La Doctrina Del Gran Garrote o Big Stick Es El Nombre Con Que Se Conoce a Una Tendencia en Las Relaciones Diplomáticas Estadounidenses de Principios Del Siglo XX

November 29, 2017 | Author: Pablo Sánchez | Category: Foreign Policy, International Relations, International Politics, Politics, Global Politics
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La doctrina del Gran Garrote o Big Stick es el nombre con que se conoce a una tendencia en las relaciones diplomáticas estadounidenses de principios del siglo XX. Señala el inicio delimperialismo Estadounidense y de su actuación como potencia mundial. EnAmérica Latina comenzaría una ola de dominio político y económico norteamericana (a principios del siglo XX) así como un frente abierto a las intervenciones políticas y militares en todo el continente, con la marcada exclusión de los asuntos norteamericanos a los europeos con el “Corolario a la Doctrina Monroe” emitido por Theodore Roosevelt. Bajo el Big Stick o Gran Garrote se llevó a cabo el uso de la fuerza como medio para controlar a los gobiernos de varias naciones latinoamericanos. Igualmente se dio uso de su poder militar para intervenir en la Independicia de Cuba. Los marines estadounidenses desembarcaban en sitios estratégicos como Panamá, Colombia,Nicaragua y Venezuela y estos se autoerigen en árbitros de la política iberoamericana. Se llamó así a la política internacional instrumentada por el presidente Theodore Roosevelt, que gobernó los Estados Unidos desde 1901 hasta 1909, después del asesinado presidente Mac Kinley. La expresión deriva del conocido consejo que Roosevelt había dado a sus amigos: “habla suavamente, pero esgrime un garrote”. Usó la expresión big stick que significa “gran garrote”. Al amparo de esta política, los Estados Unidos promovieron en esa época una serie de movimientos expansionistas en Centroamérica y el Caribe. La idea que iba dentro fue explicada con gran precisión por el propio “Teddy” Roosevelt en el sentido de que el “desorden” y la “impotencia” en los manejos políticos y sociales de los países latinoamericanos podría demandar la intervención de una nación civilizada para poner orden. “En este hemisferio —dijo el viejo Roosevelt en su famoso Corolario— la fidelidad de los Estados Unidos a la doctrina Monroe podrá obligarlos, aunque eso les repugne, a ejercer un poder de policía internacional, en caso flagrante de tales desórdenes o de semejantes impotencias”. A fines del siglo XIX los Estados Unidos habían terminado ya la conquista del Oeste. Habían comprado Louissiana a Francia, Florida a España y Alaska a Rusia. Se habían anexado por las buenas o por las malas Texas, Nuevo México, Arizona, California, Nevada y una parte de Colorado. Hacia 1890 el ferrocarril unía las dos costas de su inmenso territorio continental. La industria y el comercio habían tomado gran impulso. Su producción de acero superaba a la de Inglaterra. Se formaron inmensos trusts con voluntad de dominio internacional que presionaban sobre el gobierno para que conquistara fuentes de materias primas y abriera mercados fuera de sus fronteras. Por el tratado Hay-Paucefote de 1901 Gran Bretaña dejó las manos libres a los Estados Unidos sobre el Caribe. Tomó cuerpo la llamada >doctrina del destino manifiesto, que fue el conjunto de ideas geopolíticas y económicas justificativas del expansionismo territorial norteamericano en toda esa época. En tales circunstancias se aplicó la diplomacia del garrote, que les dio buenos resultados en las incursiones en el Caribe, en la intervención en las Filipinas y Guam, en la promoción de la independencia panameña y la construcción del canal de Panamá, en la imposición de un protectorado económico sobre la República Dominicana, en la coacción contra Haití para que

pague sus deudas en favor de bancos europeos, en la invasión militar a Cuba y en otras aventuras de este orden. La construcción de un canal por la zona angosta de Centroamérica, destinado unir los dos océanos, formó parte de los intereses estadounidenses en la región. Los norteamericanos adquirieron los derechos y bienes de la empresa francesa de Fernando de Lesseps, que había empezado la construcción del canal, cuando ella se declaró en bancarrota en 1889. Empujaron en 1903 la independencia de Panamá, a la sazón provincia de Colombia, y su erección como nuevo Estado para favorecer su proyecto de construcción. Catorce días después de la fundación de la República de Panamá se suscribió el tratado Hay-Buneau-Varilla, en virtud del cual los Estados Unidos obtuvieron la concesión para construir la obra, el uso de ella a perpetuidad cuando esté terminada, el control jurisdiccional de la “zona del canal” y la autorización para instalar bases militares. Todo esto a cambio de una suma de dinero y del pago de una anualidad a Panamá. La colosal obra de ingeniería se inauguró el 15 de agosto de 1914 y la “zona del canal”, verdadero enclave dentro de territorio panameño, fue sometida a un régimen especial bajo el control norteamericano. Los dos océanos no eran suficientes para proteger a los Estados Unidos del resto del mundo. Para el viejo Roosevelt, como lo dijo Henry Kissinger, la “diplomacia muscular”(muscular diplomacy) fue parte del papel global que debían cumplir los Estados Unidos en el hemisferio occidental. En general, ningún presidente definió tan completamente el rol de su país en la política internacional, en términos del interés nacional de los Estados Unidos, ni identificó tan amplia y comprensivamente ese interés nacional, como Theodore Roosevelt. El mandato de Theodore Roosevelt se extendió dos períodos, de 1901 a 1909. Antes, en 1898, había sido subsecretario de Marina y dirigió los preparativos para la guerra contra España por el dominio de Cuba. En 1903, impulsó la separación de Panamá respecto de Colombia para construir un canal de navegación que comunicara los océanos Atlántico y Pacífico en beneficio de Estados Unidos. Ese año estableció la base militar de Guantánamo en territorio cubano. Después de su reelección en 1904, Theodore reafirmó la doctrina Monroe, reservando a su país el derecho a mantener el orden en el hemisferio occidental y lanzó la definición política de “gran garrote”. La importancia de este acontecimiento radica en la definición de la política exterior estadounidense hacia América Latina y el Caribe durante las primeras décadas del siglo XX, a partir de la intervención de la potencia del Norte en dicho conflicto. A esta política se le conoce comúnmente como la política del Gran Garrote, la cual se sustentó en la reinterpretación que el Presidente Theodore Roosevelt hizo de la Doctrina Monroe. La participación de Estados Unidos como mediador en este suceso marcó el modelo de intervención que este país desarrollaría posteriormente en la región. En términos generales, se trató de una política exterior agresiva e intervencionista que tuvo como

objetivo principal la consolidación de la hegemonía estadounidense en el continente. Durante el gobierno de Theodore Roosevelt dicha política estuvo concentrada en la defensa de los intereses geoestratégicos de Estados Unidos en el Caribe, concretamente lo concerniente al control del proyectado canal interoceánico en el istmo centroamericano.

El bloqueo naval a las costas venezolanas por parte de Alemania, Inglaterra e Italia en diciembre de 1902 ofreció a Estados Unidos la oportunidad de concretar esta política. A través de su mediación en el conflicto, Estados Unidos logró frenar las intenciones europeas de influir en la región y colocar a los países latinoamericanos y caribeños bajo su tutela. En este sentido, los intereses de Estados Unidos quedaron salvaguardados y reforzados. El imperialismo estadounidense comenzaba a erigirse ante una Europa que dejaba de ser el centro del mundo y una América Latina convulsionada por sus conflictos internos. Estados Unidos inauguraba el siglo XX con un potencial material y una fuerza ideológica indiscutibles que lo conducirían al establecimiento del denominado Siglo Americano. Atrás quedaba aquel equilibrio de poder, en el cual Inglaterra fungía como única potencia hegemónica. Junto a Estados Unidos, otras potencias como Alemania y Japón aparecían como nuevas potencias mundiales, reconfigurando el sistema internacional del nuevo siglo. La nueva república imperial conducida por Theodore Roosevelt desplegaría entonces una política exterior que permitiera consolidar la influencia de Estados Unidos a escala global. En el caso de la política exterior hacia América Latina, se dio una reinterpretación de la Doctrina Monroe: el llamado Corolario Roosevelt. Así, dio inicio la escalada de intervenciones estadounidenses en el subcontinente. La justificación fue la incapacidad de los países latinoamericanos y caribeños para gobernarse a sí mismos y la falta de responsabilidad de éstos ante sus compromisos internacionales. Si bien la Doctrina Monroe había sido promulgada desde 1823, es hasta el siglo XX cuando ésta

cuenta con el sustento material para poder ser aplicada. Al contenido antieuropeo de la doctrina se añadió el derecho de intervención unilateral de Estados Unidos en los países de la región latinoamericana y caribeña para poner orden en sus vidas internas y evitar así posibles intervenciones de poderes europeos.

Para Estados Unidos, la región caribeña representaba una zona directamente vinculada con su seguridad nacional. “A través de la fementida guerra contra España, en 1898, Estados Unidos obtuvo de un golpe las soluciones estratégicas requeridas por sus necesidades de seguridad: Puerto Rico y Cuba, suyas o bajo su dominio, cerraban ahora el cerco del Caribe, convirtiéndole en un lago norteamericano, por un lado; las Filipinas, complementando a las Hawai eran las lejanas avanzadas que guardarían los accesos por el otro lado, canal de Nicaragua o de Panamá mediante”. La política exterior de Roosevelt se enfocó entonces en la defensa del canal ístmico, el cual sería un espacio vital para las comunicaciones navales y el comercio estadounidenses, considerando que Estados Unidos cuenta con costas en ambos océanos. A pesar de que Alemania e Inglaterra consultaron a Estados Unidos la intención de bloquear las costas venezolanas para adquirir el pago de sus reclamaciones, lo cual significó un reconocimiento de la Doctrina Monroe, Estados Unidos decidió participar como mediador para garantizar que el conflicto terminara en buenos términos para sus intereses. Para Theodore Roosevelt era vital hacer el deslinde de las áreas de influencia. Así, la reinterpretación que dio Roosevelt a la Doctrina Monroe implicaba el derecho de intervención de la potencia del Norte en el desarrollo de las naciones latinoamericanas y caribeñas en aras de proteger su seguridad nacional. Con base en la doctrina del Destino Manifiesto la misión de Estados Unidos consistía en la extensión del área de libertad sobre los pueblos “bárbaros”, con lo cual se justificaba dicha intervención. Así, los elementos constitutivos de la política exterior estadounidense, tales como la idea del

Destino Manifiesto que expresa una misión regeneradora y libertaria a escala continental, primero, y mundial, después; el principio de seguridad nacional que se concibe como un valor indiscutible y un derecho “natural y legítimo” de la nación; y el expansionismo como fórmula para resolver las contradicciones internas, se readaptaron a las exigencias de la nueva república imperial. El corolario a la Doctrina Monroe fue una demostración de que Roosevelt no titubeó en promover agresivamente los intereses de Estados Unidos en la región. En su mensaje anual al Congreso el 6 de diciembre de 1904 señaló lo siguiente: Todo lo que este país desea es que las otras repúblicas de este continente sean felices y prósperas; y no pueden serlo a menos que mantengan el orden dentro de sus fronteras y se comporten con una justa consideración hacia sus obligaciones con el extranjero. Debe entenderse que bajo ninguna circunstancia los Estados Unidos usarán la Doctrina Monroe como pretexto para la agresión territorial. Deseamos la paz con todo el mundo, pero quizá, más que con ninguno, con los pueblos del continente americano. Existen, por supuesto, límites a las ofensas que una nación que se respete puede soportar. Siempre es posible que las acciones ofensivas hacia esta nación o hacia los ciudadanos de esta nación, de algunos Estados incapaces de mantener el orden entre su gente, incapaces de asegurar la justicia hacia los extranjeros que la tratan bien, pudieran llevarnos a adoptar acciones para proteger nuestros derechos; pero tales acciones no se adoptarían con miras a una agresión territorial y serían adoptadas sólo con una extrema aversión y cuando se haya hecho evidente que cualquier otro recurso ha sido agotado.

Philander C. Knox, secretario de Estado norteamericano, denominó así a la política internacional inaugurada por el presidente William Taft de los Estados Unidos (1909-1913) y seguida en buena parte por su sucesor Woodrow Wilson, quien tomó el poder en 1913. Esa política se propuso sustituir la diplomacia del big stick del presidente Theodore Roosevelt (1901-1909) por otra más sutil. El planteamiento fue bastante simple: reemplazar la bala por el dólar. O sea imponer un dominio financiero y no militar, especialmente en la región latinoamericana y en el lejano Oriente. Los Estados Unidos, que a la sazón ya eran una de las tres o cuatro grandes potencias del mundo, fomentaron los negocios y las inversiones norteamericanos en América latina con el auxilio de su diplomacia. Para eso, en lo que sin duda fue una extensión de la >doctrina Monroe, el presidente Wilson pretendió excluir la inversión europea en esta parte del continente de modo que los Estados Unidos pudiesen ejercer allí el monopolio de la actividad económica.Esfuerzo por parte de Estados Unidos para influir en otro país por medio de su poder financiero, el poder del dólar. El término se ha utilizado especialmente con referencia a América Latina, en donde los grandes consorciosestadounidenses que habían hecho ahí grandes inversiones, trabajaron junto con el Gobierno de Estados Unidos para ejercer un determinado grado de control. Constituyen ejemplos de esto las repúblicas bananeras de América Central, que a menudo dependían totalmente de las empresas estadounidenses para mantener la viabilidad de sus economías.

La diplomacia del dólar sufrió porque a menudo implicó que toda persona y todas las cosas tenían fijado un Precio, y si los estadounidenses ofrecían una cifra suficientemente elevada, eso justificaba sus Acciones, independientemente de cuán recta o injusta fuera la situación. La práctica ya no es tan común; pero la frase permanece, y se aplica a cualquier uso que se hace de los dólares como sustitutos de las buenas maneras y de la consideración.

COLORARIO : En su Mensaje anual al Congreso el 6 de diciembre de 1904, Roosevelt señaló que siguiendo con la Doctrina Monroe: Si una nación demuestra que sabe actuar con una eficacia razonable y con el sentido de las conveniencias en materia social y política, si mantiene el orden y respeta sus obligaciones, no tiene por qué temer una intervención de los Estados Unidos. La injusticia crónica o la importancia que resultan de un relajamiento general de las reglas de una sociedad civilizada pueden exigir que, en consecuencia, en América o fuera de ella, la intervención de una nación civilizada y, en el hemisferio occidental, la adhesión de los Estados Unidos a la Doctrina Monroe (basada en la frase «América para los americanos») puede obligar a los Estados Unidos, aunque en contra de sus deseos, en casos flagrantes de injusticia o de impotencia, a ejercer un poder de policía internacional.[8] El así llamado Corolario Roosevelt de la Doctrina Monroe reivindicaba el derecho de los Estados Unidos de intervenir preventivamente y ocupar una nación latinoamericana, incluso si ningún poder europeo había amenazado todavía con imponer su poder en ella. Durante las décadas siguientes, los Estados Unidos intervinieron en todo el Caribe, de manera tal que los Infantes de Marina se hicieron conocidos como las “tropas del Departamento de Estado.” En 1934, el General de la Infantería de MarinaSmedley Butler lo expresó llamando a los Infantes de Marina “gángsteres” para el imperialismo.[9] Tropas de EE.UU. invadieron Colombia en 1901 y 1902; Honduras en 1903, 1907, y 1911; y la República Dominicana en 1903, 1904, 1914, y 1916, ocupando el la isla hasta 1924. Tropas de EE.UU. desembarcaron en Nicaragua en múltiples ocasiones, ocupándola unos 20 años, y ocuparon Cuba durante tres años (1906-1909) y Haití durante 20 años. Fuerzas de EE.UU. también hicieron incursiones en México, Panamá, Guatemala, y Costa Rica.[10] El corolario de Roosevelt es una sustancial alteración (llamada “enmienda”) a la Doctrina Monroe por parte del presidente de los Estados Unidos de AméricaTheodore Roosevelt. En su estado alterado, la Doctrina de Monroe ahora consideraría a América Latina y el Caribe como territorio para expandir los intereses comerciales de los Estados Unidos en la región[cita requerida], adicional a su propósito original, de mantener la hegemonía europea fuera del hemisferio.

El corolario fue formulado ante el Congreso en el Discurso del Estado de la Unión del 6 de diciembre de 1904, una vez que las potencias europeas (Alemania,Inglaterra e Italia) habían amenazado con el Bloqueo Naval a Venezuela de 1902-1903. El motivo de la acción bélica fue cobrar por la fuerza el pago de una deuda contraida por el gobierno de Venezuela en las últimas décadas del siglo XIX, sin embargo el bloqueo fue levantado para someterse las partes a un arbitraje bajo presión del mismo Roosevelt. En esta enmienda se afirma, que si un país latinoamericano y del Caribe situado bajo la influencia de los EE.UU. amenazaba o ponía en peligro los derechos o propiedades de ciudadanos o empresas estadounidenses, el gobierno de EE.UU. estaba obligado a intervenir en los asuntos internos del país "desquiciado" para reordenarlo, restableciendo los derechos y el patrimonio de su ciudadanía y sus empresas. Este corolario supone, en realidad, una carta blanca para la intervención de Estados Unidos en América Latina y el Caribe y establece de facto derechos "quasi oneocoloniales" de EEUU sobre países de la región, derechos similares a los que tanto Inglaterra como Francia se otorgaban a sí mismos sobre los países de sus áreas de influencia de acuerdo a los tratados de la Entente cordiale firmados el 8 de abril de 1904. Roosevelt aplicó su variante a la Doctrina Monroe por primera vez tomando las aduanas de la República Dominicana en 1905 para pagar a los acreedores extranjeros de esa nación. En un intento diplomático de revertir la percepción de "Imperialismo Yanqui" sembrada por la administración de los EEUU en 1904 al estilo del "Gran Garrote", el corolario Roosevelt fue suplantado por la Política de buena vecindad (el llamado panamericanismo) una iniciativa presentada por la administración del presidenteFranklin Delano Roosevelt en el marco de la VII Conferencia Panamericana de Montevideo en diciembre de 1933. Entre las actividades de distensión y acercamiento se destaca la producción de filmes basados en las culturas de los países latinoamericanos como Volando a Rio, Los tres caballeros o Saludos amigos. Sin embargo los EEUU apoyaron las dictaduras de Fulgencio Batista en Cuba, de Rafael Leonidas Trujillo en Republica Dominicana, Anastasio Somoza en Nicaragua y Francois Duvalier en Haiti. Con el inicio de la Guerra Fria en 1945, Estados Unidos reestableció la doctrina del Corolario Roosevelt con la finalidad de bloquear el avance del comunismo soviético en el hemisferio. En este caso EEUU considera que la amenaza de la instalación de régimenes izquierdistas o demasiado reformistas también implica una intervención, aunque menos directa.Sus acciones a la larga causaron que la mayor parte de la América Latina y el Caribe se llegara a convertir en anti estadounidense, los efectos de esto último se aprecian aún hoy en día.

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