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LA CASA DE LA CASCADA
Hablar del trinomio paisaje, agua y arquitectura evoca necesariamente a la Casa de la Cascada o Fallingwater, la casa que Frank Lloyd Wright diseñada para el comerciante y filántropo Edgar J. Kaufmann y su esposa Liliane en 1935, en Pennsylvania, Estados Unidos. A más de 70 años después de haber sido construída, Fallingwater es sin duda el mejor ejemplo de la arquitectura estadounidense y sigue impresionando por su composición espacial, por el innovador uso de su materiales y sobre todo por su perfecta integración al paisaje circundante. Fallingwater, la residencia privada más famosa del siglo XX, logra armonizarse con su entorno natural proponiendo una sucesión de volúmenes puristas que dan la impresión de levitar sobre el agua. Como dijera Franklin Toker en su fascinante Fallingwater Rising, "Visitar la Casa de la cascada tiene poco que ver con arquitectura o ingeniería: la calidad que percibimos aquí es esencialmente espiritual."
La casa, construida entre 1935 a 1937, no sólo devolvió fama mundial a un sexagenario y casi olvidado Wright (tenía 67 años y hacía una década no tenía un encargo importante) sino que a la vez permitió al mercader judío E.J. Kaufmann ganarse el respeto de la prejuiciosa y antisemita sociedad de Pittsburgh en los años 30. Edgar Kaufmann hijo, también tendría un papel importante en la fomentar la relación de su padre con el arquitecto, aunque su protagonismo ha sido cuestionado por investigadores como Toker. Lo que no se le puede negar es su desprendimiento, ya que gracias a Edgar Kaufmann hijo la Casa de la Cascada pudo conservar intacta su arquitectura, su mobiliario y tapicería (también diseñados por Wright específicamente para la casa), su fina colección de arte, y el entorno natural que los Kaufmann tuvieron a bien recuperar y proteger. Gracias a él la casa está hoy abierta al público.
E.J. Kaufmann y Wright en el Taliesin Taliesin (Foto cortesía de WPC)
A l a izquierda abajo, Fallingwater. Arriba, río Youghiogheny (Foto Thomas Heinz, cortesía WPC)
La casa se ubica apostada sobre el Arroyo del Oso (Bear Run) que en su corta trayectoria describe una U antes de desembocar en el río Youghiogheny, en una zona boscosa cerca de Ohiopyle, antiguamente deteriorada por actividad minera. Luego de ser adquirida por los Kaufmanns, el área fue ecológicamente recuperada y paisajísticamente mejorada. Analizando el sitio Wright observó que no son una sino dos d os cascadas que cortan el sentido de la corriente en diagonales opuestas. De la misma forma estableció sus volúmenes rotando la dirección de sus voladizos 90 grados y logrando un escalonamiento progresivo de los volúmenes horizontales, que parecen flotar libremente sostenidos por la rígida pureza del volumen vertical de la chimenea que los sostiene.
Nueve meses transcurrieron desde la primera vez que Wright viera el terreno hasta que plasmara que el proyecto viera la luz en un plano. Durante ese tiempo, se han documentado por los menos 3 visitas de Wright a Bear Run, en las que el maestro concibiera el edificio en su cabeza. Ni una sola línea fue dibujada en ese tiempo, ya que Wright solía decir "Concibe el edificio en la imaginación, no en el papel sino en la mente... Déjalo vivir allí-tomando forma definitiva gradualmente antes de comprometerse con el tablero de dibujo. Cuando aquella cosa viva para ti, comienza a planearlo con herramientas. No antes..." antes...".. Así pues, nueve meses estuvo Fallingwater en la cabeza de Wright, y luego fue dibujada en tan sólo 140 1 40 minutos. Durante ese lapso, la pso, muchos elementos ele mentos hubieron de confluir en la la mente de Wright para producir un resultado tan peculiar: desde sus trabajos previos en la Casa Casa Robie, la Casa Gale o el Taliesin hasta la propia influencia de los arquitectos europeos. Desde las formas suavizadas y terrosas de San Ildefonso Pueblo que le fascinaban, hasta los dibujos japoneses de cascadas que coleccionaba producto de su viaje a Japón
Vista de la cascada Ono, por Hokusai. Fuente, F. Toker
Wright basó su composición en el arreglo de volúmenes volúmenes horizontales y verticales dispuestos dinámicamente. Para lograr una sensación de ligereza, dispuso las terrazas en voladizo, apoyadas sobre macizos soportes de sección trapezoidal empotrados en la roca. Wright asoció este concepto estructural a la forma cómo un mesero carga una bandeja sobre sus dedos. Vista Vi sta de los sop ortes. Im Imagen: agen: Carlos Zevallos Zevallos
Sobre los soportes, dispuso unas vigas de concreto armado en el piso de aproximadamente un metro de ancho, las que, junto a unas viguetas transversales formaron una parrilla sobre la l a que se sostiene la terraza en voladizo. Al parecer E.J. Kaufmann desconfió del cálculo estructural de Wright y secretamente aumentó acero en la estructura, lo que motivó la ira del arquitecto quien le recriminó su falta de confianza. Sin embargo, Wright se equivocó en el cálculo estructural. Gracias a ese acero extra los voladizos no colapsaron, sin embargo ya en los años 90 se observaba una deflexión de hasta 20 cm. Trabajos de potenzado en el 2001 lograron estabilizar la estructura, pero costaron 11,5 millones de dólares, unas 100 veces el costo original de la casa. Imagen Im agen de los soportes y la escalera hacia el Arroyo del Oso (Foto cortesía de WPC)
Parrilllla Parri a estructural. Imagen Im agen Carlos Zeval Zevallos los
Lo primero que llama la atención de la casa de la cascada es su ausencia de un "gran ingreso" como era costumbre en la residencias de la época. Por el contrario, la puerta principal se encuentra cuasi escondida en la parte posterior de la casa. Al ingresar, los bajos techos, las grandes ventanas y la ausencia de paredes al interior de la sala conducen la vista hacia el paisaje. El sonido de la cascada es omnipresente aunque la misma es invisible al interior de la casa. El piso de piedra y el enchapado pétreo de la chimenea se fusiona con la roca viva en la que la construcción está inserta. El diseño interior parece salir de la propia casa y la l a colección de arte, preferentemente basada en arte asiático y latinoamericano, coadyuva en otorgarle un aire de misterio al interior.
vel (cortesía de WPC) Primer ni Primer nivel Interior de la sal sala a prim primer er ni nivel vel (cortesía de WPC)
Una amplia terraza se extiende frente al dormitorio de los Kaufmann, visualmente integrado al paisaje. Algo que llamó mucho mi atención a tención es que el e l servicio higiénico también posee grandes ventanas hacia el exterior, a diferencia del típico baño que es un cubículo cerrado. No se puede negar que E.J. tenía estilo hasta para ir al baño... A diferencia del servicio higiénico, el cuarto de baño se ubica en una parte más interna. El vestidor es un volumen más opaco, al que Wright aplicó una ventana vertical que recorre los tres niveles.
Segundo nivel (cortesía de WPC)
Dormitorio principal. Foto cortesía R.Bean
Mucho más pequeño es el tercer nivel, que alberga las habitaciones de Edgar Kaufmann hijo. Estas son básicamente un pequeño espacio para la cama al lado de la terraza, también ampliamente iluminada por ventanales (las ventanas no tienen marco en la esquina, e squina, lo que le da una transparencia notable para par a la época) y el estudio, al que finalmente Edgar se mudó ya que su "dormitorio" era muy pequeño. Hay también una conexión entre ambas terrazas, aunque a unque probablemente haya sido poco usada.
T ercer nivel (cortesía de WPC)
Luego de inaugurada Fallingwater, quedo claro que la habitación de Huéspedes en el segundo nivel sería insuficiente para los frecuentes visitantes a la casa, por lo se encomendó a Wright una casa para huéspedes, un poco más arriba que la casa principal. Ésta se halla conectada por una escalinata semicircular cuyo techo (apoyado en tubos de metal en un solo lado para reforzar su carácter etéreo) se pliega conforme se va ascendiendo en el terreno.
Acceso a la casa de huéspedes. huéspedes. Foto cortesía R.Bean
La casa de visitas mantiene el estilo de la casa principal, cuenta también con magníficas visitas y con una piscina propia.
Casa de huéspedes (cortesía (cortesía de WPC)
Más de 2 millones de visitantes han peregrinado hasta la casa Casa de la Cascada en este escondido paraje norteamericano. El conocido actor y aficionado a la arquitectura Brad Pitt recientemente comentó: "Yo tenía un sentido visual de La Casa de La cascada, pero experimentarla en persona, escuchar el sonido de la cascada discurriendo bajo la casa y el aroma de la madera en la chimenea, fué mejor que nada que yo hubiera podido imaginar...". Bueno, aún no se puede reproducir el aroma de la madera en la chimenea, pero esta animación ani mación hecha por la gente de Digital Urban, da una aproximación muy impresionante de la casa y su entorno. El contextualismo de la casa con su paisaje, utilizando un lenguaje arquitectónico modernista, la rica articulación táctil del las superficies interiores en concordancia con el dramatismo volumétrico exterior, la sutil integración de su mobiliario y su patrimonio artístico hacen de la Casa de la Cascada la obra arquitectónica más importante en EEUU. cuyas referencias continúan hasta hoy. Parafraseando otra vez a Toker, "Nunca hubo una casa como Fallingwater. Nunca más la habrá".
La Casa de la Cascada tiene varias contradicciones, graves, que la dejan en la categoría de obra de arte a pesar de su belleza. La primera de e las es la influencia en las vanguardias pero solo en términos formales, compositivos y espaciales, sin asumir el contenido de estas. La modernidad procede de la suma de una suma de metáforas y símbolos, con la historia y la naturaleza como elementos decisivos del proyecto. El edificio al final no tiene preocupaciones funcionalistas ni racionalistas. Manipula la forma para confirmar la modernidad de las relaciones entre arquitectura y la técnica. Utiliza la máquina y la técnica para hacer verosímil su coloquio con la naturaleza. Tiene influencia en las vanguardias (neoplasticismo) pero Wright lo hace por exuberancia plástica en vez de por abstracción. El ya mencionado rechazo del arquitecto al racionalismo funcionalista europeo. La Casa de la Cascada tiene valor como símbolo poético orgánico pero alejada del racionalismo y de las formulaciones del estilo internacional. internacional . Manipula y exagera su imagen expresiva con c on los volúmenes y planos volados de tal forma que al final más que diluirse en la naturaleza parece pare ce someter la arquitectura a esta. El Mito de la “Obra de Arquitectura” por excelencia se crea al estudiarla o simplemente verla con falta de espíritu crítico.
Como críticos debemos de exigir calidad, que un proyecto sea poética, que sea la suma de verdad, razón y belleza. Wright fue un gran arquitecto que en algunos de sus edificios intentó alcanzar la razón constructiva, funcional y geométrica y para aprovechar al máximo su excelencia hay que desenmascarar, es nuestra obligación, el mito en su gran obra de arte residencial, diferenciando entre lo accesorio y lo esencial. 1. Mito del genio tanto de creación intuitiva como de alarde ingenieril cuando los voladizos voladizos después se han combado de forma peligrosa necesitando refuerzos para no derrumbarse. 2. Mito de la sinceridad. Presentaba la arquitectura y belleza como verdades absolutas; la casa surgía del emplazamiento, de las necesidades de un cliente y de la esencia de materiales y estructura para así garantizar un proyecto de calidad y sin embargo esto se manipula para sustentar un voladizo asombroso, retoca proyectos concebidos años anteriores o soluciones ideadas para otro emplazamiento que no era el arroyo Bear, falsea la escala del edificio para lograr mayor efectismo.
3. Mito de la fidelidad a la naturaleza de los materiales, usándolos en ocasiones de manera inadecuada o presuponiendo cualidades excesivas exce sivas a soluciones o materiales que no estaban suficientemente sufi cientemente ensayados como le ocurrió en la estructura. Pero como humildes críticos debemos reconocer que en todos estos mitos que crean el Gran Mito de La Casa de la Cascada hay parte de verdad. Es cierto que Wright tuvo la audacia y la voluntad de romper fronteras estructurales, artísticas o sociales sin que esto le levara siempre después a ejecutar los proyectos con poética. Sin embargo consiguió ser un gran proyectista que moldeó su entorno de trabajo de manera que le permitiera trabajar como él deseaba, haciendo obras de una cierta calidad y otras, como nuestro objeto de estudio, de una gran belleza. Su “flexibilidad creativa” tanto respecto a las condiciones del proyecto de La Casa como consigo mismo frente a la teoría de organización abstracta de espacios y estructura dada por una construcción, y una necesidad de programa para alterarla según las necesidades del proyecto o las suyas propias, lo alejan de la transformación de la realidad realida d pura, del buen proyecto, del proyecto autológico. La mayor falsedad está en su gusto por presentar su obra como el resultado inevitable de principios fundamentales, por querer hacer predominar pre dominar sobre sus elementos iniciales inicia les el efectismo del objeto artístico creando eso si una obra de arte de gran belleza dentro de la historia popular de la arquitectura de masas.
1. Honorato de Balzac, La Obra Maestra Desconocida. 2. Franklin Toker, profesor de la historia del arte en la universidad de Pittsburgh, por tanto opinión que no nos resulta valida si fuera arquitectura, sobre arquitectura no opinamos tenemos criterio certero pero esto es arte. 3. Villa Mairea, Aalvar Alto, Finlandia, 1937, obra contemporánea contemporánea a la Casa de la Cascada y también posible objeto de un interesante análisis de crítica c rítica de arquitectura. 4. Obras previas del arquitecto determinantes en su línea de actuación posterior. En Taliesin construyo varios refugios y su escuela está allí localizada basada en las relaciones maestro discípulo. 5. Prairie-houses, conjunto de viviendas unifamiliares desarrolladas entre 1903 y 1910. 6. Jacobus Johannes Pieter Oudon, arquitecto holandes holandes de principios del s XX, defensor del neoplasticismo en la arquitectura y pricnipal representante del movimiento moderno.
1. Frank Lloyd Right, 1998. The Frank Lloyd Wright Foundation. Editorial Gustavo Gil SA, Barcelona. 2. Fallingwater, 2002. Robert Mc Carter. Editorial Phaidon Phaidon Press Limited, London. 3. http://www.fallingwater.org/ 4. Ni robot ni bufon. Manual para la crítica de arquitectura. 1999. Antonio Miranda. Miranda. Ediciones Cátedra, S.A, Madrid. 5. Antología de Arquitectura Moderna (1900-1990). 1992. 1992. Antonio Miranda. Editorial TuréganoRedondo. Madrid.
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