J. I. Packer - La Voz del Dios Santo.pdf

April 9, 2017 | Author: joel_ius | Category: N/A
Share Embed Donate


Short Description

Download J. I. Packer - La Voz del Dios Santo.pdf...

Description

&,Q¡f

Dios SaV\to ~ ~ e t ~ U~~s'"'"'

CONTENIDO

La misión de EDITORIAL VIDA es proporcionar los recursos necesarios a fin de alcanzar a las personas para Jesucristo y ayudarlas a crecer en su fe.

ex libris eltropical LA VOZ DEL DIOS SANTO Edición en español publicada por Editorial Vida - 2007 © 2007 EDITORIAL VIDA MiaIlli, Florida Publicado en inglés con el título: GOd HtLJ Spoken por Hodder & Stoughton © 1979 por J. I. Packer Traducción: Juan RoJtu Mayo Edición: &IJÍM d RoJÍM Editare», [nc. Diseño de cubierta: Cathy Spee Diseño interior: Rojas d Roja» Editore.J, lnc: Reservados todos los derechos. A menos que se indique lo contrario. el texto bíblico se tomó de la Santa Biblia Nueva Versión Internacional. © 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional. ISBN-lO: 0-8297-4827-X ISBN-I3: 978-0-8297-4827-7 Categoría: RELIGIÓN/Vida cristiana/Crecimiento espiritual Impreso en Estados Unidos de América Printed in the United States of America 070809 10 .,. 1098765432 1

Prólogo (200S)

S

Prólogo (1993)

7

1. Introducción (1979)

13

2. La palabra perdida

22

3. La Palabra de Dios hablada (1)

46

4. La Palabra de Dios hablada (11)

63

S. La Palabra de Dios escrita

84

6. La Palabra de Dios oída

114

Not~s

126

Apendice 1: La declaración de Chicago sobre la inerrancia bíblica (1978)

134

Apéndice II: La declaración de Chicago sobre hermenéutica bíblica (1982)

151

Sugerencias para lecturas posteriores

171

A rru» coleqa» de Tynda!e HaLL y Trinity Colleqe, Brutol 1970-79 con afecto y agradecimiento

PRÓLOGO (2005) Se me ha pedido e~cribir algo a manera de presentación para esta nueva edición de La voz del Dios eanto, No hay mucho que pueda añadir a lo dicho en el prólogo de 1993 ya la introducción de 1979 y, por supuesto, al texto en sí, con sus dos apéndices importantes. Cuarenta años después de haber escrito la mayor parte de lo que está allí ahora, sólo puedo decir que pienso que por la gracia de Dios me salió bien y que todavía estoy de acuerdo con todo su contenido. Mi esperanza era que, como un acompañamiento a mi primer libro sobre las Escrituras, Fundamentalum. and tbe Word o/ God, este artículo llevaría a la gente directamente a estudiar la Bibliay responder más de todo corazón a la verdad acerca de Dios de lo que su estudio revelara. Mi esperanza presente y oración es que esto ocurra a medida que las nubes se amontonan y el mundo continúa apretando a la Iglesia cada vez con más fuerza en la forma en que lo hace hoy. Por lo tanto hago algunas sugerencias respecto a la forma en que este libro pudiera utilizarse. Los predicadored no van a encontrar mucho de lo que de alguna forma u otra ya conocen, pero hojear este libro quizá renueve su entusiasmo en cuanto al privilegio asombroso que es suyo: hablar de parte de Dios, ampliando y aplicando su Palabra en su nombre. Los edtudianted de teolofta pueden encontrar aquí un estudio de los principales puntos de conversación acerca de la Biblia sobre los que ellos necesitan tener claridad. Desde 1965, cuando apareció la primera edición, mucho se ha discutido sobre los detalles de los conceptos que expresé, pero nada sustancial ha ocurrido para alterarlos en lo básico, tomando en cuenta que un estudio puede ayudar a mantener la perspectiva de la madera entre los árboles. Pienso que los grupOd en las iglediad encontrarán en este un buen libro con el cual trabajar; yo lo hallo claro y clarificador, como quise que fuera y lo cierto es que hay mucha gente de

6

LA VOZ DEL DIOS SANTO

iglesia que no están muy seguros de lo que creen sobre la revelación y la Biblia. Mientras armaba La Voz del Dios Santo abordaba esta situación y, tenía más deseo de que los laicos pudieran tomar nota de mi libro más que los eruditos. Esa sigue siendo mi esperanza. Estoy confiado de que los cristianos in(JivlJua!ed que lean La voz(JeL Diod «anto sentirán fortalecido su sentido de aplicación de la Palabra a sus conciencias; y profundizada su percepción de cómo la aplicación funciona por lo que aquí está escrito. Entonces, pequeño libro, sal fuera de nuevo y, con la bendición de Dios, edifica la familia del Señor en el lugar preciso y hasta el punto en el cual más te necesiten. Y que toda la gloria sea Suya.

J. 1. P. Regent College, Vancouver Enero de 2005.

PRÓLOGO (1993) Mientras más envejezco, lo que más quiero es cantar mi fe y lograr que otros la canten conmigo. La teología, como siempre les digo a mis estudiantes, es para hacer doxología: La primera cosa que hay que hacer es convertirla en alabanza y así honrar al Dios que es su tema, el Dios en cuya presencia y con cuya ayuda todo se resolvió. El llamado de Pablo a cantar y hacer música en el corazón para el Señor es un mensaje para teólogos al igual que para otras personas (Ef 5: 19). Las teologías que no se pueden cantar (u orar para el caso) están mal a un nivel profundo, y tales teologías me dejan descorazonado en ambos sentidos: con frío en las venas y desinteresado. Consideraría trágico si este libro dejara tal impresión en algún lector. Solicito, por consiguiente, que sus contenidos, los cuáles son ciertamente teología, sean recibidos ante todo como contenidos para la alabanza, aunque mi temática se presenta en la forma de un sermón extendido y con cierto tono de apremio. Mi meta principal en estas páginas es celebrar la dádiva de Dios de la verdad revelada acerca de sí mismo, a través de la cual encontramos comunión con él, recibimos salvación y aprendemos a vivir. Me encantaría que el libro lo entendieran como un eco y apoyo a dos himnos que reproduzco aquí para la meditación de mis lectores. (Las letras itálicas - ¿es necesario decirlo? - son añadiduras mías.) La primera parte data de 1953, doce años antes de la primera edición de este libro. Es algo así:

Dios ha ha6fa{)o por sus profetas, Con su palabra inmutable, Cada uno de una época a otra proclamando Al único justo Señor y Dios. En medio de la desesperanza y confusión del mundo Ancla firme que aun se planta, Dios el Rey, de trono eterno,

8

LA VOZ DEL DIOS SANTO

Dios el primero y Dios el final.

DÜJd ha hablado por Jesucristo, Cristo, el Hijo eterno, Resplandor de la gloria del Padre, Con el Padre siempre uno; Ha hablado por la Palabra encarnada, Dios de Dios, la era del tiempo comenzó, Luz de Luz, que a la tierra descendió, Hombre, que revela Dios al hombre.

Dios aun habla por su Espíritu Santo Hacia los corazones de hombres, En la era del tiempo donde la palabra explica El evangelio del mismo Dios, ahora igual que entonces; A través del surgimiento y caída de naciones Una certeza de la fe aun permanece en pie, El Dios eterno, su palabra inmutable, Dios el primero y Dios el final. El segundo himno, escrito por Charles Wesley en el primer calor del gran despertar evangélico de Inglaterra hace dos siglos y medio, es más conocido.

i Oh, que tuviera lenguas mil Del Redentor cantar La gloria de mi Dios y Rey Los triunfos de su amor! Bendito mi Señor y Dios, Te quiero proclamar; Decir al mundo en derredor Tu nombre sin igual. El quebranta el poder del pecado cancelado,

y libera al cautivo: Su sangre puede hacer al más inmundo limpio; Su sangre es el beneficio mío. Dulce es tu nombre para mí,

PRÓLOGO (1993)

9

Pues quita mi temor; En él halla salud y paz El pobre pecador. Rompe cadenas del pecar; Al preso librará; Su sangre limpia al ser más vil. i Gloria a Dios, soy limpio ya! Permítanme decir sin ambages que mi meta al escribir sobre el hecho y el proceso de la revelación es aclarar la manera de captar las realidades que han sido reveladas: el conocimiento de Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, en la creación, en la retención, en la regeneración yen la edificación de la Iglesia. Aquí están las fuentes de la vida cristiana, las cuales los predicadores deben aplicarse con fuerza a proclamar para la gloria de Dios y el bien de las almas. Las incertidumbres modernas sobre la revelación han tenido el efecto de represar esas fuentes. Es mi esperanza y oración que este libro ayude a desbloquearlas.

Un libro que ha crecido Un gato, dice un proverbio chino, puede mirar a un rey. Los lectores con discernimiento habrán identificado ya que conforme escribo este prólogo tengo a un rey en la mira, uno que verdaderamente puede ser llamado rey: Juan Calvino, quien en los cuatro libros de la edición final de su Institucidnde la reLigión cristiana disertó sobre la creación, la redención, la vida regenerada y la Iglesia, en ese orden, y cuya pasión por la gloria y la alabanza a Dios brilló a través de cada párrafo. En mi calidad de gato observador siento cierta identificación con Calvino. En primer lugar creo que la sustancia de este libro contaría con su aprobación (léase en Inst. I.i-ixy IV.viii.I-12 si duda lo que digo). En segundo lugar, es una realidad que la/nJtltución de Calvino creció a través de cinco ediciones entre 1536 y 1559 de ser un libro de bolsillo sobre el cristianismo práctico para una audiencia general hasta llegar a ser un tratado de renombre muchas veces mayor. Esto ocurrió sobre todo a través de la adición de material

LA VOZ DEL DIOS SANTO

PRÓLOGO (\993)

más o menos técnico relevante para la educación de predicadores, y que se generó por desacuerdos sucesivos con lo que Calvino originalmente había ofrecido. Como resultado, a pesar de que procuró mantener todas las cosas a nivel de un laico educado, y que hasta cierto nivel admirable sí lo logró, cuenta con cambios fuertes de marcha conforme se mueve de la homilética catequista a la apología teológica y luego vuelve atrás. En alguna forma estoy en las mismas. La voz del DWd santo inició su vida en 1965 como un libro de bolsillo de noventa y seis páginas. Ahora es el doble de su longitud inicial, y las añadiduras son en su mayor parte de un nivel más técnico que el mismo material al cual han sido incorporadas. Tan sólo puedo pedir a mis lectores su indulgencia y declarar que he tratado con mucho esfuerzo de mantener el estilo tan simple como sus argumentos lo permitan.

tildándola de falsa y a la piedad evangélica de patológica', el efecto más perceptible fue el que sus pares especularan sobre qué le había ocurrido para que generara en él tanta rabia y contención: su queja no se tomó seriamente y sus votos de censura no fueron secundados. Detecto en La voz del DWd «anta una nota de actitud defensiva y desafiante, sobre todo en relación a la teología liberal la cual rodó alto en la Inglaterra de la década del 1950 de la misma manera como lo había hecho durante medio siglo antes; pero ese tono es difícil que yo lo trajera a colación si tuviera que volver a escribir desde cero hoy. En segundo lugar, la agenda académica en las sucesivas discusiones alrededor de la Biblia ha cambiado del tema de la revelación e inspiración al canon y la hermenéutica, lo que significa, en términos prácticos, la interpretación. Allí es donde está la mayor parte de la acción del día de hoy, sobre todo en Norte América, donde la interpretación canónica de la Biblia (10 que quiere decir objetivay orgánica) que es sustentada por las fuerzas reformistas, a saber el evangelicalismo y la teología bíblica, se ubican en posición contraria a la de la hermenéutica selectiva y subjetiva de las variadas teologías de la liberación, la más notable de las cuales es la feminista. Como discurso organizado alrededor de los temas de la revelación e inspiración, La voz del DWd santo puede aparecer un poquito anticuada, del mismo modo como se compara a Brahams con Britten o a Clirr Richard con Michael Jackson. Sin embargo, se necesita claridad respecto a la revelación e inspiración antes que se pueda discutir el canon y la hermenéutica para cualquier propósito bueno, de manera que la línea de argumento que este libro desarrolla es todavía, creo yo, de fundamental importancia. He realizado algunas añadiduras al texto para abordar estos intereses de corte más reciente, pero la inspiración y la revelación siguen siendo mis preocupaciones básicas. En tercer lugar, parece ser que la corriente principal de profesión y convicción se ha revertido entre los teólogos de habla inglesa. En lugar de las suposiciones colectivas de lo que podríamos llamar la comunidad de teólogos de que la teología constructiva debe abrazar en alguna manera el unitarianismo antisobrenatural -deísta o panteísta- del Siglo de las Luces, nuevas prospecciones de los tipos de trinitarianismo niceno, del encarnacionalismo calcedonio y de la soteriología de Atanasio o

\0

Cambios al cabo de treinta años Aunque creo que todavía dice cosas de relevancia central en un tópico de relevancia central, este libro, que es en esencia de 1965, tiene algo que constituye una pieza de un período. Puede ser que facilite en algo la tarea de identificarse con el mismo notar tres desarrollos ocurridos alrededor de la discusión del tema de la revelación y la Biblia que hace del escenario de 1993 diferente al de 1965. En primer lugar, la teología evangélica, de la cual este libro es un producto de muestra, es mucho más fuerte en el mundo de habla inglesa de lo que era una generación atrás. La producción de mucho material escrito de alta calidad para guiar y respaldar a los creyentes de la Biblia, y el trabajo erudito patrocinado por la Tyndale Fellowship for Biblical Research (inglesa), la Evangelical Theological Society (americana), el International Council on Bíblical Inerrancy durante su década de acción (1977-1987) y muchas editoriales y centros de estudios teológicos en añadidura han otorgado a la teología evangélica el estatus de una nueva opción prometedora, distinta de aquella acción de retaguardia sin esperanza que representó la manera en la cual mucho se la catalogó entre los años 1950 a 1960. Cuando James Barr escribió su importante libro con el que atacó a la teología evangélica

11

12

LA VOZ DEL oros SANTO

Agustín han llegado a ser aceptable orden del día. El mundo del pensamiento al cual se pertenece La voz deL Diosoanto ya no es de carácter marginal como parecía en 1965, cuando Bultmann, Tillich, John Robinson y sus seguidores dominaban la escena. Hoy está en el escenario principal. Cuánto durará esta corriente revertida nadie lo sabe, pero para el tiempo presente, por lo menos, escuchar a lo que la Biblia enseña sobre las tres personas divinas y las tres « R" de la fe apostólica - ruina, redención y regeneración - es menos de una rareza exótica en la Iglesia de lo que algo de la retórica en La vozdeL Diod aanto pueda sugerir. En cuanto a mí, estoy muy agradecido a Dios de que así sea. Entonces, desde mi punto de vista, algunas cosas han cambiado para bien; pero de ninguna manera todas. La teología clásica cristiana, fundamentada en la apreciación de que la Biblia es la Palabra inspirada de Dios, todavía es una posición de minoría en el mundo protestante de más antigüedad en ambos lados del Atlántico. Maestros arrogantes en las escuelas y universidades todavía procuran erradicar de la gente joven cualquier vestigio de creencia evangélica que encuentran en ella. Los andrajos de una raigambre liberal permanecen en control de la mayoría de las denominaciones principales y del Concilio Mundial de Iglesias. El incontrolable relativismo, pluralismo y nihilismo definitivo a los cuales el método subjetivo de la teología liberal tarde o temprano daría lugar, está siendo elaborado en círculos radicales y liberales para que términos como «Dios» «Cristo", «fe", y «amor" sean más y más «narices de cera" flexibles. La creciente presión en las iglesias más viejas para que se acepte un sincretismo de la fe como principio funcional, y de otorgar un certificado de legitimidad al estilo de vida homosexual, son apenas dos ilustraciones de esto. El propósito de La Voz delDios Santo es reafirmar la autoridad bíblicay el método bíblico de vivir bajo esa autoridad. Yo reedito el libro en la creencia de que la tarea que procura realizar todavía es necesario realizarla. Que Dios lo use para ese efecto.

CAPITULO 1

INTRODUCCIÓN (1979) La primera versión de este libro fue publicado en 1965, en una serie llamada Fundamentos Cristianos. La serie fue hecha por anglicanos para anglicanos y es la razón por la cual muchos de los temas anglicanos aparecen en mi texto. La presente reedición agrandada es de manera específica menos anglicana en sus puntos de vista, a pesar de que su demostración de que los formularios de la Iglesia de Inglaterra están fundamentados en la Biblia, orientados en el carácter de la Biblia (Los Treinta y Nueve Artículos de 1563, en el Libro de la Oración Común de 1662 y LaJ HomilÚlJ certificadas en el Artículo 35) permanecen intactos, como un testimonio a mis compañeros anglicanos de dónde están sus verdaderas raíces. Sin embargo, también se utiliza bastante material de otras tradiciones. Las posiciones adoptadas en 1965 se mantienen invariables hasta dónde estoy consciente, pero algunas de ellas ahora están ampliadas, ilustradas y aplicadas de una manera en la cual antes las restricciones de longitud impedían. Mi meta en todo es preparar la mente de los cristianos pensantes para que lean y estudien la Biblia como deben hacerlo los cristianos. Esta meta determina los contenidos y el espíritu de lo que ahora escribo.

DISFRUTE SU BIBLIA Una introducción muy útil de un peregrino que se dirige a estudiar la Biblia es el libro de J ohn Blanchard, EnjoyyourBible. Su título tiene una historia: perteneció primero a un libró de hace una generación escrito por G. Harding Wood, escrito esencialmente para hacer el mismo trabajo, y evoca el título de otro buen libro de Harrington C. Lee que anduvo rodando una generación anterior, Tbe Joyo/ Bibl« Stu{}Y (1909). Vea el énfasis: lo que se resalta es el prospecto del deleite que produce un

LA VOZ DEL DIOS SANTO

INTRODUCCIÓN (1979)

acercamiento mayor a las Escrituras. Y este énfasis es correcto. Deleite, puro y sin fin, es el propósito de Dios para su pueblo, en todo aspecto y actividad de nuestra comunión con Él. «Me llenarás con gozo en tu presencia, con placeres eternos a tu diestra» (Sal 16:11). Yo mantengo la apasionante doctrina de que ninguno de los placeres son tan frecuentes ni tan intensos como los de los cristianos agradecidos, devotos, resolutos, sinceros que se niegan a sí mismos. Mantengo que las delicias del trabajo y el placer, de la amistad y la familia, de comer y aparejarse, de artes y oficios, de jugar y ver jugar, de descubrir y hacer cosas, de ayudar a otra gente, y todos los otros placeres nobles que la vida ofrece, son dobles para los cristianos; porque, como solían decir los antiguos felices puritanos (no señor, esto no es un error de imprenta, no es freudiano; quiero decir puritanos de verdad, puritanos históricos, no los petulantes y desabridos puritanos de la imaginación angloamericana), el cristiano saborea a Dios en todos sus placeres y los incrementa, mientras que a otras personas el placer les deja un sentido de vaciedad que los restringe. Además, y mantengo que cada encuentro entre un cristiano sincero y la Palabra de Dios, «la ley de tu boca» (Salmo 119:72), aun cuando cale hondo o requierahumülarse, produce gozo como resultado, del mismo modo como Blanchard, Wood y Lee insinúan, y, mientras más fiel sea el cristiano, mayor será su gozo. Conozco por experiencia lo que es disfrutar la Biblia, alegrarse uno de encontrar a Dios y que él lo encuentre a uno en la Biblia y a través de la Biblia; conozco por experiencia por qué el salmista dijo que el mensaje de Dios de promesa y mandamiento era su deleite (Salmo 119:6, 24, 35, 47, 70,77, 92, 143, 174. [Nueve veces!) y su gozo (versículos 111, cf. 14, 162; Salmo 19:8), y por qué dijo que la amaba (Salmo 119:47, 48, 97, 113, 119, 127, 140, 159, 163, 167. ¡Diez veces!); he comprobado, al igual que otros lo han hecho, que así como la buena comida provee placer al igual que nutrición, de la misma manera lo provee la buena Palabra de Dios. De manera que estoy a favor de que todos los cristianos se sumerjan en la Biblia con expectativas de disfrutar, y aplaudo a estos escritores por resaltar el prospecto del gozo a fin de contrarrestar la idea común de que

el estudio de la Biblia a la larga se vuelve seco y soso. Pero para que todo sea así, yo creo, se necesita un punto de equilibrio. ¿Qué es disfrutar? Esencialmente, es un subproducto: un estado de contentamiento y plenitud que provienen de concentrarse en algo más que disfrutar uno mismo. Si disfrutar, cómo tal, es su meta, puede esperar que no ocurra, puesto que está descuidando las condiciones para que esto se dé. La búsqueda de placer, conforme aprendemos por la experiencia, es un negocio estéril; la felicidad no la encontraremos mientras no tengamos la gracia de dejar de buscarla, y de dar nuestra atención a personas y asuntos externos a nosotros mismos. En este caso, el estudio de la Biblia sólo proporcionará disfrute si la meta es conformarnos a nuestro Creador en creencia y conducta, a través de la confianza y obediencia. El estudio de la Biblia para placer propio antes que para placer de Dios concluye en que no da placer ni a él ni a nosotros. Cuando Pablo predicó en Berea, los judíos allí «recibieron el mensaje con gran ansia y examinaban las Escrituras cada día para ver si lo que decía Pablo era verdad» (Hch 17: 11). La «palabra» era el mensaje de salvación para la humanidad perdida que se alcanza a través de Jesucristo: «No hay otro nombre bajo el cielo... en el cual podamos ser salvos»; «cree en el señor Jesús y serás salvo» (4:12; 16:31). El «ansia» que sintieron surgió, sin lugar a duda, de sentir que la necesidad primera de cada hombre tiene que ver con aclarar bien los asuntos de su destino eterno que el evangelio enfoca y resuelve. Tal ansia puede ser que hoy se la llame «preocupación existencial», a pesar de que «ansia» es una palabra más clara para la mayoría de la gente. Los muchos bereanos que creyeron (Hch 17:12) sin lugar a duda testificaron después del gozo de ese resultado del estudio de la Biblia; en lo que ellos se enfrascaron, sin embargo, no fue en el gozo como tal, sino en la manera en que Dios salva, y su gozo provino del hallar lo que buscaban, a pesar de que debe haber afectado sus ideas previas, y haber provocado un sentido de pecado, vergüenza y desesperanza que no habían conocido antes. Así que para nosotros, lo que nos trae gozo es encontrar el camino de Dios, la gracia de Dios y la comunión de Dios a través de la Biblia, aun cuando vez tras vez lo que la Biblia dice

14

15

16

LA VOZ DEL DIOS SANTO

INTRODUCCIÓN (1979)

- esto es, lo que Dios en la Biblia nos dice - nos tire por el suelo. Así que el gozo del estudio de la Biblia no es el de recoger golosinas esotéricas sobre Gog y Magog, Tubal-Caín y Matusalén, numerología bíblica y la bestia y cosas por el estilo; tampoco es el placer, intenso para los que gustan de hacerlo, de analizar el texto traducido y convertirlo en bellos patrones para predicadores, con títulos enumerados con cuidados y arreglados entre ellos con la diestra ayuda de una apta aliteración. Es más bien una alegría profunda que viene de comulgar con el Dios vivo hacia cuya presencia la Biblia nos acerca, un gozo que sólo sus propios y verdaderos discípulos conocen.

ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que merece según las cosas que haya hecho mientras estuvo en el cuerpo, sean estas buenas o malas» (2Co 5:10). Es cierto, la moda secular es tratar esta vida como la única, y a la muerte física como una extinción personal, y cacarear una mofa ante el concepto del juicio divino. Por supuesto que esa pasión por la supervivencia personal que nos absorbe y sale siempre a colación en el Occidente moderno toma formas irritantes y repulsivas. Por supuesto que muchos protestantes (menos católicos romanos y ortodoxos, dicho sea a su favor) están tan deprimidos por la mofa marxista del cielo color de rosas cuando te mueras, y tan dados a aceptar las opiniones seculares, que ya no quieren decirle a nadie que la vida del más allá importa más que la vida aquí, y a menudo olvidan que esto es de veras así. (¡Y qué problema trae eso! Cuando el programa de la providencia divina de prepararnos para disfrutarlo a él en el más allá incluye discapacidad física o mental, crueldad o injusticia de parte de otros, pobreza, dolor o privación -lo que los antiguos puritanos realistas llamaban «pérdidas y cruces» - estos protestantes en el acto se confunden y pierden el equilibrio, y se constituyen en inútiles pastoralmente hablando; porque, como muestra Hebreos 12:1-14, es solo en referencia a la vida venidera que todas estas cosas tienen sentido.) Por supuesto también, los exponentes de profanidades bíblicas a veces alimentan una teología de trinchera en la cual la acción para abolir la injusticia, alterar las estructuras de poder demoníacas, controlar el curso de los recursos naturales y reformar los males sociales nunca es una responsabilidad; y no podemos maravillarnos de que los que tienen estas cosas como cuestiones obligatorias sientan hostilidad a la doctrina que, piensan ellos, enseña a descuidarlas. Así que cualquiera que enfrenta la irreligión típica o la típica religión del Occidente contemporáneo puede bien sentirse incierto y sospechoso ante cualquier mención de la vida en el más allá. Pero las personas sabias descontarán el elemento emocional y reaccionario en su pensamiento inmediato, y tomarán en serio las afirmaciones de Jesucristo y sus apóstoles en cuando al mundo venidero, en el cual las consecuencias permanentes de las decisiones y compromisos contraídos aquí serán reveladas y

LAS ESCRITURAS Y LA SALVACIÓN En los últimos dos párrafos, como en cualquier otro lado de este libro, implico que nuestro destino eterno puede depender de nuestra atención a la Biblia. En una época en la cual muchos no ponen atención a la Biblia, algunos a primera vista podrían encontrar en extremo increíble esta implicación. Así que he preferido venir limpio y enfrentar de una vez la pregunta: ¿de veras quieres decir eso? y ¿de veras nos estás pidiendo que nos traguemos eso? La respuesta es sí en el siguiente sentido. Primero: al hablar de destino eterno, me refiero a ese estado de gozo o tristeza más allá de la muerte del cual he aprendido de Jesucristo, el hijo de Dios encarnado, quien resucitó de los muertos, y sobre el cual los autores del Nuevo Testamento, a quienes considero ser inspirados por Dios y, por ende, dignos de confianza, todos concuerdan. Estoy hablando no de supervivencia como tal, sino de un estado futuro en el cual en plena consciencia cosecharemos lo que hayamos sembrado. El Nuevo Testamento afirma claramente que esta vida, en la cual los cuerpos crecen y se desgastan mientras se arreglan sus caracteres, es una antesala, un camerino y un gimnasio moral en donde, sea que lo sepamos o no, todos de hecho nos preparamos para la vida futura que corresponderá a cada uno de nosotros conforme a lo que hayamos escogido ser, y encontraremos en ella más gozo para algunos y desesperanza para otros de lo que este mundo jamás conoció. «Porque todos compareceremos

17

LA VOZ DEL DIOS SANTO

INTRODUCCIÓN (1979)

recibidas. «Dios "dará a cada uno conforme lo que haya hecho". Aquellos quienes por medio del perseverar en el bien hacer buscan gloria, honra e inmortalidad, les dará vida eterna. Pero [para] aquellos quienes... siguieron lo malo, habrá ira y enojo» (Romanos 2:6-8). Las personas sabias mantendrán en mente esta verdad, la cual su propia conciencia confirmará a ellos si la dejan hablar, y no se permitirán caer víctimas del escepticismo reaccionario, aun si otros alrededor de ellos lo hacen. La gente sabia conoce que la reacción nunca será una guía cierta hacia lo que es correcto y verdadero. Segundo: cuando digo atender a la Biblia, lo digo en términos de una distinción entre su contenido, el mensaje que representa y su forma exterior como un libro que descansa en su librero, escritorio o junto a su cama. Tras hacer esta distinción, puedo decir enseguida que lo que determina nuestro destino es si en nuestros corazones aceptamos o rechazamos el mensaje de la Biblia, y ese mensaje puede recibirse de manera salvadora a través de la liturgia, los sermones, las publicaciones o las conversaciones sin jamás haber leído la Biblia uno mismo. Los cristianos que vivieron antes de la edad de los libros impresos, los cristianos que vivieron y murieron en el analfabetismo y los cristianos católicos romanos de los viejos días malos a quienes se les decía que la Biblia vernácula era un libro protestante, y que el estudio laico de la misma era un vicio protestante que los buenos católicos debían evitar, y quienes creían esto, y sin embargo amaban al señor Jesús, son una prueba de nuestro punto central. Dios en su misericordia proveerá entendimiento de su verdad, conocimiento de Cristo y vida espiritual a cualquiera que con sinceridad lo busque, no importa los medios por los cuales la verdad divina lo alcance. Así que no es absolutamente necesario para la salvación estudiar el texto bíblico. Resultaría una superstición grotesca pensar que hay una magia salvadora en la simple lectura del texto donde el entendimiento y la fe estén ausentes; resultaría del mismo modo supersticioso suponer que Dios no extiende su gracia a personas que conocen las verdades cristianas pero, por la razón que sea, no leen la Biblia por sí mismos. Sin embargo, como los católicos romanos contemporáneos y el evangelicalismo protestante histórico bien saben y exhortan,

el que no lee la Biblia está en una enorme desventaja. De manera muy correcta se ve la lectura de la Biblia y la meditación basada en la Biblia como medios primordiales de la gracia. No solo la Escritura es la fuente suprema del conocimiento de Dios, de Cristo y la salvación, sino que también presenta este conocimiento en una manera incomparablemente vívida, poderosa y evocativa. Las Escrituras canónicas constituyen un genuino libro de la vida que nos muestra a Dios en su relación con las crisis humanas más dramáticas (nacimientos, enfermedades, muertes, amores, pérdidas, guerras, caídas, riesgos, desastres, fracasos, victorias), las emociones humanas más elementales (gozo, pena, amor, odio, esperanza, miedo, dolor, ira, frecuencia, perplejidad) y las relaciones más básicas (con los padres, esposos, niños, amigos, vecinos, autoridades civiles, enemigos y otros creyentes). Como una comunicación de hombre a hombre, simple, económica, imaginativa, lógica, la Biblia es extraordinaria; con razón durante el presente siglo se ha constituido en el libro más vendido de todo el mundo. Encima de todo esto, la comunión de Dios con nosotros los humanos de lo cual da testimonio es la realidad más trascendental del momento que jamás podríamos conocer, y el poder de la Biblia en la vida de sus lectores, poder que surge de su precioso contenido y de su singular inspiración divina, es abrumador. Los antiguos puritanos piadosos llamaban a la Escritura un «cordial», dando a entender que hace por el alma lo que el licor hace por el cuerpo, y cada cual que lee la Biblia buscando a Dios encuentra que esto es verdad. La Biblia, que a la luz de esto es testimonio humano de Dios, un compendio de sesenta y seis artículos compilado a lo largo de más de un milenio, demuestra ser la auténtica Palabra de Dios por ser mediadora de la presencia divina, de su poder y de su mensaje para nosotros por medio del registro de hombres que lo conocieron hace mucho tiempo. Aun así, como en el camino a Emaús, nada trae tal bálsamo y tal brillo al corazón triste como el de encontrar que ciertas partes de la Biblia, escritas hace siglos, tienen que ver con los problemas personales de uno, y, que medular para la resolución de esos problemas es permanecer en la realidad de la persona, lugar, obra y gracia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo (Lucas 24:13-35). Aun así, a través de los registros de

18

19

LA VOZ DEL DIOS SANTO

INTRODUCCIÓN (1979)

su ministerio terrenal, todavía se escucha la voz vivificante de Cristo mismo. Todavía, a través de la palabra escrita:

afecte la claridad. Las referencias bíblicas en el siguiente texto no son ni adornos ni para relleno, sino parte de mi argumento y tienen la intencionalidad de que el lector las busque.

20

El habla, y, escuchando a su voz, Nueva vida reciben los muertos; Los corazones que gimen se regocijan, y el pobre humilde cree. Es claro, entonces, que quien desee conocer a Dios querrá conocer lo más que pueda de lo que está en la Biblia, y también necesita conocerlo. Por tanto, es claro que quien no pueda leer la Biblia pierde una gran cantidad de conocimiento y de gozo. y es igual de claro que los que profesan ser cristianos y pueden profundizar en la Biblia, pero descuidan el hacerlo, echan sombras sobre su propia sinceridad, por cuanto la desatención a las Escrituras no es propia de un hijo de Dios. Tercero: cuando digo que nuestra actitud hacia la Biblia (atención o desatención; sujeción o desafío, aceptación o rechazo) puede determinar nuestro destino. Tengo en mente el hecho específico de que las Escrituras son un testimonio y un letrero que señala hacia el Señor Jesucristo que vive y salva. «Ustedes estudian con diligencia las Escrituras», dijo Jesús a un grupo de teólogos judíos eruditos, «porque piensan que en ellas hallan la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en mi favor!» (Jn 5:39). «Dios nos ha dado vida eterna», declara Juan, «y esa vida está en su Hijo (IJn 5:11). Pablo felicita a Timoteo porque «desde tu niñez conoces las Sagradas Escrituras, que pueden darte la sabiduría necesaria para la salvación mediante la fe en Cristo Jesús» (2Ti 3:15). Lo que Jesús y Pablo dicen del Antiguo Testamento puede decirse también del Nuevo Testamento, y de toda la Biblia. Por esto: todo nos dirige a Cristo. La Palabra escrita del Señor nos guía al señor vivo de la Palabra, y nuestra actitud hacia él es en efecto la elección de nuestro destino. Porque el que de verás atiende a lo que la Biblia dice, atiende a su Dios, y aprende que la manera de servirlo es recibir a su Cristo como Salvador y Amo; y al encontrar a Cristo, encontrará vida. Dos puntos finales, ambos breves. Primero, este es un libro de estudio, de ahí su estilo comprimido (lo cual ahorra papel, y por lo tanto, espero, le reduzca el precio al lector). He tratado de asegurar que la brevedad no

21

VARIEDAD DE VERSIONES Segundo, una palabra respecto a las traducciones. En los últimos tiempos han aparecido varias nuevas versiones, y algunas personas de veras se sienten abrumadas, y por reacción natural, si no irracional, están resueltos a no confiar en ninguna, y mantenerse fieles a las versiones de siempre. Sin embargo, las nuevas y modernas versiones son muy buenas; ninguna generación de habla castellana tuvo jamás mejores Biblias vernáculas que las nuestras. Hay toda una gama de ellas. En un extremo están las paráfrasis [La Bibliaal día por ejemplo], y las versiones de «equivalentes dinámicos» [Dw.! habla hoy y La Bibliaen Lenguaje actual, que apuntan a impactar al lector moderno como impactó a sus primeros lectores. Tales versiones se liberan del orden de las palabras y de la estructura de las oraciones del original, y al hacerlo disfrazan algunos términos, y al hacerlo dejan velados muchos problemas de interpretación y se identifican con una cultura literaria vigente. En el otro extremo están las versiones que han hecho lo posible por traducir palabra por palabra, frase por frase, y oración por oración. Quizá alcanzando un equilibrio entre estos dos extremos se encuentra la Nueva Versión Internacional. Ninguna es perfecta dentro de sus cualidades y limitaciones. ¿Entonces, que hacer? No es posible ninguna versión perfecta y definitiva de la Biblia, como tampoco es posible una ejecución definitiva de la novena sinfonía de Beethoven o del Cuarteto en Do menor sostenido; hay mucho más en él en espera de ser expresado de lo que nadie jamás logrará alcanzar. Las versiones palabra por palabra como las de «equivalencia dinámica» son necesarias si es que hemos de apreciar a plenitud el significado y la fuerza del original: las primeras salvaguardan la exactitud, las últimas profundizan la comprensión. Sugiero que usted intente, como lo hago yo, de obtener lo mejor de los mundos manteniendo varias Biblias a la mano. En cualquier forma, sin embargo, concéntrese en una versión para lectura y memorización. Esto trae el mayor beneficio con la menor confusión.

LA PALABRA PERDIDA

CAPÍTULO DOS

LA PALABRA PERDIDA «Vienen días -afirma el Señor omnipotente-é-, en que enviaré hambre al país; no será hambre de pan ni sed de agua, sino hambre de oír las palabras del Señor. La gente vagará sin rumbo de mar a mar; andarán errantes del norte al este, buscando la palabra del Señor, pero no la encontrarán» (Amós 8:11-12). Ocho siglos antes de Jesucristo, el reino del norte de Israel se sentía confiado. Las normas morales verdaderas habían desaparecido, poca honradez quedaba en los negocios, a los pobres los trataban mal, y el desenfreno aristocrático era la comidilla del momento; Pero había un auge del comercio, el dinero llegaba al país, y la sociedad entera contaba con dinero (
View more...

Comments

Copyright ©2017 KUPDF Inc.
SUPPORT KUPDF