Kripke Identity and Necessity Handout
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Saul Kripke: “Identity and Necessity” 1. Saul Kripke presenta al inicio de su artículo “Identidad y necesidad” un argumento para establecer que todo enunciado de identidad, si es verdadero, entonces es necesariamente verdadero. El argumento es el siguiente: 1. La ley de Leibniz establece que para cualesquiera objetos x y y, si x es idéntico a y, entonces, si x tiene una propiedad F, también la tiene y: 1. (x)(y)[(x = y) (Fx Fy)] 2) Por la ley de identidad, un objeto es necesariamente idéntico a sí mismo: 2. (x) (x=x) 3) Si x y y son idénticos, entonces si x tiene necesariamente la propiedad de ser idéntico a x, entonces y tienen necesariamente la propiedad de ser idéntico a x: 3. (x)(y)(x = y) [(x = x) (x = y)] 4) Pero dado que sabemos que la cláusula (x = x) es verdadera, podemos eliminarla: 4. (x)(y)((x = y) (x = y)] Parece que la conclusión de este argumento es paradójica: ella establece que todo enunciado de identidad, si es verdadero, entonces es necesariamente verdadero. Pero “parece evidente que hay enunciados de identidad contingentes”. 2. Uno puede objetar al argumento diciendo que 2, (x = x) es falso. Puede tener una noción débil (condicionada) de necesidad: para cualquier x, si x existe, entonces x es necesariamente idéntico a sí msmo. Pero este punto es dejado de lado. (Pero nótese que el argumento es enteramente general, la conclusión es acerca de objetos y no de oraciones o enunciados) 3. Pero con todo, parece haber casos en los que hay oraciones de identidad contingentes. Varios casos (en los que esto presuntamente ocurre): (i) En los casos en los que “x” y “y” están por descripciones definidas. V.g. “el inventor de los lentes bifocales = el primer director general de Correos de EUA”. Estos casos ya fueron resueltos por la teoría de las descripciones de Russell. (ii) En los casos en los que “x” y “y” están por nombres propios (más la creencia de que los nombres propios contienen elementos descriptivos, y con la posibilidad de que hayamos etiquetado mal las cosas debido a información errónea). La respuesta a esto es que los nombres propios son designadores rígidos. (iii) En los casos de identidades teóricas: “agua=H2O”, “el calor=es el movimiento de la moleculas”, “un estado mental=un estado físico”, que son resultado de investigación empírica (a posteriori). La respuesta a esto es distinguir entre necesidad y aprioridad. 4. Frente a esto casos “paradójicos” Kripke introduce su propia “teoría”. 5. Nombres propios como designadores rígidos: un designador rígido es un término que designa a l mismo objeto en todo mundo posible o situación contrafáctica. Dos observaciones: (i) Un designador rígido designa al mismo objeto en todos los mundos posibles donde el objeto exista. Nótese que el que un término sea un designador rígido o no depende de la manera como nosotros usamos ese término. (La manera en la que gente en otras situaciones contrafácticas usa el lenguaje es irrelevante) (ii) El designador rígido no tiene que referir al mismo objeto en mundos donde el objeto no existe. También, identidad no implica existencia necesaria. (iii) Cuando empleamos mundos posibles o hablamos de situaciones contrafática, empleamos el lenguaje tal y como lo usamos nosotros, y no como la gente en otro mundo posible m emplea el lenguaje. (iv) Cuando hablamos de que a Nixon le pudo haber pasado tal y tal cosa, hablamos de él, y construimos la situación contrafáctica en torno a Nixon. Por ello no se requieren criterios de identidad a través de mundos posibles (como la teoría de D. Lewis sí requiere). (v) Prima facie, la idea de considerar a los nombres propios como designadores rígidos explica nuestra intuición de que Nixon no pudo ser alguien más del que de hecho fue.
Distinción entre tres pares distintos de conceptos: a) la distinción a priori – a posteriori es una distinción epistemológica; b) la distinción necesidad – contingencia es una distinción metafísica; (c) la distinción analítico - sintético es una distinción semántica. (i) Debemos distinguir entre necesidad y epistemología. Como son las cosas es un asunto distinto a cómo lo sabemos. Por ello, las parejas a priori – necesario y a posteriori – contingente no son exhaustivas. Hay varios ejemplos de verdades necesarias pero que no son conocidas a priori. (ii) A) La conjetura de Goldbach (“un número par es la suma de dos números primos”). B) Concediendo que la tesis esencialista (hay propiedades esenciales de la cosa) es correcta, “este atril está hecho de madera” es una verdad necesaria pero a posteriori. 7. La distinción entre a priori y necesidad explica los enunciados de identidad anteriores: “Hespero es Fósforo” es ciertamente conocida a posteriori, pero eso no significa que no sea necesaria. 8. Dos razones (aparte de la identificación entre lo a priori y lo necesario) para negar la necesidad de la identidad: (i) Considerar que los enunciados de identidad, como ‘Hespero es Fósforo’, expresan la afirmación metalingüística de que los nombres ‘Hespero’ y ‘Fósforo’ refieren al mismo objeto, y claramente esto pudo no haber sido el caso. (ii) Afirmar que esa identidad no es conocida a priori (esto se concede) y que afirmar que podemos imaginar circunstancias en donde Héspero no es Fósforo. 9. Pero ninguna de estas consideraciones tiene que ver con la identidad entre Héspero y Fósforo. Pensar que esto representa casos en las que las identidades son falsas sólo indica una mala construcción de la relación entre un nombre y una descripción usada para fijar la referencia del nombre (tomarlos como sinónimos). 10. Esta respuesta al problema parece suponer que usamos una descripción para fijar la referencia de un término. Pero incluso si esto fuera así, claramente la descripción no es sinónima con el término. Y en todo caso, es improbable que éste sea el mecanismo usual para fijar la referencia de un término. 11. Consideraciones similares ocurren en el caso de la identidad entre el calor y movimiento molecular (o la identidad entre luz y torrente de fotones). En cualquier caso, las presuntas situaciones en las que enunciados de identidad (con nombres propios) podrían ser falsos son meras “ilusiones de contingencia”. 12. Finalmente se discute el problema mente-cuerpo. 6.
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