Jagot, Paul C. - Metodo Práctico para desarrollar la memoria
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Obras de PAUL C JAGOT LA EDUCACION DE LA PALABRA El arte de hablar claramente y de persuasión en. la vida privada, en los negocios y en público. EL PODER DE LA VOLUNTAD Método práctico de influencia personal sobre sí mismo, sobre los otros y sobre el destino, LA TIMIDEZ VENCIDA Método práctico para adquirir seguridad, firmeza y confianza en uno mismo. PSICOLOGÍA DEL AMOR El instinto, la sensibilidad y la imaginación. E1 nacimiento, las evoluciones y la extinción del amor. LA MEMORIA Método práctico para aprender, retener y recordar exactamente y con rapidez. LAS LEYES DEL EXITO Método por el cual se obtiene del esfuerzo personal el máximo de la eficacia realizadora. LA EDUCACION DEL ESTILO Un método simple y práctico para adquirir desenvoltura claridad en la correspondencia, en lo trabajos de redacción y en la composición literaria. EL DOMINIO DE SI MISMO Cómo adquirir energía, sobreponerse a la debilidad, dominar loe ifl5tintqs, dirigir el pensamiento, sobreponerse a las emociones y proceder con firmeza. EL INSOMNIO VENCIDO Método práctico para calmar el sistema nervioso y terminar con el insomnio. HIPNOTISMO Reglas para practicar esta rama do las ciencias ocultas. LIBRO RENOVADOR DE LOS NERVIOSOS Sencillo método, al alcance da todos, destinado a normalizar los nervios de los hipersensibles. MAGNETISMO Método sumamente práctico para desarrollar las fuerzas magnéticas del individuo. AUTOSUGESTION Reglas para evitar molestias y trastornos de índole anímica. SUGESTION Extraordinaria obra que complemente en un todo la anterior.
ENCICLOPEDIA DEL HOMBRE QUE TRIUNFA
PAUL C. JAGOT
LA MEMORIA Método practico para aprender, retener y recordar exactamente y con rapidez Traducción directa) por J. O. KROHN
EDITORIAL TOR Rio de Janeiro 760 BUENOS AIRES
NOCIONES PRELIMINARES 1. Importancia de la memoria. 2. Podemos modificar cada elemento de esta función. 3. En ciertas condiciones psíquicas, la memoria amplía espontáneamente los límites de sus posibilidades habituales. 4. Cómo obtener una mejoría rápida y definitiva. 1. IMPORTANCIA DE LA MEMORIA Jamás se podrá dedicar excesiva atención a la educación de esta misteriosa función, cuya incesante actividad cumple la triple función de registrar la multitud de nociones, que impresionan nuestros sentidos o solicitan nuestra inteligencia, de conservarlos y recordarlos en momento oportuno. Lograr que tal función realice su tarea de igual modo que un secretario dócil y ordenado, es asegurar las más agradables, ventajosas y altas posibilidades. Entonces se transforma en el íntimo y precioso auxiliar de toda realización, en la evocadora mágica de las imágenes demasiado fugaces, en el apoyo de las más diversas especulaciones intelectuales a donde el espíritu gusta de elevarse. La mayor parte de los elementos de valor personal, de tos medios de conocimiento y de acción, se basan en la memoria: tales como la destreza, la rapidez y la seguridad de juicio, el discernimiento de los caracteres, el espíritu de réplica, la facilidad de elocución, la riqueza del estilo, la oportunidad de las resoluciones, la erudición, la extensión y la multiplicidad del saber, la adaptabilidad, etcétera. En las profesiones liberales a que se llega después de un examen para cuya aprobación es preciso asimilar antes una verdadera enciclopedia; en los negocios en que el recuerdo fiel del pasado debe guiar las decisiones del presente; en las Bellas Artes que, además de facultades especiales, requieren una cultura basada en mil matices que la imaginación debe recordar para impregnarse de ello ampliamente; en la industria, cuyo continuo progreso debe obtener sus directivas de las fuentes diversas, el que quiere lograr una posición elevada y lucrativa, o, hasta más modestamente, superar el promedio, no podrá lograr sus propósitos si carece de memoria. Y ¡cuántas pequeñas ventajas conquistadas, cuánto tiempo y dinero ahorrados, cuántas ocasiones fértiles aprovechadas, cuántos descontentos, dificultades y esfuerzos vanos evitados por las personas que, de esa manera, no cometen olvidos y en cualquier oportunidad sienten acudir a su memoria la síntesis de los recuerdos que pueden ser útiles para ellos!. El treinta por ciento de los individuos deploran su insuficiencia mnemónica y comprueban la inercia de su “secretario interior”, del que no saben lograr el menor servicio, sino a costa de largos y penosos esfuerzos. Mejor que otra cualquiera persona, aprecian la importancia de las ventajas que reporta su buena memoria, y su más vehemente deseo es transformar la suya. Desde la antigüedad, y en todos los tiempos, han existido hombres que se preocuparon de proveer a sus semejantes los medios necesarios para ello. !!Esta es una tarea noble, que el autor del presente volumen va a tratar de proseguir digna y eficazmente. 2. PODEMOS MODIFICAR CADA ELEMENTO DE ESTA FUNCION Pero, ¿realmente puede una persona modificar su memoria, sobre todo después de haber alcanzado ya una cierta edad? Sin duda alguna. Las consideraciones que exponemos lo establecen sólidamente. Ante todo, permitidme que os diga que la aplicación de los procedimientos descritos más adelante me ha dado la certidumbre experimental. Dada la condición actual de vuestra memoria, a priori, parece evidente que, manejándola con método, obtendréis un resultado sensiblemente superior! Desde Simonides hasta los recientes trabajos de Fenaigle, Pick, Carvalho, Aimé Paris, Loisette Chavauty, Courdavault, Guyot-Daubés, Rollin, etc., todos los autores se han inspirado en el principio anterior para combinar sistemas ingeniosos, con el fin de ayudar a la retención y recordación. Esos sistemas han sido ensayados, y su utilización no ha obtenido la generalización que sus autores deseaban, ello se debe a que fueron concebidos únicamente para el estudio de textos literarios, históricos y filosóficos y de cronologías (1).
(1) Los últimos perfeccionamientos de la Mnemotecnia se deben al abate Chavauty, que ha sabido combinar un sistema capaz de soportar la universalidad de los conocimientos.
Aun cuando con ellos se facilitan tan sólo un determinado número de operaciones mnemónicas, los métodos de ese género constituían ya una educación parcial de la memoria, una disciplina intelectual apropiada para favorecer la rectitud de esa función. Los resultados a que llegaron aquellos que los han puesto en práctica, demostraron que la memoria podía ser modificada. Además, después que se ha dejado de considerarla memoria como una ‘‘facultad del alma” para estudiar la función psiconerviosa implicada por su actividad, aparecieron nuevas posibilidades modificadoras, cada uno de cuyos elementos completos almacena y restituye el recuerdo, modificable a su vez. De cada uno de esos elementos depende una determinada característica de la memoria: Ya veremos cómo puede influenciar separadamente todas sus características y llevarlas a un funcionamiento de conjunto satisfactorio y cuidadosamente acondicionado para el fin propuesto. Toda cualidad o característica do la memoria depende de una causa accesible al esfuerzo voluntario. Así, su extensión - a la cual, erróneamente, se le asignarían límites- se amplía por las costumbres metódicas, de orden en las ideas, de clasificación desde el comienzo, después de reflexionar y comparar. La rapidez de registro para una materia determinada, es- una cuestión de equilibrio general físico y psíquico, do apetencia intelectual y de entrenamiento. La persistencia del recuerdo es proporcional a la agudeza y a la duración de la atención puesta al recibirlo. La exactitud y la precisión de ese recuerdo son determinadas por nuestra capacidad de análisis. En fin, la oportunidad - esa preciosa cualidad que consiste en que en el momento mismo en que es provechoso que nos inspiremos, vengan espontáneamente a solicitar la conciencia todas las nociones útiles- necesita un sutil y juicioso método de asociación de ideas. La facilidad del recuerdo voluntario depende de las mismas condiciones unidas a una voluntad evocadora concentrada. La vida corriente ofrece a la observación hechos de los que se deduce que lejos de mostrarse inmutable, la memoria es esencialmente variable en sus manifestaciones. Es así que, hasta la más defectuosa organización mnemónica reproduce fácilmente, y con la mayor nitidez, ciertos hechos, por ejemplo, que impresionaron fuertemente al sujeto. A veces, nos acordamos con toda viveza y precisión de un detalle íntimo conexo a un suceso medio borrado ya de nuestra memoria, porque ese detalle presenta para nosotros un relieve que el suceso no poseía. Los soñadores, que son, casi todos, muy impresionables, sienten con agudeza, pero conciben sin precisión. Les agrada revivir imaginariamente aquello que les impresionó. Poseen una rica colección de recuerdos y pueden, frecuentemente, (después de veinte años de un cierto accidente, volver a referirlo con una minuciosidad admirable; pero, en cambio, olvidan a menudo importantes utilidades inmediatas. Ciertos elementos de una minoría son naturalmente excelentes cuando uno de los más importantes se encuentra aniquilado por cualquier causa perturbadora. Para muchos sucede así porque cada cuál, según su temperamento, según el género y el grado de su cultura, tiene memoria para ciertas cosas y carece casi totalmente de ella para otras. Nuestras predisposiciones generales nos crean una apetencia de espíritu por tal o cual especie de conocimientos, e, inversamente, una indiferencia total, hasta una repugnancia respecto a tal o cual otra. Aunque comprendiendo perfectamente la oportunidad (de aprender, a veces se experimenta una invencible dificultad retentiva; pero si se aprecia esa oportunidad, si se experimenta la necesidad de saber, es posible asimilarse las ideas, las nociones y hasta las palabras, textuales, una por una, con gran facilidad. Como la voluntad, la memoria obtiene de sus motivos un vigor proporcional a su intensidad. Cuando estamos soñando, ¿no nos ocurre que revivamos una fase lejana de nuestra existencia, de la que acaso pudiéramos acordarnos en estado de vigilia, aunque entonces con mucha menos precisión? Además, en el transcurso del sueño, ¡cuántos recuerdos que parecían enteramente borrados vienen a agitar nuestro espíritu! El fondo éste: sus regiones profundas en que se hunden, faltas de un punto de asociación, las miríadas de sensaciones, de impresiones y de ideas a las que no concedimos sino una fugitiva atención, toda esa olla podrida parece volver de nuevo a la superficie. Surgidos por no sé qué capricho, una multitud disparatada de individuos ya olvidados, de palabras antaño vagamente percibidas, de espectáculos, que impresionaron nuestra mirada en un pasado a veces lejano de pensamientos cuyo resplandor nos deslumbró durante un segundo cierto día o un instante, manifiestan la huella que han dejado en nosotros.
Todo eso expresa la ductilidad de la función que nos ocupa: Ella se hace más lenta o se acelera, conserva o restituye, o se reproduce nítida o confusamente, según que tales o cuales palancas la accionen: Aprendamos a conocer y a manejar el mayor número posible de esas palancas, y la máquina se volverá dócil en su funcionamiento. 3. EN CIERTAS CONDICIONES PSIQUICAS, LA MEMORIA AMPLÍA ESPONTANEAMENTE LOS LIMITES DE SUS POSIBILIDADES HABITUALES En ciertos estados de hipnosis (1), sobre todo en las fases frustradas y en el sonambulismo, la memoria adquiere una lucidez maravillosa. Los menores hechos del pasado son recordados por el sujeto hipnotizado, quien percibe igualmente las relaciones de causa a efecto que pudieron tener sobre su estado presente las impresiones ya lejanas. Esa posibilidad es utilizada en la psicoterapia para ciertos diagnósticos. He aquí tres casos de ese género: - Una extraña fobia: la de los viajes, incluso se manifiesta súbitamente en una mujer normal de unos cuarenta años de edad, de los más cortos trayectos y en cualquier vehículo. Esa repugnancia se hace muy pronto irresistible. Dormida por sugestión y por suave fricción del vértex, se acuerda entonces de haber sido víctima en su infancia de un accidente de vehículo, accidente que tenía absolutamente olvidado en estado de vigilia. - Un niño vivía con su padre la plataforma del Arco de Triunfo de la Estrella en París. A fin de que pueda ver el panorama, su padre le toma en brazos y lo levanta. El niño, presa de vértigo, comienza a lanzar gritos. Al día siguiente se le declara una ictericia. Veintiún años después, aquejado de agorafobia, consulta a un médico, que lo hipnotiza; y de este modo llega a saber que la causa de su actual estado, procedía de la supresión de vértigo experimentada en su infancia. Otro ejemplo: - Una mujer joven y normal, afectada de una alucinación visual intermitente, se presenta al doctor G. Durville para someterle su caso: Cada vez que ella se lavaba las manos, el agua que utilizaba le parecía teñirse de sangre. El origen de tal trastorno se remontaba a tres años apenas y la mujer no sabía a qué atribuirlo. Dormida por el doctor Durville y sugestionada para que percibiera los elementos de la etiología de su caso, ella se acordó de que a la edad de cinco años, había asistido al acto de degollar a un ave cuya sangre salpicó sus manos, que se lavó inmediatamente. Muy impresionada, quedó tan penosamente afectada por tal escena, que cayó enferma, Aunque conservó una perturbación mental generadora de su alucinación. Los estados febriles que van acompañados de delirio, determinan a menudo una extraordinaria hipermnesia. A menudo hablan de cosas de las que no tenían ni la menor idea y de las que no vuelven a acordarse después de su curación. Casi siempre se trata de cosas muy antigua y cuya realidad queda a menudo confirmada por algún testigo. Coleridge cita el caso de una analfabeta que, durante un acceso de fiebre, se puso a disertar en hebreo y en griego. Gracias a la sagacidad de un médico a quien esa rara manifestación había interesado extraordinariamente, se logró saber que la enferma había sido cocinera de un clérigo que, durante horas enteras, iba y venía por una habitación, a la que daba la cocina, recitando frases tomadas de los textos sagrados. Muchas de esas frases habían sido registradas inconscientemente por el sujeto y repetidas por ella, palabra por palabra, durante- la fiebre. “A la edad de cuatro años, un niño a consecuencia de una fractura del cráneo, hubo de sufrir la trepanación. Recobrada por él la salud, no conservó ningún recuerdo ni del accidente ni de la operación. Pero a la edad de quince años, presa de un delirio febril, describió a su madre la operación, las personas que a ella asistieron, las ropas que vestía y otros pequeños detalles, todo con gran exactitud. Hasta entonces, jamás había hablado de ello ni había oído a nadie dar todos esos pormenores (2)”. Como la trepanación se efectúa necesariamente con anestesia general, el ejemplo precedente muestra que la narcosis va acompañada de un estado psíquico que permite registrar un cierto número de percepciones. (1) Véase, ‘‘Método Científico-Moderno de Magnetismo, Hipnotismo y Sugestión’, del mismo autor. (2) Mathias Duval, citado por Ribot (‘‘Les Maladies de la Mémoire ).
El sueño clorofórmico o etérico ha dado lugar a menudo a la comprobación del recuerdo de las nociones olvidadas, principalmente de dialectos aprendidos en la infancia y abandonados desde hacía mucho tiempo. “Un viejo forestal —- refiere Mathias Duval — había vivido durante su juventud en las fronteras polacas y apenas había hablado el polonés. Después no había vivido (1) más que en distritos alemanes, Sus hijos aseguraron que, desde hacía treinta o cuarenta años, no había oído ni pronunciado una sola palabra de polaco. Durante una anestesia que duró cerca de dos horas, ese hombre sólo habló, rogó y cantó en polaco”. Un cirujano amigo mío me comunicó una ‘observación del mismo género. Después de haberle dormido mediante el éter, efectuó una amputación a un hombre que durante la operación habló de un documento colocado entre la tapa y la sobrecubierta de un libro de su biblioteca. Se trataba de una carta que había buscado largamente sin poder acordarse del lugar en que la había puesto. Puede decirse que todos los modificadores del estado mental actúan sobre la memoria de manera que exaltan algunas de sus modalidades poco activas en estado de vigilia, y a veces obnubilan ciertas categorías de recuerdos. Los estupefacientes determinan efectos análogos a los de los anestésicos. La absorción de opio, de morfina, de cocaína, de haxix, modifica la memoria, y se ha recopilado en ese sentido un número considerable de casos de recuerdos de nociones olvidadas desde largo tiempo. “Me parece - dice Th. de Quiucey, en sus Confessions d’un mangeur d’opium - haber vivido setenta años o un siglo en una noche... Los más pequeños sucesos de mi juventud, escenas olvidadas de mis primeros años, eran reavivados a menudo. No puede decirse que las recordada, porque si me las hubiesen referido en estado de vigilia, yo no hubiera sido capaz de reconocerlas como formando parte de mi experiencia pasada. Pero colocadas ante mí como lo estaban en sueños, como intuiciones; revestidas de las más vagas circunstancias y de los sentimientos que las acompañaban, yo las reconocía instantáneamente (2)”. 4. LOS ESTADOS AFECTIVOS EXCITADORES DEL RECUERDO La inminencia de un peligro mortal, una emoción intensa e imprevista, a veces mismo una circunstancia poco importante, a menudo han llevado a la conciencia acontecimientos de importancia profundamente escondidos en la imaginación. He aquí algunos ejemplos clásicos: El primero lo cita Carpenter en su Mental Phisiology, y es sugestivo desde el doble punto de vista del registro automático y de la restitución espontánea de la impresión que se remontan a la primera infancia: “Un hombre dotado de un temperamento artístico muy notable (este punto es de notar) fue con unos amigos en excursión a un castillo del Condado de Sussex, del que no tenía ningún recuerdo haber visitado antes. Al acercarse a la puerta principal, experimentó una viva impresión de haberla visto ya antes, y volvía a ver no sólo aquella puerta, sino muchas personas montadas en asnos o de pie al lado de éstos, bajo el pórtico. Esa convicción singular se impuso en él, tanto, que interrogó a su madre a fin de obtener algunas aclaraciones acerca de ese lugar. Supo de ella que, cuando tenía diez y seis meses, había sido llevado en una excursión a aquel lugar, que le habían llevado en un canasto a lomos de un asno, que le habían dejado abajo con los asnos y los criados, mientras que las personas de más edad se habían instalado para comer encima de la puerta del castillo”. El segundo caso proviene del Essay on intellectual power, de Abererombie. Presenta una analogía sorprendente con el precedente: “Una señora en el último período de una enfermedad crónica, fue conducida al campo desde Londres. Su hijita, que aún no hablaba, le fue traída y, después de una corta entrevista, fue llevada de nuevo a la ciudad. La señora murió algunos días después. Su hija creció sin acordarse de su madre hasta la edad madura. Fue entonces cuando tuvo ocasión de ver la habitación en que su madre había muerto. Aunque ella lo ignoraba, al entrar en la habitación se estremeció, y como le preguntaran la causa de su emoción, respondió: “Tengo la impresión exacta de haber estado en otra época en esta habitación. En ese rincón estaba echada una señora que parecía muy enferma y que, indinándose sobre mí, lloró”. (1) Abercronibie, citado por Ribot (‘‘Les Maladies de la Mémoire’’).
(2) Quincey, citado por Ribot (‘‘Les Maladies de la Mémoire ).
Es sabido que numerosos individuos llamados de nuevo a la vida después de haber perdido el conocimiento como consecuencia de una inmersión accidental, han atestiguado la extraordinaria lucidez de los últimos instantes que precedieron a su síncope. En algunos segundos habían tenido una visión, vertiginosa pero muy precisa, de su vida entera, desde su infancia hasta el momento del accidente. Semejante fenómeno tiene lugar a veces en el momento de la agonía y hasta en un peligro muy grave: El hecho siguiente daré una idea de ello: “Un hombre de imaginación extraordinariamente viva, atravesó una vía férrea en momentos en que un tren llegaba a toda velocidad. No tuvo tiempo sino para tenderse entre los dos rieles. Mientras que el tren pasaba por encima de él, la sensación del peligro le trajo a la memoria todos los incidentes de su vida, como si hubiera sido abierto ante sus ojos el libro del Juicio Final (1) ’’. SI OBSERVA QUE TODO OCURRE COMO SI NINGUN ESTADO DE CONC1ENCIA, NINGUNA PERCEPCION, NINGUNA IMAGEN DESAPARECERA TOTALMENTE DE LA MEMORIA UNA VEZ REGISTRADA EN ELLA. 5. COMO OBTENER UNA MEMORIA RAPIDA Después de haberse formado una clara idea de la, retención mnemónica por el estudio de los datos contenidos en el presente -capítulo y en los tres siguientes, el lector aplicará las instrucciones dadas a partir del capítulo V. Así se situará ante todo en las condiciones típicas y mentales que favorecen el juego de los elementos de la memoria; después se estudiará para desarrollar cada uno de ellos. Sucesivamente aprenderá a dirigir su pensamiento, a concebir una tabla que comporte jodas sus subdivisiones necesarias para clasificar gradualmente las nociones que quiera recordar, para registrar rápida y claramente, para usar sutiles asociaciones de ideas, para situarse en el estado psíquico más favorable al recuerdo, para utilizar los procedimientos mnemotécnicos en la retención de las cosas difíciles de asociar. Los primeros resultados, serán casi instantáneos en los más favorecidos, y no requerirán sino algunos días en las memorias más rebeldes. Obtenidos esos resultados, los progresos se acentuarán cada vez más rápidamente y, ayudados de la perseverancia, harán retroceder cada vez más los límites de la potencia mnemónica.
(1) Según Vislow, citado por Ribot (‘‘Les Maladies de la Mémoire ).
PARTE TEORICA * CAPITULO PRIMERO TEORIA ESQUEMÁTICA DEL FUNCIONAMIENTO DE LA MEMORIA 1. Ideas de su automatismo perpetuamente activo. — 2 Distribución. 3. Conservación. — 4. El recuerdo espontáneo — 5. El recuerdo voluntario. 6. Las asociaciones internas. —
1. IDEA DE SU AUTOMATISMO PERPETUAMENTE ACTIVO ¿Cómo se manifiesta esencialmente la memoria? Registra nuestras percepciones, recepciones y conceptos; los almacena desde que desaparecen de la conciencia, y los presenta de nuevo a ésta, ya sea espontáneamente, ya bajo la acción de la voluntad. El recuerdo recorre, pues, tres etapas: adquisición, conservación y recuerdo. Observemos que no son sólo las cosas que tratamos de retener que se fijan en la reserva mental, en ésta entran también nociones que no hemos hecho ningún esfuerzo para apropiárnoslas; se infiltra asimismo una cantidad de imágenes y de ideas sobre las cuales nuestro entendimiento ni siquiera se ha detenido el tiempo suficiente para que tengamos conciencia de su irrupción. Observemos, por otra parte, que si el recuerdo es en principio, voluntario por definición, la sucesión de los pensamientos que agitamos - o que nos agitan - a diario, tiende a volver a traer de las profundidades del subconsciente cosas relacionadas con su objeto. Observemos también este hecho característico, establecido en el curso del capítulo precedente: antes ya de hallarse en estado de comprender, el cerebro del niño puede almacenar recuerdos, de los que no tendrá conciencia sino más tarde. Debemos, pues concebir la función que nos ocupa como un automatismo cuya actividad continúa siendo para nosotros casi por entero inconsciente. Que prestemos o no atención, continuamente registramos nociones que se distribuyen más o menos anárquicamente en el primer caso, más o menos metódicamente en el segundo. Podemos, pues, definir la memoria como: un automatismo inconsciente. La fisiología, base racional de la psicología, no ha adquirido aún más que datos incompletos acerca de esta función. Ella ha admitido durante mucho tiempo un paralelismo estrecho entre cerebro y memoria. Actualmente se sabe que el dominio mental es considerablemente más amplio que el dominio cerebral, Las teorías clásicas no podrían dar cuenta de ciertos hechos, sobre todo del orden siempre invariable del olvido de las palabras en la afasia, cualesquiera que sean el punto del cerebro en que comience la lección y el sentido en que ella evolucione. Un esquema muy sencillo, a falta de una demostración más material, nos da la idea general que necesitamos para orientar nuestro trabado. Comparemos la memoria a un cilindro que gira continuamente alrededor de un eje central. Ese cilindro se le supondrá aislado del exterior y de la conciencia excepto por una superficie de contacto figurada por el sector OBC del disco de separación D. Por la abertura OBC, la cara lateral del cilindro, continuando su movimiento de rotación pone sucesivamente en relación con la conciencia y con el sensorio todos los sectores que lo componen. Bien entendido que, por esa especie de ventana, nuestros estados anímicos, intelectuales o afectivos, así como nuestras percepciones sensoriales, se ponen en contacto con la mayoría y la impresionan más o menos, según estemos atentos o distraídos. Pero el registro no tiene lugar en los dos casos en forma parecida. 2. DISTRIBUCIÓN Se efectúa automáticamente, en el interior del cilindro, una distribución de todo aquello que entra por el triángulo OBC y, a tal propósito, diremos que el cilindro puede ser considerado como dividido en dos regiones principales: la de los recuerdos asociados, de los, que vamos a ocuparnos, y de los recuerdos esparcidos. En esta última figuran aquéllos que, sea por una falta de intensidad, sea por la de uno de los puntos de asociación con una noción definitiva adquirida, quedan aislados sin ningún punto que los ligue a una cadena ideológica mediante la cual podamos volver a traerlos a la superficie consciente.
La región de los recuerdos asociados incluye todo aquello de que somos capaces de acordarnos en un estado psíquico normal. Desde su entrada en el cilindro por la abertura OBC, toda noción tiende a asociarse a alguna otra que figure ya en él y con la cual presenta la recién llegada alguna afinidad, es decir, una analogía directa o inversa. Existen centros de cristalización hacia los cuales convergen y con los cuales quedan inmediatamente ligados, según su especie, los recuerdos de diferentes categorías. Por otra parte, tengamos en cuenta que las ideas y las impresiones registradas con continuidad quedan ligadas por un hilo que permite, cuando la primera vuelve a la imaginación, encontrar sin dificultad todas las que siguen. Los escolares pueden, así, recitar una lección de la cual no han comprendido absolutamente nada. La sucesión de sonidos que han repetido, en voz alta o mentalmente, ha sido registrada como impresión auditiva global, o bien el aspecto gráfico de las palabras ha impresionado su visual como una especie de cadena mórfica continua. En el momento deseado, no tienen sino que pronunciar la primera palabra y recitan el resto sin ningún esfuerzo. En una memoria no cultivada, la iniciativa de la clasificación es abandonada enteramente al inconsciente (1). Los centros de cristalización de que ya he hablado precedentemente, parecen desviar su origen de las profundas idiosincrasias del individuo; se condicionan bajo la influencia de las particularidades psicológicas: temperamento, tendencia, aptitudes, etc... El individuo cuyo carácter manifiesta un relieve bien claro, el literato innato, el músico innato, el calculador innato, etc., consideran desde sus primeros años, con un espíritu especialmente atento todo lo que les parece tener alguna relación con su mayor aptitud. Se asimilan fácilmente y recuerdan sólidamente numerosas series de observaciones, de imágenes, de palabras, que se asocian al centro de cristalización, representado por la tendencia principal. Las personas voluntariosas que, aun cuando no experimenten ningún agrado por una rama del saber tienden en absoluto a poseerla, sienten que su memoria les es reacia en los primeros esfuerzos que hacen para fijar en ella lo que tratan de aprender. Pero el motivo que acciona su voluntad: la ambición, el deseo de evolución o cualquier otro, crea rápidamente en ellas un centro de cristalización. A fuerza de repetirse: “Es necesario que llegue a aprender esto: es indispensable para la satisfacción de tal o cual de mis deseos”, disminuye en ellas su inercia mnemónica. Pero, faltas de método, a menudo les cuesta mucho más trabajo del necesario.
3. CONSERVACIÓN Un cliché mental se incrusta, si así puede decirse, sólidamente en la imaginación ya sea porque la impresione vivamente citando la percepción inicial se acompaña de un estado emocional intenso; ya sea porque, tan agradablemente solicitada está la atención, que queda absorbida; ya sea, también, porque, por un esfuerzo voluntario, se la ha sostenido firmemente en el momento de su registro. La intensidad y la duración de la atención desempeña, pues, un papel notablemente primordial en el manejo de la función mnemónica. Veremos más adelante, cómo ejercitarlas de manera que su grado normal permita, sin fatiga especial, fijar fácil y definitivamente nuestras adquisiciones intelectuales. Teniendo el recuerdo como sostén la fibra nerviosa y como órgano de recuerdo el cerebro, su conservación y la oportunidad de su reviviscencia dependen íntimamente de la nutrición cerebral, es decir, de la circulación. Los espiritualistas, para quienes los centros nerviosos son los instrumentos del alma, así como los materialistas, cuyas singulares teorías hacen urgir la inteligencia de la materia, están de acuerdo, por lo menos, en un punto: que existe una higiene física de la memoria, a la que conviene tener en consideración. Para volver a nuestra comparación esquemática la substancia del cilindro debe ser considerada como viviente. De su vitalidad depende la de los recuerdos que contiene. Además, su docilidad para llevar de nuevo a la superficie del triángulo OBO las nociones que contiene, a fin de afectar la conciencia cuando ella las solicita, exige una flexibilidad que supone una potencia funcional Suficiente. 4. EL RECUERDO ESPONTANEO
Supongamos ahora que en el disco de separación D hay una segunda abertura triangular OEF, en contacto con la conciencia como el sector OBC. A medida que el hilo del pensamiento se desenvuelve, los diversos (1) véase “Psicología del Amor”, del mismo autor
objetos de nuestras cogitaciones impresionan el cilindro por OBC y determinan en él una especie de reflejo más o menos rápido que lleva a OEF las nociones conexas. Tal es el fenómeno del recuerdo. Su oportunidad depende evidentemente de la lógica habitualmente aportada al encadenamiento de nuestras ideas y de la distribución más o menos juiciosa de éstas en el interior del cilindro. Tan pronto como la atención se detiene, cautivada, en las primeras nociones de un recuerdo, el cilindro disminuye la velocidad de su movimiento y su actividad actúa del interior al exterior para llevar al triángulo OEF nuevos elementos del recuerdo considerado. Durante el sueño, el cilindro oscila sobre su eje caprichosamente y alienta el ensueño de una manera frecuentemente desordenada. 5. EL RECUERDO VOLUNTARIO Toda tensión voluntaria del espíritu inmovilizado sobre un orden de ideas cualquiera, suspende momentáneamente el movimiento del cilindro o, por lo menos, disminuye considerablemente la velocidad de su rotación. Esa tensión produce una abducción de las nociones conexas al objeto del pensamiento. El recuerdo deliberado parece, pues, estar influenciado por la intensidad de la voluntad. Si es exacto que una palabra escapa a veces a nuestra memoria en el momento en que nos esforzamos en recordarla, mientras que surgirá sin ningún esfuerzo en otro instante, observemos que, en el primer caso, un estado excesivo afectivo o toda otra causa perturbadora de la voluntad disocia esta última de la memoria y suprime momentáneamente su acción. Cuando estamos tranquilos, recogidos y tenemos sangre fría, sentimos con más fuerza la oportunidad de recordar una noción, y más dócilmente vuelve a presentarse ésta en nuestra conciencia. Toda mejora de la voluntad trae consigo una flexibilización de la restitución automática y, a la menor solicitación, aporta conocimientos escondidos en nuestra reserva mental. Vuestros conocimientos, de toda naturaleza, están a vuestra disposición en esa misteriosa región, designados aquí bajo la figura de un cilindro, y en ella se relegan así que cesáis de prestarle atención. Si estáis muy bien dotados, al menor requerimiento, la palabra, el número, la imagen, la idea que os hace falta, instantáneamente son hallados de nuevo. Si, al contrario, os ocurre con frecuencia, a pesar de vuestros enérgicos requerimientos, que no lográis obtener al instante el documento mental que buscáis, es posible que lo poseéis sin embargo, tan perfectamente preciso como lo deseáis. Propiamente hablando, no es él el que os falta. Es el mecanismo íntimo mediante el cual debiera acudir a vuestra memoria ese documento. Vuestro estado psíquico actual no acciona tal mecanismo. Pero sin duda sucederá que una hora después, al día siguiente, o al cabo de ocho días, os encontraréis en una condición psíquica que hará posible que tenga lugar el accionamiento del mecanismo, que en vano tratáis de lograr ahora. Supongamos que vuestro recuerdo carezca de precisión: entonces es que en el momento del registro no ha sido cumplida alguna de las tres condiciones expuestas en el apartado 3. El clisé, demasiado pálido, puede, empero, acentuarse mucho más de lo que pudiera esperarse bajo el efecto de la tensión voluntaria, que entonces desempeña el papel de un poderoso revelador. 6. LAS ASOCIACIONES INTERNAS No es preciso creer que las diversas nociones permanecen estáticas en el interior del cilindro: de sus asociaciones resultan nuevas ideas que se imponen, tarde o temprano, a la conciencia, ya sea porque surjan bruscamente en la superficie del sector OEF, ya sea porque, al detenerse voluntariamente en un sujeto determinado que le es conexo, recordamos por él. Tal es el principio de la sugestión directa, de la que ya indiqué los procedimientos en mi Método científico de Magnetismo, Hipnotismo y Sugestión.
Inconscientemente, durante el sueño o en estado de vigilia, tiene lugar en la memoria un trabajo. La educación de esta facultad en un sentido dado, proporciona una rectitud muy interesante a este trabajo criptoide. Así se conocen numerosos casos en que la asociación subconsciente de las ideas ha proporcionado como resultante una obra de valor. Un matemático fue a dormir luego de haber buscado en vano largamente la solución de un problema geométrico. Se durmió y soñó con él. Al despertar había obtenido la solución: algunos de sus elementos, que en el curso de sus pesquisas habían permanecido ocultos en las profundidades del cilindro, habían vuelto de nuevo a la superficie mientras dormía y se habían juntado bajo la influencia generadora de su voluntad (1). Schopenhauer escribió: “Mis postulados filosóficos se produjeron en mí sin mi intervención, en momento en que mi voluntad estaba como dormida y mi imaginación no se hallaba encaminada en una dirección prevista de antemano. Así, mi persona era como extraña a mi obra”. Desde un cierto punto de vista, la memoria parece una especie de alambique en el que nuestros pensamientos, nuestros estados afectivos y nuestras impresiones reaccionan unos sobre otros para dar lugar a las incitaciones más o menos complejas. Ya lo he demostrado, a propósito de la génesis de los sentimientos, en mi obra Psicológica del Amor (2). Es por eso que el control de la memoria es indispensable para dominarse uno mismo, para tener el sueño tranquilo y para verse libre de las influencias de ambiente. ESQUEMA DEL FUNCIONAMIENTO DE LA MEMORIA
A. — Cilindro. 00’. — Eje. OBC. — Comunicación de la conciencia y de la memoria para la entrada de las nociones. OEF’. — Comunicación de la conciencia y de la memoria para recordar. D. — Disco aislador.
(1) Véase del mismo autor “El Poder de la Voluntad sobre si mismo, sobre los demás, sobre el Destino’’. (2) “Psicología del Amor: los sentimientos, el corazón, la idea, la seducción’’.
CAPITULO II LOS ELEMENTOS DE LA MEMORIA 1. Agudeza sensorial. — 2. Agudeza motriz. — 3. Agudeza emocional. — 4. Sentido estético. — 5. Sentido analítico. — 6, Espíritu de síntesis. — 7. Sentido analógico; — 8. Noción del tiempo. — 9. Sentido topográfico. — 10. Cómo se establece el diagnóstico de una memoria. 1. AGUDEZA SENSORIAL La agudeza auditiva y visual constituye un determinante de importancia del funcionamiento mnemónico. El niño que prueba a hablar, trata de reproducir sonidos que ha oído emitir y que ha retenido. Más tarde, a menos de una cultura especial, su vocabulario se limitará a las expresiones de uso corriente en su medio, a pesar de que lea más o menos, porque, salvo en el caso de una agudeza visual predispuesta a la retención de los grafismos, el estudiante tendrá siempre más trabajo para grabar en su memoria las palabras leídas que oídas. Aquellos en quienes predomina la agudeza auditiva, ligan la mayor parte de sus recuerdos a sonoridades. Para acordarse de una persona tratan de figurarse la tonalidad de su voz, y, por poco que ésta posea un timbre ligeramente especial, se hallan en condiciones de repetir exactamente las conversaciones tenidas con aquella persona en una época más o menos lejana. Cuando se trata de una palabra, el auditivo se tiene a la desinencia de tal palabra o a otras análogas que se escucha pronunciar a fin de provocar un reflejo mnemónico. El visual tiende a basar la mayoría de las operaciones de su memoria en su facilidad para registrar las imágenes. Vuelve a encontrar la fisonomía de las personas, el aspecto gráfico de las palabras, el cuadro mental de los hechos, la forma y la composición tipográfica de la tapa del libro que necesita. 2. AGUDEZA MOTRIZ En aquellos en quienes el sentido muscular está. en su plenitud. El movimiento, la cinemática, constituye un tercer elemento de la memoria. En el vocabulario, ese sentido condiciona ciertamente la memoria de los verbos y eso es así sin duda porque éstos constituyen la última clase de palabras que olvidan los afásicos. El hombre dotado de un sentido muscular en alto grado, se acordará mejor de un individuo a quien haya visto actuar que de otros. El gesto, el movimiento, unidos a la frase o a la palabra que oye, le ayudan considerablemente a grabar ésta en la imaginación. Retiene con dificultad los aspectos estáticos de la Naturaleza; pero desde que hay animación en torno suyo, su memoria se activa. Suponemos, bien entendido, para la facilidad de nuestra exposición, que existe una acentuada prominencia de uno de los elementos de percepción. El orador que puntúa sus discursos, mediante los movimientos correlativos a sus palabras ayuda a la formación de las expresiones. 3. AGUDEZA EMOCIONAL Las personas impresionables son, ante todo, receptivas para sus sensaciones. Para figurarse una persona, una cosa o hasta una idea, tratan de acordarse de la impresión que ella les causó. Convenientemente manejada, esa predisposición es excelente desde el punto de vista que nos ocupa. Se ven niños absolutamente rebeldes al estudio. A pesar de sus esfuerzos, no llegan a recordar la gramática o la aritmética; pero son los únicos para darse cuenta de los actos y los gestos de las personas a quienes observan, de los más nimios hechos cotidianos que por lo general pasan inadvertidos a todo el mundo. Se trata de niños emocionales a los cuales les es indispensable, para convertirlos en buenos alumnos, que se les exponga el interés subjetivo que para ellos tiene cada materia. Gran número de jóvenes recuperan lo
perdido tan pronto como salen de la adolescencia; pero si su impresionabilidad va unida a una manifiesta insuficiencia intelectual, el problema de su memoria me parece insoluble. En las personas normales, la emoción excita poderosamente la actividad interna y externa del cilindro. Así, la música provoca un aflujo de ideas y de recuerdos de toda naturaleza. Cuando la impresionabilidad se exagera, resn1ta de ello un desorden continuo del pensamiento, del cual se resiente la memoria. 4. SENTIDO ESTETICO Esta predisposición lleva a acordarse de todas las cosas por comparación con su modelo ideal. Un grave defecto de proporción imprime, entonces, enérgicamente una imagen en el espíritu. Un objeto, una persona, quedan registrados como presentando tal o cual defecto mórfico. Tal sentido pone en juego las facultades comparativas y ayuda considerablemente al desarrollo de la memoria visual. 5. SENTIDO ANALITICO Es el más precioso auxiliar de la memoria. Crea, en efecto, precisas y numerosas asociaciones. Incita al examen profundo de cada noción, a la busca de las causalidades. Toda conexión presentada por el objeto examinado con otros ya adquiridos, es descubierta y crea un punto de ligazón en el cilindro. El analítico práctico obtiene una idea precisa de todo aquello que llama su atención. La percepción y la apreciación de los menores matices le permiten una clasificación distinta. Los recuerdos son siempre en él abundantes y seguros. Sus deducciones e inducciones asimismo están afirmadas sólidamente. Puede destacarse en el conocimiento del dominio concreto y adquirir una memoria extraordinaria para las ideas abstractas. Reconstruye fácilmente sus recuerdos con ayuda de la profusión de ideas secundarias que sabe sacar de cada sujeto. Sin embargo, el exceso de la tendencia analítica conduce a perder de vista el conjunto para extraviarse en los detalles. 6. ESPIRITU DE SINTESIS Si, en el estudio de una cuestión, os veis conducidos a buscar inicialmente la manera de condicionaros una idea general; si recordáis con facilidad las nociones cuya sustancia lograsteis hacer entrar en una fórmula compacta, estáis dotados de espíritu de síntesis. Esta calificación, como la precedente, trae siempre consigo una notable facilidad de las operaciones mnemónicas. El sintético utiliza inconscientemente un excelente método retentivo. Crea ante todo un cuadro en el cual se ordenan y asocian sucesivamente todas las nociones susceptibles de entrar en ella. Y en tanto que le falte al conjunto algún detalle, el sintético se da cuenta perfectamente de la falta de homogeneidad del contenido de su cuadro. Una vez que ésta esté completa, ninguno de los elementos que en ella figuran queda olvidado, porque cada uno de ellos forma con el conjunto un bloque sólidamente construido. Los sinópticos, es decir, aquellos cuya mentalidad se destaca igualmente en el análisis como en la síntesis son, a mi juicio, los que están mejor dotados. 7. SENTIDO ANALOGICO La rápida percepción de las analogías posible entre un orden de ideas por asimilar y otro ya adquirido, permite un rápido registro. El sentido analógico permite también resumir en forma esquemática, gráfica o mental toda clase de cosas que se desea recordar. Las figuras de aspecto extraño que se observan en las obras de ocultismo, provienen de la costumbre, en uso entre los antiguos iniciados, de condensar en dibujos simbólicos ciertos puntos secretos de su saber. Las veintidós primeras láminas de “tarot” (1), proveen otros tantos ejemplos de la aplicación de la analogía a la representación jeroglífica de las leyes metafísicas.
Los mnemotécnicos, a los cuales no escapó el valor de la analogía, han hecho de ella el principio de ciertos procedimientos que se hallarán en el capítulo XI de ésta obra.
(1) Véase mi Tratado de “Ciencias Ocultes’’.
8. NOCION DEL TIEMPO La apreciación mental de las duraciones ya sea para localizar un recuerdo en el pasado, ya para acordarse en el momento deseado de aquello que se tiene el propósito de llevar a cabo, corresponde a los espíritus muy objetivos y bien equilibrados. Los asténicos dilatan, si así puede decirse, las duraciones reales en sus cálculos. Los hiperesténicos por el contrario, tienden a acortarlas. A decir verdad, el sentido de las localizaciones en el tiempo no aparece como de utilidad esencial, aunque sea apreciable para concebir las decisiones rápidas y para ordenar la actividad de los días próximos. 9. SENTIDO TOPOGRÁFICO El sentido topográfico predispone a esa forma curiosa de memoria que guía el hallazgo de un objeto material abandonado, en un instante de negligencia, entre un desordenado conjunto de otros objetos. Ese sentido facilita asimismo el recuerdo de las trayectorias. Un ejemplo de ello fue dado por un hombre que fue secuestrado y subido a un automóvil por sus agresores, conducido en éste y con los ojos vendados a muchos kilómetros de su residencia y devuelto de igual modo al lugar de donde partiera. Al día siguiente el mismo hombre logró volver a encontrar el inmueble al que había sido llevado. Para ello se sentó en un auto al lado del chofer y, cerrando los ojos, le fue indicando el camino recorrido la víspera. Prácticamente, en la vida, el sentido topográfico tiene su utilidad cotidiana para aquellos que deben realizar toda clase de recorridos y orientarse rápidamente en lugares siempre nuevos. En el estudio de la Geografía física, ese sentido facilita igualmente la tarea. 10. COMO SE ESTABLECE EL DIAGNOSTICO DE UNA MEMORIA Se realizan con el sujeto a examinar las siguientes pruebas: - Prueba de la agudeza auditiva: Repetir lo que se haya retenido de un verso declamado o simplemente leído delante del sujeto. - Prueba de la agudeza visual: Dar a leer en silencio un texto en prosa. Esta lectura durará un cuarto de hora para cincuenta líneas. El sujeto se esforzará en reconstruirlo por escrito. - Prueba de la agudeza motriz: La declamación acompañada de gestos; el relato de un combate de boxeo con mímica ante el sujeto o, más sencillamente, el pasar ante sus ojos un álbum mostrando figuras de baile o posturas gimnásticas, pueden ser utilizados. El sujeto, seguidamente, tratará de enumerar los movimientos que le han sido mostrados. - Prueba de agudeza emocional: Lectura de un relato trágico o emocionante desconocido del sujeto. (Cuentos de Edgard Poe, de De Lorde o alguna cosa análoga). Esa lectura será rápida e irá seguida inmediatamente de un ensayo de recordación. Pídase en seguida al sujeto que exponga en su exacta forma literaria un trozo de la novela más emocionante que haya leído. - Prueba del sentido estético: Después de haber dado a examinar muchos dibujos o fotografías de rostros, unos de proporciones defectuosas, otros de facciones impecables, se solicita una descripción de ellos. - Prueba del sentido analítico: Propóngase un aforismo de una concepción apropiada a la mentalidad del sujeto, rogándole comentarlo en voz alta o por escritor después de un corto instante de reflexión.
- Prueba del espíritu de síntesis: Una cuestión bien conocida del sujeto, su profesión por ejemplo, será resumida por él en forma de cuadro gráfico. Véase cuáles son sus ideas generales, su amplitud y su homogeneidad. - Prueba del sentido analógico: Tratar de obtener la representación simbólica, bajo la forma de un esquema claramente expresivo de una noción cualquiera perfectamente asimilada por el sujeto. Esta prueba debe variar según las mentalidades. Si el examinado fuera inexperto en el arte gráfico, se limitará a describir su composición. - Prueba del tiempo: Apreciación de tres duraciones distintas: la de leer un texto, la de copiarlo y la de un momento de inacción. - Prueba del sentido topográfico: El sujeto describir un trayecto establecido de antemano por el examinador y del que se complicará los detalles de una manera inversamente proporcional a la extensión de sus límites. Seguidamente, reconstitución del trayecto. Damos aquí la indicación general de esas pruebas; su proceso exacto varía necesariamente según los casos. Por este método serán conocidos aquellos elementos de la memoria cuya debilidad reclama una reeducación particularmente atenta. Una práctica especial podrá ser combinada para cada cual teniendo en cuenta que el sujeto compense sus puntos débiles mediante el apoyo de éstos en sus mejores recursos mnemónicos. Por ejemplo, compensar el defecto de agudeza auditiva con la agudeza emocional, rectificar el exceso de análisis por ejercicios de síntesis, etc.
CAPITULO III DIRECTIVAS DE LA EDUCACION RAZONADA DE LA MEMORIA 1. Aprender a manejar el propio pensamiento. — 2. Observar la higiene psicofísica. — 3. Crear sus centros de cristalización. — 4. Poner remedio a las insuficiencias funcionales. — 5. Apelar a la potencia de los motivos. — 6. Determinarse al esfuerzo. 1. APRENDER A MANEJAR EL PROPIO PENSAMIENTO La primera condición necesaria al desarrollo de la memoria es la de mantener en el espíritu el deseo de mejorarla. Es preciso tomar la determinación de trabajar diariamente a diversos ejercicios, de esforzarse en pensar de cierta manera, de adoptar a la tendencia anárquica de la actividad intelectual el correctivo de los principios de orden de que hablaremos más adelante. El papel de la atención, ya puesto en claro por lo que antecede, exige esfuerzos para acrecentar el dominio de la voluntad sobre la ideación. Las primeras prácticas que propondré a mis lectores tendrán, pues, como objetivo el hacerle adquirir la posibilidad de pensar detenidamente en un tema elegido y de cesar voluntariamente de pensar en él en un momento previsto. La disciplina mental bastará por sí sola, tan poderoso es su efecto directo sobre la memoria. Ella permite, en efecto, disociarse, en el momento del estudio, de todas las impresiones exteriores y de los múltiples incidentes que nos solicitan. Cuando todo el campo de la conciencia está acaparado, el registro se produce con fuerza y sin omisión ni error. La atención es el buril que graba el recuerdo en la memoria: el manejarlo sin distracción asegura la formación de clisés con relieves precisos e inalterables. Para repartir juiciosamente las nociones registradas de manera que se creen excelentes asociaciones, es preciso adquirir la costumbre de regir los propios pensamientos; porque es indispensable analizarlos, apreciar sus relaciones y los diversos órdenes a los cuales conviene unirlo en nuestro espíritu. La recordación literal de un texto descansa enteramente en la continuidad de la atención. Los extravíos de ésta tienen como consecuencia lagunas en el recuerdo de un texto y vuelven penoso su estudio, porque cuesta esfuerzos fatigosos cuando, separándose veinte veces del tema estudiado, debe llevarse de nuevo hacia él la conciencia, distraída con cualquier incidente. Con el ejercicio se llega a concentrarse tan bien sobre un trabajo, que se continúa aplicado a él durante horas, sin fatiga, desde que son vencidos los primeros impulsos disociadores. En el recuerdo, la concentración espiritual acelera la actividad mnemónica. Además, sin ella, la afluencia de los elementos de un recuerdo queda frecuentemente incompleta, lo cual da lugar a errores. Una modalidad de la memoria, para la cual es inútil toda demanda, tan defectuoso es en ese caso el dominio del pensamiento, es el olvido voluntario. Nada hay más irritante, más penoso, más avasallador, que el sentirse constreñido a ceder a la obsesión del recuerdo de cosas o personas que nos es desagradable ver reaparecer en nuestra imaginación. La cultura psíquica solamente es la que proporciona la libertad interior. El olvido, es decir, el destierro voluntario de los clisés desagradables a la región de los recuerdos esparcidos (capítulo II), se obtiene con la costumbre de manejar el propio pensamiento. Del mismo modo como se crean asociaciones para retener, pueden determinarse disociaciones para olvidar. 2. OBSERVAR LA HIGIENE PSICOFISICA El enorme desgaste de células nerviosas efectuado por el trabajo mental, involucra la necesidad absoluta de una nutrición cerebral suficiente. La higiene de la memoria consiste, pues, en asegurar esa nutrición, así como en evitar los excesos de todo orden que agotan las energías orgánicas.
En nuestra época, existe el artritismo, cuyas primeras manifestaciones afectan el juego de las funciones intelectuales y en especial de la memoria. Esta diátesis se desarrolla con la misma frecuencia entre los hombres que llevan una vida tranquila, metódica, sin intemperaciones aparentes ni desvíos de ninguna clase, que se la considera como normal, como inseparable de la edad, cuando no se atribuye a predisposiciones fatales. En realidad, la vida moderna engendra necesariamente el artritismo, porque comporta una alimentación demasiado copiosa y una atonía funcional de los órganos de eliminación. Entre los alimentos que a diario ingerimos, hay un gran número a los cuales se recurre de continuo como fortificantes indispensables y otros que se relegan como accesorios porque su composición parece dar un aporte menos rico al organismo. Se olvida un aspecto importante de la cuestión, la del desgaste interno ocasionado: 1º por la elaboración en el seno de los órganos digestivos de los productos útiles procedentes de un alimento cualquiera, y 2º por la eliminación de los residuos que dicho alimento desprende. No se tienen en cuenta las toxinas resultantes de la fermentación intestinal implicada por la composición de nuestros menús. También, insensiblemente, nuestros tejidos se impregnan de toxinas que los desorganizan, que ponen trabas a las funciones, que debilitan la resistencia de los órganos y disminuyen así todas nuestras potencialidades. “Por su alimentaci6n deplorable, escribe con razón, el doctor Gastón Durville (1), el hombre ha dilatado e inflamado su estómago, fatigado su hígado y sus riñones e irritado su intestino; ha hecho más lenta su circulación e intoxicado su sistema nervioso; ha gastado sus reservas vitales, y ha falseado sus resistencias a la enfermedad. Sus taras las ha transmitido a su descendencia en forma de debilidad congénita, física y moral, de anemia o de ese terreno mórbido que se llama “temperamento”. Como ya lo demostré en mi obra El poder de la Voluntad (2), nadie se fortalece ni física ni moralmente sobrealimentándose, sino más bien equilibrando la asimilación y la eliminación de los residuos mediante una composición juiciosa de la alimentación, por medio de una actividad respiratoria suficiente mediante el frecuente uso de reacciones circulatorias, especialmente de la hidroterapia. Un estado gastrointestinal perfecto que engendre sangre rica y abundantemente oxigenada, por una respiración activa son, junto con una circulación homogénea, las primeras condiciones de la potencia mnemónica. 3. CREAR SUS CENTROS DE CRISTALIZACION Después de haber tenido en cuenta lo que precede, se tiene lúcida y clara la imaginación para emprender la clasificación de la propia memoria, ya hemos visto cómo tiene lugar la distribución espontánea de los recuerdos en el interior del cilindro y, especialmente, su asociación respectiva a aquel de nuestros centros de cristalización a que pertenecen. Para continuar usando mi comparación del capítulo primero, diré: fabricad con vuestro cilindro discos, cada uno de los cuales represente una sección de vuestros conocimientos y que gire en derredor de un centro de cristalización que figure uno de los motivos que animen vuestra vida mental. Por artificial que sea, esta comparación se ajusta exactamente a la realidad. En el capítulo VII veremos cómo hay que proceder exactamente para lograr la constitución de una especie de “fichero intelectual” tan bien clasificado y de un empleo tan sencillo como el de un repertorio material. Los dos grandes principios de la conservación del recuerdo son, según la opinión unánime de todos los autores: la asociación análoga y la repetición mental. Siguiendo mi sistema, aplicaréis automáticamente esas dos leyes. Así, en el momento en que concentráis vuestra atención en cualquier cosa que queráis fijar en vuestro espíritu, deberéis: 1º Apreciar rápidamente a qué orden general de ideas pertenece esa cosa (operación preliminar en toda clasificación); 2° Buscar aquello que ya sabéis sobre el mismo sujeto, a fin de encontrar la noción más análoga a aquello que deseáis fijar (dicho en otras palabras: descubrir en vuestras fichas mentales aquellas entre las cuales debe colocarse la nueva)
(1) “La Cura naturalista. Para conservar el vigor y sanar sin medicamentos’ ’, por el doctor G. Durville. (2) De esta Editorial.
3º Mantener durante un corto instante vuestro pensamiento fijo en la noción a registrar y en sus análogas contiguas ya clasificadas (dicho de otro modo: poner la nueva ficha en su lugar). Del mismo modo, las diferentes secciones de vuestros diversos órdenes de conocimientos van desfilando sucesivamente ante vuestra conciencia, lo cual hace más y más firme su incrustación. Así cómo para una biblioteca o un fichero, cada cual adopta un orden combinado según los giros de su imaginación, la clasificación de las ideas debe ser concebida por cada persona según su naturaleza. Sin embargo, en el capítulo VIII daremos un ejemplo que podrá servir para inspirarse. 4. PONER REMEDIO A LAS INSUFICIENCIAS FUNCIONALES Ya hemos visto cómo reaccionan sobre la memoria los condicionamientos orgánicos. El diagnóstico de las insuficiencias puede establecerse metódicamente según los principios indicados en el capítulo III. En seguida se eligen aquellos ejercicios, que damos en la parte práctica, que parezcan convenir, y se llevan a cabo puntualmente. Otros muchos análogos serán combinados por la iniciativa del lector. Según el caso, se ejecutan prácticas que ejercitan la agudeza auditiva, la agudeza visual, el espíritu analítico, el sentido de las duraciones, etc. En la mayoría de los casos, no será siquiera necesario recurrir a los ejercicios: las insuficiencias desaparecerán por sí mismas por la aplicación de los principios generales de mi método que lleva consigo, homogéneamente, todos los elementos de la memoria. 5. APELAR A LA POTENCIA DE LOS MOTIVOS PENSAMIENTO El interés que se pone en una cuestión anima la actividad intelectual y crea una condición receptiva que facilita en el más alto grado la asimilación y la retención. También conviene, antes de emprender el estudio de una materia, meditar sobre todos los motivos susceptibles de hacérnosla agradable. Esta meditación constituye la mejor forma de autosugestión para desarrollar la memoria (1). No existe en el conjunto de los conocimientos humanos teóricos o prácticos, rama alguna tan árida que no pueda hallarse en ella algún placer directo. Pero a falta de este último, recurrid a la oportunidad personal de vuestros estudios. Examinad largamente este estudio. Representaos las ventajas del medio, si no podéis considerarlo como objetivo inmediato. Así asociaréis tan estrechamente la cuestión a vuestra ambición, a vuestro interés, a vuestro deseo de progreso, de superioridad o de beneficio, que no tardaréis en experimentar un deseo de asimilación que ayudarán considerablemente vuestro trabajo. La objetivación mental, esa práctica de cultura psíquica recomendada en una de mis obras precedentes (2) como fuente de energía de resultados sorprendentes. Consiste en representarse mentalmente, bajo una forma concreta, todas las consecuencias de una acción o de una omisión, del control de sí mismo o de la negligencia, de la actividad aplicada y metódica o de la ociosidad. Observad que cuando falta la energía de la voluntad, invariablemente se descubre la causa, y que reside, ya sea en una mala higiene que intoxica el cerebro o en una insuficiencia de las operaciones del juicio. Esta última consiste esencialmente en que todos los elementos (los motivos) del juicio escapan en parte a la conciencia y no despiertan una atención lo bastante sostenida. Alguien ha dicho “El hombre que no actúa de acuerdo con lo que piensa, piensa incompletamente”. La objetivación obliga al espíritu a que “piense completamente”. Ella impone poco a poco sus conclusiones a la inercia. 6. DETERMINARSE AL ESFUERZO Las obras sobre la educación mental, que eran casi desconocidas hace un cuarto de siglo, han adquirido un lugar cada vez más importante en el ramo editorial. Las primeras; traducidas del inglés, procedían de Norteamérica o de Inglaterra. Su éxito fue inmenso. Después se escribieron ya en el Continente europeo en número considerable que ha vulgarizado la cultura psíquica y ha encontrado adeptos para ella en todas
(1) La autosugestión convenientemente ejecutada permite obtener todas las modificaciones posibles del carácter. Se podrá, en caso deseado poseer a fondo la teoría y la práctica de ese medio de acción, recurriendo para ello al “Método Científico Moderno de Magnetismo Hipnotismo y Sugestión” y al tratado “El poder de la Voluntad”, del mismo autor. (2) “El Poder de la Voluntad, sobre si mismo, sobre los demás, sobre el Destino”, del mismo autor.
las clases de la sociedad. Hasta en las regiones agrarias más alejadas, se han interesado profundamente en el desarrollo de la personalidad. Ese progreso, del que los psiquistas de las diferentes escuelas pueden mostrarse sinceramente satisfechos, sin embargo deja lamentar, en el mayor número de los casos, la insuficiencia de aplicación práctica de los principios cuya difusión viene asegurada por el libro. Por lo general, el lector seducido por las posibilidades prometidas, compra la obra, la estudia, se adhiere sin restricciones a la tesis que en ella encuentra, comprende perfectamente la necesidad y la eficacia de los principios que de ella se desprenden, y se decide…a procurarse otro tratado para conseguir nuevas nociones. Así se constituye una interesante biblioteca, a cuyas diversas unidades consagran a veces algún momento de ocio; pero raramente sabe librarse del vampirismo o tiranía de las costumbres arraigadas en él, para aplicar prácticamente las instrucciones de autocultura psíquica. Y a pesar de eso, cada cual se imagina que está algo transformado. Algunos hasta creen sinceramente haber obtenido resultados. En efecto, la autosugestión inconsciente operada por la lectura pura y simple del género de literatura de que estoy ocupándome, trae consigo a veces, automáticamente, algunas modificaciones más o menos importantes en la manera de actuar. Pero la totalidad y la plenitud de los resultados que preconizan los apóstoles del poder modificador del hombre sobre sí mismo, no podrán gratificar espontáneamente a nadie. Vosotros, los que me leéis, cuidaos de no caer en la trampa del engranaje rutinario. Determinaos a poner en práctica las indicaciones que seguirán,. Empezad así que las hayáis leído. Juzgad, mediante una experiencia propia leal, la eficacia de mi método, y obtendréis rápidamente una perfecta memoria, flexible, rápida y exacta.
PARTE PRÁCTICA CAPITULO IV 1. Ejercicio fundamental indispensable. — 2. Ejercicios que desarrollan a la vez la agudeza sensorial y la atención. 3, Cultivo de la agudeza emocional. — 4. Algunas palabras sobre el sentido estético. — 5. Ejercicios de análisis. — 6. Ejercicios de síntesis. — 7. Cómo se reeducan la noción del tiempo y el sentido topográfico. 1. EJERCICIO FUNDAMENTAL INDISPENSABLE Elegid tres temas de meditación bien distintos: por ejemplo, una cuestión personal, un asunto profesional y un tema filosófico. Colocad ante vosotros vuestro reloj y mirad la hora. Aplicaos inmediatamente a pensar tan sólo en la primera de vuestras tres cuestiones. Concededle toda vuestra atención. Si no sois ya, en cierta medida, dueños de vuestra ideación, bien pronto os sorprenderéis al veros metidos en un incidente que os alejará más o menos del tema. No os desaniméis: conducid de nuevo una, dos, veinte veces vuestra conciencia a la cuestión elegida y continuad así durante diez minutos. Pasad en seguida, bruscamente, a la segunda cuestión y, en fin, diez minutos después, a la tercera. Cuanto más dificultoso encontréis ese trabajo, más os convendrá obstinaros en él. Cuando hayáis logrado la perfección, elegid temas áridos totalmente ausentes hasta entonces de vuestras preocupaciones y buscad ideas que se relacionen con ellos, Os quedaréis sorprendidos del gran número de ellas que encontrareis. He aquí una variante del ejercicio precedente, la denominada “Ejercicio de los ficheros cerebrales”. Sólo con éste se modifica seriamente la memoria. Es debido al doctor Gastón Durville, quien lo expone así en su obra La cure naturiste: “Durante cinco minutos, reloj en mano, pensad en un tema dado, por ejemplo, en vuestro último paseo; en esos cinco minutos, y sin tolerar un pensamiento extraño, reved, mentalmente, lo que hayáis visto, observado, hecho...; no dejéis que se entremezclen los recuerdos de una manera desordenada: en vuestra exposición mental debe haber orden, método; cada hecho deberá estar en su lugar y con su verdadero valor. Después de cinco minutos, cerrad bruscamente el “fichero Paseo”, es decir, arrojad de pronto lejos de vosotros todo pensamiento concerniente al paseo y “echad mano de otro fichero”; pensad, por ejemplo, en vuestro último trabajo intelectual o manual; durante cinco minutos exactamente, reloj en mano, repetíos bruscamente lo que habéis logrado en ese último trabajo, en qué ha consistido, cómo lo habéis llevado a cabo, etc... Después, cerrad el “fichero Trabajo” bruscamente y recurrid a otro; por ejemplo, el de la mejora de vuestro carácter, y durante cinco minutos no penséis más que en los progresos adquiridos, en los que os quedan por hacer, en las resoluciones tomadas y por tomar, etcétera. “Después, interrumpid la experiencia. Quince minutos en total, por día, son suficientes. “Cuando os hayáis habituado a manejar los “ficheros cerebrales”, inmediatamente sabréis pensar en lo qué os gusta, en lo que os es inútil, en lo que os es agradable. Seréis vosotros los que ordenaréis vuestro pensamiento en vez de ser gobernado éste por las circunstancias: sabréis evitar el ser invadido por ideas parásitas, obsesionantes o por lo menos inútiles. “Sabréis librar vuestro pensamiento de las trabas que conturban la vida de tantas personas: habréis adquirido el arte de saber trabajar cuando queráis hacerlo, el arte de descansar cuando deseáis detener vuestra máquina cerebral, el arte de dormir por la noche a pesar de vuestras preocupaciones, y el arte de arreglar las cuestiones difíciles cuando sea necesario”. 2. EJERCICIOS QUE DESARROLLAN A LA VEZ LA AGUDEZA SENSORIAL Y LA ATENCION
Ejercicio N’ 1 (Vista). — Tomad un objeto usual por ejemplo, una llave, colocadla ante vosotros sobre una mesa. Recorred con la mirada sus diferentes contornos, y, después de haber repetido atentamente esa operación varias veces, cerrad los ojos y tratad de acordaros mentalmente, con precisión, de la forma exacta de la llave. Probablemente muchos detalles de ella serán omitidos en esta primera tentativa de recordación. Entonces hará falta mirar nuevamente el objeto y estudiar sus detalles; después, volved a cerrar los ojos y completad vuestra imagen mental hasta que sea perfecta, aunque, para ello, os sea preciso recurrir muchas veces, al modelo. Cuando creáis haber retenido por entero la forma de la llave, dibujadla, de memoria, en un papel y comparad vuestro croquis con el original. Acaso descubriréis entonces olvidos que necesitarán una nueva contemplación, seguida de otro dibujo. Para llegar tan rápidamente como sea posible a la perfección, sed metódicos. Fijad vuestra atención en las proporciones generales del objeto. Comparad su longitud (después de haberla calculado) con la anchura de la parte superior y con la de la inferior. Estudiad en seguida por separado esas dos partes aquilatando sus respectivas superficies, y, finalmente, ocupaos de los pormenores de la parte inferior. No es indispensable llegar a dibujar el modelo en su dimensión, pero por lo menos hay que ejecutar un boceto de proporciones exactas. Ejercicio N’ 2 (Oído). — Para este ejercicio, a menos de poseer un gramófono, es preciso contar con el concurso benévolo de un músico cualquiera o de un cantor, a fin de que sea posible oír muchas veces un aire o un tema musical. Durante la primera audición deberéis abandonaros por entero a la impresión sin hacer ningún esfuerzo para analizar o para retenerla. Algunos minutos después del fin de la ejecución, tratad de repetiros vocalmente o mentalmente algunos pequeños trozos. Escuchad una segunda ejecución, esta vez con el fin de retener las primeras y las últimas notas, y, después, tratad de recordarlas. Procurad encontrarlas. Una tercera audición os permitirá comprobar la exactitud de vuestro recuerdo y recordar una nueva serie de sonidos; unos, a continuación de los primeros compases ya retenidos; otros, precediendo a los últimos igualmente registrados. Continuando de ese modo, lograréis fijar en vuestra mente el conjunto del trozo musical; os haréis cargo de sus matices, de los diversos movimientos de las pausas, etc. Entonces será necesario encontrar la manera de procuraros la ilusión de que estáis oyendo una nueva ejecución en vuestro interior, recordando el sonido exacto del instrumento o de la voz del ejecutante. A falta de los medios necesarios para practicar el ejercicio que precede, ejercitaos simplemente en recordar diversos sonidos: el tintineo de una moneda, el grito de un animal, la voz de una persona oída con frecuencia u otras cosas análogas. Todo eso puede ser reemplazado por el ensayo de repetición de una composición poética de versos muy musicales que se le hará previamente a un amigo. Las poesías de Alberto Samain son muy apropiadas para este ejercicio (1). Ejercicio N’ 3 (Tacto). Disponed delante de vosotros, sobre una mesa, diferentes objetos constituidos de diversas materias madera, metal, piedra, papel, tela, etc. Cerrad los ojos y palpad sucesivamente cada objeto sosteniéndole en vuestras manos. Poned toda vuestra atención en la impresión táctil que conservaréis de cada contacto. En seguida, tratad de recordar las sensaciones experimentadas por vuestro tacto en lo que se refiere a cada objeto por separado. Volved a efectuar muchas veces esa doble operación, procurando que vuestro recuerdo se halle cada vez más cerca de la realidad. Después de haber operado con substancias muy distintas, utilizad una serie de objetos menos dispares. Por ejemplo, diferentes muestras de tejidos de lana, algodón, hilo, seda, crepé, sarga, paño, etc. Proceded como en el caso anterior. Finalmente podréis tratar de distinguir pasando vuestros dedos sobre la superficie impresa de un juego de naipes, el pequeño relieve que queda al ser impreso cada uno de ellos. Ciertos ilusionistas han llegado así a poder distinguir instantáneamente las cartas sacadas de una baraja. Para ello hacen que numerosas personas elijan sucesivamente en ésta varias cartas, y en el momento en que se les da cada naipe para volver a colocarlo entre los demás, pasan los dedos sobre la superficie de él y dicen a cada cual la carta que eligió. La agudeza táctil tiene utilidad directa en numerosas profesiones. Ejercicio N’ 4 (Olfato). — Como para los ejercicios anteriores relativos al oído, será conveniente en este caso preparar un pequeño dispositivo: una docena de frasquitos, que contengan substancias de diverso olor y una segunda serie conteniendo productos de aroma semejante pero de intensidad variable (por ejemplo, muchas cualidades de agua de Colonia). Como es natural conviene empezar por la serie de perfumes variados después de haber aspirado largo tiempo cada frasquito se repite la operación mentalmente y luego se colocan los frascos en línea, acercando muchas veces las narices a sus bocas, del primero al último, después de lo cual se trata de recordar los aromas de toda la serie. Hay que procurar no
limitarse a la adquisición de la diferencia de los perfumes, sino procurar revivir íntegramente, la impresión obtenida al aspirar cada uno de ellos. La segunda serie de frasquitos se estudia de la misma manera. (1) Albert Samain es un autor francés. En castellano podría utilizarse las poesías de un escritor español. — N. del T.
Para terminar pueden numerarse los frasquitos o pegarles una etiqueta; y, tomando uno a azar, pasar algunos minutos tratando de acordarse de la sensación olfativa producida por su contenido, constatar inmediatamente a otro para proceder con él de igual modo. Todos estos ejercicios tienen la doble ventaja de habituar las diversas modalidades de la atención y de acrecentar la agudeza sensorial. Ejercicio N 5 (Gusto). — Lo mismo que para los otros cuatro sentidos, será conveniente ejercitar el gusto, porque la agudeza sensorial debe ser homogénea. Por otra parte, al concentrar la atención sobre diferentes sujetos u objetos, a ésta se le da flexibilidad. En este caso no se precisa utilizar modelos, porque frecuentemente se tiene ocasión de comprobar el sabor de diversos comestibles. Basta con redactar algunas listas de manjares muy diferentes, o análogos pero de cualidades diversas. Según el método ya empleado, se “trabaja” primero con la serie más diferente, para terminar con la menos diferenciada. Ejercicio acumulativo. — Este ejercicio consiste en buscar todas las percepciones que es posible obtener de un objeto dado. Así, la llave que hemos estudiado visualmente mirada, palpada, olida, arrojada al suelo o sobre el mármol o una superf1cie metálica, y llevada por último a la boca. Si se experimentara alguna repugnancia en este último contacto, será conveniente recordar que el dominio de los sentidos ayuda al desarrollo de su agudeza. Después de haber visto así, tocado, olido, oído y gustado el mismo objeto, se busca el recuerdo de las diversas sensaciones experimentadas y se repite todo el ejercicio hasta lograr una exacta coincidencia entre la realidad y la imaginación. 3. CULTIVO DE LA AGUDEZA EMOCIONAL Cuando la impresionabilidad es exagerada, enfermiza, su influencia altera el juego del sistema nervioso, falsea el juicio, dispersa la atención y desorganiza la memoria. El remedio más eficaz para ese estado lo constituye la gimnasia respiratoria. Esa palabra “gimnasia” no debe atemorizar a los débiles: la práctica de la respiración profunda, asequible a todos, fortifica el físico y como asimismo a la moral. ¿Qué proporción de personas robustas se ha1la, por otra parte, en esos salones sobrecalentados en que la costumbre impulsa en la actualidad a las parejas a agotarse durante largas horas en bailes más o menos grotescos? He aquí cómo deben comenzar los débiles: Tenderse en el suelo, provisto, si así se desea, de una alfombra o de un colchón. Sacarse las ropas susceptibles de poner obstáculos a los movimientos. Dejar que entre el aire por el balcón o ventana abierto de par en par. Aguardar inmóvil algunos instantes - La posición decúbito supina, con la cabeza a nivel del cuerpo, regulariza por sí misma la respiración y proporciona una sensación de bienestar muy propicia al ligero esfuerzo que sigue: Levantar los brazos perpendicularmente al cuerpo teniéndolos muy derechos y rigurosamente paralelos; proseguir ese movimiento hasta que las manos, extendidas sin rigidez, toquen el suelo por detrás de la cabeza. Gradualmente, repetir, dos, cuatro, diez, treinta veces ese mismo ejercicio, que sin forzar la capacidad respiratoria tiende a acrecentarla poco a poco. Si, contrariamente al caso anterior, se trata de aumentar la agudeza emocional, se recurrirá a la música y a los espectáculos. Recordemos que la falta de sensibilidad perjudica siempre al intelecto. La receptividad emocional es un medio de conocimiento sin el cual se está incompleto. La naturaleza de las impresiones que estimula con mayor actividad y más sanamente a pensamiento, es la que más conviene. 4. ALGUNAS PALABRAS SOBRE EL SENTIDO ESTETICO Ya hemos visto que este sentido sirve a veces de punto de referencia para la memoria. Unido a la agudeza visual y a la agudeza emocional, su educación otorgará siempre algunas ventajas a la memoria. La
extensión de esta obra no me permite explayarme más acerca de ese punto secundario que, sin embargo, me he visto obligado a señalar.
5. EJERCICIOS DE ANÁLISIS El entendimiento del sentido analítico no podría efectuarse de un modo semejante para todos los grados de cultura. Cada cual debe elegir entre los ejercicios que siguen: Ejercicio Nº 1. A propósito de un objeto de uso corriente, formulaos las siguientes preguntas: — ¿Qué era primitivamente la substancia de que está compuesto? — ¿Por qué causa esa materia ha cambiado de estado? — ¿Qué transformaciones sucesivas ha sufrido el objeto — ¿Qué relaciones presenta con otros objetos? — ¿En qué puede ser empleado? — ¿De qué conocimientos depende y cuáles son los que puede ayudar a adquirir? — ¿En qué se convertirá con el correr del tiempo? — ¿Cuál es vuestra opinión sobre tal objeto? Justificad esa opinión. Ejercicio Nº 2. — Observad a un individuo cualquiera y procurad sacar de esa inspección el mayor número posible de indicaciones sobre su personalidad, su carácter (1), su profesión, su objetivo inmediato, etc. Ejercicio Nº 3. — Tomad al azar una palabra en vuestro diccionario y, reflexionando sobre su significado y sobre las ideas inmediatamente relacionadas con éste, redactad en cien líneas vuestras consideraciones. Nada de fraseología: ideas. Ejercicio Nº 4. — Leed diez líneas de filosofía o de metafísica y estudiad su sentido durante media hora de atención solamente. 6. EJERCICIOS DE SINTESIS Ejercicio Nº 1. — Elegid un libro, una cuestión, una ciencia que conozcáis bien y resumid, ordenándolas convenientemente, todas las nociones que poseéis sobre el tema elegido. Ejercicio Nº 2. — Dadas muchas proposiciones, de las que habréis analizado suficientemente el sentido mediante meditación analítica, ensayad de combinar otra tan concisa como sea posible y de la cual puedan desprenderse las tres primeras. Ejercicio Nº 3. — De una serie de hechos de la misma naturaleza deducid una ley general. La meditación de los símbolos de toda especie ejercita a la vez el análisis, la síntesis y la analogía. Los lectores de mi “Tratado de las ciencias ocultas” se dedicarán con ventaja al ensayo siguiente: dado el significado de uno de los jeroglíficos del “tarot”, tratad de expresarlo por una imagen distinta, de la que figura en el juego. 7. COMO SE REEDUCAN LA NOCION DEL TIEMPO Y EL SENTIDO TOPOGRAFICO El ejercicio de los ‘‘ficheros cerebrales’’ efectuado con muchos acontecimientos en diversas épocas del pasado está muy indicado en este caso. Después de haber detenido el pensamiento cada suceso, recordad brevemente los principales hechos de vuestra vida hasta la época presente, esforzándoos en precisar la fecha. Esos rápidos análisis retrospectivos, esas vistas de conjunto tomadas del tiempo pasado, aunque secundarias, no deben ser descuidadas. Cuantos mejores elementos posea la memoria más fácil es su funcionamiento.
Mientras trabajáis, o recorréis un trayecto, acordaos alguna vez de apreciar el tiempo que en ello tardéis y de comprobarlo. Poco a poco, los errores de vuestras evaluaciones se irán rectificando. Observad que un mismo espacio de tiempo parece más largo cuando esperarnos más o menos impacientemente alguna cosa y más corto cuando vuestra atmósfera moral es armoniosa.
(1) Véase mi sistema de lectura del carácter por el rostro.
En la vida práctica, cada vez que resolvemos efectuar una tarea en un día próximo, o tener una cita, debiéramos calcular mentalmente su duración, ver del mismo modo las otras ocupaciones proyectadas para ese día y anotar las hojas aun disponibles en aquella fecha. La agenda de bolsillo también sirve para ello, pero no ejerce ella la noción del tiempo. En El Poder de la Voluntad ya he indicado los métodos de control del empleo de la jornada, que también sirven ventajosamente para el cultivo de la memoria. El principio de las representaciones gráficas por abcisas y ordenadas tiene su aplicación en la educación del sentido topográfico. Para orientarse en una ciudad desconocida, es conveniente examinar primero el plano de dicha población, en el que se trazan dos ejes perpendiculares uno a otro. Comparando la posición respectiva de las arterias principales, monumentos, lugares públicos de la ciudad, con la intersección de los dos ejes citados, se crea una serie de puntos de referencia cuya retención mental pocas veces será considerada como difícil. Para orientarse es preciso, contrariamente a lo que hacen los que siguen el nombre de las calles en su Baedeeker, esforzarse en retener en la memoria grandes subdivisiones y después subdividir, además, cada una de éstas últimas basándose siempre en perpendiculares y paralelas. Para conocer rápidamente una localidad, primero se recorren las dos líneas perpendiculares, cada una de las cuales divide la superficie de la población en dos partes casi iguales. Cada una de las cuartas partes así delimitadas se estudia, enseguida, separadamente, mediante el recorrido de los dos ejes y la exploración sumaria de las dieciseisavas partes resultantes. El registro contiguo de los principales puntos de referencia y de los nombres de las vías secundarias que se encuentran, predispone a su recuerdo en igual orden. Lo que en esa atrayente exploración ejercita sobre todo el sentido topográfico es la apreciación mental de cada punto de referencia frente a los demás. Se recuerda, así, la forma de triángulo determinado por tres puntos de referencia, del cuadrilátero formado por otro punto y los tres primeros, etc. Cuando se ha convertido el plano de la ciudad en una serie de figuras geométricas cuyos ángulos indican lugares especiales (estaciones, plazas, Intendencia Municipal, museos, usinas, estatuas, edificios, etc.), puede emplearse el sistema de las tablas de recordación (capítulo X para retener el nombre de las calles de cada sección.
CAPITULO V HIGIENE DE LA MEMORIA 1. Alimentación racional. — 2. Cultura física. — 3. No deberán usarse tóxicos. — 4. El descanso. 1. ALIMENTACION RACIONAL La mayoría de los que deploran alguna insuficiencia intelectual o, hasta un trastorno cerebral de importancia más o menos grave, experimentan pura y simplemente la resultante de una intoxicación alimenticia. Aunque en ciertos casos el estado general parece perfecto, (lo que demuestra una mejor resistencia de los principales órganos de la vida vegetativa que de los aparatos de relación), las alteraciones de la memoria están casi siempre relacionadas con un desequilibrio nutritivo. Según eso, prohibamos el empleo de comestibles que producen detritos nocivos y embarazosos, disminuyamos la cantidad de las comidas y compensemos la atonía eliminatriz determinada por el sedentarismo imponiéndonos un ejercicio suficiente. En El Poder de la Voluntad he expuesto en detalle los principios de la alimentación racional. He demostrado allí claramente que un manjar fortalece, no en la medida que como alimento nutritivo indica su composición química, sino en la diferencia que exista entre lo que aporta al organismo y lo que gasta de energía interna en el curso de la digestión y de la desintegración. No queriendo efectuar repeticiones inútiles, voy a limitarme aquí a recordar la lista de los alimentos entre los cuales debe limitarse estrictamente a elegir quien quiera tener en cuenta la higiene de la memoria. Todos los comestibles que no se mencionan a continuación, deben ser descartados, sin ninguna excepción. Lista de los alimentos que aportan al organismo un máximo do confortación y que no exigen de él sino un mínimo de elaboración. Son los que producen menos toxinas (1). Vaca (filet, falso-filet, rumsteak, beafteack). Carnero (costillas y paleta). Conejo. Paloma. Pollo. Jamón. Pescados de río muy frescos. Pescados de mar: arenques frescos, raya, merluza. Cuézanse con agua, ásense o fríanse con aceite. Pescadilla asada. Ostras (ningún otro crustáceo, sea el que fuere). Pastas. Harinas de trigo, alforfón, avena, cebada y maíz. Pan con mucha corteza. Grasas vegetales: aceite blanco, de oliva, de nuez. Manteca vegetal. Frituras al aceite. Salsa blanca. (Todas las demás grasas, incluso la manteca cocida y la manteca de cerdo, quedan especialmente prohibidas). Sal. Legumbres frescas exclusivamente: Chauchas verdes. Arvejas. Lentejas. Papas. Zanahorias. Salsifíes. Crosno del Japón. Apio. Col-rábano. Rutabaga. Colinabo. Nabo. Remolacha. Espinacas, ensaladas crudas, o cocidas. Cebolla asada. Berros en aceite. Espárragos. Alcauciles. Escarola. Perejil. Huevos frescos en pequeña cantidad. Manteca cruda. Leche cocida, Kéfir, yogurt. Quesos de gruyére, Portsalud, petit-suisse, doble crema, blanco, de Brie, de Coulommiers. Potajes de legumbres, de pastas, de cereales o con leche. Tortas de frutas. Cremas. Pasteles de almendra. Pan de especias. Pastelillos al aceite. Bizcochos secos. Medias lunas, pan de Viena. Pasteles de arroz. Merengues. Panqueques al aceite. Todas las frutas, crudas bien maduras o cocidas sin azúcar. (Ni frutas confitadas ni confitura). Agua. Cerveza liviana. Vino con agua. Tés. Café poco cargado. Malta Kneipp.
(1) Según los trabajos del doctor G. Durville.
Más de un lector pensará que aquellos que poseen la mejor memoria no siempre son los más sobrios y que, no en todos los casos han limitado la composición de sus menús. Ciertamente, un hombre dotado de potencia eliminadora, que arroja lejos de sí infatigablemente las toxinas alimenticias, puede conservar durante más o menos tiempo la integridad de su intelecto, a pesar de una intensa gastrología. Sus riñones o su hígado se resentirán quizás antes que su cerebro. Pero el individuo desconforme de su memoria, de su actividad mental en general, debe considerarse como elaborando más detritos de los que elimina. Por consiguiente debe restablecer el equilibrio tal como lo indico aquí. Si la calidad de las substancias de que uno se nutre tiene importancia, su cantidad debe asimismo controlarse. No es posible establecer un reglamento cuantitativo que convenga a todos los temperamentos y a todas las profesiones; pero existe una señal infalible para conocer cuando es excesiva una comida, y es la pesadez corporal, la fatiga del estómago y la somnolencia que sigue a ella. Al levantarse de la mesa hay que sentirse tan dispuesto a todo y tan ágil como al sentarse en ella. 2. CULTURA FISICA Por muy bien regulada que pueda estar la alimentación, es necesario el movimiento, ejercicio, para asegurar la actividad funcional del intestino y del hígado, de los pulmones y del sistema vascular. Los que comen mucho, que viven al aire libre, hacen uso de sus músculos, caminan mucho, resisten a la intoxicación porque eliminan vigorosamente bajo el estímulo de su esfuerzo físico. Cuanto más sedentaria sea vuestra existencia, más importante será que compenséis vuestra insuficiencia respiratoria y muscular mediante una sesión diaria de cultura física prolongada y completa, y los días de descanso en forma de excursiones, natación, remo, etc. Los manuales de gimnasia sueca, para efectuar en habitaciones, no faltan. Procuraos uno y practicad todas las mañanas, durante veinte minutos, algunos ejercicios, de acuerdo con las instrucciones que en él halléis. A menos de poseer una constitución atlética, los deportes violentos no favorecen mucho el cultivo de la memoria. Un desarrollo muscular desproporcionado con la potencia vital del organismo, acapara para su nutrición una cantidad excesivamente grande de elementos. 3. NO DEBERAN USARSE TOXICOS Entre éstos, son los peores los estupefacientes: morfina, opio, cocaína, haxix, etc. No nos extenderemos sobre este tema; sólo diremos que todo aficionado a esas substancias deberá abandonar su uso completamente antes de comenzar a practicar la cultura física: En segundo lugar figura el alcohol, que es el desorganizador cerebral por excelencia. Se llega a ser un alcoholista; dicho en otras palabras: se toma el camino de las formas graves del artritismo (del que la tuberculosis parece constituir una etapa y el cáncer un epifenómeno) por el uso habitual — no digo frecuente — de cantidades incluso mínimas de bebidas más o menos alcoholizadas. El organismo resiste con frecuencia durante largo tiempo cuando el atavismo es bueno; pero, aun en este caso, la descendencia del alcohólico tendrá taras con toda seguridad: los hijos de los alcoholistas poseen una memoria, de las más defectuosas; son los que más tardan en reeducarse y los más difíciles de reeducar. Los licores y los vinos en principio, contrariamente a la opinión vulgar; no son menos nefastos que el champaña fino o el ron. Los trabajos publicados en estos últimos años acerca de esta cuestión, hacen obvio todo comentario aquí. Los excitantes, tales como el café o el té, mucho menos peligrosos que los anteriores, intoxican sin embargo el sistema nervioso de una manera muy apreciable. Deberán ser tomados, pues, con la mayor moderación.
Su absorción, al dejar en libertad una cierta cantidad de la fuerza nerviosa acumulada en los plexos, acrecienta por momentos la claridad intelectual. Pero, inmediatamente después, sobreviene un período de depresión durante el cual el potencial de la actividad mental desciende por debajo de lo normal. Por fin, el uso excesivo del tabaco anula la sutileza de imaginación. El exceso comienza tan pronto como el fumar se hace habitual y procede de una necesidad incoercible. La absorción intratraqueal del humo y el uso de los tabacos llamados “ingleses”, tratados químicamente, son en gran manera peligrosos. Al mismo tiempo que se tienda, en forma gradual, a la rigurosa observancia de las indicaciones, dadas en este capítulo — porque los esfuerzos bruscos y definitivos no son posibles para todos, se hará uso del sistema de las compensaciones. Así, cuando bebáis una bebida alcohólica y, sobre todo, con alcohol destilado, ayudad por lo menos a vuestros órganos de eliminación. Haced que a esa ingestión de una bebida de esa clase siga la de un vaso de agua mineral, especial para la gota y enfermedades del estómago, y, si es posible, media hora de ejercicio, una marcha rápida, por ejemplo. Al día siguiente de una abundante comida y cargada de manjares tóxicos, lavad vuestro organismo ingiriendo agua y frutas frescas, renunciando casi por completo a otros alimentos. Y lo mismo que cuando sólo bebéis una copita, haced que trabajen vuestros músculos al aire libre. 4. EL DESCANSO Cuando falta el descanso, aparece la falta excesiva y con ella el debilitamiento gradual del sistema nervioso. No siempre se reposa, porque se deje de trabajar momentáneamente. Por el contrario, continúa uno fatigándose si los cuidados, las preocupaciones, las tareas en curso, siguen obsesionando la atención. Considero, pues, como indispensable desde ese punto de vista, la interrupción voluntaria del acto de pensar, que ya hemos practicado en el párrafo 1 del capítulo anterior. He aquí un único ejercicio, excelente contra la agitación y la fatiga cerebrales. Nadie ha logrado jamás ejecutarlo impecablemente en un día, ni siquiera en un mes. Lleva a la posibilidad de llegar al vacío total del campo de la conciencia con rapidez si a la primera tentativa siguen otras. Desde el día en que se empieza a practicar ese ejercicio, tiene una influencia calmante y reparadora que acrecienta con rapidez si a la primera tentativa siguen otras a diario y puntualmente. El momento que separa el acto de acostarse de la llegada del sueño, conviene a todo el mundo pero para alcanzar la perfección es preferible practicarlo en plena actividad mental. Según eso, adoptad una posición tan cómoda como os sea posible, por ejemplo, acostado de espaldas en un lecho o en un diván. Buscad para todos vuestros miembros la posición en que se encuentren más cómodos. Acto continuo, comprobad si vuestros músculos están relajados. Los pies, las piernas y los muslos deben reposar con todo su peso, así como los brazos. La caja torácica debe estar libre de opresiones susceptibles de trabar el libre juego de los pulmones, y la cabeza y el cuello deberán hallarse perfectamente apoyados. Seguidamente, dejad que vuestros párpados se cierren en sus tres cuartas partes y vigilaos a fin de conservar la más rigurosa inmovilidad durante cinco o diez minutos. Os vendrán varios impulsos de modificar vuestra postura, de mover los dedos o lo miembros. Conteneos: repetíos mentalmente: estoy inmóvil; me mantengo inmóvil., como si todo mi cuerpo estuviera inerte... Reposo blandamente, sin agitarme... etc., etc. Después de algunos instantes, los impulsos que os incitaban a moveros cesarán definitivamente y éste será el momento de iniciar el ejercicio propiamente dicho, bien entendido que sin dejar de conservar la inmovilidad más completa. El ejercicio consiste en rehusarse a seguir una idea así que ésta se presenta en la conciencia. El campo mental debe ser orientado hacia la noción de inmovilidad, no dejando que ningún pensamiento se imponga a la atención. Conservando la intención de no pensar en nada juntamente con una inercia física completa, se va acercando uno cada vez más al objetivo final de este entrenamiento: la absoluta vacuidad cerebral. Al cabo de diez a cincuenta ensayos, el reposo muscular se opera con una rapidez y una perfección sorprendentes. En algunos segundos se halla uno sumido en el más completo estado de reposo moral a que han llevado los precedentes ejercicios, y en ese estado, muy agradable, se encuentra uno inefablemente descansado.
La duración de las sesiones varía necesariamente con el número de las que le hayan precedido. Para comenzar, es suficiente un cuarto de hora. Día en día se va aumentando la duración en forma progresiva hasta que, no experimentando ninguna dificultad, se crea o se disipa a voluntad, tantas veces como se desee, el maravilloso estado de aislamiento psíquico. Mejor que cualquier narcótico y sin los inconvenientes do éste, el aislamiento psíquico facilita el sueño. Ya hace algún tiempo indiqué eso mismo a los que padecían de insomnio, en un folleto (1) que me valió, por parte de enfermos y de médicos, cartas que confirmaron la certeza que yo tenía de que tal folleto había sido de utilidad para muchos. Todas las distracciones sanas, sobre todo, los juegos al aire libre, reparan y disipan la fatiga mental, pero el reposo no podía ser hallado últimamente sino con el ejercicio que antecede. Por lo demás, ese ejercicio puede combinarse con la prácticas naturistas, tales como el baño al aire, el de sol, etc. En principio, se reposa apreciablemente de una actividad en el curso de otro, y los que hayan aprendido a guiar sus pensamientos, a cambiar voluntariamente el curso de ellos, en una hábil disposición de su tarea diaria hallarán un elemento suplementario de equilibrio mental.
(1) El insomnio vencido: El arte de dormirse fáci1mente sin drogas a pesar de las precauciones, e1 ruido o el dolor.
CAPITULO VI CONDICIONES PREVIAS PARA UN BUEN REGISTRO MENTAL 1. Clasificad vuestras ideas de lo general a lo particular. 2. Estableced el mayor número posible de conexiones. 1. CLASIFICAD VUESTRAS IDEAS DE LO GENERAL A LO PARTICULAR Es indispensable una idea de conjunto absolutamente clara, a la que inmediatamente podáis relacionar, para que no se os extravíe, el pensamiento que os venga a la imaginación o el elemento de saber que acabáis de conocer. Antes de repartir las fichas en un fichero, es preciso organizar su clasificación. Estableced, pues, procediendo de lo general a lo particular, una serie de tablas, repartidas a su vez en secciones subdivididas ad infinitum en categorías, para colocar en ellas vuestras adquisiciones intelectuales a medida que ellas se vayan presentando. En el momento en que queráis fijar una noción en vuestra imaginación, tendréis que estar en condiciones de hallar instantáneamente el lugar que le corresponde, es decir, de juzgar a qué categoría de las cosas que os interesan corresponde esa noción y qué laguna va a colmar en dicha categoría. Para establecer las tablas cerebrales, adoptad el sistema de distribución más claro y más conforme con vuestra filosofía personal. Esa clasificación de las ideas no debe inventarse solamente, sino que además, debe definirse trazándola gráficamente. A título de ejemplo en el que podáis inspiraros, doy a continuación una de las mil maneras de fijar el origen y el desarrollo. Todo aquello que pueda interesar a vuestra. Personalidad, entra en una de las cuatro secciones siguientes: I. Lo que se refiere a sus características. (Constitución, aptitudes, facultades, tendencias, etc.). II. Lo que se refiere a su vida y a su conservación. (Salud, renta, profesión, etc.). III. Lo que se refiere. a sus afecciones. (Familia, amigos, etc.). IV. Lo que se refiere a sus conocimientos generales y a su cultura. (Ciencias, artes, letras). Esa primera distribución podemos expresarla de la manera siguiente: Tabla Nº 1 VUESTRA PERSONALIDAD
I Características psicofisiológicas II Su vida y conservación III
A. - Constitución B. - Aptitudes C. - Facu1tades D. - Tendencias E. - Salud F. - Rentas o ingresos (profesión) G. - Familia
Sus afecciones IV Sus conocimientos generales y su cultura
H. - Amigos I. - Ciencias J. - Artes K. - Letras
Cada una de las subdivisiones de la tabla 1, desarrollada hasta los grupos de detalles: se convertirá en un instrumento de precisión perfecta para la fijación de todo aquello que se presente a la imaginación. La sección IV, 1, por ejemplo, puede subdividirse, si así se desea, tal como sigue:
Tabla Nº 2
El Universo
I Ciencia s
Estudia
Secció n IV
La Tierra
Teogonía Cosmogoní a Metafísica Filosofía Astronomía Cosmografí a Matemática s Etc. Geología Topografía Geografía Mineralogí a Botánica Zoología Química Física Etc. Individual
El Hombre Colectivo
Anatomía, Fisiología, Terapéutica, etc. Psicología, psiquismo, etc. Origen: Androgenia, prehistoria, etc. Historia universal, nacional, etc. Organización social (Constitución derecho, etc) Política (economía, sistema, etc.)
Según el caso, cada persona se limitará a distribuir, tan clara y completamente como sea posible, aquella de las cuatro grandes secciones que le preocupe más especialmente. El artesano deberá seguir mentalmente todas las transformaciones que su habilidad hace sufrir, por medio de sus herramientas, a la materia que trabaja. Las fases de su tarea habitual, los diversos útiles empleados en el curso de cada una de ellas, los movimientos, etc., figurarán cada uno en una subdivisión que deberá detallarse minuciosamente. El empleado subdividirá sus conocimientos profesionales, las diversas aplicaciones que tiene la misión de efectuar, las mejoras que convendría hacer, la gestión de sus ingresos, su plan para ir elevándose gradualmente en la vida, etc. El industrial constituirá un esquema que contenga: directiva general de su negocio, administración, oficinas, compras, fuentes de materia prima, fabricación, fábrica o talleres, personal de empleados y de obreros, venta, publicidad, representantes, etc. Bien entendido, en que cada una de esas secciones puede incluirse todo lo que con ellas tenga relación. El artista, para quien el trabajo representa el objeto y el medio de su existencia, partirá de dos órdenes de ideas principales; perfeccionamiento individual en su arte y realización de la obra, etc.
El lector comprenderá que tendría necesidad poder leer en su cerebro para concebir y trazar aquí la clasificación completa que él precisa. Ese sistema parece no presentar ninguna relación directa con el papel de la memoria en el estudio propiamente dicho. Más adelante (capítulo XI), indicaré cómo deben aplicarse mis directivas al registro de cualquier rama de la ciencia. Aquí se trata de la vida práctica. Perfectamente puestas en orden vuestras ideas, todo cuanto pase por el campo de vuestra conciencia despertará en ella nociones con ellas relacionadas que ayudarán a la rapidez de vuestra asimilación y mantendrán vuestra atención alejada de los incidentes. Encontraréis fácilmente las analogías indispensables para la retención mnemónica, porque la distribución de cada noción transformada en tributaria de vuestro plan clasificador, irá a ocupar su lugar de la manera más natural. En el acto juzgaréis a cuál de las grandes categorías corresponde cada noción; ello despertará infaliblemente el sentido del interés que presenta vuestra personalidad tomada como centro. Una línea de analogía será recordada así, y la nueva noción quedará estrechamente asociada a ella. 2. ESTABLECED EL MAYOR NÚMERO POSIBLE DE CONEXIONES Por medio de la meditación, aplicaos a haceros cargo de las múltiples relaciones de cada una de las subdivisiones de las tablas 1 y 2, sobre todas las demás. La utilidad de este ejercicio deberá aparecer claramente para vosotros si habéis comprendido bien la parte teórica. Vuestro estado de salud, por ejemplo (subdivisión II-E), presenta correlaciones múltiples: interesa a vuestros ingresos (II-F), vuestra familia (III-G), vuestros amigos (III-H), vuestras facultades (I-C), vuestros estudios (IV-I) y vuestra cultura (IV-I y IV-K) depende en alto grado de vuestros conocimientos fisiológicos (VI-I, tabla Nº 2). Cuando en el momento de llevar a cabo el registro veis claramente las diversas relaciones del objeto de vuestra atención y de vuestros diversos centros de cristalización, se crean tantos puntos de unión como relaciones percibidas.
CAPITULO VII EL REGISTRO MENTAL 1. Constitución de las fichas mentales y s clasificación inmediata. — 2. El “cajón” de las tareas urgentes. — 3. La clave de la retención por contigüidad. 1. CONSTITUCION DE LAS FICHAS MENTALES Y SU CLASIFICACION INMEDIATA Las disposiciones que anteceden tienen por objeto como se habrá comprendido, establecer un encadenamiento analógico estrecho, entre todo el contenido de la reserva mental. Toda persona y cosa que os interesen tienen, por decirlo así, su ficha en vuestra imaginación. Cuando llegáis a poseer sobre un tema el número de indicaciones determinado, agrupadas en una ficha, debéis volver a clasificar de inmediato esas indicaciones en dos u tres secciones, de las que deduciréis bien las conexiones, y que formarán dos o tres nuevas unidades en vuestra salud. Sobre este particular, habréis reunido una cierta cantidad de informes. Si el cuadro en que los habéis colocado os parece excesivamente estrecho para dejar lugar a nuevos elementos, ampliadlo. Ejemplo: Vuestros condicionamientos anatómicos. El funcionamiento de vuestros órganos. En qué es normal; en qué tiende a alterarse. Lo que conviene oponer a los eventuales trastornos: Preventivamente (higiene). En caso de crisis. Registraréis fácilmente y de un modo definitivo todas las veces que, antes de concentrar vuestra atención en tu objeto dado, hayáis definido claramente: 1º, qué plaza ocupa en un conjunto cuyos lineamientos generales conocéis; 2º, lo que podéis sacar personalmente .de la asimilación del tema en cuestión, Cuando abordéis el estudio de una rama enteramente nueva para vosotros, situad previamente su lugar en el conjunto de los conocimientos: lº, humanos; 2º, que ya poseéis. En segundo lugar, formaos una idea general del terna que os proponéis estudiar, sea mediante una rápida lectura, ya interrogando a una persona competente. En tercer lugar, cread vuestro cuadro. Decid: esta ciencia tiene tal o cual objeto. Ella estudia sucesivamente tales o cuales aspectos, que presentan entre sí tales o cuáles conexiones. Finalmente, haced vibrar el centro de cristalización a que va unida la línea análoga, a que vais a ligar vuestros nuevos conocimientos: concentrad vuestro espíritu un momento en el interés de vuestro estudio. En el curso de una conversación, durante la lectura de un artículo de una revista, ante el aspecto de alguno de los mil objetos que se ven en la calle o en visita, se os aparece una idea útil. Para recordarla en un momento oportuno, buscad su ficha mental y anotadla en ésta. - A qué se refiere? - ¿Qué cambiaría o añadiría ella? - ¿En qué momento debe ella intervenir? La primera de esas tres preguntas os vuelve a llevar a la imaginación la región de vuestra clasificación a que por analogía va unida la nueva idea. La segunda os permite apreciar, sus conexiones con las otras del mismo orden. La tercera os hace avanzar un instante en el tiempo: os veis en una forma concreta actuando según el recuerdo que estáis tratando de asegurar.
Si vuestra idea tiene alguna analogía con determinada e invisible cosa, columbrad esta cosa con el pensamiento e imaginaos, en una especie de rápida cinematografía, que estáis llevando a cabo vuestra inspiración. Si se trata de una persona, evocad en imagen su aspecto actual, oíd mentalmente su voz sin dejar de mantener por eso fija vuestra atención en aquello de que acabáis de concebir la idea de manifestarle. No olvidéis de precisar a qué modalidad de vuestras relaciones con dicha persona pertenece lo que tenéis el propósito de decir o hacer: vuestra memoria funcionará entonces con oportunidad. 2. EL “CAJON” DE LAS TAREAS URGENTES El plan de las múltiples ocupaciones a que debéis entregaros inminentemente, requiere, si queréis acordaros de cada cosa en el momento oportuno, que registréis cada una de ellas acompañada del sentimiento de su urgencia. Si por ejemplo, os viene a la imaginación: “Mañana por la mañana a más tardar, es preciso que yo haga que me compren este libro”, acordaos sucintamente del empleo del tiempo durante la mañana del siguiente día; asociad a ello, asignándole su hora: 1º la acción de encargar la compra del libro, y 2º la noción de desagrado o de contrariedad que el olvido de esa compra os proporciona. Esta última noción constituye una especie de señal de parada que funcionará a la hora prevista. Ya hemos visto que una idea registrada en coincidencia con un estado afectivo, impresiona la memoria y se graba fácilmente en ella. En el momento en que el recuerdo es útil, hasta cuando se trata de un recuerdo periódicamente necesario, el dominio efectivo, reacciona a menudo en tanto que el dominio intelectual acaparado por algún orden general de ideas, pierde de vista la utilidad inmediata. He aquí un ejemplo: En el instante de salir de vuestra casa, preocupados y “sumidos en vuestros pensamientos”, al abrir la puerta sentís un malestar característico que acapara vuestra atención y se convierte desde que ésta se concentra en aquél, en un sentimiento fijo de que os olvidáis algo. Y recordáis que vuestro llavero, con varias llaves, se había quedado sobre vuestra mesa de trabajo. Para no olvidar nada de las múltiples diligencias y tareas correlativas a un determinado punto de vista, cada una de ellas debe tener su ficha mental ligada mediante alguna conexión a la que le sigue, en el orden preciso en que cada cosa será realizada. Cada noche debieran prepararse las fichas de la mañana siguiente tratando de ligarlas artificialmente si son dispares. Supongamos que tenéis en proyecto muchas pequeñas preocupaciones: 1º, ver a un ebanista para una reparación que es preciso hacer a vuestra butaca; 2º, Comprar tinta para la pluma fuente ;3º, ver muestras de casimires en casa de vuestro sastre; 4º, sacar pasaje en la estación; 5º, volver a estudiar el expediente de un asunto del que tenéis necesidad de reavivar todos los detalles en vuestra imaginación. Ya resuelto el orden en que juzgáis oportuno efectuar esas diversas tareas, suponiendo lo que antecede, proceded a ello de la manera siguiente: Primera ficha: un ebanista en traje de trabajo sentado en la butaca que es preciso reparar; en torno a su cuello colocadle un cordón que sostendrá sobre su pecho un gran cartel en que se lea en grandes letras las palabras “pluma fuente”. Segunda ficha: Vuestra pluma fuente; a un lado de ella una botella de tinta, volcada, cuyo contenido mancha unos trozos de tela. Tercera ficha: El sastre detrás de su mostrador, donde extiende algunas muestras rectangulares de casimires. La última muestra es blanca y en ella se lee la inscripción: “Ida y vuelta para tal localidad”. Cuarta ficha: La boletería de la estación, en la que un empleado pone ante vosotros vuestro pasaje colocado sobre la carpeta del expediente cuyo contenido debéis estudiar al regresar de vuestro viaje. Ese método ayuda considerablemente a recordar. Como es natural, permite numerosas variantes dejadas a la elección de cada persona.
3. LA CLAVE DE LA RETENCION POR CONTIGUIDAD Ya sabemos que las ideas, las palabras, las imágenes registradas con una relación de estrecha contigüidad, tienden a formar en la memoria un bloque que podrá retirarse fácilmente si se sabe tomar un fragmento de él. Tornemos, por ejemplo, un nito que estudia su lección, concentrando toda su atención en imaginarse las asonancias de cada palabra mucho más que en penetrar el sentido. Si tiene suficiente agudeza auditiva, no tendrá gran trabaja en recitar palabra por palabra, a la mañana siguiente, las frases que le ordenaran aprender. La condición esencial dé la retención por contigüidad es una atención sin lagunas. Observad cómo hay que ejercer la modalidad atentiva que se emplea en la retención por contigüidad: Ejercicio Nº 1. — Contad desde quinientos hasta uno, rápidamente y sin interrupción. Ejercicio Nº 2. —. Contad desde uno hasta cien, teniendo cuidado: 1º de representaros gráficamente cada número; 2º de imaginaros que estáis escuchando su expresión. Ejercicio Nº 3. — Idéntico al número 2, pero en sentido inverso; es decir, de cien a uno. Muchos estudiantes tienen la costumbre de silbar mientras trabajan, o de golpear en la mesa con la punta de las uñas, o de mover rítmicamente un pie, etc. De esta manera, la atención, que tiende siempre a desviarse, halla una especie de tope continuo en esos pequeños movimientos que la captan cada vez que se separa del objeto del trabajo y evitan así una distracción de mayor importancia. En ese método, que podría ser calificado como el de la atención uniformemente variada, desde que puede reemplazarse la atención uniformemente sostenida, se gana tiempo y se experimenta una menor fatiga. Los ejercicios indicados anteriormente orientan la imaginación en el sentido deseado para procurarse la posibilidad de un esfuerzo sin doblegarse al cansancio; pueden ser alargados o acortados, según el caso.
CAPITULO VIII LAS CONDICIONES DE CONSERVACION Y DE OLVIDO VOLUNTARIO 1. Reposo de las diversas secciones de conocimientos. — 2. Cómo se suprime una o varias fichas. — 3. Cómo anular los efectos de la primera educación. 1. REPASO DE LAS DIVERSAS SECCIONES DE CONOCIMIENTOS El hábito, recomendado en los capítulos anteriores, de situar cada recuerdo en el lugar que le corresponde en el conjunto de las idea del mismo orden, lleva automáticamente, a aquel que aplica este método, a ver de nuevo sucesivamente cada una de las secciones y subdivisiones de su clasificación. A juicio de todos los psicólogos de la memoria, la estabilidad de un clisé mental se afianza cada vez más si se piensa en ello de nuevo. La flexibilidad y la oportunidad de los recuerdos voluntarios y espontáneos están en razón directa del relieve de los clisés, el que aumenta con las repeticiones. Observad cuán obsesionantes se muestran los pensamientos en que nos hemos detenido frecuentemente y durante largo tiempo. Todas las sensaciones que presenten con ellos la menor relación, los evocan intempestivamente. La obsesión no es más que una manifestación mórbida de la memoria. Toda cuestión respecto de la cual tendéis a mantener la integridad de vuestro saber, debe ser objeto de una metódica revisión a partir de la clasificación general en la que la hayáis encuadrado y hasta los menores detalles correspondientes a las más pequeñas subdivisiones. Estas últimas deben ver asignarse, según el orden lógico de su distribución, un cambio completo, y experimentar sucesivamente la prueba de un recuerdo lo más completo y preciso posible. En el curso de esa revisión os daréis cuenta de los puntos que tienden a borrarse y de las lagunas que se hayan producido: veréis nuevamente los primeros y colmaréis las segundas. La importancia del estado orgánico general ya ha sido señalada en otra parte. Sea que consideramos al cerebro como la mente o como el instrumento de ésta, su perfecto funcionamiento es indispensable en ambos casos. 2. COMO SE SUPRIME UNA O VARIAS FICHAS Ninguno de los numerosos tratados de mnemotecnia aparecidos hasta ahora, abordaron esta cuestión, a pesar de ser inversamente análoga al recuerdo voluntario. Ella no presenta solamente el interés teórico de constituir una faz de la cuestión sino que, prácticamente, constituye una posibilidad de la cual numerosas personas han deplorado no poseer la clave. ¡Sin ninguna duda se puede olvidar! Hasta diría que una memoria es incompleta si sólo se le permite albergar imágenes indeseables. Lo mismo que se prohíbe a los individuos peligrosos permanecer en el interior de las fronteras, cada cual puede relegar a la región de los recuerdos esparcidos (véase el capítulo I) todas aquellas nociones o ideas que juzgue inoportunas. Ese destierro no se efectúa instantáneamente ni siquiera con rapidez, porque cada relación mediante la cual un recuerdo del que se desea prescindir se asocia a otros, debe ser disuelta en forma aislada. La primera condición del olvido voluntario es la completa adhesión de la conciencia, del juicio y de la voluntad, a ese olvido. Esa determinación requiere una energía psíquica cultivada y ejercitada. Pero su persistencia reclama más aún el contralor de s mismo. De este último me ocupo en El Poder de la Voluntad, en cuya obra demuestro que hasta los más débiles caracteres pueden llegar a ser enérgicos. Resue1tos a rechazar hacia el olvido mental — la región de los sueños dispersos — una ideación cualquiera, tened cuidado de rehusarle vuestra atención toda vez que reaparezca en vuestro pensamiento atraída por cualquier relación con la frase inmediata de vuestro estado de conciencia,
Dad lo más rápidamente posible, un giro a vuestra imaginación, y fijadla sobre un tema lejano. Si, a pesar de ello, os fuera imprescindible proseguir efectuando aquello que ocupa vuestra actividad mental en el instante en que reapareció el recuerdo que deseáis eliminar, realidad un esfuerzo de atención para absorberos, de tal manera en los hechos principales, que ningún incidente halle lugar donde ponerse. A veces se produce una reacción: la idea expulsada vuelve a la carga y se vuelve obsesionante cuanto más se procura rechazarla. Habiendo previsto bien esos diversos escollos, tened la seguridad de que serán aniquilados si persistís. Toda vez que negáis vuestra adhesión a un pensamiento, aún si hay lucha más o menos larga y penosa, y hasta si por un momento logra imponerse, disminuís la solidez de uno de los puntos de unión de ese pensamiento en vuestra memoria. Ningún esfuerzo es vano y, poco a poco, observando lo que antecede, llegaréis a romper los puntos de retención de un recuerdo, cualquiera que este sea. Una vez disociado, irá a reunirse a la gran cantidad de aquéllos, a quienes su evolución natural ha relegado al fondo de vuestra subconciencia. La anulación, la supresión de las obsesiones se logra igualmente por el hipnotismo (1) y la sugestión, pero es preferible no recurrir a la hipnosis sino en caso de una gran debilidad mental, porque procediendo por la vía normal, la del esfuerzo de iniciativa personal, se desarrollan valiosas cualidades psíquicas. Es sabido que una mala impresión: repugnancia, temor, etc., proporciona, a veces, un trastorno que se parece a un vencimiento. Es conveniente, pues, evitárselas a los niños y, antes de ponerlos en presencia de un hecho que, indefectiblemente, deban conocer, será conveniente ir preparándolos por medio de un razonamiento explicativo, a fin de que interpreten en la forma menos desagradable posible lo que el hecho mencionado presenta de penoso. 3. COMO ANULAR LOS EFECTOS LA PRIMERA EDUCACION La memoria, desde cierto punto de vista, puede ser considerada como el infatigable repetidor y auxiliar de aquellos que presidieron nuestra formación. Repetidor a menudo fastidioso que reemplaza a la conciencia psicológica y hace del individuo una unidad de un rebaño en lugar de ser capaz de transformarse en un hombre con condiciones de pensar por sí mismo. La extraordinaria tenacidad de las primeras impresiones representa, hagámoslo notar, una pesada cadena remachada a un eje central y que mide el estrecho dominio que se asigna arbitrariamente a la evolución del pensamiento. Si es beneficioso proveer a una conciencia del conjunto tradicional de los conocimientos y de los principios logrados por la Humanidad; si conviene despertar el criterio para orientar las opciones intelectuales y morales, es perjudicial imponer opciones y poner ante la visión mental una pantalla que dejare pasar solamente determinados rayos. La libertad interior principal finalidad de la cultura psíquica — necesita la disociación del “Yo” y de esas pantallas intelectuales que los prejuicios imponen al individuo, las ideas ya hechas por completo y de cualquier clase, las idiosincrasias confesionales, regionales, familiares, nacionales, profesionales u otras. Para contestar a las tres preguntas siguientes: ¿Es eso verdad? ¿Es eso justo? ¿Es eso saludable?, el individuo debe, en todo y por todo, buscar por sí mismo las bases de su juicio y crear éste en el seno de una abso1uta independencia intelectual. Para librarse de las influencias de un medio deprimente, de la presión que ejercen las sugestiones desventuradas en nosotros, las afirmaciones inexactas recibidas en la infancia, es preciso aplicarse ante todo en quien guíe el propio pensamiento (véase cap. III). Así se estará en estado de examinar nuevamente con toda libertad cada punto, de analizarlo, de juzgar nosotros mismos las causalidades de nuestras predisposiciones y, considerándolas con mirada lúcida, podremos oponerle las verdades que, merced a nuestras comprobaciones, habremos llegado a conocer.
(1) Véase “Método Científico-Moderno de Magnetismo, Hipnotismo y Sugestión’’ del mismo autor.
CAPITULO IX EL RECUERDO 1. El recuerdo depende de la concentración. — 2. Ejercicios de concentración. — 3. La sangre fría. — 4. El recuerdo obtenido en el curso del sueño.
1. EL RECUERDO DEPENDE DE LA CONCENTRACION Así como el registro mental requiere un esfuerzo para pensar atentamente, el recuerdo voluntario se realiza tanto mejor cuanto más sangre fría y calma se posee y más tranquilo se está; excepción hecha por otra parte, para algunos casos en que la exaltación mental proviene del sentimiento de la importancia que tiene el recuerdo para nosotros. Según eso, trátase de conservar la lucidez de espíritu en tanto se concentra atentamente la conciencia sobre nociones capaces de despertar el recuerdo buscado. Contrariamente a lo que pudiera creerse, la concentración y la atención no son sinónimas. El pensamiento concentrado hacia un sujeto va de sus entradas a sus salidas; describe por así decirlo, naturalmente, meandros convergentes, mientras que por el contrario, la atención supone una línea recta o el estar fijo el pensamiento en un punto dado. Esto no pretende ser una definición rigurosa. Es tan sólo la imagen que nos hace falta para entendernos.
Cuando tratáis de recordar algo, hasta sin método, inconscientemente recurrís a una cadena de asociación. Por ejemplo para recordar nuevamente ciertas circunstancias, os trasladáis mentalmente al lugar en que tuvieron lugar; para descubrir algunas palabras de un visitante, de las que no apreciasteis la importancia hasta después de haberlas “olvidado”, reconstruís las fases de la vista, la llegada del visitante, las primeras frases cambiadas, etc. También podéis facilitar extraordinariamente vuestros recuerdos siguiendo las instrucciones impartidas respecto al registro: es decir, la asociación, a medida que aparecen en vuestra conciencia, de todas las ideas e imágenes percibidas, recibidas o concebidas. Entonces observaréis que, conservando fija vuestra atención, durante algunas fracciones de segundo, en un determinado sujeto, todas las nociones conexas llegarán a vosotros en buen orden. Para los recuerdos más difíciles obrad exactamente como para el registro: investigad el lugar que el recuerdo buscado debe ocupar en el cuadro general de vuestra memoria, juzgad cuál debe ser su categoría, la sección de esa categoría o la sección o subdivisión en que le habéis clasificado y la subdivisión de esa sección en que colocasteis su “ficha”. Esto os llevará infaliblemente a alguna conexión eficaz. El pensamiento se deja llevar sobre ese hilo de Ariadna, con tanta mayor flexibilidad cuanto más cuidadosamente haya sido cultivado el ejercicio fundamental indicado en el capítulo IV, párrafo 1. Véanse en el siguiente párrafo Nº 2 algunos ejercicios de concentración muy eficaces:
2. EJERCICIOS DE CONCENTRACION Ejercicio Nº 1. — Reconstruid de memoria y en el orden en que son expuestas, las enseñanzas de una obra que hayáis estudiado con atención. Cuando hayáis terminado lo referente a un capítulo, releed éste y empezad de nuevo a recordarlo colmando esta vez las lagunas y rectificando simultáneamente las inexactitudes, Por fin, después de haber subdividido los capítulos en secciones, efectuad el ensayo de recordar al pie de la letra. Ejercicio Nº 2. — Si tenéis conocimientos literarios suficientemente extensos, sin que eso quiera decir que alcancen una experta competencia, adquirid las bien conocidas obras de Reboux y Muller: ¿De quién es esto? y A la manera de... Tratando de identificar los diferentes estilos, os distraeréis al mismo tiempo que se irá desarrollando en vosotros esa modalidad de la concentración mental que preside el recuerdo.
Ejercicio Nº 3. — Elegid una obra e extremo árida ejercitaos en asimilar su sentido. Este ejercicio, más o menos penoso según el grado de cultura de cada uno, no es completamente inaccesible a nadie. Basta con no leer una frase antes de haber comprendido y analizado íntegramente la anterior. Ejercicio N 4. — Durante una discusión, tomad el hábito de sostener vuestra tesis calmosamente y con cortesía, pero con una insistencia calculada. Emplead de un modo exclusivo de argumentos bien sopesados, que hallaréis con facilidad si clasificáis previamente vuestras ideas sacando de cada una de ellas todo lo que es capaz de dar. 3. LA SANGRE FRIA El ejemplo de fracasar en un examen a causa de la perturbación mental que se llama el trac, es notorio. A pesar de una excelente preparación y, a menudo, de un éxito brillante logrado en los exámenes escritos, el momento del examen oral va acompañado de una angustia que entorpece en forma molesta la función de la memoria. Por desgracia, no sólo no se tiene consideración a los jóvenes impresionables, sino que numerosos examinadores se procuran la estúpida satisfacción de acrecentar la turbación de los candidatos con su actitud ceñuda. Ya que nuestros programas universitarios no contienen los menores elementos de cultivo del contralor de sí mismo, de la calma y de la resolución, la justicia de la causa exigiría que se modificara el sistema de los exámenes orales reemplazándolo por un segundo examen escrito en que cada estudiante debería contestar rápidamente a un cuestionario, diferente para cada uno. Mientras llega esa reforma improbable, he aquí cómo suavizar en la mayor medida posible el inconveniente de las emociones disolventes. Para recobrar la quietud, procurad descongestionar el plexo solar mediante la respiración abdominal. Inspirad lentamente por la nariz y llenad de aire el parénquima pulmonar. El primer esfuerzo que se realice debe tender a dilatar la parte inferior, el vientre; el segundo a ensanchar los costados; el tercero a hinchar la parte superior. Tan pronto como la inspiración parezca completa, elevad la superficie del abdomen lenta, suave y gradualmente, hasta que esté bien distendida; después llevadla hacia el interior, en hueco, tan perfectamente como sea posible; reiniciad dos o tres veces con una inspiración ese movimiento alternativo. El efecto interno no se hace esperar: sobreviene con rapidez una relajación del estado nervioso y repitiendo el ejercicio diez o quince veces uno se encuentra enteramente desembarazado. En cualquier caso de perturbación emocional, se hará muy bien en emplear el procedimiento que acabamos de describir. Recobrada la calma, el cilindro (véase la figura de la página 32) inmovilizado por la angustia, reanuda su rotación, y la voluntad, por un momento disociada de la memoria, recobra su imperio sobre esa función. 4. EL RECUERDO OBTENIDO EN EL CURSO DEL SUEÑO Sin que se la solicite, la memoria trabaja a menudo durante el sueño, agrupando en torno a un centro de cristalización creado por algo que preocupa a la mente, los elementos de una solución. Por eso se dice que “la noche aconseja”. Toda persona puede utilizar voluntariamente esa posibilidad. He aquí cómo una psiquista muy adelantada, la señora Annie Besant, prescribe, en su admirable Pouvoir de la Pensés, cómo debe procederse para obtener de la mente dormida una respuesta mnemónica: “Lo que hay que hacer para eso es muy simple, Cualquiera que sea el problema al que se desee encontrar solución, debe ser tranquilamente sostenido ante la mente en el instante de dormirse; no es necesario profundizarle, buscar argumentos, sin lo cual el sueño no acudirá: es preciso solamente exponerlo y no hace falta más. Esto suficiente para darle al pensamiento la orientación requerida: el Pensador volverá a hacerse cargo del problema y se ocupará de él cuando ya no tenga que inquietarse de su cuerpo físico. Lo más a menudo, la solución se presentará en la imaginación en el instante del despertar, es decir, que el Pensador la habrá inscrito en el cerebro; también es una buena precaución tener papel y lápiz cerca de la cama, para anotar inmediatamente, las soluciones, al despertarse, porque las que así se logran, son borradas con facilidad por las numerosas impresiones provenientes del mundo físico — y no es fácil volver a hallarlas. — Muchas de las dificultades de la vida podrían ser aclaradas con facilidad por ese
procedimiento y así sería posible trazar un sendero por en medio de los obstáculos. Del mismo modo más de un problema mental hallará su solución cuando se le someta a la inteligencia, mientras que ésta no sea entorpecida en modo alguno por el cerebro físico, que es de naturaleza más densa’’. Para la comprensión completa de este fragmento, diremos que su autora, ardiente espiritualista, admite, según la doctrina teosófica, los destinos de la cual ella preside, que el Ego (el Pensador) es distinto del órgano mental del pensamiento. La mente sería el instrumento del conocimiento del Ego.
CAPITULO X
LA MNEMOTECNIA 1 El sistema de las ligazones. — 2. Las articulaciones cifradas y sus aplicaciones. — 3. La alegoría. — 4. Las fórmulas rimadas. — 5. Las tablas de recuerdo. — 6. El método de las localidades.
1. SISTEMA DE LAS LIGAZONES Este sistema tiene por objeto ayudar a la memoria a retener un texto rimado. Tiene su principal utilidad en los estudios clásicos y en el teatro. Es debido a Aimé Paris, mnemotécnico francés del siglo XIX, cuyas obras son muy difíciles de encontrar en la actualidad. Para darse cuenta en el acto del procedimiento que vamos a explicar, haremos observar previamente que un texto es tanto más difícil de retener cuanto más diferentes son sus períodos. Cien líneas de versos que desarrollan una misma idea directriz formando un encadenamiento continuo, parecen ser más fáciles de retener que ciertos poemas más breves, pero en los que cada estrofa no lleva necesariamente a la imaginación al sentido de la siguiente. Un ejemplo de los dos casos: estrofas dispares y encadenadas, nos lo proporciona una misma composición poética de Baudelaire (1): la que a manera de introducción puso al autor al principio de sus Flores del mal (2) La sottise, l‘erreur, le péché, la lésine Occupent no esprits et travaillent nos•corps Et nous alimentons nos coupables remords Comme les mendiants nourrissent leur vermine Nos péchés, sont têtus, nos repentirs sont lâches, Nous nous faisons payer grassement nos aveux, Et le riche métal de notre volonté Croyant par de vils pleurs laver toutes nos taches Sur 1 ‘oreiller du mal, c’est Satan Trimmégists Qui berce lentement notre esprit enchanté, Et le riche métal de notre volonté Est tout vaporisé par ce sevant chimiste C’est le Diable qui tient les fils qui nous remuent Aux objets répugnants nous trouvons des appas; Chaque jour vers l’Enfer nous descendons d’un pas Sans horreur, a travers des ténèbres qui puent (1) Tratándose de un sistema mnemotécnico francés, hemos preferido no cambiar lo versos. (2) He aquí una versión española de los mismos, “La necedad, el pecado, la roñería, ocupan nuestras imaginaciones y trabajan nuestros cuerpos, y alimentamos nuestros culpables remordimientos como los pordioseros nutren su miseria. ‘‘Nuestros pecados son testarudos, nuestros arrepentimientos, cobardes. Nos hacemos pagar ricamente nuestras confesiones y penetramos alegremente en el camino cenagoso creyendo lavar con viles lloros nuestras manchas. ‘‘A la cabecera del mal está Satán Trimegisto, que mece lentamente nuestro encantado espíritu, y el rico metal de nuestra voluntad
es vaporizado por ese sabio alquimista.
Áinsi qu’un débauché pauvre qui boise et mange Le sein martyrisé d une antique catin, Nous volons an passage un plaisir clandestin Que nous pressons bien fort comme une vieille orange, Serré, fourmillant comme un million d’helminthes’ Dans nos cerveaux ribote un peuple de Démons, Est quand nous respirons la mort dans nos poumons Descend, fleuve invisible, avec de sourdes plaintes. Si le viol, le poignard, le poison, l’incendie, N’ont pas encore brodé de leurs plaisants dessins Le canevas banal de nos piteux destins, C’est que notre ame, hélas!, n’est pas assez hardie. Mais parmi le chacals les pantrères, les lices, Les singes, les scorpions, les vautours, les serpents, Les monstres glapissants hulants, grognants, rompants Dans la ménagerie, infâme de nos vices. Il en est un plus laid, plus méchant, plus inmonde! Quoi qu’il no pousse ni grands gestes, ni grands cris, Il ferait volontiers de la terre un débris Et dan un bâllement avalerait le monde. C’est l ennui!, chargé’ d’ un pleur involontaire, Il reve d’chafauds en fumant son houka. Tu te connais, lecteur, ce monstre délicat, Hypocrite lecteur mon semblable mon frère! —
—
‘‘Es el diablo quien sostiene los hilos que nos mueven, en los más repugnantes objetos hallamos encanto, cada día damos hacia el infierno un paso, sin temer atravesar las tinieblas que hieden. ‘‘Tal como un libertino pobre que besa y mordisquee el martirizado pecho de una prostituta, queremos, al pesar, un clandestino placer, que estrujamos muy fuerte como una seca naranja. “Apretado, hormigueando como un millón de helmintos, en nuestro cerebro se agita un pueblo de demonios, y cuando respiramos la muerte en nuestros pulmones, desciendo como un río invisible, entre sordas quejas. ‘‘Si el estupro, el puñal, el veneno, el incendio no han borrado aún con sus ‘‘placenteros’’ dibujos el vulgar cañamazo de nuestros míseros destinos, es porque nuestra alma, ¡ay! no es lo bastante atrevida. ‘‘Mas entre los chacales, las panteras, los perros, los monos, los escorpiones, los buitres, las serpientes, los monstruos aulladores, gruñidores, rampantes en le infame casa de fieras de nuestros vicios, “hay uno más feo más malo, más inmundo que aunque no hace grandes gestos ni lanza grandes gritos, con gusto haría de la tierra un residuo, y en un bostezo se tragaría el mundo. ‘‘Es el aburrimiento; con los ojos llenos de un lloro involuntaria, sueña con patíbulos mientras fuma su ‘‘houka’’. Tú le conoces, lector a se monstruo delicado
¡Hipócrita lector -mi semejante- mi hermano!’’
Las siete primeras estrofas que anteceden se encadenan de una manera menos inmediata, que las otras tres. Observad el último verso de la primera estrofa y el primero de la segunda: Comme les mendiants nourrissent leur vermine Nos péchés, sont têtus, nos repentirs sont lâches, De uno a otro existe una vacilación forzada. Observad ahora el último verso de la octava estrofa y el primero de la novena: Dans la ménagerie, infâme de nos vices. Il en est un plus laid, plus méchant, plus inmonde! En este caso, la imaginación no podría extraviarse ni siquiera vacilar: la idea directora sigue su curso y se encadenan tan bien los dos versos, que están íntimamente de acuerdo. El llamado jalón consiste en hallar una corta fórmula que forme un encadenamiento, tan preciso como sea posible para unir la última palabra de una estrofa a la primera de la siguiente: Ejemplos: como los pordioseros nutren su miseria. …aferrada a su piel nuestros pecados son testarudos, nuestros arrepentimientos, cobardes. “creyendo lavar con viles lloros nuestras manchas. …blandamente apoyada su cabeza A la cabecera del mal está Satán Trimegisto” es vaporizado por ese sabio alquimista. …porque es él. Es el diablo quien sostiene los hilos que nos mueven”. “sin temer atravesar las tinieblas que hieden …con la cuales detectamos nuestra delicuescencia... Tal como un libertino pobre que besa y mordisquea”. “que estrujamos muy fuerte como una seca naranja, …la cual no podría calmar nuestra fiebre porque. apretado, hormigueando como un millón de helmintos”, “desciende, como río invisible entre sordas quejas …eco de lo más sombríos pesares, porque, confesémoslo.. Si el estupro, el puñal, el veneno, el incendio”. “es porque nuestra alma, ¡ay!, no es lo bastante atrevida. …bajo la inspiración de infames consejeros, Mas entre los chacales, las panteras, las perras”. Si, al leer, se intercala la corta frase denominada de ligazón, o jalón, y que en los versos precedentes va en bastardilla, el trabajo de la memoria se facilita singularmente. He aquí, según Aimé Paris, otro ejemplo de jalones aplicados a un trozo de Boileau (L’art poétique), del que también, damos’ una’ versión española: I Souvent la peur d’u mal nous conduit tans un pire; Un vers était trop faible; et vous le rendez dur; J’évite d’être long, et je deviens obscur; L’un n’est point trop fardé, mais va muse est troj nue? L’autre a peur de romper, IL SE PERD DANS LA NUE.
Jalón: Si le plaisir de cet homme est de se perdre DANS LA NUE. VOULEZ-VOUS les swivre ? II VOULEZ-VOUS du public mériter les amours? Sans cesse en .écrivant variez vos discours. Un style trop égal et toujours uniforme, En vain brille á nos yeux, ‘il faut qu’il nous endorme. On lit peu ces auteurs, nés por nous ennuyer, Qui toujours sur un to SEMBLANT PSALMODIER.
Jalón: J’aime à entendre PSALMODIER: “BEATI PAUPERES SPIRITTU”, (Heureux les Pouvers d’esprit). III HEURIX qui, dan ses vers, saint d’une voix légère Passer du grave au doux, du plaisant ou sévère! Son livre aimé du ciel chéri des lecteurs, Est sonvent chez Barbin ENTOURE D’ACHETEURS. Jalón; Si vous n’avez pas de réputation, votre libre ne sera jamais ENTOURE D’ACHETEURS. QUOI QUE VOUS ECRIVIEZ. I “A menudo, el miedo a un daño nos conduce a otro peor. Un verso era demasiado débil, y tú le haces duro; evito el ser extenso y soy obscuro; uno no está en modo alguno demasiado compuesto, pero su musa está demasiado desnuda, el otro tiene miedo de arrastrarse y se pierde en la nubes”. JALÓN: Si el placer de ese hombre es ‘‘perderse en las nubes’’,¿QUIERES seguirle? II “Quieres” del público los amores? Sin cesar, al escribir, varía tus discursos, Un estilo demasiado igual es siempre uniforme En vano brilla a nuestros ojos, es preciso que él nos duerma. Se lee poco a esos autores nacidos para fastidiarnos, que siempre en un mismo tono “parecen salmodiar”. JALÓN: A mí me gusta oír salmodiar: ‘‘Beati Paupres Spiritu’’ (Dichosos los pobres de espíritu). III ¡“Dichoso’’ aquel que en sus versos sabe con voz ligera pasar de la gravedad a la dulzura, de la gracioso a lo severo! Su libro, amado del Cielo y querido por los lectores, está a menudo en casa de Barbin “rodeado de compradores”. JALON: Si no tenéis reputación, vuestro libro jamás estaría “rodeado de compradores”,
SEA LO QUE FUERE LO QUE ESCRIBAIS.
IV QUO QUE VOUS ECRIVIEZ, évitez la bassesse Le style le moins noble a pourtant sa noblesse. Au mépris du bon sens, le burlesque effronté Trompa les yeux d’abord, plut par sa nouveauté: Que ce style jamais ne souille votre ouvrage, 1mitons de Marot l’élégant badinage, Et laissons le burlesque aux plaisants du Pont-Neuf. Mais n’allez point aussi, sur les pas de Brebeuf, Même en una Pharsale entasser sur les rives “Do morts et do mourants cent montagnes PLA.INTI VES. Jalón: Pourquoi vous obstiner a chanter des romances [PLAINTIVES? “PRENEZ MIEUX VOTRE TON.”
V PRENEZ MIRUX VOTRE TON. Soyez simple aveo art, Sublime. sans orgueil, agréable SANS FARD.
Jalón: Plutôt que d’offrir du FARD, “N’OFFREZ RIEN”.
VI N’OFFREZ RIEN au lecteur que ce qui peut lui plaire. Ayez pour la cadence une oreille sévère: Que toujours dans vos vers, les sens coupant les mots Suspende l’hémistiche, en marque le REPOS.
Jalón: Si quelqu’un aime son REPOS, (JARDEZ, VOUS de le troubler. IV ‘‘Sea lo que fuere lo que escribais’’, evitad la bajeza: El estilo menos noble tiene con todo su nobleza. Con desprecio del buen sentido, lo jocoso y desvergonzado engaña a los ojos primero, pues gusta por su novedad: Que jamás ese estilo mancille vuestra obra. Imitemos a Marot las chanzas elegantes y dejemos lo jocoso a los bromistas del Puente Nuevo; pero no vayáis tampoco, siguiendo los pasos de Brebeuf, ni siquiera en una Farsala, a amontonar en las orillas “de muertos y moribundos cien montañas lastimeras”. JALON: ¿Porqué obstinaros en cantar romanzas ‘‘lastimeras’’? COGED MEJOR VUESTRO TONO. V ‘‘Coged mejor vuestro tono’’. Sed sencillos con arte, sublimes sin orgullo, agradables ‘‘sin fingimiento’’. JALON:
Antes que ofrecer con “fingimiento’ NO OFREZCAIS NADA.
VII GA.RDEZ qu’une voyelle, à courir tropp hâtée, Ne soit d’une voyelle en SON CHEMIN HEURTEE.
Jalón: Si une femme de la halle est par vous en “son CHEMIN HEURTEE, “IL EST UN HREUX CJJOIX d’épithètes, emprunté au vocabulaire de Sées a profesión dont elle vous gratifiera.
VIII IL E,ST UN HEREUX CHOIX de mots harmonieux, Fuyez des mauvais sons le concours odieux. Le vers le mieux rempli, la plus noble pensée, Ne peut plaire a l’esprit quand l’oreille est blessée. VI “No ofrezcáis nada”, al lector, sino aquello que pueda agradarle. Tened para la cadencia un oído severo: Que siempre en vuestros versos, el sentido al cortar las palabras suspenda el hemistiquio y marque el “descanso”. JALON: Si alguien gusta do su “descanso”, PROCURAD no turbarlo. VII “Procurad” que una vocal por correr demasiado precipitada, no sea una vocal “en su camino tropezada”. JALÓN Si una verdulera es por ti “en su camino tropezada”, será UNA AFORTUNADA ELECCION de epítetos tomados del vocabulario de su profesión aquello con que os gratificará. VIII “Una afortunada elección” puede hacerse de vocablos armoniosos. Huid del concurso odioso de los malos sonidos, El verso mejor rimado, el más noble pensamiento, no puede gustar al espíritu cuando el oído está herido”.
2. LAS ARTICULACIONES CIFRADAS Y SUS APLICACIÓNES El empleo de los procedimientos siguientes ayudará considerablemente a recordar las cifras. Con un poco de costumbre, las fechas, fórmulas, precios, etc., pueden ser grabadas instantáneamente en la mente en forma de algunas palabras construidas de tal manera, que se halla sin dificultad el número original. Queremos, por ejemplo, fijar en nuestra imaginación el número total de los principales huesos del cuerpo humano, o sea 198. Para ello, atribuiremos a cada una de las cifras 1 a O una consonante, tal como sigue: 1 lo substituiremos por t 2 lo substituiremos por n 3 lo substituiremos por m 4 lo substituiremos por r 5 lo substituiremos por l 6 lo substituiremos por j 7 lo substituiremos por q 8 lo substituiremos por f 9 lo substituiremos por b 0 lo substituiremos por c Hecho esto, transformaremos 198 en sus consonantes significativas: t, b, f, y en seguida, con esas tres letras, combinaremos una frase susceptible de presentar cierta relación con los huesos cuyo nombre queremos recordar; por ejemplo: Todos Bien Formados. Es evidente que será más fácil recordar la frase: “Los huesos del cuerpo humano están todos bien formados”. que esta otra: “Los huesos humanos suman 198” He aquí ahora las indicaciones necesarias para emplear el sistema de las articulaciones cifradas, comenzando por dar el alfabeto numérico mnemotécnico de Aimé Paris sin modificaciones de ninguna clase, así como la tabla completa de esas articulaciones (1).
ALFABETO NUMERICO 1 t d
2 n
3 m
4 r rr
5 l
6 j ll
7 k g q
8 f v
9 b p
0 s c z
He aquí tres medios propuestos por los maestros de la mnemotécnica para fijar con mayor facilidad en la memoria la tabla numérica descrita antes:
1º Una frase rítmica de Aimé Paris indica en el orden numérico las principales articulaciones cifradas:
1 Tu 4 Rends 7 que
0 Sot ! 2 nous 5 les 8 fi/it
3 ments. 6 chants. 9 Pan
(1) Según el Abate Moigne.
2º Una serie de observaciones del mismo autor, acerca de las correlaciones de cada cifra con su principal consonante representativa: t que representa 1, no tiene más que un palote y se parece a la cifra 1. n que representa 2, tiene dos palotes. m que representa 3, tiene tres palotes. r que representa 4, parece un 4 vuelto al revés. l que representa 5, se asemeja al 5, que en la escritura cursiva se hace de un solo trazo de pluma. j que representa 6, tiene abajo un bucle como la cifra 6, c ó k que representa 7, parece como esta cifra una especie de potencia. f que representa 8, tiene dos bucles, como esta cifra. p que representa 9, tiene un bucle en la parte superior, como dicha cifra. s que representa 0, parece formada de dos ceros. 3º Una fórmula de Guyot Daubés: (1) 1. — Un TauDis 2. — deux aGNeaux Nains 3. — trois Mats 4. — quatre Roues 5. — cinq Loyers 6. — six eunes Chats 7. — sept Ca Gots 8. — huit Fèves 9. — neuf Pieds-Bots 0. — Zero CiSeau Una vez dominado ese sistema, puede aplicarse a las memorizaciones más diversas. He aquí algunas fórmulas imaginadas para recordar los números correspondientes a las consonantes indicadoras: APLICACIONES A LA HISTORIA (2) Fundación de Roma. — Roma fue fundada en las proximidades de las siete “colinas” (K.—L.—N. igual 527). Batalla de Soissons. — Después de la batalla de Soissons, Clovis, humillado, tomó su “revancha” (R. — V. — CH. igual 486). Batalla de Crecy. — Perdida por Felipe VI de Francia, permitió a los ingleses continuar su “marcha” (M. — E. — CH. igual 346). Sitio de Calais. — Durante el sitio de Calais, Eustache de Saint-Pierre fue un hombre “muy heroico” (M. — R. — K. igual 347). La locura de Carlos VI. — Carlos VI, a pesar de su locura, tenía un alma buena. (M. — B. — N. igual 392, igual 1392). Muerte de Juana de Arco. — Juana de Arco murió en Ruán de quemaduras, por no disponer de “tu remedio” (P. — E. — M. — D. igual 1341). Tratado ele Arras. — Por el tratado de Arras, la Borgoña entró a formar parte de Francia y la guerra termino. (R. — F. — N. igual 482, igual 1482). La noche de San Bartolomé. — En esa noche, los hugonotes fueron pasados a cuchillo sin “deliquium” (D. — L. — Q. — M. igual 1573). Batalla do Poitiers. — En esta batalla Carlos Martel echó a los sarracenos de nuestras “comunas” (C. — M. — N. igual 732). Sumisión de los Lombardos y Sajones a Carlomagno. — De los Lombardos y Sajones, Carlomagno fue el conquistador. (C. — K. — R. igual 774). Primera cruzada. — Los primeros cruzados, bajo Felipe I, partieron juntos (T. — R. — BL. igual 905). Ejecución de los Templarios. — La orden de los Templarios, disminuida bajo Felipe el Hermoso, ya no existe ahora (M. — N. — T. igual 312) (3). (1) ‘‘El Arte de Ayudar la Memoria”. (2) Todos loe ejemplos corresponden al texto original en francés. En castellano podría substituirse por otros. — N, del T.
(3) Puede recordarse 312 en lugar do 1312, porque a nadie podría inducir en error la omisión del 1.
FECHA DE LA MUERTE DE HOMBRES FAMOSOS Gutenberg. — Gutenberg, al morir, nada dejó a los suyos. (R. — L. — S. igual 450; igual 1450). Racine. — Racine en sus obras entona cantos pomposos. (CH. — P. — P. —; igual 699; igual a 1699). Moliere. — Moliere se burla de las chicanas. (CH. — C. — N. —; igual 672; igual 1672). ALGUNAS FORMULAS DE HISTORIA ANTIGUA Después de haber vencido a los Curiacos, Horacio mata a su hermana, de la que encontraba las palabras demasiado “chocantes” (CH. — K. —T. igual 671). Cincinato fue arrancado, para revestirle la púrpura de dictador, del campo, a donde voluntariamente se “relegó” (R. — L. —G. igual 457), etc. No hay ninguna fecha que no pueda ser recordada fácilmente formulándola como se ha hecho con las anteriores. Combinando por sí mismo sus frases mnemónicas, el lector se procurará un elemento de retención suplementaria, porque no se olvida aquello que se inventa.
APLICACIONES ARITMETICAS
Ejemplos Densidad del hierro. Ver los hierros enemigos apuntando el pecho, no es “grato” (G. igual 7). Densidad del oro. Jamás se ve brillar el oro sobre el polvo del “pavés” (P. V. S. igual 98’O). Densidad del platino. El niño que patina por vez primera es dichoso de ser guiado por la mano de su —.
—
—
—
—--
“papá” (P. P, igual 99), etc. —
APLICAC1ON AL PRECIO DE UNA FACTURA El traje de Pedro es de fino tisú (el metro a 10 francos) 10 igual T. S. Las mercaderías de Pablo son de calidad inferior (factura de Pablo: 2844 francos). 2844 igual N. F. R. —R. —
—
—
Si quisiera mnemonizarse una fecha que comprenda el día y el mes, podría hacerse uso, por ejemplo, de las anotaciones siguientes: Enero igual CH Febrero igual F Marzo igual R Abril igual V Mayo igual M Junio igual Z Julio igual J Agosto igual T Septiembre igual S Octubre igual K Noviembre igual G Diciembre igual D Será suficiente unir esas anotaciones a las precedentes La zeta igual L. Z. igual 5 de junio (1)
(1) Teniendo en cuenta que los ejemplos citados por el autor, pierden su eficacia en la traducción al castellano, muchos de ellos han sido deliberadamente omitidos. — N. del T.
3. LA ALEGORIA Nadie ignora lo que es un jeroglífico: una serie de dibujos o signos representativos de una frase que es preciso encontrar. En nuestra juventud todos nos hemos entretenido más o menos en buscar la solución de esos grafismos ingeniosos, a los cuales la mayor parte de los periódicos humorísticos reservan una página o dos. El principio de la formación de los jeroglíficos se emplea en mnemotécnica, y, aplicándolo se puede resumir en un espacio muy reducido un importante grupo de ideas o de detalles que se refieren a un hecho determinado. Por ejemplo: un cuadrado dividido en cien partes iguales, de las que cada una representa un año, puede servir para fijar en la memoria los sucesos principales de un siglo. Cada hecho que se quiera recordar será resumido para ello simbólicamente en la casilla que indique su fecha. Una memoria visual suficiente permite mnemonizar de ese modo, en forma muy ordenada, un gran número de conocimientos. 4. LAS FORMULAS RIMADAS Quienes posean una buena agudeza auditiva, los mnemotécnicos les recomiendan el empleo de fórmulas rimadas. Una de las más conocidas es la siguiente: El cuadrado de la hipotenusa es igual, si no se abusa, a la suma de los cuadrados de los otros dos lados Ello demuestra que un teorema geométrico encuentra a veces su lugar en forma poética. Sin tener el menor talento versificador, todo estudiante algo ingenioso sabrá generalizar el ejemplo anterior. He aquí otra, relativa al descubrimiento y a las propiedades del oxígeno, tomada de Guyot-Daubés: Sheele y Priestley descubren el oxígeno, gas inodoro, incoloro, permanente, agente vital que no es en verdad patógeno y que su virtud se nombra comburente. Vástagos de hierro, o azufre, o fósforo, o carbono se unen a ese gas y arden claramente; después, ese bello gas se transforma en ozono. Por la electricidad o lo fosforescente en un horno el oxígeno fabrico: se calienta al rojo vivo el cuerpo (Mn 02) o bien este cuerpo y el ácido sulfúrico. Forman sulfato manganésico entre los dos o bien aún el clorato de potasa, que del oxígeno da seis equivalentes. En cuanto al empleo del más útil de los gases, él sólo hace vivir y quemar constantemente. El sistema llamado de à peu prés (más o menos) consiste en reunir en una frase las palabras iguales o parecidas a los nombres que uno quiere recordar, utilizando el sentido evocado por sus homonimias. Para retener una serie de palabras poco usuales, algunos autores recomiendan se recurra a las iniciales o a las primeras sílabas de cada una, con las cuales se forman a veces un encadenamiento de asonancias que por lo extrañas se destacan. Así, por ejemplo, los doce signos del Zodíaco, agrupados de tres en tres, dan con sólo sus primeras sílabas cuatro palabras que por lo raras se destacan. Signos del Zodíaco Aries Cáncer
Tauro Leo
Géminis Virgo
Libra Escorpio Capricornio Acuario De sus primeras sílabas, unidas de tres en tres, resultan: Ataugé, Cánlevi, Liesa, Caapis, que facilitan el recuerdo de aquéllos.
Sagitario Piscis
De igual modo las primeras letras de los siete colores del espectro solar dan la palabra viavaar, que puede ayudar a retener los nombres de aquéllos: violeta, añil, azul, verde, amarillo anaranjado y rojo. Con frecuencia una frase muy sencilla basta para impedir radicalmente al olvido de algo que se quiere conservar en la memoria. Así, por ejemplo, la voz de mando tan vulgar en la milicia: “De frente... Mam!” permitirá que no vacilemos en ningún momento acerca de la respectiva función de los dos cordones de la médula espinal, pues nos hará recordar: “El cordón anterior ordena la motricidad y el otro la sensibilidad”. Es fácil también para los no marinos confundir babor y estribor, es decir, no saber cuál de esas dos palabras indica derecha y cuál izquierda, pero el vocablo Baes, formado con las dos primeras sílabas de aquéllas, nos lo hará recordar con sólo fijarnos en que ba está a la izquierda y es a la derecha; esto es, que babor indica izquierda de un buque cuando el observador mira hacia proa, y estribor, derecha.
6. LAS TABLAS DE RECUERDO Estas tablas se componen de cien o más vocablos que, una vez aprendidos de memoria con los números correspondientes, pueden ser empleados para asociar a ellos numerosas nomenclaturas estableciendo una analogía entre cada palabra de recordación y el correspondiente término de la nomenclatura. Menciono este sistema a título de curiosidad, porque la busca de analogías, labor pesadísima, lo hace por lo general muy poco práctico (1). He aquí las tablas: 1º La tabla denominada por selección de son: 0 son 1 ton 2 nom 3 mont 4 rond. 5 lion 6 jonc 7 gond 8 fond 9 bond 10 tison 11 dindon 12 tignon 13 démon 14 trone 15 talon 16 donjon 17 Dagon 18 typhon 19 tampon 20 nation 21 Newton 22 Ninon 23 Gnomon 24 Néron
25 nez long 26 nichons 27 nigaud 28 Niphons 29 nos ponts 30 maison 31 mouton 32 mignon 33 Mamon 34 marron 35 melon 36 manchon 37 Macon 38 méfions 39 Maupeon 40 raison 41 Redon 42 renom 43 ramons 44 ruraux 45 Rollond 46 región 47 Orgon 48 orphéon 49 harpon
50 leçon 51 laiton 52 linon 53 limon 54 larron 55 le long 56 légion 57 Hélicon 58 alluvion 59 Lapon 60 chanson 61 jeton 62 Junon 63 Chaumont 64 juron 65 jalon 66 changeons 67 choquons 68 chifon 69 chapon 70 cassons 71 coton 72 canon 73 goënmon 74 Caron
75 Colomb 76 cochon 77 cocon 78 Gavion 79 coupon 80 façon 81 phaéton 82 fanion 83 fumons 84 front 85 filon 86 Fanchon 87 faucon 88 vivons 89 faux bond 90 potion 91 ponton 92 pignon 93 poumon 94 perron 95 plomb 96 bouchon 97 bougon 98 bouffon 99 pompon
(1) El tratado de la memoria del abate Chavauty consigue, sin embargo facilitar el manejo de las tablas analógicas. Para información cabal de los lectores damos a continuación dichas tablas, tal cual aparecen en la edición francesa, debido a su buena inteligencia la versión adaptación que les corresponde.
2º — La tabla basada simplemente en la articulación de las consonantes: 1 temps 2 nuit 3 mont 4 roi 5 lion 6 chat 7 camp 8 feu 9 pont 10 tasse 11 téte 12 tonneau 13 diamant 14 taureau 15 étoile 16 donjon 17 dogue 18 tafia 19 taupe 20 noce 21 natte 22 naine 23 nîmes 24 neron 25 nil
26 niche 27 nougat 28 nymphe 29 nabot 30 maison 31 mouton 32 mine 33 momie 34 marin 35 moulin 36 manchon 37 moka 38 mauvais 39 miope 40 rose 41 rideau 42 reine 43 rameau 44 rire 45 rouleau 46 rocher 47 requin 48 ravin 49 ruban 50 lance
51 lutin 52 lune 53 lime 54 larron 55 1ilas 56 linge 57 lingot 58 louve 59 lampe 60 chaise 61 jeton 62 chaîne 63 chemin 64 chariot 65 châlet 66 juge 67 gigot 68 cheveu 69 chapeau 70 caisse 71 couteau 72 canon 73 caïman 74 croix 75 clou
76 cage 77 cocan 78 couvent 79 combat 80 fusil 81 fëte 82 vigne 83 femme 84 forêt 85 filet 86 fiche 87 fagot 88 fève 89 faux-pas 90 poisson 91 bâton 92 bonnet 93 pomme 94 pré 95 balai 96 pigeon 97 bague 98 bouffon 99 bonbon 100 danseuse
Observemos que estas tablas están formadas por palabras cuya selección no ha sido arbitraria, puesto que se basa en el orden de las consonantes figuradas: 1: T 2: N 10: TS 99: BB en PP
(tono, tiempo) (nonbre, noche. (tisón, tasse). (pompón, bombon), etc.
Quien se encuentre familiarizado con el sistema de las articulaciones, no tendrá más que realizar un pequeño esfuerzo para retener una u otra de las tablas. Si se desea, se utilizará la primera para los cien primeros términos de una nomenclatura y la otra para el centenar restante. 6. METODO DE LAS LOCALIDADES En lugar de emplear palabras como puntos de referencia, algunos se han servido de una serie de localidades conocidas cuyos emplazamientos se hallan fijado en su memoria. Los objetos contenidos en una habitación familiar, las estaciones y demás lugares de un trayecto, y las calles de una ciudad, pueden formar una serie de recuerdos que se repite siempre en el mismo orden con el fin de asociar a ello otras nociones. Por procedimientos parecidos es como los ilusionistas asoman a los espectadores repitiendo cuarenta, cien, doscientas palabras sin ninguna relación que se les ha indicado una sola vez.
7. EL TRUCO DE LOS NOMBRES VARIOS Esta prueba, de la que la clave interesará ciertamente al lector, se lleva a cabo con facilidad, de primera intención, aun teniendo una memoria mediocre. El operador se dirige a las personas presentes y les anuncia que repetirá en el orlen en que se digan los nombres que le propongan. Cada espectador debe decir, a su vez, una palabra, a su elección. Poniendo cuidado de empezar por una persona situada de tal forma que pueda iniciarse a partir de ella un orden numérico en el cual los otros espectadores puedan figurar sucesivamente según el lugar que ocupan, el mnemotécnico pregunta y escucha las palabras que le van diciendo. Supongamos que éstas sean las siguientes: 1 Piano 2 plato 3 llave 4 gato 5 ardilla 6 embaldosado 7 engrudo 8 péndulo 9 locomotora
10 cura 11 taburete 12 estómago 13 libro 14 billetes de banco 15 café 16 guantes 17 lápiz 18 estatura, etc.
Estas palabras se registran en la mente, as como se oyen mediante el uso de la tabla de recordación que hemos dado anteriormente o en otra forma similar. 1. Tiempo (cuando es lluvioso resulta agradable tocar el) piano. 2. Noche (se pasa mejor después de haber probado un buen) plato. 3. Sube (a la habitación y se olvida de la) llave. 4. Rey (de los animales es felino como el) gato. 5. León (no es tan rápido cómo la) ardilla. 6. Gato (corre por el) embaldosado. 7. Papel (se pega bien con) engrudo. 8. Fuego (brilla en la chimenea debajo del) péndulo. 9. Puente (de hierro por donde pasan las) locomotoras 10 Taza (de café negro como la sotana) cura. 11. Cabeza (se apoya en el respaldo del sillón y no en el) taburete. 12. Cuba (llenarse corno una cuba arruina el) estómago. 13. Diamante (una fortuna no alcanzaría para compra un famoso) libro. 14. Toro (cuesta muchos) billetes de banco, 15. Estrella (brillante como una máquina de moler) café. 16. Duque (no se cree elegante si no lleva sus) guantes 17. Escritor (casi siempre olvida su) lápiz. 18. Tafia (embriaga hasta dejar duro corno una) estatua. Los ejemplos pueden continuar indefinidamente. La memoria visual ayuda en forma considerable a quien es práctico. Así, a medida que alcanza instantáneamente cada analogía, se la representa concretamente. 1. Una mujer tocando el piano un día de lluvia. 2. Dos noctámbulos... 3. Etc.
CAPITULO XI
LA MEMORIA Y LOS ESTUDIOS GLASICOS 1. Examen y análisis del programa.. — 2. Plan de estadios — 3. Historia, Literatura, Filosofía. — 4. Botánica, Zoología y Fisiología. — 5. Física y Química. — 6. Matemáticas. — 7. Idiomas extranjeros. — 8. Geografía. 1. EXAMEN Y ANÁLISIS DEL PROGRAMA En el transcurso del programa que habéis de estudiar figura un número imponente de ramas científicas. Partiendo del principio expuesto en el capítulo VI para la clasificación general de las ideas, vuestro primer trabajo deberá ser el de ligar, asociar las distintas cuestiones a que habrá de referirse el examen que hayáis de sufrir. Sois un centro de percepción, del que cada sección de la ciencia figurará un canal por el cual adquiriréis conocimientos del Hombre, de la Naturaleza y del Universo. La finalidad exacta de cada ciencia, considerada aisladamente, debe aparecérselos con claridad. La apertura de un curso deberá “abrir el espíritu” para la materia a tratar en él y crear en el estudiante una apetencia intelectual, estimular su interés, mostrarle la importancia de lo que va a aprender. Si no halláis nadie que pueda preparar así la receptividad de vuestra memoria, preparadla vosotros mismos. Facilitaréis así notablemente vuestro trabajo futuro. Impregnaos la imaginación: lo, del objeto de cada rama; 2º, de todos los elementos de conocimiento que su estudio os proporcionará; 3º del interés que ella presenta en sí misma y para vosotros en particular. En fin, con el fin de perfeccionar tal preparación, buscad y anotad los diferentes apoyos que cada sección del saber humano presta a los demás. 2. PLAN DE ESTUDIOS Quien pueda estudiar según su plan personal, establecido bajo la inspiración de las propias concepciones generales y considerando la agudeza de sus facultades, ayuda a su asimilación, porque ésta se realiza entonces en un orden de acuerdo con la organización individual. Pero en la mayor parte de los casos, es más bien un plan de trabajo horario que una clasificación lo que es preciso establecer. Como la actividad mnemónica es, generalmente, mejor, cuando el estudio se efectúa sin precipitaciones, sin alternar el trabajo intenso con el abandono, es preciso tender a la regularidad. Al cabo de una cierta propensión a conformaros con las reglas que permitan mejorar la memoria, aprenderéis con mayor rapidez y más sólidamente. La aireación, si así puede decirse, de vuestros períodos de trabajo, recurriendo a convenientes descansos, se ensanchará progresivamente pero desde hoy mismo estudiad con justeza el estado de vuestras facultades y no tratéis de lograr en una hora lo que ellas no pueden daros sino en hora y media. Procediendo como os indico, con puntualidad, conforme con una distribución prevista para cada momento del día, no sólo realizaréis profundamente el registro mental, sino que afianzaréis la potencia, la rapidez y la seguridad de vuestra memoria, y cada vez todo se os facilitará un poco más. 3. HISTORIA, LITERATURA, FILOSOPIA Las etapas de la Humanidad, el desarrollo de sus medios de expresión, las concepciones sucesivas que emitieron acerca de sus orígenes y de su finalidad aquéllos de sus representantes, a quienes sus condicionamientos psíquicos indujeron a sondear los grandes problemas; esas tres líneas luminosas que parten de vosotros mismos e iluminan, desde sus orígenes, el mundo a vuestros ojos, ¿no pueden despertar en vosotros un interés potente? En caso afirmativo, puedo aseguraros que la docilidad de vuestra memoria es proporcional a la intensidad de vuestra potencia intelectual. Supongamos ahora que, para vosotros, todo eso evoca, pura y simplemente, tres caminos más o menos molestos de los que deberéis ir grabando las etapas en vuestra imaginación para dar cuenta de ellas, antes de vuestra llegada, a un fastidioso interventor pagado para impediros proseguir vuestra ruta si dejáis de contestarle de una manera satisfactoria. Tomad por lo menos las disposiciones más cómodas para el viaje: estudiad según un plan preconcebido las etapas a recorrer: obtened informes acerca de las diversas regiones que aquéllas
atraviesan y formaos una idea de las características generales de cada una. Así, cuando las alcancéis, vuestros ojos, en lugar de encontrarse desorientados por un espectáculo desacostumbrado, buscarán todo aquello que deban esperar ver. La agudeza de observación a que estarán obligados os será acaso más atrayente de lo que esperabais. Nuestros tres caminos, ya lo vimos, están trazados casi paralelamente. Desde uno de ellos podéis examinar los otros dos y daros cuenta de la analogía de los planes sucesivos que parecen formar. Veréis que toda característica de uno de ellos trae alguna consecuencia a los otros dos. Llegados al final del viaje, los detalles de nuestra investigación de los diversos territorios que recorren los tres senderos permanecerán grabados en vuestro espíritu. La cadena de los recuerdos formará una trama ininterrumpida. Las preguntas de vuestro examinador os situarán en un punto de la trama, y con mirada lúcida volveréis a encontrar los conocimientos que hubierais adquirido antes acerca del tema de ellas. Según eso, al comenzar vuestro año escolar procuraos, pues, esos memorándums (en los cuales no se piensa sino al fin de aquél) y, luego de haberos formado una idea del conjunto de cada materia, trazad un plan gráfico juiciosamente subdividido en contiguos estantes destinados a llenarse, cada uno en lo que le corresponde, con un grupo de hechos, de consideraciones, de teorías, que tengan alguna analogía con la etiqueta que lleve cada uno de los respectivos estantes. A medida que se llenen vuestros estantes, buscad una línea causal, una vía de encadenamiento para ligar estrechamente cada compartimiento a los que le siguen, a partir del origen. En el detalle, es con el relieve como obtendréis clisés cerebrales indelebles. Si se trata de un personaje, de muchos asociados o antagonistas, tratad, según vuestro manual, de grabar de cada uno un retrato mental preciso, tanto en lo físico como en lo moral; estudiad cada personaje como si pudierais verle realmente y sostener relaciones con él. Cuando en la vida social se os habla de un individuo a quien no conocéis, o se os explican sus hechos y sus gestos, en seguida formuláis en vosotros mismos una opinión de lo que serían eventualmente vuestras relaciones con él, de los puntos en que no podríais estar de acuerdo. Haced lo mismo con los hombres de la Historia. En lo que a los hechos se refiere, seguid el mismo método asistid a ellos con el pensamiento, seguid mentalmente sus peripecias. Observad el alcance de tal o cual incidente en los destinos de un pueblo, en el resultado de una batalla, en la vida económica de un país, etc... Tratad la Literatura y la Filosofía de modo análogo y asombraréis a todo el mundo con vuestra memoria. Para las fechas, emplead, si lo deseáis, las articulaciones de las consonantes. Permítaseme que observe aquí cuán perjudicial es el error psicológico que consiste en exigirles a los niños la asimilación de materias, cuyo alcance resulta ininteligible para ellos en sus tres cuartas partes. Señores profesores, abrid el espíritu de vuestros alumnos de ese modo, vuestras lecciones serán menos penosas para vuestros discípulos y para vosotros mismos.
4. BOTÁNICA, ZOOLOGIA Y FISIOLOGIA A los estudiantes se les procura excesivamente tarde el uso de ese precioso medio de fijación mnemónica que es la analogía. Me refiero a los cursos en que se comparan la Botánica, la Zoología y la Fisiología. A cada cual le corresponde remediar ese mal por la aplicación a esas tres modalidades del conocimiento los principios expuestos para la Historia, la Literatura y la Filosofía. Las nomenclaturas y clasificaciones, de aspecto bastante árido, son asimiladas con tanta mayor facilidad cuando más en cuenta se tiene lo que sigue: 1º Dedicar una atención continua a la relación de la etimología de cada nombre con las características de forma y otras de la familia de los vegetales o animales, del hueso o del músculo que designe. 2º Ligar los recursos de la agudeza auditiva y de la agudeza visual para recordar la asonancia de la palabra, su construcción gráfica y la imagen de lo que significa.
3º Establecer la mayor cantidad posible de subsecciones, categorías bien encadenadas, y cada una de ellas será grabada en la mente por una definición exactamente sintética de todo aquello que forma parte de su dominio.
8. FISICA Y QUIMICA También en este caso, la lectura de un memorándum formará en la imaginación los cuadros receptivos de los conocimientos que tengan analogías con las distintas secciones de la Física y de la Química. Fijad las notaciones químicas por medio de fórmulas como la que se citó en el capítulo anterior, o por el análisis profundo de los elementos de donde resulta cada una de aquellas notaciones. Haced que concurran el mayor número posible de los elementos de la memoria definidos en el capítulo II. Estudiad los fenómenos físicos y químicos, el aspecto de los cuerpos, sus propiedades, etc. Esas ciencias hallan, generalmente, buena acogida, porque su exposición continúa el orden experimental, orden al cual parece mejor adaptada la mentalidad moderna. La acústica, la óptica, la hidráulica, aparecen como otras tantas pequeñas ciencias distintas, de las que cada una muestra muchas series de comprobaciones muy destacadas. La distribución química de los cuerpos, las propiedades comunes a cada grupo unen con bastante facilidad los detalles relativos. 6. MATEMÁTICAS En esta ciencia, la atención forma el primer medio. Hace falta seguir necesariamente el encadenamiento, de lo sencillo a lo compuesto, y como cada nueva parte obliga a recapitular las otras, el estudiante atento no olvida nada de lo que ha comprendido íntegramente. En las matemáticas es donde se ven las memorias de bronce, aquéllas en que el buril de la atención halla la mayor resistencia para realizar un trabajo mejor que en las memorias de cera, Para facilitar el esfuerzo, se tendrá empero ventaja en provocar la apetencia mnemónica buscando que se despierte el interés por las posibilidades que abren la obtención de los medios proporcionados por las matemáticas. El alumno tratará con frecuencia de aplicar lo que ya sabe para resolver problemas que le interesen personalmente. El punto favorable para la recordación de esas ciencias es la inevitable acción sobre el entendimiento de las relaciones que cada una de ellas presenta con las demás. Esto ayuda en forma considerable a la retención y debería determinar a aquéllos que organizan la enseñanza a hacer que fueran simultáneos los estudios de ramas paralelas. Para toda persona hay un momento de la jornada en que la atención adquiere su máximo de agudeza, su máxima potencia de trabajo, y durante el cual la aritmética, la geometría, el álgebra y sus problemas penetran con mayor fuerza en el espíritu. 7. IDIOMAS EXTRANJEROS Lógicamente, una lengua extranjera debiera aprenderse según el mismo método que nos permite comprender y hablar nuestra lengua nacional, Las escuelas Berlitz; conocidas en todo el mundo, aplican el único sistema verdaderamente racional; es decir, colocan al alumno en presencia de un extranjero al que oyen enunciar en su idioma vocablos que significan los objetos que señala con el dedo, los actos que el mima, etc. Unas lecciones de enseñanza gramatical completan la iniciación fonética desde el punto de vista de la ortografía y de la sintaxis. A falta de este método, lo que a mi juicio es más conveniente para aquéllos que deben aprender una lengua en lugar distinto del seno de la nación que la utiliza, es lo siguiente: A. 1º Comprender lo escrito, 2º Redactar. B.
3º Comprender las palabras. 4º Hablar, Observemos que, normalmente la Sección A ocuparía el lugar de la sección B y, por ende, el concurso de la memoria auditiva precedería al de la visual. Comprender lo escrito supone el conocimiento de las reglas usuales de la sintaxis y de un vocabulario bastante extenso. He aquí un maravilloso medio de realizar rápidamente esas dos condiciones. Elíjase, o por lo menos solicítese de alguna persona competente, un trozo de literatura extranjera en el que estén aplicadas el mayor número posible de las reglas de construcción, Después de haberse hecho explicar las principales, ensáyese inmediatamente la traducción del texto estudiado, con el auxilio de un diccionario. De esta manera podrán ser íntegramente entendidos pasajes enteros. Inmediatamente se pasará al primer párrafo que haya quedado incomprendido, y recurriendo de nuevo a un entendido se le rogará que exponga las reglas gramaticales indispensables para la traducción de ese párrafo y que anote en el resto del texto aquellos, cuyo sentido se desprenda por la aplicación de las reglas en cuestión. Un segundo trabajo personal grabará en el espíritu una segunda serie de reglas y, después de haber traducido del mismo modo todo el texto elegido, el estudiante habrá obtenido una base sólida con la cual podrá continuar por sí solo sus estudios. Después del primer texto se pasará a otro más largo, por ejemplo, una novela, que se traducirá del principio al fin, y en el curso de la cual se repetirán y se grabarán en la imaginación las mismas palabras. Muy pronto se sabrá leer corrientemente el idioma estudiado y se empezará a escribirlo. Ya sólo faltará ponerse en relación con personas que hablen la lengua de que se trate, para habituar al oído a sus modulaciones, acentos tónicos, alteraciones usuales etc., y con el fin de llegar a comprender aquello que se entiende y hallarse en condiciones de repetirlo.
8. GEOGRAFIA Generalmente, la exposición de esa ciencia va precedida de nociones cosmográficas y geológicas bastante moderadas, A renglón seguido entran en juego el sentido topográfico; la agudeza visual y la memoria de las palabras. La clave del registro de los conocimientos geográficos está en asociar siempre las atenciones visual, auditiva y topológica. Por lo común, se estudian por separado la geografía física, la económica, etc., pero el alumno inteligente tendrá cuidado de superponer en su espíritu toda esas diferentes subdivisiones. Para cada provincia de un país, por ejemplo, el alumno se construirá un clisé mental que contenga: los contornos limítrofes, el recorrido de los ríos y canales que pudiera haber en ella, el tipo de las riquezas mineras y agrícolas, la situación de las ciudades principales, etc. Dibujando un mapa reducido del país, en el cual cada provincia se destaque en él como un pequeño mapa separado con los puntos, líneas y signos representativos del valor económico, se formará una especie de ficha mental fácilmente recordada por la imaginación y descriptible como los detalles de un cuadro,
APENDICE LOS MISTERIOS DE LA MEMORIA. 1. El sonambulismo provocado. 2. El recuerdo prenatal. 3. Una página de Bergson. —
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1. EL SONAMBULISMO PROVOCADO En el curso de esta obra, ya he dado una idea de la extraordinaria agudeza adquirida momentáneamente por la memoria en el estado de sonambulismo provocado. Bajo el impulso de incitaciones sugestivas, una vez puesto en ese estado (1), el sujeto remonta a gusto del operador el curso de su existencia y vuelve a hallar la trama de su vida hasta en sus más pequeños delineamientos. Cosa extraña, se comprende la relación causal del encadenamiento de sus actos, los comenta y los explica. Se diría que, independientemente de su conciencia, su mente ha elaborado una filosofía de los sucesos de su pasado. Al terminar este libro, deseo señalar una posibilidad mucho más extraña aún que la anterior: la regresión de la memoria. Un experimentador nada vulgar, el coronel Rochas, ex administrador de la Escuela Politécnica francesa, que practicaba desde hacía largo tiempo el hipnotismo, se propuso cierto día, después de haber hecho que un sujeto retrocediera muy atrás en su pasado, llevar más lejos la experiencia y ver, si ese sujeto se acordaba de su vida fetal e incluso de sus estados anteriores. Ese ensayo, repetido en diecinueve personas de edades, sexos y condiciones distintas, dio los mismos resultados en todos los casos examinados. Entre estos últimos, cuya relación forma una parte de la obra denominada Les vies successives, de M. de Rochas, voy a elegir uno, ni más ni menos característico que los demás, a fin de ilustrar, al lector. 2. EL RECUERDO PRENATAL Los ensayos experimentados que van a leerse tuvieron como testigos al doctor Bertrand, alcaide de Aix, y a un ingeniero, padre político del sujeto. No citaré las primeras sesiones de acondicionamiento, para entrar de lleno en los resultados relativos a la memoria: “Dormí a Mayo (2) — escribe Rochas, — primero por la presión del punto hipnógeno de su muñeca izquierda; proseguí la magnetización por pases y la conduje hasta la formación del cuerpo astral primeramente hacia la izquierda y luego hacia la derecha... Determiné entonces por sugestión la regresión de la memoria hasta la edad de doce años y le pedí al sujeto que escribiera su nombre, con el fin de proporcionarme una muestra de su escritura. Ella escribió lentamente María. La hice retroceder hasta sus ocho años y le pedí lo mismo, y con gran sorpresa escribió dos letras en árabe. Pedí de ello explicaciones al señor Lacoste, y éste me dijo que a esa edad, la muchacha se hallaba en Beirut y frecuentaba el colegio de las Hermanas. Seguí haciéndole retroceder progresivamente en el pasado hasta los seis, los cuatro y los tres años, hasta el momento de su nacimiento, hasta la época en que se encontraba en el seno de su madre, y aún más lejos”. “¿Qué eres ahora?”, le preguntó Rochas. Y el sujeto respondió en substancia: “Soy una mujer llamada Lina, estoy muerta; me he ahogado y no se halló mi cuerpo”. En su sesión siguiente, el operador volvió a empezar su experimento en el mismo punto en que lo había dejado y supo del sujeto que, cuando era Lina, su padre, un bretón, practicaba el oficio de pescador; que ella se casó con otro pescador llamado Ivón, de quien tuvo un hijo que falleció a la edad de dos años; que perdió su marido en un naufragio y que, desesperada, se tiró al mar desde lo alto de un acantilado. (1) Véanse los procesos de la producción del sonambulismo, en el “Método Científico Moderno del Magnetismo, Hipnotismo y sugestión”. (2) Véase mi “Tratado de Ciencias Ocultas”.
El sujeto, que no tenía ninguna noción de las teorías reencarnacionistas, describió una fase de su existencia póstuma antes de haber sido Lina, se hallaba errante, pero en un estado muy penoso porque anteriormente había sido un hombre nada bueno. Rochas, por sugestión, la retrotrajo al recuerdo del tiempo en que era el hombre en cuestión. El sujeto recordó entonces de esa existencia pasada bajo la forma masculina. Remontando el curso del pasado se vio acompañar en su entierro, morir, caer enfermo a los cincuenta años, vivir largamente como empleado de oficina, llamarse Charles Mauville, asistir a una revolución, etcétera. Es preciso añadir que todas las veces que el experimentador hace remontar al sujeto al curso de los tiempos, éste proporciona siempre en el mismo orden idénticos detalles. Además, Rochas obtuvo a menudo de tales sujetos indicaciones de lugares y de fechas bastante precisas para poder tratar de comprobarlas, y por esa verificación pudo constatar de que todo había sucedido como si la memoria prenatal correspondiera a una realidad. Por ejemplo, un sujeto, una sirvienta sin instrucción y de carácter sencillo, dormida y llevada hacia sus existencias anteriores, encontró como una de sus antiguas personalidades la de un tal Bourdon. Se vio sirviendo en el V regimiento de artillería en Besancon, en 1832. Realizadas las oportunas investigaciones, se supo que Besancon tenía, efectivamente, guarnición en esa época. Josefina, alias Bourdon, indicó también como un día feliz en su vida militar el 1º de mayo. Efectivamente, en aquel tiempo, era el 1º de mayo, el día de San Felipe, cuando se celebraba la gran fiesta militar, y no el 14 de julio. Otro detalle importante. Cuando son situados por sugestión en un período de vida fetal, todos los sujetos describen sus impresiones exactamente en la misma forma. 3. UNA PÁGINA DE BERGSON, En este libro hemos considerado la memoria bajo su aspecto funcional, cuidando de expresarnos de una manera igualmente aceptable a los materialistas y a los espiritualistas, incluso doctrinarios. Estos últimos se satisfacen, por lo general, una definición tan hueca como facultad de alma, en tanto que sus adversarios, más simplistas todavía, definen la memoria diciendo que es función del cerebro. Por poco que el lector se interese en el problema de la naturaleza íntima del recuerdo, leerá con satisfacción la admirable obra de Bergson denominada: Matíére et Mémoire, en que ese genio actual de la filosofía ha sabido sacar sutilmente, de las únicas bases clásicas, una luminosa demostración de la insuficiencia de las teorías corrientes que admiten que “el cuerpo conserva los recuerdos en forma de dispositivos cerebrales”. Cada día aparece más claramente que la fisiología casi está muy lejos de poder dar una explicación tan estrechamente exacta como la que se ha supuesto de la psicología. Y de todas las concepciones metafísicas, son sin contradicción las del ocultismo las que se atribuyen lo mejor de los hechos. La memoria estaría no ya localizada en el cerebro, su instrumento de manifestación material, sino que seria la propiedad de uno de los medios invisibles atribuidos por la ciencia oculta a nuestro Ego, lo cual explicaría, entre otras cosas, in posibilidad de recordar estados anteriores a la existencia presente y a la íntegra conservación de los recuerdos. El de nuestros vehículos, definidos por el ocultismo, y que corresponden a lo que nuestros psicólogos llaman la inteligencia, ha sido llamado por los modernos iniciados Cuerpo mental. Está formado por una substancia de esencia diferente de la materia física que interpenetra. Nuestros pensamientos, según esas teorías, parten del cuerpo mental y mueven el cerebro después de haber transmitido sucesivamente sus vibraciones a los vehículos intermediarios entre la mente y el cuerpo físico. Pero las vibraciones psíquicas tienen otro efecto: graban, por decirlo así, su objeto en la substancia mental ambiente. Porque, según dice Ánnie Besant, la, memoria es la reproducción que hace en la materia mental el sujeto conocedor (1) de los objetos con que se ha encontrado ya en contacto.
Las pocas líneas que anteceden bosquejan incompletamente la teoría ocultista de la memoria y no tienen otra finalidad de despertar la atención del lector sobre ese aspecto de la cuestión. En las obras especiales podrán encontrarse todos los datos necesarios. (1) Vale decir, el Ego.
De ninguna manera podría epilogar estas pocas consideraciones terminales, que transcribiendo una de las páginas más sugestivas del trabajo de Bergson que he citado antes. “Estudio ahora (1) en cuerpos semejantes al mío la configuración de esa imagen particular que llamo mi cuerpo. Veo nervios aferentes que transmiten sacudidas a los centros nerviosos y, después, nervios aferentes que parten del centro, llevan las sacudidas a la periferia y ponen en movimiento las diferentes partes del cuerpo o el cuerpo entero. Interrogo al fisiólogo y al psicólogo sobre el destino de linos y otros, y me responden que si los movimientos centrífugos del sistema nervioso pueden provocar el desplazamiento del cuerpo o de las diferentes partes de éste, los movimientos centrípetos o, cuando menos, algunos de éstos, hacen nacer la representación del mundo exterior. ¿Qué hay que pensar de eso? “Los nervios aferente son imágenes, el cerebro es también una imagen, las sacudidas transmitidas por los nervios sensitivos y propagados al cerebro son también imágenes. Para que esa imagen que llamo sacudimiento cerebral engendrara imágenes exteriores, sería preciso que las contuviera de una manera u otra y que la representación del universo material completo estuviera implacada en la del movimiento molecular. Pero sería suficiente con enunciar tal proposición para descubrir lo absurdo de ella. Es el cerebro el que forma parte del mundo material y no éste el que forma parte de aquél. Suprimid la imagen que lleva el nombre de mundo material y simultáneamente aniquilaréis el cerebro y el sacudimiento cerebral que son partes de él. “Suponed, por el contrario, que esas dos imágenes, el cerebro y el sacudimiento cerebral, se desvanecen: por hipótesis no borráis sino éstas, es decir, muy poca cosa, un pormenor insignificante en un cuadro inmenso. “El cuadro, en su conjunto, es decir, el Universo, persiste íntegramente. Hacer del cerebro la condición de la imagen total, realmente es contradecirse uno mismo, ya que el cerebro, por hipótesis, es una parte de esa imagen. Ni los nervios ni los centros pueden, pues, condicionar la imagen del Universo. “Detengámonos en este último punto. He aquí las imágenes exteriores, después de mi cuerpo y, por último, las alteraciones aportadas por mi cuerpo las imágenes de alrededor. Veo claramente cómo influyen las imágenes exteriores sobre las que llamo mi cuerpo: ellas imparten movimiento. Y veo por otra parte de qué modo afecta ese cuerpo sobre las imágenes exteriores: les restituye movimiento. Mi cuerpo es pues, en el conjunto del mundo material, una imagen que obra como las demás imágenes, recibiendo movimiento y transmitiéndolo a su vez, con la sola diferencia, quizás, de que mi cuerpo parece seleccionar, en cierta medida, la forma de restituir lo que recibe. Pero como mi cuerpo en general, mi sistema nervioso, en particular, engendraría la totalidad o parte de mi representación del Universo. “Ya digáis que mi cuerpo es materia o que es imagen, el hombre poco me interesa. Si, es materia, forma parte del mundo material; por ende, existe en torno de él y fuera de él. Si es imagen, ésta no podrá dar lo que no se le proporcionó, y puesto que, por hipótesis, ella es solamente la imagen de mi cuerpo, sería absurdo querer sacar a ésta de todo el Universo. Mi cuerpo objeto destinado a mover los objetos, es, pues, un centro de acción: no podría hacer nacer una representación”.
FIN
(2) Matiere et Mémbire,
INDICE
NOCIONES PRELIMINARES 1. Importancia de la memoria 2. Podemos modifica el elemento de esta función 3. En ciertas condiciones psíquicas, la memoria, amplía espontáneamente los límites do sus posibilidades habituales 4. Los estados afectivos excitadores del recuerdo 5. Cómo obtener una mejoría rápida. PARTE TEORICA I. Teoría esquemática del funcionamiento de la memoria 1. Idea de su automatismo perpetuamente activo 2. Distribución 3. Conservación 4. El recuerdo espontáneo 5. El recuerdo voluntario 5. Las asociaciones íntimas II. Los elementos de la memoria 1. Agudeza sensorial 2. Agudeza motriz 3. Agudeza emocional 4. Sentido estético 5. Sentido analítico 6. Espíritu de síntesis 7. Sentido analógico 8. Noción di tiempo. 9. Sentido topográfico 10. Cómo se establece el diagnóstico de una memoria III, Directiva de la educación razonada de le memoria 1. Aprender a manejar el propio pensamiento. 2. Observar la higiene psico-física 3. Crear centros de cristalización . 4. Poner remedio a las insuficiencias funcionales 5. Apelar a lo potencia de loa motivos pensamiento. 6. Determínese al esfuerzo. PARTE PRÁCTICA I. El gobierno del Pensamiento 1. Ejercicio fundamental indispensable 2. Ejercicios que desarrollan a la vez la agudeza sensorial y la atención
3. Cultivo de la agudeza emocional 4. Algunas palabras sobre el sentido estético 5. Ejercicios de análisis 6. Ejercicios de síntesis 7. Cómo se reeducan la noción del tiempo y el sentido topográfico V. Higiene de la memoria 1. Alimentación racional 2, Cultura física 3. No deberán usarse tóxicos 4. El descanso VI. Condiciones, previas para un buen registro mental 1. Clasificad vuestras ideas de lo general a lo particular 2. Estableced el mayor número posible de conexiones VII. — El registro mental 1. Constitución de las fichas mentales y su clasificación inmediata 2. El cajón de las tareas urgentes 3. La clave de la retención por antigüedad VIII. Les condiciones de conservación y de olvido voluntario 1. Repaso de las diversas secciones de conocimientos 2. Cómo se suprime una o varias fichas 3. Cómo anular 1o efectos de la primera educación IX. — El recuerdo 1. E1 recuerdo depende de la concentración 2. Ejercicios de concentración 3, La sangre fría 4. El recuerdo obtenido en el curso del sueño X. — La mnemotecnia 1. Sistema de 1as ligazones 2. Lea articulaciones cifradas y sus aplicaciones 3. La alegoría 4. Las fórmulas rimadas 5. Los tablas de recuerdo 6. Métodos de las localidades 7. El truco de los nombres varios XI. — La memoria y los estudios clásicos 1. Examen y análisis del programa 2. Plan de estudios 3. Historia, literatura, filosofía 4. Botánica, zoología y fisiología 5. Física y química 6. Matemáticas 7. Idiomas extranjeros 8. Geografía APENDICE
Los misterios de la memoria 1. El sonambulismo provocado 2. El recuerdo prenatal 3. Una página de Bergson
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