La Catequesis en Los Primeros Siglos01

February 5, 2017 | Author: lucasperozzi | Category: N/A
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TÍTULOS PUBLICADOS Jean Daniélou Regina du Charlat

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LA CATEQUESIS EN LOS PRIMEROS SIGLOS NARRACIONES DEL TALMUD

LA C A T E Q U E S I S E N LOS PRIMEROS SIGLOS

Grafite Ediciones

/

1998

Monte Carmelo

P R Ó L O G O

O Editorial MONTE CARMELO Padre Silverio, 2 09001 BURGOS ISBN: 84-7239-431 -X

O GRAFITE Ed.lcrones Avda. La libertad, 45 48902 Baracaldo Via A. de Gasperi, 55 80 133 Nápoles (Italia) ISBN: 84-95042-1 1-8

Depósito legal:

BU - 5 19 - 98

Composición: Imprime:

Ego Comunicación Imprenta Editorial MONTE CARMELO Padre Silverio, 2 09001 BURGOS

Estas páginas son eco de una ensefianza dada en el Instituto Superior de Pastoral Catequética de París. Sor Regina du Charlat se ha preocupado de redactarlas sirvitndose de las anotaciones de los estudiantes. Se trata en estas explicaciones de descubrir las grandes líneas del catecumenado en la Iglesia antigua, de modo que puedan aprovecharse para la pastoral contemporánea. Esto explica el carácter peculiar del libro. Intencionadamente se han dejado de lado los pormenores extremadamente complejos sobre la historia de la institución catecumenal. Numerosas monografías han tratado el tema y lo continuarán tratando. Únicamente se estu' dian las grandes etapas de la evolución. Especial interés se ha puesto en el contenido de la catequesis. Y se ha preferido conservar la ensefianza común, que representa la predicción de la fe, más que el situar los textos en su contexto histórico. También ha querido el autor des-

m LA C A T E Q U E S I S EN L O S P R I M E R O S S I G L O S

tacar cuanto es de actualidad en estas instrucciones. Igualmente, en lo que se refiere al método, se ha procurado poner en relieve lo que continúa siendo válido hoy, haciendo menos caso a cuanto se relaciona con una cultura distinta de la nuestra. La historia de la catequesis patristica aún está por escribirse. Se trata aquí de un simple esbozo, con el que se pretende introducir en un campo excepcionalmente rico e interesante. La catequesis patdstica, puesto que se fija en lo esencial de la fe, es lo que sigue siendo más vivo, menos aferrado a su tiempo en la obra de los Padres. H a tenido además el privilegio de ser inspirada por los grandes autores de aquel tiempo Cirilo de Jerusalén, Juan Crisóstomo, Arnbrosio, Agustin. En ellas condensaron lo sustancial de su pensamiento. Constituye, por tanto, una fuente en la que la catequesis actual puede seguir alimentándose. Esto es lo que justifica este libro. Sor Regina du Charlat ha creido que merecfa la pena ampliar el cfrculo de estas explicaciones más allá de los oyentes del Instituto Catequttica. Le estoy de veras agradecido por el empefio que ha puesto en ello. JEAN DANIÉLOU

Catequesis, kerygma, homilía La catequesis es la comunión viva del depósito de la fe en los nuevos miembros que se agregan a la Iglesia. Constituye, pues, un aspecto particular del ejercicio del Magisterio. No debemos descuidar su importancia y considerarla como un factor, si no accesorio, al menos secundario de la ensefianza de la Iglesia. En realidad es proclamación de la Palabra de Dios y, como tal, parte integrante de la tradición, de la que es elemento constitutivo. La catequesis tkne, por tanto, una existencia perfectamente caracterizada. Pero antes de describirla, conviene que la distingamos, por una parte, del kerygma o anuncio de la Buena Noticia de la Resurrección, y por otra, de la homilía o ensefianza corriente a los miembros de la comunidad cristiana.

LA CATEQUESIS EN LOS PRIMEROS SIGLOS

El Kerygma El kerygma, en el sentido técnico del vocablo, es el primer anuncio de la Buena Noticia. Los Hechos d e los Apdstoles nos proporcionan muchos ejemplos de Pedro, Esteban y Pablo l. La primera caracterfstica de este anuncio es el ser una proclamación oficial. El que habla, lo hace oficialmente en nombre de Dios, como "heraldo" suyo. El kerygma abarca todo aquello que concierne a la esencia misma del misterio cristiano, sin desarrollo ni pormenores, y tiene esencialmente por objeto la Resurrección de Cristo. Depende en gran parte del ambiente al que se dirige y, por tanto, se adapta a los rasgos característicos de este ambiente. Los modos de adaptación o los obstáculos difieren, en efecto, según los diversos contextos culturales. El kerygma utiliza el conocimiento de éstos para justificar lo que enseiía. Así, en los Hechos, vemos cómo se anuncia de diferente manera a los paganos y a los judíos. A los judíos Pedro les muestra cómo Cristo cumplió las promesas del Antiguo Testamento. Y cuando Pablo se dirige a los griegos, se apoya más bien en la búsqueda de Dios que anida en la naturaleza del corazón del hombre. Esto da al kerygma un aspecto muy especializado y local; adherido así al lenguaje de una época o de un ambiente, envejece en seguida.

La Homilía La homilía, por el contrario, es la enseíianza ordinaria que se da a la comunidad de los fieles. Esta mucho más desarrollada que el kerygma, aunque no llega al desarrollo sistemático de la catequesis. Podría decirse que busca una mayor profundización. En todo caso, supone que aquellos a quienes se dirige conocen el contenido de su fe. La --

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1 A L ~A p 2. 1 4 - 3 9 , 3 , 1 2 - 2 6 , 10, 3 4 - 4 3 ( P e d r o ) , 7, 2 - 5 3 ( E s t e b a n ) , 13, 16-41, 17,22-30 ( P a b l o ) , etc

homilía, además, mantiene estrecha relación con la liturgia; deriva del texto de la Escritura propio del día. Ya sabemos que los "sermones" constituyen una parte muy importante de la literatura cristiana antigua; baste recordar a San Juan Crisóstomo o a San Agustín. En los primeros siglos, la predicación no ofrecía el carácter anárquico que se manifiesta frecuentemente en nuestros días. La homilía obedecfa a reglas y formas tan fijas como las de la liturgia. Cada homilía tenía un determinado contenido y a partir de estas normas se improvisaba. Es también un género especialmente orientado a las apelaciones prácticas y morales. Tiende a una profundización espiritual y pretende ensefiar a los oyentes a descubrir las repercusiones que el texto de la Palabra puede tener a diario en su vida concreta.

La Catequesis La catequesis se coloca precisamente entre estos dos momentos del anuncio de la Palabra de Dios que son el kerygma y la homilía. Quienes la reciben, han escuchado ya el kerygma y decidido convertir su vida a la fe de Cristo. Pero no conocen todavía esta fe. Tienen que descubrirla sistemáticamente por medio de la catequesis. Más tarde ahondarán en el mensaje espiritual gracias a la homilía, cuando se integren en la comunidad de los creyentes por el bautismo y la eucaristia.

La Catequesis. Ensefianza completa y elemental La catequesis es ante todo una exposición a la vez completa y elemental del misterio cristiano. Debido a su carácter completo, se diferencia del kerygma. Una vez despierta la fe, hay que instruir en todo su contenido al catecúmeno que se prepara al bautismo. Y por su

LA CATEQUESIS EN LOS PRIMEROS SIGLOS

carácter elemental, la catequesis se distingue de la homilía. No se ocupa de responder a interrogantes difíciles ni se extiende en detalles de exégesis. Va a lo esencial, da la sustancia misma de la fe, dejando a un lado la profundización espiritual y especulativa. Este carácter completo y elemental aparece ya en los antiguos esquemas de catequesis que son los símbolos. Los encontramos numerosos en los escritos más antiguos, comenzando por los del Nuevo Testamento '. Recordemos ahora que al principio cada Iglesia tenía su símbolo, esencialmente ligado a la catequesis, puesto que era su programa. En él se halla íntegro el depósito de la fe y los artículos esenciales de este depósito 3 . Se advierten ya las consecuencias prácticas actuales que derivan de este aspecto completo y elemental de la catequesis. Seria absurdo, por tanto, presentar la fe a un incrédulo bajo forma de símbolo, ya que se pasaría por alto la primera etapa, el kerygma. Por el contrario, reducir la catequesis al kerygma sería traicionarla. Debe darse en ella una vista panorámica de la fe cristiana. En relación con el Bautismo

La segunda característica de la catequesis es su unión con el sacramento del Bautismo. Efectivamente, sólo después de haber oído el kerygma y haber tomado decisión de hacerse cristiano puede el candidato pasar a la catequesis; es el periodo de preparación directa del bautismo. Hasta en la liturgia aparece la catequesis como una preparación al bautismo. Sin embargo, no siempre tiene que ir por necesidad antes del bautismo. Puede ser posterior, como sucede con los nifios bautizados antes del uso de razón, o como es el caso de la catequesis sacramental, que se da a los adultos muchas veces una vez que se han agregado plenamente a la Iglesia. 2 . V e r e l e s t u d i o d e J . N. D , KELLY, Early Christian Creedr, L o n d r e s . 1950 3 . S610 m á s t a r d e e l s í m b o l o i r á u n i d o a l r i t u a l d e l B a u t i s m o .

Una Iniciación Cristiana Integral

La tercera caracteristica de la catequesis merece una particular atención. Es una iniciación cristiana integral. Hay que insistir mucho en este aspecto de totalidad, que responde a la totalidad de la persona, y sin la cual no habria fe realmente vivida o vida efectivamente cristiana. Esto es en nuestros días más importante que en otros tiempos. Porque una vida profundamente mezclada con el mundo, sólo informada por la fe, permite que se distinga al cristiano del incrédulo. En esta perspectiva total, la catequesis es a la vez iniciación al contenido de la fe, a la vida cristiana, a la oración, a la vida sacramental. Como iniciación al contenido de la fe, es presentación y explicación de la doctrina de la fe. &te será el fundamento sólido e indispensable sobre el que puede edificarse sin miedo la vida espiritual. Como iniciación a la vida cristiana, la catequesis encierra la idea de conversión. Integra al mismo tiempo una ruptura con las costumbres paganas y la educación en las costumbres cristianas. La Cuaresma es, además, un tiempo de retiro en el que el catecúmeno es invitado a una vida más penitente y a esta vida se asocia la comunidad entera. Esta atmósfera de combate espiritual, unida a la voluntad de conversión, sefiala todo el tiempo de la preparación al bautismo y especialmente el de la preparación inmediata, que coincide normalmcnte con la Cuaresma. Como iniciación a la oración y a la vida sacramental, la catequesis presenta también un aspecto ritual. Debido a los ritos de entrada, exorcismos y bendiciones, pertenece ya a la liturgia. Así la catequesis resulta una pastoral completa de entrada en la mistencia cristiana mediante el conocimiento del misterio de la fe, la iniciación a las costumbres cristianas y la agregación a la comunidad eclesial.

L A CATEQUESIS EN LOS PRIMEROS SIGLOS

Al principio, sólo hallamos unos cuantos datos directos e inmedia-

Una tradición estable

La última caracterfstica de la catequesis es el ser dentro de la tradición cristiana lo que ésta posee de más estable. Como abarca lo esencial de la fe, la sustancia misma del misterio cristiano, nunca envejece. Esto da al estudio histórico que vamos a emprender un interés actualisimo, al descubrirse en la catequesis de los primeros siglos el valor permanente y modélico de toda catequesis. Esto nos consentirá también el ver más claramente la unión profunda que existe entre catequesis y tradición. En efecto, la fe cristiana se presenta en la catequesis como una transmisión oral del depósito revelado ante todo. Hay una tradición catequética, que sume hasta la ensefianza de los apóstoles, distinta de la tradición escriturbtica. El Nuevo Testamento mismo nos ofrece varios ejemplos. Es que la catequesis es tradición. Existencia y desarrollo de la catequesis

Habrá que preguntarse si la catequesis, tal como acabamos de definirla, existe realmente desde los comienzos de la Iglesia o si es una proyección de nuestras definiciones actuales. En verdad, nos será fácil caer en la cuenta, a lo largo de las páginas que siguen, que la catequesis es tan antigua como la Iglesia. Descubrimos ya su presencia dentro del mismo Nuevo Testamento y a través de las más antiguas fórmulas del sfmbolo. Su contenido aparece ya en la literatura cristiana primitiva. Y este conocimiento que poseemos sobre ella se va haciendo cada vez más directa y fácilmente objetivo, a medida que avanzamos en el tiempo y se hace más consciente y explícita en la vida de la Iglesia.

tos sobre la catequesis y la preparación al bautismo. Reconocer los elementos catequéticos en el Nuevo Testamento es una labor delicada, porque estos escritos desbordan con mucho la catequesis en el sentido estricto en que la acabamos de definir. Sin embargo, existen indudablemente. Por otra parte, la comparación con lo que hallamos en las comunidades judías de aquel tiempo - e n particular la de Qumrán- y con lo que más tarde será la iniciación cristiana, permite pensar que la preparación al bautismo y la catequesis debieron de existir desde fecha muy antigua. (Para los judios había problemas muy parecidos a los que se planteaban los primeros cristianos). Asi, cuando un pagano se convertía, tenia que recibir el bautismo de purificación antes de la circuncisión, y el bautismo tenía también a su vez una catequesis de preparación. En tiempos de Cristo, los esenios pensaban que era necesaria una decisión especial y nueva para salvarse y entrar en la comunidad de los últimos tiempos. A sí sucede con Juan Bautista y su bautismo de penitencia. Por eso, no extraiía que encontremos huellas de una tradición catequética desde los primeros albores de la Iglesia. Su contenido cristiano seria, a buen seguro, diferente del de la catequesis judaica. Pero veremos cómo una parte de esta última pasó algunas veces a la cristiana, sobre todo a la catequesis moral sobre los "dos caminos". La tradición catequética es ya mucho más nftida en los escritos antiguos como la Didachd la Carta de Bernabé, la Primera Apologia de Justino. Él es quien nos dice: "Cuantos se convencen y tienen de que son verdaderas estas cosas que nosotros ensetíamos y decimos, y prometen poder vivir conforme a ellas, se les instruye ante todopara que oren ypidan, con ayunos, perddn a Dios de sus pecados anteriormente cometidos.. . "

fe

4.

J U S T I N O , Primera

Apologfa, 61,2.

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LA CATEQUESIS EN LOS PRIMEROS S I G L O S

A medida que avanzamos en el tiempo, la catequesis se hace más explícita y se organiza mejor la preparación al bautismo. Pasando por Ireneo, Tertuliano e Hipólito de Roma, llegamos ya a la edad de oro de la catequesis que es el siglo I V Como en esta época era considerable el número de bautismos de adultos, se consigue entonces un desarrollo excepcional e innegable en la vida de la Iglesia. Las formas que entonces se fijan son las mismas que rigen en nuestro catecumenado actual. Los más grandes espíritus de aquel tiempo se interesan por ella, porque son obispos y pastores: Se llaman Cirilo de Jerusalén, Arnbrosio de Milán, Juan Crisóstomo, Teodoro de Mopsuestia, Agustín. Nos legan un conjunto de documentos, todos ellos obras maestras en su género, que nos ayudan a ver la importancia de la función catequética en la vida de la Iglesia. Estructura de la catequesis

Como hemos dicho, la caracterfstica principal de la catequesis es ser una pastoral completa, una iniciación integral a la existencia cristiana. De ello resulta una estructura compleja y viva que va a informar todo este estudio histórico, del mismo modo que informó la práctica de la Iglesia primitiva y se propone informar la nuestra. Esta estructura se caracteriza por un despliegue en el tiempo -varias etapas que conducen al bautismo- y por la existencia concomitante de diversas modalidades de iniciación cristiana. Asi, aparte de la organización en etapas, se pueden de algún modo delimitar tres grandes aspectos de la catequesis que titularemos dogmático, moral y sacramental, de la misma manera que más tarde diremos, que la preparación al bautismo es doctrinal, espiritual y ritual a la vez. Por catequesis dogmática se entiende la que expone y trata de hacer comprender el contenido de la fe; por catequesis

moral, la que trata de educar al catecúmeno en las costumbres cristianas; y por catequesis sacramental o mistagógica, la que introduce al nuevo fiel en todas las dimensiones del sacramento; ésta tiene lugar de ley ordinaria después del bautismo y la eucaristía. La distinción de estos aspectos diferentes de la catequesis, claramente perceptible en el siglo IV, más o menos lo es también en los textos arcaicos y a fortiori en el Nuevo Testamento. En estos textos más antiguos la catequesis dogmática queda muchas veces reducidas a esos esquemas que son los símbolos; por el contrario, la catequesis moral acapara todo el lugar. En cambio, la catequesis moral apenas existe por sí misma en el siglo IV, sino que se encuentra muchas veces superpuesta a la catequesis dogmática, como una prolongación práctica. En cuanto a la catequesis sacramental, se halla mezclada con los demás elementos catequéticos en los textos antiguos y bien definida en los textos de catequesis más tardíos. Se ve el proceso de desarrollo y sistematización cada vez más claro. En este estudio histórico distinguimos estructura, contenido y método de la catequesis. Dedicamos amplios capítulos a los diversos aspectos moral, dogmático y sacramental del contenido de la catequesis. Les precederá un estudio de la estructura, y concluiremos deteniéndonos en el método catequético. Dentro de cada parte, hemos procurado dar a la vez el desarrollo cronológico hacia una catequesis más elaborada y el análisis tajante de los diferentes elementos que la componen. Lo que aquí se pretende es, en la medida de lo posible, poner en contacto directo con la experiencia de la Iglesia de los primeros siglos, de modo que quede al descubierto todo lo que esta experiencia tiene de actualidad y esclarecedora para la catequesis nuestra de hoy. Esta presentación más sintética suministrará elementos directamente utilizables al catequista del siglo xx.

GENERALIDADES

Capítulo I

F U E N T E S

Tres grandes categorías de textos se presentan a nuestro estudio para informarnos sobre la estructura y contenido de la catequesis de los primeros siglos de la Iglesia: los escritos del Nuevo Testamento, la literatura cristiana arcaica y los grandes documentos catequéticos de los siglos 111 y IV. Como ya dijimos, todos estos textos se van haciendo cada vez más especializados a medida que crece el número de los adultos que se preparan al bautismo y se estructura la organización del catecumenado. En el Nuevo Testamento sólo podemos detectar algunos datos demasiado someros de la catequesis. Los escritos arcaicos que conocemos, sin ser propiamente hablando catequesis, tienen muchas veces una función catequética clara. Pero hay que aguardar a San Ireneo, a fines del siglo 11, para encontrar la primera presentación sistemática de una ensefianza catequética. El comienzo del siglo 11 nos depara ese texto admirable sobre la organización del catecumenado

FUENTES

L A C A T E Q U E S I S EN L O S P R I M E R O S S I G L O S

que es la Tradición Apostólica de Hipólito de Roma, en espera de que llegue la abundante floración de catequesis del siglo IV, con temática ya bien determinada y un orden sólidamente establecido. Esta evolución de la catequesis en la vida de la Iglesia es de suma importancia. Se trata, en efecto, de un desarrollo coherente por explicitación progresiva de un contenido antiguo implicitamente presente desde los comienzos de la Iglesia. Hay una continuidad en la tradición catequética que la fundamenta y de algún modo la prueba. A medida que se desarrolla, la vemos fortalecerse y mostrar su propia originalidad. Por eso las grandes catequesis del siglo IV son tan preciosas. Constituyen un final en el proceso de elaboración. En resumen y en virtud de esta continuidad, tenemos fundados motivos para descubrir ya en los escritos anteriores los elementos constitutivos de la tradición catequética.

Antiguo Testamento que encontramos en otros textos posteriores nos permiten ver ya la existencia de una catequesis bíblica.

LA CATEQUESIS CRISTIANA PRIMITIVA Entendemos por catequesis cristiana primitiva los más antiguos elementos de catequesis fuera del Nuevo Testamento. Muchos son contemporáneos de los Evangelios, lo cual les confiere un interés particular. Pero se les agrupa aparte, para diferenciarlos de los libros canónicos. No olvidemos tampoco que la mayor parte de los textos de esta época son obras compuestas; no obedecen a una literatura personal, sino que son más bien expresión de los documentos de una comunidad, de una literatura catequética verdaderamente de Iglesia.

EL NUEVO TESTAMENTO Esto sucede con el Nuevo Testamento. Ya sabemos que los Evangelios no coinciden con la definición que se ha dado de catequesis. La desbordan con mucho. Pero encontramos en ellos ciertos elementos que manifiestan una estructura catequética. Los Hechos de los Apóstoles, a este propósito, son el documento más interesante. Nos permiten conocer ya la práctica apostólica relativa a la iniciación cristiana. Hay que advertir, sin embargo, que no es posible ver, sólo en los Hechos, la diferencia entre kerygma y catequesis; por eso, apenas podemos llegar a conclusiones. Podemos igualmente distinguir elementos del contenido de la catequesis en las Cartas, especialmente las de Pablo y Pedro. Se encuentran ya alli los diversos aspectos moral, dogmático y sacramental. También ciertas huellas de los Testimonia -colecciones de citas del

La Didzché o Doctrina de los Apóstoles es un escrito tipicamente judeo-cristiano '. Según la interpretación de Audet ', habría que leer "apóstoles", con "a" minúscula, es decir, misioneros. Tendríamos entonces un "manual del misionero". De todos modos, es una obra esencialmente catequética. Comprende tres partes. La primera es una catequesis moral que se desarrolla sobre el tema de las dos vías o caminos, el camino de la vida o el camino de la muerte 3. La segunda es un ritual de los sacramentos *. La tercera trata de la conducta que hay que observar con los "profetas", y termina con una perspectiva escatológica 5. Este 1. Traducción íntegra e n DANIEL RUIZ BUENO, Padres Apostólicos, BAC, Madrid, 1967, pp. 77-94 2 . J . P. A U D E T , La Didachb, Instruction des A p d t r e s , E t u d e s b i b l i q u e s , G a b a l d a , 1 9 5 8 . 3 . D i d . , 1.6 4 . D i d . 7-10. 5. D i d . 1 1 - 1 6 .

FUENTES

LA C A T E Q U E S I S EN L O S PRIMEROS S I G L O S

texto nos informa de un modo breve, pero admirable, sobre la vida de la primitiva comunidad. Tiene para nosotros el privilegio particular de decirnos cómo la catequesis entronca en esta época en la tradición judaica, hasta el punto de tomar de ella directamente algunos de sus elementos, como en el caso de la doctrina sobre el doble camino que estructura toda la primera parte.

Epistola de Bernabé La Epistola de Bernabt no es del discípulo que lleva ese nombre, pero esta atribución errónea nos revela la influencia geográfica a la que se extiende, probablemente Siria, sector que evangelizó Bernabt. Se le puede poner como fecha el comienzo del siglo 11. Comprende dos partes. La primera es una catequesis sacramental fundada en el cumplimiento de las profecías. Esta primera parte aporta también una critica de las observancias judías 7. La segunda parte es una catequesis moral paralela a la de la Didachk, construida sobre el mismo esquema fundamental de los dos caminos *. El autor se dirige ciertamente a bautizados. Sefiala, sin embargo, él mismo que su ensefianza es elemental aun siendo completa, tal como se define la catequesis 9. El hecho de tratar sobre las observancias judfas prueba, además, que se dirige a cristianos de origen judaico. El interés de la Epístola de Bernabi en concreto se cifra en el modo admirable con que utiliza el Antiguo Testamento en la catequesis y en la prueba de la existencia de colecciones de Testimonia. Es de sefialar tambitn que en la Epistola, como en la Diduchk, las palabras de Cristo que trae no parece que provengan de los Evangelios escri6 . T r a d u c c i ó n e n D A N I E L R . B U E N O , P a d r e s Apostólicos, B A C , M a d r i d , 1 9 6 7 , pp. 771-810. 7. Bernabl, 1-16. 8. Bernabl, 17-21. 9 . B e r n a b l , 1.7.8; 1 7 , l - 2 .

tos, sino de la tradición oral. Ésta no quiere decir que los Evangelios escritos no fueran conocidos por estos autores; más bien hay que ver la prueba de que la ensefianza de Cristo se transmitía a la vez por medio de escritos y de la tradición catequética.

Epistola de los XI Apóstoles 'O La Epístola de los XI Apóstoles nos ha sido conservada en copto y en armenio. Es un escrito del siglo 11 que en realidad se compone de tres obras diferentes (140-170). La primera es un "Testamento" del Seiior. Relata los diálogos de Jesús con sus discipulos entre la Resurrección y la Ascensión. Vemos, efectivamente, cómo durante estos cuarenta días algunos libros cristianos sitúan ciertas enseiianzas de Jesús, con las que afirmaba la fe de los apóstoles con miras a la fundación de la Iglesia ". La segunda parte de la Epístola de los XI Apóstoles es una catequesis dogmática. La tercera es un apocalipsis o descripción de la vida futura. Este libro utiliza las formas literarias de su tiempo, y nos sitúa dentro de la comunidad judeo-cristiana, donde encontramos el entronque común con la tradición catequética de entonces.

Escritos Pseudoclernentinos Los escritos seudoclementinos (Recognitiones y Homilías) nos relatan una especie de amplio reportaje de viajes y predicaciones atribuidas a Pedro. Su carácter imaginario, a pesar de todo nos suministra algunos testimonios interesantes sobre la preparación al bautismo y la catequesis. Si su redacción definitiva es de finales del siglo IV, utilizan sin duda documentos judeocristianos que se remontan al siglo 11. 10. P a t r o l o g í a O r i e n t a l , t . 9 . 1 1 . La i m p o r t a n c i a d e e s t a e n s e ñ a n z a a n t e r i o r a l a A s c e n s i ó n i n v i t a a a l g u n o s e x e getas a poner e n este período algunos elementos del Evangelio situados actualment e a n t e s d e la P a s i ó n .

L A C A T E Q U E S I S EN L O S P R I M E R O S S I G L O S

FUENTES

FIN DEL SIGLO 11 Y EL SIGLO 111

Tertuliano (1 60-220)

Ireneo (1 1 5-203)

Alrededor de los afios 205-206, por tanto, muy probablemente en el periodo católico de su vida, escribió Tertuliano su Tratado del Bautismo 17, en el que nos informa muy detalladamente sobre la catequesis sacramental. Es un tratado cuyo objeto inmediato es defender el sacramento del Bautismo contra los que lo atacaban, en particular contra un tal Quintilla, de la secta de los cainitas, quien profesaba que toda materia es mala y, por tanto, el agua del bautismo debe rechazarse. El De Baptismo es la primera exposición completa sobre el sacramento del Bautismo, y servirá de modelo a otras obras posteriores. Tertuliano expone aquí la doctrina católica del bautismo, su necesidad, efectos, ritos, figuras. Pero el principal interés de este tratado consiste en el ejemplo preclaro que ofrece de interpretación de las figuras del bautismo en el Antiguo y Nuevo Testamento, tal como encontraremos más tarde en toda la tradición catequética.

Nos interesa ahora la Demostración de la Predicación Apostólica 12. La comparación con el Adversas Haereses demuestra que la doctrina de ambos libros es muy parecida. Eusebio de Cesarea atestigua la autenticidad de la Demostración: "Además de los escritos de Ireneo que se han mencionado y de sus cartas, conocemos también un libro suyo muy corto y utilísimo contra los griegos, que se titula De la ciencia, otro dedicado a un hermano por nombre Marciano Para la demostración de la predicación apostóli~a"'~, etc. Esta obra que parecía definitivamente perdida, fue descubierta en 1904 en traducción armenia. El prólogo de la Demostración indica el objeto del libro: exponer a Marciano "brevemente la predicación de la verdad", dándole al mismo tiempo "las pruebas de los dogmas divinos" 1 4 . La primera parte es una exposición de la fe en forma histórica, siguiendo las grandes etapas de la historia de la salvación 15. La segunda es la demostración propiamente dicha; el autor aporta los textos del Antiguo Testamento que son el anuncio de los principales misterios de Cristo 16. La Demostración es la primera exposición cristiana que poseemos de una presentación catequética de la historia de la salvación, que vendrá a ser esencial en la catequesis posterior.

12. 13. 14. 15. 16.

Sources Chréiiennes, n ú m . 6 2 , t r a d . L. M . F R O I D E V A U X , 1 9 5 9 klistoria Eclesiástica, 5. 2 0 y 26. Demostr. 1 - 8 . Demostr. 9-42. Demostr.. 43-97.

San Cipriano (2 10-25 8) Varias veces hemos aludido a la existencia de los Testimonia, colección de citas del Antiguo Testamento, que habían de servir de fuente común a la catequesis l a . San Cipriano nos da uno de estos testimonios esenciales con sus Testimonia ad Quirinum (249-250), colección de citas del Antiguo Testamento, clasificadas según el plan mismo de la catequesis: la primera parte va dedicada a la catequesis dogmática; la segunda, abundante pero difícil, a la catequesis moral. Encontramos aquí los mismos textos del Antiguo Testamento agrupados del mismo modo que en la primera carta de Pedro, en la Carta de Bernabé y en la Demostración de Ireneo. Otras colecciones de este tipo parece que ya existían entre los judíos. --

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17. Traducción 1 8 . C . S . E . L . , 111, 1 , p p . 3 5 - 1 8 4 .

L A C A T E Q U E S I S EN L O S P R I M E R O S S I G L O S

Clemente de Alejandria (t antes del a. 21 5) El principio del siglo 111 seíiala un momento clave en todos los campos de la vida de la Iglesia. Los cristianos dejan de vivir en pequeíios grupos e invaden la sociedad. Entonces el problema está en saber qué es lo que van a conservar de las costumbres de esta sociedad y qué es lo que rechazarán, de qué manera van a vivir como cristianos su vida familiar, económica y política. A este problema trata de responder el Pedagogo de Clemente de Alejandria 19. Allí encontramos lo que debía ser el contenido de la catequesis moral en aquel tiempo. Cada detalle concreto de la vida diaria es puesto alli en confrontación con el mensaje evangélico, en unas perspectivas que hoy resultarían muy actuales, aunque no aplicables al pie de la letra.

Orígenes (hacia el 185-253154) Orígenes es el primer catequista que conocemos con precisión. Eusebio de Cesarea nos describe cómo llego a serlo 'O: No había nadie en Antioquía dispuesto para catequizar. .. A los 18 años, él (Orígenes) entró en la escuela de catequesis... Viendo que acudían a él numerosos disci)ulos, como estaba solo... pensó que era incompatible la enseñanza de las ciencias gramaticales con la que tiene por objeto dar conocimientos divinos, y sin tardar rompió con elprimer trabajo. En adelante había de dedicar su vida exclusivamente al estudio de la Escritura y a la formación de catecúmenos, lo cual, en esta época de persecuciones, era muy peligroso 21.

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FUENTES

Otras ilustraciones sobre la estructura de la catequesis y la organización del catecumenado se encuentran esparcidas en toda su obra, principalmente en su Contra Cehum.

EL SIGLO IV La catequesis de adultos es en el siglo IV uno de los elementos más trascendentales en la vida de las comunidades cristianas. El número de estos adultos crece en la medida en que se ha ido perdiendo la costumbre de bautizar a los nifios de familia cristiana. Se les hacia catec ú m e n o ~-como sucedió con San Agustín- y asi se retrasaba la recepción del bautismo. En esta época la catequesis, tanto en Oriente como en Occidente, era misión propia de los obispos Los grandes obispos de entonces nos han dejado catequesis que son auténticas obras maestras.

Cirilo de Jerusdén (3 13131 5-387) Las 18 Catequesis de San Cirilo de Jerusalén, que hoy conocemos, fueron pronunciadas por él a lo largo de la Cuaresma y de la semana pascua1 del a80 348 22. Son una serie completa de catequesis de iniciación. Les precede una Pro-catequesis o predicación introductoria que debió de ser pronunciada en el primer domingo de Cuaresma. Vienen a continuación dieciocho catequesis pre-bautismales; de éstas, las trece últimas son comentarios ai símbolo. Afiádense a éstas otras cinco catequesis postbautismales o mistagógicas: dos sobre el bautismo, una sobre la unción y dos sobre la eucaristía. Se discute acerca de la atribución de las catequesis mistagógi-

p

1 9 . Sources Chrbtiennes, n ú m s . 70 y 1 0 8 ; I n t r . 1 . M A R R O U . 20. Historia Eclesiástica, 2 , 3. 21. Historia Eclesiástica, 3 , 3 - 7

2 2 . T r a d u c c i ó n i n t e g r a , J . B o u v e t , c o l . Los E s c r i t o s d e l o s S a n t o s , S o l e i l L e v a n t . Namur, 1962.

FUENTES

LA CATEQUESIS EN LOS PRIMEROS S I G L O S

cas a San Cirilo. Pero esto no quita nada de su valor; efectivamente, son un monumento capital del siglo IV.

Proclo de Constantinopla (t 446)

Las dieciséis Homilias Catequéticas l3 de Teodoro de Mopsuestia nos llevan a Antioquia. Se cree que fueron pronunciadas el afio 392. Sólo las conocemos en una traducción siriaca recientemente descubierta. Las diez primeras Homilias son comentarios del sfmbolo, muy parecidos a los de Cirilo de Jerusalén. Sigue una homilía sobre el Pater y después cinco catequesis mistagógicas: dos sobre el bautismo, una sobre la unción y dos sobre la eucaristía. Parece que fueron pronunciadas antes de la recepción de los sacramentos.

El Padre J. Leroy editó el aíio 1967 por primera vez una mistagogia bautismal de Proclo, obispo de Constantinopla en la primera mitad del siglo V 2 5 . Se puede comparar con las homilias bautismales de Juan Crisóstomo. El texto contiene preciosas indicaciones sobre la iniciación cristiana: renuncia a Satanás y adhesión a Cristo, fórmula de la renuncia a Satanás, descripción del candidato en el momento de la renuncia en actitud de orante vestido sólo con la túnica, las manos hacia el cielo, los pies desnudos sobre un tapiz Este texto nos da información sobre Constantinopla equivalente a la que ya teniamos sobre Jerusalén por Cirilo, sobre Antioquia por el Crisóstomo, sobre Milán por Ambrosio y sobre Africa por Agustin.

Juan Crisóstomo (a. 354-407)

Ambrosio (a. 339-397)

Las Ocho Catequesis bautismales de San Juan Crisóstomo han sido descubiertas hace muy poco (a. 1955) en un manuscrito del monte Athos por A. Wenger. Son tres homilfas pre-bautismales y cinco post-bautismales predicadas durante la semana de Pascua a los neófitos. Estas últimas constituyen el aspecto original de la obra catequética de Juan Crisóstomo. En lugar de ser una explicación de los sacramentos, son un tratado de moral cristiana sobre la vida de gracia según las cartas del apóstol San Pablo. Lo más probable es que hayan sido escritas alrededor del afio 390.

Tenemos ya en el De Mysteriis de San Ambrosio un documento occidental (a. 390-391) 26. Son catequesis mistagógicas análogas a las de San Cirilo, pronunciadas durante la semana de Pascua. El De Mysteriis presenta estrecha relación con otra obra, el De Sacramentis. Según los estudios más convincentes, se cree que el De Sacramentis fue escrito con notas rápidamente tomadas durante las catequesis habladas, para uso interno de la Iglesia de Milán. Esto explica su estilo un poco más descuidado, a la vez que el hecho de que este tratado sea más completo que el De Mysteriis. Éste, por el contrario, conserva un aspecto más literario; fue escrito para su publicación; por eso, omite ciertos datos que se encuentran en el De Sacramentis; la ley del arcano prohibia hacer llegar a los paganos las palabras del bautismo, de la consagración o del Padrenuestro, por ejemplo, todas

23. Texto y traducción francesa e n Studi e Testi, 145. C i t t á d e l Vaticano, 1 9 4 9 2 4 . Sources C h r i t i e n n e s , n ú m . 5 0 , 1 9 5 7 , t r a d . f r a n c . A KIFS(;f'R

2 5 . S t u d i e Testi, 2 4 7 , p p . 1 8 4 - 1 9 4 . 2 6 . Sources Chritiennes, n ú m . 2 5 , trado. franc. d e D O M BOTTE, 1950.

Teodoro de Mopsuestia (t 428)

LA C A T E Q U E S I S EN LOS PRIMEROS S I G L O S

las cuales se hallan en el De Sacramentis. El interés concreto que presentan ambos tratados radica en que nos dan una explicación de los sacramentos en función de una tipologia bíblica.

FUENTES

situar. El libro V corresponde a las homilias de la Semana Santa. El libro VI a las catequesis mistagógicas después de Pascua 30.

Rufino de Aquilea El Tratados sobre el Simbolo de Rufino se ocupa de un tema directo catequético. Representa la tradición romana en contraste con los africanos y milaneses 27.

Conservamos algunos sermones de Agustfn referentes a la preparación al bautismo, en concreto a la "traditio symboli", que tenfa lugar el cuarto domingo de Cuaresma en el Occidente, y a la "reditio symboli" del Domingo de Ramos 3 ' .

Nicetas de Remesiana

Quodvultdeus'

Nicetas, obispo de Remesiana en Dacia a fines del siglo IV, publicó, según dice Genadio 28, una Instructio a d Competentes. A. E. BURN publicó algunos fragmentos, y posteriormente Klaus GAMBER trató de hacer su reconstrucción a base de los fragmentos publicados por Burn y otros fragmentos nuevos. La primera tentativa de Gamber no fue demasiado feliz, como demostré en otro lugar 29, Pero más tarde volvió sobre el tema de un modo mucho más convincente. El interés de la Instructio reside en el hecho de ser la única catequesis completa latina que conocemos de aquella época. El resumen de Genadio nos permite ver a qué correspondfa el tratado. El libro 1 corresponde a la Procatequesis y a las hornillas de los tres primeros domingos de Cuaresma de Cirilo de Jerusalén. El libro 11 parece que presenta la ensefianza sobre Dios creador y providente, que constituía la explicación de la primera parte del sfmbolo, a partir del cuarto domingo de Cuaresma. El libro 111 se refiere al Hijo y al Espiritu Santo. El libro IV, contra los horóscopos, es difícil de

El obispo africano Quodvultdeus tiene una serie de sermones sobre el símbolo relacionados con su presentación a los competentes3'.

27. P . L . 2 1 . 3 3 5 - 3 8 6 . 2 8 . Vir. 111, 2 2 . 29. E r a s m u s , 1 9 (19671, 1 4 7 - 1 5 1

Egeria El Itinerario de Egeria 33 es un documento fundamental para el estudio del marco de la catequesis. Esta mujer, que visitó Tierra Santa en un largo viaje que duró muchos afios, describe entre otras cosas a sus "hermanas' todas las ceremonias de Cuaresma y de Semana Santa que se celebraban en Jerusalén a fines del siglo IV, y nos proporciona una información preciosa y completa sobre todas las circunstancias de la preparación al bautismo.

30. 31. 32. 33.

Die A u t o r s c h a f t von D e S a c r a m e n r i s , R e g e n s b u r g , 1 9 6 7 . P.L. 4 0 , 6 2 7 - 6 3 6 . P . L . 40, 6 3 7 - 6 6 8 . S o u r c e s Chr.!t~ennes, n ú m . 2 1 . 1 9 4 8 , t r a d . f r a n c . P É T R É

LA C A T E Q U E S I S EN L O S P R I M E R O S S I G L O S

ESCRITOS METODOL~GICOS Otros textos han sido agrupados aparte, ya que se dedican más bien a informarnos sobre la organización del catecumenado, la estructura y el método catequético, y no tanto sobre el contenido propiamente dicho de la catequesis. Se trata principalmente de la Traditio Apostolica de Hipólito de Roma y el De Catechizandis Rudibus de San Agustfn. El Discurso catequético de Gregorio de Nisa es otro documento que se suele aiíadir, porque ofrece un buen ejemplo de adaptación pedagógica a un auditorio determinado.

Hipólito (7 235) La Traditio Apostolica 34 de Hipólito de Roma es una especie de ritual o reglamento eclesiástico sobre la ordenación de obispos, sobre las diversas órdenes de la Iglesia, la iniciación de los catecúmenos, las observancias cristianas (eucaristía, ayuno, horas de la oración diaria). Dos interrogantes plantea esta obra: jcuál es el original?, ¿quién es su autor? Poseemos cuatro versiones paralelas que hacen pensar en una fuente común y consienten darse una idea bastante exacta sobre el original. La obra es, sin duda alguna, del siglo 111, probablemente de hacia el 215-220. Se presenta como "Tradición de Hipólito". Este es un sacerdote de la Iglesia de Roma. Sabemos que se opuso violentamente al Papa Calixto, a quien reprochó su "laxismo". La Traditio presenta algunos rasgos de rigorismo. Pero no se puede por eso tener por verosímil la tesis 35 según la cual esta obra sería el manifiesto de un "integrista" en protesta contra las innovaciones litúrgicas de un Papa "progresista". Por el contrario, todo hace pensar que la Traditio nos 3 4 . Sourcrs Chreliennes, n ú m . 11, 1946, trad. franc. d e DOM BOTTE 3 5 . l I A N S S E N S , L n Lirurgie d ' f f i p p o l y t e , R o m a , 1 9 5 9 .

FUENTES

refiere con fidelidad el estado de la liturgia y disciplina romanas a principios del siglo 111 36,Para nosotros tiene interés, porque describe de manera precisa la organización del catecumenado en una época en que le encontramos ya muy floreciente y dotado de una fuerte estructura 37.

Con el De Catechizandis Rudibus de San Agustin contamos ya con un documento capital sobre el método catequético, que cobra una maravillosa actualidad tanto por su estilo como por las preocupaciones que lo inspiran 38. El diácono Deogracias, que lleva la catequesis en Cartago, se encuentra muy desalentado. Le parece estar muy por debajo de su cometido y que no es capaz de sembrar interés en el auditorio. Entonces escribe a Agustfn pidiéndole consejo. Este le responde haciendo análisis de las diversas causas de fracaso en la catequesis y presentándole las líneas de una espiritualidad del catequista. Es un admirable tratadito para uso de los catequistas del siglo IV.. Y para los de hoy. Tiene la ventaja de ocuparse también de los comienzos del catecumenado, es decir, de la fase de preparación remota al bautismo; las demás obras que conocemos sólo se fijan en la preparación inmediata del catecúmeno al bautismo El De Catechiurndis da también un importante modelo de catequesis siguiendo la historia de la salvación.

3 6 . C f r . S o u r c e s C h r k t i e n n e s , i n t r . B O T T E , PP. 8 - 9 , Y D O M C A P E L L E , "L'introduction du Catéchuménat a Rome", R . T . A . M . , abril, 1933, página 129. 3 7 . T r a d i t i o Apostolica, 1 6 - 2 1 . 3 8 . Oeuvres de S a i n t Augustin, 1 1 , t r a d . G . C o n s é s e t J . F A R G E S , D e s c l é e d e Brouwer, 1 9 4 9 . 38. Oeuvres de Saint augustin, 11, trad. G . Consés e t J . FARGES, Desclée de Brouwer, 1949.

L A CATEQUESIS EN LOS PRIMEROS SIGLOS

Gregorio de Nisa (t 394) El Discurso catequético de Gregorio de Nisa presenta la clara intención de adaptar la catequesis a un ambiente netamente especificad ~Se ~trata~ aqui . de intelectuales caracterizados por su neoplatonismo. Gregorio desde un comienzo se sitúa en su modo de pensar y de razonar, y utiliza sus propios argumentos para demostrar las verdades de la fe, para esclarecer algunas dificultades más concretas y resaltar aquellos puntos que son para ellos más interesantes, etc. Nos brinda aqui un ejemplo importante de adaptación pastoral.

Capítulo 11

E S T R U C T U R A DE LA CATEQUESIS

Sin duda la expresión de estructura de la catequesis puede entenderse de muy diversas maneras. Aquí nos fijamos en ella en cuanto se distingue del contenido doctrinal que estudiaremos en este mismo libro más adelante. Pero tampoco conviene minimizar la importancia de esta estructura, reduciéndola simplemente al marco dentro del cual se encierra la doctrina. Tal vez nada expresa mejor el carácter de iniciación integral a la vida cristiana que es la catequesis, como la estructura en que se apoya y que le ayuda a expresarse. Se correría el riesgo de no entender nada sobre el alcance real del contenido de la catequesis, si desconocidramos la exigencia a la que responde y el desarrollo que toma. Toda estructura, sea en el campo que sea, es el modo orgánico en que los elementos se unen entre sí dentro del conjunto. Esta definición se aplica con toda propiedad a la catequesis, cuya estructura se delinea por las dimensiones temporales, sociales y espirituales que constituyen los pasos de conversión. 3 9 . C o l l . H e r n r n e r - L e j a r , t r a d . M É R I D I E R 1, 9 .

LA C A T E Q U E S I S EN L O S P R I M E R O S S I G L O S

Primeramente, la dimensión temporal: la preparación al bautismo necesariamente se desarrolla en el tiempo, etapa por etapa, según el dinamismo de toda clase de vida y de crecimiento. Esto ya lo advertimos, aunque de modo global e implicito, en el Nuevo Testamento. Al final de esta época en que ahora nos ocupamos, nos será ya posible distinguir una preparación remota al bautismo; luego, el catecumenado propiamente dicho; y finalmente, la preparación inmediata escalonada también según un ritmo preciso. Es un primer aspecto de la estructura de la catequesis. Pero el que se prepara asi al bautismo no es un individuo aislado; vive en una comunidad, de la que es solidario, y esta comunidad -la Iglesia- se prepara a acogerlo en su seno, después de haberle acompafiado a lo largo del camino. Existe, por tanto, una dimensión social de la catequesis, la misma del cristianismo; ya veremos como ésta se expresa de manera visible y cada vez más institucional, a medida que avanzamos en los siglos. La preparación al bautismo es para el catecúmeno una aventura espiritual en la que todo su ser se compromete. Tendrá que conocer el contenido de su fe en la historia de la salvación, y la catequesis se hará dogmática. Pero deberá también encarnarse cada día en todas las dimensiones de la vida humana, y asi la catequesis se hará moral. Y desde el momento en que se le admite a la fuente de vida de los sacramentos, tendrá que aprender toda la riqueza de éstos en una catequesis sacramentaria. Todos estos aspectos nos están indicando nuevas dimensiones. Nos queda sólo profundizar en una última dimensión. Porque no se entra en esta nueva vida sólo por el conocimiento, sino también y sobre todo por la experiencia, que es fundamentalmente conversión, combate espiritual, lucha contra el demonio para adherirse a Cristo. Por esto, la catequesis adquiere también un carácter ritual a lo largo de la preparación al bautismo, durante la cual la Iglesia pone todos sus recursos de oración y de

E S T R U C T U R A D E LA C A T E Q U E S I S

acción al servicio de quien ha de entrar en el combate entre Cristo y Satanás. La estructura de la catequesis es esta conjunción de todos los elementos que constituyen el camino hacia el bautismo. Parece que es posible dividir este manojo en dos grandes orientaciones simples. La primera, en cuanto a extensión, se expresa esencialmente por etapas sucesivas. La segunda, más en profundidad, junta a la vez los diferentes aspectos que ya hemos destacado en cada momento de la catequesis. Nos serviremos de ambas orientaciones para describir la estructura de la catequesis. Comenzaremos por seguir el desarrollo del catecumenado tomando como hilo conductor la Traditio Apostolica de Hipólito de Roma, complementada con los testimonios que nos ofrece el siglo IV. Trataremos luego de presentar lo complejo de la catequesis, recorriendo cada una de sus etapas. Pero como la estructura es única, concluiremos teniendo en cuenta a la vez ambas orientaciones, tal como las hallamos sorprendentemente unidas en la proximidad del bautismo. Esta unidad tiene que ponernos en guardia contra la tentación bastante corriente de una concepción demasiado formalista del catecumenado. Se correria el peligro de confundir la estructura prohnda y la organización institucional. La organización del catecumenado no es un fin, sino un instrumento. Siempre dice relación con el paso fundamental de conversión a Cristo, que ella misma expresa y mantiene. No parece ilusorio el peligro de hacer discurrir el camino hacia la fe por los cauces hoy ya bien conocidos de un catecumenado "institucional". Ciertamente, las etapas de este camino serán siempre fundamentalmente las mismas; es aquí donde nos encontramos con nuestra estructura. Pero su duración, sus modalidades externas pueden variar. Hay una libertad del Espíritu que la institución nunca ~ u e d eentorpecer; los testimonios del Nuevo Testamento nos lo

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LA CATEQUESIS EN L O S PRIMEROS S I G L O S

recuerdan. Muchas veces habrá que abreviar el catecumenado, si el postulante tiene ya las disposiciones requeridas: fe profunda, conversión anterior, conocimiento. Otras, por lo mismo, será necesario prolongarlo. Siempre habrá que dar flexibilidad a esta institución, y no olvidar que nos encontramos en la historia de la Iglesia con autoridades para todas las opiniones. Pediremos en primer lugar al Nuevo Testamento que nos dé los elementos de juicio. Descubriremos asi los primeros testimonios reveladores de una estructura de la catequesis, confirmada por otra parte en otros documentos arcaicos no canónicos.

EL N U N O TESTAMENTO Y LA CATEQUESIS CRISTIANA ANTIGUA Leyendo el libro de los Hechos de los Apóstoles, parece que el bautismo comenzó a darse muy rápidamente. Ya el dia de Pentecostés fueron alrededor de 3.000 las personas que fueron bautizadas '. ¿Es que no existía entonces ninguna catequesis antes del bautismo? Sabemos que existia entre los judfos prosélitos. ¿Habrá que pensar que la intervención poderosa del Espiritu llevaba a los primeros cristianos a prescindir de una preparación? Inspirados por el Espiritu Santo, Felipe y Pedro bautizaron al eunuco de la reina de Etiopia y al centurión Cornelio 3. Igualmente Pablo fue admitido al bautismo después de una manifestación del mismo Jesús. La espera fue muy corta para todos. Pero si nos fijamos más de cerca en estos relatos de conversión hallaremos ya en ellos una presentación abreviada de todas las etapas de preparación del bautismo.

1. A c t . A p . , 2 , 4 1 . 2. Act. A p . , 8 , 26-40 3. Act. Ap., 10, 1-11

En realidad, en los tres casos que nos interesan, la primera de estas etapas fue larga. Es la de su fe judia vivida anteriormente con fidelidad. El alto funcionario de Candace volvía de "adorar en Jerusalén" y venia leyendo la Escritura; el centurión Cornelio era "piadoso y temeroso de Dios, daba limosna y oraba sin cesar a Dios", en cuanto a Pablo, su celo por la fe judia le llevaba hasta perseguir a la nueva Iglesia. No puede, por tanto, decirse que se les haya conferido el bautismo despreciando toda preparación anterior. Al contrario, su fe judia fue para ellos el mejor catecumenado. "El eunuco no estaba inactivo, nota Tertuliano. No fue un deseo repentino lo que le llevó a pedir el bautismo, sino que habia acudido al Templo para orar y estaba dedicado a la lectura de la Sagrada Escritura. Asi le encontró el Apóstol enviado espontáneamente por Dios" 4. Existencia y objeto de la catequesis La segunda etapa, la que prepara directamente al bautismo, es breve en verdad. Pem supone una enseiíanza real. No se la cita explícitamente, y en los Hechos es imposible distinguir kerygma y catequesis. Una huella podemos encontrar en la expresión solemne de San Lucas: "Abriendo la boca", que se aplica tanto a Felipe como a Pedro; y Pablo nos dirá que durante los tres dias que separaron la visión de Damasco de su bautismo, recibió "la tradición de los Apóstoles". No bastó la intervención directa del Espíritu Santo. Era necesario que la fe fuese anunciada: "¿Entiendes lo que estás leyendo?, pregunta Felipe al eunuco. Pero jcómo puedo entenderlo, responde, si nadie me lo explica?" "Aqui estamos todos nosotros reunidos ante Dios para escuchar cuanto te ha sido mandado por el Seííor", dice Cornelio a Pedro, a quien ha enviado a buscar. Entonces, 4. T E R T U L I A N O . De B o p t i s m o , 1 8 , 2 .

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LA C A T E Q U E S I S EN LOS PRIMEROS S I G L O S

los dos Apóstoles se fueron "a anunciarles a Jesucristo". Este es precisamente el objeto de la catequesis. A estos judíos sólo les falta creer que es Jesucristo Aquel en quien se cumplen las profecias: "Esto lo atestiguan todos los Pro+: que por su nombre recibe el perdón de los pecados todo el que cree en 21"'. Esto es ya muy importante para nosotros, puesto que es lo que especifica la catequesis. El Antiguo Testamento contiene ya lo sustancial de la fe. El Nuevo Testamento enseíia que todo esto se cumplió con la venida de Jesucristo. Una vez que la adhesión de la fe alcanza ya a este acontecimiento, entonces ya puede darse el bautismo.

El fiador La tradición posterior nos enseña que, para asegurar el bautismo, es necesario que alguien salga fiador ante la Iglesia de las disposiciones de quien pide el sacramento. Es la comunidad cristiana representada en la persona del padrino. En el libro de los Hechos no falta tampoco el padrino: es el Espíritu Santo, que interviene antes, en y después de la conversión, a no ser que sea Cristo mismo, como es el caso de San Pablo. "¿Acaso puede uno negar el agua del bautismo a quienes han recibido también el Espiritu Santo como nosotros?" 6. Así reconoce Pedro la garantía suprema del Espíritu. &ta no es negación de las garantias que se requieren ordinariamente, sino sencillamente una superación de ellas: "Vorotrossabéis que para un judío estd prohibido tratar o visitar a uno de otra raza. Pero Dios me ha ensefiado a no llamar sucio o impuro a ningún hombre. Por eso he venido sin dudarlo cuando me habéis llamado" '. 5 . Act. A g . , 10, 4 3 . 6 . A c r . A p . , 1 0 , 4 7 . V e r MICHEL D U J A R I E R , Le parrainage des adulte a u x trols premiers s12cles de I'Eglise, P a r í s Le C e r f , 1 9 6 2 , p á g i n a s 1 2 1 - 1 4 8 . 7. Act. A p . , 10, 28.

A continuación se nos dice que Pedro encontrará serias dificultades para convencer a la comunidad de Jerusalén de la intervención directa y real del Espíritu Santo; esto nos prueba que ella se sentía responsable en la admisión de los nuevos cristianos.

El ayuno El relato de la conversión de San Pablo tiene un interés particular para nosotros, al testimoniar la preparación al bautismo mediante el ayuno: 'Fermaneció tres días ciego, sin comer ni beber. " Encontramos ya aqui lo que ha de ser uno de los componentes esenciales del catecumenado, hasta el punto de que llega a influir en la estructura del año litúrgico, ya que el ayuno de la cuaresma no es sino el ayuno preparatorio a la recepción del bautismo. El sentido de este ayuno no es ante todo ascético. En el judaísmo de entonces parece equivalente al exorcismo, y reviste, por tanto, un valor ritual. Es la expresión del combate espiritual ': la preparación al bautismo es un tiempo de prueba en el que el demonio trata de mantener bajo su dominio a quien está a punto de escapársele. Esto arroja bastante luz sobre el verdadero carácter de la conversión anterior, mirada no sólo en su aspecto moral, sino en su referencia a la historia de la salvación como acción de Cristo. Los datos de los escritos no canónicos del periodo cristiano primitivo confirman la existencia de un tiempo de preparación al bautismo consagrado a la enseñanza, al ayuno y a la oración. En cuanto al bautismo, dadlo de este modo: Después de haber ensefiado cuanto precede, bautizad.. . Que el bautizado, el que bautiza y laz demái personas, si pueden, ayunen antes del bautismo. Al menos al bautizado se le ordena que ayune un día o dos antes 9... --

8 . Cfr. M t . , 17 2 1 : h a y d o s d e m o n i o s , e t c . 9 . Didachk, 7 .

L A C A T E Q U E S I S EN L O S P R I M E R O S S I G L O S

Que el que quiera ser bautizado imite a Zaqueo.. . que dé su nombre, escuche la ensefianza y después de haber ayunado, se le bautice O '. Otro pasaje de este mismo documento apócrifo nos habla de una mujer "que pide ser bautizada inmediatamente... Pedro le pide al menos el ayuno durante un día"; es un nuevo ejemplo de preparación abreviada al bautismo, porque hay una sefial manifiesta de fe; pero siempre se exige un mínimo de tiempo. Pasos de la catequesis

Cuando este tiempo era más largo, i p ~ d e m pensar ~s que, desde sus orígenes, la catequesis estaba estructurada en etapas sucesivas? Un pasaje de la Carta a los Hebreos plantea la cuestión: Pues aunque, por el tiempo, debíais ser maestros, otra vez tenéis necesidad de que se os ensefien los primeros rudimentos de la doctrina de Dios, y habéis llegado a tener necesidad de leche, no de alimentos sólidos. Y todo el que se alimenta de leche no ha probado la pahbra de justicia, pues es un niiío; en cambio, el alimento sólido es para los hombres maduros, que, por costumbre, tienen ejercitado el sentido de discernir el bien y el mal. Por eso, dejando lapalabra de lo elemental de Cristo, elevémonos a lo m h perfecto, sin volver otra vez al findamento de la conversión... ". Es el primer texto en que encontramos una distinción entre una ensefianza religiosa elemental y una ensefianza más desarrollada. El contenido de lo que será esta ensefianza elemental se define inmediatamente después. Consiste en la renuncia al pecado, la fe en Dios, los bautismos, la resurrección de los muertos y el último juicio. Todo --

.-

~p

R e c o g n i r ~ o n e rC l e m e n t i n a e , 3 , 6 7 . N o t e m o s a q u í l a m e n c i ó n d e l a i n s c r i p c i ó n d e l nombre, q u e vendrá a ser e n el siglo IV u n compromiso solemne. " Hbr., 5, 12; 6 , l . !'

E S T R U C T U R A DE L A C A T E Q U E S I S

esto es el resumen de la fe judía. Según Kosmala 12, el autor de la carta dirigida a los judíos, entendería que el judaísmo constituye la ensefianza elemental. La ensefianza superior sería entonces la proclamación de Jesucristo. Por tanto, no se trataría de diversos niveles dentro de una misma formación, sino más bien de etapas sucesivas: 10s paganos que no creen en un Dios trascendente; los judios que creen en lo que se llama ensefianza elemental; y los cristianos que creen en Jesucristo ... La oposición que hace aquí San Pablo seria, pues, una oposición entre fe elemental en Dios y su perfeccionamiento que es la fe en Jesucristo. Es difícil dirimir el debate, y los exegetas no están de acuerdo en la interpretación de este texto. Aunque hay que advertir que la oposición entre nifios que toman leche y adultos que comen carne aparece varias veces en San Pablo con un sentido técnico. Parece ser que desde los orígenes se distingufan dos clases de fieles: los niños pequefios (nepioi: los que no hablan) que reciben las verdades elementales y esenciales; y los adultos por otra parte. Es la misma palabra que emplea Pedro al dirigirse a los neófitos: "Como niños recién nacidos desead la leche espiritual sin mezcla, para que crezcáis con ella hacia la salvación" l 3 El "nifio pequefio" sería entonces el que se encuentra todavía en fase catequética, antes o después del bautismo, porque en el caso que acabamos de citar 14, la ensefianza dada es una ensefianza postbautismal que nos da el primer rastro de una catequesis sacramentaria dada después del bautismo, como será mas tarde costumbre general 15. 12. Hebraer, Essenet. Christen, Leyde, 1957, pp. 3 0 - 3 8 . 13. 1 P t . , 2, 1. 1 4 . C f r . P. B O I S M A R D . U n e l i t u r g i e b a p t i s m a l e d a n s l a P r i m a P e t r i " . R . B . , 6 3 (1956), 182-208. 1 5 . El u s o l i t ú r g i c o c o n s e r v a d o h a s t a n u e s t r o s d í a s d e l e e r e s t e p a s a j e e l d o m i n g o después d e Pascua (Quasimodo) confirma esta tesis y s i t ú a esta l e c t u r a e n e l m o m e n t o preciso para e l q u e fue pensada.

E S T R U C T U R A D E LA C A T E Q U E S I S

L A C A T E Q U E S I S EN L O S P R I M E R O S S I G L O S

ETAPAS DEL CATECUMENADO Es significativo que el primer texto elaborado sobre el catecumenado provenga de principios del siglo 11. En el desarrollo de la vida cristiana ésta es una etapa importante. La Iglesia constituye ya un gran pueblo distinto, con vida organizada en todos los campos. En ella el catecumenado ocupa un puesto de primer rango. Su existencia es ya atestada por Tertuliano l 6 y por Orígenes, que fue un gran catequista. La Traditio Apostolica de Hipólito de Roma nos da una descripción detallada 17. Puede decirse que desde comienzos del siglo 111 la estructura de la preparación al bautismo ya está determinada en sus líneas esenciales. El siglo IV, fecundo en obras catequéticas de gran envergadura, no hará más que llevarlas a su plena expansión. La abundancia de fuentes que poseemos nos permite conocerlas de modo muy preciso y completo: en Oriente contamos con Cirilo de Jerusalén, Teodoro de Mopsuestia, Juan Crisóstomo y el ltinerario de Egeria; en Occidente, con Ambrosio y Agustfn. Todos ellos dan testimonio de que en Jerusalén, Milán, Antioquía y Cartago la organización del catecumenado es la misma en su estructura general. Apenas se encuentran más que variantes de poca importancia; y las formas que entonces se fijan siguen siendo válidas en nuestro catecumenado actual. Desde el siglo 111 los catecúmenos constituyen en la Iglesia un orden en sentido estricto, sometido a un periodo de prueba en el que se estudia la aptitud de cada uno para llevar una vida cristiana y se examina su fe. Se distinguen dos estadios, cada uno inaugurado por un examen: el de la preparación remota al bautismo: catechoumenoi en Oriente o audientes en Occidente; y el de la preparación inmediata: pho"tizomenoi en Oriente o electi en Occidente. 16. De B a p t i s m o , 20, l . 1 7 . T r n d i t i o , 16-21.

Después del bautismo, los nuevos cristianos tendrán todavía que perfeccionar su iniciación a lo largo de un tercer estadio más breve, porque se limita a la semana de Pascua, pero muy importante. Durante estos días las catequesis mistagógicas revelarán a los neófitos todo el sentido del sacramento que acaban de recibir. Estamos, pues, en presencia de tres grandes etapas, a través de las cuales el catecumenado llega a desarrollar la vida cristiana. Sin embargo, otra etapa les precede generalmente. Aquella en la que los paganos se informan sobre la fe cristiana, cuya proclamación han escuchado y han visto vivir a otros. Es sabido que muchos eran estos paganos que acudían para escuchar a Orígenes. El Occidente latino les llama accedentes y San Agustín rudzs.

El primer examen En cuanto estaban decididos a prepararse al bautismo, tenían que presentarse a los "doctores", es decir, a los catequistas encargados de someterlos a un examen en nombre de la Iglesia. Encontramos en la Traditio Apostolica una especie de inventario de puntos sobre los que versaba este examen y una descripción detallada de su desarrollo. Cuando se presenta a los "doctores", el "recién llegado' no viene solo. Le acompaíían "los que le traen", es decir, los que más tarde llamaremos padrinos, que tendrán que testimoniar sobre él a lo largo del interrogatorio. Para asegurar mgor las disposiciones del candidato, dice San Agustín, un medio muy úti l... es informarse por los qne rodean al cateczímeno sobre sus disposiciones interiores y los motivos que le arrastran hacia la religión 18.

1 8 . De C a t e c h i z n n d i s R u d i b u s , 9.

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LA C A T E Q U E S I S EN LOS PRIMEROS S I G L O S

La función de padrinazgo se nos refiere aquí, por consiguiente, como una institución ya hecha. Seiíala con fuerza la dimensión eclesial y comunitaria del paso que ha dado el futuro catecúmeno; por medio de los padrinos, la comunidad cristiana se presenta a sf misma los candidatos; por medio de los doctores, verifica si la admisión de los que se presentan va a ser en interés del entero cuerpo de la Iglesia. Que los recikn llegados, que se presentan para escuchar la palabra, antes de nada sean presentados a los doctores, antes que el pueblo llegue. Que se les pida h razón por la cual e l h buscan h Yh que les traen, que testimonien sobre ellos, a j n de que se sepa si son capaces de escuchar. Que se examine también su manera de vivir 19. El examen, por tanto, se dirige ante todo a los motivos que abriga el candidato. La historia pasada de la Iglesia reconoce que han intervenido en muchos demasiados abusos, demasiados móviles, no sólo impuros, sino equivocados. Conviene verificar si de veras "buscan la fe", si estin capacitados para "escuchar la palabra". Aqui es donde los padrinos deberdn atestiguar sobre su candidato, para que se sepa "que son capaces de escuchar". En el caso en que se mire al cristianismo como medio único de agradar a aquellos de los que se espera algún fnvor o para evitar algún fatidio, o porque de lo contrario podrin seguirse algún mal o enemistad, no se quiere en verdad ser cristiano se trata de disino es u n conformismo exterior, sino una adhesidn mular. La interior ' 4 Pero afiade precisando San Agustin, el pedagogo: Muchas veces la misericordia divina hará del catequista u n instmmento suyo, despuh de u n dihlogo que le haya interiormente rernovido, nuestro hombre decidirá el venir a ser lo que antes había que-

fi.

fe

1 9 . T r a d i t i o A p o s t o l i c a , 16. 20. De C a t e c h i z a n d i s R u d i b u s , 9

rido disimular Entonces, cuando comience a quererlo, habrd dado u n primer paso verdadero 2'. Una vez que se ha verificado la intención del recién llegado, se entra en sus condiciones actuales de vida. El examen de la Iglesia -frecuentemente severo- aparece entonces inspirado por el deseo de asegurar que estas condiciones harán efectivamente practicable la vida cristiana, sin compromiso con las costumbres paganas o inmorales del ambiente. El candidato ¿es esclavo o libre?, jesclavo de un creyente o de un pagano? Si es esclavo, se procurará que el trato con su maestro garantice el ejercicio de su vida cristiana. ¿Está casado o no? Que viva en todo caso según los principios del matrimonio o del celibato cristiano. Hay casos, sin embargo, en que se nota una concesión a la poligamia: "Que la concubina de un hombre, del que es esclava, si ha educado a los hijos y le ha sido fiel, sea admitida; si no, que se la despida" Pero también: "Que un hombre que tiene concubina deje esta situación y se case legalmente. Si rechaza, despidasele." La Traditio Apostolica propone en seguida una lista detallada (aunque no exhaustiva) de los oficios compatibles o no con la fe cristiana. Han de eliminarse las profesiones inmorales: Que se practique una investigación sobre ojicios y pro$siones de aquellos que se acercan para instruirse. Si algzlien es dueiío de una casa que mantiene prostitutas, que cese o se le despiah. Van eliminadas también las profesiones que suponen una concesión al paganismo mitológico: Si alguno es escultor opintor, que se le exhorte a no hacer idolos. S i no quiere cesar, se le despida. Si alguno es actor, que cese o se le desoida. 2 1 . Ibfd. C f r . C l R l L O DE J E R U S A L É N , Ptocatequesis, 5: " S u c e d e t a m b i é n q u e s e h a y a a c e r c a d o p o r u n m o t i v o e x t r a ñ o (...) A c e p t o e l c e b o d e e s t e a n z u e l o y t e a c o j o a u n q u e v e n g a s t r a í d o p o r u n m o t i v o i n v á l i d o , d e s t i n a d o s i n e m b a r g o a la m a r a v i llosa e s p e r a n z a d e la s a l v a c i 6 n . "

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Conocemos por el De Spectaculis de Tertuliano la razón de esta intransigencia hacia los actores. Las representaciones teatrales eran parte de la vida oficial de la ciudad y constituían actos de culto pagano. Si alguien enseiía a los ninos ciencias profanas, es preferible que cese; pero si no tiene otro oficio, admítasele. Enseiiar a Hornero o Virgilio suponía todavía prácticamente ensefiar la mitología pagana. Si alguno es sacerdote de ídolos o guardián de ídolos, que cese o se le despida. Al soldado que esté a las órdenes de un gobernador, se le diga que no haga muertes (etc.). Si hubiéremos omitido a l ' n a cosa, tomad vosotros la decisión más conveniente, puesto que todos tenemos el Espíritu de Dios 22. Sin duda nos ha extrafiado la intransigencia que manifiesta este texto con algunos oficios. Hay que situarle en aquella época en que el cristianismo trataba de distinguirse al máximo, por sus costumbres, del paganismo que le rodeaba. Sin embargo, nadie sabe si las exigencias de Hipólito fueron alguna vez respetadas al pie de la letra. Tal vez merece aqui un poco el calificativo de "integrista" que se le atribuye. Ocupa, sin duda, la posición extrema de una tendencia rigorista; recuérdese que reprochó al Papa Calixto su laxismo al permitir la relajación de la disciplina de la Iglesia. Ésta se había desarrollado considerablemente en cuanto al número de miembros. Los cristianos pertenecen cada vez más a todas las categorias de la saciedad. Nacen de aquí circunstancias nuevas que exigen adaptaciones de aquella disciplina de los comienzos de la Iglesia. El movimiento emprendido por Calixto se irá desarrollando. Ya en el siglo IV, al hacerse el Imperio oficialmente cristiano, los fieles son libres de ocupar todos los cargos de la sociedad. No obstante, prescindiendo del

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idealismo de Hipólito en algunos puntos, hay que resaltar la preocupación permanente, que informa este examen de entrada al catecumenado, de asegurar que el catecúmeno va a poder vivir de la fe en la que va a ser instruido. Esto es lo que mejor nos enseiia que la catequesis es una iniciación integral y no solamente un contenido de verdades intelectuales. Si la sinceridad de sus disposiciones es puesta en evidencia, el candidato entra ya en el catecumenado propiamente dicho. En Africa esta introducción llevaba consigo la signación en la frente, la imposición de manos y la sal 23. Estos nuevos catecúmenos se llaman catechumenoi en Oriente y audientes o auditores en Occidente. Entonces comienza para ellos el tiempo de preparación remota al bautismo. ;Pero cuánto tiempo va a durar? Duración del catecumenado

"Que el catecúmeno se instruya durante tres aiíos", dice Hipólito 24. Este tiempo puede parecer excesivamente largo, sobre todo si recordamos la rapidez con que se daba el bautismo en la época apostólica. Pero estamos en el siglo 111. Las persecuciones aún recientes han hecho constar muchísimas defecciones entre los fieles, y ahora se impone la urgencia de probar más seriamente la fe de los candidatos al bautismo. Hay que notar además que la entrada en el tiempo de catecumenado sefialaba ya muy fuertemente una pertenencia a la Iglesia, como da a entender la participación de los catecúmenos en la liturgia de la Palabra. Ciertamente hay aqui una realidad de la que es preciso caer hoy en la cuenta: ya desde antes de la recepción del sacra-

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2 3 . E n l a s f a m i l i a s c r i s t i a n a s e s t a p r i m e r a i n i c i a c i ó n s e r e c i b í a ya d e l o s p a d r e s , y el niíio era considerado como catecúmeno. Así sucedió con el mismo S a n Axustín. 24. Traditio, 17.

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mento, el catecúmeno es considerado como miembro de la comunidad eclesial. El tiempo del catecumenado se encargará de realizar su integración progresiva en la Iglesia. Queda, sin embargo, dentro de lo admitido, aun para Hipólito cuyas tendencias extremistas conocemos, que puede haber una restricción de este tiempo, a condición que la vida del catecúmeno ofrezca garantía: Con todo, si alguien pone mucho interés y persevera en esta empresa, que no se le juzgue según el tiempo, sino según su conducta 25. En el siglo IV la situación cambia por lo general. Muchas familias cristianas se contentan con introducir a sus hijos en el catecumenado al poco tiempo de nacer y retrasan el bautismo hasta la edad adulta 26. Muchos adultos, temiendo los compromisos bautismales, tendían a prolongar indefinidamente el catecumenado. Ponían como pretexto el miedo a volver a caer en el pecado después del bautismo. Así resultaba que en caso de peligro de muerte, las gentes se precipitaban a bautizarse sin que les diera tiempo a la menor preparación. Vemos entonces reaccionar vigorosamente a los obispos contra esta tendencia. Gregorio de Nisa amonesta a los procrastinantes, "a los que se retrasan" 17, y les invita a pedir el bautismo mostrándoles sus ventajas y subrayando el peligro de permanecer perpetuamente catec ú m e n o ~y los inconvenientes del bautismo en el lecho de muerte. La misma preocupación constante de luchar contra esta clase de bautismos encontramos en San Juan Crisóstomo: Pero jcómo no va a ser un último grado de locura dejar siempre para más tarde el bautismo? ¡Oíd vosotros, catecúmenos y cuantos dejáis vuestra salvación para el último suspiro! 28. p . -

2 5 . Traditio 1 7 . 2 6 . Esto e s c o n t r a r i o a la t r a d i c i ó n de la I g l e s i a , q u e d e s d e u n p r i n c i p i o b a u t i z 6 a los h i j o s de familia cristiana. 2 7 . P. G . 4 6 , 6 0 9 . 2 8 . " H o m i l í a 18 Traditio sobre S a n J u a n " , P. G . 5 9 , 115 B.

Esta lentitud en pedir el bautismo, que se hace corriente en el siglo IV, da lugar a la llamada solemne que se hacía en Epifanía, en la que todos los aiios el obispo fuerza a los catecúmenos a "dar su nombre", es decir, a inscribirse para la preparación inmediata al bautismo.

Las instrucciones Pero antes de llegar a la inscripción del nombre, que sefiaía la entrada en la fase de preparación inmediata ai bautismo, jcómo se organiza el período de preparación lejana? La Traditio Apostolica menciona unas instrucciones 29. Ai menos en algunos lugares, se daba una ensefianza especial a los catecúmenos. Estaba encargado de ella un "doctor", es decir, un catequista. Éste era muchas veces un laico, como es el caso de Orígenes. Para esta instrucción, el catequista reúne aparte a los catecúmenos, lo más seguro antes de la asamblea general de la comunidad, de la que ellos ya son miembros. Y después de la instrucción participan en la liturgia de la Palabra, siempre separados de los fieles 'O. No participan en la Eucaristía propiamente dicha, porque ellos todavía no se benefician más que de una semiintegración en la vida eclesiai. Cuando el doctor ha terminado su instruccibn, que los catecúmenos recen aparte de los fieles ... Y una vez que han terminado de rezar, que no se den el beso de la paz, porque su beso no es aún puro. Que los fieles se den el beso de la paz. Después de la oracidn -continúa la Traditio Apostdlica- que el doctor ore imponiéndoles las manos. Ya sea el doctor eclesiástico o laico, que lo haga así jl. Este es el aspecto ritual que se presenta ya en el estadio de preparación remota. 2 9 . Traditio, 18.

30. A v e c e s los obispos y predicadores se dirigen directamente a e l l o s , l o que d e m u e s t r a q u e c o n s t i t u í a n una parte n o t a b l e de su a u d i t o r i o . 31. Traditio. 1 9 .

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LA C A T E Q U E S I S EN LOS PRIMEROS SIGLOS

Todos los elementos de la catequesis, sobre los que más adelante trataremos ampliamente, se hallan ya en este estadio del catecumenado, orgánicamente asociados al desarrollo de cada reunión de catecúmeno~.Una ensefianza, una oración y elementos rituales, vividos en la comunidad: todo esto constituye ya fundamentalmente la iniciación cristiana integral. Esta etapa de preparación remota está, sin embargo, mucho menos estructurada e institucionalizada que la de la preparación inmediata, y en ella aún no se ha llegado a ninguna decisión precisa con relación al bautismo. La llamada solemne de Epifanía publicada anualmente por el obispo tiene como finalidad el ayudar a los vacilantes a tomar esta decisión, para que la cuaresma próxima se encuentren dispuestos a entrar en la etapa decisiva. Desde el siglo 111, en efecto, la preparación inmediata al bautismo parece que coincide con la cuaresma 32. En todo caso, esto es absolutamente cierto en el siglo IV, en el que la cuaresma va toda ella ordenada a la última fase del catecumenado. El Itinerario de Egeria ofrece de ésta un testimonio muy evocador 33. La abundancia de documentos de esta época nos informa muy detalladamente sobre el desarrollo de estas últimas semanas, pero ya la Traditio Apostolica nos daba los datos esenciales. Segundo examen e inscripción del nombre

La víspera del primer domingo de cuaresma, los catecúmenos que deseaban ser bautizados daban su nombre al presbítero encargado de esta misión. Al día siguiente tenia lugar una ceremonia muy solemne que comprendía un examen y la inscripción del nombre. 3 2 . La cuaresma duraba o c h o semanas e n O r i e n t e y s e i s e n O c c i d e n t e . 3 3 . Cfr. también nuestra liturgia cuaresmal.

El que da su nombre, lo hace en la víspera de la cuaresma, y un presbítero anota sus nombres... Al día siguiente, comienzo de fa cuaresma, se k pone al obispo la sede en medio de fa Iglesia mayoE . . , después se van acercando uno a uno los candidatos 3*. Efectivamente, antes de ser admitidos al bautismo, los catecúmenos van a ser sometidos a un segundo examen bastante diferente del primero, dado el espíritu que le anima. Se pregunta ahora por la conducta de los catecúmenos durante su catecumenado ¿han demostrado con su vida que son dignos de ser bautizados? Una vez escogidos aparte los que van a recibir el bautismo, se les examina su vida: iban vivido piadosamente mientras eran catecúmenos, han respetado a las viudas, visitado a los enfermos ypracticado buenas obras?Si los que les han traído atestiguan que e l h han observado esta conducta que escuchen el Evangelio 'I. En el siglo IV, como hemos visto, la admisión de catecúmenos al bautismo era tan importante, que el mismo obispo era quien examinaba a los candidatos. l?l es quien debe discernir las aptitudes para entrar en la Iglesia. Los candidatos le son presentados por los padrinos y madrinas, y él les pregunta que den testimonio sobre la vida de sus catecúmenos durante la preparación remota: Si son hombres, vienen con su padrino, si son mujeres, con su madrina. Entonces, para cada uno el obispo pregunta a los vecinos de aquel que ha entrado, diciendo: ';Lleva una vida honesta' ¿Respeta a sus padres? ¿No es dado a la bebida y a fa mentira?"... Los que son defiera, a no ser que tengan testigos que les conocen, logran llegar con menos facilidad al bautismo 36. También aquí aparece clara la importancia de la misión del padrino, hasta tal punto que los que no lo tienen, difícilmente son admi3 4 . Itinerario, 4 5 . 3 5 . Traditio, 2 0 . 3 6 . Itinerario. 4 5 .

LA CATEQUESIS EN LOS PRIMEROS S I G L O S

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Juan Crisóstomo o la procatequesis de Cirilo de Jerusalén. El tema de ella es paradisiaco y nupcial, e inspira a nuestros autores acentos de hondo lirismo y mística: Ya os llega un perfime de felicidad, iluminados. Ya estáis recogiendo las flores misticas para tejer con ellas coronas celestes. Ya el Espiritu Santo ha inspirado el dulce olor 41. Tiempo de gozo y alegría espiritual es kte en que nos encontramos. Han llegado los dfas de las bodas espirituales, objeto de nuestro anhelo y de nuestro amor 42. Después los nuevos "iluminados" son invitados a velar, a orar, a hacer penitencia y a asistir asiduamente a las catequesis, camino que lleva hasta el cielo, porque "a lo largo del camino el dragón acecha a los que pasan" 43. Este camino va a ir jalonado durante la cuaresma por reuniones casi diarias. Un estudio atento de los diversos aspectos de éstas nos va a llevar más adelante al conocimiento de la estructura de la catequesis, descubriéndonos, además de su desarrollo en el tiempo, los elementos que la constituyen.

tidos al bautismo. San Juan Crisóstomo lo sefiala igualmente. Teodoro de Mopsuestia da a entender que el padrino interviene en toda la iniciación cristiana. Es la comunidad la que puede juzgar sobre la conversión real y total del catecúmeno, esto es, si por sus "buenas obras" ha roto efectivamente con su conducta pagana habitual. Lo cual significa que la preparación al bautismo fue y seguirá siendo tanto obra del laico como del sacerdote, y que una iniciación sin que la comunidad participe apenas tiene gran valor. Durante el examen, Teodoro de Mopsuestia nos muestra al candidato "con las manos extendidas en actitud orante y con la vista baja ..., los pies descalzos sobre una alfombra" 37. Con esto se manifiesta el combate espiritual entre Cristo y Satanás, que "en ese momento trata de abogar contra nosotros, so pretexto de que no tenemos derecho a salir de su dominio" 38. Si el examen es favorable, el obispo en persona inscribe de su puño y letra en el "libro de la Iglesiawel nombre del futuro bautizado, que así viene a ser electas, elegido, o photizomenos, el que va a ser iluminado. No es una pura formalidad administrativa. En ese caso, habría bastado lo que el "sacerdote de servicio" hizo la víspera. Ser inscrito en el registro, es quedar inscrito entre los ciudadanos de la Jerusalén celeste: Dadme vuestros nombres, para que yo los inscriba con tinta. El Seiíor los grabará en tablas imperecederas, inscribiéndolos con su propia mano 39. Desde ahora ya estás inscrito en el cielo 40. La ceremonia solemne de la inscripción del nombre termina con la "procatequesis", homilía que pronuncia el obispo para dar sentido a la preparación cuaresmal; así, la primera catequesis bautismal de San

Ya desde el siglo 111, y afartiori en el siglo IV, los catecúmenos se reúnen no sólo el domingo, sino también todos los dfas de la semana menos el sábado. Cada reunión, que dura muchas veces no menos de tres horas, entre prima y tercia, comprende una enseiianza doctrinal, una iniciación moral y espiritual, y actos rituales. Toda la preparación cuaresmal está concebida como un tiempo de retiro dedicado a la oración y a la penitencia, y al acontecimiento de los misterios de la fe. Todo esto no es nuevo para el catecúmeno, al menos si

3 7 . Hornillas C a t e q u t t i c a s , 1 2 , l . 3 8 . Hornillas C a t e q u l t i c a s , 1 2 , 1 8 . 3 9 . G R E G O R I O DE N I S A , "Adversas p r o c r a s t i n a n t e s " , P G . 4 6 , 4 1 7 R . 4 0 . Hornillas C a t e q u t t i c a s , 1 2 , 16.

~ C I R I L DOE J E R U S A L É N , P r o c a t e q u e s i s , 1. 4 2 . S A N J U A N C R I S ~ S T O M OO c h o c a t e q u e s i s . 1 , 1 4 3 . C I R I L O D E J E R U S A L E N , P r o c a t e q u e s i s , 16.

ELEMENTOS DE LA CATEQUESIS

LA C A T E Q U E S I S E N L O S P R I M E R O S S l G L O S

su preparación viene durando ya varios meses o afios. Pero parece que en muchos casos el tiempo de preparación remota al bautismo ha quedado muy poco institucionalizado, demasiado poco para poder realmente preparar a los catecúmenos. En cuanto a los que retrasan indefinidamente su bautismo, es bien probable que descuidaran también su preparación. Por eso, las seis u ocho semanas de cuaresma se presentan sumamente densas y completas. Las catequesis de San Cirilo de Jerusalén, por ejemplo, forman un conjunto doctrinal en el que se ve la preocupación por transmitir de un modo elemental, aunque completo, todo el misterio de la fe, entroncado en la historia de la salvación. El paso dado de conversión va ahondando con la oración y el ayuno. El aspecto de lucha espiritual se intensifica mediante las diversas imposiciones de manos y exorcismos que seííalan la retirada progresiva del demonio hasta llegar al triunfo de Cristo por la adhesión solemne del que va a ser bautizado. Aspecto ritud: exorcismos

Los exorcismos ocupaban un lugar de preferencia en la liturgia bautismal antigua. La Traditio Apostolica de Hipólito dice que son diarios: "A partir del día que son elegidos, que se les imponga cada día las manos exorcizándolos" 44. En el siglo IV, el exorcismo constituye lo esencial de la reunión del domingo reservada a los catecúmenos: El escrutinio. Los ritos del exorcismo corresponden a éstos de nuestro bautismo actual: palabras imprecatorias, exsu@tio en el rostro, signatio en la frente, en los oídos y en la nariz. Encontramos en San Cirilo de Jerusalén algunos detalles sobre las circunstancias de estos exorcismos, sobre el modo en que son practicados y sobre su sentido: -

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4 4 . T r a d i t i o , 20

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Los hábiles orfebres se sirven de delicados instrumentos para soplar sobre las brasas, y así levantar las pepitas de oro ocultas en el crisol. Avivando la llama es como descubren lo que buscan. Así cuando los exorcistas mediante el '?opio " divino lanzan fiera el temory, como en un crisol -que aquí sería el cuerpo- reavivan el alma, entonces el demonio huye; queda la salvacidn, queda también la esperanza de vida eterna, y finalmente el alma purzjcaah de sus faltas adquiere la salvación 45. Es cierto que los ritos de exorcismo tienen su origen en el cristianismo antiguo. Son expresión de una teología del mal, del pecado original que tiene alma cautiva y del misterio de la Redención. Hay dos significados principales que es preciso sacar de los numerosos comentarios que tenemos. La función del exorcismo es principalmente el arrancar poco a poco al catecúmeno de las fuerzas del mal y adherirlo a Cristo. El tiempo de preparación al bautismo es un tiempo de lucha, de tentación; así, el relato de la tentación de Jesús abre la liturgia de cuaresma. Por lo demás es Cristo mismo quien combate para separar al catecúmeno del Príncipe de las Tinieblas. San Cipriano 46 comparaal catecúmeno con un judío que, perseguido por los soldados del Faraón, huye de Egipto hacia el Mar Rojo, no estará salvado definitivamente hasta que no haya pasado a la otra orilla. Los Padres ven una analogía fundamental entre la liberación de Egipto, la resurrección y el bautismo. Estudiaremos más ampliamente esta tipologia cuando hablemos de la catequesis sacramentaria. Se funda en la certeza de que Dios continúa comunicando al hombre en situación espiritual desesperada una salvación que jamás podría darle ninguna liberación sociología o económica. 4 5 . C l R l L O D E J E R U S A L É N , P ~ o c a t e q u e s i s ,9 4 6 . Carta 6 8 .

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Existe, además, en la base del rito del exorcismo toda una teología dramática de la condición humana. Antes que Cristo libere al hombre del pecado y de la muerte, éste vive sometido al mal. Este mal no está en Dios, pero tampoco depende sólo de la voluntad del hombre. Está por debajo de Dios y por encima del hombre. Por eso, el hombre, con sus fuerzas únicamente y sin el auxilio de Dios, no puede despegarse de este poder del mal que le cautiva. Tenemos que devolver a los ritos del exorcismo todo su significado. Este significado es la liberación del mal. No hay, por tanto, que obrar pasando por alto el papel que desempeíia el Príncipe de las Tinieblas. Porque si en definitiva el hombre puede salvarse solo, si el misterio del mal no radica más allá del hombre, se echa por tierra todo el sentido de la Redención. Cristo no seria más que un sabio venido a ensefiarnos cómo eliminar las injusticias sociales o los sufrimientos ocasionados por la mala voluntad del hombre. En realidad, solo existe la mala voluntad del hombre, las fuerzas malignas que impiden al hombre unirse a Cristo, de las que es necesario librarle.

Ensefianza doctrinal La preparación al bautismo comprendía también su parte de ensefianza. Ésta a su vez comprende dos elementos: una explicación de la Escritura y un comentario del símbolo. Pero el ordenamiento de ambos elementos ha tenido soluciones muy diversas durante los siglos IV y V. En Occidente, según lo que sabemos por Agustin y Ambrosio, durante casi toda la cuaresma se da una enseñanza biblica. Su eco lo tenemos en los tratados biblicos de San Ambrosio, que vienen a ser sus homilfas escritas. También aquí las diferencias pueden ser grandes: exposición de un libro solamente, presentación del conjunto de la Escritura, sermón sobre pasajes variados. Solamente

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se tenian algunas homilfas sobre el sfmbolo en general con ocasión de la traditio y redditio del mismo. En Oriente, al lado de las homilias exegéticas, había una serie de conferencias sobre el simbolo. Ambas podian mezclarse y ofrse durante la cuaresma sobre todo, como sucedia tal vez con las catequesis de Cirilo de Jerusalén. Nos atendremos a la descripción más detallada que conocemos, la de la catequesis de Jerusalén en el final del siglo IV, tal como nos la ha transmitido Egeria. La catequesis propiamente dicha se daba diariamente a los catecúmenos durante la cuaresma, excepto los sábados y domingos: "Se les instruye en todo durante esos dias; es lo que se llama la catequesis" 47. SU finalidad es dar los fundamentos sólidos indispensables para la vida de fe. San Cirilo de Jerusalén lo subraya indicándonos cómo la catequesis se distingue de la predicación ordinaria: No se piense que se trata de nuestras reuniones ordinarias. No. Estas últimas también son buenas y merecen nuestro asentimiento. Pero si hoy has estado distraído, mafiana lo aprendes. Por el contvario, las ensefianzas que se nos dispensan progresivamente sobre el bautismo de la Nueva Alianza, si fueran hoy descuidzdas, jcudndo podrían aprenderse?... Mira que la catequesis es como un ed$cio: si no ahondamos para los cimientos, será absolutamente inútil nuestro trabajo 48. El tiempo de la catequesis es el de fundamentar la fe, tanto como e1 de purificar el alma. Por eso, el primer tiempo de la catequesis es bíblico. Durante las primeras semanas el obispo comenta la Escritura y expone toda la historia de la salvación "desde el in principiofccit Deus coelum et terram hasta los tiempos actuales de la Iglesia" 49, 4 7 . Itinerario, 4 7 4 8 . C J R I L O D E J E R U S A L É N , Procatequesis, 1 1 . 49. A G U S T ~ N , De Catechizandis Rudibus, 5. Para A g u s t í n t o d a la c a t e q u e s i s s e h a l l a c o n t e n i d a e n la e x p o s i c i ó n d e la h i s t o r i a d e la s a l v a c i ó n . Ver infra " C a t e q u e s i s e H i s t o r i a d e la S a l v a c i ó n . "

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"recorriendo toda la Escritura, dando de ella en primer lugar su senEl comentario tendía a tido literal y luego el sentido espiritual" hacer comprender la correspondencia entre los acontecimientos y las leyes permanentes de la gracia, asf como a manifestar que las maneras de Dios son siempre las mismas en las diversas etapas de la historia de la salvación. Era favorecer su actualización en la vida de los catecúmenos. El sexto domingo de cuaresma comenzaba en Oriente la catequesis dogmática, esencialmente constituida por la explicación de los artículos del sfmbolo. Y así comenzaba con la importante ceremonia de la traditio Symboli.

Entrega del Símbolo A l final de las cinco semanas de instruccidn, entonces reciben (los catecúmenos) el Símbolo Al entregárselo, el obispo les recomienda que lo aprendan de memoria: Para evitar que el alma muera por ignorarla, encerramos en estos pocos artículos todz la ensefianza de la Esto es lo que quiero que retengáis textualmente en memoria IZ. Después, el obispo hace un primer comentario del Simbolo en general. La entrega del Sfmbolo es un acto fundamental que contiene todo el significado de la catequesis. Al entregar el Sfmbolo, la Iglesia transmite a los nuevos cristianos la fe; por eso lo convierte en un acto litúrgico. La "Tradición" de la Iglesia está aqui presente y operante, en toda la plenitud de su sentido teológico. La catequesis se manifiesta entonces en toda su dimensión; que es la realización

fe.

5 0 . Itinerario, 4 6 . 5 1 . Ibrd. 5 2 . C l R I L O DE J E R U S A L É N , Procataquesis. 5 , 1 2 .

actual y viva de la tradición oral de la Iglesia. La misión del Simbolo es expresar resumidamente el contenido de la tradición; su origen es esencidmente catequdtico 53. Su formulación difiere según las Iglesias, pero constituye siempre un conjunto elemental y completo de las verdades necesarias para la salvación Durante los quince dias que siguen a la entrega del Sfmbolo, tiene lugar la explicación, explatatio symboli; el obispo lo va comentando articulo por articulo Esta ensefianza es intensiva y dura a veces tres horas cada dia. Se les explica la doctrina del Símbolo, así como la de to&s las Escrituras, fiase porfiase, primero en sentido literal luego en sentido espiritual.. Todos son instruidos desde la hora de prima a la hora de tercia, ya que la catequesis dura estas tres horas 54. La atmósfera viva y espontánea en que se desarrollaba la catequesis no carece de lección para nosotros: Mientras el obispo trata to&s estas cuestiones, kz gente se manifirta con tales gritos de aprobacidn que se les oye gritar incluso fuera de la iglesia. Porque él va descubriendo tan bien todos los misterios, que nadie permanece insensible a lo que oye explicar 15. Una vez explicado el Simbolo durante cuarenta dias, deberá ser "repetido" por el catecúmeno a quien se le entregó: es la redditio symboli. Este rito tiene lugar el Domingo de Ramos, antes que comience la "semana mayorw.Ese día el catecúmeno, siempre acom~ a i í a d ode supadrino o madrina, recita solemnemente ante el obispo el simbolo que debe ya conocer de memoria 16. Al find de la ceremonia, el obispo anuncia el complemento de la catequesis que se 5 3 . S ó l o cuando los bautismos de n i ñ o s s e fueron e x t e n d i e n d o , el S í m b o l o r e c i b i ó u n u s o b a u t i s m a l b a j o forma d e c o n f e s i ó n d e f e . 5 4 . Itinerario, 4 6 . 5 5 . Itinerario, 4 7 . Ver t a m b i é n 4 6 y C l R l L O DE J E R U S A L É N , C a t e q u e s i s . 1 3 , 2 3 . 5 6 . C u a n d o s e e s t a b l e c i ó e l u s o d e u n a ' t r a d i t i o * y " r e d d i t i o " d e la o r a c i ó n d o m i n i c a l , las d e l s í m b o l o s e a d e l a n t a r o n u n d o m i n g o . C f r . D O N D E Y N E , "La d i s c i p l i n e d e s s c r u t i n s " , Reu. H i s t . E c c l . , 1 9 3 2 , p á g i n a s 1 4 - 1 5 .

E S T R U C T U R A DE LA C A T E Q U E S I S

LA C A T E Q U E S I S EN L O S PRIMEROS S I G L O S

dará después de Pascua. La catequesis dogmática pre-bautismal termina así con la "redditio" del Símbolo; pero aún queda el "descubrir los misterios" de los sacramentos con las catequesis mistagógicas post-bautismales: Depuh del santo y saludablr día de Pascua, a partir drl sepndo día despuks del sábado y cada uno de los días de la Semana Santa, inmediatamente despuks de la Sinaxis, entrareís en el santo lugar de la Anástasispara escuchar,s i Dios quiere, otras catequesb, Se os L r á en ellas la clave de cada uno de los ritos realizados y se os darán explicaciones sacadas del Antipo Estamento y del Nuevo, primeramente sobre lo que sucedid a continuación del bautismo, luego sobre la manera en que el Sefior os ha pun$cado. .., se OS hablará de los misterios que se desarrollan en el altar del Nuevo Estamento 57.

Iniciación a la oración La catequesis que se da durante la "semana mayorwde preparación última antes de Pascua es esencialmente una iniciación a la plegaria. En este terreno los usos varían mucho según las Iglesias. La entrega del Pater se hace generalmente al principio de la Semana Santa. Pero en algunas Iglesias se traslada a después del bautismo, porque se considera que el Pater es la oración especifica de los cristianos y no pueden decirla más que los "hijos". Tenemos un comentario del Pater en las Homilías Catequhicas de Teodoro de Mopsuestia. Algunas Iglesias tienen también una "tradditio" del salmo 22, que desempefiaba un papel importante en la liturgia bautismal. En la noche de Pascua, al salir del bautisterio, los neófitos iban procesionalmente a la iglesia con un cirio en la mano para su primera comunión, en el trayecto cantaban el salmo 22. Este salmo expresa claramente la idea de libe.

~ ~ C I R I DLEOJ E R U S A L É N , C a t a q u e s i s , 18, 33; Itinerario. 4 6

ración, y los Padres siempre vieron en él alusión a los sacramentos (aguas tranquilas, mesa, unciones), lo que justifica su uso en la liturgia pascua1 58.

Preparación espiritual La preparación cuaresmal, como hemos visto, se desarrolla en una atmósfera de retiro, de oración, penitencia y conversión. Es el primer aspecto hacia el que el obispo atrajo la atención de los catecúmenos en la catequesis de apertura. Hay que aprovechar el tiempo de cuaresma para examinar las disposiciones que se traen y transformarlas, si es preciso. Te hago esta exhortación antes que venga el Esposo de las almas, jesús, y vea tus vestidos. Dispones de un largo espacio de tiempo; tienes una penitencia de cuarenta días, tienes una buena ocasión de desvestirte, de lavarte, de volverte a vestir y entrar 5y. Si el motivo que ha llevado a pedir el bautismo es bastardo, es el momento de convertirse a una vida mejor, puede ser la ocasión de encontrar la fe auténtica. Pero es menester que la conversión sea sincera. Asi la seriedad de las exigencias cristianas debe presentarse en todo su rigor, y quien no se acerque con disposiciones interiores sinceras debe retirarse. Llega el momento en que el obispo centra todas sus catequesis en la conversión moral. Es el caso de San Ambrosio en sus homilías cuaresmales. San Cirilo de Jerusalén busca más bien la conducta práctica que emana de las verdades dogmáticas a medida que se van exponiendo. Para todos la cuaresma es tiempo de penitencia, porque es tiempo de lucha contra el demonio y el pecado, es el tema de toda la primera catequesis bautismal de San Cirilo. --

58. Su primera i n t e r p r e t a c i ó n es, sin embargo, cristológica. Más tarde adquirirá su sentido bautismal.

59. C l R I L O D E J E R U S A L É N , P r o c a t e q u e s i s , 4.

LA C A T E Q U E S I S EN L O S P R I M E R O S S I G L O S

E S T R U C T U R A DE LA C A T E Q U E S I S

¿Ycómo no resaltar que ésta comienza con una invitación a la ale-

todos sus ángeles, a todas sus obras, a todo su culto, a toda su vani-

gría de quienes son "discípulos de la Nueva Alianza, participantes en los misterios de Cristo ya por la llamada y en seguida también por la gacia" y van a ser admitidos a cantar a Cristo un cántico nupcial? " Para entrar en la plenitud de esta alegria hay que romper con la esclavitud del pecado. Si alguien es esclavo del pecado, que la le disponga inmediatamente a la regeneración liberadora de la adopciónjlial que rompa con la funesta esclavitud del pecado y adquiera la bienaventurada esclavitud del Señor 61.

W y a todo desviarniento mundano, y me comprometo con voto

fe

Renuncia a Satanás y adhesión a Cristo Nada resalta mejor el carácter de muerte al pecado y de vida para Dios que sefiala toda la preparación al bautismo, como este rito final de la renuncia a Satanás (apotaxis) y de la adhesión a Cristo (syntaxis). Es el último antes del bautismo. En Antioquia tiene lugar el Jueves Santo; en otras partes, durante la noche del Sábado Santo al Domingo de Pascua. Su existencia nos es atestiguada por todos los autores y en todas las Iglesias: en Jerusalén y en Milán, en Antioquia y en Roma. Aunque forme parte de los ritos preparatorios al bautismo, se inserta ya en la liturgia propiamente bautismal de la noche de Pascua. Por esta razón lo comenta Cirilo de Jerusalén en la primera catequesis mistagógica después del bautismo He aqui cómo Teodoro de Mopsuestia describe la renuncia a Satanás: Estad de pie sobre vuestros cilicios, descahos, despuir de haber levantado vuestro vestido externo, teniendo las manos extendidas hacia Dios, como en actitud de oracidn. Luego arrodillaos, pero conservad derecho el cuerpo, y decid: Yo renuncio a Satanás, a 6 0 . C l R l L O D E J E R U S A L É N , C a t e q u e s i s , 1, 6 1 . I b í d . , 1. 2 .

a ser bautizado en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo 62. Así, vuelto hacia Occidente, el "lugar o morada del poder de las tinieblas", con las manos extendidas en el gesto que en la antigüedad acompaiiaba a todo compromiso solemne, el que va a ser bautizado declara la ruptura del pacto que le unía a Satanás. A la abjuración de Satanás y de sus "pompas" sigue en seguida la adhesión a Cristo. Esta vez el catecúmeno se vuelve hacia Oriente de donde viene la luz de Cristo, hacia ese Oriente que es también el camino del Paraíso, y hace profesión solemne de fe en Dios Padre, Hijo y Espfritu: Entonces, cuando renuncias a Satanás, denunciando sin ambages todo pacto con él..., se te abre el Paraiso de Dios plantado por Él en Oriente... Como simbolo de este acontecimiento está tu cambio defFente del Occidente hacia el Oriente que es elpaís de la luz. Entonces se te ha pedido que digas estas palabras: "Yo creo en el Padre, y en el Hijo, y en el Espíritu Santo, y en el único bautismo de penitencia. " Este tema se ha tratado ya ampliamente en las anteriores catequesis, según nos iba concediendo la gracia de Dios 63. Por consiguiente, todo el contenido de la fe se resume en la fórmula de adhesión del nuevo cristiano a las tres divinas personas; esta adhesión a Dios en Cristo es la que constituirá el acto de fe que se requiere para el bautismo. &te se dará inmediatamente después, ya al alba del santo día de Pascua.

62. Homilías Cnrequkticas, 13, introducción. 6 3 . C l R I L O DE J E R U S A L É N , C a t e q u e s ~ s , 1 9 , 9

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ESTRUCTURA DE LA CATEQUESIS

LA CATEQUESIS E N LOS PRIMEROS SIGLOS

Catequesis mistagógica Después del bautismo, les toca todavia a los neófitos vivir una última etapa de la catequesis de tipo enteramente nuevo para ellos, ya que hasta ahora nunca se había tratado sobre la catequesis sacramentaria. Se consideraba que era necesario haber recibido el bautismo antes de entrar en el "misterio" de los sacramentos cristianos. Esto sucedía, ante todo, por respeto a la ley del "arcano", que prohibía comunicar este misterio a los paganos, incluso a los que aún no se hallaban plenamente integrados a la Iglesia. Pero, sobre todo, la costumbre de no dar la catequesis de sacramentos hasta después del bautismo y la eucaristia nacia de la convicción de que los sacramentos son acontecimientos y no nociones. Valía más la pena vivirlos antes, y que luego se diera su significación. No es hoy, hijor auténticos y queridos de la Iglesia, cuando quiero dedicarme a comunicaros los altos secretos del Espíritu y del cielo. Pero como yo sé que se cree márfácilmente lo que se ve que lo que se oye, he aguardado hasta ahora. Os tomo, pues, al salir de vuestra aperiencia pascuai, especialmente dispuestos a escuchar mis palabras, para guiaros de La mano hacia la pradera Luminosa yperfimada de nuestro precioso tema OL. E igualmente San Ambrosio: Ahora ha llegado el momento de hablar de los misterios y daros a conocer el orden mismo de los sacramentos. Si antes del bautismo hubiéramos pensado en revekirselo a los todavía no iniciados, hubiéramos hecho una traición m's que una revelación. Además, la luz misma de los misterios penetra mejor inadvertiahmente que después de haberla precedido explicaciones 6 5 .

En lenguaje moderno, es la importancia de una pedagogía "activau, que permite vivir antes el acontecimiento, y lo explica a continuación. Cuantos fieles querían acudir, podían participar en esta enseñanza. Este lugar que ocupa la catequesis ampliada a toda la comunidad, y esto dentro de la misma asamblea litúrgica, puede ser id& neo para hacernos reflexionar sobre la disociación frecuente entre la liturgia y la enseííanza cristiana. Las catequesis mistagógicas que conocemos presentan tres tipos de explicación de los sacramentos. En primer lugar, un comentario de los ritos últimamente vivido por los neófitos, cuya memoria así se estimula: "Recuerda lo que se te preguntd; acuérdate de tus respuestas" ". Viene en seguida una teologb blblica de los sacramentos presentados como continuación de las grandes obras de Dios en el Antiguo Testamento: liberación de Egipto y bautismo; maná y eucaristía. Y finalmente, la catequesis mistagógica procura responder a dificultades teológicas, como por ejemplo, saber si la Virgen fue bautizada, si hay que reiterar el bautismo para un excomulgado, etc. Se advierte, sin embargo, que la ensefianza que se da durante la semana de Pascua a los nuevos bautizados no es siempre un comentario a los sacramentos. En las homilias de San Juan Crisóstomo se trata de un resumen de vida cristiana según San Pablo; en las de Asterio el Sofista, de un comentario de los salmos. Al final de la semana de catequesis mistagógica, los nuevos bautizados dejan sus vestidos blancos. Su iniciación cristiana terminó. En adelante alimentarán su fe en el seno de la comunidad cristiana y en la vida litúrgica.

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66. De Mysteriis, 2.

LA CATEQUESIS EN LOS PRIMEROS SIGLOS

Volvamos ahora la vista atrás, al camino que hemos recorrido, en toda la profundidad que hemos procurado sondear. Vemos ahí una serie de personas vivas, de acciones, de momentos que se relacionan, se encuentran y se conjugan en esta catequesis; vemos ahora mejor cómo es una iniciación cristiana total, una acción plenamente humana y divina a la vez. Hemos encontrado ciertas personas: ante todo a Cristo, que atrae a los hombres hacia sí, y a Satanás que trata de desviarlas; a la Iglesia, Cuerpo de Cristo, y en ella a todos sus miembros: el obispo, la comunidad de fieles, al padrino que la representa; y el catecúmeno en su relación con todos los demás, en marcha con ellos hacia la plenitud de la vida cristiana. Hemos visto a estas personas comprometidas todas juntas, en Iglesia, en todas las formas de acción, de la inteligencia y del corazón, de la vida individual y social de relación con Dios y con los demás; en la ensefianza, el ayuno y la oración, el culto, el esfuerzo de encarnación de la fe en toda la vida. Las hemos seguido en la necesaria progresión temporal de toda vida humana, de etapa en etapa hacia un final que no es otra cosa sino el comienzo de una vida nueva.

Capítulo III

En el capítulo sobre la estructura de la catequesis hemos hecho lo posible por destacar la unidad fundamental del camino de conversión. Conviene recordarlo para no atribuir más valor, en detrimento de los demás, a alguno de sus elementos moral, dogmático o sacramental. Por catequesis dogmática entendemos aquí simplemente la transmisión del contenido esencial de la fe cristiana, con su raíz concreta en la revelación evangélica, lo cual está muy lejos del carácter abstracto del lenguaje especulativo. Por tanto, lo primordial en la catequesis es la revelación de Jesucristo Salvador. Lo que fundamenta la catequesis moral, así como la sacramental, es esencialmente el anuncio de salvación que desarrolla la catequesis dogmática. Por eso, si se quiere llegar en la catequesis antigua a lo que es el corazón y constituye "la originalidad" del cristianismo, habrá de hacerse

L A C A T E Q U E S I S EN L O S P R I M E R O S S I G L O S

por el camino de la exposición de la fe. Aquí reside, sin duda, el mayor interés del estudio que vamos a hacer sobre la catequesis dogmática de los primeros siglos, desde el Nuevo Testamento hasta las grandes catequesis del siglo IV. Lo característico de la catequesis es atenerse a lo esencial de la fe. Entonces, dado que la continuidad de la tradición catequética lo permite con su reiteración de los grandes temas, nada mejor que descubrir este contenido esencial de la fe. A través del Nuevo Testamento y de los escritos antiguos iremos observando mejor cómo la catequesis es una tradición autónoma en la Iglesia. Con San Ireneo, primer autor que nos da una obra directamente catequética, tenemos ocasión de resaltar un aspecto muy importante de la catequesis: la utilización del Antiguo Testamento en el anuncio o de la salvación de Jesucristo. Llegaremos en seguida al siglo IV y de nuevo constataremos el estado de expansión a que llegó la catequesis de aquella época. A lo largo del desarrollo completo y elaborado de las catequesis bautismales de Cirilo de Jerusalén y, sobre todo, del comentario a los artículos del Símbolo, iremos discerniendo de modo más preciso el contenido esencial de la fe. Aunque es verdad que cada época de la catequesis destaca uno u otro aspecto de la tradición catequética, no lo es menos que en cada época todos los aspectos quedan bien conjugados, viniendo a hacerse más explícitos a medida que se desarrolla la tradición. Esta continuidad y desarrollo de la catequesis son precisamente los que la constituyen como tradición.

LA PALABRA ' CATEQUESIS ' EN EL NUEVO TESTAMENTO Unimos en un solo capítulo el estudio de la catequesis dogmática en el Nuevo Testamento y en los escritos catequéticos antiguos; por-

que existe entre ellos un estrecho parentesco. Las mismas estructuras, los mismos acentos, muchas veces las mismas fórmulas de fe. ~1 Nuevo Testamento, en conjunto, va sin duda más allá del aspecto catequético. Pero conserva las huellas de una catequesis elemental orientada hacia el bautismo. En cuanto a los demás escritos antiguos, han sido más estudiados bajo el aspecto de la catequesis moral de las dos vías que bajo el de la catequesis dogmática. Ciertamente, éste ocupa un espacio mucho más restringido que la catequesis moral. Pero no puede concluirse que fuera tenido como secundario. Ya desde entonces es de primera importancia. Si lo que se nos ha conservado escrito tiene pequefia extensión, es más bien porque la catequesis es, por naturaleza, una tradición oral. Entre nosotros, se pueden escuchar y aprender estas cosas de labios de gentes que no conocen los caracteres de la Escritura, gentes que ignoran el lenguaje, pero son sabias yfreles de espíritu Por otra parte, si exceptuamos la Carta de Bernabé que es en realidad una catequesis bien construida, ninguno de los textos que tenemos se nos presenta como catequesis propiamente dicha. Nuestro objetivo, pues, será distinguir y destacar los diversos elementos catequéticos esparcidos en ellas, para estudiar su forma y contenido 2 . Además del Nuevo Testamento, los textos a que nos referimos aqui son, sobre todo, algunos fragmentos de las Cartas de Ignacio de Antioqufa y de la Primera Apología de Justino, así como toda la primera parte de la Carta de Bernabé. Dos elementos principales estructuran la catequesis dogmática. Constituyen el primero las antiguas fórmulas de fe cristiana, llamadas todavía Símbolos; nos informan éstas sobre el plan de la catequesis y el contenido esencial de la fe. Las colecciones de citas del Antiguo Testamento o Testimonia aporl.

1 . J U S T I N O , Primera A p o l o g l a , 6 0 , 2 . 2 . S o b r e la existencia d e la catequesis a n i v e l del N . T. y d e los escritos a n t i g u o s , c f r . s u p r a . La e s t r u c t u r a d e l a c a t e q u e s i s , C a p í t u l o 11, p p . 3 7 y S S .

LA CATEQUESIS

LA C A T E Q U E S I S EN L O S P R I M E R O S S I G L O S

tan un segundo elemento: son la primera manifestación de cómo se utiliza el Antiguo Testamento en la catequesis. Este método eminentemente tradicional es lo que más tarde se llamara "demostración" de la fe.

Vocabulario Antes de entrar en los dos grandes elementos que componen la catequesis dogmática antigua, concedamos una atención preliminar al término mismo de "catequesis" en el Nuevo Testamento. De hecho, nunca se encuentra en él el sustantivo "catequesis", pero si encontramos muchas veces el verbo catechein. El sentido que se le da indica muchas veces el que tendrá la palabra "catequesis" en la tradición siguiente. Catechein en su sentido primordial significa: hacer resonar, anunciar una noticia, instruir a alguien en algo. En este sentido se emplea en He. 21, 21-24: "Lo que ellos han oido de Ti." También entre los judíos el vocablo se aplica a la ensefianza religiosa. Este es el caso de Rom. 2, 18: "instruido por la ley". Se trata aquí de la enseñanza que todo judío ha recibido sobre la ley. El contexto es, pues, netamente religioso ya. Pero el término es también usado en las escuelas paganas y se aplica a toda enseííanza comunicada por un maestro a su discípulo. En 1 COK14, 19, el verbo catechein (instruir a los demás) es ernpleado en un contexto cristiano. Parece que designa una enseííanza elemental y clara, por oposición a una enseñanza "en lenguas", que escapa a la inteligencia humana. Con el texto de Gál. 6, 6 venimos a dar en el sentido que quedará como definitivo en la Iglesia: "El que se instruye en la Palabra, comparta todos los bienes con el que le instruye", o traducido de otro modo: "que el catecúmeno haga partícipe de todos sus bienes a su

DOGMATICA

ANTIGUA

catequistan. Precisando que los catequistas han de ser recibidos a cargo de la comunidad, San Pablo da a entender que habia personas especialmente dedicadas a la ensefianza de la catequesis; esto parece normal en una época en que la comunidad cristiana se componia, sobre todo, de convertidos 3. El estudio de la palabra "catequesis" en el Nuevo Testamento aporta más bien flacos resultados, como estamos viendo. Pero aunque el vocablo aparece poco, la realidad no falta aqui, así como tampoco en los otros escritos antiguos, bajo este doble aspecto que hemos recordado antes de empezar este estudio: los simbolos y la utilización del Antiguo Testamento.

PLAN Y CONTENIDO DE LA CATEQUESIS: El S~MBOLO Algunos ejemplos El Nuevo Testamento nos da un gran numero de fórmulas de fe que tienen una cosa en común: el abarcar los misterios esenciales y ser de alguna manera un resumen de la fe. Tenemos ya en estas fórmulas el núcleo de lo que será el sirnbolo 4. Asi, la profesión de fe de 1 COK15, 1-7: Hermanos, os recuerdo el Evangelio que os prediqué; lo que recibisteis...ypor el cual también sois salvados si lo conserváis tal como os lo prediqué. .. Pues os he transmitido ante todo lo que también he recibido: que Cristo murió por nuestros pecados según h Escrituras, y que f i e sepultado, y que resucitd en el tercer día según kzs Escrituras. 3. Lc., 1, 4 es un t e x t o discutido. 4. Estas fórmulas primitivas d e f e h a n sido estudiadas de manera profunda por J . N . D. KELLY e n Early christian C r e e d s , L o n d r e s , 1 9 5 0 , y p o r 0. C U L L M A N N e n Les premrPres Confessrons de for, P a r í s , 1 9 4 8 .

LA C A T E Q U E S I S E N L O S P R I M E R O S S I G L O S

Aqui tenemos, ciertamente, un resumen de la catequesis transmitida oralmente y recibida de los apóstoles. El Evangelio que Pablo "anuncia" afirma que lo ha "recibido" gracias a un testimonio que tiene su origen en el de los apóstoles. No lo ha recibido directamente en el camino de Damasco. Adviértase ya desde ahora en la insistencia con que Pablo afirma que cada misterio se ha realizado "según las Escrituras". En Rom. 1 , l ss. Pablo se presenta como "puesto aparte" para anunciar un evangelio que resume así: Encarnación del Hijo de Dios en la casa de David y su manifestación por la Resurrección. Esto lo confirma el texto de Rom. 8 , 34, donde se enumeran cuatro temas que encontraremos constantemente: muerte, resurrección, ascensión e intercesión de Jesucristo: Quién es el acusador?2 Cristojesús, que murid, más aún, que resucito, que está a la derecha de Dios, también intercediendopor nosotros? Numerosos -pasajes de los Hechos, sobre todo los grandes discursos . apostólicos, testifican el mismo núcleo de la catequesis Formulaciones análogas - encontramos en los primeros autores cristianos; y esto se explica fácilmente por el carácter oral de la catequesis. jesucristo, de la casa de David (hqo) de María, que nacid verdaderamente, que comió y bebió, que fue verdaderamenteperseguido bajo Poncio Pilato, quefie verdaderamente cruc$cado y murid..., que tambiht resucitd verdaderamente de entre los muertos. Es su Padre el que lo resucitd 6. Así aprovechaba Ignacio de Antioqula la ocasión de recordarles su fe a las diversas Iglesias, cuando les escribia. Se lo dice a los de Esmirna y a los efesios poco más o menos con las mismas palabras que en el pasaje anterior, con la misma insistencia sobre la Encar-.-- --- --..-

-

5. H e . 2, 22-36; 4 , 8 - 1 2 ; 5 , f 9 - 3 2 ; 1 3 , 2 3 - 4 1 ; 1 7 , 2 - 3 , e t c . 6 . I G N A C I O DE A N T I O Q U I A , Trall. 9 , 1 - 2

LA C A T E Q U E S I S

DOGMATICA ANTIGUA

nación del Hijo de Dios, su muerte y su resurrección, la misma mención de Poncio Pilato, lo cual prueba que estamos mtc fórmulas tipicas de uso corriente '.

El acontecimiento de Jesucristo San Justino aporta una novedad en esta toma de mncjencia de la Iglesia primitiva, presentando la historia de la salvación como una "emnomia" que encierra toda la historia en los designios del Padre xdi2ados por el Hijo. La Encarnación es la cumbre de esta economh permanente. Sus fórmulas de fe llevan bien marcado el sello de esta doctrina: (El Verbo) se man$stó ante todo bajo la forma del fugo y bajo unajgura no corporal a Moisés y a los demásprofr*u; ahora (...), como hemos dicho, se hizo hombre, nació de una vigen, siguiendo h voluntad del Padre, para salvación de cuantos creen en 24 guiso ser tenido por n a h y su$ic a fin de vencer a la muerte por N muerte y su resurreccidn '. Encontramos otra fórmula de este tipo puramente cristológico, aunque más desarrollado, en la segunda sección de la Carta de los X I Apóstoles, que es una catequesis en la que Cristo es presentado ante todo como: El Hqo del Señor. sentado a (a derecha del Padre, por cuya paLzbra el Sefior mandó a los cielos, el cual hizo al hombre a su imagen y semejanea, y trató con los antiguos patriarcas por medio de parábohs y de la verdad 9. Después de esta afirmación de la preexistencia del Verbo y de su acción en el Antiguo Testamento, vienen los misterios de la Encarnación y de la Redención: 7. I G N A C I O D E A N T I O Q U Í A , S m y r n , 1 , 1 - 2 ; Eph. 7 2 8. Primera Apologta, 6 8 , 1 6 . 9. Carta d e los X l Apóstoles 1 4 ; P. O . , 12. p p . 1 8 4 - 1 9 0 .

LA C A T E Q U E S I S D O G M Á T I C A A N T l G U A

LA C A T E Q U E S I S EN L O S P R I M E R O S S I G L O S

Nosotros creemos que el Señor, Hijo del Sen'or, es el Verbo hecho carne de Santa María Virgen, concebido del Espíritu Santo, que nació yfire envuelto en panales en Belkn, que se manifestb, quejüe encumbrado y rnagnzjkado. Nótese cómo el autor desarrolla el dato elemental por medio de elementos tomados de los Evangelios canónicos y apócrifos. A continuación viene el relato de algunos milagros de la vida pública, Caná y multiplicación de los panes. Luego, el texto continúa así: Sabemos que es ÉI quien fue cruc$cado en tiempos de Poncio Pilato y delprtncipe Arquelao; que f i e crucz$cado entre dos ladrones, y se le bajó con ellos del árbol de la cruz; que fue sepultado en el lugar llamado Calvario, adonde jüeron las tres mujeres, Sara, Marta y María de Magdala 'O. Démonos cuenta de las tradiciones originales que presenta el texto sobre los nombres de las tres mujeres. Viene a continuación el relato de las apariciones. Recordemos que Pablo en 1 Cor. 15,7-12 pone las apariciones como tema de su catequesis. La catequesis aquí aprovecha toda la doctrina del Verbo, desde su generación eterna hasta su ascensión El mismo texto ofrece además una fórmula bautismal trinitaria ", lo cual pone en claro la autonomfa inicial de la catequesis respecto de la fórmula bautismal. Notemos también que el plan conjunto de la catequesis abarca el del mismo Evangelio, en particular el Evangelio de Juan, que comienza con la generación eterna y termina con las apariciones. Esto permite ver en los Evangelios el desarrollo de un esquema catequético primitivo. El núcleo viene a estar originariamente constituido por el acontecimiento de la Encarnación, Crucifixión y Resurrección de Cristo. A gente judía no hay por qué anunciarle a Dios, ni siquiera a Dios creador, porque éstos ya lo conocen. Tampoco el que Dios actúa en la --

10. I b t d . , 2 0 P. O . 1 2 , p p . 1 9 3 - 1 9 4 . 1 1 . I b i d . , P. 0 . 1 2 , p. 1 9 2 .

historia: Es cosa ya sabida por ellos. Pero era preciso destacar esta radical novedad: la intervención decisiva de Dios es la Encarnación del Verbo; en la humanidad de Jesucristo Él cumple toda la historia de la salvación. Por eso, encontramos a cada paso la mención "según las Escrituras" en los esbozos de símbolo que conocemos.

La profesión de fe trinitaria Cuando ya la catequesis dejó de dirigirse exclusivamente a los judfos para tender también hacia los paganos, el contenido catequética del símbolo se aumentó con una profesión de fe monoteísta en Dios creador. Antes de nada, creo que no hay más que un solo Dios, que ha creado y organizado el universo, que ha hecho que todo pase de la nada al ser, que contiene todo y no puede ser contenido 'l. Encontramos una profesión de fe muy cercana en el Kerygma de Pedro, que es una obra del siglo 11: Sabed que hay un solo Dios... invisible y que todo lo ve, que nada contieney contiene todo.... que ha hecho todas las cosas mediante la palabra de su poder 13. Esta profesión de fe en Dios creador aparece en San Justino como anterior a la profesión de fe en Cristo: Adoramos al Creador de este universo. Adoramos al que nos ha enviado estas cosas, Jesucristo, que jüe cruczj?cado en tiempos de Poncio Pilato, en el cual vemos al Hijo del verdadero Dios 14. Por afiadidura, Justino pone a continuación de la profesión de fe en Cristo una profesión de fe en el Espíritu Santo. "Y en tercer lugar, el espíritu profetice." Se llega así a la fórmula tripartita: el Dios cre1 2 . P a s t o r de H e r m a s , Preceptos, 1 . 1 3 . CLEMENTE DE ALEJANDRíA, Stromata, 6, 5, 1 9 1 4 J U S T I N O , P r i m e r a Apología, 1 3 , 1 - 3 .

LA C A T E Q U E S I S EN L O S PRIMEROS S I G L O S

LA C A T E Q U E S I S D O G M Á T I C A A N T I G U A

ador, el Verbo encarnado y resucitado y el Espíritu Santo. Es lo que encontramos al principio de la Demostración de Ireneo: Esta es la regla de nuestra fe: Dios, Padre, no creado (...) creador del universo; así es elprimer artículo. Y como segundo artículo: el Krbo de Dios (...), Cristo jesús nuestro Seiior (...) que apareció a los profetas (...) y alfinal de los tiempos, para recapitular todar las cosas, se hizo hombre entre los hombres (...). Y como tercer artícuy que lo: el Espíritu Santo por el que los profetas profetizaron alfinal se expendió de un modo nuevo sobre nuestra Humanidad (...). Por eso, en nuestro nuevo nacimiento, el bautismo se realiza por estos tres artículos 15. Parece cierto que esta fórmula del Símbolo, resumen de la catequesis, ha quedado influenciada por la fórmula bautismal. Originariamente el símbolo es independiente de ésta. Pero su uso en el rito bautismal influyó sobre él, como nota Kelly Y el texto de Ireneo lo confirma. Pero adviértase que en el Símbolo se mira al Padre bajo su oficio de creador, al Hijo bajo el de salvador y al Espíritu Santo bajo el de santificador. Más que en sus relaciones eternas, se fija en las misiones de las personas. Esto corresponde bien con la pedagogía de la revelación. Pero posteriormente esta presentación irá planteando otras cuestiones, a medida que vaya apareciendo claro que las obras de Dios ad extra son comunes y que sólo se distinguen las Personas divinas por sus relaciones. A esta catequesis sobre Dios creador, sobre los misterios de Cristo y el don del Espíritu Santo hay que aiíadir otro elemento que, desde los orígenes, ha sido objeto de una catequesis especial, la resurrección de los cuerpos. Ya lo encontramos en la exposición que hace Pablo de la fe en el Areópago. Por las numerosas justificaciones que se han dado en este articulo, se ve ya en San Pablo ", y en seguida en los

c..),

-

1 1

I

c..);

--

Demostración, 6 - 7 16 1 Cor , 15, 35-53

15

,

apologistas del siglo 11, que este punto era por una parte constitutivo de la catequesis, y por otra especialmente difícil de presentar. Es significativo que en las más antiguas catequesis este tema supone siempre un conjunto separado. En la Didachése encuentra al final de la catequesis moral, y en la Carta de Bernabé después de la catequesis dogmática. El que ha cumplido (las voluntades de Dios) será glorzjcado en el Reino de Dios por eso existe una resuwección y una compensación 17. El mismo orden encontramos en San Agustín y en el Itinerario de Egeria: el anuncio de la Parusfa colocado al final de la catequesis. Es que la expectatio, la espera en la esperanza, constituye un momento distinto en el conjunto de la catequesis. Esto pone bien a la vista el carácter dinámico y existencial de la catequesis, que es educación de las actitudes teológicas de fe, esperanza y caridad. La educación de la fe se hace por la nawatio, es decir, por los relatos de los hechos de salvación. La de la caridad, por los mandamientos. Y la esperanza supone un nuevo aspecto con relación a la fe: mira sobre todo hacia el futuro. Así ésta se educa mediante el anuncio de la Parusía. En el siglo 111 encontramos en Orígenes esta presentación del sfmbolo, como epítome de la fe: Puede llamarse 'Verbo abreviado" a la f e delsimbolo que es comunicada a los oyentes, en la que se contiene la suma de todos los misterios encerrada en fórmulas breves 18. Y el contenido de esta regla de fe es el símbolo trinitario, seguido de la resurrección. No hay discusión sobre los capítulos oficialesy claros, como: el Dios único que ha dado la ley y losprofetas;Jesucristo, elprimogénito de toda criatura que alfinal de los siglos vino al mundo según las pro17. Bernabe, 20. 1 8 . C o m . R 6 m . ,1 9 .

LA CATEQUESIS

L A C A T E Q U E S I S EN L O S P R I M E R O S S I G L O S

fecías, que asumió una naturaleza humana verdadera, que nació de la Virgen, murió en la cruz, resucitó de entre los muertos, y divinizó la naturalem humana que había tomado. Después, el Espíritu Santo, que f i e dado a los apóstoles;y luego, la resurrección de los muertos 19. Encontramos además en seguida en ciertas fórmulas del Símbolo algunas alusiones a la Iglesia y a la remisión de los pecados. Así, en la Carta de los XI Apóstoles del siglo 11, en la sección catequética, encontramos esta fórmula: Los cinco panes son el símbolo de nuestra en el gran cristianismo, es decir, en el Padre todopoderoso, en Jesucristo nuestro Salvador, en el Espíritu Santo Paráclito, en la Santa Iglesia, en la remisión de los pecados 20. La Traditio Apostolica de Hipólito de Roma, de principios del siglo 111, presenta la siguiente fórmula como interrogación bautismal: ;Crees en Dios Padre todopoderoso? 2 Crees en Jesucristo, Hijo de Dios, nacido de la Virgen María por el Espíritu Santo, cruczjcado en tiempos de Poncio Pilato, muerto, resucitado al tercer día, y que vive entre los muertos? ¿Crees en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia? 2'. Es curioso que la catequesis del bautismo nunca ha formado parte de las catequesis dogmáticas preparatorias a la iniciación cristiana. Por el contrario, es objeto de las catequesis mistagógicas dadas después del bautismo, como en su lugar estudiaremos. Y esto, desde los primeros textos, como es el caso de la Carta de Bernabé, que es una catequesis post-bautismal, que trata esencialmente del bautismo y de la Iglesia, en lo cual se corresponde por completo con la fórmula de la Carta de los XIApóstoles. Parece, pues, que la mención de la Iglesia

fe

19. C o m . Ser M t . 3 3 . Ver t a m b i é n C o m . Joh.. 3 2 , 1 6 . 2 0 . C a r t a d e l o s X l A p ó s t o l e s , 1 6 ; P. O . , 9 . P. 1 9 2 . 2 1 . ~ ~ I P ~ L I TrO a d ,i t t o A p o s t o l i c a , 2 1 .

DOGMATICA

ANTIGUA

y de la remisión de los pecados corresponde a una idea catequética, pero no a la catequesis dogmática que estamos estudiando ahora. La relación del símbolo con la catequesis no ofrece ninguna duda. En el siglo IV el símbolo será incluso el marco delimitado de toda la catequesis. En el siglo 111 veremos también cómo la obra catequética de Ireneo se halla estructurada también por el Sfmbolo. Sabemos que cada Iglesia, desde los tiempos más remotos, posee en seguida su Sfmbolo. Todo esto es un constante descubrir en los esbozos de símbolos de los tiempos apostólicos el sistema de la enseííanza oral de los apóstoles. Esta ensefianza es independiente de la Escritura; incluso va delante de ella. El Sfmbolo es expresión de la catequesis viva, transmisión de la fe llegada hasta nosotros.

UTILIZACI~NDEL ANTIGUO TESTAMENTO Colecciones de «Testimonia» Es fácil constatar en el Nuevo Testamento que la catequesis elemental se apoya mucho en los argumentos escriturísticos y proféticos ofrecidos por el Antiguo Testamento. La preocupación de los apóstoles de anunciar la salvación "conforme a las Escrituras" es presentar a Jesús como el cumplimiento de la Escritura: Comenzando por Moisés y recorriendo todos los Profetas, les j5e interpretando cuanto se refería a kl en todas las Escrituras 22. Llama la atención el ver cómo vienen constantemente las mismas citas del Antiguo Testamento en el Evangelio, en los Hechos y en las Cartas de Pablo y de Pedro. Esta convergencia de citas idénticas es suficiente para preguntarse si no existirían antes algunas colecciones de fragmentos del Antiguo Testamento utilizadas por los evangelistas o predicado2 2 . Lc., 2 4 , 2 6 .

- 85 -

L A C A T E Q U E S I S EN L O S P R I M E R O S S I G L O S

res en sus catequesis. Esto lo encontramos más tarde en los Testimonia de San Cipriano. Sabemos, además, que existfan entre los judfos. Se ha descubierto en Q u m r h una colección de profecías mesiánicas 23. Hay concordancias claras entre estas colecciones judfas y los grupos de citas del Nuevo Testamento. Existe, pues, motivo para pensar que las colecciones judias eran utilizadas por los primeros cristianos 24. Las citas del Antiguo Testamento no aparecen sin ton ni son. Se las encuentra agrupadas muchas veces, del mismo modo, y en torno a un tema. Ya sea en el Nuevo Testamento, o en Justino o en la Carta de Bernabé, siempre se encuentran los mismos grupos. Estamos, pues, en presencia de un hecho importante de la catequesis antigua, cuyo desarrollo veremos en la Demostracidn de Ireneo. Sefíalamos aquí alguno de estos grupos de textos más extendidos. Cristo es la piedra "rechazada por los constructores que viene a ser piedra angulart' 2 5 , O también'' la piedra de escándalo" 26. Los relatos de la Pasión de Cristo se apoyan en el salmo 21 y en los cantos del Siervo Doliente: "Fue traspasado por nuestras iniquidades y molido por nuestros pecados" 27. Otro grupo reúne las figuras mosaicas de la Cruz, la oración de Moisés con los brazos extendidos y la serpiente de bronce 28. LOS grandes textos sobre la filiación divina son sobre todo los salmos 2 3 y 109: "El Sefior dijo a mi Sefior: siéntate a mi derecha" ". Encontramos también una serie de textos sobre el agua del bautismo, en particular: "el agua descendía por el lado derecho del templo, del mediodía del altar" 30. Muchas otras series se hallarán -

.--.- --> .

23. E n c o n t r a m o s s o b r e t o d o la p r o f e c í a d e J a c o b ( N ú m , 2 4 , 1 7 : ' A l z a s e d e J a c o b una estrella: surge de Israel un c e t r o * ) parecida a la de lsalas ( 1 1, 1: "Brotará un r e t o ñ o del tronco d e Jesé, y retoñar6 d e sus raíces un vástago"). 2 4 . C f r . J . D A N I É L O U , Thtologie du j u d t o - c h r i s t i a n i s m e , p p . 1 0 2 ss . 2 5 . Ps., 1 1 7 , 2 2 . 2 6 . I s . , 8, 1 4 . 27. Is., 53. 2 8 . N ú m . , 2 1 8-9. 29. P s . , 109. 1. 30. E r . . 47.

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DOGMATICA

ANTIGUA

en Justino, y sobre todo en Bernabé, quien presenta toda su catequesis como un acabamiento de las profecías 3'.

ExCgesis del Antiguo Testamento Sorprende la extremada libertad con que los primeros cristianos utilizan el Antiguo Testamento. Textos de orígenes bien diversos aparecen soldados entre sí. Otros se modifican en un sentido que traduce mejor el hecho específicamente cristiano. Así, por ejemplo, en la Carta de Bernabé encontramos este texto a propósito de la Pasión: 'Dice, en efecto, el que profetiza acerca de ÉI: "Perdona a mi alma de la espadz. " E "Traspasa con un clavo mis carnes, porque las juntas de los malvados se levantaron contra Mí" 32. Esta sola frase agrupa tres citas: Ps. 21, 21; Ps. 118, 20; Ps. 21, 17. Más tarde encontramos este mismo grupo en Ireneo, con carácter de cita única 33. Estamos, pues, en presencia de un conglomerado ya tradicional, sin que aparezca su carácter compuesto. Éste es uno de los rasgos característicos del uso del Antiguo Testamento en la catequesis judeo-cristiana 34. Las citas de la serpiente de bronce nos ofrecen también un buen ejemplo del modo en que los textos son interpretados en función del misterio de Cristo. Por sí solo, el hecho de unirlos a la cruz es ya una interpretación. Contamos también con una paráfrasis del texto de los Números. Este texto dice: Quien haya sido mordido y mire la serpiente puesta sobre el asta, sanara' 3s. 3 1 . B e r n a b é , 2: s o b r e la c o n v e r s i ó n , la c a r i d a d y e l v e r d a d e r o a y u n o . 32. Bernabt, S 3 3 . I R E N E O , Demostracidn 7 9 . 3 4 . C f r . J . D A N I É L O U , Thkologie du judko-christianisme, p p . 1 0 5 - 1 0 6 ; Érudes d ' e xégese j u d t o - c h r é r i e n n e . p p . 1 5 - 1 6 9 . 35. Núm., 21, 8-9.

LA C A T E Q U E S I S D O G M Á T I C A A N T I G U A

LA C A T E Q U E S I S EN L O S PRIMEROS S I G L O S

Pero Bernabé traduce así: Cuando alguno de vosotros fiere mordido, venga a la serpiente colocada sobre el madero y confle con f e viva que ella, aún siendo muerta, puede darle la vida y alpunto quedará sano 36. Tales modificaciones e interpretaciones no se deben a que los autores cristianos citen de memoria el Antiguo Testamento. Se debe más bien a que ellos lo consideran como algo siempre vivo y en desarrollo. Por eso hacen un continuo targum. Es una costumbre heredada de la tradición judía, pero los cristianos la aplican en un sentido específico: hacen la exégesis del Antiguo Testamento mostrando que el Nuevo es su verdadera y única explicación. Esta práctica tiene el interés de enseíiarnos a distinguir la exégesis del especialista y la del catequista. La catequesis tiene su método propio. Es una interpretación de la Escritura en función de su relación con Cristo, que es su auténtica significación. Tenemos deber de dar sobremanera gracias al Sen'or,porque nos dio a conocer lo pasado, nos instruyó acerca de lo presente y no estamos sin inteligencia sobre lo por venir 37.

CITAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO EN LA CATEQUESIS ANTIGUA BERNABE

A.T.

TEMA

Sal. 1 17, 22 Cristo piedra

=

1s. 28, 16 1s. 8, 14

Mt. 21, 42 He. 4, 11 Ef. 2, 20 Rom. 9 , 3 2 Lc. 20, 17-18 1 Pe. 2, 6-7

JUSTINO

Carta, 6

-

1 Apol. 38 1 Apol. 51, 2

E

~

~

~

A

T

C

Jn. 3 , 1~34,~06~~1tE,at rC a

~

Significado de la utilización del Antiguo Testamento

--

Sal. 1, 3 Agua del Ez. 4 7 bautismo Jer. 2, 12 1s. 33, 16 1s. 45, 2-3

F

Filiación Sal. 109 divina de 1s. 45, 1

l

l Jn. 7, 38

Carta, 11 1 Apol. 40 ,8

1 Apol. 45, 25

-

Por consiguiente, vemos que toda la catequesis es unánime en introducir el anuncio de Jesucristo dentro de la historia de la salvación y situarle como continuidad de las grandes profecias. Asf hacia ya San Pablo: Teniendo la protección de Dios hasta hoy, he dado testimonio a pequenos y grandes, sin decir nada fiera de lo que dijeron los profetas que iba a ocurrir, y también Moisés: que el Cristo padecería, y que, siendo el primero en la resurrección de los muertos, iba a anunciar la luz para el pueblo y los paganos 38. 3 6 . Bernabk, 1 2 . 3 7 . Bernabk, 5 . 38. He. 26. 22-23

LA C A T E Q U E S I S EN L O S PRIMEROS S I G L O S

Para los judíos esto era ante todo un argumento ad hominem.No son infieles al Antiguo Testamento los que se adhieren a Cristo. No traicionan su fe judía. En segundo lugar, los textos del Antiguo Testamento adquieren en la catequesis un valor de significado y de explicación. Son estos textos mismos los que sirven a la primitiva Iglesia para desarrollar la teología de los acontecimientos cristianos. Lo que equivale a decir que el hecho cristiano ha sido afirmado ante todo a través de las fórmulas del Antiguo Testamento. El Nuevo Testamento es el acontecimiento de Cristo expresado en términos de Antiguo Testamento. Así por ejemplo, la teología y la catequesis de la Pasión se elaboran en torno a los temas del Cordero pascual, del Siervo doliente, de la liberación de Israel. No es simple procedimiento pedagógico, sino al contrario la manifestación de una profunda unidad: los acontecimiento de la vida de Cristo, así como los del Antiguo Testamento, son todos ellos magnalia Dei. Por lo mismo, el aspecto teologal de la vida de Cristo adquiere toda su dimensión a través de los hechos del Antiguo Testamento. Así, la creación nos permite comprender verdaderamente la concepción virginal de Jesús: en la aparición de Cristo, como en la creación del primer Adán, hay un comenzar absoluto. Así también, la Resurrección de Cristo se comprende de verdad a través de su relación con la primera Pascua. La vida de Cristo no es el brillar de una vida humana superior, sino la manifestación suprema de la intervención de Dios en la Historia. Nuestra catequesis ha de manifestar con ella la continuación de las grandes obras de Dios en el Antiguo Testamento. Estas obras de Dios son siempre las mismas, tanto en Jesús como antes y después de Él. Nos llevan a tocar el fondo de la fe. Dios crea: hace surgir nuestra vida allí donde no habla más que la nada. Su lla-

LA C A T E Q U E S I S

DOGMATICA

ANTlGUA

mada a Abrahán es una creación. El bautismo realiza en nosotros una nueva creación. Dios salva: toda la historia de la salvación está jalonada de acciones salvfficas. Dios vive con los hombres: en el Templo del Antiguo Testamento, en Cristo por la eucaristía Dios establece una alianza: comunica sus dones sin arrepentirse. En fin, Dios juzga: Bl mismo es la medida de verdad de toda la vida y de toda la Historia. Estas son las grandes obras de Dios, que se traducen siempre por acontecimientos. Bstas son las que forman el objeto de la catequesis. Al poner en relación los acontecimientos de la vida de Cristo con los del Antiguo Testamento, la catequesis pone de manifiesto todo el alcance teológico de unos y de otros. Además de su valor de significado y de explicación, el uso del Antiguo Testamento en la catequesis tiene también un valor de demostración y de justificación. La demostración de la fe es, efectivamente, la analogía de la fe: lo que fundamenta la adhesión a determinado dato de la fe es que puede ponerse en relación con otros datos. Aparece entonces como la expresión de una realidad permanente que la engloba. La "demostración" de la fe es esencialmente el establecimiento de correspondencia entre las maneras de obrar de Dios en los diversos momentos de la historia de la salvación. Esto es lo que realiza la relación entre el Nuevo Testamento: se explica asi la Escritura por la Escritura. Este método es el mismo que usa Cristo, cuando muestra a los discípulos de Emaús que los acontecimientos de su Pasión y de su Resurrección habian sido anunciados por todo el Antiguo Testamento. Es también el método de Pablo, cuando escribe a los Corintios que Cristo resucitó "según las Escrituras". Es también el de las colecciones de testimonia, de cuya existencia hemos hablado. El argumento profético en el que se apoya conserva todo su valor cuando se le comprende, no como una simple realización de alguna

LA CATEQUESIS EN LOS PRIMEROS SIGLOS

predicción muchas veces discutible, sino como el cumplimiento masivo, en Cristo, de los acontecimientos escatológicos anunciados por todos los profetas. Es la totalidad de la Biblia la que explica cada detalle. Cada episodio tomado aisladamente puede parecer verosimil. Pero tomado en el dinamismo de la historia santa, entonces es cuando recibe su verdadero contexto. Acabamos de analizar la catequesis dogmática antigua según dos modos principales de expresión: la afirmación breve y condensada de los símbolos de la fe; la demostración de la fe en el cumplimiento de las profecias del Antiguo Testamento.

Capítulo 1V

LA CATEQUESIS DOGMÁTICA EN E L S I G L O 111

LA DEMOSTRACION DE LA PREDICACION APOST~LICADE IRENEO En nuestros capitulos sobre la catequesis moral tendremos ocasión de seíialar la importancia del final del siglo 11 y comienzo del 111 en la historia de la Iglesia. Es el momento en que todo adquiere ensanche, precisión y profundidad; aparecen entonces Tertuliano, Clemente de Alejandrfa e Hipólito de Roma, surge también en este momento la obra importantisima de Ireneo. En esta obra trataremos de apoyarnos para descubrir lo que es la catequesis dogmática de los siglos 11 Y 111. No es que Ireneo fuera el único catequista de la época, Origenes fue, sin duda, el más grande; a pesar de sus errores, se le tienen como el modelo de catequistas. Pero la Demostración de la Predicación Apostólica es la primera exposición catequética que poseemos. Es completo y tradicional, de suer-

LA CATEQUESIS E N LOS PRIMEROS SIGLOS

te que bien podemos estar seguros de que esta obra refleja la práctica catequética de aquel tiempo, aún cuando está escrita de un modo muy personal. Ireneo nació en Esmirna hacia el a50 115. En su adolescencia conoció al obispo Policarpo y heredó de él la tradición joánica. Parece que residió en Roma antes de ser sacerdote de la Iglesia de Lyon. Pululan en torno a él una serie de escuelas heterodoxas que se oponen violentamente a los obispos. Hay que leer su obra atendiendo a este contexto. En ella trabaja por hacer brillar la integridad de la fe en su fuente y en su contenido, a partir de la tradición común y tratando especialmente de refutar la herejía gnóstica. Por eso, le veremos insistir sobre la unidad del designio de Dios en la creación y en la redención, contra la presunción gnóstica de separar el Antiguo y el Nuevo Testamento. Su principal obra es el Adversus Haereses. Pero su Demostración, en la que ahora nos vamos a detener, traduce una semejanza total de doctrina. He aquí cómo el mismo Ireneo presenta la obra a su destinatario Marciano: Vamos ahora a dialogar un poco contigo por escrito, y a exponerte de un modo abreviado la predicación de la verdad, a fin de afirmar tu Asf te enviamos una especie de memoria sobre lospuntos capitales, de modo que, por medio de este pequetío número (de páginas) ..., puedas entender rápiddmente todos los miembros del cuerpo de la verdad, y con este resumen poseas las pruebas de las cosas divinas ' . Así, de golpe, se nos avisa sobre el carácter catequético de la obra: es una presentación completa y "breve" de los "puntos capitales" de la fe. Además, es bien probable que haya que buscar las fuentes de la Demostración en la misma tradición catequética '. La introducción de

fe.

-

-

-

1. D e m o s t r a c i ó n , 1 . l r i n g e , lntroduction 2 . Cfr. A . B E N O ~ T Sainr ,

a

I'itude de ra rhiologie, P a r í s , 1960, p . 2 1 8 .

Ireneo nos pone también al corriente de SU doble finalidad: exponer el contenido esencial de la "verdad", por una parte; y presenta la "pruebas", por otra. Así se explica la división de la obra en dos g m des partes. La primera parte presenta una exposición de las grandes etapa de la historia de la salvación desde la creación hasta los misterios de la vi& de Cristo, pasando por la Encarnación y los Profetas. Es lo que m& tarde San Agustin llamará narrativo. En el siglo IV ésta será siempre la primera parte de la catequesis, antes de la explicación del símbolo 3. La segunda parte es la demostración propiamente dicha. Cada uno de los principales misterios de Cristo es iluminado por los profetas del Antiguo Testamento que lo anuncian. El cumplimiento de estas profecías en Cristo es una prueba de su verdad. Y a la vez da a su vida toda su dimensión teologal. Éste es el doble papel de la demostración de la fe por el Antiguo Testamento 4. Sin esperar a entrar más de lleno en el estudio de la Demostración, podemos ya darnos cuenta del vivo interés que ofrece para la historia de la catequesis. Recapitula toda la tradición catequética de donde ha surgido, y le confiere una expresión ya elaborada. Encontramos en ella todo lo que hemos dicho antes sobre el contenido esencial de la fe y sobre la utilización del Antiguo Testamento, pero de manera más sistemática y organizada. La obra se inscribe dentro de la corriente de la tradición, hasta tal punto, que no sera extraíío que encontremos en el siglo IV amplios desarrollos de lo que ella trata más en breve, aunque en forma completa. La Demostración es un testimonio de la continuidad de la tradición antes y después de Ireneo. Pero esto no encubre la riqueza profunda y original de la teología de Ireneo. Por el contrario, nos da un preclaro ejemplo de catequesis personalmente elaborada a partir de la riqueza tradicional. 3 . Demostración, 9 - 4 2 . 4 . Demostración, 43-97.

LA C A T E Q U E S I S EN LOS PRIMEROS SIGLOS

EXPOSICI~NDE LA FE SEGÚN LA HISTORIA DE LA SALVACI~N Ya hemos dicho que la primera parte de la Demostración se presenta como la narración de las obras que Dios ha hecho en la Humanidad. Todas están como agrupadas en torno a un punto unificante y totalizante de la Historia: el designio de Dios único en absoluto, desde la creación a la redención. Esta unidad sostiene todo el desarrollo histórico, mediante el cual Ireneo trata de afirmar, contra los gnósticos, que el Dios de la Creación es el mismo Dios de la Redención. Los primeros capftulos de la Demostración insisten en la creación, por la que comienza la historia de la salvación. Es a la medida del cosmos y está poblada de ángeles. El hombre, en cambio, permanece todavfa en estado de infancia. No tenia aún un juicio acabado, por eso le fUe fácil a l seductor engagarlo 5 . Una vez que "Adán y Eva están ya fuera del jardín", el relato de Ireneo sigue el orden de los acontecimientos bfblicos, según el texto del Génesis: Cafn y Abel 6; el Diluvio ';Noé y sus hijos '; la torre de Babel 9. Luego, vienen Abrahán lo,Jacob y su permanencia en Egipto "; la salida de Egipto gracias a Moisés, la entrega de las tablas de la Ley y el largo caminar por el desierto hasta pisar la tierra prometida 12, el autor pasa entonces directamente de Moisés a la Encarnación, después de haber registrado en un solo párrafo la existencia de los Profetas y su misión: anunciar la manifestación del Verbo de Dios 13. 5. 6.

7. 8. 9. 10. 11. 12. 13.

Demostracidn, 9 - 1 6 . Dern., 17. D e m . , 19-22 D e m . , 19.22. Dem.. 23. Dem., 24. Dern., 25. Dern., 25-29 D e m . , 30.

El relato de la historia de la salvación continúa con los principales acontecimientos de la vida de Cristo: Encarnación y nacimiento virginal 14; obediencia de la Cruz y de la Pasión 15; Resurrección 16. Es el Cristo a quien los Profetas y Juan Bautista habían anunciado. Es Aquel cuya misión prolongan los Apóstoles "dando fuerza a su Ilamada" ante los gentiles 17, gracias al Espíritu Santo que les ha sido dado como principio de resurrección 18. Ireneo orienta toda su narración hacia la Encarnación. El la designa como la clave de la historia de la salvación en su totalidad, lo mismo que en cada una de sus etapas. Por ella, jesucristo une al hombre con Dios y obra una comunión de Dios y el hombre, porque nosotros no hubiéramos podido recibir participación en la incorruptibilidad de otro modo, si él no hubiera venido con nosotros 19.

Relación entre los dos Testamentos Sin embargo, la Encarnación, la venida del Verbo en carne no inaugura su presencia. La completa y manifiesta claramente, pero ya habla comenzado antes. Es un punto de vista que le gusta a Ireneo. Toda la historia de la salvación es la historia de una proximidad de Dios y el hombre. Hay una continuidad de presencia del Verbo desde los orfgenes a la Encarnación. Asf, lo ve Ireneo en el Parafso en compafíía de Adán y Eva: Este jardin era hermosoy bueno: el Wrbo de Dios se paseaba constantemente por él y se entretenfa con el hombre, preJigurando las 14. 15. 16. 17. 18. 19.

Dem. 31-33, Dem. 34-37 Dem., 38-39. Dem., 40-41. D e m . , 42. D e r n . , 31

LA C A T E Q U E S I S E N L O S P R I M E R O S S I G L O S

cosas jüturas, esto es, que seria compaiíero suyo de morada, que charlaría con él, que estaría con los hombres 'O. Igualmente, atribuye las grandes teofanías del Antiguo Testamento al Verbo, como lo hace Justino. Todas las visiones de este tipo (del de la de Jacob) signzjkan al Hijo de Dios conversando con los hombre, presente en medio de ellos. No es el Padre de todm las cosas, ÉI, que no es visible al mundo, que ha creado todas las cosas (...), quien conversaba con Abrahán. Sino el Verbo de Dios que estaba siempre con nuestra humanidad, dando a conocer con anticipación todas las cosas que habían de suceder en el futuro C..) $1 es quien conversó con Moisés en la zarza, etcétera 2'. Ireneo nos describe el Antiguo Testamento como una primera etapa hacia la Encarnación, a lo largo de la cual el hombre se acostumbra a Dios y Dios al hombre 22. Nos habla de las intervenciones del Verbo como de una "repetición" de lo que sucedería posteriormente "en verdad". Asi se explica Ireneo en el Adversus Haereses: No se dio inútilmente, sin razón o por azar, el primer Testamento antes que nada. Dios actuaba mirando la utilidad (del hombre), mostrándole la figura de las cosas celestiales, puesto que no podía uno por sus propias fuerzas ver las cosas de Dios 23. El Antiguo Testamento tiene, por tanto, un oficio de preparación y de educación orientada hacia la Encarnación. Los dos Testamentos deben ser considerados como un todo unido, porque son la expresión de un único plan de Dios. Pero no pueden situarse uno y otro en el mismo nivel. Hay una progresión del Antiguo Testamento: progresión de la ley a la libertad, del Cristo anunciado al Cristo dado:

c..)

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20. 21. 22. 23.

Dem., 1 2 . Dem., 45-46. C f r . Adversus Haereses, 4 , 5 . 4. Adu. H a e r . , 4, 3 2 , 2 .

LA C A T E Q U E S I S

DOGMATICA

EN E L S I G L O 11

c.

Ahora que (...) la vida nos ha sido dadu .), no debemos ya volvernos atrás, quiero decir, a la primera legislación, puesto que hemos recibido al duetío de fa Ley Por eso, la Ley no nos es necesaria como pedagogo: nosotros conversamos con el Padre y delante de ÉIestamos de pie, cara a cara '*. El vigor con que Ireneo proclama la unidad de los dos Testamentos no empafia la nitidez de su afirmación sobre su profunda diferencia. Esto le es posible, porque insiste en el hecho de que Cristo no es únicamente sefior del pensamiento, sino también y sobre todo sefior de la resurrección y de la vida. Entonces, el mismo Cristo pudo ser conocido en el Antiguo Testamento tanto como en el Nuevo, y a este respecto puede darse una identidad -1reneo piensa como Justino-, pero es evidente que entre los dos Testamentos existe toda la distancia que separa el conocimiento teórico de la presencia real, la Salvación prometida de la Salvación concedida. Su doctrina de la redención como vida es la que da a Ireneo le comprensión de la diferencia entre ambos Testamentos, así como su doctrina sobre el progreso de uno a otro le da el sentido de su unidad.

c..).

La recapitulación Para Ireneo la relación de los dos Testamentos tiene un sentido especifico. Lo expresa en la doctrina de la recapitulación, en la que se halla la principal originalidad de su pensamiento. Ésta es una doctrina tradicional, sin embargo, puesto que se enuncia en los mismos términos de San Pablo (Ef. 1, 10): "recapitular todas las cosas en Cristo" 2 5 . Pero Ireneo le da un desarrollo, en el que se ven las grandes líneas de lo que él entiende por "recapitulación". El primer dato que Ireneo resalta se funda en la identidad existente entre la huma2 4 . Dem., 95-96 25. D e m . . 6 .

LA CATEQUESIS E N LOS PRIMEROS SIGLOS

nidad que el Verbo ha asumido y la de Adán. La unidad de la historia de la salvación: creación y redención. Era preciso, en efecto, que Cristo fuera formado de la misma tierra que Adán para poder salvarlo en la carne: Dios tomó barro de la tierra, cuando ésta era todavía virgen, y modeló al hombre, principio de nuestra humanidad. Recapitulando, pues (en éI), este hombre, el Sefior asumió la misma economía de "corporeidadl'que Él c..), con e l j n de manifestar también la identidad de su "corporeidad"con relación a Adán y hacerse el que había sido descrito desde un principio, el hombre a imagen y semejanza de Dios 26. Todavía no está aquí la totalidad de la recapitulación. La recapitulación es el hecho de que el Verbo resume en sí la raza de Adán que él volvía a tomar; es decir, que reúne en su persona la totalidad de sus aspectos: todas las edades, todos los pueblos, toda la diversidad de hombres, cada cual con la presencia de un rasgo de su rostro y de su obra, toda la complexión del hombre mismo, en fin, todo el cosmos. Cristo, como cabeza, realiza sustancialmente en su persona la salvación de la larga serie de hombres y la reconciliación del universo. ... El Verbo de Dios que recapitula en sí todas lar cosas, las del cielo y las de fa tierra 27. ... Él es quien, en su condición invisible, se dzfinde entre nosotros en todo el universo c..). Él es quien ilumina la altura c..), quien encierra la profundidad c..), quien extiende la largura desde el Oriente al Poniente c..), y convoca desde todas partes al conocimiento del Padre a todos los que se hallan dispersos 28. Todavfa hay más en la noción de recapitulación. Porque la humanidad que Cristo asume en su plenitud concreta y reúne en su tota--

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2 6 . Dern , 3 2 . 27. Dem., 30 28. D e m . , 34.

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lidad numérica es una humanidad que se hallaba caída en poder del demonio. La recapitulación es, pues, una reasunción, una reconquista de lo que estaba perdido: El Sefior vino a buscar la oveja que había perecido, y es el hombre que había perecido 29. Por la Encarnación podrá realizarse el retorno a la "incorruptibilidad" primera. La Encarnación es exigida por la Redención; y la Redención sólo ha sido posible por la Encarnación. Una vez más se afirma aquí la unidad del plan de Dios. El tema de los dos Adán, que ha servido hace un poco para mostrar la identidad de Cristo y del hombre en la "corporeidad", se utiliza ahora para descubrir su contraste. Cristo, segundo Adán, logró éxito allí donde el primero fracasó. La obediencia de uno repara la desobediencia del otro: Puesto que en la primera criatura, Adín, todos nosotros fuimos arrastrados a la muerte por el hecho de la desobediencia, era necesario que (estas cadenas) de la muertefiesen rotas por la obediencia de quien se había hecho hombre por nosotros 30. La doctrina de la recapitulación traduce, pues, a la vez un parecido profundo y una diferencia radical. Un parecido de naturaleza, puesto que Jesús surgió del mismo barro que Adán; y una diferencia de vida, puesto que Cristo realizó la obediencia al Padre que Adán le habfa negado. Esto mismo es aplicable también a la Virgen Marfa, la que Ireneo engloba dentro de la misma doctrina: Así como por el hecho de una virgen que había desobedecido, el hombre fue castigado, y sucumbió y murió, así también por el hecho de una virgen que obedeció a lapalabra de Dios, el hombre reanimado recibió la vida por la vida 3'.

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29. Dern., 33 30. D e m . , 3 1 . 31. Dem., 33.

LA CATEQUESIS EN LOS PRIMEROS SIGLOS

Los pocos párrafos de la Demostración dedicados al hecho de la Encarnación propiamente dicha contienen, por otra parte, toda la sustancia de la ensefianza de Ireneo: continuidad del plan divino manifestado en la historia de la salvación y recapitulada en Cristo. Recordemos otra vez que esta doctrina es eminentemente tradicional Podemos ver en ella el reflejo de la catequesis de los siglos 11 y 111. Vamos a ver que esto mismo sucede con la segunda parte de la obra de Ireneo: la demostración profética.

Hay una idea directriz en esta segunda parte, y es la de mostrar que los hechos realizados por Cristo hablan sido ya anunciados por los Profetas, lo cual les confiere una mayor inteligibilidad y autoridad. Por esta razón, San Ireneo habla de una "demostración" de la fe. Ua el Espíritu de Dios había dado a conocer por medio de losprofetas que todas las cosas habían de suceder así, para que quienes tributan a Dios un culto en verdad adquiriesen respecto a estas cosas una f e frvme, porque todas las cosas que son imposibles a nuestra naturaleza y por esta razón habían de provocar la incredulidad entre los hombres, Dios, por medio de los profetas, las dio a conocer anticipadamente 32. Las referencias al Antiguo Testamento acaparan todo el espacio en esta segunda parte de la Demostración. Pero su objetivo inmediato son los misterios de Cristo. Cada uno de ellos se va iluminando por un conjunto de profecías. Así, el tratado va adquiriendo el tipo de una amplia colección de Testimonia agrupados siguiendo el orden de los hechos de la vida de Cristo. Esta colección presenta numerosísimas analogfas con las de Justino, y más tarde con las de San Cipriano.

Esto hace suponer, por tanto, una fuente común, que puede tener su origen en gran parte en la misma comunidad apostólica. La aparición de estas mismas recopilaciones en el Nuevo Testamento son un testimonio de lo mismo. Esto resulta especialmente probable en Ireneo, puesto que ya conocemos su proximidad con los medios apostólicos y con el espíritu tradicional. Asf, la obra es apostólica, no sólo por el contenido de su ensefianza, sino también por su método de demostración "conforme a las Escrituras". Los argumentos escriturísticos de Ireneo están todos centrados en el Verbo; y de él destaca tres aspectos fundamentales: su preexistencia en el Antiguo Testamento, la Encarnación y la vida prolongada en la Iglesia.

Las teofanías La preexistencia de Cristo es atestiguada sobre todo a través de las grandes teofanías, que le son atribuidas a él 33. Ireneo saca de aquí una tipología que se integra en la demostración profética. Cada manifestación de Dios es, de hecho, una intervención del Verbo y la "figurau de lo que habrá de suceder al Verbo encarnado. Abrahán, por ejemplo, recibe la visita de tres hombres; "dos de ellos eran ángeles, pero uno de ellos era el Hijo de Dios"; poco después de este episodio, el Sefior "hace llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuegow. Abrahán era, pues, profeta y veía las cosas que sucederían en el futuro (a saber) que el Hijo de Dios en forma humana trataría con los hombres y comería alimento con ellos y en seguida ejercería el juicio del Padre que domina sobre todas las cosas, autoridadpara castigar a los sodomitas 34. ---

33. Dem., 43-51. 34. Dem.. 44.

32. Dem., 42.

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L A C A T E Q U E S I S EN L O S P R I M E R O S S I G L O S

Igualmente la escala de Jacob es figura de la Cruz de Cristo, por la cual tendremos acceso al cielo "porque su pasión es nuestra ascensión" 35 . Los hechos de la vida de Moisés: la zarza ardiendo, la roca, la promesa de la herencia 36,la unción y la realeza de David j7 son a su vez anuncios en acto de los hechos de la vida de Cristo. Cada profecía se debe considerar también como reveladora de alguno de los rasgos de Cristo y la totalidad de su rostro aparece por medio de la totalidad de las profecías. Ireneo lo explica en una bellísima página del Adversus Haereses: Como ellos mismos (losprofetas) eran los miembros de Cristo, cada uno manifestaba la profecia en un modo correspondiente a su manera de ser miembro, y todos, por muchos que @eran, describían anticipadamente a uno solo, y anunciaban las obras de uno solo. Del mismo modo que en los miembros nuestros se manifiesta la operacidn de todo el cuerpo y la forma de todo el hombre no se maniJiesta en un solo miembro, sino en el conjunto, asi los profetas todos juntos no prejguraban más que a uno solo 38.

Profecias de la vida de Cristo y de la Iglesia Después de las teofanías, viene toda una serie de profecías relativas a la Encarnación y al discurrir de la vida de Jesús 39. Tenemos aquí un verdadero tesoro de textos tradicionales, sacados la mayor parte de Isafas. Ireneo "demuestra" así: El nacimiento virginal de Jesús y el lugar de este nacimiento, la tierra de Judá y el pueblo de Israel. Lo que él dice de la estrella aparecida en Oriente y de la venida de los

Magos nos pone en contacto con la tradición oral primitiva, anterior incluso a los escritos del Nuevo Testamento 4'. Igualmente estaba previsto por los profetas el nacimiento de la estirpe de David y su lugar, Belén, etc. También se anuncia las curaciones milagrosas realizadas por Jesús y sobre todo, extensamente, los sufrimientos de su Pasión vistos a través de los cantos del Siervo de Yavé, y luego su resurrección.. El conjunto de citas relativas a la Ascensión es particularmente interesante d*. Ireneo, en una visión cósmica, ve aquí la exaltación de Cristo por encima de toda criatura. La tercera serie de Testimonia corresponde a la vida de la Iglesia en la renovación del Espiritu 43. La "prolijidad de la ley es abolida" para dar lugar "a la concisión de la fe y del amor" 44. LOSApóstoles anuncian aquí la Salvación universal, porque también los gentiles están llamados a constituir este pueblo innumerable y santo que es la Iglesia 45. Si, pues, los profetas profetizaron que el Hijo de Dios debía manifestarse en la tierra y si el Sefior asumió todas estas profecías nuestra fe en iblquedaba megurada y la tradicidn de L predicación, es decir, el testimonio de los Apdstoles que enviados por el Seiiorpredicaron por el mundo entero, resultaba verídica 46. El contenido de esta segunda parte de la Demostración habla de él mismo. Conviene, sin embargo, deducir las características que Ireneo atribuye al uso de estos textos. Este uso tiene una doble función.

c..)

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35. 36. 37. 38. 39. 40.

Dern., 45. Dem., 46. Dem.. 47-50 A d v e r s u s Fiaereses, 1 4 , 3 3 , i o Dern., 5 2 - 8 6 . Dem. 5 3 - 5 6

-.

41. 42. 43. 44. 45. 46.

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Cfr. J. Dem., Dern., Dern., Dem., Dern.,

D A N I E L O U , T h t o l o g i e du j u d t o - c h r i s t i a n i s m e , p p . 2 3 9 83-85. 86-97 87. 91-94. 86.

ss

LA C A T E Q U E S I S EN L O S P R I M E R O S S I G L O S

LA C A T E Q U E S I S D O G M Á T I C A EN EL S I G L O 11

Argumento para la fe Ante todo es un argumento para la fe. Los profetas tuvieron fe en los acontecimientos que anunciaban sin verlos. Los cristianos tienen fe en el cumplimiento de estos hechos en Jesús. Las dos actitudes de fe -la de ayer y la de hoy- se refuerzan una a otra, se prueban una a otra. Es precisamente lo que Ireneo se proponía exponer a Marciano, al principio de su obra. En el Adversus Haereses formula explícitamente esta idea de que los patriarcas y los profetas prefiguraron nuestra fe 47. Encontramos la misma idea en la afirmación tradicional de Abrahán como "padre de los creyentesw Hay una coherencia interna profunda entre todos los hechos de la Salvación. O más bien hay un único hecho, el de la recapitulación de todas las cosas en Cristo que se desarrolla en la Historia, en ella se prepara y en ella se realiza. También la utilización de los textos bíblicos tiene por fin poner de relieve el valor pedagógico del Antiguo Testamento. Mediante sus lentas preparaciones Dios acostumbra al hombre a sus hábitos, dándonos: La repetición de lo que hoy nos concierne, el Verbo de Dios que muestra con anticipacidn en $gura las cosas venideras, mientras que ahora lo es en verdad 4 9 . Para Ireneo la novedad del Evangelio está clara en este texto. No es el contenido del mensaje, sino su realización. La diferencia no está entre doctrina y doctrina, sino entre anuncio y realización.

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Llegamos así a la segunda función de las profecías según Ireneo. Porque éstas no tienen sólo misión de argumentar, sino también de enseííar, de revelar el carácter teologal de los acontecimientos de la vida de Cristo. A través de ellas, Ireneo hace toda una teología del Verbo encarnado. Podemos conocer sus líneas generales en un pasaje del Adversus Haereses, que en algún modo resume la exposición de la Demostración: De una parte, está el hom bre sin gloria, sometido al sufrimiento ([s. 52, 2-3), sentado en un pollino (Zac. 7, Y), a quien como bebida dan hiel y vinagre (Sal. 6 8. 22), despreciado del pueblo y humillado hasta la muerte. De la otra, está el Señor Santo, Xdmirable Consejero" (1s. 9, 1-5), resplandeciente de belleza, Dios&erte, que vendrá sobre las nubes (Dan. 7, 13), como juez del universo 50. Análoga exposición encontraremos en Hipólito. Es que termina haciéndose tradicional. Pero Ireneo es el primero en presentárnosla. Con notable rigor, nos dice que la persona de Cristo se halla en la conjunción de dos líneas del Antiguo Testamento: la que esperaba un rnesías humano y la que esperaba una venida de Dios. fsta es, querido amigo. la predicación de la verdad -concluye Ireneo-; ésta es la imagen de nuestra salvación, éste es el camino de la vida que anunciaron los profetas, que Cristo ha establecido, que los Apóstoles han transmitido, y que la Iglesia transmite a sus hijos por toda la tierra. Hay que guardarla con todo cuidado (posible) mediante una buena voluntad y siendo agradable a Dios con obras buenas y un modo sano de pensar.

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4 7 Adversus Hoereses, 4, 2 3 , 1 4 8 Rom , 4 , 1 1 , c i t a d o e n Dem 2 4 49 Dem , 4 6

5 0 . Adversus 1-ioereses, 3 , 1 9 , 2 . 51. D e m . , 9 8

Capítulo V

LA CATEQUESIS DOGMÁTICA E N EL S I G L O I V

CATEQUESIS DE CIRILO DE JERuSALÉN Ya sabemos que el siglo IV vive una floración admirable de la institución catequética. No se trata de detalles descubiertos en los textos mismos, ni siquiera del resumen de una ensefianza dada en la catequesis. Es esta misma ensefianza la que se nos conserva, muchas veces escrita mediante notas estenográficas. Entre las catequesis que se nos han conservado, recordemos las Ocho Catequesis Bautismales de San Juan Crisóstomo las Homilh Catequéticas de Teodoro de Mopsuestia, el Tratado de 10s Misterios de San Ambrosio, muchos sermones de San Agustin, y sobre todo las Catequesis de Cirilo de Jerusalén. Cirilo de Jerusalén consagra sus catequesis VI-XVIII a comentar los diferentes artículos del Símbolo. Hay que afiadir la catequesis IV en la que presenta brevemente el Simbolo. Para ello, sigue el Símbolo de Jerusalén, muy cercano al de Nicea, tanto, que pudo tal vez ser-

LA C A T E Q U E S I S E N L O S P R I M E R O S S I G L O S

virle de modelo. En esta célebre obra catequética , que se nos conserva completa, y hoy está editada ya de manera accesible, nos detendremos para derivar el contenido y método de la catequesis dogmática en el siglo IV. En su cuarta catequesis Cirilo presenta un resumen de la fe que designa ya de golpe su estructura trinitaria: Dios, Cristo y el Espíritu Santo. Veremos cómo esta estructura sirve de cafiamazo a toda la catequesis de Cirilo. Y también cómo se integra plenamente en la historia de la salvación. La Trinidad es, en efecto, el objeto especifico de la adhesión de fe. Pero esta realidad triple es conocida en la Historia y por la Historia. Hay una relación entre manifestación de la Trinidad e historia de salvación. Ésta es una idea muy familiar al siglo IV. Según Gregorio Nazianceno, una revelación repentina de la Trinidad hubiera sido demasiado dura; ya que pasar del politeísmo a la Trinidad directamente no parece normal. Dios obró de muy otra manera con los judíos, haciéndoles pasar antes por el monoteísmo. Lo importante, en definitiva, es que el catecúmeno se convenza de que lo esencial de su fe está en estos Tres: el Padre, Cristo y el Espíritu Santo. Pero la presentación que se hace de esto es histórica, concreta, impregnada de teología bíblica. En Cirilo encontramos la demostración profética, el recurso frecuente al Antiguo y al Nuevo Testamento; todos estos datos nos prueban que estamos dentro del entramado de la Tradición.

CATEQUESIS SOBRE DIOS La ensefianza sistemática sobre Dios se halla en las catequesis VIIX de Cirilo de Jerusaltn. En ellas se comenta el primer artículo del Símbolo y tratan de Dios único, Padre, Providencia y Creador '. l . D i o s ú n i c o : c a t . V I , D i o s P a d r e : c a t . VI1 ; D i o s P r o v i d e n e c i a : c a t e q u e s i s VI11 : D i o s C r e a d o r : c a t . 1X.

De pronto surge una pregunta: ¿por qué la catequesis dogmática comienza con el tema de Dios? El problema del ateismo no se presenta aún en el siglo N.El contexto cultural es religioso. Pero a Dios se le conoce mal. El problema importante es, entonces, establecer la verdadera realidad de Dios de cara a las múltiples desviaciones del sentido de Dios. Frente a estas deformaciones, la catequesis debe tratar de poner las bases metafísicas y bíblicas sobre las que fundamentarse. El método encierra un valor ejemplar actualmente. Porque la catequesis debe mantenerse siempre en relación con el contexto cultural que la rodea. El anuncio de Cristo supone, pues, un desarrollo preparatorio, que podrá variar según las épocas. Hoy, ante el ateísmo y ausencia de sentido religioso, hemos de buscar por qué caminos el hombre contemporáneo alcanza la experiencia de Dios; y son los hechos que dan peso a su vida; el amor, la muerte, la ciencia. No sólo el método, sino tambien el mismo contenido de la catequesis sobre Dios puede sernos útil hoy. El ateismo moderno, en efecto, recupera muchas veces a Jesús en una relación de hombre a hombre. Pero en el fondo, lo que trata es de arrancar más profundamente la relación fundamental de Cristo con Dios. Por eso, en nuestros días es muy importante la catequesis sobre Dios, aun cuando nuestro acceso al tema tenga que ser muy diferente al del siglo IV.

Dios único En su primera catequesis sobre la unicidad de Dios, trata Cirilo de acercar a la realidad concreta de Dios en su trascendencia y en su presencia. Define la trascendencia de Dios situándose en primer lugar en el plano filosófico. Afirma que el conocimiento de Dios puede lograrse por las vías naturales, pero resalta la teología negativa de la

LA C A T E Q U E S I S EN LOS PRIMEROS S I G L O S

trascendencia divina: podemos saber por nosotros mismos "que Dios existe", pero no "lo que Él es". Cuando se trata de Dios, no decimos todo lo que hay que decir s ó l o Él lo sabe-, sino todo lo que comprende la naturaleza No explicamos, en efecto, lo que es Dios, sino que humana ignoramos lo profundo sobre & conflrCmoslo de buena fe. Cuando se trata de Dios, ya es una gran ciencia reconocer nuestra ignorancia '. La trascendencia de Dios, inaccesible al conocimiento del hombre, sobrepasa también la capacidad de comprensión de los Angeles. $tos ven a Dios, no tal como es en sí, sino como ellos son capaces de entender 3. Para todos Dios permanece incomprensible, según un tema ampliamente desarrollado por muchos contemporAneos de Cirilo 4. Los Padres nos ensefian la manera precisa de hablar sobre Dios: evitar el limitar la trascendencia de Dios confundiéndola con otra cosa que no sea Él. Sin embargo, se puede hablar de Dios, porque su trascendencia es existencial. El Dios misterioso es intensamente real. Su trascendencia no tiene origen en que Él sea abstracto o irreal, sino en que es de tal modo real, que nuestra naturaleza débil es incapaz de proporcionarse a su realidad. Es porque la vida divina es algo tan profundo, tan denso, que no podemos abarcarlo. @caso porque la constitución de mis ojos me impide abarcar el sol entero, voy a dejar de mirar hasta donde llegue m i necesidYI 6 ..)? Alabar al Seríor, no explicarlo, ésta es m i pretensión ahora: reconozco que no llegaré a alabarle dignamente, pero pienso que es una obra de piedad el intentarlo 5 .

Esta trascendencia existencial de Dios le gusta a Cirilo presentarla a través de la Biblia, en la que Dios manifiesta su intensa existencia bajo forma de experiencia: experiencia de contusión, de temor, de miedo, de sentimiento de pecado, de impureza ante el Sefior. U n gran personaje era Abrahán, pero cuando tuvo que acercarse a Dios, entonces se expresó con esta verdad: yo soy tierra y ceniza '. Incontables son las experiencias análogas en la Biblia. Todas ellas evocan la densidad de la presencia de Dios. En el mundo moderno esta presencia llega a quedar eliminada por una evaluación deformada de la justa importancia del hombre. Sólo una catequesis de la trascendencia puede volver a centrar al hombre en Dios. Pero entonces tiene que ser presentada en forma existencial, en modo que se haga tocar lo real. Por eso, se trata menos de un razonamiento "sobre" Dios, que de poner en contacto (y encontrarse a si mismo) con el Dios vivo, para así reavivar la experiencia de Dios (y participar en ella). Porque Dios es concreto y actúa, esto es lo que hay que tocar antes de nada '. Así es como Cirilo, después de haber despertado el sentido del verdadero Dios, resalta sus grandes atributos. Y lo hace en la primera catequesis sobre Dios. Insiste particularmente sobre su unidad, su aseidad definida en términos de existencia absoluta y simple, su santidad y bondad infinitas, su radical soberanía. U n Dios, un Dios único, un Dios existente, existente desde siempre, existente siempre igual a Sí mismo, que no tiene padre fiera, a quien ninguno excede en fierza, a quien ningún sucesor desposee de su realeza; Dios de los muchos nom bres, del poder absoluto, de la simple sustancia '.

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c..).

2 . Catequesis, V I , 2 . 3 . Car., VI, 3. 4 . S A N J U A N C R I S Ó S T O M O Sobre la incomprensibilidad de D i o s ; G R E G O R I O DE N I S A , Vida de Moists; P S E U D O . D I O N I S I 0 , Los hombres divinr~r 5. C a r . , V I , 5 .

c..)

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6 . C a t . . VI, 3 . 7 . El tratado De los nombres diuinos d e l P S E U D O - D l O N l S I O logra a d m i r a b l e m e n t e e l e q u i l i b r i o e n t r e la t e o l o g í a n e g a t i v a d e la i n c o m p r e n s i b i l i d a d y la t e o l o g í a s i m b ó l i c a de un c o n o c i m i e n t o p o s i t i v o . 8 . Car., VI, 7 .

LA C A T E Q U E S I S E N L O S P R I M E R O S S I G L O S

Para suscitar el sentido del verdadero Dios, se compromete Cirilo también a denunciar las perversiones del sentido de Dios que abundan en su época. Lo hace con bastante extensión. Primero, contra el politeísmo. Este es familiar y natural para el hombre que identifica con facilidad a Dios con las cosas creadas 9. Después Cirilo refuta el dualismo en su forma entonces más virulenta: el maniqueismo 'O. Continuamente, a lo largo de su catequesis luchará contra esta tendencia a oponer a un principio absoluto del bien un principio absoluto del mal ".

Dios Padre Una vez puestos los fundamentos del sentido de Dios, Cirilo prolonga su enseíianza otras tres catequesis sobre el tema de Dios: Padre, Providencia, Creador. La catequesis sobre Dios Padre se sitúa de improviso en la perspectiva trinitaria, oponiéndose por esta vez a la doctrina judfa, que admite que no hay más que un solo Dios ..., pero no admite que sea también el Padre de nuestro Sefior Jesucristo, a pesar de la afirmación expresa de la paternidad de Dios en ciertos pasajes de la Escritura, dice Cirilo 12, para él, como para otros Padres, la revelación de la Trinidad es ya un hecho en el Antiguo Testamento. Porque hablar de Dios como Padre implica inmediatamente la existencia del Hijo. El nombre del Padre, desde el momento en que se enuncia, nos lleva a pensar también en el Hijo; del mismo modo que al nombrar al Hijo se piensa en seguida en el Padre 13. --

' C a t . . VI, '" C a t . , V I ': " "

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10-11. 12-36. C f r . ~ n f r a .L a c a t e q u e s i s m o r a l e n e l siglo I V , cap..V111, p á g i n a s 1 6 1 s s C a t . , VI1 S e c i t a n S a l . , 2, 7 ; 2 , 2 ; 8 8 , 2 7 - 2 8 ; 1 0 9 , 3 ; 7 1 , 5. C a t . , V I I , 4.

Por consiguiente, hablar de Dios como Padre es siempre hablar del Padre de Jesucristo, afirma Cirilo a cada paso. Cuando se refiere a la existencia del Padre, leída a lo largo del Antiguo Testamento, lo hace de tres maneras. Presenta en primer lugar la paternidad universal de Dios con relación al mundo y a todos los hombres. Es el Dios creador, fuente de toda vida, que ya conoce el pensamiento griego. Y esta paternidad se ejerce de modo particular con Israel y se establece en relación de alianza con Dios 14. Por fin, la paternidad de Dios se expresa plenamente de cara al Hijo: en ella se unen la paternidad universal y la alianza con Israel. Porque los hombres son hijos en Cristo y por adopción. En verdad, tomándolo en sentido más amplio, Dios es el Padre de la multitud de los seres, pero por naturaleza y en realidad es el Padre del Hzjo único, del único engendrado, nuestro Sefior jesucristo 15. Le llamamos 'Padre"no por haber nacido según la naturaleza del Padre de las cielos, sino por haber pasado por la gracia de/ Padre y por la accidn del Hijo y del Espirita Santo de la esclavitud a la adopcidn 16.

Dios Providencia Cirilo continúa en seguida con la catequesis de la Providencia de Dios, que es también su omnipotencia: habla indiferentemente de una o de otra. Quiere mostrar que Dios conduce al mundo, y así contradecir a quienes relegan a Dios "en su Cielo", negándole la po-

1 4 . C f r . O s . , 1 1 , 1 . En l a B i b l i a e l t e m a d e l a p a t e r n i d a d n o e s e l ú n i c o q u e d e f i n e l a r e l a c i ó n , d e Dios c o n Israel. E n c o n t r a m o s t a m b i é n los de " M a d r e d e Israel" ( I s a í a s ) y " E s p o s o d e I s r a e l " ( O s e a s , C a n t a r d e los C a n t a r e s ) . E s t o n o s e n s e ñ a q u e n u n c a d e b e mos d e j a r n o s a p r i s i o n a r por u n a s o l a m e t á f o r a para h a b l a r d e Dios. N o hay t e m a q u e b a s t e p a r a t o t a l i z a r la r i q u e z a d e r e l a c i o n e s d e D i o s c o n l a H u m a n i d a d . 1 5 . C a t . , VI1, 5 . 1 6 . C a t . , V I I , 8.

LA C A T E Q U E S I S EN L O S PRIMEROS S I G L O S

sibilidad de intervenir en la tierra. Por eso, esta catequesis, que es más bien corta, parte de las realidades concretas de la vida terrestre, para manifestar así que Dios no les es extrafio. Inevitablemente Cirilo viene a encontrarse con el problema del mal. Afirma que el mal no es un principio rival de Dios; esto sería negar la Providencia. El mal es sólo la corrupción de una creación querida por Dios fundamentalmente buena. Pacientemente, Dios tolera la presencia del mal en la creación, pero acabará por triunfar y realizar sus designios. Contra toda forma de maniqueísmo, y porque Dios es Providencia, Cirilo tiene una visión muy optimista de la creación. La riqueza, el oro, el dinero (y también el cuerpo) contra lo que algunos piensan, no pertenecen al diablo. El ftel posee 'él mundo entero de las riquezas, " ". Este pasaje puede confrontarse con la doctrina sobre el matrimonio, que refleja el mismo pensamiento: el matrimonio es bueno en si mismo, aun cuando algunos lo usen mal 1 8 . Lo mismo pasa con el dinero. Como veremos, este mismo optimismo lleva a una gran exigencia 1 9 . Porque si todo es bueno, porque viene de Dios, todo le debe estar sometido. Este principio regula, por ejemplo, el uso de los bienes: Dios los distribuye, pero el hombre nunca es su propietario absoluto. Tú cuídate sólo de usar el dinero, y no te sera echado en cara ¿Quieres saber que las riquezaspueden ser la puerta del reino de los cielos? Dice Jesús: vende cuanto tienes, y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos 20.

c..).

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1 7 . Cat. VIII, 6 . 1 8 . C a t . , IV, 2 2 - 2 6 1 9 . C f r . i n f r a . La catequesis moral e n el siglo IV, c a p V I I I . p . 1 6 5 2 0 . C a r . , VI11, 6 .

Dios creador La catequesis siguiente -sobre Dios Creador- permite a Cirilo profundizar en su pensamiento. Y nos da entonces una ensefianza capital. Por una parte, completa lo que él decía sobre la incomprensión de Dios; y por otra, prolonga la doctrina sobre la creación. El firmamento, los movimientos solares, el agua, los animales, el cuerpo del hombre son todos ellos obras admirables que nos hablan de Él. Aquí es donde la teología negativa de Cirilo tiene su contrapartida. Porque hay un conocimiento real de Dios, si no inmediatamente, al menos a través de su obra. Es imposible a ojos carnales ver la naturaleza divina, pero esposible llegar a una idea de su poder a través de las obras divinas, según la palabra de Salomdn: "la grandeza y esplendor de las criaturas nos permiten contemplar por analogía a su autor" 'l. La época de Cirilo de Jerusalén, muy sensible al misterio de la creación, comprende sin duda fácilmente todas estas afirmaciones. La nuestra, en cambio, las pone seriamente en duda. Sin embargo, no es preciso mantener la posibilidad de un conocimiento natural de Dios a través del universo, aun cuando este conocimiento vaya por caminos diferentes a los de Cirilo 22. Entonces conviene no destruir sin más y por descuido y sin examen las religiones naturales, sino más bien situarlas en relación con el cristianismo. Más aún, la catequesis sobre Dios Creador permite definir fundarnentalmente la situación del hombre y del universo en relación con Dios. Ésta manifiesta tanto su radical dependencia de Dios como su propia consistencia. La catequesis de la creación aparece entonces de la mayor actualidad, en orden a despertar un verdadero sentido de Dios y del hombre. 2 1 . C a t . , IX, 2 . 2 2 . C f r . e l l i b r o muy i m p o r t a n t e d e C L . T r e s m o n t a n t , Comment se pose aulourd-hui le probieme de l'existence de D i e u , Le S e u i l , 1 9 6 6

LA CATEQUESIS E N LOS P R I M E R O S SIGLOS

CATEQUESIS SOBRE CRISTO No se va al Padre, sino pasando por Cristo: así es como Cirilo introduce sus catequesis sobre Cristo, situándolas así en la perspectiva trinitaria. En esta segunda parte del Símbolo, engloba la vida de Cristo desde la Encarnación a la Parusía. Cinco catequesis nos da Cirilo sobre Cristo: la catequesis X es una presentación general; la catequesis XI trata de la divinidad de Jesús; la catequesis XII, de su humanidad; luego vienen las catequesis XIII y XIV sobre la muerte, resurrección y ascensión de Jesús, y finalmente, una catequesis XV sobre la consumación de los siglos y el retorno de Cristo en gloria. Su método sigue la tradición de Ireneo: presentación del misterio, seguida de la demostración a partir de los datos bíblicos, a lo que se afiade un tercer tiempo de respuesta a las dificultades y objeciones.

Los nombres de Cristo

La primera catequesis viene a ser esencialmente como un tratado de los nombres de Cristo. Es ésta una antiquísima tradición. La encontramos en Justino, en Orígenes, en el Pseudo-Dionisio. El método es interesante y presenta muchas ventajas que conviene destacar. Ante todo, permite un estudio diversificado de las "riquezas insondables de Cristo". Al mostrar que el rostro de Cristo tiene mil rasgos, evita reducir éstos a uno solo. Porque es una tentación de la catequesis empobrecer considerablemente la revelación de Cristo separando uno de sus aspectos para dejar en sombra los demás. Es peligroso buscar una fórmula que diga todo sobre Cristo. Más vale perderse en sus riquezas y tratar de ponerlas en orden, que partir de una definición única y hecha.

La diversidad de nombres de Cristo corresponde, además, a la diversidad de necesidades de cada uno de los caminos espirituales. Cristo se diversí$ca para cada uno, según su utilidad. Para quienes tienen necesidad de alegría, se hace viiia;para quienes tienen necesidad de entrar, es la puerta; y para los que tienen necesidad depresentar sus oraciones, ahí está ÉI, como Sumo Sacerdote mediador. Más aún, para los pecadores se hace cordero, y mí se inmola por ellos 23. Para Cirilo, por tanto, los nombres de Cristo se acomodan a las necesidades de cada cual. Estas necesidades son las que manifiestan las riquezas de Cristo. El Salvador se hace todo a todos, a cada uno según lo que espera. También nosotros hemos de tener cuidado en presentar a Cristo según el menester de aquellos a quienes nos dirigimos. Cirilo cita numerosos titulos de Cristo. Y estudia a fondo tres de ellos: Kyrios, Sefior; Iesus, Salvador; Christos, Ungido. El sefiorio de Cristo se presenta como una afirmación de su igualdad con el que es Sefior por excelencia, el Dios del Antiguo Testamento: "El Sefior dijo a mi Sefior: siéntate a mi derecha." El nombre de Jesús se identifica con el de Josué, que introdujo al pueblo de Dios en la tierra prometida: acontecimiento de salvación que anuncia la misión del Hijo. El nombre de "Cristo" dice relación con las unciones de reyes y sacerdotes del Antiguo Testamento. Significa el sacerdocio y la realeza de Cristo sobre toda criatura; toda una teología de la historia arranca de esta visión. Hay que notar con qué cuidado trata Cirilo de esclarecer el sentido real de los títulos atribuidos a Cristo. Tiene una precisión de vocabulario que deberíamos hacer nuestra. Con demasiada frecuencia los cristianos se atiborran de fórmulas cuyo significado no comprenden. La catequesis debe procurar esta elemental comprensión. 2 3 . C a t . X , 5 . E s t o procede de O R ~ G E N E S Com. , Joh., 1.

LA CATEQUESIS EN LOS PRIMEROS SIGLOS

¿Qué es lo que nos invita a creer en Jesús?, se pregunta Cirilo al fin de esta catequesis. Y responde a la pregunta trayendo a colación una larga serie de hechos convergentes, todos los cuales dan testimonio en favor de Jesús de un modo convincente: Juan Bautista, los apóstoles, las profecías, los milagros, la Pasión, los pueblos convertidos. Todos estos hechos en masa son un testimonio que se impone. Cirilo los presenta sencillamente, sin comentarios, dejando para más tarde una reflexión sobre ellos.

en su unidad con el Padre. Y esta unidad prueba la divinidad de Jesús. Las mismas palabras de Jesús en el Evangelio lo atestiguan y permiten concluir su colaboración en la obra creadora del mundo. Cristo ha hecho todo el universo No es que el Padre no haya podido crear por Si mismo las criaturas, sino porque quería que Cristo reinase sobre un mundo que Él mismo había creado, confiándole al Hijo llevar a término elplan trazado 2 5 .

c..).

La humanidad de Cristo

La divinidad de Cristo La catequesis siguiente expone la divinidad de Cristo, Hijo eterno del Padre, según el articulo del Símbolo: "en un solo Seiíor, Jesucristo, Hijo único de Dios". Es la parte más teológica de la catequesis: cunde el arrianismo por todas partes en la época de Cirilo, y se hace necesario desarrollar suficientemente su explicación teológica. A ella consagra toda la primera parte de la exposición. Presente el misterio de la generación eterna del Hijo, distinguiéndola de su generación según la carne en la estirpe de David. Da algunas precisas ideas teológicas sobre comunidad de naturaleza y distinción de personas. Su preocupación constante es afirmar la igualdad del Padre y del Hijo en su eternidad, es decir, combatir toda tendencia a reducir a Cristo con relación al Padre. El Padre no hizo pasar al Hijo del no-ser alser ni ha lhado a Irz ddopción a uno que no &tia; sino que el Padre, que es eterno, ha engendrado &S& t o h la eternidzd e inefabhente a un Hijo único Así como en la catequesis sobre Dios Padre siempre se trataba del Padre de nuestro Seiíor Jesucristo, asi también, en esta catequesis sobre la divinidad de Cristo, el Hijo es presentado constantemente 2 4 . C a t . XI 1 4

Una vez que la divinidad de Jesucristo queda bien fundamentada, Cirilo puede ya insistir ampliamente sobre su humanidad en la importantísima catequesis que dedica a la Encarnación. Si Cristo es Dios -y lo es de verdad-, pero no ha asumido la Humanidad, quedamos nosotrosfirera de la salvación 26. Este día -no olvidemos que el obispo pronuncia una catequesis diaria en cuaresma- no se trata de considerar la persona misma de Cristo, sino de justificar el hecho de la Encarnación como intervención de Dios en la historia humana, con miras a la salvación. Veamos, en primer lugar, por qué Jesús ha bajado 27. ¿Por qué la Encarnación? ¿Qué significa la humanidad de Cristo? Para responder a estas preguntas Cirilo comienza toda la historia de la salvación a partir de la creación y aparición del pecado. Desde su punto de partida, el misterio de Cristo se pone ya en conexión con el misterio de la caída. El recuento de la historia de Israel es el recuento de sus pecados e infidelidades. Tan grande es la enfermedad de este pueblo, que no tiene más remedio que reclamar la intervención, como médico, del mismo Cristo. 2 5 . C a l . , XI 2 3 2 6 . C a t . XII, 1 . 2 7 . C a t . , XIl, 5

LA CATEQUESIS EN LOS PRIMEROS SIGLOS

Entonces el Sefior escuchó la oración de los profetas. El Padre no menospreció nuestra raza maltratada. Y envió desde el cielo al Señor, su propio Hijo, como médico A lo largo de la catequesis, Cristo es presentado como Aquel que baja para salvar del pecado; para introducirnos en el esplendor del conocimiento e intimidad de Dios. Baja para que nos sea dado el poder de gozar de Él 29, y lo hace acomodándose al hombre, para poder elevarlo hasta Él: El Señor se ha identificado con nosotros para salvar a la Humanidad; se ha identificado con el hombre para dar a quien lo había abandonado una gracia m b abundante, para convertir a la Humanidadpecadora en participante de Dios 'O. Y Cirilo afiade a continuación: Era preciso que Cristo supiera por nosotros (...). Su cuerpo, por tanto, f i e -pasto de la muerte ''. Es decir, la Encarnación se coloca de pronto en plena Redención. La Redención es Encarnación. El Verbo es unido al hombre en toda su condición, hasta la muerte. El misterio de Cristo se ve así en toda su unidad. Siguiendo la tradición de Ireneo, Cirilo lleva a cabo la demostración de la Encarnación ensefiando que se cumple según la Escritura. Aqui encontramos mencionadas algunas de las grandes profecías mesiánicas de Isaias, Zacarías, David y Daniel 32. Pero el verdadera quicio de la catequesis es ante todo la concepción virginal de Cristo. Es considerada por Cirilo como un punto muy importante de la fe, como el lazo con que se anudan todos los datos de la Encarnación: la divinidad de Cristo, su humanidad, la natura~

28. 29. 30. 31. 32.

Cat., Cat.. Cat., Cat , Enrre

X11, X11, XII. XII,

8. 13. 15. 15.

o t r a s : 1 1 . 3 5 , 4 0 , Zac. 2 , 9 ; D a n . 1 0 ; S a l . 7 1 , 5 , e t c

leza de su acto salvador, es decir, una creación nueva tan radical como la primera. Encontramos así la continuidad entre creación y Encarnación, tan querida para Ireneo. Era necesario que Cristo fuera de la raza de Adán y naciese de mujer. Es un primer motivo. He caqui el segundo. La muerte vino por Eva, todavía virgen; era preciso quepor una virgen, o mejor, de una virgen, viniera la vida j3. La razón de la virginidad de María es la de significar aquí la nueva creación. El nacimiento de Cristo en la carne es un nuevo acto creador de Dios. El nuevo Adán surge en una nueva tierra virgen. Se reconoce aqui el modo de obrar de Dios, la coherencia de las costumbres divinas. Igualmente en los nacimientos milagrosos del Antiguo Testamento que Cirilo relaciona con el nacimiento virginal de Jesús. El parecido y la convergencia de los acontecimientos de la Salvación llevan a que se les conozca mejor. El mismo Espíritu Santo en la Anunciación es la garantía de la Encarnación. Aunque la clave de la doctrina sobre Cristo está en la catequesis de la Encarnación, ésta sin embargo no se detiene aquí. Continúa en una catequesis sobre la Cruz, otra sobre la Resurrección y Ascensión, y otra sobre el fin último y el retorno de Cristo 34. Todas estas catequesis tienen la misma construcción que las anteriores. Cirilo rectifica en ellas las desviaciones heréticas; responde a la incredulidad con la cita de la Escritura y la relación de los diversos aspectos del ministerio, de suerte que lleguen a probarse unos y otros y den una coherencia cada vez más profunda a la adhesión de fe. Es curioso que la catequesis, como el Símbolo, explique la Parusía antes de Pentecostés. Esto se debe a su estructura trinitaria. Porque la Parusía es un misterio de Cristo: El coronamiento de su realeza universal. Y sólo después de los misterios de Cristo se presentan los misterios del Espíritu Santo.

-. . .--3 3 . Cat , XII, 1 5 . 3 4 . C a t . , XIII, XIV, XV.

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LA C A T E Q U E S I S EN L O S P R I M E R O S S I G L O S

CATEQUESIS SOBRE El ESP~RITUSANTO La catequesis sobre el Espíritu Santo se presenta como una historia de sus gandes obras entre los hombres, primero en el Antiguo Testamento y luego en el Nuevo. Pero Cirilo, antes de esta narración, pone una primera parte en la que declara el sentido preciso que hay que dar al término "espíritu", al mismo tiempo que deriva las grandes caracteristicas del Espíritu Santo.

Las características del Espíritu Conoce bien Cirilo la dificultad y el riesgo que existe al hablar del Espíritu Santo, pues son numerosos y fáciles los errores a este propósito. Por eso se limita a lo que el Espfritu dice de Sí mismo en la Escritura: El Espíritu Santo mismo ha dictado las Escrituras; particularmente ha dicho sobre Sí mismo todo lo que gl quería y nosotrospodíamos comprender 35. La palabra "espíritu" es una de las más ambiguas en el lenguaje. Ya en aquella época Cirilo menciona muchos usos posibles: El soplo de viento o de la respiración, el alma en oposición al cuerpo, los seres incorpóreos como los ángeles. Llega en seguida a una acepción filosófica. En este sentido seiíala en el hombre el elemento sutil en oposición al elemento pesado. Luego se identifica con la noción de inmaterialidad. Pero éste no es en modo alguno el sentido bíblico de la palabra "espíritu". Nuestra catequesis actual ha de tener cuidado en darle todo el sentido que le da la rouah bíblica: Poder concreto de Dios, a veces incluso violento; oposición a la "carne", pero no al cuerpo, conforme a la doctrina de San Pablo. -- --

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35 C a l . , XVI,, 2

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LA C A T E Q U E S I S

DOGMATICA

EN EL S I G L O I V

La catequesis de Cirilo alude también a la existencia de dos espíritus: El espíritu del mal, el espíritu del bien identificado con el Espíritu Santo. Y desde aquí continúa la antigua tradición de los dos caminos y del discernimiento de espíritus. El espíritu del mal se reconoce en la turbación y miedo que arroja en el hombre. Por el contrario, el Espfritu Santo: Sólamente obra para bien y salvación. Su presencia es dulce; la conciencia que de ÉIseposee es suave, su carga es muy ligera (...), viene a salvar, a curar, a ensefiar, a aconsejar, fortalecer e iluminar la inteligencia (por É1) esta nadu que es el hombre ve el comienzo y fin del mundo 36. Es el Espíritu quien ilumina la inteligencia de los profetas y de los apóstoles, ayudándoles a conocer la realidad, por encima de la ciencia y de las apariencias. Él sostiene en la prueba. Es la fuerza de los mártires. Anima a todos los hombres de buena voluntad. En fin, es el único que escudrifia las profundidades de Dios 37.

c..),

Obras del Espiritu Es el Espíritu Santo quien ya en los profetas anunciaba a Cristo: ÉIes quien obraba en los apóstoles; ÉIes quien hasta nuestros días y por medio del bautismo marca con un sello las almas 38. Antes de emprender el relato de los hechos suscitados por el Espíritu en la Historia, Cirilo asegura que es el mismo Espíritu quien obra en el Antiguo Testamento, en Cristo y en el tiempo de la Iglesia. En el Antiguo Testamento el Espíritu sólo se daba a individuos, a aquellos que tendrían una misión particular que cumplir: Abrahán, Isaac y Jacob, los jueces, los profetas, los reyes, Isafas, 3 6 . C o t . , X V I , 16. 37. C a t . , XVI, 17-23. 3 8 . C a r . , XVI, 24.

L A C A T E Q U E S I S EN L O S P R I M E R O S S I G L O S

Ezequiel, Daniel. Con el Nuevo Testamento, por el contrario, se da a todos: Actualmente (en el Antiguo Testamento) la gracia es parcia4 más tarde (en el Nuevo Testamento) será dada a todos 39. En el momento en que Cirilo desemboca en el Nuevo Testamento, deja que desborde su entusiasmo al hablar del Espfritu Santo, confesando que le arrastra a ello "la multitud de textos". Las acciones del Espiritu Santo son múltiples, pero Él es indivisible. Varios son los nombres que se le dan: Espfritu de Verdad, Paráclito, Espfritu de Dios, Espfritu del Padre, Espiritu del Hijo, Espiritu de Santidad, de Adopción, "y otros muchos del mismo género"; pero se trata de un único Espiritu. Él es quien en la Encarnación suscita la nueva creación. E1 es quien colma a Isabel y santifica a Juan Bautista. El que concede a Simeón el poder reconocer al Salvador. El que interviene en el bautismo de Jesús. Cristo explica la doctrina sobre Él en Jn. 3, 5; Jn. 4, 2 3 y en el discurso de la Cena 40. y por fin, es comunicado en plenitud en Pentecostés y en el bautismo. Cirilo, en efecto, ve el Pentecostés como bautismo de los apóstoles: Participaron de unfirego, u n fUego no abrasador sino salvador, que destruye las espinas delpecado y hace el alma resplandeciente. Esto es lo que en seguida va a venir sobre vosotros tambikn: la supresión y destrucción de vuestros pecados como si fireran espinas, la iluminación delfondo precioso de vuestra alma, el don de la gracia, porque tambikn entonces se lo dio a los apóstoles 41. Con la espontaneidad que le es habitual, Cirilo confiesa ante sus oyentes que su catequesis ha sido ya bastante larga. Sin embargo, todavfa no ha hablado de las numerosas manifestaciones del Espfritu Santo en el tiempo de la Iglesia, sobre todo en los Hechos de los 3 9 . Cat., XVI, 2 6 40. Cat., XVII, 1 1 4 1 . C a t . , X V I I , 15

Apóstoles y en las cartas de San Pablo. Quiere al menos describir algunas. Lo que las caracteriza es que el Espfritu ahora se difunde en todos los creyentes y obra en ellos una profunda transformación. La gracia del Espíritu Santo obraba tan poderosamente en los nuevos cryentes, que ellos no tenian m h que u n solo corazón y una sola alma 42. Esta catequesis prácticamente apenas hace alusión a las relaciones del Espfritu con el Padre y el Hijo en el seno de la Trinidad. En la mitad del siglo IV la teologfa del Espiritu Santo está muy poco elaborada todavfa. Por el contrario, las catequesis que acabamos de analizar iluminan con trazo vigoroso la unidad y continuidad de la acción del Espiritu Santo en toda la Historia. Además, la unidad se revela como una caracteristica fundamental de la catequesis de Cirilo de Jerusalén. El catequista ha examinado por extenso las diversas realidades de la fe; en esto no ha cafdo en la fácil tentación de reducirla a uno solo de sus aspectos. Sino que siempre ha procurado mantener la unidad y cohesión de estas realidades: Porque es evidente que el plan salvador, del que somos nosotros objeto, forma un conjunto estrechamente concertado, que viene del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo 43.

4 2 . C a t . , XV11, 2 1 . 4 3 . Cot., XVII, 5 .

Capítulo VI --

LA CATEQUESIS MORAL A N T I G U A

De la catequesis moral es de la que conservamos testimonios más antiguos. Muchas veces incluso la catequesis preparatoria al bautismo se reduce en los primeros tiempos de la Iglesia sólo a la catequesis moral. Se nos presenta, pues, como primitiva en la Historia. Es importante también en el camino hacia el bautismo. ¿En qué consiste esta catequesis moral? En un sentido muy amplio y fundamental es la que tiende a poner la vida concreta de un hombre de acuerdo con la fe a la que se adhiere. Profesar a Jesucristo quiere decir cambiar de vida. Es la conversión. En este sentido, el aspecto moral -es decir, vital- de la catequesis es siempre un elemento esencial. Pero entonces se trata en este caso de una catequesis elemental y general que, por este mismo carácter, reclama desarrollos posteriores

LA C A T E Q U E S I S EN L O S P R I M E R O S S I G L O S

necesarios. Si el primer paso que se ha de dar consiste en abandonar ciertas costumbres manifiestamente opuestas a la vida cristiana, se van a requerir otros muchos para descubrir poco a poco los caminos concretos de una vida evangélica. Veremos cómo esto es verdad cuando nos referimos al desarrollo de una conversión individual o al desarrollo histórico de la catequesis. Los caminos de la vida cristiana irán examinándose a medida que la catequesis se vaya desarrollando y haciéndose más explícita a lo largo de los siglos. Lo que en un principio entraba dentro del contenido global, poco a poco se va diferenciando. En este movimiento de diferenciación se inscribe la obra de Clemente de Aiejandrfa, quien se esfuerza por crear una moral cristiana ya elaborada, detallada, distinguiéndola -aun sin aislarla- de un contenido estrictamente dogmático. En el siglo IV se da un nuevo paso: la catequesis moral ya no es tratada aisladamente, sino profundamente enlazada con la catequesis dogmática; se la presenta como el coronamiento concreto de ésta en la vida cotidiana. Entonces, ya no se sitúa en el punto de partida del camino de fe, sino en el punto de meta. Pero ya no se trata exactamente de una misma presentación de la moral. Ai principio de la Iglesia, la catequesis moral se encuentra más bien en el comienzo de la evolución, porque es ante todo ruptura elemental con las costumbres paganas. Pero en el siglo IV está más bien situada al final, porque es la floración de toda la vida en la gracia del Espíritu Santo. Es verdad, sin embargo, que ninguna de las etapas del desarrollo de la catequesis moral excluye a las demás. Por el contrario, todas se incluyen mutuamente. Las tres etapas que vamos a recorrer nos revelarán tres aspectos de la catequesis moral, tres modos de entenderla y de presentarla que es preciso tener hoy en cuenta, al menos en su conjunto.

LA CATEQUESIS M O R A L A N T I G U A

Existen dos caminos, uno es el de la vida, otro es el de la muerte

'.

LOS DOS CAMINOS Esta es la expresión lapidaria, que se repite por doquier con variantes que no hacen sino reforzarla, de lo que se ha dado en llamar doctrina de los dos caminos. Tenemos en ella un elemento preponderante -no el único- de la catequesis moral primitiva. Muchas veces constituye incluso todo lo que es la catequesis preparatoria al bautismo. Casi siempre es su punto de arranque. Un estadio elemental, pero necesario: se trata ante todo de abandonar el mal y adherirse a Cristo. Como hemos visto antes, esto es lo que en fin de cuentas supone todo el camino de conversión, lo que hasta hoy cifra toda la liturgia del bautismo: escoger el camino de la vida, dejar el camino de la muerte '. Así es todo el cristianismo el que se presenta mediante el esquema de los dos caminos: Existen dos caminos de doctrina y de acción: el de la luz y el de las tinieblas; pero hay una gran diferencia entre ambos 3. Citemos también este texto de una Homilía Clementina, cuyo valor principal consiste en poner de relieve y puntualizar la unión estrecha que hay entre los dos caminos y la incredulidad o la fe: Dice Pedro: "No quiero dejaros de indicar el modo en que podéis salvaros, pues yo mismo aprendí de boca del profeta de verdzd las reglas que Dios poseía desde antes (...); conociendo, pues, estas acciones, las buenas y las malas, os indico que son como dos caminos, y os seiíalo el que conduce a la salvación bajo la dirección de Dios. El 1. D i d a c h t , 1. 2 . C f r . s u p r a , E s t r u c t u r a de la c a t e q u e s i s , c a p . 11. p . 3 7 ss 3 . Bernabt, 18.

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LA CATEQUESIS EN LOS PRIMEROS SIGLOS

camino que siguen los hombres y que les lleva a su perdición es ancho y enteramente arreglado (...). El camino de los hombres que se esjüerzanpor salvarse es estrechoy desigual (...). Presiden estos dos caminos la incredulidad y la Entonces, si en estos textos se trata de la opción fundamental de la fe, ¿estamos realmente en presencia de una catequesis moral? Lo que sigue en estos textos nos lo prueba, describiéndonos el contenido concreto de estos dos caminos, el de la vida y el de la muerte, el de las tinieblas o el de la luz 5 . Dos caminos hay, uno de la vida y otro de la muerte; pero grande -' es la diferencia que hay entre estos caminos. Ahora bien, el camino de la vida es éste: en primer lugar, amarás a Dios, que te ha creado; en segundo lugar, a tu prójimo como a ti mismo. Y todo aquello que no quieres que se haga contigo, no lo hagas tú tampoco a otros. Mas la doctrina de estas palabras es como sigue: "Bendecid a los que os maldicen y rogad por vuestros enemigos': .. Xmad a los que os aborrecen y no tendréis enemigos"... Xpártate de los deseos carnales y corporales" ... 'ho seas iracundo"..., 'hi envidioso"..., 'hi disputador ni acalorado". .., 'ho seas codicioso': .., "no seas adivino, pues la adivinación lleva a la idolatría", etc. Mas el camino de la muerte es éste: Ante todo es camino malo y lleno de maldición: muertes, adulterios, codicias, fornicaciones, robos, idolatrías, magias, etc. 6. : Igualmente se dice en la Carta de Bernabé, que sigue muy de cerca la Didaché.

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4 . H o m i l í a s C l e m e n r i n a s . 7 , 6 - 7 . Cfr. también P a s t o r H e r m a s , M a n d a m i e n t o s , 6 , 2 - 9 5 . D i d a c h t , 1 - 6 . Bernabe!, 1 8 - f i n . 6 . Didaché, 1 y 5 .

LA CATEQUESIS MORAL A N T I G U A

Lo que hemos extractado bastaría para probar que estos textos nos ponen en presencia de una catequesis moral. Más adelante estudiaremos su contenido. Lo que por el momento nos interesa es ante todo su marco: el esquema de los dos caminos.

Origen de los dos caminos La tradición nos lleva a la más remota antigüedad. Es de origen enteramente judaico, y sólo ha bastado trasplantarlo a la catequesis cristiana. Encontramos huellas a lo largo del Antiguo Testamento, como lo podrlan demostrar innumerables citas: 'Mira, hoy pongo ante ti la vida con el bien, la muerte con el mal. Si oyes el precepto de Yav4 tu Dios, que hoy te mando, de amar a Yav4 tu Dios, seguir sus caminos (. ..), vivirás. Pero si tu corazón se desvía (..), todos perecieréis ciertamente (...). Yo invoco por testigos a los cielos y a la tierra de que os he propuesto la vida y la muerte, la bendición y la maldición" (Deut. 30, 15-20) '. Este tema de los dos caminos -el de la vida que conduce a Dios y el de la muerte que nos aleja de 61- aparece a lo largo de toda la historia de Israel. Al final de esta historia, precisamente antes de la venida de Cristo, florece la comunidad esenia de Qumran. La cate- . se caracteriza por esta alternativa de los dos camiquesis de Qumran nos: Tinieblas y Luz. El término de la historia de Israel se presenta como la guerra de los hijos de la luz contra los hijos de las tinieblas. Dios, en efecto, ha dado al hombre dos espíritus, para que por ellos pueda ser conducido hasta el momento determinado de la visita; éstos son el espíritu de la verdad y el del error. En la casa del príncipe de las luces está el imperio sobre todos los hijos de la justicia; éstos cami7 . Cfr.

J e r . , 2 1 , 8 , así c o m o 1 R e . 8 , 5 8 ; M r . 2. 8 ; S a b .

5. 6-7

f i'

LA CATEQUESIS M O R A L A N T I G U A

LA CATEQUESIS EN LOS PRIMEROS S I G L O S

nan por los caminos de la luz. Y en manos del ángel de las tinieblas está el imperio sobre todos los hijos del error en los caminos de las tinieblas El Nuevo Testamento conoce también este tema de los dos caminos. Ciertos rasgos claros encontramos en San Juan y en San Pablo. Jesús mismo lo menciona explícitamente: 'Entradpor la puerta estrecha. Porque es ancha la puerta y es espacioso el camino que lleva a la perdicidn, y son muchos los que bl J. , entran por ellos; y es estrecha la puerta y es angosto el camino que lleva a la vida, y son pocos los que lo encuentran" 9. Este texto de Mateo, sin ser directamente catequético, está sin duda en la línea de la Didaché. Se halla encuadrado en el Sermón de la Montafia y expone el camino de la vida, es decir, el modo práctico de comportarse de quien quiere seguir a Jesucristo. "Tinieblas y luz", "vida y muerte", "carne y espíritu". Son temas bien presentes en la vida de Jesús y más todavía en la explicación que de ellos dan San Pablo y San Juan 'O. .t.

Significado de los dos caminos

Todos estos textos revelan el origen específicamente judaico de la catequesis de los dos caminos. Y permiten también conocer su sentido exacto. Porque el tema de los dos caminos es mucho más que un esquema pedagógico o un método de presentación. Pudiera haber parecido asl al ver la descripción del camino de la vida como un tratado de virtudes y el de la muerte como un tratado de vicios. Pero se trata de mucho más que esto. Poner al candidato al bautismo frente a los dos caminos que se abren ante él es situarle ante una opción

decisiva: la renuncia a Satanás o la adhesión a Jesucristo. Toda la tradición bíblica lo atestigua. El camino de la vida es el de quien ha elegido a Dios. Es el que da al conjunto de la catequesis moral presentada según el esquema de los dos caminos ese carácter de conflicto y de lucha típico del tiempo de preparación al bautismo y de toda la vida cristiana. Pero la doctrina de los dos caminos no se presenta sólo como un principio de orientación virtual; posee también un contenido moral. Porque la elección decisiva realizada de partida -y continuamente renovándose- compromete efectivamente toda la vida y todas las costumbres. Estas últimas serán el criterio de pertenencia al camino de la vida o de la muerte, de las tinieblas y de la luz. Por eso la catequesis moral primitiva abarca la descripción de las costumbres. Este es el camino de la luz... ". Pero consiste en algo muy distinto de una "buena educación". Esta "moral" es más bien la --exposición - -- .-- --- - de una realidad sobrenatural que manifiesta cómo el alma debe arrancarse de los poderes del mal. Indica el camino concreto de la fe vivida. El tema de los dos caminos es, pues, un "lugar" catequético esencial. Tiene su natural desarrollo en una catequesis moral; aunque la desborda ampliamente. Desde su origen, el kerygma y la catequesis presentan así el cristianismo.entero. De ello encontramos testimonios en Justino '* y en Ireneo: Evidentemente no hay más que un camino para cuantos ven, y está iluminado por la luz del cielo; pero los que no ven se hallan fiente a muchos caminos tenebrosos y opuestos 13. Así se perpetuará la tradición a lo largo de los siglos en la Iglesia hasta nuestros días. --

8.

M a n u a l de D i s c i p l i n a , 3 , 1 5 - 2 2 . C f r . P a s t o r de l l e r m a s , M a n d a m i e n t o s , 6 , 2.9. 9. Mt., 7. 13-14. 10. Cfr. 1 l n . , 3, 7 - 1 4 ; 2 P e . , 2, 1 5 - 2 1 ; 2 T e r . , 2, 1 6 - 1 8 ; E f . , 4 - 5 ; R o m . , 13, 1 2 - 1 4 .

11. Bernabk, 18, l . 12. 1 Apologla, 49, 5 1 3 . D e m o s t r a c i ó n . 1.

LA CATEQUESIS M O R A L A N T I G U A

LA CATEQUESIS EN L O S PRIMEROS SIGLOS

. ., c.

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Dentro del cuadro de los dos caminos se pueden observar numerosos temas de la primitiva catequesis moral: la caridad en la forma de la "regla de oro" y del doble mandamiento; el Decálogo; las Bienaventuranzas; las relaciones sociales; en fin, los preceptos particulares y secundarios. Todos estos temas se hallan muchas veces mezclados entre sí. Veremos que la mayor parte son también de origen judaico.

La caridad: la regla de oro Un primer tema es el de la caridad, expresada ya como la regla de oro, ya como doble mandamiento de amor de Dios y del prójimo. Lo que no quieres que se te haga, no lo hagas tú a los demás 14. Ésta es la formulación más corriente de la "regla de oro". En esta forma negativa se parece más a la formulación talmúdica, de la que surgió: Hillel, dice el Talmud, afirmó poder resumir toda la Ley, al dirigirse a un pagano, en esta única frase: I Lo que te es desagradable no se lo hagas a otro. Esta fiase resume toda la Lqr el resto no es más que un complemento 15. Jesús, en el Nuevo Testamento, vuelve a usar por cuenta propia la regla de oro, dándole una forma positiva en Mt. 7, 12. Todo lo que queráis que os hagan los hombres, hacedlo igual con ellos; pues ésta es la Ley y los profetas. 16almente se encuentra en forma positiva en Lc. - -6 , 27, donde entra en el meollo de una doctrina sobre el amor del prójimo y especialmente de los enemigos. Texto paralelo, casi palabra por palabra, al de la Didaché. La regla de oro no ocupa un lugar muy importante en el Nuevo Testamento. Se ha perdido entre tantas otras ensefianzas morales. Por el contrario, forma parte de la ensefianza moral 1 4 D i d a c h i , 1, 4.

1 5 . B. S C H R A B , 3 1 a , C i t a d o l i b r e m e n t e ; C f r . J E R E M I A S , Paroles de J i s u s . F o i V i v a n t e , P. 1 9 .

judía de aquel tiempo, de la que parece que ha sido la norma esencial 16. Es también una de las estructuras fundamentales de la catequesis moral antigua aun sin ser en si específicamente cristiana. La presencia de esta regla de oro en la tradición cristiana y su utilización en catequesis tienen un significado importante para nosotros. Nos ensefian a adquirir conciencia de la verdadera naturaleza de la caridad. La caridad es una voluntad fundamental de bien en relación con la persona, ya se trate de la persona del prójimo, ya de nuestra propia persona. El prójimo no ha de ser amado en cuanto prójimo, sino en cuanto persona, y el amor verdadero de sí no es egofsmo. Es un deber buscar el progreso de toda persona, comprendidos nosotros mismos. Es bueno recordarlo en una época en que los grandes pecados de los hombres son la desesperanza, la duda de un éxito espiritual, el falso altruismo.

La caridad: doble mandamiento El doble mandamiento del amor a Dios y al prójimo tiene su origen también en la tradición judía. Se le encuentra en el Nuevo Testamento en labios de un fariseo 17, lo cual hace pensar que era una parte de la ensefianza judía de entonces. La fórmula completa de Mateo la, esta vez en boca del mismo Jesús, es la fusión de dos versículos separados del Antiguo Testamento 19. Se les encuentra igualmente unidos en algunos documentos judeo-cristianos contemporáneos del Nuevo Testamento, como el Testamento de los Doce Patriarcas de Qumran; y lo mismo en la Didaché:

16. 17. 18. 19.

C f r . A . D O H L E , Die G o l d e n e R e g e l , G o t t i n g e r , 1 9 6 2 . L c . , 10, 27 M t . , 22, 3 7 - 3 9 . D e u t . , 6, 5 y L e v . , 19, 18.

LA C A T E Q U E S I S EN L O S P R I M E R O S S I G L O S

Ante todo, amarás a Dios que te creó; en segundo lugar, amarás a tu prójimo como a ti mismo ' O . En la Carta de Bernabé la fórmula se divide en dos miembros, y cada uno de ellos empieza un párrafo que lo desarrolla: Ama a Aquel que te creó, teme al que te formó,gforifca al que te rescató de la muerte (etc.),

LA CATEQUESIS M O R A L A N T I G U A

dieren los aceptarás como bienes, sabiendo que sin la disposición de Dios nada sucede. No serás doble ni de intención ni de lengua 22. El resto de la Didaché 23 es paralelo en su contenido al de la Carta de Bernabé. Las Bienaventuranzas

Y Amarás a tu prójimo más que a tu vida. No harás que muera el hijo en el seno de su madre (etcétera) 21. Esta indisolubilidad de los dos mandamientos es importante en nuestros días. En una época en la que tenemos la tentación de reducir el cristianismo al amor del prójimo y rechazar el amor de Dios como un peso inútil, es bueno recordar el fundamento trascendente del amor del prójimo.

El Decálogo También pertenece a la tradición judía, y de un modo privilegiado, la exposición del Decálogo o de los datos que se siguen de él. Generalmente se le cita por fragmentos, nutrido de comentarios y muy frecuentemente animado de un espíritu nuevo por el contexto que muestra su cumplimiento en la caridad. Amarás a tu prójimo más que a tu propia vida. No matarás a t u hijo en el seno de la madre ni, una vez nacido, le quitarás la vida.. . No serás codicioso de los bienes de tu prójimo no serás avaro. Tampoco te juntarás de buena gana con los altivos, sino que tu trato será con los humildes y justos. Los acontecimientos que te suce-

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2 0 D i d u c h l , 1 El e n u n c i a d o d e l d o b l e m a n d a m i e n t o p r e c e d e a q u í i n m e d i a t a m e n t e al de la regla d e o r o 2 1 Bernabt!, 1 9

Las Bienaventuranzas y todo el contenido del Sermón de la Montafia nos ofrecen de modo admirable la doctrina moral de Cristo. Las encontramos muy fielmente en nuestros textos primitivos y en los Padres apostólicos en general, íntimamente unidas a otros elementos de catequesis moral 24. ES ésta una tradición muy antigua de las palabras de Jesús. Pero es importante advertir también que no se encuentran otras citas de los Evangelios sinópticos en estos textos. ¿Habrá que concluir entonces que los ignoraban? Sin duda que no. Pero tenemos aquí la prueba de que la catequesis hace referencia a una tradición oral distinta de la tradición escrita y anterior a ella. La Didaché, ensefianza dada corrientemente por los Apóstoles en la comunidad cristiana estaba en contacto directo con la Palabra de Cristo, sin necesidad de pasar por la Escritura. El Sermón de la Montafia no es prototipo de la Didaché; por el contrario, es el testimonio, dentro del Evangelio, de esta Didaché de los tiempos apostólicos 25. Está en San Mateo únicamente, pero en él se agrupan diversos elementos que en los otros evangelistas se hallan diseminados. Parece como si la intención de Mateo fuera constituir una "suma" de --- - de . -la-moral . . . -evangélica frente a la doctrina de los rabinos: lo esencial "Se os ha dicho ..., pero Yo os digo." La síntesis de estos elementos se 22 23 24 25

lbld Didacht, 2 D i d a c h t , 1 , 3 ss , B e r n a b l , 2 0 C f r J E R E M I A S , op c i t

LA C A T E Q U E S I S E N L O S P R I M E R O S S I G L O S

refiere, es verdad, a la situación de la comunidad cristiana de los anos 60-70, fecha a la que se remonta el evangelio de Mateo; pero no es menos verdadero que las palabras son del mismo Cristo, y evocan el contexto de los aiíos 30, no el de los 60 26. Seria cuestión, pues, de una especie de catecismo primitivo que se fue transmitiendo, ya a través de los sinópticos, ya a través de la tradición oral. Lo importante es que estamos ante una catequesis propiamente evangélica. Esto no quiere decir que las Bienaventuranzas no contengan algún elemento judaico. Al contrario, se puede incluso llegar a afirmar que cuanto se encuentra en el Sermón, se encuentra también en el Talmud. Hay, sin embargo, palabras decisivas del Sermón que no tienen paralelo alguno y traducen la originalidad especifica del cristianismo 27. Pero conviene notar que esta originalidad no radica en este o aquel comportamiento moral -aun cuando muchas veces se oponga totalmente a la ley judía-, sino en su dependencia de un Mensaje, el único que lo hace inteligible y posible. En esto, la catequesis moral, distinta del kerygma, sin embargo, le está íntimamente unida. Jesús dio su vida por los pecadores, murió y resucitó; por eso exige: "Amad a los que os odian, orad por los que os persiguen" (Mt. 5, 43), y los cristianos pueden dar respuesta en él y por él. Relaciones sociales

LA C A T E Q U E S I S M O R A L A N T I G U A

)

de ..- San Pedro y muchos pasajes de las cartas les. La primera . carta .. ..paulinas dan un esquema tipo de catequesis moral que abarca precisamente el campo de las diversas relaciones sociales. Su punto de partida es la renuncia al mal y la adhesión a Cristo; luego, viene un pro- -. en la caridad; y finalmente, consignas . grama de vida moral fundada sobre las relaciones sociales y estructura de la sociedad cristiana.

1

1 Pe.

1 Tes. 4

Renuncia al mal Adhesión a Cristo Vida moral según la caridad

2, 11 SS.

4, 12 SS.

1

Col. 3

1

3, 12 SS.

1

Ef.4

5, 21

SS.

Es, pues, normal e indispensable que las consecuencias de este Mensaje se desplieguen y lleguen al cumplimiento en todo lo que constituye la vida de los hombres, hasta sus mismas relaciones socia~

2 6 . C f r . W. D . D A V I E S , T h e S e t t i n g of the S e r m o n o n the M o u n t a i n , C a m b r i d g e U n i v e r s i t y P r e s s , 1 9 6 4 . E s t e l i b r o r e s a l t a la h i s t o r i c i d a d d e l a s p a l a b r a s d e C r i s t o d a n d o u n paso a t r á s c o n r e l a c i ó n a l a Formgeschichte, y m o s t r a n d o q u e e l t e x t o d e l Evangelio no está sólo e n función d e la situación de la comunidad e n el momento d e la r e d a c c i j n . 27. N o s r e f e r i m o s a q u í muy b r e v e m e n t e a l e s t u d i o d e J e r e m í a s .

El elemento nuevo, respecto a los de la catequesis moral que hemos dejado ya inventariados, lo constituyen pequeíios detalles de relaciones sociales. Asi lo volvemos a encontrar en la Didzché y en la Carta de Bernabé. Por ejemplo:

l

LA C A T E Q U E S I S M O R A L A N T I G U A

LA C A T E Q U E S I S EN LOS PRIMEROS S I G L O S

No levantarás la mano de tu hijo ni de tu hija, sino que desde su juventud les enseiiarás el temor del Seiior. No mandarás con aspereza a tu esclavo ní a tu esclava, que esperan en el mismo Dios que tú, no sea que pierdan el temor de Dios que está sobre unos y otros. Porque no viene el Seiior a llamar con miramiento de personas, sino a aquellos para quienes prepard su Espíritu. Por vuestra parte, vosotros, esclavos, someteos a vuestros amos, como a imagen de Dios, con reverencia y temor 18. Te someterás a tus amos, como a imagen de Dios, con reverencia y temor. No mandes con acritud a tu esclavo o a tu esclava, que esperan en el mismo Dios que tú, no sea que dejen de temer al que es Dios de unos y de otros; porque no vino ÉIa llamar conforme a la persona, sino aquellospara quienesprepará su Espfritu 29. Padres e hijos, seíiores y esclavos, maridos y mujeres, gobernantes y gobernados: éstos son los cuatro gandes tipos de relación en que se fila esta antigua y primera catequesis moral. Hay que decir que el interés se pone esencialmente sobre las relaciones familiares -en las que se incluye la de sefior-esclavo- mucho más que sobre las relaciones con los demás ciudadanos. No encontramos otro desarrollo importante de esta catequesis. Sólo se mencionan las grandes líneas que convergen en la fuente de toda moral social: la igualdad radical de todas las personas, sean las que fueren sus relaciones mutuas, fundada en el único e igual amor de Dios que las sostiene en la vida y las llama a sí. Preceptos particulares El último elemento que podemos considerar aislado en la catequesis moral antigua es un elemento de carácter caduco. Se trata de

mandatos o prohibiciones sobre alimentos, sobre relación sexual, etc. Dan idea del fuerte tinte judío que tenía el cristianismo de entonces y la preocupación judaizante por impedir la entrada de las costumbres paganas en el cristianismo. Respecto de la comida, observa lo que puedas; mas de lo sacrtficado a los ídolos, abstente enteramente, pues es culto de dioses muertos 30. Abstenerse de la mesa de los demonios, no probar carne muerta, no tocar sangre (además de una serie de abluciones) 31. Estas prescripciones concuerdan con las que fueron decididas en el Concilio de Jerusalén y que encontramos mencionadas en He. 15, 20. 29. Sabemos, sin embargo, que San Pablo concedía muy poca importancia a estos "preceptos noáquicos" 32. Si se mantienen en la catequesis primitiva, s61o es como prueba de una transición progresiva de la ley judía a la verdadera libertad cristiana libre ya de prohibiciones de este tipo. Porque "todo esto no es más que sombra de cosas que van a venir, pero la realidad es el Cuerpo de Cristo" 33. En la primitiva catequesis moral, como hemos visto, todo va marcado con el sello del judeo-cristianismo. Puede decirse que se trata de una catequesis casi en su totalidad judía. Los dos caminos, la regla de oro, el doble mandamiento, el decálogo, las relaciones sociales: nada de esto es radicalmente propio del cristianismo. Los judíos conocían también la pobreza, la comunicación de bienes, la humildad. ¿Entonces no había apenas originalidad en la moral cristiana? Esta pregunta muy de hoy estaba ya planteada en la práctica de la primitiva Iglesia. A esta pregunta inevitable hay que responder diciendo que la originalidad del cristianismo no está en su moral. Al menos, no está en 30. 31. 32. 33.

Didocht, 6, 3. Homilias Clementinas, 7 , 4 . 1 Cor.. 10, 29. C o l . , 2, 1 7 .

LA CATEQUESIS EN LOS PRIMEROS SIGLOS

el contenido material de su moral. Está en el acontecimiento salvifico de Jesucristo. Este acontecimiento alcanza a todas las cosas, y la relación de todas las cosas con la Persona de Jesucristo las modifica y especifica. Nada hay que ilumine mejor la transformación que resulta de esta relación como la filosofia de la intencionalidad corrientemente desarrollada en nuestros dias. La materialidad de una situación puede muy bien no cambiar; pero el sentido que se le da puede transformarla radicalmente. Asi sucede con la fe. La moralidad cristiana, tal como se nos presenta en los comienzos de la Iglesia, continúa basándose en el Decálogo. Pero lo que es diferente en esta moral, cuando es practicada por cristianos, es su motivo y su finalidad: la Persona de Jesucristo. Por El, ésta se halla informada y especificada en su interior mismo. Por e1 la gracia opera en las determinaciones éticas una transformación interior que les consiente realizar más plenamente. Es lo que se expresa de un modo admirable en una página justamente célebre de la Carta a Diogneto 34, que nosotros citamos ahora muy de grado, ya que sus términos han sido reproducidos últimamente en una de las principales Constituciones del Concilio Vaticano 11 35: ... Los cristianos, en efecto, no se distinguen de los demás hom bres n i por su tierra, ni por su habla, ni por sus costumbres. Porque n i habitan ciudades exclusivas suyas, ni hablan una lengua extratía, n i llevan u n género de vida aparte de los demás. A la verdad, esta doctrina no ha sido por ellos inventada gracias al talento y especulación de hombres curiosos, n i profesan, como otros hacen, una ensetíanza humana; sino que, habitando ciudades griegas o bárbaras, según la suerte que a cada uno le cupo, y adaptándose en el vestido, comida y demás géneros de vida a los usos y costumbres de

LA CATEQUESIS M O R A L A N T I G U A

cada país, dan muestras de un tenor de peculiar conducta, admirable, y, por confesión de todos, sorprendente. Habitan sus propias patrias, pero como forasteros; toman parte en todo como ciudadanos y todo lo soportan como extranjeros; toda tierra extrafia es para ellos patria, y toda patria, tierra extratía. Se casan como todos; como todos engendran hijos, pero no exponen los que les nacen. Ponen mesa común, pero no lecho. Están en la carne, pero no viven según la carne. Pasan el tiempo en la tierra, pero tienen su ciudadanía en el cielo. Obedecen a las leyes establecidas, pero con su vida sobrepasan las lqes 36.

3 4 . Esta obra n o es directamente catequética, pero expresa perfectamente la tradición cristiana de entonces. 3 5 . Lumen G e n t i u m . 3 8 .

3 6 . A Diogneto, 5 , 1 - 1 0 .

Capítulo VI1 -

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L A C A T E Q U E S I S M O R A L E N E L S I G L O 111

Poco tiempo después de la Carta a Diogneto, Tertuliano se hace eco de ella: Convivimos con vosotros, tenemos el mismo alimento, el mismo vestido, el mismo género de vida. No somos brahmanes o gimnoftsitas de la India. Frecuentamos vuestro lugar de reuniones, vuestro mercado, vuestros baiios, vuestras posadas, vuestras ferias. Navegamos con vosotros, hacemos el servicio como soldados. Y afiade también: No voy a los ban'os desde el amanecer, a las saturnales, para no perder día y noche; me baiio, sin embargo, en la hora en que me conviene. Es verdad que no me siento a la mesa por las calles durante lasfiestas de Liber; pero, donde quiera que coma, me sirven platos que vienen de ti '.

LA CATEQUESIS EN LOS PRIMEROS SIGLOS

Estamos ahora a principios del siglo 111. La vida de la Iglesia ha evolucionado mucho. Los cristianos ya se han hecho numerosos, y, por ende, se hallan presentes en todos los sectores de la vida civil, en todas las profesiones, en todos los ambientes; en particular, éste es el momento en que el cristianismo llega a las clases superiores de la sociedad. Por lo demás, también el contexto cultural de la Iglesia se ha transformado bastante. De judeo-cristiano ha pasado a ser esencialmente helenístico. Esta doble evolución coloca a la Iglesia frente a dos temas que son para ella doble ocasión de profundización en la fe y en las costumbres. La primera cuestión va unida al paso que da el cristianismo de la cultura judaica a la cultura griega: jcómo se va a situar el cristianismo frente a la civilización helenística?, jla va a rechazar?, jo la va a adoptar íntegramente y confundirse con ella? La segunda cuestión nace del crecimiento del número de cristianos y de su expansión en la vida del mundo: jcómo van a situarse los cristianos respecto a las costumbres paganas?, jse van a enquistar en un estilo de vida tan distinto que les separe de la sociedad restante?, jo bien tratan de comprometerse en una indiferenciación? Recordemos el modo rigorista en que responde un Hipólito de Roma, quien tiende a confinar a los cristianos dentro de ciertos campos, conservándose así puros, contra toda contaminación pagana. En realidad, este ideal -si es que alguna vez se siguió- no puede ya mantenerse seriamente en esta época que ahora estudiamos. Ahí están los hechos, y ellos van a llevar a la Iglesia a dar un paso decisivo en su camino, empezado y nunca acabado, hacia una encarnación más profunda, hacia una iluminación mayor de lo específico de su mensaje y de su vida. Porque siempre la Iglesia se halla acuciada del mismo modo. El mundo cambia, la Humanidad se desarrolla y crece, no solamente al margen de la Iglesia, sino dentro de ella. De

LA CATEQUESIS MORAL EN EL S l G L O 111

suerte que se siente interpelada desde su interior, llamada a manifestarse a Cristo, incorporando a Él en extensión y profundidad a la Humanidad, dando a la vez testimonio del carácter único, trascendente y radicalmente nuevo de su misión. El siglo 111 es definitivo bajo este punto de vista. Ésta fue la empresa de aquellos grandes espiritus cristianos de entonces -Tertuliano, y muy particularmente Clemente de Alejandría, en los que nos detendremos dada su importancia- la de conseguir el discernimiento de la fe en aquel mundo que aparecía como nuevo a sus ojos.

LA OBRA DE CLEMENTE DE ALEJANDR~A En Alejandría es donde el cristianismo, que viene de un ambiente semítico, va a alcanzar su educación griega, al mismo tiempo que el helenismo va a lograr su educación cristiana. Esto se puede decir lo mismo de la vida ordinaria que de la cultura y de la filosofía. La obra de Clemente de Alejandría muestra, pues, dos aspectos: uno doctrinal, otro moral. Integrar la civilización helénica en el cristianismo; juzgar las costumbres a la luz del Evangelio; éstas son las dos facetas de una obra que en el fondo es una. La gran característica de la obra de Clemente de Alejandría es, pues, la alianza del Evangelio con la cultura griega en todos los terrenos, pero muy especialmente en el de la filosofía, a la que trata de poner al servicio de la "demostración" de la fe. Reconoce que la sabiduria griega participa de la sabiduria divina. El único Verbo es el que ha distribuido a cada nación, por medio del ángel que le ha sido encomendado, la forma de sabiduría que le es propia. Esta sabiduría es una en su principio, multiforme en Cristo, este designio universal subsiste, y la revelación de Cristo se distribuye según las formas propias de las diferentes culturas. Si el cristianismo gana el mundo grie-

LA C A T E Q U E S I S M O R A L EN EL S I G L O 111

LA C A T E Q U E S I S E N L O S P R I M E R O S S l G L O S

go, ha de despojarse de su forma semítica y revestirse de una forma helenística Ha de hablar la lengua de Platón y de Homero; debe adquirir actitudes de Hermes y Ulises. La intención, por tanto, es que la integración de la cultura griega en el cristianismo sea bastante más que una simple adaptación superficial. Se basa en una visión teológica profunda. La obra de Clemente de Alejandrla, sin embargo, queda todavia marcada por un paralelismo de método que yuxtapone los datos de la cultura griega y los de la Biblia; no logra aún transformar aquéllos a la luz del Evangelio. Lo que es verdadero para Clemente en el terreno de la teología, lo es tambidn en el de las costumbres; el espíritu del Evangelio viene a animar las costumbres de la civilización alejandrina. El Evangelio sigue siendo el Evangelio; pero sus formas de expresión no son ya las mismas. Clemente se muestra severo contra toda interpretación judaizante del Evangelio. Quiere un tipo de cristiano nuevo, parecido a cualquier otro tipo alejandrino, pero animado de un espíritu nuevo. Este cristiano ideal -del que los Stromata nos dan el retrato- mirado desde fuera parece un sabio estoico; pero visto interiormente, se configura al Evangelio. En la obra del alejandrino surge por vez primera la imagen de un cristiano helenizado.

El Pedagogo En esta perspectiva se sitúa el Pedagogo, obra que describe las exigencias de vida que se presentan a este cristiano helenizado, instruido y formado por Cristo. Propiamente hablando, es un tratado de moral cristiana. Pero ;podría llamarse en verdad una obra catequética?

Según M. Marrou2,no hay duda de que Clemente se dirige aquí a bautizados. Son numerosos los pasajes en que alude el autor al bautismo. Una vez que hemos sido regenerados, en seguida hemos recibido lo que es pefecto, aquello que era objeto de nuestra solicitud. Hemos sido iluminados, lo cual signifca que hemos conocido a Dios 3. Sólo excepcionalmente se hace alusión a paganos. El Pedagogo, por tanto, no se dirige específicamente a catecúmenos. Sin embargo, puede afirmarse su carácter catequético. Se dirige, en efecto, a personas que acaban "hace muy poco" de ser "regeneradaswpor la fe y el bautismo 4 . No se trata, pues, todavía, propiamente de una profundización o especialización, sino más bien de una enseiíanza elemental. El carácter catequético de la obra queda confirmado al final de la obra, en el que se da un plan de posible catequesis. Es, por tanto, legítimo buscar y encontrar en el Pedagogo lo que constituia el contenido de la catequesis moral del siglo 111. Otras obras parecidas, como las de Tertuliano, prueban que no es único en este género, sino que refleja una doctrina y enseiíanza generalizadas 5 . Muy a menudo, confesémoslo, el ideal moral que estas obras proponen a los cristianos tiene algo de quimérico, que excede a cuanto es posible hacer para una mayoria. Sin embargo, Clemente manifiesta que es consciente de ello y le vemos hacer muchas concesiones, según las clases sociales a las que se dirige; así en el Pedagogo se dirige, sin duda, a las clases más ricas y superiores de aquel entonces. Nos interesa hoy ver cómo se lleva adelante este doble esfuerzo de penetración de costumbres por medio del Evangelio y de la adaptación que exigen las distintas situaciones, principalmente la riqueza y el medio urbano. Por lo demás, es en el movimiento más que en el contenido inmediato donde convendrá buscar indicaciones útiles para 2. 3. 4. 5.

I n r r o d u c c i ó n a l Pedagogo, S C p . 7 . Ped., 1, 25, 1. Ped., 1, 59, 3 . C f r . T E R T U L I A N O , Apologeticum, De Spectaculis, De C u l t a Feminarum De l d o l a t r i a .

LA CATEQUESIS MORAL EN E L S I G L O 111

LA CATEQUESIS E N LOS PRIMEROS S I G L O S

la catequesis de hoy, aun conociendo por otra parte sus limites. Porque parece que la moral que se elabora en el siglo 111contiene en su forma un poco toda la moral hasta nuestros dfas. Mientras que nosotros hoy estamos en trance de asistir a la elaboración de una moral radicdmente mucho más nueva, sino en su fundamento, que siempre será el del Evangelio, al menos en su expresión de costumbres.

FUNDAMENTO DE LA MORAL CRISTIANA: LA OBRA DEL PEDAGOGO La obra de Clemente de Alejandrfa comprende tres libros. Dos partes netamente distintas: el libro 1 por una, los libros 11 y 111 por otra. Estos dos últimos ofrecen el tratado de moral práctica que esperamos, ocupándose de aportar la iluminación del Evangelio a la conducta de la vida diaria. ¿Vamos entonces a pensar que el libro primero, está "fuera del tema" o que al menos es una de esas digresiones tan frecuentes en los Padres, menos preocupados que nosotros por las deducciones lógicas y el plan riguroso? Nos parece y asf lo pensamos que este libro contiene el fundamento de toda la perspectiva que sigue, el rayo de luz que la ilumina.

Cristo Pedagogo Este primer libro nos presenta al Pedagogo y las gandes lfneas de su obra. ¿Quién es? El Verbo, Dios, la Sabidurfa, Cristo Jesús: Nuestro pedagogo es el Santo de Dios, Jesús; el Logos que conduce a la entera humanidad Dios mismo que ama a los hombres es nuestro pedagogo 6 . 6 . Ped. 1, 5 5 ; C f r . 1 , 5 7 , 3 ; 1 , 6, 2 ; 3 . 9 8 , 2 ; 1 , 99. 2 . 1 . 5 1 . 1 .

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Por doquiera se afirma la divinidad del Pedagogo confundida con el Logos que manifiesta la acción del Padre. También Clemente nos presenta al Logos, en el Protréptico, como el maestro encargado de enseíiar y suscitar la fe. Aquf se nos manifiesta como pedagogo del acto moral. ÉI, que se ocupa de la vida práctica y, ante todo, nos ha exhortado a practicar una buena vida moral '. Efectivamente, l?l ha recibido el encargo de Dios de dirigir nuestros actos, curar nuestras pasiones y guiarnos en todo: Un lagos dirige también todas nuestras acciones, es el lagos consejero; y un logos cura nuestras pasiones, es el logos pacificador; único en todas sus finciones, es el mismo logos el que arranca al hombre de sus hábitos naturales y el que conduce como un pedagogo a la salvacidn sin i p a l y a la en Dios '. Para comprender bien esta función de Cristo, puede ser útil referirse a la noción de pedagogo que Clemente de Alejandrfa toma de la civilización de su época. El pedagogo era un esclavo a quien se confiaba la custodia de los nifios. Al principio se le encargaba de conducirles a la escuela y vigilarles; y pronto vino a ser su educador. A él se le confiere lo esencial de la formación moral. Clemente hace referencia explfcita a este cometido social 9. Puede asf establecerse un paralelo entre la educación humana de su tiempo y la educación cristiana ejercida por el Verbo: El Sefior actúa con nosotros como nosotros actuamos con nuestros hijos 'O. Muchas veces Clemente cotejará el oficio del esclavo pedagogo con el del Verbo Pedagogo. La comparación tiene para él además un valor muy particular que deriva de la tradición filosófica del helenismo clásico. En efecto, la formación práctica recibida del pedagogo se coloca

fe

7. 8. 9.

Ped. 1 , 2 , 1 . Ped., 1, 1, 2 . P e d . , 1 , 5 5 , 1; 1 , 1 6 , 1, e t c . 10. P e d . , 1 , 7 5 , 2 .

LA CATEQUESLS EN L O S PRIMEROS S I G L O S

entre la conversión y la contemplación, y el esfuerzo de purificación moral aparece como la etapa obligatoria hacia el vértice del conocimiento. Clemente adopta esta clásica jerarquización, y aplicándola a Cristo y a la vida cristiana, hace con ella una transposición evangélica. Lo mismo que para los enfermos del cuerpo se requiere un médico, también para los que tienen débil el alma se requiere un pedagogo que cure nuestraspasiones;y en seguida iremos al maestro " que nos conducirá preparando nuestra alma a ser pura y así pueda recibir el conocimiento y la revelacidn del Logos 12.

Alcance de la obra del Pedagogo Ahora ya se ve qué amplitud tiene la moral propuesta por Clemente. No es sólo el encauzamiento de las costumbres diarias dentro de las normas evangélicas, o mejor, aunque lo fuera, lo es en razón de un fin superior: restaurar en el hombre su parecido con Dios. Y esto no puede ser más que una obra divina, confiada al Pedagogo. La moral práctica expuesta en los libros 11 y 111 viene, pues, a iluminarse de dos maneras mediante este libro todo él dedicado al Verbo- Pedagogo. Ante todo, su obra es la educación moral. No suprime la obra humana, sino que es su fuente y su única posibilidad real. Por otra parte, el Pedagogo obra de otro modo: se presenta a la imitación de los cristianos llamados a restaurar en si la imagen divina, ya que Él conserva por excelencia el parecido divino de su humanidad. Imitación que se hace posible a todos por la Encarnación y por la inhabitación del Verbo en cada cristiano. Es preciso devolver amor a Aquel que por amor nos conduce a una vida mejor; que vivamos según las prescripciones de su voluntad; (...) realizaremos así, asemejándonos a él, las obras del Pedagogo, y ---

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11 Maestro = el que viene detrás del pedagogo 1 2 P e d , 1, 3 . 3

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a la vez realizaremos plenamente la palabra: 'Según la imagen y semejanza 13. Aquí tenemos el principio de unidad vital que sostiene toda la moral práctica ensefiada a los catecúmenos o a los recién bautizados. Muchos ejemplos en el Pedagogo nos muestran que este principio no actúa simplemente como una referencia exterior, sino que suscita dentro de la vida cotidiana unos comportamientos prácticos precisos por imitación a Cristo. Es verdad que son muy relativos y un poco artificiales los paralelos que establece Clemente entre la manera en que Cristo podía beber el vino, por ejemplo, y el uso que del vino debe hacer el cristiano. Pero, a pesar de su carácter transitorio, éstos son muy típicos de Clemente y de su época. Revelan, sin embargo, una dimensión permanente de la moral cristiana: su unidad profunda, humana y divina a la vez, en Cristo. Asl, ciertas normas, que no son más que de honradez humana, adquieren toda una dimensión espiritual relacionándolas con Dios: Con elpensamiento puesto en la presencia del Sefior es como tenemos que reglamentar nuestra conducta 1 4 .

LA MORAL PRACTICA Esta conducta "en presencia del Seííor" nos la detalla Clemente en los libros 11 y 111. Para ello escoge el seguir paso a paso el desarrollo de la jornada. Comienza por la cena; esto le ofrece ocasión para tratar sobre el alimento, la vajilla y la urbanidad en la mesa. Con la noche viene la vida sexual. Por la maiíana, las consideraciones sobre el vestido. Durante la jornada, trata de los criados, de los baííos, de los ejercicios físicos, de los espectáculos, etc. El contenido de este tratado es, pues, extremadamente preciso y concreto. Va desde la pura --

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13. Ped., 1, 9, l . 14. Ped., 2. 33, 5.

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LA C A T E Q U E S I S EN L O S P R I M E R O S S I G L O S

y simple decencia hasta la vida directamente influida por el Evangelio, pasando por el saber helénico clásico. H. 1. Marrou ha demostrado l5 como la moral de Clemente es a la vez filosófica, racional y evangélica en constante interpenetración, lo cual suena bien con la perspectiva de toda la obra de Clemente, que trata de integrar la civilización griega con la vida cristiana e iluminarla con la luz del Evangelio. Moral racional

Con mucha frecuencia Clemente se apoya en la "sabiduria del mundo", esto es, en la de los filósofos y especialmente de los estoicos. No existe para él una heterogeneidad entre la razón humana y la Razón increada, el Verbo, porque el espíritu es en el hombre la imagen y semejanza del Logos. Por este motivo vemos cómo apoya frecuentemente sus reflexiones con citas bíblicas y con otras citas tomadas de filósofos y poetas paganos que "profetizan sin darse cuenta" 16. La moral de Clemente es, pues, ante todo una moral racional, en la que aparece todo el ideal de la sabiduria helénica: ideal de simplicidad y de naturalidad. No hay por qut buscar vestidos suntuosos ni un alimento complicado 17. El hombre no tiene necesidad alguna de telas, sino únicamente para proteger su cuerpo la. Y si se permite a las mujeres algunas concesiones a su coquetería, es con la condición de que en los tejidos más ligeros se supriman esas pequefías ornamentaciones que no tienen ningún sentido y esos pequeíios dibujos en la tela 19. 15. 16. 17. 18. 19.

I n t r o d u c c i ó n a l Pedagogo, S C , p p . 4 6 - 6 1 P e d . , 1. 8 2 , 3 . P e d . , 2 , 1 0 2 , 2. P e d . , 2, 106, 3. P e d . , Z 1 0 7 , 2.

Igualmente, el alimento ha de ser sencillo, sin rebuscamientos, que favorezca la salud y no halague el gusto. La vajilla debe ser funcional. El bafio se recomienda para la salud y para la limpieza, pero se condena todo despliegue de lujo y de perversión que lo rodea, etc. La moral sexual viene a deducirse entera de aquel principio estoico: "seguir la naturaleza", es decir, que unirse sin buscar la procreacidn de los hijos es ultrajar la naturaleza; por el contrario, tenemos que entrar en la escuela de esta naturaleza y observar los sabios mandatos de su pedagogta 'O, Muchas veces también Clemente nos da simplemente un tratado de buena conducta y decoro. Pero no se trata sólo de convenciones sociales, sino de la impregnación de espíritu cristiano en toda la sociedad. Es toda la civilización la que pide ser evangelizada. Que el cristiano se caractericepor la tranquilidad, la calma, la paz. Hay que abstenerse de toda grosería e intemperancia, tomar lo que nos sirve con decencia ". Poco a poco, mientras van haciéndose estas advertencias, se va dibujando el retrato del tipo ideal del alejandrino: un hombre caracterizado por la armonía, el equilibrio y la moderación en todo. Mora evangélica

Pero la moral de Clemente no es sólo una moral racional, sino más bien una moral evangélica. Según él, existe ya desde el principio una interpenetración y unidad de ambas perspectivas. Es frecuentfsimo que cite el Evangelio, que recurra a la obra del Pedagogo o a la mirada de Dios, cuando trata de simples consejos de buena conducta. Para él, como para San Pablo, hay un vinculo muy profundo entre la inmoralidad (o simplemente la ruda inmoderación de la vida carnal) y la ido20. Ped.. 2 95. 3. 21. Ped., 2, 13, 1 .

LA CATEQUESIS MORAL EN EL SIGLO 111

LA CATEQUESIS EN LOS PRIMEROS SIGLOS

latría. Precisamente como antítesis de la idolatría, sobre todo en el contexto griego o romano del siglo 111 es como se presenta el ideal evangélico. Por eso, el comportamiento recto es más que "moral", es reconocimiento de Dios, es imitación del Pedagogo y, por lo mismo, amor de reciprocidad, viendo el amor con que Dios nos ama. La voluntad de Dios sobre el hombre se plantea como principio de la moral sexual (tan naturalista en su tendencia, a pesar de todo), y su práctica es una cooperación en la obra creadora de Dios. Dios dijo 'mult~licaos y hay que obedecerle; y el hombre es a imagen de Dios, por el hecho de que, como hombre que es, colabora en el nacimiento del hombre 22. El ideal de moderación y de simplicidad de vida aparece constantemente relacionado con la simplicidad de Cristo en la imitación de su conducta diaria. Esta simplicidad permite también comprender y traducir efectivamente en la vida que Dios es la única riqueza y que su posesión pasa por el despojo de la Pasión. El Sefior comía sencillamente sentado, hacía sentar a SUS disc@ulos sobre la hierba por tierra, les lavaba los pies cefiido con una toalla, El mismo Dios, sin orgullo 23. (Renunciar al "malgusto': a los objetos inútiles de oro y de plata para) seguir a Dios.. . no posqiendo m b que lo que es tuyo, el único bien que no se te puede arrebatar, la en Dios, la adhesidn al que sufre 24. ¿Vamos a pensar que Clemente exige a sus alejandrinos el que adopten al pie de la letra el género de vida de Jesús? No. Pero se esfuerza por descubrir los excesos que quería combatir e iluminarlos no sólo con la razón, sino con el ejemplo del mismo Pedagogo.

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fe

2 2 . Ped.. 2 , 83. 2. 2 3 . P e d . , 2 , 3 8 . 1. 2 4 . P e d . , 2 , 3 6 , 2.

Integración de las costumbres del tiempo Esto no le impide el mostrarse complaciente con la riqueza de aquellos a los que se dirige. En este caso, su método de evangelización es más externo y superficial. Consiste en dar relieve cristiano a este objeto o a esta conducta; por ejemplo, se podrá llevar un anillo que sirva de sello; pero la marca del sello deberá ser un símbolo cristiano: una paloma, una barca, un pez, un áncora marinera, un pescador 25. A pesar de su tendencia rigorista, Clemente integra generalmente a su moral el régimen de vida común de su época, aun cuando vaya unido a la idolatría. Es el caso de la instrucción de los nifios. Porque se ensefia la mitología en la escuela, y se celebran alli las fiestas paganas. ¿Cuál será la actitud cristiana frente a este hecho? Esta vez encontramos la respuesta en Tertuliano: ¿Cómo rechazar los estudios profanos sin los que los estudios religiosos son imposibles?~Cdmoeducar sin ellos a la prudencia humana, preparar a comprender o a obrar, puesto que la literatura es un medio necesario para toda la vida? 16. Clemente se hizo defensor de la cultura literaria contra sus detractores. No es, pues, cuestión de alejar a los nifios cristianos de las escuelas. Bastará únicamente que se abstengan de actos idolátricos. Así es como progresivamente los cristianos llevarán la escuela a desempefiarse de sus prácticas idolátricas y a cristianizarse por fin. La vida económica, social y profesional planteaba problemas análogos. No se trata de esto directamente en el Pedagogo de Clemente, pero la obra de este mismo autor Quis divas salvetur está dedicada al ~ r o b l e m ade la riqueza. Otros moralistas, sobre todo Tertuliano, nos informa sobre el pensamiento cristiano en materia económica y social en esta época. 25. P e d . , 3 , 5 7 . 1. 2 6 . De idolatria, 10, 4

LA CATEQUESIS EN LOS PRIMEROS S I G L O S

El sistema social no se pone generalmente en cuestión; por ejemplo, no se encuentra ninguna condena de la esclavitud. El trabajo manual, el comercio, los negocios, son en si perfectamente compatibles con la profesión del cristianismo. Con vosotros trabajamos kz tierra, hacemos comercio, cambiamos los productos de nuestro trabajo. ¿Cómo podemos seros útiles en vuestros negocio^?^'. A pesar de todo, la práctica cristiana todavia permanece ambigua en este momento, debido a su contexto idolátrico. Por una parte, se afirma la legitimidad para un cristiano de toda forma de vida económica, social e incluso militar. Por otra parte, se busca el evitar todo compromiso con la idolatria que todavia impregna la vida social. Los artesanos, agrupados en corporaciones bajo el patronato de un dios, encontraban en el comercio de los idolos lo esencial de sus recursos y de su actividad. Los espectáculos, además de su inmoralidad, iban acompafiados de ritos idolátricos, etc. De hecho, a pesar de su severidad, ni Tertuliano, ni Origenes, ni Clemente de Alejandria se oponian a la intervención de los cristianos en la vida de su tiempo. Pero mantienen sólidamente las exigencias evangélicas, preparando asi un bautismo cristiano de las costumbres familiares y sociales diarias.

Esta impregnación cristiana,
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