La apología de Sócrates nos deja como reflexión

La apología de Sócrates nos deja como reflexión, como su protagonista (Sócrates), sin duda alguna sufre la injusticia, que es llevada a cabo en un tribunal donde reina el entorno de envidia y calumnia; Sócrates asume su papel de acusado, sin temor alguno, ya que él está totalmente convencido de que su inocencia podrá ser demostrada con la mayor arma que cuenta el “el arte de hablar” y que con esto pretende desenmascarar con hechos y no con unas simples palabras. Después de interactuar con sus acusadores y dejando en claro que su discurso será muy espontaneo, entra a lo que será su defensa, deja por entendido que tiene acusadores, unos antiguos y otros que lo acusan recientemente, esto lo hace con el fin de aclarar que ya en un tiempo atrás, una mala fama y difamación se han difundido entre los habitantes del pueblo, y que todo este conflicto hizo que se viera como un peligro para la sociedad y juventud de Grecia. El principal motivo de las acusaciones hechas hechas hacia Sócrates, fueron generadas por el interrogante de ¿Quién era el hombre más sabio? Este gran interrogante fue planteado por su amigo Querefonte quien acudió ante el oráculo de Delfos, con el fin de poder identificar entre la sociedad aquel individuo. El oráculo sin preámbulos, respondió que el hombre más sabio, sin duda alguna era Sócrates, esto lo llevo a un autoexamen y decidido a comprobar si esto era cierto, puso a prueba a los políticos, artesanos y poetas, y concluyo que estos eran ignorantes, pues se vanagloriaban de ser los más sabios sin serlo, y a diferencia de Sócrates, el reconocía no ser sabio lo cual lo hacía más sabio que todos. Esto puso en evidencia sus más grandes difamadores, Meletos, Anitos, y Lincón, los cuales se pusieron en complicidad con políticos, poetas y artesanos; para poder llevar ante un tribunal a Sócrates y poder lograr una sentencia a pena de muerte. A pesar de que todas las personas tenían conocimiento de su inocencia y que un gran número de votos estuvieron a favor de la defensa de Sócrates, y después de discutir muchos posibles factores de ¿Cuál sería el castigo justo?, se puso en evidencia que Sócrates estaba en acuerdo, no ante su propio juicio; si no al que se la había llevado acabo ante el tribunal, el cual tendría como fin. La pena de muerte. Tal sentencia y tal condena, sin nombrar la presión sicológica que esto generaba para él, y aun así no paso en ningún momento por su mente, pedir perdón ni suplicar ante el juez. Solo explico que era evidente que muchos en los combates se escapaban de la muerte porque abandonaban sus armas e imploraban el perdón de los enemigos. Todos los peligros pueden evitarse de muchas maneras, sobre todo por quienes están dispuestos a claudicar. Pero lo más difícil no es escapar de la muerte, sino evitar la maldad, qué corre mucho más deprisa que la muerte “

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Y como si fuera poco, el último discurso de Sócrates. Fue una enseñanza a los verdaderos méritos del hombre, toma con total agrado la muerte, que se atreve a definirla como el mayor premio a recibir, como una trasformación personal y no una desgracia como muchos pensaban, esto son las grandes diferencias entre los sabios y los ignorantes, que ven un futuro, en donde muchos ven desgracia, al despedirse de sus jueces, Sócrates argumenta, que con su muerte podrá realmente conocer a los verdaderos jueces, jueces que fueron semidioses y que entregaron todo lo bueno de ellos, que al contrario de los presentes que lo único que hicieron fue juzgar y sentenciar a muerte una persona inocente, que lo único que hizo fue ser diferente sin ponerle cuidado a los bienes materiales y por mantener siempre en alto su pensamiento filosófico-critico, seria premiado con la dicha de hades. Y sin previo aviso dice: no tengo nada más que decir. Ya es la hora de partir: yo a morir, vosotros a vivir. ¿Quién va a hacer mejor negocio, vosotros o yo? Cosa oscura es para todos, salvo, si acaso, para el dios “

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Ensayo; Apología de Sócrates (Teoría del conocimiento;) Presentado por: OSCAR JAVIER CEBALLOS MUÑOZ