Kossok, Manfred-El Virreinato Del Rio de La Plata

January 5, 2019 | Author: Patricio Gonzalez Pieruccioni | Category: Spanish Colonization Of The Americas, European Colonization Of The Americas, Colonialism, Spain, Buenos Aires
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Kossok, Manfred-El Virreinato Del Rio de La Plata...

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n u c a Ó N 

 En  E n la h i s t o r i o g r a f í a s o b r e la é p o c a c o l o n i a l h i s p a n o americana. siempre ocupó un lugar preponderante la exposición del movimiento emancipador de la tutela de España . 1  Es  E s c r i b i r la h i s t o r i a era er a u n a tare ta reaa e m i n e n t e mente "política", puesto que se consideraba la jase heroica de la rebelión antiespañola como la hora en «¡ u e las nuevas repúblicas nacieron como naciones, y c o n mucha frecuencia detrás de la apasionada c'vocación del   pa  p a s a d o r e v o l u c i o n a r i o se o c u l t a b a a s i m i s m o u n a piot pi ote. e.ss ta contra el caos político y la depresión de los tiempos t¡ut   si  s i g u i e r o n a la e m a n c i p a c i ó n . E o s d e b e r e s i m p u e s t o s p o t  la herencia herencia espiritual espiri tual de la la revolución revoluc ión de in d ep en d a n ia, el colorido especifico de la política interior de los países rectores y, en muy primer termino, el gran ejemplo de la historiografía europea del siglo XIX  y de comienzos d e l  X X f a v o r e c i e r o n e l p r e d o m i n i o d e la e s cu cuee l a libe li bera ral* l* ton grandes nombres como los de Bustamante, Macke  HL La^tits tits jvd jv d f i cf  / i Cf. ln* frehas en W llfli's» A. C ..  H nic Amttici,   N u e va  j t la v a Yo Y o rk r k . 1 9 -1 2 . S á n c h e z A i o n s o . B , hi taría tipañola t hispanofí’ndisena. M adrid, 1952. t. III. título nv 9'V 6 s q q . H c m p k k f y s . R . H ., . , Tht Histo'togrtfhy isto'togrtfhy y tk* tk* Sp**ük Sp**ük An A n t ’H-zn I , r d . p o r f l C o m i t a to to I n t r m d i S c i e n c e  Rtr  R tro olutio lutiort rtt, t,  e n :  RtUdom  RtUdom,, t . I, Stor., Stor., X C onfirmo onfirmo In trm . de Ciencia* Histérica». Histérica». Rem a 1955 . p. 20, *

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MANFRED

KOSS OK  EL VIRREINATO DEL RIO DE LA PLATA

u n a , M e d i n a ,  A m u n á te g u i, M it r e , et c. Sa lv o al gu no s  p ri m e ro s in te n to s p o r ex p li ca r las co ne xi o n es soc ial es  y ec o nó m ic as e n tr e la ép oc a co lo n ia l y la de em an ci pa ción (como, por ejemplo, los de Alberdi), se hizo evidente la tendencia a investigar las raíces espirituales  y p o lí ti c a s de la tr a n si ci ó n e n tr e la co lo ni a y la li b er tad, y la censura revolucionaria apareció más bien como un don de los grandes ejemplos norteamericanos y franceses que como punto culminante y final de la propia evolución. ‘  L a h is to ri o g ra fí a d e l p re se n te se ca ra ct er iz a, p o r lo contrario, por una creciente disolución de la “imagen histórica antigua ’,’, y la la búsq ueda de nuevos horizontes en la interpre tación del pasado pasado hispanoame ricano ha contribuido a despejar el camino para una más acentuada consideración de los momentos sociales y económ i c o s d e la la e v o l u c i ó n . 2 E n l o c o n c e r n i e n t e a l a e m a n cipación y a sus períodos precursores, no se trata con ello de una “sociología de la revolución” en abstracto  si n o de p la n te a r se a n te to d o u n a c u e st ió n m ás im p o r tante: hasta qué punto, y más allá de la existencia de  se ri es ca us al es de o rd e n p o lí ti c o y e sp ir it u a l, la r e b e lión de Hispanoamérica formó una parte orgánica del  movimiento universal de emancipación burguesa de los siglos XVIII y XIX. Al proponer su “teoría de la  E m a n c ip a c ió n ” es cr ib e el h is to r ia d o r e sp añ o l O ct a vi o 2 En cuanto a los resultados a que debería aspirar una historia social y económica de la época colonial, cf. R. K  o n e t z k e ,  Prob leme und For  sch ung ssta nd der Sozia lges chic hte Hisp anoa mer ikas wá hren d der Kolo nial  ze it (Pr oble mas y estado actu al de la inve stigac ión sobre la historia social  de Hispanoamérica en la época colonial),  colonial),   en: Communicazioni3 t. VII, del Comitato Intern. di Scienze Stor., X Congreso Intern. de Ciencias Históricas, Roma 1955, p. 35 sqq.

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Gil M un illa :8 “La emancipación es, en esenc esencia, ia, la la revolución burguesa americana” y, como tal, consecuencia de la “creciente importancia de la burguesía americana”. En lo que respecta a los diversos países que  fo rm a n H is pa no am ér ic a, di ch o pr ob le m a no ha sid o analizado y expuesto en sus condiciones históricas sino al nivel de las definiciones generales, como bien se demostró por el curso y los resultados del Congreso de  H is to ri ad or es ce le br ad o en M a dr id en 19 4S ,h y qu e se ocupó en especial de las “causas y el carácter de la 1 evolución de indep endencia”.  Pe ro la fo rm ac ió n y cr ec im ie nt o de un a clase de st inada a hacer una revolución es siempre fruto de un largo proceso, que a menudo es casi imposible reconstruir en sus antecedentes ocultos: de esta manera, también el movimiento de independencia hispanoamericana se presenta como culminación política de una trans fo rm ac ió n ec on óm ic a y so cia l q u e ha bí a ec ha do ho nd as maíc maíces es en el seno de la sociedad colonial. En los capítulos que se leerán a continuación hemos intentado ofrecer un cuadro general de los rasgos fundamentales de la estructura social y económica del Virreinato del   R ío de la Pl at a pa ra pl a nt ea rn os , en u n ej e m p lo co ncreto, el proble7na de cuáles eran las posibilidades y  pe rs pe ct iv as q u e —en el ma rc o de l sistei 7ia co lon ial  español— se ofrecían para la liberación de elementos 3  Teoría de la Emancipación, en  Historia de España,  España,   estudios pu  blicados en la Revis ta  Arbor,   Madrid 1953, p. 455 sqq. 4 Congreso Hispanoamericano de Historia. Causas y caracteres de la independencia hispanoamericana,  hispanoamericana,   Madr id 1953. Cf. asimismo M. S. A lp e r o v i c h , V. I. E r m o l a e v , I. P. L a v r e t s k i i, S. I. S e m i o n o v ,  Las Guerras de Independencia de las Colonias españolas en América   (1810-1826), traducción castellana edit. por Cuadernos de Cultura, Buenos Aires 1958.

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 soc ial es bu rg ue se s y capaces de ser útiles a la emanci pa ci ón bu rg ue sa , el em en to s q u e al to m ai co nc ie nc ia de  su pr op ia im po rt an ci a p o lí ti c a y al es tr ec ha r fi la s en el momento histórico de 1S10 llegaron a una categoiica negación del régimen colonial.

I COLONIZACIÓN ESPAÑOLA DEL RIO DE LA PLATA Según una expresión de Ricardo Levene, la Argentina, a diferencia del resto de Hispanoamérica, no fue conquistada sino colonizada. Con tal delimitación del concepto, Levene subraya conscientemente los fundamentos peculiares del dominio colonial español en el Rio de la Plata, cuyas particularidades también influirían y encauzarían el proceso de la emancipación en su etapa preparatoria del siglo xvm. Como para las demás regiones del imperio hispanoamericano, también en la Argentina puede apreciarse una evidente continuidad desde la época de la conquis ta hasta la emancipación, si bien los contextos históricos son dife rentes de los que podría hacer presumir la interpretación de Salvador de Madariaga .1 Una co mparación con el resto del impe rio colonial nos permitiría definir las particularidades de la colo nización del Río de la Plata, pero para ello deberemos atenemos al doble criterio que se expondrá a continuación. En la tarea de juzgar un régimen colonial, inmediatamente se plantea el problema del carácter de su colonización y, a la vez, el de la estructura del sistema colonial. Se trata de dos as  pectos diversos de un mismo proceso y, en última instancia, el carácter de la colonización imprime su sello a la estructura del sistema resultante, si bien no debe olvidarse que la interrelación concreta de ambos factores sólo podrá apreciarse en un campo de acción relativamente extenso, que puede alcanzar una impor tancia de vastos alcances en la dirección que terminará por asu mir la evolución de una colonia determinada. 1 The Fallof the Spanish American Espire (Caída del imperio español en América),  América),   Nueva York 1948. 1948. Entre otras cosas, cosas, Madariaga mani fiesta que el separatismo “democrático” de los conquistadores debe interpretarse como legítimo precedente de la emancipación de 1810.

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 soc ial es bu rg ue se s y capaces de ser útiles a la emanci pa ci ón bu rg ue sa , el em en to s q u e al to m ai co nc ie nc ia de  su pr op ia im po rt an ci a p o lí ti c a y al es tr ec ha r fi la s en el momento histórico de 1S10 llegaron a una categoiica negación del régimen colonial.

I COLONIZACIÓN ESPAÑOLA DEL RIO DE LA PLATA Según una expresión de Ricardo Levene, la Argentina, a diferencia del resto de Hispanoamérica, no fue conquistada sino colonizada. Con tal delimitación del concepto, Levene subraya conscientemente los fundamentos peculiares del dominio colonial español en el Rio de la Plata, cuyas particularidades también influirían y encauzarían el proceso de la emancipación en su etapa preparatoria del siglo xvm. Como para las demás regiones del imperio hispanoamericano, también en la Argentina puede apreciarse una evidente continuidad desde la época de la conquis ta hasta la emancipación, si bien los contextos históricos son dife rentes de los que podría hacer presumir la interpretación de Salvador de Madariaga .1 Una co mparación con el resto del impe rio colonial nos permitiría definir las particularidades de la colo nización del Río de la Plata, pero para ello deberemos atenemos al doble criterio que se expondrá a continuación. En la tarea de juzgar un régimen colonial, inmediatamente se plantea el problema del carácter de su colonización y, a la vez, el de la estructura del sistema colonial. Se trata de dos as  pectos diversos de un mismo proceso y, en última instancia, el carácter de la colonización imprime su sello a la estructura del sistema resultante, si bien no debe olvidarse que la interrelación concreta de ambos factores sólo podrá apreciarse en un campo de acción relativamente extenso, que puede alcanzar una impor tancia de vastos alcances en la dirección que terminará por asu mir la evolución de una colonia determinada. 1 The Fallof the Spanish American Espire (Caída del imperio español en América),  América),   Nueva York 1948. 1948. Entre otras cosas, cosas, Madariaga mani fiesta que el separatismo “democrático” de los conquistadores debe interpretarse como legítimo precedente de la emancipación de 1810.

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EL VIRREINATO DEL RÍO DE LA PLATA

De acuerdo con su carácter histórico —entendido como to talidad de los impulsos tanto objetivos como subjetivos que in terviniero n—•, la colonización e spañola fue un movimiento^ del feudalismo tardío, de expansión y colonización," que se volcó en diferentes oleadas sobre el continente americano, desde Cali fornia hasta Bío-Bío. La etapa inaugural se extendió de 1492 a 1510, años durante los que se llevó ,a cabo la ocupación de las Grandes Antillas. Tan breve lapso fue suficiente para proveer a los conquistadores de las experiencias necesarias para conti nuar Ja obra emprendida, para establecer la dirección funda menta] de la futura política colonial y para estabilizar tanto en lo económico como en lo político los puntos de apoyo conquis tados, que así brindaron una base segura desde donde partir a la conquista de tierra firme .3  Después de un preludio en el istmo de Panamá, la conquista de los imperios azteca e inca, como así también de los territorios intermedios, formó el'conte nido de la segunda etapa, que se extendió de 1510 hasta 1535. Con la segunda conquista de Tenochtitlan por Cortés y con la ocupación de Cajamarca y del Cuzco por Pizarro comenzó la etapa de prosperidad de la Conquista, cuya primera crisis se  presen tó con la desv astad ora revoluc ión de los prec ios .4  Desde 1535, aproximadamente, y hasta el último cuarto del siglo xvi, es posible situar la tercera etapa, caracterizada por repetidos in tentos de incorporar las “zonas marginales”, entre las cuales tam  bién figu ra la del Plat a. Estos movim ientos surgi eron y,a en bue  na parte de la propia fuerza expansiva de los nuevos centros de

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en la lntensidad de la conquista. Al mismo tiem  po desde el punt o de vista del poder central, el aspecto de la onizacion efectiva cedía gradualmente su lugar a una tarea rio” rfedo" dea“ iento” > ‘al establecimiento de un “cordón sanitar Z  - u V laJ laJ CT pete petenC nCÍa Ía indes indesea eabl blee de de otr otros os país países es.. ChapChapman ha llam ado la atención sobre el el esfuerzo esfuerzo potencial del aspecto defensivo (que el llama: “offensive offensive” - “defensive offensive - defensive defensive”) y ya debe concedérsele concedérsele importancia para sus comienzos precursores a fines del siglo xvi si bien las situaciones diferían considerablemente en las distintas zonas fronterizas, fronterizas, como lo índica ya una comparación comparación entre Florida y Norte de México, dos términos opuestos. Mientras que el carácter de la colonización solamente era determinado desde la metrópoli —por lo cual actuó sin modifi caciones en todas las fases de la Conquista—, la estructura misma del sistema poseía, como correctivo esencia], una índole mucho más compleja. A la consolidación de la estructura del sistema colonial español, es decir, a la totalidad de los elementos económico-sociales, político-administrativos, cultural-espirituales y étnicos que determinaron forma y contenido del régimen colo nial, también contribuyeron —por encima del carácter de la' colonización— las circunstancias concretas preexistentes, ya fue ran de carácter geográfico, económico, social o de otro tipo, que reaccionaron activamente frente a la invasión europea. Entre esa amplísima escala de reacciones figuran, por ejemplo, tanto las exigencias particulares de la economía de plantaciones tro  picales (o subtro picale s) como quizás la heroica resistencia de los indígenas a ser explotados por los “dioses blancos”, y tam  bién los efectos —que últim amen te suelen subrayarse, sobre todo por parte de los indigenistas 6— del contacto social y cultural:  por enc ima de la mezcla de razas (me stiza je), dicho contacto creó las posibilidades efectivas de una “Reconquista” india .7 Desde el punto de vista de una correlación tan sumamente com-

2 M . K o s s o k y W. M a r k o v ,  Ko nsp ek t iiber das span isch e Ko lon ial  sys tem (O jea da gen era l al sistem a colon ial espa ñol)   en: Wiss. Zeitschr., año 45, 1955/56, Gesellsch. u sprachwiss. Reihe, cuad. 2 y 3, p. 126. W. M a r k o v ,  Be me rku nge n zur ges chi cht lich en Ste llu ng der Sie dlu ngs  kolonie (Anotaciones sobre la situación histórica de la colonia de coloni zac ión )   en: Vom Mittelalter zur Neuzeit (De la Edad Media a la Moderna),  derna),  ed. por H. Kretzschmar, Berlín 1957, p. 318 sqq. 3 N. M ez a V i l l a l o b o s , Significado del período 14931508 en el   proces o de la Con quis ta,   en: Rev. Chilena de Historia y Geografía, San t ia ia go go d e C hi hi le le 19 4477 , n 1? 110. • ~ 4 E . J . H a m i l t o n , Spanish American Treasure and the Price Revo lutton in Europe,   Cambridge (Mass.) 1934. Cf. asimismo G. L u z a t t o , átona economica dell’etá moderna e contemporánea, P a d ua ua 1 9955 5 • I  p. 199 sqq. ’ r  ’

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5 C h . C h a p m a n , Colonial Hispanic America: a history,  Nueva York

1938, p. 92

sq. 6 E . V a l c a r c e l ,  Ru ta cult ural del Perú , M é x i c o 1946. 7 F. M o r a l e s P a d r ó n ,  Fisonomía de la conquista indiana, Sevilla 1953, p. 153 9qq .

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De acuerdo con su carácter histórico —entendido como to talidad de los impulsos tanto objetivos como subjetivos que in terviniero n—•, la colonización e spañola fue un movimiento^ del feudalismo tardío, de expansión y colonización," que se volcó en diferentes oleadas sobre el continente americano, desde Cali fornia hasta Bío-Bío. La etapa inaugural se extendió de 1492 a 1510, años durante los que se llevó ,a cabo la ocupación de las Grandes Antillas. Tan breve lapso fue suficiente para proveer a los conquistadores de las experiencias necesarias para conti nuar Ja obra emprendida, para establecer la dirección funda menta] de la futura política colonial y para estabilizar tanto en lo económico como en lo político los puntos de apoyo conquis tados, que así brindaron una base segura desde donde partir a la conquista de tierra firme .3  Después de un preludio en el istmo de Panamá, la conquista de los imperios azteca e inca, como así también de los territorios intermedios, formó el'conte nido de la segunda etapa, que se extendió de 1510 hasta 1535. Con la segunda conquista de Tenochtitlan por Cortés y con la ocupación de Cajamarca y del Cuzco por Pizarro comenzó la etapa de prosperidad de la Conquista, cuya primera crisis se  presen tó con la desv astad ora revoluc ión de los prec ios .4  Desde 1535, aproximadamente, y hasta el último cuarto del siglo xvi, es posible situar la tercera etapa, caracterizada por repetidos in tentos de incorporar las “zonas marginales”, entre las cuales tam  bién figu ra la del Plat a. Estos movim ientos surgi eron y,a en bue  na parte de la propia fuerza expansiva de los nuevos centros de

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5 C h . C h a p m a n , Colonial Hispanic America: a history,  Nueva York

1938, p. 92

sq. 6 E . V a l c a r c e l ,  Ru ta cult ural del Perú , M é x i c o 1946. 7 F. M o r a l e s P a d r ó n ,  Fisonomía de la conquista indiana, Sevilla 1953, p. 153 9qq .

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en la lntensidad de la conquista. Al mismo tiem  po desde el punt o de vista del poder central, el aspecto de la onizacion efectiva cedía gradualmente su lugar a una tarea rio” rfedo" dea“ iento” > ‘al establecimiento de un “cordón sanitar Z  - u V laJ laJ CT pete petenC nCÍa Ía indes indesea eabl blee de de otr otros os país países es.. ChapChapman ha llam ado la atención sobre el el esfuerzo esfuerzo potencial del aspecto defensivo (que el llama: “offensive offensive” - “defensive offensive - defensive defensive”) y ya debe concedérsele concedérsele importancia para sus comienzos precursores a fines del siglo xvi si bien las situaciones diferían considerablemente en las distintas zonas fronterizas, fronterizas, como lo índica ya una comparación comparación entre Florida y Norte de México, dos términos opuestos. Mientras que el carácter de la colonización solamente era determinado desde la metrópoli —por lo cual actuó sin modifi caciones en todas las fases de la Conquista—, la estructura misma del sistema poseía, como correctivo esencia], una índole mucho más compleja. A la consolidación de la estructura del sistema colonial español, es decir, a la totalidad de los elementos económico-sociales, político-administrativos, cultural-espirituales y étnicos que determinaron forma y contenido del régimen colo nial, también contribuyeron —por encima del carácter de la' colonización— las circunstancias concretas preexistentes, ya fue ran de carácter geográfico, económico, social o de otro tipo, que reaccionaron activamente frente a la invasión europea. Entre esa amplísima escala de reacciones figuran, por ejemplo, tanto las exigencias particulares de la economía de plantaciones tro  picales (o subtro picale s) como quizás la heroica resistencia de los indígenas a ser explotados por los “dioses blancos”, y tam  bién los efectos —que últim amen te suelen subrayarse, sobre todo por parte de los indigenistas 6— del contacto social y cultural:  por enc ima de la mezcla de razas (me stiza je), dicho contacto creó las posibilidades efectivas de una “Reconquista” india .7 Desde el punto de vista de una correlación tan sumamente com-

2 M . K o s s o k y W. M a r k o v ,  Ko nsp ek t iiber das span isch e Ko lon ial  sys tem (O jea da gen era l al sistem a colon ial espa ñol)   en: Wiss. Zeitschr., año 45, 1955/56, Gesellsch. u sprachwiss. Reihe, cuad. 2 y 3, p. 126. W. M a r k o v ,  Be me rku nge n zur ges chi cht lich en Ste llu ng der Sie dlu ngs  kolonie (Anotaciones sobre la situación histórica de la colonia de coloni zac ión )   en: Vom Mittelalter zur Neuzeit (De la Edad Media a la Moderna),  derna),  ed. por H. Kretzschmar, Berlín 1957, p. 318 sqq. 3 N. M ez a V i l l a l o b o s , Significado del período 14931508 en el   proces o de la Con quis ta,   en: Rev. Chilena de Historia y Geografía, San t ia ia go go d e C hi hi le le 19 4477 , n 1? 110. • ~ 4 E . J . H a m i l t o n , Spanish American Treasure and the Price Revo lutton in Europe,   Cambridge (Mass.) 1934. Cf. asimismo G. L u z a t t o , átona economica dell’etá moderna e contemporánea, P a d ua ua 1 9955 5 • I  p. 199 sqq. ’ r  ’

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 plicada, y a par tir de características comunes de tipo prim ario y Uneral, se hace posible desmembrar el sistema colonial español en diversos sectores en cuanto a lo estructural y tipológico, si  bien en algún caso aislado su recípro ca delim itación no sera todo lo exacta que fuera de desear. _  A los ojos de los conquistadores y según la expectativa del Estado absolutista, los poderosos imperios de incas y aztecas cons tituían meramente el “tipo ideal” de un objeto de colonizacion,  juzgado con criterios de valoració n pred omi nant eme nte feudales . En esos imperios podía cumplirse con mayor facilidad y con máximo provecho la profesión de fe de los conquistadores: “Para servir a Dios y al rey; para llevar la luz a quienes viven en las tinieblas, y también par,a ganar riquezas, lo que buscan todos los hombres” (Bernal Díaz). En la organización económica y social altamente desarrollada de los imperios inca y azteca, los colonizadores hallaron toda una serie de puntos de apoyo que facilitaron la transferencia del orden social feudal a los dominios .8 Toda seguridad de convertir una conquista transito de ultramar .8 ria en duradera penetración colonizadora descansaba en el presu  puesto de que existía un a poblac ión aut óct ona cuyo nivel de desa  rrollo permitía su integración, con el mínimo de fricciones, en el nuevo orden social. social. Dent ro de las condiciones de la colonización a través de señores feudales, la posesión territorial (con inclusión de las minas) sólo alcanzaba su verdadero valor al asignárseles al mismo tiempo la facultad de disponer de mano de obra servil en número adecuado .3  Este problema cardinal de la colonización es  pañ ola fue resuelto recu rrie ndo al sistem a de rep arti mie nto s y en comiendas.10 ' Tanto para el futuro de las colonias como de la metrópoli, la casi exclusiva concentración de las iniciativas coloniales privadas 8 F. K a t z ,  Die sozia lokon omis chen Ver háltn isse bei den Az tek en i. 15. u. 16. Jahrh. (Condiciones económicosociales entre los aztecas en los  ss. X V y X V I ).   H. H. D i s s e l h o f f , Geschichte der altamerikanischen  Ku ltu ren (Hi stor ia de las antigu as cul tura s am eri can as) , M u n i c h 1 9 5 3 , v. sobre todo p. 11 2   sq., 160 sq., 310 sq.

0 Kos so k -M a r k o v ,  Ko nsp ek t, 2?  p a rt e , p. 236. M a r k o v ,  Be me r kungen,  kungen,  p. 319. 10  S . Z a v a l a ,  La enc omi end a indi ana , Madrid 1 9 3 5 .

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y estatales 1 en los centros de gravedad de México y Lima fue un indicio de la eliminación parcial del elemento capitalista dentro dí la colonizacion, en la medida en que dicho elemento no se identi , cara inmediatamente con el fisco estatal. No debe despreciarse la acción de los impulsos capitalistas 12  en la expansión trans atlantica, pero sus efectos más amplios repercutieron en el ámbito de las Indias Occidentales (con inclusión de la región costera venezolana y centroamericana). Tras la-rápida declinaci declinación ón de la la fiebre del oro de Cibao y de Río Hayna, se impusieron los esfuer zos por convertir a las islas en vastas plantaciones. También re sulta característico que, a medida que progresaba con éxito la conquista de tierra firme, fueron declinando gradualmente en las islas las primeras tentativas, a pesar del generoso apoyo que les .13  En contraste  brin daba la Coro na y de la protección eclesiástica eclesiástica.13 con la política colonial anglofrancesa de la época del mercanti lismo, España solo desarrollo en forma embrionaria el tipo de la colonia de plantaciones, y hubo que esperar hasta la segunda mitad del siglo xvm para que se hiciera visible algún cambio. Es posible que, dentro del ámbito general de la expansión española, la colonización del Río de la Plata represente un “caso fi onterizo , y en m edid a aun mayor qu e las Indias Occidentales. Occidentales. A la misma conclusión nos lleva igualmente el análisis contem  plativ o de los procesos interno s argentinos. De acuerdo con su configuración natural, el territorio del Río de la Plata ofrecía las mejores condiciones para el desarrollo de una libre colonización agraria, sobre todo si se considera la “gran cantidad de praderas que se encuentran en estado natural” y la Acerca de la relación entre la iniciativa privada y la estatal en Hispanoamérica, cf. S. Z avala ,  Ensayos sobre la colonización española en  Amé rica ,   Buenos Aires 1944, p. 123 sq. De allí surgen reparos esenciales esenciales a la tesis de la omnipotencia del Estado español (cf. J. B e c k e r ,   La política española en las Indias,   Madrid 1920). 12 A modo de resum en del estado actual de la investigación, investigación, véase véase R. K  o n e t z k e ,  De r welth istorisc he M om en t der Ent dec kun g Amerikas (Importancia histórica mundial del descubrimiento de América),   en; Historische Zeitsc hr. 1 82/2, oct. de 1956, p. 279 sqq. V . M a g a l h á e s God i n h o ,  Les grand es déco uvert es,  es,   Coimbra 1953. 13  Cf.  R el ac ió n .. .   por A l o n s o de P orado (1527) en: Colección de documentos inéditos.. . de Ultramar (D.I.U.), Madrid 1885..., t. I,  p. 4 2 8 sqq.

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 plicada, y a par tir de características comunes de tipo prim ario y Uneral, se hace posible desmembrar el sistema colonial español en diversos sectores en cuanto a lo estructural y tipológico, si  bien en algún caso aislado su recípro ca delim itación no sera todo lo exacta que fuera de desear. _  A los ojos de los conquistadores y según la expectativa del Estado absolutista, los poderosos imperios de incas y aztecas cons tituían meramente el “tipo ideal” de un objeto de colonizacion,  juzgado con criterios de valoració n pred omi nant eme nte feudales . En esos imperios podía cumplirse con mayor facilidad y con máximo provecho la profesión de fe de los conquistadores: “Para servir a Dios y al rey; para llevar la luz a quienes viven en las tinieblas, y también par,a ganar riquezas, lo que buscan todos los hombres” (Bernal Díaz). En la organización económica y social altamente desarrollada de los imperios inca y azteca, los colonizadores hallaron toda una serie de puntos de apoyo que facilitaron la transferencia del orden social feudal a los dominios .8 Toda seguridad de convertir una conquista transito de ultramar .8 ria en duradera penetración colonizadora descansaba en el presu  puesto de que existía un a poblac ión aut óct ona cuyo nivel de desa  rrollo permitía su integración, con el mínimo de fricciones, en el nuevo orden social. social. Dent ro de las condiciones de la colonización a través de señores feudales, la posesión territorial (con inclusión de las minas) sólo alcanzaba su verdadero valor al asignárseles al mismo tiempo la facultad de disponer de mano de obra servil en número adecuado .3  Este problema cardinal de la colonización es  pañ ola fue resuelto recu rrie ndo al sistem a de rep arti mie nto s y en comiendas.10 ' Tanto para el futuro de las colonias como de la metrópoli, la casi exclusiva concentración de las iniciativas coloniales privadas 8 F. K a t z ,  Die sozia lokon omis chen Ver háltn isse bei den Az tek en i. 15. u. 16. Jahrh. (Condiciones económicosociales entre los aztecas en los  ss. X V y X V I ).   H. H. D i s s e l h o f f , Geschichte der altamerikanischen  Ku ltu ren (Hi stor ia de las antigu as cul tura s am eri can as) , M u n i c h 1 9 5 3 , v. sobre todo p. 11 2   sq., 160 sq., 310 sq.

0 Kos so k -M a r k o v ,  Ko nsp ek t, 2?  p a rt e , p. 236. M a r k o v ,  Be me r kungen,  kungen,  p. 319. 10  S . Z a v a l a ,  La enc omi end a indi ana , Madrid 1 9 3 5 .

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y estatales 1 en los centros de gravedad de México y Lima fue un indicio de la eliminación parcial del elemento capitalista dentro dí la colonizacion, en la medida en que dicho elemento no se identi , cara inmediatamente con el fisco estatal. No debe despreciarse la acción de los impulsos capitalistas 12  en la expansión trans atlantica, pero sus efectos más amplios repercutieron en el ámbito de las Indias Occidentales (con inclusión de la región costera venezolana y centroamericana). Tras la-rápida declinaci declinación ón de la la fiebre del oro de Cibao y de Río Hayna, se impusieron los esfuer zos por convertir a las islas en vastas plantaciones. También re sulta característico que, a medida que progresaba con éxito la conquista de tierra firme, fueron declinando gradualmente en las islas las primeras tentativas, a pesar del generoso apoyo que les .13  En contraste  brin daba la Coro na y de la protección eclesiástica eclesiástica.13 con la política colonial anglofrancesa de la época del mercanti lismo, España solo desarrollo en forma embrionaria el tipo de la colonia de plantaciones, y hubo que esperar hasta la segunda mitad del siglo xvm para que se hiciera visible algún cambio. Es posible que, dentro del ámbito general de la expansión española, la colonización del Río de la Plata represente un “caso fi onterizo , y en m edid a aun mayor qu e las Indias Occidentales. Occidentales. A la misma conclusión nos lleva igualmente el análisis contem  plativ o de los procesos interno s argentinos. De acuerdo con su configuración natural, el territorio del Río de la Plata ofrecía las mejores condiciones para el desarrollo de una libre colonización agraria, sobre todo si se considera la “gran cantidad de praderas que se encuentran en estado natural” y la Acerca de la relación entre la iniciativa privada y la estatal en Hispanoamérica, cf. S. Z avala ,  Ensayos sobre la colonización española en  Amé rica ,   Buenos Aires 1944, p. 123 sq. De allí surgen reparos esenciales esenciales a la tesis de la omnipotencia del Estado español (cf. J. B e c k e r ,   La política española en las Indias,   Madrid 1920). 12 A modo de resum en del estado actual de la investigación, investigación, véase véase R. K  o n e t z k e ,  De r welth istorisc he M om en t der Ent dec kun g Amerikas (Importancia histórica mundial del descubrimiento de América),   en; Historische Zeitsc hr. 1 82/2, oct. de 1956, p. 279 sqq. V . M a g a l h á e s God i n h o ,  Les grand es déco uvert es,  es,   Coimbra 1953. 13  Cf.  R el ac ió n .. .   por A l o n s o de P orado (1527) en: Colección de documentos inéditos.. . de Ultramar (D.I.U.), Madrid 1885..., t. I,  p. 4 2 8 sqq.

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S“oñ “o ñ tor autónomo, cuyo cuyoss i5P hfjbiera estado más lejos de el trabajo y la tierra , .P esDañol esDañol El libre emig rante calil las las conc conceepcio pcione ness del del in m ig r a n ^ ¿ de pob pobla lacio cionn  pesino,  pesino, amenazado en su conting entes de la Con eP„ su país país de orig origen en - no “ ^ p ir a d a , princi principal pal-quis quista ta,, y las las tent tentat ativ ivas as en este este t o c a ^ apre. apre. mente por los dominicos (Las Casas] ci,able. . . , Rí j ia piata ocurrieron Tas Drimeras incursiones hacia el Kio ae id 17 ¡fue e r r a d a Ya Ya e , « 1 5 > 0 2 y j ¡ nt ent ó el p r !m e r  p ío de la Plata . En 1 5 1 b , Juan ^  «Mar dulce” y, poco des’f o L f b ^ d e ^ o n » a la S i c t ó n de Magall Magallane anes. s. AI ealor ealor de los los acontecim.en acontecim.en.os .os de 5 £ fc o y del del Perú, Perú, surgie surgiero ronn innumerable, innumerable, leye leyenda ndass “ ¿ « las su  puestas riquezas que existían en las mar gene s de ese ™ “ Pl ¡a” y ellas constituyeron constituyeron el mas poderoso incentivo p ara su ex Pl0 ACpar tir de 1 5 2 4 , el Río de la Plata fue el objetivo de viajes independientes de descubrimiento, pero la verdadera torna de  posesión  posesión precurs ora de una colonización se debió a la exp edi ció n encabezada por Pedro de Mendoza.19  Los preparativos y el des  pliegue de la expedición supe raron todo lo con oci do ha sta en  tonces: no solamente correspondía ello a las esperanzas de los conquistadores, de la Corona y de los comerciantes alemanes que en muy primer lugar participaban con su capital, sino también 14 K . M a r x ,  Das  Ka pit al, Berlín 1949, t. III, p. 8 0 5 . 15 lbídem,  p. 72 6, 74 1. 10 C. H. H a r i n g , The Spanish Empire in America,  Nueva York 1947,_p. 222 sqq. 17 J. M . R u b i o , Conquista y colonización del Plata (Historia de  América, e d. d. A. A. B a l l e s t e r o s B e r e t t a , t . 8 ) , B a r c e l o n a 1 9 4 2 . 18 lbídem., p. 37 sq. E. de G a n d í a ,  His tori a crít ica de los mi tos de la conquista americana, B u e n o s A i r e 9 1 9 2 9 ,  p. 1 5 4 s q q . 18 R  u b i o , op. cit., p. 92. ‘

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a los auspicios políticos que ha bían inspirado la empresa Pn™ tiempo antes, Portugal había decidido intensificar \ T r T   del Brasil, desde Pernamhuco y hasta el sur, sur, merced a la creación creación de capitanías capitanías hereditar hereditarias, ias, “ a mST doza se le encomen daba la la misión misión de “conquistar “conquistar v ™ W i tíerra tíerrass y provin provincia ciass del del Rio Rio de Solí Solís, s, ta m lL llagado” PliS donde ya estuvo Sebastián Caboto. . 21  C on esa int-p int-p •nevó a cabo la fundación de Buenos Aires, en m e d " m “ £ de tribus de indios nómades, que pronto se resistieron a ser dorS nados por los españoles. Al cabo de poco tiempo el destino de esa nueva colomzacion en la “tierra del hambre” 22  quedaba sellado. Impulsados tanto por la falta de alimentos como por el espejismo de la Montana de la Plata, en los dominios del “Rey Blanco” los españoles llegaron hasta Asunción, que, a partir de 1541 y como consecuencia del abandono de Buenos Aires, debía conver tirse en centr o de la Conquista.2* Conquista.2* Como “agro del mundo” ,24 ,24 Paraguay ofrecía condiciones más favorables para una colonizacion. Si bien los los españoles solamente consideraron a Asunción Asunción como etapa indispensable en su camino hacia la Sierra de la Plata, el sentido más hondo de la fundación de esa ciudad se encuentra en otro plano. A medida que se desvanecía la ilusión de conquis tar nuevas tierras del oro, los españoles se consagraban con éxito creciente a la agricultura. Favorecido por las condiciones geográfi cas y teniendo a su disposición abundante mano de obra indíge na, pronto se inició un notable auge económico.23 .23  Tal “prosperi dad” desató una renovada expansión colonizadora que, siguiendo 1 0nn ? C a p i s t r a n o de A b r e u , Capítulos de Historia colonial (15001800), Sao Paulo 1954, p. 91 sqq. Ch . E.  N o w e l l ,  A Histo ry of Portugal,  tugal,   Nueva^York 1952, p. p. 97 sqq. sqq. C. M a l h e i r o D ía s (Ed.),  Historia da colonizacüo portuguesa do Brasil,   Oporto 1921-1924, t. III, p. 97-164. 21   R u b i o , op. cit. 2“ L e v e n e ,  Arg en tini en . 400 ]ah re Gesc hichte und Entw ickl ung  (L a Arg entina. Su historia historia y desarrollo desarrollo a través través de 4 siglos) siglos),,   Essen 1939,  p. 24. ' 23  R u b i o , op. cit. . 21 O . Q u e l l e , Geschichte von Iberoamerika (Historia de Iberoamérica), Leipzig 1949, p. 104. 25 lbídem,  p. 105.



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a los auspicios políticos que ha bían inspirado la empresa Pn™ tiempo antes, Portugal había decidido intensificar \ T r T   del Brasil, desde Pernamhuco y hasta el sur, sur, merced a la creación creación de capitanías capitanías hereditar hereditarias, ias, “ a mST doza se le encomen daba la la misión misión de “conquistar “conquistar v ™ W i tíerra tíerrass y provin provincia ciass del del Rio Rio de Solí Solís, s, ta m lL llagado” PliS donde ya estuvo Sebastián Caboto. . 21  C on esa int-p int-p •nevó a cabo la fundación de Buenos Aires, en m e d " m “ £ de tribus de indios nómades, que pronto se resistieron a ser dorS nados por los españoles. Al cabo de poco tiempo el destino de esa nueva colomzacion en la “tierra del hambre” 22  quedaba sellado. Impulsados tanto por la falta de alimentos como por el espejismo de la Montana de la Plata, en los dominios del “Rey Blanco” los españoles llegaron hasta Asunción, que, a partir de 1541 y como consecuencia del abandono de Buenos Aires, debía conver tirse en centr o de la Conquista.2* Conquista.2* Como “agro del mundo” ,24 ,24 Paraguay ofrecía condiciones más favorables para una colonizacion. Si bien los los españoles solamente consideraron a Asunción Asunción como etapa indispensable en su camino hacia la Sierra de la Plata, el sentido más hondo de la fundación de esa ciudad se encuentra en otro plano. A medida que se desvanecía la ilusión de conquis tar nuevas tierras del oro, los españoles se consagraban con éxito creciente a la agricultura. Favorecido por las condiciones geográfi cas y teniendo a su disposición abundante mano de obra indíge na, pronto se inició un notable auge económico.23 .23  Tal “prosperi dad” desató una renovada expansión colonizadora que, siguiendo 1 0nn ? C a p i s t r a n o de A b r e u , Capítulos de Historia colonial (15001800), Sao Paulo 1954, p. 91 sqq. Ch . E.  N o w e l l ,  A Histo ry of Portugal,  tugal,   Nueva^York 1952, p. p. 97 sqq. sqq. C. M a l h e i r o D ía s (Ed.),  Historia da colonizacüo portuguesa do Brasil,   Oporto 1921-1924, t. III, p. 97-164. 21   R u b i o , op. cit. 2“ L e v e n e ,  Arg en tini en . 400 ]ah re Gesc hichte und Entw ickl ung  (L a Arg entina. Su historia historia y desarrollo desarrollo a través través de 4 siglos) siglos),,   Essen 1939,  p. 24. ' 23  R u b i o , op. cit. . 21 O . Q u e l l e , Geschichte von Iberoamerika (Historia de Iberoamérica), Leipzig 1949, p. 104. 25 lbídem,  p. 105.

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el rumbo natural del comercio, se dirigió hacia el sur. Al decre cer la aportación de españoles europeos, fueron criollos y mestizos -0 los portadores de esa expansión que, a lo largo del Paraguay, el Paraná y el Plata, pasando por Santa Fe (15/3), llevó a la se gunda fundación de Buenos Aires.-7  Semejante vuelco haciael Atlántico, con miras a establecer un contacto directo con España, entrañó para Paraguay y el litoral ribereño un alejamiento del Perú cuya cuyass con se cu en cia s solo podrían podrían apieciaise mucho mLis tarde. Además, el afincamiento en el Río de la Plata no correspon día únicamente a la política .antiaislacionista de la aristocracia criolla paraguaya: el movimiento favorecía también las elementa les necesidades económicas de los centros de colonización al este de los Andes, desde Mendoza hasta Tucumán, centros que de  bían su existencia a una corrien te de colonizaci ón tota lm ente dis .28 tinta.28 Mientras la penetración a lo largo del Plata-Paraná-Paraguay se limitaba a una estrecha faja ribereña de colonización esporá dica, y que no se adentraba en los vastos territorios adyacentes, las legiones situadas al oeste y al sudoeste del Chaco se encontra ron en la esfera de irradiación ele Perú y de Chile .-9  A las primeiri meiriss te n ta ti v a s de Rojas, Rojas, Heredia y Francisco de Mendoza (1543-1546), que desde su comienzo tropezaron con una enco nada resistencia indígena, siguió en 1550 una colonización siste mática por el lado peruano (Núñez cíe Prado). Este movimiento  se  entrecruzó a veces con la contracorriente desde Chile ,30  y el litigio colonial así surgido entre Lima y Santiago de Chile sólo tuvo solución en 1563, en beneficio de la primera, con la incor  porac ión de la fu tu ra prov inc ia de Tu cu má n a la jur isd icc ión de la Audiencia de Charcas. Entre las principales fundaciones de carácter permanente se cuentan Santiago del Estero (1553), Men _  26 Levene, op. cit.,  p . 26. C. P e r e y r a ,  Histo ria' de Am éri ca española,  t. IV:  Las Repúb lica s del Plata,  Madrid 1927, p. 75 sq. op. cit.,  p. 91 sq q.  La Arge ntina en el siglo X V I. De scu bri mie nto y  población del Nort e argenti no por españoles del Perú ,  Buenos Aires 1 9 4 3 . 29  R u b i o , op. cit.,  p . 4 4 8 sq. 30  F. Soldévila,  Histo ria de España,   Barcelona 1954, t. III, p. 387.

EL VIRREINATO DEL RIO DE LA PLATA

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doza (1559), Tucum án (1565), Córdoba (1573) (1573) Salta Í15R^ La Rioja (1591), Jujuy (1593). (1593). U582)’ Con la nueva fund.ación de Buenos Aires en el sur y la fun dación de Jujuy en el norte argentino, se cerró el ciclo de la colo mzación del Río de la Plata, cuya significación particular trata remos de fijar en las consideraciones que se leerán a continuación 1. Ya desde los primeros comienzos se se puso de relieve, en las las tendencias económicas y sociales del territorio que más tarde per tenecería al Virreinato del Río de la Plata, un notable dualismo por una pa rte el Lito ral, o sea “la costa” , en el sentido más am  plio del tér mi no ;  por otra parte el Norte, es decir, el territorio comprendido en el interior del triángulo Mendoza-Jujuy-Córdoba. La distribución geográfica de la tarea colonizadora colonizadora echó echó ya ya las bases par a esa evolución antagónica. Más aún, en opinión opinión de V. G. Quesada, hasta debería verse en la implantación del domi nio español en el Río de la Pla ta una “ colisión colisión entre 1.a aristo cracia del norte con la democracia de la costa ” .31 .31 ' 2. Tam bién en el Río de la Plata, como motivo motivo impulsor impulsor del movimiento material de expansión, .actuó la fiebre del oro y ace leró la toma de posesión, pero lo cierto es que no alcanzó mayor importancia en la determinación de los fundamentos económicos de la colonia. A diferencia de los centros de gravedad del régi men colonial, en los territorios situados al sur del Potosí la agri cultura no desempeñó una función secundaria y de mero com  ple me nto —j un to a una extr ema da prefe rencia por la minerí a— sino que constituyó la condición  sin e qu a no n  para el afianza miento de condiciones duraderas de predominio 32  Por ello volvió a perder la Corona todo interés en un fomento intensivo puesto que, desde el punto de vista del efecto utilitario específicamente financiero y económico, tales regiones se consideraron como “te rritorios inútiles” para la metrópoli. En este aspecto, el interés colonial de España por el Río de la Plata se vio tan desilusionado como, por ejemplo, el de Inglaterra en cuanto al rendimiento económico de América del Norte.

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31 V. G. Q u e s a d a ,  La evoluc ión económicosocial de la época colonial en ambas Américas,  Buenos Aires 1914, p. 34. 32  R u b i o , op. cit.,  p. 96 sq. sq. Aires 1928, t. I, p. 132 132.. "

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el rumbo natural del comercio, se dirigió hacia el sur. Al decre cer la aportación de españoles europeos, fueron criollos y mestizos -0 los portadores de esa expansión que, a lo largo del Paraguay, el Paraná y el Plata, pasando por Santa Fe (15/3), llevó a la se gunda fundación de Buenos Aires.-7  Semejante vuelco haciael Atlántico, con miras a establecer un contacto directo con España, entrañó para Paraguay y el litoral ribereño un alejamiento del Perú cuya cuyass con se cu en cia s solo podrían podrían apieciaise mucho mLis tarde. Además, el afincamiento en el Río de la Plata no correspon día únicamente a la política .antiaislacionista de la aristocracia criolla paraguaya: el movimiento favorecía también las elementa les necesidades económicas de los centros de colonización al este de los Andes, desde Mendoza hasta Tucumán, centros que de  bían su existencia a una corrien te de colonizaci ón tota lm ente dis .28 tinta.28 Mientras la penetración a lo largo del Plata-Paraná-Paraguay se limitaba a una estrecha faja ribereña de colonización esporá dica, y que no se adentraba en los vastos territorios adyacentes, las legiones situadas al oeste y al sudoeste del Chaco se encontra ron en la esfera de irradiación ele Perú y de Chile .-9  A las primeiri meiriss te n ta ti v a s de Rojas, Rojas, Heredia y Francisco de Mendoza (1543-1546), que desde su comienzo tropezaron con una enco nada resistencia indígena, siguió en 1550 una colonización siste mática por el lado peruano (Núñez cíe Prado). Este movimiento  se  entrecruzó a veces con la contracorriente desde Chile ,30  y el litigio colonial así surgido entre Lima y Santiago de Chile sólo tuvo solución en 1563, en beneficio de la primera, con la incor  porac ión de la fu tu ra prov inc ia de Tu cu má n a la jur isd icc ión de la Audiencia de Charcas. Entre las principales fundaciones de carácter permanente se cuentan Santiago del Estero (1553), Men _  26 Levene, op. cit.,  p . 26. C. P e r e y r a ,  Histo ria' de Am éri ca española,  t. IV:  Las Repúb lica s del Plata,  Madrid 1927, p. 75 sq. op. cit.,  p. 91 sq q.  La Arge ntina en el siglo X V I. De scu bri mie nto y  población del Nort e argenti no por españoles del Perú ,  Buenos Aires 1 9 4 3 . 29  R u b i o , op. cit.,  p . 4 4 8 sq. 30  F. Soldévila,  Histo ria de España,   Barcelona 1954, t. III, p. 387.

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doza (1559), Tucum án (1565), Córdoba (1573) (1573) Salta Í15R^ La Rioja (1591), Jujuy (1593). (1593). U582)’ Con la nueva fund.ación de Buenos Aires en el sur y la fun dación de Jujuy en el norte argentino, se cerró el ciclo de la colo mzación del Río de la Plata, cuya significación particular trata remos de fijar en las consideraciones que se leerán a continuación 1. Ya desde los primeros comienzos se se puso de relieve, en las las tendencias económicas y sociales del territorio que más tarde per tenecería al Virreinato del Río de la Plata, un notable dualismo por una pa rte el Lito ral, o sea “la costa” , en el sentido más am  plio del tér mi no ;  por otra parte el Norte, es decir, el territorio comprendido en el interior del triángulo Mendoza-Jujuy-Córdoba. La distribución geográfica de la tarea colonizadora colonizadora echó echó ya ya las bases par a esa evolución antagónica. Más aún, en opinión opinión de V. G. Quesada, hasta debería verse en la implantación del domi nio español en el Río de la Pla ta una “ colisión colisión entre 1.a aristo cracia del norte con la democracia de la costa ” .31 .31 ' 2. Tam bién en el Río de la Plata, como motivo motivo impulsor impulsor del movimiento material de expansión, .actuó la fiebre del oro y ace leró la toma de posesión, pero lo cierto es que no alcanzó mayor importancia en la determinación de los fundamentos económicos de la colonia. A diferencia de los centros de gravedad del régi men colonial, en los territorios situados al sur del Potosí la agri cultura no desempeñó una función secundaria y de mero com  ple me nto —j un to a una extr ema da prefe rencia por la minerí a— sino que constituyó la condición  sin e qu a no n  para el afianza miento de condiciones duraderas de predominio 32  Por ello volvió a perder la Corona todo interés en un fomento intensivo puesto que, desde el punto de vista del efecto utilitario específicamente financiero y económico, tales regiones se consideraron como “te rritorios inútiles” para la metrópoli. En este aspecto, el interés colonial de España por el Río de la Plata se vio tan desilusionado como, por ejemplo, el de Inglaterra en cuanto al rendimiento económico de América del Norte.

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31 V. G. Q u e s a d a ,  La evoluc ión económicosocial de la época colonial en ambas Américas,  Buenos Aires 1914, p. 34. 32  R u b i o , op. cit.,  p. 96 sq. sq. Aires 1928, t. I, p. 132 132.. "

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, miin;dades miin;dades autóctonas altame nte organizaexisüan comunidad comunidad destino político 3  No exisüan das das del del tipo tipo de los los imp imperio eriosi si m Y ^ ento ento del sober soberano ano o t a t o podido, a e c t o * » » ¡ l  del e!tra,„ superior. A con la extirpació extirpación, n, o bien na istadores con razas indias cambio de ello, ello, tropezaron los q de ofrecer ofre cer resls. nó nóma made des, s, y po porr ® — comple completa tamen mente te al ataque

^ a r ^ f ” « r d e fr Ps r p ^ | Í b k figuraba figurabann entre los los pilare pilaress fundamentales fundamentales de la pirám ide de la sociedad feudal hispananoamericana, cuyo caracter colonial se expresó principalmente en el hecho de que una aristocracia  política y económicamente económicamente poderosa, de proveniencia europea , se levantó sobre una masa de indios semilibres semilibres o esclavizados. A diferencia de ello, la provincia de la Plata apenas ofrecio a conti nuación algún aliciente para una inmigración forzada, y sola mente quedaron en el Río de la Plata algunos contingentes de la corriente principal, la que se encauzaba hacia México y Lima. Se trataba además de una inmigrac inmigración ión particula r: en su mayoría, no se trataba de frustrados “caballeros de fortuna’'3j sino, al me nos en potencia, de “genuinos inmigrantes” y de portadores de una “colonización”38  propiamente dicha. Un factor no menos importante fue la participación relativamente elevada de extran33 R u b i o , op. cit., passim. 84  Cf. L. C h a v e z O r o z c o ,  Historia económic a y social de Mé xic o, México 1938, p. 29. J. C. M ariátegifi, Siete ensayos de interpretación

de la realidad peruana, Lima 1944, p. 8  sq., 35 sqq.

ss En este este sentido emplea emplea la expresión J. B. A l b e r d i ,  Estu dios eco nomicos.' Interpretación económica de la historia y política argentina y  sudamericana, Buenos Aires 1916, p. 105. Cf. igualmente M ar i Át e g u i , op. cit.,  p. 8. 88 88.. R. L e v e n e ,  Investigacion es acerca de la historia econ ómic a del  virreinato del Plata, Buenos Buenos Aires 1927, 1927, t. I, p. 178. Cf. al respecto resp ecto los  prin  princi cipi pios os tipol tipolog ogic icos os (“fourfolddivision”) que propone R. B i l d e n ,  Ra ce ni lÍ T n J l n nu , T , W!th Sp Spec eci. i.al al Retrence s to the Development  referencia ni A ** UTfi ^ Cl0nes Cl0nes raciales raciales en Latinoaméric a, con especial  1 ncia al desarrollo de la cultura indígena), Univ. of Virginia 1931.

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 jeros37  (en su mayoría portugueses, más tarde italianos), que su  peró con mucho el porce ntaje habitua l. Al mismo tiempo fue creciendo la importancia propia del elemento criollo, frente a un número cada vez más reducido de españoles de la metrópoli. Así se observo ya en 1585: En la actuali dad, estas provincias nece sitan ante todo hombres venidos de España, porque ya quedan  pocos de los antiguos conquistadores. La generación siguiente (gente de mancebos), tanto criollos como mestizos, es muy nu merosa y crece crece día a d ía .. ,”38  De esta manera, la base de la  población colonial de origen europeo, por comparació n con la autóctona, fue incomparablemente más amplia que en otras re giones de Hispanoamérica, pero también es cierto que esos coloni zadores se apartaron cada vez más de la influencia de la me trópoli. 5. Como consecuencia, consecuencia, la evolución evolución propiamente peculiar de la colonia del Plata se redujo —sin olvidar la subsistencia al me nos parcial de la diferencia evolutiva ya señalada entre el litoral y el interior— a un apego menos marcado a la estructura feudal de la economía y de la sociedad, sobre todo si la comparamos con la mayor parte del resto del imperio colonial. No faltaron repe tidos intento de adaptarse al esquema tradicional, de recuperar un supuesto tiempo perdido, pero los resultados jamás respon dieron a las esperanzas concebidas. Como ejemplo clásico podría ,39 mencionarse el desarrollo fallido del sistema de encomiendas,39 que ofrecía un seguro criterio para apreciar la “restauración del feudalismo ” 40  en los dominios de ultramar. Es característico que el numero de indios encomendados  fuera en aumento hacia el interior, y que haya alcanzado su cuota máxima en la región del Tucumán. Con la oferta deficiente de mano de obra indígena, también tuvo que esfumarse gradualmente el prejuicio habitual de los conquistadores contra toda actividad “indigna de su condi87 Ya en las expediciones de descubrimiento habían participado in cit.,  p. 338. Q u e l l e , op. cit, numerables extranjeros. Cf. S o l d é v i l a , op. cit.,   p. 102 . ‘ ~ 3S J. A. G a r c í a ,  La ciud ad indian a. Bueno s Aires desde 1600 hasta mediado s del siglo siglo K ’ .V III ,   Buenos Aires 1900, p. 78 sq. 89  Véanse datos estadísticos en:  Histo ria de la Nac ión Arge ntina desde los orígenes hasta la organización definitiva en 1862   (H.N.A.), ed.  po r R, L e v e n e , Bueno Buenoss Aires Aires 1 9 3 6 . . t. IV, p. p. 519 519.. 40  G a r c í a , op. cit.,  cit.,  p. 100.

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m a n fk b o

k o s s o k   EL VIRREINATO DEL RIO DE LA PLATA

, miin;dades miin;dades autóctonas altame nte organizaexisüan comunidad comunidad destino político 3  No exisüan das das del del tipo tipo de los los imp imperio eriosi si m Y ^ ento ento del sober soberano ano o t a t o podido, a e c t o * » » ¡ l  del e!tra,„ superior. A con la extirpació extirpación, n, o bien na istadores con razas indias cambio de ello, ello, tropezaron los q de ofrecer ofre cer resls. nó nóma made des, s, y po porr ® — comple completa tamen mente te al ataque

^ a r ^ f ” « r d e fr Ps r p ^ | Í b k figuraba figurabann entre los los pilare pilaress fundamentales fundamentales de la pirám ide de la sociedad feudal hispananoamericana, cuyo caracter colonial se expresó principalmente en el hecho de que una aristocracia  política y económicamente económicamente poderosa, de proveniencia europea , se levantó sobre una masa de indios semilibres semilibres o esclavizados. A diferencia de ello, la provincia de la Plata apenas ofrecio a conti nuación algún aliciente para una inmigración forzada, y sola mente quedaron en el Río de la Plata algunos contingentes de la corriente principal, la que se encauzaba hacia México y Lima. Se trataba además de una inmigrac inmigración ión particula r: en su mayoría, no se trataba de frustrados “caballeros de fortuna’'3j sino, al me nos en potencia, de “genuinos inmigrantes” y de portadores de una “colonización”38  propiamente dicha. Un factor no menos importante fue la participación relativamente elevada de extran33 R u b i o , op. cit., passim. 84  Cf. L. C h a v e z O r o z c o ,  Historia económic a y social de Mé xic o, México 1938, p. 29. J. C. M ariátegifi, Siete ensayos de interpretación

de la realidad peruana, Lima 1944, p. 8  sq., 35 sqq.

ss En este este sentido emplea emplea la expresión J. B. A l b e r d i ,  Estu dios eco nomicos.' Interpretación económica de la historia y política argentina y  sudamericana, Buenos Aires 1916, p. 105. Cf. igualmente M ar i Át e g u i , op. cit.,  p. 8. 88 88.. R. L e v e n e ,  Investigacion es acerca de la historia econ ómic a del  virreinato del Plata, Buenos Buenos Aires 1927, 1927, t. I, p. 178. Cf. al respecto resp ecto los  prin  princi cipi pios os tipol tipolog ogic icos os (“fourfolddivision”) que propone R. B i l d e n ,  Ra ce ni lÍ T n J l n nu , T , W!th Sp Spec eci. i.al al Retrence s to the Development  referencia ni A ** UTfi ^ Cl0nes Cl0nes raciales raciales en Latinoaméric a, con especial  1 ncia al desarrollo de la cultura indígena), Univ. of Virginia 1931.

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 jeros37  (en su mayoría portugueses, más tarde italianos), que su  peró con mucho el porce ntaje habitua l. Al mismo tiempo fue creciendo la importancia propia del elemento criollo, frente a un número cada vez más reducido de españoles de la metrópoli. Así se observo ya en 1585: En la actuali dad, estas provincias nece sitan ante todo hombres venidos de España, porque ya quedan  pocos de los antiguos conquistadores. La generación siguiente (gente de mancebos), tanto criollos como mestizos, es muy nu merosa y crece crece día a d ía .. ,”38  De esta manera, la base de la  población colonial de origen europeo, por comparació n con la autóctona, fue incomparablemente más amplia que en otras re giones de Hispanoamérica, pero también es cierto que esos coloni zadores se apartaron cada vez más de la influencia de la me trópoli. 5. Como consecuencia, consecuencia, la evolución evolución propiamente peculiar de la colonia del Plata se redujo —sin olvidar la subsistencia al me nos parcial de la diferencia evolutiva ya señalada entre el litoral y el interior— a un apego menos marcado a la estructura feudal de la economía y de la sociedad, sobre todo si la comparamos con la mayor parte del resto del imperio colonial. No faltaron repe tidos intento de adaptarse al esquema tradicional, de recuperar un supuesto tiempo perdido, pero los resultados jamás respon dieron a las esperanzas concebidas. Como ejemplo clásico podría ,39 mencionarse el desarrollo fallido del sistema de encomiendas,39 que ofrecía un seguro criterio para apreciar la “restauración del feudalismo ” 40  en los dominios de ultramar. Es característico que el numero de indios encomendados  fuera en aumento hacia el interior, y que haya alcanzado su cuota máxima en la región del Tucumán. Con la oferta deficiente de mano de obra indígena, también tuvo que esfumarse gradualmente el prejuicio habitual de los conquistadores contra toda actividad “indigna de su condi87 Ya en las expediciones de descubrimiento habían participado in cit.,  p. 338. Q u e l l e , op. cit, numerables extranjeros. Cf. S o l d é v i l a , op. cit.,   p. 102 . ‘ ~ 3S J. A. G a r c í a ,  La ciud ad indian a. Bueno s Aires desde 1600 hasta mediado s del siglo siglo K ’ .V III ,   Buenos Aires 1900, p. 78 sq. 89  Véanse datos estadísticos en:  Histo ria de la Nac ión Arge ntina desde los orígenes hasta la organización definitiva en 1862   (H.N.A.), ed.  po r R, L e v e n e , Bueno Buenoss Aires Aires 1 9 3 6 . . t. IV, p. p. 519 519.. 40  G a r c í a , op. cit.,  cit.,  p. 100.

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MANFRÉD

KO S S O K 

C¡6„”«, pero pero lo ciert ciertoo es que ^ J g ó antes y en dicíonales, impuesta pot 1 ■ d Buenos Aires q u e en las form a más du ra rad er era en a ^ n0 surgi4   ninguna  provincias interiores, b n la zon como los que privanobleza nobleza colon colonial ial de de ca?ac ca?ac te p* * ecesidadj ese arraigo incomp leto ron en Méxicja-O-Cn-Xima• favorables p ar ar a su su de de  Sí feud feudal al entrañ entrañaba aba cm nto m «. de tipo tipo “ T í n t l i s ’ta “ 7 b t n de tra ns nsf or orm ae ae id id n a n. n. ifif eu eu d" ' « arrastró arrastró al comie comienzo nzo en forma harto rudimentaria. Hasta bien avanzado el siglo xvii, el centro de gravedad de la e c o n o m í a colonial se encontraba en el norte, y_ded ]¿s r a s a o s j n á s .característicos de la colomza.cion feudal en el riat S £ £ 3 £ agrícola d e la zona c on on titi nu nu ó os os c ul ultiv os os q u  y* en la época época precolombina habían desarrollado las t bus de ind ios de nt ar io s (principalmente (principalmente los diaguitas diaguitas)_ )_ bajo t.nflnencta t.nflnencta ■nca..43  En el curso de la colomzacion española, Tucumán ca .43 virtió en uno de los principales centros algodoneros de toda t i   pano amé rica: “El algodó n form a la base sobre la cua des can san su comercio, sus finanzas, sus encomiendas, en una palabra, tocL .44  El cultivo su economía” .44 cultivo y elaboración elaboración del oro blanco por los indios encomendados bastaron pronto para cubrir las nece sidades de los colonos, y el comienzo de la exportación a los cen tros mineros del Alto Perú (en el cerro de Potosí) dio impulso a una próspera expansión de los los cultivos.4' cultivos.4'' A falta d e re ems os suficientes en metales preciosos, el algodón hasta llegó a reempla zar el dinero dinero metálico metálico (1 vara de lienzo = 4 rea les). Pero la expansión de las exportaciones se vio limitada por la competencia que Ies opuso Lima, y por ello —como ya subrayamos— la segun da fundación de Buenos Aires y la apertura de su puerto repre sentaban para Tucumán un asunto de interés inmediato .40 .40 « H. N. A., IV, p. 507. 507. 42 Q u e s a d a en cuanto al “democratismo” político y económico de los criollos (op. cit.,  cit.,  p. 31). 43  H. N .A ., IV ,  p. 358 sq. 44 Ibídem, p. 362 sq. 4j Hacia 1600, la exportación alcanzaba a unos 100.000 pesos. 40 L e v e n e ,  Inv esti gac ion es, t. I, p. 202. P. G h a u n u ,  A u x ori gin es de l Argenhne coloniale,  coloniale,   en: Cahiers des Annales  Annales   4, París 1949, p. 133.

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EL VIRREINATO DEL RÍO DE LA PLATA

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Con la prosperid ad del algodón” , la explotación de los indios indios supero la medid a de lo soportable. “En Tucum án, la rueca se se convirtió en símbolo de la esclavitud y fue objeto de un odio .47 Repe tidas veces se produ jeron graves desórdenes implacable ” .47 desórdenes contra el régimen español, pero no fueron tanto estos actos de sesperados los que terminaron por desquiciar la economía, sino má s bien el crecient e ani quilam iento de indios.4S A fines fines del si< si
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