La Casualidad No Existe_ Mas de 70 Hecho - Pons, Pedro Palao

October 13, 2017 | Author: ideas72 | Category: Truth, Metaphysics, Philosophical Science, Science
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{\rtf1{\info{\title La casualidad no existe: M?s de 70 hechos reales que har?n q ue te cuestiones si eres t? qui?n decide tu destino (Enigmas Y Conspiraciones) ( Spanish Edition)}{\author Pons, Pedro Palao}}\ansi\ansicpg1252\deff0\deflang1033 {\fonttbl{\f0\froman\fprq2\fcharset128 Times New Roman;}{\f1\froman\fprq2\fchars et128 Times New Roman;}{\f2\fswiss\fprq2\fcharset128 Arial;}{\f3\fnil\fprq2\fcha rset128 Arial;}{\f4\fnil\fprq2\fcharset128 MS Mincho;}{\f5\fnil\fprq2\fcharset12 8 Tahoma;}{\f6\fnil\fprq0\fcharset128 Tahoma;}} {\stylesheet{\ql \li0\ri0\nowidctlpar\wrapdefault\faauto\rin0\lin0\itap0 \rtlch\ fcs1 \af25\afs24\alang1033 \ltrch\fcs0 \fs24\lang1033\langfe255\cgrid\langnp1033 \langfenp255 \snext0 Normal;} {\s1\ql \li0\ri0\sb240\sa120\keepn\nowidctlpar\wrapdefault\faauto\outlinelevel0\ rin0\lin0\itap0 \rtlch\fcs1 \ab\af0\afs32\alang1033 \ltrch\fcs0 \b\fs32\lang1033 \langfe255\loch\f1\hich\af1\dbch\af26\cgrid\langnp1033\langfenp255 \sbasedon15 \ snext16 \slink21 heading 1;} {\s2\ql \li0\ri0\sb240\sa120\keepn\nowidctlpar\wrapdefault\faauto\outlinelevel1\ rin0\lin0\itap0 \rtlch\fcs1 \ab\ai\af0\afs28\alang1033 \ltrch\fcs0 \b\i\fs28\lan g1033\langfe255\loch\f1\hich\af1\dbch\af26\cgrid\langnp1033\langfenp255 \sbasedo n15 \snext16 \slink22 heading 2;} {\s3\ql \li0\ri0\sb240\sa120\keepn\nowidctlpar\wrapdefault\faauto\outlinelevel2\ rin0\lin0\itap0 \rtlch\fcs1 \ab\af0\afs28\alang1033 \ltrch\fcs0 \b\fs28\lang1033 \langfe255\loch\f1\hich\af1\dbch\af26\cgrid\langnp1033\langfenp255 \sbasedon15 \ snext16 \slink23 heading 3;} {\s4\ql \li0\ri0\sb240\sa120\keepn\nowidctlpar\wrapdefault\faauto\outlinelevel3\ rin0\lin0\itap0 \rtlch\fcs1 \ab\ai\af0\afs23\alang1033 \ltrch\fcs0\b\i\fs23\lang 1033\langfe255\loch\f1\hich\af1\dbch\af26\cgrid\langnp1033\langfenp255 \sbasedon 15 \snext16 \slink24 heading 4;} {\s5\ql \li0\ri0\sb240\sa120\keepn\nowidctlpar\wrapdefault\faauto\outlinelevel4\ rin0\lin0\itap0 \rtlch\fcs1 \ab\af0\afs23\alang1033 \ltrch\fcs0 \b\fs23\lang1033 \langfe255\loch\f1\hich\af1\dbch\af26\cgrid\langnp1033\langfenp255 \sbasedon15 \ snext16 \slink25 heading 5;} {\s6\ql \li0\ri0\sb240\sa120\keepn\nowidctlpar\wrapdefault\faauto\outlinelevel5\ rin0\lin0\itap0 \rtlch\fcs1 \ab\af0\afs21\alang1033 \ltrch\fcs0 \b\fs21\lang1033 \langfe255\loch\f1\hich\af1\dbch\af26\cgrid\langnp1033\langfenp255 \sbasedon15 \ snext16 \slink26 heading 6;}} {\qc

}{\par\pard\hyphpar }{\page } { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc \u205?ndice\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { Portada\par\pard\plain\hyphpar} { Dedicatoria\par\pard\plain\hyphpar} { Pr\u243?logo\par\pard\plain\hyphpar} { Introducci\u243?n\par\pard\plain\hyphpar} { 1. Empezando a sintonizar\par\pard\plain\hyphpar} { 2. Casualidad: \u191?cu\u225?ntas caras tienes?\par\pard\plain\hyphpar} { 3. La chiripa de Dios\par\pard\plain\hyphpar} { 4. \u191?Casual o causal?\par\pard\plain\hyphpar} { 5. \u161?Maldita casualidad!\par\pard\plain\hyphpar} { 6. El misterio de la sincronicidad\par\pard\plain\hyphpar} { 7. Inspiraci\u243?n: los susurrios sincr\u243?nicos\par\pard\plain\hyphpar} { 8. Un cambio de perspectiva\par\pard\plain\hyphpar} { 9. La conexi\u243?n: \u161?Queremos y podemos!\par\pard\plain\hyphpar} { 10. Manual b\u225?sico de instrucciones herm\u233?ticas\par\pard\plain\hyphpar} { 11. Diccionario de se\u241?ales\par\pard\plain\hyphpar} {

Ep\u237?logo\par\pard\plain\hyphpar} { Bibliograf\u237?a\par\pard\plain\hyphpar} { Cr\u233?ditos\par\pard\plain\hyphpar} {\page } {\qr { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i A la diosa Casualidad, porque sin ti, esto no } \par\pard\plain\hyphpar} { {\i habr\u237?a sido posible}. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i A todos los que de una forma casual y causal, sincr\u243?nica unas veces y seren d\u237?pica otras tantas, me hab\u233?is abierto las puertas de vuestra vida y v uestros conocimientos para poder incluirlos en este libro}. \par\pard\plain\hyph par} { {\i Gracias}. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i A quien sigue teniendo mi alma}. \par\pard\plain\hyphpar} \par\pard\plain\hyphpa r} {\page } { \par\pard\plain\hyphpar} {\s3 \afs28 {\qc PR\u211?LOGO \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Cuando Pedro Palao me pidi\u243? que hiciera este pr\u243?logo me dio mucha pere za, no lo voy a esconder. No por el pr\u243?logo en s\u237?, y menos por ayudar a un buen amigo y compa\u241?ero como \u233?l, sino por el tema en cuesti\u243?n . \par\pard\plain\hyphpar} { Se podr\u237?a hablar tanto sobre casualidades o causalidades que estar\u237?amo s meses, o quiz\u225? a\u241?os, debatiendo si existen o no, si prevalece una so bre la otra o simplemente cu\u225?l es su naturaleza. Hay tantos factores en tor no a este tema que matizar\u237?an su definici\u243?n, que da hasta pereza plant earlo. As\u237? que simplemente dar\u233? mi opini\u243?n al respecto sin entrar a teorizar. \par\pard\plain\hyphpar} { Yo creo que las casualidades existen y marcan nuestra existencia. Y eso que, has ta no hace mucho, pensaba que la casualidad era algo sin demasiada importancia e n la vida de cada uno. \par\pard\plain\hyphpar} { Es m\u225?s, hasta hace bien poco habr\u237?a definido la casualidad como un ap\ u233?ndice del destino. Un \u171?algo\u187? que el destino pone en tu camino, en ocasiones para hacerte pensar. Como cuando piensas en un amigo al que hace a\u2 41?os que no ves y de pronto te lo encuentras, o te llama sin motivo aparente. \ u161?Sin m\u225?s! Pero ahora lo veo diferente. Ya no me parece un hecho que ocu rra de forma trivial o fruto del azar. \par\pard\plain\hyphpar} { Simplemente piensa en lo que puede deparar esa inocente llamada, en lo que habr\ u225? supuesto a multitud de personas. \u191?C\u243?mo lo llamar\u237?as? \u191? Suerte sin m\u225?s? Piensa en la reacci\u243?n en cadena que lleva emparejada e sa simple llamada, como por ejemplo llamar a otra persona a la que se lo comenta s y le dices: \u171?\u191?Sabes qui\u233?n me ha llamado, Ana? Pedro, aquel chic o que conocimos hace a\u241?os en la playa... bla, bla, bla.\u187? \par\pard\pla in\hyphpar} { \u191?Intrascendente, verdad? Pero qu\u233? pasa si al llamar a Ana en ese momen to, pongamos a las ocho de la tarde, con esa excusa ella te dice: \u171?\u161?An da, qu\u233? fuerte! Por cierto, estoy con Juan y un amigo tomando unas ca\u241? as cerca de tu casa. P\u225?sate y as\u237? te veo.\u187? Y al llegar congenias fant\u225?sticamente con el amigo de tu amiga y al cabo de unos a\u241?os os cas \u225?is y ten\u233?is ni\u241?os. \par\pard\plain\hyphpar} { Es escalofriante pensar que esos ni\u241?os no habr\u237?an existido sin esa cas ual llamada, \u191?no crees? Y me resisto a creer que algo que puede llegar a se r tan importante y cambiar de forma radical nuestra vida y la de los dem\u225?s

suceda de forma tan gratuita. \par\pard\plain\hyphpar} { Suena incluso rid\u237?culo que todo pueda cambiar por una llamada, o por un sem \u225?foro que no te haya dado tiempo a cruzar. Y sin embargo estamos hartos de leer casos de gente a la que ese intrascendente hecho ha cambiado todo su mundo. Y a buen seguro son muchos los que al cabo de un tiempo dejan de pensar en lo i mportante que fue. \par\pard\plain\hyphpar} { \u191?Qu\u233? quiero decir con todo esto?: que nuestras vidas las marcan las ca sualidades, aunque haya gente que las llame causalidades, suerte o destino. Yo, como no soy un experto en la materia \u8212?a diferencia del autor de este libro \u8212?, no me siento capaz de diferenciarlas. Pero de lo que estoy convencido e s de que son determinantes. \par\pard\plain\hyphpar} { Plant\u233?ate que es posible que ahora est\u233?s delante de una estanter\u237? a leyendo este pr\u243?logo y pensando si merece la pena comprar este libro de P edro Palao Pons. Y s\u243?lo por el tiempo que le est\u225?s dedicando, tal vez est\u233?s escapando de un accidente que podr\u237?as haber tenido al salir de l a tienda en la que te encuentras \u191?Cu\u225?ntos casos hay de gente que no ll eg\u243? a ese vuelo para esa trascendental reuni\u243?n de trabajo y que gracia s a perderlo salv\u243? la vida? Muchos dir\u225?n que s\u243?lo fue una casuali dad. Yo no lo veo as\u237?. Los hechos confluyen, se sincronizan... hay algo m\u 225?s. \par\pard\plain\hyphpar} { Imagina otro ejemplo: Tropiezas con alguien en una tienda. Casualmente al d\u237 ?a siguiente coincides en una discoteca con esa persona. Y de pronto se acerca a ti y te dice: \u171?Disculpa, \u191?t\u250? estabas ayer en la tienda que est\u 225?...?\u187?, y que una cosa lleve a la otra y te permita explicarle todo lo q ue has estudiado y te ofrezca ese trabajo que tanto buscabas. \u191?Que no? \u19 1?Demasiado rebuscado? \u191?Una simple coincidencia? \u191?Y cuando te pasa de forma habitual, con bastante m\u225?s frecuencia de la normal? \u191?Suerte? Cua ndo ocurre tan frecuentemente me cuesta trabajo creerlo. Y a m\u237? me ha pasad o. Tanto en el amor como en el trabajo, las casualidades han sido las que han ma rcado mi vida de forma muy poco habitual. Por eso me interesa tanto este libro. Para ver si pone en orden mi cabeza con todo lo que la vida me ha deparado y me ayuda a entender c\u243?mo funciona esto de las casualidades o causalidades, o c omo quieran llamarlo. Y para tratar de entender si vale la pena provocarlas para que ocurra algo en tu vida o si, por el contrario, todo est\u225? marcado de an temano y llegar\u225?, quieras o no. Lo cual me parecer\u237?a injusto, y mucho. \par\pard\plain\hyphpar} { Est\u225? bien que tengas un golpe de suerte y te toquen treinta millones de eur os en La Primitiva. Pero me parecer\u237?a injusto no poder influir aunque sea e n un veinticinco por ciento en tu propio destino a lo largo y ancho de tu vida, \u191?no crees? A nuestro alrededor hay m\u225?s conexiones de las que imaginamo s, y Pedro Palao Pons ha sabido quitarle el velo del misterio a eso que llamamos casualidades, para hacer que comprendamos, gracias a los numerosos datos, opini ones y casos reales que nos expone en estas p\u225?ginas, que hay algo m\u225?s y que todo est\u225? mucho m\u225?s conectado de lo que podamos imaginar. \par\p ard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qr {\b Javier C\u225?rdenas } {\line } Director y presentador del {\i show morning} {\line } \u171?Lev\u225?ntate y C\u225?rdenas\u187? en Europa FM. {\line } Ondas 2008 a la innovaci\u243?n radiof\u243?nica. {\line } Profesor Honorario de la ESERP Business School, {\line } Universidad Rey Juan Carlos. \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\

page } { \par\pard\plain\hyphpar} {\s3 \afs28 {\qc INTRODUCCI\u211?N \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Nada, absolutamente nada, de cuanto sucede es casual. S\u237?, s\u233? que la af irmaci\u243?n, as\u237? de entrada, tiene miga. Implica la carencia del denomina do y tantas veces defendido \u171?libre albedr\u237?o\u187?. Y parece que debamo s aceptar sin m\u225?s conceptos como \u171?destino\u187?, \u171?camino marcado\ u187? e incluso, si me apuras, hasta eso que en algunas religiones orientales re cibe el nombre de karma. Pero yo a lo m\u237?o, insisto en que nada es casual. A hora bien, ello no significa que todo est\u233? escrito. \u191?Un contrasentido? No. Como veremos, en el universo del sincronismo todo tiene su justificaci\u243 ?n, su por qu\u233?, su ritmo y, por supuesto, su causa y efecto. Es m\u225?s, a veces los acontecimientos pueden ser hasta duales. \par\pard\plain\hyphpar} { Caprichosamente, los acontecimientos parecen suceder \u171?cuando toca\u187?, no cuando queremos. Y si no, \u191?qu\u233? hace que una manzana inspire a Newton la ley de la gravedad? \u191?Por qu\u233? Arqu\u237?medes necesit\u243? tomar un ba\u241?o para descubrir el principio que lleva su nombre? \u191?C\u243?mo es p osible que Galileo, aburrido en una misa, gestara la ley del p\u233?ndulo? Eso p or no hablar de tantas otras personas de renombre, como Esquilo, S\u243?crates o incluso Col\u243?n, que coincidieron con las casualidades en momentos muy puntu ales. Toca cuando toca, pero... \u191?y si pudi\u233?ramos sintonizar? A su tiem po veremos c\u243?mo. \par\pard\plain\hyphpar} { No s\u243?lo los famosos conectan con lo coincidente. Todos, en alg\u250?n momen to de nuestra vida, hemos experimentado lo que denominamos casualidades. Y puedo asegurar que van mucho m\u225?s all\u225? del cl\u225?sico de encontrarnos por la calle con alguien cuya imagen hab\u237?a venido a nuestra mente minutos antes , o de esa persona que nos llama por tel\u233?fono segundos despu\u233?s de habe r estado pensando en ella. \par\pard\plain\hyphpar} { Es incierto que no ocurran las casualidades, como lo es tambi\u233?n eso de que s\u243?lo les suceden a unos pocos elegidos, m\u237?sticos o ciertos gur\u250?s. Lo que s\u237? es verdad es que la mayor parte de las veces no nos damos cuenta de que hemos experimentado una serendipia; por tanto, se nos escapa su lectura e interpretaci\u243?n o cometemos el error de perder esa comunicaci\u243?n dicie ndo cosas tan equivocadas como: \u171?bah, era una casualidad\u187?. \par\pard\p lain\hyphpar} { Eso equivale tanto a negar su existencia como a no querer sintonizar con ellas. \u161?Grave error! \par\pard\plain\hyphpar} { Puede suceder tambi\u233?n que el episodio sincr\u243?nico o casual, tanto da qu \u233? nombre le pongamos, sea tan dilatado en el tiempo que no recordemos cu\u2 25?ndo comenz\u243? todo y que, por tanto, le encontremos sentido mucho tiempo d espu\u233?s. Un ejemplo ser\u237?a el de aquella persona que me hizo llegar su c aso a la emisora: Un d\u237?a, revisando fotograf\u237?as de la infancia con su novia \u8212?a la que por cierto hab\u237?a conocido ya de adulto\u8212?, encont r\u243? una fotograf\u237?a en la que aparec\u237?a \u233?l posando junto a su m adre en las populares Ramblas de Barcelona. De pronto, su novia le dijo: \u171?M ira ah\u237?. \u161?\u201?sa soy yo!\u187? En efecto, en segundo plano de la ima gen, a pocos metros, tambi\u233?n posando pero en otra direcci\u243?n, se encont raba ella con su progenitora. Hac\u237?a veinte a\u241?os que los dos, siendo ni \u241?os, hab\u237?an estado en el mismo lugar, ambos con sus madres. Se hab\u23 7?an hecho una fotograf\u237?a casi en el mismo instante y en un tiempo en el qu e no se conoc\u237?an. \par\pard\plain\hyphpar} { A\u241?os despu\u233?s se conocieron, y cuando descubrieron la serendipia estaba n a punto de casarse... \u191?Casualidad? Puede, pero \u191?y si es otra cosa? A veces el destino es caprichoso... \par\pard\plain\hyphpar} { Es curioso, pero cuanto m\u225?s te acercas a las casualidades, m\u225?s conscie nte eres de ellas y m\u225?s fuerza parecen tener. Veamos otro par de ejemplos: El mismo d\u237?a que cre\u233? en mi ordenador la carpeta para comenzar a archi var los documentos que hoy conforman este libro, me apareci\u243? una notificaci

\u243?n de Facebook; alguien desde Francia quer\u237?a ser mi amiga: \u161?acaba ba de leer la traducci\u243?n de un antiguo libro m\u237?o sobre casualidades! E n su correo me dec\u237?a que le hab\u237?a gustado mucho el tema y me solicitab a que la aceptase como amiga para poder hacerme algunas preguntas... \u191?Casua lidad? Vale, pues me lo creo. Pero tengo m\u225?s. \par\pard\plain\hyphpar} { Al d\u237?a siguiente recib\u237? un correo electr\u243?nico de alguien a quien me hab\u237?an presentado por tel\u233?fono. Era Alberto Hagar, un astroarque\u2 43?logo mexicano, que en el asunto de su correo dec\u237?a: \u171?Saludos desde tierras mayas\u187?, y que en el texto de su mensaje, adem\u225?s de rememorar l a conversaci\u243?n mantenida semanas atr\u225?s, me adjuntaba un {\i link} a YouTube sobre un reportaje de las profec\u237?as mayas. Aquello no habr\ u237?a tenido m\u225?s trascendencia de no ser porque el encabezado del siguient e correo electr\u243?nico, que lleg\u243? a mi ordenador inmediatamente despu\u2 33?s, proced\u237?a de la revista {\i M\u225?s All\u225?}. En aquel correo, Clara Tahoces me propon\u237?a colaborar e n un nuevo monogr\u225?fico de la publicaci\u243?n. \u191?Te imaginas el tema, n o? \u161?Profec\u237?as! \par\pard\plain\hyphpar} { Vale, entiendo que dudes. Comprendo que pienses que al estar metido en este tema veo casualidades por todas partes y que exagero. Y s\u237?, reconozco que hay q uien sabiendo que me dedico a recopilarlas y analizarlas, me dice: \u171?T\u250? tienes poco trabajo, \u191?verdad?\u187? Pero te aseguro que no soy una excepci \u243?n, aunque es cierto que desde hace unos a\u241?os me fijo mucho en las cas ualidades que me ocurren, y s\u237?, es verdad, cuanto m\u225?s les prestas aten ci\u243?n, m\u225?s sentido tienen lo que yo denomino gui\u241?os o destellos de l destino. \par\pard\plain\hyphpar} { Es curioso c\u243?mo todo tiene un porqu\u233?. El autor del pr\u243?logo de est e libro, sin ir m\u225?s lejos. Lo firma Javier C\u225?rdenas, con quien colabor o en su programa \u171?Lev\u225?ntate y C\u225?rdenas\u187? de Europa FM, y a qu ien conoc\u237? por casualidad en \u171?Cr\u243?nicas Marcianas\u187?. Ya s\u233 ?, ya s\u233?, no era mucha casualidad encontrarlo all\u237? puesto que \u233?l era colaborador habitual de aquel popular programa. Eso es cierto. Sin embargo, lo casual es que nos conocimos el mismo d\u237?a que yo acud\u237? al plat\u243? para hablar de casualidades. Adem\u225?s, lo serend\u237?pico es que \u233?l ya hab\u237?a terminado la secci\u243?n hac\u237?a rato y se dispon\u237?a a aband onar las instalaciones cuando \u171?casualmente\u187? nos encontramos en el rest aurante del local, donde fuimos presentados por Javier Sierra. \par\pard\plain\h yphpar} { Evidentemente, lo casual no es que haga el pr\u243?logo, sino en qu\u233? moment o y c\u243?mo nos conocimos, y la relaci\u243?n que se ha ido desarrollando desp u\u233?s. Por supuesto, es un honor que Javier haya escrito el pr\u243?logo pero , para ser sincero, si se lo ped\u237?, entre otras muchas cosas, es porque me p areci\u243? interesante cerrar el c\u237?rculo o devolver el gui\u241?o al desti no de alguna forma. La reflexi\u243?n fue: \u171?Si a ti te conoc\u237? hablando de casualidades y por casualidad, qui\u233?n mejor que t\u250? para que \u8220? causalmente\u8221? \u8212?t\u233?rmino que en su momento descubriremos qu\u233? significa\u8212? redactes el pr\u243?logo de este libro.\u187? \par\pard\plain\h yphpar} { \u191?Vamos a por otra casualidad? En las p\u225?ginas de esta obra vas a encont rar valiosas opiniones de distintos expertos, a los que he mareado una y otra ve z con mis preguntas y a los que desde aqu\u237? env\u237?o mi agradecimiento. Op iniones como la del profesor y f\u237?sico cu\u225?ntico Carlos Gonz\u225?lez, a quien conoc\u237? por casualidad cuando me toc\u243? efectuar una sustituci\u24 3?n en la presentaci\u243?n del programa de radio \u171?Luces en la Oscuridad\u1 87? en Punto Radio, que dirige y presenta Pedro Riba. Como ves, lo casual est\u2 25? por todas partes. \par\pard\plain\hyphpar} { Vaya por delante reconocer que tal vez s\u237?, soy un poco raro. Pese a llevar trabajando en estas tem\u225?ticas muchos a\u241?os, me lo creo todo pero de for ma relativa. Vamos, que soy de los de s\u237? pero no, y todo lo contrario. Mati zo esta singularidad para que no te lleves a error. Escribo este libro sumergido en el universo casual pero con perspectiva cr\u237?tica; \u161?que tampoco nos

lo vamos a creer todo a pies juntillas! Eso ser\u237?a un error. Ahora bien, lo hago desde el convencimiento de que hay algo m\u225?s. Tambi\u233?n desde la vis i\u243?n lo m\u225?s fr\u237?a, calculadora y as\u233?ptica posible. Pienso que en ciertos temas \u8212?y \u233?ste es uno de ellos\u8212?, cuanto m\u225?s lejo s queden las voluntades divinas, iluminaciones y esoterismos misteriosos, tanto mejor. Y digo esto porque no creo en elegidos, como afirman muchos que siempre r elacionan lo casual con unos pocos privilegiados o con los inescrutables designi os de determinados dioses. \par\pard\plain\hyphpar} { Podemos ser m\u225?s o menos creativos e imaginativos. Tener o no sensibilidad, dotes de intuici\u243?n \u8212?antes se le llamaba videncia\u8212?, ser cartesia nos o abstractos. Tanto da, lo que est\u225? claro es que a todos nos pueden ocu rrir, y nos ocurren, hechos sincr\u243?nicos, y no por ello estamos siendo tocad os por una mano divina o mal\u233?fica. Y creo que asumir ese concepto es indisp ensable si de verdad queremos entender este fen\u243?meno y, por supuesto, aprov echarnos de \u233?l. Por tanto, espiritualidad s\u237?, pero en su justa medida, efectos m\u225?gicos los m\u237?nimos, y supercher\u237?as o supersticiones, la s indispensables para poder dar una nota de color o singularidad, pero no como e lemento de valoraci\u243?n del fen\u243?meno. \par\pard\plain\hyphpar} { Dentro de mis rarezas, he considerado que hacer un libro basado en un esquema no rmal no ten\u237?a mucho sentido. Por eso en este libro, adem\u225?s de casos so rprendentes, teor\u237?as extra\u241?as, hechos incre\u237?bles, iron\u237?as y buen humor a la hora de relatar ciertos episodios \u8212?el rigor no est\u225? r e\u241?ido con el humor\u8212?, encontrar\u225?s dos \u237?ndices. Ll\u225?mame raro, pero considero que la obra posee dos niveles de lectura y que nadie debe e star obligado a leer secuencialmente y por orden, y menos viviendo en la era del {\i zapping}. \par\pard\plain\hyphpar} { Por eso, si lo que te interesa es conocer hechos incre\u237?bles y casuales sin m\u225?s, saltando de aqu\u237? para all\u225?, acude al \u171?\u205?ndice de ca sualidades y hechos an\u243?malos\u187?. Si lo que te apetece es hacer un recorr ido, digamos natural, por todos los contenidos (lo cual no implica que sigas el orden establecido) acude al \u171?\u205?ndice normal\u187?. \par\pard\plain\hyph par} { \u191?Que por qu\u233? lo he decidido as\u237?? No, no es casual. Sencillamente, lo hago porque en el mundo de las casualidades los acontecimientos no suelen se r secuenciales ni ordenados, al menos no desde el prisma humano. \par\pard\plain \hyphpar} { Bienvenido al universo en el que no siempre todo est\u225? controlado. \par\pard \plain\hyphpar} {\page } { \par\pard\plain\hyphpar} {\s3 \afs28 {\qc 1. EMPEZANDO A SINTONIZAR \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} {\qr { {\i La casualidad no existe, existe la sincronicidad. Las cosas importantes de nuest ra vida ocurren porque deben hacerlo, porque son necesarias para nuestro desarro llo. Es como si el universo hubiese tramado un plan perfecto a nuestras espaldas y nosotros nos limit\u225?semos a tropezar con \u233?l}. \par\pard\plain\hyphpa r} { \par\pard\plain\hyphpar} { Laura Falc\u243?, {\line } directora editorial del Grupo Planeta \par\pard\plain\hyphpar} \par\pard\plain\h yphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Fr\u237?o un huevo para el desayuno y el aceite hirviendo me salpica la camisa q ue, casualmente, no quer\u237?a ponerme esta ma\u241?ana. \u161?Mancha al canto! Era vieja, pero le ten\u237?a cari\u241?o. \u191?Coincidencia? Sin duda mala pa ta y, desde luego, falta de previsi\u243?n por mi parte, pues \u191?para qu\u233

? est\u225?n los delantales si no? S\u237?, s\u237?, la teor\u237?a de c\u243?mo hay que hacer las cosas en la cocina me la s\u233?. Pero tal vez, s\u243?lo tal vez, haya algo m\u225?s detr\u225?s de ese hecho que todos dir\u237?amos que es casual. \par\pard\plain\hyphpar} { Llevo a\u241?os recopilando casualidades. Al fin y al cabo, cada uno se entretie ne con lo que m\u225?s le apetece. Un d\u237?a me di cuenta de que a m\u225?s ob servaci\u243?n de lo casual, m\u225?s hechos sincr\u243?nicos se producen. Es de cir, cuanta m\u225?s atenci\u243?n le prestas al fen\u243?meno, parece crecer en intensidad. La pregunta es: \u191?se debe a una fijaci\u243?n subjetiva, o tal vez a que ocurren m\u225?s hechos de esa naturaleza de los que somos conscientes ? En opini\u243?n de la psic\u243?loga Neus Colomer, lo casual sucede, pero tamb i\u233?n se malinterpreta: \u171?Nuestra percepci\u243?n de la realidad no siemp re es objetiva, y una persona que espere o desee ver hechos sincr\u243?nicos en su d\u237?a a d\u237?a, corre el riesgo de cuantificar como tales un elevado por centaje de sucesos que no lo son.\u187? Despu\u233?s de decirme esto me pregunt\ u243? si dorm\u237?a bien, c\u243?mo andaba de estr\u233?s... Pero bromas al mar gen \u8212?por suerte no me pregunt\u243? si hab\u237?a vocecitas habl\u225?ndom e en el interior de mi cabeza\u8212?, tiene raz\u243?n. La obsesi\u243?n es mala compa\u241?era de viaje. \par\pard\plain\hyphpar} { Una de mis normas en lo tocante a lo casual \u8212?y creo que si quieres compren der lo casual deber\u237?as seguirla\u8212? es dejar a un lado la obsesi\u243?n: es lo m\u225?s pr\u225?ctico. Una cosa es recopilar e intentar descifrar esas s e\u241?ales del destino, y otra imbuirte tanto en ello que al final terminas por analizar cada uno de los minutos de tu vida, buscando nanose\u241?ales en todo cuanto sucede. Acci\u243?n s\u237?, pero con moderaci\u243?n. Es cierto que cuan to m\u225?s hables de casualidades, m\u225?s te fijes en ellas o m\u225?s intent es descifrarlas, m\u225?s surgir\u225?n a tu alrededor. Vaya por delante la adve rtencia, pues es lo que te puede ocurrir conforme avances en las p\u225?ginas de este libro. Me pas\u243? a m\u237? durante los meses que trabaj\u233? en \u233? l. \u191?Ser\u225? que las casualidades llaman a otras casualidades? Creo que s\ u237?, pero no adelantemos acontecimientos. \par\pard\plain\hyphpar} { De entrada dejemos algo claro: la casualidad como entidad propia no existe. Le h emos dado mil formas, mil maneras, mil palabras para explicar eso que escapaba a la l\u243?gica y que creo se puede resumir en una sola: \u171?sinton\u237?a\u18 7?. Con qu\u233? o con qui\u233?n, ya lo veremos. \par\pard\plain\hyphpar} { El concepto de \u171?sinton\u237?a\u187? se me ocurri\u243? con el cambio de la TDT. S\u237?, ya s\u233? que muy original no soy, pero hay una relaci\u243?n... Era por la tarde y sal\u237? a pasear. Hab\u237?a estado trabajando todo el d\u2 37?a repasando las correcciones de un libro sobre leyendas urbanas (publicado en esta misma editorial) y necesitaba aire fresco. Caminaba por una calle comercia l de mi barrio cuando al pasar frente a la tienda de una cadena de electrodom\u2 33?sticos me encontr\u233? con una chica que repart\u237?a folletos de promoci\u 243?n. Me qued\u233? mirando el papel, lleno de ofertas de televisores LCD. Era la \u233?poca en que se anunciaba, cual apocal\u237?ptico Armaged\u243?n, la des aparici\u243?n de la televisi\u243?n anal\u243?gica y, claro, los nuevos aparato s ya incorporaban los decodificadores. \par\pard\plain\hyphpar} { Al ver la propaganda sonre\u237? y dije en voz alta, aunque hablando para m\u237 ?: \u171?esto s\u237? que es sinton\u237?a\u187?. La chica me mir\u243? extra\u2 41?ada, pero yo segu\u237? adelante, folleto en mano. Se hab\u237?a producido un a casualidad: el \u250?ltimo texto que hab\u237?a le\u237?do antes de salir de c asa estaba relacionado con las numerosas leyendas urbanas falsas que estaban apa reciendo sobre la TDT. \par\pard\plain\hyphpar} { Es evidente que fue una coincidencia sin importancia, pero la detect\u233?. Por supuesto, est\u225? apuntada en ese extra\u241?o cuaderno de bit\u225?cora en el que anoto rarezas, tanto propias como ajenas. Pero es cierto, la clave para ent ender y vivenciar casualidades es sintonizar con ellas. Es como si quienquiera q ue est\u233? detr\u225?s de lo casual estuviera emitiendo como lo hace un canal de televisi\u243?n. La se\u241?al est\u225? en el aire, pero s\u243?lo si tienes el decodificador adecuado \u8212?digamos predisposici\u243?n\u8212? puedes sint onizar y ver los canales. Y eso son las casualidades para m\u237?: formas de sin

tonizar. El decodificador somos nosotros y nuestras actitudes. \par\pard\plain\h yphpar} { Claro que en la vida, como en la TDT, tambi\u233?n tenemos los canales de pago, esos que por mucho decodificador que tengas no puedes ver si no das algo a cambi o: dinero, claro. Pues bien, tambi\u233?n tenemos casualidades en formato de \u1 71?pago por visi\u243?n\u187?. La diferencia est\u225? en que, en vez de pagar e n billetes, lo hacemos con actitudes, deseos de sinton\u237?a, investigaci\u243? n sobre lo que nos ocurre o sencillamente disposici\u243?n a ver m\u225?s all\u2 25?. \u201?sa es otra norma b\u225?sica: cuando m\u225?s desees sintonizar con l o casual, m\u225?s lo conseguir\u225?s. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b A priori, nada es casual} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Advierto de antemano que me voy a reiterar en esta frase. Para m\u237? \u8212?y cada vez m\u225?s para expertos e investigadores\u8212?, nada de cuanto sucede e s porque s\u237?. Todo tiene un sentido, una l\u243?gica, aunque a veces no la s abemos ver a tiempo o morimos sin tener la oportunidad de ser conscientes de ell o. Pero no creo que los acontecimientos ocurran sin m\u225?s, por eso debemos ap render a leer entre l\u237?neas para que aquello que nos ha parecido banal o int rascendente nos permita ir m\u225?s all\u225? y aprender. \par\pard\plain\hyphpa r} { Afirmaciones como las anteriores me han costado m\u225?s de una discusi\u243?n, en especial con personas extremadamente cartesianas o tremendamente religiosas. Lo siento, pero me niego a dejar los acontecimientos que suceden en la vida en m anos de los caprichos de un dios y del llamado destino, como si nosotros no tuvi \u233?ramos nada que ver en ello. Hay algo m\u225?s, tiene que haberlo. Y para i ntentar hallarlo he tenido la suerte de poder contar con algunos \u171?amiguetes \u187? y expertos \u8212?s\u237?, pese a sus preguntas e inter\u233?s por mi sal ud mental, Neus tambi\u233?n es una de ellas\u8212? a los que he ido entrevistan do para ir desgranando esa enorme madeja de un universo, el de lo casual, que a veces nos deja boquiabiertos. Como me dec\u237?a hace a\u241?os mi buen amigo, a la par que mentor, el editor Ram\u243?n Plana L\u243?pez: \u171?En estos temas est\u225? muy bien quedarse sorprendido y con la boca abierta. Pero despu\u233?s hay que cerrarla y buscar explicaciones, porque todo, hasta lo m\u225?s raro, t iene un sentido.\u187? Creo que con lo casual es as\u237?. \par\pard\plain\hyphp ar} { Veamos un ejemplo de algo incre\u237?ble y a priori casual que deber\u237?a tene r una interpretaci\u243?n. Una azafata de vuelo sufri\u243? un atentado en el av i\u243?n en el que viajaba. El concepto es claro: bomba y avi\u243?n suelen ser sin\u243?nimos de muerte, pero... La chica era Vesna Vulovic, y el ataque terror ista se produjo en 1972 \u8212?cuando ella ten\u237?a veintid\u243?s a\u241?os\u 8212? y volaba en un DC-9 de las antiguas l\u237?neas a\u233?reas yugoslavas. \p ar\pard\plain\hyphpar} { Una hora despu\u233?s del despegue, y cuando la nave estaba a unos diez mil metr os de altura, explot\u243? la bomba destrozando el avi\u243?n. La onda expansiva hizo que Vesna quedase aprisionada entre un carrito de {\i catering} y parte del fuselaje. Como resultado de ello no muri\u243? en ese mome nto, pero a los pocos segundos su cuerpo ca\u237?a al vac\u237?o. \par\pard\plai n\hyphpar} { La l\u243?gica nos dice que desde esa altura lo normal es que hubiera muerto. Pu es bien, se salv\u243? \u8212?no en vano tiene el ir\u243?nico record Guinness d e ca\u237?da libre sin paraca\u237?das (esto es absolutamente cierto), y pese a haberse estampado contra el suelo, fracturarse tres v\u233?rtebras, las dos pier nas y estar varios d\u237?as en coma, pudo contarlo. La otra iron\u237?a de la h istoria est\u225? en que a la chica, cuando ya estaba recuperada, nueve meses de spu\u233?s, todav\u237?a le quedaban ganas de volver al trabajo. \par\pard\plain \hyphpar} { \u191?Fue una casualidad lo vivido por Vesna? Si decimos que s\u237?, le estamos quitando toda la sustancia al asunto. Hay algo m\u225?s, una segunda lectura. P

articularmente, no creo que te salves de un incidente as\u237? para que tu vida siga siendo la misma. Muchas personas que salvaron la vida in extremis despu\u23 3?s de una gran desgracia, a veces de forma casual, creen haber sido tocadas por una especie de mano divina. Algunos se creen invencibles y piensan que no morir \u225?n jam\u225?s. Otros se trastornan emocionalmente \u8212?no es para menos\u 8212? y comienzan a ver el d\u237?a a d\u237?a desde otro \u225?ngulo, entendien do que las cosas no pasan sin m\u225?s o porque s\u237?. \par\pard\plain\hyphpar } { Es curioso que cuando sucede algo as\u237? se habla de suerte o azar. Es m\u225? s, casi todo el mundo que ha salvado la vida en circunstancias extremas ha tenid o que o\u237?r que le dec\u237?an: \u171?ahora tienes que comprar loter\u237?a\u 187?, \u161?como si el destino te diera una segunda oportunidad s\u243?lo para h acerte rico! Y \u233?se es el problema: que lo tamizamos o filtramos todo desde el prisma humano, desde nuestras convicciones y tab\u250?es. Y cuestionamos el o rden c\u243?smico al que estamos sujetos y lo tildamos de inhumano. \u191?Alguie n ha dicho que Dios, por poner una identidad, tenga que ser como nosotros? \par\ pard\plain\hyphpar} { Entiendo que el destino, a nuestros ojos, a veces es sorprendentemente macabro. Desde luego, no creo que haga falta experimentar un atentado para aprender de la s lecciones que nos da la vida, pero \u191?dejarlo todo en casualidad, en buena o mala suerte\u8230?? Eso es simplificar demasiado las cosas. \par\pard\plain\hy phpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b La muerte sabe aguardar} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { A Edgar Foster lo aguardaba una misi\u243?n creada por el destino, pero \u233?l no lo sab\u237?a. A los treinta a\u241?os sufri\u243? un aparatoso accidente de tr\u225?fico. Era de madrugada y ten\u237?a sue\u241?o. Foster circulaba por una carretera comarcal en las inmediaciones del Sequoia Kings Canyon cuando, al lle gar a una curva y a punto de dormirse, dio un volantazo. Literalmente se empotr\ u243? contra la monta\u241?a. Pasaron cuatro horas hasta que pudo ser rescatado. Los bomberos tuvieron que cortar el coche en varios pedazos para poder sacarlo de dentro. Milagrosamente sali\u243? con algunas contusiones y una fractura en l a pierna. No era su hora. \par\pard\plain\hyphpar} { Un a\u241?o despu\u233?s, Foster estaba en Miami, en casa de unos amigos. Era la hora de la comida y no ten\u237?an suficientes cervezas. Foster decidi\u243? ir a comprarlas a la peque\u241?a tienda que hab\u237?a en una gasolinera cercana, situada a dos calles. \par\pard\plain\hyphpar} { Estaba a pocos metros del edificio cuando se dio cuenta de que no llevaba la car tera. Regres\u243? sobre sus pasos, gir\u243? la esquina que lo conduc\u237?a a la casa y justo en ese momento oy\u243? un gran estruendo y una explosi\u243?n. La gasolinera ard\u237?a: se hab\u237?a producido un atraco en el establecimient o y el tiroteo hab\u237?a hecho el resto. La conclusi\u243?n a la que lleg\u243? Foster era clara: olvidar la cartera le salv\u243? la vida. \par\pard\plain\hyp hpar} { A partir de aquella experiencia record\u243? que ya era la segunda vez que salva ba la vida in extremis. Desde ese d\u237?a se preguntaba con frecuencia qu\u233? ten\u237?a el destino preparado para \u233?l. La respuesta lleg\u243? dos meses despu\u233?s: \par\pard\plain\hyphpar} { Estaba en su casa, anochec\u237?a, cuando oy\u243? unos gritos procedentes de la casa de al lado. Mir\u243? por la ventana y vio que hab\u237?a un extra\u241?o resplandor en el interior. Se hab\u237?a producido un incendio. Inmediatamente l lam\u243? a emergencias y, acto seguido, acudi\u243? a la casa de su vecina, una divorciada con tres hijos peque\u241?os. \par\pard\plain\hyphpar} { Lleg\u243? a la casa y el incendio ya hab\u237?a adquirido unas proporciones de categor\u237?a. Ech\u243? la puerta abajo y, caminando entre las llamas, encontr \u243? a uno de los ni\u241?os junto a la cocina cercado por las llamas; era el m\u225?s peque\u241?o y estaba en su cuna. Foster atraves\u243? el fuego cargand

o con el ni\u241?o y lo dej\u243? en el exterior de la casa. Volvi\u243? a entra r, llam\u243? a los otros cr\u237?os, pero no respond\u237?an. Hab\u237?a fuego por todas partes. Al final oy\u243? gritos procedentes del piso superior. Subi\u 243? la escalera, entr\u243? en una de las habitaciones y encontr\u243? a los ni \u241?os que, presos del p\u225?nico, se hab\u237?an encerrado en el armario de su madre. Carg\u243? al peque\u241?o de cuatro a\u241?os en brazos y cogi\u243? la mano del mayor. Mientras bajaba la escalera pregunt\u243? a los ni\u241?os po r su madre, pero ellos se limitaban a llorar aterrorizados. Dej\u243? a los ni\u 241?os en el exterior en el momento que llegaban los bomberos. \par\pard\plain\h yphpar} { Foster, temiendo que la madre yaciera inconsciente en la casa, volvi\u243? a ent rar, pero ya no sali\u243?. Una terrible explosi\u243?n acab\u243? con su vida e n el interior de aquella casa, en la que, por cierto, no estaba la madre. \par\p ard\plain\hyphpar} { \u191?Es tan caprichoso el destino como para permitir que salves la vida dos vec es porque te tiene reservado para otra misi\u243?n? En el caso de Foster, alguno s investigadores creen que s\u237?, que no muri\u243? en las dos ocasiones anter iores porque su destino era salvar a aquellos ni\u241?os. Tal vez sea una visi\u 243?n rom\u225?ntica para ensalzar al h\u233?roe que rescata a los ni\u241?os pe ro... \u191?no es mucha casualidad? \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Desde cu\u225?ndo creemos en todo esto? } \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Partimos de la base de que las casualidades suelen ir asociadas a nuestra histor ia, aunque no podemos determinar si tambi\u233?n se producen en otros planos de vida, pero \u191?cu\u225?ndo comenz\u243? todo? Estoy convencido de que si quere mos entender c\u243?mo hemos llegado a creer en lo casual, y c\u243?mo hemos ido forjando esa idea del concepto de azar por una parte y coincidencia por otra, d ebemos viajar al pasado. Y mira por d\u243?nde, si retrocedemos hasta el {\i Big Bang}, los cient\u237?ficos nos dicen que eso fue una casualidad que produjo otra: la existencia de un ser evolucionado como el humano. En el fondo no somos sino una gotita en el inmenso oc\u233?ano de la vida. \par\pard\plain\hyphpar} { Casualidad es tambi\u233?n la suerte que hemos tenido durante todo este tiempo, ya que en los \u250?ltimos dos millones de a\u241?os \u8212?que se dice pronto\u 8212? hemos disfrutado de una vida relativamente tranquila... S\u237?, s\u237?, tranquila: hace 65 millones de a\u241?os los dinosaurios no lo pasaron tan bien, y antes de esa gran extinci\u243?n hubo otras, de manera que, en el fondo, somo s unos privilegiados. \par\pard\plain\hyphpar} { Ahora bien, \u191?en qu\u233? momento nos damos cuenta de que hay algo que no en caja? \u191?Qu\u233? civilizaci\u243?n pudo ser la primera en considerar la exis tencia de lo casual? Sabemos que entre los siglo IV y v antes de nuestra era, Hi p\u243?crates (460-370 a.J.C.) dec\u237?a que la vida manten\u237?a un orden pre ciso y exacto donde todo lo que suced\u237?a, incluso lo m\u225?s an\u243?malo, estaba en cierta forma controlado. Mucho antes que \u233?l, los egipcios y tambi \u233?n los sumerios aseguraban que nada era fruto del azar sino parte de un ord en establecido. En el Renacimiento, fil\u243?sofos como Giovanni Pico della Mira ndola (1463-1494), afirmaron que nada en el mundo exist\u237?a sin m\u225?s ni p orque s\u237?, sino que todo estaba unido y era coincidente. Siglos m\u225?s tar de, Arthur Schopenhauer (1788-1860) dijo que las coincidencias, en realidad, era n la aparici\u243?n simult\u225?nea de acontecimientos que a priori nos parec\u2 37?an desconectados. Hoy los f\u237?sicos cu\u225?nticos nos hablan de redes dim ensionales, de universos paralelos, de teor\u237?as de mallas entrelazadas. \par \pard\plain\hyphpar} { Como vemos a lo largo de los siglos, cada uno desde su vertiente, nos insiste un a y otra vez en que lo casual no es lo que pensamos. Todos defienden que hay alg o m\u225?s que todav\u237?a no hemos alcanzado a comprender, \u171?algo\u187? qu e ordena el caos y al tiempo convierte en ca\u243?tico el orden \u8212?y no pret endo hacer un juego de palabras\u8212?, mientras nuestros sentidos nos aseguran

que percibimos una casualidad. \u191?Acaso con los siglos no ha cambiado nuestra forma de ver las cosas? \par\pard\plain\hyphpar} { Hoy, jugando con una serie de variables, podemos establecer un c\u225?lculo de p robabilidades respecto de la ca\u237?da de un rayo sobre un \u225?rbol. El estud io nos puede decir tambi\u233?n cu\u225?ntas posibilidades hay de que, tras el i mpacto, el \u225?rbol se incendie. Y en funci\u243?n de todas esas variables, co nsideramos como algo casual que a alguien le caigan siete rayos \u161?y no le pa se nada! Pero imaginemos un primitivo ser humano que en una noche de tormenta es t\u225? acurrucado en su cueva viendo con terror el fulgor de las luces en el ci elo. Ese ser no entiende el concepto de tormenta el\u233?ctrica. S\u243?lo sabe \u8212?gracias a las experiencias que tal vez vivieron sus antepasados o alguien de su grupo tribal\u8212? que la ca\u237?da de un rayo puede ser mortal. Puede que pase o puede que no. No hay m\u225?s, ese primitivo humano no entiende de ca sualidades, no ha tenido tiempo de crear el concepto. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b \u161?Sobrevivi\u243? a la ca\u237?da de siete rayos!} \par\pard\plain\hyphpar}\ par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { La historia del guardabosque Roy Sullivan fue tan popular que lo ocurrido sirvi\ u243? como argumento en una campa\u241?a de publicidad que pretend\u237?a demost rar que no hay nada imposible. No es para menos: \u191?qui\u233?n puede sobreviv ir a la ca\u237?da de un rayo? Muy pocos. A partir de dos rayos ya es noticia, n o digamos hasta siete. Sullivan lleg\u243? a ser denominado \u171?el pararrayos humano\u187?. No es para menos. Lo curioso es que no fue un rayo lo que finalmen te acab\u243? con su vida... fue un disparo. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} {\qc {\*\shppict{\pict\jpegblip\picw505\pich428 ffd8ffe000104a46494600010101006000600000ffdb00430006040506050406060506070706080a 100a0a09090a140e0f0c1017141818171416161a1d251f1a 1b231c1616202c20232627292a29191f2d302d283025282928ffdb0043010707070a080a130a0a13 281a161a2828282828282828282828282828282828282828 282828282828282828282828282828282828282828282828282828282828ffc000110801ac01f903 012200021101031101ffc4001f0000010501010101010100 000000000000000102030405060708090a0bffc400b5100002010303020403050504040000017d01 020300041105122131410613516107227114328191a10823 42b1c11552d1f02433627282090a161718191a25262728292a3435363738393a434445464748494a 535455565758595a636465666768696a737475767778797a 838485868788898a92939495969798999aa2a3a4a5a6a7a8a9aab2b3b4b5b6b7b8b9bac2c3c4c5c6 c7c8c9cad2d3d4d5d6d7d8d9dae1e2e3e4e5e6e7e8e9eaf1 f2f3f4f5f6f7f8f9faffc4001f010003010101010101010101000000000000010203040506070809 0a0bffc400b5110002010204040304070504040001027700 0102031104052131061241510761711322328108144291a1b1c109233352f0156272d10a162434e1 25f11718191a262728292a35363738393a43444546474849 4a535455565758595a636465666768696a737475767778797a82838485868788898a929394959697 98999aa2a3a4a5a6a7a8a9aab2b3b4b5b6b7b8b9bac2c3c4 c5c6c7c8c9cad2d3d4d5d6d7d8d9dae2e3e4e5e6e7e8e9eaf2f3f4f5f6f7f8f9faffda000c030100 02110311003f00f7ababbf125d78c753d2f4dd4347b6b4b6 b4b6ba4371a74b3b9f35a642a4ace83830139c0e1b1db26d7d8fc63ff41dd03ff04b37ff0025d161 ff0025275dff00b04e9fff00a3af6ba5a00e6bec7e31ff00 a0ee81ff008259bff92e8fb1f8c7fe83ba07fe0966ff00e4bae968a00e6bec7e31ff00a0ee81ff00 8259bff92e8fb1f8c7fe83ba07fe0966ff00e4bae968a00e 6bec7e31ff00a0ee81ff008259bff92e8fb1f8c7fe83ba07fe0966ff00e4bae968a00e6bec7e31ff 00a0ee81ff008259bff92e8fb1f8c7fe83ba07fe0966ff00 e4bae968a00e1fc3371e31d73c37a4eadfdafa041f6fb48aebcafec799b66f40db73f6a19c6719c0 cd69fd8fc63ff41dd03ff04b37ff0025d1f0cbfe49b7853f ec1369ff00a252ba5a00e6bec7e31ffa0ee81ff8259bff0092e8fb1f8c7fe83ba07fe0966ffe4bae

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89a3fe101f077fd0a7e1ff00fc1743ff00c4d0074b45735f f080f83bfe853f0fff00e0ba1ffe268ff8407c1dff00429f87ff00f05d0fff0013401d2d15cd7fc2 03e0effa14fc3fff0082e87ff89a3fe101f077fd0a7e1fff 00c1743ffc4d0074b45735ff00080f83bfe853f0ff00fe0ba1ff00e268ff008407c1dff429f87fff 0005d0ff00f134005fff00c949d0bfec13a87fe8eb2ae96b 1f48f0c683a2dcb5ce8fa2697a7dc3218da5b5b48e262a482549500e3201c7b0ad8a00ffd9000000 }} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Desde luego, el hecho sincr\u243?nico es anterior al ser humano. Nos guste o no, nos hemos incorporado un poco tarde al gran viaje de la vida de este planeta. E s m\u225?s, no fue hasta que tuvimos capacidad de razonar y, lo m\u225?s importa nte, capacidad de desarrollo espiritual, que concebimos la existencia de una fue rza superior. Pero creo que hay que ir m\u225?s atr\u225?s, buscar el origen, el momento en que como especie decidimos que se hab\u237?a producido un fen\u243?m eno casual, al menos como concepto. \par\pard\plain\hyphpar} { Recuerdo que para resolver esa duda, tir\u233? de agenda y\u8230? \u161?nueva co incidencia! Busqu\u233? en mi m\u243?vil el tel\u233?fono de la antrop\u243?loga Carmen Bonilla, la llam\u233? y no hubo respuesta, tampoco posibilidad de dejar mensajes... Me encontr\u233? con ella casualmente saliendo del metro dos d\u237 ?as despu\u233?s. Bueno, vale, de acuerdo, vive en mi mismo barrio, pero todo su ma, \u191?no? \par\pard\plain\hyphpar} { La respuesta de Carmen Bonilla sobre cu\u225?ndo nace el concepto de casualidad fue muy clara: \u171?S\u243?lo cuando aquel lejano antepasado adquiri\u243? la c apacidad de idealizar su entorno, de atribuir valores sobrehumanos a la lluvia, el sol, los truenos o los rayos, fue cuando comenz\u243? a establecer preguntas en su mente. Y s\u243?lo cuando por fin \u8212?y de eso se calcula que puede que s\u243?lo haga unos pocos miles de a\u241?os \u8212? estableci\u243? un mundo e spiritual fue cuando lo casual pudo comenzar a cobrar sentido.\u187? \u191?Por q u\u233? nuestros antepasados se hicieron esas preguntas? Curiosamente, porque a partir de ese instante la especie humana se pregunt\u243? de d\u243?nde ven\u237 ?a, qui\u233?n la hab\u237?a creado y para qu\u233?. \u171?En ese tiempo fue cua ndo el orden y el caos comenzaron a tener sentido. Precisamente ah\u237? naciero n las cosmogon\u237?as primigenias o historias mitol\u243?gicas que mediante rel atos pretend\u237?an dar respuesta a los grandes misterios de la creaci\u243?n\u 187?, asegura Bonilla. \par\pard\plain\hyphpar} { Claro que debemos entender que el caos de los antiguos, el que aparece en las co smogon\u237?as, difiere de la actual visi\u243?n cu\u225?ntica. Pues como nos ex plica el profesor de f\u237?sica cu\u225?ntica Carlos Gonz\u225?lez, \u171?el ca os de las cosmogon\u237?as hace referencia a un desorden inicial que se resuelve seg\u250?n las mitolog\u237?as de las diversas culturas, y que por lo tanto est \u225? muy unido a la visi\u243?n que estas sociedades ten\u237?an del ser human o\u187?. En cambio, definir el caos con los ojos del siglo XXI no es f\u225?cil: \u171?es todo aquello en lo que nuestras creencias no pueden percibir un orden. Entendiendo por creencias los espacios creadores de nuestra mente, en los que c recen y se desarrollan los pensamientos. Con esta perspectiva, las ciencias son creencias que nos permiten observar y entender el universo desde nuestra mente\u 187?, indica Gonz\u225?lez. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Qu\u233? es la cosmogon\u237?a? } \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Es la disciplina que intenta dar respuesta al origen del mundo. Cada cultura o p ueblo posee una cosmogon\u237?a, una historia o relato que alude a c\u243?mo fue creado y, lo m\u225?s importante, por qui\u233?n. Pero lo relevante es que prec isamente en esas cosmogon\u237?as es donde podemos encontrar la primera pista so bre el orden, el caos y, por supuesto, lo casual. \par\pard\plain\hyphpar} { Es algo singular que la mayor\u237?a de los relatos cosmog\u243?nicos aluden a l a existencia del desorden o caos previo a la primera fase de la creaci\u243?n. A

s\u237?, el caos originario que moraba por todas partes \u8212?siempre desde el prisma de lo simb\u243?lico\u8212? y que estaba manifestado en distintos element os, fueran f\u237?sicos o no (unas culturas aluden a grandes masas de agua, otra s hablan de esferas y nubes espirituales...), poco a poco fue ordenado. Y aqu\u2 37? entra la madre del cordero: \u191?qui\u233?n o qu\u233? llev\u243? a cabo es e orden? \par\pard\plain\hyphpar} { Las cosmogon\u237?as de los pueblos, con independencia de su localizaci\u243?n g eogr\u225?fica, aluden a una serie de s\u237?mbolos comunes poniendo orden en el universo. Estos dioses pueden tener forma humana o no, ya que a veces son seres humanoides y, en otras ocasiones, gigantes o incluso sencillas nubes de luz o v apor. Las divinidades pueden ser una o varias, pero en definitiva ese alguien su premo siempre se ocupa de ordenar el caos, de crear los \u171?engranajes\u187? p ara que todo funcione. Mecanismos a los que, hoy, parece que estamos sujetos. \p ar\pard\plain\hyphpar} { En segundo orden de protagonismo, otras cosmogon\u237?as divinizan animales o pl antas para otorgarles las cualidades necesarias para obtener el mismo fin: orden ar el caos para crear el mundo y, por supuesto, al ser humano. \par\pard\plain\h yphpar} { Desconocemos el momento exacto en que nacen las leyendas cosmog\u243?nicas. Pode mos entender que van apareciendo conforme lo hacen las preguntas sobre el origen de un pueblo o a medida que avanzan las dudas sobre las concepciones espiritual es. Sea como fuere, ah\u237? se pusieron las semillas para lo que hoy llamamos c asualidad. \par\pard\plain\hyphpar} { Es f\u225?cil imaginar que los relatos no han permanecido inalterables y que se fueron remodelando o puliendo, tanto en el hilo argumental como en el contenido, al paso de las generaciones. Pero lo importante es que esas leyendas pose\u237? an s\u237?mbolos muy sutiles que serv\u237?an para comprender lo abstracto, y ad em\u225?s resultaban de gran utilidad ante el desconcierto de las grandes pregun tas espirituales que todo el mundo puede hacer, como: \u191?Qui\u233?n es Dios? \u191?Por qu\u233? o para qu\u233? me ha creado? \u191?Qu\u233? hab\u237?a antes de la existencia del ser humano? Vamos, que esto que nosotros hoy resolvemos f\ u225?cilmente con la evoluci\u243?n y el {\i Big Bang}, fue un verdadero quebradero de cabeza para nuestros antepasados m\u22 5?s remotos. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?La cosmogon\u237?a cre\u243? lo casual? } \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { En parte, s\u237?. Al menos lo estableci\u243? como un punto de referencia. Los mitos se perpetuaron al paso de las generaciones, y conforme evolucionaron el pe nsamiento, la filosof\u237?a y las creencias, se crearon nuevos conceptos que se rv\u237?an para entender el sentido de la vida y, por extensi\u243?n, para orden ar la existencia y comportamiento humanos. \par\pard\plain\hyphpar} { Gracias a la cosmogon\u237?a aparecieron respuestas sobre los or\u237?genes, los dioses y la forma que \u233?stos ten\u237?an de manifestarse al ser humano: sue \u241?os, visiones, se\u241?ales a su alrededor... Con esos medios las entidades creadoras daban respuestas, pero tambi\u233?n advertencias, consejos... \par\pa rd\plain\hyphpar} { Hoy sabemos que so\u241?ar no es conectar con la divinidad, sino un proceso m\u2 25?s de nuestra mente. Tenemos claro que mediante la ingesta de psicotropos pode mos tener un viaje o estado modificado de la conciencia sin que atribuyamos un h alo divino a las visiones, pero \u191?qu\u233? pasa con las casualidades? \u191? Y si lo que nosotros pensamos que es una simple coincidencia en realidad fuera u na comunicaci\u243?n con otro plano de realidad, con otra dimensi\u243?n o con e l todo? Como veremos, las disciplinas cu\u225?nticas nos dicen que no es imposib le. Entonces... \u191?estamos hablando con Dios y no nos hemos enterado? Pero no adelantemos acontecimientos. \par\pard\plain\hyphpar} { La reflexi\u243?n es sencilla: si, como afirman las cosmogon\u237?as, algo super ior nos ha creado y ha establecido las leyes de armon\u237?a para que todo encaj e, debemos preguntarnos qu\u233? sentido tiene el azar. \u191?Es eso la casualid

ad? En teor\u237?a no, puesto que todo estar\u237?a escrito y predeterminado, a no ser que entendamos que, como nosotros, ese creador es imperfecto, rectifica y todav\u237?a sigue creando, y es que, en realidad, formamos parte de su propio proceso evolutivo. \u191?Cu\u225?l es? No tenemos ni idea. \u191?Hacia d\u243?nd e nos lleva? Tampoco lo sabemos, pero \u191?por qu\u233? tenemos que pensar que la divinidad, tenga el nombre que tenga, llev\u243? a cabo su creaci\u243?n y se qued\u243? all\u237? a mirar, sin m\u225?s? \u191?Y si todav\u237?a est\u225? c onformando su obra? De ser as\u237?, tendr\u237?a sentido lo casual como hecho q ue va m\u225?s all\u225? del puro azar. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Est\u225?n equivocadas las cosmogon\u237?as?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Responder con un s\u237? o un no ser\u237?a demasiado taxativo. Por ello, m\u225 ?s que ver si erraron en los planteamientos que nos han gobernado mentalmente du rante siglos, tal vez debemos tomarlas como referencia para saber hacia d\u243?n de ir si queremos entender el fen\u243?meno de lo casual y llegar a conectar con \u233?l. \par\pard\plain\hyphpar} { Creo que no importa qu\u233? forma ten\u237?a quien nos cre\u243?, ni de d\u243? nde \u171?sac\u243?\u187? lo que existe a nuestro alrededor. Lo trascendente es el principio organizador, que para unos es el soplo divino, para otros la palabr a, y hay quien lo define como el esp\u237?ritu primordial. En definitiva, me est oy refiriendo a la esencia que hoy seguimos sin conocer. \par\pard\plain\hyphpar } { Si nos fijamos, la mayor\u237?a de los relatos sobre el origen son duales. Hay o rden y caos, como por ejemplo en la concepci\u243?n griega; hay bien y mal, luz y oscuridad, como sucede en la tradici\u243?n judeocristiana o incluso en las mi tolog\u237?as celtas. Es como si todo tuviera dos lados o idiosincrasias, pero \ u191?y si es una sola? \u191?No ser\u225? que somos nosotros los que mediatizamo s creando dualidades? \par\pard\plain\hyphpar} { En la tradici\u243?n judeocristiana vemos que la creaci\u243?n de Dios se produc e separando los cielos de la tierra, la tierra de las aguas, la luz de la oscuri dad. \u191?Si ya ten\u237?a una pieza unida, para qu\u233? la separa? Es como si se nos estuviera diciendo que hay un todo compacto y global que es fragmentado. Ahora bien, si aceptamos que existe ese todo original, \u191?por qu\u233? no ac eptar que pese a estar disgregado sigue conectado? De ser as\u237?, tambi\u233?n podr\u237?amos asumir que las casualidades son esos hilos de conexi\u243?n. \pa r\pard\plain\hyphpar} { Pero todav\u237?a hay m\u225?s, como expresa la experta en simbolog\u237?a Maris a Benovart: \u171?La mayor\u237?a de tradiciones se han esforzado en alejarnos d el todo y de la globalidad, haciendo que pens\u225?ramos y contempl\u225?ramos l a vida de manera parcial.\u187? Para Benovart, los s\u237?mbolos que aparecen en las leyendas de la creaci\u243?n muestran la naturaleza humana, no la divina: \ u171?Un ser superior capaz de crear y regular la existencia no necesitar\u237?a sectorizarlo todo como har\u237?a un humano, y eso es lo que dicen los s\u237?mb olos. Por eso aparecen sesgados conceptos como luz y oscuridad, que representan verdad y mentira, seguridad e incertidumbre. Por eso mismo vemos la separaci\u24 3?n del cielo y la tierra, que vuelve a ser una descripci\u243?n arquet\u237?pic a de nuestra faceta mental o espiritual, y la material o tangible y pragm\u225?t ica. Dicho de otro modo, lo concreto y lo abstracto.\u187? \par\pard\plain\hyphp ar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Inspirarse en Dios da buen resultado} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hy phpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Le pas\u243? a Gottfriend W. Leibnitz (1646-1719), el matem\u225?tico alem\u225? n al que debemos la invenci\u243?n, por casualidad, del sistema binario. \par\pa rd\plain\hyphpar} {

Leibnitz reflexionaba acerca de la creaci\u243?n y del ser superior, meditaba so bre los conceptos de orden y caos y sobre esos matices duales de luz y oscuridad ; por tanto, de creaci\u243?n y nada. Al final sus pensamientos lo llevaron a un a idealizaci\u243?n de todo ello y determin\u243? que el 1 representaba a Dios y el 0 a la nada. Como resultado de esta operaci\u243?n estableci\u243? un c\u243 ?digo que hoy llamamos binario y que se sustenta en la combinaci\u243?n de 0 y 1 . Dicho de un modo simb\u243?lico, de las acciones que ejecutan los unos en el c aos de los ceros. \par\pard\plain\hyphpar} { No deja de ser curioso que para algunos investigadores del fen\u243?meno de la c asualidad se considere nuestro universo precisamente como un gran todo conformad o por 1, lo conocido, tangible y desconocido, y 0, es decir, lo abstracto, inmat erial y et\u233?rico. Estas personas aseguran que es precisamente la interacci\u 243?n de esos dos mundos lo que configura la existencia. \par\pard\plain\hyphpar } { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Y si todo est\u225? programado?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Si leyera este libro un romano seguidor del estoicismo \u8212?en seguida hablare mos acerca de esa disciplina\u8212?, pensar\u237?a que en el siglo XXI estamos t odos locos por preguntarnos qu\u233? es la casualidad y qu\u233? hay tras ella, dado que, para \u233?l, todo formar\u237?a parte del denominado \u171?orden\u187 ?. Pero \u191?en qu\u233? momento llegamos a creernos esa historia? \u191?Cu\u22 5?ndo determinamos que nada quedaba al azar y, por tanto, que lo casual era, por decirlo de alguna manera, un \u171?gui\u241?o\u187? o traspi\u233? del destino? \par\pard\plain\hyphpar} { Antes de llegar al estoicismo debemos profundizar m\u225?s en este viaje al pasa do. Los padres de la cultura, sumerios y acadios a partes iguales, resultaron mu y inspiradores para quienes les sucedieron \u8212?numerosos mitos y filosof\u237 ?as religiosas occidentales han bebido en sus fuentes\u8212?, y expresaban en su mitolog\u237?a que el universo estaba gobernado por una serie de leyes globales o universales. Para ellos, esa \u171?legislaci\u243?n\u187? abarcaba todas las cosas, tanto vivas como muertas: animales, humanas, vegetales... Por supuesto, t ambi\u233?n cre\u237?an que ese \u171?orden\u187? gobernaba el mundo sobrenatura l y espiritual, abordando incluso aspectos como lo que hoy llamamos intuici\u243 ?n. \par\pard\plain\hyphpar} { Para la antropolog\u237?a est\u225? claro: podr\u237?a decirse que los sumerios o los acadios fueron la primera cultura en asegurar que la totalidad de las cosa s formaba parte de un todo divino que estaba gobernado por leyes invisibles. Sin embargo, como precisa la antrop\u243?loga Carmen Bonilla, \u171?podemos creer e n eso con la salvedad de que ellos encontraron muchas de las \u8220?leyes invisi bles\u8221?. Este adjetivo comporta, dentro del universal colectivo, un sentido m\u225?gico cuando s\u243?lo quiere decir que no se percibe con los sentidos. Me recuerda, en lengua, a los verbos incoativos que tienen esa misma caracter\u237 ?stica; por ejemplo, el verbo envejecer: nadie ve c\u243?mo se realiza la acci\u 243?n y, sin embargo, se est\u225? dando cada segundo que vivimos.\u187? \par\pa rd\plain\hyphpar} { Los sumerios cre\u237?an que en el mundo hab\u237?a un cierto orden c\u243?smico gobernado desde planos invisibles al ojo humano, algo que por cierto suena much o a cu\u225?ntico. Dec\u237?an que todo cuanto suced\u237?a, incluso aquello que hoy tildar\u237?amos de fortuito o casual, terminaba por repercutir en un todo global. De esta manera aseguraban, que si bien ocurr\u237?an sucesos al azar, de jaban al criterio de los dioses el motivo de su producci\u243?n. No deja de ser un concepto que hoy escuchamos en boca de los m\u225?s modernos gur\u250?s de la nueva era. Esos mismos gur\u250?s que nos dicen que todo est\u225? interrelacio nado, sutilmente o no. \par\pard\plain\hyphpar} { Despu\u233?s de los sumerios \u8212?aunque seguramente bebiendo en sus fuentes\u 8212?, encontramos entre los egipcios a un personaje que con el tiempo ser\u225? conocido como Hermes Trimegistro, a quien se relaciona con el dios Thot. Se tra ta de una suerte de arquetipo de ser inmortal, ya que se lo menciona tanto en la

cultura egipcia como en la romana, e incluso aparece, siglos despu\u233?s, entr e los alquimistas medievales. \par\pard\plain\hyphpar} { Lo trascendente de Trimegistro son sus leyes universales \u8212?que por cierto, como veremos, son principios clave para entender y trabajar la sinton\u237?a con la casualidad\u8212?. Una de esas leyes nos dice que \u171?todo lo que es arrib a es abajo\u187?, otra que \u171?toda causa tiene su efecto y que todo efecto ti ene una causa\u187?. Deteng\u225?monos un momento para interpretar de forma some ra esas leyes y veremos la estrecha relaci\u243?n que tienen con lo casual o, me jor dicho, con que nada es casual pese a parecer lo contrario. \par\pard\plain\h yphpar} { Hermes indica que todo cuanto sucede en el plano de lo evidente o tangible, lo q ue \u233?l llama \u171?abajo\u187?, repercute o est\u225? relacionado con el pla no de lo sutil o intangible, \u171?arriba\u187?. Esto es tanto como decir que vi vimos en un mundo, en un plano, donde todo est\u225? estrechamente conectado. \p ar\pard\plain\hyphpar} { Vayamos a la segunda ley: si todo efecto produce una causa y toda causa un efect o, Hermes nos est\u225? diciendo claramente que nada de lo que sucede es casual. Dicho de otro modo, que todo cuanto hacemos, de forma consciente o no, terminar \u225? por generar algo nuevo y que a su vez ese algo nuevo, el efecto, producir \u225? una nueva causa. \u171?Aunque a veces debemos coger con pinzas las leyes de Hermes, tienen la singularidad de estar dando pistas del conocimiento de un f en\u243?meno sincr\u243?nico hace miles de a\u241?os\u187?, indica la experta en simbolog\u237?a Marisa Benovart. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b La casual muerte de Esquilo} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Sin \u225?nimo de ofender, creo que el fallecimiento accidental del que est\u225 ? considerado como el creador de la tragedia griega, el dramaturgo Esquilo (525 a.J.C.-456 a.J.C.), es un ir\u243?nico buen ejemplo de que lo que est\u225? arri ba est\u225? abajo. \par\pard\plain\hyphpar} { Esquilo pasaba largas temporadas en el campo, apartado de la ciudad. Un caluroso d\u237?a estaba sentado en su roca habitual buscando la inspiraci\u243?n. En lo alto, un quebrantahuesos portaba entre sus garras una tortuga. Hab\u237?a ascen dido a gran altura para dejar caer el animal contra una piedra y romper as\u237? su caparaz\u243?n. Quiso la mala suerte, y la casualidad, que Esquilo fuera cal vo y que desde lo alto el ave confundiera su cabeza con una piedra. El resto ya es historia. A Esquilo la muerte le vino del cielo. \par\pard\plain\hyphpar} { Sirva como detalle anecd\u243?tico que la muerte de Esquilo hab\u237?a sido anun ciada tiempo atr\u225?s nada menos que por el or\u225?culo de Delfos. S\u237?, e n efecto, quien conozca la historia sabr\u225? que en el detalle el or\u225?culo fall\u243?, ya que vaticin\u243? que al dramaturgo griego le caer\u237?a una ca sa encima y luego morir\u237?a. Digamos que el fallo es a medias ya que precisam ente el caparaz\u243?n de la tortuga es su casa. Pero lo curioso es que esa muer te nos demuestra, una vez m\u225?s, que a veces, como aseguraron los estoicos, l o que tiene que suceder, sucede sin m\u225?s. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Qu\u233? relaci\u243?n hay entre el estoicismo y lo casual? } \par\pard\pl ain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Es curioso c\u243?mo algunas personas del siglo XXI siguen dejando en manos sobr enaturales su destino. Aquella frase de \u171?Dios proveer\u225?\u187? que tanta s veces hemos o\u237?do, a\u250?n sigue vigente en muchas culturas e incluso par a buena parte de nuestra sociedad. \par\pard\plain\hyphpar} { Si para los sumerios hab\u237?a un orden natural c\u243?smico que lo abarcaba to do, y suponemos que para los egipcios hab\u237?a un orden causa-efecto al estilo de Hermes Trimegistro, para los griegos (y en especial para los grecorromanos), tambi\u233?n. La creencia se la debemos a Zen\u243?n de Citio, (333-264 a.J.C.)

quien, con respecto al devenir y ante la pregunta de si existen o no las casual idades, seguramente dir\u237?a: \u171?Lo que tenga que suceder, suceder\u225?, t an s\u243?lo es preciso conocer las se\u241?ales.\u187? Y es que para los estoic os, lo casual ten\u237?a muy poco sentido, dado que los acontecimientos ocurr\u2 37?an como parte de un engranaje c\u243?smico que lo abarcaba todo. \par\pard\pl ain\hyphpar} { Zen\u243?n simplific\u243?, a su manera, las cosas. Dividi\u243? su filosof\u237 ?a en l\u243?gica, f\u237?sica y \u233?tica. Respecto de la l\u243?gica lo ten\u 237?a claro, no dejaba nada al azar. Consideraba que el ser humano era poco meno s que un libro en blanco cuyas p\u225?ginas se escrib\u237?an a base de la exper iencia y el aprendizaje. Desestimaba \u8212?y esto es importante en la actualida d\u8212? la idea de la herencia at\u225?vica, es decir, lo que hoy llamamos el b agaje de las vidas anteriores. Para Zen\u243?n, si algo acontec\u237?a, era porq ue deb\u237?a pasar, no porque lo tuvieras escrito en tu herencia k\u225?rmica, como por ejemplo defienden quienes consideran que las casualidades nos conectan con aspectos que dejamos pendientes en otras vidas y que son evidencias de lo qu e est\u225? por resolver. En su momento veremos que, tal vez, \u233?sa no es una idea tan disparatada... \par\pard\plain\hyphpar} { Zen\u243?n defend\u237?a que el ser humano adquir\u237?a el conocimiento a parti r de los sentidos, es decir, despu\u233?s de ver, escuchar, oler, gustar o palpa r algo. Por tanto, el conocimiento derivaba de la experiencia. Los sentidos prop iciaban la experiencia, y ella el aprendizaje y la obtenci\u243?n de los concept os morales universales. As\u237?, para Zen\u243?n y sus seguidores no hab\u237?a conexi\u243?n divina ni extrasensorial al modo en que la podemos entender hoy b ajo nombres como inspiraci\u243?n, percepci\u243?n o intuici\u243?n. \par\pard\p lain\hyphpar} { Hagamos un alto en el camino. Es curioso porque otro griego, de notable relevanc ia, defend\u237?a que la divinidad ten\u237?a muchas formas de manifestarse: ins piraci\u243?n, sue\u241?os reveladores, fen\u243?menos coincidentes o casuales.. . Me estoy refiriendo al fil\u243?sofo griego S\u243?crates (470-399) que, por c ierto, o\u237?a voces en su cabeza... S\u237?, no es por desprestigiar, pero la psiquiatr\u237?a moderna tiene un nombre para definir esa patolog\u237?a, aunque S\u243?crates lo llamaba {\i daimon} y dec\u237?a que la voz que o\u237?a en su cabeza era algo as\u237? como un gu\u237?a procedente del m\u225?s all\u225? que lo orientaba y lo guiaba. Di go yo que deb\u237?a de ser una entidad con un tanto de mala leche, pues a la ho ra de la verdad, cuando el fil\u243?sofo griego tuvo que enfrentarse al juicio q ue le cost\u243? la vida, la voz enmudeci\u243?. \par\pard\plain\hyphpar} { Los cargos contra S\u243?crates fueron no reconocer a los dioses atenienses y co rromper a la juventud. Y el fil\u243?sofo, que gracias a su {\i daimon} ten\u237?a el verbo f\u225?cil y la ocurrencia docta siempre presta, el d\u237?a del juicio no supo qu\u233? decir. Pens\u243? que si la voz no le habla ba ser\u237?a por algo, tal vez porque su destino final estaba cercano, de maner a que acept\u243? la sentencia y, como es sabido, su vida acab\u243? despu\u233? s de un letal \u171?chupito\u187? de cicuta. \par\pard\plain\hyphpar} { Sea como fuere, S\u243?crates y muchos hombres ilustres de su tiempo pensaron qu e la divinidad, cuando no se comunicaba directamente con se\u241?ales, lo hac\u2 37?a a trav\u233?s de sus enviados, los {\i daimon}, que eran algo as\u237? como duendes o genios. Seres de otras dimensione s que hablaban o propiciaban pensamientos y visiones en las mentes de los elegid os. Con el tiempo y ya en la Edad Media, los {\i daimon} ser\u237?an tildados de seres demon\u237?acos por las esferas cat\u243?l icas. \par\pard\plain\hyphpar} { Pero volvamos al pr\u225?ctico estoicismo: \par\pard\plain\hyphpar} { El fil\u243?sofo fundador del estoicismo y muchos de los que lo siguieron llegar on a la conclusi\u243?n de que viv\u237?an en una estructura organizada de forma racional, de la que el ser humano, pero tambi\u233?n Dios, era parte integrante . Dicho de otro modo, no consideraban la existencia de un dios ajeno y externo q ue contemplara su proceso creativo, como nos dir\u237?a la tradici\u243?n hebrea , sino que el mismo Dios era creador y creaci\u243?n, siendo el ser humano parte

de todo ello. Por eso, como en la filosof\u237?a de Hermes Trimegistro, pensaba n que todo estaba relacionado y en armon\u237?a mediante una serie de causas y e fectos regidos por el h\u225?lito de la existencia o principio activo del {\i logos}. \par\pard\plain\hyphpar} { La filosof\u237?a de Zen\u243?n se convirti\u243? en uno de los movimientos filo s\u243?ficos que m\u225?s hondo calaron en la sociedad helen\u237?stica, aunque, en honor a la verdad, si se populariz\u243? fue gracias a los nobles romanos qu e vieron en esa forma de entender el mundo una filosof\u237?a o una panacea capa z de explicarlo todo. Al fin y al cabo, los romanos eran pr\u225?cticos, hasta p ara la fe. A diferencia de los griegos, que daban mil vueltas respecto a la espi ritualidad y la magia, los romanos no se andaban con p\u233?rdidas de tiempo. Co g\u237?an la esencia m\u225?s pragm\u225?tica de los griegos y la aplicaban. Dic ho de otro modo, dejaban para ellos la teor\u237?a y ellos pon\u237?an la pr\u22 5?ctica. \par\pard\plain\hyphpar} { As\u237?, invocaban a sus dioses cuando los necesitaban y les rend\u237?an el cu lto m\u237?nimo, salvo que pudieran obtener algo a cambio. \par\pard\plain\hyphp ar} { El pragmatismo hizo que los romanos practicantes del estoicismo se quedasen con un concepto b\u225?sico: todo el universo y todo cuanto acontec\u237?a en \u233? l pod\u237?a explicarse de forma global y racionalmente, ya que el mismo univers o era una entidad organizada. Eso s\u237?, para poder hacer una interpretaci\u24 3?n adecuada, a la que no todo el mundo pod\u237?a llegar, era preciso comprende r la magnitud del alma que lo insuflaba todo, esto es, de la divinidad o fuerza superior. Eso se lo dejaban a los griegos. \par\pard\plain\hyphpar} { Con ese pensamiento, no cab\u237?an las dudas o incertidumbres respecto del futu ro, o del porqu\u233? de los acontecimientos. Como dec\u237?a el estoicismo roma no, el pasado, el presente y el futuro se pueden comprender a la perfecci\u243?n si se entiende la naturaleza de lo supremo. Aunque Zen\u243?n de Citio no dijo exactamente eso, los romanos se quedaron con el concepto y lo aplicaron a su man era, popularizando con el tiempo frases como \u171?La suerte est\u225? echada\u1 87? o \u171?Lo que deba pasar, pasar\u225?\u187?. As\u237?, sencillo y claro. Cr eo que de esa forma naci\u243? lo que yo llamo \u171?casualidad a la romana\u187 ?, como los calamares pero en versi\u243?n serendipia. Y es que, para un estoico , nada pasa porque s\u237?. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Lo que tenga que pasar, pasar\u225?: \u171?Los libros te matar\u225?n\u187?} \pa r\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Jos\u233? Canalejas, que fue presidente del gobierno de Espa\u241?a entre 1910 y 1912, amaba profundamente la cultura y le encantaba leer, tanto que lo hac\u237 ?a a todas horas. Sus amigos m\u225?s \u237?ntimos, viendo su avidez por leer, b romeaban dici\u233?ndole: \u171?Los libros te matar\u225?n\u187?, y \u233?l sonr e\u237?a para responder estoicamente: \u171?Lo que deba suceder, suceder\u225?.\ u187? \par\pard\plain\hyphpar} { Canalejas muri\u243? tiroteado en Madrid el 12 de noviembre de 1912. Curiosament e, mientras paseaba por la Puerta del Sol y ojeaba el escaparate de una librer\u 237?a. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?En qu\u233? cre\u237?an los estoicos?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Para empezar, aseguraban la inexistencia del azar. Los acontecimientos suced\u23 7?an de forma organizada, y ordenada de manera que no cab\u237?a en ellos nada m \u225?s. \par\pard\plain\hyphpar} { Zen\u243?n cre\u237?a que todo, incluso Dios, estaba gobernado por lo que denomi n\u243? un \u171?principio rector\u187? que para \u233?l era \u237?gneo, pues lo visualiz\u243? en forma de fuego. Una especie de \u171?ente\u187? al que llam\u 243? \u171?{\i

logos}\u187?, algo que, siglos despu\u233?s, vemos que se parece mucho al denomi nado \u171?inconsciente colectivo\u187? de Jung y tambi\u233?n a los llamados \u 171?archivos ac\u225?sicos\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { En opini\u243?n de la antrop\u243?loga Carmen Bonilla, \u171?para los estoicos, cada ente es necesariamente producido y se dirige hacia el t\u233?rmino al que f ue asignado. Ya sea como causa eficiente o como causa final, el {\i logos} divino del mundo, porque es Providencia, es Hecho y Destino. Consecuentem ente, una cosmolog\u237?a de estas caracter\u237?sticas implica que la libertad del hombre no existe como tal. Es f\u225?cil deducir que los estoicos eran deter ministas\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { Los estoicos pensaban que todos los seres humanos estaban conectados con ese {\i logos}, pero reconoc\u237?an que no todo el mundo ten\u237?a igual condici\u243? n. Por eso, entender las naturalezas del {\i logos} (y a\u250?n m\u225?s comprender las acciones emprendidas por esa entidad) no estaba al alcance de todo el mundo. Vamos, que, regresando al concepto de la TDT y la sintonizaci\u243?n, Zen\u243?n clasificaba a las personas determinando que s\u243?lo unos pocos, digamos estudiosos, pod\u237?an conectar o recibir lo s mensajes del {\i logos} con tanta facilidad como lo hac\u237?a S\u243?crates con sus voces interi ores. El resto, se supone que viv\u237?a en la ignorancia. \par\pard\plain\hyphp ar} { No falta quien piensa que el estoicismo es una forma de relajar tensiones metaf\ u237?sicas. Para el soci\u243?logo David Recasens, \u171?si dejas en manos de Di os o de un ser superior la motivaci\u243?n de todo cuanto sucede, vives ajeno a la responsabilidad, y por tanto a la necesidad de tomar medidas de soluci\u243?n ante ciertos problemas. A lo largo de la historia hemos visto numerosos ejemplo s de culturas y sociedades que han amparado desgracias, accidentes e incluso for mas de actuar y proceder en los designios divinos. No deja de ser una forma de e stoicismo\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { Tal vez sea as\u237?. Quiz\u225? los fil\u243?sofos estoicos prefer\u237?an deja r en manos del {\i logos} sus problemas de \u237?ndole abstracta, pero para la cu\u225?ntica eso ti ene poco sentido, porque nos impide avanzar en la evoluci\u243?n. Seg\u250?n Car los Gonz\u225?lez, \u171?es una posici\u243?n que limita la exploraci\u243?n int erior y que nos aleja de integrar todas las partes de nuestra conciencia, inclui da esa maravillosa que compartimos con los dem\u225?s. El estoico est\u225? renu nciando a una buena parte de la magia de la vida\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Qu\u233? era el }{\i {\b logos}}{\b ?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Algo muy parecido a lo que hoy llamamos de manera gen\u233?rica \u171?conciencia universal\u187?. En cierta forma, podr\u237?a ser casi lo mismo que el inconsci ente colectivo o la gran conciencia c\u243?smica: el soplo o h\u225?lito primige nio, el poder que crea y transforma manteniendo una uni\u243?n entre todas las c osas, tanto las que ya han sido creadas como las que todav\u237?a no son tangibl es. En definitiva, algo similar a Dios con capacidad para manifestarse y actuar sobre los acontecimientos y sobre quienes participan de ellos. \par\pard\plain\h yphpar} { Seg\u250?n la antrop\u243?loga Carmen Bonilla, la creaci\u243?n del concepto {\i logos} \u171?es el primer intento de racionalizar el mundo f\u237?sico, por eso se los llam\u243? fil\u243?sofos materialistas, t\u233?rmino que en nuestros d\u 237?as est\u225? muy vituperado, por haberlo confundido con el inter\u233?s mate rial por las cosas o ego\u237?smo. Lo que intentaron los estoicos fue organizar el cosmos, de hecho fueron los primeros f\u237?sicos y qu\u237?micos de la histo ria del hombre occidental\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} {

Los estoicos cre\u237?an que esa energ\u237?a o alma, dado que estaba presente e n todas las cosas, estaba a un tiempo en el ser humano y fuera de \u233?l. Pero a diferencia de otras doctrinas que nos dicen que Dios est\u225? en todas partes y tambi\u233?n en nuestro interior, los estoicos consideraban que el ser humano mismo era una part\u237?cula de la divinidad y que todo cuanto le suced\u237?a ten\u237?a una relaci\u243?n directa con \u233?l. Es decir, no hab\u237?a un Dio s omnipresente sentado en un trono en el cielo contemplando desde fuera la natur aleza y el mundo, sino que el mundo y todo el universo era el {\i logos} en sus diferentes formas de manifestaci\u243?n y conciencia. \par\pard\pl ain\hyphpar} { Partiendo de esta premisa, ese ser inteligente era quien lo gobernaba todo, de m anera que nada quedaba al azar. Dec\u237?an que el humano, como vulgar part\u237 ?cula de ese ser superior, y de forma err\u243?nea, interpretaba un hecho organi zado por el {\i logos} como azar cuando en realidad no lo era. \u191?D\u243?nde quedaba el desti no final? Seg\u250?n los estoicos desaparec\u237?a, al menos tal como lo imagina mos hoy en d\u237?a. Para ellos, era algo as\u237? como el sentido o fin de la v ida, el \u250?ltimo eslab\u243?n de una larga cadena de causas elaboradas por el {\i logos} que determinaban unos efectos finales. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Cu\u225?l era la meta del }{\i {\b logos}}{\b ?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { En teor\u237?a, la perfecci\u243?n o lo que coloquialmente denominamos evoluci\u 243?n. Lo que no sabemos es hacia d\u243?nde camina dicha evoluci\u243?n. Y es q ue para los estoicos, la misi\u243?n del ser humano en la vida, formando parte d el {\i logos}, era cumplir un ciclo de aprendizaje continuo e infinito. \par\pard\plain \hyphpar} { Respecto de la perpetua evoluci\u243?n, para el investigador de ocultismo y simb olog\u237?a m\u225?gica Alfredo Laygas, \u171?en la tradici\u243?n oriental se n os habla de la rueda del {\i samsara}; en el esoterismo renacentista se mencionaba la rueda de la vida, y ent re las sociedades m\u237?sticas e inici\u225?ticas se alude a la rueda del ser i nterior. El t\u233?rmino rueda no es casual: la rueda representa la espiral o el c\u237?rculo, el inicio y el final de todo aquello que un d\u237?a nace, luego recorre un camino y tras morir renace de nuevo para retomar de forma infinita un a y otra vez el mismo sendero pero de manera m\u225?s evolucionada. Los estoicos cre\u237?an en algo muy parecido\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { En efecto, los estoicos pensaban que el mundo y el {\i logos} eran eternos y estaban sujetos a un infinito eterno retorno, donde todo s e viv\u237?a una y otra vez. A veces de manera muy similar a la anterior y en oc asiones de forma algo m\u225?s evolucionada, aunque, en s\u237?ntesis, siempre o curr\u237?a lo mismo. Ellos defend\u237?an que el universo y el mundo experiment aban ciclos reiterativos que ven\u237?an marcados por a\u241?os c\u243?smicos a los que llamaban {\i aion}. Al concluir el ciclo del {\i aion}, que pod\u237?a ser de miles de a\u241?os, el mundo terminaba con un caos universal e \u237?gneo, y tras \u233?l de nuevo volv\u237?an a brotar todos los elementos imprescindibles para la vida, y con ellos, tarde o temprano, el ser hu mano. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Lincoln y Kennedy... \u191?una casualidad c\u237?clica?} \par\pard\plain\hyphpar }\par\pard\plain\hyphpar} {

\par\pard\plain\hyphpar} { Si todo se repite, si todo es una rueda que gira eternamente una y otra vez, qui z\u225? por ello el destino juegue con nosotros ofreci\u233?ndonos gui\u241?os d e fechas como \u233?stos. \u161?Y aqu\u237? s\u237? que hay casualidades para pa rar un tren! \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { \u8226? Abraham Lincoln y John Fitzgerald Kennedy fueron designados congresistas en 1847 y 1947 respectivamente. \par\pard\plain\hyphpar} { \u8226? Lincoln alcanz\u243? la presidencia de EE.UU. en 1860. Cien a\u241?os m\ u225?s tarde, en 1960, hizo lo mismo Kennedy. \par\pard\plain\hyphpar} { \u8226? El secretario del presidente Lincoln se apellidaba Kennedy, y el del pre sidente Kennedy, Lincoln. \par\pard\plain\hyphpar} { \u8226? Los dos secretarios presidenciales recomendaron a sus presidentes respec tivos que evitasen acercarse a los lugares donde despu\u233?s fueron asesinados. O lo sab\u237?an o es mucha casualidad. \par\pard\plain\hyphpar} { \u8226? La vida de ambos presidentes acab\u243? en un viernes, por disparos en l a cabeza y en presencia de sus esposas. Por cierto, aunque no tenga relaci\u243? n con el asesinato, durante su estancia en la Casa Blanca, ambas primeras damas perdieron un hijo. \par\pard\plain\hyphpar} { \u8226? Lincoln fue asesinado cuando estaba sentado en el teatro en el palco n\u 250?mero 7; Kennedy se encontraba en el veh\u237?culo que ocupaba el s\u233?ptim o lugar de la caravana presidencial cuando recibi\u243? los disparos. \par\pard\ plain\hyphpar} { \u8226? Los nombres completos de sus presuntos asesinos suman quince letras cada uno. Los dos asesinos eran sure\u241?os y nacieron justo con cien a\u241?os de diferencia. Los dos fueron asesinados a su vez horas despu\u233?s de las muertes . Ninguno de los dos asesinos confes\u243? su culpabilidad, y en ambos casos se especul\u243? con la existencia de conspiraciones que implicaban a personajes no rteamericanos muy influyentes. \par\pard\plain\hyphpar} { \u8226? Los sucesores presidenciales, Andrew Johnson y Lyndon Johnson, nacieron en los a\u241?os 1808 y 1908 respectivamente, y ambos fueron senadores y dem\u24 3?cratas del Sur. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Si alguien nos hubiera contado todo lo anterior diciendo que era la trama de fic ci\u243?n de una novela, le habr\u237?amos dicho que siguiera pensando porque el tema era demasiado incre\u237?ble. Y \u233?sa es otra de las \u171?gracias\u187 ? de lo casual, que a veces eleva lo incre\u237?ble a lo m\u225?s alto. \par\par d\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Podemos romper la rueda?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Como vemos, lo malo del concepto de la \u171?serendipia a la romana\u187?, \u821 2?s\u237?, Zen\u243?n era griego, pero quienes popularizaron y dieron sentido de practicidad al estoicismo fueron los romanos\u8212? es que no se va m\u225?s al l\u225?. No se acepta que nuestros actos puedan cambiar el futuro o que determin ados hechos, a los que llamamos casuales, sean herramientas de aprendizaje para crear nuevos caminos. Sencillamente porque todo est\u225? predefinido de anteman o. \par\pard\plain\hyphpar} { Se acepta la posibilidad de la interacci\u243?n de los humanos con las fuerzas s uperiores para entender mejor su funcionamiento y, por extensi\u243?n, la cotidi anidad o el d\u237?a a d\u237?a en general, pero tambi\u233?n se deja en sus man os el destino. Por tanto es una filosof\u237?a est\u225?tica: Dios \u8212?o quie n sea que cree las fenomenolog\u237?as casuales y sincr\u243?nicas\u8212? ya tie ne programado todo lo que tiene que hacer. La diferencia con otras creencias es que nos deja participar de su juego, aunque \u233?l ya sabe cu\u225?l es el resu ltado final. \par\pard\plain\hyphpar} { Pero \u191?qu\u233? pasar\u237?a si la casualidad fuera otra cosa de esa especie de D\u237?a de la Marmota donde todo se repite? Acomodemos un poco m\u225?s la teor\u237?a estoica, al fin y al cabo ya lo hicieron los romanos. Aceptemos por

un instante que, en efecto, todo gira de forma repetitiva en la rueda reiterativ a del destino. Asumamos que el futuro est\u225? prefijado de antemano pero no de terminado al cien por cien. Es decir, que el {\i logos} o entidad superior nos empuja e inclina, pero no sentencia. Eso nos dar\u 237?a una libertad de acci\u243?n, una capacidad de cambiar nuestro destino o fu turo. Y vayamos m\u225?s lejos: todo gira, se repite de forma c\u237?clica y evo luciona... \u191?Y si pudi\u233?ramos tomar un atajo? \u191?Y si lo que llamamos casualidades fueran precisamente sendas para avanzar en esa rueda saltando etap as lineales? \par\pard\plain\hyphpar} { S\u233? que es una teor\u237?a arriesgada, pero no es m\u237?a. La defienden cad a vez m\u225?s investigadores y personas que creen en las denominadas \u171?casu alidades at\u225?vicas\u187?, pensando que, en efecto, nuestra misi\u243?n en la vida es la evoluci\u243?n, porque al hacerlo tambi\u233?n lo hace esa entidad g lobal a la que llamamos Dios y que no alcanzamos a imaginar. Dicho en terminolog \u237?a cu\u225?ntica, supongamos un universo curvo. \u191?Y si pudi\u233?ramos saltar de un punto a otro aprovechando esa curvatura? Poco a poco iremos descubr iendo c\u243?mo. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Qu\u233? es la casualidad at\u225?vica?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Desde luego, creo que causar\u237?a picores a Zen\u243?n si oyese hablar de ella . Hay quien la denomina regresiva, o incluso biogr\u225?fica. Consiste en partir de la base de que algunas de las experiencias casuales son conexiones con el pa sado, con otra vida o existencia anterior en la que dejamos algo por resolver. S eg\u250?n esa teor\u237?a, a veces vivimos casualidades que, pese a ser experime ntadas en el momento actual, puede que su origen o causa tenga d\u233?cadas o si glos de antig\u252?edad. Por eso la casualidad at\u225?vica es algo as\u237? com o un viaje en el tiempo o, si lo preferimos en lenguaje cu\u225?ntico, como si h ubi\u233?ramos tomado un atajo para sintonizar con algo de nuestro remoto pasado que llevamos al presente para terminarlo. \par\pard\plain\hyphpar} { Los defensores de la casualidad at\u225?vica creen que la esencia del ser humano se perpet\u250?a una y otra vez en un ciclo sin fin muy parecido al defendido p or Zen\u243?n y su {\i logos}, aunque con matices. A priori no es algo descabellado, ya que todos lleva mos con nosotros parte de la herencia gen\u233?tica de quienes nos precedieron. Es cierto que no podemos demostrar que la individualidad se perpet\u250?a, pero sabemos que la informaci\u243?n gen\u233?tica s\u237? lo hace. Seg\u250?n estas hip\u243?tesis, nuestro objetivo en la vida es la evoluci\u243?n en todos los se ntidos, y con cada existencia vamos aprendiendo y resolviendo m\u225?s cosas. Ah ora bien, la vida es corta y a veces quedan asuntos pendientes por resolver, per o el destino, por ponerle un nombre, se ocupa de que nada quede en el aire. \u19 1?C\u243?mo lo hace?: propiciando v\u237?nculos entre personas en apariencia inc onexas entre s\u237? o generando hechos que de casuales no tienen tanto... \par\ pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b \u191?Eran almas gemelas? } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Ella hab\u237?a nacido en Nueva Zelanda, ten\u237?a sesenta a\u241?os y, evident emente, hablaba ingl\u233?s. \u201?l acababa de cumplir los veinticinco, viv\u23 7?a en Espa\u241?a y hablaba castellano. Un d\u237?a, la casualidad (o no...) hi zo que coincidieran en un viaje. No sab\u237?an el motivo, pero desde siempre am bos hab\u237?an tenido la extra\u241?a necesidad de viajar a Estambul. El destin o, valiente paradoja, decidi\u243? llevarlos a esa ciudad y alojarlos en el mism o hotel. \par\pard\plain\hyphpar} { Casualmente cruzaron sus miradas y se produjo una extra\u241?a conexi\u243?n: te n\u237?an la sensaci\u243?n de conocerse de toda la vida. Sus cerebros no sab\u2 37?an qu\u233? suced\u237?a, e inmediatamente procesaron informaci\u243?n buscan

do en sus recuerdos, pero no hab\u237?a datos... \par\pard\plain\hyphpar} { La historia es mucho m\u225?s larga, pero para resumirla diremos que, finalmente , aquella mujer de sesenta entabl\u243? conversaci\u243?n con el joven de veinti cinco. La pregunta era obvia: \u171?\u191?Nos conocemos, verdad?\u187? Aqu\u233? l fue el inicio de una bonita relaci\u243?n de amistad a miles de kil\u243?metro s de distancia. Pero lo mejor de todo fue cuando, tiempo despu\u233?s, descubrie ron que aqu\u233?l hab\u237?a sido un reencuentro gen\u233?tico despu\u233?s de tres siglos: el tatarabuelo escoc\u233?s de ella embarc\u243? rumbo a las coloni as inglesas en Australia. Al hacerlo dej\u243? en su pa\u237?s a su mujer, que d eb\u237?a reunirse con \u233?l al a\u241?o siguiente. Pero ella recibi\u243? la noticia de que el barco en el que viajaba su marido hab\u237?a naufragado. \par\ pard\plain\hyphpar} { Tres a\u241?os despu\u233?s la viuda se cas\u243? con un militar ingl\u233?s que fue destinado a Menorca, que en aquel momento no era espa\u241?ola sino una col onia brit\u225?nica. En la isla se perpetuaron como familia y al cabo de unos si glos naci\u243? el joven de veinticinco a\u241?os. Por su parte, el marido, que efectivamente naufrag\u243?, logr\u243? salvar la vida. Fue rescatado por un gru po de abor\u237?genes. Se qued\u243? a vivir con ellos. Conoci\u243? a una nueva mujer con la que tuvo descendencia... Tres siglos despu\u233?s los descendiente s de aquella pareja se hab\u237?an reencontrado, establecido una conexi\u243?n e iniciado una amistad. \u191?Y qu\u233? pinta Estambul en todo eso? Nada, fue se ncillamente el punto de conexi\u243?n que \u171?alguien\u187?, el caprichoso des tino, puso en su camino. \u191?Pura casualidad? Seguramente no. \par\pard\plain\ hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Para qu\u233? sirve una casualidad at\u225?vica? } \par\pard\plain\hyphpar } { \par\pard\plain\hyphpar} { Si nos centramos en el ejemplo anterior, la conexi\u243?n con lo at\u225?vico es \u250?til para darnos cuenta de que estamos m\u225?s conectados entre nosotros de lo que imaginamos y que no vivimos en un mundo individual. \par\pard\plain\hy phpar} { Por otra parte, lo at\u225?vico nos da pistas respecto de esas sensaciones que t odos hemos tenido a veces: volver a vivir una situaci\u243?n ya experimentada, t ener la impresi\u243?n de que ya conocemos una ciudad a la que casualmente acaba mos de llegar y que no hemos visitado jam\u225?s, o sintonizar de una forma poco habitual con una persona a quien nos acaban de presentar y que luego resulta se r nuestra alma gemela. \par\pard\plain\hyphpar} { A priori pensamos que esos hechos son coincidentes, puras casualidades, pero pas amos por alto peque\u241?os detalles, omitimos preguntarnos por qu\u233? ahora y no en otro momento hemos sido conscientes de la situaci\u243?n. Si seguimos con el caso anterior, \u191?por qu\u233? la mujer de la historia viaj\u243? a Estam bul con sesenta a\u241?os y no antes, si hac\u237?a m\u225?s de tres d\u233?cada s que ten\u237?a el deseo de hacerlo? \u191?Por qu\u233? escogi\u243? esa ruta y precisamente ese hotel para alojarse? \u191?Fue el destino quien la encamin\u24 3? hacia ello? \u191?Por qu\u233? fue ese verano y no otro el elegido por el chi co de veinticinco a\u241?os? Entiendo que desde el prisma matem\u225?tico todo t iene una explicaci\u243?n, pero en el episodio narrado, me da la sensaci\u243?n de que estamos rompiendo las probabilidades. \par\pard\plain\hyphpar} { Puede parecer una locura, pero cada vez que nos suceda un hecho que en aparienci a es casual y no tiene mayor relevancia, como poco deber\u237?amos preguntarnos: \u191?Est\u225? pasando algo? \u191?Es todo tan casual o puede que haya algo m\ u225?s? \par\pard\plain\hyphpar} { Bien, creo que ahora que ya tenemos la cabeza como un bombo y que m\u225?s o men os entendemos el origen conceptual de las casualidades, es un buen momento para preguntarnos de verdad de qu\u233? estamos hablando cuando hablamos de casualida des. S\u237?, ya s\u233? que se supone que esto lo sabe todo el mundo, pero... h ay m\u225?s miga de lo que parece. \u191?No te lo crees? Siento decepcionarte, p ero la casualidad at\u225?vica y los ciclos coincidentes no son m\u225?s que dos

de las numerosas categor\u237?as de expresi\u243?n que tiene este complejo fen\ u243?meno. \par\pard\plain\hyphpar} {\page } { \par\pard\plain\hyphpar} {\s3 \afs28 {\qc 2. Casualidad: \u191?cu\u225?ntas caras tienes? \par\pard\plain\hyphpar}\par\par d\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} {\qr { {\i Los pensamientos nos predisponen con lo que de alguna manera llegamos a crear: e l ambiente necesario para que nos ocurra determinado tipo de cosas. S\u243?lo cu ando somos capaces de cambiarlos podemos modelar nuestra realidad de una manera distinta}. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Neus Colomer, \par\pard\plain\hyphpar} { psic\u243?loga \par\pard\plain\hyphpar} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Hastiado, despu\u233?s de media hora peinando el barrio para encontrar una plaza de aparcamiento, juntas tres dedos para hallarla porque un amigo te dijo que es o era un m\u233?todo de control mental y conexi\u243?n con la armon\u237?a. Al f inal acabas en un parking. \par\pard\plain\hyphpar} { Por accidente, mientras comes, derramas la sal sobre la mesa y, pese a ser algo que da mala suerte, una hora despu\u233?s te encargan un nuevo trabajo que te re portar\u225? interesantes beneficios. Ese mismo d\u237?a, al llegar a casa tropi ezas y chocas sin querer contra el mueble del recibidor. El peque\u241?o espejo que hay junto al cuenco en el que dejas las llaves cae al suelo rompi\u233?ndose en mil pedazos. Seg\u250?n todos los tratados de superstici\u243?n, te esperan siete a\u241?os de desgracia, y claro, t\u250? te preguntas: \u171?\u191?Qu\u233 ? hago? Si el truco para aparcar no me ha salido bien y derramar la sal ha tenid o efectos contrarios a lo que marca la tradici\u243?n, adem\u225?s de comprar ot ro espejo, \u191?qu\u233? m\u225?s me espera, suerte o desgracia?\u187? \par\par d\plain\hyphpar} { Quiz\u225? no hayan sido m\u225?s que episodios triviales que no tienen relevanc ia en tu d\u237?a a d\u237?a porque t\u250? no crees en las supersticiones, pero ... \u191?entienden de fe las casualidades? M\u225?s bien no, porque ocurren qui eras o no y con independencia de tus creencias espirituales. \par\pard\plain\hyp hpar} { Hay tantos conceptos y formas de ver el fen\u243?meno casual que resulta imposib le ce\u241?irse s\u243?lo a uno. Si nos ajustamos al contexto de la definici\u24 3?n, el diccionario asegura que la casualidad es sencillamente una combinaci\u24 3?n de circunstancias que no se pueden prever ni tampoco evitar. Vamos, algo as\ u237? como la loter\u237?a. Dicho de esa forma da la sensaci\u243?n de que no te nemos nada que nacer, de que no est\u225? en nuestras manos. \par\pard\plain\hyp hpar} { El destino nos enfrenta o empuja a una situaci\u243?n donde algo converger\u225? y nos tocar\u225? vivirlo sin poderlo evitar, seamos o no los protagonistas dir ectos de ello. \u191?Seguro? \u191?Y si no fuera nada de eso? \u191?Y si es algo totalmente distinto? \u191?Y si por un momento somos nosotros quienes en parte generamos, a lo mejor de forma inconsciente, lo que luego interpretamos como cas ualidades? \u171?Lo casual deja de serlo cuando tomamos conciencia de ello, desd e ese momento ya forma parte de nuestra vida y, por tanto, de nuestros sistemas de interpretaci\u243?n que, casi siempre, son subjetivos\u187?, asegura el f\u23 7?sico cu\u225?ntico Dar\u237?o Katelba, quien precisa que \u171?para comprender la casualidad en toda su magnitud y poder entender qu\u233? es eso que llamamos coincidencia, deber\u237?amos dejar a un lado nuestro concepto de simples seres humanos. Tendr\u237?amos que ver los acontecimientos desde una globalidad a la que no estamos acostumbrados\u187?. Katelba asegura que lo casual no puede medir se desde la perspectiva del yo o el ego, ya que lo trasciende. \u171?Una casuali dad es un movimiento diminuto en un gran tablero c\u243?smico en el que somos pe que\u241?as piezas de un engranaje que nuestra mente jam\u225?s alcanzar\u237?a

a entender en su totalidad.\u187? \par\pard\plain\hyphpar} { Volviendo al ejemplo del aparcamiento, la acci\u243?n de juntar los tres dedos e ra voluntaria. Decidimos hacerla porque no hab\u237?a forma de aparcar. \u191?Qu \u233? habr\u237?a pasado en caso de encontrar aparcamiento al minuto de haber h echo el gesto? Seg\u250?n la teor\u237?a de Katelba, en vez de pensar \u171?el d estino me ha facilitado aparcar\u187? \u8212?esa ser\u237?a la visi\u243?n del y o o ego\u8212?, deber\u237?amos pensar en por qu\u233? o para qu\u233? hemos enc ontrado aparcamiento justo despu\u233?s de hacer el gesto. Y ya rizando el rizo, deber\u237?amos preguntarnos qu\u233? habr\u237?a pasado si pese a encontrar un hueco hubi\u233?ramos decidido no aparcar. \u191?Lo que le ocurriese a nuestro coche o al que aparc\u243? en ese lugar habr\u237?a sido urdido por el destino p ero interpretado por nosotros como una casualidad? \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b \u191?Una sencilla aver\u237?a o algo m\u225?s?} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pa rd\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Los acontecimientos a veces suceden realmente cuando toca, y lo casual es capaz de cambiar en un solo minuto el destino de decenas de personas: \par\pard\plain\ hyphpar} { Era el a\u241?o 1991, Idoia L\u243?pez Ria\u241?o circulaba en coche cuando de p ronto tuvo una aver\u237?a. Su autom\u243?vil se hab\u237?a detenido justo cuand o m\u225?s prisa ten\u237?a la conductora. Al ver que el coche no arrancaba, la mujer pidi\u243? ayuda a un hombre que \u171?casualmente pasaba por all\u237?\u1 87?. El ciudadano se dispon\u237?a a prestarle ayuda cuando de pronto comenz\u24 3? a gritar: \u161?aquel coche ten\u237?a la misma matr\u237?cula que el suyo! L a mujer huy\u243? corriendo. \par\pard\plain\hyphpar} { La casualidad quiso que la conductora fuera en realidad una terrorista de ETA, q ue el coche averiado estuviera cargado con cincuenta kilos de explosivos y que l a matr\u237?cula, que era falsa, coincidiera con la del veh\u237?culo de aquel h ombre. Gracias a esa coincidencia se evit\u243? un atentado y con \u233?l la seg ura muerte de inocentes... \par\pard\plain\hyphpar} { \u191?Qu\u233? habr\u237?a pasado si el propietario de la matr\u237?cula falsifi cada hubiera salido un minuto m\u225?s tarde de su casa? Nunca lo sabremos, tal vez la ayuda habr\u237?a sido prestada por otra persona y se habr\u237?a produci do el atentado. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Desde luego, el caso del coche cargado con explosivos rompe toda l\u243?gica y p rincipio matem\u225?tico en lo tocante a lo casual. Pese a ello, los hechos coin cidentes tambi\u233?n deben considerarse desde ese punto de vista. Para el matem \u225?tico Aitor Garmendia \u171?la casualidad es sencillamente una ley de proba bilidad llevada a su m\u225?ximo exponente. Lo que est\u225? claro es que si alg o puede suceder, tarde o temprano suceder\u225?, por muy casual que nos parezca\ u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Simples coincidencias?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Como vemos, hay mucho trecho por recorrer para poder definir claramente qu\u233? es una casualidad. Adem\u225?s, es evidente que, en funci\u243?n de cu\u225?l s ea la corriente filos\u243?fica que seguimos o de la formaci\u243?n acad\u233?mi ca recibida, lo casual tendr\u225? o no sentido. Supongamos un ejemplo: \par\par d\plain\hyphpar} { Imagina que sales de tu casa por la ma\u241?ana y en el vest\u237?bulo del edifi cio te encuentras con ese vecino que nunca te saluda y al que t\u250?, harto de su indiferencia y pese a tu buena educaci\u243?n, dejaste de dar los buenos d\u2 37?as. Eso, el no saludar, m\u225?s que una coincidencia ser\u237?a la consecuen cia; es decir, un hecho produce otro. Sin embargo, no ser\u237?a una casualidad que te topases con \u233?l si ambos viv\u237?s en el mismo edificio y ten\u233?i

s horarios de entrada y salida similares. Por tanto, hasta aqu\u237? todo normal . \par\pard\plain\hyphpar} { Pero \u191?qu\u233? pasa cuando un d\u237?a, de pronto, coincides con ese tipo e n todas partes? S\u237?, ese d\u237?a que te has librado de verlo por la ma\u241 ?ana con su habitual mala cara, aparece casualmente acompa\u241?ado de otras per sonas para comer en el restaurante que t\u250? frecuentas casi a diario y que re sulta est\u225? en la otra punta de la ciudad. M\u225?s tarde te encuentras al v ecino a ocho paradas de metro de tu casa. Estabas all\u237? porque hab\u237?as i do a ver a un amigo, pero \u191?y \u233?l? T\u250? sales del vag\u243?n y \u233? l entra. Y el colmo es que por la noche, cuando acudes al cine con tu pareja, lo tienes delante en la cola y... de pronto va \u161?y te saluda! \par\pard\plain\ hyphpar} { S\u237?, estoy de acuerdo, adem\u225?s de ser mala suerte toparte todo el d\u237 ?a con el vecino que no te cae bien, tres episodios parecen ser mucha coincidenc ia. \u191?Es eso una casualidad? S\u237?, en tanto que es algo que no estaba pro gramado, salvo que el vecino te est\u233? siguiendo... Es un hecho coincidente p orque dos personas, en teor\u237?a inconexas, cruzan sus caminos fuera de un ent orno habitual. Pero \u191?servir\u237?a un episodio as\u237? para definir la cas ualidad? Ser\u237?a complejo, ya que, como sucede en la cu\u225?ntica, la interp retaci\u243?n depender\u237?a del observador. Tal vez t\u250? s\u237? te has dad o cuenta de las coincidencias, b\u225?sicamente porque te molesta ver a esa pers ona, pero quiz\u225? \u233?l no ha reparado en ti en todo el d\u237?a salvo cuan do te saluda en el cine. Para ti todo es una coincidencia reiterativa, para \u23 3?l no. \par\pard\plain\hyphpar} { Para un cient\u237?fico o matem\u225?tico ultracartesiano, tus encuentros con el vecino no tendr\u237?an m\u225?s valor que el de la singularidad, ya que un hec ho casual no es sino algo que est\u225? amparado en la ley de la probabilidad. Q uiz\u225? le sorprender\u237?a la reiteraci\u243?n porque complicar\u237?a un po co su c\u225?lculo, pero poco m\u225?s. Para esa persona dicho episodio sucede p orque hab\u237?a un n\u250?mero determinado de posibilidades de que pasara y fin almente ha ocurrido. Sencillo a la vez que pr\u225?ctico. Lo curioso es que este tipo de personas, sean o no matem\u225?ticas, suelen ser las que menos casualid ades experimentan. Y es que, como veremos, el universo de lo casual parece tener ciertas preferencias en funci\u243?n de c\u243?mo seamos. \par\pard\plain\hyphp ar} { Pero podemos encontrar otro punto de vista. Por ejemplo, para un buscador de se\ u241?ales serend\u237?picas \u8212?que tambi\u233?n los hay\u8212?, los reiterad os encuentros, m\u225?s que una casualidad, formar\u237?an parte de un fen\u243? meno recurrente que deber\u237?a ser interpretado... \par\pard\plain\hyphpar} { No te lo he dicho, expresamente he omitido detalles en la historia, pero para el buscador de se\u241?ales el mensaje de ese episodio estar\u237?a relacionado co n el n\u250?mero tres. Primero porque tu vecino es el del tercero, despu\u233?s porque te lo has encontrado de forma casual tres veces. La primera a las tres de la tarde en tu restaurante habitual; la segunda en el metro, s\u237?, a ocho pa radas de tu casa pero... \u161?en la l\u237?nea 3!; y por \u250?ltimo, en la col a del cine ambos esperabais para ver la proyecci\u243?n de la sala 3. \u191?Qu\u 233? significar\u237?a todo eso? Tiempo habr\u225? de hablar de n\u250?meros y d e c\u243?mo nos influyen casualmente, pero seguro que habr\u237?a un significado . Y ah\u237? est\u225? la gracia de la globalidad en lo casual. Como expon\u237? a Dar\u237?o Katelba, lo relevante no es que coincidas varias veces con el vecin o que te cae mal. Si te quedas en eso, caes en la interpretaci\u243?n subjetiva del ego. Si lo trasciendes, te das cuenta y puedes valorar los detalles globales , como los lugares en los que se han producido los encuentros, la relaci\u243?n con el n\u250?mero tres, etc\u233?tera. \par\pard\plain\hyphpar} { En opini\u243?n del doctor Bernat N\u246?iel Tiffon, m\u225?ster en psicopatolog \u237?a legal y forense, la casualidad depende en buena medida de la reiteraci\u 243?n: \u171?Para m\u237?, se trata de una circunstancia en la que, presumibleme nte de forma casual y/o azarosa, dos o m\u225?s eventos, episodios, situaciones, estados, se dan simult\u225?nea y sincr\u243?nicamente en una misma dimensi\u24 3?n temporal y espacial, existiendo un factor sorpresa entre la causa y el efect

o.\u187? \par\pard\plain\hyphpar} { Digamos que lo ocurrido en el ejemplo anterior encajar\u237?a bastante con eso; hay reiteraci\u243?n, pero... como apunta el doctor Tiffon, hay que tener mucho cuidado a la hora de definir los fen\u243?menos coincidentes, y m\u225?s todav\u 237?a al interpretarlos: \u171?Desde el punto de vista cient\u237?fico-racional presentan un alto grado de azar, y la probabilidad estad\u237?stica de que se pr oduzcan es baja si no son directamente manipulados y controlados por la acci\u24 3?n humana. Ahora bien, existe un punto de vista dimensional, no racional, espir itual o metacient\u237?fico en el que el fen\u243?meno de la casualidad presenta unos matices explicables y que vienen impregnados por los valores, creencias y moralidad con que cada sujeto quiera ofrecer explicaci\u243?n a este fen\u243?me no.\u187? \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b El 89 y Boris Yeltsin } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Desde antes de alcanzar el poder, se rumoreaba que el n\u250?mero 89 lo persegu\ u237?a, e incluso en su momento circul\u243? el rumor de que \u233?l hab\u237?a so\u241?ado que fallec\u237?a a los 89 a\u241?os de una muerte violenta. No fue exactamente as\u237?, pero... \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { \u8226? En 1989, concretamente el 26 de marzo, gan\u243? las elecciones \par\par d\plain\hyphpar} { \u8226? Obtuvo el 89 por ciento de los votos. \par\pard\plain\hyphpar} { \u8226? El 89 figuraba en la matr\u237?cula de uno de sus coches oficiales prefe ridos. \par\pard\plain\hyphpar} { \u8226? Veamos la suma completa de d\u237?gitos de su fecha de nacimiento 1+2+1+ 9+3+1 nos da 17, de donde 1+7= 8 \par\pard\plain\hyphpar} { \u8226? La suma completa de la fecha de su muerte, que por desgracia para \u233? l no fue a los 89 a\u241?os, es: 2+3+4+2+0+0+7= 18 de donde 1+8=9 \par\pard\plai n\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Casualidad o no, el ex presidente de Rusia inici\u243? su ciclo con un n\u250?me ro 8 y lo termin\u243? con el 9, de nuevo 89. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Sigamos complicando las cosas para entender lo casual. Si le contases el hecho d e los encuentros con tu vecino a un seguidor de la filosof\u237?a estoica, se qu edar\u237?a mir\u225?ndote y fr\u237?amente te dir\u237?a: \u171?No le des m\u22 5?s vueltas, lo que tenga que suceder, suceder\u225?.\u187? \u191?Le estar\u237? a restando valor al hecho sincr\u243?nico? En absoluto, \u233?l sabr\u237?a perf ectamente que nada es casual, que todo sucede porque forma parte de un orden est ablecido que los humanos dif\u237?cilmente podemos alcanzar a comprender. Tal ve z por eso no se complicar\u237?a la vida en analizar m\u225?s significados. \par \pard\plain\hyphpar} { \u191?Con qu\u233? me quedo yo de todo esto? Menos con el vecino maleducado, con todo lo dem\u225?s. Y es que, como siempre, el camino del medio suele ser el qu e m\u225?s funciona. Es decir, que todos tienen raz\u243?n pero que ninguno de e llos est\u225? en la absoluta posesi\u243?n de la verdad. \par\pard\plain\hyphpa r} { Es cierto que hay una ley de la probabilidad, lo cual no quita que haya demasiad as coincidencias y s\u243?lo por eso merezca la pena tomar nota de lo ocurrido. Tambi\u233?n es verdad que todo o casi todo lo que nos pasa, y m\u225?s cuando h ay reiteraci\u243?n, suele tener un significado. Debo aclarar, sin embargo, que, si nos pasamos el d\u237?a buscando hasta los m\u225?s m\u237?nimos detalles de todos los s\u237?mbolos que vemos o percibimos, podemos acabar locos. Pese a el lo, yo me habr\u237?a preguntado por qu\u233? tantos encuentros con el vecino en situaciones tan distintas y en un mismo d\u237?a. \par\pard\plain\hyphpar} { Por \u250?ltimo, estar\u237?a de acuerdo con la filosof\u237?a del estoicista, a unque con matices. Lo que tenga que suceder, suceder\u225?... \u161?o no! Y es q

ue si bien s\u237? creo que en cierta forma estamos sumergidos en un todo del qu e formamos parte, tambi\u233?n podemos moldearlo. Es decir, somos escultores y e scultura a un tiempo. Sin embargo, hay veces que lo casual sucede incluso cuando ya no estamos en este mundo... En ese caso, \u191?qu\u233? hay detr\u225?s? \pa r\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b La casualidad lo llev\u243? a casa} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyph par} { \par\pard\plain\hyphpar} { El actor canadiense Charles Coghan siempre dec\u237?a que el mejor lugar del mun do para vivir era all\u237? donde hab\u237?a nacido: en la casa de su familia, q ue estaba situada en Prince Edward Island, al sur del golfo de San Lorenzo, que comunica con el oc\u233?ano Atl\u225?ntico. Por eso, cada vez que estaba de gira \u8212?y debido a su trabajo eso era algo frecuente\u8212?, afirmaba que echaba much\u237?simo de menos los alrededores de su casa, pues, seg\u250?n \u233?l, e ra el \u250?nico lugar donde hallaba verdadera paz para preparar espect\u225?cul os y sumergirse en nuevos papeles. \par\pard\plain\hyphpar} { Quiso el destino que Coghan falleciera el 27 de noviembre de 1899, justo cuando estaba lejos de su casa, a m\u225?s de cinco mil kil\u243?metros, en las costas de Galveston, Texas. Tras su muerte, Coghan fue enterrado en un cementerio local . Pero el destino le ten\u237?a preparada otra ubicaci\u243?n. \par\pard\plain\h yphpar} { Un a\u241?o despu\u233?s del entierro, una potente tempestad provocada por el hu rac\u225?n {\i Galveston}, que acab\u243? con la vida de al menos seis mil personas de la zona, levant\u243? grandes olas que arrasaron la costa y, con ella, el cementerio del lugar. La devastaci\u243?n fue tremenda, de manera que nadie ech\u243? en falta el ata\u250?d del actor, que fue encontrado por unos pescadores ocho a\u241?os despu\u233?s en el golfo de San Lorenzo, muy cerca de la poblaci\u243?n en la qu e hab\u237?a vivido Coghan. \par\pard\plain\hyphpar} { No es f\u225?cil que un ata\u250?d perviva \u8212?iron\u237?as al margen\u8212? durante todo ese tiempo navegando por el mar. Pensemos que tuvo que recorrer el golfo de M\u233?xico, ascender por la costa atl\u225?ntica y finalmente llegar a Canad\u225?. Pero al final Coghan pudo recibir sepultura donde a \u233?l le hab r\u237?a gustado, en el cementerio de Prince Edward Island. Eso s\u237?, con och o a\u241?os de retraso. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b No todas las casualidades son iguales} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Anteriormente he comparado las casualidades, en global, con una emisi\u243?n de televisi\u243?n, y desde luego, la sinton\u237?a con ellas se puede equiparar co n el uso de un decodificador de se\u241?ales. Pues bien, demos una vuelta de tue rca m\u225?s: las distintas tipolog\u237?as casuales ser\u237?an algo as\u237? c omo los canales de emisi\u243?n. De esta forma, tenemos casualidades individuale s, colectivas, directas e indirectas; a corto, medio o largo plazo, y me atrever \u237?a a decir que en este \u171?surtido\u187? de canales podemos encontrar las buenas y hasta las adversas. \par\pard\plain\hyphpar} { Si el fen\u243?meno casual tiene capacidad de sorprendernos ofreci\u233?ndonos e pisodios que no siempre comprendemos, sectorizarlo o crear diferentes categor\u2 37?as dentro de \u233?l, a priori puede que enturbie las cosas, pero creo que es bueno hacerlo si de verdad queremos intentar descifrar la informaci\u243?n codi ficada que nos env\u237?a el destino o entidad a la que llamamos casualidad. \pa r\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b El poder de una inocente l\u225?grima} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\h

yphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { A veces, hasta lo m\u225?s insignificante resulta trascendental en el universo d e lo casual. En 1922, Alexander Fleming analizaba un cultivo de bacterias para p reparar un f\u225?rmaco. Ese d\u237?a ten\u237?a una ligera irritaci\u243?n de o jos. Mientras llevaba a cabo su experimento, y por casualidad, una l\u225?grima de sus ojos irritados recorri\u243? parte de su rostro y cay\u243? justo en la p laca de Petri donde estaba el cultivo. Esto, que resulta impensable en nuestros d\u237?as, ni aun estando en pr\u225?cticas, para Fleming no ten\u237?a mayor re levancia, y lejos de repetir el experimento, sigui\u243? adelante con \u233?l. A l cabo de un rato abandon\u243? su laboratorio, al que no regres\u243? hasta el d\u237?a siguiente. Fue entonces cuando descubri\u243? que justo all\u237? donde hab\u237?a ca\u237?do su l\u225?grima se hab\u237?a generado un vac\u237?o. \pa r\pard\plain\hyphpar} { Esa observaci\u243?n lo llev\u243? a deducir que las l\u225?grimas humanas conte n\u237?an alguna cualidad que hasta el momento era desconocida. Ten\u237?a raz\u 243?n: Fleming hab\u237?a descubierto sin pretenderlo un antibi\u243?tico que ho y conocemos como lisozima y que tiene las propiedades de eliminar las bacterias sin destruir los gl\u243?bulos blancos \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Como nada es casual y todo tiene un sentido \u8212?lo s\u233?, lo s\u233?, me re pito\u8212?, debemos empezar por evaluar c\u243?mo nos afecta una casualidad, es decir, cu\u225?l es nuestro grado de implicaci\u243?n en ella a nivel de protag onismo. \u171?No siempre somos el actor principal en el asunto de lo coincidente . Eso es algo que a veces cuesta asumir, ya que nuestro ego hace que veamos los episodios casuales como algo propio, como si estuvieran dise\u241?ados exclusiva mente para nosotros, pero no siempre es as\u237?\u187?, asegura la experta en si mbolog\u237?a Marisa Benovart. Y es que, adem\u225?s de las propias, a veces som os espectadores de las casualidades de otros, y, en ocasiones, una casualidad aj ena termina por interferir directamente en nuestra cotidianidad. \par\pard\plain \hyphpar} { Veamos ahora el amplio surtido de sinton\u237?as. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Qu\u233? es la casualidad individual directa? (CID)} \par\pard\plain\hyphp ar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Desde un prisma general, es la que le ocurre a una sola persona cuando est\u225? sola o bien cuando el destino parece empe\u241?arse en aislarla del resto. \par \pard\plain\hyphpar} { Por ejemplo, imagina que hace una semana vino a visitarte un familiar porque que r\u237?a que le copiases en su {\i pendrive} unas fotograf\u237?as de la \u250?ltima navidad. Buscasteis las fotos y le hiciste la copia. Despu\u233?s, t\u250? quisiste mostrarle otras im\u225?ge nes que, a tu criterio, eran muy divertidas y tambi\u233?n se correspond\u237?an con esa navidad. No pudiste encontrarlas. Por tanto no tuviste la oportunidad d e compartir esas emociones con \u233?l. Hasta aqu\u237? no pasa nada; digamos qu e la culpa del error estaba en tu desorden. Todav\u237?a no se ha producido la c asualidad. \par\pard\plain\hyphpar} { Resulta que hoy, siete d\u237?as despu\u233?s, y esta vez por casualidad, mientr as ordenabas unas carpetas en tu disco duro vas y te topas con una subcarpeta do nde est\u225?n las im\u225?genes que buscabas. Es una casualidad individual porq ue nadie m\u225?s ha intervenido en ella, y tiene el car\u225?cter de directa po rque el destino o quienquiera que sea que est\u225? detr\u225?s de todo esto \u1 71?ha preferido\u187? que vieras las im\u225?genes t\u250? solo y en este moment o. \u191?Por qu\u233?? \u191?No ser\u225? que deb\u237?as hacer ese hallazgo en soledad? \u191?Tal vez hab\u237?a alguna imagen que pudiera resultarle hiriente a tu familiar? \u201?sas son las preguntas que todos deber\u237?amos hacernos en caso de vivir una historia como \u233?sta. Puede parecer muy trivial, pero ten presente que en el mundo de lo casual, todo, hasta lo que en apariencia es insig

nificante, puede tener sentido. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Te estaban esperando...} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Hay quien define la casualidad como el hecho de estar en el lugar adecuado en el momento preciso, pero... \u191?qui\u233?n nos escoge para ciertas misiones? \u1 91?Y por qu\u233? decide que estemos solos? Era el a\u241?o 1975, Joseph Figlock caminaba por la calle. Un minuto antes lo hac\u237?a acompa\u241?ado de un amig o que tom\u243? otra direcci\u243?n. Mir\u243? el reloj cuando, de pronto, proce dente de lo alto, oy\u243? un llanto: mir\u243? hacia arriba y vio que se le ca\ u237?a encima un beb\u233? desde un edificio de catorce plantas. Figlock tuvo la destreza de poder cogerlo con sus brazos. Un a\u241?o despu\u233?s, el mismo ho mbre, poco antes de encontrarse con una amiga, camina por otra calle y le vuelve a ocurrir lo mismo, cae sobre \u233?l un beb\u233? procedente de un balc\u243?n situado en el segundo piso de un edificio. Desde ese d\u237?a, Figlock fue cons iderado como una especie de \u225?ngel de la guarda. En efecto, salv\u243? a los ni\u241?os, y ya es casual que en un a\u241?o se te caigan dos del cielo. Ahora bien... \u191?por qu\u233? le ocurri\u243? ese fen\u243?meno precisamente cuand o estaba solo? \u191?Qu\u233? lecci\u243?n deb\u237?a aprender que no pod\u237?a compartir con nadie m\u225?s? \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Con referencia a las casualidades vividas en primera persona y de forma individu al, la gran mayor\u237?a de los expertos coinciden en afirmar que debemos tomarl as como un gui\u241?o personal e intransferible del destino. Para la psic\u243?l oga Luc\u237?a Garriguella, que lleva a\u241?os investigando el simbolismo de lo s hechos sincr\u243?nicos, es una suerte de prueba del destino: \u171?La vida no s da herramientas para aprender y evolucionar. A trav\u233?s de lo sincr\u243?ni co nos ofrece m\u233?todos de aprendizaje; que hagamos uso o no de ellos depende de nosotros. El hecho de que no experimentemos con nadie la vivencia casual pod r\u237?a indicar que es la \u250?nica forma de evitar distracciones, de no tener segundos puntos de vista y hacer que el episodio vivido tenga m\u225?s objetivi dad.\u187? \par\pard\plain\hyphpar} { Cuando le pregunt\u233? a Luc\u237?a por la experiencia de salvar ni\u241?os ca\ u237?dos del cielo de Figlock, su respuesta fue que lo relevante no eran los ni\ u241?os \u8212?aunque, por supuesto, era importante porque hab\u237?an salvado s u vida por casualidad, tras un accidente a todas luces mortal\u8212?. \u171?Lo t rascendente, lo que puede tener un mensaje oculto, est\u225? en la vivencia del salvador. \u191?Por qu\u233? le pas\u243? a \u233?l? A partir de la experiencia, Figlock deber\u237?a haberse preguntado qu\u233? relaci\u243?n ten\u237?a con s us hijos o sobrinos si es que los hab\u237?a. Tendr\u237?a que haber analizado l o sentido en ese momento, porque el destino no te pone all\u237?, frente a una e xperiencia tan intensa y vital, por puro entretenimiento.\u187? \par\pard\plain\ hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Qu\u233? es la casualidad individual indirecta? (CII)} \par\pard\plain\hyp hpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Es muy similar a la anterior, ya que lo casual te afecta s\u243?lo a ti, aunque en este caso est\u225?s acompa\u241?ado de otras personas que no necesariamente intervendr\u225?n en la acci\u243?n ni tienen por qu\u233? darse cuenta de ella. \par\pard\plain\hyphpar} { Recuerdo uno de los casos sobre fen\u243?menos casuales que me hizo llegar a la radio Esteban Santillana, un creativo de publicidad que compart\u237?a despacho con otras tres personas. \par\pard\plain\hyphpar} { Todos trabajaban en el desarrollo de ideas para crear el eslogan de una conocida marca de pan, y ese d\u237?a estaban muy nerviosos. Se terminaba el plazo de en trega y no ten\u237?an nada que los convenciera, no era capaces de encontrar las

expresiones adecuadas. \par\pard\plain\hyphpar} { Tras una larga y tensa reuni\u243?n de trabajo, acordaron tomarse un descanso de veinte minutos para refrescar la mente y seguir despu\u233?s con su particular tormenta de ideas, pero Esteban quer\u237?a terminar con aquello y pasar a otra cosa. Pens\u243? en relajar la tensi\u243?n que sent\u237?a escuchando un poco d e m\u250?sica mientras sus compa\u241?eros acud\u237?an a la m\u225?quina de caf \u233? del otro extremo de la sala. Se levant\u243? de la mesa de reuniones diri gi\u233?ndose hacia el lugar donde estaba el equipo de m\u250?sica. Pase\u243? l os ojos por la estanter\u237?a buscando un CD que lo inspirase, y al pasar la ma no por una de las estanter\u237?as tir\u243? una peque\u241?a figurita de cer\u2 25?mica al suelo. Segundos despu\u233?s ten\u237?a el eslogan que tanto hab\u237 ?a costado. No por la figurita en s\u237?, sino porque al inclinarse para recoge r los pedazos se fij\u243?, en la estanter\u237?a inferior del mueble, en el lom o de un libro que conten\u237?a las palabras que \u233?l necesitaba para complet ar su eslogan. \par\pard\plain\hyphpar} { Puedes pensar que el accidente fue pura inspiraci\u243?n, pero curiosamente acon teci\u243? al detenerse la reuni\u243?n justo cuando Esteban decidi\u243? aislar se y no ir con los dem\u225?s a la m\u225?quina de caf\u233?. Podr\u237?a haber sido otro el que tuviera la necesidad de escuchar m\u250?sica, otro el que tiras e la figurilla, pero fue \u233?l. \u191?Por qu\u233?? Creo que eso es tan enigm\ u225?tico como preguntarnos por qu\u233? la entidad de lo casual nos empuja a vi venciar ciertos hechos en total soledad. \par\pard\plain\hyphpar} { La verdad es que Esteban se puso en contacto conmigo porque, seg\u250?n \u233?l, buena parte de las casualidades que le suced\u237?an, tuvieran un resultado pos itivo o negativo, acontec\u237?an despu\u233?s de padecer peque\u241?os accident es, disgustos o adversidades; aspecto del que me ocupar\u233? m\u225?s adelante. De todas formas, creo que su episodio coincidente sirve para ilustrar este tipo de casualidad. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Una misa muy casual} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Una muestra de c\u243?mo la compa\u241?\u237?a no es necesariamente mala conseje ra para producir fen\u243?menos casuales la vemos en lo que le ocurri\u243? al g enio italiano Galileo Galilei (1564-1642). \par\pard\plain\hyphpar} { Sabido es que Galileo tuvo m\u225?s de un enfrentamiento con la Iglesia por culp a de sus revolucionarias convicciones (recordemos aquello de \u171?y sin embargo se mueve\u187?). Aun as\u237?, era creyente, aunque a su manera. \par\pard\plai n\hyphpar} { Cuenta la historia que un d\u237?a de 1583, cuando todav\u237?a era estudiante u niversitario, decidi\u243?, a desgana, acompa\u241?ar a otros estudiantes a escu char una misa en la catedral de Pisa. Al parecer, a Galileo le aburr\u237?an sob eranamente este tipo de eventos, pero ese d\u237?a accedi\u243? a ir. Tuvo la ma la suerte de que el encargado de oficiar era un sacerdote de verbo lento, tono a p\u225?tico y discurso reiterativo. Como consecuencia de ello, y a diferencia de alguno de sus compa\u241?eros, que cay\u243? rendido en los brazos de Morfeo, \ u233?l, para no dormirse mientras escuchaba, dej\u243? recalar la vista en las p aredes del edificio buscando entretenimiento. De pronto se fij\u243? en una l\u2 25?mpara candelabro que oscilaba como un p\u233?ndulo: al parecer, el encargado la hab\u237?a golpeado involuntariamente con la vara que se usaba para encenderl a. \par\pard\plain\hyphpar} { All\u237? ten\u237?a Galileo la distracci\u243?n que buscaba. La casualidad quis o que aquel movimiento le sirviera al astr\u243?nomo, fil\u243?sofo y matem\u225 ?tico italiano para tomar nota de que la l\u225?mpara, pese a las corrientes de aire, tardaba exactamente lo mismo en ir de un lado a otro. Galileo efectu\u243? el c\u225?lculo siguiendo el pulso de su mu\u241?eca. \u191?Para qu\u233? ha se rvido este hecho serend\u237?pico y casual? Nada menos para que Galileo Galilei dedujera las leyes del movimiento pendular. Y todo por un golpecito casual y por asistir a una misa a la que no ten\u237?a pensado ir. \par\pard\plain\hyphpar}

{ \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Qu\u233? es la casualidad colectiva? (CC)} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { La casualidad colectiva es la mejor demostraci\u243?n de la gran interconexi\u24 3?n que existe incluso entre quienes no nos conocemos. Por eso es una de las cas ualidades m\u225?s complejas de interpretar, ya que, si queremos extraer una ens e\u241?anza o mensaje de ella, debemos como m\u237?nimo conocer c\u243?mo ha afe ctado al resto de las personas. \par\pard\plain\hyphpar} { Desconocemos por qu\u233? el gran {\i logos} \u8212?o esa entidad a la que llamamos casualidad\u8212? hace que un dete rminado n\u250?mero de individuos coincidan en un mismo d\u237?a y a una misma h ora en id\u233?ntico lugar para tener una experiencia que a priori no estaba con templada en su agenda. \par\pard\plain\hyphpar} { Desde luego, un accidente o un atentado terrorista o incluso un terremoto son he chos impredecibles y de gran magnitud. Lo normal es que afecte a muchas personas , pero lo curioso no es eso, sino la notable casu\u237?stica que nos demuestra q ue muchos se libraron por casualidad, ya fuera porque, pese a lo previsto, no es taban en el lugar del incidente porque a \u250?ltima hora surgi\u243? un retraso que les impidi\u243? llegar, porque cambiaron la fecha de su viaje en el \u250? ltimo momento, un familiar se puso enfermo, lo que hizo que llegara tarde o, sen cillamente, algunos tuvieron una intuici\u243?n y algo les dijo que no acudieran al lugar, pa\u237?s o medio de locomoci\u243?n accidentado. \par\pard\plain\hyp hpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Todos llegaron tarde por casualidad...} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\ hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { A veces el destino conspira de una forma tan precisa y ordenada que es capaz de salvar la vida de hasta quince personas a la vez. El suceso se produjo el d\u237 ?a 1 de marzo de 1950 en Beatrice, en el estado de Nebraska. \par\pard\plain\hyp hpar} { Cada d\u237?a, a eso de las siete y veinte de la tarde, quince personas que cant aban en un coro se reun\u237?an en la iglesia para realizar sus ensayos. M\u225? s o menos todos intentaban ser puntuales; de hecho, quedaban a las 19.20 para po der comenzar sus sesiones de canto a las 19.30 horas. \par\pard\plain\hyphpar} { Pero el d\u237?a en cuesti\u243?n uno de ellos tuvo que atender a su madre enfer ma, otro acompa\u241?ar a su hijo a casa de un amigo, otro sali\u243? tarde de t rabajar, otro estaba reparando una aver\u237?a en el fregadero de su casa, a otr o se le averi\u243? el coche\u8230? y as\u237? hasta quince motivos diferentes q ue hicieron que todos los cantantes llegasen tarde a su cita. \par\pard\plain\hy phpar} { Por suerte no acudieron a la iglesia cuando estaba previsto, ya que a las 19.25 el templo vol\u243? por los aires debido a un fallo en la caldera de calefacci\u 243?n. De haber sido un d\u237?a como otro cualquiera, los miembros del coro hab r\u237?an muerto poco antes de comenzar a ensayar. Los vericuetos o azares del d estino, esos \u171?problemillas\u187? que impidieron que llegasen a tiempo, fuer on los que les salvaron la vida. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Si bien en el caso que acabamos de ver todos los integrantes ten\u237?an una cie rta relaci\u243?n \u8212?al fin y al cabo se conoc\u237?an porque cantaban junto s\u8212?, en la mayor\u237?a de los casos esto no es as\u237?. A priori, quienes experimentan este tipo de fen\u243?meno no suelen estar conectados ni necesaria mente son amigos. \u191?C\u243?mo se puede explicar eso? \par\pard\plain\hyphpar } { Pese a que lo ocurrido con el coro tuvo un resultado afortunado, a veces el dest ino no parece ser tan ben\u233?volo. Recordemos por ejemplo cualquier accidente

de aviaci\u243?n. \par\pard\plain\hyphpar} { El hecho de que los pasajeros de un vuelo mueran por estrellarse el aparato no s er\u237?a una casualidad en s\u237? misma, no debemos pensar que fue el destino quien hizo que todas esas personas comprasen sus pasajes para el mismo d\u237?a y a la misma hora. Debemos entender que es un accidente sin m\u225?s, pero quiz\ u225?, de las doscientas personas que perdieron la vida, hab\u237?a diez que por azares del destino y sin tener previsto viajar aquel d\u237?a y en ese vuelo, f inalmente lo tomaron. \u191?Por qu\u233? y para qu\u233? los cit\u243? all\u237? el destino? \u201?sta es la clave, que, como siempre, se nos escapa. \u191?Qui\ u233?n o qu\u233? determina cu\u225?ndo debemos o no formar parte, casualmente, de un hecho? \par\pard\plain\hyphpar} { Si creemos en un destino preestablecido, al estilo estoico, podr\u237?amos pensa r que las personas que casualmente estaban en el vuelo fat\u237?dico fueron empu jadas por el {\i logos} para tomar este avi\u243?n. Zen\u243?n de Citio, que seguramente se asust ar\u237?a con s\u243?lo o\u237?r que podemos volar, aclarar\u237?a el misterio d e forma tajante: la misi\u243?n de esas personas era morir. A lo que yo me pregu nto: \u191?y la misi\u243?n de las otras que estaban all\u237? porque hab\u237?a n elegido ese vuelo, cu\u225?l era? \par\pard\plain\hyphpar} { Seg\u250?n Eugenio Andrade, presidente del movimiento del estoicismo en la Nueva Era, nada escapa al orden preestablecido. Para \u233?l, \u171?la muerte viene p refijada desde el mismo d\u237?a del nacimiento\u187?. Seg\u250?n Andrade, quien es murieron en el accidente de avi\u243?n lo ten\u237?an pautado en su agenda de vida, pero \u191?por qu\u233? algunos estaban en la aeronave si, a priori, no l es tocaba? Tambi\u233?n hay respuesta para eso: \u171?En el estoicismo de nuestr os d\u237?as creemos que el destino puede ser el\u225?stico. {\i Logos} determina una fecha, un tiempo, para el fin, pero si la persona alcanza a ntes de tiempo la evoluci\u243?n que le viene marcada desde el nacimiento, su co ntinuidad en este mundo ya no tiene sentido. Debe pasar a integrase con el todo. \u187? \par\pard\plain\hyphpar} { Lo malo de esta teor\u237?a \u8212?por cierto, tan respetable como cualquier otr a\u8212? es que uno tal vez no tenga ganas de morirse y, por culpa de aprender o evolucionar m\u225?s de la cuenta, pese a no desearlo, deba abandonar el mundo. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Hay fechas que matan...} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { He aqu\u237? un ejemplo de funesta coincidencia colectiva. \par\pard\plain\hyphp ar} { El 11 de noviembre de 1913 una enorme tempestad hundi\u243? doce barcos en el la go Superior de Norteam\u233?rica. La tragedia se cobr\u243? la vida de 254 perso nas y dej\u243? otros centenares de heridos. Singularmente, el mismo d\u237?a de l mismo mes pero de 1930, otra terrible tempestad en el mismo lago hundi\u243? h asta cinco embarcaciones, dando como resultado la muerte de 67 personas. Por si ello fuera poco, el 11 de noviembre de 1975, y de nuevo en el lago Superior, se produjo una gran tormenta. En este caso las inclemencias del tiempo afectaron al carguero {\i Edmund Fitzgerald}, que termin\u243? partido en dos causando 29 v\u237?ctimas mo rtales. \par\pard\plain\hyphpar} { Puede que las inclemencias del tiempo fueran habituales en el lago, puede que la s embarcaciones que circulaban por all\u237? lo hicieran poco preparadas para re sistir esas condiciones, pero... \u191?no es demasiado curioso que los accidente s siempre se produzcan el mismo d\u237?a del mismo mes? \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Es evidente que todos, un d\u237?a u otro, terminaremos este viaje, y cuando la parca venga a recogernos, nada podremos hacer. \par\pard\plain\hyphpar} { Eso me recuerda la historia un tanto funesta de la muerte que llama a la puerta

de su pr\u243?xima v\u237?ctima y le dice que ha llegado su hora. El hombre, int entando burlarla, le propone que se lo jueguen a los dados. La muerte acepta y l e dice: \u171?De acuerdo, t\u250? tira el dado, y si sacas de uno a cinco te lle vo conmigo.\u187? El hombre cae en la cuenta de que el dado tiene seis caras y, sonriente, le dice a la parca: \u171?Vale, y si saco seis me salvo, \u191?no?\u1 87? La muerte se lo queda mirando con sonrisa burlona y le responde: \u171?No, e n ese caso, te dejo que vuelvas a tirar.\u187? En resumen, que te mueres s\u237? o s\u237?. \par\pard\plain\hyphpar} { Ahora bien, dejemos a un lado lo estoico y regresemos a la entidad denominada ca sualidad. Si es ella quien controla nuestra existencia, entiendo que tambi\u233? n es ella quien nos salva o nos empuja a un accidente, pero \u191?y si tan s\u24 3?lo nos est\u225? poniendo las herramientas para que podamos elegir? Es lo que piensa Marisa Benovart: \u171?Debemos escuchar los gui\u241?os del destino, las intuiciones, las pistas que a veces aparecen bajo el formato de casualidad y a l as que no hacemos caso. Ellas nos advierten de peligros y tambi\u233?n de benefi cios. En \u250?ltima instancia, somos nosotros quienes determinamos qu\u233? hac er y hacia d\u243?nde ir.\u187? Claro que a veces parece que el destino o las se \u241?ales que nos conducen hacia \u233?l vienen predeterminadas, por ejemplo co n el nombre... \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b La ventaja de tener el nombre y los apellidos correctos} \par\pard\plain\hyphpar }\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Ya que hablamos de desgracias y accidentes, veamos c\u243?mo a veces el destino es caprichoso y nos ofrece gui\u241?os inexplicables, como el vinculado a Hugh W illiams, que no es el nombre de una persona, sino de tres con muy buena suerte. La primera aparici\u243?n p\u250?blica de este hombre se remonta al 15 de diciem bre de 1664, cuando se hunde un barco frente a las costas de Gales. A resultas d el accidente fallecieron 82 personas. S\u243?lo una consigui\u243? sobrevivir, y su nombre era Hugh Williams. Digamos que tuvo suerte. En el siglo siguiente, en concreto el 5 de diciembre de 1785, ocurre una nueva cat\u225?strofe mar\u237?t ima en la misma zona. Murieron sesenta personas y de nuevo s\u243?lo una logr\u2 43? salvarse. \u191?C\u243?mo se llamaba? Pues s\u237?, aunque evidentemente era otro, su nombre era Hugh Williams. \par\pard\plain\hyphpar} { Para concluir, el 5 de agosto de 1860, esta vez frente a las costas de Escocia, se hundi\u243? otro barco y, como siempre, el \u250?nico superviviente fue algui en llamado Hugh Williams. \par\pard\plain\hyphpar} { L\u225?stima que en nuestros d\u237?as viajar requiere presentar documentos, por que si no ya sabemos c\u243?mo llamarnos. \u161?Por si las moscas! \par\pard\pla in\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b Casualidades: \u191?la tuya, la m\u237?a o la nuestra?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Cuando una sola persona vivencia un fen\u243?meno coincidente, y m\u225?s todav\ u237?a si est\u225? solo, parece claro que la casualidad le pertenece y, por tan to, la interpretaci\u243?n es s\u243?lo suya, pero \u191?qu\u233? ocurre cuando en ese episodio, aunque parezca individual, intervienen dos o m\u225?s personas? Entramos en un terreno resbaladizo que, de nuevo, nos obligar\u225? a establece r categor\u237?as de coincidencias: la Casualidad Directa (CD) y la Casualidad I ndirecta (CI). \par\pard\plain\hyphpar} { Imagina que te encuentras por azar, \u161?c\u243?mo no!, con aquel jefe que tan mal te ca\u237?a. Recon\u243?celo: todos hemos tenido uno. Pues bien, unos minut os antes de toparte con \u233?l, te hab\u237?a venido su imagen a la mente. En t eor\u237?a vives una casualidad individual. Hasta aqu\u237? todo perfecto, pero \u191?no olvidas algo? \u201?l tambi\u233?n te est\u225? viendo, y quiz\u225?, a unque no del mismo modo, le afectar\u225? el encuentro contigo. \u191?Es tu casu

alidad o formas parte de la suya? \u191?Y si se trata de dos casualidades? \par\ pard\plain\hyphpar} { Vamos por partes... \par\pard\plain\hyphpar} { Seg\u250?n el f\u237?sico cu\u225?ntico Dar\u237?o Katelba, \u171?la cu\u225?nti ca siempre nos habla de la trascendencia del observador. En ese caso, y ante un encuentro fortuito de dos personas, observador es quien asume la conciencia del hecho producido, pasando a ser \u8220?observado\u8221? el que no cae en la cuent a de ello o no extrae conclusiones de \u233?l\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { Una de las caracter\u237?sticas de Dar\u237?o es que con frecuencia habla para \ u233?l y no para los que, como yo, no dominamos el lenguaje cu\u225?ntico. Como le digo cuando emplea esas terminolog\u237?as, a veces no s\u233? si me habla el monje zen plante\u225?ndome un {\i koan}, o un profesor de f\u237?sica. Pero con la afirmaci\u243?n anterior, y res pecto de qui\u233?n es qui\u233?n entre observador y observado, Dar\u237?o tiene raz\u243?n. Aunque en una casualidad intervengan dos o m\u225?s personas, para poder estudiar con un cierto criterio qu\u233? nos dice el destino \u8212?y hay que tener en cuenta que no siempre nos dice algo\u8212? primero debemos tener co nciencia de la producci\u243?n de un episodio casual y, en este caso, no todos l os actores la tendr\u225?n. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i 1. Casualidad Directa } \par\pard\plain\hyphpar} { Para entenderla tenemos que volver al ejemplo del observador y el observado. En el momento en el que piensas en tu antiguo jefe y al poco rato te lo encuentras por azar, est\u225?s evidenciando el hecho serend\u237?pico de forma directa. Po r lo tanto, entendemos que te afecta a ti y eres t\u250? quien tiene que sacar l a lectura de eso, porque eres t\u250? quien se ha dado cuenta del hecho casual; tu ex jefe es s\u243?lo el observado. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i 2. Casualidad Indirecta} \par\pard\plain\hyphpar} { Cogiendo el ejemplo anterior, tu antiguo jefe se encuentra contigo y para \u233? l es algo intrascendente. Ni se acordaba de ti ni pensaba en ti cuando se top\u2 43? en la calle contigo. Ahora bien, si a partir del momento en que te ve cae en la cuenta de que al despedirte \u8212?hace ya unos a\u241?os de ello\u8212? per di\u243? un gran profesional, puede que las cosas sean distintas. Imagina que os cruz\u225?is, os salud\u225?is por compromiso, sin m\u225?s, y cada cual sigue su camino, pero supongamos que esa misma semana tiene reuni\u243?n con el jefe d e personal y debe revisar la renovaci\u243?n de algunos contratos. Tu ex jefe, a l toparse contigo, ha recordado que cuando te despidi\u243? las cosas no fueron bien pues perdi\u243? un gran activo. Gracias a ese encuentro fortuito puede que alguien no sea despedido. \u201?sa ser\u237?a una forma de casualidad indirecta . \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Un cornete muy casual} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Corr\u237?a el a\u241?o 1904. Se celebraba la feria Louisiana Purchase Exhibitio n, la gran atracci\u243?n del verano. Como era habitual en aquel tiempo, el fabr icante de helados Charles Menches vend\u237?a sus refrescantes productos en plat os, de la misma forma que los otros heladeros. Pero el destino le ten\u237?a res ervada una sorpresa. \par\pard\plain\hyphpar} { Menches, adem\u225?s de que sus helados eran m\u225?s sabrosos que los de los ot ros heladeros, ofrec\u237?a porciones un poco m\u225?s grandes. Eso, unido al no table calor y la gran afluencia de p\u250?blico, provoc\u243? que, llegado el mo mento, Menches no tuviera m\u225?s platos en los que servir helados. Sin platos no pod\u237?a vender sus productos, y s\u243?lo era mediod\u237?a. Ten\u237?a me dia jornada por delante y un mont\u243?n de helado preparado para vender. \par\p ard\plain\hyphpar} {

El heladero no sab\u237?a qu\u233? hacer cuando, por casualidad, mir\u243? a su vecino de al lado. All\u237? se encontraba Ernest Hanwi, un sirio que vend\u237? a un dulce denominado {\i zalabia}. El {\i zalabia} era una galleta flexible a la que el artesano le incorporaba sirope. En cuesti\u243?n de segundos, el heladero Menches tuvo la soluci\u243?n: le pidi\u 243? a su vecino una galleta, la enroll\u243? y coloc\u243? encima una bola de s u helado. Sin siquiera pretenderlo, \u161?hab\u237?a inventado el cono de gallet a para helados! \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { En el caso del heladero y el fabricante de galleta de sirope, vemos c\u243?mo la casualidad se manifiesta claramente en dos direcciones: la directa, pues es el heladero quien se encuentra con el problema y el que halla casualmente la soluci \u243?n en las galletas; y por otro lado la indirecta, pues al fabricante de las galletas le afect\u243? de forma pasiva el hecho casual; pero desde ese d\u237? a se convirti\u243? en socio del heladero. \par\pard\plain\hyphpar} { Es muy curioso: dos personas en el lugar adecuado, juntas en el momento preciso. Pero \u191?c\u243?mo es posible que nunca antes el heladero hubiera pensado en cambiar el plato por otro soporte? Sin duda, el destino se reserva los tiempos a su antojo. Y una muestra de ello es que tanto el heladero como el fabricante de galletas se conoc\u237?an desde antes de la feria; en cambio, jam\u225?s hab\u2 37?an pensado en unir sus productos. \par\pard\plain\hyphpar} {\page } { \par\pard\plain\hyphpar} {\s3 \afs28 {\qc 3. La chiripa de Dios \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} {\qr { {\i Cuando vivimos desde la mente se cumple el principio de acci\u243?n y reacci\u24 3?n: a cada fuerza \u8212?pensamiento\u8212? se le opone una de igual intensidad y de sentido contrario \u8212?la duda\u8212?. Cuando vas aprendiendo a vivir de sde el coraz\u243?n, la mente recibe su sabidur\u237?a, se vuelve sabia, y su in teligencia adquiere nuevas dimensiones, dejas de esforzarte por sobrevivir y viv es}. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Carlos Gonz\u225?lez, {\line } Profesor de F\u237?sica Cu\u225?ntica \par\pard\plain\hyphpar} \par\pard\plain\h yphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { La puedes llamar como quieras, desde carambola hasta fortuna, hado o potra: el c astellano es tan rico que nos permite incluso utilizar el t\u233?rmino chiripa p ara aludir a eso que ocurre por casualidad cuando menos te lo esperas, y encima termina siendo de gran utilidad. Su nombre oficial: serendipia. \par\pard\plain\ hyphpar} { A primera vista hay quien cree que la serendipia viene a ser algo as\u237? como una casualidad menor, b\u225?sicamente porque se produce no de forma espont\u225 ?nea como la casualidad que nadie ha buscado, sino que se obtiene despu\u233?s d e iniciar un camino que nos conducir\u225? tarde o temprano a ella. Ser\u237?a a lgo as\u237? como la respuesta c\u243?smica a una provocaci\u243?n, y de momento dej\u233?moslo as\u237?. \par\pard\plain\hyphpar} { Por cierto, los grandes descubrimientos cient\u237?ficos \u8212?algunos ya los h emos visto en p\u225?ginas precedentes\u8212? est\u225?n llenos de ellas. \par\p ard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Bolas de billar, una serendipia de carambola} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\ plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} {

Situ\u233?monos en la mitad del siglo XIX, el juego de billar era algo caro y do tado de una cierta elegancia. De hecho, s\u243?lo pod\u237?an acceder a \u233?l las clases m\u225?s altas y acomodadas, pero incluso para ellas resultaba costos o, m\u225?s que nada porque las bolas para el juego eran de marfil, algo cada ve z m\u225?s caro. \par\pard\plain\hyphpar} { No fue hasta 1870 que John Wesley Hyatt, que llevaba algunos a\u241?os buscando un material alternativo al marfil, se encontr\u243? con la serendipia que le dar \u237?a la soluci\u243?n. Wesley estaba trabajando con una mezcla prensada de se rr\u237?n y papel con cola. Buscaba algo maleable, que pudiera pulirse bien y qu e fuera consistente. Mientras preparaba la mezcla padeci\u243? un accidente y se hizo un corte en el dedo. Es de suponer que lo puso todo perdido, pero, a difer encia de Fleming con su l\u225?grima, sin duda mucho menos engorrosa, Wesley se movi\u243? con rapidez para dirigirse al botiqu\u237?n. Sin embargo, al hacerlo volc\u243? sin querer un frasco de colodi\u243?n (nitrato de celulosa disuelto e n \u233?ter y alcohol). De resultas del accidente, sobre la materia se form\u243 ? una capa de nitrocelulosa. Al verla, Hyatt se dio cuenta de que acababa de des cubrir con qu\u233? unir serr\u237?n y papel sin utilizar la cola: acababa de in ventar, por pura chiripa, el celuloide. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { El t\u233?rmino serendipia, que curiosamente no recoge el diccionario de la RAE, comenz\u243? a aparecer en los diccionarios de ingl\u233?s en 1974, pero el uso de la palabreja no se populariz\u243? hasta la d\u233?cada de los noventa. En l a actualidad, es la expresi\u243?n m\u225?s utilizada para indicar de forma r\u2 25?pida y efectiva que un descubrimiento es o fue casual. \par\pard\plain\hyphpa r} { La palabra, como concepto, se la debemos al escritor Horace Walpole, (1717-1797) , quien utiliz\u243? por primera vez la expresi\u243?n {\i serendipity} en una carta dirigida a su amigo Horace Mann. Mann le hab\u237?a en cargado a Walpole que le buscase un dibujo del escudo de armas de los Capello, y a que quer\u237?a incorporarlo al retrato de una arist\u243?crata amiga suya, Bi anca Capello, que estaba a punto de casarse con Francesco de Medicci. \par\pard\ plain\hyphpar} { Claro est\u225? que en aquel tiempo no exist\u237?a el \u171?dios Google\u187?, que todo te lo encuentra en cuesti\u243?n de segundos, y la b\u250?squeda de Wal pole le tuvo que llevar su trabajo. Tanto es as\u237? que cuando ya estaba a pun to de desistir, pues no hab\u237?a manera de hallar el escudo, opt\u243? por bus car uno de los Medicci \u8212?al fin y al cabo, cuando la dama contrajera matrim onio pasar\u237?a a formar parte de esa familia\u8212?. Y he aqu\u237? la serend ipia: Walpole encontr\u243? el escudo de armas de los Capello mientras se docume ntaba sobre los Medicci. El hecho le caus\u243? tal impacto que, al relatarlo a su amigo, lo defini\u243? como \u171?serendipia\u187?. \u171?He utilizado esta p alabra \u8212?le explic\u243?\u8212? ya que mi vivencia me ha recordado mucho a la de aquellos personajes que aparecen en un sencillo cuento denominado {\i Los tres pr\u237?ncipes de Serendip}, la historia de tres hermanos que, conforme viajaban por el mundo y por casualidad, aunque tambi\u233?n gracias a su tes\u2 43?n y sagacidad, iban descubriendo cosas que no buscaban.\u187? \par\pard\plain \hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Cu\u233?ntame un cuento} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Creo que las serendipias bien se merecen que conozcamos al menos una de las m\u2 50?ltiples historias que les sucedieron a los tres pr\u237?ncipes de Serendipia. En ella se nos cuenta que cierto d\u237?a, mientras recorr\u237?an Persia, enco ntraron a un hombre que hab\u237?a perdido a su camello. Los pr\u237?ncipes, que siempre se retaban entre ellos para saber qui\u233?n era el m\u225?s inteligent e, miraron el entorno y concluyeron que el camello que buscaba el hombre era cie go de un ojo, cojo de una pierna, le faltaba un diente y que, adem\u225?s, en el momento de escaparse portaba una carga de mantequilla y miel. El camellero entr

\u243? en c\u243?lera y comenz\u243? a gritar pidiendo ayuda a los lugare\u241?o s para que detuvieran a esos tres hombres. Seg\u250?n \u233?l, s\u243?lo los lad rones de su camello pod\u237?an saber tanto del animal. \par\pard\plain\hyphpar} { Los pr\u237?ncipes fueron detenidos y condenados a muerte. Cuando estaba a punto de ejecutarse la setencia apareci\u243? el camello, que en realidad no hab\u237 ?a sido robado sino que se hab\u237?a escapado. Aquello lleg\u243? a o\u237?dos del {\i sha} de Persia, quien, viendo que los pr\u237?ncipes no eran ladrones, quiso sab er c\u243?mo era posible que supieran tanto del camello sin haberlo visto antes. \par\pard\plain\hyphpar} { La explicaci\u243?n, seg\u250?n dijeron, no era casual, sino pura l\u243?gica y observaci\u243?n: hab\u237?an llegado a la deducci\u243?n de que el camello era tuerto porque s\u243?lo hab\u237?a comido un lado de la hierba del camino mientr as que el otro estaba intacto. Dedujeron que adem\u225?s le faltaba por lo menos un diente ya que hab\u237?a partes de hierba arrancadas de forma poco uniforme y junto a ellas peque\u241?os pedazos sin masticar, que era los que se le ca\u23 7?an por el orificio dental. Concluyeron que era cojo porque las huellas de la p ata trasera izquierda eran m\u225?s d\u233?biles que el resto. En cuanto a la ca rga, los pr\u237?ncipes sab\u237?an que era de miel y mantequilla porque en un l ado del camino hab\u237?an visto hormigas acarreando mantequilla mientras que en el otro se estaban acumulando las abejas. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { En opini\u243?n del f\u237?sico cu\u225?ntico Carlos Gonz\u225?lez, este relato nos habla del gran potencial que tiene el ser humano para alinear todos sus sent idos provocando hechos casuales. Para \u233?l, \u171?ser consciente de este proc eso elimina la necesidad de emplear la palabra casualidad. En el fondo, la seren dipia nos est\u225? diciendo que hay todo un universo m\u225?s all\u225? de nues tra mente programada y controladora, y que ese espacio tambi\u233?n nos pertenec e, forma parte de nuestra esencia: tan s\u243?lo tenemos que aprender a tomar po sesi\u243?n de \u233?l de una forma consciente\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?D\u243?nde est\u225?n las serendipias?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Si lo casual le puede pasar a cualquiera, con la serendipia sucede lo mismo. Aun que con preferencia se suele relacionar la palabra con la ciencia y la tecnolog\ u237?a m\u225?s que con otras disciplinas; sirva como ejemplo el descubrimiento de Urano, una aut\u233?ntica serendipia, ya que fue el primer planeta que no era conocido como tal en la antig\u252?edad pese a que s\u237? hab\u237?a sido obse rvado. De hecho, se consideraba que era una estrella hasta que el m\u250?sico y astr\u243?nomo alem\u225?n William Herchel dio con \u233?l. Valga decir que el d escubridor, a primera vista, pens\u243? que estaba viendo un cometa al que, tras visualizar con el telescopio que \u233?l mismo hab\u237?a construido, bautiz\u2 43? como estrella de San Jorge. \par\pard\plain\hyphpar} { Claro que, en honor a la verdad, puede que Herchel deba su descubrimiento a otra casualidad. En teor\u237?a, quien gener\u243? la primera patente de lentes para telescopios, como el que luego usar\u237?a Galileo Galilei para sus descubrimie ntos, fue Hans Lippershey. Pues bien, todo parece indicar que fue su ayudante o bien uno de sus hijos (hay diferentes versiones) quien estuvo trasteando en 1608 con varias de las lentes que Lippershey estaba puliendo. Casualmente, el joven la coloc\u243? a cierta distancia de la otra y mir\u243? qu\u233? efecto produc\ u237?an: los aumentos eran muy superiores y, adem\u225?s, la imagen se invert\u2 37?a. Lippershey vio que aqu\u233?l era un gran descubrimiento, de manera que fi j\u243? las lentes y fabric\u243? lo que se podr\u237?a considerar el primer tel escopio. \par\pard\plain\hyphpar} { Si bajamos del cielo a la tierra, vemos que en ese mismo siglo el alquimista y e soterista Hennig Brand, mientras buscaba la piedra filosofal para fabricar oro ( algo habitual en la \u233?poca) descubri\u243? nada menos que el f\u243?sforo. \ par\pard\plain\hyphpar} {

El alquimista se encerr\u243? en su laboratorio durante d\u237?as. Com\u237?a, d orm\u237?a y hac\u237?a sus necesidades en un peque\u241?o habit\u225?culo del q ue no quer\u237?a salir por miedo a que le robasen un posible descubrimiento. Un d\u237?a, reflexionando sobre la existencia de un fluido vital como ingrediente esencial y alqu\u237?mico de la piedra filosofal, pens\u243? que tal vez ese fl uido fuera humano. Prob\u243? con su propia saliva, l\u225?grimas y hasta con sa ngre, pero no hallaba el producto adecuado. Casi desesperado, vio el recipiente que conten\u237?a su orina y se decidi\u243? a probar. Como hab\u237?a hecho con los otros fluidos, la calent\u243? hasta el punto de ebullici\u243?n y esper\u2 43? a que se evaporara toda el agua, quedando todo reducido a un residuo s\u243? lido. Mezcl\u243? un poco de este s\u243?lido con arena, calent\u243? la combina ci\u243?n a muy alta temperatura y recogi\u243? el vapor que sali\u243? de all\u 237?. Cuando el vapor se enfri\u243?, se form\u243? un s\u243?lido blanco y un t anto azulado. \par\pard\plain\hyphpar} { Al anochecer, Brand descubri\u243? ante su asombro que aquella sustancia brillab a en la oscuridad, y es que con su experimento hab\u237?a logrado aislar el f\u2 43?sforo, ya que no el oro que buscaba. \par\pard\plain\hyphpar} { Puestos a hablar de compuestos extra\u241?os y ciencia casual del descubrimiento , el que sin duda debi\u243? de ser toda una sorpresa fue el que vivi\u243? el i nvestigador Albert Hoffman, en el a\u241?o 1938. Hoffman trabajaba buscando un f \u225?rmaco contra los efectos nocivos del cornezuelo del centeno, un hongo que produce la enfermedad del ergotismo y se caracteriza por producir calambres musc ulares, desorientaci\u243?n mental, convulsiones y gangrena seca en las extremid ades. \par\pard\plain\hyphpar} { Por accidente, el investigador, cuando ya terminaba el experimento y se dispon\u 237?a a salir del laboratorio, inhal\u243? una peque\u241?a cantidad del compues to en el que estaba trabajando. Los efectos, ya en la calle, no se hicieron espe rar, y, seg\u250?n describi\u243?, todo el mundo que le rodeaba ten\u237?a cient os de matices y formas estructurales desconocidas. Este viaje o estado alterado de la conciencia fue lo que llev\u243? a Hoffman a trabajar hasta descubrir la d ietilamida del \u225?cido lis\u233?rgico o LSD. En palabras de este investigador , el uso medicinal y controlado del LSD para los problemas psicol\u243?gicos es m\u225?s ben\u233?fico que el de los tranquilizantes: mientras que \u233?stos oc ultan el problema o conflicto minimizando su importancia, el LSD lo pone al desc ubierto, lo que hace que el paciente los viva con mayor nitidez favoreciendo as\ u237? el tratamiento psicoterap\u233?utico posterior. \par\pard\plain\hyphpar} { Pero a lo que iba: la ciencia y la tecnolog\u237?a se han \u171?apropiado\u187? \u8212?lo digo sin \u225?nimo malicioso\u8212? de esta definici\u243?n que en el fondo tambi\u233?n nos puede servir para otras disciplinas, como el arte o la l iteratura. En este caso, para algunos investigadores del fen\u243?meno, la seren dipia es mucho m\u225?s relevante que en la ciencia, pues se supone que en la li teratura se trabaja con la inspiraci\u243?n y la creatividad, no con los n\u250? meros o las ciencias exactas. En este sentido, el planteamiento es: \u191?conexi \u243?n casual o intuici\u243?n? Y llegados a este punto debemos preguntarnos si la inspiraci\u243?n es o no una forma de serendipia. \par\pard\plain\hyphpar} { Uno de los ejemplos de anticipaci\u243?n serend\u237?pica en el arte \u8212?en e ste caso, del c\u243?mic\u8212?, lo vemos en la tristemente famosa vi\u241?eta p remonitoria que dibuj\u243? Ib\u225?\u241?ez para Mortadelo y Filem\u243?n, dond e puede verse un avi\u243?n incrustado en una de las torres gemelas de Nueva Yor k. Por cierto, el dibujo aparece en el c\u243?mic del 35.\u186? aniversario de M ortadelo y Filem\u243?n, publicado en 1993. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b En la luna quince a\u241?os antes} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphp ar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Recordemos el viaje a la luna, pero no el de Verne sino el real. La nave Apolo X I se pos\u243? en la luna y, minutos despu\u233?s, entraba en escena un hombre q ue har\u237?a historia con su frase \u171?\u201?ste es un peque\u241?o paso para

el hombre, pero un gran salto para la humanidad\u187?. A priori todos podemos p ensar que esa frase ya hab\u237?a sido escrita de antemano por alguien y memoriz ada por el astronauta Neil Armstrong. Se trataba de las primeras palabras pronun ciadas por un humano en suelo extraterrestre, de manera que lo mejor era no impr ovisar. Es dif\u237?cil imaginar que lo dejasen a la libre inspiraci\u243?n del momento a un astronauta, que adem\u225?s deb\u237?a tener la adrenalina por las nubes. Pues bien, esas palabras fueron pronunciadas el 21 de julio de 1969, pero escritas \u161?quince a\u241?os antes! \par\pard\plain\hyphpar} { Saltemos en el tiempo y vayamos a 1954. En ese a\u241?o, Lester del Rey \u8212?s eud\u243?nimo del escritor de ciencia ficci\u243?n Ram\u243?n Felipe \u193?lvare z del Rey (1915-1993) y autor de numerosas obras del g\u233?nero\u8212? hab\u237 ?a publicado una sencilla novela en la que un hombre tambi\u233?n se posaba en l a luna lanzando la misma c\u233?lebre frase que pronunci\u243? Armstrong. Es pos ible que en este caso la casualidad no exista, tal vez el \u171?guionista\u187? de turno hab\u237?a le\u237?do aquella novela y fue una frase que le pareci\u243 ? adecuada para el momento, pero... serend\u237?pica y literariamente el viaje y a se hab\u237?a producido quince a\u241?os antes. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Desde luego, estoy de acuerdo en que dejar en manos exclusivas de la serendipia la creatividad literaria viene a ser poco menos que lanzar tierra sobre concepto s como imaginaci\u243?n o inspiraci\u243?n. S\u237?, soy consciente de que inclu so lanzo piedras sobre mi tejado, pero... tal vez lo que los escritores llamamos inspiraci\u243?n sea otra cosa... \par\pard\plain\hyphpar} { Es evidente que lo serend\u237?pico est\u225? en todas partes, hasta en las refo rmas del hogar. Imagina que llevas d\u237?as pensando en c\u243?mo remodelar la cocina. Has hecho mil y un planos, te has peleado con decenas de dise\u241?adore s, reformistas y alba\u241?iles que te dicen que lo que a ti te gustar\u237?a no se puede hacer. Est\u225?s desesperado, quieres reformar tu cocina pero no hay manera de saber por d\u243?nde comenzar... Cuidado, acabas de lanzar un deseo, u na provocaci\u243?n: quieres cambiar tu cocina... \par\pard\plain\hyphpar} { Un d\u237?a, por casualidad, cuando ya dabas por desestimada la reforma de la co cina, el lavavajillas se aver\u237?a. De hecho, cuando llegas a casa tienes toda la cocina inundada. Llamas a un t\u233?cnico, y cuando ve el panorama te dice q ue como la instalaci\u243?n es antigua, no es que el lavavajillas est\u233? mal, es que tienes una fuga en las tuber\u237?as, no se sabe si del suministro de ag ua o de desag\u252?e. \par\pard\plain\hyphpar} { Al final tienes que ponerlo todo patas arriba, y resulta que all\u237?, ante la visi\u243?n del caos m\u225?s absoluto es cuando finalmente se te ocurre c\u243? mo ser\u225? la reforma ideal. \par\pard\plain\hyphpar} { S\u237?, el caso anterior tambi\u233?n es una serendipia, una respuesta a esa \u 171?provocaci\u243?n\u187?. Lo que pasa es que, como veremos cuando abordemos el denominado \u171?efecto im\u225?n\u187?, hay que tener cuidado con lo que se ha ce, se dice o se proyecta, porque a veces el destino tiene muy mala baba... \u19 1?No quer\u237?as una reforma de la cocina? \u191?S\u237?? Pues \u161?toma! Ahor a, cuando acaben de reventarte las paredes para ver qu\u233? tuber\u237?a de plo mo hay que cambiar, tienes una buena oportunidad de comenzarla. \par\pard\plain\ hyphpar} { Lo serend\u237?pico est\u225? en todas partes, no s\u243?lo en la ciencia o en l a literatura. Tambi\u233?n lo encontramos en la historia o, ya que estamos, en l a cocina. \par\pard\plain\hyphpar} { \u191?Te imaginas un verano sin gazpacho o sin tu ensaladita con tomates? Si Col \u243?n no hubiera descubierto Am\u233?rica por casualidad tal vez no tendr\u237 ?amos tomates. Pero para que no me digas que esto est\u225? cogido por los pelos , te contar\u233? m\u225?s: cuando los tomates llegaron a Espa\u241?a de las den ominadas Indias, no se com\u237?an, puesto que inicialmente eran considerados ve nenosos. Despu\u233?s se pens\u243? que tal vez podr\u237?an ser medicinales. La s cr\u243?nicas nos dicen que los primeros fueron plantados en el huerto del m\u 233?dico y bot\u225?nico Nicol\u225?s de Monardes Alfaro, un reputado galeno sev illano de la \u233?poca y autor del libro {\i Historia medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales}, p

ublicado entre los a\u241?os 1565 y 1574, y donde por primera vez se habla del t omate y sus virtudes farmacol\u243?gicas. \par\pard\plain\hyphpar} { Una leyenda, intuyo que urbana, cuenta que el ayudante o aprendiz de un boticari o que fue para un mandado a casa del galeno, atra\u237?do por el intenso color r ojo de los tomates que hab\u237?a en aquel huerto, se llev\u243? unos cuantos y se los comi\u243?. Por supuesto no muri\u243?, ni tampoco se sinti\u243? m\u225? s fuerte (recordemos que se pensaba que pod\u237?an tener virtudes farmacol\u243 ?gicas) pero s\u237? consigui\u243? algo: adem\u225?s de un ejemplar castigo por robar un \u171?medicamento\u187?, logr\u243? que el tomate pasara a tener una e xistencia m\u225?s digna y popular. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b \u161?Patatas por casualidad! } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Y si hablamos de alimentos b\u225?sicos procedentes de Am\u233?rica, no podemos olvidar la patata. Por cierto, que fue Pizarro quien dej\u243? anotado que los i ndios viv\u237?an en condiciones extremas ingiriendo \u171?extra\u241?os tub\u23 3?rculos que siembran en las hendiduras de las rocas y en mesetas heladas\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { De entrada la patata llevaba una infame vida entre los animales de granja, puest o que serv\u237?a para alimentar a los cerdos y no a las personas... Pero la cas ualidad cambiar\u237?a las cosas. \par\pard\plain\hyphpar} { Cuenta la leyenda que a finales del siglo XVI, en el convento de la Santa Carida d de Sevilla, exist\u237?a una gran carencia de alimentos. Una de las monjas, vi endo con desesperaci\u243?n que no ten\u237?a nada para dar de comer a sus enfer mos, decidi\u243? desenterrar los tub\u233?rculos que ten\u237?a plantados en ma cetas decorativas. Por aquello de purificarlos los hirvi\u243? y despu\u233?s lo s convirti\u243? en pur\u233?. \par\pard\plain\hyphpar} { De nuevo seg\u250?n la leyenda, gracias a la monja se pudo saciar el hambre de l os enfermos y se salvaron tantas vidas que la Inmaculada Concepci\u243?n se apar eci\u243? ante los religiosos y enfermos para bendecir a las humildes patatas. \ par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Siguiendo con el tub\u233?rculo, debemos recordar la casual historia de aquel co cinero \u8212?al que le gustaba ser conocido como \u171?el chef Crum\u187?\u8212 ? que en 1853, harto de las continuas quejas de uno de sus clientes realiz\u243? , sin pretenderlo, un invento del que hoy no sabr\u237?amos prescindir: las pata tas chips. \par\pard\plain\hyphpar} { El chef Crum ten\u237?a un restaurante, el Saratoga Springs, en Nueva York. Cons ideraba que su comida, as\u237? como los m\u233?todos que utilizaba para su elab oraci\u243?n eran perfectos, pero... la perfecci\u243?n no existe. Al menos no e xist\u237?a para un cliente que siempre quer\u237?a que sus hamburguesas fueran acompa\u241?adas de patatas fritas cortadas muy finas. Ese hombre siempre se que jaba de lo mismo: Crum no sab\u237?a cortar las patatas con la delgadez correcta . \par\pard\plain\hyphpar} { Un d\u237?a, harto ya de aquella historia, el chef Crum pens\u243? en fastidiar al cliente cortando las patatas tan delgadas que no podr\u237?a quejarse. No se le ocurri\u243? otra cosa que laminarlas del grosor del papel y luego fre\u237?r las. De esa forma le ser\u237?a imposible comerlas con el tenedor y deber\u237?a hacerlo con la mano. Sin pretenderlo acababa de inventar las famosas patatas de churrer\u237?a o chips. El cliente no s\u243?lo no se molest\u243?, sino que qu ed\u243? tan satisfecho que habl\u243? maravillas de aquella nueva forma de fre\ u237?r las patatas, hasta el punto que todo el mundo se las ped\u237?a a Crum, q uien termin\u243? bautiz\u225?ndolas como Saratoga Chips. \par\pard\plain\hyphpa r} { El \u233?xito de aquella serendipia fue tal que a\u241?os despu\u233?s se invent \u243? la primera m\u225?quina para cortar patatas chips, y las patatas de churr er\u237?a terminaron como las conocemos hoy en d\u237?a. \par\pard\plain\hyphpar

} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Y con las patatas... Coca Cola} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { \u191?Te has parado a pensar que uno de los aperitivos m\u225?s habituales, una bolsita de patatas chips con un refresco de cola, es fruto de las serendipias? P ues s\u237?. Lo de las patatas ya lo sabes, pero es que el popular refresco tamb i\u233?n surgi\u243? por casualidad. \par\pard\plain\hyphpar} { Lo invent\u243? John S. Pemberton (Georgia, EE.UU., 1831-1889), aunque no como e s actualmente. Pemberton era qu\u237?mico, y un d\u237?a oy\u243? hablar por cas ualidad de las propiedades de la hoja de coca, una planta que ya hab\u237?a sido masticada en Per\u250? y Bolivia por los pueblos precolombinos, que la usaban c omo estimulante, pero tambi\u233?n como digestivo y hasta afrodis\u237?aco y pro longador de la vida. \par\pard\plain\hyphpar} { Al conocer aquellas propiedades Pemberton decidi\u243? crear una medicina milagr osa en formato bebible que tuviera todas esas cualidades. Para ello experiment\u 243? con nuez de cola y con las plantas de coca que mezcl\u243? con jugos de lim a, canela, y otros ingredientes. Al final obtuvo un producto que no estaba mal, pero cuya eficiencia farmacol\u243?gica no parec\u237?a ser tan milagrosa. De he cho, no eran muchos los clientes que lo solicitaban. \par\pard\plain\hyphpar} { Quiso la casualidad que un d\u237?a, mientras Pemberton elaboraba su preparado, cometiera un error: en vez de agua le puso soda. Al ver el burbujeo se sorprendi \u243? y decidi\u243? probarlo. Estaba rico, y coincidieron con esa opini\u243?n cuantos lo probaron. En teor\u237?a fue entonces cuando el contable de Pemberto n le propuso venderlo como bebida refrescante m\u225?s que como medicina. Pember ton pens\u243? que ser\u237?a un fracaso, pero accedi\u243?. Dicho y hecho. El c ontable bautiz\u243? el refresco con el nombre que conocemos hoy, dise\u241?\u24 3? el popular logo caligr\u225?fico, y el resto es historia. \par\pard\plain\hyp hpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Salvando las distancias de {\i bouquet}, textura, fragancia y elaboraci\u243?n con respecto a la Coca-Cola, hay otra bebida que tambi\u233?n es fruto de la caprichosa serendipia: el co\u241?a c. \par\pard\plain\hyphpar} { Si hoy podemos disfrutar de \u233?l se debe a que en la Edad Media algunos comer ciantes, antes de emprender grandes traves\u237?as para vender sus vinos, proced \u237?an a hervir los caldos. De esta manera aliviaban el peso y el volumen al e vaporar el agua. Cargaban sus tinas con el vino hervido y, al llegar a destino, le volv\u237?an a a\u241?adirle agua, y aqu\u237? paz y despu\u233?s gloria. Tra s un largo viaje, alguien se olvid\u243? por casualidad de \u171?reconvertir\u18 7? el vino a\u241?adi\u233?ndole agua y lo puso a la venta sin m\u225?s: hab\u23 7?a nacido el co\u241?ac. \par\pard\plain\hyphpar} { Como vemos, la gastronom\u237?a, como la ciencia o la tecnolog\u237?a, no escapa n a lo serend\u237?pico. Un \u250?ltimo ejemplo de notable fen\u243?meno casual es la invenci\u243?n del microondas, aunque quien lo invent\u243? no persegu\u23 7?a, desde luego, crear un electrodom\u233?stico. \par\pard\plain\hyphpar} { S\u237?, es cierto que parece que el microondas haya estado siempre ah\u237?\u82 30? \u161?C\u243?mo vivir sin \u233?l en una sociedad como la nuestra! Pues mira por d\u243?nde, naci\u243? por puro accidente en 1945. Se lo debemos a Percy Le baron Spencer (EE.UU., 1894-1970), un ingeniero e inventor. \par\pard\plain\hyph par} { Spencer trabajaba, como tantos otros d\u237?as, en la elaboraci\u243?n de magnet rones, unos aparatos encargados de producir se\u241?ales de radio de microondas en un radar. Y la casualidad tiene dos versiones: la m\u225?s oficial cuenta que mientras Spencer ajustaba la emisi\u243?n de ondas de uno de aquellos cacharros , observ\u243? que la chocolatina que llevaba en el bolsillo del pantal\u243?n s e hab\u237?a derretido. Sin embargo, \u233?l no hab\u237?a percibido calor algun

o y la temperatura ambiental era la de siempre. \par\pard\plain\hyphpar} { La otra versi\u243?n asegura que Spencer hab\u237?a dejado el s\u225?ndwich del desayuno delante del aparato emisor de microondas mientras lo ajustaba, y que cu ando fue a desayunar, ard\u237?a. Aquello lo llev\u243? a la conclusi\u243?n de que su aparato era capaz de calentar o incluso quemar alimentos de una forma inv isible. \par\pard\plain\hyphpar} { Spencer prob\u243? con huevos, que explotaron; con ma\u237?z, del que salieron p alomitas y, al final, dej\u243? de lado su radar para perfeccionar una m\u225?qu ina, el precursor del microondas, aunque bastante distinto del que conocemos hoy , ya que era del tama\u241?o de una nevera y, desde luego, muy pesado. \par\pard \plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b Serendipia: definir lo indefinible} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Si llevas meses, tal vez a\u241?os trabajando en un proyecto cient\u237?fico, qu \u237?mico o cu\u225?ntico, parece l\u243?gico que tarde o temprano tengas la re compensa a tu esfuerzo. Pero la mala baba de la serendipia es que muchas veces l a soluci\u243?n a lo que buscas la has tenido siempre delante y no has sabido ve rla. Mira si no al pobre Newton con las manzanas: \u191?ser\u225? que nunca se l e hab\u237?a ca\u237?do nada? En otras ocasiones, lo serend\u237?pico es fruto d e un accidente: cometes un error, tropiezas, olvidas algo y aparece el milagro. Pero \u191?siempre son fruto de la ineptitud? M\u225?s bien no. \par\pard\plain\ hyphpar} { Hay una especie de consenso en la comunidad internacional de cara a c\u243?mo de finir eso que no tiene explicaci\u243?n. El t\u233?rmino b\u225?sico es \u171?ca sualidad fruto del esfuerzo\u187?. El resumen es f\u225?cil: si una persona no h ace nada, no piensa nada y no proyecta nada, vivir\u225? fen\u243?menos casuales , pero si hace, piensa y proyecta, podr\u225? vivir los serend\u237?picos. Eso s \u237?, no ha estado buscando los CD de una forma consciente. Para entenderlo, s er\u237?a como Crist\u243?bal Col\u243?n: s\u233? que m\u225?s de una persona pe nsar\u225? que al almirante \u8212?portugu\u233?s, catal\u225?n, jud\u237?o o it aliano, tanto da\u8212? sab\u237?a exactamente ad\u243?nde iba, pues ten\u237?a en su poder unos viejos mapas, los del navegante Piri Reis, en los que estaba pe rfectamente dibujado el continente americano, pero la versi\u243?n oficial \u821 2?d\u233?jame que la use, que me viene muy bien para el libro\u8212? es que Col\ u243?n llega a Am\u233?rica por chiripa, pues en realidad viajaba hacia las Indi as. Eso s\u237?, de no haber partido, jam\u225?s lo habr\u237?a logrado. \par\pa rd\plain\hyphpar} { Por eso, por ser necesaria la acci\u243?n, se dice que la persona serend\u237?pi ca es inteligente, creativa, sagaz y despierta porque tiene la capacidad de cone ctar con la esencia de lo casual. De hecho, durante mucho tiempo se afirm\u243? que la serendipia era la condici\u243?n del descubrimiento que se llevaba a cabo gracias a una combinaci\u243?n de sagacidad y accidentes. Dicho as\u237? parece que tires los granos de arroz en la sart\u233?n con cuatro cosas m\u225?s y lue go saques una paella. Tal vez por ello la definici\u243?n final que podemos enco ntrar en el diccionario de la lengua inglesa en su edici\u243?n de 2004 es que l a serendipia es \u171?la generaci\u243?n y el desarrollo de eventos fortuitos qu e se producen de modo feliz o ben\u233?fico, como por ejemplo lograr descubrimie ntos afortunados por accidente\u187?. En cambio, en el diccionario ingl\u233?s d e Cambridge se nos dice que la serendipia es \u171?la tendencia que con base a l a fuerza se alcanza al encontrar cosas interesantes o invaluables fortuitamente\ u187?. Por definiciones no ser\u225?... \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b El post-it, una torpeza muy rentable} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hy phpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { A veces un peque\u241?o error es m\u225?s que suficiente como para que la serend

ipia se convierta en algo muy rentable. Y si no que se lo pregunten a la empresa que invent\u243? los famosos papelitos de post-it, un invento que, por cierto, fue fruto de un fallo. Un operario de la empresa 3M olvid\u243? a\u241?adir el c omponente de un pegamento en uno de sus productos. Pasados los d\u237?as, alguie n vio all\u237? el pegamento y, dado su elevado precio, decidi\u243? guardarlo p ara usarlo en una nueva producci\u243?n, ya que por s\u237? mismo casi no ten\u2 37?a poder adhesivo. \par\pard\plain\hyphpar} { Quiso la casualidad que entrase en escena uno de los ingenieros de la empresa, u n hombre devoto y con la costumbre de acudir casi a diario a misa. Aquel feligr\ u233?s, amante del orden, hac\u237?a tiempo que ten\u237?a dispuestos en su Bibl ia unos papelitos que marcaban las p\u225?ginas que conten\u237?an los c\u225?nt icos religiosos. Sin embargo, con frecuencia, al abrir el libro se le ca\u237?an . Un d\u237?a, antes de acudir a misa, justo cuando estaba a punto de terminar s u jornada laboral, pens\u243? en lo bien que le ir\u237?a tener un pegamento con poco poder adhesivo para sus papeles marcadores de texto. De pronto le vino a l a mente la idea del pegamento sobrante... El resto ya es historia. \par\pard\pla in\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?No ser\u225? que todo est\u225? ah\u237??} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Imagina que puedes lanzar una pregunta al aire, eso s\u237?, con convicci\u243?n y no del tipo: \u171?\u191?Cu\u225?les ser\u225?n los n\u250?meros de la loto p ara este fin de semana?\u187? Imagina que el destino \u8212?quiz\u225? a trav\u2 33?s de un encuentro casual, leyendo un libro, viendo un programa de la tele o, sencillamente, dejando pasar las horas tumbado bajo un \u225?rbol mientras escuc has tu m\u250?sica favorita\u8212?, \u161?zas!, te da la respuesta a lo que esta bas buscando. \u191?Casualidad? Puede, pero m\u225?s bien es una serendipia: la respuesta casual y fortuita o por accidente a una pregunta bien formulada. Por e so siempre digo que a la hora de ponerse en manos del destino hay que saber muy bien qu\u233? preguntar y cu\u225?ndo hacerlo. \par\pard\plain\hyphpar} { Perd\u243?n por la insistencia, pero de nuevo me pregunto qui\u233?n o qu\u233? est\u225? detr\u225?s de las serendipias y por qu\u233? nos da respuesta o nos o frece descubrimientos en determinados momentos de la historia precisamente cuand o, en teor\u237?a, no lo busc\u225?bamos. \par\pard\plain\hyphpar} { El ocultista y m\u233?dico G\u233?rard Anaclet Vincent Encausse, m\u225?s conoci do como \u171?Papus\u187? (1865-1916), les dec\u237?a a sus alumnos, respecto de la b\u250?squeda interior y las facultades de la magia, que alcanzar\u237?an la iluminaci\u243?n cuando buscando una cosa fueran capaces de encontrar otra, por que en ese momento habr\u237?an sabido conectar con la aut\u233?ntica esencia de la divinidad, \u171?aquella que te muestra lo que necesitas y no lo que necesar iamente ans\u237?as\u187?. En definitiva, eso no deja de ser una suerte de seren dipia o gui\u241?o del destino. Dicho de otro modo, los acontecimientos se produ cen cuando deben ocurrir, ni antes ni despu\u233?s. \par\pard\plain\hyphpar} { Para la experta en simbolog\u237?a Marisa Benovart, los episodios suceden en el momento en que tenemos capacidad de entenderlos: \u171?\u191?Qu\u233? habr\u237? a pasado con la famosa piedra Rosetta de no ser por la visita de Napole\u243?n a Egipto? \u191?La conocer\u237?amos hoy? \u191?Por qu\u233? se descubri\u243? en aquel momento y no antes? Si de verdad el destino es tan caprichoso como a vece s parece, no es de extra\u241?ar que ponga a nuestro alcance los descubrimientos , no cuando toca, sino cuando estamos preparados para ello. \u191?Habr\u237?amos entendido la piedra en pleno oscurantismo de las Cruzadas, o la habr\u237?amos destrozado pensando que era un elemento pagano o diab\u243?lico, seg\u250?n el c aso?\u187? \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b La piedra Rosetta, ahora s\u237? toca} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\h yphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} {

Era el 15 de julio de 1799. Las tropas francesas estaban en Egipto, no por casua lidad sino en guerra contra las brit\u225?nicas. Vamos, lejos de llevar a cabo l o que denominar\u237?amos una campa\u241?a arqueol\u243?gica internacional. \par \pard\plain\hyphpar} { De pronto, el capit\u225?n Pierre-Fran\u231?ois Bouchard, que se encontraba en l a poblaci\u243?n de Rashid \u8212?que los franceses llamaban Rosetta\u8212?, est aba al mando de la coordinaci\u243?n de quienes reparaban un fuerte. Ocioso y ta l vez acalorado, decidi\u243? dar una vuelta para comprobar c\u243?mo marchaban las tareas. De pronto, all\u237?, entre las excavaciones de las piedras que se u tilizaban para la obra, vio una que le result\u243? extra\u241?a. Semicubierta p or la arena, parec\u237?a contener unas letras. El militar se acerc\u243?, apart \u243? la arena y descubri\u243? lo que hoy conocemos como la piedra Rosetta: un a losa de basalto negro, datada en el 196 antes de nuestra era. \par\pard\plain\ hyphpar} { La piedra era el fragmento de una estela compuesta por tres inscripciones distin tas: catorce renglones en caracteres jerogl\u237?ficos, que eran los que se usab an normalmente en los monumentos egipcios; treinta y dos l\u237?neas centrales r edactadas en dem\u243?tico, una escritura popular usada en Egigto en torno al a\ u241?o 1000 antes de nuestra era, y cincuenta y cuatro renglones m\u225?s escrit os en griego. \par\pard\plain\hyphpar} { Puede que el militar, a primera vista, pensase que se trataba de una de las much as inscripciones funerarias que se encontraban en Egipto pero... \u191?qu\u233? hizo que desenterrase la piedra? Seguro que hab\u237?a visto algo m\u225?s. \u19 1?Qu\u233? le llam\u243? la atenci\u243?n? Jam\u225?s lo sabremos. Es de suponer que al tenerla en sus manos, se sorprendi\u243? al ver caracteres en griego, pe ro de no ser por su actitud inquisitiva \u8212?recordemos que \u233?sa es una de las claves para que se produzcan serendipias\u8212? esa piedra jam\u225?s habr\ u237?a llegado a manos del investigador Jean Fran\u231?ois Champollion (1790-183 2), quien por cierto tard\u243? diez a\u241?os en descifrarla. \par\pard\plain\h yphpar} { Es curioso porque hac\u237?a m\u225?s de cien a\u241?os que numerosos investigad ores intentaban descubrir el significado de los jerogl\u237?ficos y ninguno de e llos hab\u237?a tenido \u233?xito, y de pronto, en mitad de una obra, \u161?apar ece el diccionario! \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { La serendipia es inesperada, como el hallazgo de la piedra Rosetta, tal vez porq ue los acontecimientos suceden cuando toca... Volviendo al ocultista Papus \u821 2?que desde luego no habl\u243? de las serendipias\u8212?, cabe indicar que se r efer\u237?a a \u171?lo inesperado\u187? como sin\u243?nimo de lo casual, afirman do que \u171?lo inesperado a veces aparece como por azar y es el mejor regalo qu e nos da el destino, sencillamente porque aquello que se espera a veces no se ve llegar, y cuando est\u225? frente a uno no es valorado como se merece, y es en lo inesperado donde est\u225? la aut\u233?ntica fortuna, la prueba de que el aza r es m\u225?s divino que humano\u187?. No s\u233? si al decir esas palabras pens aba en la piedra Rosetta, pero... \par\pard\plain\hyphpar} { \u191?Debemos entender que las cosas suceden cuando toca? M\u225?s bien parece q ue s\u237?, que el destino nos da las respuestas cuando a \u233?l le conviene y no exactamente cuando nosotros las pretendemos. Eso s\u237?, darlas las da, de m anera que... cuidado con lo que pides, no vaya a ser que cuando lo recibas no es t\u233?s preparado para ello. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Casualmente radiactivo} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { S\u243?lo quien observa y considera lo que ve parece tener suerte. \u201?sa es u na ley no escrita de la serendipia, y es algo parecido a lo que le sucedi\u243? al descubridor de la radiactividad, Henri Bequerel (Francia, 1852-1908). \par\pa rd\plain\hyphpar} { Este cient\u237?fico descubri\u243? que la radiaci\u243?n era capaz de atravesar

l\u225?minas de celulosa opaca al ver que una placa fotogr\u225?fica envuelta e n papel negro que guardaba en un caj\u243?n junto a un frasco con sales de urani o se hab\u237?a ennegrecido como si hubiese quedado impresionada. De esta manera totalmente casual descubri\u243? que los n\u250?cleos de los \u225?tomos de alg unos elementos pueden emitir de forma espont\u225?nea radiaciones que provocan l a transformaci\u243?n de otros elementos, al perder o ganar electrones. \par\par d\plain\hyphpar} { Por cierto, el experimento que hac\u237?a Bequerel en ese momento nada ten\u237? a que ver con la radiactividad, pues el cient\u237?fico buscaba si hab\u237?a un a relaci\u243?n entre los rayos X (que tambi\u233?n se descubrieron por casualid ad) y la radiaci\u243?n visible. Bequerel quer\u237?a comprobar si todos los mat eriales capaces de emitir luz, al ser estimulados por cualquier medio, emit\u237 ?an al mismo tiempo rayos X. \par\pard\plain\hyphpar} {\page } { \par\pard\plain\hyphpar} {\s3 \afs28 {\qc 4. \u191?CASUAL O CAUSAL? \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} {\qr { {\i No me considero fatalista ni creo que todo en nuestra vida sea producto del azar . No podemos controlar nuestra vida como el jugador de ajedrez controla sus piez as, pero la vida tampoco es una ruleta. Como de costumbre, la verdad es calidosc \u243?pica y complicada. Hay demasiados mecanismos ajenos a nuestro control \u82 12?y a veces a nuestro entendimiento\u8212? que determinan nuestro destino. Los acontecimientos tienen en nuestra vida un impacto inmediato y otro de largo alca nce}. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Miguel C\u243?rdoba, \par\pard\plain\hyphpar} { historiador \par\pard\plain\hyphpar} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Hace ya algunos a\u241?os, demasiados, por casualidad me toc\u243? hacer unos re portajes sobre unas jornadas (cuyo nombre evitar\u233? por discreci\u243?n) de c recimiento personal y marcada tendencia transpersonal. Digo por casualidad porqu e quien ten\u237?a que cubrir la informaci\u243?n ese fin de semana (deb\u237?am os grabar en v\u237?deo algunas entrevistas) no era yo sino un compa\u241?ero qu e sospechosamente enferm\u243? el viernes al mediod\u237?a... Las jornadas se ll evaban a cabo en s\u225?bado y domingo y a la vista est\u225? que me tocaron a m \u237?. \par\pard\plain\hyphpar} { All\u237? estaban los grandes gur\u250?s y pensadores de finales de los noventa, que se defin\u237?an como aut\u233?nticos revolucionarios de la mente y la conc epci\u243?n del mundo y el universo. Recuerdo que en una de las charlas, el orad or, efectuando un barrido del p\u250?blico con la vista, pregunt\u243?: \u171?\u 191?Est\u225?n aqu\u237? porque han venido o han venido para estar aqu\u237??\u1 87? Despu\u233?s dej\u243? que las palabras flotasen en el aire unos segundos pa ra que causaran el efecto que deseaba y continu\u243? hablando. \par\pard\plain\ hyphpar} { No, la pregunta no era cu\u225?ntica, aquel fil\u243?sofo pretend\u237?a se\u241 ?alar que no era lo mismo acudir a un lugar con desinter\u233?s (estar ah\u237? simplemente porque se hab\u237?a ido), sin m\u225?s pretensi\u243?n que la de pa sar un rato y luego olvidarlo todo, y eso lo defini\u243? como una casualidad: l a de asistir. En cambio, \u171?han venido para estar aqu\u237?\u187? significaba decisi\u243?n e inter\u233?s, y por tanto, causalidad. Quienes hab\u237?an veni do bajo la primera premisa, tal vez se hab\u237?an enterado del evento por otro, se hab\u237?an encontrado con \u233?l viendo una publicidad en un diario, etc\u 233?tera. En cambio, los segundos, no. Por suerte, endulz\u243? su comentario di ciendo: \u171?Todos, los casuales y los causales, son bienvenidos, aunque segura mente no captar\u225?n la informaci\u243?n de igual manera.\u187? \par\pard\plai n\hyphpar} { Claro que luego volvi\u243? a entrar en la metaf\u237?sica profunda y solt\u243? otras perlas del tipo: \u171?\u191?Tenemos ojos porque vemos o vemos gracias a

ellos?\u187? o \u171?\u191?Somos lo que pensamos o pensamos lo que somos y, por tanto, s\u243?lo somos pensamiento?\u187? Como puedes imaginar, despu\u233?s de escuchar aquello uno no puede menos que preguntarse qu\u233? se toman esos ponen tes antes de dar una charla. \par\pard\plain\hyphpar} { Ahora bien, tomando una cierta distancia, preguntas como \u233?sas pueden tener validez en lo tocante al universo de lo causal. En mi caso no, no he tomado nada antes de redactar estas l\u237?neas. Bueno, s\u237?, pero no afecta a mi capaci dad de redacci\u243?n. \par\pard\plain\hyphpar} { Afirmo que tal vez esos conceptos pueden tener sentido porque tras lo casual cas i siempre se produce algo que resulta parad\u243?jico, y es que debemos estar di spuestos a aceptar aquello que es absurdo e incluso incre\u237?ble como primer p aso para sintonizar con el universo de las vibraciones y hechos casuales y causa les. Por supuesto, te aconsejo que no dejes de leer en la segunda parte del libr o todo lo relativo a las leyes herm\u233?ticas; un aut\u233?ntico \u171?manual d e instrucciones\u187? de c\u243?mo se producen lo casual y lo causal. Un manual que, por cierto, no he inventado yo, sino que se le atribuye a Hermes Trimegistr o. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b \u161?Por hablar!} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Una causalidad es una acci\u243?n. Pues bien, insistir en una idea verbaliz\u225 ?ndola reiteradamente puede tener su efecto... Es lo que le pas\u243? al escrito r y humanista estadounidense Samuel Langhorne Clemens (1835-1910), al que sin du da conocer\u225?s mejor por su seud\u243?nimo, Mark Twain. \par\pard\plain\hyphp ar} { Vaya por delante la advertencia de que este buen hombre era considerado como un exc\u233?ntrico, un tipo muy raro con el que era mejor estar a buenas. Pero eso no gener\u243? su casual causalidad, tal vez la produjo su afirmaci\u243?n reite rativa sobre su muerte. \par\pard\plain\hyphpar} { Mark Twain dec\u237?a que de igual forma que hab\u237?a nacido alumbrado con la llegada de un cometa, ser\u237?a la llegada de ese mismo cometa lo que marcar\u2 37?a el momento de su marcha, es decir, de su muerte. Tanto dijo \u171?nac\u237? con un cometa y morir\u233? con \u233?l\u187?, que as\u237? ocurri\u243?. Twain falleci\u243? de muerte natural el 21 de abril de 1910, pero no fue hasta vario s a\u241?os despu\u233?s que sus bi\u243?grafos descubrieron que, en efecto, ese d\u237?a era visible el paso del cometa Halley. \u191?Casualidad o causalidad? \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Qu\u233? diferencia hay entre casualidad y causalidad?} \par\pard\plain\hy phpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Sales de casa y te fijas, sin saber por qu\u233?, que hay dos coches rojos aparc ados delante. Caminas por la calle y te da la sensaci\u243?n de que mucha gente viste de rojo. Te detienes en el sem\u225?foro que tambi\u233?n est\u225? rojo y ves un autob\u250?s que anuncia un producto de color rojo. Cuando miras a tu de recha, mientras esperas que cambie la luz, te das cuenta de que la chica de tu l ado, que para descansar un poco diremos que viste de blanco, lleva un cochecito de beb\u233? de color rojo. \u191?Casualidad? Puede que s\u237? o puede que todo eso no sea m\u225?s que una fijaci\u243?n tuya, es decir, que por alg\u250?n mo tivo est\u225?s prestando atenci\u243?n a los tonos rojos; sin embargo, que lo h agas, tal vez no sea casual. \par\pard\plain\hyphpar} { Para Alfredo Laygas, investigador de ocultismo y simbolog\u237?a, \u171?debemos hacer una interpretaci\u243?n de los hechos en base al c\u243?digo simb\u243?lic o de lo casual, donde el rojo manifiesta energ\u237?a, fuerza y vitalidad\u187?. Para \u233?l, tal vez te fijas en el s\u237?mbolo que representa lo que necesit as en ese momento. Claro que otra interpretaci\u243?n podr\u237?a ser que la vid a te est\u225? anunciando un peligro y te est\u225? diciendo que bajes el ritmo.

Tal vez est\u225?s padeciendo estr\u233?s. \par\pard\plain\hyphpar} { A grandes rasgos, todas ellas son coincidencias casuales, que t\u250? puedes \u1 71?traducir\u187? bajo la perspectiva de la causa, es decir de tu estado, pero \ u191?sabes por qu\u233? est\u225? pasando todo eso? Porque ayer por la tarde \u8 212?no te lo he dicho, pero sup\u243?n que trabajas como dise\u241?ador de p\u22 5?ginas web\u8212? te pasaste horas dise\u241?ando algunas pantallas de un clien te en cuya imagen corporativa predomina el rojo. Adem\u225?s, \u233?sa no era la primera sino la tercera reuni\u243?n para retocar aspectos de la web que ya se daban por zanjados. Por si fuera poco, al terminar el trabajo y ya en tu casa, s egu\u237?as pensando en c\u243?mo dise\u241?ar mejor ese logotipo que ten\u237?a s atravesado y que ten\u237?a una marca de agua de color rojo. \par\pard\plain\h yphpar} { Dicho de otro modo: tu tensi\u243?n, la motivaci\u243?n y lo que estaba ocupando tu mente durante horas era el rojo, por lo tanto hab\u237?as generado una causa , un motivo de preocupaci\u243?n que termin\u243? por provocar una causalidad: u n hecho incontrolado y en apariencia casual, y, en el caso el ejemplo, reiterati vo, generado por una causa. \par\pard\plain\hyphpar} { Veamos otro ejemplo muy f\u225?cil para entenderlo r\u225?pido: Si me paso el d\ u237?a refunfu\u241?ando, de mal humor, actuando con los dem\u225?s de forma ari sca, quiz\u225? alzando la voz, porque estoy fuera de mis casillas o bajo un not able estado de negatividad, lo l\u243?gico es que m\u225?s pronto que tarde comi encen a pasarme hechos negativos. Adversidades que tal vez interpretar\u233? com o casuales, pero que realmente son causales porque yo estoy provocando el mal ro llo. Porque yo, sin ser consciente, estoy fijando mi atenci\u243?n en lo nefasto . Y por la noche, viendo el telediario, le dir\u233? a mi pareja: \u171?Te has f ijado en la cantidad de desgracias que han pasado hoy.\u187? En realidad el noti ciario ser\u225? el de siempre (aunque hay algunos que parecen aut\u233?nticas c r\u243?nicas de sucesos), la diferencia est\u225? en que mi atenci\u243?n ha sin tonizado con lo malo porque yo estoy en ese estado. \par\pard\plain\hyphpar} { Y ese d\u237?a, si lavando los platos se me cae uno y lo rompo, o aparcando el c oche le doy un toque de m\u225?s al que ten\u237?a detr\u225?s y lo abollo, y al llamar por tel\u233?fono a quien sea para decir que llego tarde (porque mi tens i\u243?n ha generado retrasos) se me cae el m\u243?vil y se aver\u237?a, dir\u23 3?: \u171?\u161?Casualmente hoy todo me sale mal!\u187? Pues no, no es casual, e s culpa m\u237?a y, por tanto, es causal. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b No cre\u243? la causa pero... \u191?la invent\u243??} \par\pard\plain\hyphpar}\p ar\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Hay personas muy creativas, tanto que, como veremos en el cap\u237?tulo destinad o a ello, su inspiraci\u243?n llega a ser prof\u233?tica. Un ejemplo son los tex tos del escritor y oficial estadounidense de la marina mercante Morgan Robertson (1861-1915). Textos que, si los tomamos como causalidad, podemos decir que prod ujeron nada menos que un terror\u237?fico efecto: el hundimiento del {\i Titanic}. \par\pard\plain\hyphpar} { Robertson escribi\u243? en 1898, fruto de la casualidad y sus relaciones con el mundo de la mariner\u237?a, una novela cuyo argumento era que un gran transatl\u 225?ntico \u8212?al que \u233?l denominaba {\i Tit\u225?n}, en alusi\u243?n a su envergadura\u8212? que se consideraba insumerg ible, se hund\u237?a tras chocar con un iceberg en el oc\u233?ano Atl\u225?ntico . Como es sabido, el aut\u233?ntico barco, que tambi\u233?n era considerado insu mergible, se llamaba Titanic y, en efecto, naufrag\u243? tras haber chocado con un iceberg. \par\pard\plain\hyphpar} { Desde luego Robertson tuvo una gran capacidad creativa, aunque hay otros que con sideran que era un profeta, y sustentan la afirmaci\u243?n en que en el a\u241?o 1914 escribi\u243? otra novela titulada {\i M\u225?s all\u225? del espectro} en la que hablaba de una hipot\u233?tica y futu ra guerra entre Estados Unidos y Jap\u243?n. \par\pard\plain\hyphpar} {

Para m\u225?s inri, el autor detallaba c\u243?mo ser\u237?a un ataque furtivo de los japoneses en una escena que cuadraba bastante con lo acontecido en Pearl Ha rbor durante la segunda guerra mundial. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Causalidad o consecuencia?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Puede parecer lo mismo, pero no lo es. \u191?De qu\u233? depende? Veamos un ejem plo. Supongamos que tu vecino (\u233?ste no es el t\u237?pico que no te saluda, es otro, para que veas que las cosas todav\u237?a pueden ir a peor) es un maledu cado. Trabaja por la noche y cuando llega a casa a la una de la madrugada se cre e que son las seis de la tarde. Conecta la tele, hace ruido, habla en voz alta, mientras t\u250?, que vives en el piso de abajo, eres incapaz de conciliar el su e\u241?o. Una noche, desesperado, pasas a la acci\u243?n: \par\pard\plain\hyphpa r} { \par\pard\plain\hyphpar} { \u8226? {\i Causalidad}: \u171?Esta noche no voy a pegar ojo por culpa de ese tipejo.\u187? Es lo que piensas, y por culpa de proyectar esa frase (has generado una causa), pese a que ten\u237?as mucho sue\u241?o y estabas cansado, \u171?casualmente\u18 7? te cost\u243? dormir e incluso tuviste sue\u241?os inquietantes. \par\pard\pl ain\hyphpar} { \u8226? {\i Consecuencia}: \u171?Baja la tele pedazo de... (aqu\u237? a\u241?ades el insulto que m\u225?s te apetezca)... \u161?Voy a llamar a la polic\u237?a!\u187? Es tu frase a grito pelado y con la ventana abierta para que el de arriba te oiga bien . Has generado una acci\u243?n y el vecino baja la tele de inmediato. Te sientes feliz, tu acci\u243?n ha logrado un resultado. Consigues dormirte, pero media h ora despu\u233?s te despierta el timbre de la puerta y llega la aut\u233?ntica c onsecuencia de tu acci\u243?n: es la polic\u237?a que llama para decirte que el vecino de arriba te ha denunciado por insultarlo llam\u225?ndolo lo que sea. \pa r\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Como vemos, lo causal es m\u225?s interpretativo, puede que no tenga un resultad o inmediato y puede que incluso no seamos conscientes de los efectos que genera hasta tiempo despu\u233?s. En cambio, la consecuencia suele ser m\u225?s breve, somos conscientes en el momento en que se produce y suele estar activada por alg uien como fen\u243?meno de respuesta. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Todo sea por preguntar} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { \u191?Puede una pregunta tener tanta fuerza que al final se torne en una causali dad y por tanto genere singulares efectos? A tenor de lo que le ocurri\u243? a G eorge Bryson, s\u237?. \par\pard\plain\hyphpar} { La historia es sencilla. Bryson viajaba en direcci\u243?n a Nueva York en tren, pero uno de los viajeros le hab\u237?a hablado de la belleza de Loisville, de ma nera que dado que \u233?l ten\u237?a tiempo y no hab\u237?a estado en aquella po blaci\u243?n, al llegar a la estaci\u243?n de Loisville decidi\u243? apearse. En el mismo and\u233?n pregunt\u243? por el mejor hotel de la ciudad, al cual acud i\u243? para alojarse. Cuando estaba en la recepci\u243?n del hotel quiso gastar una broma y le pregunt\u243? al recepcionista si hab\u237?a alguna carta para \ u233?l. Pues bien, la sorpresa se la llev\u243? el bromista cuando desde el otro lado del mostrador le dijeron que s\u237?, que hab\u237?a una carta dirigida a su nombre y que ten\u237?a su n\u250?mero de habitaci\u243?n, la 307. \par\pard\ plain\hyphpar} { Aquello parec\u237?a imposible, pero ten\u237?a una explicaci\u243?n: en esa hab itaci\u243?n se hab\u237?a alojado unas semanas atr\u225?s un hombre que tambi\u 233?n se llamaba como \u233?l. \par\pard\plain\hyphpar} {

\par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Puede una causalidad generar un hecho casual?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { A priori parece que no, pero... Si yo decido llamar por tel\u233?fono a alguien a quien quiero ver porque tengo la idea de crear un nuevo proyecto, te\u243?rica mente todo cuanto suceda no ser\u225? casual sino propiciado por m\u237?. Ahora bien, supongamos que antes de comenzar la reuni\u243?n mi interlocutor me dice q ue antes de que le cuente mi idea \u233?l ha tenido otra y quiere compartirla co nmigo. Resulta que ambas son muy similares y que, por supuesto, para que sean m\ u225?s efectivas en el \u225?mbito de lo casual, tienen poca o ninguna relaci\u2 43?n con los temas que habitualmente abordamos de forma conjunta. \u191?Ha sido una casualidad esa coincidencia de intereses? \u191?Qu\u233? ha motivado mi \u17 1?causalidad\u187?? \u191?Qui\u233?n o qu\u233? me ha instado para que precisame nte ese d\u237?a decidiera llamar a esa persona que ha tenido la misma idea que yo? \u201?se es el misterio. La causalidad a veces propicia casualidades. \par\p ard\plain\hyphpar} { Siguiendo el ejemplo anterior, resulta que cuando acudo a la entrevista con mi a migo me encuentro por la calle a alguien a quien hac\u237?a tiempo que no ve\u23 7?a. No tengo mucho inter\u233?s en hablar con \u233?l porque llego tarde y me e xcuso dici\u233?ndole que voy a una reuni\u243?n de trabajo, en ese momento \u23 3?l dice: \u171?Qu\u233? casualidad, hace unos d\u237?as estuve hablando de ti c on uno de mis socios. Te llamo ma\u241?ana y quedamos para hablar de proyectos d e trabajo.\u187? \par\pard\plain\hyphpar} { Efectivamente es una casualidad que el d\u237?a que yo me desplazo para hablar d e trabajo con una nueva idea en la cabeza me encuentre con alguien que tambi\u23 3?n quiere que hablemos de proyectos y trabajo. Pero... \u191?d\u243?nde est\u22 5? el origen? En que yo he generado una causa. De manera que debemos tener cuida do, porque toda causa, al final, tiene un efecto. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b La nostalgia como causa de una casualidad} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\pla in\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Un d\u237?a el popular actor Michael Caine sinti\u243? nostalgia de su antiguo b arrio del sur de Londres, Kensington. Decidi\u243? acudir a visitarlo, y casualm ente cuando paseaba por las calles se encontr\u243? con Charles Chaplin, quien c asualmente tambi\u233?n ten\u237?a una raz\u243?n para estar all\u237?: adem\u22 5?s de que aqu\u233?l tambi\u233?n era el barrio de su infancia, hab\u237?a sent ido nostalgia y \u233?se era el motivo de que se encontrara all\u237?. Ese hecho se volvi\u243? a producir en una nueva ocasi\u243?n en la que los dos actores e charon de menos su barrio de la infancia. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Qu\u233? es el efecto im\u225?n?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Dicho de una forma muy r\u225?pida: aquello que t\u250? pides es aquello que t\u 250? recibes. A veces parece casualidad, pero en realidad t\u250? lo has estado provocando. Otra cosa es saber si lo has hecho influido inconscientemente por al go. En la actualidad, ese fen\u243?meno recibe el nombre de \u171?ley de atracci \u243?n\u187?, aunque el concepto es tan viejo como el mundo. \par\pard\plain\hy phpar} { La ley del efecto im\u225?n en la casualidad te dice que aquello que t\u250? gen eras en tu mente puede acabar por presentarse en tu vida, ya sea a trav\u233?s d e personas, situaciones, ideas, experiencias... Lo malo es que no siempre sabemo s aprovechar esa llegada, es m\u225?s, a veces ni nos damos cuenta de que se est \u225? produciendo. Lo peor del efecto im\u225?n es que de la misma forma que se presenta lo bueno, puede acontecer lo malo. \par\pard\plain\hyphpar} { En el ejemplo que he puesto con anterioridad, el efecto im\u225?n hizo que cuand

o yo gener\u233? una idea de trabajo, casualmente apareci\u243? una segunda alte rnativa. Ahora bien, tampoco debemos enga\u241?arnos, quiz\u225? las cosas no su ceden de forma tan r\u225?pida, pero \u191?te has dado cuenta de que las casuali dades no suelen ser una, exclusiva y aislada? El d\u237?a que algo va bien, casi todo suele ir bien, y al rev\u233?s. \par\pard\plain\hyphpar} { Lo curioso en toda esa historia de la reuni\u243?n de trabajo, que adem\u225?s e s real, no es que me encuentre con esa persona a la que hac\u237?a tiempo que no ve\u237?a. Eso es una simple casualidad, aunque no deja de ser un hecho sincr\u 243?nico del que he sido totalmente inconsciente y no he provocado; por tanto, n o es causal. S\u243?lo con que hubiera salido un minuto m\u225?s tarde de casa, o que hubiera perdido el autob\u250?s que llegaba justo cuando yo me aproximaba a la parada, ya no me habr\u237?a encontrado con esa persona. \u191?Qui\u233?n o qu\u233? se encarga de ese sincronismo? No lo sabemos. \par\pard\plain\hyphpar} { Pero en la historia hay todav\u237?a m\u225?s, y cuento todos estos detalles por que considero que pueden ser de inter\u233?s si de verdad queremos aprender a si ntonizar con lo que llamamos casualidad. Yo ten\u237?a prisa pero me detuve. Pod r\u237?a haberme excusado limit\u225?ndome a saludar sin m\u225?s diciendo: \u17 1?Perdona, llego tarde, te llamo en cuanto pueda.\u187? No lo hice, me par\u233? y habl\u233? un segundo con aquella persona pese a que ten\u237?a prisa. Pero h ay m\u225?s. \u191?Por qu\u233? dije que ten\u237?a una reuni\u243?n de trabajo? Vale, porque era cierto, pero si no lo hubiera dicho, \u191?la otra persona se habr\u237?a acordado de que un par de d\u237?as atr\u225?s hab\u237?a estado hab lando de m\u237?? Tal vez no, y la prueba est\u225? en que hasta ese momento no me hab\u237?a llamado. Fue el encuentro casual y la palabra m\u225?gica \u171?tr abajo\u187? \u8212?que creo que pronunci\u233? casualmente\u8212? la que lo cone ct\u243? con aquella jornada y la que provoc\u243? que, efectivamente, aquel hom bre me llamase al d\u237?a siguiente de nuestro encuentro. \par\pard\plain\hyphp ar} { No es que quiera ver coincidencias por todas partes, pero a veces esos peque\u24 1?os detalles son los llamados gui\u241?os del destino o manifestaci\u243?n-im\u 225?n que lo casual pone a nuestro alcance. Que lo usemos o no, depende de nosot ros. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b \u191?Se puede provocar un tropiezo casual? } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\ plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Si la causalidad puede llegar a ser la puesta en marcha de acciones casuales, ta l vez lo que le pas\u243? al cineasta brasile\u241?o Rui Guerra cuando estaba en Mozambique\u8230? \par\pard\plain\hyphpar} { Se encontraba en el pa\u237?s africano en un momento conflictivo: Mozambique est aba en guerra, hab\u237?a todo tipo de carencias y la vida resultaba muy complej a. \par\pard\plain\hyphpar} { Cierta noche, mientras el cineasta cenaba en casa de unos amigos y hablaban sobr e lo que les gustar\u237?a comer o beber o incluso tener, como gasolina o electr icidad, pero no pod\u237?an a causa del conflicto, Guerra dijo: \u171?Pues yo en este momento me conformar\u237?a con una jugosa manzana.\u187? A los pocos segu ndos se oy\u243? un ruido en el interior de la casa y de pronto apareci\u243? un a manzana rodando ante los pies de Guerra. \par\pard\plain\hyphpar} { Al indagar sobre aquel hecho, sin duda harto dif\u237?cil ya que la carest\u237? a imped\u237?a la presencia de ciertos alimentos en la ciudad, Guerra se enter\u 243? de que la manzana hab\u237?a sido adquirida en el mercado negro por una de las sirvientas de la casa. Al parecer la chica estaba subiendo la escalera en di recci\u243?n al piso superior para esconder su compra, pero resbal\u243?, la bol sa cay\u243? al suelo y la manzana termin\u243? a los pies de quien casualmente hab\u237?a deseado tener una para com\u233?rsela. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b

\u191?C\u243?mo nos influye el efecto im\u225?n?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Cuidado con lo que pides en tus deseos, con lo que piensas y con lo que haces, p orque puede llegar a cumplirse. Yo creo que \u233?sa es la clave que todos debem os tener presente en el terreno de lo causal. \par\pard\plain\hyphpar} { Aquello que deseamos, de una forma u otra suele llegar, lo malo es que no llega ya cocinado, sino que habitualmente lo hace en plan ingredientes. Es como si de pronto deseas comerte una paella y alguien te regala un paquete de arroz. Puede que en tu casa tengas los otros ingredientes y hasta sepas hacer la paella, pero tambi\u233?n es posible que no sepas cocinarla, de manera que aunque tengas tod os los elementos deber\u225?s recurrir a otra persona. En cualquier caso, la pae lla lleva arroz y el destino te lo ha dado. \u161?No te quejes! \par\pard\plain\ hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b \u161?Por lanzar un globo!} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Hay acciones que traen consecuencias casuales tan incre\u237?bles que uno piensa que m\u225?s vale tener cuidado con lo que se hace o se dice por si acaso luego ocurre. Y el ejemplo de ello lo vemos en la ni\u241?a de diez a\u241?os Laura B axton. \par\pard\plain\hyphpar} { Corr\u237?a junio de 2001 y la cr\u237?a estaba jugando en el patio de su casa. De pronto decidi\u243? inflar un globo y escribir en \u233?l su nombre y su dire cci\u243?n y lanzarlo al aire. Laura estaba jugando a vivir en una isla desierta y el globo era algo as\u237? como un mensaje en una botella. \par\pard\plain\hy phpar} { Quiso la causalidad (porque hubo intenci\u243?n y acci\u243?n al lanzar el globo e identificarlo) que tres d\u237?as despu\u233?s, a 225 kil\u243?metros de dist ancia, el globo se posara en el jard\u237?n de otra ni\u241?a que tambi\u233?n t en\u237?a diez a\u241?os, que tambi\u233?n se llamaba Laura Baxton, y que, como la primera, ten\u237?a el cabello largo, los ojos claros y un conejo como mascot a. \par\pard\plain\hyphpar} { \u191?Quiso la casualidad que ambas Lauras se pusieran en contacto y por eso gen er\u243? una causa o motivo para que la primera lanzase el globo? A veces lo cau sal no es fruto del azar... \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { El efecto im\u225?n nos da recursos, algunos, y a veces muy limitados, pero tamb i\u233?n pone en nuestro destino de forma casual personas, situaciones o experie ncias que si las sabemos aprovechar, puede que al final obtengamos lo deseado. Y digo al final porque, esa es otra, el destino no acepta que el tiempo sea marca do por un reloj humano. Tal vez t\u250? querr\u237?as comerte la paella ma\u241? ana, pero puede que el arroz te lo regalen dentro de un mes... \par\pard\plain\h yphpar} { Ahora bien, la influencia de ese efecto im\u225?n, y es necesario insistir en es te punto, no entiende de conceptos tan humanos como bueno o malo. Las cosas simp lemente son, sin m\u225?s. Muchas personas cometen el error de decir \u171?mejor que esto no salga porque quiz\u225? no sabr\u233? hacerlo\u187?, y casualmente aquello no sale. Dentro de esa l\u237?nea tenemos el pensamiento arrepentido. To dos en alg\u250?n momento nos hemos arrepentido de algo que hemos dicho o pensad o. No pasa nada, el problema aparece cuando adem\u225?s nos permitimos recrearno s m\u225?s de la cuenta. Un ejemplo ser\u237?a aquel de \u171?No ten\u237?a que haberle dejado las llaves del coche, mira que si tiene un accidente\u8230?\u187? , y s\u237?, el accidente se produce. \u191?Eso es intuici\u243?n u otra cosa? \ par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b La tenebrosa intuici\u243?n de Jesse James} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\pl ain\hyphpar} {

\par\pard\plain\hyphpar} { A veces las coincidencias son realmente tenebrosas. \par\pard\plain\hyphpar} { Desconocemos si en alg\u250?n momento Jesse James se plante\u243? qu\u233? pod\u 237?a pasarle en el futuro cuando le regal\u243? un rifle a un amigo suyo. Lo ci erto es que no deb\u237?a de estar muy convencido de aquel hecho y tal vez pens\ u243? en \u233?l m\u225?s de la cuenta, pues un d\u237?a tuvo un funesto sue\u24 1?o que con el tiempo se convirti\u243? en recurrente: el forajido se ve\u237?a sentado en una cantina, se supone que bebiendo whisky, cuando de pronto alguien lo mataba por la espalda. \par\pard\plain\hyphpar} { Quiso el destino, la casualidad o no sabemos qu\u233?, que estando Jesse en Misu ri, subido a una silla y desarmado, aquel amigo al que \u233?l le hab\u237?a reg alado el rifle lo asesinase dispar\u225?ndole por la espalda. \par\pard\plain\hy phpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Cuando conectamos con esa entidad a la que denominamos de forma gen\u233?rica lo serend\u237?pico, \u191?estamos saltando la barreras espaciotemporales? \u191?E s lo que hizo el forajido Jesse James? Quiz\u225? intuyendo una desgracia, y sab iendo a qui\u233?n le hab\u237?a regalado el rifle, inconscientemente provoc\u24 3? algo. Claro que hay quien piensa que en realidad lo que hacemos con nuestros pensamientos, muchas veces casuales, es forjar un nuevo destino. \par\pard\plain \hyphpar} { Generar ideas o reflexiones est\u225? muy bien, siempre y cuando sean positivas. Lo he dicho antes: la serendipia no entiende de bueno y malo, de correcto e inc orrecto, por tanto no sabemos si cuando tememos por nuestra vida y nos visualiza mos padeciendo un accidente ese algo con lo que conectamos nos concede el deseo, de igual forma que lo har\u237?a si el deseo fuese tener un ascenso laboral... \par\pard\plain\hyphpar} { En opini\u243?n de Flora Cavillo, experta en visualizaci\u243?n creativa, la cas ualidad no existe, sino que es creada y moldeada por nosotros, por nuestro pensa miento. Seg\u250?n ella \u171?no todo lo que piensas tiene consecuencias. La ene rg\u237?a, el poder de la vibraci\u243?n, s\u243?lo se activa cuando aquello en lo que hemos pensado causa un verdadero impacto trascendental en nuestra psique. A partir de ah\u237? es cuando se pone en marcha la maquinaria que puede cambia r nuestro destino\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { Para Cavillo, decir, por ejemplo \u171?quiero ser feliz\u187? tiene poco sentido , de la misma forma que carece de fuerza decirle al conductor de delante \u171?a nda y que te pudras\u187? despu\u233?s de que haya efectuado una maniobra que en torpece nuestro camino. \u171?En casos como \u233?sos, la implicaci\u243?n emoci onal es m\u237?nima, es muy temporal, pero cuando nuestras emociones se viven de forma intensa, en aspectos como la salud, la vida o la muerte, en aspectos que entroncan con nuestros miedos y pasiones m\u225?s \u237?ntimos, en esos momentos lo que pensemos s\u237? es trascendente y debemos tener cuidado\u187?. \par\par d\plain\hyphpar} { Dicho de otro modo, si acabamos de tener un mal d\u237?a en el que nos hemos enf adado con un amigo, se nos ha ido al garete un proyecto o hemos tenido un grave problema con la hipoteca y no podemos m\u225?s, un \u171?quiero ser feliz\u187? seguramente tendr\u225? m\u225?s efecto que si lo decimos porque s\u237?, tras u n aburrido fin de semana. De igual forma, si por culpa de la maniobra del conduc tor de delante hemos tenido que frenar en seco y como resultado el coche de atr\ u225?s ha chocado contra nosotros, lastim\u225?ndonos, nuestra emisi\u243?n nega tiva tendr\u225? m\u225?s efecto. \par\pard\plain\hyphpar} { De todas formas, el destino es caprichoso y, como aclara la experta en visualiza ci\u243?n creativa Flora Cavillo, \u171?jam\u225?s, bajo ning\u250?n concepto, d ebemos desear el mal. Puede que el conductor de delante se pudra como t\u250? le has deseado, pero \u191?y si cuando descubren su cad\u225?ver resulta que junto al suyo est\u225? el de un familiar o amigo tuyo? \u191?Y si resulta que \u8220 ?se pudre\u8221? en la c\u225?rcel porque ha matado a tu hijo? \u191?Y si se pud re en un hospital por culpa de una mala praxis m\u233?dica realizada por tu padr e? Recordemos que el destino es caprichoso y puede involucrarnos en cualquier mo mento en sus acciones\u187?. Cavillo tiene raz\u243?n, pues las casualidades pue

den tener m\u225?s de un protagonista. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Se salv\u243?, pero la muerte sabe aguardar} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\p lain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Una muestra de que no siempre es f\u225?cil librarse del efecto de los pensamien tos nefastos lo vemos en lo que le aconteci\u243? a un empresario. \par\pard\pla in\hyphpar} { Ten\u237?a que tomar un avi\u243?n para hacer un viaje de larga distancia y enco ntrarse con su socio en el otro extremo del pa\u237?s. Conforme se avecinaba la fecha, sent\u237?a una inquietud relacionada con el viaje que no alcanzaba a com prender muy bien. Cada vez que ten\u237?a los pasajes en las manos algo le dec\u 237?a que no deb\u237?a subir al avi\u243?n. \par\pard\plain\hyphpar} { Despu\u233?s de tres d\u237?as seguidos con la sensaci\u243?n de que morir\u237? a en el viaje, decidi\u243? llamar a su socio para comunicarle que saldr\u237?a el mismo d\u237?a y a la hora que ten\u237?a previsto hacerlo en avi\u243?n, per o que llegar\u237?a al d\u237?a siguiente ya que har\u237?a el viaje en coche y aprovechar\u237?a las pausas para pasar por las delegaciones de la empresa y res olver otros asuntos colaterales. \par\pard\plain\hyphpar} { Cuando le comunic\u243? a su mujer que hab\u237?a anulado los pasajes de avi\u24 3?n, ella le quit\u243? importancia a la decisi\u243?n y le ech\u243? en cara qu e anulase los billetes dado que hab\u237?a perdido el importe de los mismos y pa saban por una situaci\u243?n econ\u243?mica delicada. Su esposa no entend\u237?a que por una sensaci\u243?n negativa su marido anulase el vuelo. \par\pard\plain \hyphpar} { El d\u237?a previsto, el empresario tom\u243? su coche y parti\u243? hacia su de stino. Cuando estaba a medio camino escuch\u243? por la radio que el avi\u243?n en el que \u233?l deb\u237?a viajar se hab\u237?a estrellado hac\u237?a escasos minutos. Consternado por el accidente, pero contento y aliviado por haber tomado la decisi\u243?n correcta, llam\u243? a su mujer para comentarle la noticia. Mi entras comentaban su buena suerte se despist\u243? y provoc\u243? un accidente c on otros veh\u237?culos. \par\pard\plain\hyphpar} { El impacto result\u243? mortal para el empresario. \par\pard\plain\hyphpar} {\pa ge } { \par\pard\plain\hyphpar} {\s3 \afs28 {\qc 5. \u161?MALDITA CASUALIDAD! \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} {\qr { {\i Casualidad es el nombre que los conformistas damos a nuestra ignorancia. Todas l as cosas son efecto de una causa, pero si echamos la vista atr\u225?s comprobare mos que, a lo largo de la historia de la ciencia, se apel\u243? a la incapacidad del hombre para comprender las leyes de la naturaleza. Las tormentas, los eclip ses, los} tsunami{\i ... no ocurren por casualidad, aunque hayamos tardado siglos en entender que hay mecanismos que originan que, de pronto, ocurran sucesos impredecibles anteriorm ente}. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Manuel Carballal, {\line } periodista y escritor \par\pard\plain\hyphpar} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Como humanos tenemos la costumbre de medir y pesar todo cuanto sucede a nuestro alrededor. La categorizaci\u243?n de los acontecimientos nos sirve para situarno s en una escena y tomar partido. De esta forma, las cosas son buenas o malas, fa vorables o contrarias y, ya puestos, justas o injustas. Ahora bien, \u191?y si f u\u233?ramos capaces de no juzgar? Porque adem\u225?s, casi siempre lo hacemos e

n funci\u243?n de c\u243?mo nos afecta lo juzgado. \par\pard\plain\hyphpar} { Y es que el bien y el mal no son otra cosa que un concepto humano. Como apunta e l doctor Bernat N\u246?el Tiffon, m\u225?ster en psicopatolog\u237?a legal y for ense, \u171?bien y mal son unas construcciones humanas que han dotado de sentido , significado y significancia a nuestras conductas, comportamientos y relaciones interpersonales para un buen, deseable y \u243?ptimo funcionamiento de la socie dad\u187?. Tiffon asegura que somos los \u250?nicos en el reino animal que nos c omunicamos mediante s\u237?mbolos, \u171?a trav\u233?s de los cuales vamos confi gurando la construcci\u243?n de nuestra realidad, siendo uno de ellos el concept o del bien y del mal, ideas que se han ido desarrollando o marcando a lo largo d e nuestra historia en base a movimientos de masas sociopol\u237?ticas y militare s\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { Hemos constituido un mundo a nuestra medida y lo hemos tamizado con nuestros val ores y apreciaciones. Todo eso est\u225? muy bien, pero resulta que la diosa cas ualidad, esa entidad que no sabemos qui\u233?n es ni a qu\u233? se dedica, no pa rece ser como nosotros. Por supuesto, va por libre y no siempre da se\u241?as de entender de lo bueno o de lo malo igual que los humanos. \par\pard\plain\hyphpa r} { No es de extra\u241?ar, ya que, como nos recuerda el doctor Tiffon, bien y mal s on ideas humanas, no divinas: \u171?En la \u233?poca de la Grecia y la Roma cl\u 225?sicas, matar a un esclavo no significaba ning\u250?n castigo para el perpetr ador, mientras que el homicidio o asesinato de un patricio o un noble significab a la aplicaci\u243?n de las leyes de la \u233?poca. El bien y el mal depend\u237 ?an del estatus social, no de un c\u243?digo divino. En la Edad Media se continu aba con estas mismas premisas, aunque con ciertas variaciones, lo que en esencia significaba el poco valor que se otorgaba a la vida.\u187? \par\pard\plain\hyph par} { Es evidente que si te encuentras un billete de cien euros por una calle que no u tilizas con frecuencia cuando vas a tu casa, es una buena casualidad. Pensar\u22 5?s que has tenido suerte y puede que incluso creas que la diosa fortuna te ha s onre\u237?do haci\u233?ndote pasar por un lugar que no ten\u237?as previsto. S\u 237?, s\u237?, todo perfecto y maravilloso, pero \u191?acaso el billete de cien es una manzana que crece en los \u225?rboles? Me parece que no. \par\pard\plain\ hyphpar} { No es por desilusionarte. Desde luego nos quedamos con el concepto de \u171?rega lo del destino\u187?, ahora bien, \u191?te has parado a pensar que el poseedor d e ese billete \u8212?que no ser\u225? un banco y dif\u237?cilmente un furg\u243? n blindado\u8212? ha perdido algo? Y si encima esa persona resulta que ha pasado por esa calle por casualidad, porque adem\u225?s nunca hab\u237?a estado en esa ciudad, \u191?qu\u233? pensar\u225?? Posiblemente que ha tenido mala suerte. Ta l vez que el destino ha sido injusto con ella. He ah\u237? la \u171?gracia\u187? de la casualidad dual. \par\pard\plain\hyphpar} { Es evidente que el ejemplo del billete resulta demasiado f\u225?cil, pero a vece s en las peque\u241?as cosas y detalles podemos encontrar claves para entender q u\u233? sucede a nuestro alrededor. Desde luego, la casualidad no es mala ni bue na. No act\u250?a ni a favor ni en contra de nosotros, b\u225?sicamente porque, no olvidemos, somos parte de un engranaje que est\u225? en continua evoluci\u243 ?n. \par\pard\plain\hyphpar} { Seg\u250?n Emilio de la R\u250?a, profesor y f\u237?sico cu\u225?ntico, \u171?in tentar dotar a los fen\u243?menos casuales o coincidentes de una naturaleza beni gna o maligna, en funci\u243?n de c\u243?mo nos afectan, es incoherente, porque al hacerlo perdemos perspectiva de globalidad. Pero adem\u225?s, porque al medir los de esa manera los subjetivizamos con el tamiz humano\u187?. \par\pard\plain\ hyphpar} { Imagino que a estas alturas te estar\u225?s preguntando qu\u233? sentido tiene d edicar un cap\u237?tulo a las casualidades nefastas o a los hechos adversos que suceden por casualidad cuando pr\u225?cticamente he expuesto que no tienen raz\u 243?n de ser porque nada es bueno o malo en su totalidad. S\u237? hay un motivo, y no porque yo sea especialmente retorcido: lo casual nos ayuda, pero tambi\u23 3?n nos perjudica. En ambos casos, en vez de quedarnos con el hecho en s\u237?,

debemos preguntarnos el motivo, s\u243?lo de esa forma entenderemos qu\u233? est \u225? pasando y porqu\u233?. Y quiz\u225? gracias a ello podamos aprender grand es cosas. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Curioso cruce de caminos} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { A veces la casualidad nos ofrece paradojas que desde la perspectiva humana resul tan muy complejas de entender. \par\pard\plain\hyphpar} { Un d\u237?a, un estudiante de Harvard deb\u237?a tomar el tren para viajar hasta la ciudad en la que viv\u237?an sus padres. Cuando lleg\u243? a la estaci\u243? n, tropez\u243? y tuvo la mala suerte de caer en las v\u237?as del tren de la es taci\u243?n de Jersey City, en New Jersey. A los pocos segundos era rescatado po r un amable actor que iba camino de Filadelfia para visitar a su hermana. Hasta aqu\u237? dir\u237?amos que es un incidente sin m\u225?s trascendencia: alguien padece un accidente y otro lo ayuda. Perfecto. Pero he aqu\u237? que el estudian te se llamaba Robert Lincoln, y el actor era Edwin Booth, el hermano de John Wil kes Booth, el hombre que en 1865 asesinar\u237?a al padre del estudiante, el pre sidente Abraham Lincoln. \u191?Por qu\u233? la casualidad cruz\u243? sus vidas? \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Casualidad o actitud?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Durante siglos y en distintas culturas, la humanidad ha cre\u237?do en la existe ncia de poderes sobrenaturales buenos y malos. \u193?ngeles y demonios que morab an a nuestro alrededor. Unos para conectarnos con lo divino, lo arm\u243?nico y lo positivo; otros, con todo lo contrario. Unos nos ayudaban, otros nos perjudic aban. \par\pard\plain\hyphpar} { Es curioso que en esas culturas en las que se cree en los seres ang\u233?licos o demon\u237?acos \u8212?que para otros no son sino formas de vibraci\u243?n ener g\u233?tica\u8212? resulta que la divinidad que premia una buena obra, el mejor comportamiento o la correcci\u243?n en las acciones, suele ser tambi\u233?n una gran castigadora capaz de producir muertes, diluvios, pestes y hambrunas. Y al r ev\u233?s, la entidad demon\u237?aca que s\u243?lo vive para hacer el mal y cast igarnos con el fuego eterno, resulta que es \u171?buena\u187? porque nos hace pe car con situaciones gratificantes. \u191?Te has dado cuenta de que ambos, en el fondo, como la diosa de lo casual, tambi\u233?n son duales? Pero \u191?y si el p remio o el castigo, la buena o mala fortuna depende en parte de nosotros y de nu estra actitud? \u191?Puede tener una doble lectura la suerte o desgracia casual? \par\pard\plain\hyphpar} { Ya sabemos que no es lo mismo la casualidad que la causalidad. Pues bien, a vece s los fen\u243?menos coincidentes tienen una estrecha relaci\u243?n con lo causa l, tanto si son positivos como negativos. Por supuesto, otros muchos se escapan de toda l\u243?gica. As\u237?, vemos que algunas personas padecen un exceso de c asualidades negativas y situaciones de mala suerte, y otras, todo lo contrario. Durante a\u241?os he podido comprobar que el destino no te regala nada y que te entrega, en parte, lo que buscas y emites. \u191?Complicado? Puede, pero no tant o como parece. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b \u191?No quieres caldo? \u161?He aqu\u237? dos tazas!} \par\pard\plain\hyphpar}\ par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Siempre debemos tener cuidado con lo que despreciamos, pues si lo que pedimos se nos da, a veces lo que no queremos tambi\u233?n nos alcanza... Es lo que le ocu rri\u243? a una oyente a la que agradezco que hubiera compartido conmigo su casu alidad. Nuria G. era secretaria y, como me comentaba en su carta, siempre hab\u2

37?a sentido aversi\u243?n por los perros. La verdad es que de peque\u241?a la h ab\u237?a mordido uno, y desde entonces padec\u237?a una cierta fobia, hasta el punto de que dec\u237?a que cuando ve\u237?a un perro por una acera procuraba ir por la otra, y que no comprend\u237?a a la gente que ten\u237?a perros en casa, puesto que ella jam\u225?s vivir\u237?a con uno. \par\pard\plain\hyphpar} { Pues bien, el destino a veces es socarr\u243?n. Nuria conoci\u243? a un chico en la fiesta de aniversario de unos amigos. Fue, como me dec\u237?a en su carta, u n flechazo a primera vista. Ambos se vieron varias veces y surgi\u243? el amor. \par\pard\plain\hyphpar} { Todo era perfecto hasta que un d\u237?a su novio la invit\u243? a cenar a su cas a. Casualmente el hombre no viv\u237?a solo, sino con \u161?cinco canes! \par\pa rd\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Por circunstancias que omitir\u233? (tampoco hay que contarlo todo) he conocido personas que eran verdaderos gafes. Hombres y mujeres propiciadores de la mala s uerte a su alrededor. No es de extra\u241?ar, ya que su mundo emocional era nega tivo. Malpensaban de todo y de todos. Eran pesimistas por naturaleza, de esos qu e te dicen \u171?si algo puede salir mal, tranquilo que saldr\u225? mal\u187?. Y en efecto, les sal\u237?a mal. Lo malo es cuando \u171?te contagian\u187? su ma l rollo, su negatividad, y en vez de salirles mal s\u243?lo a ellos, lo adverso te pasa a ti. \par\pard\plain\hyphpar} { Recuerdo que hace a\u241?os conoc\u237? a un gafe \u8212?con s\u243?lo pensar en \u233?l se me eriza el vello\u8212?, y pese a que yo me considero una persona m uy positiva, fue capaz de alterar mi vida hasta puntos incre\u237?bles. Casualme nte, siempre que lo ten\u237?a cerca o estaba hablando con \u233?l por tel\u233? fono algo fallaba, de verdad. Casualmente se me quem\u243? un ordenador mientras programaba con \u233?l unas p\u225?ginas web. Se me muri\u243? un cachorro de p erro a los dos d\u237?as de tenerlo. Un can que casualmente estaba comprando cua ndo me llam\u243? el gafe. Y por si todo eso fuera poco (ocurrieron m\u225?s cos as que prefiero pasar por alto), tres d\u237?as despu\u233?s de que empezara a c olaborar conmigo escribiendo para un portal de internet que yo dirig\u237?a, res cindieron el contrato de quien nos coordinaba la parte t\u233?cnica... \par\pard \plain\hyphpar} { \u201?se es un caso de maldad casual, la que propicia un gafe que tiene la capac idad de contagiar su negatividad a los dem\u225?s. Pero hay otras personas que s in ser gafes tambi\u233?n experimentan muchos fen\u243?menos casuales adversos. Ello nos permite entender que a veces suceden fen\u243?menos adversos provocados por uno mismo. \u191?Qui\u233?n es el responsable? Lo casual. \u191?Por qu\u233 ?? Se desconoce. \par\pard\plain\hyphpar} { Claro que esa actuaci\u243?n de la casualidad ocurre en un porcentaje muy bajo d e ocasiones. La mayor\u237?a de las veces depende de nosotros. Los an\u225?lisis y seguimientos casu\u237?sticos que he efectuado sobre la forma de actuar y pen sar, as\u237? como el equilibrio emocional que ten\u237?an quienes vivenciaban c asualidades adversas, casi siempre me han dado la misma pauta: la persona que lo s padec\u237?a era negativista, rencorosa, vengativa. De \u233?sas de \u171?s\u2 37?, pero...\u187? y cuyo lenguaje est\u225? plagado de expresiones como \u171?e l problema es...\u187? que desde luego son muy poco positivas. \par\pard\plain\h yphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b \u191?Leones gafe?} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Es sabido que dos leones presiden la entrada del Congreso de los diputados de Es pa\u241?a, pero \u191?y si resulta que tras ellos hay una historia gafe? Vale, e stoy exagerando un poco, pero s\u243?lo un poco. \par\pard\plain\hyphpar} { Los leones le fueron encargados al escultor Poncio Pozano (1813-1877), quien era muy supersticioso y, digo yo, un tanto negativista. De entrada el artista dijo que no quer\u237?a esculpir los leones en m\u225?rmol (que es como se los encarg aron) puesto que ese material no era lo bastante noble como para reflejar la maj

estuosidad y poder de los felinos. La verdad era otra: Ponzano le ten\u237?a mie do a los leones, y adem\u225?s pensaba que esculpirlos pod\u237?a darle mala sue rte. Vamos, que lo del m\u225?rmol era una burda excusa. \par\pard\plain\hyphpar } { Tras varias negativas y un tira y afloja a nivel econ\u243?mico, al final alguie n convenci\u243? al escultor para que realizase la obra con el bronce fundido de los ca\u241?ones de la guerra de \u193?frica. Casualmente o no, mientras trabaj aba en los leones, Ponzano aseguraba que algo turbio y mal\u233?volo lo acechaba . El resultado es que muri\u243? en extra\u241?as circunstancias sin haber acaba do su obra... \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u161?No todo es malo!} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { El condicionamiento existe, la predisposici\u243?n tambi\u233?n, y esos son dos de los aspectos que influyen en lo causal, en lo adverso. Por suerte, si hay gaf es, tambi\u233?n tenemos el otro extremo, el de las personas positivas, esas que al contrario de las anteriores siempre te dicen \u171?no hay problema\u187?. So n las que se ocupan en vez de preocuparse. Las que enfocan la vida con una sonri sa, las que creen que todo puede tener una segunda lectura, en este caso positiv a. En definitiva, las que ven el vaso medio lleno y no al rev\u233?s. \par\pard\ plain\hyphpar} { Creo sinceramente que a esas personas la casualidad los premia o beneficia con h echos coincidentes arm\u243?nicos, tal vez tanto como el caso de quien encuentra un billete de cien precisamente el d\u237?a que m\u225?s necesitaba el dinero. Por supuesto que sufren accidentes, enfermedades y reveses como las otras, pero qu\u233? casualidad, suelen salir airosos de situaciones que pronosticaban todo lo contrario. \par\pard\plain\hyphpar} { La casu\u237?stica est\u225? llena de personas positivas o que han ayudado a los dem\u225?s, que han vivido fen\u243?menos casuales incre\u237?bles. Uno de ello s ser\u237?a el ya citado de la azafata cuyo avi\u243?n explot\u243? en vuelo y que se salv\u243?, pero hay muchos m\u225?s. En este caso es como si la diosa ca sualidad quisiera premiar o mantener con vida a quien lo necesita o a quien, en caso de fallecer, dejar\u237?a demasiados asuntos pendientes. \par\pard\plain\hy phpar} { Es curioso porque eso me recuerda en parte a la naturaleza que defend\u237?an lo s estoicos, quienes afirmaban que el {\i logos} pod\u237?a premiar o castigar en funci\u243?n de c\u243?mo fuera la relac i\u243?n evolutiva del ser humano. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b \u161?Salvado de dos atropellos el mismo d\u237?a!} \par\pard\plain\hyphpar}\par \pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Su nombre es Bob Evans, y su proeza fue sobrevivir, pese a todo pron\u243?stico, en dos accidentes. El caso de Evans creo que puede servirnos para ilustrar esos gui\u241?os del destino dif\u237?ciles de comprender, aunque capaces de evidenc iar que no todo es malo. \par\pard\plain\hyphpar} { Evans ten\u237?a 46 a\u241?os y viv\u237?a en la calle en la ciudad estadouniden se de Boulder, en Colorado. Circulaba con su bicicleta cuando fue atropellado po r un coche. Tras el accidente, fue conducido en ambulancia hasta el hospital don de le trataron heridas leves. \par\pard\plain\hyphpar} { Justo dos horas despu\u233?s de salir del centro de salud, Evans cometi\u243? la imprudencia de querer atravesar un puente para trenes de v\u237?a estrecha que no estaba habilitado para el tr\u225?nsito de peatones. S\u237?, ocurri\u243? ta l como te imaginas: mientras cruzaba pas\u243? el tren y lo pill\u243? en medio del puente. El saliente de uno de los vagones lo roz\u243?, haciendo que Evans c ayera al suelo y padeciera leves rasgu\u241?os en la cabeza y en el cuello. Evan s fue multado por la imprudencia y paralelamente felicitado por el sargento de p

olic\u237?a Jim MacPherson, quien le dijo: \u171?Despu\u233?s de lo que le ha pa sado a usted hoy, creo que deber\u237?a comprar loter\u237?a.\u187? \par\pard\pl ain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b Algo pendiente} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { \u191?C\u243?mo es posible que una persona se salve de dos accidentes mortales d e tr\u225?fico y tres a\u241?os despu\u233?s muera atropellado? \u191?A qu\u233? se debe que quien se salva dos veces de un tren que descarrila y de un accident e en moto, luego, por no estar en el lugar que le correspond\u237?a, muera acuch illado en un atraco? Muchos investigadores consideran que el hecho de salvarnos reiterativamente de un peligro es para que aprendamos algo y aprovechemos esas c ircunstancias como punto evolutivo. Otros creen que quien se salva, sencillament e no ten\u237?a que estar all\u237?. Digamos que en ese caso los fen\u243?menos casuales o \u171?la acci\u243?n\u187? de la diosa casualidad no iban dirigidos a esa persona, sino a otras. Por tanto, quien se salva es algo as\u237? como una v\u237?ctima colateral. \par\pard\plain\hyphpar} { En el verano de 2011, en Espa\u241?a, ocurri\u243? un caso que podr\u237?a consi derarse de esa naturaleza inexplicable. A las 6.40 horas del s\u225?bado 27 de a gosto, tres peregrinos \u8212?dos mujeres de 59 y 49 a\u241?os y un hombre de 40 \u8212?, caminaban por una carretera con chalecos reflectantes. Marchaban tranqu ilamente, en romer\u237?a, por la carretera de Mercur\u237?n y se dirig\u237?an hacia el Santuario de los Milagros de Cai\u243?n en A Laracha, Galicia. De pront o, un coche se los llev\u243? por delante. Los tres murieron. \par\pard\plain\hy phpar} { Lo parad\u243?jico del caso, donde podemos apreciar la mala uva que puede llegar a gastar el fen\u243?meno casual, es que el hombre fallecido era camionero de p rofesi\u243?n. Precisamente el motivo de su romer\u237?a hasta el santuario era agradecer a Dios que justo un a\u241?o antes le salvase la vida en un accidente de tr\u225?fico. Como digo, a veces es dif\u237?cil comprender los designios del destino. \par\pard\plain\hyphpar} { En casos como el anterior, de nada sirve hablar de condicionantes negativos como argumentos para justificar el percance. El fallecido era un hombre creativo, fa miliar, una buena persona que quiz\u225? estuvo en el lugar que no tocaba. Tal v ez vivi\u243? ese a\u241?o de m\u225?s porque ten\u237?a asuntos pendientes con la vida, con su familia, amigos... Jam\u225?s lo sabremos. \par\pard\plain\hyphp ar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Un tren lo cort\u243? en dos} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Una muestra de que a veces la vida es incre\u237?ble y de que la muerte parece \ u171?perdonarnos\u187? el abrazo final lo vemos en el extra\u241?o caso de Truma n Duncan. Su historia es muy sencilla: viajaba en tren y decidi\u243? salir a to mar el aire entre dos vagones, resbal\u243? y se cay\u243?, con tan mala fortuna que el tren lo cort\u243? en dos. Curiosamente, como cont\u243? Duncan, que por cierto sigue vivo, lo \u250?nico que pensaba era que si mor\u237?a no volver\u2 37?a a ver a sus hijos, y ten\u237?a tres. Tumbado sobre la v\u237?a, desangr\u2 25?ndose y al borde de la muerte, Duncan tuvo la fuerza suficiente para llamar a emergencias y aguardar los cuarenta y cinco minutos que tardaron en llegar los equipos que, finalmente, le salvaron la vida contra todo pron\u243?stico. Al fin al logr\u243? sobrevivir, eso s\u237?, tras tres semanas en coma y despu\u233?s de m\u225?s de veinte operaciones quir\u250?rgicas. \par\pard\plain\hyphpar} { Tal vez, en efecto, el destino sab\u237?a que Truman Duncan ten\u237?a mucho tra bajo por hacer. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Justicia divina o algo m\u225?s?} \par\pard\plain\hyphpar} {

\par\pard\plain\hyphpar} { No me gusta hablar de buenos y malos, de correctos e incorrectos, porque es tant o como decir que la casualidad o el destino act\u250?a bajo criterios humanos, p ero \u191?y si es as\u237?? No, no olvido que antes he cuestionado ese hecho de justicia divina equiparable a la humana, pero ah\u237? lo dejo por si acaso. \pa r\pard\plain\hyphpar} { S\u233? que estoy a punto de entrar en un terreno pantanoso, pero \u191?y si alg unos hechos coincidentes forman parte de una suerte de ley universal (por ponerl e un nombre) que reparte y da a cada cual en funci\u243?n de lo que necesita o p rovoca? Seamos honestos, m\u225?s de una vez hemos escuchado comentarios del tip o \u171?se lo merec\u237?a\u187? cuando nos han contado que tal o cual persona h a padecido un rev\u233?s. El comentario manifiesta por una parte el rencor o men osprecio hacia dicha persona, pero por otro lado evidencia que quien pronuncia l a frase sabe que la \u171?v\u237?ctima de la justicia divina\u187? no era el mej or individuo del mundo. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Quien a hierro mata...} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Para muchos investigadores, \u233?ste es el mejor ejemplo de c\u243?mo la entida d llamada casualidad a veces hace justicia, en este caso sobre alguien negativo. \par\pard\plain\hyphpar} { El hecho le ocurri\u243? a Ram\u243?n Casanellas, que fue uno de los anarquistas que ametrallaron al presidente de gobierno Eduardo Dato (1856-1921) desde una m otocicleta en el a\u241?o 1921. Primer dato, tenemos a un terrorista asesino, co n independencia de la ideolog\u237?a que lo llevase a perpetrar el crimen. \par\ pard\plain\hyphpar} { Como en ese chiste en el que te vas de casa cuando sabes que la muerte va a ir a buscarte y luego te la encuentras en otro lado, Casanellas escap\u243? de las l eyes humanas, pero no de las casuales. Logr\u243? huir a Rusia, y una vez instau rada la Rep\u250?blica regres\u243? a Espa\u241?a. Hasta aqu\u237? todo normal, pero \u191?sabes c\u243?mo muri\u243?? Casual y macabramente falleci\u243? en un accidente de motocicleta cuando circulaba por la zona de Montserrat. \par\pard\ plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Los hechos casuales negativos que imparten esa especie de justicia divina no par ecen ser lo \u250?nico que manifiesta adversidad. Por supuesto, lo de Casanellas fue un accidente de tr\u225?fico, pero \u191?qu\u233? pasaba por su mente cuand o lo sufri\u243?? \u191?Tal vez la negatividad lo condujo a realizar una maniobr a desafortunada y padecer el accidente? \par\pard\plain\hyphpar} { Hay quien cree que podemos estar, en cierta forma, conectados con lo mal\u233?vo lo y que puede llegar a afectarnos en nuestro d\u237?a a d\u237?a: \u171?Una per sona negativa o incluso malvada emite vibraciones de esa intensidad. No se compo rta como alguien positivo. Por mimetismo, de igual forma que lo bueno atrae a lo que tambi\u233?n lo es, lo nefasto se suele rodear de lo que tiene similar natu raleza\u187?, se\u241?ala Luc\u237?a Garriguella, psic\u243?loga experta en simb olismo de la sincronicidad. \par\pard\plain\hyphpar} { Esta opini\u243?n, que puede parecer en exceso esot\u233?rica para una psic\u243 ?loga, tiene su matiz, pues como precisa Garriguella, de la misma forma que fij\ u225?ndonos en alguien podemos aprender de \u233?l, tambi\u233?n cabe la posibil idad de que nos \u171?contagiemos\u187?, sin ser conscientes de ello, de ciertos aspectos sutiles, nefastos o negativos: \u171?Cambiemos los t\u233?rminos. Sust ituyamos vibraci\u243?n o emisi\u243?n energ\u233?tica, que suena a abstracto, p or el concepto \u8220?neuronas espejo\u8221?. Hasta la fecha, la neurolog\u237?a sabe de la existencia de esas neuronas que nos permiten imitar y aprender lo qu e vemos y que forman parte de los periodos de aprendizaje. Nuestro cerebro est\u 225? programado en parte para emular aquello que ve y obtener experiencia de ell o. Pero \u191?qu\u233? m\u225?s hacen las neuronas espejo? \u191?Qu\u233? otros par\u225?metros imitativos sutiles captan? Todav\u237?a no lo sabemos.\u187? \pa

r\pard\plain\hyphpar} { El resumen ser\u237?a que quien act\u250?a con armon\u237?a y positividad propic ias atrae y casualmente se maneja mejor en ambientes de, digamos, buen rollo. Y al rev\u233?s. El nefasto atrae el mal sobre \u233?l. Como resultado de ello, no puedo por menos que recordar lo que nos dice el {\i Kybalion} de Hermes Trimegistro: \u171?Todo fluye, todo est\u225? conectado, tod o tiene una ley de atracci\u243?n.\u187? Pese a ello, siempre hay casos tan espe ctaculares e incre\u237?bles que resulta complejo creer que todo depende de nues tra actitud o, si se prefiere, forma vibracional, como la capacidad de salvarse una y otra vez de una muerte asegurada. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Dejad que la muerte se acerque a m\u237?} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plai n\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Desde luego es lo que deb\u237?a de pensar el profesor de m\u250?sica Frane Sela k a medida que transcurr\u237?an los a\u241?os y \u233?l se iba salvando de acci dentes y muertes seguras, a cu\u225?l m\u225?s complicada. Su andadura comenz\u2 43? en enero de 1962, cuando viajaba de Sarajevo a Dubrovnik en un tren que desc arril\u243? y termin\u243? por caer a las aguas heladas de un r\u237?o congelado . Fallecieron diecisiete personas, pero Selak logr\u243? salvarse nadando. Por d elante le aguardaba una retah\u237?la de ocasiones en las que estar\u237?a a pun to de morir: \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { \u8226? 1963. Viajaba en avi\u243?n de Zagreb a Rijeka cuando una de las puertas sali\u243? disparada del avi\u243?n y \u233?l fue succionado fuera de la nave. Fue una casualidad que le salv\u243? la vida, ya que el avi\u243?n se estrell\u2 43? y murieron diecinueve personas. Selak despert\u243? d\u237?as despu\u233?s e n un hospital. Tras el accidente lo hab\u237?an rescatado de un pajar. \par\pard \plain\hyphpar} { \u8226? 1966. Selak viajaba tranquilamente en autob\u250?s. El ch\u243?fer hizo una maniobra extra\u241?a y se sali\u243? de la carretera cayendo a un r\u237?o. Murieron cuatro personas. Por supuesto, Selak se salv\u243?, padeciendo (qu\u23 3? menos) algunas contusiones. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Pero lo anterior no son m\u225?s que algunas de las muchas andanzas de este homb re dotado de una inusitada suerte. Por ejemplo, en 1970 se le incendi\u243? el c oche y \u233?l tuvo la fortuna de abandonarlo antes de que explotase; en 1973, m ientras iba conduciendo, la bomba de gasolina se averi\u243? y comenz\u243? a la nzar combustible sobre el motor, que se incendi\u243? con grandes llamaradas. A Selak s\u243?lo se le quem\u243? el pelo. Tiempo despu\u233?s, en 1995 (ya por e ntonces lo llamaban el hombre con suerte), un autob\u250?s lo atropell\u243? en Zagreb, y en 1996 tuvo otro accidente de tr\u225?fico, cuando un cami\u243?n inv adi\u243? su carril en una curva. Al hacer la maniobra para evitarlo dirigi\u243 ? su veh\u237?culo hacia un barranco. Por suerte salt\u243? en marcha, aterriz\u 243? en un \u225?rbol y salv\u243? la vida. \u191?Qu\u233? explicaci\u243?n se l e puede dar a todo esto? Sinceramente, creo que ninguna. \par\pard\plain\hyphpar } { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b El lado oscuro de lo casual } \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Insisto en que debemos aprender a decodificar las se\u241?ales, las buenas y las malas. \u191?Puede la casualidad advertirnos de un peligro? Sup\u243?n que a lo largo del d\u237?a te vas encontrando con peque\u241?as se\u241?ales que parece n estar dici\u233?ndote que tengas cuidado, como tropezones al caminar, extrav\u 237?os de objetos o papeles, retrasos o incluso encuentros, en apariencia fortui tos, que realmente sabes que son desagradables. \par\pard\plain\hyphpar} { Muchas veces nos quedamos con el concepto demasiado f\u225?cil de \u171?qu\u233?

mala suerte tengo hoy\u187?, no le damos m\u225?s vueltas y ah\u237? queda todo , pero... \u191?y si hay algo m\u225?s? Es muy curioso, pero analizando muchos c asos de fen\u243?menos coincidentes o casuales, he tenido la oportunidad de comp robar que quien se ha librado \u8212?en teor\u237?a por puro azar\u8212? de acci dentes, broncas y hasta despidos, antes hab\u237?a \u171?padecido los efectos de la casualidad\u187?, aunque no siempre era consciente de ello. \par\pard\plain\ hyphpar} { No pretendo asustarte, ni quiero decir que cada vez que vivas una coincidencia n egativa sea aviso de que la desgracia se cierne sobre ti, pero s\u237? que esas se\u241?ales pueden indicar que algo est\u225? a punto de suceder. \u171?La mayo r\u237?a de las personas tienen la mala costumbre de generar una interpretaci\u2 43?n exclusivamente dual de aquello que les sucede, pero los acontecimientos no s\u243?lo son buenos o malos, ben\u233?ficos o perjudiciales; conceptualizarlos de esa manera nos hace perder informaci\u243?n\u187?, apunta Neus Colomer, quien cree que al actuar de esa forma nuestra tendencia natural es quedarnos con lo b ueno e intentar olvidar lo malo. En realidad hasta de lo adverso podemos aprende r, m\u225?s que nada porque interpret\u225?ndolo de manera objetiva y tomando ci erta perspectiva, puede ser muy beneficioso. \par\pard\plain\hyphpar} { Imagina que a mediod\u237?a te llaman de tu entidad bancaria para comunicarte qu e hay un problema con el ingreso de un cheque y que por la tarde, cuando est\u22 5?s en una gasolinera a doscientos kil\u243?metros de tu casa, te encuentras con tu antiguo gestor: s\u237?, ese mismo cuyos servicios dejaste de contratar a ca usa de sus incapacidades y errores. Es evidente que se trata de una casualidad y que la lectura parece f\u225?cil: solventa el problema con tu banco cuanto ante s porque de lo contrario tendr\u225?s que hacer un mont\u243?n de papeleo (ah\u2 37? entrar\u237?a el gestor) y el resultado ser\u225? negativo. Digo negativo po rque es lo que fue el gestor. Parece f\u225?cil. Pero en mi caso la cosa se comp lic\u243? un poco m\u225?s. \par\pard\plain\hyphpar} { El episodio en teor\u237?a casual me ocurri\u243? un verano, y esa misma noche, cuando pensaba en lo extra\u241?o de encontrarme con aquel hombre mientras pagab a el combustible, me di cuenta de que hab\u237?a perdido cincuenta euros... Esta ban sueltos en el bolsillo del pantal\u243?n y al parecer se me cayeron al sacar el tel\u233?fono m\u243?vil. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?C\u243?mo debemos interpretar lo nefasto? } \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Desde luego no debemos analizarlo como un ataque del destino hacia nosotros ni t ampoco pensando que todo lo adverso que suceda es fruto de una maldici\u243?n o que la diosa casualidad nos ha cogido man\u237?a. Eso s\u237?, tenemos que fijar nos muy bien en las se\u241?ales que han ocurrido hasta que se ha producido el h echo. \par\pard\plain\hyphpar} { Imagina que est\u225?s a punto de salir de casa. Justo antes de abrir la puerta del edificio te das cuenta de que has olvidado el m\u243?vil y vuelves a casa a buscarlo. Al no salir a la calle te has librado de padecer un accidente. Justo c uando de regreso a casa encaminabas tus pasos hacia el ascensor, ca\u237?a la ma ceta del vecino del tercero y se estrellaba en el dintel de la puerta. Te has sa lvado de algo nefasto. Pero \u191?qu\u233? te ha salvado? Buscar el tel\u233?fon o. Y la pregunta que debes hacerte de inmediato es: \u171?\u191?Para qu\u233? si rve el tel\u233?fono?\u187? S\u237?, hoy d\u237?a para todo adem\u225?s de para hablar, pero si una persona evita un accidente por casualidad porque buscaba un tel\u233?fono, esa acci\u243?n est\u225? relacionada con la comunicaci\u243?n. \ par\pard\plain\hyphpar} { Lo ideal ser\u237?a preguntarse a qui\u233?n debemos llamar, con qui\u233?n tene mos una conversaci\u243?n pendiente o incluso a qui\u233?n estamos relegando o d ando largas para no hablar con \u233?l. \par\pard\plain\hyphpar} { He puesto el caso del tiesto y el tel\u233?fono porque es algo tan normal que a lo mejor no le dar\u237?amos importancia, y en lo casual todo lo tiene. Todos lo s objetos dan un mensaje, por eso siempre que ocurra algo negativo debemos deten ernos y establecer un organigrama muy claro de qu\u233? hac\u237?amos, d\u243?nd

e est\u225?bamos, ad\u243?nde \u237?bamos y qu\u233? asuntos ten\u237?amos que r esolver. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b No vayas. Insisto, no vayas} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { La siguiente casualidad, tambi\u233?n gentileza de V\u237?ctor Solano (no incluy o su apellido con la inicial seguida de un punto como hacen en los programas del coraz\u243?n ya que, a diferencia de otros gentiles oyentes, me dijo que no le importaba que aparecieran sus datos completos), fue una advertencia en toda regl a: \par\pard\plain\hyphpar} { V\u237?ctor era vigilante jurado y termin\u243? de trabajar en el turno de las o cho de la ma\u241?ana como tantos otros d\u237?as. Acudi\u243? al aparcamiento a recoger su coche y se cruz\u243? casualmente con la presentadora del telediario del canal auton\u243?mico donde trabaja. \u201?l entraba y ella sal\u237?a. Era la primera vez que la ve\u237?a y le hizo gracia el encuentro. Lo primero que p ens\u243? es que era una casualidad. A priori no le dio m\u225?s importancia. Co gi\u243? su coche, condujo durante m\u225?s de cuarenta minutos hasta llegar al supermercado, hizo la compra, fue a visitar a un familiar para recoger unas gu\u 237?as de viaje y lleg\u243? a casa al mediod\u237?a. Nada fuera de lo corriente . \par\pard\plain\hyphpar} { Mientras preparaba la comida, pensaba en los dos o tres lugares posibles que le apetec\u237?a visitar en sus vacaciones. Se debat\u237?a entre hacer parte de su ruta por Europa en avi\u243?n o en tren. Como siempre, era una cuesti\u243?n de tiempo y de precio. Pero el destino, o en este caso la casualidad, fue quien le puso en bandeja la decisi\u243?n. \par\pard\plain\hyphpar} { A la hora del almuerzo, como cada d\u237?a, conect\u243? la tele para ver los re portajes del canal de viajes. De pronto, record\u243? el encuentro fortuito en e l aparcamiento con la presentadora del telediario y busc\u243? el canal donde tr abajaba. Seg\u250?n me comentaba en su carta y tal como me expuso despu\u233?s v erbalmente, le \u171?hac\u237?a gracia\u187? ver hasta qu\u233? punto la hab\u23 7?an cambiado con el maquillaje. Puls\u243? el bot\u243?n del canal auton\u243?m ico justo en el momento en que la mujer estaba informando de un accidente a\u233 ?reo en Bielorrusia. V\u237?ctor lo tuvo claro, decidi\u243? viajar en tren. \pa r\pard\plain\hyphpar} { Puede parecer una tonter\u237?a, un cambio de planes de viaje s\u243?lo por enco ntrarse con alguien que luego da la noticia de un avi\u243?n que se estrella, y adem\u225?s en un destino que no es el tuyo. Pero V\u237?ctor hizo bien, porque el mismo d\u237?a que llegaba en tren a Kiev, en Ucrania, se estrellaba un avi\u 243?n en Zhulyani, el segundo aeropuerto de la capital. La nave proced\u237?a de la Rep\u250?blica Checa, y precisamente era el que deber\u237?a haber tomado \u 233?l si no hubiera cambiado su planificaci\u243?n inicial del viaje sin saber m uy bien por qu\u233?, tras ver las noticias aquel d\u237?a en Madrid. \par\pard\ plain\hyphpar} { Por suerte, V\u237?ctor vari\u243? algunas etapas de su viaje y, aunque para via jar de Chequia a Ucrania tuvo que atravesar Polonia, aquella casualidad le salv\ u243? la vida. \u201?sa s\u237? fue una buena lectura a tiempo. \par\pard\plain\ hyphpar} {\page } { \par\pard\plain\hyphpar} {\s3 \afs28 {\qc 6. EL MISTERIO DE LA SINCRONICIDAD \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphp ar} { \par\pard\plain\hyphpar} {\qr { {\i Para definir la casualidad debo remitirme a una cita de Te\u243?filo Gautier, qu e encabeza, por cierto}, La dama azul{\i , y que me parece bella, desconcertante y elocuente a la vez: \u171?La casualida d es, quiz\u225?, el pseud\u243?nimo de Dios cuando no quiere firmar.\u187?} \pa

r\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Javier Sierra, {\line } periodista y escritor \par\pard\plain\hyphpar} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Actualmente en Occidente se habla de la ley de causa y efecto, y en Oriente de l a rueda de la vida o el {\i samsara}, pero hubo un tiempo en que todos estos conceptos, que por otra parte s uenan muy esot\u233?ricos, no estaban nada bien vistos. Los cient\u237?ficos que r\u237?an determinar y definir un fen\u243?meno, el coincidente, de una forma cl ara y taxativa. As\u237? fue como naci\u243? la palabra \u171?sincronicidad\u187 ?: algo as\u237? como un engranaje invisible controlado por una ley universal no escrita de la cual todos formamos parte. \par\pard\plain\hyphpar} { Aunque hay matices, para el f\u237?sico cu\u225?ntico Carlos Gonz\u225?lez las s incron\u237?as son \u171?\u8220?casualidades\u8221? que cobran sentido para noso tros, sentido de sentir, no de razonar. A medida que uno despliega un crecimient o personal en su vida empieza a alinear fuerzas que antes estaban desarmonizadas entre s\u237?, incluso enfrentadas. Es como si tuvi\u233?semos un conjunto de l imaduras de hierro sobre un papel colocadas ca\u243?ticamente y, a continuaci\u2 43?n, por la parte inferior del papel, acerc\u225?ramos un im\u225?n: s\u250?bit amente todas se ordenan siguiendo las l\u237?neas del campo magn\u233?tico cread o\u187?. Pero sigamos adelante. \par\pard\plain\hyphpar} { Le debemos al fil\u243?sofo Arthur Schopenhauer (1788-1860) la definici\u243?n d e coincidencia como \u171?la aparici\u243?n simult\u225?nea de acontecimientos c ausalmente desconectados\u187?, pero tambi\u233?n los primeros pasos para el con cepto de sincronicidad. \par\pard\plain\hyphpar} { Para Schopenhauer el tema era muy sencillo. \u201?l dec\u237?a que los acontecim ientos simult\u225?neos viajaban en una imaginaria l\u237?nea paralela compuesta por varios eslabones. Las dos l\u237?neas eran distintas pero compart\u237?an e slabones id\u233?nticos. Por tanto, un individuo, en un momento determinado y si n conocer nada de la l\u237?nea que caminaba paralela a \u233?l, interactuaba co n alg\u250?n que otro eslab\u243?n que era id\u233?ntico a uno de los que confor maban su l\u237?nea de vida. \par\pard\plain\hyphpar} { Para explicarlo de otra manera: imaginemos que los episodios son secuencias de n \u250?meros. Pongamos dos: Secuencia A: 12345 y Secuencia B: 54321. Como vemos, las secuencias son diferentes, y aunque los n\u250?meros son los mismos, s\u243? lo uno, el 3, est\u225? en la misma posici\u243?n. Si una persona vive la primer a secuencia y otra la segunda, puede que ambas se encuentren al llegar al n\u250 ?mero tres. Eso es sincronicidad. \par\pard\plain\hyphpar} { Ahora bien, la persona que viva la secuencia A desarrollar\u225? una vida ajena a la que viva la secuencia B y al rev\u233?s, pero ambos ser\u225?n actores pasi vos del otro cuando se encuentren. Es evidente que mi secuencia num\u233?rica es muy corta y en ella s\u243?lo hay un punto coincidente, pero imagina que, en ve z de ser de cinco n\u250?meros, fueran de cinco mil. En ese caso habr\u237?a muc has m\u225?s oportunidades para la sincronicidad, para que esas dos personas se encontrasen en su vida o para que fueran capaces de interactuar entre ellas. \pa r\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Y si esto no es una sincronicidad...} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hy phpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { La ciencia, pese a ser cartesiana y emp\u237?rica, no escapa a fen\u243?menos so rprendentemente casuales, aunque en este caso, mejor denominarlos sincr\u243?nic os. El caso de sintonizaci\u243?n les sucedi\u243? a dos cient\u237?ficos que, p ara empezar, llegaron y se fueron de este mundo el mismo a\u241?o. Se trata de P aul Louis Toussaint H\u233?roult (Francia, 1863-1914) y de Charles Martin Hall ( Estados Unidos, 1863-1914). Claro que eso podr\u237?a ser un dato sin mayor rele

vancia. \par\pard\plain\hyphpar} { Vayamos un poco m\u225?s all\u225?: \par\pard\plain\hyphpar} { Toussaint naci\u243? primero, exactamente ocho meses antes que Martin. Curiosame nte tambi\u233?n muri\u243? ocho meses antes que \u233?l. \par\pard\plain\hyphpa r} { Los dos descubrieron el m\u233?todo de producir aluminio a nivel industrial. \pa r\pard\plain\hyphpar} { Los dos escrib\u237?an su nombre utilizando la \u171?H\u187? inicial y un punto para indicar su primero y segundo respectivamente: Hall y Heroult. \par\pard\pla in\hyphpar} { Los dos viv\u237?an con sus padres y ambos crearon un espacio en sus viviendas q ue convirtieron en laboratorio. \par\pard\plain\hyphpar} { Aunque los dos segu\u237?an m\u233?todos de creaci\u243?n e investigaci\u243?n d iferentes, ambos tuvieron una misma idea casi al mismo tiempo: lograr un m\u233? todo econ\u243?mico de producir aluminio. Lo mejor de todo es que ninguno sab\u2 37?a del otro ni tampoco del trabajo que estaba realizando. \par\pard\plain\hyph par} { En una nueva muestra de sincronicidad, los dos llegaron a su invento, la obtenci \u243?n de aluminio por electr\u243?lisis, el mismo a\u241?o, 1886. \par\pard\pl ain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b Buscando secuencias} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Para entender mejor el fen\u243?meno de sincronicidad debemos buscar el origen d e los conceptos, y en parte lo encontramos en el bi\u243?logo austr\u237?aco Pau l Kammerer (1881-1926), un peculiar personaje que estaba obsesionado por la exis tencia de las coincidencias. \par\pard\plain\hyphpar} { Tanta era la preocupaci\u243?n de Kammerer que desde los veinte a\u241?os estuvo anotando en un cuaderno todo tipo de hechos coincidentes. Por supuesto, muchos eran banales: pienso en alguien y me lo encuentro, o el n\u250?mero de un billet e de autob\u250?s es capic\u250?a. Pero gracias a ese diario de lo casual, fue d escubriendo otras coincidencias de mayor magnitud. Por ejemplo, observ\u243? que ciertos acontecimientos casuales pod\u237?an relacionarse con secuencias matem\ u225?ticas. Kammerer llam\u243? a este fen\u243?meno \u171?serialidad\u187?, y e n 1919 public\u243? un tratado llamado {\i La ley de la serialidad} en el que explicaba que las coincidencias no se produc\ u237?an porque s\u237?, ni al azar de una forma aleatoria, sino siguiendo un ord en, una repetici\u243?n o agrupaci\u243?n en el tiempo y en el espacio que merec \u237?a la pena estudiar, pues consideraba que esas acciones denominadas coincid encias, en realidad no eran sino un peque\u241?o destello de algo mucho m\u225?s trascendente: las claves de la vida. Y es que para \u233?l, las coincidencias q ue los humanos pod\u237?amos detectar eran las puntas de un iceberg de magnitud c\u243?smica. \par\pard\plain\hyphpar} { Kammerer cre\u237?a en una suerte de ley de atracci\u243?n, tan de moda en nuest ros d\u237?as, que estaba relacionada con lo coincidente. Aseguraba que, de igua l forma que en el universo hab\u237?a millones de estrellas, cada una siguiendo una \u243?rbita, puntualmente era factible ver asteroides o meteoritos cruzando los cielos, interconectando de alguna forma los cuerpos del universo y generando una atracci\u243?n coincidente. Pon\u237?a el ejemplo de que una persona era co mo un planeta, sumergido en la inmensidad del cosmos y sujeto a las leyes univer sales. Un planeta que orbitaba y se acercaba a otros sin por ello perder su iden tidad, pero s\u237? percibiendo una fuerza gravitacional. \par\pard\plain\hyphpa r} { Ahora bien, matizaba que lo \u250?nico que pon\u237?a en contacto esos dos plane tas, esas dos personas, era el meteorito o cometa que ten\u237?a la capacidad de cruzar de un punto a otro la \u243?rbita de ambos. Y por fin equiparaba el mete orito al hecho coincidente. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc

{\b Sincron\u237?as letales} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { El 28 de julio de 1900, el rey Humberto I de Italia (1844-1900) cenaba en un res taurante de Monza. Se sorprendi\u243? al ver que el propietario del local era id \u233?ntico a \u233?l. Y descubri\u243? cosas incre\u237?bles: \par\pard\plain\h yphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { \u8226? El due\u241?o del restaurante tambi\u233?n se llamaba Humberto. \par\par d\plain\hyphpar} { \u8226? Como el rey, hab\u237?a nacido en Tur\u237?n y el mismo d\u237?a. \par\p ard\plain\hyphpar} { \u8226? Los dos se hab\u237?an casado el mismo d\u237?a. \par\pard\plain\hyphpar } { \u8226? El nombre de pila de sus respectivas mujeres era Margherita. \par\pard\p lain\hyphpar} { \u8226? El due\u241?o del restaurante hab\u237?a inaugurado su local justo el d\ u237?a en que Humberto I era coronado rey de Italia. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Pero el destino, que es caprichoso, ten\u237?a una sorpresa reservada. El monarc a, ante tanta casualidad, invit\u243? al restaurador a que lo acompa\u241?ase el d\u237?a siguiente a presidir una competici\u243?n de atletismo. Llegado el mom ento, ya sentado el rey Humberto en el palco a la espera de la llegada de su dob le, fue informado de que no vendr\u237?a: hab\u237?a muerto v\u237?ctima de un m isterioso disparo. Segundos despu\u233?s, el rey, todav\u237?a con cara de sorpr esa, recib\u237?a el disparo mortal de un anarquista que surgi\u243? de entre la multitud. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b La sincronicidad de Jung} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Gracias a las teor\u237?as de Krammerer se pudo establecer un nuevo punto de par tida para entender la casualidad a un nivel c\u243?smico. Sin embargo, sus conce pciones quedaban un tanto alejadas del d\u237?a a d\u237?a del ser humano, ya qu e la ley de serialidad se ocupaba de tratar acontecimientos fortuitos de gran ma gnitud pero desligados del interior del ser humano. \par\pard\plain\hyphpar} { Eso es lo que debi\u243? de pensar Carl Gustav Jung, quien consideraba que si en el cosmos hab\u237?a un orden, una serialidad, \u233?sta tambi\u233?n deb\u237? a de existir en la mente del ser humano. \par\pard\plain\hyphpar} { Carl Gustav Jung (1875-1961) era un hombre singular que ten\u237?a una peculiar visi\u243?n m\u237?stica, y hasta podr\u237?amos decir que paranormal, del mundo . Cre\u237?a en la existencia de entidades superiores, pensaba que los acontecim ientos no suced\u237?an por azar, y cre\u243? conceptos como el inconsciente col ectivo. Algunos de sus detractores lo han tildado de excesivamente esot\u233?ric o por ser hijo de un pastor protestante y por haber pasado una infancia demasiad o aislada, lo que en teor\u237?a lo habr\u237?a predispuesto a crear un rico mun do interior forjado por sue\u241?os, imaginaci\u243?n y una infinidad de di\u225 ?logos internos. Pero no por ello debemos restar m\u233?ritos a sus visiones de lo casual. \par\pard\plain\hyphpar} { Jung hizo suya la teor\u237?a de la serialidad pero la adapt\u243? a la necesida d de comprender la mente humana. Lleg\u243? a la conclusi\u243?n de que las casu alidades, tanto si aparec\u237?an en serie como de forma aislada, eran una manif estaci\u243?n de un principio universal que, seg\u250?n \u233?l, actuaba con ind ependencia de las leyes de la f\u237?sica. Tanto es as\u237? que defend\u237?a q ue aspectos como la telepat\u237?a, la intuici\u243?n o incluso los fen\u243?men os coincidentes eran manifestaciones de una \u250?nica fuerza misteriosa sobrehu mana. Poco a poco cre\u243? la llamada sincronicidad. \par\pard\plain\hyphpar} { El concepto de sincronicidad de Jung permiti\u243? el desarrollo de una teor\u23 7?a psicol\u243?gica que, explicada de una manera sencilla y gr\u225?fica, nos d efine a todos como peque\u241?os nudos de una sola red. Estos nudos se ven y se

notan m\u225?s que el tejido de fondo, pero no ser\u237?an nada sin \u233?l. Ese tejido es el inconsciente colectivo al que estamos todos entrelazados y del que todos formamos parte. Nuestra personalidad s\u243?lo es el nudo que se ve, aunq ue, como \u233?ste, no podemos existir sin el tejido. \par\pard\plain\hyphpar} { Por ello, cuando el tejido (inconsciente colectivo) se mueve, hay varios nudos q ue se mueven a la vez aunque est\u233?n muy lejos entre s\u237?. Este fen\u243?m eno ser\u237?a el sincronismo, es decir, un avance, un descubrimiento, una creac i\u243?n que aparece al mismo tiempo en distintos lugares y en distintas cultura s realizado por distintos individuos. \par\pard\plain\hyphpar} { Con esta teor\u237?a podemos explicar muchas casualidades que no ser\u237?an tal es, sino que tienen una causa com\u250?n que est\u225? escondida en la din\u225? mica de nuestro inconsciente colectivo. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Hermanos sincr\u243?nicos desconocidos } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain \hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { En 1980, la popular revista {\i Reader\u8217?s Digest} publicaba la singular historia de dos hermanos gemelos de Ohio (EE.UU.) Tras nacer, hab\u237?an sido adoptados por familias distintas, pe rmaneciendo alejados durante 39 a\u241?os. Cuando se conocieron por casualidad d escubrieron que... \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { \u8212? A los dos les hab\u237?an puesto el mismo nombre: Jim. \par\pard\plain\h yphpar} { \u8212? Ambos hab\u237?an estudiado dise\u241?o industrial. \par\pard\plain\hyph par} { \u8212? Los dos se hab\u237?an casado. Singularmente, se hab\u237?an sentido atr a\u237?dos por mujeres llamadas Linda. \par\pard\plain\hyphpar} { \u8212? Los dos gemelos hab\u237?an tenido un hijo al que hab\u237?an llamado Ja mes. \par\pard\plain\hyphpar} { \u8212? Los dos se hab\u237?an divorciado y vuelto a casar, generando una nueva coincidencia, ya que sus actuales mujeres se llamaban Betty. \par\pard\plain\hyp hpar} { \u8212? Ambos ten\u237?an de mascota sendos perros a los que los dos hab\u237?an puesto el nombre de {\i Toy}. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { La creencia en la existencia de una entidad superior llev\u243? a Jung a afirmar que \u171?eso\u187? hab\u237?a estado presente en la historia y evoluci\u243?n de la humanidad. Y a trav\u233?s del t\u233?rmino sincronicidad defini\u243? lo que para \u233?l era una vinculaci\u243?n y relaci\u243?n simult\u225?nea entre una idea inconsciente y un hecho f\u237?sico acaecido. Dicho de otro modo, Jung cre\u237?a que en nuestra mente se pod\u237?an llegar a forjar pensamientos o ca usalidades, seg\u250?n se quiera, que llegaban a producir acontecimientos, casua les o no, en nuestro d\u237?a a d\u237?a. \par\pard\plain\hyphpar} { Fue en 1952 cuando Jung dio a conocer su teor\u237?a de la sincronicidad a trav\ u233?s de una obra, {\i La interpretaci\u243?n de la naturaleza y la psique}, que escribi\u243? junto co n el premio Nobel y f\u237?sico cu\u225?ntico Wolfgang Paulini. \par\pard\plain\ hyphpar} { Su teor\u237?a \u8212?que hoy comparten muchos cu\u225?nticos\u8212? estaba basa da en parte en conceptos relativistas (puede que incluso se inspirase en Einstei n). Desde luego, si viviera en nuestros d\u237?as seguramente ser\u237?a feliz. \par\pard\plain\hyphpar} { Para Jung exist\u237?a algo que llam\u243? \u171?inconsciente colectivo\u187?, a lgo as\u237? como una entidad global y colectiva que estaba formada por pensamie ntos, recuerdos y sentimientos de todo el mundo que, seg\u250?n sus hip\u243?tes is, eran capaces de influenciar al ser humano incluso desde la m\u225?s tierna i

nfancia. Esta visi\u243?n tan global le provoc\u243? un enfrentamiento con Freud , ya que para \u233?l s\u243?lo hab\u237?a un inconsciente, una regi\u243?n de l a mente en la que se conten\u237?an los deseos, recuerdos, temores, ideas, etc\u 233?tera, pero no una gran regi\u243?n global. \par\pard\plain\hyphpar} { Freud dec\u237?a que los componentes del inconsciente estaban reprimidos en el p lano de la conciencia, aunque influenciaban al sujeto en sus acciones. Y a difer encia de Jung, que cre\u237?a que la informaci\u243?n del inconsciente pod\u237? a llegar al consciente a trav\u233?s de intuiciones, sue\u241?os, telepat\u237?a o hechos casuales, para Freud eso s\u243?lo pod\u237?a ocurrir a trav\u233?s de los sue\u241?os o de las sintomatolog\u237?as neur\u243?ticas. \par\pard\plain\ hyphpar} { Pero volvamos a Jung. Para \u233?l, en el inconsciente colectivo las nociones de espacio y tiempo se desvanecen y los hechos pueden acontecer simult\u225?neamen te fuera de toda l\u243?gica racional. Y ah\u237? es donde entramos de nuevo en lo casual. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Sincron\u237?a en un tren} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Era el a\u241?o 1920 cuando tres hombres coincidieron en el mismo compartimento del tren Express Andin Explorer. \par\pard\plain\hyphpar} { Casualmente, para los tres era el primer viaje en tren. Cuando se presentaron ll eg\u243? la sorpresa: el primero dijo llamarse Andrew Bingham, el segundo Michae l Powell, y el tercero se qued\u243? at\u243?nito ya que, si bien su nombre era Richard, su primer apellido coincid\u237?a con el del primer hombre y el segundo con el de otro: sus apellidos eran Bingham-Powell. \u191?Los junt\u243? para al go el destino? \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Un Jung demasiado esot\u233?rico?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Jung cre\u237?a a pies juntillas en muchos de los fen\u243?menos que reciben el nombre de paranormales. Es m\u225?s, al parecer tuvo todo tipo de vivencias que seguramente en su \u233?poca hicieron que m\u225?s de uno lo mirase de reojo. Po r ejemplo, se dec\u237?a que era muy intuitivo, pero tambi\u233?n que ten\u237?a poderes como clarividente, hasta el punto de que \u8212?y esto me da la sensaci \u243?n de que fue un bulo para desprestigiarlo\u8212? en una de sus visiones pe rcibi\u243? el estallido de la primera guerra mundial. \par\pard\plain\hyphpar} { Lo que s\u237? es cierto y reconocido es que ten\u237?a el don \u8212?por llamar lo de alguna manera\u8212? de recibir cierta informaci\u243?n desde otros planos de energ\u237?a o vibraci\u243?n, hasta el punto de contar con algo as\u237? co mo un gu\u237?a espiritual al que llam\u243? Filem\u243?n. Una entidad invisible , et\u233?rica y arquet\u237?pica con la que mantuvo grandes conversaciones. \u1 91?Qui\u233?n era ese Filem\u243?n? Tal vez una manifestaci\u243?n de la energ\u 237?a o una vocecilla interior como la que han o\u237?do tantos otros. Un tema d elicado en el que, dadas las caracter\u237?sticas de este libro, mejor no entrar por ahora, aunque no dejar\u233? de hacerlo en la segunda parte, cuando veamos que a veces la casualidad puede manifestarse en forma de voz interior... \par\pa rd\plain\hyphpar} { Para Jung, toda la actividad mental \u8212?pensamiento, ideas, recuerdos, etc.\u 8212?, tanto consciente como no, ten\u237?a la capacidad de romper las barreras del tiempo proyect\u225?ndose en el mundo de lo tangible a trav\u233?s de lo que denominamos coincidencias o hechos casuales. \u201?l cre\u237?a que espacio y t iempo efectuaban una dilataci\u243?n y que, en determinadas situaciones, algunas personas pod\u237?an sintonizar con mensajes que el inconsciente colectivo envi aba a trav\u233?s de los arquetipos o fracciones de informaci\u243?n, tanto del futuro, como del pasado. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} {

{\qc {\b El escarabajo sincr\u243?nico} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Jung aseguraba que dos hechos que en apariencia no estaban conectados entre s\u2 37?, en realidad s\u237? lo estaban, y que cuando uno tomaba conciencia de dicha conexi\u243?n era necesario captarla y analizarla, porque se hab\u237?a produci do un sincronismo. Una forma de explicarlo fue \u233?sta: \par\pard\plain\hyphpa r} { \u171?Cierta vez una paciente me cont\u243? que hab\u237?a so\u241?ado con un es carabajo. Yo intentaba analizar el posible significado de aquel s\u237?mbolo cua ndo un insecto de similares caracter\u237?sticas al mencionado por la paciente e ntr\u243? por la ventana. Aquello fue una sincron\u237?a.\u187? \par\pard\plain\ hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?C\u243?mo act\u250?a el sincronismo?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Seg\u250?n Jung, la sincronicidad ten\u237?a tres sistemas o formas de manifesta ci\u243?n. Para \u233?l era muy importante detectarlas porque \u233?sa era la fo rma de entender mejor los acontecimientos del d\u237?a a d\u237?a. Estableci\u24 3? estos par\u225?metros: \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i 1. Manifestaci\u243?n del pensamiento } \par\pard\plain\hyphpar} { Suced\u237?a cuando el pensamiento se sincronizaba con la realidad. Jung dec\u23 7?a que el fen\u243?meno se produc\u237?a cuando una imagen mental coincid\u237? a con algo que objetivamente pod\u237?a ser observado y que acontec\u237?a de fo rma simult\u225?nea. Por ejemplo, pensar en un atropello y ver c\u243?mo al mome nto un coche atropellaba a una persona en la calle. \par\pard\plain\hyphpar} { De alguna manera, Jung, como han asegurado otros investigadores, cre\u237?a en q ue el pensamiento pod\u237?a relacionarse con la realidad e incluso influir en e lla. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i 2. Manifestaci\u243?n de fen\u243?menos ps\u237?quicos} \par\pard\plain\hyphpar} { Se generaban cuando dos o m\u225?s personas conectaban telep\u225?ticamente. Una llama a la otra y esta segunda le dice: \u171?casualmente ahora estaba mirando una fotograf\u237?a en la que sales t\u250?\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { Otro ejemplo ser\u237?a cuando dos o m\u225?s personas pod\u237?an conectar entr e s\u237?, al mismo tiempo y sin estar juntas, a trav\u233?s de sus pensamientos o recuerdos. Ambas rememoraban un episodio del que ten\u237?an conocimiento aun que no lo hubieran vivido en primera persona. \par\pard\plain\hyphpar} { Situando la acci\u243?n en nuestros d\u237?as, imaginemos que dos amigos de dos ciudades distintas recuerdan el momento en que Barack Obama es nombrado presiden te de EE.UU. No est\u225?n mirando la tele ni ha ocurrido episodio alguno relaci onado con el presidente americano. \u191?Qu\u233? los lleva a pensar en \u233?l? Eso es lo que, seg\u250?n Jung, hab\u237?a que averiguar. Una persona pod\u237? a conectar con otra a trav\u233?s de ideas comunes de recuerdos al mismo tiempo. \par\pard\plain\hyphpar} { Ampliando el concepto de fen\u243?meno ps\u237?quico, podemos incluir aqu\u237? otros elementos como la captaci\u243?n individual de sensaciones injustificadas, como o\u237?r voces (fen\u243?menos de clariaudiencia), tener sue\u241?os revel adores en experiencias on\u237?ricas o incluso fen\u243?menos m\u225?s inusuales como la psicometr\u237?a (captar energ\u237?a o visiones al tocar un objeto). \ par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i

3. Manifestaci\u243?n de fen\u243?menos de anticipaci\u243?n } \par\pard\plain\h yphpar} { Seg\u250?n Jung, pod\u237?a suceder cuando la persona ve\u237?a producirse un de sarrollo anormal de su intuici\u243?n y era capaz de predecir o anticiparse a lo que suceder\u237?a a corto plazo. En este caso, Jung pensaba que el destino se sincronizaba con el individuo advirti\u233?ndole lo que suceder\u237?a para que pudiera aprender de los acontecimientos futuros. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b \u191?La mat\u243? un pensamiento?} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyph par} { \par\pard\plain\hyphpar} { Un ejemplo de sincronicidad narrado por Jung, en el que el psiquiatra quer\u237? a demostrar la influencia entre palabras, pensamientos y acciones, es el de un h ombre que deb\u237?a sacrificar a su perro que estaba gravemente enfermo. \par\p ard\plain\hyphpar} { Seg\u250?n contaba Jung, el hombre se acerc\u243? al animal rifle en mano, pero cuando estaba a punto de disparar, \u171?algo\u187? hizo que errase el tiro, con la mala fortuna de que la bala fuera a impactar en el cuerpo de una mujer que p asaba por all\u237? caus\u225?ndole la muerte. La sincron\u237?a se produjo cuan do descubrieron que el apellido de la muerta era Perro. \par\pard\plain\hyphpar} {\page } { \par\pard\plain\hyphpar} {\s3 \afs28 {\qc 7. INSPIRACI\u211?N: LOS SUSURROS SINCR\u211?NICOS \par\pard\plain\hyphpar}\par\ pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} {\qr { {\i En el campo de la observaci\u243?n, el azar s\u243?lo favorece a la mente prepar ada}. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Louis Pasteur, \par\pard\plain\hyphpar} { qu\u237?mico \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i La casualidad es uno de los nombres de la providencia}. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Nicolas de Chamfort, \par\pard\plain\hyphpar} { escritor \par\pard\plain\hyphpar} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Te levantas por la ma\u241?ana buscando esa idea que hace d\u237?as que no encue ntras. De pronto una m\u250?sica en la radio te sugiere algo: \u161?la inspiraci \u243?n ha llegado! \par\pard\plain\hyphpar} { Una imagen, una paisaje, una pel\u237?cula, una melod\u237?a o, por qu\u233? no, una palabra, pueden ser el detonante para una idea, para obtener la respuesta a una pregunta formulada d\u237?as atr\u225?s o para la inspiraci\u243?n. Y todo gracias a la casualidad. \u191?Seguro? Pues no, la cosa no parece tan sencilla. \u191?Y si resulta que la inspiraci\u243?n no existe? \u191?Y si es otra cosa? \ u191?Y si en vez de inspiraci\u243?n tenemos que empezar a llamarla conexi\u243? n? En ese caso, la pregunta es con qui\u233?n o con qu\u233?, porque la m\u250?s ica, imagen o {\i input} no es m\u225?s que un resorte, aquello que nos pone en marcha, pero... \u 191?por qu\u233? en ese momento? \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b \u191?Una doble inspiraci\u243?n?} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphp

ar} { \par\pard\plain\hyphpar} { En teor\u237?a, la inspiraci\u243?n depende de la creatividad, y como se suele d ecir, m\u225?s vale que te pille trabajando, pues de lo contrario puede pasar de largo. Pero \u191?a cu\u225?nta gente a la vez inspira la inspiraci\u243?n? \pa r\pard\plain\hyphpar} { En 1979, la revista alemana {\i Das Besteran} convoc\u243? un concurso de escritura. Las condiciones eran que lo s autores enviasen relatos que estuvieran basados en experiencias reales. Se per mit\u237?a una cierta recreaci\u243?n literaria, pero la s\u237?ntesis deb\u237? a ser real. \par\pard\plain\hyphpar} { El ganador del premio fue Walter Kellner, quien explicaba la historia de las per ipecias vividas durante un vuelo entre Cerde\u241?a y Sicilia. En su relato, el avi\u243?n ten\u237?a problemas con el motor, de manera que tuvo que realizar un amerizaje de emergencia. Al poco tiempo la tripulaci\u243?n y el pasaje eran re scatados. \par\pard\plain\hyphpar} { Curiosa y casualmente, al poco tiempo de conocerse el premio, otro escritor que tambi\u233?n se llamaba Walter Kellner se puso en contacto con la editorial para denunciar un plagio, no s\u243?lo de nombre de autor\u237?a sino de historia. T ras las averiguaciones oportunas por parte de la editorial, se lleg\u243? a la c onclusi\u243?n de que ambas personas exist\u237?an y que las dos hab\u237?an viv ido id\u233?ntica experiencia. Aunque eso s\u237?, la inspiraci\u243?n de cada u no hizo que sus relatos tuvieran variaciones. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b El m\u233?todo griego} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Cuando inspiramos tomamos aire; esto es una obviedad que en el siglo XXI puede p arecer intranscendente. Sin embargo, para los griegos, la inspiraci\u243?n del a ire no s\u243?lo implicaba poder mantenerse con vida, sino absorber del entorno lo que consideraban \u171?cualidades sublimes de la existencia\u187?. \par\pard\ plain\hyphpar} { Para los griegos cl\u225?sicos, con la respiraci\u243?n se pod\u237?a incorporar al organismo un humor, es decir, algo bueno o malo que era intangible e imperce ptible a simple vista, pero que pod\u237?a generar efectos sorprendentes en los humanos. \par\pard\plain\hyphpar} { Seg\u250?n los griegos, algunas personas ten\u237?an la capacidad de absorber, c on la inspiraci\u243?n del aire, el fluido invisible de lo que ellos llamaron mu sas, esto es, las diosas que hoy conocemos como inspiradoras de la m\u250?sica, la poes\u237?a, las artes en general o las ciencias. \par\pard\plain\hyphpar} { En su origen, los griegos dec\u237?an que el mejor lugar para inhalar, y por tan to obtener la inspiraci\u243?n de las musas, era cerca de las fuentes, dado que all\u237? moraban lo que llamaban ninfas, que eran deidades femeninas menores de la naturaleza y estaban consideradas como el aut\u233?ntico origen de las musas inspiradoras. \par\pard\plain\hyphpar} { La mitolog\u237?a griega asegura que las Musas eran hijas de Zeus, rey del Olimp o, y de Mnem\u243?sine, que curiosamente estaba considerada como la diosa de la memoria, de quien nos ocuparemos m\u225?s adelante. En Grecia se estableci\u243? que las musas eran nueve, como cit\u243? el poeta Homero (siglo VIII a.J.C.) en alguno de sus textos, pero el que las bautiz\u243? y dio nombre fue el tambi\u2 33?n poeta Hes\u237?odo (siglo VIII a.J.C.) quien las bautiz\u243? como: Cal\u23 7?ope, la de la bella voz, musa de la poes\u237?a; Cl\u237?o, la celebradora, mu sa de la historia; Herato, la amorosa, regente de la poes\u237?a l\u237?rica; He uterpe, el deleite, musa de la m\u250?sica y en especial de la flauta; Melp\u243 ?mene, diosa cantarina, musa de la tragedia; Pol\u237?mnia, la de los muchos him nos, musa de los cantos; Tal\u237?a, la que florece, musa de la comedia; Terps\u 237?core, el deleite de la danza, musa de la danza y la poes\u237?a coral; y fin almente Hurania, la celestial, musa de la astronom\u237?a. \par\pard\plain\hyphp ar} { Tal vez el nombre de las citadas musas sea lo de menos, sin embargo, en el caso

de algunas su nombre est\u225? relacionado con lo que inspiraban. Por ejemplo, e n el caso de Cal\u237?ope, fue llamada as\u237? porque se cre\u237?a que ciertas voces, al ser escuchadas, causaban inspiraci\u243?n. Hoy sabemos que el ritmo, la cadencia y el tono de una voz pueden resultar hipn\u243?ticos, y por tanto ha cer que nuestra mente se evada del momento presente, d\u225?ndonos ideas o respu estas a asuntos que tenemos pendientes. \par\pard\plain\hyphpar} { Lo mismo sucede con Tal\u237?a, de quien se dec\u237?a que produc\u237?a inspira ci\u243?n en el p\u250?blico que acud\u237?a a presenciar las comedias. Los espe ctadores \u171?inhalaban\u187? las palabras, gestos y dramatizaciones de los act ores que, como dir\u237?amos actualmente, generaban una interacci\u243?n emocion al y, por tanto, pod\u237?an propiciar una inspiraci\u243?n creativa. \par\pard\ plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Un pan at\u243?mico} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Yo creo que la mejor muestra de que el poder de inspiraci\u243?n est\u225? en el aire la tenemos en Dem\u243?crito (470-400 a.J.C.). Cuenta la historia que el f amoso fil\u243?sofo griego llevaba unos d\u237?as sin comer a causa de una terri ble gastroenteritis. Al salir a la calle, por casualidad \u8212?aunque yo m\u225 ?s bien dir\u237?a que fue por hambre\u8212?, fij\u243? su atenci\u243?n en un i ntenso aroma a pan reci\u233?n horneado. Aquella fragancia le impact\u243? tanto que el fil\u243?sofo se pregunto qu\u233? hab\u237?a en el pan para que fuera c apaz de percibir su presencia en el interior de su nariz. Y lleg\u243? a la conc lusi\u243?n de que en el aire ten\u237?a que haber diminutas part\u237?culas cap aces de transportar la fragancia del alimento. Y determin\u243? que esas part\u2 37?culas ten\u237?an que ser extremadamente diminutas, puesto que eran invisible s para el ojo humano pero perceptibles para el olfato. Todo ello lo llev\u243? a un resultado: ten\u237?a que ser posible fraccionar en migas cada vez m\u225?s peque\u241?as una rebanada de pan sin que \u233?ste perdiera sus propiedades f\u 237?sicas. A esa min\u250?scula porci\u243?n de pan, o de cualquier otra cosa, l a denomin\u243? \u225?tomo, y hoy sabemos que el \u225?tomo es la unidad m\u225? s peque\u241?a de un elemento qu\u237?mico capaz de mantener su identidad y que no es divisible mediante procesos qu\u237?micos. Y es que la palabra \u225?tomo en griego significa \u171?no divisible\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { La reflexi\u243?n que yo me hago, si se me permite la licencia, es: \u191?tenemo s bombas at\u243?micas gracias a que un d\u237?a inventamos el pan? \u201?sta s\ u237? que es una muestra de c\u243?mo lo inspirado nasalmente tambi\u233?n puede inspirarnos mentalmente. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Inspiraci\u243?n o conexi\u243?n?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Nada m\u225?s lejos de mi intenci\u243?n que quitarles valor a las musas, es m\u 225?s, dedic\u225?ndome a lo que me dedico, m\u225?s vale que las tenga como ami gas; sin embargo, creo que los griegos cl\u225?sicos idealizaron en personajes a rquet\u237?picos lo que no sab\u237?an c\u243?mo explicar de otra manera. \par\p ard\plain\hyphpar} { Hoy sabemos que la inspiraci\u243?n no viene de una musa, sino de un c\u250?mulo de ingredientes, entre ellos la formaci\u243?n, el estudio, el conocimiento y, por supuesto, la creatividad, pero \u191?hay algo m\u225?s? \par\pard\plain\hyph par} { S\u233? que es poco po\u233?tico, aunque si tuviera delante al historiador y ens ayista Plutarco (50-120), apoyar\u237?a su argumento de que las musas puede que sean las {\i mneiae}, lo que \u233?l traduc\u237?a como \u171?recuerdos\u187?. Vamos, que Plu tarco no se andaba con remilgos a la hora de descartar a esos personajes arquet\ u237?picos, siendo del parecer que aquello que nos inspira no son sino vivencias anteriores. Claro que \u191?de qu\u233? vivencias hablamos? \u191?Hasta d\u243?

nde se remontan? \u191?Puede que a otra vida? \u191?Puede que al futuro, como de fender\u237?an algunos cu\u225?nticos? \par\pard\plain\hyphpar} { Un recuerdo es rememorar algo que ya ha sucedido y que hemos vivenciado en prime ra persona. Por tanto, dir\u237?amos que casualmente, en determinados momentos, parte de lo que nos inspira es el pasado. Lo malo es que cuando el pasado regres a al presente, cuando lo importamos, nuestra mente no es exacta del todo y a vec es incorpora nuevos matices. \u171?El cerebro no es un disco duro que cada vez q ue abre un archivo, por viejo que sea, muestra siempre lo mismo. Lo puede cambia r y adecuar conforme pasa el tiempo, aunque sin cambiar su esencia\u187?, advier te la psic\u243?loga Flora Cavillo, experta en visualizaci\u243?n creativa. \par \pard\plain\hyphpar} { Y precisamente ah\u237? es donde entra en juego la casual inspiraci\u243?n. Al r ecordar, activamos emociones que pueden estar mediatizadas por el momento que vi vimos. Para muchos expertos, ah\u237? se pueden colar peque\u241?as part\u237?cu las de informaci\u243?n ficticia que nuestro cerebro muestra como reales, y ah\u 237? entra en juego la casualidad. En especial cuando aparecen en nuestra mente recuerdos que nada tienen que ver con lo que estamos haciendo, viviendo o pensan do. \u191?Por qu\u233? aparecen? Tal vez para darnos otras v\u237?as de informac i\u243?n, tal vez para conectarnos con ciertos fen\u243?menos casuales que nos p asan inadvertidos. \par\pard\plain\hyphpar} { Para Cavillo, los recuerdos, en esencia, son veraces, pero muchas veces cambian, ya sea por el estado emocional, por los tab\u250?es o por las experiencias que hemos vivido desde que se produjo la acci\u243?n que gener\u243? el recuerdo. Po r todo ello, es \u171?como si estuvi\u233?ramos conectando continuamente con otr as vidas, porque todos cambiamos y evolucionamos al paso de los d\u237?as\u187?. Como dec\u237?a Plutarco, siempre nos conectamos con la {\i mneiae}. \par\pard\plain\hyphpar} { Ahora bien, \u191?la conexi\u243?n es con el pasado o con el futuro? Porque s\u2 43?lo hace falta ver la gran cantidad de escritores que se han anticipado sospec hosamente a acontecimientos, inventos o situaciones que estaban a\u250?n por des cubrir. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Una inspiraci\u243?n futurista} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Nada de recuerdos, sencillamente creatividad\u8230? Aunque tal vez hubo algo m\u 225?s en la novela {\i Los viajes de Gulliver}, escrita en 1726 por el dublin\u233?s Jonathan Swift (16 67-1745) quien, con una incre\u237?ble anticipaci\u243?n, yo dir\u237?a que de c ar\u225?cter cient\u237?fico, fue capaz de plasmar sus inspiraciones en una nove la en la que anunci\u243? que Marte tiene dos estrellas menores que giran a su a lrededor. Y matiza que tienen nombre de miedo. A\u241?ade, adem\u225?s, que dist an del planeta rojo tres veces su di\u225?metro. \par\pard\plain\hyphpar} { En la \u233?poca de Swift se tom\u243? todo aquello como fruto de una imaginaci\ u243?n desbordada. Se dec\u237?a que su inspiraci\u243?n lo hab\u237?a llevado d emasiado lejos. Pues bien, la realidad es que se adelant\u243? a su tiempo 156 a \u241?os, que es lo que tard\u243? el astr\u243?nomo Asap Hall en descubrir que Marte pose\u237?a dos sat\u233?lites, que fueron llamados Deimos y Fobos, que si gnifican \u171?espanto\u187? y \u171?terror\u187?. Pero es que adem\u225?s, las distancias y proporciones que hab\u237?a descrito Swift en {\i Los viajes de Gulliver} eran exactas. \par\pard\plain\hyphpar} { \u191?Todo fruto de la inspiraci\u243?n? \u191?No ser\u225? que casualmente tuvo la oportunidad de conectar con algo? \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Una conexi\u243?n ak\u225?sica?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Para los defensores de la existencia de los denominados archivos ak\u225?sicos,

unos archivos arquet\u237?picos donde est\u225? toda la sabidur\u237?a del mundo \u8212?la pasada, presente y futura\u8212?, una especie de biblioteca cu\u225?n tica, los recuerdos se conforman de lo que hemos experimentado m\u225?s lo vivid o por todos lo que estuvieron en este mundo antes que nosotros, pero tambi\u233? n por lo que han vivido quienes ya est\u225?n en el futuro. \par\pard\plain\hyph par} { Si hacemos caso a todo ello, cada uno de nosotros podr\u237?a obtener la inspira ci\u243?n-informaci\u243?n conectando con sus recuerdos biogr\u225?ficos intraut erinos, gen\u233?tico-at\u225?vicos y, si se me apura, hasta dimensionales. As\u 237? las cosas, de inspiraci\u243?n nada de nada, deber\u237?amos hablar de sint onizaci\u243?n y, como apunta el f\u237?sico cu\u225?ntico Dar\u237?o Katelba, \ u171?m\u225?s all\u225? de saltos en el tiempo e interacci\u243?n con dimensione s, creo que hoy en d\u237?a ya podemos contemplar como posible que aquello que n os inspira en realidad es un c\u243?ctel de {\i inputs}. Una mezcla conformada por los recuerdos m\u225?s nuestro conocimiento a ctual y, sobre todo, la toma de conciencia de aquello que experimentamos\u187?. En resumen, una conexi\u243?n con algo muy parecido a lo que llamamos entidad ca sual. \par\pard\plain\hyphpar} { Ahora bien, \u191?qu\u233? es lo que nos hace conectar unas veces s\u237? y otra s no con ese archivo ak\u225?sico del conocimiento? Cuando Arqu\u237?medes (287212 a.J.C.) descubre el principio que lleva su nombre, en teor\u237?a lo hace po r causalidad. Sucede el d\u237?a que se introduce en una ba\u241?era que su sirv ienta hab\u237?a llenado excesivamente de agua, pero \u191?es que nunca antes se hab\u237?a ba\u241?ado? Es evidente que s\u237? lo hab\u237?a hecho. Sin embarg o, aquel d\u237?a se \u171?inspir\u243?\u187? descubriendo su principio. \u191?L o descubri\u243? \u233?l o sencillamente \u171?conect\u243?\u187? con la bibliot eca de lo ak\u225?sico? \par\pard\plain\hyphpar} { En opini\u243?n de Luc\u237?a Garriguella, psic\u243?loga experta en simbolismo de la sincronicidad, \u171?lo de Arqu\u237?medes pudo ser una serendipia que suc edi\u243? justo en el momento que deb\u237?a acontecer, justo en el momento que el {\i logo}, lo casual o la entidad con la que estamos conectados le hizo tomar concie ncia de que un cuerpo, al sumergirse en el agua, desplaza un volumen igual a su peso\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { Puede que el {\i logos} le hiciera tomar conciencia, pero \u191?habr\u237?a conseguido Arqu\u237? medes llegar a la misma conclusi\u243?n siendo un iletrado? Posiblemente no. Por tanto, inspiraci\u243?n s\u237? (tanto da que sea griega o romana), saltos en e l tiempo y contacto con los recuerdos, tambi\u233?n, pero adem\u225?s, conocimie nto. Y, como se\u241?alan los que estudian las serendipias: viveza para estar at entos ante lo que sucede. Es decir, podemos vivir casualidades que nos inspiren, pero s\u243?lo seremos capaces de aprovechar sus ense\u241?anzas si previamente nos hemos molestado en sintonizar con ellas estando dispuestos a estudiar sus m ensajes. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b El casual ba\u241?o de Arqu\u237?medes} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\ hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Seg\u250?n la leyenda, Hier\u243?n, rey de Siracusa, ciudad en la que hab\u237?a nacido Arqu\u237?medes, encarg\u243? una corona de oro a un reputado orfebre. C uando el artesano hubo concluido su trabajo, al monarca le llegaron rumores de q ue el art\u237?fice estafaba a sus clientes y adulteraba el oro con aleaciones p ara obtener m\u225?s beneficio de su trabajo. El rey le encarg\u243? a Arqu\u237 ?medes que verificase si el oro de aquella corona era o no de ley, pero el sabio griego no ten\u237?a ni idea de c\u243?mo demostrar aquello. Los d\u237?as pasa ban, el rey se inquietaba y el joyero presionaba para cobrar su producto. \par\p ard\plain\hyphpar} { La cr\u243?nica cuenta que Arqu\u237?medes, un d\u237?a que se sent\u237?a sumam

ente nervioso, orden\u243? a su sirvienta que le preparase un ba\u241?o relajant e, y fue precisamente en el transcurso del mismo, o mejor dicho, al introducirse en la ba\u241?era y ver que el agua rebosaba por los bordes, cuando encontr\u24 3? la soluci\u243?n a su problema: pesar\u237?a la corona, encargar\u237?a id\u2 33?ntico peso de oro en bruto e introducir\u237?a ambos objetos en un recipiente con agua. Si los dos desplazaban id\u233?ntica cantidad de agua significar\u237 ?a que la corona no hab\u237?a sido adulterada con otros metales. \par\pard\plai n\hyphpar} { Con esa idea en su cabeza, totalmente desnudo y gritando la palabra \u161?Eureka !, recorri\u243? las calles de la ciudad satisfecho por tener una soluci\u243?n para su monarca. Por su parte, el mandatario, gracias a Arqu\u237?medes, pudo co mprobar que el orfebre lo hab\u237?a estafado y mand\u243? ejecutarlo. \par\pard \plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?En qu\u233? consiste la clave de Mnemosine?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Lo normal es que vivamos un hecho casual, que cause un impacto en nuestro consci ente, que nos sorprendamos y que en poco tiempo nos hayamos olvidado de \u233?l. Pero con la sincronicidad, o casualidad, y en este caso con la inspiraci\u243?n , se suelen producir fen\u243?menos o sucesos colaterales que a veces son de tan ta relevancia como el fen\u243?meno sincr\u243?nico experimentado. La clave de M nemosine se centra precisamente en eso: en no olvidar y prestar atenci\u243?n al m\u225?ximo de referencias que acompa\u241?an una sincron\u237?a. \par\pard\pla in\hyphpar} { Si sabemos que la m\u250?sica de un anuncio en la televisi\u243?n, que determina da escena de una pel\u237?cula o el simple visionado de un color nos han dado la inspiraci\u243?n o han producido la obtenci\u243?n de una respuesta casual a un tema largamente pendiente, deber\u237?amos tomarlo como valor de referencia y r ecurrir a \u233?l en otras ocasiones y ver si se repite. Es decir, tendr\u237?am os que volver a poner esa m\u250?sica o recrear los mismos ambientes cuando busq uemos la inspiraci\u243?n. \par\pard\plain\hyphpar} { En la mitolog\u237?a griega, Mnemosine personificaba a la memoria, pero era tamb i\u233?n el nombre de un r\u237?o. Seg\u250?n la tradici\u243?n funeraria griega del siglo IV a.J.C. las almas de los difuntos, justo antes de encarnarse y a fi n de no perturbar con sus recuerdos pasados la nueva existencia, beb\u237?an las aguas del r\u237?o Lete. Los iniciados y m\u237?sticos griegos cre\u237?an que mediante una compleja ceremonia ritual podr\u237?an conectar con sus vidas anter iores y con la memoria de su alma si acud\u237?an a beber del r\u237?o gobernado por Mnemosine y que llevaba su mismo nombre. Ambos r\u237?os estaban situados e n el inframundo griego conocido como Hades. \par\pard\plain\hyphpar} { En las actuales escuelas de trabajo de lo serend\u237?pico, que persiguen la con exi\u243?n con ese gran todo al que llamamos casualidad, se defiende la existenc ia de la clave Mnemosine como una herramienta que no s\u243?lo nos permite sinto nizar con lo casual, sino que, adem\u225?s, nos faculta para recuperar la memori a de aquello que ya hemos vivido en otras existencias; recordemos el ya abordado concepto de casualidad at\u225?vica... \par\pard\plain\hyphpar} { En esas escuelas de trabajo siempre nos dir\u225?n lo mismo: una inspiraci\u243? n o un fen\u243?meno casual siempre se acompa\u241?a de elementos colaterales qu e pueden dar tanta o m\u225?s informaci\u243?n que el fen\u243?meno en s\u237?. Elementos que deben ser anotados y memorizados cuidadosamente como posibles dese ncadenantes de nuevas casualidades o intuiciones. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Una casual novela que era muy real} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyph par} { \par\pard\plain\hyphpar} { Cuando el escritor y periodista Norman Kingsley Mailer, considerado como el gran innovador del periodismo literario, escribi\u243? su novela {\i

Costa B\u225?rbara}, no hab\u237?a planificado incluir en ella el personaje de u n esp\u237?a ruso en Estados Unidos. Sin embargo, como suele pasar cuando escrib es ficci\u243?n, por mucho que los guiones est\u233?n acotados, resulta que los personajes comienzan a cobrar vida propia. Es lo que le sucedi\u243? a Mailer. L a inspiraci\u243?n lo llev\u243? a desarrollar tanto a su personaje que se convi rti\u243? en uno de los principales actores del libro. \par\pard\plain\hyphpar} { Estos hechos no tendr\u237?an relevancia alguna de no ser porque, una vez finali zada su novela, el servicio de inmigraci\u243?n de Estados Unidos arrest\u243? a un hombre que viv\u237?a justo en el piso superior al de Mailer en el edificio de apartamentos. Se trataba del coronel Rudolf Abel, presuntamente un esp\u237?a ruso de alto rango. Por supuesto el escritor no lo sab\u237?a, pero el hecho co incidente, e inspirador, cuando menos sirve para reflexionar, \u191?no crees? \p ar\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b La vida nos susurra} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Jung aseguraba que lo sincr\u243?nico ten\u237?a muchas formas de manifestarse. Desde luego, la inspiraci\u243?n es una de ellas, pero \u191?te has parado a pen sar en la enorme cantidad de veces que la vida te ha susurrado, envi\u225?ndote algunos datos \u171?casuales\u187? que no ven\u237?an a cuento? \par\pard\plain\ hyphpar} { A lo largo del d\u237?a llevamos a cabo un mont\u243?n de actividades que est\u2 25?n, \u191?c\u243?mo decirlo\u8230??, fuera de gui\u243?n. Se trata de pensamie ntos, palabras, ideas o acciones que producimos o manifestamos sin que a veces t engan una relaci\u243?n l\u243?gica con lo que hacemos. Los expertos los llaman \u171?desencadenantes\u187?, ya que no son una casualidad en s\u237?, pero s\u23 7? un posible punto de partida hacia ella. Personalmente prefiero llamar a todo eso susurros. \par\pard\plain\hyphpar} { Aunque se puede parecer a lo que ocurre con la inspiraci\u243?n, el susurro mere ce comer en plato aparte. Se produce cuando, por ejemplo, est\u225?s leyendo un informe y te viene a la mente el rostro de una persona a la que hace mucho que n o ves. A diferencia de lo que suceder\u237?a con un hecho casual normal, tras es a aparici\u243?n no ver\u225?s a esa persona ni te encontrar\u225?s con ella por la calle. Sencillamente, el destino la ha puesto en tu mente por algo sin venir a cuento. \par\pard\plain\hyphpar} { Otra forma de susurro es cuando te das cuenta de que est\u225?s tarareando una c anci\u243?n que no est\u225? de moda pero que para ti representa algo especial, aunque no tenga nada que ver con lo que est\u225?s haciendo. Por ejemplo, silbas o tarareas una canci\u243?n rom\u225?ntica cuando en realidad haces algo tan po co pasional como estar barriendo tu casa. \par\pard\plain\hyphpar} { Una tercera v\u237?a de susurro la tenemos cuando, llevando a cabo una actividad , ejecutamos paralelamente otra que sirve como punto de distracci\u243?n. Por ej emplo, mientras hablas por tel\u233?fono dibujas garabatos en un papel o trazas l\u237?neas, n\u250?meros o palabras que nada tienen que ver con la conversaci\u 243?n. O quiz\u225?, si la charla te ha pillado en la calle, tal vez est\u233?s caminando pero necesitas sentarte o detenerte en un lugar determinado. \u191?Por qu\u233? en ese lugar y no en otro? Eso tambi\u233?n son susurros. \par\pard\pl ain\hyphpar} { Seg\u250?n la psic\u243?loga Gloria Rosendo (a quien un d\u237?a le dije: \u171? Quiero que nos veamos para que hablemos de susurros\u187? \u8212?y luego, para e vitar que me pusiera en tratamiento, le expliqu\u233? a qu\u233? me refer\u237?a \u8212?), los susurros pueden ser, como dec\u237?a Jung, \u171?peque\u241?as pis tas o breves destellos de conexi\u243?n sincr\u243?nica que captamos o producimo s al interactuar con el universo que nos rodea. La diferencia con las casualidad es es que tras ellos no se produce necesariamente una acci\u243?n directa. As\u2 37? pues, son pistas de algo que desconocemos y en las que debemos trabajar\u187 ?. Por supuesto, un susurro nos puede inspirar, pero seguro que tiene muchas otr as aplicaciones. \par\pard\plain\hyphpar} {

\par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Inspiraci\u243?n detectivesca } \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Mira por d\u243?nde, un susurro inspirativo propici\u243? que A. J. Talbot escri biese en 1938 una comedia en la que relataba que un hombre apellidado Boguskovks y ideaba y ejecutaba a la perfecci\u243?n el robo de una pintura en un emblem\u2 25?tico museo. \par\pard\plain\hyphpar} { Casualmente, al a\u241?o siguiente una pintura fue robada, y el proceso que sigu ieron para el robo parec\u237?a sacado o inspirado en la novela de Talbot. Pero lo curioso no era eso; lo singular del caso es que cuando se procedi\u243? a la identificaci\u243?n del ladr\u243?n se descubri\u243? que se llamaba igual que e l que aparec\u237?a en la novela. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Para qu\u233? sirven los susurros?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Por norma general, tras ellos no se producen cambios manifiestos en el estado de \u225?nimo, pero algo se activa. Es como si tras ese destello de pronto fluy\u2 33?ramos de otra forma. Como si la mente se pusiera en sinton\u237?a con el todo que nos rodea. \par\pard\plain\hyphpar} { Dicho esto te preguntar\u225?s: \u171?\u191?qu\u233? voy a sentir?\u187? Pues la verdad, nada especial. El susurro no hace que cambie la temperatura ni te nubla la vista\u8230? De ser as\u237?, los colocones ser\u237?an incre\u237?bles. Rea lmente lo que notas tras un susurro es perspectiva y fluidez. Puede que se te oc urran nuevas ideas, que recuerdes algo que hab\u237?as olvidado y en lo que hab\ u237?as estado pensando largo rato o incluso que por fin encuentres eso que has estado buscando toda la ma\u241?ana. \par\pard\plain\hyphpar} { A veces el susurro no es s\u243?lo para nosotros sino que nos ayuda a interactua r con los dem\u225?s. Por ejemplo, tras esa pausa de conexi\u243?n susurrante, h allamos la soluci\u243?n al problema que acuciaba a una persona querida, o resul ta que decidimos ponernos en contacto con alguien a quien no ten\u237?amos previ sto ver ni llamar, pero al que, sin saber por qu\u233?, pensamos que es bueno co nectar. \par\pard\plain\hyphpar} { Insisto, los susurros aparecen de manera injustificada, y tambi\u233?n nos hacen actuar de forma no programada, fuera del gui\u243?n. Eso s\u237?, a veces la vi da susurra y no nos enteramos de nada, estamos sordos como tapias. Pero cuando n os fijamos en ellos, se abre todo un universo de posibilidades. \par\pard\plain\ hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Un hallazgo sorprendente} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Corr\u237?a el a\u241?o 1953 cuando el reportero de la televisi\u243?n americana Irv Kupcinet estaba en Londres para cubrir los actos de coronaci\u243?n de Isab el II. Se hosped\u243? en el hotel Savoy, y precisamente mientras colocaba su eq uipaje en los armarios y cajones de la estancia, se dio cuenta de que hab\u237?a algunos objetos que al parecer hab\u237?a dejado olvidados un hu\u233?sped ante rior. Al verlos se sorprendi\u243? de que pertenecieran a un amigo suyo, Harry H annin, una de las estrellas de baloncesto de los Harlem Globetrotters. \par\pard \plain\hyphpar} { Pero lo curioso no termin\u243? ah\u237?. Dos d\u237?as despu\u233?s, y antes de que Kupcinet llamase a su amigo para notificarle el hallazgo (hay que ver c\u24 3?mo han cambiado las cosas con los tel\u233?fonos m\u243?viles), recibi\u243? u na carta de Hannin en la que le dec\u237?a que hab\u237?a estado en Par\u237?s, en el hotel Meurice, donde casualmente, en la habitaci\u243?n de su armario, hab \u237?a encontrado una corbata de Irv Kupcinet. \u191?Sincron\u237?a?, \u191?cas

ualidad? Sencillamente, tal vez el mensaje era: el destino nos mantiene conectad os. \par\pard\plain\hyphpar} { El por qu\u233? o para qu\u233?, es un enigma. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b Susurros y fen\u243?menos inexplicables} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Hay quien cree que, como afirmaba Jung, los destellos que yo llamo susurros son, en realidad, distintas formas de manifestaci\u243?n de orden parapsicol\u243?gi co, como captaciones telep\u225?ticas, energ\u233?ticas u on\u237?ricas. \par\pa rd\plain\hyphpar} { En el caso telep\u225?tico, el hecho se producir\u237?a cuando alguien con quien tenemos m\u225?s o menos una afinidad, nos menciona o piensa en nosotros. En es e momento recibimos parte de su informaci\u243?n, algo as\u237? como un fragment o de su vibraci\u243?n, y eso ser\u237?a lo que provocar\u237?a que su imagen ap areciera en nuestra mente. En s\u237?, no deja de ser una forma de conexi\u243?n , aunque poco o nada tendr\u237?a que ver con la casualidad. \par\pard\plain\hyp hpar} { En el caso de la captaci\u243?n de energ\u237?a, sucede cuando de pronto, sin ve nir a cuento, notamos que hay algo raro en el ambiente y no sabemos qu\u233? es. Puede que estemos en casa, por tanto en un lugar donde todo est\u225? controlad o. Sin embargo, esos susurros generan incomodidad, e incluso una cierta angustia . A veces pueden dar la sensaci\u243?n de que la persona, pese a estar sola, est \u225? acompa\u241?ada. En otras ocasiones la percepci\u243?n es como de adverte ncia, como si algo estuviera a punto de suceder. \par\pard\plain\hyphpar} { Los expertos no se ponen de acuerdo sobre el significado de esos episodios. Lo \ u250?nico que parecen tener claro es que les suceden a personas muy sensibles, i maginativas y dotadas de una capacidad emocional especial. Por eso, como siempre , el mejor consejo es no perder la calma. Debemos dejar que el susurro \u171?hag a su trabajo\u187?. Tenemos que vivenciarlo con tranquilidad y ver qu\u233? info rmaci\u243?n podemos obtener de \u233?l, sin m\u225?s. \par\pard\plain\hyphpar} { Finalmente debemos contar como aspecto susurrante a los sue\u241?os. Es evidente que las visiones on\u237?ricas forman parte de un proceso normal en nuestro d\u 237?a a d\u237?a, pero no sabemos hasta qu\u233? punto es un proceso digestivo d e la mente o una manera de captar y percibir destellos o se\u241?ales sincr\u243 ?nicas. Por eso, ante los sue\u241?os es mejor disponernos a realizar un trabajo consciente, pausado, que nos ayuda a recordarlos y entenderlos. Trabajo que, ll egado el momento, veremos c\u243?mo se hace. Pues como afirmaba Jung, incluso en los sue\u241?os hay procesos sincr\u243?nicos... \par\pard\plain\hyphpar} { Ahora bien, debemos tener cuidado con ese runr\u250?n o susurros. Primero, deter minando que no forman parte de la denominada intuici\u243?n, pues como aclara el doctor Bernat N\u246?el Tiffon, \u171?la intuici\u243?n es una mezcla de sensac iones, un conjunto de cogniciones y sentimientos que se aunar\u237?an entre s\u2 37?: conocimiento, previsi\u243?n, anticipaci\u243?n, emociones, etc\u233?tera, no un poder parapsicol\u243?gico\u187?. Por tanto, el susurro \u171?inexplicable \u187? es algo as\u237? como un gui\u243?n o hecho que se produce sin m\u225?s. Pero \u191?puede ser peligroso que captemos ciertas cosas? Tiffon es claro en es te sentido: \u171?Creo que puede llegar a ser enfermizo en el momento en que el sujeto no sepa distinguir qu\u233? es intuici\u243?n, u otra cosa, y qu\u233? es certero. En el momento en que tenga una p\u233?rdida de contacto con la realida d y confunda \u233?sta con procesos cognitivos intuitivos que rocen el delirio y la alucinaci\u243?n, es cuando tendr\u237?amos que considerar el estado de salu d mental de la persona.\u187? Para la mayor\u237?a de los terapeutas la cuesti\u 243?n no ofrece dudas: cuando el fen\u243?meno coarta tu vida, te dice qu\u233? debes hacer o comienza a manipular lo que te rodea, visita a un especialista; cu ando simplemente es un compa\u241?ero de viaje, no hay que preocuparse. \par\par d\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b

\u191?Ciencia, inspiraci\u243?n o puro m\u233?todo?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { La ciencia tambi\u233?n tiene momentos de susurrante inspiraci\u243?n, no vamos a dejarlo todo en manos de las musas literarias. Hay que reconocer al C\u233?sar lo que es del C\u233?sar, y si bien los inventos tecnol\u243?gicos suelen ser f ruto de la investigaci\u243?n, a veces hay algo que inspira... Claro que en ese caso suele recibir el nombre de serendipia, lo cual me parece un error, puesto q ue antes de ella, antes del trabajo o la b\u250?squeda que la ha propiciado, el inventor o cient\u237?fico ha tenido que trabajar su imaginaci\u243?n e inspirac i\u243?n. \par\pard\plain\hyphpar} { Tal vez uno de los grandes inventos que fue fruto de la inspiraci\u243?n es la i dea del papel de celof\u225?n, ese pl\u225?stico transparente que hoy vemos por todas partes y que incluso compramos en rollos para envolver nuestros alimentos. Por cierto, que cabe mencionar que lo que utilizamos hoy en d\u237?a es un deri vado del petr\u243?leo denominado polipropileno y no el aut\u233?ntico celof\u22 5?n, mucho m\u225?s caro. \par\pard\plain\hyphpar} { El celof\u225?n naci\u243? de las manos del ingeniero textil suizo Jacques Brand enberger (1872-1954), y fue una queja lo que le inspir\u243?. El inventor com\u2 37?a habitualmente en el mismo restaurante, cuyas mesas se cubr\u237?an con mant eles de tela. Cierto d\u237?a, a un comensal se le derram\u243? el vino y manch\ u243? el mantel. La mesonera acudi\u243? a cambiarlo quej\u225?ndose de que siem pre pasaba lo mismo y que los manteles manchados con vino ya no se pod\u237?an v olver a utilizar por bonitos que fueran. Al parecer, la mujer dijo algo as\u237? como: \u171?Si no fuera tan caro cubrir\u237?a los manteles con cristales, as\u 237? todo ser\u237?a m\u225?s f\u225?cil de limpiar.\u187? \par\pard\plain\hyphp ar} { Brandenberger recogi\u243? el guante y se qued\u243? pensando sobre c\u243?mo po dr\u237?a proteger las telas con algo que fuera transparente, impermeable y f\u2 25?cil de limpiar, adem\u225?s de no pegajoso. \par\pard\plain\hyphpar} { Estuvo pensando en ello durante semanas, hasta que un d\u237?a, en el campo, obs erv\u243? una mosca atrapada en la resina de un \u225?rbol. Ah\u237? estaba el s usurro, b\u225?sicamente porque el buen hombre pod\u237?a haber estado mirando o tra cosa, \u191?no? \par\pard\plain\hyphpar} { Al ver la mosca, Brandenberger pens\u243? que por ah\u237? podr\u237?a encontrar la soluci\u243?n. Trabaj\u243? preparando varias sustancias, muchas procedentes de la madera, hasta que obtuvo un l\u237?quido viscoso que aplic\u243? sobre un a tela. El experimento fall\u243? porque la tela qued\u243? tiesa y quebradiza, pero Brandenberger observ\u243? que la capa de l\u237?quido se pod\u237?a separa r con facilidad, como si fuera una hoja de papel transparente. Con el tiempo se olvid\u243? de los manteles y termin\u243? por desarrollar una m\u225?quina capa z de producir esas l\u225?minas transparentes muy delgadas a las que denomin\u24 3? papel de celof\u225?n. \par\pard\plain\hyphpar} { Posiblemente nunca nos pondremos de acuerdo para determinar qu\u233? es la inspi raci\u243?n. Son muchos los que se niegan a pensar que no depende de ellos, y ca si los mismos los que creen que est\u225? flotando por ah\u237? y que s\u243?lo hay que llamarla para poder sintonizar con ella. Desde luego, el concepto de que las ideas vuelan y los pensamientos tambi\u233?n, es cierto. Lo he podido compr obar decenas de veces. Por eso, incluso para hallar la inspiraci\u243?n, debemos tener cuidado, no sea que pensemos \u171?en alto\u187? y alguien nos robe las i deas. No ser\u237?a la primera vez... ni la \u250?ltima. \par\pard\plain\hyphpar } {\page } { \par\pard\plain\hyphpar} {\s3 \afs28 {\qc 8. UN CAMBIO DE PERSPECTIVA \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} {\qr { {\i La casualidad est\u225? siempre ah\u237?: ten a punto el anzuelo}. \par\pard\pla in\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} {

Publio Ovidio Nas\u243?n, \par\pard\plain\hyphpar} { poeta \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i La Providencia nos da la casualidad; para sus fines ha de moldearla el hombre}. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Friedrich von Schiller, \par\pard\plain\hyphpar} { poeta \par\pard\plain\hyphpar} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { \u191?Y si lo casual no existe? \u191?Y si todo eso que hemos denominado hechos coincidentes o sincr\u243?nicos, serendipias o coincidencias, en realidad forma parte de una gran tela de ara\u241?a en la que todo est\u225? interconectado a t odo aunque s\u243?lo somos capaces de ver una peque\u241?a parte? Para el profes or de f\u237?sica cu\u225?ntica Carlos Gonz\u225?lez, debemos replantear ciertas definiciones: \u171?Decimos que algo es casual cuando no vemos la causa. Es muy f\u225?cil no percibirla con una visi\u243?n meramente lineal de la realidad. P ensamos que B es consecuencia de A, y esto es una visi\u243?n muy simplista que en el Nuevo Paradigma Cient\u237?fico se abandona.\u187? \par\pard\plain\hyphpar } { Trabajar en lo coincidente o, mejor dicho, intentar descifrar qu\u233? hay tras ello, requiere de un cambio de visi\u243?n, de una perspectiva distinta de ver l as cosas, y para eso nada mejor que la ayuda de la cu\u225?ntica. Un ejemplo de dos formas diferentes de trabajar ser\u237?a el que vemos en la medicina ante un a enfermedad: en la medicina oficial occidental, una determinada enfermedad se p uede ver como causada por un agente infeccioso, mientras que en otra medicina al ternativa la causa puede ser un desequilibrio energ\u233?tico. Ambas aplican su terapia y obtienen resultados, a pesar de que parten de causas absolutamente dif erentes. \u191?Qui\u233?n tiene la verdad? Seguramente nadie; cada sistema act\u 250?a desde creencias cient\u237?ficas diferentes, a trav\u233?s de las cuales e nfocan una intenci\u243?n en su consciente: sanar al enfermo. \par\pard\plain\hy phpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Una tumba muy curiosa} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Al poco tiempo de comenzar a popularizarse las novelas de Harry Potter, se hall\ u243? una tumba en una iglesia brit\u225?nica de Yorkshire. Curiosamente, en ell a yac\u237?a un joven de veintinueve a\u241?os cuyo nombre era Harry Potter, per o lo singular no es s\u243?lo eso, sino que el sacerdote del lugar se apellida R owling, como la autora de la saga de libros del mago. \u191?Pura casualidad? \pa r\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Casualidad o cu\u225?ntica?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { En las d\u233?cadas de los a\u241?os veinte y treinta, los f\u237?sicos cu\u225? nticos afirmaron que una mol\u233?cula pod\u237?a estar en dos o m\u225?s lugare s a la vez, pero lo mejor de todo es que dos part\u237?culas en hemisferios dife rentes de la Tierra pod\u237?an estar entrelazadas, comunic\u225?ndose y, hasta cierto punto, interactuando. Te recuerdo que nuestro organismo est\u225? compues to de mol\u233?culas... \u191?Cu\u225?ntas de las que en teor\u237?a nos pertene cen o conforman lo que somos est\u225?n repartidas y conectadas por ah\u237?, ta l vez alojadas en otros cuerpos? Tranquilo, no me estoy medicando ni sufriendo u na alucinaci\u243?n, te estoy hablando de pura cu\u225?ntica, algo que nos puede ayudar a entender mejor eso que llamamos fen\u243?menos casuales. \par\pard\pla in\hyphpar} { Para el f\u237?sico cu\u225?ntico Carlos Gonz\u225?lez, debemos entender lo que se llama \u171?fen\u243?menos casuales\u187? aceptando un cambio en la manera de

conceptualizar lo que pasa a nuestro alrededor: \u171?El pensamiento lineal, de l antiguo paradigma, ser\u237?a como moverse en un hilo, y la idea de campo caus al ser\u237?a como moverse en una tela de ara\u241?a intentando caminar hacia el centro: hay infinidad de caminos para llegar al objetivo, incluso podr\u237?amo s estar movi\u233?ndonos por hilos que formasen c\u237?rculos conc\u233?ntricos y no alcanzar el deseado centro. Esta \u8220?visi\u243?n cient\u237?fica\u8221? no ser\u237?a la apropiada para nuestro objetivo, no todas valen.\u187? \par\par d\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b \u191?Una rana inventa la bater\u237?a?} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain \hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { En el a\u241?o 1786, el fisi\u243?logo de la Universidad de Bolonia Luigi Galvan i (1737-1798) se fij\u243?, mientras realizaba un experimento, en que el anca am putada de una rana se contra\u237?a como si estuviera viva cuando se la colocaba sobre una mesa cerca de un generador electrost\u225?tico. Seg\u250?n sus propia s palabras, \u171?hab\u237?a diseccionado y preparado una rana del modo habitual y, mientras atend\u237?a otro asunto, la dej\u233? extendida en una mesa sobre la que hab\u237?a una m\u225?quina el\u233?ctrica, pero a una considerable dista ncia de la misma. \par\pard\plain\hyphpar} { \u187?Cuando una de las personas presentes toc\u243? ligeramente por accidente l os nervios de la rana con la punta de un escalpelo, todos los m\u250?sculos de s us patas se contrajeron una y otra vez, como afectados por intensos calambres\u1 87?. \par\pard\plain\hyphpar} { Viendo aquello y pensando que el animal pose\u237?a alg\u250?n tipo de electrici dad, Galvani colg\u243? en un gancho de lat\u243?n la pata de otra rana y la sit u\u243? junto a una barra de hierro, y observ\u243? que cada vez que hab\u237?a contacto la pata se contra\u237?a. Galvani no lo sab\u237?a, pero la casualidad estaba poniendo los cimientos para el nacimiento de las bater\u237?as el\u233?ct ricas. \par\pard\plain\hyphpar} { El invento se lo debemos a Volta, quien profundiz\u243? en las pr\u225?cticas de Galvani demostrando que era el metal y no el m\u250?sculo de la rana lo que gen eraba la corriente el\u233?ctrica. Con esa conclusi\u243?n como punto de partida , construy\u243? la primera bater\u237?a el\u233?ctrica en 1800. \par\pard\plain \hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b Un cambio de visi\u243?n } \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { A partir del siglo XX, la forma de percibir el mundo cambi\u243? radicalmente de sde el punto de vista de la f\u237?sica. Se pas\u243? de la argumentaci\u243?n c l\u225?sica, basada en la f\u237?sica de Newton, donde todo ten\u237?a una forma clara y exacta de ser medido, a la nueva f\u237?sica cu\u225?ntica, en la que n ada es lo que parece. \par\pard\plain\hyphpar} { Uno de los aspectos interesantes de la cu\u225?ntica en lo tocante a la casualid ad es el denominado \u171?Principio de superposici\u243?n\u187?, que dice que cu alquier \u225?tomo tiene la capacidad de estar en muchas posiciones distintas a la vez. Es lo que Einstein llamaba \u171?telepat\u237?a cu\u225?ntica\u187?. Los cu\u225?nticos han demostrado que un experimento, por ejemplo realizado en un l aboratorio de Madrid, podr\u237?a dar un resultado no necesariamente igual en ot ro laboratorio situado en Calcuta. Este hecho se denomina \u171?entrelazamiento\ u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { Pero hay un punto que suena a pel\u237?cula de ciencia ficci\u243?n y que es m\u 225?s complejo todav\u237?a. Imagina que podemos moldear una part\u237?cula suba t\u243?mica como si fuera barro y le damos forma de cubo. Autom\u225?ticamente, otra part\u237?cula, est\u233? donde est\u233?, adoptar\u225? esa misma forma, p ero... \u161?nadie la habr\u225? tocado! Y ello nos lleva a una nueva reflexi\u2 43?n...: \u191?Qu\u233? hace que dos personas que no se conocen y que tal vez es

t\u225?n cada una en un extremo del mundo tengan una misma idea a la misma hora? \u191?Casualidad o conexi\u243?n de entrelazamiento? \u191?Qui\u233?n o qu\u233 ? est\u225? tras la casualidad? Carlos Gonz\u225?lez lo tiene claro: \u171?Detr\ u225?s de todo fen\u243?meno, desde el punto de vista del Nuevo Paradigma Cient\ u237?fico, est\u225? la conciencia, un nivel mucho m\u225?s sutil que el de nues tra mente; de hecho, \u233?sta aprende de aqu\u233?lla. Las creencias cient\u237 ?ficas no son m\u225?s que pistas de aterrizaje en nuestras mentes: cuanto m\u22 5?s amplias, mayor es el conocimiento que puede \u8220?tomar tierra\u8221?. El a ut\u233?ntico cient\u237?fico lo sabe y no confunde el conocimiento con la pista de aterrizaje, de esta forma evita entrar en conflicto con creencias distintas a las suyas.\u187? \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b \u161?La simiente de la dinamita en un delantal! } \par\pard\plain\hyphpar}\par\ pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Para que luego digan que los cient\u237?ficos no son peligrosos... Es curioso, p ero la verdad es que si no llega a ser por un peque\u241?o accidente dom\u233?st ico padecido por el qu\u237?mico germano-suizo Christian F. Sch\u246?nbein (1799 -1868) \u8212?por cierto, descubridor del ozono y de la nitrocelulosa\u8212?, Al fred Nobel no habr\u237?a obtenido la dinamita. \par\pard\plain\hyphpar} { Sch\u246?nbein era un apasionado de su profesi\u243?n y ten\u237?a por costumbre llevarse trabajo a casa y continuar en su hogar los experimentos que no hab\u23 7?a finalizado en el laboratorio. Seg\u250?n parece, tras alg\u250?n que otro ac cidente, su esposa lo amenaz\u243? con separarse de \u233?l si no abandonaba aqu ellas pr\u225?cticas en el hogar. \par\pard\plain\hyphpar} { \u201?l accedi\u243?, pero un d\u237?a que su mujer no estaba, y deseoso de cono cer mejor las reacciones de ciertos compuestos, se instal\u243? en la cocina de su casa y prepar\u243? una mezcla de \u225?cidos sulf\u250?rico y n\u237?trico. Por las prisas, pues quer\u237?a terminar el experimento antes de que regresase su mujer, derram\u243? accidentalmente parte del \u225?cido, y para recogerlo no se le ocurri\u243? otra cosa que utilizar el delantal de su esposa. \par\pard\p lain\hyphpar} { Tras enjuagarlo y para no tener que dar explicaciones sobre lo ocurrido, decidi\ u243? ponerlo a secar sobre la estufa. El delantal se sec\u243?, pero justo cuan do Sch\u246?nbein se dispon\u237?a a recogerlo y dejarlo donde lo hab\u237?a enc ontrado aconteci\u243? la sorpresa: ardi\u243? de inmediato. El cient\u237?fico acababa de encontrar por casualidad la nitrocelulosa o algod\u243?n de p\u243?lv ora. Y su esposa, seguramente, un motivo m\u225?s para echarlo de casa. \par\par d\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b Entender los mensajes} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Vamos a otro punto esencial en la cu\u225?ntica y creo que vital en lo tocante a los fen\u243?menos coincidentes. La cu\u225?ntica nos dice que todo est\u225? s ujeto a informaci\u243?n, y que lo relevante es la captaci\u243?n de esa informa ci\u243?n, no la materia en s\u237?. Para un cu\u225?ntico, lo importante es pod er describir un hecho de la manera m\u225?s completa posible, y para eso se nece sitan largas secuencias num\u233?ricas, b\u225?sicamente porque probabilidades h ay muchas y no s\u243?lo un s\u237? o un no. \par\pard\plain\hyphpar} { A priori, los no cu\u225?nticos contemplamos el mundo desde una visi\u243?n bina ria. Por ejemplo: tenemos buena o mala suerte, somos felices o infelices, hemos tenido un buen o un mal d\u237?a. Haciendo eso, caemos en el error de ser determ inistas y excluyentes, en esencia porque limitamos la informaci\u243?n a un cana l binario. Puede que una persona no est\u233? a nuestro lado, pero s\u237? est\u 225? en otro lugar. Puede que est\u233? junto a nosotros, pero \u191?qu\u233? ha ce? Puede estar sentada, de pie, comiendo, leyendo... Cada vez que una persona e st\u225? y ejecuta una acci\u243?n, genera una secuencia de informaci\u243?n, ab

re un mundo de posibilidades tan amplio que resulta casi imposible de medir. Par a poder entender todo eso e intentar medirlo podemos recurrir a los m\u233?todos binarios de 1 y 0. \par\pard\plain\hyphpar} { Para comprenderlo mejor imaginemos un vaso. Podemos ponerle agua o no. Ahora sup ongamos que el agua o el l\u237?quido introducido en el vaso recibe el n\u250?me ro 1 y a la ausencia de l\u237?quido la llamamos 0. Pero claro, algo tan sencill o como un vaso ya nos complica la vida para generar una secuencia, y es que pode mos llenarlo hasta arriba, s\u243?lo hasta la mitad o hasta una cuarta parte, en el caso de que quisi\u233?ramos ser precisos. \par\pard\plain\hyphpar} { En definitiva, eso ser\u237?an matices, porque en esencia o tiene agua o no la t iene. Pero \u191?c\u243?mo saber mediante un c\u243?digo binario cu\u225?nto l\u 237?quido hay en un vaso? \u191?C\u243?mo expresar eso en t\u233?rminos binarios ? Muy sencillo: vaso lleno: 1-1-1-1; vaso vac\u237?o: 0-0-0-0; vaso con las 3/4 partes de agua: 1-1-1-0; vaso con 1/2 de agua: 1-1-0-0; vaso con 1/4 parte de ag ua: 1-0-0-0. \par\pard\plain\hyphpar} { Hasta ah\u237? parece f\u225?cil, pero \u191?te imaginas c\u243?mo ser\u237?a la secuencia y las posibilidades de generar listas de 1 y 0 si pudi\u233?ramos med ir la cantidad de agua introducida en el vaso a nivel molecular? Para la cu\u225 ?ntica, una part\u237?cula no tiene una posici\u243?n ni una energ\u237?a concre tas hasta el momento en que un observador la mide, en cuyo caso influye sobre el la y determina cu\u225?l es su estado. Por eso, para los cu\u225?nticos, el comp onente esencial de la vida es la informaci\u243?n: ni la materia ni tampoco la e nerg\u237?a. \par\pard\plain\hyphpar} { \u191?Ad\u243?nde nos lleva todo esto? Cambiemos los t\u233?rminos y sustituyamo s \u171?informaci\u243?n\u187? por \u171?darnos cuenta o ser conscientes\u187?. Dicho de otro modo, es como afirmar que el universo de lo casual est\u225? en pl ena acci\u243?n todo el d\u237?a, pero s\u243?lo lo percibimos cuando lo observa mos, cuando nos conectamos a \u233?l. Lo malo es que lo hacemos, casi siempre, d e forma inconsciente. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Churchill sab\u237?a escuchar} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { El que fuera primer ministro del Reino Unido, sir Winston Leonard Spencer-Church ill (1874-1965), siempre dec\u237?a que su vida estaba plagada de hechos casuale s y que, a fuerza de experimentarlos, hab\u237?a aprendido a escuchar y detectar esas se\u241?ales, y la verdad es que una le pudo salvar la vida. \par\pard\pla in\hyphpar} { Transcurr\u237?a la segunda guerra mundial. Cierto d\u237?a, el mandatario ingl\ u233?s estaba a punto de subir a su coche mientras se produc\u237?a un bombardeo . Habitualmente entraba en el veh\u237?culo por la puerta derecha, pero aquel d\ u237?a se detuvo, dio la vuelta y entr\u243? por el lado izquierdo. \par\pard\pl ain\hyphpar} { Mientras circulaba hacia Downing Street, cay\u243? uno de los muchos proyectiles de los bombardeos. La potencia de la explosi\u243?n hizo que se levantara el co che por el lado derecho. Por suerte, Churchill estaba en el otro. \par\pard\plai n\hyphpar} { Fue en 1943 cuando cont\u243? esta an\u233?cdota ante un grupo de mineros a los que les dijo: \u171?A veces tengo la impresi\u243?n de que una mano orientadora ha interferido en mi vida.\u187? \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Cu\u225?l es nuestro papel en todo esto?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { La antigua f\u237?sica no aceptaba la sincron\u237?a; todo ten\u237?a un porqu\u 233?. En cambio, para la actual f\u237?sica cu\u225?ntica los hechos sincr\u243? nicos que le suceden a un individuo se producen porque ha sido capaz de alinear toda su persona, tanto la f\u237?sica y visible como la cu\u225?ntica o invisibl

e (a veces llamada metaf\u237?sica), en torno a una entidad o ser superior que n o sabemos qui\u233?n es. \par\pard\plain\hyphpar} { S\u237?, reconozco que el concepto es casi metaf\u237?sico y hasta puede parecer esot\u233?rico, pero el tema es sencillo: \u171?Cuando nuestras formas de vibra ci\u243?n dejan de luchar entre s\u237? o simplemente de expresar cosas contradi ctorias \u8212?act\u250?o de forma distinta a lo que pienso, a lo que siento\u82 30?\u8212? se llega a la uni\u243?n\u187?, afirma el f\u237?sico cu\u225?ntico C arlos Gonz\u225?lez, para quien el secreto de lograr la sincron\u237?a se susten ta en actuar de forma coherente, de ser un todo. \par\pard\plain\hyphpar} { Para clarificar la idea anterior, Carlos me explic\u243? que podemos ver una man ifestaci\u243?n de esa uni\u243?n en la luz: \u171?Cuando la luz es coherente, t oda vibrando a la misma frecuencia, tenemos un rayo l\u225?ser, capaz de proezas que un simple haz de luz no puede lograr. Imagin\u233?monos intentando alcanzar nuestros objetivos siendo una luz ca\u243?tica\u8230? requerir\u237?a de un gra n esfuerzo e, incluso, en muchos casos ser\u237?a imposible alcanzarlos; es la v ida basada en el esfuerzo.\u187? \par\pard\plain\hyphpar} { Para Carlos Gonz\u225?lez, s\u243?lo si somos coherentes, si nuestros pensamient os se alinean con nuestros sentimientos, con nuestras acciones, los objetivos em piezan a lograrse casi sin esfuerzo, porque nos hemos convertido en un l\u225?se r de gran poder. \u191?C\u243?mo saber que estamos en el buen camino? Seg\u250?n Carlos Gonz\u225?lez, \u171?la vida nos lo hace saber aumentando el n\u250?mero de sincron\u237?as que detectamos\u187?. Es decir, que cuantas m\u225?s sincron \u237?as detectes, m\u225?s \u237?ntegro eres en tu paso por el mundo. En ese se ntido, Carlos nos anima a experimentar, a trabajar, porque como \u233?l asegura, \u171?el ser humano es como un iceberg en el que la peque\u241?a parte \u8220?e mergida\u8221? representar\u237?a aquello de lo que es consciente. Y a medida qu e inicia un camino de autoconocimiento, la densidad del \u8220?hielo\u8221? dism inuye haciendo que la zona visible sea cada vez mayor. Debemos estar dispuestos a trabajar, a ser conscientes de que hay algo m\u225?s y que est\u225? en contin ua emisi\u243?n; s\u243?lo falta sintonizar\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b Pero \u191?cu\u225?nto dura esto?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Como humanos, siempre queremos tenerlo todo controlado; el tiempo tambi\u233?n. Regimos nuestra existencia por par\u225?metros espaciotemporales, algo que puede resultar de risa si nos movemos en niveles cu\u225?nticos, donde, como en lo se rend\u237?pico, todo es relativo. \par\pard\plain\hyphpar} { La principal circunstancia con lo casual, extensible a las serendipias, es que e l factor tiempo resulta complejo de medir. \u171?No sabemos en qu\u233? momento se producir\u225? un fen\u243?meno de esta naturaleza, s\u243?lo que tarde o tem prano acontecer\u225?. Pero lo m\u225?s importante es que desconocemos tambi\u23 3?n en qu\u233? momento tendr\u225? sentido para nosotros o cu\u225?ndo estaremo s en condiciones de entender su mensaje\u187?, apunta el profesor y f\u237?sico cu\u225?ntico Emilio de la R\u250?a. \par\pard\plain\hyphpar} { Durante a\u241?os he formulado las mismas preguntas a distintos expertos: \u191? Cada cu\u225?nto se produce una casualidad? \u191?En qu\u233? momento tiene efec to algo casual o serend\u237?pico? Nadie ha podido acotar de forma tangible esos tiempos, pero la mayor\u237?a de las personas con las que he hablado terminan p or establecer lo que podemos denominar cuatro categor\u237?as de sintonizaci\u24 3?n y recepci\u243?n de informaci\u243?n. Creo que es importante resaltarlas, ya que conocerlas nos puede ayudar a entender mejor el fen\u243?meno e interactuar con \u233?l. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Inmediata}: Acontece cuando se produce un hecho coincidente y antes de cuarenta y ocho horas tiene su explicaci\u243?n. Dif\u237?cilmente ocurre con la serendip ia, pero s\u237? con lo casual. \par\pard\plain\hyphpar} { Un ejemplo de inmediatez es la que vivi\u243? Magdalena Bielba. \par\pard\plain\ hyphpar} {

Deb\u237?a tomar un avi\u243?n para acudir a realizar un reportaje fotogr\u225?f ico en las Torres Gemelas de Nueva York al d\u237?a siguiente. Pero el despertad or no son\u243? a causa de un corte de fluido el\u233?ctrico. Ella despert\u243? tres horas despu\u233?s. Perdi\u243? el vuelo. Cuando lleg\u243? al aeropuerto intentando obtener pasaje para la tarde, no hab\u237?a plazas. Ten\u237?a que es perar al d\u237?a siguiente. Como resultado de ello, llam\u243? para aplazar las entrevistas que hab\u237?a acordado previamente. \par\pard\plain\hyphpar} { Fue una suerte: al d\u237?a siguiente se produjeron los atentados del 11-S en el World Trade Center. \par\pard\plain\hyphpar} { Por cierto, quiero hacer notar la singularidad de que, a diferencia de otras per sonas que he podido entrevistar y que tambi\u233?n se libraron casi por casualid ad de estar en el WTC en el momento de los atentados, Magdalena no percibi\u243? intuici\u243?n o incomodidad alguna los d\u237?as previos. Sencillamente perdi\ u243? el avi\u243?n gracias a un casual corte de fluido el\u233?ctrico. \par\par d\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Tard\u237?a}. Es como la anterior, pero los efectos de los fen\u243?menos casual es pueden tardar meses o a\u241?os en tener resultados, aunque siempre los tiene n. \par\pard\plain\hyphpar} { Hace unos diez a\u241?os, fui a cenar con una compa\u241?era de la radio. Al sal ir del restaurante para acudir a los estudios y realizar el programa nos encontr amos por casualidad con un viejo amigo que viv\u237?a en otra ciudad y al que ha c\u237?a a\u241?os que no ve\u237?a. Al presentarlos, not\u233? que entre ambos hab\u237?a una cierta qu\u237?mica. Se saludaron cort\u233?smente sin m\u225?s, hablamos unos minutos y cada cual sigui\u243? su camino. \par\pard\plain\hyphpar } { Casi un a\u241?o despu\u233?s y en id\u233?ntica circunstancia nos volvimos a en contrar los tres, curiosamente en el mismo lugar. Hablamos unos cinco minutos y luego nos separamos. Recuerdo que, bromeando, le dije a mi amiga: \u171?Veo que os hab\u233?is mirado con la misma intensidad que hace un a\u241?o.\u187? Inclus o le propuse organizar una cita. Al final todo qued\u243? en nada. \par\pard\pla in\hyphpar} { La casualidad quiso que cinco a\u241?os despu\u233?s fuera yo el que me encontra se con ellos, precisamente saliendo del mismo restaurante, s\u243?lo que yo iba solo y ellos cogidos de la mano. Hac\u237?a mucho tiempo que no sab\u237?a de el los, pues al terminar la temporada, mi compa\u241?era de radio hab\u237?a dejado el medio para trabajar en otra ciudad en un programa de la televisi\u243?n aut\ u243?noma vasca. Me contaron que mi amigo y ella se hab\u237?an encontrado por c asualidad en Bilbao y ah\u237? hab\u237?a surgido el amor. \par\pard\plain\hyphp ar} { La casualidad o, mejor dicho, los dos encuentros casuales, separados por casi un a\u241?o de distancia, hab\u237?an tardado otros cinco para m\u237? en tener se ntido. Eso es lo que yo llamo una casualidad tard\u237?a en toda regla. \par\par d\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i At\u225?vica: }Para poder comprenderla debemos entender que los fen\u243?menos c asuales traspasan las fronteras y las generaciones. Aquello que hoy vivimos pued e que afecte a nuestros descendientes dentro de unos a\u241?os. Puede que tambi\ u233?n ocurra al rev\u233?s, determinados hechos casuales experimentados hoy son la culminaci\u243?n de algo que comenz\u243? hace mucho tiempo. Un ejemplo de e llo ser\u237?a el caso, ya relatado al inicio del libro, de la pareja de turista s que descubrieron por casualidad que ten\u237?an antepasados comunes. \par\pard \plain\hyphpar} { Desde luego la categor\u237?a at\u225?vica es la m\u225?s compleja de entender. Primero porque debemos aceptar que nada termina al morir, y en segundo lugar por que para creer en ella debemos asumir que el destino es capaz de conspirar a lar go plazo. \par\pard\plain\hyphpar} { Un ejemplo muy singular es el que le ocurri\u243? a quien para mantener su anoni

mato llamar\u233? Luc\u237?a A., y cuyo caso y toda la documentaci\u243?n del mi smo me hizo llegar una oyente. \par\pard\plain\hyphpar} { Luc\u237?a fue adoptada en Honduras de reci\u233?n nacida. Sus padres adoptivos eran de Madrid. Cuando ella ten\u237?a nueve a\u241?os la madre enviud\u243?, y al cumplir ella los once su progenitora estableci\u243? una relaci\u243?n con ot ro hombre, tambi\u233?n de nacionalidad espa\u241?ola, que termin\u243? convirti \u233?ndose en el nuevo padre adoptivo de Luc\u237?a. \par\pard\plain\hyphpar} { Conforme la chica crec\u237?a, y fruto de la convivencia, se parec\u237?a cada v ez m\u225?s a su padre, tanto en el car\u225?cter como en la forma de pensar y a ctuar, que a su madre, que la hab\u237?a educado desde sus primeros d\u237?as de vida. A veces en broma el padre le dec\u237?a a su hija: \u171?Eso debe ser que alg\u250?n antepasado m\u237?o se relacion\u243? con alguno de los tuyos.\u187? Pero la similitud en pensamientos, formas de expresi\u243?n, manera de enfocar los problemas del d\u237?a a d\u237?a eran tan parecidos que nadie hubiera dicho que no hab\u237?a una vinculaci\u243?n biol\u243?gica entre ambos. Al final y a modo de juego, optaron por someterse a un test de ADN: ten\u237?an m\u225?s en com\u250?n de lo que ambos pod\u237?an imaginar. Eran pr\u225?cticamente familia res. \par\pard\plain\hyphpar} { Desde luego, en la historia de Luc\u237?a y de Hugo, su padre adoptivo, el desti no lo ten\u237?a todo bien tejido, pero \u191?por qu\u233? o para qu\u233?? \u20 1?se es el misterio. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Creo que una buena forma de concluir este apartado, certificando que el destino, la sincron\u237?a o lo casual sabe esperar, lo vemos en Leonardo da Vinci y su obra titulada {\i La \u250?ltima cena}, que, por cierto, tard\u243? nada menos que siete a\u241?os en terminar. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Leonardo da Vinci, Jes\u250?s y Judas} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\h yphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Antes de comenzar a trabajar en su obra, el genial artista decidi\u243? escoger muy bien los rostros de los personajes que pintar\u237?a. Para ello hizo lo que hoy llamar\u237?amos un {\i casting} o selecci\u243?n de j\u243?venes modelos, esperando hallar entre ellos las caras que mejor representasen tanto a Jes\u250?s como a los ap\u243?stoles. De entre todos ellos, uno que ten\u237?a diecinueve a\u241?os fue el escogido pa ra representar a Jes\u250?s. Para el resto tard\u243? nada menos que seis a\u241 ?os m\u225?s, dejando para el final a Judas, ya que consideraba que ten\u237?a q ue tener un rostro especial, dado que deb\u237?a representar la dureza, la fiere za y la traici\u243?n. \par\pard\plain\hyphpar} { En teor\u237?a, el maestro ya ten\u237?a casi terminada la obra, pero segu\u237? a sin el modelo adecuado para el personaje de Judas. Cuando ya estaba casi deses perado y a punto de abandonar, alguien le dijo que en la c\u225?rcel hab\u237?a un hombre de expresi\u243?n dura y fr\u237?a que pod\u237?a servir para lo que L eonardo necesitaba. El hombre estaba encarcelado y condenado a muerte por robo y asesinato. Leonardo pidi\u243? los permisos necesarios para que el reo fuese tr asladado a Mil\u225?n, donde se encontraba el pintor. \par\pard\plain\hyphpar} { Cu\u225?l no ser\u237?a la sorpresa cuando al llegar a la sesi\u243?n de pintura el reo mir\u243? fijamente al artista y le dijo: \u171?Maestro, \u191?no me rec uerdas?\u187? Tras la negativa de Leonardo, el preso afirm\u243?: \u171?Soy el j oven que te sirvi\u243? de modelo hace ya algunos a\u241?os, cuando pintaste el rostro de Cristo.\u187? \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { No me dir\u225?s que el destino no es, adem\u225?s de caprichoso, ir\u243?nico. Pues eso no es nada, porque como veremos en pr\u243?ximos cap\u237?tulos puede s er hasta mal\u233?volo... \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} {

{\i El concepto \u171?bucle\u187?} \par\pard\plain\hyphpar} { Hemos visto que los efectos casuales pueden ser casi inmediatos, tard\u237?os o incluso at\u225?vicos. Pero hay otra categor\u237?a \u8212?tal vez m\u225?s inqu ietante que la inmediata, la tard\u237?a y la at\u225?vica\u8212?, denominada bu cle o reiterativa, donde todo parece repetirse y, desde luego, con un sentido. C omo el estremecedor caso del monje que evitaba los suicidios. \par\pard\plain\hy phpar} { Le sucedi\u243? en el siglo XIX al pintor austr\u237?aco Joseph Aigner. \par\par d\plain\hyphpar} { El artista padec\u237?a notables desequilibrios emocionales, supuestamente porqu e no acababa de encontrar un estilo adecuado a ciertas obras. Como resultado de ello, busc\u243? la muerte en varias ocasiones. Su primer intento de suicido fue cuando Aigner ten\u237?a dieciocho a\u241?os. Estaba a punto de acabar con su v ida cuando se top\u243? con un monje capuchino que lo convenci\u243? de seguir v iviendo. \par\pard\plain\hyphpar} { Cuatro a\u241?os m\u225?s tarde, la mente y el cuerpo de Aigner no pod\u237?an m \u225?s, el artista consideraba que su vida era un fracaso, de manera que resolv i\u243?, de nuevo, suicidarse. Esta vez intent\u243? ahorcarse, pero el mismo mo nje apareci\u243? en la escena y le salv\u243? la vida. \par\pard\plain\hyphpar} { Es de suponer que el religioso y Aigner mantuvieron una conversaci\u243?n sufici entemente inductiva ya que el pintor desisti\u243? definitivamente de abandonar este mundo. Pero el destino, que a veces es cruel, le ten\u237?a reservada una m isi\u243?n: Aigner pas\u243? ocho a\u241?os en distintos movimientos pol\u237?ti cos, como resultado de ello y a ra\u237?z de un grave incidente, la justicia lo conden\u243? a morir en la horca. De nuevo el monje intercedi\u243? por \u233?l y logr\u243? demostrar que Aigner era inocente. Volvi\u243? a salvarle la vida. \par\pard\plain\hyphpar} { Todo tiene un final, y por fin Joseph Aigner logr\u243? acabar con su vida peg\u 225?ndose un tiro. En esa ocasi\u243?n, el famoso monje capuchino nada pudo hace r por \u233?l m\u225?s que oficiar su funeral. \par\pard\plain\hyphpar} { Creo que es importante extraer dos lecturas de este episodio reiterativo o de bu cle. Primero, el relativo al pintor, que una y otra vez busca la muerte y en cam bio no es capaz de obtener lectura alguna tras ser salvado por el monje, que sie mpre se encontraba con \u233?l por casualidad. Ir\u243?nico es tambi\u233?n el d estino que hace que el suicida sea condenado a muerte y salvado por el mismo mon je. La segunda lectura es relativa al monje, que deber\u237?a haberse preguntado , si es que acaso no lo hizo, por qu\u233? el destino lo pon\u237?a siempre dela nte a la misma persona. \par\pard\plain\hyphpar} { No quiero insistir m\u225?s de la cuenta en el asunto, pero el defensor de lo es toico Zenon de Citio nos dec\u237?a que el {\i logos} se repet\u237?a una y otra vez en una evoluci\u243?n sin fin. Si ampliamo s ese concepto, y en vez de pensar que el universo o el {\i logos} tiene un origen, un desarrollo y un final apocal\u237?ptico antes de come nzar de nuevo, y aplicamos esa idea a las peque\u241?as cosas de la vida, nos da remos cuenta de que a nuestro alrededor suceden episodios que se repiten una y o tra vez, aunque no siempre nos afecten directamente. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b El regreso del rayo} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { En 1899, al se\u241?or Gaspare Pagnotto le cay\u243? un rayo mientras estaba en el patio de su casa situada en Taranto, en Italia. Nada menos que treinta a\u241 ?os despu\u233?s le pas\u243? lo mismo y en el mismo lugar a su hijo Ferruccio P agnotto. \par\pard\plain\hyphpar} { Pero hay m\u225?s: cincuenta a\u241?os despu\u233?s, el bucle continuaba y otro rayo ca\u237?a en el mismo lugar fulminando a Macario Pagnotto, el nieto de la p rimera v\u237?ctima. S\u243?lo entonces \u8212?no est\u225? mal necesitar tres r

ayos para tomar una decisi\u243?n\u8212? la familia decidi\u243? trasladarse a o tra casa para evitar m\u225?s muertes en el seno de la misma. Desde luego, \u233 ?sa s\u237? fue una buena lectura, pero \u191?c\u243?mo es posible que se produz ca una descarga el\u233?ctrica reiterativa que s\u243?lo acabe con miembros de u na misma familia? \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { \u191?Por qu\u233? al guardabosque que he citado en el primer cap\u237?tulo del libro le cayeron siete rayos encima? Bien, m\u225?s que un bucle, desde luego, e so es mala baba del destino, pero \u191?por qu\u233?? \u191?Qu\u233? deb\u237?a aprender? \u191?Cu\u225?l era la lecci\u243?n? \u191?Y cu\u225?l la lecci\u243?n o el mensaje de ese rayo que acab\u243? con algunos miembros de la familia Pagn otto? \u171?Somos seres reiterativos. La repetici\u243?n forma parte de nuestra vida, casi siempre actuamos de la misma manera y nos enfrentamos a las adversida des con protocolos casi id\u233?nticos\u187?, afirma la psic\u243?loga Neus Colo mer, advirti\u233?ndonos que, al funcionar de esa forma, corremos el peligro de entrar en un bucle: \u171?Cada problema debe tener una soluci\u243?n, parecida o no a otra ya aplicada, pero creada expl\u237?citamente para cada circunstancia. \u187? \par\pard\plain\hyphpar} { En opini\u243?n de Neus Colomer, cuando aplicamos id\u233?nticas soluciones a si tuaciones diferentes, \u171?al final todo se repite y con el tiempo caemos en lo s mismos errores\u187?. Lo malo es que actuando as\u237? podemos tener la sensac i\u243?n de que siempre nos pasa lo mismo. Quiz\u225? por ello, porque no evoluc ionamos o aprendemos, el destino nos da segundas oportunidades en forma de casua lidad. \par\pard\plain\hyphpar} { La mayor\u237?a de los investigadores cree que la reiteraci\u243?n o casualidad en bucle es una insistencia para el aprendizaje. Dicho de otro modo: como cuando te sucedi\u243? por primera vez no lo tuviste en consideraci\u243?n, el destino lo vuelve a poner ante tus ojos para que esta vez lo contemples y aprendas o in teract\u250?es. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b El libro que vuelve} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Un d\u237?a cualquiera de los a\u241?os veinte, la novelista Anne Parrish estaba curioseando por algunas librer\u237?as de Par\u237?s. De pronto se encontr\u243 ? con un viejo ejemplar del libro {\i Jack Frost y otras historias}. Nada m\u225?s verlo, no pudo reprimir el impulso de comprarlo, puesto que se trataba de una de las obras favoritas de su infancia . \par\pard\plain\hyphpar} { Cuando lleg\u243? a casa le mostr\u243? el ejemplar a su marido y con gran ilusi \u243?n le dijo: \u171?Mi madre me le\u237?a un libro como \u233?ste cuando yo e ra peque\u241?a.\u187? El esposo de Parrish tom\u243? el ejemplar entre sus mano s y mientras lo ojeaba dijo: \u171?Como \u233?ste, no: era \u233?ste.\u187? All\ u237? hab\u237?a una nota escrita a mano que dec\u237?a: \u171?Anne Parrish, 209 N. Weber Street, Colorado Springs.\u187? Anne hab\u237?a encontrado en otro con tinente el libro de su infancia. \u191?Simple casualidad? Quiz\u225? el destino le estaba dando un mensaje a la escritora ofreci\u233?ndole un bucle: volver a l eer lo mismo que ya hab\u237?a le\u237?do en su infancia... \par\pard\plain\hyph par} { \par\pard\plain\hyphpar} { Si analizamos el caso de la escritora que se reencuentra con su libro, tal vez l a lectura sea: \u171?Deber\u237?as volver a sentir lo que sent\u237?as cuando tu madre te le\u237?a este libro.\u187? Claro que tambi\u233?n puede que el destin o le estuviera diciendo a Anne Parrish que deb\u237?a recuperar su inocencia o m irar el mundo con ojos limpios y frescos como los de una ni\u241?a todav\u237?a no condicionada por la experiencia. Pero \u191?qu\u233? explicaci\u243?n podemos dar a los rayos asesinos de la familia Pagnotto? \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b

\u191?Bucle o }{\i {\b d\u233?j\u224? vu}}{\b ?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Casi un setenta por ciento de la poblaci\u243?n ha tenido en alg\u250?n momento la sensaci\u243?n de estar viviendo algo que ya ha sucedido. Es lo que se llama un {\i d\u233?j\u224? vu}, t\u233?rmino inventado por el ps\u237?quico y fil\u243?sofo franc\u233?s \u201?mile Boirac (1851\u8211?1917) y que suele traducirse como \u1 71?ya lo he visto\u187? o \u171?ya he estado aqu\u237?\u187?. En sus inicios se part\u237?a de la base de que quien lo estaba experimentando hab\u237?a tenido u na existencia anterior, que en el presente estaba reencarnado, y el {\i d\u233?j\u224? vu} era poco menos que un recuerdo de su otra vida mezclado con l a actual. Hoy entendemos que puede ser otra cosa. \par\pard\plain\hyphpar} { Hay varios tipos de fen\u243?meno de bucle {\i d\u233?j\u224? vu}. Los hay olfativos, visuales, sonoros o incluso vivenciales. La mayor\u237?a son espor\u225?dicos y temporales. Le acontecen a un setenta por ciento de la poblaci\u243?n por lo menos cuatro o cinco veces a lo largo de la vida. En ese caso no tienen mayor trascendencia. Sin embargo, una peque\u241?a m inor\u237?a afirma padecer {\i d\u233?j\u224? vu} continuamente. Son los llamados \u171?cr\u243?nicos\u187?, pe rsonas que en un mes pueden vivir numerosas experiencias de reiteraci\u243?n. \p ar\pard\plain\hyphpar} { Resulta evidente que en los casos comentados y vinculados a lo coincidente el {\ i d\u233?j\u224? vu} no exist\u237?a, pero a veces acontecen hechos casuales que e n realidad no lo son tanto y que generan la sensaci\u243?n de experimentar un {\ i d\u233?j\u224? vu} o fen\u243?meno ya vivenciado. Dicho de otro modo, te topas c on una casualidad y te parece que no es nueva, que eso ya te hab\u237?a pasado a ntes de forma casi id\u233?ntica o muy parecida. \par\pard\plain\hyphpar} { Para algunos cient\u237?ficos, el fen\u243?meno del {\i d\u233?j\u224? vu} viene a ser algo as\u237? como una mentirijilla del cerebro. Me explicar\u233?: Nuestro cerebro tiene la \u171?mala costumbre\u187? de rellen ar espacios en blanco con recuerdos de aspectos ya vividos. Por eso, cuando expe rimentamos una situaci\u243?n parecida a otra, en determinados casos y de forma inconsciente, rememoramos fragmentos del pasado que el cerebro mezcla h\u225?bil mente en nuestro presente d\u225?ndonos la sensaci\u243?n de que el cien por cie n de lo que se est\u225? vivenciando en el presente ya hab\u237?a ocurrido en ot ro momento. \par\pard\plain\hyphpar} { Por supuesto, y m\u225?s en el terreno de lo casual, hay quien considera que el {\i d\u233?j\u224? vu} en realidad no es nada de eso sino algo mucho m\u225?s comple jo, que podr\u237?a ir desde la conexi\u243?n con otra esfera dimensional hasta algo equivalente a experimentar lo que en realidad le est\u225? ocurriendo a nue stro otro yo. Pero hay una tercera v\u237?a: la que defiende que algunos {\i d\u233?j\u224? vu} estar\u237?an relacionados con recuerdos at\u225?vicos, con v ivencias que tuvieron nuestros antepasados y que el ente al que llamamos casuali dad pondr\u237?a en nuestro camino para poder aprender de ellos... \par\pard\pla in\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b \u191?Nacimientos casuales?} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Es curioso lo caprichoso que puede llegar a ser el destino en la creaci\u243?n d e hechos reiterativos. Quiero compartir uno que, seg\u250?n un c\u225?lculo mate m\u225?tico, es factible, pero la ley de probabilidad indica que s\u243?lo hay u na posibilidad entre casi dieciocho billones de que suceda. \par\pard\plain\hyph

par} { Nos situamos en EE.UU. Ralph y Carolyn Cummins formaban un matrimonio normal y c orriente que ten\u237?a varios hijos. Pues bien, el primero naci\u243? un 20 de febrero. Fue Catherine, que vio la luz en 1952. Pero \u8212?y aqu\u237? viene lo curioso\u8212? al a\u241?o siguiente, el mismo d\u237?a y el mismo mes, tuviero n a Carol, en 1953. Despu\u233?s, tambi\u233?n en un 20 de febrero pero de 1956, naci\u243? Charles. Tuvieron que pasar cinco a\u241?os para que se repitiera el ciclo con su hija Claudia, nacida en 1961, ya puedes imaginar qu\u233? d\u237?a y mes. El colmo de la perfecci\u243?n, y cerrando el ciclo, se produjo con su \ u250?ltima hija, Cecilia, que naci\u243? en 1966. Al margen de que todos los hij os tengan la letra C como inicial de su nombre \u8212?entiendo que eso no es cas ual, puesto que al fin y al cabo los progenitores escogen el nombre\u8212?, \u19 1?no es extra\u241?o que todos nacieran el mismo d\u237?a y el mismo mes? Desde luego, la familia Cummins deber\u237?a haber analizado a fondo el n\u250?mero ve inte y tambi\u233?n el mes de febrero, porque casi seguro que ah\u237? estaba la raz\u243?n de todo ello. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?C\u243?mo podemos aprovechar los bucles?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Desde luego, en primer lugar tomando nota de ello. Los acontecimientos no se rep iten porque s\u237?. Cuando un d\u237?a ves colores azules por todas partes, tam bi\u233?n est\u225?s entrando en un bucle, y si piensas \u171?mira qu\u233? casu alidad\u187? y ah\u237? lo dejas, cometes un error de desinformaci\u243?n. Recue rda que todo, sin llegar a obsesionarnos, es importante. \par\pard\plain\hyphpar } { Despu\u233?s, una vez detectado el bucle o repetici\u243?n, debemos verificar qu \u233? est\u225? pasando y qu\u233? diferencia hay entre el momento presente y e l pasado. Es decir, qu\u233? hac\u237?amos la primera vez, la segunda, etc\u233? tera, y qu\u233? hacemos ahora. Las acciones particulares del momento en que se vive el bucle pueden darnos una pista de para qu\u233? sirve esa se\u241?al. \pa r\pard\plain\hyphpar} { Acto seguido deber\u237?amos tomar nota de cu\u225?l era nuestro estado emociona l y mental cuando vivimos el bucle las otras veces y cu\u225?l es el que tenemos ahora. Haciendo eso podremos darnos cuenta de si aquella casualidad nos sirvi\u 243? o no, y si hemos aprendido o evolucionado o no en dicho sentido. \par\pard\ plain\hyphpar} { Pero hay algo m\u225?s trascendente todav\u237?a en la cuesti\u243?n del an\u225 ?lisis: las fechas y los n\u250?meros. Salvando las distancias de la familia que hemos conocido porque tuvo los hijos con una precisi\u243?n incre\u237?ble a la hora de escoger d\u237?a y mes, es importante ver cu\u225?ntas veces se repite un hecho y si est\u225? o no asociado a un n\u250?mero, pues, como veremos, a ve ces, s\u243?lo a veces, las cifras no aparecen por casualidad en nuestras vidas. \u171?Son un c\u243?digo arquet\u237?pico que, como dec\u237?a Pit\u225?goras, el padre de la numerolog\u237?a, comunican mejor que otros s\u237?mbolos la esen cia de Dios\u187?, apunta la numer\u243?loga pitag\u243?rica Roser Llaurad\u243? . Pero ya llegaremos a eso\u8230? \par\pard\plain\hyphpar} {\page } { \par\pard\plain\hyphpar} {\s3 \afs28 {\qc 9. LA CONEXI\u211?N: \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\s3 \afs2 8 {\qc \u161?QUEREMOS Y PODEMOS! \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} {\qr { {\i De todos los bienhechores, la casualidad es la que ha tenido m\u225?s ingratos. } \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Bar\u243?n de Stassart,

{\line } Diplom\u225?tico y escritor \par\pard\plain\hyphpar} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { \u201?sa es la idea, la actitud y la fuerza. Queremos conectar con lo sincr\u243 ?nico, serend\u237?pico y casual y, desde luego, podemos y vamos a hacerlo. Si a lgo he aprendido en todos estos a\u241?os, tras hablar y anotar decenas de coinc idencias, es que el punto b\u225?sico para pasar a la acci\u243?n es querer. Pue de que tengas suerte y la casualidad se manifieste alguna que otra vez ante ti. Puede que incluso hayas provocado alguna sin querer. Todo eso est\u225? muy bien , pero \u191?te has planteado trabajar de verdad en abrirles tu mente y coraz\u2 43?n? \u191?De verdad quieres saber para qu\u233? sirve la sincron\u237?a y c\u2 43?mo puedes utilizarla? \u191?Te apetece provocar alguna? \u161?Perfecto! \par\ pard\plain\hyphpar} { No te confundas, no pretendo enga\u241?arte ofreci\u233?ndote milagros de todo a cien. De eso, lamentablemente, ya se ocupan otros... Tanto si has ido leyendo e l libro saltando de aqu\u237? para all\u225?, viendo los hechos casuales sin m\u 225?s (y podr\u225?s seguir haci\u233?ndolo, ya que te esperan muchos m\u225?s e n esta segunda parte del libro), como si has mantenido el orden de lectura, creo que ya tenemos suficiente confianza como para ser claros. Ahora puedes decidir entre seguir siendo un espectador o convertirte en parte activa de este universo tan extra\u241?o al que hemos llamado casualidad. T\u250? escoges el camino, y t\u250?, que no yo, decides hasta qu\u233? punto quieres trabajar e intentar sin tonizar. Por cierto, una advertencia para empezar: no hay garant\u237?a de nada. \par\pard\plain\hyphpar} { Lo siento, pero esto no es un {\i gadget} cualquiera al que le pones pilas y funciona. \u191?Vamos all\u225?? \par \pard\plain\hyphpar} { Lo casual \u8212?o mejor dicho, la sintonizaci\u243?n y aprovechamiento de lo qu e sucede a nuestro alrededor\u8212? requiere de trabajo y esfuerzo. Hay que pres tar atenci\u243?n, tomar notas, hacer preguntas, vivenciar y rememorar lo experi mentado y adem\u225?s tener una actitud positiva y receptiva, libre de prejuicio s. \par\pard\plain\hyphpar} { No es algo sencillo, de aqu\u237? te pillo aqu\u237? te mato. Es un m\u233?todo, es casi una costumbre. S\u237?, quien toma como norma \u8212?siempre desapasion ada y no obsesiva, por aquello de no acabar mal\u8212? el hecho de anotar los fe n\u243?menos coincidentes y ver qu\u233? pueden significar o c\u243?mo le pueden resultar \u250?tiles, al final lo hace como una rutina m\u225?s, y precisamente esa rutina es la que nos ayuda a sintonizar mucho mejor. \par\pard\plain\hyphpa r} { Por tanto, insisto en el concepto: queremos y podemos lograr que el fen\u243?men o de lo casual deje de pasarle s\u243?lo a otros y empezar a vivirlo en primer g rado de forma consciente. Por eso en esta segunda parte del libro vamos a profun dizar en las claves para pasar a la acci\u243?n; en las teor\u237?as que sustent an que es posible conectar; y en especial nos vamos a dedicar a ver c\u243?mo po demos decodificar distintas se\u241?ales que suelen aparecer de forma casual en nuestra vida, como colores, n\u250?meros, situaciones, figuras... As\u237? que, venga, \u161?manos a la obra! \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Encontrada una tumba por casualidad} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyp hpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Sucedi\u243? en China en marzo de 1974, cerca de Xi\u8217?an. Unos agricultores perforaban un pozo cuando por casualidad encontraron una gran c\u225?mara llena de estatuas de terracota. \par\pard\plain\hyphpar} { Cuando los agricultores profundizaron en su agujero no pod\u237?an creer lo que ve\u237?an: bajo sus pies hab\u237?a un ej\u233?rcito de estatuas, casi seis mil figuras humanas y caballos de tama\u241?o natural. Las figuras hab\u237?an sido colocadas en posici\u243?n de combate, como si en cualquier momento fuera a com

enzar la batalla. \par\pard\plain\hyphpar} { Tras las oportunas investigaciones arqueol\u243?gicas se supo que aquellos guerr eros armados con arcos, flechas, lanzas y espadas, muchas de ellas fabricadas co n una extra\u241?a aleaci\u243?n que a\u250?n brillaba y conservaba el filo, for maban parte de la tumba de Qin Shi Huangdi (259-210 a.J.C.), el primer emperador de China y fundador de la dinast\u237?a Ch\u8217?in (Qin), quien adem\u225?s in ici\u243? la construcci\u243?n de la Gran Muralla china. \par\pard\plain\hyphpar } { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Qui\u233?n puede vivir estos fen\u243?menos?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Recuerdo que hace algunos a\u241?os, con motivo de la presentaci\u243?n de un li bro sobre las se\u241?ales del destino, fui entrevistado por Manel Fuentes en su programa radiof\u243?nico. A la pregunta de \u171?\u191?Cu\u225?ntas casualidad es de promedio vives a diario?\u187?, respond\u237? que unas tres o cuatro. La r espuesta lo sorprendi\u243?, le parec\u237?a que eran muchas. Sin embargo, le ex pliqu\u233? que cuanto m\u225?s tiempo pasas intentando sintonizar y mejor es tu actitud con respecto al fen\u243?meno, m\u225?s hechos casuales se producen. Es o s\u237?, matic\u233? que no siempre era consciente de todas. \par\pard\plain\h yphpar} { A priori, todo el mundo puede vivir estos fen\u243?menos. Es m\u225?s, se calcul a que al menos el 95 por ciento de la poblaci\u243?n mundial experimenta, como p oco, entre cinco y diez hechos sincr\u243?nicos al a\u241?o. Claro que la mayor\ u237?a de personas no lo van contando por ah\u237?. Por tanto, todo el mundo pue de experimentar lo casual y serend\u237?pico. En 2002 el ya desaparecido Centro Europeo de Estudios Vibracionales de Barcelona estuvo realizando una serie de en cuestas y an\u225?lisis estad\u237?sticos en ese sentido. El abanico de poblaci\ u243?n, de 1#500 personas entrevistadas telef\u243?nicamente en toda Espa\u241?a , con edades entre los 25 y los 45 a\u241?os, contando con un 50 por ciento de h ombres y otro tanto de mujeres, dio como resultado que un 90 por ciento hab\u237 ?a experimentado fen\u243?menos coincidentes inexplicables. De ellos, un 68 por ciento eran mujeres. De dicho 90 por ciento, un 70 por ciento hab\u237?a vivido m\u225?s de diez hechos casuales a lo largo del \u250?ltimo a\u241?o. \par\pard\ plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b La actitud es lo que cuenta} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Los investigadores de los sincronismos indican que debemos distinguir entre sere ndipia \u8212?es decir, hallar algo inesperado por casualidad pero porque ya est \u225?bamos en el camino\u8212?, y pseudoserendipia, que viene a ser hallar tamb i\u233?n por casualidad algo totalmente distinto a lo esperado y que en aparienc ia no tiene relaci\u243?n alguna con lo que hacemos. Eso s\u237?, aclaran que pa ra todos los casos hay un punto clave: la actitud y la capacidad receptiva, es d ecir, prestar atenci\u243?n. Tal vez por ello Pasteur dec\u237?a que \u171?en el campo de la observaci\u243?n el azar favorece s\u243?lo a la mente preparada\u1 87?. Esto es aplicable al ciento por ciento a la captaci\u243?n de casualidades tradicionales y al trabajo en la b\u250?squeda de sincronicidades. \par\pard\pla in\hyphpar} { Aunque todos tenemos las mismas oportunidades para vivir una coincidencia, exist en ciertos perfiles de individuos que parecen tener m\u225?s facilidad, como aqu ellos que desarrollan actividades relacionadas con la comunicaci\u243?n y la int eracci\u243?n con otras personas. En ese caso hay m\u225?s probabilidades, ya qu e no s\u243?lo se vivencian las coincidencias propias, sino que se puede partici par de las ajenas. Por otra parte, las personas que son creativas, imaginativas y desarrollan trabajos art\u237?sticos, suelen tener m\u225?s f\u225?cil esa sin ton\u237?a que, por el contrario, acostumbra a ser m\u225?s gravosa para quienes tienen un car\u225?cter met\u243?dico o muy cartesiano, ya que no suelen dejar nada a la improvisaci\u243?n. \par\pard\plain\hyphpar} {

Dentro del grupo de los que no logran o dif\u237?cilmente consiguen vivir un hec ho coincidente, est\u225?n los denominados negativistas. Este grupo estar\u237?a constituido por dos niveles de individuos: de un lado, aquellos que niegan el f en\u243?meno de lo casual, y de otro, quienes mantienen de forma habitual, en su vida cotidiana, actitudes destructivas o pesimistas. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b \u161?Canibalismo por anticipado!} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphp ar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Edgar Allan Poe, el genio del relato de terror y misterio, public\u243? en el a\ u241?o 1837 {\i Las aventuras de Arthur Gordon Pym}, una novela en la que se explica que cuatro supervivientes de un naufragio, despu\u233?s de varios d\u237?as a la deriva, re suelven matar y comerse a un grumete llamado Richard Parker. Sin duda, pura y l\ u250?gubre creatividad de Poe, algo, por otra parte, normal. Sin embargo, eso de j\u243? de ser pura an\u233?cdota tiempo despu\u233?s. \par\pard\plain\hyphpar} { Para ser exactos, cuarenta y siete a\u241?os m\u225?s tarde, cuando el barco den ominado {\i Mignonette} naufrag\u243?. Casualmente s\u243?lo qued\u243? un bote salvavidas, y casualmente subieron a \u233?l cuatro pasajeros y un grumete. Los d\u237?as pa saban y nadie acud\u237?a al rescate, de manera que decidieron, como en el relat o, matar al grumete y com\u233?rselo para sobrevivir. Ah, un peque\u241?o detall e: el asesinado se llamaba... Richard Parker, \u161?como en el libro! \par\pard\ plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Qui\u233?n es qui\u233?n en este universo?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Personalmente, creo que en el momento en que se establece una categor\u237?a se corre el riesgo de discriminar otras, pero entiendo que en este caso es absoluta mente necesario. Por eso, para saber qu\u233? posibilidades tenemos de trabajar con \u233?xito en lo casual y de sintonizar de una forma m\u225?s o menos f\u225 ?cil, es bueno que sepamos, que sepas, a qu\u233? tipo de categor\u237?a crees p ertenecer. En general se puede hacer la siguiente distinci\u243?n: \par\pard\pla in\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i 1. Captadores Bajos} \par\pard\plain\hyphpar} { \u8226? Experimentan casualidades o sincron\u237?as muy de vez en cuando. No les suelen prestar demasiada atenci\u243?n, por tanto se les escapan muchas m\u225? s de las que perciben. No toman nota de ellas y no las trabajan. \par\pard\plain \hyphpar} { \u8226? Suelen ser personas con alg\u250?n problema emocional y que, en general, mantienen una actitud de descontento ante la vida. Los perfiles analizados dete rminan que suelen ser introvertidas, poco sociables y un tanto desconfiadas. \pa r\pard\plain\hyphpar} { \u8226? Pese a que habitualmente no creen en lo casual ni en la existencia de en tidades de este tipo, s\u237? pueden ser espirituales e incluso estar adscritos a alg\u250?n culto religioso. \par\pard\plain\hyphpar} { \u8226? Aunque la casualidad no est\u225? re\u241?ida con la fe, no es menos cie rto que muchas personas extremadamente religiosas se convierten en antag\u243?ni cas para captar los fen\u243?menos, ya que su creencia excluye lo dem\u225?s. \p ar\pard\plain\hyphpar} { \u8226? Son personas m\u225?s pr\u225?cticas que te\u243?ricas, m\u225?s de ocup arse que de preocuparse. M\u225?s de la acci\u243?n que del di\u225?logo. \par\p ard\plain\hyphpar} { \u8226? Hay m\u225?s hombres que mujeres en este grupo. \par\pard\plain\hyphpar}

{ \par\pard\plain\hyphpar} { {\i 2. Captadores Medios} \par\pard\plain\hyphpar} { \u8226? Creen en el fen\u243?meno y han experimentado varias coincidencias a lo largo de su vida. Les prestan atenci\u243?n de vez en cuando, pero las trabajan s\u243?lo muy espor\u225?dicamente, sobre todo cuando les resultan muy sorprende ntes y no se trata de peque\u241?as se\u241?ales. \par\pard\plain\hyphpar} { \u8226? Suelen ser personas que se manejan bien tanto en lo te\u243?rico como en lo pr\u225?ctico, aunque suelen preferir m\u225?s lo mental que lo f\u237?sico, m\u225?s el di\u225?logo y las ideas que la acci\u243?n. \par\pard\plain\hyphpa r} { \u8226? No acostumbran a tener una filosof\u237?a determinista de la vida y se m uestran abiertos a nuevas experiencias, conocimientos... Les gusta el estudio, c ompartir ideas y conocimientos. Son extrovertidos y gustan de la sociabilizaci\u 243?n. \par\pard\plain\hyphpar} { \u8226? Aunque los n\u250?meros est\u225?n bastante equilibrados, en este grupo el porcentaje de mujeres es ligeramente superior al de hombres. \par\pard\plain\ hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i 3. Captadores Altos} \par\pard\plain\hyphpar} { \u8226? Creen en el fen\u243?meno y se esfuerzan por incrementarlo todav\u237?a m\u225?s. Toman nota de \u233?l, lo analizan, intentan ver similitudes en otros hechos similares y suelen prestar atenci\u243?n a los grandes y peque\u241?os de talles casuales. \par\pard\plain\hyphpar} { \u8226? Son personas muy mentales, creativas e imaginativas, aunque no por ello so\u241?adoras ni subjetivas. \par\pard\plain\hyphpar} { \u8226? Les gusta trabajar su interior y el autoconocimiento. Suelen tener unos niveles emocionales y espirituales muy equilibrados. \par\pard\plain\hyphpar} { \u8226? Muchos de ellos han estudiado, practican o han llevado a cabo ejercicios de meditaci\u243?n, yoga, interiorizaci\u243?n, relajaci\u243?n, etc\u233?tera. \par\pard\plain\hyphpar} { \u8226? No s\u233? si ser\u225? por aquello de la intuici\u243?n femenina, pero en este grupo suele haber m\u225?s mujeres que hombres. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i 4. No captadores} \par\pard\plain\hyphpar} { \u8226? Aunque la definici\u243?n parece dejar claro que esas personas no experi mentan lo casual, s\u237? lo hacen, pero lo niegan o no le prestan atenci\u243?n . \par\pard\plain\hyphpar} { \u8226? Pertenecen a este grupo personas de naturaleza negativista, en extremo c artesiana y matem\u225?tica por definici\u243?n, hasta el punto de que dif\u237? cilmente se identifican con la globalidad de lo casual. Claro que tampoco lo sue len hacer con filosof\u237?as y creencias de tipo espiritual. \par\pard\plain\hy phpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Palabras de venganza...} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Agradezco a Jos\u233? Fr\u237?as, uno de mis oyentes, la gentileza de proporcion arme el siguiente hecho casual, pero truculento, para compartirlo en este libro. \par\pard\plain\hyphpar} { Hac\u237?a poco que Jos\u233? se hab\u237?a separado de su pareja. Estaba muy do lido por la actitud de su mujer, a la que no quer\u237?a volver a ver en la vida . Seg\u250?n relataba, durante d\u237?as su rabia fue tal que lo \u250?nico que hac\u237?a al hablar o pensar en ella era decir: \u171?Ojal\u225? se muera.\u187 ? Pero hay que tener mucho cuidado con lo que se desea... \par\pard\plain\hyphpa

r} { Hab\u237?an transcurrido dos meses desde la separaci\u243?n y Jos\u233? no hab\u 237?a sabido nada m\u225?s de su ex mujer. Un d\u237?a necesit\u243? unos docume ntos m\u233?dicos que tras la separaci\u243?n hab\u237?a olvidado en su antigua casa. Como no quer\u237?a ni hablar ni ver a su ex, le pidi\u243? a su hermana q ue se acercase a su casa a buscar los informes. La casualidad quiso que el d\u23 7?a que la hermana de Jos\u233? acudi\u243? a la casa se produjera una explosi\u 243?n de butano en la vivienda adyacente. \par\pard\plain\hyphpar} { El accidente provoc\u243? la muerte de la ex de Jos\u233?, pero tambi\u233?n que maduras de primer grado por todo el cuerpo a su hermana. \par\pard\plain\hyphpar } { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?Hacia la sinton\u237?a?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Seguro que ya has logrado identificarte con uno de los grupos de captadores. Por supuesto, se trata de una informaci\u243?n que debemos considerar pero no tomar la como la \u250?nica realidad. Aunque est\u225? confeccionada a partir de numer osos estudios estad\u237?sticos, cada persona es un mundo, aunque te puede ser \ u250?til para saber en qu\u233? nivel puedes estar. \par\pard\plain\hyphpar} { \u191?Por d\u243?nde empezar con todo esto? \u201?sa es la pregunta que suele ha cerse todo el mundo cuando decide que quiere trabajar el contacto con el univers o de lo casual. Ya hemos visto algunos pasos previos, quiz\u225? t\u250? ya los has recorrido incluso sin darte cuenta. Por eso, lo primero que deber\u237?as ha cer es algo que podemos llamar un \u171?examen de nivel\u187?. Eso s\u237?, tom\ u225?ndolo como un juego. Al fin y al cabo, conectar y trabajar con el universo de lo coincidente tiene que ser l\u250?dico, entretenido y gratificante, como lo ser\u237?a un juego. De lo contrario, si lo abordamos desde una disciplina sesu da y rebuscada, casi como si estuvi\u233?ramos en un laboratorio, posiblemente s \u243?lo logremos aburrirnos. \par\pard\plain\hyphpar} { Para llevar a cabo el examen de nivel debes dejar a un lado las preocupaciones y las tensiones y hacerlo cuando dispongas de tiempo y est\u233?s seguro de que n o padecer\u225?s interrupciones \u8212?a veces es bueno apagar el tel\u233?fono. \par\pard\plain\hyphpar} { Busca un lugar que te resulte c\u243?modo y en el que dispongas de privacidad. L leva contigo unos folios o una libreta para poder tomar nota de tus respuestas. Piensa que las ideas y los recuerdos en la mente est\u225?n muy bien, pero la me moria puede fallar y a veces la mente \u8212?sin querer, claro\u8212? nos tergiv ersa la informaci\u243?n... Por eso, nada mejor que escribir lo que uno cree. \p ar\pard\plain\hyphpar} { El proceso que te sugiero como inicio de trabajo es muy f\u225?cil. Las pregunta s que leer\u225?s seguidamente no forman parte de un test, su \u250?nico objetiv o es que te sirvan para tomar conciencia de en qu\u233? punto est\u225?s en lo r elativo a la conexi\u243?n y te ayuden a saber si debes o no rectificar actitude s o formas de enfocar el fen\u243?meno. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { 1. \u191?He experimentado alguna vez un fen\u243?meno que pueda considerar como casual? \par\pard\plain\hyphpar} { 2. \u191?Cu\u225?l fue el \u250?ltimo? Apunta la fecha aproximada. Ponle un t\u2 37?tulo que te sirva para recordarlo, por ejemplo: \u171?Encuentro con...\u187? Describe brevemente lo que te pas\u243?. \par\pard\plain\hyphpar} { 3. \u191?C\u243?mo reaccion\u233? cuando experiment\u233? lo casual? \u191?Y des pu\u233?s? Tal vez pensaste que era una casualidad sin m\u225?s y no le diste im portancia. Puede que te dieras cuenta de ella despu\u233?s, pasados unos d\u237? as, o puede que sintieras que era un fen\u243?meno trascendente y lo anotases. S ea lo que sea que pasase, piensa tranquilamente y escribe tu reacci\u243?n. \par \pard\plain\hyphpar} { 4. Imagina que tuvieras que definirte ante los dem\u225?s y s\u243?lo pudieras u tilizar cinco adjetivos, \u191?cu\u225?les usar\u237?as? Cuando los hayas escrit o, piensa si definen una posici\u243?n favorable o no para la sinton\u237?a con

lo casual. \par\pard\plain\hyphpar} { 5. Ante un fen\u243?meno inusual o un hecho que no has podido tener bajo control , \u191?cu\u225?l es tu reacci\u243?n? \u191?Qu\u233? es lo primero que te viene a la mente? \par\pard\plain\hyphpar} { 6. \u191?Alguna vez has experimentado un fen\u243?meno inusual, como una percepc i\u243?n an\u243?mala, una intuici\u243?n, un sue\u241?o que luego ha resultado ser revelador o anticipativo...? \u191?C\u243?mo lo has valorado? \u191?Lo has c ompartido o comentado con alguien? \u191?Le has buscado explicaci\u243?n? \par\p ard\plain\hyphpar} { 7. \u191?Te has negado alguna vez a aceptar que tal vez el destino quisiera esta r d\u225?ndote un mensaje a trav\u233?s de una casualidad o suceso imprevisto? \ u191?Por qu\u233? lo has hecho? \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Por supuesto, si no deseas hacerte esas preguntas est\u225?s en tu derecho, clar o que en ese caso deber\u237?as preguntarte qu\u233? te da miedo descubrir. Tal vez no desees hac\u233?rtelas porque crees conocerte lo suficiente como para per der tiempo con ellas. Bueno, es un argumento \u8212?para otros puede ser una exc usa\u8212? y est\u225?s en tu derecho, pero est\u225?s perdiendo una oportunidad de oro para conocerte un poco mejor, para \u171?alinear\u187? tu vibraci\u243?n y energ\u237?a con ese gran todo en el que vivimos, el universo de lo casual... \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b Los elementos amplificadores } \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Lo casual, adem\u225?s de poder ser reiterativo, a veces se produce con m\u225?s intensidad o frecuencia cuando predominan ciertos estados emocionales, como por ejemplo angustia e inseguridad, o al contrario, relajaci\u243?n y proyecci\u243 ?n de nuevas ideas. Tambi\u233?n cuando nos encontramos en determinados lugares y junto a ciertas personas o manejando algunos objetos. Es muy importante tener en consideraci\u243?n la existencia de esos elementos de \u171?amplificaci\u243? n de la se\u241?al\u187? ya que, al recurrir a ellos, podemos obtener m\u225?s i nformaci\u243?n sobre lo que pasa a nuestro alrededor. \par\pard\plain\hyphpar} { Hazte las siguientes preguntas de igual forma que has procedido con las anterior es, te ayudar\u225?n a configurar un retrato robot de tus capacidades y situacio nes de sinton\u237?a casual. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { 1. \u191?Qu\u233? actividad suelo estar haciendo cuando tengo grandes momentos d e inspiraci\u243?n o cuando, sin buscarlo, me surgen ideas? \par\pard\plain\hyph par} { F\u237?jate si ello sucede cuando escuchas m\u250?sica, ves la tele, navegas por internet, cuando conduces, paseas por la calle o est\u225?s tranquilamente en e l sof\u225?. Puede que ocurra en m\u225?s de un lugar a la vez, pero lo determin ante es que seas capaz de detectar el m\u225?s relevante. \par\pard\plain\hyphpa r} { En el caso de que la m\u250?sica sea un elemento amplificador, toma nota del est ilo musical y de los instrumentos que predominan. En el caso de que sea mientras paseas, determina cu\u225?l es el paisaje. Recuerda: cuantos m\u225?s detalles anotes, mejor; as\u237? lo podr\u225?s repetir con m\u225?s certeza. \par\pard\p lain\hyphpar} { 2. \u191?Qu\u233? colores me rodean o predominan cuando aparecen sincron\u237?as o casualidades? \par\pard\plain\hyphpar} { 3. \u191?Hay alg\u250?n objeto f\u237?sico a mi alcance o que est\u233? usando c uando aparece un hecho casual? \u191?Qu\u233? relevancia tiene ese objeto para m \u237?? \par\pard\plain\hyphpar} { Aunque no te lo creas, hay personas que s\u243?lo se inspiran o tienen ideas cua ndo hablan por tel\u233?fono, aunque la conversaci\u243?n no tenga nada que ver con la visi\u243?n o percepci\u243?n. Bien, pues en ese caso el \u171?amplificad or\u187? es un tel\u233?fono. Puede que en tu caso sea un bol\u237?grafo, unas l

laves, una gema, o cualquier objeto decorativo de tu casa. \par\pard\plain\hyphp ar} { Los objetos que tocamos o con los que jugueteamos cuando recibimos esas sinton\u 237?as no tienen poder alguno con lo casual, pero sirven para desinhibir la ment e, relajar la tensi\u243?n y hacer que nuestro cerebro tenga m\u225?s facilidad para captar otras cosas. Recuerdo una persona \u8212?un buen amigo escritor cuyo nombre omitir\u233? por aquello de la privacidad\u8212? que siempre prepara sus textos en voz alta mientras va haciendo explotar las burbujas de los pl\u225?st icos de embalaje. S\u237?, eso que todos hemos hecho alguna vez para jugar. Pues bien, \u233?l compra rollos enteros de ese pl\u225?stico, y a medida que va pen sando o reflexionando sobre los argumentos de sus novelas o en los temas de los cap\u237?tulos de sus ensayos, va haciendo ruiditos. Dice que lo calma. Por tant o, todo sirve. \par\pard\plain\hyphpar} { 4. \u191?Estoy cerca de alguna persona o ser vivo, como animal o planta, cuando me suceden hechos casuales? \par\pard\plain\hyphpar} { Hay personas y animales que act\u250?an como antena amplificadora. Tal vez a ell os no les suceden hechos casuales, pero cuando est\u225?n cerca la casualidad se produce con m\u225?s facilidad, tal vez porque nos hacen sentir a gusto, porque nos dan seguridad o porque nos reconfortan. El motivo no importa: si est\u225?n cerca y funciona, no los evites. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b El poder de la fijaci\u243?n} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Vamos con un segundo experimento muy sencillo antes de ir desgranando los manual es de instrucciones para lograr la conexi\u243?n. Es importante que lo hagas por lo menos un d\u237?a despu\u233?s de haber respondido las cuestiones del test a nterior. \par\pard\plain\hyphpar} { En este caso, el juego tiene dos fases: la primera consiste en que prestes mucha atenci\u243?n a una serie de elementos, es decir, que comiences a desarrollar l a capacidad de fijaci\u243?n en el entorno. No tienes que hacer nada m\u225?s qu e mirar y tomar nota de lo que ves. No hay que buscar explicaci\u243?n ni segund as lecturas; como dicen en los zocos \u225?rabes: \u171?s\u243?lo mirar\u187?. \ par\pard\plain\hyphpar} { Para la segunda parte tendr\u225?s que trabajar un poco m\u225?s. Deber\u225?s l levarla a cabo al d\u237?a siguiente y, en este caso, tienes que fijarte en los mismos elementos que el d\u237?a anterior pero, esta vez s\u237?, buscando, al f inal de la jornada, cuando leas tus notas, si eso significa algo para ti. \par\p ard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { 1. F\u237?jate en el primer y en el \u250?ltimo pensamiento del d\u237?a. Intent a memorizarlo y luego escr\u237?belo. \par\pard\plain\hyphpar} { 2. Observa si a lo largo de la jornada aparece reiterativamente alg\u250?n pensa miento, recuerdo, imagen o palabra que no est\u233? directamente relacionado con lo que haces o te preocupa. An\u243?talo. \par\pard\plain\hyphpar} { 3. Sal a la calle a dar un paseo por donde t\u250? quieras. Debes caminar a un p aso relajado, sin prisas, disfrutando del entorno. Durante una hora tienes que f ijarte en los colores que te rodean. Pasado ese tiempo, anota los colores que cr ees haber visto con m\u225?s frecuencia o si alguno te ha llamado la atenci\u243 ?n de forma especial. \par\pard\plain\hyphpar} { 4. Entra en un bar a tomar un caf\u233? o un refresco. Busca un lugar en el que tengas acceso visual a la puerta de entrada. Toma nota mentalmente del tipo de r ostros que ves. Pasados unos minutos, sal del bar y anota si recuerdas m\u225?s hombres que mujeres o viceversa, y qu\u233? tipo de rostros: redondos, triangula res, cuadrangulares, etc\u233?tera. \par\pard\plain\hyphpar} { 5. Toma un autob\u250?s y haz un viaje de al menos quince minutos. D\u233?jate l levar sin m\u225?s e intenta no fijarte en nada, dile a tu mente \u171?no quiero fijarme en nada\u187?, y ver\u225?s qu\u233? ocurre. Despu\u233?s baja del veh\ u237?culo y anota las cinco palabras que aludan a aquello en lo que seguro te ha br\u225?s fijado. \par\pard\plain\hyphpar} {

6. Deja que pasen unas horas con normalidad, lim\u237?tate a fijarte en lo que v es, dices o escuchas sin m\u225?s. \par\pard\plain\hyphpar} { 7. Por la tarde, a la hora que m\u225?s te convenga, sal a la calle e intenta fi jar tu atenci\u243?n en n\u250?meros: de puertas, de anuncios, de matr\u237?cula s... Escucha tambi\u233?n los sonidos o ruidos y presta atenci\u243?n a las pala bras que veas. \par\pard\plain\hyphpar} { 8. Cuando llegues a casa anota por orden de importancia los n\u250?meros que m\u 225?s han captado tu atenci\u243?n. Toma nota de los sonidos que has o\u237?do y si alguno de ellos te transmite algo. Y anota las palabras que todav\u237?a est \u233?n en tu mente. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Las pruebas anteriores son de fijaci\u243?n y sirven para ayudar a centrar la at enci\u243?n. El primer d\u237?a no debes buscar un significado; el segundo s\u23 7?. Cuando lo hagas, deja que sea tu intuici\u243?n quien te gu\u237?e. Si repit es estos ejercicios de vez en cuando estar\u225?s abriendo casi sin esfuerzo los canales para la sintonizaci\u243?n. \par\pard\plain\hyphpar} {\page } { \par\pard\plain\hyphpar} {\s3 \afs28 {\qc 10. MANUAL B\u193?SICO DE INSTRUCCIONES HERM\u201?TICAS \par\pard\plain\hyphpar} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} {\qr { {\i A veces, cuando observamos atentamente la realidad que nos rodea y repasamos alg unos de los sucesos importantes de nuestra vida, o recordamos c\u243?mo llegamos a conocer a aquellos que nos importan, nos damos cuenta de que est\u225?bamos d estinados a que aquello ocurriese. } \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Lo \u250?nico que est\u225? escrito son los grandes hechos de nuestra vida y las personas importantes en ella. La forma en que llegamos a esos momentos cruciale s, o el modo en que tropezamos y vivimos con esas personas, lo decidimos nosotro s}. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Laura Falc\u243?, {\line } directora editorial del Grupo Planeta \par\pard\plain\hyphpar} \par\pard\plain\h yphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Aunque seas como yo, de esos que cuando compran o le regalan un aparato primero lo toquetean todo y despu\u233?s, s\u243?lo si tienen alguna duda, miran el manu al de instrucciones, te sugiero que \u233?ste lo leas con atenci\u243?n. \par\pa rd\plain\hyphpar} { Lo singular es que no es de nuestro tiempo, se remonta a miles de a\u241?os y, s i hacemos caso a las leyendas, es incluso m\u225?s antiguo que la existencia de la humanidad, b\u225?sicamente porque le fue dado a un m\u237?stico egipcio por seres de otro mundo, seg\u250?n unos, o le lleg\u243? a trav\u233?s de la ilumin aci\u243?n espiritual, seg\u250?n otros. \par\pard\plain\hyphpar} { En los cap\u237?tulos precedentes hemos visto, m\u225?s o menos, qu\u233? natura leza tiene lo casual y c\u243?mo funciona. Incluso he hecho alguna menci\u243?n a Hermes Trimegistro y sus leyes herm\u233?ticas. Sin embargo, tienen m\u225?s m iga de lo que pueda parecer. \par\pard\plain\hyphpar} { Personalmente creo que lo ideal es pasar a la pr\u225?ctica cuanto antes, pero a veces hay que \u171?tragarse\u187? un poquito de teor\u237?a, como en el caso q ue nos ocupa. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Hermes Trimegistro leg\u243? a la humanidad unas leyes universales conocidas com o herm\u233?ticas a trav\u233?s de una obra, el {\i Kybalion}, considerado como el tratado que contiene los principios de la verdad y las claves que abren todas las puertas de la existencia. S\u233? que dicho as\ u237? suena grandilocuente, pero las afirmaciones no son m\u237?as, y como Herme

s no va a venir a replicarme... Bromas aparte, el tratado de Trimegistro, que no abordaremos al completo pues significar\u237?a apartarnos del camino que nos oc upa, es una perla en un oc\u233?ano de arena. \par\pard\plain\hyphpar} { Durante siglos ha tenido trascendencia en movimientos filos\u243?ficos, esot\u23 3?ricos, m\u225?gicos y hasta m\u237?sticos o religiosos. Pero lo que me lleva a citarlo y a tenerlo en consideraci\u243?n es que, desde hace unos a\u241?os, so n los nuevos \u171?gur\u250?s cu\u225?nticos\u187? \u8212?dicho desde el m\u225? s absoluto cari\u241?o\u8212? los que parecen tenerlo en la mente todo el d\u237 ?a. \par\pard\plain\hyphpar} { En efecto, cuando la f\u237?sica cu\u225?ntica nos habla de ciertos fen\u243?men os de sincronizaci\u243?n o casualidad y causalidad, parece que est\u233? aludie ndo al {\i Kybalion}. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Todo tiene una sutil conexi\u243?n...} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\h yphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Uno de los autores de la Declaraci\u243?n de Independencia de EE.UU. fue Thomas Jefferson, quien, por cierto, fue el tercer presidente de esa naci\u243?n. Pues bien, John Adams, que era amigo suyo, fue el segundo presidente de la naci\u243? n y uno de los que colaboraron en la redacci\u243?n de la Declaraci\u243?n de In dependencia. Curiosamente, los dos fallecieron en la misma fecha: el 4 de julio de 1826, exactamente el d\u237?a que se celebraba el 50.\u186? aniversario del D \u237?a de la Independencia de los Estados Unidos de Am\u233?rica. \par\pard\pla in\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b Los siete principios vitales} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Vamos a hacer un recorrido, tranquilo y pausado , por los siete principios vital es. En primer lugar nos fijaremos en qu\u233? nos dicen, y despu\u233?s los \u17 1?interpretaremos\u187? con los ojos de los expertos que est\u225?n vinculados a lo casual, y veremos c\u243?mo nos pueden servir para analizar, propiciar y tra bajar el fen\u243?meno. \par\pard\plain\hyphpar} { Con independencia de ello, sugiero que adem\u225?s los releas de vez en cuando, buscando tu particular interpretaci\u243?n. Te aseguro que ser\u225? un ejercici o interesante que te permitir\u225? descubrir aspectos reveladores de tu existen cia. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Ley 1: Principio del mentalismo } \par\pard\plain\hyphpar} { \u171?El todo es mente; el universo es mental.\u187? \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Para Hermes, todo cuanto vemos, percibimos, hacemos o experimentamos es real, pe ro est\u225? amparado en la realidad tamizada por nuestra conciencia. Como se\u2 41?ala la psic\u243?loga Neus Colomer, \u171?la percepci\u243?n que tenemos del d\u237?a a d\u237?a se sostiene en un c\u250?mulo de filtros compuestos por la e ducaci\u243?n, la interacci\u243?n con el entorno, los tab\u250?es, nuestro car\ u225?cter y nuestro equilibrio emocional. Por eso, todo lo que vemos, sentimos o expresamos es relativo\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { En efecto, todo est\u225? en la mente, incluso para la f\u237?sica cu\u225?ntica , que nos dice que \u171?vivimos en un mundo virtual con el que interactuamos de muchas m\u225?s formas que la f\u237?sica; por ejemplo, tambi\u233?n con la men te. Si la presencia de un observador puede hacer variar un experimento, el pensa miento tambi\u233?n puede generar vibraciones cu\u225?nticas. Lo malo es que no sabemos de qu\u233? tipo\u187?, asegura Emilio de la R\u250?a, profesor y f\u237 ?sico cu\u225?ntico. \par\pard\plain\hyphpar} { Es curioso porque en lo casual interviene \u8212?y mucho\u8212? la mente. Desde

luego, un hecho se produce ante nuestros ojos, pero es la mente la que toma conc iencia de \u233?l, la que lo analiza y la que puede o no generar una interactuac i\u243?n. Pero hay m\u225?s. Para los expertos en visualizaci\u243?n creativa ex iste una m\u225?xima: \u171?Todo lo que eres capaz de imaginar, puede ser realid ad.\u187? Como dice Flora Cavillo, experta en visualizaci\u243?n creativa, \u171 ?somos el resultado de nuestra mente y pensamientos, y recientes estudios neurol \u243?gicos han descubierto que la reiteraci\u243?n de un pensamiento, sea posit ivo o negativo, interact\u250?a con nuestras neuronas hasta el punto de alterar su funcionamiento\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { \u191?C\u243?mo entroncar todo esto con lo casual y serend\u237?pico? Muy sencil lo. Haciendo caso a Hermes, diremos que todo es mental y que, por tanto, incluso lo causal, aunque lo vivamos de forma casual, puede haber surgido o se puede ha ber moldeado en nuestra mente. Recordemos esas casualidades generadas tras la em isi\u243?n de un \u171?inocente\u187? pensamiento. \par\pard\plain\hyphpar} { Aquello que fluye por nuestra cabeza, sea de la naturaleza que sea, termina por pasar factura de forma directa, a trav\u233?s de la afectaci\u243?n a nuestras n euronas. A veces tiene una segunda l\u237?nea de acci\u243?n, y genera casualida des o respuestas a peticiones que no hemos formulado, al menos conscientemente. Por eso y ante todo, cuidado con lo que piensas, vigila muy bien qu\u233? genera s en tu mente, porque no sabemos con qu\u233? est\u225? conectada. \par\pard\pla in\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b \u191?Una casualidad de alquiler?} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphp ar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Ricardo Garc\u237?a trabajaba en una peque\u241?a editorial de Barcelona a la qu e acud\u237?a caminando. Estaba a escasos veinte minutos de su lugar de trabajo, de manera que se lo tomaba como un paseo. Muchos d\u237?as, conforme se acercab a al edificio en el que trabajaba, lo miraba y pensaba: \u171?estar\u237?a bien vivir aqu\u237?\u187?. No lo pensaba s\u243?lo por tener el trabajo m\u225?s cer ca, sino porque le gustaba aquel barrio y los servicios que ofrec\u237?a. \par\p ard\plain\hyphpar} { Quiso el destino que, un a\u241?o despu\u233?s, su casero le dijera que se le te rminaba el contrato de alquiler. Ricardo busc\u243? vivienda en el barrio en el que trabajaba, y encontr\u243? una a tres calles de la editorial. Eso no fue cas ualidad sino leer anuncios. \par\pard\plain\hyphpar} { Pero el destino le ten\u237?a reservado algo mejor. Cuando Ricardo ya llevaba ci nco meses en su nueva casa, un d\u237?a, por casualidad, se encontr\u243? con la portera del edificio en el que estaba la editorial, y le pregunt\u243? si hab\u 237?a alg\u250?n piso en alquiler en la finca. Ella lo mir\u243? un tanto sorpre ndida y le dijo: \u171?\u191?C\u243?mo lo sabes? Precisamente esta ma\u241?ana h a venido la propietaria del segundo para que cuelgue este cartel \u8212?se lo mo str\u243?\u8212? con el anuncio.\u187? \par\pard\plain\hyphpar} { Ricardo no se lo pens\u243?. Le pidi\u243? a la portera que le ense\u241?ase el piso y finalmente lo alquil\u243?. El destino hab\u237?a escuchado sus deseos, a unque para Ricardo s\u243?lo eran pensamientos banales. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Ley 2: Principio de correspondencia } \par\pard\plain\hyphpar} { \u171?Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba.\u187? \par\pard\plain\hy phpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { La ley no puede ser m\u225?s clara: todo est\u225? relacionado con todo y, por t anto, lo que vemos con lo que no vemos, lo mental con lo f\u237?sico, el futuro con el pasado, el bien con el mal, lo favorable con lo que nos resulta adverso, etc\u233?tera. Lo mejor de todo es que eso parece guardar siempre un equilibrio. \par\pard\plain\hyphpar} {

Ya lo dicen los cu\u225?nticos: nuestro universo est\u225? plagado de otros univ ersos paralelos, aunque seamos incapaces de percibirlos. Pero hay m\u225?s. En o pini\u243?n del f\u237?sico cu\u225?ntico Dar\u237?o Katelba, \u171?vivimos en u n universo conectado con miles de millones de redes, invisibles a nuestros siste mas de percepci\u243?n. Pensamos que caminamos por el hilo de la vida y que cada uno tiene uno particular y propio, pero lo m\u225?s seguro es que nuestra exist encia transcurra en una malla repleta de hilos entrecruzados; por tanto, el \u82 20?nuestro\u8221? topar\u225? miles de veces con otros afect\u225?ndolos de una u otra forma y al rev\u233?s\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { Creo que es importante esta ley porque nos ayuda a entender los efectos de la si ncronicidad. Si aplicamos ese principio podemos comprender que todo es reversibl e y con tendencia al equilibro. Por tanto, tras una mala temporada debe llegar u na buena, y al rev\u233?s: cuando vivimos una buena \u233?poca sin pensar en que luego lo pasaremos mal, debemos estar prevenidos para los momentos que no ser\u 225?n tan venturosos. \par\pard\plain\hyphpar} { Hasta los expertos en econom\u237?a aseguran que las crisis son c\u237?clicas \u 8212?la actual parece un megabucle m\u225?s que un ciclo\u8212?, pero todo va y viene, por tanto, y de cara a lo casual, debemos estar dispuestos a interpretar que si algo nos llega por casualidad tambi\u233?n podemos perder algo por casual idad. No es un capricho del destino, es un justo equilibrio de la relaci\u243?n entre el todo. \par\pard\plain\hyphpar} { Ahora bien, recordemos que \u171?el tiempo siempre es relativo, de manera que si hoy ganamos algo, ello no es sin\u243?nimo de que ma\u241?ana lo perdamos. Pued e que ocurra dentro de un mes, o de diez a\u241?os, pero suceder\u225?\u187?, ac lara El\u237?as Migues, fil\u243?sofo experto en sincronicidad, quien asegura qu e si el \u250?ltimo d\u237?a de nuestra existencia tuvi\u233?ramos la oportunida d de ver qu\u233? nos ha dado la vida y qu\u233? nos ha quitado, y pudi\u233?ram os hacer todo eso de forma objetiva, ver\u237?amos que hay un equilibrio entre l o entregado y lo recibido. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Todo llega...} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { El famoso actor Anthony Hopkins fue contratado para participar en la pel\u237?cu la {\i Mujer de Petrovka}. Interesado por el argumento y sabiendo que el gui\u243?n est aba basado en la novela de George Feifer, Hopkins dedic\u243? largo tiempo a vis itar las principales librer\u237?as y tiendas de Charing Cross Road, pero el res ultado fue que no encontr\u243? ning\u250?n ejemplar de la novela. \par\pard\pla in\hyphpar} { Cansado y un tanto desilusionado por tener que conformarse con el gui\u243?n de la pel\u237?cula como \u250?nica lectura informativa, decidi\u243? regresar a ca sa. Tom\u243? el metro en Leicester Square y, al sentarse en uno de los bancos d e la estaci\u243?n, se top\u243? con un libro que alguien hab\u237?a olvidado. \ par\pard\plain\hyphpar} { Pues s\u237?, en efecto, era la novela que \u233?l hab\u237?a estado buscando. P ero hay m\u225?s, \u161?estaba subrayada y conten\u237?a notas del autor! Desde luego, ese ejemplar era el mejor que pod\u237?a haber encontrado. \par\pard\plai n\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Ley 3: El principio de vibraci\u243?n} \par\pard\plain\hyphpar} { \u171?Nada est\u225? inm\u243?vil, todo se mueve, todo vibra.\u187? \par\pard\pl ain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Esta ley es muy sencilla de entender y aplicar. En s\u237?, es complementaria a las anteriores: si todo es mental y todo est\u225? conectado, por supuesto todo est\u225? en movimiento, en sinton\u237?a y activo pese a que no seamos capaces de verlo. \par\pard\plain\hyphpar} {

Creo que esta ley nos puede ser de gran ayuda para obtener respuesta a la afecta ci\u243?n del tiempo en las casualidades. Y es que todo sucede cuando debe pasar , ni antes ni despu\u233?s, pese a que deseemos todo lo contrario. \par\pard\pla in\hyphpar} { Creo que es importante este matiz, ya que como veremos en el cap\u237?tulo \u171 ?El tiempo y lo casual\u187?, los fen\u243?menos coincidentes tienen un reloj pr opio que, por desgracia, a veces se retrasa. Por eso no debemos desesperar si la nzamos una petici\u243?n casual y llega tard\u237?simo o si, tras producirse un fen\u243?meno coincidente, pasan semanas o meses y no somos capaces de encontrar su significado. Al final, seguro que llegar\u225?. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Fotos con retraso} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Corr\u237?a el a\u241?o 1914 cuando una adinerada mujer alemana hizo seis fotogr af\u237?as de su hijo. Cuando termin\u243? la sesi\u243?n, le entreg\u243? a una amiga \u8212?seg\u250?n unas versiones\u8212?, o a una sirvienta \u8212?seg\u25 0?n otras\u8212?, el rollo fotogr\u225?fico para que lo revelase en Estrasburgo. Por cierto que en esa \u233?poca un carrete era un lujo car\u237?simo: recordem os que las placas comenzaban a pasar a la historia y el rollo era la novedad. \p ar\pard\plain\hyphpar} { Pasaron los d\u237?as y estall\u243? la primera guerra mundial, de manera que po r culpa del conflicto, aquella mujer no volvi\u243? a ver a la persona a la que le hab\u237?a entregado el rollo para revelar y no supo d\u243?nde hallar las in stant\u225?neas. \par\pard\plain\hyphpar} { Dos a\u241?os despu\u233?s, en 1916, la mujer acudi\u243? a un establecimiento d e fotograf\u237?a de Frankfurt para adquirir un nuevo rollo. En esta ocasi\u243? n pretend\u237?a hacerle unas fotograf\u237?as a su hija reci\u233?n nacida. Tra s proceder al revelado, se encontr\u243? con una sorpresa: el rollo ten\u237?a u na doble exposici\u243?n. Adem\u225?s de las fotos de la hija estaban las que le hab\u237?a hecho a su hijo dos a\u241?os antes. Se hab\u237?a reencontrado con el mismo rollo fotogr\u225?fico. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Ley 4: Principio de polaridad } \par\pard\plain\hyphpar} { \u171?Todo es doble y tiene dos polos, todo tiene su par de opuestos; los semeja ntes y los antag\u243?nicos son lo mismo; los opuestos son id\u233?nticos en nat uraleza pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades, todas las paradojas pueden reconciliarse.\u187? \par\pard\plain\hy phpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Desde luego, podr\u237?amos atribuir el texto a un experto en cu\u225?ntica, aun que sabemos que eso pertenece a Hermes. Matizando las palabras de Hermes, el f\u 237?sico cu\u225?ntico Dar\u237?o Katelba nos dice que, en efecto, el universo e n el que habitamos mantiene una precisa conexi\u243?n en la que \u171?los ingred ientes forman parte de un conjunto global y est\u225?n relacionados entre s\u237 ?. Un ejemplo muy claro de entenderlo es la temperatura. El fr\u237?o es la ause ncia de calor y \u233?ste es la ausencia de fr\u237?o, por tanto, ah\u237? tenem os dos opuestos que al final se tocan\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { \u191?Para qu\u233? nos sirve esta afirmaci\u243?n herm\u233?tica en lo casual? Para asumir que no hay fen\u243?menos casuales buenos o malos, sino que unos tie nen relaci\u243?n con los otros. Tambi\u233?n nos puede ayudar a entender cierto s encuentros coincidentes con otras personas. Ah\u237? tenemos el sincronismo, p orque todo es doble y tiene dos polos. Por ejemplo, si un individuo muy bondados o cruza su camino con otro que no lo es, en definitiva se est\u225?n interrelaci onando dos caras de una misma moneda, por tanto, dos semejantes que son antag\u2 43?nicos pero que son lo mismo. \par\pard\plain\hyphpar} { A la hora de entender un fen\u243?meno casual no debemos establecer diferencias por su magnitud: todo es importante, tanto lo espectacular, como la gran casuali

dad que te deja boquiabierto, o lo anecd\u243?tico. Pero hay m\u225?s: si todo t iene dos polos, dos naturalezas, deber\u237?amos comenzar a buscar la complement aria, de aquella que ya conocemos. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b Un taxista bien conectado} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { El siguiente caso ocurri\u243? en las Bermudas. Un taxista circulaba con su coch e cuando se distrajo para cambiar una cinta de m\u250?sica. En el mismo instante en que dej\u243? de mirar a la carretera se le cruz\u243? un chico que circulab a en una motocicleta de colores muy vivos. \par\pard\plain\hyphpar} { El taxista baj\u243? del coche para comprobar el estado del accidentado, que est aba herido pero se encontraba bien. Ya m\u225?s calmado, fij\u243? su atenci\u24 3?n en la motocicleta y se dio cuenta de que era la misma con la que hab\u237?a tenido un accidente un a\u241?o atr\u225?s. Adem\u225?s luego supo que el chico accidentado era el hermano del que hab\u237?a atropellado el a\u241?o anterior. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Ley 5: Principio del ritmo } \par\pard\plain\hyphpar} { \u171?Todo fluye y refluye, avanza y retrocede, asciende y desciende. La existen cia sigue las leyes del p\u233?ndulo, y jam\u225?s una direcci\u243?n \u250?nica y exclusiva.\u187? \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { \u191?Actuar o esperar? \u191?Programar o hacer? Vivir en armon\u237?a con el co smos, con las leyes del universo \u8212?que no dejan de ser las que gobiernan la s casualidades\u8212? implica aceptar la norma de la existencia del ritmo. A vec es la vida nos empuja, pero en ocasiones nos detiene o ralentiza y, en cambio, n osotros vamos por libre a la velocidad que nos da la gana. \par\pard\plain\hyphp ar} { Curiosamente, caminas por la calle y tropiezas, te encuentras con un atasco o ca da vez que quieres cruzar la calle los sem\u225?foros est\u225?n en rojo. Esas s on peque\u241?as se\u241?ales, muchas veces casuales, de la manifestaci\u243?n d el ritmo. Son se\u241?ales que debemos entender para adecuar lo que estamos haci endo a lo que la vida nos dice que hagamos. \par\pard\plain\hyphpar} { Recuerdo un domingo de hace a\u241?os. Sab\u237?a que me esperaba una semana ard ua de trabajo y por eso aquel fin de semana me hab\u237?a llevado a casa cuatro reportajes de la revista que dirig\u237?a. Ten\u237?a que revisar el dise\u241?o y proponer algunas alternativas para la maquetaci\u243?n. \par\pard\plain\hyphp ar} { No quer\u237?a invertir toda la jornada trabajando, pues me apetec\u237?a descan sar un poco. Al fin y al cabo era domingo. Sin ser consciente de ello, ten\u237? a prisa por terminar, tanta que me parec\u237?a escuchar continuamente las campa nadas de mi reloj de pared dando la hora mientras yo trabajaba. Desde luego, \u2 33?l daba las se\u241?ales horarias cuando tocaba, pero mi percepci\u243?n era o tra: me faltaba tiempo. \par\pard\plain\hyphpar} { Al final invert\u237? toda la jornada porque no prest\u233? atenci\u243?n a las se\u241?ales: se colg\u243? el ordenador, lo arregl\u233? y segu\u237? trabajand o. Hubo un corte de luz, que dur\u243? hora y media, pero yo segu\u237?a a lo m\ u237?o. El tel\u233?fono casi no par\u243?, vino a verme un vecino, se apuntaron a comer unos amigos... La vida me estaba diciendo \u171?para y haz otra cosa\u1 87?. \par\pard\plain\hyphpar} { Termin\u233? mi domingo sin disfrutar ni de una cosa ni de otra y a altas horas de la madrugada. Al d\u237?a siguiente, cuando llegu\u233? a las oficinas de la productora me encontr\u233? con Claudio, el jefe de redacci\u243?n, que, mostran do una gran sonrisa, nada m\u225?s verme me dijo: \u171?Tengo una sorpresa para ti. Como sab\u237?a que andabas muy liado, me he ocupado de revisar este fin de semana los cuatro reportajes que ten\u237?amos pendientes, de manera que hoy pod r\u225?s hacer otra cosa.\u187? Sinceramente, lo habr\u237?a matado. Sin avisarm

e, \u233?l hab\u237?a hecho lo mismo que yo, y por supuesto yo no lo sab\u237?a. La vida me hab\u237?a dado se\u241?ales para que me relaje, con el ordenador qu e se colgaba, con el corte de corriente, con las visitas... pero yo no supe escu char esa \u171?llamada del ritmo\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { Por todo ello, cada vez que percibas que algo te frena o acelera, debes detenert e un momento y preguntarte si llevas o no la velocidad adecuada. \par\pard\plain \hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Ley 6: Principio de causa y efecto} \par\pard\plain\hyphpar} { \u171?Toda causa tiene su efecto, porque todo efecto tiene tambi\u233?n su causa .\u187? \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Aunque en otros apartados del libro ya hemos abordado esta cuesti\u243?n, creo q ue hay que insistir en que todo tiene un peaje, por decirlo de forma coloquial. Si te encuentras dinero por la calle, invi\u233?rtelo, no lo despilfarres, la vi da te lo ha dado para algo. \par\pard\plain\hyphpar} { Todo tiene una consecuencia, por mucho que pensemos que no somos responsables de ello. Si actuamos con desprecio, con desgana, quej\u225?ndonos, y luego algunos asuntos que no estaban vinculados con nuestra queja salen mal, no es que tengam os mala suerte, no es que nos tengan man\u237?a ni que nos hayan lanzado un mal de ojo. Sencillamente hemos emitido esa energ\u237?a, y como que todo tiene su r itmo y todo est\u225? relacionado... al final esa causa tendr\u225? su efecto. \ par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\qc {\b T\u250? me cuidas, yo te cuido} \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Creo que el siguiente hecho sincr\u243?nico es una buena muestra de causa y efec to. \par\pard\plain\hyphpar} { Le ocurri\u243? a Brady Spencer, quien ten\u237?a la costumbre de dar de comer y cuidar a las palomas que viv\u237?an cerca de su casa. \par\pard\plain\hyphpar} { Un d\u237?a observ\u243? que hab\u237?a una paloma herida entre las que picoteab an el pan duro que les hab\u237?a llevado. Se acerc\u243? a ella, la cogi\u243? y se la llev\u243? a un veterinario amigo suyo para que le curase el ala. Tras l a cura, el veterinario le dijo a Brady que la paloma deber\u237?a permanecer uno s d\u237?as en una jaula para recuperarse. Brady se la llev\u243? a casa, la aco mod\u243? y la estuvo cuidando. Quer\u237?a ponerle un nombre, y como no se le o curr\u237?a ninguno la bautiz\u243? como 167, que era la terminaci\u243?n de su n\u250?mero de tel\u233?fono. Despu\u233?s, para poder hacer un seguimiento de l a paloma cuando ya estuviera en libertad, le puso una anilla en la pata con el m ismo n\u250?mero. \par\pard\plain\hyphpar} { Al cabo de diez d\u237?as la paloma ya se hab\u237?a restablecido y viv\u237?a e n libertad. Un a\u241?o despu\u233?s, Brady fue operado de emergencia en un hosp ital lejos de su casa. Al despertar de la operaci\u243?n, y ya en su habitaci\u2 43?n, oy\u243? un ruido en la ventana. Le pidi\u243? a la enfermera que corriese las cortinas, ya que \u233?l no pod\u237?a moverse de la cama, y he aqu\u237? q ue apareci\u243? en la cornisa una paloma que picoteaba el cristal. Brady le pid i\u243? a la enfermera que abriese la ventana para poder ver mejor al ave. Ella le dijo que no pod\u237?a hacerlo pues corr\u237?a el riesgo de que la paloma en trase y pod\u237?a ser portadora de microbios. Brady, siguiendo una intuici\u243 ?n, le pregunt\u243?: \u171?\u191?Tiene un anilla en la pata?\u187? En efecto, l a ten\u237?a, y en ella hab\u237?a el n\u250?mero 167. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Ley 7: Principio de generaci\u243?n } \par\pard\plain\hyphpar} {

\u171?La generaci\u243?n existe por doquier, todo tiene sus principios masculino s y femeninos; la generaci\u243?n se manifiesta en todos los planos.\u187? \par\ pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { \u191?Qu\u233? nos est\u225? diciendo Trimegistro con estas palabras? Sencillame nte, que combinemos nuestros dos hemisferios: el masculino, pragm\u225?tico e hi st\u243?rico, y el femenino, abstracto e intuitivo, para actuar en la vida. Que no seamos meros espectadores de la funci\u243?n que se desarrolla a nuestro alre dedor sino que nos conectemos al mundo de verdad. En nuestro caso, que nos conec temos al mundo global de las vibraciones casuales en el que estamos sumergidos. \par\pard\plain\hyphpar} { Nos ha tocado estar en este mundo y vivimos en \u233?l, de manera que lo mejor q ue podemos hacer es intentar descubrir c\u243?mo podemos sintonizar con ese gran todo que a veces nos lanza gui\u241?os en forma de causalidad. \par\pard\plain\ hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b Las actitudes b\u225?sicas } \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Si has efectuado el experimento de \u171?fijaci\u243?n\u187? te habr\u225?s dado cuenta de que a nuestro alrededor hay m\u225?s que ver de lo que pensamos. Clar o que para ello debemos tener una mente abierta e intenci\u243?n de ver. L\u225? stima que conjugar ambas condiciones a veces resulte complejo. Por eso debemos t rabajar con un m\u233?todo sustentado en tres principios b\u225?sicos. \par\pard \plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i 1. Cuestionar } \par\pard\plain\hyphpar} { Ante la sincronicidad o los hechos coincidentes, tanto propios como ajenos, debe mos ser inconformistas. Desde luego, lo peor que se puede hacer es decir: \u171? me ha pasado algo casual\u187? y dejarlo ah\u237?. Primero tenemos que vivenciar lo, integr\u225?ndolo en nosotros, para despu\u233?s poder analizarlo. \par\pard \plain\hyphpar} { En primer lugar, tenemos que sentir aquello que ha pasado, rememor\u225?ndolo y siendo conscientes de ello. Despu\u233?s tenemos que preguntarnos por qu\u233? h a ocurrido esa casualidad, qu\u233? puede representar para nuestra vida, con qu\ u233? o qui\u233?n nos conecta, en qu\u233? nos beneficia o perjudica, etc\u233? tera. \par\pard\plain\hyphpar} { Todo, hasta lo que no lo parece, es importante. Todo tiene una sinton\u237?a, au nque a veces no tenga un mensaje directo para nosotros. \par\pard\plain\hyphpar} { Imagina que vas de excursi\u243?n con unos amigos a un paraje natural poco habit ual y que, al d\u237?a siguiente, ves eso mismo en un canal de televisi\u243?n. \u191?Tiene alg\u250?n significado? Tal vez que debes salir m\u225?s, quiz\u225? que debes reencontrarte con lo natural. A lo mejor puede estar relacionado con alguna de las personas que te acompa\u241?aron a la excursi\u243?n, con algo que se dijo en ella... Las preguntas son centenares y las respuestas tambi\u233?n, pero la clave, la primera clave, es ser consciente del gui\u241?o que te ha ofre cido el destino al generar esa sinton\u237?a. A partir de que se produce hay que comenzar a tirar del hilo. Por cierto, puede que no haya respuesta, que ese des tello de lo casual s\u243?lo sea para recordarte o hacerte notar que, en efecto, est\u225?s en sinton\u237?a. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i 2. Reencontrar el esp\u237?ritu del ni\u241?o} \par\pard\plain\hyphpar} { Cada vez que tiene lugar una serendipia o casualidad, la mente l\u243?gica, la q ue est\u225? conformada por miedos y tab\u250?es, pero tambi\u233?n por conocimi ento y formaci\u243?n, lo pasa todo por el tamiz de lo que conocemos. Es cierto que ello nos dar\u225? una pauta de informaci\u243?n clarificadora, sin embargo, tambi\u233?n nos puede restar capacidades para evaluar otros matices. \par\pard

\plain\hyphpar} { Si un experto en aves o un ornit\u243?logo va a una reserva natural, en el momen to en que oiga los trinos o cantos de ciertas aves proceder\u225? no s\u243?lo a confirmar la presencia de tales animales, sino que tambi\u233?n podr\u225? iden tificarlos por el sonido que emiten. Es m\u225?s, en el caso de que las vea, sab r\u225? de qu\u233? aves se trata y podr\u225? determinar decenas de datos m\u22 5?s. Todo perfecto, pero \u191?d\u243?nde queda la parte emocional? No quiero de cir que un ornit\u243?logo no pueda emocionarse, pero la confluencia de sus sent imientos y emociones ante esa situaci\u243?n no ser\u225? igual que la de una pe rsona reci\u233?n llegada de la ciudad que puede quedar maravillada no s\u243?lo por el paisaje que lo envuelve, sino tambi\u233?n por lo que ve, oye y siente. \par\pard\plain\hyphpar} { Ante lo casual, est\u225? muy bien que tamicemos y que incluso podamos trabajar con ciertos c\u243?digos como los que se incluyen en este libro, pero antes de p asar al c\u243?digo, al \u171?traductor\u187?, es preciso dejar que hable el cor az\u243?n. \u171?Cada persona posee un r\u243?tulo, y, adem\u225?s, se lo cree. Es como si hubi\u233?ramos conformado nuestra personalidad sobre unas bases inam ovibles. A veces caemos en el error de tamizarlo todo en base a un estadio emoci onal determinado, como el depresivo que todo lo ve negro o el optimista para qui en nunca ocurre nada nefasto. Debemos aprender a sentir primero y analizar despu \u233?s\u187?, apunta el psic\u243?logo Jos\u233? Luis Baquerizo. \par\pard\plai n\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i 3. Fijarse en los peque\u241?os detalles } \par\pard\plain\hyphpar} { No te quedes en lo superficial, profundiza y ve m\u225?s all\u225?. Imagina que caminando por la calle encuentras una llave en el suelo: \u191?qu\u233? har\u237 ?as? Puede que la veas y pienses: \u171?Alguien ha perdido una llave.\u187? \u20 1?sa ser\u237?a la lectura tradicional y l\u243?gica. Pero puede que te pregunte s qu\u233? es una llave y, por tanto, llegues a la conclusi\u243?n de que se tra ta de un objeto capaz de \u171?abrir\u187? algo. Si te haces esa pregunta, tal v ez pienses qu\u233? debes abrir o cerrar en tu vida, qu\u233? deber\u237?as reve lar o compartir o qu\u233? tendr\u237?as que convertir en secreto o reservado. \ par\pard\plain\hyphpar} { Como vemos, las preguntas y lecturas que podemos extraer de un objeto tan \u171? insignificante\u187? como una llave son muchas. Pero avancemos y vayamos a la ac ci\u243?n: coger la llave o no. El destino ha generado que t\u250? veas la llave ; por algo ser\u225?. F\u237?jate en la cantidad de cosas que pueden suceder, va mos a jugar al \u171?puede...\u187?: \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { \u8212? Puedes entregarla en el establecimiento m\u225?s cercano por si alguien acude a recogerla... \u191?Con qui\u233?n entrar\u225?s en contacto en ese momen to? \par\pard\plain\hyphpar} { \u8212? Puede que la recojas del suelo y justo en ese momento alguien diga que s e le ha ca\u237?do a \u233?l. \u191?Por qu\u233? se han cruzado vuestras vidas? \par\pard\plain\hyphpar} { \u8212? Puede que decidas recogerla y llev\u225?rtela a casa. En ese caso, has a ceptado la \u171?responsabilidad\u187? que implica tener una llave: abrir o cerr ar, compartir o vetar. Recuerda la clave: el destino la pone ante tus ojos y t\u 250? \u171?aceptas el reto\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { \u8212? Puede que en tu casa guardes la llave en un caj\u243?n y te olvides de e lla, en cuyo caso tal vez deber\u237?as preguntarte para qu\u233? la has cogido. \par\pard\plain\hyphpar} { \u8212? Puede que la pongas en un lugar visible, como deseando mostrarla a los d em\u225?s. \u191?Ello quiere decir que te gusta que los que te rodean sepan que asumes responsabilidades? \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Soy consciente de que en el juego de qu\u233? hacer con una llave quiz\u225? est oy rizando demasiado el rizo, pero no lo hago con malicia. Todo, absolutamente t odo lo que encuentres \u171?por casualidad\u187? puede tener muchos niveles de l

ectura y poseer un significado que a priori es inexistente, de ah\u237? que sea necesario preguntar una y otra vez para aclarar y descubrir peque\u241?os detall es. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b \u191?C\u243?mo andas de sinton\u237?a?} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Vayamos a un juego. Ahora s\u237? que es un test, de manera que si no respondes con toda sinceridad s\u243?lo te enga\u241?as a ti... Como ver\u225?s, se trata de una bater\u237?a de veinte preguntas muy sencillas vinculadas con hechos casu ales comunes. S\u243?lo debes responder s\u237? o no a las cuestiones para saber cu\u225?l es tu grado de conexi\u243?n con lo casual, aunque, por aquello de po tenciar todav\u237?a m\u225?s el trabajo mental y la toma de conciencia con el f en\u243?meno, no estar\u237?a de m\u225?s que, cuando proceda, acompa\u241?es la s respuestas con un texto descriptivo o relato sobre la experiencia que viviste. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { 1. Imagina que tienes una cita y est\u225?s llegando tarde. \u191?M\u225?s de un a vez te ha pasado que, como por arte de magia, todo parece estar a tu favor (se m\u225?foros, tr\u225?fico, colas, etc\u233?tera) para que llegases a tiempo? \p ar\pard\plain\hyphpar} { S\u205? \u8211? NO \par\pard\plain\hyphpar} { 2. \u191?Te ocurre con frecuencia que est\u225?s a punto de hacer una llamada, o pensando en alguien, y de pronto suena el tel\u233?fono y es la persona en la q ue pensabas? \par\pard\plain\hyphpar} { S\u205? \u8211? NO \par\pard\plain\hyphpar} { 3. \u191?Te sueles encontrar por casualidad con personas con las que no hab\u237 ?as quedado pero que antes hab\u237?as mencionado, o pensado en ellas? \par\pard \plain\hyphpar} { S\u205? \u8211? NO \par\pard\plain\hyphpar} { 4. Imagina que est\u225?s viviendo un momento de confusi\u243?n. En tu cabeza se agolpan preguntas y dudas y no sabes qu\u233? hacer. \u191?Te ha sucedido que, justo en ese instante, alguien te llame o venga a verte y que te proporcione las soluciones o consejos que necesitas? \par\pard\plain\hyphpar} { S\u205? \u8211? NO \par\pard\plain\hyphpar} { 5. Imagina que est\u225?s pasando por un problema serio, de dinero, trabajo o in cluso crisis interior. \u191?Te ha ocurrido que en esa situaci\u243?n haya apare cido dinero, una oferta laboral o una soluci\u243?n que no esperabas? \par\pard\ plain\hyphpar} { S\u205? \u8211? NO \par\pard\plain\hyphpar} { 6. Sup\u243?n que vas por la calle pensando en algo irrelevante y, de pronto, ve s un anuncio, un escaparate o una imagen que alude con exactitud a tu pensamient o. \u191?Te ha pasado? \par\pard\plain\hyphpar} { S\u205? \u8211? NO \par\pard\plain\hyphpar} { 7. \u191?Has vivido sucesos con tres o m\u225?s sincron\u237?as? Por ejemplo, ir por casualidad a un lugar que no conoc\u237?as y al d\u237?a siguiente (primera sincron\u237?a) verlo en la televisi\u243?n o en una revista; m\u225?s tarde (s egunda sincron\u237?a), que alguien te hable de ese lugar sin que sepa que t\u25 0? has estado all\u237?, y (tercera sincron\u237?a) que conozcas a alguien de es e lugar o que tambi\u233?n ha estado casualmente all\u237?. \par\pard\plain\hyph par} { S\u205? \u8211? NO \par\pard\plain\hyphpar} { 8. Imagina que est\u225?s fuera de tu pa\u237?s, el motivo no importa. De pronto te encuentras por casualidad con alguien a quien hace mucho tiempo que no ve\u2 37?as y que, como t\u250?, tampoco vive en ese pa\u237?s. \par\pard\plain\hyphpa r} { S\u205? \u8211? NO \par\pard\plain\hyphpar} { 9. \u191?Alguna vez, nada m\u225?s despertar, has tenido la sensaci\u243?n de qu e algo, que no puedes precisar, est\u225? a punto de suceder, y al final acontec e un hecho que trastoca tus planes? \par\pard\plain\hyphpar} {

S\u205? \u8211? NO \par\pard\plain\hyphpar} { 10. \u191?En m\u225?s de una ocasi\u243?n has encontrado en tu casa o en el trab ajo objetos o documentos (fotos, papeles, tarjetas) que aparecen como por arte d e magia pero que no hubo forma de hallarlos cuando los buscabas? \par\pard\plain \hyphpar} { S\u205? \u8211? NO \par\pard\plain\hyphpar} { 11. \u191?Te ha ocurrido que te acaben de presentar a alguien y de inmediato ten gas la sensaci\u243?n de que ya lo conoces o sepas c\u243?mo es? \par\pard\plain \hyphpar} { S\u205? \u8211? NO \par\pard\plain\hyphpar} { 12. \u191?La vida te ha empujado alguna vez hacia una persona para que mantuvier as una relaci\u243?n de proximidad cuando en apariencia no ten\u237?ais nada en com\u250?n? \par\pard\plain\hyphpar} { S\u205? \u8211? NO \par\pard\plain\hyphpar} { 13. \u191?Has vivido alg\u250?n tiempo en el que casualmente todo parec\u237?a p onerse de acuerdo para averiarse sin causa justificada? \par\pard\plain\hyphpar} { S\u205? \u8211? NO \par\pard\plain\hyphpar} { 14. \u191?Casualmente, despu\u233?s de sentir alg\u250?n tipo de negatividad inj ustificada o padecer casuales retrasos, has recibido una mala noticia? \par\pard \plain\hyphpar} { S\u205? \u8211? NO \par\pard\plain\hyphpar} { 15. \u191?Has abandonado un proyecto de viaje, encuentro o desplazamiento porque algo imprevisto te retras\u243? o gener\u243? la cancelaci\u243?n, y luego te e nteraste que de haber ido habr\u237?a sido un desastre para ti? \par\pard\plain\ hyphpar} { S\u205? \u8211? NO \par\pard\plain\hyphpar} { 16. \u191?Has tenido intuiciones nefastas que luego se han cumplido? \par\pard\p lain\hyphpar} { S\u205? \u8211? NO \par\pard\plain\hyphpar} { 17. \u191?En alg\u250?n momento de tu vida has visto la reiterada aparici\u243?n casual de un color que luego ha tenido una relevancia o significado especial en tu cotidianidad? \par\pard\plain\hyphpar} { S\u205? \u8211? NO \par\pard\plain\hyphpar} { 18. \u191?Te vienen a la mente ideas o recuerdos que a priori no tienen sentido pero que, casualmente, en poco tiempo lo adquieren? \par\pard\plain\hyphpar} { S\u205? \u8211? NO \par\pard\plain\hyphpar} { 19. \u191?Te ha sucedido que conforme te dabas cuenta de que experimentabas hech os casuales parec\u237?an producirse m\u225?s a tu alrededor? \par\pard\plain\hy phpar} { S\u205? \u8211? NO \par\pard\plain\hyphpar} { 20. \u191?Has notado que con frecuencia ciertos n\u250?meros parecen repetirse o perseguirte en tu d\u237?a a d\u237?a? \par\pard\plain\hyphpar} { S\u205? \u8211? NO \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Los resultados} \par\pard\plain\hyphpar} { Suma las preguntas cuya respuesta es afirmativa. Cada una vale un punto, de mane ra que resolver cu\u225?les son tus capacidades es muy f\u225?cil: \par\pard\pla in\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Si has respondido entre 0 y 5 respuestas afirmativas } \par\pard\plain\hyphpar} { Tu capacidad de conexi\u243?n con el plano de lo casual es baja. De hecho, sinto nizas muy poco, lo cual no quiere decir que no puedas hacerlo. Tal vez s\u243?lo te falte pr\u225?ctica o inter\u233?s. \par\pard\plain\hyphpar} { No cabe duda de que has experimentado casualidades, seguro que s\u237?, pero o n o eres consciente de todas las experiencias o, de momento, cuando ocurre algo ca sual, no le das la relevancia que tal vez tenga. \par\pard\plain\hyphpar} {

Si quieres mejorar deber\u237?as prestar m\u225?s atenci\u243?n a tu entorno y a notar todos los hechos sincr\u243?nicos o casuales que experimentes. Por supuest o, el fen\u243?meno tambi\u233?n puede depender de tu car\u225?cter y forma de v er la vida. Tal vez te ir\u237?a bien un poco menos de pragmatismo y potenciar a lgo m\u225?s la imaginaci\u243?n. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Si has respondido entre 6 y 10 respuestas afirmativas } \par\pard\plain\hyphpar} { Tu calificaci\u243?n es media. Desde luego que tienes preparaci\u243?n para pode r sintonizar con lo casual, de hecho lo haces, pero puedes ir m\u225?s all\u225? . \par\pard\plain\hyphpar} { Si la puntuaci\u243?n est\u225? m\u225?s cerca del 6 que del 10, podr\u237?a dec irse que la casualidad te tienta y te manda se\u241?ales, aunque muchas pasan in advertidas. Si est\u225?s m\u225?s cerca del 10 que del 6, indica que tienes una buena capacidad para percibir los hechos coincidentes. \par\pard\plain\hyphpar} { Si deseas mejorar tienes que analizar m\u225?s a fondo aquellos fen\u243?menos d e los que posiblemente ya tomas nota. Puede que les prestes atenci\u243?n, pero seguramente lo que te falta es profundizar en el estudio del significado. \par\p ard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Si has respondido entre 11 y 15 respuestas afirmativas } \par\pard\plain\hyphpar } { Tienes un nivel alto de sincronismo, por tanto, todo lo que he explicado en este libro te debe de parecer lo m\u225?s normal del mundo. Entiendes perfectamente las diferencias entre causa y efecto, entre lo que es causal y lo que es casual, y sabes que todo lo que piensas, dices o haces, puede tener consecuencias sincr \u243?nicas. \par\pard\plain\hyphpar} { Seguramente seas una persona muy abierta, imaginativa y creativa, que trabaja su s casualidades tomando nota de ellas y buscando significados. Para ti, la intuic i\u243?n o la captaci\u243?n de energ\u237?as y vibraciones es algo natural. Si deseas mejorar \u8212?aunque siempre hay que ir poco a poco para no caer en la o bsesi\u243?n\u8212?, deber\u237?as esforzarte por captar m\u225?s hechos sincr\u 243?nicos e incluso intentar provocarlos. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Si has respondido 16 o m\u225?s respuestas afirmativas } \par\pard\plain\hyphpar } { Tu nivel es muy alto, hasta el punto de que puede ser peligrosamente alto si no act\u250?as con la objetividad y la paciencia adecuadas o si te obsesionas pensa ndo en que todo cuanto sucede es poco menos que casual. De manera que, dado que no necesitas mejorar tu nivel, lo aconsejable ser\u237?a pulir el que ya tienes. \par\pard\plain\hyphpar} { A priori, parece claro que caminas con soltura por el sendero de la sincronicida d, por eso deber\u237?as disfrutarlo y aprender de \u233?l, y utilizar tu capaci dad de conectar con las energ\u237?as que nos rodean para potenciar el autoconoc imiento. \par\pard\plain\hyphpar} {\page } { \par\pard\plain\hyphpar} {\s3 \afs28 {\qc 11. DICCIONARIO DE SE\u209?ALES \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Como has podido comprobar en los cap\u237?tulos que preceden a \u233?ste, la vid a est\u225? llena de se\u241?ales, claves y elementos que son susceptibles de se r interpretados. Se trata de lo que yo llamo sinton\u237?as: son n\u250?meros, c olores, formas geom\u233?tricas, situaciones y cientos de se\u241?ales que se ma nifiestan a diario. \par\pard\plain\hyphpar} { Componer un diccionario que contenga todas las se\u241?ales posibles es inviable

, pero a lo largo de estos a\u241?os, y siempre contando con la colaboraci\u243? n de expertos de distintas materias que han investigado la sinton\u237?a entre s e\u241?ales y sincron\u237?a, he podido elaborar este sencillo manual que te pue de resultar de gran ayuda. De todas formas, es orientativo y deber\u237?as ser t \u250? quien formule el suyo propio a partir de las experiencias que vayas vivie ndo. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b Las se\u241?ales num\u233?ricas} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Deja a un lado el concepto matem\u225?tico del n\u250?mero y f\u237?jate en su g rafismo. Los n\u250?meros est\u225?n por todas partes, pero a veces alguno se em pe\u241?a en aparecer de forma reiterada ante los ojos. Hay etapas de la vida en las que, curiosamente, cuando miramos el reloj siempre vemos la misma secuencia num\u233?rica o cuando salimos a la calle hay un determinado n\u250?mero que pa rece perseguirnos: \u171?Los n\u250?meros dan mensajes sutiles porque son formas de vibraci\u243?n\u187?, afirma la numer\u243?loga pitag\u243?rica Roser Llaura d\u243?, para quien toparse con determinados n\u250?meros no es casualidad sino pura sinton\u237?a con un momento determinado de la existencia. \par\pard\plain\ hyphpar} { Seg\u250?n Llaurad\u243?, los d\u237?gitos que van del 0 al 9 representan situac iones, conceptos, formas de vibraci\u243?n: \u171?Pit\u225?goras dec\u237?a que el ser humano vibraba en un cosmos que era num\u233?rico. Por eso, cada etapa de la vida, cada situaci\u243?n a la que nos enfrentamos, se puede sintetizar en u n n\u250?mero.\u187? \par\pard\plain\hyphpar} { Desde luego, para Pit\u225?goras los n\u250?meros eran mucho m\u225?s que la pur a matem\u225?tica. El maestro cre\u237?a que cada n\u250?mero conten\u237?a un m ensaje e incluso una advertencia. Para Roser Llaurad\u243?, \u171?la vacuidad no s lleva al 0, el liderato nos conduce al 1, las dudas al 2, la expansi\u243?n al 3, el materialismo al 4, la comunicaci\u243?n al 5, el dinero al 6, la espiritu alidad al 7, los honores al 8, y los logros al 9. Por eso, en funci\u243?n del m omento en que estemos viviendo, nos fijaremos m\u225?s en unos n\u250?meros o en otros\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { La mayor\u237?a de los numer\u243?logos consideran que los n\u250?meros no se cu elan en nuestra vida por casualidad, por eso cuando de pronto vemos matr\u237?cu las de coches en las que siempre aparece determinado n\u250?mero, en lugar de sa lir corriendo a comprar un d\u233?cimo de loter\u237?a que lo contenga deber\u23 7?amos ver qu\u233? nos est\u225? diciendo el destino. \par\pard\plain\hyphpar} { La primera vez que o\u237? hablar de n\u250?meros y coincidencia no pude por men os que extra\u241?arme, porque claro, si t\u250? ves una secuencia num\u233?rica , por ejemplo 02580541023775680, al margen de fijarte en que comienza y termina en cero, \u191?qu\u233? debes evaluar?, \u191?cu\u225?l es el n\u250?mero que te est\u225? guiando o aconsejando por parte del destino? Pues bien, la respuesta es sencilla: \u191?qu\u233? es lo primero que te viene a la cabeza, lo primero e n que te fijas? Tal vez en que comienza y termina en cero, \u233?se ser\u237?a e l n\u250?mero a consultar. En el caso de que te hayas fijado en que en toda la s ecuencia no aparece el 9, el mensaje viene del n\u250?mero que falta. \par\pard\ plain\hyphpar} { En resumen, siempre debemos evaluar aquel n\u250?mero que nos impacta m\u225?s o que nos llama la atenci\u243?n porque no est\u225?, destaca sobre los dem\u225? s o se repite. Por ejemplo, imagina un reloj que marca 11.11.11. El hecho de que tengas la chiripa de ver la hora, los minutos y los segundos en esa posici\u243 ?n es algo que s\u243?lo ocurre dos veces al d\u237?a, salvo que lo tengas en po sici\u243?n de 24 horas, en cuyo caso s\u243?lo ocurre una vez. Est\u225? claro que si s\u243?lo lo ves por la ma\u241?ana, el 1 no dice nada, pero \u191?y si h as quedado a las 11 con alguien que casualmente vive en el n\u250?mero 11, que e s la cantidad de euros que te ha costado el taxi que te ha llevado a su casa? \p ar\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} {

{\i El 0} \par\pard\plain\hyphpar} { Como indica la numer\u243?loga Roser Llaurad\u243?, es \u171?el vac\u237?o, la n ada, la ausencia\u187?, por lo tanto, la discreci\u243?n, el no estar, el no hac er y el no decir. S\u237?, parece que el cero ser\u225? el n\u250?mero del ser i nvisible, pero claro, es lo que representa: la vacuidad. Tal vez en el mundo de lo casual la aparici\u243?n de ceros indica que todo est\u225? por hacer, pero q ue no tenemos en nuestras manos ni en nuestras capacidades la potestad de pasar a la acci\u243?n. \par\pard\plain\hyphpar} { Entre los m\u237?sticos pitag\u243?ricos, el cero era equivalente a la vacuidad que exist\u237?a en el mundo antes de la creaci\u243?n. Claro que no entend\u237 ?an el cero como la nada o como la ausencia de capacidades, sino como la fase pr evia a toda acci\u243?n, es decir, como el proceso creativo y gestador que se po ne en marcha antes de que la luz se manifieste. \par\pard\plain\hyphpar} { El cero aplicado al d\u237?a a d\u237?a nos est\u225? diciendo que no tomemos pa rtido, que mantengamos la serenidad, que dejemos en manos de otros la acci\u243? n y nos conformemos con verlo todo con ojos nuevos como si fuera la primera vez. \par\pard\plain\hyphpar} { Como sucede con todos los n\u250?meros, puede que percibamos el cero desgastado, roto, semiborrado. Ello no quiere decir que el n\u250?mero no posea un mensaje, sino que debemos comprenderlo como antag\u243?nico. En ese caso, nos dice que d ejemos lo vacuo y pasemos a lo consistente. Que dejemos de explorar posibilidade s para movernos hacia la acci\u243?n, en este caso hacia el uno. \par\pard\plain \hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i El 1} \par\pard\plain\hyphpar} { Representa el inicio de todas las cosas, el punto de partida. Es el n\u250?mero que marca las l\u237?neas a seguir y el liderato. Verlo de forma reiterativa pue de indicar, por un lado, que ha llegado el momento de pasar a la acci\u243?n (en el caso de que estemos d\u225?ndole vueltas a un proyecto), y por otro, que deb emos asumirnos como los l\u237?deres o la voz cantante de una situaci\u243?n det erminada. \par\pard\plain\hyphpar} { El uno es creativo, din\u225?mico, fuerte, seguro, con capacidad para asumir res ponsabilidades. Imagina que lo ves reiteradamente mientras acudes a una reuni\u2 43?n de trabajo. El mensaje parece claro: la cifra te estar\u237?a invitando a q ue act\u250?es como un uno. \par\pard\plain\hyphpar} { Si el n\u250?mero en el que te fijas est\u225? roto o desgastado te dice lo cont rario, te aconseja que en vez de pasar a la acci\u243?n permanezcas en un segund o plano porque no es momento de ejercer de l\u237?der. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i El 2 } \par\pard\plain\hyphpar} { Si el uno es el punto, el dos es la l\u237?nea, es decir, el punto que comienza a andar, que pasa a la acci\u243?n. Claro que en ese caso necesitamos dos puntos para formar una l\u237?nea, por tanto nos habla de acci\u243?n en equipo, compa rtida. \par\pard\plain\hyphpar} { La reiterativa presencia del dos evidencia que ha llegado el momento de la duali dad, de saber combinar mente y cuerpo o, lo que es lo mismo, pensamiento y acci\ u243?n. Para algunos numer\u243?logos, como Roser Llaurad\u243?, \u171?el dos si empre invita al trabajo en equipo, a la combinaci\u243?n de lo activo con lo pas ivo, de lo masculino con lo femenino; por lo tanto, de lo que hemos aprendido co mbinado con lo que hemos imaginado\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { Si el dos aparece en nuestra vida, tal vez el destino o lo casual nos est\u233? diciendo que no seamos absolutistas ni deterministas, que contemplemos una segun da opci\u243?n. Puede que tambi\u233?n nos hable de la necesidad de actuar en co njunto, contando con las ideas de los dem\u225?s. \par\pard\plain\hyphpar} { Como siempre, en el caso de los n\u250?meros fraccionados, rotos o desgastados, el dos nos podr\u237?a decir que nos definamos, que dejemos de ser duales, que a

claremos conceptos o que mantengamos una sola voz para expresar una sola opini\u 243?n. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i El 3 } \par\pard\plain\hyphpar} { Para Roser Llaurad\u243? \u171?representa el ciclo de vida, destino y muerte\u18 7?. Es curioso, porque si hablamos de figuras geom\u233?tricas (s\u237?mbolos ar quet\u237?picos que tambi\u233?n se pueden interpretar), el tres equivale al tri \u225?ngulo equil\u225?tero, por tanto a las tres formas de manifestaci\u243?n d e la esencia humana: cuerpo, mente y esp\u237?ritu. Es decir, actuar con lo f\u2 37?sico, gobernados por la mente, por nuestras ideas y proyectos, pero contando con el amparo de lo espiritual, los antepasados o, si se prefiere, con el bagaje de otras existencias. \par\pard\plain\hyphpar} { La presencia del tres nos habla de expansi\u243?n, pues como se expande el tri\u 225?ngulo equil\u225?tero as\u237? lo hacemos nosotros. Pero \u191?c\u243?mo apl icar esa expansi\u243?n? Tal vez buscando nuevos horizontes, quiz\u225? teniendo mayor amplitud de miras ante proyectos, problemas o adversidades. El tres tambi \u233?n es un n\u250?mero de cambio y alteraci\u243?n del orden, por eso tal vez nos est\u233? diciendo que algo va a cambiar en nuestra vida. \par\pard\plain\h yphpar} { El tres es m\u225?s un n\u250?mero de acci\u243?n que de reflexi\u243?n, salvo q ue lo veamos roto o desgastado, en cuyo caso la se\u241?al que transmite, seg\u2 50?n los numer\u243?logos y expertos, es: \u171?reduce la velocidad, mant\u233?n la calma, tenlo todo preparado pero aguarda acontecimientos\u187?. \par\pard\pl ain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i El 4 } \par\pard\plain\hyphpar} { Representa los cuatro puntos cardinales. Por lo tanto, las cuatro direcciones qu e podemos tomar en nuestra vida: la fr\u237?a y distante, la c\u225?lida y cerca na, la luminosa y evidente o la oscura y secreta. Claro que con tanta posibilida d uno se pregunta: \u191?y ahora qu\u233? hago? Pero el n\u250?mero no es de acc i\u243?n sino de toma de conciencia, de reflexi\u243?n y asentamiento. \par\pard \plain\hyphpar} { En opini\u243?n de Roser Llaurad\u243?, \u171?el cuatro es el detenimiento neces ario para poner las cosas en su sitio y reflexionar\u187?. No es de extra\u241?a r que para todas las culturas el cuatro sea el equivalente al elemento tierra, a lo que es inmutable, lo que est\u225? fijado. \par\pard\plain\hyphpar} { Imagina que est\u225?s a punto de hacer una compra. Has visitado varias tiendas, por aquello de comparar precios, y tienes que tomar una decisi\u243?n. Si comen zaras a ver n\u250?meros cuatro, mi consejo ser\u237?a: reflexiona y eval\u250?a muy bien lo que vas a hacer antes de decantarte por un producto u otro. \par\pa rd\plain\hyphpar} { Es curioso, porque el cuatro tambi\u233?n representa el asentamiento del hogar y la familia. Y singularmente tengo abundante casu\u237?stica de personas que lo ve\u237?an antes de comprar inmuebles (s\u237?, hubo un tiempo en que no hab\u23 7?a crisis y los pisos se compraban y vend\u237?an) o que parec\u237?an estar pe rseguidas por el cuatro en momentos en que deb\u237?an tomar decisiones muy tras cendentes para su vida. \par\pard\plain\hyphpar} { El cuatro representa la rectitud y la estabilidad, pero tambi\u233?n la lentitud y el encorsetamiento cuando se nos presenta borrado o roto. Para que veas mejor la dualidad: imagina que tienes una cita con alguien con quien deseas ir m\u225 ?s all\u225? en vuestra relaci\u243?n. Si percibes cuatros, puede que el destino te est\u233? diciendo \u171?adelante\u187?, claro que si est\u225?n fragmentado s o borrados tal vez te est\u233? aconsejando \u171?toma ya una decisi\u243?n pe ro no consolides nada\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i El 5} \par\pard\plain\hyphpar} { Sin lugar a dudas es, por excelencia, el n\u250?mero de la comunicaci\u243?n y l

as relaciones humanas. \u171?Las personas que tienen el cinco, ya sea como n\u25 0?mero dominante en su a\u241?o de nacimiento o como n\u250?mero de destino, sue len estar abocadas a las continuas relaciones sociales\u187?, indica Roser Llaur ad\u243?. Lo que nos lleva a deducir que la presencia de los cincos nos induce p recisamente a eso: hablar, compartir, sociabilizar... \par\pard\plain\hyphpar} { Si Facebook o Twitter tuvieran un n\u250?mero asociado, posiblemente ser\u237?a el cinco. Ahora bien, comunicaci\u243?n no es igual a hablar por los codos, sino crear redes, interacciones, contactos. En definitiva, fomentar las relaciones s ociales. Tal vez por ello, la aparici\u243?n de esta cifra en nuestra vida indic a que debemos estar muy receptivos a todo cuanto sucede a nuestro alrededor, a l os estados de \u225?nimo de los dem\u225?s y a sus necesidades comunicativas. \p ar\pard\plain\hyphpar} { Como en otros casos, la \u171?carencia\u187?, es decir, la aparici\u243?n de cin cos fragmentados o borrados sugiere prudencia, discreci\u243?n y un punto de int roversi\u243?n. Por ejemplo, si tienes una reuni\u243?n con tu equipo de trabajo y hace d\u237?as que ves el cinco, la se\u241?al es \u171?comparte e interact\u 250?a\u187?, pero si los cincos est\u225?n deteriorados podr\u237?a significar \ u171?calla, deja hablar y permanece en un segundo plano\u187?. \par\pard\plain\h yphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i El 6 } \par\pard\plain\hyphpar} { Es el n\u250?mero de la armon\u237?a, la conciencia, el equilibrio y lo familiar , y ello puede aplicarse tanto a la amistad como a aspectos sociales o laborales . \par\pard\plain\hyphpar} { Cuando los n\u250?meros seis dan la sensaci\u243?n de aparecer por todas partes, es como si el destino nos dijera que debemos propiciar por encima de todo la fa miliaridad, el cari\u241?o y la comprensi\u243?n afectuosa en las relaciones que mantenemos con los dem\u225?s, sean o no familiares. \par\pard\plain\hyphpar} { Dado que se trata de un n\u250?mero arm\u243?nico, algunas personas parecen verl o con m\u225?s frecuencia tras pasar una enfermedad o cuando se encuentran en fa ses de recuperaci\u243?n despu\u233?s de haber sufrido un disgusto. Por otro lad o, es tambi\u233?n el n\u250?mero de la bondad, la inocencia y la solidaridad. \ par\pard\plain\hyphpar} { En el caso de verlo en el sentido negativo, borrado o sesgado, nos indica que de bemos desconfiar de la bondad y la aparente inocencia que nos muestran los dem\u 225?s o que nosotros aplicamos en nuestras relaciones. En s\u237?, es como si no s dijera que debemos ser m\u225?s fr\u237?os, distantes y calculadores, pues en caso de actuar con la solidaridad cl\u225?sica del seis, tal vez podr\u237?amos ser v\u237?ctimas de enga\u241?os o estafas. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i El 7 } \par\pard\plain\hyphpar} { Desde luego, \u233?sta es la cifra considerada como m\u225?s m\u225?gica y arque t\u237?pica de todas. Los antiguos griegos dec\u237?an que era el n\u250?mero de la m\u237?stica, de la elevaci\u243?n espiritual, la cifra que conectaba al hom bre con los dioses. Por lo tanto, la visi\u243?n del siete era para ellos una ll amada del destino en toda regla. \u171?El siete es misticismo, divinidad y espir itualidad, pero tambi\u233?n tiene su lado nefasto, la soledad y el peligro de l a introspecci\u243?n exagerada que nos puede conducir a apartarnos peligrosament e del mundo\u187?, afirma Neus Colomer. \par\pard\plain\hyphpar} { Particularmente no creo que ver un siete signifique estar captando un destello d irecto de la divinidad, aunque merece la pena considerarlo como un n\u250?mero e spiritual. Y claro, \u191?c\u243?mo se conjuga un mensaje espiritual con lo casu al? \u191?Cu\u225?l es su sentido? La mayor\u237?a de los expertos creen que nos fijamos en los sietes cuando algo en nuestro interior no acaba de estar organiz ado del todo, o cuando las emociones est\u225?n alteradas y falta armon\u237?a e n nuestro devenir. Por tanto, en caso de presenciarlo \u8212?vaya por delante la advertencia de que es uno de los n\u250?meros que menos se suelen manifestar en el terreno de lo casual\u8212?, deber\u237?amos considerar que el destino nos c

onmina a reorganizar nuestro mundo interior. Tal vez nos est\u233? diciendo que debemos apartarnos un poco del mundo material y fluir m\u225?s con lo espiritual . \par\pard\plain\hyphpar} { Pese a que el siete no se antoja como un n\u250?mero nefasto, entre los pitag\u2 43?ricos era de mal augurio romper un conjunto de siete elementos. Por ello, ver lo sesgado o casi borrado nos indica que debemos protegernos. \par\pard\plain\hy phpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i El 8 } \par\pard\plain\hyphpar} { Est\u225? asociado con todo aquello que es factible y realizable, por dif\u237?c il que parezca. \u171?El ocho es el arquetipo del infinito, de todo lo que se pu ede hacer, manifestar o pensar, por eso es tambi\u233?n un n\u250?mero que nos h abla de las puertas que se abren\u187?, se\u241?ala Roser Llaurad\u243?, quien m atiza que si lo vemos como un doble cuatro, el ocho es \u171?el equivalente a po ner en la pr\u225?ctica todo el conocimiento de aquello que ha estado asentado d urante largo tiempo\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { En un tono m\u225?s pr\u225?ctico, el ocho nos anima a abrir la mente, a ir m\u2 25?s all\u225? de las barreras, los miedos y los tab\u250?es. Dado que represent a el infinito, es un n\u250?mero que nos insta a no conformarnos con lo que tene mos sino a ir m\u225?s lejos, tanto en el plano de lo material como en el de lo espiritual. Eso s\u237?, ir m\u225?s lejos pero con moderaci\u243?n y respeto po r el entorno, alcanzando nuevas cotas de fuerzas y poder de manera equitativa. S eg\u250?n Roser Llaurad\u243?, \u171?para los pitag\u243?ricos y los griegos el ocho era sin\u243?nimo de justicia y equidad\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { El ocho habla de ciclos, quiz\u225? por eso algunos lo ven con m\u225?s frecuenc ia cuando cierran etapas de su vida. Es m\u225?s, presenciarlo es algo as\u237? como una llamada del destino que nos dice: \u171?tienes que cerrar la carpeta, l a puerta o el ciclo\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { El ocho borrado o fragmentado advierte del peligro de llevar las ideas al extrem o, de no saber d\u243?nde est\u225?n los l\u237?mites. Nos dice que nada es para siempre y que algunas cosas deben permanecer acotadas. Sup\u243?n, por ejemplo, que est\u225?s a punto de sincerarte con alguien y ves un ocho fragmentado, la se\u241?al ser\u237?a: \u171?habla, pero m\u225?rcate un l\u237?mite\u187?. En c ambio, si los ochos fueran normales, podr\u237?a significar: \u171?no te guardes nada en el tintero, abre tu coraz\u243?n\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i El 9 } \par\pard\plain\hyphpar} { Manifiesta el final del ciclo, la culminaci\u243?n, la obtenci\u243?n de los log ros merecidos por el trabajo y el esfuerzo realizado. En s\u237?, es una se\u241 ?al de buen augurio. Por lo tanto, es un n\u250?mero que suele coincidir con per iodos de esfuerzo y que nos dice que \u233?ste merecer\u225? la pena. \par\pard\ plain\hyphpar} { Mal aspectado, es un n\u250?mero que invita a la no acci\u243?n, a dejar que los acontecimientos sigan su curso sin interferir en \u233?l, sin cuestionarlo, ya que nos dice que el ciclo no ha terminado y que intervenir podr\u237?a ser adver so. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b El poder de los colores } \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Vivimos rodeados de frecuencias crom\u225?ticas que nos influyen emocional y con ductualmente. Los colores no dejan de ser una manifestaci\u243?n vibracional de la luz, y con ella se generan estados mentales que van desde la paz y relajaci\u 243?n m\u225?s absoluta hasta el miedo o la inseguridad, pasando por el nerviosi smo o el estr\u233?s descontrolado. Ahora bien, \u191?hasta qu\u233? punto lo ca sual y serend\u237?pico se conecta con nosotros y con el color? \u171?El univers o utiliza todos los medios que tiene a su alcance para comunicarse con nosotros, y el color es uno de ellos, porque es capaz de hacernos cambiar puntos de vista

o de predisponer la mente para la captaci\u243?n de sensaciones\u187?, asegura la terapeuta Helen Flix. \par\pard\plain\hyphpar} { Est\u225? claro que los colores est\u225?n ante nosotros, que all\u237? donde va yamos habr\u225? miles de matices de color con los que nuestra mente interactuar \u225?. Los objetos no ser\u225?n coloreados a nuestro paso\u8230? (vale que sea poderosa la entidad que est\u225? tras los fen\u243?menos casuales, pero tampoc o hay que pasarse). No, no colorea, pero s\u237? que tiene la potestad de hacer que nos fijemos en ciertos tonos m\u225?s que en otros. \u191?Nos fijamos en un color determinado a causa del estado emocional que experimentamos o hay algo m\u 225?s? En este sentido, las opiniones suelen ser divergentes. \par\pard\plain\hy phpar} { Para la experta en visualizaci\u243?n creativa Flora Cavillo, que captemos un co lor determinado no es una casualidad sino un mensaje que nos da la vida: \u171?S in duda hay algo m\u225?s: nuestros pensamientos generan vibraciones y \u233?sta s sintonizan mejor con unos colores que con otros. El cosmos en el que estamos s umergidos vibra y nos habla a trav\u233?s de tonos que nos dicen \u8220?pasa a l a acci\u243?n\u8221?, \u8220?rel\u225?jate\u8221?, \u8220?dialoga\u8221?... Los colores nos sirven para entender necesidades sutiles que a veces est\u225?n cobi jadas en lo m\u225?s profundo de la mente.\u187? \par\pard\plain\hyphpar} { En cambio, para el psic\u243?logo Juan Dalmau, todo es cuesti\u243?n de emocione s: \u171?En efecto, los colores interact\u250?an con las emociones y precisament e por eso, ya sea por los excesos o por las carencias que experimentamos en un m omento determinado, nos fijamos en ellos. Ante situaciones de estr\u233?s, mucha s personas se fijan en los verdes, que resultan calmantes, y cuando vivencian lo s estados ap\u225?ticos centran su atenci\u243?n en los rojos o los anaranjados, que son tonos de m\u225?s vitalidad. Eso es algo normal, su cerebro hace que se fijen en lo que necesitan, pero de ah\u237? a hablar de un gui\u241?o del desti no me parece exagerado.\u187? \par\pard\plain\hyphpar} { Puede que no sea un gui\u241?o del destino, puede que en efecto nuestra mente ne cesite \u171?reequilibrar\u187? sus emociones y haga que nos fijemos de manera i nconsciente en determinados colores, pero \u191?hay algo o alguien tras todo eso ? A diferencia de lo que sucede con los n\u250?meros, cuyo significado esot\u233 ?rico se nos antoja mucho m\u225?s complejo de demostrar, los colores \u8212? ha y much\u237?simos estudios en este sentido\u8212? traducen sensaciones y contagi an estados emocionales, por eso creo que es relevante que los tengamos en consid eraci\u243?n, m\u225?s que nada porque quiz\u225? s\u237? que no sea m\u225?s qu e una simple casualidad que veamos verdes por todas partes un d\u237?a que estam os muy nerviosos, o que nos fijemos en los amarillos en los momentos en que nece sitamos m\u225?s creatividad, pero \u8212?insisto\u8212? \u191?y si el universo conspira para que fijemos la atenci\u243?n en esos colores porque es la \u250?ni ca forma que tiene de darnos sus mensajes de una manera efectiva, r\u225?pida y sencilla? \par\pard\plain\hyphpar} { Como sucede con el caso de los n\u250?meros o de otros elementos, detallo a cont inuaci\u243?n algunos significados vinculados con los colores para que eval\u250 ?es qu\u233? te puede estar diciendo la vida. Eso s\u237?, debes analizar estas se\u241?ales s\u243?lo cuando los colores capten tu atenci\u243?n o aparezcan de forma reiterativa y por casualidad en tu vida, o cuando te resulte chocante enc ontrarte con ellos. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Amarillo } \par\pard\plain\hyphpar} { Se relaciona con la energ\u237?a y la imaginaci\u243?n. Tal vez el destino te es t\u233? diciendo que pongas m\u225?s fuerza y energ\u237?a a eso que est\u225?s haciendo o al asunto sobre el que pensabas cuando viste el color. \par\pard\plai n\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Azul oscuro } \par\pard\plain\hyphpar} { Es un color tranquilizante y relajante. Es el color mental de la paz y la sereni dad, tambi\u233?n de la reflexi\u243?n. El mensaje parece claro: debes relajar t

us actitudes, tu mente y tus pensamientos, debes analizar mejor tus argumentos. Seguramente te fijar\u225?s en este color cuando tengas un d\u237?a muy estresan te. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Azul claro} \par\pard\plain\hyphpar} { Tambi\u233?n es un color mental, aunque su vivacidad habla de pasar a la acci\u2 43?n. Es como si el destino nos dijera que dejemos de pensar para proceder a act uar. Algunas personas consideran que es el color de la reiteraci\u243?n ret\u243 ?rica; en definitiva, de estar d\u225?ndole vueltas a un mismo asunto sin alcanz ar resultado alguno. Cuando aparezca este color de forma casual, prueba a pregun tarte qu\u233? te obsesiona. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Blanco} \par\pard\plain\hyphpar} { Es el tono de la espiritualidad y la paz interior. Quiz\u225? la vida te est\u23 3? empujando hacia esos caminos o te est\u233? diciendo que te calmes, que apaci g\u252?es tu existencia. Dado que tambi\u233?n es el tono de lo ecu\u225?nime y neutro, el mensaje, en el caso que veas reiterativamente este color, puede ser: \u171?no te definas\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Marr\u243?n} \par\pard\plain\hyphpar} { Es un color material, pragm\u225?tico y de acci\u243?n-reacci\u243?n. Es como si la vida nos dijera que debemos centrar las ideas y las acciones en asuntos conc retos. Puede ser una llamada a algo como: \u171?Deja de despistarte con temas ba nales que no te llevan a ning\u250?n lado y oc\u250?pate de lo que realmente es importante.\u187? \par\pard\plain\hyphpar} { Algunos terapeutas expertos en visualizaci\u243?n creativa consideran que el col or marr\u243?n, tanto cuando se manifiesta en sue\u241?os como cuando es predomi nante en los ejercicios de visualizaci\u243?n, es una llamada interior a centrar las ideas, clarificar las dudas y actuar con trabajo duro y esfuerzo, pero tamb i\u233?n a preguntarse cu\u225?les son las cargas da\u241?inas que la persona es t\u225? soportando en su vida. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Naranja} \par\pard\plain\hyphpar} { Marca la actividad, la puesta en marcha de acciones y nuevos pensamientos. El na ranja es una llamada del destino a que pasemos a la acci\u243?n cuanto antes. Es o s\u237?, dado que se trata de un color mental, el mensaje podr\u237?a ser: \u1 71?Piensa en nuevas medidas o soluciones creativas, pero no esperes que se ponga n en marcha por ahora.\u187? \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Negro} \par\pard\plain\hyphpar} { Es el tono del misterio, de lo desconocido y privado. Emocionalmente remarca la interiorizaci\u243?n y la introversi\u243?n. Tal vez podemos interpretarlo como una llamada a la reserva, a que no nos definamos claramente ante los dem\u225?s o, quiz\u225?, a que actuemos en la vida con mucha prudencia y sin hacernos nota r demasiado. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Rojo} \par\pard\plain\hyphpar} { Aunque es el color de la fuerza, el empuje y la pasi\u243?n, tambi\u233?n puede ser el tono del \u171?detente, no corras, o haz un alto en el camino\u187?. Si o bservas con atenci\u243?n, ver\u225?s que los rojos aparecen en tu vida cuando a ct\u250?as con precipitaci\u243?n o bien cuando est\u225?s pasando por un period o de apat\u237?a. En el primer caso, el rojo te advierte de que puedes pagar un alto precio por tu \u237?mpetu. En el segundo caso, te est\u225? diciendo que po ngas un poco de vitalidad y energ\u237?a a tu apat\u237?a. Sea cual sea el caso,

recuerda que el rojo es un tono que advierte del peligro. \par\pard\plain\hyphp ar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Verde} \par\pard\plain\hyphpar} { Aunque es un color familiar, que da confianza, paz y serenidad, no todos los ver des son iguales. Cuando el verde es oscuro suele estar relacionado con la necesi dad de reducir la velocidad, manteniendo la acci\u243?n pero de una forma desapa sionada, y siendo conscientes de cada uno de los pasos que damos. Ser\u237?a alg o as\u237? como: \u171?Avanza y camina, pero mira d\u243?nde pones los pies.\u18 7? Cuando el verde es claro, alude a los pasos dados con vitalidad y energ\u237? a pero con seguridad. Su mensaje podr\u237?a ser: \u171?Avanza con tranquilidad, est\u225?s pisando sobre caminos seguros.\u187? \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b La fuerza de los objetos } \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Est\u225? claro que a todos nos gustar\u237?a encontrar billetes o diamantes, pe ro la casualidad no entiende de crisis, por eso pone a nuestro alcance objetos q ue pueden ser m\u225?s triviales pero igualmente interesantes de interpretar. Ah ora bien, no siempre encontramos cosas, a veces las perdemos... \par\pard\plain\ hyphpar} { Por definici\u243?n, analizando el tema de lo casual, entendemos que aquello que es encontrado o con lo que topamos visualmente suele ser un mensaje de adverten cia o de incorporaci\u243?n a nuestra vida, en tanto que aquello que se extrav\u 237?a, tanto de forma temporal (volviendo a reaparecer despu\u233?s), como defin itivamente, indica algo que deber\u237?amos alejar de nuestro d\u237?a a d\u237? a. Por supuesto, en lo tocante a perder cosas, si somos despistados o desorganiz ados eso ser\u225? lo normal, de manera que no debemos ir haciendo interpretacio nes a cada paso. \par\pard\plain\hyphpar} { Para saber qu\u233? nos quiere decir el destino al situar frente a nosotros un o bjeto determinado o al quitarlo de en medio, debemos ver su utilidad gen\u233?ri ca, pero tambi\u233?n qu\u233? representa para nosotros. Por ejemplo: encontramo s un libro. Lo podemos relacionar con cultura o sabidur\u237?a. El libro sirve p ara leer, para acceder a una informaci\u243?n. Claro que tambi\u233?n se puede u tilizar como evasi\u243?n, para distraernos, y m\u225?s si quien lo encuentra es de esos lectores que jam\u225?s leen ensayo sino s\u243?lo novela. La interpret aci\u243?n final siempre depende de ti. \par\pard\plain\hyphpar} { Una forma de complementar la informaci\u243?n que se nos da en ese encuentro o p \u233?rdida casual es tomando nota de lo que ten\u237?amos pendiente por hacer o resolver en el momento en que hemos hecho el hallazgo. \par\pard\plain\hyphpar} { Estos son algunos de los objetos que consideramos como relevantes y especialment e simb\u243?licos: \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Anillos } \par\pard\plain\hyphpar} { Representan el inicio y el fin de un ciclo. Son una alegor\u237?a de los comprom isos. Encontrarlos puede significar que debemos asumirlos, llegar a acuerdos o r eforzar lo que tenemos en marcha. Perderlos puede indicar que hemos cubierto una etapa, que debemos despojarnos de ataduras. \par\pard\plain\hyphpar} { En el caso de que el anillo est\u233? roto, partido o abierto, es una alegor\u23 7?a de los pactos que se rompen, y podr\u237?a ser una advertencia. \par\pard\pl ain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Bol\u237?grafos} \par\pard\plain\hyphpar} { Encontrar un \u250?til de escritura puede significar una llamada a tomar nota de aquello que est\u225? pasando; a dar fe, poniendo por escrito, de los acuerdos a los que se llega. La escritura simboliza reflexi\u243?n y compromiso, porque a

quello que es escrito tiene peso. En situaciones como \u233?sta, deber\u237?as p reguntarte qu\u233? deber\u237?as traspasar al papel, qu\u233? asuntos tienes qu e certificar o pactar. \par\pard\plain\hyphpar} { Perder un \u250?til de escritura puede indicar que aplicas un exceso de celo en lo que haces y en los acuerdos que llevas a cabo. Tal vez el destino te est\u233 ? diciendo que deber\u237?as conformarte con el valor de un simple apret\u243?n de manos. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Dinero} \par\pard\plain\hyphpar} { Tanto da si se trata de una moneda o un billete. Seg\u250?n la tradici\u243?n es ot\u233?rica y simb\u243?lica, siempre hay que recogerlo, puesto que es un don d el destino. Incluso un c\u233?ntimo es importante, no por el valor que tiene, si no porque negarse a recogerlo es tanto como negar los dones que nos da la vida. \par\pard\plain\hyphpar} { El dinero no tiene m\u225?s valor interpretativo que el de saber si en alg\u250? n momento has pensado o dicho que necesitabas m\u225?s dinero. Tal vez la moneda est\u233? en un lugar relacionado con aquello que te puede proporcionar mejor\u 237?a econ\u243?mica. \par\pard\plain\hyphpar} { Recuerdo el caso de una persona que casualmente encontr\u243? un billete de cinc o mil pesetas (unos treinta euros) en la calle, frente a la puerta de un restaur ante. Decidi\u243? entrar y preguntarle al camarero de la barra si alg\u250?n cl iente lo hab\u237?a perdido. Mientras hablaba, un hombre en la barra escuchaba c on atenci\u243?n, y le dijo: \u171?Si no es de nadie, qu\u233?deselo e invi\u233 ?rtalo en loter\u237?a, seguro que le trae suerte.\u187? Aquel hombre se qued\u2 43? el dinero, pero no lo invirti\u243? en loter\u237?a, no ten\u237?a trabajo, y gast\u243? las cinco mil pesetas en hacer la compra. \par\pard\plain\hyphpar} { Tres d\u237?as despu\u233?s acudi\u243? a una entrevista de trabajo para un supe rmercado en el que necesitaban un reponedor. Casualmente, quien le hizo la entre vista y decidi\u243? contratarlo por su honestidad fue el mismo hombre que hab\u 237?a hablado con \u233?l en el restaurante. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Gafas} \par\pard\plain\hyphpar} { Simbolizan la visi\u243?n que tenemos de los acontecimientos. Encontrarlas manif iesta: \u171?Busca otros puntos de vista, f\u237?jate bien en lo que haces, pres ta atenci\u243?n.\u187? Perderlas podr\u237?a indicar: \u171?No est\u225?s viend o las cosas con claridad, m\u237?ralas sin filtros ni tamices.\u187? \par\pard\p lain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Libro} \par\pard\plain\hyphpar} { Se asocia con la sabidur\u237?a, las ideas y el conocimiento. Encontrarlo, adem\ u225?s de poder ser una sugerencia del tipo \u171?estudia, docum\u233?ntate o bu sca asesoramiento\u187?, puede indicar, seg\u250?n el tema de que trate el volum en, potenciar situaciones determinadas. Perder un libro es perder las ideas. Par a algunos expertos en simbolog\u237?a indica que \u171?Debes renovar tus viejos argumentos\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Llave} \par\pard\plain\hyphpar} { Simboliza las puertas que se abren y se cierran. Nos habla de las relaciones soc iales, de los secretos que se guardan y de aquellos que se desvelan. Encontrar u na llave indica que ha llegado el momento de vigilar lo que es nuestro, de prese rvar lo propio de ciertos peligros. Tal vez de cerrar asuntos pendientes. Perder la puede indicar que es tiempo de revelar secretos o de compartir con los dem\u2 25?s aquello que hemos tenido oculto durante un tiempo. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} {

{\i Mechero} \par\pard\plain\hyphpar} { El fuego se asocia con la energ\u237?a y la vitalidad. Encontrarlo ser\u237?a eq uivalente a \u171?ponte las pilas\u187?, y perderlo a \u171?reduce tu \u237?mpet u\u187?. Lo relativo a perder el fuego es aplicable a las cerillas que no encont ramos a la hora de hacer una barbacoa o de encender la cocina para preparar un c af\u233?. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Reloj} \par\pard\plain\hyphpar} { Por supuesto, marca la hora y es una alegor\u237?a del tiempo. Encontrarlo indic a, simb\u243?licamente, \u171?t\u243?mate tu tiempo, tal vez para reflexionar\u1 87?. Perderlo est\u225? relacionado con aplazamientos y demoras. \par\pard\plain \hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Tel\u233?fono} \par\pard\plain\hyphpar} { Por supuesto, manifiesta comunicaci\u243?n. Que te lo roben o lo pierdas justo c uando ten\u237?as que hacer llamadas importantes es un contratiempo, pero tambi\ u233?n una advertencia de \u171?cuidado con qui\u233?n hablas o a qui\u233?n lla mas\u187?. Encontrar un tel\u233?fono tiene sus matices: si est\u225? roto, pued e indicar que las nuevas comunicaciones ser\u225?n in\u250?tiles; si funciona, q ue debes potenciar la comunicaci\u243?n con los dem\u225?s. \par\pard\plain\hyph par} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Zapatos} \par\pard\plain\hyphpar} { Representan el devenir de la vida, las rutas que hemos emprendido, los caminos q ue estamos trazando y las herramientas que usamos para ello. Hallar unos zapatos nuevos por casualidad, y con independencia de que los podamos usar o no, indica que estamos en disposici\u243?n de andar con paso firme hacia los horizontes qu e tenemos marcados. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b Los mensajes de las situaciones } \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { \u191?Son las aver\u237?as dom\u233?sticas un hecho casual? Si todo lo tienes bi en, si las instalaciones son las correctas y los aparatos est\u225?n bien conser vados, \u191?por qu\u233? de pronto las cosas fallan de golpe? Caminas por la ca lle, tienes prisa y de pronto pisas un excremento que otro d\u237?a habr\u237?as visto, o resbalas pisando casualmente el \u250?nico lugar que estaba mojado, o tropiezas... \u191?Estamos seguros de que en nuestro devenir diario todo es frut o del azar, o puede que haya algo m\u225?s? \par\pard\plain\hyphpar} { Al cabo del d\u237?a vivimos decenas de situaciones que encontramos normales o q ue tipificamos como \u171?qu\u233? buena suerte\u187? (cuando tienes mucha prisa y encuentras aparcamiento a la primera) o \u171?qu\u233? mala suerte\u187? (cua ndo vas a la estafeta de correos al mediod\u237?a pensando que no encontrar\u225 ?s a nadie y hay una cola kilom\u233?trica). \u191?Y si pudi\u233?ramos extraer una lectura de esos acontecimientos triviales y en apariencia fortuitos? Creo qu e deber\u237?amos hacerlo. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Aver\u237?as dom\u233?sticas} \par\pard\plain\hyphpar} { Para evaluarlas, debemos considerar primero que todo est\u225? en perfecto estad o. Las m\u225?s significativas son las relativas a la iluminaci\u243?n y la elec tricidad. Los aparatos que dejan de funcionar pese a ser nuevos y haberles dado un buen uso, o las bombillas que se funden cuando menos te lo esperas (contando que todas tienen una vida \u250?til determinada), pueden indicar falta de ideas, ausencia de creatividad y carencia de impulsos para pasar a la acci\u243?n. \pa r\pard\plain\hyphpar} {

En lo relativo al hogar, tambi\u233?n es muy importante aquello que tiene una re laci\u243?n directa con el agua, ya que este elemento simboliza las emociones. L as fugas de agua pueden representar las p\u233?rdidas emocionales, la dispersi\u 243?n y la falta de control. Las tuber\u237?as o atascos pueden indicar falta de fluidez en la forma que tenemos de enfocar nuestras acciones. \par\pard\plain\h yphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Colas y atascos} \par\pard\plain\hyphpar} { La ley de Murphy indica que siempre se producen cuando uno tiene prisa. Debemos valorar e interpretar los que no son habituales, no los que se producen en las h oras punta o, en el caso de los veh\u237?culos, durante las operaciones de salid a y retorno. Cuando la vida nos hace esperar es por algo: puede que nos est\u233 ? diciendo: \u171?no llegues todav\u237?a, t\u243?mate tu tiempo, reflexiona ant es de pasar a la acci\u243?n\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Miradas} \par\pard\plain\hyphpar} { Sales a la calle, no eres una persona conocida, vistes con normalidad y no tiene s una expresi\u243?n en tu rostro que llame la atenci\u243?n. A pesar de ello, d escubres que todo el mundo parece mirarte. \u191?Lo hacen? Puede, pero tal vez t e has fijado, casualmente, en las personas que lo han hecho. A lo mejor el desti no te est\u225? diciendo que hay muchos ojos sobre ti, que alguien vigila tus pa sos, que est\u225?s siendo analizado u observado. O puede que signifique que se te tiene m\u225?s en consideraci\u243?n de lo que crees. \par\pard\plain\hyphpar } { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i P\u233?rdidas} \par\pard\plain\hyphpar} { Hay d\u237?as en los que todo parece perderse. Adem\u225?s de que debes prestar m\u225?s atenci\u243?n, la alegor\u237?a es muy sencilla: \u191?qu\u233? temes p erder en tu vida?, \u191?qu\u233? est\u225?s abandonando o perdiendo? \par\pard\ plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Retrasos} \par\pard\plain\hyphpar} { Llegas al and\u233?n del metro y el tren acaba de salir; pierdes el vuelo porque te has equivocado al dirigirte a la puerta de embarque; llegas tarde a una reun i\u243?n porque todos los sem\u225?foros se ponen en rojo o porque el reloj no t e ha despertado a tiempo... Si has hecho todo lo correcto para llegar a la hora y algo te dice que no llegues a tiempo, debes estudiar qu\u233? motivos hay para ello, preguntarte si era el momento de abordar esa situaci\u243?n a la que te d irig\u237?as. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Tropiezos y resbalones} \par\pard\plain\hyphpar} { M\u225?s all\u225? de lo patoso que puedas ser o de lo accidentado del terreno, se asocian con la necesidad de enlentecer el paso y prestar m\u225?s atenci\u243 ?n a lo que se hace; tambi\u233?n con correr el riesgo de errar en las actuacion es que se est\u225?n llevando a cabo. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\b Los s\u237?mbolos geom\u233?tricos} \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Los expertos en simbolog\u237?a aseguran que las figuras geom\u233?tricas m\u225 ?s simples, como tri\u225?ngulo, c\u237?rculo y cuadrado, y otras m\u225?s compl ejas, como una estrella o una doble cruz, son s\u237?mbolos arquet\u237?picos qu e contienen ense\u241?anzas que pueden ser \u250?tiles para entender mejor las s e\u241?ales del destino. Si observas que de pronto lo geom\u233?trico parece asa ltar tu vida (no sabes por qu\u233?, all\u237? adonde vas parece que te persigan

los tri\u225?ngulos o determinadas formas), tal vez el universo te est\u233? di ciendo algo. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i C\u237?rculos} \par\pard\plain\hyphpar} { Como los anillos simbolizan las etapas, los ciclos, los inicios y finales, fijar nos en ellos puede indicar la necesidad de terminar asuntos pendientes, o de rel acionarnos m\u225?s con otras esferas o ambientes si lo que vemos son grupos de c\u237?rculos. \par\pard\plain\hyphpar} { El c\u237?rculo tambi\u233?n nos dice que todo lo que tiene un principio tambi\u 233?n tiene un fin y, para algunos expertos en simbolog\u237?a eso puede signifi car que las adversidades o aquello que notamos que nos perjudica puede estar lle gando a su fin. Un exceso de presencia tambi\u233?n puede aludir a que siempre e stamos dando vueltas sobre lo mismo, es decir, que tal vez debamos dejar de obse sionarnos o tomar perspectiva sobre nuestras preocupaciones. \par\pard\plain\hyp hpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Tri\u225?ngulos} \par\pard\plain\hyphpar} { En esencia manifiestan la expansi\u243?n del cuerpo, la mente y el esp\u237?ritu . Si nos da la sensaci\u243?n de que vemos tri\u225?ngulos por todas partes, deb emos entender que el universo tal vez nos est\u225? diciendo que tenemos que esf orzarnos por unificar esos tres puntos de energ\u237?a en aquello que decimos o hacemos. \par\pard\plain\hyphpar} { Hay un matiz en la presencia de los tri\u225?ngulos. Cuando son equil\u225?teros , debemos fijarnos si el tri\u225?ngulo est\u225? con el v\u233?rtice hacia arri ba o al rev\u233?s. En el primer caso, la figura nos habla de la prevalencia de la mente sobre la materia. Tal vez nos dice: \u171?primero piensa y luego act\u2 50?a\u187? o \u171?proyecta y pasa a la acci\u243?n\u187?. En cambio, cuando es al rev\u233?s y el tri\u225?ngulo aparece invertido, sostenido sobre el v\u233?r tice, indica la prevalencia de la materia sobre la mente, en cuyo caso podr\u237 ?a estar diciendo que \u171?es hora de actuar en lugar de pensar o seguir proyec tando\u187?. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Cuadrados} \par\pard\plain\hyphpar} { Su alegor\u237?a tambi\u233?n es aplicable a los rect\u225?ngulos. Nos hablan de la solidez de los cuatro elementos, de la necesidad de remarcar y consolidar lo que decimos y hacemos, o bien del exceso de acotamiento que estamos aplicando a una situaci\u243?n determinada. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Estrellas} \par\pard\plain\hyphpar} { No importa las puntas que tengan, en general se toman como s\u237?mbolos de buen a suerte, algo as\u237? como si el universo pusiera protecciones a tu paso. \par \pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Cruces} \par\pard\plain\hyphpar} { Pese al gran valor espiritual que se les puede dar, son cruces de caminos, por t anto deben interpretarse como eso, como situaciones que se van a cruzar o que in teractuar\u225?n entre ellas. Si continuamente te fijas en l\u237?neas que se cr uzan, deber\u237?as preguntarte por aquellos caminos que se han cruzado en tu vi da para averiguar c\u243?mo te han afectado, qu\u233? provecho has obtenido de e llos o qu\u233? te ha quedado pendiente. \par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\i Elementos sin aristas} \par\pard\plain\hyphpar} { Aunque cada vez hay m\u225?s objetos sin aristas, a veces nos fijamos en exceso en ellos. La arista curva significa la necesidad de suavizar, dialogar y ser pru

dente. En cambio, el \u225?ngulo en punta, la ausencia de arista curvada, alude a la acci\u243?n directa, clara y sin contemplaciones. Si tus ojos se fijan en l as aristas, deber\u237?as preguntarte por las formas de actuar que est\u225?s ll evando a cabo. \u191?Son correctas? \u191?Te est\u225?n resultando \u250?tiles? \par\pard\plain\hyphpar} { Por supuesto el diccionario no termina aqu\u237?, bueno, este s\u237?, pero es s \u243?lo una muestra de la gran cantidad de elementos susceptibles de ser someti dos a an\u225?lisis y que pueden darte pistas sobre tu paso por el mundo. \par\p ard\plain\hyphpar} { Insisto, debes crear tus propias listas, animarte a buscar explicaciones y s\u23 7?mbolos a eso que sucede a tu alrededor; hay cientos, miles de ellos, y encontr arlos s\u243?lo depende de mantener una actitud positiva y abierta. \par\pard\pl ain\hyphpar} { Que tengas suerte. \par\pard\plain\hyphpar} {\page } { \par\pard\plain\hyphpar} {\s3 \afs28 {\qc Ep\u237?logo \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Comenc\u233? la redacci\u243?n de este libro hace unos cuantos meses. Lo hice tr as experimentar algunas casualidades y generando otras sin querer. Fruto de una de ellas es este ep\u237?logo, o mejor dicho, el aparato que estoy utilizando pa ra escribirlo. \par\pard\plain\hyphpar} { Recuerdo que un d\u237?a de primavera me apetec\u237?a dejar de trabajar en el d espacho para, aprovechando que la ma\u241?ana era soleada, salir a redactar text os a una plazoleta muy tranquila que hay cerca de donde vivo. Lo malo es que le hab\u237?a dejado el port\u225?til a un amigo y por tanto no pod\u237?a llevarme el ordenador de sobremesa con todos sus trastos. \u171?Estar\u237?a bien tener un {\i tablet}\u187?, pens\u233?. Lo cierto es que no s\u233? a qu\u233? ven\u237?a la frase, pero quiso el destino \u8212?y puedo asegurar que no se lo ped\u237? a na die en voz alta\u8212? que un par de meses despu\u233?s me regalasen un IPad con el que precisamente redacto estas l\u237?neas, casualmente desde una ciudad a l a que tambi\u233?n he llegado por casualidad cuando menos lo esperaba. \par\pard \plain\hyphpar} { La casualidad, el sincronismo, la coincidencia \u8212?ponle el nombre que quiera s\u8212? est\u225? en todas partes, pese a que no existe. S\u233? que lo he repe tido por activa y por pasiva, pero es que cuanto m\u225?s creas en ello, cuanto m\u225?s te esfuerces por darte cuenta de que formas parte de un enjambre de hil os invisibles tejidos no se sabe muy bien por qu\u233?, notar\u225?s que todo fl uye de otra manera. \par\pard\plain\hyphpar} { Nada es casual, todo est\u225? conectado. No olvides nunca que hagas lo que haga s en esta vida, cuando menos te lo esperes, algo llamar\u225? a la puerta de tu existencia... porque leyendo este libro acabas de abrir otra puerta muy especial . Espero que las visitas que recibas a partir de ahora sean muy agradables. \par \pard\plain\hyphpar} { Hasta nuestro pr\u243?ximo reencuentro, casual, o no. \par\pard\plain\hyphpar} { Pedro Palao Pons \par\pard\plain\hyphpar} { Sighisoara, Transilvania, 2011 \par\pard\plain\hyphpar} { www.pedropalaopons.com \par\pard\plain\hyphpar} { www.facebook.com/pedropalaopons \par\pard\plain\hyphpar} {\page } { \par\pard\plain\hyphpar} {\s3 \afs28 {\qc BIBLIOGRAF\u205?A \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { Biedermann, Hans, {\i Diccionario de s\u237?mbolos}, Editorial Paid\u243?s, Barcelona, 1993. \par\pard \plain\hyphpar} { Bohm, D., Peat, D., {\i Ciencia, orden y creatividad}, Editorial Kair\u243?s, Barcelona, 1988. \par\pard \plain\hyphpar} {

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n\hyphpar} {\page } { \par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\i La casualidad no existe}\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql Pedro Palao Pons\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { No se permite la reproducci\u243?n total o parcial de este libro, ni su incorpor aci\u243?n a un sistema inform\u225?tico, ni su transmisi\u243?n en cualquier fo rma o por cualquier medio, sea \u233?ste electr\u243?nico, mec\u225?nico, por fo tocopia, por grabaci\u243?n u otros m\u233?todos, sin el permiso previo y por es crito del editor. La infracci\u243?n de los derechos mencionados puede ser const itutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del C\u 243?digo Penal)\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\ql \u169? de las im\u225?genes de la portada, Diversepixel / Shutterstock \par\pard \plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\ql \u169? Pedro Palao Pons, 2012 \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql \u169? Scyla Editores, S. A., 2012 \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphp ar} { {\ql Avda. Diagonal, 662-664, 08034 Barcelona (Espa\u241?a) \par\pard\plain\hyphpar}\ par\pard\plain\hyphpar} { {\ql Libros C\u250?pula es marca registrada por Scyla Editores, S. A. Coedici\u243?n con Timun Mas \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql Este libro se comercializa bajo el sello Libros C\u250?pula \par\pard\plain\hyph par}\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql www.libroscupula.com\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql www.planetadelibros.com\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\ql {\i Los personajes, eventos y sucesos presentados en esta obra son semejanza con per sonas vivas o desaparecidas es pura coincidencia. } \par\pard\plain\hyphpar}\par \pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\ql Primera edici\u243?n en libro electr\u243?nico (epub): junio de 2012 \par\pard\p lain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\ql ISBN: 978-84-480-0643-3 (epub) \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} { \par\pard\plain\hyphpar} { {\ql Conversi\u243?n a libro electr\u243?nico: Newcomlab, S. L. L. \par\pard\plain\hy phpar}\par\pard\plain\hyphpar} { {\ql www.newcomlab.com \par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\page } }

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