Jara, Alvaro - Guerra y Sociedad (Hasta Cap VII)
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Resumen Libro “Guerra y Sociedad”, Álvaro Jara. Capítulo I: Implantación del régimen señorial español en el reino de Chile. • Se ha establecido que los intereses privados de los conquistadores (componentes de la hueste indiana) fueron el verdadero motor expansivo del amplio movimiento de ocupación del continente americano. • La expresión hueste indiana ha pasado a ser la mejor definición del carácter privado de las empresas de conquista. Ella aparece como el polo opuesto de los ejércitos estatales que surgían por estos años en Europa, donde estaba en pleno proceso ascendente la formación de monarquías absolutas, las cuales sólo son concebibles junto a un ejército estatal y profesional, subvencionado enteramente por el Estado. • Sin embargo, la conquista de América siguió el modelo que se perfilaba en España. El Estado español comprobó en la práctica que la mejor forma de resguardar sus intereses era cediendo al privado, la posibilidad de descubrir y someter los nuevos territorios. • Del rasgo predominante que significó la ausencia de empresas estatales, se desprendió de forma necesaria un sentido de retribución para los capitanes que habían llevado a buen tiempo la conquista, la cual no era exclusiva para el capitán, sino que alcanzaba a todos los miembros proporcionalmente, dependiendo de sus aportes. Estos premios fueron requisito indispensable en la producción del interés expansivo. • La conquista se cimentó sobre la base contractual y privada resumida en la capitulación. • Los premios (indios y tierras) eran proporcionados por el mismo medio conquistado. Las mercedes de tierra contribuyeron a crear en América el latifundio y, como institución jurídica distinta, la encomienda, que concebida como una institución civilizadora al par que lucrativa, fue aprovechada por los conquistadores en su personal beneficio. • El encomendero estaba obligado a prestar el servicio militar dentro de los términos de la jurisdicción de la ciudad o aún más lejos. • De las características señoriales de la conquista española resultó una ocupación muy poco densa, dispersa e inestable. Su eficiencia estaba sometida a aquellos lugares donde los grupos indígenas tenían un orden social un poco más sofisticado. En los sitios de primitiva evolución, el problema consistió en la inaccesibilidad del indígena para someterse a las violentas imposiciones de los dominadores. • Este es el panorama general, el cual también se puede aplicar a la empresa de Valdivia. • Valdivia arribó a Chile desde el Perú debido a sus aspiraciones, las cuales eran ascender a gobernador y capitán general. • El financiamiento se hizo en forma de compañía y Valdivia tuvo socios temporales, de los cuales supo deshacerse en el camino. • Además de las fundaciones, una de sus primeras medidas fue la de repartir encomiendas entre sus compañeros, lo cual explica de que manera fue posible que con tan pocos hombres, valdivia pudiera llevar
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a cabo sus designios; la explicación está en las ambiciones señoriales de los conquistadores. La débil densidad de ocupación derivaba en debilidad y resultaba difícil mantener estabilidad. En Chile no se dieron las revueltas del Perú, ya que aquí la tierra se descargó sola, fundamentada en la dominación de una numerosa masa de indígenas y dispersa en un vasto territorio. Gracias a la expansión iniciada por Valdivia y continuada por sus sucesores y soldados, atraídos todos por los premios, se estableció en Chile una dominación motivada por los intereses privados y no como el resultado de la utilización de los recursos de dicho territorio. Fue así como durante todo el siglo XVI constituyeron premios apreciables los solares repartidos en las ciudades (necesarios para la creación de vecindades), chacras en los alrededores (para abastecer) y mercedes de tierra (para servicios y encomiendas de indios). Es desde este sistema de premios que la corona española desprende la organización territorial; entre el monarca y los nuevos súbditos (los naturales), se encuentra en encomendero, quien estaba a cargo de la integración completa, incluso la espiritual, del indígena. Pero el orden, la paz y la seguridad en regiones donde no había ejército recaía también en los encomenderos, por lo que la obligación militar pasó a ser parte inherente de la encomienda. Cabe destacar que el autor, citando a Zavala, indica que “los premios señoriales fueron para los caudillos más destacados; pero el común de los soldados no recibió sino repartimientos o encomiendas, forma más reducida de economía señorial” Este pequeño señorío fue la base de la estructura de la sociedad colonial española en Chile y en el resto de América.
Capítulo II: El régimen señorial español en el orden económico. • • • • • • •
Tendencia de los conquistadores por adquirir el bien metálico. En Chile esto no fue excepción, se relegó la ocupación basada en la agricultura a segundo plano. Los españoles se contentaron con una economía de subsistencia (producción de alimentos), siempre primando la economía minera. La poca tecnología en transportes y las grandes distancias también fueron un impedimento para hacer crecer la agricultura en un primer momento. Con una pequeña elevación del nivel de productividad indígena alcanzaba para abastecer al elemento español (subsistencia). Un factor de primera importancia para la constitución de la economía minera fue, en todo el ámbito de la conquista española, el aprovechamiento de de la mano de obra indígena. Las riquezas auríferas de los primeros tiempos fue auspiciosa, pero la disminución de las riquezas fue rápida.
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Hacia el año 1599 (año de la rebelión), los españoles perdieron sus mejores minas de oro; las que quedaron en poder de los españoles eran las más estériles. La escasez de mano de obra no permitía seguir el trabajo de los lavaderos de oro, donde las exigencias de los brazos eran fuertes si se quería obtener rendimientos apreciables (escasez de indios por las enfermedades, desgano vital y guerras). Hasta ese momento, la economía agrícola era mínima, nunca se pensó en un mercado. Además, donde las tierras son abundantes, no se pensaba en abastecer al vecino que contaba con la misma cantidad de tierra disponible. La explotación aurífera era la manera más rápida de enriquecerse. Paulatinamente, la agricultura y la ganadería fueron creciendo, para llegar a ser a fines del siglo XVI en una actividad importante, especialmente cuando la minería decayó. Se fue produciendo una sustitución de una actividad por otra, condicionada por un mercado de consumo en el Perú y otro en el interior del reino, gracias al crecimiento vegetativo de la población y a la afluencia de refuerzos militares que venían a participar en la guerra de Arauco. Teniendo en cuenta esta actividad productiva, la Real Audiencia de Lima dictó una orden para proteger la producción chilena, la cual abastecía el mercado peruano y el chileno. Por ello autorizó para que en Chile no se cobrase almojarifazgo a todos los bastimentos que entrasen o saliesen del reino (en 1594 se estableció que no se cobrase impuesto al trigo, harina, tocinos y frutas). Esta medida fue un gran estímulo para la agricultura, ganadería e industria chilena. La rebelión indígena de 1599 cercenó las secciones más ricas y productivas del territorio, con que se vieron enfrentados los pobladores a una verdadera crisis alimenticia. El sentido autárquico y cerrado de cada economía particular no se rompía, sino en cuanto a las posibilidades de exportación fuera del reino, ya que todos producía para si y no tenía objeto instalar comercios donde se vendiesen al público, pues cada uno producía lo que necesitaba. Una fuente de consumo no despreciable a partir de 1600 fue el ejército de la frontera. El carácter constante de la guerra forzosamente creo una afluencia de abastecimiento destinado a llenar las necesidades de la tropa española. Una gran parte de las cosechas eran consumidas por este mercado que se financiaba por el real situado procedente de las arcas del Perú. En este sentido, el ejército actúo como factor tonificante de la economía del reino, que se veía beneficiada con la presencia de un ejército de financiamiento estatal. Sociedad: la organización estaba dada por estratos bien delimitados, no sólo en cuanto a posición social, sino en lo que se refiere a las funciones productivas o de trabajo, que fueron las que condujeron a una tal división de la sociedad y en ella se reflejaron (hay que recordar que acá en Chile “todos eran señores o aspiraban a serlo”, por lo que concibieron al indio como un verdadero siervo).
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El indio fe la fuerza de trabajo. Si bien los malos tratos fueron conocidos por la corona e incluso, ésta llamó a disminuirlos, los incumplimientos de órdenes fueron reiterados. El indígena fue obligado a incorporarse a un régimen de producción, en el cual estaba obligado a proporcionar al español un excedente que superase con amplitud a sus propias y reducidas necesidades. La disminución de indígenas se presentó como problema, ya que no se quería llegar al mismo punto de perder la mano de obra en la agricultura y ganadería, así como pasó en la minería. Por esto, las soluciones que buscaron los españoles fueron prácticas. La guerra de Arauco proporcionaba un excelente campo para la obtención de mano de obra. En la misma medida que los indígenas de la zona central disminuían, se tendió a reemplazarlos con otros traídos de la región del sur. La guerra eso si, no fue la fuente única (también esta el traslado indígena desde otras regiones y los esclavos negros).
Capítulo III: Los métodos de la guerra: el ejército indígena. • El ejército indígena no permaneció estático (elemento distintivo de Chile con respecto al resto de América). • Sólo el estudio en conjunto del ejército español y el indio, entendiendo además las circunstancias, permitirá saber “la verdad” (a juicio del autor). • La conquista española fue más firme en los territorios al norte del Biobío. Desde la “frontera” hacia el sur, la dominación española se mantuvo precaria durante todo el siglo XVI, obligando a los conquistadores a desgastarse para asegurar dicho territorio, hasta que a fines del siglo, la guerra hizo crisis. • La rebelión indígena, comenzada a fines de 1598, culminó con la destrucción de las siete ciudades, el sur completo fue recuperado por los indios, los españoles se vieron obligados a replegarse en una franja más estrecha del territorio. • El autor hace referencia a la lentitud del proceso con respecto a México y Perú. Estos dos reflejan el “genio militar”, por la rapidez con que fueron conquistados y sometidos los indígenas locales, sin que hubiese una desarticulación completa de las estructuras preexistentes. Las sociedades aztecas e incas eran muy diferentes a las prehispánicas chilenas; en las primeras el estado ya se hacía presente, con un alto nivel de desarrollo, en cambio en las chilenas, aún no se presentaba. El autor plantea que mientras mas elevada sea la idea de estado, más fácil fue el sometimiento. Esto se debe a que el desarrollo del Estado implica la existencia de toda una serie de características en la estructura social, política y económica. Por ejemplo, la cultura Inca y Azteca presentaban sociedades estratificadas muy marcadas, con una casta noble, una guerrera y una trabajadora, cada cual con roles muy definidos (roles espirituales, productivos, dirigentes, militares, etc.) *************************** • En Chile, el panorama era distinto. Hasta el río Maule, el territorio nacional estaba bajo el alero inca, por lo que se encontraba sometido bajo una influencia directa, a pesar de las distancias, lo cual modificó
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los hábitos y costumbres de las culturas originales, las que fueron capaces de soportar una dominación y aprendieron a producir excedentes a modo de tributación. De manera distinta, al sur del Biobío, la agricultura era incipiente y no proporcionaba a los indígenas toda su fuente de subsistencia, la cual seguían obteniendo del la caza, pesca y recolección. Los modos de trabajo eran débiles y la organización política casi no existía, salvo en el caso de peligro general. En el caso peruano y mexicano, el reemplazo del grupo dominante por el español no fue tan difícil; los cambios no implicaban una transformación completa de la sociedad, ya que una dominación social era cambiada por otra. ********************* La gran distancia cultural y la falta de una mayor evolución de la sociedad indígena situada al sur de la frontera derivaba en otros aspectos, por igual importancia en el concepto bélico (por ejemplo, el pueblo mapuche, al no tener una cabeza única y reconocerse como una sociedad familiar, no garantizaba la unidad del grupo al momento de firmar pactos de paz o llegar a acuerdos; cada grupo decidía). Estas familias se unían para defensa mutua. Antes de la llegada de los españoles, no existieron mayores peligros, por lo que no existió una cohesión social; todas las condiciones naturales conducían a la segregación, por lo que no existió una unión de tipo estatal, como en el imperio inca o azteca. El autor hace mención a la guerra “mágica”, nombrando una serie de características en cuanto a ritos y creencias. También menciona como motivación bélica la autoconservación y la obtención de botín. Derivado del sistema de organización social de los araucanos aparece un sistema de reclutamiento y de constituir ejércitos para ir a la guerra. Cada soldado debía tener sus propias armas, lo que demuestra la falta de sentido unitario o estatal. Se puede concluir que por numerosos que fuesen los soldados indígenas, su organización militar era esporádica y no permanente, lo que limitaba su capacidad ofensiva a circunstancias particulares. La resistencia del indio a adaptarse a la dominación española, le llevó a desarrollar una actividad guerrera defensiva, la que influyó de manera apreciable a su sistema bélico. En el curso del siglo XVI tiene lugar una adaptación y un mejoramiento de sus técnicas guerreras tan decisivo, que logró poner en jaque a la sociedad española. Los mapuches habían adaptado para sí el uso del caballo y la infantería, lo cual se convirtió en un verdadero escollo para los españoles. También usaron como artimaña la modificación de los cursos de agua, para así importunar a los españoles. De estas transformaciones sustanciales del sistema de guerra de los indígenas, se derivaron las consecuencias particularmente graves para el bando español. Durante los primeros años del siglo XVII, los españoles eran concientes del poderío indígena. Sin embargo, las transformaciones bélicas indias no son las únicas causas del equilibrio
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alcanzado por ambos bandos. La constitución y formas de ejército español tenían deficiencias importantes. El Estado se vio obligado a modificar la política militar, aumentando los gastos. Capítulo IV: El régimen señorial español en el orden militar. La hueste indiana y el Estado: • El estilo señorial tuvo una honda repercusión confirmativa en el sistema bélico de los españoles en Chile durante el siglo XVI. • En otros lugares de América, la hueste tuvo una prueba inicial que se vio coronada pronto por el triunfo y facilitó por consiguiente asentamiento del dominio español. • La obligación militar del encomendero era parte integrante del sistema, pero por las características pacíficas de los indígenas, éstas no eran recordadas ni exigidas año a año. • En Chile, la dominación sobre el territorio al norte del Biobío fue inestable. • La empresa Valdiviana estaba condicionada por su carácter privado, carácter que persistió hasta finales del primer siglo. • El carácter privado de las empresas españolas impidió que estuviesen a la altura del ejército europeo; la precariedad de los recursos no respondía a un ejército con financiamiento estatal. En chile, enfrentando una guerra permanente, la hueste se vio ante un desgaste continuo y ante la necesidad de renovar a menudo su armamento. • Era de todo imposible que el conquistador transformado en encomendero pudiera soportar sobre sus hombros esta carga tan pesada. Por esta razón, la monarquía tuvo que tomar, aunque con moderación, parte del peso de la guerra. Caballos, armamentos y fortificaciones: • La hueste indiana tenía grandes ventajas ante el pueblo araucano, como por caballos, el armamento y la táctica militar. • Los caballos del reino eran pocos, es por esto que García Hurtado de Mendoza hizo traer en 1556 una gran cantidad de ellos. • La artillería era costosa y en Europa, excepto los reyes, pocos eran los señores que podían tener las suficientes. Esto explica porqué en América se utilizara en las batallas por la conquista un bajo número. • García Hurtado de Mendoza también se encargó de traer armamento, siempre desde el Perú. • Los fuertes también fueron importantes en la guerra; la construcción de fuertes no fue excepción y también se utilizó la mano de obra india para su construcción. Los indios amigos, parte integrante del ejército español: • Sin la ayuda de los indios amigos, muchas regiones conquistadas no hubiesen podido ser. • Muchas fueron sus motivaciones: botines, dejar el trabajo en la mina, ser recompensado o tener un triunfo seguro.
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Existen diferencias entre el indio amigo y el indio se servicio; el primero, participaba en las batallas, mientras que el segundo se dedicaba a llevar y transportar la carga. El indio de servicio no era un aliado para la guerra, pero aún así era indispensable. Su adhesión no dependía generalmente de voluntad propia
El financiamiento de la guerra: • Los conquistadores debían ser la expresión de la fuerza del Estado, la mano que aseguraba la continuidad de la dominación, la estabilidad y la permanencia del nuevo orden creado por la conquista. • Las particularidades del caso chileno pusieron a prueba al sistema español y lo condujo a una crisis profunda, lo que obligó al Estado a reestructurar el régimen bélico, transformando el ejército en estatal y permanente, al estilo europeo. • A diferencia de otras regiones americanas donde las obligaciones del encomendero no eran efectivas, debido a la pasividad de los indios, en Chile debieron ser exigidas con frecuencia. • La dominación del país conquistado en base a las obligaciones militares del encomendero era una ilusión. • El gobierno de garcía Hurtado de Mendoza tuvo atisbos de financiamiento estatal, pero retirado, volvieron las antiguas tradiciones. • Hacia 1561 y tras la insurrección araucana, cada ciudad debió tratar de reducirla con sus propias arcas. Estas circunstancias obligaron a imponer gastos a la caja real y a los encomenderos, aunque no hubiese guerra en los términos de sus vecindades. • A partir del gobierno de la Real Audiencia, el régimen de mantención de la guerra se hizo mixto, financiado en parte por los encomenderos y demás habitantes de las ciudades y por la Real Hacienda. • Aunque Felipe II (1573) insistía en no hacer gastos provenientes de la Real Hacienda y continuar con el financiamiento privado, permitió que desde el Perú se realizaran socorros económicos. Se reconoce entonces la situación de guerra permanente en Chile, lo que demandaba continuos gastos. Así, el Estado comenzó a asumir de a poco la responsabilidad total, aunque dependiendo de la disponibilidad monetaria del Perú. • Los virreyes peruanos debieron gastar dineros provenientes de la hacienda peruana para socorrer a Chile. • Los testimonios de financiamiento privado abundan (Rodrigo de Quiroga, Quiñones, por ejemplo) • Es importante destacar, señalando la falta de sentido unitario de la sociedad indígena, que muchas veces los indios de paz también ayudaban a financiar la guerra, proporcionando elementos necesarios para la guerra. • Los naturales de las regiones de paz contribuían con importantes auxilios al mantenimiento de la guerra. Tales cargas determinaron muchas veces el empobrecimiento.
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Los encomenderos y pobladores solían equiparse personalmente; lo hacían de mala gana, deseosos de verse libres cuanto antes de sus obligaciones. La débil densidad de población impedía que la participación de los pobladores del reino fuera decisiva en la marcha de la guerra. Las obligaciones militares se eludían por todos los medios posibles, incluso tomando órdenes religiosas o haciendo un pago eximitorio en dinero. Los vecinos de santiago obtuvieron del rey en el año 1597, una real cédula que los libera de sus obligaciones militares. Con ella no se terminan las incidencias ni la legislación en torno al tema, pero fue decisivo el reconocimiento de la monarquía en cuanto a la incapacidad para continuar la guerra con los esfuerzos privados de los súbditos. Esta conclusión a la que fue llegando paulatinamente la corte, condujo al fin a la creación del ejército estatal, pero la medida no se tomó sino cuando las grandes contingencias lo hicieron ineludible. El que los encomenderos eludieran cada vez que pudieran sus obligaciones militares era algo propio del individualismo del sistema de conquista con financiamiento privado, por al final, cada encomendero quería enriquecerse y velar por su dinero. Además, porque el conquistador de estos primeros tiempos no podía concebir un sentido nacional a base del vínculo de las ciudades recién fundadas, de los premios obtenidos y de la participación en una empresa de conquista de orden accidental y utilitaria. Los lazos entre los miembros de la hueste se rompía al momento en que se materializaban las esperanzas de cada persona en el nuevo territorio dominado. Al momento de repartir la tierra se terminaba la “aparente” unidad de la hueste. Por lo tanto, la actitud indiferente de los vecinos de una ciudad con respecto a los problemas de bélicos de otra es perfectamente concordante con la mentalidad de los conquistadores. Las transformación del espíritu de conquista en colonizador primero y después el continuo desgaste exigido por las condiciones de la guerra de Arauco, contribuyeron a preparar la gran crisis de fines del siglo XVI y la reforma del ejército que a continuación debió realizar la monarquía española.
Capítulo V: El fracaso del sistema bélico privado y la crisis de fines del siglo XVI. El aporte estatal remitido al Chile antes de 1600 • Si bien la conquista se hizo gracias al aporte privado, ésta significó una inclusión directa de estas tierras al dominio de la Corona, cuyo interés marchaba paralelo al de los conquistadores. • En el caso chileno, muchas fueron las razones para socorrer al reino con fondos estatales y poder mantener el ritmo de la guerra, entre ellas el deber tutelar del Estado, razones teológicas (en cuanto a no abandonar a los indios que ya se habían cristianizado) y razones de conservación del orden y de la estabilidad en otras regiones ya sometidas, como el Perú.
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Otro factor para que el Perú viera importancia en entregar socorro económico al Chile fue la importancia estratégica del estrecho de Magallanes. Desde el Perú se percibía que si se abandonaba esta tierra, podría transformarse en puerta de entrada para piratas y corsarios. Esto es un esbozo del esfuerzo pecuniario que realizaba la corona por mantener el reino de Chile. El rey no podía desconocer la realidad, hasta que llegó un momento en que la responsabilidad se manifestó con fuerte crudeza, casi catastrófico. Fue ahí cuando se creó el ejército estatal, enteramente pagado por el Estado. Las exigencias de la guerra eran variadas: armamentos necesarios, los que no eran fabricados en el territorio, contingente humano y dinero para afrontar los variados gastos. Tales gastos sobrepasaban las posibilidades del encomendero, quien trataba de excusarse de la empresa bélica. Los fondos de la corona disponibles para Chile eran pocos, y fueron disminuyendo en la medida en que la economía minera de los primeros tiempos entró en decadencia (disminución del quinto real). A partir de la cédula de 1572, la corona tuvo que ir aumentando los socorros a los españoles que participaban en la guerra de Arauco. Estos dineros tomados de las cajas reales, provenían de los quintos reales del oro que se sacaba de los lavaderos. Más avanzado el tiempo, las cajas del reino estaban vacías y eran las riquezas del Perú la fuente de alimentación de la guerra en Chile. En las cuentas reales del Perú se había creado ya un rubro especial bien diferenciado para la ayuda militar que se proporcionaba a Chile. Es característico además que el monto de ayuda fuera irregular, ya que era de índole ocasional. Este hecho añadía un factor de irregularidad a la guerra de Arauco, pues la importancia de la ayuda exterior dependía en gran medida de la actitud del virrey y de sus consejeros. Por lo tanto, la ayuda enviada desde el exterior no tenían ni ritmo ni monto constante. Eran esporádicos y respondían a la urgencia de los acontecimientos. No obedecían a un plan determinado de llevar a término la guerra en un tiempo específico. Se improvisaba ante la emergencia.
La conciencia del fracaso: las peticiones del Real Situado • Durante el gobierno de Oñez de Loyola y con bastante anticipación al desastre de Curalaba, se sentía la necesidad de tener recursos más eficientes y tendientes a estructurar una fuerza con sentido estatal. • Los españoles estaban concientes de la inestabilidad que los amenazaba, además, el carácter esporádica de los socorros provenientes del Perú, aumentaban la incertidumbre. • Recién la muerte de Oñez de Loyola (1598, con la cabeza clavada en una pica) vino a demostrar la urgencia de tomar decisiones de orden drástico. La muerte del gobernador sólo vino a demostrar lo justificado de las peticiones que se hacían desde años atrás y puso en evidencia
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ante la monarquía, una realidad inestable, la que no se había apreciado en sus verdaderas dimensiones. El poderío español al sur del Biobío se desmoronó y pronto fueron ruinas ciudades y fuertes, convirtiéndose en lugares despoblados, perdiéndose todo tipo de riqueza (minas, tierras, ganado) obtenida. La crisis incubada durante largo tiempo por la estructura misma del sistema de conquista se desencadenaba en una verdadera catástrofe.
Capítulo VI: El real situado y la transformación del ejército español en estatal y permanente. • Desde Chile llegaban a la corte permanentes peticiones de auxilio de los encomenderos. También llegaban noticias alarmantes sobre la situación creada por la rebelión indígena. • Esto llevo a Felipe III a creer que el único remedio era aumentar los gastos en esta colonia (por lo menos por un tiempo). • Cédula de 1600: se dispone que se auxilie a Chile desde el Perú, durante 3 años, lo cual respondía a un presupuesto de guerra, temporal pero concreto, para mantener los refuerzos que se enviaban desde España. • La preocupación por Chile por parte de la decadente corona, era por su valor estratégica. • El primer gobernador que aprovechó el presupuesto de guerra fue Alonso de Rivera. La primera ayuda consistió principalmente en ropa para los soldados, por lo que esta subvención de una cantidad determinada por 3 años no implicaba todavía la formación de un ejército estatal y permanente. • En un documento de Rivera en el año 1601, se hace referencia a todos los vicios del ejército español en Chile. • Dentro del estilo señorial de la sociedad criolla, ninguno se preciaba de ser soldado, sino que todos querían ser capitanes y los que podían pagar por ese título, lo hacían efectivo a la brevedad. • El empeñó por parte del gobernador por mostrar esta desorganización, llevó a la corona a dar el paso decisivo para hacerse responsables de la guerra de Arauco. En 1603 se dictó una provisión para que en el reino se creara un ejército permanente, cuyo sueldo debía ser fijado por el virrey del Perú, aumentando así el Real Situado. • Pero la estructuración dada por la mano real al ejército todavía no era definitivo, por lo que en 1606 se volvió a aumentar el Real Situado, el cual se mantuvo estable durante todo el siglo. • Con el conjunto de estas disposiciones quedaba transformado el régimen bélico impuesto por la conquista española, quedaba constituido el ejército estatal y permanente, aquello que desde el punto de vista de la organización de la violencia en los estados modernos, en las nuevas monarquías absolutas, era un distintivo propio del Estado. • Para Jara, la creación del ejército marca un hito en el desarrollo de la sociedad chilena, de aquella sociedad fundada en la conquista.
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La creación del real situado fue un verdadero reconocimiento de la ausencia de rentas reales en Chile, pues si estas hubieran existido no hubiera existido la necesidad de situar las pagas con las rentas peruanas. La dependencia presupuestaria de Chile con Perú se mantuvo durante todo el siglo XVII y parte del XVIII. El presupuesto militar y la mantención del ejército chileno no hubiera sido posible sin las riquezas de Potosí y de las rentas peruanas. Con la modificación del ejército, se estableció una dependencia casi absoluta con el Perú, que poco a poco fue completada con el desarrollo del comercio entre ambas provincias. Para financiar el ejército, se dispuso también aplicar el quinto real de los esclavos indígenas prisioneros de guerra. Hay que aclarar, que a pesar de todas las reformas introducidas por Rivera (nuevas modalidades de infantería, hospital, abastecimiento estratégico de alimentos, molinos, etc), la estructuración del ejército en estatal y permanente no terminó con el sufrimiento de los soldados. Es por esto que con la creación del ejército permanente se reafirma la idea de hacer válida la cédula de 1597, la cual pretendía aliviar las obligaciones militares de los encomenderos. Todas las cédulas coinciden en este criterio y en echar todo el peso militar sobre el Estado. Esto significa un vuelco completo en la política mantenida durante todo el siglo pasado en América. Esto es lo excepcional del caso chileno. Sin embargo, la decisión de la corona no se mantuvo firme durante todo el siglo XVII, ni los gobernadores se resignaron a perder el apoyo de los encomenderos, además porque el dinero no alcanzaba. En 1635 se dictó una cédula que acreditaba al gobernador a pedir la ayuda militar de los vecinos en caso de ser necesario, lo cual los hizo tomar mayor conciencia sobre su rol dentro del conjunto social existente en el reino. El plan bélico de Rivera era avanzar hacia el sur, pero entregando casi todo Concepción a los indios, demostrando que la extensa ocupación española era casi insostenible. Se creó una línea fronteriza, estabilizada, la cual perduró durante mucho tiempo.
Capítulo VII: La maloca, estilo guerrero del siglo XVII. • El resultado práctico de la maloca era la obtención de un determinado botín que se arrebataba a los indios de guerra. Pero como los indios chilenos eran pobres, la utilidad que se extraía eran unos pocos ganados y algunos productos agrícolas. • Mejor presa, de mayor demanda y de venta más rápida, eran las mujeres y los niños (necesidad de mano de obra), por lo que el esclavizar a los indígenas era mucho más rentable. • Desde época anterior a la publicación de la cédula de esclavitud, la maloca se había comenzado a imponer como forma bélica. Con la creación del ejército estatal ya se consagró y las grandes batallas entre españoles e indígenas fueron cediendo su lugar a esta nueva modalidad, más ágil y remunerativa.
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La guerra adquirió un carácter de pequeñas operaciones, que eran más que nada rápidas incursiones al territorio enemigo, no con la finalidad de infligirle una derrota aplastante, sino apoderarse de cautivos y ganado. Las nuevas modalidades del ejército español del siglo XVII lo llevaron a transformarse en una verdadera máquina de cazar esclavos, el cual actuaba con eficiencia en conseguirlo. Tanto esas modalidades del ejército como las necesidades de mano de obra del reino y las posibilidades del mercado peruano, atizaban los deseos de soldados, cabos, oficiales y aun gobernadores.
Capítulo VIII: La esclavitud de los indios antes de su consagración legal por la monarquía. • En el siglo XVI: Antes de la real cédula de 1608, la esclavitud se practicaba ampliamente, incluso con el beneplácito de las autoridades locales. • Durante el siglo XVI, existía la costumbre de coger indios de guerra. • La real Audiencia tomó cartas en el asunto, ya que se había hecho costumbre que los soldados capturaran indios de guerra para su beneficio o para venderlos al Perú. Fue por eso, que la Corona española dictó una real cédula en 1573, estipulando que no debían traerse indios al Perú desde Chile. • En 1609, la Real Audiencia de Chile adoptó un acuerdo sobre el servicio personal de los indios, enumerando las categorías de indios existentes. • La esclavitud de los aborígenes se impuso como un verdadero estilo indiano en el reino de Chile, pese a las muchas disposiciones de la monarquía y de sus autoridades en orden a prohibirla, con mucha anterioridad a la real cédula de 1608 que vendría a consagrarla como norma legal. • Tras la muerte de Oñez de Loyola (1598, Curalaba), asume como gobernado Pedro de Vizcarra, quien transformó el legal el tráfico de indios esclavos. • El gobierno de su sucesor, Francisco de Quiñones, fue mucho más violento, ya que éste creía que la única manera de defenderse era a sangre y fuego; además muchos indios eran tomados como esclavos. • Desde la muerte de Oñez de Loyola, la sociedad española establecida en Chile, poseída de pánico y de deseos de venganza, llegó a estimar válidos todos los medios de subsistencia. Luego del gobierno de Vizcarra y Quiñones, García Ramón levantó un informe sobre el estado deplorable en el que se encontraba el reino, el cual pedía al rey que decretase la esclavitud. • El dar por esclavos a los indios, le parecía al gobernador la única manera de terminar con la guerra. Fue por esto que el sucesor de García Ramón, Alonso de Rivera, practicó a gran escala la esclavitud, aunque ésta aun no era legal por decreto de la monarquía. Rivera comprendió también, que la esclavitud podría ser útil para financiar el ejército.
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