LA CONSTITUCIÓN DE 1991 Y LOS CAMBIOS EN LOS PARTIDOS POLÍTICOS TRADICIONALES (LIBERAL Y CONSERVADOR)
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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGÍA EDISSON AGUILAR TORRES CÓDIGO: 423609 LA CONSTITUCIÓN DE 1991 Y LOS CAMBIOS EN LOS PARTIDOS POLÍTICOS TRADICIONALES (LIBERAL Y CONSERVADOR) INTRODUCCIÓN Los partidos políticos son objeto de análisis desde los primeros inicios de la sociología política con Max Weber, quien en su reconocida obra póstuma, Economía y Sociedad, hace un brillante estudio sobre el surgimiento y la condición de estas organizaciones en la vida política moderna, señalando varios puntos que son de utilidad para tratar el tema de los partidos liberal y conservador en Colombia; en primer lugar se ve claramente la antesala a lo que será la formulación de la “ley de hierro” de Michels, pues dice Weber que los partidos son “formas de socialización que descansando sobre un reclutamiento(formalmente) libre, tienen como fin proporcionar poder a sus dirigentes, dentro de una asociación y otorgar por ese medio a sus miembros activos determinadas probabilidades ideales o materiales”1. Michels mantendrá la misma distinción que hace Weber entre directivos o jefes del partido y su cuadro de mando, miembros activos o militantes, y masas, siendo estas ultimas simplemente un “objeto de solicitación en época de elecciones”2. En este sentido se ven dos cosas, una, es que lo que caracteriza a los partidos es que tienen vocación de poder dentro de una asociación, en este caso el estado, y dos, que las masas de votantes son más un medio(que es utilizado estratégicamente para alcanzar este fin) que una preocupación central en las acciones políticas de dichos partidos; esto podemos enlazarlo fácilmente con lo que dice Michels sobre la nivelación del discurso entre partidos diferentes, que defienden clases o grupos particulares, como una estrategia que utilizan partidos para parecer democráticos aun cuando defienden intereses elitistas(el lo explica a propósito de los conservadores alemanes), puesto que esto les resulta necesario, si pretenden ganar una contienda electoral, en una sociedad donde existe el voto universal, y pues para comprobar esto no basta sino ver algunos discursos de candidatos a congreso o presidencia, o leer algunos de los principios programáticos y propuestas de partidos de diversa índole, y lo 1
Weber, Max (1977) Tipos de Dominación, en: Economía y Sociedad, Tomo I. México: Fondo de Cultura Económica, pp. 228. 2
Ibíd., pp. 229.
que uno encuentra que la retórica es muy similar, así sus políticas sean bastante disimiles. El desarrollo teórico de Michels sobre la oligarquía de los partidos políticos modernos, sin importar su filiación ideológica, no puede generalizarse desprevenidamente, el mismo aclaró que se trataba de un estudio sobre el partido social-demócrata alemán, pero su análisis, por tratar de forma profunda el problema de la burocratización en las organizaciones modernas, y la relación entre las masas y los partidos, siguiendo la línea que dejo planteada Weber, es susceptible de utilizarse para entender determinados aspectos de otros partidos políticos, incluyendo los colombianos, aunque haciendo la salvedad de que aquí, y en los demás países latinoamericanos, el desarrollo del estadonación se dio de forma muy diferente a Europa, y de que por lo menos en Colombia, el estado ha tenido históricamente una presencia precaria, lo cual dejo espacio para el surgimiento y consolidación de poderosas redes clientelistas, que han determinado en muchos aspectos la relación entre el pueblo, los partidos y el estado, y que sin duda modifican la estructura interna de los partidos, aunque no precisamente hacia la democratización. El análisis de cómo la constitución de 1991 afecto/modifico la estructura y el estatus de los partidos políticos tradicionales debe pasar por tres momentos, el primero, una mirada general sobre la condición de dichos partidos en años anteriores a la constitución de 1991, tomando dos fenómenos importantes, la llamada Republica Liberal, con la reforma constitucional de 1936, y el Frente Nacional y sus consecuencias, segundo, un breve análisis sobre la situación en que se da la constituyente y los cambios que está impulso en el sistema político colombiano, y por último algunas conclusiones sobre la reconfiguración del panorama político, con el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, y la reforma política de 2003. LA REPÚBLICA LIBERAL Y LA REFORMA DE 1936 Tomando como texto de referencia el tercer tomo del libro “Las ideas liberales en Colombia”3, escrito por Gerardo Molina, podemos decir varias cosas sobre el partido liberal, y la relación que intentó establecer con las “masas”, esto en relación con el problema de la representación política. En primer lugar, el partido liberal, en esa disputa sobre si el constituyente primario es la “nación”, como lo pensaba Miguel Antonio Caro, o si es el pueblo, toma partido por la segunda opción; algo que caracteriza a la república liberal, es que al menos en el plano discursivo, se empieza a hablar seriamente del pueblo como sujeto político, capaz de actuar, de decidir, tal como lo muestra el sociólogo Renan Silva en el libro República Liberal, Intelectuales y Cultura Popular4, aunque acotando que en esto también puede haber mucho de retórica electorera(el 3
Molina, Gerardo (1977) La Reforma Constitucional, en: Las Ideas Liberales en Colombia, tomo III. Bogotá: Ediciones Tercer Mundo, pp. 55-84.
toma como una de sus fuentes los discursos de Alfonso López Pumarejo), y pues eso influyo en la relación que intentó establecer el partido con ese pueblo, y en la dirección que tomo la reforma constitucional, esta según señala Molina, tiene varias características, que la hacen por lo menos formalmente, más democrática que la que formularon inicialmente Miguel Antonio Caro y Rafael Núñez. La primera cosa importante es que empieza a hablar, en el plano de la propiedad, de deberes sociales del estado y de los particulares, lo cual da pie a que el estado pueda intervenir en economía, y hacer reformas sociales que tendientes a la igualdad social(aunque solo se hablaba de protección al trabajador y racionalización de la economía), aunque como señala Molina, a esta reforma estuvieron atados muchos “compromisos previos”-para usar el termino de Elster-por que para autorizar por ejemplo, que el estado regulara la industria, por medio de leyes, se requería mayoría absoluta en las dos cámaras, pero pues ahí que entender que esta reforma estaba tratando de conciliar variados intereses, inter e intra partidistas, es decir que “envuelve el espíritu de facción”, lo cual nos recuerda la tesis de Elster en el texto Ulises Revisitado Compromisos Previos Y Constitucionalismo5, al plantear que las constituciones mas que inamovibles, son tratados de paz, acuerdos que se dan para conciliar, treguas, y pues en esa constitución se refleja el faccionalismo que existía al interior del partido liberal, pues no eran únicamente los conservadores los que acusaban de socialistas a López Pumarejo, por hablar de “función social de la propiedad”, sino también grupos al interior del partido, que claramente se creían afectados por dicha reforma, especialmente en la regulación de las expropiaciones. El segundo aspecto es que intenta dar paso a un estado laico moderno, “desmontando la república teocrática”, como dice Molina, para garantizar así la libertad de cultos y de conciencia, cosa que esta claramente enmarcada en el hecho de que ellos hablen de pueblo y no de nación, pues el pueblo puede tener diferentes creencias religiosas, por estar compuesto por una multiplicidad de actores, en cambio la nación, una generalización más bien simplista y arbitraria, era católica, apostólica y romana, y así estaba consagrado en la constitución de 1886. En la reforma de 1936, también se hace que la educación ya no este controlada por la iglesia, lo cual tiene una conexión con la relación que el partido liberal intenta establecer entre el pueblo y sus gobernantes, pues como señala Renan Silva, la dirección que tomo la educación en la República Liberal tiene dos vías, que las élites puedan aprender del pueblo(de ahí al afán 4
Silva, Renan (2005) El horizonte de la ciudadanía: cultura, educación y sociedad en la República liberal, en: Republica Liberal, Intelectuales y Cultura Popular. Bogotá: La Carreta Editores. 5
Elster, John (1998) Ulises Revisitado, en: Revista Análisis Político. Bogotá: IEPRI, pp. 62-111.
folclorista que el crítica tan fuertemente en el libro) y que a su vez las élites enseñen al pueblo a ser ciudadanos, a que ejerzan sus derechos, lo cual no solo se hacía por vía escolar, sino también usando los medios de comunicación masivos, en ese momento con el radio, a través de la radiodifusora nacional, donde había por ejemplo, programas dedicados a enseñar la estructura del estado, para que servían y como funcionaban ciertas instituciones públicas, etc., y lo que quiero señalar con esto es que se trató por lo menos de una iniciativa para fortalecer al pueblo como sujeto político(capaz de ejercer derechos y cumplir deberes), lo cual constituye sin duda un valioso intento por democratizar las relaciones entre los partidos, el estado y las masas, así en la práctica no haya tenido un gran impacto. Como señala Gerardo Molina, de la constitución de 1936, muy poco paso del papel a la realidad, yo diría que en cierta medida por que los compromisos previos fueron demasiados rígidos(siempre mayorías absolutas de las dos cámaras), y al gobierno le quedo muy difícil implementar esas reformas, aunque por supuesto el ambiente político, y la influencia de los poderes económicos, organizados en asociaciones como la APEN, también fueron un fuerte obstáculo para la aplicación de esa reforma constitucional, que por demás era bastante corta en el campo económico, especialmente en la parte agraria, y que como muy bien señalan Molina y otros autores, no atacaba el problema real del campo, que no eran tanto los baldíos, sino las zonas sembradas(problemas de crédito, vías, educación, tecnología, etc.,), aunque ni siquiera pudo cumplir sus cometidos básicos, que eran la disminución de poder social y político de los grandes poseedores de la tierra, y llevar al agro colombiano a una producción de tipo racional, propia del capitalismo, pero a pesar de esto, la reforma de 1936 constituye un momento importante para la política colombiana, pues tal vez fue el momento en que más claramente hubo coherencia entre el discurso de partido y las políticas que intento aplicar el gobierno. EL FRENTE NACIONAL Y EL PLEBISCITO DE 1957 Bien conocido es por parte de quienes estudian la política colombiana, y el conflicto armado, las complejas razones que llevaron al establecimiento del frente nacional, y por eso voy a pasar por alto el mencionarlas aquí, pero me interesa de este fenómeno, la forma en que fue avalado; como se sabe, fue en primer lugar un acuerdo entre los dirigentes de los dos partidos, liberal y conservador, mediante los pactos de Benidorm (1953) y Sitges (1957), lo interesante de esto, es que fue llevado a consulta, mediante un plebiscito(aunque podría discutirse sino fue un referendo ya que modifica la constitución), que convocó la junta militar, que reemplazo al general Rojas Pinilla, y que fue aprobado mayoritariamente6, dando paso a la alternancia de 6
4.169.294 votos por el sí, contra 206.654 por el no. Extraído del editorial del tiempo del 22 de marzo de 1991, titulada “La Reforma Del Plebiscito, 1957”.
los partidos tradicionales en el poder, que se pacto desde 1958 hasta 1974, esto tiene que ver claramente con el problema de la representación democrática, y sus limitaciones(la gente escogió fortalecer el bipartidismo y la dirección de élites de partido, además de que después de esto se aprobó que la constitución solo fuera modificada por el congreso); en este sentido puede darse un amplio debate sobre lo que fue el Frente Nacional, sociólogos tan destacados como Daniel Pecaut, lo defienden argumentando que cumplió su propósito básico, que era frenar la violencia partidista, y además, dice el, no era tan cerrado como otros sistemas políticos latinoamericanos(dictaduras de Argentina y Chile), y había grupos de oposición establecidos, como el MRL y la Anapo. Sobre ese tema habría que decir varias cosas, en primer lugar, el sistema de representación política moderna tiene varias características que lo hacen excluyente, una, la “oligarquía de los partidos” de la que hablaba Michels(y que en Colombia se da a la par del clientelismo), dos, la misma estructura de lo que Weber llamo la “representación libre” y que define como una situación en la que “el representante, por regla general “elegido” no está sujeto a instrucción alguna, sino que es señor de su propia conducta”7, palabras más palabras menos, el mismo Weber dice que el representante es señor de sus electores y no su servidor, y pues ese es el modelo que se constituyó en el occidente moderno, y que tiene su ejemplo más claro en el sistema parlamentario, ahora bien, si a esa condición de los sistemas políticos modernos, le sumamos que la repartición de cuotas burocráticas fue el principal acuerdo al que se llegó en este periodo, que los partidos liberal y conservador han basado durante una buena parte de su historia su poder en el clientelismo local y regional, podemos decir sin duda que en el frente nacional las demás opciones políticas estaban prácticamente excluidas, así formalmente se pudieran constituir grupos de oposición, y que las masas solamente cumplían el papel de “objetos de solicitación” en época de elecciones, pues en este periodo lo único que se podría acercar a la democracia participativa, fue el plebiscito de 1957, mediante el cual se instalo el Frente Nacional, y si bien se frenó la violencia partidista, fue precisamente en este periodo que empezó el surgimiento de otras formas de violencia, empezando por grupos guerrilleros como las Farc, y otras guerrillas que surgieron durante el periodo posterior, conocido también como frente nacional ampliado, que va hasta 1986. Un segundo aspecto de análisis sobre las consecuencias del Frente Nacional es los cambios que produjo en la estructura y estatus de los partidos políticos en Colombia, y para esto debemos señalar que no se puede considerar a los partidos políticos como una unidad total, sino como una agrupación divisiones internas, que pueden ser tendencias, fracciones o facciones, las primeras son “conjunto estable de actitudes que se expresan en orientaciones ideológicas 7
Weber, Max. Op. Cit. 238.
y/o programáticas con diversos grados de cohesión y de estabilidad en el tiempo”, las segundas son “unidades subpartidistas cohesionadas y organizadas, con cierto grado de estabilidad en el tiempo, que realizan sus propios eventos, buscan recursos para si mismas, y no tanto para el partido y guardan una relación con el partido a manera de grupos cuasi-soberanos”, y las terceras como “grupos de poder que carecen de organización o esta es muy endeble, son más coyunturales y dependen totalmente de liderazgos personalistas”8. Tener cuenta estas delimitaciones conceptuales ayuda a entender las características de los partidos colombianos, pues después del Frente Nacional y hasta 1986(frente nacional ampliado), lo que caracterizó a los partidos liberal y conservador fue “una dinámica con base en grandes fracciones nacionales que articulan a las facciones sub-nacionales”9, lo cual es básicamente una estructura piramidal, que va de los grandes lideres de los partidos, que por lo general son expresidentes(de ahí que las fracciones sean Llerismo, Lopismo, Turbayismo, etc.), a los subjefes en el plano local, que a través del clientelismo también manejan sus propios caudales políticos, bajo la etiqueta del partido, pero que tienden a autonomizarse, si esto les favorece en el plano electoral, lo cual lleva cada vez a una mayor desagregación de los partidos; esto puede explicarse por varias cosas, entre ellas la falta de controles sobre los miembros de los mismos para evitar el surgimiento de pequeñas organizaciones de carácter personalista, tales como elementos de disciplina de partido, lo cual tiene que ver con la baja institucionalización de las reglas del juego político(que fue insuficiente en la constitución de 1991 y también en la reforma de 2003) y con las características del clientelismo que siempre producen competencia entre facciones, y entre nuevos jefes y “caciques tradicionales”, es decir, que en el periodo de los setenta y ochenta lo que caracteriza a los partidos colombianos es esa doble vía entre fracciones nacionales, que dirige un líder fuerte a nivel nacional, que por lo general agrupa a una parte importante de congresistas, y de políticos a nivel departamental y local(creando una estructura piramidal de lealtades; esquema clientelista), y facciones subnacionales, que son maquinarias políticas, que están dirigidas por un “patrón” o “cacique”, que maneja una red clientelista, con sus sub-jefes y clientes, que por lo general tienen un alto grado de autonomía con respecto al cuadro central del partido, pero que se beneficia del prestigio(y los votos) que conlleva pertenecer a el; esto produce una situación interesante, que supera el marco teórico ofrecido por Michels, por un lado se fortalecen los liderazgos de élite en el cuadro central del partido, y por otro se subdivide en pequeños grupos semi-autonomos, que a su vez reproducen la estructura piramidal en el 8
Duque Daza, Javier (2006) Partidos Divididos, dirigencia fragmentada. Los partidos liberal y conservador colombianos 1974-2006, en: Revista de Ciencias Sociales Convergencia, núm. 41. México: UAEM, pp. 175. 9
Ibíd., pp. 177.
nivel local, es decir, que esta división de poder en los partidos, no conlleva a una democratización de los mismos, sino al fortalecimiento de una estructura de poder vertical, en el cual los votantes son clientes, y no sujetos políticos capaces de influir en las decisiones políticas que toman sus “representantes”. LA CONSTITUCIÓN DE 1991 Y LA TRANSFORMACIÓN DEL PANORAMA POLÍTICO La revista Análisis Político dedico varios artículos a lo que se denomino la “supercrisis”, especialmente en su número 08 de 1989, donde se cuestionaba entre otras cosas la reforma constitucional que quiso hacer Barco, y su declaratoria de guerra contra el narcotráfico, menciono esto, por que es en este contexto que se enmarca la constituyente de 1991; durante finales de los setenta y la década de los ochenta la violencia creció de forma alarmante, debido en buena parte al auge del narcotráfico, tal como lo señala Pecaut en Presente, pasado y futuro de la violencia en Colombia, denominándolo un “disparador” de violencia y de una cantidad de delitos, incluyendo los que tienen que ver con corrupción política, el sistema político sufría una fuerte crisis de legitimidad, reconocida por intelectuales y juristas, por razones que también señala Pecaut cuando dice “No son solamente las estructuras políticas las que se desploman: es la política la que deja de poder ejercer su función instituyente, es la "sociedad civil" la que es reducida a no ser sino una sociedad civil en armas, es la "puesta en sentido" de lo social la que es bruscamente interrumpida”10, haciendo referencia a las causas del elevado abstencionismo político en las elecciones anteriores a la constituyente, entre ellas la elevada fragmentación de la política, el clientelismo y la descentralización(en 1988 empieza la elección popular de alcaldes), y no solo estas, sino también como causa de la recrudecida violencia, que como el dice, estaba “un poco en todas partes”, y que lleva a que la gente pierda los puntos de referencia políticos, es decir, al desencanto con los partidos tradicionales, y con la política en general, dicho simplemente por el mismo, “donde la violencia reina, la política tiende a perder toda pertinencia”, lo que a su vez hace que el estatus de los partidos decaiga, pero paradójicamente esto no afecta su posición de poder(en este periodo liberales y conservadores siguen siendo prácticamente los únicos partidos en Colombia, y se siguen turnando la presidencia, y acaparando la mayoría de votos en el congreso). En este marco de narcotráfico, violencia, crisis de legitimidad, fragmentación política, y crisis económica (aunque no tan fuerte como la de otros países latinoamericanos, gracias en buena parte al narcotráfico, según señala Pecaut), -y a esto súmesele el asesinato de Luis Carlos Galán, Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro(en un país donde los grupos armados y el narcotráfico deciden las elecciones asesinando a los candidatos a la 10
Pecaut, Daniel (1997) Presente, Pasado y Futuro de la Violencia en Colombia, en: Revista Análisis Político. Bogotá: IEPRI, pp. 39.
presidencia, puede haber todo menos legitimidad)-es que se da en primer lugar la iniciativa de reforma constitucional de Barco y luego el proceso que termina con la constituyente, entonces para analizar como esta afecto a los partidos políticos tradicionales, vamos a mirar primero algunos aspectos sobre la constituyente, y luego como la reforma constitucional modifico la estructura de los partidos, con una creciente tendencia a la fragmentación y faccionalización, e iniciando con la presidencia de Uribe, un periodo en el que el panorama político se reestructura por completo, y los partidos tradicionales pierden su hegemonía. La constituyente de 1991 tiene características particulares que merecen ser analizadas, entre estas, que a diferencia del plebiscito de 1957 que fue convocado por la junta militar, y en el cual se estableció un fuerte “compromiso previo”, mediante el cual solo el congreso quedaba en adelante facultado para modificar la constitución, en la de 1991, como señala Hernando Valencia Villa, en su artículo El Constituyente de 1990 y la Constituyente de 1991, en esta el pueblo se convoca a sí mismo y la corte sanciona favorablemente, la voluntad del poder constituyente, haciendo uso de eso que Valencia Villa, llama la interpretación sociológica o contextual, en contraposición a la interpretación exegética, que está más asociada al positivismo jurídico(Kelsen), y teniendo en cuenta que las constituciones no son simplemente normas abstractas, que también son políticas, y que pueden influir en el desarrollo político y social de un país; el autor pone en su texto la declaración de mediante la cual la corte da vía libre a la constituyente, en la cual ellos dicen que no van a obstaculizar el camino hacia la paz, ya que consideran que la constitución puede ser un primer paso para alcanzar ese objetivo, en esto también se puede ver la influencia de la teoría política moderna(Bobbio, Elster), que considera la constitución como un tratado de paz, en el marco conflictivo que es la política de cualquier país, y este criterio aplica especialmente para Colombia, y para países con un conflicto armado de intensidad similar. Fueron varios los cambios que se operaron con la descentralización, que podría fecharse en 1988 con la elección popular de alcaldes, y que concretó la constitución de 1991. En primer lugar se redimensiona lo local y lo departamental con la elección de alcaldes y gobernadores, lo cual libera cargos públicos del control de las directivas nacionales de los partidos, permitiendo y propiciando, que sean los jefes locales, sus sub-jefes y tenientes(los que realizan el trabajo operativo), los que influyan en estas elecciones, y que se pierda esa negociación que existía antes entre los grandes líderes nacionales y los locales, para las designaciones, y que fortalecían los lazos entre el nivel nacional y subnacional de los partidos. Antes de seguir con los cambios propiciados por la constitución de 1991, es importante decir que el narcotráfico además de las cosas mencionadas anteriormente, también contribuye con sus recursos a “bajar las barreras de entrada a la política, propiciando nuevos liderazgos, con rápida movilidad ascendente y resultados a corto plazo”, o sea,
que a los recursos tradicionales del clientelismo, que por lo general son apropiados del presupuesto público, se le suman los enormes caudales del dinero del narcotráfico, que permitieron que por ejemplo, Pablo Escobar fuera elegido senador(suplente, pero senador al fin y al cabo), y que la fragmentación de los partidos tradicionales fuera imparable. Otros cambios importantes con la constitución de 1991 son los siguientes(todos apuntan a fragmentación y crisis de los partidos tradicionales, cosa de la que intentaré dar una valoración al final), uno, se impide la acumulación de mandatos, es decir, una sola persona no puede ser diputado departamental y a la vez concejal, lo cual crea otros espacios para que la competencia electoral se amplíe, dos, se separan las elecciones regionales de las nacionales, con lo cual los congresistas ya no pueden amarrar sus votos, consiguiendo al mismo tiempo votos de congreso para ellos y votos en departamentos y municipios para los jefes de las redes clientelistas, esto se elimina, lo cual lleva a que los jefes regionales y locales se independicen más de la dirección del partido, tres, se introduce la circunscripción nacional, con lo cual pequeños movimientos que antes de 1991 no tenían ninguna opción, pueden aspirar a obtener escaños, y cuarto, se introduce, aunque de forma incompleta y tal vez mal planteada, el problema de la financiación de los partidos políticos, disponiendo que el gobierno financiaría las campañas, según la cantidad de votos obtenidos, lo cual tiene consecuencias difusas, por un lado incentiva la presentación de candidatos independientes, lo cual puede ser una fuente de renovación de la política, pero por otro, puede dar lugar a nuevas redes clientelistas, además de que no resuelve dos problemas centrales, los limites a la financiación de los partidos(volveremos adelante sobre la reforma política de 2003) y la financiación de los partidos cuando no están en campaña, es decir, en su funcionamiento cotidiano, y pues ante la ausencia de financiamiento estatal para fortalecer los partidos, y limitada únicamente a la coyuntura electoral, la persistencia de las redes clientelistas y el narcotráfico, el financiamiento de los partidos se convierte en el talón de Aquiles de la constitución de 1991(demostrado con el proceso 8000 y la parapolítica). La constitución de 1991 sin duda modificó el panorama político, en dos sentidos, uno hasta el momento casi en su totalidad discursivo y el otro con efectos muy prácticos. El primero es la democracia participativa a través de diferentes mecanismos establecidos en el titulo IV de la constitución, incluyendo la revocatoria del mandato (mal utilizado o mal planeado por que hasta el momento no ha triunfado ninguna iniciativa) y el fortalecimiento organizaciones de base y movimientos sociales para que puedan ampliar su participación, tal como se señala en el artículo 103, y que ha posibilitado cosas como la elaboración “democrática” de los planes de desarrollo locales(cabe mencionar que los mecanismos de participación ciudadana fueron reglamentados hasta 1994), además de la posibilidad de elaborar consultas internas, en un intento por democratizar los partidos, ahora bien, los resultados
de esta reforma son incipientes, y no hace falta más que ver los escándalos por compra de votos en las recientes elecciones, para ver que una constitución por democrática que sea, por si sola, no resuelve nada, que hace falta que el estado tenga la disposición y la fuerza para aplicar las reformas en ella contenidas(un poco en el sentido de la crítica que hacia Schmitt a la constitución de Weimar), y no garantiza que la representación política no sea tan elitista, es decir, que las masas pasen de ser “objetos de solicitación”, a ser sujetos políticos, que cumplan deberes y a los cuales se les garanticen sus derechos. El segundo cambio que propició la constitución fue una transformación muy importante de la estructura de los partidos tradicionales, y de sus opciones de poder, algunos de los cuales ya señalamos, pero con el fin de concretar podemos decir varias cosas, varios dirigentes regionales, que lograron escaños en el congreso, se insertan en la dirección nacional del partido, o en los cargos públicos ofrecidos por el ejecutivo (ministerios por ej.), es decir, que la tradicional élite de los partidos es desplazada poco a poco, así mismo, la falta de control sobre los movimientos que surgen al interior de los partidos, hace que surjan partidos dentro de partidos(esto ya venía de antes pero se hace más fuerte en este periodo), que tienen su propia personería jurídica, redes clientelistas, financiación, y que igual siguen bajo la etiqueta del partido tradicional(Movimiento Nacional Progresista, Movimiento Nueva Colombia, etc., con Uribe en 2002 se amplían por montones), lo cual equivale a una doble militancia que la constitución, hasta la reforma política de 2003, no sanciona; es decir que los grandes partidos de antaño, divididos en tres o cuatro fracciones, que bien o mal controlaban a sus redes departamentales y locales, se convierten en una etiqueta bajo la cual se agrupan una cantidad de grupúsculos con personería jurídica, que tienen sus propios intereses y financiación, y que fácilmente pueden independizarse, pues sus bases locales son manejadas por ellos, sin necesidad de depender del partido, aunque no se separan de el, pues a pesar de todo, pertenecer a un partido como el liberal o el conservador sigue siendo un símbolo de prestigio, o bueno, eso se mantuvo así, hasta que Uribe presentó su candidatura como disidente del partido liberal, y muchos de los movimientos de este partido se separaron y se unieron en el respaldo a su candidatura, entre los cuales tenemos a Cambio Radical, Colombia Siempre, Voluntad Popular y Movimiento sin Corrupción Colombia, que después terminaron agrupados bajo el nombre de Cambio Radical, además de Alternativa de Avanzada Social(unido con Equipo Colombia), entre otros, y del partido conservador Equipo Colombia, Movimiento Nacional y Conservatismo Independiente. Es de notar que Uribe se lanzó en 2002 por un movimiento llamado Primero Colombia, que fue el que avalo su candidatura, y que no tuvo ninguna actividad política hasta las elecciones de 2006(no tenía militantes ni representación en congreso).
Con la constitución de 1991 se abren varios caminos, en el sistema político, con consecuencias ambiguas, en primer lugar se puede decir que contribuye a la ruptura de la hegemonía del bipartidismo (descentralización que es uno de los factores que permite la aparición de múltiples movimientos que después se independizan), que fue la estructura organizativa de nuestro sistema político hasta hace muy poco, aunque todavía no desaparece del todo, transforma muchas reglas de juego, que minan la estabilidad de la estructura piramidal fija que existía en la década de los setenta y ochenta, con el liderazgo de las fracciones partidistas por parte de expresidentes y lideres fuertes, y que posibilitan la creación de múltiples movimientos-es decir, el aumento del fraccionalismo y el faccionalismo-que pueden actuar de forma independiente al partido, no regula adecuadamente la financiación y la doble militancia, lo que también contribuye al fraccionamiento de los partidos tradicionales, incluye reformas democráticas que no son implementadas completamente, por la debilidad y precariedad del estado, y su consecuencia directa que es el clientelismo, que es la forma en que se siguen articulando en Colombia el pueblo y el estado; es decir que son otros, y no el estado, los que en buena medida cumplen las funciones de este, en un contexto así una mejora del sistema de representación, y el inicio de una democracia participativa son muy difíciles de crear, por más buenas intenciones que tuvieran los constituyentes. Uno podría decir, sino conociera un poco la situación colombiana, que la multiplicación de movimientos desligados de los partidos, es una muestra de democratización, celebrando tal vez la ruptura del bipartidismo, pero lo que podemos ver es que estos movimientos, que se hacen llamar partidos, no lo son, que son simplemente empresas electorales, asociaciones de intereses a corto plazo, para obtener cuotas burocráticas, contratos y demás prebendas, o para usar el termino de Weber, “partidos de patronazgo”, que funcionan con los mismos criterios de interés a corto plazo de los partidos tradicionales, que si se separaron fue por que lograron la autonomía suficiente para manejar sus propias redes políticas, y no por que pretendan ser una alternativa renovadora de la política colombiana. Ahora bien, aunque la circunscripción nacional ha sido cuestionada por muchos, tiene un elemento interesante, y es que pequeños movimientos, que no necesariamente están ligados a las maquinarias electores, pueden llegar a obtener escaños en el congreso, y esto es sano para una democracia, siempre y cuando existan reglas claras, y mecanismos para hacerlas cumplir, en el sentido de que existan garantías de la seriedad y de la financiación de los partidos o movimientos que presenten candidatos, en este sentido la reforma de 2003 tiene elementos interesantes, aunque se queda corta en la financiación y las sanciones a congresistas que tengan alianzas con grupos al margen de la ley(por presiones de los partidos que tenían miembros involucrados y no les convenía hacer una reforma más profunda).
Esta reforma prohíbe la doble militancia, es decir que los movimientos que actuaban de forma independiente, pero igual mantenían la etiqueta del partido, están forzados o a desaparecer, o a separarse completamente, se establece un umbral mínimo del 2%(sigue la discusión sobre si debiera ser más alto), se establecen las listas únicas por partido, en lugar de los múltiples avales que existían antes; esta reforma beneficia por mucho a los movimientos que se separaron y apoyaron a Uribe, y que se constituyeron en “partidos”(formalmente), pero también pone una claridad en cuanto a la disciplina de partido, aunque el transfuguismo sigue siendo un fenómeno importante, además de eso, como ya mencionábamos, las regulaciones sobre financiación siguen siendo insuficientes(se vio en estas elecciones), y hace falta todavía una legislación clara sobre los nexos entre congresistas y grupos ilegales, por que mientras la política siga siendo financiada y apoyada por estos grupos, será muy complicado que los anhelos participativos de la constitución se hagan realidad, pero pues esto ya es un problema más complejo, que sobrepasa la misma regulación sobre financiación, y apunta a problemas que los constitucionalistas tenían en mente, como el enorme poder del narcotráfico, el fortalecimiento y presencia del estado(no solo en lo militar, sino en lo institucional), las inequidades sociales y la garantía de derechos a la población, para lo cual todavía se ve un camino largo, y bastante difícil. A modo de conclusión, los partidos tradicionales no están acabados, pero han perdido la hegemonía que solían tener, nuevos movimientos de dudoso origen y financiación, y de estabilidad precaria, han adquirido un enorme poder, y en este marco apareció un “líder carismático”, que contribuyo aun más, a difuminar los partidos tradicionales,(en lugar de la democratización de los partidos, el líder carismático de Michels); pero también hay cosas interesantes que han sucedido desde 1991, un partido de izquierda, agrupo a una cantidad de movimientos de esta corriente política, llegando a obtener resultados importantes(dos alcaldías de Bogotá, y segundo lugar en las pasadas elecciones), hicieron su aparición los anti-políticos como Mockus, y pues en últimas el resquebrajamiento del bipartidismo, a largo plazo, puede tener efectos positivos, si se dan las condiciones para que partidos democratizados, estables, con una ideología clara, hagan su aparición en el plano nacional.
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