La Apología Un Debate Entre Cristianos Gary T. Waldecker PDF

November 14, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
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La Apologética: El Debate entre Evangélicos

La Apologética: El Debate entre Evangélicos Una Defensa del Presuposicionalismo Gary T. Waldecker 1976

Gary T. Waldecker 1976

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La Apologética: El Debate entre Evangélicos

EL CONTENIDO PRÓLOGO............................................................................................................................................................3 LA APOLOGÉTICA NO PRESUPOSICIONAL...........................................................................................3 LA INDUCCIÓN ...................................................................................................................................................3 LA DEDUCCIÓN ..................................................................................................................................................4 UNA COMBINACIÓN ...........................................................................................................................................5 FRANCIS SCHAEFFER .........................................................................................................................................5 LA APOLOGÉTICA PRESUPOSICIONAL..................................................................................................7 UNA ACUSACIÓN CONTRA EL PRESUPOSICIONALISMO ...................................................................................8 LA PRESUPOSICIÓN BÁSICA DE VAN TIL ........................................................................................................10 Teoría de la Realidad.................................................................................................................................10 Teoría del Conocimiento ...........................................................................................................................14 Teoría de la Ética .......................................................................................................................................16 CRÍTICA AL MÉTODO TRADICIONAL ...................................................................................................20 EL MÉTODO PRESUPOSICIONAL ............................................................................................................23

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Prólogo La historia de la iglesia señala un considerable desacuerdo entre los cristianos respecto de cual sea la manera más bíblica y más efectiva de cumplir con la tarea dada por Dios a todos los que confiesan el nombre de Jesucristo, tarea con la cual todos los cristianos concuerdan y que es la rendición de testimonio de la verdad del evangelio ante los incrédulos. Ciertamente, uno de los requisitos de efectividad es la presentación de la verdad de la Palabra de Dios pero, pareciera, sin embargo, que esto debiera combinarse con un genuino interés del incrédulo en cuanto individuo único. Si vamos a ser testigos efectivos, parece que debemos sentir compasión por la persona a quien le presentamos el evangelio. Debemos procurar entenderle justamente en su contexto. Junto con Pablo, debemos "convertirnos en todas las cosas para todos los hombres a fin de salvar a algunos!" (I Cor. 9:22) El método presuposicional de Cornelius Van Til ha sido acusado de no ser conducente a esa sensibilidad respecto de la individualidad del incrédulo. El propósito de este trabajo es demostrar que el presuposicionalismo de Van Til, cuando se lo emplea adecuadamente, facilita el genuino interés por el incrédulo, a quien enfoca justamente allí donde éste se encuentra. Por otro lado, suele acontecer que el método usado por quienes acusan así al presuposicionalismo, no ayuda a encuadrar la aproximación al incrédulo justamente en su contexto. Este trabajo se propone también dar paso para demostrar más explícitamente cómo puede el testigo cristiano enfocar efectivamente al incrédulo en cuanto individuo único.

La Apologética No Presuposicional La Inducción En nuestra época actual hay quienes insisten en que "la fe es creada por el Espíritu Santo que actúa sobre evidencias buenas y suficientes"(1). Este método es mayormente inductivo. Como lo expresa Clark H. Pinnock, "la Escritura nos estimula a comenzar desde los particulares, no desde los universales. La revelación particular en el orden cósmico es lo que da origen a la fe en el Creador y la revelación particular en la historia es lo que da origen a la fe en el Redentor" (2). En otras palabras, un testimonio efectivo es aquella presentación de los hechos de la existencia de Dios y los hechos de la verdad de la cristiandad (específicamente, el nacimiento virgen y la resurrección de Cristo). El propulsor de la inducción sostiene que al presentar el evangelio a los incrédulos, el cristiano no debe presentar simplemente el mandato de la Escritura para arrepentirse y creer la historia cristiana, aunque eso esté ciertamente implícito. Más bien, el testigo cristiano debe estar preparado para presentar evidencias tanto de la creación y de la historia respecto de que la narración cristiana es indudablemente verdadera. El cristiano no debe exigir una decisión de parte del incrédulo sin darle la oportunidad de reflexionar Gary T. Waldecker 1976

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sobre la verdad de la evidencia. "El Dios de la Escritura ha condescendido a revelarse en el mundo empírico de la facticidad y ha invitado a los pecadores a encontrarlo allí. Rechazar la investigación empírica de los datos en cuestión es anular esa revelación ..." (3) y es despojar de su inteligencia al incrédulo al exigirle que dé un salto existencial de fe. "Se necesita una filosofía de las evidencias cristianas que emplee argumentos teísticos y evidencia histórica so pena que el evangelio se vea desacreditado como un supuesto grande sin fundamento." (4).

La Deducción Por otro lado, hay quienes son mayormente deductivos en su testimonio de Cristo. Sostienen que el método puramente inductivo es deficitario pues no desafía los supuestos del incrédulo (5). Gordon H. Clark tiende hacia esta postura y afirma que "en lugar de comenzar por los hechos y, ulteriormente, descubrir a Dios, a menos que un pensador comience por Dios nunca podrá terminar por Dios ni llegar a los hechos" (6). De esta forma, Clark favorece la discusión de los "axiomas" o presupuestos en vez de discutir los hechos aislados: Pues hay mucho que decir a favor de la prédica de los elementos del evangelio y del rechazo a discutir las paganas filosofías ... el peligro de ese argumento, justamente porque es un muy deleitoso torneo de agudezas, es transformarse en un juego en el cual no se considere con seriedad la incredulidad ... Al mismo tiempo ... un filósofo pagano puede llegar a creer el evangelio sin ser sometido a ninguna refutación intelectual de su propio sistema. Pero con toda seguridad, eso no sucede con todos los casos; es muy probable que no pase casi nunca. Por eso pues, no puede descartarse por principio la discusión de los axiomas opuestos. (7)

Clark prosigue describiendo su método: Hay dos partes en el proceso. Primero, el apologeta debe mostrar que los axiomas del secularismo desembocan en una autocontradicción ... Luego, en segundo lugar, el apologeta debe presentar la consistencia interna del sistema cristiano. Una vez aclarados bien esos dos puntos, el cristiano intimará al incrédulo para que repudie los axiomas del secularismo y acepte la revelación de Dios. Esto es, se le pide al incrédulo que cambien completamente su manera de pensar, que se arrepienta. (8)

Clark niega que haya algún fundamento epistemológico común entre el creyente y el incrédulo, o sea, como ambos empiezan basados en diferentes axiomas, ambos ostentan diferentes sistemas. Por lo tanto, en la medida que cada uno sea coherente con su axioma, ninguna propuesta de un sistema tiene el mismo significado que otra propuesta del otro sistema. Sin embargo a pesar de sus afirmaciones en sentido contrario, parece claro que Clark se afirma en alguna suerte de base epistemológica común o neutra. El cristiano y el no cristiano, juntos, examinan mediante la lógica diferentes axiomas para descubrir cual de ellos es el más consistente. El cristiano no es tan orgulloso ni tan insensible a la única individualidad del no cristiano como para exigir, desde el comienzo, que la postura cristiana sea la única que responde a todo tipo de preguntas absolutamente. El no empieza exigiendo que el incrédulo se incline ante Dios si pretende encontrar algunas respuestas o, aunque más no sean las preguntas correctas. Antes bien, admite que ciertos axiomas no cristianos pueden responder certeramente algunas de las preguntas que se plantea el hombre. Después que se han probado los diversos axiomas usando la ley de no 4

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contradicción, se da al incrédulo el derecho de determinar cual axioma es el más consistente y responde a mayor número de preguntas. De acuerdo a Clark, "Si las implicancias que se siguen de un principio dado, "proporcionan soluciones plausibles a muchos problemas" si ellas "tienden menos al escepticismo y dan más significado a la vida, si son coherentes, esa cosmovisión es la que debe elegirse"(9). Sintetizando, "podemos juzgar la aceptabilidad de un axioma solamente a través de su éxito para producir un sistema" (10). Naturalmente, Clark cree que el sistema cristiano es el más coherente, pero se trata de que él lo ofrece como uno entre muchos axiomas posibles. El lo ofrece como " ... al menos una hipótesis a considerar ... que la revelación debiera aceptarse como nuestro axioma ..." (11) Con el método de Clark, entonces, pareciera que el incrédulo es capaz de formular, al menos, algunas de las preguntas correctas y responderlas correctamente mediante la coherencia lógica. Si esto es verdadero, entonces, hay una base epistemológica común entre el creyente y el incrédulo. El incrédulo puede ver que la postura cristiana responde a más de sus preguntas que cualquier otro sistema. Por supuesto, él no lo aceptará a menos que el Espíritu Santo lo regenere. No obstante, el incrédulo puede captar la coherencia lógica de la postura cristiana.

Una Combinación Además del método mayoritariamente inductivo y del mayormente deductivo, hay también métodos que intentan más o menos explícitamente, combinar a ambos. La posición de E. J. Carnell se encuentra en esta categoría: la coherencia sistemática es la combinación de la verdad formal y la material. Es una coherencia porque se basa en la rígida aplicación de la ley en contradicción y es una coherencia sistemática porque los datos que se forman dentro de este sistema coherente son tomados de la totalidad de nuestra experiencia, interna y externa (12).

En otras palabras, este método quiere mostrar mediante el método deductivo que la cristiandad no se contradice a sí misma y, mediante el inductivo, quiere demostrar que el sistema corresponde a los hechos de nuestra experiencia.

Francis Schaeffer En esta categoría general podemos incluir también a Francis Schaeffer quien, ostensiblemente, es un presuposicionalista, pero su método apologético está, básicamente, dentro del campo tradicional. Como lo ha señalado el Dr. H. Krabbendam, "por un lado, él empieza con Dios ... desafía al incrédulo con que sin el Dios trino personal el hombre en cuanto tal no sería posible" (13). En tal tesitura Schaeffer declara que la "cristiandad tiene un diagnóstico y, luego, un sólido fundamento para responder" (14). "El hombre finito en el mundo externo, por ser finito, carece de suficiente punto de referencia si comienza absoluta y autónomamente desde sí mismo y, por eso, necesita cierto conocimiento. Dios nos da ese conocimiento en la Escritura" (15). Acá Schaeffer se asienta sobre base presuposicional pues apela a la Escritura en vez de recurrir a la razón o a los hechos.

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"Por otro lado, sin embargo, él organiza un método apologético que parece comenzar a partir del hombre. El parece tomar su punto de partida en un terreno común al creyente y al incrédulo" (16). De esa manera, Schaeffer implica que el incrédulo formula algunas de las preguntas correctas y sabe, al menos en cierta medida, lo que necesita. Por ejemplo, Schaeffer parece decir que el incrédulo conoce la mitad del universo." Es como si uno tomara una naranja partida por la mitad, y solamente se ocupara de una de las mitades. Para entender cabalmente la realidad de nuestro universo, uno tiene que considerar ambas mitades: tanto la visible como la invisible!" (17) Más adelante, el método apologético de Schaeffer parece implicar que el incrédulo es capaz de entender, al menos en cierta medida, el significado de su pecado. Pareciera que el incrédulo puede diagnosticar correctamente sus propias necesidades, formular las preguntas correctas y ver que la Escritura es la respuesta a sus necesidades y preguntas. "Imagínese un libro que ha sido mutilado, dejando sólo un par de centímetros de líneas impresas en cada página ... si se encontraran en el desván los pedazos de cada página y se pegaran en la ubicación correcta, entonces podría leerse el relato que así tendría sentido ... Adviértase dos cosas ... Primero, los pedazos dejados en el libro, de cada página, nunca podrían contar la historia sino que su importancia sería la de una prueba para determinar si los pedazos encontrados en el desván eran los correctos de ese libro ... Así pasa con la cristiandad: los pedazos de páginas que quedan en el libro corresponden al universo anormal y al hombre también anormal que hoy tenemos. Los trozos de páginas que se encuentran corresponden a las Escrituras, las cuales son la comunicación de propuestas que Dios hace a la humanidad, la cual no sólo se ocupa de la verdad "religiosa" sino también concierne al cosmos y a la historia, que se hallan abiertos para verificación. La respuesta al significado total del orden creado no es dada por el anormal mundo externo ni por la anormal "humanidad" del hombre, aunque ambos factores sean importantes para saber que las Escrituras, esto es la comunicación de Dios al hombre, son lo que alegan ser ... Al ocuparse del asunto de la prueba que ha sido planteado por la ilustración del libro, quiero sugerir que ... la prueba se compone de dos pasos: A. La teoría debe ser no-contradictoria y debe proporcionar una respuesta al fenómeno en cuestión. B. Debemos poder vivir coherentemente con nuestra teoría. (18). En otras palabras, parece que mediante su lógica, el incrédulo puede diagnosticar su propia situación de manera adecuada, por lo menos en cierta medida y, consecuentemente, es capaz de ver que la Escritura ofrece una solución no-contradictoria a sus problemas. Sin lugar a dudas, la "cristiandad... constituye una respuesta que no se contradice a sí misma y que explica el fenómeno y con la cual podemos vivir ... " (19). No obstante, a pesar de que el hombre es capaz de entender que la Escritura ofrece una solución no-contradictoria a sus problemas, el hombre moderno trata de "escapar de la razón". Por lo tanto, como lo señala Krabbendam, "Schaeffer sostiene que el apologista debe anclarse nuevamente, para seguridad, en el ámbito de lo racional, como primer orden de enfoque en sus tratos con el hombre moderno." (20). Schaeffer arguye que, "puede agregarse mucho a lo racional pero si cedemos lo racional se pierde todo. Esto se entenderá mejor si retornamos al ejemplo del libro mutilado. Es la razón lo que se 6

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involucra en el conocimiento de que la comunicación es la verdad de lo que es; pero, entonces, es el hombre integral el que se regocija cuando halla la respuesta faltante y cuando comprende el conjunto combinado de los pedazos. Esos pedazos combinados proveen el conocimiento del Dios personal infinito que está y es allí o indica cómo puede restaurarse la comunicación con El. La razón comienza el proceso y desde allí en adelante queda involucrado el hombre integral." (21). De esta manera, mediante la razón, puede el hombre diagnosticar adecuadamente su situación y puede entender que la Escritura da una respuesta lógicamente coherente a sus preguntas. Luego, el hombre integral puede comprobarlo en su existir (22). Por lo tanto, si un hombre intenta huir de la razón, el apologista debe, primeramente, anclarse en ese ámbito. Krabbendam señala que eso se realiza confrontando al que trata de huir de la razón con la verdad que el incrédulo puede percibir mediante su lógica. "Esta verdad no es, primeramente, toda la verdad de la Biblia (el Dios que Es/Esta Allí, pág. 129) sino que es la verdad del mundo externo y la verdad de lo que el hombre mismo es (pág. 129). Según Schaeffer, ambos aspectos de la verdad pueden ser cognoscibles" (23). Efectivamente, de esa manera, Schaeffer estableció un fundamento epistemológico común entre el creyente y el incrédulo, al menos en método apologético. El cristiano y el no cristiano pueden razonar conjuntamente mediante la lógica respecto de la naturaleza de "lo que es" y ambos pueden entender que la Escritura ofrece una solución que no se autocontradice a la situación existencial del hombre. Naturalmente, Schaeffer no cree que sea posible llevar a una persona al Reino de Dios mediante la pura razón, pues es únicamente el Espíritu Santo quien puede regenerar al hombre. Apreciamos más aún el énfasis que Schaeffer deposita en lo que llama la "apologética final" según lo cual," ... debe haber una exhibición colectiva e individual de que Dios es y existe para mostrar, en nuestro siglo, que la cristiandad es más que una pura dialéctica superior o un mejor tema de integración psicológica" (24). Sin embargo, a pesar de su ostensible presuposicionalismo y su apologética final, sostendríamos, junto con Krabbendam, que " ... cuando Schaeffer sostiene que la cristiandad se basa en la ley de no-contradicción y subraya que si uno no empieza con la razón "todo se pierde" opta, consciente o inconscientemente, por un método que arranca de un terreno básico neutral y común situando, parcialmente o a medio camino, una casa para Dios." (25) Mediante la ley de no-contradicción puede el apologista llevar al incrédulo a que entienda la verdad de "lo que es" y demostrarle que la cristiandad ofrece una solución coherente a los problemas del hombre. Podemos demostrarle que la página arrancada de este mundo encaja exactamente con la Escritura.

La Apologética Presuposicional Contrastando con todos esos enfoques se encuentra el presuposicionalismo de Cornelius Van Til. El rechaza todo intento de verificar el evangelio en las maneras antes descritas. El niega que haya algún fundamento epistemológico en común entre creyentes e incrédulos. En vez de tratar de demostrarle al incrédulo que los hechos del universo y de la historia concuerdan con el relato cristiano y antes de tratar de demostrar que la cristiandad es altamente coherente, Van Til dice que debemos cuestionar el enfoque Gary T. Waldecker 1976

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conceptual del incrédulo respecto de lo que es un hecho y de lo que es la lógica. El cristiano debe cuestionar los supuestos más básicos del incrédulo porque son esos supuestos los que regulan el uso que éste hace de la lógica y de su interpretación de los hechos. Puesto que el cristiano y el no cristiano tienen enfoques opuestos del uso adecuado de la lógica y de la interpretación de los hechos, el cristiano no puede recurrir a ninguno (aparte del método presuposicional) para tratar de verificar el relato cristiano.

Una Acusación Contra El Presuposicionalismo Según opinión de muchos que desean presentar el evangelio de la manera más efectiva posible, el presuposicionalismo de Van Til excluye toda argumentación efectiva. Si no hay un terreno epistemológico en común, dicen, no podemos demostrarle al incrédulo que los hechos y las leyes del universo apuntan hacia la verdad de la cristiandad. en palabras de Pinnock, "... él se acerca peligrosamente a una filosofía barthiana de la apologética, es decir, "la creencia no puede argüir con la no creencia, solamente puede predicarle"" (26). Sobre esa base, la acusación prosigue, "los hombres deben decidir convertirse en cristianos y no pensar primeramente al respecto. La base de la opción no puede conocerse sino hasta después que se ha desposado al axioma. De esta forma, la decisión es voluntaria, un existencial brinco de fe." (27). Si esa acusación es cierta, pareciera entonces que el método de Van Til es impersonal porque no se aproxima a las personas encuadrándolas en sus contextos sino que, dogmáticamente, afirma que el no cristiano carece absolutamente de toda justificación para creer que haya algún significado en el universo, a menos que acepte la postura cristiana. No logra demostrar como es que la posición cristiana satisface las necesidades y las preguntas de los incrédulos en cuanto individuos significantes. Según lo dice J. W. Montgomery, " ... la apologética se dirige a los incrédulos a aquellos que por definición no aceptan la Palabra de Dios como de origen divino. Aquí el foco debe centrarse sobre sus necesidades (las del incrédulo) y el punto de partida tiene que ser la racionalidad común (los procedimientos inductivo y deductivo) que todos los hombres comparten. Si insistimos en que los no cristianos empiecen desde nuestra esfera de compromiso cristiano, pedimos lo imposible y viciamos toda oportunidad de alcanzarlos. Sin lugar a dudas, devaluamos la misma concepción de soberanía divina, la cual nos proponemos sostener muy en alto, pues le damos al incrédulo la impresión de que nuestro evangelio tan apriorística y por fe irracional como lo son los planteos presuposicionales de sus competidores" (28). "El no cristiano no debe recibir la presentación de un a priori dogmático sino que debe ofrecérsele la evidencia fácticamente atrayente de la argumentación de la verdad cristiana" (29). Parece que aún aquellos que abiertamente aceptan el presuposicionalismo de Van Til en cierta medida, creen todavía que es demasiado impersonal para ser efectivo por sí mismo, de modo que tratan de combinarlo con algunos de los elementos de la apologética tradicional. Parecen creer que si un cristiano se acerca a un incrédulo llevándole el evangelio de una manera puramente presuposicional, falla, por eso mismo, en ser sensible a las necesidades y preguntas del incrédulo. Dicen que, en efecto, el presuposicionalista puro trata al incrédulo como "el pagano" y al hacerlo niega virtualmente la individualidad única del incrédulo y, con ello, la significación de la historia. Desde esta óptica se dice 8

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que el presuposicionalismo puro trata a los incrédulos como si ya se hubiesen tornado rebeldes y pecadores, tanto como puedan devenir, como si éstos actuaran de acuerdo a sus presupuestos con total conciencia de sí mismos. Pareciera que se olvida que por la gracia común de Dios, el incrédulo no es totalmente consciente de sí mismo respecto a sus presupuestos básicos. Por tanto, el cristiano no puede ser puramente presuposicional en su presentación del evangelio si es que pretende enfocar al incrédulo allí donde éste está y es en el marco del desarrollo histórico de sus presupuestos. Aunque Rayburn no comenta explícitamente este tema, parece que tal fue su intento: El debate apologético ... queda resuelto, en mi opinión, en un punto de encuentro ubicado entre un puro evidencialismo y un puro presuposicionalismo. Yo aprecio mucho el espíritu de Francis Schaeffer, quien muy abiertamente comparte ambos enfoques. Su enfoque apologético básico señala que uno debe hablar al incrédulo con palabras que éste último entienda, con métodos que éste pueda seguir y entender y con un amor que el incrédulo pueda palpar. El (cristiano) atacará cualquier apertura con el arma que piense va a funcionar." (30).

Rayburn concluye que puede resultar más efectivo el énfasis en el presuposicionalismo en esta época existencial. No obstante, él adjetiva esta conclusión de tal forma que da la impresión que el puro presuposicionalismo tiende a negar la individualidad del incrédulo y, por eso mismo, no logra enfocarlo allí donde éste se halla: Sin embargo, recordemos varios puntos: Dos individuos nunca son idénticos totalmente y la forma en que la persona ingresa al Reino es de significación trivial cuando se la compara con el hecho en sí de su ingreso. Al final de mi investigación sigo siendo incapaz de rechazar en principio al evidencialismo y, con toda franqueza, no estoy convencido de la seriedad del debate presuposicional-evidencial ... no puedo defender el argumento presuposicionalista que dice que las apologéticas evidenciales son ilegítimas, y diría, con Schaeffer, que uno debe usar el argumento que mejor se adapte a las necesidades del individuo. (31).

Estas críticas de Van Til se ocupan de alguna manera, según parece, de aproximarse al incrédulo individual allí donde éste esté y sea. ¿Cómo puede el cristiano demostrarle al incrédulo que la cristiandad satisfará sus necesidades y responderá a sus preguntas, si se limita simplemente a exigir sumisión a la presuposición cristiana? Ciertamente estaríamos de acuerdo con que cualquier método de presentación del evangelio que pretenda ser efectivo, no debiera negar la significación de la historia y de la única individualidad de cada incrédulo. Cierto es que debemos ir al incrédulo doquiera éste esté y sea, pero una de las preguntas cruciales es aquella relativa a si estos métodos no presuposicionales y "semipresuposicionales" realmente cumplen eso para lo cual se concibieron. ¿Realmente aproximan al individuo allí donde éste esté y sea? o, ¿lo enfocan allí donde el (cristiano) piensa que el (incrédulo) está y es? Quieren demostrar que la cristiandad satisface las necesidades y responde a las preguntas del incrédulo justo ahí dónde se encuentre. De esa manera, recurren a los hechos y/o leyes que, supuestamente, les son comunes a ambos. Pero lo que debemos preguntarnos es si el no cristiano sabe lo que necesita y si él se plantea las preguntas correctas. Si el incrédulo no se plantea las preguntas correctas, como lo sostiene Van Til, y si en nuestro testimoniar somos capaces de satisfacerlo, entonces, parece que le hemos dado las respuestas erróneas. En ese caso, nuestro intento por honrar su individualidad le ha Gary T. Waldecker 1976

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confirmado, sencillamente, en su propia visión de sí mismo como un individuo independiente de Dios. En lo que sigue trataremos de demostrar que dada la teoría de la realidad que sostiene Van Til, los incrédulos se plantean las preguntas erróneas y que cualquier apelación a hechos o leyes supuestamente comunes, les confirmará en su incredulidad. Luego, mostraremos algo de la manera en que el presuposicionalismo de Van Til se aproxima al individuo allí dónde éste se halle.

La Presuposición Básica de Van Til La presuposición más básica de Van Til es que el Dios del cual habla la Biblia es "autocontenido" (se contiene a sí mismo). Rousas Rushdoony interpreta así lo que Van Til quiere decir al aseverar que Dios es autocontenido: De acuerdo a la Escritura, Moisés pidió a Dios Su Nombre (Ex. 3:1-15), siendo el nombre equivalente a la identificación, a la revelación de Su naturaleza, a la esencia de Su ser ... el nombre Yahvé o Jehová es la autoidentificación de Dios y constituye Su revelación de Su naturaleza y ser. Dios declaró de Sí mismo ser YO SOY EL QUE SOY o EL QUE ES, el autosuficiente, autocontenido y absolutamente soberano e independiente Dios ... Así, el nombre del Dios esclarece que El no puede ser explicado por referencia a alguna otra cosa que no sea El mismo y Su absoluta autosuficiencia y todas las otras cosas son decibles solamente en términos de su referencia a Yahvé, el Dios autocontenido. (32).

La doctrina de Dios como autocontenido tiene específicas implicancias para la teoría de la realidad sostenida por Van Til, para su teoría del conocimiento y la de la ética. Estas teorías derivan de la doctrina del Dios autocontenido aplicada a Su ser, a Su conocimiento y a Su voluntad. Teoría de la Realidad Respecto del ser de Dios, Van Til habla de cuatro atributos incomunicables. Primero, él menciona "la independencia o aseidad de Dios. Con eso se quiere decir que Dios no es, en sentido alguno, correlativo o dependiente de algo fuera de Su propio ser ... Dios es absoluto (Juan 5:26; Hechos 17:25). El es suficiente en/a Sí mismo" (33). Segundo, está "la inmutabilidad de Dios. Naturalmente Dios no cambia ni puede cambiar porque nada hay más allá de Su propio Ser eterno del cual El depende (Malaquías 3:6; Santiago 1:17)." (34) Tercero "la infinitud de Dios es un atributo incomunicable que, en relación temporal, se habla de la eternidad de Dios y que, con respecto al espacio, de Su omnipresencia" (35). El cuarto atributo es la unidad de Dios dentro de Sí mismo. "Aquí distinguimos entre la unidad de la singularidad ... y la unidad de la simplicidad ... La unidad de la singularidad se refiere a la unidad numérica. Hay y puede haber solamente un (1) Dios. La unidad de simplicidad significa que Dios no es, en sentido alguno, compuesto de partes o aspectos que existían antes de El mismo (Jer. 10:10; I Juan 1:5). Los atributos de Dios no deben pensarse más que como aspecto del único simple ser original; el todo es idéntico con las partes. Por otro lado, los atributos de Dios no son características que Dios haya desarrollado gradualmente; son 10

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fundamental a Su ser; las partes juntas forman el todo. La unidad y la diversidad en Dios son igualmente básicas y mutuamente dependientes una de otra." (36). La teoría de la realidad de Van Til se deriva de esta doctrina del Ser de Dios. El sostiene una teoría de la realidad en dos estratos porque el hombre y el universo no pueden nunca ser autocontenidos como lo es Dios. "El hombre no puede compartir esos atributos de Dios. En ningún sentido puede el hombre ser la fuente de su propio ser; en ningún sentido puede el hombre ser inmutable ni simple" (37) "Dios tiene un tipo de ser, ser que es infinito, eterno e inmutable y pleno de santos atributos. El universo tiene otro tipo de ser, ser que ha sido producido y que es sostenido por Dios" (38) El hombre y el universo son completamente dependientes de Dios para su mismísimo ser pues obtienen sus significados a partir del hecho que son dependientes en todo y cada aspecto. Uno de los importantes resultados de esta teoría de la realidad en dos estratos, deriva de la doctrina de la simplicidad de Dios. "La importancia de esta doctrina para la apologética parece residir en que todo el problema de la filosofía puede sintetizarse en la cuestión de la relación de la unidad con la diversidad, el así llamado problema del uno y del múltiple que recibe una respuesta definida a partir de la simplicidad de Dios" (39) Cuando hablamos de diversidad, o de lo múltiple, a nivel del ser creado, queremos decir hechos particulares de la experiencia. Cuando nos referimos a la unidad, o a lo uno, significamos la relación entre estos hechos particulares. Por ejemplo, una relación matrimonial implica tanto la unidad como la diversidad. De acuerdo a la Escritura "... un hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán una sola carne" (Gén. 2:24). Análogamente en la iglesia hay unidad y diversidad: hay un cuerpo pero hay muchos miembros. De hecho, esta relación de la unidad con la diversidad es característica de cada aspecto del universo. Más aún, opera a diferentes niveles. Por ejemplo, así como hay unidad y diversidad con respecto al individual miembro de una iglesia o de un matrimonio, así hay unidad y diversidad dentro de cada individuo mismo. EL problema del no cristiano consiste en definir la relación entre lo uno y lo múltiple. Rushdoony al hablar de unidad y diversidad a nivel de la relación de personas individuales con grupos más grandes, expresa ese problema." ¿Es la unidad o la pluralidad , lo uno o lo múltiple, el hecho básico de la vida, la verdad última respecto del ser? Si la unidad es la realidad y la naturaleza básica de la realidad, entonces la unicidad y la unidad deben cobrar prioridad respecto del individualismo, de los particulares o los muchos. Si los muchos, o la pluralidad, describe a la realidad última, entonces, la unidad no puede cobrar prioridad respecto de lo múltiple; entonces, el estado, la iglesia, o la sociedad quedan subordinados a la voluntad del ciudadano, del creyente y del hombre en particular. Si el uno es lo último, entonces los individuos son sacrificados en aras del grupo. Si lo múltiple es lo último, entonces la unidad es sacrificada en aras de la voluntad de los muchos y prevalece la anarquía" (40)

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Es obvio a partir de lo que hemos dicho respecto del criterio bíblico del matrimonio y la iglesia con respecto a la unidad y diversidad de ellos, que ningún aspecto puede ser sacrificado al otro. Tanto la unidad como la diversidad son aspectos esenciales de la iglesia y del matrimonio. Desde la perspectiva no cristiana el problema es: ¿cómo es posible que ambos aspectos puedan armonizar entre sí? Por ejemplo, ¿cómo es posible que un hombre y su mujer puedan encontrar unidad en su matrimonio sin sacrificar de alguna forma la única individualidad de ya sea el marido o bien de la esposa? Si el marido tratara de establecer una unidad exclusivamente en términos de sí mismo, negaría la individualidad de su esposa haciéndola conformarse a la individualidad de él ( y viceversa). Más aún, la unidad establecida sobre esa base realmente no sería unidad en absoluto. Sería lo que Van Til llama una "unidad abstracta" en la cual los individuos son despojados de su unicidad porque son explicados exclusivamente en términos de algo que no era concebido para ser, que en palabras de Van Til es, "el punto de referencia final en la predicación." En otros términos, ni el marido ni su esposa pueden tener la última palabra respecto del significado del otro cónyuge sin negar la individualidad de éste. Ninguna de las partes es totalmente capaz de expresar el significado del todo. Por otro lado, si el hombre tratara de preservar la individualidad de su esposa para tener una relación más significativa con ella: una unidad más significativa, él encuentra que debe cesar de manipularla para permitirle a ella ser un individuo sin someterse él mismo a la manipulación de ella y, por eso, perder su propia individualidad, él debe romper la comunicación entre ellos de forma que se tornan aislados. Solamente negando que hay una unidad mayor a la cual ambos pertenecen puede preservarse la individualidad de cada uno. Solamente mediante el aislamiento de sí mismos puede cada uno de ellos permitir que el otro exprese plenamente su individualidad sin oposición. Van Til expresa la misma idea cuando él dice que "el problema del hombre es encontrar la unidad en el medio de la pluralidad de las cosas" (41). "Los muchos deben ponerse en contacto entre sí, pero, ¿ cómo sabemos que los muchos no existen simplemente como particulares no relacionados? La respuesta dada es que en tal caso, nada sabríamos de ellos que serían abstraídos del cuerpo de conocimientos que tenemos: serían particulares abstractos. Por otro lado, ¿cómo es posible que debamos obtener una unidad que no destruya a los particulares? Parece que nosotros obtenemos nuestra unidad generalizando, abstrayendo a partir de los particulares para incluirlos en unidades mayores. Si excluíamos a todos los particulares, supuesto que pudieran excluirse, ¿no hemos entonces despojado a estos particulares de sus particularidades? ¿hemos así obtenido nada más que un universal abstracto?" (42) En otras palabras, si tratamos de explicar al uno exclusivamente en términos de los muchos, no logramos establecer relación entre los particulares porque parece haber nada inherente en los particulares que exija cierta relación entre ellos. Por otro lado, si tratamos de explicar a los muchos exclusivamente en términos de lo uno, todos los particulares deben tornarse idénticos y, por eso, perder sus particularidades porque parece haber nada inherente en la unidad que exija diferenciación. En resumen, parece imposible tener una unidad en que se exprese plenamente la unidad de los particulares, y una diversidad en que la unidad se exprese plenamente en cada particular. 12

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Este problema puede comprenderse en lo que es si recordamos la doctrina de la simplicidad de Dios y el hecho que hay 2 niveles de realidad. Según Van Til el así llamado problema de lo uno y lo múltiple se resuelve en el Dios de la Biblia. La doctrina de la simplicidad de Dios estipula que "la unidad y la diversidad en Dios son igualmente básicas y mutuamente dependientes entre sí" (43) "La unidad en Dios no es más fundamental que la diversidad, y la diversidad en Dios no es más fundamental que la unidad" (44) "En el Ser de Dios no hay particulares sin relación al universal y nada hay universal que no sea plenamente expresado en los particulares" (45) Se hace evidente que tal es el caso cuando decimos que Dios es 3 personas y de todos modos una persona. Tal como cada atributo de Dios expresa la totalidad del ser de Dios sin que por ello pierda su distintiva significación, de la misma manera también cada persona de la Divinidad es plenamente Dios aunque retiene su distinción dentro de la Divinidad. "Necesitamos la absoluta codelimitación de cada atributo y de cada persona respecto del ser total de Dios y también necesitamos el significado genuino de las distinciones de los atributos y las personas" (46). Por tanto, la unidad y la diversidad son en perfecta armonía en Dios y uno de modo alguno limita la plena expresión del otro. Sin embargo, esta suerte de relación, como lo hemos visto, es incomunicable; no pertenece al nivel creado de realidad considerado en sí mismo. Sin embargo, no vamos a considerar la unidad y la diversidad en el nivel de lo creado como si se excluyeran mutuamente. Una no limita ni excluye la expresión de la otra. Pensar de otra forma sería negar que Dios creó la unidad y la diversidad temporales. Sería intentar una explicación del nivel creado de realidad en términos de sí mismo, sin referencia a Dios, pero como la unidad creada no puede ser plenamente expresada en términos de la diversidad creada, quien niegue la doctrina de la creación tendrá que encontrar dificultades cuando trate de interrelacionarlos pues se mostrarán siendo mutuamente excluyentes, como lo hemos demostrado. Sin embargo, "si la doctrina de la creación ... es seriamente considerada, se infiere que los variados aspectos de la realidad creada deben sostener tales relaciones entre sí según lo ha sido ordenado por el Creador, en cuanto superiores, inferiores o iguales. Como todos los aspectos han sido igualmente creados, ningún aspecto de la realidad puede ser considerado como más decisivo, en última instancia, que otro ... son igualmente derivados e igualmente dependientes de Dios que los sostiene a ambos. Los particulares o hechos del universo deben y tienen que comportarse de acuerdo con los universales o leyes; de esa manera, hay orden en el universo creado. Por otro lado, las leyes pueden y deben nunca reducir los particulares a particulares abstractos o reducir nunca sus individualidades de modo alguno. Las leyes no son sino generalizaciones del método de Dios para trabajar con los particulares. Dios puede, en cualquier momento, tomar un hecho y ponerlo en una nueva relación con la ley creada."(47) Consecuentemente, debido a que lo uno y lo múltiple son igualmente decisivos y armoniosos de Dios, en última instancia, podemos estar seguros de que lo múltiple creado tiene relaciones significativas entre sí mientras que se preserva los significados individuales. En cada nivel dentro del universo creado en que operen los universales y los particulares, de acuerdo con el plan de Dios en quien la unidad y particularidad son igualmente últimos y harmoniosos, podemos estar seguros de que sus relaciones son significativas por eso justamente. Van Til nos da un ejemplo: Gary T. Waldecker 1976

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... la personalidad del hombre no está totalmente desarrollada cuando es creada sino que crece dentro de la pauta establecida para ella por Dios. La actividad mediante la cual se autorrealiza la personalidad es con toda seguridad muy genuina y significativa solamente porque actúa dentro del trasfondo del plan de Dios. La integración de la personalidad, esto es, el constante reajuste del particular y del dentro de sí mismo, y el constante reajuste de toda la personalidad, como individuo, con el universal hallado en el universo que la trasciende, tiene lugar mediante un reajuste más decisivo y más constante del individuo junto con su entorno, respecto de Dios que es el particular absoluto y el universal absoluto combinado en una personalidad definitiva.(48)

En otras palabras, los hechos del universo son lo que son debido al lugar que ocupan en el plan de Dios. La integración de la personalidad no tiene lugar exclusivamente en términos de la interrelación de lo universal y lo particular dentro de la persona individual ni tampoco exclusivamente en término de la interrelación entre la persona individual y las leyes que operan en el universo. Los particulares de la creación no pueden explicarse completamente en términos de los universales de la creación: ambos dependen de Dios. Teoría del Conocimiento Habiendo estudiado el ser del Dios autocontenido y habiendo visto algunas de las implicancias que se derivan de la naturaleza de este nivel de realidad, para el nivel de lo creado, podemos ahora dedicarnos a estudiar el conocimiento de Dios y el conocimiento del hombre. Tal como hay dos niveles de ser, así hay dos niveles de conocimiento. En el nivel increado de conocimiento distinguimos entre el conocimiento de sí mismo (de Su ser) que tiene Dios y el conocimiento del nivel creado de realidad que tiene Dios. Respecto del primero, Van Til dice que "el ser de Dios es codelimitante con Su conciencia de sí mismo!" (49) Esto significa que "Dios conoce Su propio ser hasta sus mismas profundidades en un acto eterno de conocimiento."(50) Dios se conoce exhaustivamente a Sí mismo. "Así no puede haber nada desconocido para Dios que surja de Su propia naturaleza"(51) Si hubiere una parte del ser de Dios que El no conociera, no habría certeza de que el supuesto conocimiento de las otras partes de Su ser fuere verdadero. Esto es así porque un trocito de conocimiento influye a cada otro trocito de conocimiento. El no podría estar seguro de que cualquier parte de Su conocimiento fuera cierta, a menos que en un eterno acto, él viera cada "trocito" de conocimiento a la luz de cada otro "trocito" de conocimiento. Esto es lo que queremos significar cuando decimos que Dios se conoce exhaustivamente a Sí mismo. La única alternativa sería decir que el azar es lo definitivo - Dios estaría rodeado por el misterio si hubiera algún aspecto de Su ser del cual El no tuviera conocimiento. En ese caso El no sería el Dios de la Biblia. Más aún, la doctrina del exhaustivo conocimiento de Sí mismo que tiene Dios no sólo excluye la posibilidad que haya algún aspecto desconocido del ser de Dios, sino que también exige que "...nada existente había más allá de este Dios antes de la creación del universo."(52) Si tal no fuera el caso, entonces el conocimiento de Sí mismo que tiene Dios dependería de alguna otra cosa fuera de Sí mismo y El no sería el Dios autocontenido acerca del cual habla la Biblia. En palabras de Van Til "Dios en Cristo se autoidentifica en términos de Sí mismo porque él existe exclusivamente en términos de sí mismo. No hay ningún no-

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ser por sobre el Suyo que influya a El. No hay leyes de lógica superiores a El según las cuales El debe medir su propia coherencia interna." (53) Respecto del conocimiento del universo que tiene Dios, Van Til dice, "Dios sabe o interpreta los hechos antes que sean hechos. Es plan de Dios, es la integral interpretación que Dios hace de los hechos lo que hace que los hechos sean lo que son."(54) Dios se revela al hombre sea mediante la creación o mediante la palabra hablada/escrita y es entonces cuando el hombre tiene verdadero conocimiento de Dios. Eso es así debido al hecho que Dios tiene exhaustivo conocimiento de Sí mismo y del universo. No hay posibilidad alguna que el conocimiento que Dios da a los hombres sea alterado por el descubrimiento de algunos hechos nuevos. Más aún, el hombre no puede evitar conocer a Dios porque, como hemos visto, "la totalidad del entorno inmediato del hombre está ya interpretado por Dios."(55) Según Romanos I, toda la creación, incluyendo al hombre mismo, es revelacional de Dios. Por doquier el hombre es enfrentado a hechos que tienen su significado en términos de su relación con Dios. Por tanto, "... si Dios es lo que decimos que es, a saber un ser que existe necesariamente como un sistema autocompletado de coherencia, y si nosotros existimos absolutamente como seres autoconscientes, debemos tener verdadero conocimiento de El."(56) Sin embargo, aunque todos los hombres tienen verdadero conocimiento de Dios, Van Til sostiene que "... nuestro conocimiento de Dios no es y no puede ser integral."(57) Igualmente, en cuanto hombre "...no puedo entender exhaustivamente a Dios así tampoco puedo entender de manera exhaustiva nada relacionado a Dios, pues para entenderlo tendríamos que penetrar su relación con Dios y para penetrar esa relación tendríamos que entender exhaustivamente a Dios."(58) Para entender por qué esto es así, debemos recordar que conocer cualquier trocito de conocimiento exhaustivamente es verlo, en un acto eterno, a la luz de cada otro trocito de conocimiento. Esto es imposible para el hombre justamente porque él es finito. En palabras de Van Til, "EL pensamiento de Dios respecto de cualquier cosa es una unidad ... pero, de todos modos, atinge a una multiplicidad de objetos. Empero el hombre puede pensar de esa unidad como involucradora de un número de elementos, únicamente en la forma de sucesión. Así la Escritura habla de Dios como El estuviera pensando sus nociones por etapas."(59) Esto es lo que Van Til quiere decir cuando afirma que no hay "identidad de contenido" entre lo que está "en" la mente de Dios y lo que está "en" la mente humana. Si el hombre fuera capaz de conocer exhaustivamente aunque más no fuera un solo hecho, a la luz de todo otro trocito de conocimiento en un solo acto eterno entonces, la mente humana sería idéntica con la mente de Dios. Consecuentemente, "... el hecho que el hombre reciba cada vez más revelación de Dios no tiende a reducir la incomprensibilidad de Dios. Para el hombre cualquier nueva propuesta revelacional enriquecerá en significado cualquier revelación previa dada. Pero aún ese enrequicimiento no implica que haya alguna coincidencia, es decir, identidad de contenido entre lo que Dios tiene en mente y lo que el hombre tiene en mente."(60) Por lo tanto, para mantener al hombre dependiendo de Dios para todo su conocer, Van Til se torna enfático al afirmar que "Dios solo se conoce a sí Gary T. Waldecker 1976

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mismo ...exhaustivamente. El se ha revelado al hombre, pero no se ha revelado exhaustivamente al hombre ... ni tampoco tiene el hombre la capacidad de recibir tal exhaustiva revelación. Dios se revela al hombre según la habilidad del hombre para recibir Su revelación. Toda revelación es antropomórfica."(61) Una de las consecuencias de esta doctrina de Dios como autocontenido con respecto a Su conocimiento es que "...estamos condenados a entrar en lo que parece ser contradictorio en todo nuestro conocer."(62) En otras palabras, debido a que todo "trocito" de revelación -tanto en la creación como en la Escritura- llega a nosotros en términos de nuestras limitaciones de criaturas respecto del conocer, nunca seremos capaces de ver exhaustivamente la interrelación entre los "trocitos" de revelación. Nuestra lógica se frustrará cuando tratemos de encontrar tales relaciones exhaustivas. Uno de los principales ejemplos usados por Van Til para mostrar una aparente contradicción, tiene que ver con el hecho que cada evento de la historia es preinterpretado y predeterminado por el plan de Dios, mientras que, de todas maneras, el conocimiento y las acciones humanas en la historia tienen genuina significación como se dice. Nuestras categorías lógicas no pueden comprender como el uno temporal y el múltiple temporal puedan tener significación genuina a menos que sean exhaustivamente interrelacionados - a menos, por ejemplo, que el hombre pueda conocerse a sí mismo exhaustivamente mediante las categorías lógicas de la mente humana. Sin embargo, cuando se dice que lo uno y lo múltiple temporales reciben sus significados en términos de sus relaciones con el uno y lo múltiple eternos, el cristiano solamente ve una contradicción aparente. Es cierto que sus categorías lógicas no pueden comprender como él mismo pueda tener significación genuina si él está ya definido por Dios y, de tal manera que su lógica no puede comprender esa definición. No obstante, él aprende de la Escritura que lo uno y lo múltiple temporales no son plenamente explicables en términos recíprocos. Al someter su lógica a la Palabra de Dios puede él ver que "no habrá opciones del hombre verdaderamente significativas ... a menos que estas opciones mismas estén subordinadas al solo plan de Dios. Nada habría en relación a lo cual la opción humana pudiera tener lugar si no fuera por el plan común de Dios que apoya a todas las cosas ... sin esto, todas las cosas serían indeterminadas."(63) Sin embargo, para el incrédulo, esta aparente contradicción parece ser una contradicción irreconciliable, como lo veremos después. Teoría de la Ética Dios es también autocontenido con respecto a Su voluntad. Esto significa que "... el ser de Dios, con toda la plenitud de sus sagrados atributos, es el solo objeto último de Su voluntad. Dios se quiere en todo lo que quiere. Dios desea mantener todos sus atributos en toda su gloria ... Dios busca y establece Su propia gloria en todo lo que El hace ... Ninguna criatura puede quitarle de Su gloria; todas las criaturas, voluntaria o involuntariamente, se agregan a Su gloria."(64) La importancia de esta doctrina para nuestros propósitos, es apreciada en el hecho que Dios es el que controla todo lo que sucede "como ya se ha notado, la naturaleza de cualquier cosa y toda cosa creada es lo que es por causa de un acto de determinación con respecto a ella por parte de Dios ... Las cosas son lo que son en última instancia debido al plan de Dios. Las cosas son lo que son 16

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en relación mutua debido al lugar que Dios les ha asignado en Su plan." (65) Por lo tanto, es tarea humana someter a la Tierra a la gloria de Dios. Lo que se ha dicho respecto a las teorías de la realidad, del conocimiento y de la ética, que sostiene Van Til, puede sintetizarse en dos principios. El principio de continuidad, como él lo llama, es que Dios se conoce exhaustivamente porque en El lo uno y lo múltiple son mutuamente exhaustivos y que Dios conoce exhaustivamente la realidad creada porque El la controla completamente mediante Su plan. El principio de discontinuidad dice que el hombre debe vivir mediante la autoridad de la Palabra de Dios porque el uno y el múltiple creados no son mutuamente exhaustivos sino que reciben sus significados en términos de sus relaciones con Dios y Su plan, de modo que el hombre no puede explicar los hechos de la creación exclusivamente en términos de su lógica (universal) y los hechos de la creación no están completamente bajo su control. El tiene verdadero conocimiento y significativo control sobre la realidad en la medida que somete su raciocinio a la autorizada Palabra de Dios y, mediante ello, procura glorificar a Dios por Su uso de los hechos de la realidad creada. Antes de la tentación y caída de Adán y Eva, nunca cuestionaron el hecho que Dios sepa todas las cosas y que, por Su soberano plan, El controla todo lo que acontece. Asumen que nada podría suceder a menos que Dios lo haya planeado, y que sea lo que sea que Dios diga que ocurrirá, con toda certeza ocurrirá. Más aún, reconocen que sus mentes no fueron capaces de darle una descripción exhaustiva de los hechos de la realidad y que ellos mismos eran incapaces de controlar completamente esos hechos. En esta situación, se contentaban con aceptar la Palabra de Dios con respecto a la naturaleza de la realidad como verdadera simplemente bajo la autoridad de Su palabra. En esta situación terció Satanás sugiriendo que esos supuestos de los hombres eran equivocados. Van Til señala que Satanás tentó a Eva para que se formulara la pregunta equivocada y, cuando ella así lo hizo, desembocó a la respuesta equivocada. Dios le había dicho a ella algo sobre la naturaleza de la realidad. El le dijo que ésta era tal que si ella comía del fruto prohibido no habría escape de la muerte. Sin embargo, en vez de aceptar su palabra como autorizadamente verdadera, ella escuchó a Satanás y planteó la pregunta equivocada. Según Rushdoony, Satanás suscitó una cuestión epistemológica registrada en Génesis 3:1 "Sí, ha dicho Dios?" preguntó Satanás. "Tú has supuesto, declaraba Satanás, la validez de todo tu conocer porque has supuesto la absoluta credibilidad de Dios. Cómo puedes formularte un supuesto tan grande?" (66) ¿Cómo sabes? Más aún, Satanás prosiguió directamente y negó que Dios controla todo lo que sucede: "Tú no morirás seguramente" dijo. De esa manera Satanás propuso una nueva teoría del conocimiento y una nueva teoría de realidad. Dijo, efectivamente, que antes que el hombre pregunte QUE sabe, debe preguntar COMO conoce. Esto implicaba que lo uno y lo múltiple creados no reciben sus significados en términos de sus relaciones con Dios. Los hechos y las leyes del universo no son reveladores de Dios, no están bajo Su control. Por tanto, el hombre es libre para definirse a sí mismo; su naturaleza no es predeterminada por Dios. Sin embargo, dado que lo uno y lo múltiple creados no están realmente interrelacionados exhaustivamente Gary T. Waldecker 1976

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porque los hechos de la realidad no son totalmente explicables en términos de las leyes que el hombre encuentra que operan en su mente y puesto que la realidad está, consecuentemente en cierta medida, fuera de su control - el hombre tiene que postular en última instancia el azar en el universo. Si la realidad no está bajo el control de ni Dios ni del hombre, las cosas deben, entonces, suceder por azar. Si fuera cierto que lo uno y lo múltiple temporales reciben sus significados en términos de sus relaciones con Dios de modo que también sean reveladoras de Dios, el hombre podría estar seguro de tener verdadero conocimiento de los hechos de la realidad. Más aún, podría descansar contento sobre el hecho de que lo uno y lo múltiple creado no son totalmente explicables en términos recíprocos, porque Dios los conoce exhaustivamente. Sin embargo, puesto que según la propuesta satánica, lo uno y lo múltiple temporal no reciben sus significados en términos de sus relaciones con Dios y, consecuentemente, no son reveladores de Dios, deben explicarse en términos recíprocos. Puesto que lo uno y lo múltiple temporales no están exhaustivamente interrelacionados, dado que lo uno no es totalmente explicable en términos del otro, el hombre queda enfrentado a un problema del conocimiento. Cuando el hombre estaba sometido a Dios no era necesario que se esforzara por unificar toda diversidad; el hombre estaba conforme con creer que solamente Dios conoce exhaustivamente cómo se interrelacionan lo uno y lo múltiple temporales. Pero cuando se sacó a Dios de la película, la diversidad que el hombre enfrenta se hizo amenazante. Ahora "... es asunto de la mente humana proporcionar la unidad que debe ligar a la diversidad de la existencia fáctica."(67) Siendo éste el caso, el hombre debe tener un conocimiento exhaustivo del hecho si pretende tener algún conocimiento después de todo. Si hay solamente un hecho que el hombre ignore, no puede clamar la posesión de conocimiento alguno en absoluto, porque algún hecho nuevo puede surgir de la matriz del azar e influir a todos los otros hechos. No obstante, él sabe que no tiene conocimiento exhaustivo y que todavía hay una gran parte de la realidad que escapa del control del hombre. Por tanto, la diversidad que él enfrenta es amenazante. El hombre está enfrentado con una diversidad de hechos y no puede demostrar que haya alguna relación entre estos hechos. Es por esta razón que el hombre debe preguntarse a sí mismo COMO conoce antes de preguntarse QUE sabe - No puede el hombre conocer el QUE hasta que halle una manera de unificar todos los hechos de la realidad. Pero si el hombre sabe que no posee conocimiento exhaustivo, ¿cómo puede estar tan seguro de que lo uno y lo múltiple temporales no dependen de un uno y múltiple eterno? Puesto que el hombre sabe que él mismo no es omnisciente, pretende que podría serlo. Nada hay inherente a la mente humana que impidiera que el hombre tuviera conocimiento exhaustivo. De esta forma, el hombre supone que las leyes de la racionalidad que el encuentra operativas en su mente, son idénticas con las leyes que son inherentes a la realidad total, incluyendo a un Dios. En otras palabras, la realidad no puede ser "más profunda" que la lógica humana.(68) Todo lo que el hombre necesita es tiempo para aplicar la ley a toda la realidad y así conquistar el misterio desconocido o azar Con esta nueva teoría de la realidad y del conocimiento, el hombre está en rebelión contra Dios y ha fabricado sus propios principios de continuidad y discontinuidad. Efectivamente, el principio no cristiano de continuidad está concebido para cerrar la 18

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brecha entre Dios y el hombre, la cual es el principio cristiano de la discontinuidad. En vez de creer que lo uno y lo múltiple temporal no pueden explicarse completamente en términos recíprocos y que reciben sus significados en términos de sus relaciones con un uno y múltiple eterno en que la unidad y la diversidad son igual y absolutamente últimas, el no cristiano afirma que lo uno y lo múltiple temporales son igual y absolutamente últimos. En resumen, la realidad, incluyendo a un Dios, es completamente controlable por el hombre. Ahora el hombre es el que tiene conocimiento exhaustivo y el que controla todo lo que sucede. El hombre aduce ser Dios. Igualmente, el principio no cristiano de la discontinuidad está concebido para negar al principio cristiano de la continuidad . El hombre sabe que él en sí mismo no tiene conocimiento exhaustivo de los hechos de la realidad. El no ha unificado todavía la diversidad temporal. Pero para admitir eso, él debe afirmar que nadie tiene conocimiento exhaustivo tampoco. Debe haber un azar último en el universo. Si cualquiera de los hechos es predeterminado en su significado antes que lleguen a la mente humana, entonces, el hombre no es libre de hacer con los hechos lo que él quiere y, por eso, su libertad es restringida. Estos principios no cristianos de continuidad y discontinuidad causan aflicción sin fin al hombre rebelde contra Dios por ser mutuamente excluyentes y mutuamente dependientes (a la vez). Uno no puede ser sin el otro. De esa manera, se encuentran en una relación dialéctica. Esto fue ilustrado en cierta medida cuando analizamos el así llamado problema de lo uno y lo múltiple. Primero, se suponen uno al otro. Para que el hombre conozca realidad exhaustivamente no deben estar predeterminados en su significado los hechos del universo, incluyendo al hombre mismo. Si el hombre fuere predeterminado no sería libre. Los hechos deben tener existencia pero no esencia. En esta condición, son perfectamente adaptables y pueden recibir significado por parte de la mente humana. Por tanto, debe haber un azar último en el universo puesto que el hombre sabe que él mismo no controla aún todo lo que sucede ni tiene conocimiento exhaustivo. Por otro lado, para mantener la idea de un azar último, y con ello su propia libertad como individuo, el hombre debe estar seguro de que Dios no controla, o no ha predeterminado, todo lo que pasa. Para así poder excluir a Dios de la Biblia, el hombre sostiene que no existe aquello que no es exhaustivamente cognoscible mediante la lógica humana. Segundo, estos dos principios se excluyen mutuamente. Si fuera posible que un hombre obtuviera conocimiento exhaustivo para estar seguro de que no hay un Dios de la Biblia para obstruir su libertad como individuo, su libertad e individualidad desaparecerían. Todo hecho, incluyéndose a sí mismo, quedaría reducido a una relación lógica. Ellos se verían despojados de su unicidad. No habría más un azar último. En su intento de evitar ser determinado por Dios, el hombre mismo se ha determinado. Toda individualidad es tragada por una unidad abstracta. Gary T. Waldecker 1976

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Por otro lado, si se pretende retener la individualidad, debe excluirse la unidad. Todo debe surgir de un azar último. En otras palabras, para tener verdadera individualidad, un objeto o persona debe carecer de significado. Tan pronto como se dice que es conocido, pierde su individualidad. Por tanto, todos los hechos son completamente aislados. En la medida en que un hombre trate de tornarse individuo aparte de Dios, su existencia se vuelve carente de todo significado. El hombre trata de mantener, a la vez, su individualidad y su significado yendo alternadamente desde una individualidad sin significado a un significado que niega la individualidad.

Crítica al Método Tradicional Habiendo revisado los supuestos básicos del cristiano y del no cristiano, ahora podemos criticar los métodos inductivo y deductivo desde la perspectiva de Van Til. Cuando el hombre pecó contra Dios, rechazó el supuesto cristiano de lo uno y lo múltiple eterno, declarando así que lo uno y lo múltiple temporal eran igualmente últimos y exhaustivamente relacionados entre sí. Sin embargo, desde que lo uno y múltiple temporal no pueden estar exhaustivamente interrelacionados sino que dependen, para su significado, de Dios, el hombre construyó, por eso, una falsa problemática. En primer lugar, él se puso un falso ideal para sí mismo, el cual consistió en la realización de la relación exhaustiva entre lo uno y lo múltiple temporales. Esto es, él declaró que su propio criterio es el principio último de unidad y punto de referencia en la predicación y, a partir de eso, procuró poner a toda la realidad bajo su control y conocerla exhaustivamente. Solamente si hubiera podido así conquistar toda la realidad, interpretarla en términos de las categorías de su propia mente, podría haber realizado su falso ideal. Sin embargo, a medida que se esforzaba por lograr su ideal, encontraba que sus esfuerzos no rendían los resultados esperados. En vez de una relación exhaustiva entre lo uno y lo múltiple, él encontró una unidad sin diversidad. Pero en lugar de concluir, en este punto, que la realidad no estaba pensada para ser explicada exclusivamente en términos de las categorías de su mente, él creó su propia diversidad declarando que una cierta parte de la realidad es incognoscible para todos. En esta forma, él es capaz de "preservar" su propia individualidad, por un lado, y dar significado a su vida, por el otro. El hombre va y viene eternamente entre los dos reinos tratando de encontrar satisfacción pero nunca es capaz de realizar su ideal de unidad en diversidad y de diversidad en unidad. El ejemplo usado antes, referido a la fluctuación de marido y mujer en una relación de "dominio-sumisión" por un lado, y de aislamiento, por el otro, podría emplearse para ilustrar este punto. En esta falsa problemática, el hombre nunca está realmente satisfecho. Nunca es capaz de alcanzar su inobtenible ideal. Más aún, esta problemática es operativa en todo nivel en que haya una relación de lo uno-y-lo múltiple. Que el hombre rebelde contra Dios tenga una falsa problemática, significa que está planteando las preguntas equivocadas. Puesto que ha hecho de las categorías lógicas de su mente, el principio último de unidad e interpretación, él está preguntando si hay algún sistema no contradictorio en sí mismo que pudiera rescatarlo de su dilema con el cual vive consistentemente. El pregunta por experiencias totalmente únicas que no tengan el 20

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problema de ser aisladas del resto de la vida. Entonces, ¿qué pensará el incrédulo cuando, Clark le ofrece un sistema internamente coherente que proporciona "soluciones plausibles a muchos problemas" y da "más significado a la vida?" O, ¿qué pensará el incrédulo cuando Schaeffer le ofrece una teoría "no contradictoria" que da "una respuesta al fenómeno en cuestión" y con la cual todos somos "capaces de vivir coherentemente?" Pareciera que ellos responden exactamente lo que el incrédulo se pregunta. Estará muy contento de oír que alguien ha llegado a otra solución posible para su dilema. Estos apologistas están confirmando, en vez de cuestionar, la creencia del incrédulo de que las leyes de la lógica de su mente son idénticas con las leyes de la realidad total, incluyendo a un Dios. En palabras de Van Til, el apologista "... puede solamente probar la inmortalidad del alma si, con Platón, él está dispuesto a probar también que el hombre es divino. Puede solamente probar que el universo tiene orden si, junto con los estoicos, está también dispuesto a decir que Dios es meramente su principio de orden."(69) Por otro lado, ¿qué pensará el incrédulo de todos los hechos que Pinnock y Montgomery le arrojan? Según Van Til, el inductista: "... en su posición no puede cuestionar el supuesto del hombre que está tratando de ganar. Ese hombre está listo para él. Piénsese del apologista tradicional que arroja hechos a su amigo no cristiano como si tuviera una pelota para tirarle. Su amigo recibe cada hecho como podría recibir la pelota y lo arroja tras él en un abismo sin fondo... ¿no es maravilloso? dirá ¡qué de cosas raras pasan en la realidad!, tú pareces ser un coleccionista de rarezas, yo, yo me intereso más por las cosas que pasan regularmente; pero, con toda certeza, me esforzaré por explicar los hechos que tú mencionas de acuerdo con las leyes que yo he encontrado que funcionan, hasta ahora."(70)

En otras palabras, el incrédulo relegará estos hechos al reino del azar en el cual todo es posible porque nada tiene significado alguno. Todo hecho es un hecho aislado desconocido hasta que el hombre lo interpreta mediante las categorías de su mente. Este método confirma también al incrédulo en su incredulidad porque no logra cuestionar sus supuestos. Estos métodos tienen también el riesgo implícito de producir "conversos" que aceptan a la cristiandad como la mejor respuesta a su falsa problemática. Schaeffer dice que él trata de evitar eso siendo un testigo coherente en su propia vida. De esa forma, la gente verá que la cristiandad es más que una respuesta mejor para su falsa problemática. No obstante, parece que Schaeffer debiera también evitar este riesgo en su método. Por ejemplo, después que Schaeffer ha demostrado al incrédulo que la Escritura "encaja con los raídos bordes del mundo", ¿qué discurrirá el incrédulo cuando Schaeffer le diga que debe inclinarse ante Dios como pecador? El incrédulo no pensaría que el pecado es rehusar a someterse a la revelación de Dios, porque él se ha convertido a sí mismo en el último principio de interpretación. Cualquier revelación de parte de Dios debe ser interpretada en términos de las categorías de la mente humana antes de ser aceptada; y, entonces, no habría necesidad de someterse a ella, porque exigiría no más del hombre de lo que él mismo se exige. Si los supuestos del incrédulo no son cuestionados, él ... por sí mismo, a partir de "su experiencia" no admitirá el hecho que es un pecador. Puede concordar en que dista mucho de ser lo que debiera ser. Puede admitir que es muy perverso. Pero Gary T. Waldecker 1976

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La Apologética: El Debate entre Evangélicos no admitirá que él ha pecado contra la revelación de Dios, que ha puesto de lado a Dios y se ha hecho él mismo una ley para sí mismo.(71)

¿No pensará más bien que su pecado se debe a sus "filos mellados?" Puesto que los supuestos del incrédulo no fueron cuestionados desde el comienzo, ¿no pensará que sus "bordes mellados" sean fracasos en lograr su falso ideal? En palabras de Van Til, ... el pecador dice que él no ha vivido de acuerdo a sus propios ideales de una vida buena. El teme que esto le acarree malas consecuencias. De alguna manera, la realidad trata al "pecado" con castigo y, si el pecado es inherente a la especie ..., entonces, él recibirá bien a cualquier alivio que uno pueda ofrecer. ¿Cómo podría él liberarse de su "complejo de culpa"? (72).

Nuevamente aquí se plantea el incrédulo la pregunta equivocada y, si se le ofrece la cristiandad como la respuesta a esta pregunta, la "salvación" se transforma en otro intento por parte del incrédulo para realizar su falso ideal. Por supuesto que es cierto que "Dios en Su misteriosa Providencia puede usar el sentido de malestar como medio para que el Espíritu Santo acuse al pecador de lo que realmente está mal en él"(73) Pero, "el punto de contacto con el sentido de necesidad encontrado en el pecador es ... no simplemente asunto de decirle que usted tiene lo que él sabe que necesita"(74) El hecho es que él no sabe lo que necesita. Está atado en su falsa problemática y, por tanto, está planteando las preguntas equivocadas. "Los hombres no ven la necesidad de la gracia hasta que por gracia la ven"(75) "El conocimiento del pecado como también el conocimiento de la salvación proviene de la gracia de Dios, no de la experiencia interpretada por la misma experiencia."(76) La misma crítica puede hacerse al método apologético de Schaeffer (y de aquellos otros no presuposicionalistas) respecto de la cuestión de la autoridad. Tal como el tipo de pecado que los hombres admitirán y como el tipo de solución que ellos quieren no son lo que realmente ellos necesitan, así también el tipo de autoridad a la cual recurrirán los hombres no es la autoridad a la cual deben recurrir.(77) "El tipo de autoridad que él aceptará debe ... ser coherente con su propia ultimeidad y con su propio derecho a ser el árbitro final de su destino."(78) El hombre aceptará la autoridad del experto, pero, los expertos pueden diferir, es cosa de cada uno decidir por sí mismo ... pídele a un hombre que acepte algo por pura autoridad, el tipo de autoridad que la Biblia clama para sí misma, y estás virtualmente pidiéndole que niegue su calidad de hombre. (79)

Cuando Schaeffer pide al incrédulo que juzgue por sí mismo la autocoherencia del sistema cristiano y su encaje con los "filos mellados" del universo, él no lo está enfrentando con la autoridad absoluta de la Biblia. En esta forma el pecador es llevado a creer que la cristiandad tiene solamente la autoridad de un experto. Como tal, la "cristiandad" no cuestiona sus presupuestos, por lo cual, es vista como otro intento de realizar su ideal y el incrédulo tiene el derecho de elegir por sí mismo entre los expertos. Entonces, cuando Schaeffer le dice que debe reverenciar a Dios y entregarse a Jesús, el incrédulo pensará, probablemente, sobre este Dios en la misma forma en que fue urgido a pensar de la cristiandad al comienzo del análisis. Dios es pensado meramente como un experto en el campo de la religión y no tiene la autoridad absoluta. 22

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Entonces, parece que en sus intentos para acercarse al incrédulo donde éste esté, o como lo dice Schaeffer, "... ponerse en el lugar de otra persona y ver cómo le parecen sus propios problemas"(80) los inductistas, los deductistas y todas las combinaciones de ellos, no han logrado llegar a su meta, por lo menos en lo tocante a sus métodos apologéticos. Por supuesto que el Espíritu Santo puede obrar mediante estos métodos; sin embargo, es nuestra responsabilidad ser tan bíblicos en nuestra metodología como sea posible. Estos métodos en vez de enfrentar al pecador con su verdadera situación y con la respuesta correcta, realmente le confirmar en su incredulidad. No logrando cuestionar sus supuestos, le dan la idea de que la cristiandad es simplemente otro intento por realizar su ideal. Van Til lo establece muy bien: ... con el método tradicional es imposible establecer claramente la posición de uno en contra del otro de modo que ambos puedan ser comparados por lo que son ... Con la base tradicional de razonamiento no se le da al incrédulo mucha oportunidad para ver con cierta adecuación cuanto difiere de la suya propia la postura que se le pide acepte. (81)

Entonces, uno de los resultados de razonar con el incrédulo siguiendo el método tradicional de raciocinio, es que realmente niega la única individualidad del incrédulo que éste ha tratado de preservar mediante leyes y hechos que eran supuestamente comunes a ambos. Hemos visto que lo uno y lo múltiple temporales derivan su significado de su relación a Dios. Por tanto, la verdadera individualidad puede ser habida solamente en la medida en que un individuo procure autoconscientemente someterse a Dios. Cuando el incrédulo afirma que lo uno y lo múltiple temporales son últimos, la única manera en que puede sostener su "individualidad" es mediante la afirmación de que pertenece a un azar último en el cual todos los particulares son desconocidos y sin relación. Para tener relaciones con otros individuos, él debe ceder su única individualidad y ser restringido por los otros. Por tanto, cuando un incrédulo razona con un creyente basándose en el método de raciocinio del incrédulo - método pecaminoso - el creyente confirma mediante ello la visión del incrédulo de lo que significa ser un individuio. Por tanto, en lugar de tratar de encontrar un punto de contacto sobre una base epistemológica común - en la supuesta comunidad de hechos y leyes - encontraremos nuestro punto de contacto para presentar el evangelio a no cristianos en el hecho de que ellos son hechos a imagen de Dios... Su propia conciencia es inherente y exclusivamente reveladora de Dios para sí mismos. Ningún hombre puede evitar conocer a Dios pues al conocerse a sí mismo él conoce a Dios.(82)

Romanos, capítulo 1, deja claro que mientras el hombre suprime esta verdad, de todos modos conoce a Dios en lo profundo de su corazón.

El Método Presuposicional A causa de este punto de contacto, podemos razonar por supuestos. Van Til

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La Apologética: El Debate entre Evangélicos llama a eso, metodología indirecta. Primero él se pone a sí mismo en las bases del incrédulo y demuestra que los hechos no son realmente hechos y que las leyes no son realmente leyes en base a presuposición. Segundo, él invita al incrédulo a que ponga a sí mismo en base a las presuposiciones de la postura cristiana para demostrar que solamente así cobran inteligibilidad los hechos y las leyes.(83)

Dado que el hombre natural supone la idea del hecho bruto en metafísica y la idea de la autonomía de la mente humana en la epistemología, el apologista reformado se da cuenta que él debe primeramente desafiar estas nociones. El debe cuestionar estas nociones en todo lo que diga sobre todo. Son esas nociones las que determinan las deducciones que el hombre natural pone sobre todo lo que le es presentado.(84) Primero presentará los hechos por lo que realmente son y, luego, cuestionará al hombre natural arguyendo que, a menos que sean aceptados por lo que son de acuerdo a la interpretación cristiana de ellos, ningún hecho significa nada en absoluto.(85) Entonces aquí están los hechos, o algunos de los principales hechos, que el apologista reformado presenta al hombre natural. Primero está el hecho de la existencia autocontenida de Dios. Segundo, el hecho de la creación en general y en particular la del hombre hecho a imagen de Dios. Tercero, el plan y providencia integral de Dios respecto de todo lo que sucede en el universo. Luego, el hecho de la caída del hombre y su subsecuente pecado. Es con relación a estos hechos y únicamente a ellos que los otros hechos pertenecientes a la obra redentora de Cristo son lo que son.(86) Pero ¿cómo pueden oídos sordos oír y ojos ciegos ver? ... los católicos romanos y los arminanos decoloran los hechos del evangelio para ganar aceptación de ellos por parte del hombre natural. (El apologista reformado) ... cuestionará al hombre natural desde el comienzo. El teólogo Reformado le pedirá al pecador que haga lo que él sabe que el pecador por sí mismo no puede hacer tanto en la prédica como en el razonar -y todo acercamiento al hombre natural debe incluir ambos ... Así él también sabe que el que está muerto en transgresiones y pecados es, sin embargo, responsable por su muerte. El también sabe que el pecador, en lo profundo de su corazón, sabe que es verdad lo que así es enarbolado ante él. El sabe que es una criatura de Dios; que ha estado sencillamente procurando disimular este hecho ante sí mismo. Sabe que es, por tanto, culpable y sometido a eterno castigo; tampoco enfrentará directamente este hecho.(87) Y precisamente es la prédica Reformada y la apologética Reformada, lo que desgarra el músculo de la cara del pecador y le fuerza a mirarse a sí mismo y al mundo por lo que realmente son.(88) ¿Cómo podría ser obediente en base a supuestos el hombre autónomo? El no puede ser obediente a menos que invierta toda su postura y esto no puede hacerlo por sí mismo. Se necesita el poder regenerador del Espíritu para hacerlo.(89) Como criatura de Dios, hecha en la imagen de Dios, él es siempre accesible a Dios. Como criatura racional pueden entender que uno debe aceptar la totalidad de un sistema de verdad o rechazar la totalidad suya ... en cuanto ser racional él sabe muy bien que

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solamente la declaración Reformada de la cristiandad es consistente consigo misma y, por tanto, cuestiona a la postura no cristiana en todo aspecto.(89) Sin embargo, ... es precisamente la cristiandad como un todo y por tanto, cada una de esas doctrinas como parte de la cristiandad, que le son carentes de significados al no cristiano en la medida en que no esté dispuesto a dejar sus propios supuestos de autonomía y azar.(90)

Por lo tanto, ... la única vía posible para que el cristiano razone con el no-creyente es mediante la presuposición. El debe decir al incrédulo que, a menos que acepte las presuposiciones y con ellas las interpretaciones de la cristiandad, no hay coherencia en la experiencia humana.(91)

Con este método presuposicional, la individualidad única del creyente es reconocida en que su visión de sí mismo en cuanto individuo sin relación es cuestionada. Con este método el incrédulo es aproximado justo ahí donde éste esté. Al presentar el evangelio el cristiano entiende realmente donde está el incrédulo y así puede tener compasión. es decir, el método mismo permite un verdadero entendimiento de la situación del incrédulo, mientras que el apologista tradicional suele dar por descontado que el incrédulo se formula algunas de las preguntas correctas, lo cual tiende a oscurecer su visión de la verdadera situación del incrédulo. El apologista presuposicional sabe que el incrédulo supone un azar último y su propia autonomía, y que estos son sus presupuestos básicos en términos de los cuales él interpreta todo lo demás. Por tanto, él puede aproximarse al incrédulo donde éste esté y rehusar acercársele allí donde él piensa que éste está. Que el presuposicionalismo de Van Til sea entendido como insensible al individuo, se debe, al menos en parte, a una separación, básicamente no cristiana, entre los métodos inductivo y deductivo. Esta separación corresponde a la abstracción del uno temporal desde lo múltiple temporal que ocurre cuando se piensan como siendo igualmente últimos y mutuamente exhaustivo. Que los cristianos sean influídos por esta falsa problemática no debiera sorprender en absoluto, puesto que los cristianos todavía pecan. De este modo, Clark que es muy deductivo, dice que "en vez de empezar por los hechos y descubrir después a Dios, a menos que un pensador empiece por Dios, nunca podrá terminar en Dios ni tampoco llegar a los hechos"(92). Clark clama ser un presuposicionalista pero, de esa cita, se ve claramente que su uso de la deducción es una abstracción que hace de los particulares o hechos sean pensados como virtualmente sin relación y desconocidos. Así, los hechos no pueden llevar a Dios, ni son reveladores de Dios. Debemos pues empezar por Dios para llegar a los hechos. Pero en este encuadre que participa de manera significativa en la falsa problemática, Dios no es una presuposición genuina sino una abstracción: Dios es aquí un axioma epistemológico que ayuda a respondernos la pregunta "¿ cómo sabemos?" frente a particulares desconocidos sin relación. Por otro lado, los inductivos, que también participan significativamente de la falsa problemática, enfatizan los particulares abstraídos. Desde esta perspectiva, es natural que acusen a Van Til de ser insensible a los hechos y personas individuales. Piensan que su presuposición es un principio abstracto de unidad, el cual, de acuerdo a la falsa problemática, excluye a la individualidad única. Sin embargo, Van Til niega que su Gary T. Waldecker 1976

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presuposición comparta la falsa problemática. El se diferencia a sí mismo de los así llamados hiperCalvinistas. La Biblia enseña de la soberana gracia electiva de Dios, también enseña sobre el universal ofrecimiento del evangelio. Yo no pude comprender lógicamente la relación entre ambos, pero este hecho no me lleva a negar alguno de ellos... Algunos calvinistas han negado, virtualmente, el universal ofrecimiento del evangelio en el interés de mantener la enseñanza bíblica referida a la gracia electiva. Yo he discutido contra ellos de que tal posición no es bíblica y por tanto no es verdadera.(93) Los calvinistas extremados piensan que ellos pueden demostrar que las enseñanzas de la Biblia pueden relacionarse entre sí en un sistema lógicamente penetrable. Cuando ellos construyen su sistema lógico virtualmente destruyen el significado de la factualidad histórica...(94)

Entonces, la presuposición de Van Til no es una abstracción sino, más bien, "aceptamos este Dios por autoridad escritural"(95). La presuposición de Van Til es pre-teorética pues es la base del pensamiento teorético. Tanto inducción como deducción reciben su significado en términos de sus relaciones con Dios y funcionan armoniosamente cuando son, así, autoconscientemente sometidas a Dios. Van Til afirma: yo no separo artificialmente la inducción de la deducción o el razonamiento sobre los hechos de la naturaleza del raciocinio de manera analítica o priorística sobre la naturaleza de la conciencia humana ... Por el contrario, veo a la inducción y al razonamiento analítico como parte de un solo proceso de interpretación.(96) Por tanto, cuando se razona con un no creyente, Van Til usa la deducción y la inducción subordinadas a su presuposición y emplea esos métodos para aproximarse al incrédulo donde esté, no donde él piensa que está. Habiendo establecido que el presuposicionalista puede ser sensible a las reales necesidades de los no creyentes, porque él conoce sus presupuestos básicos, debemos también decir que no todo incrédulo es igualmente consistente con sus presuposiciones. Esto se debe a la doctrina de la gracia común, según la cual, por una parte, el no creyente está restringido de ser plenamente consistente. De acuerdo con Van Til, "la gracia común disminuirá todavía más en el ulterior curso de la historia"(97) hasta que "el réprobo plenamente autoconsciente hará todo lo que pueda en cada dimensión para destruir al pueblo de Dios"(98). Sin embargo, por otro lado, "...Dios incrementa Su actitud de favor para con el elegido, hasta que por fin, en la consumación de la historia, su condición háyase emparejado con su estado."(99) Por tanto, "buscamos ... hacer a los hombres epistemológicamente conscientes de sí mismos ..."(100) aunque agradecemos que el malo no se haya vuelto todavía tan malo como será. Por tanto, en nuestro testimoniar a los incrédulos, debemos ser sensibles al grado de autoconciencia epistemológica del hombre. Por ejemplo, Van Til establece el argumento general del teísmo cristiano como es aplicable a aquellos que han alcanzado un grado significativo de autoconciencia epistemológica:

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La Apologética: El Debate entre Evangélicos todos nuestros oponentes han dicho en efecto que las categorías humanas son últimas. Con respecto a todos ellos nos preguntaríamos qué pasa si procurarán enfrentar las preguntas más últimas de la filosofía basándose en ello.(101)

Es obvio, no obstante, que si un cristiano se enfrenta con un incrédulo que no fuera muy autoconsciente epistemológicamente, como si éste pudiese hablar con inteligencia respecto de "las preguntas más últimas de la filosofía", el cristiano no estaría tratándole como un individuo único, no estaría aproximándosele exactamente donde él está. Van Til habla del método involucrado en el testimonio a este tipo de persona. Dice, ... que hay demasiados que no están dispuestos a aceptar la responsabilidad por sus actitudes epistemológicas. Quizá haya más ociosos epistemológicos que de cualquier otra clase ... Así pues, hoy muchos padres están dispuestos a dejar que sus hijos asistan a la escuela dominical porque tienen que aprender algo sobre religión ... la indiferencia de esta clase es difícil de manejar. En cierta medida es cosa de temperamento. Pero en los casos en que se trate de temperamento, debemos tratar de hacerles ver que no pueden permitirse cualquier tipo de temperamento que les plazca. Ellos son seres racionales y deben plantearse cuestiones sobre la lógica de sus estados temperamentales. En tales casos extremos, él único método que podría acercarse a su estilo de pensar es un enérgico testimonio a las propias convicciones sobre la verdad de la cristiandad y, específicamente de sus implicaciones respecto del día del juicio. Si son demasiado letárgicos desde el punto de vista intelectual como para hacer algo por cuenta propia, si han triunfado hasta ahora en ahogar la voz de humanidad dentro de ellos, pareciera que nada queda por hacer como no sea testimoniar ... Aquí queremos decir testimonios que no sean más que declaración enérgica de la propia creencias de la verdad sin elicitar ninguna respuesta intelectual inmediata ... Podría ser que nuestro testimonio y nuestra oración les conduzca a empezar a razonar con ellos (102).

A eso yo le agregaría una categorización tentativa la cual incluiría a aquellos en este nivel como también a aquellos que pueden ser un poquito más conscientes de sí y, no obstante, incapaces de comprometerse en discusión filosófica. Si es cierto que lo uno y lo múltiple existe en varios niveles de realidad e incluyen a toda la realidad, entonces, la falsa problemática del hombre se expresará a sí misma, por lo menos en algún grado, en toda su experiencia. De esa manera, un testigo cristiano puede emprender una conversación con tal tipo de persona y en la medida en que pueda ver la más leve manifestación de la falsa problemática, será capaz de poner la verdad de la Escritura por sobre el error. De esta manera, él estará aplicando la verdad de la Escritura a las necesidades y preguntas del incrédulo y, mediante ello, reconociendo su única individualidad. Que esta aproximación al individuo en su situación inmediata con la verdad de la Escritura, resulta adecuada es demostrada por John Frame cuando dice que: la Escritura es vista por lo que es solamente cuando está apropiadamente relacionada al mundo al que ha llegado. Esto es así porque la revelación general y la especial nunca fueron hechas para funcionar aparte una de otra. Siempre surge una pregunta por el significado de la Escritura a partir de un problema personal. La cuestión de la interpretación y la cuestión de la aplicación son las mismas.(103)

Por tanto, "saber cómo se aplica la Escritura implica que debemos saber algo respecto de nosotros mismos y de nuestro mundo."(104) Parece, entonces, que para ser efectivos

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testigos, debemos saber como se expresa a sí misma la falsa problemática, y debemos poner la verdad de la Escritura por sobre el error.

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