La Educación Masónica, los emblemas, las alegorías y los símbolos
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A:.L:.G:.D:.G:.A:.D:.U:. La Educación Masónica: los emblemas, las alegorías y los símbolos V:.M:., RR:. y QQ:.HH:., Al recibir el encargo de elaborar un trazado sobre este tema me vinieron a la cabeza una serie preguntas. Una de las primeras fue, existe una “Educación Masónica”?. Con el objeto de resolver esta primera incógnita consultamos el DRAE para iniciar con la definición de educación. He aquí lo que encontramos: Educación. (Del lat. educatĭo, -ōnis).
1. f. Acción y efecto de educar. 2. f. Crianza, enseñanza y doctrina que se da a los niños y a los jóvenes. 3. f. Instrucción por medio de la acción docente. 4. f. Cortesía, urbanidad. Educar. (Del lat. educāre).
1. tr. Dirigir, encaminar, doctrinar. 2. tr. Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc.. Educar la inteligencia, la voluntad. Claramente hay algo que falta en estas definiciones, y de acuerdo con lo expresado en nuestros rituales y en nuestros usos y costumbres la pieza que hace falta es: Instrucción. (Del lat. instructĭo, -ōnis).
1. f. Acción de instruir. 2. f. Caudal de conocimientos adquiridos. Instruir. (Del lat. instruĕre).
1. tr. Enseñar, doctrinar. 2. tr. Comunicar sistemáticamente ideas, conocimientos o doctrin as. Doctrinar - Adoctrinar. 1. tr. Instruir a alguien en el conocimiento o enseñanzas de una doctrina, inculcarle determinadas ideas o creencias. Doctrina. (Del lat. doctrīna).
1. f. Enseñanza que se da para instrucción de alguien. 2. f. Ciencia o sabiduría. 3. f. Conjunto de ideas u opiniones religiosas, filosóficas, políticas, etc., sustentadas por una persona o grupo. Doctrina cristiana, tomista, socialista. Podemos colegir entonces que en nuestra orden, si bien es cierto adquirimos conocimientos, no existe institucionalizada una educación propiamente dicha, sino una forma de instrucción que nos permite comunicar nuestra doctrina a los HH:. que inician el camino.
La G:.L:.P:. en su página WEB (http ://www.glperu.org.pe) publica la siguiente declaración de principios. “Los Antiguos, Libres y Aceptados masones agrupados en la Gran Logia de los Antiguos Libres y Aceptados Masones para la República del Perú o Gran Logia del Perú, (G.·. L.·. P.·.) la misma que forma parte de la Francmasonería Universal, reconocen y proclaman la existencia de un principio creador universal al que denominan GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO (G.·. A.·. D.·. U.·.) y creen en la inmortalidad del alma. La francmasonería es una asociación esencialmente fraternal y una escuela de superación espiritual, sus miembros respetan las leyes del país en que residen, aman la paz, rechazan toda forma de explotación del hombre y ejercen la beneficencia sin ostentación, como un imperativo de solidaridad social; tienen el deber de estar a la vanguardia de los movimientos científicos y filosóficos, propendiendo al bienestar y progreso de la humanidad”
Y para lograr la superación espiritual y mantenerse a la vanguardia de los movimientos científicos y filosóficos es preciso abrir un espacio de aprendizaje que permita a sus miembros hacer de sí mismos el vivo ejemplo de esta declaración de principios. Veamos otra definición que está muy presente en nuestro acervo. “La Francmasonería es un sistema peculiar de moralidad, velado por alegorías e ilustrado por símbolos” , con uno que otro cambio esta frase es universalmente aceptada por los masones de todas las latitudes. Vemos entonces como empieza a manifestarse el espacio de aprendizaje dentro de nuestra orden. He tomado algunas definiciones del Diccionario enciclopédico de la Masonería de D. Lorenzo Frau Abrines 1. He preferido dejar el texto completo pues desde mi perspectiva aportan muchísimo para comprender el fondo de la cuestión. EMBLEMA—Conjunto de cifras o imágenes de significación secreta o convencional, que se emplean en la escritura cuando quiere ocultarse el verdadero sentido de la misma. Emblema es la palabra que por extensión se ha aplicado también a los blasones y escudos que representan la Orden Masónica, sus ritos y sus grados; pero esta acepción de la palabra es defectuosa. Propiamente hablando, un emblema es una figura simbólica alusiva a alguna cosa, acompañada por lo común de lemas o inscripciones que se refieren también a lo que se quiere significar. Los griegos dieron el nombre de emblema a todas las obras de pintura y a los adornos de los vasos y trajes; y los antiguos jurisconsultos designaban también del mismo modo, sus vestiduras. Alciato, que hizo una colección de emblemas, célebre en el siglo XVI, hace extensiva la significación de este término, a todos los signos y cifras secretas que se emplean en componer las letras cuando se pretende ocultar misteriosamente el contenido. Este escritor fue seguramente el primero que introdujo en su país (Francia) la referida expresión, aplicándola al sentido moral, que es el único que hoy conserva. El uso de los emblemas es casi tan antiguo como los primeros monumentos de la historia, de lo cual encontramos infinitos ejemplos en la Sagrada Escritura, pudiendo citar, entre otros, el que vemos en el capítulo XXXIX del Éxodo, relativo a Aaron que llevaba sobre el pecho doce piedras representando las doce tribus de Israel. En los jeroglíficos egipcios se encuentra también un gran número de representaciones emblemáticas; j en Homero, Hesíodo y otros escritores y principalmente en los mitógrafos, vemos que las armas de los héroes, los vasos sagrados, las puertas del templo, las naves y los muebles antiguos, estaban llenos de emblemas derivados en su mayor parte de los hechos atribuidos a sus numerosas divinidades. El padre Meneticer, que ha escrito un tratado sobre la materia, dice que las imágenes emblemáticas se dividen cardinalmente en cuatro clases, a saber: matemáticas, filosóficas, teológicas y morales; es decir, que todos los objetos pertenecientes a estas divisiones, son susceptibles de emblemas. Citaremos algunos ejemplos: el humo es emblema del fuego que
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M:.M:., Grado 33° del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Miembro Honorario del Supremo Consejo da Portugal, Fundador, Ex-Venerable y miembro de varias Logias de España y del Extranjero. Ex-Gran Orador del Gran Capitulo Catalán, Gran Secretario General de la Gran Logia Simbólica Regional Catalana Balear. Presidente del Centro Masónico Cosmopolita de enseñanza libre popular.
lo produce; un torrente que se precipita, el del tiempo que corre velozmente; una hostia y un cáliz, el de la fe católica, etcétera. ALEGORÍA—Representación externa de ciertos actos o ideas, y muchas veces c onfundida con la parábola y el símbolo, los cuales no son lo mismo, como algunos creen, sin embargo, de que no tienen entre sí diferencias esenciales. Literariamente la alegoría es una figura retórica consistente en una metáfora continuada, y cuyo objeto es presentar al espíritu una cosa para darle idea de otra, lo que puede hacerse, ya por palabras y ya por medio de objetos. Es tan frecuente el uso de esta figura en la Sagrada Escritura, que puede decirse que el Antiguo Testamento es una alegoría continuada del Nuevo. Es notable la alegoría que San Pablo presenta tomada de los dos hijos de Abraham, Isaac o Ismael, que puede verse en Gálatas IV, y de Agar y Sara. SÍMBOLO—Figura emblemática o imagen significativa. El credo o sumario que contiene los principales artículos de fe. Cualquier cosa que por la representación, figura o semejanza, nos da a conocer o nos explica otra. Signo eterno y visible con el que se enlaza un sentimiento espiritual, una emoción o una idea. Los símbolos son tan antiguos como el hombre. Fueron la expresión manifiesta de los primeros destellos de la inteligencia, que se sirvió de ellos para formular las primeras ideas que tomaron cuerpo en la mente del hombre, sorprendido ante el grandioso espectáculo que la Naturaleza ofrecía de continuo a sus ojos. Simbólicas fueron, pues, las primeras concepciones de los mortales; simbólicas las primeras proposiciones políticas y teológicas que se sentaron, dando origen a los gobiernos y a las religiones, y simbólica fue la sabiduría de los caldeos y fenicios, de los egipcios y judíos y de las grandes lumbreras que centellearon desde los oscuros tiempos de la más remota antigüedad, hasta la venida de J. C , que por símbolos y parábolas, enseñó también los dogmas de una religión, que aun en el día funda en ellos las excelencias de su santidad y los derechos de supremacía que pretende ejercer sobre todas las demás religiones subsistentes. Por esto se dice muy fundadamente, que la ciencia de los símbolos es la madre de las ciencias. Los símbolos masónicos, derivados de los símbolos primitivos, fueron aplicados al arte de construir desde el origen de este mismo arte. Languidecieron después y aun llegaron a eclipsarse casi por completo, durante la decadencia de Roma, permaneciendo en estado estacionario hasta el año 1249, en que el célebre Alberto, conde de Vollstádt, generalmente conocido con el nombre de Alberto Magno, los aplicó al estilo germánico o gótico, del que fue verdadero creador. "Alberto, dice Heideloff, en su notable obra titulada las Logias de la Edad Media, dio nueva vida al lenguaje simbólico de los antiguos, sumido hacia largo tiempo en el más profundo sueño, y lo adoptó a las formas del arte de construir, al que rindió innumerables servicios. Y estos fueron tanto más señalados, cuanto les estaba vedado a los Masones confiar al escrito los principios y reglas introducidas por Alberto en el arte, que debían permanecer ocultos y comunicarse solo en el mayor secreto a fin de evitar que pudieran ser profanados. Por esto y deseoso de propagarlos sin peligro, apeló al ingenioso lenguaje de los símbolos, que pronto fueron tenidos en la mayor estima a causa, de su gran utilidad, siendo muy considerados cuantos tenían talento o capacidad bastante para comprenderlos. Así en el ejercicio del arte, los símbolos servían de regla y de cordel, facilitando en gran manera el trabajo a aquéllos que los sabían aplicar, al par que les ilustraban rápidamente, revelándoles el objeto a que debían dedicarlos y que permitían que los Maestros pudieran dirigir más descansada y acertadamente los trabajos por medio de un lenguaje secreto, que era segura garantía contra toda indiscreción." El espíritu de esta enseñanza simbólica, estaba destinado a ejercer una influencia eminentemente eficaz y bienhechora en el seno de las Logias, porque obligó a que no se pudiera admitir a ningún Aprendiz que no reuniera ciertas condiciones morales y aptitudes especiales, así como algunos conocimientos que le pusieran en estado de poder comprender el lenguaje de los símbolos y saberse aprovechar de las lecciones que iba a recibir, con más facilidad de lo que le hubiera sido dado hacerlo a un tosco obrero desprovisto de toda instrucción elemental. La gran estima y consideración de que eran objeto los Masones, que excitaba en ellos en alto grado el sentimiento de la dignidad, les impedía que iniciaran a ningún profano en sus misterios. Por otra parte, el lenguaje y representaciones simbólicas, servíales además de medio fácil y eficaz de comunicación entre sí, en defecto de la escritura que tan pocos conocían. Y esto era de un valor inapreciable efectivamente, en una época en que este arte se hallaba tan poco extendido todavía y en que, faltos de tiempo, de medios y de ocasión, tan difícil tenía que ser para muchos Masones el aprender a escribir; mientras que se familiarizaban fácilmente
con el significado de los símbolos, con la práctica diaria del trabajo y las lecciones de los Maestros obraban en su inteligencia de una manera tan rápida como segura. Como símbolos particularmente expresivos, que tenían un significado propio y especial dentro de las Logias, además del general o vulgar que podía atribuírseles, vemos aparecer el Compás, la Escuadra, la Regla, el Nivel, la Plomada, la Trulla, etc. La representación emblemática de los útiles masónicos que se ven esculpidos con tanta profusión en los monumentos y construcciones de la Edad Media, no era solo una consecuencia natural del carácter de la época, ni hija de la rutina o de la fuerza de la costumbre, como podría creerse a primera vista, sino que revistió ya otro carácter; porque aunque los Masones discípulos de Alberto no fueron en verdad los primeros en esculpir los útiles y otros emblemas de su arte en las obras que ejecutaban, puesto que esto estaba en uso desde los tiempos primitivos, lo fueron no obstante entre todas las corporaciones que les habían precedido, en conceder a estos símbolos una importancia real y en establecer una inteligencia directa entre éstos y el edificio espiritual que erigían a la par del material, puesto que era una vocación santa aquélla a que se dedicaban. "Con la edificación de un templo al Señor, el Maestro Masón, dice el H:. Paetow, no solo perpetuaba su nombre, sino que contribuía a la glorificación del Ser Supremo, a la propagación de la doctrina cristiana, a la práctica de la virtud y al ejercicio de la piedad." Vemos, por lo dicho, que el símbolo sufre en secreto una transformación trascendental en el seno de la Masonería, y que esta Asociación se eleva y sube de categoría recibiendo un bautismo científico, desde el momento que penetra en el campo especulativo para dar más amplitud y distinta forma a sus concepciones; y así tiene una explicación lógica y racional, ese doble carácter que siempre se ha atribuido a la Francmasonería. En efecto, si bien se estudia, se descubren, desde luego, dos ramas en la Masonería antigua, muy distintas entre sí, por sus designios y por su carácter. La una meramente práctica y eminentemente especulativa la otra. La una es un arte útil, que tiene por principal objeto la protección y la comodidad del hombre y la satisfacción de sus necesidades físicas; la otra, es una ciencia profunda que se ocupa de las investigaciones más abstrusas 2 sobre el alma y la vida futura y se deriva del insaciable afán que experimenta la humanidad de saber algo de lo que existe más allá de la vida exterior que nos rodea con su densa atmósfera en la tierra. El lazo que une a la Masonería especulativa, con la activa, es el simbolismo, que pertenece a la primera, pero que en toda su extensión se deriva de la segunda. Como síntesis de estos caracteres primordiales, los ingleses han definido la Francmasonería diciendo: "que es la ciencia de la moral velada por alegorías o ilustrada con símbolos;" y como la alegoría no es más que el símbolo oral, de aquí que en resumen pueda dársele la siguiente gráfica definición: La Francmasonería es la ciencia de la moral desarrollada é inculcada por él método del antiguo simbolismo. El simbolismo, en conclusión, es alma y vida de la Francmasonería; nació con ella, o mejor dicho, es el germen del que brotó el árbol Masónico, y el que aun la nutre y anima. Este carácter peculiar de institución simbólica, esa instrucción que da a sus adeptos por medio de los símbolos, es lo que la identifica y distingue de todas las demás asociaciones. Despojar a la Francmasonería del simbolismo, como ha soñado alguna vez algún iluso poseído de la fiebre reformista, fuera quitarle el alma y el cuerpo y reducirla a una masa inerte de materia, solo capaz de una rápida descomposición. Añadiremos para terminar, que para estudiar el verdadero significado de los símbolos, con probabilidad de acertar en su interpretación, es preciso considerarlos detenidamente bajo cuatro puntos de vista distintos, pero íntimamente relacionados entre sí, que son : el histórico, el alegórico, el analógico y el tropológico 3. Además para terminar de ilustrar nuestra reflexión e incluir la perspectiva del R:.E:.A:.A:., reproduzco una parte del “Manifiesto del Convento de Lausana” 4. 2
Recónditas, de difícil comprensión o inteligencia. Doctrinal, moral, que se dirige a la reforma o enmienda de las costumbres. 4 En 1834 se produjo una primera tentativa de vinculación entre los diversos Supremos Consejos mundiales, mediante el efímero tratado de alianza suscrito en París por los de Francia, Bélgica, Brasil y del controvertido “Hemisferio Occidental”. A él se unieron los de Italia, España y las Dos Sicilias, reconociendo la versión latina de las Grandes Constituciones llamadas “de Berlín”, de 1786, como norma reguladora fundamental. Pero fue en 1875 cuando se retomó el propósito homologador y coordinador del fracasado tratado de París, mediante la reunión en Lausana (Suiza) del Convento o Convención que reunió a representantes de11 Supremos Consejos de los 22 existentes entonces (más la adhesión de Chile, que como EE.UU., Argentina y Colombia, no pudo enviar delegado). Aquel Convento llevó a cabo la 3
DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS Art. 1º.- La Francmasonería proclama, como lo ha hecho siempre, desde su origen, la existencia de un Principio Creador, bajo el nombre de Gran Arquitecto del Universo. Art. 2º.- No impone ningún límite a la investigación de la verdad y exige a todos la tolerancia, a fin de garantizar a todos esa libertad. Art. 3º.- La Francmasonería está, pues, abierta a los hombres de todas las nacionalidades, razas y creencias. Art. 4º.- Prohíbe en sus talleres toda discusión política y religiosa, acogiendo a todo profano cualesquiera sean sus opiniones políticas y religiosas, siempre que sea hombre libre y de buenas costumbres. Art. 5º.- La Francmasonería tiene como fin luchar contra la ignorancia bajo todas sus formas, siendo una escuela mutua cuyo programa se resume así: obedecer las leyes del país de cada uno; vivir honradamente; practicar la justicia; amar a sus semejantes; trabajar sin flaqueza por el bien de la humanidad y en pro de su emancipación progresiva y pacífica. Esta declaración nos ilustra acerca de cómo nuestro rito define el propósito común de quienes lo practicamos. Rescato especialmente el Art. 5º. Que nuevamente nos habla de la necesidad de establecer el espacio de aprendizaje anteriormente aludido. V:.M:., haciendo una reflexión que integra las diversas definiciones mostradas, podemos formular algunas conclusiones: • •
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Dentro de nuestra orden hay un espacio de aprendizaje que denominamos Instrucción Masónica. La Instrucción Masónica pretende comunicar nuestra doctrina, misma que se encuentra en nuestros rituales. Sin embargo esta instrucción no es restrictiva ya que de manera menos formal, toda nuestra orden es un gran espacio de aprendizaje. El objetivo de la Instrucción Masónica y de nuestra orden en general es luchar contra la ignorancia bajo todas sus formas y nuestro método a diferencia de todas las demás asociaciones o escuelas unifica al creador con la creación. El artesano es la obra que brota de sus propias manos. Vista así constituye una visión ontológica en la que el hombre es el único responsable y protagonista de su progreso. Toda nuestra instrucción y de hecho nuestra doctrina está representada por símbolos y alegorías, no solo para preservar secretos sino principalmente para que cada masón pueda recoger de ella lo que él mismo sea capaz de distinguir en ella y elabore su propia verdad como librepensador, de manera que en el edificio simbólico cada obra será diferente de acuerdo a los deseos de cada artesano de su propio destino.
V:.M:. he cumplido Q:.H:. Tael Benavente A. M:.M:. R:.L:.S:. Monitor Huáscar N°162 Vall:. de Lima, Ort:. del Perú
revisión de las Constituciones de Berlín y redactó un Tratado de Alianza y Confederación de los Supremos Consejos del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, publicando un Manifiesto con la Declaración de Principios del Rito y recogiendo en un “Tuileur” (o Código ritual) las características de los diversos grados del método.
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