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TOMÁS RODRÍGUEZ MIRANDA S.J.
rechas
Alma de Cristo JoRGE R LuGONES l Evangelio día a día Santoral VícroR MANUEL FERNÁNDEZ l
Evangelio día a día Comentario y oración VícTOR MANUEL FERNÁNDEZ
Verdades de cada día JosÉ Luis KAUFMANN l
Reino y las Bienaventuranzas Ejerc Ejercicios icios espiritual es para agentes de Pastoral JoRGE R LucoNES
LaEucaristía 401 preguntas y respuestas
MATEO BAUTISTA
Ayudas para hacer Ejercicios Espirituales Ignacianos Manual del ejercitante jORGE R LUGONES
La dirección espiritual Pastoral del acompañamiento espiritual
AN PABLO
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Pablo
Introducción y presupuesto
rgentina
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Parece necesario que se esclarezca y se encuadre bien la cl ve de interpret ción de esta obra. En efecto, hablar de dire cción espiritual puede inducir en muc muchos hos reacciones reacciones instintivas de rechazo rechazo y hasta de agresividad a causa de lo que han debido soportar en tiempos anteriores. En el pasado, por cierto, en muchos estratos de la práctica de la vida cristiana, direcci ón espirit ual era someterse a un sistema religioso y social, duro y jerárquico, en que se prescribía a la persona, hasta en detalle, lo que tenía que hacer y cómo vivir. Eso fue un hecho sociológico, innegable históricamente.
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Como derivación de ese hecho han surgido objeciones en contra de la dirección espiritual entendida de ese modo, como por ejemplo: dirección espiritual es una táctica perteneciente a las épocas oscurantistas de la Iglesia para ejercer el dominio y el control de otras personas;
la
Rodriguez Miranda Tomás
.
La dirección espiritual: pastoral del acompañamiento espiritual
- Buenos Aires: San Pablo 2008. 400 p.; 23x 15 cm. ISBN 978-950-861-844-3 1 Atención Pastoral. 2. Dirección Espiritual.
1 ed. 1 reimp.
es
fomentar el autoritarismo verticalista y dominador;
anular o disminuir la responsabilidad responsabilidad personal del dirigido alienándolo y conduciéndolo a una vida de evasión, que impide
es l Título
CDD 259
su desarrollo integral; consigo una connotación introvertida y moralista y no condnce a una entrega de la persona y a una búsqueda de la paz y la justicia del Reino a su alrededor; etcétera, etcétera.
llev a
Con las debidas licencias ¡ Queda hecho el depósito que ordena la .ley 1 72_3 .© SAN PABLO, Riobamba 230, C 1025ABF BUENOS AIRES, Argentina. E-mail: d1rector.ed1tonal@san pablo.com.ar ¡ Impreso en Gráfica Laf s.cl. Espinosa 2827 - .c l 4 l 6CFI BUENOS AIRES, Ar gentina en el mes de septiembre de 2008 / Industria argentina.
ISBN-13: 978-950-861-844-3
Pero si la dirección espiritual se entiende y se practica en su re lid d verd der y esenci l prescindiendo del significado que se le ha dado y de sus connotaciones históricas negativas, ninguna de esas objeciones es válida necesariamente. En todo caso, ellas nos advierten acerca de peligros en los que no hay que incurrir. La reacción de rechazo viene principalmente por la gran sensibilidad que existe en la actualidad en favor de la propia responsabilidad y la propia libertad como persona. Nadie acepta en lam en talidad actual que otro tome las riendas de su responsabilidad sobre
a dirección espiritual
Tomás Rodríguez Miranda
. 1o qmere h a cer · u propia vida. Más aún, na d ie . · Y eso es .lo más La actividad "directiva'', tanto actlva corno pasiva, va razo nable . . · d d 1y siendo extraña no sólo a la mentalidad teológica denva ª e aticano II sino incluso a la cultura del mundo contemporaneo. La actividad de dirigir a alguien, o la experiencia d e ser dirigido
eso aquí hemos querido expresamente mantener el térmi no dirección espiritu l pero rescatándolo, o "resucitándolo" a su vida nueva". Rescatándolo de la connotación de "direc tivismo" y resucitándolo a la connotación de encontrar l Por
dirección, el sentido, el derrotero, la orientación, el rumbo
por alguien -entendidos ambos términos como condic10nadores-, ya no pertenece a la cultura actual porque Íl;'.p'.ica m; r e c h ~ o a responsabilidad personal. Así, el bmonuo d fecc10n_ espmtual
hacia el Padre, acompañado del servicio de un amigo desin teresado y experimentado. Entonces la palabra "dirección" no significa aquí ni dirigir ni ser dirigido, sino más bien encon
trar la dirección .
puede sonar a nuestros contemporáneos.de cu:tura o c c i d e ~ t l a un autoritarismo que una teología y una psicologia actuales tienden a repudiar. . . Por todo esto y dado que las palabras con frecuencia se as.ocian emocionalmente a la experiencia que ha ido muda a ellas, la, formu la "dirección espiritual" para muchas personas personas.. may?res esta ligada adelacoerción sensacióndedesagradable frustrante de emocional obligac10n es pres10nada Y la voluntad. yLa sensación displicente y molesta. Por eso hay gente que prefiere que se destierre ~ e l todo la expresión "direcc ión espiritual" y se sustituya por otros tennmos más atrayentes como "diálogo pastoral'', "relación humana de a y ~ da", acompañamiento en el espíritu'', entrevista pastoral , counseling religioso", etcétera. Sin embargo, ninguno de esos términos nuevos tampoco indica plenamente la realidad de ese "ministerio edesial de ayuda D1 s sobre su vida , hermano en ha el "discernimiento delelplan realidad que existido siempre en senodede la Iglesia-comumda_d como veremos con más profundidad el1 el capítulo l En actual: dad a la gente más joven, que cultiva una vida en el Espmtu mas intensa y que no sintió sobre sí los elementos negatlv os frustran tes de la antigua "direcc ión espiritual'', no sólo no le desagrada el término mismo de dirección espiritual sino que lo prefiere a otras denominaciones y lo usa con naturalidad. Para esos jóvenes, el tér mino tiene una carga emocional más reconfortante porque lo que ven en él es el dejarse "dirigir por el Espíritu Santo" que les respeta plenamente su ser y libertad, y ven en el "director espiritual" más que un amigo en el Señor que les "sirve" (en : sentldo m_as auténticamente cristiano de la palabra) para acompanarlos abnr les camino en la búsqueda de la voluntad del Padre.
tanto, deseamos que el encuadre o marco de referencia de todo lo que se diga en esta obra sea el de la libertad del Evan gelio, y que podamos concretarlo en estas tres vivencias de Jesús: la verdad, la libertad, el Espíritu que guía. La verdad hace libre a la persona (ver Jn 4, 23-24) y el Espíritu Santo es el que guía en todas las cosas (ver Jn 16, 13). Por
El título de la obra va acompañado de alguna de esas expresio ne ness actuales que pueden dar a entender que esa dirección espiritual posee una carga semántica nueva respecto a su antigua significa ción. Libertad, verdad, búsqueda-guiada constituyen el marco de referencia y la clave de interpretación de todo lo que se diga y trate
en esta obra. La libertad como punto de partida esencial; como condición condici ón previa, subyacente y absoluta de toda actividad propia de un ser humano. humano. La verdad como revelación o diafanía especialmen te de la propia identidad. La búsqueda guiada por el Espíritu Santo, que usa como instrumento o "causa segunda" el "acompañamiento en servicio de ayuda" de algún hermano de la comunidad cristiana. Ya veremos m ás adelan te que: libertad será un "estar-libre-para'', y la elaboración de ese estado vital de libertad será muy duro y dificil; -que la verdad será descubrir, aceptar y vivir con pleno realismo -la
la propia identidad, ésta también mny dura y llena de innumerables escollostarea de rechazos; -que, en la búsqueda guiada, el Espíritu Santo no se sirve, en general, genera l, de cualquier hermano/a de la c omunidad cristiana sino
casi siempre de alguno/a de aquellos que están bien preparados
Tomáss Rodríguez Tomá
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y son conocedores del comportamiento humano y son hábiles en el discernimiento de lo que acaece en el espíritu del hombre. Liberación, identidad, y cualificado.
búsque da-as istid a
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un hermano
Una vez aclarado el encuadre y la clave de interpretación de esta obra, conviene aclarar también su finalidad, para que no se busque en ella lo que no se pretende dar y, por tanto, no se pu eda encontrar. En primer lugar, esta obra no es ningún tratado sobre la "teología" de la dirección espiritual con aspiraciones rigurosamente científi cas ni, mucho menos, un tratado de psicología religiosa aplicada. No pretende ser eso. Simplemente intenta ser una elaboración escri ta unificada y coordinad a- de numerosas experiencias v vividas ividas du rante años, de muchas reflexiones sobre esas experiencias, y de diversas lecturas asimiladas con un afán de honesta utilidad, esto es, asumidas e incorporadas a una síntesis mental con el deseo de que sirvan (léase: hagan un servicio) al hermano en su búsqueda de lo "uno" más importante que es encontrar y llevar a cabo desde su ser humano en integridad la voluntad voluntad de su Creador y Padre "sob re la disposición de su vida" (San Ignacio, E. E. 1). La lectura, incluso el estudio, de los temas de esta obra no serán de ninguna manera suficientes para "formar" un director espiritual. En primer lugar porque, como veremos, hacen falta para eso algunas cualidades, en grado mínimo aunque sea, que no se adquieren por estudio sino que con ellas se "nace", como sería la capacidad de empatía y sintonización; en segundo lugar, porque en sí mismos esos temas no serían suficientes para una adecuada formación cualificada; y en tercer lugar porque es necesaria una experiencia práctica de ayuda espiritual l otro, experiencia que para tener efecto formador debe ser, además de larga, graduada: es decir, de poco a más. Lo que pretende esta obra, por tanto, es simplemente ayudar a capacitar un poco más a diversas personas que por sus cir cunstancias de labor apostólica se encuentran en ocasión de ejercer un ministerio-de-ayuda respecto a otros, como podrían ser sacerdotes, religiosos/as, educadores laicos-seglares, ase sores de grupos apostólicos sobre todo de jóvenes, en cole gios, parroquias, comunidades religiosas o seminarísticas,
dirección espiritual
etcétera. En efecto, a menudo vemos masas de personas, prin cipalmente juveniles, que andan pululando como "ovejas sin pastor" en el sentido de que nadie las ayuda a buscar y encon trar l menos el "sentido de su vida" y están ansiando, implí citamente casi siempre, que se les preste ese servicio. Dios ha l
no
encomendado hermano el cuidado de su hermano, y Dios suele hacer excepciones en esa misión dada a cada uno, pero tampoco puede ser tomada a la ligera por parte nuestra, y por eso debemos formar e intensificar la capacidad de ayuda l otro en su crecimiento en el espíritu. Muchas personas ya se empeñan en esa ayuda muy frecuente mente compelidas por una especie de "vocación interna", pero ne cesitan aumentar esa capacidad con una mayor formación y para eso sí puede ayudar la reflexión sobre los temas de esta obra. Ade más, cada vez más, se va asumiendo y aceptando que el director espiritual no tiene que ser necesariam ente un sacerdote. Ya se verá también en uno de los temas que esto es sólo una ventaja muy positiva por las implicaciones que tiene una vida en el espíritu con el ser Iglesia y en esp especi ecia, a, con la administración del sacram ento de la penitencia, pero no es, ni mucho menos, condición indispensable. Por otra parte, la historia de la vida espiritual lo ha demostrado con numerosos y cualificados ejemplos. Una razón más, ésta última, para que en la presente obra se facilite al máximo la formación en la capacidad de ayuda a un mayor número de personas. Ya más en concreto: para esa finalidad de la que acabamos de hablar hará falta un conocimiento mínimo de qué debe entenderse (¡tener ideas claras ) por dirección espiritual, por director, por di rigido; cuáles son los espacios de actuación de cada uno, sus posi bilidades, sus objetivos y metas. Hará falta, asimismo, un mínimo de conocimiento del ser humano, de las "ciencias del hombre" en sus diversas áreas, especialmente en la psicología para aprender a asumirlo y respetarlo tal cual es. Y en esto, más específicamente, hace falta que se tenga conocimientos fundamentales e ideas claras sobre antropología cristiana. También será necesario conocer qué mediaciones vitales o condiciones esenciales se deben fomentar y madurar, y qué técnicas o modos de proceder sean los más conve