Jean-Pierre Vernant Mito y pensamiento en la Grecia antigua
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COLECC!ON ZETEIN - ESTUDIOS Y ENSAYOS John Kenncth Galbrnllh LA IIOltA LIBERAL
JEAN- PIERRE VERNANT
L. W. H. llu!l
IliSl'ORIA Y FILOSOFIA DE LA CIENCIA Andrcas G. Papandrcou LA ECONOJ.\liA COMO CIENCIA Theodol' W. Adorno PRISMAS Ln critica de In cultura y la sociedad Alfonso G. Ba:rbancbo FUNDAMENTOS Y POSIDILlDADES DE LA ECONOMETRIA Thcodor W. Adorno NOTAS DE LITERATURA \V. Van Onnan Quinc DESDE UN PUNTO DE VISTA LOGICO Ch. N. ~larlin PROMESAS Y AMENAZAS DE LA ENERGIA NUCLEAR W. Van Onnnn Quinc 1\IETOOOS DE LA LOGICA
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EN LA .GRECIA ANTIGUA
X. Rubert de Ventós ARTE ENSTh1ISMADO Lulgi Elnaudi MITOS Y PARADOJAS DE LA JUSTICIA 'fHIDUTARIA C. A. Doxlatlis ARQUITECTURA EN TRANSICJON J. K. Galbrailh CAPITAUSMO Al\IERICANO El concepto del poder compensador G. G. Grnngcr FORII-IALISl\10 Y CIENCIAS HUl\IANAS Angel ·Lntorrc UNIVERSIDAD Y SOCIEDAD J;;L
R. Hnvcmann . DlALECTICA SIN DOGMA Ciencia natural y concepción del mundo C. Clpolta CAt'!ONES Y VELAS La primera fase tic In expansión europea (1400·1700) O. Popcscu EL SISTEMA ECONOMICO EN LAS l'tllSIONES JESUlTlCAS U. J . Berman JUSTICIA EN LA U. R. S. S . Una lnlcrprc!ación del derecho soviético J.-R. Cnpelln EL DERECHO COl\10 LENGUAJE Un análisis lógico Jost': Alslna DESCUBRThtlENTO DEL MEDITERRANEO Ensayes sobre culiura europea C. Ulises 1\loulines L.ll. ESTRUCTURA DEL MUNDO SEiiSlDLE Sistema s fcn~menalistas Jos ep Ll. Blaseo LENGUAJE. FILOSOFíA Y CONOCIMlliNTO
MITO Y PENSAMIENTO
Traducción castellana de Juan Diego L6pez Bonillo
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EDlTORIAL ARIEL
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Esplngucs d e Llohregat ··BARCELON A
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Título original MYTHE ET PENSll:E CHEZ LES. GRECS
PREFACIO A LA EDICióN ESPA!VOLA
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1965: Librairie Fran¡;ois Maspero, S. A., Parls
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1973 de ];; traducción castellana 1>ara España y América: Editorial Aricl, S. A. E splugues de Llobregat (Barcelona) Depósito legal: B. 51.062-1973 ISBN: 84 344 2944 6 Impreso en España
1973. A riel, S.A., Av. J. Anlo11io, 134·1311, Esplugucs de Llobrcgat. Barcelona
Los textos que hoy se presentan al plÍblico español fueron 1·er:opilados por vez primera en un volumen, en edición francesa, el afio 1965. He hecho algunas correcciones en pequeños detalles. He añadido, sobre todo, dos nuevos trabajos, redactados con posteti01'idad a esta fecha y que se inscriben muy directamente en la misma línea de investigación. El. 'f!.1'imero es una respuesta a las objeciones que se había creído p7ider"eontrapo-·-.. · net=a=m..ijntí31'1'ftetliClÓnael m:rtgy~D_aie_lr ..de- lan·ailiS; ¡esta puntualizaCión-constitúy'"e;-s'í3gún mi opinión; ·u n ·complemento indispensable si se quieren comprender los pmblemas que plantea, en cuanto al método y al contenido, la aplicación del análisis estructural a estos mitos g1'iegos que pettenecen a una tradición escrita, muy diferente de la que los etnólogos encuentran en las sociedades arcaicas. La segunda nueva contribución ha sido igualmente suscitada por las 1·eacciones de algunos filólogos ante la lectura de mi obra. Para Twcer desapatecer las du(ias que se habían expresado en algunas reseñas, en cuanto a la validez de la aproxi1naci6n que yo intentaba establecer entre la estructma geométrica de la cosmología de Anaximandro y las nociones políticas que han señalado con mayor intensiiúid el universo espiritual propio de la civilización griega de las ciudades, me he visto obligado a -tomar de nuevo toda la documen-tación en bloque para examina1· más de cerca los elementos. El lector juzgará los méritos y los puntos flacos de la obm. Lo que me parece asegurado, tanto hoy comü ayer, es, en p1'imer lugar, que constituye, por la unidad de su proyecto programático, un todo honwgéneo; luego, que permanece válido e~- .. deseo que yo formulaba en otro tiempo de ver desarrollarse, bajo una fo1·ma comparativa y concertada., las investigaciones de la psicología histórica. En Fmrda, al menos, esta 01"ientaci6n se ha reafirmado en muchos sectores de la historia, má.s allá. de la antigua G1·ecia. Nos bastará 1·eoordm· los trabajos de investigadores cumo: .J. Delumeatt, G. Duby, A. Dupront,
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1>UTO Y PENSAMIENTO EN LA GRECIA ANTIGUA '
R. Mandrou, quienes se limitan a un estudio sistemátifo de la$
mentalidades. p;n el dominio gtiego, M. Detienne Y· ,P. VidalNaquet han venido, muy eficazmente, a añadir sus tfu?jores esfuerzos a los mfos. Por otra parte, me alegra que los lectores
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españoles puedan apreciar con más facilidtill nuestros trabajos, y quiero dar las gracias también a todos aquellos que 'han. tomado la iniciativa de esta traducción y que han saoido llevarla a buen término. · ·
Í N D.I CE
J.-P. VERNANr \'.
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PREFACIO A LA EDICIÓN ESPAÑOLA •
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INTRODUCCIÓN •
U/- ESTRUCTURAS
21
DEL ~UTO
El mito hesiódico de las razas. Ensayo de análisis estructural El mito hesi6dico de las razas. Sobre un "ensayo de rectificación" .
II. -AsPECTOS MÍTICOS DE LA MEMORIA Y DEL Aspectos míticos de la memoria . El río "Ameles" y la "meleté thanatou"
TIEMPO
51 89 89 118
@-LA ORGANIZACIÓN DEL ESPACIO •
135
Hestia-Hermes. Sobre la expresión religiosa del es-· pacio y del movimiento en los griegos . Geometría y astronomía esférica en la primera cosmología griega Espacio y. organización política en Grecia antigua . Estructura geométrica y no~iones políticas en la cosmología de Anaximandro . @)-EL TRABAJO Y EL PENSAMDTh'TO TÉCNICO
21
•
Prometeo y la función técnica . Trabajo y- naturaleza en la Grecia antigua . Aspectos ps~cológicos del trabajo en la Grecia antigua . . • . Observaciones sobre las formas y los límites_ del pensamiento técnico en !os gtiegos .
135 183 218 197 242 242 252 274 280
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~UTO Y PENSAMIENTO EN LA. GRECIA ANTIGlJA
V. -L.-\. CATEGORÍA PSICOLÓGICA DEL DOBLE , • Representación de lo invisible y categoría psicológica del doble: el colossos . · . . , . . ' VI. -LA PERSONA EN LA RELIGIÓN • Aspectos. de la persona en la religión griega ®-DEL
~aTO
A LA RAZÓN .
La formación del pensamiento positivo en la Grecia arcaica .- BREVE VOCABULARIO DE TÉRMlNOS
302 302·
317 317 334 334 365
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!!'."DICE ALFABÉTICO
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INTRODUCCióN
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Si nos hemos decidido a agrupar en un volumen unos trabajos cuyos temas corren el riesgo de parecer muy diversos, se. debe al hecho de haber sido concebidos como las piezas de una misma indagación. Desde una decena de años nos esforzamos en a,Plicar al dominio griego las investigaciones de la psicología historica dt la que l .. Meyerson es, en Francia, el promotor.1 Nuestros estudios tienen por materia los documentos sobre los cuales trabajan los especialistas, helenistas e historiadores de la antigüedad. Sin embargo, nuestra perspectiva es otra. Ya se trate de hechos religiosos: mitos, rituales, represf:!ntaciones figuradas, o bien de filosofía, de ciencia, de arte, de instituciones sociales, de hechos técnicos o económicos, siempre los consi. 0 ~ deramos, en tanto que obras creadas por los hombres, como la ~:• expresión de una actividad mental organizada. A través de estas -;..obras, nosotros escudriñamos .para averiguar lo que ha sido el · hombre .mismo, este hombre de la antigua Grecia al que no se puede separar del cnadro social y cultural del cual es a la vez creador y producto. Empresa difícil por su carácter necesariamente indirecto y que, por añadidura, corre el peligro de no ser siempre bien recibida. Enfrentados con los textos, los documentos figurados, las realia sobre las cuales debemos apoyarnos, los especialistas tienen sus problemas y sus propias técnicas; el estudio del hombre y de sus funciones psicológicas les aparece muchas veces como algo extraño a su dominio. Los psicólogos y los sociólogos se encuentran, por la m;:i.entación actual de sus investigaciones, demasiado comprometidos en el mundo contem:ec:::áneo para interesarse por una antigüedad clásica que abandonan a 1a curiosidad, a sus ojos un poco antic~ada, de los humanistas. . l. I. 1948).
MEYERSON,
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fonctior~s - ~syc11Dlogiqul!.<
et les oeucres (París,
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IN'ÍRODUCCIÓN
MITO )' PEl'iSA~UE~"TO EN L."- GRECIA Al\"TIGUA
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Y sin embargo, si existe una historia del hombre interior, solidaria de la historia de las civilizaciones, nos es preciso retomnr la con5ig?a que lanzaba, hace algunos años, Z. Barbu, en su libro Pi"oblems of historical psyc1wlog!f: 2 "¡Back to the Grccksl• En ~a perspe~tiva de una psicolog1a histórica, el retomo a Jos gr_iegos nos parece, en efecto, imponerse por varias razones. La primera es de orden práctico. La documentación concerniente a Grecin es a la vez más extensa, más diferenciadA y mejor ~1aborndn que la referente a otras civilizaciones. Disponemos, cada vez en mayor grado, de numerosos trabajos, sóliélos y precisos-, referentes a su historia social y política, a -su hls!opa religiosa, a su historia del arte y del pP-nsamiento. A esta vcntujn se niiaden argumentos de fondo. Las obras que la anligun Grecia hn creado son muy "diferentes" a las que constituyen nuestro universo espiritual, hasta el punto d~ servirnos do desorientación y damos, con el sentimiento de la distancia histórica, conciencia do un cambio en el hombre. Al mismo tiompo. cstns obrns no nos resultan tan extrañas como puede succilcr con otras. Ellns han sido transmitidas hasta nosotros · sin soluci~n de continuidad. Están todavía vivas en unas tradiciones culturales con lns cuales no cesamos de relacionarlos c~trcchamc~te. Bnstnnte alejado de · nosotros para que sea pos•hle c.c;tu~mrlo como un objeto, y como un objeto más, al que no se nphcan exactamente nuestras categorías psicológicas de hoy dfa, el hombre griego, no obstante, está lo bastante cercan~ de nosot_ros para hacernos posible entrar en contacto con él sm dcmns1adas dificultades, comprender el .lenguaje que hnhla en sus ohrns, alcanzar, más allá de los textos y documentos, .lo_s. contenidos mentales, las formas de pensamiento y de scnsJbJltdad, los modos de organización de la voluntad y de sus actos.. nreveq¡cnte: una arquitectura del espíritu. . . ..Ex1stc fin,al.mentc u~a ú~tima razón que orienta hacia la anhguc~ad chts1ca al h1stona:::br del hombre interior. En el ~~~ac1o ~e algu~o~ siglos, Grecia ha conocido, dentro de su ' l ( a so71al Y cspmtuaf, transformaciones decisivas. Nacimiento (~e ~a cmdad y del den;:cho -advenimiento, e0n los primeros Í1~~sofos, de .un pensam1ento de tipo racional y una organizac:.n~ pro.gres¡va del saber en un Ct.terpo de disciplinas positivas d~fcrcnc~ndas: ~n~ología, matemáticas, lógica, ciencias de la n.tturalcza, mcdictna, moral, política-, creación de nuevas for2.
Z. B.\nnu, l'roblcms "! historical psichology (Londres, 1960).
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mas de arte, respondiendo los diversos modos de expresión, asi inventados, a una necesidad de hacer auténticos aspectos hasta ahora desconocidos de la experiencia humana: poesía lírica y teatro trágico en las artes del lenguaje, escultura y pin· ~ra concebidos como artificios imitativos en las artes plástiCas. Estas innovaciones, en todos los dominios, marcan un cambio de mentalidad tan profundo, que representa el nacimiento del hombre occidental, la eclosión verdadera del espíritu, con los valores que reconocemos en este momento. De -hecho las transformaciones no atañen solamente a los avances de la inteligencia o a los mecanismos del razonamiento. Del homo religiosus de las culturas arcaicas, a este hombre político y razonable, hacia quien apuntan las definiciones de Aristóteles la mut~ci6n pone en tefa de juicio los grandes cuadros del pensarruento y todo .el ~pect~culo de la~ funciones psicológicas: mo~os de expres1Ón sunbólica y maneJO de signos, tjempo, espaCio, causalidad, memoria, imaginación, organización de los actos, voluntad, persona, todas estas categorías mentales se encuentran transmutadas en cuanto a su estructura interna y su equilibrio general. . D?s temas han retenido, más que oF"os, la atención de los helemst~s en el, t_ranscurso del último medio siglo: el paso del pensamiento mihco a la razón y la construcción progresiva de la persona. Nosotros, en este libro, hemos abordada estos dos problen,tas de m~era desigual. Po.r lo que respecta al primero, constituye el obJeto de un estud1o de conjunto. En cuanto al se~ndo, nos hemos li~tado a un aspecto particular. Nos parece sm embargo necesano, a fin de evitar los malentendi~o~, precis.ar,. tanto ..para e~ uno come ;p~~a el otro, nuestra poSICIÓn. Al mtitular Del mito a la razon el trabajo que cierra este volumen, no pretendemos. decir con ello que hayamos tratado del pe!lsam~ento mítico en general, tampoco que no admitamos la exiStencia de un pensamiento racional inmutable. Sub· rayamos por .el contrario, en l?s últimos párrafos, que los griegos no ha':" m':'entado la razon, s~o una razón, ligada a un contexto histónco, difeJ:P.nte del contexto del hombre actual Exis.ten con ,t?do, creemos, _e n el seno de lo qt;e se llama el pen~ sanuento mihco, formas dlVersas, niveles múlti...!es modos de organización, así como diferentes tipos de lógic~. ' ~n el caso de_ ~¡ecia, la evolución intelectual que va de ~eswdo hasta An,stoteles ":os ha parecido seguir, en lo esenCial, una doble v1a: en p~~er lugar, se establece una clara
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INTRODUCCIÓN
MITO Y PENSAMillNTO EN LA GRECIA ANTIGUA
distinción entre el mundo de la naturaleza, el mundo humano, el mundo de los poderes sagrados, siempre más o menos mezclados o ensambfados por la im!lginacion mítica, la cual tan pronoo confunde estós diferentes dominios, como procede por deslizamiento de un plano a otro, o establece entre todos los sectores de la realidad un juego de equivalencias sistemáticas. En segundo lugar, el .pensamiento "racional" tiende a eliminar estas nociones polares y ambivalentes que desempeñan en el mito un importante papel; renuncia a utilizar. las asociaciones por contraste, a acoplar y unir los contrario:;, a ]_)regresar por trasposiciones sucesivas; en nombre de un ideal de no-contradicción y de univocidad, el pensamiento "racional" aleja cualquier modo de razonamiento que proceda de lo ambiguo o del equívoco. . Bajo esta forma general, nuestras conclusiones tienen un carácter provisional. Intentan, sobre todo, trazar un programa de investigación. Invocan estudios más limitados, pero más precisos: tal mito en tal autor, tal conjunto mítico, oon todas sus variantes, en las diversas tradiciones griegas. Sólo unas investiga~iones concretas que fijen la evolución del )rocabulario, de la sintaxis, de los modos de composición, de la elección y ordenamiento de temas, desde Hesíodo y F erécides hasta los presocráticos, nos permitirán seguir las transformaciones de la maquinaria mental, de las técnicas de pensamiento, de los procedimientos lógicos. En este sentido, nuestro estudio final debe leerse referido a éste que inicia el libro: llevando tan lejos como nos ha sido posible el análisis estructural de un miro particular, el mito hesiódico de las razas, hemos intentado describir una forma de pensamiento que no es en modo alguno incoherente, sino que su movimiento, rigor, lógica, conservan su carácter propio, reposando la construcción mítica, en sú plan de cor,~ junto como en el detalle de sus diversas partes, sobre el equ·librio y la tensión de nocionc:; polares. Dentro de la perspectiva del mito, estas relaciones expresan la polaridad de poderes sagrados, opuestos y a la vez asociados. Volvemos a encontrar de este modo, en la obra de Hesíodo, un "modelo" de pensamiento en muchos aspectos próximo a éste que, bajo acoplamiento Hestia~Hermes, nos ha parecido que gobierna la experiencia religiosa más antigua que los griegos hayan podido tener del espacio y del movimiento. Alguien, quizá, se admirará del hecho de que no hayamos reservado un espacio mayor, en la economía de esta recopilación, al análisis de la persona. Si existe, en efecto, un dominio
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donde los helenistas han sido conducidos a abordar los problemas psicológicos, F.r el curso mismo de sus investigac!o.nes, ~s sin lugar a O.uda este de la ¡ersona. Del -hombre homen~, sm unidad real, sin profundida psicológica, atravesado ~~ unpulsos súbi~os, de inspiraciones experimentadas ~omo d1vmas, en cierta manera extraño a sí mismo y a sus prop1os actos, hasta el hombre griego de la edad clásica, las transformaciones ~e la P.ersona aparecen sorprendentes. Descubrimiento de la dune~s1Ón interior del sujeto, distancia~iento re~p~cto al ~ue:P?, unificación de las fuerzas psicol~glCaS, ar~nc.t6.n del mdiv1duo O, al menos, de ciertos valores hgados a m~ty¡duo en ta:nto 9-ue tal, progreso del sentido de la responsabilidad, comprom_JS~ más preciso del agente ~on sus acto~; todos estos desenvolvmn~nt?s de la persona constituyen el obJeto, por parte de los esp~Cialis tas, de investigaciones y discusiones que mcumber~ muy directamente a la psicología histórica. Si no hemos quendo est~blec~r un balance de conjunto no se debe al hecho de que algun pstcólogo lo haya intentado antes que nosotros. Z. Barbu ha trazado en una perspectiva similar a la nuestra, lo que él llama The 'Eme rgence of Personality in the G~~ek World.~ Aceptando en una gran medida muchos de sus análisJ.S y aconseJando al lector que se remita a dicha obra, estaríamos tentados de expresar dos tipos de reserva respecto a sus conclusiones. En primer lugar, el autor nos parece que fuerza un poco }a;¡ cosas en el cuadro que esboza sobre el desarrollo de la,persona: por falta de haber tenido en cuenta todas las categonas de documentos, falto sobre todo de considerarlos con cercana minuciosidad, él los interpreta a veces en un sentido demasiado moderno y proyecta sobre la pe~·sona griega cier tos ras~os q~e, según nosotros, no se manifestaran hasta una época mas re01ente. En segundo lugar, su estudio, aun cuando llevado a cabo desd~ ,un punto de vista histórico, no está exento de toda preocupa01on normativa. Para Z. Barbu, los griegos han descubier~~ l~ -verdaMra pe1·sona: edificando su ser interior sobre el equ1~.bn? ~ntre . do~ procesos psíquicos opuestos, de una parte la mdtviduactón que realiza alrededor de un centro único la integración de las fuerzas internas del individt:c, por otra, la "r.acional~zaci6n" c¡¡.ue integra a los individuos en un orden supenor (soc1al, c6sm1co, religioso), los gr~egos haprían elabora~o ~a forma perfecta de la persona, su mooelo. As1 pues, las o~J~c10n~s 9,u~ nos parecen precisamente revelar,._del punto de VlS{a ps10olog1Co, los traba3.
Z.
BAADV,
op. cit., cap. IV, pp. 69-144.
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~UTO
Y PENSA:>!IENTO EN LA GHECIA ANTIGUA
jos de ciertos helenistas, son la consecuencia de su d~sconoci miento de la complejidad de una categoría psicológica como la persona, cuyas dimensiones son múltiples y, a la vez, de su relatividad 'histórica. Al considerarla como una forma acabada de la que se podría dar una definición simple. y general, tienen a veces tendencia a conducir su investigación como si se tratase de saber si los griegos ·han conocido la persona, o no, o a partir de qué momento Iian hecho el descubrimiento de la misma. Para el psicólogo historiador, el problema no se plantearía en estos términos: no e"Kiste, ni puede existir persona-modelo, exterior al curso de la historia humana, con sus vicisitudes, sus varied.ades según los lu~ares, sus transformaciones conforme al ttempo.4 La investigacion, pues, no debe tener co~o finalidad establecer si la persona existe o no existe en Grecia, sino aver-iguar qué es la persona griega antigua, en qué difiere, dentro de la multiplicidad de sus rasgos, de la persona de hoy: qué aspectos de ella se encuentran, en tal momento, más o menos diseñados y bajo qué forma, cuáles son los que permanecen desconocidos, qué dimensiones del yo aparecen ya expresadas en tal tipo de obras, de instituciones o de actividades humanas y en qué nivel de elaboración, cuáles son las líneas de desenvolvimiento de la función, qué direcciones principales, e igualmente los tanteos, los ensayos abortados, las tentativas fallidas, cuál es, en .fin, el grado de sistematización de la función, eventualmente su centro, su aspecto característico. Una tal indagación supone una previa y exacta determinación, en el conjunte ~e los hechos de civilización que nos ofrece Grecia, de aquellos que ata.ú~n más directamente a tal o cuál aspecto de la persona, que s~ haya sabido delimitar los tipos de obras y de actividades a través de las cuales el hombre griego ha construido los cuadros de su experiencia interior cómo él ha edificado, me~i~nte la ciencia y la técnica, los esquemas de su experiencia del mundo físico. La investigación debería, pues, abarcar un carnpo muy vasto y muy diverso: hechos de lengua y de transformación del vocabulario, especialmente del vocabulario psicológico; historia sológicas g.ue, a falt~ de una comunidad de trabajos entre helemstas y ps1cólogos, ·aun no han constituido el objeto de investigaciones realizada.s en el marco ?e una perspectiva histórica: la memoria y el tiempo, el espaciO, el trabajo y la función técnica, la imagen y la categona del ·1 doble. . Los capítulos más amplios versan sobre el trabaj? y e ~spacio. El trabajo ha marcado tan profundamente la vida social y al hombre contemporáneo, que u~o se encuentra i?clinado d~ manera muy natural a creer q?e Siempre ha revestido esta foima unificada y organizada baJO la cual nosotros la cono:elll:os hoy. Nos era preciso, por el contrario, mostrar que la sigmficación de la.s C?r~Juctas de trabajo? su situació~ con re~pecto al grupo y al mdlVIduo, se han m?dtficado en gmn. med1da. ~ara un estudio histórico del espac10, los hechos gnegos nos .t.lan parecido especialmente reveladores. No sol.amente ~~ pensa~i.en to científico de los griegos, sino su pensamiento soc1al y pohtico,
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MITO Y PENSAMIENTO EN LA GRECIA ANTIGUA
se caracterizan por un geornetrismo que contrasta fuertemente con las antiguas representaciones del espacio, atestiguadas en los mitos y en las prácticas religiosas. Se nos había ofrecido, pues, la ocasión de seguir, sobre un ejemplo de alguna manera priyüegiado,.la transformasión de los esquemas de la representaciÓn espac1al. Hemos cretdo poder discernir los factores que, e~ el caso griego, han determinado el paso de un espacio religtoso, cuantitativo, diferenciado, jerarquizado, a un espacio homogéneo y reversible, de tipo geométrico. Nuestro estudio sobre el co7ossos y .Ja categoría psicológica del doble, debe leerse como una primera contribución a una ~v.estigación más extensa que corresponde a la apanción de la ~agen en sentido propio, a la aparición de una actividad creadora de imágenes (se trate de ol:ijetos artificiales que tengan un carácter puramente "imitativo" o de productos mentales que posean una intención propiamente ''poética"), a la elaboración de una función psicológica de lo imaginario. . Al intentar hacer accesible todo el campo del helenismo a las investigaciones de la ·psicología ·histórica, no nos ocultamos ni las d.ificultades de una empresa que sup..era con mucho nuestras fuerzas, ni la insuficiencia de:: los resultados que podemos aportar..H~mos inte~tado inaugurar lm camino, proponer problemas, mcttar soluciOnes. . ~i nuestra obra puede contribuir a suscitar un trabajo en · equ~po q~e agr~pe a helenistas, historiadores, sociólogos y psicólog?s, SI despierta el deseo de un plan de conjunto para el estudto de las m.utaciones .PsicológicaS que la experiencia grie¡;n ha llevado consigo, del grro que el1a ha obrado en la historia del hombre interior, este libro r.c habrá sido escrito en vano.
CAPÍ.TULO 1
ESTRUCTURAS DEL MITO EL
MITO HESIÓDICO DE LAS RAZAS. ENSAYO DE ANÁLisiS ESTRUCTURAL 1
El poema de Hesíodo Los Trabajos y los Días se inicia ~on. dos relatos míticos. Después de haber evocado en algunas palabras la existencia de una doble Lucha (E1'is), Hesíodo narra la historiu de Prometeo y de Pandora; enseguida la hace ser la continuación de otra narración que viene, dice él, a «coronar" la primera: el mito de las razas. Los dos mitos están ligados. Tanto uno como otro hacen referencia a un tiempo pasado en el cual los hombres vivían al abrigo de los sufrimientos, de las enfermedades y de la Ínuerte; cada uno r'::?::!e cuenta a su manera de los males que han llegado a ser, posteriormente, inseparables de la condición humana. El mito de Prometeo encierra una moral tan clara que no existe para Hesiodo necesidad alguna de 8;\.'plicarla; basta dejar hablar al relato: por la voluntad de Z.ZON quien cree en una creación de Hesíodo enteramente original (loe. cit., p. 339), y de M. P. Nn.ssoN, Ge.schichte der griechischen Religion, l, 2.• ed. (Munich, 1955), p. 622. El tema de una edad de oro, de las humanidades sucesivas destruidas -por los dioses, parecen de origen oriental. Se verá, respecto a este problema, la discusión entre J. G. Gmt-'Fl1"HS y H. C. BALDRY, Journal of the. History of Ideas, 17 {1956), pp. 109-119 y 533-554, también 19 (1958), pp. 91-93. . 11. En la Teogonía, las generaciones divinas y los mitos cosmogónicos s1rven para fundament~:~c la organización del cosmos· explican la separación . Contrariamente a: lo que pretende F. SoLMSEN, que escribe: "The third generation [. .. ] has traveled much farther on the road of hybris than the second". A pesar de la referencia a los versos 143-147, esta afirmación no se fun da en nada:··
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ESTRUGrU.!\AS DEL MITO
lvfTTO Y PENSAMIENTO EN LA GRECIA ANTICUA
racteriza a los hombres de plata por su insensata hybris y su impiedad, a los de bronce por sus obras contra las divinidades.17 ¿Dónde está el progreso en Ja decadencia? Existe tan poco, que la raza de. plata es la única cuyas faltas excitan ia c6lera divina y que Zeus aniquila en castigo a su impiedad. Los hombres de bronce mueren, como los héroes, en los combates de )a guerra. Cuando Hesíodo quiere establecer ·una difert:nciá de valor entre dos razas, la formula explícitamente y siemhre de la misma manera: las dos razas están opuestas como la V Diké a la Hybri~. Un contraste de este género es resaltado, de una parte, entre la primera 'Y .Ja segunda raza; de otra, entre la tercera y :cuarta. Más exactamente, 'la primera raza es a la segunda, . desde elpunt~ de vista del "valor", lo que la ·cua·rta es a la tercera: Hesíodq 'precisa, ·en: efecto, que fos hombres de plata.son "muy inferiores" a los de oro -iliferioridad que consiste en una hybr~ de la que los primeros están completamente ex~~tos; 18 aún precisa más y dice que los héroes son "más. justos que ·los hombres de bronce, ·consagrados igualmente a.,la hybris.19 Por el contrario, no establece entre la segunda y ·la tercera raza ninguna comparación de valor: los hombres de bronce son llal!laaos simplemente "diferentes" que los hombres de plata:zo El texto impone, pues, en cuanto a la coherencia ent.re las cuatro primeras Tazas, la estructura siguiente: se distinguen dos planos diferentes, oro y plata de una parte, bronce y héroe de la otra. Cada plano, dividido en dos aspectos antitéticos, el uno positivo, ·el otro negativo, presenta, de esta suerte, dos razas asociadas que forman la contrapartida necesaria la una de la otra y que contrastan re.>pectivamente como la Diké y Ja Hybris. 21 .. Lo que distingue entre ellos el nivel de las dos primeras razas y el de las dos siguientes es, como veremos, que se refieren a funciones diferentes, que representan tipos de agentes humanos, formas de acción, estatutos sociales y "psicológicos" · 17. Se comparará Los Trabajos, 134 ss. y 145-146. 18. !bid., 127. .19. Ibid., 158. 20. Ibid., 144. 21. Ed. MEYEI\ se ha dado perfecta cuenta del vínculo entre las razas de oro y de plata de una parte, de bronce y héroes de la otra. Pero interpreta este nexo en el sentido de una filiación: en el primer caso degeneración, en el segundo refinamiento; cf. "Hesiods Erga und das Gedicht von den fünf Menschengeschlechtern" Mélanges Carl Robert (Berlín, 1910), pp. 131-165. '
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opuestos. Nos ~erá necesario precisar estos diversos elementos,'~ pero se puede reconocer enseguida una primera asimetría. Para) el primer nivel, es la diké quien establece el valor dominante: se comienza por ella; la hyoris, secundaria, existe como contrapartida; en·':el segundo plano, ocurre de forma inversa: el aspecto hybris es el principal. Así, aunque los dos planos encierran en sí un aspecto '.justo y··un aspecto injusto, se puede decir qu.e, tomados .en,.su:conjunto, el uno, a su vez, .se opone,al.otrp, C9mo la Dik~· a )la Hybris::CEs esto lo que explica la 'diferencia .. de destipo.que. contrapon~;' después _de la muerte, ~as dos prim~ras / . · 'entes: .'Los hóm~res de oro.:y de plll;t~ .. son // , :azas a!lasr;dos. sigw 1gua~ente ·· obJeto de .una promoctón en senhdo propiO: de V · · h.ombrés_? pereeed~ros llegan a_:Mr ' doimones · La cómpiemen:.. · tari.edád. ; que les enlaza oponiéñdoles, · se ;señala . ·tanto ,;,en ' el más . aUá 'como en ·su existencia terrestre: los primems forman los demonios epict6nicas, los segundos 1os. demonios. hipoctónicos.Z2 .Los humanos les tributan, a unos ·como a otros, "honores":. honor ; real, basileion, . por lo · que · respecta . a,;.Ios primeros; ·~menor" en lo ~u e incumbe a los,segundos, pues- aunque ellos son "inferiores a los primeros, a pesar de todo .es lionor, . que no puede justificarse por unas virtudes o .méritos que, en. el caso de los hombres de plata no existen, sino solamente por su pertenencia al mismo plano de realidad que J.os hombres de oro, al hecho de que ellos representan, en su aspecto negativo, la misma función. Completamente diferente es el destino póstumo de las razas de bronce y de los héroes. Ni la una ni la otra conocen, como raza, una promoción. No puede llamarse "promoción" al destino de los hombres de bronce que es de una completa banalidad: muertos en la guerra, devienen en el Hades difuntos "anónimos".23 La mayoría de ·los que forman la raza heroica comparte esta suerte común. Sólo algunos privilegiados de esta raza más justa escapan al anonimato ordinario de la muerte y conservan, por la gracia de Zeus, que les recompensa con este favor particular, un nombre y una existencia individual en el más allá: transportados a •la isla de los Bienaventurados, allí prosiguen una vida libre de toda preocupación.24 Pero ellos no constituyen objeto de vene22. Cf. 123 y 141: ~mxOó.,tGt, b'-oxOrhtot. 23. !bid., 154: VÚlW\lYO(. 24. No es menor la simetría entre el destino póstumo de los hombres de bronce y de los héroes, que entre la de los hombres de oro y de plata. Los hombres de bronce desaparecen en el seno de la muerte, sin dejar nombre; los héroes prosiguen ~.u vida en la isla de los Bienaventurados,
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ESTRUcruRAS DEL MITO
MITO Y PENSAMIENTO EN LA GRECIA ANTICUA
ración a,lguna por parte de los hombres. E. Rohde ha subrayado justamente · "el completo aislamiento" de su estancia en un mundo ·que aparece desligado del -nuestro.26 Contrariamente a los daitTWnes, los héroes desaparecidos no tienen poder a¡guno sobre ios v1vientes y' los vivientes no les rinden ningún culto. -Estas simetrías, señaladas muy claramente, muestran que, en ~-~rsi6Ji he~i6d~a ~~~ m_!!~,-l~.J-ªl!ª_!l_e los lt~ro~~-i.QQ_cg_nstituye
V
~~~!P~~hñt:e_ge_~~ , IX, 10, 1. 68. APOLODOno, I, 9, 23; APOLONIO DE RODAS · Los Argonautas III 401 SS, Y 1026 SS. ' ' '
69. Los Traba¡os, 150~151 . No parece posible interpretar, como algü~ nos lo han hecho! ellos trabajaban el bronce. Cf. Charles KÉRÉNYI, La Mythologie des Grecs {París, 1952), p. 225. · . · . 70, 'AlusTÓTELES, Poótica, 16, 1454 B 22; PLUTARCo, Las dilaciones de la venganza divina, 268; DION CniSÓSTOMO, 1V, 23; }ULIANO, discúrsos II, 81 c.
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ESTRUCTURAS DEL MITO
MITO Y PENSAM.IENTO EN LA GRECIA ANTIGUA
hay una diferencia de valol," y de plano. La lanza está sorne· tida normalmente al cetro.&;.uando esta jerarquía no es respe· áá, la lanza expresa la hybris como el cetro de díké. Para guerrero, la hybris consiste en no querer conocer sino la lanza, en consagrarse enteramente a ell.i) Tal es el caso de Kaineos, el La¡>ita de la lanza, dotado al igual que Aquiles, que ·Talos, .que los 9igantes, como t~dos estos que han sUfrido la iniciaci6n guerrera, •de una in'\luhierabilidad condicional {será preciso sepultarlo ·bajo las piedras para matarle).: 71 él ha clavado su •lanza en pleno centro del ágora, le consagra un -culto y obliga ·a quienes pasan po;- alij a ren~le honores divi· nos.72 Tal es tampién el caso de Partenopea, .encarnación típica .de la ' Hybris guerrer11:· s6Io .venera a su 1~, ·la reverencia . más que a un rl~os y presta juramento ~robre ·ella.73 Hija de la lanza, enteramente de Aies, ..extraña por com· pleto al plano jurídico y religioso, la raza de bronce proyecta .en el pasado Ja figu~ del guerrero ,dedicado. a Ja hybris en la medida en que no quiere conocer nada de lo que supera a su propia naturaleza. Pero la violencia enteramente fí$ica, que se exalta en el hombre de guerra, no podría franquear)as puertas del má:s allá: en el Hades, los liombres de bronce se disipan, como el humo, en el anonimato de la muerte. Este mismo elemento de hybris riúlitar, lo volvemos a encontrar, encarnado por los Gigantes, en los mitos de soberanía que descri· ben la lucha de los dioses por el poder. Después de la derrota de los Titanes, la victoria sobre los Gigantes consagra la supremacía de los habitantes del Olimpo. Inmortales, los Titapes, c.argad~s de cadenas, habían sido arrojados a ias profundidades de la tierra. No sucede lo mismo con los Gigantes. Haciendo fracasar su invulnerabilidad, los dioses les hacen perecer. La de;r?ta _significa, .para ell?s, que ~o tendrán parte alguna en el pnvilegm de la mmortalidad; obJeto de su ambici6n.74 Como
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.. 71. AP~:-oNIO
Ep1tome, I,
~2.
DI:}
RooAS, Los Argonautas, I, 57-64;
.APowooRo,
72. Escolio de Ilíada, I, 264 y de .APOLONIO DE RODAS, Arg., I, 57. 73. EsQUILO, Loa Siete contra TP.h.rzs, 529 ss. Se observará que este guerrero lleva un nombre que recuerda la joven (partenos). Kaineo había adq~do la in~lnerabilidad al ·mismo tiempo que cambiaba de sexo; Aquiles, guerrero mvulnerable, salvo en el talón, ha sido educado en medio de mujeres, vestido de mujer. Las iniciaciones guerreras impliCan transfonnaciones sexuales. . 74. Se sabe que Cea ha intentado procurar a los Gigantes un fármalrond de inmdiortalidad que debía salvaguardarles de los golpes de Hércules Y e 1os oses; Al>oLODOIIO, I, 6, l.
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los hombres de bronce, ellos comparten la suerte oo~ún de v----~ las criaturas mortales. La jerarquía Zeus, Titanes, G1gantes, corresponde a la sucesión de las tres primeras razas. · La raza de los Léroes se define en relación a 1a de bronce, como su contrapartida, dentro de la misma esfera funcional ·"'/, ,é',:;' Son guerreros; b.acen la guerra, mueren en la guerra. La ht¡bris de los Lumbres de bronce, en lugar dp acercarles a . los ;lío~bres de plata les aleja de ellos. Llaversamente, la ,diké · de los héroes, ~ en lugar de separarles de los hombres , de bronce les une a ellos oponiéndole~En efecto, la raza de los héroes' es .llamada ~hxa(o-cEpov · xat áp.Elov, m~ .justa y a la. vez militarmente más valerosa.75 Su · diké se s1túa . en ~llJ!lSroo nivel militar .que la hybris de los hombres de bronce. Al gu8' rrero, consagrado por su misma naturaleza :'- la Hybris, se opone el guerrero justo que, al reconocer sus límites, a~pta. s,o~8' terse al orden superior de la Diké. Estas dos figuras antlteticas del combatiente, son las mismas que Esquilo, en la obra Los Siete contra Tebas, emplaza dramáticamente la una fr~nte ·a la otra: en cada puerta se yergue un guerrero de Hybns; salvaje y frenético; semejante a un Gigante, profiere ,contra )os dioses soberanos y contra Zeus . ~arc~smos impíos; en cad~ oca,: sión, le es enfrentado un guerrero· más justo y más valiente cuyo ardor en el combate, moderado por la sofrosyne, ·sabe respetar todo lo que tiene un valor sagrado. Encarnaciones del guerrero justo, los héroes, por una ~a cia .de Zeus, son transportados a la isla de los Bienaventurados donde eternamente llevan una existencia semeíante a la de los dios;:;s. En los mitos de soberanía, una categoría de seres sobr8' ;:;.aturales corresponde exactam_ente a la raza de los .~éroes Y viene a situarse, dentro de la Jerarquía de agentes divm~s, en el puesto reservado. al ~errero servidor del orden. El remado de los Olímpicos supoma una..victoria sobre los ~igantes, q~e representaban 1a función militar. Pero la soberama no podría prescindir de la fuerza; el cetro debe apoyarse sobre la lanza. Zeus tiene necesidad de tener pegados a sus faldones a Krt;t':~ y Bía, los cuales jamás le abandonan, nunca se alejan de eL·~
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75. Los Trabajos, 158. 76. Teogonía, 385 ss. Se reconocerá el exacto paralelismo entre el episodio de los Hecatonqueiros y el de Kratos y Bía. De manera siutí!a.r a los Hecatonqueiros, Kratos y Bía se colocan, en el momento decisivo, en el bando de Zeus y en ~ntra de los Titanes. Entonces la victoria de los Olímpicos es segura, mientras que Kratos y Bía, al igual que los Hecatonqueíros, obtienen como recompensa "privilegios" que no poseían antes.
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ESTRUCTtH\AS DEL MITO
PENSAMIENTO E!-~ LA GRECIA ANTIGUA
sobre los Titanes, los Olímpicos han Parnobtcncr su ·:ictoria 1 "ili' debido recurrir · a 1a fu erza y u· amar a ·os m tares» en su a da Los Jiecatonqueiros, que les dan la victoria, son, en ~~ · unos guerreros parecidos a los Gigantes y a los ·hombres de bronce en todos los aspectos: insaciables •de guerra, orgullosos de su fuerz!l, ellos ~terrorizan ·por su est~tura y por · el vigor incalculable d~ su ~razo.~1 Son·la encamac1Ón de Kra.tos y de Bfa. Entr~ Titanes .y Ohmp~cos, la lucha, puenta Hesiodo,7s contínuaba' después ·de diez ·años; incierta, la victoria duda entre los dos .bandos · de Personas Reales; . pero Gea ha ·revelado a Zeus que él .o~t:en.d~a el tri~nfo si s~piera atraers~ la ayt.1da de los l!ecatonque.ros cuya ·mteryenmórr:,será decisiva. Zeus logra almearlos ·en··sus·.filas. Antes· del:asalto finalles pide que ·en la batalla -hagan muestra; .fre~te -a :.los.;Titanes, de su fuerza terrible, J1ET:!Xxo~ dn' d1aOoio; ·Y 602 : fnpov llE: 'ltÓP~"' .;tu:Ov dY":'dTaOo!o.
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:!5. Los Traba¡os, 57-
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