Joan Nogué - Geografía Política
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9 GEOGRAFIA POLITCA Joan Nogue Univeidad de Girona spaa
Eso, nacin y Iug son y han sido temas fndamentes en Ia histoa de a geoa li ca, auque u o h vado en fncin de los difentes contextos nacionaes e histricos. El psene psene puo i el pal e dichos dichos tema -y rs que de eos derivan, como el naconasmo, e e com elemento identiri, Ia aeridad o Ia diaci lglobal ienen en I geoa ica contemnea, no sin anes sus ogenes ms iedia os P eo se h ivio el capt en cat subaos: en el pme se es na quea o e I gea lica cntemnea; en e seguno se icide en Ia dmen sin eora de los nacionaismos y en a aacin de Ia geoa i a esudio de los mismos; en el er subapartado se analia analia tensin diacica en lo y lo goba desen denada r los acuales press de glbalizacin y en cmo el enfoque geoco aa novedoas ieacones del sm; nalmente, en el cuao y imo subapartado se co menan nuev ctivas en gea poltica a raz de sus m cientes apoaciones. Evoluc6n de Ia geografia poitca
A ar de que a lo lrgo del texto se cncebir a geograa polica de una manera mucho m pia y rica, dicionlmene sta ha sido denda como el esudio de las reaciones en os cors geogcos (sicos y hmanos) y los fenmenos y a eniades polica (Sanguin, 9 8 ) La geograa poltica convencona se ha interesao siempre pora disribu ci6n y las consecuencis espacaes de los procesos y de los fen6menos poicos sociolo ga y s cienca pocas se ineresan tambin por los procesos y las eniades polticas, pero lo que carcer a Ia geografa y Ia disingue de la dems ciencias socies es precisa ene u p epcia, con todo lo que Ia adopcin de sa conea Ha hce poco, I geograa potica se haba centrado csi exclusivamente en Ia figu r e Eo e una ejana radici6n iniciada en el sigo pasado por Fredich Rzel, un ge6gro cone por lo gener como el pa de Ia geograa poica En efeco, en u oa poltica Razel ( 897) idenicaa idenicaa geograa polica con el esudio de Ia escur eioria e Esao Esao La ob de Raze es iniociable de su conexo desde muchos punos de visa, empe zando por el enoo inelecual En l inuyen Humbold y Rier y sus m irecos maes ros Oskr Peschel y Est Haeckel (Capel, 1 9 8 ; Raesin, 995) quienes le aporan iner
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prtciones e la rlaci6n entre el teitorio y e Estado y principamente e as teoras e Charles Da aplicaas a a sociea (el «aismo social» en la lnea e amarck y Spencer De estas inuencias que Ratzel proniza sn onceptos bicos e su geoa poltca empezano por el bnrau (el espacio ita) que se uno e sus prinipales legaos stos referntes sitan a Ratzel etro del posiiismo; e heco su obra es bicamente un ntento e otar e base cientca tera eyes presibia a omportmento espacial e las soceaes y e los cuerpos poticos Son tambi eientes e el pensamiento tzeliano las inuencias e la losoa aemana en especal el iealismo e Hegel y la ntetaci6n hist6rica el pueblo aem e ee. a ob e Ratzel se puee sintetizar en el iomio Esaoposici6nnmica oa la teora ratzeliana pae y esemboca en el Estao un Estao sntesis y poucto e la sociea e cater hegeliano que trasciene sus aspectos eramente legales Pero un Esto que tiene como componente fnamentl el suelo o si se quiere el espaco Ello no sgnica Umente extens6n espacial sino tambin y sob too a relaci6n ente e espaio y la sociea que albera Dese Ratzel y casi asta la actualia el Estao a costituo el principal obeto e estuo e la geograa poltica De hecho el asunto o se ha agoto toa siguen aparecieno muchos trataos e geografa poltica alguos bastante nnovaores cen traos irecta o inirectamente en el stao (Anerson 986; Biar 9 9 ; Dommen y Hein 986; Foucher 988; Hoeer 996; ogu y Vicente 200; Willams 993; Wison y Donnan 998) stechamente nculaos con el Estao encontramos los granes temas que asta hace poco estcturaban la mayora e manuales e geoga ltica tambin la investigci6n en este campo: la evoluci6n y moificaci6n el mapa oltico el muno procesos e integrci6n y esintegraci6n el papel e las onteras estataes la geograa e las relaciones inteacionles a esttura intea el stao a partir e su organizaci6n en ferentes uniaes polticoteitorales la imens6n teitorial e la amnistraci6n pblca polticas e plancaci6n teiorial y e esaollo regional y el amplio camo e la geograf electoral (los procesos eletoraes factores espaciales que nuyen en el compoamiento electoral alss espacial e los resutaos electoraes elimitaci6n e las circunscripciones electoraes su efecto sobre los resultaos geoga polta no h abanonao ni mucho menos los anliss e fentes a ctos e l laciones iteaconales contemponeas basaos an en el Esto El ppio Peter aylor ( 994) tiula explcitmente uno e sus principales libs ogra pol£tica o noun tnci6n locali aunque en l se su la lmtci6n e la cnala el so t legar a enc6n e la isciplia ms amplia cuyo obeto sera el esu o e «la vs6n el espco global r las istituciones» (ew Corbge 995: 4 ) As pues nae puee negar que el Estao es uno e lo s espacios polticamee ogazaos ms ntersantes y ms inuyentes e los os Ultimos siglos Pero no es e nico n mpoco es la nca expres6n tetorial e los fe6menos polticos Consciee de ello la geoga otca e las os ltmas caas a ensanchao conseblemente su o e acci6n interesnose no s6lo or el Esto sino tambin por toa oranici6n ota e poer poltico paz e inscribe en el espacio (Mnez 986). a llegao en enitiva a geoga poltca concebia como una geoa el per (Clav 978; nchez 9 8 ) e un poer econ6mco eol6gco y poltco capaz e ognr e tnsfor el teitoo toos los niveles en nci6n e unos nteses concrtos sgueno esttegias e actuac6n icles a veces e entever Puesto que tal como nos cuea orbeo Bobbo ( 987), no ha teora oltca que no parta e foa ct o inict e un anlss el fen6meno el oe tmo ha una verae geogra olti que no conser cho fen6eno S la teoa oltica puee consier como pae e la teoa el er la geogra olca a su vez uee ntegrarse en una geoa el poer ms TRTD DE GEGRF N
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ampia. No ay ovidar pr oro ado sa rnovaci6n ha sido posib racias a inraci6n d ran pa d as innovacios concpals y mooicas a conocido a cincia madr a oraa n os Uimos dcnios concramn n as dcadas d os ssna y sna procdns sbr odo d os nfoqus dicamasa y bhavioria Asimismo a oraa pica d os ocna y d os novna s a vis afcda pr as inovacions ppias d a poca. Dran sos aos mos aisido n oraa a na considci6n d pap d a c (Cosov 1983 1 985; Mic 2000; Tif 198) a na rvaozaci6n d pap d «Iar» (A 1987) Ia apocin pncip y m tcndn d Ia pciva mansica (Tan 1977) y a novado inrs pr na nva oa riona f capaz d cocr o paicar (os locali udi pr mpo) con o n (Ck 1990; Massy 1 984 1 994; Tayo 1988) cso f d Ia oraa s a id dscndo da vz ms pap d spacio n Ia constcci6n na ora socia. Anony Giddns ( 1 979 198 1 ) nr otros soci6oos isis n Ia n ncsidad d rco nocr spacio y imp son bsicos n Ia foacin d Ia ora socia. Dsd Ia isoria y o s Ia prim vz s rcooc a con cira insisncia Ia abso ncsidad d conmpar sriam Ia dimsin spacia d cho srico con ao a na mooa n a son vidns «os prsamos y a conxons con Ia oa (snsibiidad acia co orco ocizaci6n spacial y anisis ional» (d 1989: 65) s s ao d «abar no ano d soria oc como d hioa oal o d soria d os acio isoria acial si ino no sona n xtic nr os cals cb incir naralmn " spacio vivido ambin spacio marial sorado viado proycdo incso imainado» (rad 1 989: 64; Ia civa s d aor). Como dcamos Ia oraa d os imos aos a nrad n un insan procso d rconsidraci6n y d rvaorizaci6n d pap d «Iar» n Ia xpicacin d os fn6mnos sias (oa 1980; Go 1982; Massy 1984; mi 1984; En 1990; HiaxNicoas 1999) E «Iar» como caora d anisis ha dado d sr parimonio xcsivo Ia oraa mansica. Hoy os 6rafos d ispicin masa scuraisa y sbr odo psmodisa (oa 1 989 1 996 2000; Hay 2000; o 2000) s sin mbin d . Todo s orinando na oraa poica muco ms abia y surn condc adms a na rconsidraci6n d Ia oraa rona nauralmn dsd na ppciva my aada d Ia s propia a Ia oaa rional raiciona. En sa na Aan Prd ( 1 984) par d concpo d Iar nnido como «procso is6ricamn coninn» y Jon An (1987) msra fnmnos socias nndrados a macscaa sn miaizados pr as condicions ocas d manra simiar a como o acn Haro Picvanc y U (1990) Ni Trif (1983) pr s pa xpon n n acuo q uvo ampia rsonancia Ia no impoancia u pos hco d siuar a pica umana n n spacio y n n impo concros. Or mpo muy inrsan f ali A. Maon (1988) in paindo d Ia bas qu Ia conuca poica s orcamn aaiada s propso invsiar cmo conxo spacial ina n a consicin d na idnidad y na soidaridad poicas y d po. Marson om6 como obo d sudio Ia comunidad irandsa d Lo (Massacuss) sio X y xpic6 q n sos momnos d rpida indsriaizacin y f nsin social Ia pnncia a na nia concra Ia iandsa n s cas s dna spaciamn sindo adms mno d idnidad ms inyn incso ms qu Ia pnncia a una cas socia. Marson conca q «Ia scra spacia d Ia comniad inmian conribuy6 a aci var Ia nicidad ms u Ia cas como mdi para acr n a as rlacions scturals sias ms ampias» (Marson 1 988: 428) La misma au ra ha xaminado otr caso pacido nrado ambin n mbio rban dcimonnc aunqu incoorano Ia nua y a racin nr s mno y Ia concincia poica (Maon 1989) Es n proyco muy inrsan compar cias anidas con Ia obra d lan Prd ( 1990) 204
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Estamos asistiendo, como se ve, a Ia conguci6n de una geogaa poltica que par de una concepci6n dstinta de Ia noci6n de esacio oltico, entendido a pair de ahora como una acci6n colectiva localizada en un Iugar concrto, como un con junto de rlacioe entr individuos, gos miliares e instituciones, las cuales constituyen una vrdadr intecci6n oltica; un espacio poltico concebido como un conjunto dimico d reaciones fundadas en lejanas anidades y taducidas en intecciones a coo plazo (rby, 989 Lind6n, 2000) Se tta, en denitiva, de llegar a concebir un mapa poltico del mundo qu no se centre exclusivamente en los Estadosnaci6n como si fuen la icas unidades poticas osibles,sino que lo conciba como un gran abanco de espacios polticos que van ds las naciones sin Estado hasta los espacios ms difsos de cacter religoso, tribal o tnico, asando or los difentes barrios de una ciudad, los grandes espacios metropolitanos y la entidades gionales de cacter supraestatal. Es precisamente dentr de este marco d novaci6n tetica,te6rica y metodol6gica donde hay que encuadrar el inters actua por fen6meno nacionalista, como vemos en el pxmo apado La hetergeneidad,el contraste y Ia simultaneidad de escal, Ia altecia ntre uno esacios erfectamente delimitados sobe el teitorio y otros de cacter ms dfuo y d lmites impcisos son los sgos esenciales de Ia geograa poltica de nuestra poca. Han empezado a aarecer «tie inc6gnitas» en nuests mapas, que oco o nada tienen qu ve con aquellas t"a incognita de los mapas medievales o con aquellos espacios en blanco en el maa de ica que tanto desearon Ia imaginaci6n y e inters de las sociedade geogrcas decimon6nicas. Marlow,el principal prtagonst de Ia novela El coraz6n tinib escita por Joseph Cond ent 898 y 899, en pleno aogeo de Ia expansi6 colonal eurea, aa en un momento deteinado de Ia obra: Cuando er pequeo tenia pas6n por los mapas. pasaba horas y horas mrando Sudamrca, o ca, o Austla, y me pera en too e esplendor de la explorc6n. En aquelos tempos habia muchos espacos en blnco en la Te, y cuando veia uno que parecia pacuaente tentador en el mapa (y cul no lo parece), ponia m dedo sobre y decia: «Cuando sea mayor r ali» (Cond, 986 24)
Un siglo ms tae han aparecido de nuvo espacios en blanco en nustros mapas. La geograa poltica osmodea se caracteriza or una ca6tica coexistencia de espacios abso lutamente controlados y de teitorios lanicados, al lado de nuevas tieas inc6gnitas qu fncionan con una l6gica intea propia, al margen del sistema al que te6ricamnte perencen. Estn apareciendo nuevos agentes sociales creadores de uevas regiones, co uno lmites imecisos y cambiantes,diciles de ercibir y an ms de carograar. Uno d sto agentes es el nacionalista. 2 Naconalsmo y geografa
Hace uas cantas dcadas, las ciencias sociales en general estaban fiement convecidas de que Ia integrci6n mundial de Ia economa (ue, or aquellos aos, empezaba ya a rlae con ntidez) traera consigo,al cabo de unos aos (es decir,hoy da),una pgsi va disoluci6n de los fen6menos nacionalista y gionalista. Crean (y se avenban a proftizarlo) que Ia dfsi6n a travs de los medos de comuncaci6n de masas de elementos cturales y socioestcturales de mbito mundal,la modezaci6n general de Ia economa y d Ia sociedad y el iparable desaollo econ6mico comporan una crciente integraci6n cultural, oltica y econ6mica, que llevaa, a su vez, a una pogresiva substituci6 de os conictos teitoriales de base culturaidentitaria por conictos de bas socia y econ6mica, TRATAD DE GEGRAFA HMANA
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es deci por conictos entre clases sociales, en Ia teinologa mas del momento. e bien,aquellas previsiones slo se cumplido en pae,puesto que es verdad,por poner un caso, que se ha prducido a lo laro de estos aos na prdida de Ia diversidad cltural. o bien, pa soresa general de todo el colectivo acadmico, Ia realidad contempornea nos mestra una exubente y prolca manifestacin de nacionalismos estatales y subestatales, de gionalismos y localismos, precisamente en nos momento de mxima integracin mundial en todos los sentidos. Sin dda alguna, las identidades territoriales cacterizan en buena parte este inicio de siglo y de milenio. As pues, Ia aracin que Ia geoa polti pede hacer al estdio de nacionalismo es ccial. Exsten un inn de temas en los qe es fdamental Ia ctiva de los ge6fos como, en os, el p de consccin nacional del espacio sial, Ia dialctica loca global, el nacionalismo y el desallo desigal en lacin con los os naturales y los pblemas ecolgcos,Ia localicin geopoltica en lacin con os teitorios y Esdos, el estudio de Ia loga cltnaciteitorio y,en detiva, to lo qe coeva Ia considecin del tetorio como be y cuo ltico del preso de constccin nacional en n mndo constituido por Estados. Algunos de estos temas se apuntan ya en cie litetu geogca,conctamente y slo a mo de ejemplo y por oen albti en las obs de ew (984 987) Andeon (986) Blaut (986) Boal y Douglas (982) Bau (984) Dijnk (986) Escob (2 ) Folch y Nogu (2) Go (2000) Johnston,ght y Koan (988) ght (982 984) Lacoste (997) Mcugn (986) McNel (20) Mlinar (992) Nogu (998) Nogu y Vcente (200) Odge y Wiams (982) Sack (986) Was ( 982 985) Wiams y Koan ( 989) y Zelins ( 984 988) La geograa lti ca contemrnea empie, pues, a ocer intesantes lecta del fenmeno nacionalista. ellas tienden a poner el nasis en s pepectiva tetorial, na pectiva co o nada contemplada en los anlisis raldo desde oas discipl. Es desde este nevo contexto acadmico e intelectual que se inte a los nacionalismos como una foa tetorial de ideologa. naciones ivndicadas por los nacionalista no slo estn «lalidas» en el epacio y hasta cieo punto inuidas r es localicin geogca gos comnes,por ot pae,a toda oanizacin ial,sino que,a difencia de ots fenmenos siale, los nacionalismos claman explcimente deteinados tetoos que pan a foar pae de Ia ppia identidad y cuya supuesta paicaridad, exceionaldad e storicidad entin. Uno de los sgos m cactersticos de Ia ideologa y del movimiento nacionalista es su habilidad pa de el espacio, litizndolo y tratndolo como un tetorio hstco y distintivo. Lo movimientos nacionalis inten y e appian del espacio, del Igar y del tiempo, a pair de los cuales constyen na geograa y hstoa alteativas. En este sentido,la nocin de «teitoo nacional» se halla en Ia base de todo nacionalismo y de qe Ia aodenominacin de mchos movimientos nacionalist eve implcita esta enoe caa de ideologa territorial. En efecto,lo movimientos nacionalis exp s ivndicaciones en ino territoriales. A ser ideologas territoriales, los nacionalismos poseen un carcter inteamente ni cador en el entido de que definen y clasican a Ia gente en fncin, obre todo, de s peenencia o no a un territorio, a una cultura (a una «nacin»), ms que en tinos de clase o de tatu social. La esttegia de los movimientos nacionalistas para conseguir renir bajo el mismo paraguas a peonas con interses de clase opestos es en medida una estategia geogca, bica,simple y meridiana como se quiera,pero ante todo geogca. Se pae de Ia base de que las peona que comparten n mismo territorio deben tener a Ia e alg inters en comn, simplemente por proxmidad espacial. Este grado de comnn puede ser en realidad todo lo dbil y parcial que se quiera, pero es cilmente exagerado por los gpos dominantes con el objeto de oscurecer y dsimular otrs conicto de intereses.
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Seguramente el mbito en el que identidad, territorio y poltica se funde de una maera ms clara es el nacionalista En efecto, los nacioalismos son una suere de momientos sociles y polticos muy aaigados en el territorio, en el lugar, en el espacio; son, en gran medda, una foa territoral de ideologa o, si se quiere, una ideologa territorial Los nacionalismos se muestran hoy da como una de las respuestas ideolgicas mejor adaptdas al prceso de agmentacin territorial generado por a globalizacin Es por todo ello por lo que a perspectiva geogrca reste un enoe inters a a hora de entender los nacionalismos, porue stos estn estcturados por el conteto, el medio y el luga Es en el «ugar» dode se materializan las grandes categoras sociales (seo, clase, edad), donde tienen ugar las intecciones sociales que provocarn una respuesta u otra a este femeno social El papel desempeado por el lugar es esencial en a estcturacin de a epresin nacionalista, porque a fuerza y a capacidad de atraccin del nacionalismo, en tanto que una foa de prctica poltica, vara precisamente en fncin de su capacidad de respuesta a las necesidades del uga En este sentido, los nacionalismos podran llegar a interpretarse como una respuest poltica condicionada por el entoo locl El paisaje ilustra como pocos conceptos geogrcos esta dimensi territorial de los nacionalismos El paisaje, un concepto de lara tradcin en geograa (osgrove, 185; lwg, 16) podra denirse simplemente como el aspecto sible y perceptible del espacio geogrco Sin embago, considerando que mos en un mundo etremadamente humanizado, debera concebirse como el resultado nal y perceptivo de a combinacin dinmica de elementos abiticos (substrat geolgico), biticos (ora y una) y antr6picos (accin humana), combinacin que converte al conjunto en una entidad singular en continua evolu cin El paisaje es el resultdo de una transfoacin colectiva de a naturaleza, un producto cutural, a proyeccin cultural de una sociedad en un espacio deteinado Esta denicin no se reere slo a a dimesin material del paisaje, sino tambin a sus dimensiones espiritual, ideolgica y simblica (Turr, 18) Las sociedades humanas han transfoado a lo largo de a historia los originales paisajes naturales e paisajes culturales, caracterzados no slo por una deteinada materialidad (foas de constccin, tipos de cultivos), sino tambin por los valores y sentimientos plasmados e el mismo En este sentido los paisajes estn llenos de lugares que encaan a eperiencia y las aspiraciones de los seres humanos Estos lugares se transfoan en centros de signicados y en smbolos que eprsan pensamientos, ideas y emociones de muy diversos tipos El paisaje no slo nos muestra cmo es el mundo, sino que es tambin una constccin, una composici de este mundo, una foa de verlo Los paisajes evocan un marcado sentido de peenencia a un espacio cultural deteinado (liord y Kng, 13; Hli, 1; Williams, 1) y crean, en efecto, una suee de identidad territorial (Agnew, 18) As pues, el paisaje es un concepto eremente impregnado de connotaciones cultules e, incluso, ideolgicas (Peet, 1 6 ) El paisaje puede ser interetado como un dinmico cdigo de smbolos que nos habla de a cultura de su pasado, de su presente y vez tambin de su futuo (osgrove, 18; McDowell, 14) La legibilidad semitica de un paisaje, esto es, el grado de decodicacin de sus smbolos, puede tener mayor o menor diculd, pero est siempre uda a a cultua que los produce (Duncan y Duncan, 188) Los nacionalsmos se sien de un nmero de smbolos, ent ellos los paisajsticos, para conseguir que a poblacin se identique s misma como pueblo, como comundad La mitologa nacionalista ha creado una amplia gama de lugares de identicacin colectiva, entendiendo por ugar un a limitada, una porcin especca de a supercie testre llena de smbolos que aca como centro tansmisor de mensajes cuturales Podemos habla sin duda, de a estencia de un paisaje simblico nacionalista ( Gdd, 15) Estos paisajes, estos lugas de identccin colectiva de cacter nacionas no son ianentes ni inmutables Aparecen y desaparcen, como las naciones y los nacionalismos, y varan en el tiempo y en el espacio (Hobsbawm y Range 183 ) TRATADO D E GEOGRAFiA HUMANA
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Tenemos, pues, que deteinados paisajes elementos de los mismos se convieten en verdades smbolos de una ideologa nacionalista que evoca un pasado nacional ms o menos lejano El sentimiento nacionaista se expesa a menudo tavs de la veneci6n de este pasado, un pasado impgnado en el paisaje Para el nacionalismo, ms que para cualquier otro fen6meno social,el paisaje es un receptcul del pasado inscrito en el psene (Jenns y Sofos, 996; Heean, 995; Nogu, 998) Este hecho, inherente a toda ideologa nacionalist,se percibe de manera clara y difana en deteinados contextos nacionaes, como el ingls (Matless, 998) Lowenthal y Prince ( 965) van un poco ms all y llega a considerar como una cacterstica inherente a la popia cultua inglesa su especial habilidad para saber mirar el paisaje estableciendo de foa inmediata estrechas asociaciones con el pasado He ah el paisaje naciona entendido como un paisaje o con junto de paisajes que representa e identica los valores y la esencia de la naci6n en el imaginario colectivo; he ah, en denitiva, el paisaje entendido como «alma» del territorio, como receptcul de l consciencia coectiva (Bnch, 999) 3. De lo global a lo local
Los divesos procesos de globalizaci6n hoy existentes han desencadenado una inteesante e inesperada tensi6n dialctica ent lo global y lo local, que est en la base de ese etoo al Iugar que estamos comentando Lo ealmente parad6jico de todo este proceso es que, aunque el espacio y el tiempo se hayan comprimido, las dstancias se hayan relativizado y las baes espaciales se hayan suazado, el espacio no s6lo o ha perdido impoancia, sino que ha aumentado su inuencia y su peso especco en los mbitos econ6mico, poltico social y ctural Esto es, bajo unas condiciones de mma exbilidad geneal y de incemento de la capacidad de movlidad po el territorio, la compeencia se conere en extrmadamente dua y, por lo tano, el capital, en su acepci6n ms amplia, ha de pestar ms atenci6n que nunca a las ventajas del lugar. Dicho en ots palabas: la disminuci6n de las baeas espaciales fuea al capital a apovechar al mximo as ms mnimas diferenciaciones espaciales, con el n de optimizar los benecios y competi mejo En este sentido, las pequeas no tan pequeas diferencias que puedan prsen dos espacios,dos lugares, dos ciudades, en lo eferente a recursos, a inaestcturas, a mercado aboral, a paisaje, patrimonio cultul o a cualquie oto aspecto, se convieren ahoa en muy signicativas Pcisamente cudo pcamos aados a to lo cono,estamos asistiendo a u exceional peso de valoci6n de los lugas que, a su vez, gene comtenci en ellos indita asta el momento U comtencia,en unos os,basada en la explotaci6 de p ventajas compativ, como l que b y encuenn_ en lugas como Maecos, Bgladesh o Mxco (l conidas «maquado») emps nsnacionales En os cos,bada en ctos m cuatativos y de pstigio,en lugas ubicados en pases cenes. De la necesidad de sin z,de exbir y saltar tos aquellos elementos siicativos que nci un Iugar scto a los dem,de «salir en el mapa», en detiva Cul es,si no,el ntido y el objetivo timo de los planes estgicos que se estn eland actualente en tantas y an dve ciudades? Con el abieo ayo en la mayoa de los casos de los sectos empales, de movimientos siales varios e incluso de los sinditos, os gobieos gionales y lales compiten encadamente a tos los veles, incluso a nive mundial, r aer maos acontecimientos deivos (los Juegos Ompicos, r ejemplo), inveiones, capitales y epamentos ales como ndes ces culurales,sedes de entidades lti supestales, istitutos de investigaci6n y univeidades «Pensar globalmente y actuar lmente» se ha conveido en una consigna fundamen ue ya no s6o satisce a los gpos ecoogis, sino tambin a las emprsas multinacionales, 208
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a os pcdos de as ciudades y de as giones e incuso a os des nacionist En fecto, «o oc y o gob se entczn y fon una en Ia que mbos eementos se nsfon como sutdo de sus mismas inteonexones gobicin se exps a tvs deIa tnsin entr as fes de Ia comdad gob y s deIa picurdad cutur, Ia mentcin tnca, y I homogeneizacin» (uibeau, 1996: 16). Ms an: e ugr aca a modo de vncuo, de pnto de contcto e inteccin ent os fenmenos mundes y Ia experiencia indivdu En efecto, «goc» se ha conveido en un neooismo de moda Es sorprendete, pero o cierto es que, en vez de disminuir e ppe de territorio, Ia intecionizacin y Ia integcin munda hn auentdo su peso especco; no so no han ecipsdo territorio, sino que hn aumendo su imporncia Estmos, pues, ante una revorzacin econmica de Iugar, sin duda, pero no so econmic ste raprece tmbin en sus dimensiones cutues, socies y poticas Ate Ia crsis de Estdoncin y os procesos de homogeneizcin cutu, as nuas y s cuturs minoritris rman su identidad y reinventn e territorio, puesto que es innega be que una cutura con bse territor resiste mucho mejor os embates de Ia cutura de mas mundiizada Por ot pte, muchos movmientos sociaes de nuevo y vejo cuo se organizan y en agnos csos se denen territorimente os rupos ecoogistas, por ejempo, no so se orgaizn ocmente, sino que su propia osoa s descentrizdora y terrtoriizada, en sentido de que actn en primera instncia pra resover os probems ms inmediatos y ms oces de degrdcin mbient, sin dejr por eo de preocuprse, obvamente, por tems de mbito mundi, como e cambio cimtico o I disminucin de I biodiveidad tr ejempo sea e de s denominadas tribus urbanas, compejo fenmeno soci de gn trascendecia y enoemente territoriizado En efecto, de nuevo nos encontrmos aqu ante una suee de padoja espacia E ugar (o propio, o ceno se ve invadido por o exteo, por o uivers, porIa gobizacin, en denitiv, y, por o tnto, se convee en u espcio abstracto, neutro, homogeo As pues, aprentemente, estos jvenes habitntes ubos son cda vez menos de un ugar concreto, puesto que ste, como Ia cutura, a potic o I ecoom, se ha gobizado Sin embrgo, «o que se itent ojr por pur, entr por ventna E debiitmiento de a identidd tradicion fundada en e espacio propio provoc una sensacin de vao psicogico que propici u movmiento de reccin, de eta trs: perida a seidad que oen as ntigu nters, se buscn, entonces, nuevas bes, nuevs divsiones » (Perio Cost, Jos Mnue Prez Toe ro y Fbio Trpe, 1996: 9-3) En os movmientos neotribes urbanos tpicos de socie dades postindustres se obsea con sorpresa qu, cuanto ms cosmopoit es una ciudad, ms deseos de enizamieto ocist se detectn Se prduce as una especie de apropia cin y deimitacin de territorio giad por un fuee sentimieto de pereenci a mismo Finmente, en o referente a I dimesin potic, hay que reconocer que e te to rio tiene un peso espefico cada vez maor en e mbito potico, o so porque Ia po tica bsorbe probemtics socies de crcter trritor como as ambientaes, sino porque s propis orgizciones potics, icuidos os prtidos, no tienen ms reme dio que descetrizarse pr acercrse ms y mejor cudado Lo ms curoso de caso es que gunas experencas potics suretates, ndads constituidas form mente por Estadosncin, hn desarrodo itenss poticas regiones e incuso oca es E ejempo ms iustrativo es si dud e de Un Europea, un compicdo entramdo de foros y de iniciativs potics en e que os Estdosnacin tienen sin duda prma, pero de una forma cd vez ms difs y condicionda por s estrategis regio naes y oces E resutdo de todo eo s «n compejo orden potico en e cu Ia potic europe se regioniza, a potica region se europez y Ia potic naciona se europez a I vez que se regionaiza» (Keatig, 1996: 6) TRATADO DE GEOGRAFA UMANA
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As pues, sea cual sea el punt de sta escogido, lo cieo es que el lugar reaparece con ea y vgo La gente aa, cada vez con ms insistencia y de foa ms organizada, sus ces histricas, cultules, religiosas, tnicas y territoriales. Se reaa, en otras palabras, en sus identidades singuas. Como indica Manuel Castells ( 1 998), los movimientos sociales que se oponen a Ia globaizacin capitalista son, fundamentalmente, movimientos basados en Ia identidad, que deenden sus lugares ante Ia nueva lgica de los espacios sin lugares, d los espacios de ujos propios de Ia era infoacional en Ia que ya nos hallamos inmersos Reclaman su memoria histrica, Ia peivencia de sus valores y el derecho a presear su prpia concepcin del espacio y del tiempo. He Ia gran paadoja el resurimiento de las identidades colectivas en un mundo globalizado, identidades que, por otra pae, no son jas e inmutables, sino que se hallan sometidas a un continuado pceso de rfoulacin os encontmos, en denitiva, ante una excepcional revalorizacin de los lugares en un contexto de mma globalizacin, proceso que favorece claramente Ia expansin de deteinadas actitudes e ideologas, como los nacionalismos, ya analizados en el apartado anterio sensacin de indefensin, de impotencia, de inseridad ante este nuevo contex to de globalizacin inteacionalizacin d los fenmenos sociales, culturales, polticos y econmicos provoca un retoo a los micrterritorios, a las micrsociedades, al Iugar n denitiva necesidad de sentie identicado con un espacio deteinado es ahra, d nuevo, sentida vivamente, sin que ell signique volver inevitablemente a foas pme de identidad territorial. S el diagnstico realizado hay relativamente poca contversia. Donde s hay dis paridad de opiniones es en su valocin. Por un lado, nos encontamos con los que valoran dicho proceso de una foa ms bien negativa, pesimista, en tinos de autodefensa, de pliegue por impotencia ante u mundo insegu e incieo Davd Haey se muestra pre upado en este sentido poue, segn l, «Ia dsminucin de las baeras espaciales cra un sentimiento de insegridad y de amenaza que, cominado con Ia intensificacin de a competitividad enre pases, giones y ciudades, produce un rpliegue en Ia geopoltica local, el proteccionismo, Ia xenofobia y el "espacio defendible » ( 1 98 8 25); es a eso a lo que el ppio Haey ( 1 998) denomina «trampa comuniria» . Desde est perspectiva, el retoo a lo local coevaa, en tima instancia y en sus posiciones ms extrmas, el cultivo de actitudes rtrgdas, conseados e incluso antiurbanas y antimetropolitanas. He ah Ia cu de Ia desespeza que, ante un fuo incieo, invoca un pasado mtico, idealizado y, en detiva, tegiveado. n un vano intento por cupe una teitorialidad existencial hoy perdda, est especie de localismo neoomntico rivindicara costumbres, hbitos, dseos uranos y foas aruitectnicas propias del pasado, olvdando siempr segn sus cticos que las pequeas comunidades locales han sido siemp los espacios por exce lencia de Ia jeua, de Ia sumisin del indivduo al gpo y del gpo a Ia tradicin, del control social y del confoismo asante. De ah que, de una foa tajante, algnos auto s nos pogan en gardia ante el pelig de volver a espacios microsociales, despus de tantos eeos aidos en los ltimos siglos por intentar escapar precisamente a las lgicas tbales y coorativas «Hay mucha nostalgia rstauradora en tantas reivindicacio nes locales . .. ua nosga anloga a las tentativas de ence e entre muas medievales en un mundo que cambia en dreccin opuesta» (, 1989 38). Coo ea de es, exsten, por otro lado, valociones totlmente opuestas a las anterio, de cacter poitivo y optimista (Fmpton, 1 985; Cooe, 1 990). sts interpre tan el feneno en tinos progsist y de sistencia cutural. l retoo a lo local sera un excelente antdoto cora Ia iposicin de valores supuetete veales, dictdos r los des podes econicos y transmitidos por los ms-mia. s en los lugares conctos, en los micespacios (pueblos, barrios, ciudades peue y e) donde, gracias a su peculiar qumica social, se crea y rcrea Ia veid, o e o de 20
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espacos abstractos, ncluyendo tambn en esta categora a las grandes metrpols contemponeas En las megalpols, sen estas veones, la cudad radconal ha dejado de estr: ha explotado en ml agmentos, se ha balcanzado y descontextualdo, ha perdo sus contoos y su cohesn y su esctua ya no es comprensble en dentva, ha dejado de ser humana, ha perdo su dentdad Contra todo ell se alzara el redescubrmento del ugar y de la dmensn ocal as comundades locales seran la base fundamental de la nueva movzacn socal, al canazar las revndcacones pr consegur una mayor descentralcn del poder y de la toma de decsones Como ocue a menudo, es probable que la dos nterpretcones tengan alg de razn, pr lo que cabra pensar en la posbldad de una tercera a que prndzaa en aqueos elementos no ncompatbles de las msmas Sea como fuere, lo certo es que estamos asstendo a una revalorzacn del papel del «lugar» y a un enovado nters pr una nueva foa de entender el tetoro que sea capaz de conectr lo pacular con lo general, uno de los rsgos esencales de la nueva geograa poltca 4. Nuevas ersecvas en geografa olc
Como veamos al prncp de este captulo, la geograa poltca est expermentando en aos recentes una notable vvcacn, asta el punto de que ha llegado a consderarse como una de las especaldades ms dnmcas de la geogra contemponea (arca Ballesteros, Bosque Sendra, 1985; Pacone, 1985; vy, 1988). a publcacn de lbros y de manuales sb el tema es contnua y exsten varas revstas especalzadas como Hrodot y Political Gography. En otras rvstas de temas ms varados, como Documnt d'Anlii Gogrca, Soci and Spac, Gn Pc and Cultur o Antipo, tambn se obsea una atencn especal al estudo de la dmensn espacal de los fenmenos poltcos A ell ha conrudo la rentduccn de la dmensn espacal en las preocupacones propa de la teora socal, lo que ha restuado el papel de la geograa como saber clave para nterpretar la cambante realdad socal de nuestro mundo A su vez, la cultura ha dejado de ser una categora resdual, una varacn supecal no explcada pr los anlss econmcos: la cutu es ahra vsta como el med a travs del cual las tnsfoacones se expermentn, contestan y consttuyen Hoy en da lo culturl se halla nscrto en todos los espacos (tmbn los poltcos y los econmcos y en todos los mbtos de la socedad, de manera que este nss en lo cuturaln los procesos culturales conleva el replanteamento de los prncpos y los objetvos de la propa geograa En esta nueva geograa poltca de elevado componente crtco las conexones con la geograa socal y cultural son evdentes y se establecen en buena medda a travs de un concepto clave, el de dentdad, que a patr de ahra ya no se concebdo como alg monoltco, sno ms ben como un fenmeno mltple, hetergneo, multfacal y asta ceo punt mprevsble que problematza y rcompone tdcones a dentdad es alg que, en gan medda, se constye El tema de las dentdades cuturaes colectvas es ndamentl en e contexto de la globalcn cn de l on, ben de foa voluntaa (vajes de tursmo y o, ben r necesdad (mcones r motvos lales o xos debdos a conctos aads, connta al auttono, al cudadano que no h lado, con su ppa dendd contemplr y conv con o dentdad cull, ese cdno se ve ntablemente ado a plan su ppa dendad, a compala con la de los dems entonc do sue el concto, que puede solvee satsctoamente - n en ncn de mlples y dves vables, ue hay que coner que la dvedad denttaa en la que nos movemos no est exen de tenson y conccones, no s6lo de , sno tmbn ndvduales TRATADO DE GEOGRAFiA HMANA
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Hay quien teme que esta multiplicidad de identidades le lleve a uno a una cierta esquizona. Utindo su ppio caso como ejemplo, Todov ( 1 994) cone exmen escie de tensin en sus dos idiom, el y el bga, tensin que tambin est psente en su ppia concein del espacio «Aunque me conside ncs y bga r igua, no puedo esr a la vez en Pars o en . ubicudad no se halla a a mi alcance. Mis nsentos denden demiado del lugar donde son emitidos p que mi pade sea ilevante» (Tov, 1 994: 2 1 1 ) Como da las Caneti, m paia es mi lengua. As pues, segn Todorv, dos elementos claves de la identidad, el idioma (la cultura) y el Iugar (la geograa), multiplican y magnican el conicto y llevan al autor a rconocer que, s bien es absurdo pensar que quien pertenece a dos culturas pierde su razn de ser, tambin es lcito dudar de que el simple hecho de poseer dos voces, dos idiomas, sea un privilegio que gaantice el acceso a la modeidad. Todorov opta nalmente por un yo bilinge equilibra do, por una clara aicuacin entre sus dos identidades lingsticas y culturales. s una opcin parecida a la escogida por Amin Maalouf (1 999 1 1 1 2) cuando aa «Lo que hace que yo sea yo, y no otro, es ese estar en las lindes de dos pases, de dos o trs idiomas, d varias tradiciones culturales. s eso justamente lo que dene mi identidad. Sera acaso m sincero si amputara de m una pae de lo que soy? [ . . . ]La identidad no est hecha de compaimentos, no se divide en mitades, ni en tercios o zonas estancas. Y no es que tenga varias identidades tengo solamente una, prducto de todos los elementos que la han con gurado mediante ua "dosicacin singular que nunca es la misma en dos personas» stamos asistiendo al surimento de nuevas «omunidades imaginadas» , basadas en nuevas identidades creadas por gpos que, de foa dircta o vual, comparten unos mismos gustos, tendencias o intenciones, crendose una especie de «comunidad de intere ses» o «de vsin». Muchas de estas nuevas comunidades de identidad son efectivamente vrles, sin contacto drecto entr sus miembros ni contigidad espacia de sus lugares. Se ta, de hecho, de l comundades de lugs lolidas en el lim del llamado cirspacio y ppiciadas por la «destemporalizacin» del espacio, que permite que todo pueda suceder simutneamente (Crang y May, 1 999) . sta eclosin de lugares e identidades tiene mucho que ver con el reconocimiento aca dmico e intelectual del «tr», de la ateridad, como categora de anlisis. n este punto han jugado un gran papel las nuevas aportaciones crticas sobre orientalismo y posco lonaismo. La obra de dward W Said, ntalm, publicada en 1978 fe clave en este proceso de renovacin. n esencia inspindose en Foucault y Grmsci, lo que Said plantea es que «riente» no existe reamente es una constccin europea, un producto intelectual europeo, una imagen del tr que peite, al denir al to, identicarse a uno mismo como europeo, como occidental. Por qu no existe un campo de estudio simtrico equivalente, denominado «ccidentalismo»? sta pregunta, aa el auto debera hacer nos rexon n spa, el historiador Josep Fonna ( 1 994) ha incidido de nuevo en la misma idea, en un libro cuyo ttulo es ya de por s signicativo Europa ant l pjo Sus agumentaciones son n claas que no precisan comentario alguno P contr e concepto de europeo a a uz de Ia dverdad de o hombre y l cutu-
«nventamo a o atco o acano y o amercano atrbuyndoe una dentdad coectva que no tenian [ ]La m ut de eta nvencone ha do precamente Ia de Aa que pa6 de er un mero concepto geoo a convertre en una entdad ht6ca y cutu e «Orente que no petia reover e probema de ubcar en nue t equema nea a una ocedade de cutu avanada que no podfamo aojar a Ia prehtora coo las de c, Amrca y Oceania (Fonana 4 228 ,
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Pa Fontana, esa «invencin» de riente no sea nicamente pa denir Ia suriori dad de ccidente dent de una concepcin lineal del pgso en Ia hstoria. tambin
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to de o impulso bico en el Romantiismo, e de la huda de una eaiad sdida, de un Occidente donde la industlizacin estba en la bae de la pujanza econmica y del podero ili Este escapismo empuj a ties orientles, sob todo al riente islmico, a un b llante elenco de vajers y vajera, per «el riente que buscba e ua vencin eupea: u fgio cont la mezquina fealdad del ccidente industrial que haban elabodo ellos ismos en sus sueos, adondolo con todo lo que echaban a ft en su entoo. [... ]Lo que de vead haba y ocwa en ests ties les imporaba pco» (Fonna, 1994 130) El esquema de Said es especiamente sugerente pra la geograa en gene y para la geogaa poltica en particulr porque, en la constccin de la alteridad, la espacialidad tiene un papel muy imporante. El Otro es concebido como una entidad extea contra la nosotros y nuestra identidad se movliza, reacciona; adems, en el encuentro colonil (o sera exactamente lo mismo en las sociedades occidentles cotemponeas que han recibido una fere inmigracin procedente de las antiguas coloias), el Otro vve ms all, en otro lugar sucientemente lejano contiene, por tanto, una dimensin espacial inernte. De alguna foa, estamos ante conscciones sociales de demarcaciones espaciales. Los espacios cooniles, en tanto que unidades territoriales, son productos histicos, no slo por su estricta materialidad strica, sino tambin por su signicacin sociocultural. En este sentido, la idea de espacializacin socil es sin duda impotante, pero tambin lo es la idea de socializacin espacial, esto es, el proceso a travs del cual, por una parte, colectivda des y actores indivduales son sociizados como miembrs de especcas entidades espacia les delimitdas territorialmente y, por otra, se inteaizn ms o menos activamente las identidades territoriaes colectivas y las tradiciones comparidas. Se tt, en detiva, de llegar a ocer una visin de la cultura y de la sociedad, en todas sus veientes, no sometida (al menos tericmente) a nign discurso ocial ni a los dogmas de los grndes paraigmas nueva geoga poltica aspira a analizar cticmente esta esctura apantemente s6lidas e iniscutibles con el n de oecer pepectivs alteati vas y de deseac los mecanismos iscuivos del poder establecido. En un primer mo eto fe el estcturismo quien apor las baes a es crtic; posterioente, vez que el maismo cay6 en el nauagio de la metiva, han sido el posmoesmo o la siones nestcsts. El sutdo ha sido a geograa poltica crtic que, como meto doloa, imp un ansis de los fenmenos y hechos glcos ast cieo punto heteoxa en lacin con os pepectivas. Heterodoxa en sus contenidos, puesto que ampla el inters acia tema ticionalmente aejados -omo el meio ambiente, la cultu o el gner, y en sus foas, a renunciar a l rigideces padigmtica. Ambos aspectos peiten unas visiones m complejas de la alidad, y por lo tnto «ms ales», y m crtic scto a los discuos istitucionalizados que intentn explicrla (6 Tuathail, 1996) Esta geografa poltica ctica intenta deconstir los discursos de poder institu cionaidos y, r o tnto, consir nuevas visiones poltica de la laciones sispaciales. La geograa ctica apora, en este contexto, un interesante intento de «descolonizar la men te». Se trata, en paabras de 6 Tuathail (1996), de «una pequea pae de la lucha paa descolonizar nuestra imaginaci6n geogrfica, para demostrar que otras geografas y otros mundos son posibles» (6 Tuathail, 1 996 256) Se persigue replantar la realidad acadmica a tavs de una historiograa que recupere a las clases subalteas como agentes de la histo ia; de ser capaces de deconsir el pensamiento sobre e tro, explondo as espacialida des y sociabilidades de un amplsimo abanico de grpos minoritarios y/o sublteos que tienen como nico eemento en comn, precisamente, su carcter de minora, bien sea de tipo tnico o religioso (gtanos, negros, judos, pueblos indgenas), por razn de edad (ado lescentes, ancianos), orientaci6n sexual (gays, lesbianas), condicin fsica (iscapacitados), comunidades saidas de a inmigraci6n y la minora (que numricamente es mayoritaria) de las mujeres (Shields, 1991) TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA
En acin con e Utimo eempo, de todos es sabido que Ia geograa de gner con centra su a tenn en as maneras en as que reaciones erruicas ene os gneros so a Ia vez afectadas por y marcadas en as estcturas espaciaes de as sociedades, a igua que sobre as teoras que pretenden expicar dichas aciones E obetivo Utimo es recticar el andcentrismo que ha caacterizado e pensamiento cientco asta e presente y denun ciar su «faocentrismo» (en e sentido de ser un posicionamiento autogenerado, mascuino y singuar que prduce su propia foa de poder y de pensamiento sin preocupae de nada n de nadie ms) prpuesta busca deconsir una concepcin dua de mundo basad Unicaente en e enentamiento entre o mascuno y o femenino, Ia cutua y Ia naturae za, o inteectua y o emociona, o ciona y o mco, para as pantear una ectura de as conceptuaizaciones todava gentes sobr e espacio (Rose, 993). E mtodo posmodeo, inspirado, entre muchos otros, en Ia obra de os pensadores Miche Foucaut (969), Heni Lefebe (974), Jacques Deda (972) y JeanFn�ois Lyotrd ( 979) impica Ia resistencia a Ia ceazn paradigmtica y a as fouaciones rgi das y categricas, a bsqueda de nuevas foas de interetr e mundo emprco y e cha zo a Ia misticacin ideogica Se descona, en efecto, de as «meanaativas», esto es, de as grandes interetaciones tericas y de as expicaciones ideogicas hegemnicas El posmodesmo se bea contra e fetichismo de os dscuos totaes, gobaizadors y su puestamente unveaes y propugna un nuevo discuo, un nuevo enguae de Ia reprsenta cin que, en e caso de Lyotard, afecta incuso a Ia ciencia, que a patir de ahora ser consi derada un uego de enguae ent otos, quedando despoada por tanto de su situaci6n pri viegiada en acin con otras foas de conocmiento Si Ia modeidad se asociaba a pgreso inea, a optimismo histrico, a as verdades absouas, a Ia supuesta existencia de unas categor sociaes ideaes y a Ia estnarizaci6n y unifoizacin de conocimiento, la posmodeidad, conrariamente, pond e nfasis en Ia hetegenedad y en Ia diferencia, en Ia agmentacin, en Ia indetenaci6n, en e escepticismo, en Ia mezcoanza, en e enciento, en Ia denci6n de discuo cu, en e descubmiento del «O» de o ana, de o ateativo, d e o hbrido As pues, a posmodedad no es s6o una p esti o un cambio epistemo6gico, sino que expresa una nueva dimensin cutua, Ia ppia de estadio de modo de pruc cin dominante En sta, agunas discipin de campo de as humanidades y de as ciencias sociaes, antes bien deimitad, empiezan aho a peder sus ntidos mites y a czae con ots en unos estuos 'bridos y ransveaes que dicimente pueden aignarse a un domino u otro, como seaa opouamente Pe Andeon ( 1998) y como pasma de una manera magistra Fredic Jameson en una de sus Utmas obs (995). Es entonces cuando aparcen os denominados estudios cutuaes (productos de un «gio cutura» o cultural tu siindonos de Ia expresi6n ya consagrada en e mundo angosan) y poscooniaes, que en geograa humana dado Iugar a nuevas geograas, tanto poticas como cutuaes (Abet y Nogu, 999). En e cmpo de Ia geoga, os dos ibs que ms han inuido en e debate sobr Ia posmodedad, son, sin duda, Potmo Gograph: on ofSpac n Ctca Socal o de Edwa Soa ( 1989), y Condton ofPotmo: An Enqu nto th gn of Cultural Chang de David Haey (989). Aunque ambos ibros compaten un base comn estcisa y postestctuisa, o cieo es que e enfoque na iere bastante As, mientras Soa aspira a una confuencia de as perspectivas marxista y posmodea, Haey no taspasa os parmetros metodogicos maista ni rnuncia a proyecto modeista, aunque asume Ia necesidad de coegir sus dcit y sus excesos En o que s coinciden ambos es en Ia utiidad de posmodeismo para entende tanto en Ia teor como en Ia prctica, Ia reesctuci6n contemponea de Ia espaciaidad capitast, lo cua impca e stabecimiento de una pepectiva crtica espacia en Ia teora socia con 1
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tempornea. En esta misma lnea inciden nuevas e interesantes aportaciones como Postmo urban condition, de Michael J. ear (2000). Parad6jicamente a pesar de a apeura intelectua que en principio peite a posmodeidad el psente est maado por otra perspectiva mucho ms potente y ecaz a del denominado pensamiento 1nico. En efecto a crisis de os grades paradigmas ade ms de abrir ventanas ha dejado va libre a vsiones de a realidad tiranizadas por e pgmatismo a competitivdad y a hogenici6n cultural. El to de a nueva geograa poltica una geograa poltica que ha cuperado y reconsidedo a fondo el pape de a identidad de a cultura y del ugar en a conscci6n del espacio social consiste en oecer visiones de a realidad alteativas a las del pensamiento ico dominante. Bblografia
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