Judaismo en El Tiempo
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Dan ben Avraham - judaismo en el tiempo...
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JUDAIS JUD AISM MO en el tiempo
Por Dan Ben Avraham
JUDAISM JUDAISMO O en el tiempo
Dedicatoria: A todos los nuevos judíos y justos de las naciones naciones que han resucitado de entre los sepulcros de los pueblos, abriéndose paso entre siglos de desinformación teológica y bíblica, redescubriendo al Di-os de Israel, Su Toráh y Su justo Mesías.
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Introducción El día 28 del mes de Iyyar del año 5727, que se corresponde con el 14 de Mayo de 1948, está marcado en mis memorias personales como el cumplimiento de uno de los eventos proféticos más extraordinarios de todos los tiempos: la resurrección del Estado de Israel después de casi 2000 años de exilio. Hoy, estamos aquí, reconociendo que este hecho no es un evento cualquiera, sino uno de profundo contenido profético. 19 años más tarde, en 1967 del calendario secular, tuvo lugar la redención de la ciudad santa de Jerusalén y a partir de estos dos eventos, pareciera que se ha detonado en todo el mundo, el incremento de uno de los eventos proféticos más extraordinarios de todos los siglos: la restauración de la identidad judía de millones de hijos e hijas de Israel que se habían asimilado en las diferentes culturas nacionales del mundo. Se está cumpliendo así lo que había anunciado el profeta Oseas, que luego de perder el Shabat, Rosh Jódesh y resto de las festividades que marcan la identidad cultural hebrea, las ovejas perdidas de la Casa de Israel retomarían su identidad y recibirían de vuelta su status de “pueblo mío” y recobrarían la fe y costumbres de sus ancestros. En efecto, dice el profeta que “allí donde se les dijo, “ustedes no son más mi pueblo, les será dicho: sois pueblo (hijos) del Di-os viviente”. (Oseas 1:10). No solamente el profeta Oseas, muchos otros profetas anunciaron estos días de restauración de los hijos e hijas de Israel que se habían perdido en las naciones. Ezequiel, por ejemplo, anuncia que Di-os traerá de vuelta a todos los hijos de Ya'akov y los limpiará de todas sus idolatrías y les escribirá Su Toráh en la mente y en el corazón (Ez.36). Por su parte, el profeta hebreo Yirmiyahu (Jeremías) dijo algo extraordinariamente milagroso. Esto es lo que previó el profeta: “Vienen días, dice el Eterno, en que no se dirá más: Bendito es el Eterno que hizo subir a los hijos de Israel de Egipto, sino (que se dirá): “Bendito es el Eterno que hizo subir a los hijos de Israel de las tierras del Norte y de todas las tierras donde los había arrojado”. (16:14ss) Como resultado de todo este proceso, ha surgido en el mundo una nueva generación de judíos, los judíos resucitados de entre los sepulcros de las naciones. Gente que nunca se había interesado por el judaísmo, que nunca había ido a una sinagoga, que incluso, no habían visitado a Israel alguna vez en su vida, de pronto sucede algo, les llega un mensaje a su conciencia, e inician un proceso de búsqueda de su identidad y muchos descubren, en ese proceso, que efectivamente traían consigo sangre judía y no lo sabían.
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Otros descubren que, sin llevar consigo sangre judía, pueden vivir amar y servir al Di-os de Israel sin obligárseles a convertirse al Judaísmo o hacerse judíos, pero guardando los Siete Mandamientos Universales y sus derivaciones, como justos de las naciones. Son conocidos como “Los Hijos de Nóaj” o “Benei Avraham” y hoy día es un movimiento que va in crescendo en el mundo. Como ves, no eres el único que estás experimentando esta revolución espiritual, sino que formas parte de una generación profética única en la historia de la humanidad. Cada vez más y más personas, iguales a ti, de diferentes razas, credos y latitudes, están redescubriendo al Di-s de Israel y reconociendo que hay un Judaísmo revelado divinamente y una Toráh dada por Dios y buscando su lugar en todo este mover del Cielo. Están viviendo lo anunciado por los profetas y esto forma parte de los días de Mashiaj que nos han alcanzado. Si en este proceso descubres que tu lugar está entre los justos de las naciones, entonces es importante para ti aprender todo lo relacionado con las Siete Leyes Universales y sus derivaciones, de tal manera que puedas educarte y desarrollarte en aquello que es tu misión como parte de tu nueva identidad. Los justos de las naciones constituyen en el mundo espiritual, lo que los babyboomers en el mundo económico En relación con aquellos que descubren sus orígenes hebreos, se va formando con ellos una generación de nuevos judíos que están saliendo de sus culturas nacionales que le formaron y están retornando a la cultura judía, a la fe judía, al pueblo judío y al Di-os de Israel. En ese proceso de retorno van descubriendo que muchas de las cosas que le habían dicho del Di-s de Israel no era necesariamente como se lo contaron. Están descubriendo también que muchas de las cosas que le habían enseñado del Mesías de Israel no era necesariamente como se lo habían enseñado sus padres. Y están descubriendo nalmente, que muchas de las prácticas y costumbres aprendidas en sus culturas embrionarias no están en línea con los nuevos descubrimientos de la fe judía que va teniendo lugar en sus vidas.
¹El autor usa la terminología social que identiica a la generación nacida entre 1940 hasta 1954 y que constituye la fuerza económica más fuerte del mundo occidental usándola como alegoría de lo que está sucediendo en el mundo religioso. Es interesante notar que el surgimiento de los babyboomers se corresponde con el tiempo de la resurrección del Estado de Israel, de donde podemos inferir que todos los nacidos a partir de ese evento (Mayo 1948) constituyen sin duda, la cosecha generacional más importante de la historia moderna.
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Estos descubrimientos producen, necesariamente, un estado de crisis teológica y cultural que requiere atención y consideración para re-orientar sus vidas en aquello que habían perdido y que ahora han encontrado, o sea, su identidad judía en el primer caso, o su identidad como parte de la familia de los santos en el caso de los justos de las naciones. Una vez que el descubrimiento de los nexos biológicos con el judaísmo tiene lugar, muchas preguntas surgen en la mente de los nuevos judíos. ¿Qué voy a hacer con todo esto? ¿Qué voy a hacer con todo el arrastre teológico y cultural que he vivido por los últimos 20, 40, 50 años de mi vida? ¿Lo tiro todo y comienzo de cero a vivir judíamente? ¿Hay algo que puedo retener conmigo? ¿Qué de mis costumbres alimenticias? ¿Qué puedo retener y qué tengo que dejar? ¿Qué de mis costumbres sociales? ¿Cómo me tengo que vestir ahora? ¿Cómo hago con la educación de mis hijos? ¿Los sigo enviando a la misma escuela de siempre o debo cambiarlos de escuela? ¿Qué pasa con mi familia que no es consecuente con mis descubrimientos y preeren seguir viviendo ignorando completamente los hechos históricos que han tenido lugar en nuestras vidas? ¿Y qué de la Iglesia y mis amigos cristianos donde me he formado y donde mis hijos se han formado y donde tiene sus amigos y su ambiente social? ¿Qué hago con ellos? ¿Me desentiendo de ellos y les digo adiós y me busco nuevos amigos o puedo continuar relacionándome con ellos, e incluso con mi familia inmediata? ¿Cómo le digo lo que me está pasando? ¿Me voy de la Iglesia o sigo en ella? ¿Qué hago mis buenos vecinos que siempre estuvieron a mi lado en momentos de dicultades e incluso en alguna de mis crisis familiares, ayudándonos y atendiéndonos? ¿Cómo hago con mis padres? ¿Tengo que abandonarlos, juntamente con mis hermanos y mis abuelos y darles totalmente la espalda y pretender que ya no existen, que no cuentan y comenzar todo de nuevo? Si debo continuar amando y honrando a mis padres, como ordena la Toráh: ¿Cómo debo relacionarme ahora con mi papá, con mi mamá, con mis hermanos y hermanas que no comparten mis descubrimientos y mi nueva fe?
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¿Los dejo y me voy o sigo relacionándome con ellos? ¿Tengo que “convertirme” al judaísmo o “retornar” al judaísmo? Si llevo sangre judía en mis venas, ¿cómo voy a convertirme a un pueblo del que formo parte biológicamente? ¿No sería eso una contradicción y al mismo tiempo, negación del milagro de mi resurrección judía? ¿Qué hago? ¿Debo convertirme o debo retornar? ¿Quién puede ayudarme a entender todo lo que está pasando por mi mente? Si decido retornar, ¿a dónde retorno? ¿Dónde está ese pueblo judío al cual debo regresar? ¿Cómo es que ocurre ese regreso formalmente? ¿Me aceptarán o me rechazarán? Si dejo todo atrás y me acerco a una comunidad judía y ésta me rechaza, ¿dónde me quedo? ¿Cómo se llama este limbo de retorno donde ahora podría encontrarme? ¿Qué pasará con mis hijos? ¿Cómo socializarán de ahora en adelante? ¿Con quién se casarán? ¿Qué pasa con mi trabajo, cuando debo trabajar en Shabat o de lo contrario pierdo mi fuente de ingresos? ¿Puedo trabajar en Shabat mientras encuentro una nueva manera de traer el pan a mi mesa? ¿Puedo seguir viviendo donde vivo o tengo que mudarme al lado de una sinagoga? Todas estas preguntas y muchas más, forman parte del impacto teológico-sicológico-social que están experimentando o experimentarán, en mayor o menor intensidad, la nueva generación de judíos que ha surgido y continúa surgiendo en el mundo. Es un proceso que requiere atención y que requiere paciencia y educación. Y entre las miles de preguntas que surgen, una en particular llama mi atención en la reexión de hoy: ¿A qué comunidad debo unirme?
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¿Cómo es el proceso? ¿Qué tipo de judaísmo debo elegir para expresar cultural y socialmente mi identidad judía? ¿Hay un solo judaísmo o muchos judaísmos? ¿Cuál es el auténtico? Si este es tu caso, entonces “Eligiendo mi Judaísmo” viene justo a tiempo para indicarte los recursos que requieres para realizar posiblemente, una de las más importantes decisiones de tu vida. Es mi esperanza que todos mis lectores encuentren esta obra no solo necesaria y valiosa, sino también amena e incluso intelectualmente divertida. Jerusalén, Januká 5775
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Judaísmo en el tiempo A la hora de elegir el tipo de Judaísmo que mejor exprese tu nueva identidad judía, deberás tener la mejor información posible y esto es precisamente lo que dene el propósito general de esta libro. Para comprender mejor esta idea, vamos a dividirla en varias secciones.
El Judaísmo Sinaítico. Este período abarca la historia de nuestro pueblo hebreo desde Adám hasta Sinaí. Con la entrega de la Toráh en el año 2448 desde la creación de Adám se establece ocialmente el Judaísmo como la forma de vida que marca la relación del pueblo hebreo con Di-os, con su prójimo y con la creación. Para el tiempo que marca el Judaísmo Sinaítico, nos ubicamos en un periodo que va desde el primer Shabuot de la historia hasta la monarquía unicada en los días del rey Salomón. Dentro de este periodo tenemos: a) Conquista de la tierra prometida con Yeshua o Yehoshua, popularmente conocido como Josué, el asistente de Moisés y su sucesor. b) Administración del nuevo pueblo hebreo con los ancianos, algo así como el Congreso Judío en formación. c) El rol de los profetas, mostrando al pueblo dónde nos habíamos desviado y cómo regresar al camino correcto. d) Los reyes, representando el poder ejecutivo de la nación. A partir de la muerte de Salomón, en el año 930 a.e.c. aproximadamente, ocurrió un gran cisma en Israel: la monarquía se dividió en dos y se formaron dos casas, dos dinastías, dos nuevos países. El país del Norte, con capital Samaria de donde surge el Reino de Israel propiamente dicho. El país del Sur, con capital Jerusalén, de donde surge el Reino de Judá de donde proviene el gentilicio de judío propiamente dicho. Con una monarquía paralela en Israel y un solo Templo, las cosas comienzan a complicarse cuando el liderazgo del Reino de Israel, es decir, el reino del Norte, prohíbe a sus ciudadanos subir a Jerusalén en territorio de Judea y visitar el Templo… Entonces comienzan a darse diferentes interpretaciones de la Toráh por un lado y por el otro. Finalmente, el Israel del Norte desapareció en la historia, fue llevado a un exilio del cual nunca regresaron. Era el año 725 a.e.c aproximadamente.
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A la desaparición del Israel del Norte, sobrevivió el Israel del Sur, esto es el Reino de Judea de donde viene el gentilicio de judío. Este reino judío concluyó con la destrucción del Primer Templo y el segundo exilio de Israel, en este caso, el conocido y popular exilio babilónico. Era el año 586 a.e.c. aproximadamente. Setenta años después del exilio babilónico, para el 516 a.e.c., resucita milagrosamente el nuevo estado judío, sin una monarquía pero con un gobernador fuerte y ahora bajo la administración de un congreso formado por una Gran Asamblea compuesta por 120 jueces o magistrados bajo la dirección de Nehemías y sobre todo de Esdras. Al mirar hacia atrás, el Judaísmo Sinaítico se preservó entonces en Yehoshua, siervo de Moisés, los Ancianos, los Profetas y los hombres de la Gran Asamblea que administraron la vida nacional de Israel por unos 200 años, hasta su disolución con el surgimiento del imperio griego que causó una gran guerra en Israel, la guerra de los macabeos, para los años 166-168 (a.e.c.) antes del nacimiento de Yeshua. Con el trabajo de los hombres de la Gran Asamblea primero y la victoria de los macabeos después y el nacimiento en Israel de una nueva élite dominante, los hasmoneos, y ahora sin una Asamblea Nacional que dirigiera los asuntos de Israel, comienzan a surgir diferentes partidos políticos y religiosos que buscaban preservar lo que ellos consideraban era la mejor expresión del Judaísmo Sinaítico. Para el tiempo cuando Yeshua nació en Bet Lejem, aproximadamente el año 4 antes de la era común, el Judaísmo Sinaítico monolítico que nos entregó Moisés y que habían preservado, Josué, los Ancianos, los Profetas y los Hombres de la Gran Asamblea, se encontraba sujeto a diferentes interpretaciones que formaron diferentes sectas, todas girando alrededor de una única y sola Toráh y de un uno y único Judaísmo dado por medio de Moshé. Nos encontramos entonces con los Fariseos, los Saduceos, los Zelotes, los Herodianos, los helenistas, los hasmoneos, los sicarios, los esenios, los samaritanos y otros grupos más. Grandes disputas losócas tuvieron lugar en entre estos grupos, cada uno defendiendo lo que ellos creían era la mejor forma de preservar el único Judaísmo recibido desde Sinaí. Como ves, el Judaísmo único que recibimos, ya para los días de Yeshua no era un pensamiento monolítico, sino multifacético con muchas escuelas de pensamiento, diferentes interpretaciones de la Toráh y diferentes prácticas y costumbres. Con la destrucción del Estado de Israel, de Jerusalén y del Templo en el año 70 (e.c.) la mayoría de todas aquellas escuelas de pensamiento judías que causaron un gran despertar intelectual en todo el país, fueron silenciadas, miles de judíos masacrados, y asesinados por un lado, y otras decenas de miles enviados al exilio por todo el imperio romano, que dominaba el mundo conocido de la época, por el otro. Ciertamente, una minoría judía logró quedar en Israel bajo muy difíciles condiciones, con los romanos aun persiguiéndolos, sobre todo cualquiera que fuera sospechoso de intentar el resurgimiento del Estado
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Judío, sin embargo, la inmensa mayoría del pueblo judío o fue muerto o llevado al exilio. Los que quedaron en Israel se dieron a la tarea de re-interpretar la Toráh, ahora con toda la riqueza de información adicional que tenían de los Profetas y del trabajo de los Hombres de la Gran Asamblea. Fueron los fariseos, sobre todo, los fariseos formados en la Escuela de un gran rabino llamado Hillel. Lo mismo hicieron los que estaban en el exilio, sobre todo los que fueron enviados a las tierras del Oriente, hacia la Babilonia y los que fueron enviados hacia el Occidente, hacia Sefarad, o la antigua España-Portugal, para entonces, provincias del Imperio Romano. Y es aquí que comenzamos a ver el surgimiento de una nueva interpretación del Judaísmo, la proveniente de Tiberias, en Israel, que se volvió el centro cultural judío más importante luego del desastre de la destrucción del Templo en el año 70, como explicamos, y la de Babilonia, donde una gran cantidad de judíos se refugió como resultado de la expulsión de Israel. Estos dos puntos cardinales establecieron el balance del auge intelectual judío de la época. Los maestros judíos en Babilonia comenzaron a realizar un gran trabajo intelectual en relación a cómo debemos interpretar la Toráh y aplicarla al pueblo ahora que no tenemos a Jerusalén ni al Templo… Lo mismo hicieron los judíos en Tiberias y lo mismo hicieron, en menor medida, los judíos occidentales, esparcidos por la antigua Tarsis o Sefarad. Luego vinieron otras revueltas judías contra Roma en un intento de ganar la soberanía nacional y establecer un nuevo estado judío, pero aquellos brotes fueron ahogados en sangre y el resultado fue que desapareció por completo el último bastión de esperanza de reconstrucción nacional en los día del gran rabino Akiva y el gran líder militar, Bar Kosiva. Era aproximadamente el año 134 de nuestra era común. El resultado de esto es que se formaron varias escuelas de pensamiento en el exilio, y nalmente, para hacer la historia corta, se crearon tres corrientes del Judaísmo Único que recibimos desde Sinaí. a) Los judíos que fueron expulsados de Israel y que eventualmente fueron a parar a Babilonia, como dije, creando así lo que se conoce como Judaísmo Misrají u Oriental. Comprende todos los judíos de esa región del Medio Oriente y Norte de África. El nombre viene de Mitzraj que signica “Este” u “Oriente” en hebreo. Los judíos de Irák, Irán, Siria, etc., son los representantes del Judaísmo Mitzrají u Oriental. b) Los judíos que fueron expulsados de Israel y que eventualmente fueron a parar a la antigua España y Portugal que fue conocida como Sefarad, produjo el Judaísmo Sefardí u Occidental que somos los judíos descendientes de aquellas generaciones ancestrales ubicadas en la antigua Sefarad. c) Los judíos que fueron expulsados de Israel y que eventualmente fueron a parar a la antigua Azkenaz, fueron conocidos como Asquenazíes, y vivieron la mayor parte del tiempo, en Europa Central y Oriental, es decir, Alemania, Polonia, Rusia, Ucrania, etc.
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Esto signica que para el siglo 16 al 18, el Judaísmo Sinaítico tenía ahora tres grandes expresiones: a) Mitzrají u Oriental b) Sefardí u Occidental c) Azquenazí o Asiático, sobre todo, Alemán. Todos conservaban la liturgia sinagogal en la lengua hebrea pero en sus tareas diarias, en su vida secular, eligieron el arameo los orientales, el ladino los occidentales y el yidish los de la región de Azkenaz conformando así, tres variantes importantes del Judaísmo. Debido a las diferentes zonas geográcas y a los diferentes encuentros culturales que tuvieron lugar en esas zonas con diferentes religiones, especialmente el Islamismo y el Cristianismo, cada una de estas tres vertientes del Judaísmo fue creando sus propias prácticas y costumbres que no son las mismas entre sí, aunque hay un denominador común en todos: La Toráh una y única que recibimos desde Sinaí. Por supuesto, otros grupos podrían ser identicados pero estos tres son los más importantes y los más necesario conocer hasta la fecha, o sea, el siglo 18. De entre esas tres vertientes del Judaísmo, si el Oriental, el Occidental o el Asiático, surgieron grandes maestros, grandes sabios, cada uno haciendo un interesante aporte a la fe judía en sentido general. Sin embargo, las prácticas y costumbres son diferentes debido a la raíz geográca de donde se asentaron y donde sobrevivieron. ¿Qué pasó después con estos tres grupos? Del tronco común de Avraham, Isacc y Yaakov, los padres de nuestra nación, de la Toráh única recibida por medio de Moisés en Sinaí y del Judaísmo Sinaítico que le siguió, tenemos ahora, producto del exilio, tres corrientes interpretativas de ese Judaísmo: a) El Judaísmo Mitzrají u Oriental. b) El Judaísmo Sefardí u Occidental. c) El Judaísmo Azquenaí o Asiático. Así estaban las cosas para los siglos 16-18. Sin embargo, a partir del siglo 16 las cosas comenzaron a cambiar drásticamente en Europa. Un enorme movimiento cultural se da en esa región del mundo que afectó directamente, y sobre todo, al Judaísmo Sefardí y Azquenazí. El surgimiento de grandes avances cientícos, la difusión de nuevas ideas humanistas, comenzaron a cambiar el pensamiento que la gente tenía del mundo, de la creación, del hombre, de la sociedad, etc. Se comenzaron a discutir nuevos enfoques de ver el mundo, la religión, la ciencia y de una Europa marcada por el dominio del pensamiento
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religioso católico, comienza surgir una Europa humanista, secular y cientíca. Los avances cientícos cambiaron la sociedad europea el invento de la máquina a vapor, la Reforma Protestante, el surgimiento de la Imprenta, la difusión de las nuevas opiniones ahora al alcance de la mayoría por la impresión de las ideas, la teoría de la evolución, el surgimiento del capitalismo como teoría social y económica, crea un nuevo sentido de la ciudad, de la metrópoli, de la política y del comercio. Todos estos elementos impactaron sin duda la comunidad judía, ya fuera Mitzrají, Sefardí y sobre todo, Azkenazí. Las nuevas condiciones de vida que surgen hacían del hombre el centro del pensamiento europeo… el libre pensamiento, la sociedad más abierta, el avante cientíco, el surgimiento de las fábricas… el nuevo sistema de generar riquezas… Fue toda una revolución cultural, intelectual e industrial. Y para nales del siglo 18, va surgiendo en la América descubierta dos siglos antes, un nuevo gigante social, económico y político: Los Estados Unidos de América. Seríamos demasiado ilusos si pensáramos que nada de eso inuyó en el mundo judío del Oriente y del Occidente. Las comunidades judías bajo dominio del cristianismo por un lado o del islamismo por el otro, y muchas veces sujetas a la vida escondida, la cultura del getto, se vió impactada de pronto por este despertar cultural, social y cientíco. Los benecios de la libertad del pensamiento, los benecios de la posibilidad de generar riquezas, los benecios de participar de los avances cientícos y políticos así como sociales, impactó la comunidad judía que se vio de pronto ante dos alternativas: a) Seguir aislada y escondida de la sociedad b) Abandonar su aislamiento social e intelectual y participar de lo que era inevitable en la región. De pronto, muchas comunidades judías dispersas por toda Europa y que habían vivido rechazados y no aceptados, vieron la posibilidad de abrirse a los cambios y comenzar no solamente a recibir los benecios de los hechos, sino a formar parte activa de esos hechos. Y comienzan a darse dos tendencias: a) La tendencia de una parte de la comunidad judía que había aceptado la cultura del rechazo y el getto como el juicio del Cielo por los pecados cometidos por los padres y que la solución sería, no participar de aquellos movimientos de desarrollo social y técnico, sino el arrepentimiento hacia Dios y seguir llevando, hasta que el Cielo quisiera, el peso del exilio sobre sus hombres en una actitud de ascetismo social, de comunidad cerrada al mundo.
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b) La otra tendencia fue abrirse al mundo, crear nuevas estructuras para la comunidad judía, romper con las viejas y obsoletas formas de vida , dejar el anacronismo de un antiguo sistema que no traía progreso social y tomar medidas drásticas para rebelarse contra las estructuras tradicionales creando nuevas formas de vida para la comunidad judía. Fue esta segunda tendencia lo que provocó que los judíos comenzaran a salir del sistema rabínico tradicional y comenzar a tener relación con el pensamiento industrialista, reformista y cientíco que estaba llenando a toda Europa con nuevos aires. La clase media judía percibió en los nuevos vientos de Europa la gran oportunidad para re-educar el pensamiento judío, ligada a los gettos, y buscar nuevas avenidas de desarrollo social sin abandonar, necesariamente, los grandes valores de la fe milenaria judía. Y esto comenzó a producir serios encuentros entre los que rechazaban el renacimiento por un lado, y los que vieron en aquellos cambios, una oportunidad para integrarse al mundo, sin perder su esencialidad judía. La primer tendencia comienza a criticar la segunda tendencia y la segunda tendencia a la primera, mostrando que solamente con un nuevo judío educado, podría el judaísmo sobrevivir mucho mejor que con una mentalidad anacrónica y retrógrada. a) Los judíos que rechazaban abrirse a los cambios, amenazaban diciendo que esa tendencia llevaría nalmente a la apostasía y la pérdida del Judaísmo. b) Los que favorecían los cambios armaban todo lo contrario, que era la única manera de hacer el judaísmo relevante a la realidad del mundo. En la batalla losóca entre los que no querían participar de los cambios y los que sí querían, se fue dando una tirantez cada vez más fuerte, y sería solo cuestión de tiempo cuando un cisma estallaría. Algunos maestros judíos que defendían el cambio comenzaron a enseñar que el Judaísmo Sinaítico no tenía como meta la fe religiosa, sino el bien social y el adelanto cientíco. Comenzaron a enseñar que la fe judía no estaba en contra de la razón, y que por tanto, debía darse una liberación de la razón para establecer organizaciones, diferentes a la Sinagoga, donde se permitiera al pensamiento judío no solamente participar, sino incluso, triunfar en el campo del arte, la ciencia y la técnica como aporte al mundo. Los que rechazaban cualquier diálogo con aquellos nuevos vientos, pensaban diferente, que la salvación de la comunidad judía estaba en mantenerse totalmente asilada del mundo porque esto sería un cerco de protección contra la apostasía. Los que se abrían al cambio, enseñaban que mientras por un lado se debían conservar los valores intrínsecos del Judaísmo, por el otro, el judío debía participar activamente en la sociedad y aportar lo mucho que podían y recibir en el proceso, los benecios sociales, económicos y políticos que estaban en la mesa.
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Esta tendencia innovadora comenzó a crear nuevas instituciones educacionales para los jóvenes judíos que querían participar de esa emancipación social y la ruptura con las comunidades judías que rechazaban el cambio fue el resultado. En las yeshivot formadas por la corriente renacentista judía se estudiaba más la temática judía social del momento y las diferentes opciones de cambio, que la tradición ancestral proveniente del Judaísmo Sinaítico. En poco tiempo esta tendencia de apertura social afectó la mayoría de las comunidades judías de Europa, especialmente en Rusia, Polonia, y resto de la región. Los nuevos rabinos surgidos enseñaban que era del todo inaceptable la ignorancia que prevalecía en las comunidades judías tradicionales y que la adquisición del conocimiento cientíco era el mejor antídoto contra aquella ignorancia. Había que estudiar Toráh, pero también matemáticas, física, química, negocios, en n, todas las herramientas que tenían el potencial de elevar el status de vida de la comunidad judía. Los hijos nacidos en esta nueva tendencia comenzaron a hablar otras lenguas, aparte de su yidish o su ladino… el conocimiento del alemán, el francés, etc., facilitó el contacto y la comunicación del judío con otras culturas. Para nes del siglo 18 y principios del 19, surge entonces en Europa una nueva generación de judíos cuya lengua social ya no era el arameo, o el yidish o el ladino, es decir, el idioma de su comunidad escondida, sino el idioma vernáculo de su país. Así pues, mientras por un lado se estudiaba Toráh en hebreo, por el otro se estudiaban las ciencias sociales, humanidades, comercio, etc, y comienzan a surgir periódicos, organizaciones y maestros que apoyaban y favorecían esos cambios. Esto produjo un nuevo judío, el judío que tenía la Razón como su primera fuente de interpretación de los hechos del mundo y la Toráh solamente como eslabón que unía los valores éticos y religiosos por los cuales debían conducir sus vidas. Poco a poco, se estudiaba más ciencia social y económica que Toráh y eventualmente se transformó de forma radical el judaísmo. Para este tiempo surge el Rabino Avraham Geiger, que enfatizó la importancia de reformar, no la Toráh, sino el Judaísmo existente, especialmente el Azquenazí, para que pudiera realmente introducir el monoteísmo en el mundo. Para ser justos, debemos tratar de colocar al Rabino Geiger en su contexto apropiado. Eran los difíciles años de nes del siglo 19, especícamente los años de 1840-1870.
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Su pensamiento era: Si los judíos vamos a difundir el Monoteísmo de la Toráh en el mundo, no podremos hacerlo escondidos en los gettos, tenemos que abrirnos al mundo y dar a conocer los valores éticos de la Toráh y propiciar así que incluso, aquellos judíos que están asimilados en el cristianismo, regresen a la comunidad judía.
Para el rabino Avraham Geiger, la reformación del Judaísmo era necesaria para terminar con la hegemonía del cristianismo en la sociedad y que la gente supiera la verdad del monoteísmo judío, el cual no podría darse en el getto, sino en las fábricas, en las escuelas, en las instituciones políticas, en las universidades y en el éxito económico del nuevo judío. ¿Dónde encontró el Rabino Avraham Geiger inspiración para sus reformas?
El puso sus ojos en el Judaísmo del Segundo Templo y en el Judaísmo inmediatamente posterior a la destrucción del Segundo Templo y reexionó sobre lo que allí encontró. Se dio cuenta que el mundo para el judío post-destrucción de Jerusalén, post destrucción del Templo y post-destrucción del estado judío, aun bajo dominio romano, había creado una nueva y dura realidad para el judío de Israel. ¿Qué hicieron los grandes pensadores judíos frente a este evento de proporciones catastrócas para el Judaísmo?
Según Geiger, los grandes pensadores judíos del momento entendieron que había llegado la hora de proveer un nuevo signicado a una realidad social y política totalmente diferente a la que habían vivido aquellos que perecieron en la destrucción de Jerusalén. El se dio cuenta que los hombres pensantes de Israel que estaban asociados al fariseísmo se vieron en la necesidad de reformar el judaísmo y reemplazar el judaísmo fundamentado en la liturgia del Templo con los sacricios de animales exigidos por la Ley de Moisés, por una interpretación nueva del Judaísmo que le permitiera operar cuando no había un templo donde ofrecer los sacricios exigidos en la Toráh. De esta manera, surge, luego de la destrucción del Templo, un nuevo judaísmo, el Judaísmo innovador de los maestros fariseos que con el tiempo fueron conocidos como Rabinos, es decir, los líderes religiosos de una comunidad judía. Para Geiger, los nuevos rabinos fariseos crearon un sistema temporal sustitutivo del Templo, enfocado ahora en la telah (oración) la teshuváh (arrepentimiento) y masin tovin (las buenas obras).
²Vea Avraham Geiger & Liberal Judaísm, The Chalenge of the Nineteenth Century, por Max Weiner, Wayne State University, 1993.
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En otras palabras, los rabinos del primer siglo, en vez de cruzarse de manos y dejar morir el Judaísmo, lo renovaron y lo redenieron y lo adaptaron a las nuevas condiciones del pueblo.
No solamente en la forma en que debe dirigirse el servicio sinagogal, sino en sus ociales. En otras palabras, la Toráh habla de tres personajes centrales para dirigir la vida social judía: a) Los Kohanim o sacerdotes representando el poder religioso. b) Los reyes, representando el poder político y ejecutivo. c) Los profetas, representando el poder ético de la Toráh. Sin embargo, Geiger, el padre del Judaísmo Reformado reexionaba y decía: “Se mencionan los sacerdotes, se mencionan los reyes, se mencionan los profetas… pero no se mencionan los rabinos… ¿de dónde surgieron entonces?” ¿De dónde y por qué surgen los rabinos?
La respuesta que encontró Geiger es que lejos de representar una segura línea de tradición que se remonta hasta Moisés, los rabinos surgen para llenar el vacío de autoridad creado con la destrucción del Templo y la conclusion del profetismo judío. En otras palabras, cuando el Templo es destruido por los romanos y una enorme cantidad de judíos son brutalmente masacarados por Roma y otros miles enviados al exilio entre las diferentes provincias romanas, los kohanim o sacerdotes que vivían alrededor del Templo, perdieron su trabajo y no tenían ya nada que hacer. Los descendientes de la monarquía de David tampoco podían gobernar ni ejercer, porque el trono de David estaba destruido. Y los Profetas fueron quitados por el Cielo. ¿Cómo puede sobrevivir el judío sin Templo, sin sacerdote, sin reyes y sin profetas que lo dirijan?
Fue así que surgieron las innovaciones de los fariseos, que luego son reconcidos como “rabinos”, tomando sobre sus hombros la responsabilidad de reformar el Judaísmo para hacerlo relevante en las nuevas y difíciles condiciones de exilio que habían llegado. Geiger llegó a la conclusion que para salvar el Judaísmo, los lideres fariseos, llamados ahora rabinos o maestros de la comunidad judía, estuvieron dispuestos a reformar el judaísmo para salvarlo, en tres áreas fundamentales: a) Sustituyeron el sistema de sacricios de animales por las plegarias que reproducen virtualmente esos sacricios. b) Reemplazaron el sacerdocio hereditario por un liderazgo laico basado en el conocimiento del líder más que en su herencia religiosa ancestral. c) Sustituyeron la idea de un solo sumo-sacerdote por la idea de que ahora, cada judío cuando reza, se convierte en un sacerdote, reemplazando la hegemonía sacerdotal por la democracia del laicado.
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En resumen, toda persona que sea de reconocido conocimiento en los asuntos de la ley judía, tiene el derecho de ser llamado “rabino” por sus colegas. Interesantemente el Pirké Avot (Ética de los Padres capítulo 6 mishná 3), un antiguo documento creado por el fariseismo innovador post destrucción del Templo, arma: “El que aprende de otro judío un solo capítulo de la Torah, una sola ley, un solo versículo, una sola sentencia, o aun una sola letra, debe tratarlo con honor. Esto lo aprendemos de David, rey de Israel, quien aprendió de Ajitofel solamente dos cosas, y sin embargo, lo llamó su maestro, su guía y su familiar (Salmo 55:13). Si David, rey de Israel quien aprendió solamente dos cosas de Ajitofel lo llamó “su guía” uno que aprende de otro un capítulo completo de la Toráh, una ley, un versículo, una frase o simplemente una letra, con mayor razón debe tratarlo con honor. Y ese honor solamente es debido por la Toráh, como está escrito: “Los que instruyen heredan honra” (Prov. 3:35). Concluye entonces Pirké Avot: “Si la única cosa que conoces es la alef (la primera letra del alfabeto hebreo) y le enseñas a alguien la alef… entonces para tu estudiante, tu eres su rabíno”. En otras palabras, todo judío que sea capaz de enseñar Toráh, aun en el nivel más simple y sencillo (la alef, la pirmera letra del alfabeto hebreo), merece el título de “Rab” por aquellos de quienes recibe su enseñanza aun cuando no haya recibido ordenación rabínica tradicional. En otras palabras, para Geiger, el Judaísmo post destrucción de Jerusalén y post destrucción del templo fueron maestros reformistas, que procuraron reformular el Judaísmo para hacerlo relevante a la nueva situación que se había presentado. Ahora, pensaba Geiger, las cosas habían cambiado en el mundo, los jóvenes judíos no estaban siendo atraidos al judaísmo, todo lo contrario, están siendo asimilados en sus culturas nacionales, ya no quieren ir a rezar a la sinagoga… Y cuando vienen, se duermen, no les interesa lo que el jazán (cantor) está rezando… no son atraídos por el Viejo sistema… otros se han vuelto al cristianismo, el Judaísmo corre peligro de desaparición por tanto, “se impone sobre nosotros la responsabilidad de reformar el Judaísmo” como hicieron los fariseos en el primer siglo. Debido a esta realidad, argumenta Geiger, si queremos salvar el Judaísmo del ostracismo del getto que no tiene futuro, tenemos que crear un Nuevo judaísmo que llamaremos, “Judaísmo Reformista”. Es así que surge en Europa una nueva expression del Judaísmo Antiguo, el Judaísmo Reformador o Reformista. Es evidente que cuando entendemos todo este contexto, nos damos cuenta que el Judaísmo Reformista es un esfuerzo honesto por evitar la desintegración del Judaísmo ante la enorme apatía vista por las nuevas generaciones ante un Judaísmo Viejo, obsolete, según Geiger, que no traía ideas frescas, sino que era más de lo mismo.
³Previo la destrucción de Jerusalén en el año 70 (e.c.), a los que tenían gran conocimiento de la Toráh (Escrituras Sagradas), la gente les llamaba “Ríbi” o “Rab” de donde viene luego, “Rabino”, pero no era un título oicial, sino una manera de reconocer la grandeza del conocimiento que era evidente en la persona así nombrada. Rab, signiica, “grande” es decir, de profundo conocimiento. No era un título nobiliario como aparecerá luego oicialmente.
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El Judaísmo Reformista surgido postula que el Judaísmo del Getto fue bueno para un momento de la historia, pero que no es relevante en la realidad del mundo moderno que nos ha tocado vivir. Como resultado de la nueva enseñaza rabínica, surge el concepto de Judeidad por encima de Judaísmo, y la idea de Pueblo de Israel por encima de Pueblo Elegido. En otras palabras, los infortunios de nuestro pueblo no son un castigo divino que se resuelve exclusivamente con ascetismo y arrepentimiento, sino un estado de opresión social al cual hay que responder con la fuerza de la razón, con la fuerza del intelecto y con el adelanto social y cientíco. Había nacido una nueva secta judía, el Judaísmo Reformista, donde se da la bienvenida no solamente al pensamiento religioso, sino sobre todo, al pensamiento cientíco. Tendremos ahora en el mundo, no solamente el judío religioso, místico, encerrado en su comunidad y aislado de la sociedad, sino también, al judío secular, étnicamente judío, mas culturalmente laico.
El Judaísmo Reformado o Reformista surge así en Europa motivados a abrazar la sociedad, integrarse en ella y besar la mano de la modernidad y la emancipación económica que sacudía Europa. Algunos rabinos fueron tan abiertos al cambio y fueron tan lejos incluso como proponer eliminar la circuncisión de los niños y cambiar el Shabat por el domingo para debilitar así, según su pensamiento, el anti-semitismo por un lado, y por el otro, al cristianismo dominante desde adentro. Sin embargo, siendo honestos en el análisis histórico de la realidad judía de la Europa de aquella época, el Reformismo enfatizaba la idea de la permanencia judía en su país de origen más que el sueño de crear un Estado Judío otra vez. Debido a esto, sus lugares de reunión no le llamaban Sinagoga, sino Templo, moviendo así la idea de que no hay tal cosa como un Nuevo Templo para ser reconstruido, sino muchos templos que lo reemplazan en las naciones de origen de cada nuevo judío. La nueva tendencia Reformista se abrió camino rápidamente en varias zonas geográcas del mundo y ya para nes del siglo 19 se plantaron comunidades reformistas en Inglaterra, Francia, España, Países bajos e incluso, Estados Unidos, y América Latina. De esta manera lo que había sido un movimiento inicial en la antigua Azkenaz o Alemania, ahora tenía una presencia internacional con una fuerza social impresionante que aun perdura en el mundo. ¿Cuáles son sus postulados?
Después de 100 años de existencia, el Judaísmo Reformista se puede identicar fácilmente cuando te encuentras estos principios que deende:
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1. No vivir con una mentalidad de getto, de asilamiento del mundo. 2. No ser dogmático, sino abierto a las nuevas ideas. 3. El Monoteísmo Bíblico tanto en la forma de la Unidad de Dios como la Unicidad de Dios es un valor no negociable. 4. La Toráh no fue dada de una vez, sino el resultado progresivo de una revelación progresiva con el apoyo de los grandes hombres de nuestra historia que la editaron en su forma actual. Los hombres, no tanto Dios, crearon la Biblia como la conocemos hoy día, pero hubo cierto grado de inspiración en el proceso. 5. La ciencia y la técnica deben ir de la mano de la Toráh, al mismo tiempo que se mantienen los principios inquebrantables de Un solo Dios, una sola Toráh y un solo Israel. 6. Cada vez que sea necesario, el judaísmo debe revisarse para actualizarlo a las nuevas condiciones sociales, especialmente evitando que la liturgia del Templo sea imprecisa, dada en una lengua que la mayoría de la gente no entiende y desprovista de la alegría que trae la música y la modernidad para expresar el sueño judío de un mundo de paz y de justicia. 7. La Toráh Oral tiene valor como cuerpo de orientación ética, pero no es para nada revelada divinamente por lo tanto, el judío no está obligado a vivir según los postulados estrictos de la Halajá, sino los dictados de su propia conciencia bajo la iluminación ética de la Toráh. 8. Las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres y por tanto, las mujeres no tienen por qué segregarse detrás de una cortina como si fueran seres contaminantes o de segunda clase, sino juntos, como era la costumbre en las sinagogas antiguas, según ha sido demostrado por la arqueología. 9. Si una mujer demuestra capacidad intelectual para estudiar Toráh, debe dársele la oportunidad de recibir también el honor de ser llamada Rabina y ociar como tal. 10. El judaísmo en general y el judío en particular, existimos en el mundo para ayudar a sanar el mundo, para salvar el mundo y para redimir al mundo, por tanto, todo aquello que ayude en ese propósito, es bueno, bienvenido y debemos apoyarlo, aun cuando no sea una idea judía original. 11. La era mesiánica no será el resultado de algún mesías personal, sino el resultado del trabajo de todos los hombres, tanto judíos como no judíos. 12. Debemos trabajar por la paz y la justicia social con todas las demás personas de buena voluntad y no ser exclusivistas ni elitistas en nuestras prácticas y costumbres sociales. 13. Los mandamientos y preceptos no son exclusivamente para el hombre de ayer, sino también para el hombre moderno, por tanto, lo que no sirva para encarnar la fe y la esperanza judía en la sociedad, debe ser revisado, redenido y adaptado para que sea relevante socialmente. 14. Los rezos deben ser más espontáneos que litúrgicos, las plegarias escritas más cortas y dar más espacio al corazón.
⁴Vea “Response to Modernity: A History of the Reform Movement in Judaism, por Michael A. Meyer, Wayne State University, 1995. Institucionalmente, el Judaísmo Reformista agrupa en seno la mayoría de los judíos que han adoptado esta corriente como la forma correcta de expresar su judeidad y una organización mundial llamada “Unión Mundial del Judaísmo Progresista”, fundada en Reino Unido para 1926, constituye hoy día, su ícono institucional más poderoso.
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15. El Judaísmo debe ser atractivo para las nuevas generaciones de judíos, especialmente de los jóvenes, sobre quienes recae la responsabilidad de continuar el judaísmo en su generación. 16. Es responsabilidad de la comunidad hacer todo su esfuerzo por retener consigo a los judíos que están en peligro de asimilación, especialmente por el cristianismo y por tanto, el judaísmo debe ser sensible a las necesidades del hombre moderno del joven judío que vive en el mundo. 17. El judaísmo tradicional, con una menalidad de Getto, es el culpable de que el judío no quiera vivir su judaísmo porque cierra toda posibilidad de desarrollo social y de integración cultural sin perder la esencia de la fe judía y no ha sabido responder a los desafíos del mundo real, del mundo moderno. 18. El judaísmo debe ser capaz de dar respuestas al judío moderno que vive en un mundo totalmente diferente al mundo de sus antepasados, haciéndolo relevante a cada generación. En otras palabras, sin capacidad de adaptación, corremos el peligro de ser asimilados y perecer. Resumiendo: El Judaísmo Reformista propone un Judaísmo que afecte la mente, que llegue al corazón y que toque los sentimientos del alma judía, supliendo así sus necesidades espirituales. Todo judaísmo que no trae vida relevante al judío en su realidad social moderna, no vale la pena preservarlo sino reformarlo para que sirva a las nuevas generaciones. El Judaísmo no debe ser una imposición ni una obligación de unos pocos sobre los muchos, porque este tipo de judaísmo medieval lo único que hace es generar culpabilidad. Uno debe hacer las cosas porque las entienda y las sienta, porque considere que es lo correcto, sin estar restringido a una autoridad rabínica externa que impone su propia voluntad y sus propios puntos de vista, sin tener en cuenta mi voluntad, mi conciencia y mi inteligencia. En otras palabras, que cada judío deba tener suciente espacio para decidir, no como una marioneta en un circo, sino como un ser humano responsable de mis actos ante Dios y la sociedad, la manera cómo elegir el judaísmo que exprese mi judeidad. El Judaísmo Reformista propone entonces que mientras las Ley dada por Dios y escrita por los hombres tiene elementos que no pueden ser cambiados nunca, ni negociados nunca, otros aspectos, no obstante, están sujetos a revisión y reformación para adaptarlos inteligente y cientícamente a las nuevas condiciones de la comunidad judía. Es como comerse una banano: le quitas la cáscara y te comes lo que está dentro. ¿Qué representa la cáscara y el banano en sí que la envuelve? Lo que está adentro son los valores no negociables del Judaísmo dado en Sinaí, la cáscara son las normas rabínicas impuestas que no hacen del judaísmo algo relevante para el judío moderno sino que lo lanza a vivir, vestir y actuar como si aun estuviera en la edad media. Esto es en resumen, la alternativa que ofrece el Judaísmo Reformista.
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En otras palabras, cuídate de pensar que fueron los judíos mesiánicos o los netzaritas los que han propuesto al mundo que hay ciertas cosas que se tienen que mantener y otras que no tienen que mantenerse, como algunos videos que andan por ahí sugieren… fueron grandes maestros judíos de Europa, antes que existiera el actual movimiento mesiánico moderno, los que proponen, como hace el Judaísmo Reformista, que aquello que fue creado por seres humanos, como la Halajá Talmúdica, puede cambiarse, mientras que lo que ha sido dado por revelación divina, no debe cambiarse nunca. Para el Judaísmo Reformista aquello que fue bueno para el judío del primer siglo, o aquello que fue bueno para el judío de la edad media, aunque fue signicativo para aquel momento, no necesariamente es signicativo para el actual momento y por tanto, persistir en sostener algo irrelevante al mundo moderno, lejos de beneciar el judaísmo, lo daña. En otras palabras, el Judaísmo Reformista propone que los mandamientos dados por hombres pueden cambiar y que los líderes de la comunidad judía deben ser capaces de tener una conciencia social lo sucientemente desarrollada para establecer prácticas y costumbres que sean relevantes para la comunidad, como el caso de Purim, donde los líderes judíos, incluyendo una mujer, introdujeron una esta no dada en la Toráh por Moisés para perpetuar un valor relevante al pueblo judío todo el tiempo. Por tanto, cada judío debe tener libertad por sí mismo para decidir libremente qué tipo de judaísmo quiere para sí y para su casa. Y debe tener libertad para escoger el Judaísmo que para él tiene mayor relevancia, mayor signicado y mayor trascendencia sin temor a ser criticado, rechazado o perseguido. En otras palabras, lo que dene mi Judeidad es mi compromiso con los mandamientos incambiables de la Toráh y mi libre conciencia para adoptar para mi y mi casa, aquellos otros elementos culturales que son cambiables pero que hacen del mi judaísmo un elemento relevante en cada generación. En resumen, debido a que el Eterno ha elegido a Israel para cumplir con una misión, será responsabilidad del judío preservar el judaísmo relevante a cada generación por un lado, y difundir las enseñanzas monoteístas y éticas de la Toráh que constituyen la forma más elevada que el hombre pueda concebir el bien y la ética, por el otro, con la mira de crear un mundo nuevo, la edad mesiánica, con paz y justicia para todos. En otras palabras, para el Judaísmo Reformista, el Judaísmo debe ser el Maestro del mundo, no el dictador del mundo. Debe ser el gran facilitador que es responsable con la misión divinamente encomendada proveyendo un ejemplo de ética y paz y ayudando al mundo a mejorar y perfeccionarse. Para el Judaísmo Reformista no tendremos una intervención divina por medio de algún mesías personal, descendiente biológico de David, para
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crear la edad mesiánica, sino que ésta será la responsabilidad de toda la humanidad, de todos los hombres de buena voluntad y para que eso suceda, el judío, que tiene la revelación más segura de la Torah, debe guiar al mundo hacia esa meta nal de la historia. Debido a esto, el Judaísmo Reformista no cree en la existencia de un mesías personal mucho menos que Yeshua sea el Mesías, pero al mismo tiempo propone que para entender al Yeshua histórico, hay que ser judío y tener una mente judía y un conocimiento profundo de la historia judía, sobre todo, del tiempo cuando Yeshua vivió. Este es, a grandes rasgos, la propuesta del Judaísmo Reformista, una interpretación moderna del Judaísmo Sinaítico como había sido redenido en las tres corrientes posteriores a la destrucción del Templo, es decir, el Judaísmo Oriental, Occidental y Azkenazí. Conclusión:
Como ves, el Judaísmo actualmente, no existe monolíticamente. Recuerda que hay dos cosas más que debes conocer bien, se trata de lo siguiente: a) Que aunque el Judaísmo dado por Dios a Israel por medio de Moisés es uno solo, con el paso del tiempo y debido a factores sociales, políticos, y sobre todo, a las diferentes condiciones de exilio sufrido por nuestro pueblo, se han creado diferentes interpretaciones de ese Único Judaísmo y esas diferentes interpretaciones han producido más de una forma de cómo aplicar el único Judaísmo que existe a las nuevas circunstancias que el pueblo hebreo ha tenido que enfrentar en sus muchos siglos de historia. En otras palabras, el Judaísmo Bíblico es uno solo, pero debido a las condiciones cambiantes del pueblo y de las circunstancias que nos han rodeado en los largos periodos de exilio que hemos sufrido, en diferentes momentos de nuestra historia nacional, hoy día existe más de una sola forma de interpretación de aquel único Judaísmo. Segundo: Que cada uno es responsable de elegir el tipo de Judaísmo que quiere tomar como expresión de su identidad judía. Esto signica que nadie te puede imponer qué tipo de Judaísmo tu eliges para expresar tu nueva identidad y tu experiencia de retorno, sino que es tu entera responsabilidad. En otras palabras: Eres libre de elegir responsablemente el tipo de judaísmo que deseas tener como expresión religiosa y social de tu identidad judía y nadie puede hacer esa elección por ti. Ser judío es una cosa, cómo expresar esa judeidad es otra cosa. Es aquí donde tienes que hacer tu propia elección. Una buena elección. Una sabia elección. Debido a esto, la información y el conocimiento de las diferentes alternativas que se abren delante de ti, son clave para que hagas una elección responsable.
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La mayoría de nuestros problemas vienen por falta de información a la hora de tomar decisiones importantes en la vida. Y el propósito de esta serie es poner delante de ti la información básica que necesitas para que hagas decisiones inteligentes y apropiadas. Justamente aquí te recuerdo tres cosas importantes que ya hemos estudia do:
Primero: Al momento que alguien te diga que no eres libre para elegir el tipo de judaísmo que deseas para ti y para tu familia, al momento que debes colocar una banderita roja de precaución. Segundo: Al momento que alguien te diga que solamente su forma judaísmo es auténtica y que los demás no sirven, al momento que debes colocar otra banderita roja de alerta. Tercero: Al momento que elijas tu judaísmo y tu rabino, es decir, tu maestro, tu guía espiritual, deja de
andar curiosando en otras expresiones del judaísmo, se consecuente con tu elección, sé el a tu nueva comunidad judía y sé el a tu rabino. Tu no puedes tener dos congregaciones o dos rabinos o tres congregaciones y tres rabinos, sino una sola comunidad con la cual te identicas completamente, y un solo maestro, un solo Rav, un solo guía espiritual. Si el que ahora tienes no te satisface o no le tienes conanza, sigue buscando hasta que lo encuentres y entonces sé consecuente con su vocación, respétalo, instrúyete a sus pies y no permitas que otros te lo ofendan o te hagan propuestas que rayan en el adulterio espiritual. En otras palabras, aunque el Judaísmo tiene muchas facetas y muchas tradiciones y muchas expresiones, no puedes pasarte la vida saltando de Judaísmo en Judaísmo… de mercado judío en mercado judío… de rabino en rabino. Conoce bien entonces, elige responsablemente y sé consecuente con tus decisiones. No encontrarás una comunidad perfecta, no encontrarás un Judaísmo Perfecto, y no encontrarás un Rav perfecto… y si la encuentras, cuando tu llegues la imperfeccionas… Estamos hablando de diferentes enfoques, diferentes perspectivas, diferentes tradiciones… y tu debes conocerlas bien para hacer decisiones correctas. Hoy día no tenemos un solo Judaísmo, sino diferentes expresiones del único Judaísmo dado por revelación divina mediante Moisés al pie del monte Sinaí. Ahora conoces las causas y comienzas a mirar las diferentes alternativas. Pero no te dejes confundir por voces que te digan que su judaísmo es el único que existe y que todos los demás están equivocados. No te dejes confundir por voces que te digan que solamente son rabinos los que representan su judaísmo particular y que los demás no cuentan…
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Es importante que tengas siempre una mente abierta… que no comprometas nunca tu libertad de conciencia… y que no te dejes arrastrar por aquellas voces que arman ser los únicos y auténticos representantes del Judaísmo o los únicos y auténticos maestros de judaísmo. No es así… hay muchas corrientes, muchas tradiciones, muchos ritos, muchas prácticas y costumbres que provienen ciertamente de un tronco común: el Judaísmo Bíblico, el Judaísmo dado por revelación divina por mano de Moshé, pero que hoy día, por todos los eventos y circunstancias que hemos explicado, no sobrevive exclusivamente en una secta judía particular, sino en muchas expresiones y alternativas. Conocer esto te hará libre. Te hará más sabio y te permitirá hacer una elección digna de la cual te sientas luego, feliz, alegre y por qué no, hasta orgulloso, en el sano sentido del término. ¿Qué pasó con el resto de las comunidades judías que vieron nacer el Judaísmo Reformista en el mundo? Pasaron dos cosas extraordinariamente interesantes, precisamente lo que estudiaremos en nuestro próximo capítulo. En resumen: a) Que hoy día no hay un solo Judaísmo, sino varias corrientes, varias sectas, varias tendencias. b) Que la primera tendencia actual del Judaísmo es la que identicamos como Judaísmo Reformista. c) Que hoy día, el Judaísmo Reformado o Reformista es la vertiente judía más grande que existe en el mundo judío, la más difundida en las naciones y que se esfuerza en preservar por un lado los grandes valores monoteístas y éticos de la Toráh mientras que por el otro procura ser relevante en el mundo real donde nos toca vivir, no aislándonos, sino abiertos a ese mundo e impactándolo con nuestra fe judía. d) Las conversiones realizadas por el Judaísmo Reformista son hoy día reconocidas como válidas por el actual gobierno y Estado de Israel.
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New International Bible Society (USA) Dan ben Avraham First Edition 2014 Copyright Dan ben Avraham ISBN – All rights reserved No part ot this publication may be translated, reproducida, stored in a retrieval system, or transmitted in any form or by any means, electronic, mechanical, photocopying, recording or otherwise, without prior permission in writing from both the copyright holder ande the Publisher. Primera Edición 2014 Ninguna parte de esta publicación puede ser traducida, reproducida, guardada en sistema digital alguno o trasmitida en forma alguna, ya sea electrónica, mecánica, potocopiada, grabada o de cualquier otra forma, sin el permiso previo emitido tanto por el autor como por la editorial que lo publica. Published by: New International Bible Society (USA) 116-03 14 Rd. College Point, NY 11356 www.rabidan.com Impreso en Israel “Porque de Tzion saldrá la Toráh y de Yerushalayim la Palabra del Eterno” (Is. 2:3)
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