La Comunicación en La Teoría General de Sistemas Sociales

September 21, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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La comunicación en la Teoría General de Sistemas Sociales Por Julio César Ortega López En este trabajo se hace un análisis descriptivo de los fundamentos teóricos de la Teoría General de Sistemas Sociales (TGSS) propuesta por el sociólogo alemán Niklas Luhmann, destacando el papel de la comunicación como concepto central. Para ello, el texto ha sido clasificado en cuatro apartados: En el primero, se describe brevemente el panorama sociológico en el que surge la teoría de Niklas Luhmann así como las razones por las cuales la centralidad del concepto de comunicación en la TGSS devino en una refundación conceptual de la disciplina sociológica. En el apartado número dos, se hace un recuento de los fundamentos contextuales y teóricos que integran la definición sociológica del modelo sintético de comunicación propuesto por el sociólogo alemán. En el tercero, se dilucida qué es la sociedad vista desde la teoría luhmanniana con el fin de demostrar que la comunicación es la única operación que produce (y reproduce) al sistema. En el apartado cuatro, se responde la cuestión de cómo se torna posible la comunicación por los medios de comunicación simbólicamente generalizados y se otorgan dos conclusiones para responder cómo es  posible el orden social de acuerdo a la TGSS de Luhmann.

1.  Sobre la centralidad de la comunicación en la TGSS dentro del panorama sociológico de su época El contexto disciplinario en que Niklas Luhmann propuso su Teoría General de los Sistemas Sociales no pareció en principio el más adecuado para acoger una empresa de su envergadura. La sociología, hasta entonces, se categorizaba con base en sus teóricos y  pensadores más importantes en tres bloques concretos: los fundadores de la disciplina como Marx y Weber, los clásicos de segunda generación como Parsons o Goffman, y autores consagrados del siglo XX como Pierre Bourdieu y Anthony Giddens.  No es raro que la candidatura de Luhmann a formar parte del canon sociológico resultase polémica. Por principio de cuentas, su teoría rompía con la tradición humanista en torno de la cual aquellos autores consagrados habían formulado sus propias ideas sobre el orden social, es decir, cómo era posible la emergencia de sistemas entre los hombres. Cabe decir que las reacciones a dicha forma de disentimiento con el humanismo atrajo el repudio

 

de ciertas escuelas de la sociología que vieron en la teoría de Luhmann un decidido conservadurismo. A decir verdad, la ruptura con dicha tradición imperante centrada en el ser humano

 provino de una reconsideración de orden filosófico y teorético cuya premisa es que “la sociología tiene como objeto de estudio a la sociedad y la sociedad es, ni más ni menos, el

sistema social que comprende todas las comunicaciones” (Galindo Monteagudo, 2007, p. XXVII).  Ahora bien, observar la sociedad como este conjunto de comunicaciones requiere hablar de aquellas comunicaciones estrictamente científicas. De este modo la teoría de

sistemas luhmanniana afirma que “el ser humano se encuentra en el entorno del sistema social. ¿Por qué? Porque para poder observar algo esta teoría busca operaciones que constituyan sistemas y el ser humano no puede ser concebido como una operación” (Ídem,  p. XXVIII).  Evidentemente, Luhmann propone el desplazamiento del ser humano del centro de la teoría sociológica. No obstante, su reubicación en un emplazamiento tangencial no le despoja de papel en el sistema de comunicaciones. De acuerdo a Galindo Monteagudo (2007), Luhmann convierte al hombre en condición de posibilidad de la sociedad: si la noción de entidad resulta inadecuada en el panorama de la observación sistémica, y el hombre, por tanto, no puede ser entidad, entonces habremos de examinarlo como conjunto de sistemas y, más importante, reivindicar su papel merced a su conciencia o, dicho de otro modo, reivindicarlo como un sistema psíquico cuyo acoplamiento con el sistema de comunicación ha producido logros importantes para ambos sistemas, entre ellos el lenguaje. De lo anterior se desprende, por supuesto, que el lenguaje de ningún modo posibilita la existencia de operaciones estrictamente sociales en tanto exista como conciencia: “los  pensamientos permanecen irremediablemente en la red operativa de la conciencia y en el momento que se comunican dejan de ser pensamientos para convertirse en elementos del

sistema social” (Ídem, p. XXX).  Mediante esta reconceptualización de la disciplina sociológica se resuelve de modo determinante cuáles son las observaciones que hace la sociología y de qué unidades de

estudio. Concluye Galindo Monteagudo (2007) a respecto de ello: “Para la teoría de sistemas la labor de la sociología no radica en la observación de las acciones de los actores

 

(observación de primer orden), sino en la observación de las comunicaciones de los observadores sociales (observación de segundo orden) (p. XXXI). XXX I).

2.  De la definición sociológica de comunicación: fundamentos contextuales y teóricos del modelo sintético luhmanniano La reformulación filosófica, epistemológica y teórica de la sociología propuesta por Niklas Luhmann sitúa su punto de partida en las críticas del alemán a las tradiciones canónicas del

campo sociológico, entre ellas el “giro lingüístico”, y cuyos desiertos teoréticos hacían a un tiempo necesaria la introducción y el ulterior desplazamiento de conceptos que satisficieran las carencias de cada disciplina en el contexto científico y social de la segunda segunda mitad del siglo XX. La comunicación, que se convertiría en el núcleo de la teoría lumahniana de la sociedad con su asunción hasta 1984, había sido desplazada del centro de atención de la disciplina sociológica. Dice Pinguoli (2013): Los intereses 'generales' de la disciplina la subsumieron bajo categorías y  problemas entendidos como 'mayores' [...] Así, hallamos dos modelos clásicos de subsunción sociológica de la comunicación: El primero de ellos es el modelo individualista modelo individualista que tiende a reducirla a la formulación de enunciados [...] con fines instrumentales o intencionados. El segundo modelo es holista, que la entiende como uno de los medios a través de los cuales se transmiten transparentemente determinaciones sociales... (p. 61). Si bien la crisis en que se hallaba la sociología permitió que se hicieran reconsideraciones a los citados modelos de subsunción, la atención de sus críticos tomó un nuevo curso al encausar la discusión hacia el lenguaje y determinarlo como el operador de la realidad

social. “De esto se desprendió una perspectiva sobre la comunicación, la que queda regida  por los principios de d e la constitución y de la estructuración lingüística, y así es enfocada por el giro lingüístico como un conjunto de prácticas y circulaciones discursivas que organizan

y reproducen la estructura social” (Ibídem). Luhmann, no obstante, ya había opinado en contra de las tres perspectivas: en relación a los modelos de subsunción, le parecía que el individualista no explicaba de manera satisfactoria la existencia de lo social a partir de la unilateralidad de la conciencia de un actor; por su parte, el colectivista quedó descartado por la imposibilidad de que la comunicación funcionase como conducto de significados absolutos, “transferidos”, y “le

 

contrapuso la tesis de que la comunicación produce, 'actualiza', sentido de un modo específico en y por el hacer entre hombres” (Pinguoli, 2013, p. 62). En lo que referente al

“giro lingüístico”, postulaba t res objeciones: a) que generaba equívocos en la definición de sus objetos por cuanto el lenguaje puede ser empleado por los sistemas psíquicos de modo que no es exclusivamente social; b) que el lenguaje no es capaz de ordenarse ni de crear sus  propios elementos por lo que no constituye un sistema clausurado; c) determina a la comunicación por su finalidad (telos (telos)) de entendimiento, constriñendo su validez social a una intersubjetividad de acuerdos no necesarios nec esarios para el proceso comunicativo sintético. Las limitaciones de la tradición sociológica en su abordaje de la comunicación como concepto propio de la disciplina llevó a Luhmann a entablar diálogos e intercambios de ideas con dos tradiciones no-sociológicas encabezadas por la Escuela de Palo Alto, en California, y la teoría teoría clásica de la información de Shannon y Weaver.

De la Escuela de Palo Alto, tomó en principio la noción de la “situación de imposible de no-comunicación” de Paul Watzlawick “por la cual ponderó la situación por sobre   la acción y enfatizó el peso de la situación de la doble contingencia para la selección de la

comunicación” (Ibídem); también, Luhmann se interesó por dilucidar los distintos planos en que se lleva a cabo la comunicación, propuesta de Jürgen Ruesch y Gregory Bateson,

que formula que “la comunicación no es solo un proceso informativo sino también un  proceso de d e coordinación de acciones, y distinguieron la comunicación de una información (el mensaje) [...] de la conducta pragmática mediante la cual es enuncia do dicho mensaje” (Ibídem) de modo que estableció una relación entre producción de información y la coordinación de acciones en un esquema interaccional/mutualista. Luhmann también evaluó la necesidad de rechazar el modelo colectivista de subsunción mediante el influjo de Donald MacKay, quien decía que la comunicación reduce la complejidad al hacer una selección y una distinción entre el sentido y la

información, ergo, desechar la tesis “transmisionista”; y el de Gordon Pask, quien asumía la emergencia de expectativas mutualistas. Sobre el efecto que tuvieron esos modelos de comunicación en Luhmann, dice Pinguoli (2013): Con esta recepción Luhmann deslindó al concepto sociológico de comunicación de la ontología, pues lo definió como un acontecimiento contingente [cuya] especificidad es reducir complejidad mediante una selección de sentido compleja, para cuya constitución es necesario el

 

concurso y la coordinación de al menos dos acciones en el marco de expectativas de acción (condición que la vuelve necesariamente social), y cuya unidad de la diferencia entre sentido e información la vuelve irreductible (pp. 62-63). A poco de elevar a la comunicación a categoría fundamental de la sociología a través de su tesis del modelo sintético, Luhmann aún abrevó del modelo informacional clásico (nosociológico) desarrollado por Shannon y Weaver en el campo de la ingeniera

telecomunicativa: el MIC o “teoría matemática de la comunicación”. Dicho MIC funcionaba como un sistema de funcionamiento lineal organizado del siguiente modo: una fuente, un mensaje, un canal y un receptor. Algunos de los fundamentos esenciales de este modelo son: a) la selección del mensaje que se remite por una fuente; b) la codificación del mensaje para su transferencia por medio del canal; c) el paso del receptor a transmisor invertido; d) la existencia de entropía en el entorno del canal, para la cual Shannon demostraba que el uso de la redundancia de la señal ofrecía solución. Una vez más, Luhmann añadió estos elementos a su teoría, pero no sin antes enfocarlos bajo la lente sociológica, criticando al MIC desde la perspectiva emergentista del sentido, operando variaciones en sus tres materiales fundamentales (emisión, recepción, mensaje) y reformulándolos para la creación de su modelo sintético: “En el modelo sintético hay síntesis de tres selecciones: la selección de  Mitteilung (variación sobre el concepto de emisión), la selección de Vertehen (variación sobre el concepto de recepción) y la selección de información (variación sobre el concepto de mensaje)” (Ídem, p. 67). En lo que concierne a las objeciones de Luhmann al MIC, se procederá a condensar los puntos clave para no rebasar la pretensión de brevedad de esta reseña: 1) La objeción que tiene un papel decisivo en la reformulación del MIC es la crisis del modelo lineal. La introducción de la doble contingencia solucionó gran parte de los reparos que Luhmann tenía con el MIC puesto que éste se apoyaba en la transmisión transmisión,, un funcionamiento esencialmente teleológico, además de supeditarse a una ontología de la

unilateralidad. Dice Pinguoli (2013): “Por una parte, las condiciones de la doble contingencia impiden que la comunicación pueda organizarse como 'diálogo interior' [...] el ego   no puede ser un alter ego de sí mismo. Por otra parte, la síntesis [de la comunicación] ego no emerge como 'transmisión', sino como unidad social de coordinación doble-contingente

de selecciones” (p. 67).

 

 

2) Otra objeción importante que hace Luhmann al MIC es la omisión de la

recursividad como elemento que puede explicar la circularidad del proceso de

comunicación, así como su capacidad para organizar “procesos y estructuras autorreferidas en el nivel de los elementos a lo largo del tiempo. Esta red de comunicaciones recursivamente enlazadas es el soporte fundamental del concepto de autopoiesis de los

sistemas sociales” (Ídem, p. 68). También la recursividad explica la generación de expectativas comunicativas y, en el tiempo, formar estructura. Tras una profunda reflexión para operar sobre las variaciones y ajustes del MIC, Luhmann concluyó su definición de la comunicación con todos sus acentos sociológicos definiéndola como una síntesis de tres selecciones: Información, emisión (posteriormente y

en otras traducciones “Dar -a-a-conocer”), comprensión. La operación, proceso comunicativo luhmaniano, ocurre del siguiente modo: un emisor -alter- alter-   hace una selección de información (reduciendo la entropía) y selecciona una modalidad de emisión (no necesariamente oral) para ser observado por un receptor -ego- ego- que habrá de hacer una distinción entre ésta y su decodificación de la información, es decir, cuando el receptor distingue que se le está haciendo una oferta comunicativa y responde, cuando actúa la comprensión.. comprensión

3.  ¿Qué es la sociedad de acuerdo a Luhmann?: de la comunicación como única operación que produce (y reproduce) al sistema En el primer apartado se habló de las conclusiones a que llegó Luhmann sobre cuál era la unidad de estudio de la sociología en el contexto disciplinario de su época. Su razonamiento era que la sociología debía dedicarse a observar las comunicaciones, es decir, aquellas operaciones que logran constituir sistemas. También se mencionó de paso del rompimiento de Luhmann con la tradición humanista que dominaba las teorías sociales consagradas por los padres fundadores de la sociología y que de algún modo habían  preservado su vigencia hasta bien entrado el siglo XX. Otro punto central fue el viraje operado por Luhmann en la comunicación, que había pasado de un modelo lineal nosociológico a un modelo sintético decididamente sociológico. Pero poco se han descrito las herramientas teóricas que utilizó el sociólogo alemán para llegar a su concepción de

sociedad y cómo se insertan en ella los conceptos de “comunicación y “sistema”.

 

 

De entrada, Luhmann sabía que arrostraba una empresa científica fundamentalmente,

o mejor dicho epistemológicamente, anquilosada por las vetas históricas de la disciplina que apuntalaban casi siempre tres aspectos formales que no podían eludirse a la hora de definir la sociedad: la sociedad: el humanismo como punto de fuga de la socialización, la territorialidad como presupuesto de una pluralidad de sociedades y la propia teoría del conocimiento que  privaba a la sociedad de construir co nstruir su propio concepto desde el interior de la sociedad, o sea,

autológicamente. Estos “obstacles épistémologiques”, épistémologiques”, como los concibió el epistemólogo francés Gaston Bachelard son “elementos psicológicos que impiden o dificultan el aprendizaje de conceptos revolucionarios al interior de las ciencias [que] se presentan en

todos los sujetos que se enfrentan a nuevas realidades” (CITA ELECTRONICA). Al superar el humanismo, Luhmann había logrado dos cosas: identificar la comunicación como la única operación estrictamente social y hacer una definición sociológica de la misma. Pero al superar la territorialidad, Luhmann despejaba algunas dificultades que concernían al diseño de la teoría: por un lado, sorteaba las consideraciones de orden  político o ideológico que permeaban el concepto de sociedad y que, en consecuencia, obstaculizaban su diferenciación diferenciación de  de aquellas; por otro, su uso de componente por contraste en la diferenciación  clásica del Estado-Sociedad. El uso de cursivas no es superfluo: para diferenciación clásica llegar al concepto de sociedad (o sistema social), el sociólogo alemán parte del concepto de sistema como una distinción distinción.. Dice Luhmann (1998): Por sistema no entendemos un particular tipo de objetos, sino una  particular distinción: a saber, la distinción entre sistema y entorno […] Un sistema es el la interior forma de distinción, por lo que tiene dos caras: sistema (como deuna la forma) y el entorno (como el exterior de el la forma). Sólo las dos caras juntas constituyen la distinción, la forma, el concepto (p. 54). Superados los dos primeros obstáculos epistemológicos, quedaba resolver otro problema de distinción al interior de la teoría del conocimiento dominante: la del sujeto del objeto como realidades separadas. El argumento que usó Luhmann (1998) para impugnar dicha

aseveración apunta que “las teorías de la sociedad son teorías sobre la sociedad hechas en la sociedad. Si esto está prohibido por la teoría del conocimiento, entonces no puede haber

concepto de la sociedad alguno que sea adecuado a su objeto” (p. 53).

 

 

Este proceso de construcción autológica supone ulteriormente algunas cuestiones

fundamentales: ¿Cómo se produce la forma del sistema social (o diferencia sistemaentorno)? Una vez más, hay que remitirse a la operación fundamental y estrictamente social  propuesta por Luhmann: la comunicación. El sistema social, según Luhmann, se diferencia al cerrarse el proceso comunicativo sintéticamente posibilitando una nueva comunicación. Ya hemos visto en el segundo apartado cuál es el proceso comunicativo sintético y, por consiguiente, lo importante de que se hagan distinciones entre cada una de las tres selecciones. La importancia, en particular,  para este caso, es que “la comprensión ha de basarse sobre una distinción entre [dar a conocer]   e información [puesto que] la distinción entre información, [dar a conocer] y conocer] comprensión es, por consiguiente, una distinción que produce distinciones, y que una vez hecha mantiene al sistema en funcionamiento” (Ídem, p. 57).   En palabras simples, no hay comunicación ofertada (aceptada o rechazada) que no  precise de operar una distinción mediante el enlace de una nueva comunicación referida a ella. He allí el quid de cómo se produce la forma del sistema y de cómo se diferencia de su

entorno clausurándose operativamente: solamente “la recursividad de estos enlaces entre comunicaciones genera un límite de sentido que posibilitará la diferenciación del sistema

social” (Pinguoli, 2013, p. 69). Hacia el final del apartado anterior vimos que este encadenamiento, esta recursión, de comunicaciones ayuda a entender el concepto de autopoiesis (el cual, por cierto, había tomado prestado Luhmann del campo de la biología, de los científicos chilenos Humberto Maturana y Francisco Varela). Habiendo superado, pues, los tres obstáculos epistemológicos para la construcción de su teoría social y habiendo añadido conceptos propios y tomados de otras disciplinas en cada fase, entre ellos los de comunicación comunicación,, distinción sistema-entorno, sistema-entorno, autopoiesis autopoiesis,, clausura operativa  operativa  y recursividad   el sociólogo alemán llegó a la conclusión de que la sociedad es un sistema un  sistema autopoiético operativamente clausurado y clausurado  y lo definió del modo que sigue: La sociedad es el sistema que engloba todas las comunicaciones, aquel que se reproduce autopoiéticamente mediante el entrelazamiento recursivo de las comunicaciones y produce comunicaciones siempre nuevas y distintas. La emergencia de un sistema tal incluye comunicaciones  — ya ya que éstas sólo son susceptibles de continuarse internamente —  y   y excluye todo lo demás. La reproducción de un sistema

 

así exige, pues, la capacidad de discriminar entre sistema y entorno. Las comunicaciones pueden reconocer comunicaciones y distinguirlas de otros estados de cosas que pertenecen al entorno, en el sentido de que es  posible comunicarse acerca de ellos pero no con ellos (Luhmann, 1998 1998,, p. 59).

Merced a esta concepción de sociedad, es posible aseverar que la comunicación es la única operación que produce (y reproduce) al sistema social.

4.  De cómo se vuelve posible la comunicación y cómo ésta desarrolla diversidad de medios para tornar probable la aceptación de una oferta comunicativa Preguntarse cómo es posible la comunicación equivale a preguntar cómo es posible la consecución y persistencia del sistema de comunicaciones llamado sociedad. Renglones atrás ha quedado asentado que la reproducción del sistema depende de un entrelazamiento de comunicaciones derivadas del proceso de distinción durante cada una de las tres selecciones que integran el proceso del modelo sintético luhmanniano: reproducción autopoiética. Si bien la recursividad nos puede ayudar a entender cómo se forma la estructura social, no tenemos garantía de que las ofertas comunicativas propuestas por los sistemas psíquicos produzcan una emergencia de sentido social, esto es, la consecución del  proceso de comunicación sintético. Para garantizar la consecución, pues, habrá que analizar las improbabilidades que  presenta cada una de las selecciones que componen la comunicación y de qué modo se tornan probables. La comunicación, entonces, tiene tres improbabilidades, cada una de las cuales puede depender de ciertas combinaciones de las tres selecciones del proceso de comunicación: la improbabilidad de entendimiento, que alude a la codificación (primera y tercera selección); la de propagación o alcance (segunda selección); la de éxito o enlace ('cuarta' selección o de recomienzo del proceso de comunicación con referencia en una comunicación anterior).

Luhmann, sin embargo, logró identificar los modos de “desimprobabilizar” cada una. Pinguoli (2013) lo sintetiza de la siguiente forma: “La improbabilidad del ent endimiento es ‘desimprobabilizada’ por el medio de comunicación del lenguaje, la improbabilidad del alcance por las tecnologías de propagación, y la improbabilidad del éxito o consecución por

los medios de comunicación simbólicamente generalizados” (p. 69) .

 

 

Por

no

dejar

de

mencionar

algunas

características

importantes

de

cada

“desimprobabilización”, se pondrá de lado la improbabilidad del alcance para centrar la atención en la relación entre la de entendimiento y la de consecución, vinculación que resulta más significativa y a continuación se verá por qué. En primera instancia diremos que el lenguaje contribuye de varias maneras al sistema social, aunque para fines de este ensayo nos limitaremos a mencionar dos: permite acoplar de forma estructural los sistemas  psíquicos al sistema social; y, más llamativo aún para fines de consecución, estructura la autopoiesis de la comunicación mediante la fijación de un código binario: sí (aceptación)/no (rechazo). Dice Luhmann (2007): El efecto más importante de la comunicación es el hecho de que la operación elemental comunicativa concluye con el entenderla, y que para dar-a-conocer la aceptación es necesaria una ulterior comunicación. Entender una comunicación es el presupuesto para aceptarla o rechazarla, y dicho recorrido […] se vuelve explícito únicamente a través de una comunicación ulterior. La comunicación lingüística encuentra su unidad en la codificación sí/no. Sólo es necesaria la autopoiesis de la comunicación, y esta no se garantiza por un télos de entendimiento sino  por un código binario (pp. 176-177). La existencia del código binario, luego, supone la posibilidad de rechazo de la comunicación y, por tanto, la improbabilidad de consecución de la comunicación. Esto  plantea una nueva interrogante: si en las sociedades complejas existe la libertad de disentimiento al consenso, ¿qué condicionamientos habrá de urdir el sistema para garantizar continuidad de la autopoiesis de la comunicación de la sociedad. Si retornamos a las propuestas clásicas de la sociología hallaremos la respuesta en los aseguramientos normativos de la cohesión social, ya sea el derecho natural de raíces  plantónicas o las formulaciones posteriores de Hobbes, Locke o Rousseau sobre el contrato social. La sociedad moderna, funcionalmente diferenciada y compleja, es distinta y precisa de una alternativa ad hoc. Es por ello que Luhmann propone un equivalente funcional del aseguramiento normativo que logre que selecciones de sentido altamente improbables sean aceptadas: los Medios de Comunicación Simbólicamente Generalizados (MCSG). Los MCSG son incluso más efectivos que el lenguaje para dar continuidad a la autopoiesis del sistema por cuanto hacen esperable su aceptación configurando variedad de mecanismos que para este ensayo se limitarán a los dos más notables: a) guiar las expectativas de

 

aceptación o rechazo de una comunicación b) e impelerla mediante una dotación de  perspectivas suplementarias de aceptación. En síntesis, los MCSG tornan posible el nexo de una selección altamente improbable (en lo que concierne a este apartado sobre todo de la de comprender, con finalidades de consecución) y motivación. motivación.   Hay que puntualizar que por motivación no hablamos de estados de sentir o de conciencia, como dice Luhmann, sin o “construcciones sociales que se realizan en la comunicación misma mediante recursion es” (Ídem, p. 249); construcciones que, como analizamos reglones atrás, alientan la comunicación mediante la pluralidad de  perspectivas de aceptación y, subsecuentemente, generan un tipo particular de comunicaciones que marcan su límite de sentido respecto a otras a modo de diferenciar variedad de códigos específicos: el código verdadero/no-verdadero o sistema de la ciencia cuyo medio es la verdad; el código pago/no-pago o sistema económico cuyo medio es el dinero; el código inmanencia/trascendencia o sistema de la religión cuyo medio es la fe; el código gobierno/oposición o sistema político cuyo medio es el poder; etcétera. En resumen, al combinar las expectativas de selección afirmativa de una comunicación con la motivación motivación   – entendida entendida luhmannianamente- alentada por variedad de  perspectivas suplementarias de aceptación (MCSG) la consecución de la comunicación, es decir la autopoiesis del sistema social, se torna posible. La posibilidad de consecución del sistema de comunicaciones nos obliga retomar la cuestión que Niklas Luhmann, como casi todo científico social, se ha planteado en sus investigaciones: ¿Cómo es posible el orden social? La respuesta, ya sugerida a lo largo de este ensayo, se caracteriza por dos vertientes de aproximación teórico-metodológicas desarrolladas por el sociólogo alemán en su TGSS: es posible por la comunicación, exhumada de la reconceptualización de los conceptos fundamentales de la sociología en pos de hallar su unidad de observación disciplinaria; y  por la posibilidad de consecución de una sociedad funcionalmente diferenciada en variedad v ariedad de sistemas, cada uno de éstos integrado por un código particular y respectivas operaciones de comunicación internas. Y es así como concluimos que los sistemas de comunicación, o  sistemas autopoiéticos operativamente clausurados, son las estructuras “últimas” de lo social.

 

BIBLIOGRAFÍA

Galindo Monteagudo, Jorge Lionel (2007). “La Teoría Sistémica de la Sociedad de Niklas Luhmann: Alcances y Límites” en: La Sociedad de la Sociedad , México: Herder, UIA. Luhmann, Niklas (1998). Complejidad y Modernidad, de la unidad a la diferencia, diferencia , Barcelona: Trotta. Luhmann, Niklas (2007). La (2007). La Sociedad de la Sociedad , México, Herder: UIA.

Pinguoli Ocampo, Sergio (2013). “El modelo sintético de comunicación de Niklas Luhmann”, en: Cinta de Moebio, Moebio, Santiago, ISSN 0717-554X.

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