La Dialéctica

January 27, 2018 | Author: karla_arrsi | Category: Dialectic, Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Karl Marx, Ideologies, Friedrich Engels
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Leyes objetivas y leyes científicas Los cambios y las transformaciones a que se encuentran sujetos los procesos existentes están regulados por ciertas relaciones constantes a las cuales denominamos leyes. Las leyes objetivas constituyen así las formas más generales de las relaciones de cambio y representan las conexiones internas y necesarias en que se produce la variación de los procesos y Lógica Jurídica de sus propiedades. De esta manera, tenemos que el comportamiento de los procesos está regulado según leyes y por eso mismo, las leyes exhiben la regularidad del universo. Las leyes objetivas rigen de manera independiente de nuestra voluntad o de nuestra conciencia porque son inherentes a la naturaleza y a la sociedad. Las leyes objetivas son susceptibles de ser descubiertas y en cierto modo, la historia de la ciencia y de la técnica es la historia del descubrimiento de leyes objetivas y de utilización, más aún, es imposible explicar los procesos si no se descubren las leyes que los rigen. Cuando el hombre logra descubrir una ley objetiva, la expresa en forma de ley científica. Esta es entonces una reconstrucción racional que refleja a la ley objetiva. El mundo materia no es sólo un todo desarrollado, sino concatenado, unido. Todos sus objetos y fenómenos no se desarrollan por sí mismos, aisladamente, sino indisolublemente ligados con otros objetos y fenómenos y experimentan las influencias recíprocas de los mismos. La ciencia dispone de cuantiosos datos confirmativos de la concatenación y del condicionamiento mutuo de objetos y fenómenos. Algunas partículas elementales forman átomos, influyendo las unas en los otros. Pero los átomos tampoco están aislados, se enlazan mutuamente y forman moléculas, éstas a su vez constituyen cuerpos microscópicos. La interdependencia de los macrocuerpos se expresa en la ley de la gravitación universal. Según esta ley, la Tierra está vinculada con el Sol y con otros planetas del sistema solar y el Sol con otras formaciones cósmicas más grandes. Puesto que los objetos y fenómenos del mundo material son multiformes, también son diversas sus concatenaciones e interdependencias. La dialéctica no estudia todas las concatenaciones, únicamente las más generales, las que se registran en todas las esferas del mundo material y espiritual. El reflejo de esas concatenaciones en la conciencia del hombre son las leyes y las categorías de la dialéctica.

Así, LEY es una concatenación esencial y necesaria, general y reiterativa existente entre los fenomenitos del mundo materia, que originan un curso rigurosamente determinado de los acontecimientos. El cambio está presente en el Derecho, la contradicción también. De allí que aseguremos que debemos conocer la Dialéctica. Ésta, sobre la que reflexionamos y la aristotélica, que sirve para argumentar ante un oponente.1 Platón, discípulo de Sócrates, trata también de encontrar un método al cual se puedan acoger los hombres en la búsqueda de la verdad. Para esto Platón perfecciona el método instaurando por Sócrates (mayeútica) el cuan retoma en sus grandes partes, pero lo convierte en lo que él llama Dialéctica. En sí el término originalmente se encuentra ligado con el vocablo “diálogo”. En todo diálogo encontramos por lo menos dos personas que participan mutuamente sus conocimientos, sus experiencias confrontándolas para así poder llegar a un aparente acuerdo. En la dialéctica platónica, el proceso consiste en contraponer entre sí, opiniones divergentes, señaladas de tal modo las contradicciones entre ellas contenidas. En un segundo momento, superar esas contradicciones por medio de una idea de mayor generalidad y que cobija a ambas. Y así hasta llegar a las ideas más universales. Este método se fundamenta en la idea de que el conocimiento sensible, expresado en las opiniones, estaba cargado de contradicciones, es decir, falsedades. Al superar tales contradicciones en el diálogo se superaba también el mundo sensible para llegar a un supuesto mundo de las ideas puras. 2 Hegel: Dialéctica & Nacionalismo La filosofía de Hegel pretendía ser una reconstrucción total del pensamiento moderno. El problema de Hegle se da con la oposición entre el orden de la naturaleza tal como debe ser concebido para los fines científicos y su concepción implícita en la tradición ética y religiosa del cristianismo. Antes que Hegel había surgido otros pensadores Hume, Kant y Rousseau, ahora bien Hegel se propuso determinar un principio especulativo de síntesis más audaz que ellos. En donde la moral y la religión recibirían una justificación lógica, pero sólo si se descubría una nueva y más firme lógica sintética, trascendiendo la lógica analítica de la ciencia. Hegel quería ofrecer una más amplia concepción de la razón que cubriera e incluyera lo que había sido separado por el análisis de Hume y Kant y el centro de su sistema fue una lógica tendiente a sistematizar un nuevo método intelectual, eso es la DIALECTICA. Esta residía en su capacidad para demostrar una relación lógica necesaria entre el campo de los hechos y el campo de los valores. En consecuencia, aportaba un instrumento para comprender los problemas de la sociedad, de la moral y la religión.

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López Permouth, Luis César. Presentación prospectiva de la Lógica Jurídica. 3ª. Reimpresión (2012)p. 87-90 García Ortiz, Fabio; de la Parra L., Francisco, Pensemos 10 Filosofía, octava edición (1989) p. 28

Su reconstrucción era un problema mayor y como lo demostraban los acontecimientos, no podía resolverse apelando una vez más a abstracciones, tales como los derechos del hombre, que habían demostrado ser tan destructivas. La reconstrucción nacional se le presentaba como el restablecimiento de la continuidad de las instituciones nacionales, la busca de fuentes de solidaridad nacional en el pasado y la afirmación de la dependencia del individuo en relación con su herencia de cultura nacional. Su dialéctica era una especie de símbolo de revolución y recuperación. Una característica notable de la filosofía política de Hegel era la alta valoración que atribuía al estado nacional. El genio o el espíritu de la nación, que actúa a través de los individuos pero independiente en gran medida de su voluntad e intención conscientes, era considerado por él como el verdadero creador del arte, el derecho, la moral y la religión. El estado es el rector y fin del desarrollo nacional. Hegel separaba el nacionalismo de las implicaciones del radicalismo, el igualitarismo y el individualismo que había tenido en la etapa revolucionaria. En la filosofía política de Hegel dos elementos de primaria importancia se dieron: la dialéctica, que exponía un método capaz de producir conclusiones nuevas y de otra manera indemostrable en los estudios sociales; y una teoría del estado nacional como encarnación del poder político. Hegel garantizaba la primacía del estado nacional mediante el razonamiento dialéctico sobre el que descansaban sus conclusiones. La preocupación de Hegel por la nacionalidad era producta de los mismo intereses que convertian en nacionalistas a otros alemanes que no compartían su filosofía técnica. Hegel, reformulaba como la interpretación materialista o económica de la historia, la dialéctica se conviertió en el órgano intelectual del socialismo marxista que siempre era antinacionalista y enemigo declarado del Estado. El Método Histórico La filosofía política y social de Hegel se centró en el estudio de la historia y la relación de la historia con los demás estudios sociales. La idea que la historia aporta un método específico que puede aplicarse al estudio de los temas sociales, tales como el derecho, la política, la economía, la religión y la filosofía. Aplicado los métodos de análisis y generalización. El método histórico tal como era concebido en la filosofía de Hegel y ampliamente aceptado en las ciencias sociales del siglo XIX, no era principalmente un mejor método de investigación empírica. El método histórico significaba una filosofía de la historia o el descubrimiento de una ley o dirrección general del desarrollo cultural, mediante la cual se esperaba poder trazar una línea científicamente defendible entre pueblos adelantados y atrasados, civilizaciones desarrolladas y primitivas, naciones progresistas y retrasadas. La filosofía de Hegel afirmó por vez primera los principios de los que dependía la confianza en un método histórico, así concebido. El método suponía que existe en la naturaleza un solo patrón o una ley de desarrollo que puede ser revelada mediante la exposición apropiada del tema. Captando el plan o la lógica general del desarrollo histórico es posible distinguir lo importante de

lo accidental. El fin, tal como lo concebía Hel era discriminar la corriente principal de los reflujos y contracorrientes, estableciendo así una escala de valores históricamente objetiva. La idea hegeliana de un orden lógicamente necesario del desarrollo histórico era aplicable a una sucesión progresiva de culturas nacionales. La concepción hegeliana de una ley inherente del desarrollo cultural difería radicalmente, en sus implicaciones prácticas y teóricas, de la idea de progreso, que había sido parte de la fe de la Revolución. El historicismo de la filosofía de Hegel y el historicismo general tenían en general una inclinación conservadora muy distinta de las implicaciones revolucionarias de la teoría del progreso de Condorcet. En su aspecto teórico, el rasgo distintivo de la dialéctica, tanto en la forma del idealismo de Hegel como del materialismo de Marx, era su pretensión de ser una teoría de la lógica más que de la causación empírica. El propósito de Hegel era nada menos que el grandioso proyecto de demostrar las etapas necesarias las cuales la razón humana se aproxima al Absoluto. Y, por un proceso inverso se proponía demostrar el orden de desarrollo en que la Razón Absoluta se despliega en las ideas y las instituciones de la civilización. Hegel en la dialéctica había descubierto una ley de síntesis inherente a la naturaleza del espíritu y a la naturaleza de las cosas. En este sentido era un idealista. Las leyes del pensamiento y las leyes del acontecer son en última instancia idénticas y ambas incluyen una forma de desarrollo discernible. Hegel acostumbraba a llamar lo “real” de lo simplemente “aparente”. Hegel concebía la dialéctica como el factor que unía al análisis y síntesis. Consideraba su propia lógica como una lógica de la razón, mientras atribuía las deficiencias de los estudios sociales en el siglo XVIII al hecho de que sólo empleaba una lógica del conocimiento analítico. Para Hegel, la base filosófica del individualismo era la Era Revolucionaria que termina, pensaba él con la superficialidad del conocimiento histórico, que fomenta la ilusión de que los hombres pueden reconstruir la sociedad de acuerdo con su capricho y que se convierte así en estímulo del fanatismo y del desorden. Sólo la razón, la facultad de síntesis, puede ver bajo la superficie del detalle histórico, percibir las fuerzas reales subyacentes que controlan el proceso y comprenden la necesidad de que el proceso sea como es. Este acto de comprensión sintética constituye para Hegel el conocimiento intelectual y la justificación moral. La concepción hegeliana del método histórico implicaba una revolución intelectual en su espíritu de la que su filosofía había de ser el exponente. La dialéctica de Hegel es un nuevo instrumento lógico indispensable para la comprensión de los fenómenos sociales y la creación de una ciencia histórica válida. Marx y el materialismo dialéctico Marx siguió creyendo que la dialéctica era un eficaz método lógico, el único capaz de demostrar una ley del desarrollo social y en consecuencia, su filosofía como la de Hegel fue una filosofía de la historia. Aunque Marx elaboró su filosofía como una forma de materialismo, utilizó la dialéctica para apoyar una teoría del progreso social en la que los más altos valores morales se realizan necesariamente. Para Marx como para Hegel la fuerza impulsora del cambio social es la lucha y el

factor determinante, en última instancia es el poder. La lucha tiene lugar entre clases sociales más bien entre naciones y el poder es económico más que político, siendo el poder político en la teoría de Marx una consecuencia de la situación económica. Marx confiaba y esperaba que su radicalismo revolucionario desembocara en una forma de socialismo, en la igualdad social y una auténtica libertad, que completaría la igualdad y la libertad de la democracia política. Pero, en realidad, no aportó ninguna razón convincente para pensar que la política del poder del radicalismo resulta menos autoritaria en la práctica que la política del poder del nacionalismo conservador. La revolución proletaria La filosofía social de Marx se basaba y fue la primera en llamar la atención sobre un cambio social de primerísima importancia que se produjo en el siglo XX: el surgimiento de la conciencia política y, finalmente, el ascenso hacia el poder político, de una clase industrial. La relación de patrón y obrero en la industria tiende a quedar desprovista, así, de sentido humano y de obligación moral y se convierte simplemente en una relación de poder. Marx vio justamente en esta situación el hecho potencialmente más revolucionario de la historia moderna. Marx concebía al capitalismo como institución, como una fase en la evolución moderna. Partiendo pues, del hecho de que los intereses divergente de clases, ya bien aclarados por los economistas clásicos, se dedicó a interpretar el liberalismo político como ideología característica de la clase media y a crear una filosofía social para el proletariado en ascenso, apropiada para servirlo en su lucha por el poder. Este proyecto, se fundó en una apreciación de la importancia histórica de la Revolución Francesa. Carl Marx la consideraba como un paso previo a una revolución más drástica y completa. La revolución creía había sido al mismo tiempo fundamentalmente importante y en cierto sentido, superficial. Había sido importante porque había realizado una etapa necesaria en el desarrollo de la civilización y sin embargo era superficial en el sentido de que simplemente abría el camino a una etapa superior. La Revolución Francesa, pues había sido esencialmente una revolución política. Había transferido dominio social de la nobleza y el clero a la clase media industrial y comercial; había creado el estado como un típico órgano de represión y explotación, de la clase media; y su filosofía era la justificación y racionalización ideal del derecho de la clase media para explotar al trabajador. El paso obvio más allá d ela revolución política era una mpás profunda revolución social. Este debe ser la obra del proletariado en ascenso, que debe desplazar a la clase media del poder como la clase media había desplazado a la antigua clase feudal. La clase en ascenso debe tener su filosofía. Una filosofía proletaria debe ser la afirmación socialista de los derechos humanos de los hombres desposeídos. Pero precisamente porque el proletariado se encontraba en la base de la estructura social, sin ninguna clase por debajo de él que pudiera ser explotada, una revolución proletaria no transfiere simplemente el poder de explotar sino que aboliría la explotación. Sería el primer paso hacia una sociedad sin distinciones de clase social y el verdadero comienzo de la historia como un proceso de realización plena del hombre; esta era la visión que Marx le fijo a su filosofía.

La filosofía de Marx, era profundamente práctica, él creía que la historia social había culminado en el surgimiento del proletariado y contemplaba el avance de esa clase hasta ocupar una posición dominante en la sociedad moderna. Para Hegel, el mecanismo del progreso era la guerra entre las naciones, para Marx era el antagonismo entre las clases sociales. Ambos consideraban el curso de la historia como racionalmente necesario, una serie de etapas desenvolviéndose según un plan lógico y avanzado hacia una meta determinada. Marx apelaba a la fidelidad de los trabajadores hacia sus compañeros. Se dirigía a la lealtad más que al interés personal, a laos deberes, más que a los derechos y no ofrecía más recompensa que la esperanza de que la vida privada de cada cual cobrara sentido mediante el servicio a una causa superior a uno mismo. La filosofía de Marx era concebida por él como la aportación de un plan y un motivo para una revolución social que liberara a los trabajadores de la pobreza y la explotación. Materialismo dialéctico Debe advertirse que Marx utilizaba la palabra “materialismo” en un sentido específico que puede desorientar, puesto que la palabra ya tenía y conservo después de Marx un significado muy diferente de Marx. Marx no creyó nunca que sus métodos pudieran ser adoptados por los estudios sociales. Consideraba a la dialéctica como un método lógico, el único capaz de explicar una materia de estudio en constante desarrollo y de revelar la necesidad de su desarrollo. El materialismo dialéctico tendía a identificar el término con la palabra “científico” y aunque no creía que los estudios sociales pudieran imitar a la física, pensaba que podían alcanzar la misma precisión y certeza. Otro significado del materialismo para Marx era el rechazo radical de la religión. La religión aporta satisfacciones imaginarias o fantásticas que desvían cualquier esfuerzo racional por encontrar satisfacciones reales. Porque la dialéctica puede ser considerada como disolvente de toda verdad supuestamente absoluta y de todo valor trascendente, al demostrar que éstos son relativos; productos sociales que crecen en la vida de una comunidad en el curso de su evolución temporal e histórica. Más allá de la revolución política, pues esta la revolución social que socializando la producción, identifique plenamente al hombre con el ciudadano y destierre definitivamente las raíces de la explotación y la desigualdad social. Y así como la clase media fue la fuerza activa que produjo la revolución política, el proletariado, producto del dominio de la clase media y la clase última por debajo de la cual no hay ninguna otra clase explotada, es la fuerza que al liberarse, liberará a la sociedad y al abolir la desigualdad social puede crear una sociedad sin clases.

En última instancia, el materialismo tenía para Marx un sentido ético: la raíz de la desigualdad social es económica en consecuencia toda reforma política es superficial, dejando intocada la fuente de la desigualdad y solo aboliendo la propiedad privada puede efectuarse un cambio sustancial. Mediante ese cambio toda la estructura de desigualdad de la sociedad se transformará de inmediato. La sociedad sin clases es, al mismo tiempo, la meta final del desarrollo social y el siguiente, paso lógico más allá de las libertades burguesas ya realizadas por la revolución burguesa. La Dialéctica de Engels La teoría del materialismo dialéctico fue completada por Marx alrededor de 1850, ni en El Capital fue expuesta; el problema en esta obra situó la discusión en teorías económicas intrínsecamente menos importantes, como la de la plusvalía. Antropólogos como Lewis Morgan, al parecer sin influencias de Marx habían subrayado la importancia de la tecnología en las culturas primitivas. Estudios históricos entre los socialistas, hizo que se aplicara y replanteara economía de la historia, Marx se encontraba muy la de salud y la ulterior exposición de su teoría correspondía su amigo, Friedrich Engels. Engels, aunque era un hombre de fuerte sentido común y transparente candor, no era filosóficamente muy agudo ni en absoluto original. Elaboró los textos fragmentarios de Marx, pero dejo los aspectos obscuros casa tal como se encontraban. En su concepción de la naturaleza general de la dialéctica Marx como Engles se fundaban en Hegel. Objetaban aplicaciones de la dialéctica por Hegel, que según Ángel eran casi siempre arbitrarias, y rechazaban por supuesto la interpretación idealista de la dialéctica como un desarrollo de la naturaleza misma reflejado en el pensamiento. También creía Engels que la dialéctica revelaba un desarrollo implícito en la realidad. La lógica metafísica de Hegel, aceptada en todo razonamiento marxista, Marx y Engels sustituyeron una metafísica idealista por una metafísica. Engels y Hegel el valor de la dialéctica residía en el hecho de que permitía el descubrimiento de una evolución necesaria en la historia. En su Feuerbach, Engels atribuía una racionalidad a la naturaleza exactamente en el sentido hegeliano. Lo real o racional no puede equivaler a la existencia porque una gran parte de lo que existe es irracional y, por tanto, irreal; para Engels como para Hegel “real” significa no lo que existe sino lo que es significativo o valioso. Se considera que lo importante de la historia, para Marx y Engels como para Hegel, era realmente una necesidad moral, el “desarrollo progresivo” de la civilización mediante la expresión de sus fuerzas. La diferencia importante entre Marx y Hegel está en lo hecho de que Marx adoptó una versión materialista de la dialéctica; las ideas no son fuerzas, como suponía Hegel, sino “imágenes de las cosas reales”, “el reflejo consciente de la evolución dialéctica del mundo real”. La definición de Engels de las ideas como “imágenes” adquirió importancia póstuma cuando fue reproducida por Lenin en su Materialismo y emporio-criticismo. La palabra “imagen” usada para expresar todo tipo de idea, desde una teoría científica hasta una alucinación, era una figura de lenguaje sin mayor contenido. Dos connotaciones, primero, la ideología en insustancial en comparación con las

fuerzas económicas y que cualquier forma de idealismo filosófico es una “mistificación”, cuyo propósito es apoyar a la reacción. Segundo lugar, las ideas tienen contrapartidas reales en el mundo; una manera figurativa de negar el subjetivismos. El subjetivismo no ha sido nunca una posición filosófica sería, a Engels le convenía considerar a Kant y a Hume en ese extremo. Suponía, descartaba toda la tradición antimetafísica de Hume a Kant. La verdad que el problema crítico acerca de la dialéctica no era en absoluto metafísico. Engels expresó claramente en el Feuerbach que lo que más interesaba de la dialéctica a él y a Marx era su capacidad para acabar con el dogmatismo. Esto convertía al hegelianismo en una filosofía revolucionaria. No hay ni verdades absolutamente evidentes en la ciencia ni derechos naturales e inalienables en al sociedad; nada es absoluto, definitivo ni sagrado. Una teoría científica o una práctica social es “adecuada” a su tiempo y condiciones y todas las teorías y prácticas que prevalecen son adecuadas, el hecho de que prevalezcan. Con el paso del tiempo serán suplantadas por algo “superior”. Engels suponía que el socialismo será un mejoramiento sobre el capitalismo. Marx y Engels, la dialéctica simplemente es una hipótesis de trabajo, que no supone una conclusión sustantiva. Fue quizá un signo de diferencia hacia Kant, difícil de evitar en Alemania, también “una desviación”, a la que los marxistas revisionistas se inclinaron y que Lenin consideró necesario refutar en 1909, cuando surgió entre los marxistas rusos, porque si la dialéctica no era más que una hipótesis de trabajo, su incentivo moral desaparecería en gran medida. Engels, AntiDuhring, la dialéctica no prueba nada sino que es, simplemente, un modo de avanzar hacia nuevas esferas de investigación y elimina la necesidad de una metafísica o de una filosofía de la historia. Marx decía que la exposición acerca de la acumulación primitiva en El Capital no pretendía hacer más que rastrear el camino a través del cual el capitalismo surgía de una economía feudal en la Europa Occidental y protestaba contra un crítico que, había transformado un esquema histórico en una “teoría histórico-filosófica”. La dialéctica significaría más o menos lo mismo que le “método comparativo”. Con el mismo sentido, Engels, criticaba a los jóvenes socialistas alemanes que utilizaban el materialismo histórico como una excusa para no estudiar. O bien la dialéctica en un método que hace posible la predicción histórica marxista sólo tiene a su alcance los mismos métodos que emplean otros historiadores. La dialéctica es sólo una hipótesis de trabajo, no garantiza la afirmación de que la revolución proletaria es “inevitable”. Engels y el determinismo económico La elaboración del materialismo dialéctico por Engels se refirmo principalmente a la aplicación de la interpretación económica en la historia. Su propósito esencial el corregir lo que consideraba pretensiones exageradas de los miembros más jóvenes del partido. Reconocía que él Marx, al plantear una nueva idea, habían acentuado demasiado la medida en que podían atribuirse causas económicas a las instituciones políticas y legales, afirmaba que sería pedante buscar causas económicas de toda historia. Reconocía que, dentro de un marco general de fuerza económica, las

relaciones políticas e inclusive dinásticas pueden ejercer una gran influencia histórica, como en el auge de Prusia desde Brandemburgo más que desde cualquier otro pequeño estado alemán. Pensaba que la legislación puede cerrar algunos caminos del desarrollo económico y abrir otros, aunque no puede alterar su curso fundamental. Marx no había creído nunca que las fuerzas económicas fueran las únicas causas del cambio histórico, sino únicamente que son causas “últimas” o “fundamentales”. Engels sostenía entonces que el mérito especial de la dialéctica era tomar en cuenta la interpretación de todos los diversos factores que están presentes en una situación histórica. Según la concepción materialista de la historia, el factor decisivo, en última instancia es la producción y reproducción de la vida real. La situación económica es la base, pero los diversos elementos de la superestructura, las formas legales y los reflejos de estas luchas reales en los cerebros de os participantes, las opiniones políticas, legales, filosóficas, religiosas ejercen una influencia en el desarrollo de las luchas históricas y, en muchos casos, determinan su forma. Ha sido llamado, Marx, “verdadero padre de la ciencia económica”. Engels quería atribuir mucho más que esto a Marx y a la teoría del determinismo económico. Insiste en que le factor económico es el “mas elemental”, aun cuando admite que la legislación puede controlarlo alguna veces y conserva la distinción entre la estructura y la superestructura, aun cuando afirma que la superestructura influye causalmente sobre la estructura. La filosofía de Marx dependía del supuesto de que ambas pueden distinguirse siempre claramente y de que hay un sentido evidente en el que la estructura influye sobre la superestructura, pero no a la inversa. No tiene sentido, suponer que sólo una revolución modificará una idea moral, no conduzca a una restricción legal de las horas de trabajo o para que la ley no sea efectiva. Engels ha minado el significado que Marx atribuía a la “inevitabilidad” histórica. Marx, consideraba a la ciencia de una manera totalmente diferente del derecho, la moral, la filosofía, la religión y el arte, aunque, todas debían de contar lógicamente como parte de la superestructura. Ambos consideran a la ciencia como la verdad. Engels sólo considera que la ciencia es afectada por la economía, primero, en el sentido de que los problemas investigados por los científicos pueden haber sido planteados por la industria y, segundo, en tanto que los descubrimientos científicos pueden ser socialmente importantes porque actúan a su vez sobre la tecnología. Engels consideró de manera muy distinta los demás aspectos de la superestructura ideológica. La validez que los hombres atribuyen al derecho, la moral, la política, el arte, la religión y la filosofía es una “conciencia falsa”, o un reflejo engañoso de los intereses que el sistema de producción asigna a las diversas clases que participan en él. Engels atribuía las abstracciones como al justicia, la libertad y supuestas verdades estéticas, morales y religiosas cuando no son reconocidas como pertenecientes a un contexto social específico. Estas son, “racionalizaciones”. Al mismo tiempo, Engels, no consideraba que todas las ideologías fueran igualmente falsas. La ideología del proletariado es superior a la de la burguesía por dos razones supuestas. En primer lugar, la

filosofía del Marx explica al proletario que sus ideas de la moral, el arte y la filosofía dependen de su clase y de su posición de dominio por la historia de nuestro tiempo; su ideología es, pues, “la ola del futuro”. El Materialismo Dialéctico y la Política Los conceptos de ideología, determinismo económico y lucha de clases completan la parte teórica de la filosofía social de Marx. Debían constituir un estímulo para la revolución proletaria y servir de guía para la estrategia de los partidos revolucionarios puesto que el fin de la filosofía, como decía Marx, no es interpretar el mundo sino transformarlo. Dan la impresión de un alto grado de originalidad intelectual y de penetrante observación, pero en no menor medida dan la sensación de una irritante indefinición de significado. La raíz de su indefinición es la vaguedad básica del sistema de Marx que ya hemos mencionado, es decir, la imposibilidad para distinguir claramente entra la base económica y la superestructura. Marx hizo algunas penetrantes predicciones acerca del futuro del capitalismo. La palabra “ideología” es el único término del formidable vocabulario de Marx que ha pasado al uso común y, aunque Marx no acuñó la palabra. La palabra ha dejado de tener, toda connotación de marxismo. Su significado , el hecho de que todo grupo social que actúe como un todo debe tener en común un cuerpo de creencias, valores y convicciones que “refleje” su concepción de sí mismo, de medio y de otros grupos sociales con los cuales tenga relaciones. En el vocabulario de Marx y en el uso común, la palabra “ideología” tiene más elaborado en el que la emplea, en comparaciones con la actitud ingenua de los que simplemente aceptan las ideas sin ponerlas en cuestión, algunas veces la palabra tiene connotación como “racionalización” o “prejuicio”. Lo que distingue a la teoría de Marx es su teoría de que las creencias ideológicas son características de las clases sociales y reflejan la posición de una clase en la estructura de la sociedad, que puede explicarse a su vez por el sistema económico de producción. La palabra se refería a las teorías del derecho natural en la teoría política liberal o en la economía clásica. La dificultad para advertir la importancia de la idea se debió en gran medida al propio Marx, a su insistencia en la propiedad de la explicación económica sobre todas las demás y a su definición de los factores económicos como factores materialistas, y por tanto, mas científicos o más susceptibles de ser observados que otros. El determinismo económico fue un facto que influyó en un estudio más realista de la política de lo que era posible con la separación utilitarista de la política y la economía o con un enfoque casi exclusivamente legalista de la cuestión. Fue un paso hacia la tendencia posterior a ponerla en contacto con la historia social y cultural, con la antropología y la psicología social. Los conceptos de ideología y determinismo económico fundaban el concepto de lucha de clases, de modo que los tres juntos eran considerados por Marx como una guía estratégica para el proletariado al realizar la revolución social, la teoría de las clases sociales de Marx era, una teoría a

priori, destinada a adaptarse a su teoría de la revolución social, nunca hizo un estudio empírico de la estructura de clases de una sociedad. Su teoría complementada por su percepción de la importancia social de la revolución industrial que, por la época en que escribía Marx, era esencialmente un fenómeno de la sociedad inglesa. Completaba una clase media dominante claramente distinguida de una nobleza que era un remanente feudal y de una gran masa de agricultores. La teoría de Marx, pus, no era en mucho aspectos una buena orientación de estrategia política. Nunca produjo una impresión significativa en la clase trabajadora inglesa que, según la teoría de Marx, debía de haber la más rápidamente influida. Una clase social es una cantidad colectiva sus miembros pueden ser considerados como “personificaciones de categorías económicas, representantes de determinadas intereses y relaciones de clase”. Aunque creencias y la conducta de un individuo son considerados en general como aquellas que le impone la posición de su clase debe también producir ocasionalmente individuos que se liberen y creen una nueva ideología de la clase ascendiente que sustituirá a la vieja clase dominante. Como decía Marx en el Manifiesto comunista, hay “una parte de los ideólogos de la burguesía, que se han elevado al nivel de comprender teóricamente el movimiento histórico como un todo”. La lucha por el poder entre las clases sociales constituye la fuerza impulsora de la política porque, según la concepción que tiene Marx de la organización política, alguna clase debe ser dominante en un momento dado. Utilizará suponer superior para explotar a la clase con menos poder y el estado no es más que el aparato del poder que la clase utiliza para esa explotación, “un comité para administrar los asuntos comunes” de la clase dominante. El derecho es un cuerpo de reglas que sostiene lo que la clase domínate llama sus “derechos”. Le revolucionario depondrá sino del derecho y la política para construir un nuevo sistema y evidentemente no describiría esto, ni siquiera es su fuero interno, como un simple medio de explotación. Si las clases dependen de la división del trabajo, es tan fácil seguir a Platón y describir sus relaciones como cooperativas como seguir a Marx y describirlas como hostiles, siendo la verdad que en algunos aspectos son lo primero y en otros lo segundo. Antes de la revolución, un parido que piensa en las clases sociales como sujetos de una fuerza continua dedicará toda su atención a planear la revolución y tendrá planes muy confusos acerca de la acción constructiva posterior. En general, esto fue lo que hizo Marx.

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