December 22, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Lo que dice la gente de Jim Maxim y Cara a Cara con Dios Jim Maxim es un testimonio vivo del poder de Dios para redimir. Su viaje le inspirará a confiar en el Creador para la liberación de su cautividad. —Dr. Jack Hayford Jack Hayford Ministries Pastor fundador, The Church On The Way Van Nuys, California Este libro es lectura obligada. La vida de Jim es una reivindicación de esperanza y fe en el implacable amor de Dios. Este libro contiene un cofre de verdades teológicas y bíblicas que no requieren un profesor de teología para ser reveladas. —Dr. Herbert H. Lusk II Pastor, Greater Exodus Baptist Church Philadelphia, Pennsylvania Pennsylvania Anterior An terior rru unnde ing in g fútbol back [corredor], [cor redor], Philadelphia Eagles equipo americano ¿Cree en los milagros y en el poder de la oración? Lo hará después de leer la historia del encuentro de Jim Maxim con Dios. —Reverendo Randy Carroll —Reverendo Carr oll Anterior An terior pastor por cin cincu cuen enta ta años Findlay, Ohio La historia de la increíble gracia de Dios en la vida de Jim Maxim es un testimonio del amor soberano, milagroso y salvador de Dios. Lea este libro y reciba bendición. Comparta su mensaje de esperanza con otros que hayan perdido el rumbo. Vuelva a ver cómo el evangelio de Jesucristo hace que vidas rotas rebosen de fortaleza y de gozo. —Dr. Peter A. Lillback Lillback Presidente, Westminster Theological Seminary Philadelphia, Pennsylvania Pennsylvania Una cosa es leer sobre la obra de Dios en un hombre; otra distinta es verla en la práctica. Por diez años yo he tenido ese privilegio. La historia de Jim Maxim de una vida transformada es una historia de gran apologética por la creencia en el Dios cristiano. Léala y vuelva a descubrir lo que significa la gracia.
—Pastor Bob Guaglione Calvary Chapel of Delaware County Chadds Ford, Pennsylvania Desde el primer encuentro que Jim tuvo con Cristo, él ha sido fiel a la sagrada confianza de permanecer “cara a cara” con Dios en el lugar secreto de la oración. Él y su esposa, Cathy, han proporcionado un oasis para los quebrantados, desde los barrios pobres del centro de Filadelfia hasta los pobres en Nepal. La increíble historia personal de gracia de Jim lleva esperanza a los desesperanzados situándoles “cara a cara” con Aquel que más les ama. —Tom Lofton Fundador, 12.12, The Annual Global Day of Prayer for the Poor and Suffering Springfield, Missouri La vida está llena de dificultades y pruebas, pero Jim Maxim ha aprendido a vivir triunfante debido a su caminar con Dios. He conocido a Jim por más de treinta años y he comprobado que él negocios, es un amigo un hombre integridad impacto Dios enLeeladmiro mundo de los en genuino, su vida familiar y en de todo el mundoque concausa su pasión porpara las almas. por su valentía y coherencia en su testimonio para Cristo. —Pastor James Leake Acts 20:24 Ministry Ministry Pastor Emérito, Monroeville Assembly of God Monroeville, Pennsylvania Jim Maxim es un pilar de fortaleza para el reino de Dios, y vive su fe de manera práctica. Recomiendo esta poderosa historia de desesperación transformada en redención. —Dr. Keith Phillips Presidente, Presiden te, World Impact, Inc. Los Angeles, California California Jesús mostró su pasión, compasión y resolución una y otra vez durante su viaje terrenal. Jim Maxim, con un respeto por el Señor inspirador y lleno de oración, ha descubierto el poder de esas mismas emociones al seguir la guía del Espíritu como un testigo cristiano en su propio viaje. Los lectores de este libro serán inspirados a seguir de modo similar. —David R. Black, Ph.D. Presidente, Eastern Easter n Uni University versity St. Davids, Pennsylvania
A menos menos que que se indiqu indique e lo contrar contrario, io, todas las citas de la Escritura Escritura han sido tomadas tomadas de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, nvi®, © 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional. Usadas con permiso. Todos los derechos reservados. Las citas de la Escritura marcadas (rvr) son tomadas de la versión Santa Biblia, Reina-Valera 1960, © 1960 Sociedades Bíblicas en América Am érica Latina; Latina; © renovado renovado 1988 Sociedades Sociedades Bíblicas Bíblicas Un Unidas. Usadas Usadas con permiso. permiso. Las citas de la Escritura marcadas (ntv) son tomadas de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © 2008, 2009 por Tyndale House Foundation. Usadas con permiso de Tyndale House Publishers, Inc., Wheaton, Illinois 60189. Todos los derechos reservados. La letra negrita en las citas bíblicas indica el énfasis del autor.
Traducción al español realizada por: Belmonte Traductores Manuel de Falla, 2 28300 Aranjuez Aranjuez Madrid, Madr id, ESPAÑA ESPAÑA www.belmontetraductores.com Cara a Cara con Dios: Una historia real de rebelión y restauración Publicado originalmente en inglés bajo el título: Face-to-Face with God: A True Story of Rebellion and Restoration Jim Maxim Acts413 P.O. Box 628 Southeastern, PA 19399 www.acts413.net ISBN:: 978-1-60374-519-2 ISBN © 2012 por Jim Maxim Whitaker House 1030 Hunt Valley Circle New Kensington, PA 15068 www.whitakerhouse.com
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Reconocimientos A Cathy, Cathy, mi esposa durante durante treinta treinta y cinco años: años: me gustaría gustaría darte las gracias por todos t odos los años de haber sido mi seguidora número uno. Solamente tú conoces el canto de mi corazón y, muchas veces me lo repetiste cuando yo me olvidé de las palabras. No sería el hombre que soy sin ti. Tú tienes un caminar personal con Dios que yo he visto de cerca, y me ha inspirado profundamente. Te quiero con todo mi corazón. A mis mis hijos, hijos, Jim John John y Jordan; Jordan; mis nu nueras, Alison, Alison, Lauri y Jesica; y a mis nietos, nietos, Lucy, James y Dylan. Miprimer deseolugar más en profundo parasiempre. ustedes Les es que caminen humildemente con Dios y le pongan a Él en sus vidas, quiero. A Vicki Mlinar, Mlinar, mi amiga, amiga, mi cuñ cuñada y mi herman hermana a en Cristo, Cristo, y también también mi mi editora: gracias por mantenerme en curso con esta historia y asegurarte de que mantuviéramos a Jesús y su amor por los partidos como su principal enfoque. Vicki, eres verdaderamente una mujer de Dios, y verte confiar en Dios y caminar con Él del modo en que lo haces es increíble. Siempre has buscado honrar a Dios, y sé que haces que Él esté orgulloso de ti. A Bob Whitaker Whitaker Jr., Jr. , de Whitaker Hou House: se: tu deseo de alcanza alcanzarr a los perdidos perdidos y mantene mantenerr la aguja de tu brújula señalando hacia Cristo continuarán avanzando el reino de Dios. Sé que se dirá de ti: Gracias. “Bien hecho, siervo bueno y fiel. Entra en el gozo de tu Señor”. Bob, siempre fuiste ejemplar. ejem plar. A Lois Pugli Puglisi, si, mi herman hermana a en Cristo Cristo y editora fin f inal: al: sin tu pacien paciencia cia y tu amable amable insisten insistencia cia para que yo meditase bien todo, esta historia no se habría completado. Tu deseo por la excelencia para darle a Dios lo mejor me ha inspirado profundamente y ha hecho que esta historia de redención sea más eficaz para que Dios la utilice para alcanzar a los perdidos y alentar a su pueblo. Lois, siempre le has dado lo mejor a Dios, y eso se ve en todo lo que haces. Gracias.
Prólogo Cuando conocí a Jim Maxim, ¡sentí que teníamos un espíritu afín! Sin embargo, tuve la impresión de que ya le había conocido anteriormente al revisar su manuscrito. Es una poderosa y absorbente historia. La recomiendo encarecidamente. En varios aspectos, el testimonio de Jim es como otros de los que he sido testigo en más de cincuenta años de ministerio a la población adicta por medio de Teen Challenge, fundado por mi hermano David Wilkerson, donde he ministrado durante toda mi vida adulta. Comenzando la conversión cambiadas decon modo dramático. de Nicky Cruz, he visto literalmente miles de milagros de vidas Jim tuvo un encuentro con Dios similar. El alcohol casi le destruyó; sin embargo, por la gracia soberana de Dios, Jesús se le reveló cuando era joven. Jim fue levantado de una cama del hospital con puntos que cubrían toda su cara después de haber sido lanzado contra un parabrisas durante un accidente de tráfico, y tuvo lugar en él una sanidad física, emocional y espiritual. En la actualidad, es un exitoso hombre de negocios que relata su historia de redención en los Estados Unidos y en el extranjero. Estoy agradecido de que Jim haya relatado ahora su historia en las páginas siguientes. Recomiendo regalar libropor a los que problema yo denomino “acomodados” igual queYasilos “arruinados” que son este tocados algún grave que controla al sus vidas. es usted padre o cónyuge de alguien que está viviendo un estilo de vida destructivo, lea el relato de Jim de pasar de estar a un metro del infierno a una nueva vida increíble; le dará esperanza. —Don Wilkerson Presidente, Teen Challen Challenge, ge, Inc.
Prefacio Aunque Aun que mi mamá, mamá, Isobel Maxim Maxim,, ten t enía ía una una estatura de sólo 1,57 metros, era er a sin lu lugar gar a dudas uno de los gigantes de Dios en la esfera espiritual. Ella conocía a Dios íntimamente y, debido a eso, batallaba en oración contra los “espíritus de maldad en las regiones celestes” por sus ocho hijos. Ella sabía lo que era pelear por las vidas de sus hijos en la esfera espiritual porque su Señor le había enseñado que todas las cosas son posibles mediante el poder del Dios Todopoderoso. Amigos míos que habían escuchado de su ministerio de oración y la visitaban decían con frecuencia: “Desde el momento que entramos, la presencia de Dios era tan poderosa que parecía que estábamos en un lugar santo”. Hay una escena en el libro de Apocalipsis, capítulo 5, que describe la actitud de su corazón, lo cual es lo que causaba que las potestades de las tinieblas liberasen la atadura que tenían sobre mí. Dice lo siguiente: Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos.(Apocalipsis 5:11–14, rvr) Si usted o un ser querido está en una situación difícil y, en lo natural, parece casi imposible que pueda salir ningún bien de ella, mi mamá le diría: “Este libro es para usted”. Es mi oración que usted entre en el lugar secreto de la oración y en la presencia misma de Dios, porque es allí donde todas las victorias se ganan, sin importar las probabilidades que haya contra usted. Yo soy prueba viva de esta realidad.
Primera Prim era parte part e
A un metro del infierno
1
En la oscuridad Estaba yo sentado detrás del volante de mi Oldsmobile Dynamic 88 de 1962. Era el día 27 de diciembre de 1971, así que el vehículo ya había pasado por algunos años de arañazos y profundos cortes. Y yo también. A los dieciocho años de edad, con la secundaria solamente a seis meses de antigüedad, yo era un alborotador muy conocido, siempre listo para una fiesta o una pelea. Aquella noche había bebido más de unos cuantos tragos con mis amigotes en una fiesta, y pensaba que me sentía perfectamente. un semáforo rojo, saqué la cinta mi reproductor de ocho pistas. Estaba listoDetenido para unaencanción nueva,en y extendí mi brazo a ladeguantera para sacar una cinta distinta. The Chicago Transit Authority sería perfecta para el zumbido que yo sentía. La cinta se me escurrió entre los dedos y cayó al piso del auto. Yo estaba tan bebido que cuando me incliné para recogerla me desmayé, y mi cabeza comenzó a caer hacia el asiento del auto. Al recuperarme durante un breve segundo, levanté la vista y vi un auto que se dirigía en dirección a mí. ¡Va a chocar conmigo!, grité en silencio, y después me desmayé otra vez. El auto que se acercaba no chocó conmigo; de algún modo yo había movido el volante hacia la izquierda y me había apartado su camino. de control, Olds por un terraplén y fue hacia abajo a todade velocidad. La Fuera parte frontal de mimiauto secayó empotró con un horrible crujido contra un oscuro poste telefónico. Atravesarr el parabrisas Atravesa Mi cara golpeó el salpicadero y mi mandíbula se rompió. Me choqué contra el parabrisas como si fuese una bala y atravesé el cristal. Yo era un tipo bastante corpulento, incluso a esa edad medía más de 1,80 de altura, así que cuando mis hombros golpearon el parabrisas, eran demasiado anchos para atravesar la rotura, y evitaron que mi cuerpo saliera despedido desde el auto. Pero lo que sucedió después fue la peor parte de la pesadilla. El auto se detuvo en seco, y el peso de mi cuerpo me impulsó hacia atrás dentro del vehículo con venganza. Cuando mi cabeza se movió hacia atrás atravesando el parabrisas, los bordes afilados del cristal roto hicieron grandes cortes en toda mi cara. Fui lanzado el piso del auto en el lado del pasajero, con sangre fluyendo libremente desde docenas de profundos cortes en mi cabeza. El primer policía que llegó a la escena arrancó la puerta del pasajero para poder llegar hasta donde yo estaba. La sangre de mi cara comenzó a caer sobre su zapato. “Creo que ya está muerto”, gritó el policía a su compañero. “Es demasiado demasiado tarde. tar de. ¡Está muerto!” muerto!” Una de las últimas cosas que recuerdo aquella noche era sangre y cristales volando alrededor de mí. Levanté la vista, y al otro lado de la calle vi la funeraria local. ¿Es esa mi siguiente parada?, me pregunté… después no recordaba nada más. Fueron necesarios relatos combinados de la policía, los médicos, las enfermeras y mi
madre y mis hermanas para reunir todas las piezas del rompecabezas para mí con respecto a lo que sucedió durante las siguientes horas y días. La ambulancia llegó a urgencias del hospital Columbia a altas horas aquella noche. Un policía abrió la puerta trasera de la ambulancia, me echó una mirada y exclamó a su compañero: “Olvídalo; es demasiado tarde. ¡Está muerto!”. “Sigo estando aquí” “No, sigo estando aquí”, musité yo a la vez que miraba desde mi camilla. ¡Ellos se sorprendieron al oírme hablar! Me llevaron enseguida a urgencias. Era la época navideña, y no había cirujanos de servicio. El joven interno que llegó a mi habitación del hospital se detuvo casi horrorizado. Cuando vio el sangriento desastre que había en mi cabeza y mi cara, apenas supo por dónde comenzar. Frenéticamente, intentó detener la hemorragia mientras evaluaba el daño causado a mi cráneo. El corte en la parte de arriba de mi cabeza era profundo, y por eso su primera preocupación era el grado del daño cerebral causado. Entonces, me miró a los ojos y se dio cuenta de que los bordes del cristal habían hecho cortes en mis dos ojos cuando mi cuerpo fue impulsado hacia atrás dentro del vehículo. A medida que la hemorragia se fue deteniendo, el conmocionado interno comenzó el proceso de quitar pedazos de cristales de mis ojos tan rápidamente como fuese posible, a la vez que esperaba ansiosamente a que llegase el cirujano. Cuando se hizo obvio que nadie con más experiencia llegaría para ayudar pronto, el interno comenzó a coser los peores cortes en mi cara. Al no ser un cirujano plástico, sencillamente me cosió, haciendo todo lo posible para salvar mi frágil vida. Yo entraba y salía del estado de conciencia. Cuando llegué al hospital, había seguido susurrando a la policía: “¿Están bien todos los demás?”. Aquello les hizo sentir un pánico momentáneo. ¿Habían pasado por alto a alguna otra persona que hubiera sido lanzada desde el auto? Les oí hablar mientras seguían preguntándome si había alguna otra persona conmigo. Y después me desvanecí… hacia la oscuridad.
2
Perdido sin esperanza La noche de diciembre del accidente era fría y nevada en Pittsburgh, Pennsylvania. Yo estaba en la fiesta de Navidad para empleados del club de campo. Yo había sido caddie en ese club desde quinto grado, y ahora tenía el “prestigioso” trabajo de dar lustre a los zapatos en el vestuario de los hombres. La fiesta era estupenda porque yo podía beber todas sus bebidas exclusivas gratis, y me sentía bien. Me encantaba la ginebra Gilbey’s y Beefeater. Era muy suave, y no se podía oler con mucha facilidad, lo cual hacía que estuviese bien beber casi en cualquier momento. La fiesta navideña era maravillosa, pero cuando terminó yo estaba demasiado borracho para conducir hasta mi casa. Mi amigo Barry me llevó en mi auto, y su novia nos siguió en su propio auto. Yo era lo bastante necio para pensar que no había tenido suficiente diversión. Mientras pudiera seguir caminando, podría seguir de fiesta. Ellos cometieron el gran error de darme las llaves de mi auto cuando me dejaron. En lugar de entrar por la puerta, me escondí a un lado de la casa de mis padres hasta que Barry y su novia se alejaron. Entonces, rápidamente me metí otra vez en mi auto y conduje en la dirección opuesta. Quería pasar unos cuantos minutos más con el Sr. Gilbey. ¿Qué daño podía hacer?, pensaba yo. Atrapado por la adicción adicción Yo era muy joven cuando comencé a beber. Todo comenzó un día después de la escuela en octavo grado cuando estaba en la casa mi amigo. Su padre y su madre trabajaban, así que teníamos el lugar para nosotros solos durante algunas horas. Ellos tenían botellas de bebidas alcohólicas en su casa, así que nos preguntamos por qué no podríamos beber algunos tragos. Ellos nunca se darían cuenta. Y, después de todo, no estábamos haciendo daño a nadie más; ¿qué podría haber de malo en unos cuantos tragos? Bien, después de haber probado lo bien que me sentía, me preguntaba qué otras cosas habría. Mientras nadie más resultase herido, parecía bien seguir probando cosas nuevas. DuranteMis los amigos cinco años siguientes exploré todas las maneras que pudeunos paranuevos estar colocado. como caddie y yo algunos otros amigos me presentaron “amigos”: mariguana, hachís, metanfetaminas, y la que era verdaderamente “buena”: mescalina. Entre las pastillas y las bebidas, yo había comenzado un viaje que llegaría a lamentar. Pero cuando era adolescente, creía que sencillamente “me estaba divirtiendo” al colocarme. Aquello también hacía que cualquier problema que yo tuviera desapareciera, al menos durante un rato. El impacto de Big Jack en mí Mi papá, Jack Maxim, era dueño de un bar llamado Big Jack’s Bar… ¡famoso por nada! Su personalidad encajaba: 1,92 metros de estatura, 129 kilos de músculo, con manos tan grandes como las de un gigante. ¡Nadie quería molestarle! Su bar estaba cerca de la esquina donde yo salía con mis compañeros de copas. Una noche, uno de los amigos de Big Jack pasó caminando por nuestra esquina. Recuerdo claramente que todos saludamos al hombre; él iba tan borracho que no le molestamos. Pero
eso no fue lo que le dijo a mi papá. Aproximadamente quince minutos después, oímos cierta conmoción que provenía del Big Jack’s Bar. La farola de la calle no brillaba mucho, pero yo supe enseguida quién se dirigía rápidamente hacia nosotros. Era el hombre borracho, con Big Jack a su lado. Sinceramente, no le habíamos dicho ninguna otra cosa excepto hola, pero él le dijo a Big Jack que unos punks en la esquina le habían dado algunos golpes. Éramos unos diez, y estaba bastante oscuro en el estacionamiento trasero donde estábamos. Cualquier otra persona podría haber sido intimidada, pero Big Jack se puso en medio del grupo y gritó a su amigo: “¡Pon tu espalda contra la mía!”. Él miró alrededor con intención y después gritó: “Muy bien, punks. Creyeron que fueron duros con un tipo; ¡ahora es su oportunidad de ver lo duros que son realmente!”. Yo bajé mi cabeza, esperando que mi papá no me reconociese en la oscuridad. Pero cuando me di cuenta de lo que estaba a punto de suceder, y que uno de mis amigos podría resultar herido, tuve que hablar. Sólo había pronunciado unas pocas palabras: “Papá, no le hicimos nada a ese tipo”, y antes de darme cuenta, aquella mano gigante me dio una bofetada en la cara y me impulsó hacia atrás. No era el momento adecuado para tener una charla entre padre e hijo, así que él simplemente me dijo que me fuese a mi casa y que hablaría conmigo después. En aquel momento, él quería demostrar otra cosa a los muchachos que había en la esquina. Lentamente, yo fui caminando a mi casa, y prevalecieron las cabezas más frías, pero eso le dará una vislumbre de Big Jack. La vida era difícil a veces, y beber era una manera de hacer que sus dificultades se desvanecieran. Olvidar el dolor Al principi principio, o, yo me colocaba solamen solamente te para divertirme divertirme un un poco, poco, pero no pasó much mucho o tiempo antes de que colocarme se convirtiera en el principal enfoque de mi vida. Nunca me di cuenta de que las drogas y el alcohol se estaban convirtiendo rápidamente en un estilo de vida para mí. Cuando uno es un muchacho, nunca piensa en poder llegar a ser totalmente dependiente del alcohol. La idea de ser alcohólico era ridícula. Yo no sabía que cinco de los ocho hijos en mi familia sufrían alcoholismo, tendrían que ir a rehabilitación y experimentar continuos fracasos en la vida, o que la disfunción gobernaría nuestras vidas durante un largo período de tiempo. El alcohol es muy astuto; te dice que no tienes ningún problema, que tan sólo te estás divirtiendo un poco. La idea de que te estás destruyendo lentamente, por no mencionar el causar dolor continuamente a las personas que te rodean, no se te ocurre pensarla. La idea de que yo tuviera un “problema” con el alcohol sencillamente no parecía ser real. Yo sabía que me encantaba beber, ¿y por qué no? Repito: yo no hacía daño a nadie, ¿verdad? Bueno, eso comenzó a cambiar cuanto más tiempo seguía bebiendo. A esas alturas, muchos de mis amigos habían comenzado a pincharse agujas en sus brazos, y yo creía que el alcohol era diferente. Pensaba: Yo no soy un yonqui. Yo no voy a ser así. Puede que no me estuviera agujereado laslavenas pero sin dudaNo lassabía estaba llenando, sólo que era drogade diferente. Era drogacon queagujas, yo había escogido. que ya era un adicto. La una mayoría alcohólicos no lo sabe hasta que llega un día para todos ellos: el día en que tocan fondo. Es solamente cuestión de tiempo, porque sin duda va a suceder. La única pregunta es: ¿cuánto daño va a infligir, y seguirás estando con vida cuando eso suceda?
Una noche, iba yo conduciendo por el estacionamiento hacia el centro de Pittsburgh con mi amigo Dave. Estábamos pasando un rato como siempre. Teníamos un enfriador de bebidas en el asiento trasero lleno de cerveza y vino, acabábamos de fumarnos algunos porros e íbamos volando. Yo comencé a acelerar para adelantar a la persona que estaba delante, y me golpeé con el costado de su auto. La peor parte de todo aquello fue que ni siquiera me di cuenta. Dave me miró y me dijo: “Oye, amigo, acabas de golpear el auto de ese tipo”. Mi respuesta en aquel momento le demostrará mi estado mental cuando yo estaba borracho o drogado. Le miré y le dije: “¿Y qué? Nunca me agarrará”, y seguí avanzando por el estacionamiento. Yo no tenía consideración alguna por las personas que iban en el auto que golpeé, y sin duda ni siquiera pensaba en lo borracho que yo estaba y en cómo lo que estaba a punto de suceder podría matar a algunas personas, sin mencionar a Dave o a mí mismo. Después de irnos, yo pensé que aquello pondría fin al asunto. No sabía que el tipo al que había golpeado era un oficial de policía de Pittsburgh que estaba fuera de servicio. No sólo eso, sino que también su esposa iba con él en el auto, y estaba embarazada de siete meses. Cuando pisé el pedal del acelerador, sencillamente supuse que unos minutos después todo aquello habría terminado, y que sencillamente podríamos continuar donde lo habíamos dejado y seguir con nuestra fiesta. Pero el policía tenía ideas diferentes. Miré por el así retrovisor y noque podía creer recorrer lo que veía. Aquel en realidad tuvopasarían las agallas de perseguirme, que pensé le haría el viaje de tipo su vida, y que sólo unos minutos antes de que él fuese historia. Repito: lo único que yo no sabía era que él era policía, un policía muy enojado, un policía motivado que llevaba a su esposa embarazada en el auto con él. Al final final del estacion estacionami amien ento to hay que que elegir elegir si seguir seguir recto r ecto haci hacia a el centro centro de la ciudad ciudad o cruzar uno de los muchos puentes que hay en Pittsburgh. Nos dirigíamos al otro lado de la ciudad, así que teníamos que cruzar un puente en particular. Hay una fila de semáforos ustamente antes de ese puente, pero yo me los salté todos y pensé, una vez más, que esa sería la última vez que le vería. A medida que me acercaba al puente, Dave comenzó a gritarme para quey me enlado el carril derechodel porque conduciendo por el carril del sentido contrario me situara dirigía al equivocado túneliba al final del puente. Pasé al carril correcto, pero cuando entramos en el túnel, el tráfico era más lento, y Dave dijo: “Él está ahí”. El policía se había situado a distancia de dos autos de nosotros, y llevaba su placa en la mano, sacándola por la ventanilla y gritando: “¡Deténgase! ¡Policía!”. Yo le miré y vi la expresión de enojo en su cara. Entonces, el tráfico comenzó a avanzar, y yo decidí sencillamente acelerar de nuevo. Le perdí de vista tras unos minutos, o eso creía yo. Como me enteraría más adelante, él era mucho más inteligente que yo. Había apuntado el número de mi matrícula mientras estábamos en la retención de tráfico en el túnel, así que aquella no sería la última vez que yo vería de nuevo aquella enojada cara. Un breve aplazamiento El auto que yo conducía aquella noche estaba registrado a nombre de mi papá. No recuerdo por qué, pero yo no estaba viviendo en casa durante algunos días después de ese incidente, y
cuando regresé y entré en mi casa, mi mamá me dijo: Jim, ¡han arrestado a tu papá! . Yo le
miré y dije: “Bueno, ¿qué ha hecho ahora?”. Ella tenía esa expresión en su rostro que decía: ¿Es que alguna vez te vas a enmendar? Entonces dijo: “Jim, no creo que él hiciera nada, porque la policía de Pittsburgh vino aquí y se lo llevó arrestado por haber golpeado un auto de un oficial de policía de Pittsburgh y haber huido, ¡y su esposa embarazada iba en el auto!”. Yo sabía que me habían agarrado, y solamente podía imaginar lo que iba a ser cuando viese a Big Jack cara a cara. Mi mente comenzó a ir en un millón de direcciones, intentando pensar cómo podría salir de aquella situación, pero no podía imaginarme ninguna vía de escape. Big Jack yo solucionamos él no estaba seguro de qué conmigo después de ytodo, le encantaba aquello, beber y ytambién él tenía sus retos conhacer el alcohol. Conporque, otros cinco o seis muchachos que aún vivían en casa y los policías que llegaron para arrestarle, la situación era un desastre, pero de algún modo salimos de aquello, como todas las demás veces. Él fue al tribunal conmigo y se reunió con el juez y los oficiales de policía en privado, y de alguna manera consiguió que me dejasen libre. Él fue allí y presentó mi caso por mí y luchó por su hijo, a pesar de lo desastre que yo era. Cuando regresamos al auto para ir a casa, tuvimos unos de esos momentos entre padre e hijo. Él amaba a su familia y sólo quería lo mejor para nosotros, pero cuando el alcohol domina la existencia misma es imposible ser la persona que uno quiere ser verdaderamente. El alcohol no toma prisioneros; destruirá todo lo que se encuentre en el camino. Es implacable. Estoy seguro de que ambos nos sentíamos mal por lo que sucedió, y sabíamos que algo tenía que cambiar, ¿pero qué? La respuesta obvia era “madurar, dejar de beber y cambiar el estilo de vida”, ¿no? Estoy seguro de que yo dije todas las cosas que dice un alcohólico: “Hasta aquí; no voy a volver a hacerlo. Realmente voy a vigilar lo que bebo. Voy a beber sólo una o dos copas y dejarlo ahí. Quizá fumaré uno o dos porros, pero ninguna locura más”, etc., etc. Me hice a mí mismo todas las promesas, pero el hecho es que mientras estuviera dispuesto a beber una copa más, no podía ser nunca libre de ese capataz: el viejo alcohol. A menos que diese los pasos adecuados para poner fin a mi relación con el alcohol, era sólo cuestión de tiempo antes de que otra persona, o yo mismo, resultase herido otra vez. Fuera de control Quería compartir el anterior incidente para darle un destello del estado mental que yo había desarrollado. Cuando bebía, era solamente algo social para mí, incluso a los dieciocho años de edad. El alcohol ciertamente me controlaba siempre que yo me entregaba a él. Recuerdo veces en que conducía por ahí yo solo y me emborrachaba. Nunca me sentía solo porque, después de todo, le hablaba a la botella. Hay un poema sobre el alcohol escrito por un autor anónimo que realmente resume lo astuto que es cuando juega en las mentes de las personas: Soy más poderoso que todos los ejércitos combinados del mundo. He destruido más hombres que todas las guerras de todas las naciones. He causado millones de accidentes y he destruido más hogares que todas las inundaciones, tornados y huracanes juntos. Soy el ladrón más ingenioso del mundo; robo miles de millones de dólares al año.
Encuentro a mis víctimas entre los ricos y los pobres igualmente. Soy implacable, insidioso, impredecible. Llevo conmigo enfermedad, pobreza y muerte. No doy nada y lo tomo todo. Yo soy tu peor enemigo. Soy el alcohol. Al mirar mirar atrás atr ás ahora, ahora, no puedo puedo recordar una vez en qu que fuese a nin ningú gún n lu lugar con mis mis amigos amigos y que no nos emborrachásemos o nos drogásemos. Mire, cuando uno es alcohólico, no bebe sólo por beber. Bebe hasta punto ya nopor puede reconocerse usted mismo. En lo profundo del corazón, sabe el que esa en es que la razón la que bebe en unaprincipio. Para olvidar quién es usted y el fracaso en que se ha convertido. Antes de darse cuenta, hay demonios de alcoholismo y adicción que controlan su misma alma. Está atrapado; no puede lograrlo en la vida estando sereno o siendo quien realmente es usted. Estar drogado podría no ser tan estupendo, pero es mejor que enfrentarse a la realidad de la vida. Las drogas, el alcohol: es su manera de manejar todo eso. Puede enterrar el dolor de la persona que le mira desde el espejo. Sin embargo, en lo profundo de mi mente siempre hubo un sentimiento de inquietud de que mi vidaempujado, estaba fuera depodía control. A veces,nitenía el sentimiento deesperaba estar en que una no víallegase de ferrocarril siendo y no detenerme escapar. Solamente un tren en dirección contraria. Aquella Aquell a noche noche de diciembre, diciembre, en la angu angustia stia del acciden accidente, te, me choqué choqué de frente frente con mi mi tren, tal como yo había temido.
3
Esas temibles palabras Eran las dos en punto de la madrugada, y la tranquilidad de la casa fue interrumpida por el penetrante sonido del teléfono. Mi hermana Jane respondió al teléfono con cautela, pensando ya: Oh, no, ¿de qué se va a tratar? ¿Cuál de mis hermanos tiene problemas ahora? La voz al otro lado de la línea dijo: “Llamo desde el hospital Columbia. ¿Es la Sra. Maxim?”. A la vez que su corazón desmayaba, Jane dijo: “No, es su hija”. Entonces la mujer, que era una enfermera, preguntó: “¿Cuántos años tienes?”. Jane le dijo que tenía veintiún años, y preguntó de qué se trataba. La enfermera le dijo que era sobre su hermano Jim, que había sufrido un accidente. Sólo puedo imaginarme los pensamientos que pasaron por la mente de Jane. Ella conocía mi estilo de vida. La enfermera entonces preguntó si su madre estaba en casa, y Jane le pidió que esperase un momento porque su madre estaba durmiendo, pero la despertaría. El temor se aferró a ella mientras se apresuraba al cuarto de mamá para hablarle de la llamada telefónica y que desde el hospital estaban esperando para hablar con ella sobre su hijo. Mi madre respondió al teléfono con su corazón lleno de temor. Ella susurró en la noche: “¡Que no sea demasiado malo, Señor! Que todo salga bien”. “¿Es la Sra. Maxim?”, le preguntaba una tranquila voz de mujer desde el otro lado de la línea. Al in instante, el corazón corazón de mamá mamá también también desfalleció. desfalleció. Ella Ella había había oído otras ot ras veces tonos tonos similares en las voces de personas. Cuando la voz de un extraño es amable y educada, consoladora, uno inmediatamente se pone en alerta. Las noticias que está a punto de escuchar no son en absoluto las que quiere oír. El tono de voz pone los nervios de punta, y se siente en el estómago una familiar sensación de náusea. Como un jarro de agua fría, un temor a lo desconocido ensordece todo a tu alrededor. Mamá se preparó para lo peor, orando en silencio para que pudiera oír lo mejor. Por favor, Señor, ¡que no escuche la palabra “muerto”! “Sra.antes”. Maxim,Para su hijo Jim ha tenido accidente dede auto. Necesitamos que acuda hospital cuanto mi madre, era unaunpesadilla que repente se hizo realidad. Ellaalquería desesperadamente creer que se despertaría, que en realidad no estaba escuchando aquellas temidas palabras. Mamá sabía que tenía que ir de inmediato, pero su mente estaba abrumada por pensamientos de temor y frenéticas emociones. Aún no quería saber hasta qué punto era malo. A medida que batallaba contra el temor, tan sólo podía menear su cabeza en incredulidad. Pensaba: Otra vez no. Llamadas de teléfono en la noche se habían producido muchas veces antes. ¿Hasta qué punto era malo esa vez? ¿Estará vivo? ¿Estará paralizado, o algo peor? ¿Hirió o mató a alguien más en el accidente? Los temores saqueaban su conciencia. ¿Qué iba a hacer ella ahora? “¿Puedo esperar e ir por la mañana?”, preguntó a la enfermera esperanzada.
“Me temo que sería mejor que viniera enseguida”, fue la única respuesta de la mujer.
El mundo de mamá se derrumbaba. Ella sabía que había sido un grave accidente, pero también sabía que la enfermera no le decía algunos detalles a propósito. Ella quería hacer más preguntas, y a la vez no quería. De algún modo, no era momento para palabras. Era momento de salir, ir a ver a su hijo, ir a ver si él seguía con vida. Era momento de enfrentarse a su mayor temor. Despertó a Big Jack y le dio la noticia. Mis padres llegaron al hospital cuando el interno me estaba dando puntos en la cara. Amablem Am ablemen ente, te, las enfermeras les apartaron a un un lado lado y les expli explicaron caron que que no tenían tenían idea idea de si yo perdería mi ojo izquierdo o no, pues era el que estaba más dañado por los pedazos de cristal que aún estaban clavados. Les explicaron que tenía lesiones en mi cabeza y que había la posibilidad de daño cerebral. Pasaría algún tiempo antes de que supieran nada con seguridad. Lo único que podían hacer en ese momento era esperar a que llegase el cirujano y me llevase al quirófano para buscar respuestas. Enfrentarse al temor ¿Por qué temía mamá especialmente recibir llamadas durante la noche? Porque tenía ocho hijos de los que ocuparse, y sus hijos mayores parecían estar inclinados hacia una sola cosa: meterse en problemas. Mi papá no estaba mucho tiempo a su lado para ayudarle con nuestra educación, así que mi madre hacía todo lo que podía para guiarnos en la dirección correcta. Mi hermano mayor tenía unos veinticuatro años cuando se produjo mi accidente, y el más pequeño tenía sólo ocho. Yo era el cuarto, después de mis dos hermanas mayores. Cada día, mi mamá se pasaba horas en la cocina preparando las comidas y limpiando cuando nosotros terminábamos. Fielmente, estaba de pie en el fregadero y oraba por nosotros. Ella puso ocho cuentas en un hilo blanco y lo colgó de uno al otro lado de la ventana de la cocina; cada cuenta representaba a uno de sus hijos. Cuando ella oraba por nosotros por nombre, movía “nuestra” cuenta al otro lado de la ventana. Ella quería a sus hijos con un amor muy ferviente y quería una vida pacífica y feliz para ellos. Día tras día, era fiel en la oración porque creía en un Dios que era fiel para responder. Cuando era una muchacha, mi mamá había recorrido el pasillo de su iglesia con su hermana, había entregado a Jesús. Solía hablarnos acerca deysu Dios y elSin amor que Nancy, Él tieneypor nosotros, y quesuÉlvida quería ser nuestro amigo y cuidarnos amarnos. embargo, cuando yo era adolescente, lleno de mis propias ideas sobre la vida, ninguna de aquellas charlas sobre Dios calaba en mí. Yo pensaba que mi mamá sencillamente estaba fuera de contacto con la realidad. Mamá solía decirme que Dios podía hacer cualquier cosa, que nada era imposible para Él. Lo que ella decía no me importaba, a excepción de una vez en que yo necesitaba ayuda extra. Estaba de pie delante de un juez algunos meses antes del accidente, enfrentándome a una posible sentencia corta en la cárcel, ¡y entonces sí que oré! “¡Dios, si me sacas de este lío, me enmendaré!”. Ahora bien, ¡esa es una oración que hacen millones de personas desesperadas! Bien, Él me respondió, y la sentencia quedó suspendida. Por tanto, yo hice lo que la mayoría de personas hacen… regresé de nuevo a mi estilo de vida. Mamá me recordó mi oración y después siguió orando por mí. Ella tenía mucha confianza en cuanto a su relación con Dios y la capacidad de Él para hacer lo imposible.
“¿Dónde está ese gran Dios ahora?” Ahora bien, Ahora bien, la noche noche del accidente accidente la fe de mamá fue fue severamen severamente te probada. Ella escuch escuchaba aba aturdida mientras las enfermeras le explicaban que yo había entrado en coma y que sería mejor si ella y mi padre se iban a casa y regresaban a la mañana siguiente. De camino a casa desde el hospital, ella lloró amargamente por las vidas de sus hijos mayores. ¡Parecía que todo lo que ellos hacían era malo! ¿Por qué sucedía eso? Las drogas, el alcohol, los problemas; ¿cuándo se detendría? ¿Tenía ella la culpa? ¿Había hecho ella algo mal? ¿Dónde estaba Dios ahora? enemigo su alma, también llamado eleldiablo, contra y contray su El obra en estedemundo, eraSatanás, implacable, y proclamaba poder que que lucha él tenía sobreDios su esposo sus hijos. Era como si ella pudiera oírle decir: ¿Dónde está ese gran Dios ahora? ¿Dónde está ese poder que Él afirma tener? ¿Por qué las cosas sólo parecen empeorar para ti y para tus hijos? La fea voz continuaba: Ahora, tu hijo Jim está tan mal que no sabes si volverá a tener vista en su ojo izquierdo. ¡No sabes si tiene daño cerebral permanente! Su cara está totalmente cortada, y nunca tendrá el mismo aspecto. ¿Dónde está ese Dios amoroso al que tú afirmas servir? ¿Por qué te sucede esto una y otra vez? Cuando mis padres llegaron de nuevo a la casa, mamá se fue a su cuarto y se arrodilló al lado de su cama. Quería que la voz del enemigo se detuviera; quería oír la voz de su Dios. En el mismo había por su familia, ella clamó al Señor: “Dios, porlugar favordonde no dejes quepasado Jim setantas quedehoras ciego.orando Por favor, Jesús, tócale”. Al principi principio, o, su temor y su sentimi sentimien ento to de desesperación amen amenaza azaban ban con con detener detener sus oraciones. Ella sabía en lo profundo de su corazón que Dios podía hacer cualquier cosa, pero el peso que había sobre sus hombros sencillamente parecía demasiado para poder soportarlo. Estaba esa voz del enemigo que le decía que incluso la oración era inútil en ese momento. Ella sabía que Dios no podía fallar en nada, pero se preguntaba cuánto más podría soportar. Clamó: “Ayúdame, Señor”. Imagino que ella estaba sintiendo lo que el rey David expresó en uno de los salmos en la Biblia; Jesús mismo citó esa primera estrofa cuando estaba en la cruz: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor? Dios mío, clamo de día, y no respondes; y de noche, y no hay para mí reposo. (Salmos (Salm os 22:1–2, rvr) Pero, lentamente, mamá sintió que la presencia de Dios llenaba el cuarto. Mientras ella oraba, sintió que el peso de su dolor y su temor era quitado de sus hombros. De repente, se encontró en un maravilloso estado de alabanza y adoración. Su fe estaba siendo renovada por la presencia y el poder del Espíritu Santo. Él es quien está con nosotros para ser nuestro Consolador y nuestro Guía. Él estaba renovando la fortaleza y la fe de mamá mientras ella clamaba en oración orac ión.. ¿Qué había sucedido? ¿Qué marcó la diferencia para ella, y qué puede marcar la diferencia para todos nosotros? Es la verdad que se encuentra en los siguientes versículos del Salmos
22:
Sin embargo, tú eres santo, estás entronizado en las alabanzas de Israel. Nuestros antepasados confiaron en ti, y los rescataste. Clamaron a ti, y los salvaste; confiaron en ti y nunca fueron avergonzados. (versículos 3–5, ntv) En otras palabras, Dios estaba esperando su alabanza, y casi puedo verle derramar su Espíritu Santo sobre ella para equiparle para adorarle, porque Él está entronizado en las alabanzas de su pueblo, o Él las “habita”, como dice la versión de la Santa Biblia Reina-Valera 1960. La palabra “entronizado” en el hebreo original significa “sentarse y observar” o “estar absorto con”. Es como si Dios estuviese esperando la situación imposible en la cual su pueblo le necesite realmente, y que solamente Dios pueda enderezar. Él tan sólo quiere nuestra alabanza y confianza, y entonces Él interviene con todo su poder, y nada puede competir con su presenci prese ncia. a. Esta es una verdad que nos permite trascender a toda preocupación; nos lleva más allá de la incredulidad y el temor. La alabanza es un arma que puede derribar maldad espiritual en lugares celestiales. La alabanza es un componente clave de nuestras victorias en la vida. Cuando decimos las palabras “pero tú eres santo”, ¡introducimos a quien puede cambiar el uego! Esas palabras no necesariamente significan que aquello que necesitamos aparecerá de inmediato. Lo que sí muestran es que sabemos que Dios es santo y que, debido ese conocimiento, descansamos seguros de que Él está peleando nuestras batallas por nosotros y que podemos confiar en Él. Cuando alabamos a Dios, Él está absorto con nosotros y muy orgulloso de nosotros; Él puede ver todo el temor, la duda y la incredulidad que Satanás nos ha lanzado, y sin embargo Él ve que nosotros ofrecemos sacrificios de alabanza a su nombre, incluso antes de ver la manifestación de nuestras oraciones respondidas. Dios siempre busca personas que le alaben de esa manera, porque confían en Él. Y eso es lo que Él hizo por mi mamá aquella terrible noche. De repente, la chispa de esperanza que Dios puso en su corazón comenzó a avivarse y convertirse en un fuego mayor de fe. Fue como si el Espíritu Santo estuviera proclamándole a ella las promesas de Dios. Ella podía ver versículos de la Biblia que había leído muchas veces, como si estuvieran en una pantalla de cine: He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí? (Jeremías 32:27, rvr) Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mateo 7:11, rvr) Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. (Mateo 7:7–8, rvr) E invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás. (Salmos (Salm os 50:15, rvr) Una vez más, Dios se había mostrado poderosamente para alentar a mi mamá. Ella no iba a darle la espalda a Él, a las fieles promesas de la Biblia, ni a mí. ¡Comenzó a alabar al Señor
por quién es Él y lo que había hecho por ella! No le insultó con ninguna queja; comenzó a
adorarle y a proclamar su santidad y su poder. A medida que cantaba sus alabanzas, ella supo que el Espíritu Santo estaba renovando su fe. Cuanto más le alababa, más fuerte se hacía. A pesar de lo que ella veía en lo natural, su Dios, el Dios Todopoderoso, como ella le llamaba, ¡tenía el control total de su vida y de la mía!
4
Aterrado por la oscuridad La oscuridad me rodeaba, y yo estaba cayendo. Intenté agarrar algo para interrumpir la caída pero no había nada allí. Repito: yo medía más de 1,80 de altura, era un tipo bastante grande. Estaba acostumbrado a arreglármelas para salir de la mayoría de situaciones, pero esta vez había ido demasiado lejos. La situación estaba fuera de mi control. Yo estaba en algún lugar extraño. Dondequiera que estuviese, yo sabía que no debía estar allí. Sabía que el Dios del que mi madre hablaba tampoco quería que yo estuviese allí. ¿Dónde estaba? Ese lugar no estaba en mi liga… ¡y yo estaba asustado! Dos semanas antes de aquello, salía yo del estacionamiento de la tienda Mister Donut en mi ciudad natal, y había sentido la mano de Dios sobre mi hombro izquierdo, diciéndome que redujese la velocidad porque me iba a matar. Yo sencillamente no había querido oírlo, así que le dije que se apartase y me dejase en paz; yo quería vivir la vida a mi manera. Tenía un par de dosis en mi visera, un litro de cerveza entre mis piernas, y quién sabe qué en la guantera, y no quería escuchar nada de nadie. En este momento, ¡me gustaría haber hecho caso! El sentimiento de caer se detuvo, pero seguía estando en oscuridad. Giré mi cabeza y miré a mi izquierda. Pude ver algo semejante a una sombra de pie a mi lado en la casi oscuridad total. Lentamente, di cuenta de que había doslocosas parecidas a criaturas me de mí miraban, fijas en míme amenazadoramente. Fuesen que fuesen, parecían estarque riéndose con una presencia muy malvada alrededor de ellas. En ese momento me di cuenta de que querían tenerme; querían abrumarme con su poder. Y ahí estaba yo, incapaz de detenerlas. Todo mi cuerpo se puso en tensión por el miedo. Yo nunca antes había visto demonios, pero había oído a mi mamá hablar de ellos muchas veces. Ellos estaban alineados con Satanás. Supongo que me habría reído sencillamente de pensar en ellos, incluso en la actualidad, si no los hubiera visto por mí mismo. En aquel momento estaban a mi lado, y tuve que tomar una decisión con rapidez. ¿Qué iba a hacer yo? Desde“Jimmy, la oscuridad eraelcomo oír a miparecía mamá decirme. recordándome poder de laa oración. Dios es Dios si depudiera lo imposible”, Ya noelme sonaba necedad. Pero ¿era demasiado tarde para mí? Hasta ese punto, yo siempre había creído que podía seguir de fiesta hasta que fuese viejo, quizá hasta los ochenta años. Entonces, admitiría mis pecados a Dios, enmendaría todo y me iría directamente al cielo. Nunca quería escuchar ninguna de las cosas que mi mamá decía sobre Dios. Yo quería vivir la vida según mis normas hasta el final… pero a dónde me había conducido. Yo sabía en mi alma que estaba a punto de obtener todo lo que me merecía en aquel momento. No conocía este versículo de la Biblia entonces, pero me describía perfectamente: Los lazos de la muerte me envolvieron; los torrentes destructores me abrumaron. Me enredaron los lazos del sepulcro, antedesde las trampas de la¡mi muerte. mi angustia invoqué al Señor; clamé a mi Dios,y yme él encontré me escuchó su templo; clamorEn llegó a sus oídos!… Me libró de mi enemigo poderoso, de aquellos que me odiaban y eran más fuertes que yo. En el día de mi desgracia me salieron al encuentro, pero mi apoyo fue el Señor. Me sacó a un amplio espacio; me libró porque se agradó de mí.
(Salmos 18:4–6, 17–19)
Ahora bien, Ahora bien, ese es el milagro milagro del amo amor, r, la misericordia misericordia y la gracia de Dios: Dios: ¡Él nos nos libra porque se agrada de nosotros! ¡Él nos ama cuando menos lo merecemos! Esa es la definición de su gracia. Él no nos da lo que nos merecemos; nos da su gracia, su amor, lo mejor: su Hijo, Jesucristo. En mi caso, Él también me dio una madre ferviente que oraba. Ella estaba en casa orando por mí de rodillas mientras yo estaba experimentando el momento más aterrador de mi vida. Seguros de que me había llegado el momento de morir Para el personal del hospital, yo estaba inconsciente,cada tumbado camaPero en elen el hospital mientras enfermeras y doctores supervisaban latido en de aquella mi corazón. interior de mi mente, estaba plenamente despierto y enfrentándome a dos de las criaturas más feas que se pueda imaginar. Repito, yo sabía que las criaturas negras que tenía delante eran dos demonios. Años después, Dios me explicó que esos demonios estaban viviendo en mí en aquel momento. Eran los demonios de alcohol y las drogas. Estaban allí porque habían llegado a reclamar su propiedad. Estaban seguros de que me había llegado el momento de morir. En aquel preciso momento, cuando parecía que todo estaba perdido, Jesús vino hasta mí. Él apareció, ¡y yo le vi! Yo sabía que era Jesús pero, en cierto modo, no puedo describirle (ya sabe lo diferentes que pueden ser las cosas en nuestra mente subconsciente de las cosas en el mundo físico).tuCuando Jesús me miró en misuficiente. penoso y ¿Quieres herido estado, me dijo: “Jim, has estado viviendo vida a tu manera el tiempo continuar de esa manera?”. Yo le miré y respondí: “Jesús, ¿qué quieres que haga? He intentado muchas veces enderezar las cosas pero he fracasado muchas veces. Parece no haber esperanza. ¿Qué tengo que hacer? ¿Hacerme sacerdote o monje? ¿Encerrarme en una habitación y solamente leer la Biblia durante el resto de mi vida?”. Yo sabía que era culpa mía que mi vida fuese tal desastre. No era culpa de Jesús; yo era el culpable. Pero no entendía que no se trataba de lo que yo tenía que hacer para arreglar mi situación y hacer las paces con Dios. Se trataba de lo que Él ya había hecho en la cruz del Calvario. Cuando miré a Jesús en ese momento, lo único que vi fue su perdón y el abrumador conocimiento de que Él se interesaba realmente por mí, con compasión y una bondad que no podían negarse. Aunque Él no habló en ese momento, yo podía sentir su amor por mí derramándose desde su corazón. Él no iba a dejarme; estaba allí para ayudarme en las profundidades de la cárcel que yo había creado para mí mismo. Nunca antes había sentido una presencia así. Cuando Él habló otra vez, una lluvia de paz y de gozo cayó sobre mí. Supe en un instante que Jesucristo era real y que cualquier cosa que Él me dijese sería verdad. Incluso antes de que Él hablase, era como si yo pudiera oír sus palabras en lo profundo de mi corazón, mi alma y mi mente. Cuando Jesús me miró, sencillamente dijo: “Jim, si me pides que te limpie y te perdone, lo haré. Nunca te dejaré ni te abandonaré. Te daré el poder para vencer las drogas y el alcohol. Caminaré contigo y seré tu Amigo”.
Yo estaba sorprendido. Sabía cuál era mi peso en la balanza de pecado y bondad. Sin
embargo, Jesús había llegado para ayudarme. Él gustosamente se acercó a mí en mi estado tan indigno. En su amor, Él miró por encima de todas las cosas feas e indignas que yo había sentido sobre mí mismo durante todos aquellos años, y me amó. Su interés genuino por mí era hermoso, tan real y verdadero que yo sabía que Él decía de verdad cada palabra que pronunciaba. Apenas sabía qué decir como respuesta. Mirando los amorosos ojos de Jesús, dije: “Jesús, por favor perdóname; por favor perdóname. Sé que soy pecador. Sé que lo he estropeado otra vez, y sé que necesito tu ayuda”. En el momento en que dije esas palabras y pedí a Jesús que me ayudase, ¡aquellos dos demonios que estaban a mi lado se desvanecieron! Una gran paz me inundó. Yo no sabía lo que significaba todo aquello, pero sí sabía una cosa: ¡había sido liberado! Pero tú, Señor, eres Dios clemente y compasivo, lento para la ira, y grande en amor y verdad. Vuélvete hacia mí, y tenme compasión; concédele tu fuerza a este siervo tuyo. (Salmos 86:15–16) Y le diste la espalda a mis pecados. (Isaías 38:17) Nunca más ciego Mientras mi madre estaba en casa, de rodillas, clamando a Dios por su ayuda durante los momentos más cruciales de mi vida, vio algo que le produjo una gran paz. Más adelante, en el hospital, me habló al respecto: “Jim, cuando estaba orando por ti, le pedía a Dios que tocase tus ojos para que no te quedarás ciego. En mis oraciones, vi la mano de Dios que se acercaba a ti y con su dedo índice tocaba tu ojo izquierdo. Cuando vi eso, supe que Dios te había sanado y que no perderías la vista. En ese momento, supe que todo saldría bien”. Lo que ella no sabía era que en aquel preciso momento, Jesús había arreglado las cosas en cada parte de mi vida. Yo no sería ciego nunca más. Mis ojos espirituales iban a ser finalmente abiertos. Como escribí anteriormente, mientras estaba teniendo la visión de Jesús estaba tumbado en el quirófano. El equipo que me operaba sacaba más pedazos de cristal de mis ojos y de mi cara; y durante más de seis horas, el cirujano plástico estuvo trabajando conmigo. Necesité más de trescientos puntos en mi cara y mi cabeza solamente para comenzar el proceso de coserme para volver a situar todas las partes en su sitio. Al mismo tiempo, estaban operando mi mandíbula. El hueso de mi mandíbula estaba roto, así que tuvieron que repararlo y dejar mi boca cerrada con alambres. Esos alambres mantendrían junta mi mandíbula durante las seis semanas siguientes. Después de la operación, estuve en coma por varios días. Mi hermana Jane trabajaba con nuestra vecina, Pat, como voluntaria en el hospital. Cuando llegó al hospital el día después del accidente y vio a Pat, le preguntó: “¿Has visto a Jim?”. Pat dijo que no y se quedó pensando de qué hablaba Jane. Ella dijo: “El único hombre que hay aquí está en la habitación más adelante en el pasillo”. Cuando Jane dijo: “Tiene que ser él”, Pat la miró con una expresión que decía: Espero que no sea Jim. Jane entró en la habitación y me vio tumbado completamente quieto y envuelto como si fuese una momia. Se sintió totalmente paralizada cuando me miró. Los vendajes de gasa que cubrían mi cabeza tenían sangre seca en ellos. El personal médico
había dejado solamente una diminuta apertura en los vendajes para mi boca, para así poder
poner un tubo, y dos diminutas aperturas para mi nariz, con tubos en ellas también. “Fue horrendo. Quedé completamente abrumada”, me dijo Jane más adelante. Cuando finalmente recuperé la conciencia en la unidad de cuidados intensivos, agarré las sábanas de mi cama porque no sabía dónde estaba. Mi cabeza seguía estando vendada, con los vendajes que protegían los puntos que había en mi cara y mi cabeza. Una enfermera estaba de pie cerca de mí mirándome con preocupación. Me dijo que se llamaba Toni, pero entonces yo me desvanecí otra vez. Me desperté el tiempo suficiente para ver que me habían trasladado a otra habitación. Supongo que como ya no estaba en coma, no tenía que estar más tiempo en cuidados intensivos. La siguiente vez que me desperté, mi mamá y mi papá estaban de pie al lado de mi cama. Yo no podía ver ni realmente hablar con nadie porque los vendajes cubrían toda mi cabeza, incluyendo mi cara, y mi mandíbula estaba cerrada con alambre. De cualquier manera, tenía que contarle a mi madre lo que me había sucedido mientras me estaban operando. Las primeras palabras que intenté musitar con mi mandíbula rota sorprendieron a mis padres: “Mamá, ¡Jesús está aquí! ¡Jesús está aquí!”. Mi dulce madre me dijo más adelante que me miró con sorpresa, con sus ojos llenos de lágrimas. Dios no sólo me había salvado la vida, ¡sino que también se estaba produciendo un milagro! Fue verdaderamente la respuesta a sus oraciones. Ella había sabido desde la noche del accidente cuando clamó al Señor que Él la había escuchado. Allíí estaba yo, con sangre All sangre seca por toda mi cara y mi cabeza. cabeza. Cin Cinco co tubos en mi cuerpo cuerpo me alimentaban y me drenaban. Y tenía por delante un largo camino de mucha cirugía plástica. Sin embargo, en cierto modo, en todo aquello mi mamá tenía paz. Ella había vencido aquella noche y había entrado en la presencia de Dios en oración. Aprendió una vez más que nada era imposible para el Dios al que ella servía. Este era el Dios sobre quien, pronto, yo iba a aprender mucho.
5
Más de trescientos puntos Durante las dos semanas siguientes, permanecí en mi cama del hospital preguntándome qué me había sucedido durante aquella cirugía. Debería haber estado asustado, pero tenía una increíble paz en lo profundo de mi ser. Una mañana, los doctores entraron en mi habitación y me dijeron que me quitarían los vendajes en los próximos días. Uno de los doctores advirtió: “Jim, me temo que deberías esperar lo peor. Recuerda que tuvimos que darte más de trescientos puntos en la cara y la cabeza”. Extrañamente, todo el tiempo en que le estaba escuchando, seguía estando lleno de paz con respecto a todo. Los daños en mi cara, la cuestión de mi vista: nada de eso parecía importar. Los doctores estaban esperando una reacción emocional, de temor o enojo, pero no podían explicar la paz que había en mi alma. ¡Yo no podía realmente decir mucho teniendo la mandíbula cerrada con alambres! Por tanto, simplemente les aseguré que estaba bien. Cuando mi hermano pequeño, Bill, entró para verme, fue muy similar. Primero, él asomó su cabeza en la habitación, pero cuando me miró con todos aquellos vendajes, envuelto como si fuese una momia, se fue porque pensó que se había equivocado de habitación. Cuando fue a la zona de enfermeras y se enteró de que era la habitación correcta, quedó bastante conmocionado. Bill y yo estábamos cerca en edad y también estábamos cerca como hermanos, a pesar de que teníamos las peleas típicas entre hermanos. Cuando miré la cara de Bill, finalmente me di cuenta de lo grave que era el accidente para todos: mis daños faciales, los cristales en mis ojos, el posible daño en mi cerebro. Sin embargo, la paz seguía sin dejarme. Lo único que pude decirle a Bill era que realmente iba a ponerme bien. Una mañana temprano entraron los doctores en mi habitación, listos para quitarme los vendajes. Habían pedido a mis padres que estuviesen presentes como apoyo cuando yo viese por primera vez mi cara dañada. Recuerdo mirar sus expresiones de ansiedad; ellos estaban seguros de que yo iba a tener una reacción terrible a mis heridas. Lo que ellos no entendían era lo agradecido que yo estaba simplemente por estar vivo. El hecho de que Dios me hubiera dado una segunda oportunidad se había vuelto tan real para mí que sabía que podía manejar todo lo que llegase a continuación. “¡Vaya, sí que eres feo!” El doctor comenzó a quitarme suavemente la fina gasa blanca de mi cara y mi cabeza. La gasa estaba pegada a los puntos y la sangre seca, y por eso era un proceso muy lento. Cuando él quitó la última venda, se quedó sentado en silencio sobre la cama cerca de mí y examinó lentamente mis cortes uno por uno, limpiándolos con alcohol para limpiar mi cara lo mejor que podía. Mirándome a los ojos, el doctor me recordó el aspecto que tendría mi cara con los hilos de los trescientos puntos, y entonces me dio un pequeño espejo. Yo me quedé sentado durante un momento mirando fijamente al espejo con muchos pensamientos corriendo por mi mente. ¿Cómo debía reaccionar a aquello? ¿Debía estar angustiado?
Mi cara tenía el aspecto de una estación de trenes porque había muchos puntos por todas partes. Los puntos que rodeaban mis ojos y mi frente parecían ir en la misma dirección. Mi cara estaba hinchada debido a los cortes. Se podía ver dónde había penetrado el parabrisas en mi mejilla derecha cuando fui impulsado de nuevo dentro del auto. Había un largo corte que atravesaba mi nariz y bajaba hasta mi labio inferior, y hacía que mi boca pareciera distorsionada. Se podía decir que el interno había hecho todo lo posible, pero que no era un cirujano plástico. La parte derecha de mi barbilla era probablemente la peor, debido a la fractura compuesta. Todo el lado derecho de mi cara estaba hacia abajo debido al número de puntos en esa zona que llegaban hasta mi barbilla. Mi papá intentó suavizar la atmósfera diciendo: “Vaya, ¡sí que eres feo!”. A él siempre le gustaba tener el control del momento diciendo algo divertido, y sólo quería ayudarme a asimilar aquello. Todos esperaban a que yo hablase, observando cuál sería mi reacción a todos los hilos que había en mi cara. Yo miré con atención cada parte de mi cara; ¿qué podía decir? Sencillamente estaba tan agradecido por tener vida que no podía estar angustiado. Aunque no podía explicarle a nadie lo importante que había sido para mí la visita de Jesús cuando estaba inconsciente, no importaba. Sabía que yo era el único que había causado ese desastre y, al mismo tiempo, sabía que era perdonado. En cierto modo, todo iba a salir bien. Mientras estaba en aquella cama en el hospital, lo único en que podía pensar era el modo en que Jesús había acudido a mí y cómo habían huido los demonios. ¡Estaba muy agradecido al Dios del universo por haberme dado otra oportunidad en la vida! “Te has golpeado la cabeza con demasiada dureza, amigo” Si me hubieran hecho alguna pregunta religiosa como: “¿Eres nacido de nuevo?”, o “¿Has sido salvo?”, sinceramente no habría sabido de lo que me hablaban. Yo nunca había leído la Biblia; nunca había asistido a ningún tipo de reunión de oración o a ninguna reunión en la que Jesús hubiera sido el tema principal de conversación. Recuerde que, hasta ahora, mi concepto del cristianismo erahabía ir deestado fiesta todo lo de queuna pudiera más arreglar las cosas con Dios. Lo más cerca que nunca Bibliayera al adelante ver una en un estante en algún lugar. Cuando estaba allí con tubos que me alimentaban y me drenaban, no podía evitar preguntarme cómo iba a cambiar mi vida. No pensé en qué decirles a mis amigos hasta que llegaron a visitarme unos días después. Ellos llevaron vino y me dijeron que me llevarían algunas drogas si yo quería algo de “alivio”. Recuerdo decirles que ya no necesitaba esas cosas, que había tenido un encuentro con Dios y que estaría bien. Primero, se miraron los unos a los otros, y después volvieron a mirarme. “Te has golpeado en la con demasiada desucedido. ellos. “¡Estarás bien dentro Yo nocabeza sabía de qué otro mododureza, explicaramigo”, lo que dijo me uno había Ellos menearon susde poco!”. cabezas, y seguimos hablando de otras cosas. Esa profunda paz que yo tenía por primera vez en mi vida parecía sobrepasar a toda
emoción que comenzaba a surgir en mi interior. La paz permanecía siempre que yo pensaba
en mi cara, en lo que iba a hacer después, en cómo iba a seguir saliendo con mis amigos, y en lo que iba a hacer con respecto a los Marines. ¿Qué de los Marines? Repito, era el año 1971. Estados Unidos había estado participando en la guerra en Vietnam desde principios de los años sesenta. Yo me había alistado en los Cuerpos de Marines pocas semanas antes del accidente. Esa era otra razón por la que había estado tanto de fiesta. Quería divertirme todo lo que pudiera porque pensaba que me iría a Vietnam. Mi hermano mayor, Jack, acababa de regresar de Vietnam, y por todo lo que él describía yo sabía que allí no había ninguna fiesta, ¡así que era mejor que me divirtiese antes de irme! Me educaron para creer que tenía la obligación de servir a mi país. Desde que tenía diez años de edad, yo sabía que llegaría a ser un marine. Cualquier cosa que tuviera que hacer para llegar a ser un buen marine, yo estaba dispuesto a pagar el precio porque había sido educado para amar Estados Unidos. A la edad de dieciocho años yo era totalmente ignorante de la grave situación que había en el sudeste de Asia. Solamente quería defender a Estados Unidos y hacer mi parte. Sabía que podía hacer eso, ¿y qué mejor lugar que en los Marines de Estados Unidos? El reclutador de los Marines llegó al hospital para verme en cuanto recuperé la conciencia. Él estaba muyYo preocupado nosdurante dijo que podían librarmepero debido a los quemarine yo había sufrido. pensé en yeso medio segundo, sabía quedaños llegarfísicos a ser un no era solamente algo que yo quería hacer; era algo que tenía que hacer. Además de todo eso, entendía que necesitaba alejarme de mis amigos y del escenario de drogas que se había vuelto tan importante para mí. Necesitaba un respiro de todo eso, y los Marines de Estados Unidos y Vietnam parecían ser el lugar donde yo me dirigía.
6
Salida del hospital Después de haber estado en el hospital por más de dos semanas, me dijeron que me darían el alta al día siguiente, pero mi papá llegó alrededor de las 10:00 la noche antes y me dijo que recogiese mis cosas. “Nos vamos ahora”, me dijo ásperamente. Yo le dije que tenía que irme en la mañana, pero él repitió de nuevo que nos íbamos en aquel momento. Recuerde: Big Jack medía 1,92 metros y pesaba 129 kilos. Había bebido unas copas, y uno sencillamente no discutía con él. Por tanto, reuní todas mis cosas y nos fuimos. Mi papá era un tipo estupendo, y yo realmente le quería, ¡pero odiaba verle borracho! Cuando no había bebida involucrada, él era increíble. Era un hombre hecho y derecho, y yo había estado muy orgulloso de él cuando era pequeño. Pero a medida que había crecido y había visto el modo en que el alcohol le destruía a él y a mi familia, el modo en que hacía daño a mi mamá, había jurado que yo nunca sería como él. Lo cierto era que terminé amando la bebida tanto como él, y estar colgado se convirtió en mi pasatiempo favorito. Por tanto, cuando íbamos a casa de regreso del hospital aquella noche, yo tenía muchos pensamientos contradictorios. Sabía que por mí mismo no podía mantenerme sereno; necesitaba que Jesús quitase todo ese conflicto y me ayudase a comenzar mi vida de nuevo. Yo no entendía que había comenzado mi vida de nuevo en el momento en que pedí a Jesús que me perdonase mientras estaba tumbado en el quirófano. En aquel preciso momento, yo había nacido de nuevo. De camino a casa, pasamos por el club de campo donde había sido la fiesta la noche del accidente. Nuestra casa estaba cerca, así que normalmente hacíamos un giro a la derecha allí y seguíamos por Long Road hasta nuestra casa. Aquella vez, le dije a mi papá que siguiera conduciendo recto por la carretera hasta nuestra iglesia familiar. “¿Por qué quieres ir allí? Es tarde, y estará cerrada. No habrá nadie ahora”, me dijo él. Con mi mandíbula rota y con alambres, musité otra vez: “Por favor, Papá, llévame allí ahora”. Él entendió queleyo lo que decía serio, yallí condujo la iglesia.enseguida. Cuando entramos el estacionamiento, dije seen quedase y quehasta yo regresaría En aquelen entonces, dejaban las iglesias abiertas toda la noche. Empujé la pesada puerta de madera y entré en el oscuro santuario. Me hice camino lentamente hasta el altar y me arrodillé. Levanté mi vista a la cruz con una suave luz que resplandecía desde la ventana, y le dije a Jesucristo lo agradecido que estaba de que Él se hubiera acercado a mí, y le di las gracias por darme una segunda oportunidad. Le dije que sabía lo que Él había hecho por mí cuando yo estaba inconsciente, y que Él me había defendido contra aquellas dos criaturas. Yo sabía que Él me había dado su amor y su perdón. Sabía que me había prometido que Él nunca me abandonaría ni me dejaría. Pero le dije que no tenía idea alguna de qué hacer a continuación. Yo no sabía en qué se convertiría mi vida o cómo manejar la vida cotidiana porque todo era diferente en mi interior. Realmente necesitaba su ayuda para solucionar todo aquello. No podía culpar a mis amigos por drogarse y meterse en problemas porque, unas semanas antes, yo había estado con ellos. Sabía que no iba a volver a hacer esas cosas, pero ¿dónde
iba a ir yo? ¿Quién estaría a mi lado? ¿Cómo emplearía mi tiempo? ¿Qué esperaba Dios de mí ahora?
Repito: yo nunca había leído la Biblia, así que no tenía idea alguna de cómo Dios intervenía en una vida. ¿Y qué tenía que hacer con la noticia del modo en que Jesús había acudido a mí? ¿Cómo podría explicar a nadie, aparte de mi mamá, lo que había visto mientras estaba inconsciente? ¿Cómo podría encontrar las palabras para decirles a mis amigos que Jesús me había liberado, y que Él me amaba a mí y a ellos? ¿Entenderían ellos que Él realmente quería que yo fuese su amigo y que Él quería ser mi Amigo? Aquella Aquell a noche noche en la la oscurecida oscurecida iglesia, iglesia, sencil sencillam lamen ente te oré y le pedí a Dios que que me ayudase ayudase con todas aquellas abrumadoras preguntas. Era demasiado para que yo pudiera manejarlo, y sabía que no podía hacerlo por mí mismo; pero supuse que ya que Él me había liberado de aquel lugar oscuro con aquellos terribles demonios, no había nada que Él no pudiese manejar. Sintiendo su paz de nuevo, me levanté el altar y me fui caminando para reunirme con mi papá. Encuentro con familiares y amigos Después de la parada en la iglesia, condujimos hasta nuestra casa. Cuando llegamos a la entrada, yo sabía que mi mamá estaba esperando para verme; ella sólo quería que yo estuviese en casa. La mayoría de mis familiares estaban allí, y vi la expresión en sus ojos cuando vieron mi cara. El equipo de cirujanos había tenido que afeitar gran parte de mi cabello, las heridas estaban aún muy enrojecidas, el corte en mi cabeza era muy grande, y no podía afeitarme la cara. Mi cara seguía estando hinchada a causa del accidente, la cirugía y el haberme quitado muchos de los puntos. El doctor no había podido quitarme todos los puntos de una vez porque había muchos, ¡así que yo seguía llevando algunos puntos en la cara! Sin duda, lo obvio que decirme era: “¡Realmente lo has estropeado está vez, Jim! ¿Ahora qué vas a hacer?”. En lugar de decir eso, mi familia sencillamente me mostró amor. Teníamos mucha disfunción, como la mayoría de familias. Nuestra vida familiar era muy difícil debido al modo en que el alcohol dominaba nuestra existencia. Pero si hacíamos algo correctamente, era recuperarnos los unos en torno a los otros durante los momentos difíciles. Intentábamos estar al lado de los demás a pesar de las dificultades. Cuando las cosas iban mal, yo siempre sabía que mis siete hermanos y hermanas estarían a mi lado. Todos ellos se derrumbaron y lloraron, y tuvieron que salir de la habitación después de verme porque pensaban que nunca volvería a tener el mismo aspecto de antes. Pero debido a su apoyo, no tengo ni una sola fotografía de mi cara después del accidente. Ellos no querían que yo recordase lo mal que se me veía. De regreso al Red Flame Ya que yo no sabía qué hacer a continuación, fueron necesarias algunas semanas para sanar. Entonces, con las cicatrices en mi cara como recordatorio constante de lo que me había sucedido, me dirigí de nuevo a mi bar favorito, el Red Flame, para reunirme con mis amigos. Después de todo, no podía quedarme en casa para siempre, ¿y a qué otro lugar iba a ir? me ysaludaron con gritos y golpecitos la espalda, y entonces entramos un enporro, el autoy de Todos un amigo comenzamos a conducir por ahí.en Sucedió lo usual: alguien encendió otra persona abrió la botella. Todos eran muy amables conmigo y se sentían mal por lo que había sucedido; todos querían que yo me colocase y pasase un buen tiempo para olvidarme de todo el dolor.
Ellos no tenían intención de causar daño, y si no hubiera sido por mi experiencia con Jesús, yo habría sido el que estaba listo para comenzar la fiesta. Cuando me pasaron la droga, les dije que no quería, y sencillamente la pasé al siguiente muchacho. “Vaya, ¿qué te pasa?”, preguntó mi amigo. Yo respondí sencillamente: “Realmente ya no la necesito”. Eso comenzó muchas preguntas. Yo estaba muy nervioso e inseguro sobre qué decir. Quería contarles cómo Dios me había tocado y me había ayudado, cómo su presencia y mi oración habían hecho huir a los demonios. Quería describir la paz que tenía en el hospital y cuando oré a Jesús en la iglesia de camino a casa. Pero verdaderamente, no quería que ellos pensaran que yo era extraño. Yo sabía lo que pensábamos de aquellos tipos fanáticos religiosos. “Bichos raros nacidos de nuevo”, “recitadores de Hare Krishna”; todos ellos serán iguales para nosotros: perdedores, fanáticos, ¡vendiendo flores en los aeropuertos! ¿Qué iba a decir yo? Aún no conocía ningún versículo. Mientras estaba allí sentado preguntándome qué hacer, el humo llenó el auto, y todos comenzaban a sentirse bastante colocados. Yo tenía que decir algo; no iba a beber, ni a fumar la droga, ni a fumar en la pipa. Todos querían oír algo de mí en ese momento. Y, con los alambres aún en mi mandíbula, yo ni siquiera podía hablar con claridad. Lo único que recuerdo que les dije aquella noche era que Dios me había dado otra oportunidad, y que no iba a regresar. Les dije que ya lo había estropeado lo suficiente, y que le había pedido a Dios que me ayudase. Ellos conocían sobre mi vida durante los últimos seis meses: casi fui a la cárcel, fui perseguido por policías, me metí en peleas, tuve el accidente, mi cara. Ellos estuvieron bastante conformes con todo aquello. Alguien dijo entre risas: “Estarás bien, Jim; sencillamente será necesario un poco de tiempo para que regreses a la normalidad”. Entonces, uno de mis mejores amigos dijo: “Vamos, hombre, déjale en paz; ya ha pasado lo suficiente”. Aquello puso fin a la conversación con respecto a mí por esa noche; pero yo sabía que realmente sólo era el comienzo. Puede que yo necesitas un poco de tiempo, pero tenía mucho que decir, y tendría que encontrar alguna manera de decirlo. Cuando regresamos al bar, me dirigí las a casa y comencé a pensar lo que de ocurrir. Realmente yo había rechazado drogas, y no había bebidoennada. Yo,acababa Jim Maxim, acababa de decirle a un grupo de muchachos cómo Dios me había tocado. Vaya, yo era diferente. Creo que me sorprendí a mí mismo. Sabía que no podía mantener el paso de aquella escena; en cambio, era momento de centrarme en los Marines. Era bueno para mí irme de la ciudad. Estaba programado que me fuese aproximadamente en sesenta días, y necesitaba estar tan preparado como pudiera. Por tanto, comencé a hacer más ejercicio, a correr mucho y a prepararme para Parris Island, en Carolina del Sur, y para el campamento de entrenamiento de los Cuerpos de Marines.
7
Los pocos… los orgullosos… Mi papá me dejó en la estación de autobuses en el centro de Pittsburgh para hacer el viaje al aeropuerto. Él estaba contento de que yo me fuese porque sabía que tenía que alejarme del viejo ambiente. El que yo quisiera servir a mi país hacía que Big Jack estuviese muy orgulloso. Él no entendía los asuntos espirituales, pero sabía que de algún modo las cosas iban mejor conmigo. Uno no pensaría que su vida pudiera cambiar solamente esperando un autobús, pero la mía cambió aquel día. Encontré un pequeño Nuevo Testamento con los Salmos en una pequeña mesa que había al lado de mi asiento. Los Gedeones, un grupo de hombres de negocios cristianos, habían puesto varios por la terminal. ¡Supongo que la estación de autobús era conocida como un lugar para personas con necesidad! Yo no había leído la Biblia aún y no tenía ni idea de lo que había realmente en su interior. Agarré aquel ejemplar, ejemplar, la abrí en las primeras primeras páginas páginas introductorias, introductorias, y leí algo parecido a lo siguiente: “Cuando tenga problemas, vaya a la página 100”, o “Cuando necesite dirección, vaya a la página 200”. La que recuerdo con mayor claridad decía: “Cuando se haya ido de casa o se sienta solo, vaya a la página ____”. Cuando comencé a leer la Biblia, era como si estuvieran echando de una manguera lo profundo de mi corazón. ¡Las palabras saltaban de las páginas deagua este pequeño libro! Yo en no podía leer lo suficientemente rápido, y quería de algún modo comerme las páginas y hacer que se quedaran en mi interior donde nunca las perderían o las olvidaría. Con cada página, recibía fortaleza y consuelo. Aunque las palabras eran nuevas para mí, todas ellas parecían tener mucho sentido. Palabras como: “Nunca te dejaré; jamás te abandonaré” (Hebreos 13:5), “Él me invocará, y yo le responderé” (Salmos 91:15), y “Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores” (1 Timoteo 1:15). El versículo de la Biblia que sacudió mi alma fue: “Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). Era una invitación personal de Jesús. Era el mismo Jesús que había acudido a mí cuando yo estaba inconsciente, y ahora yo le observaba acudir a las personas en el Nuevo Testamento, tocarlas, sanarlas, amarlas. Él se acercaba a los “marginados”, los pobres, los oprimidos y los necesitados. Él estaba con pecadores, sencillamente siendo su Amigo. Él se identificaba con las personas que más necesitaban su ayuda, al igual que había hecho conmigo. Fui hasta el autobús y me senté, leyendo página tras página. Encontré un versículo que decía: “Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). Otro versículo decía que Jesús no vino para las personas sanas, ¡sino para las enfermas Marcos 2:17). ¡Ese libro tenía poder verdadero! Lo agarré con fuerzayynecesitadas! lo acerqué a(Véase mi pecho, sencillamente queriendo queunlas palabras penetrasen en mi interior. Por primera vez en mi vida, entendí que tenía un mapa de ruta al que acudir en busca de dirección. ¡Las respuestas a mis preguntas estaban en ese libro!
No podía creerlo. Estaba siendo vigorizado con la misma presencia que había estado
conmigo cuando yo estaba inconsciente. Era como si estuviera sucediendo otra vez. ¿Por qué no había leído yo nunca ese libro? Incluso en la actualidad, cuando comparto de Jesús con otros y ellos quieren discutir conmigo o decirme que soy un ingenuo, les pregunto si han leído alguna vez la Biblia. La mayoría de personas dice que no, pero creen que saben lo que contiene. Qué necio es rechazar algo si nunca se ha leído. Ellos no entienden que la Biblia contiene palabras que están vivas y tienen el poder de producir cambios drásticos en las personas que la leen con fe. Parris Island Llegamos a Carolina del Sur y nos recibió una pareja de sargentos del Cuerpo de Marines que esperaba a reclutas que llegaban de todas las partes del país. Les dimos nuestros nombres y subimos a un autobús que nos llevaría a Parris Island. Era más de la medianoche, y el viaje desde el aeropuerto atravesaba profundos bosques y después los pantanos de Carolina del Sur. ¿Cómo iba a ser aquel lugar? Atravesamos las puertas Atravesamos puertas y nos detuvim detuvimos. os. Un in instructor structor militar militar subió subió al autobús autobús y dijo dijo algo al conductor. Yo vi al conductor solamente agachar su cabeza, y entonces… comenzó. El instructor comenzó a gritar todo lo que uno pueda imaginar para hacer que bajásemos rápidamente de ese autobús. Lo primero que él gritó fue: “¡Mejor que hayan entregado su alma a Dios porque su ____ es mío!”. ¡No fue la referencia a Dios que yo había esperado! De repente, había cinco instructores militares gritando e intentando hacer todo lo posible por intimidarnos y hacernos saber que, durante las siguientes catorce semanas, les pertenecíamos a ellos. Cuando entramos en el primer edificio para comenzar nuestra transformación de vivir como civiles a vivir en los Marines, pasamos por debajo de una señal que decía: “Por este portal pasan candidatos para la fuerza de lucha mejor del mundo: los Marines de Estados Unidos”. Yo me preguntaba por qué había escrita la palabra candidatos; ¿acaso no se convertía en marine cada uno de los que pasaban por debajo de esa señal? A la mañana siguiente comenzaría a descubrir por qué. Eran las 5:00 de lanos mañana. A mí meque parecía que acababa de de la cerrar ojos, pero los instructores militares gritaban para nos levantásemos camalos y bajásemos al piso inferior. Nunca había visto a tantos muchachos moverse tan rápidamente en toda mi vida; nadie quería ser el último en bajar las escaleras. Nos situaron en fila a ambos lados de una mesa con pequeñas separaciones sobre ella. Nos ordenaron vaciar nuestros bolsillos y poner todo lo que tuviéramos en el espacio que teníamos delante. Nudillos Nudillos de acero, ac ero, cuchillos cuchillos y cual c ualqui quier er otro otr o objeto objet o imaginable imaginable salieron de aquellos aquellos bolsillos. Obviamente, ¡aquellos instructores militares sabían lo que buscaban! A medida medida que que siguieron siguieron gritando gritando órdenes, un un mu muchach chacho o corpulen corpulento to se hacía el duro. duro. El instructor militar le dijo que se acercase, y el muchacho avanzó hacia él con cierto aire de tipo duro. Ese instructor agarró al recluta por la nuez y le levantó contra una de las columnas hasta que sus piernas no tocaban el piso. Él pateaba y buscaba el aire, mientras el sargento le gritaba sin descanso, diciéndole que era un “gusano inútil” y un “desperdicio de carne humana”. Finalmente, empujó al gran muchacho hacia el otro lado de la sala y le dijo que regresara a la
fila.
Se podía oír caer una pluma en aquella sala. Nadie se atrevía a pronunciar palabra ni a mover un músculo. Aquellos instructores militares eran endurecidos veteranos de combate, y no iban a permitir que ningún candidato punk llegase a ser un marine o llevase el uniforme de los Marines de Estados Unidos, un uniforme por el que muchos hombres habían pagado el precio definitivo mientras defendían a su país, si no era el tipo correcto de hombre. Yo solía pensar que mi hermano Jack había exagerado sobre Parris Island y cómo eran los instructores militares, pero después de aquel discurso de bienvenida a “nuestra Isla”, decidí que seguiría el programa durante las siguientes catorce semanas y haría lo que me dijesen y cuando me lo dijesen, ¡sin hacer preguntas!
Jim sirviendo en los Marines de E.U., Carolina del Norte, 1972
En el desierto Mojave para entrenamiento con los Marines, 1972
Jim y Cathy, día de la boda, jun ju nio de 1975
Educando a sus hijos cerca de Pittsburgh, Pennsylvania
Jim y Cathy en una recaudación de fondos para el orfanato en Nepal donde Cathy ayuda como amiga misionera.
Jim y Cathy con (de izquierda a derecha) sus nietos Lucy, James, y Dylan
La familia Maxim Fila superior desde la izquierda: hijo Jim, agarrando a Dylan; hijo Jordan; Jim, agarrando a James; hijo John Fila inferior desde la izquierda: nuera Alison; Cathy; nuera Lauri, agarrando a Lucy; nuera Jesica
8
“El soldado cree en Dios, señor” En cada oportunidad que tenía, abría aquella pequeña Biblia de la estación de autobús. Iba al libro de Salmos y leía algo como esto: Pero tú, Señor, me rodeas cual escudo; tú eres mi gloria; ¡tú mantienes en alto mi cabeza. Clamo al Señor a voz en cuello, y desde su monte santo él me responde. Yo me acuesto, me duermo y vuelvo a despertar, porque el Señor me sostiene. No me asustan los numerosos escuadrones que me acosan por doquier.(Salmos 3:3–6) Siempre que necesitaba fortaleza para vivir el día, tan sólo abría ese librito y las palabras parecían saltar de las páginas y llegar a mi corazón. Un instructor militar me preguntó por qué llevaba esa pequeña Biblia en mi bolsillo. Me preguntó: “¿Es usted predicador, Maxim?”. Yo respondí: “No, señor, el soldado cree en Dios, señor”. El sargento miraba mi cara con cicatrices y comenzó su diatriba: “Maxim, parece que fue usted a una pelea con hacha ¡y se dejó el hacha en su casa!”; “Parece que intentó besar a un mercancías”, etc., etc. Nada de aquello ni siquiera me molestaba; era solamente un recordatorio de lo que me había sucedido vi a Jesús. MiNaturalmente, cara marcadalatambién muchas oportunidades de hablar sobre cuando mi fe recién hallada. mayoríame dedaba los muchachos me preguntaban que me había sucedido, y sus preguntas me abrían la puerta para hablarles acerca del accidente y de cómo había sido mi estilo de vida en ese momento. La mayoría de ellos se identificaban conmigo enseguida; podríamos haber sido amigos en la fiesta de Navidad aquella noche. Cuando escuchaban que me había desmayado al volante, me hacían miles de preguntas, como: “¿Golpeaste al otro?”, “¿Ibas colocado en aquel momento?”, y “¿Cómo pudieron llegar a arreglarte con toda aquella sangre?”. Todas sus preguntas hacían que mi fe en Jesucristo fuese mucho más real cuando les hablaba del modo en que había estado en grandes problemas y Dios me habían sacado del lío. Entonces,Todo relataba los detalles de cuando Jesús seme meveían apareció mientras estaba el quirófano. teníatodos perfecto sentido para ellos. Cuando leyendo la Biblia, y en después miraban mi cara, recordaban lo que había sucedido cuando yo estaba inconsciente. Ellos aceptaban mi historia; les parecía muy real. Habíamos hecho amistad, y ellos confiaban en lo que yo decía; sabían que yo era sincero en mi historia. Incluso en la actualidad, cuando hablo de mi amor por Jesucristo, busco solamente ser el amigo de alguien, ser genuino con esa persona. No puedo hacer que nadie se trague la Biblia, así que, ¿por qué intentarlo? Jesús vino a mí porque me amaba y quería ayudarme. Él quería que supiera que Él me amaba lo suficiente para aparecer en mi vida cuando yo más le necesitaba. Jesús siempre busca ayudar a alguien. Cuando la persona ve y siente que uno está genuino ella, yse que en realidad entender en qué momento de su vida está,siendo entonces Jesúscon también hace real paraquiere esa persona. Las catorce semanas de campamento fueron algunos de los días más difíciles de mi vida.
Ningún marine podría olvidarlos jamás, y aún así, la experiencia del campamento es algo que atesorará durante toda la vida. Ese rito de pasaje, el privilegio de ponerse ese uniforme,
conlleva cierta dignidad y orgullo que esta nación ha admirado por más de doscientos veinticinco años, y que sus enemigos han temido. Y yo tuve el privilegio de experimentar aquellos difíciles días con la ayuda de mi recién hallada fe. Había llegado el momento de avanzar. Fe salvadora… ¡literalmente! Mientras estaba en los Marines, Dios quiso mostrarme lo mucho que se interesaba por los detalles de mi vida. Incluso en la actualidad, cuando pienso en aquellos tiempos en los Cuerpos de Marines, su amor me sigue sorprendiendo. Después de Parris Island, me destinaron a Camp Lejeune en Carolina del Norte. Mi cara estaba extrañamente desproporcionada debido a la inexperiencia del interno que me había cosido. Tenía bultos de piel en mi rostro y barbilla. Donde mi mandíbula había estado rota, me quedó una cicatriz muy grande, y el lugar donde mi nariz había recibido el primer golpe contra el parabrisas apenas era otra cosa que piel. Y repito: el cristal roto había dejado una cicatriz que comenzaba debajo de mi ojo derecho y recorría toda mi cara. Aun así, yo nunca pensaba mucho en ello hasta que alguien se quedaba mirándome fijamente o me preguntaba qué había sucedido. Un día, mi capitán se acercó a mí y ordenó: “Maxim, ¡vaya al hospital y haga que le arreglen la cara!”.ver Yopara dije: qué “Sí, me señor”, fui allahospital, debería arreglen cara?”. me acerqué al mostrador y pregunté: “¿A quién El personal del hospital me dijo que un cirujano plástico viajaba hasta allí desde el hospital naval en Portsmouth, Virginia, una vez al mes, y que debería preguntar entonces. Aquello se debía a que muchos de los muchachos que regresaban de Vietnam habían sido heridos y necesitaban cirugía plástica, y por eso diferentes cirujanos acudían mensualmente para ocuparse de ellos. Regresé más adelante ese mismo mes y le dije al cirujano que mi capitán quería que me arreglasen la cara. Su respuesta fue: “Lo siento, hijo, no realizamos cirugía cosmética a marines”. Yo y entonces me fui.alPero capitánpara no quedó respuesta. Medije: dijo“Bien”, que tenía que regresar mes mi siguiente hablarcontento otra vez con con esa el cirujano. El siguiente cirujano me dio la misma respuesta al mes siguiente, y una vez más yo dije: “Bien”, y entonces me fui. Cuando regresé a mi capitán y le expliqué la respuesta una vez más, él respondió decididamente de la misma manera: “Regrese el próximo mes”. Aquello ya me resultaba divertido. También estaba aprendiendo una valiosa lección que me beneficiaría durante el resto de mi vida. La persistencia siempre da sus resultados en todo lo que uno hace. Llegó el mes número tres, y yo regresé. Aquella vez, el cirujano de Portsmouth era un coronel “pleno” (coronel en lugar de un teniente coronel, como habían sido los otros), y él me preguntó por qué estaba yo allí. A esas alturas yo estaba comenzando a divertirme con aquello, ¡porque sabía lo que saldría de su boca a continuación! Por tanto, repetí lo que había dicho en las dos últimas veces que había estado allí: “Mi capitán me dijo que viviese para qué
me arreglasen la cara, señor . Le miré fijamente a los ojos, esperando la respuesta que yo pensaba que llegaría. Efectivamente, él me miró con una expresión de perplejidad y después
me dijo que ellos no realizaban cirugía cosmética a marines. Casi comencé a reírme mientras respondía: “Bien, señor”, y entonces comencé a dirigirme hacia la puerta. Me había alejado algunos pasos cuando, de repente, él dijo: “Un momento. Siéntese por un momento, hijo”. Empezó a examinar mi cara con detalle a la vez que me preguntaba qué había sucedido. Yo le expliqué que había atravesado el parabrisas y después fui impulsado hacia atrás atravesando otra vez el cristal roto. “Está bastante mal”, respondió él mientras seguía examinando mi piel. Tenía una extraña expresión en su rostro, y yo me di cuenta de que quería ayudarme. Las siguientes palabras que salieron de su boca me asombraron. “Voy a enviarle a Portsmouth, hijo. Creo que puedo arreglar su cara”. Yo me quedé mirando sorprendido. ¡Los Marines realmente iban a arreglar mi cara! Yo estaba muy agradecido. ¡La fidelidad de Dios puede ser abrumadora! Él había intervenido una vez más para ayudarme. Aquello fue un recordatorio de que Él tenía el control de mi vida, y no el ejército de Estados Unidos, no la Marina de Guerra, y ni siquiera los Marines. Hasta el día de hoy, no he olvidado lo que Él me enseñó aquel día hace tanto tiempo. Cuando algo es su voluntad para la vida de usted, y usted permanece abierto y humilde, no hay ninguna puerta que pueda permanecer cerrada para usted. Usted es su hijo, y Él quiere cuidar de usted. Cuando regresé mi unidad, mi capitán megran preguntó quéÉlhabía dicho con el cirujano. “Van como a arreglarme la cara, aseñor”, respondí con una sonrisa. se levantó una sonrisa respuesta y me dio la mano enérgicamente. No sé si mi capitán era cristiano o no, pero, repito: él me enseñó una lección sobre persistencia que siempre he recordado. En cuestión de días fui transferido a Portsmouth, Virginia, concretamente para la cirugía. Debido a la extensión de los daños, tuvieron que hacerme múltiples operaciones durante seis meses. Cuando terminaron, volví a recuperar mi viejo rostro. Los equipos médicos cortaron de nuevo las cicatrices y eliminaron el tejido dañado, y después cerraron los cortes con hilo más fino. Realizaron dermoabrasión, lijando mi frente y el costado de mi ojo para eliminar los bultos y suavizar la piel. Cortaron y después suavizaron un bulto de piel a un lado de mi boca. Realizaron cirugía Z-plastia en lacortan heridade más profunda, que estaba debajo mi ojo derecho.y En esta operación, básicamente nuevo las cicatrices, eliminan el de tejido cicatrizado después elevan la piel hacia arriba en forma de una Z, de modo que quedó estirada y casi al mismo nivel de la superficie. También pasaron gran cantidad de tiempo intentando estrechar la cicatriz más grande, que era donde mi mandíbula había atravesado la piel con la fractura compuesta. Al final, quedaron aún algunas cicatrices más ligeras, pero estaba bien. Aquellas cicatrices servían para recordarme el gran cambio que Jesús había realizado en mi vida cuando Él me liberó de la cautividad del pecado. ¡Dios había utilizado a mi capitán y a los equipos médicos para darme una de las mayores bendiciones de mi vida! Aprender Apren der a confiar en Dios Dios Ya era el año 1973. Los Acuerdos de Paz de París fueron firmados entre Estados Unidos, Vietnam del Norte, Vietnam del Sur y el Viet Cong. Las tropas estadounidenses comenzaron su retirada de Vietnam del Sur, y muchos prisioneros de guerra fueron finalmente enviados a sus
casas. Como resultado, yo nunca tuve que ir a Vietnam. Durante el tiempo que me quedaba serví en Portsmouth como seguridad con la policía militar. Un año después, en marzo de 1974,
quedó completado mi servicio con los Cuerpos de Marines de Estados Unidos. Recibí un licenciamiento honroso y regresé a casa.
9
Comenzar todo nuevo Todo había cambiado. Mi tiempo lejos de casa y del antiguo ambiente, y los períodos que había pasado a solas leyendo la Palabra de Dios, habían alterado mi vida para siempre. Mi rostro había sido reconstruido; mi alma había sido reparada, mi mente había comenzado a ser renovada. Los dos años anteriores de mi vida me había dado el fundamento de un estupendo nuevo comienzo. Ya estaba de camino a casa para comenzar todo nuevo. El tiempo que había pasado en los Marines fue importante porque fue allí donde aprendí a confiar en Dios siendo un joven cristiano. Conocer y estudiar la Palabra de Dios y pasar tiempo con Él fueron vitalmente importantes para mí entonces, al igual que lo son ahora. Dios me enseñó muchas lecciones personales, aunque yo nunca había tenido a nadie que me enseñase la Biblia mientras era un marine. Aun así, Él se aseguró de que yo caminase cerca de Él. Hubo momentos durante aquellos años en que yo no viví como cristiano, pero Jesús rápidamente me atrajo de nuevo a Él mismo. Yo pedí perdón, y Él me perdonó. Encontré algunos pasajes de la Escritura nuevos, como: “Vengan, pongamos las cosas en claro—dice el Señor—. ¿Son sus pecados como escarlata? ¡Quedarán blancos como la nieve!” (Isaías 1:18). Dios me mostró que Él es un Padre amoroso, y nunca permitió que me alejase de su mano protectora, incluso cuando mi corazón pudo haber querido otra cosa. Si usted nunca le ha pedido a Jesús que entre en su vida, o si es usted cristiano que ha hecho algunas cosas que lamentar, Dios está esperando en este mismo momento con brazos abiertos, y simplemente le pide que regrese a casa. Si usted clama a Él y le pide que le perdone, Él le estrechará en sus brazos, le lavará con la sangre de Cristo y hará que todo (¡sí, todo!) sea completamente nuevo una vez más. Ese es el tipo de Padre celestial amoroso que usted tiene. A Dios mismo le encanta amarle. Dele esa oportunidad. Comenzar de nuevo, como civil Cuando fui licenciado de los Cuerpos de Marines, el país estaba debatiendo el caso de la guerra en Vietnam, incluso mientras terminaba. La desaprobación pública de la guerra, o “conflicto”, como era conocido entonces, era muy elevada. El hecho de que alguien fuese un veterano, hubiera luchado realmente en Vietnam o no, no producía el respeto que los veteranos de nuestras anteriores guerras habían recibido. En ese momento, nuestra nación no sabía distinguir entre los políticos y los hombres y las mujeres que estaban entregando sus vidas por nuestro país, tal como lo hacemos ahora. Fueron necesarios muchos años para que nuestra nación se sobrepusiera a la guerra de Vietnam y diera a nuestros veteranos las gracias que se merecían. Por tanto, cuando muchas de las personas que estaban en contra de la guerra veían a un hombre con uniforme, con mucha frecuencia le decían cosas negativas, en contraste con el agradecimiento que vemos expresado por muchas personas en la actualidad siempre que ven a nuestros hombres y mujeres con uniforme militar en un aeropuerto o en otro lugar público. Era casi como si todos quisieran olvidarse de lo que había sucedido en el sureste de Asia, aparte de protestar al respecto. Siempre que surgía el tema de Vietnam, las
personas normalmente utilizaban frases como “asesinos de niños” o mencionaban las protestas anti guerra que se habían producido en la Universidad Estatal Kent unos años antes, en 1970,
durante las cuales cuatro estudiantes habían sido muertos por guardias nacionales de Ohio. Fue una época difícil en nuestro país, porque intentábamos dar respuesta a las preguntas de cuál era nuestro papel como la nación más poderosa de la tierra y cuál debería ser nuestra respuesta cuando otras naciones nos pidiesen ayuda, como había hecho Vietnam del Sur. Regresé a casa en medio de aquella atmósfera, y aunque me afectó en cierto modo, yo tenía suficientes desafíos solamente con pensar lo que iba a hacer con mi vida y cómo iba a vivirla. Seguía pensando en cómo una persona que afirmaba creer en Jesucristo debería vivir su vida, y realmente no sabía qué esperar ni dónde comenzar. Yo sabía que era distinto espiritualmente, no sólo más mayor o más maduro, y que estaba fuera de las drogas y el alcohol. Yo era verdaderamente una nueva creación en Cristo Jesús, pero ¿qué significaba realmente eso para mí? Este dilema fue especialmente difícil para mí, ya que no había ninguna estructura en mi vida, tal como había habido en los Cuerpos de Marines. En los Marines, muchas de las decisiones diarias que yo tenía que tomar estaban basadas en cierto conjunto de normas, y ahora aquellas normas ya no estaban. Los hábitos que yo había tenido antes de irme de casa y los patrones de mi vieja vida habían estado tan centrados en torno al alcohol que era natural para mí recordar el modo en que yo solía vivir. Reflexionar en el pasado y en la novedad de vida Recuerdo ir al lugar donde había tenido el accidente y sencillamente caminar por la zona y reflexionar en lo que había sucedido, lo que todo ello significaba y cómo me había cambiado para siempre. Pasaba conduciendo al lado de los bares donde yo solía beber, lugares donde habíamos conseguido las drogas y los lugares donde habíamos hecho fiestas. Realmente era algo único para mí y, durante ese período, con frecuencia me preguntaba qué haría con mi vida ahora que estaba en casa entre los mismos lugares que me habían mantenido atado en tal oscuridad, y sin embargo tenía esa nueva vida en mi interior. Me preguntaba: ¿Dónde trabajaré? ¿Cómo emplearé mi vida? ¿Quién seguirá siendo mi amigo, y dónde encontraré nuevos amigos? A veces, veces, era también también bastante bastante surrealista surrealista cuan cuando me en encon contraba traba un antigu antiguo o amigo amigo con el que solía colocarme. Las conversaciones comenzaban con alguna frase como: “Hola, Max, ¿recuerdas cuando ______________?”, y entonces regresaba el recuerdo, y el viejo sentimiento de estar tan impulsado por el alcohol recaía otra vez sobre mí. Entonces, al instante, pensaba en el accidente, en caer en aquella oscuridad, o en todo el dolor, las heridas y los puntos que me había producido mi viejo estilo de vida. O quizá pensaba en cuando pedí a mi papá que esperase en el auto de camino de regreso del hospital, cuando entré en la iglesia y me puse de rodillas en el altar. O podría recordar algo que había leído en mi Biblia, para poder compartirlo con la persona con la que estaba hablando. Había veces en que me quedaba sentado en mi auto después de haberme encontrado con alguien así y meneaba mi cabeza, pensando en lo diferente que yo era ahora y en la verdad que el Señor me había mostrado. Sí, mi vida era totalmente nueva para mí, y sin embargo, al menos en lo que respectaba a
los recuerdos, parte de ella era muy vieja y familiar, y yo sabía que no había manera de que fuese a regresar al viejo estilo de vida. Sencillamente no sabía cómo era el estilo de vida para
un joven hombre cristiano. En aquel momento, yo aún no había visto lo que era el cristianismo tal como se practicaba en el mundo real. Sin embargo, debido a lo que había experimentado durante los dos años anteriores, viendo a Dios obrar en mi vida de maneras muy reales, pensé que Él lo tendría todo solucionado. Yo sólo necesitaba poner un pie delante del otro y seguir confiando en que Él abriese las puertas que tuviera para mí. Al pensar en aquella época ahora, veo que Dios tenía su mano sobre mí, y en toda situación difícil, el hecho de que hubiera estado leyendo la Biblia mientras estaba en los Marines me dio la fortaleza que necesitaba para permanecer enfocado en Cristo. Y la aventura estaba a punto de ponerse emocionante. Una intersección crucial Comencé las clases en la Universidad de Pittsburgh, o Pitt, y comencé a regresar a la vida como civil. Ya que había estado en casa sólo un breve periodo de tiempo y no sabía en qué otro lugar conocer a personas, había comenzado a regresar a los clubes a los que solía ir. También comencé a tener citas de nuevo, y las muchachas a las que conocía en los clubes y algunas de las viejas conocidas con las que pasaba tiempo no eran las mejores para mí. Yo sabía que necesitaba una dirección definida, pero no sabía dónde encontrarla. día, nunca en un me gimnasio, me encontré con un hombre llamado al que solía conocer pero conUn quien había llevado bien. Cuando le vi, recordé miRick opinión negativa de él, y se produjo un gran conflicto en mi interior en cuanto al modo en que debía tratarle. Habían pasado unos tres años desde que le había visto, y se habían producido muchos cambios en mi interior durante aquel periodo. Comenzamos a hablar y, afortunadamente, nada del pasado parecía importar. Congeniamos y comenzamos a hablar sobre lo que sucedía en nuestras vidas en ese momento. No pasó mucho tiempo antes de que Rick comenzase a hablarme de su fe en Dios. Yo quedé un poco sorprendido porque, en aquel momento, yo no había conocido a demasiados cristian crist ianos os extrovertidos que parecieran parecier an genuin genuinos, os, que tuvieran tuvieran sus vidas en orden y que parecieran personas las que yo Él me invitó a asistir a un idea. estudio bíblico con ser muchas otrasapersonas dequisiera edades escuchar. universitarias, y parecía una buena Dios fue muy fiel al sacarme de la escena del club dirigiéndome hacia aquel muchacho que me alentó a ir al estudio bíblico y conocer a algunas personas de ideas similares. Yo había llegado a una intersección crítica en aquel punto en mi vida. Tenía que aprender lo que realmente significaba vivir como cristiano, y estaba a punto de comenzar el proceso de poner en práctica mi fe en Dios de la manera correcta. Cuando fui por primera vez al estudio bíblico, vi a muchas personas de mi edad que cantaban y aplaudían; algunas incluso tenían levantadas sus manos. Aunque algunas de aquellas cosas me parecieron un poco extrañas y yo me sentía incómodo, también había algo genuino en todos ellos. Vi que ellos realmente amaban a Jesús, y aquello era algo sorprendente que yo veía, aunque nunca hubiera visto a personas expresar su amor a Él de aquella manera. Había conocido a un pequeño grupo de personas cuando estaba en el hospital
naval de Portsmouth que habían tocado algunos cantos cristianos con una guitarra y eran muy amables. Sin embargo, la mayor diferencia entre aquellos nuevos amigos y quienes estaban en
el hospital era que ellos estudiaban mucho la Biblia. Parecía como si cada palabra que saliera de sus bocas fuese cierto tipo de referencia a la Biblia. A mí en realidad no me importaba escucharlo; sencillamente me preguntaba cómo alguien podría ser capaz de citar todos aquellos versículos. Me refiero a que yo afirmaba amar a Jesús y creer en Dios, pero no conocía la Biblia como ellos, y ni siquiera estaba seguro en aquel momento de si quería ser como ellos. Claro que yo expresaba mi fe, y amaba a Dios y le daba gracias diariamente e incluso cada hora por lo que Él había hecho por mí, pero ¿hasta qué punto debía yo seguir adelante con eso? No tenía idea alguna en aquel momento del gran orgullo que yo tenía, de cómo me consideraba a mí mismo y de cómo quería mantener cierta imagen para mí mismo. No sabía nada sobre convertirme en un discípulo de Cristo. ¿Quería yo llegar a ser como aquellas personas? ¿Era aquello parecido a una secta, o qué? Yo quería estar rodeado de personas como las que solía conocer, incluso aunque yo no quisiera hacer lo que solía hacer, y lo que muchas de ellas seguían haciendo. Dios me había estado preparando para comenzar a practicar la vida de un seguidor de Jesús, y no sólo hablar la vida de un seguidor. Él quería que yo me convirtiese en un discípulo de la cruz y no sólo un creyente en ella. ¿Qué quería yo en aquel momento? Yo quería una mujer realmente hermosa, pero la escena del club no era el lugar donde Él quería que yo encontrase una. Dios tenía diferentes ideas para mí, y ese conocimiento comenzó a calar en mí lentamente. El regalo de Cathy Conocí a algunos buenos muchachos en ese estudio bíblico, y comenzamos a salir juntos en Pitt y a asistir a algunos eventos cristianos. Yo comencé a crecer en mi fe y aprender más acerca de vivir en una “comunidad cristiana”. No quiero decir ocultarme tras una pared ni nada parecido, sino sólo llegar a ser parte de las vidas de otros creyentes que querían marcar una diferencia en el mundo para Cristo y querían ayudar a otras personas. Pero mi enfoque seguía estando en encontrar una mujer estaba seguroundepoco hasta dónde Dios realmente quería ayudarme en aaquella meta.bonita, QuizáyÉlnome conociese mejor de lo que yo mismo estaba dispuesto a admitir (¡y me quedo corto!), y quizá todas mis motivaciones no eran tan puras como tenían que ser, pero yo estaba aprendiendo que Él es verdaderamente Dios. Él realmente sabe lo que es mejor para mí y lo que me situará en la posición correcta para servirle a Él y ser tan productivo para el reino de los cielos como pueda ser. Sin embargo, en aquella etapa de mi vida yo realmente no veía ni podía ver el cuadro completo de cómo todo eso encaja. Uno de mis amigos me hablaba sobre una muchacha a la que él conocía llamada Cathy, a quien yo debería conocer, y me decía que era realmente agradable y que amaba al Señor. Yo esperaba un día, siyome estaba en la de iglesia a la que Mike, ella asistía, y ella se él presentó. conocerla Cathy me y, preguntó acordaba su hermano y así era. Memisma dijo que estaba en la Marina de Guerra y que tenía algunos problemas con las drogas y el alcohol. Ella había oído por nuestro amigo común el modo en que Dios había tocado mi vida, y se
preguntaba si yo querría hablar con su hermano, que iba a llegar a casa de permiso unas semanas después. Yo le dije que me gustaría hablar con él; obviamente, ¡también observé lo
guapa que ella era! Cuando Mike regresó, yo fui hasta su casa para recogerle. Cathy tenía una cita, pero también salió para verme. Yo sabía que estaba allí aquel día para ver a su hermano e intentar ayudarle, pero después de verla a ella, supe que regresaría, ¡y no sólo para ver a su hermano! Pase mucho tiempo con Mike. Él sabía cómo yo solía ser, y vio el verdadero cambio en mi vida. Mike estaba a punto de ser licenciado de la Marina de Guerra y, tal como Dios lo hizo, Mike entregó su vida a Cristo. Dios se había hecho real para él, y todo su mundo cambio, al igual que había cambiado el mío. Fue hermoso ver cómo Jesús realmente ama a todos y cómo Él quiere darse a conocer a todas las personas y llegar a ser su Amigo, su Señor, su Salvador y su Rey. Mike sigue sirviendo al Señor hasta la fecha, y es un franco instrumento para el Señor dondequiera que va. Puedo recordar el cambio en él como si fuera ayer, y al verle en el presente amando a su familia y sirviendo a Dios con todo su corazón, es hermoso ser parte de ello. Bien, mientras yo estaba en el proceso de llegar a conocer a Mike, sucedió que Cathy necesitaba un día que alguien la llevase a la iglesia, ¡y yo me alegré mucho de estar a su servicio! Vi en ella las virtudes que yo buscaba en la mujer con la que quería pasar el resto de mi vida. Cathy no sólo era hermosa por fuera, sino que también tenía una pasión por Dios que era genuina y un hambre por su Palabra que era increíble, y a ella le encantaba estar con el pueblo de Dios. Rick y su esposa, Mary Jo, nos vieron juntos en la iglesia aquel día y nos pidieron que les visitásemos para cenar (actuando de casamenteros). Como yo simplemente me había ofrecido a llevar a Cathy a la iglesia, ellos pensaron que intentaría seguir desde ahí. Dijimos que sí, y desde aquel momento comenzamos a salir juntos. Yo me enamoré locamente de ella enseguida, y sé que esto va a sonar realmente a locura, pero le pedí que se casara conmigo dos semanas después de conocerla. Sencillamente no podía imaginarme no pasar el resto de mi vida con ella. ¡Ella había trastornado por completo mi mundo! Yo pensaba que ella era la muchacha más hermosa de la tierra, y no había manera alguna en que yo fuese a aceptar una probabilidad de que ella llegase a ser la esposa de algún otro. Para sorpresa mía, ella dijo sí, y entonces me preguntó cuándo quería que nos casáramos. Yo dije que pronto, y ella preguntó qué significaba “pronto” para mí. Como yo le había propuesto matrimonio sólo después de dos semanas de noviazgo, ella no sabía lo que yo pensaba. Por tanto, cuando le dije que en dos años, ella me miró como si estuviera loco. Ella quedó totalmente sorprendida de que yo le pidiese que se casara conmigo después de sólo dos semanas de haberlo conocido, ¡y después sugiriera que nos casásemos después de dos años! Cuando yo vi su reacción, le pregunté qué significaba “pronto” para ella, y ella legítimamente dijo que aproximadamente seis meses. Nos casamos en menos de seis meses, y eso sucedió hace treinta y cinco años. No recomiendo a otros que hagan eso a menos que estén tan seguros como nosotros estábamos. Lo único que puedo decir es que Cathy es lo mejor que me ha sucedido nunca en la vida, después de haber conocido a Cristo. Actualmen Actualm ente te tenemos tenemos tres hijijos, os, tres tr es nueras nueras y tres t res nietos. nietos. Cathy ha ha sido la aguja aguja de mi brújula para ayudarme en mi caminar con Dios todos estos años. Su pasión por Dios y su
deseo de servirle han sido los mayores ejemplos para mí de lo que es ser un cristiano. Y su amor por Dios, por su Palabra y por su pueblo han sido una inspiración para muchos otros.
Tener a Cathy como esposa, con su constante e inflexible apoyo para mí y para nuestra familia, me ha capacitado para ser el hombre que soy en la actualidad.
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Con regalos se abren todas las puertas Yo había comenzado las clases en Pitt, pero poco después me desanimé y decidí conseguir un trabajo a jornada completa en ventas. Aunque dejar los estudios fue un error que lamento hasta la fecha, Dios realmente bendijo mi carrera en las ventas, y las cosas despegaron para mí. La Biblia dice: “Con regalos se abren todas las puertas y se llega a la presencia de gente importante” (Proverbios 18:16). Yo tenía un deseo natural de estar con personas, y los dones que Dios me había dado para tratar con las personas eran ideales para la carrera en ventas y marketing. Porvida. tanto, las cosas me iban muy bien, y decidí que ese era el camino que Dios tenía para mi Eso no es lo mismo que decir que todo fue fácil. Aunque me había ido bien en las escuelas a las que había asistido para mi formación militar, comenzar en el mundo de los negocios con mis empleos en ventas fue una verdadera lucha al principio. Recuerde que, durante la mayor parte del tiempo en los últimos tres años de mi experiencia en secundaria, mis amigos y yo estábamos bebiendo o drogándonos, y la idea de la educación no era una prioridad. Hubo muchas ocasiones en que esa falta de educación creó desafíos para mí más adelante. Muchas de las cosas que otras personas dan por sentadas eran cosas con las que yo tenía dificultad. A veces, era como si yo estuviese en medio de la niebla y sencillamente no pudiera parecer avanzar. Por ejemplo, al comienzo de mi primer empleo en ventas, tenía problemas con algunos de los cálculos más sencillos. Sin embargo, mediante mi asistencia a las clases en Pitt, mi participación en el grupo de discipulado y mi tiempo de estudio personal de la Biblia, Dios me estaba edificando lentamente en las áreas en que yo tenía carencias, tanto en términos de educación como de los efectos del alcohol. El tiempo que pasaba en la Palabra de Dios estaba renovando y fortaleciendo mi mente. Dios proveerá para todas sus necesidades Menciono la situación anterior porque me doy cuenta de que no sólo habrá personas muy exitosas leyendo mi historia, personas que tuvieron tuvieron la oportun opor tunidad idad de una una estupen es tupenda da educación y quizá que no hayan sufrido nunca con adicciones, pero también habrá muchas otras personas que estén luchando en ciertos aspectos actualmente, y sencillamente no puedan creer que su situación en la vida pudiera cambiar nunca. Puedo prometerle esto, porque viene de la Palabra de Dios: “Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre” (Mateo 7:7–8). Mateo 6:6 dice lo siguiente: Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará. Usted necesita leer una otra el versículo anterior. Diosque es usted su Creador Padre, quiere que usted hable conyÉl. El vez Creador del universo quiere cierre ylasu puerta y y acuda y hable con Él en privado y le pida las cosas de las que tienen necesidad. Aunque Él obviamente sabe lo que usted necesita (véase Mateo 6:32), quiere hablar con usted de
cualquier cosa que le concierna. ¿No es eso increíble? Esta verdad cautiva mi mente con pensamientos que no pueden describirse.
Dios dice que podemos pedirle las cosas que necesitemos, y Él ha prometido ocuparse personalmente de que nuestras necesidades serán satisfechas. Si usted tiene una necesidad física, Él puede satisfacerla. Si tiene una necesidad emocional, Él puede satisfacerla. Si tiene una necesidad económica, Él puede satisfacerla. Si tiene un ser querido que esté sufriendo o esté en algún tipo de problema, Él puede satisfacer la necesidad de esa persona. Dios le ama y quiere caminar con usted. Él proveerá para cualquiera que sea su necesidad porque Él le ama. ¿Cuán bueno es eso? Hablar y actuar en el nombre de Jesús Hablaremos más sobre el tema de la fe y la vocación en un capítulo posterior, pero quiero hablar brevemente de ello también aquí, con respecto a donde Dios me dirigió en la vida después de los Marines, porque muchas personas sienten que tener empleo a jornada completa en lugar de estar en el ministerio a tiempo completo es “un caminar de segunda clase con Dios”. Bien, no lo es, y usted debe entender que si Dios le ha llamado a ser una persona de negocios, plomero, doctor, obrero de la construcción, vendedor de vehículos, abogado, ama de casa o cualquiera que sea su llamamiento, eso significa que usted ha de hacerlo con todas sus fuerzas como para el Señor, con el corazón, y no para el hombre sólo para “ser visto” (véase Efesiosdando 6:6, rvr). “Y todo lo que hagan, palabra obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, gracias a Dios el Padre pordemedio de oél”de(Colosenses 3:17). ¡Lo que usted hace cada día significa tanto para Dios como lo que Billy Graham hacía delante de 100.000 personas en un estadio en algún lugar! ¿Qué significa eso? Dicho con sencillez, significa que al ir a trabajar cada día y ser fiel a Dios e intentar ser el mejor testigo para Él que usted pueda ser, alcanzará a personas que puede que nunca hayan asistido a una iglesia o a una reunión evangelística en algún lugar. Dios quiere obrar por medio de usted dondequiera que usted esté. Él bendecirá el trabajo de sus manos y le dará su favor con personas dondequiera que usted vaya. Cualquier pastor o maestro de la Palabra de Dios que tenga una perspectiva bíblicamente equilibrada le enseñará esta verdad, y si usted está oyendo algo diferente, no es sano para usted. La iglesia necesita dinero para predicar el evangelio, y Dios tiene a su pueblo en todos los ámbitos de la vida. Al tener esta actitud, yo evité tener una mentalidad sólo de domingo con mi fe. Entendí que Dios quería usarme en el mundo de los negocios, y que tenía que ser el mejor que pudiera ser en mi carrera. Al así hacerlo, le honraba a Él. Claro que otros puede que se burlen de usted. Normalmente dirán cosas a sus espaldas, como: “Oh, es uno de esos nacidos de nuevo”, o “Es un demagogo de la Biblia”. Y sí, le situarán bajo un microscopio y, a veces, todo lo que usted haga será considerado con un conjunto diferente normas. cuando usted en suusted fe denunca algún será modo, oirá: “Tey lo dije; es un farsante”. Lode que quiero Y que entienda es fracase lo siguiente: perfecto, cuando falle en su fe o fracase por completo en algo, tiene que ser genuino con las personas que le rodean. Puede que ellos hayan hecho bromas pero, a fin de cuentas, ellos saben en su
corazón que tienen pecado en sus vidas, y usted es la persona a quien Dios está utilizando para recordarles eso, y ese es uno de los motivos de que ellos disparen contra usted.
Sencillamente ámelos y deje los resultados a Dios. Recuerde que Jesús dijo que los creyentes son como una ciudad asentada sobre un monte; Él dijo que debemos ser luz entre la oscuridad (véase Mateo 5:14–16). ¿Qué sucede cuando usted es la persona que mueve el interruptor de la luz en una habitación oscura? Las personas siempre querrán probar su fe para ver cuánto cree usted realmente en ese Dios al que afirma servir. Si usted se compromete a ser el mejor en lo que hace y le pide a Dios que bendiga la obra de sus manos, de modo que pueda darle honra a Él, siempre saldrá bien. Pero recuerde: ya que usted afirma tener una relación con Dios, tiene que honrarle a Él con su ética de trabajo y su integridad. Trabaje más duro, trabaje con más inteligencia, intente lo mejor que pueda y ponga su mejor esfuerzo cada día. Repito: sencillamente sea genuino con las personas que le rodean y ámeles en el punto en que ellos estén en este momento. Suelte las riendas y permita que Dios lo haga por usted. Él hará un trabajo mucho mejor de lo que usted pudiera hacer amás. El libro de Romanos, que está en el Nuevo Testamento, incluye este versículo: “En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor” (Romanos 12:11, rvr). Estoy seguro de que una de las razones por las que el apóstol Pablo escribió estas palabras fue que algunos de los cristianos en Roma eran justamente así: “perezosos”. La palabra perezoso en griego significa significa “indolente” “indolente”.. Conllev Conlleva a la idea de una una persona per sona que tiene una una actitud hacia la vida de no hacer nada, letárgica, apática, indiferente y tibia. Yo he contratado a cristianos que yo sabía que tenían el potencial para ser realmente buenos y productivos, pero tenían una actitud perezosa. Creo que una perspectiva de pereza entre los cristianos es una de las principales razones por las que el mundo considera la iglesia una entidad patética formada por personas que son sencillamente perdedores perezosos. ¡Qué acusación contra Cristo y contra las cosas que Él defendió! No permita que jamás se diga eso de usted. Su actitud y ética de trabajo son cosas sobre las que usted tiene todo el control, y nadie ni nada pueden cambiarlas sino usted mismo. He conocido a muchas personas con buena educación y buena formación que no eran diligentes en sus hábitos cotidianos y siempre se preguntaban por qué parecía que no tenían éxito como otras personas. La Biblia nos dice que si somos fieles en las cosas pequeñas, Dios nos bendecirá en las cosas más grandes (véase Lucas 19:17). Tenemos que demostrar nuestra fidelidad en lo que se nos ha dado hacer en este momento, y entonces lo que Dios tenga para nosotros saldrá a la luz, y Él nos dará los deseos de nuestro corazón. Mateo 6:33 nos dice: “Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas”. ¿Qué significa eso? Significa que si intentamos verdaderamente servir a Dios lo mejor que podamos y aplicamos principios quenuestro se enseñan en su Palabra,descansar trabajandoendiligentemente cada día como para ellos Señor con todo corazón, podemos Él, sabiendo que todas nuestras necesidades van a ser satisfechas.
Una provisión continua de la presencia y el amor de Dios
La segunda mitad de este libro entrará en mayor detalle en cuanto a la pregunta: “¿Qué hay después?”, ahora que usted se ha convertido en cristiano. Son cosas que yo he aprendido durante los cuarenta años que he estado caminando con Dios, y mi oración es que le bendigan y le ayuden en su propio caminar con Él, le haya conocido por tanto tiempo como yo o sea un creyente recién nacido. Dios tiene un viaje preparado para usted que es abundante en su presencia y su continua provisión de amor para usted en cada paso del camino. Dios pidió a Moisés que hiciese muchas cosas por Él, y la respuesta que Moisés le dio debería ser el clamor de su corazón. Esa respuesta es, en efecto: “Dios, no quiero ir a ninguna parte donde tu presencia no vaya conmigo” (véase Éxodo 33:15). Dios quiere caminar con usted cada día de manera muy real y personal; usted simplemente tiene que querer que Él lo haga. ¿Entrará usted en la presencia y la voluntad de Él para su vida? Comience en este momento sencillamente pidiendo a Jesús que entre en su vida, y Él le recogerá, le abrazará y le limpiará donde usted esté, ¡en este momento! Por favor, haga esta sencilla oración conmigo: Padre Dios, por favor perdóname por mi pecado y límpiame mediante la muerte de Jesús en la cruz por mí. Por favor, Jesús, ven y vive en mi corazón y ayúdame a servirte. Te necesito, Jesús, y quiero que tú tomes el control de mi vida y seas mi Salvador y mi Señor. Entrego mi alma a ti. Que tu presencia y tu amor siempre vayan conmigo. En el nombre de Jesús, amén.
Segunda parte
Sólo entre usted y yo
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¿Qué ¿Q ué ha hay y después de spués? ? Casi en cada curva en la vida nos hacemos la pregunta: “¿Qué hay después?”. Eso nunca es más cierto que en la vida aventurera de un cristiano que quiera ser usado por Dios. Si usted quiere marcar una diferencia en esta vida, las aventuras que su Padre celestial tiene para usted nunca cesarán. Por tanto, ¿qué hay después? No sé dónde estará usted en su vida en este momento. Puede que tenga millones, o puede que esté batallando por seguir adelante. Puede que viva en una cárcel o en un palacio. Pero hay una cosa que sí sé: Jesús está a la puerta de su corazón, esperando a que usted la abra. ¿Recuerda el versículo de la Escritura que yo encontré aquel primer día en la estación de autobús cuando abrí aquella pequeña Biblia? Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo.(Apocalipsis 3:20) En la primera parte de este libro, leyó usted sobre lo que Jesús hizo por mí. Él vino a mí y llamó a la puerta de mi corazón cuando yo no quería escuchar de Él ni de cualquier otra persona acerca de lo que Dios deseaba para mí. Leyó cómo Él vino a mí en la hora más oscura de mi vida y me perdonó. Pero quizá usted piense que ha ido demasiado lejos y que Jesús no podría o no querría amarle y perdonarle por lo que usted ha hecho o por lo que ha llegado a ser. O quizá le vaya tan bien económicamente que no sienta la necesidad de Dios. Quizá esté pensando que todo esto sobre el cristianismo y la necesidad de un Salvador es para personas que están por debajo de usted de alguna manera. Bien, permítame unos minutos más de su tiempo y lea la historia de un hombre que era un rey y tenía seguridad económica y también oscuridad en su vida. Un guerrero caído La Biblia nos da el relato de uno de los hombres más destacados de la historia registrada. Su nombre era David, y su historia se encuentra en el Antiguo Testamento, en el libro de 1 Samuel, capítulo 11. Según la Biblia, desde sus primeros años David era un hombre conforme al corazón de Dios (véase Hechos 13:22). Sabiendo eso, puede que usted piense que él era realmente un hombre santo que nunca cometió un error. Bien, siga leyendo. David fue rey de Israel, y su ejército estaba peleando en una guerra con los hijos de Amón para defender a Israel (¡algunas cosas no han cambiado a lo largo de los siglos!). Era costumbre que los reyes saliesen con el ejército para asegurar la victoria, pero esa vez David decidió quedarse en casa, aunque sabía que debería estar con sus hombres que peleaban. Mientras David estaba caminando por el terrado mirando a la ciudad capital de Jerusalén, observó a una mujer muy hermosa que se bañaba en un terrado cercano. Cuando preguntó a sus sirvientes quién era ella, descubrió que era Betsabé, la esposa de Urías, uno de sus guerreros más leales. Obviamente, un hombre según el corazón de Dios debería haber apartado sus ojos y su corazón de aquella escena tentadora. En cambio, David ordenó que ella fuese llevada al
palacio. Los sirvientes llevaron a Betsabé, ella se acostó con el rey y se quedó embarazada. Ahora Ah ora bien, bien, podría podrí a usted pensar pensar que Davi David d confesó sus sus actos e hizo hizo algo para ocuparse ocuparse de
ella, ¿verdad? No fue así. El rey David intentó arreglar la situación con encubrimientos y engaño, al igual que muchos de nosotros actualmente somos culpables de haber hecho. Envió a buscar a Urías al campo de batalla y le dijo que se había ganado un descanso de la pelea y una noche para pasarla con su esposa. David intentaba cubrir sus huellas. Si Urías pasaba la noche con Betsabé, entonces pensaría que el bebé era de él, y nadie se enteraría del pecado de David. Urías regresó, pero en lugar de pasar la noche con su esposa se quedó durmiendo fuera. Él era demasiado honorable para permitirse el placer matrimonial mientras sus compañeros seguían estando en peligro. Urías era un hombre hecho y derecho, y muy leal a su rey. Ahora bien, en mi mente, ¡Urías es el hombre conforme al corazón de Dios! Cuando David se enteró de la decisión de Urías, lo intentó con otra táctica. Hizo que Urías se emborrachase para debilitar su decisión de modo que se fuese a dormir con su esposa. ¡Pero no funcionó! Urías escogió quedarse durmiendo fuera del castillo de David con los sirvientes del rey. En ese punto, David tomó la peor decisión de su vida. Escribió una carta a Joab, el comandante de su ejército, y se la entregó a Urías para que la llevase al campo de batalla. La carta ordenaba a Joab situar a Urías en la primera línea de la batalla más feroz y entonces retirar al ejército. Urías se quedaría solo y moriría en la batalla. Eso era mucho peor que el “fuego amigo”; ¡era el asesinato planeado de uno de sus propios hombres! David completó su engaño con ese acto traidor. Joab era un comandante leal, y obedeció las órdenes de David sin cuestionar. Urías murió en la batalla, y Joab envió palabra al rey de que la obra había sido lograda. Pero ¿cuál era el guerrero caído, Urías o David? En mi opinión, fue David. Ahora David Ahora David pensaba pensaba que que todo había quedado quedado arreglado, ¿n ¿no o es cierto? Pensaba Pensaba que que nadie nadie descubriría jamás sus acciones inmorales con Betsabé. Pero David se olvidó del Dios a quien servía y del modo en que Dios le amaba demasiado para dejar que se saliera con la suya en cuanto a ese pecado. Dios sabe que no tratar el pecado en nuestras vidas finalmente nos arruinará. Sinceramente, a pesar de lo mucho que intentemos negarlo, no hay nada oculto de los ojos de nuestro Creador. En el caso de David, Dios envió a un profeta llamado Natán para dar convicción a David de la gravedad de lo que había hecho. Natán relató una triste historia de un hombre rico que tenía muchas ovejas y un hombre pobre que tenía solamente un cordero. El hombre rico recibió una visita para la cena, y en lugar de alimentar a su invitado con uno de sus muchos corderos, tomó el único cordero del hombre pobre y lo mató para darle de cenar. Natán miró a David y le preguntó: “¿Qué te parece eso?”. David se enfureció y quiso que el hombre ejecutado debido suseres actos. miróHiciste a David a los ojos y le dijo palabrasavaricioso parecidasfuese a las siguientes: “David,a ¡tú eseNatán hombre! que Urías muriese para poder tomar a su esposa. Debido a tu pecado, el bebé que ella dio a luz morirá”. ¡David recibió convicción de todo el peso de su pecado! (Véase 2 Samuel 12:1–14).
Se llama gracia, ¡y es asombrosa!
Sé que la pregunta es: “¿Cómo era ese tipo un hombre conforme al corazón de Dios?”. En mi libro, David debería haber recibido un disparo por lo que hizo. No tiene sentido para mí que Dios le llamase un hombre conforme a su corazón. Bien, la buena noticia es que la Biblia nos dice que nuestros caminos no son los mismos que los caminos del Señor. “Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes” (Isaías 55:9). Dios mira el corazón del hombre y entonces le otorga la gracia para arrepentirse de sus pecados. David reconoció su pecado tal como era; se arrepintió, o le dio la espalda, a ese pecado y después pidió perdón a Dios; y Dios le perdonó. David escribió su oración por perdón en Salmos 51. A continuación hay una parte de esa oración: Ten compasión de mí, oh Dios… Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado. Yo reconozco mis transgresiones; siempre tengo presente mi pecado. Contra ti he pecado, sólo contra ti, y he hecho lo que es malo ante tus ojos… Aparta tu rostro de mis pecados y borra toda mi maldad. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu. (versículos 1–4, 9–10) Por favor, lea este salmo completo y verá el sincero deseo de David de recibir limpieza y perdón. Sé que este tipo David de perdón puede serpagado difícil deuncreer, y a veces suena demasiado fácilyy demasiado barato. debería haber alto precio por lo que le hizo a Urías, debido a su pecado, su bebé murió. Pero Dios, en su misericordia y perdón, nos da a los pecadores otra oportunidad. Esa oportunidad se hizo posible por medio de la muerte de Jesucristo como el sacrificio para nuestros pecados. Él pagó el alto precio para que nosotros pudiéramos ser perdonados. Se llama gracia, ¡y es asombrosa! ¡Buenas noticias! La Biblia dice que todos somos pecadores, que estamos destituidos de la santidad de Dios (véase Romanos 3:23). Sin embargo, Él promete que no estamos por encima de su mano de perdón. Somos salvos por la gracia que Dios nos da gratuitamente; no somos salvos por lo mucho que nos esforcemos por ser mejores. “Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte” (Efesios 2:8–9). Dios dio a su único Hijo, Jesucristo, para que cualquiera que invoque su nombre pueda recibir perdón de todos sus pecados. En el Nuevo Testamento, Pablo nos dio la gran noticia de nuestra salvación: “Que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo… porque ‘todo el que invoque el nombre del Señor será salvo’” (Romanos 10:9, 13). Sea usted la persona que está en la cárcel en este momento y que siente que está fuera del alcance del amor de Dios, o sea usted el hombre rico que cree que no necesita ser salvo, David experimentó ambas situaciones. Sin embargo, Dios le perdonó y les dio a él y a Betsabé otro hijo, a quien pusieron por nombre Salomón. Salomón llegó a ser rey de Israel y el hombre
más sabio y más rico que haya vivido jamás. Recuerdo a un caballero con el que yo realicé algunos negocios y que era el presidente de
una asociación bastante grande de ciertos profesionales prominentes. Yo tenía un producto en aquel momento que era bastante popular, y realizamos juntos un esfuerzo colectivo de marketing para todos los miembros de su asociación. Los miembros de su grupo no sólo utilizarían el producto ellos mismos, sino que también lo anunciarían a sus clientes. Ese caballero era un individuo muy refinado que tenía una estupenda educación y provenía de una familia bastante acomodada. Él era siempre una persona reservada; de hecho, tenía una personalidad totalmente “cerrada”. Habíamos desarrollado una amistad a lo largo de algunos años y, de vez en cuando, comíamos o jugábamos al golf juntos. Yo había intentado compartir mi fe con él varias veces, pero lo único que había recibido de él como respuesta fue asentir con la cabeza y silencio. Un día comimos juntos. Para ese entonces yo había conocido al Señor ya por muchos años, y si alguna vez aprendí algo sobre compartir mi fe, fue que debo esperar a que el Espíritu Santo abra puertas, y entonces Él me guiará a atravesarlas. Acabábamos de comer, y yo conducía Acabábamos conducía para llevarle llevarle de regreso a su oficina oficina cuando cuando algo comenzó a suceder en mi interior. Yo había sido cristiano por muchos años, y sabía que eso era la guía del Espíritu de Dios. Entré en el estacionamiento, pero aunque sabía que habíamos terminado nuestra reunión de negocios, podía decir que había algo en su mente. Recuerde: yo había compartido mi fe con él muchas veces de manera suave, esperando a que él respondiera, pero él nunca se acercó a “esa conversación”. Otro amigo mío que jugaba al golf con nosotros me dijo después de haber conocido a este hombre que era una de las personas más cerradas que había conocido jamás, y de hecho lo era. Mi amigo decía que este hombre era como un pedazo de granito y no quería que hubiera nadie en su “espacio”; y lo hacía saber. Pero yo sabía que ese día era distinto porque, normalmente, cuando el Espíritu de Dios me está dirigiendo, comienzo a sentir una gran compasión por la persona con la que estoy hablando, y mi único deseo es que esa persona experimente el amor que Dios tiene por ella. No tengo ninguna “agenda” sino la de que la persona reciba el amor de Dios. Mientras estábamos en el estacionamiento, le miré y le dije: “Tom, Dios te ama”, y al decir eso, él comenzó a llorar, allí mismo en el asiento delantero de mi auto. Me refiero a que lloraba incontrolablemente. La presencia de Dios era tan real como si los dos tuviéramos un manto de amor descansando sobre nosotros. Dios comenzó a derramar su amor sobre Tom, y Tom le pedía a Dios que le limpiase y le perdonase. Eso duró unos veinte minutos aproximadamente, y entonces compartí con él algunas escrituras para mostrarle por escrito lo mucho que Dios le amaba. Me resulta muy significativo mostrar a las personas la Palabra de Dios y no sólo decirles lo mucho que Dios les ama porque, después de todo, es el amor y el poder de Dios, y no los míos, lo que les lleva a la salvación, y también Tom recibió a Cristo aquel día. Pasé tiempo con Tom,a leyendo la Biblia yQuería orandodejar con él, él comenzó a sentiren a Dios llamándole al ministerio tiempo completo! su ¡y trabajo para estudiar una escuela bíblica o seminario y pasar el resto de su vida hablando a otros de su fe y de lo mucho
que Dios ama a las personas. Cuando describí la conversión de Tom a mi amigo que le había comparado con un pedazo de granito, los dos nos maravillamos por la gracia de Dios.
Presenté a Tom a algunos pastores que yo conocía, reconociendo que ellos podían ayudarle con algunas de las decisiones con las que él batallaba. Tom terminó estudiando en la escuela bíblica, y en la actualidad dirige un ministerio compartiendo el amor de Dios con las personas dondequiera que va. ¡Qué bonito es eso! Yo nunca he experimentado nada en el mundo que pueda compararse remotamente a compartir el amor de Dios con alguien y ver a esa persona ser transformada delante de mis propios ojos. Nunca me canso de ver a Dios atraer a personas a Él mismo, y si eso significa que tengo que ser ridiculizado, recibir burlas o ser considerado sólo otro de esos “nacidos de nuevo”, entonces así sea. Noperdonó puedo evitar el amor de Dios con las personas, porque Él me amóque primero y me todoscompartir mis pecados. Como escribí anteriormente, he cometido errores al compartir mi fe, especialmente en mis primeros años de caminar con Dios. A veces, no tenía que haber abierto mi boca para hablar de Jesús sin ser dirigido por el Espíritu Santo, y a veces yo estaba “forzando mi propia agenda”, y por eso lo lamento verdaderamente. Como con cualquier otra cosa, se aprende de los errores, se pide perdón y se sigue adelante. A lo largo de los años que he caminado con Dios, he tenido muchos encuentros con personas como Tom, con quienes Dios me dio citas a fin de compartir su amor. Es el mayor gozo que he conocido jamás y algo que anhelo experimentar incluso ahora. He dicho esto en el curso de este libro, pero si está sintiendo que Dios toca las cuerdas de su corazón, por favor deténgase en este instante y pídale que le limpie y le perdone por medio del sacrificio de Jesús en la cruz por usted. Pida a Jesucristo que entre en su vida, y Él le amará, le rodeará con sus brazos y le llenará con su amor. Por favor, no deje que nada evite que usted rinda su corazón a Dios. Él sólo quiere una cosa de usted, y es su corazón. Él le ama tanto que envió a su único Hijo a morir por sus pecados y por los míos. Solamente diga: “Padre, perdóname por todo lo que he hecho y límpiame de mi pecado. Jesús, ven y vive en mi corazón”. Si es usted creyente, y su caminar con Cristo se ha vuelto un poco estancado o frío, o quizá su vida espiritual es una rutina, Dios quiere ministrarle en este momento. Él puede restaurarle y devolverle la chispa que usted tenía antes para compartir el amor de Él con las personas que le rodean. Dios quiere renovar su “lugar secreto” de oración y hacerle entrar de nuevo en su presencia. Sólo pídale que le perdone por lo que se interponga entre usted y Él, y permita que Él derrame su Espíritu Santo sobre usted para renovarle y revitalizarle. Él anhela tener esa cercanía con usted otra vez. Hay un viejo himno escrito por un hombre que sabía lo mucho que Dios le había perdonado, y a continuación está parte de la letra: Hay una fuente llena con sangre Sacada de las venas de Emmanuel; Y los pecadores inmersos en esa fuente Pierden todas sus culpables manchas.1 manchas.1
La Biblia dice: “Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos” (Hechos 4:12), y ese nombre es Jesucristo.
Por tanto, este es el punto: no es lo que nosotros hagamos para hacer que Dios nos ame y nos perdone; es el sacrificio que Jesús pagó en la cruz y la sangre que Él derramó por todos nosotros lo que Dios ve cuando nosotros le entregamos nuestra vida. Siempre que clamemos a Jesús y le pidamos que nos perdone y nos limpie, Él llegará corriendo a nuestro lado y nos perdonará. Entonces, Él entrará en nuestro corazón y vivirá con nosotros para siempre. Cuando muramos, podemos estar seguros de que pasaremos la eternidad con Él. ¡La gracia y el perdón de Dios tienen que sonarle a buenas noticias! Sé que fueron estupendas noticias para mí, y estoy seguro de que fueron estupendas noticias para David. usted o essualguien que muy cómodo la posición económica en que con su Si negocio estatus ense la siente comunidad, recuerdecon que, como rey, David también lo está, teníaotodo. No espere hasta que alguna calamidad le haga despertar de golpe antes de entender lo frágil que en realidad es usted. Un pequeño coágulo de sangre en su cuerpo podría poner fin a su vida en un segundo. Usted sabe en lo profundo de su ser que Dios le ama y ha estado llamando a la puerta de su corazón. Hoy puede ser el momento en que usted abra esa puerta y pida a Jesús que le limpie y le perdone. Ahora puede ser el comienzo de un día totalmente nuevo en su vida. Permita que Dios le ame y sea el Padre celestial que Él anhela ser para usted. Jesús murió en la cruz por sus pecados y por los míos. Si usted tan sólo se humilla y le pide a quede entre en su vida, Él haráy todo nuevo. De eso sesiempre. trata nacer de nuevo: Jesús tomando el Él trono su vida y limpiándole perdonándole… para 1 William Cowper, “There Is a Fountain Filled with Blood”, 1772.
12
No hay límite para el alcance de Jesús Abordé en un vuelo vuelo temprano temprano en la la mañan mañana, a, como había había hecho hecho cientos cientos de veces antes, antes, solamente que esa vez sería testigo de uno de los mayores milagros que haya visto jamás. El avión era un jet 727, y cuando pasé por la puerta de entrada, una asistente de vuelo dijo buenos días, como hacen siempre. Eché un vistazo a la cabina como siempre y después me dirigí a mi asiento. Normalmente, intento sentarme en una fila cercana a una salida de emergencia, debido al espacio adicional para las piernas. Cuando miré por el pasillo, ¡vi solamente a otro pasajero en todo el avión! Era otro hombre, y estaba sentado en la última fila. Me quedé boquiabierto… ¡un et completamente vacío! Perplejo, fui a mi asiento y me acordé de mi tiempo de oración matutino, como es mi costumbre. Aquella misma mañana, antes de haberme subido al avión, había hecho una sencilla oración como esta: Padre Dios, en el nombre de Jesús, por favor, úsame hoy para que la fe cobre vida en el corazón de alguien, en algún lugar. Señor, por favor ayúdame a compartir tu amor con alguien hoy. Inmediatamente, pensé que Dios había vaciado un avión entero para que el hombre que estaba en la parte trasera pudiera oír del amor de Dios por él. Yo estaba tan emocionado que apenas podía esperar acercarme él, presentarme y entablary conversación con él. Había Esperaba ver cómo el a Espíritu Santoa conduciría ese encuentro cuál sería el resultado. caminado con el Señor por muchos años para entonces, y Él me había situado en algunas situaciones increíbles sólo para alcanzar a personas con el amor y la salvación de Él. Yo sabía que aquel era uno de esos momentos, y yo estaba completamente emocionado. Señor, dame sabiduría para hablar con él, oré yo. Comencé a pensar en personas que habían tenido a otras orando por ellas, y entonces Dios, como respuesta a sus oraciones, había reacomodado todo en las vidas de esas personas a fin de que pudieran escuchar el evangelio. ¡Cuánto debía de amar Dios a ese hombre en el avión para organizar un encuentro como aquel! ¡Él debe de ser el hombre que ha recibido más oración que yo haya conocido jamás!, pensaba yo. ¿Quién era su madre? ¿O fue su esposa, hermana o hermano quien estaba orando? ¿Quién podría estar de rodillas rogando por su alma? ¡Para vaciar un avión completo! ¡Qué declaración de la fidelidad de Dios y su amor interminable el alcanzar a un alma de esta manera! Yo estaba inquieto y quería que el avión despegase, para así poder ir a la parte trasera y ver ese milagro suceder delante de mí. El avión alcanzo velocidad de crucero, y yo comencé a desabrocharme el cinturón. En ese momento, la asistente de vuelo se acercó y me preguntó muy educadamente si había algo que pudiera llevarme. Yo dije: “No, gracias”. Entonces ella me preguntó si me gustaría desayunar, y yo dije de nuevo: “No, gracias”. Para no desalentarse, me preguntó una tercera vez si yo quería café o jugo de naranja. Yo comencé a molestarme un poco. Después de todo, tenía una cita ordenada por Dios con
el hombre que estaba atrás, y ella me estaba distrayendo. De repente, fue como si el Espíritu Santo me golpease en la parte trasera de mi cabeza y dijera: No es él, necio; ¡es ella!
¡Estoy seguro de que mis ojos se abrieron como platos y me quedé boquiabierto! Era increíble lo que estaba sucediendo. Con una expresión totalmente distinta, le respondí: “Creo que tomaré café, y mientras lo prepara, ¡tomaré también jugo de naranja!”. Cuando ella se giró para alejarse, sentí la abrumadora presencia de Dios y enseguida comencé a orar. A veces, compartir el evangelio con mujeres cuando estoy solo puede ser difícil, con las dinámicas de hablar a una mujer a la que no se ha conocido antes. Pero cuando estoy seguro de que Dios ha ordenado el momento, tengo todas las luces verdes y avanzo en fe. Cuando ella me llevó las bebidas, comenzamos a reír con respecto a que el avión estaba vacío yhabía que ella su propio jet. Mientras hablábamos, supeyen espíritu mujer sidotenía marcada por Dios para oír su mensaje deyoamor demi perdón eseque día,aquella en ese momento, en ese avión, ¡a 30.000 pies de altura! Aunque Aun que yo había tenido tenido vvarios arios encu encuen entros tros como ese en mi vvida, ida, “momen “momentos tos de Dios”, rara r ara vez había sentido con más fuerza la presencia de Dios para compartir su amor con alguien. Como siempre, mi mente regresó al momento en mi vida en que estaba tumbado en un charco de mi propia sangre, enfrentándome a las potestades de las tinieblas, con mi vida en la balanza. En el momento en que Dios intervino y me rescató cuando yo menos lo merecía. En el momento en que todo el infierno me había tomado cautivo y no había ningún camino de escape excepto Jesús. ¿Estaba ella enfrentándose a ese momento? Ella me preguntó cómo había comenzado yo mi negocio; le respondí con brevedad, y entonces dije: “Estoy muy agradecido por cómo han resultado las cosas y cómo Dios me ha bendecido con una hermosa esposa y tres hijos”. Vi la expresión que se produjo en ella, como la había visto en muchas otras personas muchas veces antes. La expresión me dice que la persona está reflexionando en algo muy profundo en su propio corazón. Por tanto, hablé otra vez: “Apuesto a que usted tiene muchas cosas por las que estar agradecida”, y justamente entonces ella se detuvo. Fue como si se hubiera congelado en el tiempo. Sus ojos se cerraron, y las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas como si fueran las cataratas del Niágara. Poco después, tenía maquillaje cayendo por su rostro mientras intentaba mirarme. “Usted tiene una madre en casa que ora por usted, ¿verdad?”, le pregunté tranquilamente. “Es momento de regresar a casa hoy. Dios ha vaciado todo el avión y ha reacomodado el calendario de US Air solamente para usted”. Los dos estábamos totalmente asombrados por el poder del amor de Dios. Sentimos su presencia; supimos que Él estaba allí con nosotros. Yo continué: “Usted ha estado corriendo el tiempo suficiente; es momento de rendirse al amor de Él por usted”. Ella seguía llorando, y yo observaba el mayor milagro en el reino de los cielos. Yo sabía que los ángeles se estaban regocijando, y sabía que las oraciones de su mamá estaban siendo respondidas delante de mis propios ojos. Fue uno de los momentos más santos de mi vida. Ninguno de nosotros podía moverse. Dios mismo había descendido desde el cielo y le había abrazado, y estaba derramando su amor, su paz y su perdón sobre ella, y yo tuve el privilegio de tener un asiento en primera fila para verlo todo. Fui alentado una vez más por el amor de Dios por mí y por todos sus hijos. Estaba allí sentado en total reverencia, reflexionando en su amor sin fin. Nadie, absolutamente nadie, está
por encima de su alcance. Oré con ella, y ella dedicó de nuevo su vida a Jesús. Entonces yo le alenté a que llamase a
su mamá enseguida. Ella prometió regresar a la comunión cristiana y el estudio de la Biblia, rodearse de otros creyentes que pudieran alentarla en su caminar con Cristo. Fue difícil que ese tiempo en la presencia de Dios llegase a su fin. Pero para entonces el encuentro había terminado, y su nuevo caminar en Cristo acababa de comenzar. Le dije que si Dios podía vaciar un avión entero para llegar a ella, ¡Él era más que capaz de dirigir su vida diaria! ¡Ella no debía preocuparse por nada! Me bajé de ese avión totalmente sorprendido. La terminal del aeropuerto realmente se convirtió en un santuario para mí mientras me senté solo durante un rato, reflexionando en lo que acababa de suceder. No quería hablar con nadie ni ir a ninguna parte, sino sólo beber de la misericordia y el amor de Dios, el Dios Todopoderoso que había vaciado un avión entero como respuesta a las oraciones de una madre. Este puede ser el momento de su encuentro con el mismo Dios que todo lo puede, amoroso, bueno y compasivo. No es coincidencia que usted esté leyendo este capítulo en este momento. Dios ha reorganizado su horario para que usted lea este libro, del mismo modo en que Él reorganizó el calendario de la aerolínea para atraer de nuevo a Él a aquella mujer. Hoy, este momento, es su momento ordenado por Dios para regresar a casa a Él. Dios está llamando a la puerta de su corazón en este momento; por favor, ¿quiere dejarle entrar? ¿Quiere inclinar su corazón a Él ahora mismo y pedirle que le perdone y le limpie de su pecado, y le atraiga a Él mismo? Él anhela caminar cerca de usted y amarle y ser su mejor Amigo. Am igo. Jesús Jesús murió murió en un una cruz y sufrió por usted y por mí para que pudiéram pudiéramos os tener un una íntima comunión con Él. Si usted ha hecho esa oración, puede estar seguro de que Dios reorganizará el resto de su vida para ocuparse de usted. Sé que alguien está orando por usted, así que acuda a esa persona que venga a su mente hoy y dígale que usted ha pedido a Cristo que entre en su vida para perdonarle y limpiarle. Permita que Dios brille en su vida, y el resto encajará en su lugar. Recuerde: Él tiene su dirección.
13
¡No está usted solo! Cómo puede ser más fuerte? ¿Cómo puede permanecer libre de la vida de la cual Dios acaba de rescatarle? ¿Cómo puede comenzar a crecer como nuevo cristiano y empezar a decir a otros que Jesús le perdonó y le limpió? ¿Cómo puede aprender la Biblia y convertirse en un “soldado de la cruz” eficaz, espiritualmente hablando? (Véase 2 Timoteo 2:3–4). Bien, en primer lugar, hay más buenas noticias: ¡No está usted solo! Dios nunca quiso que tuviéramos que hacer todo eso por nosotros mismos. De hecho, no podemos hacerlo por nosotros mismos; es necesario el poder sobrenatural de Dios para capacitarnos para servirle diariamente. Él ha iniciado su amor por usted atrayéndole a sí mismo. Jesús dijo: “No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre” (Juan 15:16). Ya que Dios, su Padre, ha estado llamando a la puerta de su corazón, si usted ha respondido a su llamado en su vida, Él no le dirá: “Ahora te corresponde a ti; ¡ve y soluciona tú todo!”. Dios nos ha dado su plan para nuestras vidas, y lo encontramos en su Palabra. ¿Recuerda cuando describí haber agarrado por primera vez la Biblia en la estación de autobús de camino a Parris Island y que fue como si estuviera bebiendo de una manguera? Ahora Ah ora le corresponde a usted usted dejar que D Dios ios le enseñ enseñe e sobre Él mismo. mismo. Pase tiempo tiempo con el Dios Todopoderoso, ¡el Dios que creó el universo! Sí, eso es lo que he dicho: el Dios que creó el universo. Él anhela pasar tiempo con usted. Puede usted tener una cita diaria con el Dios más increíble, más poderoso, más creativo, más compasivo, más sabio y más amoroso, quien también resulta que es su Padre celestial. Él quiere que usted tenga el privilegio de acudir a Él cada día. Y aún más, ¡Él provee un Ayudador y Maestro radical para guiarle en esta relación con Él! ¿Quién es este Ayudador y Maestro radical? Cerca del final de su vida en la tierra, Jesús hizo saber a sus discípulos que era momento de que Él les dejase y se reuniese con su Padre en los cielos, pero también les dio una promesa vital: Ahora vuelv Ahora vuelvo o al que que me env envió, pero nin ninguno guno de ustedes ustedes me pregun pregunta: “¿A “ ¿A dónde dónde vas?”. vas?”. Al contrario, como les he dicho estas cosas, se han entristecido mucho. Pero les digo la verdad: Les conviene que me vaya porque, si no lo hago, el Consolador [traducido como “Ayudador” en varias versiones en inglés] no vendrá a ustedes; en cambio, si me voy, se lo enviaré a ustedes. (Juan 16:5–7) Cuando de quedeDios entre en su corazón, Jesús prometió enviar Algu Alguien ien que quelevivi vihablo viría ría dentro nosotros como Ayudador Ayudadoresy porque Maestro, Maestr o, al igu igual al que que como un una Consolador y Libertador. Ese Alguien es el Espíritu Santo. La palabra “Ayudador” en el pasaje
de Juan 16 realmente significa alguien que se sitúa al lado para ayudar . La Biblia dice, en efecto: “¿No se dan cuenta de que ahora que han entregado su vida a
Dios, su cuerpo es un templo vivo del Espíritu Santo?”. (Véase 1 Corintios 6:19). Dios vive en el interior de usted mediante su Espíritu Santo. ¿Quién es exactamente este Ayudador, este Espíritu Santo? Él es la tercera Persona de la Trinidad: un miembro de la Trinidad de Dios Padre, Dios Hijo (Jesús) y Dios Espíritu Santo. En esa Trinidad, el Espíritu Santo es igual a Dios Padre y a Jesús. Su papel es vivir con nosotros en la tierra como un Ayudador, al igual que el Padre y Jesús tienen sus papeles en los cielos. Algun Algu nos de los actos del Espíritu Santo Santo en esta tierra se enu enumeran a contin continuación: ación: El Espíritu Santo nos “sella” en el cuerpo de Cristo (véase Efesios 1:13–14), haciéndonos una preciosa e importante parte de la iglesia de Dios. “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo… Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular” (1 Corintios 12:13, 27, rvr). El Espíritu Santo “hace intercesión” por nosotros cuando no sabemos cómo orar. Cuando no sabemos cómo expresar nuestras necesidades más profundas a Dios, el Espíritu Santo puede clamar a Él por nosotros. “Pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles… porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos” (Romanos 8:26–27, rvr). El Espíritu Santo nos capacita para ir al mundo como testigos eficaces de Jesucristo. “Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra” (Hechos 1:8). El Espíritu Santo examina las cosas de Dios y nos las revela a nosotros como sus hijos. El pasaje de 1 Corintios 2:9–12 nos dice que el Espíritu examina las verdades del Padre y entonces nos las enseña, “para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido” (versículo 12). El Espíritu Santo nos habla con voz suave y apacible (véase 1 Reyes 19:12). ¿Cómo sucede eso? El Espíritu Santo nos guiará hablando suavemente a nuestro corazón. Esto no es algo por extraño; sencillamente su corazón que sus sonde la inspirados Él. Laesguía del Espíritusaber Santoennunca irá en contra depensamientos las enseñanzas Biblia. Cuanto más tiempo pase usted en la Palabra, más reconocerá la guía del Espíritu Santo. Ahora que ha Ahora ha entregado usted usted su vida vida a Cristo, es vital vital qu que e entien entienda da verdaderamen verdaderamente te lo siguiente: Dios nos dio su Espíritu Santo para vivir en nosotros, para guiarnos, para caminar con nosotros diariamente, y para comunicarnos el amor de Dios. ¡Dios nunca quiso que caminásemos por esta vida solos! Permita que el Espíritu Santo le guíe diariamen diar iamente te Jesús nos dijo que el Espíritu Santo era enviado para hacer incluso más:
Muchas cosas me quedan aún por decirles, que por ahora no podrían soportar. Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta sino que dirá sólo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir. Él me
glorificará porque tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes. Todo cuanto tiene el Padre es mío. Por eso les dije que el Espíritu tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes. (Juan 16:12–15) Estas fueron algunas de las últimas palabras de Jesús mientras estaba aquí en la tierra. Si usted estuviera en la posición de Jesús y fuera a abandonar la tierra físicamente, con una nueva era a punto de comenzar, ¿no les hablaría a sus discípulos sobre las cosas que eran más importantes? Hacer saber a sus discípulos que Alguien llegaba para ayudarles era el mensaje más importante que había en el corazón de Jesús. Él les aseguró: “No los voy a dejar huérfanos; volveré a ustedes” (Juan 14:18). Él dijo esas palabras para consolarlos y para alentarlos; ¡ellos tendrían la capacidad de vivir en victoria! Cuando usted entregó su vida a Jesús, el Espíritu Santo entró en su corazón y, en ese momento, usted nació de nuevo. Ahora que es usted cristiano, querrá que el Espíritu Santo le enseñe las cosas de Dios. Repito: el Espíritu Santo será su Guía, su Consolador y su Maestro cada día. Responder a la dirección del Espíritu Santo A veces, veces, yo siento al Espíritu Espíritu San Santo to que me me impu impulsa lsa a hablar hablar con algu alguien ien,, para comp c ompartir artir mi fe o para dar una palabra de aliento. ¿A qué me refiero cuando digo: “Siento al Espíritu Santo que me impulsa a hablar con alguien”? Si usted no conoce aún a Cristo, o si es un nuevo creyente, puede que se pregunte a que me estoy refiriendo. Bien, sobre todo, escribí que el Espíritu Santo nos fue dado por Dios para ser nuestro Guía, nuestro Consolador y nuestro Maestro, y que Él nos habla con “voz suave y apacible”. Mencioné que si pasamos tiempo con Dios en oración y en estudio de su Palabra, entonces nuestro espíritu, nuestro cerebro, nuestras emociones y nuestro corazón estarán más “sintonizados” con Dios, y podemos desarrollar una sensibilidad a la presencia de su Espíritu Santo en nuestra vida y a lo que Él nos está comunicando. Podemos aprender a escuchar su dirección acerca de lo que Él quiere que hagamos en cierto momento. Yo rara vez he oído una voz audible de parte de Dios en los cuarenta años que he estado caminando con Él. No necesito oír una voz de parte de Dios porque Él nos ha dado su Palabra para estudiarla y meditarla. Como dije anteriormente, toda la guía del Espíritu Santo se alineará de manera perfecta con la Palabra de Dios; Él nunca nos pediría que hiciéramos algo contrario a las verdades y principios de la Biblia. Llegue a conocer profundamente la Palabra de Dios; medite en ella día y noche (véase Josué 1:8). Conviértase en un estudiante, aprendiendo toda la vida, de su Palabra. Es nuestra guía y barómetro para cada decisión. Creo que cuando los cristianos decimos algo a nuestros amigos como, “Dios me habló”, o “Escuché a Dios decir tal y tal cosa”, podemos dañar nuestro testimonio ante ellos porque suena como si le oyésemos a Él audiblemente todo el tiempo. Ahora bien, Dios puede hacer
cualquier cosa que quiera, en cualquier momento que quiera, porque Él es Dios. Por tanto, Él podría hablarnos audiblemente a veces; sin embargo, la mayor parte del tiempo, cuando siento que Dios me está dirigiendo a que haga algo es una profunda impresión en mi corazón y mi
mente. Y he aprendido que necesito confiar en la fortaleza y el poder de Dios para lo que esté a punto de suceder, en lugar de intentar hacerlo yo mismo sin seguir escuchándole a Él y esperando su dirección. Es muy importante para mí saber que no lo estoy haciendo con mi propio poder, y que no son en cierto modo “mis grandes talentos y capacidades” los que pueden lograr la tarea. Rendirme a Dios y pedirle que me haga sensible a Él con respecto a lo que Él pudiera querer que yo diga o haga es lo más importante. Quizá esté usted pensando: Mire, Maxim, Dios me dio un cerebro, así que si ha de ser, ¡me corresponde a mí! No necesito pedir a Dios en cada momento del día su dirección, ¡y ponerme espeluznante y espiritual! quizá esté pensando: hay tres de ypersonas mundo: quienes hacen queOsucedan cosas, quienesMaxim, ven suceder lastipos cosas, quienes en no el saben lo que está sucediendo. ¡Y yo voy a ser el primer tipo de persona! Si está pensando algo parecido a lo anterior, siga conmigo por un momento. No estoy diciendo que yo pase mi vida cotidiana paralizado para lograr cosas si “no siento la dirección de Él”. Lo que estoy diciendo es lo siguiente: yo quiero ser usado por Dios para ayudar y bendecir a otras personas de cualquier modo en que pueda, y Él sabe cómo debo hacer eso. En el pasado, con frecuencia he actuado por mi propio deseo de ayudar a alguien o me he apresurado a intervenir en una situación porque parecía lo más natural, ya que tengo tendencia a ser un hombre de acción. Pero conozco la tendencia humana a desarrollar un ego que dice: “Todo se trata de mí”. Es fácil pensar: No necesito a Dios para hacer nada. Yo sé qué hacer aquí. Puedo solucionarlo. Puedo conseguir que esto se haga. O podemos decir a alguien, o solamente pensar: “Muévete; yo me ocuparé de esto”. En contraste, esperar en Dios para recibir su dirección le honra a Él porque indica: “Padre, quiero hacer tu voluntad. Quiero ser usado por ti para bendecir a personas a fin de darte a ti el honor y la gloria debidos a tu nombre”. Es cierto que Dios nos ha equipado con ciertos talentos y dones. Sin embargo, si quiere usted ser usado por Dios a largo plazo debe estar dispuesto a tener una actitud de corazón que reconozca que es Dios quien obra en usted, y no es usted quien hace las cosas según sus propios talentos y fortalezas. Muchos predicadores, maestros o pastores que han caído en pecado (y todos hemos visto o escuchado de ellos), cayeron porque se convirtieron en el centro de atracción en lugar de darle la prominencia a Dios. Dios no compartirá su gloria con nadie (véase, por ejemplo, Isaías 42:8). Sólo Él es Dios, y sólo Él es digno. Honrarle a Él pidiéndole que le haga sensible a su Espíritu Santo mantendrá su corazón enseñable en cuanto a sus caminos. Palabras oportunas Permita que le cuente una ocasión en que el Espíritu Santo me impulsó a ministrar a alguien, yenyomituve que Royal apoyarme en Élestotalmente. Yo era el desólo los “comandantes” de los Royal Ranger iglesia. Rangers como los Boy Scouts, que con un énfasis espiritual, además de todas las actividades al aire libre y las cosas normales que se enseñan a los
muchachos. Estábamos en un campamento de fin de semana, y los muchachos estaban realizando una actividad, y era mi turno de tomar un breve descanso. Tenía ganas de dar un paseo por el bosque ¡para descansar un poco de tener a veinte muchachos a mi alrededor
todo el tiempo! Después de haber estado un rato caminando, observé a un joven que parecía tener unos veinte años bajo una caseta, y parecía estar orando. No le reconocí como uno de los líderes de Royal Ranger, y como estaba orando, yo iba a dejarle a solas y seguir caminando. Pero entonces sentí al Espíritu Santo que me impulsaba a acercarme y hablar con ese hombre. Yo no sabía lo que Dios quería que le dijera; solamente sabía que debía ir a hablar con él. Era obvio que aquella era una de esas “citas divinas”, y las cosas comenzaron a ponerse serias en mi espíritu. Lo que sucedió poco después cambiaría el futuro para muchas personas. Cuando me acerqué a él, vi que realmente estaba buscando a Dios con respecto a algunas cosas. Él pareció escucharme llegar, pero siguió orando. Yo me acerque más a él y puse mi mano sobre su hombro; inmediatamente sentí la presencia de Dios de manera muy fuerte, y comencé a orar. Él debió de haber sentido también la presencia de Dios, porque comenzó a llorar, y después a sollozar. Su corazón estaba tan cargado que yo sabía que lo único que tenía que hacer era estar callado y orar en silencio. En ese punto realmente sentí que era demasiado para mí, y sabía que Dios tenía que intervenir de manera grande y decirme qué hacer, porque ese joven necesitaba algo que estaba muy por encima de lo natural. Yo no sabía quién era él ni lo que Dios tenía para él, pero sí sabía lo bastante sobre los métodos de Dios en aquel entonces para darme cuenta de que aquel joven tenía un destino que cumplir y que Dios lo había diseñado de tal manera que yo fuese parte de ese destino de algún pequeño modo. Mientras estábamos orando fue como si Dios, mediante su Espíritu Santo, nos rodease con su poder y fortaleza, de modo que nos quedamos sin habla y en total reverencia porque Él nos estaba visitando de esa manera. El nombre de aquel joven era Tom, y le pedí que relatase con sus propias palabras lo que sucedió aquel día: “Antes de salir para el campamento, había orado: Señor, ¿por qué me comprometí a hablar a un grupo de Boy Scouts cristianos de clase media en medio del bosque, cuando mi corazón desea quedarse aquí hoy y alcanzar a los muchachos perdidos a los que tanto amo en el oeste de Filadelfia? “Mis pensamientos ante Dios reflejaban mis frustraciones por intentar con tanta fuerza ayudar a muchachos en los barrios bajos del centro a conocer el amor de Jesús y salir del ciclo de pobreza, adicciones y delito, obteniendo poco cambio notable. Como recién casados, mi esposa Lois y yo habíamos empleado mucho esfuerzo para marcar una diferencia, y aún así sentíamos que no habíamos visto la transformación en la comunidad que tan apasionadamente deseábamos. Yo me había sentido como un completo fracaso. “En ese momento sentía que estaba abandonando esos niños poco privilegiados, que nunca habían tenido la oportunidad de disfrutar de una experiencia en un campamento de tres días, por una ‘escapada’ con personas a las que no conocía y que sólo querían estar entretenidas con algunas historias de aventuras de algún joven predicador de un ‘gueto’. Yo sabía que mi actitud necesitaba un ajuste divino. Lo que no sabía era que Dios había concertado una cita divina divi na que cambiaría mi vida vida para pa ra siempre.
“Cuando llegué al campamento, el líder del evento me saludó amablemente y me mostró la tienda donde yo iba a dormir. Me proporcionó un saco de dormir y lo que necesitaba para el fin
de semana. Lo que no me dio fue un traje isotérmico, ¡que enseguida deseé haberlo llevado conmigo! “Después de sólo dos días de asamblea de los Royal Ranger, Dios no desperdició tiempo preparándome para la cita divina. Lo primero es lo primero: el ajuste de actitud llegó rápidamente. La primera noche del fin de semana llovió a cántaros. Era precisamente lo que yo necesitaba para suavizar mi corazón endurecido por la ciudad. Resulta que fui lo bastante ‘afortunado’ para conseguir la esquina de la tienda donde toda el agua se iba reuniendo. En lugar de un saco de dormir, debería haber tenido una canoa. Estaba empapado hasta los huesos. Me cambié de ropa e hice todo lo que pude para mantenerme caliente durante el resto de la noche. “‘Señor, tienes mi atención. ¿Qué estoy haciendo aquí?’, pregunté. El Señor susurró a mi corazón: ¿Crees que yo ordeno tus pasos? ‘¡Sí, Señor!’, respondí yo. Bien, confía en mí. Tengo una razón para que estés aquí; mañana sabrás lo que es. “Después del desayuno la mañana siguiente, me sentí guiado por el Espíritu Santo a encontrar un lugar tranquilo para orar, alejado de las actividades y las competiciones de la mañana para el campamento de muchachos. Di un paseo por el bosque, me sitúe bajo el refugio de una caseta de madera y comencé a clamar a Dios. Le pedí que me hablase. Aun Au nque que yo sólo tenía vein veinticin ticinco co años, sabía que que estaba en un una encrucija encrucijada da y que necesitaba necesitaba desesperadamente la ayuda de Dios. “No recuerdo cuánto tiempo había estado orando cuando, de repente, oí unos pasos y me di cuenta de que alguien acababa de acercarse a mí. Momentos después, hubo un increíble sentimiento de la santa presencia de Dios. Lloré a medida que el Espíritu Santo comenzaba a sacar a la luz los pecados en mi vida, como orgullo, amargura, falta de perdón y ambición egoísta. Me sentí muy indigno, muy avergonzado. “Fue en ese momento cuando un hombre al que yo nunca había conocido a comenzó a decirme exactamente lo que yo estaba pensando y las heridas que había experimentado. Comenzó a compartir conmigo con detalle lo mucho que Dios me amaba y que Él tenía un estupendo destino para mi vida. “Cuando oí las palabras sobre el amor de Dios por mí, comencé a sollozar incontrolablemente. Creo que esa reunión con Jim Maxim en la presencia del Dios Todopoderoso fue el motivo de que yo estuviera en los bosques de Pennsylvania para un fin de semana de tres días. Dios me presentó a su mensajero, quien llegaría a ser mi amigo de por vida. Sorprendentemente, Dios ha seguido utilizando a Jim para hablar a mi vida en cada encrucijada importante de nuestro ministerio. Sí, la reunión de dos hombres en el bosque fue sin duda alguna la cita diseñada por Dios. “Esa cita divina tuvo un efecto inmediato y duradero en mi vida. Cuando regresé a casa, mi preciosa esposa me recibió en la puerta de nuestro apartamento de una sola habitación. En cuanto me vio, me preguntó con asombro: ‘¿Qué sucedió el fin de semana?’. Yo dije: ‘¿A qué te refieres?’, y ella dijo: ‘Te ves muy diferente, con mucha paz, muy relajado’.
“Dios utilizó a Jim Maxim para darle su palabra oportuna a un joven que estaba frustrado por promesas rotas y sueños rotos. Jim llevó el amor de Dios a un joven predicador de ‘gueto’ con
un corazón roto, y el amor de Dios produjo su paz, una paz que sobrepasa todo entendimiento. “Desde entonces, Lois y yo hemos tenido el privilegio de servir en las misiones durante más de veinticinco años en todo el mundo. Desde los barrios bajos de Filadelfia hasta Praga, República Checa, nuestra experiencia ha incluido evangelismo en la calle, Teen Challenge, Turning Point, plantar iglesias, evangelismo por radio y ministerios para niños. En la providencia de Dios, hemos podido colaborar con nuestros amigos Jim y Cathy Maxim en varias oportunidades especiales de ministerio. Nuestra tarea actual es dirigir la iniciativa global de oración Convoy of Hope para los pobres y los que sufren. “Santiago 1:17 dice: ‘Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto’. El don de la paz de Dios que me fue otorgada en el bosque hace muchos años aún guarda mi corazón y mi mente en Cristo Jesús. Y el don de la amistad de Jim continúa honrando el ministerio al que Dios me ha llamado. Todo ello comenzó con una cita divina de dos hombres reuniéndose en los bosques de Pennsylvania. ¡A Dios sea toda la gloria!”. ¡Dios quiere todo de usted! Dios quiere tener todo de usted. Cuanto más se rinde usted a Él, más semejante a Él se vuelve. Cuando las personas que le rodean vean a Dios en su vida, querrán saber cómo poder conocer al Dios que le salvó y le cambió. La cuestión no es cómo podemos obtener más de Dios, sino más bien cómo podemos dar más de nosotros mismos a Él. Ríndase a Él diariamente, cada hora, momento a momento, y pídale que viva a lo grande en usted. Pídale que nunca permita que usted le limite en su vida. Pídale que le utilice dondequiera que usted vaya para llevar a personas a la cruz y hacer que la fe cobre vida en ellas. Pídale que le haga sensible a su Espíritu Santo que habita en usted y que le limpie y le perdone cuando usted caiga. Corra a Él cuando tropiece, en lugar de alejarse como ha hecho anteriormente. Este es otro relato del modo en que el Espíritu Santo me dirigió a compartir el amor de Dios con alguien. En una ocasión iba yo conduciendo a casa desde el trabajo y vi a un hombre haciendo autostop. Ahora bien, no aliento a demasiadas personas a recoger a extraños, y yo no lo hago con tanta frecuencia como solía, pero en aquella ocasión sentí que debía llevar a aquel hombre. Él se metió en el auto, y le pregunté donde se dirigía. Me pillaba de camino a casa. Observé que él tenía muchos tatuajes en sus brazos, y obviamente era culturista y tenía un aspecto duro. Comenzamos a conversar, y me dijo que su auto estaba siendo reparado. Yo respondí: “Bueno, gracias a Dios por su salud, de todos modos”, solamente para introducir cambios en la conversación lo más rápidamente que pudiera y ver cuál sería su reacción. Él pareció hacer una pausa cuando yo dije aquello y musitó algo como: “No sé mucho acerca de Dios”. Bien, para alguien que había orado aquella mañana y le había pedido a Dios que le utilizara para hacer que la fe cobrase vida en el corazón de alguien aquel día, la puerta estaba totalmente abierta. ¡Comencé a relatarle la historia de Jesús! Le dije que Jesús vino a la tierra a morir por nosotros para que pudiéramos ser perdonados. Le dije lo mucho que Dios le
amaba y que quería caminar con él y ser su mejor Amigo. Le dije que no importaba lo que él hubiera hecho en su vida porque la muerte de Jesús en la cruz significaba que todos sus pecados podían ser perdonados.
Como dije anteriormente, aquel hombre tenía un aspecto duro y numerosos tatuajes, al igual que inmensos brazos y hombros debido a levantar pesas, pero comenzó a llorar en mi asiento delantero. Yo llevé el auto a un lado de la carretera, y me dijo que acababa de salir de la cárcel y que había estado allí por algunos años. ¿Cómo podría Dios perdonarle? Me preguntó si Dios iba a entrometerse en su vida (no con esas palabras exactamente) e iba a jugar con su mente. Entonces, a la vez que lloraba con fuerza, me pregunto cómo y por qué Dios iba a amarle. Yo estaba totalmente sorprendido una vez más de que Dios hubiera escogido aquel día precisamente para que ese hombre recibiese su amor y su perdón. La presencia de Dios había llenado el auto, y los dos estábamos abrumados. Sí, fue extraño, pero en cierto modo parecíamos saber que todo iba a salir bien. Dios se estaba moviendo sobre los dos, y yo puse mi mano sobre su hombro y comencé a orar porque, en ese momento, era lo único que podía hacer. Recuerde que aquel hombre acababa de salir de la cárcel, donde uno mantiene quietas las manos si quiere seguir bien. Pero yo seguía orando, y era innegable que Dios estaba llenando a ese hombre de su amor y su perdón. He aprendido a estar todo lo callado posible cuando Dios interrumpe una vida y a permitir que Dios haga la obra por medio de su Espíritu Santo. La Biblia nos dice que necesitamos ser guiados por el Espíritu Santo y confiar en su poder para lograr cosas para Dios. “No será por la fuerza ni por ningún poder, sino por mi Espíritu —dice el Señor Todopoderoso—” (Zacarías 4:6). La parte difícil es saber cuál es nuestro papel, y eso solamente se puede aprender mediante “el entrenamiento sobre la marcha”. Si usted le pide a Dios que le utilice, entonces prepárese, ¡porque Él seguirá enviando oportunidades a su camino! Él es quien obra en nosotros, y es su deseo utilizarnos para llevar a otros a Él mismo. Por tanto, Él le ungirá y le enviará y le utilizará cada día, si usted solamente se lo pide y se entrega a Él. Preparación y deseo son las claves. Repito: si usted comienza a estudiar la Palabra de Dios y aprende lo que Él dice sobre su amor por los perdidos, y entonces les da a las personas la Palabra de Él y no la suya, entonces verá suceder milagros con frecuencia, justamente delante de sus ojos. Sí, ¡dije “con frecuencia”! El mayor de todos los milagros es cuando un pecador se arrepiente. Después de haber orado por el hombre que hacía autostop, pidiendo a Dios que le guardara y le protegiera, le alenté y le llevé hasta donde él tenía que ir. Oré y creí que Dios le enviaría a una iglesia donde pudiera integrarse enseguida, al igual que Dios me había guiado a mí después de haber tenido un encuentro con Jesús dirigiéndome a un Nuevo Testamento de los Gedeones en la estación de autobús cuando iba de camino al campamento de entrenamiento de los Marines, y había comenzado a enseñarme su Palabra. Conozco la parábola del sembrador y de los cuatro tipos de terreno en los cuales cae la semilla (véase, por ejemplo, Mateo 13:3–9). Soy muy consciente de que Satanás intentará robar la semilla de la Palabra de Dios en las personas que no la entienden. He oído del porcentaje de personas que normalmente pasan adelante para recibir a Cristo en cruzadas
evangelísticas y las bajas cifras de quienes realmente continúan en una relación con Dios. Pero 1 Juan 5:14–15 nos dice lo siguiente:
Ésta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido. Sé con seguridad que la perfecta voluntad de Dios para aquel hombre al que recogí sería que él continuase con Dios y se convirtiera en discípulo de Jesús, y por eso estoy confiando en que Dios hará justamente eso en su vida. Uno de los mayores problemas en la iglesia es que nos quedamos tan paralizados por los temores y las dudas, y por la clara pereza, que ni siquiera intentamos ganar almas para Cristo u orar y pedir a Dios que nos use para su gloria. Y sé que algunas personas llevan el concepto de “predestinación” (Dios escoge a aquellos que serán salvos) hasta el punto en que ni siquiera hablan a nadie sobre la fe en Cristo. De hecho, una vez oí a alguien comentar: “Yo no sabía si tal persona era una de las escogidas de Dios, así que no supe si debía haber dicho algo”. Repito: permitimos que todas esas excusas nos convenzan para justificar nuestra apatía por los perdidos, y casi nunca compartimos a Jesús con las personas. Sin embargo, recuerde: “Todo el que invoque el nombre del Señor será salvo” (Romanos 10:13). Nuestra tarea es de interesarnos por las personas que nos rodean, y Dios hará el resto. Si tan sólo nos humillamos y le pedimos que nos perdone, y después simplemente pedimos que Él nos use, Él alegremente nos pondrá en situaciones hoy en las que podamos demostrar su amor a alguien. Repito, Jesús dijo: “No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre” (Juan 15:16). Por eso Cristo vino a este mundo: a salvar a pecadores como nosotros y a utilizarnos a todos nosotros para atraer a otros a Él mismo. Incluso si solamente podemos alentar a otros con el amor de Él, eso honra a Dios, y Él se deleita en ello. Sé que no todos son evangelistas, y no todos conocerán a personas como yo conocí al hombre que hacía autostop; pero sí sé que usted puede invitar a su vecino a tomar café, puede jugar al golf con sus compañeros de trabajo, o sencillamente puede hacer amistad con alguien que tenga necesidad. Antes de que se dé cuenta, las personas notarán algo diferente en usted y le preguntarán sobre la esperanza que tiene usted en su interior (véase 1 Pedro 3:15). Entonces, podrá hablarles de manera natural de su amor por su Salvador y cómo Jesús llena su corazón diariamente con su amor y su paz. Le prometo que si da usted un paso hacia Dios, Él dará los pasos hacia usted y le usará para su gloria. Dios no hizo que seguirle a Él fuese un gran misterio. Puede que no sea fácil, pero no es un misterio. Su Palabra es pura, y Él hizo que fuese clara para nosotros mediante su Espíritu Santo. Repito: entréguese al Espíritu Santo diariamente, y Él le enseñará y le guiará en su camino. ¿Puede imaginar cómo serían nuestras iglesias y estudios bíblicos si comenzásemos a escuchar cómo personas compartieron a Cristo con sus vecinos y amigos, y cómo esos vecinos y amigos aceptaron a Jesús justamente en la mesa de la cocina o en el campo de
golf? ¿Por qué no nosotros, y por qué no ahora? Pida a Dios que le utilice hoy para hacer que la fe cobre vida en el corazón de alguien. ¡Bien podría usted ver el mayor de todos los milagros producirse delante de sus propios ojos!
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Poder secreto en lugares celestiales “Un hombre es lo que es de rodillas delante de Dios, y nada más”.2 Estoy contento de que mi madre conociera realmente esta verdad: todo poder y autoridad en este mundo y en el universo están en Dios Todopoderoso. Alguien dijo una vez: “Lo que más necesita usted para practicar esta vida victoriosamente para Dios es lo que sería tentado a hacer menos… orar”. La oración es la práctica más importante de la vida del cristiano. Por favor, tome segundos enpor este momento y haga sencilla oracióncontigo. como esta: “Dios a Padre, en eltreinta nombre de Jesús, favor llévame a unauna relación profunda Ayúdame estar diariamente a solas contigo y hablar contigo. Haz arder en mi interior el deseo de pasar tiempo contigo”. Esto es la oración: pasar tiempo con nuestro Padre celestial. Él anhela usarnos para su gloria y honra, y la oración es nuestra preparación para ello. Es nuestra preparación para entregar más de nosotros mismos a Él y para recibir más de Él. Damos a Dios nuestra alabanza y adoración, y recibimos su fortaleza y sabiduría para llevar a cabo sus propósitos para nuestras vidas. El potencial pasado por alto se debe generalmente a una falta de preparación. Prepararse sin incluir la oración es un acto de ignorancia de a quién pertenece el poder en el que usted opera. Si les pregunta a cristianos experimentados lo que habrían hecho de modo diferente en sus vidas, ellos siempre responderán: “Me gustaría haber orado más. Me gustaría que mi tiempo personal con Dios hubiera sido una prioridad en mi vida”. Dios quiere maximizar el potencial de su vida, tenga usted ochenta y cinco años, veinticinco o quince. Dios quiere compartir cosas con usted que le harán acercarse más a Él. La oración es el acto de abrir su mente y su corazón a la voz suave y apacible de Él; a su susurro, su dirección, su impulso. ¡Acceso personal a Dios! No hay suficientes palabras en ningún idioma para describir el sorprendente milagro que es tener acceso personal a Dios; sí, a Dios mismo. Hacemos un terrible trabajo cuando les decimos a las personas que “necesitan” orar y pasar tiempo con Dios. ¡Lo hacemos sonar como si fuera una obligación! Es como si tuviéramos que dar homenaje, o como si fuese cierto tipo de obligación que tenemos que realizar porque Dios nos ha salvado. La oración no es una obligación; es un gozo y un privilegio. Las siguientes son sólo algunas cosas que la Palabra dice acerca de tener comunión con Dios en oración y experimentar su presencia: El que91:1) habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso. (Salmos
Por la mañana, Señor, escuchas mi clamor; por la mañana te presento mis ruegos, y quedo a la espera de tu respuesta. (Salmos 5:3)
Mañana, tarde y noche clamo angustiado, y él me escucha.(Salmos 55:17) Yo amo al Señor porque él escucha mi voz suplicante. Por cuanto él inclina a mí su oído, lo invocaré toda mi vida. (Salmos 116:1–2) Que suba a tu presencia mi plegaria como una ofrenda de incienso; que hacia ti se eleven mis manos como un sacrificio vespertino.(Salmos 141:2) Por lo tanto, ya que en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo sacerdote que ha atravesado los cielos, aferrémonos a la fe que profesamos. Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado. Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.(Hebreos 4:14–16) [Jesús dijo:] Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá.(Juan 15:7) Ésta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido.(1 Juan 5:14–15) Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie. Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor; es indeciso e inconstante en todo lo que hace. (Santiago 1:5–8) [Jesús dijo:] Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo. Lo que pidan en mi nombre, yo lo haré.(Juan 14:13–14) [Jesús dijo:] Por eso les digo: Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración,, y lo obtendrán.(Mar oración obtendrán.(Marcos cos 11:24) Cuando usted lee estas escrituras, puede ver con claridad que Dios quiere que nos acerquemos a Él y pasemos tiempo con Él. También quiere que le pidamos las cosas que estén en nuestro corazón, y Él quiere darnos lo que le pedimos. Él ya sabe lo que hay en nuestro corazón y lo que estamos pensando, por eso quiere tener una conversación con nosotros acerca de esas cosas. Dios quiere que deseemos encontrarnos con Él, que nos emocionamos por estar con Él. Él anhela que lleguemos a su presencia y hablemos con Él. Él es nuestro Padre celestial. Él nos creó; nos formó del polvo de la tierra (véase Génesis 2:7). Él nos conocía cuando estábamos en el vientre de nuestra madre (véase, por ejemplo, Jeremías 1:4–5; Salmos 139:13–16). Él dice que somos “una creación admirable” (Salmos 139:14). Él conoce cada parte de nuestro ser; conoce nuestras fortalezas, nuestras
debilidades, nuestros temores, nuestras esperanzas y nuestros sueños. Él sabe lo que verdaderamente anhelamos ser, y Él quiere ayudarnos con todas esas cosas, ¡si solamente se lo permitimos!
Acudir a Él y mantener Acudir mantener un una conversaci conversación ón con Él es oración. oración. No permita permita que que otras ideas sobre la oración, por ejemplo que es “fatigosa” o “aburrida”, eviten que comience hoy a pasar tiempo con Dios su Padre. Él es el Dios Todopoderoso, y quiere hablar con usted cada día. A Él no le importa si usted tiene que pedir una y otra vez su ayuda con algo; y no importa lo que haya en su mente. Repito: Él ya lo sabe, Él tiene el poder para arreglar cualquier cosa, y Él anhela darle los deseos de su corazón. No, Él no va a ser un “muchacho de los recados” para usted y a responder peticiones que no sean buenas para usted. Recuerde que Jesús dijo: “Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, lo que y sepusiera les concederá” (Juan La clavedeaquí es “si permanecen en mí”.pidan La razón dequieran, que Jesús un prefacio a su15:7). declaración esa manera es sencilla: si usted permanece en Él, y sus palabras permanecen en usted, no pedirá cosas que no sean beneficiosas para usted y para quienes le rodean. Al igual que cualquier padre o madre buenos no les darán a sus hijos cosas que saben que les harían daño, Dios no nos dará cosas que nos harían daño de alguna manera. ¿Podemos conocer la voluntad de Dios antes de pedirle algo en oración? La respuesta sencilla es sí, pero a veces se mezclan nuestros propios deseos con los deseos de Él para nosotros. Debe usted recordar que Dios es su Padre amoroso, y quiere bendecirle y verle convertirse en el hombre o la mujer que Él anhela que usted llegue a ser. Por tanto, puede confiar en que Él le guíe incluso en sus oraciones. Así mismo, mismo, en nu nuestra debilidad debilidad el Espíritu acude acude a ayudarnos. ayudarnos. No No sabemos qué qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. (Romanos 8:26–27) Cuando no sabemos cómo orar en cierta situación, el Espíritu Santo nos enseñará si solamente nos rendimos a Él. Puede usted ver que es un increíble privilegio que tengamos acceso a Dios mismo, comenzar nuestros períodos con Él expresando gratitud, poder adorarle, y ser conscientes de que Él es Dios y que nosotros somos sus hijos y Él se ocupará de nosotros. Podemos confiar en Él; podemos bendecirle; podemos admirarle; podemos honrarle. Con una actitud de corazón correcta y un buen entendimiento de la oración, podemos entrar en la presencia de nuestro Padre, quien puede hacer cualquier cosa. Sí, ¡Él puede hacer cualquier cosa! Cuando comprendemos verdaderamente esa realidad, cambia nuestra conciencia; nuestros ojos espirituales y nuestro entendimiento son abiertos al verdadero privilegio privil egio que tenem t enemos. os. Cuando Cuando reconocemos nuestr nuestro o derecho der echo en oración, nuestra oportun oport unidad idad de acudir a Dios se convierte en un gozo, y no podemos esperar a estar con Él. Y lo realmente increíble es esto: ¡Él no puede esperar a que lleguemos allí! Podemos tener una relación muy cercana con Dios Todopoderoso. Entonces, la cita “Un hombre es lo que es de rodillas delante de Dios, y nada más” se vuelve muy clara.
¡La oración es un arma para la guerra! La oración es también un arma de poder en el mundo espiritual. Correcto: un arma de
poder. ¿Le sorprende? En el Nuevo Testamento, al final del pasaje en el que el apóstol Pablo habló sobre guerra espiritual y la armadura de Dios, incluyó la oración como un elemento de guerra espiritual, alentándonos: “perseveren en oración por todos los santos” (Efesios 6:18). ¿Recuerda cómo relaté que la noche de mi accidente la voz del diablo perseguía a mi madre, preguntándole dónde estaba su Dios poderoso en aquel momento? Cuando ella llegó a casa y comenzó a clamar al Señor, el Espíritu Santo le recordó que tuviera fe, ¡porque Dios no puede fallar! Cuando mi madre oraba por mí, en realidad estaba batallando por mi alma y mi sanidad. Desde luego, yo era totalmente inconsciente de lo que estaba sucediendo; pero mi madre me estaba llevando delante del trono de Dios en oración y clamando por su gracia y su misericordia. Segunda de Timoteo 2:26 dice: “De modo que se despierten y escapen de la trampa en que el diablo los tiene cautivos, sumisos a su voluntad”. Piense en esto por un momento: ¡el diablo ha llevado cautivas a algunas personas para hacer su voluntad! Si él tiene poder para llevar cautivas a personas para hacer su voluntad, ¿quién las rescatara? ¿Cómo serán liberadas? ¿Conoce a alguien que encaje en esta descripción? ¿Tiene algún ser querido en esta situación? ¿Hay alguien que trabaje con usted y que esté atado por Satanás? A Dios no le importa lo ignorante, adicta o atada que esté una persona; Él nos ha dado el poder de la oración para liberar a esa persona de la cárcel de Satanás. Suceda o no visualmente, como fue para mí, la realidad es que Jesucristo llegará al medio de la miseria en que esa persona viva, le mirará a los ojos y le dirá que le ama. Él extenderá su mano y le sacará del pozo donde esté. Jesús oirá el clamor de su corazón en oración y también le responderá a usted. ¡Usted actuará como el puente para trasladar a esa persona a la presencia de Dios! Jesús no tiene temor a llegar a las profundidades del infierno y mirar a la cara a Satanás y decir: “Aparta tus manos de él ahora mismo. ¡Esta persona me pertenece!”. Absolutamente nada es imposible para Dios. Él anhela reconciliar a los pecadores consigo mismo. Él anhela entrar en las cárceles más imposibles de pecado y liberar a los prisioneros de su cautividad. ¡Y Él nos permite que formemos parte de su salvación mediante la oración! Yo creo que Dios es glorificado más cuando un pecador levanta sus ojos a Él y clama para ser liberado. No hablo solamente de alguien que sea adicto a las drogas o al alcohol. Podría ser la persona más amable y bondadosa que haya usted conocido jamás; sin embargo, cuando esa persona pide a Jesús que le limpie y le perdone sus pecados (pues todos hemos pecado), también le sucede lo mismo. Es perdonada y limpiada por la sangre de Cristo; nace de nuevo y se convierte en hijo de Dios. La Biblia dice que los ángeles en el cielo se regocijan cuando un pecador se arrepiente (véase Lucas 15:10). Sí, tienen fiesta en el cielo; ¿no es eso bueno? Podemos desempeñar un inmenso papel en llevar a las personas a la fiesta mediante la oración. “¿Quién está orando por usted?” Recibí una llamada telefónica de un hombre de negocios que recientemente se había mudado a Filadelfia y uno de sus amigos le había dado mi nombre. Me llamó para hablar de
algunas oportunidades de negocio, y yo estuve de acuerdo en reunirme con él en mi oficina, pero con renuencia, porque había oído sobre “los últimos y mejores artilugios” tantas veces antes que no esperaba mucho. No tenía idea de que ese hombre había jugado al fútbol
profesional en la liga profesional, y cuando entró en mi oficina, ¡créame que tenía aspecto de haberlo hecho! Él era inmenso; la parte superior de su cuerpo parecía el Increíble Hulk. Y se llamaba Louis. Nos dimos un apretón de manos y comenzamos a hablar, y yo le pregunté cómo había conseguido mi nombre y mi número. Él me había dado esa información por teléfono cuando me llamó, pero yo no lo recordaba. Después de sentarme, me di cuenta de quién le había enviado a mí; era un hombre de negocios cristiano a quien yo conocía. Comenzamos a hablar de negocios durante un par de minutos, y entonces, de repente, la presencia de Dios comenzó a llenar la habitación de modo poderoso. (Recuerde que casi cada día le pido al Señor que me guíe y me use para hacer que la fe cobre vida en el corazón de alguien. Hacer eso me ayuda a ser sensible al Espíritu de Dios). No recuerdo haberle dicho nada sobre Dios o nada parecido. Quizá él viese la pequeña Biblia que había en mi escritorio, o quizá alguna otra cosa lo desencadenase, pero aquel ex-jugador de fútbol profesional de aspecto tan atlético que estaba sentado enfrente de mi comenzó a entrecerrar sus ojos en su asiento. ¡Y entonces comenzó a llorar! Bien, no había que ser ningún genio para darse cuenta de que Dios quería a ese hombre, así que comencé a intentar descubrir quién estaba orando por él. Le pasé una caja de pañuelos de papel, y él se sentía muy incómodo y me decía que no sabía lo que estaba sucediendo. Yo no sabía exactamente lo que Dios estaba haciendo y, al mismo tiempo, no podía esperar a oír quién estaba orando por él y a escuchar el testimonio que estaba a punto de revelarse delante de mí. Yo pensaba en todas las otras veces en que algo parecido había sucedido y, repito, es siempre emocionante verlo suceder, pero aquel hombre era bastante grande, y estaba visiblemente conmovido y abatido, como si se preguntara si yo llevaba adelante cierto tipo de “vudú”. Le miré y pregunté: “¿Quién está orando por usted?”. Entonces, en un segundo él se dio cuenta de lo que yo quería decir, y comenzó a llorar profusamente. Yo seguía dándole pañuelos de papel y viendo el poder de Dios que le ministraba. Me dijo que aquello no le había sucedido nunca, y preguntó: “¿Qué está pasando?”. La presencia de Dios era tan innegable a esas alturas, ¡que yo le dije que él era un hombre marcado! Dije que quien estuviera orando por él estaba en intercesión delante de Dios por su alma, y que Dios estaba respondiendo sus oraciones. Entonces él reveló que su esposa y su madre le habían estado diciendo que necesitaba ponerse a cuentas con Dios y entregar su vida a Jesús. Yo me maravillé ante la misericordia de Dios al llevar a ese hombre a mi oficina, y ante el hecho de que la primera vez que le encontré, Dios había intervenido y le había abrumado totalmente con su presencia porque le amaba mucho y le estaba alcanzando. Quizás fuese que yo mismo era un hombre de negocios, a quien él escucharía, el motivo por
el que Dios decidió utilizarme para compartir el evangelio con él. Quizá Dios sabía que algo destructivo estaba a punto de tener lugar en su vida, y quiso evitar que sucediera. Yo no lo sé, pero lo que sí sé es que Dios había ordenado ese momento en el tiempo para que él acudiese a Cristo y que, si él escuchaba, ¡el Dios que creó todo el universo saldría del cielo para entrar
en su vida! Compartir con él el evangelio (que Jesús vino a la tierra, murió por los pecados de la humanidad, resucitó de la muerte y volverá otra vez). Él estaba allí sentado llorando, y después comenzó a pedir a Jesús que le limpiase y le perdonase. Él ya sabía que la presencia que había en el lugar era Dios, y que Él estaba allí por él aquel día tan especial. Yo seguí compartiendo las Escrituras con él, y en lo profundo de su corazón él supo que Dios le llamaba a regresar a casa. Sabía que había estado apartándose de Dios; sabía que su esposa y su madre habían estado orando por él, de modo que lo que le estaba sucediendo comenzó a tener todo el sentido. Los dos observábamos con reverencia lo que estaba sucediendo, y yo me sentí muy agradecido y profundamente tocado una vez más por ver a Dios a traer a alguien a Él mismo. Cuando eso sucede es como una película en 3-D para mí. Aunque yo soy parte de todo lo que está sucediendo, sigue siendo como si lo estuviera viendo desarrollarse desde un asiento en un cine, viendo el amor de Dios tocar a alguien tan dramáticamente y llevarle al Señor de manera tan real, y casi siempre me hace regresar al día en que Jesús llegó a mí. Nunca lo olvidaré. Puedo verlo como si fuese ayer. Y recuerdo cuando mi papá me llevó a la iglesia de camino a casa desde el hospital aquella noche. Recuerdo caminar por el pasillo central con todas las luces apagadas, levantar mi vista a la cruz y decirle a Jesús que no entendía todo lo que había sucedido y que iba a necesitar su ayuda para lograrlo. Mi oración a Dios es que el sentimiento reverente que parece arder en mi interior cada vez que Él pone a alguien delante de mí con el propósito de la salvación nunca se detenga. Quiero que esté ahí cada día. Louis y yo fuimos a almorzar justamente después de nuestra reunión en mi oficina. Él sintió que Dios había interrumpido su vida, y sabía que nunca volvería a ser el mismo. Después del almuerzo, yo oré por él, pidiendo que Dios les guiase a su esposa y a él a una buena iglesia donde pudieran participar enseguida. enseguida. Permanecí en contacto con Louis, y Cathy y yo más adelante les visitamos a su esposa y a él, y ellos nos invitaron a la iglesia a la que asistían. Dios ciertamente les había situado en una buena iglesia. La idea de que Dios activamente busca a personas para llevarlas a la salvación es casi incomprensible a menos que se mire bajo la luz del evangelio. La Biblia dice: “El Señor… no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan” (2 Pedro 3:9). ¡Qué privilegio es ser utilizado por Dios en esta aventura increíblemente asombrosa! Ya que usted está leyendo este libro en este momento, puedo prometerle que Dios le está hablando de alguna manera. Si es usted como Louis y ha estado alejándose de Dios y de su voluntad para usted, ¿querría considerar hacer una pausa en este momento y pedirle a Dios que se muestre real para usted?
Pregúntele si lo que Jim está diciendo aquí tiene algo de verdad en todo ello; pídale que se revele a usted y abra los ojos a la mayor verdad de la humanidad: que Jesucristo es el Salvador del mundo. Dios le ama con amor eterno y desea caminar con usted. ¿Inclinará su
corazón a Él y se lo permitirá? Encontrar un camino a Jesús Si usted ya es creyente, no pase por alto el poder que tiene para llevar a sus seres queridos delante del Señor en oración. Cuando amamos a personas y queremos lo mejor para ellas, recorreremos grandes distancias para ayudarlas. El siguiente es mi relato favorito de la Biblia que ilustra la ayuda que podemos aportar para llevar a otros a Jesús. Un día, mientras enseñaba [Jesús], estaban sentados allí algunos fariseos y maestros de la ley que habían venido de todas las aldeas de Galilea y Judea, y también de Jerusalén. Y el poder del Señor estaba con él para sanar a los enfermos. Entonces llegaron unos hombres que llevaban en una camilla a un paralítico. Procuraron entrar para ponerlo delante de Jesús, pero no pudieron a causa de la multitud. Así que subieron a la azotea y, separando las tejas, lo bajaron en la camilla hasta ponerlo en medio de la gente, frente a Jesús. [En otras palabras, por causa de su amigo, ¡rompieron el tejado para llegar a Jesús!]. Al ver la fe de ellos, Jesús dijo: —Amigo, tus pecados quedan perdonados. Los fariseos y los maestros de la ley comenzaron a pensar: “¿Quién es éste que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?”. Pero Jesús supo lo que estaban pensando y les dijo: — ¿Por qué razonan así? ¿Qué es más fácil decir: “Tus pecados quedan perdonados”, o “Levántate y anda”? Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —se dirigió entonces al paralítico—: A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. Al instante se levantó a la vista de todos, tomó la camilla en que había estado acostado, y se fue a su casa alabando a Dios. Todos quedaron asombrados y ellos también alababan a Dios. Estaban llenos de temor y decían: “Hoy hemos visto maravillas”. (Lucas 5:17–26) “Maravillas”, cosas inusuales, ¡cosas de Dios! ¡Los hombres en la historia anterior eran bastante valientes! Hicieron un agujero en el techo de la casa de alguien para llegar a Jesús. Quizá el dueño de esa casa fuera un extraño, ¡pero ellos sabían que tenían que llegar hasta Jesús! Mi madre hizo algo muy parecido la noche de mi accidente hace tanto tiempo. En oración, ella hizo un agujero en el tejado, ¡y me hizo descender a mí hasta Jesús! Ella sabía que Él podía sanar, y que Él sanaba, así que con valentía me llevó delante de Él. Ella no se rindió. Satanás me mantenía cautivo, atado en su cárcel, y ella no iba a dejarme allí independientemente de lo que yo hiciera. El amor de una madre es algo muy motivador e intenso; es un pequeño cuadro del amor que Dios tiene por toda la humanidad. Dios envió a su Hijo a la tierra para liberarnos a todos de la cárcel del pecado. Quiero volver a preguntarle: ¿Tiene un ser querido que esté en una cárcel infernal en este momento? ¿O le tiene a usted Satanás encerrado en una celda de pecado? ¿Le ha estado Satanás mintiendo, diciéndole que no hay modo alguno de salir: “Estarás aquí para siempre; otros puede que sean libres, pero tú no”?
¡Rechace las mentiras en este momento! Orar, clamar a Dios, le liberará a usted o a su ser querido. Podemos hacer un agujero en el techo de esa cárcel mediante la oración. Orar con fe, basándonos en la Palabra de Dios, es la manera de hacer descender a un ser querido a la
presencia de Jesucristo. Jesús está justamente fuera de la celda de la cárcel; Él anhela tocarle a usted o a su ser querido y liberarle. El plan perfecto de Dios es reconciliar al mundo consigo mismo. Cuando oramos para que personas sean salvas, estamos en el centro de la perfecta voluntad de Dios, y Él moverá cielos y tierra para alcanzarlas. A pesar de cuál sea la situación en que esté una persona, el poder de Él es ilimitado. Nada puede detener que la mano de Dios alcance a alguien. ¡Nada ni nadie puede detener a Dios! Siga orando y creyendo; no se detenga, a pesar de lo que pase. No escuche las mentiras de Satanás. Dios responde la oración. Lea de nuevo esa frase: Dios responde la oración. Él se deleita en perdonar; se deleita en llevar a pecadores a Él mismo para amarlos y limpiarlos. La oración es la respuesta para sus seres queridos que necesitan desesperadamente milagros en sus vidas. Incluso cuando las personas por quienes usted ora no tienen idea alguna de lo que usted está haciendo por ellas, pueden ser libres mediante su intercesión. Dios es el poder que cambia las vidas de las personas, ¡al igual que Él cambió la de usted y la mía! 2 Esta declaración del evangelista del siglo XIX Robert Murray M’Cheyne era citada a menudo por Isobel Maxim, ¡mi madre que oraba!
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Escalar las alturas de compartir a Cristo La parte más difícil del cristianismo es practicarlo. Una cosa es “hablar a lo grande” sobre Dios, pero otra totalmente distinta “vivir a lo grande” para Dios. Es la meta definitiva de la vida cristiana; sin embargo, no podemos hacerlo nosotros solos. A pesar del mucho dinero que poseamos, a pesar de cuántas licenciaturas obtengamos, a pesar de la mucha fama que tengamos, debemos apoyarnos en el poder del Espíritu Santo que vive dentro de nosotros. Dios sabe cómo soy porque Él me creó, y Él conoce todas mis tendencias, especialmente cuando pienso: Muy ahora lo tengo; hacerlo. Vamos, Dios, ¡se lo mostraremos! Ese es mi orgullo, ¡y bien, es una receta para elpuedo desastre! En la práctica Una cosa que todos los cristianos tenemos en común es nuestro “corazón errante”, que puede apartarnos del Señor. Por eso necesita que el Espíritu Santo camine con usted diariamente, le guíe, le proteja y hable a su corazón y a su mente. Él pondrá fuertes impresiones en usted, como si vinieran de un pozo que hay en su interior. Como escribí anteriormente, usted aprenderá a ser sensible a esta “voz” en su interior cuanto más tiempo pase estudiando la Palabra de Dios y cuanto más tiempo pase en oración con Él. Dios anhela anhela comunicarse comunicarse con nosotros por muchas muchas razones, pero per o prin pr incipalmen cipalmente te quiere quiere amarnos, alentarnos y enseñarnos más sobre Él mismo. Su principal deseo es que entendamos que Él nos amó tanto que envió a su Hijo a morir por nosotros. Ahora bien, Él quiere que compartamos ese amor con todas las personas a las que Él nos dirija a hablar por el Espíritu Santo. Permita que le relate otra experiencia que tuve con la dirección del Espíritu Santo de esta manera. Embarqué en un vuelo que iba de Kenia a Sudáfrica, ¡y me encontré sentado al lado de una mujer que acababa de escalar el Kilimanjaro! Con ojos brillantes de emoción, comenzó a contarme todo sobre su escalada. Tenía tal sentimiento de maravilla por su desafiante aventura quedenohaber podíahecho quedarse callada; deseosa de sus experiencias y su sentimiento un gran logro.estaba Su entusiasmo erarelatar contagioso, y yo le presté toda mi atención para poder compartir su alegría y oír su increíble historia. Lo que ella no sabía era que, aquella mañana, y también justamente antes del vuelo, yo había orado y le había pedido al Señor que me ayudase a ser sensible a las personas que me rodeaban, que me utilizase para hacer que la fe cobrase vida en el corazón de alguien ese día. Entonces yo estaba “encajado” al lado de aquella mujer durante las cuatro horas de vuelo. Ella era muy amigable y quería hablar sobre su escalada, así que yo oré para que el Señor me ayudase a compartir su amor con ella antes de que terminase el vuelo. Yo sabía lo importante que era esperar a que el Espíritu Santo hable a mi corazón, para decirme qué decir y cómo compartir el amor de Dios con ella. Escuché las increíbles historias de la escalada aproximadamente por una hora. Era
verdaderamente emocionante oírle describir los rigurosos desafíos que había tenido que afrontar durante la escalada, al igual que la magnífica belleza de la montaña. Mientras tanto, yo me preguntaba: ¿Cómo puedo compartir con ella la verdad más emocionante que haya sido contada nunca a la humanidad? También le preguntaba en silencio el Espíritu Santo cómo
podría hacer girar la conversación hacia Dios de manera que le ministrase concretamente a ella. Justamente entonces, ¡lo vi más claro que el agua! Yo estaba realmente emocionado porque sabía que era el enfoque perfecto para ella. Tenía que ser a gran escala, al igual que la historia que ella me estaba relatando. Así es como comen comencé: mientras mientras ella seguía seguía contándom contándome e su historia, historia, yo le hice hice much muchas as preguntas entre medias. Cuando terminó, exclamé: “¡Eso fue increíble! ¡Solamente puedo imaginarme otra experiencia que sería incluso mayor que escalar el Kilimanjaro!”. Ella se reclinó en su asiento y me preguntó con los ojos abiertos como platos: “¿Qué podría ser eso?”. Y respondí con alegría: “¡Puedo presentarle al Dios que creó esa gloriosa montaña! Quiero compartir con usted lo mucho que Él le ama y quiere tener una relación personal con usted”. Ella me escuchaba con atención a medida que yo le aseguraba que la alegría que ella había experimentado en esa escalada podía agrandarse un millón de veces si ella conocía personalmente al Dios que quería tener una íntima relación con ella. Compartí que Dios había enviado a su propio Hijo, Jesús, a la tierra a morir por pecadores como ella y como yo, y que Él anhela que acudamos a Él y hablemos con Él. Cuando le dije que Dios quiere pasar tiempo con nosotros y revelarse a medida que le buscamos, ella comenzó a llorar. Comenzó a experimentar su presencia allí en aquel avión. Quizá estuviera pensando en parte de la belleza natural que había visto en la creación de Él en aquella montaña, o quizá estuviera pensando en lo increíble que era que Aquel que había creado la montaña en un principio estuviera interesado en ella. Quizá hubiera tenido una experiencia con Dios años antes. Yo no estaba seguro, pero le aseguré que no era ninguna coincidencia que hubiéramos estado sentados juntos en ese vuelo. Compartí con ella: “Esta misma mañana, antes de subirme al avión, hice una sencilla oración para que Dios me guiase a alguien que necesitase conocerle. Tal como estoy aquí sentado, usted sabe que este Dios que creó el pico Kilimanjaro está llamando a la puerta de su corazón, anhelando tener una relación personal con usted”. Aun Au nque que probablemen probablemente te no vu vuelva elva a verla de nu nuevo, evo, le dije que que pidiese pidiese a Dios que que se revelase a sí mismo a ella personalmente. Normalmente, le pediría a la persona con la que comparto si desea orar y recibir a Cristo como Salvador en ese momento, pero aquella vez fue un poco diferente. Ella estaba llorando, y el avión estaba aterrizando, así que le dije que orase tranquilamente a solas para pedir al Señor que entrase en su vida. Le dije que yo estaría orando por ella. Mientras lee usted esto, sigo orando por ella, aunque no sé dónde está ni lo que hace. Lo que quiero decir con esta historia es que Dios quiere que todos nosotros seamos sensibles a su Espíritu Santo, que vive dentro de nosotros y desea utilizarnos para llevar a otros a Él mismo. Dios anhela que les hablemos a los demás de su amor por ellos. Cuando confiamos en el Espíritu Santo, Él nos pondrá en situaciones donde su poder en nosotros llevará amor, esperanza y aliento a otros. Recuerde que el Espíritu Santo es nuestro Maestro,
y lo único que tenemos que hacer es rendirnos a Él en el estudio de la Palabra de Dios, y Él nos enseñará todas las cosas sobre Dios Padre, Jesús y Él mismo. Aprender Apren der a ser sensibl sensible e al Espíritu de Dios Dios
Nuestra responsabilidad y privilegio es aprender cómo podemos ser más sensibles al Espíritu Santo de Dios. Entonces, podemos compartir el amor de Dios dondequiera que vayamos; por medio de Él, y no en nuestra propia capacidad o con nuestras propias palabras. En mis primeros años de ser cristiano, yo no era muy bueno para esperar en Dios en nada, debido a la gratitud que tenía en mi corazón hacia Él por haberme salvado. En mi celo, con frecuencia compartía mi fe dondequiera que iba, independientemente de si las personas querían escuchar o no. Al echar la vista atrás, entiendo que debí de haber ofendido a muchas personas debido a mi ignorancia sobre la dirección del Espíritu Santo. Mi deseo había sido que ellos experimentasen el amor del Dioscon Todopoderoso en sus vidas y comenzasen viaje de Sé permitir que Él les amase y estuviese ellos del mismo modo que había estadoelconmigo. que suena a un buen deseo, y lo es, pero pronto entendí que no todos compartían las mismas creencias que yo y, de hecho, muchas personas se molestaban realmente conmigo por intentar “forzar” mis creencias. No todos estaban interesados en saber sobre el amor de Dios por ellos. Vaya, ¡aquello ¡aquello fue revelador! r evelador! Algunas Algunas personas pers onas en realidad se s e enfurecerían enfurecer ían mucho mucho conmigo conmigo y decían cosas como: “Oiga, Maxim, si usted necesita esto de Jesús como una muleta, está bien; ¡pero quédeselo para usted!”. Jesús dijo: “Nadie puede venir si no atrae el Padre que mea envió” (Juan 6:44). con En otras palabras, necesitamos pediraamí Dios quelo nos dirija diariamente aquellas personas quienes Él quiera que compartamos nuestra fe, y debemos ser guiados por el Espíritu Santo siempre que lo hagamos. Incluso cuando fue la guía del Espíritu de Dios para mí que compartiese la historia de cómo Jesús murió por nuestros pecados, ha habido muchas veces en que las personas han sido totalmente beligerantes conmigo por pensar que yo tenía derecho a decirles que Jesucristo es el camino que Dios nos ha proporcionado para pasar la eternidad con Él. He tenido algunas discusiones realmente duras con personas, aunque eso era lo último que yo quería; sencillamente sucedió. ¿Cuál es la respuesta a este dilema? ¡Dios viviendo su vida por medio de nosotros! El plan de Dios es que rindamos nuestras vidas a Él para que Él pueda vivir su vida por medio de nosotros. Las personas necesitan saber sobre el Dios que vive en nuestro interior. Cuando nos rendimos al poder de Dios en nuestro interior, el Espíritu Santo, nos convertimos en agentes de cambio de Dios para quienes nos rodean. Él realmente obrará en nosotros y por medio de nosotros para bendecir y alentar a otros. El poder del Espíritu de Dios mostrándose por medio de nosotros es lo que hace que las personas tengan hambre de lo que nosotros hemos encontrado, y es Dios obrando por medio de nosotros lo que cambia vidas. Por tanto, no se trata de nosotros; se trata de Él. Él cambia las vidas de otros al igual que cambió la nuestra.
La siguiente es una de mis oraciones diarias, y puede que considere orar algo parecido usted mismo: Padre Dios, en el nombre de Jesús, vengo delante de ti y te pido que me llenes de nuevo de
tu Espíritu. Padre, te pido que una unción fresca caiga sobre mi hoy para servirte. Por favor, úsame hoy para hacer que la fe cobre vida en el corazón de alguien. Cuando nos enfocamos en el poder de Dios que vive dentro de nosotros y pedimos que su poder sea utilizado para bendecir y ayudar a otras personas, dejamos de enfocarnos en nosotros mismos. Comenzamos a vivir a lo grande a los ojos de Dios al estar interesados en las personas que nos rodean y no sólo en nuestras propias necesidades. El Espíritu Santo quiere tener una cercana comunión con nosotros; quiere que crezcamos en nuestro entendimiento y conocimiento de Él; quiere que nos rindamos a Él y seamos sensibles al modo en que Él desea utilizarnos en cada situación. ¡Y quiere que nuestro alcance de los demás sea una verdadera aventura en Él!
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Ser un dador En la vida, hay quienes dan y hay quienes toman. Hay quienes sostienen y hay quienes agotan. El modo en que usted puede llegar a ser un dador o sustentador (una bendición para otros) ¡es conociendo y creyendo la Palabra de Dios! Conocer a Dios íntimamente significa conocer su Palabra. Eso es lo que el apóstol Pablo dijo poco antes de ser ejecutado por su fe: “Esfuérzate por presentarte a Dios aprobado, como obrero que no2:15). tiene de qué avergonzarse y que interpreta rectamente la palabra de verdad” ve rdad” (2 Timoteo Pablo era un hombre al que Dios tuvo literalmente que derribar para captar su atención. Su conversión se describe en la Biblia, en el libro de Hechos, capítulo 9. Él era un hombre que odiaba a los cristianos y hacía todo lo necesario para matar a todo aquel que afirmase amar a Jesús, incluyendo mujeres y niños. Pero después de haber tenido un encuentro con el Cristo vivo, se convirtió en un “vaso de honra” en las manos de Dios (véase Hechos 9:19–21), y Dios le utilizó para escribir casi la mitad del Nuevo Testamento. Nunca piense que usted no puede ser usado grandemente debido a su pasado, cualquiera que sea. La Biblia nos dice claramente que cuando nacemos de nuevo, “si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17, rvr). El Señor nos prepara de maneras diferentes para ser usados por Él. Un modo de preparación es ser enseñado por creyentes más maduros en el Señor. Pablo tenía un joven discípulo en el Señor con el nombre de Timoteo, y escribió dos cartas a Timoteo que se encuentran en el Nuevo Testamento. La segunda carta fue escrita desde una fría y oscura celda de una cárcel en Roma, donde Pablo había sido encarcelado. Esta carta está llena de tremendos consejos sobre cómo vivir una vida que honre a Dios como un “buen soldado de Cristo Jesús” (2 Timoteo 2:3). Pablo sabía que pronto sería ejecutado por su fe en Cristo, y lo que compartió con Timoteo fueronlasalgunas de sus últimas palabras en esta tierra.aDesde el punto de vista de Pablo, esas eran cosas más importantes que quería transmitir su joven discípulo. Pablo recordó a Timoteo: “Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio. Así que no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor” (2 Timoteo 1:7–8). Le alentó: “Fortalécete por la gracia que tenemos en Cristo Jesús. Lo que me has oído decir en presencia de muchos testigos, encomiéndalo a creyentes dignos de confianza, que a su vez estén capacitados para enseñar a otros” (2 Timoteo 2:1–2). Conociendo las tentaciones del mundo, Pablo le recordó: “Huye de las malas pasiones de la uventud, y esmérate en seguir la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con los que invocan al Señor con un corazón limpio. No tengas nada que ver con discusiones necias y sin sentido, pues ya sabes que terminan en pleitos” (2 Timoteo 2:22–23). Lea todo 1 y 2 Timoteo cuando tenga oportunidad. Por favor, preste especial atención a
estas palabras de Pablo, pues le ayudarán a crecer profundamente en su fe y su caminar con Dios. Será capaz de enseñar estas verdades a otros creyentes dondequiera que usted vaya. Pablo constantemente alentó a Timoteo a estudiar las Escrituras para asegurarse de estar preparado y cualificado para el ministerio y tener el conocimiento necesario de la Palabra de
Dios para compartirlo con otros. Estar dispuesto a aprender Corresponde a cada uno de nosotros estar dispuestos a que Dios nos enseñe. No hay mejor manera de aprender para un nuevo creyente que comenzar a estudiar la Biblia en este momento. He descubierto que la mejor manera para estudiar inicialmente la Biblia es por temas, de modo que pueda memorizar escrituras que pertenecen a ciertos temas. Si usted acaba de comenzar su viaje de fe, saber lo que Dios dice sobre varios temas que surgen en las conversaciones le capacitará para tener más confianza al compartir su recién encontrada fe en Cristo. Afortunadamente, eso le alentará a seguir compartiendo cada vez más. Después de haber pasado cierto tiempo estudiando esos temas y pidiendo al Espíritu Santo que le ayude a memorizar versículos relevantes, puede estar seguro de que Él presentará oportunidades para que usted comparta y le “impulsará” a dar un paso de fe y comenzar a hablar a otros de lo que usted ha aprendido. Es realmente increíble cuando usted siente al Espíritu Santo guiarle a las personas que hay en su camino y que necesitan oír sobre el amor de Dios. No se sorprenda cuando las personas más “improbables”, personas que usted anteriormente pensó que se reirían o que no tendrían interés alguno en Dios, permanecen totalmente enfocadas en lo que usted está compartiendo. Puede que no quieran orar con usted ese día, pero puede usted seguir amándolas y dándoles lo que Dios dice en su Palabra, ¡no lo que usted piensa! Permanezca enfocado en lo que ha aprendido de su Palabra. Por ejemplo, echemos un vistazo al tema de la salvación. Al final de muchas de las Biblias hay una concordancia, o un directorio de palabras. Si usted busca una palabra clave particular, encontrará una lista de referencias donde puede encontrarse esa palabra en la Biblia. En la sección de la concordancia de mi Biblia, bajo la palabra salvación hay aproximadamente treinta referencias de la Escritura que yo podría buscar para ver lo que Dios dice sobre la salvación. Cuando estudio de ese modo, ciertas escrituras parecen destacar para mí un poco más que otras; escribo esos pasajes en particular en pequeñas tarjetas y las llevo conmigo a lo largo del día. De vez en cuando vuelvo a leer esos pasajes, memorizándolos. Entonces, pido al Espíritu Santo que me dé una oportunidad de compartir mi fe con alguien ese día. Él ciertamente me guiará a alguien a fin de compartir el amor de Dios con esa persona de alguna manera, quizá incluso hablándole sobre uno de los pasajes que he estado estudiando. Por tanto, pida al Espíritu Santo que le ayude a memorizar también algunos de esos versículos. Después, la próxima vez que se encuentre con un viejo amigo o se siente al lado de alguien en un autobús o en el aeropuerto, recordará esos pasajes para compartirlos con esa persona. El Espíritu Santo es fiel; Él le ayudará a memorizar los pasajes y recordarlos cuando sea momento de compartirlos con otros. Él quiere ver a personas heridas entrar en el reino de Dios incluso más que usted, y Él le ayudará a convertirse en un ganador de almas si usted se lo pide.
La mayor verdad teológica Tuvimos una importante nevada un invierno que llegó a alcanzar aproximadamente sesenta centímetros, y yo tenía un vehículo con tracción a las cuatro ruedas, así que pensé que saldría
temprano y daría un paseo por la nieve fresca. Había terminado de limpiar toda la nieve de mi SUV, y estaba a punto de subirme y salir, cuando vi a un hombre caminando por la calle. Me preguntaba quién era y por qué alguien estaría fuera caminando con ese frío. Mientras iba saliendo, reconocí al hombre como uno de mis vecinos, así que bajé la ventanilla del asiento del pasajero y le pregunté si podía ayudarle de algún modo. Me dijo que tenía que ir a trabajar, así que le dije que se subiera al auto y me alegraría mucho de llevarle. Yo sabía que él estaba empleado por un contratista del gobierno y trabajaba en algunos proyectos sensibles o clasificados. Éramos los únicos que íbamos por la carretera, y aunque él nunca me había dichoque cuálser eramuy su trabajo precisamente, había lo suficiente para que yo entendiese que tenía importante para él para que dicho tuviese que ir caminando con aquel tiempo tan terrible para llegar a su trabajo aquella mañana. En cuanto subió a mi vehículo, incluso antes de estar totalmente sentado, me miró y preguntó: “¿Por qué envía usted a sus hijos a una escuela cristiana cuando sabe que nuestro municipio tiene algunas de las mejores escuelas del país?”. Yo sabía que John tenía dos licenciaturas, y era una de esas personas muy inteligentes, y también lo eran sus hijos. Un día, yo había estado arreglando un ventilador de techo en mi cocina, y uno de sus muchachos había estado en mi casa jugando con uno de mis hijos. Los dos muchachos pasaban por la cocina cuando el hijo de este hombre se detuvo, ¡y comenzó a iluminarme sobre la manera correcta de aparato! cablear ese ventilador en me particular y sobre eléctricos empleados ese tipo de Desde luego, yo comporté comolossi circuitos supiera exactamente de qué en hablaba conmigo. Asentí con la cabeza y después le dije que mi hijo le llamaba desde el otro lado de la habitación y que le necesitaba para algo. A ese muchacho la escuela le pedía con frecuencia que ayudase siempre que sus computadoras les daban algún tipo de problemas, así que podrá imaginar el tipo de intelecto que su padre tenía como genio matemático con dos licenciaturas. Bien, yo sabía que un sencillo saludo no lo lograría, pero también sabía que ese era definitivamente un momento de Dios. Por tanto, hice una de esas oraciones de un milisegundo, y al instante supe cómo responder. Le miré y dije: “John, no quiero que mis hijos sean apartados de ninguna forma de la verdad, y ese es el motivo”. Pude ver una expresión en él que mostraba que sencillamente no sabía cómo responder a eso, a pesar de lo inteligente que era. Sonrió y preguntó: “¿Pero de qué estás hablando?”. La razón por la que le pido a Dios cada día que me haga sensible a quienes me rodean, para poder compartir su amor con ellos, es que quiero asegurarme de estar pensando en los planes de Dios para esas personas y no en mis propios planes. Como mencioné anteriormente, he intentado golpear a personas en la cabeza con la Biblia, pero eso solamente conduce a que yo intente comunicar mis planes y no los de Dios. Con esa actitud, yo sólo estaría testificando de testificar y no estaría verdaderamente interesado por la persona con la que hablo. Pero cuando sinceramente quiero hablar con las personas sobre lo mucho que Dios les ama, un gran porcentaje del tiempo, puedo al menos mantener un diálogo con alguien que es genuino. El resultado puede que no sea que esa persona termine pidiendo a Dios que le
limpie y le perdone, pero la semilla de la Palabra de Dios ha sido plantada, y Él regará la semilla del modo en que quiera hacerlo. Por tanto, cuando ese hombre terminó de preguntar: “¿Pero de qué estás hablando?”, yo le
miré directamente a los ojos y dije: “¿Crees que mis hijos van a oír en la escuela pública que Jesucristo murió por sus pecados y por los pecados de la humanidad, y que Dios Todopoderoso quiere caminar con ellos diariamente y ser su Dios, y que ellos pueden ser sus hijos? La Biblia nos dice en Juan 3:16 que Dios amó al mundo de tal manera que entregó a su propio Hijo unigénito, para que cualquiera que crea en Él pueda pasar la eternidad con Dios y caminar con Él en el cielo. La Biblia nos dice en 1 Timoteo 2:3–4 que Dios desea que todos los hombres lleguen al conocimiento de la verdad. ¿Quieres que la verdad esté oculta de ti?”. Ese hombre estaba formado como científico y necesitaba pruebas de que algo existía, y no sólo la conversación de del un cristiano intenciones que íbamos pensabasentados que sabía suficiente sobre el Dios universocon parabuenas convencerle, mientras enloun vehículo durante una inmensa tormenta de nieve, de que Dios le amaba. Por tanto, comenzó a debatir conmigo con todas las típicas preguntas que la mayoría de intelectuales quieren plantear cuando son confrontados con cualquier filosofía que pueda ser ajena para ellos, no sólo el evangelio. Me desafió preguntando cómo un Dios amoroso podría permitir que haya niños que pasen hambre. Después dijo que si mi Dios tenía todo ese poder, ¿por qué personas en todo el mundo tenían que sufrir diferentes tipos de enfermedades? Entonces, su pregunta fue cómo podía yo estar sentado allí y decirle que la Biblia era un libro inspirado por Dios y que Dios les dio a los hombres que lo escribieron las palabras que tenían que escribir, y que esas palabras eran las respuestas absolutas a todas nuestras preguntas. Bien, le di tantos pasajes de la Biblia como pude sobre esos temas e intenté permanecer enfocado, porque sabía que, dado lo inteligente que él era, yo necesitaba toda la ayuda que pudiera conseguir. Por ejemplo, le expliqué que es el enemigo de Dios, Satanás, y no Dios, quien causa el sufrimiento en el mundo, y que Jesús dijo en Juan 10:10: “El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia”. Que Jesús describió su ministerio de la siguiente manera: El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos. (Lucas 4:18) Le dije que Dios promete eliminar toda tristeza, dolor y muerte cuando Cristo regrese (véase Apocalipsis 21:4), y que quienes acuden a Cristo se convierten en su “cuerpo” y han de hacer, por medio de Él, las mismas cosas que Él hizo cuando vivió en la tierra: llevar esperanza y sanidad a quienes sufren (véase Mateo 10:7–8; Mateo 25:31–46). Le expliqué que el Antiguo y el Nuevo Testamento afirman la sabiduría de vivir según la Palabra de Dios a fin de experimentar verdadera vida y paz (véase, por ejemplo, Josué 1:7–8; Proverbios 1:1–7; Mateo 4:4; 2 Timoteo 3:16–17), y que la fe en Dios no es ciega sino que refleja “sustancia” y “evidencia” en el ámbito espiritual, el cual es la realidad definitiva pero que no puede verse con los ojos físicos (véase, por ejemplo, Salmos 33:6; Hebreos 11:1–3). Después de hablar esasque cosas rato,porque entendítodo que,elaunque hombreno estaba oyendo la verdad, Diosdetenía abrirpor susunojos, debate ese del mundo iba a
ganarle para el Cristo vivo al que yo conocía. La Biblia dice en Juan 6:44 que nadie viene a Cristo a menos que el Padre atraiga a esa persona a Él. Obviamente, yo había estado orando a la vez que hablábamos de todas esas cosas, y estaba llegando al final de lo que sabía para compartirlo con él. Entonces, finalmente supe precisamente qué decir, y no tenía idea alguna
de lo que estaba a punto de suceder. Le miré y dije: “John, la mayor verdad teológica del mundo que haya sido enseñada jamás a la humanidad es esta…”. No me quitaba los ojos de encima, como si dijera: Por favor, entendamos esto. Espero que lo que Jim está a punto de decirme sea verdad. Yo continúe: “Esa verdad es esta: ‘¡Cristo me ama! Bien lo sé, la Biblia dice así’”. Entonces le pregunté, ya que él era un genio de las matemáticas: “¿Cuáles son las probabilidades de que yo estuviera saliendo con mi vehículo en el preciso momento en que tú ibas caminando por la calle, y que nuestros caminos se encontrasen en ese punto de la tierra hoy?”. Yo le seguía mirando a los ojos, y entonces, justamente delante de mí, ese genio intelectual comenzó a llorar delante del Dios del universo. Había llegado al límite y descubrió que su Padre celestial estaba esperando allí pacientemente a que él llegara a casa. Me dijo que solamente quería tener algo de descanso; solamente quería tener algo de paz. Me dijo que sí, tenía muy buena educación, pero que en muchos aspectos eso había sido una maldición para él y no una bendición. Yo le dije que Dios utilizaría todo ello para su gloria en adelante, y que podía ser una gran bendición para muchas personas. Le pregunté si quería recibir a Jesucristo en su vida en ese momento, y él dijo que sí. Por tanto, oramos, y pidió perdón por sus pecados, incluyendo el orgullo, y dijo que quería que Dios tomase las riendas de su vida. Se había vuelto como un niño, tal como la Biblia dice que debemos volvernos (véase Mateo 18:3). Dejé a John en el trabajo, y acordamos almorzar juntos aquel día. Estuvimos hablando de lo que había sucedido en mi vehículo, y era obvio que la paz de Dios descansaba sobre él. Yo sabía de una iglesia a la que asistían algunos de sus compañeros de trabajo, e intente buscarlos, hablarles de la conversión de John y preguntarles si le invitarían a asistir a sus estudios de la Biblia y a comenzar a tener compañerismo con él. Yo sabía que Dios abriría un camino para que él creciera en su fe. Dios es fiel a su Palabra por encima de todas las cosas, y yo sabía que podía confiar en que Él cuidaría de John. Me hizo sentir humillado estar con mi vecino el día en que Dios interrumpió su vida y le llevó de nuevo a casa. Yo estaba totalmente asombrado al comprender que Dios me había hecho salir de mi casa la tormenta de nieve en por el preciso en quepedir Johna iba caminando por ladurante calle. ¿Puede entender ahora qué esmomento tan importante Dios que le utilice hoy para hacer que la fe cobre vida en el corazón de alguna persona? ¿Puede entender por qué necesitamos prepararnos para compartir nuestra fe con otros? ¿Puede comenzar a entender el corazón de Dios un poco mejor? Dios amó tanto al mundo que dio a su propio Hijo, para que todo aquel que clame a su nombre sea salvo. Sé que los testimonios que he estado compartiendo en este libro no son como los “normales” en los que usted comparte su fe con un compañero de trabajo, amigo o familiar, y esa persona quiere orar con usted para recibir a Cristo. Yo también he tenido ese tipo de experiencias, y son tan hermosas y significativas para el Dios Todopoderoso como cuando el apóstol Pablo derribado su caballo y se rindió a Jesús. Perodel quería compartir estos testimonios enfue particular parademostrarle que nadie está por encima alcance de Dios, y que
Dios anhela utilizarle a usted como su instrumento para llevar a otros de nuevo a casa. Si usted le pide a Dios que le utilice hoy para hacer que la fe cobre vida en el corazón de alguien, ¡prepárese para una gran aventura de fe! ¿Por qué no compartimos
a Cristo con otros? La mayoría de cristianos no comparten su fe y conducen a personas a Jesús sencillamente porque nunca han memorizado ningún pasaje de la Escritura o han deseado ser usados por el Espíritu Santo. Otras veces, sencillamente tienen temor al posible rechazo. Muchas veces oigo la excusa: “Yo no tengo el don de evangelismo como usted, y por eso nunca (o no muy a menudo) he compartido mi fe con las personas”. Bien, repito: puede que usted no tenga el don de evangelismo como Billy Graham, pero puede desarrollar una mayor conciencia y sensibilidad a la guía y la dirección del Espíritu Santo, impulsándole a dar un paso de fe. Entonces, puedeÉlsimplemente hablar a ¿No alguien delestupendo modo en que Jesús le salvó y lefluyera limpió por de su pecado, y cómo vive en su corazón. sería permitir que el Señor medio de usted a la vida de otra persona y después ver a esa persona progresar en su propio viaje de fe con Dios? Pablo escribió lo siguiente en su primera carta a los cristianos en la ciudad de Corinto: ¿No saben que en una carrera todos los corredores compiten, pero sólo uno obtiene el premio? Corran, pues, de tal modo que lo obtengan. Todos los deportistas se entrenan con mucha disciplina. Ellos lo hacen para obtener un premio que se echa a perder; nosotros, en cambio, por uno que dura para siempre. Así que yo no corro como quien no tiene meta; no lucho como golpes ala aire. bien, golpeo cuerpo y lo domino, no sea que, después de quien haberda predicado otros,Más yo mismo quedemidescalificado.(1 Corintios 9:24–27) ¡No más excusas! Por favor, ¡no ponga excusas para no estudiar la Biblia! Quizá Dios le llame a ser pastor o maestro de su Palabra. Quizá Él le llame a estar en el trabajo como persona de negocios. Dondequiera que Él le llame, puede estar seguro de que Él le ha llamado a hablar a otros acerca de Él, y usted no puede hacerlo con excelencia a menos que conozca la Palabra de Dios. Puede estudiar por usted mismo, y también puede encontrar excelentes guías de estudio de la Biblia con las que trabajar. Además, únase a un buen estudio bíblico con creyentes comprometidos. Y lo más importante, encuentre una buena iglesia que crea en la Biblia y la enseñe, e involúcrese. Preséntese al pastor y dígale que se comprometerá a orar por él y por su familia. Tengo una promesa para usted: si desarrolla una actitud en su corazón de pedir a Dios que le guíe y le utilice, Él le pondrá en situaciones en las que le utilizará. La Palabra de Dios que usted haya memorizado y atesorado en su corazón fluirá de sus labios hasta el corazón de otra persona. Cuando usted vea una vida transformada, acabará de ser testigo del mayor milagro que puede tener lugar jamás en esta vida. Créame, ¡nunca podrá hartarse de eso! Amigo Am igo mío, mío, Jesúsy quiere qu iere que quedeusted con erta encreyente un un discípul discípulo, o,se lo queda cual significa sign ifica un unal disciplinado alumno seguidor Él, y se noconvi sólovierta en un que sentado
margen. Él quiere que usted esté en el partido todo el tiempo, y lo mucho que usted llegue a ugar realmente depende de usted y de lo dispuesto que esté a prepararse. Estudiar la Palabra de Dios, pedirle a Él sabiduría, conocimiento y entendimiento para conocerla, y utilizarla para su gloria, ¡son los privilegios de todo hijo de Dios!
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Nos necesitamos unos a otros El Nuevo Testamento tiene una manera muy interesante de describir a las personas que han entregado sus vidas a Jesús. Se nos llama el cuerpo de Cristo. Correcto: Jesús es la Cabeza, y todos nosotros somos distintos miembros de su cuerpo. En realidad, Dios colocó cada miembro del cuerpo como mejor le pareció. Si todos ellos fueran un solo miembro, ¿qué sería del cuerpo? Lo cierto es que hay muchos miembros, pero el cuerpoa es solo. no puedeAldecirle a la los mano: “No te necesito”. puede la cabeza decirles losuno pies: “NoEllosojonecesito”. contrario, miembros del cuerpoNique parecen más débiles son indispensables… Así Dios ha dispuesto los miembros de nuestro cuerpo… a fin de que no haya división en el cuerpo, sino que sus miembros se preocupen por igual unos por otros… Ahora bien, ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno es miembro de ese cuerpo. (1 Corintios Corintios 12:18–22, 24–25, 27) Claramente, como cristianos, debemos entender que a pesar de nuestras diferencias nos necesitamos unos a otros para trabajar junto para Jesús. Jesús es la Cabeza, y nosotros somos las partes del cuerpo que debemos movernos para Él en esta tierra. Como Cabeza, Él nos da instrucciones, y nosotros debemos funcionar de manera que a Él le agrade. Es igual que la cabeza de un unacuerpo persona que¿verdad? les dice aSisus que se muevas o areconocemos sus piernas que caminen. Eso es sano, no brazos trabajamos juntos, o nos unos a otros, ¡entonces el cuerpo funciona mal! Intentando encajar Cuando yo era un nuevo creyente, no veía mi necesidad de otros cristianos. Quizá usted tampoco la vea. Como sabe, yo no crecí en una iglesia que predica la Biblia, ¡y tuve un inusual primer encuentro con Jesucristo! Como resultado, no entendía realmente el cuerpo de Cristo: ser parte del pueblo de Dios. Pero después de que conocemos a Jesús somos parte de su cuerpo, ¡nos demos cuenta o no! Me tomó algunos años estar solo en mi fe antes de comenzar a entender lo mucho que necesitaba ser parte de una iglesia local. Y la iglesia necesitaba que yo estuviese con ellos, porque Dios me había hecho parte de su familia, mi nueva familia. Debo admitir que, al principio, estar alrededor de “ese tipo de gente”, los cristianos, era incómodo para un hombre con mi trasfondo, y fue muy difícil para mí. Puede que me hubiese convertido en cristiano en mi corazón, pero lo que veía en la iglesia era todo ello muy nuevo para mí. Muchas de las personas habían sido creyentes durante años, y parecía como si yo no encajase muy bien. Ellos citaban escrituras como si fuese algo muy natural, y tenían esos “eslóganes” y cosas que yo nunca había oído. ¿Había un lugar para mí? Creo que al principio tenía temor a dejarles saber de lo que había sido liberado, pues pensaba que ellos no lo entenderían. La mayoría de cristianos parecen tener todo solucionado,
y yo seguía siendo bastante frágil en cuanto a todos los cambios en mi vida. Por tanto, estaba comenzando a pensar que todo eso de la iglesia sencillamente no era para mí. No podía involucrarme; era demasiado. Cuando leía todos los pasajes de la Biblia sobre ser parte del cuerpo de Cristo, deseaba que de algún modo funcionara. Pero mientras tanto, decidí
renunciar a la iglesia y seguir haciendo lo que hacía y compartir mi fe con cualquiera que me escuchase. Compartir mi historia en todas partes Aunque Aun que yo tropez tr opezaba aba en mi mi opinión opinión sobre la iglesia, iglesia, ¡seguía ¡seguía estando emocion emocionado ado por haber sido cambiado por Jesucristo! Quería compartir mi historia con todo aquel que me encontraba. Lo increíble era que dondequiera que yo iba, el Espíritu Santo ponía a personas delante de mí que le necesitaban. Con emoción, yo les decía lo que Jesús había hecho por mí, y antes de darme orando por ellos. ¡Ellos comenzaban a llorar y pedían a Jesús que entrasecuenta, en sus estaba corazones! Una y otra vez, personas acudían a Cristo. Llegó hasta el punto en que yo compartía mi fe con alguien casi todos los días, y era maravilloso. Aquello era parte de ser un cristiano normal, ¿no es cierto? Nunca se me ocurrió que el evangelismo pudiera ser uno de mis dones espirituales. Sencillamente no tenía idea alguna de que Dios nos ha dado a cada uno de nosotros un don para beneficio de todo su pueblo. Volver a situar las piezas Habían pasado algunos años desde que salí de los Marines. Me había casado con Cathy, y estábamos criando a tres niños pequeños. Debido a que no me había sentido cómodo en la iglesia y debido a algunas experiencias no tan buenas en una de las iglesias a las que habíamos asistido por poco tiempo, decidí que seguiría compartiendo a Jesús dondequiera que fuese y me mantendría alejado de algunos de esos “raros” ministros con los que nos encontramos. Sencillamente no quería abrirme yo mismo ni mi familia a algo que conduciría a que nos hicieran daño de nuevo. Obviamente, esa no era una buena actitud, pero sinceramente es donde estábamos. Y entonces, nuestras vidas dieron un giro dramático. Usted sabe que sea cual sea nuestro clamor delante de Dios, Él nos oye. Nosotros necesitábamos una congregación, y Dios nos condujo a una. Cathy había oído de una iglesia en una comunidad cercana, y me alentaba amablemente a visitarla. Yo era escéptico cuando entramos; pero a medida que escuchaba con atención al pastor, me di cuenta de que algo era muy diferente con respecto a él. No intentaba presentar un espectáculo o ser amable; no hablaba de él mismo, y nada parecía desencajar, así que seguí escuchando. Él terminó su sermón pidiendo a cualquiera que quisiera oración que pasara al frente. Entonces, pidió que todos los demás se fuesen en silencio y respetasen a las personas que habían pasado al frente para orar. Yo podía identificarme con eso. Aquel hombre dedicado hablaba a las personas de Jesús y después oraba por ellas, centrándose de nuevo el Jesús en la oración. Sencillo. Claro. Sincero. Esa iglesia se convirtió en un lugar maravilloso para que nosotros creciéramos en el Señor. El nombre del pastor es Jim Leake. (¡Sé que él no querría que yo dijera su nombre!). Él y su esposa, Becky, fueron ejemplos de amor genuino por el pueblo de Dios y nos demostraron lo que es vivir una vida sincera y piadosa. Mediante su ministerio fue como Dios lentamente situó
las piezas que los otros ministros habían confundido para mí. Los dos habían comenzado aquella iglesia y habían ministrado allí por más de cuarenta años antes de ser llamados a un nuevo ministerio, dejando un legado de más de cuatro
décadas de vibrante ministerio sin escándalo alguno. De hecho, la ciudad donde ministraban puso a un día el nombre de Jim; se llama “día de Jim Leake”. Qué testimonio piadoso a la comunidad, y que manera de ilustrar al mundo el amor y el poder de Dios al demostrar coherentemente interés por la gente y demostrarles que Dios se interesa por ellos. Los pastores Jim y Becky están ahora más ocupados que nunca ministrando en Cuba y México con orfanatos y seminarios para matrimonios. ¡Qué testimonio para Jesús! Descubrir su don Como creyente enese Cristo, tienede unCristo don depara Diosbeneficiar que es único usted. Solamente usted puede aportar donusted al cuerpo a lospara demás y para hacer que el cuerpo funcione del modo en que debería. Si usted no asiste a una iglesia local, ¿cómo será utilizado su don? ¿Cómo encontrará su lugar en el cuerpo de Él? Sé que la mayoría de personas que estén leyendo este libro van a ser el tipo de personas acostumbradas a “ir solas”. Si esa es su situación, creo que por eso Dios ha hecho que lea usted este capítulo. Dios quiere que llegue a ser parte de su cuerpo local de creyentes para ayudarle a crecer y para alentarle, al igual que para darle un lugar donde usar sus dones y talentos para ayudar a la iglesia local. Pastor es uno de los dones de Dios para el cuerpo de Cristo, y usted necesita un pastor y la iglesia local; todos lo necesitamos. Su pastor puede ayudarle a identificar su don para el crecimiento general del cuerpo local de creyentes, o simplemente puede ayudarle a confirmar su don. Usted puede llegar a ser parte de la obra de Dios precisamente en la iglesia. Quizá podría llegar a ser una de las personas que aliente al pastor y se ponga a su lado para ayudarle en su trabajo. O si tiene usted un don de enseñanza, con el tiempo puede que enseña una clase para adultos o niños, dependiendo de su interés. Quizá tenga un don de alentar o animar a otros que han pasado por las mismas pruebas que usted. Puede que tenga un don de compasión y el deseo de ayudar a adolescentes con problemas llegando a ser amigo de ellos y escuchándoles. Involúcrese en un cuerpo local de creyen cr eyentes tes No haga lo que yo hice; no evite a los pastores y la iglesia solamente porque algunos ministros sean un poco raros. Cathy y yo nos hemos mudado a otra ciudad desde aquellos primeros tiempos, pero ser parte de una iglesia donde podamos compartir nuestros dones y nuestras vidas con otros creyentes ha seguido siendo una prioridad. No permita que nada evite que se involucre en la iglesia local y tenga una estupenda relación con el pastor. Puede usted convertirse en una inmensa bendición para él y su familia. Comience a desarrollar la actitud de querer ser un dador al cuerpo local y no sólo alguien que toma. Llegue a ser un sustentador y no un tomador. Esté preparado para servir, para dar a otros y para involucrarse con las personas porque, a fin de cuentas, para eso vino Jesús: a bendecir ben decir a otros. ot ros.
Creo que una de las afirmaciones más universales que los cristianos hacen a fin de salir de un trabajo anticuado o para evitar responder a un problema con sentido común es: “¡No me siento guiado!”. Me encanta lo que mi actual pastor hizo para demostrar esa tendencia. Hizo
que todos los miembros de la congregación tomasen entre sus manos pequeñas guías metálicas; entonces, ¡nadie pudo decir “No me siento guiado” cuando se presentó una necesidad! Todos nos reímos. Permita que le hable de un amigo en mi iglesia que respondió a una necesidad y su vida fue cambiada como resultado. La iglesia estaba planeando un viaje misionero a la ciudad de Nairobi, Kenia. Este amigo mío es contratista, y anteriormente alcohólico, al que Cristo ha hecho libre. Él nunca había hecho un viaje misionero corto, y decidió ir, junto con un doctor, una enfermera, varios albañiles y muchas otras personas “normales y corrientes”, yo mismo incluido. organizados en tres equipos: un equipo médico, un equipo de construcción y un equipoFuimos ministerial. Hicimos el viaje y comenzamos a ministrar en las chabolas de Nairobi. Tendría usted que visitar la Internet para ver fotografías de lo malas que son las condiciones de vida allí, porque las palabras no pueden describir adecuadamente la suciedad y la devastación que millones de personas tienen que considerar su hogar diariamente. No había agua potable ni electricidad, no había baños, y la gente vivía en cabañas de tres por tres metros con sucios pisos. Tenían que utilizar una bolsa de plástico para ir al baño y después tirar la bolsa a uno de los cientos y cientos de montones de basura que allí había. Los que son afortunados viven en lo alto de las colinas, porque cuando llueve, toda esa suciedad se va colina abajo. Cuando uno llega allí, el olor todo aquello le abruma. Kiberiay yme Mathari dosdepoblados grandes de los en cincodeprincipales barrios de chabolas, dijeronson quelos más un millónmás de personas viven cada uno de ellos. El saber eso hizo que solamente ver uno de los barrios me produjese un sentimiento sentimi ento de desesperanz desesper anza. a. Los misioneros con los que trabajábamos tenían que tratar esa devastación cada día, pero yo los veía comportarse de modo muy natural con las personas que vivían allí, tan naturalmente como si hubieran llegado a mi casa para ayudarme con algo o para jugar con mis hijos. La primera vez que yo había ido a Kenia y fui testigo de su ministerio, había necesitado unos tres días para procesar lo que estaba viendo. No podía creerlo, y sin embargo, cuando uno ve que las personas de Kenia intentan vivir una vida normal tal como ellos la conocen, en cierto modo uno interviene y comienza a caminar al lado de ellos, como si los hubiera conocido por muchos años. El amor de Dios fluye en usted, y se encuentra queriendo dar cada vez más de usted mismo de lo que nunca pensó que fuese posible, y está muy agradecido por haber tenido la oportunidad de dar a los demás de manera tan pequeña. Eso cambia su vida para siempre. En aquel viaje en particular, yo veía a mi amigo comenzar a construir el proyecto que teníamos entre manos. En Nairobi hay cientos de niños dondequiera que uno va, y se alegran mucho de verte. Ellos corrieron hacia mi amigo y agarraron sus brazos y sus manos, y solamente querían hablar con él y divertirse. Muchos de esos niños nunca han visto una persona blanca, o no la ven con mucha frecuencia, y se estaban divirtiendo al sentir el vello de sus brazos, ya que las personas allí no tienen esa característica por algún motivo. Ellos entendían que no estábamos allí para tomar algo de ellos sino para intentar ayudarles, y la
bondad que recibimos de ellos fue suficiente para que se le derritiera el corazón. Sí, teníamos un proyecto que terminar para ellos mientras estábamos allí, pero nuestra primera meta era amarles y desarrollar algunas relaciones. Las personas querían devolvernos
algo, y el modo en que nos trataron nos produjo un sentimiento de humillación. El corazón se llena de tal amor por ellos que comienza a cambiar, y yo estaba viendo a mi amigo cambiar delante de mis propios ojos. Estuvimos allí casi tres semanas, y cuando uno regresa a casa de un viaje como ese, es necesario algún tiempo para procesar todo lo que ha sucedido. Los sentimientos que uno ha desarrollado por las personas hacen que la vista se vuelva hacia el interior y se haga preguntas sobre uno mismo que de otro modo ni siquiera habría considerado. En aquel viaje, Jesucristo mostró a mi amigo que él tenía dones en su alma que Dios había puesto allí incluso de que él naciera, y que ministraban personas que sufrían yen sus necesitaban alguienantes con compasión que caminase a su lado y amarcase una diferencia vidas. Mi amigo sigue siendo contratista, pero ahora también dirige un ministerio para personas con adicciones, ayudando a personas que sufren a vencer sus ataduras. Si usted nunca ha estado en un viaje misionero, le alentaría a que salga de su zona de comodidad y participe. Puedo prometerle que no volverá a ser usted igual. Automáticamente se encontrara dando y cooperando con los demás, todo ello por causa de ayudar a alguien menos afortunado que usted. Sé que usted puede ir a los barrios bajos de cualquier ciudad y encontrar personas a las que ayudar, y debería hacer eso cuando Dios le dirija a hacerlo. Pero también recomiendo que haga un viaje con su congregación y sea parte de un equipo que vaya a cualquier lugar con el que usted no esté familiarizado en absoluto, de modo que esté usted fuera de cualquier cosa que haya hecho jamás. Descubrirá cosas sobre usted mismo y los demás que nunca descubriría de otro modo, porque lo que le rodea es muy distinto. Dios le usará en maneras en que usted nunca había soñado Cada uno de nosotros tiene dones que Dios mismo ha puesto en su interior. Dios quiere usarle en maneras en que usted nunca había soñado. Él sólo está esperando a llenarle con su amor y usar los dones que Él ha puesto dentro de usted antes de que naciese. ¿Le pedirá a Él que le use para mostrar su amor y para hacer que la fe cobre vida en el corazón de alguien cada día; sí, cada día? ¡Se sorprenderá al ver lo que sucede hoy cuando le da usted una oportunidad a Dios!
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Lugar Lug ar de trabajo y amigos a migos Es su lugar de trabajo un reto para su fe? A veces, ¡la palabra reto se queda corta! Yo trabajo en el mundo de los negocios y tengo que producir, como todos los demás. He tenido jefes a quienes no les importaba lo más mínimo mi fe, y otros que hacían lo que podían para hacer que fuese muy difícil para mí debido a mi fe. Ellos a propósito me “probaban” para ver si yo iba en serio en cuanto a Jesús y cómo reaccionaba en ciertas situaciones. Buscaban con empeño área de incoherencia mi vida y después comentaban en tono de burla: “Sí, es uno dealgún eso ‘hipócritas nacidos deen nuevo’, ¡ya!”. Mire, puede que ellos estuvieran recibiendo convicción por parte del Señor en cierta área de sus vidas y quisieran emprenderla conmigo. O quizá yo hubiera pecado, ¡y me merecía que me restregasen mi cristianismo en mi cara! En cualquiera de los casos, lo mereciera yo o no, tenía que ser un hombre de actitud, vivir mi vida lo mejor que pudiera, y dejar los resultados a Dios. El modo en que viva mi vida delante de los demás puede afectar a las decisiones que ellos tomen en cuanto a Dios. Es un don increíble y una gran responsabilidad ser un embajador de Cristo. Intento imaginar cómo se prepararía el embajador de un país extranjero para una reunión con el presidente de Estados Unidos y entonces relaciono eso con mi representación del Dios Todopoderoso. Creo de queAmérica, si los cristianos aplicasen esta actitud a sus vidas, podríamos tener testimonios mucho más eficaces delante de las personas que no conocen al Señor. Es de esperar que en nuestros lugares de trabajo mostremos mediante nuestro ejemplo la diferencia que Dios ha marcado nuestra vida. Creo que si mis hábitos de trabajo son los mejores que puedan ser, si yo produzco más que los demás la mayor parte del tiempo, si soy puntual, estoy más preparado y predispuesto a trabajar más duro que los demás, entonces recibiré respeto por parte de quienes me rodean, lo cual es un reflejo positivo de mi relación con Jesucristo. Desgraciadamente, muchas de mis observaciones de cristianos en el lugar de trabajo han sido desalentadoras. He sido testigo de más pereza, falta de preparación y excusas por parte de cristianos de lo que me admitir; sin embargo, cuando usted, como cristiano, entiende verdaderamente quegustaría debe trabajar “como para el Señor y no como para nadie en este mundo” (Colosenses 3:23), entonces querrá ser el mejor en su vocación, independientemente de cuál pueda ser. Todo lo que haga Un buen amigo mío tiene su licenciatura y es presidente de una prestigiosa institución de aprendizaje superior. Él me contó una historia que creo que usted apreciará. Él y su esposa enviaron a sus hijos a una escuela privada en la que los padres hacían el compromiso de trabajar cierto número de horas cada mes haciendo lo que fuese necesario para mantener el edificio en condiciones óptimas. Bien, había que limpiar los pasillos, y resultó que uno de los pasillos en la parte trasera era el que estaba en peores condiciones. Ninguna otra persona
estaba disponible ese día, y le pidieron a mi amigo que llevase el cubo y el trapo a ese pasillo trasero para limpiarlo. limpiarlo. Él llegó al oscuro pasillo, y llevaba trabajando sólo unos minutos cuando una vocecita comenzó a decir en su mente: Sí, tienes tu licenciatura, y ahora mírate. ¡Pelea la buena batalla
limpiando pisos! Oye, te dejaste una parte allí…. Y así siguió, hasta que él estuvo tan harto que estaba a punto de dejar de limpiar ese pasillo e irse, ¡porque él “valía para algo más que eso”! Para empeorar las cosas, ¡no había nadie por allí para verle realizar el fabuloso trabajo de limpiar el pasillo! Su orgullo hervía, y él estaba a punto de estallar. Entonces, se detuvo y oyó una voz diferente, una voz suave y apacible en su interior que decía: “Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo” (Colosenses 3:23). Sintió que una oleada de poder caía sobre él, y comenzó a cantar y a limpiar ese piso, ¡como si fuese la entrada al trono de Dios! Si usted lleva esa actitud a su lugar de trabajo, independientemente de lo que usted haga para ganarse la vida, descubrirá que no sólo realizará un trabajo mucho mejor (y quizá obtenga un aumento de salario o un ascenso), sino que, más importante, también agradará a Dios. Y Él le ascenderá a su tiempo a cualquier cosa que tenga para usted. Recuerde: el Señor promete que si es usted fiel en lo poco, se le pondrá a cargo de cosas mucho mayores (véase Lucas 16:10). ¡Incluso si no hay nadie mirando! Permita que explique un poco más este concepto compartiendo una historia que me bendice y me enseña una lección diferente cada vez que pienso en ella. Había un constructor de casas que era muy exitoso, y su única hija era novia de un joven que trabajaba para él. Han que ese joven trabajador era un hombre muy agradable, tenía una debilidad: siempre quería tomar atajos o encontrar el camino fácil en el trabajo. El constructor vio eso en él, pero quería ayudarle a vencerlo; sabía que el padre del joven no le había dado un buen ejemplo a seguir, y como a su hija le gustaba de verdad, el constructor quiso darle una oportunidad. Por tanto, puso al joven a cargo de la construcción de una casa particular y le dio rienda suelta para terminarla sin que él se implicase mucho. Estaría a su disposición si el joven tenía alguna pregunta pero, en general, le dejaba solo. El joven trabajador, sin embargo, siguió tomando atajos en la construcción de la casa. Sencillamente no seguía los mejores procedimientos de construcción porque nadie le estaba mirando. Pasaron unos seis meses, y las casas en aquella construcción salieron a la venta. Mientras tanto, la hija del constructor y el oven se habían vuelto muy serios en su relación, y el padre observaba cómo se desarrollaba eso. Poco después, los dos se comprometieron y fijaron una fecha de boda. El constructor estaba contento por la joven pareja, y los llevó a cenar para celebrarlo; también tenía una pequeña lección para su futuro yerno. “Tengo un regalo que me gustaría darles”, dijo a la joven pareja. Miró a su empleado a los ojos y dijo: “Hijo, ya que estoy seguro de que diste pasos extra en la construcción de la primera casa de la que estabas a cargo, ¡voy a darles esa casa a ustedes como regalo de boda!”.
Su hija saltó de emoción y lanzó sus brazos alrededor del cuello de su padre. Su prometido, que había tomado tantos atajos en la construcción de la casa, tuvo que fingir su emoción porque sabía el trabajo de tan poca calidad que había hecho. Obviamente, esta lección tendría consecuencias para el hombre en el futuro, ¡cuando intentase arreglar las zonas de la casa que
debería haber construido correctamente desde un principio! ¿Puede imaginar el tipo de trabajo que habría hecho si hubiera sabido que la casa iba a ser para él y para su nueva esposa? Recuerde: todo aquello que emprenda, hágalo con toda su energía como para el Señor, es decir, desde su corazón, ¡y no sólo cuando alguien le esté mirando! Rodéese de personas que le ayudarán a crecer Es fácil ver lo que es una persona por fuera; sin embargo, si quiere saber cómo es una persona por dentro, tan sólo mire a sus mejores amigos y la pasión que impulsa su vida. Jesús siempre estaba con pecadores y marginados sociales, pero Él tenía un propósito espiritual para hacerlo. No creo que nadie pueda negar que Él estaba con ellos porque buscaba a quienes necesitaban ser limpiados y perdonados. Para la mayoría de cristianos, la idea de acercarse realmente al pecado antes de decir no, no es muy seguro. Ahora que ha entregado usted su vida a Cristo, necesita rodearse de personas que puedan ayudarle a crecer en su caminar con Dios. Necesita entender que estamos realmente en una batalla espiritual, y tener amigos cristianos es una manera de ser victoriosos en esa batalla. Anteriormente Anteriormen te hablamos hablamos de la necesidad necesidad de ser “buenos “buenos soldados de Jesucristo”. Jesucristo”. El apóstol Pablo hablaba con frecuencia de la vida cristiana como una batalla entre las fuerzas del bien y del mal. Lo siguiente es lo que dijo en el libro de Efesios: Por último, fortalézcanse con el gran poder del Señor. Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo. Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales. Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza. Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, protegidos por la coraza de justicia, y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Además Adem ás de todo esto, tomen el escudo escudo de la fe, con el cual cual pueden pueden apagar todas las flechas flechas encendidas del maligno. Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alerta y perseveren en oración por todos los santos. (Efesios 6:10–18) En otras palabras, prepárese, esté listo y vigilante, porque su enemigo el diablo anda alrededor como león rugiente buscando a quien devorar (véase 1 Pedro 5:8). ¿Quiere que ese alguien sea usted? Desde luego que no. Tener amigos cristianos que entienden la batalla y tienen la mentalidad de un soldado en guerra le ayudará a llegar a ser el hombre o la mujer de Dios que Dios quiere que usted sea. Puede llegar a ser un vaso de honra eficaz para que Él le use para su gloria. Dios anhela usarnos a todos nosotros para edificar su reino. Si usted se rinde a Él y se prepara para eso, Él le usará de maneras increíbles y
poderosas. Su círculo íntimo Todos tenemos un papel que desempeñar en esta vida para difundir el amor de Dios a
todas las personas en todo el mundo, y prepararnos nos capacita para cumplir los papeles que Dios tiene para nosotros. Por tanto, tener el círculo de amigos adecuado, un “círculo íntimo”, para desafiarnos y alentarnos en Dios, es un componente clave de nuestro éxito espiritual. Por ejemplo, mientras escribo este capítulo estoy en Las Vegas, Nevada, “la ciudad de pecado”, como se anuncia. Pero estoy aquí como parte de mis responsabilidades, y es un propósito espiritual. Veo que a medida que viajo por el mundo, debo ponerme toda la armadura de Dios cada día. Parte de esa armadura es tener dos o tres amigos íntimos que están entregados a Dios y desean ser usados por Él para edificar su reino. Amigos con quienes soy totalmente sincero acerca con de mi caminar Cristo. no conmigo. doy en el Nos blanco, sé que puedo compartirlo ellos, y elloscon saben queCuando puedenpeco, hacercuando lo mismo fortalecemos los unos a los otros mediante nuestro compromiso a ser sinceros unos con otros. Cada uno sabe que va a pecar a veces; no es que el pecado sea algo continuo, pero a veces, simplemente no damos en el blanco y necesitamos confesarlo a Dios y unos a otros a fin de avanzar en nuestro viaje de servirle a Él. Desde luego, eso no significa que mi esposa y yo no compartamos nuestros corazones y nuestras vidas. ¡Cathy ha sido la mejor amiga y la mejor bendición que Dios me ha dado! Pero los hombres también necesitan tener a otros hombres en sus vidas para alentarles en Dios, y las mujeres necesitan tener a otras mujeres en sus vidas para alentarlas en el Señor. He conocido a muchos grandes hombres de fe en mis años como cristiano; sin embargo, nunca he conocido a un hombre que no haya fallado el blanco en su caminar con Dios de vez en cuando, y sucederá lo mismo con usted. Pero si está dispuesto a ser sincero con uno o dos amigos cristianos fuertes acerca de su vida espiritual, entonces descubrirá que esas relaciones son una fuente de fortaleza que es verdaderamente increíble. Uno de mis amigos me dijo: “Jim, cuando estaba pensando en hacer lo que no agrada al Señor, pensé en nuestro compromiso el uno con el otro y supe que tendría que ser sincero al respecto. Eso me dio una fuente de fortaleza para decir no”. Sé que puede que usted diga: “Bueno, él debería haber sabido que Dios le estaba viendo de todos modos, y su compromiso con Dios debiera habermeros sido suficiente”. Quizá sudel compromiso Dios debiera haber103:13– sido suficiente, pero somos hombres creados polvo de lacon tierra (véase Salmos 14). El hecho es que sencillamente necesitamos fortalecernos y alentarnos unos a otros. La Biblia nos recuerda: “Exhortaos [“anímense”, nvi] los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado” (Hebreos 3:13, rvr). Recuerdo que había un predicador muy conocido que cayó en pecado. Cuando le preguntaron cómo y por qué pudo haberle sucedido, él respondió: “¿A quién iba a acudir?”. En otras palabras, él había llegado a un lugar en su caminar en el que creía que de algún modo estaba por encima de rendir cuentas a otros hombres porque estaba compartiendo el evangelio con millones de personas.
Recuerde el dicho: ¡Uno es quien es cuando hace lo que hace cuando nadie a quien conoce está mirando!”. Créame, tener algunos amigos en su círculo íntimo con quienes pueda ser totalmente sincero le ayudará a progresar mucho en su viaje de fe.
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El viaje Yo comencé este viaje de fe el 27 de diciembre de 1971, y nunca podría haber imaginado el modo en que Dios lo había planeado todo para mí. Mis tres mejores amigos, Dios Padre, Jesucristo y el Espíritu Santo, han demostrado que es más emocionante seguirles a ellos que cualquier otra cosa que este mundo posiblemente pudiera ofrecer. El propósito de que escriba este libro es compartir con usted el modo en que este Dios increíble me lo hamucho lavadoque en la sangre de Cristo, ha perdonado conmigo. todos misYo pecados yme mehahalevantado, hecho saber a Él le gusta tener compañerismo conozco mejor que nadie mis errores, y aun así la fidelidad de Dios ha sido la única constante en mi vida. Incluso cuando le he dado la espalda a Dios, Él ha seguido a mi lado y con amor me ha impulsado de regreso a Él mismo. Entonces, una vez más, soy abrumado por su perdón y rodeado por su amor, lo cual vuelve a situarme en el camino. Aunque Aun que usted ya ha ha leído much muchas as de las cosas que que yo quería compartir, sigo sin saber en qué punto está usted hoy en su entendimiento de Dios y de su amor por usted. Pero sí sé cómo se siente Dios con respecto a usted, porque Él nunca cambia: “Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos” siglos” (H ( Hebreos 13:8). Hay personas que con frecuencia citan Juan 3:16; incluso puede ver a personas levantando carteles con esta referencia de la Biblia en acontecimientos deportivos. Pero la realidad es que sigue siendo verdad para todos nosotros: Dios amó tanto al mundo (eso le incluye a usted) que envió a su único Hijo, Jesucristo, a morir por usted. Si usted fuese la única persona en todo el mundo, Jesús habría muerto solamente por usted. Usted no está nunca por encima del alcance de Dios y de su amor por usted, independientemente de lo que haya hecho. No importa si usted ha intentado caminar con Dios cien veces y ha seguido fallando una y otra vez. No puedo subrayar lo suficiente que el amor de Él por nosotros no depende de lo que hacemos sino de lo que Jesús hizo en la cruz por nosotros. Si usted aún no ha pedido a Jesús que entre en su vida, puede hacer esta oración conmigo en este momento: Señor Jesús, por favor, perdóname y límpiame de todos mis pecados. Por favor, entra en mi corazón en este momento, perdóname y ayúdame a vivir para ti, porque no puedo lograrlo sin ti. Por favor, Dios, pon tu Espíritu Santo dentro de mí y hazme tu hijo. Mi sincera oración por usted es que sienta la presencia misma de Dios en este momento, y que comience cada día de rodillas delante de Él. Él le llevará a un viaje increíble, porque esa es su promesa para todos nosotros. Finalmen Fin almente… te… ¡esté firme! ¿Recuerda que poderosa hablamosdescripción de la armadura Dios en que el capítulo anterior? EndeEfesios Pablo nos dio una de lade armadura necesitamos a fin luchar6, contra
los ataques de nuestro enemigo, el diablo, en esta tierra. En primer lugar, Pablo nos alentó: “Fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza” (Efesios 6:10, rvr). Él nos recuerda la importancia de vestirnos “de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo” (versículo 11, rvr). Eso también
fue una advertencia de que no deberíamos luchar contra las personas en este mundo, sino contra Satanás y sus maquinaciones: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne [es decir, no contra seres humanos], sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (versículo 12, rvr). Puede que no entendamos todo lo que hay que conocer sobre el diablo, ¡pero sabemos que él es el autor de toda la maldad que hay en esta tierra! “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo abiendo acabado todo, estar est ar firme f irmes” s” (Efesios ( Efesios 6:13, rvr). ¿Qué hacemos después de habernos puesto¡ytoda la armadura denuestra Dios y haber Dios pidiendo su ayuda? Creemos su Palabra, estamos firmes en fe! orado a Llegará un día en que usted tendrá que estar firme después de haberse puesto su armadura, y tendrá que “pelear la buena batalla de la fe” sin la ayuda de otra persona, poniendo toda su confianza en el Dios Todopoderoso para que acuda a su rescate. Todo el infierno con su furia parecerá estar atacándole, en su mente, en su cuerpo, en todo aspecto de su vida. Incluso sus seres queridos, sus mejores amigos, todo, puede que lleguen llamando a su puerta para reclamar su fe en Dios. ¿Cuál es su tarea en ese día? Estar firme en la fe y confiar en que Dios le ayude a salir de ese período de prueba. Recuerde que se apoya usted enessulapropia sinoy siempre en lausted fortaleza de Dios y su fe en Él.nunca También recuerde que fe quefortaleza, Dios le dio, no algo que mismo causó. Es fe en que Dios nunca le decepcionará. Cuando sea usted desafiado en algún aspecto de su vida, Él le demostrará una vez más que solamente Él es Dios Todopoderoso, y Él peleará sus batallas por usted. Él le llevará a las primeras líneas de la batalla y le mostrará su poder, si usted le permite que obre en su vida. Enfrentarse al gamberro Cuando mis hijos eran pequeños, tuvieron la oportunidad de enfrentarse al gamberro del barrio. Mi hijo mayor, que tenía aproximadamente diez años entonces, entró lentamente a la casa un día, y yo supe que algo iba mal. Después de cierta persuasión por mi parte, él finalmente habló. “Papá, Bill está fuera; quiere pelearse conmigo, y tengo miedo”. En aquel momento yo era un papá joven, y puede que no recomiende este curso de acción para usted y sus hijos, pero fue una buena lección para todos nosotros aquel día. Bill, el gamberro del barrio, había estado molestando a los niños del barrio durante algún tiempo, y yo sabía que mi hijo tenía que sobreponerse a ese temor. Instintivamente, supe que Bill no era tan duro como parecía; lo que sucedía era que nadie se enfrentaba a él. Me puse de rodillas, miré a los ojos a mi hijo y le pregunté: “¿Confías en mí?”. Con los ojos abiertos como platos, él respondió: “Sí, Papá, claro que sí”. Entonces yo le pregunté: “¿Crees que yo te mentiría?”. “No, Papá”, contestó él moviendo su cabeza solemnemente, “no lo
harías”. Entonces le dije que yo creía que Bill sencillamente era un bocazas, y que si se enfrentaba a él, Bill se derrumbaría y le dejaría en paz. Bill iba a seguir molestándole hasta que se enfrentase a él. “Quiero que salgas, y si Bill comienza a molestarte otra vez, quiero que le des un empujón
en el pecho. Dile que ya estás harto, y que si no te deja tranquilo, ¡tú te encargarás de que lo haga!”. Bien, vi que sucedieron tres cosas con mi hijo. La primera, que el temor estaba intentando apoderarse de él; la segunda, había un poco de emoción en lo profundo de sus ojos (énfasis en “lo profundo de”); la tercera, ¡él me miraba como si yo estuviera loco! Yo le aseguré que estaría mirando por la ventana y estaría ahí para ayudarle si él lo necesitaba. Él lo pensó durante un rato, y entonces puso una expresión de determinación en su cara y dijo: “Muy bien, Papá, ¡allá voy!”. Bueno, ¡entonces yo me sentí como un gamberro! Vaya, ¡estaba contento de que mi esposa no estuviese en casa! Ella nunca me habría apoyado en eso. (Cathy y yo seguimos hablando y riéndonos de aquello hasta la fecha). Pero también me sentí un poco emocionado. Todo hombre sabe lo que es estar tan asustado delante de alguien que casi siente parálisis por el temor. Como su padre, yo sabía que aquel era un punto en la vida de mi hijo en que él necesitaba estar firme y no aguantar más. Yo siempre había enseñado a mis hijos que las peleas eran una necedad y que no demostraban nada, así que ellos nunca deberían comenzar una pelea. Pero también sabía que estar firme por uno mismo es algo totalmente diferente, y que aquel podía ser un momento decisivo para él, a los diez años de edad. Mientras yo efecto, miraba Bill atentamente la ventana, micomo hijo salió al patio con su pequeño y, en se acercópor comportándose un chico duro.trasero Comenzó a hermano molestarles, haciendo amenazas como siempre hacía. Esta vez, sin embargo, mi hijo mayor se mantuvo firme delante de Bill, le dio un empujón en el pecho y le gritó algo a la cara como: “¡Ya estoy harto de ti! Estoy enfermo de que intentes molestarme sin razón alguna. Si quieres pelear, vamos, adelante; ¡te daré un puñetazo en la boca!”. ¡Bill se quedó inmóvil y se puso blanco como la pared! (¡Yo sí sentí alivio!). Entonces sucedió algo en lo que yo nunca había pensado. Mi hijo pequeño agarró un bate de béisbol de plástico, golpeó en las piernas a Bill y dijo: “Sí, déjanos en paz, ¡no te estamos haciendo nada!”. Bill simplemente bajó su cabeza y se disculpó por haberse comportado así. En efecto, los muchachos se dieron mano y comenzaron jugar los niños. Yo estaba aliviado y contento delaque hubiese terminadoade esecomo modo,juegan pero sabía que aquel seríamuy un día que mis hijos nunca olvidarían. Un día en que tuvieron que estar firmes y creer lo que su padre les dijo que hicieran. Los momentos difíciles llegan Hay momentos difíciles que todos tenemos que manejar. Los momentos difíciles llegan. Ahora Ah ora bien, bien, no quiero quiero comparar comparar las pruebas que que pasamos pasamos como adultos adultos con lo lo que que mis muchachos afrontaron hace más de veinte años con un gamberro del barrio; pero creo que incluso con más amor del que yo tuve al mirar por la ventana a mis hijos, nuestro Padre celestial nos mira la ventana del cielo todo el tiempo. Nunca momento ennosotros, que Él noy esté cuidando de por nosotros o mirándonos. Las dificultades de la hay vidaun llegan a todos
en esos momentos es cuando realmente aprendemos del amor de nuestro Padre celestial. Dios está más interesado en nuestro carácter que en nuestra comodidad. La Biblia nos dice que Jesús mismo, “aunque era Hijo, mediante el sufrimiento aprendió a obedecer” (Hebreos 5:8). ¿Por qué pensamos que nosotros estamos excluidos de eso? Dios nunca nos dejará ni
nos abandonará (véase, por ejemplo, Deuteronomio 31:6, 8), y podemos obtener nuestra fuerza de esa verdad. Su promesa es la siguiente: “Y como tus días serán tus fuerzas” (Deuteronomio 33:25, rvr). En palabras sencillas, si Dios nos ha dado otro día, entonces Él ha prometido guiarnos; no necesariamente detener el dolor inmediato, sino guiarnos. A veces veces he oído a personas personas expresar expresar esta est a idea: “A veces Dios Dios calma calma la tormenta, tormenta, y a veces Él deja que ruja y calma a su hijo”. En cualquiera de los casos, Dios ha prometido que estará con nosotros en cada paso del camino. Esteusted; no es es el momento para bajoestar el peso de ylas hacenpelear guerra contra el momento dedesplomarse verdaderamente firme verdificultades a su Padreque celestial sus batallas por usted. La Biblia dice que si desmayamos en el día de adversidad, nuestra fuerza es pequeña (véase Proverbios 24:10). No permita que eso se diga de usted. Nuestra fe es la sustancia, o prueba, de las cosas que no podemos ver (véase Hebreos 11:1). Incluso si usted no puede ver aún la respuesta, ¡permanezca firme en Él! El Señor nuestro Pastor Como dije anteriormente, mi deseo al escribir este libro era darle personalmente el relato del modo en que Dios Todopoderoso salió a mi rescate. Quería que usted supiera que el latido del corazón de Dios es tener una relación íntima con usted; su deseo es que usted sepa lo mucho que Él le ama, a pesar de lo que usted haya hecho o de quien haya llegado a ser. Dios le creó a su imagen, y Él le está atrayendo a sí mismo. Salmos 23 dice: El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce; me infunde nuevas fuerzas. Me guía por sendas de justicia por amor a su nombre. Aun Au n si voy voy por valles valles tenebrosos, no no temo peli peligro gro algun alguno porque tú estás estás a mi lado; tu vara va ra de pastor me reconforta. Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos. Has ungido con perfume mi cabeza; has llenado mi copa a rebosar. La bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del Señor habitaré para siempre. Si lee con atención todos estos versículos, quien hace toda la obra es Dios. Él es quien le hace descansar; Él es quien le pone junto a aguas de reposo; Él es quien restaura su alma; Él es quien le conduce, le consuela y le defiende. Él es quien inicia todo, ¡de modo que no intente esperar hasta tener todas las cosas arregladas! Él es quien le ama y le protege. Lo único que Él requiere es que usted se rinda a Él y le pida que le perdone. ¿Puede usted humillarse delante del Creador todopoderoso? “Piedras preciosas relucientes”
Cuando mi mamá vivía, ella me preguntaba qué podía hacer por mí. Ella solamente quería ser una bendición para mí de alguna manera, y yo le repetía: “Mamá, no tienes que hacer nada por mí”, pero ella seguía insistiendo, así que le pedí que hiciera lo siguiente: “Mamá, cuando tengas unos momentos, por favor, siéntate delante de una grabadora de audio y simplemente graba los momentos particulares en tu vida en que Dios hizo algo muy especial para ti. Por
favor, dile a la grabadora las cosas que más han significado para ti durante toda tu vida; las cosas que querrías que todo el que te conociera oyera de ti cuando tú te hubieras ido. Esas ‘piedras preciosas relucientes’ que te gustaría dejar para que toda tu familia las tuviera y las pudiera escuchar siempre”. La razón de que le pidiera que hiciera eso fue porque, durante muchos, muchos años, mi mamá había desarrollado una vida de oración en la cual pasaba horas cada día intercediendo por las preocupaciones y los problemas de otros, no sólo de sus familiares sino también de cientos y cientos de personas. Ella tenía listas y listas de personas, aunque a muchas no las conocía personalmente, necesidades de ellos. y consideraba un privilegio acudir delante de Dios y orar por las Otra cosa que ella hacía durante esos periodos era sencillamente adorar a Dios. Era algo muy común entrar en su casa y encontrarla arrodillada o en su pequeña mesa de la sala, cantando y adorando al Dios Todopoderoso. Le encantaba adorar a Dios. Ella era verdaderamente una persona desprendida; daba, daba y daba de ella misma por las necesidades de los demás. Uno nunca oía una mala palabra sobre nadie salir de su boca. Siempre que yo comentaba algo negativo de alguna persona, su respuesta automática era algo parecido a lo siguiente: “Oh Jimmy, no sabes lo que esa persona puede estar pasando”, o “Jim, pasemos unos minutos ahora para orar y pedir a Dios que toque a esa persona y le ayude en esta situación”. A veces, veces, yo me frustraba con ella ella y pensaba que que sencill sencillamen amente te ella no no lo entendía. entendía. Este tipo está siendo un estúpido, y tenía que madurar, pensaba yo, o sencillamente decía algo desagradable sobre alguien. (Estoy seguro de que usted no habrá dicho nada desagradable nunca, nu nca, ¿verdad?). Entonces, después de que mi mamá muriese, recibí un mensaje de voz en el teléfono de mi hermana Lynn que decía que tenía algo muy importante que decirme. Bien, yo me había olvidado en absoluto de haber pedido a mi mamá que grabase y me hablase de las “piedras preciosas relucientes” de su vida. Por tanto, llamé a Lynn, preguntándome de qué quería hablar conmigo. Ella me dijo que había estado revisando las cosas de mamá cuando había visto una grabadora de audio en el escritorio de mamá, la que ella utilizaba para escuchar música de adoración. Entonces, al lado de la grabadora Lynn vio una cinta con mi nombre en ella. La puso en el reproductor, y cuando ella puse reproducir, se vio totalmente abrumada de emoción porque era la voz de mi mamá que me hablaba de todos los preciosos momentos de su vida. Ella relataba los tiempos felices, los tiempos tristes, y algunos momentos familiares especiales que tan sólo oírle describirlos hacía llorar. Pero las mejores historias trataban de cosas que Dios había hecho por ella. Los momentos en que Él le había hecho reposar al lado de aguas tranquilas; los momentos en que Él le había consolado. Se mostraba el cuadro del modo en que Él era su Buen Pastor.
Mamá decía esas cosas con su voz suave y baja, y ella me hablaba de los momentos en que Dios había hecho algo milagroso por mi hermano Jack, o Bill, o Mark, o Joe, para mi hermana Jane, o Isobel, o Lynn. Entonces, me hablaba de alguna promesa que Dios nos dio en su Palabra y el modo en que ella se había aferrado a esa promesa y cómo, cuando ella estaba en las profundidades de la desesperación, esa promesa le ministraba y le hacía salir de la
desesperación. Relataba varias ocasiones que fueron muy conmovedoras y milagrosas para nuestr nu estra a familia. ¿Puede imaginarse descubrir ¿Puede desc ubrir una una grabación gr abación de su mamá, después d espués de que ella haya fallecido recientemente, en la cual incluso en ese momento le hablaba directamente a usted? ¿Puede imaginarse a su mamá sentada tranquilamente en el dormitorio, sin ninguna otra persona al lado, hablándole de algunos de los momentos más especiales de su vida como madre que había tenido ocho hijos? ¿Puede imaginarse a su mamá permitiéndole ver su relación con Dios cuando Él le hablaba, y la santidad de esos momentos? Yo lloré como un niño, me reí y meneé mi cabeza, y medité en todas estas cosas, y he escuchado esa cinta muchas, muchas veces. Acababa de escuch escuchar ar esa cinta otra vez, vez, y el tema general general de todo lo que mi mi mamá mamá tenía tenía que decirme era el siguiente: el Señor verdaderamente es nuestro Pastor y hará por nosotros todas esas cosas enumeradas en Salmos 23. Nuestro Dios no es sólo un Dios poderoso, sino que también es el Dios Todopoderoso, y Él quiere personalmente bendecirle y llevarle a su presencia. Él nunca permitirá nada en su vida que Él no le dé la fuerza para soportar. Su Palabra es lo más importante en este mundo, y usted necesita enamorarse de ella y hacer que sea personal para usted. Dios tiene una palabra para cada situación, y si usted le busca, Él se revelará a sí mismo a usted, porque esa es su promesa. Mi mamá me dijo que ella recordaba las veces en que llegaba a nuestra casa y me escuchaba orar temprano en la mañana, y que lo más importante que yo podía hacer nunca en esta vida era estar delante de Dios, adorándole e intercediendo por las necesidades de otros. Ella me dijo que no dejase nunca de orar así porque ese es el secreto para vivir una vida victoriosa victoriosa para par a Cristo. Ella me dijo muchas más cosas personales en aquella cinta, y quizá algún día tendré el privilegio de escribir un libro sobre dejar un legado como ese, o quizá me encuentre con usted en algún lugar y podamos sentarnos y hablar de eso. Pero por ahora, por favor lea el último capítulo de este libro, porque realmente es la decisión más importante jamás tomada por usted.
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La gran decisión Una de las mayores decisiones jamás tomada fue una que se tomó por usted y por mí. La Biblia nos habla de la noche en que Jesús clamó a su Padre en el huerto de Getsemaní: “Pero, como estaba angustiado, se puso a orar con más fervor, y su sudor era como gotas de sangre que caían a tierra” (Lucas 22:44). Esta escena en el huerto tuvo lugar justamente antes de que Jesús se entregase a los guardias romanos. Digo “se entregase” en lugar de “fuese capturado”, porque Él les permitió llegar y llevarle cautivo. Aquell Aqu ella a noche, noche, Jesús condu condujo jo a Pedro, Santiago Santiago y Juan a un lu lugar gar especial en el hue huerto rto y les pidió que orasen con Él. Ellos debían quedarse allí mientras Él se alejaba “a una buena distancia” (versículo 41) para poder estar a solas con su Padre. Fue un tiempo intenso de oración justamente antes de su crucifixión. En sus oraciones, Jesús clamó a su Padre: “Padre, si quieres, no me hagas beber este trago amargo; pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya” (versículo 42). Una cosa que podemos ver por la agonía de Jesús en el huerto es que Él realmente necesitaba estar a solas con su Padre. Él sabía que no había ningún otro lugar donde encontrar verdadera paz y consuelo. Jesús tenía una relación íntima con su Padre, y sabíaloque su Padre siempre le escuchaba y quería tener comunión con Él. (Si pudiéramos entender mucho que Dios quiere tener comunión con nosotros, ¡eso marcaría una diferencia en nuestras vidas!). Pero cuando Jesús clamó a su Padre, pidió tres veces si podía pasar de Él la copa de su sufrimiento (véase Mateo 26:36–44). No se nos dice exactamente lo que Dios le respondió, pero sabemos que Jesús siempre se sometía a la voluntad de su Padre. Por tanto, Jesús aceptó con disposición lo que su Padre le dijo. Él dijo: “Pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya”, y entonces se entregó de buena gana a los guardias romanos. Podemos suponer que el Padre recordó a Jesús que el plan era la cruz: para nuestra redención. Después de todo, esa es la razón por la que Jesús vino a la tierra en un principio. La conversación Siempre me sobrecoge pensar en la conversación que Jesús mantuvo con su Padre. Allí estaba Él en el huerto, a altas horas de la noche, de rodillas, a solas, orando bajo el gran estrés del momento. Obviamente, Él sabía que estaba a punto de enfrentarse a una de las formas de castigo más dolorosas que la sociedad de la época podía ofrecer. Él tenía un cuerpo humano, así que conocía el dolor atroz que estaba a punto de soportar. También sabía que si Él quería, podía pedir a su Padre que enviase más de doce legiones de ángeles para rescatarle de sus captores (véase Mateo 26:53), pero también conocía el plan. Jesús experimento más presión de la que cualquier persona pudiera soportar, y el estrés
atroz causó que grandes gotas de sangre saliesen de sus glándulas sudoríparas. Sin embargo, en lugar de permitir que esa agonía le hiciera decir: “No, no voy a pasar por esto”, Él se rindió voluntariamente al Padre y en silencio permitió que los guardias se lo llevaran. El libro de Isaías afirma:
Maltratado y humillado, ni siquiera abrió su boca; como cordero, fue llevado al matadero; como oveja, enmudeció ante su trasquilador; y ni siquiera abrió su boca. (Isaías 53:7) La conversación entre el Padre y el Hijo aquella noche fue la conversación más importante que haya tenido lugar nunca en la historia del mundo. Durante esa conversación, Jesús voluntariamente tomó la decisión final de rendirse al plan del Padre de morir por los pecados de todos nosotros. Aquella noche en particular, con toda la presión del infierno contra Él, Jesús tomó la decisión de sufrir una vez para siempre por usted y por mí y por toda la humanidad. Fue esa decisión, aquella noche, la que cambió la eternidad, y provino de la conversación que Jesús mantuvo con su Papá, su Padre celestial. Repito: me pregunto lo que su Papá le dijo. ¿Cómo le llegó? ¿Qué tipo de voz utilizó Dios Padre para hablar a su Hijo? ¿Cómo se sintió Jesús cuando miró directamente a esta verdad y se rindió a ella? “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16, rvr). Obviamente, antes de que ni siquiera Jesús viniera a la tierra, su Padre y Él habían hablado de su venida al mundo y de morir por los pecados de la humanidad. Juntos, sabían cuál era el plan general para que los seres humanos fueran salmos y tuvieran derecho de entrada al cielo. Ellos conocían cadason paso que seríason dado por Jesússon y por todos los demás enomnipotentes. la historia porque son divinos, supremos, soberanos, todopoderosos, y son Pero Jesús tenía que ser plenamente humano también a fin de sufrir en la cruz por usted y por mí. Y por eso estamos mirando detenidamente esa noche tan increíble. Una noche increíble Dios Padre y Jesús Hijo mantuvieron una conversación sobre usted y yo, y el sacrificio que había que realizarse para que fuésemos perdonados, para que pudiésemos pasar la eternidad en el cielo. Y a pesar de lo que ellos sabían que les costaría, estuvieron dispuestos a tomar esa decisión; quisieron rescatarnos del poder de Satanás y todas las potestades de las tinieblas y ser capaces de escribir nuestros nombres en el libro de la vida del Cordero (véase Apocalipsi Apocal ipsiss 21:27). ¿Qué ¿Qué mayor demostración demostración de am amor or podían hacer hacer Padre e Hijo Hijo aquell aquella a noche que el que Jesús entregase libremente su vida por usted y por mí? Jesús no conoció pecado, pero se hizo pecado por nosotros. “Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios” (2 Corintios 5:21). Jesús nunca pecó; Él nunca había estado separado de su Padre debido al pecado. Pero ahora, estaría colgando de una cruz, sería separado de su Padre cuando tomase nuestros pecados, derramó su sangre y entregó su vida debido a la decisión que se tomó aquella noche. Esa decisión final, esa conversación, ¡fue el momento decisivo para toda la historia! Fue
durante aquella noche de gran agonía cuando Él sufrió hasta sudar sangre. La comunidad médica denomina esta condición de sudar sangre hematohidrosis. En raras ocasiones, cuando alguien está bajo un tremendo estrés, los vasos sanguíneos se estrechan y entonces, cuando pasa la ansiedad, los vasos sanguíneos se dilatan hasta el punto de romperse y la sangre se filtra a las glándulas sudoríparas. Ya que las glándulas sudoríparas están produciendo mucho
sudor, la sangre es empujada a la superficie, y sale como gotas de sangre mezclada con agua y sudor. El verdadero estrés del momento para Jesús no fue todo el dolor que estaba a punto de soportar, sino el trauma de tomar sobre Él mismo la culpabilidad de los pecados de toda la humanidad. Sí, Él murió por los pecados de usted y los míos. Sus pecados y los míos fueron la razón de que Él sudase grandes gotas de sangre; sus pecados y los míos fueron el tema de la conversación entre el Hijo y el Padre aquella noche en el huerto de Getsemaní. Sí, usted y yo somos la razón de que Jesús entregase voluntariamente su vida y sufriera la muerte de cruz. Bajo esta luz, podemos ver claramente la anchura, la profundidad y la altura del amor de Dios por la humanidad (véase Efesios 3:17–18), que Él desea que nadie perezca, no, ¡ni uno solo! (Véase 2 Pedro 3:9). Voy a repetir Juan 3:16 porque es la verdad: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (rvr). Dios fue justificado Lo que estoy a punto de compartir con usted ahora es algo de lo que yo no podía hablar hasta que compartí por primera vez de la decisión amorosa de Jesús en el huerto de Getsemaní. Tampoco puedo compartirlo con usted sin lágrimas en mis ojos. ¿Entiende que debido a mi pecado, Dios habría tenido justificación para enviarme al infierno por toda la eternidad, y que lo mismo es cierto para usted? Cuando comparto mi fe con personas, muchas veces me dicen: “Jim, si tu Dios es tan amoroso y bueno, ¿cómo puede condenar a un alma al infierno y justificarse a sí mismo al hacerlo?”. O puede que me respondan: “Jim, no puedes hablar en serio. No puedes pensar de verdad que Dios vaya a enviar a alguien al infierno por la eternidad solamente porque no crea del modo en que tú crees”. O: “Jim, ¡no puedes ser tan ingenuo y estrecho de mente para decir y creer de verdad que Jesucristo es el único camino de salvación y el único camino a Dios!”. Sí, puedo decir eso y creerlo. Pero eso no significa que Dios quiera mandar a nadie al infierno; no significa que Él no se acerque a nosotros en amor, al igual que hizo conmigo hace muchos años. Dios nos da muchas oportunidades de oír su plan de salvación y recibirlo en nuestro corazón. Él no escoge que un hombre o una mujer pasen la eternidad sin Él. Las personas lo escogen cuando rechazan el plan de Dios para su redención. Y le digo esto con un corazón muy humilde, pero creo que la razón de que usted esté leyendo este libro se debe a la conversación que Jesús mantuvo con su Padre aquella noche en el huerto. Él le está dando otra oportunidad de aceptar su salvación. Dios le ama mucho, y nunca quiso que usted estuviese separado de Él. Él se está acercando a usted de nuevo en este momento; está llamando a la puerta de su corazón. No es ninguna coincidencia que
dondequiera que usted va, sienta ese deseo en su corazón de algo más en la vida. Lo que usted verdaderamente anhela es una relación con su Padre celestial, y Él anhela tener lo mismo con usted. Él es el iniciador de la relación, y puede producirse debido a la decisión que Jesús tomó en el huerto aquella noche hace tanto tiempo. Dios no quiere que
nadie perezca. Dios le creó, y le ama. Él le ama tanto que está intentando una vez más comunicarle esto en este instante. ¿Qué le detiene para recibir su regalo de vida eterna? ¿Podría ser que usted quiere las cosas según sus propios términos? ¿Podría ser que como usted es exitoso y tiene educación piense que está por encima de todo? ¿Puede el barro decirle al alfarero: “No, quiero hacerlo a mi manera”? (Véase Isaías 29:16; 45:9). ¿Qué es el hombre para que Dios se acuerde de él? (Véase Salmos 8:4). ¿No entiende que Dios nos creó del polvo de la tierra y que un día regresaremos a ese polvo? Repito: le diría con todo respeto que Dios no envía a nadie al infierno; las personas escogen eso ellas mismas. Dios no puede ser otra cosa sino perfectamente correcto en todas las cosas. Él es supremamente divino. No, Dios nunca quiere que ningún hombre o mujer vaya al infierno; tan sólo sabe que eso sucederá porque algunas personas insisten en hacer las cosas a su propia manera. Yo sé que al tener este punto de vista estoy en minoría, especialmente entre las personas que tienen medios. Sé que algunas personas con dinero no piensan en el final de sus vidas porque están volando alto en este momento y disfrutando de las cosas buenas que esta vida tiene que ofrecer. Pero, amigo mío, le suplico que no se ría y descarte todo esto. Llegará un día en que usted terminará vacío. Llegará un día en que tendrá un encuentro con Jesucristo cara a cara. Llegará un día en que Dios le hará una sola pregunta: “¿Qué has hecho con el sacrificio que mi Hijo hizo por ti después de la decisión que Él tomó aquella noche en el huerto?”. ¿Cuál será su respuesta? La Biblia afirma claramente: “Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:10–11, rvr). La única pregunta es: ¿doblará usted su rodilla a este lado de la tumba, o cuando sea demasiado tarde? ¿Entiende ahora por qué la decisión de Jesús en el huerto de Getsemaní fue una de las decisiones más importantes jamás tomadas? ¿Tomará usted su decisión hoy de rendirse a Cristo, del modo en que Él se rindió a sus captores para morir por usted y por mí? El clamor de mi corazón por usted y por todos sus seres queridos es que entienda lo mucho que Dios le ama y quiere tener una relación con usted. Él anhela caminar con usted y que usted camine con Él. Hoy puede ser su día de decisión. Con un corazón sincero delante de Dios, haga esta sencilla oración: Padre Dios, gracias por la decisión que Jesús tomó por mí aquella noche. Sé que soy un pecador, y te pido que me perdones y me limpies de todos mis pecados. Jesús, por favor entra en mi corazón y sé mi Señor y mi Salvador para siempre. Amén. Unas palabras finales Espero que este libro haya sido una bendición para usted. Mi deseo es que Dios lo utilice
para alentarle y acercarle más a Él. Como dije anteriormente, yo he caminado con Él durante cuarenta años en este punto de mi vida, y su amor y su bondad hacia mí son nuevos cada mañana. “El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!” (Lamentaciones 3:22–23).
He compartido mi corazón con usted en estas páginas. Es mi oración que usted permanezca entregado al Señor todos los días de su vida. No olvide nunca estas poderosas palabras; manténgalas cerca de su propio corazón, y compártalas con quienes le rodean: Que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo. Así dice la Escritura: “Todo el que confíe en él no será jamás defraudado”. No hay diferencia entre judíos y gentiles, pues el mismo Señor es Señor de todos y bendice abundantemente a cuantos lo invocan, porque “todo el que invoque el nombre del Señor será salvo”.(Romanos 10:9–13) Por favor, invóquele a Él hoy, en este momento. Jesús le ama, yo también. Gracias, y Dios le bendiga, Jim Maxim
Acerca del autor Jim Maxim y su esposa, Cathy, han participado en el ministerio en los barrios pobres de la ciudad por más de veinticinco años. También han formado recientemente Acts413, un ministerio especial para pastores y líderes cristianos de todo ámbito, alentándolos a renovar el “lugar secreto” vital de la oración en sus vidas. Jim sirve en las juntas de People for People y World Impact, y es el presidente de The Hope Center, un centro para embarazos de crisis en los barrios pobres de la ciudad. Ha estado involucrado en la enseñanza a pastores y el ministerio a niños en los barrios de chabolas de Kenia a la vez que trabaja con varias organizaciones organiz aciones misioneras mision eras en África. Jim es fundador y presidente de Maxim Automotive y MaximTrak Technologies. MaximTrak diseña, desarrolla y distribuye tecnologías de vanguardia para ayudar a minoristas del automóvil y fabricantes de equipos originales a manejar y mejorar la rentabilidad y el cumplimiento de las normas dentro de sus departamentos de ventas y de contabilidad. Jim y Cathy viven en las afueras de Filadelfia y tienen tres hijos, tres nueras y tres nietos. Acts413 P.O. Box 628 Southeastern, PA 19399 www.acts413.net