La Alexitimia

September 13, 2017 | Author: Jeannette Merlo Serrano | Category: Cerebral Hemisphere, Self-Improvement, Emotions, Psychology & Cognitive Science, Clinical Psychology
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LA ALEXITIMIA

OIHANA ORMAETXEA Master en Psicología Clínica y de la Salud 2009/2010

INDICE INTRODUCCIÓN ............. ....................................................................................5 ASPECTOS TEÓRICOS .. ....................................................................................6 ● Concepto y desarrollo histórico ...................................................................6 ● Clínica de la alexitimia .............................................................................. 10 Rasgos esenciales y accesorios.........................................................10 El procesamiento de estímulos emocionales en la alexitimia .............12 Alexitimia y personalidad ....................................................................15 • Prevalencia ........... ................................................................................. 17 • Etiología ................ ................................................................................. 19 Hipótesis con base neurobiológica .....................................................20 Hipótesis con bases cognitivo-afectiva ...............................................22 Otras hipótesis. ..................................................................................25 ● Alexitimia, ¿estado o rasgo? ....................................................................28 ALEXITIMIA Y DSM-IV ..... ..................................................................................31 • Eje I ...................... ..................................................................................32 Trastornos del estado de ánimo .........................................................32 Trastorno depresivo ...............................................................32

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Trastornos de ansiedad ................................................................... 33 Trastorno de pánico y trastorno de ansiedad generalizada 33 Trastorno por estrés postraumático .................................... 34 Alexitimia y estrés ............................................................... 36 Trastornos de la conducta alimentaria ............................................. 37 Trastornos de inicio en la infancia o la adolescencia ....................... 39 Síndrome de Asperger ........................................................ 39 Abuso de sustancias ....................................................................... 42 Trastornos somatomorfos ................................................................ 45 • Eje II ...................................................................................................... 47 • Eje III ..................................................................................................... 49 Factores psicológicos que afectan al estado físico .......................... 49 • Eje IV ..................................................................................................... 53 Problemas de relación: relaciones de pareja ................................... 53 EVALUACIÓN .................................................................................................. 56 Escalas y cuestionarios.............................................................................. 56 Otros instrumentos..................................................................................... 64 PROPUESTA DE TRATAMIENTO .................................................................... 66 • Psicoeducación ....................................................................................... 66 3

Qué es la alexitimia ......................................................................... 69 Emociones ....................................................................................... 71 Funciones de las emociones y por qué es importante expresarlas...75 • Entrenamiento en habilidades sociales .................................................. 78 Elementos de la habilidad social ..................................................... 78 Asertividad ....................................................................................... 81 • Entrenamiento en identificación de emociones ....................................... 83 Vocabulario emocional .................................................................... 83 Expresión facial y reconocimiento de las emociones ...................... 85 Exposición ....................................................................................... 91 Algunas notas sobre el tratamiento ............................................................ 92 CONCLUSIONES............................................................................................. 93 ANEXOS .......................................................................................................... 96 Cuadro resumen de los instrumentos de evaluación ................................. 94 Escala de alexitimia para observadores (OAS) .......................................... 98 Escala de alexitimia de Toronto (TAS-20) ................................................ 102 Cuestionario de alexitimia en línea (OAQ-G2) ......................................... 106 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ................................................................ 115

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Introducción Los seres humanos necesitamos expresar nuestras emociones (alegría, tristeza, enfado, hostilidad) y lo hacemos en estrecha vinculación con el contenido considerado culturalmente adecuado. Además de actores sociales, somos participantes culturales, y las normas y los valores legitimados en nuestro universo cultural de pertenencia (real o asumida) actúan como criterios de referencia permanentes. Sólo cuando los procesos de inhibición alcanzan una intensidad extrema e impiden la gratificación, la adaptación y la integración con los propios valores, es posible suponer que van a generar no sólo malestar subjetivo sino también alteraciones psicopatológicas severas (Castilla del Pino en Teoría de los sentimientos, 2001). Estas palabras sobre los sentimientos me sirven como introducción para la tesina que presento a continuación, ya que además de subrayar la importancia de la expresión de las emociones como algo inherente al ser humano matizan muy acertadamente el hecho de que no necesariamente la inhibición de las emociones tiene porque suponer un malestar para la persona. Sin embargo, si bien es cierto que debemos tener cuidado con no patologizar por sistema las diferencias de cada uno en el grado de expresión de las emociones también es cierto que el compartir nuestros sentimientos con los demás supone una importante fuente de gratificación y por qué no, de crecimiento personal. Esta tesina trata precisamente de eso, de la incapacidad para expresar los sentimientos, concretamente de la alexitimia, que significa literalmente 'falta de palabras para los afectos'. Es un constructo teórico que a pesar de su relevancia en el ámbito de la psicología por sus implicaciones tanto en la salud psicológica como física ha sido relativamente poco estudiado, hecho que no deja de ser llamativo si tenemos en cuenta la importancia indiscutible que las emociones tienen en el ámbito de la psicología. Por ello he considerado interesante desarrollar la tesina entorno a este tema, recogiendo información sobre los aspectos teóricos de la alexitimia (historia, clínica, etiología, relación con diversas patologías y evaluación) y proponiendo una aproximación a un posible tratamiento de este síndrome.

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ASPECTOS TEÓRICOS CONCEPTO Y DESARROLLO HISTÓRICO La alexitimia se refiere a un estilo cognitivo caracterizado por la dificultad para verbalizar estados afectivos y diferenciarlos de sensaciones corporales, falta de capacidad introspectiva, tendencia al conformismo social y a las conductas de acción frente a situaciones conflictivas (Sivak y Wiater, 1997). Se trata más bien de un tipo de sintomatología que puede aparecer en personas con una amplia variedad de diagnósticos clínicos. No todas las personas tienen el mismo grado de afectación, por lo que es importante no considerarla como un síntoma de ‘todo o nada’ (PaulaPérez, I.; Martos-Pérez, J.; Llorente-Comí, M.; 2010); para Lolas (1978) estaría situada en un extremo del continuum descriptivo de la comunicación de significado emocional. La alexitimia no aparece como constructo en las clasificaciones psiquiátricas, como el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV), pero ha demostrado tener un valor heurístico importante, aceptado por la comunidad científica (Paula-Pérez, I.; Martos-Pérez, J.; Llorente-Comí, M.; 2010). En la Conferencia Europea de Investigaciones Psicosomáticas de Heildeberg en 1976, es aceptada la alexitimia como constructo especialmente aplicado a la psicosomática, y a partir de ahí el término se utilizó para referirse a un constructo multidimensional de la personalidad (Nemiah et al. 1976) caracterizado básicamente por: - Dificultad para identificar y describir sentimientos. - Dificultad para distinguir entre sentimientos y sensaciones corporales de la activación emocional. - Procesos imaginarios constreñidos evidenciados por una pobreza de fantasías. - Un estilo cognitivo orientado externamente (Nemiah et al. 1976).

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En el apartado “Clínica de la alexitimia” explicaré más en profundidad los rasgos característicos de la alexitimia. Autores norteamericanos y alemanes investigaron y llamaron al concepto de diferentes maneras: timopraxia, agnosia interoceptiva, dis-simbolia (Rof Carballo, 1984). Según Bodni (1991), la alexitimia consiste en una especie de dislexia de los afectos y no se trataría de que el sujeto no sienta o no tenga afectos, sino de que, pese a su intensidad, no discrimina matices. La aparición del constructo alexitimia fue consecuencia de observaciones clínicas realizadas inicialmente sobre pacientes con alguna de las siete enfermedades psicosomáticas clásicas. Las observaciones y conceptualizaciones iniciales parten principalmente de un esquema referencial psicoanalítico y se empiezan a investigar sistemáticamente en la década de los 70, cuando Nemiah y Sifneos examinaron 21 entrevistas transcritas con pacientes psicosomáticos en las cuales se les estimulaba para la asociación libre y el relato de los sueños (Otero, 1999), aunque diversos autores habían trabajado décadas antes en este sentido. Observaron en estos pacientes una dificultad para expresar sus estados afectivos con palabras, así como para diferenciar sensaciones corporales de afectos (Espina, 1998). Lo consideraron una perturbación cognitivo-afectiva que denominaron alexitimia (del griego a: “falta”; lexis: “palabra”; thymos: “afecto”), que significa literalmente “sin palabras para los sentimientos”. El concepto fue introducido en la literatura científica por P. Sifneos, J. Nemiah y colaboradores del Beth Israel Hospital de Boston, Estados Unidos (Sivak y Wiater, 1997). Debido a que la alexitimia fue observada inicialmente en algunos pacientes con trastornos psicosomáticos los estudios sobre el constructo han tratado primero de examinar su relación con la psicosomática y de explicar su génesis, pero como también fue hallada en sujetos sin enfermedades somáticas los estudios se han orientado hacia las relaciones entre cogniciones y emociones (Sivak y Wiater, 1997). De hecho, debido a que, como he mencionado antes, las observaciones que condujeron a la elaboración del constructo fueron inicialmente realizadas en pacientes con alguna de las siete enfermedades psicosomáticas clásicas (Nemiah y Sifneos, 1970) muchos autores asumieron erróneamente la existencia de una 7

relación etiológica específica entre alexitimia y enfermedad psicosomática (Sifneos, Apfel y Frankel, 1977). Sin embargo en la actualidad se piensa que la alexitimia está extendida tanto en las poblaciones con trastornos psicosomáticos como en las que no padecen dichos trastornos (Rodrigo y Luisiardo, 1992). F. Lolas (Lolas y col. 1989) realizó una revisión histórica de antecedentes del concepto alexitimia que se presenta a continuación: 1895

Freud

Diferencias entre psiconeurosis y neurosis actuales (neurosis de angustia, neurastenia e hipocondría)

1924

Ferencz

Pacientes en los que no se hallaba fantasía investida de afecto.

i

Modelo defensivo –represión del material psíquico y supresión del afecto-.

1933

1948

Zilboor

Modelo: regresión a estado de indiferenciación psique-soma,

g

negación y represión.

Ruesch

“Personalidad infantil”: insuficiencia de capacidad comunicacional, restricción de la fantasía, dependencia objetal, conducta social hiperadaptada.

1949

McLean

Conexión inadecuada entre sistema límbico y neocórtex.

1958

Shands

“Pacientes difíciles”: dificultad de describir sentimientos, escaso uso de “yo”. Determinaciones culturales.

1963

Marty

“Pensamiento

operatorio”,

reduplicación

proyectiva.

Modelo

deficitario. 1969

Sifneos

“Alexitimia”. Modelos neurobiológicos, psicodinámico y cultural.

Nemiah

1979

Krystal

Alexitimia como trastorno cognitivo, afectivo y relacional.

1988

Taylor

Escala TAS

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El concepto de alexitimia ha sido duramente criticado desde múltiples y variados campos, tachándose de inapropiado, poco representativo y no válido. No obstante, se considera, incluso por los mismos autores que lo critican, como un concepto ventajoso pues comunica, en una sola palabra, una serie de rasgos clínicos que subyacen en determinados trastornos o pacientes (Cerezo, GarcíaMoja, Gándara y Hernández, 1988). Estas son las principales críticas que ha recibido el constructo: - Relación entre alexitimia y enfermedad psicosomática, ya que la mayoría de los investigadores están de acuerdo en que no todos los pacientes psicosomáticos muestran características alexitímicas (Von Rad, Lolas, 1982). - Ausencia de datos empíricos. En lugar de evaluar cuidadosamente el constructo muchos autores especularon sobre el papel que juega la alexitimia en la formación de síntomas somáticos. Es decir, interpretaron los resultados de los trabajos como si la validación del constructo estuviera ya establecida (Otero, 1999). - Dimensión estructural de la alexitimia. Debería estudiarse no como una estructura, sino como una dimensión cuantitativa de la comunicación de significado emocional que ayude al diagnóstico, pronóstico y tratamiento (Lolas, 1989). Las principales críticas al constructo inicial de alexitimia alentaron a los investigadores a abrir nuevos caminos para intentar la clarificación del constructo, planteándose su estudio en un amplio abanico de patologías. Así, en la literatura encontramos investigaciones en las que se han descrito características alexitímicas en un amplio rango de psicopatologías (Otero, 1999). Más adelante se expondrá con más detalle la relación entre alexitimia y ciertos trastornos psicológicos. A pesar de las críticas antes señaladas, en los últimos años han aparecido múltiples trabajos que destacan el valor heurístico del concepto de alexitimia y su papel como estímulo de la investigación empírica (McDougall, 1982; Lesser, 1985; Taylor, 1987). 9

CLINICA DE LA ALEXITIMIA Si se entiende la alexitimia como una alteración de la personalidad, siguiendo a Krystal (Krystal, 1979; Krystal y col., 1986) se pueden diferenciar tres áreas de trastornos: - Cognitivo: las dificultades para simbolizar no corresponden a una limitación intelectual, sino que utilizan los símbolos como signos, sin creatividad y sin integrarlos en un contexto personal, lo cual forma parte del ‘pensamiento operatorio’ (Marty y M’Uzan, 1963). - Afectivo: se refiere a la dificultad de diferenciar las sensaciones corporales de las emociones y para verbalizar estas últimas; relacionado con esto destaca la ausencia de expresividad emocional y actuaciones impulsivas inesperadas. - De las relaciones interpersonales: la dificultad para empatizar ocupa un lugar predominante.

Rasgos esenciales y accesorios Krystal (1979) califica los rasgos que caracterizan la alexitimia en esenciales y accesorios. Los esenciales constituyen el núcleo del trastorno y los accesorios se dan en gran parte de los casos. Rasgos esenciales •

Pensamiento simbólico reducido o ausente: es utilitario, minucioso y está centrado en el exterior, no expresando sus motivaciones, deseos, tensiones o sentimientos.



Limitada capacidad para fantasear: existe una inhibición de la capacidad de la fantasía como realizadora de deseos, lo cual les impide la representación de

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los impulsos y la simbolización de las tensiones como un paso previo a la acción. •

Dificultad para expresar sus propios sentimientos con palabras: el término ‘alexitimia’ se refiere a este aspecto. Por ser personas que tienen muy poco contacto con su realidad psíquica, se encuentran limitadas para diferenciar estados emocionales, así como también para localizar sensaciones y experiencias corporales, por lo que expresan sus demandas en términos físicos, manifestándose incapacitadas para verbalizar.

Rasgos accesorios •

Alto grado de conformismo social: son personas aparentemente bien adaptadas,

pero

“pseudonormalidad”

como o

señala una

McDougall

(1987)

“pseudoadaptación

se

trata

social”,

de

una

pues

su

comportamiento es muy rígido y dependiente de las convenciones sociales. •

Relaciones interpersonales estereotipadas: la capacidad para relacionarse con otros se encuentra deteriorada según Krystal (1979), por un trastorno de capacidad de empatía. Las relaciones sociales que establecen suelen ser estereotipadas, muy dependientes o evitativas.



Impulsividad como expresión de conflictos: pueden llegar a la expresión afectiva descontrolada por no poder elaborar los conflictos previamente.



Personalidad inmadura (Ruesch, 1948): no desarrollan una adecuada individuación, lo cual está asociado a su deficiente expresión simbólica.



Resistencia a la psicoterapia tradicional: por la incapacidad de relacionar sus trastornos fisiológicos con sus conflictos, de discriminar sensaciones corporales de sentimientos y como consecuencia de su incapacidad para simbolizar, es difícil que puedan realizar la introspección necesaria para

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cualquier tipo de psicoterapia que pretenda descubrir los mecanismos profundos de su trastorno (Krystal, 1979). Según Pedinielli (1992) los sujetos alexitímicos tienen una representación cognitiva de informaciones afectivas que reconocen y responden de manera apropiada a las convenciones lingüísticas que tienen que ver con las emociones, y poseen códigos motores necesarios para la ejecución ordenada de expresiones de emociones, pero no existe en ellos conexión entre la experiencia afectiva y la comunicación de ésta. En este sentido cabe destacar la dificultad que manifiestan las personas con alexitimia para reconocer estados emocionales que están sucediendo. La mayoría de ellas pueden tener una sensación de incomodidad, de que algo está cambiando somáticamente (rubor, cosquilleo en el estómago, aumento de la tasa cardiaca, etc.), pero cuando se le pide que explique sus sentimientos, la persona no tiene palabras que ofrecer. A menudo, el sujeto malinterpreta la expresión física de lo emocional como una expresión física de enfermedad (las lagrimas pueden ser un defecto del lagrimal, la ansiedad en el estómago una apendicitis…). Además, los estados emocionales pueden atribuirse a influencias ambientales adversas (cambios en la presión atmosférica etc.). Es como si hubiera una falta de relación que permita a la imaginación formarse un cuadro de la situación emocional (Paula-Pérez, MartosPérez y Llorente-Comí, 2010).

El

procesamiento

de

estímulos

emocionales

en

la

alexitimia Por conceptualizarse la alexitimia principalmente como un trastorno emocional en el procesamiento de la información afectiva, así como en la regulación de los afectos (Taylor, Bagby y Parker, 1997), considero interesante presentar un apartado sobre el procesamiento de estímulos de carácter emocional de las personas alexitímicas. A pesar de que en algunos trabajos sobre la alexitimia la información que desarrollo a continuación aparece incluida en el apartado de etiología de la alexitimia, encuentro más oportuno presentar las siguientes características como 12

distintivas del constructo más que como factores originarios, pues en dichos trabajos no queda claro en mi opinión si son causantes o consecuencias del trastorno. Desde el ámbito disciplinar de la psicología de la emoción se ha interpretado la alexitimia como un fenómeno de carácter predominantemente cognitivo (MartínezSánchez y Fernández Castro, 1994), potencialmente capaz de ofrecer información en torno a las relaciones entre emoción y cognición (Martínez-Sánchez, 1995). Diversos estudios que han validado experimentalmente gran parte de las premisas conceptuales que subyacen al constructo apuntan a la existencia de una serie de disfunciones en el procesamiento de información emocional (Martínez-Sánchez, 1999). 1. Dificultad para procesar información afectiva de carácter no lingüístico. Esta alteración es especialmente manifiesta a la hora de identificar información emocional transmitida a través de expresiones faciales (McDonald y Prkachin, 1990). Este mismo hecho ha sido observado por Parker, Taylor y Bagby (1993), quienes presentando nueve fotografías de nueve emociones distintas encontraron que la tarea era más difícil para los alexitímicos. 2. Dificultad para discriminar entre distintos estados emocionales. Bagby, Parker, Taylor y Acklin (1993) empleando tareas en las que se utilizan descriptores verbales del estado de ánimo mostraron que los alexitímicos presentaban mayores dificultades para distinguir entre diversos estados afectivos (Martínez y Ortiz, 2001). 3. Déficit en el procesamiento verbal de estímulos emocionales. Lamberty y Holt (1995) observaron alteraciones específicas en el desarrollo de las habilidades verbales relacionadas con la descripción de estados emocionales complejos en sujetos con altos niveles de alexitimia. De la misma manera, Núñez, Valdés, García y Marcos (1986) aprecian una menor inteligencia verbal (medida con la subprueba de Wechler), aunque no estadísticamente significativa en un grupo de alexitímicos. 4. Patrones atencionales específicos de la información emocional. Utilizando una

variación del procedimiento experimental Stroop, Martínez-Sánchez y Marín 13

(1997) comprobaron que los sujetos con altos niveles de alexitimia tenían dificultades para procesar estímulos emocionales en la tarea, siendo menos selectivos a los estímulos que evocaban activación emocional que los sujetos con bajos niveles de alexitimia; es más, en otro estudio se comprobó cómo este efecto es especialmente acentuado ante estímulos descriptores del estado de ánimo (Martínez y Ortiz, 2001).

5. Procesamiento no simbólico de la información visual. Montreuil y Jouvent (1989) desarrollaron una prueba basada en el modelo del ‘Procesamiento distribuido en Paralelo’ (Rumbelhart y McClelland, 1986) y en el experimento que realizaron los resultados mostraron que un grupo con alteraciones psicosomáticas y altos niveles de alexitimia analizaba la información de manera inmediata, lógica y no simbólica, de acuerdo con las características de los alexitímicos (Montreuil, Jouvent, Carton, Bungener y Widlocher, 1991). Los autores interpretan estos resultados sobre la base de la hipótesis de la existencia de una “comisurectomía funcional” (Martínez y Ortiz, 2001). 6. Dificultades en la propiocepción visceral de las manifestaciones fisiológicas asociadas a la activación emocional. Se ha puesto de manifiesto la falta de fiabilidad de los alexitímicos para estimar diversos parámetros físicos asociados a la activación emocional, tales como la tasa cardiaca (Näring y van der Staak, 1995; Sachse, 1994) o el nivel general de activación (MartínezSánchez, Ortiz y Ato, 2001). 7. Patrones específicos de activación cerebral en respuesta a estímulos afectivos. Tanto Parker, Taylor y Bagby (1992), como Berembaun y Prince (1994),

atribuyen las deficiencias de los alexitímicos para interpretar la

información emocional relevante a una disminución de la actividad cerebral hemisférica derecha. Estos hallazgos concordarían con evidencias anteriores (Martínez y Ortiz, 2001).

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Alexitimia y personalidad Por otro lado resulta muy interesante el estudio de la relación entre alexitimia y algunas variables de personalidad. Son numerosas las investigaciones realizadas sobre este tema, y se ha constatado que globalmente el perfil de los sujetos que presentan altos niveles de alexitimia se caracteriza por (Velasco, 2000): •

Tendencia a somatizar.



Patrón de expectativas y atribuciones orientado hacia el locus de control externo.



Altos niveles de ansiedad cognitiva, fisiológica y motora, y depresión.



Actitud predominantemente negativa hacia la expresión emocional y patrón de pensamiento operatorio-concreto.



Menor autoconciencia respecto de los aspectos internos y externos.



Bajos niveles de deseabilidad social.



Peor balance afectivo.



Menor apoyo social objetivo y subjetivo y utilización de formas evitativas de afrontamiento.

Cada vez con mayor fuerza se está imponiendo una nueva tendencia en la investigación sobre alexitimia: el estudio de las relaciones entre ella y los modelos de personalidad basados en los rasgos (Velasco, 2000). En esta línea de investigación, Parker, Bagby y Taylor (1989) intentaron establecer las relaciones entre alexitimia y el modelo de los tres factores de Eysenck, constatando que correlaciona positivamente con neuroticismo, lo cual es congruente con las evidencias empíricas que plantean que tanto los individuos neuróticos como los alexitímicos presentan altos niveles de somatización y disforia. Cabe señalar que si bien el neuroticismo y la alexitimia se caracterizan por la presencia de sintomatología somática, los sujetos con una alta puntuación en neuroticismo tienen tendencia a expresar directamente sus emociones en relación con su estado subjetivo, contrariamente a los sujetos que presentan una puntuación global elevada en alexitimia (Velasco, 2000). 15

Los autores ya mencionados encontraron además que la alexitimia correlaciona negativamente con el factor extraversión, mientras que para psicoticismo la correlación fue positiva y sensiblemente más baja. La correlación negativa entre alexitimia y el factor de extraversión es compatible con la idea de que los individuos introvertidos muestran dificultades para comunicar sus emociones y son percibidos por los otros como emocionalmente distantes (Parker, Bagby y Taylor, 1989).

Por otro lado Pandey y Mandal (1996) obtuvieron en su investigación unos resultados muy similares, aunque estos autores interpretan los hallazgos en términos de activación emocional (arousal). En los estudios llevados a cabo por Mann, Wise y Shay (1992) se encontraron resultados en cierta medida congruentes con los obtenidos en los estudios en los que se trabajó con el modelo de los tres factores: la alexitimia correlacionó de forma moderada y positiva con neuroticismo, y de forma débil y negativa con extraversión. Además, los resultados también indican que existe una relación entre alexitimia y la dimensión denominada apertura a la experiencia; como indican McCrae y Costa (1987) esta asociación es posible si entendemos la apertura como imaginación activa, sensibilidad estética, atención a los sentimientos internos, preferencia por la variedad, curiosidad intelectual e independencia con respecto a los juicios, y no como autorrevelación (self-disclosure). En otro estudio realizado por Bagby, Taylor y Parker (1994) obtuvieron un patrón de resultados muy similar, pero cabe señalar que encontraron que la alexitimia correlacionaba negativamente con uno de los aspectos importantes del factor extraversión: el sentimiento de emociones positivas. Este resultado es congruente con la idea de que la alexitimia se caracteriza por una capacidad limitada para sentir emociones positivas. Una puntuación global elevada en alexitimia parece relacionarse con una tendencia a experimentar o sentir más intensamente la angustia emocional, una reducida experiencia con las emociones positivas, una limitación de la imaginación y una importancia baja hacia la vida emocional (Velasco, 2000).

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PREVALENCIA No existen prácticamente investigaciones sobre la tasa de prevalencia de la alexitimia en población general (Fernández Montalvo y Yárnoz, 1994) y llama la atención la variabilidad de resultados mostrados en los diferentes estudios. En la bibliografía sobre el tema se citan casi exclusivamente los estudios realizados por Blanchard et al. (1981) y Shipko (1982). En el siguiente cuadro se puede observar la mencionada variabilidad de datos obtenidos en diferentes investigaciones sobre la tasa de prevalencia de la alexitimia, que según estos resultados oscila entre el 3,5% y el 18,8%, siendo Parker quien encontró la tasa más alta en adultos sin patología situándola en casi un 19%. Autores

Población

Sujetos

Alexitimia

Sifneos (1977) BIQ

Adultos

15

6,0%

Blanchard SSPS

Estudiantes

230

5,2%

Shipko (1982) SSPS

Adultos

27

7,0%

Faryna (1986) AAS

Estudiantes

244

6,8%

Parker (1989) TAS

General

101

18,8%

Loiselle (1988) TAS

Estudiantes

333

17,7%

Sriram (1988) BIQ

Adultos

116

4,3%

Lindholm (1990) BIQ

General

266

4,1%

Fernández TAS

General

40

7,5%

Pedinelli (1991) TAS

Estudiantes

754

8,1%

Leconte SPSS-R

(1991)

Estudiantes

754

12,1%

Norton (1989) SPSS

Estudiantes

187

4,4%

Norton (1989) MMPI

Estudiantes

187

3,5%

(1981)

(1989)

Fuente: Pedinielli (1992)

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Sin embargo, dichas tasas se incrementan en determinadas poblaciones, llegando por ejemplo a tasas que fluctúan del 25% al 50% en pacientes en tratamiento por trastornos psicosomáticos (Cerezo et al., 1988). Para Parker (1989) son alexitímicos el 74,4% de pacientes con anorexia y el 49% de los toxicómanos, el 46,7% de pacientes con trastorno de pánico, frente a sólo un 12,5% de fóbicos.

En cuanto a la distribución por sexos, se ha encontrado una mayor tendencia por parte de los hombres a ser alexitímicos (Fernández-Montalvo y Yárnoz, 1994). Así, en los estudios de Blanchard (1981) y Shipko (1982) se encontraron unas tasas del 8% de varones alexitímicos frente al 1,8% de mujeres. Estos datos son convergentes con los estereotipos sexuales que sugieren que los individuos del sexo masculino dejan traslucir en menor medida sus emociones (Páez y Velasco, 1993). Asimismo, se ha encontrado en algunos estudios una mayor incidencia de la alexitimia en personas que pertenecen a un nivel socioeconómico bajo y con un nivel intelectual y educativo también bajo (Cerezo et al., 1988). La edad constituye también un elemento importante a tener en cuenta, ya que los individuos de mayor edad obtienen puntuaciones más elevadas en las escalas de alexitimia. La explicación puede radicar en que, a medida que el sujeto avanza en edad, se produce una reducción de la expresión espontánea (Páez y Velasco, 1993). A pesar de los datos expuestos considero importante destacar la contrariedad de resultados a la hora de analizar la influencia de factores socioculturales en la prevalencia de la alexitimia. En este sentido me parece destacable el estudio realizado por Parker, Taylor y Bagby (1989) utilizando la Toronto Alexithymia Scale (TAS) (de la que se hablará en el apartado de evaluación), ya que en dicho estudio encontraron que la alexitimia no está asociada a la edad, sexo, nivel educacional, nivel económico, riqueza de vocabulario ni a la inteligencia.

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ETIOLOGIA La etiología de la alexitimia implica probablemente múltiples factores; si bien actualmente no existe una hipótesis explicativa consolidada sobre su origen (Martínez y Ortiz, 2001) son varios los modelos que intentan explicarlo. A continuación presento las hipótesis desarrolladas hasta la fecha, las cuales he agrupado de la siguiente manera:

-

Hipótesis con base neurobiológica.

-

Hipótesis con base cognitivo- afectiva.

-

Otras hipótesis. Bien porque defienden una alteración con base neurobiológica bien porque

basan su explicación en argumentos que a mi parecer son explicables por medio de mecanismos de aprendizaje, son las dos primeras corrientes las que en mi opinión presentan modelos más sólidos. Por otro lado pienso que es coherente plantear una interrelación entre ambos modelos, ya que de la misma manera que las alteraciones neurobiológicas pueden alterar los procesos de aprendizaje éstos pueden también modular de alguna manera las estructuras neuroanatómicas. Parece que se puede afirmar que hay evidencias de disfunción mental fisiológica, sobre todo en los casos más graves de alexitimia, sin embargo ésta en sí tampoco es prueba de la determinación genética del trastorno, pues el factor moldeador más importante de nuestro funcionamiento cerebral es el ambiente (Moral de la Rubia y col., 2001). De hecho, algunos investigadores han atribuido la alexitimia, en su totalidad, a factores ambientales (Haviland y cols, 1991; Hendryx y cols, 1991); Henderson (1994) y Lumley y cols. (1996) afirman que cuanto más traumático haya sido el ambiente familiar o más graves sean los estresores ambientales presentes, el sujeto presentará mayor grado de alexitimia y peor respuesta terapéutica, pues este ambiente habrá dejado su huella en el funcionamiento cerebral del sujeto, y no sólo en los rasgos expresivos o manifiestos.

19

Aún así,

cabe señalar que al parecer en la actualidad el tema de la

clasificación etiológica de la alexitimia ha sido abandonado y se habla tan solo de grados de alexitimia con base fisiológica con independencia de su origen (Sifneos, 1996).

Hipótesis con base neurobiológica El interés por la neurobiología de la alexitimia se deriva de la observación de la existencia de marcados rasgos alexitímicos en pacientes epilépticos tras practicárseles comisurectomías quirúrgicas totales o parciales (Septien et al., 1992), en sujetos con alteraciones del cuerpo calloso (Buchanan, Waterhouse y West, 1980), así como en lesionados en el hemisferio cerebral derecho (Voeller, 1986; Voeller, Hanson y Wendt, 1988). Estas teorías parten de dos modelos principales:

-

el que estudia la transmisión de información entre el sistema límbico y el neocórtex, según el cual sería un bloqueo del paso de los impulsos desde el sistema límbico a la corteza cerebral el que imposibilitaría el reconocimiento de las emociones.

-

el que trabaja en la especialización hemisférica y del cual parten las siguientes hipótesis.

Hipótesis del déficit en la transferencia interhemisférica El modelo de especialización hemisférica afirma que la alexitimia podría deberse a una falta de comunicación entre los hemisferios cerebrales. Esta teoría se apoya en la posibilidad de que la emoción esté localizada en el hemisferio derecho (en la mayoría de personas diestras) y la expresión verbal en el hemisferio izquierdo. Esta supuesta falta de comunicación entre los hemisferios en sujetos alexitímicos produciría un déficit en la capacidad de articular verbalmente emociones (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000). Hoppe y Bogen (1977) observaron que en los 20

pacientes comisurectomizados total o parcialmente (“cerebro dividido”) había una capacidad disminuida para fantasear, simbolizar y soñar, por lo que propusieron que una “comisurectomía funcional” o inhibición de la actividad del cuerpo callosa podía ser el mecanismo básico de la alexitimia (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000). Estudios posteriores como los de Tenhouten y col. (1985, 1986) parecen confirmar parcialmente esta hipótesis, aunque autores como Lane et al (1997) han cuestionado estos estudios aduciendo que el patrón de respuestas descrito en estos trabajos podría también darse en otras patologías neurológicas (Martínez y Ortiz, 2001). Por otro lado Zeitlin y col. (1989), en un estudio con veteranos de combate diagnosticados de estrés postraumático, observaron una asociación significativa entre alexitimia y falta de comunicación interhemisférica. Parece que algunos casos de alexitimia pueden ser mediados por una “desconexión funcional” de los dos hemisferios cerebrales en individuos neurológicamente intactos, pero según el propio autor estos resultados no pueden extrapolarse a individuos sin estrés postraumático (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000).

Disfunción en el hemisferio derecho Autores como Cole y Bakan (1985) sugieren la existencia de una relación entre la activación del hemisferio derecho y la alexitimia. Partiendo de la idea de que la dirección (derecha o izquierda) de los movimientos laterales conjugados de los ojos que los sujetos realizan cuando están pensando en una pregunta es indicativa de una mayor activación de uno de los hemisferios, estos autores encontraron que es la lateralización izquierda la que correlaciona positivamente con la alexitimia (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000). Posteriores trabajos también parecen apuntar la existencia de relaciones entre la alexitimia y alteraciones en el hemisferio derecho y la dominancia de la lateralización izquierda (Parker, Taylor y Bagby, 1992).

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Sin embargo, los resultados obtenidos hasta la fecha no son concluyentes ya que en su mayoría han empleado instrumentos de evaluación de la alexitimia con pobres propiedades psicométricas, careciéndose además de resultados derivados del empleo de técnicas de neuroimagen (Martínez y Ortiz, 2001).

El papel del córtex cingular anterior Se sabe que el córtex cingular anterior (CCA) juega un importante papel en el procesamiento y respuesta emocional dada su implicación en la generación del reconocimiento consciente de los sentimientos, así como en la regulación de los componentes fisiológicos y expresivo-motores de la respuesta emocional. Desde ésta óptica la alexitimia estaría causada por un deficiente reconocimiento consciente de la emoción. En los casos más severos se daría una ausencia completa de experiencia consciente de emoción, mientras que en niveles más leves se produciría una atenuación de la experiencia afectiva (Martínez y Ortiz, 2001). No obstante, para demostrar este modelo habría que previamente confirmar, por un lado, que las lesiones en esta estructura están relacionados con el trastorno y por otro que los déficits en el reconocimiento consciente de la emoción en sujetos neurológicamente intactos son atribuibles a la activación predominante del CCA (Martinez y Ortiz, 2001).

Hipótesis con base cognitivo-afectiva El papel del desarrollo afectivo temprano El desarrollo individual en la capacidad para identificar y expresar emociones depende de los procesos tempranos en que en la interacción entre madre e hijo los niños comunican sus necesidades mediante expresiones no verbales. Esta interacción favorece el desarrollo de capacidades valorativas de los estados intra y extraorganísmicos (Martínez y Ortiz, 2001). Por otro lado, los niveles de expresión 22

emocional de los padres correlacionan significativamente con los expresados por sus hijos (Bornstein, Fitzgerald, Briones, Pieniadz y D’Ari, 1993). Berenbaum y James (1994) indican que los jóvenes procedentes de familias que expresan en pocas ocasiones sus afectos positivos tienden a mostrar niveles superiores de alexitimia; además las madres con altos niveles de alexitimia tienen hijos más alexitímicos (Lumley, Mader, Gramzow y Papineae, 1996). A su vez, como explicaré más adelante, las influencias familiares en la expresión emocional están moduladas por factores sociales (Mesquita y Frijda, 1992).

Hipótesis de la alteración de la regulación del afecto La regulación del afecto implica tres sistemas interrelacionados: a) el neurofisiológico (en el que están implicados el sistema nervioso autónomo y el sistema endocrino), que representa la dimensión biológica del afecto b) el conductual-expresivo y c) el cognitivo experiencial (en el que está implicado el neocórtex), que sería la dimensión psicológica del afecto. Así, la activación de alguno de estos sistemas modularía la activación de los otros dos (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000). Por otro lado, son necesarias una serie de habilidades cognitivas (incluidas en el constructo “inteligencia emocional”) para darse el control y la autorregulación de las emociones en el que se verían implicados los tres sistemas mencionados. Estas habilidades incluyen la capacidad de ser consciente de las emociones y utilizarlas de forma adaptativa, y la capacidad para comprender las emociones de los demás y poder dar respuestas empáticas (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000). De esta manera Taylor (1997) plantea que la alexitimia refleja el fracaso en la autorregulación de los afectos y la define en términos de características cognitivas, de modo que estas características reflejarían déficits tanto en el área cognitivoexperiencial como en el área conductual- expresiva del sistema de respuesta de las emociones (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000).

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Teorías del procesamiento cognitivo Un creciente cuerpo de investigación propone la alexitimia como un trastorno cognitivo específico del procesamiento de la información emocional. Esta hipótesis se basa en algunas premisas ya validadas experimentalmente (Martínez y Órtiz, 2001). Como ya he explicado anteriormente, a pesar de haber encontrado esta información en textos referentes a la etiología de la alexitimia, he considerado que por su interés merecía un apartado específico (‘El procesamiento de estímulos emocionales en la alexitimia’), por lo que a continuación únicamente mencionaré los déficits en el procesamiento cognitivo de las personas alexitímicas:

-

Dificultad para procesar información afectiva de carácter no lingüístico.

-

Dificultad para discriminar entre distintos estados emocionales.

-

Déficit en el procesamiento verbal de estímulos emocionales.

-

Patrones atencionales específicos de la información emocional.

-

Procesamiento no simbólico de la información visual.

-

Dificultades en la propiocepción visceral de las manifestaciones fisiológicas asociadas a la activación emocional.

-

Patrones específicos de activación cerebral en respuesta a estímulos afectivos.

24

Otras hipótesis Teorías genetistas El único trabajo en torno a la relación entre alexitimia y genética fue el llevado a cabo por Heiberg y Heiberg (1977), en el cual basándose en una muestra de gemelos monocigóticos y dicigóticos concluyen la existencia de un fuerte componente hereditario en la alexitimia. Sin embargo, este estudio ha sido criticado por el reducido tamaño de la muestra, la falta de control de las variables socioculturales y la semejanza de influencias ambientales a que se habían visto sometidos los sujetos (Martínez y Ortiz, 2001; Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000).

Inteligencia (hipótesis psicométrica) Diferentes autores han hipotetizado sobre la posibilidad de que los sujetos alexitímicos presenten una inteligencia verbal inferior a los no alexitímicos basándose en las característica psicológica que definen al alexitímico como “incapaz de leer y expresar sus emociones” (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000). Sin embargo, otros autores apoyan la teoría de que el estilo de comunicación es lo que determina que los sujetos alexitímicos sean juzgados como poco inteligentes (Pierloot y Vinck, 1977). De hecho diferentes estudios llevados a cabo por los autores Taylor (1988), Parker (1989) y Bagby (1990) no encontraron correlaciones significativas entre alexitimia e inteligencia.

Teorías integrativas Basándose en conceptos de la formación de símbolos y en los estados del desarrollo de Piaget, los autores Lane y Schwartz (1987) han elaborado una secuencia epigenética del desarrollo del afecto que implica una progresiva desomatización, diferenciación y verbalización de las emociones como capacidades cognitivas maduras (Espina, 1998). 25

La función integrativa y comunicativa de los afectos estaría alterada en los alexitímicos, por lo que son vulnerables a un incremento de la tensión provocada por estados indiferenciados de activación emocional. El problema fundamental sería el déficit en el procesamiento cognitivo de las emociones independientemente de su fuente (Espina, 1998). Según estos autores, este déficit podría originarse tanto por variaciones de la organización cerebral como en los defectuosos patrones de intercambio afectivo durante el desarrollo infantil (Emde, 1988; Stern, 1984; Taylor, 1987, 1991; Edgcumbe, 1984; Osofsky y Eberhart, 1988).

Teoría sistémica Autores como Onnis y DiGennaro (1987) proponen, a partir de la descripción de Minuchín de las familias “psicosomatógenas”, que la alexitimia es el síntoma de una familia que intenta evitar el conflicto y las tensiones emocionales bloqueando las emociones, provocando así que el síntoma somático sea el lenguaje de todo el sistema familiar (Espina, A., 1998).

Perspectiva sociocultural Las teorías de corte sociológico defienden que la alexitimia es explicable a través de procesos de aprendizaje social, de

determinación cultural de las

emociones así como de factores socioculturales ligados a la expresión lingüística de las emociones y la sintomatología asociada a la activación emocional (Martínez y Ortiz, 2001). Una línea de investigación vincula los rasgos alexitímicos a las características del medio social y Leff (1973) subraya que los sujetos en poblaciones urbanas son capaces de diferenciar más estados emocionales que los habitantes de zonas en vías de desarrollo (Martínez y Ortiz, 2001). Las variaciones culturales también podrían influir en el nivel de alexitimia, ya que se sabe que la diferenciación entre síntomas físicos y sentimientos 26

frecuentemente no está presente en las culturas no occidentales (Martínez y Ortiz, 2001). Por otro lado, en las culturas colectivistas se valoran en menor medida los sentimientos internos, mientras que en las culturas individualistas los sentimientos internos (individuales) son más valorados; así, en las culturas colectivistas son mayores los déficits tanto para diferenciar entre sentimientos y sensaciones físicas como la incapacidad para expresar emociones (Markus y Kitayama, 1991; Scherer, Matsumoto, Wallbot y Kudoh, 1988). Otra variable importante es la “diferencia de poder” (forma en que se acepta cómo se regula y contribuye desigualmente el poder en la sociedad), puesto que en las culturas con alta “distancia de poder” se espera de los sujetos que sean menos expresivos emocionalmente (lo contrario podría interpretarse como falta de respeto o muestra de subversión) (Martínez y Ortiz, 2001). Además, las personas socializadas en culturas con alta distancia de poder puntúan más bajo en las reacciones internas derivadas de las emociones negativas (lo cual implicaría un bajo perfil emocional) (Páez y Vergara, 1995) y atribuyen menor intensidad a las expresiones faciales emocionales negativas (Matsumoto, 1989). A partir de las evidencias de la influencia de factores sociales en la expresión de las emociones (Fernández, Carrera, Sánchez, Páez y Candia, 2000; Páez y Vergara, 1995) se ha sugerido que la inteligencia (Basabe, Celorio, De la Vía, Echebarría, Hormaza y Páez, 1989), el nivel educativo y el estatus socioeconómico (Borens, Grosse- Schulte, Janesch y Kortemn, 1977) estarían asociados a la alexitimia, pero estudios posteriores han cuestionado esta relación (Kauhanen, Kaplan, Julkunen, Wilson y Salonen, 1993; Kirmayer y Robins, 1993; Parker, Taylor y Bagby, 1989). Por último cabe mencionar que existen evidencias contrarias a la consideración de la alexitimia como constructo cultural, basadas principalmente en datos obtenidos en estudios transculturales con muestras clínicas y no clínicas (Martínez-Sánchez y Ortiz, 2000).

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ALEXITIMIA, ¿RASGO O ESTADO? Esta pregunta ha suscitado un amplio debate entre los investigadores, y la mayor parte de ellos acepta la distinción entre alexitimia primaria y alexitimia secundaria (Velasco, 2000). Freyberger (1977) fue el primer autor que introdujo la distinción entre alexitimia primaria y secundaria. La alexitimia primaria es para este autor el resultado del bloqueo temprano en el desarrollo afectivo del niño y tendría un significado etiológico de predisposición personal cognitivo-afectiva (Freyberger, 1985). De esta manera, se consideraría una estructura de la personalidad de carácter constitucional y por lo tanto muy difícil de modificar (Freyberger, 1977). El término alexitimia secundaria fue introducido por Freyberger (1977) a partir de la observación de características alexitímicas en pacientes con cáncer, en trasplantados renales y en enfermos ingresados en unidades de cuidados intensivos. Podría considerarse una reacción transitoria específica que acompaña o permanece tras una situación de enfermedad orgánica, un traumatismo importante o determinadas situaciones de conflicto en cualquier sujeto, que puede desaparecer cuando la situación remite (alexitimia secundaria aguda) o puede ser un estado permanente en pacientes cuya enfermedad o cuyo traumatismo tiende hacia un desarrollo crónico (alexitimia secundaria crónica). En definitiva, la alexitimia secundaria sería un estado emocional al que se llega por influencias ambientales y que por lo tanto puede ser modificado (Freyberger, 1985). Para los autores que defienden esta distinción la alexitimia no es un fenómeno de todo o nada (Taylor, 1984; Shipko, 1982; Von Rad, 1984; Fukunishi, 1997), sino que cualquier individuo podría reaccionar en determinadas situaciones de un modo alexitímico tras experiencias de extrema tensión, aunque algunos lo manifestarán como una característica predominante y otros como una manifestación pasajera (Otero Rodríguez, 1999). Incluso, como apunta Sandín (1996), al igual que otros constructos de elevado contenido emocional, podría poseer ambas dimensiones (rasgo y estado) y es posible que en determinados pacientes sea un rasgo, con una base constitucional y en otros un estado modificable (Espina. 1998) Algunos autores consideran que las características alexitímicas pueden, en general, ser consideradas estables (Velasco, 2000) y son numerosos los estudios 28

que parecen confirmar esta posición, por lo que a continuación se presentan algunos de ellos. Salminen, Saarijärvi, Äärelä y Tamminen (1994) concretaron una serie de evaluaciones psiquiátricas, incluyendo una escala para medir la alexitimia, en el momento de admitir a los pacientes en el hospital. Tras un seguimiento que duró doce meses, se constató para el conjunto de la muestra una disminución en la puntuación referida al malestar psicológico, así como a la depresión y a la ansiedad, en tanto que el nivel de alexitimia permaneció estable. Schimdt y cols (1993) utilizaron la Escala de Alexitimia de Toronto (TAS) para investigar la alexitimia en un grupo de mujeres con trastornos alimentarios con un intervalo de 10 semanas antes y después del tratamiento farmacológico. A pesar de que después de 10 semanas de tratamiento hubo una mejoría significativa en la patología alimentaria, no hubo cambios significativos en la puntuación del TAS (Martínez-Sánchez, Ato-García y Ortiz-Soria, 2003). Otros datos que sostienen la idea de que la alexitimia no es una reacción ante el estrés emocional son los obtenidos en un estudio de un año de seguimiento con pacientes psiquiátricos dados de alta, en los que el nivel de alexitimia se mantuvo estable durante el año de seguimiento

a

pesar

de

que

el

malestar

psicológico

había

disminuido

significativamente (Cohen et al., 1994). Estos hallazgos son consistentes con otro estudio con pacientes con dependencia al alcohol en el que se encontró que si bien disminuyó su puntuación en depresión después de un tratamiento exitoso no ocurrió lo mismo con la puntuación en alexitimia (Haviland et al., 1988). Resultados similares se obtuvieron en una investigación llevada a cabo en 2001 por Luminet, Bagby y Taylor para estudiar la estabilidad de la alexitimia en pacientes que recibieron un programa de tratamiento para la depresión mayor y antidepresivos durante 14 semanas (Martínez-Sánchez, Ato-García y Ortiz-Soria, 2003). Parece por tanto que habría que considerar la alexitimia como un punto extremo dentro de una dimensión continua de personalidad (Taylor y col., 1997), más que como una consecuencia del estrés psicológico (Martínez-Sánchez y cols ,1998). 29

A pesar de las evidencias que parecen demostrar que la alexitimia es un rasgo estable de la personalidad me parece interesante comentar el estudio llevado a cabo por Merino, Godás y Pombo en 2001, cuyo objetivo era examinar la prevalencia de la alexitimia en una muestra no-clínica de sujetos con actitudes alimentarias anómalas. En dicho estudio se pone de manifiesto que si bien los estudios coinciden a la hora de señalar que las personas que padecen algún tipo de trastorno alimentario son más alexitímicas, estas características no están presentes en adolescentes con riesgo de padecer la patología alimentaria. Con lo cual se podría establecer que la alexitimia podría aparecer con el deterioro físico, cognitivo y personal que conlleva la patología alimentaria, pero no estaría presente al inicio de la misma (Merino, Godás y Pombo, 2001), siendo pues una alexitimia secundaria, o lo que es lo mismo, un estado reactivo al propio trastorno alimentario.

En mi opinión, para que la alexitimia sea considerada como tal es necesario encontrar en la historia del paciente cierta estabilidad de las características alexitímicas. De no ser así, encuentro más correcto hablar de una reacción a una situación estresante, por lo que sería un estado pasajero que no necesariamente causaría malestar en sí mismo, sino que podría responder a una dificultad del sujeto de manejar dicha situación, sin que ello suponga un rasgo de personalidad ni indique que en otras situaciones se vayan a dar dichas características. De esta manera encuentro más coherente considerar la alexitimia como un rasgo estable de la personalidad, es decir, primaria, y dejar el término ‘alexitimia secundaria’ como un concepto que puede ser útil para comprender el modo de afrontamiento de una persona ante una situación estresante o traumática, pero no considero que sea una entidad en sí misma ni recoja adecuadamente todos los matices del término alexitimia.

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ALEXITIMIA Y DSM-IV La regulación emocional es un aspecto del proceso afectivo que tiene importantes implicaciones para la psicopatología; de hecho, existe evidencia de que la psicopatología estaría relacionada con la habilidad de regular los afectos, y que esta habilidad a su vez dependería de la capacidad de un sujeto de diferenciar las emociones que posee (Silva, 2005), por lo que cabe esperar que la alexitimia, en tanto déficit en la regulación emocional, tenga una correlación importante con diversos trastornos. De hecho, se ha comprobado que la alexitimia aparece en diferentes patologías, especialmente psicosomáticas, toxicomanías y trastornos de la alimentación. Esto es coherente con el constructo, pues la teorización resalta la derivación de los afectos a los somático o la salida impulsiva ante situaciones estresantes que no se pueden manejar mediante una adecuada toma de conciencia y expresión de afectos, lo cual es característico de estos trastornos (Espina, 1998). Además de los trastornos mencionados, existen investigaciones en las que se han descrito características alexitímicas en pacientes con un amplio rango de psicopatologías (Otero, 1999): pacientes con adicciones (Finn et al., 1987; Taylor et al., 1990; Pinard et al., 1996; Loas et al., 1997), depresión (Blumer y Heilbronn, 1982; Fisch, 1989; Taiminen et al., 1996; Loas et al., 1998), trastorno de pánico (Parker, 1993; Zeitlin y McNally, 1993) o trastornos de estrés postraumático (Zeitlin, McNally y Cassiday, 1993; Berenbaum, 1996). A continuación presento la relación entre alexitimia y diversos trastornos psicológicos recogidos en el DSM-IV.

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EJE I TRASTORNOS DEL ESTADO DE ANIMO Trastorno depresivo Aunque algunos autores han referido que la alexitimia se relaciona de forma positiva tanto con la ansiedad como con la depresión (Bagby, et al., 1994; Hendryx, Haviland y Shaw, 1991; Taylor, et al., 1992), los resultados son aún escasamente conclusivos, ya que en no pocas ocasiones se han aportado resultados contradictorios (Haviland, Shaw, Cummings y MacMurray, 1988; Wise, Mann y Epstein, 1991). Una posible razón de estas discrepancias podría radicar en que las diferentes dimensiones de la alexitimia se relacionan de forma diferente con dichos estados emocionales (Sandín y cols., 1996). Hendryx et al. (1991) constataron que únicamente las dimensiones referidas a las dificultades para identificar y comunicar sentimientos se asocian de forma positiva con la depresión, y Bagby et al. (1994) encontraron que era la dificultad para expresar emociones la dimensión que correlacionaba de forma positiva con el estado depresivo. Los hallazgos que confirman que es la dimensión describir/expresar emociones la que tiene mayor asociación con la depresión parecen razonables si tenemos en cuenta que una de las características distintivas de la depresión es el bajo afecto positivo, más que la presencia de afecto negativo (Joiner, Catanzaro, Laurent, Sandín y Blalock, 1996). Por otro lado, aun asumiendo que la alexitimia parece relacionarse de forma positiva con las facetas negativas de la emoción (e. g. neuroticismo, afecto negativo), y negativamente con las facetas positivas (e.g., extraversión, afecto positivo) (Bagby et al., 1994; Parker, Bagby y Taylor, 1989; Sandín et al., 1995), no está claro si la alexitimia puede predecir los estados emocionales negativos futuros, entre ellos la depresión. Sandín y cols. (1996) hallaron que la alexitimia puede predecir en el tiempo futuro el estado de ánimo depresivo, sin que ello implique asumir una relación de causa-efecto, es decir, que la alexitimia sea una causa real de las reacciones emocionales, ya que en ocasiones se ha especulado que la alexitimia podría también ser una consecuencia de la depresión (Sandín y cols., 1996). 32

TRASTORNOS DE ANSIEDAD Trastorno de pánico y trastorno de ansiedad generalizada Las manifestaciones sintomatológicas del trastorno de pánico incluyen aspectos que parecen muy cercanos a las características alexitímicas, aunque solo muy recientemente se han realizado algunas investigaciones en torno a la relación entre alexitimia y trastorno de pánico (Gutiérrez Maldonado, J. y Arbej Sánchez, J., 2005). Autores como Barlow (1988) han propuesto que las personas que padecen un trastorno de pánico intentan evitar las sensaciones corporales y reducen sus experiencias emocionales. Clark (1986) desarrollo un modelo cognitivo del pánico en el que las interpretaciones catastróficas de las sensaciones corporales son un factor crucial para el inicio y mantenimiento del trastorno; todo ello parece indicar que la alexitimia está relacionada con el trastorno de pánico (Maldonado y Arbej Sánchez, 2005). Cabe destacar que según Parker y col. (1993) la alexitimia es un rasgo de personalidad teóricamente relacionado con los desórdenes por pánico, pero no con otros trastornos de ansiedad excepto en el desorden por estrés postraumático. Consideran la inhabilidad de pacientes con trastornos por pánico para relatar sus experiencias de pánico en relación con un desencadenante psicológico y su tendencia a focalizar selectivamente en una o más de sus sensaciones somáticas a través de circuitos autonómicos factores predictores de una fuerte asociación entre el trastorno de pánico y la alexitimia (Sivak y Wiater, 1997). En un estudio realizado por Zeitlin y McNally (1994) encontraron que los pacientes

del

grupo

de

trastorno

de

pánico

obtuvieron

puntuaciones

significativamente más altas en alexitimia; Parker, Taylor, Bagby y Acklin (1993) por un lado y Jokamaa y Leopola (1994) por otro hallaron resultados parecidos, concluyendo que los rasgos alexitímicos juegan un papel importante en el trastorno de pánico, aunque existen también estudios que muestran resultados contradictorios al respecto. 33

Cabe destacar la conclusión expuesta por Fukunishi, Kikuchi, Wogan y Takubo (1997) en un estudio en el que incluyeron un grupo de pacientes con fobia social, ya que proponen que la alexitimia que muestran tanto los pacientes con trastorno de pánico como los de fobia social es secundario al estado clínico del paciente y es de carácter reversible. Esta idea me parece coherente con el planteamiento hecho por Gutiérrez y Arbej (2005) en el que apuntan a que en el trastorno de pánico el temor a las propias sensaciones corporales y la focalización de la atención en éstas puede dificultar la identificación de las propias emociones y su expresión a otras personas. Desde este punto de vista, las características alexitímicas de las personas con trastorno de pánico podrían interpretarse como conductas de evitación de la activación emocional (Gutiérrez y Arbej, 2005), hipótesis que se ve apoyada por el trabajo de Devine, Stewart y Watt (1999) en el que encontraron correlación significativa entre las medidas de alexitímia y las de sensibilidad a la ansiedad en población normal. Por lo que se refiere a la posible relación de la alexitimia con el trastorno de ansiedad generalizada, Schut, Castonguay y Borkovec (2001) encontraron una mayor alexitimia en los sujetos que presentaban trastorno de ansiedad generalizada que los del grupo control, confirmando la hipótesis de que las preocupaciones en ese trastorno cumplen la función de evitación de experiencias afectivas (Gutiérrez y Arbej, 2005).

Trastorno por estrés postraumático Krystal, que tuvo conocimiento de la relación entre alexitimia y estrés postraumático a partir de supervivientes de campos de concentración, estudió dicha relación junto a Giller y Cicchetti (1986) evaluando el nivel de alexitimia en diferentes grupos de pacientes y encontraron mayor grado de alexitimia en pacientes internados con estrés postraumático. En esta misma línea, según Glynn y col. (1995), muchos veteranos de guerra con estrés postraumático presentan alexitimia, por lo cual tendrían grandes dificultades para comunicar sus experiencias.

34

Otras líneas de trabajo apuntan más a las correlaciones neurobiológicas entre el desorden por estrés postraumático y la alexitimia (Sivak y Wiater, 1997). McGhee y col. (1992), que plantean la relación entre alexitimia y estrés, observaron que la relación noradrenalina-cortisol está aumentada en el desorden por estrés postraumático; si la alexitimia puede resultar de una situación de estrés abrumador, debería esperarse una correlación positiva entre la severidad de la alexitimia y un grado aumentado de la relación simpático-medula adrenal-hipotálamo-hipófisis adrenal (Sivak y Wiater, 1997). En otro trabajo, Fukunishi y cols. (1994) evaluaron síntomas de estrés postraumático y alexitimia en un grupo de 24 pacientes quemados, víctimas de incendio. De esos pacientes algunos en etapa crónica después de diez meses del incendio mostraban altos grados de alexitimia. Además de los síntomas de estrés postraumático se hallaron actitudes de evitación y bloqueo emocional, que pudieron ser relacionados de modo significativo con los rasgos alexitímicos. Estos datos permiten plantear la posibilidad de que la alexitimia constituya un estado reactivo evidenciable cuando el bloqueo emocional aparece como síntoma del desorden por estrés postraumático (Sivak y Wiater, 1997). Zeitlin y col. (1993) compararon puntajes de la Toronto Alexithymia Scale en 12 víctimas de violación sexual con estrés postraumático, 12 víctimas de violación sin estrés postraumático y 12 sujetos que no hubieran presentado trauma. Las víctimas mostraron puntajes mayores, y los sujetos con sucesivos hechos traumáticos por abuso sexual infantil reiterado (estrés crónico) presentaban puntajes más altos que aquellos que habían presentado un solo episodio. Según estos autores, puede concluirse que elevados índices de alexitimia proveerían un soporte adicional a la hipótesis de que la alexitimia tendría la función de un mecanismo de bloqueo de afectos dolorosos (Sivak y Wiater, 1997). Siguiendo al DSM-IV el diagnóstico de trastorno por estrés postraumático incluye entre sus criterios el de 'embotamiento de la reactividad general del individuo' (criterio C), y dentro de éste el síntoma 'restricción de la vida afectiva', entre otros. De esta manera, tal vez sería más correcto hablar de desarrollo de características alexitímicas en los pacientes que sufren estrés postraumático más que de una relación directa entre ambos síndromes. Así, ambos síndromes pueden compartir 35

ciertas características sin que ello suponga que el trastorno de estrés postraumático lleve al desarrollo del cuadro alexitímico completo, por tanto tal vez se trate más bien de similitudes entre síntomas de uno y otro cuadro.

Alexitimia y estrés Diversos estudios han descrito la frecuente asociación entre los trastornos asociados al estrés y la alexitimia (Martínez-Sánchez, 1999). A raíz de esta observación, Martin y Phil (1985) formulan la denominada “hipótesis del estrés”, que sostiene que la presencia de características alexitímicas supone un factor de riesgo capaz de agravar las repercusiones patógenas del estrés, propiciando las condiciones favorables para el desarrollo de trastornos que cursen con estrés. El proceso acaecería, en situaciones de adaptación, por la confluencia de una serie de procesos: 1. La limitada conciencia afectiva y el patrón de afrontamiento orientado a la acción, junto a la dificultad para diferenciar los sentimientos de las sensaciones corporales que acompañan a la activación emocional, favorecen la amplificación, retroacción y el prolongamiento de los componentes somáticos de la activación emocional (Lane y Schwartz, 1987). 2. Las deficiencias en la habilidad para modular el nivel de activación simpática y reaccionar de manera adecuada (homeostática), en el plano cognitivo, fisiológico y conductual, que permita la resolución y el afrontamiento adecuado del estado emocional displacentero. 3. La disociación entre respuestas fisiológicas y subjetivas incapacitan al sujeto

para percibir la activación como una señal interna indicadora de la existencia de procesos de adaptación; por tanto, el sujeto tendería a seguir expuesto a sus efectos patógenos al carecer de la información precisa, no sólo para realizar un afrontamiento dirigido a la emoción, sino también hacia el problema, o en su caso para poner en marcha estrategias de evitación o huida (MartínezSánchez, 1999). 36

TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA La literatura en el área de los trastornos alimentarios ha sugerido una relación entre anorexia nerviosa y emociones. Aunque de momento son pocos los trabajos llevados a cabo con el propósito de examinar directamente la relación entre trastornos alimentarios (TA) y alexitimia, los resultados de este grupo de investigaciones coinciden a la hora de señalar que las personas que padecen algún tipo de trastorno alimentario son más alexitímicas que aquellas que pertenecen al grupo control (Merino, Godás y Pombo, 2002). Bruch (1962, 1973, 1982) sugirió que la dificultad para discriminar y expresar sentimientos, así como para diferenciar estados emocionales y sensaciones corporales, constituyen un déficit central en los TA. Estudios posteriores han confirmado la relación entre alexitimia y TA (Bourke et al., 1992; Cochrane et al., 1993; Corcos et al., 2000; De Groot, Rodin y Olmsted 1995; Guilbaud, Corcos, Chambry, Paterniti, Flament y Jeammet, 1999; Jimerson et al. (1993); Rastam, Gillberg, Gillberg y Johanson, 1997; Schmidt et al., 1993; Taylor, Bagby y Parker, 1991; Taylor, Parker, Bagby y Bourke, 1996). Taylor et al. (1996) afirman que en los TA aparece un déficit en el procesamiento cognitivo de la emoción, pero no en el estilo cognitivo operatorio. Estos datos nos llevan a pensar en la alexitimia como un rasgo de personalidad estable en los pacientes con TA (Merino, Godás y Pombo, 2002). Por otro lado, Bourke et al. (1992) y también Jimerson et al. (1994) afirman que en los TA la alexitimia es un rasgo de personalidad y no consecuencia de la cronicidad ni de la desnutrición. No obstante, a pesar de las evidencias existentes, y aunque parece menos probable, podría ser que las dificultades que atraviesan estos pacientes les lleven a bloquear las emociones y recurrir a un pensamiento externamente orientado como forma de combatir el estrés, siendo entonces la alexitimia un estado reactivo (alexitimia secundaria), como planteaba Freyberger (1977). Esta hipótesis toma fuerza si atendemos a los resultados de trabajos como el de Merino, Godás y Pombo (2002) en el que se examinaba la relación entre las actitudes alimentarias y las características alexitímicas en muestras no clínicas. Éste y otros trabajos como los 37

de Schmidt et al. (1993), Cochrane et al. (1993) o Taylor et al. (1996) muestran que si bien la alexitimia correlaciona positivamente con las características cognitivas y psicológicas de pacientes con algún tipo de trastorno alimentario no correlacionaría con los comportamientos de alimentación, es decir, no está presente en adolescentes con riesgo de padecer la patología alimentaria. De esta manera se podría establecer que la alexitimia podría aparecer con el deterioro físico, cognitivo y personal que conlleva el TA pero no estaría presente al inicio de la misma (Merino, Godás y Pombo, 2002). Sobre la relación entre alexitimia, familia y trastornos alimentarios Dahlman (1996) halló que las madres de hijas con TA eran más alexitímicas que las madres del grupo control sin patología. Estos hallazgos fueron confirmados en el estudio llevado a cabo por Espina et al. en 2001, en el que se encontró que en las madres de hijas con TA (de los tres grupos: anorexia nerviosa restrictiva, anorexia nerviosa subtipo bulímico y bulimia nerviosa) las puntuaciones del TAS-20 (Toronto Alexithymia Scale) y sus factores (1. Dificultad para identificar sentimientos 2. Dificultad para describir sentimientos 3. Pensamiento orientado externamente) eran más elevadas que en el grupo control, todo lo cual permite afirmar que la alexitimia es una característica de las familias con TA, especialmente las madres (Espina, Ortego, Ochoa de Alda y Alemán, 2001). Siguiendo con el estudio de Espina (2001), se encontró que los padres del grupo de bulimia puntuaban más alto en los tres factores, mientras que las madres tenían mayor dificultad para describir los sentimientos (factor 2) y su pensamiento era externamente orientado (factor 3). En una revisión de los estudios controlados sobre las relaciones familiares en TA (Espina, Pumar, García, Santos y Ayerbe, 1995) se concluye que las familias de bulímicas eran más hostiles, desligadas e impulsivas, los padres no eran empáticos y presentaban déficit en la crianza (Espina y cols., 2001). Estas afirmaciones se asocian a la afirmación de Onnis y Di Genaro (1987) de que la comunicación a través de la conducta alimentaria, según se plantea desde la terapia familiar sistémica (Minuchin et al. 1978), puede ser la salida necesaria en familias en las que existe una dificultad para conectar con el mundo emocional.

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TRASTORNOS DE INICIO EN LA INFANCIA, LA NIÑEZ O LA ADOLESCENCIA Síndrome de Asperger Cada vez cobra más fuerza la hipótesis de que la alexitimia es uno de los constructos que mide de una manera precisa y científica las diferencias emocionales inherentes al síndrome de Asperger (SA) (Paula-Pérez, Martos-Pérez y LlorenteComí, 2010). En un estudio sobre la alexitimia llevado a cabo por Moral de la Rubia y Retamales Rojas en 2001 se plantea la hipótesis de alguna relación entre el concepto de alexitimia y el síndrome de Asperger. Llama la atención la relación entre los síntomas prototípicos de la alexitimia y los del SA en cuanto a:

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Alteraciones cognitivas: problemas de introspección, pobre capacidad imaginativa, pensamiento concreto y operatorio y sensación de afecto plano.

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Alteraciones de las relaciones interpersonales: dificultades para identificar adecuadamente sus propios sentimientos, pobre comunicación verbal de su estrés emocional a otras personas, dificultades para ver a los demás como fuente de ayuda, preferencia por estar solos y evitar a la gente o carencia de interés por las personas que le rodean.

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Alteraciones del discurso y el lenguaje: dificultades en el uso de metáforas, lenguaje plano y basado en hechos. Casi ausencia completa de pensamientos basados en actitudes interiores, sentimientos, deseos.

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Alteraciones del comportamiento no verbal: dificultades para identificar las emociones a través de los gestos faciales y de la comunicación no verbal (Paula-Pérez, Martos-Pérez y Llorente-Comí, 2010).

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Por una parte, la alexitimia presenta como rasgo central el déficit de función simbólica, como un déficit de discriminación de señales internas, y por otro lado el síndrome de Asperger viene determinado por una grave incapacidad para simbolizar el mundo vivencial interno, es decir, por la incapacidad de elaborar imágenes de los afectos, deseos e intenciones propias y de los demás (Frith, 1991). Así, Moral de la Rubia y Retamales Rojas plantean que en los dos trastornos falla, como elemento común, la función simbólica para representar el mundo vivencial interno en distinto grado, cuyo extremo estaría en el autismo infantil. Siguiendo en esta línea, se ha planteado la posibilidad de un continuo de autismo (Frith, 1992; Rutter y Schopler, 1993), donde el autismo infantil (de comienzo antes de los tres años) sería la forma más grave y el síndrome de Asperger la forma leve. De esta manera también se podría plantear que el extremo de menor gravedad sea la alexitimia, diferenciando del autismo infantil no sólo por la falta de alteración del lenguaje, sino también por la falta de patrón de comportamientos, actividades e intereses estereotipados (Moral de la Rubia y Retamales Rojas, 2001). Siguiendo con este razonamiento, se podría identificar como factor común y causal del continuo autismo-alexitimia primaria-alexitimia secundaria-normalidad la facultad de representar el mundo vivencial interno, es decir, la capacidad de elaborar fantasías y voliciones en base a las necesidades y deseos afectivos. Aun así esta formulación es una hipótesis que debe ser probada (Moral de la Rubia y Retamales Rojas, 2001).

En otro estudio en torno a la relación entre alexitimia y SA realizado por Paula-Pérez, Martos-Pérez y Llorente-Comí (2010) se encontró una comorbilidad significativa entre ambos, que condujo a los autores al cuestionamiento de si la alexitimia es un rasgo idiosincrásico de los sujetos con SA. La investigación reveló una superposición entre alexitimia y SA, datos que concuerdan con los obtenidos por Hill et al. (2004), quienes hallaron que el 85% de las personas con SA mostraban una alexitimia moderada o grave.

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En el citado estudio de Paula-Pérez et al. encontraron que las personas con SA obtienen medias muy superiores a las obtenidas en la población normal: dos tercios de los sujetos con SA presentaban o podían presentar alexitimia, según la TAS-20, y tres cuartas partes presentaban o podían presentar alexitimia según el OAQ-G2, por lo que los datos fueron significativos pero no concluyentes. Sin embargo, cuando se trataba de valorar los niveles de alexitimia por parte de los familiares los datos sí fueron determinantes, doblando la puntuación obtenida en la población neurotípica. Una hipótesis que explique este hecho podría ser la dificultad inherente a su capacidad introspectiva para describir y analizar los sentimientos y emociones propios y ajenos que presentan los sujetos con SA (Paula-Pérez, MartosPérez y Llorente-Comí, 2010).

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ABUSO DE SUSTANCIAS Se han encontrado niveles significativos de alexitimia en personas con diferentes tipos de adicciones (Sivak y Wiater, 1997). Entre los factores psicológicos relacionados con el inicio y mantenimiento de los desórdenes adictivos, algunos de los más estudiados son la personalidad y las manifestaciones psicopatológicas del sujeto, específicamente las alteraciones afectivas, la incapacidad de regular las respuestas a las emociones y el déficit en control de impulsos (Espina, 2000), por lo que cabe esperar que la alexitimia sea un factor importante a tener en cuenta en la problemática del abuso de sustancias. De hecho, parece un factor de riesgo, entre otros, para padecer trastornos en los que un déficit en el manejo de las emociones lleva a las acciones impulsivas como medio de manejar conflictos (Espina, 2000). La propuesta de que los trastornos por consumo de drogas se conceptualicen como trastornos de la regulación del afecto se apoya con los hallazgos consistentes de altos niveles de malestar emocional y prevalencia de trastornos del eje I del DSM en adictos (Moral de la Rubia, 2009). M. Haviland y colaboradores (1988) encontraron que un 50% de los pacientes que presentaban abuso de sustancias puntuaban alto el alexitimia. En esta misma línea en una investigación sobre alexitimia, reconocimiento de afecto y factores de personalidad (Mann y col., 1995) también se encontró que los sujetos adictos puntuaban más alto en alexitimia que los sujetos control. Parker et al. (1989) encontraron que el 47,9% de los toxicómanos eran alexitímicos, Taylor et al. (1990) hablan de un 50% y Fernández et al. (1996) hallaron un 59,4% frente al 15,5% del grupo control (Espina, 2000). Ziólkowski et al. (1995) hallaron 48% de alexitimia en una muestra de hombres alcohólicos y además observaron que había relación entre el tiempo de duración de la abstinencia y la puntuación en alexitimia: los hombres con menos de un año de abstinencia tenían puntuaciones más altas, lo que sugiere una correlación negativa entre alexitimia y el mantenimiento de la abstinencia entre hombres alcohólicos (Sivak y Wiater, 1997).

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Este dato nos podría llevar a pensar en la alexitimia como una reacción secundaria al problema de alcoholismo en algunos casos, aunque en mi opinión no aclararía el porqué de la alta prevalencia de alexitímicos entre los adictos ni la controversia en torno a si el abuso de sustancias es la causa o consecuencia del malestar psicológico. Marlatt y Gordon (1980) han otorgado un papel importante a los estados emocionales negativos y su regulación en la recaída de los toxicómanos, e incluyen, dentro de una relación de ocho factores, tres factores directamente relacionados con la regulación de los componentes somáticos y subjetivos de los afectos, junto con factores relacionados con el pensamiento externamente orientado u orientado a la acción, factores que forman parte del constructo alexitimia. Por otro lado, Fukunishi et al. (1992) encontraron que el 47,9% de los familiares de alcohólicos eran alexitímicos, lo cual explicaron como una alteración secundaria al hecho de negar el problema de alcoholismo que había en casa. La alexitimia, por la pobre regulación de los afectos ante situaciones estresantes, la deficiencia en las habilidades sociales y el bajo apoyo social puede generar indefensión e intenso malestar emocional. Este malestar constante e indefinido se afronta a través del consumo de alcohol ante la incapacidad de resolverlo de otro modo y ponerle fin. El efecto directo de la alexitimia sobre el alcoholismo podría atribuirse a variables intermedias no contempladas, como los niveles bajos de placer y emociones positivas experimentadas por los sujetos alexitímicos, sentimientos de soledad o ansiedad (Moral de la Rubia, 2009). En referencia a la relación entre abuso de sustancias y alexitimia llama la atención la alta prevalencia encontrada en diversos estudios. Sin embargo hay que tener en cuenta que la mayoría de trabajos sobre el tema han sido realizados antes de la última década, por lo que a pesar de no disponer de datos al respecto cabría preguntarse si hoy por hoy la relación entre ambas variables sería tan significativa. Creo que tal vez en la actualidad las adicciones podrían responder, además de al malestar emocional o a la dificultad para manejar conflictos, a aspectos relacionados con la búsqueda de sensaciones, entre otros.

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Por otro lado, no queda claro si la alexitimia es factor causal o consecuente de la adicción, aunque en mi opinión podría cumplir ambos criterios dependiendo de cada caso. Aun así pienso que sería más adecuado hablar de alexitimia considerándola rasgo (y no estado) de personalidad, por lo que es más probable que cumpla características de factor de predisposición para el consumo de drogas y no tanto de consecuencia, a pesar de que entre éstas probablemente encontremos similitudes con síntomas alexitímicos.

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TRASTORNOS SOMATOMORFOS Al ser el constructo ‘alexitimia’ una propuesta interesante para comprender y conceptualizar algunas características destacadas de los pacientes psicosomáticos, se han realizado multitud de estudios perfilando el cuadro, viendo la especificidad del mismo y estudiando empíricamente algunos de sus aspectos (Espina, 1998). Se podría decir que es el de los trastornos somatomorfos uno de los ámbitos en los que más se ha investigado la alexitimia (Bach, Bach, Böhmer y Nutzinger, 1994; Barsky y Kleman, 1983; Cox, Kuch, Parker, Schlman y Evans, 1994). El mecanismo que generaría los síntomas psicosomáticos sería, según Sifneos et al. (1977), el siguiente: el alexitímico que se encuentra en situaciones interpersonales difíciles en las que requiere el manejo de las emociones, se siente frustrado al no poder expresarse y comprenderse adecuadamente y recurre en primer lugar a manejar el problema analizando interminables detalles (típico del pensamiento operatorio), pero al no ser adecuada la respuesta aumenta la tensión y puede recurrir a la retirada o a actos impulsivos como medio de resolver una situación intolerable (Espina, 1998). A nivel biológico las reacciones fisiológicas movilizan los sistemas autónomo y endocrino; a partir de ahí, si existe algún defecto en un órgano, se desarrolla un trastorno psicosomático y si no existe tal defecto aparece tensión y frustración (Espina, 1998). El alto nivel de alexitimia emerge como un significativo predictor de persistente somatización, independiente de otras evaluaciones psicopatológicas y variables sociodemográficas (Sivak y Wiater, 1997). M. Bach y D. Bach (1995) realizaron un estudio acerca del potencial rol de la alexitimia en predecir tratamientos a largo plazo. Para ello se evaluaron 30 pacientes con trastornos somatomorfos y trastornos de ansiedad. Se utilizó la entrevista SCID y los diagnósticos fueron realizados antes de iniciar tratamiento y dos años después. Los pacientes con trastornos somatomorfos indiferenciados mostraron mayores niveles de alexitimia antes del tratamiento, comparados con aquellos que mostraron remisión de sus trastornos somatomorfos (Sivak y Wiater, 1997).

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Resulta interesante el estudio realizado por Rieffe, Villanueva, Adrián y Górriz (2009) con el objeto de analizar si la conciencia emocional contribuía a la predicción de las quejas somáticas. La conciencia emocional se solapa conceptualmente de forma parcial con el concepto de alexitimia, y se definiría como un proceso atencional que sirve para monitorizar y diferenciar las emociones, localizar sus antecedentes e incluso ignorar la activación física que forma parte de la experiencia emocional, incluyendo además aspectos actitudinales, como la forma en que las experiencias y expresiones emocionales son detectadas en uno mismo y en los demás (Rieffe, Villanueva, Adrián y Górriz, 2009); se puede decir, por tanto, que es un prerrequisito para una regulación emocional adaptativa (Lambie y Marcel, 2002). En el citado estudio se encontró que la relación entre identificación de emociones y la predisposición a tener en cuenta las emociones propias y quejas somáticas, parecía estar mediada por los estados de ánimo negativos. Esto sugiere que una incapacidad percibida para identificar las emociones propias, así como una decreciente tendencia a reconocer el valor informativo de las emociones, impide a la persona afrontar de forma adaptativa la situación emocional; esto

traerá como

consecuencia la aparición de los estados de ánimo negativos, que a su vez contribuirán a la aparición de más quejas somáticas (Rieffe, Villanueva, Adrián y Górriz, 2009).

Por otro lado, Barsky y Klerman (1983) han hipotetizado que la limitada conciencia de los estados emocionales y las dificultades en el procesamiento cognitivo de los afectos que presentan los sujetos con elevada alexitimia favorecen la aparición de un determinado estilo perceptivo y cognitivo: el estilo somático amplificador. Este estilo sería característico de las personas que presentan hipocondría e implica varios elementos (Barsky, 1992): 1) hipervigilancia corporal que conlleva un incremento de la focalización de la atención en las sensaciones corporales desagradables; 2) tendencia a seleccionar y centrarse en ciertas sensaciones infrecuentes o tenues; y 3) propensión a valorar las sensaciones somáticas como anómalas e indicadoras de enfermedad, en lugar de considerarlas como normales (Gutiérrez y Arbej, 2005).

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EJE II Por lo que respecta a la relación entre alexitimia y trastornos de personalidad, llama la atención el hecho de que a pesar de ser numerosos los trabajos en los que se nombra la alexitimia como factor implicado en dichos trastornos, son muy escasos los trabajos en los que se estudia la relación entre alexitimia y trastornos de personalidad. A continuación expongo los trastornos en los que la presencia de alexitimia parece ser más significativa.

Trastorno esquizoide de la personalidad La característica esencial del trastorno esquizoide de la personalidad es un patrón general de distanciamiento de las relaciones sociales y de restricción de la expresión emocional en el plano interpersonal (DSM-IV), lo cual es compatible con los rasgos alexitímicos. En este trastorno las relaciones están marcadas por la imposibilidad de compartir los propios estados mentales con los demás y los esfuerzos para comunicarse son difíciles porque no logran entender cómo piensan, sienten y reaccionan los otros; podría decirse que es una realidad relacional llena de episodios carentes de contenido y tono emocional (Procacci, Dimaggio y Semerari, 1999). Es decir, al igual que ocurre en la alexitimia muestran carencias en la capacidad de empatizar. Además, los sujetos con trastorno esquizoide de la personalidad no demuestran tener deseos de intimidad y parecen indiferentes a las oportunidades de establecer relaciones personales (DSM-IV). Es este aspecto el que más claramente puede diferenciar a una persona alexitímica de una esquizoide, ya que si bien la persona con rasgos alexitímicos puede tener dificultades a la hora de establecer relaciones de cierta intimidad no es indiferente a ellas, como ocurre en el caso del trastorno esquizoide de la personalidad.

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Por todo ello podría considerarse la alexitimia como un trastorno inherente a este trastorno de personalidad, más aún si atendemos al criterio A (7) del DSM-IV para el diagnóstico de trastorno esquizoide: “muestra frialdad emocional, distanciamiento o aplanamiento de la afectividad” (DSM-IV).

Trastorno narcisista de la personalidad Según los autores Procacci, Dimaggio y Semerari (1999) son cinco los factores que, ante todo, constituyen el narcisismo y entre ellos el ser impermeable a la experiencia emocional que, en algunos casos, adopta la forma de alexitimia. Además, siguiendo al DSM-IV, el narcisista carece de empatía: es reacio a reconocer o identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás (criterio 7), lo cual puede también ser característico de las personas alexitímicas, por lo que cabría esperar que en muchos casos la persona narcisista presente puntajes altos en alexitimia.

Trastorno de la personalidad por evitación Se ha comprobado que la alexitimia se asocia con estrategias de afrontamiento centradas en la evitación (Parker, Taylor y Bagby, 1998). Así, Zorroza, Soriano y Sánchez-Cánovas (1998) realizaron un estudio para determinar si los contenidos de evaluación y los modos de afrontamiento que se llevan a cabo ante los ajetreos diarios se podían determinar a partir de cuatro dimensiones de personalidad: afectividad, optimismo, perfeccionismo y alexitimia. En dicho estudio encontraron que la evitación se asociaba positivamente con la alexitimia, y que ésta se relacionaba negativamente con la búsqueda de apoyo social y con la variable ‘capacitación’ (lo capaz que uno se cree para solventar la situación estresante). Por tanto podríamos esperar que una persona con trastorno de la personalidad por evitación presente rasgos alexitímicos significativos, pero desconozco la existencia de estudios que confirmen este aspecto.

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EJE III FACTORES PSICOLOGICOS QUE AFECTAN AL ESTADO FISICO La característica esencial de los factores psicológicos que afectan al estado físico es la presencia de uno o más factores psicológicos o comportamentales específicos que afectan de un modo adverso al estado médico general. Los factores psicológicos o comportamentales representan un papel potencial en la presentación o tratamiento de casi todas las enfermedades médicas (DSM-IV). Se han postulado diversos constructos teóricos, orientados a explicar la capacidad predictiva que la expresión y/o la represión de las emociones tienen sobre la morbilidad y mortalidad de ciertos trastornos (Pennebaker, 1995); entre ellos destacan la supresión de la ira (Chesney y Rosenman, 1985), la inhibición emocional (King y Emmons, 1992), el patrón de conducta tipo A (Rosenman, 1991; Palmero y Codina, 1996), el síndrome AHI (Fernández-Abascal y Martín, 1994), el estilo represivo de afrontamiento (Weinberger, 1990), la ambivalencia de la expresión emocional (King y Emmons, 1990) y , por último, la alexitimia (Taylor, 1984). Todos ellos comparten la característica común de ser descriptores de los estilos de expresión y afrontamiento de la respuesta emocional (Martínez-Sánchez, 1999). En el caso de la alexitimia, se ha postulado investigar las disfunciones en la identificación y expresión de las emociones como uno de los mecanismos capaces de esclarecer las relaciones que se establecen en el complejo binomio emociónsalud (Taylor, 1984). Es importante señalar que, si bien la alexitimia podría jugar un importante papel como marcador premórbido, el trastorno se encuentra asociado a diversas categorías diagnósticas y presente en los diversos momentos del proceso de enfermar, por lo que no tiene por qué vincularse con carácter exclusivo a los trastornos psicosomáticos (Martínez-Sánchez, 1999).

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A continuación explicaré la relación entre alexitimia y algunas entidades clínicas.

Infarto Fukunishi, Numata y Hattori (1994) publicaron en Tokio un trabajo acerca de la relación ente alexitimia y los mecanismos de defensa en 66 pacientes con infarto de miocardio, con edades de entre 40 y 74 años, tomando como medidas Defense Mechanisms Inventory y la TAS. Encontraron que la alexitimia era mayor en los 23 pacientes con infarto de miocardio con respecto a los 43 pacientes con un antiguo infarto.

Hipertensión arterial En Oslo se realizó un trabajo sobre factores psicosociales en mujeres de 40 años con hipertensión arterial (Nordby y col, 1995). Estudiaron factores psicosociales tales como traumas infantiles, situación económica y educación, evaluaciones psicológicas de irritabilidad, hostilidad y personalidad Tipo A, encontrando que la alexitimia era más prevalente en el grupo con hipertensión esencial (Sivak y Wiater, 1997).

Artritis Fernández, Sriram, Rajkumar y Chandrasekar (1989) evaluaron en India a 40 pacientes con artritis reumatoidea y hallaron que un 27,5% de los pacientes obtuvo puntajes significativamente más altos en alexitimia que la muestra control.

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Colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn En un estudio realizado en Italia, Porcelli, Zaka, Leoci, Centonze y Taylor (1995) encontraron relación entre alexitimia y patologías inflamatorias del intestino. Se evaluó a 112 pacientes (89 con colitis ulcerosa y 23 con la enfermedad de Crohn) utilizando la TAS-20, y una muestra control homogénea en edad y educación, mostrando que la muestra con trastornos inflamatorios intestinales puntuó como más alexitímica que la muestra control.

En una investigación realizada por Hartmann (1995) en Alemania, se evaluó la conducta verbal alexitímica en pacientes con la enfermedad de Crohn, utilizando un método lingüístico desarrollado por M. von Rad (1978). El autor observó que los enfermos de Crohn utilizaron un lenguaje más generalizado y con menos palabras de contenido emocional que el grupo control.

Insuficiencia renal En Japón, Fukunishi y cols. (1995) examinaron la relación entre la alexitimia y los factores psicosociales en 72 pacientes con diálisis peritoneal. Estos pacientes obtuvieron mayores puntajes de alexitimia y ansiedad que los 73 voluntarios sanos. El hecho de que los puntajes de alexitimia fueran positivamente correlacionados con los puntajes de alexitimia sugiere que la alexitimia puede estar relacionada con la ansiedad derivada del estrés asociado con la terapia de diálisis (Sivak y Wiater, 1997). A pesar de que son muchas las evidencias de la relación entre emociones y salud, en mi opinión, los trabajos que he encontrado sobre la materia y los cuales he expuesto brevemente no aclaran suficientemente si la alexitimia es un factor de predisposición para padecer ciertas enfermedades o si, por el contrario, se trata de una de las consecuencias psicológicas de dichas enfermedades. Este aspecto queda claramente reflejado en el caso de la relación entre alexitimia e insuficiencia renal, pues es uno de los casos más claros de alexitimia como consecuencia del 51

proceso de la enfermedad. Algo parecido ocurre en el caso de los pacientes de infarto, ya que los que han padecido un infarto recientemente muestran niveles de alexitimia superiores a quienes lo sufrieron en el pasado (Fukunishi, Numata y Hattori, 1994), hecho que nos muestra que el padecer un infarto puede suponer una experiencia traumática que tiene como una de sus consecuencias la alexitimia secundaria. De hecho, habría que considerar las características distintivas de cada enfermedad, pues no todas tendrán las mismas implicaciones psicológicas ni su tratamiento repercutirá del mismo modo en el equilibrio emocional de la persona. Las muestras utilizadas para estos trabajos están formadas por personas que ya padecen la enfermedad, lo cual hace muy difícil saber si el paciente ya mostraba rasgos alexitímicos cuando se encontraba físicamente sano. Tal vez sería interesante realizar una evaluación más exhaustiva de los rasgos de personalidad de los pacientes, para determinar antes de realizar la investigación si antes de enfermar se podía considerar al paciente alexitímico.

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EJE IV

PROBLEMAS DE RELACION: RELACIONES DE PAREJA

La influencia de la alexitimia en las relaciones interpersonales ha sido poco estudiada (Espina, 2002). Kristal (1982) y Krueger (1998) señalaron que los alexitímicos eran poco empáticos, los cual dificultaría sus relaciones interpersonales y Posner (2000) destacó que los alexitímicos, además de ser poco empáticos, tendían a establecer un estilo de apego evitativo (Espina, 2002). Para poder llevar adecuadamente una relación amorosa y para que ésta alcance unos buenos niveles de profundidad en el intercambio afectivo, se necesita una cierta capacidad por ambas partes para expresar e interpretar los propios sentimientos y los del otro (De las Heras, 2001). Respecto a la alexitimia y su relación con el ajuste diádico, destaca que los maridos alexitímicos perciben en su relación de pareja menos consenso, satisfacción, expresión de afecto y cohesión, y una peor calidad en el ajuste diádico. Estos resultados sugieren que la dificultad para discriminar y expresar sentimientos y el pensamiento externamente orientado, constituyen una dificultad para los hombres en sus relaciones de pareja; quizás debido a que, al no poder conocer y hablar de sus sentimientos y necesidades emocionales no puedan clarificar y negociar sus demandas, todo lo cual podría repercutir en la relación de pareja (Espina, 2002). Sin embargo, parece que las mujeres con este modo de funcionamiento psíquico están más satisfechas con las relaciones afectivas en la pareja, lo cual según Espina puede deberse a que el nivel de exigencia disminuye. Una posible hipótesis para este hecho es que en nuestra cultura, al educar a los varones más en el rol instrumental y menos en el mundo emocional, es posible que se sientan más perdidos con su pareja si no identifican adecuadamente sus sentimientos; mientras que las mujeres, educadas en el rol expresivo, se quejan frecuentemente de la “frialdad” de sus maridos por no adecuarse a sus demandas afectivas;

si

las

mujeres

son

“externamente

orientadas”

las

necesidades 53

emocionales podrían ser menores y la satisfacción mayor (Espina, 2002). En mi opinión el hecho de que las mujeres alexitímicas muestren mayor satisfacción en la pareja que los hombres alexitímicos puede explicarse por el hecho de que de la misma manera que es más probable que sean educadas en el rol expresivo es posible que culturalmente hayan sido también influidas a la hora de expresar sus necesidades emocionales, con lo que a menor expresión de necesidades mayor será la aparente satisfacción, lo cual no implica que las necesidades sean menores. Otro aspecto importante a tener en cuenta en el ámbito de la alexitimia y las relaciones es el de la violencia familiar. En la clínica encontramos más probabilidades de que los sujetos que no procesan cognitivamente las emociones de una forma adecuada recurran a la violencia como modo de expresión e influencia en el ambiente (Espina y Ortego, 2002). Si tenemos en cuenta que cuando existe una mala regulación emocional aparecen alteraciones transitorias como la ansiedad o la depresión que pueden desembocar en conductas agresivas (Garber y Dodge, 1991) y que los sujetos alexitímicos padecen alteraciones cognitivas a la hora de procesar la información relacionada con el mundo emocional, poca expresividad emocional, impulsividad y dificultad para empatizar, podríamos suponer por todo ello que son personas más propensas a la expresión violenta (Espina y Ortego, 2002). Además, Emde (1988) y Stern (1984) destacan la función integrativa y comunicativa de los afectos, y de los mecanismos cognitivos implicados en su regulación, funciones que estarían alteradas en los alexitímicos, por lo que son vulnerables a un incremento de la tensión provocada por estados indiferenciados de activación emocional (Espina y Ortego, 2002), hecho que podría también predisponer a una respuesta agresiva. No obstante, a mi parecer son muchos los mecanismos que una persona, alexitímica o no, puede poner en marcha a la hora de regular los impulsos agresivos, por lo que si bien es cierto que los rasgos alexitímicos pueden hacer pensar en un mayor riesgo de descargar la tensión emocional de manera violenta encuentro que ésta es una suposición un tanto precipitada que puede llevarnos a presuponer que una persona alexitímica vaya a recurrir a esta forma de expresión con demasiada facilidad. Por otro lado, en lo referente a la separación de la pareja cabe señalar que las personas involucradas en este proceso muestran unos niveles de alexitimia 54

estadísticamente superiores a los de la población general cuando la decisión no es de mutuo acuerdo, lo que puede llevar al aumento de una serie de fenómenos psicológicos que probablemente afectarán al proceso (De Benito, Rodríquez del Álamo y Rodríguez, 2003). Cuando hablamos de proceso legal los actores de la demanda pueden mostrar una disminución de la empatía (Berenbaum y Prince, 1994) y de sus capacidades para el autocontrol racional de sus afectos (Sandin, Chorot, Santed y Jiménez, 1996) y un incremento de de la impulsividad (Fernández, 1999), hechos que posiblemente dificultarán una adecuada toma de decisiones.

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EVALUACIÓN La alexitimia es un constructo difícil de objetivar (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000), de ahí que gran parte de la controversia existente en torno a este concepto radique en la dificultad de encontrar un instrumento estandarizado para medir el constructo. A pesar de que se han propuesto diversos instrumentos de medida para cuantificar la alexitimia evaluando la expresión emocional y la capacidad de elaboración fantástica, es un concepto difícil de operacionalizar y muchos de los instrumentos hasta ahora desarrollados tienen problemas de validez y repicabilidad (Ayuso, 1993).

ESCALAS Y CUESTIONARIOS BETH ISRAEL QUESTIONNAIRE (BIQ) El cuestionario psicosomático del Beth Israel Hospital es uno de los instrumentos más ampliamente utilizados (Heiberg, 1977; Buchanan et al., 1980; Pireloot et al., 1977; Smith, 1983; Federman et al., 1984; Demers-Derosiers et al., 1983). Elaborado por Sifneos en 1973 inicialmente fue un cuestionario de 17 ítems de elección forzada y cumplimentado por el entrevistador. Sólo 8 de los 17 ítems pertenecen claramente al concepto de alexitimia y se estableció un punto de corte de 6 puntos para clasificar a los individuos en alexitímicos y no alexitímicos (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000). Las preguntas son respondidas por el evaluador tras haber realizado una entrevista destinada a valorar las características alexitímicas, por lo que se ha destacado la dependencia de las puntuaciones en esta escala del tipo de entrevista, la experiencia del evaluador y la interacción entre evaluador y paciente (Apfel y Sifneos, 1979; Lesser, 1981). Sin embargo, en varios trabajos se indica la obtención de una buena correlación entre las puntuaciones de distintos evaluadores sobre los mismos casos si previamente los evaluadores han recibido un entrenamiento adecuado (Apfel y Sifneos, 1979; Paulson, 1985). La valoración de

los sujetos con este método ocupa mucho tiempo, lo que dificulta su aplicación a grupos amplios (Ayuso, 1993). El BIQ1 está formado por 21 ítems a cumplimentar por el terapeuta, por lo que se ha puesto en duda su objetividad por la posible variabilidad de respuestas de contenido emocional según la experiencia del entrevistador y por la interacción sujeto-entrevistador (Kleiger y Kinsman, 1980; Lesser, 1981). El BIQ2 es una escala de autoevaluación para el paciente, en respuestas a preguntas semiestructuradas que se supone darán al clínico información no obtenida mediante la entrevista de características alexitímicas del paciente (Fernández-Montalvo y Yárnoz, 1994).

SCHALLING-SIFNEOS PERSONALITY SCALE/ ESCALA DE PERSONALIDAD DE SCHALLIN-SIFNEOS (SSPS) El cuestionario de Schalling-Sifneos Personality Scale (SSPS)(Sifneos, 1973) es una escala de 20 ítems evaluados en una escala likert de 4 puntos. El paciente debe contestar acerca de sí mismo y de una lista que recoge la presencia de enfermedades psicosomáticas, abuso de drogas, alcohol e historia de psicosis; es autoevaluada y su aplicación no lleva mucho tiempo (Ayuso, 1993). Los resultados van de 20 a 80, con más bajos resultados indicando altos niveles de alexitimia; aunque nunca se estableció un punto de corte empíricamente, Sifneos ha sugerido que un resultado por debajo de 50 indica alexitimia (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000). Los resultados para evaluar las propiedades psicométricas de la SSPS han demostrado que la escala tiene un sesgo mínimo de respuesta y no está influida por la edad, educación y el estatus socioeconómico, además de mostrar una alta fiabilidad

test-retest.

Sin

embargo,

diferentes

estudios

han

demostrado

repetidamente la baja fiabilidad interna de la SSPS (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000). Ya en su primera publicación Sifneos advertía de que en ocasiones los resultados de esta escala eran erráticos y se correlacionaba poco con la valoración personal que realizaba el evaluador a través del BIQ (Apfel y Sifneos, 1979). 57

También se ha señalado entre sus imperfecciones el hecho de que tan solo identifica los individuos alexitímicos más severos de todo el espectro, asumiendo la hipótesis del ‘todo o nada’ mientras que con otros instrumentos se pueden valorar los rasgos alexitímicos de forma cuantitativa (Shipko et al. 1983).

ESCALA DE ALEXITIMIA DEL MMPI (MMPI-AS) Teniendo en cuenta que las características definidas como alexitimia son básicamente las que corresponden a sujetos con mecanismos de afrontación de negación, se comprobó que la escala de negación del Minnesota Multifasic Personality Inventory (MMPI) propuesta por Kleinger y Kinsman (1980), podía diferenciar entre alexitímicos así designados por el BIQ, con una validez concurrente del 82% (Taylor y cols., 1988). Está formada por 22 ítems y catorce puntos o más se consideraría alexitimia (Cerezo Rodríguez y cols., 1988). Se han realizado diversos estudios con pacientes de diferentes enfermedades físicas y se ha criticado la validez de esta subescala en población distinta a pacientes respiratorios en los que fue validada (Frederman y Mohns, 1984). De hecho, se ha destacado que esta escala no mide la capacidad para expresar sentimientos verbalmente o la capacidad de fantasear (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000).

Escala del MMPI de Shipko y Noviello Elaborada por Shipko y Noviello (1984) está compuesta por 20 ítems y se realizó previo pase del MMPI a grupos de sujetos categorizados como alexitímicos mediante la SSPS. No es una escala muy utilizada y presenta como ventaja su brevedad. En un estudio de Bornstein y O’Neill (1993) se encontró que esta escala correlaciona negativamente con la MMPI-AS, por lo que se puede cuestionar su validez como medida de la alexitimia (Fernández-Montalvo y Yárnoz, 1994).

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SUBESCALA DEL EDI PARA LA IDENTIFICACION DE LA INTEROCEPCION (IASEDI: INTEROCEPTIVE AWARENESS SUBESCALE OF EATING DISORDERS INVENTARY) Se deriva del inventario para trastornos de la alimentación desarrollado por Garner y col. (1983). Consta de 10 ítems con 6 posibilidades de respuesta y refleja la falta de confianza en el reconocimiento e identificación apropiada de las emociones y las sensaciones de hambre y saciedad. Tiene una validez y replicabilidad aceptables y ha sido utilizado para determinar características alexitímicas en pacientes con anorexia nerviosa y bulimia (Ayuso, 1993).

LA ESCALA DE ALEXITIMIA DE NÖEL Esta escala consta de 12 ítems elaborados a partir de los tres elementos que componen la definición original de alexitimia. Cada ítem dispone de cinco categorías que oscilan entre el 1 (totalmente falso) y el 5 (muy verdadero). Cuando el sujeto contesta totalmente falso a una afirmación positiva o totalmente verdadero a una afirmación negativa, su respuesta se considera como alexitímica y se le dan cuatro puntos. Se han extraído tres factores que explican el 45% de la varianza: 1) dificultad en verbalizar las emociones o de traducir en palabras los sentimientos; 2) pobreza de fantasía y 3) pensamiento operatorio (De la Vía, Echebarría, Yárnoz y Páez, 1989).

TORONTO ALEXITHYMIA SCALE (TAS-20) Con el objeto de validar el concepto de alexitimia y elaborar un instrumento fiable y válido, Taylor y cols. (Taylor, Ryan y Bagby, 1985; Taylor y cols., 1988) desarrollaron una escala denominada Escala de Alexitimia de Toronto (Toronto Alexithymia Scale TAS-26) compuesta de 26 ítems (11 negativos y 15 positivos), cada uno de los cuales se contesta a través de una escala tipo likert de cinco puntos (Pedinielli, 1992; Páez y Velasco, 1993; Velasco y Páez, 1996). Aunque los datos 59

confirmaron en gran medida que el TAS-26 parece constituir un instrumento útil, fiable y válido, la aparición de ciertos datos discordantes obligaron a su revisión, elaborándose posteriormente una versión de 20 ítems: TAS-20 (Parker, Bagby, Taylor, Endler, Schmitz, 1993). Esta escala revisada (TAS-20) conserva 13 ítems del TAS inicial, y como ésta, se puntúa también a través de una escala tipo likert de cinco puntos. Por ello, la puntuación obtenida por un sujeto puede oscilar dentro de un rango comprendido entre 20 y 100, considerándose como alexitímico a aquel sujeto que obtenga una puntuación igual o superior a 61 (Páez, Martínez-Sánchez, Mayordomo, Fernández y Blanco, 1999). Las diferentes investigaciones realizadas con esta escala muestran un mapa factorial compuesto por tres factores coherentes con el constructo que evalúa (Páez, Martínez-Sánchez, Mayordomo, Fernández y Blanco, 1999): a) Dificultad para identificar sentimientos y diferenciarlos de las sensaciones corporales. b) Dificultad para describir los sentimientos a los demás. c) Estilo de pensamiento orientado hacia lo externo. En la TAS-20 desaparece el factor referente a la escasa capacidad imaginativa, ya que durante la revisión de la escala los autores eliminaron los ítems correspondientes a dicho factor porque correlacionaban positivamente con la deseabilidad social y presentaban bajas correlaciones entre los ítems que lo componían (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000). Las investigaciones realizadas confirman que presenta una aceptable consistencia interna y una fiabilidad test-retest elevada a las tres semanas (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000). Además, Rodrigo y cols. (1989) encontraron una buena fiabilidad y validez en la versión española de la TAS-20. En esta línea, Martínez-Sánchez (1996) también concluye en su estudio que la adaptación

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castellana de esta escala es un instrumento válido y fiable para la medida de la alexitimia. Resulta interesante el estudio transcultural llevado a cabo por Páez y cols. (1999) con el objeto de estudiar la validez psicométrica de las TAS-20, partiendo de diversos estudios que han demostrado las propiedades psicométricas transculturales de este instrumento (Parker, Bagby, Taylor, Endler y Schmitz, 1993; Velasco y Páez, 1996; Martínez-Sánchez, 1996). En este trabajo encontraron una aceptable fiabilidad transcultural y validez estructural de la TAS-20, en particular para sus dos primeras dimensiones, además de mostrar validez de constructo en relación a las diferencias de género.

ADAPTACION DE LA TAS: ESCALA DE ALEXITIMIA (UBA) Cabe destacar la adaptación de la TAS realizada por Casullo, Wiater y Maristany, quienes tras administrar la versión española de la prueba a pacientes con trastornos psicosomáticos y también a población general encontraron que muchas de las personas evaluadas manifestaban dificultades para comprender la consigna, algunos ítems y su respectiva forma de puntuación. Se reunieron 200 protocolos y se observaron las dificultadas consignadas, realizándose en función de ellas las siguientes modificaciones (Sivak y Wiater, 1997): a) La consigna dificultaba la comprensión del modo de respuesta y se requería la explicación del entrevistador, por lo que se modificó. b) En la adaptación, las opciones de respuesta se disminuyeron a tres: “Generalmente-Sí” (5 puntos), “A veces” (3 puntos) y “Nunca-No” (1 punto). c) Los ítems 1-5-6-9-11-12-13-15-16-18-21-24 se puntúan de manera inversa. El puntaje total se obtiene sumando los valores asignados a los 26 ítems, teniendo en cuenta las inversiones indicadas. d) El formato de la prueba se modificó encolumnando dichas alternativas. 61

e) La revisión en la redacción de algunos ítems aumentó su comprensión sin modificar el contenido de estos. Asimismo, se recoge la manera de evaluar la Escala de Alexitimia (UBA). Al administrar esta escala modificada las personas manifestaban mayor comprensión de la tarea a realizar y no requerían explicaciones adicionales. Además, la reducción de las opciones de respuesta de 5 a 3 permite una mayor comprensión de los pacientes

y

entrevistados,

que

contestan

de

forma

independiente

(autoadministrable), por lo que se agiliza su administración (Sivak y Wiater, 1997).

ESCALA DE ALEXITIMIA PARA OBSERVADORES (OAS) La Escala de Alexitimia para Observadores (Haviland, Warren y Riggs, 2000) está pensada para ser contestada por familiares o conocidos de la persona a quien se desea evaluar. Consta de 33 preguntas, puntuables entre 0 y 3, lo que permite una puntuación máxima de 99, y se divide en cinco subescalas: Subescala 1: Distante (10 preguntas). Preguntas de la 1 a la 10. Subescala 2: No introspectivo (8 preguntas). Preguntas de la 11 a la 18. Subescala 3: Somatización (5 preguntas). Preguntas de la 19 a la 23. Subescala 4: Sin sentido del humor (5 preguntas). Preguntas de la 24 a la 28. Subescala 5: Rígido (5 preguntas). Preguntas de la 29 a la 33. Los autores de esta escala no establecieron puntos de corte y de lo que se dispone para su interpretación es del resultado obtenido al enfrentar al cuestionario a población normal y a población clínica (Paula-Pérez, Martos-Pérez, Llorente-Comí, 2010).

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CUESTIONARIO DE ALEXITIMIA EN LINEA (OAQ-G2) Este cuestionario fue desarrollado en el año 2005 por Thompson como respuesta a las limitaciones observadas en los otros cuestionarios de alexitimia existentes. Está formado por 37 ítems y la puntuación máxima posible es de 185. El autor sugiere las siguientes puntuaciones para interpretar los resultados: igual o menor que 94, ausencia de alexitimia; entre 95 y 112, posible alexitimia; e igual o mayor que 113, alexitimia (Thompson, 2005). Cada pregunta tiene una respuesta a escoger entre cinco posibilidades, pero debido a que forzar a dar respuesta a todas las preguntas puede ser frustrante, porque puede que alguna pregunta no pueda aplicarse a la persona que realiza la prueba, a las preguntas sin responder se les asigna automáticamente la respuesta ‘indeciso’. Hay que responder a las preguntas de la forma más espontánea posible y si no se sabe qué contestar en alguna pregunta hay que ignorarla y continuar con la siguiente (Paula-Pérez, Martos-Pérez, Llorente-Comí, 2010).

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OTROS INSTRUMENTOS ALEXITHYMIA PROVOKED RESPONSE QUESTIONNARIE (APRQ) En 1986, Krystal y colaboradores introducen el Alexithymia Provoked Response Questionnaire (APRQ), una entrevista estructurada de 17 ítems que pretende evaluar la capacidad del sujeto para utilizar un lenguaje afectivo mientras se imagina una serie de situaciones potencialmente estresantes. Está basada en el BIQ, aunque la variabilidad dependiente del entrevistador se reduce notablemente y su administración es más sencilla. Krystal observó una excelente fiabilidad entre evaluadores para los resultados totales utilizando datos obtenidos de pacientes con enfermedad médica y psiquiátrica. Una alta correlación entre el BIQ y el APRQ sugirió que éste último tiene una validez concurrente aceptable (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000).

ANALISIS DEL CONTENIDO VERBAL Puesto que la alexitimia se puede considerar esencialmente un trastorno de la comunicación, otro método ampliamente utilizado es el análisis del contenido verbal de Gottschalk-Glesser (1986). Este ha resultado ser un instrumento útil en la evaluación de los estados de ánimo de los pacientes médicos debido a la sencillez de su aplicación y la facilidad de repetir la prueba cuando se desee (Ayuso, 1993). Para la obtención de la muestra verbal el individuo es instruido para hablar delante

de

un

magnetófono

durante

cinco

minutos

con

una

instrucción

estandarizada. Posteriormente se transcribe literalmente todo lo que el sujeto ha hablado durante este tiempo en un texto que es el que luego se puntúa de acuerdo a una serie de escalas ampliamente validadas en nuestra lengua (Gottschalk et al., 1986; 1987).

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TECNICAS PROYECTIVAS Si bien es cierto que las técnicas proyectivas facilitan acceder a las fantasías del sujeto y evaluar el funcionamiento simbólico (TenHouten y col., 1985), la ausencia de datos normativos y el tiempo necesario para administrar, analizar el contenido léxico y puntuar los test proyectivos, hacen que estos métodos sean poco prácticos para medir la alexitimia en la clínica (Taylor y cols., 1988). Diversas publicaciones utilizando el Test de Rorschach han señalado la presencia de datos que son consistentes con las dimensiones centrales del constructo de la alexitimia (Taylor et al., 1981, Vogt et al., 1977; KeltinkangasJarvinen et al., 1985). Sin embargo, entre los diversos estudios que utilizan este instrumento para valorar las características alexitímicas hay una amplia variedad de criterios en la administración, puntuación e interpretación de este instrumento que hacen difícil la comparación de los resultados y la replicación de los trabajos (Ayuso, 1993). Algunas de las formas del Thematic Apperception Test (TAT) han sido utilizadas para medir la capacidad de fantasear y de expresar emociones del sujeto utilizando sistemas de resultado cuantitativo (Taylor, 1984), y su análisis de contenido léxico de respuestas junto con algunas categorías de resultado Rorschach han servido para estudiar dichas capacidades en sujetos “psicosomáticos”. El Objectively Scored Archetypal Test (SAT9) o Test Arquetípico de los Nueve Elementos, es un instrumento grafo-proyectivo introducido por Demers-Desrosiers en 1982 que pretende dar una medida directa del funcionamiento simbólico del sujeto, en este caso medir la capacidad simbólica supuestamente inhibida en el alexitímico y que se manifiesta clínicamente como pobreza de sueños, fantasías y otras capacidades imaginativas (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000). Comparando la prueba con el BIQ1, se halló una correlación positiva y una fiabilidad entre evaluadores aceptable (Demers-Desrosiers, 1982); sin embargo, no correlaciona con la MMPI-A (Jódar, Valdés, Sureda y Ojuel, 2000).

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PROPUESTA DE TRATAMIENTO Cuando se revisa la bibliografía de la alexitimia llama la atención la escasez de publicaciones sobre su tratamiento, siendo Swiller (1988) uno de los pocos autores que propone un tratamiento para la alexitimia. Es por esto que me pareció interesante intentar una propuesta de tratamiento para la alexitimia desde un enfoque cognitivo-conductual. Por otro lado, como ya he comentado en apartados anteriores, existe evidencia de que la psicopatología estaría relacionada con la habilidad de regular los afectos, y esta habilidad dependería a su vez de la capacidad de diferenciar emociones (Silva, 2005); por tanto el tratamiento de la alexitimia podría tener importantes implicaciones en la evolución de diversos trastornos psicológicos. En este caso la propuesta de tratamiento gira en torno a la intervención terciaria, pero bien podría desarrollarse un programa de intervención primaria, a nivel de prevención. Como bien apunta Pedinielli (1992), las terapias cognitivas podrían acercarse a la alexitimia con dos objetivos: el tratamiento de la alexitimia en sí misma, o de rasgos ligados a ella. En este sentido he considerado más oportuno orientar la propuesta de tratamiento hacia la intervención sobre una serie de áreas que pueden verse afectadas por las características alexitímicas de la persona. Esta orientación está basada principalmente en el hecho de considerar la alexitimia un rasgo estable de personalidad, y por lo tanto difícilmente modificable, por un lado, y en el hecho de no considerarlo un trastorno psicopatológico en sí mismo, sino un conjunto de características que pueden entrañar diversas dificultades en la vida de la persona alexitímica por otro. Según Pedinielli (1992) el sujeto debería poder: a) aprender a observar y notar sus reacciones, y a reconocer, si no su carácter patológico, al menos los límites que le son impuestos. b) la terapia debería lograr enseñar al paciente a notar la debilidad de su actividad imaginaria, sus reacciones a las situaciones estresantes y la modalidad de sus discursos. 66

El sujeto debería poder lograr la adquisición de su capacidad para nombrar emociones y enriquecer su vida imaginaria. Asimismo, tal y como apuntan Maldonado y Arbej Sánchez (2005), el tratamiento de la alexitimia debería incluir la exposición a los diferentes estados emocionales y su expresión y afrontar abiertamente las dificultades que las características alexitímicas les pueden plantear en el ámbito de las relaciones interpersonales. Si bien cabe esperar que en una persona alexitímica se vean afectados los aspectos que señalaré a continuación quiero subrayar la importancia de evaluar cada uno de ellos, especialmente los referentes a las habilidades sociales, ya que de la misma manera que la alexitimia es un continuo y no un fenómeno de todo o nada sería ilógico pensar que por tener rasgos alexitímicos se vayan a tener dificultades en todas estas áreas. Es por tanto imprescindible valorar cuales son las habilidades en las que el paciente alexitímico presenta déficits. Por otro lado, cabe esperar que sean pocos los pacientes alexitímicos que acudan a terapia por su propia voluntad. Por lo general lo harán debido a la presión de su entorno, a petición de una persona significativa en su vida, principalmente la pareja o por derivación de su médico que puede no encontrar explicación para las molestias físicas refractarias al tratamiento que tan habitualmente presentan estos pacientes (Fernández-Montalvo y Yárnoz, 1994), por lo que encuentro más lógico intervenir sobre las áreas que el propio paciente encuentre que están resultando más problemáticas como consecuencia de sus rasgos alexitímicos. Por último, creo importante aclarar que la propuesta de tratamiento que presentaré a continuación debe considerarse una aproximación al desarrollo de un tratamiento más completo, ya que el hecho de no poder comprobar la eficacia de estas estrategias en el tratamiento de la alexitimia y de haberme orientado por conocimientos meramente teóricos hace difícil establecer si se trataría de una intervención realmente efectiva. Así mismo la inexistencia de programas terapéuticos previos en esta línea cuya eficacia haya sido demostrada añaden dificultad a la tarea. 67

A continuación presentó un esquema general con los puntos sobre los que a mi parecer se debería intervenir en el tratamiento de la alexitimia: • Psicoeducación: ¿Qué es la alexitimia? Emociones: - Función y por qué es importante expresarlas. • Entrenamiento en habilidades sociales: Empatía Asertividad • Entrenamiento en identificación de emociones Vocabulario emocional Reconocimiento y expresión facial de las emociones Exposición

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PSICOEDUCACION ¿QUÉ ES LA ALEXITMIA? En este apartado explicaremos al paciente en qué consiste la alexitimia y cómo puede estar interfiriendo en su vida cotidiana o en la aparición de otros problemas, procurando adaptar la información a cada caso en particular, de forma que sea relevante para la persona. − Plantearle su estilo de pensamiento y de funcionamiento como factor de vulnerabilidad que le predispone a problemas de ansiedad, somáticos o de relación entre otros, en función de la problemática del paciente, que será probablemente el motivo por el que se haya decidido a venir. − La alexitimia es un estilo cognitivo caracterizado por la dificultad para poner en palabras los estados emocionales y diferenciarlos de sensaciones corporales, entre otras características. Se podría decir que es diferente a los demás en la medida en que percibe sus emociones como reacciones corporales, más que como sentimientos. −

Este estilo de pensamiento puede llevarnos a tener más predisposición a desarrollar diferentes trastornos y a obstaculizarnos las relaciones con los demás, o bien interferir en problemas ya existentes como pueden ser los trastornos psicosomáticos.

− Si bien no hay datos concluyentes sobre su prevalencia existen estudios que la sitúan incluso en un 19% en la población general. No todo el mundo tiene el mismo grado de afectación, por lo que no tiene por qué suponer un problema en sí mismo, y es probable que muchas personas alexitímicas consulten por temas derivados de este síndrome y no por la propia alexitimia. − Consideraremos la alexitimia como un problema en función de los requerimientos del entorno y del grado de sufrimiento e interferencia en la vida diaria que le supone a la persona. 69

− Es difícil conocer exactamente el origen de la alexitimia, pero lo más probable es que al igual que ocurre con el conjunto de nuestra personalidad haya diversos factores involucrados en su desarrollo, que podrían agruparse en la herencia genética y en el ambiente; así, los rasgos de personalidad estables que hemos heredado habrán sido moldeados por el aprendizaje a lo largo de nuestra vida dando como resultado un 'estilo alexitímico'. − No es realista ni necesario pretender cambiar por completo nuestra forma de actuar, por lo que el objetivo principal será más bien aprender habilidades que nos resulten más adaptativas y que nos ayuden a mejorar nuestras relaciones interpersonales, lo que supondrá también una ayuda en la mejoría de otras dificultades psicológicas que podamos tener.

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EMOCIONES El siguiente apartado ha sido desarrollado a partir de diferentes capítulos del libro ¿Qué me está pasando? (2003), de Isabelle Filliozat. Empezaremos por distinguir entre sensación y emoción: Sensación: es la información suministrada por los órganos de los sentidos y dura el mismo tiempo que la estimulación. •

Sentidos

exteroceptores:

nuestros

cinco

sentidos

nos

proporcionan

información sobre lo que hay fuera de nosotros, fuera de nuestro cuerpo. •

Sentidos interoceptores: nos informa sobre las sensaciones de nuestro propio cuerpo. Informa sobre la posición y movimiento de los músculos (abdominales, respiratorios y cardiovasculares) y de las articulaciones.

Emoción: es la respuesta fisiológica a una estimulación. E-moción: E= hacia el exterior/ moción= movimiento. Es un movimiento que sale. Dura algunos minutos a lo sumo y se despliega en tres tiempos: - Carga: la percepción del estímulo y su interpretación desencadenan la carga de la emoción. Esto produce la segregación de ciertas hormonas que llevan a la tensión. - Tensión: el cuerpo se pone en situación de movilización energética para actuar o huir. La emoción guía al organismo hacia una reacción adaptada al entorno. - Descarga: es la fase de expresión y permite al cuerpo volver a su equilibrio de base. Ex-presión= poner la presión en el exterior. Como cada emoción tiene su función en el organismo, cada una se caracteriza por una tensión específica del cuerpo, por una descarga específica.

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Nuestras sensaciones internas nos informan sobre nuestras emociones (Filliozat, 2003). Cualquier proceso psicológico conlleva una experiencia emocional de mayor o menor intensidad y de diferente cualidad; la reacción emocional es algo omnipresente en todo proceso psicológico (Chóliz, 2005).

Ejercicio Una vez explicado lo anterior propondremos al paciente los siguientes ejercicios: •

Exprese con palabras sus sensaciones físicas en este momento: “Tengo calor, tengo frío, siento picores en el hombro izquierdo, siento una tensión en la pantorrilla, el vientre se me levanta con la respiración, mi corazón late..”



Váyase a un parque , respire, mire las flores, mire la naturaleza: la tierra, las piedras, las plantas, las flores. Proyecte una mirada diferente y permanezca atento a las sensaciones que le suministran sus sentidos.



Sentado en una cafetería ejercite el carácter selectivo de sus oídos. Escuche la conversación de las personas de al lado, proyecte después su escucha lo más lejos posible. Escuche a la izquierda, a la derecha.



Deje los alimentos bastante tiempo en su boca, tómese el tiempo necesario para saborearlos de verdad.



Ponga las narices en alerta, huela los platos. Detecte por el olor el sabor de los alimentos.



Toque lo que tenga a su alcance y permanezca atento a las sensaciones que le proporcionan los diferentes objetos. Evite definirlos, siga en contacto con las sensaciones.

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Camine, coja la bicicleta y pedalee, corra. Preste atención a las sensaciones que se producen en todo su cuerpo mientras practica deporte. Dirija su mirada hacia el interior y permanezca atento a las sensaciones que le procuran los movimientos.

● Funciones de las emociones y por qué es importante expresarlas A continuación explicaremos cuales son las funciones de las emociones, incidiendo en la importancia que tiene expresarlas en relación a su funcionalidad.

Todas las emociones son beneficiosas en la medida en que todas tienen alguna función que les confiere utilidad, por lo que será más adecuado hablar de emociones adaptativas o desadaptativas (Chóliz, 2005). Según Reeve (1994), le emoción tiene tres funciones principales: Función adaptativa: Quizá una de las funciones más importantes de la emoción sea la de preparar al organismo para que ejecute eficazmente la conducta exigida por las condiciones ambientales, movilizando la energía necesaria para ello, así como dirigiendo la conducta (acercando o alejando) hacia un objetivo determinado (Chóliz, 2005).

Función social: Las emociones, además de ayudar al individuo a adaptarse a su entorno, ayudan a la adaptación al entorno social. Permiten la aparición de conductas deseadas, por lo que su expresión permite predecir el comportamiento asociado a las mismas.

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La expresión emocional, entre otras funciones: •

Facilita la comunicación del estado afectivo.



Regula la respuesta de los demás.



Facilita las interacciones sociales.



Favorece la conducta prosocial. En algunos casos, la expresión de las emociones puede inducir a los demás

al altruismo y conducta prosocial, mientras que la inhibición de otras puede producir malos entendidos y reacciones indeseables que no se hubieran conocido en el caso de que los demás hubieran conocido el estado emocional en que se encontraba (Pennebaker, 1993).

Función motivacional: La relación entre emoción y motivación es íntima. La emoción energiza la conducta motivada, una conducta 'cargada' emocionalmente se realiza de forma más vigorosa. Una emoción puede determinar la aparición de la propia conducta motivada, dirigirla hacia un determinado objetivo y hacer que se ejecute con intensidad (Chóliz, 2005).

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Ejercicio Analizaremos algunas emociones, reflexionando sobre su función y ligándolo con la experiencia propia:

El miedo El miedo moviliza al organismo frente al peligro. Todos los sentidos se exacerban y se vuelven hacia el exterior; la atención se pone al máximo y el cuerpo se dispone a reaccionar enseguida. Se trata de una de las emociones más intensas y desagradables. Genera aprensión, desasosiego, malestar, preocupación y recelo por la propia seguridad o por la salud (Chóliz, 2005). Lo desconocido suscita asimismo miedo. El objetivo de este miedo es impulsarnos a que nos informemos, a que reflexionemos, a que nos anticipemos...a que nos preparemos. •

¿Se permite usted a sí mismo sentir miedo? Cite tres miedos recientes. ¿Había alguna realidad peligrosa?, ¿algo desconocido? Si estos miedos fueron funcionales y apropiados ¿puede ver como le

ayudaron a hacer

frente a la realidad?

La tristeza La tristeza es la emoción desencadenada por la pérdida, por cualquier pérdida, de un ser querido, de una esperanza, de un lugar, de un órgano, de la salud, de un objeto... Lleva a cabo un trabajo de integración y de reparación que permite la aceptación de la realidad.

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Facilita la cohesión con otras personas, especialmente con aquellos que se encuentran en la misma situación (Averill, 1979) y la comunicación a los demás de que no se encuentra bien, lo que puede generar ayuda de otras personas (Tomkins, 1963). •

¿Permite usted que le invada la tristeza? ¿Se atreve a llorar delante de otros? ¿Ha vivido usted alguna pérdida, separación...? ¿Se ha permitido la expresión de su dolor?

El asco Es una de las reacciones emocionales en las que las sensaciones fisiológicas son más patentes: se da un aumento de la reactividad gastrointestinal y tensión muscular. Los estímulos que lo generan son desagradables, potencialmente peligrosos o molestos, y sueles estar relacionados con la ingesta de forma que la cualidad fundamental es olfativa u olorosa, aunque los estímulos pueden asociarse a cualquier otra modalidad perceptiva (escenas visuales, sonidos etc.) Genera respuestas de escape o evitación de situaciones desagradables o potencialmente dañinas para la salud. •

Detecte tres fuentes recientes de asco. ¿Puede identificar las causas de estas emociones?

La sorpresa Se trata de una reacción emocional neutra, que se produce de forma inmediata ante una situación novedosa o extraña y que se desvanece rápidamente (Reeve, 1994). Facilita procesos atencionales, conductas de exploración e interés por la situación novedosa (Berlyne, 1960).

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¿Puede recordar algún momento de sorpresa? Una noticia, un encuentro... ¿Cómo actuó después?

La ira Es una emoción reparadora frente a la frustración y a la herida. Moviliza la energía para las reacciones de autodefensa o de ataque (Averill, 1982) y pretende la eliminación de los obstáculos que impiden la consecución de los objetivos deseados y generan frustración. •

Describa sus tres últimas cóleras. ¿Expresó usted sus necesidades o sintió la tentación de acusar?

La alegría La alegría va unida a un momento en que compartimos algo, a un sentimiento de adecuación entre nuestra vida y nuestros valores. Va unida al placer de recibir o de dar, de compartir, y a los sentimientos de autorrealización, de adecuación y de pertenencia. Incrementa la capacidad para disfrutar de diferentes aspectos de la vida, genera actitudes positivas hacia uno mismo y hacia los demás. Además ayuda a establecer nexos y a favorecer las relaciones interpersonales (Izard, 1991). •

Evoque un recuerdo de alegría ligado a:

- un éxito... - un regalo recibido... - un sentimiento de unión con otra persona...

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ENTRENAMIENTO EN HABILIDADES SOCIALES En este apartado trabajaremos aspectos relacionados con las habilidades sociales, ya que es probable que los pacientes con alexitimia muestren ciertas dificultades en este área que deberán ser previamente evaluadas para decidir sobre cuales trabajar.

ELEMENTOS DE LA HABILIDAD SOCIAL Componentes no verbales: La mirada: los significados y funciones de la mirada son múltiples. − la gente que mira más es vista como más agradable, pero la forma extrema de mirada fija es vista como hostil. − Intensifica la expresión de emociones. − Sirve para acompañar el habla, para sincronizar la palabra hablada. La expresión facial: es el principal sistema de señales para mostrar las emociones y una conducta socialmente habilidosa requiere una expresión facial que esté de acuerdo con el mensaje. La sonrisa: es un componente importante. Los gestos: se constituyen en un segundo canal de comunicación y aquellos que sean apropiados a las palabras que se dicen servirán para acentuar el mensaje añadiendo énfasis, franqueza y calor. La postura: las posturas que reducen la distancia y aumentan la apertura hacia el otro son cálidas. Puede reflejar emociones específicas y los cambios posturales importantes se emplean para marcar amplias unidades del habla. 78

La orientación: denota el grado de intimidad/formalidad de la relación. La distancia/ el contacto físico: expresa claramente la naturaleza de cualquier interacción y varía con el contexto social. La apariencia personal: los componentes en los que se basan las percepciones del otro son el físico, la ropa, la cara, el pelo y las manos.

Componentes paralingüísticos El volumen de la voz: los cambios en el volumen de voz pueden emplearse en una conversación para enfatizar puntos. La entonación: sirve para comunicar sentimientos de emociones. Muchas veces la entonación que se da a las palabras es más importante que el mensaje verbal. La fluidez: las perturbaciones excesivas del habla pueden causar una impresión de inseguridad, y demasiados períodos de silencio podrían interpretarse negativamente. La claridad y la velocidad El tiempo de habla: tiempo que se mantiene hablando el individuo.

En general podríamos decir que los componentes no verbales más adecuados serían: contacto visual directo cómodo, el cuerpo está abierto, el cuerpo tiene tendencia a estar quieto y relajado, postura erguida, hombros rectos, voz adecuadamente firme/cálida, distancia apropiada de la otra persona, los gestos de las manos enfatizan las palabras. Sin embargo, debemos dejar claro al paciente que la adecuación de los componentes dependerá del momento y de la situación en que se den. Animaremos al paciente a comentar cada uno de los elementos, la

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importancia que tienen para él y en qué situaciones cree que sería más adecuada una u otra actitud. Podemos proponer al paciente una serie de rol-playings a fin de entrenar las habilidades de conversación, planteando diferentes situaciones en las que tenga que interactuar con distintos roles. Por otro lado resultaría beneficioso poder participar en un grupo de entrenamiento en habilidades sociales, ya que el grupo supondrá una importante fuente de aprendizaje gracias al modelado y al feedback del resto de participantes.

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ASERTIVIDAD Según Pedinielli (1992), los trabajos sobre relaciones entre alexitimia y afirmación de sí mismo han mostrado una fuerte correlación negativa entre los dos fenómenos; por tanto se podría esperar que las terapias vinculadas a la alexitimia incidieran en la asertividad, lo que podría permitir al menos la mejora de las capacidades de expresión, así como de las relaciones verbales con los otros. En este caso también podemos ayudar al paciente por medio de rol-playings a fin de practicar estas técnicas en diferentes posibles situaciones. Trabajaremos una serie de fórmulas para actuar asertivamente: − Disco rayado: ser persistentes y repetir lo que queremos, sin enojarnos, irritarnos ni levantar la voz, sin ceder o dejarse convencer por los argumentos de la otra persona. − Acuerdo asertivo: responda a la crítica admitiendo que ha cometido un error, pero separándolo del hecho de ser una buena o mala persona. − Pregunta asertiva: delante de una crítica inespecífica pida más información que le permitirá entender el punto de vista de la otra persona. − Focalizar: centrarse en el tema que se está discutiendo, analizando lo que ocurre entre el interlocutor y usted. − Banco de niebla: muéstrese de acuerdo con el argumento de la otra persona aunque no por ello va a ceder o cambiar su postura. − Ignorar: ignore la razón por la que su interlocutor parece estar enfadado y aplace la discusión hasta que se haya calmado. − Aplazamiento asertivo: aplace su respuesta a la afirmación que intenta desafiarle hasta que se sienta tranquilo y/o capaz de responder a ella apropiadamente. 81

− Quebrantamiento del proceso: responda a la crítica que intenta provocarle con una sola palabra o con frases lacónicas. − Ironía asertiva: responda positivamente a la crítica hostil.

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ENTRENAMIENTO EN IDENTIFICACION DE EMOCIONES VOCABULARIO EMOCIONAL Por la marcada dificultad de las personas alexitímicas para expresar con palabras los sentimientos se hace necesario trabajar el vocabulario emocional. Podemos dar al paciente una lista como la que se presenta a continuación o alguna similar adaptada a la situación. Nos servirá para reflejar los diversos matices que una misma emoción puede tener y discutir si consideramos que una u otra palabra es adecuada para esa emoción, si alguna de estas palabras en especial le ha recordado a alguna experiencia vivida, que le viene a la cabeza cuando lee una u otra, pedirle que construya una frase a partir de alguna palabra... En definitiva trataremos de que se familiarice con las palabras de connotación emocional y observe la diversidad del vocabulario emocional.

INTENSIDAD FELICIDAD

Fuerte

Exitado

TRISTEZA

Desesperado

Emocionado Deprimido

TEMOR

INCERTIDUMBRE ENFADO

Atemorizado Aturdido

Escandalizad o

Aterrorizado Desorientado

FUERZA

DEBILIDAD

CAPACIDA D

INCAPACIDAD

Poderoso

Avergonzado

Autoritario

Sin poder

Vigoroso

Vulnerable

Potente

Cobarde

Hostil Encantado

Abrumado

Con pánico

Inseguro Furioso

Contento

Triste

Asustado

Confundido Enfadado

En éxtasis

Abandonado

Temeroso

Exhausto Violento

Regocijado

Decepcionad o Desolado

Aplastado

Impotente Odioso Intencionado Vengativo

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INTENSIDAD FELICIDAD

Débil

TRISTEZA

TEMOR

INCERTIDUMBRE ENFADO

FUERZA

DEBILIDAD

CAPACIDA D

INCAPACIDAD

Agradecido

Desanimado

Inquieto

Inseguro

Perturbado

Determinado Débil

Contento

Decepcionad o

Asustadizo

Sorprendido

Contrariado

Firme

Nervioso

Dubitativo

Malhumorado Capaz

Incómodo

Indeciso

Peleado

Atado

Preocupado

Preocupado

Alegre

Frágil Inútil

Melancólico Relajado

Fuerte

Solitario Satisfecho Abandonado Calmado

Inseguro

En desacuerdo

Defensivo Aprensivo Dudoso Intranquilo

Adaptado de The Skills of Helping de R.R. Carkhuff y W.A. Anthony (1979), Human Resource Development Press, Inc Amherst, Massachussets.

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EXPRESION FACIAL Y RECONOCIMIENTO DE LAS EMOCIONES Uno de los aspectos principales de la conducta emocional es la expresión de las emociones y, de entre ellas, la expresión facial es una de las más características y sobre las que existe mayor abundancia de investigación experimental rigurosa desde hace décadas. La capacidad para hacer evidente a otros individuos las emociones propias, así como reconocer la de los otros, tiene una importancia fundamental en la adaptación al medio, la supervivencia y en la optimización de nuestra relación con los demás. La expresión de las emociones sirve para comunicar a otros qué conductas nuestras es más probable que se lleven a cabo. Igualmente, ser capaz de reconocer la de los demás facilita que reaccionemos de forma más adecuada e incluso nos anticipemos, si esto fuera necesario. En lo que se refiere al estudio experimental de estas cuestiones podemos distinguir dos trayectorias que reflejan concepciones divergentes respecto al tema. La primera de ellas arrancaría de los propios estudios de Darwin acerca de la expresión de las emociones y asumiría que tanto la expresión como el reconocimiento de las emociones básicas son universales e innatos, mientras que la otra concepción comenzaría por discutir el mismo hecho de la existencia de emociones básicas y apelaría a que, si bien en algunas reacciones afectivas puede estar más generalizado el reconocimiento de las mismas, éste se ve afectado sobremanera por otro tipo de variables ajenas a la propia expresión facial, tales como el contexto en el que se produce dicha expresión. No obstante, si bien algunas de las principales discusiones teóricas actuales giran en torno a la existencia, o no, de emociones básicas y si el reconocimiento de las mismas es universal, lo cierto es que existen ciertos patrones de reacción afectiva distintivos, generalizados y que suelen mostrar una serie de características similares en la mayor parte de seres humanos (Chóliz, 1998).

85

Reconocimiento facial de las emociones. Tras haber trabajado el vocabulario emocional, mostraremos al paciente 6 fotografías con la expresión facial de las 6 emociones básicas. El nombre de las emociones aparecerá en 6 tarjetas que también presentaremos. A continuación daremos la descripción de la expresión fisiognómica de cada una de las emociones, de modo que el paciente tenga que identificar la fotografía que corresponda a dicha emoción y asignarle una de las tarjetas.

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Felicidad

Elevación mejillas.

de

Ira

Miedo

las Cejas bajas, Elevación y contracción aproximadas, contraídas de las cejas. y en disposición oblicua.

Comisura labial retraída y elevación de la Párpados superior misma. inferior tensionados.

Párpados superior e inferior elevados.

e

Labios en tensión. Arrugas en la piel debajo Labios tensos y Posibilidad de boca cerrados, o abiertos en abierta. del párpado inferior. ademán de gritar. Arruga nasolabial y en Arrugas en porción los ángulos externos de Mirada prominente. central de la frente. los ojos (“patas de gallo”).

Tristeza

Sorpresa

Ángulos interiores de los Elevación de las cejas. ojos hacia arriba. Estiramiento de la piel Piel de las cejas en debajo de las cejas. forma de triángulo. Párpados abiertos (superior elevado e Arrugas en la frente. inferior descendido). Descenso de las comisuras de los labios, Descenso de la que incluso pueden mandíbula. estar temblorosos.

Asco

Descenso de las cejas. Arrugas en la nariz. Contracción de la comisura del labio, que puede ser asimétrica. Contracción inferior.

del

labio

Arrugas en el párpado inferior.

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Expresión facial de las emociones Pediremos al paciente que piense una situación para cada una de las 6 emociones básicas. En caso de que tenga dificultad para encontrar situaciones emocionalmente activadoras podemos ayudarle dándole nosotros mismos la situación y pidiéndole que identifique la emoción; además intentaremos que sean situaciones que puedan adaptarse a experiencias vividas por el paciente. Una vez encontradas las 6 situaciones tendrá que imaginarlas una por una e intentará expresarlas gestualmente, de modo que podamos captar una fotografía de su expresión. Cuando tengamos las 6 fotografías tendrá que identificar que emoción estaba expresando.

Información del contexto Leeremos la instrucción que corresponda a cada emoción y preguntaremos al paciente que emoción piensa que puede estar sintiendo la persona. Si vemos que tiene dificultades podemos adaptar la instrucción a situaciones que sean más cercanas al paciente, es decir, personalizarlas. De la misma forma podemos reducir las opciones de emociones de 6 a 3. Además deberá asociar la emoción asignada a la correspondiente fotografía (si es necesario volveremos a dar la instrucción).

88

Instrucciones. Información de diferentes estados emocionales hipotéticos: Instrucción de felicidad: Juan es un muchacho jovial. Sus amigos consideran que el buen humor que suele manifestar con frecuencia es una de sus mejores virtudes. Por la misma razón, Juan se considera a sí mismo como una persona feliz, satisfecha con lo que posee. Actualmente lleva unos días de franca buena suerte. Después de mucho empeño ha conseguido el puesto de trabajo que tanto anhelaba y por el que tanto ha estado luchando los últimos años. Este trabajo le satisface, puede desarrollar sus cualidades personales. En el momento en que el jefe le comunica que ha sido aceptado para dicho puesto de trabajo ¿qué emoción crees que siente?

Instrucción de ira: Pedro, una persona seria y de dudoso sentido del humor, ha tenido una serie de contrariedades continuadas que le han hecho perder la paciencia. Por culpa de un error de la propia Delegación de Hacienda debe pagar una sanción económica sin haber cometido ninguna falta. Al salir de las oficinas descubrió que le habían dado un golpe en el coche y se habían marchado impunemente. Para colmo un automóvil pasó cerca de él, pisó un charco a gran velocidad y le manchó su chaqueta nueva. ¿Qué emoción crees que siente?

Instrucción de asco: Si hay algo que le repugna a Javier es ver pasear por su casa alguna cucaracha. Cualquier rincón donde piense que han podido corretear lo limpia y desinfecta casi incluso con exageración. Una noche se levantó porque no podía dormir y al encender la luz se encontró al menos a una docena de estos animales encima de un plato con restos de comida. ¿Qué emoción crees que sintió?

Instrucción de miedo: Jorge siente horror por las tormentas, ya que, cuando era pequeño, una tormenta muy intensa a punto estuvo de producirle una terrible desgracia. Desde entonces, cada vez que aparecen semejantes inclemencias del tiempo se altera y pasa unos momentos verdaderamente angustiosos. La tormenta de hoy es una de 89

las más intensas que se recuerdan y Jorge está solo en casa. ¿Qué emoción crees que siente?

Instrucción de tristeza: Enrique suele tener depresiones con frecuencia. En esos momentos le parece que todo va mal y que va a ser incapaz de superar la tarea más sencilla. Ahora mismo Enrique se encuentra en un momento especialmente crítico. ¿Qué emoción crees que está sintiendo?

Instrucción de sorpresa: Nunca ocurre nada extraordinario en el pueblecito donde vive Andrés. De la misma forma, el trabajo de administrativo en una pequeña empresa local es rutinario, siempre con los mismos pedidos, los mismos proveedores, los mismos problemas y las mismas soluciones. Un día, sin embargo, ocurrió algo inesperado que dejó perplejo a Andrés, algo que nunca se había visto por allí. Aterrizaron en la plaza cuatro helicópteros de enormes dimensiones y posteriormente volvieron a despegar para dar una serie de vueltas en perfecta formación por encima de las casa del pueblo. ¿Qué emoción crees que sintió Andrés al ver semejante espectáculo?

90

EXPOSICION Sería interesante desarrollar un ejercicio en el cual la persona alexitímica se expusiera a diversas emociones. Para ello podemos proponer el visionado de diferentes fragmentos de películas con cierta carga emocional: −

Pediremos al paciente que explique que emoción cree que está expresando el

personaje y en que percibe esa expresión. A continuación podemos ampliar el fragmento de película para tener información del contexto y comentar si la información es congruente con la emoción que hemos visto en el personaje. −

En fragmentos más amplios pediremos al paciente que describa las

sensaciones físicas que él mismo está sintiendo para diferenciarlas de la experiencia subjetiva de emoción, teniendo en cuenta el contexto. −

Por último pediremos un nombre para esa emoción y que nos describa como

la está sintiendo, si es agradable o desagradable, intensa o más débil, si le trae algún recuerdo o en qué situación cree que se sentiría así. Algo similar podríamos hacer escuchando fragmentos de diferentes obras musicales, aunque probablemente esto supondrá un ejercicio de introspección más intenso que en muchos casos puede ser difícil de conseguir. Por otro lado, con estos ejercicios buscamos trabajar la capacidad de empatía. Kristal (1982) y Krueger (1998) señalaron que los alexitímicos eran poco empáticos, lo cual dificultaría sus relaciones interpersonales, por lo que trabajando en esta línea conseguiremos además mejoría en la calidad de las relaciones. La comprensión de nuestras propias emociones conduce a la comprensión de las de los demás, por lo que si conseguimos mejorar la capacidad de entender las emociones del paciente estaremos ayudando también a mejorar su capacidad empática.

91

ALGUNAS NOTAS SOBRE EL TRATAMIENTO Existen programas informáticos que intentan enseñar a leer la mente incidiendo sobre la capacidad de reconocer emociones. Un DVD denominado Mind Reading (http://www.jkp.com/mindreading) explica cómo funciona esta enciclopedia electrónica de las expresiones de emoción humanas. Abarca 412 emociones diferentes, representada cada una por seis actores distintos con sus respectivas voces. En los estudios realizados con niños y adultos ha quedado demostrado que los autistas y afectados de síndrome de Asperger que usan el DVD mejoran enormemente su capacidad para reconocer emociones, incluso en un período tan corto como diez semanas (Baron-Cohen, 2008). Es interesante la posibilidad de adaptar el tratamiento al formato grupal y combinar ambos modos, ya que como bien apunta Swiller (1988) mientras el grupo ofrece un ambiente en que los otros evocan y demuestran afectos más pequeños y manejables en la parte individual se busca activamente el desarrollo de un procesamiento cognitivo más avanzado que el mostrado hasta ahora. Teniendo en cuenta que a menudo las personas alexitímicas muestran estrategias de afrontamiento basadas en la evitación podría ser conveniente incluir el entrenamiento en habilidades de afrontamiento en el tratamiento de la alexitimia. Por último considero que para algunos pacientes podría ser muy efectivo la realización de sesiones de bio-feedback, con el fin de aprender de una manera muy directa a distinguir sus sensaciones somáticas y “etiquetarlas”, facilitando el entrenamiento

en

identificación

de

emociones.

92

CONCLUSIONES

A pesar de que al comienzo de la investigación de la alexitimia el valor que se le daba a este constructo era únicamente por sus implicaciones en el ámbito de la psicosomática pronto quedo al descubierto su relación con múltiples afecciones psicológicas. Aún así, la falta de sistematización en su estudio hizo que muchos relegaran este síndrome a un plano más que secundario, obviando las múltiples implicaciones que su investigación podía tener para la comprensión de muchos otros trastornos. La mayoría de nosotros tenemos alguna idea sobre qué sensaciones físicas acompañan a ciertas emociones, podemos imaginar en qué parte de nuestro cuerpo sentiríamos alguna sensación ante situaciones que susciten una emoción en nosotros. Estas sensaciones somáticas son señales que nuestro cuerpo nos envía a fin de entender mejor lo que está sucediendo a nuestro alrededor, o mejor aún, de cómo lo estamos interpretando. Por suerte esta información que nos ofrece nuestro cuerpo podemos sentirla desde que somos muy pequeños, se podría decir que desde que existimos. Es el caso del bebé que llora porque tiene hambre, o frío, o porque se siente desamparado...no tiene la capacidad cognitiva suficiente para hablar pero ya sabe que algo está ocurriendo en él y por tanto reacciona. A medida que vamos creciendo nuestra capacidad lingüística se desarrolla y gracias a la interrelación con los adultos nuestro lenguaje se enriquece; ya no es necesario llorar para que nos den de comer cuando nuestro estomago nos manda esas “sensaciones”. Hasta aquí todo parece funcionar correctamente, pero ¿qué ocurre si nadie nos enseña palabras para decir lo que sentimos cuando nuestras sensaciones van más allá del hambre o del frío?

93

Con este ejemplo trato de explicar la importancia que tiene que desde que somos niños aprendamos y desarrollemos la capacidad de comprender lo que nos ocurre, para poder así expresar lo que sentimos, lo que queremos, lo que deseamos y a fin de cuentas lo que somos. Pero no es suficiente con entenderlo, necesitamos aprender a comunicarlo, y para ello se hace imprescindible hacernos con las herramientas que nos permitan expresarlo, que en este caso no son otras que las palabras. Es cierto que en los últimos años ha crecido notablemente la importancia que se le da a la educación emocional en el ámbito educativo; sin embargo tengo la impresión de que no se termina de entender la gran relevancia que tiene, y que en muchos casos la atención que se le presta llega quizá demasiado tarde. Es necesario implementar la educación emocional desde el momento en que el niño empieza a interactuar con los demás, sin esperar necesariamente a que desarrolle unas u otras capacidades, ya que desde muy pequeños pueden aprender de una manera directa o más indirecta lo que ocurre en su interior y a fin de cuentas a poner nombre a eso que están sintiendo. El hecho de dotar de competencias emocionales a los niños supone también capacitarlos para desarrollar habilidades de afrontamiento más eficaces, que serán una importante fuente de prevención ante futuros problemas psicológicos. No sólo estarán más preparados para afrontar eventuales problemas si no que además en caso de llegar a desarrollar algún trastorno psicológico dispondrán de recursos muy útiles para superar la situación. Por otro lado, y siguiendo en la línea de la prevención, no debemos olvidar el coste económico que supone al sistema sanitario la cobertura de las enfermedades mentales, pero también de las enfermedades físicas, en las que a menudo los factores psicológicos tienen importantes implicaciones tanto en su origen como en su evolución. Tal vez sería recomendable dotar a los diversos profesionales de la salud de más formación sobre la implicación de las emociones en muchas enfermedades físicas, para poder llevar a cabo un trabajo realmente multidisciplinar que permita una comprensión global del paciente.

94

Por último me gustaría resaltar que conocer mejor nuestras propias emociones nos lleva a entender mejor las de los demás, a ser por tanto más empáticos. Quizás ayudando a las futuras generaciones a comprender mejor lo que ocurre en su interior, a verbalizar sus sentimientos, y prestando todos nosotros más atención a las emociones (propias y ajenas) logremos evolucionar hacia una sociedad emocionalmente más capacitada, más empática y por qué no decirlo, mejor. Sólo dando a las emociones la importancia que realmente tienen en nuestra vida podremos tal vez algún día lograr esta ambiciosa meta.

95

ANEXOS A continuación presento un cuadro resumen de los instrumentos de evaluación de la alexitimia.

ESCALAS Y CUESTIONARIOS

Instrumento

Autores y año

BIQ-1

Sifneos, 1973

Cuestionario de 19 ítems heteroaplicados a través del cual el observador cualifica la capacidad del sujeto para expresar emociones.

BIQ-2

Sifneos, Apfel y Frankel, 1977

Cuestionario de 47 ítems autoaplicados que infroma de cómo actúa el sujeto ante ciertas situaciones.

SSPS

Apfel y Sifneos, 1979

Cuestionario de 20 ítems autoaplicados, puntuables en cuatro niveles de acuerdo.

MMPI-AS

Kleiger y Kinsman, 1980

Subescala de 22 ítems del MMPI que correlacionan con BIQ.

IASEDI

Garner y cols., 1983

Escala autoaplicada de 10 ítems para medir características alexitímicas en anoréxicas y bulímicas.

Escala del MMPI

Shipko y Noviello, 1984

Escala de 20 ítems, de validez cuestionable.

Escala de Alexitimia de Noël

Nöel, 1989

Escala autoaplicada de 12 ítems.

TAS-20

Parker, Bagby, Taylor, Endler, Schmitz, 1993

Escala de 20 ítems derivada de la revisión de la TAS-26.

96

Escala de Alexitimia (UBA)

Casullo, Wiater y Maristany,

Adaptación de la TAS.

OAS

Haviland, Warren y Riggs, 2000

Cuestionario de 33 ítems a contestar por familiares o conocidos de quien se desea evaluar.

OAQ

Thompson, 2005

Cuestionario autoaplicado de 37 ítems.

OTROS INSTRUMENTOS

Instrumento

Autores y año

APRQ

Krystal, Giller y Cichetti, 1986

Análisis verbal

del

contenido

Entrevista estructurada de 17 ítems.

A través de unas escalas validadas se puntúa lo hablado por el sujeto.

Técnicas proyectivas:

TAT

AT-9 (SAT-9)

Murray, 1943

Mide la capacidad de fantasear y de expresar emociones.

Demers-Desrosiers, 1982

Test grafo proyectivo cuantificado de función simbólica.

ESCALA DE ALEXITIMIA PARA OBSERVADORES (OAS) 97

A veces

A menudo

Siempre

Nunca

1. Es una persona cálida

o

o

o

o

2. Se muestra compasiva

o

o

o

o

3. Es buena relacionándose

o

o

o

o

4. Manifiesta sensibilidad hacia las otras personas

o

o

o

o

5. Le gusta sentirse cercana a la gente

o

o

o

o

6. Le gusta tener amigos cercanos

o

o

o

o

7. Le gusta explorar sus sentimientos

o

o

o

o

8. Le gusta tocar y ser tocada

o

o

o

o

9. El flexible

o

o

o

o

98

10. Es imaginativa, es creativa

o

o

o

Nunca

A veces

11. Se hunde cuando las cosas se ponen realmente difíciles

o

o

o

o

12. Se muestra confundida cuando las cosas son muy estresantes

o

o

o

o

13. Se frustra al enfrentarse a lo incierto

o

o

o

o

14. Tiene fuertes emociones que no puede explicar

o

o

o

o

15. Tiene dificultades en encontrar las palabras correctas para describir sus sentimientos.

o

o

o

o

16. Parece carecer de una meta

o

o

o

o

17. Se conoce bien a si misma

o

o

o

o

18. Comprende muy bien sus necesidades

o

o

o

o

A menudo

o Siempre

99

19. Se preocupa demasiado por su salud

o

o

o

o

20. Habla mucho sobre dolor físico y malestar

o

o

o

o

Nunca

A veces

o

o

o

o

son

o

o

o

o

23. Tiene reacciones físicas al estrés (dolor de cabeza, sudoración, problemas digestivos, dolor muscular)

o

o

o

o

24. Tiene buen sentido del humor

o

o

o

o

25. Explica chistes y hace comentarios divertidos

o

o

o

o

26. Es juguetona

o

o

o

o

27. No es estimulante; es aburrida

o

o

o

o

21. Pasa mucho tiempo preocupándose de

A menudo

Siempre

su cuerpo

22. Tiene problemas difíciles de tratar

físicos

que

100

28. Es sosa; no es interesante

o

o

o

o

29. Es demasiado auto-controlada

o

o

o

o

31. Debe “seguir el reglamento”

o

o

o

o

32. Ve las cosas sólo en blanco o negro

o

o

o

o

33. Evita disfrutar de las cosas buenas de l a vida, sin que nada le obligue a ello

o

o

o

o

ESCALA DE ALEXITIMIA DE TORONTO (TAS-20) 101

Muy de acuerdo

De acuerdo

Indeciso

En desacuerdo

Muy en desacuerdo

1. A menudo estoy confuso con las emociones que estoy sintiendo

o

o

o

o

o

2. Me es difícil encontrar las palabras correctas para expresar mis sentimientos

o

o

o

o

o

3. Tengo sensaciones físicas que incluso ni los doctores entienden

o

o

o

o

o

4. Soy capaz de expresar mis sentimientos fácilmente

o

o

o

o

o

5. Prefiero pensar bien acerca de un problema en vez de solo mencionarlo

o

o

o

o

o

6. Cuando estoy mal no sé si estoy triste,

o

o

o

o

o 102

asustado o enfadado

7. A menudo estoy condundido con las sensaciones de mi cuerpo

o

o

o

o

o

8. Prefiero dejar que las cosas sucedan solas, sin preguntarme por qué suceden de ese modo

o

o

o

o

o

9. Tengo sentimientos que casi no puedo identificar

o

o

o

o

o

10. Estar en contacto con las emociones es muy importante

o

o

o

o

o



o

o

o

o

o

o

o

o

o

o

o

o

o

o

11. Me es difícil

expresar lo que siento acerca de las personas

12. La gente me dice

que exprese más mis sentimientos

13. No sé qué pasa

dentro de mí

103

14. A menudo no sé por qué estoy enfadado

o

o

o

o

o

15. Prefiero hablar con la gente de sus actividades diarias mejor que de sus sentimientos

o

o

o

o

o

16. Prefiero ver espectáculos simples, pero entretenidos, que dramas psicológicos

o

o

o

o

o

17. Me es difícil revelar mis sentimientos más profundos incluso a mis amigos más íntimos

o

o

o

o

o

18. Puedo sentirme cercano a alguien, incluso en momentos de silencio

o

o

o

o

o

104

19. Encuentro útil examinar mis sentimientos para resolver problemas personales

20. Buscar significados ocultos a películas o juegos disminuye el placer de disfrutarlos

o

o

o

o

o

o

o

o

o

o

CUESTIONARIO DE ALEXITIMIA EN LINEA (OAQ-G2) 105

En desacuerdo

Muy en desacuerdo

Muy de acuerdo

De acuerdo

Indeciso

1. Cuando me preguntan qué emoción estoy sintiendo, a menudo no sé que responder

o

o

o

o

o

2. Me siento inseguro sobre las palabras que he de utilizar al describir mis sentimientos

o

o

o

o

o

3. Prefiero explorar la complejidad emocional de mis problemas a describirlos sólo en base a hechos prácticos

o

o

o

o

o

4. Cuando otras personas se sienten ofendidas o disgustadas, es difícil para mí imaginar qué es lo que sienten

o

o

o

o

o

5. La gente suele decirme que describa mejor mis sentimientos, como si no los hubiese elaborado suficientemente

o

o

o

o

o

106

6. El sexo como diversión me parece carente de sentido

o

o

o

o

o

7. Puedo describir fácilmente mis emociones

o

o

o

o

o

8. No se puede funcionar en la vida sin ser consciente de tus emociones más profundas

o

o

o

o

o

9. A veces la gente se enfada conmigo sin que yo pueda imaginar el motivo

o

o

o

o

o

10. La gente me dice que no presto la debida atención a sus sentimientos, cuando de hecho hago todo lo que puedo para entender lo que me dicen

o

o

o

o



o



o

o

o

11. Cuando me disgusto encuentro difícil identificar los sentimientos que me han llevado a ese

107

estado

12. Usualmente me resulta difícil describir mis sentimientos hacia otras personas

o

o

o

o

o

13. Prefiero quedar para realizar actividades físicas con mis amigos en lugar de discutir las experiencias emocionales de cada uno de nosotros

o

o

o

o

o

14. No suelo soñar despierto

o

o

o

o

o

15. No me gusta que la gente dé por hecho que yo debo entender o adivinar sus necesidades…es como si quisieran que yo les leyera el pensamiento

o

o

o

o

o

16. A veces mi cuerpo me produce sensaciones

o

o

o

o

o 108

confusas

17. Para mí el sexo es más una actividad funcional que emocional

o

o

o

o

o

18. Algunas personas me han dicho que soy frío o que no sé reaccionar ante sus necesidades

o

o

o

o

o

19. No sueño a menudo, y cuando lo hago, mis sueños me parecen bastante aburridos

o

o

o

o

o

20. Mis amigos me suelen indicar de alguna manera que actúo más con el cerebro que con el corazón

o

o

o

o

o



o

o

o

o

21. No puedo identificar sentimientos que vagamente intuyo desarrollándose dentro de mí

109

22. A menudo pregunto a otras personas cómo se sentirían ellas si estuviesen en mi situación personal, ya que ello me ayuda a entender lo que debo hacer

o

o

o

o

o

23. Cuando establezco mis prioridades doy la misma importancia a los sentimientos que a las cuestiones prácticas

o

o

o

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24. Utilizo mi imaginación principalmente para fines prácticos, por ejemplo para solucionar un problema, desarrollar una idea o construir in objeto útil

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25. A menudo me siento incompetente, molesto, incómodo o incluso llego a sentir malestar físico en situaciones sexuales

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26. Algunas veces, cuando estoy implicado en relaciones personales difíciles o turbulentas, desarrollo síntomas físicos confusos

27. Tengo tendencia a valerme de otras personas para interpretar los detalles emocionales de las situaciones personales o sociales

28. No me gustan las conversaciones en las que la mayor parte del tiempo se dedica a discutir sobre cuestiones emocionales en vez de dedicarlo a hablar de actividades cotidianas, ya que ello va en detrimento de de mi diversión

29. Con frecuencia experimento confusión acerca de lo que la otra persona desea en una relación sexual

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30. Las personas con las que he tenido relaciones más estrechas se han quejado de que las he descuidado desde el punto de vista emocional

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33. Mi imaginación es frecuentemente espontánea, impredecible e involuntaria

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34. Cuando ayudo a otras personas prefiero asistirlas en tareas prácticas antes que aconsejarlas sobre sus sentimientos

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32. Me gusta cuando alguien describe los sentimientos que experimenta en circunstancias similares a las mías, porque eso me ayuda a ver cuales podrían ser mis propios sentimientos

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35. Tengo sensaciones físicas desconcertantes que incluso son incomprensibles para mis amigos, mis conocidos u otras personas

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36. Siento confusión cuando trato de describir cómo me siento ante un acontecimiento importante

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37. Mi imaginación no suele ser espontánea y sorprendente, sino que más bien la utilizo de forma controlada

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38. Tomo las decisiones basándome más en mis principios que en mis sentimientos viscerales

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