¿Superpoblación? La Conjura Contra La Vida Humana - José Alfredo Elía Marcos

March 16, 2017 | Author: Libros Catolicos | Category: N/A
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¿Superpoblación? La conjura contra la vida humana Ideología y estrategias del antinatalismo José Alfredo Elía Marcos

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Advertencia Este libro forma parte de la colección Argumentos para el s. XXI Director de la colección: Emilio Chuvieco Copyright: José Alfredo Elía y Digital Reasons (http://www.digitalreasons.es/) ISBN 978-84-941642-4-8 Ficha bibliográfica: Elía Marcos, J. A. (2014): ¿Superpoblación? La conjura contra la vida humana, Madrid, Digital Reasons. Diseño de cubierta: Enrique Chuvieco. Foto de Hoefi tomada de Freeimages (http://www.freeimages.com/photo/1215912). Los compradores de este libro tienen acceso a un espacio privado en la web de la editorial: http://www.digitalreasons.es/index.php?do=tuEspacio, donde podrán descargar la última versión del libro (el contenido se actualiza semestralmente), participar en el blog que realiza el autor y leer el texto en línea. Es un espacio para interaccionar con el autor y con otros lectores, y permite generar una comunidad cultural en torno al libro. Este archivo digital no está protegido de copia, pero se ruega no distribuir su contenido a terceros. Copiar este archivo supone atentar contra los derechos del autor, que recibe el 35% del coste de su obra (frente al 10% que habitualmente se recibe en otras editoriales). Para mantener vivo este proyecto cultural necesitamos tu colaboración. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita reproducir algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47) Las afirmaciones incluidas en el libro son responsabilidad exclusiva del autor. Para más información: [email protected]

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Breve cv del autor Nacido en 1970, casado y padre de dos hijas. Licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad de Valladolid y profesor de Educación Secundaria. Autor de varios libros de texto. Ha impartido cursos de publicidad, cine y valores. Sensibilizado por la defensa de los más débiles y la conjura contra la vida, lleva varios años investigando las raíces históricas y de pensamiento de las ideologías de la Cultura de la Muerte. Es autor del blog “No matarás” http://00nomataras.blogspot.com.es y ha publicado diversos artículos sobre el tema en varias revistas.

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1. Introducción “El antiguo Faraón, viendo como una pesadilla la presencia y aumento de los hijos de Israel, los sometió a toda forma de opresión y ordenó que fueran asesinados todos los recién nacidos varones de las mujeres hebreas (cf Ex 1, 7-22). Del mismo modo se comportan hoy no pocos poderosos de la Tierra. Estos consideran también como una pesadilla el crecimiento demográfico actual y temen que los pueblos más prolíficos y más pobres representen una amenaza para el bienestar y la tranquilidad de sus países” (Juan Pablo II. Evangelium vitae, 1995, n. 17). El crecimiento o equilibrio demográfico mundial es uno de los principales retos a los que se enfrenta la humanidad al inicio del s. XXI. Los días de la amenaza nuclear planetaria ya han pasado. Ahora la superpoblación se ha convertido en el principal temor del mundo actual. Previsiones catastrofistas son repetidas en congresos internacionales, y sus pesimistas conclusiones llenan los titulares de los principales periódicos: La organización WWF ha alertado de que el planeta Tierra ha consumido ya su capital natural para 2014 y advierte de que si continúa esta tendencia, en 2050 la humanidad necesitará al menos tres planetas para satisfacer sus necesidades. Pero estas afirmaciones chocan con el hecho de que el 97% de la superficie terrestre está vacía. La densidad de población se concentra en las ciudades, pero el resto del planeta acusa una gran despoblación. Además, según estudios de la propia ONU, Europa y Japón van a afrontar en las próximas décadas una crisis de baja población. Si bien la población mundial está aumentando, también es cierto que la esperanza de vida de esta misma población se ha visto duplicada en el último siglo. Las mejoras alimenticias y sanitarias han conseguido reducir la mortalidad infantil así como la materna en más de un 90%. A esta primera revolución demográfica, le ha acompañado una segunda revolución basada en un brusco descenso de la natalidad. A su vez se está produciendo un envejecimiento de la población en los países desarrollados, fenómeno que algunos denominan “invierno demográfico”. Se produce así un desequilibrio de las estructuras por edad, pues se reduce la población activa y se incrementa el número de personas mayores que van dependiendo de las pensiones que genera el segmento activo cada vez más pequeño. Algunos gobiernos apuntan como solución la eutanasia, pero una propuesta así no hace sino degradar la solidaridad entre generaciones. La doctora en economía Jacqueline Kasun denuncia lo que está sucediendo como si se estuviera librando una auténtica “guerra contra la población”: 5

"La idea de que la humanidad se está multiplicando a una velocidad terrible y la aceleración es uno de los falsos dogmas de nuestro tiempo.... Estas ideas forman la base de una enorme industria internacional de control de población que supone miles de millones de dólares de impuestos, así como el esfuerzo de tiempo completo de decenas de organizaciones filantrópicas privadas. Encarnado en su agenda es el tipo de planificación social que realmente exige el control draconiano sobre las familias, las iglesias y otras instituciones voluntarias en todo el mundo" (Kasun, 1993). La declaración oficial de esta guerra la podemos situar en la obra del británico Thomas Malthus, “Ensayo sobre la ley de la población” (1789), donde se declara que el crecimiento de la población de los pobres supone un peligro para la estabilidad del Estado. Por ello, la población ha de ser controlada, siendo las autoridades quienes han de poseer el poder para determinar la vida y la muerte de las personas. Una forma de gobierno que Michel de Foucault ha denominado biopolítica. Para conseguirlo, el Estado considera esencial realizar pedagogía y propaganda sobre estas medidas antihumanas. Así, se reclamará prioritario el control de la educación, mediante una escuela laica-estatal, y el control de la información a través de la intervención de los medios de comunicación. Las estrategias de esta guerra contra la población han ido cambiando a lo largo del tiempo y así se pueden distinguir varias etapas, que son las que estructuran este libro: · Malthusianismo (1789-1822): Planteado por el reverendo inglés Thomas Malthus, se configuran las bases ideológicas de la guerra contra los pobres y débiles. La guerra, la miseria, la enfermedad y el hambre se presentan como herramientas a disposición del Estado para controlar el número de habitantes. · Neomalthusianismo (1822-1883): Se introduce la anticoncepción, la disolución de los matrimonios, el “amor libre”, así como la perversión de las costumbres, como medios limitadores del crecimiento poblacional. · Eugenismo (1883-1914): Ideada por Francis Galton, la eugenesia se erige como una pseudociencia para la “mejora de la raza”, mediante el control de los matrimonios entre las gentes “saludables”, mejorar la crianza de los hijos, y evitar la descendencia de los “débiles” y “defectuosos” de la sociedad. · Control de los nacimientos (1914-1942): Heredera de lo peor del eugenismo, del racismo y el anarquismo, Margaret Sanger diseñó la estrategia moderna del control de la natalidad (birth control): Acceso de la 6

gente pobre a los métodos anticonceptivos mediante clínicas de barrio, esterilizaciones masivas de “defectuosos” y “degenerados”, liberalización del aborto y su gratuidad, diseño de un método anticonceptivo cómodo y masivo que se administre por vía oral, y la necesidad de coordinación internacional de los esfuerzos por reducir la población mediante congresos y conferencias de población. · Criptoeugenismo (1942-1960): El final de la Segunda Guerra Mundial y el establecimiento de las Naciones Unidas con el objetivo de velar por la paz de los pueblos obligan al movimiento anti-vida a adoptar un nuevo lenguaje y nuevas estrategias. Al “control de natalidad” se le empezará a denominar “planificación familiar”. Un nuevo prototipo de familia se empieza a gestar. Matrimonios que prefieren la comodidad y el bienestar económico a la “molestia” que supone criar y educar a los hijos. · Revolución sexual (1960-1974): Liderada por el pensamiento de Reich, Kinsey y Marcuse, y con la difusión de la píldora anticonceptiva promovida por Margaret Sanger, se produce una auténtica brecha en la familia y en las relaciones de amor entre el varón y la mujer. El placer sexual (exclusivamente genital) se convierte en el prototipo de la “felicidad” tan buscada desde los tiempos de la ilustración. ·

Neocolonialismo (1974-1994): A raíz de la descolonización, los nuevos países empiezan a salir del subdesarrollo mediante la educación y la creación de escuelas y universidades. En el aspecto sanitario se crean hospitales y centros de salud que se dotan de las novedosas vacunas que son capaces de salvar vidas. Además, la economía empieza a despuntar con nuevas técnicas agrarias, pequeñas industrias, etc. Pero las antiguas potencias coloniales tratan de seguir ejerciendo poder y control sobre los recursos naturales de sus antiguos dominios. Para ello diseñarán nuevas estrategias de control mundial de la población como: imposición de los métodos artificiales de control de la natalidad, control de los medios sanitarios y farmacéuticos, venta de armas e instigación de conflictos armados en el Tercer Mundo (Ruanda, Angola, Sierra Leona, Camboya, etc.), y, sobre todo, la que ha sido denominada “guerra del hambre” (Somalia, Etiopía, etc.). En este sentido son reveladoras las políticas de planificación poblacional que se van dando en diferentes países del mundo: política del hijo único en China, campañas de esterilización masivas, legalización del divorcio y del aborto, etc.

· Derechos reproductivos (1994-2014): En las Conferencias de población de El Cairo (1994) y de la mujer en Pekín (1995) se plantea como estrategia de control de la población mundial la promulgación de los llamados “derechos reproductivos” y los “derechos sexuales”. Estos se referirían al 7

permiso para poder acceder a todo tipo de métodos de anticoncepción artificial, incluidos la esterilización y el aborto. · Ideología de género (2001): Una nueva ideología de carácter antihumano se gesta a finales del s. XX para implantarse en las agendas políticas de los países ricos. El género se presenta como una construcción social en la que se niega la existencia de una naturaleza masculina y otra femenina. Con esto se pretende rechazar la supuesta superioridad de un sexo sobre el otro, pero también se destruye la naturalidad de la sexualidad humana y las estructuras sociales ligadas a ella: matrimonio, familia y educación. Aunque puedan parecer sinónimos los términos “control de la natalidad”, “planificación familiar” o “paternidad responsable”, no lo son, ni en concepto ni históricamente como veremos. El control de la natalidad es una forma política llevada a cabo por un Estado cuyo objetivo es reducir la tasa de natalidad de un país. Como el aumento demográfico es un hecho natural, cualquier política que pretenda reducir drásticamente los nacimientos se ha implantado históricamente mediante coerción e imposición (esterilización forzada, abortos forzados, campañas de anticoncepción, etc.). La planificación familiar es un término que aparece justo después de la Segunda Guerra Mundial y hace referencia al conjunto de medidas que toma una familia para regular el espaciamiento de los hijos. En muchos casos, para obtener el fin, se justifica cualquier medio, aunque este no sea moralmente aceptable, por ello se emplean métodos anticonceptivos químicos o mecánicos que destruyen al ser humano concebido. La planificación familiar es promovida por la industria anticonceptiva y los autodenominados “educadores sexuales”, pero en la práctica se convierte en un instrumento más de los agentes del control natal. Por último, la paternidad responsable es una actitud racional y digna del hombre, frente al misterio de la transmisión de la vida humana. Mientras el control de la natalidad y la planificación familiar son instrumentos de dominación por parte del poder, la paternidad responsable es la única que respeta la libertad y la dignidad humana, además de buscar el bien común de la sociedad. Hace unos diez años topé con la figura de Margaret Sanger. Leyendo sus escritos encontré amargura cuando decía expresiones como que “la obra más misericordiosa que una familia numerosa podía hacer era matar al más pequeño de sus hijos”. Más extrañeza me causó conocer la enorme influencia que esta mujer había tenido en su época. Me puse a investigar a fondo el origen de estas ideas y qué repercusión han tenido hasta nuestros días. Es estonces cuando descubrí los inhumanos planteamientos que, personas respetables, habían ido elaborando a lo largo de los dos últimos siglos para justificar el dominio sobre la reproducción de millones 8

de personas en el mundo. Malthus, Galton, Huxley, Rockefeller, Kissinger,… y un largo etcétera de personalidades, instituciones y gobiernos que habían convertido el control de la población en su objetivo de vida. Con este libro pretendo exponer de manera rigurosa y ordenada el desarrollo histórico de lo que se ha llamado conjura contra la vida. Así mismo denuncio aquellas ideologías que alientan, lo que el papa Juan Pablo II llamó, la "cultura de la muerte” desvelando parte de sus estrategias e indicando quiénes son sus actores principales. El análisis de la cuestión es complejo, pues son muchos los elementos que intervienen en su formulación, y que además emplean un lenguaje, críptico en algunos casos, y en otros socialmente no cuestionado, para gestionar una ingeniería social en la que “lo bueno” se convierte en “malo” y “lo malo” en “bueno”. Pero también quiero mostrar una visión esperanzadora. Para ello presento la crítica a las tesis antinatalistas y los rigurosos análisis que destacados economistas hacen sobre la cuestión demográfica. Los descubrimientos que, desde el mundo de la medicina, se están realizando a favor de una regulación natural de la fertilidad que ayude a las parejas a decidir en libertad y de manera responsable. Las luchas por la dignidad humana que desde el plano político se están llevando a cabo en diversos lugares del mundo. Por último, muestro la posición que las grandes religiones tienen sobre la cuestión, centrándonos principalmente en la Iglesia Católica por ser esta la que más se ha manifestado y distinguido en su lucha en favor de la vida y la dignidad de los más desfavorecidos.

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2. El malthusianismo (1789-1822) 2.1. Thomas Malthus y la Ley de la población En 1789, el reverendo inglés Thomas Malthus publica su “Ensayo sobre la ley de la población” donde afirma que ésta suele aumentar en una proporción geométrica (2, 4, 8, 16, 32…), mientras que la producción de alimentos sólo puede hacerlo en una proporción aritmética (2, 4, 6, 8, 10, 12…). Concluye, por tanto, que la población excede las posibilidades reales de alimentación que ofrece la Tierra, y que ésta es la causa de que la miseria esté siempre presente en las sociedades humanas, principalmente en las más atrasadas, al tener más limitadas sus capacidades de producción. “Afirmo que la capacidad de crecimiento de la población es infinitamente mayor que la capacidad de la tierra para producir alimentos para el hombre. La población, si no encuentra obstáculos, aumenta en progresión geométrica. Los alimentos sólo aumentan en progresión aritmética. Basta con poseer las más elementales nociones de números para poder apreciar la inmensa diferencia a favor de la primera de estas dos fuerzas” (Malthus, 1798. p. 68). Para Malthus, los factores que determinan el crecimiento de la población son la abundancia y la estabilidad en los matrimonios. A estas sociedades, las llamará virtuosas. Por el contrario, los factores que actúan como limitadores del crecimiento de la población son la miseria y el vicio. Por ello, sugirió que el tamaño de las familias de las clases más bajas debería estar regulado para no tener más hijos de los que pudiesen mantener. En su opinión, si se ayuda al hombre que muere de hambre a ser más o menos libre o medianamente próspero, se casará, tendrá un número indeterminado de hijos y, en consecuencia, no habrá alimentos para todos. Malthus ideó varios procedimientos para reducir el crecimiento de la población, y los clasificó en dos tipos: · Métodos preventivos, orientados a reducir la proporción de nacimientos. · Métodos positivos, encaminados a incrementar la mortalidad.

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2.2. Los métodos para reducir la natalidad Para reducir el número de nacimientos, Malthus sólo aprobaba la continencia. Quienes no pudieran permitirse tener hijos, debían aplazar el matrimonio o no casarse nunca. En todo caso, la conducta prematrimonial debía ser estrictamente moral. Malthus condenaba radicalmente la prostitución, aunque reconocía que podía reducir el número de nacimientos. También censuró, como inmoral, el uso de medios anticonceptivos dentro de las relaciones matrimoniales, ya que estos elementos contribuyen a fomentar el vicio que erosiona las buenas costumbres de una sociedad. “Desde luego, siempre condenaré muy especialmente el empleo de cualquier modo artificial e innatural de frenar el aumento de la población, tanto en su inmoralidad como por su tendencia a privar a la industria de un estímulo necesario. Si fuera posible que cada pareja casada limitase a voluntad el número de hijos, habría razón para temer que aumentase muchísimo la indolencia de la raza humana y que ni la población de cada país ni la Tierra entera adquiriesen jamás su desarrollo natural y adecuado” (Malthus. 1803).

Figura 1. a) Thomas Malthus. b) Grabado que ilustra la advertencia de dormir separados, para evitar el tener que "deshacerse" de los niños "no deseados"

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2.3. Los métodos para incrementar la mortalidad En el apartado de obstáculos positivos al crecimiento de la población, Malthus propuso aquellos medios que aumentaban el número de muertes: el hambre, la miseria, las epidemias y las guerras. Además, los elevó al rango de fenómenos o leyes naturales, males necesarios y requeridos para limitar la población. En opinión de Malthus, el hambre permite a los pobres vencer la indolencia y dedicarse al trabajo y la industria. “Los pobres saben muy poco acerca de los motivos que estimulan a las capas más altas de la sociedad a la acción: el orgullo, el honor y la ambición. En general, es únicamente el hambre la que puede estimular y atraerlos (a los pobres) al trabajo; sin embargo, nuestras leyes han establecido que ellos nunca padecerán hambre. El hambre no es solamente una presión sutil, sino que puede ser el motivo más natural para que la gente sea industriosa y trabajadora, y realice los esfuerzos más poderosos. El hambre doma a los animales más fieros; les enseña decencia y civismo, obediencia y sujeción a los brutos, a los más obstinados y a los más perversos. Ciertamente, es una queja generalizada de los granjeros que sus hombres no trabajan tan bien cuando están satisfechos y no tienen hambre” (Malthus, 1803. Cit. Colomo, 2004). Otra acción que permitiría al Estado controlar la población y facilitar la mortandad de los “indeseables” es la enfermedad y la epidemia. En ese sentido, Malthus siempre lamentó el descubrimiento de la vacuna de la viruela por Mary Montagu y Edgard Jenner, ya que permitía la supervivencia de aquellos que la naturaleza había destinado a desaparecer. Por ello, propuso diversas medidas de “antihigiene” que el gobierno debía fomentar para desalentar a las clases pobres a tener descendencia. “De manera que, para ser consecuentes, deberíamos facilitar, en vez de procurar impedirlas incesantemente, las operaciones de la naturaleza para producir esa mortalidad; y si nos causa horror la aparición demasiado frecuente del hambre mortal, debemos fomentar las otras formas de destrucción que nosotros mismos obligamos a la naturaleza a emplear. En vez de recomendarles limpieza a los pobres, hemos de aconsejarles lo contrario. En nuestras ciudades haremos más estrechas las calles, meteremos más gente en las casas y trataremos de provocar la reaparición de una epidemia. En el campo, construiremos nuestras aldeas junto a lagos pútridos y estimularemos la formación de poblados en los terrenos pantanosos e insalubres. Sobre todo, impediremos la cura de enfermedades, que creen hacerle un gran beneficio a la humanidad estudiando la manera de extirpar para siempre ciertas patologías, merecen nuestra reprobación” (Malthus, 1846. p.351). 12

Malthus consideraba la guerra como uno de los remedios naturales contra la superpoblación. Sería, en su opinión, un fenómeno natural, una ley de la naturaleza y un proceso ineludible. “Si se evita que la población crezca más de lo conveniente, se suprimirá con ello uno de los principales estímulos para la guerra ofensiva” (Thomas Malthus, 1846). Parecen existir dos proposiciones malthusianas respecto a la guerra. Por una parte postula que en el origen de todas las guerras se encuentra la presión demográfica y la pobreza. Por otra parte afirmará que las guerras solucionan el problema planteado por la sobrepoblación por el sencillo procedimiento de matar a un inmenso número de personas, que de otra manera serían auténticos parásitos devoradores de recursos. En este contexto, Hegel llegará a declarar que: "La guerra es bella, buena, santa y fecunda; crea la moralidad de los pueblos y es indispensable para el mantenimiento de su salud moral. Es en la guerra donde el Estado se acerca más a su ideal porque es entonces cuando la vida y los bienes de los ciudadanos están más estrechamente subordinados a la conservación de la entidad común" (Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana, 1925. p. 39).

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2.4. La eliminación de las leyes de pobres Heredero de la tradición calvinista en la que los justos están predestinados a salvarse mientras que los pecadores son condenados irremisiblemente a la perdición, Malthus considera que estas leyes son castigos naturales reservados a las clases bajas que no cumplan su contención moral y no restrinjan sus facultades de reproducción. Es como si no estuvieran invitados al gran banquete preparado por la naturaleza: “El hombre que ha nacido en un mundo ya ocupado, si no puede lograr que los padres o parientes a quienes corresponda le mantengan, y si la sociedad no quiere su trabajo, no tiene derecho alguno ni a la menor ración de alimentos. En resumidas cuentas, ese hombre no tiene por qué estar donde está. En el espléndido banquete de la naturaleza no le han puesto cubierto. La naturaleza le ordena que se vaya y no tardará en ejecutar su propia orden si este hombre no logra la compasión de algunos de los invitados. Si éstos se levantan y le dejan sitio, acudirán en seguida otros intrusos pidiendo el mismo favor… Se perturbará así el orden y la armonía de la fiesta, y la abundancia que antes reinaba se convertirá en escasez” (Malthus. Cit. Pressat, 1977. p. 16). “Los miembros de una familia que se ha hecho demasiado numerosa para las tierras que posee y que antes le venían adecuadas no tienen derecho a reclamar a otros una parte de sus productos como si se tratase de un justo tributo. Resulta de las inevitables leyes de la naturaleza que algunos seres humanos han de pasar necesidad. Existen muchas personas desgraciadas que en la gran lotería de la vida no han sacado premio” (Malthus, 1846. p. 283-284). De su planteamiento antihumano, Malthus extrae la siguiente conclusión: “El gobierno nunca debe ayudar a los pobres. Prestarles auxilio equivaldría a estimularles a tener más hijos o a que sobrevivieran más de ellos, con lo que en último término empeoraría el problema del hambre” (Malthus, 1846). Por ello propondrá que se eliminen las llamadas “leyes de pobres” (poor laws). Estas leyes se crearon en la primera mitad del s. XVI por la reina Isabel I, con el fin de evitar el vagabundeo. Gracias a ellas se realizaba una caridad institucionalizada a través de las parroquias locales, que proporcionaban ayuda a los pobres que lo necesitasen. Hoy en día lo llamaríamos “asistencia social”. En contrapartida, se les prohibía mendigar fuera de sus parroquias de origen y, si lo hacían, eran fuertemente penalizados. En la categoría de “pobres” se consideraba a los ancianos, los enfermos crónicos, los niños demasiado 14

pequeños para poder trabajar, los accidentados temporalmente, los desempleados y los vagos. Las plagas y las hambrunas creaban periódicamente gran cantidad de “pobres” que podían sobrevivir gracias a estos subsidios. Malthus se mostrará contrario a tales ayudas que, en su opinión, no hacen otra cosa que propagar la indolencia y el número de los miserables. “Las leyes inglesas de protección a los pobres tienden a empeorar su situación general de estas dos maneras. Primera: aumentando la población sin incrementar los víveres que ésta necesita para subsistir… Segunda: la cantidad de víveres consumidos en las casas de beneficencia (asilos, etc.) por una parte de la sociedad que no puede ser considerada, en general, como la más valiosa, hace que disminuya lo que debería corresponder a sus miembros más industriosos y meritorios” (Malthus, 1846. p. 295). “He reflexionado mucho sobre las leyes de protección a los pobres y por ello espero que se me permitirá que me atreva a proponer una medida de abolirlas paulatinamente… Estamos obligados, por la justicia y el honor, a negarles a los pobres el derecho a ser mantenidos” (Malthus, 1846. p. 360) “Respecto a los hijos ilegítimos… todos ellos se verían privados de la asistencia parroquial y quedarían con el único amparo de la caridad privada. Si los padres abandonan al niño, serán los únicos responsables de este delito. Un niño, relativamente, es de poco valor para la sociedad, ya que en seguida vienen otros a ocupar su puesto” (Malthus, 1846. p. 360-361). Esta doctrina resultaba tranquilizadora para la conciencia de los ricos a quienes costaba tanto esfuerzo aportar su dinero a la caridad privada o, pagando impuestos, a la asistencia social organizada por el Estado. Para Malthus, existen dos clases de hombres: los afortunados en la gran lotería de la vida, destinados a realizar “trabajos finos y descansados”… “La esencia de la felicidad humana resulta grandemente beneficiada en la medida en que las personas más delicadas y sensibles no tienen que trabajar en quehaceres laboriosos sino que resultan liberadas de los trabajos ocasionales que las hacen miserables, permitiéndoles la libertad para proseguir, sin interrupción, aquellas acciones para las cuales son adecuadas y que resultan las más útiles al Estado” (Malthus, 1846). Y, en el extremo, estarían los pobres que, según él, se encuentran a gusto realizando labores miserables, peligrosas y fatigosas. “En lo que se refiere a los más bajos de los pobres, por lo general están 15

contentos con las ocupaciones más miserables, los trabajos más laboriosos y las actividades más peligrosas. Las armadas y los ejércitos de un Estado se enfrentarían muy rápidamente a una escasez de soldados y de marinos si la sobriedad y la diligencia prevalecieran universalmente. ¿Qué es sino la desesperanza de la pobreza la que hace que las clases más bajas puedan encarar los horrores que los esperan en los océanos tempestuosos o en los campos de batalla?” (Malthus, 1846). Las ideas de malthusianas fueron encontrando el favor de la clase política acomodada, de tal manera que se promulgó la “Reforma de la Ley de Protección a los Pobres” en 1834. Con ella, quedaba suprimido todo auxilio a las personas aptas para el trabajo, no recogidas en casas de beneficencia. Los que solicitasen ayuda debían recluirse en instituciones, separados de sus esposas e hijos, para trabajar en fábricas de tejidos de algodón. El asilo se convirtió en un estigma social. La ley se proponía hacer tan insoportable la asistencia pública que la mayoría de los necesitados prefiriesen morir de hambre antes que sufrir la indignidad de “vivir de la caridad”. Este sistema se continuó en Gran Bretaña hasta principios del siglo XX. La teoría política decimonónica del darwinismo social se apoyó en esta visión cruel e inhumana de la sociedad, justificando las políticas liberales del Laissez Faire que fueron implantadas durante el s. XIX en Europa y América. Lo que Malthus no fue capaz de intuir es que el progreso tecnológico aumenta, no sólo la producción manufacturera sino también la producción alimentaria. Además las sociedades industriales, no son tan poblacionistas como las agrarias y tienden a reducir drásticamente su crecimiento demográfico. Hoy en día sus tesis están superadas y no soportan un análisis moderno, pero la simplista visión de que a mayor gente, menor es el bienestar se han convertido en dogma popular que permiten seguir justificando ciertass políticas inhumanas de restricción de la población.

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3. El neomalthusianismo (1822-1873) Las tesis de Thomas Malthus fueron rápidamente asimiladas por las élites liberales para justificar la riqueza de estas y el control de las clases pobres. Aceptaron como una “ley natural” que la población crecía con mayor rapidez que la provisión de alimentos, lo que explicaría la persistencia de la pobreza y el hambre. Un miedo obsesiona a las clases altas, el temor a una catástrofe que lleve a un “estallido de población” capaz de revertir el orden social, similar al que sucedió en la Revolución Francesa. Por ello se plantean controlar la población mediante lo que denominarán “higiene social”, “darwinismo social” y “eugenesia”. Las políticas antiasistenciales formarían parte del proceso natural que mantiene adaptada la población a una deficiente provisión de alimentos. Pero los continuadores de Malthus añaden un aspecto crucial al análisis del economista inglés, y por eso se llamarán así mismo maltusianos modernos o neomalthusianos: defienden el uso de métodos antinatalistas. Para ellos, la anticoncepción es el remedio principal que soluciona todos los males del mundo: la guerra, el hambre, las enfermedades y la contaminación del medioambiente. La rápida difusión de ligas neomalthusianas por Occidente afectará profundamente a toda la sociedad. El filósofo Julián Marías señala que la disociación entre la sexualidad y la reproducción es un hecho histórico capital, que ha provocado cambios decisivos en la condición histórica de la mujer y en la relación entre los sexos (Marías, 1980).

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3.1. La secularización del matrimonio El progreso de la humanidad hacia la monogamia durante los últimos dos mil años, se debe más a la influencia del cristianismo que a todas las demás fuerzas combinadas. El cristianismo no sólo ha abolido o disminuido la poliandria y la poligamia entre los pueblos que ha convertido, sino que también ha preservado a Europa de la civilización polígama del mahometismo, ha protegido el ideal de la monogamia ante la mirada de los personajes más ilustrados, y ha dado al mundo la concepción más plena de la igualdad que debe existir entre el varón y la mujer que conforman una pareja matrimonial. 3.1.1.

La regularización estatal del matrimonio

Con la Revolución Francesa se inició un progresivo proceso de secularización del matrimonio. En distintos países ya no se le considera como un sacramento o una institución natural, sino el resultado de un contrato entre dos personas sometido a la regulación del Estado. Conforme el matrimonio quedaba cada vez más subordinado al poder de las autoridades públicas, éstas (y no la Iglesia) podían establecer criterios para su validez (límites de edad, licitud o ilicitud de la poligamia, etc.) y para su cesación; es decir, quedaba abierta la puerta para legislar sobre el divorcio. Todo ello se fue aplicando con mayor o menor velocidad tanto en Europa como en América durante los siglos XIX y XX. El 27 de julio de 1859, se decreta en Francia que el único matrimonio válido es el civil y no el celebrado en la Iglesia. No faltaron, además, intelectuales que lanzaron fuertes críticas contra la institución matrimonial. Ya David Hume defendía en el s. XVIII la posibilidad de disolver el matrimonio una vez se hubiera alcanzado el único fin para el que había sido destinado: la generación de descendencia. “Como el matrimonio es un compromiso que se adquiere por mutuo consentimiento y tiene como finalidad la propagación de la especie, es evidente que será susceptible de toda la variedad de condiciones que sean permitidas por consentimiento, siempre y cuando no sean contrarias a la finalidad mencionada” (Hume, 2006. p. 61). Montesquieu defenderá que la posibilidad de poder romper el vínculo matrimonial mejoraría este al hacerlo “más libre”. “Nada contribuiría más a la estimación mutua que la facultad del divorcio; un marido y una mujer sobrellevarán con paciencia las penas domésticas, si saben que son dueños de ponerlas fin; y con frecuencia tendrán este poder en su mano durante toda su vida sin usarlo, por la sola consideración de que serán libres de hacerlo” (Montesquieu, cit. Montero, 1932. p. 163). 18

Esta condición de contrato útil entre dos partes justificaría en ocasiones especiales la poligamia o el divorcio. De hecho, para Lutero el matrimonio no era un sacramento sino un “acto mundano” necesario para cumplir con el precepto bíblico de “crecer y multiplicarse”, además de ser útil para asegurar la descendencia. “Nosotros hemos dicho que en todo sacramento tiene que haber una palabra que es una promesa de Dios. Es necesario que quien recibe el signo crea en esta promesa, pero el signo solo no es sacramento. Además, en ningún sitio se dice que quien toma mujer recibe alguna gracia de Dios. Y, en el matrimonio, no hay ningún signo establecido por Dios. En ninguna parte leemos que Dios haya conferido al matrimonio algún significado [espiritual] aunque todo lo visible que en él se realiza pueda entenderse como figura y alegoría de lo invisible. Pero una alegoría o una figura no son sacramentos, en el sentido en el que nosotros hablamos de sacramentos” (Lutero, cit. Brugués, 2007. p.41). Desde la Revolución Francesa, el estado se ha arrogado un derecho de observación y de intervención en la esfera familiar, convirtiéndose en protector de sus miembros. Ha transmutado el matrimonio en un acto de derecho civil, productor de efectos jurídicos sobre las personas y sobre los bienes. Esta intervención del Estado en el matrimonio ha tendido a limitar el poder paterno en todos los países, a rebajar la mayoría de edad, a definir los derechos del niño e incluso, en caso de peligro, a apartar a éste de la tutela de sus padres. El matrimonio como sociedad civil podría escindir sus condiciones de formación, como puede escindirse cualquier contrato mercantil, dando origen al divorcio regulado por el Estado. 3.1.2. Marxismo: La familia como estructura opresora burguesa del proletariado Son famosos los ataques de Karl Marx (1818-1883) y de Frederick Engels (1820-1895) contra la relación “patriarcal” que, según ellos, se daba en el matrimonio. Los padres del marxismo deseaban superar tal situación a través del surgimiento de una sociedad en la que desapareciese la “lucha de clases” y la “lucha de sexos”. Un texto de Engels evidencia de modo claro esta posición: “El primer antagonismo de clases de la Historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el varón y la mujer unidos en matrimonio monógamo, y la primera opresión de una clase por otra, con la del sexo femenino por el masculino” (Engels, 1884). Si el matrimonio se origina como resultado de la opresión del varón sobre la mujer, la “liberación” consistirá en independizar a la mujer de la dominación a la 19

que ha sido sometida durante siglos en la “familia tradicional”, especialmente en lo que se refiere a la maternidad. En sintonía con estos presupuestos, resulta lógico que uno de los primeros países que legalizase el aborto libre y gratuito fuese la Unión Soviética comunista, en 1920. En su libro El origen de la Familia, la Sociedad y el Estado (1884), Frederick Engels afirma que el comunismo no podrá implantarse efectivamente mientras no se destruya la “familia burguesa” y se logre establecer el “colectivismo sexual”. Hacia finales del siglo XX, el desmantelamiento de la familia se convirtió en la propuesta ideológica de los partidos afiliados a la Internacional Socialista. Nació así una nueva estrategia de revolución, ahora en el campo de las costumbres, la llamada “revolución cultural”. Esta consiste, según el ideólogo del partido socialista francés, Pierre Fougeyrollas, en una “revolución en las formas de sentir, de pensar y de actuar, una revolución de las formas de vida colectiva e individual, en suma, una revolución en la civilización”. Su punta de lanza es la “revolución sexual”, que tiene por meta “la abolición de las relaciones actuales entre los sexos” y “debe acompañar el curso de la revolución económica, social y política”. 3.1.3.

La legalización del divorcio

Las teorías acerca de la naturaleza contractual del matrimonio, propugnadas por los filósofos racionalistas del XVIII, se fueron abriendo paso paulatinamente e impregnaron la legislación positiva de países tradicionalmente católicos. Así, el parlamento de Prusia (Landsrecht) lo admitió ampliamente en 1794, dos años después de que en Francia se promulgase la ley de divorcio de 20 de noviembre, hecho que constituye el principal antecedente de los sistemas modernos. En su texto se fundamenta la aceptación del divorcio en la necesidad de proteger el derecho a la libertad individual de los cónyuges, que debe existir tanto para establecer el vínculo como para romperlo. Esta regulación pasó más tarde al Código de Napoleón (1807), que influyó decisivamente en el resto de los ordenamientos europeos. Tan sólo se mantuvo vigente la indisolubilidad del matrimonio en los países católicos. A partir de la Revolución Francesa, el divorcio se ha ido legalizando e implantando en distintos países del mundo: Francia (1884), Massachusetts (1886), Nueva York (1887), Unión Soviética (1917), Carolina del Sur (1949), Italia (1970), España (1981), México (1987),… Entre 1890 y 1900, los divorcios realizados en los Estados Unidos promediaron 73 por cada 100,000 habitantes por año. Esta proporción era dos veces mayor que la de cualquier otra nación Occidental. La proporción en Suiza era de 32; en Francia, 23; en Sajonia, 29; y en la mayoría de países europeos, menos de 15. En la actualidad, en la mayoría de los países civilizados, la proporción de divorcios está aumentando, de manera lenta en algunos, y muy rápidamente en 20

otros. Proporcionalmente a la población, hoy en día, se realizan aproximadamente dos y medio divorcios más, de los que se realizaban hace cuarenta años en los EE. UU.

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3.2. La anticoncepción como medio de control de los pobres Francis Place (1771-1854) fue un sastre inglés que dedicó su vida a fomentar el uso de anticonceptivos. Casado a los diecinueve años con una mujer dos años más joven que él, tuvo hasta quince hijos. En 1794, ingresó en la London Corresponding Society para dedicarse a la política. En 1822 publicó el controvertido libro Illustrations and proofs of the principles of population (Ilustración y pruebas del principio de población) en respuesta a la obra de Malthus, donde exponía que los métodos anticonceptivos eran un excelente medio para controlar la población de pobres y degenerados de Inglaterra. Francis Place encontró apoyo en numerosos pensadores materialistas de la época como Joseph Hume, Francis Burdett, Jeremy Bentham y John Stuart Mill. Hacia 1823, el socialista utópico Robert Dale Owen participó activamente en los movimientos a favor del control de natalidad, utilizando medios para evitar la concepción que fueron incluso criticados por el propio Malthus. Owen se mostraba enemigo de la familia y partidario del “amor libre”. En 1831, publicó Fisiología moral, un libro en el que detallaba distintos métodos anticonceptivos empleados en la época. Entre 1828 y 1832 fue editor en New York del Free Enquirer, un semanario socialista y anticristiano, donde plasmaba sus preferencias por el divorcio, la escuela laica y el espiritismo. En los Estados Unidos, Charles Knowlton (1800-1850), influido por la obra de F. Place, y fascinado por la figura de R. D. Owen, publicó el libro Fruits of Philosophy en 1832, donde defendió y explicó métodos anticonceptivos para personas casadas, describiendo el coito interrumpido como método anticonceptivo eficaz. En el libro describía también un método de lavado de la vagina con productos químicos para realizar después de la relación. Knowlton fue procesado y multado, pero la publicidad que se dio en los medios de comunicación hizo que la obra tuviera una gran difusión e influencia en Gran Bretaña y los Estados Unidos. No era la primera vez que Knowlton había tenido problemas con la justicia. En 1824 fue juzgado y encarcelado por realizar exhumaciones clandestinas de cadáveres con el pretexto de usarlos para experimentos anatómicos. En la cárcel escribió Los elementos del materialismo moderno (1829), un texto que publicó años más tarde en el que confesó su increencia y su profundo odio hacia al cristianismo.

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Figura 2: a) Francis Place b) Robert Dale Owen c) Charles Knowlton

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3.3. Las ligas neomalthusianas Las ideas de Francis Place, Robert Dale Owen y Charles Knowlton prendieron en personas de variadas ideologías políticas: liberales, radicales, y anarquistas. Para los liberales, el neomaltusianismo es una forma de controlar el crecimiento de los pobres; para los socialistas, es la manera más eficaz de evitar el desigual reparto de la riqueza; mientras que para los anarquistas, es el medio de hacer la guerra a la sociedad burguesa. A lo largo del s. XIX se empieza a crear en diferentes países, ligas neomalthusianas que defendían los métodos anticonceptivos y lo que denominaban “amor libre”, una especie de relación afectivo-sexual sin compromisos esponsales ni parentales. Las consecuencias de estos planteamientos no se hicieron esperar. Las rupturas matrimoniales y la violencia dentro de las familias empezaron a ser frecuentes, por lo que legalizó el divorcio como medio drástico de resolver el problema. Los principales promotores del neomaltusianismo en Inglaterra fueron Francis Place, Annie Besant, R. Drysdale y Charles Bradlaugh. En EE. UU. Charles Knowlton, Abner Kneeland y Robert Dale Owen. En Francia, Paul Robin creará la Liga para la regeneración humana. En Holanda, el Dr. Rutgers publicará Net Malthusiabschelbond, y en Alemania los doctores Alfred Bersntein, Julius Moses y Clara Zetkin se encargarán de difundir la ideología anticonceptiva y antinatalista. En España, será el anarquista Luís Bulffi quien divulgará el planteamiento neomalthusiano con la obra Huelga de vientres (1906). En 1860 el periodista Charles Bradlaugh creó en Londres la Malthusian League con el objetivo de difundir los métodos anticonceptivos entre las clases pobres y limitar sus familias. Asociación que fue impulsada años más tarde por el político R. Drysdale. Juntos editaron la revista The Malthusian, en la que divulgaron la necesidad de mantener controlada la población de los pobres mediante los métodos anticonceptivos. “El matrimonio está llamado a desaparecer, porque el amor, como los demás apetitos, está sometido a mutaciones, mientras que la institución matrimonial es algo rígido e inflexible” (Drysdale. Cit. Montero, 1932. p. 38). Annie Besant (1847-1933) se dedicó a divulgar la anticoncepción en folletos (Law of Population) que ella misma vendía logrando importantes ingresos. Junto con Charles Bardlaugh, distribuyeron más de 180.000 copias del libro de Knowlton en Inglaterra. El Grupo de Chicago se considera también precursor del neomalthusianismo. Estuvo asociado a la Federación Universal de la Liga de la Regeneración Humana y tenía como periódico The Lucifer (1883). El Grupo lo constituían una 24

decena de personas entre las que se incluyen: Moses Harman y su hija Lillian Harman, Ezra Heywood, el médico Foote y su hijo E.C. Walker y la esoterista Ida Craddock.

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3.4. Desarrollo de los métodos anticonceptivos A lo largo del s. XIX, diversos médicos empezaron a crear los más variados métodos anticonceptivos, principalmente de barrera. En 1838, Friedrich Adolph Wilde, desarrolla una funda cervical o DIU. En 1843 se desarrolló el condón. En 1866 un médico de Edimburgo, Albutt, describió en su libro The wife handbook un método anticonceptivo que consistía en un lavado vaginal post coitum con una solución de sulfato de potasio y agua. En 1881 un ginecólogo alemán de nombre C. Haase diseña el primer diafragma con goma moldeada con un muelle en el borde. Lo difundió bajo el seudónimo de Wilhelm P.J. Mensinga, y con el nombre de “diafragma Mensinga” se difundió por el resto del mundo, siendo el principal método anticonceptivo usado por las mujeres hasta la Segunda Guerra Mundial. En 1885, Walter Rendez crea unos supositorios de quinina como método abortivo. En la década de 1860, el doctor Edward Bliss Foote diseñó y vendió una primera forma de pesario oclusivo en los EE. UU. bajo el nombre de “el velo de la matriz”, muy similar al pesario de Mensinga. Con el descubrimiento de la vulcanización de la goma patentada en 1844 por Charles Goodyear, se favoreció la difusión del condón a partir de 1875. La primera fábrica productora de profilácticos de goma fue la compañía de neumáticos Goodyear. En la década de 1870, las farmacias vendían supositorios químicos, esponjas vaginales y tampones medicamentosos. Todos estos productos eran acompañados por información gráfica que animaba a las mujeres a introducirse en el cuerpo extraños artilugios o pócimas agresivas que se convertían en crueles abortivos y producían profundos desgarros y hemorragias en aquellas que lo usaban. Más drástica fue la vasectomía, consistente en el seccionamiento de los conductos deferentes del esperma, para dejar a la persona esteril de forma definitiva. Ideada por el médico vienés Eugen Steinach (1861-1944), también se la denominó Operación Steinach. En los comienzos, no se presentó como un método anticonceptivo para pobres, sino como un método de “rejuvenecimiento” entre los ricos. Con esta práctica, el doctor aseguraba que se invertía “teóricamente”, el proceso natural de envejecimiento y se recuperaba la potencia sexual. Como explicaba Steinach, “el corazón se hace más fuerte; la musculatura se refuerza; el andar es firme y erguido; el sueño se restaura”. (Dovel, 2011. p.233) Varios hombres insignes creyeron en estas mágicas propiedades y así se sometieron a la Operación Steinach el poeta William Butler Yeats, el premio Nobel Knut Hamsu, y hasta el mismísimo Sigmund Freud.

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3.5. Comstock y la lucha contra el vicio El sufragismo feminista moderado de mediados del s. XIX fue contrario al aborto y a las prácticas anticonceptivas por considerarlas muy peligrosas para la salud de las mujeres además de exponerlas a la explotación machista. En la década de 1870, las feministas norteamericanas Elizabeth Cady Stanton y Susan B. Anthony crearon el Movimiento de Maternidad Voluntaria que proponía la abstinencia como método de control de natalidad en el matrimonio. Elizabeth Stanton y Susan Anthony también participaron en movimientos antiesclavistas y en el Movimiento por la templanza en el consumo de alcohol ante el convencimiento de que su abuso era responsable de la violencia contra las mujeres. Hacia 1885, el Movimiento de Abstinencia Femenina lanzó la Campaña de la Cinta, donde se proponía a los varones fieles a sus esposas llevaran una cinta blanca en la solapa. La profusión del neomaltusianismo en los Estados Unidos trajo como consecuencia gran cantidad de rupturas matrimoniales y un brusco descenso de la natalidad. La moral pública fue un hecho que preocupó a los gobernantes. Anthony Comstock lideró un movimiento contra la inmoralidad con el fin de proteger a las familias, los niños y los adolescentes. Por ello, fundó la Sociedad para la Eliminación de Vicios (SSV). Comstock luchaba presionando a los legisladores y viajaba periódicamente a Washington DC para convencer a los congresistas de la necesidad de crear leyes que protegieran a las familias de la pornografía. Su labor fue recompensada en 1873 con el establecimiento de una ley federal que prohibía el transporte de productos obscenos, inmorales o lascivos por el correo estableciendo hasta diez años de cárcel para los infractores. Esta sanción fue conocida por “Ley Comstock”. El propio Comstock fue nombrado Agente Especial del Departamento de Correos de EE. UU. En un solo año, más de 6 toneladas de placas pornográficas, 60 toneladas de libros pornográficos, 200 mil fotos e imágenes, 31.500 cajas de píldoras y pociones, y más de 60.000 artículos obscenos fueron destruidos. En 1915, el presidente de Estados Unidos Woodrow Wilson nombró a Comstock para liderar la delegación americana en la Conferencia Internacional de la Pureza. Otros continuadores de la labor de Comstock fueron el reverendo Billy Sunday (1862-1935) y el padre John Ryan, que lucharon contra la venta de bebidas alcohólicas, la pornografía, los anticonceptivos y otros males sociales. La historiadora Leslie Reagan reconoce que la labor de Comstock consiguió reducir enormemente el aborto en los Estados Unidos hasta 1960, simplemente 27

porque “durante aproximadamente un siglo entero este era considerado un crimen y ningún movimiento social sugería lo contrario” (Reagan, 1997). Hubo que esperar a 1920 y a 1953 para que dos personajes destruyeran el trabajo de Comstock: Margaret Sanger, fundadora de la IPPF, que desafió las leyes de Comstock difundiendo y promocionando los métodos anticonceptivos, amparándose en la salud y la libertad sexual de las mujeres; y Hugh Hefner, fundador del imperio Playboy, quien creó toda una industria multimillonaria de la pornografía, amparándose en un mal entendido derecho a la libertad de expresión de la prensa escrita. La ley Comstock aun está vigente en las leyes federales de Estados Unidos que prohíben la obscenidad, y hoy día es utilizada principalmente para combatir vigorosamente la pornografía infantil en el Internet y en la prensa.

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4. La eugenesia (1873-1914) 4.1. Eugenesia y la “depuración de la raza” Francis Galton (1822-1911) está considerado el padre de la eugenesia. Médico y estadista inglés, primo de Charles Darwin y victoriano por posición social y convicción, ideo las bases de un plan de mejora de la raza a finales del s. XIX. Galton derivó su idea principal de la crianza de caballos de carrera. Pensó que se podían criar mejores hombres como se pueden criar mejores caballos. "...así como es fácil, a pesar de ciertas limitaciones, obtener por selección cuidadosa razas estables de perros o caballos dotados con facultades especiales para la carrera o para hacer cualquier otra cosa, así de factible debería ser producir una raza de hombres altamente dotada por medio de bodas sensatas a lo largo de varias generaciones consecutivas" (Galton, cit. Puig-Samper, 1994. p. 40). En 1883, Francis Galton acuñó el término “eugenesia” (“la verdadera semilla” o “el nacimiento noble”), en su obra Investigaciones sobre las facultades humanas y su desarrollo (1883). Sus teorías se apoyaron en una serie de ideas previas: · La evolución de las especies y la teoría de selección natural de Darwin en la que los aptos sobrevivirían y los inferiores eran sencillamente eliminados. · Las ideas de Malthus de que los recursos mundiales tenían una capacidad limitada, incapaces de hacer frente al crecimiento de la población. · La preocupación de las clases medias inglesas por una “degeneración de la raza”: el hacinamiento en las ciudades, el surgimiento de enfermedades que se creían hereditarias o influyentes en los caracteres hereditarios, como la tuberculosis, la sífilis o el alcoholismo. Miembro de muy diversos organismos como la Geographical Society y casado con la hija de un hombre notable, consiguió que se le considerara entre los individuos activos del entonces Imperio Británico. Combinó sus estudios estadísticos y los de medicina para elaborar tablas de la evolución de las “buenas familias inglesas” e intentó hacer clasificaciones de “enfermos” o “criminales”, que era lo que más le preocupaba dentro de lo que consideraba clases o “estirpes inferiores”. Con objeto de justificar sus teorías, realizó estudios biométricos en colegios e instituciones para averiguar, por ejemplo, las diferencias entre los escolares del campo y los de la ciudad, que consideraba más “degradados”. 29

En 1904 fundó el Laboratorio Eugenésico de Londres. Allí desarrolló el concepto de «Eugénica nacional», definida «como el estudio de los medios que están bajo control social que pueden beneficiar o perjudicar las cualidades raciales de las generaciones futuras, tanto física como mentalmente». Fue secretario de la Asociación Británica para el Progreso de las Ciencias (1863-67), y dirigió a partir de 1901 la revista Biométrika.

Figura 3: a) Francis Galton. b) En la Exposición Internacional de la Salud de 1884, realizada en Londres, Galton preparó un “Laboratorio Antropométrico, para la medida, de diversas maneras, de las facultades y formas humanas”.

Pensaba que, si se fomentaba el matrimonio entre los mejores de cada clase y se concedían ayudas para que los mejores tuvieran hijos, se mejoraría la sociedad, pues una de sus principales preocupaciones era que los matrimonios de clases inferiores tenían más hijos que los de clases más elevadas. ”Este es precisamente el fin de la Eugénica. Su primer propósito es controlar el porcentaje de crecimiento de los 'Ineptos', en lugar de permitirles llegar a seres aun estando destinados a perecer prematuramente en gran número. El segundo propósito es la mejora de la raza favoreciendo la productividad de los 'Aptos' por medio de matrimonios tempranos y la saludable crianza de los hijos“ (Galton, 1908. p. 323). Además, denuncia que las organizaciones caritativas, al asumir el cuidado de los pobres y los enfermos (calificados como “degenerados, inaptos e inferiores”), impiden el funcionamiento de la “selección natural”. Se exageró entonces, enormemente, el impacto de la transmisión de las “taras”, el “atavismo”, para justificar dos objetivos complementarios: · Eugenismo positivo: favorecer la reproducción de las razas llamadas superiores. · Eugenismo negativo: hacer desaparecer las razas llamadas inferiores. 30

Esta es una visión cientifista, exclusivamente materialista, donde el hombre es tan sólo un engranaje dentro de un mecanismo más grande, y donde la sociedad o el Estado han de pretender “mejorar” la raza humana hasta generar, lo que Nietzsche llamó, el “superhombre”. La eugenesia nació en una época en que la ciencia triunfante revolucionaba al mundo de la técnica y donde el materialismo pretendía utilizar al hombre como un material o animal al que mejorar por medio de cruces y una selección “científica”. De esta manera, la sociedad debería tratar a quienes considerase víctimas de taras, “disgénicos”, inferiores, inadaptados, mal desarrollados, como a miembros gangrenados. Ese mismo Estado debía “amputarlos” por razones de higiene social, sin tener en cuenta las prohibiciones de una moral “burguesa” derivada de la “superstición judeocristiana”. La salud se transforma entonces en una relación que involucra a tres partes: el enfermo, el médico y el Estado. ”Todos los débiles mentales son, al menos en potencia, criminales potenciales. Que cualquier mujer débil mental es una prostituta potencial es algo que nadie discutiría. El sentido moral, al igual que el sentido para los negocios, el sentido social o cualquier otro proceso de pensamiento elevado, es una función de la inteligencia” (Goodard. Cit. Karier, 1976). Es realmente después de la muerte de Galton cuando se difunden con más fuerza las ideas eugenésicas, hasta los años treinta y cuarenta del s. XX, ya que después del nazismo se deja de hablar de eugenesia. Las leyes del 33 en la Alemania nazi establecieron las prácticas eugenésicas de un modo salvaje, no sólo exterminando personas sino también haciendo experimentos de crianza, seleccionando mujeres para engendrar soldados o “ejemplares masculinos perfectos” de la raza aria.

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4.2. Neomaltusianismo y eugenismo El anarquista francés Paul Robin creó en París el primer centro de información sobre productos anticonceptivos y fundó la Liga de la Regeneración Humana en 1896, con el fin de difundir los medios anticonceptivos y defender el mal llamado “amor libre” así como el divorcio. En una revista que publicó con el nombre de Régénération, Ligue pour l'amélioration de la race humaine, Sélection scientifique, Education intégrale escribió a los médicos eugenistas: "buen nacimiento, buena educación y buena organización social, en este orden y solamente en este orden". “La mejor garantía de la subsistencia y ecuación de la prole está, más que en el matrimonio, en la independencia, especialmente de la madre, quien posee el derecho a tener hijos sólo cuando lo desee, acudiendo incluso al aborto si así lo estima conveniente” (P. Robin. Cit. Montero, 1932. p. 38). En 1902 se incorporarían al movimiento importantes personalidades como Sebastián Faure, Eugen Humbert, Jeanne Dubois y Luís Quintana Bulffi entre otros. Paul Robin fue el promotor del primer Congreso Internacional Malthusiano que se celebró en París en 1900. El segundo se desarrolló en Lieja (1905); el tercero, en La Haya (1910) y el cuarto en Dresde (1911), esta vez por invitación del Comité alemán de la Exposición Internacional de Higiene. Los resultados de la propaganda neomalthusiana tuvieron sus efectos inmediatamente en Francia, en donde el aborto provocado, la ovariotomía (extirpación de los ovarios), el onanismo, y otras prácticas neomalthusianas, consiguieron reducir la natalidad en proporciones alarmantes. Desde 1891 a 1911 se produce una drástica disminución de la natalidad francesa con incrementos anuales de apenas un 0,017%, frente al 0,57% que hubo en 1821. El doctor Canu afirmó que durante 1896 había practicado, entre 30 y 40.000 extirpaciones de ovarios en París y que existían en Francia más de 500.000 (citado por Fonsegrive, 1904, p. 220). En Suiza se crearán grupos neomalthusianos muy activos como el de Ginebra. En Gran Bretaña, Stella Brown y Marie Stopes promoverán campañas anticonceptivas y abortistas, y hablarán de la homosexualidad femenina. En Estados Unidos, Margaret Sanger y Emma Goldman tendrán como objetivo primordial la difusión de los métodos anticonceptivos entre la población pobre, obrera, negra y judía. También en Alemania y Austria surgirán voces a favor de la liberación sexual femenina y el erotismo, como por ejemplo Rosa Mayreder en Viena y Heléne Stöecker en Berlín, aunque algunos grupos feministas no estarán de acuerdo con estos presupuestos. 32

Se extendió una nueva ética, más acorde con la “Psicología de las pasiones” enunciada por el socialista Charles Fourier (1772-1837) que con la moral anterior. Esta ética cambiará profundamente el modo de entender la sexualidad de algunas mujeres, quienes defenderán la soltería, el “amor libre” y el lesbianismo. Las causas de la aceptación de los principios neomalthusianos por la sociedad francesa son variadas y complejas pero autores como Spencer, Zola, Ellis, Leray Beaulieo están de acuerdo en que las principales son el egoísmo, el feminismo radical y la descristianización de Occidente. El deseo de bienestar implica que los hijos sean considerados como un obstáculo. En España, la propaganda de P. Robin fue traducida por Mateo Morral, quien la repartió de manera gratuita entre las obreras de Barcelona. Morral fundó la llamada “Liga de la regeneración humana” y publicó una revista semanal titulada Salud y Fuerza que, convertida en empresa editorial, se dedicó a divulgar descarada e impunemente la infecundidad voluntaria y los métodos prácticos para obtenerla.

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4.3. El poblacionismo pronatalista en Francia Como reacción a los movimientos neomalthusianos, se funda en Francia la “Nueva Alianza contra el Despoblamiento”, asociación que más tarde se llamaría “Alianza Nacional para el Incremento de la Población Francesa”. Esta iniciativa, que representa la primera asociación familiar de envergadura en Occidente, correspondió a los médicos J. Bertillon y Charles Richet y al político André Honnorat. Para ellos “hacía falta número para poder obtener la calidad” que la raza francesa estaba perdiendo. También se marcaron como objetivo alertar a la opinión y los poderes públicos sobre los riesgos que la desnatalización podría provocar en la sociedad francesa. Entre sus propuestas, se incluían desgravaciones fiscales y facilidades en el equipamiento doméstico para las familias numerosas. En 1913, la Alianza fue declarada de utilidad pública por el estado francés. El final de la Primera Guerra Mundial produjo el crecimiento y desarrollo de este movimiento, de tal manera que el primer ministro francés Clemenceau llegó a afirmar durante las sesiones preparatorias del tratado de Versalles: “El tratado no dice que Francia deba empeñarse en tener hijos, pero es la primera cosa que habría debido aparecer. Si Francia vuelve la espalda a las familias numerosas, pueden incluirse todas las cláusulas posibles en el tratado, pueden requisarse todos los fusiles de Alemania, puede hacerse todo lo que se quiera, Francia estará perdida porque no habrá bastantes franceses” (Clemencau, 1919. cit. Pérez Díaz). Durante los siguientes años, el fomento de la natalidad se incrementará notablemente en Francia, alcanzando un peso político difícilmente superable en otros países. El higienista Marc declararía que "para defender la patria, es necesario ante todo poblarla". En 1920, el Ministro de Asistencia y Previsión Social J. L. Breton, creó el Alto Consejo de la Natalidad (Conseil Supériur de la Natalité) con el claro objetivo de elevar la natalidad francesa, desarrollar la puericultura y proteger a las familias numerosas. Ese mismo año se instituye la “Medalla de la familia francesa”. El Alto Consejo también creó una serie de medidas represivas, mediante multas y cárcel, para evitar la contracepción y castigar el aborto. En julio de 1939, el gobierno francés de Edouard Daladier aprobó el Code de la famille, un decreto-ley que mantiene la prohibición del aborto y la venta de anticonceptivos, a la vez que beneficiaba económicamente a las familias con muchos hijos o aquellas cuyo nacimiento del primer hijo se realizara en los dos primeros años de matrimonio.

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4.4. La teosofía y los cultos neopaganos de la Nueva Era En 1890 Annie Besant, que había sido una importante divulgadora del neomalthusianismo en Inglaterra, se adhirió a las teorías teosóficas de Madame Blavatsky, y llegó a ser la presidenta de esta importante logia esotérica desde 1903 hasta 1933. La Teosofía de Blavatsky (conocida en la actualidad como Movimiento de la New Age) fue una logia esotérica cuyo pensamiento se expuso en la obra La doctrina secreta (1888). Blavatsky defendía la pureza de la raza aria así como el papel sagrado de la sexualidad femenina, que podía determinar la vida y la muerte de su descendencia mediante la anticoncepción y el aborto. Para ella, era esencial la emancipación de la mujer del poder “masculino” del Dios del Judaísmo, el Cristianismo y el Islam. Por su parte, Annie Besant fue una escritora muy prolífica y se dedicó a dar conferencias por todo el mundo. Su obsesión era acabar con el cristianismo, por lo que se dedicó a buscar por toda la India a un joven que encarnase al “Nuevo cristo”, y creyó encontrarlo en un muchacho llamado J. Krishnamurti. En sus libros Lecturas populares de teosofía y El gobierno interno del Mundo (1920) explicó las claves que permiten al mundo moderno occidental encarar sus problemas para alcanzar un desarrollo más armónico y equitativo. Según la autora, estas claves se encontrarían en las razas germanas y eslavas como resultado de la evolución de arios primigenios, y aglutinarían en si los mejores aspectos físicos, emotivos y mentales, así como un desarrollo espiritual superior al manifestado por otras razas inferiores. Hacia 1920, la Sociedad Teosófica propuso abolir las tres grandes religiones monoteístas, promoviendo la unidad de otras prácticas religioso-espitituales minoritarias en el mundo. En 1922, Alice Bailey, una de las principales inspiradoras del Movimiento de la New Age, funda la Compañía de propaganda Lucifer, dedicada a publicar libros de misticismo y enseñanzas esotéricas. Entre sus planes para la institución de un Nuevo Orden Mundial, propuso las guerras religiosas, la forzada redistribución de los recursos del mundo y las iniciaciones en masa a la Nueva Teología.

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Figura 4: a) H. P. Blavatsky, inventora de la teosofía b) Escudo creado por Blavatsky para la Sociedad Teosófica. La Svástica tenía un lugar preponderante. c) Marilyn Ferguson. Seguidora de Blavatsky y una de las creadoras de la New Age.

En los años 70 del s. XX, la propaganda de la New Age se hizo visible a través de las obras de Marilyn Ferguson (La conspiración de Acuario), David Spangler (Revelación: el nacimiento de una nueva era), Mark Satin (New Age Politics), etc. Para la New Age, la vida humana tiene tanto valor como la animal. La fe del movimiento en la reencarnación (karma), lleva a creer que la muerte no representa más que el pasaje hacia un nuevo nacimiento bajo una forma humana (karma positivo) o animal (en caso de karma negativo). Por eso, Alice Bailey pensaba que la Schoah era el resultado del karma negativo de los judíos. Dentro de este sistema, el aborto no sería un crimen, sino la oportunidad para el bebé de encontrar un karma mejor. Otro tema crucial es la concepción que la New Age tiene de la familia y el matrimonio. Para Ferguson, la familia no es una verdadera institución sino una conexión más entre otros millones de relaciones posibles. Frente a este “amor institucional”, Ferguson, con su característico lenguaje críptico, propone un “amor holístico” en el que “la relación amorosa transformativa es una brújula que nos orienta hacia las propias potencialidades”. Así, la familia se convierte en un “sistema abierto, flexible, capaz de adaptarse a las realidades de un mundo en transformación y otorga a sus miembros libertad, autonomía y, al mismo tiempo, una sensación de unidad grupal”. Actualmente la New Age tiene la forma de una red con múltiples organizaciones descentralizadas que desarrollan un sincretismo de las distintas prácticas de espiritualidades gnósticas, básicamente el hinduismo y el budismo (yoga, hipnosis, autohipnosis, rosacrucianismo, medicinas holísticas, drogas, OVNIs, el poder de los cristales, la brujería, etc.). En conjunto, constituye una vasta y lucrativa empresa que profetiza la llegada de un “Nuevo cristo en la Era de 36

Acuario” (Lefèvre, 2003).  

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5. El Control de la Natalidad (1914-1922) A principios del s. XX gran parte de la clase política de los países del ámbito anglosajón vio en el Control de Natalidad (Birth Control) una herramienta eficaz de control político contra los pobres, los más desfavorecidos y las “razas inferiores”. El Birth Control incluía, entre otras medidas, la esterilización de enfermos mentales, la implantación de clínicas abortivas en barrios de negros y latinos, el reparto de métodos anticonceptivos entre las clases pobres… Varios personajes fueron los artífices de que esta práctica antihumana se llevara a cabo de manera organizada y a gran escala: Margaret Sanger y Clarence Gamble en los Estados Unidos, y Marie Stopes y Annie Besant en Inglaterra son tal vez los principales protagonistas.

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5.1. Margaret Sanger: La creadora del “Control de la natalidad” Margaret Sanger es la principal ideóloga y artífice de la estrategia del “Control de la Natalidad”. Ella sería quien fusionaría las principales corrientes antihumanistas del momento: neomalthusianismo, eugenismo, feminismo radical y teosofía neopagana. Margaret Sanger (1879-1966) nació en Irlanda, en el seno de una familia numerosa de once hijos. Aunque su madre fue católica, su padre ejerció una dictadura antirreligiosa en casa, impidiendo a su esposa ir a misa o instruir a los niños en la fe cristiana. Margaret se hizo enfermera en un hospital y se casó con un anarquista llamado William Sanger con quien tuvo tres hijos que luego abandonó, pues la vida de hogar le “aburría”. Su biógrafa, Madeline Gray, cuenta que “le encantaba abrazar y besar a sus hijos, pero responsabilizarse de ellos era otra cosa distinta”. Su hijo Grant escribía años después: “madre raramente se encontraba en casa, se limitaba a dejarnos con cualquiera que tuviese a mano, y se iba corriendo a no sabemos dónde”. Su biógrafo relata que “cuando por cualquier motivo tenía que ocuparse de ellos (sus hijos) afirmaba tener un ataque de una misteriosa “enfermedad nerviosa”, y se aferraba a la primera oportunidad para salir de casa”. Sanger era un ser profundamente egoísta, que no hizo sino abandonar a sus hijos (uno de ellos, Peggy, moriría en 1915) para poder ocuparse de sus continuos romances, de la propagación del control de natalidad y del crecimiento de su propia fama (Marco y Wiker, 2007, p. 264-266).

Figura 5: Margaret Sanger fusionó los peores aspectos del neomalthusianismo, el racismo, la eugenesia y el anarquismo para crear las bases modernas del control de la población.

Partidaria del “amor libre”, tuvo varios amantes. Afirmaba que “mantener relaciones sexuales tres veces al día es lo adecuado” (Marco, 2007, p. 227228). Con el fin de evitar la incomodidad de los embarazos viajó a Francia para entrar en contacto con los métodos contraceptivos que empleaban las prostitutas en los burdeles. También contactó con la feminista radical Emma 39

Goldman con quien mantuvo una relación sentimental, hecho que desencadenó el divorcio con su marido. Una vez instruida en el neomalthusianismo que imperaba en Europa, vuelve a los Estados Unidos, donde se propone liderar una “cruzada” por el control de la natalidad, la liberación del deseo sexual y la nueva ciencia de la eugenesia. En 1914, publicó un periódico titulado “The Woman Rebel” (La mujer rebelde), un panfleto presidido en su cabecera por el lema: “¡No hay dioses! ¡No hay amos!”. Precisamente en este medio es donde apareció por primera vez impresa el término frase “control de la natalidad”, que Margaret Sanger definía como: “Más hijos para los capacitados; menos hijos para los incapacitados, ésa es la esencia del control de la natalidad” (Sanger, 1919). Afiliada al Partido Socialista Estadounidense, pretendía ayudar a los pobres, pero se alió con las clases pudientes de su época a quien prestó favores sexuales para ganarse su apoyo e influencia: Havelock Ellis, Lorenzo Portet, Johann Goldstein, Hugo de Selicourt, H.G. Wells, Herbert Simonds, Harold Chile, Angus MacDonald, Hobson Pitman, y el magnate del aceite “Tres en Uno”, James Henry Noah Slee, fueron algunos de sus amantes. Con este último se llegó a casar, atraída por su cuantiosa fortuna, obligándole a firmar un acuerdo prenupcial que le otorgaba “completa libertad sexual sin preguntas” (Marco y Wiker, 2007, p. 268). El apoyo público que Sanger dará al aborto, complicará la agenda política socialista consiguiendo el rechazo de gran parte de la sociedad estadounidense. No obstante, dentro del socialismo hubo voces críticas contra Sanger, como un grupo de intelectuales socialistas de la ciudad de Nueva York, quienes no compartieron su apoyo al aborto y a que las solteras tuvieran una vida sexual activa (Carole R. McCann, 1994. cit. Driscoll, 2005, p. 45). En 1922, escribe uno de los libros más esclarecedores de su pensamiento: The pívot of Civilization (El giro de la civilización). Allí expone con claridad las claves del birth control: “El aumento de la clase trabajadora debe regularse, ya que se compone de imbéciles benignos que alientan los elementos defectuosos y enfermizos de la humanidad mediante su irresponsable enjambrar y engendrar. Tenemos que eliminar la maleza humana, segregar a los imbéciles, desajustados y mal ajustados y esterilizar a las razas genéticamente inferiores” (Sanger, 1922a). Una de las principales obsesiones de Margaret Sanger era realizar una especie de “selección natural” al estilo socialdarwinista de los habitantes de los barrios 40

pobres, “quienes a causa de su naturaleza animal, se reproducen como conejos y pronto podrían sobrepasar los límites de sus barrios o de sus territorios, y contaminar entonces los mejores elementos de la sociedad con enfermedades y genes inferiores”. Para ello se dedicó a abrir establecimientos de control de la natalidad en Brooklyn y Harlem, este último atendido por personal exclusivamente afroamericano. En sus memorias, Margaret Sanger describió su vida de familia como: “infeliz, y llena de trabajos ingratos y de temores”. Sus últimos días vivió enganchada al alcohol. A la hora de su muerte el 6 de septiembre de 1966, lo había perdido todo: dinero, amor, felicidad, satisfacción, familia y amigos. Tan solo quedó su obra: la IPPF (Federación Internacional de Planificación Familiar), que, como ha definido Jorge Scala, es actualmente la mayor multinacional de la “cultura de la muerte”. Veamos algunas de las claves del pensamiento de Margaret Sanger. 5.1.1.

Control de la natalidad como medio práctico de la política racista

Margaret Sanger presentó el control de la natalidad como el mejor método de la política racista y eugenista en manos de las clases pudientes, para ejercer un control efectivo de la clase obrera pobre. “El control de la natalidad en sí mismo, denunciado a menudo como violación de la ley natural, no es nada más y nada menos que la facilitación del proceso de deshacerse del indigno, de prevenir el nacimiento de defectuosos o de aquellos que lo serán” (Sanger, 1922a, p. 22). “El desequilibrio entre el índice de natalidad del indigno y del digno, es la amenaza actual más grande a la civilización. El problema más urgente hoy es cómo limitar y disminuir la sobrefertilidad del mental y físicamente defectuoso” (Sanger, 1921, p. 5). Para Sanger, el Control de la Natalidad no es menos importante que una política de segregación o que una guerra colonial, pues en todos los casos se trata de una batalla para eliminar a aquellos que “amenazan los privilegios de los poderosos y que no deberían haber venido al mundo”. “Nuestro fallo de segregar a los imbéciles, quienes están aumentado y multiplicándose – un peso muerto de basura humana – engendra impasiblemente la clase de los seres humanos que nunca deberían haber nacido” (Sanger, 1922a, p. 25, 112. cit. Marco&Wiker, 2007, p. 272). “Nosotros que bregamos por el control de la natalidad… insistimos en la interrupción de la reproducción de los no aptos así como en la interrupción de toda reproducción que tenga lugar en un ámbito donde no existen 41

suficientes recursos económicos para hacerse cargo de los nacidos sanos”. (Sanger, 1919). "El control de la natalidad debe conducir, en última instancia, a una raza más limpia" (Sanger, 1922b, p. 12). Su carácter era extremadamente racista como vemos en una de sus afirmaciones: “Cuanto más bajo se desciende en la escala del desarrollo humano, menos autocontrol sexual hay. Se dice que los aborígenes australianos, la especie más baja conocida de la familia humana, sólo un peldaño más alto que los chimpancés en desarrollo cerebral, tienen tan poco control sexual que sólo la autoridad les previene de obtener satisfacción sexual en las calles” (Sanger, 1920a, p.47). 5.1.2.

El Negro Project o eliminación de la raza negra

Uno de los planes más siniestros de Margaret Sanger era emplear el “Control de la natalidad” para exterminar a la población negra de los EE. UU. Este proyecto fue llamado “Negro Project” y fue mantenido en secreto por sus promotores. Su artífice explicaba por carta el plan a otro de los promotores del birth control: Clarence Gamble. “El enfoque educacional más exitoso para llegar al negro es a través de un llamamiento religioso. No queremos que nadie se entere de que queremos eliminar a la población negra y el ministro religioso es el hombre que puede aclarar esa idea… Deberíamos contratar a tres o cuatro sacerdotes de color, preferentemente con conocimientos del serviciosocial y atrayentes personalidades para que expliquen a los negros las bondades de la anticoncepción” (Sanger, 1939).

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Figura 6: a) En los Estados Unidos los negros sufrieron un régimen de segregación racial desde el final de la Guerra de secesión, hasta la década de los 60. b) En la colonia Lynchburg (Abajo a la izquierda) para epilépticos y débiles mentales, del estado de Virginia se esterilizó a unos 8.000 niños y jóvenes, entre 1927 y 1972, al amparo de las leyes eugenésicas. c) A la derecha se muestra la primera propaganda que Margaret Sanger publicó para su establecimiento en 46 Amboy St. En el barrio de Brownsville de Brooklyn. La publicidad iba escrita en inglés, yiddish e italiano, dando a entender con claridad a que tipo de población iban dirigidos los objetivos antinatalistas.

El Negro Project consistió en la difusión de propaganda así como la promoción de los anticonceptivos en clínicas para “negros”. En 1930 Sanger inauguró un establecimiento de control natal en Harlem en la ciudad de Nueva York. Contrató para atenderlo a un médico afroamericano y a una trabajadora social afroamericana. La clínica contó con el apoyo del principal periódico afroamericano de la ciudad, The Amsterdam News, así como de la Iglesia Bautista Abisinia, la Liga Urbana y del líder de la comunidad negra, W.E.B. Dubois. El proyecto se exportó a las ciudades de Nashville, Tennessee, y el Condado de Berkeley, Carolina del Sur, e implicó varios líderes de diversas universidades y asociaciones afroamericanas. Puede pensarse que las pretensiones de Sanger eran utópicas, pero, en la actualidad, los afroamericanos representan el 11% de la población de los Estados Unidos, mientras que sufren del 32 al 43% de los abortos de este país. Muchas asociaciones por los derechos civiles de los negros reconocen que los métodos abortivos y anticonceptivos promovidos por Márgaret Sanger asesinan anualmente a más negros que todos los linchamientos perpetrados por el KuKlux-Klan en toda su historia. No es de extrañar que ella realizara numerosas 43

conferencias en los estados sureños, entre las asociaciones afines al Klan, donde encontró grandes apoyos. Hoy en día, la tasa de esterilización en los EE. UU., entre las personas afromericanas, es un 45% más alta que entre los blancos. Entre los hispanos la proporción es el 30% más alta. Hasta un 42% de todas las madres indígenas de los Estados Unidos y el 35% de las mujeres de Puerto Rico han sido esterilizadas (Vida Humana Internacional, 2011). En Houston, Texas y en Fort Wayne, Indiana, la asociación creada por Margaret Sanger, Planned Parenthood, ha usado cupones de descuento, discos de música pop y bailes para atraer a mujeres de minorías étnicas a sus "clínicas". En otras ciudades, son sobornadas con dinero o con premios. 5.1.3.

Esterilización de los débiles mentales

Otro de los objetivos de Margaret Sanger era la esterilización y la eliminación de los minusválidos y “débiles mentales”. Según ella, esta cantidad ascendía a 25 millones de personas. Aproximadamente, la quinta parte de los norteamericanos que vivían en la época en el país. “Nos decantamos por la política de esterilización inmediata, para asegurarnos de que la paternidad es algo absolutamente prohibido para los incapaces” (Sanger. Cit. Marco&Wiker, 2007, p. 273). "A los que sin lugar a dudas son débiles mentales, no sólo se les debería desalentar sino también impedirles propagar su clase" (Sanger. cit. Valenza, 1985, p. 44). "Dar a los grupos disgénicos [la gente con 'genes malos'] de nuestra población su opción entre segregación o esterilización [obligatoria]" (Sanger, 1932). “La raza aria es hoy más dada al control de la natalidad y debe darse cuenta de que no sufre internacionalmente por la ignorancia relativa de la estirpe inferior.” “Hay solamente una respuesta a la necesidad de obtener una tasa de natalidad más alta entre los más inteligentes, y ella es pedirle primero al gobierno que nos alivie del peso de los dementes y de los débiles mentales. La respuesta para esto es la esterilización” (Sanger, 1926). “Que sea la ley que ninguna cosa mutilada deba ser alimentada” (Sanger, 1920b). “La esterilización eugenésica es una necesidad urgente... Debemos 44

impedir la multiplicación de este mal material” (Sanger, 1933). “El primer paso sería controlar la producción de retrasados, defectuosos mentales, epilépticos… El segundo paso sería hacer un inventario del grupo secundario, como analfabetos, indigentes, desempleados, criminales, prostitutas, drogadictos; clasificarlos en departamentos especiales bajo protección médica del Gobierno, y segregarlos…” (Sanger, 1932). Publicó un número de artículos en la revista del control de la natalidad, que reflejaba la retórica de la supremacía racial aria y blanca de Hitler. Llegó a solicitar al Dr. Ernst Rudin, director del programa nazi de experimentos médicos, para que escribiera en dicha revista. En 1931, Sanger fundó la Asociación de Población de América (Population Association of America), encabezada por Henry Pratt Fairchild, el principal profesor racista de esa década. En 1932, delineó su "Plan por la paz" pidiendo la esterilización forzosa, la segregación obligada y los campos de concentración para "rehabilitar" a todas las razas "genéticamente inferiores". 5.1.4.

Selección elitista de las clases acomodadas

“Más nacimientos entre las personas aptas y menos entre las no aptas, ése es el objetivo principal del control de la natalidad” (Sanger, 1919). “Nuestra tarea está no solamente en prevenir la multiplicación de la mala estirpe; sino también para preservar la estirpe biendotada” (Sanger. Cit. Scala, 2005, p. 26). “Por el interés del progreso social o incluso por la permanencia de la civilización, las clases intelectuales deben tener más niños” (Sanger. Cit. Scala, 2005, p. 26). "Como partidaria del control de la natalidad deseo subrayar que el desequilibrio entre el índice de natalidad del 'no apto' y el 'apto', reconocidamente la mayor amenaza presente para la civilización, nunca se puede rectificar inaugurando una competición de cunas entre estas dos clases. En este tema, el ejemplo de las clases inferiores, la fertilidad de los débiles mentales, de los deficientes mentales, y de las clases necesitadas no se debería sostener para la emulación. Al contrario, el problema más urgente hoy es cómo limitar y desalentar la sobrefertilidad de los mental y físicamente defectuosos" (Sanger, 1921, p. 5). "La eugenesia es la avenida más adecuada y cuidadosa para la solución de los problemas raciales, políticos y sociales" (Sanger, 1921, p. 5).

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5.1.5.

Destrucción de la familia y el matrimonio

Margaret creía que la familia y el matrimonio estable eran perjudiciales para sus objetivos y que las principales acciones antinatalistas debían llevarse a cabo allí. “La acción más misericordiosa que puede hacer una familia numerosa por uno de sus miembros más pequeños es matarle” (Sanger, 1920b, p. 67). “La cama del matrimonio es la influencia más degenerativa en el orden social…” (Sanger. cit. Scala, 2005, p.25). “Ninguna mujer tiene derecho legal de concebir a un niño sin un permiso para la maternidad” (Sanger, 1934). Será precisamente ella quien acuñe el término “Control de natalidad” frente al de “maternidad voluntaria” que venían empleando las feministas desde 1870, favorables a la abstinencia dentro del matrimonio y contrarias a la anticoncepción. Con la expresión “birth control”, Sanger pretendió hacer hincapié en que las mujeres debían poder controlar su reproducción para así poder tener las relaciones sexuales que desearan sin riesgo a los embarazos “molestos”. Su consigna era el “control sobre nuestros propios cuerpos”. 5.1.6. Anticristianismo: la Iglesia como principal enemiga del progreso de la raza Miembro de la secta masónica anticristiana Unity, Sanger veía a los pobres como una amenaza al poder político y económico de los anglosajones blancos, en razón de la superioridad numérica de los inmigrantes eslavos, latinos y judíos. Por ello criticó fuertemente toda la labor social y caritativa que llevaron a cabo las congregaciones religiosas y los misioneros cristianos. “Nuestro fracaso en segregar a los idiotas que están aumentando y multiplicándose demuestra nuestro sentimentalismo temerario y extravagante. Los filántropos que proporcionan cuidados gratis de maternidad estimulan a los segmentos más sanos y normales del mundo a soportar la carga de la fecundidad irreflexiva e indiscriminada de los demás: lo que trae consigo un peso muerto de desperdicio humano; en lugar de disminuir y dedicarse a eliminar las estirpes que más perjudican el futuro de la raza y del mundo, tienden a volverlas dominantes en un grado amenazador. Estamos pagando por los dictados de una clase de seres humanos cada vez mayor, que engendra, sin cesar, seres humanos que nunca deberían haber nacido” (Sanger, 1922, p. 116, 122 y 189). “En la historia temprana de la raza, la llamada “ley natural” [es decir, la selección natural] reinaba sin interferencias. Bajo su inmisericordie regla 46

de hierro, sólo los más fuertes, los más valientes, podían vivir y convertirse en progenitores de la raza. Los débiles, o morían tempranamente o eran muertos. Hoy, sin embargo, la civilización ha aportado la compasión, la pena, la ternura y otros sentimientos elevados y dignos, que interfieren con la ley de la selección natural. Nos encontramos en una situación en la que nuestras instituciones de beneficencia, nuestros actos de compensación, nuestras pensiones, nuestros hospitales, incluso nuestras infraestructuras básicas, tienden a mantener con vida a los enfermos y a los débiles, a quienes se les permite que se propaguen y, así, produzcan una raza de degenerados” (Sanger, 1917, p.7. cit. Marco&Wiker, 2007, p. 271). En la obra Pivot of Civilation dedica un capítulo específico en contra de la asistencia social, que titula “Cruelty of Charity”: "Esas organizaciones rápidas, complejas, interrelacionadas, destinadas a controlar y disminuir la propagación de la miseria, la indigencia y todos los males amenazantes que surgen de esta tierra siniestramente fértil, son los signos más evidentes de que nuestra civilización ha creado, está creando y está constantemente perpetuando mayores cantidades de anormales, delincuentes y dependientes. Mi crítica, por lo tanto, no está dirigida al ‘fracaso' de la filantropía, sino más bien, a su éxito" (Sanger, 1922a).

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5.2. Marie Stopes y el Birth control en Gran Bretaña Nacida de una familia acaudalada en Escocia, Marie Stopes (1880-1958) se instruyó en casa por sus padres hasta que entró a un internado en Londres a los doce años. Después estudió botánica y obtuvo el doctorado por la Universidad de Munich. En 1911, se casó con Reginald Ruggles Gates. Pero, al descubrir que éste era estéril, se divorció cinco años después. Se volvió a casar con Humphrey Roe, un acaudalado constructor de aeronaves, quien le sugirió que tuviera un amante, y firmaron un contrato al respecto. Por lo tanto, durante el resto de su vida, ella contó con un gran número de amantes jóvenes con el consentimiento de su esposo. Radical defensora de la selección y pureza racial, se decidió a adoptar a un niño que cumpliera ciertas condiciones: que fuera “completamente sano, inteligente y no circuncidado”. Cuando su hijo Harry, fue adulto, desaprobó su matrimonio con una mujer por el simple hecho de que esta era miope, llegando a desheredarlo. A los 38 años, publicó un folleto titulado Married Love (Casada por amor, 1919), con siete ediciones, más de un millón de copias vendidas y traducciones a varios idiomas. Allí, defendió el derecho al control de la fecundidad del propio cuerpo y al placer sexual femenino. También defendió la esterilización obligatoria de aquellas personas que, en su opinión, no son aptas para la paternidad: enfermos, alcohólicos, o simplemente aquellos que tenían “mal carácter”, pues lo consideraba “esencial para el progreso racial”. Según Marie Stopes, los únicos motivos que justificaban el matrimonio eran “la necesidad mutua y el placer mutuo en la unión sexual”. Marie Stopes perteneció a las logias teosóficas fundadas por Madame Blavatsky, ocupando puestos relevantes. Fue ella quien organizó el primer congreso teosófico europeo. Su defensa del “amor libre” la llevó a ver que no podía vivir libremente su sexualidad mientras tuviera el temor de un posible embarazo. Publicó entonces un libro titulado Wise Parenthood (1918), donde describió diversas técnicas de anticoncepción. En los años 20, inició el negocio del aborto y la anticoncepción en el Reino Unido, y el 21 de marzo de 1921, en el barrio de Holloway al norte de Londres, abrió la primera clínica de control natal en el mundo. A partir de entonces, se dedicó al control de la población a través de la anticoncepción. Escribió cuentos de hadas bajo el alias de Erica Fay, y utilizó varias veces pseudónimos (Mark Arundel, Mane Carmichael y G. N. Mortlake) para publicar sus polémicos 48

artículos en revistas. En 1920, contribuyó con el manifiesto del círculo de eugenistas ingleses “The Control of Parenthood”. En él, se presentaba una utopía que pasaría por la “purificación racial” de la sociedad. “No se puede hacer mucho por los que forman, en la actualidad, la población de débiles y defectuosos. No obstante, pueden estudiarse las condiciones en que llegaron a este mundo descubrir las principales fuentes u orígenes de sus defectos y eliminarlas de la próxima generación, a fin de privar a los que aún están por nacer de las cargas innecesarias que la lucha por la vida les hubiera de dar” (Stopes, 1920. Sección II). Su eslogan en 1921 fue “Joyful and Deliberate Motherhood, A Safe Light in our Racial Darkness” (Maternidad alegre y deliberada, una luz de seguridad en nuestra oscuridad racial). De hecho, su organización se llamó primeramente Society for Constructive Birth Control and Racial Progress (Sociedad para el control de la natalidad y el progreso racial). El movimiento cogió fuerza en pocos años consiguiendo que el 28 de abril de 1926, la propia Cámara de los Lores aprobara por mayoría la proposición de Lord Buckmaster, en la que se demandaba autorización del gobierno para enseñar el Birth-Control en Welfare Centres, es decir, en los Servicios oficiales de protección a la maternidad. Marie Stopes dedicó toda su vida a fomentar el antinatalismo en los barrios pobres con la intención de reducir su tasa de nacimientos. Se mostró contraria a la abolición del trabajo infantil, pues para ella prolongaba la irresponsabilidad de los jóvenes de las clases bajas. Publicó varios textos sobre anticoncepción y amor libre: A Letter to Working Mothers (1919); Radiant Motherhood (1920) y Enduring Passion (1928). Para ella, el control de natalidad no era sino el instrumento que permitiera implantar la agenda racista y eugenista de las políticas de la época. “La sociedad permite a los enfermos, a los racionalmente negligentes, a los pobres, a los cadenciados, a los débiles intelectuales, a los más bajos y peores miembros de la humanidad, producir miles y miles de criaturas inferiores. Muchos de ellos muertos por su herencia física o, al menos, impedidos de una vida normal, drenan los recursos de las clases pudientes que tienen un sentido de responsabilidad. Las clases mejor liberadas del costo de instituciones, hospitales, prisiones, etc., principalmente llenos de los inferiores raciales, serían capaces de agrandar sus propias familias” (Stopes. cit. Toynbee, 1968).

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Firme admiradora de Adolf Hitler y sus métodos, asistió a un congreso nazi sobre “ciencia y población” que se celebró en Berlín en 1935. También envió al Führer varios libros de poemas con afectuosas dedicatorias firmadas de su propio puño: “Querido Herr Hitler, el amor es la cosa más maravillosa del mundo: así que, ¿aceptará de mi parte estos (poemas) para que la gente joven de su nación los tenga?” Havelock Ellis, principal promotor del birth control en Alemania y perseguido por ser judío, reconoció en Marie Stopes sus intenciones antisemitas en la promoción del antinatalismo. Profundamente anticristiana, se enfrentó en numerosas ocasiones a los católicos, y llegó a realizar actos provocativos en la propia catedral de Westminster de Londres. En los momentos álgidos del holocausto judío, escribió: “católicos y prusianos, judíos y rusos, son todos una maldición, o algo peor.” Creó la Fundación Marie Stopes Internacional (MSI), que junto con la Planned Parenthood constituyen dos grandes multinacionales de la muerte. La MSI se encuentra actualmente implantada en 42 países (Bolivia, Gran Bretaña, Australia, Kenya, Sudáfrica, Pakistán, Bangladesh…). En sus más de 560 centros, se promueven los métodos anticonceptivos, abortivos y de esterilización. A los setenta y siete años de edad, se la diagnosticó un cáncer de mama avanzado, falleciendo el 2 de octubre de 1958. Toda su fortuna personal la donó a la Sociedad Eugenésica Inglesa.

Figura 7: a) Marie Stopes. b) Clarence Gambler. c) Helene Stöcker.

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5.3. Otros difusores del antinatalismo 5.3.1.

Clarence Gamble

Hijo de David Gamble y nieto de James Gamble, el cofundador de la famosa y millonaria empresa Procter and Gamble, Clarence Gamble (1894-1966) tuvo una vida acomodada y obsesionada por la eugenesia. Estaba convencido de que los mejores se reproducían poco y los peores, demasiado. Por ello, decidió dedicar su fortuna a limitar la reproducción de los menos aptos a través del control de la natalidad y la esterilización. “…durante algunos años intentó suprimir las formas hereditarias de retrasos y enfermedades mentales mediante la promulgación de leyes estatales que impusiesen la esterilización forzosa de esos pacientes. Con frecuencia escribió y disertó a favor de la esterilización, convirtiéndose en uno de los más tempranos divulgadores de la vasectomía al varón considerado no apto para convertirse en padre” (Williams. Cit. Marco y Wiker, 2007, p. 281). En 1929 donó 5.000 dólares para abrir una clínica de salud anticonceptiva en Cincinnati y junto con Margaret Sanger luchó por la implantación de medios anticonceptivos entre las clases pobres con la firme idea de que cada hijo debía ser deseado. En los siguientes años abrió más clínicas en Michigan, Indiana, Missouri, Kansas y Nebraska. Los métodos anticonceptivos que promovían estas clínicas eran muy agresivos y peligrosos para las mujeres que lo usaban: jaleas espermicidas, polvos de espuma, esponjas saladas, y geles químicos. Justo al finalizar la Segunda Guerra Mundial, en 1949, junto con Frank W. Notestein, director de la Oficina de Investigación de Población de la Universidad de Princeton se pusieron en contacto con el Dr. Yoshio Koya, director del Instituto Nacional de Salud Pública de Japón para iniciar una gran campaña de reducción de la natalidad en el país nipón. En 1950, publicó un folleto junto con el doctor Latou Dickinson, titulado Human Sterilization: Tecniques of Permanet Conception Control (Esterilización humana: Técnicas permanentes de control de la natalidad). El párrafo con el que inicia la obra merece la pena ser transcrito íntegramente: “Rescatar a la humanidad del abismo de la fertilidad perjudicial no es problema sencillo. Durante un millón de años la Dama naturaleza se dio cuenta de que no podía desarrollar a su pueblo simplemente mediante la selección para la supervivencia de los más prolíficos, los más fuertes y los más inteligentes, a pesar de que tenía un planeta entero como laboratorio y a todas las razas para experimentar con ellas. En nuestro tiempo, a pesar del aumento de población, producto de la limitación de las 51

epidemias y la atención a los débiles, nuestros esfuerzos organizados dirigidos a promover la procreación de calidad en lugar de la de cantidad sólo llevan tres décadas de desarrollo activo, y todo ello haciendo frente a una fuerte oposición. En efecto, las señales que indican que los niveles de inteligencia están declinando nos han movido a formular programas para remediarlo”. (Gamble. Cit. Marco y Wiker, 2007, p. 281). Para Gamble los adelantos en medicina e higiene habrían sido perjudiciales, al permitir que se propagasen los menos aptos contaminando la reserva genética humana. Así explica que “para desarrollar la clase más deseable de ciudadanos es necesario proporcionar a los mejores candidatos ayudas a la fertilidad cuando las necesiten y limitar la descendencia de los débiles mentales y de los que ya hayan traído al mundo todos los hijos a los cuales puedan atender”. (Gamble. Cit. Marco y Wiker, 2007, p. 282). Su peculiar forma de entender la estrategia que debía llevarse en el tema de la anticoncepción le enfrentó no pocas veces con la IPPF, así que en 1957 fundó la Panthfinder International financiada exclusivamente con la fortuna de Gamble y así no tener que dar explicaciones a nadie. Una de las preocupaciones personales de Clarence Gamble era conseguir que “en la católica Italia” se implantara la anticoncepción. De convicciones protestantes, lo consideraba su guerra particular contra el catolicismo: “es verdaderamente excitante tener el centro [de control de la natalidad] abierto a la sombra del Vaticano”. Para ello, reclutó al matrimonio formado por Luigi y Maria DeMarchi. Gamble entendía el control natal para uso exclusivo de los esposos, pero los DeMarchi lo veían como el primer paso para una completa libertad sexual, como así terminó siendo. Luigi DeMarchi fue divulgador de las ideas del sexólogo Reich en Italia, publicando el libro Wilhem Reich: biografía de una idea (1970). Fundó, además, la CISA (Centro de Información Esterilización y Aborto). Los esfuerzos de unos y otros consiguieron que las leyes contrarias a la anticoncepción italianas fueran derogadas por los tribunales en 1971. Gamble murió en 1966, legando al mundo una multinacional de la muerte como es la Pathfinder Fund, que proporciona no sólo métodos de contracepción, sino abortos por todo el mundo, difundiendo así la Cultura de la Muerte bajo el velo de la compasión. 5.3.2.

Helene Stöcker y Hans Harmsen

Helene Stöcker (1869-1943) fue una de las principales activistas del 52

antinatalismo en Alemania. Hija mayor de ocho hermanos. Su padre, Peter Heinrich Ludwig Stocker era calvinista y propietario de una empresa textil, cuyos ingresos les permitieron vivir holgadamente. Con, apenas veinte años, marchó de casa de sus padres a vivir a Berlín donde entró en contacto con los movimientos feministas de la época. Se dedicó a estudiar la filosofía de Nietzsche con quien compartió sus radicales opiniones sobre el Estado, la Iglesia y la moral cristiana occidental. Trabó gran amistad con Alexander Tille, un férreo defensor del darwinismo social. En su faceta como activista, se comprometió con la liberación sexual de la mujer. Publicó un panfleto titulado Die neue Generation (La nueva generación, 19081932), donde defendió una “nueva ética” basada en que las mujeres vivieran su sexualidad libremente fuera del matrimonio. También defendió la impunidad del aborto y la homosexualidad. Estos últimos temas no fueron compartidos por el resto de defensoras de feministas de su tiempo. En 1905, fundó la Liga para la Protección de la Maternidad (Deutscher Bund für Mutterschutz und Sexualreform), donde se defendió a aquellas mujeres que querían ejercer su maternidad desde la soltería, basada no tanto en promover la maternidad sino en garantizar la libertad sexual de las mujeres. Esta liga encontró el apoyo de numerosos eugenistas, anarquistas y teósofos como Ludwig Woltmann, Adolf Damaschke, Alfred Hegar, Friedrich Naumann, Walter Borgius, Ernst Haeckel y Alfred Ploetz. También fue miembro de la Liga monista, una asociación protonazi fundada en 1906 por el biólogo Ernst Haeckel, con el objetivo de dar una visión materialista del mundo y la ciencia, e ir en contra de todo principio o dogma, especialmente los propuestos por la Iglesia Católica. En 1906, publica el escrito “El amor y las mujeres” (Die Liebe und die Frauen), un manifiesto de la emancipación de la mujer y el varón en el imperio alemán. Participó en los congresos malthusianos internacionales representando a Alemania. Finalmente murió de cáncer en Suiza (1943), en la más absoluta miseria. También el médico alemán Hans Harmsen (1899-1989) elaboró, en 1931, un proyecto de política de población que fue la base teórica de la política racial en la Alemania nazi. A su juicio el criterio para establecer el valor de los individuos es la utilidad económica. El hecho de que hayan sido procreados “alcoholizados, psicópatas, los que no tienen autocontrol, elementos antisociales” sería la causa “de los problemas económicos y sociales de Alemania”. En 1936, dirigió junto con Franz Lohse los actos del Congreso Internacional de la ciencia de la Población en Berlín del año 1935). Después de la Guerra, fundó en 1952 la filial alemana de la IPPF, llamada Pro Familia de la que fue presidente hasta el año 1967, y Presidente Honorario hasta el año 1984. 53

5.3.3.

Los congresos internacionales de birth-control

Como hemos visto el Control de la Natalidad se difundió rápidamente por muchos países del Mundo. Uno de los elementos más relevantes en esta propagación fueron las conferencias y congresos internacionales de población en los que se hablaba de métodos de control de la población y de depuración de la raza. Los más importantes fueron: · 1921: IV Conferencia Internacional de Maltusianismo y Birth Control en Ámsterdam. · 1922: V Conferencia en Londres. Participaron representantes de hasta doce países, siendo veintitrés el número de delegados de América. · 1926: VI Conferencia Internacional de Malthusianismo y Birth Control. · 1927: I Congreso Internacional de Población, donde se crea la Unión Internacional para el estudio científico de la población. · 1928: VI Conferencia en Nueva York. Concurrieron unos seiscientes delegados, que representaban a dieciséis países. · 1930: VII Congreso sobre anticoncepción en Zurich. El objetivo de todos estos congresos fue llamar la atención de los gobiernos sobre las ventajas del control de la natalidad para sus políticas racistas e imperialistas.

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5.4. Los programas de esterilización forzada en el mundo Por los años 20, diversos países de la órbita anglosajona empezaron a introducir en sus políticas sanitarias programas de esterilización forzada con fines eugenésicos. La principal excusa esgrimida era impedir la reproducción y multiplicación de miembros de la población considerados como portadores de rasgos genéticos defectuosos. El primer precedente de estas prácticas lo encontramos en el Estado de Kansas donde el doctor Hoyt Pilcher, director del Asylum for Idiots and Feeble Minded Youths, comenzó en 1894 a esterilizar a niños “retrasados” del centro (58 castraciones y 150 vasectomías). Sus intenciones eran eugenésicas, mientras decía evitar la propagación de los defectos mentales, afirmaba que la “asexualización” había tenido un efecto saludable sobre los pacientes. Cuando estas prácticas salieron a la luz pública, fue obligado a dejar su puesto. 5.4.1.

Estados Unidos

El primer país en aplicar la esterilización forzosa de manera legal fue EE. UU. Los propulsores de estos programas eran firmes defensores de la eugenesia como Charles Davenport, Lothrop Stoddart y Harry Laughlin. Las principales víctimas fueron los retrasados y los enfermos mentales; pero, en muchos estados, se incluyeron también a sordos, ciegos, alcohólicos, tuberculosos, sifilíticos, leprosos, criminales, idiotas, pobres, deformes, epilépticos y personas sin domicilio fijo. En 1926, la Corte Suprema estadounidense aprobó una ley de esterilización cuyo borrador había sido elaborado por un equipo de prestigiosos biólogos. En el preámbulo, se decía que, “la herencia tiene una función de la mayor importancia en la transmisión de la delincuencia, la idiotez y la imbecilidad…”. El proyecto legal mostraba claramente cual era el objetivo perseguido: “preservar la pureza de la raza blanca”. Oliver Wendell, miembro del Tribunal Supremo afirmó: “En vez de ejecutar a los degenerados o dejarles que mueran por su propia imbecilidad, es mejor que la sociedad pueda evitar a tiempo que los manifiestamente inútiles tengan descendencia“ (Wendell, 1927). G. W. Hunter, uno de los biólogos que preparó el borrador de la ley, publicó el libro A Civic biology. En el capítulo que lleva por título Parasitism and Its Cost to Society: the Remedy (El parasitismo social y su coste para la sociedad, la solución), dice: "Cientos de familias como las que hemos descrito más arriba existen hoy en día, extendiendo enfermedades, inmoralidad y crimen a todas partes de este país. El coste para la sociedad de estas gentes es muy severo. De la misma manera que ciertos animales y plantas se hacen parásitos de otras 55

plantas y animales, estas familias se han convertido en parásitos de la sociedad. No solamente son dañinas para los demás corrompiendo, robando o extendiendo enfermedades, sino que, en realidad, son protegidas y cuidadas por el estado con dinero de todos. Las casas para pobres y asilos existen principalmente para ellos. Son auténticos parásitos. Si esta gente fuesen animales inferiores, seguramente se les mataría para impedir que se extendiesen. La humanidad no permitirá esto, pero tenemos la solución de separar los sexos en los asilos u otros sitios y prevenir de varias maneras el matrimonio entre ellos y las posibilidades de perpetuar esta raza tan baja y degenerada" (Hunter, 1914). El Estado de Indiana fue el primero donde se aprobó la ley (10 de febrero de 1909), ordenando que los delincuentes, idiotas e imbéciles fueran esterilizados quirúrgicamente. Siguieron el Estado de Connecticut, California, Utah y otros. Miles de nativos americanos y mujeres afroamericanas fueron esterilizados contra su voluntad por motivos racistas, mientras estaban hospitalizados por diversas causas, como, por ejemplo, dar a luz. Algunas de estas acciones tuvieron lugar en prisiones e instituciones penales, con el objetivo de “luchar contra la criminalidad”. Desde 1927 hasta 1972, más de 650.000 personas fueron esterilizadas en 33 estados mediante programas estatales de “depuración racial”. El clan Rockefeller estuvo implicado en un estudio para emplear los rayos X en la esterilización masiva femenina. Una inmensa mayoría de las mujeres que formaron parte de los experimentos murieron días después por desangramientos y severas hemorragias. California llevó a cabo más de un tercio de todas las operaciones y el programa que se implantó en este estado fue publicado en un libro por los eugenistas E. S. Gosney y Paul B. Popenoe, punto de referencia para el programa que Adolf Hitler introdujo, años después, en la Alemania nazi, al probarse la eficacia de un plan de esterilización a gran escala. En Alberta, Canadá, la asociación The United Farm Women of Alberta, promovió la aplicación de una legislación eugenista (1924) en la población de “débiles mentales”. 5.4.2.

Suiza

En Suiza, el entomólogo y psiquiatra Auguste Forel (1848-1931), firme defensor de la eugenesia y la eutanasia, desarrolló en 1894 un proyecto de Ley para la esterilización de aquellas personas que presentaran taras físicas. Forel trataba de convencer a los funcionarios de la necesidad de una campaña de “higiene racial”. “Antiguamente, en los buenos viejos tiempos, no se tenían tantas 56

consideraciones como hoy con las personas incapaces e insatisfactorias. Un número enorme de cerebros patológicos, que dañaban a la sociedad, eran ejecutados, ahorcados o decapitados de manera rápida y expedita; era un proceso exitoso, en cuanto que esta gente no podía reproducirse más, ni infestar a la sociedad con sus semillas degeneradas” (Forel. Cit. Guitierrez, 2013. p. 369). El proyecto no fue aprobado pero, desde su puesto de director de la clínica Burghölzli (1879- 1898), realizó de manera clandestina, esterilizaciones forzadas, constituyendo el primer precedente de esta práctica en Europa. “Nuestro objetivo no debe ser de ningún modo la creación de una raza humana nueva, una especie de superhombre, sino sencillamente eliminar poco a poco a los subhombres defectuosos, suprimiendo las causas de la blastoforia y esterilizando por un acto de voluntad espontánea a los portadores de malos gérmenes…” (Forel. cit. Montero, 1932. p. 120). En 1928, Suiza aprobó un decreto por el que se autorizaba la esterilización de los enfermos mentales. El cantón de Vaud se convierte en el primer estado de Europa en aprobar una ley que reglamenta la esterilización de los 'retrasados', como se decía entonces. Radicales y socialistas se unen en el Parlamento para aprobar el texto, que será abrogado hasta 1985. Desde finales del siglo XIX, prácticamente todos los cantones suizos recurren a esta forma de eugenesia. Los criterios de selección de las víctimas varían de una región a otra, pero por todas partes se actúa contra los más débiles de la sociedad. Una copia de la ley suiza fue pasada en 1934 a Hitler. "Hasta Hitler pidió una copia de la ley como base de las propias leyes racistas de Alemania", declara el profesor Hans Ulrich Jost. "Es difícil decir cuántas esterilizaciones se realizaron, pero el número debió ser muy alto" (El País, 28 de agosto de 1997). En octubre de 1999, Margrith von Felten propuso al Consejo Nacional de Suiza adoptar disposiciones legales para indemnizar a las víctimas que habían sido esterilizadas contra su voluntad. Sin embargo, Suiza se negó a votar una ley de reparación. 5.4.3.

Alemania

En 1933 Hitler aprobó la Ley para la prevención de descendencia con enfermedades hereditarias (Gesetz zur Verhütung erbkranken Nachwuchses). En consecuencia más de 200 tribunales eugenésicos se crearon específicamente. Todos los doctores estaban obligados a denunciar a aquellos pacientes que fueran retrasados mentales, enfermos mentales (incluyendo la esquizofrenia y el trastorno bipolar), epilépticos, ciegos, sordos o físicamente deformes, con el fin de ser esterilizados. La base “científica” en que se apoyó el 57

Tercer Reich para la esterilización de los enfermos mentales se debió a las aportaciones hechas por el zoólogo Ernst Haeckel, el jurista Adolf Jost, el médico Alfred Ploetz, el psiquiatra suizo Auguste Forel, el agrónomo Alexander Tille y el fisiólogoJohn B. Haycraft. “El médico Horst Schumann fue el encargado de buscar un método "económico y rápido" con rayos X para la esterilización en masa de hombres y mujeres. Sus pacientes -jóvenes, hombres y mujeres, en buen estado de salud, de una veintena de años- eran alineados en una sala de espera e introducidos uno por uno, por lo general ignoraban lo que les esperaba. Se introducía a las mujeres entre dos placas que les presionaban el abdomen y la espalda. En el caso de los varones, sus penes y escrotos eran puestos sobre una placa especial. Schumann accionaba los ruidosos aparatos y así cada “tratamiento” duraba solamente “algunos minutos”. Muchas mujeres salían con “quemaduras importantes” que a veces se infectaban y necesitaban muchos meses para curar. En muchos casos se presentaban síntomas de peritonitis, con fiebres, dolores agudos y vómitos. Tras la exposición a los rayos X se practicaba quirúrgicamente la ablación de los ovarios. Casi ninguna de sus numerosas víctimas sobrevivió, siendo las causas de estas muertes las quemaduras sufridas, las "intervenciones complementarias" (extirpación de ovarios y testículos), el agotamiento físico y el shock psíquico” (Amenós, 2007).

Figura 8: a) Propaganda en una revista alemana nazi: "Esta persona sufre defectos hereditarios. Cuesta a la comunidad 60.000 marcos del Reich a lo largo de su vida. Hermano alemán, ese es también tu dinero. Lee el periódico mensual Nueva gente de la Oficina políticaracial del Partido Nazi”. b) El Lebensborn (Fuente de vida) fue un programa secreto de las SS para generar niños puros arios. Jovencitas rubias alemanas eran fecundadas por atléticos soldados y los niños eran cuidados en casas-jardín donde eran adoctrinados. Más de 200.000 sufrieron este programa eugenésico c) "Bastardos de Renania" era un término peyorativo empleado en la Alemania nazi para describir a los niños mezcla de africanos y alemanes. Bajo las teorías raciales nazis, estos niños eran considerados inferiores y fueron esterilizados.

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Al final de la Segunda Guerra Mundial, más de 400.000 personas habían sido esterilizadas bajo el auspicio de la ley alemana. Cuando en los juicios de Nuremberg se trajo a colación el tema de las esterilizaciones forzosas, muchos nazis se defendieron explicando que sus acciones habían sido inspiradas en los programas eugenistas estadounidenses. 5.4.4.

Otros países

La esterilización forzada de los “indeseables” también se fue implantando en otros países del mundo. Una práctica, que por desgracia, ha seguido realizándose hasta nuestros días con diversas justificaciones, pero en el fondo siempre ha estado latente la voluntad de deshacerse de los “indeseables” y de controlar el nacimiento de los “molestos”. En Japón, con la promulgación de las Leyes de Prevención de la Lepra de 1907, 1931 y 1953, se llevaron a cabo abortos y esterilizaciones forzadas de aquellos ciudadanos que “alteraban la paz”. El gobierno japonés, preocupado por aumentar el número de japoneses sanos, recluyó en sanatorios a aquellas personas que sufrían retraso, diversas condiciones de discapacidad, enfermedades genéticas o mentales. En estos lugares, los abortos forzados y las esterilizaciones eran comunes. En el Reino Unido, el secretario de estado Winston Churchill aprobó, en 1913, una cláusula que instaba a la esterilización forzosa en el Mental Deficiente Act, pero el escritor católico G.K. Chesterton organizó una campaña de gran éxito que logró su abolición. Dinamarca legalizó las esterilizaciones forzadas eugenésicas en 1929. Noruega aprobó leyes estatales de esterilización en 1934, Finlandia lo hizo en 1935 y Estonia en 1936. Además de esterilizar, prohibían o multaban los matrimonios de ciertos ciudadanos y castigaban nacimientos de ciertos hijos. En Suecia se esterilizó a más de 230.000 personas entre 1935 y 1996 en el marco de un programa basado en teorías eugenésicas y por “razones de higiene social y racial”. La “legislatión eugenistic” fue promulgada en 1934 y formalmente abolida en 1976. En el programa, se incluyeron minorías étnicas como gitanos y lapones. El asunto fue destapado por los artículos de Maciej Zaremba en el Dagens Nyheter. A raíz de ello, se creó una comisión gubernamental para investigar los hechos y las víctimas (vivas unas 25.000) fueron indemnizadas. Una de las pocas afectadas que se ha atrevido a denunciar a la opinión pública aquellas prácticas es María Nordin, en la actualidad con 72 años de edad. "Cuando comencé el colegio era muy tímida. Tenía problemas de vista, pero yo no podía permitirme unas gafas. No podía ver bien lo que escribían en la pizarra. Por eso me enviaron a una escuela especializada", contó María a uno 59

de los principales diarios suecos, el Dagens Nyheter. Sólo salió de esa escuela a los 17 años, después de firmar un documento sobre su propia ovariotomía. "Yo firmé porque sabía que debía hacerlo si quería salir de allí" (El País, 28-81997).

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5.5. La legalización del aborto El primer país en legalizar esta práctica fue la República Federal de Suiza en 1916. Siguieron Checoslovaquia, en 1925; la Unión Soviética, en 1926; y el Imperio de Japón, en 1929. Alemania lo hizo en 1933 y 1935, con una ley que, en sí misma, era una disposición racista que pretendía “la prevención de nacimientos con taras hereditarias y la transmisión de enfermedades hereditarias”. La expresión “interrupción del embarazo”, que tanta aceptación tiene entre los actuales partidarios del aborto, es un término que originariamente fue acuñado en este documento (“Schwangerschaftunterbrechung”). Durante la II República española, Cataluña se convirtió en pionera, con la ley más progresista y cruel, en ese momento, de Europa. Fue la Ley de Reforma Eugenésica del Aborto, aprobada por decreto en diciembre de 1936 y publicada el 9 de enero de 1937 en el Diario Oficial de la Generalitat. José Tarradellas, como “Conseller en Cap”, firmó el decreto, junto con los consellers de Sanidad y Asistencia Social y de Justicia, Pere Herrera, de la CNT, y Rafael Vidiella, de UGT. El decreto catalán de 1936 presentaba claras diferencias respecto a otras legislaciones contemporáneas en Europa, al tener en cuenta, para legalizar el aborto, causas terapéuticas (enfermedad física o mental de la madre que contraindicase el parto), motivaciones eugenésicas (taras que pudiesen transmitirse), factores neomalthusianos (deseo consciente de limitación voluntaria de la natalidad) y razones sentimentales o éticas (maternidad no deseada por la madre por causas de orden amoroso o sentimental). En mayo de 1941, el régimen nazi señaló el aborto entre las medidas para introducir, de forma general, en los territorios ocupados. Tristemente conocida es la carta de Martin Bormann a Rosenberg el 23 de julio de 1952. “Los eslavos deberán trabajar para nosotros. En la medida en que no los necesitemos, pueden también morirse. Por eso es inútil vacunarlos o que les cuiden los servicios sanitarios alemanes. La proliferación de los eslavos es indeseable. Déjeseles, pues, utilizar los métodos anticonceptivos o practicar el aborto. Cuanto más lo hagan, mejor. La educación es, en ellos, peligrosa. Basta que aprendan a contar hasta 100 […]. Toda persona instruida es un futuro enemigo. Les dejaremos practicar su religión como un medio de diversión. Por lo que se refiere a la alimentación, no recibirán más que lo estrictamente necesario. Nosotros somos los amos. Nosotros estamos antes que ellos” (Bormann. Cit. J. Fernández, 2014). El doctor Wetzel suministra de manera entusiasta las indicaciones prácticas para la realización del plan:

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“No se deberán perseguir en términos legales ni la venta de productos anticonceptivos ni las prácticas abortivas. Habrá que promover la iniciativa de instituciones especializadas para los abortos y la formación de comadronas y de enfermeras expertas en este campo. La población recurrirá más fácilmente a las prácticas abortivas si se hacen con la máxima competencia” (Wetzel. Cit. Poliakov, 1955). Islandia legalizó el aborto en 1935, seguida de Suecia en 1938, Dinamarca en 1939 y, finalmente, Finlandia y Noruega en 1950 y 1960, respectivamente. En 1967, el aborto se aprobó en Inglaterra; luego en Canadá (1969) y en 1973 en los Estados Unidos. Hacia 1973 existían 44 países en los que el aborto era legal; de ellos sólo 19 lo permitían por razones médicas; 6 incluían, además, razones morales; y 19 más aducían otro tipo de razones. En la República Popular China se aprobó, en 1975, una ampliación de los supuestos, año de su legalización en Francia y Austria; la República Federal Alemana siguió en 1976, Nueva Zelanda en 1977, Italia en 1978 y los Países Bajos en 1984. Por entonces, los países de la Europa mediterránea (Portugal y España) e Irlanda, de más honda influencia católica, no tenían liberalizado ningún supuesto. En 1985, España legalizó el aborto. En 1990, Bélgica lo aprobó a pesar de que el rey Balduino realizó el artificio legal de abdicar por un día para no firmar la ley. Recientemente, Colombia (2006) y Ciudad de México, junto con Portugal (2007) y otras naciones, han legalizado el aborto. A día de hoy el aborto, con distintos grados, se ha impuesto prácticamente en todo el mundo y avanza para eliminar todo tipo de barreras. En la actualidad tan solo nueve países en el mundo resisten a la presión pro-abortista: Chile, El Salvador, Honduras, Nicaragua, República Dominicana, Surinam, Haití Malta y el Vaticano tienen absolutamente prohibido el aborto quirúrgico. Si bien es cierto que en el 39% de los países sólo se admite en caso de peligro de vida para la madre.

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5.6. La conferencia de Lambeth Las iglesias protestantes iniciaron un brusco cambio en su defensa de la vida y del matrimonio cuando se celebró la Conferencia de Lambeth en 1930. En ella, los obispos anglicanos publicaron una resolución con la que aceptaban la utilización de medios artificiales de contracepción para situaciones excepcionales. El principal impulsor de este cambio fue el reverendo William R. Inge, quien era miembro influyente de la Sociedad de Eugenesia inglesa y gran admirador de Margaret Sanger tras leer su obra Woman and the new race. La resolución fue aprobada por 193 votos a favor, 67 en contra y 40 abstenciones. El obispo de Exter, Lord William Cecil, contrario a la declaración que resultó de la Conferencia de Lambeth comunicaba con pesar a sus diocesanos: “Yo sigo creyendo que la resolución será mal interpretada. Los obispos han entreabierto la puerta. El egoísmo la forzará y la abrirá completamente” (cit. Montero, 1932. p. 81).

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6. El criptoeugenismo (1942-1960) 6.1. Del “control” a la “planificación” La Segunda Guerra Mundial finalizó en 1945 con un saldo de más de 60 millones de personas muertas (un 2% de la población mundial de la época). Fue entonces cuando los gobiernos tomaron conciencia de crear un sistema de seguridad colectiva más eficaz, por lo que el 24 de octubre de 1945 se fundó la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Ante el conocimiento del horror perpetrado por los nazis en sus campos de exterminio, el mundo rechazó todo lo que tuviera que ver con la eugenesia y el control de natalidad. Por ello, los estrategas del birth control se plantearon camuflar sus intenciones mediante una ingeniería del lenguaje. Así, cambiaron el nombre de sus asociaciones, de tal manera que la Federación Americana para el Control de la Natalidad pasó a llamarse Planned Parenthood (Paternidad Planificada). El término “planificación” sustituyó al de “control”. En 1952, Margaret Sanger sumó a sus esfuerzos los de John D. Rockefeller III y, con dinero de la Fundación Brush, fundó en Bombay la Federación Internacional de Planificación Familiar (IPPF) con sede central en Londres, en las oficinas suministradas a título gratuito por la Sociedad Inglesa de Eugenesia. La estrategia cambiaba pero sin modificar en esencia sus objetivos. En ese mismo año, John Rockefeller III organizó la movilización de recursos para una gran campaña antidemográfica. Para ello fundó el Consejo de Población (Population Council), cuya junta directiva esta formada por representantes de diversas empresas multinacionales, como la ATT, Mobil Oil, Sherman and Sterling, etc. La creación de la IPPF va a ser clave en varios aspectos: · Permitirá la internacionalización del movimiento neomalthusiano de control de la población mediante la anticoncepción. · Presentará el aborto como un método anticonceptivo más. ·

Promocionará la investigación, el desarrollo y la práctica de métodos anticonceptivos masivos y eficaces.

· Divulgará la educación y la revolución sexual como métodos de implantar la ideología antinatalista. La Dra. Lagroua Weill-Hallé, fundadora del Movimiento francés para la Planificación Familiar (Mouvement Français por le Planning Familial MFPF), explicó la importancia del congreso de la IPPF celebrado en Dacca en 1969: 64

“Por primera vez oficialmente, en un congreso de la Federation Internationale de la Parenté Planifiée (IPPF), el aborto es presentado como un método de anticoncepción (…) como un método de control de la natalidad… El fracaso masivo de la anticoncepción impuesta a las poblaciones poco cooperativas del Tercer Mundo es lo que ha hecho adoptar (…) el aborto, por la Planificación Familiar Internacional, como un medio de urgencia para hacer frente al exceso de población” (Schooyans, 1991).

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6.2. Los estrategas de la criptoeugenesia Finalizada la segunda guerra mundial, la Sociedad Eugenista Americana cambió también de estrategia y pasó a realizar una política oculta de criptoeugenesia. A finales de los años 50, el doctor Carlos Paton Blacker, que había sido secretario general y luego presidente de la Eugenics Society inglesa desde 1931, hizo la siguiente propuesta. “Que la Sociedad [de Eugenesia] debería perseguir objetivos eugenésicos por medios menos visibles, es decir, una política de criptoeugenesia, que aparentemente es un éxito en la Eugenics Society Americana” (Blacker. Cit. Lefèvre, 2004). La propuesta de Blacker fue adoptada por la Sociedad de Eugenesia inglesa en 1960, con la siguiente resolución. “Las actividades de la Sociedad en el criptoeugenismo deberían ser continuadas con energía, en particular, la Sociedad debería aumentar su sostén económico a la FPA (Asociación de Planificación Familiar, rama inglesa de Planned Partenthood) y a la IPPF (Internacional Planned Parenthood Federation) y tomar contacto con la Sociedad para el Estudio de la Biología Humana (Society for the Study of Human Biology), que ya tiene gran cantidad de miembros activos, para ver si hubiera allí proyectos interesantes con los que la Eugenics Society pudiera colaborar” (Cit. Lefèvre, 2004). Dos figuras de gran relevancia política serán las responsables de llevar esta nueva estrategia adelante: Frederick Osborn, presidente de la Sociedad eugenésica americana; y Julian Huxley, miembro de la Sociedad eugenésica inglesa y primer secretario general de la UNESCO.

Figura 9: Tres de los principales ideólogos de la criptoeugenesia. a) Carlos Paton Blacker b) Frederick Osborn c) Julian Huxley

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6.2.1. Frederick Osborn: el estratega de la nueva orientación eugenésica Frederick Osborn, mayor general del ejército, presidió la Eugenics Society americana de 1946 a 1952. Fue la persona más destacada de la Sociedad durante la postguerra y fundó, junto con John Rockefeller, el Population Council, que ha tenido un papel relevante en la implantación del programa mundial de control de la población, promoviendo la creación de centros de capacitación demográfica en la ONU. Ciertos anticonceptivos disponibles en algunos países en la actualidad han sido desarrollados por el Consejo de Población: la T de cobre DIU, Norplant, Jadelle (Norplant II), y Mirena. Más de 50 millones de DIU T de cobre se han distribuido en más de 70 países a consecuencia de la acción del Population Council. Bajo el mandato del presidente Bill Clinton, el Consejo de Población consiguió de los laboratorios Roussel Uclaf la donación de los derechos de patente, para la fabricación y venta en los EE. UU. de la pastilla abortiva RU 486 (Scala, 2005. p. 159). Osborn fue el principal estratega e impulsor de los principios del criptoeugenismo: “… buscar a los individuos genéticamente valiosos… tratando al mismo tiempo de reducir los nacimientos de quienes lo son menos” (Osborn, cit. Lefèvre, 2004). Diseñará una serie de estrategias de acción 1. Condicionar el entorno por medio de “presiones sociales y psicológicas concentradas en los jóvenes y en los padres”. 2. Manipular los comportamientos de las familias: “esta propuesta se presentaría hablando de ofrecer a un mayor número de niños la posibilidad de crecer en un mejor entorno hogareño, y absteniéndose de argumentar públicamente a favor del eugenismo” (Osborn, cit. Lefèvre, 2004) 3. Introducir la contracepción y el aborto: “Existen medios de selección que no implican humillación… cuando la planificación familiar se haya extendido a todos los miembros de la población y los medios eficaces de contracepción estén fácilmente disponibles, todas las parejas tendrán un número de hijos acorde con sus ingresos, es decir, acorde con el valor de su calidad social”. “… es posible construir un sistema de selección voluntaria inconsciente… Dejemos de decirle a todo el mundo que tienen una calidad genética globalmente inferior, porque jamás estarán de acuerdo. Basemos nuestras 67

propuestas en el deseo de tener hijos (nacidos) en hogares donde disfrutarán de cuidados afectuosos y responsables, quizás entonces nuestras propuestas sean aceptadas. Me parece que si el eugenismo ha de progresar como debería, tiene que seguir políticas nuevas y reafirmarse, y de este renacimiento quizás podamos, durante nuestras vidas, verle alcanzar los elevados objetivos que Galton le había fijado” (Osborn, cit. Lefèvre, 2004). 6.2.2.

Julian Huxley y la Nueva eugenesia

Otro destacado promotor del criptoeugenismo fue el inglés Julian Huxley (18871975), nieto de Thomas Huxley. Miembro de la Eugenics Society Inglesa en 1931, vicepresidente de 1937 a 1944 y presidente de 1959 a 1962. Fue el primer Secretario General de la UNESCO, de 1946 a 1948. Miembro fundador del World Wildlife Fund, miembro del comité ejecutivo de la Euthanasia Society, fue vicepresidente de la Asociación por la Reforma de la Ley del Aborto de 1969 a 1970. Marcó algunas líneas directrices de la “nueva eugenesia”: normalizar la eugenesia en la sociedad, elaborar nuevos medios anticonceptivos fáciles de emplear y usar métodos propagandísticos sutiles para convencer a la población. “Cuando la eugenesia se haya convertido en práctica corriente, su acción […] estará enteramente dedicada, al principio, a elevar el nivel medio, modificando la proporción entre los buenos y malos linajes, y eliminando en lo posible las capas más bajas, en una población genéticamente mezclada”. “Pienso que nuestras mejores esperanzas deben apoyarse en el perfeccionamiento de nuevos métodos de control de nacimientos, sencillos y aceptables, ya sea por contraceptivos orales, ya sea, quizá preferentemente, por métodos inmunológicos que exigirían inyecciones”. “La revolución misma es inevitable. […] Se puede hacer de diversas maneras. […] La manera totalitaria es poco atractiva, pero es capaz de asegurar un rendimiento muy elevado, como lo descubrieron a sus expensas los adversarios de la Alemania nazi. Existen todos los motivos para creer, sin embargo, que tales ventajas no son duraderas. La democracia necesita ser repensada en función de un mundo que se transforma” (Huxley, cit. Lefèvre, 2004).

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6.3. La “Bomba” Demográfica Durante la II Guerra Mundial y algunos años después, amainó el furor del control de nacimientos y la eugenesia en los países aliados, en respuesta al paño mortuorio que los experimentos nazis y el racismo científico habían echado sobre las acciones eugenésicas de comienzo de siglo y los intentos por mejorar el “producto biológico humano”. Pero las voces no se callaron completamente. El eugenista Guy Irving Burch, fundador de la Population Referente Bureau, publicó, en 1945, el libro Rutas de Población para la Paz o la Guerra, que presentó como una guía para las negociaciones de paz. El libro aconsejó la esterilización obligatoria de “todas las personas que son inadecuadas, bien biológica o socialmente”, y pidió a los negociadores de paz “recomendar” tales leyes para “todas las naciones”, sin insistir excesivamente en los países conquistados. Burch advirtió que, a menos que se promulguen tales leyes, con los años se originarán desastres sin fin y la nueva paz será “tan transitoria como los resultados del Tratado de Versalles”. Burch y sus compatriotas trabajaron durante toda la década de los años 50, reagrupando, poniendo nombres nuevos a sus organizaciones, formando otras nuevas y, sobre todo, excavando en los consejos de poder. A principios de la década de los 60, el movimiento volvió a reflotar como una Campaña para Comprobar la Explosión de Población, haciendo sonar la alarma de la considerada “bomba de población”, tema que capturó la imaginación de los medios de comunicación de masas. El empleo a fondo del temor de la “bomba”, de acuerdo con los historiadores del movimiento, fue en gran parte obra de un hombre: Hugh Moore de la fortuna Dixie Cup. Éste se convenció del peligro del crecimiento de la población al leer el libro Rutas de supervivencia del funcionario de la Planned Parenthood William Vogt sobre la amenaza de la población. Desde entonces Moore, dedicó gran parte de su fortuna y energía a divulgar la “bomba” y reclutar apoyo. En 1954, remitió su panfleto La bomba de Población a un millar de jefes de negocios y profesiones y, subsiguientemente, a otros mil quinientos, y dio a Paul Ehrlich el permiso de usar el título para su libro de 1968. Como presidente del Population Referente Bureau, Moore trabajó para comprometer al gobierno federal a extender el control de población. Su amistad con el General William Draper Jr., de su misma opinión, dio su fruto en 1958 cuando el presidente Eisenhower nombró a Draper presidente del comité para investigar el impacto de la ayuda exterior en el crecimiento económico de los países extranjeros. Éste se ocupó de que los materiales sobre población de Moore, publicados por el Population Referente Bureau y la Hugh Moore Fund, inundaran al comité, que respondió emitiendo el Informe Draper 1959, “primer 69

informe oficial del gobierno para tomar una posición sobre el control de nacimientos”. En 1960, Moore empezó la Campaña de Emergencia de Población Mundial, que empleó enormes sumas de dinero y se fusionó con la Federación Internacional Planned Parenthood en 1961 para formar la Planned Parenthood World Population.

Figura 10: a) Portada del libro de Guy Irving Burch. b) Hugh Moore. c) David Kingsley

En 1961, la Fundación Hugh Moore empezó su campaña de anuncios a toda plana en el New York Times, el Washington Post, el Wall Street Journal y la revista Times. Personalidades importantes firmaron los artículos, – Thurman Arnold, Frank Abrams, Joseph Word Krutch, Reinhold Niebuhr, Mark Van Doren, Jonas Salk, los propios Draper y Moore, y muchas otras. Moore sirvió como Presidente de la Asociación de Esterilización Voluntaria y fundó el Comité de Crisis de Población, reclutando a los ricos, poderosos, y ambiciosos de la antecámara de Washington. Creó la Campaña para Comprobar la Explosión de Población con objeto de implicar a personas del mundo de las relaciones públicas y la publicidad y, en 1970, reunió todos sus esfuerzos para crear el “Día de la Tierra” (Earth Day), distribuyendo unos 300.000 prospectos sobre su bomba de la población a los participantes, y una cinta gratis, de Paul Ehrlich y el ambientalista David Broker, a todas las emisoras de radio. Los periódicos de los colegios divulgaron sus comics gratuitamente. En diversos artículos periodísticos proclamó que la polución era producida principalmente por existir demasiada gente en el planeta. El mensaje en todos los casos era el mismo: la población contamina; sobra población.

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6.4. La “redefinición” de la familia tradicional El sociólogo y demógrafo estadounidense Davis Kingsley (1908-1997) tuvo un papel importante en la denominación y desarrollo de la teoría de transición demográfica elaborada por Landry y Thompson en 1929. Miembro de la Sociedad Eugenésica Americana, publicó en 1948 la obra “La sociedad humana” donde acuñaría los términos neomalthusianos de “explosión poblacional” y “crecimiento cero”. Según el modelo de transición demográfica, toda sociedad, en su transición de un sistema antiguo a un régimen moderno de progreso, pasa por cuatro fases: ·

Fase 1 Antiguo régimen demográfico: caracterizado por unas tasas de natalidad y mortalidad muy elevadas, y un crecimiento vegetativo lento.

·

Fase 2 Comienzo de la transición: Los índices de mortalidad bajan repentinamente gracias a los avances tecnológicos y sanitarios, pero la natalidad sigue siendo alta. Se produce un importante desequilibrio ya que la población experimenta un incremento notable.

·

Fase 3 Final de la transición: El acceso a la contracepción, la incorporación de la mujer a la educación y al mercado laboral, y la sustitución de una economía agraria de subsistencia por una de mercado facilitarían la reducción de la natalidad. La mortalidad sigue siendo baja, pero el crecimiento vegetativo se ralentiza.

·

Fase 4 Régimen demográfico moderno. La mortalidad y la natalidad se igualan consiguiendo un crecimiento vegetativo cero o prácticamente nulo.

Para Kingsley Davis, la familia tradicional es incompatible con el mercado, ya que la sociedad moderna del industrialismo exige alta movilidad, urbanización, racionalidad y una división impersonal. Todos estos aspectos serían incompatibles con la familia como institución clave del periodo anterior, que él denominaba “familismo”. El estado debía de eliminar todo tipo de ayudas a las familias, con el fin de llegar a “… un sistema en el que el rol de padre lo asuma el estado y el rol de madre esté desempeñado por mujeres profesionales, cuyos servicios sean pagados directamente por el Estado” (Kingsley, 1937). Para Kingsley la familia no es sino un “complejo institucional adaptado a la satisfacción de las necesidades societarias en lo que se refiere al continuo reemplazo de los miembros de la sociedad”. La familia sería pues, una unidad de intercambio cuyo papel indelegable sería la socialización del hijo, por ello el papel familiar se reduce simplemente al cumplimiento de las funciones de 71

reproducción, manutención, ubicación social y socialización. Incluso algunas de estas funciones podrían ser cumplidas por separado y ser asumidas por otras personas distintas a los propios progenitores. Llegados a este punto Kingsley afirma que el papel reproductivo de la familia debía ser eliminado y ser sustituido por un papel más afectivo de desarrollo de la intimidad. Pero al mismo tiempo, reconoce que esta intimidad se puede encontrar fuera del matrimonio en forma de “intimidades no convencionales”, tales como la homosexualidad, las parejas de hecho, y las “uniones sexuales libres”. El matrimonio así redefinido se convertiría en una “aventura amorosa” (an amorous adventure). Davis propuso, años antes que Giddens, las ideas centrales de la transformación de la intimidad: el declive del sexo reproductivo y su reemplazo por el sexo plástico, el declive del matrimonio y su poder de regular el sexo, el ascenso de la importancia social de los sentimientos y su discusión abierta y en público, incluso entre miembros de una pareja, y el declive del estatus sexual (el poder patriarcal) y el desarrollo de relaciones ‘democráticas’ o ‘puras’. Este socíologo estadounidense ve un inconveniente en que las familias produzcan y alimenten niños ya que se crean dependencias entre los padres y sus hijos: “el enlace padre hijo está peculiarmente cerrado… Al crear hijos un individuo no sólo está creando nuevos seres humanos sino también nuevos y durables enlaces para él” (Kingsley, 1937). También propuso una serie de medidas prácticas para limitar el inconveniente deseo de las familias por un excesivo número de niños. Estas medidas pasaban por “reducir… la identidad de los hijos con los padres, o reducir… la posibilidad de que esta identidad sea satisfactoria”. Para conseguir esto, propone usar lo que denomina “el sistema de escuela”, cuyo principal cometido sería alejar a los hijos de sus padres. También sugiere que sea desalentada la maternidad: “si se liberase a los varones de la responsabilidad de los hijos y se rechazase la identificación con ellos; pues sin la ayuda diaria de un hombre, parece muy probable que pocas mujeres quisieran tener y criar dos o más hijos”. Davis ve con esperanza “los servicios de bienestar del niño, que han tendido crecientemente a desplazar al padre como un miembro necesario de la familia” (Kingsley, 1937). En su opinión, los servicios públicos cumplen una doble función al reducir el coste de los niños a sus padres y al mismo tiempo permiten “interponer otra autoridad entre el padre y el niño diluyendo así la identidad padre-niño”. Por la misma época Alva Myrdal, otra eugenista sueca, se plantea el problema de conseguir un desarrollo económico sostenido, y para ello planteó un modelo familiar dentro de una sociedad de consumo con los dos padres recibiendo 72

ingresos. La necesidad de mantener el trabajo llevaría a las mujeres a evitar los embarazos, ahora bien, una igualdad en el trabajo remunerado requería la misma igualdad en el trabajo doméstico. Los días del “ganador de pan” se habían acabado.

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6.5. La creación de la Industria pornográfica En 1953 Hugh Hefner empieza a publicar la revista Playboy, en la que mostraba desnudos femeninos. El gancho de su primer número fue un desnudo que había comprado de la famosa actriz Marilyn Monroe, y que apareció en el desplegable central. En pocas semanas se vendieron más de 53.000 ejemplares, reportándole importantes ingresos. Desde entonces sus beneficios fueron aumentando exponencialmente con las aportaciones de sus clubs nocturnos, las películas, canales de televisión, etc. En la actualidad, Playboy es la revista pornográfica que más se vende en los Estados Unidos con una tirada de más de 3 millones de ejemplares al mes. En los siguientes años fueron apareciendo más revistas, en las que se mostraban imágenes más agresivas y explícitas de actos sexuales. Así en 1965 Bob Guccione crea en el Reino Unido la revista Penthouse. Ese mismo año aparece en Suecia la revista Private, y en 1975 Larry Flynt publica la revista Hustler. En la década de los 70 se realizan las primeras películas pornográficas que se exhiben en salas especiales, denominadas X. Dinamarca será el primer país en legalizar la pornografía dura, seguida de los Países Bajos. En los Estados Unidos la legalidad vino en 1973 con el caso de Miller contra California, en el que se legisló lo que era obsceno y lo que no. En 1987 se legalizó la pornografía dura como resultado del juicio entre California y Freeman. Algunas familias mafiosas norteamericanas fueron las pioneras en la industria pornográfica. Sus miembros desarrollaron una red de distribución nacional de revistas, libros y cortometrajes pornográficos, llegando a tener el control efectivo de más de 500 salas para adultos y de más de 15.000 librerías de distribución. En 1971, Luís Peraino, perteneciente a la mafiosa familia Colombo, produjo la película “Garganta profunda”, consiguiendo unos ingresos de varios millones de dólares. En 1974, la Erotic Words and Pictures se expande por Europa, principalmente en Holanda e Inglaterra. En los años 80 aparecen los grabadores de vídeo domésticos, y la industria del porno experimentó un crecimiento masivo, apareciendo las que se denominaron “estrellas” del cine porno. El negocio del video fue tan grande que la elección, por parte de la industria pornográfica, del formato VHS, decantó su uso doméstico frente al Beta de la compañía Sony Betamax, que era considerablemente mejor. “El negocio de la pornografía tiene un marketing muy especial: los distribuidores envían juntamente los productos obscenos con los que no lo son, obligando así a los propietarios de cines o video clubes y 74

vendedores de revistas, a exhibir y vender dicha mercadería; y a quienes se niegan a hacerlo, no les distribuyen tampoco el material decente. Esto es una verdadera extorsión, pero así se maneja el mercado…” (Scala, 2005, p. 457). En los años 90 la industria crece con la aparición del DVD e Internet, favoreciendo este último la difusión rápida y la imposibilidad de poder regular y legislar los contenidos expuestos. Vicente Andereggen, en un informe del Instituto de Protección del Menor y la Familia publicado en 1987, explica como la industria porno comercializa la desviación sexual difundiendo el mensaje de que la promiscuidad, el sadomasoquismo, el travestismo, la pederastia, el exhibicionismo, la zoofilia y otro tipo de desviaciones sexuales y psiquiátricas, son hechos normales que pueden y deben ser tolerados. “A través del negocio de satisfacer los bajos instintos de personas depravadas y, a la vez, minar las defensas morales y racionales de muchas otras personas, para aumentar el número de clientes desviados, los pornócratas representan hoy un valioso y temible apoyo a la “multinacional de la muerte”” (Scala, 2005, p. 460). En la actualidad cada año se ruedan en los EE.UU más de 13.000 películas porno, mientras que en Europa son más de 1.500. Las productoras consiguen un 40% de beneficios por película. Según datos aportados por la revista Forbes, La pornografía mueve al año más de 60.000 millones de euros en el mundo, y más de 250 millones de personas son consumidores habituales de este producto (Clowes, 1994). La pornografía está en la raíz del aumento de la violencia sexual y su justificación. Neil Malamuth, Ed Donnerstein y Dolf Zillman, tres de los principales investigadores de la violencia sexual, han declarado que, en general: "La pornografía insensibiliza. El ver estos materiales, sean estos violentos o no, coactivos o no, aumenta experimentalmente la conducta agresiva del varón contra la mujer, y disminuye la sensibilidad, de tanto el varón como la mujer, hacia la violación sexual y hacia la situación deplorable de las víctimas. Tanto los varones como las mujeres, después de haber visto este material, creen que la mujer que ha sido víctima de una violación sexual ha sido menos perjudicada, es menos digna y hasta es responsable de su propio sufrimiento” (Clowes, 1994). También la pornografía es responsable de la degradación del matrimonio que se ha producido en las últimas décadas. Mercantiliza las relaciones humanas reduciendo el cuerpo a un simple objeto de placer. Realiza negocio con las fustraciones afectivas de personas que han salido heridas de malas 75

experiencias. Por último distorsiona el verdadero sentido de la sexualidad conyugal, como muestra del amor íntimo que se tienen los esposos.

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7. Las políticas de planificación poblacional en el siglo XX 7.1. La política poblacional estadounidense El presidente norteamericano Eisenhower, a principios de los 50, tiempo en que comienza el debate sobre la contracepción, ordenó al Gobierno de los EE. UU., mantenerse al margen de cuestión. Pero en la década siguiente, a instancias del presidente Lyndon Johnson, empezó el apoyo oficial e institucional del gobierno norteamericano a las políticas de control natal. En 1965, 17 de los Estados norteamericanos aprobaron leyes para que “las jóvenes parejas pudieran practicar la contracepción”. Luego, el presidente Johnson declaró en su mensaje sobre la salud y educación de 1966: “es esencial que todas las familias tengan acceso a la información y los servicios que permiten que se pueda elegir libremente el número y espaciamiento de los hijos, dentro de los dictados de la conciencia individual”. Tras el fracaso del programa de ayuda económica a Latinoamérica, la “Alianza para el Progreso”, promovido por el presidente Kennedy, su sucesor, Johnson, en el tristemente célebre discurso en las Naciones Unidas dijo que “actuaría sobre el hecho de que cinco dólares invertidos en control natal equivalen a cien dólares invertidos en crecimiento económico”. Esto implicó que a partir de ese momento la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID), organismo oficial de ayuda norteamericana, volcará un volumen importante de sus recursos a los programas antinatalistas. La guerra contra la población había sido declarada por los Estados Unidos, y en el propio seno de las Naciones Unidas… “Existen 3 mil millones de personas en el mundo y solamente 200 millones son nuestras. Tenemos una desventaja de 15 a 1. Si la fuerza tuviera razón, inundarían los Estados Unidos y se llevarían lo que tenemos. Nosotros tenemos lo que quieren. Es decir, el enemigo es el mundo entero y si no lo hacemos bien, se abalanzarán sobre nosotros para quitarnos lo que es nuestro” (Johnson, 1966). Apenas un año después, en 1967, se crea el Fondo de las Naciones Unidas para Actividades en Materia de Población (FNUAP) del que se nombra director al filipino Rafael M. Salas en 1969, quien le dio un fuerte impulso. En junio de 1973 ya disponía de un capital de más de 100 millones de dólares. A partir de finales de la década de los 70, el Banco Mundial (que en 1970 otorga su primer préstamo para control demográfico), dirigido entre 1968 y 1981 por Robert McNamara, unido a diversas agencias de la ONU, existentes o creadas al efecto (especialmente el FNUAP, PNUD, UNICEF, OMS y la FAO), se lanzó a las campañas mundiales de control natal. Así, por ejemplo, en el discurso inaugural como nuevo presidente del Banco Mundial, McNamara se dirigió a la Junta de Gobernadores del mismo, el 30 de septiembre de 1968 en la ciudad de 77

Washington, en estos términos: “El rápido crecimiento demográfico es una de las mayores barreras que obstaculizan el crecimiento económico y el bienestar social de nuestros Estados miembros”.

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7.2. La Unión Soviética y la teoría del vaso de agua “Donde hay un hombre hay un problema, elimina al hombre y habrás eliminado el problema”. Stalin En los años 20, el Soviet de Diputados puso de moda la teoría del vaso de agua que predicaba la libertad sexual hasta el punto de que para cada persona practicar sexo fuese tan simple y fácil como “beber un vaso de agua”. En la práctica, esto se convirtió en un atentado contra el matrimonio y la familia: el divorcio se podía obtener por cualquier razón y en cualquier momento. El aborto se declaró legal en 1926. Las relaciones prematrimoniales eran favorecidas y las relaciones sexuales fuera del matrimonio, se tenían como normales. Según esta teoría (y práctica que se imponía) una joven militante del komsomol (sección juvenil del Partido Comunista Soviético) no podía negarse a complacer las necesidades sexuales de su camarada, so pena de ser expulsada de la organización por aferrarse a “las supersticiones burguesas”... Alejandra Kollontai, colaboradora de Lenin y una de las pocas antiguas bolcheviques que sobrevivieron a Stalin, reconocía en un artículo titulado Eros con alas que el sexo libre pretendía hacer desaparecer la familia soviética, ya que las mujeres se integrarían en las tareas de producción junto con los hombres, y los niños se cuidarían en las creches, unas guarderías infantiles que el Estado iba a instalar por todas partes. De esta manera, la familia ya no sería una institución necesaria o justificable. Para Kollontai las relaciones eróticas eran inestables, si no fugaces, por lo que era necesario una “configuración en triángulo, una pareja abierta o con alguna línea de fuga”. Otra obra importante de esta autora fue La nueva moral y la clase obrera (1919) donde cuestionaba los fundamentos de la “familia burguesa” y, sobre todo, el matrimonio. Anunciaba la supresión del matrimonio civil y el desarrollo de una convivencia libre y flexible. El comisario del pueblo de justicia Stucha reducía el matrimonio a “una formalidad que acompaña unas relaciones reales de personas vivas”. Según relata el profesor Pitirim Sorokin de la Universidad de Harvard, a los pocos años, la cantidad de niños sin padres y sin hogar eran una amenaza real para el país. Millones de vidas, especialmente muchachas, eran destruidas. El divorcio y el aborto llegaron a su máximo apogeo. Los odios y conflictos producidos por esta desintegración familiar se incrementaron rápidamente, y lo mismo ocurrió con las psiconeurosis. El trabajo en las fábricas nacionalizadas se descuidó. Los resultados eran tan alarmantes que el gobierno se vio obligado a invertir su política. La propaganda del "vaso de agua" fue declarada contraria a la Revolución y en su lugar se erigió la glorificación oficial de la castidad y la santidad del matrimonio. En otras palabras, los rusos descubrieron la triste realidad de que el sexo, considerado como un apetito más, no sólo arruinaba al 79

individuo, sino que arruinaba rápidamente al mismo Estado y la sociedad. Clara Zetkin, una de las fundadoras del Partido Comunista alemán y firme defensora de los derechos de la mujer, en su obra “Recuerdos sobre Lenin” criticó duramente la política del vaso de agua. "Usted (refiriéndose a Lenin), por supuesto, conoce aquella popular teoría de que en una sociedad comunista satisfacer las necesidad sexuales sería tan simple como beber un vaso de agua ... sin embargo esta teoría se ha transformado en un estigma para muchas jovencitas y mujeres mas adultas. Sus ideólogos confirman que es profundamente marxista, gracias entonces por ese "marxismo" cuyas manifestaciones y transformaciones en la superestructura ideológica de la sociedad surgen directamente solo de una base económica... porque considero esa teoría absolutamente no marxista y además antisocial porque en la vida sexual no solo se manifiesta nuestra naturaleza sino también el aporte de nuestra vida social que puede ser tanto elevado como degradante. Engels en su obra "Orígenes de la familia" menciono que es importante que la vida sexual se desarrolle pero que, además, se refine. Las relaciones entre los sexos no son simplemente expresiones de un juego entre necesidades físicas y económicas... la sed también exige ser satisfecha pero no por eso una persona en condiciones normales se lanzara en la calle al barro a beber agua de un charco o a beber de un vaso en el que ya han bebido decenas de personas. Pero beber es un acto individual; y, el amor, algo de a dos que permite hacer aparecer a un tercero... Como comunista no siento ni la mas mínima simpatía hacia la teoría del vaso de agua aunque se la disfrace de una teoría del amor libre” (Zetkin, 1925). Los resultados de estas políticas no se hicieron esperar. Entre 1926 y 1934 el índice de fecundidad de la Unión Soviética descendió bruscamente de 5,6 a 2,9. El empeño soviético por destruir la familia “tradicional” llevó a la multiplicación de dramas sociales (abandono de hijos, divorcios, abortos, suicidios, intoxicación alcohólica, etc.). Tales consecuencias se oponían claramente al objetivo del gobierno. El matrimonio podía romperse unilateralmente mediante la declaración de uno de los cónyuges. Esto condujo a muchas mujeres a situaciones verdaderamente dramáticas al ser abandonadas con sus hijos por una simple solicitud del marido (W. Goldman, 1993). Stalin fue consciente de todo ello de modo que, en 1936, ordenó un brusco cambio legislativo: prohibición del aborto (la U.R.S.S. había sido uno de los primeros países del mundo en legalizar el aborto, en 1920) y restricción del divorcio (también había 80

sido liberalizado por las mismas fechas). El censo realizado en 1937 reveló el enorme descenso demográfico que las políticas anteriores habían producido. Hacia 1994, Stalin creó el título de Madre Heroína y la Orden de la Gloria Maternal, una condecoración que se otorgaba a aquellas madres de familias numerosas con más de 10 hijos vivos. La medalla se otorgó a casi medio millón de mujeres. Por todo ello, la fecundidad volvió a subir considerablemente hasta los 4 hijos por mujer. El sueño de Stalin era alcanzar los 170 millones de soviéticos. Este plan se revertió hacia 1956. En el plan quinquenal de reformas médicas, la Unión Soviética previó la producción de anticonceptivos y la enseñanza de métodos contraceptivos, en la perspectiva de una "promoción femenina". Las políticas soviéticas con la población sufrieron profundos altibajos según los intereses planificadores del gobierno. “La ideología para con la familia describía las fluctuaciones más bruscas: a partir de la instauración del comunismo, la familia fue combatida en tanto que institución burguesa, enemiga de la revolución y contraria a la emancipación femenina; en otras épocas, al capricho de las necesidades políticas, fue rehabilitada. De tal manera que, en función de las circunstancias, era sospechosa u honrada” (Bardet y Dupâquier, 1999. Pág. 186-187).

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7.3. Las políticas de población en China 7.3.1.

Purga y repoblamiento (1949 – 1953)

En 1949 se produce la Revolución China en la que, tras una guerra civil, el partido comunista toma el poder bajo el mando de Mao Tse Thung. Las políticas del régimen maoísta pasan por ciclos poblacionistas y antinatalistas, según el interés del momento. Después de la guerra, donde murieron más de 70 millones de personas y tras la represión posterior en la que se exterminó toda disidencia (Movimiento de las cien flores) se inicia un periodo poblacionista con incentivos a la natalidad y un fuerte control de la educación de los niños bajo los dictados de la doctrina marxista-leninista-maoista. “Se debe considerar positivo que China tenga una población numerosa. Incluso si la población de China debiese multiplicarse varias veces, podría encontrar soluciones a los problemas creados por su incremento; la solución reside en la producción... Revolución más producción pueden resolver el problema de alimentar a la población” (Mao Tse Thung. Cit.Livi Bacci, 1990, p. 174). 7.3.2.

La Revolución cultural (1953 – 1972)

Con una población de 583 millones, en 1953 se implanta en China la llamada “Revolución Cultural”. Uno de los ejes principales de la planificación comunista de Mao es la adopción de las ideas maltusianas de control de la población. El Ministerio de Salud Pública desarrolla una intensa campaña de control de los nacimientos rodeada de un gran esfuerzo propagandístico, aunque sin efectos visibles en la fecundidad. Pero la llamada "Revolución Cultural", con su "Gran Salto Adelante" sume al país en el caos. Entre 1958 y 1961 el fracaso y hundimiento de la producción agrícola se traduce en unos 20 millones de muertos de hambre y la planificación familiar se convierte en un tema secundario. Desde 1961 hasta 1972 se inicia otro periodo poblacionista en el que China aumenta de 680 millones a 900 millones de personas. Este incremento se ve potenciado por el hecho de que la revolución maoísta fue esencialmente agraria, y no industrial como en Rusia. 7.3.3.

La política del hijo único (1972 – 2011)

En 1972 se instituye una gran campaña nacional antinatalista dirigida por un grupo del Consejo de Estado. Se crean comités supervisores a todos los niveles administrativos y en varias empresas colectivas. En las áreas urbanas se añaden secciones de control de la población en las comisarías. En las áreas 82

rurales se encomienda a consejeros médicos distribuir información y anticonceptivos a la población. A mediados de los setenta, además de fijarse objetivos por unidades administrativas, también se marcan límites para las familias. El máximo aconsejable son dos hijos en las ciudades, y tres o cuatro en las zonas rurales. En China, al igual que en la India, se desarrollaron campañas coercitivas periódicas de esterilizaciones masivas. En 1976 se realizó la vasectomía y la ligadura de trompas a miles de varones y mujeres, bien por pago o bajo las presiones de importantes multas. Finalmente en 1979 se fija como objetivo el hijo único en todo el país. El objetivo general es conseguir estabilizar la población hacia el año 2000, alcanzados los 1.200 millones de habitantes. Según las proyecciones, de no tomarse medidas drásticas, la simple inercia demográfica puede conducir a crecimientos muchos mayores, que pondrían en peligro los programas de modernización de la época. Para lograrlo se combina propaganda, presión social y sanciones. El art. 49 de la Constitución china obliga a las parejas casadas a la planificación familiar. Para casarse y tener hijos es necesario un permiso de la administración, que se concede sólo para el primer embarazo, y se niega si uno de los cónyuges sufre algún tipo de enfermedad hereditaria. Después del primer hijo, la mujer está obligada a ponerse el DIU, y si se queda embarazada, es obligada a abortar. Las parejas con un sólo hijo, si se comprometen a no tener más, reciben un certificado que les proporciona beneficios como una baja de maternidad más prolongada, mejores servicios pediátricos, preferencia en la asignación de vivienda e incluso ayudas en metálico. Pero en las áreas rurales la fecundidad es mayor, y el control se vuelve omnipresente mediante brigadas de personal sanitario femenino que presionan para que los solteros retrasen el matrimonio (de hecho en 1980 se prohíbe el matrimonio antes de los 22 años en varones y los 20 años en mujeres). Los recién casados han de esperar antes de tener su primer hijo, y los que ya lo tienen se ven sometidos a exámenes y supervisión de sus prácticas anticonceptivas, con fuertes presiones hacia el aborto y la esterilización si se sobrepasa el hijo único (ha trascendido información sobre presiones conducentes incluso al infanticidio). Destrucción de la casa, total aislamiento social, a veces la muerte de los neonatos; más menudo se quitan a las familias los niños nacidos en contra de la ley y se los abandona en los orfanatos. Según las estimaciones de la US Census Bureau, en 1985 se habían practicado ya 100 millones de intervenciones forzosas, entre esterilizaciones y abortos. Cómplice de esta espantosa política demográfica ha sido la UNFPA. En 1978 esta agencia de las Naciones Unidas firmó un memorándum de colaboración con China en la que se comprometía a financiar la política coercitiva china, a 83

garantizar soportes técnicos y a gestionar la organización y el análisis de datos de todos los proyectos que se llevaran a cabo. En 1983, cuando muchas de estas terribles acciones se estaban denunciando en Occidente, la ONU decide asignar el premio para la población al ministro chino de salud Qian Xinzhong. Como presidente de la Comisión nacional de Planificación Familiar (9182-1983), Xinzhong se había encagrado de cumplir la política de “DIU después del primre parto, la esterilización después del segundo nacimiento”. Según las estadísticas oficiales, se realizaron un número récord de cirugías anticonceptivas en China en 1983, incluyendo 17,8 millones de colocaciones de DIU, 16,4 millones de ligaduras de trompas, 4,3 millones de vasectomías , y 14,4 millones inducidos abortos . En 1985 el presidente de los EE.UU. Ronald Reagan retiró la financiación a los programas de planificación familiar con que se ayudaba a China. En 1989 el bloque comunista se descompone. En el año 2002, los Estados Unidos, siendo presidente George Bush, deciden suspender las ayudas financieras a la UNFPA. En la actualidad, China dice haber abandonado oficialmente la política del hijo único, pero The New York Times reconoció que entre 2002-03 se efectuaron en el país unas 114.426 vasectomías y unos 4,6 millones de ligaduras de trompas. 7.3.4.

La estrategia de la adopción

En 1995 se emitió en España el documental "Las habitaciones de la muerte" (producido por la televisión británica Channel 4 y emitido en España por Documentos TV). El éxito de audiencia condujo a repetir varias veces su emisión, y en cada ocasión las centrales telefónicas de las cadenas emisoras se vieron colapsadas por las llamadas de personas interesadas en adoptar una niña china. Diversos gobiernos autonómicos tuvieron que habilitar oficinas especiales para informar sobre solicitudes de adopción en China. En España se considera que 1995 y 1996 son los años en que "despegó" la adopción internacional. En la actualidad el 40% de las adopciones que se realizan en el mundo provienen de China y Rusia. La población en China ha subido de 900 a 1300 millones siendo el país más habitado del planeta. Se calcula que las políticas demográficas chinas de expansión e implosión han supuesto la muerte de más de 200 millones de niños, en un auténtico genocidio sin precedentes.

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7.4. La planificación demográfica de Rumanía Mientras en el resto de Europa y América se había producido el fenómeno del baby boom (1945-1964), en los países comunistas se había favorecido el control de la fecundidad, legalizando el aborto (que se practicaba de forma gratuita y en clínicas estatales), facilitando la producción e importación de nuevos anticonceptivos, agilizado el divorcio, a la vez que se trataba de conseguir la igualdad laboral y familiar entre sexos. En el caso concreto de Rumanía, desde 1957 a 1966 había experimentado una enorme disminución de la natalidad. Tras varias décadas de políticas neomalthusianas en Rumanía el dictador Nicolai Ceaucescu decidió que el país había errado en las políticas que afectaban a la evolución demográfica. El descenso de la fecundidad rumana fue interpretado como una catástrofe nacional, y en 1966 se inició una campaña natalista intensa y coercitiva, con medidas radicalmente opuestas a las anteriores. Algunas de las más llamativas fueron las siguientes: · Prohibición de los anticonceptivos, que no podían fabricarse, ni importarse desde otros países · Prohibición del aborto para todas las mujeres con menos de cuatro hijos o menos de 45 años ·

Obligación de exámenes ginecológicos mensuales que detectasen cualquier intento de impedir el embarazo (se llegó al extremo de implantarlos en las propias empresas donde hubiese trabajadoras).

· Se instituye un impuesto sobre los solteros y las parejas sin hijos. · Los médicos abortistas se arriesgan a penas de doce años de cárcel y a la prohibición del ejercicio de la medicina. El propósito del dictador era simple: fortalecer la economía rumana incrementando su población. El Partido Comunista se marcó como objetivo alcanzar para el año 2000 una población de 30 millones de habitantes. En un año, sus políticas tuvieron éxito, y la tasa de natalidad se incrementó sustancialmente. El efecto súbito de esta política fue la transición de una tasa de natalidad de un 14,3% en 1966 a un 27,4% en 1967. Entre los años 1972 y 1985, nuevas decretos modificaron las condiciones para practicar el aborto legal. Los niños nacidos durante este período, especialmente entre 1966 y 1972, son apodados los decreţei (decretados), y tuvieron que soportar servicios públicos abarrotados porque el estado no estuvo preparado para el aumento súbito. Esta política fue revertida en 1989, después de la Revolución Rumana en la que 85

cayó la dictadura comunista. Desde ese tiempo, el aborto ha sido legal en Rumania.

Figura 11: a) Imagen del dictador rumano Ceaucescu. b) Gráfica que muestra en color rojo la evolución de la natalidad rumana (número de hijos por mujer). En verde se indica el promedio de cinco países de Europa del este. Obsérvese como entre 1966 y 1967 se produce un brusco aumento por acción directa del “decreto”.

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8.  El impacto de la revolución sexual (1960-1974) Desde Platón hasta el siglo XX el Eros era considerado como “el deseo del otro”. El amor en pareja se sostenía por el deseo mutuo de vivir juntos. El Cristianismo enriqueció este concepto del amor con el Ágape: Amor como entrega y deseo del bien para el otro. Las revueltas del Mayo del 68 y la exaltación de la contracultura suponen la ruptura oficial de esta concepción del amor como donación y entrega. El amor se convierte en un simple placer, y el “otro” (ser amado) desaparece siendo sustituido por “uno mismo” (narcisismo, autoerotismo). A partir de 1960, con la invención de la píldora anticonceptiva, y la influencia de las ideas de Wilhelm Reich y Alfred Kinsey, se va a producir la denominada Revolución sexual en la que se pueden distinguir dos fases. En la primera revolución sexual se produce el cambio semántico, ético y ontológico del Eros. El amor se transformó en puro placer instintivo. El altruismo del Eros fue sustituido por el egoísmo narcisista. Se busca la satisfacción del cuerpo a cualquier precio. La implantación de la píldora anticonceptiva en la sociedad origina la desvinculación entre sexo y procreación, y el divorcio entre libertad y responsabilidad. Las reivindicaciones sociales que pedían un salario justo, un trabajo digno y una seguridad laboral, son reemplazadas por otro tipo de reivindicaciones sociales: amor libre, divorcio, contracepción y aborto. Los historiadores reconocen que en este periodo la política se sexualiza. El Estado de Bienestar y la Sociedad de consumo creados por economistas como Keynes y Kingsley, y llevados a la práctica por el presidente norteamericano Roosevelt habían generado en la gente una sensación de hastío y vacío y una conciencia rebelde y transgresora por traspasar los límites y realizar lo prohibido. En la segunda fase, el fin del Eros conduce a la violencia unida al sexo. La liberación sexual de la mujer condujo a su desprotección. Al desaparecer el cuidado maternal y la procreación unida al sexo, la mujer se convierte en objeto sexual y en mercancía para la pornografía. La consecuencia es clara; si la mujer no es virgen o madre, se convierte en prostituta: puro artículo sexual. Se produce la muerte del sexo y el nacimiento del género (eres lo que tú quieras ser). Se pasa del utopismo (deseo de hacer un mundo mejor), al hedonismo (deseo de buscar el placer para sí mismo). El sexo se politiza lo cual traerá graves consecuencias: ·

La relación sexual más íntima se convierte en espacio político, lo que 87

posibilita al poder público intervenir en el ámbito de lo privado y personal. El poder no te va a decir con quien puedes o no puedes acostarte, pero si te va a decir que lo que puedes o no puedes hacer en la intimidad. · El sexo se convierte en un instrumento de poder para transformar la sociedad. ·

La ideología de género establece que la relación entre un varón y una mujer es una construcción social y por lo tanto no natural. Existirían, por tanto, múltiples modalidades y combinaciones relacionales.

·

Se pretende crear una sociedad en la que no existen diferencias sexuales, sino tan sólo géneros y orientaciones sexuales.

·

La estrategia de acción pasa por destruir todo tipo de relación sexual permanente y perdurable como es la familia y el matrimonio. En este sentido se han seguido dos líneas de acción: Desde 1968 hasta 1995, la estrategia era destruir la familia tradicional para imponer la llamada “familia liberal”, un prototipo de estructura de convivencia familiar que no impone criterios o pautas de acción en la educación de los hijos (laissez faire). A partir de 1995 la estrategia cambia y ahora se intenta denominar “familia” a cualquier tipo de convivencia entre dos o más humanos.

La segunda revolución sexual transforma el sexo en política y el erotismo en narcisismo. En el fondo subyace una concepción antropológica del ser humano como un individuo aislado y egoísta sujeto a la satisfacción consumista de sus propios intereses y deseos. La ciencia y la sociedad de consumo se convierten en el genio de la lámpara, dispuestos a conceder todos los deseos que se le antojen al individuo. Deseos que al final generan en el hombre hastío, vacío y desencanto. En este sentido la ideología de género es una traición al verdadero socialismo basado en la idea de solidaridad. El cambio que propone el feminismo radical de género no es superficial, sino profundo y esencial. Afecta al comportamiento sexual de las personas, al control de la reproducción, al concepto y a la función de la maternidad, a la destrucción del matrimonio y, finalmente a la desaparición de la familia. Este feminismo de género se presenta con cara amable en un momento en el que la mujer, el matrimonio y la familia se enfrentan a graves problemas: trabajo fuera del hogar, compatibilidad de las tareas domésticas, presión económica y creciente competitividad, violencia doméstica, crisis de la paternidad, desaparición de la infancia…

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8.1. Los ideólogos de la revolución sexual 8.1.1.

Wilhelm Reich y la “represión sexual”

La doctrina de Freud se basa en un pansexualismo en el que toda la realidad humana, la individual y la social, se halla gobernada por la dimensión sexual. Freud explica al ser humano como un animal puramente biológico dominado por la libido, una fuerza vital que se hallaría reprimida por el subconsciente. En su opinión la sociedad y la civilización, solo son posibles mediante la represión o la sublimación del instinto sexual, porque si se le diera rienda suelta al eros sexual, se liberaría otra pulsión instintiva, aún más fuerte encerrada en el subconsciente que es el tánatos o deseo de matar. Wilhelm Reich postulará exactamente lo contrario que Freud. Para él la represión de la sexualidad es el origen de todos los males. En su opinión las pulsiones biológicas son buenas y la represión impuesta por la sociedad es la causa de las neurosis. En particular la represión realizada por el Estado capitalista autoritario, la moral de la Iglesia, los modelos educativos basados en la disciplina, el trabajo alienante y la familia patriarcal serían el origen de todos los males. Especial incapié hará sobre este último aspecto, por ser la familia la que rige la formación del carácter humano. Para Reich, si se destruye la familia patriarcal-monogámica a través de una revolución política, cultural y sexual, se instaurará la espontaneidad en vez de la represión, y la felicidad volverá a la sociedad. “Destrúyase la represión sexual y reencontraremos al hombre natural, que es inmediata y espontáneamente sociable” (Reich, 1962). Las claves del pensamiento de Reich son: · Abolición de la familia: “la familia suprime la sexualidad de los individuos, la sociedad capitalista utiliza a la familia para producir una personalidad autoritaria o sumisa, ambas están unidas de raíz”. ·

Abolición del matrimonio: “la monogamia destruye la felicidad y hace imposible el goce sexual; ambas cosas en el matrimonio se ven reemplazadas por una relación hijos-padres y una esclavitud mutua, que en síntesis, constituyen un incesto enmascarado”.

·

“Liberación” sexual de la infancia.

·

La liberación del instinto sexual lleva al fin de la violencia. Según Reich, Belus será sustituido por Eros. “Haz el amor y no la guerra”.

8.1.2.

Kinsey y los “desahogos sexuales” 89

Alfred Kinsey (1894-1956), fue un biólogo norteamericano y está considerado como otro de los padres de la "revolución sexual". En los años 50 publicó dos trabajos sobre el comportamiento sexual humano, fruto de una serie de entrevistas a más de 10.000 personas en diversos estados de EE.UU. donde se les preguntaba de una manera informal y “desinhibida” sobre sus costumbres sexuales desde las más comunes, hasta las más perversas. Kinsey publicó dos trabajos sobre la sexualidad: El comportamiento sexual del hombre (1948), y El comportamiento sexual de la mujer (1953). En sus informes describía el comportamiento sexual humano como si fuese un simple observador científico neutral, y nunca distinguía entre lo normal y lo anormal, lo natural y lo antinatural, lo bueno y lo malo. “Dado que todo tipo de actos sexuales hasta entonces considerados como tabúes, en realidad se producen con mucha más frecuencia de lo que se pensaba, esos actos no pueden ser considerados como anormales, porque cualquier cosa que con frecuencia se produce debe ser algo normal” (Kinsey, 1948). De esta manera estableció el perverso principio en virtud del cual, lo que es frecuente es normal, y lo normal debe también ser natural. “La ciencia, por tanto, puede librarnos de los prejuicios irracionales de las generaciones precedentes, puesto que no existe razón científica para considerar determinados tipos de actividad sexual, en sus orígenes biológicos, como intrínsecamente normales o anormales” (Kinsey, 1948). Kinsey, defendió que todos los comportamientos sexuales que se consideran desviados son normales. Por contra afirmó que la heterosexualidad era anormal y que esta era el resultado de inhibiciones culturales y de condicionamientos sociales. Kinsey creía que los cristianos habían heredado la aproximación casi paranoide del comportamiento sexual de los judíos. Algunas de sus conclusiones fueron: La sexualidad es incontrolable, el matrimonio es parte de un condicionamiento social, el sexo fuera del matrimonio es normal y saludable, las familias son innecesarias, el incesto y sexo entre niños y adultos son normales, las relaciones sexuales con animales son naturales. “Está comprobado que los contactos humanos con animales de otras especies han sido conocidos desde los albores de la historia y no son infrecuentes en nuestra propia cultura, por lo que hay que considerarlos como naturales” (Kinsey. Cit. Marco y Wiker, 2007, p. 257).

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Figura 12: a) Wilhelm Reich difundió en su obra todas aquellas patologías sexuales enfermizas que le obsesionaban. b) Entomólogo de profesión, Kinsey publicó dos obras en las que pretendía hacer ver como normales las desviaciones sexuales. c) Herbert Marcuse transformó la utopía socialista por un discurso hedonista. La sociedad sin clases deja paso a una sociedad sin represiones sexuales.

Después de 40 años, en los cuales se los estadounidenses habían dado credibilidad absoluta a dichos datos, con las terribles consecuencias que conllevaron para la sociedad a nivel moral e intelectual, científicos de varios países junto con el F.B.I. demostraron el fraude de tales estudios y el poco rigor científico en los mismos. Los datos habían sido estadísticamente manipulados porque la muestra era manifiestamente sesgada. De las 10.000 entrevistas realizadas, un número importante habían sido hechas a presos, exhibicionistas, pedófilos y vejadores sexuales, tratando de buscar unos determinados resultados. Peor fue cuando se desveló lo perverso de la metodología que empleó el equipo de Kinsey, quienes habían acumulado grabaciones de sesiones en las que realizan vejaciones y estimulación sexual de adultos y niños de meses. 8.1.3.

Marcuse y el freudomarxismo

Herbert Marcuse (1898, 1979) fue un pensador que trató de adaptar y fusionar el freudismo con el marxismo alcanzando gran notoriedad hacia el final de la década de los sesenta. En su obra Eros y civilización (1955), propugna una total liberación sexual y niega cualquier principio trascendente que pueda fundamentar las manifestaciones espirituales de la vida humana -el amor entre ellas- y el fin que le es propio. Todo en Marcuse se reduce a la satisfacción de las necesidades animales. Para Marcuse, "las nociones freudianas de felicidad y libertad son eminentemente críticas, en cuanto que son materialistas y protestan contra la espiritualización del deseo" (cit. Cases et al., 1982); por eso no es concebible que pueda haber 91

un amor espiritual: la única forma de amor es la sexual, y solamente con la completa libertad sexual podrá el hombre ser feliz. Así queda reducido el hombre a su pura animalidad. De todas maneras, ante la perspectiva que ofrece esta plena libertad, que sugiere una sociedad de maníacos sexuales, Marcuse se apresura a decir que esta libertad conseguiría transformar la misma libido. La civilización con que Marcuse sueña es una civilización absolutamente erotizada en la que no tiene cabida ningún atisbo de amor espiritual. El intento de Marcuse carece de interés científico, pero muestra muy bien las consecuencias lógicas del materialismo marxista y freudiano cuando concibe al hombre como un simple momento del materialismo dialéctico para satisfacer las necesidades materiales. En consecuencia, Marcuse, siguiendo a Freud, se propone conseguir que el hombre despliegue su animalidad sin ningún freno, como expresión de la liberación humana y como meta suprema de la vida. Marcuse fue el ideólogo de la revolución estudiantil del 68 en sus aspectos sociales y culturales. Marcuse elaboró la síntesis entre la razón económica de Marx y el inconsciente de Freud. Fueron sus seguidores feministas, Green, Millet y Firestone, entre otras, las que propagaron con más eficacia sus teorías en torno a la revolución sexual. A partir de ellas, la izquierda cambió el discurso utópico, fundado en la crítica económico-social, por el discurso hedonista, basado en la crítica represiva de la sociedad. La agenda política de la izquierda pasó de las reivindicaciones sociales y económicas a las reivindicaciones permisivas en torno al comportamiento sexual. La revolución para Marcuse y para la nueva izquierda, es por definición una estrategia utópica, y tiene por objeto conseguir un nuevo paraíso en la tierra: la sociedad sin clases, sin trabajo alineado e inhibida de cualquier represión instintiva en un mundo feliz de pleno goce sexual. En una conferencia pronunciada en el año 1974 titulada Marxismo y feminismo afirmaba que las cualidades de las mujeres son las propias de eros, y por tanto las opuestas a los principios que estructuran la sociedad patriarcal y capitalista. Marcuse veía en la sexualidad femenina reprimida, el motor de un cambio social futuro: el eros femenino traería la Nueva sociedad. En 1968 murió el sueño utópico que había sido una constante en la izquierda. Surgía una nueva izquierda radical consolidada de manos del feminismo, y nacía en el corazón de una sociedad opulenta, obesa de consumo, en el que el Estado del Bienestar satisfacía las nuevas necesidades anteriormente reprimidas. En la nueva sociedad de la opulencia deja de tener sentido la utopía, tan sólo cobra sentido el deseo de placer. La nueva izquierda, y con ella el feminismo radical, acabó con el utopismo instaurando el hedonismo como objetivo: “La sociedad 92

del goce, el juego y la automatización cibernética”. “Creo que sobre esto estamos todos de acuerdo, incluso con nuestros enemigos. Apenas hay hoy, ni en la misma economía burguesa, un científico o investigador digno de ser tomado en serio, que se atreva a negar que con las fuerzas productivas técnicamente disponibles, ya hoy es posible la eliminación material e intelectual del hambre y la miseria, y que lo que ocurre ha de atribuirse a la organización sociopolítica de la tierra… por eso podemos decir que hemos alcanzado el final de la utopía” (Marcuse, 1967. Cit. Trillo-Figueroa, 2007, p. 101). La vieja izquierda se quedó con el hambre del Tercer Mundo, y en el “socialismo o muerte” del malecón. El pensamiento del 68 trajo pacíficamente el capitalismo salvaje.

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8.2. La invención de la píldora anticonceptiva Una vez formulados los principios teóricos de la revolución sexual (Reich, Kinsey y Marcuse); una vez encontrados los medios financieros (Rockefeller, Ford, Playboy, etc.), y definidas las motivaciones (control de la población) solo había encontrar un medio rápido y efectivo para poder obtener placeres sexuales sin temor al “molesto riesgo” de quedarse embarazada. A inicios del año 1951, Margaret Sanger conoce en una cena al doctor Gregory Pincus, bajo la invitación de Abraham Stone. Pincus había estado trabajando en los años 30 con sistemas de fecundación in vitro con conejos. La cena sirvió para que la asociación Planned Parenthood Federation of America (PPFA) se comprometiese a financiar una investigación para encontrar y producir un anticonceptivo hormonal para uso masivo en las mujeres. Pincus comenzó a trabajar inicialmente con el doctor Min Chueh Chang y luego con el doctor John Rock. El recorrido de la investigación no fue fácil y hubo momentos de freno o de aceleración, en gran parte financieros. Fue entonces cuando Margaret Sanger buscó apoyo en la multimillonaria Katharine McCormick quien se comprometió a financiar completamente el proyecto. De esta menera Sanger consiguió que Pincus estableciese contacto con otros investigadores que también habían llevado a cabo diversos estudios sobre la manera para detener la ovulación de la mujer. Los primeros resultados permitieron elaborar una píldora en 1955, que luego recibió el nombre comercial de Enovid. La píldora se basaba en una explosiva combinación estro-progestínica, en la que se mezclaban mestranol (150 microgramos) y norethynodrel (10 miligramos), aunque luego las cantidades de ambas sustancias fueron rebajadas. Tal combinación controlaba la producción de algunas hormonas femeninas hasta el punto de provocar en los ovarios una peligrosa situación de bloqueo. La obstrucción del ciclo natural de las hormonas impedía la ovulación, y así la mujer permanecía temporalmente en situación de esterilidad. Del laboratorio se pasó en seguida a la fase de experimentación sobre mujeres. Los experimentos se iniciaron en 1956 en Puerto Rico con más de 1300 mujeres, y el año siguiente en Haití y en Ciudad de México. El mismo Dr. John Rock probó el medicamento con pacientes suyas en Brookline (Massachussets). Fue sobre todo en Puerto Rico donde se notaron los efectos negativos de la píldora entre las mujeres que participaron en los diferentes experimentos. Pero ello no fue suficiente para detener la fuerza de la propaganda, que lanzó a la 94

prensa la idea de que la píldora Enovid era un anticonceptivo eficaz e inocuo. En un ambiente de presiones y de expectativas crecientes, la “Food and Drug Administration” (el organismo de Estados Unidos que da los permisos necesarios para vender y usar productos farmacéuticos) dio en 1957 luz verde al uso de Enovid, no como anticonceptivo, sino como fármaco para regular la menstruación. La tarea de reclutar cobayas portorriqueñas recayó finalmente en la Dra. Edris Rice-Wray y en una misionera que trabajaba en uno de los hospitales protestantes del país, Adeline Pendleton Satterthwaite. Finalmente, la Dra. RiceWray eligió un local en un barrio de chabolas en un suburbio de San Juan y reclutó a cien mujeres. Pero los resultados no fueron prometedores. El 11 de junio de 1956 escribió a Pincus: "Hemos tenido problemas con algunas pacientes que han dejado de tomar la pastilla. En unos pocos casos han tenido náuseas, vértigo, dolores de cabeza y vómitos. Estas pocas han rehusado continuar con el programa. Dos han sido esterilizadas" (cit. Aceprensa, 2003). Abandonaron treinta de las cien mujeres que iniciaron el experimento. Nueve meses después del comienzo de los ensayos, Edris Rice-Wray entregó su informe, en el que resumía los resultados obtenidos hasta el 31 de diciembre de 1956. Habían tomado la píldora 221 mujeres; la tasa de abandono sobrepasaba el 50%; el 17% habían sufrido efectos secundarios negativos. Los síntomas más frecuentes eran vértigo, náuseas y dolores de cabeza. Varias mujeres fallecieron de problemas cardiovasculares, pero los promotores del experimento achacaron su muerte a la desnutrición que padecían. Sin embargo, Pincus y Rock no atendieron a los efectos adversos que expuso el Dr. Rice-Wray y la píldora se colocó en el mercado. En 1960, después de las pruebas peor llevadas y menos rigurosas que se hayan hecho nunca con un fármaco aprobado por la Food and Drug Administration, se autorizó el uso de Enovid como anticonceptivo en Estados Unidos. De este modo, se iniciaba una revolución que iba a incidir profundamente en la vida de millones de mujeres de todo el planeta.

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8.3. El Mayo del 68 En los años 60 la canción de los Beatles “All you need is love” (todo lo que necesitas es amor) era una declaración de principios de la nueva juventud que se estaba gestando. A pesar de la semilla narcisista sembrada por el nuevo orden, la palabra clave en aquellos años era love. En 1967 la juventud fue convocada desde California a vivir el verano del amor. San Francisco recibió a más de 100.000 jóvenes; todos ellos, como reclamaba la canción de Scout MacKenzie, con flores pacifistas en la cabeza. Por todas partes se mezclaron el sexo, el alcohol, la marihuana y las flores. Pareciera que el advenimiento de Dionisios y Eros anunciado por los filósofos vitalistas se estuviera cumpliendo. Efectivamente, el problema fue que pronto el concepto de Eros perdió su sentido original de amor, de deseo de otro, y pasó a tener el significado, dado por el pensamiento del 68, de sexo placentero. No por casualidad al coito se le llamó “hacer el amor” como si de una producción mecánico-industrial se tratara. El nuevo paraíso tan sólo se realizó en el mundo de la “comuna” pacífica y marginal, cutre y alucinógena de los hippies. Algunos terminaron en la cuneta hartos de heroína, y otros hastiados de sexo, placer satisfecho y miseria. Pero la mayoría de ellos, al igual que el resto de la sociedad posmoderna surgida del 68, se hartó de consumo, de satisfacción hedonista y en muchos casos de una nueva moral sexual que cambió totalmente el sentido del sexo y el amor en la sociedad Occidental. Uno de los grandes problemas de la sociedad de la abundancia actual es el hastío, la hartura que conduce al aburrimiento. Algo de esto sucedió con el exceso de sexo que no trajo mayor felicidad, sino más insatisfacción. El pensamiento del 68 secuestra la palabra eros, para convertirla en pura sensación placentera y solipsista. Es el placer al margen de la pareja. Surge la sexualidad de la trasgresión; es decir, la valorización de las prácticas calificadas de perversas. Michael Foucault, en su primer libro de éxito Historia de la locura (1961), se manifiesta a favor de una libido sádica, a la que no considera “una deformación producida por la organización social explotadora, sino, por el contrario, expresión pura de la naturaleza que, al igual que la locura, posee la capacidad de hacer añicos una razón represora tambaleante” (Cit. Puleo, 1992, p. 135-137). El sadomasoquismo, la pornografía, la violencia en el sexo fueron el resultado práctico en el que derivó la civilización erótica del freudomarxismo. El pensador francés Alain Touraine comentaba que no es mera casualidad que la liberación de la mujer y de la pornografía se hayan desarrollado al mismo tiempo, “puesto que un mundo dominado, pero también protegido, se ha abierto bruscamente, al igual que un país en el cual desembarcan colonizadores” (Touraine, 1980). 96



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9. El neocolonialismo (1974-1994) El año 1974 es el punto de inflexión para la contracepción, iniciándose lo que hoy denominamos “la guerra contra la población” (Kasun, 1993). La misma deja de ser un asunto de instituciones particulares, o de algunos gobiernos, para politizarse al máximo nivel e internacionalizarse. El control de natalidad pasa a ser uno de los ejes principales en la política exterior de los países desarrollados, en especial de los EE.UU., y se empieza a imponer de forma compulsiva a los países en vías de desarrollo, a través de organismos transnacionales. A partir de esa fecha, los fondos dedicados al control de la natalidad aumentan de forma exponencial. Este punto de inflexión es el resultado de cuatro hechos fundamentales: · La publicación de la llamada “literatura del apocalipsis”. Obras como “La bomba demográfica” de Paul Ehrlich (1968) y “Los límites del crecimiento” del Club de Roma (1972) ayudan a crear el mito de la Superpoblación. · En 1973 la Corte Suprema de los EE.UU. dicta su inhumano fallo en el caso “Roe vs. Wade” por el que se legaliza el aborto en todo el territorio norteamericano. · En 1974 se celebra la IV Conferencia de Población de Bucarest, siendo la primera de carácter político en la que se plantea por vez primera el control de natalidad como medida para el conseguir el progreso y desarrollo de los países. ·

Henry Kissinger elabora el informe Memorandum 200 por orden del presidente Nixon en el que expone la necesidad de invertir en control de natalidad en el tercer mundo para asegurarse la supremacía sobre las materias primas de este.

Esta ideología neomalthusiana creada de los gabinetes de las oficinas estatales y exportada a los países en vías de desarrollo se convertirá en el arma más pérfida que empleará los países ricos en la confrontación silenciosa neocolonialista contra el Tercer Mundo. Expertos como Michael Schooyans, de la universidad de Lovaina (Bélgica), han subrayado que el origen de la imposición del “control de natalidad” en los países pobres radica en realidad en que la “población de éstos representa el 80 por ciento de la población mundial y las naciones ricas han empezado a verlos como una amenaza para su seguridad” (Schooyans, 1991).

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9.1. El Informe Rockefeller El 18 de Julio de 1969, Richard Nixon dirigió al Congreso su “Mensaje especial para el Congreso sobre Problemas de Crecimiento de la Población“, en el que declaró que: “Durante algún tiempo, el crecimiento de la población ha sido visto como un problema de los países en vías de desarrollo. Sólo recientemente la presión demográfica se ha manifestado como un problema para los países industrialmente avanzados (…) Es por todos estos motivos que hoy propongo la creación, por parte del Congreso, de una Comision sobre el Crecimiento de la Poblacion y el Futuro de America. El Congreso debería de otorgar a dicha Comisión la responsabilidad de investigar y hacer recomendaciones sobre tres áreas específicas: Primero, el curso probable del crecimiento de la población, las migraciones internas y los desarrollos demográficos desde ahora hasta el año 2000. Segundo, los recursos en el sector público de la economía que se requieran para abordar el crecimiento de población anticipado. Tercero, modos en que el crecimiento de población puede afectar a las actividades del Gobierno Federal y de los gobiernos locales”. “Uno de los retos más serios del destino humano en el último tercio de este siglo será el crecimiento de la población. Que la respuesta del hombre a este desafío sea digna de orgullo o de desesperanza en el año 2000, dependerá mucho de lo que hagamos hoy en día. Si ahora comenzamos nuestro trabajo de la forma adecuada, y seguimos prestando considerable atención y energía a este problema, entonces la humanidad será capaz de superar este reto como ha superado otros muchos a lo largo de la civilización” (Nixon, 1969). Dicha Comisión se creó y estuvo encabezada y presidida por John D. Rockefeller III quien en 1972 presentó el informe final en estos términos: “Tengo el honor de transmitir para su consideración el Informe Final que contiene los resultados y recomendaciones de la Comisión sobre el Crecimiento de la Población y el Futuro de América, Sec.8, PL 91-213.” “Después de dos años de concentrado esfuerzo, hemos concluido que, a largo plazo, no se obtendrán substanciales beneficios del continuo crecimiento de la población de la Nación, por el contrario, la gradual estabilización de nuestra población a través de métodos voluntarios, contribuiría significativamente a la capacidad de la Nación de resolver sus 99

problemas” (John D. Rockefeller 3rd. Marzo 27, 1972). Rockefeller vio en la Iglesia Católica el principal enemigo contra las estrategias neocolonialistas. En el informe global 2000 se expone el porqué de esta decisión: “El informe Rockefeller señalaba como causa fundamental del peligro para la plena consecución de sus planes de reducción forzada de la población a la Iglesia Católica “que educa a los pueblos, les da cultura, les hace pensar y les anuncia la inalienable dignidad de los hombres”” (cit. Sandalio, 2004). Justo en 1969 la ONU crea una agencia específicamente destinada a la cuestión demográfica UNFPA (United Nations Fund for Population Activities). Preocupada en programas de control de la natalidad, miles de “familiy planning workers” bien adiestrados recorren las zonas rurales de más de 140 países, concentrando inicialmente sus esfuerzos en el DIU y la vasectomía, métodos que se consideraban sencillos y seguros. Pero a partir de los años setenta cambia la consigna con el objetivo de privilegiar la píldora, promocionada por las multinacionales farmacéuticas. Países como Bangladesh son literalmente inundados (“Inundation Program”) de anticonceptivos orales distribuidos gratuitamente o casi. Otro de los objetivos consiste en implantar la esterilización femenina, como los casos de la India, Perú, etc. Con un presupuesto de unos seis mil millones de dólares, cabría preguntarse si todos estos proyectos de carácter antinatalista, han ayudado al verdadero desarrollo y el bienestar de estos países o por el contrario han sido unas cantidades que han sido indirectamente sustraídas de la ayuda alimenticia, sanitaria, infraestructuras, etc.

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9.2. El origen del mito de la “Superpoblación” El 30 de septiembre de 1968 el presidente del Banco Mundial Robert McNamara se dirigió a la Junta de Gobernadores del mismo en la ciudad de Washington, para anunciar cual iba a ser la política que en adelante se consideraría prioritaria en las agencias de las Naciones Unidas: El control de la población. Para justificar estas políticas se publicaron en los años siguientes varios libros que, pese a no tener ningún rigor científico y ser absolutamente sensacionalistas, tuvieron una enorme difusión. Estos textos difundieron en el inconsciente colectivo las falsas ideas de un terrible exceso de la población mundial y la proximidad de un colapso universal. Era el nacimiento del mito de la superpoblación. 9.2.1.

El Catastrofismo Neomalthusiano

Al crecimiento poblacional se le empieza a asociar la crisis ambiental, de tal manera que el neomaltusianismo empieza a hablar de “catástrofe planetaria”. Varios serán los autores que empezarán a publicar textos alarmistas sobre la degradación del medioambiente causada principalmente por la superpoblación y que propongan como única solución a estos males, el control de la población. En 1948 Fairfiled Osborn publica “Nuestro planeta saqueado” (Our plundered planet) y “Los límites de la Tierra” (The limits of the Earth). “Vivimos sometidos al imperio de un principio independiente del tiempo, que ejerce su influencia implacable y universalmente. Este principio está estrechamente relacionado con la ley de oferta y la demanda. Se expresa en una simple razón, en la que uno de los términos sería los recursos de la tierra y el otro sería el número de habitantes. Mientras que el primero es relativamente fijo y está sólo parcialmente sujeto al poder del hombre, el otro es cambiante y puede determinarlo el hombre en buena medida, si es que no del todo. Si somos ciegos para ver esta ley, o si nos engañamos subestimando su poder, podemos estar seguros de una cosa: el género humano pasará por un período de crecientes penalidades; de conflictos y de tinieblas” (Osborn, 1956). En 1955, Alan Gregg, de la Fundación Rockefeller, describió, por primera vez, el género humano como un “crecimiento cancerígeno” sobre el planeta Tierra que podría con el tiempo destruirlo: “La superpoblación es un cáncer; nunca he oído que un cáncer se curara alimentándolo”. En 1960, Raymond B. Cowles propuso que los gobiernos dieran una “bonificación para no tener hijos” a aquellas parejas que decidieran no procrear. Esta idea fue elaborada en 1964 por Kenneth E. Boulding en una “licencia comercializable para los bebés”. La unidad para tal licencia sería un “deciniño”, 101

y una acumulación de diez de estas unidades, bien por compra, herencia o donación, permitiría a una mujer tener un hijo legal. En 1967, William y Paul Paddock llegaron incluso más lejos y propusieron un sistema de “triaje”, que cancelaría todos los envíos de alimentos estadounidenses a aquellos países que se negasen a controlar su “superpoblación”. Ya que “no podían ser salvados”, deberían simplemente ser abandonados a morir, lo más pronto posible. “Si no hay suficiente comida para alimentar el excesivo número de gente (los pobres, las masas) ellos deben ser lanzados fuera de la borda (asesinados por guerras o epidemias). Estos “razonamientos” proveen una justificación para controlar la curva del crecimiento poblacional y la destrucción del exceso de población por cualquier medio, incluyendo las guerras, los genocidios, las epidemias, las hambrunas, las depresiones económicas y hasta el terrorismo” (Cit. Pearce y Turner, 1995). K.E. Boulding se dio a conocer en la economía ecológica con su ensayo “The Economics of the Coming Spaceship Earth” publicado en 1966. En esta obra el autor presenta al planeta Tierra como una “nave espacial” que parte a realizar un largo viaje, en donde sólo tendría como única fuente de energía externa la energía solar. La nave tendría unas existencias de recursos dependiendo de su capacidad para almacenar elementos antes de partir, pero, a medida que disminuyan los víveres, también lo haría la esperanza de vida para aquellos que están a bordo de la nave, de no ser, claro está, que encuentren algún modo de reciclar el agua y los materiales, y de generar fuentes de alimento. El modelo de Boulding parte de una premisa falsa ya que presenta la Tierra como un sistema económico cerrado. 9.2.2.

Paul Ehrlich y la bomba demográfica (1968)

El principal impulso al catastrofismo neomalthusiano lo dio el entomólogo Paul R. Ehrlich de la Universidad de Stanford, quien en 1968 publicó The population Bomb (La bomba demográfica), obra que fue un éxito de ventas. En el mismo prólogo se adelanta la visión pesimista del libro. "La batalla para alimentar a toda la humanidad se ha acabado [...] En la década de los 70 y 80, centenares de millones de personas se morirán de hambre a pesar de cualquier programa de choque que se emprenda ahora. A estas alturas nada puede impedir un sustancial incremento en la tasa de mortalidad mundial, aunque muchas vidas podrían ser salvadas mediante drásticos programas para ampliar la capacidad de la tierra incrementando la producción alimentaria y distribuyendo más equitativamente el alimento disponible. Pero estos programas sólo proporcionaran un aplazamiento a menos que se acompañen con esfuerzos decididos y exitosos de control 102

de la población” (Erhilch, 1968. Prólogo). A lo largo de las siguientes doscientas páginas Ehrlich hacía predicciones tan atrevidamente maltusianas como que “un mínimo de diez millones de personas, en su mayoría niños, se morirán de hambre durante cada año de la década de los sesenta. Pero este es un mero puñado comparado con los números que se morirán de hambre antes del fin de siglo”. Ehrlich llega a comparar el aumento de población como una metástasis de niveles planetarios: “Un cáncer es una multiplicación descontrolada de células; la explosión demográfica es una multiplicación descontrolada de personas… Debemos redirigir nuestros esfuerzos a cortar el cáncer de raíz” (Ehrlich, 1968. Cit. Sánchez, 2008, p.169). Como solución Ehrlich se apresuró a ofrecer ideas de control demográfico coercitivas, aunque reconocía que no eran propias sino sugeridas por colegas suyos. Entre estas medidas proponía la adición de sustancias anticonceptivas en toda la comida vendida en los Estados Unidos, gravar con impuestos de lujo los ajuares para niños, las cunas, los pañales, los juguetes caros… y otorgar “premios a la responsabilidad” para las parejas que se abstuvieran de tener hijos o para los varones que se hicieran vasectomías. Todo ello controlado por el Estado a través de lo que llamó Agencia Federal de la Población y el Medio Ambiente. “Así y todo, a aquellos que dicen que el gobierno no podrá nunca inmiscuirse en asuntos tan privados como el número de hijos que una pareja produce, puede que les espere una sorpresa desagradable. No Hay ningún “derecho” sagrado a tener hijos. El argumento de que el tamaño de la familia es asunto de Dios y no asunto del gobierno será presentado sin duda, de la misma manera que fue presentado en contra de la prohibición de la poligamia. Sin embargo el gobierno le dice a cada cual cuantos maridos o esposas puede tener y te mete en la cárcel si te pasas de la raya”. (Erlich y Harriman, 1971, p. 33). La Bomba demográfica se escribió a petición de David Brower, director ejecutivo de la asociación conservacionista estadounidense, Sierra Club. Hasta entonces Ehrlich solo había escrito unas pequeñas publicaciones sobre insectos, y un artículo en el New Scientist (1967) sobre el exceso de población. Al leer la obra de Ehrlich se ve claramente que carece de rigor científico. Nada se demuestra, tan solo se presentan conjeturas que se presentan como pesimistas pronósticos, que se han de cumplir en un futuro cercano. Pero a medida que se han ido acercando las fechas del “desastre”, y al no cumplirse este, Ehrlich lo único que ha hecho ha sido prolongar el plazo de las catástrofes anunciadas.

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Figura 13: Tres de los gurús de la “superpoblación”: a) K. E. Boulding. b) Paul Erlich. c) Garret Gardin

9.2.3.

Garret Hardin y la capacidad de carga de la tierra

El zoológo Garret Hardin (1915-2003), profesor de ecología humana de la Universidad de California, es considerado uno de los más influyentes teóricos del control de población. En 1968 publica su más famoso ensayo “The tragedy of the commons” (La tragedia de los comunes) en la prestigiosa revista científica Science. Con la “capacidad de carga”, Hardin aplicó a la población humana un concepto biológico que se empleaba para determinar el número de insectos que un ecosistema podía soportar. A partir de la publicación del artículo, la gestión colectiva de los recursos se convirtió en uno de los temas clave de los economistas ambientales y los especialistas en recursos naturales. En el ensayo Hardin sostiene que cuando los recursos son limitados, las decisiones racionales de cada individuo “dan lugar a un dilema irracional para el grupo”, planteando que cada usuario de un bien colectivo tiende a maximizar el uso individualizado de ese recurso en un corto plazo, lo que conduce invariablemente a su sobreexplotación. “Si cada familia humana dependiera exclusivamente de sus propios recursos, si los hijos de padres no previsores murieran de hambre, si, por lo tanto, la reproducción excesiva tuviera su propio “castigo” para la línea germinal: entonces no habría ninguna razón para que el interés público controlara la reproducción familiar. Pero nuestra sociedad está profundamente comprometida con el estado de bienestar… Equilibrar el concepto de libertad de procreación con la creencia de que todo el que nace tiene igual derecho sobre los recursos comunes es encaminar al mundo hacia un trágico destino” (Hardin, 1968). Como conclusión final establece la iniciativa de pedir a la raza humana su renuncia a la procreación, como condición para poner fin a la tragedia de los 104

recursos comunes. “La libertad de reproducción traerá la ruina para todos… La única manera en que nosotros podemos preservar y alimentar otras y más preciadas libertades es renunciando a la libertad de reproducción, y muy pronto. La libertad es el reconocimiento de la necesidad, y es el papel de la educación revelar a todos la necesidad de abandonar la libertad de procreación. Solamente así podremos poner fin a este aspecto de la tragedia de los recursos comunes” (Hardin, 1968). 9.2.4.

El Club de Roma y los límites del crecimiento (1972)

En 1968 se reúnen en Roma 35 personalidades de 30 países entre los que se encuentran académicos, científicos, investigadores y políticos para fundar lo que ellos mismos denominaron “Club de Roma”. Sus miembros, de diferentes culturas e ideologías, compartían una común inquietud: “una preocupación común por el futuro de la humanidad”. El primer informe del Club de Roma, llevó por título “Los límites del crecimiento”, y fue editado en los Estados Unidos durante 1972 y presentado a la Asamblea de las Naciones Unidas, reunida en Estocolmo para el estudio del medio ambiente. El estudio se llevó a cabo utilizando las técnicas de análisis de dinámica de sistemas más avanzadas del momento. Primeramente se recopilaron datos sobre cinco variables significativas: población, producción industrial y agrícola, contaminación y consumo de reservas conocidas de algunos minerales. A continuación se diseñaron fórmulas que relacionaban esas variables entre sí. Finalmente introdujeron el sistema completo en un ordenador y le pidieron que calculase los valores futuros de esas variables. Las perspectivas que se obtuvieron resultaron muy negativas. El informe señalaba que debido a que la población mundial crece “sin control alguno”, los recursos no renovables del mundo estarán eventualmente extintos en unos años y la economía mundial caerá en una gran depresión y miseria. Las conclusiones del estudio argumentaban que de continuar un crecimiento exponencial en los “factores” que inciden contra el planeta, este solo aguantaría hasta el 2027. “Si se mantienen las tendencias actuales de crecimiento de la población mundial, industrialización, contaminación ambiental, producción de alimentos y agotamiento de los recursos, este planeta alcanzará los límites de su crecimiento en el curso de los próximos cien años. El resultado más probable sería un súbito e incontrolable descenso tanto de la población como de la capacidad industrial” (D.L. Meadows y otros, 1972). La única forma de conseguir la eliminación de esta crisis consistía en igualar 105

inmediatamente las tasas de natalidad y mortalidad en todo el mundo, la detención del proceso de acumulación de capital y la reinversión del mismo en recursos más ahorradores y menos contaminantes. Lo que el informe pretendía es lo que más tarde se denominó como Crecimiento cero. El efecto de tan pesimistas previsiones no se hizo esperar. Poco después de publicarse el informe del Club de Roma los precios del petróleo y de las materias primas se dispararon y los países occidentales se hundieron en la crisis económica más grave y prolongada que se había conocido desde la Segunda Guerra Mundial. La crisis se produjo evidentemente por motivos más complejos, pero en el ambiente acechaban los apocalípticos pronósticos expuestos por el Informe. “En 1973, los países de la O.P.E.P. sacaron buen partido de este miedo (el Informe Meadows), multiplicando por cuatro el coste del petróleo crudo” (Dumont, 1995, p.35). Muchos pensaron que aquellas sombrías previsiones estaban a punto de cumplirse, antes de lo estimado. Fue la época del nacimiento de un gran número de organizaciones ecologistas y de teorías sobre el crecimiento cero. Libros del tipo “Cómo sobrevivir una familia explotando dos hectáreas de terreno” alcanzaron los puestos más altos en las listas de ventas.

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9.3. La conferencia de población de Bucarest Durante 1973, las Naciones Unidas anunciaron la Conferencia de Bucarest, como culminación del “Año Mundial de la Población 1974”, publicitada con pósters que sugestivamente decían: “una familia pequeña es una familia feliz”. Rockefeller se dirigió a los delegados de la Conferencia, en un discurso donde afirmó que la “planificación de la población ha de ser una parte fundamental de cualquier programa de desarrollo moderno, tal como lo reconocen y aceptan los líderes de las naciones”. 9.3.1.

El “Plan de Acción Poblacional Mundial”

La ONU había organizado previamente dos Conferencias de Población de carácter exclusivamente científico, en Roma (1954) y en Belgrado (1965). La de Bucarest fue la primera que tuvo un carácter marcadamente político. La Conferencia fue abierta por el entonces Secretario General de la ONU, Kurt Waldheim, el 19 de agosto de 1974. En ella participaron 135 gobiernos, además de 14 organismos de Naciones Unidas relacionados con la temática poblacional, entre ellos el UNFPA, UNESCO, FAO, OIT y UNICEF. En Bucarest se debatió el Plan Mundial de Acción en Población, basado en un Plan Provisional, preparado por 16 “expertos” de las Naciones Unidas. “El Plan Provisional recomienda que se debe adoptar como meta cara al año 1985, la reducción de la tasa mundial de crecimiento anual, desde el 2% actual a un 1,6%. Siguiendo esta misma línea, el Plan Provisional urge a todas las naciones que hagan llegar, no más tarde de 1985, a cualquier individuo que lo desee, la necesaria información y educación sobre planificación familiar, y los métodos para llevar a cabo una planificación familiar eficazmente” (cit. Ferrer, 1975). Al tratar el Plan Provisional, la mayor sorpresa fue la actuación de Argentina, que propuso nada menos que 69 enmiendas, la mayoría de las cuales atacaron a los apartados del Plan dedicados a la planificación familiar y a la reducción del crecimiento de la población. Especialmente ofensiva para Argentina era la meta de proporcionar información y métodos de planificación familiar a todas las parejas del mundo para 1985, y el planteamiento de los problemas del subdesarrollo desde la perspectiva de la supuesta explosión demográfica. Por tanto, Argentina propuso que se eliminase del documento toda referencia a la urgencia de poner en práctica programas de planificación familiar y la repartición de información y servicios sobre el control de natalidad a todas las parejas del mundo para el año 1985. Esta moción fue adoptada por 52 votos a favor y 42 en contra, con protestas oficiales por parte de Estados Unidos, Yugoslavia y México. 107

“La delegación de Argentina no podía aceptar el planteamiento de que la población había de tratarse de una manera peculiar y singular, fuera del contexto de otros factores más importantes, como son el desarrollo, la justicia social y la distribución equitativa de las riquezas de la tierra. El cambio de énfasis en el Plan Mundial desde el control de la fertilidad hacia estos otros factores se debe en gran parte a las enmiendas propuestas por Argentina en el Grupo de Trabajo” (Ferrer y otros, 1979, p. 49). En la Eco 92, Argentina volvería a tener un papel decisivo, para desbaratar los aspectos antinatalistas de los borradores de trabajo preparados por los burócratas de las Naciones Unidas. El Informe Kissinger, comentó la suerte del Plan de Acción para la Población Mundial, afirmando que “hubo una consternación general, por lo tanto, cuando al comienzo de la conferencia el plan fue sometido a un ataque fulminante que se prolongó por cinco horas, encabezado por Argelia, con el apoyo de varios países africanos; Argentina, apoyado por Uruguay, Brasil, Perú, y, en forma más limitada, por otros países de Latinoamérica; el grupo de países del Este europeo (menos Rumania); el PRC y la Santa Sede” (Informe Kissinger, NSSM, pags. 86 y 87. Cit. Scala, 2005, p. 49) El Plan Mundial de Acción en Población resultó un fiasco para los EE.UU. y los organismos dependientes de Naciones Unidas cuyo único interés era la aplicación a escala mundial del control de natalidad. Sin embargo, “aunque los objetivos más radicales de los planificadores familiares han sido modificados y minados en gran parte del Plan, todavía siguen allí, entretejidos a lo largo del documento y camuflados por un lenguaje retórico. Por eso, cada palabra llega a tener una importancia mucho mayor de lo que se percibe sobre el papel: la condenación de los abortos ilegales significa de hecho la aprobación de los abortos legales; la integración de la mujer en la sociedad implica la reducción de sus obligaciones con respecto a su familia; el derecho de cada pareja a decidir el número de hijos que desean se traduce en el acceso a los anticonceptivos que quieran, y así sucesivamente” (Scala, 2005, p. 53). 9.3.2.

La estrategia de la organización

Los organizadores de la Conferencia de Bucarest fueron lo suficientemente hábiles, como para compensar su derrota en el campo diplomático, con importantes victorias en lo periodístico. Para ello prepararon y desarrollaron de forma paralela a la Conferencia, el coloquio para Periodistas, con 10 108

exposiciones presentadas por diversos “expertos” contratados por la organización. Curiosamente 9 de ellos eran acérrimos partidarios del control natal, como Margaret Mead, Lester Brown, Aziz Bindary y Aurelio Peccei. Al coloquio asistieron más de 250 periodistas, incluyendo 50 que habían sido invitados especialmente y financiados exclusivamente por las Naciones Unidas. Además, se llevó a cabo lo que se llamó Tribuna de Población, en la que expusieron 159 personas, de los que sólo 46 pertenecían a instituciones universitarias, 8 a la IPPF, y el resto eran funcionarios de organismos demográficos o de salud, gubernamentales o no gubernamentales. El 80% era partidario del control natal, como por ejemplo el infaltable John D. Rockefeller III… Se publicó el diario Planet de la Conferencia, que fue repartido a los 5.000 asistentes durante los 10 días de su duración; lo editó la IPPF, y su contenido fue indisimuladamente partidario del control natal. Con todos estos elementos, los periodistas acreditados en la Conferencia, comenzaron a hablar del supuesto “espíritu de Bucarest”, según el cual habría un exceso en la población mundial, y sería imprescindible e impostergable tomar medidas concretas, para la reducción de la tasa de natalidad de todos los países en vías de desarrollo. Ellos no lo reconocerán jamás, pero tal como observan agudamente Ferrer y otros, en el “espíritu de Bucarest” subyacen las tesis de Malthus, quien “en vez de preocuparse por aliviar la miseria ajenas, descubrió un principio natural, según el cual hay que evitar que existan pobres evitando que nazcan, y si nacen no se les debe ayudar, porque no tienen derecho a la vida: Nos sentimos obligados por la justicia y el honor a negar formalmente que los pobres tengan derecho a ser ayudados. Este espíritu maltusiano no es la mentalidad de una sociedad adulta y responsable por el futuro, sino una simple expresión de un mundo egoísta” (Ferrer y otros, 1975). Lo cierto y real es que desde la Conferencia de Bucarest, los medios de comunicación social se lanzaron a una campaña cada vez más intensa, en favor de la contracepción y el control natal, y, paralelamente, han silenciado todas las voces partidarias del respeto a la dignidad de la persona humana.

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Figura 14: a) Richard Nixon encargó una comisión sobre el crecimiento de la población y el futuro de América. b) John D. Rockefeller III dirigió la delegación estadounidense de la conferencia y fue quien presentó el “Plan de Acción” cuyo fin era controlar el crecimiento de la población mundial. Este plan se encontró con la oposición de países como China, Argelia, Brasil y Argentina, para quienes “el mejor contraceptivo es el desarrollo económico”. c) Henry Kissinger elaboró el Memorandum 2000 donde se recomendaba realizar campañas en los países del Tercer Mundo, por motivos geopolíticos.

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9.4. El informe Kissinger A principios de los años 70 el presidente Nixon pidió al Congreso mayores fondos para financiar las actividades de población. En 1970 creó la Comisión sobre el Crecimiento Demográfico y el Futuro de Norteamérica, nombrando para presidirla nada menos que a John D. Rockefeller III. En su carácter de secretario de estado del gobierno norteamericano, Henry Kissinguer suscribió el 24 de abril de 1974, el documento titulado “Memorandum de Estudio para la Seguridad Nacional nº 200 (NSSM 200) – “Implicaciones del Crecimiento Poblacional Mundial para la Seguridad de Estados Unidos e Intereses de Ultramar”. En 1989 estos documentos fueron desclasificados. Esto permitió descubrir como el Informe Kissinger recomendaba al ejecutivo del gobierno de Richard Nixon declarar de máxima prioridad el control de natalidad en 13 países. Brasil aparecía en primer lugar; los otros países eran India, Bangladesh, Paquistán, Nigeria, México, Indonesia, Filipinas, Tailandia, Egipto, Turquía, Etiopía y Colombia. Se alegaba que la “explosión” demográfica era una “amenaza” para la seguridad de los EE.UU. Entre otras cosas, recomendaba a las agencias del gobierno de EE.UU. no usar el término “control de la natalidad” para no asustar a los políticos, sino expresiones como “planificación familiar” o “paternidad responsable”. El objetivo era garantizar el acceso de los EE.UU. a las materias primas de esos países, minimizando el consumo interno en ellos. El Memorandum está compuesto por un resumen ejecutivo y dos partes. En la primera parte se presenta la situación demográfica mundial, y la estimación de lo que traerá aparejado tras proyectar varias variables demográficas para los próximos 30 años. La segunda parte configura el programa político, sugerido al presidente de los EE.UU. como consecuencia del análisis anterior. 9.4.1.

Parte I: Análisis demográfico

En el capitulo primero se habla sobre las tendencias demográficas mundiales y se prevé un crecimiento para el 2000 según tres modelos de 7.800, 6.400 ó 5.900 millones de habitantes (este último fue el más acertado). En el capítulo II se habla del abastecimiento de alimentos. El informe reconoce como entre los años 1954 y 1973 se ha producido un aumento del 19% de la cantidad de alimentos per cápita, pero paradójicamente, el informe pronostica para los siguientes años una serie de hambrunas generalizadas, para lo que propone como solución el descenso en las tasas de crecimiento poblacional de los países pobres. El capítulo III se refiere a los minerales y combustibles, indicando los niveles de 111

materias primas que EE.UU. necesita para mantener sus niveles de desarrollo y consumo. Este acceso a las materias primas se vería amenazado por el crecimiento poblacional del Tercer Mundo, debido a su mayor consumo y a un supuesto riesgo de alteraciones del orden público en tales países. “… este hecho le da a los EE.UU. un creciente interés en la estabilidad social, política y económica de los países productores. Donde sea que una disminución de las presiones poblacionales por medio de menores tasas de natalidad puede incrementar las perspectivas de tal estabilidad, la política poblacional se convierte en relevante para el suministro de recursos y para los intereses económicos de los EE.UU.” (Memorandum, 1974). El capítulo IV comienza con esta apocalíptica y dogmática afirmación: “El rápido crecimiento poblacional afecta negativamente todos los aspectos del progreso social y económico de los países en desarrollo… esto lleva a preguntar cuánto más fácil serían los desembolsos para combatir la natalidad, que los destinados a incrementar la producción por medio de inversiones directas en irrigación, o proyectos para generar energía construir fábricas,…” (Memorandum, 1974). Una vez establecido el paradigma del control natal, se presentan los medios para imponerlo coactivamente sin levantar incómodas sospechas: “… se cree que serán necesarios algo más que servicios de planificación familiar para motivar a las parejas a querer familias pequeñas… Este factor lleva a la necesidad de programas a gran escala de información, educación y persuasión dirigida a disminuir la fertilidad” (Memorandum, 1974). El capítulo V pretende hacer responsable a la presión demográfica de diferentes conflictos mundiales entre ellos la guerra entre El Salvador y Honduras, la guerra civil nigeriana y el conflicto Pakistán-India-Bangladesh. Por último, el capítulo VI resume la Conferencia de Población de Bucarest de 1974 criticando a aquellos países que se mostraron contrarios al control de población y al llamado “Plan de Acción Poblacional Mundial”, y planteando una estrategia para revertir y “reeducar” a los gobiernos para que acepten las propuestas Neomalthusianas. “Las creencias, ideológicas y los conceptos erróneos mostrados por muchas naciones en Bucarest indica que se requiere, con mayor fuerza que nunca, educación extensa de los líderes de muchos gobiernos, especialmente en África y algunos países de Latinoamérica” 112

(Memorandum, 1974). 9.4.2.

Parte II: La estrategia global

El capítulo I presenta la estrategia global poblacional estadounidense. Su análisis es importante para entender la geopolítica que ha gobernado el mundo en las últimas décadas. En primer lugar se indica la necesidad de crear instituciones voluntarias independientes para llevar a cabo el plan. “Los programas de asistencia poblacional USG deben ser coordinados con los de las principales instituciones multilaterales, organizaciones de voluntarios (ONG´s), y otros donantes bilaterales” (Memorandum, 1974). Esta estrategia global para reducción de la natalidad en el mundo se basó en los siguientes elementos: · Priorizar la asistencia económica en materia poblacional de la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID) en los países más grandes y de desarrollo más rápido… Estos países son: India, Bangladesh, Pakistán, Nigeria, México, Indonesia, Brasil, Filipinas, Tailandia, Egipto, Turquía, Etiopía y Colombia. · Condicionar la ayuda económica a la asunción de los planes de control de la natalidad, evitando la incómoda sospecha de que la planificación familiar se descubra como una forma de imperialismo económico o racial. ·

Garantizar el acceso del 85% de la población a los servicios de anticoncepción y planificación familiar.

· Complementar esta acción con la educación y el adoctrinamiento de la creciente generación de niños con respecto a lo apetecible del tamaño de una familia pequeña. “Frente a este plan global, se prevé minimizar las acusaciones de que hay una motivación imperialista detrás del apoyo a las actividades poblacionales afirmando repetidamente que tal apoyo deriva de una preocupación con respecto al derecho de la pareja individual de determinar libremente y responsablemente el número y espaciamiento de sus hijos y a tener información, educación, y los medios para lograrlo; y el desarrollo fundamental social y económico de los países pobres para los cuales el rápido crecimiento poblacional es a la vez una causa y una consecuencia de la pobreza ampliamente diseminada” (Scala, 2005, p. 43).

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En el capítulo II se habla ampliamente de la estrategia en la asignación de fondos en materia de población y desarrollo, con el objetivo explícito de “crear las condiciones para la declinación de la fertilidad”. Así en este apartado se reconoce que: “… ha habido algunos experimentos controvertidos, pero notablemente exitosos, en la India en los cuales incentivos financieros, junto con otros dispositivos de motivación, se utilizaron para lograr que un gran número de hombres se hicieran vasectomías” (Memorandum, 1974). El capítulo III trata del papel que la ONU y sus agencias han de realizar “aumentando el conocimiento y la capacidad para responder a las necesidades en las áreas de población y desarrollo”. Por último, en el capítulo IV se alienta la investigación en tecnología para la imposición del control natal. “El esfuerzo para reducir el crecimiento poblacional requiere una variedad de métodos de control de natalidad que sean seguros, efectivos, baratos, y atractivos tanto para los varones como para las mujeres. Los países en desarrollo en particular necesitan métodos que no requieran de médicos y que se puedan utilizar en áreas rurales remotas y primitivas o villas míseras urbanas por personas que tienen una motivación relativamente baja” (Memorandum, 1974). El Memorandum fue puesto inmediatamente en práctica, tanto por los burócratas del gobierno norteamericano, como por los de la ONU, sus agencias y organismos multilaterales de crédito. De esta manera las ONGs y los medios de comunicación han contribuido a acrecentar las fortunas de los fabricantes de contraceptivos. Como muestra del éxito de estas políticas, destacar que en Brasil, el número de niños nacidos por mujer ha pasado de poco más de 6,1 en 1960 a 2,4 en 1994, una de las caídas más grandes experimentadas por este índice hasta 1980 (inclusive mayor que el de China). Recientemente el ginecólogo keniata Stephen K. Karanja afirmó en una carta publicada por la Conferencia Episcopal de Estados Unidos: “Millares de kenianos van a morir de malaria, cuyo tratamiento cuesta unos pocos centavos; sin embargo, sólo tenemos facilidades para repartir anticonceptivos: DIU, Norplant, Devo-Provera, muchos de los cuales nos los proveen con dinero norteamericano. Parece que los “controladores de la población” se han propuesto diezmar al pueblo de Kenia. Muchas mujeres son obligadas a usarlos” (Álvarez, 1998). Apenas veinticinco años después del Informe Kissinger, la División de Población 114

de la Secretaría General de la ONU, publicó el Informe titulado “Reemplazo migratorio”, donde destaca que 61 naciones tienen tasas de natalidad por debajo del nivel de reemplazo, y que la esperanza de muchos países industrializados para lograr un número de trabajadores que asegure el equilibrio del sistema económico pasa por la inmigración masiva.

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9.5. La legalización del aborto en los EE.UU. En 1970, las abogadas Linda Coffee y Sarah Weddington, presentaron una demanda en Texas representando a Norma L. McCorvey ("Jane Roe"). McCorvey sostenía que su embarazo había sido causado por una violación y por tanto solicitaba el aborto de la niña. El fiscal de distrito Henry Wade, representaba al Estado de Texas. El tribunal del distrito falló a favor de Jane Roe, pero rehusó establecer una restricción en contra de las leyes sobre aborto. El caso fue apelado en reiteradas oportunidades hasta que finalmente llegó a la Corte Suprema de Justicia de los EEUU, quien finalmente decidió en 1973 que el feto no gozaba de la protección dada por la Constitución de los EEUU y por lo tanto no podía impedirse su remoción del vientre materno. El contenido central de Roe v. Wade es que el aborto debe ser permitido a la mujer, por cualquier razón, hasta el momento en el que el feto se transforme en “viable”, es decir, sea potencialmente capaz de vivir fuera del útero materno, sin ayuda artificial. Esta decisión de la Corte fue interpretada como la legalización oficial del aborto, que a partir de entonces es válido y vigente para los 50 estados de la Unión. En la misma fecha el caso Doe vs. Bolton permitió el aborto a petición durante los nueve meses de embarazo, y fue el medio legal que facilitó la aprobación del tribunal al establecimiento de más de 2.200 abortuarios en todo el país. "Jane Roe" dio a luz a su hija mientras el caso aún no se había decidido. La bebé fue dada finalmente en adopción. En 1987, McCorvey admitió que en realidad no había sido violada por pandilleros, tal como sostuvo durante las sesiones del caso. Sarah Weddington, la abogada que litigó el caso Roe vs. Wade en el Tribunal Supremo, explicó en un discurso en el Instituto de Ética de la Educación, en Oklahoma, por qué utilizó los falsos cargos de violación, hasta llegar al Tribunal Supremo: "Mi conducta pudo no haber sido totalmente ética. Pero lo hice por lo que pensé fueron buenas razones." Hugh Hefner, fundador de Playboy, reconoció su financiamiento para el juicio; "Probablemente Playboy estuvo más involucrada en Roe vs. Wade que cualquier otra compañía. Nosotros aportamos los fondos para esos primeros casos y además escribimos el amicus curiae en el caso Roe."

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Figura 15: a) Manifestación proaborto en los EE.UU. b) Norma McCorvey se ha convertido en la actualidad en una activista militante que denuncia los daños que produce el aborto a la mujer que lo sufre.

Tiempo después del polémico caso Norma McCorvey (Roe) admitió haber cometido el peor error de su vida y cree haber sido utilizada por sus abogadas para conseguir la legalización del aborto. Pasados los años, Norma McCorvey y Sandra Cano han pedido al Tribunal de Distrito de Nueva Jersey (en un nuevo caso sobre aborto) que se reviertan las sentencias a su favor dictadas hace más de 25 años. McCorvey -conversa en los 90 al catolicismo- y Cano son actualmente fervientes defensoras de la vida, y testimonio vivo del engaño, la manipulación y la mentira a las que se ven sometidas sistemáticamente las mujeres en tantos países que han asumido la cultura de la muerte con una diabólica naturalidad.

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9.6. El control de la natalidad desde 1974 A partir de los acontecimientos de 1974, la Federación Internacional de Paternidad Planificada (IPPF) se expande por todo el mundo, instalando sucursales en la mayoría de los países. Miembros de la IPPF, o individuos con ideología afín, son designados en los puestos claves de los principales organismos dependientes de Naciones Unidas, los organismos multilaterales de crédito y la AID. También ocupan cargos importantes en los Ministerios de Salud de muchos países desarrollados. Desde tales posiciones presionan para lograr que en casi todos los países ricos se instalen las clínicas de planificación familiar (muchas de ellas dirigidas por la filial local de la IPPF), se presten servicios gratuitos de control natal en los hospitales públicos se despenalice el aborto y las cirugías mutiladoras para evitar la descendencia, y se imparta educación sexual permisiva y obligatoria en las escuelas. En esos años se empiezsan a desarrollar programas en varios países del Tercer Mundo, que contienen algunos de los objetivos recién descritos, utilizando para ello, como plataforma de lanzamiento, las filiales locales de la IPPF. John Rockefeller III junto con el Population Council, modificó sus tácticas y objetivos a fin de conseguir una mayor efectividad en el descenso de la tasas de fertilidad mundial. En este proceso jugará un importante papel Joan Dunlop, colaboradora de Rockefeller, quien será presidenta de la IWHC (International Women´s Health Coalition). Dunlop convencerá a Rockefeller para que centre sus políticas demográficas en las mujeres interviniendo en las reclamaciones que estas realizan por sus derechos (derechos a abortar) en el mundo. John Rockefeller iniciará un nuevo proceso en el que se abole el anticuado family planning, para dar paso a un nuevo modelo de mujer: new women. Desde ese momento, las grandes Fundaciones que promueven el aborto, han unido sus esfuerzos para que las políticas de control de población se camuflaran deliberadamente bajo la apariencia de una falsa emancipación de la mujer y de defensa de unos supuestos “derechos reproductivos”. 9.6.1. Las políticas coercitivas de control y esterilización de la fecundidad Entre 1973 y 1990, Checoslovaquia llevó a cabo una política de esterilización de mujeres gitanas. Los disidentes de la Carta 77 lo denunciaron como un genocidio, pero la práctica continuó hasta el final de régimen comunista. En Perú, el presidente Alberto Fujimori presentó, en 1995, un proyecto de ley con el nombre de “Plan de salud pública” por el que se autorizaban programas de esterilización forzada contra más de 330.000 mujeres indígenas (esencialmente quechuas) y unos 25.000 varones. El plan fue financiado por la Agencia de Cooperación Internacional Estadounidense con 36 millones de 118

dólares y por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). En 1974, en el Hospital General San Juan de Dios de Guatemala, financiados por la organización internacional Population Council, hubo experimentos de esterilización en mujeres guatemaltecas, a quien se les ofreció atención médica gratuita y nunca se les informó de lo que se les haría. El médico español Alfredo Embid investigó estos hechos, descubriendo que el objetivo oculto del experimento era desarrollar un método de esterilización que pudiera ser realizado por personal con pocos conocimientos médicos. El procedimiento consistía en inyectar paraformaldehído en las trompas para generar una infección y, posteriormente crear adherencias que condujeran a la esterilización. En 1981, se supo que Hans-Joachim Lindemann realizó experimentos similares con la resina ethi-block en mujeres turcas de Hamburgo (Alemania), que se pudieron aplicar sin que estas se enterasen. Estas técnicas las probó posteriormente con más de 700 mujeres portorriqueñas. En un manual colombiano, Lindemann describía su método de esterilización como “simple de realizar en forma masiva en el Tercer Mundo”. En el mismo informe de Embid (14 de octubre de 2010) detalla casos de esterilizaciones similares en Filipinas, Indonesia, la India, Bangladesh, Colombia, República Dominicana, Puerto Rico, El Salvador, Panamá, Bolivia, Brasil y Perú. Las primeras denuncias vinieron en 1975 por parte de la agencia católica “Noticias aliadas” que mostró a la opinión pública la esterilización masiva e involuntaria de mujeres indígenas guatemaltecas, sin su consentimiento cuando iban a los hospitales estatales. En 1984, el obispo guatemalteco Gerardo Flores denunció la contaminación de unas partidas de alimentos con sustancias anticonceptivas y esterilizantes que habían sido un regalo de los Estados Unidos para repartir entre la población más pobre (Deuz, Tina y Becher, Heidi, 1984). Dos valientes periodistas, Gerson Gudiel y Marvin Del Cid, publicaron en “El Periódico de Guatemala” un trabajo que revelaba la práctica de esterilizaciones en su país sin el consentimiento de las mujeres. Según informes de diversos organismos internacionales, a partir de 2012 el Gobierno de Uzbekistán está realizando una política de esterilización forzada contra mujeres con dos o tres hijos como una forma de forzar el control de población. En noviembre de 2007, un informe de la Comisión de las Naciones Unidas contra la Tortura informó del “gran número de casos de esterilización forzada y extracción de los órganos reproductivos de mujeres después de su primer o segundo embarazo”. El 15 de mayo de 2012, durante una reunión con el presidente ruso Vladimir Putin en Moscú, el presidente de Uzbekistán, Islam Karimov, dijo “hacemos todo lo que está en nuestras manos para asegurar que la tasa de crecimiento de la población no exceda de 1.2 a 1.3”.

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A veces, han estado organismos internacionales de salud detrás de estas políticas forzosas de control de población. Así, por ejemplo, David Griffin, colaborador de la OMS, manifestó en 1987: “Los embarazos reiterados son como epidemias. Y, para evitar epidemias, la vacuna anticonceptiva se presenta como un arma muy atractiva que tiene que ser integrada en el arsenal bélico actual”. (Griffith. Cit. Sanz, 1997, p. 48). En Nigeria, se ha descubierto que la campaña de vacunación antipolio de la OMS de 2004 utilizaba vacunas contaminadas con substancias antifertilidad. El caso fue documentado por el Dr. Haruna Kaita, que hizo los tests en la Facultad de Farmacia Ahmadu Bello University Zaria de India. En una entrevista para el Weekly Trust de Kaduna, el Dr. Kaita declaró que "algunas de las cosas que nosotros descubrimos en las vacunas es que son dañinas, tóxicas; algunas tienen efectos directos en el "sistema reproductor" humano". En dicha entrevista también reveló el estupor tras el análisis: "Yo y algunos colegas profesionales que son hindúes y que estaban en el Laboratorio, no podíamos creer el descubrimiento", dijo él. Por último denunció el silencio de las autoridades ante el tema: “Nuestros test son concluyentes, estamos seguros de los resultados… hemos dado copias del informe a los organismos internacionales NAFDAC, WHO, UNICEF, USAID pero siguen manteniéndolo en secreto” (LifeSiteNews.com, 2004). Esta no es la primera vez que se han encontrado campañas fraudulentas de vacunación. En 1995, la Liga de Mujeres Católicas de Filipinas logró detener una campaña de vacunación antitetánica promovida por UNICEF, al encontrarse en las dosis BetaHCG, una sustancia que causaba incapacidad permanente de embarazo en las mujeres. La campaña despertó rápidamente las sospechas al dirigirse exclusivamente a mujeres en edad de procrear, cuando realmente el tétano es una enfermedad que afecta en casi dos tercios a los varones. Además, el protocolo no se justificaba ya que se componía de una serie de 5 inyecciones a lo largo de 3 años y en la vacunación del tétano no se emplean tantas. Estas irregularidades en el programa oficial del Ministerio de Sanidad despertaron las sospechas de un grupo de religiosas. Las hermanas tomaron unas muestras de las vacunas y las mandaron analizar a un laboratorio independiente. Los resultados mostraron que contenían B-HCG, una sustancia que funciona como anticonceptivo y que, a largo plazo, esteriliza. Estos resultados fueron confirmados por otros análisis en varios centros médicos. Las mujeres vacunadas presentaron niveles altos de anticuerpos antiHCG (Gonadotrofina coriónica), que hacen imposible el embarazo. Las que estaban embarazadas abortaron al día siguiente o en el transcurso de la primera semana (independientemente del número de meses de gestación). El programa de esterilización encubierto se realizó sobre más de tres millones de mujeres, de 120

entre 12 y 45 años de edad. La Corte Suprema de las Filipinas condenó la campaña y la Liga de Mujeres Católicas ganó el juicio. Posteriormente, la asociación Human Life International ha denunciado que la vacuna combinada con B-HCG se ha encontrado en México, Nicaragua y la India. 9.6.2.

Ronald Reagan y el final de las políticas antinatalistas

El año 1984 supone un claro cambio en la política exterior norteamericana en cuestiones antinatalistas. El presidente Reagan se muestra contrario al aborto y suspende la ayuda del Gobierno Federal a toda institución que contemple dicho crimen como medio de control demográfico. En la práctica esta medida tiene una eficacia relativa, ya que si bien se eliminan los subsidios directos al aborto – que deja de ser gratuito en los hospitales-, y Paternidad Planificada (filial norteamericana de la IPPF) pierde su asignación estatal, continúan los subsidios indirectos al aborto, a través de los aportes a la AID y a los organismos de Naciones Unidas. Por otra parte, la política de disminuir la tasa de natalidad en el Tercer Mundo continúó realizándose exactamente como lo había programado el “informe Kissinger”. De todos modos, las decisiones del gobierno de Reagan son un indicio de que las cosas van cambiando. Paralelamente a esto, comienzan a actuar en muchos países desarrollados organizaciones en defensa de la vida humana y la familia. Muchas de ellas de inspiración religiosa, otras son entidades civiles sin fines de lucro, y las menos son entes de algún modo políticos. Con el objetivo de neutralizarlos y dar otro paso adelante en el cambio de las costumbres sociales, la IPPF se vincula directamente, o a través de organismos de Naciones Unidas o fundaciones, con grupos radicalizados de diversa índole: feministas radicales, lobby gay, pseudoecologistas que defienden simultáneamente la vida silvestre de plantas y animales y el aborto de seres humanos, sectas orientalistas o degeneradas como los Niños de Dios, que luego quedan englobadas de algún modo en el movimiento de la Nueva Era. Muchos de estos grupos heterogéneos aumentan su eficacia al obtener el status de Organismos No Gubernamentales (ONG) de las Naciones Unidas, el Consejo de Europa, la O.E.A., etc. Simultáneamente en esa misma década se profundiza la acción contraceptiva en los países del Tercer Mundo. Los préstamos internacionales, que en esos años se multiplican, contienen cláusulas condicionantes en materia demográfica claramente abusivas y denigrantes. Estas verdaderas extorsiones supranacionales y económicas, llevaron a muchos países en vías de desarrollo a claudicar ante los artífices de la “multinacional de la muerte”, tolerando el aborto y la esterilización de sus jóvenes – muchas veces forzada –, las prácticas contraceptivas en los hospitales y la educación sexual permisiva en sus escuelas. Los países musulmanes, por razones culturales y religiosas suelen ser los más reacios a estas políticas; por el contrario, muchos países asiáticos son 121

los más permeables; Latinoamérica suelen tener una posición intermedia. La década terminó con dos hechos de suma importancia, pero completamente antagónicos: · En septiembre de 1991 se constituye el Consejo Mundial por la Vida y la Familia, que aspira a ser – y ha comenzado a serlo – la “multinacional de la Vida Humana”. · La asunción a comienzos de 1993 del nuevo presidente norteamericano Bill Clinton. 9.6.3.

Helen Brook y la anticoncepción en Gran Bretaña

Helen Brook impulsó en Gran Bretaña la difusión de los métodos anticonceptivos a través de una cadena de consultorios de control de natalidad denominados Centros Asesores Brook para Jóvenes. Ella misma lo cuenta en 1984 en una entrevista para una revista médica llamada Current Practice. Todo comenzó a final de los años cincuenta, cuando la compañía de transportes urbanos de Londres lanzó una campaña para reclutar empleados en las Indias Occidentales. Como miembro de la Asociación para la Planificación Familiar, Helen Brook estaba preocupada porque las gentes del Caribe suelen tener varios hijos ya antes de celebrar su boda. Lo que en realidad preocupaba a la gente como Helen Brook no era el carácter prematrimonial de las relaciones de estas personas, sino el número de hijos, muy superior a la media, que suelen tener esos “inmigrantes negros”. Tras largas conversaciones, a Helen se le concedió autorización para ensayar un sistema de planificación familiar dirigido al caso especial de las parejas de caribeños que no estuvieran casados. Después de triunfar en su intento de influir sobre las mujeres negras, no pasó mucho tiempo sin que Helen Brook se decidiera a ofrecer sus servicios a las blancas solteras, e inició el programa de “abrir sus centros” a todas las mujeres que quisieran. El lugar donde Helen Brook estableció su primer consultorio en Marylebone era propiedad de la Sociedad Eugenésica. Tal como dijo a los periodistas en 1984, una vez que empezó a atender también a mujeres blancas solteras, la actitud de la sociedad hacia la contracepción cambió por completo. “Ya no nos limitamos a la planificación familiar, sino al control de los nacimientos, lo cual no tiene necesariamente que ver con la familia o el matrimonio”. Helen Brook reconoció años después que no pretendía provocar semejante terremoto en las costumbres británicas. Siempre subrayó que ella quería promover, no la permisividad sexual, sino la educación sexual, y lo que de hecho ha sucedido fue para ella una frustración que la pesó durante sus últimos años. Cuando llegó la píldora, dijo, "fue como si de pronto la gente hubiera perdido la 122

razón. Daba miedo. A veces me sentía como si yo hubiera contribuido a abrir la caja de Pandora". Otro motivo de decepción para Brook fue el aborto. No lo admitía más que en circunstancias extremas, y le parecía "horrible" que fuera usado como contracepción. "Sin embargo –comenta el Telegraph–, pese a los mejores esfuerzos de los centros Brook, en Gran Bretaña se realizan 170.000 abortos legales al año". También alarmaba a Brook la proliferación de hogares sin padre: "Si tuviera que empezar de nuevo –dijo en 1991–, trabajaría en favor de las familias con padre y madre". Helen Brook se encontró, pues, con un panorama moral no deseado, para el que no tenía métodos eficaces de actuación. Pero la sinceridad en reconocer su error, no debe hacer olvidar que la caja de Pandora estaba a la vista.

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10.  Los derechos reproductivos (1994-2014) 10.1.

Las políticas anti-natalistas de Clinton

Esta década hasta el final del milenio estuvo marcada por dos elementos importantes: los dos gobiernos del presidente Clinton de los EE.UU. y las Conferencias Internacionales de la ONU. Desde que accede en 1993 a la Casa Blanca, el gobierno de Bill Clinton promovió las agresiones a la vida y la dignidad humana, a una escala sin precedentes. El eje de su administración fue la promoción sistemática del más grosero desprecio por la vida humana y su dignidad, y la familia como institución natural, basada en el matrimonio entre varón y mujer. Eliminó las trabas para financiar abortos dentro y fuera de EE.UU. con fondos federales, designó abortistas en los principales puestos de gobierno: desde la Corte Suprema de su país, hasta los cargos que tradicionalmente provee el presidente norteamericano en la burocracia de la ONU. La presión para implantar el control demográfico en los países menos desarrollados fue ejercida sistemáticamente por los organismos multilaterales de crédito, con su anuencia. Su administración promovió, por todos los medios, el intento de despenalizar el aborto en otros países, la universalización del reparto gratuito de contraceptivos y una “educación” sexual hedonista, la imposición de unos supuestos “distintos tipos” de familia, y la promoción descarada de la homosexualidad (Scala, 2005, p. 79). Paralelamente, impulsada por la administración Clinton, la burocracia interna de la ONU ejecutó una agenda muy similar y, a veces, incluso más radicalizada. La década prácticamente no tuvo año en que no se realizara una gran Conferencia Mundial, y en todas ellas el gran “problema” a superar fue el supuesto exceso poblacional. En Viena se habló de los derechos de la mujer como si fueran independientes del resto de los humanos. En El Cairo se impusieron los términos ideológicos “salud sexual y reproductiva” y “derechos sexuales y reproductivos”. En Pekín la agenda fue imponer la ideología de género. Río, El Cairo y Pekín+5 buscaron revertir las derrotas parciales en las Conferencias originarias, intentando desnaturalizar los acuerdos de las mismas para imponer totalitariamente la agenda de Clinton y la ONU. Desgraciadamente, no cabe duda que en esos años la cultura de la muerte realizó avances muy importantes, en especial en los campos de las mal denominadas “salud sexual y reproductiva”, “anticoncepción de emergencia”, la irrupción agresiva del movimiento homosexual, la despenalización de la eutanasia en algunos países europeos y, finalmente, la promoción de las esterilizaciones –voluntarias en algunos casos, y compulsivas en otros-, en especial bajo el régimen del expresidente del Perú Alberto Fujimori.

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10.2. La Conferencia de Población de El Cairo y los “derechos reproductivos” La IV Conferencia Mundial de la ONU sobre Población y Desarrollo tuvo lugar en el Cairo del 5 al 13 de septiembre de 1994. El documento final fue aprobado en 1994 por 179 países, aunque muchos de ellos hicieron reservas a los puntos dedicados a la salud sexual y derechos reproductivos. En las sesiones se acordaron las medidas clave para seguir ejecutando el Programa de Acción, proclamado en la Conferencia de Bucarest de 1974. Algunos de los conceptos claves que se trabajaron en la Conferencia fueron los siguientes: derechos reproductivos y salud sexual, maternidad segura, contracepción de emergencia, maternidad insegura y aborto inseguro, la salud reproductiva y sexual de los adolescentes, la fertilidad y el aumento de la población y el sida. Las intenciones de implantar una agenda pro control de los nacimientos eran claras. El entonces subsecretario del Departamento de Estado de la Administración Clinton, Timothy Wirth lo declara sin ambigüedades: “Los EE.UU han venido a El Cairo por tres razones: alcanzar un acuerdo global sobre las estrategias de fondo para la planificación familiar; aumentar los fondos y los programas de planificación familiar, y constituir una red de estructuras que garanticen la actuación de las políticas de planificación” (cit. Arbil, nº49). En el discurso del entonces Vicepresidente de los EE.UU. Al Gore, proclamó de forma catastrofista que “el peligro del crecimiento demográfico es comparable al de la proliferación nuclear”. El Programa de Acción que surgió de la Conferencia de El Cairo supuso el punto de partida de un vasto movimiento político y cultural de control de la población. Estas políticas – que contaron con la condena de la Santa Sede – llevaron a que muchos países en vías de desarrollo vieran condicionada la recepción de ayudas económicas al desarrollo de políticas antinatalistas que incluyeran aborto y esterilización. 10.2.1. La salud sexual y reproductiva En el documento de El Cairo (1994) se establece la siguiente definición: "La salud reproductiva es un estado general de bienestar físico, mental y social, y no de mera ausencia de enfermedades o dolencias, en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo y sus funciones y procesos. En consecuencia, la salud reproductiva entraña la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos y de procrear, y la libertad para decidir hacerlo o no hacerlo, cuándo y con qué frecuencia". 125

Este nuevo derecho llamado de salud reproductiva incluye: el acceso a servicios de planificación familiar, consejo e información, atención prenatal, postnatal y en el parto, atención médica para los recién nacidos, tratamiento para las enfermedades del aparato reproductor y enfermedades de transmisión sexual, servicios para el aborto seguro, y tratamiento para las complicaciones relacionadas con el aborto, prevención y tratamiento apropiado de la infertilidad, información, educación y consejo sobre la sexualidad humana, la salud reproductiva, la paternidad responsable, y desaconsejar prácticas dañinas como la mutilación genital femenina. En el mismo documento se afirma que "Los objetivos son; asegurar el acceso a la información amplia y fáctica y a una gama completa de servicios de salud reproductiva, incluida la planificación familiar, que sean accesibles, asequibles y aceptables para todos los usuarios". La salud sexual formaría parte de la salud reproductiva e incluye; un desarrollo sexual sano, relaciones responsables y equitativas, y ausencia de prácticas dañinas relacionadas con la sexualidad, violencia, enfermedades etc. Los objetivos de la salud sexual son: · Promover el desarrollo adecuado de una sexualidad responsable que permita el establecimiento de relaciones de equidad y respeto mutuo entre ambos sexos y contribuya a mejorar la calidad de vida de las personas. ·

Velar para que el hombre y la mujer tengan acceso a la información, la educación y los servicios necesarios para lograr una buena salud sexual y ejercer sus derechos y responsabilidades en lo tocante a la procreación.

Siguiendo con esa misma filosofía en la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer (1995) se desarrollaron estas ideas añadiendo: "Los derechos humanos de las mujeres incluyen su derecho a ejercer el control y decidir libre y responsablemente sobre las cuestiones relativas a su sexualidad, incluida su salud sexual y reproductiva, libres de coerción, discriminación y violencia. Las relaciones igualitarias entre mujeres y hombres respecto de las relaciones sexuales y la reproducción, que incluyan el pleno respeto de la integridad de la persona, exigen el respeto y el consentimiento mutuo y el asumir de forma compartida las responsabilidades del comportamiento sexual y sus consecuencias". Una muestra clara de las contradicciones del documento es la pretensión de asumir de un modo irreconciliable dos posturas antropológicas distintas. La primera parte del párrafo corresponde a la visión en la que la mujer es titular en exclusiva de la sexualidad, sin embargo en la segunda parte se refleja un modelo en el que se concibe una titularidad compartida. Ambas cosas son imposibles a la vez, si atendemos al principio de no contradicción. 126

Es obvio que en los últimos años esta mentalidad liberal sobre la persona y su sexualidad ha penetrado totalmente en nuestra sociedad, como se refleja por ejemplo en la normativa europea relativa a la reproducción asistida. 10.2.2. El papel antinatalista de la IPPF en la Conferencia Junto a ello, no hay que olvidar la presión antinatalista a nivel mundial y especialmente los intentos de imponer un control de natalidad forzoso a los países en vías de desarrollo, disfrazado cínicamente de altruismo y presunta “ayuda al desarrollo”. Cuando se presencia la elaboración de estos documentos se concluye que resulta una contradictio in terminis el empleo del concepto de derechos reproductivos, ya que la mayor parte de las discusiones se dedican a los capítulos centrados en la planificación familiar, pero entendida ésta como control para la “no reproducción”. En el documento elaborado en el mes de junio de 1999, en la revisión de la Plataforma de Acción de El Cairo, la línea de fondo es absolutamente antinatalista. La preocupación y compromiso de los gobiernos están dirigidos casi exclusivamente a facilitar el acceso a la anticoncepción, pero pocas veces a facilitar las medidas sanitarias para el cuidado de la madre en el puerperio, parto y postparto. El segundo modelo se refleja perfectamente en la ideología defendida por la IPPF. El documento base es su Charter of Reproductive Rights, una apología de la visión liberal de la sexualidad que ha tenido una clara influencia en las transformaciones que las legislaciones europeas tuvieron en los siguientes años. Muchos de los conceptos introducidos en los documentos de la ONU aparecieron antes en los documentos de la IPPF. El UNFPA ha logrado que la IPPF tenga estatus consultivo en la ONU con la categoría más alta, apex. De hecho en la revisión del documento de El Cairo se barajaron términos como maternidad segura que se introdujo en el documento. Safe Motherhood es también, en principio, un término neutral o incluso positivo, ¿quien no desea una maternidad segura? Pero ese término no incluye sólo el derecho a una atención sanitaria e higiénica en el parto, sino el derecho a la contracepción (incluida la píldora del día siguiente y la RU 486) y el derecho al aborto. Así la discusión sobre la posible introducción del término “contracepción de urgencia” se saldó con la eliminación de dicho vocabulario en el documento, por una clara oposición de la mayoría de los países. Otros términos ya acuñados y aceptados en la agenda de la ONU, son el de salud reproductiva, sexo seguro y salud sexual. 10.2.3. La Doctrina Queer y la “deconstrucción” del matrimonio 127

La Doctrina Queer surge en los EE.UU. durante la década de los setenta con el objetivo de lograr el reconocimiento de la identidad de gays y lesbianas. El término queer hacía referencia a transgresión, en el deseo de apartarse de los valores de la sociedad heteronormativa (“En el sentido norteamericano del término queer quiere decir a la vez enfermo, raro, anormal, marica o puta”, Halperin, 2007). Sus estrategias fueron cambiando entre lo diferencial y lo común según consignas internas. Halperin explica en que consistió la emergencia de la política queer: “Si en los años setenta, durante la época del movimiento por los derechos civiles gays, estos decían que eran absolutamente similares a los heterosexuales salvo en la cama, al comienzo de los años noventa, el momento queer afirmaban, que eran totalmente diferentes de los heteros, salvo en la cama” (Halperin, 2007). Dentro de esta estrategia se concibe la defensa de la homosexualidad, bisexualidad, transexualidad, como un modo más de relaciones sexuales, así como la lucha por la equiparación de las parejas de homosexuales y transexuales al matrimonio. Se produce así la disociación entre derecho y biología que se produce en los procesos de adopción, queriéndolo hacer extensivo a personas que podrían ejercer su maternidad o paternidad biológica de forma natural, pero que no quieren porque han decidido construir su identidad sexual de otro modo. No es de sorprender que las asociaciones de gays y lesbianas tengan su representación en los foros de la ONU, incluyendo también asociaciones de pedófilos. En 1993 la ILGA (International Lesbian and Gay Association) fue nombrada como órgano consultivo del ECSOC (Economic and Social Council) de Naciones Unidas. Dentro de la ILGA está representada una organización para la emancipación de la pedofilia, denominada NAMBLA, North-American Man-Boy Lovers Association. Quizá también por todo ello se comprende la insistencia de los organismos internacionales y europeos en terminar con la legislación que salvaguarda el derecho de los padres a la educación sexual de sus hijos. Se trata de eliminar la necesidad del permiso legal de los padres para el aborto en menores adolescentes etc., y la pretensión (que no culminó con éxito) en la última revisión del documento de El Cairo de que los menores (entendiendo por menor según la OMS el niño/a a partir de los 10 años), tengan acceso libre a los centros de planificación familiar sin consentimiento de los padres. Los mismos objetivos están presentes en los documentos del Consejo de Europa y de la Unión Europea.

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10.3.

La Conferencia de la mujer de Pekín y la ideología de género

Miles de mujeres de todas partes del mundo participaron en la IV Cumbre Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer en Pekín. Ante ellas se presentaba una monumental e imprescindible labor, por el bien no sólo de la mujer, sino también de la familia. Aunque la Conferencia mostró las necesidades más perentorias e urgentes de las mujeres a través del mundo, lamentablemente el énfasis principal por parte de los países "desarrollados" como los EE.UU., Canadá y los de la Unión Europea, se centró en los "derechos reproductivos" (es decir, el "derecho" a la anticoncepción, inclusive para menores), así como los "derechos sexuales", que sus promotores interpretan como el "derecho" a ser lesbiana, bisexual, transexual, etc., y disfrutar de los mismos derechos y privilegios que las familias constituidas por un varón y una mujer, con sus hijos. Los grupos feministas radicales de estos países "desarrollados", lograron mantener el control de la mayor parte de los contenidos del documento de la Conferencia. Estas feministas se concentraron en ejercer presión para que las mujeres del tercer mundo acepten como modelo, el mismo tipo de feminismo antivida que traicionó los valores pro vida de sus propias fundadoras. El objetivo principal de estas feministas fue que el documento final de la Cumbre reflejara las opiniones e ideologías del feminismo radical antivida. 10.3.1. Hillary Clinton y la delegación estadounidense La delegación de los EE.UU., encabezada por Hillary Clinton, ejerció su influencia en favor del aborto, lo cual no nos asombra, dada la postura del gobierno del presidente Clinton, reflejada en sus esfuerzos por facilitar más aún esta práctica. La coordinadora de esta delegación, Marjorie MargoliesMezvinsky, declaró que la principal prioridad de su delegación era "defender la libertad para decidir" con respecto al aborto. Donna Shalala, Secretaria del Departamento de Salud y Servicios Humanos estadounidenses afirmó, refiriéndose al aborto: "Nosotros apoyamos los derechos reproductivos y la libertad para decidir; somos consistentes". Además de Shalala, la delegación norteamericana incluyó otras dirigentes proabortistas como Geraldine Ferraro, embajadora de los EE.UU. ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU; Marie C. Wilson, de la proabortista Ms. Foundation; y Adrienne Germain, vice-presidenta de la International Women's Health Coalition (Coalición Internacional de la Salud de la Mujer), organización que promueve la legalización del aborto en otros países. En su artículo del International Journal of Gynecology & Obstetrics, publicado en 1989 con fondos de la Agencia para el Desarrollo Internacional, la FIGO (Federation of Gynecology and Obstetrics) y la organización proabortista Family Health International; Germain afirma que "el aborto es un acto de auto-defensa para las 129

mujeres, cuya salud, dignidad o derechos humanos básicos se ven amenazados por un embarazo no deseado". ¿Y a esto le llama la Primera Dama de EE.UU., Hillary Clinton, una delegación "con amplia base, un grupo orientado hacia la familia"? 10.3.2. La perspectiva de género El concepto de derechos reproductivos surge en el contexto ideológico de lo que se denomina la perspectiva de género (gender perspective), un tipo de feminismo radical que toma materiales ideológicos del marxismo unas veces y del liberalismo otras. La ideología de género asume que no existe relación entre la naturaleza y la cultura, disocia el sexo del rol social que el individuo (varón o mujer) desempeña en la sociedad, entiende la identidad sexual como algo construido a voluntad, disocia la sexualidad de la procreación, y la maternidadpaternidad de la filiación (María Calvo Charro, 2013). Todo ello nos debería asombrar todavía menos, conociendo cómo el marxismo o el liberalismo entienden las relaciones entre la ética y el derecho. El uso correctamente ético de la ciencia, incluidas las posibilidades técnicas de ayuda a la fecundación o en el caso contrario de ayuda a la planificación familiar, presupone que la naturaleza, la ética y el respeto a la biología no deben tener un lugar o constituirse en un punto de referencia en la legislación. Negada esa premisa es muy difícil, por no decir imposible poner límites a los adelantos científicos, o exigir que éstos respeten la dignidad humana. “Tanto en Pekin (1995) como en Estambul (1996), la familia es presentada como el lugar prototípico de la lucha de clase; en ella, la mujer es oprimida por el varón quien, imponiéndole el “fardo” de la maternidad, le impide realizarse al tiempo que aporta su contribución a la producción. La liberación de la mujer pasa pues por la destrucción de la familia. Tema clásico del neomaltusianismo, la destrucción de la familia aparece a partir de ese momento bajo la rúbrica de los “nuevos modelos” de familia: al lado de la familia monogámica y heterosexual tradicional, aparecen las – así llamadas – “familias” monoparental, homosexual, recompuesta, etc.” (Schooyans, Arbil nº 64). 10.3.3. El feminismo radical Las feministas antivida han estado ejerciendo su influencia en la ONU desde 1980. La organización más activa en este sentido es la WEDO (Women's Environment and Development Organization), de la ex-congresista y proabortista radical, Bella Abzug (1920-1998). Según el Washington Times, la Sra. Abzug es "parte integrante del antiguo activismo izquierdista". Cuando estudiaba en la universidad, fue una ferviente defensora del dictador soviético 130

Stalin, y dirigió reuniones a favor del Vietcong durante la guerra de Vietnam. Sin embargo, "esta mujer, una radical hasta los huesos que sólo representa a los grupos izquierdistas, ha pasado a ser nuestro portavoz oficial sobre asuntos morales y la familia". Gertrude Mongella, secretaria general de la Conferencia de Pekín, quien llamó a dicha conferencia "el inicio de una revolución social", fue cofundadora de la WEDO. El documento de Pekín refleja en gran parte la terminología y los objetivos de la WEDO y de otras organizaciones feministas radicales, pues presenta al matrimonio como la raíz de todos los males que sufren las mujeres, mientras presenta a los varones como opresores y explotadores. Aunque el documento de Pekín menciona el derecho de los padres a educar a sus hijos en la moral, con una rebuscada manipulación del lenguaje sugiere que, por encima de este derecho, el Estado puede intervenir en la educación sexual de los jóvenes. Repetidas veces afirma que "se debe poner énfasis en el papel de los adolescentes y en su responsabilidad en lo que concierne a su comportamiento con respecto a su reproducción, proporcionándoles servicios apropiados y consejos". Por supuesto, esto se refiere al "derecho" que los adolescentes supuestamente tienen, de recibir anticonceptivos y abortivos para que puedan tener relaciones sexuales a espaldas de sus padres. Este "derecho" está garantizado en países "desarrollados" como los EE.UU., donde en las "clínicas de salud" del gobierno, se entregan píldoras anticonceptivas y preservativos a menores de edad. También en las "clínicas de salud" de muchas escuelas públicas se entregan preservativos y se recomiendan píldoras anticonceptivas a adolescentes. Inclusive se remite a las menores de edad a clínicas abortistas, donde se les practican abortos sin que sus padres siquiera se enteren. Los que lograron estos "triunfos" de "liberar" a los hijos de sus padres en lo que concierne a la autoridad moral y la patria potestad en los países "desarrollados", quieren que en los países del Tercer mundo, donde todavía los padres conservan mayor autoridad legal y moral sobre sus hijos menores, se cometan los mismos errores. El Movimiento Mundial para el Control de la Población tiene un objetivo primordial: reducir drásticamente los nacimientos. Grandes cantidades de dinero se destinan para lograr este fin. El modo más fácil de hacerlo es estimular a las mujeres a que dejen sus hogares y compitan con el varón como lo hacen en los países "desarrollados". Por añadidura, la promoción de los anticonceptivos, el aborto y el lesbianismo, también es útil cuando se trata de impedir los nacimientos. El monstruo de múltiples tentáculos que representan las organizaciones y fundaciones que promueven "la cultura de la muerte", utiliza a las feministas radicales para lograr sus objetivos, mientras les hace creer que las está ayudando a obtener más derechos e inclusive más poder. 131

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11.Críticas científicas a la teoría de la superpoblación 11.1.

Julian Lincoln Simon: La economía esperanzadora

Profesor de economía en la Universidad de Maryland (Estados Unidos) y colaborador en el Cato Institute de Washington, Julian L. Simon (1932-1998) representa la corriente de científicos críticos con las tesis neomalthusianas. Sus investigaciones tuvieron una clara influencia en la política que llevó a cabo, el que fuera presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan. En la Conferencia Mundial de la Población de México de 1984 el gobierno estadounidense adoptó las ideas de Simon: las personas son creadoras de recursos y que el desarrollo es el mejor anticonceptivo. Gracias a los estudios de Julian L. Simon, Estados Unidos dejó de financiar los programas coercitivos de control demográfico por todo el mundo, entre ellos, la política asesina china del hijo único. En 1981 J. Simon publicó la obra “El último recurso” donde desmontó los falsos planteamientos neomalthusianos. 1ª Falacia: Tener menos hijos permite ahorrar más al gastarse menos. La experiencia evidencia otra realidad. Aquellos padres de familia que tienen más hijos suelen prescindir de algunos lujos y buscan trabajos más remunerados. Para ellos, sus responsabilidades familiares son el mejor incentivo para un mejor rendimiento laboral, y un consumo más responsable y ecológico. 2ª Falacia: Las poblaciones más grandes consumen más recursos. Simon muestra como en poblaciones más grandes, a un mismo capital se obtiene mejor rendimiento de este. Para ilustrar esta afirmación pone como ejemplo el sistema de transporte de bienes, personas e información. Una red de transporte extensa y diversificada sólo es rentable en lugares donde la población es más densa. A su vez esta red, estimula el desarrollo económico. “El crecimiento de la población no obstaculiza el desarrollo económico, tal y como lo defiende la teoría malthusiana, sino que aumenta los estándares de vida a largo plazo. Los problemas no surgen tanto por el exceso de población como por la falta de libertad política y económica” (Simon, 1998). Una población numerosa supone un mercado mayor que favorece el establecimiento de industrias de mayor tamaño, la reducción de costes de producción y la ampliación de la oferta de servicios. A la hora de iniciar una empresa, lo difícil es obtener los recursos de partida, pero una vez conseguidos, el esfuerzo para extenderlo a más personas es más pequeño.

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3ª Falacia: A mayor población, mayor contaminación y peor calidad de vida. Para Julian Simon el pesimismo con el que los neomalthusianos afrontan la “crisis” de nuestro planeta no responde a hechos científicos. “Los ecologistas reconocen que la calidad del agua y del aire en los países ricos, tales como Alemania o EE.UU. ha mejorado en las últimas décadas. Todo economista experto en agricultura sabe que la población del mundo está cada vez mejor alimentada desde la Segunda Guerra Mundial. Los demógrafos reconocen que la esperanza de vida casi se ha triplicado en los países ricos en los dos últimos siglos. Y los especialistas admiten que la disponibilidad de los recursos naturales ha aumentado, al tiempo que disminuyen los precios respecto a décadas o centurias anteriores” (Simon, 1998). Y concluye afirmando: “No hay ninguna razón económica que nos haga pensar que no continúe la tendencia positiva de mejora en la calidad de vida, al mismo ritmo que crece la población” (Simon, 1998). 11.1.1. Las verdaderas riquezas: Creatividad y esfuerzo emprendedor. Para Simon la mayor riqueza se encuentra en la creatividad y en el esfuerzo emprendedor de las personas. “Desde el punto de vista económico, tu mente importa tanto o más que tu boca o tus manos. A largo plazo, el efecto económico más importante del tamaño y del crecimiento de la población es la contribución que la gente adicional hace a nuestra reserva de conocimiento útil. Y esta contribución, a largo plazo, es lo suficientemente grande como para compensar todos los costes del crecimiento demográfico” (Simon, 1996). En una población con más habitantes es más fácil encontrar gente brillante con capacidad de innovar. Por ejemplo, a pesar de que el nivel de vida de los Estados Unidos y Suecia es muy parecido, Estados Unidos produce muchísimo más conocimiento científico al disponer de una población mayor. Otros ejemplos los encontramos en países altamente poblados como la India, China y Brasil, en donde existen gran número de científicos que están desarrollando líneas de investigación enormemente avanzadas. Las reservas de recursos naturales no son finitas pues son creadas por el recurso siempre renovable de la inteligencia humana. Materias como la madera, el carbón, el petróleo o el uranio no son recursos hasta que no se combinan apropiadamente con el ingenio humano. “Los seres humanos no son meras bocas adicionales que alimentar, sino mentes productivas e imaginativas que ayudan a crear soluciones a los 134

problemas humanos, dejándonos así en una mejor situación a largo plazo” (Simon, 1986). Para Simon la promoción del crecimiento demográfico es la inversión social más provechosa con diferencia. La mayor parte del coste de los niños recae sobre los padres que realizan los esfuerzos necesarios para su crecimiento, mientras el resto de la sociedad se beneficia de las ventajas que supone un niño más. “El verdadero problema de la población, pues, no es que haya demasiada gente o que nazcan demasiados niños. Es que otros deben sostener a cada persona adicional antes de que el recién nacido contribuya al bienestar de los demás […]. Un bebé es un bien duradero en el que alguien debe invertir concienzudamente mucho antes de que se haga mayor y comience a producir beneficios que compensen la inversión” (Simon, 1986). En contra de ciertas visiones reducidas que ven en los inmigrantes una carga para la nación y un competidor en los puestos de trabajo, Simon demostró que estas creencias carecen del más mínimo fundamento. “Los inmigrantes no solo no quitan puestos de trabajo, sino que los crean a través de sus compras y a través de su propensión a iniciar nuevos negocios”. 11.1.2. Propuestas: Libertad y justicia Para Simon parte de la solución pasa por tener un sistema económico que permita la libertad económica, que respete la propiedad y que sea capaz de crear una serie de leyes de mercado, justas y sensatas a las que todos se sometan por igual. Un ejemplo de cómo los problemas no los genera un exceso de población sino la ausencia de libertad económica y política lo tenemos en aquellos países que se dividieron después de la Segunda Guerra Mundial (la República Federal de Alemania y la República Democrática Alemana, Corea del Norte y Corea del Sur, y Taiwan y China). En todos estos casos, las economías de libre mercado han conseguido mejores rendimientos económicos que las economías centralizadas y planificadas. Aporta Simon un dato contundente cuando muestra como el único lugar en la Tierra donde la expectativa de vida cayó en el s. XX fue la Unión Soviética y las naciones del Este de Europa durante los gobiernos comunistas. 11.1.3. Una apuesta contundente A finales de los años 80, Julian Simon desmontó las tesis catastrofistas que el entomólogo Paul Ehrlich desglosó en su libro “La bomba de la población”, argumentos que ya hemos comentado anteriormente en este libro. Ehrlich descalifico públicamente a Simon diciendo que “conseguir que los economistas 135

entiendan de ecología es como intentar explicar una declaración de hacienda a un arándano”, y llevando su pesimismo al extremo, Ehrlich afirmó: “si fuese apostador, incluso apostaría a que Inglaterra no existiría en el año 2000”. Esta idea llevó a Simon a retar a Ehrlich a una apuesta pública de 10.000 dólares a que el coste de cinco materias primas, que no estuvieran controladas por el gobierno, no aumentaría en un plazo largo de tiempo. Paul Ehrlich aceptó el retó. Escogió cinco metales que a su parecer sufrirían grandes aumentos en sus precios: cromo, cobre, níquel, estaño y tungsteno. Propuso un período de diez años (1980-1990) y rebajó el importe inicial de la apuesta a apenas unos 1.000 dólares. Para 1990, la población mundial había crecido en más de 800 millones de personas en ese periodo, el mayor aumento en una década en toda la historia de la humanidad. Pues bien, el precio de todos y cada uno de los metales seleccionados por Paul Ehrlich habían bajado y, en algunos casos, se habían desplomado. En promedio, las cinco materias primas se habían abaratado un 38,2 %. ¿A qué se debía este descenso? Durante esos diez años se habían descubierto nuevos yacimientos metálicos, el monopolio del níquel canadiense había finalizado, se habían descubierto mejoras en el proceso productivo, la extracción del cromo había mejorado, también aparecieron sustitutivos de metales más caros, como cerámicas, plásticos u otras aleaciones más baratas, …Todas ellas habían ajustado a la baja el precio de los cinco metales seleccionados. El 11 de octubre de 1990, Julian Simon recibió un cheque enviado por Paul y Anne Ehrlich por valor de 576,07 dólares.Julian Simon propuso una segunda apuesta a Ehrlich, pero este se negó. A fin de cuentas, tal y como predijo Simon años más tarde, siempre se producirán dos fenómenos: “todas las condiciones materiales de la humanidad seguirán mejorando” y sin embargo “los humanos seguirán quejándose de que todo va de mal en peor”. Sin embargo Julian Simon mantiene su visión esperanzadora sobre la población. En la introducción del libro “El estado de la Humanidad” (1995), afirma: “Añadir más gente causa problemas. Pero las personas también son los medios para superar las dificultades. El principal combustible para acelerar el progreso es nuestra reserva de conocimientos y los frenos son nuestra falta de imaginación y las regulaciones sociales desacertadas. Los seres humanos son el recurso más importante, especialmente las personas capacitadas y con pujanza, los jóvenes esperanzados y dotados de libertad que quieren aplicar su voluntad e imaginación en su propio beneficio y que de ese modo inevitablemente lo aplican también en beneficio de todos nosotros” (Simon, 1995). 136

11.2.

Norman Borlaug: El hombre que salvó mil millones de vidas.

Premio Nobel de la Paz de 1970, Norman Borlaug, considerado el padre de la agricultura moderna, ha sido el artífice de la mayor revolución alimentaria de la historia de la humanidad. Él ha sido llamado “el hombre que salvó mil millones de vidas”. Su reconocimiento se debe a sus trabajos científicos realizados en México (1956), donde diseñó, multiplicó y desarrolló variedades de cereal de alto rendimiento, principalmente un trigo de espiga corta, resistente a enfermedades. Paralelamente, desarrolló la tecnología necesaria para producirlas, logrando duplicar e incluso triplicar las cosechas. Estos descubrimientos pudieron transferirse a otros países como India, Pakistán, China, algunos países de América Latina y África. Cuando recibió el premio Nobel de la Paz, en su discurso declaró que la Revolución Verde había supuesto “un éxito temporal en la guerra del hombre contra el hambre”, pero influido por los malos augurios que los neomalthusianos difundían por aquella época, concluyó que si no se limitaba el poder reproductivo del género humano, él éxito de la Revolución verde sería efímero. Treinta y cinco años más tarde, en la investidura como doctor Honoris causa por la Universidad de Granada, había cambiado de idea. “Ahora afirmo que el mundo posee la tecnología -bien disponible en este momento o bien muy avanzada en términos de investigación- para alimentar a una población de 10.000 millones de personas en un contexto de medio ambiente sostenible. Estos incrementos en productividad pueden conseguirse en todos los aspectos del cultivo, es decir, mejorando la preparación de la tierra, el riego, la fertilización, el control de malas hierbas e insectos, y las técnicas de cosechar. Para ello, se requerirá una adecuada investigación tanto en la mejora convencional como en la biotecnología, para asegurar que el mejoramiento genético de los cultivos alimentarios continúa al ritmo necesario para adecuarse al crecimiento de la población mundial. La cuestión más pertinente hoy en día es si se permitirá a los agricultores el uso de esta nueva tecnología. Los extremistas del movimiento medioambiental en las naciones ricas, parecen hacer todo lo que pueden para detener el progreso científico. Algunos grupos anticientíficos y antitecnológicos, pequeños y vociferantes, aunque bien financiados, están ralentizando la aplicación de las nuevas tecnologías, tanto derivadas de la biotecnología como incluso de los métodos convencionales de la ciencia agrícola” (Borlaug, 2005).

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Como ejemplo de progreso, la producción de trigo de alto rendimiento en la India ha liberado 70 millones de hectáreas de suelo para otros usos. Norman Bourlaug ha sido objeto de numerosas críticas por parte de grupos ecologistas como Greenpeace, principalmente por su posición favorable hacía las semillas transgénicas. En una entrevista, el científico respondía con dureza a estas críticas irracionales: "Lo dicen porque tienen la panza llena; la oposición ecologista a los transgénicos es elitista y conservadora. Las críticas vienen, como siempre, de los sectores más privilegiados: los que viven en la comodidad de las sociedades occidentales, los que no han conocido de cerca las hambrunas. Yo fui ecologista antes que la mayor parte de ellos. Pero tienen más emoción que datos" (Borlaug, 2009). Son muchos los economistas que coinciden en reconocer que la Tierra posee recursos suficientes para alimentar a más del doble de la población actual, pero la cuestión no es de medios sino de voluntad política. En los últimos años hemos asistido, desgraciadamente, a un proceso de reducción en el apoyo internacional a la agricultura. Entre 1888 y 1999, los Estados Unidos redujeron sus fondos de 4.900 millones de dólares a 2.500 millones. Si en los años 80 los préstamos que el Banco Mundial daba al sector primario, representaban el 25% del total de sus créditos, hacia el año 2000, esta cifra cayó en un 7%, lo que representa algo así como 1.100 millones de dólares. De la misma manera, las ayudas de las bancas regionales a la agricultura, han ido disminuyendo de la misma manera (Fonds internacional de développment agricole. Cit. Rollet, 2004, p. 114).

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11.3.

Colin Grant Clark: El progreso está en el crecimiento

Director del Instituto de Economía de la Universidad de Oxford, Colin Grant Clark, junto con Julian L. Simon representan el grupo más conocido de científicos optimistas con el crecimiento de la población. C. G. Clark se caracterizó por tener una visión esperanzadora del ser humano. Católico por convicción, fue consultor del Vaticano en temas demográficos. La encíclica Populorum Progressio (1967) lo cita especialmente. También asesoró al gobierno australiano en temas de economía, lo que le permitió poner en práctica sus teorías. En la obra “El crecimiento de la población” (1969) Clark cuestiona las tesis malthusianas afirmando que es precisamente el crecimiento de la población el que incentiva las mejoras en la productividad y que por tanto es un motor y no lastre de la economía. Un claro ejemplo de esto sería el desarrollo de la agricultura durante el Neolítico hace 10.000 años. Este hecho sólo fue posible gracias a que las poblaciones crecieron en número, obligando a estas a emplear una serie de técnicas costosas y trabajosas que únicamente son rentables cuando se aplican a gran número de personas. Otros ejemplos los tenemos en la Grecia de los siglos VII y VI a. de C., los Países Bajos de los s. XVI y XVII, Gran Bretaña en los siglos XVIII y XIX, Japón a finales del siglo XIX y primeras décadas del s. XX, la India actual, etc. Así mismo, Clark demostró con pruebas que, en el período entre 1950 y 1969, aquellos países en vías de desarrollo que presentaban crecimientos demográficos altos, no solamente no se empobrecieron, sino que tuvieron unas tasas de crecimiento económico elevadas. Las únicas excepciones a esto las encontró en Haití, Indonesia y República Democrática del Congo, países que habían sufrido, por largos años, la pésima gestión de sus gobernadores. Clark, junto con otros economistas encontraron datos que demostraban que los costes per cápita de las infraestructuras modernas disminuyen a medida que crece la población. Este hecho desmiente la base de los argumentos de los promotores del control de población. Otros estudios, realizados por importantes economistas, han avalado estas conclusiones: Nick Eberstadt (Population Control and the Wealth of Natiosn: The impications for american policy, 1981), Antonio Celia y Henry Mandelbaum (Econocmic Growth in 20 latin american countries, 1981) y Dai-hai Ding (Economic Development and population control in China, 1982). A pesar de lo que argumentan los antinatalistas, no existen pruebas de que las poblaciones con mayor densidad de población tiendan a tener rentas per cápita más bajas. Países como Alemania, los Países Bajos, Japón, Singapur, Hong Kong o Taiwan son regiones densamente pobladas, y por el contrario son países con elevadas rentas per cápita.

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Para Colin Clark “Los recursos del mundo bastarán de sobra, a la luz de los nuevos conocimientos técnicos para satisfacer las necesidades alimentarias y materiales de la humanidad”. La FAO le dio la razón en un informe elaborado en 1994, donde reconoce que si los recursos actuales se potenciaran al máximo serían suficientes para alimentar al doble de la población. En 1972, Colin Clark calculó que si se hubieran cultivado las tierras entonces disponibles con las tecnologías más avanzadas del momento, se habría podido alimentar sin problemas a 35.100 millones de personas. Roger Revelle, exdirector del Centro de Estudios sobre Población de Harvard, se muestra más optimista cuando afirma que los recursos agrícolas mundiales son capaces de proporcionar una dieta diaria de 2.500 calorías para 40.000 millones de personas, usando menos de la superficie terrestre libre de hielos (frente a 1/9 que se emplea actualmente) (Revelle, 1984). El economista indio Raj Krishna confirma estos datos con sus estudios afirmando que la agricultura india es potencialmente capaz de alimentar no sólo al pueblo indio sino también a la totalidad de la población mundial. “… la cantidad de tierra de la India que puede llevarse a cultivo en regadío puede duplicarse… Incluso en Punjab, el estado indio en que la agricultura está más avanzada, el rendimiento en trigo puede duplicarse. En otros estados puede aumentarse entre 3 y 7 veces. Los rendimientos de arroz en la estación monzónica pueden aumentarse de 2 a 13 veces; los de arroz en la estación seca, de 2 a 13,5 veces, los del mijo indio, de 2 a 11 veces; los de maíz, de 2 a 10 veces; los de cacahuete, de 3,5 a 5,5 veces y los de patata, de 1,5 a 5,5 veces” (Raj Krishna, 1980). La FAO reconoció en un informe de 1994, que se puede alimentar a la actual población del mundo con los recursos actuales, y si estos se potenciaran al máximo serían capaces de alimentar al doble de la población. La Asociación Alemana de Productores Agroquímicos ha realizado un exhaustivo informe sobre las reservas alimentarias de la tierra, basado en la determinación de las áreas cultivables. Sus conclusiones exponen que existen miles de millones de hectáreas cultivables (no forestales) en nuestro planeta. También la FAO reconoció en 1980 que sólo el 40% de las tierras potencialmente agrícolas están cultivadas. En el prólogo de la edición española de “El aumento de la población” de Colin Clark, el geógrafo Manuel Ferrer Regales resume la tesis de Clark de la siguiente forma: “El hombre es el máximo recurso de todos los recursos naturales: no es sólo su gran usuario sino, además, su gran descubridor y explotador. La 140

historia confirma una y otra vez que el hombre, ante las dificultades, suele reaccionar como ante un desafío, despertando y desarrollando al máximo sus energías inventivas y su capacidad de trabajo. El hombre ha sabido encontrar, aún en épocas de un desarrollo técnico muy inferior al nuestro, soluciones dignas a sus problemas. Así se ha construido el progreso” (Ferrer, 1979).

Figura 15: a) Julian Simon, planteó una economía esperanzadora, criticando el pesimismo neomalthusiano b) Norman Borlaug, padre de la Revolución Verde c) Gary Becker, premio Nobel de Economía 1992, defiende el papel de la familia como núcleo central de la economía por su inversión desinteresada en la educación y formación de los hijos.

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11.4.

Gary Becker: La familia como fundamento de la economía

Gary Stanley Becker (1930-2014) recibió el Premio Nobel de Economía en 1992. De origen judío, en 1997 fue nombrado por el papa Juan Pablo II miembro de la Academia Pontificia de las Ciencias. Es un reconocido experto en temas de población, familia, desempleo y estado del bienestar. En 1964 Becker publicó la obra El capital humano (Human capital) donde propone un modelo que relaciona el modelo de capital humano con la familia y el crecimiento económico. Becker considera que el capital humano es clave en el desarrollo económico y que la inversión en la educación de los niños de hoy se recupera en el futuro en forma de una mejor y mayor producción. Becker recuerda que el capital humano procede fundamentalmente de las familias. Son ellas las que se preocupan de sus hijos e intentan promover su educación y valores, con grandes esfuerzos y sacrificios. Con este análisis desmonta todos los ataques contra la familia, situándola en el núcleo de la economía. Gary Becker prioriza entre todos los factores productivos al capital humano, entendido como todas aquellas habilidades y cualidades humanas que la persona tiene al nacer, que va acumulando durante la vida y que contribuyen a que realice su trabajo de manera más eficiente, aumentando su productividad. Al poner a la persona en el centro de la economía se descubren los vínculos esenciales que existen entre familia y economía. Becker lo resume en dos ideas: · La familia realiza una gran inversión en capital humano. Esta inversión que realizan los padres en áreas como la salud o la educación, a ellos no les producen beneficios. Nadie más lo haría sino los padres, ni aun el gobierno. Incluso esta inversión implica una renuncia a otros bienes materiales (coches, viajes, etc.) pero esto sólo es posible porque los padres consideran que los hijos son un bien mayor, superior a cualquier otro bien de consumo. · La sociedad no crece ni se desarrolla si no invierte en capital humano. Cuando los padres realizan un esfuerzo en conseguir que sus hijos sigan estudiando para llegar a la universidad, en lugar de ponerlos a trabajar desde jóvenes, realizan una gran inversión que repercute en el desarrollo global de un país. Pero esto no es todo. Cuando Becker profundiza en el tema de la familia, presenta el matrimonio como una ganancia donde tanto el varón como la mujer obtienen un beneficio mayor que el que obtendrían permaneciendo solteros. Parte de esa ganancia son los hijos. 142

El papel de los padres en la educación de los hijos es fundamental en la consolidación de ese “capital humano”. Es en la familia donde se forma la personalidad del niño. Es ahí donde el niño aprende los conocimientos y virtudes que serán altamente apreciados en la sociedad: sentido del servicio, solidaridad, puntualidad, iniciativa, etc. En esta formación, agrega Gary Becker, el papel de la madre es esencial: es ella quien despierta estas cualidades y quien enseña al niño a estudiar, a ordenar sus cosas, a ahorrar, etc. De ahí que el valor específico de la actividad materna debería ser reconocido en, y por la sociedad. Un niño no sólo es un bien para sus padres; es un bien para la sociedad, por ello la actividad materna no es simplemente un bien “privado”; es un bien aportado a la sociedad. Por ello, el Estado debería ofrecer a la mujer las condiciones para que libremente decida consagrarse a la familia, optar por una profesión, o conciliar ambas tareas. La confirmación de esto viene corroborada por un estudio llevado a cabo por el investigador francés Michel Duyme (“lo adquirido y lo innato”), quien ha revelado como la influencia de la familia de acogida, es determinante para el coeficiente intelectual de los niños adoptados (Le Monde, 1 de agosto de 1999). Becker afirma que es necesario que los matrimonios tengan hijos pues es lo único que garantiza que el crecimiento de un país sea duradero. Por ello llega a afirmar que: “un país sin personas no contará con el capital humano ni con la mano de obra necesaria para seguir generando riqueza. Sólo con familias numerosas se puede resolver el problema de la pobreza en el mundo”. Más aún, Becker se atreve a reconocer lo dañino que es el divorcio para la sociedad desde el punto de vista económico. Cuando una pareja se divorcia los principales afectados son los hijos. Estos se ven impactados emotiva y psicológicamente, y esto repercute a corto plazo en sus rendimientos escolares y en el futuro en su productividad. Por todo ello, Becker considera que es urgente poner medidas de apoyo a la familia. Este punto ha sido corroborado por los estudios del francés Claude Martin quien ha estudiado el postdivorcio en su obra L´apres divorce. Lien familial et vulnérabilité, 1997. Martin muestra con datos como el divorcio aumenta el riesgo de marginalización, e incluso de exclusión, del cónyuge separado más vulnerable. En su trabajo Martin constata como la familia se percibe como una riqueza, una protección cercana, un lugar de solidaridad, e incluso un “lugar de supervivencia”, ante las carencias del Estado del Bienestar. La familia es capaz de enfrentarse a problemas sociales que el Estado es incapaz de resolver: rechazo, falta de inserción, exclusión, etc. Por toda su obra, Gary Becker recibió en 1992 el premio Nobel de economía. Aconseja a las Naciones Unidas, cuya mayor preocupación es reducir el 143

crecimiento de la población y la miseria en el mundo, que es preferible dar buenos consejos económicos a las naciones pobres, antes que invertir en programas de control de natalidad. La “bomba de la población” sólo se desactiva con la implantación de un sistema económico de mercado libre y la promoción de políticas educativas. Según Becker los anticonceptivos más eficaces son el desarrollo económico y la educación, sobre todo de las mujeres, y no los planteamientos restrictivos de “planificación familiar”.

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11.5.

Schultz: Necesidad de invertir en capital humano

Theodore W. Schultz (1902-1998), junto a Becker, pertenece a la que se ha llamado Escuela de Economía de Chicago. Sus investigaciones han revelado que la inversión en capital humano no solamente no es un gasto que impide la acumulación de capital, sino que a la larga es más importante para el crecimiento económico que la misma acumulación de capital. En la obras El valor económico de la educación (1968), Schultz afirma que las inversiones en capital humano son el aspecto central del desarrollo de los países con altas rentas per cápita. Por ello los gastos en educación y sanidad son en realidad inversiones en la capacidad productiva de las personas. “Verdaderamente, la característica más destacable de nuestro sistema económico es el crecimiento en capital humano. Sin él, sólo habría trabajo manual duro y pobreza, excepto para aquellos que obtienen ingresos de la propiedad” (Schultz. Cit. Sánchez, 2008, p. 133). Otras contribuciones a la idea de la importancia del capital humano han sido las de Jane Jacobs (1961) respecto a la sociabilidad y la vida urbana, Pierre Bourdieu (1983) respecto a la teoría social y James S. Coleman (1998) dando importancia al contexto social en la educación. Recientemente el trabajo de Robert D. Putman considera al capital humano como punto clave de la discusión política y científica. El Banco Mundial también ha recogido esta idea cuando afirma que “cada vez hay más pruebas de que la cohesión social es decisiva para que las sociedades prosperen económicamente y para que el desarrollo sea sostenible” (Banco Mundial, 1999). También hemos empezado a valorar el capital social como punto central del desarrollo y del mantenimiento organizativo (Cohen y Prusak 2001). El matrimonio estable y su descendencia, las relaciones de parentesco, constituyen la fuente primaria de capital social. A partir de ellas se extiende hacia otras instituciones sociales, escuelas, empresas, comunidades territoriales, los vecinos, el barrio, la ciudad, etc. hasta un tercer nivel configurado por el mundo asociativo.

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11.6.

Otros autores críticos con las tesis malthusianas

Siendo los principales, Julian Simon, Colin Grant Clark y Gary Becker no son los únicos economistas críticos con la visión catastrofista del crecimiento demográfico. Entre ellos podemos destacar importantes personalidades del mundo universitario y renombrados economistas ganadores del Premio Nobel (Simon Kuznets, 1971; Friedrich Hayek ,1974; Amartya Kumar Sen, 1998). En un rápido análisis de estos autores veremos que algunas de sus ideas claves se repiten y complementan: Ven la población como un recurso y no como un problema. Creen que el ingenio y la inventiva humana siempre permiten encontrar la forma de abastecer poblaciones numerosas. Desconfían de las políticas que pretenden establecer límites físicos a la población. Creen que la “capacidad de carga” de una zona o de la Tierra se puede ampliar por medio de nuevas tecnologías más eficientes. Nos apoyaremos en el trabajo realizado por el profesor de demografía Jesús Javier Sánchez Barricarte (El crecimiento de la población mundial, 2008), donde da más detalle de cada uno de estos autores. 11.6.1. Paul Leroy-Beaulieu (1843-1916). Fue muy crítico con los planteamientos maltusianos. Basándose en una rigurosa investigación de los datos demográficos de Francia sostuvo que el problema real de los países civilizados era el estancamiento o descenso de su población. De su estudio concluye que un retroceso demográfico repercute negativamente en la productividad y la capacidad de iniciativa, mientras que un aumento de la población favorece el espíritu de empresa y la creatividad (Oberbeek, 1984). 11.6.2. Adolphe Landry (1874-1956) Este demógrafo francés advierte de las nefastas consecuencias que la despoblación conlleva en la productividad económica. En su obra La revolución demográfica (1934) analiza como a una caída de la mortalidad, sigue un natural descenso de la natalidad. Si este descenso disminuye por debajo del nivel de reemplazo, esta sociedad corre peligro de perder lo ganado. Como apoyo a su tesis aporta datos de civilizaciones que se han extinguido como consecuencia de la despoblación. 11.6.3. Alfred Sauvy (1898-1990)

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Economista, demógrafo y sociólogo francés, es el creador del prestigioso Instituto Nacional de Estudios Demográficos de París. Reconocido como uno de los más prestigiosos demógrafos internacionales, publica en 1973 el libro ¿Crecimiento cero? donde cuestiona las tesis que defienden la idea del estancamiento de la población. Según Sauvy cuando un ser humano nace a la vida, viene con una boca para alimentarse, pero con dos manos para trabajar. Por ello, es falso afirmar que el crecimiento de la población en un medio limitado reduce la parte de riqueza que le corresponde a cada uno. Durante la Primera Conferencia mundial de Población celebrada en Roma en 1954, Alfred Sauvy, que encabezaba la delegación francesa, aportó un dato relevante. Si la solución al progreso económico fuera la reducción del crecimiento demográfico, entonces Francia debería ser el país más rico del mundo ya que llevaba dos siglos encabezando en el mundo la reducción de la fecundidad. Sauvy siempre estuvo a favor de una política moderadamente natalista. El envejecimiento de la población de un país, pensaba, es sinónimo de decadencia. En 1952, Alfred Sauvy acuñó la expresión “Tercer Mundo” para referirse a aquellos países que son “ignorados, explotados y despreciados”. Sauvy denuncia que la desnutrición de las poblaciones surge de una inquietante distribución de los recursos naturales. Si bien durante el siglo XX, la producción global de alimentos ha crecido más rápido incluso que las poblaciones humanas, la escasez de alimentos sigue siendo un problema muy importante en muchas regiones. Estas hambrunas son debidas, en la mayoría de los casos, a los errores políticos de los países que los sufren, como la que se produjo en China en los “años negros” 1968-1979 con una mortalidad elevada debido a la colectivización forzosa que impuso la política del “gran salto adelante”, y la prioridad dada a la investigación militar. 11.6.4. Pierre Chaunu (1923- 2009) Este historiador francés, a lo largo de su extensa obra, ha alertado de los peligros que el colapso demográfico puede ocasionar a la población mundial. En su opinión el fenómeno de implosión de la fecundidad no tienen precedente alguno en la historia de Occidente. Para Chaunu es primordial salvar la vida. Si queremos asegurar la pensión de nuestros mayores es esencial asegurar antes el nacimiento de nuestros pequeños. Partiendo del hecho de que los niños son necesarios para la sociedad, Chaunú afirma que es de justicia que el coste de su crianza recaiga sobre esta. Para ello propone socializar el coste de la reproducción. No cree que el Estado deba seguir aprovechándose del trabajo y dedicación desinteresada de tantas madres y familias sin apenas colaborar y no reconocerlas ningún derecho. Investigador incansable y amante de las cifras y los datos, denunció la 147

manipulación de los datos poblacionales publicados por las Naciones Unidas. Su estudio reveló cómo muchas de las cifras africanas estaban exageradamente infladas. África tiene cien millones menos ciudadanos de lo que indican las cifras oficiales. Un censo llevado a cabo en Nigeria en 2006 reveló como efectivamente las cifras no concordaban con los datos ofrecidos por las Naciones Unidas.

Figura 16: a) Alfred Sauvy, b) Pierre Chaunu, c) Gerad François Dumont

11.6.5. Gérard-François Dumont (1948) Dumont es un demógrafo francés profesor de la Universidad de la Sorbona y discípulo de Alfred Sauvy. Para Dumont los análisis demográficos de Paul Ehrlich y Meadows carecen de cualquier base científica, y pueden considerarse como una incitación al genocidio de los pobres. En realidad el catastrofismo neomalthusiano, al culpar a la población, lo que hace es enmascarar las causas reales de los males que acontecen a la humanidad como son el hambre, la pobreza, las guerras, las pésimas gestiones políticas y la corrupción en los gobiernos. Occidente se puede enfrentar a un invierno demográfico si sigue las directrices antinatalistas. Es urgente por tanto volver a recuperar el valor por la vida humana y restaurar la solidaridad entre generaciones mediante políticas protectoras de la familia. Según Dumont el mayor progreso realizado por la humanidad en el último siglo ha sido la reducción de la mortalidad en proporciones extraordinarias y la elevación de la esperanza de vida de las personas. “En numerosos países, la mortalidad infantil, la mortalidad maternal y la de los niños y de los adolescentes han disminuido en más de un 95%”. 11.6.6. Jean-Claude Chesnais (1948- ) Estadista y sociólogo, discípulo de Alfred Sauvy, Jean-Claude Chesnais es 148

director del Instituto Nacional de Estudios Demográficos de Francia. En su obra La revancha del Tercer Mundo, desmonta, con una pródiga documentación, los dos tópicos sobre el Tercer Mundo: el malthusiano y el marxista, que achacan el subdesarrollo al crecimiento demográfico y a la explotación capitalista respectivamente. Para Chesnais el crecimiento demográfico tiene elementos positivos. Supone un gran estímulo para incrementar el nivel de vida, ya que aporta mano de obra, amplía los mercados y favorece la producción en serie. Si el aumento de la población viene acompañado por la mejora en el sistema educativo, en las condiciones sanitarias, entonces se produce una mejora de la cualificación y capacidad de trabajo de los individuos y se fortalecen su actitud frente al ahorro y la inversión ya que amplía las expectativas de vida. Chesnais aporta como dato la evolución que han tenido los países del Tercer Mundo. Entre 1945 y 1985 su población pasó de 1.500 a 3.700 millones (una tasa de incremento del 2,5%), mientras que entre 1950 y 1980 la tasa media de crecimiento económico fue exactamente del doble (un 5%). Si en algunos países ha habido una regresión económica se ha debido a las guerras y a la pésima gestión política de sus gobernantes. La historia ha desmentido las teorías de Malthus, pero la opinión pública parece no haberse enterado porque, como apunta Chesnais, “son las teorías catastrofistas las que ejercen especial atractivo sobre la imaginación”. Pretender culpar a la población del fracaso económico es una postura abusivamente simplista que no reconoce que los factores determinantes del progreso económico son mucho más complejos. La economista francesa Sylvie Brunel (El subdesarrollo, 2000. Mensajera. Bilbao) apunta como la alta densidad de población ha estimulado las innovaciones agrícolas y que gracias a estos adelantos esa misma población está mejor alimentada. El experto en economía africana Sanou Mbaye, en su artículo “El despertar económico de África: A contracorriente de la crisis”, resalta cómo “durante la recesión mundial de 2009, África y Asia fueron las dos únicas regiones del planeta donde el PNB creció” (Mundo negro, nº 569). M.S. Swaminathan, el padre de la revolución verde en la India, afirmaba: “Los discursos sobre el hambre en el Tercer Mundo son generalmente tergiversados por las ideas falsas… El Tercer Mundo no sufre hambre sino pobreza que no es lo mismo y que no exige las mismas soluciones”. Los países pobres no están atrapados por la “espiral del hambre y la pobreza”. Según datos de la FAO, en 1950, un tercio de la humanidad (34%) estaba mal alimentada. En 1990, el porcentaje se redujo al 20%. En 2010, el porcentaje de personas subnutridas en los países en desarrollo rondaba el 16%. Uno de los indicadores más fiables del desarrollo es la esperanza de vida. Pues 149

bien, esta ha ido en aumento en los países más empobrecidos, desde 1960 a 2012. Etiopía ha pasado de 38 a 63 años, Tanzania ha subido de 43 a 61 años y Sudán de 48 a 62 (www.datosmacro.com, 2014). Otro factor clave es la evolución de las exportaciones, que ha visto en los últimos años como el peso de los productos elaborados aumenta frente al de las materias primas. En América Latina las manufacturas suponen un tercio de sus exportaciones; en África se acerca a un sexto y en Asia este mercado es el mayoritario. China se convierte en el principal exportador de manufacturas del mundo, por encima de Japón y EE.UU. Se prevé que para el 2018, China podría cubrir más de la tercera parte (35%) de la oferta mundial de productos manufacturados. Las situaciones de hambre extrema son siempre resultado de enfrentamientos bélicos. Un informe de Médicos sin Fronteras denuncia cómo las facciones en guerra crean situaciones de hambre para conseguir el suministro de alimentos y medicinas, que luego son desviadas. Así la ayuda humanitaria se convierte en alimento de nuevas guerras. Otro de los hechos que Chesnais ha denunciado es la enorme desproporción que se está produciendo en el mundo entre varones y hombres. En 1997 la Organización Mundial de la Salud descubrió que en China desde 1980 “faltaban” cerca de 50 millones de niñas respecto a los niños. Análoga desproporción – de cerca de 60 millones de niñas – ha sido registrada en la India donde, por motivos culturales y económico-sociales, se considera mejor tener hijos varones y por eso se suprimen las hijas durante el embarazo. Jean Claude Chesnais denunció en “Le Monde” que “no está excluido que el déficit de mujeres alcance los 200 millones en 2025 en el planeta”. No obstante, Chesnais mantiene una posición optimista y cree que el Tercer Mundo saldrá adelante con el libre mercado. Si adopta la sensatez económica, dice, le espera un despegue como el del Primer Mundo en el pasado; pero esta vez con una importancia histórica mucho mayor, pues afectará a una población diez veces más grande. 11.6.7. Simon Kuanets (1901-1985) Economista de origen judío, trabajó en varias universidades estadounidenses y recibió el Premio Nobel de Economía en 1971. Kuznets elaboró una inmensa base de datos históricos sobre la actividad económica de varios países desarrollados en los últimos 200 años. De su investigación concluye que no existe ningún caso en el que un aumento sostenido de la población haya producido un descenso en la producción per cápita del país. En su opinión la batalla contra la enfermedad es uno de los grandes hitos del 150

progreso humano. El descenso de las tasas de mortalidad infantil redujo el derroche humano y económico que suponía criar gran número de hijos que luego fallecían antes de poder incorporarse a la vida laboral. El control de las epidemias también ha permitido iniciar nuevos proyectos empresariales. Así mismo, el aumento en la esperanza de vida, logra que las personas puedan trabajar durante más tiempo. Kuznets siempre fue muy crítico con la pretensión de muchos economistas y políticos de medir el bienestar tomando como indicador exclusivamente la renta per cápita. Sus estudios le llevaron a demostrar como el modelo de consumo propuesto por Keynes sólo funcionaba a corto plazo, pero que a largo plazo es insostenible. Estos trabajos le llevaron a colaborar con el Departamento de Comercio estadounidense para elaborar la medida del Producto Interior Bruto del país. En su obra, Kuznets valora positivamente la presencia de hijos dentro de las familias ya que, no solamente son una inversión productiva futura, sino que suponen un incentivo para los padres en su trabajo y en su capacidad de ahorro. Según Kuznets, un país que permite una elevada tasa de natalidad y de inmigración es signo de su confianza en el futuro. 11.6.8. Friedrich August von Hayek (1899-1992) Friedrich August von Hayek (1899-1992) fue un filósofo, jurista y economista de la que se ha llamado Escuela Austriaca. Hayek ha sido uno de los grandes economistas del siglo XX y es considerado por muchos uno de los padres del liberalismo moderno. Fue galardonado con el Premio Nobel de Economía en 1974. En su obra “La fatal arrogancia. Los errores del socialismo” (1988) denuncia como personas bien formadas y sensatas se niegan a reconocer el vínculo que hay entre el incremento de la población y el desarrollo de las civilizaciones. Para Hayek la visión pesimista de Malthus sobre el progresivo empobrecimiento mundial a medida que aumenta la población es un grave error. Según Hayek el economista inglés no tuvo en cuenta que a medida que crece la población aumenta la diversificación y la especialización en el trabajo, lo que permite aprovechar recursos económicos anteriormente poco rentables y así aumentar la productividad global del sistema. Según Hayek el nivel de civilización actual es el resultado de la población que existe en este momento. Más aún, si la población actual se redujera a las cifras de hace 10.000 años, como algunas organizaciones pretenden, la humanidad no podría preservar la civilización que hoy disfrutamos. Por todo ello, considera indignantes aquellas políticas demográficas que 151

pretenden convertir los países en desarrollo en algo parecido a parques naturales protegidos. En opinión de Hayek la supervivencia de la humanidad depende de una economía que fomente el crecimiento, no solamente a nivel económico, sino también demográfico. 11.6.9. Ester Boserup (1910-1999) Economista danesa trabajó para las Naciones Unidas así como para otras organizaciones internacionales. Su obra más famosa fue publicada en 1965 con el título Las condiciones del desarrollo en la agricultura: La economía del cambio agrario bajo la presión demográfica. El trabajo de Boserup cuestiona la tesis malthusiana de que los métodos agrícolas limiten la población por hambre y miseria. Al contrario, es precisamente la población la que determina los métodos agrícolas, facilitando su innovación y desarrollo. En sus investigaciones, Boserup descubrirá que es justamente la presión demográfica la que permite encontrar nuevas maneras de aumentar la producción de alimentos, con técnicas agrícolas más intensivas. Para Boserup la historia de la humanidad está llena de diversos cambios tecnológicos que se han conseguido tras muchos años, incluso siglos de investigación, llevadas a cabo por gran cantidad de personas. En todos estos avances Boserup reconoce el importante papel que ha desempeñado la demografía en la motivación y transmisión del progreso tecnológico. Si algunas sociedades no llegaron a desarrollar estas tecnologías se debe a que su reducida densidad demográfica hacía poco eficiente su desarrollo. Boserup centra su análisis en los progresos agrícolas, afirmando que estos se hacen rentables cuando existe una presión demográfica suficiente. En este sentido, demuestra como muchas sociedades se quedaron en una etapa primitiva de desarrollo tecnológico e industrial porque su población era demasiado pequeña y dispersa como para poder crear infraestructuras adecuadas a la aplicación de procesos tecnológicos más avanzados. Se ha comprobado como poblaciones que pierden densidad de población vuelven a métodos de producción menos intensivos, no porque no los conozcan, sino porque no los necesitan. Este fenómeno se ha llamado “retroceso técnico”. Las ideas de Boserup han influido en otros autores y en las investigaciones sobre sobre la relación entre el crecimiento de la población y los cambios en la producción agrícola de países en vías de desarrollo. Por ejemplo, el estudio realizado por Matthew Lockwood sobre el continente africano confirma la tesis de Boserup, al mostrar como aquellas regiones donde hay un fuerte crecimiento, se produce una búsqueda de nuevas tecnologías y nuevos recursos, tendencia que sólo no se cumple en aquellos países que sufren la guerra, la pobreza 152

extrema o la sobreexplotación.

Figura 17: a) Friedrich August Von Hayek, b) Ester Boserup, c) Peter Thomas Bauer

11.6.10. Peter Thomas Bauer (1915-2002) Economista húngaro, estudió en Cambridge y recibió en 2002 el primer “Premio Milton Friedman al avance de la libertad”. La gran contribución de Bauer se refiere al campo de la economía del desarrollo, el desarrollo internacional y la ayuda exterior. Partidario del liberalismo económico defendió que el estado debía limitar sus funciones, ya que la experiencia demostraba que el intervencionismo, la privación de libertad y el proteccionismo sólo favorecían la corrupción, la economía sumergida y la pobreza. Bauer niega que la pobreza y la densidad de población estén correlacionados. En su opinión el progreso y la economía dependen de la conducta de la gente y no de su número. Por ello, el aumento de la población en los países del Tercer Mundo no es una amenaza para su progreso, sino que lo son las malas decisiones que toman a veces sus políticos. De los 21 países más pobres del mundo, sólo 7 tienen una densidad superior a los 100 habitantes por kilómetro cuadrado. Por el contrario, entre los 21 países más ricos, 12 superan esa cifra y 5 de ellos (Japón, Holanda, Bélgica, Singapur y Hong Kong) tienen una densidad mayor a la de la India (Arbil, nº49). Afirmará que la planificación central, la ayuda exterior, el control de precios y el proteccionismo, más que erradicar la pobreza y la corrupción la perpetúan, y que una intervención gubernamental excesiva no hace sino politizar la vida económica y reducir la libertad individual. Su experiencia de trabajo en Malasia y África le permitió confirmar estas afirmaciones con hechos. Bauer comprobó como los pequeños agricultores, sin educación, con poco capital y sin apenas infraestructuras eran capaces de adaptar su productividad al mercado, siempre 153

que se dieran las condiciones de libertad empresarial. Hacia los años 50 Peter Bauer defendió la empresarialidad de los más pobres y la importancia de unas instituciones que les permitieran hacer un uso más productivo, orientado al mercado, a la integración en la división del trabajo, de sus escasas pertenencias. Para Bauer, es precisamente la libertad el mejor camino para el desarrollo de los países pobres. En un artículo publicado en 1988 “Crecimiento demográfico: ¿desastre o bendición?” desmonta los tres falsos supuestos en que se basa el miedo al crecimiento demográfico. 1. Es falso que el bienestar de una población se mida por su ingreso per cápita. Este parámetro no tiene en cuenta la satisfacción de la gente por tener hijos o al hecho de vivir más años. 2. Es falso considerar que el progreso económico depende exclusivamente de la tierra y el capital. La crítica de Bauer se centra en ciertos modelos económicos que computan los gastos en educación y sanidad como “consumos” y no como inversiones. 3. Es falso creer que la gente del Tercer Mundo no sabe controlar la fecundidad y procrea de manera irresponsable sin prever las consecuencias. Bauer afirma que esta gente posee esos conocimientos y los pone en práctica, ya que sus tasas de fecundidad están por debajo de su capacidad biológica. Ellos son plenamente conscientes y si tienen un número elevado de hijos, es porque confían en ellos para mejorar su economía, ser una ayuda en el trabajo y asegurarse un cuidado cuando sean ancianos. En un artículo titulado Equality, the Third Word and Economic Delusion (1981) Bauer se enfrentó a los argumentos neomalthusianos y a esa falsa concepción de que la gente del Tercer Mundo es ignorante, que está determinada por el peso de su cultura y tradición, y que tienen hijos de manera irresponsable sin ser conscientes de sus consecuencias. “Las predicciones de perdición por medio del crecimiento demográfico descansan en la idea de que el éxito económico, el progreso y el bienestar dependen principalmente de los recursos naturales, complementados con capital físico. Esta noción neomalthusiana está complementada por la idea nada malthusiana de que la gente en los países no desarrollados no tiene voluntad por sí misma y son simples víctimas pasivas de fuerzas exteriores: en ausencia de presiones dictadas por Occidente, la gente de los países subdesarrollados procrearán sin tener en cuenta las consecuencias” (Bauer. Cit. Rodríguez, 2006). 154

Otros estudios avalan las conclusiones de Bauer. En una investigación llevada a cabo en la India rural, Djurfeldt y Lindberg encontraron que: “… el tamaño de la familia es menos un resultado de ciegos impulsos sexuales, que la mayoría de neo-Malthusianos tiende a considerar, y más un resultado de planificación y previsión. Las familias tailandesas son, de hecho, en gran extensión “planificadas”… Los pobres tienen menos hijos…” (Djurfeldt y Lindberg, 1980). En un trabajo sobre el tamaño de la familia en África se concluyó que “la gran mayoría de mujeres (87 %) eran conscientes de las desventajas económicas que una familia numerosa conlleva, especialmente de la dificultad de enfrentarse con los gastos honorarios escolares” (Dow y Werner, 1981). En suma, los antipoblacionistas no tienen razón cuando afirman que las personas del Tercer Mundo no son capaces de planificar conscientemente sus embarazos y de ser irresponsables ante las cargas económicas que ha de soportar. Este estudio confirma que no es así, pues la mayoría de estas personas son conscientes de la cuestión, conocen los métodos, y aún así siguen teniendo el deseo de tener los hijos que tienen. Idénticas conclusiones se han obtenido en investigaciones realizadas en la Guatemala rural, la Irlanda rural, el sur de Italia, Suecia en el siglo dieciocho, Polinesia, Estados Unidos, África tropical, y en otros sitios. En todos ellos se comprueba como los tamaños de las familias se ajustan a las limitaciones de ingresos y salud disponibles. Bauer afirma que los efectos perjudiciales sobre el medio ambiente se deben más a una mala gestión de los recursos que al crecimiento demográfico. El profesor Barry Commoner, de la Universidad Washington de St. Louis, confirma esta idea. En su estudio “The environmental costs of economic growth”, demostró que el aumento de la contaminación no es directamente proporcional a la población, sino al uso de tecnología contaminante. La investigación y la producción de “tecnología limpia” para todos, son los verdaderos objetivos a perseguir. Está claro que la difusión masiva de anticonceptivos entre la población no habría evitado tragedias como las de Chernobyl o Bhopal. Un pequeño artículo titulado “The land and the people” permitió a Peter Bauer desmontar la idea de que la escasez de tierra o el exceso de población son causa de la pobreza. En el repasa una serie de ejemplos históricos en los que se muestra como esta idea no es cierta. “En medio de una abundante tierra y vastos recursos naturales, los indios americanos precolombinos permanecían en la indigencia, ni siquiera tenían animales domésticos o conocían la rueda, mientras que Europa, 155

con mucha menos tierra, se había enriquecido y había desarrollado una rica cultura”. (Bauer, 2004). Más aún, Bauer recuerda los casos de la Venecia renacentista o la Holanda del siglo XVII, dos ejemplos de lugares densamente poblados en los que la prosperidad no tenía nada que ver con los recursos naturales y que fueron construidos ganando terreno al mar. Finalmente, Bauer se muestra optimista con el crecimiento demográfico. Este induce cambios en el comportamiento económico que favorecen la formación de capital. Los padres de familias numerosas trabajan con más intensidad y realizan un ahorro con vistas a las necesidades futuras de sus hijos. Las familias sacrifican ocio por trabajo y buscan labores más productivas. Por todo ello la mayor productividad puede deberse en muchos casos al crecimiento demográfico. Ejemplos de esto los encontramos en numerosos países: Taiwán, Hong Kong, Costa de Marfil, México, Colombia, Brasil… Como conclusión, Bauer defiende que la esencia del desarrollo está en la capacidad creativa de las personas y que el papel de los Estados ha de reducirse a la protección de la vida y de la propiedad para que los individuos puedan alcanzar sus propios deseos y objetivos. 11.6.11. George Reisman (1937- ) Profesor emérito de Economía en la Universidad Pepperdine (California), es considerado una de las mentes más brillantes del s. XX y muchos lo consideran merecedor del Premio Nobel de Economía. Publicó en 1979 el libro Capitalismo: un tratado de economía, donde afirma que las previsiones pesimistas de los economistas clásicos acerca del crecimiento de la población “sólo son válidos en una sociedad paralizada donde no hay división del trabajo”. En cambio, en una sociedad donde pervive la especialización, “más gente significa mayor división del trabajo”. Según Reisman a mayor población, mayor será el número de científicos e ingenieros de diversas especialidades y mayor será la probabilidad de que se invente o desarrolle algo que favorezca a la sociedad. La existencia de más genios permite aumentar el poder productivo de toda la humanidad. 11.6.12. Amartya Kumar Sen (1933 - ) Premio Nobel de Economía en 1998, el filósofo y economista bengalí Amartya Sen ha trabajado sobre las hambrunas, la teoría del desarrollo humano, la economía del bienestar y los mecanismos subyacentes de la pobreza. Su obra más reconocida es el ensayo Pobreza y hambruna (1981) en donde 156

demuestra como el hambre no es consecuencia de la falta de alimentos, sino que se debe a una injusta e irresponsable distribución de alimentos. La pobreza no es por tanto el resultado de la fatalidad sino que es el hombre el principal responsable de ello. Después de estudiar varias catástrofes en la India (1943), Bangladesh (1974) y el África subsahariana desde los años cuarenta, Sen descubrió que las hambrunas se han producido incluso cuando la provisión de alimentos no era diferente de años anteriores y que incluso, en algunas áreas afectadas por el hambre, se habían exportado alimentos. Un ejemplo de las fatales consecuencias que traen las decisiones políticas irresponsables lo tenemos en la terrible hambruna que asoló a Etiopía en los años 80. Su presidente, Menghistu fue advertido por expertos de la carestía que se aproximaba. Pues bien, en lugar de adoptar medidas preventivas, invirtió el 46% del PBI (cerca de 2,5 millones de dólares) en gastos militares. Incluso, mientras el pueblo moría de hambre, su gobierno gastó enormes sumas de dinero en la celebración del décimo aniversario de la revolución marxista en su país. En toda la región del África Subsahariana, se ha gastado en compras de armamento el doble que en agricultura e industria. El resultado es que esta zona, teniendo una de las densidades de población más bajas del mundo, se muere de hambre. El trabajo de Amartya Sen ha tenido mucha influencia en la formulación del índice de desarrollo humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Según Sen la pobreza ha de medirse tomando en cuenta no sólo el ingreso sino también la escolaridad, la facilidad para acceder a la atención médica, a reformas agrarias y fiscales, etc. La pobreza es consecuencia de malas gestiones económicas, es decir de malas decisiones tomadas por hombres, y por tanto es la cara más dura de un fracaso. Amartya Sen muestra cuán estrecha es la relación entre la economía y la política, haciendo hincapié en el hecho de que las hambrunas las padecen los que no tiene derechos y no pueden manifestarse para criticar el establishment. Por ello, será imposible luchar contra la pobreza si no se reconocen los derechos de todos los hombres. El concepto de “capacidad” como posibilidad de que las personas conviertan sus derechos en libertades reales es precisamente la mayor aportación de este economista a los indicadores del desarrollo. Por ello denuncia que “la tentación de imponer un control obligatorio de los nacimientos aparece en el momento en que un gobierno tiene prioridades diferentes a las familias mismas” (Sen, 1998). En 1990 Amartya Sen dio la voz de alarma sobre la enorme desproporción que el asesinato selectivo de niñas estaba provocando en ciertos países del mundo. Entre las causas de estas prácticas hay factores económicos, culturales, sociales y políticos. En algunas sociedades se considera que los varones son 157

más valiosos que las niñas, lo que se une a leyes hereditarias discriminatorias o las dotes en los casamientos, que pueden arruinar a una familia, además de las medidas de ingeniería social diseñadas desde el poder político. En algunos países dar a luz a una niña llega a ser considerado como una maldición. Un informe presentado recientemente por 17 asociaciones mundiales – todas ellas con estatus consultivo ante la ONU y entre las que se encuentra el español Instituto de Política Familiar (IPF) – calcula este desequilibrio en unos 100 millones de mujeres muertas por aborto selectivo o infanticidio. Unos 80 millones corresponden a niñas de la India y China. El resto corresponden a otros países asiáticos como Paquistán, Bangladesh, Taiwán, Corea del Sur, Indonesia, Vietnam, Azerbaiyán, Georgia y Armenia, lugares donde el aborto selectivo está complementando al infanticidio femenino. La consecuencia es que está apareciendo una generación de “pueblos solteros” con ausencia de mujeres jóvenes con las que casarse. Esto provoca también un aumento de la violencia, alcoholismo, depresiones, asi como un alarmante incremento de las violaciones y el tráfico de mujeres tanto a nivel nacional como internacional. Crítico con el maltusianismo, Amartya Sen le acusa de “tener las manos manchadas de sangre” cuando su único argumento es el catastrofismo. Según Amartyan Sen el PIB de los países pobres ha aumentado entre los años 19801992, y podría haber sido mayor si los países no hubieran sufrido inestabilidades políticas, guerras, gobiernos corruptos y dictatoriales.

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12. La planificación natural de la fecundidad Estudios científicos de todo el mundo concuerdan en confirmar hoy que, los porcentajes de eficacia de los métodos naturales son parejos a los de los métodos artificiales. Es por esto que muchas parejas apoyen estos métodos, no por ideas religiosas, sino porque les ayuda a vivir con mayor respeto la relación con su cuerpo y con su sexualidad. La doctora Mercedes Arzu de Wilson (Arzu, 2014) reconoce que la planificación natural de la fecundidad es una alternativa moral y saludable, que ayuda a los cónyuges a aceptar la responsabilidad de su mutua fertilidad. El conocimiento de estas leyes ayuda a los matrimonios a evitar las innumerables consecuencias físicas, emocionales y espirituales que acompañan los métodos artificiales de control natal.

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12.1.

El método Ogino-Knaus

Los primeros estudios científicos sobre el ciclo de fertilidad de las mujeres datan de principios del s. XX. De manera independiente los doctores Ogino y Knaus descubrieron que la ovulación tiene lugar entre 12 y 16 días antes del siguiente período menstrual. El profesor japonés Kyusaku Ogino, doctor de ginecología y obstetricia en el Hospital Takeyama en Niigata, mientras realizaba un estudio sobre la infertilidad, desarrolló un método de estimación del período fértil en el ciclo menstrual de la mujer. Ogino pudo comprobar la certeza de su hipótesis en 65 mujeres con ciclos muy regulares. Presentó su descubrimiento en el 21º congreso de la Sociedad Alemana de Obstetricia y Ginecología celebrado en 1929 en Leipzig. De forma paralela, el austríaco Hermann Knaus realizó el mismo descubrimiento, pero mientras Knaus lo proponía como método anticonceptivo, Ogino desestimó este uso, ya que no era un medio fiable, y tan sólo servía para ayudar a las parejas que buscaban el embarazo. El Papa Pio XII, en un mensaje a la Asociación italiana de Comadronas dado el 29 de abril de 1951 propuso el método Ogino-Knaus como el único moralmente admisible y aplicable, al respetar la libertad y responsabilidad de los esposos. “Se presenta, además, estos días el grave problema de si la obligación de la pronta disposición al servicio de la maternidad es conciliable y en que medida con el recurso cada vez más difundido a las épocas de la esterilidad natural (los llamados períodos agenésicos de la mujer), lo cual parece una clara expresión de la voluntad contraria a aquella disposición. Se espera justamente de vosotras que estéis bien informadas desde el punto de vista médico de esta conocida teoría y de los progresos que en esta materia se pueden todavía prever, y, además, que vuestros consejos y vuestra asistencia no se apoyen sobre simples publicaciones populares, sino que estén fundados sobre la objetividad científica y sobre el juicio autorizado de especialistas concienzudos en medicina y en biología. Es oficio no del sacerdote, sino vuestro, instruir a los cónyuges, tanto en consultas privadas como mediante publicaciones, sobre el aspecto biológico y técnico de la teoría, pero sin dejaros arrastrar a una propaganda que no sea ni justa ni conveniente. Pero hasta en este campo vuestro apostolado requiere de vosotras, como mujeres y como cristianas, que conozcáis y difundáis las normas morales a las que está sujeta la aplicación de aquella teoría. Y en esto es competente la Iglesia” (Pío XII, 1951).

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12.2.

La temperatura como indicador fiable de la ovulación.

A mediados del s. XIX, los doctores Squire y Mary Putnam Jacobi, observando la temperatura basal del cuerpo femenino por las mañanas, descubrieron un patrón bifásico durante el ciclo menstrual. Al principio el cuerpo presenta unas bajas temperaturas y hacia la mitad del período aumenta esta en uno o dos grados. En 1905 el ginecólogo holandés Theodoor Hendrik van de Velde demostró que la mujer solo ovula una vez por cada ciclo menstrual. También fue el primero en relacionar el aumento de la temperatura con la ovulación. Publicó una serie de cartas bifásicas comprobando que la duración de la fase de altas temperaturas era independiente de la duración del ciclo menstrual, demostrando así que la fase lútea, o postovulatoria, es constante. Ya en 1932 Harvey y Croquett recomendaron hacer uso de las fluctuaciones en la temperatura para regular la natalidad. Pero será en 1951 cuando los doctores J. Rötzer y Bréault estructuran lo que actualmente se denomina método sintotérmico, basado en la observación del moco cervical, la temperatura basal y otros síntomas en la mujer. Hacia 1953 el sacerdote Wilhelm Hillebrand se propuso usar este conocimiento para ayudar a los matrimonios de su parroquia a planificar de manera natural sus familias. Su idea era ofrecer un método más fiable que el propuesto por Ogino y Knaus. En 1954, el ginecólogo alemán Gerhard Döring publicó un manual divulgativo sobre el método, lo que permitió su difusión rápidamente. En 1962, Edward F. Keefe publicó las observaciones de los cambios físicos en el cuello uterino durante el ciclo menstrual, recomendando la autopalpación de la zona. En los años sesenta la Organización Mundial de la Salud y el profesor John Marshall desarrollaron el “método de línea base” y “tres sobre seis”, donde tomando varias medidas de la temperatura, una pareja podía calcular de forma sencilla y eficaz el momento de la ovulación. En Calcuta se llevó a cabo un programa de implantación del método sintotérmico en esa zona durante los años 1977 y 1978. El estudio fue llevado a cabo por las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa, en colaboración con el Indial Council of Medical Research (Consejo indio de investigación médica). Los resultados del estudio revelaron la gran aceptación y popularidad del método, aparte de su gran eficacia (índice de Pearl entre el 0,2 y el 0,3: GOSH, 1978). En 1981 se fundó en Alemania el grupo de trabajo NFP (Planificación Familiar 161

Natural), que entre los años 1984 y 1991, y mediante un proyecto apoyado por el Ministerio Federal Alemán de la Familia, la Tercera edad, la Mujer y la Juventud, elaboró las bases para el método sintotérmico que hoy en día se ofrece en Alemania. Un grupo de trabajo científico interdisciplinario garantizó el asesoramiento médico, pedagógico y psicológico de este proyecto. Este grupo estaba constituido por miembros de distintas universidades y principalmente de la Universidad de Dusseldorf. Recientemente, estudios ecográficos de G. Freundl y A. M. Flynn han corroborado la precisión del gráfico sintotérmico para indicar la ovulación. El método es fiable al tener en cuenta varios síntomas y su eficacia oscila entre un 98,6% y un 99,6% (Rutlant y otros, 2001).

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12.3.

El método de la Ovulación Billings

Hacia 1953 un joven médico australiano llamado John Billings, empezó a colaborar con un fraile designado por el arzobispado de Melbourne para ayudar a posponer el embarazo en matrimonios católicos con serios problemas clínicos. Por entonces, sólo había dos medios de reconocimiento de la fertilidad compatibles con la vivencia cristiana del matrimonio: el del ritmo y el de la temperatura. Pero en aquel momento ambos métodos tenían puntos débiles, y no se podían emplear en ciertas etapas en la vida de la mujer como son la lactancia o la premenopausia. El doctor John Billings era cercano al drama de muchos matrimonios católicos a los que los médicos sólo les ofrecían como alternativa la esterilización de uno de ellos. Esta experiencia le impulsó a desarrollar su propia investigación sobre los periodos fértiles e infértiles en el ciclo de la mujer. Pronto se dio cuenta de que el síntoma más preciso de la fertilidad era una secreción que el cérvix producía en los días próximos a la ovulación. “Empecé a consultar a las mujeres que venían solicitando mi ayuda, y me sorprendí al encontrar que todas ellas contestaban positivamente cuando yo les preguntaba sobre la presencia de un flujo durante el ciclo distinto a la menstruación” (cit. Isis, 2008), explicó en una ocasión el doctor. “Así fue como supe que, guiado por la Providencia, había tropezado con un elemento de la creación de Dios de gran importancia”. Ante esta evidencia, el doctor recomendó a las parejas que no tuvieran relaciones conyugales cuando hubiera presencia de este flujo, y ninguna de ellas se quedó embarazada. Ayudado por su mujer Evelyn, que también era médico, iniciaron una investigación profunda y ante la eficacia del método se propusieron transmitir la técnica a más matrimonios.

Figura 18: a) El matrimonio Billings. John y Evelyn, b) Erik Odeblad

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Nuevos hallazgos científicos vinieron a corroborar la bondad y veracidad del método. En 1962, John Billings pidió al doctor James Brown, un químico, ginecólogo y obstetra de la Universidad de Melbourne, que realizara estudios hormonales para encontrar algún tipo de relación entre las características hormonales ováricas relativas a la ovulación y la emisión del flujo mucoso cervical. El Doctor Brown inició un programa completo de investigación clínica y de laboratorio. Se estudiaron cientos de ciclos de mujeres de diferentes edades y con diferentes ciclos reproductivos, y se tomaron más de 750.000 mediciones hormonales. Las investigaciones demostraron que el flujo mucoso cervical se correlacionaba mucho mejor con los niveles hormonales que cualquier otro síntoma que acompaña a la ovulación. Así mismo estableció la relación que hay entre la generación de estrógeno y progesterona, con los cambios del flujo mucoso cervical y la ovulación. Simultáneamente el doctor Henry Burger, endocrinólogo de la Universidad de Honash en Melbourne trabajó con las otras hormonas que regulan el ciclo menstrual: la FSH y la LH. Las muestras de sangre de mujeres que usaban el Método de la Ovulación permitieron elaborar las gráficas de los cambios en las hormonas FSH y LH a lo largo del ciclo femenino. El trabajo conjunto de los doctores Billings, Brown y Burger se publicó en 1972 en la revista médica británica The Lancet. Este estudio demostró que las mujeres son capaces de identificar el momento de la ovulación anotando los síntomas del flujo mucoso cervical. Años más tarde, en 1977 el biofísico médico de la Universidad sueca de Umea, Erik Odeblad realizó una serie de investigaciones sobre la composición de los distintos tipos de flujo o moco cervical. Ya en 1948, Odeblad había observado que este cambiaba a lo largo del ciclo femenino. Sus estudios comprobaron como, la forma, composición y consistencia del flujo, varían periódicamente influyendo en la capacidad de penetración, nutrición y supervivencia de los espermatozoides. El doctor Odeblad descubrió tres tipos de flujo que denominó L, S y G. El flujo G es opaco, espeso, impide el paso de los espermatozoides y se haya presente los días infértiles. Por el contrario, los flujos L y S son transparentes, elásticos, y aparecen los días previos a la ovulación. Odeblad demostró que la presencia de los distintos tipos de flujo se debía a la presenciaausencia de estrógeno en la sangre. Los anticonceptivos químicos o físicos alteran enormemente el normal desarrollo de estos ciclos produciendo efectos adversos en la mujer, como sequedad, inflamaciones e incluso infecciones, ya que, como se ha demostrado científicamente, el flujo también tiene una función protectora microbiana en la vagina de la mujer. A finales de los años 60 se encontraron las reglas para identificar, de forma sencilla los días fértiles y empezaron a crearse centros de enseñanza por todo el 164

mundo. El método fue llamado Método de Ovulación, para indicar que la característica principal del ciclo fértil de una mujer es la ovulación y no la menstruación como se venía creyendo hasta entonces. En 1970 la Organización Mundial de la Salud lo renombró como Método de Ovulación Billings (MOB) y en la actualidad es practicado en más de 120 países. La eficacia del método elaborado por el doctor Billings se ha demostrado en culturas diversas. A mediados de los ochenta empezó a usarse en China, un país que sufría unas severas restricciones en tema de natalidad. El gobierno, con su política del hijo único, impuso graves penas a las parejas que tuvieran más de un hijo. Los métodos anticonceptivos eran muy empleados, predominando la esterilización, el DIU y sobretodo el aborto. Datos tomados en 2003 señalan que el MOB es utilizado por más de 3,5 millones de parejas fértiles chinas, con una tasa de éxito para evitar el embarazo del 99%, unas cifras ostensiblemente mejores en comparación a los métodos anticonceptivos artificiales. La eficacia del MOB ha permitido mejorar la salud de las mujeres que no han acudido al aborto o no han sufrido las consecuencias negativas del DIU (sangrados, embarazos ectópicos, perforación uterina, etc.). El Método de la Ovulación ha demostrado también ser una excelente ayuda para parejas que tenían problemas para concebir. De un total de 48.267 parejas consideradas infértiles, 15.540 consiguieron el embarazo únicamente con el reconocimiento de su fertilidad a través del MOB (32%). Además, el Método de Ovulación Billings permite, a las mujeres que lo usan, detectar posibles patologías o enfermedades. El matrimonio Billings insistía en que este tipo de conocimiento “debería ser accesible para todas las mujeres”, puesto que aquellas “que conocen su propio patrón mucoso son capaces de detectar diversos desórdenes ginecológicos”.

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12.4.

El Modelo Creighton de tratamiento natural de la infertilidad

Durante los años 60, el doctor Thomas Hilgers siguió de cerca la controversia Iglesia-anticoncepción, creyendo que la Iglesia Católica iba a cambiar su postura, largamente defendida en contra de la anticoncepción artificial. Pero el 25 de julio de 1968, Pablo VI concluyó el debate con la Humanae vitae en una apuesta fuerte en favor de la persona, el matrimonio y la familia, que no fue bien entendida incluso dentro de la propia Iglesia Católica. El ambiente mediático se posicionó claramente en contra del Papa y toda la información que se dio estaba sesgada y descaradamente manipulada. Hilgers escribe que decidió leer la Encíclica por sí mismo. Su lectura le impactó profundamente, tanto en su vida personal como en su vida profesional, por lo que resolvió dedicarse a la tarea del cuidado de la salud de las mujeres. A lo largo de los siguientes años, Hilgers y su equipo investigaron la eficacia de varios métodos de tratamiento de la fertilidad y planificación familiar natural hasta elaborar el Creighton Model Fertility Care System. El Modelo Creighton es una forma de planificación familiar natural que consiste en la identificación del periodo fértil de una mujer durante su ciclo menstrual. El Modelo se basa en la observación del moco cervical y otros parámetros biológicos para realizar un seguimiento de la fertilidad. Hilgers explica que es “una modificación estandarizada del método de ovulación Billings”. Este método enseña a las mujeres a observar ciertos signos biológicos con el fin de tener un seguimiento de su propia salud ginecológica, y poder identificar las horas de fertilidad e infertilidad. Estas señales biológicas incluyen el moco cervical y los patrones de sangrado, y pueden ser observados y analizados en todos los tipos de ciclos menstruales. El seguimiento de estos indicadores permitiría a los médicos realizar un diagnóstico más preciso de las anomalías que pudiera sufrir una mujer, como por ejemplo, deficiencias hormonales sutiles y diversos defectos de ovulación. En 1985, el doctor Hilgers creó el Instituto Pablo VI con el objetivo de ayudar a parejas infértiles a tener hijos siguiendo las recomendaciones dadas por el Papa Pablo VI en la Humanae vitae, sobre la regulación de la natalidad. En la década de los 90, Hilgers rebautizó el método como NaPro Technology y en 1991 publicó un manual titulado “Las aplicaciones médicas de Planificación Natural de la Familia Guía de un Médico para la NaPro Tecnología”. El doctor Hilgers asegura que la NaProtecnología es una forma avanzada de planificación familiar natural, que trabaja cooperando con el ciclo de la mujer. “En realidad, se ha convertido en una nueva ciencia de la salud de la mujer”. 166

Este método afronta, no solamente la infertilidad, sino muchos otros problemas ginecológicos que muchas mujeres padecen (depresión post-parto, quistes ováricos, endometriosis, ciclos irregulares, etc.). “Es un giro de 180º en la dirección opuesta de las tecnologías reproductivas artificiales”, que, como explica Hilgers, son de supresión o destrucción del potencial de la vida humana, y no cooperativo con el mismo. Hilgers es consciente de los graves problemas que afectan a la pareja y especialmente a la mujer cuando se vive la sexualidad al margen de la persona y su dignidad. “Vivimos fundamentalmente en una cultura del abuso de la fertilidad… La gente da su fertilidad por descontada. La eliminan (con la píldora) o la destruyen con formas diferentes de anticoncepción. Y durante los años de la llamada revolución sexual una de las cosas que han reivindicado es que no hay víctimas. Pero yo sí creo (que ha habido) mucho silencio asociado con la destrucción de la mayoría de las relaciones familiares y la epidemia de las enfermedades de transmisión sexual que han aparecido como resultado de esto” (Hilgers. Cit. Zenit, 2011). Especialmente crítico con la píldora anticonceptiva, Hilgers critica que muchos médicos la receten irresponsablemente para aliviar el síndrome postmenstrual, evitar la osteoporosis, o combatir el acné, sin pensar en los potenciales peligros que la ingesta de hormonas produce en la salud de la mujer. “Los médicos hablan de los beneficios de la salud, pero no hablan mucho de los riesgos de salud, excepto lo que ha sido declarado por la Food and Drug Administration y que la gente no escucha”. Explica el Dr. Hilgers que el uso de la píldora anticonceptiva contribuye a la formación de embolias pulmonares, coágulos de sangre, infartos de miocardio, y ataques al corazón. Las mujeres que usan la píldora tienen más riesgo de sufrir cáncer de mama y cáncer de cuello uterino (Cancer Research UK, 2014) El Dr. Thomas Hilgers tiene la esperanza de que la sociedad comience a valorar la vida humana y vea el carácter sagrado de los dones que Dios nos da. “En los próximos diez años veremos un cambio, creo. Si nos fijamos ya se ha producido un cambio ahora. No es evidente, no es grande, pero creo que el potencial está ahí”.

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13.La defensa de la vida humana Así como hemos repasado en las páginas anteriores, el génesis de la ideología de la antipoblación, quienes han sido sus promotores y cuáles sus estrategias, en el presente capítulo veremos la contrapartida. Personas y organismos que han tratado de resolver los mismos problemas, pero esta vez aportando soluciones distintas que no denigren a la mujer, sean respetuosos con la familia y no supongan un atentado a la vida del no nacido.

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13.1.

Jeroume Lejeune: un compromiso en defensa de la vida

El que es considerado el padre de la genética moderna, fue un firme defensor de la vida humana. Jérome Lejeune nació en 1926 en Francia. Estudió medicina y en 1952 empieza a trabajar como investigador en el Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia (CNRS), del que llegaría a ser director diez años más tarde. En 1958, a la edad de 32 años, realiza el que será su gran descubrimiento. Asistiendo a un congreso científico, donde Albert Levan había expuesto el número de cromosomas que tenía el ser humano, reflexionó sobre ello y decidió hacer una biopsia a uno de sus pacientes con síndrome de Down. Fue entonces cuando hizo el hallazgo la trisomía del cromosoma 21 en estas personas. Más tarde descubrió el mecanismo de muchas enfermedades cromosómicas, abriendo así la vía a la citogenética y a la genética moderna. En 1962 fue designado como experto en genética humana en la OMS y en 1964 fue nombrado director del CNRS. El mismo año se crea para él la primera cátedra de Genética fundamental en la Facultad de Medicina de la Sorbona, y en 1965 es nombrado jefe del servicio de genética en el hospital Necker-Enfants Malades, de París. Allí trabajaría hasta su muerte en la atención a los niños enfermos, buscando terapias eficaces contra las anomalías causantes de deficiencias psicológicas e investigando las afecciones de origen genético en general. Aunque sus aportaciones como científico fueron enormes, lo que más llama la atención de Jerome Lejeune es su calidad como persona. Es de todos conocido, que estaba propuesto para ser Premio Nobel, pero antes debía abandonar su línea próvida y antiaborto… Esto significaba que no debía oponerse al proyecto de ley de aborto eugenésico planteada en Francia. En junio de 1970, un diputado francés, Pyret, presentó un proyecto de ley que permitía el examen médico preventivo prenatal a los niños con síndrome de Down y su eliminación mediante el aborto. En 1973 Lejeune impulsó la Declaración de los Médicos de Francia contra el aborto legal, que defendía el respeto a la vida humana desde el momento de la concepción: “En todo momento de su desarrollo el fruto de la concepción es un ser viviente, esencialmente distinto del organismo que lo acoge y lo nutre”. “Desde la fecundación a la senectud, es el mismo ser viviente que se desarrolla, madura y muere. Sus características individuales lo hacen único, por lo tanto irreemplazable” (Lejeune. Cit. Jouve, 2012). El doctor Jerome no solamente se opuso a esta inhumana ley sino que fue más allá, pues llevó la causa próvida a las Naciones Unidas. Refiriéndose a la 169

Organización Mundial de la Salud, denunció “he aquí una institución para la salud que se ha transformado en una institución para la muerte”. Esa misma tarde escribió a su mujer y a su hija diciendo: “Hoy me he jugado mi Premio Nobel”. Y así fue, Jerome cayó en desgracia ante la opinión mediática y la comunidad científica, y el premio no le fue concedido. A pesar de que siempre utilizó argumentos racionales fundamentados en la ciencia, fue acusado de querer imponer su fe católica en el ámbito científico. A partir de ese momento el Dr. Jerome sufrirá una serie de controles fiscales repetidos, se le suprimieron los fondos de investigación e incluso fue obligado a clausurar su laboratorio. Su defensa de la vida la argumentó en el hecho de que desde la fecundación ya existe un ser humano. “Cada uno de nosotros tiene un momento preciso en que comenzamos. Es el momento en que toda la necesaria y suficiente información genética es recogida dentro de una célula, el huevo fertilizado, y este momento es el de la fecundación. Sabemos que esta información está escrita en un tipo de cinta a la que llamamos DNA… La vida está escrita en un lenguaje fantásticamente miniaturizado” (Lejeune. cit. Abascal). Revisando el problema del momento de la animación, Lejeune demostró que las hipótesis de San Agustín y San Alberto Magno, sobre que el alma se inserta en el nuevo cuerpo viviente en el momento de la concepción tenían una base científica. En efecto, si un embrión está enfermo en el momento de su concepción debe ya tener un alma. Por tanto la animación debe ser instantánea, conjuntamente con la formación del cuerpo. Las ideas de Lejeune contra el aborto consttituyeron la base de la Declaración que el Vaticano elaboró en 1974 sobre el aborto provocado. Sin embargo, en esa fecha Roma no se pronunció sobre el momento de la animación y dejó la controversia secular sin respuesta. Por esta razón, Lejeune también rechazó los conceptos ideológicos que se utilizan para justificar el aborto, como el de “pre-embrión”. "Aceptar el hecho de que después de que la fertilización un nuevo ser humano cobra vida, ya no es un motivo de pruebas u opiniones, es simple evidencia. No tengo duda alguna: abortar es matar a un ser humano, aunque el cadáver sea muy pequeño" (J. Lejeune). Es de sobra conocido que Jerome Lejeune y el Papa Juan Pablo II mantuvieron una amistad personal. Horas antes de que Juan Pablo II sufriera el atentado que casi lo mata en la plaza de S. Pedro el 13 de mayo de 1981, se había reunido con Jerome para discutir asuntos de genética y ética, como solían hacer cada seis meses. 170

En agosto de 1989, el rey de los belgas, Balduino I le pide consejo. Al final de la entrevista, el rey le propone: “Profesor, ¿le molestaría que rezáramos juntos un momento?” Es bien conocida la actitud ejemplar que adoptó a continuación el rey sobre ese asunto, hasta el punto de renunciar a su cargo por no ofender a Dios. El doctor Jérôme Lejeune fue invitado por el Senado de Francia tres años antes de su muerte, para que ofreciese su documentada opinión sobre el tema del aborto. Una de las opiniones fuertemente arraigada en dicha cámara, era la que sostenía que hay embarazos que deben ser interrumpidos, cuando los antecedentes o el pronóstico parecen ser irreversiblemente malos. Cuando se le otorgó la palabra al Dr. Lejeune, planteó un caso: "Tenemos un matrimonio en el que el marido es sifilítico terciario incurable, y además decididamente alcohólico. La mujer está desnutrida y sufre tuberculosis avanzada. El primer hijo de esa pareja muere al nacer; el segundo sobrevive, pero con serios defectos congénitos. Al tercer hijo le ocurre lo mismo y se le suma el hecho de ser infradotado mentalmente. La mujer queda embarazada por cuarta vez. ¿Qué aconsejan ustedes hacer en un caso así?". Un senador del bloque socialista manifestó categóricamente que la única solución para evitar males mayores, era practicar un "aborto terapéutico" inmediato. Lejeune hizo un largo y notorio silencio; bajó la cabeza por unos segundos en medio de su expectante mutismo; volvió a alzarla y dijo: "Señores Senadores, pónganse de pie, porque este caballero acaba de matar a Ludwig van Beethoven". Su compromiso en defensa de la vida humana se traducía en continuas intervenciones públicas y en la actividad de la asociación “Permitidles vivir” de la que fue consejero científico y uno de los promotores. También fue presidente de la asociación “Consuelo para las madres”, organización dedicada a ayudar a mujeres embarazadas que se encuentran en situaciones difíciles. Juan Pablo II reconoció la excelencia del Dr. Lejeune nombrándole Presidente de la Pontificia Academia para la Vida, el 26 de febrero de 1994. Ese mismo año Jerome fallecería un Domingo de Pascua. Con motivo de su muerte, Juan Pablo II escribió de él: “En su condición de científico y biólogo era un apasionado de la vida. Llegó a ser el más grande defensor de la vida, especialmente de la vida de los por nacer, tan amenazada en la sociedad contemporánea, de modo que se puede pensar que es una amenaza programada. Lejeune asumió plenamente la particular responsabilidad del científico, dispuesto a ser signo de contradicción, sin hacer caso a las presiones de la sociedad permisiva y al ostracismo del que era víctima” (Lejeune. Cit. Abascal, 2012, p. 64). 171

Con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en París en 1997, el Papa Juan Pablo II quiso acercarse al cementerio de Chalo-Saint-Mars, para orar ante el sepulcro del Dr. Lejeune. Cuando su esposa agradeció a Juan Pablo II ese gran gesto, el Papa le respondió: “Señora Lejeune: doy gracias a Dios por todo el bien que hizo su esposo, y por haber podido realizar hoy aquí, mi deseo de rendirle homenaje”. El 28 de junio de 2007 se inició la causa de beatificación y canonización del profesor Lejeune.

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13.2.

Paul Marx: El Apóstol de la Vida

Durante casi 50 años, este monje benedictino dedicó su sacerdocio y sus increíbles energías a la lucha en favor de la vida humana y en contra del aborto, la anticoncepción y la eutanasia. El Padre Paul Marx nació en 1920 en St. Michael, estado de Minnesota en el seno de una familia numerosa. A los 15 años decidió ser sacerdote. Realizó el doctorado en sociología de la familia en la Universidad Católica de América en Washington D.C. e hizo cursos de postgrado en las universidades de Minnesota, Harvard, California en Berkeley y la American University en Washingthon. D.C. Inició su compromiso provida en 1959, cuando el Instituto Americano de Leyes (American Law Institute) redactó un proyecto de ley para que los estados legalizaran el aborto. En 1971 el Padre Marx estuvo de incógnito en una reunión secreta celebrada en los Ángeles, pudiendo grabar en vídeo todo lo que allí se dijo durante los cuatro días que duró el evento. Esta reunión tenía por objetivo preparar las estrategias para conseguir que la sociedad norteamericana aceptara la legalización del aborto. El Padre Marx describió esa reunión en su libro “Los mercaderes de la muerte: La guerra contra los no nacidos” (1971). Allí afirma que “el aborto causa en un año en los Estados Unidos más muertos que en todas las guerras de los Estados Unidos… Esta grave plaga que mina en la base de la estructura misma de la vida humana corrompe la profesión médica y representa una grave amenaza contra la integridad de la familia”. La obra pronto se convirtió en un best seller. Este fue el punto de arranque de su labor próvida que le llevó a recorrer el mundo visitando hasta 91 países. En 1981 fundó Human Life International (HLI) en Washington D.C. para unir los esfuerzos de muchas personas en la defensa de la vida humana. Durante los años que llevó a cabo su labor próvida, el Padre Marx fue arrestado hasta tres veces, demandado en las cortes por Planned Parenthood, interrogado por la policía secreta comunista y echado de varios abortuorios. La IPPF llegó a declarar del Padre Marx que era su “Enemigo Público nº 1”. A lo largo de los años escribió numerosos libros y artículos sobre el control de la natalidad, el aborto, la eutanasia, la sexualidad humana y la familia. Cercano al Papa Juan Pablo II, este le animó en numerosas ocasiones: “Usted tiene bastante experiencia. Debe llevar este movimiento próvida y profamilia a todo el mundo, y si así lo hace, estará llevando a cabo la labor más importante del mundo” (cit. vidahumana.org). Por todo su trabajo, Juan Pablo II le llamó “El Apóstol de la Vida”. Conjuntamente a Human Life International, otras iniciativas se han puesto en marcha en todo el mundo para trabajar en la defensa y promoción de la vida y la 173

familia humana. Por ejemplo Derecho a la Vida (creada por el Dr. John Wilke), la Federación Mundial de Médicos que Respetan la Vida Humana (creada en 1974 por el Dr. Philippe Scheppens), y la Alianza Latinoamericana por la Familia (organizada por la Sra. Cristine de Vollmer). En 1991 se creó en Roma el Consejo Mundial por la Vida y la Familia, una coalición de numerosas organizaciones que representan diversos intereses, relativos a cuestiones provida y de la familia en todo el mundo.

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13.3.

Victoria Gillick: El relato de una madre valiente

La vida de Victoria Gillick es una historia apasionada de lucha por la vida y por el derecho de los padres a educar a sus hijos sin injerencias abusivas por parte del Estado. Esta valiente madre de familia fue capaz de enfrentarse a una ley injusta decretada por el gobierno inglés que pretendía quitar la autoridad de los padres sobre sus hijos. Hacia 1978 una circular del servicio de salud pública inglés – conocido como DHSS – permitió a los médicos prescribir anticonceptivos a los menores de 16 años sin consentimiento ni conocimiento de sus padres. Madre de cinco hijas menores de 14 años, Victoria Gillick lideró una batalla legal contra esta ley. Como madre se negaba a que sus hijas pudieran recibir anticonceptivos, que en muchos casos eran abortivos, de manos de doctores que suplantarían la autoridad paterna. La argumentación de Victoria era que la entrega de anticonceptivos a menores que no han cumplido los dieciséis años era contraria a la Sexual Offences Act de 1956 y que, además, interfería en los derechos derivados del ejercicio de la patria potestad. La causa consiguió más de medio millón de firmas y en noviembre de 1983 contaba con el respaldo de 200 parlamentarios.

Figura 19: a) Jerome Lejeune, b) Paul Marx, c) Victoria Guillick

Gillick perdió la primera batalla judicial, pero la Corte de Apelaciones le dio la razón en diciembre de 1984. De esta manera consiguió parar la práctica de la circular impugnada en todo el servicio de salud inglés. El Gobierno recurrió ante la Cámara de los Lores ganando finalmente el caso en 1985, con un fallo en contra de la petición formulada por Gillick. La sentencia estableció que, en cada caso, los médicos juzgarían la capacidad de la menor en cuestión para entender el alcance y consecuencia del “tratamiento”.

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Al salir de la Cámara de los Lores, Victoria y su marido Gordon volvían amargamente decepcionados por haber perdido – tras cinco años de duro esfuerzo – el último asalto. Pero, como cuenta la propia Gillick, se encontraron con un hombre que les felicitaba efusivamente por “haber ganado”. Aquel hombre “nos hizo ver que nuestro caso había dejado huella en la opinión pública británica y había hecho historia, aunque nosotros no lo viésemos en ese momento”. Efectivamente, aunque Victoria Gillick perdió el pleito en la Cámara, lo ganó en el campo de los datos reales. Los agoreros habían pronosticado que si las niñas no tenían fácil acceso a los anticonceptivos, el número de embarazos entre adolescentes aumentaría. Pero esto no se cumplió. Durante los años que la ley estuvo paralizada los embarazos de menores disminuyeron. Así, por ejemplo, lo reconocía la Revista Británica de Planificación Familiar: “La disminución del número de adolescentes que acudieron a los dispensarios y a los consultorios de los médicos generales no se ha acompañado, contrariamente a lo que se vaticinaba, de una subida general de embarazos no deseados, o bien porque las adolescentes han usado métodos de contracepción que no necesitaban receta médica, o porque se han abstenido del acto sexual” (Guillick, 1998: 268). Al haber, al menos fijado, en dieciséis años la edad para el consentimiento válido, los Jueces del Tribunal de Apelación habían reducido en una tercera parte la tasa de promiscuidad de las menores. Así de sencillo eran las cosas. Años más tarde Victoria Gillick escribió este fragmento de su vida de lucha contra el Gobierno Británico (Relato de una madre). Allí explica como la Encíclica Humanae vitae resultó profética al advertir que el control artificial de los nacimientos conduciría a la “infidelidad matrimonial, a un rebajamiento del nivel moral, al desprecio del hombre por la mujer y a la agresividad sexual”. Gillick comentó cómo la invitación del Papa “a seguir la ley natural y divina en la cual la humanidad encuentra su realización auténtica y su alegría duradera”, fue despreciada y ridiculizada por mucha gente, incluyendo una gran cantidad de matrimonios católicos, pero señala como, veinte años más tarde, los temores del Papa sobre el efecto nocivo de la anticoncepción se estaban cumpliendo. En 1989 escribía sobre las contradicciones que suponía la cultura contraceptiva, “a lo largo de los últimos veinte años, en el tiempo en que más y más parejas han estado usando continuamente la contracepción, el número de divorcios ha crecido como la espuma” (…) “y nos guste o no nos guste, ahí está el hecho de que la infidelidad matrimonial y la conducta irracional son los dos motivos citados con más frecuencia en las causas de divorcios de estos años” (Guillick, 1998: 31). También alertaba sobre sus consecuencias en la vida matrimonial, “La contracepción es una negación fundamental del amor sin condiciones. El 176

amor contraceptivo es, por ello, una paradoja. Porque si el amor total exige la entrega total de sí mismo, la donación total, la contracepción convierte el don incompleto, a la entrega en condicionado” (Guillick, 1998, p. 33).

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13.4. Madre Teresa de Calcuta: Una vida dedicada a los más desfavorecidos. Natural de Albania y naturalizada india, la Madre Teresa de Calcuta (1910-1997) dedicó toda su vida a la atención de pobres, enfermos, huérfanos y moribundos. En 1950 fundó la congregación de las Misioneras de la Caridad en Calcuta y para 1996 ya tenía 517 misiones repartidas por más de 100 países por el mundo. Las hermanas misioneras tienen un voto especial, además de los habituales, que es la dedicación a los “más pobres de entre los pobres”. La Madre Teresa decía que comenzaba cada día entrando en comunión con Jesús en la eucaristía y saliendo de casa para encontrar y servir a Jesús en “los no deseados, los no amados, aquellos de los que nadie se ocupaba”. Por su labor y lucha por la paz recibió numerosos premios y reconocimientos internacionales. Entre todos ellos destaca el Premio Nobel de la Paz que le fue concedido en 1979.

Figura 20: Madre Teresa de Calcuta.

Además de su trabajo por aliviar el sufrimiento de los más pobres, la Madre Teresa de Calcuta denunció en numerosas ocasiones el daño que produce el aborto en las mujeres y sus familias. Ella misma se ofrecía a gestionar la adopción de niños cuyas madres hubieran pensado en abortar por no poder hacerse cargo del hijo. Cuando recibió el Premio Nobel, en su discurso habló de la importancia de la familia, y sobre todo del valioso papel de los padres en la educación de los hijos para construir la paz. Así mismo denunció el aborto como el mayor destructor de la paz. “Muchas personas están, muy preocupadas por los niños en India, por los niños en África, donde muchos mueren, tal vez de desnutrición, de hambre u otras cosas, pero millones están muriendo de forma deliberada por la 178

voluntad de la madre. Y ese es el mayor destructor de la paz hoy. Porque si una madre puede matar a su propio hijo ¿Cómo podremos decir a otros que no se maten?” También dijo que la mejor forma de hacer frente al drama del aborto es con la adopción. “Estamos combatiendo el aborto con la adopción, hemos salvado miles de vidas, hemos mandado mensajes a todas las clínicas, a todos los hospitales, a todas las oficinas de la policía – por favor no destruyan al niño, nosotras recogeremos al niño… Tenemos una gran demanda de familias que no tienen hijos y desean acogerlos”. Ante este foro internacional comentó su experiencia de planificación familiar con los métodos naturales. “En Calcuta, en tan sólo seis años, han nacido 61.273 niños menos gracias a la práctica de los métodos naturales de la abstención, del autocontrol… Les enseñamos el método de la temperatura que es muy bonito y muy sencillo, y nuestros pobres lo entienden. ¿Saben ustedes lo que me han dicho? Nuestra familia está sana, nuestra familia está unida, y podemos tener un niño cuando queremos. Así de claro, esa gente en la calle, esos mendigos, y creo que si nuestros pobres lo pueden vivir así, cuánto más ustedes y todos aquellos que tienen capacidad de conocer los métodos y su sentido sin destruir la vida que Dios ha creado en nosotros”. Cuando se desató la crisis del Golfo en 1991, la Madre Teresa se atrevió a escribir una carta a los presidentes de Estados Unidos y de Iraq, para impedir que iniciasen la guerra. “Acudo a ustedes con lágrimas en los ojos y con el amor de Dios en el corazón, para rogarles por los pobres y por los que se convertirán en pobres si la guerra que todos tememos estalla. Les imploro con todo mi corazón que trabajen, que trabajen duro por la paz de Dios y por reconciliarse”. Otra de las intervenciones más famosas de la Madre Teresa de Calcuta fue durante el Desayuno de Oración Nacional de 1994 que tradicionalmente se celebra cada año en Washington. Allí, frente a la clase dirigente estadounidense, entre quienes se encontraban el entonces presidente Bill Clinton, la primera dama Hillary Clinton y el vicepresidente Al Gore, la fundadora de las Misioneras de la Caridad proclamó con valentía la verdad sobre el crimen del aborto. “La amenaza más grande que sufre la paz hoy en día es el aborto, porque 179

el aborto es hacer la guerra al niño, al niño inocente que muere a manos de su propia madre”. “Para mí, las naciones que han legalizado el aborto son las más pobres, le tienen miedo a un niño no nacido y el niño tiene que morir”. La Madre Teresa y las religiosas fundaron numerosas casas de la caridad, escuelas y orfanatos, ganándose un gran aprecio, pero también la oposición del primer ministro Morarij Desai, que en 1979 la acuso de ayudar a niños con las escuelas y los orfanatos únicamente con el fin de bautizarlos y convertirlos. La Madre Teresa le respondió: "Me parece que usted no se da cuenta del mal que el aborto está provocando a su pueblo. La inmoralidad está en aumento, se están disgregando muchas familias, están en alarmante aumento los casos de locura en las madres que han asesinado a sus propios hijos inocentes. Señor Desai: quizá, dentro de poco usted se encontrará cara a cara con Dios. No sé qué explicación podrá darle por haber destruido las vidas de tantos niños no nacidos, pero - sin duda - inocentes, cuando se encuentre frente al tribunal de Dios, que lo juzgará por el bien hecho y por el mal provocado desde lo alto de su cargo de gobierno". Cuando le decían a la Madre Teresa que hay demasiadas criaturas en la India, ella respondía: “¿Piensa usted que hay demasiadas flores en el campo? ¿Demasiadas estrellas en el cielo? Mire a esta niña, es portadora de la vida; ¿no es una maravilla? ¿Cómo no quererla?”

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13.5.

Balduino de Bélgica: el testimonio del rey de Bélgica

En la primavera de 1990 el Parlamento de Bélgica promulgó la Ley de despenalización del aborto, que debería de ir firmada por el rey Balduino. Pero Balduino se negó a firmarla y dijo a su primer ministro Wilfried Martens: “Buscad la solución constitucional que os parezca mejor, pero yo no firmaré esa Ley”. El Rey Balduino estaba decidido a abdicar de su trono antes que firmar una ley que iba en contra de su conciencia. Obró así porque esa ley atentaba contra el derecho a la vida y chocaba con sus creencias católicas. Así lo expuso en una solemne carta dirigida a la nación belga, que el primer ministro leyó ante el Parlamento reunido en sesión extraordinaria: “¿Sería normal que yo sea el único ciudadano belga que se vea forzado a actuar en contra de su conciencia en una materia esencial? ¿Acaso la libertad de conciencia vale para todos salvo para el Rey?”. Finalmente el gobierno y el Parlamento de Bélgica encontraron una solución al problema: el rey abdicaría por un día – es decir, dejaría de ser rey – y durante su abdicación la ley sería firmada por el primer ministro. Esta decisión tenía su riesgo pues el Parlamento podía no aprobar su regreso al poder. No obstante, al día siguiente el Parlamento y el gobierno, con 245 votos a favor y 93 abstenciones, instaron al rey a volver a ocupar de nuevo el trono de Bélgica. Con esta decisión, el rey Balduino manifestó al mundo que estaba dispuesto a dejar de ser rey antes que firmar una ley que atentara contra la vida de los niños aún no nacidos. El gesto del Rey Balduino no era un capricho monárquico. Al contrario, era fruto de una decisión meditada en plena coherencia con su experiencia vital y su compromiso con el pueblo belga. En la historia del Rey Balduino de Bélgica hay dos hechos de su infancia que van a imprimir un carácter especial a toda su vida. En 1935 quedó huérfano de madre con tan sólo 5 años. Cuando en 1940 Bélgica es invadida por el ejército nazi y toda su familia es recluida en el castillo de Ciergnon, allí su padre y él se niegan a firmar la carta impuesta por el Reich a la monarquía belga. Ya rey, contrae matrimonio con la española Fabiola de Mora y Aragón, pero su matrimonio se muestra estéril. Hasta cinco abortos llegaron a sufrir pues la reina Fabiola no podía llegar a término los embarazos. Este hecho les llena de profundo pesar pero ambos deciden emplear sus fuerzas en dedicarse a los niños de los demás, la protección de la infancia y las obras de caridad. Ante 700 niños, a los que recibe en el castillo de Laeken, Balduino afirma: “Nos hemos preguntado por el sentido de este sufrimiento; poco a poco hemos ido comprendiendo que nuestro corazón estaba así más libre para amar a todos los 181

niños, absolutamente a todos”. Cuando murió el 31 de julio de 1993, todo el mundo se sintió conmovido. El Rey Balduino de Bélgica, pasará a la historia de su país como el primer monarca que renunció al trono durante 36 horas aduciendo objeción de conciencia.

Figura 21: a) Balduino de Bélgica, b) Lech Walesa, c) Tabaré Vázquez

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13.6. Lech Walesa y Tabaré Vázquez: la defensa de la vida, primer deber de un político El testimonio dado al mundo por el Rey Balduino ha animado a otros mandatarios a hacer frente a leyes injustas o inhumanas. Cuatro años después, el presidente de Polonia, Lech Walesa comunicó al Parlamento que no firmaría la ley que extendía la despenalización del aborto a las llamadas “causas sociales”. Walesa afirmó: “Jamás firmaré una ley que permita el aborto”, y precisó que no transigiría aunque esa actitud le obligue a abandonar la jefatura del Estado. Este se debe a un referéndum que pedían los promotores del aborto, por lo que subrayó también que los problemas de la conciencia no se resuelven con consultas populares, porque no se puede obligar a alguien a pisotear su propia conciencia. Walesa advirtió que dimitiría de su cargo si la ley entraba en vigor. “La vida del hombre – recordó – es el mayor bien defendido por el Derecho. No tengo dudas respecto a que la vida concebida es vida en el pleno sentido de la palabra”. El presidente de la República tiene facultades para negarse a firmar la ley y pedir su revisión al Parlamento. Ahora bien no fue necesaria la dimisión, ya que en el Parlamento polaco los votos favorables a la ley no obtuvieron el quórum necesario para levantar el veto presidencial. Otro ejemplo reciente de objeción de conciencia lo tenemos en el médico y político Tabaré Vázquez que fue presidente de la República Uruguaya entre 2005 y 2010. En este período el parlamento aprobó, con una apretada diferencia, una ley que permitía abortar en Uruguay durante las doce primeras semanas de gestación. Pues bien, Vázquez, presidente de la República, aún con ideas socialistas, vetó la ley en acuerdo con la Ministra María Julia Muñoz. Previo a la votación manifestó que estaba dispuesto a recorrer “todos los caminos constitucionales” para impedir que prosperase el proyecto de ley denominado de salud sexual y reproductiva en los aspectos concernientes a la despenalización del aborto. El texto, que Tabaré Vázquez elaboró para el veto de la ley, explica con claridad las razones de su oposición. “Hay consenso en que el aborto es un mal social que hay que evitar. Sin embargo, en los países en que se ha liberalizado el aborto, éstos han aumentado. En los Estados Unidos, en los primeros diez años, se triplicó, y la cifra se mantiene: la costumbre se instaló. Lo mismo sucedió en España. La legislación no puede desconocer la realidad de la existencia de vida humana en su etapa de gestación, tal como de manera evidente lo revela 183

la ciencia. La biología ha evolucionado mucho. Descubrimientos revolucionarios, como la fecundación in vitro y el ADN con la secuenciación del genoma humano, dejan en evidencia que desde el momento de la concepción hay allí una vida humana nueva, un nuevo ser. Tanto es así que en los modernos sistemas jurídicos –incluido el nuestro– el ADN se ha transformado en la 'prueba reina' para determinar la identidad de las personas, independientemente de su edad, incluso en hipótesis de devastación, o sea cuando prácticamente ya no queda nada del ser humano, aun luego de mucho tiempo. El verdadero grado de civilización de una nación se mide por cómo se protege a los más necesitados. Por eso se debe proteger más a los más débiles. Porque el criterio no es ya el valor del sujeto en función de los afectos que suscita en los demás, o de la utilidad que presta, sino el valor que resulta de su mera existencia”. Además, el Presidente Tabaré Vázquez expone una serie de acciones para resolver realmente este problema ayudando a las mujeres que se encuentran ante el duro dilema de abortar. “El proyecto, además, califica erróneamente y de manera forzada, contra el sentido común, el aborto como acto médico, desconociendo declaraciones internacionales como las de Helsinki y Tokio, que han sido asumidas en el ámbito del Mercosur, que vienen siendo objeto de internalización expresa en nuestro país desde 1996 y que son reflejo de los principios de la medicina hipocrática que caracterizan al médico por actuar a favor de la vida y de la integridad física. De acuerdo a la idiosincrasia de nuestro pueblo, es más adecuado buscar una solución basada en la solidaridad que permita promocionar a la mujer y a su criatura, otorgándole la libertad de poder optar por otras vías y, de esta forma, salvar a los dos. Es menester atacar las verdaderas causas del aborto en nuestro país y que surgen de nuestra realidad socio-económica. Existe un gran número de mujeres, particularmente de los sectores más carenciados, que soportan la carga del hogar solas. Para ello, hay que rodear a la mujer desamparada de la indispensable protección solidaria, en vez de facilitarle el aborto” (Texto del veto del Presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, a la ley de despenalización del aborto. 14 de noviembre de 2008).

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13.7. La defensa de la vida del no nacido en las Constituciones de Hungría, Eslovaquia y República Dominicana El 18 de abril de 2011 Hungría aprobó por una amplia mayoría una nueva Constitución que reconoce en sus artículos el respeto de la vida humana desde la concepción, junto con el valor central de la familia, el matrimonio entre varón y mujer y la libertad de educación, además del “papel del cristianismo en la pervivencia de la nación”. El impulsor del texto fue el primer ministro Viktor Orbán, líder del partido conservador Fidesz, que tenía una mayoría de dos tercios en el Parlamento. La nueva Constitución reemplazaba a una Carta Magna de 1949 llena de parches para adaptarla a la vida democrática. El preámbulo del texto reconoce “el papel del cristianismo en la pervivencia de la nación”. También considera “que la base de la existencia humana es la dignidad humana”, que “la familia y la nación constituyen el marco principal de nuestra convivencia y que nuestros valores fundamentales son la fidelidad, la fe y el amor”. La Constitución declara sin ambigüedad que “la vida del feto deberá ser protegida desde el momento de la concepción”, una expresión que va en consonancia con la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea (2000) donde se dice que “la dignidad humana es inviolable” y “será respetada y protegida” (artículo 1) o que “toda persona tiene derecho a la vida”, o la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948), donde se afirma que “todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”. Ciertamente la Carta Magna húngara es innovadora al precisar que esa vida humana es protegida desde la concepción, pero hay que tener en cuenta que la Convención sobre los Derechos del Niño (1989), explicita que “el niño, por su falta de madurez física y mental, necesita protección y cuidado especiales, incluso la debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento”. La Constitución húngara establece también que el Estado protegerá “la institución del matrimonio como una comunidad de vida entre un varón y una mujer y la institución de la familia”. Esta precisión del significado del matrimonio sólo aparece en la Constitución de Polonia de 1997, aunque se desprende de la forma en que están redactados la mayoría de las constituciones y los tratados internacionales. En ellos, la familia (se sobreentiende “de padre y madre”) requiere una protección particular por su función esencial en salvaguardar y continuar la sociedad. Por último, el artículo XXI propone una medida curiosa al admitir que los niños 185

son ciudadanos de pleno derecho que podrían votar y participar de la vida democrática de forma subsidiaria a través de sus padres: “No podrá considerarse una infracción a los derechos de igualdad de voto si una ley orgánica crea un voto adicional para madres de familia con niños menores o, cuando la ley lo prevea, que otra persona pueda disfrutar de un voto adicional”. Otro ejemplo de país que se ha dado cuenta de que ha de defender la vida de sus hijos es Eslovaquia. Este es uno de los países que al salir del comunismo ha visto reducirse su número de abortos: de 50.000 en 1988 a 16.000 en 2001 (Socci, 2007). Hay que decir que también ha descendido el número de nacimientos anuales: de 83.000 a 53.000 en estos mismos años. Después de la barbarie comunista el país ha reencontrado la libertad y ha crecido una nueva mentalidad, de raíz cristiana, de tal manera que en la nueva Constitución democrática se garantiza el derecho a la vida subrayando que “es digna de ser protegida también antes del nacimiento”. Este hecho demuestra como, sólo una “cultura de la vida” es capaz de reducir el drama del aborto, aspecto que una “cultura de la contracepción” se ha demostrado incapaz de resolver. Recientemente la Cámara Nacional de Eslovaquia votó a favor de la reforma constitucional para definir el matrimonio como el “vínculo único entre un varón y una mujer. La República de Eslovaquia protege absolutamente el matrimonio y procura el bien del mismo”. La iniciativa ha sido encabezada por Robert Fico y el partido socialista que gobierna el país en coalición con otros dos partidos. Precisamente en Eslovaquia se ha erigido un monumento al niño no nacido, que expresa el dolor y el arrepentimiento de las madres que se someten a un aborto, y el perdón del nuevo ser a quien no se le permitió vivir. La escultura es obra del artista Martin Hudáceka y su foto ha sido ampliamente divulgada a través de las redes sociales por todo el mundo. En la República Dominicana, la nueva Constitución garantiza el derecho a la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural. Después de una discusión de casi siete semanas en el parlamento, y su paso por la Asamblea Nacional de Revisión, fue aprobada la Nueva Constitución de República Dominicana, que sostiene y “defiende la vida desde su concepción hasta la muerte natural”. La Asamblea Nacional de la República Dominicana ratificó con amplio margen la revisión del Artículo 37 en una votación en la que se obtuvieron 128 votos a favor y 32 en contra. El artículo ahora establece que “el derecho a la vida es inviolable desde su concepción hasta la muerte. No puede ser establecida, pronunciarse ni aplicarse, en ningún caso, la pena de muerte”. La nueva Constitución Dominicana entró en vigor el 26 de enero de 2010. Tras 186

el anuncio oficial por parte del presidente de la Asamblea, Reinado Pared Pérez, el Presidente de República Dominicana, Leonel Fernández, declaró que la nueva Constitución es “la Constitución del siglo XXI”.

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13.8. Iniciativa ciudadana europea para la protección jurídica de la vida y la dignidad humana. El 18 de octubre de 2011, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, en una histórica sentencia (caso Oliver Brüstle contra Greenpeace) reconoció el respeto que merece la dignidad humana desde el momento de la concepción. El fallo del tribunal rechazó las patentes científicas que requieran la destrucción previa de embriones humanos o su utilización como materia prima, por violar “la protección debida a la dignidad humana”. Así mismo reconoce que debe considerarse embrión humano todo óvulo humano a partir de la fecundación y, en consecuencia, ningún método que implique su destrucción puede ser patentado. A partir de esta sentencia el 11 de mayo de 2012 se presentó en la Oficina del Parlamento Europeo en Madrid la Iniciativa Ciudadana Europea “Uno de nosotros”. Los promotores de la Iniciativa han logrado recoger más de un millón de firmas para reclamar a la Unión Europea la defensa de la dignidad, el derecho a la vida y la integridad de todo ser humano desde su concepción. Para ello, se pide a la UE que promueva el establecimiento de los instrumentos de control adecuados para la utilización de los fondos públicos, velando por que se proteja el embrión en los campos de la salud pública, la educación, la propiedad intelectual, la financiación de la investigación y la cooperación al desarrollo. Con la Iniciativa Ciudadana Europea se pretende obtener el compromiso de la Unión de no consentir ni financiar acciones que presupongan o favorezcan la destrucción de embriones humanos, así como de establecer los instrumentos adecuados de control sobre la utilización de los fondos concedidos con la finalidad de garantizar que éstos no sean empleados para atentar contra la vida humana. La Iniciativa ha sido promovida por un Comité de Ciudadanos compuesto por diversas nacionalidades: Francia, Italia, Alemania, España, Reino Unido, Hungría y Polonia. También ha recibido el apoyo de diversas personalidades y organizaciones en todos los Estados miembros de la Unión Europea.

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13.9.

Más fuertes que la muerte

Para finalizar este capítulo mostraré algunos casos de Madres que, corriendo grave peligro su vida por algún tipo de enfermedad, se niegan a abortar al hijo que llevan en las entrañas dando así un hermoso testimonio de donación. Gianna Beretta fue una madre médico italiana que se casó en el ingeniero Pietro Molla con quien tuvo cuatro hijos. En 1961, durante el embarazo de su última hija, la diagnosticaron un tumor en el útero. Los médicos la aconsejaron abortar a la niña para poder intervenirla quirúrgicamente, y así extirparla el fibroma. Gianna Beretta, como médico, era consciente del peligro que corría, pero estuvo dispuesta a dar su vida para salvar la de la criatura: “Si hay que decidir entre mi vida y la del niño, no dudéis; elegid – lo exijo – la suya. Salvadlo”. La mañana del 21 de abril de 1962 dio a luz a Gianna Emanuela. Una semana más tarde, con 39 años, Gianna falleció habiendo dado la vida por su hija. Fue beatificada por Juan Pablo II el 24 de abril de 1994, Año Internacional de la Familia. María Cecilia Perrín fue una argentina que se casó a los 26 años con Luis Boide. En febrero de 1984, estando embarazada, se le diagnosticó un cáncer de lengua. Los médicos consideraron realizar un “aborto terapéutico” para poder salvar la vida de Cecilia. Ella, se negó rotundamente a ello apoyada en sus convicciones cristianas, sabiendo que el tratamiento no le aseguraba la supervivencia. Cecilia lo tenía claro: ofrecería su vida por la de su hija María Agustina. Se puso en las manos de Dios. Su hija nació en julio de 1984 en Buenos Aires, y ocho meses después Cecilia murió. Hoy está en proceso de canonización. En España es conocido el caso de la periodista Bárbara Castro. Esta joven cordobesa estaba esperando una niña cuando empezó a quejarse de un dolor en la lengua. Tras un análisis los médicos la dieron la mala noticia de que tenía un tumor cancerígeno en la lengua. El tratamiento que la ofrecieron para combatir el tumor ponía en riesgo la vida de su hija, por lo que la joven periodista decidió rechazarlo. Le practicaron una pequeña intervención quirúrgica, pero todos eran conscientes de que era insuficiente para acabar con la enfermedad. El sufrimiento que pasó su madre dio su fruto en noviembre de 2010 cuando nació la pequeña Bárbara. Inmediatamente la madre fue operada, y le extirparon buena parte de la lengua y la mandíbula. Desde entonces, se alimentó por una sonda, pero esos sacrificios le permitieron estar junto a su hija y verla crecer durante los primeros meses de vida. Finalmente falleció el 4 de julio de 2012. 189

Chiara Corbella es el testimonio de otra madre que ofreció su vida por su hijo. Casada con Enrico perdieron a su primera hija María, tras un embarazo complicado. En el segundo embarazo los médicos la dijeron que su hijo David nacería con gravísimas malformaciones, pero el matrimonio no se planteó abortar. El pequeño vino al mundo pero, a los pocos minutos, su pequeño corazón se apagó. En 2010, Chiara volvió a quedarse embarazada. Las ecografías mostraban que Francisco, a diferencia de sus dos hermanos, venía con una salud de hierro. Pero a los cinco meses del embarazo, a Chiara le diagnostican un cáncer de lengua. Las sesiones de quimioterapia y radioterapia eran esenciales para salvar la vida de la madre. Pero ¿qué sucedería con el pequeño Francisco? Su madre lo tuvo claro. Retrasó su tratamiento hasta que naciese su hijo: “No quiero morir por Francisco, quiero dar mi vida a Francisco”, dijo Chiara. El pequeño vino al mundo el 30 de mayo de 2011. Doce meses después, su madre le escribió una carta por su primer cumpleaños. En ella le decía: “Voy al Cielo para ocuparme de María y David, tú quédate aquí con papá. Yo desde allí rezaré por vosotros. Eres especial y tienes una gran misión. El Señor te ha elegido y yo te mostraré el camino a seguir si abres tu corazón. Confía en mí, vale la pena. Mamá”. Pese a su debilidad, Chiara nunca perdió la fe. Murió rodeada de amigos y familiares el 13 de junio de 2012. Simone Calixto es una madre brasileña que también rehusó someterse a un aborto, como le sugirieron los médicos tras diagnosticarla un cáncer de mama. Simone era una doctora de 39 años que residía en Canadá. Los médicos del mejor hospital de Ontario se negaron a ofrecerla tratamiento si previamente no abortaba. Presionada por la urgencia de tomar una decisión para recibir el tratamiento, Simone sintió “que iba a morir, mi alma se estaba muriendo”. Entonces recordó haber visto un programa de televisión brasileño en el que presentaron un caso similar al suyo, en el que el bebé nació sano. Decidida a entregar su vida a su hijo contactó con el doctor Waldemir Rezende y viajó a Brasil. En su país natal, Simone llegó a las 36 semanas de embarazo y dio a luz a través de una cesárea. El súbito crecimiento del tumor en su pecho obligó a adelantar el parto. Mientras tanto había recibido una quimioterapia especial que no dañaba al bebé. La pequeña Melissa nació sana, con sólo una leve dificultad respiratoria A su madre le extirparon posteriormente el seno en el que se encontró el tumor, pero hoy en día Madre e hija siguen felizmente vivas. Son tan innumerables los ejemplos de madres coraje que es imposible relatar sus hermosos testimonios de entrega en las breves páginas de este libro. Algunas de ellas son: Elizabeth Joice, Katyia Rowe, María Pitman, Agata Mroz, 190

Paola Bredda, Lorraine Allard, Caroline Aigle, Jennifer Ann Carlisle, Verónica Destiny, Verónica Celis, Sarah Peck, Rita Fedrizzi, Jenni Lake, Stacy Crimm,… y un largo etcétera, cuyas historias se pueden encontrar fácilmente en Internet. Recientemente un reportaje de Today.com (Aciprensa, Washington D.C., 10 Mar. 2011) reveló que en Estados Unidos se detectan cada vez más casos de cáncer de mama entre mujeres que postergaron la maternidad para después de los 30 años y al enfrentar este drama, la mayoría opta por preservar la vida de su bebé y someterse a nuevos tratamientos para combatir la enfermedad. La doctora Elyce Cardonick, profesora asociada de obstetricia y ginecología del Hospital de la Universidad de Cooper en Lamden, Nueva Yersey, sostiene que se han multiplicado las opciones de tratamiento y en vez de forzar a las mujeres a un aborto o esperar a que den a luz para tratarlas, lo que implica que el cáncer avance, cada vez se alienta a más mujeres a luchar contra el cáncer de manera frontal durante el embarazo. La doctora lleva un registro personal de mujeres a las que se les detectó un cáncer mientras estaban esperando un hijo y de las 282, sólo 13 abortaron, el resto decidió llevar a término el embarazo, aún a riesgo de su propia vida.

Figura 22: a) Gianna Beretta Molla, b) María Cecilia Perrín, c) Chiara Corbella, d) Bárbara Castro, e) Simone Calixto

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Tras el Simposio Internacional sobre Salud Materna celebrado en septiembre de 2012, se aprobó la llamada Declaración de Dublín de Expertos Mundiales en Salud Materna, donde se establece que el aborto directo nunca es necesario para salvar la vida de la madre. El documento lo firmaron ginecólogos, médicos, enfermeras, matronas y pediatras. “Como investigadores y médicos experimentados en Ginecología y Obstetricia, afirmamos que el aborto inducido – la destrucción deliberada del no nacido – no es médicamente necesario para salvar la vida de una mujer. Sostenemos que existe una diferencia fundamental entre el aborto y los tratamientos necesarios que se llevan a cabo para salvar la vida de la madre, aún si aquellos tratamientos dan como resultado la pérdida de la vida del niño no nacido. Confirmamos que la prohibición del aborto no afecta, de ninguna manera, la disponibilidad de un cuidado óptimo de la mujer embarazada”. Esta Declaración corrobora las opiniones de expertos al respecto de casos de embarazos de alto-riesgo: "Hoy -dice Bompiani- ante los rarísimos casos en que se verifican las condiciones de peligro de muerte inminente y de seguro agravamiento de la madre en el transcurso del embarazo -como, por ejemplo, en los casos de cardiopatías graves o de formas neuropáticas crónicas, a las que antes se trataba con la interrupción abortiva-, la medicina está en condiciones de salvar tanto la vida del niño como la de la madre.” Herrera-Jaramillo., 1999, pág. 253 "Cualquiera que lleve a cabo un 'aborto terapéutico' ignora los modernos métodos que se utilizan para tratar las complicaciones en el embarazo, o no desea tomarse el tiempo necesario para utilizarlos" (R.J. Hafferman Médico de la Universidad de Tufts. 1951).

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14. El reconocimiento de la vida humana: Desarrollo histórico “Una voz se oyó en Ramá, llanto y lamento grande. Es Raquel que llora a sus hijos y no quiere ser consolada, porque ya no existen”. Mt. 2 -18 Con este capítulo llegamos al núcleo de la cuestión sobre la población. Los defensores del control presentan el aborto como la solución simple y eficaz a la superpoblación. Tampoco les remueve la conciencia cuando defienden la eutanasia como medida adicional al control de la población. En los últimos años asistimos a la reclamación de un supuesto “derecho de la mujer a abortar”, a “decidir sobre su propio cuerpo” y se prentende que este sea reconocido por los organismos internacionales. Pero hay una contradicción manifiesta entre la promoción del aborto y la defensa de los derechos humanos, por cuanto todo derecho surge de la necesidad natural del ser humano de desarrollarse como persona. Los derechos persiguen promover la vida y no la muerte. Hablar de “derecho al aborto” sitúa el debate fuera del marco del discurso atendiendo a las leyes de la lógica (López, 2014). Pero esta cuestión no es nueva. En la antigüedad muchos pueblos practicaban el aborto intencionado, incluso el infanticidio, bien con fines eugenésicos o económicos. Conviene que tomemos perspectiva histórica sobre esta cuestión que constituye el principal, y en algunos casos único método, que los seguidores del movimiento antipoblación, proponen para resolver el problema de la superpoblación

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14.1.

El aborto en los pueblos de la Antigüedad

Durante la Antigüedad el aborto fue una práctica común a muchos pueblos. Profusamente documentada está la costumbre de exponer a los recién nacidos (Grecia, Roma, China...). Las historias de Sargón, Moisés, Teseo, Ciro o de los hermanos Rómulo y Remo son expresión de una práctica muy difundida en el mundo antiguo. No obstante existieron algunos pueblos que en sus reglamentaciones castigaron el aborto con penas que iban desde las más leves hasta incluso la pena capital. Así, por ejemplo, el Código Hamurabi (1760 a.C.) lo castigaba, al igual que los hititas, con la pena de muerte. Asirios, babilónicos y egipcios impusieron penas análogas. En la India, la literatura veda considera el aborto como un homicidio y le aplica las mismas penas. Tan sólo el Código Manú (s. II a.C.) lo admite por razones eugenésicas; para proteger la pureza de la sangre de las castas elevadas. En Grecia, las leyes de Licurgo y Solón lo castigaban con una multa como reparación de los daños que originaba a la familia. En algunas ciudades griegas como en Gortyna el aborto provocado por la madre se castigó como una ofensa a la potestad del padre. Los médicos griegos Galeno e Hipócrates condenarán el aborto como un crimen. El juramento hipocrático (s.V a.C.) prohíbe taxativamente el aborto: “No introduciré en ninguna mujer un pesario abortivo”. La práctica del aborto, a pesar del riesgo que suponía para la madre, estuvo muy extendida en la Roma antigua. En una obra llamada Gynecia, de principios del siglo II, escrita por el famoso médico Sorano de Éfeso, es donde tal vez mejor se haya descrito el aborto, sus indicaciones y los medios para procurarlo. Las dos únicas excepciones que encontramos en el mundo romano se encuentran en la Lex Cornelia (85 a.C.) que penalizaba los que trabajaban con venenos, incluyendo las sustancias abortivas, y la ley de Septiminio Severo (193-211) que trata el aborto como un “crimen extraordinario” y condena a la mujer que aborta al exilio. Aunque en obstante la consideraba consideraba 2001).

Roma era considerado inmoral no era considerado delito. No decisión final dependía de la voluntad del padre pues se al feto como una propiedad privada más de este. Séneca el ahogo de niños al nacer un hecho ordinario y razonable (Stark,

El Derecho romano otorgaba al padre de familia la facultad de abandonar a un niño después de su nacimiento por motivos sociales, económicos o incluso 194

religiosos, cuando se le suponía al niño una maldición. En un papiro del siglo I a.C., un tal Hilarión escribe a su esposa Alis un consejo espantoso: “Si pares un varón lo dejas, y si es hembra la expones”. Se ha comprobado que los varones superaban a las mujeres demográficamente en una proporción de 131 a 100 en la ciudad de Roma y de 140 a 100 en Italia, Asia Menor y África. En un trabajo arqueológico realizado por Lindsay sobre seiscientas familias estudiadas en una de las ciudades del Imperio, solo seis – es decir, el 1 por 100 – contaba con más de una hija. Los niños, en Roma como en Grecia, son pues tranquilamente asesinados, o vendidos, o abandonados o dejados morir de hambre y de frío, cuando no hay alguno que los salve, con frecuencia para hacerlos esclavos. Sabemos por hallazgos, en los desagües romanos, de amasijos de huesos pertenecientes a neonatos (la mayoría niñas), abandonados como residuos e inmundicias. Ovidio relata como las costumbres romanas alcanzaron altos grados de depravación: “Ahora corrompe su vientre la que quiere verse hermosa, y es rara, en esta época, la que quiere ser madre”. Hacia el s.III el Estado romano quiso revertir estas políticas. Para ello se decretó el exilio contra las madres culpables de abortar, mientras que aquellos que administraban la pócima para obtenerlo, eran enviados a ciertas islas si eran nobles, o condenados a trabajos en las minas de metal si eran plebeyos. El sociólogo Rodney Stark ha demostrado como la población romana nunca fue en su historia auto-sostenible (Harper Collins, 1996). Si el Imperio sobrevivió fue gracias a la importación continua de los pueblos “bárbaros” cercanos. Por aquel tiempo, lejos de ser una amenaza, estas gentes eran vistas como un medio por el cual Roma podría asistirse de mano de obra.

195

14.2.

La novedad cristiana

Los cristianos de los primeros siglos no compartieron las opiniones de los juristas romanos ni de las prácticas paganas. Para ellos el feto no es una parte del vientre de la madre, sino un ser dotado de alma. Gregorio Niceno, San Cipriano, Tertuliano y otros opinaron que la muerte del feto es siempre un homicidio y como tal debía ser castigado. La Didaje recoge el código religioso que vivían las primeras comunidades cristianas después de la muerte de Jesús. Escrita en el siglo I, es el primer testimonio patrístico en el que se introduce la condena del aborto. “He aquí el segundo precepto de la Doctrina: No matarás; no cometerás adulterio; no prostituirás a los niños, ni los inducirás al vicio; no robarás; no te entregarás a la magia, ni a la brujería; no harás abortar a la criatura engendrada en la orgía, y después de nacida no la harás morir” (Didaje, II. cit. Brugués, 2007, p. 119). En la Epístola de Bernabé, escrita en la tercera década del s. II, se llama hijo al feto que está en el vientre de la madre, se prohíbe expresamente el aborto y se le equipara al asesinato: “No vacilarás sobre si será o no será. No tomes en vano el nombre de Dios. Amarás a tu prójimo más que a tu propia vida. No matarás a tu hijo en el seno de la madre ni, una vez nacido, le quitarás la vida. No levantes tu mano de tu hijo o de tu hija, sino que, desde su juventud, les enseñarás el temor del Señor” (Ep Bernabé XIX, 5). Minucio Felix, un apologeta del siglo II, en su "Octavio", en el capítulo XXX, párrafo 2, comparando la enseñanza de Cristo con lo que enseñaban los paganos, escribe: "Vosotros abandonáis a vuestros hijos apenas nacidos a las fieras y a los pájaros, o estrangulándolos los elimináis con una muerte mísera; hay algunas que tragando unos medicamentos sofocan aún en las propias entrañas el germen destinado a hacerse criatura humana y cometen un infanticidio antes de haber parido. Y esto lo aprendéis de vuestros dioses, de hecho Saturno no abandonó a sus propios hijos, sino que los devoró". Tertuliano, uno de los grandes autores del primer cristianismo que vivió aproximadamente entre los años 155 y 222, lo expone con meridiana claridad, realizando incluso un pronunciamiento bien temprano en la historia, sobre el momento en el que comienza la vida: “A nosotros no nos es lícito no solamente matar hombres ó niños, pero ni desatar aquellas sangres que en el embrión se condensan. La ley que una 196

vez nos prohíbe el homicidio, nos manda no descomponer en el vientre de la madre las primeras líneas con que la sangre dibuja la organización del hombre, que es anticipado homicidio impedir el nacimiento. No se diferencia matar al que ya nació y desbaratar al que se apareja para nacer, que también es hombre el que lo comienza á ser como fruto de aquella semilla” (Apologeticum, 9). El historiador romano Tácito se extrañaba que las mujeres judías y cristianas no quisieran abortar en un contexto sociocultural donde esta práctica era habitual. Por influjo del cristianismo, los emperadores cristianos iniciaron la punición del aborto. Constantino reprimió enérgicamente la muerte de los recién nacidos. Justiniano consideró al aborto provocado como causa de separación del matrimonio. Varios escritores han sugerido que la adopción de Roma del cristianismo permitió detener el descenso de la población del imperio. Los cristianos tenían familias grandes pues rechazaban el infanticidio.

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14.3.

El aborto durante la Edad Media y la Modernidad

Durante la Edad Media el debate se plantea sobre el momento en que el feto recibe el alma, por eso se hacía la distinción entre feto animado y feto no animado. La discusión de esta cuestión afectaba al tipo de pena que recibía el que provocaba el aborto. Esta distinción era una herencia de Aristóteles para quien el feto iba pasando por diversas fases. En la concepción, el feto era dotado de un principio de vida vegetativa, a los pocos días era transmutado por un alma animal, y sólo mucho más tarde (40 días para el varón y 80 para la mujer) adquiriría un alma racional. Curiosamente esta arcaica idea ha sido aceptada hasta tiempos actuales por científicos de prestigio como E. Haeckel. Sin embargo, en el s. IV, S. Gregorio de Niza defendió que, el mismo principio de vida anima el organismo desde el primer momento de su existencia individual hasta su muerte. Un hecho que la ciencia moderna ha confirmado en nuestros días con certeza. A partir del siglo V los monasterios comienzan a recibir a los niños abandonados, sobre todo de las clases populares para las que representaban una carga. Su número fue muy grande, hasta el punto que algunos abades se quejaron de que los claustros se habían transformado en verdaderos jardines de infantes. A pesar de la peste negra, durante los siglos XI, XII y XIII se produce un aumento notable de la población europea lo que atestigua el cuidado que se daba a los niños. Un poema de principios del siglo XIII enumera los elementos que había en las casas de los campesinos para atender a los bebés. Cunas, vestidos, biberónes, andadores, juguetes y palanganas para su baño, ya que era costumbre bañarlos dos veces al día. Previo al Concilio de Worms (868) es el texto Si aliquis donde se condenan de manera clara el uso de pociones o bebidas esterilizantes y abortivas basándose en la consideración del feto como persona. “Si alguien para satisfacer su lujuria o por odio deliberado hace a una mujer u varón algo que les impida tener hijos, o les de a beber de modo que no pueda él generar o ella concebir, considérese ello como homicidio” (cit. Toledano, 2004, p. 201). San Alberto Magno y Sto. Tomás rebajarán la pena del homicidio aplicando el argumento agustiniano de Aliquando, el cual afirma que la anticoncepción sólo destruye los bienes del matrimonio. “El uso de venenos de esterilidad es un grave pecado… y contrario a la naturaleza, porque aun las bestias miran por su descendencia. Sin embargo, es menor que un homicidio, porque el embrión puede ser 198

impedido por otro medio” (Sto. Tomás de Aquino, cit. Toledano, 2004, p. 201). San Gregorio Magno (540-604) establecerá, en el derecho papal Si conditiones, las normas que invalidan un matrimonio y entre ellas está el casarse a condición de evitar descendencia. Esta disposición pretende condenar la pustura de cátaros y albigenses para quienes el mundo era posesión del maligno, y rechazaban la procreación como medio de perpetuación de la raza humana. Según estas corrientes religioso-mistéricas, consideradas anticristianas, la generación de nuevos seres humanos sería pecado. Ellos afirman que la procreación humana es obra del diablo porque hace descender a un cuerpo miserable un alma que vivía felizmente con Dios. (Toledano, 2001). Tanto cátaros como albigenses consideran que el matrimonio es un “lupanar” o “meretricium”: todo placer de la carne es culpable, y el matrimonio es su organización. El amor cortesano cantado por algunos trovadores del medievo, contribuirá también a la divulgación de estos planteamientos antinatalistas, al ensalzar más el placer sexual entre varón y mujer, rechazando su finalidad procreativa. Sto. Tomás de Aquino (1224-1274) concibe la naturaleza como sagrada, única e irrepetible. Para él, el acto sexual posee una cualidad divina que no puede ser pervertida por el hombre. El acto conyugal es sagrado pues la generación se logra por ese medio. La gestación humana es el medio empleado por Dios para re-crear una nueva vida. Por ello el término cristiano es pro-crear, significando el hecho de que Dios colabora con los esposos en la gestación, y no re-producir, que se refiere a una producción exclusivamente humana sin referencias al Creador. Para Sto. Tomás de Aquino, el placer sexual unido a la procreación es bueno, pues tal placer ha sido puesto por Dios para animar a los hombres a la procreación de la especie. Respecto a la cuestión de una procreación numerosa no será defendido por ningún autor cristiano. Tan sólo Juan Duns Scoto se pronunciará a favor: “Mediante la procreación de la descendencia se restaura, en la naturaleza humana, la ciudad de los ciudadanos sobrenaturales; y en tanto se multiplica, la naturaleza humana resulta ordenada per se a dicho fin, fin dispuesto por el Altísimo, de acuerdo con la fe, en orden a reparar la caída de los ángeles” (Duns Scoto, cit. Toledano, 2004, p. 206). Este argumento parecía favorecer la procreación sin límites; a más descendencia, mayor población del cielo, pero la mayoría de los teólogos medievales no aceptó este enfoque valorando la virginidad, el bienestar de la 199

prole y el bien común de la Iglesia. Todos coincidirán en que es preferible el bienestar del hijo a una prole abundante. Durante el Renacimiento se da preferencia teológica a las presiones económicas sobre el derecho a las relaciones maritales. La pobreza y el bienestar educacional de la prole serán causas suficientes para limitar la descendencia. Domingo de Soto (1494-1560) defiende la mutua continencia cuando la prole es abundante. Este argumento podía parecer estar en contradicción con el primer deber del matrimonio que es buscar la descendencia, pero Domingo explica que “cuando ellos (los esposos) están presionados por la pobreza de modo que son incapaces de alimentar tanta prole”, entonces, el rechazo de las relaciones maritales no es pecado mortal. Lo interesante aquí es ver como para evitar la prole se planteaba la abstinencia y en ningún caso la anticoncepción. De todos modos la presión demográfica en aquellos tiempos no era excesiva. Las gentes sufrían unas elevadas tasas de mortalidad fruto de la falta de higiene, control sanitario, agua potable, etc. Las legislaciones civiles europeas consideraron el aborto como homicidio y lo castigaron en algunos casos con la pena de muerte. Así sucede por ejemplo con la Constitutio Bamberguensis alemana de 1507 y la Constitutio Criminalis Carolina del emperador Carlos V de 1532. Las ciudades de Milán (1541) y de Génova (1556) castigaban la muerte del foetus animatus con pena de muerte y la del no animado con penas temporales. El derecho francés no hacía distinción entre los dos tipos de fetos y lo castigaba como crimen gravísimo con la pena de muerte. En ambos casos se sostenía, destruye “la esperanza de un padre, el recuerdo de su nombre, la herencia de su haber; lo mismo roban un hombre a la naturaleza y un ciudadano a la república, y en caso de muerte del fruto ejecutado por el padre o la madre, pedía para estos la pena de parricidas” (Cuello, 1931). Mientras tanto en otras partes del mundo se mantenían las prácticas paganas de la antigüedad. Cuando los primeros misioneros jesuitas llegaron a China, se quedaron más bien admirados de esta gran civilización. Pero lo que impactó negativamente al gran Matteo Ricci, cuando en 1583 llegó al Celeste Imperio, fue la prostitución campante, la gran corrupción, el frenesí por el dinero, y sobre todo, la difusión de la práctica del infanticidio. El Papa Sixto V en la Constitución “Effraenatum” del 29 de octubre de 1588 castigó el aborto no sólo con graves penas vindicativas sino también con la excomunión Latae Sententiae reservada al Papa. Tres años más tarde el papa Gregorio XIV en su Constitución la “Sede 200

Apostólica” del 31 de mayo de 1591 atenuó las penas anteriores pero sosteniendo la tesis de que el feto es un hombre animado y por lo tanto su aborto es un homicidio. En el s. XVII surgirá en Europa, principalmente en Francia y Holanda, el jansenismo, un movimiento religioso que predicaba unas actitudes rigoristas, sobre todo en materia sexual. Los jansenistas defendían que todo acto sexual, cuyo fin no fuera procreativo, era pecaminoso. San Alfonso Mª de Ligorio se enfrentó al jansenismo mostrándose benévolo hacia lo que se llamaban “pecados del matrimonio”, mostrándose favorable a contraer matrimonio incluso excluyendo la procreación. La Iglesia Católica finalmente condenó el jansenismo y empezó a matizar con prudencia las diversas circunstancias en que se producían estas “faltas” conyugales.

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14.4.

La postura actual de la Iglesia Católica

A mediados del s. XIX se producen los descubrimientos clave de la reproducción humana. Rudolph Leuckart (1853) descubre las células intervinientes en la fecundación sexual y Oscar Hertwig (1875) descubre que el embrión es el resultado de la unión de un único espermatozoide con el gameto femenino y que cuando ambos se unían los núcleos de ambos se fusionaban. Estos avances invalidaban los argumentos antiguos de que el embrión se formaba a los cuarenta días de unión entre el varón y la mujer. En 1869 el papa Pío IX publica el documento Apostolicae Sedis (Acta Pío IX, V, 55-72), donde condena con claridad la práctica del aborto provocado. Con ello elimina la anterior diferencia que se venía dando en la Iglesia entre feto animado y feto inanimado, concepto que no tenía que ver con el alma sino con los movimientos fetales. Pío IX, como San Basilio en el s.IV, quería dejar claro que todos los seres humanos merecen protección, en cualquier etapa de su desarrollo prenatal. A medida que avanzaba la ciencia y la técnica médica, la Iglesia vio más y más confirmada su enseñanza de dos mil años. Pío XI, en su encíclica Casti Connubii (1930), declaraba que "la realización directa de un aborto nunca está justificada por ninguna indicación [médica] ni ninguna ley humana", y pedía a los gobiernos, que defendieran a estas vidas inocentes. Pío XII insistió en pedir a médicos y legisladores que protegieran a madres e hijos, nacidos o no, llegando incluso a comparar el aborto con las prácticas nazis de la época. Pablo VI, con su encíclica Humanae Vitae (1968) recordó la ilicitud de cualquier aborto. Y el Concilio Vaticano II exigió "proteger la vida con el máximo cuidado desde la concepción" y afirmaba: "el aborto y el infanticidio son crímenes abominables”. El Código de Derecho Canónico (1983), en su número 1398, afirma: "quien procura el aborto, si se consuma, incurre en excomunión latae sententiae". Dicha pena se aplica inmediatamente a quien comete el delito sin necesidad de que una autoridad eclesiástica la declare, perdiendo automáticamente los vínculos extrínsecos de comunión con la Iglesia Católica (no así la comunión espiritual). El Papa Juan Pablo II confirmó esta larga tradición cristiana en la condena del aborto como pena grave: “Por tanto, con la autoridad que Cristo confirió a Pedro y a sus Sucesores, en comunión con todos los Obispos —que en varias ocasiones han 202

condenado el aborto y que en la consulta citada anteriormente, aunque dispersos por el mundo, han concordado unánimemente sobre esta doctrina—, declaro que el aborto directo, es decir, querido como fin o como medio, es siempre un desorden moral grave, en cuanto eliminación deliberada de un ser humano inocente. Esta doctrina se fundamenta en la ley natural y en la Palabra de Dios escrita; es transmitida por la Tradición de la Iglesia y enseñada por el Magisterio ordinario y universal” (Juan Pablo II. EV. 1994: nº 57).

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14.5.

Posturas de las grandes religiones ante el aborto.

14.5.1. Judaísmo El judaísmo representa la primera religión histórica en la que la defensa de la vida ser humano se manifiesta en todas sus dimensiones. Se proscriben los sacrificios humanos, no se permite la esclavitud y no se admite el infanticidio ni el aborto. En este sentido es representativo el texto del Génesis en el que se relata el dilema de Abraham de sacrificar a su único hijo para agradar a Dios, al modo que los cananeos hacían sacrificando a sus primogénitos para complacer a sus dioses. Pues bien, en el momento en que Abraham levanta el cuchillo para ofrecer a Isaac, Dios le increpa para advertirle que la ofrenda no le complace. En su lugar, Abraham ofrecerá un cordero y a partir de entonces el mandato “no matarás” será constitutivo de la fe del nuevo pueblo: el Pueblo de Israel. Habrá que esperar unos 1000 años para que Confucio (s. V a.C.) abogara también por la condena de los sacrificios humanos y para que esta visión humanitaria se difundierá por el Oriente. El relato de Abraham es el punto de arranque de las tres grandes religiones semíticas o del Libro como a veces se las suele llamar: judaísmo, cristianismo e islamismo. Es por ello que la descendencia abundante sea signo de bendición, y su limitación, como en el caso de Onán que “derramó su semilla en el suelo”, sea signo de castigo por el Señor. El Talmud hebreo prohíbe a los varones el uso de cualquier dispositivo anticonceptivo que “desperdicie la semilla masculina”. Sólo los anticonceptivos femeninos se permitirían por razones de salud. En cuanto al aborto la ley judía establece que es la destrucción de una vida potencial, lo cual iría contra la ley mosaica de “no matarás”. El Talmud de Babilonia afirma: “Al que derrame sangre humana dentro de otra persona se derramará su propia sangre, por Dios creó al hombre a su imagen” (Bereshit 9:6). El libro del Éxodo expone la siguiente ley: “Si al reñir unos hombres golpean a una mujer encinta haciéndola abortar, pero sin causarle ningún otro daño [si el feto no está formado], el culpable será multado con la cantidad que el marido de la mujer pida y decidan los jueces. Pero si se siguen otros daños [si el feto está formado], entonces se pagará vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, herida por herida, golpe por golpe” (Éxodo 22:23). Filón de Alejandría, judío contemporáneo de Jesucristo, se declara abiertamente contrario al infanticidio y del aborto provocado. Josefo, otro judío que vivió 204

después de Filón, escribió: “La ley ordena educar a todos los niños, y prohíbe que la mujer se provoque un aborto; una mujer culpable de este delito es una infanticida porque destruye un alma y disminuye la raza” (Josefo, Against Apion, II, 202) Tradicionalmente, en el judaísmo, tener mucha familia se ha considerado una bendición. Sin embargo, las autoridades ortodoxas actuales admiten el control de natalidad, siempre que se haya cumplido con el precepto básico de tener descendencia, aunque tienden a limitarlo a casos en los que un embarazo podría poner en peligro la vida de la madre. La Conferencia Central de los Rabinos de EUA (1930) y la Asamblea Rabínica de los EUA (1935) autorizaron el control de la natalidad por razones sociales, culturales y económicas. El aborto no se considera método anticonceptivo y sigue siendo considerado un crimen (Kathleen O´Grady, 1999). En febrero de 2006, tuvo lugar en Roma el VI Encuentro de la Comisión bilateral entre dos delegaciones religiosas formadas por el Gran Rabino de Israel y la Santa Sede. En ella se afrontó el tema de las relaciones entre vida humana y tecnología. El documento final que se elaboró podemos destacar la siguiente declaración: “Afirmamos los principios de nuestras respectivas tradiciones religiosas, según los cuales, Dios es el Creador y Señor de toda vida, y que la vida humana es sagrada porque, como enseña la Biblia, la persona humana es creada según la imagen divina (Cf. Génesis 1, 26-27). Dado que la vida es un don divino que hay que respetar y preservar, rechazamos decididamente la idea de un dominio humano sobre la vida, y el derecho de decidir sobre su valor o su duración por parte de cualquier persona o grupo humano. En este sentido, reafirmamos las enseñanzas de nuestro patrimonio tradicional, según las cuales todo conocimiento y capacidad humana debe servir para promover la vida y la dignidad del hombre, y por ello debe estar de acuerdo con los valores morales que se derivan de los principios arriba mencionados. En consecuencia, es necesario que haya límites en la aplicación científica y tecnológica, reconociendo el hecho de que no todo lo que es técnicamente posible es también éticamente aceptable. El respeto y el cuidado de la vida humana deben ser un imperativo moral universal, garantizado por toda sociedad civil y por sus leyes, promoviendo de tal modo una cultura de la vida. Rechazamos totalmente la idea de que una naturaleza transitoria de la existencia humana terrena nos pueda permitir instrumentalizarla. En este 205

sentido, condenamos con fuerza cualquier tipo de violencias sobre el hombre con el fin de promover cualquier tipo de ideología, especialmente cuando se hace en nombre de una religión. Tal modo de actuar no es otra cosa que desacralizar el Nombre Divino. Al mismo tiempo, tales violaciones, y las tensiones actuales entre las civilizaciones, exigen que nos proyectemos más allá de nuestro diálogo bilateral, al cual nos obliga un especial vínculo. Por ello creemos que es nuestro deber tratar de implicar al mundo musulmán y a sus autoridades en un diálogo y en unas colaboraciones respetuosas. Además dirigimos un llamamiento a las autoridades civiles para que sepan apreciar las posibilidades que la dimensión religiosa ofrece para ayudar a resolver conflictos y tensiones, y a tal fin pedimos que den su apoyo al diálogo interreligioso” (Judíos y católicos: El respeto de la vida humana es un imperativo mundial. 28 febrero 2006). 14.5.2. El Islam El Islam es una religión pronatalista, considera los niños una bendición y condena el aborto como un grave crimen. El Corán establece: “No mates a tus hijos por temor a empobrecerte” (17:31 y 6:151). Así mismo la esterilización es rechazada. Para asegurar la fecundidad el Islam permite la poligamia, siempre que el esposo sea capaz de sostener a cada de sus mujeres. No obstante la anticoncepción (azl) es aceptada. La doctrina islámica permite limitar o por lo menos controlar la reproducción, sin ser penalizados por dicho acto. Desde el siglo X, la mayor parte de las escuelas (madhab) aceptaron la práctica del coitus interruptus en aquellos matrimonios que no dispusieran de los recursos necesarios para poder mantener a la prole. El médico persa Muhammad ibn documentó el coitus interruptus, la eyaculación retenida y el uso de supositorios para bloquear el cuello uterino como métodos de control de la natalidad. Ali ibn al-Abbas habla de supositorios de sal de roca para las mujeres cuyo embarazo puede ser peligroso. El famoso Avicena, en su enciclopedia médica incluye un capítulo sobre métodos para evitar la descendencia. Los teólogos islámicos modernos son contrarios a la anticoncepción. Para ellos una población fuerte es la mejor forma de hacer frente al colonialismo occidental. La República Islámica del Irán, tras la guerra con Irak adoptó una política agresivamente pronatalista. En 2007 el 75% de su población era menor de 30 años. Si en la actualidad Irán tiene unos ochenta millones de personas, el ayatola Ali Jamenei marcó como objetivo alcanzar una población de 150 a 200 millones de habitantes. 206

Durante las Conferencias Mundiales de Población las delegaciones de países islámicos se mostraron contrarios a adoptar las agendas demográficas que la ONU pretendía imponerles. Así, durante la Conferencia de 1974 celebrada en Bucarest, el entonces presidente argelino Houari Boumédiène realizó una predicción de cómo los países islámicos terminarían conquistando a Occidente. “Un día millones de hombres abandonarán el Hemisferio Sur para irrumpir en el Hemisferio Norte. Y no lo harán precisamente como amigos. Porque comparecerán para conquistarlo. Y lo conquistarán poblándolo con sus hijos. Será el vientre de nuestras mujeres el que nos dé la victoria” (Houari Boumedienne, discurso en la ONU, 1974). Esta predicción se ha denominado Proyecto Boumedienne, y algunas voces críticas con las políticas antinatalistas europeas creen que se está cumpliendo en la actualidad en Europa. El exlíder libio Muamar el Gadafi se ha manifestado en varias ocasiones en esta misma línea. “Tenemos 50 millones de musulmanes en Europa y hay señales de que Dios proclamará el Islam en Europa sin armas ni conquistas. Con el paso de los años, los 50 millones de musulmanes que viven en Europa transformarán Europa y la convertirán en un continente islámico. Dios ha dispuesto que una nación islámica, Turquía, se sume ahora a la Unión Europea. Esos 50 millones de musulmanes se multiplicarán y habrá 100 millones de musulmanes en Europa. Las estadísticas muestran que hay miles de mezquitas en Europa. Tenemos miles de organizaciones y sociedades islámicas en Europa (…) Tengo aquí algunas estadísticas. Hoy hay en Europa 50 millones de musulmanes, 14.000 mezquitas y centros islámicos y 1.500 sociedades y organizaciones islámicas. Con el paso del tiempo, estas cifras no harán sino aumentar, además de las cifras correspondientes a Bosnia, Turquía y Albania. Por consiguiente, las palabras que Dios proclamó en el Corán se están convirtiendo en una realidad: “Él es Quien ha mandado a su enviado con la dirección y con la religión verdadera para que prevalezca sobre toda otra religión, a despecho de los paganos” (Muamar el Gadafi. Cit. Vázquez-Rial, 2009). 14.5.3. Hinduismo El hinduismo se muestra claramente pronatalista, ahora bien con una serie de condiciones específicas. La mujer ha de entregarse al marido en matrimonio para tener hijos. Aquellas que se quedan embarazas antes de casarse son estigmatizadas. Los casamientos se producen con una gran diferencia de edad, 207

pues ellas son siempre más jóvenes. El texto del Kamasutra, donde se describen los usos amorosos y sexuales en la India de la antigüedad, se aconseja a los varones “hacer todo lo que esté en su mano para unirse a una niña en la que se perciban interés y afecto; pero hasta que ella esté física y mentalmente completa, el marido deberá entretenerla con actividades propias de su edad como coger flores, jugar al escondite y simular situaciones familiares”. En este libro, tan citado como poco conocido en Occidente, se indican los siete años como la edad ideal para que una niña contraiga matrimonio. La legislación británica de 1860 prohibió los casamientos con niñas menores de diez años. La legislación india actual no reconoce los matrimonios efectuados entre menores de dieciséis años. Aun así la realidad es que el 20% de las jóvenes hindúes se casan con menos de 15 años y siempre son matrimonios concertados. En regiones como Rajastán o Bihar, se practican tantas bodas infantiles, que estas suponen el 40% de los matrimonios infantiles de todo el mundo. El 95 % de estas mujeres se quedan embarazadas antes de cumplir la mayoría de edad, con lo que supone de riesgo de salud para la madre y sus bebés. Estas bodas prematuras tienen como objetivo establecer vínculos familiares y económicos de conveniencia. En ocasiones, las familias ofrecen a una chica joven como esposa para pagar una deuda o simplemente por no poder costear su mantenimiento. Hasta el siglo XIX en la India estuvo vigente la inhumana tradición de la Sati. En ella la esposa se inmola en la pira funeraria cuando su marido fallecía. Este ritual se remonta a épocas muy pasadas (Código Manú, s. II, a.C.) y los documentos hablan de su máximo apogeo durante el siglo IV d.C. En 1829, durante la ocupación británica en el este de la península, Lord William Bentinck abolió esta práctica, no obstante se han reportado casos de sati efectuados en la clandestinidad en tiempos recientes. La fertilidad hindú está centrada principalmente en el varón. Su nacimiento es un acontecimiento que se celebra con júbilo entre las familias. Si la mujer no engendra un varón, entonces el matrimonio puede disolverse. La tradición hinduista establece que la mujer abandone el hogar paterno para pasar a ser propiedad del esposo. Además, la familia de la novia ha de pagar una cuantiosa dote para contribuir al peculio común de la de su esposo. Hay un refrán indio que dice: "Tener una hija es como plantar una semilla en el jardín de otro". La obligación de pagar la dote unida al hecho de que en los medios rurales las chicas son consideradas una carga económica debido a su menor capacidad de trabajo, hace que las familias no quieran tener niñas. En el pasado se 208

provocaba el infanticidio de estas, en la actualidad muchas familias someten a las madres a ecografías para conocer el sexo del niño y a continuación realizar abortos selectivos. Parvinder Singh, director de comunicación de Ayuda en Acción en India, denunció recientemente que “faltan 35 millones de mujeres” en este país debido a “los abortos selectivos según el sexo”. En 1941, había 1010 niñas por cada 1000 niños. En 2001, esta proporción ha descendido a 927 niñas por cada 1000 niños. Sobre la anticoncepción no hay un criterio común. Los Upanisads describen un método de control de natalidad (Upanisad Brihadâranyaka) y en los Shastras se recomienda la abstinencia temporal, mientras se desaprueba el aborto. Si bien la fertilidad se reconoce como un bien, son tristemente conocidas las campañas de esterilización forzosa que se realizaron en los años 70 en la India. Debemos destacar que Mahatma Gandhi apoyaba la abstinencia sexual como único medio de control demográfico. En 1935 Gandhi tuvo oportunidad de conocer y conversar con Margaret Sanger, quien viajó a la India, invitada por Annie Besant, para promover el control de natalidad. En la conversación con mantuvo con el líder hindú, este le dijo: “Si se sostiene que el control de natalidad es necesario para la nación debido a la superpoblación, yo discuto la premisa. Nunca se ha demostrado. En mi opinión, si hubiera un sistema de tierra adecuado, una mejor agricultura y una industria suplementaria, este país (la India) sería capaz de mantener al doble de gente que la que tiene hoy. Estoy completamente en contra de los medios artificiales de control de la natalidad y no me es posible felicitarla a Ud. (Margaret Sanger) o a sus colaboradores por haber creado una asociación cuyas actividades, si tiene éxito, solo pueden hacer un gran daño moral a la gente. Me gustaría poder convencerla a Ud. y a sus colaboradores para que disuelvan esta asociación y dediquen su energía a una mejor causa. Discúlpeme por darle mi opinión de manera tan clara” (Mahatma Gandhi en conversación con Margaret Sanger. Cit. Clowes, 2001).

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15. La cuestión demográfica en la Iglesia Católica La Iglesia Católica ha insistido siempre en el carácter sagrado de la vida humana. Este principio se fundamenta en el hecho de que el ser humano es creado por Dios, a imagen suya y es llamado a una especial relación con su Creador, su único fin. Por ello la Iglesia defiende que la transmisión de la vida es una cuestión que atañe a lo más íntimo de la persona y que depende de la responsabilidad conyugal y familiar. Por esta defensa, La Iglesia Católica ha sido siempre reconocida a nivel internacional como el mayor opositor a todo tipo de políticas demográficas que denigren la dignidad humana reconocida en la persona y en su ámbito natural, la familia. A partir del s. XIX, con el Papa León XIII, la Iglesia Católica reconoce el papel social que supone la prole, ahora bien, aceptando que los hijos son un don de Dios, que la concepción es un hecho natural, pero que tiene una parte de Misterio que ha de ser reconocida y respetada, y que los padres han de ser generosos en el don de la vida. Las encíclicas sociales Rerum novarum (1891) de León XIII y Quadragesimo anno (1931) del Papa Pío XI se hacen eco del principal problema que afectaba entonces al continente europeo y que era la inmigración debida en parte a la falta de oportunidades en el país de origen. 15.1.1. Pío XI y la defensa de la familia y el matrimonio Pio XI publicó dos encíclicas (Ubi arcano y Casti connubii) defendiendo el matrimonio y la familia, y ratificando la Arcanum divinae (1880), que había escrito anteriormente el papa León XIII sobre la dignidad y sacralidad del sacramento matrimonial En la Ubi arcano (1922) expuso que “la sociedad es un reflejo de la familia” y denunció como el laicismo había penetrado “hasta las mismas raíces de la sociedad, es decir, hasta el santuario de la familia”. En Casti connubii (1930), el Papa declaró que, “como enseña la historia, la salud del Estado y la prosperidad de la sociedad” no están seguras si no lo está su fundamento, es decir, el recto orden moral del matrimonio y la familia. La encíclica se proponía hablar “sobre la naturaleza del matrimonio cristiano, de su dignidad, de las ventajas y beneficios que de él dimanan para la familia y para la sociedad humana”. Así mismo pretendía denunciar los errores contrarios a la institución familiar que se estaban dando en su tiempo, los vicios opuestos a la vida conyugal y proponer los remedios que debían aplicarse. 210

“Hablaremos, en primer lugar, de la prole, que muchos se atreven a motejar de molesta carga del matrimonio y mandan evitar cuidadosamente a los cónyuges, no mediante una continencia honesta (permitida también en el matrimonio, previo consentimiento de ambos cónyuges), sino pervirtiendo el acto de la naturaleza. Criminosa licencia, que se arrogan unos porque, hastiados de prole, tratan sólo de satisfacer sin cargas su voluptuosidad, y otros alegando que ni pueden guardar continencia ni admitir prole por dificultades propias, o de la madre, o de la hacienda familiar” (Pío XI, 1930). La Encíclica afirmaba que los primeros deberes de los esposos deben ser la fidelidad recíproca, el mutuo y cariñoso amor y la educación recta y cristiana de los hijos. Así mismo se declaraba moralmente ilícito el aborto y cualquier intervención artificial para evitar la procreación. La publicación de la Casti connubii estuvo marcada por dos sucesos importantes como fueron el matrimonio de la princesa de Saboya con el rey de Bulgaria, celebrado de manera irregular; y la Conferencia de Lambeth (1930), en la que los prelados anglicanos declararon lícito el uso de medios anticonceptivos artificiales. 15.1.2. Pío XII: El ser humano como fundamento del progreso y la solidaridad. Será en 1941, con el radiomensaje La solennitá del Papa Pío XII cuando la Iglesia asume con más preocupación el problema demográfico. El Papa reconoce que hay regiones muy pobladas mientras otras están deshabitadas, y que hay zonas con capacidad de acogida para familias venidas de otros lugares. Por ello expresa el derecho de las personas a emigrar y la obligación de las naciones a acogerlas y protegerlas ya que con ello se estará “contribuyendo al incremento del bienestar humano y al progreso de la cultura”. En un mensaje dirigido en 1951 a la Asociación Italiana de Comadronas, Pío XII animaba a estas a inculcar “el apostolado de la estima y del amor por la nueva vida” y denunciaba como “opuesta al pensamiento de Dios y al lenguaje de la Sagrada Escritura” y también “a la sana razón y al sentimiento de la naturaleza” la moderna mentalidad anticonceptiva contraria a una familia fecunda. En el radiomensaje navideño de 1952, afirmó que existían en la Tierra suficientes recursos para todos y a estos añadía la inteligencia y el trabajo humano. Así mismo acusaba al neomaltusianismo de culpar al exceso de población, lo que en realidad es resultado del injusto y desigual reparto de los recursos.

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“Y si todavía esta o aquella región está cargada de superpoblación, sería un error echar a las leyes naturales la culpa de las presentes angustias, siendo manifiesto que éstas provienen de la escasa solidaridad de los hombres y de los pueblos entre sí” (Pío XII, 1952).

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15.2.

San Juan XXIII y el Concilio Vaticano II

La encíclica Mater et magistra (1961) del Papa Juan XXIII representa el primer documento pontificio donde, de manera amplia, se expresa la doctrina de la Iglesia sobre la cuestión demográfica. En ella se reconoce que el auténtico problema es “como coordinar los sistemas económicos y los medios de subsistencia con el intenso incremento de la población humana, tanto en el plano mundial como en relación con los países necesitados” (M.M. 185). El Papa Juan XXIII propone una visión esperanzadora frente a la visión catastrofista de los neomalthusianos que “anuncian que, aumentando al ritmo actual la población y el crecimiento económico, en unos decenios habrá problemas de abastecimiento a nivel mundial; para que esto no ocurra hay que frenar la natalidad” (M.M. 186). Así mismo cuestiona que el crecimiento demográfico sea el verdadero problema, pues los argumentos que se ofrecen “son tan dudosos y controvertidos, que no permiten deducir conclusiones ciertas” (M.M. 188). Dios, no solo ha concedido a la naturaleza una capacidad inagotable, sino que ha dotado al hombre de inteligencia para buscar los recursos y la tecnología que ayude a su supervivencia. Pero para que esto se de, es necesario que se produzca una auténtica colaboración y solidaridad entre los pueblos. “Juzgamos que la única solución del problema consiste en un desarrollo económico y social que conserve y aumente los verdaderos bienes del individuo y de toda la sociedad (…) Hay que procurar… la colaboración mutua de todos los pueblos a fin de que, con evidente provecho colectivo, pueda organizarse entre todas las naciones un intercambio de conocimientos, capitales y personas” (M.M. 192). El Concilio Vaticano II también tomó interés por la cuestión demográfica. En la constitución Gaudium et Spes (1965) se resume la doctrina sobre la cuestión: “La humanidad presta cada vez mayor atención a la previsión y ordenación de la expansión demográfica” (Gaudium et Spes,. 5b). “En determinadas regiones del universo se observan con preocupación los problemas nacidos del incremento demográfico. Todo lo cual suscita angustia en las conciencias” (G.S. 47b). “Hoy más que nunca, para hacer frente al aumento de población y responder a las aspiraciones más amplias del género humano, se tiende con razón a un aumento en la producción agrícola e industrial y en la prestación de servicios (G.S. 64a). También se hace un llamamiento a la paternidad responsable, por parte de los 213

progenitores en cuanto al número de hijos y su espaciamiento. “… tanto su propio bien personal como el bien de los hijos, ya nacidos o todavía por venir, discerniendo las circunstancias de los tiempos y del estado de vida tanto materiales como espirituales, y, finalmente, teniendo en cuenta el bien de la comunidad familiar, de la sociedad temporal y de la propia Iglesia” (G.S. 50). Es significativo como se insiste, no sólo en la responsabilidad personal y familiar, sino también en la social y política, buscando no solamente el bien propio, sino el bien común de la humanidad entera. El Concilio hace un llamamiento a la cooperación internacional en el tema demográfico, que cada vez preocupa más a las naciones. “Es sobremanera necesaria la cooperación internacional a favor de aquellos pueblos que actualmente con harta frecuencia, aparte de otras dificultades, se ven agobiados por la que proviene del rápido aumento de su población” (G.S. 87). Una cooperación basada en facilitar el sustento y la educación, la mejora de las técnicas agrícolas, así como del orden social, y una distribución más equilibrada de la propiedad de la tierra. Para el Concilio la mejor solución al problema demográfico pasa por un auténtico desarrollo económico-social. Respecto a los que opinan que “el crecimiento de la población mundial debe frenarse por todos los medios y con cualquier tipo de intervención de la autoridad pública” la constitución Gaudium et spes (87c) recuerda que: El hombre tiene un derecho inalienable al matrimonio y a la procreación. La decisión sobre el número y espaciamiento de los hijos depende del juicio recto de los padres y nunca debe someterse al criterio de la autoridad pública. Los padres pueden ser ayudados a formar su conciencia por medios pedagógicos, seguros y morales. Los padres tienen el derecho y el deber de formarse en materia sexual y demográfica, y anima a los católicos a que estudien estas materias y las desarrollen a la luz del Evangelio.

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15.3.

La Humanae Vitae de Pablo VI

El 25 de julio de 1968, Pablo VI publica la más importante y trascendente de sus encíclicas, la Humanae Vitae, donde ya en la introducción manifiesta que “el gravísimo deber de transmitir la vida humana ha sido siempre para los esposos, colaboradores libres y responsables de Dios creador, fuente de grandes alegrías aunque algunas veces acompañadas de no pocas dificultades y angustias”. En la Encíclica el Papa caracteriza el amor conyugal como “plenamente humano, total, fiel y exclusivo hasta la muerte, y fecundo”. Afirma que “La Iglesia, al exigir que los hombres observen las normas de la ley natural interpretada por su constante doctrina, enseña que cualquier acto matrimonial debe quedar abierto a la transmisión de la vida” y, por ende, “hay que excluir igualmente, como el Magisterio de la Iglesia ha declarado muchas veces, la esterilización directa, perpetua o temporal, tanto del hombre como de la mujer; queda además excluida toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga, como fin o como medio, hacer imposible la procreación” (Humanae vitae, 11). Luego expresa que “si para espaciar los nacimientos existen serios motivos, derivados de las condiciones físicas y psicológicas de los cónyuges, o de circunstancias exteriores, la Iglesia enseña que entonces es lícito tener en cuenta los ritmos naturales inmanentes a las funciones generadoras para usar del matrimonio sólo en los períodos infecundos y así regular la natalidad sin ofender los principios morales que acabamos de recordar” (H.V. 16). Más adelante, Pablo VI profetizó las “graves consecuencias de los métodos de regulación artificial de la natalidad”, afirmando que “se abriría a la infidelidad conyugal y a la degradación general de la moralidad un camino fácil y amplio; que por el uso de contraceptivos el hombre… acabase por perder el respeto a la mujer… llegase a considerarla como simple instrumento de goce egoístico y no como compañera, respetada y amada”. Y luego se pregunta: “¿Quién impediría a los gobernantes favorecer y hasta imponer a sus pueblos, si lo consideran necesario, el método anticonceptivo que ellos juzgaren más eficaz? En tal modo los hombres… llegarían a dejar a merced de la intervención de las autoridades públicas el sector más personal y más reservado de la intimidad conyugal” (H.V. 17). El Papa declara que, al defender esta postura, la Iglesia Católica busca contribuir al bien común y al bien de los esposos: “Al defender la moral conyugal en su integridad, la Iglesia sabe que contribuye a la instauración de una civilización verdaderamente humana; 215

ella compromete al hombre a no abdicar la propia responsabilidad para someterse a los medios técnicos; defiende con esto mismo la dignidad de los cónyuges” (H.V. 18). En todo momento, lo que Pablo VI pide es que se preserve la dignidad humana y el respeto a la mujer y la vida que gesta, por ser los más débiles en esta historia. Tal como lo preveía Pablo VI, la Humanae vitae fue resistida en muchos ambientes, también católicos, incluso con declaraciones ambiguas de algunos episcopados como los de Francia, Bélgica, Austria, Canadá e Inglaterra. No obstante, gran número de pensadores actuales ajenos al cristianismo o personas conversas como Scott Hahn, Janet E. Smith y Mary Shivanandan, ha reconocido la veracidad de los planteamientos de la Humanae Vitae. Han pasado casi 50 años y la historia ha dado plena razón al Papa. Basta contemplar la realidad del mundo actual, para ver como, tristemente, muchas de aquellas predicciones han terminado cumpliéndose.

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15.4.

San Juan Pablo II y el Evangelio de la Vida

Se ha definido el pontificado del Papa Juan Pablo II de muchas maneras, pero uno de los ejes más importantes de su misión es que, sin lugar a dudas, fue el “Papa de la Vida”. Sus encíclicas sobre la familia y el matrimonio, (Familiaris consortio, Donum vitae y Evangelium vitae), sus catequesis sobre Amor y cuerpo y su incansable lucha en los foros internacionales en favor de los más débiles dan buena prueba de ello. “Cultura de la muerte”, “conjura contra la vida”, “estructuras de pecado”, “mentalidad anticonceptiva”, etc. son algunas de las expresiones acuñadas por Juan Pablo II que describen fielmente lo que en la encíclica Sollicitudo Rei Socialis (1987), dedicada a la cuestión social y al desarrollo de los pueblos, el Papa denunció. “Resulta muy alarmante constatar en muchos países el lanzamiento de campañas sistemáticas contra la natalidad, por iniciativa de sus gobiernos, en contraste no sólo con la identidad cultural y religiosa de los mismos países, sino también con la naturaleza del verdadero desarrollo. Sucede a menudo que tales campañas son debidas a presiones y están financiadas por capitales provenientes del extranjero y, en algún caso, están subordinadas a las mismas y a la asistencia económico-financiera. En todo caso, se trata de una falta absoluta, hombres y mujeres, sometidos a veces a intolerantes presiones, incluso económicas, para someterlas a esta nueva forma de opresión. Son las poblaciones más pobres las que sufren los atropellos, y ello llega a originar en ocasiones la tendencia a un cierto racismo, o favorecer la aplicación de ciertas formas de eugenismo, igualmente racistas” (Evangelium Vitae, 25). Estas campañas resultan tan escandalosas que el Papa Juan Pablo II volvió a insistir en su Exhortación Apostólica Familiaris Consortio (1981), en estos términos: “hay que rechazar como gravemente injusto el hecho de que, en las relaciones internacionales, la ayuda económica concedida para la promoción de los pueblos esté condicionada a programas de anticoncepcionismo, esterilización y aborto” (F.C. 30). 15.4.1. La teología del cuerpo Una de las grandes aportaciones del Papa Juan Pablo II a la humanidad es su reflexión teológica sobre el cuerpo. Una revaloración del cuerpo humano como mediador de la entrega del varón y la mujer a la misión a la que son llamados. Esta teología del cuerpo, como él mismo llamó, se inició con una serie de catequesis sobre el Amor y el Cuerpo que dio sistemáticamente desde 1979 hasta 1984: 217

“Para afrontar los interrogantes que suscita la encíclica Humanae vitae, hay que tener en cuenta el marco bíblico y teológico al que se alude cuando habla de redención del cuerpo y del carácter sacramental del matrimonio” (J.P. II. Audiencia general. Miércoles 28 de noviembre de 1984). Como ya hemos visto en páginas anteriores, la llamada Revolución sexual de los años 60 supuso un cambio radical en la concepción del sentido del cuerpo, distorsionando su realidad al supervalorarlo para erigir un auténtico “culto al cuerpo”. La corporalidad humana se convierte en objeto de deseo y de poder. Un instrumento más al servicio del placer individual, cuyos únicos límites son el sufrimiento y la muerte, aspectos que se tratan de evitar a toda costa. La sexualidad se reduce a mero placer sensual, un placer que a veces se reclama como un derecho al que ninguna autoridad externa puede poner límites. Pablo VI ya denunció esta reducción moderna del cuerpo humano a un dato puramente físico o biológico. Una visión pobre que convierte el acto sexual en mn’ un simple “proceso biológico” y no como “un acto entre personas”. La tradición teológico-filosófica cristiana considera la persona como una unión sustancial de alma y cuerpo. Por eso, la dimensión física del ser humano está penetrada por el espíritu y forma parte de la persona. El cuerpo no es algo extrínseco a la persona sino que es la persona misma y es que, a través del cuerpo es como se expresa y manifiesta la persona. Por lo tanto el cuerpo es el sujeto por excelencia de nuestros actos. En sus catequesis Juan Pablo II explicó como el cuerpo encuentra su verdad en la donación, puesto que el hombre realiza en ella el sentido mismo de su ser: “El cuerpo humano con su sexo […] tiene la facultad de expresar el amor”, es decir “la donación”. El cuerpo humano es un testimonio de la creación y por lo tanto del amor de Dios. Él es el signo “que transmite eficazmente en el mundo visible el misterio escondido por toda la eternidad en Dios”. Por eso S. Pablo afirma que “somos Templos del Espíritu Santo” (1 Cor 6:19). Con la sexualidad, el hombre está llamado a vivir y expresar el Amor de Dios. La reflexión que el Papa Juan Pablo II propone, es un llamamiento a vivir en santidad la expresión sexual de la ternura de los esposos mediante la apertura de su corazón y de su cuerpo al don de la vida. El relato del Génesis apunta a la comunión que han de tener los esposos. “Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a la mujer, para formar una sola carne” (Gen 2,24). Una comunión que sólo es posible cuando existe 218

una donación recíproca, aceptando al otro en toda su persona. Esta donación completa exige la unicidad, la exclusividad del compañero a quien se hace, así como la duración en el tiempo. Con sus cuerpos, los cónyuges entregan toda la potencialidad amorosa de su masculinidad y feminidad, por ello aceptar al otro significa respetar todo el potencial de vida que le es inherente. Es por esto que la contraconcepción está en contradicción con la donación total de sí mismo. El acto amoroso significa: “yo me entrego a ti enteramente; te acojo y te recibo íntegramente”. En cambio con la anticoncepción los cónyuges imponen una limitación real que arrebata a este don su valor de totalidad al negarle la fecundidad que forma parte de su naturaleza. “De esta forma, al lenguaje que expresa naturalmente la donación recíproca y total de los esposos, la contraconcepción opone un lenguaje objetivamente contradictorio, según el cual no se trata de entregarse totalmente al otro; y de ahí se deduce no solamente el rechazo positivo de la apertura a la vida, sino también el de una falsificación de la verdad interior del amor” (Juan Pablo II. Familiaris consortio, 32). La continencia periódica es un profundo gesto de responsabilidad hacia la potencial paternidad y signo de respeto que se muestran los esposos. Además, suspender por un tiempo las relaciones conyugales crea un nuevo ámbito de comunicación y de mutuos intercambios en los que el amor se expresa y se entrega con otras señales de amor y de ternura.

Figura 23: Juan Pablo II y tres de los documentoes más importantes de su pontificado acerca del valor inviolable de la vida humana.

15.4.2. El papel de Juan Pablo II en la Conferencia de El Cairo A lo largo del año 1994 el Papa Juan Pablo II, preocupado por la orientación que se estaba dando a los preparativos de los congresos internacionales, fue dando 219

una serie de discursos orientados a defender la vida y la familia, dirigidos a los hombres de buena voluntad. En su homilía pascual pidió que “frente a la vida que interrumpe en la historia, retroceda la cultura de la muerte que humilla al ser humano no respetando a las criaturas débiles y frágiles y hasta intentando dañar la dignidad sagrada de la familia, corazón de la sociedad y de la Iglesia. La familia continúa siendo la principal fuente de humanidad: cada Estado debe tutelarla como precioso tesoro”. Días después, ante 50.000 fieles congregados en la Plaza de San Pedro, elevó la voz en varias ocasiones mientras hacía una apasionada defensa de los derechos de las familias. “No podemos tolerar la muerte sistemática de los que todavía no nacieron… No podemos seguir adelante con la muerte como única base de nuestra civilización. Debemos hacerlo con la cultura del amor que da la bienvenida a la vida”. Luego, el Papa pidió a los jefes de Estado que se opusieran a los planes demográficos de la ONU, porque “con el control de nacimientos, la legitimación del aborto y la sexualidad individualista, se puede destruir la familia y la dignidad del individuo”. Con motivo de la cumbre de El Cairo de 1994 el Papa dirigió una carta a los jefes de Estado de todo el mundo y su texto fue dado a conocer. Nadie, advirtió el Pontífice, puede “manipular la institución familiar” y es sobre este punto donde “nuestras sociedades se construyen o se destruyen”. El mensaje también fue dirigido al secretario general de las Naciones Unidas, Boutros Ghali, porque el proyecto final de la conferencia de las Naciones Unidas sobre “Población y Desarrollo”, que tendrá lugar en El Cairo, provocó una “dolorosa sorpresa”, una “amarga impresión” y una gran “inquietud” en Juan Pablo II. Finalmente, los días 8 y 9 de octubre de 1994, el Papa recibió en Roma a representantes de familias de todo el mundo, como culminación de toda su actividad en defensa y promoción de la familia en ese año. 15.4.3. Evangelium Vitae: La vida es un Don Sagrado En esta su undécima encíclica, firmada el 25 de marzo de 1995, sobre el valor y la inviolabilidad de la vida humana, S. Juan Pablo II expresa «una llamada apasionada a todos y cada uno en nombre de Dios» para respetar, defender, amar y servir a la vida humana. La Encíclica está dirigida no solamente a los obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y fieles laicos, sino también a todas las personas de buena voluntad, ya que la vida es un valor que cada ser humano puede comprender también a la luz de la razón En la Evangelium vitae, el Papa reafirma la grandeza y el valor de la vida humana en todos sus aspectos y en todos sus momentos, como vida corporal y 220

espiritual al mismo tiempo, y en sus fases terrena y eterna, que alcanza su plenitud de significado en la participación de la misma vida de Dios. La Encíclica contempla las amenazas contra la vida humana, que en este momento de la historia se configuran con unos rasgos particulares, en consonancia con las ideas predominantes en la sociedad actual: concepto de libertad muy individualista y de carácter absoluto, que acaba por ser la libertad de los más fuertes contra los débiles; relativismo, negando la existencia de un verdad objetiva, que es sustituida por la opinión subjetiva del individuo haciendo que, al final, todo resulte convencional y negociable; por último, el predominio del secularismo, con la pérdida del sentido de Dios y del hombre, que lleva a la confusión entre el bien y el mal. El hombre, rechazando u olvidando su relación fundamental con Dios, cree ser criterio y norma de sí mismo. S. Juan Pablo II consideró como una violación de la ley de Dios, y un acto moralmente rechazable, la muerte deliberada de un ser humano, y se detiene especialmente en los dos extremos de la vida: el nacimiento y la muerte, declarando el aborto y la eutanasia como desórdenes morales graves por sí mismos, por su propio objeto, independientemente de las circunstancias y de las intenciones de quien los realiza. Se trata de delitos contra la humanidad que amplios estratos de la opinión pública justifican en nombre de los derechos de la libertad individual, reivindicando incluso su autorización estatal, mediante legislaciones inhumanas, y su cumplimiento con la complicidad de los propios operadores sanitarios. La Encíclica confirma que el Magisterio de la Iglesia enseña que el ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde su concepción hasta su muerte natural, y que la ciencia y la técnica deben estar ordenadas al hombre y a su desarrollo integral. S. Juan Pablo II confirma este juicio moral de la Iglesia fundamentado en la ley natural, en las Sagradas Escrituras, en la tradición viva de la Iglesia y en el Magisterio, que la ha afirmado en repetidas ocasiones. 15.4.4. Signos de esperanza La Evangelium vitae subraya la voz de la sangre de Cristo, que redime y salva, que revela luminosamente el valor inestimable de la vida y la grandeza de la vocación del hombre, que consiste en el don sincero de sí mismo, que da la fuerza para comprometerse a favor de la vida, con la seguridad de la victoria. La Encíclica menciona algunos signos que anticipan esa victoria; son signos positivos de esperanza que están presentes y actúan en la Humanidad, en el ámbito de los esposos que acogen a los hijos; de las familias que acogen a niños abandonados y a ancianos solos; de los centros de ayuda a la vida; de los grupos de voluntarios; de los avances de la medicina y asociaciones de médicos, que los llevan a los países más pobres; del crecimiento de la conciencia social sobre el valor de la vida, la oposición a las guerras y a la pena 221

de muerte; de la atención creciente a la calidad de vida y a la ecología ambiental humana. La vida del hombre proviene de Dios y, por tanto, Dios es el único Señor de la Vida, y de este señorío divino se derivan la sacralidad e inviolabilidad de la vida humana, que comprende tanto el no al homicidio, como el sí al amor al prójimo. El primer compromiso de los cristianos consiste en anunciar el Evangelio de la vida, es decir, a Jesucristo mismo. El Dios que da la vida debe celebrarse en la oración cotidiana, individual y comunitaria, en los sacramentos, en la existencia diaria, vivida en el amor y el don de sí mismo a los demás. Además, el Papa propone que se celebre en las distintas naciones, cada año, una Jornada por la Vida, así como una Jornada Mundial del Enfermo. Anuncio y celebración conducen al servicio del Evangelio de la vida, atendiendo al otro en cuanto persona y encontrando en él a Cristo, extendiéndose a toda la vida y a la vida de todos. La Encíclica expresa la misión de servicio, en referencia a una serie de responsabilidades, desde la de los médicos y personal sanitario como guardianes y servidores de la vida, a la de los voluntarios, los animadores sociales y los comprometidos en la política, destacando especialmente el papel decisivo de la familia en cuanto Iglesia doméstica y Santuario de la vida. Subraya la urgencia de realizar un auténtico cambio cultural, que debe comenzar desde dentro de las propias comunidades cristianas; en primer lugar, mediante la formación de la conciencia sobre el valor e inviolabilidad de la vida humana; en segundo lugar, mediante la educación a favor de la vida, en relación con sus raíces (sexualidad y amor), con la procreación responsable (recurso a los métodos naturales de regulación de la fertilidad) y el significado humano y específicamente cristiano del dolor, el sufrimiento y la muerte. En síntesis, un nuevo estilo de vida que afirme la primacía del ser sobre el tener, y de la persona sobre las cosas, así como el paso de la indiferencia al interés por el otro, y del rechazo a la acogida. El Papa asegura que trabajar a favor de la vida es contribuir en la renovación de la sociedad mediante la edificación del bien común, pues el respeto de la vida es fundamento de la democracia y de la verdadera paz. En este gran esfuerzo por una nueva cultura de la vida, nos sostiene y anima la confianza en la ayuda de Dios para quien nada hay imposible. Por eso, «es urgente una gran oración por la vida que abarque el mundo entero». Juan Pablo II concluye la Encíclica volviendo la mirada a María, la Virgen Madre, que acogió la Vida en nombre de todos y para bien de todos, y que tiene, por tanto, una relación personal estrechísima con el Evangelio de la vida, pues es 222

Madre de aquella Vida por la que todos viven. Así, María se nos propone a toda la Iglesia como «modelo incomparable de acogida y cuidado de la vida», y como «señal de esperanza cierta y de consuelo».

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16. Conclusiones: El Mundo es una “Casa de todos” La verdadera riqueza de las naciones es su población. Ella constituye el origen y el fin de todo esfuerzo económico. Desde siempre el crecimiento de la población ha sido considerado como signo inequívoco de prosperidad. Hoy en día se plantea, desde una perspectiva hedonista, como enemiga del bienestar. Pero esta mentalidad destruye la misma esencia del ser humano, caracterizado por su apertura a los demás, su generosidad y su solidaridad. La Madre Teresa de Calcuta decía con preocupación: “Es una pobreza decidir que un niño debe morir para que puedas vivir como deseas”. En el mundo actual, preocupado por la explosión poblacional, se da una peligrosa paradoja. Mientras se impone la “planificación familiar” y la legalización del aborto, se promueve la nueva industria de la fecundación “in vitro”, el negocio de los “vientres de alquiler” y la difusión de una “educación sexual” de la infancia y la juventud, empeñada en desligar la sexualidad de su función genuina y natural que es la fecundidad. Tantos años de propaganda sobre la “explosión demográfica” han configurado nuestra forma de pensar, con tópicos, teorías pseudocientíficas sin demostrar y argumentos falaces, que son difíciles de desmontar. Esta propaganda, y las acciones llevadas a cabo por instituciones y gobiernos han pretendido reducir la natalidad mundial. Si en 1970 la tasa de fertilidad era de 4,48 hijos por mujer, ahora está alrededor de 2,7 hijos por mujer. En algunos países de Europa, este número desciende a 1,2 hijos por mujer, como en los casos de Italia y España. A lo largo de estas páginas hemos visto como los apocalípticos argumentos neomalthusianos carecen de validez científica, pues no describen la realidad del complejo fenómeno poblacional. Hemos visto la falsedad de achacar a la población el origen de la pobreza y de los problemas ecologicos. Las más altas densidades de población se dan en países altamente ricos, como son Bélgica (331 habitantes por kilómetro cuadrado), países Bajos (370) o Gran Bretaña (239). Por el contrario, son precisamente los países más pobres los que cuentan, en general, con bajas densidades de población: Sudán apenas tiene 11 habitantes por kilómetro cuadrado, Angola 9 y Gabón sólo 5. Ciertamente, hay países ricos con densidades bajas de población y otros con bastante pobreza, y densidades elevadas. Por ello no es tan sencillo decir que la pobreza se deba “solo” a un exceso de población, en algunos casos puede ser debido incluso a la falta de 224

población. Las principales zonas de miseria y hambre en el mundo son aquellas que sufren la corrupción y la mala gestión de sus gobiernos o bien aquellas que viven en permanente conflicto armado. La solución a la pobreza del Mundo no está en la distribución de preservativos, en la esterilización de personas, ni en el aborto. Está en la solidaridad, la educación, la justicia y la búsqueda del bien común. La pobreza, el hambre, la contaminación, surgen del egoísmo humano que busca su propio bienestar, en vez del bien común, sin preocuparse por las graves consecuencias de sus actos. El argumento sobre agotamiento de los recursos tampoco es veraz. El término recurso no hace referencia únicamente a la Tierra y las materias primas, sino también al trabajo, al capital, a la empresa y a otros factores de la producción. En ese sentido, todo aumento de la población constituye, por definición, un aumento de los recursos disponibles. Los neomalthusianos solo quieren ver la primera parte de la ecuación, e insisten en que se agotan los recursos materiales. La segunda parte de la ecuación corresponde a los recursos humanos como el ingenio, la ciencia y la tecnología que son inagotables ya que el hombre los está creando continuamente. Aún así, los cálculos pesimistas no son honrados. Colin Clark nos advierte que los recursos metálicos no se consumen nunca y que una vez usados, siguen existiendo. Es por eso necesario encontrar la tecnología necesaria para su recuperación, con lo que se reduciría la contaminación del medio ambiente y se generaría un gran volumen de empleo. En cuanto a los combustibles minerales (carbón, petróleo, gas natural), aunque las reservas son limitadas, son mucho mayores de lo que suele estimarse. No obstante las últimas investigaciones tecnológicas apuntan al uso de energías alternativas más eficaces y menos contaminantes. Entre ellas destaca la energía de fusión (combinación de átomos), una fuente de energía ilimitada, de gran eficacia y sin consecuencias radioactivas. Tampoco se puede acusar al exceso de población de los problemas ecológicos. Hay zonas del planeta con muy alta densidad de población que son un ejemplo de buena gestión medioambiental. En cambio en otras zonas semideséstricas, su muy baja densidad de población les impide hacer frente a la gestión de los residuos que generan, creándose graves daños sobre el ecosistema. Convenzámonos de una vez que el crecimiento demográfico mundial es un hecho natural e histórico que ha acompañado y acompañará a la humanidad en su evolución. Ahora bien, si en las poblaciones naturales existen mecanismos reguladores en los que la muerte está necesariamente presente, en las 225

poblaciones humanas no tiene porqué ser así. Todo crecimiento poblacional supone un reto importante para la creatividad y la solidaridad de todos los hombres, que ingenian y desarrollan nuevas tecnologías y nuevos diálogos para que la convivencia se realice en paz. Algunas críticas al crecimiento de la población suelen dirigirse a los costes que a corto plazo supone este (alimentación, sanidad, escolaridad, etc.). Pero estos análisis son parciales pues no tienen en cuenta los beneficios que a largo plazo se obtienen. Julian Simon lo explica diciendo que, si bien todo niño viene al mundo con una “boca”, no es menos cierto que también aporta dos brazos y un cerebro que contribuyen a trabajar y mejorar más este mundo. No se puede seguir viendo a los niños como cargas. Es necesario redescubrir en ellos la esperanza de un futuro mejor. Decía el poeta hindú R. Tagore que “cada niño que nace es la promesa de que Dios aún sigue creyendo en el ser humano”. Se afirma que los padres que tienen hijos no soportan todos los costes que supone mantenerlos y que transfieren una gran parte de estos a la sociedad, por ello se dice que tienden a tener “demasiados hijos” de manera irresponsable. Pero esta afirmación no es veraz ya que igualmente estas familias no reciben todos los beneficios generados por su paternidad. La productividad y contribución social de los hijos pasa en gran medida a personas distintas de sus padres. En muchos casos la preocupación por atender a la prole incentiva a los padres a economizar recursos, a buscar trabajos mejor remunerados y a esforzarse más en sus empleos por el bien de sus hijos. Tampoco es cierto que los individuos no sepan controlar el tamaño de sus familias. La inmensa mayoría pone los medios que tiene a su disposición para evitar los embarazos sin necesidad de ingerencias exteriores. La prueba está en que en muchos casos, las acciones sin coacción llevadas a cabo por los agentes de control de población han conseguido los mismos resultados que cuando no se han realizado. La teoría de la transición demográfica alberga la esperanza de lograr el equilibrio demográfico futuro. Así, a una disminución de la mortalidad, corresponde de forma natural un descenso de la natalidad. Los datos demográficos confirman que esta estabilización demográfica mundial se está llevando a cabo. Hay que valorar los esfuerzos sinceros y justos que hacen los gobiernos e instituciones internacionales al abordar el crecimiento demográfico, cuando se realizan dentro de un marco responsable hacia el bien común, el aumento en la calidad de vida de las personas y el futuro de la humanidad. Políticas orientadas a la redistribución de los recursos y a un desarrollo sostenible verdaderamente humano, son el mejor método para alcanzar un equilibrado índice de crecimiento 226

demográfico. La complejidad y dimensión de la cuestión demográfica impide dar una respuesta simple y escueta. Es necesario el esfuerzo conjunto de los hombres de ciencia, de la política, de la religión, la medicina y el derecho, y en general de todo el conjunto de la sociedad. Un esfuerzo común dirigido a hacer más humano y digno este trocito de Universo en el que la Familia humana habita. El neomaltusianismo, al culpar al exceso de población huye de la verdadera raíz del problema que afronta la humanidad que no es otro sino un injusto y desigual reparto de los bienes. La humanidad del Tercer Milenio se enfrenta al grave problema de gestionar una población creciente. Es un gran reto que precisa de mucho esfuerzo y gran creatividad. Nuestras generaciones anteriores afrontaron desafíos mucho más difíciles: la lucha contra la enfermedad, la búsqueda de la paz, el reconocimiento de los derechos del hombre, la dignificación de la persona, etc. Ahora nos toca gestionar de forma responsable nuestro planeta, para que siga siendo una “Casa de todos”. Pero esa gestión ha de ser respetuosa con toda la Familia humana, ese es el precio que nuestro tiempo ha de pagar si quiere seguir siendo verdaderamente humano. Nuestros hijos, la historia y Dios nos pedirán cuentas por ello y nos preguntarán, como en el relato del Génesis: ¿Qué hiciste con tu hermano?

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Índice Advertencia Breve cv del autor 1. Introducción 2. El malthusianismo (1789-1822) 3. El neomalthusianismo (1822-1873) 4. La eugenesia (1873-1914) 5. El Control de la Natalidad (1914-1922) 6. El criptoeugenismo (1942-1960) 7. Las políticas de planificación poblacional en el siglo XX 8. El impacto de la revolución sexual (1960-1974) 9. El neocolonialismo (1974-1994) 10. Los derechos reproductivos (1994-2014) 11.Críticas científicas a la teoría de la superpoblación 12. La planificación natural de la fecundidad 13.La defensa de la vida humana 14. El reconocimiento de la vida humana: Desarrollo histórico 15. La cuestión demográfica en la Iglesia Católica 16. Conclusiones: El Mundo es una “Casa de todos” Referencias

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