La Danza de Las Abejas

August 31, 2017 | Author: Mahmoud Abdelkhabir Ibn Marlium Jamir | Category: Existence, Sufism, Muhammad, Allah, Quran
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Yahia ibn Said Al Andalusi...

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La danza de las abejas Yahia ibn Said Al Andalusi

Edición electrónica, se permite la reproducción citando la fuente

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Toda Alabanza pertenece a Allah, El Viviente, El Sustentador. No hay dios alguno sino Él, Solo en Él buscamos refugio solo en El confiamos reside el juicio de lo que finalmente ocurrirá. Anhelamos acercarnos a El, y le rogamos nos otorgue la humildad. Que la Paz y las bendiciones sean con el Profeta Muhammad, su bendita, purificada y amada familia, y con sus compañeros y con todos quienes sigan la guía hasta el fin de los tiempos. Todo ha de retornar a Allah de manera evidente y no servirá de nada ya decir creemos a quienes desmientes las señales y son soberbios, que Allah tenga Misericordia. Alabado sea Allah, El Bendito, que no puede ser visto por nuestros ojos, ni comprendido por nuestro intelecto, quienes razonan lo hacen sobre sus signos, más no sobre su esencia, que es enormemente mayor que el entendimiento humano.

Al principio era una realidad sin nombre, ahora es un nombre sin realidad Dice Dios: ―La piedad no consiste en volver la cabeza hacia el Oriente o Hacia el Occidente...‖, y ―No me abarcan los cielos ni la tierra, pero sí el corazón humano‖. Esta es la narración de Yahia ibn Said Al Andalusi El Maliki, El humilde esclavo de Allah, que intentando escapar de las discusiones con las personas corruptas, ya que estas solo son alimento para el ego, ha decidido poner su experiencia por escrito, en forma de una alegoría, sin embarcarse en estériles debates. Los caminos de acercamiento a la Divinidad son tan numerosos como personas existen, tal y como declara el propio Allah (SWT) en el Sagrado Corán. Encontramos que en la búsqueda de Dios el hombre ha tropezado históricamente con diversos obstáculos, desde la exageración hasta el abandono ciego de las señales por las que Allah (SWT) se comunicó con la humanidad, así el hombre de mentalidad primitiva no supo leer en la creación la señal de Allah (SWT) y la malinterpretó creándose dioses a su medida, y explicando sus felicidades y sus miserias por los caprichos de estos dioses, es por ello que lo mítico ha de ser separado de lo religioso. A su vez la expresión ―lo religioso‖ tiene diferentes acepciones, en el lenguaje llano parece confundirse con lo ―litúrgico‖ evidentemente ―religión‖ es otra cosa. En el lenguaje académico, sobre todo en el ámbito del Islam suele hacerse tanto hincapié en las leyes que ―lo religioso‖ pasa a ser una serie de normas susceptibles de ser catalogadas y ordenadas, paulatinamente la forma suprime la esencia, y en la mente de muchos musulmanes, muchos de estos incluso letrados pseudo-sabios, simples formas vacías de contenido ocupan el lugar de la norma como contenedor de algo mucho más profundo. Evidentemente todo contenido requiere un contenedor y así las formas exteriores y los ritos son contenedores de verdades mucho más importantes, el gran riesgo está en la supresión del contenido por el continente. Por ejemplo quien crea que el salat consiste en una serie de recitaciones y movimientos que deben ser rígidamente ejecutados o ―no será aceptado‖ no tiene la menor idea de que es el salat, lo mismo ocurre con cada rito, que ejecutado con el conocimiento cabal de su dimensión interna (esotérica) se realiza más con el espíritu que con los miembros, de igual manera todo tiene una forma y una medida externa (exotérica o tanzil) y un contenido interno (esotérico o batín); cabe preguntarse si quien pierda la segunda cuestión conserva algún valor en la primera.

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Los tres aspectos de la revelación

Ahmet Jawat Pachá escribió que Sayyed 'Abdulhakim-i Arwasi dijo: Rasulullah (SAWS) tenía tres tareas. La primera (el tabligh), consiste en comunicar y hacer conocer las reglas del Qur'an al-karim, es decir, el conocimiento del iman y de fiqhiyya del ahkam, a todos los seres humanos. El fiqhiyya de Ahkam esta compuesto de acciones ordenadas y las acciones prohibidas. Su segunda tarea (el tassawf) era transmitir las reglas espirituales del Qur'an al-karim, el conocimiento sobre Allah, (gnosis). Y sus Atributos, esta tarea solo se dirigía los corazones de los más nobles de su Ummah. Su primera tarea, el tabligh, no debe ser confundida con esta segunda tarea. Pero, dijo Abu Huraira (RA) dijo, yo he aprendido dos tipos de conocimiento de Rasulullah (SAWS). ya les he dicho sobre uno de ellos. Ustedes me matarían si yo explicara el segundo. Estas palabras de Abu Huraira están escritas en los libros de Bujari, Mishqat, Hadiqa, y en las cartas de Maktubat, número 267 y 268. La tercera tarea (el sultanato) se dirigió hacia aquellos musulmanes que quisieron obedecer el consejo y sermones acerca de la unidad de la ummah. esta tarea es el gobierno temporal. Después de Rasulullah (SAWS), cada uno de los cuatro califas rectos lograron estas tres tareas perfectamente. Durante el tiempo de Hadrat Hassan (RA), las fitnas y bidah aumentaron. El Islam se había extendido a lo largo de tres continentes. La luz espiritual de Rasulullah estaba ya diseminada por la tierra. Los Sahabat al-kiram (radi-Alu anhum) disminuyeron en número. Después de los Califas Rachidún, nadie pudo hacer estas tres tareas eficazmente. Por consiguiente, estas tareas se repartieron en tres grupos de personas diferentes. El tabligh, La tarea de comunicar el imám y fiqhiyya del ahkam se asigna los líderes religiosos y se los llamó muytahids. Entre estos muytahids, los que se especializaron en el imám se llamaron el mutakallimun, y los que enseñaron el fiqh se llamaron fuqaha'. La segunda tarea, el tassawf, es el trabajo de los grandes hombres del espíritu, como Sari As-Saqati ( 251/876 Bagdad) y al-Yunaid al-Bagdadí ( 207/821 -298/911 Bagdad) y muchos otros , como Mansur Al Hallay, Ibn El Arabi, Al Iskandari, etc. La tercer tarea, el gobierno temporal teniendo las reglas de la religión como ley, fue asignada a los sultanes y emires, es decir a los gobiernos. Se llama las agrupaciones de personas que se ocuparon de la primer tarea Madhhabs. A los que se ocuparon de la segunda, Turuk (órdenes sufíes), y de la tercera se formaron al huquq (las leyes) Es evidente que la primera parte de la misión Profética, el tabligh, es la más amplia y abarca a todos los musulmanes, en tanto la segunda, el tassawf, alcanza solo a aquellos que sinceramente buscan la plenitud y profundidad del mensaje de Muhammad, y han por supuesto comprendido correctamente la primer parte. Esto fue as desde que el Profeta no instruyó sino a la elite de los sahaba en el tassawf, y a lo largo de los siglos, solo los espíritus más refinados de la ummah han tenido acceso a este aspecto de la misión profética, En cuanto al gobierno temporal, este hoy ya no tiene, desde que se extinguió el

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califato, una continuación formal, así son las cabezas de las tarikas del tassawf, y los ulama del tabligh quienes si su orden es respetada, ejercen una porción del califato. Quiera Allah darnos un nuevo Califa y que sea justo. El Tabligh no puede ser separado de al-huquq, ya que en el tabligh están comprendidos los aspectos de la aquida como los del fiqh, tal y como dice Ahmet Jawat, por lo cual hay una correspondencia entre el primer y el segundo aspecto de la revelación y en cambio el tassawf no está ligado a estos dos aspectos, sino en cuanto a que quien se instruye el sufismo, necesariamente debe conocer de los otros dos aspectos y de cada detalle de la misión profética, o no formar? parte de la elite espiritual, la nobleza de la ummah capaz de conocer el tassawf, y a esto se refieren las palabras del Profeta: ―Ningún hombre es superior a otro sino por su fe‖

Sobre la Rahma de Allah Así la ummah se conforma también de personas incapacitadas de acceder al segundo aspecto de la revelación, es decir al sufismo, y para estos es bueno y suficiente conocer el primer y tercer asunto de la misión profética, ya que quien comprende solo el primero y tiene fe genuina y cree en ello, se ha de salvar del fuego eterno, siendo plenamente un musulmán. Esta capacidad o no, no depende del deseo personal que surge de la nada sino de que la Rahma especial de Allah haga surgir este deseo de gnosis (marifat). Quienes acceden al conocimiento del tassawf son la nobleza de la ummah, nobleza esta que no reside en la ascendencia ni se trasmite por la sangre, sino que reside en el espíritu y la predisposición con que Allah agracia a unos elevándolos sobre otros. Son así estos nobles del espíritu, como los llamó Al Ghazzali, cuando genuinamente los ha alcanzado la Rahma de Allah por su certera Voluntad, los más humildes de corazón al alcanzar en uno y otro grado la gnosis de Allah El Sheikh Al Akbar Ibn El Arabi y otros grandes Sabios han explicado que la Rahma de Allah se extiende a toda la creación y por ello Allah es Ar Rahím, al tiempo que la Rahma tiene un aspecto especial que en distintos grados alcanza a los elegidos de Allah es por ello Allah llamado Ar Rahim.

Ar Rahmán Cada esencia (ayn), es decir cada cosa en su estado sustancial, pide existencia a Allah. En consecuencia, la Misericordia de Allah alcanza y abarca cada esencia. Porque Allah, merced a la Misericordia misma que ejerce sobre esta, acepta, reconoce y aprueba el deseo latente de existir de la cosa incluso antes de que dicho deseo aparezca realmente, ya que la aparición del deseo es temporalmente solo relevante en cuanto al que desea, Allah esta exento de las limitaciones del tiempo, ya que El es el tiempo, y así que si Él quiere da existencia al deseo en cuestión. Por esta razón afirmamos que la Misericordia de Allah se extiende a todas las cosas, tanto en la realidad actual como en la posibilidad. Cada cosa, ya desde su estado sustancial, cada ser abriga un deseo (ragba) latente de existencia real. La Misericordia de Allah abarca incluso este deseo de ser cuando se

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encuentra en estado de mera posibilidad y le otorga existencia. El deseo así actualizado constituye la preparación de la cosa. La explicación que da al Qashani es de gran importancia. Los arquetipos permanentes, en su estado de latencia, no poseen más que una existencia inteligible como objetos del Conocimiento de Allah; no poseen existencia real de por sí. Están deseosos de existencia real y la piden a Allah. Cuando los arquetipos se hallan en dicho estado, la Misericordia esencial de Allah se extiende a cada arquetipo, confiriéndole la capacidad de recibir una teofanía ontológica. Esta receptividad, o la preparación esencial para recibir existencia, es justamente, el deseo de la sustancia de obtener existencia real. De este modo, el primer efecto de la Misericordia esencial en un arquetipo, aparece en forma de aptitud natural para recibir existencia. Dicha aptitud recibe el nombre de preparación. Allah ejerce la Misericordia sobre una sustancia incluso antes de que esta posea preparación para la existencia, creando la preparación merced a la santísima emanación (al fad al ardas), es decir la manifestación esencial que tiene lugar en lo invisible. As pues, la preparación de un arquetipo es, a su vez, resultado del la Misericordia divina sobre ello, sobre la sustancia, ya que, antes de que se produzca, la sustancia propiamente dicha no tiene existencia, ni tan siquiera para pedir su propia preparación? El buscador, al recordar a Allah, está implorando su propia existencia real, no solo su transformación de un estado espiritual a otro más elevado, más cercano a la Divina Presencia, sino verdaderamente busca en primer lugar existencia verdadera. Numerosos guías de la tradición, han explicado que sin un espíritu que contempla, no hay existencia ni formas, solo sustancias, al contemplar una cosa Allah ejerce su Rahma y le otorga existencia, de manera análoga y dentro de las limitaciones enormes que supone el estado humano, el buscador intenta la apropiación de esta Rahma, a la vez que busca ser objeto de ella, es decir existir realmente y no como mera ilusión. Entonces es cuando el buscador, mediante la purificación del espíritu, que se realiza en la tradición por diferentes medios, siendo los más importantes aquellas cosas que Allah ha establecido deben realizarse obligatoriamente y luego en orden de precedencia las prácticas de la tradición sufí Así para el buscador, el guerrero del espíritu, se purifica su mente y su espíritu de banalidades y se llena de cosas importantes, para convertirse en un contemplador, es capaz de percibir que Allah solo Allah tiene verdadera existencia real, a la vez que se percibe a sí mismo como pura contemplación y entonces puede apreciar las cosas en la Rahma de Ar Rahím. Es por esto la manifestación de la Rahma de Allah en las cosas, la manifestación del Propio Allah en las cosas, que se pueden, alcanzado el estado espiritual necesario, contemplar entonces como una sola y única, en consonancia con el Tawhid de Allah, ya que no existe Allah y lo otro, sino únicamente Allah, y quien alcanza el estado de integración del Nombre Ar Rahím, alcanza la contemplación de esta manifestación de Allah en las cosas y comprende el sentido profundo del tawhid. Esta gnosis es propia del espíritu que desea conocer a su Ser, y no todos los creyentes sienten el deseo de esta gnosis, la Rahma de Allah otorga el deseo a algunos y a otros no, lo mismo ocurre con los medios necesarios, ya que para adquirir esta gnosis el espíritu debe dejar muchas distracciones banales, e incluso cosas que siendo deseos egoístas, se disfrazan de serias e incluso piadosas, y este deseo de la gnosis y la adquisición de los medios, son Rahma de Allah, que es deseada por Rahma de Allah se concreta por Rahma –Misericordia- de Allah.

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En resumen, la verdadera comprensión del cosmos que implica esta gnosis, es resultado de un deseo y una capacidad que Allah otorga como Rahma a los espíritus refinados, al tiempo que en su atributo Ar Rahman, otorga a toda cosa que exista el deseo de existir antes de que para la cosa exista. Bajo ningún concepto debe confundirse esto con el ―Todo es dios‖ o ―Dios está en todo‖ de las posturas panteístas y ni siquiera con el ―Todo es en Dios‖ del panenteísmo. Se trata de una comprensión mucho más profunda, pero sencilla que se podría sintetizar en que como cada cosa es parte de la creación de Allah, cada cosa es un reflejo de la Divina Misericordia. Estas últimas aseveraciones han embrollado a las mentes más lúcidas y no es extraño que continúen siendo, no siempre bienintencionadamente, malinterpretadas.

La idolatría y el politeísmo Existen diversas formas de cometer idolatría, incluso se muestran por medio del lenguaje, la más común es entregarse a vanas discusiones que solo sirven de alimento al ego. Por otro lado el ochenta por ciento de la sabiduría del sufismo, no es transmisible de una persona a otra mediante el lenguaje articulado simplemente, esto es imposible. Es diferente el caso del Corán que en la inabarcable sabiduría de Allah es un discurso perfecto y comprensible, ya que descendió para ser comprendido. Por lo tanto, quien afirme que no es posible conocer a Allah sin conocer un idioma o que el conocimiento de un idioma es ―la llave‖, está condicionando a Allah, lo está subordinando, y además de evidentemente no tener la menor noción del acercamiento espiritual ni de los sentidos internos, existe de hecho un oír interno que trasciende el lenguaje. Quien incurra en esto está caminando al borde de la apostasía y en verdad esta en vías del politeísmo. Las formas del politeísmo son muchas, pero todas tienen en común el pretender acotar la Divinidad. Esto es a su vez consecuencia de una falencia en el razonamiento.

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Islam Dice Dios en el Santo Corán que el primero en llamar a su religión Islam y a los seguidores musulmanes fue Ibrahim -as-, mucho después, los judíos negaron a Jesús y los cristianos de entre ellos dijeron que era el Mesías y el ―hijo de Dios‖, con lo cual los judíos negaron la continuidad de la profecía y los cristianos se extraviaron en el politeísmo, salvo unos pocos que no creyeron que Jesús era el hijo de Dios, sino un Profeta, pero estos fueron silenciados. Mas luego llegó Muhammad y clarificó las cosas, en cumplimiento de las profecías de Moisés -as- y Jesús -as-. De la cercanía espiritual de maestro y discípulo No siempre ocurre que maestro y discípulo se encuentran físicamente, y sin embargo, es posible que encontrándose distantes, incluso en épocas diferentes, se concrete un profundo vínculo espiritual. Esto no trata de manera alguna de visiones o experiencias místicas, que muchas veces no son más que manifestaciones de alteraciones psíquicas. Lo cierto es que el vínculo real entre el que guía y el que es guiado no se realiza siempre ni necesariamente por aproximación física, aunque esta es necesaria si es posible. Dijo Ahmet Jawat Pacha: ―Al principio a la elite entre los musulmanes no se los conocía por ningún nombre en particular‖, luego identifica esta ―elite‖ con la nobleza espiritual que constituyen los sufies. Ciertamente el resquebrajamiento de la ummah, si bien ya se incubaba en algunos corazones enfermos de ego desde la misma desaparición física del Profeta –saws-, se hizo evidente cuando finalizó el gobierno de los califas rectos. Los Omeyas, salvo Omar Bin AbdulAziz, no pudieron, no supieron o no quisieron ejercer los tres aspectos del gobierno islámico, es decir el gobierno temporal (con el shariah), la difusión del Islam (tabligh) y la exposición de los aspectos profundos del din. Quedaron entonces el gobierno temporal en manos de los sultanes, el tabligh en manos de los ulama, que preservan y trasmiten el fiqh y el shariah y los aspectos profundos a cargo de los sufies, aunque claro, la preservación de estos aspectos no puede ser separada del conocimiento del shariah, como tampoco el gobierno temporal si es islámico podría serlo. Como hitos del resquebrajarse de la ummah, y más allá de sucesos anteriores de enorme gravedad, entre los que resaltan los crímenes magnicidas de la secta jawarish, ocurrieron sucesos que marcaron y dividieron a la ummah hasta hoy, puntualmente la aparición de 7

los rafidis, término este que es usual aplicar a los shias extremos que abandonaron en Kufa el Imám Zaid Zain Al Abidín por negarse él a maldecir a Abu Bakr y a Omar -la Paz sea con ellos tres-;pero rafidis también hubo y hay entre los sunitas, ya que este término y otros mucho peores- debería ser aplicable a los que siembran el odio y la división entre los musulmanes, se hagan llamar como sea. Así, el asesinato de Al Hussein -ra- primero y el Al Abidín -ra- luego, pusieron en peligro la transmisión de un aspecto esencial del mensaje del Profeta saws; fueron algunos que Allah cubrió con su luz, de los cuales Ahmet Jawat nombra a Hassan Al Basri –r- como ―piedra angular‖, quienes preservaron y trasmitieron este saber, del cual Abu Huraira dijo en un conocido relato: ―de lo que nos enseñó el Profeta hay dos asuntos, uno ya lo conocéis, pero si os hablase del otro me cortaríais la cabeza‖ , este segundo asunto es el sufismo. Puede afirmarse por ende que los imames, que no eran infalibles como luego reclamaron los rafidis de entre los shias respecto a los que seleccionaron, mientras los rafidis sunitas pretendieron marginarlos, tomando ambos posturas extremas. Y en particular Ali, AlHussein, Al-Hassan y Al Abidín, la Paz sea con los cuatro, fueron el vínculo directo al aspecto profundo de la enseñanza profética, mas por afirmaciones como esta, pesaron sobre muchos sufies acusaciones de shiismo sectario, por parte de quienes reclamando ser la ―voz autorizada‖ de Ahl suna, quienes en realidad estaban y están hoy desde los modernismos dándose las manos con los jawarish, y son los sucesores de los rafidi de entre los sunis. Dijo Al Abidin:‖¡Oh, Dios! Aquel a quien Tú ayudas no lo perjudica el abandono de los que desprecian. Aquel a quien Tú colmas, no lo reduce la prohibición de los que niegan cuando se les pide. Aquél a quien Tú encaminas no lo desvía el extravío de los perversos.‖ No se debe caer en la postura de creer que el Shaytán maldito tiene poder material independiente sobre los hombres, ya que nada ocurre sin la anuencia de Allah, y Él swt guía a quien quiere ser guiado y extravía a quien desea ser extraviado, y este desear, es por supuesto, no el deseo directo de entrar al fuego, sino el dejar de dominar el propio ego o creer falsamente que se lo ha dominado. El adab de cada persona, es el reflejo directo de su estado respecto al dominio de su ego, por ello se ha dicho ―el sufismo...es todo adab‖. Claro existen personas dominadas por su ego que miden el adab de los demás por el grado de coincidencia con las propias opiniones o caen en el error de considerar a los demás, y por ende lo que dicen o hacen todo absolutamente bueno o malo, esto es igual a atribuirle el poder desmedido del que hablábamos antes a Shaytán, es atribuirle copartícipes a Allah swt, ya que quien juzgue a otro así, se atribuye un derecho exclusivo de Allah swt. Quiera Allah preservarnos del error y de decir cualquier cosa diferente a lo que corresponde de acuerdo a la revelación, quiera Él preservarnos del error y perdonar los errores que ha permitido cometamos, quiera inspirarnos humildad y poner en nuestro corazón amor por los demás y apartar toda forma de resentimiento y odio.

TODAS LAS RELIGIONES, LA RELIGION

El descenso de la revelación fue paulatino, ya que obviamente la revelación es para ser comprendida, por ello fueron llegando en épocas diferentes, diferentes enviados, los Profetas y Mensajeros de Allah, la Paz sea con todos ellos, y su revelación y su ley fue válida en cada época y lugar, luego de ser abrogada la revelación otorgada a un Profeta por la llegada de otro, y todas finalmente por la revelación otorgada a Saidina Muhammad

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saws, ya que su Mensaje es el final, destinado a regir hasta el fin del tiempo, quedaron seguidores, por diferentes motivos, de las revelaciones anteriores, que procediendo estas de Allah swt, no pueden ser consideradas falsas, sino en aquello en que fueron innovadas por los hombres, pero sí abrogadas, y esta diferencia no puede conducir a considerarlas nulas. Por ende lo que quedó de cada religión fue una tradición religiosa, perfectamente válida y correcta en su origen. Finalmente la revelación culminada, el sello, no puede ser considerado igual que las tradiciones religiosas antiguas, estas son como ríos y el Islam, la revelación final, es como el océano, donde cada uno de los ríos desemboca y se purifica de shirk y kufr, del limo con el que cargan por acción de los hombres que usualmente se da en llamar clérigos y contaminaron estas aguas de río, originalmente puras. Así no debe entenderse que el Islam es una religión más en pugna con otras similares, sino el fin donde toda expresión religiosa genuina desemboca.

Yamil y Yafar Los dos lobos Una noche Yamil, ya anciano, contaba a su nieto sobre una batalla que lleva la gente en su interior... "Hijo mío, la batalla es entre dos lobos dentro de todos nosotros", dijo. "Uno de esos lobos se llama: el Mal, se compone de la ira, la envidia, los celos enfermizos, la depresión, la codicia, la arrogancia, la auto-compasión, la culpa, el resentimiento, el sentimiento de inferioridad, las mentiras, la falsedad, el orgullo, la soberbia y los bajos egos" "El otro lobo, es bueno, se llama: la alegría, paz, amor, esperanza, la serenidad, la humildad, la bondad, la benevolencia, la simpatía, la generosidad, la verdad, la compasión y la fe ". El joven , pensó en la batalla, reflexionó por un instante y luego le pregunta su abuelo: "¿Cual de los lobos gana?" Yamil, simplemente contestó "El que alimentas"

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Dar ul Fuda o los hombres vulgares Cuando Yamil se casó con Aisha, su primera esposa, dejó el valle de sus padres y se trasladó a una casa en la ciudad de Dar-ul-Fuda, Y se sentó Yamil en una columna rota en la plaza y dijo: Al corrupto le parecerán estas palabras obvias; y esa es la medida de su estupidez. quien piense claro esto ya lo sabía es un corrupto uno que no tiene amigos y por pequeño hombre que sea, un responsable de cada tragedia del género humano. Quien en cambio dude de lo que aquí digo, es un hombre bueno Es del hombre común de naturaleza traicionera. El hombre común es cobarde y traidor Nunca debes fiarte de quien se dice tu amigo Solo los simples de corazón pueden escapar a la regla general de la maldad Quien es de corazón bueno y de ideas sencillas es un buen compañero. Quien es de corazón bueno y de intelecto profundo es mejor compañero aun, porque no necesita de tu ayuda. Quien es vanidoso es internamente horrible. Quien se jacta de saber mucho es el más ignorante y el peor entre vosotros.

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Quien es sencillo de mente y corazón es verdaderamente bueno, pero necesita al que siendo bueno es fuerte. La agudeza para herir a otros suele ser tomada por habilidad buena, pero es una desgracia. Ten buenos pensamientos, buenas palabras y tus obras ser? buenas. Nunca menosprecies a otro, aún si lo vez muy simple porque en él hay algo que tu no tienes, aunque lo veas desamparado y carente

Las barbas del imám. Un día cuando Yamil era ya un hombre maduro, de barbas grises, antes de la oración del viernes, el imám de la aljama de Dar ul Fuda decía la jutba desde el púlpito, ..y donde veáis una barba larga y lustrosa, veréis un buen musulmán‖ Yamil replicó: ―e comprado una cabra cuya barba es más tupida y vistosa que la tuya ¿acaso no debería mi cabra decir la jutba?‖ El siguiente viernes el imám, molesto por la interrupción de la semana anterior daba su sermón muy encendido y hablaba sobre las virtudes de la barba sacudiendo la cabeza y gesticulando. Yamil no lo interrumpía pero apoyó su hombro contra una columna y rompió en llanto. Dijo el imám: ―veis a un hombre piadoso que se ha arrepentido de tomar a la ligera tema tan importante como el de la barba y llora de pesar,‖ Yamil lo miró con los ojos empapados y dijo ―es que mi cabra ha muerto, y yo le había cobrado gran afecto, y cuando sacudes tu barba me acuerdo de ella.‖

Yamil en el Jorasán Siendo que las irrefutables pruebas de crímenes no cometidos por nadie inculpaban con claridad a Yamil, debido a la falta de aprecio que le había cobrado el imám, decidió Yamil viajar un tiempo por las montañas del Jorasán hasta que se calmaran las cosas. Luego de

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dejar sus ahorros a su esposa y llevando solo su asno, un poco de dinero que juzgo que Aisha no necesitaría y muy poco equipaje, partió, dormía en verano donde lo alcanzaba la noche, Un día lo alcanzó justo antes de la hora del magrib, una vieja caravanera, donde decidió acomodarse. Y salió Yamil al amanecer siguiente de la caravanera luego de realizar las oración de la mañana, miró el sol naciente, al cual había querido provocar Zaratustra1 y bajó la cabeza, la meneo con desdén y caminó. Y cuando el sol se elevó un poco, y era muy temprano en la mañana, Yamil llega una aldea y encontrando que había una reunión en la plaza dijo a todos: Asevera el Señor a cada hombre: -―Y donde quiera que estés no te aflijas, tu Señor no te ha olvidado, ni está enojado contigo‖. -Pero la mayoría de los hombres no razonan y se aturden con pequeñeces -Los domina el temor a sus propios estragos -Y a la mayoría los domina la ira -Es la ira como un arbusto espinoso, que cree el iracundo lastima a otros mientras se enreda y lacera en él . -Todo el que descarta o contradice a uno por su reputación y no por lo que argumenta es ignorante. -Todo el que busca prevalecer en discusiones vanas es ignorante. -Todo el que duda de lo que otro asevera sin saber del asunto nada es perverso, salvo si así preserva el honor de las personas. -Quien duda de toda calumnia es sabio. - Yo estoy más allá de vuestros ritos, solo realizo aquellos de los que comprendo su significado interior. Si acaso creéis que Dios os recompensará por levantar un dedo en vuestra oración no tengo nada que hacer entre vosotros. Pero los hombres se dispersaron murmurando.

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Alusión al comienzo de “Así habló Zaratustra”, de Nietzche.

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La Aldea

Luego de unos días Yamil llegó a una aldea. Junto al camino, unos quinientos metros antes del abigarrado caserío había un pozo y un anciano indolentemente sentado, Yamil se detuvo a refrescarse en el pozo antes de ir al pueblo, entonces llegó caminando en dirección al pueblo un hombre joven y preguntó al anciano: -¿cómo es la gente de este pueblo?, nunca he venido por aquí -¿cómo era la gente de tu pueblo? –respondió el viejo. -ególatra y mentirosa, no veía la hora de alejarme de ellos-dijo el joven -Pues así es la gente de esta aldea-replicó el viejo. El joven se marchó cabizbajo en dirección opuesta a la aldea. Un momento después llegó un segundo joven y también consultó al anciano. -?como es la gente de este pueblo? El anciano respondió igual que al anterior: -¿Cómo era la gente del pueblo donde vienes? -Eran buenas personas, tenía tantos amigos que me ha costado mucho dejarlos-dijo el joven. -La gente de este pueblo es buena y amable- dijo el viejo- aquí harás muchos nuevos amigos. Cuando se marchó el joven, Yamil se aproximó al anciano: -¿cómo puedes responder a cada uno exactamente lo contrario?- le preguntó dijo el viejo: -Cada uno lleva todos los matices del carácter y en verdad todo el universo dentro, depende del hombre dominar una parte y dejar aflorar otra, cada uno de estos jóvenes encontrarlo que busca sin dudas. Yamil quedóse meditabundo ante tal respuesta y se alejó caminando y meditando las palabras del viejo. Luego de pensar en las personas que había conocido en su vida y en las que conocería. seguramente, y solamente Allah sabe lo que uno hará mañana y en que tierra ha de morir, regresó corriendo al pozo deseoso de pedir al hombre viejo más explicaciones, y convencido de que había encontrado a uno de estos hombres que Allah agracia con una visión clara. Al día siguiente, Yamil regresó y encontró al hombre rezando la oración del mediodía, y

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sin más ceremonias se paró a orar a su derecha, el hombre pareció no percatarse de su llegada, levanto las manos y recito una súplica diciendo ―¡oh Al Tu que eres El Viviente, El sustentador, castigarme si me crees merecedor de castigo pero con lo que sea que me castigues, que no sea incrementar los velos entre Tu y yo.‖ Yamil continuó junto al hombre hasta completar la oración y luego de concluirla el anciano se sentó volviéndose hacia él con el rostro sonriente y preguntó -¿has vuelto? Yamil creyó que se trataba meramente de una frase retórica para iniciar la charla, ya que evidentemente había regresado y estaba sentado frente al anciano. Pero al instante Yamil se percató de que el anciano evitaba así hablar él mismo y lo forzaba a explicarse. -Me han impresionado las respuestas que diste a estos dos hombres y a mi mismo hoy, deseo quedarme cerca tuyo ¿qué me dices?.-dijo Yamil. -En muchos lugares encontrarás hombres que den respuestas mucho más ingeniosas dijo el viejo -Pero no busco respuestas ingeniosas, cuando llegué tal vez no sabía bien porque venía, cuando volví fue para conocerte y cuando escuché tu súplica, comprendí que debo quedarme -dijo Yamil. En ese momento pasó por el camino un hombre con un burro, que saludó desde la distancia, el viejo le respondió con un gesto de su mano y miró a Yamil y le dijo: -¿ves a ese hombre? Dicen que es un hombre extraño, pero como vez, no podría ni él mismo precisar su "extrañes". No se debe ni a su apariencia física ni a su desbordada emotividad o su probada inteligencia. No se debe a sus ropajes de colores brillantes o pardos ni a su andar pausado o su constante divagar por parajes lejanos. No se debe ni a sus sueños poblados de sombras y luces o de falsos multicolores o criaturas mitológicas y seres de difícil clasificación... No, nada de eso. Ni se debe tampoco a su edad sin edad, a su tiempo sin tiempo, a su momento atemporal. Se debe, quizás simple y llanamente a su lunar... un lunar grande, oscuro y de vello espeso que le cubre parte de la mano derecha... Si, tal vez, tal vez ese era el motivo, tal vez por fin había encontrado la respuesta... El lunar era la causa de esa molesta sensación de opresión de esa sensación molesta, en realidad era más bien una discorde sensación con una apariencia lejana de no sé que... Una mañana estuvo revisando a conciencia su lunar, esa extraña mancha que lo cubría... tanto tiempo con él y hasta ahora le prestaba la atención que se merece, tanto tiempo justo delante de sus narices y apenas ahora lo tenía tan claro: era el causante de sus males, de sus dolencias, de sus pesares... tenía la culpa de esa extraña sensación que lo habitaba, esa mancha odiosa, insidiosa, animal y bastarda. Tomó la navaja... una sonrisa diabólica desfiguró su rostro... Nunca se había sentido tan bien. Miró el cielo: estaba claro y hasta pudo percibir una leve brisa en la frente, las sienes y el ondular de su cabello... inspiró profundamente... cuan fresco se siente el viento hoy, peso, como que intuía atisbos de libertad... pasó los dedos por la hoja afilada de la navaja tomándose todo el tiempo del mundo. No hay prisa, no puede haberla en un momento así.. saboreó su filo, paladeó la sensación de la piel abriéndose de par en par y dejando que la sangre tomase su cause hacia la tierra... lentamente, se imaginó como la "mancha"

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se desprendía de su sitio y lentamente se consumía y devoraba a sí misma en la noche, mientras se despedía de ella cariñosamente puesto que a partir de ese momento ya nada será igual... La mácula por fin lo habría abandonado... Un escalofrío recorrió su espalda al intuir esto último: "¿Qué pasará entonces? ¿Qué hay más allá del lugar sin lunar? ¿Qué se sentirá respirar sin ese pesado bulto que oprime algo mí? ¿A donde ir? ¿Qué hacer?" Meditó ampliamente esto. Durante varios días sin comer, dándole vueltas al asunto, un asunto que se había tornado en su prioridad, un asunto sobre el cual giraba toda su vida y su muerte. No podía finalmente decidirse entre el deshacerse de su maldición desollando su piel, o entregarse completamente a ella... Con la mirada perdida y vagando en el ocaso se le veía entonces... dicen que suspiraba lamento y aspiraba melancolía... dicen también que pasaba largas horas extasiado contemplando su mancha en una procesión sin principio ni fin... Por ahí rumoran que hasta le hablaba y se habían hecho grandes amigos aunque por momentos la odiaba a muerte, pero intuía que su muerte estaba unida a la de ella. Hombre y mancha caminaban juntos. Pero un día ese hombre decidió tomar las riendas, buscó su navaja, y afeitó cuidadosamente los vellos de la mancha, que ya no era, desprovista de ellos ni rara ni llamativa, el hombre dominó su mancha, dicen que a poco ya ni recordaba tenerla, la mancha, vencida, dominada. -Entiendo, dijo Yamil, sin estar muy seguro de si realmente decía la verdad. Tal vez lo delató la expresión de su rostro, el anciano, que tallaba cuidadosamente una figura de ajedrez en un trocito de madera, dejó de nuevo su trabajo y miró a Yamil. -Algunos necesitan palabras rimbombantes, pero en la sencillez hay suficiente complejidad para cualquier hombre, mira este sencillo trozo de madera, un corte equivocado y deberé desecharlo, pero sería culpa ya que aunque sea la madera de un árbol humilde, es buena, y yo debo darle forma de torre para completar de a poco un juego de ajedrez que me ha encargado un comerciante de esta ciudad, así me gano la vida, cuando lo concluya, podré comenzar otro trabajo y vivir mientras lo realizo de lo que este me beneficie. Si Allah quiere, de esta manera Yamil, puedo charlar contigo junto a este pozo, porque no hace Allah llover panes del cielo, para ventura desdichada de los holgazanes. Si esperabas algo más rimbombante, pero cierto, te diré que una vez mi maestro, que vivió y murió aquí en esta ciudad hace mucho y fue juez, me dijo: Conocí el bien y el mal, el pecado y la virtud, la justicia y la infamia; juzgué y fui juzgado, pasé por el nacimiento y la muerte, por la alegría y el dolor, el cielo y el infierno; y al fin reconocí que yo estoy en todo y todo está en mí. Comencé a alejarme de las palabras y acercarme a la madera, que como ves y te he dicho su trabajo es mi oficio, porque mi maestro me decía estas cosas y yo tardaba en comprenderlas, así que hace mucho, cuando aún mi barba no era blanca, me senté en este sitio, mi maestro me dijo ―mira aquel árbol‖, y señaló un cerezo, y pensé que tal vez mi ojo y mis conceptos prejuiciosos me llevaban a embrollar muchas veces las cosas sencillas, y repetí lo último que había dicho mi maestro y al fin reconocí que yo estoy en

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todo y todo está en mi. Y me dije ¿acaso no soy yo uno con el cerezo? ¿acaso no es en definitiva todo lo que he visto y palpado hasta hoy sino diferentes aspectos de una realidad única?. Ya no volví a ver a mi maestro luego de ese día su trabajo lo retenía ocupado en minucias legales, supe un año después que había muerto de camino a Merv, donde iba a entregar ciertos documentos a un secretario del sultán. Lo enterraron junto al camino, he visto su tumba una vez cuando me encomendaron llevar unos paquetes a Merv. Pero no quiero aburrirte con la historia de mi vida hijo, dime ¿qué te ha trajo a esta ciudad? -en realidad tan solo el camino -dijo Yamil, -el camino que seguía pasa por aquí Pero algo me sugiere que tu me enseñarás algo que no se y deseo saber. -Y ¿qué es lo que deseas saber? - inquirió el viejo-No estoy muy seguro, dijo Yamil- pero lo que me has dicho hasta ahora es parte de la respuesta que busco, de eso si estoy seguro, se que tu me enseñarás algo que no se, y no perderla oportunidad de oírte, háblame de lo que la gente llama ―el modelado de la personalidad‖. Yamil pensó ―¡qué torpeza! ¿por qué he dicho 'la gente', en general la gente no se ocupa de nada de esto‖ El viejo lo miró como con desconfianza, o tal vez con benevolencia, Yamil no supo interpretar la expresión. Dijo el anciano: El arte de la personalidad es la primera y última lección del camino del despertar interior, y el secreto de este arte se puede identificar en todas las enseñanzas religiosas. Los métodos adoptados pueden ser diferentes en los detalles, pero el objetivo en cada caso es el mismo. La tragedia entera en la vida es perder de vista el ser natural de uno mismo, que es cubierto por el falso yo. Es por lo tanto, que todos los métodos para entrenar el ego son útiles para ayudar a distinguir entre el ser natural y el no natural. Afinar el corazón es la fuente secreta de toda felicidad porque nos hace generosos en nuestros compromisos hacia nuestros congéneres, de la misma manera que corre el velo que separa la ilusión del yo de la Divina Presencia en toda la creación, pero todo esto puede complicarte hijo en este momento, es mejor tener cada de lo necesario que adquirir de una vez 100 kilos de pan que se pondría mohoso antes de que lo necesites. -¿qué has de enseñarme entonces? Dijo Yamil. -Mira hijo, dijo el anciano, cuando yo era joven, las personas de esta aldea hacían lo mismo que hacen hoy: dormir, trabajar, comer, jugar y dormir. Pero yo, por extraños motivos que nos llevarían a otras historias, decidí marcharme de este pueblo. Reuní a todos los habitantes del pueblo y les manifesté mi intención de salir más allá de las montañas para conocer lo que se "cocina" en otros lugares. - ¿Para qué? me preguntó uno de mis amigos. - Porque quiero saber- dije Me encaminé a oriente, porque desde antiguo al pueblo habían llegado noticias, que allá era donde existía más saber. Tarde más de tres años en regresar aquí cuando llegué hubo gran alegría en el poblado, todos me rodeaban, me preguntaban, yo les dije: ¿pero yo ven? Estoy cansado del viaje y pedí que le dejasen descansar. Al día siguiente, a la puerta de mi casa, todo el mundo estaba reunido esperando que apareciera. Cuando abrí mi puerta, todos prorrumpieron en aplausos y aclamaron, me pedían que compartiera con ellos mi conocimiento.

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Debí decirles: - Bueno, verán, lo único que he aprendido no puedo compartirlo con vosotros. !Oh! Que desilusión entre los seres del poblado. -¿y Por qué? se atrevió a preguntar un niño (todos sabemos que los niños son muy atrevidos) - Porque lo que he aprendido es a distinguir el sabor de las cosas. Un murmullo de perplejidad se adueñó del pueblo. - Veréis, amigos. Cuando llegué a las tierras del oriente, me sentí perdido. Había mucha gente, ciudades enormes, y en ese estado me encontraba cuando vi en un cartel que se daban cursos de cocina rápida. Como el hambre me acuciaba pensé que no vendría nada mal llenar el estómago con algo y de paso aprender a cocinar comidas diferentes. Entré pero, ¿sabéis?, las clases no eran para aprender a cocinar, no. Eran para aprender a saborear la comida. -¡Oh!- murmuraron los del pueblo- Y eso ¿cómo se aprende? -¡Ah! Amigos míos es bastante complicado de explicar con palabras -recuerdo que dijelos profesores se limitaban a dibujar esquemas y diagramas en la pizarra, y nos decían: "Tenéis que sentir el sabor de esta posición del esquema". Otro indicaba: "No hay que dar vueltas buscando el mejor sabor. Sabor solo hay uno, y es aquel que no tiene sabor, porque en él están todos los sabores". -Y nos ponía el ejemplo de la luz blanca que se descompone en diferentes colores cuando pasa por un prisma. "El lugar -decía el jefe de cocina- donde hay y no hay luz blanca es el sabor sin sabor". El pueblo entero estaba maravillado de esta explicación. - Por favor, dibújanos esos esquemas. Nosotros queremos experimentar ese sabor sin sabor. - Amigos míos, esto es lo que me enseñaron en aquella ciudad, pero de regreso al pueblo me he dado cuenta, a través de procesos que si os lo contara a alguno de vosotros se volvería muy confundido, digo que me he dado cuenta que todo eso no sirve para nada. - ¿¡Qué!?- preguntó asombrado el pueblo. - Os lo explicaré, la clave está en dos palabras: "sentir" y sabor". Vosotros queréis saber a que sabe el sabor sin sabor. ¿Es cierto? - si- dijeron. - Y yo os digo que lo importante es sentir ese sabor. ¡Ah!- las gentes del poblado se miraron unos a otros. Un niño, el mismo de antes, que ahora ya es un hombre, dijo: -Sidi...Podrías decirme, entonces, ¿por qué esos señores que hablaban mediante gráficos del sabor sin sabor dan esas clases? ¿Por qué utilizan esquemas si no son importantes?, ¿Por qué malgastan su tiempo y su energía en dar un arte objetivo a la subjetividad de la gente? Por qué..? - ¡ calla! -recuerdo que le grité- Tú no puedes saberlo porque no has estado dónde yo he estado, ni has visto lo que yo he visto. Esas personas que dibujaban el sabor, sabían lo que estaban haciendo, lo transmitían de una manera especial, de tal forma que se introducía poco a poco en el organismo y ha sido ahora, al llegar al pueblo, cuando me he dado cuenta de que es lo realmente importante. - ¡Dínoslo, dínoslo! – gritó todo el pueblo. - Hay que sentir el sabor, ya os lo he dicho. -¿Y cómo sabemos que es lo que sentimos si no tenemos un espejo en el cual mirarnos?, preguntó el mismo niño de antes. Me enternecí entonces la candidez del niño, y le dije: - Niño, ¡eres un pesado insolente!- y me interné en mi casa a darme un baño para la oración.

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Ahora ya soy un viejo, y si quisiera no podría viajar, recuerdo que cuando partí aquella vez, hace tantos años fantaseaba conque tal vez hasta conocería al rey de los mogoles, o que me casaría con una bella princesa afghana y me convertiría en un gran guerrero, pero lo cierto es que si nunca hubiese salido de esta aldea, tal vez otro me hubiese referido estas historias y habría comprendido mejor que buscar y donde. Hoy encuentro un gran placer en visitar a mis hijos, que ya son hombres y jugar con mis nietos, mi esposa está sepultada no lejos de aquí a veces visito su tumba, pero esa es otra historia. Ya atardecía y los hombres se dispusieron a rezar la oración de magrib Yamil inquirió -Tu puedes caminar con tu báculo fácilmente hasta la mezquita escucho cerca al almuédano. -Podría, -dijo el viejo- pero prefiero ir el viernes, ya que retrasaría mucho mi trabajo yendo y viniendo, y Allah ha sido tan Clemente que ha hecho de toda la tierra una mezquita. Cuando tiempo después llegó la hora de Isha, Yamil entreabrió la boca para disuadir al viejo de ir a la mezquita, el viejo lo miro y con una dulce sonrisa dijo: -Podría, pero prefiero ir el viernes, ya que retrasaría mucho mi trabajo yendo y viniendo, y Allah ha sido tan Clemente que ha hecho de toda la tierra una mezquita. Esa noche Yamil durmió sobre su alfombra de oración, envuelto en su manto y soñó la luna.

Yamil, Yafar y el río Una tarde Yafar canturreaba mientras fregaba su turbante en las aguas de un río que pasaba no lejos de la ciudad, Yamil se le acercó y aunque no pudo discernir las palabras con claridad entendió que el viejo Yafar cantaba algo sobre el río. -¿qué hay con este río?- preguntó Yamil. -Pues algo hay con todos los ríos, dijo Yafar sonriendo, siéntate hijo, te contaré sobre este río Un río, desde sus orígenes en lejanas montañas, después de pasar a través de toda clase y trazado de campos, al fin alcanza las arenas del desierto. Del mismo modo que había sorteado todos los otros obstáculos, el río trató de atravesar este último, pero se dio cuenta de que sus aguas desaparecían en las arenas tan pronto llegaba a ellas. Estaba convencido, no obstante, de que su destino era cruzar este desierto y sin embargo, no había manera. Entonces una recóndita voz, que venía desde el desierto mismo le susurró: "El Viento cruza el desierto y así puede hacerlo el río" El río objetó que se estaba estrellando contra las arenas y solamente conseguía ser

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absorbido, que el viento podía volar y esa era la razón por la cual podía cruzar el desierto. "Arrojándote con violencia como lo vienes haciendo no lograrás jamás cruzarlo. Desaparecerás o te convertirás en un pantano. Debes permitir que el viento te lleve hacia tu destino" -¿Pero cómo esto podría suceder? "Consintiendo en ser absorbido por el viento". Esta idea no era aceptable para el río. Después de todo nunca había sido absorbido antes. No quería perder su individualidad. "¿Y, una vez perdida esta, cómo puede uno saber si podré recuperarla?" "El viento", dijeron las arenas, "cumple esa función. Eleva el agua, la transporta sobre el desierto y luego la deja caer. Cayendo como lluvia, el agua nuevamente se vuelve río" -¿cómo puedo saber que esto es verdad? "Así es, y si tu no lo crees, no te volverás mas que un pantano y salir de eso tomaría muchos, pero muchos años; y un pantano, ciertamente no es la misma cosa que un río." -¿Pero no puedo seguir siendo el mismo río que ahora soy? "Tu no puedes en ningún caso permanecer así, continuó la voz de las arenas. "Tu parte esencial es transportada y forma un río nuevamente. Eres llamado as así hoy, porque no sabes que parte tuya es la esencial." Cuando oyó esto, ciertos ecos comenzaron a resonar en los pensamientos del río. Vagamente, recordó un estado en el cual él, o una parte de él, había sido transportado en los brazos del viento. También recordó o le pareció que eso era lo que realmente debía hacer, así comprendió que solo sería él cuando no fuera lo más lo aparente. Y el río elevó sus vapores en los acogedores brazos del viento, que gentil y fácilmente lo llevaba hacia arriba y a lo lejos, dejándolo caer suavemente tan pronto hubieron alcanzado la cima de una montaña, muchas pero muchas millas más lejos. Y porque había tenido sus dudas, el río pudo recordar y registrar más firmemente en su mente, los detalles de la experiencia. Reflexionó "Si, ahora conozco mi verdadera identidad". El río estaba aprendiendo pero las arenas susurraron: "Nosotras conocemos, porque vemos suceder esto día tras día, y porque nosotras las arenas, nos extendemos por todo el camino que va desde las orillas del río hasta la montaña" -¿y este es ese río?, preguntó Yamil. -¡Claro que no!, dijo Yafar en tono molesto, y agregó en tono muy dulce: ¿quién sabe? Todos los ríos son un río y ninguno, hijo, quien sabe si algo de todo lo que he narrado te serviré de algo, tal vez todo lo bueno yamil ya lo han dicho otros y yo solo repito, y robo las palabras de otros y ello me avergüenza, ya que si descubrieras que soy un ladrón de palabras, ¿de qué serviría algo de lo que te he contado? Y si no lo fuera, es igual, desconozco si ha de serte útil algo de lo que te he dicho, ten piedad de este viejo, ve en paz Yamil y no te embrolles demasiado en los vericuetos del espíritu, ya que muchos son obra del ego, y no conducen a ningún lado, más si haz de recorrer un sendero, tal vez debas correr el riesgo, y Solo Allah sabe. Yafar se despidió de Yamil con una lágrima, porque los hombres son sentimentales sobre todo si temen hacer el ridículo, y Yafar temía que todas las palabras valiosas hubiesen sido pronunciadas por otros antes que él las dijera.

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Ismail Yamil se alejó dejando atrás la ciudad, caminaba rumbo a las montañas azules y llegó dos días después a un valle, allí lo recibieron un grupo de niños, hijos de los pastores que acampaban, lo condujeron a un hombre de edad media, un tártaro que no le parecía Yamil diferenciarse en nada de los cientos de tártaros que había visto en su vida, el hombre dijo llamarse Orhan, y lo invitó a comer y acampar con él, explicó que su esposa había muerto el invierno pasado, y no tenía hijos ni sirvientes, su tienda era espaciosa, así que Yamil podía acomodarse a gusto, luego de la frugal comida, el hombre que estaba de cuclillas se quedo observando a Yamil. Orhan dijo: El momento actual es como una brizna de paja arrojada en la hoguera del universo, y es también el hombre y otras cosas, arde y se vuelve ceniza gris y luego ceniza blanca y la esparce el viento, así ves los cabellos y las barbas negras o amarillas volverse grises, luego blancas y luego desaparecer, como toda brizna de pasto la que observes procede siempre del pastizal, tal vez de la misma planta era, tal vez no haya más que una planta y los espejos, que multiplican la realidad y por ello hay quien dice que son algo malvado, multiplican las briznas secas en apariencia, pero en todo se encierra la realidad única dicen otros. algunos dicen: El hombre pasa su vida más bien en una ilusión de su imaginación afiebrada, pasa su vida enfermo de futuro, de desear algo del momento futuro, pero el momento actual es el consumirse de la brizna y pocos reflexionan en esto, el momento actual, sin embargo encierra y unifica mucho. Orhan se quedó un momento en silencio, se escuchaban pasos acercándose y un anciano de blancas barbas pidió permiso para entrar, Orhan le dio el saludo y lo invita sentarse. -Dinos Ismail, dijo Orhan, ¿qué puedes tu regalarle a este joven? Ismail dijo: Cuando el jugo de la hierba del divino amor es vertido en el corazón y es calentado por el amor de sus semejantes, entonces ese corazón se convierte en oro, es el corazón que expresa lo que Dios le hace expresar. El hombre no ha visto a Dios, pero el hombre ha visto entonces a Dios en el semejante, y cuando esto pasa, entonces verdaderamente todo lo que viene de los hombres viene de Dios mismo. -Pero muchos hombres son corruptos y malvados, replicó Yamil. -Y sin embargo, cuando Allah creó a Adán, insufló algo de Él mismo en Adán, y si el hombre se corrompe a sí mismo, algo puro permanece en su interior, una chispa Divina, que es posible se encienda como un gran fuego y lo cambie. -¿No ocurren cosas que no provocan los hombres y consideramos desgracias?, y sin embargo vienen de Allah y no sabemos si en definitiva no nos evitan una desgracia mayor o nos guían a algo, dijo Ismail tranquilamente. A la mañana siguiente Yamil partió junto con Ismail hacia la ciudad de Jluss, donde Ismail enseñaba en la madrasa. Yamil se registró como alumno y se alojen una pequeña casa de un solo ambiente, que

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Ismail le facilitó. Al día siguiente concurrió temprano a la madrasa y luego de rezar subh, se acomodó a escuchar la clase. Ismail hablaba con voz pausada y decía: Muchos sabios ulama se han esforzado en coleccionar artículo tras artículo meticulosamente las formas, los fard y las sunas de cada acto que el musulmán ha de realizar en su vida, han pasado meses discutiendo sobre el largo de los vestidos y de las barbas, de las formas de purificarse y de como colocar las manos en la oración, en todo ello hay algo valioso, y no debemos dejar de conocerlo, pero de nada sirve esta erudición si no se conoce el punto del horizonte que es necesario seguir., y a la inversa, puede ser muy difícil seguir este punto en el horizonte, y distinguirlo sin adquirir algo de esa erudición, ella puede ser un caballo veloz que nos transporte o un burro empacado que nos inmovilice, todo depende de como la comprendamos. Así continuaba Ismail con su clase hasta que llegó la hora de la comida y los alumnos se retiraron al comedor, Ismail caminaba por el patio que separaba la sala de oración, donde se enseñaba de la sala donde se comía y un alumno le dijo: Ismail, estuve en Mazandarán hace poco y escucha unos hombres criticarte, lo cual me molestó mucho. Ismail sonrió y dijo: quien se mezcla en los asuntos mundanos, seguramente será blanco de las críticas. La comida era sencilla pero suficiente, luego el grupo regresó a la sala de las oraciones donde el muecín llamaba a zhuhur, rezaron detrás de Ismail y luego este se volvió y dijo: El muecín os llama a algo bueno, Allah no necesita en nada de vuestras oraciones, pero vosotros las necesitáis mucho y el muecín es vuestro amigo que os invita a realizarla, deberéis agradecerle. Sin embargo, si vuestro corazón está en algo que no es Allah durante la oración no sería más que un mero ejercicio gimnástico, aunque os esforcéis en pronunciar y recitar bellamente, cuidaos de ello, y no hagáis de la oración un ejercicio mecánico, que sea cada una de vuestras oraciones como la única que hagáis en toda vuestra vida. Terminada la oración Ismail dijo: Hace tiempo fui a vivir a la ciudad de Akbar. La gente no dio mucha importancia a mi presencia, y mis enseñanzas no consiguieron interesar a la población. Incluso después de algún tiempo llegó a ser motivo de risas y burlas de los habitantes de la ciudad. Un día, mientras paseaba por la calle principal de Akbar, un grupo de hombres y mujeres empezó a insultarme. En vez de fingir que los ignoraba, el sabio me acerqué a ellos y los bendije. Uno de los hombres comentó: ¿Es posible que además de tonto, seas sordo?. ¡Gritamos cosas horribles y usted nos responde con bellas palabras!. - "Cada uno de nosotros solo puede ofrecer lo que tiene", dije. Rumi Rumi, en su obra El Masnawi, narra una bella historia: Un cuidador de elefantes llevó su elefante para exhibirlo a un pequeño pueblo cuya gente no había visto nunca un animal de su especie. Como era de noche, dejó su animal en el establo. Un grupo de curiosos que no podía esperar hasta que amaneciera, fue, en la oscuridad de la noche y sin luz alguna, al establo para ver al animal. Pero como el establo estaba oscuro, el único medio con el que podía percibir al elefante era a través del tacto. Así que, en completa oscuridad, se acercaron al animal y empezaron a palparlo, definiéndolo cada uno a la medida de su propia percepción. El que había tocado la pata, imaginó al elefante como una columna; otro que había tocado su lomo, lo asemejó a un diván; el tercero tocó su oreja y lo describió como un abanico; y otros, consideraron las características de la

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trompa del elefante, como sus verdaderas características. Ninguno tuvo una idea completa de lo que es un elefante. Todo lo que dijeron sobre el elefante era falso en cuanto a su definición, y sin embargo, la percepción parcial de cada uno de ellos era en sí verdadera. Rumi agrega: "Si hubieran tenido una vela en la mano, no habría habido tanta diferencia de opinión entre ellos, ya que bajo la luz de la vela hubieran podido contemplar al elefante de una forma directa y completa". Canción del caminante Caminando este senderito voy No busco tristeza ni dolor No deseo causaros ofensa ni deseo dañar vuestro honor no se porque hacéis escarnio de mi no se porque a mi o mis amigos agredís no deseo más que perdonaros y que vosotros aceptéis algo de mi Solo puedo ofreceros mi sinceridad. Mi amorosa búsqueda de hermandad. No tengo con que hacer caridad Más que mi sonrisa sin maldad Los relatos de los enamorados de Dios Es posible que alguno de los dichos que aquí se atribuyen a un sabio, aparezcan en otro escrito como perteneciente a otro, esto ocurre debido a que aún entre sabios distantes, muchas de estas máximas fueron repetidas y tomadas por los discípulos del sabio como propias. Para comprender determinadas declaraciones de los maestros del sufismo, es necesario poseer algún grado de conocimiento, tanto del sufismo como de las ciencias islámicas en general, la lectura de las citas siguientes, puede resultar en una muy mala interpretación por quien adolezca de alguno de los conocimientos nombrados, por lo cual debo recomendar que sean pasadas por alto por quien no esté aún en condiciones, hago esto a semejanza de ibn Al Arabi, quien hacía una recomendación similar. La explicación de una sola de las citas puede requerir uno o varios volúmenes, por ello, he renunciado a escribir aquí su comentario. 1- Ibn Al Arabi: «Dios, el Omnipresente y el Omnipotente, no está encerrado en ningún credo ni religión, porque donde quiera que os volváis, allí está el rostro de Dios» «No te apegues exclusivamente a ninguna religión, de manera que dejes de creer en las otras; perderás no poco bien. Más aún, no acertarás a reconocer la Verdad. » «Hubo un tiempo en que yo rechazaba a mi prójimo si su religión no era como la mía. Ahora, mi corazón se ha convertido en el receptáculo de todas las formas religiosas: es pradera de las gacelas y claustro de monjes cristianos, templo de ídolos y kaaba de

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peregrinos, Tablas de la Ley y Pliegos del Corán, porque profeso la religión del Amor y voy a donde quiera que vaya su cabalgadura, pues el Amor es mi credo y mi fe. » «Hallé el Amor por encima de la idolatría y la religión. Hallé el Amor más allá de la duda y de la realidad. » «Cuando uno adquiere que una cantidad infinitesimal del amor, se olvida del ser musulmán, mago, cristiano o infiel. » 2- Yunus Emre : «El odio es nuestro único enemigo. Para nosotros el mundo entero es Uno. No estoy en la tierra para sembrar la guerra y la enemistad. El amor es la misión y la vocación de toda mi vida. Que una única palabra pare la guerra: ama y sé amado. Hacia nadie sentimos odio. Todo el mundo es igual para nosotros. 3- Rumi: «Como un compás, tenemos un pie fijo en el Islam y con el otro viajamos dentro de otras religiones. » «¡Oh musulmanes! ¿Qué significa este aire de superioridad? Abre tu corazón al cristiano, libera tu mente de esta vanidad. Siguiendo a Muhammad saws, ¿te consideras creyente y a él le consideras infiel por seguir al Mesías as? Ambos eran Profetas y ambos eran amigos, ¿por qué esta enemistad entre vosotros? » «He reflexionado acerca de las denominaciones confesionales esforzándome en comprenderlas. Ahora considero que existe un principio único con numerosas ramificaciones. Por eso, no pidáis a una persona que adopte determinada denominación confesional; con ello la desviarías del Principio, que es solio y fundamento. A esa persona ha de venir a buscarla el propio Principio en el que se dilucidan todas las grandezas y todas las significaciones. Entonces la persona comprenderá... » «No clames diciendo que todas las religiones son vanas, pues en todas ellas hay un perfume de verdad sin el cual no encenderían la de los creyentes. » 4- Mansur Al Hallay: «No soy cristiano, ni judío, ni musulmán. No soy de Oriente ni de Occidente, ni de la tierra ni del mar. Mi sitio es estar sin sitio, mi huella es no dejar huella. No hablo de cuerpo y alma, ya que pertenezco al alma del Bienamado. » 5- Yunaid: «Cada cual reza con lo que cree; su Dios es hechura de sí mismo, y al rezar, se honra a sí mismo. Por eso anatematiza las creencias de los demás; lo cual no haría si fuese justo, porque el desagrado hacia la religión ajena se basa en la ignorancia. » «Hay que ser amable con la gente y hablar de forma que te entiendan, cuidando lo que se dice. Dios te guarde en paz. Guarda tu lengua y conoce a los que te rodean; cuando hables con ellos omite lo que no pueden entender. » «Nadie puede jactarse de haber llegado a la Verdad, si no ha sido tratado de hereje por mil personas de peso. ».

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6-Abul Fadl Allami « ¡Señor! Un día visito la iglesia, otro día la mezquita; pero de templo en templo, sólo a Ti voy buscándote. Para tus discípulos no hay herejía, no hay ortodoxia; todos pueden ver Tu verdad sin velos. Que el herético siga con su herejía y el ortodoxo con su ortodoxia. Tu fiel es el vendedor de perfumes: necesita la esencia de rosas del divino Amor. » 7-Kamil Husayn «Si sientes en lo más profundo de ti mismo que eso que te incita al bien es tu amor por Dios y tu amor por los seres humanos que Dios ama; si piensas que el mal consiste en apartarse de las personas, porque Dios las ama como te ama a ti, y que perderás tu amor por Dios si haces daño a aquellos a quienes él ama, es decir, a todos los seres humanos. Entonces, tú eres discípulo de Jesús, cualquiera que sea la religión que profeses. » 8-Ibn Hazm «Lo importante no es lo que una persona dice de su fe, sino lo que esta fe hace de esa persona. »

La leyenda del fuego Y esa tarde que a la sombra de aquel árbol se incendió mi alma acongojada Y quedóse mi pena amortajada, A lo lejos la andaluza guitarra lloraba Hay arruyo de la paloma, Hay el fuego ya consume mi alma Y yo lo aliento con saña Para confundirme con la nada Entre olas agitadas Cantaba el mar bravo su alabanza, A mi amado Señor el gorgojeo del ave glorificaba Perdí entonces la cordura del hombre, 24

Y de Dios tuve la locura sublime, Y dance loco entre las llamas, Incendiada de gozo mi alma. Los rollos de la Torah, el evangelio y el Rig-Veda El Corán y el avesta, Ardieron en letras primigenias, Nunca tocadas, nunca antes miradas. Y yo solo deseaba el eco del paraíso, en la voz de la andaluza guitarra. De Dios el amor me colmaba, Y perdoné al pérfido agresor y quise hacerlo mi amigo Pero, ¿cómo he de explicar qué es el fuego? ¿A quien recorre el mundo ciego?

La disputa Y llegó Yamil un día a una posada en un camino, donde conversaban varios. Y vio que Al ´Arif estaba entre ellos, un hombre desaliñado, al parecer muy enojado le gritaba ―¡El Islam, El Islam!, ¡debemos quemar las iglesias, sinagogas y templos, y expulsar a todos los kufar de nuestra tierra! ¡Debemos quedarnos con sus tierras y hacienda! ¡son nuestro botín! ¡yihad!‖ Al ´arif no lo interumpió y lo escuchaba impasible, el hombre lo miraba fijamente, cuando terminó de vociferar, un anciano preguntó ―¿tu que dices Al ´arif?‖ Al ´arif se puso de pie en silencio y sin ningún gesto, tal y como había permanecido durante el encendido discurso del otro. Dijo: lo que yo piense no tiene importancia, aunque les diré que el Islam es la cumbre de la revelación y no una religión más en pugna con otras, les diré lo que piensan otros, luego deberéis quemar algo. Dijo Ibn Al Arabi: ―Dios El Omnipotente y El Omnipresente, no está encerrado en ningún credo ni religión, porque a donde sea que os volváis, allí está el Rostro de Dios, no te apegues exclusivamente a ninguna religión, de forma que dejes de creer en las otras, perderías no poco bien, más aún, no acertarías a reconocer la verdad‖ Yunus Emre dijo: ―como un compás, tenemos un pié fijo en el Islam y con el otro recorremos las religiones‖ y dijo ―El odio es nuestro único enemigo, para nosotros el mundo es uno, no estoy en la tierra para sembrar la enemistad, el amor es la única misión y la vocación de toda mi vida, hacia nadie sentimos odio, todo el mundo es igual para nosotros‖

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Yunaid dijo: ―He reflexionado acerca de las denominaciones religiosas, esforzándome en comprender cada una de ellas, ahora veo un único principio con numerosas ramificaciones, por eso, no pidáis a una persona que adopte determinada denominación confesional, con ello la desviaríais del Principio, a esa persona ha de venir a buscarla el propio principio‖ Rumi dijo: ―¡Ho musulmanes! ¿qué significa ese aire de superioridad? Abre tu corazón al cristiano, expulsa tu vanidad. ¿Siguiendo a Muhammad te consideras creyente y a él por seguir al Mesías lo consideras infiel? Ambos eran Profetas y son amigos ¿a qué viene esta enemistad entre vosotros?‖ Dijo ibn Hazm: ―Lo importante no es lo que una persona dice de su fe, sino lo que su fe hace en ella‖ Dijo Yunaid: ―hay que ser amable con la gente y ser amable con ella, cuando hables se cuidadoso y omite lo que no entiendan‖ Quemad ahora algo. Dos hombres se levantaron, tomaron las antorchas que había traído el que proponía quemar iglesias y sinagogas y las arrojaron a la estufa. Poema de la danza de las abejas ¿Son estos hombres ciegos, quienes desean robarme mi calma? ¿o soy yo, tonto de mi, quien la expone y la regala? Se que en la música bella En la rosa salpicada de rocío, En los labios de mi amada Se encuentra mi paz añorada En la noche azul estrellada Entreví la dulzura de un nuevo alba. En el silencio absoluto, me encontré escuchando mi alma Estalló entonces un día de música encantada Aquella secreta palabra añorada. Considera al heroico roble, En pie quebrado por la tormenta Mientras el arbusto rastrero, Salvo su vida aplastado en la arena. Del mar escuchaba el rugido, Cierto día de verano, Cuando escrutando mi alma Se me figuro haber volado Y entonces me ví allí abajo

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Sentado y contemplando Pero no era yo el abandonado, Yo volaba en busca del Amado. En vano clamaría hoy Si dijese haberle encontrado, Pero se que no por buscarlo he de hallarlo Sino que será Él Quien me encuentre En el momento indicado. Mientras danzan las abejas, Comunicándose palabras secretas, Yo busco esa senda recta, De flores tapizada y secreta Que escapa a los ojos del curioso Y a la acechanza perversa, La senda del asceta, del místico, del poeta.

Que la paloma anide en su rama

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cotemplaba hace tiempo No se trata acaso de que el árbol junto a mi casa árbol en fin, ha dejado que la paloma anide en su rama sino de que yo comprenda que el árbol, la paloma y la casa dejaron de ser para mi algo diferente de la esencia buscada soy yo el árbol, la paloma, el nido y la casa, en el sueño que en lo eterno se devana, se han dibujado las señales de aquel que yo buscaba, amor he pensado y amor he sido ¿como podría yo creer siquiera que no soy el árbol, la paloma, el nido y la casa? ¡hay del soñador que no despierta, y se cree que es algo diferente a Él! ¿acaso abrirá sus ojos? ¿verá acaso el manantial y en él el reflejo que es su ser? La paloma, el árbol, la casa, yo soy y no soy ya nada sino Su señal, o mejor mera letra de la escritura de Dios, señal me es impropio, señala a Dios este mundo y hay quien confunde la escritura con lo real como si una narración ocurriese mientras es contada Señal, letra de la escritura Divina soy, Divina es la señal de mi Señor, la paloma, el árbol y la casa. ¿cuando despertará el soñador?

Yamil y Yalaludin Cuando Yamil llegó a Isfhahan conoció a un hombre llamado Yalaludin Mohammad, que tenía cierta aversión al trato con las personas, en apariencia al menos. Se encontraron cierto día en una plaza y Yamil quiso hablar con él. -Se que eres un extranjero aquí- le dijo- ¿acaso no te sientes a gusto con estas personas?

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-Me siento muy a gusto en Persia –dijo Yalaludin-y he encontrado personas maravillosas aquí, también en Irak, en Siria, en Transoxiana y en cada país que he recorrido desde que dejé Nefsa, en Al Andalus, donde he nacido. -¿qué te aparta entonces del trato con la gente? –inquirió Yamil-Nada en realidad, aunque tal vez me desagradan las disputas; y es que muchas personas consideran que deben tomar una postura en contra de algo, si desean defender la verdad. -Parece lógico que quien defiende la verdad se oponga a la mentira –dijo Yamil. -No necesariamente –replicó Yalaludín-es más bien como explicó Al Ghazali, un hombre ve una parte de la verdad y otro otra, y como ambos creen haber visto la verdad en su completud, disputan. Por lo demás, ¿quién puede jurar por Allah poseer La Verdad, siendo el intelecto tan débil?, por ello Yamil, considero banales las disputas y ridículo a quien se aferra a su propia interpretación de la verdad sin cuestionarla constantemente, no ha pasado un día en el que yo mismo no me cuestione si todo aquello que considero verdad lo es. -Pero puedes estar seguro de la veracidad del Corán sin cuestionarla, por ejemplo – dijo Yamil. -Estoy totalmente seguro de la veracidad del Santo Libro de Allah, de Allah y de Su Mensajero –dijo Yalaludín, y continuó- pero no puedo estar seguro de mi entendimiento del Corán ni del de nadie. Por lo demás he notado que si alguien escucha unas cuantas palabras, las transforma de acuerdo a sus propios saberes y convicciones anteriores, y son estos saberes y convicciones, este ―molde‖ lo que creo debo cuestionar en mi cada día, y a la inversa, en lugar de cuestionar lo que otros han comprendido, intentar dilucidar porque han comprendido eso y no otra cosa, sin juzgar si su comprensión es errada o correcta, ya que entonces estaría aplicando mi propio molde a la comprensión de otros, pero esta tarea me fatiga y me distrae de otra labor más importante, por ello no tengo muchos amigos supongo. -Y cual es esta labor importante de la que te distrae la gente - preguntó Yamil. -buscarme a mi mismo, ya que creo que quien se conoce a sí mismo, conoce a su Señor. Yamil no quiso incomodar más a Yalaludin y se despidió pensando ―este hombre es sin duda un loco‖ Unos días despues, encontró en casa de otro hombre un pequeño libro firmado por Yalaludin de Nefsa, se titulaba ―Los locos de Dios‖. El libro comenzaba con el hadiz de Ali ibn Abu Talib ―Nadie cree realmente hasta no saber porque cree lo que cree‖.

Yafar

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Un día Yafar se levantó y habló a la gente reunida en la mezquita de Dar ul Fuda: La llave del conocimiento de Alá es el conocimiento de uno mismo, por esta razón dijo el Profeta (SAWS): Quien se conoce a sí mismo, conoce a su Señor. Sin embargo hay dos cuestiones que deben ser tenidas muy en cuenta respecto a este hadiz. Por un lado, no hay nada más cercano al hombre que el hombre mismo ¿cómo se podría entonces comprender o ni siquiera conocer algo más allá, más lejano en términos relativos, de lo que está más cerca? Sin embargo, Dice Alá (Ta´ala): Creamos al hombre y le insuflamos algo de nosotros. Es decir, en cada ser humano reside una chispa divina, una señal de Dios, que dignifica al hombre como califa de la creación, y lo inviste del carácter de gobernante de sí mismo, de aquí que el hombre es, por virtud de este insuflar Divino, el gobernante de sí mismo, y por ello, es una obligación religiosa gobernarse a sí mismo, según nos indica con claridad el Corán y la suna, evidentemente no es posible gobernar lo que no se conoce. El conocimiento es de dos tipos: el externo y el sustancial, por nuestros sentidos podemos observar la forma, el color, el aroma el sabor el sonido y la textura de las cosas, sin embargo nuestros sentidos externos, es decir el tacto, el olfato, el gusta la vista y el oído, se articulan con nuestro sentido interno de imaginación, nuestra capacidad de representarnos internamente la idea de lo que percibimos, como este sentido no es igual en todas las personas, muchas veces a unos les parece que tal cosa es de una manera y a otros de otra, esto no implica que alguno de los dos esté equivocado o sea más sabio que el otro. Muchas veces dos personas perciben una misma cosa parcialmente, y la perciben sin error, pero como nuestro conocimiento no es acabado, ya que la plenitud del conocimiento pertenece solo a Alá, Único Conocedor, que no tiene en su sabiduría semejantes. Siendo entonces el conocimiento adquirido por la persona solo una parte de la verdad, es posible que la otra persona perciba otra parte de la verdad, igualmente cierta, los dos tienen verdad, aunque ninguno posee toda la verdad, ya que esta es sólo de Alá, aún así, ciertos sentidos internos llevan a la persona a creer que ha alcanzado la verdad en su plenitud y entonces los dos conocedores disputan convencidos cada uno de su verdad. Estas distorsiones se dan ya en el campo del conocimiento de lo evidente, de aquello que puede ser percibido por los sentidos externos y procesado por los internos, y sin embargo este conocimiento aparentemente tan sencillo ya provoca potencialmente desacuerdos como vemos. Cuanto más difícil es el conocimiento de las esencias, de la verdad más allá de lo aparente. Como dijimos este conocer las esencias comienza necesariamente por la gnosis de sí mismo, y para ella es necesario efectivizar el gobierno de sí mismo, y para efectivizar el gobierno de sí mismo es necesario a su vez conocerse a sí mismo. Esta gnosis o conocimiento profundo de sí mismo comienza por indagar en los métodos por los cuales conocemos, las herramientas que Alá El Unico ha puesto en el hombre para hacer de él, si las utiliza debidamente, principalmente un conocedor, a esta búsqueda del conocimiento denominamos como meta irfhan. es adecuado dar una explicación de los términos gnosis (‗Irfan) y Sufismo (Tasawwuf). El término gnosis en el sentido de Conocimiento (‗Irfan), al igual que otro término de la misma raíz, ma‘rifat (también traducido como ‗conocimiento‘) significa literalmente "conocer". Sin embargo, su significado literal alude específicamente a un conocimiento que no puede alcanzarse a través de los sentidos ni de la experiencia, ni por medio de la

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razón o de la narración, aunque la razón, herramienta con la que Dios ha dotado al hombre a diferencia de las bestias, es una herramienta irrenunciable para el buscador, Pero el conocimiento esencial, el irfhan, se adquiere a través de experiencias y revelaciones interiores. Posteriormente, el término se ha generalizado aplicándose a algunas propuestas que describen dichas experiencias y revelaciones. Hemos de tener en cuenta que la adquisición de tales experiencias y revelaciones por medio de ejercicios especiales y de una disciplina espiritual, también se denomina gnosis —conocimiento, ‗Irfan— con la calificación de amal (práctico), es decir, como conocimiento práctico o forma del viaje interior (Sayr wa suluk); del mismo modo que las proposiciones que describen las experiencias se denominan conocimiento teórico y de la misma manera que ciertos aspectos de la filosofía, se vincula a la argumentación racional. Entiéndase que la filosofía no es en este caso la especulación, sino la aplicación de la razón trascendente, aquella capacidad de inteligencia de las cosas, que se aplica a todo teniendo como premisa que todo es señal de Dios.

Amante, amor amado Durante su estadía en Dar ul Fuda, Yamil conoció al Sheikh Al ´Arif, que iba de paso por la ciudad, rumbo a otro sitio. Un día Yamil encontrose con Al ´arif a solas, y le preguntó: ¿Qué puedes decirme del amor a Allah, del amante, el amor y el amado? Dijo Al ´arif: tu amas a tu padre y a tu madre, que te trajeron al mundo y te alimentaron y cuidaron cuando eras un niño desvalido, y sin embargo Allah te ha dado mucho más no solo te dio la existencia y dispuso los métodos para que busques tu sustento, te dio parientes y hermanos de fe que te auxilian, dispuso un orden y si alguna calamidad te alcanza, no debes culparlo a Él, ya que todo efecto tiene una causa, y no hay forma de que ocurriera algo diferente, sin que esto afecte el amor de Allah hacia ti. Tu le amas, pero el ―amor‖ es una señal de Allah, y cuando proclamas Su grandeza sinceramente y le recuerdas, te unificas con ese amor, te haces uno con esa señal Divina. Y aún antes de eso tu eres una señal de Allah, ya que Él es inconcebible para la razón en su esencia y los que razonan lo hacen solo sobre sus señales, de las cuales tu eres una y el amor es una y al unirte al amor sois una sola señal, una sola señal de la Divinidad, considera en Él lo múltiple y lo Uno, sus múltiples señales y atributos que demuestran Su Unicidad, entonces tu te pones frente a Allah al amarlo hasta que ya no hay ―Allah y lo otro‖, sin que esto implique que Él esta en todo en su esencia sino que todo es señal suya y aún así es Uno, Indivisible. Y Al ´arif se alejó sin decir más

Hassan, Abdul Aziz y Abdul Hamid 31

Había un hombre que se llamaba Hassan, tenía dos hijos, Abdul Aziz y Abdul Hamid, AbdulAziz no era conocido por hacer muchas oraciones ni ayunos voluntarios, pero todos sabían que si le pedían ayuda en algo, él haría lo que pudiera para ayudar. Abdul Hamid era también un hombre piadoso, famoso porque pasaba muchas horas rezando y ayunaba dos días cada semana, sabía el Corán de memoria y lo enseñaba. Cuando Hassan sintió que se acercaba su muerte, le preguntó a Abdul Aziz: hijo, pronto voy a partir a encontrarme con mi Señor, pero antes quiero repartir mis bienes entre tu y tu hermano, ¿donde está él? -Esta orando en la mezquita -dijo Abdul Aziz- lo vi hoy cuando fui a la oración del alba, y ya sabes que Abdul Hamid pasa mucho tiempo orando, yo solo estuve un rato hablando con la gente del pueblo. -Bien, dijo Hassan, hablaré contigo ahora y luego con él, ¿qué parte de mis riquezas te gustaría recibir? -No tengo mucha ambición de tus riquezas, dijo Abdul Aziz- porque ¿la posesión de todos los bienes del mundo puede darme la inmortalidad? -No, dijo Hassan, tu vida sería la de un potentado, pero no se alargaría ni se acortaría en nada de lo que Allah ha predestinado. -Entonces, dijo Abdul Aziz, ¿para qué quiero tus riquezas? mejor enséñame sobre esta cuestión. -Hay hijito, dijo Hassan, te diré lo que se de esto. En verdad la esposa no es querida por el esposo por el amor que ella hace sentir, sino por el amor a Allah que en ella reside. Así, tal vez comprendas que significa amar a Allah. Porque ciertamente no son queridos los hijos por el amor que hacen sentir, sino por el amor a Allah que en ellos reside. Tal vez así entiendas que dijo el Profeta cuando dijo que debemos amarlo a Él más que a nuestros parientes más cercanos. En verdad no es querido el todo por el amor que hace sentir, sino por el amor a Allah que en él reside. En verdad lo que importa es ver el ruh, oír el ruh, meditar acerca del ruh, esto es lo que nos hace conocer todas las cosas. Allah abandona a aquel que se figura que el amor esta en algo distinto del propio ruh, o se figura que el ruh está en un lugar distinto del propio ruh. El todo abandona a aquel que se figura que el todo está en algún lugar fuera del ruh, Pues lo es todo: los mundos y las criaturas, los ritos y el Corán, lo no visto y el universo entero. Todo esto es posible porque Dios ha dicho, cree al hombre de la tierra y le insuflé algo de mí y porque ha dicho no me contienen ni los cielos ni la tierra pero me encuentro en el corazón de mi siervo creyente, y estas son palabras conocidas. De la misma manera que cuando un tambor es golpeado, no puede uno apoderarse del sonido que se escapa, pero puede no obstante, cogerlo apoderándose del tambor. De la misma manera que cuando se hace sonar una flauta, no puede uno apoderarse del sonido que se escapa, pero puede, no obstante, cogerlo apoderándose de la flauta, y de la misma manera que se escapa el humo de una fogata hecha con leña verde, asimismo se escapan todos los seres como emanaciones de Allah, esos son las señales, los seres, las obras, los ritos, la ciencia, todos los mundos creados, y todas las criaturas. Porque toda cosa en verdad no es sino una emanación del Ser Supremo. Igual que cuando se

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hecha un trozo de sal en el agua, se disuelve de manera que no puede ser luego recogida, asimismo Allah, El Supremo, se difunde en todo lo creado y por esto cada cosa es una señal suya. Se manifiesta en cada ser terrenal y no debes confundir esta manifestación que son las señales de Allah con su esencia que no es comprensible, y a tal punto es incomprensible para la mente humana que si consideraras su esencia separada de sus señales, serías un politeísta y si confundieras sus señales con su esencia, serías un politeísta y si maltrataras su creación estarías faltando el respeto a las señales de Allah, y si te burlaras de un hombre te estarías burlando de las señales de Allah y serías un malvado, esta es la verdad. Me resulta un poco pesado cargar con este conocimiento, dijo AbdulAziz, ya que los hombres discutimos por cosas mínimas y queremos ser más altos unos que otros cada día. Dijo Hassan: En verdad no digo nada que pueda desalentarte ni desconcertarte, ya que si en verdad eres un creyente, debes recordar las palabras de Allah no me contienen ni los cielos ni la tierra pero me encuentro en el corazón de mi siervo creyente. Has de saber también que en ti hay dos lobos uno se llama ruh y si lo conoces te conoces verdaderamente, y este te lleva al bien, a la generosidad, la moderación y el buen trato, y el otro se llama nafs, y este te lleva al egoísmo, a la traición, a las discusiones, los malos modales y la envidia y quiere que seas como él, un perro que gruñe y muestra los dientes a cada uno que encuentra para decirle ―soy mejor que ti‖. Y estos dos lobos pelean, ¿sabes cual gana? No, dijo AbdulAziz. Ganará cada día y cada noche el lobo que tú alimentes, dijo Hassan. Sin embargo el Ruh no se pierde ni se destruye, es imperecedero, y debes esforzarte en conocerlo, y aunque te digan que no ve, ten por seguro que ve, aún no viendo, porque la visión y el vidente no pueden ser separados, más si descorres los velos verá viendo, lo cual es diferente a ver sin ver realmente, pero basta con ser conciente de tu ruh para haber posibilitado la vista, luego cuando domines tu nafs, descorrerás velos y se aclarará la visión del ruh, se aclarará tu visión, y serás como un hombre que posee la experiencia de quien ha purificado su fe, aún cuando esto implica que deberás ser tan sabio como si hubieses muerto antes de morir, entonces tendrás la certeza y la fe pura., entonces si recorres el sendero de la purificación comprenderás la unicidad. De la misma manera, el que piensa y el pensamiento, no pueden ser separados, pero por otra parte todo se convierte en ruh, no existe ningún segundo distinto de él y que por él pueda ser visto. Llegarás a comprender que no existe Allah y lo otro, ya que nada existe realmente sino Allah. Pero cuando el hombre se ha convertido todo en ruh, ¿cómo podrá ver y qué podrá ver? ¿cómo podrá sentir y qué podrá sentir? ¿cómo pensará y qué podrá pensar? ¿cómo podrá discernir y qué podrá discernir? Ya te he instruido bastante sobre este asunto hijito, deberás ahora escuchar al ruh y él te dirá mucho sin que oigas nada.

El predicador en el camino

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Un día Yamil se marchó en un viaje a una ciudad conocida por las telas de buena calidad que allí se vendían, en el camino, encontró a un hombre llamado Abdallah. dijo Abdallah: En el sendero de la purificación de la fe, el musulmán atraviesa diferentes puertas y descorre diferentes velos, en cuanto a la metáfora de las puertas, es bien conocida, shariah, tarika y haqqiqa, son las puertas y los estados por los que se transita en el sendero de la purificación de la fe y el conocimiento profundo de los signos de Allah, que conduce al amor profundo a Allah y también a sus criaturas, los velos son muchos y muy diferentes en cantidad y grosor según cada persona, es por esto, que la metáfora de los velos habla de descorrer velos, sin especificar nunca en que consisten estos velos, ya que ellos cambian de un tiempo y lugar a otro. Igualmente, en cada época y lugar, los velos son lo que nos impide purificar nuestra fe y nuestro corazón, y nos aleja del sendero recto, aún cuando a veces estos velos se aparecen como enseñanzas islámicas, así, podemos afirmar sin dudas, que los ―grandes velos‖ que hoy opacan el corazón y ensucian la fe de muchos, siendo como lo fueron siempre, vicios con los que nos engaña el ego, son en muchos casos cuestiones comunes, tales como el deslumbrarse con el Islam deformado, actualizado, con intromisiones culturales, que hoy se enseña en muchas hermosas mezquitas, de manera que muchos se ven engañados por un pseudo-clero que enseña formalismos sin sentido, deformaciones del Islam de Muhammad –saws- muchos se deslumbran con el brillo de estas mezquitas, y creen con seguridad estar en lo recto, pero se engañan, sin sencillez no hay verdadera práctica islámica, sin purificación de los modales y abandono total de todo aquello que pueda resultar ofensivo a otros, no hay verdadero Islam, que Allah nos guíe y nos aparte del brillo deslumbrante pero corrupto. Sed sencillos, respetuosos y amables con todas las personas, amad a Allah, ya que si Él escapa a la comprensión humana, quienes lo conocen lo hacen por sus signos y estos son, en verdad evidentes. La partida Cuando luego de largo tiempo fuera de su casa, Yamil decidió que había llegado el momento de regresar, anunció a algunas personas que partiría, e invitó a Yafar, a Al ´Arif y algunos hombres más a tomar el té juntos por última vez. Asistieron a esta reunión varios que no sentían particular aprecio por Yamil, pero como debe hacer un derviche, él los recibió a todos sin hacer distinción alguna. Al ´Arif dijo: -Yamil, se te ha visto llegar como un errante buscador, espero que encontraras por aquí algo. -Sin dudas-dijo Yamil- he encontrado mucho incluyendo cosas que no intuía. Entre los convidados se encontraba un hombre llamado Abdul Nafs que odiaba particularmente a Yamil y se consideraba a sí mismo un sufí de grado avanzado, lo cual indica de por sí que no se es tal cosa, dijo: -Yo creo que tu te equivocas mucho aún Yamil, ojala te quedaras para poder yo ayudarte. -Te lo agradezco hermano-dijo Yamil-pero yo he tomado mi maestro y él y otros me han ayudado ya mucho, tal vez un día regrese y me dirás más cosas. Abdul Nafs no sabía muy bien a quien se refería Yamil por ―mi maestro‖, pero insistió: -Es que has seleccionado mal a tu maestro, yo hace cuarenta años estudio todos los días y no pasa un día sin que aprenda algo nuevo, me gustaría ayudarte. -¿y por qué crees que he seleccionado mal a mi maestro? –preguntó Yamil-Yo hice salat al ishtijara cuando elejí a mi maestro y luego soñé con el Profeta y él me dijo que había elegido bien –dijo Abdul Nafs- ¿tu tienes algo así? -No te enojes mi hermano-dijo Yamil- ya que solo deseo partir en paz con todos, pero esto que me cuentas no tiene ningún sentido para mi, la certeza y el amor por mi maestro que

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Allah El más Grande ha inspirado en mi corazón es mi tranquilidad al respecto, nunca he esperado visiones ni ensueños que podrían ser ilusiones del ego. -Yo también creo que deberías tener otro maestro –dijo un tal Yahili que se encontraba allí- ¿cómo podría explicarte…? Todo tiene su secreto, tú ni siquiera has llegado a dominar completamente la lengua árabe. -Quien pretende encerrar a Allah en algo como un idioma- dijo Yamil- evidentemente mucho no ha comprendido, Allah no puede ser contenido y la revelación de Muhammad es absolutamente para toda la humanidad, yo prefiero decir ―me he islamizado‖ y jamás ―me he arabizado‖, cosa que por otro lado, no he hecho. -Hermanos –dijo Al ´Arif-dejemos estas vanas disputas, ya que hoy Yamil se marcha y si aquí ha hecho muchos amigos, no tengo dudas que es porque ha moldeado su carácter de acuerdo a las órdenes del Profeta. -Yo no deseo-dijo Yamil- ser motivo de discordia alguna, si mis palabras alguna vez han ofendido a alguien, solo deseo pedir disculpas.

Otra vez en el camino Dejó así Yamil la ciudad y a sus amigos, tenía grandes deseos de reencontrarse con su esposa Aicha, se encamino al oeste, sabiendo que tenía, como se tiene siempre, un largo tramo por recorrer. Iba como había llegado, tal vez con algun cabello gris o blanco más entre la negra barba. Iba cantando por el camino o recitaba los versos del Libro de Dios, iba silencioso a veces. Como en su camino de ida, unos años atrás, dormía donde lo encontrara la noche, arropado en su manto marrón. Pensaba en nada a veces, pensaba en Aicha otras veces y pensaba en la gente de los sitios que había visitado, las historias de los viejos, las sabrosas comidas. De pronto, se detuvo frente a una pequeña cascada, en un arroyuelo, se sentó a contemplarla extasiado, y se encontró diciendo ―solo Tu‖, mientras sus dedos recorrían las cuentas de su shebja, era un ejercicio mil veces repetido, pero cada nueva vez un placer de sentir la cercanía del Único. Mientras oía el trinar de las aves, de pronto escuchó a sus espaldas el saludo de un joven. Se incorporó y saludó. -¿Quién eres?-preguntó al joven. -Me llamo Suhail, soy pastor -¿y tu quien eres?-dijo el joven -Soy Yamil, vuelvo a casa, he vivido un tiempo en Dar ul Fuda, a unos días de aquí. -Ho eres Yamil, el gran derviche –dijo el joven- si soy Yamil, pero no soy el gran derviche creo. -He oído de ti, predicaste en Dar ul Fuda y otros lugares. -He hablado con la gente claro-dijo Yamil- no se si eso es predicar algo. - A mi me ha dicho mi padre que eres un hombre sabio, y que si Allah quería un día podrías enseñarme algo- dijo Suhail-¿y qué crees que podría enseñarte yo?-dijo Yamil -Justamente te encontré meditando, me han dicho que no rezas mucho, pero eres

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conocido por meditar mucho y ayudar a la gente, y… -Ve más despacio-interrumpió Yamil- me estoy haciendo un poco viejo y me gusta la calma, ¿Cómo que no rezo mucho?, yo siempre intento rezar cinco veces al día, y a veces más ¿qué debería agregar a ello?, en cuanto a meditar, medito claro, me encontraste meditando, y en cuanto a intentar ser útil a la gente es mi obligación, soy un musulmán. -Entiendo lo de rezar y ayudar, pero ¿qué hay de meditar?, ¿que imaginas cuando meditas? -No imagino nada, en escuchar el silencio ya hay mucha dificultad hasta que logras disciplinarte, ya que el ego te muestra mil imágenes, pero en la profundidad del silencio, como en la música bella, está el eco del paraíso.- dijo Yamil-parece difícil no pensar en nada-dijo suhail- pasas el día pensando, cada pensamiento deja una huella en ti, desgraciadamente, nuestro ego suele hacernos pensar cosas feas, y entonces la huella es fea, al meditar barres estas huellas y te purificas de sus efectos negativos en el carácter, además, no es posible, si se tiene lógica, suponer que es posible pensar a Dios, por ello, no me lo represento, ni oigo ni veo más que sus señales, como esta cascada, o el trino de las aves o las flores del campo, que Él ha creado. -¿me permitirás acompañarte?-dijo Suhail-voy a Al Andalus ¿sabes cuantos meses de camino son? -te acompañaré solo parte del camino, si Allah quiere- insistió Suhail-Puedes hacerlo -dijo Yamil- la soledad y la compañía tienen su momento.

La noticia Así, Yamil y Suhail se hicieron compañeros de camino, maestro y discípulo. Suhail dudaba a veces respecto a preguntar a Yamil, pero pronto fue aprendiendo a preguntar lo que importa a medida que daba su justo valor a cada conocimiento. Por su parte Yamil siempre respondía algo, aunque a veces Suhail no comprendía bien las respuestas, pero con el tiempo, Suhail supo que para entender ciertas cosas, es necesario conocer otras, y así se lo dijo a Yamil, ya que le gustaba compartir sus conclusiones con su maestro para saber si eran correctas. -aún así, -dijo Yamil-mucho de lo más importante no es expresable con palabras, tus conclusiones son producto de tu experiencia, que como la de cada uno es valiosísima, única e irrepetible, ya que existen tantos caminos para llegar a Allah como almas Él, Glorificado sea, ha creado. -¿cómo existen tantas vías?-dijo Suhail- ¿acaso no es la única la que enseñó el Profeta Muhammad? -Por supuesto hijito, pero has de considerar que nuestro Maestro Muhammad no enseñó algo nuevo, él vino como Mensajero y Profeta de Dios, a confirmar los mensajes de los 36

Profetas anteriores, por lo demás, ¿por qué crees que la gente discrepa en torno a un mismo verso del Corán? Es por que si bien el sendero es uno es transitado de muy diversas maneras, sin que esto implique que uno transita mejor que otro, y dice Allah en el Corán ―existen muchas vías de ascenso hacia Dios‖. Una cuestión que debes saber del sufismo, es que aquello a lo que llamamos "el secreto" está a la vista de todos, solo hay que experimentar verlo. Fíjate en cada verso del Corán, como lo lee el literalista y como el iniciado. -¿El sufismo es una de estas vías padre? -no y si, el sufismo es contemplar todas las vías y saber reconocer y transitar la propia, tu eres musulmán, debes entonces seguir con conocimiento y sobre todo con comprensión, lo que nos enseñó Muhammad, y no te enfrasques en discusiones banales con quien haga algo diferente. -¿qué más es el sufismo?- dijo Suhail. En ese momento, de un recodo del camino, apareció un jinete a pocos metros de ambos. Yamil saludó y el hombre detuvo su caballo. -Salam, ¿acaso este es el camino a Dar ul Fuda?-dijo el jinete -Así es-respondió Suhail. -¿vienen de allá? -así es. -soy un correo, llevo una carta para Yamil de Al Andalus. -Yo soy Yamil -¡alabado sea El Misericordioso!-dijo el jinete y le extendió un papel doblado y lacrado a Yamil. -Debo seguir-dijo el jinete-paz para vosotros-y se marchó. -toma Suhail -dijo Yamil- rompe el sello y léeme la carta -yo no se leer padre- dijo Suhail. -Eso debiste decírmelo en cuanto nos encontramos -refunfuñó Yamil- a partir de hoy cada vez que nos detengamos te enseñaré. Yamil abrió la carta y la leyó en silencio, su rostro se volvió sombrío y luego de leerla, dejó caer el papel -las partes en blanco pueden servir para que me enseñes las letras -dijo Suhailrecogiendo la carta caída. -es verdad, deberemos conservarla- dijo Yamil y guardó la carta. -¿qué decía la carta padre?. -mi esposa ha muerto -dijo Yamil-, estoy muy triste, creo que hoy no seré buena compañía. -¿acaso deseas que te deje caminar solo?-dijo Suhail que comenzaba a llorar. -¡Claro que no!-dijo Yamil- tu serás un excelente compañero hoy, a nadie le gusta estar solo en la aflicción, pero no llores hijito, Aicha ha dejado este mundo de apariencias y todos lo dejaremos un día, yo antes que tu seguramente, y el otro mundo es mejor, tu lo sabes, eres un creyente. Yamil y suhail siguieron camino en silencio, Suhail notó recién entonces que Yamil no era tan joven como usualmente parecía, iba taciturno y cabizbajo, pero no lloró ni dijo palabra alguna en todo el día. A Suhail sin embargo le oprimía el corazón ver a su maestro

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caminando así, tenía algo de sombra, y de pronto pensó ―¿seremos sombras o humo en este mundo y nuestra realidad está en el otro?‖ pero no dijo nada.

Llegada a otra ciudad Luego de andar muchos días, Yamil y Suhail llegaron a una ciudad pequeña, rodeada por un muro de ladrillos de barro mal revocados y sin blanquear. -estos son ladrillos cocidos al sol -dijo Yamil- endeble defensa. En la entrada había un centinela harapiento que los dejo pasar sin mirarlos casi. Recorrieron una corta y sinuosa callejuela y alcanzaron una plaza con un pozo de agua en el centro, un hombre vendía frutas en un carro y algunos niños corrían por la plaza, al otro lado había una mezquita y junto a ella una casa de dos plantas. El resto de las casas eran sencillas. Yamil y Suhail entraron a la mezquita, y rezaron por la muerte de Aicha, al salir, Yamil le dio una moneda a Suhail y dijo: -vamos y compremos alguna fruta a este hombre, así tendremos algo para comer. El hombre era un anciano pálido y magro dijo: -Bienvenidos a Iurtibak, espero que los guardias de la entrada no los molestaran. -creo que ni nos han visto -dijo Yamil-Mejor así, -dijo el viejo- suelen incomodar a los extranjeros. En ese momento, un grupo de soldados atravesó la plaza y entró en la casa junto a la mezquita. -¿es una escuela o un hospital?-dijo Yamil-veo que es mucho más grande que las demás casas. -Es la casa del emir-dijo el viejo, y bajando la voz como si temiera que lo escucharan añadió- es un tirano que llegó hace años con unos hombres de cabellos extraños, al principio consiguió convencer a algunos de los que vivían aquí de que sería un buen gobernante, algunos lo aceptaron convencidos, otros por temor, ya que los del cabello raro mataron a quienes se le opusieron, desde entonces gobierna aquí. Yamil y Suhail se alejaron por una calle 38

-extraña historia-dijo Suhail. -¿qué parte? -respondió Yamil, y se detuvo frente a una casa algo ruinosa. Golpeó la puerta y un momento después se asomó un adolescente. -somos viajeros que buscan alojamiento -dijo Yamil-¿nos puedes dar albergue? -Soy Nuri-dijo el joven-con gusto los alojaría, pero mi casa es una ruina como veis, tal vez les convenga buscar otro lugar. -Si aceptas albergarnos, te ayudaremos con la casa -dijo Yamil-planeamos quedarnos un tiempo aquí. Nuri abrió la puerta y Yamil y Suhail entraron. La casa estaba de verdad ruinosa, el techo se había desmoronado en parte. -Esto se cae a pedazos -dijo Suhail-necesitamos algo mejor. -¿por qué? - dijo Yamil – por el contrario, esta casa y este joven tan amable necesitan de nosotros. Conversando con Nuri, decidieron que se quedarían en la casa y la arreglarían. Yamil envió a Suhail por cañas y tierra para arreglar el techo, él y Nuri comenzaron a reparar las paredes a las cuales se les había caído el revoque. ¿de donde vienen? -preguntó Nuri de Dar ul fuda, dijo Yamil es muy lejos -siguió Nuri- ¿qué los trae a Iurtibak? Nada en particular, íbamos a Al Andalus, pero no creo que hagamos ya un viaje tan largo. Igualmente ¿quien podría saberlo? ¿planeas seguir tu viaje o no- aquí pueden quedarse cuanto gusten, ya que arreglada la casa, será tanto mía como vuestra. Allah te bendiga hijito-dijo Yamil-pero nadie sabe lo que hará mañana ni en que tierra ha de morir. Suhail no tardó en regresar con los materiales. Sentados con Nuri convinieron que se quedarían allí un tiempo indefinido. -Veamos como vas con la lectura -dijo Yamil a Suhail – y le extendió el Corán. -―y donde quiera que estés no te aflijas, tu Señor no te ha olvidado ni está enojado contigo‖ -leyó Suhail Y así comenzó la estancia de Suhail y Yamil en Iurtibak. Yamil, Suhail y Nuri arreglaron la casa hasta darle un buen aspecto en pocos días, la abrieron para que la gente rezara allí cuando lo deseara, y pronto algunos jóvenes de la ciudad se comenzaron a reunir en torno a Yamil para escucharlo. Un día Yamil, Nuri y Suhail salían para dar un paseo por la ciudad y pasó rápidamente por la calle un burro, que parecía estar desbocado, golpeó un precario carrito donde se amontonaban los limones que vendía un anciano y siguió su carrera. Ayudemos a este hombre a juntar sus limones dijo Yamil y los tres pronto acomodaron el carro del viejo.

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Ve a decirle a Zahir, que es el dueño de ese burro, que su animal ha huido-dijo Yamil a Suhail. Al rato volvió Suhail corriendo. -El burro ya estaba de nuevo con su dueño – dijo Suhail- pero le conté lo ocurrido y me dijo ―eso lo has inventado tu‖, yo le dije que no le reclamaría nada el de los limones, que había ido para avisarle que su burro había huido y así podría recuperarlo, pero insistió en que yo mentía. -Ya veo-dijo Yamil- en fin, dejemos el asunto -¿por qué me ha llamado mentiroso ese hombre si no le reclamaba yo nada?-dijo Suhail. -¡Hay! Hijito, me obligas a decir lo que debería callar, pero ese hombre es un mentiroso, y por ello, cree que todos mienten, tal vez ni siquiera sabía que el burro había huido y regresado. -

La vida en Iurtibak En Iurtibak, Yamil, Nuri y Suhail eran testigos de constantes discusiones entre la gente. Incluso varias personas que gustaban de cultivar cierta imagen piadosa, se volvieron enconados antagonistas de Yamil cuando en la casa comenzó a reunirse un grupo de gente a escucharlo. -¿Por qué ocurren estas cosas padre? ¿Por qué es tan áspera la gente y el mundo tan duro?–preguntó Suhail. -Es complejo –dijo Yamil- pero no consideres ―áspero‖ ni aún a tu más irreductible detractor, ya que de él solo ves la imagen que te has formado, es decir, solo una apariencia, y él ve de ti, solo la imagen que se ha formado, nuevamente, ve solo una apariencia, y ambos pintan con su propia paleta. Así, por un lado, todo lo que se percibe por los cinco sentidos externos es mera apariencia, por otro, tu imagen que has pintado en tu mente del otro, estará compuesta de los colores de tu autoconocimiento y de tus juicios anteriores, y por último hijito, no olvides que a cada ser lo ha creado Allah, y ha puesto en él una Chispa Divina, que no siempre es visible sin indagar y despojarse de todo prejuicio. -Has dicho los cinco sentidos externos – dijo entonces Nuri - ¿es que hay más? – -Si claro- siguió Yamil- pero solo acceden a ellos quienes los cultivan, algo de ello intentamos en este lugar.

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-El mundo no es áspero –continuó Yamil- Dios lo ha creado hermoso, pero toda cuestión tiene una causa, que a veces conocemos y a veces no, que a veces percibimos también según la propia imagen que nos formamos de las cosas inanimadas y aún de las ideas, deberéis pues aprender a relativizar todos los conceptos, a vaciaros de prejuicios y otras necedades y a autoconoceros, solo entonces vuestros sentidos internos os permitirán ir develando la verdad, y esto solo en sucesivas etapas que iréis atravesando si Dios quiere y sois perseverantes.

De las banales disputas Nuri y Suhail se sentaron junto a Yamil preocupados por las críticas que recibían de algunas personas que por alguna razón parecían muy hostiles al grupo que se reunía en torno a Yamil. -¿Por qué nos atacan?- preguntaron. -Bueno, dijo Yamil, tal vez vosotros os habéis construido una cierta imagen de ellos o ellos de vosotros, y no se corresponden estas imágenes a la realidad, que suele ser invisible a los ojos que llevamos en la cabeza y solo puede ser vista por el ojo del corazón. -Pero estas personas son malas - dijeron los jóvenes – no tienen razón para detestarnos. -Cierto –dijo Yamil,- pero hay mucha gente en la cual aquella Chispa Divina que Allah insufló a cada ser, es tenue , considerad también que ellos son señales de lo Divino, perdonadlos, porque una mancha negra en su interior oculta su virtud, no dudéis que los principales perjudicados son ellos no vosotros, además, he notado que la mayor parte de lo que dicen estas personas no responde a las leyes de la lógica. -¿qué es la lógica?- pregunto Nuri – -La lógica es parte de las matemáticas- dijo Yamil- y está presente en todo lo humano , es lo que lo diferencia del animal –dijo Yamil-ya que del actuar lógico surge que deberás tratar a los demás como deseas ser tratado, aún si ellos no lo hacen hijito. -Pero no parecen ilógicas las cosas que nos dicen,-dijo Suhail-Hay muchas formas de falsear la lógica- siguió Yamil- son las falacias. Un argumento es falaz cuando aparenta responder a la lógica pero contiene un error que lo invalida. -¿cómo es esto?-dijo Nuri. -Nunca utilicéis esto contra nadie -dijo Yamil. Os diré algunos ejemplos: Cuando se desacredita lo que alguien explica por la persona

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que lo explica y no por el argumento en sí, hay falacia, se llama falacia ad hominem Cuando se trata de reducir un tema a un solo aspecto de este, hay falacia, se llama falacia reductiva. Cuando se toma lo que dice una persona que es experto en una materia para demostrar la validez de sus palabras en otra disciplina hay falacia se llama Argumentum ad Verecundiam. Cuando se juega con lo emocional del auditorio o se dice algo que toman por cierto o desean escuchar hay falacia se llama falacia ad populum. Cuando se trata de presentar algo como muy antiguo y por ende directamente probado, hay falacia, se llama falacia ab annis Cuando se pretende que algo es falso por su origen, o cuando alguien rebaja algo debido a su origen humilde o poco propicio, hay falacia, se llama falacia ab génesis. Cuando se pretende que las mismas leyes aplicables a un asunto lo son a todos, aún si no son similares, hay falacia, se llama falacia analógica, muchos pseudo sabios del Islam caen en esto. Cuando se afirma lo que se pretende demostrar utilizando otras palabras, hay falacia, se llama falacia ab initio. Cuando se pretende forzar una determinada conclusión utilizando un método intimidatorio, hay falacia se llama falacia ad baculum, puede ser simplemente advirtiendo una posible consecuencia nefasta de conocer cierta verdad. No utilicéis nunca esto contra nadie en vuestras charlas, no discutáis, ya que como os dije vosotros solo veis parte de la realidad y tal vez el otro ve otra parte y ambos creéis haber visto toda la verdad y por ello os enfrentáis. Esforzaos por entender que punto de vista tiene el otro, y considerad siempre que cada uno habla según lo que sabe y cree, muchas veces sin considerar que el otro sabe y cree otras cosas, y por esto mucha gente se enemista. Una vez yo deseaba incluir en un escrito mío un fragmento que redactó una persona que respeto mucho, pedí su autorización y me dijo ―prefiero no utilices nada mío‖, no se cual serían sus causas, pero supongo que no eran desprecio por mi trabajo, sino alguna razón por la cual aún no deseaba dar a conocer sus propias palabras, si me hubiese dejado llevar por suposiciones hubiese yo errado y me hubiera seguramente enemistado con esta persona, pero yo no se que evaluó esta persona que yo desconocía, es decir sus razones y si hubiese intentado descubrirlas por mi mismo, hubiese errado sin duda. Es muy bueno intercambiar puntos de vista porque así conoceréis más, pero poned ante todo en duda vuestras convicciones, no las razones de los demás. La vida en Iurtibak Los días fueron pasando y los meses y transcurrieron algunos años, Nuri y Suhail ya no eran jovenzuelos y la barba de Yamil ahora era blanca. Se quedaron en la casa de Nuri, ahora de los tres y con el tiempo la adornaron con bellos mosaicos, tapices, alfombras y lámparas. Un día llegó un derviche errante y dijo: -¡esta no es la casa de unos sufies, es una mezcla extraña de bazar y mezquita! -¿acaso algo no te agrada? A Dios le gusta ver que las mercedes que otorga a sus siervos son disfrutadas, ¿no lo dijo el Profeta? -Es verdad –dijo el derviche. -quédate cuanto gustes, hoy prepararemos alguna comida especial en tu honor. -Gracias. Nuri se acercó a los dos ancianos y se sentó junto a ellos.

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-Padre- preguntó a Yamil- me he estado preguntando a mi mismo sobre lo que la gente llama la doctrina ortodoxa, ciertamente, nos has explicado que no es suficiente. -¿cómo?-dijo Yamil-me he esforzado mucho durante los primeros años de vuestra formación en enseñaros shariah. -Si, pero dicen que con rezar cinco veces al día, ayunar en ramadán, dejarse la barba y dos o tres cosas más es suficiente y agregar algo es innovación – dijo Nuri. -No es innovación, pero puede ser innecesario, lo que has descrito es lo indispensable, más tu fe no reside ni en tus ayunos ni en tu barba ¿por qué oras y ayunas sino para disciplinarte? ¿¡o acaso crees que Allah necesita tus ayunos y oraciones insensato!?, la comprensión del verdadero contenido interno de estas acciones que logras con la meditación y otras cosas que os he intentado enseñar, son como el descorrer un velo entre Él y tu, y así tu oración será en verdad oración, y caminaras directamente hacia Dios. Una visita Cierto día, el famoso Mullah Nasruddin visitó Iurtibak, y como era lógico fue a alojarse con Yamil y sus discípulos, que lo recibieron muy contentos de contar con la charla de tan famoso sabio. El Burro de Nassrudin tenía mal carácter y escapó durante la noche, al día siguiente Nassrudin envió a Nuri y a Suhail a pregonar que regalaría el animal a quien lo encontrase, Yamil preguntó: ¿y qué ganas tú con eso? Dijo Nassrudin: La alegría de encontrar algo que he perdido, es muy lógico.

Ni bien se marchó la ilustre visita, Yamil volvió a ser el centro de atención de la gente que visitaba la casa. La luz de las estrellas Una noche Yamil estaba sentado meditando en la terraza, y subió Suhail. -Padre, unos hombres han golpeado a Nuri al salir de la mezquita. -¿por qué?-preguntó Yamil. -Comenzaron por insultarlo, luego gritaban ―sufi desviado‖ y lo han golpeado. Tal vez deberías ir a la mezquita y hablar con ellos. Yamil invitó a Suhail a sentarse. -Hijito mió, cuanto más ignorante y torpe es la gente más tiende a determinadas actitudes y a su vez a ignorar que las posee, por ejemplo, hace tiempo tenía yo un amigo muy discutidor, intenté sacar el tema para conversar con él sin herirlo y le hablé de cierta ―enfermedad‖ del lenguaje que había notado todos teníamos, se ofendió mucho, y me dijo tu estas enfermo, yo sano. Otra vez un hermano me recriminó por invitar a la gente al sufismo, y me insistía en que eso era una desviación, primero intenté explicarle que es el sufismo, obviamente no

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entendió, luego le envié una carta con una extensa lista de relatos extraídos de los sahih, nunca me respondió. Como vez, ambos eran personas torpes e ignorantes, un rasgo que define al ignorante es creer ciegamente en SU verdad. ¿Ves las estrellas? Cada una de ellas se nos muestra como era en otro tiempo, ya que su luz tarda miles o millones de años en llegar a tus ojos, por lo tanto no ves el cielo de otra época, ves un mosaico de épocas que refleja una compleja realidad, este mundo inferior es similar ¿acaso crees que se puede explicar esto a cualquiera? -¿y por qué esta gente es agresiva? ¿En qué le importa nuestro asunto? -ya soy viejo hijito y aunque me prohibí hace mucho decir estas cosas te las diré: son desviados, hipócritas, creen ser creyentes pero siguen un ídolo que ni siquiera ven, su ignorancia. Un tiempo después de que Nuri fuera agredido por los sectarios al salir de la mezquita, se enamoró de una joven de grandes ojos que frecuentaba junto a su padre las reuniones de Yamil, y compuso como pudo un poema para ella: Considera amada mía el mosaico de las estrellas que nos muestran la diversidad en la unicidad del cielo considera amada mía el mosaico de almas en la tierra considera el grado de quien por una palabra el dolor atormenta Mil esfuerzos hago amada mía, por reprimir mi lengua tal vez solo mis labios cerrados sean una garantía pero amada mía, ¿como soportar al que injuria con maledicencia? Ruega amada mía que Dios incremente mi paciencia. Considera amada mía el titilar de las estrellas ¿no las ves acaso similares a la danza de las abejas? ¿no ves amada mía que en este mundo solo existe la apariencia? ¿Que solo el ojo del corazón puede ver la Divina Presencia? Ruega amada mía para ver lo que ante ti se presenta. múltiple pero uno, ya que es señal divina, todo en esta tierra amada mía, es una señal aparente. que apunta a conocer a Dios el Uno Omnisciente. El consejo de Nuri Cierto día un joven llegó a la casa de Yamil, Nuri y Suhail. Saludó respetuosamente y pidió permiso para hacer algunas preguntas, Suhail se estaba por retirar a meditar y dejó a Nuri con el joven. -Me llamo Hussein-dijo el joven- y estoy en busca de la verdad -Allah te asista y te guíe- dijo Nuri- ¿qué deseas preguntar a Yamil? -Nada a Yamil, he venido a buscarte a ti. -bien ¿qué deseas preguntarme?-dijo Nuri

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-He conversado con muchas personas y todas han intentado demostrarme que conocen la verdad. -Es lógico, cada hombre ve una parte de la verdad y cree haberla visto toda, si no reconoce que solo ha visto una parte, se aferra a lo que vio y se encasilla en eso, lo cual no es bueno. -Así he notado que ocurre-dijo Hussein- y los he notado fanáticos en su creencia. -Así es el camino del fanatismo –dijo Nuri. -¿acaso entonces debo renunciar a mi búsqueda?, cada rabino clama por SU verdad, cada monje por la SUYA, cada sheij por la PROPIA. ¿Dónde buscar entonces? -Has de saber-dijo Nuri- que todos tienen una pequeñísima porción de LA Verdad, no en vano este es un nombre de Dios, ya que es asequible solo en una medida humana, y en cada creencia revelada hay una porción de verdad. Cuando Dios habló a cada profeta le trasmitió una verdad pura, luego los hombres fueron confundiéndola, esto complica las cosas, ya que si bien en cada grupo hay verdad hay también novedades, cosas falsas, y es muy difícil distinguirlas, no digas entonces que un solo grupo tiene toda la verdad ni que ninguno la tiene, toma un sendero intermedio y búscala allí, y si Dios lo quiere la encontrarás. -Pero todos los grupos me rechazarán si hago eso-dijo Hussein. -Sin dudas, salvo quienes busquen la verdad con un conocimiento y una intención pura. Hussein preguntó otras cosas y se marchó. Yamil había oído desde detrás de una cortina, estaba tendido en su lecho. -Ven Nuri- dijo. -Hijo mío-dijo Yamil –has dicho lo mejor que he oído en mucho tiempo, más también le has dado un consejo peligroso a este joven, aunque el mejor. -¿Cómo es esto?-dijo Nuri. -Ahora los fanáticos lo odiarán, pero Dios lo amará- dijo Yamil.

SEGUNDA PARTE La Partida de Yamil Un día Yamil se levantó y se sintió más enérgico que de costumbre, el agua en la fuente que él mismo, Nuri y Suheil habían construido para las abluciones le mostró su rostro. Era indudablemente él, pero ya no era el joven que recorría los caminos y llamaba a la gente a la virtud en desconocidas ciudades, el que lo miraba desde la fuente era un hombre de barbas blancas y ojos cansados, tenía profundas arrugas como cicatrices que le surcaban la cara. Yamil se dio entonces cuenta de que habían pasado muchos años desde aquel día en que había conocido a Yafar. Curiosamente Yafar debió haber sido, no estaba ya muy seguro, más joven de lo que él era ahora cuando lo vio por primera vez.

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Sin embargo los años le habían parecido cada vez más cortos y las tareas a realizar cada día más numerosas. Se consoló como tal vez muchos hombres de estos a los que había increpado por su irresponsabilidad y había pretendido despertar del letargo de lo aparente en otro tiempo, se dijo: ―pero mi espíritu es aún joven‖; casi inmediatamente se enojó de sus palabras. ¿no había declarado por años y años que el espíritu y el cuerpo son una unidad?, ―bueno, tal vez son dos partes diferentes de una unidad‖, se dijo como para consolarse, y nuevamente se sintió torpe y se dijo ―¿acaso voy a justificar siempre mi propia estupidez?‖. En fin, como se sentía casi mareado de juventud, ya que en verdad los años son cortos, el anciano buscó su alforja, su manto y su cayado, sin pensar mucho entró en la musala donde Nuri y Suheil charlaban, Hussein también vivía allí ahora y cuidaba amorosamente un pequeño huerto que les proveía algún alimento cada tanto. Las manos le temblaban y por los rostros de sus discípulos, supo que su propia expresión no era seguramente la habitual. -

Debo dejarlos hijos queridos, dijo.

-

¿volverás pronto?, preguntó Nuri.

-

No lo creo, pero Allah sabe más, respondió Yamil.

Saludo y salió, se detuvo al pisar la calle y miró todo con ojos nuevos, como si nunca hubiese visto la ciudad, como si nunca hubiese visto el mundo. A mediodía la ciudad estaba bastante lejos, aunque mucho más cerca de lo que hubiese estado al ritmo de marcha que llevaba años atrás. Entonces sintió la tentación de regresar, ya no tenía, aún en aquel día de jovialidad, las fuerzas de años pasados y el camino sería más duro sin dudas. Pero ese era el día en que dialogaba consigo mismo, y se prohibió volver sobre sus pasos. Un joven se acercaba montando un burro de frente a él, era delgado de barbas negras y llevaba un gran turbante color verde, al ver al viejo, detuvo su burro y dijo: -

Salam querido anciano, ¿estas bien?

El joven lo había llamado anciano, ―me han reconocido‖, pensó Yamil, ―todos estos años buscando y soy sólo un viejo estúpido que necesita que le ofrezcan ayuda, finalmente no era yo tan diferente de los demás hombres. Recién ahora me doy cuenta que fue tal vez el desprecio por el hombre y no mi amor al hombre lo que me impulsaba. Pero ahora también yo soy un hombre corriente según parece, puede que edificara una jaula donde dejar volar mi demencia cuando hace años reparamos y convertimos en mezquita la vieja casa, puede ser, y ahora que he salido, me percato de la vanidad y la torpeza de mis pasos‖ pensó. Agradeció al joven, declinó su ayuda y siguió caminando.

Los pensamientos del anciano Yamil Debo haber hablado con miles de personas a lo largo de estos años, se dijo, pero solo uno o dos me comprendieron, y pensó en Hussein, en Nuri y en Suheil, ¿Es que acaso yo no supe decirles lo que deseaba o ellos deseaban oír otra cosa?. Como sea, no siento haber cumplido sino solo en mí mismo aquello que me propuse contar al mundo en mi juventud, tal vez sea imposible utilizar las palabras para trasmitir esto, a lo que ni siquiera me atrevo a nombrar como ―un conocimiento‖, una experiencia

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tal vez. Pero no trasmisible, sino algo de lo que simplemente resulta imposible hablar a otros. Recordó entonces que muchas veces lo habían buscado sinceros derviches que estaban muy seriamente convencidos de que el sendero solo podía recorrerse ―de la mano‖ de un maestro, y esto es cierto, se dijo, pero solo en un tramo del camino, luego es imposible que el derviche siga de la mano de nadie, ya que no camina sino que ha levantado vuelo, ha dejado para siempre la seguridad del firme suelo. Se detuvo para orar, unos minutos después, lejos de allí, Suheil encendía las lámparas de la mezquita, Hussein se sentaba entre unos hombres que habían llegado y Nuri apoyaba la espalda en la pared que se levantaba del lado de la quibla, y saludaba a los concurrentes. El primer discurso de Nuri. Toda Alabanza le pertenece a Allah, El Único, El Singular, El sin semejante, quiera Él bendecir a Nuestro Maestro Muhammad, su Familia y compañeros. El senderista necesita ciertamente un guía en el primer tramo de su sendero, y debe estar firmemente asido a este guía en este tramo, ya que en este tramo es un hombre que asciende a una montaña. Ya sabéis que en las montañas suelen crecer arbustos espinosos, que pueden lacerar la carne, es un tramo donde la mayoría abandona el viaje, pero este guía no es, ¡nunca! un intermediario entre Allah y el que lo busca, no es ¡nunca! Un iluminado poseedor de algún extraño secreto, es solo lo que os he dicho, un guía, que debe trasmitir el método tal y como lo trasmitió Muhammad, con la carga de ayudar al senderista a desentrañar el misterio interno de cada acto, y sobre todo de enseñarle a descubrir que cada cosa en este mundo de lo pequeño o inanimado a lo más grande, no es nada sino una señal que apunta al Creador, que no es posible abarcarlo con la mente, pero ilumina el corazón de su siervo humilde. Luego llegará el senderista a las cumbres, y allí se enfrentará a un gran cambio, ya que no resultará posible continuar buscando por un sendero, sino que deberá volar, y ya no podrá ir de la mano de nadie, podrá si, tener tal vez uno o varios compañeros de vuelo, pero jamás estar unido a ellos, ya que se precipitarían de nuevo a tierra. Pero rara vez, quien ha levantado vuelo, declara este estado, ya que en este punto, ha dejado de ser comprendido por muchos de los que van ascendiendo la montaña y por todos los que permanecen en el valle. Y siguió hablando Nuri: El sufismo no es, en sí, sino una práctica común de Ahl as suna wal yama´a, no se debe confundir a los curiosos buscadores de emociones espirituales con verdaderos derviches, no existen en esta práctica iluminados ni intermediarios y el objetivo es eliminar todo lo que se encuentre entre el buscador y la Divina Presencia, no es de ninguna manera el maestro un intermediario, sino solo un guía, y como en cierto momento el buscador deberá alcanzar un estado en el cual ya sólo verá en los otros y en todo lo otro, una unidad indisociable de si mismo, y se percatará de que toda la creación es solo una señal de Allah, de que no existe Allah y lo otro, sino Allah y las señales de Allah, y recorrerá un sendero singular, jamás pisado por hombre alguno, llega cierto momento en el cual el buscador ha tomado conciencia verdadera del Omnipresente, y ya no actúa sino en presencia de Allah. Hermanos, sed constantes en lo que ha trasmitido nuestro Maestro Muhammad, porque todo verdadero maestro no hace sino recordaros lo que el Maestro nos ha enseñado, sed puros, de alma y de cuerpo, mantened vuestros cuerpos limpios, porque la pureza del cuerpo es un presupuesto de la pureza del alma, y mantened vuestras almas puras, y así 47

estaréis deseosos siempre de perdonar a cualquiera que se muestre rudo o agresivo con vosotros, tal y como perdonó el Profeta a los mecanos cuando ingresó a Meca. Aprended a ver en todo las señales de Allah, y entonces, si amáis a Allah, amareis sus señales, ya que quien desea llegar a alguna parte se alegra de encontrar lo que le indique hacia donde se dirige. Perdonad a quienes por ignorancia o envidia mientan sobre vosotros y os acusen de pretender erigir un secreto culto, perdonad al sucio mentiroso, porque incluso él es una señal para vosotros, Rumi se preguntó ―¿por qué hacéis escarnio de mi?‖ luego pudo tal vez responderse, ya que si el buscador ha de comprender las señales, estas no siempre comprenderán al buscador, ¿acaso pretendéis la comprensión de las bestias, de los impuros, de los mentirosos? No necesitáis de ser comprendidos por ellos, pero si necesitáis comprenderlos, y si los comprendéis, inmediatamente encontrareis que solo deseáis para ellos el bien aunque ellos deseen para vosotros el mal. Y no creáis que el impuro que habla mentiras a vuestras espaldas y pretende convencer a las mentes débiles de que sois extraviados es malo, no, tal vez no lo sea. Tal vez solo es un ciego, un hombre a quien la mugre a cerrado los ojos, compadeceos pues de él y amadle, perdonadle aún si os rechaza con violencia. Considerad que cada hombre juzga a los demás desde su propia subjetividad, y así el mentiroso cree que todos mienten, el violento que todos desean golpearlo, el corrupto, que todos son corruptos, y en fin quien realiza una mala acción, cree siempre que es algo común que todos realizan, pero esta visión parcial, también pesa sobre cada uno de vosotros, y debéis desterrarla.

La última partida de Yamil Lejos de allí, el anciano Yamil dormía bajo las estrellas, envuelto en un viejo manto de lana, y soñó que varios hombres estaban sentados a la mesa mientras entraban uno tras otro unos criados llevando bandejas, sobre las cuales estaba cocido, trozado y sazonado, su propio cuerpo, el cuerpo de Yamil, y los comensales comenzaron a devorarlo, Yamil no se despertó al día siguiente para la oración, un pastor encontró su cadáver unos días después. Hussein recibió la noticia de la muerte de Yamil dos días más tarde, el pastor había reconocido el rostro del anciano Primer discurso de Hussein Era viernes y algunas personas llegaron a orar a la pequeña mezquita. Nuri recitó el azán y Hussein subió al púlpito, saludo y comenzó a hablar: Mis amados hermanos, hoy me han informado que hace dos días falleció Yamil, mi maestro, a quien muchos de vosotros habéis conocido y yo he amado profundamente. 48

No deseo honrar su memoria describiendo las nobles cualidades de un hombre que intentó en todo seguir el ejemplo de Muhammad, la paz y la oración sean con él, sino relataros un brevísimo resumen de lo que él me enseñó en varios años. El punto más importante de lo que me contó Yamil, se relaciona con nuestra visión del mundo y de nuestros semejantes. Todos habéis oído que Abu Huraira relató que El Profeta dijo: ―No creeréis verdaderamente hasta que os améis‖, y Yamil explicaba una y mil veces que significa este amar, Yamil enseñó que no existe ―Allah y lo otro‖ sino Allah y las señales de Allah, ¿acaso un creyente sincero podría no amar las señales de Allah? Pues bien, cada uno de nosotros, y cada cosa que existe, es una señal de Allah, en cuanto es de la creación de Allah, y por ende el universo entero es una señal que apunta directamente a Allah, y cada parte individual del universo es una señal que apunta a Allah, y si aprendéis a ver en cada cosa las señales de Allah, no podréis odiar nada, ya que todo os indica como llegar a Allah, el odio es el arma del Shaytán, el odio divide a los hombres y genera los enfrentamientos por los cuales perdemos el tiempo de adquirir conocimiento o hacer las obras del bien. Observad a quien odia, a quien divide, invariablemente se trata de personas que no han comprendido la revelación otorgada a Muhammad, observad a quien ama, ved el sosiego y la calma de quien se sabe luchando por alcanzar la cercanía de La Divina Presencia. No es dado a las personas ociosas, irresponsables, adquirir ningún conocimiento real ni alcanzar ninguna comprensión de estos asuntos. Sed pues amorosos, cuidad vuestras lenguas, porque Abdullah ibn Omar relató que su padre se señaló la lengua y dijo: ―esta me ha llevado a lugares peligrosos‖. Pero no esperéis ser amados ni comprendidos siquiera en este mundo, ya que ha sido dicho que la mayoría de los hombres no comprenden. Pero que esto no os mueva a ser hostiles con nadie, recordad siempre que aún la más perversa, ignorante y sucia de las personas, ese que os pretende hacer tomar una actitud hostil, es también una señal.

Segundo discurso de Hussein Unos días después, un hombre entró alborotado a la mezquita, y gritó a Hussein que estaba sentado meditando de cara a la quibla: -¡tu eres Hussein, eres un asesino, se que has matado a Fulano y golpeado a Mengano y que eres muy malo! Hussein lo miró extrañado, en ese momento había algunas personas más en la mezquita que observaban la extraña escena. Suheil se acercó al hombre y le preguntó -¿Cómo dices estas cosas?

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El hombre intentó tomar a Suheil por la ropa, pero Nuri se interpuso y lo inmovilizó. Cuando se hubieron calmado las cosas, el hombre dijo que un tal Ma´asrayyula, un hombre sin oficio ni profesión alguna que en otra época se decía amigo de Hussein, le había dicho aquello y otras cosas sobre él. Hussein se puso de pié entre los presentes y comenzó a hablar: habéis de saber hermanos, que no necesito hablar en mi defensa, ya que sabemos todos que soy inocente, pero no es inocente este, dijo señalando al alborotador ni Ma´asrayyula, de quien ya sabíamos había intentado dañarnos antes, recordad que Hudaifah –ra- dijo que escuchó al Mensajero de Dios –saws- decir: ―quien difunde falsedades con el objeto de crear discordias no ingresará al paraíso‖ y Abu Huraira –ra- reportó que lo escuchó decir: ―basta para ser un mentiroso con repetir lo que se escucha por ahí sin comprobar si es cierto‖. Y aunque sabemos y ya sabíamos que Ma´asrayyula es un cobarde y un embustero, deseamos perdonarlo, ya que es un hombre carente de entendimiento, y como sabemos que las palabras del Profeta –saws- son verdad, debemos tener gran lástima por los maledicentes, los mentirosos, ya que estos corruptos son gente del fuego, ¡quiera Allah perdonarlos! En cuanto a mí, a quien inventó alguna mentira, ya lo he perdonado, pero yo no soy nada y Allah es Todo, ruego a Él perdón para mi hermano que cayó en la corrupción. Todas estas cuestiones corruptas, que hacen al hombre semejante a las bestias, provienen del desconocimiento del propio yo, que permite dominar el ego animal, y alcanzar la serenidad. Sin embargo, los simplones, por más que se esfuercen en reflexionar acerca del ser, no alcanzan a conocerse a sí mismos y nunca alcanzan el conocimiento de Dios, sin que antes los alcance la muerte, es por esto necesario que conozcamos los engaños del ego, al que llamamos nafs, y como dominarlo y fortalecer nuestro verdadero ser, nuestro espíritu que llamamos ruh. Yo, que he visto a Dios con el ojo del corazón, ya que los ojos en la cara no pueden verle, y aún vivo, os digo que ciertamente hay hombres que son mitad buey y mitad lobo, que viven solo para satisfacer sus deseos de copular y comer, y que son rudos y agresivos, no os parezcáis a ellos. ¡os lo imploro!

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Segunda parte de La danza de las abejas I Hussein Hussein recibía en la mezquita pequeña frecuentemente a diferentes tipos de personas, a veces eran simples curiosos, a veces enconados enemigos a veces sinceros buscadores de la verdad. Suheil se había casado y había construido una casita apoyada en una de las paredes de la mezquita, que alguna vez había sido su casa. Nuri también se había casado, y había enviudado dos veces, había vivido en una casa no lejos de la mezquita y ahora había regresado a ella permanentemente. En cuanto a Hussein tenía dos esposas, pero cada una de ellas vivía en su propia casa, que con amor y esfuerzo les había construido. Ya había pasado más de un año desde que el antiguo maestro de los tres, Yamil, a quien recordaban simplemente como el sheik, había sido sepultado, ahora los rosales florecían junto a la roca plana que marcaba su tumba. Salió Hussein un día muy temprano de la ciudad de Iurtibak y caminó hacia el oeste, a media mañana se sintió cansado y se sentó apoyada la espalda contra un cerezo, pensó en los años en que era más joven junto a Yamil y sus compañeros, y comenzaba a adormecerse cuando percibió que alguien se aproximaba, era un hombre de mediana edad, que saludo y se sentó junto a él respondiendo a la invitación de Hussein. -Tu eres Hussein Iurtibaki- dijo- ¿no es así? -soy Hussein, y sí vivo en Iurtibak, no lejos de aquí. -He oído mucho sobre tu maestro Yamil y vengo desde la costa del mar a verlo – dijo el hombre. -has llegado tarde a tu cita hermano querido, Yamil ha muerto hace tiempo. -Pues tal vez tú me responderás si eres quien creo. -replicó el extranjero. -mi nombre es Harún el tártaro -continuó- y traigo algunas preguntas. -pues si sé las respuestas te las diré – dijo Hussein. -háblame del sendero del sufismo- dijo el tártaro. -¿no hay maestros en tu tierra acaso? –dijo Hussein- extrañamente los hay buenos y malos en todos los países y lugares, no es necesario encaminarse a oriente, ya que el exotismo y la aventura espiritual, son asuntos ajenos al sufismo verdadero. El tártaro asintió sin decir nada. -Pero comprendo que buscaras a Yamil – agregó Hussein. -háblame por favor de cómo es el sendero – dijo el tártaro. -En principio – dijo Hussein- todos estamos en un valle, como en todo lugar, la vida puede ser fácil o dura según tu destino, pero esto se aprende a aceptar y de las necesidades materiales propias se encarga el trabajo. Pero el hombre, a diferencia de los animales está dotado de un intelecto activo, y a diferencia de piedras y vegetales no desea permanecer en un mismo sitio, aunque existan multitud de hombres animalizados que se contentan revolcándose en el lodo o mostrando los dientes unos a otros, o como las plantas que desean crecer

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en altura para ser vistos, pero no se mueven, y aunque son mejores que los hombres animalizados, no recorren camino alguno. El hombre verdaderamente humano, es un espíritu que carga con un cuerpo, del cual la muerte lo libera para su retorno definitivo a Dios. Sin embargo, el que posee un espíritu valiente, desea tanto la Divina presencia que recorre en vida el camino a Él. El primer tramo de este recorrido, no se puede realizar solo, ya que es necesario primero encontrar la salida correcta del valle y luego comenzar el ascenso hacia Él. -¿y cual es el método de esto? –dijo el tártaro. -Eso es conocido – dijo Hussein, debes hacer todo lo que ordenó nuestro Maestro Muhammad, y además comprender porque lo haces, aquí está la diferencia entre quienes comprenden que es el Islam y quienes creen erradamente que es un conjunto de ritos. En esta etapa y las siguientes necesitarás un maestro de te tome la mano y te indique el camino, que sostenga una luz cuando anochezca y te ayude a evitar los escollos del camino, no creas nunca que este maestro es un iluminado ni un ser diferente a ti, sino simplemente alguien que recorrió ese tramo del camino. Cuando dejes el valle, comenzarás a ascender el sendero de la montaña, como sabes en las montañas crecen arbustos espinosos, que pueden enganchar tu ropa e inmovilizarte o incluso lacerar tu carne, en todo esto ha de ayudarte tu maestro, y por supuesto tu esperanza y fe en Dios El Único, este tramo puede ser muy extenso o recorrerse en poco tiempo, dependerá esto de muchos asuntos, pero si confías en Dios, tal vez él ponga en ti el ánimo necesario para dejar todo temor y toda pereza. Comenzarán entonces también quienes te observan desde el valle y no se atreven o no han sido dotados por Dios del deseo de ascender a hacer escarnio de ti, si te volvieras sobre tus pasos entonces, en el valle quedarás con esos. Todo esto ocurre con los pies caminando sobre la tierra y las rocas, y aún si debieras soportar arbustos lacerantes o llamados insultándote desde el valle, tendrás la seguridad ilusoria de pisar un suelo firme y a tu maestro de la mano. Más llegará un día en el cual alcanzarás una cumbre, y ya no habrá sendero dibujado en la tierra, sino el sendero áureo que Dios ha dispuesto para quienes alcanzan ese estado, se puede, y se debe, caminar de mano de un maestro, pero ahora deberás volar y no podrás hacerlo si vas tomado de la mano de otro o si llevas aún excesivas cargas, de las cuales debes haberte despojado en el ascenso por la montaña, este es un estado crítico, ya que es de sensatos caminar y solo de locos enamorados de Dios volar, pero si deseas la Divina Presencia, deberás hacerlo, deberás dejar la seguridad del suelo de roca que con esfuerzo has alcanzado, y volar, tu maestro tal vez volará a tu lado, pero no será ya tomando tu mano, de este estado, y de los muchos estados del sendero de la montaña, te hablaré luego si Dios no dispone otra cosa. II -háblame de los estados – dijo el tártaro. -Ya te he dicho suficiente –replicó Hussein- quien lo dice todo se arriesga a intentar expresar con palabras aquello que no es posible comunicar en ningún idioma de los humanos. -dímelo en árabe –dijo el tártaro- me han dicho que es el idioma del jardín. Hussein sonrió, y continuó hablando sin cambiar el idioma. 52

-Efectivamente, el Corán bendito fue revelado en árabe, y las palabras de nuestro Maestro Muhammad se conservan en árabe, ya que si se dice en otro idioma, invariablemente se deforma algo, pero no confundas estos asuntos, no hay verdad religiosa que no sea perfectamente expresable en cualquier idioma, si hablamos de aquellas que son expresables por la palabra. Sin embargo, si se toma el texto puntillosamente, y se pretende que su verdadero significado, que está destinado a durar para siempre, ya que el Corán es un atributo de Allah, es literalmente igual cuando fue revelado que hoy, se está negando el milagro del Corán y cayendo en el desvarío, este es el error de los literalistas, que intentan aplicar literalmente, palabra por palabra, en un contexto diferente al de la revelación, las palabras del Santo Corán. Desvirtúan así y niegan el verdadero sentido del Mensaje, ya que este fluye como un río puro a lo largo de los tiempos, y aunque el contexto cambie, el Mensaje, correctamente comprendido en el contexto adecuado, es siempre válido. Es decir, la interpretación literal del Corán y la suna sólo fue válida en épocas de la revelación, hoy es necesario buscar a los sabios que conocen las reglas del arte de interpretar el Corán, y conocen también la situación actual. Por ejemplo, en cuanto a los actos de adoración, estos sí son idénticos, pero respecto a otras cuestiones, justamente por lo milagroso del Corán, su interpretación y aplicación no es igual. Evita sobre todo confundir tus deseos, que te inducirán a interpretar por ti mismo y acorde a ellos, y con eso estarás resguardado. -Dime a qué llamáis ―el secreto‖ –dijo el tártaro. - Yo solo puedo saber que es el secreto para mí, no puedo describir el secreto, pero si logras abandonar todo lo que de mundano hay en ti un momento, el secreto se revelará a ti, y te encontrarás cara a cara con Tu Señor. III Pasó el tiempo, y Hussein decidió emprender un viaje sin saber cuando regresaría a Iurtibak. Se dirigió al oeste, desasiendo los pasos que su maestro Yamil había recorrido años antes. En Latakia un mercader, antiguo discípulo de Yamil, le permitió subir a un barco, y partió hacia Al Andalus. Antes había pasado por Irak y cruzado Siria, había transitado el Hiyyaz, había saludado en Medina y había circunvalado la Sagrada Kaaba. El barco atracó en Chipre, para aprovisionarse, Hussein fue a tierra y encontró un vendedor de limones en el puerto. Quiso Allah, que guía a quien desea ser guiado, que el limonero de alguna manera lo reconociera. Saludó el vendedor: La paz sea contigo, ¿acaso eres el sheikh Hussein Al Iurtibaki? Soy yo, dijo Hussein, voy de paso en un viaje largo, como desde que emprendí este sendero. -Hussein –dijo el vendedor- he visto cartas que enviaste en respuesta a gente de Chipre, que te preguntaba por diversas cuestiones y me ha llamado la atención que tus cartas fueron de tono muy diferente las primeras y las últimas. Hace años, recomendaste combatir al sheikh Al Tamarindi y sus seguidores. Pero luego te volviste muy indulgente con ellos. - De cada persona –dijo Hussein- solo puede esperarse que sea bondadosa en la medida de sus posibilidades, Allah –swt- guía a quien desea ser guiado, pero algunas personas pueden ser y otras no de los que desean ser guiados y entre ellos hay muchos grados de deseo de guianza. 53

Yo me excedí con esa gente, ya que los seguidores de Al Tamarindi son personas de mente simple, salida de un duro desierto, que solo alcanza a comprender un séptimo de la revelación, y quiera Allah eso les sea suficiente. -Pero ellos te insultaban y te insultan, dijo el limonero-me parecía más lógico que los detestaras. -Yo no detesto a nadie, mucho menos a musulmanes, si los reprobé fue porque el Profeta –saws- ordenó reprobarlos, más no soy yo juez sino de mi mismo, intento medirme antes de ser medido, intento pesarme antes de ser pesado, y el juicio es un derecho de Allah Solo, sin asociados. -¿y qué dices de esta gente? -¿qué gente? –dijo Hussein -de los seguidores de Al Tamarindi. -¡A!, dijo Hussein, están algo secos creo, pero Al Tamarindi ha partido a encontrarse con Su Señor,Tu Señor y El mío, que es quien decide todos los asuntos, ellos me maldecían mientras yo pedía perdón y bendiciones para ellos, solo se puede ser bueno en la medida que es a cada uno posible. -¿Es verdad que el Profeta –saws- dijo que en la tierra donde vivía At Tamarindi se elevará el cuerno del Shaytán? -Si, lo dijo- dijo Hussein- está el relato en una conocida colección, pero como te decía, no somos jueces, sino meros transeúntes, gente de paso, y no debemos hablar de quien no tenemos nada bueno para contar. 4 El tiempo fue transcurriendo inexorablemente y Hussein seguía viajando, encontraba mucha gente diferente en cada lugar, y a veces la soledad que lo invitaba a dialogar con su propia intimidad. Hussein ya no era aquel joven que había emprendido un viaje, ahora era un viajero Hussein viaja a Al Andalus Hussein salió en viaje al oeste, hizo abluciones en el Eufrates, atravesó el desierto hasta Damasco, se embarcó en Latakia y habló con un vendedor de limones en Chipre. Llegado finalmente a España, se asentó en Sevilla, y casó con una mujer piadosa. En un año, nació su hijo Jalal ud Din ibn Hussein, y él recordaba su vida pasada y a sus compañeros, a Yamil el maestro, a Nuri, a Yafar, como si fuesen de hace un millar de años. Del vano concepto El hijo de Hussein, Jalaludin, creció sano y fuerte, lo llamaban ibn Hussein simplemente, y siempre gustó escuchar las historias de su padre. -Padre, dime de que hablan los maestros cuando hablan de ―vaciarse‖ –dijo un día ibn Hussein a su padre. -Es simple pero a muchos les resulta muy muy complejo, dijo Hussein, se trata de saber que todo lo que sabes o crees saber, puede no ser así –dijo Hussein- haz por lo tanto de ―vaciarte de conceptos‖, es decir, relativizar tus conceptos, ser dócil a entender que quiere decir quien sea que hable y ser indulgente con los demás si no los comprendes, y a la vez ser implacable contigo, cuestionarte y ser un juez duro, si no puedes hacerte entender en un tema, no hables de eso. Pero sobre todo has de vaciarte de tus juicios previos, escucha lo que todos quienes consideres saben, y quienes consideres que no también, ya que tu consideración es un concepto mas, tengan para decir, pon todas las opiniones, incluso tu prejuicio, a la vista, y considera que todo lo habrás entendido según tu prejuicio, ya que era ―tu‖ respuesta, tu

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ilusión, mas no la realidad. Pesa todo y está dispuesto a cambiar tu opinión siempre, abandona el arte de defender tus ideas y adquiere el de criticártelas, ¡mira si estuviesen erradas! El mal poeta Ibn Hussein quería ser poeta, pero le costaba componer poemas bellos, aunque le iba el alma en ello. Y escribía cosas como estas: Hermano árbol Hermano árbol que junto a mi balcón me esperas, Tu sobra me regalas sin exigirme recompensas Besar tus manos si tuvieras yo quisiera Cuando me reconfortas de la brutalidad de la chusma altanera Cuando junto a tu copa frondosa en las alturas Mi cuerpo reposa Eres silencioso, sublime, señal para mi vida, señal imperecedera Señal del Amado, hermano árbol, en ti leo sobremanera Clara y prístina La Presencia Cuando cae la lágrima solitaria, De mi mejilla a mi barba, tú me consuelas ¿Cómo podría ser ciego a ti? ¿a lo que en ti se manifiesta? Si es El Amado, el Eterno, Quien te verdea cada primavera

Los detalles de lo sencillo

A los 20 años de edad, ibn Hussein hablaba los viernes en la mezquita que su padre y él habían construido. Hussein Iurtibaki era ya un anciano, y le había cedido aquel puesto, no porque fuese hijo suyo, sino por lo esforzado que era el joven. Un día subió al mimbar y tras las alabanzas dijo: Han causado un gran mal a la ummah de Muhammad quienes elevaron el fiqh a un nivel superior al de otras ciencias islámicas, dijo Sufian At Thawri. Ya que si bien el fiqh es una noble ciencia cuyo estudio bien podría consumir la vida entera, se encuentra con claridad meridiana detrás de la aquida, el kalam o el tassawf. Sufian At Thawri –P- se lamentaba de la posición privilegiada que muchos ulama dieron y dan aún hoy, al fiqh en relación a las ciencias islámicas en general. De hecho esta abundancia en las minucias del fiqh, lleva a un pensamiento formalista, una especie de

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materialismo espiritual o mejor de subordinación de la espiritualidad a las formalidades y finalmente al entronamiento de los ritos al grado lindante con la idolatría de considerar los ritos en sí, las formas del rito, como aquello que constituye la totalidad del Islam. Un error observado de este tipo, es la interpretación errada del conocidísimo hadiz: Dijo Omar –ra- : "Un día, cuando estábamos en compañía del Mensajero de Dios -la paz y las bendiciones de Dios sean con él-, se presento ante nosotros un hombre, con vestidos de resplandeciente blancura, y cabellos intensamente negros, al que no se le veían señales de viaje, y ninguno de nosotros le conocía. Se sentó ante el Profeta - la paz y las bendiciones de Dios sean con él- , y apoyando las rodillas contra sus rodillas, y poniendo las manos encima de sus muslos, dijo: "¡Oh Muhammad, háblame acerca del Islam!". El Mensajero de Dios -la paz y las bendiciones de Dios sean con él-, dijo: "El Islam es: que atestigües que no hay más dios que Dios, y que Muhammad es el Mensajero de Dios; que observes la Oración, que pagues el Zakat; que ayunes Ramadán, y que peregrines la casa cuando puedas". Dijo el hombre: "Has dicho verdad". Entonces nos quedamos sorprendidos de que él le preguntara y después le dijera que había dicho la verdad, entonces dijo el hombre: "Háblame acerca del Imán". Dijo el Profeta: "Que creas en Dios, en sus ángeles, en sus libros, en sus mensajeros, en el día final y que creas en el decreto divino, tanto de su bien como de su mal". Dijo el hombre: "Has dicho la verdad", y añadió: "Háblame acerca del Ihsan", y dijo el Profeta: "Que adores a Dios como si lo vieras, ya que, si no le ves, el te ve". Dijo el hombre: "Háblame acerca de la hora" Dijo el Profeta: "El preguntado no sabe de ella más de lo que sabe el que pregunta". Dijo el hombre: "Háblame de sus signos". Dijo el Profeta: "Cuando la esclava de a luz a su señora y cuando veas a descalzos, desamparados, pastores de ovejas, compitiendo en la construcción de altos edificios". Luego (el hombre) se marchó, y yo me quedé un rato. Después (el Profeta) dijo: "Oh 'Umar, ¿Sabes quién era el que preguntaba?". Dije: "Dios y su mensajero lo saben mejor". Y él dijo: "Ciertamente ha sido Gabriel, que ha vendido para enseñaros vuestra religión"". (Lo transmitió Muslim) Lógicamente en la traducción y la acepción literal este hadiz induce al error de considerar todo el Islam como un conjunto de ritos, ya que se prestará gran atención a las palabras: ―que observes la Oración, que pagues el Zakat; que ayunes Ramadán, y que peregrines la casa cuando puedas‖ Pero ya advertía Ash Shaafi –P- : ―El hadiz confunde a todos, excepto al sabio‖ En cuanto al relato, el primer pilar del Islam, aquí detallado en las palabras ―El Islam es: que atestigües que no hay más dios que Dios, y que Muhammad es el Mensajero de Dios‖, tiene una implicancia superadora, de la cual dependen los otros

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pilares, ya que dijo el Profeta –saws- ―Si en un platillo de la balanza fuesen puestos los siete mundos, y todo lo que hay en ellos con las siete lunas y en el otro el testimonio de que ―no hay más dios que Dios‖, este segundo sería más pesado. En cuanto al fiqh, excepto para el mushtahid, que siguiendo el método de su escuela debe derivar las normas ya que como dijo Omar Bin Abdelaziz –P- ―se crearán nuevas penas a medida que se creen nuevos delitos‖ y por lógica consecuencia, se necesitarán nuevas normas a medida que aparecen nuevos asuntos, en el fiqh decíamos todo se reduce a la imitación (taqlid) de una escuela jurídica. La ruptura y la innovación en este esquema ortodoxo, la aportaron las corrientes de pensamiento modernista, pretendiendo que no son necesarias las escuelas jurídicas, esto es un sinsentido, ya que Allah hizo descender el Islam como un din completo con solución a cada asunto humano, y el salat en sí no es sino el recuerdo mínimo de la condición de musulmán y el estado de Islam. Cabe preguntarse entonces por el sentido profundo del salat, El sentido profundo del salat El verdadero sentido del salat, es el recuerdo cinco veces diarias de Allah –swt- y lo que Él ha establecido para las personas. Sin embargo, las innovaciones de las sectas modernistas parecen pretender realizar el salat al modo de un mero ejercicio gimnástico. El salat tiene 1} un espíritu {Ruh}, 2} cabeza {Ra'as}, 3} corazón {Qalb}, 4} cuerpo {Jasad}, 5} esqueleto {'Idham}, 6} ojos {Aynayn}, 7} oídos {Udhnayn}, 8} estómago {Batn}, 9} pies {Rijlaan} La cabeza del salat es decir Allahu Akbar al comenzar. Su espíritu es decir Al-Hamdu lillahi Rabbi'l-'Aalamin, Su corazón es la intención {Niyyah}, su estómago es inclinarse {Ruku}, Su cuerpo es decir Sami'a Allahu li-man Hamidahu {Allah escucha a quien lo alaba}, Su esqueleto es decir Allahumma Rabbana wa laka al-Hamd {O Allah! Para ti es la alabanza}, Sus ojos con la postración {Suyud} Sus oídos es recitar un sura extra luego de umm al Qor´an, en las dos primeras rakat. Y sus pies es decir As-Salamu ‗Alaykum para concluir el salat Toda esta explicación, tomada de Ruh As Salat de Sheikh Abdullah ibn Fodio, resulta superflua si no se comprende la esencia, el perfume real del salat o si se cree torpemente

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que el salat alcanza para alcanzar el jardín, es necesario que la intención sea purificada, y esta intención purificada solo puede devenir de una fe purificada No existe Islam sin sufismo, o como se desee llamar a esa porción de la enseñanza del Profeta -saws-; aún cuando el creyente no la denomine con ningún nombre en particular y fabrique argumentos contra el sufismo, de una manera u otra, según su entendimiento, cada creyente practica, si sigue lo que enseñó el Profeta, alguna forma de sufismo. Suponer que pueda existir Islam sin sufismo es como suponer que pueda existir el Corán sin letras ni páginas, solo con tapas. Y por bellamente que se las decore, las tapas son lo externo, el contenedor sin el cual el contenido no podría sostenerse, pero que sin contenido son completamente inútiles. En el tiempo actual es usual confundir las formas con el sentido, el contenedor con el contenido, esto lo expresó Saidina Muhammad –saws-: ―No os ha precedido Abu Bakr por sus muchas oraciones y ayunos, sino por algo que reside en su corazón.‖ Lo explicó Al Iskandari –r- en su célebre diálogo con ibn Taimiyyah –r-: ―¿de qué sirven sus oraciones a quien cuando las realiza tiene en su corazón o su mente algo diferente de Allah –swt-?‖ Etapas En un primer momento, el musulmán aprende, junto a su maestro, las formas externas que necesariamente ha de observar y que jamás dejará, el shariah. Paralelamente si desea que su fe sea pura, inicia el dificultoso ascenso de la purificación, que usualmente llamamos, en el sunismo sufismo y el shiismo, irfhan, siendo ambos términos equivalentes. En esta etapa el muslim se convierte también en fata, un caballero, que ha iniciado el sendero de la purificación de la fe. Omitir este sendero como pretenden algunos ignorantes grupos modernistas, sería una gran pérdida, no hace falta llamar a esto ―sufismo‖ si se cree que puede prestarse a confusión, sin embargo esta purificación que enseña el Santo Corán en cada una de sus suras, ya que es en sí el contenido interno, no exteriorizable a veces por el lenguaje articulado, sería una gran pérdida. En esta primera etapa, que puede durar muchos años, el musulmán se aferra a un maestro, que no es un iluminado ni mucho menos, sino que es simplemente alguien que ya ha recorrido este sendero. En una segunda etapa, el musulmán alcanza en nuestra alegoría, la cumbre de la montaña cubierta de arbustos espinosos que a podido senderear por ir de la mano de su maestro, ahora iniciará una nueva etapa, ya ha incorporado el shariah en forma indisociable a su personalidad, se ha vuelto dócil a la dinámica creadora, pero ahora volará, es su anhelo encontrar a Allah swt, y ninguna otra cosa le complacerá sino es actuar el bien. Finalmente, ha de encontrarse con El Creador, y extinguirse en Él (fana). Por supuesto, estas etapas deben necesariamente ir desarrollándose en orden, muchos quedarán años o toda la vida en una etapa, sin alcanzar la siguiente, e incluso serán considerados sabios, y en efecto lo serán en la etapa en la que sea se encuentren, pero la sabiduría completa solo puede encontrarse en la suma de todas las etapas.

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Minucias y ridiculeces Un tema que lleva la discusión a extremos ridículos muy a menudo es el de las imágenes. Si bien este tema era ciertamente importante en las primeras épocas del Islam, cuando los árabes recién dejaban su abyecta idolatría, hoy es torpe ser excesivamente riguroso al respecto. Hay divergencia con respecto a las imágenes de criaturas vivas (animales o humanas) sobre las ropas, las paredes o los techos de las casas: hay, entre los sabios antiguos, quienes dicen que no es haram; y hay quienes dicen que lo es en condiciones (por ejemplo el hecho de que el cuerpo sea enteramente dibujado para que sea haram, y si falta una parte del cuerpo que es vital entonces es lícito…) Esta divergencia me hace decir que debemos tomar lo que es fácil para nosotros… y si podemos evitar este tipo de cosas mejor… Pero no debemos decir a los demás: ¡esto es Haram, quítalo! En cuanto a las imágenes de criaturas vivas que son trivializadas y que están sobre las sabanas, alfombras o sofá: no hay ningún problema (es lícito) porque no son puestas en relieve…

Las ilustraciones , los juguetes para los niños y las imágenes en sus libros para aprender (o enseñar), son totalmente halal (lícitas) según la mayoría de los sabios. (Ver entre otros: Al-Fiqh 'alâ al-madhâhib al-arba'a de Al-jazîrî tomo II : página: 40), Así como lo es en definitiva cualquier representación que no fue creada teniendo como fin ser objeto de veneración o pueda ser confundida con un ídolo, ni por ignorancia pueda ser tomada por tal. Es notorio que un asunto de tal trivialidad en estos tiempos, ya que si los árabes pre-islámicos como muchos otros paganos, creían que un espíritu moraba en sus ídolos, hoy nadie cree tal cosa.

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Algunas conclusiones La pureza dimana de la sencillez, el sufismo, correctamente comprendido, se le de el nombre que se le de, ya que no puede existir creencia verdadera en lo exterior, sino como convicción interna, y en buena medida racional, el sufismo entonces, es el sendero correcto de purificación de la fe, enseñado por el Profeta –saws- , esto no significa que el Islam sea simplón, sino que es perfecto y puede y debería ser seguido con humildad y sencillez, sin enmarañarse en asuntos del fiqh que deberían ser dejados a los sabios. Entonces rogó a Dios y bajó a dirigir la oración. Mientras tanto, en las noches a la luz de una vieja lámpara seguía esforzándose en trazos aljamiados. Un día le llevaron un texto de ibn Hazm y decidió escribir un breve comentario: El Amor según Ibn Hazm de Córdoba Hemos colgado a cada hombre su suerte, y el Día de la Resurrección le sacaremos una Escritura que encontrará desenrollada: « ¡Lee tu Escritura! ¡Hoy bastas tú para ajustarte cuentas!» . Quien sigue la vía recta la sigue, en realidad, en provecho propio, y quien se extravía, se extravía, en realidad, en detrimento propio. Nadie cargará con la carga ajena. Nunca hemos castigado sin haber mandado antes a un enviado.

El Amor no está reprobado por la fe, ni vedado en la santa Ley, por cuanto los corazones se hallan en manos de Allah Honrado y Poderoso. El amor es algo, -nos dice-, que radica en la misma esencia del alma. Mi parecer es que consiste en la unión entre partes de almas que, en este mundo creado, andan divididas, en relación a cómo primero eran en su elevada esencia (no en el sentido de las esferas partidas, al modo en que lo entendieron algunos griegos), sino en el sentido de la mutua relación que sus potencias tuvieron en la morada de su altísimo mundo y de la vecindad que ahora tienen en la forma de su actual composición. Al respecto cita el versículo coránico que habla de la creación de Adán y Eva: El es Quien os creó (a todos) de una sola alma, de la cual creó también a su compañera para que conviviera con ella. Existen diferentes suertes de amor. Es el mejor el de los que se aman en Allah Honrado y Poderoso. No hay un amor profano en el sentido de un amor fuera de lo sagrado y, en todo caso, esa clase de amoríos no son verdadero amor, incluyendo en esta categoría a la homosexualidad « Tocante al pecado de los sodomitas, es hediondo y repugnante. Ibn Hazm mismo jura: Dios sabe- y me basta que El lo sepa- que estoy de todo inocente de pecado, limpio de culpa, inmune de reproche en estas materias, y que soy puro en mis costumbres. Juro por Dios con el más sagrado juramento que no desanudé jamás mi manto para un coito ilícito y que mi Señor no habrá de pedirme cuenta de ningún pecado grave de fornicación desde que tuve uso de razón hasta hoy en día. ¡A Dios hay que alabar por ello, dándole gracias por lo pasado y pidiéndole socorro para lo por venir!. ¡El hombre de entendimiento halla anchos caminos por los que apartarse del libertinaje! De otra parte, Dios nada ha vedado sin dar a sus siervos, a cambio, cosas lícitas mejores y de mayor excelencia que las vedadas. ¡No hay más Dios que El!

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Para el contemplativo, el amor humano tal como se expresa en el acto conyugal no puede ser sino un reflejo del Amor Divino. Es más: el amante, la bienamada y el amor entre ellos- una vez reducidos a sus esencias ontológicas- son en realidad representaciones terrenas de principios celestes. ¿No es Allah es Amante Verdadero y Ultimo? ¿No es Allah el Bienamado por excelencia? ¿Y no es el Amor Divino la raíz del amor humano? El ver las cosas a otra luz no es sino el resultado del velo de ilusión con el que la Omnipotencia de Allah ha cubierto la creación entera. Un tema fundamental en este drama es la tristeza: la enfermedad que padece la paloma del alma en el exilio. Tanto la ciencia, la teología, la filosofía y la mística medieval ofrecen diversas perspectivas para comprender la tristeza, todas las vinculan con el amor: tristeza y amor van emparentadas, son como dos flores mellizas -dijo una vez un poeta- que han nacido de un mismo tallo. Y si el Din de Muhammad (s.a.s) supo desarrollar una metafísica de la pena fue, probablemente, como diría Ibn Hazm, porque es sólo mediante la práctica del Islam (o de la Sumisión) que el género humano puede encontrar el Camino de la Unión y gozar de una vida renovada: « Uno de los aspectos del amor es la unión amorosa, que constituye una sublime fortuna, un grado excelso, un alto escalafón, un feliz augurio; más aun: la vida renovada (al-haiatul muyyaddadah), la existencia perfecta, la alegría perpetua, una gran misericordia de Allah. Si no fuese porque este mundo es una mansión pasajera, llena de congojas y sinsabores, y el paraíso, en cambio, la sede de la recompensa y el seguro de toda malventura, todavía diríamos que la unión con el amado es la serenidad imperturbable, el gozo sin tacha que lo empañe ni tristeza que lo enturbie, la perfección de los deseos y el colmo de las esperanzas

Del adab

Un día ibn Hussein pasó por la plaza y como muchos años antes su padre y antes Yamil hicieran, habló a la gente y dijo: Increíblemente, los musulmanes, ha quienes el Mensajero de Dios –saws- nos ordenó ser las personas de mejores modales, hemos extraviado el rumbo odiosamente en este aspecto El el Sahih de Al Bukhari leemos que narró Hudayfha: ―dijo el Profeta –saws- quien difunda falsedades para crear discordias no ingresará al paraíso‖. En un relato de Abdullah ibn Omar, el profeta elogió a quien se retira de una discusión sabiendo que tiene razón pero sin haber prevalecido. Y sin embargo cada día observamos musulmanes que difunden las más abyectas falsedades para molestar a otros, cada día asistimos a discusiones inconducentes y al peor de los crímenes que puede cometer un musulmán contra otro sin matarlo: el takfir. Roguemos a allah –swt- que envíe su bendición a la ummah y enmiende a los que hablan con maldad, a los takfiríes, a los maledicentes, y no los odiemos, perdonémoslos, y tal vez seamos así el medio de Allah para que se arrepientan, ya que ha sido trasmitido en el Sahih de Bukhari, que el Profeta –saws- se adelantaba a reconciliar a los que discutían, y que el mejor musulmán es aquel que primero busca reconciliarse con su hermano. Quiera Allah que comprendamos la importancia de estos asuntos 61

Concepto de verdad Como había ocurrido antes a Yamil pocos lo escucharon, y un hombre vino a ibn Hussein airado y le dijo: -Tu hablas mucho, y citas poco al Profeta, repites poco el Corán, y la verdad está en el Corán y la suna y en nada mas. -Es cierto que todo cuanto consta en el Corán bendito y la suna auténtica es verdad, -dijo ibn Hussein- pero he de suponer que ya lo has leído, ¿para que quieres que lo repita yo? ¿y no dice una y otra vez el Corán bendito ―Este es un libro para los que razonan‖?. -No intentes embarullarme en tu retórica- dijo el hombre- El Corán y la suna y nada mas, nada mas, solo ello es la verdad. -Pero si he dicho que en el Corán y la suna está la verdad, sin embargo, si lo entiendes de acuerdo a lo que tus pasiones desean entender, no encontrarás esa verdad. -La letra alif es siempre la letra alif,-dijo el hombre- no tienen nada que ver las pasiones. -Si claro-dijo ibn Hussein- mas, dime, ¿de que color es esa nube? -¿estas ciego? Es blanca. -bueno yo la veo un tanto grisácea. --¿y eso que tiene que ver?-gritó el hombre. -vemos la misma cosa desde el mismo lugar y tu te has formado una idea sobre su color y yo otra, ¿acaso una de las dos ideas es falsa?. -eso no tiene nada que ver, ¿qué tiene que ver una nube con Allah? El Corán y la suna y nada mas –insistió el hombre. -Hermano, nombra algo que no tenga que ver con Allah El Majestuoso, -dijo Hussein. -El Corán y la suna son las palabras de Allah y de su Profeta respectivamente, y se nos dijo del Profeta ―No habla por capricho‖. -Asi es-dijo Hussein- ¿y quien ha creado la nube? –dijo Ibn Hussein-¿Quién la vista y aún la idea y el acto de mirar? -Estas loco ibn Hussein.-dijo el hombre-comparas el Corán Sagrado con una nube. -Yo no he comparado nada-dijo ibn Hussein- has sido tu quien ha creído que comparaba. El hombre se acercó hasta que su rostro estuvo muy cerca del de Hussein y gritó con todas sus fuerzas -¡El Corán y la suna! ¡Nada mas, nada mas, nada mas! Hussein dio media vuelta y se marchó de la plaza, el hombre le gritó algunos insultos. En el camino, Hussein pensaba ―¿por qué me persiguen las disputas estériles?‖, pero luego se dijo: ―No hay quien hable de nada sin ser desde ese momento el blanco al cual lanzan sus flechas quienes no razonan‖. Al llegar a sus papeles, escribió: De ser humano El ser humano es, de muchas formas, semejante a otras cosas, pero la generalidad de los hombres se ven subyugados por impulsos que hasta hoy no había entendido bien. Es tal vez un deseo de elevarse sobre los demás, un deseo del actor de afirmarse sobre el verdadero ser, un esfuerzo del nafs contra el ruh. El asunto es mas complejo. La mayoría de los hombres creen ser en esencia su nafs, por ello a veces se les dificulta creer aunque no se percaten de ello, y buscan la seguridad de un asidero firme, algunos encuentran este asidero en ―El Corán y la suna‖ pero no se percatan que no se toman verdaderamente de la revelación, sino solo de lo que ella alcanzan a comprender, y lo que

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es peor, observando desde un ángulo que dificulta la comprensión, el ángulo de sus propias pasiones, del nafs. Pero su propio nafs les indica haber comprendido, y entonces rechazan toda posibilidad de error. Es evidente que quien rechace la posibilidad de estar equivocado, ya está en un error. La vanidad ha de hacer el resto, y entonces el hombre, que era inmóvil y pasivo como un buey que solo camina cuando es azuzado. Es azuzado por la fuerza arrolladora que han tomado sus propias pasiones, y actúa como un perro rabioso. Cree tener seguridades, cree estar en lo correcto y cree tener las pruebas de ello. Bien, ¿pero que dijeron los primeros musulmanes, los que aprendieron de Muhammad saws- y de los compañeros –Allah se complazca de ellos-, y de sus continuadores? Ibn Abu Rayab dijo que los salaf decían: ―el conocimiento del Din no consiste en memorizar una abundancia de textos, sino en saber que el conocimiento es humildad‖. Uno de ellos dijo, ―el temor de Allah –swt- es suficiente conocimiento, y ser ignorante respecto a Allah –swt-, es suficiente ignorancia‖. Y también han dicho, ―aquel que posee el conocimiento vivencial de Allah –swt- no necesariamente conoce las prescripciones de Allah –swt-.‖ Y dijo Rayab –P- : El Imam Ali dijo que la gente se divide en tres grupos: ―los sabios rectos, los estudiantes y la masa‖ Es evidente que el primer grupo es pequeño, el segundo reducido y el tercero muy amplio. Como los tres grupos están mas o menos en contacto, los miembros de la masa que siendo la mayoría son los mas brutales, atacan a los otros dos constantemente, esta es una condición trágica del hecho de ser humanos.

Lógicamente, los miembros de la masa no son consientes de que pertenecen a ella, y son por su naturaleza hostiles hacia los intelectuales, es decir hacia los otros dos grupos.

Y en fin, que los sabios y quienes los escuchan abandonen a la masa es algo muy malo, ya que aunque los individuos de esta los ataquen, si se les respondiese ignorándolos se los dejaría en su bajeza y es deber del sabio extenderles su mano con

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dulzura. El problema es que los de la masa no son dóciles, esta es su característica o serían estudiantes, y como no comprenden a los sabios, creen su deber rescatarlos del error y de ser posible, lo hacen con violencia. Como no tienen medios ni conocimiento para demostrar sus posturas, se vuelven como perros rabiosos. Pero en ellos reside, aunque dominado, el verdadero ser, el ruh también, aunque domina el nafs. Y en este asunto se debe tener cuidado, en algunos casos, quienes son considerados en el grupo de los sabios, también son personas dominadas por sus pasiones, y entre los estudiantes hay muchos que por esta razón nunca serán sabios. Los miembros de la masa, por supuesto, nunca aceptan pertenecer a ella, y sin duda me intentarán atacar por estas mismas palabras. Luego de todo esto, se puede apreciar con claridad, que aunque lógicamente los intelectuales, sean sabios o estudiantes, conforman siempre en toda época y todo lugar una minoría, y la masa una abrumadora mayoría. Y lo que los diferencia es su estado espiritual, no su grado de conocimiento, como los del grupo de los intelectuales, son capaces de controlar en mayor o menor medida sus pasiones, es su deber no responder con agresiones a las agresiones que reciban de los miembros de la masa. La prueba Ibn Hussein salió hacia una pequeña mezquita que no estaba lejos, y en su camino encontró a un joven -Maestro, -dijo el joven- ¿aún discutes con los necios? -es que aún tengo mucho de necio- dijo ibn Hussein- ¿quién eres? -soy Latif, y si me aceptas seré tu discípulo. -¿acaso crees que puedo enseñarte algo?- siguió ibn Hussein- tal vez tu me puedas enseñar a mi. -Se mi maestro entonces-dijo Latif. -seamos compañeros-respondió Hussein. -bien, así será sheij- concluyó Latif -Así será si Allah no dispone otra cosa –agregó ibn Hussein. Un día tras otro -Se hijo década instante, -dijo Hussein a ibn Hussein esa noche – no te ocupes ya en discutir con nadie, porque ya bastante hay con la disputa contigo mismo. Esa noche Hussein murió mientras dormía. Jalaludin Ibn Hussein lo sepultó al día siguiente, en el jardín junto a la casa que era un poco mezquita. Latif llegó cuando apisonaba la tierra y se preparaba para apoyar sobre la tumba una loza que la señalara. -¿A quién has sepultado? –preguntó-

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-A un sabio-dijo Jalaludin –ayúdame con esta roca. Rezaron junto con algunos que se acercaron la oración funeraria, y Jalaludin se sentó apoyando la espalda contra la pared. Latif insistió: ¿pero, quién era el muerto? -En vida fue mi padre Hussein Iurtibaki –dijo Jalaludin- pero fue también mi maestro, fue para muchos el sheij Hussein, fue el discípulo de Sheij Yamil, ahora es un buen abono para el jardín su cuerpo. -¿cómo puedes hablar de esa manera de tu propio padre?-dijo un joven de nombre Abdel Rahman que se había quedado. -En vida era mi padre, y mi sheij, ya muerto es solo un cadáver lo que he sepultado para que no huela mal –dijo Jalaludin. -¿pero es que no tienes sentimientos? –dijo Abdel Rahman. -Por supuesto los tengo, yo amé a mi padre –dijo ibn Hussein –pero no amaré carne muerta ¿tu me entiendes Latif? -creo que si –dijo Latif. -Bien, ha amanecido otro día queridos míos –dijo Hussein- y he sepultado a mis muertos. ¿Qué hay ahora? -pero tu padre…-insistió Abdel Rahman. -Mi padre ha muerto, bien –dijo Hussein- ¿acaso debería pasar el día llorando como un pagano? –respondió Jalaludin -Por supuesto que no- dijo Latif. -No –dijo Abdel Rahman -Bien entonces –concluyó ibn Hussein- prepara té Latif. Cuando Latif regresó con el té, Abdel Rahman e ibn Hussein estaban silenciosos. -Somos de cada instante –dijo Jalaludin- no importa lo que nos ha ocurrido el momento anterior, salvo en cuanto podemos aprender de ello. Si recordamos cada instante los momentos poco agradables, no podremos saborear el té. Jalaludin Pasaron algunos días, Abdel Rahman y Latif, visitaban a diario a Jalaludin para escucharlo. -Seguramente conocen ustedes el cuento de Harún Al Rachid y el jardinero, pero siempre es bueno. El Califa Harún al-Rachid estaba caminando por las afueras de la ciudad de Bagdad cuando le informaron que un viejo jardinero estaba plantando palmeras datileras. Le preguntó al viejo hombre qué estaba haciendo, a lo cual el jardinero respondió: ―Estoy plantando estas palmeras de dátiles‖. "¿Cuántos años tardarán estas palmeras en dar sus frutos?" - preguntó el Califa-. "Por lo menos 10 o 20 años, algunos de estos árboles pueden tardar 100 años en dar frutos" - explicó el jardinero -. "¿Piensas que vivirás lo suficiente para disfrutar de los frutos de estos árboles?" preguntó Harún al-Rachid

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"Yo probablemente no veré florecer estos árboles, pero todos nosotros hemos comido frutos de árboles que fueron plantados por aquellos que nos precedieron. ¿No deberíamos entonces plantar árboles para que puedan tener alimento aquellos que nos seguirán?". El Califa quedó impactado por la respuesta del Jardinero y le arrojó una bolsa con oro. El viejo hombre lo agradeció y dijo: ―Gracias a Allah, los árboles que he plantado hoy ya me han dado la primera cosecha de frutos‖. El califa se mostró tan complacido con esta respuesta que le entregó al hombre otra bolsa con oro. El viejo hombre exclamó: ―Agradezco nuevamente a Allah, los árboles generalmente dan fruto una vez al año, pero estos árboles ya me han dado dos veces frutos ―. El Califa le arrojó una tercera bolsa con oro y dándose vuelta le dijo a su sequito: ―Vayámonos de aquí rápidamente, sino este hombre nos dejará sin un centavo‖ -Nuestra tarea no es buscar el amor, sino buscar en nosotros las barreras que queriendo o no, construimos contra él. .

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