J. CH. WOLF - Prosistas griegas. Testimonios y fragmentos

February 11, 2018 | Author: quandoegoteascipiam | Category: Plato, Philology, Woman, Science, Philosophical Science
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Descripción: Traducción, introducción y notas de Manuel González Suárez PANFILA, OLIMPIA, HIPARQUIA, EDESIA, SOSÍPATRA....

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Prosistas griegas Testimonios y fragmentos T R A D U C C IÓ N , IN T R O D U C C IÓ N Y NO TAS DE M A N U E L G O N Z Á LE Z S U Á R E Z

JOHAN CHRISTIAN WOLF (1690-1770), hijo del teólogo John Wolf, nació en Wernigerode (Alemania). En 1709 ingresó, para cursar estudios de Teología, en la Uni­ versidad de Wittenberg, en Hamburgo, donde impar­ tía clases su hermano mayor, el hebraísta Johan Cristoph. Más adelante, se dedicó a dar conferencias de contenido filológico en pequeños círculos de eru­ ditos, hasta que, en 1725, ocupó el cargo de profesor de ciencias y poesía en el Gimnasio de Hamburgo, donde también llegó a ser director de la biblioteca pública. Una parte sustancial de su quehacer filoló­ gico consistió en rescatar de los textos antiguos grecolatinos la actividad intelectual de las mujeres: en un volumen publicó la obra de las poetisas (Hambur­ go, 1735) y, en otro, la de las prosistas (Hamburgo, i735)> la obra que aquí se presenta. MANUEL GONZÁLEZ SUÁREZ, profesor de Filología Griega en la Universidad de Oviedo, ha trabajado especialmente en los campos de crítica textual, épi­ ca arcaica y literatura griega tardía. Recientemente ha publicado, en edición bilingüe, la única colección de chistes conservados de la Grecia antigua, titula­ da Philógelos.

PANFILA, OLIMPIA, HIPARQUIA, EDESIA, SOSÍPATRA... son nombres prácticamente desconocidos para el lector moderno. Prosis­ tas griegas es el primer intento en la historia de la Filología Clásica de rescatar de los textos griegos que han llegado hasta nosotros la actividad intelectual de la mujer en la Antigüedad. Para ello, su compilador, Wolf, ha recogido pa­ sajes que van desde Homero hasta textos del siglo xv d.C. y que nos hablan, en ocasiones de forma un tanto parcial y sesgada, fruto de la época o del autor de los textos, de los méritos y deméritos de estas mujeres, que casi siempre de­ sarrollaron su labor en un segundo plano. La actualidad de la obra es innegable: en un mundo en que la literatura se escribía por y para hombres, se puede entrever el papel que las mujeres tuvieron en el desarrollo de algu­ nos géneros literarios y disciplinas de pensamiento (filoso­ fía, historiografía, matemáticas, etcétera). A través de los textos, desfila ante el lector una serie de figuras femeninas, a veces, ensalzadas, Otras, vituperadas, cuyas ideas, obra y pensamiento debieron de ejercer, en ocasiones, un influjo muy superior al que podemos imaginar.

www.krkediciones.com ISBN 978-84*8367-338-6

J. C h . W o l f

Prosistas griegas Testimonios y fragmentos Traducción, introducción y notas de M a n u e l G o n z á le z Su árez

K R K E D I C I O N E S · 20II

TRA S 3 LETRAS

C O M P A G IN A C IÓ N Y C U B IE R T A : M A R T A V IG IL LA G R A N D A A L C U ID A D O DE LA E D IC IÓ N : C E L E ST E S Á N C H E Z M A R T ÍN E Z

T ítu lo origin al:

M ulierum grœcarum quœ oratione prosa usœ sunt fragm enta et elogia L o n d re s, 17 39

E sta ob ra ha sid o p u b licad a co n u n a su b ven ción d e la D ire cció n G e n e ra l del L ib ro , A rc h iv o s y B ib lio te c a s del M in is te rio de C u ltu r a p ara su p réstam o p ú b lico en B ib lio tec a s Pú b licas, d e acu erd o con lo p revisto en el artícu lo 3 7 . 1 de la L e y de P ro pie d ad Intelectu al.

Ilu stración de cu b ie rta: D io se s P o sid ó n , A p o lo y Á rte m is. B lo q u e v i d el friso este del P arten ón , 4 4 2 -4 3 8 a .C . M u seo de la A c ró p o lis, A tenas.

© de la trad u cción , in tro d u cció n , n otas, ín dices y b ib lio g rafía, M an u e l G o n z á le z Suárez © d e esta e d ició n , K R K E d icio n e s w w w .k rked icio n es.co m A lv a re z L o re n zan a, 2 7 . O v ie d o I SB N : 9 7 8 - 8 4 - 8 3 6 7 - 3 3 8 - 6

D e p ó sito leg al: A S . 298 5 / 2 0 1 1 G ra fin sa . O v ie d o

índice

I n t r o d u c c i ó n , p o r M an ue l G

Pro sist a s

o nzález

S u á r e z ...........

9

g r ieg a s

1. Edesia........................................................................... 27 2. Esara.............................................................................. 3 3 3. Anrusa.......................................................................... 37 4. Aspasia......................................................................... 39 5. Berta............................................................................. 55 6. Eudocia......................................................................... 59 7. Hiparquia..................................................................... 85 8. Hipatia.......................................................................... 91 9. Julia Domna................................................................. 107 i o. Lastenia de Mantinea................................................... 11 5 11. L e o n c i o ......................................................................... 117 12. M aría P i lia .................................................................... 125 13. M a xim ila y Prisca ......................................................... 129 14. M e lis a ........................................................................... 137 15. M í a ................................................................................ 139 16. N i c a r e t a ....................................................................... 143 17·

E n o n e ...........................................................................

145

8

1 8. 19. 20. 2i. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 18. 29. 30. 31. 32.

ÍNDIC E

Olimpia........................................................................ Pánfila de Epidauro..................................................... Panipersébasta...... ...................................................... Perictíone.................................................................... Fintio............................................................................ Polidamna.................................................................... Ptolemaide de Cirene................................................. Esmaragda Canabutzena............................................. Sosípatra...................................................................... Téano............................................................................ Temista......................................................................... Teodora........................................................................ Teóride......................................................................... Timica.......................................................................... Zoe...............................................................................

! 53

169 ¡7S

1 83 189 193 197 203 ¿07 119 2.37 2-39

2.41 2.43 2.47

Ín d ic e s y b ib l i o g r a f ía

Figuras femeninas de la Antigüedad.................................... 25 1 Abreviaturas y bibliografía................................................... 285 Indice onomástico................................................................. 2.97 índice detallado....................................................................

3 °5

Introducción M a n u e l G o n z á le z Su árez

i. P r o l e g ó m

enos

El siglo pasado implicó un avance importante en muchas cuestiones relativas a la condición de la mujer, tales como la consecución de su derecho al voto, su participación en polí­ tica, su acceso a la ciencia e investigación, etcétera. Ha habido (y continúa habiendo) muchos escritos en torno al papel y la condición de la mujer que han suscita­ do numerosas controversias, convertidas, a veces, en deba­ tes acalorados. Respecto a la situación de la mujer en el mundo antiguo, también el siglo X X h a sido fecundo en trabajos destinados a estudiar y a arrojar algo de luz sobre este asunto y que van desde los roles sexuales, el matrimonio, los adornos, la fami­ lia, la figura femenina en la literatura, en el mito, etcétera.' En el año 1739 W olf publicó la obra que es objeto de la presente traducción con la idea de recoger los testimonios y fragmentos más representativos que reflejen la actividad y la labor intelectual de la mujer en el mundo antiguo. Es, por 1 Puede verse la bibliografía recogida en el artículo de E. Garrido González, «Problemática del estudio de la mujer en el mundo antiguo. Aportación bi­ bliográfica », en w . A A ., 1986, pp. 29-65, así como el repertorio de Mirón, 1992. — 11 —

M A N U E L GON Z Á LE Z SUÁR EZ

tanto, un intento que viene de lejos el de poner ante el lec­ tor los únicos testimonios que tenemos de esta labor inte­ lectual de la mujer, accesibles para nosotros exclusivamente a través de los textos que aparecen diseminados aquí y allá a lo largo de varias centurias. C on esta obra, titulada Prosistas griegas. Testimonios y fragmentos, pretendemos ofrecer al lector esos escasos res­ tos que se conservan de la actividad intelectual de las mu­ jeres en el mundo griego de la Antigüedad, entendida esta lato sensu, es decir, no solo las épocas arcaica y clásica, sino también y muy especialmente, dada la relativa abundancia de documentos conservados, las épocas llamadas helenísti­ ca, imperial o romana, e incluso bizantina. En efecto, los textos recogidos aquí y que tienen como base la obra de W olf citada en la bibliografía, abarcan un período de casi dos milenios, dado que van desde algunos de Homero, hasta los más tardíos, ciertos testamentos y ci­ tas que nos llevan incluso hasta el siglo X V I . Del título de la obra1 se desprende la intención, quizás un tanto ambiciosa, de recoger las principales menciones que de la actividad intelectual de las mujeres en el mundo antiguo se han hecho en épocas posteriores, es decir, los tes­ timonios, fruto, en todos los casos, de la perspectiva mascu­ lina y que atienden más bien a la ponderación de lo que se consideraba una «actitud intachable» de la mujer o de sus 1 Para el título de la obra en el original de Wolf, que se podría verter al español como Testimoniosyfragmentos de mujeres griegas que han escrito en prosa, véase el apartado «Abreviaturas y bibliografía».

IN T R O D U C C I Ó N

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sentimientos, que a su actividad intelectual propiamente dicha. Basta echar un vistazo, a modo de ejemplo, a los tex­ tos de § i o § 1.2. sobre la conducta de Edesia con respecto a su marido y sus hijos, o a los ataques burlescos contra Aspa­ sia (§ 4-5 o § 4 .ii) ,y asi en muchos otros casos. Más compleja es la cuestión relativa a los fragmentos, porque, en este caso, nos encontramos con una triple pro­ blemática: 1. En primer lugar, como hemos apuntado, todos los textos citados y atribuidos a diversas mujeres se deben a hombres, algunos de los cuales vivieron en épocas poste­ riores. Sería una excepción el caso de Anna Comnena, con su obra historiográfica que se conserva en su totalidad, titu­ lada Alexias y dedicada a la memoria de su padre, obra que W olf no recoge en su colección de textos. 2. Además, se plantea el espinoso problema de decidir hasta qué punto el texto citado es obra de la autora en cues­ tión o del autor que la menciona. ¿Son las palabras litera­ les de la prosista leídas u oídas directamente por el autor del texto o se trata de una refección o invención suya? Es­ te problema lo encontramos principalmente en el caso de obras con finalidad «m oralizante», obras en que se reco­ gen «anécdotas» y en las obras de los escritores eclesiásti­ cos (Plutarco, Eliano, Eusebio...). 3. Más complicado aún es el caso de ciertas citas indirec­ tas, en las que no podemos decir a ciencia cierta dónde em­ piezan y dónde concluyen las palabras de la autora. Tal es el caso, por ejemplo, de los textos de Ptolemaide de Cirene.

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En este caso, hemos optado por limitarnos a mantener el texto de Wolf, sin ampliarlo ni recortarlo, salvo en casos muy excepcionales, y sin entrar en debates eruditos más pro­ pios de una publicación científica que de un libro con afán divulgativo. 2. P a n o

r a m a d e la m u je r en

G

r e c ia y

R

oma

2. i . E n G re c ia

Tradicionalmente, la idea del papel de la mujer en las so­ ciedades antiguas venía a ser la siguiente: siempre está en inferioridad de derechos y vive en una total marginación social y política, tanto en Grecia como en Rom a.’ En el mundo griego cabría distinguir, en primer lugar, el ca­ rácter más conservador de Atenas o Esparta y la mayor aper­ tura de la zona de Asia Menor, así como las notables diferen­ cias entre el campo y la ciudad. Como señala Teja Casuso, la emancipación de la mujer en el derecho privado fue el punto de partida de la evolución desde la época clásica, lo que conlle­ vó la equiparación en el derecho hereditario y la independen­ cia en el divorcio y la separación, dando lugar también a una importante actividad de la mujer en el mundo del comercio. Se puede suponer que, a partir del siglo v a. C. se produ­ jo un acceso cada vez mayor de la mujer a la vida pública, en función de su riqueza, edad o clase social a la que pertenecía. Teja Casuso señala que este avance fue menos significativo en ’ Puede verse al respecto el artículo de R. Teja Casuso, «La mujer en el mundo antiguo: síntesis histórica y balance de la investigación reciente», en w . A A ., 1986, pp. 15-18, cuyas ideas esenciales seguimos aquí.

IN T R O D U C C I Ó N

el plano de la cultura, aunque, en la época helenística, algu­ nas escuelas filosóficas, como los estoicos, los epicúreos o los pitagóricos, prestaron especial atención a las mujeres, admi­ tiéndolas como discipulas en sus escuelas y permitiéndoles incluso la docencia, como tendremos ocasión de comprobar. Antecedentes de estas mujeres debieron de ser algunas como Diotima, que aparece dialogando con Sócrates en el Banquete platónico, o Safo, la famosa poetisa de Lesbos, si bien la mujer permanecería bastante marginada de la cultu­ ra y de la educación, lapaideia, que estaba orientada exclusi­ vamente a la formación del hombre político: prueba de esto es que solamente a partir de la época helenística es cuando se puede constatar una mayor alfabetización de las mujeres. Se ha citado4 a Eurípides como principal difusor del fe­ minismo griego y como descubridor del alma de la mujer, cuyos sentimientos de amor, placer, sufrimiento, etcéte­ ra, inundan la poesía helenística. Es en esta época también cuando aparece una nueva visión del matrimonio y de la fa­ milia, con la búsqueda de un matrimonio feliz y de una ar­ monía de la pareja, tratando de equiparar al hombre con la mujer, según propugnan los estoicos. z. z. E n Roma El mundo helenístico hubo de influir necesariamente en el cambio experimentado en el status social y jurídico de la mujer en Roma, cambio lento y que supuso un progresivo 4 R. Flacelière, « D ’un certain féminisme grec», R E A , 64,1962,109-116, citado por Teja Casuso.

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M A N U E L GON Z Á LE Z SUÁR EZ

avance de la conservadora sociedad romana patriarcal, es­ pecialmente a finales de la República. Este cambio continuó durante la época imperial, en la que las mujeres desempeñaron importantes papeles en la corte de los emperadores y en la política del senado. C on todo, Roma mantuvo siempre la idea de que la mu­ jer ideal ha de permanecer en casa sin inmiscuirse en asun­ tos políticos. A esta mujer se le exige una serie de virtudes, como el pudor o la castidad, en contraposición con las vir­ tudes del varón. Según Teja Casuso,5 se dio una serie de circunstancias que permitieron a la mujer romana acceder a las libertades: i. El desarrollo económico. i. La influencia helenística en las formas de vida y cos­ tumbres. 3. La religión con la difusión de los cultos mistéricos. Cabe pensar que un importante freno en la consecución de las libertades y los derechos de la mujer fue el difícil ac­ ceso que podía tener a la educación, las letras y la cultura en general, dado que se casaba a una edad muy temprana, de ahí que la formación que recibiera procediera fundamen­ talmente de su marido. 3. E l q u e h a c e r l i t e r a r i o d e l a m u j e r

Com o señala Bernabé Pajares6 en la introducción a su edición de las poetisas griegas, basta con considerar los 5 Op. cit., p. i i .

6 Bernabé, 1994, pp. 1-2.

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nombres de los autores griegos conocidos para darse cuen­ ta de que la presencia femenina entre estos nombres es muy escasa. El número de poetisas citadas es relativamente mayor que el de prosistas (científicas, filósofas, matemáticas) pero no mucho más abundante. En el caso de las intelectuales, la tradición textual es bas­ tante pobre, y se pueden constatar las siguientes notas: i. De ninguna de ellas se conservan obras completas, con excepción de autoras ya de época bizantina, como es el ca­ so, por ejemplo, de Anna Comnena, con su obra históricopanegírica, Alexias, sobre la figura de su padre. z. Son muchos más abundantes los testimonios citados que los fragmentos. Dichos testimonios, en ocasiones, son simples referencias sueltas con muy variada finalidad: a) Para poner de relieve la conducta intachable de una mujer (como Edesia). b) Para ridiculizar determinadas conductas femeninas (como en el caso de Aspasia, de Leoncio o de Téano). c) Para criticar sus actos heréticos (como ocurre con Maximila y Prisca). d) Para poner de relieve sus maquinaciones en el poder (como en el caso de Olimpia o de Julia Domna). e) Y, en algunos casos, desafortunadamente, de los que menos textos se conservan, para ensalzar su labor intelec­ tual. 3. Los fragmentos que se pueden reconstruir en muchas ocasiones se hallan envueltos, por otro lado, en diversas po­ lémicas eruditas sobre si realmente son atribuibles a deter-

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minada mujer o si son fruto de la inventiva del autor que los recoge. En su introducción, Solana Dueso' señala que Burns, en 1905, defendió la existencia de un movimiento de emanci­ pación entre las mujeres atenienses de los siglos v y i v a . C. Aduce, como primer testimonio literario, la Medea de Eurí­ pides, junto con Lisístrata, Tesmóforos y Asambleístas de Aristófanes. Solana Dueso concluye que Burns no duda en afirmar que este movimiento de emancipación parte de los círcu­ los de heteras, basándose en la afirmación de C. Mossé de que las heteras eran las únicas mujeres verdaderamente li­ bres de la Atenas clásica. Son muy conocidas las citas de la relación de los filósofos con las heteras y del hecho de que estas eran las únicas mujeres que tenían acceso a los círculos masculinos (Pericles, con Aspasia, Aristóteles, con Herpilis, Platón con Arqueanasa de Colofón, etcétera). Este movimiento de emancipación y de participación de la mujer en el mundo intelectual sin duda se fue amplian­ do, como hemos señalado en apartados anteriores, a par­ tir de la época helenística y romana, pero de los escritos de estas mujeres es muy poco lo que se conserva. Siguiendo a Solana Dueso, dichos libros probablemente serían los pri­ meros expuestos a la damnatio memoria, cosa que explicaría su desaparición, si bien reflejarían una mínima parte de lo que realmente sucedió, es decir, que, sin duda alguna, exis7 Véase el apartado 3, titulado «Movimiento de emancipación femeni­ na en Atenas», en Solana Dueso, 1994, pp. l x x x i v - x c v .

IN T R O D U C C I Ó N

«9

rieron mujeres muy cualificadas para la actividad intelec­ tual y dedicadas a ella. Habría que añadir, además, otro hecho: este movimien­ to de emancipación de la mujer que habría partido de la Atenas clásica, y que habría contado con Aspasia como una de sus primeras artífices, dado que, por su condición de he­ tera, no estaba sometida a la presión social e ideológica de las mujeres atenienses, propició una intervención notable de la mujer tanto en la actividad educativa como en la in­ telectual. 4. C

u a d ro c r o n o ló g ic o d e la s in t e l e c t u a l e s

Presentamos en el cuadro 1 un esquema cronológico que permite ubicar, de forma aproximada, la labor intelectual de las mujeres griegas. Las fechas que ofrecemos, salvo que los textos las recojan explícitamente, son aproximadas, pe­ ro permiten tener una visión diacrónica de la actividad in­ telectual de la mujer en la tradición griega. C

u a d r o i.

Cronología de las intelectuales

Sig lo

In t e l e c t u a l

C itada en Hom ero (?) C itada en Hom ero (?) v a . C. v a . C. v a . C. IV a .C . IV a .C . IV a .C .

Enone Polidamna Esara Perictíone Aspasia Téano Tim ica Fintio

ΙΟ

M A N U E L GON Z Á LE Z SUÁR EZ

I V a .C . IV a. C . IV a .C . IV a .C . (i.a mitad) IV a. C . (2.a mitad) iv - iii a .C . n i a. C . in a. C . π ι -ii a .C . i d .C . i d .C . il d. C . 11-in d. C . iv - v d .C . v d . C. v d .C . v - v i d. C . ix - x d. C . x i i d .C . XIV d .C . x v i d .C . (1574) x v i d .C . (1580) XVI d. C . (1599)

Leoncio Melisa M ía Sosípatra Olim pia Lastenia Teóride Nicareta H iparquia Ptolemaide Pánfila M axim ila y Prisca Julia Dom na H ipada Edesia Antusa Teodora Zoé Berta Irene «Panipersébasta M aría Pilia Esmaragda Eudocia

5. C u a d r o d e l a l a b o r i n t e l e c t u a l d e l a s m u j e r e s

En el cuadro 1 clasificamos de manera aproximada la ac­ tividad en que destacan estas mujeres a partir de los textos de que disponemos. Hay que tener en cuenta, no obstante, que, en muchos casos, las deducciones que se pueden ha­ cer a partir de los documentos son muy exiguas, dado que una misma mujer puede haber desarrollado su labor en va­ rios campos del saber.

IN TRO DUCCIÓN

C

uadro

2.1

2. Actividad de las intelectuales

In t e l e c t u a l

Enone Polidamna Esara Perictione Aspasia Téano Tim ica Fintio Leoncio Melisa M ía Sosípatra Lastenia Nicareta Teóride Olim pia H iparquia Ptolemaide Pánfila M axim ila y Prisca Julia Dom na H ipatia M ía Edesia Antusa Teodora Zoé Berta Irene «Panipersébasta» M aría Pilia Esmaragda Eudocia

A c t iv id a d

Medicina, farmacopea M edicina, farmacopea Filosofía (pitagorismo) Filosofía (pitagorismo) Retórica, oratoria Filosofía (pitagorismo) Filosofía (pitagorismo) Filosofía (pitagorismo) Filosofía (epicureismo) Filosofía (pitagorismo) Filosofía (pitagorismo) Filosofía (platonismo) Filosofía (platonismo) Filosofía (platonismo) Adivinación Epistolografía, política Filosofía (cinismo) Música, matemáticas Historiografía Religión Filosofía (platonismo), política Filosofía, matemáticas, astronomía Filosofía (pitagorismo) Filosofía (platonismo) Adivinación Filosofía, gramática Política Docum ento privado (escritura) Retórica, oratoria Docum ento privado (testamento) Docum ento privado (carta) M itografía

22

6. Los

M A N U E L GON Z Á LE Z SUÁRF.Z

CRITER IO S d e e s t a e d i c i ó n

Para concluir esta sumaria aproximación, vamos a decir dos palabras sobre esta versión. Com o queda dicho en el apartado i, hemos pretendido verter al español un conjunto de textos, recopilados por vez primera por Wolf, con el fin de ofrecer al lector una visión panorámica de lo que pudo haber sido la labor intelectual de las mujeres en la tradición griega. Es cierto que la obra de W olf recoge algunos documen­ tos que no aportan demasiado a nuestro conocimiento, especialmente los textos tardíos (que van del siglo x n en adelante) y que el lector interesado puede ampliar en las fuentes que cita el propio autor (M. Crusius, B. de Monfauçon, J. A. Fabricius, etcétera), pero los hemos manteni­ do por afán de respetar la obra original. Lo mismo cabría decir de los textos relativos a Enone o Polidamna, a las que podríamos calificar como «intelectuales m itológicas», al lado de las cuales se podrían haber recogido textos de otras «intelectuales», como es el caso de Medea, Circe, etcétera. Sin duda, la tradición no ha sido muy generosa con es­ ta labor de las mujeres ya que, a diferencia de otros mu­ chos aspectos relacionados con la condición femenina en el mundo antiguo para los que disponemos de abundantísi­ mas fuentes,8en el caso de las intelectuales (o prosistas) so­ lo conservamos algunos testimonios y fragmentos que nos 8 Piénsese, por ejemplo, en cuestiones tales como las relativas a la situa­ ción social de la mujer, su situación jurídica, su papel en el mito, en la lite­ ratura, en el arte, en la vida cotidiana, en la educación, etcétera.

IN T R O D U C C I Ó N

pueden dar una idea muy somera y vaga de su actividad, in­ fluencia y reconocimiento entre sus coetáneos y en autores posteriores, que vendría a ser, sin duda, solo una muestra mínima dentro de ese gran entramado de textos. Por lo que se refiere a los testimonios, los hemos recogi­ do según aparecen en la obra de Wolf. Ya hemos apuntado más arriba la prevención que hay que tener respecto a su va­ lor, es decir, solo en muy contadas ocasiones su objeto es dar a conocer la obra de estas mujeres que, más bien, se sacan a la palestra para ejemplificar conductas («reprobables» o no, según el juicio del autor que las menciona) o, en casos más extremos, para ridiculizar su actitud. Con todo, algo se puede entresacar de estos textos en los que — no sabemos si acaso de forma inconsciente— al autor se le deslizan algu­ nas palabras sobre la educación y formación, publicaciones y escritos o magisterio de la figura femenina en cuestión. En cuanto a los fragmentos, salvo en contados casos, no los hemos destacado por dos razones: i. En algunos casos no sabemos qué porción de texto ha­ bría que considerar como un verdadero fragmento, dada la ambigüedad o parquedad del autor que las cita. z. Para el resto, es fácil deducir (o, al menos, suponer) hasta qué punto el texto citado se podría corresponder al original de la autora Hemos mantenido el orden de la presentación, tanto de las intelectuales como de los textos correspondientes a ca­ da una. En el primer caso, W olf las ha recogido por el orden alfabético griego (orden que queda destruido al efectuar la

Μ

M A N U E L GON Z Á LE Z SUÁR EZ

transcripción al español) y, en el caso de los documentos, hemos renunciado, no tanto por comodidad, cuanto por fi­ delidad al compilador, a intentar una separación entre tes­ timonios y fragmentos y a ordenar los primeros de forma «cronológica» o siguiendo algún otro criterio. Finalmente, hemos procurado atenernos a las lecturas del texto griego de Wolf, si bien se han consultado edicio­ nes más modernas de los textos, cuando ello ha sido posible, en pasajes que planteaban algunos problemas de lectura.

Prosistas griegas

I.

Edesia

Los datos de que disponemos sobre esta mujer de la escuela neoplatónica de Alejandría son únicamente los que podemos extraer de los textos que se ofrecen a continuación. Edesia vi­ vió en torno a l siglo v d. C. i.i. L a c o n d u c t a d e E d e s i a Edesia, esposa de Herm ias;' era cuñada de Siriano el grande,1 la más hermosa y la mejor de las mujeres de AleEn su comportamiento era similar a su esposo, es de­ cir, sencilla y noble, y se preocupó por el sentido de la jus1 Hermias era un filósofo neoplatónico que nació en Alejandría en torno al año 410 y que estudió filosofía en Atenas con Siriano el grande. Murió a mediados del siglo v y de él se conserva un comentario al Fedro de Platón. 1 Siriano fue un filósofo platónico que vivió a mediados del siglo v d. C., maestro de Proclo y comentarista de Platón y Aristóteles. Sucedió a Plutar­ co como escolarca de la Academia en Atenas y solo se conserva de su obra algún comentario a la Metafísica de Aristóteles. Murió en el 437. 5 Alejandría es una ciudad del delta del Nilo fundada por Alejandro Magno en el año 332 a. C. Era famosa en la Antigüedad por su Biblioteca y su Museo, y constituyó un gran centro cultural y científico a partir de la época helenística, cuyo inicio los historiadores fijan con la muerte de Ale­ jandro (año 323 a. C.) — 17—

P R O S IS T A S GRI EG AS

ricia no menos que por el de la modestia a lo largo de to­ da su vida; lo excepcional en ella era tanto su amor a Dios como su amor a los hombres. Por esa razón, aun por en­ cima de sus posibilidades, trataba de hacer bien a quienes lo necesitaban, hasta el punto de que, incluso a la muer­ te de Hermias, cuando se había quedado viuda y con sus hijos huérfanos, utilizaba el dinero de sus gastos para las beneficencias, así que legó a sus hijos una hacienda carga­ da de deudas. Por ese motivo había algunos que trataban de criticar­ la, pero ella, que consideraba como el único tesoro de una esperanza mejor el que alguien quisiera sacar del abismo de la indigencia a las personas santas y modestas, no ha­ cía caso a nadie por la compasión que tenía hacia la hu­ mana fortuna. El caso es que la amaban incluso los ciudadanos más malvados; pero ella se preocupaba muchísimo de sus h i­ jos en lo que se refiere a filosofía, y trataba de legarles la ciencia de su padre, como si fuera una herencia de la hacienda paterna. Ella fue la que conservó para sus h i­ jos, jóvenes aún, cuando empezaron a dedicarse a la fi­ losofía, la m anutención pública que se le daba a su p a­ dre. Esto no sabemos que lo haya conseguido ningún hombre ni tam poco ninguna mujer, pues Edesia gozaba entre todo el mundo de un honor y un respeto no p e­ queños. Pero cuando zarpó a Atenas junto con sus hijos a los que enviaba para que se dedicaran a la filosofía, se queda­

EDESIA

2-9

ron admirados de su excelencia los distintos grupos de fi­ lósofos, así como su corifeo,4 Proclo.5 Esta es Edesia, a la que, cuando aún era una muchacha, Siriano estuvo a punto de prometerla en matrimonio con Proclo, si Dios no hubiera apartado a Proclo de contraer matrimonio. En lo que respecta a Dios fue tan piadosa, re­ ligiosa y, por decirlo en general, tan amada por Dios que fue merecedora de múltiples epifanías. Tal fue Edesia, que pasó toda su vida amada y ensalza­ da por Dios y por los hombres. He conocido incluso a es­ ta mujer, ya anciana, y, con ocasión de su muerte, acepté pronunciar el tradicional discurso fúnebre,6 compuesto en versos heroicos,' cuando todavía era joven, incluso un ado­ lescente. Los hijos que tuvo con Hermias fueron, el más joven, Heliodoro8 y el mayor, Am onio.9 Pues bien, este era más 4 En este pasaje, el término «corifeo» que, en su significado más habi­ tual es un término del teatro para designar al portavoz o jefe del coro, tiene el sentido de «jefe» de la escuela de filosofía. s Filósofo neoplatónico del siglo v d. C. El grueso de su obra consistió en comentarios a Platón y a los Elementos de Euclides. 6 Un buen ejemplo de un discurso fúnebre (logos epitafios) compuesto para los caídos en la guerra se puede leer en Thuc. z, 34-46, aunque el que aquí se menciona es el que, en tono de elogio (1épainos), se pronuncia con ocasión del fallecimiento de un ciudadano particular. 7 Es decir, el elogio fúnebre, en este caso, es un poema en hexámetros. 8 Heliodoro cultivó el neoplatonismo y se le atribuía, puede que errónea­ mente, la autoría de un comentario a un manual sobre astrologia. 9 Amonio, que, como nos dice el texto más adelante, fue discípulo de Proclo, llegó a ser escolarca (director) de la escuela neoplatónica de Alejan-

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§1

inteligente y amante de aprender, mientras que aquel era más sencillo y más conservador todavía, tanto en sus cos­ tumbres, como en sus palabras. Pero ambos fueron intro­ ducidos en la filosofía de la mano de Proclo, cuando llega­ ron ante él, junto con su madre, que ejercía de educadora. Y Proclo les prestó atención con esmerado cuidado, siendo como eran hijos de Hermias un hombre amigo y compañe­ ro suyo. Y eran también hijos de Edesia, cuñada de Siriano y que se hallaba presente en ese momento con ellos. Preci­ samente llegó con ellos a Atenas Hiérax, el hermano de Sinesio. Sud. ai, 79,1-35'° 1.2 . E d e s i a y s u h i jo

Hermias tuvo un hijo con Edesia, el mayor de sus hijos filósofos; y Edesia, cuando el niño contaba siete meses de vida, jugaba con él, como es natural, y lo llamaba «bebito » y «n iñ ito » , dándole un diminutivo. Pero él, al oírla, se irritó, censuró ese diminutivo infantil, y expresó su cen­ sura con una voz clara y bien articulada. Y entre otras muchas cuestiones asombrosas cuentan, en lo que se refiere a este niño, que, como no soportaba la vida en su cuerpo, a los siete años se suicidó, porque no le basta­ ba a su alma esta estancia en la tierra. «B ebitos» es como dría. Sabemos que aún enseñaba en el año 515, yaque Olimpiodoro (Olymp., in Grg. 199, 8-10) le oyó dar una lección en esa fecha sobre el Gorgias de Pla­ tón. Se consideran obras suyas un comentario al libro I de los Analíticos pri­ meros, a las Categorías y al De interpretatione de Aristóteles. 10 El texto que da Wolf es el que aparece recogido en D a m ., Isid. 12.4.

EDESIA

llaman los sirios, y sobre todo los de Damasco, a los niños recién nacidos, pero también a los muchachos, a partir de la diosa Babia" a la que adoran. Pues ya algunos de los que tenían las orejas tapadas y el espíritu corrompido12 dieron un gran vuelco a las enseñanzas secretas de la filosofía ha­ cia la comedia y el ridículo. Phot. Ribl. 2 4 2 ,34, B 1-15

Babia era una diosa venerada en Siria y especialmente en Damasco, probablemente una diosa de la juventud a partir de la explicación que aca­ bamos de ver en nuestro texto. Parece que algunos niños eran ofrecidos en sacrificio a esta diosa. 11

René Henry, en su edición de la Biblioteca de Focio, tomo v i, nota 4,

P- 25» señala que sin duda se trataba de los cristianos.

2.

Esara

E l fragmento que recoge Wolf está escrito en un dialecto do­ rio artificial y quizá se pueda datar en el siglo iv o ill a. C., aunque ha habido autores que han dudado de su atribución real a Esara y consideran que se trata de un texto escrito por algún neopitagórico en época romana. Esara podría situarse en torno a l 42s a. C. De la obra de Esara de Luca­ nia, hija de Pitágoras. La naturaleza me parece que es la norma de la ley y de la justicia, de la casa y de la ciudad. Porque si uno sigue las huellas en ella y rebusca, la podría encontrar, dado que en ella residen la ley y la justicia, elementos que constituyen el ornato del alma. Siendo triple como es, está compuesta para tres opera­ ciones: el razonamiento produce el consejo y la pruden­ cia, la ira produce el poder y la fuerza, y el deseo produce el amor y la benevolencia. Y todo ello está configurado entre sí de tal suerte que la parte superior de ella gobierne, la infe­ rior sea gobernada y la intermedia obtenga un orden inter­ medio, es decir, gobierne y sea gobernada. Y eso lo reguló —

33—

34

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§1

de esta manera conforme a la razón la divinidad, en su mo­ delado y elaboración del cuerpo humano, porque planifi­ có que el hombre solo fuera receptor de la ley y la justicia, y ningún otro de los animales vivientes. Una comunidad en su conjunto no podría constar de una sola parte ni de más que sean parecidas — pues igual que las cosas son distintas, necesariamente han de ser dis­ tintas las partes del alma en nosotros, como también en el cuerpo lo son dos órganos del tacto >, de la vista, el oído, el gusto y el olfato, ya que no todos tienen la misma combi­ nación con todos— , ni tampoco de más que sean desigua­ les y al azar, sino de aquellas que contribuyan al completa­ do, la coordinación y la combinación de todo el conjunto. Y no solo de más que sean desiguales y están dispuestas al azar para el todo y el fin, sino también de estas mismas que no sean accidentales ni compuestas al libre albedrío, sino con cierta ley y atención prudente. Pues si tuvieran la misma parte de poder y de honor siendo desiguales, y unas, peores, otras, mejores y otras, intermedias, no podría estar bien regida la comunidad de las partes en el alma; y si las mejores fueran las mayores y las peores, las menores, pero cada una de ellas no tendiera a la razón, no sería posible que se diese en el alma concordia, amistad y justicia. Pero, como cada una está compuesta con vistas a la ra­ zón que las ajusta, afirmo yo que tal cosa es lo más apropia­ do. Además, cierta concordia y conformidad acompaña ta­ les cosas con disposición, y eso se diría con razón que es el buen gobierno del alma, que podría conseguir la fuerza de

ES AR A

la excelencia a partir del hecho de que gobierne lo mejor y sea gobernado lo peor; y la amistad, el amor y la benevo­ lencia, que comparten amor y nacimiento, brotan de esas partes; porque la ley, observándola, la persuade, y el deseo la elige, y la ira, llena de ardor, y que vive como enemiga, se reconcilia con el deseo. Pues la inteligencia que ajusta — mezclando lo agradable con lo triste y lo rígido y robus­ to con la parte ligera y disipada del alma— cada cosa con lo que le es propio, reparte la previsión apropiada y com­ pañera de origen. Y es que la inteligencia examina e indaga las cosas, y la ira añade el ímpetu y la fuerza a las cosas examinadas, mientras que el deseo, que es compañero del cariño ajusta a la inteli­ gencia, haciendo propio lo agradable, y devuelve la pruden­ cia a la parte conjunta del alma. Por eso me parece también que el alma humana es la mejor, porque mezcla lo agradable con lo honesto, la excelencia con el placer, y la inteligencia lo armoniza, porque se hace amable a la educación y a la ex­ celencia. Stob, i, 49, 27

3· Ancusa

L a única noticia que tenemos sobre la « nefelomante» Antusa es el texto de Focio quefigura aquí. Por los datos que de él se extraen, habría que situarla en el siglo v d. C. Antusa, cierra mujer de la época del emperador roma­ no León 1’ descubrió el arte de la adivinación a partir de las nubes, que no era en modo alguno conocida por los an­ tiguos, ni siquiera de oídas. La mujer procedía de Egas de Cilicia.'4 Su origen descendía de los capadocios que habi­ taban el Comano, el monte de los Orestíadas, y su linaje re­ montaba a Pélope.'5 Esta mujer, que estaba preocupada por su esposo, a quien se le había encargado cierta misión militar y que había sido enviado a la guerra de Sicilia junto con otros, suplicó en un sueño prever el futuro, y también suplicó a la salida del sol. Su padre, en sueños, le ordenó también suplicar a la puesta ■’ El emperador León vivió entre el 401 y el 474 y accedió al trono en el 457. 14 Cilicia era la región de Asia Menor situada al este del mar Egeo y al norte de la isla de Chipre. ,s Pélope era hijo de Tántalo y nieto de Zeus. Se casó con Hipodamía y se consideraba que había sido el fundador de los Juegos Olímpicos. — 37—

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§3

del sol. Y mientras suplicaba en medio de un cielo sereno, se formó una nube en torno al sol y de ahí empezó a crecer y se empezó a modelar una figura humana; y otra nube que se desgajó de ella, creció hasta el mismo tamaño y se trans­ formó en un fiero león que, enfurecido, abrió su gran boca y devoró al hombre. La imagen humana que se acababa de formar se asemejaba a un godo; y, poco después de las visio­ nes, el emperador León mató con engaño a Áspere, general de los godos, a él y a sus hijos. Pues bien, desde aquel tiempo hasta hoy, Antusa medi­ tó y se ocupó continuamente de la predicción adivinatoria por medio de las nubes. Phot. Bibl. 18 1,2 4 116

,é Texto citado por D a m ., Isid., 69.

4

·

Aspasia

Aspasia de Mileto, que vivió en la época de Pericles (segun­ da m itad del siglo v a. C.), es una figura sobre la que se ha es­ crito mucho, aunque son pocos los datos sobre su vida. E l lec­ tor interesado puede remitirse a Solana Dueso, 1994, que ha elaborado una edición bilingüe de los testimonios y fragmen­ tos atribuidos a esta mujer, acompañados de una introducción y de la bibliografía correspondiente. 4 .1. A

sp a sia y

Pe r ic le s

Desde ese momento en que se pactó la tregua entre ate­ nienses y espartanos por un plazo de treinta años,17 decre­ tó '8 por votación la expedición naval contra Sam os,'9 to­ mando como excusa el hecho de que, aunque se les había ordenado poner fin a la guerra contra los milesios, no ha­ bían obedecido.10 Pero como parece que hizo la guerra con­ tra los samios por agradar a Aspasia, ahora sería el momen17 Véase Tucídides, 1 1151, así como Diodoro de Sicilia, 11 7. 18 Se entiende, Pericles. ‘9 Samos, famosa en la Antigüedad por ser la patria del filósofo Pitágoras, es una isla situada en el Egeo oriental, entre Quíos y Patmos. 10 Véase Tucídides, 1115 1. — 39—

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§4

to oportuno de preguntarse especialmente acerca de esta mujer con qué arte o poder tan grande manejó a los líderes políticos y proporcionó a los filósofos tema de conversación no nimio ni escaso sobre ella. Se está de acuerdo en que era de estirpe milesia, hija de Axíoco. Dicen que ella, emulando a una tal Targelia, de las antiguas jonias, se dedicaba a los hombres más poderosos. Y es que Targelia, que tenía una bella figura y un encanto l con habilidad, cohabitó con muchísimos hombres griegos, hizo afectos al rey a todos los que se acercaron a ella y dise­ minaba en las ciudades los principios de la adhesión al par­ tido pro persa por mediación de aquellos, que eran muy po­ derosos e importantes. Hay quienes afirman que Pericles11 se interesó por A s­ pasia porque la veía como una sabia y experta estadista. Y hasta Sócrates11 la visitaba en ocasiones junto con sus co­ nocidos, y sus amigos íntimos llevaban ante ella a sus es­ posas para que la escucharan, aunque no estaba al frente de un trabajo decente ni respetable, sino que preparaba a

11 Pericles, que vivió en el siglo V a. C., es uno de los estadistas mas bri­ llantes de la Atenas antigua y bajo su dominio la ciudad alcanzó unas cotas de esplendor político, social y cultural extraordinarias. De ahí que se desig­ ne a este período como el «siglo de oro». “ Sócrates (470-399 a. C.) es uno de los filósofos más conocidos del mundo antiguo. Maestro de Platón, en cuyas obras la referencia a el es casi constante, fue condenado a muerte bebiendo la cicuta, bajo la acusación de impiedad y de corromper a los jóvenes, según los testimonios de Platón, Je­ nofonte, el comediógrafo Aristófanes y Diógenes Laercio.

A S P A S IA

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muchachas que eran heteras.1’ Dice Esquines14 que inclu­ so Lisíeles, el tratante de ganado, innoble y humilde por su extracción, se convirtió en el primero de los atenienses al cohabitar con Aspasia tras la muerte de Pericles. En el Menéxeno de Platón, aunque los primeros capítulos están escritos con sorna, al menos contiene como hecho históri­ co el que la mujer gozaba de la reputación de relacionarse con muchos atenienses por su oratoria.15 Pero parece que el aprecio que surgió de Pericles hacia Aspasia era más bien de tipo amoroso, ya que tenía una esposa,16 apropiada a su linaje, que había convivido antes con Hipónico, de quien tuvo al rico Calías. También engendró con Pericles a Jantipo y a Páralo. Des­ pués, como la convivencia no les iba bien, la entregó a otro porque ella así lo deseaba, y él, una vez que tomó como mu­ jer a Aspasia, la amó intensamente, ya que, según cuentan,

í! El término «hetera», que suele traducirse habitualmente como «cor­ tesana », significa propiamente «compañera » y alude a ciertas mujeres que amenizaban los banquetes con música, danza y que tenían acceso en grado mayor que las mujeres casadas a los círculos intelectuales de la Atenas clásica. 14 Esquines de Esleto fue uno de los escritores socráticos de cuyos siete diálogos se conservan algunos fragmentos. *’ El arte de la oratoria es tan antiguo como la propia literatura griega y ya hay ejemplos de elaborados discursos en la epopeya homérica, donde los héroes se dirigen «aladas palabras». La faceta técnica de la oratoria, conocida como retórica, se suele considerar que fue iniciada por los sici­ lianos Tisias y Córax. 16 Quizá Dinómaca, que se casó con Hipónico, Pericles y Clinias. Véa­ se Solana Dueso, 1994.

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§4

cuando salía y entraba del ágora,1' la abrazaba cada día des­ pués de besarla. En las comedias se la denomina nueva Onfale, Deyanira y también Hera."8 Cratino19 directamente la llama concubina en este pasaje: ... a Hera y a Aspasia, concubina ojiperruna le5° engendra también la Indecencia. Parece que también nació de ella el bastardo sobre el que Éupolis’ 1 en Los pueblos ha hecho que pregunte de este m o­ do: «¿E l bastardo me vive?», y Pirrónides responde: Ya hace tiempo que sería un hombre si no le hiciera temblar la maldad de la prostituta.

17 El ágora es el espacio público de la polis, centro neurálgico de la vida social y política: en el ágora o plaza del mercado se compra y se vende, se charla sobre temas de todo tipo y se realizan los debates políticos y los juicios. 18 Tres denominaciones burlescas: Onfale era una reina de Lidia a la que Heracles sirvió como esclavo; Deyanira era una hija de Eneo, rey de Calidón que, por celos, hizo que Heracles pereciera abrasado en el monte Eta; Hera es la esposa y hermana de Zeus al que constantemente persigue, presa de los celos provocados por los amores furtivos del rey de los dioses. Véa­ se Grimal, 1994, í. v. 19 Poeta cómico, uno de los representantes, junto con Éupolis y Aristó­ fanes, de la llamada Comedia Antigua. ,0 Se entiende, a Cronos. >' Éupolis (siglo V a. C.) fue un comediógrafo contemporáneo de Aris­ tófanes y representante junto con este y con Cratino de la llamada comedia antigua. Su obra se conoce fragmentariamente.

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Dicen que Aspasia llegó a tener tal nombradla y fama que incluso C ir o '1 el que luchó contra el Gran Rey por la hegemonía persa, a la concubina que él más amaba y que antes se llamaba M iltó, la llamó Aspasia.” Era de una fa­ milia fócense, hija de Herm ótim o. Cuando C iro murió en la batalla, la condujeron ante el rey donde alcanzó mu­ chísimo poder. PIu. Per. 24 1-11 4 .2 . P r o c e s o

co ntra

A

sp a sia

Por esas fechas,’4 Aspasia fue acusada de impiedad y ejerció la acusación Herm ipo, el autor de comedias, quien la acusaba de recibir a mujeres libres que además visitaban a Pericles. Y D iopites’ 5 había propuesto un de­ creto’ 6 para que se denunciara a quienes no creían en asuntos divinos o enseñaran razonamientos sobre cues­

n Se refiere a Ciro el joven, hijo de Darío y Parisátide, que organizó, en el año 401 a.C . una expedición contra su hermano Artajerjes, conocida a través de la Anabasis de Jenofonte. ” Sobre esta Aspasia, llamada «la joven», que pasó al harén de Arta­ jerjes tras la muerte de Ciro, véanse Plu., Art. 16-28, x., An. 1, 10, 21, Ath. 276 D, Ael., VH 12, i y Solana Dueso, 1994, n. 4, p. 6. 54 Sobre las distintas posturas de los filólogos para aclarar esta referencia cronológica (unos optan por 435-432 a. C. y otros por 438-436 a. C.), véase Solana Dueso, 1994, n. 6, p. 7. 35 Diopites sería, según unos, un oligarca extremista o, según otros, un político oportunista. Véase Solana Dueso, 1994, n. 7, p. 8. *6 A raíz de este decreto-ley, quizá del año 430 a. C., contra la impiedad se incoaron dos famosos procesos: el de Anaxágoras, que acabó desterra­ do en Lámpsaco, en la costa meridional del Helesponto, y el de Sócrates.

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§4

tiones celestes y dirigía la sospecha a Pericles por causa de Anaxagoras.’7 El pueblo aceptaba y admitía las calumnias y de este m o­ do se ratifica un decreto a propuesta de Dracóntides para que Pericles rindiera cuentas del dinero ante los prítanes’8 y para que los jueces juzgaran en la Acrópolis depositando el voto desde el altar. Hagnón retiró este punto del decre­ to y propuso que el juicio se resolviera ante mil quinientos jueces, ya sea que se quisiera llamar a la causa robo, venali­ dad o injusticia. El hecho es que suplicó por Aspasia y, se­ gún dice Esquines, derramó muchísimas lágrimas’9por ella a lo largo del proceso e imploró a los jueces. Y temiendo por Anaxágoras, lo envió fuera de la ciudad y le puso una escolta. Plu. Per. 31 1-5 4 .3. L

in a je y e d u c a c ió n d e

A

sp a sia

Aspasia: la menciona Lisias en su discurso contra Esqui­ nes el socrático, y este en el diálogo intitulado Aspasia. La mencionan también con frecuencia los demás socráticos, e incluso Platón, en el Menéxeno, dice que Sócrates aprendió J7 Se trata del famoso filósofo de Clazomene, maestro de Pericles, que situaba el nous («inteligencia, mente») como principio de las cosas. Fue condenado al ostracismo por sostener que el sol era una roca incandescen­ te suspendida en el aire. ’* Los prítanes eran un tipo de magistrados que, entre otras funciones en la Atenas clásica, ejercían la pritanía, es decir, la presidencia del Conse­ jo de los 500 ó boulé. ” Sobre las lágrimas y la entereza de Pericles, véase Solana Dueso, 1994, n. 9, p. 9.

A S P A S IA

45

de ella la política. Pertenecía a una familia milesia y era ex­ perta en elocuencia. Cuentan que se convirtió a la vez en maestra y amante de Pericles, y parece que fue la causante de dos guerras, la de Sa­ mos y la del Peloponeso, según se puede averiguar a partir de Duris de Samos, y de Teofrasto en el libro IV de su Polí­ tica y de los Acarnienses de Aristófanes.40 Parece que con ella tuvo Pericles a su homónimo, Perieles el bastardo, según lo indica también Eupolis en Los pueblos. Después de casarse con el demagogo Lisíeles tuvo quien le procurara sustento,4' según afirma Esquines el so­ crático. Harp. 61,13 4 .4 . L a s

dos h eteras

Aspasia ha sido ella muy conocida, pertenecía a una fa­ milia milesia y era experta en elocuencia. Dicen que ella fue a la vez maestra y amante de Pericles, y se cree que ha si­ do causante de dos guerras, la de Samos y la del Pelopone­ so. Parece que con ella tuvo Pericles a su homónimo, Peri­ cles el bastardo. Aspasia: dos heteras. Con una de ellas se relacionó Perieles quien, encolerizado por culpa de ella, propuso el de­ creto contra los megarenses, prohibiendo que se los permi­ tiese entrar en Atenas, de ahí que ellos, rechazados por los 40 Aristófanes es el máximo representante de la llamada Comedia Anti­ gua. De él conservamos nueve comedias y numerosos fragmentos. 41 Solana Dueso, 1994, p. 10, a diferencia de Wolf, interpreta este nom­ bre como el nombre propio de su hijo, Poristes.

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46

atenienses, buscaran refugio en los espartanos. Aspasia fue maestra de Pericles y profesora de retórica. Después tam­ bién se convirtió en su esposa. Sud. « 4 2 0 1 4 .5. A

s p a s i a c o m o c a u s a d e i .a g u e r r a

:

v e r s ió n c ó m ic a

Y eso son pequeñeces del lugar, pero a la puta Simeta yendo a Mégara unos jóvenes la roban cotaborrachos.41 Y luego los megarenses, excitados como gallos con ajo, robaron, a su vez, dos putas de Aspasia. Y de ahí el principio de la guerra explotó para los griegos todos, de tres rameras. De ahí con cólera el Olímpico Pericles relampagueaba, tronaba, trastornaba a Grecia, promulgaba leyes, como escolios4’ escritas, de que los megarenses no debían ni en tierra, ni en el [ágora, ni en el mar ni en el continente permanecer. De ahí que los megarenses, cuando ya tenían hambre [poco a poco, pidieran a los espartanos que, respecto al decreto causado por las rameras, se anulara.

41 Este término alude al conocido juego del cotabo, practicado en los banquetes y que consistía en arrojar los restos del vino de la copa hacia un objetivo mientras se pronunciaba el nombre de la persona amada. 41 Los escolios son un tipo de canciones de banquete.

A S PA S IA

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Y no queríamos nosotros, aunque mucho lo pedían: ahí ya surgió el estrépito de los escudos.44

V de

Ar. Ach. 513-538 4 .6 . A s p a s i a , m a e s t r a d e S ó c r a t e s

Aquellos que dices tú, Sócrates, que tienen buenas muje­ res, ¿son ellos mismos los que las educaron? Nada hay que nos impida examinarlo. Pero te recomendaré yo también a Aspasia, que te mostrará todo eso de forma mucho más sa­ bia que yo. X.CEc. 3 ,14 ,4 4 .7 . S ó c r a t e s d i s f r u t a c o n A s p a s i a

Pero también frecuentaba Sócrates las escuelas de flau­ tistas y no tenía a demérito escuchar algo serio a una famo­ sa hetera, Aspasia. Luc. Salt. 15 4 .8 . P e r i c l e s d e f e n d e r í a a A s p a s i a

Quizá ni siquiera Pericles habría defendido así a Aspa­ sia.45 Luc. Am. 30 4 .9 . L

a

im a g e n d e A s p a s ia

Aquella famosa Aspasia de M ileto con la que convivía también el Olím pico,46 muy admirable, proponiendo un ejemplo no innoble de prudencia, lo que tenía de experien­ cia de las cosas, lo que tenía de agudeza en asuntos poli44 Se trata de una perífrasis para indicar el estallido de la guerra. 4' En este contexto, Luciano está hablando de la conveniencia de que los hombres defiendan a las mujeres. 4é Este epíteto de «olím pico» se refiere a Pericles.

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48

§4

t ic o s, lo q u e t e n í a de s a g a c i d a d y d e p r u d e n c i a , t o d o eso t r a n s m i t á m o s l o a n u e s tr a im a g e n c o n u n a regla e x a c ta , ex­ c e p t o q u e a q u e lla e s ta b a p i n t a d a en u n a p e q u e ñ a ta b lilla y esta es c o lo s a l p o r su t a m a ñ o .

Luc. Im. 17

4.10. V i d a d e A s p a s i a c o n P e r i c l e s Tras quitarte la ropa de Pitágoras, ¿de quién te cambia­ rías el vestido tras él? G a l l o : De Aspasia, la hetera de Mileto. M i c i l O : ¡A y , qué palabras! Entre otras cosas, ¿también fue mujer Pitágoras? ¿Hubo un tiempo en que también tú, nobilísimo gallo, ponías huevos y convivías con Peri­ cles siendo Aspasia? ¿Y estabas embarazada de él, carda­ bas lana, transportabas copos y eras un afeminado entre las heteras? G a llo :

Hacía t o d o eso.

Luc. Gall. 19

4 . 11. A c t i v i d a d d e A s p a s i a y o r i g e n d e l a g u e r r a También Aspasia la socrática importaba un montón de hermosas mujeres y Grecia se llenaba de sus heteras, según indica el encantador Aristófanes explicando respecto a la guerra del Peloponeso que Pericles, por el amor que sentía hacia Aspasia y por las sirvientas de aquella raptadas por los megarenses, avivó el terrible decreto contra los megarenses. Y a la prostituta Simeta, etcétera.4' Ath. 1 3 ,2.5

,T Véase § 4.5.

A S TA S IA

4 .12 . A

49

c t iv id a d e s in t e l e c t u a l e s

A Aspasia de Mileto, respecto a la que los cómicos han escrito mucho, Sócrates le sacó partido para la filosofía, y Pericles, para la retórica. Clem. Al. Strom. 4 , 19, m 4 .13. L

a alaban za de

A

sp a sia

Tú sabes alabar a la extranjera de Mantinea y a la milesia y con mucha facilidad consideraste de gran valor a quienes te parece oportuno. Aristid. A Platón en defensa de los cuatro, IZ7

4 . 1 4 . Pa r t i c i p a c i ó de

n de

A

sp a sia en lo s d isc u r so s

P e r ic le s

Sin duda tienes que conceder eso tú que alabas a Aspa­ sia más que a Antifonte.48 ¿Y para qué se necesita entonces a Tucídides,49 ya que el razonamiento ha llegado al último testimonio? Pues es el propio Platón el que nos encomia a Aspasia como maestra admirable de retórica, recurriendo a Pericles y dando fe por él, al que ha denominado tan explí­ citamente «el sobresaliente entre los griegos». Es evidente que le atribuye tanto a Pericles en cuestiones de elocuencia; porque, sin duda Pericles, al hablar así, no era la confirma­ ción de que Aspasia participaba en sus discursos, sino que 48 Famoso orador de Atenas, contemporáneo de Sócrates y logógrafo, escri­ tor profesional de discursos por encargo. De él se conservan algunos escritos. 49 Tucídides (450-395) es el famoso historiador que narró en su obra el enfrentamiento entre atenienses y espartanos que concluiría con la derrota de los primeros y que es conocido como la guerra del Peloponeso.

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50

§4

hay que buscar en otro sitio el testimonio de la capacidad de Pericles. Al menos, ni siquiera había que llamarlo «el so­ bresaliente entre los griegos» por Aspasia, sino mejor que ninguno del vulgo por su propia actuación. Y no solo aquí ha dicho eso respecto a este hombre, sino que en otra parte asegura con razón que Pericles fue perfecto en la elocuen­ cia por haber convivido con Anaxagoras.50 Aristid. A Platón en defensa de los cuatro, 131

4 .1 5 . A

sp a sia

,

excelente oradora

Tanto te has olvidado del pensamiento que antes tenías y del mérito que reivindicabas con justicia para ti misma y no permites apropiarse de tu arte a nadie más que a tus partida­ rios. Y en ese momento no dudabas ni temías que alguien creyera que te comportabas como una jovencita rivalizan­ do con Lisias y con Tucídides. Mandabas a los cuervos5’ a aquellos y solo dejabas de censurar al propio Gorgias52 y a Antifonte, mientras que alababas solamente a Pericles y a Aspasia por su condición de oradores perfectos y grandilocuentes, porque se habían atraído esas cualidades a su arte, a raíz de sus discusiones con Anaxágoras. Them. Or. 26,319 50 El escolio a este pasaje indica que Anaxágoras, aunque era conoce­ dor de los fenómenos celestes, alcanzó la cima en cuestiones de elocuencia. " Expresión muy utilizada y común para mandar a alguien a paseo. Se trata de Gorgias de Leontinos (480-370 a. C.), el famoso sofista y rétor, creador, entre otras cosas del llamado «estilo gorgiano», abigarrado, rítmico y plagado de contrastes y paralelismos.

A S P A S IA

4 .16 . R e l a c i ó n d e P e r i c l e s , A s p a s i a y S ó c r a t e s

Otro ejemplo de un hecho improbable: Pericles acusa de adulterio a Sócrates mientras se hallaba con Aspasia. Hermóg. Schol. ad Rhet. 61, 20 4 .1 7 . B u r l a s

de

A

r ist ó f a n e s

Igual que Aristófanes, una vez que llamó a Pericles Olím­ pico, propone llamar a Aspasia Hera. Hermóg. Schol. ad Rhet. 72., 7 4 .1 8 . A s p a s i a c o m p o n e d i s c u r s o s p a r a S ó c r a t e s

Esto está en el Menexeno de Platón, en el que introduce a Sócrates pronunciando el elogio fúnebre, en nombre de Aspasia, por los muertos en Lequeo.” Hermóg. Schol. ad Rhet. 392., 54 4 .1 9 . L

a guerra

Entonces se trabó también la guerra del Peloponeso por el decreto promulgado por Pericles en el sentido de que los atenienses no tuvieran tratos con los megarenses, pretextan­ do que habían ultrajado a Aspasia, su esposa, y que por esta razón los megarenses se habían pasado al bando espartano. Sync. Chron. 4 .2 0 . C

153 C

au sa de la g u erra

La guerra entre peloponesios y atenienses que duró vein­ tisiete años y que historió Tucídides, estalló por culpa de dos prostitutas de Aspasia y de un decreto contra los me­ garenses, vecinos de los atenienses. Sync. Chron. 157 b ” Se refiere a la batalla del año 391 que tuvo lugar en Lequeo, en el gol­ fo de Corinto.

P R O S I S T A S GR IE GA S

51

4 . zi. A

sp a sia

,

§4

p o e t isa

Aspasia la sabia maestra de elocuencia de Sócrates, en los versos a ella atribuidos que Heródico de Cretes publi­ có, dice así: Sócrates, no se me escapa que estás consumido en tu [mente por el deseo de tus hijos Dinómaca y Clinias; pero créeme si quieres que te amen tus hijos, y no dejes de hacerme caso a mí, la mensajera, sino obedéceme y te irá mucho mejor. Y yo, cuando la oí, ungí mi cuerpo de alegría. Y con sudor de mis ojos cayeron lágrimas no sin querer. Prepárate tras llenar tu alma de la inspirada musa, con la que lo cogerás con terribles deseos de cantos. Este es el principio del amor de ambos; aquí lo retendrás si añades regalos de compromiso a la fama del ánimo. Pues bien, el bello Sócrates caza con la milesia como maestra del amor, pero él no se deja apresar, como dijo Pla­ tón, enredado por Alcibiades.54 Pero ciertamente no cesa en sus lágrimas, según yo pienso, porque es desgraciado. Al ver­ lo en qué situación se hallaba, Aspasia le dijo: ¿Por qué lloras, querido Sócrates? ¿Acaso te conmueve viviendo en tu pecho como un rayo el deseo que te quebró [en los ojos 54 Alcibiades es el estadista ateniense a cuya belleza sucumbió Sócrates.

A S P A S IA

p o r un m uchach o insensible, del que te p ro m etí que te lo [haría amable? Ath. i, i, 82



Berta

Traducimos el texto de Woljsobre Berta, condesa de Loritelo, que cede el templo de San Apolinario junto con sus po­ sesiones a l monasterio de Nea Hodegetria. E l texto se fecha en iiiz . Escritura de Berta, condesa de Loritelo. Escritura hecha por mí, Berta, condesa de Loritelo, y por mis hijos, el conde Giosfredo, y Raimundo. Entregada a ti, señor Cristódulo, protonotario, para que la des al monaste­ rio de Neodegetria de Rusiano. En el mes de noviembre en la quinta indicción,” estando nosotros en Mesina. Dios no se ocupa en ninguna otra cosa tanto como en hacer el bien y en construir templos de santos, y en exten­ der su mano en ayuda. Por eso también tú, el mencionado y muy espléndido señor Cristódulo, nos rogaste que te en­ tregáramos San Apolinario, situado en el río Conquile, se­ gún lo había tenido antes Ascegtino Porzeles, con campos, habitantes y todo lo demás que allí había. Y de nuevo te se55 La indicción es un sistema de cómputo del tiempo, de una duración de quince años, instaurado por el emperador Constantino en el año 311 y usado en documentos de carácter fiscal. — 55—

56

P R O S IS T A S GRI EG AS

§5

rá consagrado en el monasterio de Neodegetria de Rusiano, ante el superior de allí, el santísimo anciano señor Bar­ tolomeo. Nosotros, como nos rendiste no pocos servicios y cumpliste muchísimos deseos nuestros, cedimos a tu pe­ tición y ruego. Y he aquí que te entregamos el antedicho templo del san­ to mártir Apolinario junto con todas sus pertenencias, es de­ cir, campos, viñedos, árboles frutales y todo lo demás, según declara más arriba tu petición, para que por siempre queden consagrados en el monasterio de Nea Hodegetria, y ante el padre espiritual, señor Bartolomeo, a fin de que, conmovi­ dos por esta donación, los monjes que vayan a permanecer en dicho monasterio nos hagan a Dios más propicio. Y si alguien quisiera perturbar esta consagración, que­ de maldito el individuo tal por Dios misericordioso y que tenga como adversaria a la antedicha Hodegetria el día del juicio tremendo y grande. Que sufra, a su vez, gran indig­ nación por nuestra parte y quede privado de nuestra amis­ tad. Para que, en adelante, tal donación hecha al templo de Nea Hodegetria permanezca estable y libre de toda pertur­ bación, para eso, nuestra escritura, que aquí está hecha y sellada con cera con nuestra acostumbrada bula, se ha en­ tregado al monasterio de la gran Hodegetria, ante su supe­ rior, Bartolomeo, y ante los superiores que lo sucedan. En el mes de la indicción arriba escrita del año 1 112, en presen­ cia de testigos. Giuliamo Bamo, como testigo, firmó con la señal de la cruz. Arcadio Caprilinga, como testigo.

BERTA

57

Nocolao Protonotario, que se encontraba presente, como testigo. Yo, Juan Presbítero, soy testigo. Crisoleón Besco, como testigo, firmó con la señal de la cruz. Nicolao Notro, hijo de Apapactano, como testigo, firmó. El notario Calcorio, que lo ha escrito. Sello de Rutelisa y sus hijos sobre San Apolinario. B. de Montfaucon. PaUogr. çr. 6 , 396

6. E udocia

Eudocia Macrembolítisa fu e emperatriz de Oriente y se casó en isçç con Constantino Ducas, a cuya muerte se hizo proclamar emperatriz. E l índice que ofrece Wolfcorresponde a una obra que contenía la historia y las genealogías de dio­ ses, héroes y heroínas con varias alegorías, así como extractos sobre diversos autores griegos y que muestran la vasta lectura de la emperatriz. Indice56 del presente libro de Eudocia Macrembolítisa rei­ na de Constantinopla, en jónico. i. i) Sobre Atenea, sus denominaciones y representa­ ciones. z) Por qué Atenea y algunos otros dioses se alian unos con los griegos y otros con los troyanos. 3) Sobre có­ mo Atenea, siendo virgen, da a luz una serpiente. 4) Sobre Apolo. 5) Sobre Apolo y Artemis. 6) Por qué Artemis per­ sigue a los ciervos y sobre Acteón. 7) Sobre la sangre derra­ mada en el altar. 8) Sobre Ares. 9) Sobre la herida de Ares y su encierro en una cárcel broncínea. 10) Sobre Hades. 5Í El índice en el texto griego está por orden alfabético : en la versión mancenemos dicho orden y no lo reordenamos. Además, tampoco hemos inclui­ do en el índice alfabético los personajes citados en este apartado. — 59—

6ο

P R O S I S T A S GRIE GAS

§6

ii) Sobre Afrodita y sus vergonzosos misterios. 12) Sobre el amante de Afrodita. 13) Sobre el pesebre de Apis. 14) So­ bre Eolo. 15) Sobre el eólida Minias. 16) Sobre Asclepio. 17) Sobre los hijos de Asclepio. 18) Sobre Atlante. 19) S o­ bre Eaco. 20) Sobre Anteo. 21) Sobre Antíope y la forti­ ficación de Tebas. 22) Sobre Anfión. 23) Sobre Alcmeón. 24) Sobre Acteón. 25) Sobre la flecha de Abáride. 26) S o­ bre Atalanta y Melanión. 27) Sobre Alcestis. 28) Sobre A l­ cmeón, hijo de Anfiarao. 29) Sobre Anfiarao. 30) Sobre Agamenón. 31) Sobre Agénor. 32) Sobre Anceo. 33) Sobre Adonis. 34) Sobre los jardines de Adonis y los árboles de Tántalo. 35) Sobre Atamante. 36) Sobre Acmón. 37) Sobre Ayante el locrio. 38) Sobre Ayante Telamonio. 39) Sobre Egeón. 40) Sobre Zeus portador de la égida. 41) Sobre la égida de Zeus. 42) Sobre el Capricornio. 43) Sobre el yel­ mo de Hades. 44) Sobre Eetes. 45) Sobre Esemo. 46) So­ bre Acasto. 47) Sobre Acrisio. 48) Sobre los hijos de Actor. 49) Sobre Alectrión. 50) Sobre Alejandro o Paris. 51) S o ­ bre Adonis. 52) Sobre las molineras. 53) Sobre Alcim e­ des. 54) Sobre los días de Alción. 55) Sobre los vengado­ res. 56) Sobre Halosidna. 57) Sobre los Alóadas. 58) Sobre los Amadocos. 59) Sobre las Amazonas. 60) Sobre Amaltea y su cuerno. 61) Sobre Amimone. 62) Sobre las Anfidromias. 63) Sobre el río Alfeo. 64) Sobre los que no lavan los pies y duermen en el suelo. 65) Sobre los estudios de as­ tronomía, la invención del número y el cálculo, los sacrifi­ cios, la geometría, la oniromancia y los auspicios. 66) So­ bre alárgide o historia de la tintura con púrpura, cómo se

E U D O CI A

descubrió la púrpura y cómo pescan ahora los fenicios a es­ tos peces. 67) Que los egipcios rindieron culto a diferen­ tes animales. 68) Sobre Antemócrito. 69) Sobre Anticlea. 70) Sobre Antinoo. 71) Sobre Anfínom o. 72) Sobre A l­ cinoo. 73) Sobre Antífato. 74) Sobre Admeto. 75) Sobre Anfictión. 76) Sobre Ásimo. 77) Sobre Aérope. 78) G e­ nealogía de Eneas, de Astianacte y de Hematión. 79) G e­ nealogía de Abante. 80) Sobre Antíloco. 81) Sobre Melámpige. 82) Sobre Egipto y sus hijos. 83) Sobre Ámbrace. 84) Sobre Amón. Médicos 85) Sobre el médico Acrón. 86) Sobre Agapio. Historiadores 87) Sobre el historiador Apolónides. 88) Sobre Acusilao. 89) Sobre Anaximandro. 90) Sobre Antipatro. 91) Sobre Apolonio de Afrodisiade. 92) Sobre Alejandro el mindio. Oradores 93) Sobre el orador Adriano. 94) Sobre Atenodoro. 95) Sobre Esquines. 96) Sobre Abante. 97) Sobre Anaxi­ menes. 98) Sobre Alejandro Peloplatón. Filósofos 99) Sobre el filósofo Alcmeón. 100) Sobre Anaxarco. 101) Sobre Anaxágoras. 102) Sobre Agapio. 103) Sobre Anaximandro. 104) Sobre Anaximenes. 105) Sobre An-

P R O S I S T A S GRIE GAS

§6

tístenes. io 6) Sobre Aquila. 107) Sobre Alejandro Egeo. 108) Sobre Alcidamante. 109) Sobre Alejandro Amonio. 110) Sobre Apolonio de Tiana.

Oradores 11 1) Sobre el orador Antipatro. 112) Sobre el orador ate­ niense Apolonio. 113) Sobre el orador Antíoco. 114) Sobre Andócides. 115) Sobre Andrómaco. 116) Sobre Androción. 117) Sobre Antifonte. 118) Sobre Androclides. 119) Sobre Apolonio Arquebulo. 120) Sobre Agatias el escolástico.

Poetas 121) Sobre Alexis el cómico. 122) Sobre Alceo el trági­ co. 123) Sobre Alceo el cómico. 124) Sobre Alemán el lí­ rico. 125) Sobre Anacreonte, n é ) Sobre Anaxándrides. 127) Sobre Anaxipo. 128) Sobre Antímaco. 129) Sobre Antífanes. 130) Sobre Apolodoro. 131) Sobre Apolonio solense. 132) Sobre Apolófanes. 133) Sobre Apolodoro de Tarso. 134) Sobre Arato.

Gramáticos 135) Sobre el gramático Abrón. 136) Sobre Alejandro de Mileto. 137) Sobre Alejandro Etolo. 138) Sobre Antérote. 139) Sobre Apión. 140) Sobre el gramático A polo­ doro. 141) Sobre Apolonio Díscolo. 142) Sobre Aristarco. 143) Sobre Aristónico. 144) Sobre Aristófanes. 145) So­ bre Arcadio. 146) Sobre Arquibio. 147) Sobre Asclepiades. 148) Sobre Astiages.

E U D O C IA

Médicos 149) Sobre el médico Aristógenes. 150) Sobre Aritógenes de Cnido. 151) Sobre Arquígenes. 152) Sobre Apsirto.

Oradores 153) Sobre el orador Aristides. 154) Sobre Aristogiton. 155) Sobre Apolonio de Náucrates. 156) Sobre Aristocles. 157) Sobre Harpocración. 158) Sobre Aspasio. 159) Sobre Afareo. 160) Sobre Apsines. 161) Sobre el sofista Esopo. 162) Sobre Aristéneto.

Poetas 163) Sobre el poeta Arriano. 164) Sobre Arión. 165) So­ bre Aristeo. 166) Sobre Aristómenes. 167) Sobre Aristónimo. 168) Sobre Arquédico. 169) Sobre Astidamante trágico. 170) Sobre Arquipo. 171) Sobre Astidamante el jo ­ ven. 172) Sobre César Augusto. 173) Sobre Augeas el có­ mico. 174) Sobre el poeta Aquiles. 175) Sobre Autocrates. 176) Sobre Aqueo el trágico. 177) Sobre Enico. 178) Sobre Escrión.

Filósofos 179) Sobre Arcesilao el académico. 180) Sobre el filó­ sofo Arriano. 181) Sobre Arignote. 182) Sobre Aristocles. 183) Sobre Aristipo. 184) Sobre Aristóxeno. 185) Sobre Arnufio. 186) Sobre Esquines Socrático. 187) Sobre Arquélao. 188) Sobre Harpocración Platónico. 189) Sobre Africano. 190) Sobre Anacarsis. 191) Sobre Artemidoro. 192) Sobre

64

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§6

Arquímedes. 193) Sobre Arquitas de Tarento. 194) Sobre Androclides. 195) Sobre Aristandro el adivino. 196) So­ bre las Apaturias. 197) Sobre el dicho « v e te » en la isla Macarea. 198) Por qué a los itálicos se les llama ausonios. 199) Sobre el gobierno de Eneas y su navegación a Italia. 200) Genealogía de Arcesilao. 201) Sobre Atreo. 202) So­ bre Antigona. 203) Sobre Harmonía la esposa de Cadmo. 204) Sobre Ariadna. 205) Sobre Agénor. 206) Sobre Argos. 207) Sobre la Argo. 208) Sobre Apis. 209) Sobre la Osa si­ deral. 210) Sobre Arne. 211) Sobre las harpías. 212) Sobre Astarté. 213) Sobre Asteria. 214) Sobre Astianasa. 215) So­ bre Astidamía. 216) Sobre Astíoque. 217) Sobre Asfalión. 218) Sobre Augias. 219) Sobre Aqueronte. 220) Por qué a los griegos se les llamó aqueos. 221) Sobre el persa Artibio. 222) Genealogía de Aquiles. 223) Sobre Apsirto, h i­

jo de Eetes.

2. 224) Sobre Baco. 225) Sobre Brimó. 226) Sobre Belerofontes. 227) Sobre la cabellera de Berenice. 228) So­ bre Belo y también sobre Babilonia. 229) Sobre Bóreas. 230) Sobre Briareo. 231) Sobre Brizó. 232) Sobre Biante. 233) Sobre Bronto. 234) Sobre los Bacides. 235) Sobre Bato. 236) Sobre Bero. 237) Sobre Basilisco el Sofista.

Poetas 238) Sobre el lírico Baquílides. 239) Sobre Batón. 240) Sobre Baro.

EU D O CI A

65

Filósofos 241) Sobre Bolo el democríteo. 242) Sobre Biante. 243) Sobre Bolo el pitagórico. 244) Sobre Bión. 245) Sobre He­

racles Comebueyes.

3.246) Sobre Ganges de diez codos. 247) Sobre Ganimedes. 248) Sobre el perro Gargita. 249) Sobre la agricultu­ ra, cómo se inventó. 250) Sobre Gerión. 251) Sobre Glauco de Atenas. 252) Sobre Glauco el hijo de Minos. 253) Sobre Glauco marino. 254) Sobre los Gigantes sembrados y naci­ dos el mismo día. 255) Sobre las Gorgonas. 256) Sobre Giges. 257) Sobre Gesio Yatrosofista.

Oradores 258) Sobre el orador Gayano. 259) Sobre Genetlio. 260) Sobre Gorgias. 261) Sobre Glaucón.

4.

262) Sobre Dédalo. 263) Sobre los llamados Dáctilos del Ida. 264) Sobre la golosina de los démones. 265) Sobre Dánae. 266) Sobre Dárdano. 267) Sobre Dafne. 268) So­ bre Dánao. 269) Sobre por qué Apolo se llama Delfinio. 270) Sobre el vellocino de oro. 271) Sobre Deucalión. 272) Sobre los demarcos. 273) Sobre el trípode de Delfos. 274) Sobre Deméter. 275) Sobre Demétery Hestia. 276) So­ bre Dido. 277) Sobre los tribunales de Atenas. 278) Sobre Diomedes. 279) Sobre Dioniso. 280) Sobre la condición an-

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66

drógina de Dioniso. 281) Sobre quienes cortaron y despeda­ zaron a Dioniso. 282) Sobre los Dióscuros. 283) Sobre el de doble madre. 284) Sobre el caballo de madera. 285) Sobre la encina y el caldero de Dodona. 286) Sobre Doripa.

Historiadores 287) Sobre Damastes el cronógrafo. 288) Sobre Dem o­ crito el historiador. 289) Sobre Demetrio de lie. 290) Sobre Demóstrato. 291) Sobre Dídimo. 292) Sobre Dictis. 293) So­ bre Diodoro. 294) Sobre Dionisio de Mileto. 295) Sobre Dionisio de Rodas. 296) Sobre Dión. 297) Sobre Dóride.

Médicos 298) Sobre Dexipo el médico. 299) Sobre Dioscórides. 300) Sobre Dracón.

Oradores 301) Sobre Damiano el sofista. 302) Sobre Dexipo. 303) Sobre Dinarco. 304) Sobre Dionisio de Mileto. 305) Sobre Démades. 306) Sobre Dionisio de Halicarnaso. 307) S o ­ bre Dión de Prusa.

Poetas 308) Sobre Dinóloco el cómico. 309) Sobre Damáxeno. 310) Sobre Diceágenes. 311) Sobre Diógenes Enómao. 312) Sobre Diocles. 313) Sobre Dionisio de Mitilene. 314) Sobre Dionisio de Bizancio. 315) Sobre Dionisio de Corinto. 316) Sobre Dexipo.

EUDOCIA

6?

Gramáticos 317) Sobre Dafidas el gramático. 318) Sobre Demetrio Ixión. 319) Sobre Dídimo. 320) Sobre Dicearco. 321) Sobre Diogeniano. 322) Sobre Dionisio el gramático. 323) S o­ bre Dracón. Filósofos 324) Sobre Damascio el filósofo. 325) Sobre Damófilo. 326) Sobre Demócrito. 327) Sobre Dídimo. 328) Sobre D i­ cearco. 329) Sobre Demetrio de Fálero. 330) Sobre D iodo­ ro Valerio. 331) Sobre Diodoro Crono. 332) Sobre Dionisio, hijo de tirano. 333) Sobre Dionisio Metatémeno. 334) So­ bre Dión. 335) Sobre Diágoras. 336) Sobre Diógenes el físi­ co. 337) Sobre Dión de Prusa. 338) Sobre Domnino el filó­ sofo. 339) Sobre Diógenes el cínico.

5. 340) Sobre la Eiresíone. 341) Sobre el llamado Cinosarges. 342) Sobre Hécuba. 343) Sobre Hécate. 344) Sobre los Centimanos. 345) Sobre Elara. 346) Sobre Elegeide Pi­ ro. 347) Sobre Idotea. 348) Sobre por qué a Atenea se la ha llamado Elótide. 349) Sobre Hele y Frixo. 350) Sobre Empusa. 351) Sobre Endimión. 352) Sobre por qué Dioniso tiene un solo testículo. 353) Sobre Enio. 354) Sobre Epeo. 355) Sobre Epicrates. 356) Sobre Epiménides. 357) Sobre Erecteo. 358) Sobre las Erinias. 359) Sobre Helena. 360) So­ bre Hermes. 361) Sobre Eros. 362) Sobre Erictonio. 363) So­ bre las Hespérides. 364) Sobre Eveno. 365) Sobre Eumeo.

68

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§6

366) Sobre Euríbato. 367) Sobre Enfile. 368) Sobre Eurípilo. 369) Sobre Éurito. 370) Sobre Europa la hija de Agénor. 371) Sobre Esqueto.

Historiadores 372) Sobre Hecateo el historiador. 373) Sobre Helánico de Mileto. 374) Sobre Helánico de Mitilene. 375) Sobre Evágoras. 376) Sobre Efipo. 377) Sobre Eustacio. 378) So­ bre Eforo.

Oradores 379) Sobre Hermágoras el orador. 380) Sobre Evodiano. 381) Sobre Epifanio el sofista. 382) Sobre Helicón de Bizancio. 383) Sobre Hermógenes. 384) Sobre Eudemo. 385) Sobre Eusebio de Arabia. 386) Sobre Eustoquio el so­ fista.

Poetas 387) Sobre Epígenes el cómico. 388) Sobre Epiménides. 389) Sobre Epicrates. 390) Sobre Epónico. 391) Sobre Epicarmo. 392) Sobre Erifo. 393) Sobre Hermipo. 394) Sobre Euticles. 395) Sobre Eumolpo. 396) Sobre Evodo. 397) So­ bre Eupolis. 398) Sobre Euforión. 399) Sobre Euforión de Calcis. 400) Sobre Eufrón.

Gramáticos 401) Sobre Epafrodito el gramático. 402) Sobre Heladio el gramático. 403) Sobre Hermólao. 404) Sobre Eugenio.

EU D O CI A

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405) Sobre Eudemón. 406) Sobre Ireneo. 407) Sobre Hecateo.

Filósofos 408) Sobre Empédocles. 409) Sobre Empedótimo. 410) Sobre Epicteto. 411) Sobre Eratóstenes. 412) Sobre Epicu­ ro. 413) Sobre Hermágoras. 414) Sobre Epicarmo. 415) So­ bre Epaminondas. 416) Sobre Hermias. 417) Sobre Eudoxo.

6. 418) Sobre Zalmóxide. 419) Sobre Zeuxipa. 420) So­ bre Zeus. 421) Sobre Zeus que se transforma en cualquier cosa por las mujeres. 422) Sobre la reprimenda de Zeus el amontonador de nubes a Hera. 423) Sobre el miedo que caerá sobre Zeus. 424) Sobre el asentimiento de las cejas y el movimiento de los cabellos de Zeus. 425) Sobre la tumba de Zeus en Creta. 426) Sobre de cuántas maneras se llama a Zeus o sobre sus sobrenombres. 427) Sobre la boda de Zeus y Hera. 428) Sobre Zeto y Anfión. 429) Sobre Zeto y C a­ lais. 430) Sobre Zopiro de Babilonia.

Oradores 431) Sobre Zenobio el sofista. 432) Sobre Zoilo. 433) So­ bre Zósimo.

Gramáticos 434) Sobre Zenódoto el gramático. 435) Sobre Zenódoto de Efeso. 436) Sobre Zoneo.

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Filósofos 437) Sobre Zenón, el filósofo de Elea. 438) Sobre Zenón el sidonio. 439) Sobre Zenón de Tarso. 440) Sobre Zenón Mnaseo. 4 41) Sobre Zenón de Citio. 442) Sobre Zoroastro. 443) Sobre Zósimo.

7. 445) Sobre Hebe. 446) Sobre Eetión. 447) Sobre He­ lios y sus hijos. 448) Sobre Hera. 449) Sobre las férreas ataduras de Hera colgada en el aire y en las nubes. 450) So­ bre el monumento de Hera en Argos. 451) Sobre Heracles. 452) Sobre los héroes entre los griegos. 453) Sobre la llanura Elisia. 454) Sobre cuántos y quiénes eran los héroes A rgo­ nautas, de qué padres y de dónde. 455) Sobre quiénes fue­ ron los héroes que mataron al jabalí de Calidón. 456) So­ bre Hefesto. 457) Sobre los exvotos a Hefesto, Afrodita y Artemis, Hermes y los amores.

8. 458) Sobre la teogonia. 459) Sobre Tetis. 460) Sobre Támiris. 461) Sobre Tersites. 462) Sobre Teseo y Pirítoo. 463) Sobre Teognis el tirano. 464) Sobre Trasibulo.

Filósofos 465) Sobre Tales el sabio. 466) Sobre Téano. 467) So­ bre Teeteto el astrólogo. 468) Sobre Teodosio de Trípo­ li. 469) Sobre Teofrasto. 470) Sobre Teón de Alejandría y los otros.

E U D O CI A

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Oradores 471) Sobre Teodectes el orador. 472) Sobre Teodoro el sofista. 473) Sobre Teodoro de Gádara. 474) Sobre Teócrito el orador. 475) Sobre Teopompo. 476) Sobre Teón el sofista. 477) Sobre Terámenes de Atenas. 478) Sobre Trasímaco.

Poetas 479) Sobre Tales el poeta. 480) Sobre Teogneto. 481) So­ bre Teognis. 482) Sobre Teodoro. 483) Sobre Teócrito. 484) Sobre Teopompo. 485) Sobre Teófilo. 486) Sobre Tespis.

Historiadores 487) Sobre Temistógenes el historiador. 488) Sobre Teseo. 489) Sobre Tucídides.

9. 490) Sobre la estatua de Januario. 491) Sobre Yasión. 492) Sobre los Dáctilos del Ida. 493) Sobre Jasón y cómo consiguió hacerse con el vellocino de oro. 494) Sobre el Ida. 495) Sobre Idmón. 496) Sobre Ilaón. 497) Sobre Ino. 498) Sobre Ixión. 499) Sobre Icario, padre de Penélope. 500) Sobre Hipodamía. 501) Sobre Hipódamo. 502) S o­ bre Isis. 503) Sobre Istiea. 504) Sobre Itis. 505) Sobre Ifigenia. 506) Sobre Icario, que recibió de Dioniso la rama de vid y la plantó y sobre Erígone, su hija, y sobre que los ha­ bitantes de Quíos fueron los primeros en obtener vino tin­ to. 507) Sobre Ificles. 508) Sobre ío.

P R O S I S T A S GR IE GA S

72

§6

Filósofos 509) Sobre Jámblico el filósofo. 510) Sobre Jasón. 511) So­ bre Hierocles. 512) Sobre Hiparquia. 513) Sobre Hiparco. 514) Sobre Hipóboto. 515) Sobre Histieo.

Historiadores 516) Sobre Jasón el historiador. 517) Sobre Hipis. 518) So­ bre el Istro.

Médicos 519) Sobre Hipócrates y los demás.

Oradores 520) Sobre Hipias el orador. 521) Sobre Iseo. 522) Sobre Isócrates. 523) Sobre Ifícrates.

Poetas 524) Sobre Ibico el poeta. 525) Sobre Ideo. 526) Sobre Yofonte. 527) Sobre Ión. 528) Sobre Hiparco. 529) Sobre Hiponacte.

10.530) Sobre Cadmo. 531) Sobre por qué los antiguos ha­ cían quemar los cadáveres. 532) Sobre Ceneo. 533) Sobre por qué los griegos se dejaban el pelo largo. 534) Sobre las Carneas, festividad de Apolo. 535) Sobre Castalia. 536) Sobre Cécrope. 537) Sobre por qué a Artemis se la llama Celadinó. 538) Sobre los Centauros. 539) Sobre el cuerno de Amaltea. 540) Sobre Cérbero. 541) Sobre los Cerámicos. 542) Sobre el dios Pro-

EUDOCIA

73

vecho. 543) Sobre el monstruo troyano. 544) Sobre los supli­ cios acostumbrados entre los griegos. 545) Sobre la grulla y sus alas. 546) Sobre Coto y Briáreo. 547) Sobre Crono. 548) So­ bre Calisto. 549) Sobre Céfalo. 550) Sobre Céix. 551) Sobre Cefeo. 55z) Sobre Circe. 553) Sobre Climene. 554) Sobre Césira. 555) Sobre Ciña. 556) Sobre Corídalo. 557) Sobre Cre­ teo. 558) Sobre Crío. 559) Sobre Ctimene. 560) Sobre Cidón. 561) Sobre los cíclopes. 562) Sobre los bastardos arrojados al Cinosarges. 563) Sobre Cilón. 564) Sobre Ciro, hijo de Parisátide. 565) Sobre por qué a Afrodita se la llamó Colopis.

Historiadores 566) Sobre Cadmo el historiador. 567) Sobre Capitón. 568) Sobre Cleóxeno. 569) Sobre Clemente. 570) Sobre Critón. 571) Sobre Ctesias el médico.

Oradores 572) Sobre Calínico el orador. 573) Sobre Cástor. 574) Sobre Cecilio. 575) Sobre Cefalión. 576) Sobre Céfalo. 577) Sobre Cefisodemo. 578) Sobre Córax.

Poetas 579) Sobre Calimaco el poeta. 580) Sobre Cántaro. 581) So­ bre Carcino. 582) Sobre César Tiberio. 583) Sobre Corina. 584) Sobre Cefisodoro. 585) Sobre Cecilio. 586) Sobre Clau­ diano. 587) Sobre Cleofonte. 588) Sobre Clitágoras. 589) So­ bre Coluto. 590) Sobre Corino. 591) Sobre Crates el cómi­ co. 592) Sobre Cratino. 593) Sobre Creófilo. 594) Sobre Ciro.

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74

SC

Filósofos 595) Sobre Carnéades el filósofo. 596) Sobre Calipo. 597) Sobre Cebes. 598) Sobre Celsino. 599) Sobre Cleantes. 600) Sobre Cleobula. 601) Sobre Cleómbroto. 602) Sobre Cornuto. 603) Sobre Crates. 604) Sobre Critón.

ii. 605) Sobre Ladón. 606) Sobre Lacrítides. 607) Sobre los efebos laconios que se golpean con los látigos. 608) Sobre Lamia. 609) Sobre Lampecia. 610) Sobre Laodamia. 611) So­ bre los lapitas. 612) Sobre Leucótea. 613) Sobre Leucosia. 614) Sobre la constelación Leo. 615) Sobre Leda. 616) Sobre Leto. 617) Sobre Lino. 618) Sobre las Suplicantes. 619) Sobre Locro. 620) Sobre Lígdamis, que prendió fuego al templo de Artemis. 621) Sobre Linceo. 622) Sobre por qué a Apolo se le llama Licígenes. 623) Sobre la estrella Lira.

Oradores 624) Sobre Lácares el orador. 625) Sobre León de Alabanda. 626) Sobre León. 627) Sobre Luciano. 628) Sobre Loliano. 629) Sobre Licurgo. 630) Sobre Lisias.

Poetas 631) Sobre Lásquides el poeta. 632) Sobre Leucón. 633) Sobre Lino. 634) Sobre Lisímaco. 635) Sobre Lisipo.

Gramáticos 636) Sobre Luperco el gramático. 637) Sobre Linceo.

EUDOCIA

75

Filósofos 638) Sobre León el filósofo. 639) Sobre Lesbonacte. 640) Sobre Longino. 641) Sobre Lamprias el historiador. 64z) So­ bre Lico.

12. 643) Sobre Macaría la hija de Heracles. 644) Sobre la adivinación de los Magos a partir de los sacrificios. 645) Sobre Mera. 646) Sobre Mariandeno. 647) Sobre Marpesa. 648) Sobre Marsias. 649) Sobre Mausolo de Caria. 650) Sobre Mégara, esposa de Heracles. 651) Sobre Malámpodo. 652) Sobre Meleagro. 653) Sobre Medusa. 654) S o ­ bre Memnón. 655) Sobre Meneceo. 656) Sobre Mérope y Cleotera. 657) Sobre Metabo. 658) Sobre Medea. 659) So­ bre Midas el apasionado por el oro. 660) Sobre el casti­ go de Mitra. 661) Sobre M ilón de Crotona. 662) Sobre Minos. 663) Sobre Mormo. 664) Sobre los Moliónidas. 665) Sobre las Moiras. 666) Sobre las Musas. 667) Sobre los Misterios en Eleusis del Ática. 668) Sobre los M irm i­ dones. 669) Sobre Mirra.

Historiadores 670) Sobre Marsias el historiador. 671) Sobre Menecmo. 672) Sobre Menandro.

Médicos 673) Sobre Marcelo el médico. 674) Sobre Menécrates. 675) Sobre Metón.

76

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§6

Filósofos 676) Sobre Menecmo. 677) Sobre Máximo de Tiro. 678) Sobre Máximo de Epiro. 679) Sobre Marino. 680) So­ bre Musonio. 681) Sobre Miro.

Oradores 682) Sobre Mayor el orador. 683) Sobre Maleo. 684) So­ bre Marcelo. 685) Sobre Marsias. 686) Sobre Melesermo. 687) Sobre Melito. 688) Sobre Menandro. 689) Sobre Metrófanes. 690) Sobre Minuciano.

Poetas 691) Sobre Magnes el cómico. 692) Sobre Melanópides. 693) Sobre Manandro. 694) Sobre Menalao. 695) So­ bre Menipo. 696) Sobre Mesomedes. 697) Sobre Metágenes. 698) Sobre Mimnermo. 699) Sobre Mnesímaco. 700) Sobre Mórsimo. 701) Sobre Museo. 702) Sobre Mía. 703) Sobre Miro. 704) Sobre M irtilo.

Gramáticos 705) Sobre M iteco el gramático. 706) Sobre Mosco.

13.

707) Sobre Nanaco. 708) Sobre Narciso. 709) So­ bre el culto que los egipcios rinden al Nilo. 710) So­ bre Neoptólemo. 7 11) Sobre Neleo. 712) Sobre Nereo. 713) Sobre las Nereidas. 714 ) Sobre Níobe. 715) Sobre las

Ninfas.

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Filósofos 716) Sobre Neocles el filósofo. 717) Sobre Nicolao el peripatético. 718) Sobre Nicómaco de Estagira. 719) So­ bre Numenio.

Médicos 710 ) Sobre Nicandro el médico. 721) Sobre Nicómaco el médico. 722) Sobre Ninfis el historiador.

Oradores 713) Sobre Neantes el orador. 724) Sobre Nicágoras. 715) Sobre Nicolao el orador. 726) Sobre Nicolao el sofis­ ta. 727) Sobre Nicóstrato.

Poetas 728) Sobre Nausícrates el cómico. 729) Sobre Neofonte. 730) Sobre Néstor. 731) Sobre Nicómaco. 732) Sobre Nicóstrato. 733) Sobre Nicofrón. 734) Sobre Nicocares. 735) Sobre Nono. 736) Sobre Nicanor el gramático.

14. 737) Sobre Odiseo. 738) Sobre Edipo. 739) S o­ bre Enómao. 740) Sobre Enone. 741) Sobre la constela­ ción Sagitario. 742) Sobre Ónfale. 743) Sobre la adivi­ nación por los sueños. 744) Sobre la adivinación por las aves. 745) Sobre por qué el asno es reverenciado en el cie­ lo. 746) Sobre Orestes. 747) Sobre la constelación del Ave. 748) Sobre Orfeo. 749) Sobre Osiris. 750) Sobre Orfíuco.



PR O S IS T A S GRI EG AS

§6

751) Sobre Orfeo Nicónao y los demás. 752) Sobre que Ho­ mero fue egipcio; y sobre su muerte en la Arcadia.

•5- 753) Sobre Palamedes. 754) Sobre el Paladio. 755) So­ bre Palas. 756) Sobre Pan. 757) Sobre Pandáreo. 758) So­ bre Pándaro. 759) Sobre Pandión. 760) Sobre Pando­ ra. 761) Sobre la constelación Virgo. 762) Sobre Paris. 763) Sobre Pasífae. 764) Sobre Patroclo. 765) Sobre por qué a Zeus y Apolo se les llama patroos. 766) Sobre Pélope. 767) Sobre Periclímeno. 768) Sobre Perseo. 769) So­ bre Perséfone. 770) Sobre Pégaso. 771) Sobre Peleo. 772) Sobre las Pléyades. 773) Sobre Políboto. 774) Sobre Polignoto. 775) Sobre Policelo. 776) Sobre Políxena. 777) So­ bre Polifemo. 778) Sobre Posidón. 779) Sobre Príamo. 780) Sobre Príapo. 781) Sobre Proene. 782) Sobre Pro­ cris. 783) Sobre Prometeo. 784) Sobre Prólide. 785) So­ bre Proteo. 786) Sobre la Pitia. 787) Sobre Pirítoo y Teseo. 788) Sobre Paléfato el historiador. 789) Sobre Pau­ sanias. 790) Sobre Polemón de Ilion. 791) Sobre Polibio. 792) Sobre Pílades, inventor de la danza itálica y sobre las danzas; y por qué los amantes llevan flores y manzanas en sus manos.

Oradores 793) Sobre Paladio el orador. 794) Sobre Pancracio el sofista. 795) Sobre Paulo de Tiro. 796) Sobre Paulo Ger­ mino. 797) Sobre Pausanias el sofista. 798) Sobre Peri-

EUDOCl A

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cies. 79 9) Sobre Pedro Magistro. 800) Sobre Polemón. 801) Sobre Pólux. 802) Sobre Polieno. 803) Sobre Polícrates. 804) Sobre Posidonio O lbiopolita. 805) Sobre Potamón. 806) Sobre Polión. 807) Sobre Polo. 808) S o ­ bre Prisco. 809) Sobre Proeresio. 810) Sobre Procopio. 811) Sobre Protágoras de Abdera. 812) Sobre Pitio. 813) So­ bre Palamedes.

Poetas 814) Sobre Paléfato el poeta. 815) Sobre Pamprepio. 816) Sobre Panolbio. 817) Sobre Paniasis. 818) Sobre Partenio de Nicea. 819) Sobre Partenio de Quíos. 820) Sobre Pisandro. 821) Sobre Pigres. 822) Sobre Pindaro. 823) Sobre Platón el cómico. 824) Sobre Polieucto. 825) Sobre Policelo. 826) Sobre Posidipo. 827) Sobre Ptolomeo de Citera.

Gramáticos 828) Sobre Palamedes el gramático. 829) Sobre Paléfato el gramático. 830) Sobre Pánfilo el gramático. 831) Sobre Polión. 832) Sobre Ptolomeo el gramático.

Filósofos 833) Sobre Pánfila la filósofa. 834) Sobre Pánfilo el fi­ lósofo. 835) Sobre Panecio. 836) Sobre Papo de Alejan­ dría. 837) Sobre Parménides. 838) Sobre Paulo el filósofo. 839) Sobre Periandro. 840) Sobre Perseo. 841) Sobre Pi­ taco. 842) Sobre Platón. 843) Sobre Plutarco. 844) Sobre Plotino. 845) Sobre Polemón. 846) Sobre Poles. 847) So­

8ο

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§6

bre Porfirio. 848) Sobre Posidonio. 849) Sobre Potamón. 850) Sobre Pródico. 851) Sobre Proclo el estoico. 852) So­ bre Proclo de Licia. 853) Sobre Claudio Ptolomeo, sobre la procedencia del origen de la familia de los Ptolomeos y la sucesión de los reyes. 854) Sobre Pitágoras y las habas pita­ góricas. 855) Sobre Pirrón.

16. 856) Sobre Rea, los Coribantes y las castraciones de los frigios. 857) Sobre Reso. 858) Sobre Reo. 859) Sobre Re­ gino el gramático. 860) Sobre Riano el gramático. 861) So­

bre Rufo el médico.

17.862) Sobre Salmoneo y los rayos procedentes del odre. 863) Sobre Sardanápalo. 864) Sobre Sarpedón. 865) So­ bre las Sirenas. 866) Sobre Sémele. 867) Sobre Sesoncosis. 868) Sobre las Sibilas. 869) Sobre Sínope. 870) Sobre Sísifo. 871) Sobre Escédaso y sus hijas. 872) Sobre Escila y los monstruosos animales. 873) Sobre las aves de Estinfálide. 874) Sobre la Estigia. 875) Sobre la Esfinge cadmea. 876) Sobre Estratis el historiador.

Oradores 877) Sobre Sabino el orador. 878) Sobre Salustio el so­ fista. 879) Sobre Serapión de Alejandría. 880) Sobre Sibintio. 881) Sobre Siricio. 882) Sobre Escopeliano. 883) Sobre

Sópatro.

E U D O CI A

Médicos 884) Sobre Salustio el médico. 885) Sobre Sorano el mé­ dico.

Poetas 886) Sobre Sanirión el cómico. 887) Sobre Safo. 888) So­ bre la Sibila de Eritrea y las demás. 889) Sobre Simónides. 890) Sobre Sófocles. 891) Sobre Sópatro. 892) Sobre Sosicles. 893) Sobre Sótades de Creta. 894) Sobre Sotérico. 895) Sobre Sófilo. 896) Sobre Sofrón. 897) Sobre Espíntaro. 898) Sobre Estesícoro. 899) Sobre Estrátide. 900) Sobre Estratón.

Gramáticos 901) Sobre Seleuco el gramático. 902) Sobre Sereno. 903) Sobre Semo. 904) Sobre Simias de Rodas. 905) Sobre Sosibio. 906) Sobre Sotérides.

Filósofos 907) Sobre Sexto el filósofo. 908) Sobre Silvano. 909) Sobre Simias de Tebas. 910) Sobre Solón. 911) Sobre Estil­ pón. 912) Sobre Estrabón. 913) Sobre Estratón. 914) Sobre Sinesio. 915) Sobre Siriano. 916) Sobre Sofrón. 917) S o ­ bre Sócrates. 918) Sobre Sótades de Atenas.

18. 919) Sobre Tántalo. 920) Sobre los toros que ma­ tan a los extranjeros. 921) Sobre la catasterización de Tau­ ro. 922) Sobre Telamón. 923) Sobre Teño, del que proce-

82

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de Ténedos. 924) Sobre los Teléboas. 925) Sobre Telémaco. 926) Sobre Télefo. 927) Sobre Titono. 928) Sobre los T i­ tanes. 929) Sobre Ticio. 930) Sobre Tleptôlemo. 931) So­ bre los machos cabríos de Mende. 932) Sobre Triptolemo. 933) Sobre Triton. 934) Sobre Tros, por el que se llamó Tro­ ya, sobre su toma, sobre la genealogía de los troyanos y el desenlace de los supervivientes de los que procede el impe­ rio romano. 935) Genealogía de los reyes troyanos y proce­ dencia de los romanos. 936) Sobre Troilo. 937) Sobre Trofonio. 938) Sobre Tiro. 939) Sobre Tifeo el gigante del que nació la serpiente que custodiaba el vellocino de oro.

19. 940) Sobre las ninfas Híades. 941) Sobre Jacinto. 942) Sobre la Hidra. 943) Sobre Hilas.

20. 944) Sobre Faetusa. 945) Sobre Faetonte. 946) S o ­ bre de dónde y cómo surgieron los feacios. 947) Sobre Fedra. 948) Sobre Fálaris. 949) Sobre los falos. 950) Sobre Fanes. 951) Sobre Faón. 952) Sobre Ferecles. 953) Sobre Filecio. 954) Sobre Filóxeno el cuellilargo. 955) Sobre Femio. 956) Sobre Fineo. 957) Sobre Finodamante. 958) Sobre Forcis y sus hijas. 959) Sobre Formión. 960) Sobre Frixo, su genealogía y la de todos los héroes que brotaron de la misma raíz. 961) Sobre Frinis el citarista. 962) Sobre Frinondas. 963) Sobre la castración de los frigios. 964) Sobre Fileo. 965) Sobre Fílaco.

E U D O CI A

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Historiadores 966) Sobre Feréeides el historiador. 967) Sobre Filipo. 968) Sobre Flegonte. 969) Sobre Filarco.

Oradores 970) Sobre Filipo el orador. 971) Sobre Filisco de M ile­ to. 972·) Sobre Filóstrato. 973) Sobre Filisto de Náucratis. 974) Sobre Frínico de Bitinia.

Gramáticos 975) Sobre Filetas el gramático. 976) Sobre Filisco de Egina. 977) Sobre Filóxeno. 978) Sobre Filón. 979) Sobre Filagrio de Epiro.

Filósofos 980) Sobre Fedón el filósofo. 981) Sobre Feréeides. 982) Sobre Filósofo. 983) Sobre Filón. 984) Sobre Focílides. 985) Sobre Ferécrates de Atenas. 986) Sobre Filetero. 987) Sobre Filemón de Siracusa.

Poetas 988) Sobre Filipo el cóm ico. 989) Sobre Filisco. 990) Sobre Filistión. 991) Sobre Filocles. 992) Sobre Fi­ lóxeno el lírico. 993) Sobre Filónides. 994) Sobre Fililio. 995) Sobre Formo. 996) Sobre Frínico el trágico. 997) So­ bre Fenócides.

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§6

ii. 998) Sobre la astronomía de los caldeos. 999) S o­ bre Cares, el constructor del Coloso y sobre quién y cuán­ do lo destruyó. 1000) Sobre las Gracias. 1001) Sobre Cari­ des y Fílita. 10 0 1) Sobre Caribdis. 1003) Sobre Quirón el Centauro. 1004) Sobre la Quimera. 1005) Sobre Criseide. 1006) Sobre la cadena de oro. 1007) Sobre el vellocino de oro. 1008) Sobre Crises. 1009) Sobre las manzanas de oro.

Historiadores 1010) Sobre Caronte de Lámpasaco el historiador, ion ) Sobre Caronte de Cartago. 1012) Sobre Caronte de Náucratis.

Poetas 1013) Sobre Queremón el cómico. 1014) Sobre Quiónides. 1015) Sobre Cristodoro el poeta. 1016) Sobre Cristodoro de Tebas. 1017) Sobre Quérilo de Atenas. 1018) Sobre Córax el filósofo. 1019) Sobre Crisipo. 1020) Sobre Q ui­ rón el médico.

2 2 .1021) Sobre Psamético.

23.1022) Sobre Ógiges. 1023) Sobre Océano. 1024) So­ bre las Horas. 1025) Sobre Orieo. 1026) Sobre Oritía. 1027) Sobre Orion. 1028) Sobre O to y Efialtes. J. A. Fabric. Bibl. Grœc. 6,5, 6,588



H iparquia

Hiparquia, natural de Maronea, en Tracia, vivió en tiem ­ pos de Alejandro M agno y fu e esposa delfilósofo Crates. Se le atribuyen varias obras como Cuestiones a Teodoro, Hipótesis filosóficas y Cartas. 7 .1. H

ip a r q u ia y

C

rates

Sus discursos57 también se apoderaron de la hermana de Metrocles, Hiparquia. Ambos eran m aronitas;5®y estaba enamorada de Crates,59 no solo de sus palabras, sino tam­ bién de su forma de vida, y no hacía caso a ninguno de sus pretendientes, ni a su riqueza, ni a su nobleza ni a su belle­ za, sino que Crates lo era todo para ella. Además, amena­ zaba a sus padres con suicidarse si no la entregaban a aquel hombre. El caso es que, como los padres exhortaban a C ra­ tes a que disuadiera a la niña, él hacía todo lo posible, y, en 57 Se entiende, de Crates. sS Maronea es una ciudad de Tracia. ” Crates de Tebas, que vivió hasta comienzos del siglo I I I a.C . fue un filósofo cínico seguidor de Diógenes y maestro de Metrocles. Sobre su figu­ ra, puede verse en García Gual, 1988, pp. 75-80 el capítulo titulado «C ra­ tes, el filántropo». - 8 5 -

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86

§ 7

última instancia, como no lograba convencerla, se puso en pie, se quitó su ropa frente a ella ν le dijo: —Este es el esposo; estas son sus posesiones. Decide an­ te esto, porque no serás mi compañera si no participas de mis mismas costumbres. La muchacha lo eligió, se vistió su misma ropa y acom­ pañaba a su esposo, con el que se unía en público y con quien iba a los banquetes. En una ocasión fue a casa de Lisímaco6° a un banquete en el que refutó a Teodoro,6' el lla­ mado el Ateo, al que propuso el siguiente sofisma:62 aquello que, si lo hiciera Teodoro no se diría que comete delito, tampoco, si lo hiciera Hiparquia se diría que come­ te delito. Si Teodoro se golpea a sí mismo, no comete de­ lito; luego, tampoco Hiparquia, si golpea a Teodoro, co­ mete delito.

Él no respondió nada a lo que le había dicho, pero la atrajo agarrándola por la túnica. Hiparquia ni se turbó ni se asustó, siendo como era una mujer. Antes bien, cuando él le dijo: —¿Quién es la que ha dejado la lanzadera junto al telar? Le replicó:

60 Lisímaco es el rey de Macedonia que sucedió a Demetrio Poliorcetes. él Filósofo de Cirene que vivió en el siglo IV , al que se atribuye una obra Sobre los dioses. 61 Aparece recogido también este sofisma en Sud. η 448.

H IP A R Q U IA

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—Soy yo, Teodoro. ¿No te parece que hago bien por mí misma si he empleado en mi educación el tiempo que iba a gastar en el telar? Esas y otras muchas cosas se cuentan de la filósofa. Se añade también un libro dirigido a Crates, las Cartas?' en las que filosofa extraordinariamente. En el estilo hay momen­ tos en que se acerca a Platón. También tiene escritas trage­ dias con un elevadísimo estilo filosófico, como, por ejem­ plo, el siguiente pasaje: No tengo una sola torre ni un solo techo como mi patria. Las ciudadelas y las casas de la tierra entera están dispuestas para mí para morar en ellas. Murió de viejo y lo enterraron en Beocia.64

D. L. 6,96-98

7 .2 . O b r a y é p o c a

Hiparquia, hermana de Metrocles el cínico, de Maronea, filósofa cínica y esposa de Crates el cínico, que era atenien­ se, discípulo de Brisón de Acaya o, según algunos, de Dió­ genes. Escribió tratados filosóficos y algunas argumentacio­ nes, así como proposiciones a Teodoro, de sobrenombre el Ateo. Floreció en la Olimpíada 1 1 1 . 65 Sud. 1517

*’ Sobre los problemas y conjeturas respecto a la atribución de las cartas a Crates o a Hiparquia, véase Wolf, n. 64, p. 67. 64 Región al norte del Ática, patria del poeta épico Hesíodo. 6' Año 335-336 a. C.

88

P R O S I S T A S GR IE GA S

§7

7.3. L a c i n o g a m i a

Recuerdo también a una cínica. Se llamaba Hiparquia, de Maronea, esposa de Crates, con la que consumó la cino­ gamia66 en la Estoa Pécile.67 Clem. Al. Strom. 4,19, m , 6 7.4. C o n d u c t a d e H i p a r q u i a

La costumbre se opone a la educación: cuando la mayo­ ría de los hombres se retiran para unirse con sus mujeres, Crates con Hiparquia lo hacía en público. S. E. P. 1,153 7.5. M e n c i ó n d e s u b e l l e z a

A Crates le bastaba la tinaja como morada, aunque tenía como esposa a la bella Hiparquia. Simp. In Epkt. né 7.6. L a c i n o g a m i a e n l a E s t o a P é c i l e

Pero cuando brotó la pasión, se casó68 en público con H iparquia de M aronea y consumó la cinogamia en la Pé­ cile, mandando muy a paseo la magnificencia de sus dis­ cursos. Ihdt. Affect. iz, 49

“ La cinogamia era una muestra de los principios antimatrimoniales de los cínicos, y viene a significar «el matrimonio del perro», «el matri­ monio de los cínicos». Según indica W olf (n. 53, p. 64), con este nom­ bre los filósofos cínicos celebraban una fiesta para conmemorar precisa­ mente la boda de Hiparquia con Crates. Véase también Clem. Al., Strom. 4 . · 9·

Í7 La Estoa Pécile («pórtico coloreado») estaba en el agora de Atenas y recibía este nombre por las pinturas con que estaba decorada. 68 Se entiende, Crates.

H I P A R Q U IA

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7.7. A l g u n o s f i l ó s o f o s

Florecían Jenócrates, sucesor de Espeusipo y de Platón, los cínicos Crates y Diógenes y la filósofa Hiparquia, espo­ sa de Crates. Sync. Cbron. 2.60 A 7.8. D e d i c a t o r i a d e A n t i p a t r o

Antipatro a Hiparquia Yo, Hiparquia, no elegí las labores de las mujeres de [amplios vestidos, sino la vida viril de los perros.69 Ni me agradan los vestidos con hebillas ni la sandalia de suela gruesa, tampoco la suntuosa redecilla. La alforja es compañera de mi bastón, y es acorde un manto doble y un cobertor de mi lecho en el suelo. Para nosotros era mejor la vida de la Menalia Atalanta70 tanto cuanto la sabiduría es mejor que la caza por los [montes. A P . 7, 4 13 ( A n t i p . T h e s s . )

69 Es decir, de los filósofos cínicos. 70 Atalanta es una heroína abandonada por su padre en el monte y ama­ mantada por una osa. Juró permanecer virgen por su fidelidad a Artemis. Véase Grimal, 19 9 4 , s. v.

8.

H ipatia

Hipatia d e A lejandría vivió a caballo en tre los siglos i v y v d . C . R ecibió en Grecia el sobrenom bre de « la Filóso­ f a » y en su patria sustituyó a P lotino en sus enseñanzas de filosofía. Alcanzó enorm e fam a en la A ntigüedad y sus obras (principalm ente de m atem áticas y astronom ía) p a ­ rece que se perdieron en el incendio d e la B iblioteca d e Ale-

8.1. C

arta de

H

ip a t ia a

C

ir il o

Copia d e Hipatia, que enseñaba filosofía en Alejandría, dirigida a l beato Cirilo,1' el arzobispo, en dípticos.11· Leyendo relatos del pasado, descubrí que la presencia de Cristo había tenido lugar hace ciento cuarenta años.75 Pero fueron sus discípulos, que después se llamaron Após71 Cirilo, obispo de Alejandría (575-444) fue considerado el principal responsable de la muerte de Hipatia. En todo caso, esta copia de la carta se considera falsa. 71 Wolf (n. 83, p. 73) señala que es difícil explicar por qué se habría es­ crito esta carta en dípticos, una especie de libros de notas muy extendidos en el mundo romano. 7! Sobre los problemas que plantea esta fecha y algunas enmiendas pro­ puestas, véase Wolf, n. 84, p. 73. — 9i—

P R O S I S T A S GR IE GA S

§8

toles, los que, tras su ascension a los cielos, predicaron la doctrina cristiana. Estos, ciertamente, enseñaron de mane­ ra bastante sencilla y lejos de toda diligencia cosas super­ fluas, de modo que muchísimos paganos, tanto ignorantes como sabios, hallaron ocasión para acusar esta doctrina y decir que no se sostiene. Pues ya que dijo el Evangelista74 que nadie ha visto nunca a Dios, ¿cómo podéis —dicen— afirmar que Dios fue crucificado? Y continúan: «Q uien no ha sido visto, ¿cómo ha podido ser crucificado ? ¿Cómo ha podido morir y ser enterrado?». Pues bien, Nestorio,75 que solo había sido puesto en el destierro, expuso las doctrinas de los Apóstoles. Pues d i­ ciendo yo desde hace ya largo tiempo lo que él mismo ha­ bía confesado, a saber, que Cristo tenía dos naturalezas, le digo al que había dicho esto: se han resuelto los dile­ mas de los gentiles. Digo, pues, que su santidad ha obra­ do mal, sabiendo cosas contrarias a aquella, por convocar un sínodo y, a partir del conflicto, haber logrado la con­ secución de la hum illación. Pero yo, hasta hace unos días, examinando las explicaciones de este hombre, reuniendo las doctrinas de los Apóstoles y meditando conmigo mis­ ma, lo que sea bueno para mí de hacerme cristiana, espe­ ro que se logre con la digna generación del bautismo del Señor. Steph. Baluzius. Concil. pag. i, 916 74 Véase Juan, i. 75 Patriarca de Constantinopla del siglo v cuyas obras fueron quemadas bajo la acusación de herejía.

H IP AT IA

8.Z. S i N E S I O , SIN

93

n o t ic ia s d e su m a e s t r a

A Hipatia, maestra de filosofía Te saludo a ti, respetable señora, y, por mediación tuya, a tus felicísimos compañeros, ya que podría haberos acusado hace tiempo de no haberos dignado en remitirme una carta. Pero ahora sé que me miráis con suspicacia todos vosotros por aquello en que no cometo falta alguna, sino que sufro muchas desgracias que un hombre puede sufrir. Pero, si realmente pudiera recibir vuestras cartas y saber en qué os ocupáis (en cualquier caso, estáis en mejor situa­ ción y gozáis a una suerte más bella), estaría mal a medias, siendo afortunado entre vosotros. Ahora solo hay un asun­ to difícil que se ha apoderado de mí: me he visto privado, además de mis hijos76 y mis amigos, incluso de la benevo­ lencia de todo el mundo. Y lo que es más importante, de tu alma divinísima, la única de la que he tenido la esperanza que permanecería conmigo más fuerte que el insulto de la suerte y el flujo del destino. Synes. Ep. 10 8.3. E l

h id r o s c o p io

A la maestra de filosofía Tan mal lo he pasado que necesito un hidroscopio.77 En­ carga que me lo hagan de bronce y lo ensamblen. Es un tu76 Sobre la muerte de los hijos de Sinesio, véanse, entre otras, las cartas 41» 70* 79 »90,126, etcétera. 77 El hidroscopio parece que era un instrumento para aplicaciones mé­ dicas, como podía ser la medida, el peso o la densidad de líquidos, aunque solo contamos con esta descripción. Según García Romero, 1995 (n. 20, p. 51) este texto constituye un testimonio de las enseñanzas en ciencias aplicadas

P R O S I S T A S GRI EG AS

94

§8

bito cilindrico que tiene la forma y el tamaño de un aulôs.7% En una línea recta recibe los orificios por los que observa­ mos el peso de los líquidos. En efecto, por una parte lo ta­ pa un cono que se inserta en la misma posición para que sea base común de ambos, es decir, del cono y del tubito. Preci­ samente ese es al que llaman «p esalíquid o s».79 Pues bien, cuando sumerges en agua el tubo, se pone de pie y te per­ mite contar los orificios que constituyen indicios para co­ nocer dicho peso. Synes. Ep. 15 8 .4 . C

arta de

S in e s io

A la maestra de filosofía Tumbado en el lecho he dictado la carta que ojalá recibas con salud, madre, hermana y maestra, y, por todo ello, benefactora, y cualquier otra cosa o apelación que sea hono­ rífica. A mí se me han unido las cuestiones de la debilidad corporal y de la causa anímica. Poco a poco me consume el recuerdo de mis hijos ausentes. Sinesio80 merecía vivir mientras fuera desconocedor de las desgracias de la vida. Luego, como un torrente deteni­ do, brotó de golpe y trastocó la delicia de la vida. ¡O jalá de Hiparía y añade que el hidroscopio es el ancestro del moderno aeróme­ tro o densímetro. 78 El término griego nulos alude a un instrumento musical parecido a la flauta que produce un sonido más cercano al del oboe. 79 García Romero, 1995, traduce el término baryllion como «pesito». Véanse al respecto sus notas 121 y 112, p. 52. 80 Sinesio, que se menciona aquí en tercera persona, fue un rico aristó­ crata de Cirene, amigo y discípulo de Hipatia.

Η ΙΓ Α Τ ΙA

95

deje de vivir o de recordar la tumba de mis hijos! Pero tú, que ojalá estés bien y saluda de mi parte a mis felices com­ pañeros, empezando por el padre Teotecno y por el herma­ no Atanasio,8' y a todos sucesivamente. Y si alguien se ha unido a ellos, que te sea grato, que yo he de deberle grati­ tud por serte grato, y salúdalo de mi parte como al amigo más querido. Que de mis asuntos, si algo te preocupa, ha­ ces bien; y si no te preocupa, tampoco a mí me preocupa. Synes. Ep. 16 8.5. S i n e s i o ,

el im it a d o r d e la m a e s t r a

A la maestra de filosofía Creo que me comporto como el eco: repito las palabras que he oído, cuando ensalzo en tu presencia al admirable Alejandro.81 Synes. Ep. 46 8.6. H

ip a t ia

,

a m ig a d e

Sin e s io

A la maestra de filosofía8’ Aunque la fortuna no puede arrebatármelo todo, sin em­ bargo lo desea en la medida de sus posibilidades: «que me ha dejado privado de muchos y valientes h ijos».84 Pero, al menos, no me arrebatará el preferir lo mejor y el sumarme a los que sufren injusticia: ¡ojalá no prevalezca sobre mi ánimo! Ciertamente, odio la injusticia, dado que Como señala García Romero, 1995, n. 87, p. 41, Teotecno es un sacer­ dote alejandrino, mientras que Atanasio es un amigo de Sinesio. 81 Solo se conservan estas escasas líneas del comienzo de la carta. 8í La fecha de esta carta es el año 413. 8< Cita de Hom., //. 11, 44.

96

P R O S IS T A S GR IE GA S

§8

es posible, y quisiera impedirla, pero también esa es una de las cosas que me han sido arrebatadas. Y también eso se ha ido antes que mis hijos. «A ntaño eran valientes los m ilesios.»85 Hubo un tiempo en que también yo fui un amigo útil, y tú me llamabas «b ien de los dem ás» porque abusaba del respeto a los muy poderosos para el bien de los otros, y ellos eran mis manos. Ahora, en cambio, he quedado privado de todo, a no ser que tú tengas alguna capacidad. Porque pre­ cisamente a ti te cuento, junto con la excelencia, como un bien inviolable. Pues tú siempre puedes, y ojalá puedas ser­ virte de tu poder para lo mejor. Respecto a Niceo y Filolao, jóvenes de bien y parientes, ha de preocuparles a todos los que te honran, tanto particulares, como gobernantes, que regresen convertidos en dueños de lo suyo. Synes. Ep. 81 8.7. S u f r i m

ie n t o s d e

Sin e s io

A la maestra de filosofía «A unque en el Hades se olviden los m uertos»,86sin em­ bargo yo, incluso allí, recordaré a mi querida Hipatia. Yo, sí, rodeado por los sufrimientos de mi patria, a disgusto con ella por lo que veo cada día: armas hostiles, hombres dego­ llados como víctimas para el sacrificio, que aspiro el aire co­ rrompido por la podredumbre de los cadáveres y que espe­ ro sufrir en mis propias carnes cosas parecidas. Porque ¿qué *’ Anacr., fr. 426 Page, citado, entre otros por Ath. 12, 2 6 ,1,2,8 1, Arist., fr. 509 R, Ar., PL 1002 y D. S. 10, 25, 2. 86 Cita de Horn., II. 22, 389.

HIP AT IA

97

buena esperanza puede haber en un lugar en que el entorno está oscuro, poseído por la sombra de las aves carroñeras? ¿Qué voy a sentir yo, que soy libio y que estoy aquí viendo las tumbas no innobles de mis ancestros? Por ti es por la única por la que creo que voy a despreciar a mi patria, aun­ que tenga ocasión de emigrar. Synes. Ep. 124 8.8. D e c i s i ó n d e H i p a t i a Esperamos87 que decidas sobre todo eso y, si decretas que hay que publicarlo, se expondrá, a la vez, a oradores y filóso­ fos. A unos les agradará, a los otros, les beneficiará. De to­ das formas, si no es por ti, que tienes capacidad de decidirlo, quedará rechazado por escrito. Y si te parece que es indigno de que lo oigan los griegos, y si tú, ciertamente, igual que Aristóteles, vas a anteponer la verdad a la amistad, una den­ sa y profunda sombra lo envolverá y los hombres se olvida­ rán de mencionarlo. Synes. Extracto deEp. 154, 84-90 8.9. L e c t u r a s d e S i n e s i o Cuantas más veces recorro la composición, brota en tor­ no a mí una disposición admirable y una voz divinal me irri­ ga como dice el poema.88Y si la experiencia mía no solo me pasara a mí, sino que también eso le sucediera a otro, esto !? La fecha de esta carta de Sinesio es el año 405. Respecto al contexto, Sinesio remite a Hipatia una copia de sus tratados Sobre los sueños y Dión o sobre su norma de vida para que le dé su parecer acerca de la posible publi­ cación. Véase García Romero, 1995, n. 971, p. 293. S! Referencia a Ilíada , 2, 41.

P R O S I S T A S GR IE GA S

98

§8

me lo has de indicar. Porque precisamente tú, después de mí, eres la primera de los griegos que leerás con esto. Synes. Extracto de Ep. 154,108-113 8.10. E g i p t o

y

Atenas

Ciertam ente ahora,89 en nuestros tiempos, es Egipto quien alimenta por recibir la simiente de Hipatia, mien­ tras que Atenas, que antaño era la ciudad hogar de sabios, en lo que ahora se refiere, la exaltan los apicultores. Synes. Extracto deEp. 136,15 8.11. B i o

g r a fía de

H

ip a t ia

Hipatia, la hija del geómetra Teón, filósofo de Alejan­ dría, también ella fue filósofa, conocida de muchos y espo­ sa del filósofo Isidoro. Floreció en el reinado de Arcadio.90 Escribió un Comentario a Diofanto, su Canon astronó­ mico y un Comentario a las Secciones cónicas de Apolonio. Fue despedazada por los alejandrinos y su cuerpo, ultra­ jado, lo diseminaron por toda la ciudad. Eso le sucedió por envidia y por su excelsa sabiduría, en especial, en cuestiones de astronomía. Según unos, fue por culpa de Cirilo, según otros, por la audacia connatural y sediciosa de los alejandri­ nos, pues les hicieron lo mismo también a muchos obispos suyos, por ejemplo, a Georgio y a Proterio. Hipatia nació, se crió y se educó en Alejandría. Siendo como era de naturaleza más noble que su proge­ nitor, no se dio por satisfecha con las enseñanzas matemá­ *’ Sobre los problemas de lectura de esta palabra (njn o noün), véase García Romero, 1995, n. 836, p. Z57. 90 Arcadlo fue emperador desde el año 395 hasta el 408.

H IP AT IA

99

ticas de su padre, sino que cultivó las restantes disciplinas filosóficas de manera notable. Esta mujer, vestida con una capa raída y que daba caminatas por el medio de la ciudad, explicaba en público a quienes deseaban oírla, ya sea a Pla­ tón o a Aristóteles o aspectos de cualquier otro filósofo. Además de su capacidad docente, ascendió a la cima de la excelencia práctica: fue justa, prudente y permaneció vir­ gen, aunque era tan bella y hermosa que incluso se enamo­ ró de ella uno de sus discípulos; él no pudo contener su pa­ sión, sino que le dio un indicio de su afecto. Pues bien, las habladurías indoctas afirman que H ipa­ tia lo liberó de tal enfermedad por medio de la música, pe­ ro la verdad proclama que la música ya estaba corrompida hacía tiempo y que ella presentó uno de sus trapos femeni­ nos, se lo lanzó y, tras mostrarle el signo de la sucia gene­ ración, le dijo: —Estás enamorado de esto, jovencito, pero de nada her­ moso. Y él por vergüenza y temor ante aquella indecorosa exhi­ bición, mudó su manera de pensar y adquirió una disposi­ ción más prudente. Hallándose en tal situación Hipatia, que era en sus di­ chos despierta y hábil conversadora, y en su conducta, pru­ dente y cortés, el resto de la ciudad la saludaba con natura­ lidad y la respetaba con deferencia, y los magistrados que tenían en sus manos sucesivamente la ciudad eran los pri­ meros en visitarla, igual que continuaba haciéndose en Ate­ nas. Porque, aunque la situación estaba perdida, al menos

Ι ΟΟ

P R O S I S T A S GR IE GA S

§8

el nombre de la filosofía todavía les parecía que era magní­ fico y admirable a los que administraban los puestos prin­ cipales del estado. Y en cierta ocasión ocurrió que el obispo de la herejía contraria, Cirilo, que pasaba por la casa de Hipatia, vio que había un gran tumulto ante las puertas, de hombres y de ca­ ballos a la vez, unos que entraban, otros que salían, otros que se acercaban, y preguntó a qué se debía aquella multi­ tud y por qué se formaba el alboroto aquel frente a la casa. Oyó decir a uno de sus acompañantes que ese era el momen­ to en que saludaba la filósofa Hipatia y que aquella casa era la suya. Cuando se enteró, se mordió el alma hasta tal pun­ to que inmediatamente planeó su muerte, la más criminal de todas las muertes. Pues, cuando ella caminaba como era su costumbre, muchos hombres brutales que se habían con­ gregado, unos verdaderos miserables que ni conocían el fa­ vor divino ni la indignación humana, atacan y matan a la fi­ lósofa, cargando a su patria con esta gravísima mancilla y con esta desgracia. Y el emperador se enfadó por esto, si no fuera que Ede­ sio lo sobornó, así que levantó el castigo a los asesinos, pero se lo atrajo sobre sí mismo y sobre su propia descendencia, ya que su nieto cumplió dicho castigo. Y, aunque aún per­ vive su recuerdo entre los alejandrinos, envolvió por muy poco tiempo el honor y la adhesión de los alejandrinos res­ pecto a Isidoro. En ocasiones, pese a que pendía sobre ellos un miedo tan grande, sin embargo, cada uno de ellos se afa­ naba por reunirse con él y por oír las palabras que salían de

H IP AT IA

ΙΟΙ

su prudente boca. Porque también los que estaban al frente de las escuelas retóricas o poéticas, recibían con alegría los frecuentes encuentros con el filósofo. En efecto, aunque no había sido educado en tales cuestiones, sin embargo añadía algo con el resto de su sutileza filosófica que también a ellos les era útil con vistas a sus propias artecitas, ya que exami­ naba minuciosamente las demás cuestiones y emitía juicios de valor de los discursos y poemas de exhibición que sobre­ salían por encima de los otros. Por eso también, cuando en los teatros asistía a la audición de un discurso, alababa poco a los oradores, y con mucha calma en su elogio, pero de for­ ma oportuna y razonable. De ahí que todo el teatro, por de­ cirlo así, usaba habitualmente su juicio para discernir a los que hablaban mejor o peor. Sud. u 166 8.12. L a s a b i d u r í a d e H i p a t i a , c a u s a d e s u m u e r t e

Había una mujer en Alejandría, de nombre Hipatia, que era hija del filósofo Teón y que progresó a tal grado de edu­ cación que superó a los filósofos de su tiempo y, conduci­ da por Plotino a la escuela, lo sucedió9' y allí exponía to­ das sus lecciones filosóficas a quienes lo deseaban; por eso los que querían aprender filosofía acudían corriendo de to­ das partes ante ella. Por la venerable franqueza que tenía a raíz de su educación incluso prevalecía sobre los magis­ trados de manera sensata en su presencia, y no sentía ver­ güenza alguna por estar en medio de varones, ya que todos Sobre la figura de Plotino o de Am onio al frente de la escuela plató­ nica de Alejandría, véase Wolf, n. 101, pp. 84-85.

ΙΟΙ

§8

P R O S I S T A S GRI EG AS

la respetaban más y se quedaban sorprendidos de su exce­ lente prudencia. Pero precisamente entonces la envidia se armó contra ella, ya que, como se encontraba con bastante frecuencia con Orestes,91 esto promovió una calumnia contra ella por parte del cuerpo de la Iglesia, en el sentido de que era ella la que no permitía que conviniera en amistad Orestes con el obispo. Y precisamente unos hombres de espíritu cal­ deado y a cuyo frente estaba Pedro, un lector, mediante un pacto, acechan a la mujer cuando regresaba a su casa de algún sitio; tras arrojarla del carro, la arrastran todos jun­ tos a la iglesia que recibe el nombre de Cesarión,9’ donde, tras despojarla de su vestido, la lapidaron con trozos de te­ ja, la desmembraron, reunieron sus miembros en un lugar llamado Cinarón e hicieron que el fuego los consumiera. Esto provocó no pocos reproches contra Cirilo y la iglesia de Alejandría: estalló algo completamente ajeno a los que creían en Cristo, a saber, asesinatos y luchas, y otras cosas semejantes a estas. Esto sucedió el cuarto año del episcopado de Cirilo, ba­ jo el décimo año de Honorio en el consulado y el sexto de Teodosio, en el mes de marzo, en tiempo de ayuno.94 Socr. Sch.

HE

7,15

»* Orestes fue un prefecto de Alejandría que se enfrentó al obispo Ciri­ lo y que contaba con el apoyo de Hipatia. ” Esta iglesia aparece mencionada en algunos autores como Atanasio o Epifanio. ,4 Año 415 ó 416.

HIP AT IA

8.13. O t r a v e r s i ó n d e l a m u e r t e d e H i p a t i a En Alejandría había una mujer, Hipatia, que tenía co­ mo padre al filósofo Teón, por quien había sido bien ense­ ñada. Y progresó hasta tal punto en su aprendizaje que so­ brepasó no solo a los filósofos de su tiempo, sino a los que había habido mucho antes, y adquirió el título de sucesora de la escuela platónica a la que fue conducida por Plotino.

Estaba dispuesta a exponer a todos los que lo deseaban su conocimiento de las disciplinas, de ahí que todos cuan­ tos amaban el aprendizaje de la filosofía acudían corriendo ante ella, no solo por la venerable franqueza que tenía, sino también porque prevalecía sobre los magistrados de manera sensata y no parecía indecente que se presentara en medio de varones. En efecto, todos le tenían respeto por su exce­ lente moderación, y estaba en boca de todos por la admira­ ción que sentían hacia ella. El caso fue que entonces la envidia se armó también con­ tra ella, ya que, como iba con frecuencia a visitar a Orestes, eso promovió la calumnia contra ella entre los clérigos de Cirilo, en el sentido de que era ella la que no permitía que se produjera la reconciliación entre el prefecto y Cirilo. Y algu­ nos de ellos que profesaban un ferviente amor a Cirilo, man­ dados por un tal Pedro que pertenecía a la clase de los lecto­ res, la acecharon cuando regresaba de un sitio, la tiraron de su carro y la arrastraron a la iglesia que recibe el nombre de Cé­ sar; allí le quitaron la ropa y la lapidaron con tejuelos, lue­ go, la despedazaron miembro a miembro, se la llevaron al lu­ gar llamado Cinarón y la arrojaron a que se consumiera en

104

§8

P R O S I S T A S GRI EG AS

el fuego. Hecho eso, la máxima crítica rodeó a Cirilo y a su iglesia. Pues estalló entre los seguidores de Cristo algo que les era ajeno: por todas partes envidias y rivalidades, dispu­ tas, luchas y, además de eso, también otras cosas semejantes. Esto ocurrió el cuarto año del episcopado de Cirilo en Alejandría, al final del sexto año de Teodosio en el gobier­ no, en el mes de marzo, cuando se celebraba el ayuno. Niceph. Callist. HE 14 ,16

8.14. L a s a b i d u r í a d e H i p a t i a Dice este que Hipatia, la hija de Teón, fue ejercitada en los saberes por su padre, que llegó a ser muy superior a su maes­ tro, particularmente en la ciencia de la astronomía y que in­ trodujo a muchos en sus lecciones. Dice este impío que, bajo el imperio de Teodosio el Joven, esta mujer fue despedaza­ da por los que predicaban la consustanciación. Philost.

HE

8, 9

8.15. F e c h a d e s u m u e r t e Ese año95 algunos mataron con una muerte violenta a la filósofa Hipatia, hija del filósofo Teón. Theophan. Chron. 70 8.16. Su S A B E R EN A S T R O N O M ÍA , C A U S A D E SU M U E R T E Hipatia, hija de Teón, filósofo de Alejandría, también ella filósofa, fue despedazada por los alejandrinos y su cuer­ po ultrajado fue diseminado por toda la ciudad. Eso le pasó por culpa de su excelsa sabiduría, en particular, en los asun­ tos de astronomía. Hsch. M il. Περί σοφών, s. v. Hipatia n Se refiere, como hemos dicho, al año 415-416.

1 05

HIP AT IA

8.17. C

o m p a r a c ió n e n t r e

Is id o r o

e

H

ip a t ia

Isid o ro era m u y s u p e rio r a H ip a tia , n o so lo en la m e d id a

en que lo es un varón sobre una mujer, sino también en la me­ dida en que lo es el verdadero filósofo sobre una geómetra. Phot. Ribl. 242

8.18. H i p a t i a , m o d e l o d e i n s p i r a c i ó n La mujer96 era también erudita en la sabiduría de puer­ tas afuera, pues se podía ver que ella pronunciaba con sus labios en la conversación, de manera fácil y oportuna, to­ dos los variados asuntos que ella había leído por sí misma o que había oído decir a otros, de modo que nuestros más in­ signes eruditos la llaman una especie de Téano Pitagórica u Otra Hipatia. Niceph. Greg. Hist. Byz 1, 294 8.19. E p i g r a m a l a u d a t o r i o A la filósofa Hipatia Cuando te veo, te adoro a ti y tus palabras, al ver la casa sidérea de la doncella. Pues hasta el cielo llegan tus obras, venerable Hipatia, hermosura de las palabras, estrella inmaculada de la sabia doctrina. AP. 9, 4 0 0 (P a l l .)

96

C om o indica W olf (p. 88) se refiere a Eudocia Paleóloga, hija del pro-

tosecretario Neocesarita y esposa de Constantino Paleólogo.



Ju lia D om na

Para lafigura de Ju lia Domna (170-217 d. C.), que era hi­ j a de Ju lio Casiano, sacerdote del sol, de Emesa, y que se casó con Septimio Severo en el año 185, remitimos a l lector a l a r­ tículo de R. M . D ávila Iglesias, « Ju lia Domna, Oriente en Occidente», recogido en Villa, 2004, pp. 225-253. La fa m ilia d e J u lia Mesa, la hermana de Julia Augusta, tuvo dos hijas, Soémide y Mamea, de su marido, el ex cónsul Julio Avito; y tu­ vo dos nietos varones de Soémide y de Vario Marcelo, un varón de su mismo pueblo (ya que Mesa era de Apamea,97 igual que él), que había sido elegido procurador, inscrito en el senado y que murió a continuación, por lo que se casó con Avito. D. C. 78· 30,2. 9 .1.

9 .1 . M

esa

,

h erm ana de

J

u l ia

Había una tal Mesa de nombre, de linaje fenicio, llamada así por Emesa, una ciudad de Fenicia,98 que era hermana de

97Apamea es una antigua ciudad Siria en el margen derecho del río Orontes. ,s Emesa era una antigua ciudad de Siria (actual Homs), centro del cul­ to al sol o Baal, la divinidad semítica de doble género. —

107—

ιο 8

P R O S I S T A S GR IE GA S

§9

Julia, la esposa de Severo y madre de A ntonino." Pues bien, durante toda la vida de su hermana permaneció en el pala­ cio imperial a lo largo de muchos años, el tiempo en que rei­ naron Severo y Antonino. Y a esta Mesa, tras la muerte de su hermana y el asesinato de Antonino, M acrino100 le orde­ nó que regresara a su patria y que viviera en su casa conser­ vando todas sus posesiones. Hdn. 5 ,3 ,1 9.3. L a

m u e r t e d e su h ijo

Ella,101 engañada de esta manera, vio morir a su hijo101 de la forma más impía en su propio regazo, y su muerte la recibió, en cierta medida, en sus propias entrañas de las que había nacido. Se llenó de sangre, aunque no dio ningu­ na importancia a la herida que se había hecho por su pro­ pia mano. Y no le fue permitido ni lamentarse ni guardar luto por su hijo, por más que había muerto antes de tiempo y de manera tan digna de lástima (vivió, en efecto, veinti­ dós años y nueve meses), sino que se la obligó a estar alegre y jovial, como si disfrutara de una gran felicidad. Hasta tal punto le vigilaban todo con meticulosidad: sus palabras, sus expresiones y el color de su tez. Y ella, la Augusta, es­ posa de emperador y madre de emperadores, fue la única a 99 Se trata del emperador Caracalla. 100 Marco Opelio Macrino (164-118), de orígenes humildes y que desem­ peñó diversos oficios, fue emperador desde el año 117 hasta junio del 218 en que Heliogabalo lo derrotó y le sucedió en el trono. ■0I Es decir, Julia. 101 Se trata de Geta.

J U L I A D OM NA

IO 9

la que no se le permitió llorar en privado por tamaña des­ gracia. 9

D·c · 77. i ,

4

.4 . J u l i a , m e d i a d o r a e n t r e h e r m a n o s A n t o n in o , c o m o n o le ib a n b ie n lo s a s u n to s m ilita re s ,

firmó una tregua con los bárbaros, les concedió la paz tras recibir sus juramentos de fidelidad, salió del territorio bár­ baro y se apresuró a ir ante su hermano y su madre. Cuan­ do se hubieron reunido, intentaba congraciarlos su madre, así como los que gozaban de dignidad y los consejeros ami­ gos de su padre. Pero Antonino, como todos se oponían a lo que él quería, y más por obligación que por propia inicia­ tiva, se volvió a una concordia y una amistad fingida, antes que verdadera. Hdn. 3,15,6 9.5. A l a b a n z a d e A n t o n i n o Te canto a ti, oh feliz, excelso baluarte de la tierra, luz muy amable de los belicosos Enéadas,10’ Antonino, fresco vástago del Zeus Ausonio.'04 A quien una grande engendró para un grande, Domna [para Severo, casada con un feliz y alumbrándolo con feliz dolor,

,0’ Es decir, los romanos, pueblo descendiente de Eneas que, tras la caí­ da de Troya, se instaló en el Lacio. 104 Epíteto de Zeus que, como protector de Ausonia, una primitiva ciu­ dad del Lacio que ya en época antigua designó a una amplia parte de Italia. Sobre el pueblo de los ausonios puede verse D. S. 5, 7, 6.

I IO

P R O S I S T A S GR IE GA S

§9

esposa de un excelente marido y madre de un [hermoso hijo, asiría Citerea,‘°s y luna que no dejas nada más débil que la raza de Zeus Crónida.106 Opp. C. i, 1-8 9 .6 . P a

l a b r a s d e u n a b r it a n a a

J

u l ia

Se cuenta que la esposa de un tal Argentócoxo de Caledon107 le dijo de manera muy cortés a Julia Augusta que se burlaba algo de ella después de la tregua por el hecho de que ellas se unían de manera licenciosa a los hombres: — Nosotras satisfacemos las necesidades de la naturale­ za mucho mejor que vosotras las romanas: porque nosotras nos unimos abiertamente con los mejores, mientras que vo­ sotras cometéis adulterio a escondidas con los peores. Eso fue lo que le dijo la b rita n a . D. C. 76.16,5 9.7. C

o m e n t a r io s d e

J

u l ia

Un pariente de Dámide puso en conocimiento de la em­ peratriz Julia las tablillas de los comentarios que aún no conocía. En efecto, como yo formaba parte de su mismo círculo —porque ella elogiaba y saludaba todos los discur­ sos retóricos— , me encomendó que transcribiera esos pa­ satiempos y me encargara de su difusión. Philostr. v a i , 3 ,os La denominación de Citerea es frecuente para la diosa Afrodita cuyo

nacimiento sitúan algunas versiones en la isla de Citera. 106 El epíteto frecuente de Zeus, Crónida, hace referencia a su padre Cro­ no. Véase Grimai, 1994, s. v. 107 Resulta difícil la identificación de Argentócoxo (el del brazo de plata), aunque podría tratarse del Artcois mencionado en la Crónica de los pictos.

I 11

JU L IA DOMNA

9.8. C

Pla

r ít ic a s d e

u c ia n o

Hasta tal punto lo dominaba Plauciano108 en todo lo de­ más que incluso calumniaba continuamente a Julia Augusta ante Severo, planteando críticas contra ella y censuras con­ tra las mujeres de alcurnia; y por eso ella comenzó a dedi­ carse a la filosofía y empezó a pasar el tiempo con sofistas. D. C. 76,15, 6 9 .9 . F i l ó

str a to

,

e s c r ib a d e

J

u l ia

Flavio Filóstrato,109 rétor de Tiro, creo, distinto es el ático. Así pues, este de Tiro era, según él dice en sus propios libros, uno de la escuela de rétores y escribas de la poderosa Julia, a la sazón emperatriz, pero no dice de qué emperador era esta esposa. 9 .10 . R

e l a c ió n

de

A

n t o n in o

Τζ.

h

22

c o n su m a d r e

No obedecía110 ni en esto ni en lo demás a su madre, por más que le daba consejos muy útiles. N o obstante, tras en­ cargarle la administración de los libros y las cartas de ambos géneros, excepto las muy apremiantes, incluso inscribía el nombre de ella en medio de grandes alabanzas en las cartas que remitía al Senado, junto con el suyo y el de los milita­ res cuando estaba bien de salud. D. C. 77,18 ,2 108 Plauciano fue un comandante de la guardia pretoriana que llegó a cónsul y se hizo estrecho colaborador de Septimio Severo. 109 Flavio Filóstrato fue un sofista de finales del siglo 11 y comienzos del ni, autor de las Vidas de los sofistas y que pertenecía al círculo de Julia Domna. Se entiende, Antonino Caracalla.

I IX

P R O S I S T A S GRI EG AS

9 .11. J

§9

u l ia se e n c a r g a d e la c o r r e s p o n d e n c ia

Sucedió que estas cartas se las enviaron a Julia a Antioq u í a , " 1 y a q u e se le h a b ía o r d e n a d o q u e s e le c c io n a ra t o d o lo q u e le lle g a r a , a fin d e q u e n o se le e n v ia r a a él u n a m u l­ titu d d e c a rta s m ie n tra s e sta b a e n tie rra h o s til. D. C. 7 8 ,4 ,1 9 .12 . L

a m u e r t e d e su h ijo y l a su y a

Julia, la madre de Taranto, se hallaba a la sazón en Antioquía. Tan pronto como se enteró de su muerte, entró en tal estado que empezó a golpearse violentamente e intentó suicidarse. En vida lo odiaba, pero, una vez muerto, le guar­ daba luto, no porque deseara que viviera, sino porque ella se veía agobiada por tener que llevar una vida de particular. Y por eso lanzó muchos insultos terribles contra Macrino. Después, como no cambió nada de su trato regio ni de la guarnición de guardaespaldas que la rodeaban, y él le envió cartas con mensajes favorables que le había oído decir a ella, cogió ella confianza y depuso el deseo de su muerte. Cuan­ do Macrino se enteró de lo que ella había dicho, por más que nada había escrito contra él, y supo que tramaba algo junto con los soldados que la acompañaban y que perseguía el poder igual que Semiramis y Nitocris,11* ya que, en cier­ to modo, era de las mismas tierras que ellas, y ordenó que saliera de Antioquía lo más rápidamente posible a donde 1.1 Ciudad de la actual Turquía y capital del imperio de Siria en la A n ­ tigüedad. 1.1 Dos reinas muy famosas de la Antigüedad. La primera reinó en Ba­ bilonia y la segunda, en Egipto.

J U L I A D OM NA

I 13

quisiera, ya no continuó amando la vida, sino que se suici­ dó. Porque también el cáncer, que tenía latente desde hacía muchísimo tiempo en el pecho, en ese momento se le había agravado por el golpe que le había supuesto el fallecimiento de su hijo, y la condujo a la muerte. D. C. Epit. Xiph. 78,2.3 9 .13 . T

r a s su m u e r t e

Cuando Julia se enteró de lo que se había dicho en Roma respecto a su hijo, ya no tuvo deseos de seguir viviendo, si­ no que en cierto modo y por culpa del cáncer que tenía la­ tente desde hacía muchísimo tiempo en su interior, en ese momento se le agravó por el golpe de la muerte de su hijo y, agotada, se dio golpes de pecho y acabó suicidándose. De esta manera ella, que había sido elevada a la mayor dignidad desde su origen plebeyo y que durante el reinado de su esposo había vivido de forma muy dolorosa por cul­ pa de Plauciano, que había visto morir en su propio rega­ zo al menor de sus hijos, y que había sentido odio continua­ mente en vida del mayor, de cuyo asesinato se había enterado de esa manera, mientras vivía fue arrojada del poder y acabó consigo misma. De manera que, si alguno la ha visto, no ha de felicitar a todos los que han nacido en el seno de las gran­ des fortunas, si no están acompañados de algún verdadero y sincero placer de la vida y de alguna dicha pura y constante. La vida de Julia fue así, y su cadáver, una vez llevado a Roma, fue depositado en la tumba de Gayo Lucio. Pero des­ pués Mesa, su hermana, lo trasladó, igual que los huesos de Geta, al sepulcro de Antonino. D. C. 7 8 ,2 4 ,1

IO. Lastenia de M antinea

Esta discipula de Platon gozaba de fam a de gran inte­ ligencia, hasta el punto de que Platón no quería comenzar sus clases sin la presencia de Lastenia. Los textos se centran más bien en lo anecdótico. Habría que situarla entre los si­ glos iv -iii a. C. í o . i. L a s t e n i a c o n l o s d i s c í p u l o s d e P l a t ó n

Con ellos11’ había dos mujeres, Lastenia de M antinea y Axiotea de Fliunte que también se vestía con ropas mascu­ linas, según cuenta Dicearco."4 D .L. j, 46 1 0 .1 . L

a s t e n ia

,d

is c íp u l a d e

Plató n

y de

E s p e u s ip o

S e d e c ía q u e ta m b ié n a s is tía n a s u s " 5 le c c io n e s las d o s d is c ip u la s d e P la tó n , L a s t e n ia d e M a n t in e a y A x i o t e a d e F liu n te . C u a n d o D io n is io , e s c rib ié n d o le c o n m o r d a c id a d , le d ijo : « T a m b ié n p o d e m o s a p re n d e r filo s o fía d e tu d is ­ c íp u la la a r c a d ia » , e n to n c e s P la tó n , q u e n o h a c ía p a g a r a q u ie n e s s e g u ía n sus le c c io n e s , le r e p lic ó : « P e r o tú e x ig e s Se entiende, con los discípulos de Platón. 1,4 Wehrli i, fr. 44. " 'S e entiende, a las lecciones de Espeusipo. — i i s —

,,6

PR O S IS T A S GR IE GA S

§ »O

trib u to s y lo s re c a u d a s ta n to a lo s q u e q u ie re n c o m o a los que n o q u ie re n » .

10.3. L

a st e n ia y

D .L. 4, z

A

x io t e a

C on Platón aprendían filosofía Lastenia de Arcadia y Axiotea de Fliunte. Clem. Al. Strom. 4 , 19. m , * 10 .4 . L a s t e n

ia co m o h eter a

No estaría tampoco lejos de eso Espeusipo, alumno y pa­ riente de Platón. Al menos, Dionisio el tirano, en las cartas dirigidas a él en las que exponía su amor a los placeres y su avaricia y objetando que muchos lo negaban, le reprocha también el amor de una hetera, Lastenia de Sardes. Ath. 7,10 10.5. L

a st e n ia

,

am an te de

E sp e u sip o

También fue amante de los placeres Espeusipo, parien­ te de Platón y su sucesor al frente de la escuela. Pues bien, Dionisio, el tirano de Sicilia, en la carta que le remitió ha­ blándole de su amor a los placeres, le reprocha también su avaricia y el amor hacia Lastenia de Arcadia, que era alum­ na de Platón.

A1*1· 1>2->95

II.

Leoncio

Esta filósofa epicúrea alcanzó su floruit o apogeo en torno a l año 330 a. C. Escribió un libro en el que defendía las doc­ trinas de Epicuro frente a Teofrasto, cuyo ingenio y estilofu e alabado por Cicerón. i i .i.

La

t o r t u o s a r e l a c ió n c o n

E p ic u r o

Leoncio a Lamia Nada hay más triste, al parecer, que un viejo que se ha vuelto adolescente. Tal es como me trata ese Epicuro que lo critica todo, que sospecha de todo, que me escribe cartas irresolubles y me echa del Jardín. ¡Por Afrodita!, si A d o­ n is "6 tuviera ya cerca de ochenta años, no lo soportaría, piojoso como es, enfermizo y todo cubierto de vellones en vez de ropas. ¿Hasta cuándo soportará una a ese filósofo? ¡Que se quede con sus máximas capitales sobre la naturale­ za y con sus retorcidas normas! A mí que me deje mi máxi­ ma principal de mí misma cómodamente, que no se enco­ leriza ni ultraja. Realmente, tengo a un asaltante como este, no como tú, Lamia, a Demetrio.

"6 Adonis es un dios de origen oriental, eternamente joven relacionado con la vegetación y la renovación de la naturaleza. Véase Grimai, 1994, s. v. —

117—

P R O S I S T A S GRI EG AS

§11

¿No va a ser posible vivir con moderación por culpa de este hombre? Quiere socratizar, charlatanear, ironizar y considera a uno Alcibiades"7 o Pitocles,'18 y piensa que me va a convertir en Jan tip a."9 En última instancia, me levan­ taré y huiré a cualquier parte de la tierra antes que soportar sus cartas descosidas. Y ya se ha atrevido a lo más terrible e insoportable de todo por lo que te he escrito, deseosa de recibir tu opinión sobre qué he de hacer. Sin duda conoces al hermoso Timarco de Cefisia. No niego que tengo trato familiar con este joven desde hace mucho, y conviene que tú me digas la verdad, Lamia. H a­ ce poco que he conocido con él a mi primera Afrodita, pues él me ha desflorado, siendo como soy su convecina. Desde aquel momento, no ha dejado de enviarme todo tipo de ob­ sequios: vestidos, joyas de oro, esclavas, esclavos, indios, in­ dias... Lo demás me lo callo. Incluso se anticipa a los más mí­ nimos detalles para que nadie pruebe antes que yo los frutos de la estación. Y medice: «Aparta de ti ahora a tal amante y que no se te acerque». Y ¿con qué nombres crees que lo lla­ ma? N i ático ni filósofo, sino el primer llegado de Capadocia a Grecia. Pero yo, aunque en toda la ciudad de Atenas no hubiera más que Epicuros, ¡por Artemis! que no los sopesa­ ría a todos en el brazo de Timarco, o más bien, ni siquiera 117 Estadista ateniense que vivió en la segunda parte del siglo

V

a. C., al

que Platón presenta en el Protagoras o en el Banquete como un brillante discípulo de Sócrates. 1,8 Pitocles de Samos escribió diversos tratados sobre agricultura, his­ toria de Italia, etcétera. 119 Esposa de Sócrates.

LE ONC IO

en su dedo. ¿Qué dices tú, Lamia? ¿No es verdad esto? ¿No tengo razón? No, por Afrodita, te pido que no te acuda eso a la mente, sino un filósofo, uno ilustre y que tiene trato con muchos amigos. Que coja lo que tengo, que enseñe a otros, porque a mí no me sirve de nada la gloria. Pero, ¡oh Deméter!, concédeme al que quiero, a Timarco. Es que, por mi culpa, este joven se ha visto obligado a to­ do tipo de cosas: a abandonar el Liceo, su propia juventud, a sus camaradas y su compañía, y a vivir con él, a adularlo y a celebrar sus inconsistentes opiniones. Y le dice: «Tú, Atreo, sal de mi finca solitaria y no te acerques a Leoncio». Igual que él no te va a replicar con más razón que esta, ¡no te acerques tú a la mía! Pero él, joven como es, soporta a otro rival amoroso viejo, mientras que el otro no soporta a quien lo es con más derecho. ¿Qué puedo hacer, ¡por los dioses!, te lo suplico, Lamia? Por los misterios, por el aleja­ miento de estas desgracias que, considerando la ausencia de Timarco, hace poco que expiro, sudo y mis extremidades y mi corazón me dan vueltas. Te pido que me acojas contigo unos pocos días y haré que este se dé cuenta de qué clase de bienes ha disfrutado teniéndome en su casa. Ya no soporta al muchacho, lo sé de sobra, e inmediata­ mente nos enviará como embajadores a Metrodoro, a Hermarco y a Polieno. ¿Cuántas veces crees que yo, Lamia, me he presentado en privado ante él y le he dicho: «¿Qué haces, Epicuro ? ¿No te das cuenta de que Timócrates, el hijo de Me­ trodoro, se burla de ti por esto en las asambleas, en los teatros ante los demás sabios ?». Pero ¿qué se puede hacer con él ? Es

P R O S IS T A S GR IE GA S

I 10

§11

un desvergonzado en el amor. Así que también yo seré igual de desvergonzada que él y no dejaré a mi Timarco. Salud. Alciphr. i, i

ii.i. A

m o res de

L e o n c io

y

E p ic u r o

cohabitaba con la hetera Leoncio. la ensalzaba y la halagaba en las Cartas dirigidas a Leoncio: ¡Soberano Pean, querida Leon-

cito! ¡Con qué aplauso nos hemos llenado a l leer tu cartita! Y ccuentan que Epicuro> escribía a otras muchas hete­ ras, pero en particular a Leoncio, de la que también Metrodoro se había enamorado. Texto lacunoso y de difícil interpretación.

TÉ A N O

12*

cuenta de ti y, al no poder soportar el ultraje de la condena, enseguida se arrepentirá. Y tú, amiga, no vivas respondiendo a unas heteras, sino descollando por la probidad hacia tu esposo, por el cuidado de tu casa, por el trato con tus familiares y por el amor hacia tus hijos. No debes sentir celos contra ella, porque lo que sí es bello es sentir envidia sana por las mujeres virtuosas, pe­ ro también has de mostrarte abierta a las reconciliaciones. Efectivamente, las buenas costumbres, incluso entre los ene­ migos, comportan benevolencia, amiga, y la honra es una obra que emana solo de la bonhomía, ya que por medio de ella puede una mujer, en cierta medida tener potestad sobre su esposo y honrarlo más que acecharlo como un enemigo. Así que, si tú le honras, tendrá más pudor, deseará re­ conciliarse con prontitud y te amará con más intensidad al comprender la injusticia cometida contra ti, al darse cuenta del peligro que amenazaba su vida, tomándolo como prue­ ba de tu amor hacia él. Igual que los sufrimientos corporales hacen placenteros los descansos, así las desavenencias entre los amigos hacen las reconciliaciones más gratas. Tú oponte a los deseos de tu pasión, porque si ella está enferma, te invitará a que también tú enfermes con tus pe­ sares y, si ella peca contra el decoro, a que tú peques tam­ bién contra la decencia y, si ella daña tu vida, a que tú dañes también lo conveniente, por lo que parecerá que te alineas contra ella y, al castigarla, que te castigas a ti misma. Y si te vas y lo dejas, entonces probarás a otro hombre, una vez separada del primero, y, si comete las mismas faltas,

P R O S IS T A S G R IE G A S

224

de nuevo a otro, ya que la viudedad no es soportable para las jóvenes, o permanecerás lejos de hombre alguno como una célibe. ¿Te vas a despreocupar de tu casa y a arruinar a tu esposo? Repartirás el daño de una vida miserable. ¿Te vas a vengar de la hetera? Te rondará vigilándote y, si la atacas, es una mujer combativa que no siente pudor. ¿Es hermo­ so disputar cada día con tu esposo? Es algo más, porque las disputas y los reproches no apaciguan la intemperancia, sino que aumentan progresivamente las divergencias. ¿Qué? ¿Pla­ nearás algo contra él? No lo hagas, amiga. La tragedia con la composición de dramas en los que Medea114 comete críme­ nes nos enseña a dominar los celos. Pero, igual que hay que alejar las manos de la enfermedad de los ojos, así también tú has de apartar la pretensión de su pasión, ya que la apagarás más rápidamente con tu perseverancia. Wolf. 116 -13 0 Z 7.4 . C A LA S

a r t a a d m o n it o r ia s o b r e e l t r a t o s ir v ie n t a s

Téano saluda a Calisto. Vosotras las jóvenes tenéis la potestad legal de mandar en los sirvientes y, a la vez, de casaros con ellos. Pero la dis­ ciplina ha de buscarse en las mujeres mayores que siempre dan consejos sobre la administración familiar. “ 4 Sobre la figura de la maga-hechicera Medea pueden verse las versiones de Apolonio de Rodas en sus Argonáuticas y la Medea de Eurípides. Los crí­ menes a que se refiere el texto pueden aludir tanto al asesinato en complot con Jasón de su hermano Apsirto, como a la muerte de sus propios hijos para vengarse de él por haberla abandonado por la hija del rey de Corinto.

TÉAN O

En efecto, bien está aprender primero lo que no se co­ noce y considerar el consejo de las mayores como el más acertado, porque entre ellas ha de criarse la joven alma de una doncella. El primer gobierno de una casa que atañe a las mujeres es el gobierno de las sirvientas y lo más importante de las esclavas, querida amiga, es que tengan buenas intenciones, porque es esta una posesión que no se compra junto con su cuerpo, sino que la hacen brotar con el tiempo los amos in­ teligentes. Y la razón de ello es el trato justo, para que ni se agoten con el esfuerzo, ni se vean debilitadas por la indigen­ cia, ya que son personas por naturaleza. Algunas consideran un provecho lo menos provechoso, esto es, el malestar de las sirvientas: las cargan de trabajo y las privan de lo necesario. Además, mientras que obtienen beneficios que valen un óbolo, se ven castigadas por grandes penas: las peores hos­ tilidades y asechanzas. Que quede de tu mano la modera­ ción de los alimentos en función del número de las traba­ jadoras de la lana para su trabajo cotidiano. Esto, en lo que se refiere a su régimen de vida. En lo que respecta al desorden, que prevalezca tu interés, no su conveniencia, porque hay que honrar a las sirvientas conforme a lo que se merecen: efectivamente, la crueldad no aportará gratitud a su ánimo y la aversión al vicio no la pre­ mia menos el razonamiento. En caso de que el exceso de mal­ dad de las siervas sea invencible, hay que exterminarlo me­ diante la venta, porque lo que resulta ajeno al servicio, ha de hacerse ajeno también a la señora. Déjate guiar en esto por la

P R O S IS T A S G R IE G A S

§17

razón, según la cual comprenderás la verdad de la falta para condenarla justamente y la magnitud de las faltas para casti­ garla como se merece. A la señora le conviene el perdón pa­ ra que la gratitud a raíz de las faltas cometidas aparte las ven­ ganzas. Así se mantendrá lo que conviene al decoro familiar. El caso es que algunas, querida amiga, incluso azotan cruelmente el cuerpo de sus sirvientas, enfurecidas por los celos o la ira, como para escribir en unas memorias su exce­ so de amargura. Unas consumen su tiempo en sus labores, otras se buscan la salvación en la huida y otras dejan de vi­ vir dándose muerte con su propia mano. Y, en adelante, la soledad de la dueña que se lamenta por su imprudencia do­ méstica conlleva un inútil arrepentimiento. Imita, amiga mía, a los instrumentos: si se les afloja más de la cuenta, no suenan, pero si se los tensa más de lo debi­ do, se rompen. Y lo mismo ocurre con las sirvientas: el ex­ cesivo relajo acarrea la falta de obediencia, mientras que la tensión más de lo necesario provoca la disolución de la na­ turaleza. Y hay que tener esto en cuenta ya que la medida es lo mejor en todo. Wolf. 230-234 27.5. C

a r t a s v a r ia s a a l g u n a s a m is t a d e s

A la admirable Eurídice ¿Qué clase de dolor invade tu alma? Ninguna otra cosa te atormenta más que el hecho de que aquel con el que vives visita a una hetera y sacia el placer de su cuerpo con ella. Pe­ ro no debes estar así, ¡oh admirable entre las mujeres, o me­ jor un milagro! N o ves que también el oído, cuando se llena

TÉ A N O

2. 2.7

del placer del instrumento y se sacia de la melodía musical y cuando le llega el hartazgo, desea el aulós y oye con gus­ to la flauta. ¿Qué hay en común entre el aulós y las cuerdas musicales y entre el sonido admirable de la más dulce cua­ lidad del instrumento? Piensa así en lo sucesivo respecto a la hetera con la que se acuesta tu esposo. La relación, la naturaleza y la razón ha­ rán que tu marido se preocupe por ti, y, cuando en algún momento le llegue el hartazgo, se acostará con la hetera por puro divertimento, ya que también aquellos cuyo gusto es­ tá corrompido tienen cierta apetencia de los alimentos que no son buenos. ¡Que vivas con salud! A Timeónide ¿Qué tenemos tú y yo en común? ¿Por qué me calum­ nias continuamente? ¿No sabes que yo te alabo sobre to­ do, aunque tú actúes contra mí ? Pero has de entender que, aunque yo te alabe, no hay nadie que me crea. Y me ale­ gro por eso, porque así la divinidad me ve y la verdad juz­ ga mejor. Al médico Euclides Ayer un individuo se rompió una pierna y alguien fue a llamarte. También yo estaba allí porque el herido era ami­ go mío. Pero regresó a toda prisa diciendo que también el médico se encontraba mal y que le dolía el cuerpo, en tan­ to que yo (los juro por los dioses) depuse el dolor por aquel amigo mío, empecé a preocuparme por el médico y rogaba

2.2.8

P R O S IS T A S G R IE G A S

§17

a Panacea115 y a Apolo el de célebre arco que no le sucedie­ ra nada malo al médico. Y con desánimo y todo, te escribo unas letras porque quiero saber cómo te encuentras, si está mal la boca de tu estómago, si ha disminuido el calor de tu hígado o si has sufrido algún daño en una parte de tu cuerpo. Que yo, con desprecio hacia muchos miembros de mis amigos, te desea­ ré buena salud, mi buen médico. A la filósofa Rodopa ¿Estás desanimada? También yo estoy desanimada. Lle­ vas a mal que aún no te haya enviado el libro de Platón o de Parménides que se titula Formas, pero también yo estoy muy disgustada porque aún no ha venido nadie de Ceos a conversar conmigo. Porque no habría podido enviarte el libro antes de que hu­ biera llegado alguien a informarme de tal hombre, ya que yo estoy muy enamorada de su alma, en parte como filósofo que es, y en parte, por su temor a los dioses subterráneos. Y no consideres vanas mis palabras, pues soy semimortal y no soporto ver esa estrella que brilla en el cielo. Wolf. 134-256 27.6. C i t a d e u n a c a r t a El nombre muy común y muy empleado de « amo de ca­ sa » y « ama de casa » no lo apruebo. Para que puedas saber“ s Panacea, «rem edio para to d o» es hija de Asclepio y hermana de los famosos médicos Podalirio y Macaón que aparecen en la Ilíada.

TÉAN O

129

lo, te indico que los he encontrado ambos en una carta de Téano, la esposa de Pitágoras, dirigida a Timareta. Poli. 10 ,3, i i 27.7. P r o c e d e n c i a d e T é a n o

Pitágoras tenía también una mujer, de nombre Téano, hija del crotoniata Brontino. Otros aseguran que era espo­ sa de Brontino y discipula de Pitágoras. D. L. 8,41 27.8. E

s c r it o s y r e s p u e s t a s d e

T

éano

Hipóboto afirma que Empédocles dijo:1*6 «Telauges, re­ nombrado hijo de Téano y de Pitágoras». Pero no se aporta ningún escrito de Telauges, aunque sí algunos de su madre Téano. Incluso se afirma que, en el m o­ mento en que le preguntaron que cuándo una mujer que­ daba purificada de varón, respondió: «D el propio, conti­ nuamente, pero del ajeno, nunca». Cuando iba a entregarse a su esposo, le aconsejaba p o­ nerse el pudor junto con sus ropas y que cuando se levan­ tara lo retomara junto con ellas. Y cuando le preguntaron «¿Cuáles son?», respondió: «Aquellas por los que se me llama m ujer». D.L. 8, 43 27.9. R e s p u e s t a

sa g a z de

T

éano

Téano enseñó su brazo al cubrirse con la túnica, conque uno le dijo: «E s bello este codo» y le replicó: «Sí, pero no es publico » . Plu. Conjugalia prœcepta 14z c “ s DK

3 1 B 155.

P R O S IS T A S G R IE G A S

2 7 .10 . C

it a d e

T

§17

éano

T é a n o la p ita g ó r ic a e sc rib e :

Realmente para los malvados que actúan con perversidad la vida podría ser un festín: luego se mueren, y, si el alma no fuera inmortal, la muerte sería una ganga de Hermes.117 Clem. Al. Strom. 4, 7, 44

2 7 .11. O

t r a v e r s ió n d e l a s r e s p u e s t a s d e

T

éano

¿No llegó a tal grado de sabiduría la pitagórica Téano co­ mo para responder a un entrometido que le dijo: «E s bello este codo», «S í, pero no es público» ? A su seriedad también se atribuye este dicho: al pregun­ tarle que cuándo una mujer puede alejarse de un hombre para bajar al templo de Deméter, contestó: «D el propio, inmediatamente, pero del ajeno, nunca». Clem. Al. Strom. 4 ,19 ,12 1

2 7 .12 . L a s

m u je r e s d e

C

ro to na h ablan con

D

in o n o

Efectivamente, ante Dinono, esposa de Brontino, un pi­ tagórico, que era sabia y de alma extraordinaria (a ella se le debe aquel hermoso e ilustre dicho de que la mujer ha de hacer sacrificios cada día en que se levanta con su marido, dicho que algunos atribuyen a Téano), ante ella se presen117 Hermes, hijo de Zeus y Maya es un dios pastoril cuyas funciones se han ido multiplicando: una de ellas lo vincula al mundo de los muertos en su calidad de psicopompo, es decir, el conductor de las almas de los muer­ tos al Hades.

TÉ A N O

131

taron unas mujeres crotoniatas y le hicieron ruegos en el sentido de que persuadiera a Pitágoras a que dialogara con sus maridos sobre la prudencia que habían de tener hacia ellas. la m b í. VP 13z La p u r e z a d e l a m u je r Téano la filósofa pitagórica, al preguntarle uno que cuán­ do una mujer podía acudir pura de varón al templo de Deméter, respondió: «D el propio, inmediatamente, pero del ajeno, nunca». Theo. Prog. 98 2 7 .13 .

L a m is m a v e r s i ó n d e l a p u r e z a Téano la pitagórica, al mirar uno hacia ella y decirle: «Es bello este codo», le respondió: «S í, pero no es público». Al preguntarle en otra ocasión cuándo va una mujer al templo de Deméter limpia de varón, dijo: «D el propio, in­ mediatamente, pero del ajeno, nunca». Thdt. Affect, iz, 73 2 7 .14 .

La r e s p u e s ta d e T é a n o La filósofa Téano dejó su brazo desnudo y, cuando uno, medio en broma, le dijo: «E s bello este codo», ella repli­ co: «Si, pero no es publico». Ana Comnena. Alexias iz, 3,3 2 7 .15 .

2 7 .16 . C

it a h o m é r ic a d e

T

éano

Téano la pitagórica, cuando le preguntaron que cómo se haría famosa, respondió: «Aplicándose al telar y acudien­ do a mi lecho».128 Stob. 4 , Z 3 , 32 “ 8Cita de//. 1, 31.

P R O S IS T A S G R IE G A S

2.7.17. D

e n u evo

§ 2.7

so bre la pu r eza

Téano, al preguntarle que cuándo quedaba una mujer purificada de varón, respondió: « D e l propio, inmediata­ mente, pero del ajeno, nunca». Stob. 4,2.3,53 2 7 .18 . A

g r a d a r a l m a r id o

Téano, la filósofa pitagórica, al preguntarle qué es lo que le conviene a una mujer, respondió: «Com placer a su pro­ pio esposo». Stob. 4,13,55 2 7 .19 . V

id a y o b r a

Téano de Metaponto o de Turios, pitagórica, hija de Leofrón y esposa de Caristo, o de Crotón o del pitagórico Brotino. Escribió ella Sobre Pitágoras, Sobre la excelencia para Hipodamo de Turios, Consejosfemeninos y Dichos de los p i­

tagóricos. Téano, cretense, filósofa, hija de Pitonacte y esposa del gran Pitágoras, con el que tuvo a Telauges, Mnesarco, Mía y Arignota. Algunos dicen que fue esposa de Brontino. Es­ criben que era de familia crotoniata. Compuso Ensayos f i ­ losóficos, Dichos y un poema épico. Téano de Lócride, poetisa lírica. Compuso odas líricas y cantos. Sud. Θ83 2 7 .2 0 . H

ijo s d e

T

éano

Unos escriben que los hijos de Téano, hija de Pitonac­ te, de familia cretense, a los que tuvo con Pitágoras fueron un hijo, Telauges, y una hija, Mía. Otros añaden también

TÉ A N O

2-33

a Arígnota. De estos se conservan también escritos pitagó­ ricos.

Porph. VP 4

2,7.11. T É A N O , D IS C ÍP U L A DE P lT Á G O R A S

Sucedido esto, una gran fama fue creciendo en torno a él119 y cogió a muchos discípulos de la propia ciudad, no solo hombres, sino también mujeres, de una de las cuales, Téano, su nombre alcanzó celebridad, y a otros muchos de la vecina región bárbara, incluso reyes y señores. Porph. v p 19 27.2.2.· A

r is t e o

de

C

ro to n a

Todos están de acuerdo en que el sucesor de Pitágoras fue Aristeo de Crotona, hijo de Damofonte, que vivió en los mismos tiempos de Pitágoras, siete generaciones antes de Platón, y no solo se le consideró digno de la escuela, sino también de la educación de sus hijos y de casarse con Téa­ no, por el hecho de que era excepcionalmente superior en su doctrina. l a m b í , v p 36,165 2 7 .2 3 . S u

c eso res de

P

it á g o r a s

El caso es que a Pitágoras lo sucedió su mujer Téano y sus hijos Telauges y Mnesarco. Eus. pe 10,14,15 2 7 .2 4 . D

e n u e v o l a s u c e s ió n d e

P

it á g o r a s

En la escuela de Pitágoras lo sucedió su esposa Téano, así como Telauges y Mnesarco, sus hijos. Thdt.^«*. 1 , 1 3 119 Es decir, en torno a Pitágoras.

234

P R O S IS T A S G R IE G A S

2 7 .2 5 . P

§27

r e s a d e l t ir a n o

De ahí que también una mujer pitagórica, la llamada Téano, cuando fue apresada por el tirano de Sicilia y le pre­ guntó que por qué no comían habas los pitagóricos, res­ pondió: «Las como o hablo», y cuando el otro continuó diciendo: «C ó m elas», repuso: «H ablo o las com o». Y así murió tras morderse la lengua.

2 7 .2 6 . M

u erte de

T

Dauid. Prol. 33

éano

Téano la pitagórica, apresada por un tirano para que re­ velara los secretos de su patria, se mordió su propia lengua, la cortó y se la escupió al tirano porque no quería confesar, sino que se veía obligada a ello, y así se arrancó el órgano y se vio impedida para hablar. De ahí que la violencia actua­ ra antes que su inteligencia y que no se viera obligada a trai­ cionar a su patria involuntariamente. Wolf. 146

2 7 .2 7 . D

e s p r e c io

de la m u erte

Es el que alaba el rechazo pitagórico hacia las habas y el desprecio hacia la muerte de Téano o no sé de cuál de sus iniciados o que profesaron sus doctrinas filosóficas. Gr. Naz. 4, 35,591 2 7 .2 8 . T

éa n o

,

c o m o l a c ig a r r a

Por eso no existe una cigarra charlatana, sino que, como una tal Téano, guarda en silencio sus secretos. Theophyl. Simocatta. Quœstionesphysicœ 31

TÉ A N O

17 .19 . T

éa n o

,

p io n e r a

Dídimo en su tratado Sobre la filosofía pitagórica cuenta que Téano de Crotona fue la primera mujer que se dedicó a la filosofía y que escribió poemas. Clem. Al. Strom. 1,16,80

1 7 .3 0 . E

l a m o r de

P it á

g o ras

Como la locura por Téano que apresó al samio Pitágoras. Hermesian. Fr. 7 (Ath. i;, 599 a) Los o r n a t o s d e T é a n o Las perlas de esta rica y las ropas de seda de esta extran­

1 7 .3 1 .

jera no puedes cogerlas ni ponértelas a no ser que las com­ pres por un alto precio. Pero los adornos de Téano, de Cleobulina, de Gorgo, la esposa de Leónidas, de Timoclea, la hermana de Teágenes, de aquella antigua Claudia, de C o r­ nelia la de Escipión y cuantas fueron admirables y renom­ bradas, con esos como dote sí puedes recubrirte y vivir con tal adorno y vivir como ellas gloriosa y felizmente. Plu. Conjugaliaprœcepta 145 E

2 7 .3 2 . T

éa n o

,

h ija d e

P it

ág o ras

Se cuenta que Téano no solo fue una discipula, sino tam­ bién una de sus130 hijas.

150 Se entiende, de Pitágoras.

Phot. Bibl. 149

28 .

Temista

La epicúrea Temista de Lámpsaco era esposa de Leonteo y asistió a las clases de Epicuro. Se supone que vivió en el si­ glo in a. C. 2 8 .1. E p i c u r o

e s c r ib e a

Tem

is t a

En la carta dirigida a Temista, esposa de Leonteo, dice:1’ 1 Estoy dispuesto, yo que me dejo envolver fácilmente, si vo­ sotras no venís junto a mí, a dirigirme a donde Temista y vosotros me invitéis. En otra ocasión en que escribe a Temista, cree que le da recomendaciones a ella, según dice Teodoro en el libro cuarto de su obra Contra Epicuro. D. L. 10,5 2 8.2. D

is c íp u l o s d e

E p ic u r o

Leonteo de Lámpsaco e igualmente su esposa Temista,1,1 a la que también dirigió cartas Epicuro. 1,1 Se entiende, Epicuro, fr. 115 Us. 151 Se traca de una cita en la que Diógenes Laercio menciona a una serie de discípulos de Epicuro. —

137—

2 38

P R O S IS T A S G R IE G A S

§2 8

Había también otros tres Epicures: el hijo de Leonteo y de Temista, otro magnesio y el cuarto, un combatiente con armas pesadas. D. L. 10,25 28.3. P a r e n t e l a y e s t u d i o s d e T e m i s t a Temista, la hija de Zoilo, de Lámpsaco, la esposa de Leonteo de Lámpsaco, se dedicaba a la filosofía epicúrea. Clem . Al. Strom. 4 ,1 9 ,111, 4

29·

Teodora

Lo poco que sabemos de Teodora, hija de Diógenesy de Cirina, y que vivió entre los siglos v -v i d. C., es lo que nos dice Focio en este texto. Habiéndose propuesto escribir la vida de Isidoro,155 di­ rigió su composición a una tal Teodora, seguidora tam­ bién ella del culto griego y que no era inexperta de las en­ señanzas relativas a la filosofía y de cuanto versa en torno al conocimiento sobre poetas y sobre gramática, sino que incluso estaba preparada en cuestiones de geometría y arit­ mética, dado que el propio Damascio e Isidoro les habían dado la educación a ella y a sus hermanas pequeñas en di­ versas épocas. Fue ella hija de Cirina y de Diógenes, hijo de Eusebio, que era hijo de Flaviano, cuyo linaje descen­ día de Sampsigéramo y de Mónimo, a los que se remonta también Jám blico, hombres que se llevaron las primicias de la impiedad idolátrica.

lí3 Focio está comentando la obra de Damascio de Damasco, el último director de la escuela neoplatónica de Alejandría, y que desarrolló su acti­ vidad en el siglo v i d. C. — 2-39—

240

P R O S IS T A S G R IE G A S

§29

El caso es que Damascio le dedica la biografía de Isi­ doro a ella, de quien recibe la petición, e incluye algunas otras contribuciones a la exhortación, que fueron la causa del estudio del autor, según testimonia él mismo. Phot. Bibl. 181

30 .

Teóride

No tenemos más datos sobre Teóride que el texto recogido aquí de Harpocración. Por la m ención de Filócoro, hay que suponer que vivió entre los siglos i v - i i i a. C. Teóride: aparece en Demóstenes, en su discurso Contra Aristogiton , si es auténtico. La tal Teóride era una adivina que fue juzgada por impiedad y condenada a muerte, según escribe también Filócoro en su libro v i.134 Harp. 155

134

Filócoro, que vivió en la primera mitad del siglo m a. C., fue uno de

los llamados atidógrafos, autores que escriben sobre la historia local del A ti­ ca. En su obra, que constaba de 17 libros y se titulaba Atthís, trataba sobre la historia reciente del Ática, pero también estuvo interesado en historia li­ teraria y, especialmente, en cuestiones religiosas. — 141



31 ·

T im ica

Timica de Esparta, esposa de Milias de Crotona, vivió en el siglo I V a. C. y se enfrentó ju n to a su esposo a l tirano de Si­ racusa Dionisio el Viejo. 3 1 . 1. P i t

a g ó r ic a s

Las más ilustres mujeres pitagóricas fueron Timica, es­ posa de Milias de Crotona,1,5 Filtis, hija de Teófride de Crotona, hermana de Bidaco, Ocelo y Ecelo, etcétera. la m b í ,

3 1 .2 . T

vp

36, Z6 7

im ic a y su e s p o s o a n t e e l t ir a n o

Luego se encontraron con ellos Milias de Crotona y T i­ mica de Lacedemonia, su esposa, que habían abandonado la multitud porque Tim ica estaba ya en su noveno mes de embarazo y por ese motivo caminaba despacio. Así que los capturaron y los condujeron, muy contentos, ante el tirano brindándoles todo tipo de cuidados y atenciones. El otro, cuando se enteró de lo sucedido, se mostró muy desanima­ do y dijo: «Vosotros vais a obtener de mí un honor digno por encima de todos si me queréis dar consejos». 135 Sobre la lectura de Milias, Eumilia o Milón, véase Wolf, n. 484, p. 253. —

243—

2 .4 4

P R O S IS T A S G R IE G A S

§31

Com o Milias y Tim ica se negaban a todo lo que les en­ cargaba, les dijo: « S i me enseñáis una sola cosa, os salva­ réis y hasta os daré una escolta». Cuando Milias le pregun­ tó qué era aquello que deseaba saber, le respondió Dionisio: «¿Cuál es el motivo por el que tus camaradas prefieren mo­ rir antes que comer habas ?» . Y Milias respondió inmedia­ tamente: «Ellos se sometieron a la muerte para no comer habas, pero yo prefiero comer habas para no decirte el m o­ tivo de eso». Dionisio se quedó sorprendido, ordenó que se lo lleva­ ran violentamente y mandó que sometieran a Tim ica a tor­ mentos, porque pensaba que, al ser una mujer, embaraza­ da y sin su esposo, se lo revelaría con facilidad por miedo a las torturas, pero la muy noble mordió con sus dientes la lengua, se la cortó y se la escupió al tirano para demostrar­ le que, aunque su parte femenina, vencida por las tortu­ ras, la había obligado a revelar algo de lo que debía callar­ se, no obstante, se había cortado su servil impedimento. lambí, v p 3 1 , 1 9 2

3 1.3 . V a

lo r de

T

im ic a

Respecto a la valentía, muchas cuestiones de las que ya se han dicho tienen que ver directamente con ella. Por ejemplo, las admirables acciones respecto a Tim ica y las de los que prefirieron morir antes que transgredir alguno de los preceptos de Pitágoras en lo tocante a las habas y a algunas otras cosas admitidas entre tales prácticas. lambí, v p 32, 2 1 4

T IM IC A

MS

31.4. T i m i c a s e c o r t a l a l e n g u a Es preciso incluso poner fin a la vida por culpa de un ti­ rano que obliga a revelar los secretos, cosa que hizo Timica, una mujer pitagórica, que, coaccionada a confesar por qué no comía habas, respondió: «Las comería si quisiera decir­ lo » . Luego, como se veía obligada a comerlas, replicó: « L o diría si quisiera comerlas». Y, en última instancia, se cortó la lengua por ser un instrumento del lenguaje y del gusto. Olymp, in Phd. 1, 8

32" Zoe

Se trata de Zoe, hija de Constantino V IIIy madre de Cons­ tantino Porfirogéneto, que vivió a caballo entre los siglos x -x i y que, junto con su hermana Teodora, realizó varias reformas políticas como esta que se recoge en el presente texto. Constitución de Zoé. Sobre que las magistraturas no han de estar a la venta. Restituido de nuevo el imperio a Zoé, que tenía como consorte del reino, como hemos dicho, en contra de su vo­ luntad, a su hermana Teodora, el orden senatorial se veía recompensado con grados honoríficos y el pueblo con re­ partos de obsequios. Y el estado gozaba de un respeto con­ siderable porque se despachaban cartas y disposiciones a todas partes con la orden de que las magistraturas no fue­ ran comprables ni venales como antes, y con la disposición de quitar de en medio todo tipo de injusticia. Wolf. 154



247—

Indices y bibliografía

Figuras fem eninas de la A n tigü edad

La lista de las mujeres que aparecen en este apartado no es más que un resumen de un amplio catálogo que ofrece W olf en las pp. 257-465:* quien desee información más exhaus­ tiva puede acudir allí. También se puede consultar, para el caso particular de las filósofas, M e n a g i u s , 1690. A A

Hija de Abróteles de Tarento, de quien toma su nombre, práctica muy habitual entre griegos y roma­ nos. Solo es conocida a través del testimonio de I a m b l ., v p 36, 267, quien, en un pasaje dedicado a enumerar algu­ nas de las mujeres pitagóricas menciona a «Abrotelia, hija de Abróteles de Tarento». Sobre los problemas de lectura que plantea el texto, puede verse Wolf, p. 257. b r o t e l ia

.

A c c a . Según ciertas versiones, A rca, oriunda de G recia, fue famosa por ser una gran experta en el arte de la m edi­ cina, y una de las primeras en descubrir antídotos contra * Tiene como título Catalogusfœminarum sapientia, artibus, apud Grmcos, Romanos, aliasquegentes olim celebrium, es decir, una lista de mujeres famo­ sas de la antigüedad que sobresalieron en Grecia, en Roma y en otros pue­ blos por su sabiduría y sus artes. —

151 —

ÍN D IC E S Y B IB L IO G R A F ÍA

el veneno, aunque, según Wolf, p. 158, puede tratarse de un nombre ficticio. A c e s o . Véase A s c l e p i o , h i j a s d e . A c r o m o . Nombre ficticio de una mujer médica que algu­ nos reconstruyen a partir del pasaje de Hp„E p id . 7 ,1,12 2 , y que F a b r i c ., Btbl. Gr. 13, citado por Wolf, p. 2.58, reco­ ge que se trataba de una prostituta que solía dar un reme­ dio contra la disentería. El término acromo, como nombre común aparece en Sud. « 4 7 19 como sinónimo de «des­ vergonzado, vergonzoso». A f r a n i a , G. Esposa del senador Licinio Bucción, que vi­ vió en la época de Julio César, aparece mencionada por A. Tiraquello, Connub. 2, 185, entre una serie de muje­ res cultas. Valerio Máximo cuenta que era aficionada a los pleitos y que defendía sus propios casos ante los pretores. Parece que era tal su desparpajo que, en adelante, el nom­ bre de Afrania pasó a designar por metonimia a todas las mujeres aficionadas a pleitear. A f r i c a n a . Citada por varios autores (véase Wolf, p. 262), mujer experta en medicina y que introdujo sus remedios en Roma. A g a c l e . Poetisa, nombre ficticio. A g a l i s o A n a g a l i s . Por el testimonio de A t h . i , 25, sa­ bemos que fue una gramática de Córcira (Corfú) que atribuye a Nausicaa la invención de los bailes usando la pelota. En Sud. a 1817 y o 671 aparece recogida esta mis­ ma noticia. Destacó, como hemos dicho, en gramática y también en retórica y de ambas disciplinas daba leccio-

F IG U R A S FE M E N IN A S DE LA A N T IG Ü E D A D

nes en su patria e incluso parece que compuso algunos tratados. A g a m e d e . H ija mayor de Augías, rey de los epeos y espo­ sa de Mulio, mencionada por H o m ., II. n, 740-741, don­ de aparece como « conocedora de tantos remedios medi­ cinales como cría la anchurosa tierra » . En los Escolios a Teócrito 2, 16, donde menciona a la «rubia Perim ede», el escoliasta la identifica con la Agamede mencionada por Homero. Esta Perimede también es mencionada en Propercio 2, 1, 5, 73-74. Por último, hay quien la identi­ fica (véase Wolf, p. 163) con Hecamede, la mujer que se dispone a calentar agua para lavar la herida de Macaón, en H o m ., //. 14, 6-7, aunque pudiera ser otra mujer, tam­ bién médica y mencionada igualmente en //. 11, 623. A g a n i c a o A g l a o n i c a . Hija de Hegétor o Hegemon de Tesalia, experta astrónom a capaz de predecir los eclipses lunares y que incluso, según W olf, p. 263, lle­ gó a jactarse de poder precipitar la luna desde el cielo a la tierra. La menciona Plutarco, Conjugalia præcepta, 14 5 C como experta conocedora de los eclipses y del m o­ mento en que llega la luna llena, y en D e defectu oracu­ lorum, 4 1 7 A , donde indica además que fingía ser ca­ paz de atraer a la luna y poder tocarla. En los Escolios a Apolonio de Rodas, 4 , 57 (265, 22) se menciona la capa­ cidad de las hechiceras para atraer a la luna con sus en­ salmos, y, entre ellas, Aglaonica, quien decía que podía atraer a la diosa, lo que le provocó muchas desgracias y dio lugar al refrán την σελήνην χατασπά, « atrae a la lu-

2-54

ÍN D IC E S Y B IB L IO G R A F ÍA

n a » , para referirse a quienes reciben un castigo por su excesiva arrogancia. A

g a p e . Mujer herética de Hispania, del siglo iv, mencio­ nada por H i e r o n ., Pelasg. z, 2 , 4 7 7 , donde señala que provocó que fuera llevado a la hoguera Elpidio. También aparece mencionada en Sulpicio Severo, Historiæ S. 2, 6 o, donde explica que Marco fue quien introdujo en Hispania la herejía de los gnósticos y que entre sus discípulos esta­ ban Agape, cierta mujer con rango de nobleza, y el rétor Elpidio. Véase Wolf, p. 2 6 4 .

g n Ó d i c a . Habría sido la primera comadrona de Atenas, y la menciona H y g ., Fab. 2 7 4 ; señala que los antiguos no tenían comadronas, de ahí que se murieran muchas mu­ jeres, ya que los atenienses habían prohibido que ningún esclavo o esclava aprendiese la ciencia médica. Pero A g ­ nÓdica, deseosa de aprender el arte de la medicina, se ató el cabello, se vistió de hombre y se fue a aprender esta dis­ ciplina con un tal Hierófilo. La anécdota que añade Higinio es que cuando hubo aprendido medicina y acudía a atender a las parturientas, que no deseaban ser examina­ das por un hombre, se levantaba la ropa para mostrarles que era mujer y así las podía ayudar. Los médicos, que no admitían mujeres entre ellos, empezaron a acusarla, hasta llevarla incluso ante el tribunal del Areópago. A llí levan­ tó de nuevo su túnica para mostrar que era una mujer y la acusaron más ferozmente. De manera que se presentaron en el tribunal mujeres importantes de la ciudad las cua­ les reprocharon a los jueces no ser esposos, sino enemi-

A

F IG U R A S FE M E N IN A S DE L A A N T IG Ü E D A D

2-5 5

gos por condenar a la que les restituía la salud, por lo que los atenienses cambiaron la ley para permitir que las mu­ jeres aprendieran el arte de la medicina. Se suele situar la fecha de sufloru it en torno al 240-230 a. C „ teniendo en cuenta la anécdota que la relaciona con el filósofo estoi­ co Aristón de Quíos, discípulo de Zenón de Citio y que vivió entre 310-250 a. C. Agnódica lo habría curado de la obsesión que tenía de que una mosca se posaba continua­ A

mente en su nariz. g r i p i n a , J u l i a . H ija de Germánico y de Agripina la ma­ yor, se casó con Domicio Enobarbo, con el que tuvo a Ne­ rón y, en segundas nupcias, se casó con Claudio, su tío pa­ terno, a quien envenenó para que el imperio pasara a su

hijo. Puede verse la obra de Tácito, Anales. l b Ú n e a o A l b u n a . Nombre de una sibila. A l e j a n d r a . Más conocida como Casandra, hija de Pria­ A

A

mo, rey de Troya. m a l a s u n t a . H ija de Teodorico, rey de los ostrogodos en Italia y de Andestena, hermana del rey Clodoveo, es­ posa de Eutarico y madre de Atalarico, fue ella reina de los godos. Son muchas las menciones sobre esta mujer hechas por diversos autores que cuentan el enorme ca­ riño que le profesaba su padre que no dudaba en pasar con ella conversando todo el tiempo posible que le de­ jaban los asuntos de estado, así como su conocim ien­ to profundo del griego, del latín y de otras muchas len­ guas, hasta el extremo de que nunca necesitó intérprete para tratar con los diversos gobernadores de los distin­

ÍN D IC E S Y B IB L IO G R A F ÍA

tos pueblos que conformaban su imperio. Tras la muer­ te de su padre y de su esposo, heredó el reino Atalarico, aún muy joven, y Amalasunta se encargó de la regencia. Se sabe que gobernó con prudencia, que mantuvo la paz en su reino y que fue una gran amante de las artes y las ciencias: atrajo a la corte a sabios y artistas de proceden­ cia diversa. También se recoge de ella su capacidad pa­ ra nombrar a grandes militares al frente de sus ejércitos, a jueces honrados y de reputación intachable, así como su afán por ayudar a los pobres y perseguir a los delin­ cuentes a fin de lograr para su reino una paz estable. Fue apartada de la regencia por diversos conspiradores y, a la muerte de su hijo Atalarico en el año 534 d. C ., volvió a tomar las riendas del poder. Se desposó con su primo Teodato que, por afán de venganza comenzó, una vez es­ tablecido en el poder, a eliminar a los más íntimos de la reina, a la que también obligó a escribir a Justiniano que deseaba apartarse del poder, y a la que acabó ordenan­ do asesinar a manos de sus esbirros que la ahogaron en el baño (año 536 d. C.). Justiniano, informado del asesi­ nato de Amalasunta, declaró la guerra a los ostrogodos y mandó contra Italia a un ejército al mando del general Belisario. Teodato fue expulsado del trono y muerto por sus propios súbditos. A m a lte a . A

Sibila de Cumas.

Mencionada por Valerio Máximo, 8, 3, 1, como una mujer que defendió su causa ante el pretor L. Ticio (año 77 a. C.) y de la que dice también que era llamada m e s ia

.

F IG U R A S F E M E N IN A S DE LA A N T IG Ü E D A D

*57

« A n d r ó g i n a » , p o r q u e t e n í a u n e s p ír i t u v a r o n i l e n u n c u e r p o de m ujer. A M IA .

A

Profetisa del Nuevo Testamento, mencionada por

Eus., HE 5,17, 3-4. n a . Esposa de Elcanas, sacerdote de la tribu de Leví y ma­ dre de Samuel, en cuyo honor compuso un canto, consi­ derado una profecía del advenimiento de Cristo. Véase

Wolf, p. 2.73. n a . H ija de Fanuel, de la tribu de Aser, y profetisa del Nuevo Testamento, mencionada en el Eu. Luc., 1, 36. A n a C o m n e n a . De Constantinopla, hija primogénita del emperador Alexias Comneno y de Irene, y hermana de Juan Comneno que sucedió a su padre Alexias en el impe­ rio. Nació en el año 1083 y estaba destinada a casarse con Constantino Ducas Porfirogénito, hijo de Miguel Ducas, si bien, ante la muerte de aquel, se casó con Nicéforo Brienio. Escribió una obra, titulada Alexias, en quince libros donde trata sobre los sucesos de la época de su padre. A n a g a l i s . Véase A g a l i s . A n á G O R A . De Mileto, poetisa, mencionada por Sud. σ 107 como discipula de Safo de Lesbos. A n a s t a s i a , S a n t a . Mujer romana de alta alcurnia, hija de un romano y de una mujer cristiana, llamada Flavia o Fausta. Vivió en tiempos de Diocleciano. A la muerte de su madre, su padre la entregó por esposa a un tal Publio, enemigo declarado del cristianismo que, al conocer que había sido educada en esta religión la encerró, mientras que él se dedicó a dispendiar el dinero que había recibido A

ι 58

IN D IC E S Y B IB L IO G R A F ÍA

como dote. A la muerte de su esposo, se dedicó al estudio de las Sagradas Escrituras y a ayudar a cristianos pobres. Arrestada, fue atormentada y quemada viva en Roma en el año 304. El léxico Sud. Θ574 recoge dos cartas suyas diri­ gidas a Crisógono, así como la correspondiente respuesta. A

A

n a s t a s i a . Patricia romana de la que se conserva una car­ ta dirigida al papa Hormisdas en la que le pide que rece a Dios por la salud del emperador Anastasio.

Hija del emperador Valente, mencionada por 6, 9, 3 como discipula de Marciano.

n a s t a s ia

Soz.,

he

.

A

. H ija del pintor Nealces y muy experta en el arte pictórico, floreció en torno al año 228 a. C. y aparece mencionada en C lem . A l., Strom. 4 ,19 ,12 2 , 4.

A

n f i c l e a o A n f i c l í a . Platónica, hija de Aristón, y espo­ sa del hijo de Jámblico, tal y como dice P o r p h ., Plot. 9, quien afirma que asistían a las lecciones de Plotino algu­ nas mujeres, entregadas por completo a su sabiduría, co­ mo Gémina, que vivía en su casa, junto con su hija, del mismo nombre, y Anficlea.

n axand ra

u l i a n a . Véase J u l i a n a . Poetisa. A n t i Ó Q U IDE. Médica, uno de cuyos remedios en forma de cataplasma aparece mencionado en Galeno. A n t u s a . Nacida en Egas de Cilicia, vivió en la época del emperador romano León y descubrió la adivinación a par­ tir de las formas de las nubes, según Focio. Véase § 3. A r e t á f i l a . Esposa de Nicóstrato, tirano de Cirene, famo­ sa por sus virtudes y mencionada, entre otros, por Plutar-

A

n ic ia

Á

n it e

.

,J

F I G U R A S FE ME NIN AS DE LA A N T I G Ü E D A D

15 9

c o , en su lib r o so b re las v irtu d e s fe m e n in a s (2 , 255) y p o r P o lie n o ,

Strategemata

8, 38.

r e t e . De Cirene, fue hija y discipula de Aristipo, funda­ dor de la secta cirenaica, y enseñó a su propio hijo, también llamado Aristipo, que recibió el apodo de à μητροόίόακτος, «el educado por su m adre», según testimonian D .L. 2, 86, A e l ., n a 3, 40, ó C l e m . A l ., Strom. 4 ,19 , entre otros. A r g e n t a r í a P o l a . Fue la esposa del poeta Lucano y go­ zó de reputación de sabia y culta. Se recoge la tradición de que ayudó a su esposo a corregir tres libros de su obra Farsalia. La menciona Marcial en algunos de sus epigramas (v il 2 1, Vil 23, X 6 4 , etcétera). Según algunos, ala muerte de su esposo se casó con Papinio Estacio. A r g i a . Hija de Diodoro Crono, filósofo dialéctico. C l e m . A l ., Strom. 4 , 19 señala que Diodoro tuvo cinco hijas, to­ das ellas dialécticas. A r i g n o t a . De Samos. Sud. «3872 recoge que era disci­ pula de Pitágoras y de Téano y le atribuye diversas obras: Sobre los misterios de Deméter, Epigramas, un Discurso sa­ grado y algunas otras. A r r i a . Platónica, que vivió en época de Alejandro Severo y a la que menciona Galeno en su De theriaca ad Pisonem 14, 218, como una mujer muy alabada por su quehacer fi­ losófico y que disfrutaba con los razonamientos de Platón. Algunos autores creen que Diógenes Laercio le habría de­ dicado su obra sobre las vidas de filósofos. A r s É f o n e . Hija de Homero y esposa de Estásino, mencio­ nada por T z., H 13, 637.

A

ÍN DI C ES Y BI B L IO G R A F ÍA

r t e m i s i a . Hija de Hecatomno y hermana y esposa de Mausolo, rey de Caria, experta en el arte de la medici­ na, según informa Plinio, Hist. Nat. 27, 7, 36, y que dio su nombre a una hierba medicinal ya conocida por H i­ pócrates. A s c l e p i o , h i j a s d e . Se mencionan seis: Higia, Panacea, Yaso, Aceso, Rome y Egla; de todas ellas se dice que culti­ varon el arte de la medicina. Sus nombres son parlantes, es decir, aluden a algún aspecto del arte de la medicina, y al buen estado del cuerpo, a saber, Higia («Salud »)> Pana­ cea («Rem edio para todo»), Yaso («Sanad ora»), Ace­ so (« C u rad o ra» ), Rome («F u erza») y Egla («Esplen­ d o r» ). El léxico Sud. η 435, menciona solo a cinco hijas de Asclepio, mientras que P l i n ., h n 35, 2, 40, menciona a cuatro. Por su parte, P a u s ., i , 34, 84, solo menciona tres. El Juramento hipocrático comienza así: «Juro por Apolo médico, por Asclepio, por Higia y Panacea...». A s p a s i a . Milesia, capturada por los atenienses, fue prime­ ro amante y después esposa de Pericles, al que instruyó, igual que a Sócrates, en la retórica. Véase § 4. En el diálo­ go Menéxeno Platón presenta un discurso pronunciado en Atenas con ocasión de los funerales por los caídos por la patria como si hubiera sido escrito por Aspasia y pronun­ ciado por Sócrates. A s t i a n a s a . Sierva de Helena. A t a n a s i a , s a n t a . Abadesa de la isla de Egina, hija de N i­ cetas y de Irene, y que tuvo suflo ru it en torno al año 842, entregada a la vida monástica desde sus primeros años,

A

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z61

si bien, por imposición de sus padres, se había casado, matrimonio que solo duró dieciséis días. Obligada a ca­ sarse en segundas nupcias, persuadió a su esposo para que se metiera a monje. Los hagiógrafos sostienen que pasó su vida dedicada al estudio de los Salmos y de las Escrituras. A t e n a i d e . Hija del sofista Leoncio y esposa del empera­ dor Teodosio el Joven. A t i R T IS . H ija de Sesostris, rey de Egipto, mencionada por D .S. i, 34, donde cuenta que convenció a su padre para que tratara de conquistar el mundo. Era muy inteligente y conocedora de varias disciplinas: la mántica, los sacrifi­ cios, la incubatio y la interpretación de los signos celestes. A t o s a . Hija de Ciro y esposa y hermana de Cambises, se casó después con Magón y, más tarde, con Darío. La men­ ciona H d t . en varios pasajes: n i 68, 8 8 , 133; v i l 3, etcétera. A x i o t e a . De Fliunte, discipula de Platón y de Espeusipo, mencionada por Diógenes Laercio y Clemente de Alejan­ dría (véanse §§ 10.1-10.3). B a . Argiva, mencionada en una lista de ilustres pi­ tagóricas por I a m b l ., v p . B a r o . S e trata d e l n o m b re d e u n a m u je r sa b ia , se g ú n n o s d ic e Sud. ß 19 5 , a u n q u e el p a sa je es d u d o s o y h a re c ib id o

B a b e l im

v a ria s e n m ie n d a s. t í s . Hermana de Epicuro que la entregó en matrimonio a Idomeneo, según D .L . 10,2.3.

Ba

IN D IC E S Y BI B L IO G R A F ÍA

e . N infa mencionada por Servio en su comentario a Eneida 6, 72, aunque algunos autores creen que era la de­ nominación de una sibila de Eritrea de nombre Herófila. B e r e n i c e . Experta en medicina, cuyos remedios mencio­ na el médico Aecio, Tetrabib. 2 ,1,116 . B e r t a . Condesa de Loritelo, cuyo documento de dona­ ción del templo de San Apolinario, escrito en el año 1112, se lee en § 5. B i n d a c i s . Pitagórica, hermana de Ocelo y Ecelo de Luca­ nia, aparece mencionada por I a m b l ., v p . B i o o B r í o . Otra pitagórica mencionada también por

Bego

Ia m

bl

.,

vp.

i s o r r o n d e . Mujer de Tarento que figura en la lista de pitagóricas que da Iambl., v p . B l e s i l a . Hija de Toxocio el mayor y de santa Paula, se que­ dó viuda a los veinte años tras haber estado casada siete meses. Fue discipula de san Jerónimo quien elogia su eru­ dición en una carta, dirigida a Paula, con ocasión de la muerte de su hija.

B

C filosofía pitagórica a la que Téano dirige una carta sobre el trato que se ha de dar a las sirvientas. Véase § 27.4. C a t a l i n a , s a n t a . Alejandrina, hija de Basilisco, már­ tir bajo el emperador Magencio en el año 307, fue muy experta en cuestiones filosóficas. Algunos autores sostie­ nen que con sus argumentos convenció a muchos filosoC

a l is t o

. Mujer estudiosa de la

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Z63

fos paganos para que se adhirieran a sus razonamientos y abrazaran la religion cristiana. Según Simeón Metafrastes, estudió retórica, filosofía, geometría y muchas otras disci­ plinas. Según M. C r u s i u s , recibió una completa educa­ ción griega y romana, además de practicar la medicina y destacar en su conocimiento de otras lenguas. Fue some­ tida a tormentos y decapitada. C e r e l i a . Mencionada por Cicerón en varios pasajes de sus Cartas a Atico (13,13; 13 ,14 ; 15 ,1), algunos autores consi­ deran que fue una filósofa de la escuela académica, igual que Cicerón que, según Lactancio, era el defensor de la disciplina académica. C i r c e . Figura mitológica, hija de Helios y de la ninfa Persei­ de, es mencionada en varios pasajes, especialmente Od. 20, 140 ss.,Aen. 7,10 ss. como conocedora de venenos y hechi­ zos. Sobre su dominio del arte de la medicina, puede verse D. S. 4 ,17 3 y P l i n ., n h 15, 2. C l a u d i a , R u f i n a . Nacida de príncipes britanos, tomó su nombre de su esposo, un senador romano, llamado Aulo Rufo Pudente. Se dice que fue discipula de san Pablo, y Marcial la menciona en tono de elogio en 4 ,13 y en n, 53. Se cuenta que conocía a fondo la literatura griega y latina y que escribió un libro de epigramas, otro de elegías con ocasión de la muerte de su esposo, y de poemas de género diverso. Se cree que murió en Umbría en torno al 110 d. C . C l e a . Aparece mencionada por P l u . en su libro sobre las virtudes de la mujer y afirma de ella que había leído to­ do tipo de libros y que había dialogado con Leóntides, su

2.6 4

ÍN D IC E S Y BI B L IO G R A F ÍA

amiga, lo que lleva a algunos a considerarla como una mu­ jer entregada a la filosofía. C l e e c m a . Hija de Autocárides de Esparta es menciona­ da por I a m b l ., v p como una de las célebres pitagóricas. C l e a r e t a . Estudiosa de la filosofía pitagórica a la que di­ rige una carta Melisa. Véase § 14. C l e o b u l i n a . Poetisa que, según deducen algunos auto­ res por el testimonio de Plutarco, era hija de Cleóbulo, uno de los Siete Sabios. Escribió adivinanzas en hexáme­ tros, mencionadas por Ateneo, 10, 15, y por Aristóteles, Rb. 3, 2. Según Plutarco, Tales la llamaba « la sabia», lo que algunos interpretan como un indicio de que se dedi­ có a la filosofía. Se la menciona también en Sud. y C l e m . A l . Bernabé, 19 9 4 , pp. 1 2 8 - 12 9 señala que resulta extra­ ño que se presente a una mujer cultivando un género en­ clavado en un ambiente propiamente masculino como es el simposio. C l e o p a t r a . La famosa reina de Egipto, hija de Ptolomeo Auletes, vivió entre el año 6 9 a. C. y el 3 0 d. C. Entre otras muchas obras y referencias, puede verse E. F l a m a r i o n , Cleopatra, el mito y la realidad, Barcelona, 19 9 8 . Sobre su erudición, su iniciativa para la restauración de la Biblio­ teca de Alejandría y sus conocimientos en venenos, pue­ de verse P l u ., Marco Antonio 9 2 7 E -9 4 9 d . C l i t á g o r a . Poetisa. C l i t o . Poetisa. C o R i N A . Poetisa nacida en Tanagra de Beocia que, según algunas tradiciones locales, venció a Píndaro en un con­

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l6 5

curso poético. Su obra parece que se centra en mitos loca­ les y se popularizó a partir del siglo il a. C. hasta el punto de ser citada con elogios por Antipatro, Propercio y Eustacio. Sobre las fechas en que vivió no se puede precisar nada. Véase B e r n a b é , 19 9 4 , pp. 9 7 - m . C o r n e l i a . Hija de Escipión el Africano, esposa de Sem­ pronio Graco y madre de Tiberio y Gayo Graco, la men­ ciona P l u ., Vida de los Gracos, 836 e . De ella señala algu­ nas cartas a las que también aluden C í e . , Brut. 58: legimus epistolas Cornelia matris Gracchorum... y Quintiliano i, 1. C o r n e l i a . H ija de Lucio Escipión Metelo y esposa, pri­ mero de Craso, y luego de Pompeyo, a la que menciona frecuentemente Lucano en su Farsalia. De ella nos dice P l u ., Pompeyo 6 4 8 d que fue experta en letras, en la li­ ra y en geometría y que gustaba de oír razonamientos fi­ losóficos. C

r a t e s i c l e a . Espartana, esposa del espartano Cleánor, aparece en la lista de ilustres pitagóricas recogida por

Ia m C

b l ., v p .

. Nombre ficticio mencionado por Tiraquello en su lista de médicos antiguos (Wolf, p. 32.3) que habría cura­ do a Minos, rey de Creta, de una enfermedad venérea. En Paléfato, Fab. 2 se menciona a Procris o Prócride. r id e

D D D

Profetisa. D e m o . H ija de Pitágoras que le entregó sus escri­ tos, según Jámblico. También la menciona Eustacio en sus afn e

.

am o o

ι66

ÍN DI C ES Y B I B L IO G R A F ÍA

comentarios a la Itíada. Una Demo distinta es la amante de Antigono, mencionada por A t h ., 13, 578 A. D a m o c a r i s . Poetisa. D a m ó f i l a . Poetisa. . Una hetera, hija de la epicúrea Leoncio. Véase y Wolf, p. 3 2 4 . D e í f o b e . Sibila. D e o b u l i n a . Poetisa. D

án ae

§ π .8

i o t i m a . Adivina, citada por Sócrates en el Banquete de Platón, 1193 B, a la que llama sabia y de quien dice haber oído un discurso sobre el amor. También la mencionan L u c., Imag. 2, 13, Temistio, Elio Aristides, etcétera.

D

E Ec

ir r in a

.

Poetisa.

e s i a . Alejandrina, esposa del platónico Hermias o Hermeas y pariente de Siriano, muy conocida en torno al si­ glo V d. C., cuya referencia aparece recogida en Sud. (véa­ se § 1.1 ) . Por su parte, P h o t ., Bibl. 1 4 2 , recoge la historia del hijo mayor de Edesia (véase § 1.2 ).

Ed

E

s a r a . Lucania, hija de Pitágoras, de cuyo libro sobre la naturaleza humana nos transmite Estobeo un fragmen­ to (véase § 2) y cuyo título aparece recogido al margen con estas palabras: Αίαάρας Πυ^αγόρου Λευκάνας έκ τού περί ανθρώπων ψύσεως, es decir, « D e la obra de Esara, hija de Pitágoras de Lucania, sobre la naturaleza hum ana». Algunos estudiosos interpretan De la obra d e Aresas..., un lucano que asumió el régimen de la escuela pitagóri­

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267

ca después de Tidas. En cualquier caso, Jám blico, Por­ firio, Laercio y Clemente de Alejandría no mencionan a Esara entre las hijas de Pitágoras. Sin embargo, Phot., Bibl. 249, 438 B recoge estas palabras: ó μεν Μνήσαρχος είς τών υιών αυτού ’λ έγεται νεώτερος τελευτήσαι, Τηλαυγής §έ ό ετερος διεδέξατο- καί Σάρα και Μυία αί θυγατέρες, es de­ cir, «M nesarco, uno de sus hijos (e. e., de Pitágoras), se dice que murió bastante joven, y lo sucedió el otro, Telauges; y Sara y M ía, sus h ijas». Algunos eruditos han supuesto que por un falso corte debería decir και Attrapa, es decir, « y E sara», que es la forma que se nos ha trans­ mitido. Sobre otras conjeturas respecto al nombre de es­ ta mujer, véase Wolf, p. 259. l a . Hija menor de Asclepio. Los Sch. a A r ., Pl. 701, di­ cen lo siguiente: «Herm ipo en el primero de sus trímetros yámbicos dice que los hijos de Asclepio y de Lampecia, hi­ ja de Helios, fueron Macaón, Podalirio, Panacea y Egla, la más joven. Otros añaden ajanisco y a Alexénor». Fue ex­ perta en medicina y tomó su nombre del término αίγλη, es decir, «esplendor», que muestra el aspecto de quien goza de buena salud y tiene buenas costumbres higiénicas. De esta Egla hay que distinguir a otras tres: 1) Egla, una de las Hespérides, mencionadas por H e s ., 1h. 215, y D. S., 4, 72, así como por varios mitógrafos. 2) Egla, que V e r g ., b 6, 21 menciona como la más be­ lla de las Náyades. Por su parte, H s c h ., a 1735, indica que probablemente se hacía descender a las Gracias de Egla y de Helio, porque han de ser espléndidas. Véase también

Eg

2.68

ÍN D IC E S Y B I B L IO G R A F ÍA

Sud. αι Ó4, que señala que también se llama así a la luna y a Asclepio. 3) Eglafellatrix a p a re c e m e n c io n a d a e n M a r t ., i , 95. E l p i s o H e l p i s o E l p e s . De Sicilia, esposa del ex cónsul y escritor cristiano Anicio Manlio Torcuato Severino, auto­ ra de dos himnos en honor de san Pedro y san Pablo. La cita Wolf, pp. 328-330. E n o n e . Ninfa del Ida, hija del río Cebren y esposa del prín­ cipe troyano Alejandro (Paris). Se cuenta que era profe­ tisa y que conocía diversos remedios medicinales. Sobre su relación con Paris y su muerte, véanse los textos reco­ gidos en § 17. n e . Hija de Heracles, citada por Tiraquello en su lis­ ta de mujeres médicas. También aparece como esposa de Asclepio, dios de la medicina y recibe distintas denomina­ ciones, como Higia, Lampecia, Corónide, etcétera. Véa­ se Wolf, p. 331. E q u e c r a c i a . De Fliunte, aparece citada por I a m b l ., v p , como una de las más ilustres pitagóricas. Hay quien cree que fue hija de Equécrates de Fliunte, filósofo menciona­ do por D. L. 8, 46. E r i n a . Poetisa de época clásica a la que las fuentes anti­ guas sitúan en diversos lugares (Teos, Rodas, Lesbos...). Sabemos que escribió una obra, titulada L a rueca, tres­ cientos versos en dialecto eolio y dorio, así como algunos epigramas. Parece que nació en la isla de Telos a princi­ pios del siglo IV a. C ., que se formó en Cos y que murió prematuramente (las fuentes antiguas señalan que mu­

E p io

F I G U R A S FE ME NIN AS DE LA A N T I G Ü E D A D

rió v ir g e n a lo s 19 a ñ o s ). P u e d e v e rs e B

ern abé

2.69

, 19 9 4 ,

pp. 141-157· a r a g d a C a n a b u t z e n a . Viuda de Nicolao Esgurópulo que escribió en Quíos en el año 1580 una carta dirigida a Teodosio Zigomalas, protonotario de la igle­ sia, en relación a la venta de un terreno. Es el texto reco­

E sm

gido en § 25. Espen

d u sa

. Médica citada

por Galeno, 3 , 1 , como experta

en remedios para los oídos. E u b u l a . Estudiosa de la filosofía pitagórica a la que Téano dirige una carta sobre la educación de los hijos. Véa­ se § 27.2. E u d o c ia

o

E u d o x i a M a c r e m b o l i t i s a . H ija d e l e m ­

p e r a d o r C o n s t a n t in o V I I I y d e H e le n a , h e rm a n a d e Z o é A u g u s t a y e s p o s a d e C o n s t a n t in o X D u c a s . E s t e la o b l i ­ g ó a ju r a r q u e n o se v o lv e r ía a c a s a r y q u e a d m in is t r a r ía el im p e r io ju n t o c o n su s h ijo s . S e c a s ó c o n R o m a n o I I I y fu e d e s t e r r a d a p o r M ig u e l V I I . E s c r ib ió u n a o b r a m u y d e n s a d e t e m á t ic a v a r ia d a y d e d ic a d a a su e s p o s o c u y o t ít u lo r e z a a s í: « E u d o c i a M a c r e m b o li t i s a , e m p e r a t r iz d e C o n s t a n t in o p la . C o l e c c i ó n d e g e n e a lo g ía s d e d i o ­ se s, h é r o e s y h e r o ín a s y su s m e t a m o r f o s is , m it o s y a le ­ g o r ía s in v e n t a d o s p o r lo s a n t ig u o s , e n la q u e se h a b la t a m b ié n d e d iv e r s o s s a b io s . E s t á d e d ic a d a a l a m a d o p o r C r i s t o y p ia d o s ís im o e m p e r a d o r R o m a n o D i ó g e n e s » . V é a se § 6. c i a o E u d o x i a . Hija del filósofo ateniense Heráclito o, según algunos, del sofista Leoncio, fue la esposa del

Eu d o

270

ÍN D IC E S Y BI B L IO G R A F ÍA

emperador Teodosio el Joven. Aparece mencionada, entre otros, por E us., h e 7, 21. E u f e m i a . Esposa del emperador Justino que quiso cambiar su antiguo nombre de Lupicina o Lupicia por el de Eufe­ mia en honor a la mártir. Wolf, p. 346, cita dos cartas su­ yas dirigidas al papa Hormisdas. E u g e n i a . Hija de Filipo, noble romano que fue prefecto de Egipto bajo los emperadores Cómodo y Severo. Aban­ donó a sus padres y, vestida de hombre, ingresó en un m o­ nasterio en Egipto. Según diversas vidas de Santos, fue asesinada el 2.5 de diciembre del año 208. Sobre su erudi­ ción (filosofía, elocuencia, sagradas escrituras, etcétera), véanse las citas de Wolf, p. 344. E u m e t i s . Hija de Cleobulo, poetisa. E u n i c e . Poetisa. Hija del rétor Nazario, a la que menciona san Jerónimo quien pone de relieve su elocuencia. E u q u e r i a . Poetisa latina a la que pertenece un poema so­ bre la armonía entre los contrarios. Véase Wolf, p. 331. E u r Í d i c e . Esposa de Poliano. A ella y a su marido está de­ dicada la obra de Plutarco Preceptos conyugales. E u s e b i a , A u r e l i a . Esposa del emperador Flavio Valerio Constancio con el que gozó de gran poder. La mencionan S Ó C R ., h e 3, i,y Amiano Marcelino 21, 6, como una mujer que alcanzó las más elevadas cimas en cultura. E y a n i c a . También citada como Euneea o Eunoea, de Sa­ lamina, mencionada por Sud., fue discipula de la poeti­ sa Safo. Eun

o m ia

.

F I G U R A S FE ME NIN AS DE LA A N TI G Ü ED A D

2-71

F Mujer romana, erudita, conocida por una carta (1, 84) dirigida por san Jerónimo a Océano con ocasión de la muerte de la citada Fabiola. F a b u l a . De Libia, citada por Galeno como una médica ex­ perta en varios remedios. Véase Wolf, pp. 427-428. F a l c o n i a P r o b a . Compuso, entre los años 393 y 420, un poema en hexámetros sobre temática del Evangelio y del Antiguo y Nuevo Testamento. Véase Wolf, pp. 349-353. F a n i a . Fiíja de Peto Trásea y de Arria, esposa de Helvidio. Se cita entre las mujeres que profesaron la filosofía estoica y la menciona Plinio el Joven en 7 19, 3 11 y 1113 . F e d r i o . Esclava de Epicuro a la que, según D. L. 10, 21, con­ cedió la libertad en su testamento. Deducir, a partir de es­ te único testimonio, como hace Wolf, p. 428, que cultivó la filosofía epicúrea parece un tanto arriesgado. F é n i d e . Adivina. Véase Wolf, p. 428. F Í l i d e . Estudiosa de la doctrina pitagórica a la que, con ocasión de su maternidad, Mía, hija de Pitágoras, le diri­ ge una carta aconsejándole cómo elegir a una buena no­ driza. Véase § 15.1. F i l i n a . Poetisa de Tesalia, autora de un ensalmo (epaoidé) para el dolor de cabeza, recogido por B e r n a b é , 1994, pp. 210-211. F í l t a t e . H ija de Teofrio de Crotona, mencionada por Iambi., VP, entre las pitagóricas famosas. De cualquier for­ ma, su nombre plantea problemas de lectura que pueden verse en Wolf, p. 429. FA BIO LA .

ÍN D IC E S Y BI B L IO G R A F ÍA

2-7 2 ·

Muchacha de Alejandría mencionada como po­ seída por un espíritu maligno en algunos autores como Eus., h e 5 ,13 ,17 7 B , T h d t . , H¿er. 1 , z$. F i n t i o . Hija de Calícrates, pitagórica, autora de un libro Sobre la prudencia fem enina citado por Estobeo y que se puede leer en § 2z. F ilu m e n e .

G e m i n a s . Madre e hija, filósofas platónicas, discipulas de Plotino, citadas por Porfirio. G ó n g i l a . De Cefalonia, poetisa. Véase Wolf, p. 357. G o r g o . Esposa del famoso rey espartano Leónidas, men­ cionada por P l u . , Conj. pm. z, 14 5 e . G o r g o n i a . Hermana de Gregorio de Nacianzo, conside­ rada como intelectual a partir de un discurso fúnebre del propio Gregorio en el que alaba su prudencia y su virtud entre otras cualidades.

G

H H

e d ía

. Amante

H é d ila .

del filósofo Epicuro, citada por D. L. 10,7. Atica, poetisa autora de yambos. Véase Wolf,

Ρ· 359· H

edo ne,

F l a v i a . Médica mencionada en

una inscripción

antigua. Véase Wolf, p. 359. e l e n a . H ija de Zeus y Leda, esposa de Menelao, rey de Esparta y causante de la caída de Troya. Puede verse Od. 15 1 7 z ss., que indica que fue experta en el arte de la adi­ vinación.

H

F I G U R A S FE ME NI NA S I)E LA A N TI G Ü ED A D

Hija de Museo, aparece mencionada por Hefestión en su libro iv ( P h o t . , Bibl. 190) como autora de una obra sobre la guerra de Troya anterior a Homero. H e l v i a . Madre del filósofo Séneca quien, exiliado en la is­ la de Córcega, dirige una de sus famosas Consolationes a su madre Helvia, a la que menciona elogiosamente como estudiosa de filosofía. H e r ó f i l a . Sibila. Véase Wolf, p. 364. H e s t i e a o H i s t i e a . Poetisa. Véase Wolf, p. 364. H iG Í A . Hija de Asclepio y diosa tutelar de la medicina, aparece representada con túnica, a veces sentada y otras, de pie, sujetando una copa hacia la que repta una serpien­ te. Puede verse Marcial, 11, 60, 6, así como el Juramento Hipocrático. H i p a r q u i a . De Maronea, hermana de Metrocles, filósofo cínico y esposa de Crates de Tebas, también filósofo cíni­ co. Según Sud. floreció en el año 335-336 a. C. (véase § 7.2). Escribió diversas obras, como argumentaciones, proposi­ ciones y tratados filosóficos. H i p a t i a . Alejandrina, esposa del filósofo Isidoro y quizás hija del filósofo y geómetra Teón, experta conocedora de la ciencia matemática y de múltiples disciplinas filosóficas. Estuvo a la cabeza de la escuela platónica de Alejandría, fundada por Plotino o por Amonio, en el siglo V d. C . So­ bre su vida y su muerte pueden verse los textos recogidos

H elen a.

en §8. H

ip o o

H

ip e

. H ija d e l c e n ta u ro Q u ir ó n q u e e n s e ñ ó a E o lo

el a rte d e la c o n te m p la c ió n d e la n a tu ra le z a , se g ú n te s ti­

ÍN DI C ES Y B I B L IO G R A F ÍA

2-74

monian C l e m . A l ., Stromm. 15, 306 y Cirilo de Alejan­ dría, Contra Juliano, 4 ,13 4 . H o r t e n s i a . Hija del famoso orador romano Q. Horten­ sio, mencionada como conocedora de la oratoria por Va­ lerio Máximo, 8,3, 3. Quintiliano (1,1) la cita como autora de un discurso pronunciado ante los triunviros, cuyo re­ sumen, recogido por Apiano de Alejandría, se puede ver en Wolf, pp. 366-367. I

Poetisa. Véase Wolf, p. 371. discípulo de Hermes Trimegisto, aparece mencionada como escritora por Georgio Sincelo, Cronografía, 13. I r e n e . Hija de Cratino, experta en el arte de la pintura. Véase Wolf, p. 371. ¡C A SIA . Im

uth

. Madre de Asclepio,

H ija de Andrónico Ducas y nieta de Juan Ducas, segunda esposa del emperador Alexias, floreció a comienzos del siglo x ii. Su amor a las letras aparece elo­ giado en la obra de Ana Comnena, Alexias 5,147. I r e n e . Esposa del emperador León IV , murió en el año 780. Véase Wolf, p. 37z. I r e n e . Poetisa. Véase Wolf, p. 373. I r e n e . Hija de Teodoro Metoquita. Véase P a n i p e r s É b a s ta. Ir e n e D

u cas.

Esposa de Aripites, rey de los escitas, citada por H d t ., 4 , 78 como maestra de su hija Escila en lengua y li­ teratura griegas.

Is t r in

a

.

F I G U R A S FE ME NI NA S DE LA A N T I G Ü E D A D

2-75

D o m n a . De procedencia siria, era hija de Basiano, sacerdote de Helio, esposa del emperador romano Septi­ mio Severo y madre de Caracalla y Geta. Pueden verse los textos recogidos en § 9. J u l i a S a b i n a . Liberta de Quinto, médica, cuyo epitafio menciona Wolf, p. 380. J u l i a n a A n i c i a . Sobrina de Pompeyo, según Paulo D iá­ cono en sus Historias varias, 15. Aparece citada por varios autores de historia de la Iglesia. J

u l ia

L L

a id e

Mujer experta en medicina, citada por Plinio,

.

nh

2.8, 7. Experta en adivinación. Véase Wolf, p. 383. L a m p u s a . Sibila. Véase Wolf, p. 383. L a s t e n i a . De Mantinea, en Arcadia. Aparece en el famo­ so catálogo de Jámblico de mujeres pitagóricas y Dioge­ nes Laercio la considera discipula de Platón y de Espeusipo. Véanse los textos recogidos en § 10. L e á r q u i d e . Poetisa. Véase Wolf, p. 385. L e e n a . Hetera ateniense, considerada por algunos como una pitagórica. Véase T i M i C A . L e l i a . Hija mayor del consul G. Lelio, y esposa del augur Q. Mucio. Aparece citada por Cicerón, Brutus, 18, y en De oratore 3,12, como experta oradora. L e o n c i o . Hetera ateniense citada por Diógenes Laercio, Plutarco y Ateneo como amante de Epicuro y filósofa pi­ L

a m ia

.

Í N DI C ES Y B I B L IO G R A F ÍA

tagórica. Pasa por ser la esposa del filósofo Teodoro. Véan­ se los textos de § i i . L e o p a r d a . Experta en medicina. Véase Wolf, p. 386. L e s b i a . Poetisa. Véase Wolf, p. 386. L i c i n i a s . D os hermanas, hijas de M. L ic in io Craso. Véa­ se W o lf, p. 387. L u c i l a . Mujer hispana muy sabia, cismática que vivió en el siglo IV d. C., citada, entre otros, por san Agustín. M Mujer médica, citada por Galeno, 5. H ija de Julia Mesa y hermana de Julia Soémide, esposa de Varo y madre del emperador Severo, cita­ da por Eus., h e 6, ii. M a n t o . Profetisa. Véase Wolf, p. 388. M a r c i a . Hija de Varrón, experta en literatura, pintura y escultura. Véase Wolf, p. 389. M a r í a P i l i a . Hija de Demetrio Coreses y esposa de Sil­ vestre Mismilange, cuyo testamento puede leerse en § 12. M a r i a n a y M a r t a . Herejes a las que Celso atribuye un origen epicúreo. Orígenes, 5, señala que algunos autores filosóficos y eclesiásticos las mencionan. M a r m a r i o . Amante del filó s o fo E p ic u r o , se g ú n D. L. 10 ,7 . M a r s e p i a . Profetisa. Véase Wolf, p. 392. M a r t a n a . Mencionada por Damasceno en su libro so­ bre los herejes, se trata de una hereje del siglo I I I . Algunos seguidores suyos, llamados helcesitas o samosaeos, reco­ gían sus esputos y el polvo de sus pies como remedio para M

aya

.

M am ea Ju lia .

F I G U R A S FE ME NIN AS DE LA A N T I G Ü E D A D

277

las enfermedades. Véase también E p i p h , Hær. 19, 2, 41, y Eus., h e 6,38, 233. M a x i m i l a . Nombre «terribilísimo, salvaje y bárbaro», se­ gún Epifanio, y Prisca o Priscila fueron profetisas y discipulas del hereje Montano. Aparecen citadas principalmente por escritores eclesiásticos. Véanse los textos recogidos en § 13. M e d e a . Hija de Eetes, rey de los coicos, y de Idía, según H e s ., Th. 958 ss., y según Cicerón, De natura deorum 3,19. Sobre esta figura mítica, sus conocimientos de magia y hechizos puede consultarse principalmente la tragedia de Eurípides, el poema de Apolonio de Rodas, Argonáuticas y, para las referencias generales, G r i m a l , 1984, s. v. M é g a r a . Poetisa. Véase Wolf, p. 399. M e l i s a . Pitagórica de Samos, dirige una carta, escrita en dorio, a Cleareta acerca del ornato y las costumbres de las mujeres honradas (recogida en § 1 4 ) . H a y otra Melisa, es­ posa de Periandro, citada por H d t ., 3 5 0 , 5 9 2 , P l u ., Conv. i 4 Ó D y A T H . 13 5 8 9 F.

En tiempos de Enio compuso himnos a Apolo y a las Musas, de acuerdo con san Isidoro, Orig. 1,38. M e n e x e n a . H ija de Diodoro Crono, dialéctica. Véase Wolf, p. 400. M ía . Hija de Pitágoras y de Téano, de Samos, según C l e m . A l ., Stromm. 4, 19, 522, y esposa de M ilón de Crotona. Véanse los textos recogidos en § 15. M i r o . De Rodas, de la que Sud. μ 1465 dice que fue filóso­ fa y que escribió diversas obras sobre las ocupaciones de las reinas y mitos variados. M

e m ia o

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ia

.

i

ÍN DI C ES Y BI B L IO G R A F ÍA

78

Poetisa. Véase Wolf, p. 403. . De Mileto, esposa de Mitrídates, rey del Ponto, mencionada por P lu . en la Vida de Lúculo, 503 A .

M

ir t is

M

ó n im a

.

N N i C A R E T A . De Mégara, discipula del filósofo Estilpón y nuera de Simias de Siracusa. Véanse los textos de D. L., § 16.1, y de A t h ., § 16.2. N i c i d i o . Amante del filósofo Epicuro, según D. L., 10, 7. N i c o b u l a . Aparece citada por A t h ., 1 2 ,5 3 7 d como auto­ ra de obras que tratan sobre Alejandro Magno. N i c Ó ST R A T A . Estudiosa de la filosofía pitagórica, a la que Téano dirige una carta sobre cómo hay que evitar los ce­ los. Véase § 27.3. N ó s i d e . Poetisa de época helenística, procedente de L o ­ cride (Magna Grecia). Su flo ru it debe situarse hacia el año 300 a. C., por lo que sería un poco anterior a Teócrito. De ella se conservan doce epigramas así como algunas noticias sueltas. De dichos epigramas destacan tres dedi­ catorias a Afrodita, y otros que contienen cuadros de mu­ jeres, es decir, su temática es esencialmente femenina. Véa­ se B e r n a b é , 1994 en su Introducción (pp. 161-163) y los textos que recoge (pp. 164-171). O y E c e l o . De Lucania. Dos mujeres pitagóricas ci­ tadas por I a m b l ., v p , aunque la lectura de estos nombres plantea problemas. Véase Wolf, pp. 408-409.

O

celo

F I G U R A S FE ME NI NA S 1)E LA A N T I G Ü E D A D

279

Nombre parlante (« L a de raudo fluir»), hija de Océano y Tetis, según Hesiodo, Th. 360, o, según Ovidio, Met. 2, 635 ss., hija del centauro Quirón que aprendió de su padre el arte de la medicina y también fue experta en el arte de la adivinación. O l i m p i a . H ija de Neoptólemo, rey del Epiro, esposa del rey Filipo II de Macedonia y madre de Alejandro Magno. Sobre sus relaciones con su hijo, su influencia en él, su ac­ titud en el poder y el final de sus días, véanse los textos re­ cogidos en § 18. O l i m p i a . De Tebas, mujer experta en medicina, citada por Plinio, NH 2 0 , 2 1, 8 4 , como experta en plantas abortivas y conocedora de remedios para combatir la esterilidad. O cÍR R O E.

P P a n a c e a . Nombre parlante

de una de las hijas de Asclepio, citada por Aristófanes, Plinio, Hipócrates, etcétera. Véase A

sc l e p io

,

h ija s d e

.

De Egipto, según Focio, o de Epidauro, según el léxico Suda. Tuvo su flo ru it en tiempos de Nerón, fue hija del gramático Sotérides y esposa de Socrátides. Es­ cribió una miscelánea de comentarios históricos, citados por distintos autores (Focio, Suda, Aulo Gelio, etcétera). Véase § 19. P a n i p e r s É b a s t a . Posteriormente llamada Cesarisa, de nombre Irene, fue hija del Gran Logoteta Teodoro Metoquita bajo Andrónico Paleólogo que accedió al poder en el año 1314. Fue esposa de Juan Paleólogo. Tuvo como Pa

n fil a

.

ÍN DI C ES Y B I B L IO G R A F ÍA

preceptor a Nicéforo Gregoras que cita su habilidad para la elocuencia. Véase § 20. P a n t a c l e a . Hija de Diodoro Crono y e x p e rta en dialéc­ tica. Véase Wolf, p . 4 2 5 . P a r t É n i d e . Poetisa. Véase Wolf, p. 426. P e r i c t i o n e . Pitagórica, autora de un libro Sobre la sabi­ duría y de otro Sobre la arm onía fem en ina. Las citas de Perictione, recogidas por Estobeo en su Florilegio pueden leerse en § 21. P e r i l l a . Según unos es el nombre de la esposa del poe­ ta latino Ovidio, según otros, su hija. En cualquier caso, aparece citada como experta en versos por el propio autor,

Tristia 3, 7. Hija del egipcio Ton, experta en medicina y que proporcionó a Helena el remedio conocido como nepentes. Véanse los textos recogidos en § 23. P o L ix o . N infa y adivina mítica, nodriza de la reina Hipsípila y madre de Actorión, citada por Apolonio de R o ­ das, i, 668. P o m p e y a P a u l i n a . Segunda esposa del filósofo Séneca, que se entregó a los estudios filosóficos de su marido. Véase Wolf, p. 434. El propio Séneca en su carta 104 menciona en tono de elogio su amor. Véase también Tácito, Anales 15, 63. P o r c i a . H ija de Catón de Utica y esposa de Marco Junio Bruto, el asesino de César. Se suele citar entre las mujeres filósofas a partir de un pasaje de P l u ., Bruto 989 d , en el que afirma que «era filósofa y amante de su esposo y esta­ ba llena de un entendimiento que rebosaba inteligencia ». Po

l id a m n a

.

F I G U R A S FE ME NIN AS DE LA A N T I G Ü E D A D

a x i l a . Procedía de Sición, ciudad cercana a Corinto y su flo ru it se sitúa a mediados del siglo v a. C . Com pu­ so canciones para ser recitadas en los banquetes de ám­ bito típicamente masculino. Véase B e r n a b é , 1994, pp.

Pr

120-125. P r isc a

o

Pr isc il a .

Profetisa de Montano. Véase M

a x i-

M IL A . l e m a i d e . De Cirene, citada por Porfirio en su Comen­ tario a la harmonía de Ptolomeo. Véanse los textos reco­ gidos en § 24 y el comentario de Wolf, p. 437. P u l q u e r í a A u g u s t a . Hija del emperador Arcadio, her­ mana del emperador Teodosio el Joven, aparece citada por varios autores eclesiásticos que destacan su piedad religio­ sa: Sócrates, h e 7, 22; Sozómeno, 9 ,1 ss.; Nicéforo, 14, 23,

Pto

etcétera. Q u i l o n i a . Aparece mencionada en I a m b l ., v p , dentro del catálogo de pitagóricas famosas. Fue hija de Quilón de Esparta, uno de los famosos Siete Sabios de Grecia. Q u i n t i l a . Mujer herética adicta a la doctrina de los caini­ tas, citada por Tertuliano, Sobre el bautismo 1. Véase Wolf,

Q

p p . 438-439·

R R

Nombre de una mujer pitagórica citada en una carta de Téano, sobre cuya atribución hay serias dudas. odope.

Véase Wolf, p. 439.

ÍN D IC E S y BI BL IO G R A F ÍA

S l a m i n a . Mujer médica, citada por el árabe Juan Serapión en un libro sobre medicina. Véase Wolf, p. 441. S a l p e . Poetisa de Lesbos. Véase Wolf, p . 4 4 2 . S a l v i a n a . Mujer experta en medicina que vivió en el si­ glo V d. C., citada por Teodoro Prisciano. Véase Wolf, p. 4 4 2 . S a fo . Conocida poetisa de Lesbos que vivió entre los si­ glos v u y v i a. C . Sobre su figura y su obra puede verse B e r n a b é , 19 9 4 , pp. 15-93. S o s f p a t r a . Mujer sabia procedente de Asia, esposa de Eustacio, prefecto de Capadocia. Eunapio narra con ex­ tensión diversas noticias sobre su educación y capacida­ des sobrenaturales, asi como también da cuenta de sus es­ tudios de filosofía y de su labor docente. Véase § 26. S o t i r a . Comadrona mencionada por Plinio, NH 28, 7, 23. S u l p i c i a . Esposa de Caleno y poetisa famosa hasta el pun­ to de que era denominada la «Safo rom ana». Vivió en tiempos del emperador Domiciano y compuso una églo­ ga o una sátira. Véase Wolf, pp. 444-445.

Sa

Τ Poetisa de Argos que vivió en el siglo v a. C. Su obra, muy fragmentaria, así como una introducción pue­ den leerse en B e r n a b é , 19 9 4 , pp. 115 - 117 . T é a n o . De Crotona o de Metaponto, hija de Brontino o de Pitanacte y esposa de Pitágoras. Estudió filosofía y com­ puso poemas. Véanse los textos recogidos en § 27 y Wolf, T e le sil a .

pp. 4 4 6 -4 5 0 .

F I G U R A S FE ME NI NA S DE LA AN T I G Ü E D A D

De Lámpsaco, fue hija de Z oilo de Lámpsaco y amante de Epicuro, según Diógenes Laercio, que men­ ciona dos cartas suyas. Fue admirada y citada por los epi­ cúreos hasta tal punto de, según Cicerón, Fin. z, zi, se habían escrito varios volúmenes sobre su figura. Véase

TeM IST A .

§ 28. T

e o d o r a . Hija de Cirina y de Diógenes, fue experta en filosofía, poética, gramática, geometría y aritmética. Re­ cibió educación de Isidoro y de Damascio. Su referencia

aparece en § 29. r i d e . Adivina de Lesbos mencionada en el discurso de Demóstenes, Contra Aristogiton, según consta en Harpo-

Teo

cración. Véase § 30. s e b i a . Poetisa del siglo V d. C . de la que únicamente se conserva un epigrama funerario. Véase B e r n a b é , 1994,

Teo

T

pp. 245-247. e o s e b i a . Química a la que Zósim o de Tebas dedicó un

libro suyo. Véase Wolf, p. 453. a r e t a . Estudiosa de la filosofía pitagórica a la que Téano dirige una carta, según Pólux. Véase § 27.6. T i m i c a . De Esparta, esposa de Milias de Crotona, citada por I a m b l ., v p , en su lista de pitagóricas. Véanse los tex­ T im

tos recogidos en § 31. Z Z o é . Hija del emperador Constantino V III y esposa de los emperadores Romano II, Miguel IV y Constantino IX Monómaco. El texto que se refiere a ella aparece en § 32.

A breviaturas y bibliografía

En este apartado recogemos varios aspectos: — De un lado, las abreviaturas propiamente dichas de expresiones corrientes para evitar su continua repetición, aunque quizás el lector pueda deducirlas fácilmente. — De otro lado, las ediciones de los textos que se han consultado eventualmente, en general, de acuerdo con las indicaciones del D iccionario griego-español ( d g e ), si bien, en el caso de autores que no figuran en su repertorio, se han citado con la misma abreviatura que emplea Wolf. — Por último, una serie de obras que comprenden di­ versos estudios sobre la figura de la mujer en el mundo antiguo. Este apartado no pretende en modo alguno ser exhaustivo y, en cualquier caso, el lector interesado podrá ampliar sus lecturas acudiendo a la bibliografía recogida en muchas de estas obras. e l . v h = Varia historia , ed. R. H e r c h e r , Claudii Aelia­ ni de natura animalium libri xvii, varia historia, epistolæ, fragm en ta , vol. z, Leipzig, Teubner, 1866, reimpr. Graz,

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n th am

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(De latenter vivendo) = D e latenter vivendo, ed. W e s t ­ , Plutarchi moralia, v o l. 6 .2, 2 .a e d ., 19 59. P l u . N o posse suaviter vivi secundum Epicurum —ed. W e s t Μ Α Ν Ν , Plutarchi moralia, vol. 6.2, 2.a ed., 1959. P l u . (Per. ) = Pericles, ed. K . Z i e g l e r , Plutarchi vitæ paral­ lels, vol. 1.2, Leipzig, Teubner, 3.a ed., 1964,1-47. P o l l . = Onomasticon, e d . E. B e t h e , Pollucis onomasticon, 2 v o l s Lexicographi Græci, Leipzig, Teubner, 1900, 1931, reimpr. Stuttgart, 1967. P o m e r o y , 19 7 5 = P o m e r o y , S.B., Goddesses, Whores, Wi­ ves and Slaves. Women in Classical Antiquity, Nueva York,

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Pro

W.

cl.

K

ro ll,

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So cR . Sc

h

. (h

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2 .9 6

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vol(s). = volumen/volúmenes. vv. AA., 19 8 6 = vv. a a ., L a mujer en el mundo antiguo, en Actas de las quintasjornadas de investigación interdiscipli­ naria, Ediciones de la Universidad Autónoma de Madrid,

Madrid,

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W

reimpr.

19 6 8 .

In d ice o n o m ástico *

Acaya: 7.1 Acrópolis: 4 .1 Adonis: 11.1

Apam ea: 9.1 Apolinario (san): 5 Apolinario (obispo): 13.7

A frodita: 11.1 Alcibiades: 4 .11, 11.1, 19.7 Alejandría: 1.1, 8.1, 8.11-8.15, 8.16 Alejandro (hijo de Alejandro y Roxana): 18.19 Alejandro M agno: 8.5,18.1,18.6,

A polo: 27.5 A polonio: 8.11 Apóstoles: 8.11, 13.8 Aquilón: 13.7 Arabia: Z I .3 Arcadia: 10.3, 10.5 Arcadio: 8. π Argentócoxo de C aledón: 9.6 Aribas: 18.6-18.17 Arideo: 18.17 Arígnota: 15.2,17.19-27.10 , Aristandro: 18.16 Aristeo: 2 7 .11 Aristófanes: 4.3, 4 .11, 4.17 Aristogiton: 30 Aristón: 10 .4 Aristóteles: 8.8, 8.11 Aristóxeno: 2 4 .1-14 .3 Artem is: ii.i Ascegtino Porzeles: 5

18.9-18. ii , 18.14,18.16-18.19 Alejandro (Paris): 17 .1- 17 .4 ,17.6 Am bracia: 19.6 Am ón: 18.6 Am onio: 1.1 Anaxágoras: 4.2., 4.15 Andróm aca: 17.1 Anfípolis: 18.16 A ndfonte: 4.14-4.15 Antioquía: 9 .11-9 .11 Antipatro: 18.11-18.13, 18.17 Antonino: 9 .1, 9.13 Antonio Coreses: 12 Antusa: 3

' Los números indican, respectivamente, la sección y el número del tex­ to correspondiente. — 297—

IN DI C ES Y BI B L IO G R A F ÍA

Asclepio: 17.8 Asia: 13.1, 13.7, 18.9, 26 Aspasia: 4.1-4.2.1 Aspere: 31 Asterio U rbano: 13.11 Atalanta: 7.8 Átalo: 18.9-18.11 Atanasio: 8.4 Atenas: 1.1,4 .4 ,8 .10 ,8 .11,11.1,18.18 Atreo: 11.1 A xíoco: 4.1 Axiotea: 10.1-10.3 Babia: 1.2 Babilonia: 10 .4 Barsine: 18.19 Bartolom eo: 5 Bátide: 11.2 Beocia: 7.1 Berta: 5 Bidaco: 31.1 Bizancio: 20.4 Boidio: i i . 3 Brisón: 7.2 Brontino: 15.2, 27.7, 27.12, 27.19 Caístro: 26 C alisto: 27.4 Capadocia: 11.1 C arano: 18.6 Caristo: 27.19 Casandro: 18.16-18.19 Cebren: 17 .1,17.3, 17.8 C efalón: 17.3-17.4 Cefisia: 11.1 C eos: 27.5

Ceres, las: 17.6 Cesarión: 8.12 C ilicia: 3 C im e: 19.5 C inarón: 8.12-8.13 C irene: 24.1, 24.3 C irilo: 8.1, 8.11-8.13 C irina: 29 C iro: 4.1 C iterea: 9.5 Claudia: 27.31 C leobulina: 27.31 Cleopatra: 18.9-18.11 C linias: 4.21 C olofón : 11.7 C om ano: 3 C onquile: 5 Constantinopla: 6 C o rito : 17.2, 17.4 Cornelia: 27.31 C ralis Serbias: 20.3 Crates: 7.1-7.5, 7.7 C ratino: 4.1 C risto: 8.1, 8.12, 13.9, 13.14 C ristódulo: 5 C rotón : 27.19 C rotona: 15.2, 15.4-15.5 Ctesias: 19.10 Damascio: 29 Damasco: 1.2 D ám ide: 9.7 D amis: 23.3 Dam ón: 15.2 Dánae: 11.8

ÍN D IC E O N O M Á S T I C O

299

Delfos: 18.6 Deméter: ii.i, 15.4, 17.11, 2.7.14 Dem etrio: i i . i Dem etrio Coreses: u D am ofonte: 1 7 .1 1 Demóstenes: 30 D eyanira: 4.1 Dicearco: 10.1 D ídim o: 14 .3 ,17 .19 Dinóm aca: 4 .11 D inono: 17 .11 D iofanto: 8.11 Diogenes (cínico): 7.1, 7.7

Epicuro: II.I-II.I, 11.5, 11.8 ,18 .1 Epidauro: 19.10 Epiro: 18.16-18.18 Eratóstenes: 18.6 Escipión: 17.31 Escopias: 10.3 Esmaragda: 15 Esparta: 17.1 Espeusipo: 7 .7 ,10.4-10.5 Esquines: 4.1-4.3 Estilpón: 16 .1-16 .1 Estoa Pécile: 7.3, 7.6 Estrim ón: 10.3

Diogenes: 19 D ionisio: 19.10 D ionisio (tirano): 10 .1, 10.4-

Etiopía: 13.4 Eubula: 17 .1 Euclides (médico): 17.5

10.5, 31.1 Dioniso: 18.6 Diopites: 4 .1 Diótim a: 15.7 Dracóntides: 4 .1

Eudocia: 6 Eupolis: 4.1, 4.3 Eurídice: 17.5 Eurídice (hija de Filipo): 18.15-

Duris: 4.3 Eácides: 18.17 Ecelo: 31.i Edesia: 1.1-1.1 Edesio: 8 .11,16 Eetión: 17.1 Éfeso: 1 1.8 ,16 Egas: 3 Egipto: 8 .10 ,17.8 ,13.3-13.4 Émesa: 9.1 Empédocles: 17.8 Enéadas: 9.5 Enone: 17.1-17.4, 17.6, 17.8

18.16 Eurípides: 17.8 Europa: 17.3,18.9, 18.18 Europa (hija de Filipo): 18.10 Eusebio: 19 Eustacio: 16 Evia: 18.6 Faros: 13.4 Fenicia: 9.1 Filarco: 11.8 Filénide: 11.6 Fílide: 15.i Filipo: 18.3, 18.6-18.7, 18.9-18.i i , 18.15, 18.18

298

ÍN DI C ES Y BI B L IO G R A F ÍA

Asclepio: 17.8 Asia: 13.1, 13.7, 18.9, 26 Aspasia: 4.1-4.21 Aspere: 31

Ceres, las: 17.6 Cesarión: 8.12 C ilicia: 3 C im e: 19.5

Asterio Urbano: 13.11 Atalanta: 7.8 Átalo: 18.9-18.11 Atanasio: 8.4

C inarón: 8.12-8.13 C irene: 24.1, 24.3 C irilo: 8.1, 8.11-8.13 C irina: 29 C iro : 4.1

Atenas: 1.1,4 .4 ,8 .10 ,8.11, i i . i , 18.18 Atreo: 11.1 A xíoco: 4.1 Axiotea: 10.1-10.3 Babia: 1.2 Babilonia: 20.4 Barsine: 18.19 Bartolom eo: 5 Bátide: 11.2 Beocia: 7.1 Berta: 5 Bidaco: 31.1 Bizancio: 20.4 B oidio: i i . 3 Brisón: 7.2 Brontino: 15.2, 27.7, 27.12, 27.19 Caístro: 26 C alisto: 27.4 Capadocia: 11.1 C arano: 18.6 Caris to: 27.19 Casandro: 18.16-18.19 Cebren: 17.1, 17.3,17.8 C efalón: 17.3-17.4 C efisia: 11.1 C eos: 27.5

Citerea: 9.5 Claudia: 27.31 Cleobulina: 27.31 C leopatra: 18.9-18.π C linias: 4.21 C olofón : 11.7 C om ano: 3 C onquile: 5 C onstantinopla: 6 C orito: 17.2, 17.4 Cornelia: 27.31 Cralis Serbias: 20.3 Crates: 7.1-7.5, 7.7 C ratino: 4.1 C risto: 8.1, 8.12, 13.9 ,13.14 Cristódulo: 5 C rotón: 27.19 C rotona: 15.2, 15.4-15.5 Ctesias: 19.10 Damascio: 29 Damasco: 1.2 D ám ide: 9.7 D amis: 23.3 D am ón: 15.z Dánae: 11.8

ÍN D IC E O N O M Á S T I C O

D elfos: 18.6 Deméter: 11.1, 15.4, z 7 .11,17.14 Dem etrio: 11.1 Dem etrio Coreses: iz D am ofonte: Z7.ZZ Demóstenes: 30 D eyanira: 4.1 D icearco: 10.1 D ídim o: 14 .3, Z7.Z9 Dinóm aca: 4.Z1 D inono: Z7.IZ D iofanto: 8.11 Diógenes (cínico): 7.Z, 7.7 Diógenes: Z9 D ionisio: 19.10 Dionisio (tirano): io.z, 10.4-

199

Epicuro: ιι.ι- π .ζ , 11.5, 11.8, z8.z Epidauro: 1 9 . 1 0 Epiro: 18.16-18.18 Eratóstenes: 1 8 .6 Escipión: Z 7 .3 1 Escopias: Z 0 .3 Esmaragda: Z5 Esparta: 17.1 Espeusipo: 7 .7 ,

10 .4 - 10 .5

Esquines: 4 . Z - 4 . 3 Estilpón: 16.1-16.Z Estoa Pécile: 7.3, 7.6 Estrim ón: Z 0 .3 Etiopía: Z 3 . 4 Eubula: Z 7 .Z Euclides (médico):

Z 7.5

10.5, 31.Z D ioniso: 18.6 Diopites: 4.Z Diótim a: 15.7 Dracóntides: 4 .1

Eudocia: 6 Eupolis: 4 . 1 , 4 . 3 Eurídice: Z 7.5 Eurídice (hija de Filipo) :

Duris: 4.3 Eácides: 18.17 Ecelo: 31.1 Edesia: i . i - i . z Edesio: 8.11, z6 Eetión: 17.1 Éfeso: i i . 8, z6 Egas: 3 Egipto: 8 . 1 0 , 1 7 .8 ,

Eurípides: 17 .8 Europa: 1 7 . 3 , 1 8 . 9 , 1 8 . 1 8 Europa (hija de Filipo):

Emesa: 9 .Z Empédocles:

18 .15 -

18 .16

Z 3 .3 - Z 3 .4

Z 7 .8

Enéadas: 9 .5 Enone: 17 .1-17 .4 ,17-6, 17-8

18 .10

Eusebio: Z9 Eustacio: z6 Evia: 1 8 . 6 Faros: Z 3 . 4 Fenicia: 9 .Z Filarco: 11. 8 Filénide: 11. 6 Fílide: 1 5 . i Filipo: 18.3, 18.6-18.7, 18.9-18.i i , 18.15, 18.18

ÍN DI C ES Y BI B L IO G R A F ÍA

Filócoro: 30 Filoctetes: 17.1-17.3 Filólao: 8.6 Filom étor: 26 Filtis: 31.i Flaviano: 29 Flavio Filóstrato: 9.9 Fliunte: 10.1-10.3 Frigia: 13.1 G alia: 13.7 Gayo Lucio: 9.13 G eorgio: 8.11 Gergicio: 17.3-17.4 G eta: 9.13 G iosfredo: 5 G orgias: 4.15 G orgo: 27.31 Grecia: 4.5, 4 .11,11.1 Hades: 8.7,17.4 H agnón: 4.2 H éctor: 17.1 Hedea: 11.3, 11.4 Hefestión: 18.2 H elánico: 17.4 Helena: 17.1-17.4, 23.2-23.4 H eleno: 17.8

Jacobo M avrogordato : 25 Jám blico: 29

H eliodoro: 1.1 H em o: 18.6 H era: 4.1, 4 .17,18.6 Heracles: 17.1

Jantipa: 11.1 Jantipo: 4.1 Jardín: 1 1 . 1 , 11.3 Jenócrates: 7.7

Heracles (hijo de Alejandro): 18.19

Jerusalén: 13.4-13.5,13.14 Joanes Argénteo: 12 Judas: 13.13

Heráclides: 19.6 H erm arco: 1 1 . 1 , 11.5

Hermes 27.10 Hermes (de Tebas) : 17.8 Hermesianacte: 11.7 Hermias: 1.1-1.2 H erm ipo: 4.2 H erm ótim o: 4.1 H eródico: 4.21 H esiodo: 26 H ierápolis: 13.7 H iérax: i.i Hiparquia: 7.1-7.8 H ipada: 8.1-8.2, 8.7, 8.10-8.19 H ipóboto: 27.8 H ipodam o: 27.19 H ipónico: 4.1 H ipóstrato: 18.10 Hodegetria: 5 H om ero: 23.2-23.3, 26 H onorio: 8.12 Ida: 17.1-17.3 Idomeneo: 11.2 Ilion: 17.4, 17.8 Isidoro: 8.11, 8.17, 29 Italia: 18.18

Ju lia: 9.1-9.2, 9.6-9.9, 9.11-9.13

ÍN D IC E O N O M Á S T I C O

Julio Ávito: 9.1 Lam ia: i i . i Laocoonte: 17.8 Laódice: 11.8 Lastenia: 10.4-10.5 Leofrón: 17.19 L e ó n :3 Leoncio: 11.1-11.8 Leónidas: 27.31 Leonteo: 28.1-28.3 Lequeo: 4.18 Líbano: 20.4 Liceo: i i . i Lisias: 4.3, 4.15 Lisíeles: 4.1, 4.3 Lisímaco: 7.1 Lócride: 27.19 Lucania: 18.17 M acedonia: 18.12,18.16 M acrino: 9.1, 9.12 Mamea: 9.1 M antinea: 4 .1 3 ,10.1-10.2 M anto: 17.8 M aría Pilia: 12 M aronea: 7·2-7·3· 7-6 M axim ila: 13.1,13.3-13.13 M áxim o: 26 M edea: 2.7.3 M edea (tragedia): 18.11 M egalopolis: 18.6

;o i

M enón: 15.5 Mesa: 9.1, 9.13 M esina: 5 M etaponto: 27.19 Metrocles: 7.1-7.2 M etrodoro: 11.1-11.2 M ía: 15.1-15.3,15.6-15.7,27.19-27.20 M ileto: 4.9-4.10, 4.12, 20.4 M ilias: 3.1-3.2 M iltó: 4.1 M im nerm o: 11.7 M indirides: 11.6 Mnesarco: 15.2, 27.19, 27.23, 27.24 M oiras: 26 M ónim o: 29 M ontano: 13.1, 13.5,13.7-13.8, 13.13, 13.15 N ano: 11.7 Neodegetria: 5 Neoptólem o: 18.6-18.18 Nerón: 19.1 Nestorio: 8.1 N icandro: 17.3-17.4 N icanor: 18.16 Nicareta: 16.1-16.2 N icedio: 11.3 N iceo: 8.6 N icolao Coreseo: 15 Nicolao Esgurópulo: 25 Nicóstrata: 27.3

M égara: 4.5,16.2 M enandro: 19.9 M enelao: 23.2, 23.4

N ilo: 26 N itocris: 9.12 O céano: 26

M enfis: 17.8

O celo: 31.i

IN D IC E S Y BI B L IO G R A F ÍA

O lim pia: 18.1-18.19 O lim po: 20.1 O nétor: 16.1 O nfale: 4.1 Orestes: 8.12.-8.13 Orestíadas: 3 Panacea: 27.5 Pánfila: 19.1-19.10 Panipersébasta: 20.1 Panipersébasto: 20.3 Pantoleón Drom ocaite: 25 Páralo: 4.1 Parménides: 27.5 Pausanias: 18.11 Peán: 11.2 Pedro: 8.12-8.13 Pelignas: 18.1 Pélope: 3 Peloponeso: 4.3-4.4, 4 .11, 4.19, 18.16 Pepuza: 13.4, 13.14 Pérgamo: 26 Periandro de Am bracia: 19.6 Periandro (tirano): 19.6 Pericles: 4.1-4.5, 4.8, 4.10-4.12,

4 .I 4 -4 -I7 . 4 ·Ι 9 Pericles (hijo bastardo de Pericles): 4.3-4.4 Pirrónides: 4.1 Pitaco: 19.5 Pitágoras: 4 .10 ,15.3-15.5,20.1,24.224.3, 27.1, 27.6-27.8, 27.12, 27.1927.20, 27.22-27.14,17.30, 31.3 Pitocles: i i . i

Pitonacte: 17.19-27.20 Platón: 4.1, 4.3, 4 .14 , 4.18, 4.21, 7.1, 7.7, 8.11, 10.2-10.5, 18.4, 20.1, 20.4, 27.5, 27.22 Plauciano: 9.8, 9.13 Plotino: 8.12-8.13 Policies: 18.16 Polidamna: 23.1,13.3-13.4 Polieno: n .1 Polimnesta: 13.2 Polisperco: 18.16 Príamo: 17.3 Prisca: 13.2 Priscila: 13.1, 13.3-13.5, 13.8, 13.14-13.15 Proclo: il Proteo: 23.3 Proterio: 8.11 Ptolemaide: 2 4.1-24 .} Querón: 18.6 Q uintila: 13.14 Q uíos: 12 Raim undo: 5 Rea: 17.1 Rodopa: 27.5 Rom a: 9.13 Roxana: 18.19 Rusiano: 5 Samos: 4.1, 4.3-4.4,15.3 Sam otracia: 18.6 Sampsigéramo: 29 San Sim eón: 11 Sardanápalo: 11.6, 27.2 Sardes: 10.4

ÍN DIC E O N O M Á S T I C O

Semiramis: 9 .11 Serapis: 26 Serras: 10.3 Severo: 9 .1, 9.5, 9.8 Sicilia: 3, 10.5, Z7.Z5 Silvestre M ismilange: 12 Simeta: 4.5, 4 .11 Simias: 16.1 Sinesio: 1.1, 8.4 Siracusa: 16.1 Siriano: 1.1 Sócrates: 4.1, 4.3, 4 .6 -4 7, 4.1z, 4.16, 4.18, 4 .zi Socrátides: 19.10 Soém ide: 9.1 Sofrón: 11.8 Sosípatra: 16

Tales: Z0.4 Taranto: 9.1Z Tarento: Z4.3 Targelia: 4.1 Tasos: 1 1.3 Teágenes: Z7.31 Téano: 8 .1 8 , 1 5 . Z - 1 5 . 3 , 1 5 .7 ,

Z 7 .Z -

Z 7 .4 , z 7 .6 - z 7 .3 z

z 7 .z 3 - z 7 .z 4

Telémaco: Telmeso:

Z 3 .Z

18 .6

Teódoto: 1 3 .7 Teofrasto: 4 . 3 ,

1 9 .9

Tcófride: 31.1 Teón: 8 . 1 1 - 8 . 1 6 Teóride: 3 0 Teotecno: 8 . 4 Tesalónica: Z O .3 - Z O .4 Tim arco: 11.1 Tim areta: Z 7 .6 Tim eo: 1 5 . 4 , 1 5 . 7 Tim eónide: Z 7.5

Sota: 13.7 Sotérides: 19.10 Sotión: 19.6

Tebas: 1 7 .8 , 1 8 . 1 9 Tebas egipcia: Z3.Z Telauges: 1 5 . z , Z 7 .8 ,

Temista: Z 8 .1 - Z 8 .3 Teodora: Z 9 , 3 z Teodoro: z 8 .i Teodoro el Ateo: 7 .1 Teodosio: 8 . i z , 8 . 1 4 Teodosio protonotario: z$

z 7 .19 - z 7 .z o ,

T im ica: 3 1 . 1 - 3 1 . 4 Tim oclea: Z 7 .3 1 Tim ocrates: 11.1 Tindáreo: 1 7 . 4 Tiresias: 17 .8 T iro : 9 .9 Tirreo: 19 .5 Ton: Z 3 . 1 - Z 3 . 4 Troya: 1 7 . 1 - 1 7 . Z , 1 7 . 4 Tucídides: 4 . 1 4 - 4 . 1 5 , Turios: Z 7 .1 9 Valaquia: z$ Vario Marcelo: 9 .1 Yolo: 1 8 . 1 6 Zeus: 9 .5 , Z 3 .1 , Z oe: 3Z Z oilo: 1 8 . 3

Z 3 .4

4 .Z 0

índice detallado

In

t r o d u c c ió n

, por

Manuel G

onzález

Su

árez

............

9

i.

P ro le g ó m e n o s..........................................................................

11

i.

P an oram a de la m ujer en G rec ia y R o m a ......................

14

i.¡.

E n G r e c ia ...................................................................................

14

i.z.

E n R o m a ....................................................................................

15

3.

E l quehacer literario de la m u je r......................................

16

4.

C u ad ro cro n oló gico de las in telectuales........................

19

5.

C u ad ro de la lab or intelectual de las m ujeres..............

20

6.

L o s criterios de esta e d ic ió n ...............................................

22

P r o sist a s

g r ie g a s

i.

E d e sia ....................................................................................................................................................................

¿7

1.1.

L a con ducta de E d esia...........................................................

27

i.!.

Edesia y su h i j o ........................................................................

3o

1.

E sara.............................................................................................

33

3.

A n t u s a ........................................................................................

37

4.

A s p a s ia .......................................................................................

39

4.1.

A sp asia y Pericles.....................................................................

39

4.2.

Proceso con tra A s p a s ia .........................................................

43

4.3.

L in aje y educación de A sp a sia ...........................................

44

— 305—

PR O S IS T A S GRI EG AS

Las dos heteras........................................................... Aspasia como causa de la guerra: versión cómica..... Aspasia, maestra de Sócrates..................................... Sócrates disfruta con Aspasia.................................... Pericles defendería a Aspasia..................................... La imagen de Aspasia................................................ Vida de Aspasia con Pericles..................................... Actividad de Aspasia y origen de la guerra............... Actividades intelectuales........................................... La alabanza de Aspasia............................................... Participación de Aspasia en los discursos de Pericles Aspasia, excelente oradora........................................ Relación de Pericles, Aspasia y Sócrates................... Burlas de Aristófanes................................................. Aspasia compone discursos para Sócrates................ La guerra..................................................................... Causa de la guerra...................................................... Aspasia, poetisa......................................................... Berta........................................................................... Eudocia...................................................................... Hiparquia................................................................... Hiparquia y Crates.................................................... Obra y época.............................................................. La cinogamia.............................................................. Conducta de Hiparquia............................................ Mención de su belleza............................................... La cinogamia en la Estoa Pécile................................. Algunos filósofos........................................................

45 46 47 47 47 47 48 48 49 49 49 50 5i 5i 5i 5i 5i 51

55 59 85

85 87 88 88 88 88 89

ÍN DIC E DE TAL LAD O

Dedicatoria de Antipatro............................. Hipatia.......................................................... Carta de Hipatia a Cirilo.............................. Sinesio, sin noticias de su maestra............... El hidroscopio............................................... Carta de Sinesio............................................. Sinesio, el imitador de la maestra................. Hipatia, amiga de Sinesio............................. Sufrimientos de Sinesio................................ Decisión de Hipatia..................................... Lecturas de Sinesio....................................... Egipto y Atenas............................................. Biografía de Hipatia..................................... La sabiduría de Hipatia, causa de su muerte. Otra versión de la muerte de Hipatia.......... La sabiduría de Hipatia................................. Fecha de su muerte....................................... Su saber en astronomía, causa de su muerte. Comparación entre Isidoro e Hipatia.......... Hipatia, modelo de inspiración................... Epigrama laudatorio..................................... Julia Domna.................................................. La familia de Ju lia......................................... Mesa, hermana de Julia................................ La muerte de su hijo.................................... Julia, mediadora entre hermanos................ Alabanza de Antonino................................. Palabras de una britana a Julia.....................

?θ7 89

91 91 93 93 94 95 95 96

97 97 98 98 ΙΟ Ι

103 104 104 104 ios ios 10 5

107

I07 10 7 108 10 9 10 9 1 10

P R O S I S T A S GR IE GA S

Comentarios de Julia..................................... Críticas de Plauciano..................................... Filóstrato, escriba de Julia.............................. Relación de Antonino con su madre............ Julia se encarga de la correspondencia.......... La muerte de su hijo y la suya........................ Tras su muerte................................................ Lastenia de Mantinea..................................... Lastenia con los discípulos de Platón........... Lastenia, discipula de Platón y de Espeusipo Lastenia y Axiotea.......................................... Lastenia como hetera..................................... Lastenia, amante de Espeusipo...................... Leoncio.......................................................... La tortuosa relación con Epicuro................. Amores de Leoncio y Epicuro....................... Los placeres epicúreos.................................... Leoncio y Hedea............................................ Leoncio, filósofa y hetera............................... Epicuro en busca de Leoncio......................... Las elegías de Hermesianacte........................ Dánae, la hija de Leoncio.............................. María Pilia...................................................... Maximila y Prisca........................................... Maximila y Prisca, profetisas de Montano.... La maldad de las profetisas............................ Maximila y Prisca, autoras de libros.............. Herejías de Montano y de sus profetisas......

10

II II 1I

I2 12

■3 15 15

15 16 i6 i6 17 17 2.0

20

21 2I 2

I

22 22

15

2-9 2-9 2-9 30 30

ÍN DIC E DE TAL LAD O

3.5.

Prestigio de Maximila y Prisca entre los seguidores de Montano.................................................................... ! 3 [

3.6.

Maximila y Prisca, endemoniadas............................... ! 3 ]

3.7.

Excomunión.................................................................. 132,

3.8.

Palabras de Maxim ila................................................... ! 3 x

3.9.

Escuchad a Cristo...................................................... ! 3 3

3.10. Maximila, conocedora de D ios.................................. 133 3 .11. Maximila,perseguida................................................... 134 3.11. Falsas profecías de M axim ila...................................... 134 3.13. Sobre la muerte de Montano y M axim ila................. 135 3.14. Cristo aparecido ante Priscila..................................... 135 3.15. Herejías de Montano y Priscila.................................. 136 4.

M elisa............................................................................. 137

5.

M ía.................................................................................. 139

5.1.

Consejos sobre la nodriza............................................ 139

5.1.

Descendencia de Pitágoras.......................................... 141

5.3.

Mía, hija de Pitágoras................................................... 141

5.4.

Actividad de M ía........................................................... 141

5.5.

Educación de M ía......................................................... 141

5.6.

Mía, muy conocida....................................................... 141

5.7·

El modo de vida de las pitagóricas.............................. 14 1

6. é.i.

Nicareta........................................................................... 1 4 3 Nicareta, hetera de Estilpón....................................... 1 43

6.2.

Nicareta, su origen y educación................................. i 4 4

7.

Enone.............................................................................. ! 45

7.1. 7.1.

Enone y Alejandro........................................................ >45 Otra versión de la historia de Enone y Alejandro.... 146

7.3.

Tercera versión............................................................... i 4 7

P R O S I S T A S GRI EG AS

Descendencia de Enone y Alejandro...................... Enone, la sanadora................................................... Otra versión poética................................................ Muerte de Enone..................................................... Enone, una diosa...................................................... Olimpia.................................................................... Carta de Olimpia a Alejandro................................. Correspondencia entre Olimpia y Alejandro......... Sentencias de Olimpia............................................. Sobre un término usado por Olimpia..................... Un libro de Olimpia................................................ Boda de Olimpia y Filipo........................................ Nacimiento de Alejandro........................................ Olimpia y las serpientes de Macedonia.................. Incidentes entre Filipo y Alejandro......................... Alejandro y Átalo..................................................... Olimpia, acusada de la muerte de Filipo................ Olimpia y Antipatro................................................ Relaciones de Olimpia con Alejandro.................... Reacción de Olimpia ante el cadáver de Alejandro insepulto.................................................................. Olimpia y Eurídice................................................... Castigo de Eurídice y de otros enemigos................ Olimpia, enfrentada a los macedonios................... Condena y muerte de Olimpia............................... Muerte de Olimpia y sus nietos a instancias de Casandro............................................................. Pánfila de Epidauro..................................................

49 49 50 5i 5i

53 53 54 54 55 56 56

59 59 59

6ο 61

61 62 63 63 63 65 66

67 69

ÍNDICE DE TAL LA DO

? II

19.3.

La obra de Pánfila: su sabiduría,linaje y época......... 169 Cita de Pánfila sobre Tales....................................... 1 7 o Cita de Pánfila sobre Quilón ...................................... 1 7 1

19.4. 19.5.

Acertijo de Pánfila.......................................................... 1 7 1 Cita de Pánfila sobre la piedad dePitaco................... 17 1

19.6.

Cita de Pánfila sobre Periandro.................................. 1 7 1

19.7. 19.8.

Cita de Pánfila sobre Sócrates.................................... ¡ 71 Cita de Pánfila sobre Platón........................................ 172·

19.9.

Cita de Pánfila sobre Teofrasto................................... 173

19.1.

19.Z.

19.10. Vida y obra de Pánfila................................................... 17 3 2.0. Panipersébasta................................................................ 17 5 2.0. i . Discurso de Panipersébasta asu padre......................... 17 5 10 .1.

Inteligencia de Panipersébasta...................................... 1 7 7

10.}. Su matrimonio................................................................ 1 7 8 10.4. Tristeza de la nuera del rey............................................ 1 7 9 11.

Perictione......................................................................... '83

2.1.1. La sabiduría..................................................................... >83 1 1 .1. Los padres........................................................................ ^ 4 Z1.3. La conducta de la mujer................................................. 18 S zz.

Fintio................................................................................ J ^9

13. Polidamna....................................................................... J 93 Z3.1. Linaje y habilidades de Polidamna.............................. 193 Z3.Z. La curación de Telémaco............................................... 193 Z3.3. Las drogas de Helena...................................................... ¡ 9 4 Z3.4.

La hierba de Helena...................................................... l 94

14.

Ptolemaide de Cirene................................................... i 97

2.4.1.

C ita de Ptolem aide sobre el c a n o n .................................

Z4.2.

C ita de Ptolem aide sobre los a rm ó n ic o s...................... 198

197

3 11

2.4.3.

P R O S I S T A S GRI EG AS

Cita de Ptolemaide sobre las diferencias entre los músicos...................................................................... 199

25.

Esmaragda Canabutzena............................................. 2.03

26.

Sosípatra......................................................................... 207

17.

Téano ................................................................................................................ 2 1 9

17.1.

La piedad........................................................................ 219

17.2.

Carta sobre la educación de los hijos......................... 219

27.5.

Carta consolatoria a la amiga celosa........................... 221

17.4.

Carta admonitoria sobre el trato a las sirvientas..... 224

17.5.

Cartas varias a algunas amistades............................... 226

27.6.

Cita de una carta........................................................... 228

27.7.

Procedencia de Téano.................................................. 229

27.8.

Escritos y respuestas de Téano.................................... 229

27.9.

Respuesta sagaz de Téano............................................ 229

27.10. Cita de Téano................................................................. 230 2.7.11. Otra versión de las respuestas de Téano.................... 230 27.12. Las mujeres de Crotona hablan con D inono........... 230 27.13. La pureza de la m ujer................................................... 231 27.14. La misma versión de la pureza.................................... 231 27.15. La respuesta de Téano.................................................. 231 27.16. Cita homérica de Téano............................................... 231 17.17. De nuevo sobre la pureza............................................. 232 17.18. Agradar al marido......................................................... 232 27.19. V id a y o b ra .................................................................... 232 27.10. Hijos de Téano............................................................... 232 17.11. Téano, discipula de Pitágoras..................................... 233 27.11. Aristeo de Crotona....................................................... 233 17.13. Sucesores de Pitágoras.................................................. 233

ÍN DI CE DE TAL LA DO

$I

3

17.14. De nuevo la sucesión de Pitágoras.............................. 133 17.15. Presa del tirano.............................................................. 2.34 17.16. Muerte de Téano............................................................ 234 27.17. Desprecio de la muerte................................................. 234 17.18. Téano, como la cigarra.................................................. 234 17.29. Téano, pionera............................................................... 235 17.50. El amor de Pitágoras...................................................... 235 17.31. Los ornatos de Téano.................................................... 235 17.31. Téano, hija de Pitágoras................................................ 235 28. 28.1.

Temista............................................................................ 237 Epicuro escribe a Temista............................................. 237

28.2.

Discípulos de Epicuro................................................... 237

28.3.

Parentela y estudios de Temista................................... 238

19.

Teodora........................................................................... 239

30.

Teóride............................................................................ 241

31.

Tim ica............................................................................. 2.43

31.1. 31.1.

Pitagóricas...................................................................... 2-43 Timica y su esposo ante el tirano................................ 243

31.3.

Valor de Tim ica............................................................. 2.44

31.4.

Timica se corta la lengua............................................... 245

31.

Z o é.................................................................................... 14 7

Ín d i c e s y b i b l i o g r a f í a

Figuras femeninas de la Antigüedad...................................... 2 5 1 Abreviaturas y bibliografía....................................................... 2-85 Indice onomástico..................................................................... 2-97

T E R M I N O S E D E I M P R I M I R EN I OS T A L L E R E S I)E G R A F I N S A , O V I E D O , EN J U L I O D E 1 0 1 I, C C L X X I I A Ñ O S D E S P U É S D E LA P U B L I C A C I Ó N , EN L O N D R E S , DE

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