Kant - Critica de la razon pura (Intro de Mario Caimi para Colihue).pdf

November 23, 2017 | Author: Juan Pablo Carrascal | Category: Immanuel Kant, Empiricism, Metaphysics, Critique Of Pure Reason, Reason
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IMMANUEL KANT o v

CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA

COLIHUE d CLÁSICA

Kant, Immanuel Crítica de la razón pura / Immanuel Kant; con pròlogo de Mario Caimi - 2a ed. - Buenos Aires: Colihue, 2009. 1048 p.; 18x12 cm.- (ColihueClásica) Traducción de: Mario Caimi ISBN 978-950-563-062-2 1. Filosofía Kant. I. Mario Caimi, prólog. II. Mario Caimi, trad. III. Título CDD 190.43 Título original: Kritik der reinen Vernunft Coordinador de colección: Lic. M ariano Sverdloff Equipo de producción editorial: Cristina Amado, Cecilia Espósito, Juan Pablo Lavagnino y Leandro Avalos Blacha Diseño de tapa: Estudio Lima+Roca Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, total o parcialmente, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin permiso previo por escrito de la editorial.

LA FO TO COPIA MATA A L LIBRO Y ES UN DELITO

ISBN: 978-950-563-062-2 © Ediciones C olihue S.R.L. Av. Díaz V élez 5125 (C1405DCG) Buenos Aires - A rgentina w w w .colihue.com .ar ecolihue@ colihue.com .ar H echo el depósito que m arca la ley 11.723

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INTRODUCCION El

c o n t e x t o : e l I l u m in is m o

desde las orillas orientales del Mar Báltico, el mundo ofrecía, en el s. XVIII, un aspecto que hoy nos resulta difícil de imaginar. La exploración de los mares del Sur reservaba incóg­ nitas; quizá hubiese allí todavía algún gran continente que descu­ brir: «La región de Nueva Holanda hace sospechar fuertemente [...] que allí se encuentra una extensa tierra austral».1 «Al sur de Buenos Aires» la costa de América estaba «enteramente despo­ blada».2 Más allá, la Isla de los Estados, por el aspecto «desierto y terrible» de sus montañas, y por la lluvia y la nieve casi perpetuas, presentaba «el paisaje más triste del mundo». Las maravillas que relataron Plinio y Marco Polo se habían perdido en su mayoría; de ellas quedaban solo unas pocas rarezas: la descripción de un árbol que estaba en la isla Hispaniola (Haití), tan venenoso que dormir a su sombra producía la muerte;3 una extraña noticia sobre las mujeres africanas (probablemente vestigio de algún relato sobre la horrible práctica de la circuncisión femenina); un informe sobre hombres caudados en el interior de Borneo.4 Pero el verdadero prodigio, que deslumbraba a las personas cultas y que inquietaba, a la vez, a los soberanos absolutistas, ocurría en el continente europeo. Era una corriente de pensamiento basada isto

7. Kant: Neue Anmerkungen zur Erläuterung der Theorie der Winde, Ed. Acad. I, 501. 2. Kant: Physische Geographie, Ed. Acad. IX, 431. 3. Kant: Physische Geographie, Ed. Acad. IX, 361. 4. Kant: Physische Geographie, Ed. Acad. IX, 315. Material protegido por derechos de autor

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en la razón y en ideas humanitarias y republicanas, la Ilustra­ ción o el Iluminismo/’ El pensamiento -de raíces luteranas- de servirse cada cual de la propia razón como criterio último de la verdad, había sido desarrollado largamente por Descartes y por Spinoza. En el s. XVIII, ese pensamiento llegó a ser un modelo y un programa de cultura, que incluía la crítica racional de toda doctrina que pretendiera ejercer autoridad absoluta en materia de conocimiento teórico, de metafísica, de moral, de jurisprudencia, de interpretación de los textos sagrados, de política o de arte.1' El conocimiento racional (no escolástico) de las ciencias, las técnicas y las artes tenía, para el Iluminismo, una función social; prometía a la humanidad la liberación de las ataduras de servidumbre y un progreso incesante en la dominación de la naturaleza. Con ello se alcanzaría un cumplimiento pleno del destino humano. Este fue el espíritu con el que Diderot y D’Alembert publicaron, entre 1751 y 1772, la Encyclopedic ou Dictionnaire Raisonné des Sciences, des Arts, et des Métiers. Particularmente innovador fue el Iluminismo en los terrenos jurídico y social. La convicción de que el Derecho y la organi­ zación social se fundan en la razón se opuso a la concepción de que las leyes y la estructura de la sociedad se basan en un decreto divino. Las leyes racionales de la sociedad y de la moral se extraen del estudio empírico del hombre natural.' Rousseau explicó la desigualdad social como una mera consecuencia de la institución de la propiedad privada y de la división del trabajo.'* 5. Sobre el Iluminismo ver el texto cläsico de Kant: «Beantwortung der Frage: Was ist Aufklärung?» Ed. Acad. V I11,35 y ss. Emst Cassirer: Die Philosophie der Außclärung; Tübingen, 1932. Citaremos por la ediciön de Hamburgo: Meiner, 1998. Raabe, Paul y Schmidt-Biggemann, Wilhelm (compiladores): Aufklärung in Deutschland. Bonn, Hohwacht Verlag, 1979. Oberhausen, Michael (compilador): Vernunftkritik und Aufklärung. Studien zur Philosophie Kants und seinesJahrhunderts. StuttgartBad Cannstatt, frommann-holzboog, 2001. 6. Voltaire: Dictionnaire philosophique portatif, Ginebra, 1764. 7. Cassirer, op. cit., p. 330. 8. Rousseau: Discours sur l’origine et lesfondements de l’inegalitc parmi les hommes, Amsterdam, 1755. Material protegido por derechos de autor

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El libro de Beccaria sobre los delitos y las penas promovió una justicia penal en la que el castigo fuese proporcional al crimen, sin consideración del rango social del reo ni del de la víctima.'* A la teoría del origen divino del poder político se opusieron teorías contractualistas que enseñaban que el origen del poder estaba en los individuos com unes;111 y se propuso la división de los poderes del Estado, como medio para contrarrestar el absolutismo." En consonancia con estas ideas, la Asamblea constituyente francesa declaró los «derechos del hom bre y del ciudadano» el 2(> de agosto de 1789; antes, en 1776, el Estado de Virginia había hecho una declaración similar, que sirvió de modelo a la francesa. También en otros campos: en la ciencia, en la técnica, en la medicina, en la educación, en la teología hubo innovaciones de enormes consecuencias. La confianza fundamental en la razón condujo a una creencia optimista en el progreso indefinido de la humanidad. El racionalismo de los ilustrados no es solamente aquel racionalismo escolástico que procede por deducciones a partir de principios abstractos; sino que toma su comienzo en los conocimientos concretos que ofrece la experiencia, y procura establecer las leyes racionales que rigen los hechos.:J Junto con filosofías estrictamente racionalistas y sistemáticas, como la de Wolff, abarcó tam bién otras em piristas, o escépticas, o

materialistas, como las de Locke, Hume, Bayle, Condillac, D ’Alembert, Holbach, Lamettrie, y muchos más. Kant se in­ 9. Beccaria: Dei delitti e delle pene, 1764. 10. Hobbes: Leviathan or the Matter, Form and Power of a Commonwealth, Ecclesiastical and Civil, Londres, 1651, traducido al latín en 1668 y al alemán en 1794. Locke: Two Treatises on Civil Government', 1690 (tradu­ cido al alemán en 1718). Rousseau: Du contrat social ou principes du droit politique, Amsterdam, 1762. 11. Montesquieu: De l ’esprit des lois, 1748. También Locke en los ya citados tratados sobre el gobierno. 12. Cassirer, op. cit., p. 9. Material protegido por derechos de autor

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teresó por casi todos los aspectos del Ilum inism o;1:1en política simpatizó con la revolución francesa y con la independencia americana, y sostuvo el sistema republicano de gobierno;14 en filosofía, su evolución personal muestra que pasó por etapas en que predom inaba el influjo del racionalismo leibnizianowolffiano, y por otras en las que prevalecía el empirismo de origen inglés. El mismo, en sus años maduros, concibió su filosofía transcendental como una síntesis de empirismo y de racionalismo, y a la vez como una superación de la oposición de ellos.15 Kant

en

K ö n ig s b e r g

La historia de Europa, en el siglo X V III, está marcada por las tensiones que provocaba el Iluminismo en las instituciones políticas. Inglaterra, crecientemente industrializada, tolerante en las ideas, avanzada en las ciencias, se presentaba como un m odelo de civilización.1'’ Holanda seguía siendo, por su tole­ rancia, el lugar donde se editaban muchos libros que estaban prohibidos en otros países. En Francia la m onarquía absolu­ tista se encam inaba hacia su terrible final, con la Revolución y el Terror. Tres em peradores se sucedieron en este siglo en el Imperio Romano Germánico, una institución política hoy casi olvidada, pero que entonces daba su configuración política y jurídica a la Europa central. Dentro del Im perio las guerras eran incesantes. En el pequeño Estado de Prusia Federico Guillermo I Hohenzollern, el «rey sargento», destinaba dos tercios del presupuesto nacional a gastos m ilitares/7 Su hijo, 13. Kant: Beantwortung der Frage: Was ist Aufklärung?, Berlin, 1781. Der Streit der Fakultäten, Königsberg, 1798. 14. Kant: Zum ewigen Frieden. Ein Philosophischer Entwurf Königsberg, 1795. 15. Kant: Fortschritte der Metaphysik, Ed. Acad. XX, 281 y 293. 16. Voltaire: Lettres philosophiques, Amsterdam o Rouen, 1734. 17. Johannes Hartmann: Das Geschichtsbuch. Von den Anfängen bis zur Gegenwart, Frankfurt, Fischer, 1955, p. 147. Material protegido por derechos de autor

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Federico II, el «rey filósofo», reinó entre 1740 y 1786, que son los años en que se gesta y se realiza buena parte de la filosofía transcendental; pero la parte oriental de Prusia fue territorio ruso entre 1758 y 1762, solo recuperado por el m o­ narca prusiano tras el final de la ruinosa G uerra de los Siete Años. Los rígidos estam entos sociales y el espíritu militar se notaban fuertemente en Königsberg, la ciudad natal de Kant. U n viajero ruso que la visita en 1789 la describe así: Königsberg, la capital de Prusia, está entre las ciudades más grandes de Europa, pues su perímetro suma más de quinientas verstas. En otro tiempo fue una de las famosas ciudades de la Liga, y aún ahora su comercio sigue siendo significativo. El río Pregel. junto al cual yace, no tiene más de 150 ó 160 pies de ancho, pero su profundidad es tan considerable, que lo navegan los grandes barcos mercantes. Se cuentan más de 4000 casas, y aproximadamente 40.000 habitantes. [...] La guarnición de aquí es tan numerosa, que se ven uniformes por todas partes. [...] Había oído que entre los prusianos no había oficiales jóvenes [...] pero aquí he visto por lo menos diez, que no tenían más de quince años [...]. Los uniformes son azul oscuro, azul celeste y verdes, con solapas y bocamangas de color rojo, blanco y anaranjado.18 En una sociedad tan estratificada y tan m ilitarizada com o

aquella, no debió de haber sido fácil que el hijo de un artesano llegara a tener estudios universitarios. Kant fue el cuarto hijo del maestro talabartero Johann Georg Kant y de su mujer, Anna Regina. El bisabuelo paterno, Richard Kant, era oriundo del distrito lituano de Prökuls, al norte de Memel, cerca de la península de Curlandia, y tuvo una taberna. El abuelo, Hans Kant, se hizo talabartero en Memel; murió en 1715, como 18. Nicolai Karamsin: carta del 19 de junio de 1789. En: Cartas de un viajero ruso; citamos por la traducción alemana de Johann Richter: Briefe eines russischen Reisenden, selección y edición de Gudrun Ziegler, Stuttgart, Reclam, 1986, p. 25. Material protegido por derechos de autor

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ciudadano respetado y pudiente. Su hijo m enor (el padre del filósofo) emigró a Königsberg, y se casó allí, a los 33 años, con Anna Regina Reuter, originaria de Nürenberg, cuyo padre era también talabartero de oficio.1” A su cuarto hijo le pusieron de nombre Emanuel, como correspondía según el calendario. El pastor Franz Albert Schulz, de cuya grey formaba parte la familia Kant, lo hizo ingresar, a los ocho anos, en el Colegio Fridericiano, una institución de enseñanza secundaria de marcada orientación pietista. No se estudiaban allí las ciencias de la naturaleza, ni la historia; pero sí matemática, griego, he­ breo, francés y polaco; veinte horas semanales se dedicaban al estudio del latín. El joven Kant se sintió inclinado al estudio de los clásicos de la Antigüedad. A los dieciséis años, el 27 de septiembre de 1740, ingresó en la universidad. Había cuatro facultades en la universidad de Königsberg: la de Teología, la dejurisprudencia, la de M edicina y la de Filosofía. Kant siguió cursos de ciencias naturales, de matemática, de filosofía y de teología. Martin Knutzen, pietista y seguidor de Wolff, fue uno de los profesores que tuvo mayor influjo en la formación del joven estudiante y quien le hizo conocer las obras de Newton. En 1746 Kant terminó sus estudios universitarios. Un tío, que era zapatero, ayudó probablemente al {'mandamiento de los estudios y pagó la edición de la tesis, que apareció publicada en 1749.20 En 1746 murió el padre de Kant. Ese mismo año, el recién graduado se empleó como preceptor, primero en la casa del pastor Andersch, en la aldea de Judtschen; después, en 1750, en la casa del M ayor von Hülsen, en la proximidad de O s­ terode; y finalmente, en la casa del conde de Keyserling; la 19. Todo según Fritz Gause y Jürgen Lebuhn: Kant und Königsberg bis heute. Leer, Rautenberg, 1989, p. 78. También en Arsenij Gulyga: Kant, Moscú, 1977, que citamos por la traducción alemana de Sigrun Bielfeldt, Frankfurt, Suhrkamp, 1981. 20. Todo según Arsenij Gulyga, op. cit., p. 23. También en Fritz Gause yjiirgen Lebuhn, op. cit., pp. 84. Material protegido por derechos de autor

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condesa Charlotte Amalie Keyserling es la autora del primer retrato de Kant que poseemos (aprox. 1755). Pero en 1755 Kant abandonó esa actividad docente. Presentó en la universidad una tesis doctoral acerca del fuego, y el 27 de septiembre de ese mismo año publicó otro trabajo en latín sobre los principios del conocimiento metafísico.21 Con eso obtuvo la habilitación para enseñar filosofía, en forma privada, en la universidad de Königsberg. El cargo no incluía un sueldo. Dio lecciones de matemática, de ciencias naturales, de antropología, de lógica, de geografía, de metafísica, de filosofía moral, de teología natural y de otros temas; en el tiempo de la ocupación de la ciudad por tropas rusas dio también lecciones de pirotecnia y de construcción de fortificaciones. En 1765 obtuvo su primer empleo fijo, como subbibliotecario de la biblioteca del pala ció real. Más tarde, en 1770, fue nom brado profesor titular de lógica y metafísica, y se dedicó por entero a la enseñanza universitaria. Podemos establecer con alguna precisión el momento histó­ rico del nacimiento de algunos de los elementos de la filosofía transcendental. En especial, la valoración de la intuición como un complemento indispensable del conocimiento racional, e irre­ ductible a este, parece haber ocurrido hacia el año 1769: «El año 69 me trajo una gran luz».'2 A eso le sigue casi inmediatamente la tesis de que el espacio y el tiempo son los principios formales del mundo sensible; que son representaciones que no se obtienen por medio de los sentidos, sino que están presupuestas siempre por estos.-:< Al mismo tiempo, y en el mismo escrito, enseña 27. Véanse los títulos de las obras y las fechas de publicación en nuestra Cronología. 22. Kant: Reflexión 5037, Ed. Acad. XVIII, 69. Otros entienden que esta «gran luz» consistió en el descubrimiento de la idealidad del espacio y del tiempo. Seguimos a Giorgio Tonelli: ,ché, Claude: Das Ideal: Ein Problem der Kantischen Ideenlehre. Bonn, 1984. Renaut, Alain: «Transzendentale Dialektik, Einleitung und Buch I» en: Mohr, G. y Willascheck, M. (compiladores): Klassiker Auslegen. Immanuel Kant: Kritik der reinen Vernunft. Berlin, 1998^ pp. 353-370. Sturma, Dieter: «Die Paralogismen der reinen Vernunft in der zweiten Auflage» en: Mohr, G. y Willascheck, M. (compi­ ladores): Klassiker Auslegen. Immanuel Kant: Kritik der reinen Vernunft. Berlin, 1998, pp. 391-411. Theis, Robert: «De l’illusion transcendantale» en: Theis, Ro­ bert: Approches de la Critique de la raison pure. Hildesheim, Olms, 1991, pp. 130-148 (antes en Kant-Studien, 76, 1985, pp. 119-137). Material protegido por derechos de autor

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Theis, Robert: «Le sens de la métaphysique dans la Critique de la raison pure» en: Theis, Robert: Approches de la Critique de la raison pure. Hildesheim, Olms, 1991, pp. 148-170 (antes en: Revue Philosophique de Louvain, 83, 1985, pp. 175-196). Timmermann, Jens: «Warum scheint transzendentale Freiheit absurd? Eine Notiz zum Beweis für die Antithesis der 3. Antinomie» en: Kant-Studien, 91, 2000, pp. 8-16. Tola, Fernando y Dragonetti, Carmen: «La distinción in intellectu / in reen la prueba ontológica y en Bhartrihari» en: Ilu. Revista de Ciencias de las Religiones, 12, 2007, pp. 211-226. Wagner, Hans: «Die kosmologische Antithetik und ihre Auflö­ sung in Kants Kr. d. r. V.» en: Oberer, Hariolf: Kant. AnalysenProbleme-Kritik. T. II, Würzburg, Königshausen-Neumann, 1996, pp. 239-259. Wartenberg, Thomas: «Reason and the Practice of Science» en: Guyer, Paul (compilador): The Cambridge Companion to Kant. Cambridge, 1992, pp. 228-248. Wartenberg, Thomas: «Order Through Reason. Kant’s Trans cendentaljustification of Science» en: Kant-Studien, 70, 1979, pp. 409-424. Watkins, Eric: «The Antinomy of Pure Reason, Sections 3-8» en: Mohr, G. y Willascheck, M. (compiladores): Klassiker Auslegen. Immanuel Kant: Kritik der reinen Vernunft. Berlin, 1998, pp. 446-464.

Doctrina del método Caimi, Mario: «Kants Metaphysik. Zu Kants Entwurf einer metaphysica specialis» en: Funke, G. (compilador): Akten des Siebenten Internationalen Kant-Kongresses. Kurfürstliches Schloß zu Mainz 1990. Bonn, 1991, pp. 103-126. García Belsunce, Eduardo: «La idea de filosofía en Kant» en: Revis­ ta Latinoamericana de Filosofa, vol. XIII, 2, 1987, pp. 143-160. Gerhardt, Volker: «Die Disziplin der reinen Vernunft, 2. bis 4. Abschnitt» en: Mohr, G. y Willascheck, M. (compiladores): Klassiker Auslegen. Immanuel Kant: Kritik der reinen Vernunft. Berlin, 1998, pp. 571-595. Material protegido por derechos de autor

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Höffe, Otfried: «Architektonik und Geschichte der reinen Vernunft» en: Mohr, G. y Willascheck, M. (compiladores): Klassiker Auslegen. Immanuel Kant: Kritik der reinen Vernunft. Berlin, 1998, pp. 617-645. La Rocca, Claudio: «Istruzioni per costruire. La Dottrina el metodo della prima Critica» en: La Rocca, Claudio, Soggetto e mondo. Studi su Kant. Venezia, Marsilio, 2003, pp 183-215. La Rocca, Claudio: «Kant und die Methode der Philosophie. Zur Kant-Interpretation Massimo Barales» en: Kant-Studien, 87, 1996, pp. 436-447. La Rocca, Claudio: «La saggezza e l’unità pratica della filosofia kantiana» en: La Rocca, Claudio, Soggetto e mondo. Studi su Kant. Venezia, Marsilio, 2003, pp. 217-242. Recki, Birgit: «Der Kanon der reinen Vernunft» en: Mohr, G. y Willascheck, M. (compiladores): Klassiker Auslegen. Immanuel Kant: Kritik der reinen Vernunft. Berlin, 1998, pp. 597-616. Rohs, Peter: «Die Disziplin der reinen Vernunft, 1. Abschnitt» en: Mohr, G. y Willascheck, M. (compiladores): Klassiker Auslegen. Immanuel Kant: Kritik der reinen Vernunft. Berlin, 1998, pp. 547-569. Stevenson, Leslie: «Opinion, Belief or Faith, and Knowledge» en: Kantian Review, 7, 2003, pp. 72-101.

Léxicos Eisler, Rudolf: Kant-Lexikon. Nachschlagwerk zu Kants sämtlichen Schriften, Briefen und handschriftlichem Nachlass. Hildesheim, Zürich, New York, Olms, 1984 (Berlin, 1930). Mellin, Georg Samuel Albert: Encyclopädisches Wörterbuch der kritischen Philosophie. 6 tomos, Jena-Leipzig, 1797-1804, (ed. en 11 tomos, Bruxelles, Aetas Kantiana, 1968). Ratke, Heinrich: Systematisches Handlexikon zu Kants Kritik der reinen Vernunft. Hamburg, Meiner, 1972 (lra ed. 1929).

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IN T R O D U C C IÓ N

Revistas (dedicadas a temas de filosofía kantiana) Kant-Studien (Hamburg y Leipzig, actualmente Berlín, desde 1896). Studi Kantiani (Pisa, Italia, desde 1988). Kantian Review (Cardiff, Gran Bretaña, desde 1997). Studia Kantiana (Sao Paulo y Rio de Janeiro, Brasil, desde 1998).

Actas de congresos

La Sociedad Kant Internacional (Internationale Kant Gesell­ schaft) organiza un congreso internacional cada cinco años. Las ponencias se publican en actas. Hemos consultado para nuestro trabajo las actas de los congresos de 1990, 1995 y 2000: Funke, Gerhard (compilador): Akten des Siebenten Internationalen Kant-Kongresses Kurfürstliches Schloß zu Mainz, 1990. Bonn, Bouvier, 1991. Robinson, Hoke (compilador): Proceedings of the Eighth Interna­ tional Kant Congress, Memphis 1995. Milwaukee, Marquette University Press, 1995. Gerhard, Volker; Horstmann, Rolf-Peter; Schumacher, Ralph (compiladores): Kant und die Berliner Aufklärung. Akten des IX. Internationalen Kant-Kongresses. Berlin, 2001. B ib l io g r a f ía s

El Centro de Investigación Kantiana (Kant Forschungs­ stelle) de las universidades de Mainz y de Trier publica por internet una actualización de esta bibliografía en la dirección: http://www.kant.uni-mainz.de Granja Castro, Dulce María (compiladora): Kant en español. Elenco bibliográfico. México, Universidad Autónoma Metropolitana y Universidad Nacional Autónoma, 1997. Ruffing, Margit (compiladora): Kant-Bibliographie 1945-1990. Frankfurt, Klostermann, 1999. Material protegido por derechos de autor

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A c l a r a c ió n / N o t a p a r a l a l e c t u r a

El texto que va de la página 504 a la página 538 de la pre­ sente edición (Crítica de la razón pura, A426, B454 hasta A461, B489) posee ciertas peculiaridades editoriales que explica el mismo Kant en las últimas líneas del prólogo de la edición prim era (página 14 de nuestra traducción, Crítica de la razón pura A XXII), donde dice: La Antinom ia de la razón pura, desde la página 425 hasta la 461, está dispuesta a m odo de tabla, y así, todo lo que perte­ nece a la tesis se desarrolla siempre de m anera continua del lado izquierdo, y lo que pertenece a la antítesis se desarrolla de m anera continua del lado derecho: lo que dispuse así para que la tesis y la antítesis se pudieran com parar entre sí más fácilmente. .

Por eso el lector encontrará, en las páginas citadas, el desa­ rrollo de la tesis en las páginas pares y lo relativo a la antítesis en las páginas impares, como así también algunos espacios en blanco que compensan la distinta extensión de los textos, con el fin de facilitar la lectura comparativa.

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ÍNDICE GENERAL I n t r o d u c c i ó n / vu

El contexto: el Iluminismo / VII Kant en Königsberg / X Introducción a la lectura de la Crítica de la razón pura / XV Del título de la obra / XV/ El modo de exposición. Una guía de lectura / XXI El descubrimientQ_de.la_sensibiIidad / XXIV La Estética transcendental_¿JQCVJ La Lógica transcendental / XXXI LaJ>educ.ción_transcenden.taL/-Ji3CyiV El esquematismo / XXXVIII Los principios del entendimiento / XLII La distinción de fenómenos y noúmenos / XLVI La anfibología de los conceptos de la reflexión / XLVII L a D ia lé ctica /

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Dialéctica transcendental / XLIX Las ideas de la razón pura / LII La idea del alma. Los paralogismos / LIV La idea del mundo. La antinomia de la razón / LV La idea de Dios. El ideal de la razón pura y las pruebas racionales_deJa_existencia_de_Dios / LVI Uso legítimo (regulativo) de las ideas de la razón / LVIII La doctrina transcendental del m étodo / LXII Consideración de conjunto / LXIX Nota a la traducción / LXX Material protegido por derechos de autor

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a Crítica de la razón pura, de Immanuel Kant, es a la vez la culminación del lluminismo y el fin del racionalismo dogmático. Basándose en la investigación de los problemas del conocimiento, Kant desarrolló la filosofía transcendental, con la que llegó a una profundidad nunca antes alcanzada en la exploración de los fundamentos del pensamiento, de las fuentes de la conciencia y de las leyes primeras que rigen el universo sensible. La Crítica de la ra­ zón pura es la gran síntesis del empirismo y el racionalismo y la superación de su oposición; en esta misma obra se encuentran los fundamentos de una metafísica nueva, teórico-práctica, que se desarrollaría en los textos posteriores del autor, especialmente en los Prolegómenos, en la Crítica de la razón p ráctica y en la C ritica de la facu lta d de juzgar.

La traducción del alemán, las notas y la introducción, que ofrece un acercamiento claro y completo a la obra kantiana

y que incluye una breve información biográfica del filósofo, han estado a cargo del Dr. Mario Caimi, profesor de Filosofía Moderna en la Universidad de Buenos Aires, investigador del CONICET y miembro del consejo editorial de la revista KantStudien. La presente edición, corregida y ampliada, incluye el texto de las ediciones de 1781 y de 1787 y un detallado índice analítico. El Dr. Caimi ha traducido para ColihueClásica el Discurso del método de René Descartes.

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