J. B. Harley - La Nueva Naturaleza de Los Mapas - Ensayos Sobre La Historia de La Cartografía

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LA NUEVA NATURALEZA DE LOS MAPAS

TEZONTLE

Traducci6n LETICL\ GARCIA Cmnf;s JuAN CARLos RoDRIGUEZ

J. B. HARLEY

LA NUEVA NATURALEZA DE LOS MAPAS Ensayos sobre la historia de la cartografia Compilaci6n PAUL LAXTON Introducci6n J. H. ANDREWS

FONDO DE CULTURA ECONOMICA

Primcra edici6n, 2005

Ilarlcv, .1. B. L � nueva naturaleza de los mapas. Ensayos sabre Ia historia de Ia cartografia I J. B. Harley; camp. de Paul Lax­ ton; in trod. de J. I I . Andrews; trad. de Leticia Garcia Cor­ tes, Juan Carlos Rodrfguez.-Mexico: �·cE, 2005 39H pp.: ilus.; 23 x 1 7 em -(Colee. Tezontle) Titulo original The New Nature of Maps. E ssay s in the Ilistory of Cartography ISBN 96H- 16-753 1-2 1. Cartograffa - Historia 2 . Mapas I . Laxton, Paul, comp. II. Andrews, J. H., introd. I I I. Garcia Cortes, Leticia, tr. IV. Rodriguez, Juan Carlos, tr. V. Ser V I . t Dewey 526 11734n

LC GA20l.II37

Titulo original:

The New Nature of Maps. Essays in the History of Cartography

D. R. © 2001, The Johns Hopkins University Press 27 15 North Charles Street Baltimore, Maryland 2121H-4363 www.press.jhu.edu

Comentarios y sugerencias: [email protected] www.fondodeculturaeconomica.com Tel. (55) 5227-4672 Fax (55) 5227-4694 D. R. © 2005, FONDO n�; CULTU!l.A EcoN(>�IICA Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14200 Mexico, D. F.

Se prohihe Ia reproducci6n total o parcial de esta obra -incluido cl disefio tipografico y de portada-, sea cual fuere el media, clectr6nico o mecanico, sin cl consentimiento por escrito del editor. ISBN 968-16-7531-2

lmpreso en Mexico Printed in Mexico •

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Indice

Pr6logo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Introducci6n. Significado, conocimiento y poder en la filosofia de los mapas de J. B. Harley, J. H. ANDREWS . . . . . . . . . . . . . . . . . . El problema de I a referencia a s i mismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Positivimo cartognifico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Niveles de significado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La imagen total . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La imagen geografica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La propuesta cartognifica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Conocimiento y poder . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Texto y contexto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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I. Textos y contextos en la interpretacion de los primeros mapas

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mapas . )'> Seguramente , las ideas de avanzada sobre Ia historia de los rna­ pas comenzaron a surgir pronto en el mundo de Ia educacion universitaria, muchas de elias originadas por el propio Harley. No obstante , fue una ten­ dencia que encon tro poca acogida en tre quienes se interesaban en los mapas principalmente como artefactos , como los bibliotecarios, los archi­ vistas, los vendedores y los coleccionistas , quienes, por su interes, tambien habfan estado activos en Ia busqueda de una historia cartografica. Este ultimo grupo podfa exigir su intervencion como j urado imparcial . A dife­ rencia de los cartografos profesionales que Harley conocfa , los especialis­ tas en artefactos no tenfan razones para oponerse a su filosoffa; sin embar­ go, a diferencia de los intelectuales universitarios , tampoco tenfan motivos para promoverla. Dos comentaristas, Richard Helgerson y Robert Baldwin, han enfrenta­ do a Harley con argumentos semipersonales en cuanto a Ia discusion ante­ rior. Por alguna razon, quiza tactica mas que intelectual, ninguno de estos ataques prospero. Helgerson se refirio al motivo de Ia construccion de una carre ra; sin embargo , rapidamente agrego el vago comentario de que Ia conducta individual en este campo no se puede disociar de un marco social (a lo que seguramente se le podrfa contestar que tanto los grupos so­ ciales como los individuos pueden practicar los avances personates que ahora se mencionan ; en este caso, construyendo profesiones completas y no solo carreras personales ) . 1 0 Baldwin se dice desalentado por Ia sola idea de que los oponentes de Ia deconstruccion (en ese tiempo el ultimo interes filosofico de Harley) no podfan deconstruir a un deconstruccionista sin asf abrazar Ia propia filosoffa que deseaban rebatir.l l Este argumento parece excesivamente centrado en sf mismo. Si las teorfas de un deconstruccio­ nista tienen el efecto de deconstruirlo a el, no necesita opositore s , solo espectadores. Sin embargo , como ultimo recurso, estas crfticas ad homi­ nem probablemente hayan perdido de vista el centro del asunto. No pode­ mos rebatir las declaraciones de un autor acerca de temas , que no sean el mismo, analizando su psicologfa personal o definiendo su postura social . Las segundas intenciones pueden hacerlo menos autocrftico y, por lo tan­ to, sus teorfas pueden ser menos validas; pero aun se tienen que refutar las teorfas de Ia manera tradicional .

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Positivismo cartognifico Antes de analizar las ideas de Harley debemos identificar Ia actitud que el describe como "positivismo" , y que dice poner al escrutinio critico. Se supo­ ne que sus opositores afirman que Ia cartografia puede ser, y generalmente es, obj etiva, independiente , neutral (en todas las discusiones, excepto en aquella entre Ia verdad y Ia falsedad) y transparente , cuatro terminos que en este contexto probablemente signifiquen lo mismo. Por otro lado, Ia car­ tografia es, o puede ser, exacta y precisa. Puede progresar, y lo ha hecho a menudo , hacia una precision aun mayor. La precision de los mapas consis­ te en retlejar su tema principal . La palabra que Harley utiliza, reflejar, pre­ senta una dificultad porque no es facil imaginar a alguien que se diga posi­ tivista usandola en este sentido : lo que se puede decir es que Ia precision depende del grado de semej anza entre dos conj untos de relaciones espa­ ciale s , uno dentro del mapa y otro en Ia superficie que se proyecta en este . 1 2 Si estas caracteristicas son suficientes para hacer de Ia cartografia una "ciencia" es un asunto que (a pesar del interes de Harley) puede dej ar­ se para los funcionarios y administradores de Ia educacion . Tampoco se pondra una atencion detallada en los juicios de Harley sobre Ia integridad moral de Ia profesion del cartografo .u El punto de vista aqui adoptado es el de un historiador de los mapas interesado en cuestiones filosoficas, no el de un cartografo en Ia actualidad o un mecenas de cartografos . De acuerdo con Harley, Ia mayoria de los practicantes de Ia cartografia son positivistas. Quiza algunos lectores deseen pruebas que confirmen esta aseveracion. Antes de 1 93 0 , los cartografos hicieron pocas declaraciones gen e rales de cualquier tipo acerca de su ofici o ; incluso despues de esa epoca es dificil percibir Ia estridencia, histeria, fervor ideologico y recelo que Harley dice encontrar (aunque , lo que resulta poco comun en el, no cita ej emplos ) en el discurso cartografico .I4 Sin embargo, el positivismo, en cierto sentido, parece ser una doctrina adecuada para los practicantes de Ia cartografia, a pesar de que se limite a un plano puramente filosofico . Harley no rechaza del todo el positivismo cartografico . En cierto mo­ menta niega que los mapas puedan ser ciertos o falsos; pero agrega de inme­ diato Ia salvedad : "excepto en el sentido euclidiano mas limitado " . I 5 Am­ plia esta frase al admitir que un mapa de carreteras preciso ayuda a un 25

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viajero a llegar a su destino H . ' Sin duda, es una gran concesion . Harley no esta en desacuerdo con lo que dicen los cartografos acerca de Ia parte de Ia cartografia que les interesa; sin embargo, sostiene que existen otros aspec­ tos para los que estas opiniones resultan irrelevantes. Parece pensar que los cartografos son menos tolerantes que el en este sentido, pues no solo igno­ ran el elemento no positivista, sino que se niegan a aceptar su existencia. Su opinion, en su forma mas energica, es que "una epistemologia alternativa, basada en Ia teoria social mas que en el positivismo cientifico, es mas [ no igualmente] adecuada para Ia historia de Ia cartografia" y que "es mejor partir de Ia premisa de que Ia cartografia casi nunca [no no siempre] es lo que los cartografos dicen" . 1 7 En Ia version mas debil de su opinion, las dos epistemologias tienen un valor comparable : una complementa a Ia otra, maS que SUStituirla.lH La terminologia de distintas variedades de historia sugiere una varia­ cion similar en los niveles de tolerancia intelectual. En Ia historiografia de muchas actividades o artefactos es comun diferenciar los intereses tecni­ cos o administrativos de una actitud mas enfocada a los asuntos sociales. Quiza en Ia practica cada uno de estos dos metodos (no necesariamente los unicos ) tenga sus estudiosos , su literatura y sus lectores propios . No obstante , los especialistas sociales y profesionales de ninguna manera son enemigos o competidores. Sus disciplinas tienen que empalmarse e inter­ actuar; sin embargo , en Ia literatura historica acerca del automovi l , por ejemplo , algun editor podria tratar de evitar confusiones mediante el uso de Ia palabra social en Ia portada de cualquier libro que trata, principal­ mente , de autocinemas, controladores de estacionamientos, numeros per­ sona lizados de registro, alcoholimetros, autos bomba, paseos y Ia desapari­ cion de las tiendas de pueblo . En ocasiones, Harley apoya "una historia social de Ia cartografia" , aparentemente en este espiritu de un multilatera­ lism o de "vi vir y dej ar vi vir" . I 9 Otras veces, parece que ve Ia his to ria de los mapas como un terreno dentro del cual se incita a un grupo especffico de gente (el y sus lectores) a que cambien y tomen una direccion "social " . 2° Comoquiera que se clasifique , Ia alternativa no positivista de Harley i mplica no ver a traves del mapa el mundo que este describe , sino hacia adentro o hacia atras a quien lo trazo , y hacia afuera o hacia adelante , a sus lectores. El cartografo ha figurado en muchas corrien tes de Ia filosofia 26

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de los mapas , especialmente en el modelo llamado de comunicacion , 2 1 como una mente que registra las impresiones del mundo exterior y las traslada a una forma gnifica. Harley rechaza esta vision individualista, incluso ( quiza especialmente) cuando los individuos en cuestion pueden presentarse como figuras de un merito o de una int1uencia especiales . 22 Para el, el cartografo pertenece no a una comunidad profesional en particu­ lar, sino a Ia sociedad en su sentido mas amplio; incluso define al mapa como "un constructo social " . 23 En una amplia perspectiva de Ia his toria intelectual puede verse a Harley como el heredero de una tradicion que se desarrollo a partir de Kant, paso por Hegel y Marx, y rechazo Ia premisa del escepticismo prece­ dente asociada con Ia filosofia de Rene Descartes. En un escenario carte­ siano, Robinson Crusoe podria haber naufragado en Ia infancia, alcanzado Ia edad de Ia razon sin siquiera conocer a Viernes e inventado el arte de Ia cartografia como una base de datos personal para el conocimiento de su is­ la. A una figura que no es comun en Ia filosofia moderna, Crusoe , se le pue­ de haber permitido una regresion ocasionaJ .24 Los filosofos cartograficos deben de haberlo recordado cuando leian que el mapa es una "imagen constituida socialmente" , 2:> o "inherentemente politica" . 26 Entonces quiza se den cuenta de que el trazado de los mapas , un ejercicio esencialmente interactivo a los oj os de Harley, es mas facil para una comunidad de un solo hombre que, digamo s , el hecho de fundar una familia, votar en las elecciones , fungir como parte de un jurado o apostar en un juego de azar. La tarea de Harley, como supondria un historiador cartografico ortodoxo , es determinar de que manera los mapas producidos en un ambiente social difieren necesariamente de los de Crusoe . De hecho, Harley nunca plantea el asunto en estos terminos , pero probablemente su respuesta distinguiria varios tipos de significado y conocimiento expresados en un mapa "social" y formas diferentes de poder ejercido por este . Estos temas son el interes principal de este ensayo .

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Niveles de significado El significado, en un sentido de prop6sito o intenci6n, ha sido fundamen­ tal para la historiograffa positivista del mapa, por lo menos desde que James Williamson insisti6 hace mas de setenta afios en que "es imposible ser dogmatico en cuanto a la evidencia de los mapas , a menos que sepa­ mos mas de lo que siempre sabemos en cuanto a la intenci6n y circuns­ tancias de quienes los trazaron " . 2 7 Harley abord6 el tema de las inten­ ciones de los cart6grafos en un momento en que estaba especialmente interesado en los mapas como fuentes para la geograffa hist6rica ortodoxa; no obstante , en estos primeros comentarios ya se percibfa mas de una pre­ ocupaci6n posmoderna. 2H Las intenciones ofrecen el tipo de contexto no cartografico que mas adelante se considerarfa indispensable para cual­ quier estudio hist6rico del mapa. Al igual que otros tipos de significado, se pueden admitir o rechazar, ser conscientes o inconscientes, internas o exter­ nas (esta diferencia se explica mas adelante ) , (micas o multiples . Es mas , no se deben olvidar las posibilidades filos6ficas de su finalidad; se podrfa, por ejemplo, discutir la validez de un mapa trazado con el unico objetivo de probar que no todos los mapas se trazan con alguna finalidad. No obstante, tiempo despues , la inte rpretacion de Harley del significado fue muy di­ ferente y estaba relacionada con la importancia, mas que con la finalidad, y se basaba en un marco de Erwin Panofsky29 estructurado para la historia del arte . Los significados de Panofsky son de tres tipos . Los elementos prima­ rios aparecen en la cartograffa como signos convencionales y, mas especffi­ camente, como el tipo de sfmbolos usados para arboles, montafias, asenta­ mientos , etc.30 Sus equivalentes en el lenguaj e verbal son los sustantivos comunes y, como tales (que, despues de todo, incluyen palabras como cen­ tauro y fenix ) , no tienen ninguna carga ontol6gica cuando se encuentran fuera de contexto.3 1 Sin embargo, en un mapa estos sfmbolos son parte de enunciados indicativos . Cabe sefialar que las afirmaciones mencionadas estan lej os de ser exclusivamente espaciales : un mapa del siglo XVI que contiene un s fmholo formado por un punto con una doble cruz encima implica que algunos miemhros de la raza humana pueden ser clasificados como arzohispos , declaraci6n que , cualquiera que sea su importancia filo28

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s6fica, no se puede decir que sea "estrictamente euclidiana" , sino que mas bien podria considerarse cierta o falsa. Mas adelante , Harley aplica su doctrina del silencio ( sobre la que abun­ do mas adelante) a significados primarios: el simbolo de un poblado, dice , es "silencioso" en la medida en que ignora la individualidad de los pobla­ dos particulares.J2 El mismo argumento abarca ciertos tipos de cartografia tematica, ya que los mapas de coropletas y de isopletas suprimen las dife­ rencias numericas entre areas 0 puntos que pertenecen a la misma clase estadistica.33 Individualizar el contenido de todas las zonas de un mapa es el equivalente cartografico de sustituir todos los sustantivos comunes por propios. Este proceso causaria estragos en el lenguaje verbal; sin embargo, en el aspecto de la comunicacion se puede lograr mediante la sustitucion de mapas por fotografias aereas . En ocasiones Harley pone tanto enfasis en la debilidad de la cartografia que casi parece elogiar esta solucion, pero en otras partes su confianza en los mapas topograficos ( cuando no temati­ cos ) es absolutamente clara .J4 Cabe mencionar que se equivoca al dar la impresion de que el mundo en el mapa deba parecer mas homogeneo que · el mundo del sentido comun .Js Esto tambien se puede decir de los llama­ dos mapas de referencia general ; sin embargo , la cartografia tematica cubre numerosas variaciones espaciales (por ej emplo, la presion atmosfe­ rica) que solo se pueden detectar mediante instrumentos cientificos mas alla de los limites de la experiencia sensorial normal . Lo cierto es que la gama de suelos que percibe la mirada no especializada en los terrenos y j ardines reales nunca podra igualar el esplendor cromatico de un tipico mapa de suelos . En cuanto al significado secundario de Panofsky, Harley (en colabora­ cion con M. J. Blakemore) dice : " Este nivel de significado sugerido por Panofsky se logra al 'darse cuenta de que una figura masculina con un cuchillo representa a San Bartolome' o 'que un grupo de figuras sentadas al­ rededor de una mesa con una cierta disposicion y en poses determinadas rep resen ta La ultima cena ' ". ·16 Respecto de es tos referen tes de segundo nivel, Blakemore y Harley proporcionan el ej emplo cartografico del mar Mediterraneo. Un caso mas sencillo es la aparicion de un solo asentamien­ to en un mapa a pequefia escala. La ciudad real de Bath en el condado real de Somerset puede ser parte del significado de segundo nivel transmitido 29

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por un mapa ; su representaci6n tiene cierta afinidad en el lenguaje verbal con el de un sustantivo propio. Una contraparte de primer nivel puede ser alguna frase en que todos los sustantivos son comunes, como "una ciudad spa relacionada con bollos y sillas de ruedas" . No tiene gran importancia el hecho de si esta diferenciaci6n cabe dentro de lo que Blakemore y Har­ ley tienen en mente , ya que los significados de segundo nivel desempefian un papel menor en su tratamiento de los mapas . El tercer tipo de significado del sistema de Panofsky es intrinseco, la­ tente o iconol6gico. Para Harley, esta categoria es mucho mas interesante : abarca principalmente los valores, las ideologias y los mitos , comparables con los significados similares que , segun considera, transmiten el arte , la poesia, la musica y la arquitectura. Quiza este sea el momento mas oportu­ no para introducir la idea de ret6rica. Harley describe la cartografia como "inherentemente ret6rica" .37 Decir o escribir algun enunciado declarativo puede tacharse de ret6rico en cualquiera de las acepciones de esta palabra, digamos en la de pretender convencer o influir; a pesar de ello, conferir el estatus de ret6rico a "Esta lloviendo" o a "Hay alguien en la puerta" agrega poco a lo que entiende cualquier persona. Tambien hay que aceptar que muchos enunciados comunes se pueden volver ret6ricos si se pronuncian en las circunstancias adecuadas; un caso comun puede ser el de una "pre­ gunta ret6rica" . Sin embargo, para la mayoria de los escritores, y en gene­ ral, la ret6rica depende de alguna caracteristica distintiva de estilo o de vo­ cabulari o . Seguramente Harley estaria de acuerdo con esto , a j uzgar por sus referencias a los " recursos comunes" de los ret6ricos y a la ret6rica como un " arte antiguo" ; no obstante , ninguna de estas frases parece ser adecu ada para calificar la facultad del discurso humano en su totalidad .Js Respecto de esta interpretacion , el comienzo natural seria asumir que los lenguajes verbal y cartografico son similares en sus aspectos ret6ricos y no ret6ricos. Sin embargo , parece que Harley propone una tesis mucho mas discutible : todos los mapas poseen elementos que , despues de trasladarlos a una forma verbal , cualquier persona con sentido comun consideraria ret6ricos. A continuaci6n se mencionan algunos posibles ejemplos de ret6rica cartografica. Los significados simb6licos de Harley pueden expresarse en lenguaje verbal con frases breves y abstractas, algunas de las cuales pueden clasifi30

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cars e , generalmente , de la siguiente manera:.39 1 ) relaciones de pode r : imperio , monarqufa,40 autoridad seftorial, riqueza mercantil, propiedad, e l poder d e las ciudades ; 2) tipos d e grupo social , real o irreal : la ciudad ideal, la comunidad del condado, el estado politico, la naci6n (la clase puede ser ubicada en cualquiera de estas categorfas o en algun punto intermedio) ; 3) caracterfsticas de estos grupos : antigiiedad, fama y celebraciones de las ciudades; 4) estados de animo : patriotismo, "orgullo , actitudes bacia el paisaj e y descubrimiento de la naturaleza" ;4 1 5) sistemas de creencias, -ciencia, cosmograffas y sistemas religiosos-. Esta lista se estructur6 sobre todo para los mapas de la epoca Tudor de Inglaterra; sin embargo, de acuerdo con el enfasis de Harley en la ret6rica, todos los mapas de todos los lugares y periodos Bevan algun mensaj e comparable fuera del ambito de la geograffa tradicional . Mas que admitir que un mapa puede carecer de significado en este sentido, Harley aceptarfa una categorfa de significados "indeterminados" . 42 Los escepticos pueden ver en esto una cierta reconci­ liaci6n harleiana-positivista : quiza serfa poco serio sugerir que todos los mapas tienen significados "intrfnsecos" , pero , debido a un desafortunado · golpe de suerte , ninguno de esos significados se puede comprobar.

La imagen total Admitamos, por el bien del argumento mismo, que por lo menos algunos significados son determinable s , pero ec6mo los determinamos ? En los niveles primero y segundo de Panofsky existen c6digos reconocidos, in­ dicados por el cart6grafo (por lo general en la leyenda ubicada en los mar­ genes ) , o que se pueden dilucidar de manera inductiva , como Harley y otros aprendieron los utilizados en los primeros mapas del Servicio Estatal de C artograffa. 43 Pocos mapas ofrecen una clave para sus significados de tercer nivel y es diffcil ver un equivalente iconografico de "la tierra". Dos observadores independientes pueden estar de acuerdo en el significado de primer nivel de un sfmbolo estudiando Ia localizaci6n correlativa en el pai­ saj e e identificando lo que realmente esta allf; sin embargo , no hay un lugar adonde puedan ir para verificar Ia presencia de las ideas abs tractas . 31

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que supuestamente estan representadas en el mapa, por medio de proce­ sos tan convincentes como la observacion sensorial . Lo mas que podemos esperar en este caso es una analogfa con otras formas de arte cuyos practi­ cantes han sido mas comunicativos,44 lo que pronto lleva a una diferencia entre las propiedades cartograficas y las no cartograficas del mapa. Las ultimas incluyen: 1) los materiales que conforman el mapa, especialmente en relacion con su fuerza y durabilidad ffsica;45 2) sus elementos decorati­ vos ; 3) las inscripciones en los margenes , en el reverso o en las paginas que lo unen al libro o atlas ;46 4) las referencias que a el se hacen en otros documentos , incluidos los graficos , y 5) su localizacion, especialmente si esta es mas 0 menos permanente .47 Las inscripciones y referencias documentales tienen la ventaj a de ser verbalmente explfcitas , pero desafortunadamente casi nunca mencionan conceptos como clase o imperio . Tambien comparten una desventaja con los otros atributos no cartograficos antes mencionados . Harley niega ener­ gicamente que la decoracion sea solo un " ejercicio marginal " , e insiste en que "tanto las imagenes decorativas como las geograficas de un mapa son partes unificadas de una imagen total " . 4H Posteriormente describe como "rehabilito" la decoracion marginal al centro del mapa. 49 Resulta extrafio que Harley, lejos de deconstruir la cartograffa, revierta el proceso de deconstruccion llevado a cabo por historiadores ortodoxos que habfan manej ado la esencia y el o rnamento como dos categorfas separables . Es diffcil en este caso no estar de acuerdo con quienes proponen la ortodoxia. Los elementos geograficos y ornamentales de un mismo mapa a menudo han sido realizados por diferentes individuos ,so de modo que el compila­ dor de m apas muy probablemente haya sentido tan poca empatfa por el disefi ador de la tarjeta como un autor literario moderno ante el editor que elige las ilustraciones de su articulo . Esta falta de armonfa se puede ejem­ plificar en el mapa de Inglaterra y Gales ( 1 583) , de Christopher Saxton, en el que las franj as decorativas cruzan rfos, una costa y el sfmbolo de una ciudad a manera de desaffo flagrante contra cualquier tipo de "unifi­ cacio n" (principia sugerido por una frase como "imagen total " ) . 51 De cualquier modo , estos detalles no son fundamentales para esta dis­ cusion . El meollo del asunto es que si, en un momenta no filosofico, Harley hubiera encontrado a un improbable lector inocente colocando un compas ' 32

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divisor a lo largo o ancho de un querubin o de una diosa, seguramente habria p rotestado: " j Los querubines no forman parte del mapa ! " Una vez aclarado este punto, estamos en libertad de sefialar que el margen y no el mapa ( como ahora podemos insistir en llamarlo) incorpora el significado de tercer nivel. Entonces quiza sea el hecho de que el mapa no incorpora este significado lo que justifica Ia adicion de los marginalia. Probablemen­ te muchos historiadores cartograficos sigan viendo en Ia decoracion de los mapas un tema comparable con las pelucas y los trajes de los jueces en la historia de las leyes (ciertamente importantes y negados por autores ante­ riores, pero que no valdria Ia pena restituir a una posicion central ) . La decoracion m arginal representa un problema m a s general, q u e se puede abordar mediante una comparacion de los mapas y los libros. Consi­ deremos cualquier obra literaria conocida que se ha reimpreso constante­ mente sin alteraciones al texto; luego imaginemos todas sus ediciones en una misma lengua j un tas en una habitacion. 2. Que caracteristica comun trasciende a todas sus diferencias de forma, tamafio, color, composicion ff­ sica y tipografia? La respuesta: el texto ( por lo menos esa hubiera sido la respuesta antes de que escritores como Harley comenzaran a describir edi­ ficios y paisajes como si fue ran textos) . Las guardas tefiidas y los tipos Bas­ kerville de 10 puntos no se podrian considerar parte i ntegral del signifi­ cado de Un cuento de navidad o de Alicia en el pais de las maravillas . 2, Puede un texto cartografico compararse en cualquier sentido con las palabras de un autor, independientemente de su forma fisica? Quiza resul­ te dificil descartar esta posibilidad en lo que respecta a mapas que conser­ van su interes durante un largo periodo. No me refiero a la simple copia, al plagio o a otra actividad parecida. Lo que me interesa es el antiguo mapa estatal que se vuelve a trazar con fines leales al estilo de una nueva gene­ racion pero sin cambios de contenido.52 Un caso similar es la copia y el retoque de mapas antiguos (antes de la llegada de Ia fotografia) para ilus­ trar alguna publicacion de antigiiedades , o Ia inclusion del plano de una ciudad elaborado en el siglo xvn junto con una representacion victoriana de Ia misma con fines comparativos. s3 En estos casos , todas las personas interesadas en el tema habrfan considerado fundamental marcar Ia dife­ rencia entre forma y contenido. Hay que reconocer que Ia analogfa entre mapas y libros puede no ser exacta: existen buenas razones para que un 33

INTRODUCCI6N

cart6grafo mues tre mas interes en la minucia del grabado que un autor en Ia impresi6n tipografica. No obstante , el paralelismo es lo suficiente­ mente cercano como para despertar sospechas en cuanto al concepto har­ leiano de imagen total.

La imagen geogra.fica Por estas razones resulta lamentable que para ilustrar el simbolismo carto­ gnifico Harley se haya basado tanto en caracteristicas que tradicionalmente se habfan considerado secundarias. 54 Parecerfa que dentro del cuerpo de un mapa la mayorfa de estos criterios se puede reducir al simple concepto de importancia visual. Podemos enumerar estos rasgos de la siguiente manera: 1) Tamafio. Tiene dos aspectos, a saber: a) mientras mayor es la esca­ la, el obj etivo es mas importante . Por lo tanto, Europa se ve favorecida en el caso ecuatorial de la proyecci6n de Mercator porque su escala lineal es mayor que la de los tr6picos;55 b) independientemente de la escala, los sig­ nos convencionales pueden ser grandes o pequefios . El ejemplo de Harley es el apoyo de los cart6grafos a las divisiones de clase y estatus a traves de sfmbolos de diferentes tamafios que representan asentamientos de distin­ tos rangos legales, administrativos o eclesiasticos , sin tamar en cuenta el area ocupada por estos asentamientos . 56 2) Ubicaci6n respecto del centro. Cualquiera que sea la escala, el cart6grafo casi siempre colocara su tierra natal en el centro del mapa. 57 Harley lo considera un signa de etnocentrismo. 3) Color. Las referencias de Harley a este punta son breves pero carac­ terfsticas . Seiiala el " atractivo" y la "emotividad" de los colores y deplora el eurocentrismo que implica el uso del cafe para las superficies de tierra. Destaca las vibraciones imperialistas con un tinte rosado y cita a G. K. Ches­ terton respecto de los rojos cartograficos del Imperio britanico. No repite la _ maxima de George Orwell de que cada naci6n se colorea con rojo en sus mapas , quiz a por las multiples excepciones que existen a esta regla. 5H 4) Letra s . Las inscripciones pueden ser mas largas o mas cortas , de mayor o menor altura, con mas o menos color, mas o menos margin a les ; 34

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en ese sentido, ya han sido abordadas con anterioridad. Sin embargo , con excepci6n de los nombres de lugares, es mas probable que Ia prominencia forme parte del significado de una palabra a que este en funci6n de su for­ ma visible . Un ej emplo obvio es Ia identificaci6n explfcita de las clases sociales favorecidas , asf como los casos en que las clasificaciones cartogra­ ficas de los asentamientos retlejan Ia diferencia entre nobles y arist6cratas o entre obispos y arzobispos , mas que el registro de las poblaciones tota­ les o el numero de construcciones. El etnocentrismo encuentra sus expre­ siones escritas en nombres como Nigger Canyon y Squaw Hump o Water­ loo Bridge y Blenheim Palace (que , aunque menos ofensivos , retlej an el desprecio de los moralistas radicales) . Incluso sustituciones mas refinadas, como Brother Canyon y Sister Hump , por ejemplo, seguirfan revelando Ia preferencia chauvinista de Ia lengua inglesa. 59 5) Otras propiedades cartograficas . Dice Harley: Un mapa que carece de cualquier tipo de decoracion , ni siquiera un titulo o explicacion , puede , no obstante , sostenerse como sfmbolo de autoridad polftica . . . Lejos de ser incompatible con el poder simbolico, una medici on mas precisa lo intensifica. La precision se volvio un nuevo talisman de Ia autoridad . Por ej emplo, un mapa preciso del contorno de una nacion , como el que Cassini proporciono para Luis XIV, era una alegorfa tan pa­ triotica como imprecisa.6 Y sigue : En los mapas cientfficos "simples" , Ia misma ciencia se vuelve metafora . . . La precision y Ia austeridad de diseiio son ahora talismanes de autori­ dad . . . La topograffa mostrada en los mapas, cada vez mas detallada y pla­ nimetricamente precisa, se ha convertido en metafora de una filosoffa uti­ litaria y su deseo de poder. . . La precision de instrumentos y tecnicas sirve unicamente para fortalecer Ia imagen, con un recubrimiento de mito, c omo una perspectiva selectiva del mundo. 6 1 E sta es precisamente Ia carencia de importancia visual que lleva con­ sigo el significado . 6 2 Las propiedades que Harley considera simbolicas en 35

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esta relacion son evidentemente aquellas que diferencian , digamos, una hoj a de una pulgada de un mapa del Servicio Estatal Ingles de Cartografia de un mapa de condado isabelino. Las caracteristicas en cuestion marcan el progreso de la ciencia aplicada en general y el auge de la filosofia utilita­ ria; tambien seiialan el tipo de aparato gubernamental necesario para pro­ ducir grandes mapas a gran escala con la calidad del siglo XIX. 6) Silencio. E ste es el vehiculo del significado mas original y provocati­ vo de todos. Los espacios vacios de un mapa son "declaraciones definitivas y no solo brechas pasivas del flujo del lenguaj e " . 63 Aqui Harley establece la oposicion entre los silencios y los espacios vacios. Hay que reconocer que estas dos caracteristicas aparentan ser iguales; sin embargo, la diferencia entre ellas parece sobradamente genuina y alentadoramente suj eta de ser expresada en un lenguaj e diferente al de H arley. Aqui parece haber tres tipos de propuesta. La primera es que el espacio se puede describir como un vacio cuando un cartografo lo usa para registrar su ignorancia. La segunda es que existe lo que podemos Hamar un espacio negativo, que pue­ de expresar, por ejemplo: " esta no es una ciudad " , "este no es un rio " , has­ ta acabar con el contenido tematico del mapa. Finalmente , lo que Harley llama silencio implica un ocultamiento intencional de informacion y su reclamo al positivismo puede validarse si l a omision de x se toma como que "x tiene ciertas propiedades que lo hacen inadecuado para ser incluido en este mapa" . El silencio tambien se encuentra en el rubro del tamaiio cuando los simbolos mas pequeiios de una serie graduada se conciben reducidos hasta la invisibilidad; por ejemplo, al hacer de las ciudades en Iugar de las villas ( o de las villas en Iugar de las granj as) el nivel mas baj o de una jerarquia de poblados ; sin embargo, la m ayoria de las veces el silencio forma una cate­ goria propia con una enorme importancia ideologica. De este modo , los grupos etnicos subordinados pueden ser silenciados al ignorarse sus monu­ mentos representativos, y las religiones subordinadas pueden ser borradas mediante la imposicion del simbolismo de una religion sobre otra, como cuando se usa una cruz para representar una mezquita.M Un tipo de silen­ cio todavia mas importante ocurre cuando los cartografos no taman en cuenta temas que no son del agrado de la clase gobernante , como Ia po­ breza, la contaminacion y los embotellamientos de transito . 65 Las t a rjetas 36

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p ueden ser tan marcadamente silenciosas como cualquier otra parte del m apa, por ejemplo, cuando no se dibuj an miembros de la clase trabaj adora e n los margenes de aquellas en los atlas de condado ingleses de la epoca de l rey Jorge . 66

La propuesta cartografica Hasta aqui, las opiniones de Harley en cuanto al significado intrinseco. Sin apoyar necesariamente la terminologfa panofskyana, estamos de acuerdo en que tales significados existen. Que los mapas de Saxton son expresiones de orgullo territorial, por ejemplo, es una idea por lo menos tan viej a como el irremediablemente preposmodernista historiador de mapas Edward Lynam , hecho que Harley, con su caracteristica perspicacia y honestidad, percibio y reconocio de inmediato . 6 7 Lo que parece cuestionable es el metodo mediante el cual se validan las hipotesis de tercer nivel, y en este rubro existen dos problemas que requieren discusion. Uno es como identi­ ficar los objetos de significado intrinseco y el otro como decidir que se esta diciendo acerca de estos obj etos . Las identificaciones de Harley son facilmente debatibles . Por ejemplo, la comunidad que se ve favorecida por estar ubicada en el centro de un mapa no necesita ser un grupo etnico. Si se compara el centro de un mapa con la gente, estas son personas relacionadas por su proximidad, no nece­ sariamente por su raza o su cultura. Y desde un punto de vista cartesiano, un mapa se puede considerar no etno, sino egocentrico, como aquellos en los que el Servicio Estatal de Cartograffa ofrece ubicar el hogar del mece­ nas de un mapa en el centro aunque , a diferencia de los cartografos del argumento de Harley, el Servicio no diga a sus clientes que este arreglo sea una asignacion divina.6 1l De manera similar, una proyeccion ecuatorial de Mercator parece favorecer a los norteamericanos del A rtico y a los asiati­ cos mas que a cualquier europeo, aparte de los lapone s . Cualquiera que sea Ia proyeccion, Harley asocia el mundo de Ia Ilustracion con el "destino manifiesto de Ia conquista y Ia colonizacion europea de ultramar" ; sin embargo , este presunto vinculo de inmediato revelarfa su debilidad si se 37

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identificara al cartografo como un miembro de alguna nacion de mentali­ dad no imperialista, como Suiza o Polonia. 69 Durante el mismo periodo , no esta clara Ia razon por Ia cual los seres humanos o los animates de aparien­ cia extrafia de pafses remotos simbolizaban Ia adquisicion de territorios de ultramar cuando estas rarezas eran igualmente comunes antes de Ia era del imperio en los mapamundis medievales . 70 6 Como puede transmitirse un mensaje imperialista al hacer que los africanos se vean excesivamente europeos o excesivamente no europeos y transmitirse tam bien, a juzgar por Ia doctrina de los silencios de Harley, al omitirlos totalmente ? 7 1 2. En Europa se puede decir realmente que los estados, los rfos y las fronteras polfticas tipifican Ia cartograffa de los Estados-nacion en contraposici6n a los imperios multinacionales ? 72 2.No es extrafio que en Norteamerica Ia disponibilidad europea de asentamientos se sefiale mediante pruebas de civilizaci6n como caminos y palacios municipales, o por largos espacios de selva vacfa? 7J En Ia escala topografica hay problemas similare s . Una j e rarqufa de sfmbolos de poblaciones puede decir mas acerca del caracter ffsico de las construcciones que del nivel social de sus ocupantes . Asf, Harley encuen­ tra un favoritismo social al utilizar sfmbolos mas grandes para los castillos que para los poblado s , aun cuando estos ultimos abarcan un espacio mayor; 74 sin embargo , los castillos se pueden ver e identificar desde mas lejos y Ia visibilidad siempre ha sido una cuesti6n practica importante para elegir los detalles de los mapas topograficos . 75 En las ciudades y otras areas de asentamientos cerrados esta paradoj a del espacio que se ocupa pierde funcionalidad; por ejemplo, Ia decision de un cart6grafo de no marcar las calles pequefias y los callej ones 76 puede deberse mas a limitaciones de Ia escala que a prej uicios sociale s , y quiza incluso dependa de sus j uicios objetivos acerca de Ia magnitud del flujo de trafico . Entonces , en Ia discu­ sion de Harley acerca de los marginalia resulta extrafio que el poder del Estado se simbolice tanto con el uso como con Ia ausencia de elementos embellecedore s. Finalmente , no todas las caracterfsticas de un mapa topo­ grafico moderno se pueden relacionar con una filosoffa utilitaria; en oca­ siones estos mapas han resultado mas precisos de lo que cualquier necesi­ dad practi ca requie re . n La doctrina del silencio ha dej ado de ser clara. Incluso en el primer 38

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nivel de Panofsky, relativamente poco problematico, los espacios vacfos y negativos no siempre son facilmente distinguibles del silencio, o entre ellos mismos . En el tercer nivel, esta dificultad parece insuperable . Tome­ mas como ej emplo el vacfo del Occidente en los mapas de Norteamerica del siglo XVIII. c_Acaso el cartografo quiere decir: " E sta es un area de Ia cual no se nada" o "Lo que descalifica a esta area para aparecer en mi mapa es el hecho de que sus habitantes son unos no europeos a quienes mis cote­ rraneos estan a punto de despoj ar" ? Obviamente , Harley elige Ia segunda interpretacion, pero no dice por que Ia prefiere sobre Ia primera. 7 s Detras de este ej emplo hay una pregunta mas amplia : c_que esta callando el ma­ pa? En terminos generales, solo podemos contestar que hace caso omiso de todo en el mundo, excepto de su propio centro de interes; sin embargo, esta respuesta no apoya el argumento de Harley. Tampoco se puede supe­ rar Ia dificultad limitando los silencios en el discurso filos6fico del mapa a los que el sentido com(m puede romper facil y logicamente. Por ej emplo , las caballerizas de principios del siglo xx se distingufan con claridad en cualquier mapa del Servicio Estatal de Cartograffa de gran o mediana esca· la, donde sus caracterfsticos lfmites de terreno las hacfan una maroa util para el viaj ero ; sin embargo , su ausencia no se consideraba prueba de hipofobia por parte de los altos funcionarios del Servicio Estatal de Carto­ graffa, sobre todo porque lo mas probable era que estas personas disfruta­ ran las actividades hfpicas (tan comunes entre los altos mandos del ejerci­ to britanico ) . No hay duda d e que los mapas s e pueden considerar seria y censura­ blemente mentirosos en su practica de "economizar Ia verdad " . Un carto­ grafo ingles que maroa nueve de 10 iglesias, por ejemplo, puede ser critica­ do por excluir al 1 0% faltante . AI mismo tiempo , un mapa topografico puede mostrar Ia ubicacion de Stonehenge sin prometer de manera implf­ cita Ia cobertura total de las piedras antiguas en cfrculo . Se necesita poca retlexion sobre estos temas para confirmar que Ia razon mas obvia de lo que parece un silencio cartografico es Ia falta de espacio . Incluso el mejor cartografo y el mas academico encontrarfan diffcil satisfacer Ia demanda implfcita de Harley en cuanto a que Ia historia del paisaj e de alguna ma­ nera debe exprimirse en todos los atlas de carreteras . 7 9 Cualquier carto­ grafo academico que trate de formular principios generales acerca de la 39

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pragmatica de quedars e callado ( tarea que , hasta ahora, ha recibido poca atenc ion) tendni q ue preguntarse que pueden esperar los cartografos de los Iectores de mapas , y viceversa; esto , a su vez , da Iugar a Ia pregunta de que esperan realmente . El tratamiento que hace Harley de los silencios no hace ninguna aportacion a este problema. Puede incluso resultar da­ fiino, ya que oscurece aun mas Ia frontera entre Ia selectividad y Ia impre­ cision . HO En este pun to podemos detenernos a enfatizar una dife rencia fundamental para aclarar las ideas acerca de todas las formas de comuni­ cacion. El proceso de seleccion del comunicador tiene su propia psicolo­ gfa, su propia sociologfa y, sin duda, su propia etica; sin embargo , sigue vigente el hecho de que no nos convertimos en mentirosos al no ofrecer un informe exhaustivo del universo cada vez que abrimos Ia boca. Si se hace pensar a los historiadores de mapas que ningun cartografo puede nunca decir Ia verdad, quiza ellos mismos abandonen su busqueda. De aquf solo hay un pequefio paso a Ia propagacion activa de Ia falsedad. 1 H El segundo problema general que plan tea Ia iconograffa cartografica es, en algunos aspectos , mas interesante . Una caracterfstica general del sim­ bolismo es que esta dominado por conceptos que tienden a Ia exclusion de propuestas . La tabla de significados de la epoca Tudor de Harley no es extrafia en este aspecto . Es similar a las entradas de un diccionario de sim­ bolismo e n el que un arado significa fertilizacion, una botella salvacion, una cigiiefia devocion filial, etc . �'�2 Aquf radica una diferencia importante entre el tercer nivel de Panofsky y lo que Harley llama el aspecto euclidia­ no de Ia comunicacion de los mapas . En Ia lectura tradicional de los mapas, Ia tarea del cartografo es ofrecer hechos, no conceptos; sus sfmbo­ los adquieren una forma p ropositiva mediante las relaciones de espacio sobre Ia superficie del mapa. El simbolismo de tercer nivel no cuenta con una red semejante de relaciones establecidas, lo que significa que se debe rechazar el elemento estructural del invisible paisaje de ideas de Harley, incluso si aceptamos Ia existencia de las ideas como entidades individua­ les. �'�3 Entonces, para continuar con Ia analogfa gramatical, una vez identi­ ficado el tema de un mapa como , digamos, un imperio, aun tenemos que dar a este suj eto un predicado ( tarea diffcil cuando el lenguaj e de Ia icono­ graffa parece estar desprovisto de verbos) . E n respuesta a este argumento s e puede establecer que e n e l tercer 40

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nivel de significado el mapa no es enunciado ni propuesta, sino un gesto de celebracion , glorificacion o predileccion. Sobre este tema, Harley habla con dos voces. En un punto, como hemos visto, niega que los mapas puedan , en terminos de un tercer nivel, ser ciertos o falsos .114 Sin embargo, en otra formulacion se dice que todos los mapas plantean un argumento acerca del mundo y que son propositivos por naturaleza.115 En la segunda hipotesis, r'_ que propuesta expresa un mapa que simboliza un imperio? � Que existe el imperio? � Que la idea de imperio es de cierta forma importante o tiene consecuencias? � Que el imperialismo, por lo menos un imperio individual, es algo bueno? En la mayorfa de los casos que aborda, Harley sin duda ele­ girfa la ultima de estas interpretaciones : para el, los mapas llevan implicito un statu quo y se puede hacer que funcionen en ambas modalidades , 116 tanto de actuacion como de declaracion ; por lo tanto, evaden o posponen el tema de propuesta al de expresion, cuya importancia algunos relegan solo para los estudiantes de lengua y de logica. La debilidad de este enfoque de celebracion, o su equivalente de pro­ puesta, es que parece tener demasiadas excepciones. Consideremos , por ejemplo , el comentario de Harley en cuanto a que el mapa de carreteras de Carolina del Norte " convierte nuestro enamoramiento del automovil en adoracion " . 11 7 En el plano de un hospi tal , los diferentes pabellones y departamentos pueden ser, por lo menos , tan importantes como las ca­ rreteras en un mapa de carreteras . � Entonces los pianos de un hospital idealizan nuestro enamoramiento por las heridas y la enfermedad? Un ejemplo medular para la historia de los mapas es la fuerte corriente de car­ tografia tematica europea del siglo XIX dedicada, a menudo a costa del Estado , al registro en mapas de la pobreza, la delincuencia, la falta de vi­ vie nda , el analfabetismo y la enfermedad . 1111 Quiza un teorico ingenioso con intencion de celebrar encontrarfa alguna manera de presentar estas acciones tan ostensiblemente autocriticas como favorables para su statu quo . En realidad, no vale la pena hacer este esfuerzo, ya que Harley se adelanto al admitir la principal excepcion seiialada con anterioridad en este mismo ensayo . Muchos cartografos mostraron a Norteamerica fal­ samente vacia, seiiala, no porque desearan perpetuar el estado contempo­ raneo de las cosas manteniendola vacia, sino mas bien como una forma de anticipar con esperanzas Ia colonizacion europea . 119 La fue rza del ar41

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gu mento del statu quo depende , por lo tanto, del continente que se regis­ tra en el mapa. Si un mapa expresa ya sea aprobaci6n ( para un Estado-naci6n euro­ peo) o bien desaprobaci6n ( para un continente americano casi vacfo ) , 2,c6mo podemos saber Ia diferencia? Esta pregunta volveni a surgir a su de­ hido tiempo; mientras tanto , no nos podemos ayudar con metodos de des­ cripci6n de una realidad geografica; por el contrario, una de las quej as de Harley acerca de los primeros mapas de Norteamerica es que tratan el pai­ saje como si fuera parte de Europa.90 Quiza se pueda superar esta dificul­ tad siendo indulgentes ante Ia "imagen total" e incluso invistiendola de un estatus propositivo que estahlezca, aunque a primera vista no parezca de gran utilidad, que es adecuado que tal o cual mapa sea acompafiado de ta­ les o cuales caracterfsticas marginates . Por el bien del argumento, se puede aceptar Ia decoraci6n carente de sentido, pero cara y ostentosa, como una sefial de aprobaci6n (de una cosa u otra ) , aunque incluso esta hip6tesis sea poco probable a menos que el ornamento alcance un determinado nivel de ostentaci6n; pequefias cantidades de emhellecimiento convencional poe­ den acompafiar a un juicio moral negativo, como en Ia arquitectura de las prisiones victorianas . La desaprobaci6n se puede demostrar de manera efectiva desplegando esqueletos , diablos , duende s , botellas de veneno e instrumentos de tortura; 9 1 sin embargo , dentro del cuerpo del mapa hay pocos tipos de simbolismo geografico que sean en sf moralistas . Antes de Ia llegada de Ia exactitud polftica, el gris desvaneciendose hasta negro en un mapa de coropletas pudo haber sido una comhinaci6n de colores adecuada para representar los diferentes grados, por ej emplo, de analfabetismo. De otra suerte , el (mico signo ohvio de un estatus de evaluaci6n es un rojo lla­ mativo. Ya se ha sefialado que este color tiene una carga positiva en los ma­ pas politicos, aunque su importancia no es evidente ; en el Lihro de Isafas , el escarlata no es sefial de vi rtud , sino de pecado y, dentro de un mismo genero cartografico, "las mejores rutas dihuj adas con rojo" de un mapa son negadas por los "caminos menores rojos" de otro .92 Es diffcil resistir a Ia conclusion de que cualquier moralista con un mensaje muy emotivo harfa mejor expresandolo en palabras que en mapas . Un elemento mal representado en el analisis de Harley es el tipo de cartograffa que ohtendrfa su aprohaci6n . 9.1 Si, por ejemplo, en el siglo XVI I 42

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llegara al poder una coalicion de mineros , niveladores y otros grupos radi­ cales , 2_que tipo de mapas fomentarfan? 2_ IIabrfan reducido el enfasis acos­ tumbrado de los cartografos ingleses en las fronteras del gobierno local , cstando asf de acuerdo con Harley en que estas caracterfsticas expresan las creencias de los nobles y los aristocratas ? 'H Y 2_ como habrfan hecho justicia cartografica a las viviendas pequeiias aisladas de los pobres rurales sin hacer mas que j usticia a las grandes habitaciones de los ricos que ocu­ pan tanto espacio? Quiza habrfan evitado dibujar mapas hasta que todas las casas grandes hubieran sido derribadas o quiza habrfa bastado con es­ cribir el equivalente del siglo xvn de una casa de descanso para los futuros trabaj adores controlados por el Estado ,' al lado del simbolo antes usado para las casas y mansione s . El problema cartografico que plantean los pobres a lo largo de la historia del trazado de mapas es, simplemente , que existen tantos que sus viviendas no se pueden mostrar de manera indivi­ dual a una escala que resultara util para los lectores de mapas topograficos ( de cualquier nivel de ingresos) . Harley casi nada hace para abordar este problema. Solo insiste en que un mapa neutral es polfticamente imposible . No obstante , si un mapa de este tipo es tecnicamente imposible , su afirma­ cion pierde gran parte de su intencion.

Conocimiento y poder El uso que hace Harley de la palabra conocimiento requiere relativamente pocos comentarios . Su concepto de los mapas como una forma de conoci­ miento solo resulta satisfactoria en el nh:el del sentido comun;95 no obs­ tante , desde el punto de vista filos6fico, se podrfa definir mejor el cono­ cimiento como una opinion que es verdadera y se puede confirmar ( l as suposiciones no son conocimiento ) , y esta opinion requiere de un usuario del mapa, asf como de un mapa.% A algunos lectores quiza les incomode la idea de propuestas eticas que sean ciertas o falsas ; sin embargo , desde el punto de vista de Harley, aquf no hay dificultad alguna. Si un mapa afir­ ma que el statu quo es bueno, pero en realidad es malo, entonces el mapa es incorrecto en esa medida, y quienes acepten sus juicios morales no son 43

INTRODUCCI6N

infor mad os sin o ignorantes , a pesar de que aun asi aprendan algo de el en un sen tid o euc lidia no. En este sentido, resulta psicologicamente mas importante Ia esencia geo­ grafica co mun de un mapa. AI revisar Ia obra de Harley del ultimo periodo se percibe una corriente subyacente de idealismo filosofico o fenomenalismo que casi rompe Ia superficie en su impulso por distanciarse de Ia verdad, Ia realidad y otras ideas semej antes , al segregar sus nombres mediante el uso de comillas.97 AI deconstruir el mapa, el pretende "romper el supuesto vincu­ lo entre Ia realidad y Ia representacion " . 98 En este punto tambien es impor­ tante el enfasis puesto en Ia historia del arte , Ia critica literaria, Ia arqui­ tectura y Ia musica respecto de los textos . Estas cuatro actividades tienen que ver, en cierto sentido y en grados diferentes, con Ia ficcion . A pesar de su entusiasmo por las relaciones interdisciplinarias , Harley en ocasiones establece analogias a partir de formas de comunicacion que abiertamente no pertenecen al campo de Ia ficcion , como Ia historia directa, Ia biografia y su propio tema dentro de Ia geografia. Entonces, cuando describe de que manera Ia cartografia disciplina, normaliza o estructura el mundo ,99 6 "el mundo" debe interpretarse aqui en algun sentido figurativo , o debemos suponer que los cartografos crean una realidad no cartognifica al mismo tiempo que Ia representan ? Esta ultima interpretacion ubicaria a Harley en el grupo supuestamente pequefio de los historiadores de los mapas que consideran a California una isla del siglo XVII que con el paso del tiempo se j unto con el continente . De hecho , su matiz idealista es quiza solo un recurso retorico que hace pensar en las aplicaciones moderna y posmoderna de Ia palabra inventar para entidades como America o Shakespeare . Des­ pues de todo , esta de acuerdo en que "seria inaceptable que una historia social de Ia cartografia adoptara Ia perspectiva de que no hay nada fuera del texto" . 100 No obstante, las comillas de desacuerdo con palabras como "verd ad" , "hecho" y "realidad" siguen ayudando a formar un in dice , sujeto de ser mejorado, de Ia capacidad de los escritores para refutarse a si mismos. En los ultimos textos de Harley, el enfasis cambia del signifi cado al poder. Un fragmento tipico es el siguiente : Los cartografos confeccionan poder; son los creadores de un pan6ptico espacial . Su poder esta inserto en el texto cartografico : podemos hablar de

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I NTRODUCCI6N

un "poder cartognifico" a s i como hablamos d e l poder de la palabra o del li­ bro como una fuerza del cambio . En este sentido , existe una "politica de los mapas " , un

p o d e r que

se en trevera con el conocimiento y e s inherente

a el: Se trata de Un poder universal . I O I

La idea de que todo conocimiento confiere poder es simplemente err6un hombre que es empuj ado al fondo de un barranco no obtiene poder del conocimiento de que pronto se estrellani contra la tierra. Asi como Harley no ha probado que todos los mapas pronuncien j uicios mora­ les, no se ha probado que todos Beven a cabo accione s . Como ante s , se debe contemplar cada grupo de casos con base en sus propios meritos, y Harley por lo menos da un paso en la direcci6n correcta al separar el poder externo del intemo. w 2 Ahora se define Ia ubicaci6n del poder en relaci6n con Ia comunidad que traza el mapa; por lo tanto, en terminos generales, externo se refiere al poder de los no cart6grafos sobre los cart6grafos, e interno al poder de los cart6grafos sobre los no cart6grafos. Es innegable Ia existencia de ambas variedades de poder. No obstante, Harley prefiere borrar su diferenciaci6n seiialando, respecto del periodo hist6rico elegido por el, que en el ejercicio del poder intemo los cart6grafos respondian a los dictados del poder exter­ no. 103 En otras palabras , se puede esperar que ambos tipos de poder pro­ duzcan los mismos resultados. E ste no es un punto que se pueda desa­ rrollar mas porque , e n general , Harley prefiere cambiar su centro de atenci6n hacia un vinculo posterior en Ia cadena de causa y efecto , de tal man e ra que quien ej erce el poder ya no es quien traza el mapa, sino el mapa mismo ; tal es Ia carga de Ia cita que da inicio al parrafo anterior y tam bien Ia de la protesta atribuida a un cart6grafo cientifico: "Yo solo trazo el mapa . No soy responsable del uso que se le de o de lo que el mapa haga" . 1 °4 Para este concepto de "mapas en acci6n" sera mas conveniente clasificar el poder de manera alternativa como instrumental, psicol6gico, moral y metafisico, aunque estas categorias nunca han tenido una virtud especial, fuera del marco de Ia presente discusi6n. A primera vista, el poder instrumental presenta pocas dificultades . Se adm i te universalmente que los mapas ayudan a quienes ej ercen el poder -por ej emplo, en l a gue r ra- para subir impuesto s , reforzar la ley y e l ne a :

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INTRODUCC I6N

orden , adm inistr a r I a j usticia y manej ar la propiedad de la tierra. En los textos de Harle y y de Ia mayoria de los historiadores de mapas abundan eje m plo s de est as rel aciones. Solo se necesita discutir el grado de poderio . Cua ndo H arle y dice que "trazar rna pas de la tierra era ser dueiio de ella" , poc os lectore s que rrfan inferir que todos y cada uno de los bienes rafces de los Estados Uni dos pertenecen o deberfan pertenecer a los descendientes de un topogra fo . 10 5 La mayorfa tampoco querrfa hacer de la cartograffa un arma del imperialismo, comparable con la artillerfa. 1 06 En este punta, sin asf quererlo , Harley hace pensar en un hombre de Estado del siglo xx que clasifica material estrategico antes de imponer sanciones comerciales a un extranjero recalcitrante . Productos claramente distintos resultan estrategi­ cos en diferentes grados : las armas nucleares en un extremo y los comesti­ bles en el otro , o cerca de el. Mientras que un mapa se puede enrollar y usarse para lanzar dardos venenosos , no se le puede ubicar en el mismo nivel de destructividad que un canon o una ametralladora. Los mapas , al igual que cualquier vehfculo no armada, ocupan un Iugar intermedio en este rango . En que medida dentro de esta escala una sustancia se vuelve inherentemente polftica, es cuestion de gusto. No se puede activar ningun obj eto inanimado para producir efectos materiales excepto dentro de un marco causal, lo que en este caso debe incluir a alguien que lea el mapa y a alguien que jale el gatillo . Mientras mas abaj o en esta tabla de destructivi­ dad , mas complej o debe ser el elemento agregado causal y menos capa­ cidad de daiio se puede atribuir de manera convincente a cualquiera de sus componentes estrategicos . Si los mapas ejercen un poder instrumental es solo en un sentido tan peligrosamente laxo que resulta aceptable entre lectores cuidadosos . l07 Antes de abandonar el tema del poder instrumental podemos mencio­ nar que las opiniones de Harley sabre este tema pueden complementarse con la opinion de los historiadores acerca de experimentos de control con los que se investiga la habilidad humana para actuar sin ayuda cartografi­ ca. El trazado de fronteras es un caso obvio. Como demuestra Harley, in­ dudablemente los mapas han sido usados con este fin ; 1 o s sin embargo , muchas fronteras se originaron antes de que se pudiera disponer de ellos . 1 09 Incluso antes de la llegada de la cartograffa de precision a gran escala , la delimitacion en muchas ocasione s se desvirtuo y termino confi46

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riendo nuevas funciones a las antiguas fronteras . Los mapas tampoco son esenciales para gravar las propiedade s , por mas improbable que esto parezca a quienes no son historiadores. 1 1 0 Estas reflexiones dan Iugar a Ia sigu iente pregunta: r"_cuales son las clases mas complicadas de pensamien­ to espacial logrado por individuos o comunidades analfabetas en cartogra­ ffa ? Aqui hay una especie de silencio cartografico que ningun historiador de mapas parece haber investigado . 1 1 1 Sin embargo , por lo menos queda clara que los mapas no son mas una condici6n necesaria de reforzamiento del poder que una condici6n suficiente . El termino psicol6gico puede ser correctamente aplicado al poder de los mapas en un sentido no afectivo, denotando, por ejemplo, Ia capacidad para mostrar que Italia tiene forma de bota. Quiza esto quieren decir los escritores tradicionales cuando describen los mapas como una "herra­ mienta muy poderosa" _ 1 12 Sin embargo, en el sistema harleiano Ia psicolo­ gia es cuesti6n de actitudes y emociones. Por ejemplo, al deshumanizar el paisaj e los mapas facilitan que los comandantes militares o los funciona­ rios civiles escapen de los golpes de conciencia que pudieran sentir des­ pues de un comportamiento de crueldad o sometimiento hacia los habitan­ tes de esa are a . 1 13 H arley podria haber agregado que en este contexto todos los simbolos cartograficos son un eufemismo y difieren de los eufe­ mismos verbales en que son intraducibles al lenguaj e comun . Un escritor puede elegir entre "sufrir una fatal baja" y "volar en pedazos" ; sin embar­ go, un rectangulo de color sabre un plano de batalla no puede representar tan facilmente a un grupo de soldados de carne y hueso. No obstante, esto tampoco es un punta sabre el cual se deba abundar; ningun historiador cartognlfico positivista negaria que los mapas pueden ej ercer parte del poder psicol6gico acordado de manera unanime para Iibras , peliculas , obras y programas de television, aunque puede ser dificil encontrar un ejem­ plo mas determinante que Ia Biblia o el Manifiesto comunista. La unica raz6n para ubicar al poder moral como una categoria inde­ pe ndi ente es buscar un Iugar temporal para el concepto de "legit imaci6n " de Harley. 1 14 Cualquiera puede pronunciar un juicio moral; s i n embargo , i mponer el atributo de "correcta" a una situaci6n que anteriormente era incorrecta o neutral, y que en otros aspectos permanece sin cambios, es un poder que constituye materia de estudio mas de te6logos que de fil6sofos, 47

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y a no s e diga de car tografos . Legitimar, en l o s textos de Harley, invariable­ mente lleva con sigo el significado de " esperar legi timar" o "parecer legi­ timar" , de man era que el poder aquf involucrado no es verdaderamente moral sino psic ologico. Como ya se dij o con anterioridad, aun no se sabe si los mapas son verdaderamente mas persuasivos en este nivel que otros medios . De cualquier modo, no convencen a los filosofos de mapas, y su­ poner que otros lectores son mas ingenuos que nosotros se acerca peligro­ samente al elitismo . Finalmente, tenemos el poder que ejercen los mapas sabre el mundo real , si no sobre la costa de California, sf por lo menos sobre ciertas carac­ terfsticas inmateriales como las fronteras legales y los nombres de los luga­ res. Aunque a menudo se consideran juntos, los dos casos antes menciona­ dos son obviamente distintos. Las fronteras de las que ahara hablamos no son las creadas por los polfticos o los funcionarios, como en los ejemplos de Harley. Son las determinadas despues de que esas autoridades han defi­ nido una frontera mediante una declaracion verbal o una declaracion con un mapa en pequeiia escala que el topografo practico considera demasiado vaga para ser traducida en una lfnea especffica sobre el suelo . 1 1 5 El topo­ grafo entonces se ve forzado a actuar como su propio interprete . Si su decision satisface a las partes interesadas, el resultado puede contar como un genuino trazado cartografico del mundo, mucho mas cuando su fronte­ ra se maroa ffsicamente en Ia tierra. Los letreros y los nombres de las calles son "construcciones" menos convincentes que las fronteras, mientras que la nomenclatura hablada es Ia menos convincente de todas , ya que los nombres dan Ia impresion de ser "materializados" solo si son muy conocidos (aun en este caso, en oca­ siones no Ia dan ) . No obstante, Harley dice de Colon y de otros explorado­ res de America que "sus acciones toponfmicas significaban que los mun­ dos que rozaban nunca serfan los mismos" _ I I 6 Es importante el uso de la expresion comparativamente no violenta rozar. Sugiere cambios causados por el propio acto de trazar el mapa mas que por el proceso de conquista y ocupacion que pudieron seguir; tambien parece reconocer que gran parte de Ia asignacion de nombres hecha por viajeros y cartografos no tuvo efec­ tos sobre el uso que preferfan los indigenas. Rozar definitivamente da una impresion diferente a Ia expresion mas contundente de quitar el nombre, 48

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que Harley usa en otros momentos . Sin embargo, quitar el nombre presen­ ta dificultades propias , ya que ignora Ia posibilidad de alias topognificos y su pone que el nombre nuevo de alguna manera debe destruir cualquier otro anterior. En realidad, hay bastante Iugar para una coexistencia pacifi­ ca en este campo : Edinbourg en algunos mapas no impide que en otros aparezca como Edinburgh [ Edimburgo ] mas que Germany [Alemania] y Deutschland [Ale mania ] . 1 1 7 Por supuesto que a lo largo de esta discusi6n si g ue siendo posible que un nombre con matices emotivos influya en Ia actitud de Ia persona que lee el mapa; sin embargo, al igual que en muchos otros casos, el poder es psicol6gico mas que metaffsico. Como tema de analisis, el poder tiene mucho en comun con el significa­ do panofskyano . En ambos casos el mapa admite interpretaciones altemati­ vas pero nada hace , o hace muy poco , para ayudarnos a elegir entre ellas . Con el fin de reconsiderar algunas de las categorfas de poder antes men­ cionadas, si un mapa puede aprobar o desaprobar, tambien puede invalidar tanto como legitimar. Un eufemismo cartografico puede funcionar en am­ bos sentidos. Con un j uicio lamentablemente chauvinista, Jean-Jacques Rousseau conden6 a los fil6sofos europeos, quienes "amarfan a los tartaros para evitar amar a su vecino" ; en realidad, algunos lectores de mapas ( a diferencia de l o s comandantes militares insensibilizados de Harley) pue­ den sentir mas compasi6n por el objeto de un simbolismo remoto y an6ni­ mo que por Ia gente que consideran que ya conocen demasiado bien per­ so nalmente . I IH La cartograffa puede actuar contra los gobiemos, de Ia misma manera que en su favor. Un registro de puntos fue rtes es tambien un registro de obj e tivos , y en Ia interpretacion de un mapa polftico el enemigo de mi enemigo se vuelve m i amigo . En principio, Harley estarfa de acuerd o . Incluso reconoce abiertamente u n a "cartograffa d e protesta " , aunque cita algunos mapas que caben en esta descripci6n desde antes de Ia decada de lo s ochenta l l9 y, como un hecho hist6rico, considera autoritario el mapa, mas que revolucionario. I 2° Trazar un mapa requerfa recursos materiales que los gobiemos podfan tener mas facilmente que los rebeldes. Esta idea p uede ser valida para levantamientos precisos de un area grande , realiza­ dos por instrucciones de una maquinaria de Estado posmedieval ; sin embargo, a menudo las rebeliones han sido apoyadas por fuerzas externas 49

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con capacidad propia para trazar mapas . Los mapas de algunos potenciales luchadores por Ia libertad, por ej emplo los indigenas americanos, no han necesitado de una estructura elaborada de Estado . En Europa hay pocos movimientos revolucionarios modernos cuyos lideres hayan sido tan po­ bres como para no poder comprar un mapa. Por ejemplo, parece que en los disturbios irlandeses de 1 9 1 8 a 1920 los insurgentes conocieron los mapas oficiales de una pulgada y de media pulgada del Servicio Estatal de Carto­ grafia tan bien como el ej ercito ingles . 1 2 1 La argumentaci6n de Harley se torna muy salida con la afirmaci6n de que los gobiernos a menudo operan a distancia, mientras que los rebeldes lo hacen en su propio terreno, per­ mitiendo asi que los mapas contribuyan a inclinar Ia balanza en favor del poder centralizado . No obstante , nada hay de inherentemente absurdo en Ia idea de un pequefio y compacto Estado soberano amenazado por una red internacional de criminales que utiliz an mapas . Quiza en Ia practica no sea un escenario muy probable; sin embargo, lo importante aqui es pre­ guntarse si los mapas de los criminales necesariamente serian distintos de los de cualquier otra persona.

Texto y contexto Entre las caracteristicas mas destacadas de los textos de Harley se encuen­ tra su predilecci6n por palabras como todos, cada, no, nunca, inherente, esencial, universal, ubicuidad y regla . 1 22 Luego entonces , no solo algu­ nos , sino todos los mapas , contienen simbolos ocultos, ideas e incluso fic­ ciones que trascienden lo meramente fisico o tecnico . En otra dimension de generalidad, estas ideas no solo se relacionan con un Iugar en particu­ lar, sino con el mundo entero y, en realidad, con todo el universo. Asimis­ mo, se supone que todos los mapas son sociales en Ia medida en que con­ ciernen a Ia gente en grupos mas que como individuos ; se supone tambien que son politicos en el sentido de que son sociales en un nivel en que se espera que las instituciones gubernamentales reconozcan de alguna mane­ ra su existencia. Otra caracteristica universal de Ia cartograffa es que no solo expresa conflictos sociales y politicos , sino que tambien toma partido 50

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en ellos ; luego entonces, todos los mapas son tambUin ideol6gicos, desplie­

gan ideas como si fueran armas en una confrontaci6n que surge debido a

causas esencialmente no intelectuales . Y por supuesto, todos los mapas son ret6ricos . Las Ieyes de Harley ( cabe mencionar que este es un termino que el nunca usa) son propuestas con demasiada frecuencia como para ser descartadas y calificadas como manifestaciones exageradas y descuidadas de opiniones menos comprensivas . Por el contrario , mas de una vez se adelanta a esta linea de defensa contraponiendo explfcitamente sus pro­ pias opiniones universalistas a Ia postura menos radical de que el com­ p romiso politico es una propiedad de algunos mapas , no de todos . 1 23 Un esceptico puede preguntar de que manera se j ustifica este tipo de generalizaciones si no se revisan todos los mapas producidos y se demues­ tra que no se ha pasado por alto ningun ej emplo . Sin embargo , un aspec­ to tranquilizador, aunque problematico, de Ia obra de Harley es que en sus momentos mas debiles refrena estas criticas limitando sus declaraciones al mayor numero de ejemplos posibles, que son quiza solo una minorfa de los casos . 124 El cambio fue desconcertantemente abrupto. En una sola oraci6n puede haber avances y retrocesos , como cuando "todos los mapas" apare­ cen como portadores de un significado que "en muchos casos" transmite algun valor o fin social , 1 25 aunque con mayor frecuencia las reglas y las excepciones se encuentran a cierta distancia. En una ocasi6n Ia generali­ dad se colapsa a una particularidad irreducible al sugerir Harley, como una posible respuesta a Ia crftica, que "nuestro mapa de Ia teoria se volveria a trazar para cada acontecimiento cartografico " , declaraci6n que parece to mar el empirismo tan lej os como pueda llegar. I 26 El principia que implican estas salvedades y cualidades es que cada mapa debe verse dentro de uno o mas contextos especfficos . l 27 Entonces se puede encontrar que transmite significados distintos , que confiere poder a intereses contrarios o que ofrece pruebas de teorfas hist6ricas inc omp atibles _ I 2H Una vez que se abandona Ia universalidad (una perdida mayor), Ia contextualizaci6n parece contraponerse a muchos de los argu­ mentos sefialados en secciones anteriores de este ensayo; sin embargo, su efectividad sigue siendo tema de discusi6n . Para empezar, el contexto no puede referirse simplemente a una adyacencia espacial y temporal dentro de un tlujo unico de comunicaci6n, como el significado literario o lingiifs51

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tico original de Ia palabra pareceria exigir; en ese sentido, un mapa no ten­ dria contexto a menos que formara parte de alguna composici6n grafica o literaria nuis extensa. Los contextos de Harley son sociales o politicos mas que lingtiisticos , lo que no hace mas facil definirlos . Ubicar un mapa en su ambiente hist6rico mas amplio puede aceptarse como un ejercicio util. La amalgama resultante forma un obj eto de contemplaci6n agradable que induce Ia misma respuesta mental que una obra representada con vestua­ rio y escenografia del periodo correspondiente . Algunos de los mentores de Harley parecen considerar que estas percepciones bastan para constituir un acto de comprensi6n . E l mismo se apropia de Ia frase "nuevas formas de ver" , asi como de varias metaforas que Ia acompafi.an . 1 29 En otras par­ tes , su lenguaje es mas especifico: Cualquier historia respetahle debe abarcar sistematicamente las estructu­ ras o los contextos dentro de los cuales los individuos actuaron para pro­ ducir sus mapas . Esta "contextualizaci6n de Ia representaci6n" es un hilo que corre a traves de un amplio espectro de investigaci6n hist6rica. Por ejemplo, Ia iconografia pretende ubicar Ia imagen o el texto en Ia matriz del pensamiento de Ia sociedad que lo cre6; el realismo , como lo entien­ den los historiadores de Ia ciencia, supone que existen fuerzas ocultas que intluyen en, y son intluidas por, las acciones de los individuos ; el interes principal de Ia teorfa de Ia estructuraci6n es Ia interacci6n recfproca de agentes y estructuras de Ia sociedad. l.3° Aqui, " matriz del pensamiento" claramente pertenece al conj unto de formas de ver; sin embargo, palabras como crear, fuerzas, influir, interac­ ci6n y a�entes dan un toque mas positivo , sin duda tambien positivista; sugieren que para entender el logro del cart6grafo este debe vincularse con los acontecimientos adyacentes mediante relaciones que en el ultimo ana­ lisis solo pueden ser de causa y efecto. En este punto, la cita anterior haria de Harley un simpatizante , por lo menos en ese momento, tanto de los te6ricos realistas como de los estructuralistas. En otros ensayos define al con­ texto como un conj unto de fuerzas interactivas (incluso subraya la palabra interactivas ) y escribe sobre fuerzas causales que tluyen dentro y fue ra del mapa. 1 3 1 Esta interpretacion se mezcla sutilmente con el metodo gene52

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ral de Harley. Ya se discuti6 la superposici6n de causalidad y poder. El con­ t ext o de un mapa tambh�n forma parte de su significado en Ia medida en q ue en lenguaj e ordinario una causa puede sign ificar su efecto tambh�n ( por ej emplo, cuando se dice " Esas nubes significan lluvia" ) , y vicever­ sa ( por ejemplo : '' r� Que significa toda esa rabia? " ) . La dificultad radica en qu e casi nunca se puede contar con los vinculos en cuesti6n para poder analizarlos. No podemos entrar en Ia cabeza de un cart6grafo muerto; tam­ poco es probable que esta persona haya dejado una opinion tal manifesta­ da y firmada por escrito : " Este mapa esta destinado a promover Ia opre­ si6n de Ia clase trabaj adora" . La mayoria de las veces , Ia (mica man era de interpretar un mapa es formulando una hip6tesis. Pocos historiadores de mapas de generaciones anteriores estarian en rotundo desacuerdo con el parrafo anterior. AI describir las relaciones externas de los mapas regresamos al terreno del debate . A primera vista, el contexto , segun se acaba de definir, pareceria incluir una variedad casi interminable de circunstancias : por ej emplo, si hay mas pob i ados de los que un mapa puede acomodar a una determinada escala. Exactamente, r Esta sim­ ple afirmacion, que da un lugar primordial al por que, al quien y al como de los mapas , es un buen punto de partida. No obstante , la relacion entre el cartografo y el mapa esta lejos de ser directa. No es una simple cuestion de establecer una autorfa, como con los libros y los documentos , ni de deter­ minar la intencion del cartografo . Respecto de la autorfa , si excluimos los mapas m anuscritos que son identificados sin ambigtiedad y tienen una procedencia conocida, el histo­ riador con frecuencia se ve ante una intrincada autorfa multiple. En su ma­ yorfa, los mapas son producto de una division de labore s . Cuando entra­ mos en la larga transicion de Ia era del manuscrito a la de Ia impresion , Ia 64

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di vision del trabaj o cartognifico se acentua, el autor se convierte en una figura sombria y la traduccion de la realidad que se registra en el mapa es m as compleja. Entonces surgen las preguntas : t'_hasta donde un mapa par­ ti cular fue obra de un topografo , un editor, un dibuj ante o un grabador ? , ,.:_ quien determino su forma y contenido ? Cuando nos acercamos a distin­ tos artesanos , la pregunta de Williamson sobre las circunstancias se hace m as dificil. La relacion entre los hechos de la vida de los cartografos y lo que aparece en el mapa es igualmente fragmentaria. Dentro del marco de un mapa puede haber varios textos -una intertextualidad- que tienen que ser descubiertos en el proceso interpretativo. Mas que muchos otros textos, los mapas se ven afectados por una serie de actividades tecnicas , cada una realizada por un autor diferente. R. A. Skelton escribio alguna vez : " El amilisis tecnico de los primeros mapas es al estudio de los mapas lo que la bibliografia a la critica literaria o la diplo­ macia a la interpretacion de los documentos medievales".9 Este requisito, la reconstruccion de los contextos tecnicos del trazado de los mapas , implica una enorme exigencia de habilidades auxiliares del historiador. El estudiante de los primeros mapas quiza tenga que volverse experto en las historias de distintos tipos de mapas , 10 saber acerca de las tecnicas de navegacion y topografia , 1 1 estar familiarizado con los procesos mediante los cuales se compilaban, dibuj aban , grababan, imprimian o coloreaban los mapas , y saber algo acerca de las p nicticas comerciales de los libros y los mapas . Cada mapa es producto de v arios procesos que i nvolucran a diferentes individuos, tecnicas e instrumentos . 1 2 Para entenderlos, necesi­ tamos desplegar un conocimiento especializado de temas tan diversos como la bibliografia, la paleografia, la historia de la geometria y las declina­ cio nes magneticas , el desarrollo de las convenciones artisticas , emblema s Y heraldica, asi como las propiedades fisicas del papel y los sellos de agua. La literatura correspondiente esta igualmente dispersa en un gran numero de disciplinas y lenguas modernas u que forman parte de la his to ria de la ci en cia, de la tecnologia , las humanidades y las ciencias sociales . Sin e m bargo , el primer paso en la interpretacion es la manera en que el o los autores de un mapa lograron hacerlo desde un punto de vista tecnico. Establecer la intencion del cartografo es igualmente menos directo de lo que parece a primera vista . Cada mapa codifica mas de una perspectiva 65

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del mundo. Como expresion de una intencion , Ia funcion sigue siendo Ia cl ave para leer mapas historicos; sin embargo , tales propositos a menudo estaban definidos de una manera muy general o el mapa iba dirigido a mas de un tipo de usuario. Mientras podemos aceptar, por ejemplo, que los mapas de los seguros contra incendios tienen un solo u s o , muchos otros : grupos de mapas estaban disefiados con multiples fin e s . Estos diversos objetivos complican la evaluacion de los mapas como documentos histori­ cos . Los mapas topograficos o de ciudad y los pianos se hicieron para satis­ facer varias necesidades al mismo tiempo . Se disefiaron como regis tros administrativos o j urisdiccionales ; para defensa, desarrollo economico o, quiza, como obras generales de referencia topografica. La simple relacion entre funcion y contenido se viene abaj o . No es adecuado, por ej emplo, pensar que la finalidad de un levantamiento topografico sea solo producir "un mapa que muestra aspectos detallados del paisaj e " . Las series de mapas topograficos con frecuencia tenian un origen militar y subrayaban caracteristicas de importancia estrategica. En los Estados Unidos , incluso despues de que el Geological Survey tomo el control de las actividades topograficas nacionales en 187 9 , aun se esperaba que los mapas cumplie­ ran funciones mili tares logisticas , asi como otras geologicas y guberna­ mentales. Incluso en la actualidad podemos detectar rasgos de la mentali­ dad militar en las categorias de densidad de los bosques de los mapas de los USGS (United States Geological Survey [ Estudios Geologicos de los Es­ tados Unidos ] ) que todavia estan clasificados en relacion con la facilidad con que la infanteria se mueve en el campo . 14 En muchos mapas topogra­ ficos del siglo XIX, con las necesidades militares en mente, tambien se enfa­ tizaba la facilidad gracias a detalles culturales. Por lo tanto, la intencion no se puede reconstruir totalmente a traves de las acciones de cartografos individuates. Todavia es posible encontrar una intencion simple en mapas manuscritos individuates ; ademas , tam­ bien hay aspectos mas amplios de actividad humana que dificultan la in­ terpretacion . La intencion cartografica casi nunca fue cuestion de capaci­ tacion , habilidad o disponibilidad de instrumentos de un individuo, o del momento y el dinero necesario para completar un trabajo adecuadamente. Los cartografos casi nunca podian tomar decisiones de manera indepen­ diente , ni estaban libres de limitaciones financieras , militares o politicas .

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Por encima del taller siempre hay una persona que encarga el mapa y, como consecuencia, el mapa esta imbuido en dimensiones sociales ademas de tecnicas . Podemos adaptar a Ia cartografia las palabras de Michael Baxan­ dall sabre Ia pintura italiana del siglo xv. Ese arte siempre era deposito de una relacion social. Por un lado estaba el pin tor que pintaba el cuadro o, por lo menos , lo supervisaba. Por otro lado estaba alguien que le p e dia que Io hiciera, proporcionaba los fondos ne cesarios y, una ve z termi­ nado, decidia usarlo de una u otra manera. Ambas partes trabajaban den­ tro de instituciones y convenciones ( comerciales , religiosas, preceptuales, en el sentido social mas amplio) diferentes a las nuestras , e intluian sobre Ia formas de lo que habian hecho juntos . I s A l o largo d e una gran parte d e I a historia, e l cartografo fue u n tftere ves­ tido con un lenguaje tecnico, cuyos hilos eran manej ados por otras personas. El papel de Ia accion de mandar hacer mapas varia considerablemente en los mapas de Norteamerica. Con los primeros mapas manuscritos, co­ mo los de Ia epoca de las exploraciones europeas , los mapas eran solicita­ dos por individuos poderosos, reyes o reinas, principes o papas . Sin em­ bargo , para el siglo XIX los cartografos norteamericanos estaban cada vez mas sometidos a las ordenes de instituciones mas grandes como Ia General Land Office y los usos . Las habilidades personales del trazado de mapas estaban subordinadas no solo a conjuntos de instrucciones disefiadas para uniformar clases ente ras de mapas , sino tambien a politicas estatales y federales. Sin perder de vista Ia intluencia politica, debemos tener mucho cuidado de no interpretar los levantamientos topograficos oficiales de los Estados Unidos como documentos historicos comune s . Se ha dicho que " los levantamientos geodesicos y topograficos realizados por el gobierno fe d eral durante el siglo XIX se convirtieron en subproductos ad hoc de Ia legis lacion del Congreso y Ia intervencion personal de funcionarios publi­ c os, y no en el resultado de una politica nacional de cartografia" Y' Tanto el orden geografico en que se realizaron los levantamientos como el conte­ n ido de los mapas estuvieron intluidos por Ia necesidad de registrar primero areas con depositos minerales valiosos. Los intereses de Ia politica, asi c omo las habilidades de topografos individuales, dieron Iugar a diversas 67

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imagenes del paisaj e norteamericano preservadas en Ia serie nacional de mapas topograficos . AI calificar los limites de Ia influencia de un cart6grafo individual , no niego que los "cart6grafos son seres humanos" . 1 7 Aun aparece alguna habi­ lidad personal poco comun, asi como Ia idiosincrasia, en los intersticios de Ia practica institucional. En los mapas de las ciudades y las sierras "abundaban las posibilidades de error, omisiones, tendencias personates e incluso repre­ sentaciones err6neas " . 111 Incluso en los mapas producidos por maquinas de Ia actualidad, y en las imagenes aereas, los historiadores deben estar alerta en cuanto a las formas equivocadas en que los tecnicos pueden haber inscrito sus tareas de rutina. Esto puede ser todavia mas dificil de detectar detras de Ia ret6rica directa de Ia tecnologia de las computadoras; sin embargo, de nuevo nos encontramos frente a Ia ausencia de un registro hist6rico comun. Se pueden hacer observaciones similares acerca de los mapas comer­ ciales . Esto es una parte importante del registro cartografico hist6rico de los Estados Unidos ; 19 no obstante , tambien se perciben conflictos de inte­ reses. El mercado por lo general limita Ia libertad de los parametros carto­ graficos . Un texto que siempre leemos en estos mapas es Ia hoj a de balance financiero . "Donde el detective busca huellas digitales -se ha seftalado­ debemos buscar algun beneficio si deseamos entender el mecanismo basi­ co de Ia publicaci6n de los prim eros mapas [ . . . ] Ningun vendedor nos dice toda Ia verdad y s6lo un historiador incauto tomaria los mapas que estan a Ia venta como un registro cartografico verdadero " . 20 Mas a tin, en Ia medida en que aumenta el tamafto de los negocios de m apas y crecen las im­ prentas Ia cartografia adquiere una imagen corporativa. Ahora quien soli­ cita los mapas es un publico mas grande o , quiza, un grupo de interes espe­ cial, como los consumidores de mapas de carreteras , que vigilan al cart6grafo para influir sobre lo que se esta registrando en el mapa.

El contexto de otros mapas Una pregunta interpretativa fundamental acerca de cualquier mapa se re­ fiere a su relaci6n con otros mapas . Este cuestionamiento tiene que enfo68

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carse de distintas maneras . Por ejemplo, podriamos preguntar: 1) �cwil es Ia relacion del contenido de un mapa en particular ( o alguna caracterfs­ tic a dentro de el) con otros mapas contemponineos de Ia misma zona ? ; 2) � cwil es Ia relacion de ese mapa con otros del mismo cartografo o de Ia m isma compafifa productora ? ; 3) � cwil es Ia relacion con otros mapas del mismo genera (de una vision aerea, por ejemplo, con otras visiones ae­ reas de Norteamerica) ? , y 4) � cwil es la relacion de un mapa con Ia pro­ duccion cartografica general de un periodo ? Las preguntas varfan pero su importancia es universal . Ningun mapa esta hermeticamente cerrado en sf mism o , ni puede responder a todas las preguntas que despierta. Tarde o temprano Ia interpretacion de los mapas anteriores se convierte en un ejercicio de cartograffa comparativa.2 1 Las caracterfsticas cartograficas de toda Ia familia pueden permitir que se identifiquen mapas anonimos , se interpreten signos o convenciones poco comunes, o se hagan deducciones acerca de parametros de precision. Nuestra confianza en un mapa como documento puede aumentar (o disminuir) cuando muestra las caracterfsti­ cas conocidas de un grupo mas grande. Esta parte del estudio contextual de un corpus de mapas relacionados entre sf se construye en torno a uno solo. Asf como en el analisis de textos literarios tiene que construirse Ia unidad o identidad de un corpus de tex­ tos,22 en Ia interpretacion de los primeros mapas podemos seguir procedi­ mientos definidos. E stos pueden aplicarse a un grupo de mapas del mismo periodo ; sin embargo , de Ia misma manera, Ia descripcion de una zona o de una caracteristica se puede rastrear en una serie de mapas a traves del tiempo. A continuacion se mencionaran tres metodos que pueden usarse por separado o combinadas para evaluar un solo mapa dentro de un grupo. El estudio comparativo de caracterfsticas topograficas lineales en los rna p as ( como costas , redes de rfos o un sistema de caminos o carreteras) e s una tecnica bastante probada . Los contornos se reducen a una escala c o m un y se comparan visualmente. En los estudios clasicos del siglo XIX de lo s primeros mapas aparecen ej emplos ;2-' el metoda puede tambien adap­ tarse al analisis digital de caracterfsticas lineales por computadora. 24 Una reciente aplicacion del metoda antiguo es Ia realizada con los mapas espa­ fioles y franceses del Golfo de Mexico de los siglos XVI y xvn .25 Despues de " fotocopiar, ensamblar y examinar una gran cantidad de mapas " fue posi69

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ble ,26 con base en las principales caracterfsticas de las lfneas costeras, identificar cinco etapas principales del trazado de mapas . A traves del uso de esta clasificacion comparativa, los mapas individuates fueron entonces asignados a diferentes etapas de desarrollo y se estudio su origen, sus fuen­ tes y su confiabilidad topografica a partir de las caracteristicas de todo el conjunto . Sin embargo , si bien cada uno tiene una huella genetica que el metodo ayuda a identificar, tambien se debe ser muy cauteloso. El estudio de los contornos puede quedarse corto al ofrecer evidencias conclusivas de pro­ cedencia. Hay muchas carencias . R. A. Skelton escribio que "las impresio­ nes visuales que sugieren afinidad o desarrollo del contorno en dos mapas pueden ocasionar una confusion si no tomamos en cuenta las licencias de dibuj o o de interpretacion que pudiera haberse dado el cartografo" .27 Por otra parte , tambien puede haber variaciones tecnicas que influyen sobre la forma de los contornos de los mapas o sus gradaciones de latitud o longi­ tud . Los mapas son facilmente corruptibles en el proceso de copiado , o pueden surgir de tecnicas de levantamiento o de navegacion que quiza hayan sido afectadas en el proceso de compilacion . Antes del siglo X I X , a menudo los mapas se alineaban segun el norte magnetico y no hacia el norte real . La declinacion magnetica variaba localmente y cambiaba con el paso del tiempo, de manera que sin una observacion sistematica los car­ tografos no podian corregir este factor. Sigue siendo una fuente importante de error en la comparaci6n de contornos . 21l Un segundo aspecto del analisis comparativo de los primeros mapas implica el estudio de los nombres de lugares o toponimia. Al igual que los contornos, los nombres de lugares ofrecen una forma de construir genealo­ gias y perfiles de origen para mapas que antes se encontraban dispersos . De hecho, los dos metodos a menudo se usan en conj unto, como en los estudios clasicos de los principios de Ia cartografia de Ia costa atlantica de Canada . 2Y Aun asi, Ia tabulacion cruzada de los nombres de una serie de mapas como medio de clasificacion o establecimiento de interrelacio­ nes del grupo tambien debe usarse con precaucion .3° En los periodos ini­ ciales de la exploracion, los europeos de distintas nacionalidades segura­ mente escuchaban nombres de boca de hablantes nativos norteamericanos de una variedad de lenguas y, tambien deben de haber tratado de registrar70

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l os de acuerdo con su propio sistema de sonidos , ademas de una ortografia es ta ndarizada. Incluso en los casos en que se aplicaron nombres europe os a la geografia norteamericana el proceso de traducirlos y editarlos estuvo viciado; resulta entonces que los nombres son producto del descuido, de una mala lectura o de un mal entendimiento de generaciones sucesivas de cartografos que no tenian conocimiento de primera mano de los lugares 0 las lenguas en cuestion . Acerca de los nombres en los mapas de la escue­ la D ieppe de cartografos del siglo xv1 , : n por ej emplo , se dice que "no hay dos cartografos en Dieppe que coincidan completamente en el numero de nombres que registran , mientras que la ortografia varia notablemente e in­ clu so la colocacion de los nombres no siempre es consistente" .32 No es una sorpresa que los nombres de los lugares en ocasiones hayan sido usados incorrectamente con fines de comparar mapas .33 La practica de sonido tiene como obj eto limitar el analisis solo a aquellos nombres inconfundi­ blemente comunes a una cantidad considerable de mapas . El tercer metodo de cartografia comparativa, la cartobibliografia, tiene la mayor cantidad de publicaciones . No solo se han discutido ampliamen­ te la definicion y los detalles del metodo,34 sino que su practica tambien se encuentra totalmente representada en una serie de obras fundamentales que tratan sobre los inicios de la cartografia norteamericana.35 El obj etivo de la cartobibliografia es reunir una serie de mapas impresos sobre la mis­ m a superficie. Se aplica igualmente a la corteza de arbo l , las placas de cobre , la litografia y otros procesos de impresion de mapas . J6 Mediante este metodo se puede reconstruir una secuencia de cambios geograficos y de otros tipos en mapas relacionados entre si. Esto a su vez permite seguir la historia de la publicacion de mapas de un area especifica. Por otra parte , tambien permite la ubicacion cronologica de un mapa y su insercion en la secuencia correspondiente , asi como la deteccion del alcance de una re­ vision geografica entre estados o ediciones de mapas . A menudo los mapas son representaciones tanto de tiempo como de espacio. Como dice Skelton, descubrimos como " material de distintos horizontes temporales 0 descu­ brimientos intelectuales" se incorpora a sus imagenes. Y aprendemos que " la busqueda de la fuente principal puede llevarnos de regreso a traves de m uchas etapas de revision o adaptacion , derivacion o transcripcion, com­ pilacion " . 37 La cartobibliografia, por lo tanto, es una herramienta funda71

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mental para el historiador de mapas . Ya sea como una tecnica o como un medio para medir los canales y el indice de difusion o de conocimiento geografico ( por lo tanto, Ia vinculacion de los mapas al contexto de Ia sociedad) , su conocimiento es indispensable .

El contexto de la sociedad El tercer contexto de Ia cartografia es el de Ia sociedad. Si el cartografo es un agente individual, entonces Ia sociedad es Ia estructura mas amplia. La interpretacion , Ia lectura del texto cartografico , implica un dialogo entre estos dos contextos. El marco de las circunstancias y las condiciones his­ toricas definidas produce un mapa que es, indiscutiblemente, un docu­ mento social y cultural . Todos los mapas estan relacionados con el orden social de un periodo y un Iugar especificos . Todos los mapas son culturales porque manifiestan procesos intelectuales definidos como artisticos o cien­ tificos en Ia medida en que trabaj an para producir un tipo caracteristico de conocimiento . No existe una flecha causal clara que vaya de Ia sociedad al mapa, sino flechas causales que viajan en ambas direcciones . Los mapas no son Ia sociedad exterior, son parte de ella, son elementos constitutivos den­ tro del mundo en general. El historiador pretende leer toda esa red de inte­ rrelaciones que van hacia adentro y hacia afuera del documento del mapa. AI explorar este fenomeno de reflexion pueden emplearse dos estrategias para reconocer el contexto de Ia sociedad en los mapas de America.

Las reglas de la cartografla

La primera estrategia es tratar de identificar "las reglas del orden social" dentro del mapa. ·1 H Cada mapa manifiesta dos conjuntos de reglas . En pri­ mer termino se encuentran las reglas del cartografo , y hemos visto como operan en las practicas tecnicas del trazado de mapas. El segundo grupo de reglas se puede encontrar en la sociedad inmersa en el mapa, donde intlu72

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yen sobre las categorias de conocimiento . El mapa se convierte entonces en un sistema de significados a traves del cual "se comunica, reproduce, ex­ pcrimenta y explora un orden social " . ·1 9 Los mapas no solo reproducen una rea lidad topografica, sino que tambien la interpretan . Las reglas del orden social en algunas ocasiones son visibles, e incluso \ e vid entes, dentro de un grupo de _mapas . En otras , se encuentran escondi- \ ntro del modo de r � resent ��i"6i)>. Entre la categorfa de sociedad visi7�\ das � ' I ble pode mos ubicar las visione s aereas norteamericanas de ciudades , los mapas y los pianos de ciudades y los mapas de condado y atlas . Todos son textos culturales que toman posesion de la tierra . 40 Todos proclaman un evangelio social y sirven para reforzarlo . Las visiones aereas de ciudades , por ejemplo, "cantan e l himno nacional d e la paz y l a prosperidad, del mo­ vimiento y la apertura, de la calma y el orden, de los destinos que se van a alcanzar" .41 El mapa tiene guardado el corazon para el momenta en que lo necesite y este cobra vida en el contexto de la etica de la frontera y el patriotismo cuando se decodifica la topograffa a partir de un estilo empati­ camente retorico de la imagen. Cuando las reglas sociales de la cartograffa no estan a la vista se tiene que probar una agenda oculta entre las lfneas del mapa. Este mapa es en­ gafioso y se necesita una estrategia distinta. En lugar de recoger los mensa­ jes sociales que enfatiza el mapa, debemos buscar a que le quita enfasis; no tanto lo que muestra el mapa, como lo que omite . La interpretacion se convierte en una busqueda de silencios,42 o quiza resulte de utilidad "deconstruir" el mapa para revelar como el o rden social crea contlictos de ntro de su propio contenido .4J Entre los mapas que podrfan entenderse m ejo r de esta manera se encuentran algunos del siglo XVI I I de gran escala, lo s levantamientos topograficos de los Estados Unidos y las imagenes aereas. Aqui la tecnologfa ha suprimido las relaciones sociales. Como parecen ser precis os y objetivos, estos mapas a menudo se ven como documentos que no p res entan problemas . Una imagen satelital o un mapa topografico he­ cho mediante alg(m metoda "cientffico" -por lo menos eso se piensa- es n eutral moral y eticamente . Es un documento concreto y di recto . En la medida en que reconocemos las limitaciones u!cnicas , el camino de la in­ te rp retacion se vuelve mas seguro . Estas suposiciones son falsas . La representacion nunca es neutral y la - · · ·---· ...... � .

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T E X T O S Y C O N T E X T O S EN L ,\ I N T E R P R E TA C J () N D E L O S l' R I � IE R O S �L\ l'A S

ciencia sigue siendo una realidad construida por el ser humano . Los mapas de gran escala de Ia parte este de Norteamerica de mediados del siglo XVI I I son un ej emplo de esta limitaci6n . A primera vista cumplen los objetivos de Ia cartografia de Ia Ilustraci6n. Estan construidos sobre medidas geode­ sicas ; empiezan a mostrar cierto dominio cartografico sobre los paisaj es de esta zona y omiten algunos de los elementos mas abiertamente imaginati­ vos , mfticos y pict6ricos de los mapas anteriore s . Sin embargo , si los vemos mas de cerca, nos damos cuenta de que tambien sefialan los im­ pe rativos territoriales de una agresiva expansion inglesa en este conti­ nente .44 El colonialismo se sefiala en los mapas desde los margenes . Con frecuencia los tftulos hacen referencia al imperio y a Ia posesi6n y delimi­ taci6n de territorio; las dedicatorias definen el rango social de los gober­ nantes coloniales ; y las tarjetas, con todo un desfile de banderas naciona­ les , escudos de armas o coronas dispuestas por encima de los indios sirvientes, definen las relaciones de poder en Ia vida colonial .45 Sin embar­ go , los contornos de Ia sociedad colonial tambh�n pueden ser lefdos entre las lfneas de los mapas . La cartografia se ha convertido principalmente en un registro de los intereses coloniales . Es un retrato inconsciente de que tan exitosamente se habia reproducido una sociedad colonial europea en el Nuevo Mundo y los mapas otorgan seguridad a los conquistadores al repro­ ducir Ia autoridad y los nombres de los lugares simb6licos del Viejo Mundo. Aun mas , en Ia medida en que Ia frontera se movi6 bacia el occidente , los vestigios del pasado indio fueron eliminados de Ia imagen. Muchos cart6grafos del siglo XVI I I prefirieron los espacios vacios al registro de Ia geogra­ fia india. 4 6 No estoy diciendo que las omisiones , las "reglas de ausencia", fueran deliberadamente reforzadas a manera de especificaciones tecnicas . Sin embargo , incluso cuando eran dadas por un hecho, o aplicadas incons­ cientemente , percibirlas nos ayuda a cuestionar los mapas antiguos .

El significado de los mapas

Otra estrategia interpretativa aplica los metodos iconograficos de Ia histo­ ria del arte a los mapas . Se define a Ia iconografia como "esa rama de Ia 74

T E X T O S Y C O N T E X T O S EN LA I N T E R P R E TA C I () N D E L O S P R I M E RO S M A PA S

CUADRO

1 . 1 . Paralelismos iconogra,ficos en el arte y Ia cartografta

Arte ( Se usan los terminos de Panofsky) 1.

Tema primario o natural : motivos artisticos 2. Tema secundario o convencional J. Significado o contenido intrinseco

Cartografia ( Paralelismo cartografico sugerido) 1 . Signos convencionales individuales 2. Identidad topografica en los mapas :

el lugar especifico

J. Significado simbolico en los mapas :

ideologias de espacio

historia del arte que se interesa en el tema o el significado de las obras de arte " . 4 7 La pregunta: c_ que significaba el mapa para la sociedad que lo hizo y lo us6 por primera vez ? es de una importancia interpretativa crucial. Los mapas se han vuelto una fuente para revelar las caracteristicas filos6ficas, politicas y religiosas de un periodo, o lo que en ocasiones se conoce como el espiritu de la epoca. Puede usarse una interpretacion iconografica para complementar el metodo de las reglas de la sociedad . Mientras que este ultimo revela las tendencias del conocimiento en los mapas , sus j e rar­ quias , inclusiones y exclusiones , el primero examina de que forma se tra­ duj eron las reglas sociales al idioma cartognifico en terminos de signos, estilos y vocabularios expresivos de la cartograffa. La esencia del analisis iconografico es que pretende descubrir los dife­ rentes significados de una imagen. Panofsky sugiere que en un cuadro encon­ tramos : 1) un tema primario o natural, que consiste en motivos artfsticos individuales ; 2) un tema secundario o convencional, definido en terminos de la identidad de todo el cuadro como representaci6n de una alegorfa o un aco ntecimiento especifico (da el ej emplo de La ultima cena), y 3) un es tr ato simb6lico de significado que a menudo tiene connotaciones ideol6gic as . Esto no ofrece una formula clara para la interpretacion de los prime­ ro s m apas ; sin embargo , se puede decir que los niveles de significado de un m ap a son similares a los de un cuadro . 4H Estos niveles paralelos de las dos for m as de representacion se resumen en el cuadro 1 . 1 . E n primer Iugar, e n e l primer nivel los signos, simbolos o emblemas de corativos individuales de un mapa se equiparan con los motivos artisti75

T E X T O S Y C O N T E X T O S EN LA I N T E R P R E T.\l� J () N DE L O S P R n! E RO S � L\PAS

cos individuales . Mientras que el significado completo de cualquier signo particular puede volverse aparente solo cuando se le ve en el mosaico de otros signos en el mapa completo, para algunos fines interpretativos puede resultar necesario evaluar el contenido y el significado de los signos indivi­ duales (por ejemplo , al mismo tiempo que establecen su significado cultu­ ral, podemos necesitar saber que tan confiable es el signo usado para des­ cribir una iglesia o una casa en un mapa antiguo, desde un punto de vista arquitectonico ) . E n segundo Iugar, l a identidad del Iugar real representado e n u n mapa se supone que sea equivalente al segundo nivel de Panofsky o a un segundo nivel de interpretacion . Su percepcion implica el reconocimiento de que un mapa particular es el de una plantacion en Carolina del Sur, de Boston o California. E ste es el nivel, el del lugar real, en que los historiadores han usado mas los mapas . Es mas , para evaluar los lugares reales de los mapas se ha desarrollado la mayorfa de las tecnicas interpretativas , enfocadas ya sea a la precision planime trica, o bien al contenido . Existen numerosos ejemplares de este tipo de estudios topograficos .49 El tercer nivel interpretativo de un mapa es el estrato simbolico . Hasta hace pocos afios, ademas de la aportacion de unos cuantos historiadores del arte ,50 se habfa dado muy poca importancia a esta dimension herme­ neutica de los principios de la cartograffa. Recientemente , la interpreta­ cion ha cambiado y ha comenzado a abarcar la lectura simbolica e ideolo­ gica de los primeros mapas . Aquf aceptamos que los mapas actuan como una metafora visual de los valores mas importantes de los lugares que representan . Los mapas de Norteamerica siempre estan cargados de esos valores culturales e importancia y representan una topologfa social con un dominio propio culturalmente reafirmado . Los mapas siempre representan mas que una imagen ffsica de un Iugar. El plano de una ciudad o una vision aerea es un emblema o un fcono legible de la comunidad . Inscribe valores en un espacio cfvico y subraya los sitios de creencias religiosas, ceremo­ nias , rituales y autoridad . En los mapas de los atlas historicos y de conda­ do del siglo XIX hay mucho mas que un registro inerte de una topograffa extinta. Lo que leemos es un discurso metaforico , tan grueso como un libro, acerca del orgullo rural inmigrante , de las utopias que se vislumbran, del orden y la prosperidad del paisaj e . Estos mapas elogian la posesion de 76

T E X T O S Y C O N T E X T O S EN LA I N T E R I' R E TAC I () N DE L O S I' R I M E RO S �L\ I'AS

la tierra, privilegian las demarcaciones de las propiedades y hacen memo­ ra bies las haciendas y los nombres de duefios de propiedade s . Por medio de la palabra y de la imagen recurren a la industria y al patriotismo de los n uevos norteamericano s . Y mientras mas lej o s vemos , la cartografia se vuelve mas simbolica. Luego entonce s , un mapa de carreteras de Rand McNally hace del enamoramiento estadunidense del automovil un obj eto de adoracion, e incluso los mapas aparentemente terrenal�s de los USGS son una confirmacion simbolica de las percepciones y las prioridades cam­ biantes de la sociedad, mas que solo mapas de obj e tos del paisaj e . Asi es como "los mapas hablan , aunque suavemente , de sutiles j uicios de va­ lor" . 5 1 Para leer un mapa de man era adecuada, el historiador siempre debe excavar debajo de su geografia superficial .

Conclusion Al aceptar que los mapas son documentos fundamentales para el estudio del pasado norteamericano , comenzamos a apreciar con que frecuencia los mapas atraviesan los principales procesos historicos. Desde los tratados territoriales hasta los pianos de las ciudades , desde las vias de los trenes hasta las coordenadas rectangulares, subyacen en la construccion de los Estados Unidos modernos . s2 Sin embargo , si bien esta es una inmensa aportacion practica, no debemos ignorar la influencia historica de los rna­ pas reales sobre los mas elusivos mapas cognitivos de generaciones de estadunidenses desde el siglo XVI . Ademas de considerar al mapa como una fuente topografica, nos estamos dando cuenta del poder cartografico inser­ to en este discurso . sJ El poder del mapa, un acto de control de la imagen del mundo, es como el de la imprenta en general. 54 Desde la epoca de Co­ l o n , los mapas han contribuido a crear algunos de los estereotipos mas d o m inantes de nuestro mundo . El uso que los historiadores dan a un mapa depende tambien del con­ te x to del investigador en cuestion. Las reflexiones que se hagan estan deter­ m in adas no solo por las cualidades intrinsecas de un mapa particular, sino ta m b ien por la investigaci6n hist6rica de la que se trate , por sus objetivos , 77

T " X T O S Y C O N T E XT O S

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LA I N T E R P R E TAC I (J N

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L O S P R D I E RO S �L\PAS

sus metodos de investigaci6n y por todas las pruebas que pueda aportar. AI igual que existen innumerables mapas de Norteamerica que el historiador puede consultar, hay infinidad de temas de investigaci6n para los cuales los mapas pueden ser adecuados . No ha sido mi intenci6n minimizar los aspectos tecnicos de Ia interpretacion de los primeros mapas ; sin embargo, ante el hecho de que ya disponen de bastante literatura, me pareci6 im­ portante tomar esta oportunidad para trabaj ar en un marco mas amplio dentro del cual pueden mostrarse . Los tres contextos de Ia cartograffa que se han seiialado nunca son mutuamente exclusivos, sino que se encuen­ tran entretej i dos de manera sutil y con frecuencia inseparable . Una vez que aprendemos a leer mapas , pueden convertirse en textos de una utili­ dad indispensable para el historiador.

78

II

Mapas, conocimiento y poder::: I Dadme un mapa; entonces permftaseme ver que tanto se me ha dej ado para conquistar todo el mundo . . . Aquf comence a marchar hacia Persia, pase por Armenia y por el Mar Caspio ; despues hacia Bitinia, donde tome p r i s i o n e ro s a los turcos y a sus grandes e m p resas . Despues marche hacia Egipto y Arabia, y aquf, no muy lejos de Alej andrfa, donde se j untan el Mar Tirreno y el Mar Muerto , con menos de cien leguas de distancia en­ tre ello s , pretendo cortar un canal para que los hom­ bres puedan llegar nip i d a m e n te a l a India. De allf a Nubia, cerca del lago Born o , y entonces por el Mar de Etiopfa , cortando la linea del Tr6pico de Capricorn i o , lo conquiste todo llegando hasta Zanzibar. C I I RISTOPII ER MARLOW��,

Tamburlaine ,

segunda parte (V. I I I , pp. 123 - 13 9 )

Un libro acerca de las imagenes geograficas que no a borde el mapa seria como Hamlet sin el principe . 2 No obstante , aunque durante mucho tiempo los mapas han sido fundamentales en el discurso de Ia geografia, casi nunca se leen como "ladrillos" de texto o como una forma de conocimiento cons­ truida socialmente. "La interpretacion de los mapas" por lo general implica h uscar "accidentes geograficos" sin expresar de que manera, como forma m anipulada de conocimiento, han ayudado a conformar esos accidentes.3 Es cierto q u e en Ia geografia politica y e n Ia historia del pensamiento geo­ grafico los mapas se relacionan cada vez mas con el poder ( especialmente *

Este capitulo apareci6 origi nalmente en Denis Cosgrove y Stephen Daniels ( e ds . ) , The

�ruphy q/ Landscape:

lcmw­

Essays on the Symbolic Re presentation, Desi�n and Use of past Environ­ m e n t , C a m b ri dge S t u d i e s in H i s torical Geogra phy, 9 ( C a m bridge , C a m b ri dge University P r e s s , 1 9/l ll ) , pp . 2 7 7 -3 1 2 .

79

M A PA S , C O N O C I M n; N T O

Y

POD E R

en los periodos de historia colonial ) . -! Sin embargo , el papel especffico de los mapas , como imagenes con c6digos hist6ricamente especificos , sigue siendo identificado con todo el discurso geografico del que con frecuencia se encuentran imbuidos . Lo que falta es un sentido de lo que C arl Sauer entendia como la elocuencia de los mapas . 5 De esta suerte , ,:_ como pode­ mos hacer "hablar" a los rnapas ace rca de los mundos sociales del pasado?

Perspectivas te6ricas Aqui pretendo explorar el discurso de los mapas en el contexto del poder politico y mi enfoque es ampliamente iconografico . Considero que los rna­ pas son una parte de la familia mas amplia de imagenes cargadas de valor.6 De este modo, he renunciado a entender los mapas como registros inertes de r .' paisaj es morfol6gicos o como reflexiones pasivas del mundo ' de los obj etos ; , mas bien l o s considero imagenes reflejadas que contribuyen a u n dialogo en un mundo construido socialmente. Por lo tanto, alejo Ia lectura de los mapas de los canones de la critica cartografica tradicional con su lista de oposiciones binarias entre los mapas "ciertos y los falsos" , "precisos e imprecisos" , "obje­ tivos y subjetivos" , "literales y simb6licos" , o los basados en una "integridad cientifica" opuesta a Ia "distorsi6n ideol6gica" . Los mapas nunca son ima­ genes carentes de valor; excepto en el sentido euclidiano mas estricto, por sf mismos no son ciertos o falsos . Tanto en Ia selectividad de su contenido como en sus signos y estilos de representaci6n, los mapas son una manera de concebir, articular y estructurar el mundo humano que se inclina hacia, es promovido por y ejerce una influencia sobre grupos particulares de rela­ ciones sociales. 7 AI aceptar tales premisas se puede ver mejor lo suscepti­ bles que son de manipulaci6n por parte de los poderosos de la sociedad. En este amplio paisaj e conceptual debo destacar tres puntos funda­ mentales a partir de los cuales se pueden trazar algunos de los contornos ideol6gicos mas especificos de los mapas . En el primero, los mapas son un tipo de lenguaj e�> (si esto se toma de manera literal o metaf6rica no es vital para la argumentaci6n ) . 'J La idea de un lenguaj e cartografico es tambien conveniente para un acercamiento derivado directamente de la semi6tica 80

) ! .\ P A S ,

CONOC I M I ENTO Y PODER

que, mientras ha resultado atractivo para algunos cartografos, 10 es una herra­ rn ien ta demasiado pesada para una investigacion historica especifica. La idea de l enguaje se traduce mas facilmente a la practica historica. No solo nos ay uda a ver los mapas como imagenes reciprocas usadas como mediad oras de diferentes visiones del mundo, sino que tambien estimula la busqueda de e vi dencias de aspectos como los codigos y el contexto de la cartografia, asi como su contenido en un sentido tradicional. Un lenguaje ---q u iza seria mas adecuado hablar de una "literatura" de mapas- tambien nos anima a buscar cuestiones como el cambia de lectores de los mapas , los niveles de carto­ alfabetismo, las condiciones de autoria, aspectos como secretos y censura y tam bien la naturaleza de las manifestaciones politicas hechas por los mapas . Ademas, la critica literaria puede ayudarnos a identificar la forma par­ ticular del "discurso" cartografico que yace en el corazon de este ensayo. El discurso ha sido definido como lo relacionado con "aquellos aspectos reto­ ricos que evaluan, miden o convencen de un texto, en contraposicion con los que simplemente nom bran, ubican y cuentan" , 1 1 El "simple" hecho de nombrar o ubicar un accidente en un mapa a menudo tiene un significado politico; no obstante, se acepta que existe una division similar en los mapas. Son un tipo de imagenes retoricas y estan determinados por reglas que gobiernan sus codigos y modos de produccion , intercambio y uso social, al igual que cualquier otra forma discursiva. Esto, a su vez , puede llevarnos a una mejor apreciacion de los mecanismos mediante los cuales los mapas , co mo los libros, se convirtieron en una fuerza politica en la sociedad. 12 Un segundo punta de vista teorico se deriva de l a formulacion de la ico nografia de Panofsky. 13 Se ha tratado de equiparar los niveles de inter­ pretacion de la pintura de Panofsky con niveles similares que se pueden distinguir en los mapas . 1 4 La iconografia puede usarse para identificar no s 6lo un nivel literal o "superficial" de significado, sino tambien uno "mas p rofunda", por lo general asociado con la dimension simb6lica del acto de e nviar o recibir un mensaj e . Un mapa puede llevar en su imagen un simbo­ li s m o asociado con el area, el aspecto geografico, la ciudad o el lugar espe­ c ifi co que representa. l s A menudo en este nivel simbolico el poder politico s e re produce, comunica y experimenta mejor a traves de los mapas . La tercera perspectiva se obtiene de la sociologia del conocimiento . Ya se ha planteado la propuesta de que el conocimiento de los mapas es un 81

i\L\ PA S , C O N O C I M I E N T O Y P O D E R

producto sociaP c,, y para hacerla mas clara se han dispuesto dos grupos de ideas relacionadas con los ej emplos empfricos de este ensayo . El primer grupo se deriva de Michel Foucault, quien, a pesar de que sus observacio­ nes en el campo de la geograffa y los mapas fueron superficiales, 1 7 ofrece un modelo util para la historia del conocimiento de los mapas en su crftica de la historiograffa: La busqueda de la verdad no era una actividad objetiva y neutral , sino que estaba relacionada fntimamente con el "anhelo de poder" de quien buscaba la verdad. Por lo tanto, el conocimiento era una forma de poder, una forma de presentar los valores propios disfrazados de un desinteres cientffico. 1H Asimismo , la cartograffa puede ser "una forma de conocimiento y de poder" . Asf como "el historiador pinta el paisaje del pasado con los colo res del presente " , 1 9 el topografo, de manera consciente o no, duplica no solo el "ambiente" en un sentido abstracto , sino tambh�n los imperativos territo­ riales de un sistema politico particular. Si se produce un mapa baj o la eti­ queta de la ciencia cartognifica ( el caso de la mayorfa de los map as oficia­ les) o si se trata de un ej ercicio propagandfstico abierto, no puede dej ar de involucrarse en el proceso mediante el cual se ostenta el poder. Algunas de las implicaciones pnicticas de los mapas pueden caer tambien en la categorfa de lo que Foucault h a definido como actos de "vigilancia" , 20 especialmente los relacionados con la guerra, la propaganda polftica, la definicion de las fronteras o la preservacion de la ley y el orden . Foucault no es el unico que estudia la relacion entre poder y conoci­ miento . Tambien Anthony Gidde n s , al teorizar acerca de como los sis­ temas sociales han estado "insertos" en el tiempo y el espacio ( aunque no menciona especfficamente los mapas) , hace referencia a "recursos de au­ toridad" ( los diferencia de los recursos materiales) controlados por el Esta­ do: "La acumulacion de recursos de autoridad implica sobre todo la reten­ ci6n y el control de informacion o conocimiento. No cabe duda de que aquf el desarrollo decisivo es la invencion de la escritura y la anotacion" . 2 1 Los mapas fueron u n invento similar para e l control del espacio y facilita­ ron la expansion geografica de los sistemas sociales , "una forma de apunta­ lar empleada por el poder del Estado" . Como medio de vigilancia, implican 82

� I . \ 1 '.\ S .

CONOC I M I ENTO Y P O D E R

tanto "el cotejo de informacion relevante para el control estatal de Ia con­ ducta de Ia poblacion sometida" , como Ia "supervision directa de esa con­ du cta" . 22 En los tiempos modernos , mientras mayor es Ia complej idad a dministrativa del Estado, y mas penetrantes sus ambiciones territoriales y sociales , tambien es mayor su apetito de mapas . Lo util de estas ideas es que nos ayudan a prever imagenes cartografi­ cas en terminos de su intluencia politica en Ia sociedad . El simple hecho de que durante siglos se ha vis to a los mapas como imagenes "cientfficas" , y siguen siendo consideradas asf por filosofos y semioticos ,2-' dificulta esta ta rea . Las relaciones dialecticas entre imagen y poder no pueden ser encontradas con los procedimientos empleados para recuperar el conoci­ miento topografico concreto de los mapas y no existe una prueba qufmica para evaluar sus tendencias ideologicas . 24 Los mapas como forma de "conocimiento que implica poder" son explorados en este capitulo baj o tres rubros: Ia universalidad d e los contextos politicos en I a historia d e los mapas , como el ejercicio del poder estructura el contenido de los mapas , y como Ia comunicacion cartografica, en un nivel simbolico, puede reforzar ese ejercicio a traves del conocimiento de los mapas .

Contexto politico de los mapas TsAR:

Hijo

mfo , c_ que escribes? , c_que es esto?

FYODOR: Un mapa de Moscovia ; nuestro reino real de

principia

a

fin. Vea , padre , aquf e s ta Moscu. Aquf

Novgorod, alia

Astrakan .

Alia se encuentra el m ar,

aquf e s ta el bosque virgen de Perm , y mas alia Si­ beria. TSAR: c_Y que puede ser esto? c_ Estos trazos serpentinos? FYODOR: Es el Volga. TsAR:

j Esplendido ! j El delicioso fruto del aprendizaj e !

E n una sola imagen, como visto desde una nube todo nuestro dominio: sus fronteras , ciudades y rfo s . ALEXANDER PUSI IK I N,

Boris Godunov 83

1\I A PA S , C O N O C I M I E N T O Y P O D E R

En cualquier estudio iconognifico, solo a traves del contexto se puede des­ cubrir adecuadamente el significado y Ia importancia del obj e to de anali­ sis. Tales contextos pueden ser definidos como las circunstancias en que se hicieron y usaron los mapas . Son analogos a Ia situacion del discurso en los estudios lingiifsticos25 e implican la reconstruccion de los ambientes ffsico y social de la produccion y el consumo de los mapas, los hechos que conduj e ron a su trazado , la identidad de los cartografos y los usuarios de los mapas y sus percepciones del acto de trazar y usar un mapa en un mundo construido socialmente . Estos detalles hablan no solo de los moti­ vos que bubo detras de los acontecimientos cartograficos, sino tambh�n de los efectos que los mapas pudieron haber tenido y de la importancia de la informacion que comunican en terminos humanos . Incluso una inspeccion superficial de Ia historia cartografica revela en que medida el poder politico, religioso o social produce el contexto de la car­ tograffa. Lo anterior ha quedado clara, por ejemplo, en un estudio detallado de Ia cartograffa en Ia Europa mediterranea prehistorica, antigua y medieval. A lo largo de este periodo, "el trazado de los mapas fue una de las armas in­ telectuales especializadas mediante la cual se podia obtener, administrar, legitimar y codificar el poder" .26 Mas a(m, este conocimiento se concentraba en relativamente pocas manos y "se asociaba a los mapas con Ia elite re­ ligiosa del Egipto dinastico y de la Europa cristiana medieval; con la elite intelectual de Grecia y Roma y con Ia elite mercantil de las ciudades-Esta­ do del mundo mediterraneo durante Ia etapa final de Ia Edad Media" .27 El mundo de la Europa antigua y medieval tampoco fue Ia excepcion a este respecto . La cartograffa, con cualquier otra importancia cultural que se le pueda atribuir, fue siempre una "ciencia de prfncipes" . Se sabe que en el mundo islamico los califas del periodo clasico de la geograffa arabe , los sultanes del imperio otomano y los emperadores mongoles de la India encargaban el trazado de los mapas y los usaron con fines militares, politi­ cos , religiosos y propagandfsticos .2H En la antigua China, los mapas terres­ tres detallados tambien se hacfan expresamente de acuerdo con las herra­ mientas militares y los emblemas espaciales del destino imperial. 29 En los inicios de Ia Europa moderna, desde I talia basta los Pafses Baj o s , desde Escandinavia basta Portugal, en todos lados los monarcas absolutos y los hombres de Estado conocfan el valor de los mapas para la defensa y Ia 84

� 1 . \ 1 '•\ S .

CONOCIMI ENTO Y PODER

guerra, para Ia administraci6n interna relacionada con el crecimiento del gobierno centralizado y como propaganda territorial en Ia legitimaci6n de Jas i dentidades nacionales. Escritores como Castiglione, Elyot y Maquiavelo apo yaron el uso de mapas por parte de generales y hombres de Estado.·1 o Con los deslindes topograficos nacionales en Europa a partir del siglo XVI I I , el p apel de Ia cartograffa en l a s transacciones de l a s relaciones de poder, por Jo general favoreci6 a las elites sociales. Las funciones especfficas de los mapas en el ejercicio del poder confir­ ma n tambien la ubicuidad de estos contextos politicos en un rango con­ tinuo de escalas geograficas . E stas van de Ia estructura del imperio global, y Ia conservaci6n del Estado-naci6n, a Ia confirmaci6n local de los de­ rechos individuales de propiedad . En cada uno de estos contexto s , las dimensiones de la polftica y el territorio se fundieron en imagenes que , al igual que los tftulos de propiedad, fueron parte del aparato intelectual del poder.

Los mapas y el imperio AI igual que las armas de fuego y los barcos de guerra, los mapas han sido arma!; del imperialismo. En Ia medida en que los mapas se usaron en Ia p romoci6n colonial y se aduefiaron de las tierras en papel, antes tle ocu­ p a rlas efectivamente , los mapas anticiparon el imperio . Al principio, los top6grafos marchaban al lado de los soldados para trazar mapas con fines de reconocimiento , despues como informacion general y, con el paso del tiempo, como una herramienta de pacificaci6n, civilizaci6n y explotaci6n e n las colonias ya definidas . Sin embargo, hay algo mas alia del trazado de fro nteras para la contenci6n practica polftica y militar de las poblaciones sometidas . Los mapas se usaron para legitimar la realidad de la conquista y el imperio . Contribuyeron a Ia creaci6n de mitos que ayudarfan a conser­ v ar el statu quo militar. Como comunicadores de un mensaj e imperial, se h an usado como complemento agresivo de Ia ret6rica de los discursos , P eri 6dicos y textos escritos, o de las historias y canciones populares que el ogian las virtudes del imperio .3 I 85

M A PA ::> . C O N O C I M I E N T O Y P O D E R

FlGUI{,\ 1 1 . 1 . Federaci6n imperial . Mapamundi q u e muestra Ia extension d e l I mperio

hritanico en 1 886.fue publicado por primera vez como un suplemento del peri6-

dico Graphic , el 24 de julio de 1 886. Se usaron Ia proyecci6n de Mercator, tinta rosa para el territorio del imperio y emblemas decorativos que muestran a Bri­ tania sentada en el mundo para articular el mens�je del "Nuevo imperialismo ". Con permiso de la British Library.

En estos contextos imperiales , los mapas por lo general apoyaban el ej ercicio directo del poder territorial . Las cuadriculas dispuestas por los agrimensores romanos, puestas en funcionamiento en Ia centuriaci6n , eran una expresi6n de poder "extendido descuidadamente en todas direc­ ciones [ . . . ] homogeneizando todo en su camino" ,:�2 al igual que el deslinde de tierra rectangular de los Estados Unidos cre6 "orden sobre Ia tierra" en mas sentidos que solo el de repetir un disefio clasico .JJ El redescubrimien­ to del sistema tolomeico de geometria de coordenadas en el siglo xv fue un hecho cartografico importante que favorecfa una "sintaxis euclidiana" que estructur,6 el control territorial europeo . .14 De hecho, Ia naturaleza 86

� ( .\ 1 '.\ S ,

CONOC IMI ENTO Y PODER

gni fica del mapa dio a sus usuarios imperiales un poder arbitrario que era fa ci lmente separable de las responsabilidades sociales y consecuenc ias de su ej ercicio. El mundo podia ser grabado sabre papel. El papa Alej andro VI de m arco las posesiones espafiolas y portuguesas en el Nuevo Mundo . J s En I a division d e Norteamerica, ella misma "parte d e u n vasto proce so y e xp erimento europe o , un desarrollo actual del imperialismo inte rna­ cional " , las "propias lineas del mapa exhibian este poder y proceso impe­ rial porque habian sido impuestos sabre el continente con poca referencia a los pueblos indigenas y en muchos lugares con poca referencia a Ia pro­ pia tierra. Los invasores se repartieron el continente entre ellos con dise­ fios que reflej aban sus complejas rivalidades y su poder relativo" . 36 En el siglo X I X , cuando los mapas se institucionalizaron mas y se vincularon al crecimiento de Ia geografia como disciplina, los efectos de su poder se manifestaron nuevamente en Ia ala continua de imperialismo europeo . La lucha por Africa, en que los poderes europeos fragmentaron Ia identidad de Ia organizacion territorial indigena, se ha vuelto casi un texto ej em­ plar de estos efectos .37 En nuestro propio siglo, en Ia division britanica de Ia India en 1 94 7 , vemos como el trazo de una pluma a traves de un mapa podia determinar las vidas y las muertes de millones de personas .3H Hay innumerables contextos en los que los mapas se convirtieron en Ia moneda de "tratos" politicos, contratos, subdivisiones, ventas y tratados realizados con motivo del territorio colonial y, una vez vueltos permanentes en Ia imagen, estos mapas con mucha frecuencia adquirieron fuerza de ley en el paisaj e .

Los mapas y el Estado-naci6n La historia de los mapas se encuentra inextricablemente vinculada al sur­ gimiento del Estado-nacion en el mundo moderno. Muchos de los mapas i mp resos de Europa subrayaban los estados, las corrientes de agua y las fran­ te ras politicas que constituian las dimensiones politico-economic as de Ia geografia europea.·1 9 Los primeros teoricos politicos encargaban mapa s a lo s hombres de Estado, quienes, a su vez , estahan entre los primeros colec87

MAPAS, CONOC I M I ENTO Y PODER

cionistas sistematicos. 40 En muchos pafses, Ia actividad cartografica esta­ ba en gran medida bajo el mando del Estado . 4 1 N o obstante , mientras el Estado estaba preparado para financiar esta actividad, de manera directa a traves del erario publico, o indirecta gracias a prerrogativas comerciales , a menudo se insiste en que se trataba de conocimientos que gozaban de privilegios gube rnamentales . En Europa occidental , Ia historia de los secretos cartognificos, aunque a menudo no surtfan efecto, se puede rastrear hasta el siglo XVI con Ia polftica de siglio espanola y portuguesa . 4 2 Era una p nictica para monopolizar el conoci­ miento , para "usar documentos geograficos como un recurso econ6mico, de Ia misma manera que se guardaban en secreto y se utilizaban los miste­ rios de oficio " . 43 Un ejemplo importante de Ia interacci6n entre los mapas y Ia polftica de Estado se encuentra en Ia historia de Ia tecnologfa militar. Ante Ia mirada de los militares, los mapas siempre han sido considerados un tipo delicado de conocimiento y las polfticas de secreto y censura abundan tanto en Ia ac­ tualidad, en las especificaciones "escondidas" de defensa y de las agencias cartograficas, como en los cuarteles de campafta del pasado.44 En un nivel pnictico, los mapas militares son elementos pequeftos pero fundamentales de Ia infraestructura tecnica del ejercito en el campo de batalla. Asf como se transformaron las tecnicas de guerra que pasaron de ser tacticas de sitio a estrategias de mayor movimiento, especialmente a partir del siglo XVI I I , tambien los mapas que se utilizaron para Ia guerra fueron transformados .45 Sin embargo, incluso en estos contextos activos se dieron procesos hist6ri­ cos mas sutiles. El conocimiento de los mapas fomenta Ia conducta belica mediante un control remoto, de manera que, consideramos, el acto de ase­ sinar se contempla con mayor facilidad.4 6 Los mapas militares no solo faci­ litan Ia conducta tecnica de Ia guerra, sino que tambien aminoran el sen­ tido de culpa que surge a partir de esta conducta. Las lfneas silenciosas del paisaje de papel fomentan Ia idea de un espacio socialmente vacfo . No todos los mapas militares son silenciosos ; muchos de ellos procla­ ' man a gritos Ia victoria militar. De Ia misma forma que existen' desfiles, canciones y poemas militares, tambien, por lo menos a partir del siglo xv en Europa, ha habido planes de batalla diseftados para conmemorar los lugares sagrados de gloria nacional .47 88

� ! . \ PA S , C O N O C I M I E N T O

Y

PODER

L o s mapas y los derechos de propiedad L os mapas catastrales o estatales que m uestran los derechos de pro pie dad r e ve lan el papel de los mapas en la historia de las relaciones de clase agra­ rias . Aquf los mapas pueden ser considerados un medio a traves del cual los senores estatales o individuates podfan controlar de m anera mas efec­ tiva una poblaci6n campesina que ocupaba la tierra . 48 En la sociedad romana, las practicas codificadas de los agrim e nsores pueden i n te rpre-

F J GU JV\ 1 1 . 2. Los mapas estatales de g ra n escala y los catastros que los acompa­ iian se conv irtieron en una herramienta en el surgimiento del capitalismo agrario e n Inglaterra a partir del sig lo xvr. En este fragmento del mapa de Samuel Walker de l estado de Garnetts, Essex (1 622), los detalles de p rop ie da d (DN tie rras de Edward Nayl01� DL tierras de Richard Lave nder) la delineaci6n precisa y las me­ didas C01'rectas (en acres, roods o perches) traclucen los derechos de propiedad a =

=

,

im agen tang i ble y de compromiso legal. El original esta en una escala de 50 e m or 1 609 m. Esta reproducci6n mide aproximadam ente 1 . 6 x 1 . 1 m. Con permis o P una

de la B1itish Library (Man uscritos Adicionales 41 848) . 89

M A PA S , C O N O C I M IE NT O Y P O D E R

tarse no solo como manuales tecnicos de division en un sentido teorico , sino tambien como una estructura social para regular legalmente las tie­ rras expropiadas y para calcular los gravamenes.49 Los mismos mapas for­ j ados en bronce 0 tallados en piedra estaban disenados para hacer mas permanente un orden social en el que habfa hombres libres y esclavos, y para el cual la division territorial era Ia base del estatus . 50 Tam bien en los inicios de Ia Europa moderna estaban en funcionamiento algunas de estas fuerzas , a pesar de que el contexto sociologico de los mapas era distinto . El grado hasta el cual el mapeo de las zonas rurales locales estaba encerrado en un proceso de litigio no nos deja duda en cuanto a su contexto sociole­ gal y a su efectividad como medio para resolver conflictos entre senores y campesinos por derechos de propiedad de Ia tierra . 5 1 Los mapas cabfan tan bien en Ia cultura de Ia sociedad de las tierras como lo habfan hecho en las diplomacias de Ia corte y en las maniobras militares de los Estados­ nacion del Renacimiento en Europa. En terminos similares, los mapas se pueden ver insertos en algunos de los cambios estructurales a largo plazo en Ia transicion del feudalismo al capitalismo. La economfa del mundo y su nueva division geografica del tra­ baj o se producfa con Ia ayuda de documentos geograficos, entre ellos los mapas . 52 Los pianos precisos y de gran escala eran un medio para explotar mas eficientemente Ia tierra, para aumentar los costos de renta y para reforzar las obligaciones legales o modificar los documentos de tenencia de Ia tierra. AI sustituir topograffas escritas mas antiguas , los mapas sirvieron , a manera de inventario grafico, como una codificacion de informacion acerca de Ia propiedad, Ia tenencia, los valores rentables , las practicas de cosecha y el potencial agricultor que permitfa a los duenos capitalistas de Ia tierra contemplar sus bienes como un todo y tener un mej o r control de ellos . 53 Ver era creer en relacion con las jerarqufas territoriales expresadas en los mapas . Ya sea en Ia historia general del desarrollo de Ia agricultura, de Ia demarcacion , del secado o de Ia construccion de diques en pantanos y cienegas , o en Ia reclamacion de colinas y paramos, el topografo cada vez con mayor frecuencia camina al lado del senor para difundir formas capi­ talistas de agricultura. 54 Los mapas dificultaron de manera invisible Ia vida cotidiana de Ia gente comun . Asf como un reloj , como sfmbolo grafico de Ia autoridad polftica 90

) ! . \ 1'.\ H ,

CONOC IMIENTO Y P O D E R

c en t ralizada, trajo consigo la "disciplina del tiempo" al ritmo de los traba­ j a do res industrial e s , 5 5 las lineas de los mapas , dictadoras de una nueva w pografia agraria, introdujeron una dimension de "disciplina del espacio " . E n las sociedades campesinas europeas , las antiguas tierras comunes eran su b divididas y asignadas con ayuda de los mapas, y en la "selva" de las an­ ti guas tierras indias de Norteamerica las lineas fronterizas del mapa fuero n un medio de apropiacion que , quienes desconocian los metodos topografi­ cos geometricos , no lograron nunca cuestionar. Los mapas ingresaron en el si ste ma legal , se colocaron en la artilleria militar, adquirieron una aureola de ciencia y contribuyeron a la creacion de una etica y una virtud de defi­ nicion cada vez mas precis a . El trazado de mapas excluia tanto como incluia. Fij aban la relatividad territorial de acuerdo con los dias de naci­ miento, accidentes de descubrimiento o , con mayor frecuencia, el meca­ nismo del mercado mundial.

Contenido de los mapas en las negociaciones de poder " c.. E se es el mismo mapa? " , pregunto Jincey. Ella sena­ lo el gran mapamundi que colgaba, enrollado durante el verano , por encima del pizarron que estaba detnis de la senorita Dove . " c.. China todavfa es anaranjada? " "Es un mapa nuevo -dijo la senorita Dove-. China ahora es morada. " "Prefiero el mapa viejo -dijo Jin­ cey-. Me gusta el viejo mundo. " "La cartograffa es un arte en movimiento" , dijo la senorita Dove. FRANCI':S GRAN PATTO N , Good Morning, Miss Dove D ur ante mucho tiempo los cartografos y los his toriadores cartografi co s h an est ado conscientes de las tendencias del contenido de sus mapas y se re fie re n a ellas como "inclinacion" , " desviacion" , "distorsion" o "abu so" d e los solidos principios cartograficos . Sin embargo , se ha dedicado muy P o co esp acio en la literatura cartografica a las implicaciones politi cas de e s to s te rminos y a lo que ellos representan y, todavfa menos, a sus conse91

M A PA S , C O N O C I M I E N T O Y P O D E R

cuencias sociales. Tal "inclinacion" o "distorsion" por lo general se mide con una regla de "objetividad" que se deriva, a su vez , de un procedimien­ to cartognifico . Solo en los mapas que se distorsionan de manera deli­ berada con fines, por ejemplo , propagandfsticos o publicitarios, se discu­ ten las consecuencias . 56 La cartograffa "profesional" del Servicio Estatal de Cartograffa del USGS, Bartholomew o Rand McNally o sus antecesores serfan considerados absolutamente libres de estas imagenes polfticamente conta­ minadas . Que los mapas pueden producir una imagen verdaderamente cien­ tffica del mundo, en la que la informacion concreta se representa de manera obj e tiva, es una idea muy arraigada en nuestra cultura mftica. Reconocer que toda la cartograffa es una "ficcion intrincada y controlada"57 no nos im­ pide conservar una diferencia entre las presentaciones del contenido del mapa deliberadamente inducidas por el artificio cartografico y aquellas en las que no se examina el contenido estructural de la imagen.

Distorsiones deliberadas del contenido del mapa

En toda la historia de los mapas se pueden encontrar distorsiones delibera­ das del contenido de un mapa con fines politicos y el cartografo nunca ha sido un artista, dibuj ante o tecnico independiente . Detras del cartografo esta un conjunto de relaciones de poder que crean sus propias especifica­ ciones . Ya sea impuestas por una persona individual, por la burocracia del Estado o por el mercado , estas normas pueden ser reconstruidas tanto a partir del contenido de los mapas como del modo de representacion carto­ grafica. Mediante la adaptacion de proyecciones individuates , la manipula­ cion de la escala, la magnificacion o el cambio de signos o de tipograffa, o el uso de colores emotivos, quienes trazan los mapas de propaganda por lo ge­ neral han apoyado la vision unilateral de las relaciones geopolfticas . Estos mapas han formado parte de la vigencia de las estrategias internacionales psicologicas de gue rra mucho antes de ser usadas por los geopolfticos nazis . Las guerras religiosas de la Europa del siglo xvn y la Guerra Frfa del siglo xx expresaron sus batallas en los contenidos de los mapas propagan­ dfstico s tanto como a traves de otros medios . 58 92

� ! .\ P A S .

CONOCJMI ENTO Y PODER

Mapas aparentemente objetivos tambh�n se caracterizan por la mani­ p ula ci6n constante de su contenido . La "censura cartognifica" implica la representaci6n incorrecta y deliberada, diseiiada para confundir a los usuarios potenciales del mapa, quienes, por lo general, eran opositores del s ta tu quo territorial . No debemos confundir lo anterior con las supresiones 0 las adiciones producto de errores tecnicos , de incompetencia o forzados p or la escala o la funci6n . La censura cartognifica quita de los mapas aspectos que , como otras cosas que permanecen iguales , esperarfamos encontrar. Naturalmente , esto es menos notorio que una distorsi6n evi­ dente . Se j ustifica en terrenos de "seguridad nacional" , "eficiencia politi­ ca" o " necesidad comercial " , y su pnictica aun esta considerablemente difundida. La imagen censurada marca los limites del discurso permisible y las omisiones deliberadas desalientan la "aclaraci6n de alternativas so­ ciales [ . . . ] dificultando que el desposefdo ubi que la fuente de su inconfor­ midad, ya no se diga la remedie" . 59 La j ustificaci6n mas comun de la censura cartografica quiza siempre haya sido militar. En su forma mas generalizada ha implicado la prohibi­ ci6n de la publicaci6n de deslindes.60 Por otro lado, los detalles de las con­ quistas en los m apas del siglo XVII I no fueron corregidos por Federico el Grande para engafiar al enemigo potencial, de la misma manera que se ha deducido que las ciudades de algunos mapas rusos fueron reubicadas deli­ beradamente en posiciones incorrectas en la decada de los sesenta para evitar que las fuerzas enemigas tomaran medidas estrategicas . 61 Asimis­ mo, desde el siglo XIX ha sido una practica casi universal "limpiar" sistema­ ticamente evidencias de instalaciones militares clave de las series oficiales de mapas topograficos .62 Ahora la practica se extiende a otras caracterfsti­ ca s cuando su inclusion es potencialmente vergonzosa para el gobierno en c uesti6n; por ej emplo, los tiraderos de desperdicios nucleares se omiten e n los mapas topograficos oficiales de los uses . La falsificaci6n deliberada del contenido de los mapas se ha relaci ona­ d o con consideraciones politicas ajenas a las exclusivamente milita res. Se h a n te rgiversado las fronteras de los mapas , por una parte , para j u stificar re cla mos hist6ricos de territorio nacional ,63 y por otra, como prod ucto del arte de la predicci6n , que consiste en usar los mapas para proye ctar y le­ gi ti mar ambiciones territoriales futuras . 64 Por ej emplo , las fron teras en 93

�L\ 1',\ S . < : 0 :-\ 0 C I � ! I E N T O Y !'O l l E R

disputa, mostradas en los mapas y atlas oficiales, o en imagenes mas eff­ meras como estampillas postales, h an sido incluidas o suprimidas de acuerdo con Ia preferencia politica del momento . ('" Estas practicas tampo­ co se aplican unicamente a las fronteras politicas de los mapas . Esta sufi­ cientemente doct.imentado el hecho de que las geograffas de lengua, "raza" y religion han sido retlej adas de acuerdo con las creencias dominante s . (,(,

---· •Staatengrenz e n nacll demweltllri e g e

FH:UR,\ IU . Incluso los simples mapas tematicos pucden tra n smitir sutiles me n ­

sajes propa_gandisticos. Este mapa de atlas escolar, del Geschichtsatlas fi.i r die dcutsch .Jungen (Julius Belz, Ja ed. , 1 935), representa los elementos _germanicos

en Europa y (en un mapa inserto) del otro [ado del oceano; sin embar.4o, no qfre­ ce una leyenda para los valores de los tres tamaiios de simbolos. Mientras que la pauta de distribuciN D E L l\L\ 1',\

m apas y atlas . No es diffcil encontrar a los mapas , especialmente a los pro ­ du cidos y manipulados por el Estado, un nicho en Ia "matriz poder-conoci­ m iento del orden moderno" . 73 En especial cuando los mapas son encarga­ dos por el gobierno (o son derivados de estos mapas) es facilmente observable su manera de extender y reforzar los estatutos legales, los im­ perativos territoriales y los valores que surgen del ejercicio del poder poli­ tico . No obstante , para entender como funciona el poder a traves del dis­ curso cartografico y los efectos de ese poder en Ia sociedad, se necesita un analisis mas profunda . Un simple modelo de dominacion y subversion no es adecuado y propongo establecer una diferencia entre el poder externo y el poder interno en Ia cartografia . Esto se deriva principalmente de las ideas de Foucault acerca del poder-conocimiento ; sin embargo , esta for­ mulacion particular pertenece al reciente libro de Joseph Rouse , Know­ ledge and Power, 74 en el que basa una teoria del poder interno en Ia cien­ cia, en su lectura de Foucault. El sentido de poder mas comun en Ia cartografia es el del poder exter­ no a los mapas y al mapeo. E ste sirve para relacionar a los mapas con los centros de poder politico. El poder se ejerce sobre Ia cartografia. Detras de Ia mayoria de los cartografos esta una persona que encarga un mapa; en numerosos casos , quienes producian los textos cartograficos respondian a necesidades externas . Por otra parte , el poder tambien se ej erce con Ia car­ tografia. Monarcas , ministros , instituciones estatales, Ia Iglesia, todos han iniciado programas de mapeo para sus fines particulare s . En Ia sociedad occidental moderna, los mapas rapidamente se volvieron cruciales para Ia conservacion del poder del Estado (para sus fronteras , comercio, adminis­ tracion interna, control de poblacion y fuerza militar) . El mapeo pronto se convirtio en el negocio del Estado : Ia cartografia se nacionalizo con breve­ d ad. El Estado conserva su conocimiento celosamente, los mapas han sido universalmente censurados, mantenidos en secreta y falsificados. En todos e st os casos , los mapas estan relacionados con lo que Foucault llamo el eje rc icio del "poder juridico" J S El mapa se vuelve un "territorio juridico" : fa cili ta Ia medicion del terreno y su control . Los mapas todavia se usan P ar a con trolar nuestra vida de diversas ·maneras . Una sociedad sin mapas, a u nque para nosotros los mapas son un hecho, es politicam ente inimagi­ n ab l e . Todo esto ej emplifica el poder c o n Ia ayuda de los mapas . Es un 203

I I A C L\ UNA D E C O N S T R UC C I (l N D E L �L\ PA

poder externo, con frecuencia centralizado y ejercido de manera burocra­ tica, impuesto desde arriba y manifiesto en actos especfficos o en fases de polftica deliberadao Ahora llego a la diferenciacion importante o Lo que tambien es fun­ damental para los efectos de los mapas en la sociedad es lo que se puede definir como el poder interno de la cartograffa o El foco del cuestiona­ miento ahora cambia del lugar de la cartograffa en un sistema jurfdico de poder a los efectos politicos de lo que los cartografos hacen cuando trazan los m apas o Los cartografos producen poder; son los creadores de un pa­ noptico espacial . Su poder esta inserto en el texto cartografico: podemos hablar de un "poder cartografico" asf como hablamos del poder de la pa­ labra o del libro como una fuerza del cambioo En este sentido , los mapas tienen su "polftica" , 7 6 un poder que se entrevera con el conocimiento y que es inherente a e l : se trata de un poder universal. Foucault escribe acerca de "la omnipresencia del poder, no porque tenga el privilegio de consolidarlo todo baj o su invencible unidad, sino porque se produce de un momento a otro, en todos los puntos o, mas bien, en todas las relaciones que existen de un punto a otro o El poder esta en todas partes; no porque lo cubra todo , sino porque proviene de todos lados" 77 El poder viene del mapa y atraviesa la forma en que estan hechos los mapas o La clave de este poder interno es, entonces, el proceso cartografico o Con esto me refiero a como estan compilados los mapas y a como se eligen las categorfas de inform acion; la manera en que se generalizan, el conjunto de normas para la abstraccion del paisaj e ; como los elementos del paisaj e se forman en j e­ rarq ufas , y como los diferentes estilos retoricos , que a su vez reproduc en el poder, son empleados para representar el paisaj e o Clasificar al mundo es aprop iarse de el, 7H de tal man era que todos estos procesos tecnicos repre­ senta n actos de control sobre su imagen, que se extiende mas alla de lo s supuestos usos de la cartograffa o Se disciplina al mundo o Se norm aliza al mun d o o Somas prisioneros en su matriz espacial. Para la cartogra ffa , al igu al que para otras formas de conocimiento , "toda accion social cru z a las fronteras determinadas por los esquemas de clasificacion" 79 Se p ue de estab lecer una analogfa entre lo que sucede con los datos en el talle r d el car tografo y lo que pasa a la gente en las instituciones disciplinarias ( p ri­ sio nes , escuelas , ej ercito , fabricas) descritas por Foucault;�> en amb os 0

0

204

1 1 . \C L\

UNA D E C O N S T R U C C I O N D E L M A PA

ca sos se da un proceso de normalizacion . 0 , de manera similar, al igual q u e en las fabricas estandarizamos nuestros bienes manufacturados , en n u estros talleres cartognificos estandarizamos nuestras imagenes del mun­ do . De Ia misma forma en que en el laboratorio creamos explicaciones con fo rmulas de los procesos del mundo ffsico , en el mapa Ia naturaleza se re­ duce a una formula grafica.11 1 En general, el poder del cartografo no se ejer­ cfa sobre los individuos, sino sobre el conocimiento del mundo puesto a Ia disposicion de toda Ia gente . No obstante , esto no se hace de manera consciente y ademas trasciende las simples categorfas de "intencional" y "no intencional" juntas . No sugiero que el poder se ejerza de manera deli­ berada o centralizada. Es un conocimiento local que al mismo tiempo es universal. Por lo general pasa inadvertido . El mapa es un arbitro silencioso del poder. 2. Cuales han sido los efectos de esta " logica del mapa" sobre Ia con­ ciencia humana, si puedo adaptar Ia frase de Marshall McLuhan ( "logica de Ia impresion" ) ?112 AI igual que el, pienso que, respecto de los mapas , tenemos que considerar los efectos de abstraccion , uniformidad, repeti­ cion y visualidad al dar forma a las estructuras mentales y otorgar un sen­ tido a los lugares del mundo . El desfase entre estos conceptos de Iugar y muchas visiones alternativas de lo que es el mundo, o de lo que deberfa ser, ha hecho surgir preguntas acerca de los efectos de Ia cartograffa en Ia sociedad . Asf, Theodore Roszak escribe : " Los cartografos hablan acerca d e sus mapas y no de los paisaj e s . Por eso, con frecuencia, lo que dicen es tan paradoj ico al ser traducido al lenguaj e comun . Cuando se olvidan de Ia diferencia entre el mapa y el paisaj e , y cuando nos permiten olvi­ d ar esa diferencia o nos convencen de hacerlo , surge todo tipo de ries­ go s " . 113 Uno de ellos es que los mapas, al articular al mundo en imagenes p ro du cidas en masa y estereotipadas, expresen una vision intrfnsecamente so ci al. Tomemos como ej emplo el hecho de que los atlas de carret e ras es ta n e ntre los libros de pasta suave mas vendidos en los Estados Unidos ,114 Y de sp ues tratemos de evaluar de que manera esto ha afectado Ia per­ cep cion ordinaria que tiene el estadunidense de su pafs . 6 Que tipo de ima­ ge n de los Estados Unidos promueven estos atlas ? Por una parte , hay una P a ti n a de burda simpleza. Si se eliminan las carreteras interestat ales , el P ais aje se disuelve en un mundo generico de caracterfsticas esenciales que 205

I L\ C L\ UN.\ D E C O N S T IUTC C I (>N D E L

M A PA

no invitan a ninguna exploraci6n. Se desprovee de con texto y el lugar pierde importancia. Por otra parte , los mapas revelan Ia ambivalencia de todos los estereotipos . Sus silencios tambien estan inscritos en Ia pagina. En estos mapas an6nimos, �d6nde esta Ia variedad de Ia naturaleza, d6nde esta Ia historia del paisaj e y d6nde el espacio y el tiempo de Ia experiencia humana?H5 Ahora Ia pregunta es: �estas imagenes vacias tienen alguna consecuen­ cia en nuestra forma de pensar acerca del mundo ? Como todo el mundo esta diseftado para verse igual , �es mas facil actuar en el sin darse cuenta de los efectos sociales? AI plantear tales preguntas las estrategias de Derri­ da y de Foucault parecen chocar. Para Derrida, si el significado es dificil­ mente determinable , entonces lo es tambien, pari passu , Ia medida de Ia fuerza del mapa como discurso de acci6n simb6lica. AI final, prefiero adhe­ rirme a Foucault en su vision de todo el conocimientoH6 -por lo tanto, de Ia cartografia-, profundamente confundido en las grandes batallas que constituyen nuestro mundo . Los mapas no son aj enos a esas luchas para alterar las relaciones de poder. La historia del uso de los mapas sugiere que puede ser asi y que representan formas especificas de poder y autoridad . Desde el Renacimiento Ia forma de ej ercer el poder ha cambiado . En Ia Norteamerica colonial , por ej emplo , los europeos trazaban con facilidad lineas a traves de los territorios de las naciones indias sin mostrar ninguna sensibilidad ante Ia realidad de su identidad politica.H7 El mapa les permi­ tia decir : " Esto es mio ; estas son las fronteras" . HH De manera similar, en innumerables guerras desde el siglo XVI ha sido facil que los gene ral es libren batallas contra seftaladores y marcas de colores , en Iugar de sen si bi­ lizarse ante Ia s angre derramada en el campo de batall a . H9 Volvi end o a nuestra sociedad, sigue siendo facil a los bur6cratas , desarrollado res y pl a­ neadores trabaj ar sobre paraj e s incomparables sin medir los tra stor n o s sociales del progreso. AI tiempo que el mapa nunca es Ia realidad, de ci er ta manera contribuye a crear una realidad diferente . Una vez insertas en el texto publicado , las lineas del mapa adquieren una autoridad que pu e d e ser dificil de desplazar. Los mapas son imagenes acreditadas . Pued en re fo r­ zar y legitimar el statu quo, seamos o no conscientes de ello . Algu n a s veces son agentes del cambio y pueden , de igual manera , conve rtirs e e n documentos conservadores. Sin embargo, en cualquier caso, el mapa nu nc a 206

J i .\ C I .\ U N A ll E C O N S T R l ' C C I � H . Ho

Moll , Atlas Minor ( Londres , 1 72 9 ) .

Gran parte de estos argumentos podrian aplicarse a otros continentes . Para

conocer el papel del conocimiento geografico en Ia construcci6n europea de las relacio­ nes coloniales de poder, vease Edward W. Said, Orienta/ism ( Londres , Penguin Books, 1985 ) , esp. pp. 2 1 5-2 1 9 , aunque con referencia a! uso de Ia geografia del siglo Il l

XIX.

Para conocer un ejemplo anterior de los usos practicos que implican Ia creaci6n

de un atlas para Ia administraci6n i nglesa colonial en Norteamerica a principios de nuestra era, vease Jeanette D. Black, The Blathwayt Atlas , tomo 2, Commentary ( Pro­ vidence , R. 1 . , Brown University Press, 1 9 7 5 ) . El grado hasta el cual el gobierno colonial de Norteamerica us6 los mapas tambien se indica en los mapas en los registros de los "Lords of Trade and Plantations", libro destruido en 1 782: Ralph B. Pugh, The Records PRO Handbook, num. 3 , HMSO, 1964 ) ,

qf the Colonial and Dominions Offices ( Londres ,

pp. 5-6. Estos mapas se enumeran en Peter A. Penfold ( ed . ) , Maps and Plans in the Public Record Office , 2, America and West Indies ( Londres ,

I IMSO, 1974), passim. James R. Akerman , "National Geographical Consciousness and the Structure of Early World Atlases" , texto presentado en el Decimoprimer Coloquio Internac ional de H2

llisto ria de Ia Cartografia en Ottawa, Canada, en julio de 1985. H.> Sobre Moll, vease Dennis Reinhartz , "Herman Moll, Geographer: An Early Ei gh t­ eenth - Century European View of the American Southwest" , en Dennis Reinh artz Y Cha rles C . Colley (eds . ) , The Mapping of the American Southwest ( College Sta tion , Tex. ; Texas A&M University Press, 1 98 7 ) , pp. 1 8-36; un apendice del tomo , pp. 79- 83 , e s una "cartobibliografia selecta d e las obras d e Herman Moll representando e l suroes te de America " , y realmente ofrece una lista de atlas geograficos de Moll relevantes pa ra

308

N O TA S

este capitulo. La popularidad de los atlas de Moll , junto con las obras de viajes y geo­ graficas, es mencionada por Frederick Bracher, "The Maps in Gulliver's Travels " , Hun­

tingdon Library Quarterly 8 ( 1 944 ) , pp. 60-64 . H4

Para leer una descripci6n de estos mapas , vease William P. Cumming, British

Maps of Colonial America (Chicago, University of Chicago Press, 1974), esp. caps. 1 y 2 ; vease tambien Seymour I . Schwartz y Ralph E . Ehrenberg, The Mapping of America (Nueva York, Harry N. Abrams , 1980), esp. caps. 6 y 7 . Hs

Para leer las listas d e mapas e n estos atlas regionales y en algunos otros atlas in­

gleses del siglo x v m que describen a Norteamerica, vease P. L. Phillips , A List of Geogra­

phical Atlases in the Library of Congress , tomos 1 -4 (Washington, D . C . , Government Printing Office, 1909- 1 9 1 4 ; reimpresi6n: Amsterdam, Theatrum Orbis Terrarum, 1967). H

Bowen, Empiricism and Geographical Thought, p . 169.

H7

"A Map of the British Empire in North America", de Samuel Dun n , matematico ,

mejorado a partir de los deslindes del capitan Carver; hoj a 8 en Thomas Jefferys , The

American A tlas or, a Geographical Description of the Whole Continent of America (Londres, Sayer y Bennett, 1 7 7 6 ) . HH

Por ejemplo, "A Map of the Whole Continent of America . . . with a Copious Table

Fully Showing the Several Possessions of Each European Province & State , as Settled by the Definitive Treaty Concluded at Paris, Fe by. l Oth , 1 763 " , en Thomas Kitchin, A

General Atlas (Londres , ediciones 1 7 73 - 1 793 ) . En el mismo atlas se seiiala tambien Ia frontera y el tratado al que se hace referenda en el mapa de Norteamerica: "Un mapa preciso de Norteamerica que describe y distingue los dominios britanicos y los espaiio­ les en este gran continente, de acuerdo con el tratado definitivo " . H9

"Un mapa de Pensilvania q u e no solo muestra l a s partes mej oradas de e s a pro­

vincia, sino tambien sus extensas fronteras establecidas a partir de deslindes reales y principalmente del ultimo mapa de W. Scull , publicado en 1 7 7 0 . " Hoj a 20 en Jefferys ,

The American Atlas . 90

Esta lectura esta adaptada de Karl Josef Holtge n , Aspects of the Emblem. Stu­

dies in the English Emblem Tradition and the European Context ( Kassel, Reichenber­ ger, 1986), p. 9 2 . 91

Cornelius J . Jaenen , " C haracteristics of French-Amerindian Contact i n New

F r anc e " , en Stanley II. Palmer y Dennis Rei n hartz ( e ds . ) , Essays on the History of

North American Discovery and Exploration ( College Station, Tex . , Texas A&M Press ,

1988), p. 90; otros actos simb6licos de soberania de los poderes europeos en Norteame­

rica incluian Ia colocaci6n de cruces y el enterrar placas de plomo para establecer algu­ na reclamaci6n frente a los rivales europeos . 92

La tarjeta se reproduce en Schwartz y Ehrenberg, The Mapping qfAmerica, p. 163 .

93

I Ierman Moll, " A New and Exact Map o f the Dominions o f the Ki n g o f Great Bri-

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N O TA S

tain on ye Continent of North America" , 1 7 1 5 , publicado en The World Described ( Londres, 1 708- 1 720) de Moll. 94

Para 1 7 1 0 ya habia 50 000 esclavos negros en las colonias americanas. Vease

James Egert Allen, Black History Past and Present (Nueva York, Exposition Press, 1 9 7 1 ) . Vease tam bien Larissa Brown , Africans i n the New World, 1 493-1 834: A n Exhibition at

the John Carter Brown Library (Providence, R. I . , 1988) para conocer ejemplos de litera­ tum y actitudes bacia los negros en el siglo

xvm .

La region de Chesapeake ya tenia 40 000

esclavos negros para 1 720; A. Roger Ekirch, Boundfor America: The Transportation of

British Convicts to the Colonies, 1 71 8-1 775 ( Oxford, Oxford University Press, 1988 ) . 95

Joshua Fry y Peter Jefferson , " A Map o f the Most Inhabited Part o f Virginia, Con­

taining the Whole Province of Maryland with Part of Pennsylvania, New Jersey and North Carolina", 1 7 5 1 . Los detalles bibliograficos de Ia inclusion de este mapa en varios atlas aparece en Coolie Verner, "The Fry and Jefferson Map", I'TIUJ!l,o Mundi 2 1 ( 196 7 ) , pp. 70-94. Para conocer el contexto que hay detnis de Ia estructura social en las tarjetas, vease Allan Kulikoff, Tobacco and Slaves (Chapel Hill, University of North Carolina Press, 1986) . 96

Olive Patricia Dickason , "Old World Law, New World Peoples, and Concepts of

Sovereignty" , en Palmer and Reinhartz ( eds . ) , Essays on the History of North American

Discovery and Exploration, p. 60. 97

Para conocer una discusion sobre los origenes de esta imagen en el arte , vease

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