que comprar en Brasil, exigirá exclusivamente dólares norteamericanos, porque sólo puede utilizar dólares para pagar la mano de obra, las materias primas y otros costos industriales del refrigerador, y para percibir su ganancia. Pero para que pueda pagársele en dólares, debe haber otro comerciante norteamericano que necesite cruzeiros. Si lo hay,
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es posible realizar un cambio de cruzeiros por dólares. Obviamente, sólo necesiarán cruzeiros los comerciantes norteamericanos que deseen comprar mercaderías brasileñas para venderlas en los Estados Unidos ( o servicios que puedan ser vendidos a nacionales de los Estados Unidos). En el comercio entre naciones las transacciones de esta clase se multiplican innumerables veces, de manera que las necesidades individuales del importador y del exportador se acumulan a través del sistema bancario y conforman el balance global de los pagos internacionales. Si el valor total de las exportaciones iguala el valor total de las importaciones no se presentará el problema, por ejemplo, de que haya exceso de cruzeiros i n ~ ~ t i l i z a b l e s . ~ ~ Empero, si las exportaciones y las irnportaciones no se equilibran, es preciso que el país que haya comprado más de io que vende, encuentre algún medio aceptable de pago. El medio de paqo universalmente aceptado. dcsde luego. es el oro. El oro es el solvente universal, y como tal está en uso desde hace siglos, no por razones míticas, sino porque tiene las propiedades necesarias como repositorio del valor y como medio generalmente aceptable de pago en el intercambio internacional entre mercados "libres". En tiempos recientes ha habido dos excepciones fundamentales al uso del oro corrio reserva monetaria internacional: la libra británica y el dólar norteamericano. Esto quiere decir que otros países decidieron. por su valuntad o por imperio de las circunstancias, conservar estas monedas aparte del oro o en su lugar. Para que el comercio internacional se desarrolle normalmente, cada nación debe poseer reservas de un medio aceptable de pagos, aunque sólo sea para morigerar la habitual recurrencia de los desequilibrios entre exportaciones e importacioiirs. Más aún: la reserva de medios de pago internacional de un país es el recurso extremo para pagar las cuentas cuando hay un exceso de las importaciones sobre las esportaciones (aparte de los ajustes temporales mediante inversiones y préstamos extranjeros). En último análisis, la dimensión de las reservas de un país influye sobre los 3 4 En esta explicacióxi simplificada estamos ignorando los movimientos cle capital. Aunque el problema de balanza de pagos no puede analizarse adecuadamente sin tener en cuenta los movimientos de capital, las cuestiones esenciales pueden explicarse para nuestros fines refiriéndose meramente a la balanza de bienes y servicios.
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l..: L:'1i"4 DEL ZM1'ERIALI,S',\IO
Iíinites a que c ~ cpaís p~iedellegar c11 su drsar~olloc~cixió~iico. SI tal drsarioiio cicpende de las irnportacioncs ~.,irii;KoI~ri:son, Bri:c~in 211 t l ~ ebb'orld E c o n o n ~ y ,T,oridres, 1954, p. 39, citado en Fi:u)6 n Ea estabilidad cpz el primer grupo 31 a la inestabilidad eri el segzii~do".*~i Siihrayado nuestro) .
I,a cuestión rs q i ~ clos ccrltros ~>:iilcipa!r~s cic la bar-ic a [ontaron con el poder y con los nlccariisiiios derivados clc este podc;. para /;miar los piohlrrnas [!e déiirit. n difcrrncia d r los 11:íscq dcpenclicntes dentro rlel sistema caiital;sta muridial, en los cuales la disciplina financiera resultaba impuesta por las ineludibles presioiies drl r-ilcrcado. En otro contexto observa Triffin:
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El segundo factor que explica el exitoso funcionamiento c l ~lri rcin\~c*itibilirlacl cm el si710 xru resicle en qiie la emergencia de un desequilibrio importante fue evitada e x ante por la estructura institucional monetaria y bancaria de la época más bien que corregida ex post mediante grandes ajustes de precios c ingresos. A dcspc~hode la : alar ilexibilidad de los precios y costos e n el siglo XIX dudo muclio que upa reducción del 20 ó 30 por ciento en los salarios, cn caso de haber sido dictada para restablecer el equilibrio del balance de payos, hubiera sido tolerada cntonces mejor de lo que sería tolerada hoy. El liecho es que la capacidad del sistema para corregir tales desajustes importantes a traVES de adaptaciones internas de precios e ingiesos rara vez fue puesta a prueba en los grandes países occidentales que constituían el núcleo del sistema. Cuando efectivamente fue puesta a prueba -como ocurrió repetidas veces en la mal olía de los 1;aíses I~tinoamcricanosla corrección fue prolocada de manera ~iniformrpor la devaluación de la mo.42 neda". En rfecto, las coritiniias dcvaiuaciones de los países subdesarrollados derivan en el reiterado ajuste de la estructura interna d r precios de estos países a la estructura externa de precios del comcrci
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