Insaciable - Opal Carew(1)
April 8, 2017 | Author: Mayerling Gomez | Category: N/A
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El Club de las Excomulgadas
Agradecimientos Al Staff Excomulgado: Dahiana, Dg Kaleigh, Electra Elefteriou, Marijf22, Marisaruiztejada, Mdf30y, Mokona, Pau Belikov y Rox16 por la Traducción; Pau Belikov por la Corrección de la Traducción; Annammussa, Bibliotecaria70, Desita y Eva_Cullen por la Corrección; Laavic Lectura Final de este Libro para El Club De Las Excomulgadas… A las Chicas del Club de Las Excomulgadas, que nos acompañaron en cada capítulo, y a Nuestras Lectoras que nos acompañaron y nos acompañan siempre. A Todas…. ¡¡¡Gracias!!!
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por la Diagramación y a Annammussa por la
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El Club de las Excomulgadas Aviso Excomulgado El Club de Las Excomulgadas ha realizado este proyecto de fan traducción Sin Ánimo De Lucro Alguno. Está hecho por Fans para Fans, Siendo su Distribución Complemente Gratuita. No ha tenido en ningún momento el objetivo de reemplazar el original. Su Único fin es incentivar y entretener con la lectura en nuestro idioma. Así mismo las Incentivamos a Comprar Las Obras de Nuestras Autoras Favoritas, ya sea en el idioma original o cuando estén disponibles en español, para seguir disfrutando de estas grandes novelas.
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quebrantar la propiedad intelectual del autor o
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El Club de las Excomulgadas
Argumento ¿Hasta dónde te gustaría ir por una probada de éxtasis? Crystal nunca imaginó que su compromiso terminaría de esta manera. Con su prometido rompiendo su corazón el día de la boda... y el padrino interviniendo para arreglarlo. Ahora está a punto de embarcarse en su luna de miel con su pecaminosamente sexy padrino. Sin embargo, cuando el novio aparece decidido a recuperarla, ella termina en una situación muy inusual... una luna de miel para tres. Atrapada entre dos magníficos hombres, cada uno decidido a ganar su mano quién se quedará ella una vez que la luna de miel termine? ¿Y cómo puede seguir a su corazón cuando este pertenece a dos hombres a la vez?
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mostrándole el mayor placer, Crystal tiene una decisión imposible de hacer. ¿Con
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El Club de las Excomulgadas Capítulo Uno Evan observó a Crystal bajar por las escaleras con su vestido de satén, su rostro radiante, y su corazón se comprimió. Dios, él la amaba. Sus manos temblaron ante el pensamiento de que ella estaría pronunciando sus votos matrimoniales frente al ministro y una gran congregación de familiares y amigos en poco tiempo. Muy poco tiempo. Se había pasado toda la noche pensando en ello. Dándose cuenta de que ésta era su última oportunidad. Si no hacía algo ahora, entonces los acontecimientos que llevaban tanto tiempo planificando sucederían, y el futuro se establecería.
Tenía que hablar con ella. Tenía que decirle lo que sentía. Explicarle por qué no se lo había dicho antes. Por qué estaba arruinando el día de su boda. Y probablemente arruinando la relación de ellos para siempre. Pero tenía que hacer algo. Porque en menos de una hora ella se casaría con otro hombre, el mejor amigo de Evan. Y Evan no podía dejar que eso sucediera sin hablar y decirle lo mucho que la amaba. Porque tal vez... sólo tal vez... ella sentía lo mismo por él. No importa lo que Evan hiciera, su amistad con Brent probablemente estaba terminada. Y, ciertamente, si Crystal rechazaba a Evan... oh, Dios, por favor no dejes que me rechace... las cosas siempre estarían tensas entre ellos. Pero tenía que saberlo. No podía pasar el resto de su vida lamentando el no habérselo dicho. Sin al menos
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Y él sería miserable.
acercarse a la felicidad que tanto deseaba. Estar con la única mujer que alguna vez había amado. Ella se rió de algo que dijo su hermana mayor, Renee y ambas
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El Club de las Excomulgadas desaparecieron en el estudio. La boda estaba celebrándose en la casa de su familia, una gran casa antigua en el lago, con un par de hectáreas rodeándola. El novio no llegaría hasta dentro de treinta minutos, por lo Evan sabía que tenía que hacer su movimiento ahora. Maldita sea, deseaba haber hablado antes con ella. Él había tenido meses para hablar, pero no había querido hacer nada para lastimar su amistad con Brent o herir potencialmente la felicidad de Crystal. Pero a medida que la boda se acercó, él se dio cuenta de que su felicidad era tan importante como la de Brent. Y Crystal merecía saber lo que sentía Evan por ella. Podría rechazarlo, pero al menos le ofrecería la opción. Si ella elegía a Brent, Evan lo entendería, no importa lo mucho que destrozara su oportunidad de ser feliz. Él respetaría su decisión. Pero al menos tenía que ofrecerle esa opción. Sus manos temblaron y las apretó en puños. Renee abandonó el estudio y abandonar esta loca idea pasaron por su mente, pero él los reprimió y dio otro paso, luego otro, hasta que estaba casi en la puerta. —Oye, Evan. Te ves absolutamente elegante con ese esmoquin. Su mirada se disparó hacia Renee, quien se dirigía hacia la puerta con un vaso de agua en la mano. —Uh... ¿le estás llevando eso a Crystal? —preguntó, sintiéndose como un idiota por preguntar lo obvio. Ella sonrió. —Sip. Sabes, te ves tan nervioso como seguramente está el novio.
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Evan dio un paso adelante. Por una fracción de segundo, los pensamientos de
—Es un gran día —dijo, repitiendo lo que había oído como eco a su alrededor toda la mañana. Había estado allí por dos horas ayudando a organizar y esperando tener la
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El Club de las Excomulgadas oportunidad de hablar con Crystal, pero ella había estado fuera en la peluquería y luego encerrada en su cuarto preparándose. Él nunca había tenido la intención de dejarlo para último momento. —¿Te importaría si le llevo eso? —preguntó—. Quería hablar con ella antes de que empezaran las cosas. —¿Quieres desearle suerte? —Ella le dio el vaso—. Claro, adelante. Iré a buscar los ramos de flores y distribuir los azahares a los chicos. —Genial. Gracias. Renee se volvió y se dirigió hacia la gran cocina estilo country en la parte delantera de la casa.
***** Crystal miró fijo hacia afuera por las puertas corredizas que conducían a la gran terraza de madera con vistas al lago. Había crecido en esta casa, disfrutó los placeres de vivir en una gran casa laberíntica con un montón de espacio para jugar con sus amigos y sus tres hermanos, todos mayores que ella. La luz del sol brillaba sobre el agua ondulante. Era un hermoso día para una boda. Su boda. Casi no podía creerlo. Pronto ella y Brent serían marido y mujer. Sonrió ante la idea de caminar hacia el improvisado altar, entre todos sus amigos y familiares, y unirse al hombre
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Evan respiró hondo y llamó a la puerta.
que amaba. Y ella había amado a Brent durante mucho tiempo. No podía creer que este día finalmente había llegado. Su estómago se estremeció, y le dio unas palmaditas. Nervios. No porque tuviera dudas acerca de los eventos que alterarían su vida hoy. Solo estaba
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El Club de las Excomulgadas preocupada de que algo pudiera ir mal. Por supuesto, ese era el temor de cada novia, pero se mantuvo persistente en ella no importaba lo mucho que intentara hacerlo a un lado. Llamaron a la puerta. Renee regresaría con agua, pero no iba a llamar. ¿Podría ser Brent? Por mucho que le encantaría ver su cara sonriente, era mala suerte que el novio viera a la novia antes de la boda. Es por eso que ella le había pedido a la amiga y vecina de su madre, Georgia, que Brent y su hermana, Lily, se quedaran en su casa la noche anterior. —¿Sí? —preguntó, no estaba dispuesta a correr el riesgo de abrir la puerta. —Crystal, soy Evan. ¿Puedo pasar? Ella sonrió. Evan. Era el mejor amigo de Brent, y en los últimos dos años, había llegado a conocerlo bien. Él era un verdadero encanto. Y tan sexy como
Caray, no estoy muerta. No hay nada de malo en notarlo. Es hacer algo al respecto lo que estaría mal. La puerta se abrió y Evan se asomó a la habitación. Se deslizó dentro y cerró la puerta tras de sí. Dios, era precioso. Y cada vez que se acercaba a él, sus entrañas se estremecían. Ella acarició su estómago de nuevo. Está bien notarlo. Realmente está bien notarlo. Eso casi se había convertido en un mantra para ella. ¿Entonces sentía una atracción hacia Evan? Amaba a Brent. Y eso no iba a cambiar, no importaba cuántos hombres hicieran repiquetear su corazón.
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puedas imaginar, pero ella se sentía culpable por notar eso.
Cuando Crystal conoció a su verdadero amor, pensó que lo de repiquetear no sucedería nunca más. Pero este era el mundo real, no la tierra de los cuentos. La realidad era que un hombre atractivo todavía podía hacerle tomar nota. Pero ella amaba a Brent. 8
El Club de las Excomulgadas —Te he traído esto —Evan le entregó un vaso de agua—. Intercepte a Renee que lo traía. —Gracias —Ella tomó el vaso de su mano, ignorando el murmullo de su conciencia cuando sus dedos se tocaron. Está bien notarlo. ***** El estómago de Evan se retorció, pero no tenía tiempo para dejar que los nervios lo bloquearan. Si comenzaba a pensar en lo cercanos que eran él y Brent y cuánto daño le haría a su profunda amistad, entonces sabía que daría marcha atrás. Pero tenía que hacerlo. Por el bien de su relación. Si esto quedaba pendiente lo corroería a él y a su amistad hasta que todo se viniera abajo.
que la boda comienza pronto, pero… Otro golpe sonó en la puerta. —¿Sí? —dijo Crystal. Renee asomó su cabeza por la puerta. —Crystal, mamá quiere repasar algunos detalles contigo otra vez, y papá está impaciente por usar el estudio. Creo que quiere tomar un trago antes de la ceremonia. Está nervioso... es tan lindo. Creo que puedo mantener ocupada a mamá, son cosas que has repasado una docena de veces ya, pero te sugiero que desaparezcas o seguirán interrumpiéndote —Ella sonrió—. Ve a dar un paseo. Eso te mantendrá tranquila y relajada.
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—Yo... eh... quería hablar contigo, si tienes unos minutos. Quiero decir, sé
—¿Con mi vestido? Renee entró en la habitación con una bata colgando de su brazo y un par de sandalias delante de ella.
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El Club de las Excomulgadas —Yo creía que estarías más preocupada por esos tacones altos, así que te he traído estos, y una bata —Cerró la puerta tras de sí. —Caminaré contigo, si eso está bien —dijo Evan. Él estaría más cómodo, o mejor dicho, menos incómodo, hablando con ella en algún lugar que no fuera la casa. —Esa es una gran idea. Podéis escapar de las interferencias —Renee se volvió y le guiñó un ojo, como si compartieran un secreto. Maldita sea, ¿ lo sabía? La había conocido en San Diego, cuando fue a visitar a Crystal, después habían pasado un poco de tiempo juntos la semana anterior, mientras él y Brent se alojaban en la ciudad natal de ella, en Emerald Haven, Oregón. ¿De alguna manera había descubierto sus sentimientos por Crystal?
Evan tiene que estar aquí cuando Brent llegue y… Renee desechó sus palabras con un gesto de su mano. —Falta casi media hora para eso. No te preocupes. Sólo ve a dar tu paseo — Crystal lo miró, pero Renee se limitó a sonreír. —Evan, date la vuelta, ¿sí? Evan sintió que se ponía pálido cuando se dio cuenta de que Crystal iba a quitarse el traje de novia en la misma habitación que él. Se dio la vuelta como le instruyeron. El sonido de la cremallera deslizándose, el roce de la tela, hizo que su aliento se acelerara.
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—No me importaría tomar un poco de aire fresco —dijo Crystal— pero
—Hecho —dijo Renee—. Te puedes dar la vuelta otra vez. Evan se volvió para ver a Crystal usando una larga bata de raso blanco y sandalias.
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El Club de las Excomulgadas ***** Crystal observó a Renee colgar su vestido en una percha de raso que había traído, luego se volvió hacia Evan. —Está bien, vamos. Ella lo siguió hasta las puertas corredizas del estudio que conducían a la terraza para que pudieran escapar sin ser arrastrados en los preparativos de último minuto. Cuando salió, una suave brisa rozó su mejilla y ella respiró el aire fresco. La casa estaba llena del aroma del tocino sobrante del gran desayuno que su madre había preparado para todos esta mañana, así que se sentía bien despejar sus pulmones.
preguntas, porque eso es lo que hace mi mamá. Ella quiere que todo sea perfecto, así que mima cada detalle —Crystal levantó la falda de su bata mientras caminaba por la terraza de madera. Evan tomó su mano cuando se acercaron a la escalera, lo que apreció cuando franqueó los seis escalones mientras mantenía la larga bata levantada para no tropezar. La bata era en realidad de Renee, así que le iba un poco grande. Finalmente llegó a la parte inferior, luego dio un paso hacia el patio de granito. Su padre lo había construido él mismo, con la ayuda de ella y su hermano Tim. No es que ellos hubieran sido de mucha ayuda, con sólo siete y diez años, pero lo habían intentado, y parecía que papá amaba tenerlos bajo sus pies. Mientras caminaban por el césped hacia el agua, se dio cuenta de que Evan
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—Renee tiene razón. Si mamá me ve, va a empezar a hacer todo tipo de
no había soltado su mano todavía. Y se sentía bien envuelta en la suya. Demasiado bien. Trató de alejarla, entonces tropezó con la bata. Él apretó su agarre mientras
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El Club de las Excomulgadas la estabilizaba. Él la estaba llevando a su lugar favorito. Enclavado entre los árboles, con vistas al agua, era un lugar perfecto para encontrar la soledad y pensar las cosas. Ella se lo había mostrado a Brent y a Evan esta semana, mientras los llevaba por sus guaridas de la infancia. Pero ir allí ahora con Evan... solos... Su estómago se agitó de nuevo. Los nervios seguramente, pero algo más le molestaba. Su interior le daba a entender que le encantaría hacer algo más que hablar con Evan en estos momentos. Cuando salieron a través de la abertura entre los árboles, el pensamiento la sorprendió. Ella amaba a Brent. ¿Entonces por qué su cuerpo siempre reaccionaba así frente a los de ella? ¿Ser sostenida en sus brazos? Al principio, estuvo segura que era sólo por miedo a que sucediera lo mismo que cuando conoció a Brent. Había sido en la universidad y ella estaba comprometida con alguien de su ciudad. Se había sentido culpable por la atracción que sentía por Brent, a pesar de que nunca había actuado sobre ello. Inmediatamente después de su graduación, ella y Gary se casaron, pero el matrimonio no duró mucho tiempo. Ella se dio cuenta de que sus sentimientos por Gary habían sido más un deseo de mantener una conexión con el hogar que realmente por el hombre. Y Gary debió haber sentido lo mismo, porque había estado más que dispuesto a tirar la toalla en su matrimonio. Luego se mudó a San Diego para comenzar una nueva vida. Había buscado a Brent justo después de que el divorcio finalizara y descubrió que lo que siempre sintió por Brent había sido
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Evan? ¿Y por qué sus pensamientos imaginaban cuán excitante sería sentir sus labios sobre
verdadero deseo. Y eso se había convertido en verdadero amor. Así que cuando conoció a Evan, el mejor amigo de Brent, y sintió el mismo corazón acelerado y la caliente atracción, ella lo ignoró, asumiendo que una parte suya estaba tratando de sabotear su relación con Brent porque tenía miedo de que 12
El Club de las Excomulgadas fallara de nuevo. Sabía que amaba a Brent, así que no había razón para que ella se enamore de otro hombre. Especialmente de su mejor amigo. Llegaron a la pequeña glorieta, cerca de la orilla del agua, que su padre había construido cuando se había dado cuenta de lo mucho que a ella le gustaba este lugar. Evan la ayudó a subir el único escalón. El agua ondulaba a lo largo de la costa, y el grito solitario de un pato se hizo eco a través del agua. Entonces Evan le agarró ambas manos y miró fijo a sus ojos. El calor en esos ojos verde bosque hizo que su estómago diera vueltas.
—Crystal, tengo algo que decirte.
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Él se aclaró la garganta.
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El Club de las Excomulgadas Capítulo Dos Brent estaba sentado en la terraza disfrutando de la calidez del sol mientras miraba hacia la brillante superficie del lago. Se estaba quedando con Georgia, una amiga de la madre de Crystal. Su casa estaba un poco más abajo por la orilla de la casa de los padres de Crystal. Georgia había ido a la casa de Crystal hacía un par de horas para ayudar con los preparativos. Tomó un sorbo de su café mientras estiraba las piernas enfundadas en el esmoquin frente a él, los pensamientos de la hermosa cara de Crystal giraban en su mente y cómo en menos de una hora se convertiría en su esposa. Y entonces mañana, ellos estarían volando a las Islas Caimán a una suntuosa luna de miel en una lujosa villa, un gran viaje que Crystal había ganado en un sorteo seis meses atrás. Perfecta sincronización para su luna de miel. De hecho, era lo que lo había
Había esperado tanto tiempo para finalmente tener la oportunidad de salir con ella, a pesar de que habían sentido la poderosa química entre ellos durante años. La había conocido antes en la universidad, pero ella estaba prometida a otro hombre. La atracción entre Brent y Crystal había sido instantánea y abrumadora, pero no había manera de que ninguno de ellos hiciera algo dada la situación. Antes de conocer a Crystal, nunca había creído en el amor a primera vista, pero incluso después de que él se graduó y se mudó a San Diego, nunca había dejado de pensar en ella. El día que ella lo llamó para decirle que estaba soltera de nuevo y que también vivía en San Diego, él había estado encantado. Tan pronto como se vieron de nuevo, el chispeante calor estalló entre ellos.
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incitado a hacer la pregunta cuando lo hizo.
Ella había estado tan ansiosa por explorar la intensa atracción entre ellos como él. Ese fue el día en que la verdadera felicidad había entrado en su vida. Él se removió en la tumbona. Pero junto con la sensación de alcanzar un 14
El Club de las Excomulgadas sueño llegó el miedo de perderlo. Por alguna razón, en el fondo de sus entrañas, le preocupaba que pudiera perderla. Una inseguridad de la que odiaba ser presa. Una parte de él quería correr a su casa y hablar con ella. Cerciorarse de que este sueño hecho realidad no iba a ser destruido. Colocó la taza sobre la mesa de madera junto a la silla y se puso de pie, luego caminó hasta el final de la terraza. Miró en dirección a la casa de los padres de Crystal. No podía ver a través de los árboles, pero sabía que habría un montón de gente corriendo alrededor, dando los toques finales a la decoración y las flores. Las personas llegarían pronto, entonces los asistentes les mostrarían sus sillas, dispuestas en ordenadas filas en el enorme jardín junto al lago. Crystal y él habían conducido a Emerald Haven una semana antes de la boda para que sus respectivas familias pudieran conocerse entre sí. Crystal lo había eran propietarios, y ella le había mostrado su lugar favorito, donde le gustaba ir a pensar y a calmar su mente. Él caminó por la terraza. Era la espera lo que lo estaba volviendo loco. Su hermana, Lily, todavía estaba en la ducha, y ella necesitaría unos veinte minutos más para arreglarse. Hasta entonces, estaba a solas con sus pensamientos. Brent suspiró. Estar con Crystal lo calmaría. Pero ya que no podía verla antes de la boda, tal vez si se dirigiera al apartado y precioso lugar que a ella le gustaba ir, su lugar privado, allí, él sería capaz de sentir su presencia. Sonrió y bajó los escalones, luego siguió a lo largo del camino de tierra. No estaba muy lejos, sólo unos pocos cientos de metros. Mientras caminaba, le pareció ver un destello de blanco entre los árboles.
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llevado a hacer un recorrido por la hermosa finca frente al lago de la que sus padres
***** Cuando Crystal miró en los profundos ojos verdes de Evan, el pánico la atravesó. El calor en sus ojos... la intensidad de su mirada... Oh, Dios, lo que sea que fuera a decirle, estaba segura de que no quería escucharlo. 15
El Club de las Excomulgadas Ella retrocedió un poco. —Sabes Evan, la boda es en unos pocos minutos y realmente debería regresar. Hablemos más tarde. Cuando trató de darse la vuelta, para hacer su escapada, él la agarró por los brazos con suavidad. —Pero entonces va a ser demasiado tarde —Una nota de urgencia llenaba sus palabras—. Lo que tengo que decirte debe ser dicho ahora. La atrajo de nuevo hacia él, y su protesta murió en su garganta cuando ella se quedó hipnotizada por la intensa emoción en sus ojos. Sabía lo que iba a decir. Que Dios la ayudara, una vez que las palabras fueran
Dejar las cosas como estaban entre ellos. Mientras él no dijera las palabras... pero su garganta se constriñó tan fuerte, que no pudo emitir una protesta. —Crystal, estoy enamorado de ti. ***** Evan vio sus ojos brillar, como a punto de llorar. Su pecho se comprimió dolorosamente. Todas sus esperanzas se derrumbaron en ese momento. Pero no estaba dispuesto a darse por vencido. Había llegado tan lejos. —¿Por qué me dices esto? —tembló su voz. —Lo lamento, Crystal. Sé que esto no es justo. Nunca había pretendido
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dichas, nada podría ser lo mismo otra vez. Si ella pudiera simplemente detenerlo.
decírtelo, pero me di cuenta que merecías saberlo. Te mereces la oportunidad de hacer una elección. Si elijes a Brent… —Ya lo hice.
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El Club de las Excomulgadas —Lo sé, pero no sabías que yo te amo, también. Si todavía eliges a Brent, lo entenderé. Pero al menos yo habré tomado la oportunidad de ser feliz. Si nunca decía nada... si nunca hubieses sabido lo que sentía por ti... —Él le apretó el brazo con suavidad—. Lo lamento, Crystal, pero yo estaba arriesgando una vida de felicidad y no podía dejar que la oportunidad pasase. No sin averiguar lo que sientes. El dolor en sus ojos verdes desgarró el corazón de Crystal. —Oh, Dios, Evan. Lo siento mucho —Extendió la mano y le acarició la mejilla—. No quiero hacerte daño. En el segundo que sus dedos le rozaron la piel, ella supo que estaba perdida. Emociones enterradas profundamente en su interior se movieron en espiral a través suyo y estallaron en un doloroso remolino de confusión.
inclinó sobre el de ella y en el momento en que sus labios se rozaron, ella fue hechizada. Su boca se movió sobre la suya, suavemente al principio, en una dulce y maravillosa caricia, luego su lengua se deslizó en el interior y la sedujo con un dulce, apasionado y tumultuoso beso. Su ritmo cardíaco se aceleró, y se derritió contra él. Envolvió sus brazos a su alrededor, y la sensación de su cuerpo grande y musculoso contra el suyo, los brazos de Evan a su alrededor hicieron que se sintiera suave y protegida, revolucionando sus hormonas. Había una razón por la que no debería estar haciendo esto. Una razón muy importante. Pero en este momento, no podía pensar cual era.
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Su mano se deslizó alrededor de su espalda y la atrajo hacia él. Su rostro se
Su lengua se arremolinó en su interior y la suya se enredó alrededor de la de él. Ondularon juntas. Ella le acarició la suave mejilla recién afeitada y aspiró su almizclada loción para después de afeitarse. Una necesidad se construyó en su interior. Por este hombre. No sexual. Algo profundo e indefinible. Quería estar con él. Que fuese parte de su vida para siempre. 17
El Club de las Excomulgadas Con un sobresalto, ella se apartó. ¿Qué pasaba con Brent? ***** El corazón de Evan se disparó. Una mujer no besaba a un hombre así, si no sentía algo por él. Podía sentir la dulzura del amor en su toque. En la forma en que sus labios acariciaron los suyos. En el delicado roce de su mano sobre su mejilla. Pero cuando sus labios se apartaron, ella lo miró fijo con pánico en los ojos. Entonces brillaron... y se llenaron de lágrimas. —¿Crystal?
Tragó una bocanada de aire, pero antes de que pudiera hablar, él se adelantó, intentando impedirle pronunciar las palabras que sabía que iban a surgir. —Crystal, es obvio que compartes mis sentimientos. Suspende la boda. No es demasiado tarde. Su cabeza comenzó a sacudirse de un lado a otro. Lo sintió como una patada en el estómago. Pero la duda en sus ojos lo estimuló. Si pudiera ser más persuasivo, podría convencerla. Tenía que hacerlo. La felicidad, de ambos, colgaba de un hilo. —No te cases sólo porque los planes están en marcha. Tú y yo estamos enamorados. Nos merecemos ser felices.
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—Yo...
La tristeza en sus ojos se lo dijo todo. Ella apoyó la mano en su hombro, luego se inclinó hacia delante y lo besó de nuevo, sus labios se unieron en una dulce y tierna caricia. Envolvió sus brazos alrededor de ella y profundizó el beso, decidido a convencerla. Sus brazos se deslizaron alrededor de su cuello y ella se
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El Club de las Excomulgadas derritió contra él. La pasión se encendió y su corazón se disparó. Entonces, él sintió su retirada aun antes de que sus labios se separaran. Tan pronto como ella se apartó, vio la tristeza en sus ojos y supo que había perdido. Él contuvo el aliento. —Lo siento, Evan. Voy a casarme con Brent. En ese momento, se dio la vuelta y bajó de la plataforma de madera, luego se apresuró junto a la apertura entre los árboles, hacia la casa. Su corazón se hundió al comprender que había perdido. La mujer que
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amaba iba a casarse con otro hombre.
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El Club de las Excomulgadas Capítulo Tres Evan siguió a Crystal cuando ella se apresuró a regresar a la casa, sosteniendo los lados de la bata así no tropezaría. Renee, que estaba hablando con una de las damas de honor, la dejó y se apresuró para interceptar a Crystal. —Cariño, tu lápiz labial está corrido —Renee abrió su pequeño bolso y le entregó a Crystal un pañuelo de papel, lápiz labial y un pequeño espejo compacto, entonces se giró hacia Evan y le limpió la boca con un pañuelo de papel. Este quedó con manchas de color rosa oscuro—. Está bien, ¿qué es lo que está pasando? ¿Quieres que traiga a Brent aquí para que podáis hablar? —¿Qué quieres decir? —preguntó Crystal. —Mira, yo he sabido todo el tiempo que sentías algo por Evan —Renee eres muy buena ocultando tus emociones, incluso a ti misma, pero sin duda ahora no puedes negar lo que sientes por Evan. No después de besar a otro hombre menos de una hora antes de tu boda. —He besado a un montón de gente hoy. Es el día de mi boda. Renee resopló. —Síp, pero no apasionados besos manchados de lápiz labial que dejan una expresión culpable en tu rostro. Las mejillas de Crystal se tiñeron de rojo, y no negó los comentarios de su hermana. La esperanza bailó a través de Evan. ¿Podía ser que ella sintiera algo por él?
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ignoró a Crystal mientras agitaba su cabeza de un lado a otro negándolo—. Sé que
—Renee, estoy enamorada de Brent. Ha sido así durante años. Me voy a casar con Brent. El optimismo que lo había llenado se desinfló rápidamente, como si ella le hubiese dado un puñetazo en el estómago. 20
El Club de las Excomulgadas —Cariño, mira, ¿estás segura? Si has descubierto que has cometido un error, es mejor hacer algo al respecto ahora que… —Renee, tengo que hablar contigo. ***** Crystal se volvió hacia la voz de la hermana de Brent. Lily estaba parada a pocos pasos de distancia, obviamente reacia a inmiscuirse. —Lily, ahora no es un buen momento —dijo Renee. —Lo sé, pero... es importante. Renee le dio un rápido apretón a Crystal.
Crystal miró a Evan, luego miró hacia abajo, a sus manos. —¿Qué quiere decir que se ha ido? —Renee echó un vistazo hacia Crystal, luego bajó la voz de nuevo. El corazón de Crystal se encogió ante las palabras, y vio a Renee y a Lily conversar mientras se retorcía las manos. —¿Estás segura? —Renee miró fijamente a Lily—. Tal vez sólo fue a dar un paseo. Lily negó con la cabeza. —Su coche no está.
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—Ahora vuelvo —Ella se acercó a Lily, y comenzaron a hablar en voz baja.
—Bueno, tal vez… El corazón de Crystal palpitó en su pecho mientras se concentraba para poder escuchar las palabras de las dos mujeres, a pesar de que hablaban en
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El Club de las Excomulgadas murmullos. —No. Conozco a mi hermano. Odia llegar tarde. Siempre. Y en algo tan importante como su propia boda, no hay forma de que saliese faltando solo media hora para la ceremonia. Simplemente es imposible. —¿Así que crees que... se ha ido? ¿Ha dejado a mi hermana plantada? Lily sacudió su cabeza. —No lo entiendo, pero... no responde a su teléfono móvil, está desaparecido, y también su coche —Se encogió de hombros—. No sé qué decir. Renee acarició el hombro de Lily, entonces ambas mujeres miraron hacia Crystal, sus rostros pesarosos.
pensar. Se sentía entumecida. —Cariño... —Renee le tomó la mano. Se sentía caliente en comparación con la suya, y... las suyas temblaban—. Cariño, no estamos seguros de dónde está Brent. —Probablemente le prestó su coche a alguien —dijo Crystal—. Y en este momento, probablemente sólo está dando un paseo. Estoy segura de que volverá enseguida. Renee miró a Lily, luego de nuevo a Crystal. —Está bien, mira. Vuelve a la casa y prepárate. Voy a llamar a Bill y ver si él sabe lo que pasa. Y enviaré a Rachel para que te ayude a prepararte
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La mente de Crystal se quedó en blanco cuando Renee se acercó. No podía
Crystal asintió y se dirigió hacia la casa. Bill era uno de los padrinos de boda de Brent. Él probablemente sabría dónde estaba Brent. Renee agitó la mano hacia Rachel, que estaba cerca de la casa. Rachel asintió cuando Renee señaló a Crystal y alzándose la falda de su vestido de dama de honor se apresuró a interceptarla.
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El Club de las Excomulgadas ***** Crystal contempló su cara tensa en el espejo mientras Rachel terminaba de colocarle el tocado en su lugar, a continuación, se ocupó del velo. Habían pasado treinta minutos y trató de sofocar la creciente sensación de temor de que las cosas iban a ir terriblemente mal. ¿No es lo que piensa cada novia el día de su boda? Seguramente a esta hora Renee había localizado a Brent. Él sólo habría ido a dar un paseo. Eso es todo. Nada por lo que alarmarse. De acuerdo, él estaba demorado, pero habría una explicación razonable. Ella sabía que la había. Llamaron a la puerta. Crystal se volvió bruscamente, el movimiento provocando que el velo escapase de los dedos de Rachel. —Adelante —gritó Crystal.
cerró la puerta detrás de ellos. —Cariño —dijo Renee suavemente—, no podemos encontrar a Brent. No contesta su teléfono móvil. —Probablemente no tiene cobertura. Tiene que estar al llegar —Su cabeza asintió arriba y abajo como esos muñecos que se mueven cuando los agitas. Renee le apretó la mano. —Mira, cariño, tenemos que enfrentar el hecho de que podría no aparecer —Echó un vistazo hacia su reloj—. Él ya llega veinte minutos tarde. A Crystal le costaba respirar. Se aferró a Renee.
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La puerta se abrió y Renee entró. Lily y Evan la siguieron dentro, y Evan
—No, él no me haría eso —Miró a Renee implorante—. Él me ama. Los ojos de Renee brillaron y tiró de Crystal contra ella, abrazándola con fuerza.
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El Club de las Excomulgadas —Lo sé, cariño, lo sé. No sé por qué está ocurriendo, pero lo averiguaremos —Ella se apartó y la miró—. Pero ahora tenemos que lidiar con esto. Si no aparece, no habrá boda. Por lo menos, no hoy. Crystal contuvo la respiración, sintiéndose desfallecer. —Cariño, respira. Todo va a estar bien. ***** El pecho de Evan se apretó cuando vio a Crystal luchando con la noticia. Maldita sea, ¿cómo podría Brent abandonarla así? Dejar a una mujer como Crystal en el altar... el tipo tenía que estar loco. Renee miró hacia él.
hacer cualquier diligencia de última hora. Todos los coches aquí estarán bloqueados por los de los invitados —Ella le entregó las llaves de su coche—. Lleva a Crystal al Hotel Windsor. Todo el mundo cree que ellos se quedarían en el Tudor Inn, pero yo quería sorprenderlos con la suite nupcial. He hecho que todas sus cosas fueran trasladadas allí, así que tendrá ropa para cambiarse. Quédate allí hasta que resolvamos esto. —No, Renee, tengo que quedarme aquí —dijo Crystal. Renee se volvió hacia Crystal. —No, cariño, te vas con Evan. Si Brent aparece, te prometo que llamaré y lo pondremos todo en marcha de nuevo. ¿De acuerdo?
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—Evan, estacioné mi coche donde Georgia, en caso de que fuese necesario
Evan puso un reconfortante brazo alrededor del hombro de Crystal. —Crystal, no vamos a estar muy lejos. Podemos volver en poco tiempo. Lo prometo.
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El Club de las Excomulgadas Ella lo miró, sus ojos brillantes por las lágrimas contenidas. Finalmente, ella asintió. —Evan, te voy a dar mi teléfono móvil y me quedaré con el de Crystal. Lo último que necesita es recibir un montón de llamadas telefónicas de amigos bienintencionados. Yo tengo el tono de la "Marcha Nupcial" si es el número de Crystal, por lo que sabrás si soy yo la que llama. Evan asintió mientras tomaba el pequeño teléfono rosa. —Dame tu teléfono, cariño —le dijo Renee a Crystal. Crystal abrió la bolsita de satén blanco que colgaba de su muñeca y le entregó el teléfono rojo a su hermana.
—Voy a esperar una media hora. Si Brent no aparece para entonces, voy a decirles a los invitados que los dos habéis decidido suspender la boda. Crystal la miró fijo con los ojos muy abiertos. —Buena idea, Renee —dijo Evan. —No voy a avergonzar a mi hermana pequeña así —dijo con los dientes apretados.— Todo lo que puedo decir es que, cuando vea a ese hijo de puta, voy a… —Ella se tragó lo que fiera que iba a decir y miró a Crystal. Se volvió hacia Evan. —Simplemente deberíais iros. Diez minutos más tarde, Evan ayudaba a doblar el resto de la falda de Crystal en el coche compacto y cerraba la puerta. Subió y condujo por el camino de
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Renee la tomó por los hombros.
tierra que serpenteaba por el bosque hasta la carretera principal. Otros diez minutos más tarde, ellos circulaban por la autopista. Echó un vistazo hacia Crystal, quien se limitaba a mirar por la ventanilla.
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El Club de las Excomulgadas —¿Cómo estás? —le preguntó. Ella simplemente sacudió su cabeza y permaneció en silencio. Él tomó la rampa hacia Braker Road, entonces después de unos cuantos giros se detuvieron en el estacionamiento del suntuoso Hotel Windsor. Condujo hacia la puerta de entrada y un portero abrió la puerta de Crystal y le tendió la mano. Evan saltó fuera y corrió hacia el lado de Crystal. Se veía tan perdida. Le dio las llaves al portero. —¿Puede ocuparse de que estacionen el coche? —Por supuesto, señor —Sonrió.— Y felicitaciones. Crystal llevaba un vestido de novia. Evan un esmoquin. Por supuesto, el
Él tomó a Crystal por el codo y la llevó dentro del hotel, hacia el mostrador de la recepción. Había una pequeña fila, pero otro miembro del personal, una mujer joven con un traje azul marino, se acercó a ellos. —Vengan por aquí, yo les ayudaré —dijo con una sonrisa—. No podemos tener a los recién casados en una fila. Ella comprobó su ordenador y les entregó una pequeña carpeta con una llave-tarjeta, luego Evan condujo a Crystal hacia el ascensor. En unos momentos, estaban caminando por el pasillo del piso dieciocho hacia la suite que Renee había reservado para Crystal... y Brent. Abrió la puerta y esperó a que Crystal entrara en la suite.
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hombre asumió que Evan era el novio. Todo el mundo lo supondría.
—Oh, es preciosa —dijo ella. ***** Crystal miró alrededor mientras entraba. El lugar era enorme y el mobiliario
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El Club de las Excomulgadas elegante. Una gran sala de estar con un sofá y dos sillas frente a la gran ventana que daba al río por debajo. Había varios grandes centros de flores frescas por toda la habitación que llenaban el aire con un aroma encantador. Notó una puerta a través de la sala y pensó que sería la del dormitorio. Ahí es donde ella y Brent habrían consumado su matrimonio esta noche si... si... Se le hizo un nudo en la garganta. Como una mujer en un trance, atravesó la habitación, en dirección a la puerta. Giró el pomo de cristal y la abrió. En el interior, una enorme cama con dosel dominaba la habitación. Y había más flores. La cama estaba abierta, revelando unas inmaculadas sábanas blancas con pétalos de rosas rojas esparcidos. Entró en la habitación, mirando fijamente a la cama, su corazón retorciéndose. Miró a su alrededor y vio su maleta en un soporte contra la pared y la de Brent en el otro soporte al lado de la suya. Entonces se dio cuenta de la foto enmarcada sobre el tocador. Una usado para el anuncio de su boda. En esta, Brent se veía tan guapo con su traje gris. Éste hacía que sus ya amplios hombros se viesen aún más amplios, y su ancha sonrisa suavizaba la línea cuadrada de su mandíbula. Su cabello castaño oscuro era tan ondulado y atractivo, y la calidez emanaba de sus ojos marrones. Junto a él, ella se veía tan feliz, sonriendo a la cámara como una nueva novia. Como una novia feliz. Miró su reflejo en el espejo. No como la cara taciturna que ahora le devolvía la mirada. Y Brent... Oh, Dios, estaba tan guapo... y la expresión de su cara. Tan cariñosa. Pero... realmente no la amaba. No podía. No después de lo que le había hecho hoy. El corazón le retumbaba en el pecho, y su vestido estaba demasiado
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fotografía de ocho por diez tomada en su fiesta de compromiso. La que habían
apretado. Apenas podía respirar. Alcanzó a su espalda y agarró la cremallera hasta encontrar la lengüeta, entonces la bajó. —¿Crystal?
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El Club de las Excomulgadas Hizo caso omiso de Evan mientras tiraba de las mangas hasta que logró sacárselas, luego empujó el vestido más abajo de sus caderas y salió de la voluminosa falda. Mientras se deslizaba fuera de esta, tironeó del tocado en su cabeza ya que el velo estaba atrapado debajo de la falda del vestido, así que ella se lo arrancó, dispersando horquillas por todas partes. Se escabulló hacia el sofá junto a la chimenea y se sentó en el borde. El hermoso diamante de corte marquesa en su dedo anular atrajo la luz solar de la ventana. Sostuvo su mano en alto y se quedó mirando fijo el anillo de compromiso que ella y Brent habían elegido juntos. El símbolo de amor eterno del uno al otro. Lo saco de su dedo y lo dejó caer al suelo. Entonces se abrazó a sí misma y empezó a temblar. *****
embargo, la visión de ella con el ceñido corsé de satén blanco, que sostenía sus pechos hacia arriba y hacia adelante, como si los ofreciera, hacía que su cuerpo se apretara de necesidad. Y sus largas y delgadas piernas con medias sostenidas por ligas, las cimas de sus cremosos muslos blancos dejados al descubierto... Su corazón latía con fuerza. Quería abrazarla y consolarla, pero si se acercaba a ella... la tocaba... no sabía cómo iba a mantenerse a sí mismo bajo control. Entonces sus lágrimas comenzaron a fluir, y él contuvo el aliento. Se sentó a su lado y puso su brazo alrededor de ella, su mano curvándose alrededor de su sedoso y suave brazo. La atrajo cerca y ella apoyó su cara contra su pecho. Durante
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Evan observó a Crystal, su pecho constreñido ante su evidente angustia. Sin
mucho tiempo, la abrazó dulcemente mientras ella sollozaba suavemente. Después de un rato, cuando sus sollozos se transformaron en un suave respirar, la cargó en brazos y la llevó a la cama, luego la acostó. Le quitó los zapatos y puso las mantas sobre ella.
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El Club de las Excomulgadas —No te vayas —Lo miró con los ojos hinchados —Me quedaré todo lo que quieras. —¿Me abrazas? Él asintió y se quitó los zapatos, luego arrojó a un lado la chaqueta de su esmoquin. Su camisa blanca estaba manchada con rímel negro, pero eso no importaba. Se subió a la cama junto a ella y la rodeó con sus brazos. Ella se acurrucó contra él. La abrazó, deleitándose en la suavidad de su cuerpo presionado al suyo. Después de un rato, él podía decir por el sonido de su respiración que se había quedado dormida. Odiaba verla tan triste, pero no podía dejar de pensar que esto significaba
Después de una media hora, ella murmuró suavemente durante su sueño, luego se movió inquieta. Su mano chocó contra su pecho, entonces murmuró de nuevo y sus dedos se movieron a lo largo de su costado. —¿Crystal? Ella no respondió. Dado que todavía parecía estar dormida, levantó las mantas para ver lo que estaba haciendo. Sus dedos trabajaban en los ganchos del corsé mientras intentaba, sin éxito, desatarlo. Sin pensarlo, le desabrochó la larga fila de ganchos. A medida que la tela blanca se abría, exponiendo más de su sedosa piel, la cadencia de su ritmo cardíaco aumentaba.
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que tal vez tuviera una oportunidad con ella. Y se odiaba por pensar en eso ahora.
Oh, esto realmente no era una buena idea. Aun así, no pudo detenerse. Finalmente, desabrochó el último gancho. Ella se quitó el corsé y suspiró. Ante el primer vistazo de sus desnudos pechos, redondos
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El Club de las Excomulgadas y perfectos, él subió la sábana de nuevo. A lo largo de su costado, sin embargo, él sintió la marca en su piel, donde el corsé se le había clavado. Le acarició la piel y ella suspiró, entonces se recostó contra él. No podía dejar de pensar en esos preciosos pechos mientras le acariciaba la piel, deseando que se diese la vuelta y se acurrucase contra él, pero al mismo tiempo rezando para que no lo hiciera. Porque si lo hacía, sería una dulce tortura. Su respiración se calmó de nuevo, y parecía estar profundamente dormida. Él se adormiló, entonces se despertó al sentir un movimiento contra él. No estaba seguro de cuánto tiempo había pasado, pero su aturdimiento le dijo que había estado profundamente dormido. Crystal se había vuelto hacia él y colocó la cabeza contra su pecho. Podía sentir sus suaves pechos apretados contra él a través de la tela de su camisa. Ella le dio cuenta que estaba desabrochando los botones de su camisa. Oh, Dios, ella probablemente creía que era Brent. Con gran fuerza de voluntad, le sujetó las manos. —Crystal... —No sabía muy bien qué decir, sobre todo porque no quería recordarle el abandono de Brent, por lo que simplemente se calló. Sintió el roce de su suave mejilla contra su pecho parcialmente desnudo. —¿Sí, Evan? —Ella continuó desabrochándole la camisa. —Yo, uh... ¿qué estás haciendo? —Hombre, eso era patético.
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acarició el pecho con su nariz, luego sintió sus dedos moverse. Casi saltó cuando se
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El Club de las Excomulgadas Capítulo Cuatro —He pasado el maquillaje por toda tu camisa blanca —Crystal contempló los músculos esculpidos en el pecho de Evan mientras empujaba la camisa sobre sus hombros. No pudo evitar sonreír ante su reacción. Estaba tratando muy duramente de ser un caballero y no aprovecharse de la situación. Tal vez él no lo haría, pero ella sin duda lo intentaría. Su corazón todavía dolía por el hecho de que Brent se había alejado de ella, pero justo aquí, en este momento, ella estaba con un hombre que la quería. Él le había dicho eso. Y entonces se había ocupado de ella cuando más necesitada estaba.
quería estar con ella. Y ahora mismo, ella necesitaba sentirse querida. Ella deslizó sus manos hacia abajo por el sólido pecho, entonces a lo largo de la cintura de sus pantalones. Cuando ella desabrochó el botón, él le sujetó las manos. —Crystal, probablemente no sea una buena idea. Tú… Ella extrajo sus manos y las empujó contra su pecho hasta que él rodó sobre su espalda, entonces se arrastró sobre él. —Eso es gracioso. Yo creo que es una gran idea. Ella se levantó sobre sus rodillas y sus ojos se abrieron mientras su mirada se
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Tiró de la camisa fuera de sus brazos, luego la apartó. Él era un gran tipo, y
cerraba sobre sus pechos desnudos. Su mirada de admiración entusiasta impulsó su confianza. Ella se deslizó hacia atrás y se apoyó sobre los muslos de él mientras bajaba su cremallera. El impresionante bulto llenando sus bóxers negros la animó aún más. Ella se movió hacia un lado y tiró de los pantalones de su esmoquin hasta
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El Club de las Excomulgadas las rodillas, luego acarició por encima de su erección dura y larga, anticipándose a extraerla y verla por primera vez. Sus pezones se hincharon y su interior dolía de deseo. Él pateó lejos los pantalones, luego se arqueó contra su mano. —Crystal, realmente no deberíamos estar haciendo esto. Ella le apretó el bulto, luego se estiró dentro y envolvió su mano alrededor de su polla hinchada. —¿Quién lo dice? —Yo… —Él gimió mientras ella acariciaba su longitud. Se estiró hacia las manos de él y las apretó contra sus pechos. Los sostuvo presionando sus manos firmemente a ella. Por último, cerró los dedos alrededor de sus suaves montículos. Ella soltó las manos de él y envolvió sus dedos alrededor de su polla de nuevo. Él la acarició, enviando estremecimientos a bailar por todo su cuerpo. —Oh, Evan, eso se siente maravilloso. Ella sacó su polla, tan larga y dura, y la miró fijo. La cabeza bulbosa parecía como si le fuera a llenar su boca muy bien, y la gruesa cresta alrededor de la cabeza se arrastraría contra sus paredes internas mientras él se echaba hacia atrás después de que se la metiera en su interior. La idea envió su cabeza a dar vueltas. Ella se inclinó hacia adelante y le lamió la punta. Él gimió. Una de sus manos se deslizó por su pelo mientras la otra seguía acariciando su pecho.
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con reverencia mientras la miraba con asombro. Ella se arqueó contra él,
Hasta que se tragó todo su glande. Él gimió, y su mano se deslizó de su pecho. Se lamió en espiral por encima de él, entonces succionó. Sus dedos se bifurcaron a través de su pelo. Ella lo tomó hondo en su boca, su polla presionando en su garganta. Se deslizó lejos, una inquieta necesidad elevándose en ella.
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El Club de las Excomulgadas Agarró su polla con fuerza y se sentó erguida. —Te deseo, Evan —Se empujó sobre sus rodillas y presionó su polla contra su apertura. La seda de sus bragas actuó como una barrera entre ellos. Ella lo miró profundamente a los ojos—. Te deseo. Él asintió, como si estuviera hipnotizado. —¿Necesitamos un condón? —preguntó ella. —Yo me he... uh... hecho las pruebas recientemente —dijo él con vacilación, claramente inseguro de seguir adelante con esto. Ella asintió. —Me hice la prueba, cuando empecé a salir con Brent —Ignoró el dolor estado con nadie desde entonces. Y estoy tomando la píldora. Él asintió con la cabeza, por lo que ella enganchó los dedos de su mano libre alrededor de la entrepierna de sus bragas y la hizo a un lado, luego apretó su glande a su apertura, ya mojada por su deseo de sentirlo en su interior. Tan pronto como sintió su carne caliente y dura contra sus pliegues desnudos, se dejó caer sobre él. Ella respiró hondo, luego gimió, un eco de su murmullo gutural, mientras su polla dura y gruesa empujaba en ella, llenándola profundamente. Finalmente, se sentó a ras contra sus caderas, su erección totalmente inmersa en ella. Oh, Dios, él se sentía tan bien en su interior. Entonces se limitó a mirarlo. Y él la miró fijamente. Anhelo llenaba sus
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punzando a través suyo ante el pensamiento de su ausente prometido—. No he
ojos. Se sentía querida. Necesaria. Deseada. —Oh, Dios, Evan. Te deseo tanto, tanto. Sus ojos brillaron, y justo así, la incertidumbre desapareció de su cara. Un
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El Club de las Excomulgadas gruñido bajo retumbó de él y la rodó con un movimiento rápido. Su ingle la clavó a la cama, su polla aún llenándola. Con las manos plantadas a ambos lados de su cabeza, él le sonrió. —Bueno, ahora... —Sonrió mientras se echaba hacia atrás, arrastrando su polla contra su pasaje interior y enviando placer terriblemente delicioso bailando a través de ella—. Resulta que también te deseo,. Ante su fuerte impulso hacia adelante, ella jadeó. Envolvió sus manos alrededor de sus hombros anchos y musculosos. Maldita sea, pero nunca se había dado cuenta de lo extremadamente bien esculpido que estaba su cuerpo. Él retrocedió y empujó en ella de nuevo. Se apretó a su alrededor, el placer creándose dentro de ella.
Se sentía increíble tener su enorme polla llenándola. Las salvajes sensaciones hicieron su cabeza nadar. —¿Qué es, Crystal? ¿Te gusta esto? Él se echó hacia atrás, a continuación, empujó hacia adelante otra vez. Ella asintió con la cabeza, incapaz de expresarse en palabras. Él retrocedió de nuevo, luego se situó allí, su glande apenas dentro de ella, en peligro de deslizarse libre. Oh, Dios, ella lo quería de regreso en su interior. Profundo. Su dura longitud llenándola. Él se inclinó cerca y le murmuró al oído.
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—Oh, Evan.
—Quiero que me hables. Dime lo que quieres. —Yo... —Ella vaciló, tratando de articular lo que quería, pero fallando. Simplemente lo necesitaba en su interior.
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El Club de las Excomulgadas Su mirada se trabó con la suya, y ella miró fijo en las profundidades verde bosque y se concentró. —Dime lo que quieres, amor. Amor. Su corazón se derritió. Feroz deseo llenaba los ojos de él, pero con una sensibilidad superior. —Yo... quiero que me hagas el amor. Él asintió con la cabeza animándola, pero sentía que él no quería palabras dulces en estos momentos. —Quiero que empujes esa gran polla tuya en mí. La conduzcas profundamente. Quiero que me folles tan duro que gritaré tu nombre por encima de
Su boca se convirtió en una amplia sonrisa, luego acarició su cuello con la nariz. —Ahora, ¿eso fue tan difícil? Antes de que pudiera responder, él se condujo más profundo dentro y ella jadeó. Entonces él siguió empujando, llenándola, echándose hacia atrás, luego llenándola de nuevo. Se aferró a él cuando el placer se extendió por ella, luego la arrasó sobre el borde de la eternidad. —Oh, Dios, Evan. Oh... —Tomó aire, a continuación, gimió—. Oh, Evan. Me estás haciendo... —Ella jadeó otra vez.
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mis pulmones.
—¿Te estoy haciendo qué, amor? Cuéntame —Su intensa mirada sostuvo la suya mientras seguía sumergiéndose en ella. El placer se estremeció a través de ella, haciéndole cosquillas en sus sentidos. 35
El Club de las Excomulgadas Apenas podía pensar con claridad. —Venirme. Oh, Dios, me estás haciendo... —El gozo aumentó a través suyo.— Ah... ¡correrme! —soltó la última palabra en un largo gemido cuando un orgasmo estalló. Evan gruñó y la penetró profundamente. Podía sentirlo pulsar en su interior. Se aferraron el uno al otro, cabalgando las olas de felicidad juntos. Finalmente, su cuerpo se relajó y ella suspiró de satisfacción. Él le acarició el cuello con la nariz, luego rodó a su lado, mirándola con ojos brillantes. Ella sonrió, entonces él se apoderó de sus labios en un beso dulce y persistente. Se acurrucó contra él y se quedó en silencio, no estando dispuesta a poner en peligro su resplandor post sexo con palabras que podrían arrastrarlos bruscamente
***** Evan no lo podía creer. El suave cuerpo de Crystal estaba presionado fuertemente contra él, ambos todavía calientes y resbaladizos por el apasionado sexo. Él no quería que este momento terminara. Tiró de su brazo apretado a su alrededor, disfrutando de su calidez y el delicado aroma a vainilla en su pelo. El sonido de un timbre de teléfono móvil, la “Marcha Nupcial”, rompió el silencio. Crystal se tensó en sus brazos, probablemente ante el recordatorio de que este era el día de su boda y su novio la había abandonado. Recogió el teléfono móvil color rosa de la mesilla de noche. —Hola, Renee —dijo él.
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de nuevo a la realidad.
—¿Cómo está ella? —preguntó Renee. —Está bien, teniendo en cuenta lo que ha pasado.
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El Club de las Excomulgadas Echó un vistazo hacia Crystal, ella asintió con la cabeza y recogió el teléfono. —Hola, Renee —Crystal se apartó de él y se sentó, metiendo la sabana alrededor de su cuerpo—. Uh, no, no aquí —Hizo una pausa—. No, en serio, estoy bien —Ella miró a Evan—. Síp, lo encontraremos. Crystal colgó. —Ella quiere reunirse con nosotros. Sugirió tomar un café en un restaurante a un par de calles más allá. ¿Estás de acuerdo con eso? —Por supuesto —Ssólo que eso quería decir que ambos tenían que salir de esa cama. Ella se puso de pie, tirando de la sábana con ella, y arrastrando los pies hacia una de las maletas en un soporte contra la pared. Sacó algo de ropa, a continuación, se dirigió al cuarto de baño. Justo antes de cerrar la puerta, metió la
—Adelántate y coge algo de ropa de la maleta de Brent. Una vez que ella cerró la puerta, Evan se levantó y se acercó a la maleta de color gris oscuro. Revolvió y sacó un par de jeans y una camiseta de algodón a rayas azules. No le gustaba la idea de usar la ropa de Brent, pero no podía salir con su esmoquin. ***** Diez minutos más tarde, caminaban por la calle en el sol de la tarde. —Ahí está —dijo Crystal, señalando el cartel azul y blanco que indicaba el Blue Heron Bistro.
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cabeza en la habitación de nuevo.
Le abrió la puerta, y ella entró. Renee los saludó con la mano desde una mesa junto a la ventana. Se sentaron y Crystal tomó un sorbo del té helado que Renee tenía esperando para ella.
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El Club de las Excomulgadas —¿Cómo estás, cariño? —preguntó Renee, mirándola con preocupación. Crystal se encogió de hombros. No podía mentir y decir que estaba bien. Incluso si pudiera, Renee vería justo a través de ella. Renee palmeó la mano de Crystal. Era increíble cómo un pequeño gesto de su hermana mayor la hacía sentir tan cuidada. Renee miró a Evan. —Entonces, ¿has mantenido a nuestra chica entretenida? Crystal sintió a Evan tensarse junto a ella, y reprimió una risita. —Ha sido maravilloso. Renee miró hacia ella y alzó una ceja.
Sus miradas se encontraron, y Crystal sabía que Renee había descubierto exactamente lo que había sucedido entre ellos. —Eso es grandioso —continuó Renee.— Así que escucha, sobre el viaje. El pecho de Crystal se contrajo. No quería pensar en su luna de miel. A la que se suponía debía ir con el hombre que la amaba, pero quien, obviamente, no la amaba o no la habría traicionado. Pero, al mismo tiempo, la idea de perderse su viaje de ensueño agitó su interior. —Creo que aún deberías ir —dijo Renee. —¿Cómo puedo ir a mi luna de miel ahora?
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—¿En serio?
—Bueno, no estás pensando en abandonar el viaje que has estado esperando durante tanto tiempo sólo por ese idiota, ¿verdad? Crystal se miró fijo las manos. Maldita sea.
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El Club de las Excomulgadas —De todos modos, alejarte de todo sería lo mejor para ti ahora mismo. Crystal negó con la cabeza. —No quiero ir sola. —Yo no creo que debieras ir sola —Renee abrió su bolso y sacó un pedazo de papel y lo desdobló—. Cambié la reserva de los dos pasajes para esta noche. Pensé que sería mejor si fueras de inmediato. ¿Por qué esperar? Renee era agente de viajes y se había ocupado de todos los arreglos. Crystal tomó el papel y echó un vistazo a la información de vuelo. Miró a su hermana. —¿Vas a venir conmigo? —¿Cómo había conseguido su hermana tomarse dos
—No. Yo tenía otra cosa en mente —Renee miró hacia Evan—. Um, ¿crees que podrías darnos un minuto? —Claro —Evan se puso de pie—. Voy a salir a dar un paseo. Una vez que él se hubo ido, Renee volvió su mirada de nuevo hacia Crystal. —Mira, está claro que vosotros dos tenéis algo de química entre los dos. ¿Qué hay de malo en alejarse de la rutina diaria y ver a dónde va esta cosa entre vosotros? —Bueno, tal vez que se suponía que debía casarme hoy —dijo Crystal en un tono seco.
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semanas del trabajo en tan poco tiempo?
—Pero no lo hiciste. Y tu prometido resultó ser una rata, así que no dejes que algún extraño sentido de decencia se interponga en el camino de encontrar la verdadera felicidad. Crystal se movió incómoda. 39
El Club de las Excomulgadas —Renee, te estás dejando llevar. Renee tamborileó sus dedos sobre la mesa. —Tal vez, pero a veces realmente necesitas un empujón, y yo no quiero verte pasar por alto esta oportunidad —Ella se inclinó hacia delante—. Cariño, olvídate del vivieron felices para siempre. Solo piensa en tener un tiempo salvaje y sexy con un chico de excelente aspecto que piensa el mundo de ti. Eso es suficiente por ahora. Su corazón se contrajo. —Pero... dijo que me amaba. —¿En la suite del hotel?
vaya conmigo, tal vez él leerá demasiado en ello. Tal vez asumirá que estoy lista para el vivieron felices para siempre con él. —Ahora, mira quién se está dejando llevar. Él sabe lo que acaba de pasar, también. Sabe que necesitas tiempo para arreglar las cosas. No lo alejes porque te dijo cómo se siente acerca de ti. Es muy raro encontrar a un tipo capaz de expresar sus sentimientos. Crystal se recostó en su silla. La idea de pasar las próximas dos semanas deprimida en su apartamento la llenaba de temor, y realmente no quería renunciar a su viaje. La idea de disfrutar esas hermosas playas blancas y el agua azul con Evan a su lado le hacía vibrar el corazón. En realidad, pensar en hacer el amor con él en la suave y blanca arena, o en
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—No, antes de la boda. Cuando nos fuimos a dar un paseo. Si le pido que
la gran cama King-size en el chalet de lujo, hacía que su corazón vibrara más rápido. Evan era un consultor por cuenta propia y tenía una gran flexibilidad en su horario. Probablemente podría tomarse el tiempo libre. 40
El Club de las Excomulgadas
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Oh, Dios, ella en verdad estaba considerando esto.
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El Club de las Excomulgadas Capítulo Cinco —Renee piensa que todavía debería irme al viaje de luna de miel —dijo Crystal mientras caminaba junto a Evan en su camino de regreso al hotel. —Ya que ella lo mencionó. Y es una buena idea. Alejarse por un tiempo sería bueno para ti. Se detuvieron en la acera, esperando a que la luz cambie a verde para que pudieran cruzar la calle. —Síp, eso es lo que ella piensa, también. Y yo realmente no quiero volver a San Diego y pasar el rato en casa —La gente de la oficina oiría acerca de lo que había sucedido muy rápido, ya que ella había invitado a algunos de sus amigos del
Y en algún momento, ella correría hacia Brent de nuevo. Tal vez incluso él pasaría por allí para explicar lo que había ocurrido o para ver cómo estaba, y ella no estaba preparada para hacer frente a eso en cualquier momento pronto. Evan asintió. —Tienes que alejarte de tu entorno habitual por completo. ¿Renee irá contigo? El semáforo se puso en verde y empezaron a cruzar la calle. —No, en realidad, me sugirió... —Ella vaciló, sin saber cómo pedírselo. —¿Qué sugirió ella?
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trabajo a la boda.
—Sugirió que te invite a ti. Su expresión no cambió. —En serio. ¿Y qué le dijiste? 42
El Club de las Excomulgadas Se acercaron a la entrada del hotel y el portero abrió la puerta para ellos. Mientras cruzaban el vestíbulo, le envió una mirada de soslayo. —Le dije que no quería darte la impresión equivocada. —¿Y esa sería? —Que estoy lista para seguir adelante con una relación. Sobre todo después de... lo que dijiste... antes de la boda. Entraron en un ascensor esperando y las puertas se cerraron con solo ellos dos dentro. —Que te amo —dijo Evan. Era la primera vez que habían hablado sobre su proclamación de amor desde cosas habían cambiado. Drásticamente. Pero eso no significaba que ella simplemente podía aceptar su amor y seguir adelante. Necesitaba tiempo para resolver las cosas. Le tomó la mano y la giró para enfrentarse. —Crystal, entiendo que acabas de perder todo tu mundo de debajo de tus pies. Necesitas tiempo para ajustarte. Para pensar las cosas —Sus dedos acariciaron la parte posterior de su mano, enviando un hormigueo a través de ella—. Por supuesto, espero que considerarás darme una oportunidad, pero sé que tomará tiempo —Él sonrió—. Y si decides invitarme, estaré feliz de ir. Emocionado, de hecho. Pero no voy a asumir que significa algo más salvo que te gustaría tener la compañía de un amigo. Alguien que te ayude a superar esto —Le apretó la mano— . Me gustaría ser ese amigo.
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que él la había hecho. En realidad no había tratado con ello entonces, y ahora las
Ella asintió con la cabeza. Quería que él fuera ese amigo, también. Porque sabía que podía confiar en él. Y no estaba bromeando en absoluto sobre el hecho de que a ella le encantaría tener una salvaje y apasionada aventura con él. El sexo esta
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El Club de las Excomulgadas tarde había sido estupendo, y quería más de lo mismo. ¿Era egoísta de su parte? ¿Querer que este hombre pusiera sus sentimientos en espera para satisfacer su capricho? Él sonrió y besó el dorso de su mano. —Bueno, no me dejes en suspenso. ¿Estoy invitado o qué? —Evan, no puedo prometer nada. De alguna manera no parece justo para… De repente se encontró a sí misma en sus brazos, sus labios moviéndose sobre los de ella. Su lengua se deslizó en su boca y la quemó con su pasión. Luego la miró, sus ojos verdes cálidos. —La vida no suele ser justa —sonrió—. Pero debo decir que, en este caso, vacaciones contigo sólo puede funcionar en mi favor. Porque, preciosa, con dos semanas para trabajar mi magia en ti, creo que tú simplemente podrías ser convertida al final. Su corazón latía en su pecho y ella contuvo el aire. Él probablemente tenía razón. —No puedo hacer ninguna promesa. El ascensor se detuvo y las puertas se abrieron. —La única promesa que me gustaría que hicieras es que mantendrás la mente abierta —dijo él—. ¿Trato? Ella asintió con la cabeza y él capturó sus labios.
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las ventajas superan con creces cualquier inconveniente. Y creo que pasar unas
—Genial. Ahora, vamos a prepararnos para la luna de miel. *****
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El Club de las Excomulgadas Brent abrió los ojos para encontrar la luz del sol calentando su cara. Se sentó, y su cabeza se sentía como si se le estuviera partiendo. Alguna maldita ave gorjeó en el exterior, haciendo que el dolor subiera varios niveles. Se echó hacia atrás el cabello colgando en sus ojos y se levantó. Maldición. Sus rodillas se sentían de gelatina, y su cabeza latía aún más. Se dejó caer de nuevo en la cama, preguntándose cuántos tragos se había tomado la noche anterior. Se pasó la mano por el pelo. Evidentemente, demasiados. Apretó los dientes cuando el ave siguió cantando. ¿Cómo podría alguien o algo ser tan malditamente feliz en un día triste como hoy? Claro, el sol brillaba y el cielo estaba despejado de nubes, pero... maldita sea, ahora mismo debería estar en su luna de miel con la mujer que amaba, no solo, en un hotel ubicado junto a la carretera sufriendo de una mega-resaca.
los dos encerrados en un beso apasionado. Maldita sea, ¿cómo pudo su mejor amigo robarle la mujer que amaba? Y en la última hora antes de la boda. Y Crystal... ¿cómo podía simplemente caer en sus brazos de esa manera? No tenía ningún sentido. Nunca tendría sentido para él. Con cada trago que tomó la noche anterior, había esperado poder entenderlo. Se puso de pie, despacio esta vez. Eso no era exactamente cierto. Había estado tratando de aliviar el dolor punzante. Lavar la agonía de su corazón. Pero no había funcionado. Por supuesto que no. La escena en el lago todavía permanecía grabada en su memoria. Cuando había caminado más allá de los árboles en el claro cerca del lugar favorito de
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Su corazón se comprimió ante el recuerdo de Crystal en los brazos de Evan,
Crystal, había visto a Crystal y Evan besándose apasionadamente. Se había congelado en el lugar, sin poder creer lo que estaba viendo. Pero sabía que tenía que haber estado malinterpretando la situación, convenciéndose a sí mismo que era sólo un beso de felicitaciones. Desde su punto de vista, no había sido capaz de ver la cara de Crystal, pero había oído las palabras de Evan, y esas palabras aún 45
El Club de las Excomulgadas resonaban en su mente. Crystal, es obvio que compartes mis sentimientos. Suspende la boda. No es demasiado tarde. No te cases sólo porque los planes ya están en marcha. Tú y yo estamos enamorados. Nos merecemos ser felices. En ese momento, Crystal había caído en los brazos de Evan otra vez, besándolo con tanta pasión, que conmocionó a Brent hasta la médula. La visión de la mujer que amaba besando a su mejor amigo, obviamente dispuesta a huir con él, lo había destruido. Se había dado la vuelta he ido directamente de regreso a la casa donde se había quedado la noche anterior, tomó su bolsa de viaje, y saltó en el coche. Su hermana, Lily, todavía estaba en la ducha. No había tenido tiempo de escribir una nota, y no había querido enfrentarse a ella. Sólo había empezado a conducir. En general, dirigiéndose a casa. Había estado regreso a San Diego en coche, por lo que se había salido de la carretera hacia un hotel a mitad del camino. Sólo que cuando entró en su habitación recordó que era el mismo hotel en el que él, Crystal, y Evan se habían quedado de camino a la casa de los padres de Crystal una semana atrás. Al comprender eso, se había dirigido directamente al bar. Y ahora estaba sufriendo los efectos secundarios. Se miró en el espejo y vio su pelo castaño oscuro sobresaliendo en todas direcciones. Pasó sus dedos a través de este, alisándolo un poco hacia abajo. Todavía llevaba su esmoquin, al menos la camisa y los pantalones. La chaqueta arrugada yacía en el suelo, después de haberse deslizado de la parte posterior de la silla en la que la había arrojado la noche anterior. La corbata no se veía por ningún lado. Recogió la chaqueta y la colgó en una percha, luego abrió su bolsa de viaje y
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demasiado cansado y angustiado para realizar todo el viaje de trece horas de
sacó sus jeans y una camisa de algodón, luego los arrojó sobre la cama. Se quitó los pantalones arrugados del esmoquin y la camisa y los arrojó sobre la cama, luego se deshizo de sus bóxers.
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El Club de las Excomulgadas En el baño, abrió la ducha y esperó hasta que el agua saliera caliente, luego dio un paso debajo de esta. Se frotó la piel con jabón y se lavó el pelo, luego se enjuagó. ¿Dónde estaba Crystal ahora? ¿En algún lugar en brazos de Evan? Después de secarse con la toalla, se peinó el pelo con la mano y se cepilló los dientes, luego miró al tonto que le devolvía la mirada en el espejo. ¿Cómo podría Crystal volverle la espalda a él y a todo lo que significaban el uno para el otro para irse con Evan menos de una hora antes de su boda? ¿Cómo podía simplemente alejarse? ¿Y por qué, entonces? ¿Con toda su familia y amigos esperando por ellos? Se dirigió de nuevo al dormitorio y se puso un par de calzoncillos limpios, luego sus jeans y camiseta. Cuanto más pensaba en ello, a la luz sobria del día, más se preguntaba lo que había ocurrido en realidad. ¿Podría haber malinterpretado lo que
El intestino de Brent se retorció mientras recordaba haber visto a Crystal en el abrazo de Evan, sus brazos deslizándose alrededor de su cuello, su cuerpo derritiéndose contra el de él. No podía creer que su supuesto mejor amigo había hecho un movimiento sobre Crystal. Maldita sea, él y Evan había pasado por muchas cosas juntos durante los últimos veinte años. Le dolía el corazón al recordar cuando Evan se había sentado con él toda la noche después de que su padre había muerto hacía cuatro años, ayudándolo a superar el duelo. En cómo Evan le había prestado dinero cuando había perdido su trabajo y comenzó a acumular facturas y el alquiler. Y cuando a Brent le habían roto su corazón por primera vez cuando tenía
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había visto?
diecinueve años, Evan fue quien recogió los pedazos y le aseguró que habría otras mujeres en su vida. Que al final encontraría a la mujer de su corazón. La mujer con la que estaba destinado a estar. Esa mujer era Crystal, y ahora...
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El Club de las Excomulgadas Sus manos se cerraron en puños. ¿Cómo podía Evan habérsela robado? Maldita sea, él siempre se había sentido bendecido de tener un amigo como Evan. Hasta ahora. Maldita sea, ¿cómo podía Evan traicionarlo de esta manera? ¿Y cómo podía hacerlo Crystal? Se pasó la mano por el pelo. A pesar de todo ello, sin embargo, tal vez Brent no debería haberse ido. Por lo menos, debería haberse enfrentado a ella. Obligarla a decirle cara a cara que quería terminar con lo que tenían. Su pecho se contrajo y él se desplomó en el sillón. Pero no quería que terminara. Él la amaba. Que Dios le ayudara, él la amaba más que a la vida misma. Sus manos se apretaron alrededor de los apoyabrazos. Entonces, ¿qué diablos le pasaba? ¿Por qué no luchaba por ella? Si ella le había dado su corazón a Evan, Brent hombre con quien ella quería pasar su vida. Echó un vistazo al reloj y se dio cuenta de que el vuelo que habían reservado para ir a las Islas Caimán para su luna de miel saldría en menos de una hora y era bastante probable que Crystal estuviera en él. Ella había estado hablando sobre el viaje durante meses. Estaba seguro de que no renunciaría a éste. ¿Habría convencido a Renee para que fuera con ella? Su pecho se apretó. ¿O llevaría a Evan? Recogió el teléfono y, suponiendo que Crystal probablemente no querría hablar con él, marcó el número de móvil de Renee.
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iba a recuperarlo una vez más. Él la amaba. La convencería de nuevo que él era el
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El Club de las Excomulgadas Capítulo Seis Cuando Evan cerró la puerta del chalet privado de vacaciones, Crystal dejó caer su bolso en la alfombra de felpa y soltó el mango de su equipaje de mano, entonces se deslizó fuera de sus sandalias. —De acuerdo con los folletos, hay una piscina privada en la parte trasera — dijo ella. Él la observó cuando se sacó por los hombros la chaqueta de manga corta y la dejó caer sobre la alfombra mientras entraba en la sala de estar. El doloroso cansancio de haber viajado durante toda la noche se desvaneció al verla desabrochar su vestido y quitárselo, también. Él dejó caer el equipaje y la siguió, disfrutando del balanceo de su trasero casi desnudo mientras se paseaba por la casa de baldosas de cerámica. Afuera de la cocina había una gran terraza acristalada que daba al enorme y bien cuidado, patio privado. Arbustos rodeaban el patio, y las flores tropicales añadían colores brillantes al ambiente. Una piscina brillaba a la luz del sol. Más allá de eso, el patio descendía y el mar podía verse sobre el follaje verde y exuberante. Crystal sonrió por encima de su hombro mientras arrojaba a un lado su sostén, luego se contoneó para quitarse sus bragas. Ella agarró la manija de la puerta del patio y la abrió. La mirada de Evan permaneció en su delicioso culo mientras se balanceaba ida y vuelta. La siguió al patio, derramando su propia ropa por el camino.
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sólo en sujetador y bragas. La siguió hasta una cocina grande y luminosa, con suelo
Completamente desnuda, ella se zambulló en el agua. Un momento después, su cabeza rompió en la superficie y se limpió el agua de sus ojos. —El agua está hermosa. Vamos, entra —Ella sonrió.
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El Club de las Excomulgadas Podía ver sus pechos desnudos meciéndose en el agua justo debajo de la superficie. Él arrojó a un lado sus bóxers y se zambulló tras ella. El agua estaba cálida, probablemente alrededor de unos 30°C. Ella nadó hacia él, luego enredó sus brazos alrededor de su cuello y lo besó. Le dolió su ingle ante la sensación de sus delicados labios sobre los suyos y sus suaves pechos aplastados contra su pecho. Ambos se hundieron mientras se besaban apasionadamente. Él envolvió un brazo alrededor de su cintura y la atrajo hacia el costado de la piscina donde se podría sostenerse. El regocijo lo atravesó ante la sensación de su cuerpo desnudo presionado al suyo y el conocimiento que ellos dos estarían allí, solos, durante dos gloriosas semanas, juntos. Ella sonrió, luego se empujó a sí misma por debajo del agua. Su mano se envolvió alrededor de su hinchada polla, entonces él sintió su boca cubriéndolo. La mujer sexy y excitante. Sus dedos encontraron sus testículos y los acarició mientras comenzaba a chuparlo. Su ingle se apretó y él acarició su pelo mientras ella lo devoraba con su boca. Finalmente, ella se apartó y emergió para tomar aire. —Tal vez así será más fácil —Se impulsó a sí mismo sobre un lado de la piscina, sus piernas colgando en el agua. Ella se levantó y enganchó sus brazos sobre sus rodillas. —Mmm. Sí, esto es perfecto —Ella tomó su polla en su boca de nuevo y burló la punta con su lengua. Luego lamió hacia abajo hasta que llegó a la base. Su mano acarició sus bolas y le mordió una con sus labios, luego la lamió. Un segundo después, ésta desapareció en su boca.
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sensación de su glande anidado en su boca caliente lo hizo gemir. Dios, ella era una
—Oh, nena, eso se siente tan bien. Ella la toqueteó con su lengua, jugando y acariciando, luego la succionó ligeramente. Él le acarició el pelo, disfrutando de las deliciosas sensaciones. Su bola fue liberada y ella lamió su polla de nuevo. Lamiendo y besando, ella se movió 50
El Club de las Excomulgadas arriba y abajo por su longitud. Una mano envuelta en torno a él mientras que la otra acariciaba sus testículos, luego acarició su polla de arriba hacia abajo. Se sentía tan lleno y listo para estallar. Ella cubrió su pene y lo tragó profundamente, abriendo su garganta hasta que la llenó hasta la base. Él tembló ante la sensación de su caliente boca y garganta rodeándolo. —Nena, voy a correrme en cualquier momento. Ella se balanceó arriba y abajo, con su mano envuelta alrededor de su base. Él se hinchó aún más y su ingle se apretó. Justo antes de estallar, ella se retiró, pero siguió acariciando su eje con la mano. Un chorro blanco fue disparado hacia delante y se arqueó a la piscina. Crystal se rió con deleite mientras él montaba la ola de placer. Cuando terminó, suspiró y sonrió.
turno. Él la sacó del agua y la puso a su lado, luego se metió en la piscina y se colocó delante de ella, apoyando sus codos sobre la cubierta de piedra. Empujó sus rodillas separadas, entonces sonrió al ver su resbaladizo coño bien afeitado. Se inclinó hacia adelante y lo lamió. Ella suspiró y se recostó. Separó sus pliegues, abriéndolos con sus pulgares, luego pasó la punta de su dedo sobre el pequeño botón situado en la carne. —Ohhh —Ella acarició sus pechos, haciendo que su polla se sacudiera. Lamió su hendidura, luego jugueteó con su clítoris con la punta de su lengua. Ella gimió. Él lamió y chupó, observándola acariciarse los pechos,
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—Eres fantástica en eso —Se inclinó hacia delante y la besó—. Ahora es tu
deleitándose con la vista. Ella se pellizcó sus pezones duros. Él estiró una de sus manos y ahuecó un pecho, luego jugueteó con su duro pezón, apretándolo entre su pulgar e índice.
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El Club de las Excomulgadas Ella arqueó su pelvis hacia arriba y él empujó su lengua contra su botón, luego lo chupó profundamente. Ella gimió. Su respiración acelerada le dijo que estaba cerca. Él pellizcó su pezón otra vez mientras lamía y chupaba. Ella jadeó, entonces gimió en voz alta mientras se corría. Su pene se hinchó de necesidad. Finalmente, ella se desplomó y suspiró. —Eso fue genial —Se levantó sobre sus codos, luego se sentó—. Pero no es suficiente —Se empujó a sí misma en el agua y agarró su polla en su mano. Inclinó su cara cerca a la suya—. Ahora fóllame. Ella atrajo su glande hasta su abertura. Él envolvió sus manos alrededor de sus caderas y la atrajo hacia él, conduciendo su dura polla dentro de ella. Se sostuvo del borde así ellos no se hundirían. Él embistió hacia adelante, tratando de conducirse en ella de nuevo, pero realmente no funcionó. La presionó contra la adelante, deslizándose profundo en su interior. —Oh, síp —Sus ojos brillaban mientras lo miraba fijamente. No podía creer que estaba aquí, en este paraíso tropical, haciendo el amor con Crystal, la mujer de sus sueños. No hacía ni dos días, estaba seguro de que sus posibilidades con ella eran prácticamente cero. Él se condujo una y otra vez. Ella se aferró a él. —Oh, Dios, me voy a correr —gimió ella mientras se aferraba a sus hombros. Su pasaje se apretó firmemente a su alrededor. Él observó su rostro contorsionarse por el éxtasis, amando cada segundo de ello. Amando el hecho de que pudiera proporcionarle tal placer.
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esquina, luego agarró los lados de la piscina con ambas manos y empujó hacia
Cuando ella terminó, dejó caer su cabeza contra su pecho. —Mmm. Eso fue increíble —Ella levantó la mirada hacia él.
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El Club de las Excomulgadas —Pero tú no te has corrido. Él se rió y besó la parte superior de su cabeza. —Bueno, es un poco demasiado pronto después de la última vez. —¿Así que eso significa que te estás rindiendo? —Ella acarició su cuello con su nariz y su polla se movió dentro de ella. Su mano acarició sobre su pecho y ella pellizcó su pezón—. Después de todo, tu polla gigantesca sigue estando muy dentro de mí —Su vagina se apretó alrededor de su polla, enviando impulsos de placer a través de él—. Es tan larga y dura. Ella envolvió sus piernas alrededor de él, tirando de su erección más profundamente dentro de ella. Apretó su pasaje de nuevo mientras se retiraba un poco, a continuación, se impulsó de nuevo hacia delante.
se impulsó adelante y atrás hasta que sintió su ingle apretarse. Ella se acarició sus pechos y pellizcó su pezón. Su cabeza cayó hacia atrás y gimió. —Oh, Dios, te sientes tan bien dentro de mí. Eres tan grande y duro. Tan increíblemente largo —Ella se arqueó hacia delante, tomándolo muy hondo—. Oh —gimoteó. Entonces ella se corrió. Él se estremeció por dentro, entonces la apretó contra él mientras su polla estallaba dentro de ella. El placer de su dulce liberación lo inundó. Él la abrazó, sus dedos se enredaron en su pelo largo. Ella suspiró, entonces sonrió hacia él. —Eso fue divertido.
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Dios, la pequeña diablilla sabía cómo mantener a un hombre encendido. Ella
Él se echó a reír, luego capturó sus labios en un beso apasionado. Estas iban a ser unas vacaciones infernales.
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El Club de las Excomulgadas ***** Brent se detuvo delante del chalet junto al coche blanco, aparcado en la entrada y apagó el motor, contento de poner fin a su viaje. El sol ya se había puesto hacía un tiempo, y estaba oscuro. No había sido capaz de conseguir un vuelo hasta las siete de esta mañana, así que había conducido de regreso a San Diego para empacar una bolsa en vez de volar desde Sacramento, a continuación había viajado durante más de doce horas para llegar aquí. Después de conseguir su equipaje, rentar el coche de alquiler, y encontrar su camino aquí, eran más de las nueve. Maldita sea, estaba exhausto. Todo lo que quería hacer era meterse en la cama y dormir, pero antes de que pudiera hacer eso, tenía que hablar con Crystal. Se pasó la mano por el pelo. ¿Qué iba a decir ella cuando él se presentara sin previo aviso? Y por mucho que la quería en su vida, su corazón todavía dolía ante el
Una parte de él gritaba que ésta era una mala idea y que debería conducir de vuelta al aeropuerto y volar a casa ahora mismo. Pero en su corazón, sabía que no podía hacer eso. Amaba a Crystal, y tenía que encontrar una manera de hacer las cosas bien entre ellos. Ah, maldición. Se quedó mirando fijamente la puerta de entrada, iluminada por una luz a cada lado de la entrada. Lo que fuera que le esperara detrás de esa puerta, tendría que hacerle frente. Tenía que convencer a Crystal que su destino era estar con él. Se bajó del coche y se dirigió hacia la puerta, luego llamó. Después de unos momentos de espera, volvió a llamar. Oyó a alguien al otro lado de la puerta, entonces la puerta se abrió. Crystal estaba de pie delante de él en un traje de baño de color turquesa, un pareo floral envuelto alrededor de sus caderas, su pelo largo
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hecho de que ella lo había traicionado por Evan.
castaño oscuro húmedo y cayendo en cascada sobre sus hombros. Sus ojos azules se abrieron, pero la sorpresa inmediatamente cambió a la ira. —Brent, ¿qué estás haciendo aquí? 54
El Club de las Excomulgadas —¿Puedo pasar? Ella dudó, pero finalmente se hizo a un lado para dejarlo entrar —Crystal, ¿quién es? —Evan entró en la habitación, luego se detuvo en seco cuando vio a Brent—. Oh. El dolor y la ira se apoderaron de Brent, y tuvo que resistir la descarga de adrenalina instándole a ir a grandes zancadas por la habitación y golpear a su ex mejor amigo en la cara. Se volvió de nuevo a Crystal. —Tenía que hablar contigo. Me di cuenta de que no debería haberme alejado de la manera en que lo hice. Crystal se cruzó de brazos.
Miró sus ojos brillantes y se preguntó por qué estaba enojada con él, pero permaneció concentrado en su objetivo. —Es por eso que estoy aquí. Para hablar acerca de lo que pasó. Para conocer tu versión de los hechos. Sus ojos destellaron más brillantes. —¿Mi versión de los hechos? Tú fuiste el único que no se presentó para nuestra boda. Tú... —Ella tomó una respiración profunda, luego comenzó a pasearse—. ¡Tú me abandonaste! Su corazón se encogió ante el dolor en su voz.
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—¿Eso crees?
—¿No te estás olvidando de la parte en la que Evan te dijo que estaba enamorado de ti, entonces te lanzaste en sus brazos y lo besaste apasionadamente? Ella se detuvo y lo miró fijo con los ojos muy abiertos. Luego la culpa cruzó su rostro y ella apartó la mirada de él. 55
El Club de las Excomulgadas —Yo lo vi todo —dijo él. Ella echó un vistazo hacia Evan, quien se negaba a mirar en la dirección de Brent, luego miró de vuelta a Brent. —Así que por eso te fuiste —Ella comenzó a retorcer sus manos juntas—. Oh, maldición —Ella se sentó, encaramándose en el extremo del sofá—. Es cierto. Evan sí me dijo que me amaba, pero… —Alzó la mirada hacia Brent— debes haber pasado por alto la parte en la que le dije que me iba a casar contigo. La esperanza se disparó en él. —¿Me estás diciendo que no estás enamorada de Evan? Ante la mirada en sus ojos, su esperanza se vino abajo. Sacudió la cabeza y
—¿Así que te ibas a casar conmigo aunque tienes sentimientos por él? —Brent, yo no sabía realmente lo que sentía por Evan hasta que él dijo algo —Ella miró hacia abajo a sus manos que tenía cruzadas sobre su regazo—. Sabía que me sentía atraída por él, y siempre me sentí culpable por eso, pero supuse que eso es todo lo que era. Lo ignoré —Ella lo miró de nuevo—. Pero yo sabía que estaba enamorada de ti. Por supuesto que todavía iba a casarme contigo. Ella estaba enamorada de él. —¿Y ahora? —le preguntó—. ¿Estás diciendo que sientes algo por Evan ahora? —Cuando te fuiste, Renee se ocupó de decirle a los invitados lo que había
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fulminó a Evan con la mirada, luego de nuevo a ella.
pasado. Hizo que Evan me llevara al hotel, así yo no tendría que hacer frente a todos. Evan me ayudó a través de las horas más difíciles de mi vida, después de que me abandonaste. El corazón de Brent se apretó ante la vulnerabilidad en sus ojos. Oh, Dios, no
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El Club de las Excomulgadas se había dado cuenta del daño que le había hecho. Y en esas horas desesperadas después de ser dejada sola ante el altar, el bueno de Evan había estado allí para recoger los pedazos. Aunque Crystal no hubiera amado a Evan antes, claramente ella creía que lo hacía ahora. —Crystal, lo lamento. Mis emociones tomaron lo mejor de mí. Me doy cuenta de eso ahora. No debería haberme marchado. Es por eso que estoy aquí. Te
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amo. Sólo quiero arreglar las cosas otra vez.
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El Club de las Excomulgadas Capítulo Siete Crystal frunció el ceño y echó un vistazo hacia Evan. La mirada inquisitiva en sus ojos, mezclada con un sentimiento de desesperanza, desgarró su corazón. Evan la amaba. Y sabía que Brent la amaba. Ella amaba a Brent, también, pero también tenía fuertes sentimientos por Evan. Sentimientos que bien podrían ser amor. Sólo necesitaba tiempo para averiguarlo. Negar esos sentimientos para así poder casarse con Brent y fingir que lo que acababa de suceder no era nada no iba a funcionar. Sin embargo, saber que Brent simplemente no había cambiado de opinión, que no solo se había alejado cruelmente, quería decir algo.
—Mira, Brent. El hecho de que te fueras… —Pero expliqué eso —apeló. —Sí, pero te fuiste. Si de verdad me amabas… —Lo hago. Ella sostuvo su mano levantada. —Si realmente me amabas, y estabas comprometido totalmente a hacer que esta relación funcionase, entonces te habrías quedado. Habrías hablado conmigo, no simplemente huir tan pronto como las cosas se van un poco fuera de la pista — Se levantó y caminó hacia él, mirandolo fijamente a los ojos—. Deberías haber
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Pero él se había alejado.
hablado conmigo —Sse abrazó a sí misma—. Si nos hubiéramos casado... ¿cómo sé que tú simplemente no te largarás al primer signo de problemas?
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El Club de las Excomulgadas Como había hecho Gary. Su ex marido nunca había estado dispuesto a hablar de sus problemas, y mucho menos tratar de trabajar a través de ellos, y cuando había tratado de discutirlos, la había llamado una regañona. Él incluso había sugerido que su atracción por Brent había dado lugar a la ruptura final de su matrimonio. Pero eso no podía ser. Ella nunca había actuado sobre esa atracción. Nunca siquiera había sabido que Gary lo había notado. Pero, evidentemente, se había equivocado en eso. Ahora se encontraba en la misma situación, a pesar de que ella había hecho todo lo posible para evitarlo. Pero, maldita sea, no era culpa suya. No había hecho nada malo. Excepto que había besado a Evan, apasionadamente, y menos de una hora antes de que fuera a caminar hacia el altar. Hizo sus hombros hacia atrás.
—Crystal, eso no es justo. —¿En serio? ¿Por qué no? Brent le devolvió la mirada fija, pero no dijo nada. Su corazón tronó en su pecho mientras el silencio colgaba entre ellos. —Crystal, te amo. Y todavía quiero casarme contigo. El hecho de que estoy aquí debería decirte que estoy dispuesto a luchar por nuestra relación. Es por eso que volé a través de un continente para buscarte —Caminó hacia ella, luego se paró delante, mirándola a los ojos—. ¿Todavía me amas? —Yo... —Su pecho se oprimió—. Por supuesto que sí.
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Pero fue Brent quien se había alejado.
—Entonces dime que te casarás conmigo. Ella sacudió su cabeza.
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El Club de las Excomulgadas —Yo... no puedo. Acabas de bailar de nuevo aquí y me dices que debería olvidar todo lo que ha pasado desde el sábado, desde… el día de nuestra boda, y esperas que simplemente me case contigo, ¿a pesar de que me dejaste en el altar? —Pero si aún me amas… Sacudió la cabeza, luego se levantó y empezó a pasearse de nuevo. —Necesito tiempo —Sus manos crispadas a sus costados—. Tengo que pensar. Caminó por el pasillo y entró en el dormitorio, cerró la puerta detrás de ella. Pensamientos y emociones chocaron en ella mientras se acercaba a la ventana y miraba hacia el océano, luego tomó una respiración profunda.
Evan observó a Crystal alejarse dando zancadas, entonces volvió su mirada hacia Brent para encontrarse a sí mismo mirando fijamente a los penetrantes ojos marrones de su amigo. O más bien ex amigo, por la mirada en el rostro de Brent. —¿Cómo diablos pudiste hacerme esto a mí? Pensé que eras mi amigo. Evan sintió como si le hubieran dado una patada en el estómago. —Lo soy. Los puños de Brent se cerraron. —Tienes una manera muy jodida de demostrarlo. —Lamento la forma en que esto resultó. Realmente lo lamento.
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*****
—¿Por qué no te creo? Me robaste a Crystal justo antes de nuestra boda. Ahora está aquí contigo en la luna de miel. Parece haber resultado muy bien para ti.
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El Club de las Excomulgadas —Está aquí conmigo sólo porque tú no te presentaste a la boda —disparó Evan en respuesta. Brent dio un paso hacia Evan, sus ojos brillando. —No me presenté a la boda porque creía que ya había decidido huir contigo. Evan respiró profundo, dándose cuenta de que esto sólo empeoraba las cosas. Dio un paso atrás y levantó sus manos. —Brent, mira, los dos cometimos algunos errores. —¿Entonces admites que cometiste un error? —Sólo en esperar tanto tiempo para decirle a Crystal lo que sentía por ella.
—Qué amigo de mierda que eres. —Sólo escúchame. —Evan se apoyó contra el respaldo del sofá—. He tenido sentimientos por Crystal durante un largo tiempo, pero los suprimí. Era tu mujer. —Malditamente cierto. ¿Entonces por qué diablos cambiaste de opinión? —Principalmente porque esos sentimientos iniciales de atracción se convirtieron en algo más profundo, hasta que finalmente me di cuenta de que estaba enamorado de ella —Limpió sus manos húmedas en los pantalones cortos— . Si os casabais, sabía que nunca podría seguir siendo amigo vuestro, sintiéndome de esta manera. Sería demasiado difícil. También empecé a preguntarme si tal vez ella tenía sentimientos por mí. Pensé que había sentido algo entre nosotros.
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Brent lo fulminó con la mirada.
—Mierda, ¿has tenido éxito con Crystal antes? Evan negó con la cabeza.
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El Club de las Excomulgadas —No, nada de eso, pero a veces la había visto mirándome y... no sé, me pareció… Brent frunció el ceño. —¿Así que mi novia te da una mirada de soslayo y piensas que tienes derecho a decirle que la amas? —Maldita sea, Brent. —Evan se empujó desde el sofá y se paseó por la alfombra—. Trata de verlo desde mi punto de vista. Estaba enamorado de ella. Existía la posibilidad de que correspondiera a esos sentimientos, pero el impulso estaba llevándola a casarse contigo. —¿El impulso? —La voz aguda de Brent cortó a través de Evan. —Sé que ella se preocupa por ti, pero ¿qué pasa si es a mí a quien realmente
—No me vengas con esa mierda. Por supuesto que quiero que sea feliz. Y soy el hombre que la hará feliz. Evan dejó de pasearse y se enfrentó a Brent de nuevo. —Mira, sólo tenía que intentarlo, ¿de acuerdo? Mi felicidad es importante, también. —¿Más importante que la mía? —Por supuesto que no. Pero si ella estaba enamorada de ti, me habría dicho que no a mí. —Lo cual hizo.
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ama? ¿No quieres que sea feliz?
—Es cierto. Y si los dos os hubierais casado, habría terminado allí. Habría sabido que estaba con el hombre que realmente amaba. Pero... —Pero, ¿qué? —dijo Brent con los ojos entrecerrados. 62
El Club de las Excomulgadas —Pero entonces tú te fuiste y eso se volvió claro para Crystal que tiene sentimientos por mí. Ahora es cuestión de dejarla averiguar con cuál de los dos quiere pasar el resto de su vida. ***** Crystal escuchó las voces elevadas de Brent y Evan a través de la puerta, pero no podía decir lo que estaban diciendo. Se retorcía las manos. Qué desastre. Unos minutos más tarde, sonó un golpe en la puerta. —Crystal, soy Evan. ¿Puedo entrar? Pobre Evan. ¿Cómo debía estar sintiéndose con todo esto? —Sí, entra —Se volvió hacia la puerta cuando entró.
Ella sacudió su cabeza. —No lo sé. Confundida. Insegura. Necesito tiempo para procesar todo lo que ha sucedido. —Asumo que con Brent aquí... —Él miró hacia su maleta puesta sobre la rejilla junto a la suya—. Tal vez debería dormir en la habitación de invitados. Oh, Dios, la idea de dormir aquí con Evan, y Brent en la habitación de al lado... no le parecía bien. Maldita sea, qué desastre. Ella asintió. —Gracias por comprender. —Oh, maldita sea, ¿Evan pensaba que Brent iba
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—Entonces... ¿cómo estás?
a dormir aquí con ella? ¿Lo haría Brent?—. Um... sólo hay una habitación de invitados, y... —Si estás preocupada por Brent, ya duerme en la terraza acristalada.
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El Club de las Excomulgadas Ella asintió. —Entonces, ¿hablasteis? —Un poco. Luego me apuñaló con la mirada e irrumpió fuera. Encontró el sofá de la terraza acristalada y agarró la ropa de cama de repuesto del armario — Evan se apoyó contra la cómoda—. Creo que quedan algunos momentos de tensión por venir. Crystal, lamento causar todo este lío. Pero tenía que decirlo, no importa lo que suceda entre Brent y yo, me alegro haberte dicho cómo me siento. Sé que tienes una decisión difícil por delante, pero... todavía espero que me elijas a mí. Ella apretó los labios y asintió. Supo una vez que se calmó, que debería elegir a Brent. Ahora que sabía que él no se había alejado de ella porque no la amaba, que lo había hecho como reacción al sentirse traicionado, tenía que ver todo con una luz completamente nueva. Brent era la elección sensata y lógica. Era meses. Todo apuntaba a esa decisión. Pero no debería haberse alejado de ella. El hecho de que lo hiciera no auguraba nada bueno para la salud de su matrimonio. Echó un vistazo hacia Evan. La preocupación por ella ardía en sus ojos. El tiempo que habían pasado juntos los dos últimos días la había obligado a echar otro vistazo hacia sus sentimientos por él. Y ahora ya no podía mentirse a sí misma. Ya no podía negar que estaba enamorada de Evan. A pesar de que nunca se había desenamorado de Brent. ***** Crystal yació mirando el techo en el cuarto oscuro, plenamente consciente
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su novio. Llevaban años enamorados. Habían estado planeando la boda durante
del hecho que, Evan dormía en la habitación justo al lado de la de ella, y Brent estaba dormido en el sofá de la terraza acristalada, con vistas a la piscina.
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El Club de las Excomulgadas Maldita sea. Si todo hubiera salido según lo previsto, si su vida no hubiera sido desequilibrada completamente por la proclamación de amor de Evan el día de su boda, ella y Brent estarían casados ahora. Ambos acurrucados en esta cama, los fuertes brazos de él alrededor de ella. Debería estar en esta cama con ella, abrazándola… haciendo el amor con ella. Debería ser su luna de miel. Simplemente si las cosas no hubieran ido tan terriblemente mal. Pero, ¿habría sido realmente una buena cosa? Imágenes de la cara de Evan, de su conmovedora forma de hacerle el amor, la puso a temblar. Dios, Evan la amaba. La había amado durante mucho tiempo. Y ella había ignorado sus propios sentimientos por él. Los había negado, porque amaba a Brent. Su corazón se contrajo. Pero sí, tenía sentimientos por Evan. Confusos,
Oh, Dios, las paredes parecían estar cerrándose sobre ella, la oscuridad presionándose a su alrededor. Hizo a un lado las mantas, se deslizó en sus zapatillas, y vagabundeó por el pasillo hasta la cocina. Abrió la nevera y se quedó mirando el interior por algo de beber. Tenía la boca tan seca. Sacó una botella de agua y la vertió en un vaso, luego tomó un sorbo, mientras miraba por la ventana hacia la piscina. El agua brillaba bajo la luz de la luna. Recuerdos de hacer el amor con Evan junto a la piscina llenaron su mente. Ahora se sentía culpable por ello, pero no tenía ninguna razón para sentirse culpable. Había creído que Brent la había dejado para siempre. De hecho, hasta
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tumultuosos y apasionados sentimientos.
sentía ira también. Brent se había alejado. No tenía motivos para estar enojado con ella por lo que había pasado entre ella y Evan. Pero probablemente no estaba enojado. Estaba herido. Porque la amaba.
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El Club de las Excomulgadas Maldita sea, maldita sea, maldita sea. Esto era un desastre tan grande. Tragó el resto del agua y puso su vaso en el fregadero, luego se agarró de la encimera. La conclusión era que, todavía amaba a Brent. Eso no había cambiado sólo por el desastroso día de la boda. Sus ojos se llenaron de lágrimas cuando recordó cómo él la había llevado a una escapada preciosa de fin de semana y se arrodilló delante de ella y se lo propuso. Había reído con alegría y lanzó sus brazos alrededor de él. Él le había girado en brazos y se habían reído juntos. Entonces le hizo el amor frente a la chimenea, un fuego crepitante calentando sus cuerpos desnudos. Apoyó su vaso y se dirigió hacia la puerta de la gran terraza acristalada fuera de la cocina. La luna brillando en las ventanas enviaba suficiente luz para que pudiera verlo tendido en el sofá. Su corazón dolía ante la vista de él.
opuesta al sofá y miró hacia su fuerte y guapo rostro satinado a la luz de la luna. ***** Brent sintió su presencia. De alguna manera, sabía que Crystal estaba en la habitación con él. Abrió los ojos y miró alrededor. Estaba sentada en el sillón cerca del sofá, sólo a un par de pasos de él. —¿Crystal? Sus grandes ojos brillaron en la luz de la luna. —Brent, yo... —Sus palabras se ahogaron y ella respiró profundo.
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En silencio, entró en la habitación. Se sentó en el sillón en la esquina
—¿Qué pasa, cariño? —La animó. —Pensé que me habías dejado para siempre. Pensé... —Respiró de nuevo—. Pensé que... no me querías.
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El Club de las Excomulgadas Sus palabras retorcieron su estómago. Se sentó y tomó su mano. —Oh, Dios, mi amor, no. Eso nunca sucedería —La miró, sus ojos brillando a la luz de la luna—. ¿Recuerdas lo que te dije la noche que me declaré? Habían hecho un recorrido a las bodegas en el Valle de Napa y se alojaron en una pequeña y pintoresca posada sobre la que una amiga de Crystal le había contado grandes cosas. Los labios de Crystal se levantaron en una tenue sonrisa y asintió. —Dijiste que harías cualquier cosa por mí, para demostrar lo mucho que me amabas. Y esperabas demostrarme eso a medida que pasara el tiempo —Ella miró hacia abajo a su mano, entonces su sonrisa se desvaneció—. Entonces me pediste que me casara contigo. Él atrajo su mano a su boca. La sensación de su suave palma contra sus delante de ella. —Te amo tanto —La miró, deseando que le creyera—. Te amaré por siempre —Le ahuecó las mejillas, luego la atrajo más cerca y capturó sus labios—. Nunca me alejaré de ti otra vez. Ella dudó al principio, luego sus brazos se envolvieron alrededor de él y le devolvió el beso, deslizando la lengua en su boca y ondulado en contra de la suya. Su entrepierna se apretó y la atrajo con más fuerza contra él, sus pechos aplastados contra su pecho, los pezones empujando en él mientras se endurecían en guijarros. Oh, Dios, la deseaba. Sentir la calidez de su cuerpo envuelto alrededor de él. Ver el amor brillando en sus ojos. Por él.
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labios envió calor zumbando a través de su cuerpo. Se apartó del sofá y se arrodilló
Deseaba sentir cómo era hacer el amor con ella de nuevo. Deseaba experimentar hacer el amor en este lujoso complejo de chalets como ellos habían soñado durante tantos meses felices mientras planificaban su boda. Comenzando su nueva vida juntos.
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El Club de las Excomulgadas Sus labios se separaron y la miró.
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—Oh, Dios, Crystal. Te he echado de menos. Pensé que te había perdido.
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El Club de las Excomulgadas Capítulo Ocho El dolor en los cálidos ojos marrones de Brent llegó a lo más profundo del alma de Crystal. Se lanzó hacia delante, besándole con abandono. —Brent, te amo, también. Su cuerpo dolía por él. Estos dos últimos días con Evan habían sido maravillosos, pero... quería que todo fuera como antes. Sentir a este hombre, a quien tanto amaba, haciendo el amor con ella de nuevo. Confusas y tumultuosas emociones se arremolinaron a través suyo, pero se agarró de la mano de Brent y se levantó, luego tiró de él a través de la habitación con ella.
Brent no estaba exactamente seguro de lo que estaba pasando en la cabeza de Crystal, pero no iba a dejar que esta oportunidad se alejara de él. Quería que le dijera que todo había vuelto a la forma en que solía ser y que todavía se casaría con él, pero la confusión de emociones arremolinándose en el rostro de ella le decían que no iba a suceder esta noche. Pero ella le quería. Así que la seguiría a dónde sea que quisiera ir. Una vez que hubiera hecho el amor con él de nuevo, tal vez recordaría lo mucho que le amaba... y le perdonaría. Ella abrió la puerta del patio y caminó por el césped. Su camisón resbaló de su cuerpo y cayó en un manojo al suelo. Usando sólo unas minúsculas bragas, continuó hacia la piscina. Se puso de pie sobre el costado y se zambulló en el agua.
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*****
Un momento después, apareció y se aferró al borde de la piscina con una mano. Se enroscó en el agua, y un segundo después levantó sus bragas goteando agua y las arrojó sobre la terraza de piedra, entonces le sonrió.
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El Club de las Excomulgadas Oh, Dios, la deseaba. Su corazón dolía por ella. Su cuerpo dolía por ella. Aún con sus pantalones de pijama, se lanzó al agua y nadó hacia ella. Agarró el borde de la piscina y sacudió la cabeza para quitar su pelo mojado de su cara. Ella le miró fijamente cuando la enfrentó, una dulce sonrisa en los labios. Sus dedos se entrelazaron en su cabello y atrajo su rostro al suyo, luego presionó sus labios a los de él. Arrastró la punta de su lengua por sus labios y se deslizó en su boca. Ella succionó, tirando de su lengua más profundo. Calor llenó su ingle. Sus manos acariciaron hacia abajo por sus costados, luego en torno a él para acariciarle las nalgas. Apretó, amando la sensación de sus manos delicadas ahuecándolo. Entonces sus dedos se curvaron debajo de los pantalones de su pijama y se deslizaron sobre su piel desnuda mientras sus pulgares empujaban sus pantalones hacia abajo. Ella le apretó el trasero, entonces mordisqueó sus labios y
Él los pateó lejos mientras le acariciaba el pelo con una mano. Sus cálidas manos envueltas alrededor de su pene cada vez mayor, entonces le sonrió y desapareció bajo el agua, descendiendo por su cuerpo como si bajara por un árbol, luego se enganchó sus piernas alrededor de sus pantorrillas para anclarse a sí misma. Un segundo después, sintió sus cálidos labios acariciar la punta de su dura polla, entonces abrió y lo tomó en la calidez de su boca. Le acarició el pelo, casi jadeando ante el tierno y erótico tratamiento de su boca. Arrastró la lengua por la punta, luego lo exprimió dentro de su boca. Cuando empezó a chupar, él jadeo. Entonces su boca se deslizó fuera y subió a la superficie para aspirar aire. Ella sonrió.
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se deslizó más abajo, empujando sus pantalones aún más.
—Tal vez deberías sentarse en el borde para mí, así no me ahogo. Se rió y la besó.
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El Club de las Excomulgadas —Lo que tú quieras, cariño. Agarró el borde de la piscina y se subió a sí mismo, luego se sentó en la esquina. Su erección se balanceaba arriba y abajo. Apenas podía esperar a que le tocara de nuevo. Ella apoyó sus codos sobre sus muslos y envolvió sus manos a su alrededor. Le acarició, luego sonrió y se tragó su glande. Apretó y succionó un par de veces, luego le soltó y lamió hacia abajo por su eje. Bajó al agua y giró su cabeza. Desde su posición por debajo, lamió sus bolas. Un momento después, introdujo uno de los blandos y afeitados sacos en su boca. Él gimió mientras le chupaba con suavidad, su mano masajeando suavemente el otro saco. —Oh, Dios, Crystal. Me encanta eso.
—Lo sé. Se movió y se empujó a sí misma de nuevo hacia arriba, luego mordisqueó su eje con los labios, viajando hacia la punta de nuevo. Se lo tragó dentro, a continuación, se deslizó arriba y abajo. No podía creer que estaba aquí de esta manera con Crystal de nuevo. Después de la desesperación de creer que la había perdido para siempre, esto era el cielo puro. Lo tocaba con una ternura tan amorosa. Tal preocupación por su placer. Se sumergió profundo, enviando calor inundándole. Sus bolas se tensaron, y él sabía que no podía durar. —Cariño, me voy a... —Deslizó su mano por la corona de su cabeza
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Lo liberó de su boca.
mientras ella se movía—. Oh, maldita sea, eso es... Tomó aire mientras ella levantaba la mirada hacia él, asintiendo, su pene sobresaliendo de su boca mientras se alejaba. Entonces se lanzó hacia delante de nuevo. Él agarró la cabeza de ella y la movió hacia delante, sucumbiendo al 71
El Club de las Excomulgadas sensacional calor de su boca en torno a él, apretándolo. Explotó, llenando su boca, el calor de su semen rodeando su polla. Luego tragó saliva y se apartó. —Cariño, eso fue demoledor —Se inclinó y besó la parte superior de su cabeza. Sonrió. —Bueno, sin duda yo estaba moliendo. Le ofreció su mano, él la tomó y tiró de ella fuera del agua. Se levantó y la llevó hacia la hierba, luego se sentó. Ella le presionó para que se acueste sobre su espalda y se arrastró por encima de él, luego se sentó en su estómago como si lo estuviera sosteniendo cautivo. Él se rió y tiró de ella hacia su cuerpo, reclamando su boca.
—Ahora creo que es tu turno. —¿Eso crees? —Sus ojos azules brillaron a la luz de la luna llena. Se rió de nuevo, entonces acarició la base de su cuello con su nariz y observó la piel de gallina arrastrarse a lo largo de su piel. Besó a lo largo de su hombro, luego por su pecho. Cuando llegó a sus encantadores senos, besó el montículo de suavidad, luego lamió la dura protuberancia en la cumbre. Ella envolvió sus manos alrededor de sus brazos y lo acercó más. Obedeció e introdujo su pezón en su boca y succionó. Su dulce gemido se hizo eco a través de él. Pasó su lengua, luego succionó de nuevo. Arqueó su pelvis hacia arriba. Besó su otro pezón mientras su mano acarició hacia abajo desde
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Entonces le dio la vuelta, atrapándola entre sus manos.
su caja torácica hacia su estómago. Se arqueó de nuevo y él se deslizó a los suaves pliegues entre sus muslos. Sus dedos encontraron la mojada apertura y se deslizó dentro de ella. —Dios, estás mojada. 72
El Club de las Excomulgadas —Bueno, estaba… —Aspiró aire cuando él empujó más profundo y acarició su apretado pasaje— …en la piscina. —Síp —Mordisqueó su pezón de nuevo—. No creo que esa sea la razón —le sonrió—. Pero tal vez debería echar un vistazo más de cerca. Besó hacia abajo por su torso y se detuvo en su ombligo. —¿Alguna vez te dije lo adorable que es esto? —Empujó su lengua en el lindo huequito. —Sí, muchas veces. Podía oír la sonrisa en su voz. Besó hacia abajo, amando la sensación de su piel debajo de sus labios. Dios, era como si estuviera hecha de cálida y suave seda. Cuando llegó a su afeitado coño, hizo una pausa, mirando con asombro. Sus dedos estar tan cerca de sus preciosos pliegues color rosa. Extrajo sus dedos desde el interior de ella y apretó sus muslos separándolos. Para ver su brillante apertura de cerca. Para poder estirarse hacia adelante, como hizo ahora, y pasar su lengua a lo largo de ella. Su corazón se disparó. Pronto escucharía los suaves sonidos agradables que hacia cuando la llevaba a la felicidad. Saborearía su dulce miel cuando estallaba en el orgasmo. Separó sus pliegues con sus pulgares y miró hacia su humedad. Ella se movió un poco. —Oye, ¿qué estás haciendo ahí abajo?
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estaban todavía dentro de ella, encerrados en su húmedo calor, pero le emociona
—Te estoy admirando. —Ese no es mi mejor ángulo.
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El Club de las Excomulgadas —¿Estás bromeando? —Se rió entre dientes—. De todos modos, ¿hay algún sitio donde preferirías que esté mirando en este momento? —Bueno... no. —Bien. Ante eso, pasó su dedo a lo largo de su apertura, luego lamió de nuevo. Ella suspiró. Deslizó sus pulgares hacia delante y abrió para echar un vistazo al botoncito hinchado dentro de los pétalos de carne húmeda. Pasó la yema de su dedo sobre este y ella jadeó. ***** Crystal echó atrás su cabeza mientras succionaba aire. El dedo de Brent acarició su nudo sensible, entonces su lengua se sacudió contra este. Murmuró aferró a él. Sacudió su clítoris otra vez y retiró su cabeza, mirando hacia ella bajo la luz de la luna. Se arqueó hacia arriba. Había sido maravilloso tocarlo de nuevo, especialmente después de creer que lo había perdido para siempre. Sentir su dura polla en sus manos y boca... sabiendo que lo excitaba tan a fondo... le envió sobre la luna. Ahora, con él tocándole, su lengua volviéndola salvaje… estaba en el cielo. Sus dedos se deslizaron dentro de su mojado pasaje mientras sus labios mordisqueaban su tierna carne. Él lamio, luego succionó de nuevo. El calor aumentó a través suyo y el placer se deslizó a lo largo de sus terminaciones nerviosas.
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profundo en su garganta. Entonces succionó. Bifurcó sus dedos por su pelo y se
—Oh, Dios, mi amor, sabes tan bien. Sus dedos acariciaron más rápido y se arqueó de nuevo, entonces el calor estalló a través suyo. Él succionó su clítoris y ella gimió mientras todo su cuerpo parecía vibrar con intensa energía. Jadeó mientras las olas de placer temblaban a 74
El Club de las Excomulgadas través de ella. Tomó aire y volvió a gemir, aferrándose a la cabeza de él cuando un intenso orgasmo la arrojó al paraíso. Brent se dejó caer a su lado. Le tomó la mano y se quedaron allí, contemplando el cielo estrellado. ***** Evan miró por la ventana hacia Crystal acostada en el pasto, totalmente desnuda, Brent tendido junto a ella. Su corazón dolía. No había tenido la intención de observar. No quiso ver lo que había visto. Pero había sido hipnotizado. Fascinado observando a la mujer que amaba siendo arrastrada nuevamente hacia el hombre con el que debería estar. La culpa se deslizó a través suyo por el pensamiento de que nunca debería haberle dicho lo que sentía por ella. No sólo había traicionado a su mejor amigo, que Brent la dejara ante el altar. Eso no habría sucedido si Brent no hubiera visto a Crystal besando a Evan. Si Evan no le hubiera dicho a Crystal que la amaba, ella no habría sufrido el dolor del último par de días. Estaría casada con Brent ahora y ellos estarían disfrutando de su luna de miel. Mientras observaba a los dos amantes tendidos en la hierba bajo las estrellas, se dio cuenta de que el universo había corregido todo de nuevo. Brent había llegado para ganar de nuevo a Crystal y al parecer había tenido éxito. El corazón de Evan dolía. Sin embargo, cuando le había dicho a Crystal cómo se sentía, ella le había besado con pasión y… amor. Estaba seguro de que
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Brent, sino que había puesto a Crystal en el caos y le causó el dolor resultante de
Crystal tenía sentimientos por él. Podía decirlo por la forma en que le miraba. La ternura en sus ojos. La amorosa forma en que le había tocado. La forma apasionada en que había hecho el amor con él.
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El Club de las Excomulgadas No era su imaginación. Ella sentía algo por él. Claro, Brent la había encontrado primero, pero eso no significaba que ella ya no pudiera amar a Evan. Salvo que allí estaban ellos. Dos amantes disfrutando del delicioso resplandor después de hacer el amor. Había oído el chapoteo antes y había mirado por la ventana para ver a Brent salir a la superficie tras una zambullida, luego nadar hacia Crystal. Había observado, su corazón hundiéndose, incapaz de mirar hacia otro lado mientras ellos se habían dado placer el uno al otro. De hecho, no habían hecho el amor todavía, con una unión completa de sus cuerpos. Sintió la tentación de volar por ahí afuera, para seducirla lejos u ofrecer involucrarse. Cualquier cosa para detener a Brent de reclamarla de nuevo. Pero sabía que eso no tenía ningún sentido. Era sólo el impulso de un hombre
Quería tan mal que Crystal fuera suya, que no podía estar aquí y ver a Brent robársela de regreso. Pero... en realidad no tenía ninguna opción. ***** Mientras Crystal miraba las estrellas, calidez aún fluyendo por su cuerpo, Brent se elevó sobre un codo. La luz de la luna satinando sus hermosos rasgos cuando se inclinó hacia ella y capturó sus labios. Su lengua se arremolinó en su boca y se abrió a él, presionando su lengua apretada a la de él y ondulado. Se sintió a sí misma arrastrada hacia arriba en sus brazos y la llevó hacia la casa y al interior, luego por el pasillo. Ella había dejado la puerta del dormitorio principal abierta y él entró,
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desesperado.
entonces la dejó suavemente sobre la cama. Cerró la puerta. Le observó aproximarse en la penumbra de la habitación. Grande, musculoso. Sexy. Se quedó sin aliento mientras se remontaba a la primera vez que habían hecho el amor juntos. Él había querido hacerlo especial, por lo que la había llevado
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El Club de las Excomulgadas a un restaurante romántico, en un pequeño y encantador hostal donde habían observado la puesta de sol sobre el océano. La descolorida luz dorada había brillado a través del agua mientras disfrutaban de la cena. Después, en vez del postre en su mesa, la había sorprendido llevándola a la habitación que no sabía que él había reservado, donde había encontrado fresas y champagne esperando por ellos. Pero para entonces, ella no estaba hambrienta de comida. Cuando ella le mordisqueó la oreja y le dijo eso, la había levantado y cargado hacia la cama. Habían arrojado a un lado sus ropas y había arrebatado su cuerpo con besos. Cuando por fin se había unido a su lado, su grande y dura erección empujando en ella, casi se había corrido en ese instante. La anticipación vibró a través suyo mientras lo veía acercarse ahora. Deseaba sentirlo dentro otra vez. Sentir sus brazos alrededor de ella mientras le
Una punzada de culpabilidad parpadeó a través suyo mientras pensaba en Evan tendido en la habitación al lado de ellos. En este momento, su cuerpo dolía por Brent, ¿pero podría hacer esto? ¿Podría realmente solo olvidarse de Evan? Brent se arrodilló sobre la cama y la recogió en sus brazos una vez más, besándola con una pasión ardiente que le hacía hervir la sangre. Sentir sus brazos alrededor de ella, su cuerpo colocándose junto al suyo... el caos y la confusión en su interior colisionaron con la intensa necesidad por él. Se estremeció y Brent le sonrió, claramente tomando esto como una señal de que lo deseaba. Y así lo hacía. Desesperadamente. En lo profundo de su corazón, sabía que lo amaba.
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hacía el amor dulce y apasionadamente.
Él se apartó y la miró, sus ojos marrones brillando a la luz de la luna. Se estremeció ante lo que sus ojos revelaron. Estaba tan claramente allí. Amor. Llenando su corazón y desbordando sobre ella con una calidez que amenazaba con llevarle a las lágrimas.
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El Club de las Excomulgadas Este hombre realmente la amaba. Envolvió sus brazos alrededor de su cuello y lo atrajo hacia sí, abriendo su boca cuando sus labios se unieron, deslizando su lengua en la calidez de su boca. Aquí era donde pertenecía. En sus brazos. Junto con él de la manera más íntima posible.
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—Hazme el amor, Brent —murmuró.
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El Club de las Excomulgadas Capítulo Nueve El corazón de Brent se hinchó ante las palabras de Crystal. No sólo por lo que pedía, sino por cómo lo pidió. Con pasión y profunda necesidad. Ella todavía le amaba. Podía verlo en sus ojos brillantes, escucharlo en su voz ronca, sentirlo en su tembloroso cuerpo. Le amaba. —Oh, Dios, Crystal. Te amo. Ella le acarició la mejilla. —Lo sé —le mordió los labios con los suyos, luego capturó su boca y tiró de
Quería tocarle por todas partes, besar y mordisquear cada sedosa pulgada de ella. Pero ahora, con su lengua deslizándose en su boca de la forma en que quería deslizarse en ella, su respiración ronca diciéndole lo mucho que le necesitaba, no podía esperar. Le acarició hacia abajo por su vientre y se deslizó entre sus piernas, luego acarició sus pliegues. Calientes. Y mojados. Envolvió su mano alrededor de su polla dolorida y dura como el acero, y la presionó contra su mojada apertura. —Oh, sí —Abrió sus muslos, invitándole a entrar. Poco a poco empujó hacia adelante, su rostro a pulgadas del de ella,
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él hacia ella para profundizar el beso—. Ahora demuéstrame cuánto.
observando su expresión mientras su glande empujaba dentro. Sus ojos parpadearon cerrándose, luego se abrieron de nuevo, el calor hirviendo a fuego lento en sus profundidades. Siguió adelante, su eje empujando aún más,
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El Club de las Excomulgadas acariciando por el suave terciopelo de su sedosa vaina. Ella suspiró y lo apretó, acelerando los latidos de su corazón. Finalmente, toda su polla la llenó. Se quedó así, mirándola, disfrutando de la sensación de estar en su caliente y apretado agarre... entonces lentamente retrocedió. Las manos de ella acariciaron por encima de sus hombros, luego los agarró mientras empujaba de nuevo hacia adelante. —¿Es esto lo que quieres, nena? Miró hacia él a través de párpados a medio abrir mientras su polla la llenaba hasta la base. —Oh, Dios, sí. Él sonrió y le acarició el cuello con la nariz, luego retrocedió de nuevo.
—Oh, Dios, Brent. Hazme correrme. Él gimió. —Cariño, casi podría correrme con sólo oírte decir eso. Se echó hacia atrás y se hundió más rápido esta vez, luego hacia atrás y hacia delante de nuevo. Ella lo apretó, poniendo sus entrañas a arder. Empujó y empujó. Gimió y se arqueó contra él. Le ahuecó su trasero y tiró de ella con más fuerza hacia él. —Oh, Dios, sí. Estoy tan cerca.
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Envolvió sus piernas alrededor de sus muslos cuando él se adentró de nuevo.
Su voz entrecortada contra su oído actuó como un catalizador. Bombeó una y otra vez. Quería estallar en este momento, pero se contuvo. Lo primordial era ella. Llenándola una y otra vez hasta que... 80
El Club de las Excomulgadas Ella jadeó, y sus manos se apretaron en sus hombros. —Oh, sí, me estoy… —Dejó escapar un largo gemido—. Me estoy... corriendo. Ante esas palabras encantadoras, estalló en su interior. Ella gimió y se arqueó en contra suyo mientras él experimentaba el orgasmo más intenso que jamás había tenido. Creyó que la había perdido y ahora la tenía de regreso. Saber eso había alimentado el fuego de su deseo. Saber que Crystal todavía lo amaba. Y ahora podrían tener su “felices para siempre”. ***** Crystal miró hacia el hermoso rostro de Brent yaciendo en la almohada a su presencia física tan cerca de ella y su brazo alrededor de su cintura le hacía sentir amada y protegida. Metió su mano debajo de su cabeza. Pero también le hacía sentir así estar con Evan. Era muy divertido estar con Evan. Le encantaba jugar juegos de mesa con ella, lo que hacía que él le hiciera compañía cuando Brent tenía que trabajar muchas horas, lo cual sucedía un par de semanas cada pocos meses. Y Evan corría con ella todos los domingos. A Brent le gustaba ir al gimnasio y ejercitarse, pero no era un corredor. Entonces Evan la recogía todos los domingos por la mañana y ellos iban en coche hasta la pista. Bromeaban y charlaban mientras hacían sus vueltas, luego iban al restaurante de Winnie para comer los mejores panqueques del
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lado en la oscura habitación. Su respiración era profunda y regular. Su cálida
mundo. Evan siempre estaba ahí cuando necesitaba a alguien. Al igual que cuando quería hablar de algo que le estaba molestando. O salir a comprar un regalo para Brent.
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El Club de las Excomulgadas Y había estado allí cuando ella más lo había necesitado. Cuando Brent no se había presentado para la boda. Dios, ¿cómo se había metido en este lío? Había invitado a Evan a su luna de miel y ahora tendría que despedirlo. Después de todo lo que había hecho por ella. La culpa le invadió... ¿pero era eso todo lo que era? Evan la había cuidado a través de la devastación de ser plantada ante el altar. Con su cuidado y protección, le había demostrado lo mucho que la amaba y la forma en que siempre se haría cargo de ella. Y él la hizo consciente de los sentimientos que había estado negando sentir por él todo el tiempo. Porque en el fondo, sabía que tenía sentimientos reales por él. Sentimientos que iban más allá del afecto amistoso o la atracción sexual. Tal vez sólo era encaprichamiento. O tal vez era algo más.
Ella amaba a Brent. Siempre lo había amado. Pero, ¿significaba eso que simplemente debería ignorar sus sentimientos por Evan? Su interior dolía. Maldita sea, qué desastre. ¿Qué iba a decirle a Evan por la mañana? Ella no le mentiría y le diría que no se había acostado con Brent. Podría esperar que el tema no surgiera, pero eso era sólo una ilusión. Y no importa qué, tenía que averiguar qué hacer. Brent esperaría que ella le pidiera a Evan que se fuera. O lo haría él. Ningún hombre quería a otro hombre en su luna de miel. Pero en realidad esta no era su luna de miel, ya que no estaban casados. Brent se había alejado tan pronto como algo salió mal. Su intestino se apretó al recordar la facilidad con la que su ex marido, Gary, se había alejado después de
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Se mordió el labio. ¿Podría realmente estar enamorada de dos hombres?
dos años de matrimonio. Nunca pensó que Brent se alejaría de esa manera, especialmente el día de su boda.
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El Club de las Excomulgadas Necesitaba a un hombre que se preocupara lo suficiente como para hacer un esfuerzo e intentar que las cosas funcionen. Él parecía estar tratando de hacer eso ahora, ¿pero era demasiado poco, demasiado tarde? ¿Qué sucedería la próxima vez que algo saliera mal? ¿Se alejaría entonces, también? Le acarició el pelo fuera de su frente. Un temblor pasó a través de ella. Amaba a Brent, pero ¿él cuidaría de su matrimonio de principio a fin? ***** Crystal despertó por la brillante luz del sol bañando su cara. El brazo de Brent estaba metido alrededor de su cintura, sosteniéndola cerca de su duro y masculino cuerpo. Aunque se sentía cómoda acurrucada contra él de esta manera, sentía una imperiosa necesidad de poner distancia entre ellos. Se sentía culpable por pasar la noche en los brazos de Brent con Evan en la habitación de al lado. Evan que Brent la hubiera abandonado en el altar. Él había asumido razonablemente que ellos tendrían tiempo, solo los dos, para explorar su recién descubierta relación. Entonces Brent se había presentado. Se deslizó hacia un lado, saliendo de debajo del brazo de Brent. Él se removió, entonces rodó sobre su espalda, todavía dormido. Se empujó fuera de la cama y se puso su bata, luego abrió la puerta del dormitorio. Mientras se dirigía hacia la cocina, pudo oler el café recién hecho. Oh, maldita sea. Eso significaba que Evan estaba despierto. —Buenos días.
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tenía sentimientos por ella. Había venido aquí porque le había invitado después de
Miró a través de la cocina para ver a Evan sentado en la mesa redonda de vidrio. —Oh, hola —Tímidamente, tiró del cinturón de su bata un poco más apretado mientras caminaba hacia la cafetera. Se sirvió una taza de café y añadió 83
El Club de las Excomulgadas azúcar y crema, luego se apoyó contra la encimera y tomó un sorbo, buscando frenéticamente en su cerebro algo que decir. Evan se levantó y caminó hacia ella, su rostro sombrío. —Creo que es hora de que me vaya. Oh, Dios, lo sabía. Bueno, por supuesto, lo habría descubierto con bastante rapidez cuando vio que Brent no estaba en la terraza acristalada. Tal vez incluso les había oído ayer por la noche. Sus mejillas se ruborizaron cuando se dio cuenta de que tal vez, incluso les había visto. Probablemente podía ver el patio por la ventana de la habitación de invitados. Bueno, así que llevar a Brent a la piscina no había sido la mejor idea. Pero fue como si ella hubiera estado obsesionada, necesitando hacer el amor con Brent
Quería decirle a Evan que no debería irse, pero ¿qué sentido tenía hacer eso? —Evan, lo lamento. Cuando te pedí que vinieras aquí... —Vaciló, sin saber cómo describir cuál había sido su intención. ¿Realmente debería decirle que había querido explorar los sentimientos del uno por el otro, con esa opción ahora interrumpida tan abruptamente? —Está bien, Crystal. Cuando llegamos aquí, ambos pensábamos que las cosas estaban terminadas entre Brent y tú. Ahora está de regreso y las cosas han cambiado —Se inclinó contra la encimera, su rostro dibujado en líneas apretadas—. Supongo que mi venida aquí fue un error. Ella apoyó su mano sobre su brazo.
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allí, como lo había hecho Evan.
—No, no un error —No quería que pensara eso. Nunca—. Lo que compartimos fue muy especial. Nunca lo olvidaré. Él sonrió tristemente.
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El Club de las Excomulgadas —De hecho, eso es un problema, ¿no? Comprendía lo que estaba diciendo. ¿Cómo podrían todos seguir siendo amigos con esto entre ellos? Brent nunca olvidaría que ella había dormido con su mejor amigo, sin importar las circunstancias. ¿Cómo podría Brent continuar su amistad con Evan? ¿Cómo podría ella? Él le apretó la mano, luego se alejó. Se sirvió un poco de café humeante en su taza y bebió un sorbo, luego coloco la taza en la encimera. —Tan pronto como Brent se levante, puedo empacar el resto de mis cosas —dijo Evan—. A menos que tú prefieras que me vaya de inmediato. Oh, Dios, el problema era que, no quería que se fuera. Y tenía una sensación profunda de que si él pasaba por esa puerta, nunca volvería a verle de nuevo. Le miró fijamente, incapaz de pronunciar una palabra, su corazón rasgado
Él la amaba. Y tanto como ella amaba a Brent, sabía que estaba enamorada de Evan, también. No quería que saliera de su vida por completo. Su corazón sufría al pensar que podría no volver a verle nunca. Claro, casi se había casado con Brent, pero él se había alejado y... tal vez no era el hombre adecuado para ella. Tal vez lo era Evan. Si dejaba que Evan se fuera ahora, nunca lo sabría. Si dejaba que él se alejara ahora, podría estar cometiendo el mayor error de su vida. —¿Crystal? ¿Me voy ahora o después?
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en dos.
Ella sacudió la cabeza y apoyó su taza de café. —No quiero que te vayas en absoluto.
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El Club de las Excomulgadas Se acercó hacia él y acarició sus rasposas mejillas, luego se puso de puntillas y presionó sus labios contra los suyos. Él vaciló y temía que se alejaría, pero entonces envolvió sus brazos alrededor de ella y la tiró con fuerza hacia su cuerpo. A pesar de que había iniciado el beso, la boca de él reclamó la suya con pasión, sus labios duros sobre los de ella. Su lengua se deslizó a lo largo del borde de su boca, a continuación, empujó dentro. Abrió, dándole la bienvenida, su cuerpo chisporroteando con deseo por este hombre. Ante el sonido de un carraspeo, Crystal se hizo hacia atrás desde Evan. Oh, Dios, Brent estaba en la puerta, mirando fijo hacia ellos. La culpa se apoderó de ella cuando echó un vistazo hacia Brent, entonces se alejó. El silencio que siguió rayó en sus nervios y envió el nivel de tensión en la sala por las nubes. Dios, no sabía qué decir.
silencio. —Te darás cuenta de que no voy a irme —Cruzó los brazos sobre su pecho—. Tengo la intención de luchar por ti. —No hay necesidad —dijo Evan—. Sólo estábamos diciéndonos adiós. Evan cruzó la sala y recogió su maleta, la cual estaba descansando junto a la mesa. —Iré a empacar el resto de mis cosas y me pondré en camino. Crystal miró de uno al otro, su estómago apretándose. Si no decía algo... si Evan salía por esa puerta... Evan dio un paso por la puerta de la cocina hacia el pasillo.
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Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Brent rompió el
—Espera —exclamó. Evan se detuvo y se dio la vuelta. Brent le envió una mirada penetrante.
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El Club de las Excomulgadas —No podemos dejar que se vaya —dijo. Las cejas de Brent se arquearon. —No tengo absolutamente ningún problema en dejarlo ir. Ante su tono irónico, Crystal tragó. ¿Cómo podía decirle a Brent que ella quería que Evan se quedara? Por supuesto que él no quería a Evan dando vueltas. Lo veía como competencia. Y él era competencia. Pero tuvo que recordar que no estaba sólo la felicidad de Brent en la línea aquí. Estaba la suya, también. Y la de Evan. Y era importante que ella entendiera esto correctamente. Simplemente no volvería a caer en su relación con Brent, porque él quisiera que lo hiciera. Tal vez ella quisiera hacerlo, sobre todo después simple como eso. Brent al alejarse de ella le abrió los ojos a algunas cosas. Una, que tenía fuertes sentimientos por Evan. Y dos, que tal vez Brent no era la roca que había llegado a creer que él era. —Sé que quieres que Evan se vaya. Que quieres pasar las próximas dos semanas a solas conmigo. Sé que quieres hablar de lo que ocurrió así podremos superarlo y seguir adelante con nuestra relación —No se atrevía a hablar de matrimonio. Había demasiada incertidumbre en su interior. Ante la expresión de amargura en su rostro, se dio cuenta de que él no quería hablar de eso en absoluto. Cierto, él es un hombre. ¿Qué estaba pensando?
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de dos años de relación y su promesa de casarse con él. Pero la vida no era tan
—Pero... me temo que... —Dudó—. Si Evan se va ahora... —Miró de uno al otro—. La forma en que será entre nosotros... la incomodidad. Estoy segura de que nunca veremos a Evan de nuevo —Echó un vistazo hacia Brent—. No lo querrás cerca. Estarás resentido —Se giró hacia Evan—. Y Evan estará incómodo estando
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El Club de las Excomulgadas cerca de nosotros —Ante la postura rígida de ambos hombres, sabía que esto no estaba yendo muy bien—. Los dos habéis sido amigos por demasiado tiempo. Sabía lo mucho que significaban el uno para el otro. Cuán profunda había sido su amistad. No quería que eso terminara. Si hubiera alguna manera de que pudiera salvar eso... —Crystal, honestamente, no puedes esperar que continuemos nuestra amistad como si nada hubiera pasado —dijo Brent. —No, tienes razón. El verdadero problema es que algo ha sucedido —Se paró erguida y empujó sus hombros hacia atrás—. Evan y yo nos acostamos. Y hemos descubierto que tenemos fuertes sentimientos el uno por el otro —Miró a Brent directamente a los ojos—. Y no creo que pueda simplemente alejarme de eso. —¿Estás diciendo que lo estás eligiendo sobre mí? —El dolor en los ojos de todavía me amabas. —Todavía te amo. —Entonces, ¿por qué me quedaría? —preguntó Evan. —Porque creo que estoy enamorada de ti, también.
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Brent le desgarraba el corazón—. Pero anoche, pensé... Estaba seguro de que
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El Club de las Excomulgadas Capítulo Diez —Déjame ver si lo entiendo —Brent se reclinó en su silla y miró fijamente hacia Crystal. Después de su sorprendente declaración, ellos habían decidió que tenían que reagruparse. Ir afuera y conseguir un poco de aire fresco. Ahora estaban sentados en la mesa del patio con vistas a la piscina y al brillante océano turquesa más allá. —¿Quieres que Evan se quede con nosotros en el chalet? —continuó Brent. —Correcto. —¿En la habitación de al lado?
Sus cejas se arquearon. —¿Estás diciendo que yo, voy a estar en la habitación de al lado? —Bueno... uh… no. Maldición, no había pensado en eso. No estaba segura exactamente de qué estaba sugiriendo. Solo sabía que necesitaba tiempo para entender las cosas. Y si Evan dejaba esta isla y regresaba a su casa, probablemente nunca tendría la oportunidad. —Supongo que Crystal no me quiere solo como un invitado en su luna de miel —dijo Evan.
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Ella vaciló.
—¿Tú no quieres explorar tus sentimientos por mí? ¿Ver a dónde podría conducir eso?
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El Club de las Excomulgadas —¿Y cómo eso nos va ayudar a arreglar las cosas? —exigió Brent—. Entiendo que estás sugiriendo tener sexo con él. Mientras yo estoy sentado en la habitación de al lado. —Y supongo que todavía estará teniendo sexo contigo, también. Conmigo en la habitación de al lado —dijo Evan. La dura mirada de Brent se aferró a ella. —¿Qué es exactamente lo que estás sugiriendo, Crystal? —Oh, Dios, no lo sé exactamente. Esto es duro para mí, también. No pedí ser puesta en esta situación. Si pudiera retroceder el reloj al sábado pasado, lo haría. Entonces tú y yo estaríamos casados ahora —Un rápido vistazo hacia Evan y la expresión devastada en su rostro hizo que se le apretara el corazón—. Excepto que sería una mentira. Supongo que eso no es en absoluto lo que quiero. Todas las cuenta que la atracción que sentía por Evan no podía ser ignorada. —¿La atracción que sentías por Evan? ¿Por cuánto ha estado pasando esto? —demandó Brent. Su estómago se agitó y la confusión se deslizó a través suyo. Dios, ya había herido un matrimonio porque había tenido sentimientos por otro hombre. ¿Estaba destinada a arruinar su relación con Brent de la misma manera? —No es así —respondió Crystal—. Me sentí atraída por Evan la primera vez que le conocí, pero ya estaba saliendo contigo. Y sabía que estaba enamorada de ti. Así que reprimí mis sentimientos por Evan, asumiendo que sólo era una atracción por un chico guapo y sexy. Pero cuando creí que me habías dejado… cuando
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cosas suceden por una razón. Creo eso. Y esto sucedió para despertarme y darme
enfrenté esos sentimientos sin ti en el cuadro... —Contuvo el aliento—. Brent, si realmente estoy enamorada de ti... lista para comprometerme contigo por el resto de mi vida... —Oh, Dios, ¿podía realmente decir esto en voz alta? Tomó otro respiro—. ¿Entonces por qué me siento de esta manera por otro hombre?
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El Club de las Excomulgadas —Eso es fácil. Porque estás confundida... herida... —La mandíbula de Brent se apretó—. Quizás incluso querías devolverme el daño. Su corazón se contrajo. —No —Se inclinó hacia adelante y le acarició la mejilla—. Nunca querría hacerte daño. Odio que todo esto esté lastimándote—. Pero... —No quería decir esto, pero tenía que hacerlo—. Si tuviera que seguir adelante y casarme contigo ahora, siempre me preguntaría. ¿En verdad debería estar con Evan? ¿Te elegí sólo porque te conocí primero? Creo que a largo plazo, te haría mucho más daño si nos casáramos y nos divorciáramos más tarde. Sus labios se apretaron. —Ni siquiera estamos casados y ya estás hablando de divorcio. Pensé que
—¿Entonces la alternativa es permanecer juntos a pesar de que podría estar enamorada de alguien más? ¿Vivir una mentira? Él tomó su mano y la atrajo más cerca. —No creo que hayamos estado viviendo una mentira. Tú me amas, sé que lo haces. La ferocidad de su tono la emocionó. Él creía en ellos y sintió el calor de las chispas entre ellos. —Tienes que darme tiempo para estar tan segura como tú. Pero hasta entonces, necesito explorar mis sentimientos por Evan.
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era todo acerca de superar los momentos difíciles.
—Entonces —dijo Evan—, estás diciendo que al final de estas vacaciones, ¿vas a elegir entre nosotros? Brent fulminó con la mirada a Evan, luego su dura mirada regresó a ella.
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El Club de las Excomulgadas —¿Es eso cierto? Su estómago se retorció ante el dolor que vio en su rostro. Respiró hondo, luego asintió ***** Crystal caminaba por la playa, sus sandalias colgando de sus dedos. La cálida arena blanca aplastada entre sus dedos mientras caminaba. Había tenido que escapar de la creciente tensión entre los dos hombres. Tres días habían pasado desde que había llegado Brent. Tres días inestables. Después de su conversación ese primer día, ella y Evan habían ido a bucear como habían planeado antes que Brent hubiera llegado, luego habían cenado todos juntos, lo que había involucrado un montón de silencios incómodos. Esas noches, las cosas se volvían realmente incomodas cuando se aproximaba la hora de sería que durmieran separados. Necesitaba tiempo para entender todo esto. —Hola. Hermosa mañana. Crystal miró hacia arriba para ver a una mujer rubia alta de piernas largas usando una corta y ceñida salida de baño roja, gafas de sol y un sombrero de paja de ala ancha, dirigiéndose hacia un grupo de cuatro sillas con sombrillas. Su largo y ondulado cabello acariciaba sus hombros y brillaba a la luz de sol. —Hola —dijo Crystal. —¿En qué chalet te estás quedando? —preguntó la otra mujer. —Um... está detrás de esa puerta, justo allí atrás. —Crystal señaló detrás de
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acostarse, hasta que finalmente les había dicho que la única cosa justa para todos
ella hacia la puerta de madera por la que había salido para acceder a la playa. Todo a lo largo de la playa había cercas de madera que mantenían más allá a la gente que deambulaba por la playa dentro de la propiedad de la villa y les daba
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El Club de las Excomulgadas privacidad a los patios y piscinas individuales. Su piscina estaba bien escondida, pero el patio que daba a la piscina privada ofrecía una vista del océano más allá. —Eso significa que somos vecinas. Mi nombre es Sarah. Sarah extendió su mano y Crystal se la estrechó. —Soy Crystal —Miró alrededor—. Es muy tranquilo. Estoy sorprendida. Es una playa hermosa. —Bueno, este tramo de playa está reservada para los chalets a lo largo de aquí y solo hay ocho de ellos. En este momento, sé que hay incluida una pareja en su luna de miel, una pareja festejando su trigésimo aniversario de boda, y seis estudiantes universitarios compartiendo una villa. Es probable que no veamos a la pareja en luna de miel, los estudiantes probablemente pasarán todo su tiempo en los bares, y he visto a la pareja mayor dando paseos temprano por la mañana. Luego
—En realidad, soy parte de la pareja de luna de miel. —Oh, lo lamento. Espero no haberte avergonzado con ese comentario. —No. No te preocupes por ello. —Entonces... ¿dónde está la otra mitad? Los labios de Crystal se apretaron en una línea recta. —Bueno, es complicado. No sabía por qué no solo decía que él estaba tomando una siesta, o leyendo el periódico matutino, o cualquier cosa que no sonara fuera de lo común.
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estoy yo con mi chico. Y tú. No sé sobre las otras tres.
Ahora esta Sarah podría probablemente preguntarle al respecto. Y tal vez eso era exactamente lo que estaba esperando. Tal vez necesitaba alguien con quien hablar.
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El Club de las Excomulgadas —¿Complicado? Eso suena interesante —Sarah dejó caer su bolsa de playa en la silla—. Me voy a sentar y tomar algo de sol. ¿Quieres unirte a mí? Crystal se acercó a la silla junto a Sarah y dejó caer sus sandalias junto a ella. —Sip, seguro. Sarah sacó una gran toalla azul y roja de su bolso y la extendió sobre la tumbona, luego se desató la salida de baño. Los ojos de Crystal se ampliaron cuando Sarah abrió la parte de arriba, revelando sus pechos desnudos llenos y redondos. Crystal había estado esperando un biquini. Mientras Sarah se sacaba la parte de arriba, su brillante pelo rubio caía en cascada sobre sus hombros y alrededor de sus pezones rosados. Ella la empujó hacia atrás fuera del camino. Por la falta de una línea de bronceado, estaba claro
—¿Es esta una playa nudista? —preguntó Crystal. —No. Sin parte de arriba está bien, pero mantén tus bragas puestas —Se rió Sarah—. Por lo menos, eso es lo oficial. Pero si quieres llegar hasta el final, solo importa si alguien se queja y entonces solo conseguirás una advertencia de la administración. —Ya veo. Sarah se sentó en la silla y estiró sus largas piernas. Sacó una botella de protector solar de su bolso y apretó un poco sobre la palma de su mano, luego comenzó a extenderlo por sus hombros y brazos. Apretó un poco más, luego comenzó a frotarlo sobre sus pechos. Crystal se sentó, tratando de hacer caso omiso
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que no era la primera vez que tomaba el sol así.
de la mujer mientras se acariciaba sus pechos. Se sentía un poquito demasiado... íntimo para un lugar público. Playa privada o no, era compartida por ocho chalets. Alguien podría pasar en cualquier minuto.
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El Club de las Excomulgadas —Entonces, por qué no me dices que es lo complicado —Sarah se echó hacia atrás en su silla, el ala de su sombrero cubriendo sus ojos, pero el sol bañando su cuerpo mayormente desnudo. —Bueno, es una larga historia —Crystal sentía estar muy visible sentada junto a Sarah perfectamente integrada aunque con el pecho desnudo, casi como si debiera quitarse su propia ropa para no verse fuera de lugar. Los carnosos labios de Sarah se volvieron en una sonrisa. —No me molestan las historias largas. Crystal echó un vistazo hacia Sarah. ¿Debería realmente contarle a esta mujer lo que estaba pasando? Era todo un poco extraño y confuso, y la mayoría de la gente pensaría que estaba loca por invitar a Evan a su luna de miel. ¿Qué pensaría Sarah de
Crystal tenía la sensación que Sarah no era para nada convencional y que ni siquiera se inmutaría, pero eso era solo una corazonada, basada en el hecho de que a la mujer no le importaba tomar sol en toples. Sarah inclinó sus gafas hacia adelante y miró por encima del borde. —Se que acabamos de conocernos, pero si estas preocupada acerca de descargarte con una extraña, piensa en esto. Puesto que soy una extraña, realmente no importa lo que piense. Probablemente soy mejor para hablar que una hermana o una amiga porque soy totalmente imparcial. Y si tú no vives en Chicago, que es de donde soy, probablemente nunca nos veremos la una a la otra de nuevo después de estas vacaciones. Así que siéntete libre de contarme lo que quieras —Empujó sus gafas de vuelta a su lugar.
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todo esto?
Crystal asintió. Eso tenía sentido. —Bien —Tomó una profunda respiración—. El sábado pasado fue el día de mi boda, y... bueno, Brent, el hombre con quien se supone me casaba... me dejó en
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El Club de las Excomulgadas el altar —Incluso aunque eso había sido hace menos de una semana atrás, ya se sentía como si fuera toda una vida. —Wow, lamento oír eso —Se sacó sus gafas de sol y se sentó erguida—. ¿Entonces viniste al viaje sola? Bueno, bien por ti. —No, no exactamente. Sarah arqueó su perfecta ceja. —Veras, la razón por la que Brent me dejó fue porque me vio besando a Evan, su mejor amigo. —¿En serio? Ahora veo por qué las cosas son complicadas. —Evan me besó, pero luego le dije que aún iba a casarme con Brent. — me amaba y yo estaba fuertemente atraída hacia él, pero lo ignoré porque amo a Brent. Pero cuando Evan me dijo eso, acabe besándole... Oh, Dios, no estoy explicando esto para nada bien. Sarah sonrió. —Mira, lo entiendo. Evan te tiró todo esto justo antes de la boda. Tú le besaste porque tenía sentido besar a un hombre que acaba de decirte que te amaba, especialmente uno que te calienta, pero volviste a tus cabales y le dijiste que todavía te ibas a casar con tu prometido. —¿Cómo te distes cuenta de eso? —Porque dijiste que te dejó en el altar y no al revés.
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Hombre, esto no estaba saliendo de una forma muy coherente—. Veras, Evan me dijo que
Crystal asintió. —Eso es correcto. Pero Brent nos vio, solo que nosotros no lo sabíamos. Es por eso que se fue. Después de eso, mi hermana me envió fuera con Evan mientras
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El Club de las Excomulgadas le explicaba a los invitados, y... bueno, Evan y yo terminamos... ya sabes, estando juntos. —Seguro, ¿por qué no? Por lo que sabías, tu novio te había dejado en la estacada. Este… Evan está enamorado de ti. Tú estabas de rebote. Apuesto que me vas a decir a continuación que invitaste a Evan al viaje contigo. Crystal asintió, agradecida de que Sarah estuviera tomando todo con tranquilidad, sin juzgar. —Pero ese no es el por qué es complicado. —¿En serio? —dijo Sarah otra vez. —El día después de que Evan y yo llegamos aquí, Brent apareció queriendo
Sarah sonrió ampliamente. —¡Oh, qué romántico! ¿Qué pasó entonces? —Bueno, Brent quería enviar a Evan a casa. —Eso tiene sentido. —Pero yo le dije que no quería hacer eso. —Mmm. Ahora esta poniéndose interesante. ¿Todavía amas a tu novio? —Sí, definitivamente. —¿Y cómo te sientes respecto a Evan?
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recuperarme.
Crystal miró hacia sus manos, apoyadas en su regazo.
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El Club de las Excomulgadas —Creo que podría estar enamorándome de él, también, lo que lo hace aún más complicado. No sé cómo voy a explorar mis sentimientos por Evan mientras Brent está en la misma casa. —Bueno, me parece que podrías simplificar bastante las cosas simplemente sugiriendo un trío. Los ojos de Crystal se ampliaron. —¿Un trío? ¿Te refieres a mí con los dos al mismo tiempo? —Sacudió su cabeza—. Brent nunca haría eso. —¿Lo haría Evan? —Yo… no lo sé.
—Um. Nunca había pensado en eso realmente. Lo cual era una absoluta mentira. Desde que había conocido a Evan y sentido la fuerte atracción por él, había fantaseado con hacer el amor con él. Esas fantasías se habían convertido en unas donde Brent se unía a ellos y los dos le hacían el amor dulce y apasionadamente. Pero eso era una fantasía, no algo que haría en la vida real. —¿En serio? ¿Nunca? —Sarah estudió a Crystal por un momento, luego se puso sus gafas de sol nuevamente—. Entonces olvídate de lo que los chicos puedan pensar. ¿La idea te atrae, ahora que estás pensando en eso?
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—¿Y qué hay de ti?
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El Club de las Excomulgadas Capítulo Once Las mejillas de Crystal se calentaron al darse cuenta de la idea de vivir su fantasía atrayéndola mucho. Ambos hombres, tocándola, haciéndole el amor… ¡Eso era caliente! —Sip, supongo que sí, pero no podría sugerírselo. Está demasiado... ahí. Sarah le dio una sonrisa maliciosa. —Realmente necesitas relajarte. Crystal se sentó un poco erguida.
Sarah se echó a reír, un sonido delicado y suave. —Está bien, entonces. Demuéstralo —Presionó sus dedos en la parte superior de sus pechos—. Únete a mí. —Quieres decir, ¿qué me quite la parte de arriba? —Seguro. ¿Por qué no? No hay nadie alrededor. Y si hubiera alguien, ¿qué importa? Crystal sacudió su cabeza. —No lo sé. —Vamos. ¿Por qué no? Se un poco salvaje y loca. Podría gustarte.
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—Estoy relajada —oh, eso no sonaba bien.
Crystal frunció sus labios. Tal vez Sarah tuviera razón. Agarró el dobladillo de su camiseta suelta y se la pasó por la cabeza. Debajo llevaba un biquini azul real.
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El Club de las Excomulgadas Se estiró detrás suyo y desabrochó el gancho. Luego, con una mirada rápida alrededor, se quitó la parte superior. —Eso es. Se siente bien, ¿no es así? —Sarah se estiró en su silla de nuevo. Crystal tuvo que admitir que le daba cierta sensación de libertad. Y el sol brillando cálidamente sobre sus pechos se sentía maravilloso. Se echó hacia atrás contra la silla y metió sus manos detrás de su cabeza, disfrutando de sus pechos desnudos para el mundo. Entonces vio a dos hombres caminando por la playa en la distancia. Inmediatamente envolvió sus brazos protectoramente sobre su pecho. Oh, Dios, ¿qué estaba haciendo? Sarah echó un vistazo en la misma dirección, luego se giró y le guiñó un ojo ignóralos. Ellos aún estaban a una buena distancia, pero de pronto se dio cuenta de que los dos hombres eran Brent y Evan. Probablemente la estaban buscando. —Um, excepto que… Sarah sonrió. —Son ellos, ¿verdad? ¿Tus dos hombres? —Así es. —Esto es perfecto.
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a Crystal. —No te preocupes. Solo ponte tus gafas de sol, inclínate hacia atrás, e
—¿Lo es? —Sí. Te gusta la idea de tener un trío, cierto, ¿pero no sabes cómo convencerlos?
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El Club de las Excomulgadas —Um, sí, supongo. —Muy bien —Sarah puso sus pies en el suelo entre sus dos sillas—. Siéntate y enfréntame. Crystal lo hizo, entonces estuvieron sentadas cara a cara. —Wow, esos dos hombres son preciosos —Sarah sacó la botella de protector solar de su bolso nuevamente, luego tomó la mano de Crystal y apretó un poco del cálido líquido en su palma—. Ahora frótalo en mis pechos. —Uh, no creo que sea una buena idea. Sarah agarró la mano de Crystal y la puso sobre su seno. —Confía en mí. Es una idea fabulosa.
mantuvo su mano en movimiento sobre el redondeado y suave seno de Sarah, insegura de qué más hacer. Si simplemente se detenía, se vería como si estuviera acariciando a Sarah. Acariciarla al menos no parecía tan malo. Se movió hacia el otro seno, solo porque eso tenía sentido. Luego retiró su mano. Sarah suspiró, luego apretó un poco de loción en sus propias manos. Un segundo más tarde, Crystal reprimió un jadeo cuando las manos de Sarah englobaron sus pechos. Ella pasó la cálida loción por encima de sus pechos una y otra vez. Los pezones de Crystal se fruncieron y sus entrañas se estremecieron. Oh, hombre, no podía creer que esto en verdad estuviera excitándola. —Créeme, una vez que los hombres vean esto por un minuto o dos, podrías sugerir que nosotros cuatro lo hiciéramos aquí mismo en la playa y ellos estarían de
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Sarah guió la mano de Crystal a moverse en círculos, luego la liberó. Crystal
acuerdo. *****
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El Club de las Excomulgadas Brent contuvo el aliento cuando se dio cuenta de que una de las dos mujeres en toples en las tumbonas era Crystal. Y la otra mujer estaba acariciando los senos de Crystal. Su polla se endureció mientras su mirada se pegaba a las manos de la mujer moviéndose alrededor de los encantadoramente redondeados pechos de Crystal, los pezones fruncidos hacia adelante. Un claro signo de que Crystal estaba excitada. —Mi Dios, esa es Crystal —Evan se paró de golpe. Brent dejó de caminar también. Ellos solo miraron fijo hacia las dos mujeres con asombro. La muy atractiva rubia tenía unos pechos grandes y llenos, comúnmente disfrutaría de la vista, pero justo ahora estaba hipnotizado por sus manos moviéndose sobre los pechos de Crystal. Dios, quería correr hacia allá ahora mismo y ayudar a la rubia a acariciar ese calzoncillos. Crystal volvió la cabeza en su dirección. —Oh, hola. He conocido una nueva amiga. —Ya lo vemos —Brent avanzó hacia ellas otra vez y Evan hizo lo mismo. La rubia siguió frotando los pechos de Crystal. —Ella es Sarah —dijo Crystal. La rubia echó un vistazo hacia ellos y sonrió. —Hola.
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par de montículos. Su polla dolía de necesidad, buscando escapar de sus
Brent estaba seguro que los pechos de Crystal estaban ahora completamente cubiertos de crema, pero no iba a quejarse si Sarah continuaba atendiendo los pechos de Crystal.
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El Club de las Excomulgadas —No creo que hayas cubierto los míos totalmente —dijo Sarah cuando finalmente apartó sus manos. Apretó un poco de loción en las manos de Crystal. Después de una breve vacilación, Crystal comenzó a frotar los pechos de Sarah. La visión de Crystal acariciando los pechos de la otra mujer hizo que la polla de Brent palpitara. Visiones de Crystal de rodillas delante de la otra mujer y acariciando sus pezones, luego tomando uno en su boca, destellaron a través de su mente. Mantuvo la esperanza de que se convirtiera en una realidad. Evan se inclinó y murmuró. —¿Esto está excitándote tanto como a mí? —Oh sip —Su corazón retumbaba en su pecho mientras miraba las manos de Crystal moverse alrededor una y otra vez sobre los llenos pechos. Su polla
Finalmente, Crystal liberó los pechos de Sarah, casi a regañadientes. O tal vez eso era solo su imaginación. Brent contuvo la respiración. —¿Crystal, encanto, quieres regresar al chalet con nosotros? —Maldición, pero necesitaba llevarla de vuelta ahí. Rápidamente. —Adelante —dijo Sarah—. Podemos hablar más tarde. Déjate caer por mi casa en cualquier momento —Metió la mano en su bolso y sacó un pequeño cuaderno de espiral, entonces anotó algo—. Solo asoma la cabeza por la puerta de
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palpitaba con urgente necesidad.
atrás. Si no estoy aquí en la playa, normalmente estoy en la piscina —Arrancó la página y se la entregó a Crystal—. Aquí está mi número de teléfono del chalet, y la combinación de la cerradura de la puerta.
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El Club de las Excomulgadas Crystal deslizó el papel en su propio bolso, luego recogió la parte de arriba de su biquini. —Ven, deja que te ayude con eso —Sarah tiró de la parte superior en su mano y la metió en el bolso de Crystal. Crystal agarró su camiseta y, con una mirada vacilante hacia Sarah, la metió en su bolso, también, luego se puso de pie. —Encantado de conocerte, Sarah —Brent le estrecho la mano, al igual que Evan. —Estoy en el chalet junto al tuyo. Con suerte nos veremos otra vez. Él sonrió y asintió, tratando de concentrarse en sus palabras mientras pensamientos de la encantadora Crystal se arremolinaban en su mente. Se dio la Evan se dejo caer al otro lado. Brent no podía casi caminar de cuán excitado estaba solo con observarla andar por la playa casi desnuda, sus suaves pechos revotaban ligeramente mientras caminaba. Deslizó su mano por su cintura y la atrajo hacia él, necesitando sentir su cuerpo junto al suyo. Quería pasar su mano sobre su pecho redondo y desnudo, sentir el pezón tensarse bajo sus dedos mientras jugaba con este. Dios, tan pronto como la tuviera en el chalet quería violarla. Pero, ¿cómo podría hacer eso con Evan allí? Evan tenía que querer la misma cosa. Llegaron a la puerta y Evan la abrió. Crystal se adelantó mientras subía por los escalones de piedra hasta la pendiente, con Brent justo detrás de ella, mientras Evan cerraba la puerta detrás de ellos. Pasaron los densos arbustos y entraron en los terrenos bien cuidados detrás de
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vuelta para seguir a Crystal, entonces dio un paso al costado y caminó con ella.
su chalet, la piscina brillando con la luz del sol. *****
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El Club de las Excomulgadas —Oh Dios, Crystal, estoy tan excitado —Evan pasó junto a Brent y tiró de Crystal a sus brazos consumiendo su boca. Brent sabía que debería estar molesto o celoso, pero la visión de sus pechos desnudos aplastados contra el duro y musculoso pecho de Evan, de sus bocas moviéndose apasionadamente una contra la otra, hizo que su polla se endureciera aun más. Dios, necesitaba tocarla. Se paró detrás de ella y le pasó sus manos sobre los hombros, luego se deslizó sobre sus costillas desnudas. Deslizó sus manos entre sus cuerpos y ahuecó sus pechos. Su polla se sacudió por las excitantes sensaciones, no solo la sensación de sus pechos en sus manos, sino de la carne dura de Evan presionada contra el dorso de sus manos y el calor de sus dos cuerpos presionándose contra él. Sus dedos encontraron sus pezones y acarició las duras protuberancias. Ella se arqueó hacia adelante, empujando sus pechos más entrepierna. Tenía que ser capaz de sentir su dura erección tensándose contra sus pantalones. Él se inclinó y le acarició el cuello con la nariz. —Crystal quiero hacerte el amor —murmuró contra su oído. Evan liberó sus labios. —Yo también. Crystal se giró entre ellos, un brillo pícaro en sus ojos, y acarició los hombros de Brent. —Así que mis dos hombres guapos me quieren hacer el amor. Eso es tan
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apretados en sus manos. Al mismo tiempo, empujó su culo hacia atrás a su
caliente. El calor ardió a través de Brent y la atrajo hacia sí, capturando su boca contra la suya. La sensación de sus pechos desnudos aplastados contra su pecho
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El Club de las Excomulgadas hizo que su corazón se acelerara. Y saber que Evan estaba apretado firmemente detrás de ella, sentir las manos de Evan deslizándose entre sus cuerpos y acariciando bajo sus pechos, intensificó su excitación. Su polla dolía mientras se presionaba contra el cálido estómago de ella. Empujó su lengua entre sus labios y probó su dulzura. Ella se derritió contra él con un suave suspiro. ***** Crystal se deleitaba con la sensación de los dos cuerpos duros y calientes apretados contra ella. No podía creer que esto realmente estuviera sucediendo. Las manos de Evan dejaron sus pechos y se deslizaron hacia abajo por su cuerpo. El duro roce del bulto de Brent presionando su estómago. Brent tomó aliento, sus labios alejándose de los de ella, luego dio un paso atrás.
—Esto es tan sexy. Realmente me encanta sentiros a ambos acariciándome —Se pasó las yemas de sus dedos sobre sus distendidos pezones, enviando un vibrante calor a través de ella. Los dos hombres miraron fijo sus dedos. Se pasó una mano hacia abajo por su estómago, luego sus dedos se sumergieron bajo el elástico de la parte inferior de su biquini—. En todas partes. Una flagrante lujuria brillaba en los ojos de Brent, pero su presión se tensó. Podía decir que quería hacer esto, pero estaba conteniéndose. Sin embargo, no podía ocultar el efecto en su cuerpo. Había sentido su polla dura contra ella, y ahora un enorme bulto tensaba sus pantalones. Los de Evan también. Empujó sus dedos más adentro en su parte inferior y acarició su húmeda
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Ella pasó sus manos por sus brazos, luego sobre sus pechos doloridos.
abertura, esperando que un poco de coraje fuera todo lo que ellos necesitaban. —Estoy tan mojada ahora. Me encantaría chupar las dos pollas.
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El Club de las Excomulgadas Dio un paso hacia ellos, permitiendo que su mirada cayera hacia sus entrepiernas, pasando de una creciente erección a la otra. Ella sacó su mano de su parte inferior y acarició a ambos hombres. Sus pollas estaban tan duras. Brent cerró sus dedos alrededor de su muñeca, deteniendo la mano. —Crystal, no sé si puedo hacer esto. Crystal vio la lucha en su rostro. Le acarició su áspera mejilla. —No quiero que hagas nada con lo que no estés cómodo, pero sería muy caliente. ¿Es realmente tan malo ser un poco salvaje y loco? Evan se acercó a Brent y agarró su hombro. —Hombre, esto es algo que hemos pensado hacer por mucho tiempo.
¿Habían pensado en hacer un trío antes? Tal vez esto podría suceder. Quizás Brent solo necesitaba un poco más de coraje. Ella deslizó sus manos detrás de su cuello, lo que empujó sus pechos desnudos hacia adelante, y levantó su pelo. —Sería tan caliente estar con los dos. Los ojos verde oscuro de Evan brillaron con deseo mientras la miraba. La expresión de Brent era ilegible, pero no parecía capaz de apartar la mirada de ella. Agarró la mano de Evan y la presionó contra su pecho, su mirada clavada en Brent. Él observó, fascinado. Animada, desabrochó los jeans de Evan y bajó el cierre, luego se arrodilló frente a él y metió su mano dentro. Envolvió su mano alrededor de su gruesa y dura polla, y la sacó.
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Compartir una mujer.
Sonriendo se inclino hacia adelante y lamió su punta. Evan gimió. Levantó su mirada hacia Brent, su lengua todavía se arrastraba sobre el glande de Evan. Los ojos de Brent brillaron de deseo. Envolvió sus labios alrededor del glande de Evan girando su lengua sobre él.
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El Club de las Excomulgadas ***** Brent observó como el glande de Evan desaparecía en la boca de Crystal. En lugar de sentirse celoso, la visión le excitó enormemente. Evan y él a menudo habían bromeado acerca de tener un trío con una mujer. Algo sobre la idea de compartir una mujer con su mejor amigo había sido muy atractivo. Como si fuera a fortalecer el vínculo entre ellos o mejorarlo de alguna manera. Pero ésta era Crystal. Crystal miró hacia Brent, luego estiró su mano y acarició el bulto en sus pantalones. Su corazón martillaba en su pecho. Se abrió el botón de sus jeans y bajo su cremallera. Cuando ella deslizó su mano dentro y la envolvió alrededor de su
Observar a las dos mujeres acariciándose los pechos la una a la otra, luego a Crystal caminando de regreso al chalet prácticamente desnuda, lo había dejado en una necesidad urgente. Ahora con su mano alrededor de él, no sabía cuánto tiempo podía retenerlo. Ella sacó su polla de sus pantalones mientras continuaba chupando el glande de Evan. Entonces liberó la polla de Evan de su boca y se desplazó un poco más cerca de Brent. Él gimió cuando su caliente boca rodeó su glande. Su lengua se deslizó sobre su sensible piel en círculos. El hecho de que Evan estuviera observando le excitó aún más. Entonces su boca se apartó y se tragó a Evan otra vez. Su polla dolía de necesidad hasta que su boca volvió de nuevo. Cuando
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polla palpitante, creyó que se correría en el acto.
succionó, se hinchó aun más, amenazando con estallar en su boca. Lentamente lo tomó más profundo, apretándole en el interior, entonces la punta de su lengua jugó con la cresta bajo su glande, deslizándose alrededor en una dirección, luego en la otra. Él rastrilló su mano a través de su pelo mientras se concentraba en restringir su urgencia por dejarse ir. 108
El Club de las Excomulgadas Ella se deslizó de su agarre mientras se volvía de regreso a Evan, quien había observado su boca sobre la polla de Brent con una intensa concentración. Tomó la polla de Evan en su boca, luego se movió lentamente hacia abajo. Se deslizó hacia atrás, luego le tomó profundo de nuevo. La mano de él agarró su cabeza y su expresión se tensó. Ella se meció arriba y abajo, Evan gimió, luego se estremeció, claramente corriéndose en su boca. La polla de Brent palpitó mientras miraba, necesitando sentir su calor a su alrededor una vez más. Ella siguió chupando a Evan hasta que él se relajó, habiendo terminado su orgasmo. Sacó de su boca la polla marchita, entonces se volvió hacia Brent de nuevo, su mano apretándose a su alrededor. Antes de que pudiera poner su sensual boca
— Quiero hacerte el amor en este momento —insistió él. Capturó sus labios, sabiendo que Evan acababa de venirse en su boca. Probar la semilla de Evan en su boca llevó su necesidad aún más alto. Acarició sus pechos, luego por su vientre hacia la parte inferior de su biquini. Se deslizó por debajo y ahuecó su montículo, luego deslizó sus dedos por su apertura increíblemente mojada. Parecía que chupar a Evan hasta la culminación la había excitado inmensamente. —Estás tan mojada —murmuró—. Estoy seguro que quieres mi polla dura dentro de ti ahora mismo.
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alrededor suyo otra vez, la agarró por los brazos y la puso de pie.
Él deslizó dos dedos profundamente dentro de ella y le acarició el clítoris con el pulgar. Ella apretó su palpitante polla.
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El Club de las Excomulgadas —Oh Dios, sí. Él la bajó al suelo, luego pateó lejos sus jeans y calzoncillos. Se arrodilló a su lado en la hierba y le quitó su parte inferior. —Maldita sea, te ves sexy tendida aquí desnuda así. Ella envolvió su mano alrededor de su polla de nuevo. —Ahora Brent —Abrió sus muslos—. Fóllame. Profundo y duro. Mientras
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Evan mira.
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El Club de las Excomulgadas Capítulo Doce La idea de Evan observándoles intensificó su necesidad. Quería desesperadamente impulsar su dolorida polla dentro de ella en este momento. Se colocó entre sus muslos y acarició su hendidura, amando sus pequeños gemidos de deseo. —¿Me deseas, nena? —preguntó. Ella asintió. Envolvió su mano alrededor de su polla y la guió hacia ella golpeándola contra su mojada apertura. —Dime. Quiero oírtelo decir.
—Te deseo, Brent. Quiero tu polla larga y dura dentro de mí. Ante sus palabras, la necesidad laceró a través de él. Se impulsó hacia adelante, llenándola con un largo embiste. Ella gimió, luego lo mantuvo apretado a su cuerpo. —¿Te gusta eso, cariño? —Sí —gimió. Era consciente de Evan mirándoles. Su polla se estremeció. —Más —suplicó—. Fóllame. Se echó hacia atrás lentamente, permitiendo que su polla acariciara su
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Ella se aferró a sus hombros.
apretado pasaje. Sus ojos se pusieron vidriosos y echó la cabeza hacia atrás con un gemido. Poco a poco, se deslizó de nuevo hacia delante. Ella se aferró a él, murmurando sonidos suaves. Retrocedió de nuevo, pero esta vez empujó hacia delante. Luego atrás, luego de nuevo hacia delante.
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El Club de las Excomulgadas Ella jadeó mientras la penetraba una y otra vez. Su cabeza daba vueltas con el esfuerzo de evitar reventar dentro de ella. Empujó varias veces más y ella jadeo, entonces gimió largo y alto. Líquido caliente rodeó su polla y explotó con increíble fuerza. El placer inundó su cuerpo como nunca antes. Y aún así empujó, hasta que ella finalmente se derrumbó sobre la hierba, sin aliento. Él se apartó de ella y suspiró. Se quedó mirando fijo hacia el cielo azul, sintiendo como que esto, bien podría ser el cielo. Hasta que se dio cuenta de que Evan se arrodillaba ahora frente a Cristal. Brent observó como la gran polla del otro hombre se deslizaba dentro de su mojada apertura. Evan se impulsó hacia adelante y Crystal inmediatamente jadeó. Evan la montó rápido y duro, en unos instantes, ella gimoteó su liberación de nuevo.
Crystal. Poseyéndola. Esto le llenó de una necesidad de... algo, pero no sabía qué era. Maldita sea. No entendía estos sentimientos. Brent se sentó erguido y observó como su mejor amigo continuó follando a su mujer. La frustración se apoderó de él. No debería ser tan difícil descubrirlo. Su mejor amigo estaba follando a la mujer que Brent amaba. ¿Qué diablos pensaba que eran estos sentimientos? Cuando Crystal gimoteó en el éxtasis, Brent se puso en pie y se alejó. *****
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Brent no podría arrastrar su mirada de esa dura polla conduciéndose en
Crystal escuchó la puerta de la terraza abrirse y cerrarse. —No te preocupes por eso —dijo Evan—. Sólo necesita un poco de tiempo.
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El Club de las Excomulgadas Ella levantó la mirada hacia Evan. Su polla todavía era una presencia firme en su interior. —Pero, ¿y si él piensa que... no sé... que soy una puta? —¿Por tener sexo con nosotros dos al mismo tiempo? —Se echó a reír y besó sus labios—. Estoy seguro de que no piensa eso. Ella respiró profundo. Evan era tan grandioso. Y su polla parecía estar cada vez más grande dentro de ella. —Entonces, ¿por qué tú estás bien con esto? —preguntó. Él sonrió. —¿Con tener sexo contigo? ¿Estás bromeando?
—Ah —Meció su pelvis hacia adelante, empujando su polla un poco más hondo en ella—. Porque quiero seguir en el juego. Soy el número dos, así que tengo que esforzarme más duro. Y estaba volviéndose cada vez más duro dentro de ella. —Entonces, ¿realmente no quieres hacerlo? —No quería empujar... a cualquiera de ellos... a hacer algo con lo que no se sentían cómodos. Él empujó un poco más profundo. —Yo no he dicho eso. De hecho, me pareció muy caliente verte chupar la polla de Brent. Y justo allí delante de mí. De hecho… —Empujó un poco más
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—Al mismo tiempo que Brent —aclaró.
profundo— …Brent y yo hemos hablado muchas veces acerca de compartir una mujer. Esta fue en realidad una fantasía hecha realidad. Apenas podía concentrarse en sus palabras con su gran polla empujando dentro suyo así. 113
El Club de las Excomulgadas — Evan, ya te has corrido dos veces. No puedo creer que… Él empujó hacia adelante, conduciéndose hondo en ella de nuevo, y ella jadeó. —Yo podría no correrme de nuevo, pero eso no significa que no vaya a endurecerme —Le acarició el cuello con su nariz—. Y que no pueda hacer que tú te corras otra vez. La excitación se estremeció por todo su cuerpo. —Ya veo. ¿Así que verme con la gran polla de Brent en mi boca te excita? —Oh, síp. Y antes, cuando estabas con esa mujer en la playa. —Te gustó ver a Sarah poner bronceador en mis pechos.
—¿No lo estaba? —La sensación de su polla deslizándose en ella de nuevo puso su sangre a hervir. —No. Ella te estaba acariciando —Le mordió el lóbulo de la oreja, enviando estremecimientos por su cuello—. Manoseándote. Excitándote. Ella sonrió, feliz de seguir la corriente. —Tienes razón. Sus manos eran tan suaves y se sentían tan bien sobre mí. —Cuéntame más —Su polla se deslizó lejos, acariciando su pasaje interior, entonces lentamente se deslizó dentro de nuevo—. ¿Tocó tus pezones?
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—Ella no estaba poniéndote bronceador —Su mirada ardiente le calentó.
—Oh, síp. Mientras me estaba acariciando, mis pezones se pusieron muy duros, entonces los acarició con sus dedos —Podía sentir su polla creciendo en ella. —¿En serio? Entonces, ¿qué?
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El Club de las Excomulgadas —Entonces se inclinó hacia abajo y lamió uno. Él gimió y empujó profundo en ella. Su mano acarició por encima de su pecho y sus dedos encontraron su dura protuberancia. Cuando lo retorció, enviando necesidad zumbando a través suyo, ella continuó. —Ella lo succionó en su boca. Poniéndolo aún más duro. —¿Y tu coño? —Su voz sonaba ronca, su respiración dificultosa—. ¿Te tocó el coño? El pensamiento envió calor ardiente a sus mejillas, lo cual era ridículo ya que estaba acostada en la hierba con la polla de un hombre dentro suyo, después de de haber hecho el amor con él y otro hombre sólo momentos antes. Pero la idea de exponerse totalmente en una playa pública, de tener a otra mujer tocándola allí
Dios, es sólo una fantasía. Disfrútala. —Sí. Él tomó aire y podía ver la excitación en su rostro. —Dime. —Antes de que llegaras allí, me empujó hacia atrás en la tumbona y quitó la parte inferior de mi bikini. —¿Síp? —Su polla se deslizó fuera, luego se adentró de nuevo. Temblores eléctricos se estremecieron a través suyo. —Ella se sentó en el extremo de la tumbona y se inclinó hacia delante, luego
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abajo, le hacía sentirse incómoda. Y, sin embargo, le excitaba inmensamente.
me acarició. Él tomó aire. —¿Estabas mojada? 115
El Club de las Excomulgadas —Oh, sip. Muy mojada. Su polla empujó dentro, luego atrás, y otra vez profundo. —Entonces ella se inclinó hacia adelante y lamió… Su polla penetró profundamente y él gimió cuando estalló en su interior. Eso en cuanto a no correrse otra vez. Siguió empujando en ella, y se entregó al placer girando a través suyo. Su polla llenándola una y otra vez hasta que ella jadeó, sensaciones felices erupcionando a través suyo y catapultándola hacia otro orgasmo. ***** Brent miró fijamente por la ventana como Evan le hacía el amor a Crystal de
Y él no quería compartirla. Y, sin embargo, verla jadear de placer en los brazos de su mejor amigo hizo que su pene se endureciera estado más duro que una roca. Él deseaba conducir su polla en ella al mismo tiempo que Evan, a sabiendas que la polla de Evan estaba enterrada profundamente dentro de ella. La idea de ambas pollas deslizándose en ella, acariciando cerca una de la otra, sólo una fina capa de carne separándolas, provocó un profundo anhelo en su interior. Y eso le confundió. Evan tiró de Crystal sobre sus pies, los dos se dirigieron hacia la puerta. La vista de los pechos desnudos de Crystal suavemente rebotando mientras caminaba,
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nuevo. ¿Cómo se había metido en este lío? Quería a su mujer de vuelta.
su cara y pecho aún enrojecidos, puso a sus hormonas fuera de control. Dios, la deseaba ahora mismo. La puerta se abrió y los dos entraron.
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El Club de las Excomulgadas —Oh, Brent —Crystal se detuvo, mirando hacia él con ojos grandes. Él la agarró del brazo y la atrajo hacia sí, capturando su boca con la suya, su lengua asaltando el interior, luego saqueando. Necesitaba que ella supiera que él era su hombre. La agarró por las muñecas y la apoyó contra la pared, sujetando sus manos sobre su cabeza, luego beso hacia abajo por su cuello y encontró su pezón. El dulce brote se apretó en una dura perla en su boca, la piel circundante se arrugó. Pasó su lengua sobre éste una y otra vez, amando su respuesta hacia él. Lo soltó y capturó el otro, entonces chupó hasta que ella jadeó. —Tú eres mi mujer y te deseo —Esperaba que ella medio protestara. —Oh, Dios, Brent. Nunca te he visto así. Miró hacia abajo a sus ojos brillantes y vio el calor allí. A ella le gustaba
La excitación se tambaleó a través de él. —Te deseo ahora, y voy a tomarte. Ella empujó contra el agarre de sus manos alrededor de sus muñecas, pero él sostuvo firme, entonces chupó su otro pezón. —No —gimió. Su mirada voló hacia su cara y la miró con incertidumbre. Ella le devolvió la mirada con latente deseo. Su polla, presionada contra su vientre, comprimida entre la calidez de sus dos cuerpos, se hinchó aún más. —No puedes simplemente follarme así —Pero ella asintió, evidentemente,
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esto.
alentándole. Movió su pelvis hacia atrás y su enorme polla se dejo caer hacia abajo, entonces la punta acarició contra su cálida y mojada apertura.
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El Club de las Excomulgadas Ah, hombre, casi no podía detenerse a sí mismo de lacerar en ella como un bárbaro. Tranquilo, hombre. Se hizo hacia adelante, presionando en ella lentamente, sintiendo su caliente y húmedo pasaje envolviéndole. Su glande la llenaba y ella gimió. —Oh, Dios, Brent. En ciega respuesta a sus palabras llenas de deseo, se metió profundamente en ella y ella jadeó. Entonces comenzó a moverse dentro y fuera como un pistón, llenándola una y otra vez. Podía sentirla tensarse a su alrededor, a continuación, jadeó. Observó su rostro florecer en el orgasmo, el gozo lavando a través de sus facciones.
Él liberó sus muñecas y deslizó su mano hacia su espalda baja, entonces tiró de ella apretada contra su pelvis mientras la bajaba al suelo. Él la tendió sobre su espalda sobre la alfombra, luego le acarició el pelo mientras seguía penetrándola con movimientos lentos y fáciles esta vez. ***** Crystal, todavía flotando en una nube de placer, levantó la mirada hacia Brent. Su feroz energía masculina momentos antes había sido salvaje y sexy. Ahora, su ternura la conmovió profundamente. Su polla la llenaba y el placer todavía barría a través suyo construyéndose en otra ola. Él se movió más rápido, sus cálidos ojos marrones tan tiernos y amorosos. Su pelvis se tensó, y cuando estalló, ella jadeó ante otra oleada de placer. Él pulsó en su interior unas cuantas
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Oh, Dios, amaba a esta mujer.
veces más y la oleada la lanzó hacia un tsunami, disparándola en otro orgasmo. Se derrumbó sobre ella, pero todavía sosteniendo la mayor parte de su peso sobre sus manos, las que estaban aplastadas a ambos lados de ella. Pasó su mano a
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El Club de las Excomulgadas través de su pelo, amando la sensación de los hilos color marrón oscuro a medida que se curvaban alrededor de sus dedos. Él sonrió y la besó. Con la dulzura de ese beso, no tenía ninguna duda de que la amaba. Pero también lo hacía Evan, se recordó. Y compartir a ambos había sido increíble más allá de las palabras. —No lo puedo creer. Nunca he tenido tantos orgasmos. —Compartir a dos hombres lo hará —dijo Evan desde algún lugar al lado de ellos. Brent se puso rígido y se dio cuenta que él debía haber olvidado que Evan
Por increíble que fuera compartir a estos dos hombres, esto iba a ser un gran desafío. ***** Brent podía escuchar la música mientras caminaba junto a Crystal y Evan hacia la fiesta de bienvenida para los miembros del complejo. Ellos se estaban quedando en uno de los lujosos chalets propiedad de la misma empresa de complejos que manejaba el enorme complejo de apartamentos de vacaciones más allá a lo largo de la playa. La gran piscina del complejo donde habían organizado la fiesta estaba a sólo un paseo de quince minutos desde su lugar, así que ellos habían elegido dejar el
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seguía allí observándoles.
coche de alquiler atrás y disfrutar de un agradable paseo bajo el sol de la tarde. Siguieron un camino de piedra rodeado de jardines de flores tropicales y variado follaje decorativo. Varios edificios de tres pisos se encontraban entre los grandes arbustos y palmeras. Probablemente había cientos de unidades en los
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El Club de las Excomulgadas terrenos, pero la forma en que el complejo estaba dispuesto, en especial con el uso abundante de vegetación, cada edificio parecía privado y acogedor. Todos habían decidido que sería bueno para ellos salir juntos, los tres. Interactuar en un entorno social proporcionaría una bienvenida distracción de la tensión de los últimos días. Junto a ellos, Evan se detuvo y comprobó el papel donde había garabateado las instrucciones. —Parece que si giramos a la derecha aquí, entonces... —Miró más allá de los arbustos en flor que partían hacia la derecha—. Debe ser a través de esa puerta de ahí. Evan caminó delante, luego deslizó la tarjeta llave en la ranura sobre la puerta negra de hierro forjado y la abrió. Caminaron a través de la puerta, a una vista de una enorme piscina con bordes curvos y serpenteantes. Tumbonas, la mayoría de éstas ocupadas por cuerpos vestidos en traje de baño o toallas y bolsas de playa, se alineaban en la cubierta de hormigón blanco que rodeaba la piscina. Las personas se arremolinaban en torno a la zona al aire libre detrás de las sillas, sosteniendo bebidas tropicales y comiendo bocadillos de bandejas ofrecidas por las camareras, cada una con una gran flor en el pelo y con un bikini y pareo. Una camarera pasó junto a ellos y les ofreció una bandeja de exquisiteces. Crystal tomó un cuadrado con un camarón en la parte superior. Brent tomó una pequeña albóndiga pinchada con un palillo. Él mordisqueó la carne de la varilla de madera. Dulce y amarga. Nada mal. Otra camarera pasó con una bandeja de bebidas. Crystal agarró una de las copas de tallo llena de líquido color rosa oscuro y tomó un sorbo.
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continuación, más allá de los altos arbustos junto a un edificio a su derecha hacia
—Mmm. Rico ponche. —Me voy a conseguir algo más fuerte —Evan miró hacia Brent—. ¿Cerveza? 120
El Club de las Excomulgadas Brent asintió, entonces Evan se dirigió hacia la barra. —Brent, ¿sostendrías mi bebida? —Crystal le sonrió—. Voy al cuarto de chicas. —Seguro —Tomó la copa de tallo y la vio alejarse, admirando el meneo de su delicioso trasero. Se veía sensacional esta noche con un vestido de verano floreado. Estilo halter, dejando su espalda bronceada totalmente desnuda. Le encantaba eso. Lo que le encantaba incluso más era que no llevaba sujetador debajo de este. Ella desapareció de la vista. Agitó el líquido en su copa y se dio cuenta de que estaba sediento. Una rápida mirada hacia la barra, con Evan al final de una larga cola, le dijo que tendría que esperar un poco. Miró alrededor de la zona de la gran piscina. Las otras dos barras tenían filas similares, la gran piscina estaba llena partes. Hombre, estaba agradecido de que se estuvieran alojando en uno de los chalets de lujo. Odiaba las multitudes. No estaría en esta fiesta ahora mismo, si no fuera por el hecho de que quería estar con Crystal. Suspiró y arremolinó la copa otra vez. Y, por supuesto, había necesitado alejarse de la sensación de encierro de los tres juntos en esa casa. A veces tres podían sentirse como una multitud. Sin embargo, esta noche sería bueno. A Crystal le gustaban las fiestas y conocer gente nueva. Observaba a la gente pasar junto a él, entonces miró en la dirección donde Crystal había desaparecido. Ella estaba caminando hacia él y sonrió cuando le vio
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de gente, y más gente seguía entrando por la puerta. Parecía haber gente en todas
mirándola. Luego se volvió, haciendo un gesto señalando mientras articulaba palabras hacia él. No podía saber lo que estaba tratando de decir, pero podía ver que se dirigía hacia una extravagante mesa de buffet. Probablemente estaba comprobando la comida. Echando un vistazo hacia la barra, vio que Evan ahora estaba tercero en la línea. 121
El Club de las Excomulgadas Cuando volvió a mirar a Crystal, vio a un hombre de pelo oscuro con una camisa tropical y pantalones cortos hablándole. Ella sacudió la cabeza, luego caminó alrededor de la mesa hacia el otro lado. El tipo la siguió. Maldita sea. ¡Estaba haciendo un movimiento sobre Crystal! La ira se apoderó de Brent y caminó a través de la multitud. Cuando se acercó, Crystal miró en su dirección y una gran sonrisa reclamó su rostro. Su corazón se derritió, tomando ventaja frente a su ira. —Pero sólo quiero invitarte a una copa —dijo el tipo—. Una copita no hará daño. —Crystal, aquí está tu ponche —Brent le entregó la copa y miró al otro hombre.
—Así es. Ella es mi prometida —proclamó Brent. —¿En serio? —El hombre miró hacia la mano de ella—. No vi un anillo en su dedo.
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—¿Tú estás con él? —le preguntó el hombre a Crystal.
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El Club de las Excomulgadas Capítulo Trece La mirada de Brent se disparó hacia la mano izquierda de Crystal. Su dedo anular estaba desnudo; no llevaba el bello anillo solitario de diamantes corte marquesa que habían elegido juntos. Se sintió como un golpe fuerte en el estómago. Maldita sea, ella probablemente se lo habría quitado el día de su boda, después de que él no se hubiera presentado. ¿Cómo podría no haberlo notado hasta ahora? Por supuesto, un anillo de compromiso había sido la menor de sus preocupaciones en los últimos días. Pero ahora se sentía como si su conexión se hubiera roto. Su corazón se apretó. Maldita sea, lo que fuera que tomara, tenía que recuperarla.
Crystal vio la mirada afligida de Brent cuando notó su dedo anular desnudo. Maldita sea, ni siquiera sabía dónde estaba el anillo ahora. Si Evan no lo había recuperado del suelo, era de esperar que Renee lo hubiera encontrado cuando llegó a terminar de empaquetar para ellos. Crystal metió su brazo alrededor del codo de Brent y el otro hombre se alejó. Evan se acercó con dos vasos altos de cerveza y le entregó uno a Brent. —¿Problemas? —preguntó Evan, su mirada siguiendo al hombre alejándose. —Nada que no pudiera manejar —murmuró Brent. Evan no dijo nada, haciendo caso omiso de la actitud defensiva de Brent.
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*****
—Entonces, ¿cómo luce el buffet? —preguntó. —Genial —Crystal se trasladó hacia la gran pila de platos en un extremo de la mesa del buffet y recogió uno. Esperaba que las cosas mejoraran mientras la 123
El Club de las Excomulgadas noche avanzaba. Tal vez estar fuera con otras personas, con música y bebidas para relajarse, los pondrían en un estado de ánimo de fiesta y los haría olvidar la tensión entre ellos. Llenaron sus platos con pollo, ensalada y frutas tropicales. Evan encontró una mesa vacía, se sentaron y comieron en silencio. —Me pregunto si Sarah y su novio estarán aquí —dijo Crystal. A ella le encantaría que la pareja se uniese a ellos en este momento y rompiesen la tensión. Una pareja se acercó a su mesa. —¿Les importa si nos unimos a ustedes? —preguntó la mujer. Estaban en una mesa con seis sillas y todas las mesas alrededor de ellos estaban ocupadas. Crystal consideró decirle a la mujer que las sillas vacías estaban
Qué diablos... conocer gente nueva era parte de la diversión de una fiesta. La pareja se sentó y todos ellos se presentaron. Pronto otra pareja se unió a ellos y acercaron otra silla, y todos conversaron sobre de dónde eran y lo que habían visto de la isla hasta el momento. Todo lo que Crystal compartió fue que ellos habían estado disfrutando de la preciosa playa privada y sentándose junto a la piscina. Las otras dos parejas estuvieron interesadas en saber que ella se estaba quedando en un chalet y que lo había ganado en un concurso. Nadie levantó una ceja ante el hecho de que lo estaba compartiendo con dos hombres, pero entonces, ¿por qué lo harían? Simplemente no asumirían que ella tenía sexo con ambos. O tal vez lo hacían y simplemente no les importaba. La conversación derivó hacia el deporte y las otras mujeres parecían tan interesadas
en
el
tema
como
los
hombres.
Brent
y
Evan
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reservadas para amigos, pero ella ni siquiera sabía si Sarah estaría aquí.
charlaron
entusiasmadamente, y Crystal se alegraba de que ellos hubieran comenzado a disfrutar. Ella no sabía nada acerca de deportes, por lo que sólo dejó que la conversación derivara a su alrededor mientras seguía comiendo, manteniendo un
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El Club de las Excomulgadas ojo vigilante por Sarah. Estas personas nuevas eran lo suficientemente agradables, pero no sentía conexión con ellos de la forma que tenía con Sarah. Mientras el sol se ponía, emocionantes colores cruzaron el cielo. Cuando comenzó a oscurecer, las brillantes cadenas de luces enroscadas alrededor de las palmeras se encendieron, mejorando el ambiente festivo de la fiesta. Parejas se pusieron a bailar la música en vivo. La mujer sentada junto a Crystal echó un vistazo hacia su cita e inclinó su cabeza hacia los bailarines, y él amablemente le tomó la mano y la llevó a la zona de baile junto a la banda. La otra pareja pronto siguió su ejemplo. —Crystal, ¿quieres bailar? —preguntó Brent. Crystal miró indecisamente hacia Evan.
Ella sonrió y siguió a Brent hacia la zona de baile. La mano de él se enroscó alrededor de su espalda y la atrajo hacia su cuerpo. Él era cálido y musculoso, y le encantaba estar tan cerca de él. —Brent, siento que esto haya funcionado de la manera en que lo hizo. Sé que es duro para ti —Ella lo miró—. Y lamento si lo de esta tarde te puso incómodo. Él asintió con la cabeza, pero no dijo nada. Ella se sentía culpable y torpe, sin saber qué más decir. Continuaron bailando, pero Brent no dijo nada más. Parecía casi... preocupado. Sin embargo, la atrajo más cerca de su cuerpo, y la abrazó como si nunca quisiera dejarla ir.
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—Iré a buscarte algo más de ponche —dijo él.
Ella realmente esperaba que después que hiciera su elección, los tres pudieran encontrar una manera de continuar con su amistad. Brent y Evan habían sido tan cercanos como hermanos por años. Ellos confiaban el uno en el otro. Se
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El Club de las Excomulgadas preocupaban el uno por el otro. Ella odiaría ver terminada su relación. ***** Evan volvió a la mesa con el ponche de Crystal, luego se sentó y la observó bailar con Brent. Esta tarde había sido un extraño y emocionante giro de acontecimientos. Él y Brent a menudo habían hablado sobre compartir una mujer, a pesar de que lo habían mantenido a un nivel que parecía más de broma, a pesar de que Evan estaba seguro de que Brent encontraba la idea igual de excitante que él. Si Brent no hubiera empezado a salir con Crystal, en realidad podría haber ocurrido, pero Evan nunca habría sugerido que ellos hicieran eso con Crystal. Aunque si Brent alguna vez lo hubiera sugerido, él habría aprovechado la oportunidad. Ahora esto realmente estaba sucediendo.
salvaje y sexy. Ver su dulce boca envuelta alrededor de la polla de Brent, sabiendo que Evan estaba observando, fue muy excitante. Entonces ver la polla de Brent deslizarse en ella... Dios, la polla de Evan estaba hinchándose ya sólo de pensar al respecto. Pero verla en los brazos de Brent ahora, acurrucándose cerca de él mientras bailaban, parecía más íntimo que lo que los tres habían hecho esta tarde. Uno en los brazos del otro así, ellos parecían compartir una intimidad que le hacía sentirse como un extraño. Quería estrecharla entre sus brazos así. Ser el hombre que amaba. De todo corazón y para siempre. Ahí en la pista de baile, eran sólo ellos dos, en su propio mundo.
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Había encontrado excitante verla ser tan desinhibida. Ella se había vuelto
Desde que Brent y Crystal se habían comprometido, Evan había sentido una ansiedad cada vez mayor. Él y Brent habían sido muy cercanos durante mucho tiempo. Incluso cuando Crystal y Brent habían comenzado a salir, ellos habían incluido a Evan en una amistad a tres bandas. Sin embargo, cuando se 126
El Club de las Excomulgadas comprometieron, Evan se dio cuenta que su relación cambiaría para siempre. Al principio, sólo se obligó a aceptar el hecho de que Brent se casaría y aunque eso cambiaría las cosas, seguirían siendo amigos. Con el tiempo, sin embargo, Evan empezó a darse cuenta de que amaba a Crystal, también. Y ahora que todo estaba descubierto, incluso había una posibilidad de que pudiera terminar con Crystal como su esposa. Y esperaba que Brent continuara siendo su amigo. Sin embargo, Brent tenía la ventaja, por lo que Evan tenía que seguir tratando de convencerla de que él era el hombre con quien debería casarse. Agarró su cerveza y bebió un trago, luego se levantó, dispuesto a dar grandes zancadas hacia Crystal e interrumpir. En ese momento Crystal miró a su alrededor, agarró la mano de Brent, y lo llevó de vuelta hacia la mesa.
Él le entregó la copa de ponche y la siguió, lamentando haber perdido su oportunidad de tenerla en sus brazos. Establecer el tipo de intimidad con ella que Brent acababa de disfrutar. Ella bebió un sorbo de su ponche mientras se abrían paso entre la multitud, en dirección al otro lado de la gran piscina. Un destello de cabello rubio llamó la atención de Evan. —¿Es aquella de allí? —preguntó, apuntando hacia la mujer que había visto sentándose junto a la piscina. —No, esa no es ella.
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—Evan, acabo de ver Sarah —dijo ella—. Vamos a ir a buscarla.
—Estoy bastante seguro de que la vi ir por este camino —dijo Brent, dirigiéndose a la derecha hacia una salida—. Ella estaba vestida de color azul brillante, ¿verdad?
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El Club de las Excomulgadas Crystal asintió con la cabeza, dejó su copa sobre una mesa de servir, luego siguió detrás de él. Evan iba a la zaga, celoso de que Brent aún sostuviera su mano. Salieron por la puerta y deambularon un poco lejos hasta que se encontraron en el aparcamiento. —Tal vez ellos se han ido de aquí. —¿Estás segura de que era ella? —preguntó Evan. —Sí, definitivamente era ella. Y estaba con su novio, o supongo que es con quien estaba, pero los perdimos de vista cuando salimos de la pista de baile. —Creo que si caminamos en esa dirección, encontraremos el camino de regreso a los chalets —dijo Brent.
—¿Quieres volver a la fiesta y esperar si los vemos de nuevo? —preguntó Evan—. ¿Tal vez hacer algo de baile? —¿O dar la noche por terminada? —sugirió Brent. Crystal suspiró. —Creo que deberíamos irnos ahora. Aunque Evan estaba decepcionado de no poder estrecharla en la pista de baile, estaba ansioso por saber lo que ella tenía en mente sobre los arreglos para dormir esta noche. ¿Sugeriría que los tres compartieran una cama? Y si lo hacía, ¿cómo reaccionaría Brent?
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—Supongo —dijo ella—. No los alcanzaríamos ahora.
***** Evan caminaba junto a Crystal mientras paseaban a lo largo del camino empedrado bien iluminado, bordeado de arbustos gruesos y bien cuidados, con Brent a su otro lado. La música y las risas desde la fiesta detrás de ellos se 128
El Club de las Excomulgadas fusionaron con el sonido de las olas del mar rodando a lo largo de la playa. Entonces él oyó un ruido. Sonaba como la risa de una mujer. —Eso suena como Sarah —Crystal giró hacia un camino lateral. Éste parecía conducir hacia un jardín, iluminado sólo por el resplandor de la luna llena. Evan tuvo una buena suposición de lo que la pareja estaba haciendo, pero estaba bastante seguro de que Crystal no tenía ni idea. —¿No deberíamos simplemente volver a casa? —preguntó—. Puede ser que ellos quieran estar solos. —Oh, no creo que les importe si… —Crystal se detuvo en seco.
delante. Crystal se metió detrás del arbusto de nuevo, pero ella parecía no poder apartar la mirada de ellos. Sarah estaba en cuclillas delante del hombre, sosteniendo su polla en la mano. Y era la polla más grande, sin excepción, que Evan había visto nunca. Probablemente Crystal, también, a juzgar por sus ojos ampliados. Sarah acarició el enorme miembro, luego presionó sus labios contra ésta. Evan podía sentir su ingle tensarse ante la visión. Ella se tragó el enorme glande en su boca, luego se alivió hacia abajo por el largo eje. La vista era extremadamente erótica, pero lo que excitó aún más a Evan fue
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Evan miró más allá del arbusto al lado de ellos y vio a Sarah y a un hombre
la visión de Crystal prácticamente salivando. Estaba seguro de que esto estaba teniendo el mismo efecto en Brent, dada la forma en que él miró a la pareja, a continuación, de vuelta a Crystal, luego a la pareja de nuevo.
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El Club de las Excomulgadas ***** Crystal sabía que debería mirar hacia otro lado, pero no podía. El novio de Sarah tenía la polla más grande que jamás había visto. Era enorme, y ella deseaba ser Sarah ahora mismo. Sosteniendo esa gran polla en su mano. Acariciándola. Sintiéndola llenar su boca. Así como lo hacía con la de Sarah en estos momentos. Dios, ¿cómo se sentiría tener esa polla penetrándola? Llenarla. Estirarla. Deslizándose dentro y fuera de ella. De repente, se dio cuenta de que Brent y Evan estaban de pie junto a ella. —Nosotros... eh... no deberíamos estar observando esto —susurró. —Mientras seamos discretos, no debería ser un problema —respondió Evan en voz baja—. Si están haciendo esto aquí, entonces parte de la atracción es que
Ella apartó su mirada de la enorme erección del hombre para echar un vistazo hacia Evan. —¿Crees que ellos quieren que miremos? —No estoy diciendo que deberíamos bailar por ahí afuera y darnos a conocer a nosotros mismos. Sólo quiero decir que saber que alguien podría verlos aumenta su disfrute. ***** Brent estaba extremadamente excitado. Observar a la atractiva Sarah agachada delante del hombre, chupando su gran pene, era excitante como poco,
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alguien podría verlos.
pero ver lo mucho que excitaba a Crystal fue una intensa excitación. Podía ver el contorno de sus pezones duros empujando contra la suave tela de su vestido. Dios, quería llevarla a casa y follarla tontamente. Pero, ¿la tendría que compartir con Evan? Ante ese pensamiento, su polla se apretó aún más, lo que hizo a su cabeza
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El Club de las Excomulgadas dar vueltas. No entendía por qué se sentía de esta manera. Sabía que quería a Crystal para sí mismo, así que ¿por qué la idea de compartirla con Evan parecía excitarlo? El recuerdo del comportamiento desinhibido de Crystal esta tarde envió sus hormonas en un remolino. Evan había tomado la situación con facilidad, y eso sólo podía trabajar en su favor, poniendo a Brent en desventaja. Por mucho que odiaba la idea, él y su mejor amigo estaban en compitiendo por la misma mujer. Las palabras de Evan dispararon una idea. ¿Por qué no mostrarle a Crystal que él podía ser un poco salvaje y loco, también? Apretó su mano alrededor del hombro de ella y la tiró en sus brazos para un beso explosivo. —Creo que observar esto nos ha puesto a todos un poco calientes —
Le tomó la mano y tiró de ella de nuevo hacia el camino, luego se apresuró a lo largo de éste. Evan los siguió. —¿A dónde vamos? —preguntó Crystal mientras corrían a lo largo. —A la playa. La playa privada detrás de su chalet sería perfecta. Diez minutos más tarde, llegaron a la puerta. Brent pasó su tarjeta llave en la ranura y el pestillo de la puerta de hierro cedió con un clic. La abrió, luego arrastró a Crystal a través de la arena hasta que pusieron un poco de distancia entre ellos y la puerta. Luego se giró y tiró de ella hacia él de
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murmuró contra sus labios, luego los capturó de nuevo—. Me ha dado una idea.
nuevo, besándola apasionadamente. Su mano viajó por su espalda, y él ahuecó las curvas de su culo, tirando de ella con fuerza contra su ingle. —¿Aquí mismo? —murmuró ella—. Pero... Sarah volverá por este camino pronto. Ellos nos verán.
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El Club de las Excomulgadas —Por allá —Evan señaló hacia el elevado acantilado un poco retirado por delante. Brent sabía que el frente del acantilado se curvaba hacia el interior, proporcionando un espacio protegido que no era visible desde el resto de la playa. —De acuerdo. Eso está pasado la puerta de Sarah. Crystal sonrió, luego enroscó su mano en la suya y echó a correr,
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atrayéndolo detrás de ella. Evan se mantenía con ellos fácilmente.
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El Club de las Excomulgadas Capítulo Catorce Una vez que estuvieron más allá de la curva, Crystal dejó de correr y se volvió, sonriendo. Esta era una buena señal. Brent había sugerido venir aquí, y no había tratado de deshacerse de Evan. Tal vez estaba considerando la idea de los tres, al menos por ahora. Evan la agarró y la tiró en sus brazos, luego capturó sus labios. El bulto duro en sus pantalones se presionó contra su vientre, como el de Brent había hecho. Ver a Sarah y a su novio los había puesto un poco cachondos. En realidad, muy cachondos. Mientras Evan la besaba, Brent le pasó la mano por el trasero, enviando calor zumbando a través suyo. Entonces él se acercó, presionando su cuerpo contra sus muslos, tirando de su falda hacia arriba. Él acarició su nalga desnuda, luego sus dedos recorrieron la cintura elástica de su tanga. Evan le acarició el pecho, enviando placer a toda velocidad a través de ella, entonces su mano se deslizó dentro de su top y su cálida palma ahuecó su pecho desnudo. Brent bajó la cremallera y desató los lazos detrás de su cuello. Su vestido se deslizó y cayó en un charco en la arena a sus pies. Evan miró hacia abajo a sus pechos desnudos, acariciados por la luz de la luna. —Hermoso —Sus ojos brillaban con pasión. Brent, ahora sin camisa, dio un paso al lado de Evan.
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el de ella, su polla empujando contra su culo. Sus manos se deslizaron a lo largo de
—Hey, amigo. Mi turno. Brent la atrajo hacia su cuerpo, luego la sostuvo contra él mientras la besaba. Ante la sensación de sus pechos desnudos presionados contra su caliente y duro 133
El Club de las Excomulgadas pecho, un hormigueo bailó través de ella. Evan se quitó su camisa y pantalones, y se puso al lado de ellos solo en bóxers. Podía sentir el duro bulto de Brent contra ella. Quitó sus labios de los de él y miró hacia Evan. Su erección empujaba contra sus bóxers. Quería sentir esas pollas duras en sus manos. En su boca. Dio un paso atrás y los miró, luego echó un vistazo detrás de ella. Varios grandes grupos de rocas se delineaban en el acantilado. Divisó uno cercano que era de la altura perfecta para sentarse y se dirigió hacia ello. —Seguidme —dijo. —A cualquier lugar —respondió Evan.
—Quiero ver esas hermosas pollas vuestras —dijo ella. Ambos sonrieron, luego se bajaron sus bóxers, dejando al descubierto sus impresionantes erecciones. La de Evan era gruesa, con venas púrpuras encrespadas a lo largo del eje. Apuntaba directamente hacia arriba, mientras que la de Brent era más larga, ligeramente curva hacia la derecha. Los hombres dieron un paso hacia ella. Ella envolvió sus manos alrededor de ellos y los apretó suavemente, luego acarició la carne caliente y dura. Se inclinó hacia delante y lamió la punta de Brent, luego la de Evan. Instó a los hombres más cerca y presionó sus pollas juntas, luego lamió ambas. Dios, era tan excitante la sensación de sus pollas bajo su lengua. El cuerpo de Brent se había tensado cuando sus pollas se tocaron, pero cuando ella besó su pene, y luego tragó el glande en su boca, pareció relajarse. Ella lo apretó y
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Ella se sentó en la roca y los miró expectantemente.
lo chupó, amando sus profundos murmullos de aprobación. Su mano se deslizó sobre su cabeza, entonces le echó el pelo hacia atrás.
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El Club de las Excomulgadas Ella lo tomó más profundo, luego se movió arriba y abajo varias veces, sus labios deslizándose a lo largo de su dura y caliente carne. Ella lo soltó y sonrió, luego lamió a Evan y lo tomó en su boca. Ella lo chupó, luego se deslizó profundo. Después de un par de golpes, lo soltó. Ambas pollas estaban tan duras, que pensó que estallarían. Brent se agachó frente a ella y le acarició a lo largo de la parte interna del muslo, carne de gallina bailó a través de su piel. Cuando él se deslizó a lo largo de su raja, el satén de su tanga, una delgada barrera a su penetración, ella gimió suavemente. —Tus bragas están mojadas —Brent deslizó sus dedos por debajo de la entrepierna de satén y se deslizó dentro de ella. Le acarició el pasaje interno un par de veces, enviando sensaciones eléctricas por su sistema, entonces él sacó sus
Él la levantó y deslizó sus bragas hacia abajo, luego se puso detrás de ella. Evan ahuecó sus pechos y acarició, después pellizcó sus pezones duros mientras Brent separaba sus piernas. Él la inclinó hacia adelante y le lamió su raja húmeda. Ella jadeó, luego gimió cuando Brent encontró su clítoris y presionó contra este con su lengua. Evan le acarició el cuello con su nariz, luego se deslizó debajo de ella y tomó su pezón en su boca caliente y húmeda. Él empezó a chupar mientras Brent continuaba lamiendo su clítoris. El placer la recorrió, enviando su cabeza a girar. —Oh, Dios mío, estoy tan cerca. Brent la dejó en sus temblorosos pies y luego se dejó caer al suelo, su impresionante polla elevándose hacia arriba. Deseaba desesperadamente ese monstruo en su interior. Ella se agachó sobre él y agarró su enorme polla, entonces
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dedos.
la presionó contra su resbaladiza apertura. Se sentó lentamente, su carne dura estirándola mientras se deslizaba dentro. Detrás de ella, Evan ahuecó su culo y lo acarició una y otra vez. La polla de Brent se empujó más profunda en ella.
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El Club de las Excomulgadas De repente, se imaginó que era el novio de Sarah debajo de ella, su enorme polla extendiéndola con su circunferencia. Ella gimió y se dejó caer sobre él. —Oh, Dios, fóllame ahora —le suplicó. Brent la hizo rodar sobre la arena blanda. Su polla empujó más profundo mientras él la miraba con los ojos brillantes. Luego se echó hacia atrás y empujó hacia adelante, la cresta de su glande arrastrándose a lo largo de su sensible carne interna. —Oh, sí. Su pene empujando profundamente casi la puso en marcha. El calor quemó a través suyo, y ella jadeó mientras él se hundía profundamente otra vez.
—Fóllame duro. —Lo que tú digas, nena —Brent retrocedió y se lanzó de nuevo hacia delante, empalándola profundamente. La primera ola arrasó a través de ella, luego aumentó mientras él empujaba de nuevo. Todo su cuerpo vibró con la sensación. Su polla acarició su interior de nuevo y ella gimió, volando en el abismo, su cuerpo temblando de felicidad. El tiempo flotaba como una nube cuando su orgasmo estalló intensamente. Brent gimió, luego estalló en su interior. Finalmente se desplomó sobre ella, luego rodó a su lado. Ella miró hacia Evan, su polla aún dura y meciéndose delante de él. Ella abrió los brazos y él se tambaleó hacia delante, entonces se arrastró encima de ella. Su polla rozó su húmeda abertura, luego se hundió.
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Ella se aferró a sus fuertes hombros.
—Oh, sí.
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El Club de las Excomulgadas Él estaba tan duro y grueso. Empujó y su placer se intensificó de nuevo, luego explotó a través de ella como destellos. Evan gimió y ella lo abrazó con fuerza cuando el éxtasis saltó a través de ella de nuevo. ***** Crystal entró en el chalet y se dirigió hacia el baño. Después de sacudirse la arena de la ropa y tirarla en el cesto de la lavandería, tomó una ducha, se lavó la arena de su cuerpo y del cabello. Cuando regresó a la sala de estar, se encontró con Evan sentado en el sofá, una botella de vino abierta y tres copas en la mesa de café frente a él. Por su cabello húmedo, se dio cuenta de que debía haberse duchado en el cuarto de baño de invitados. —¿Dónde está Brent? —preguntó ella. —Está tomando una ducha también. Pensamos que podríamos ver una
Ella se sentó a su lado y tomó la copa de vino blanco que él le ofreció. —Por supuesto. Él se acercó al pequeño escaparate junto a la gran pantalla de la televisión y leyó los títulos de las películas en los discos Blu-ray en la extensa biblioteca de videos, y ella eligió una comedia romántica reciente. Cuando Brent regresó, se sentó al otro lado de ella en el sofá y ellos se relajaron. Mientras veía la película, seguía preguntándose qué haría cuando llegara el momento de irse a la cama. Tomó otro sorbo de vino. *****
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película. ¿Te parece?
Crystal parpadeó sus ojos abiertos a la brillante luz solar. Su mejilla descansaba contra un duro pecho masculino. Miró a su alrededor y se dio cuenta que se había quedado dormida en el sofá, apoyada contra Evan. La cabeza de Brent
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El Club de las Excomulgadas descansaba en su regazo. Ella se movió, sintiéndose un poco aplastada, y los ojos de Brent se abrieron. —Buenos días —murmuró él mientras se sentaba. —Buenos días —ella se sentó también. Su espalda estaba un poco rígida. —¿Acaso todos nos quedamos dormidos durante la película? —preguntó Evan cuando se levantó y se estiró. —Bueno, vosotros dos si —dijo Brent—. Descubrí que es muy acogedor acurrucarse contra Crystal y no me atreví a retirarme. Y no quería dejarla sola con Evan, sin duda. —Voy a hacer el desayuno —Evan se dirigió a la cocina—. ¿Tortilla
Cuando terminaron de desayunar en la terraza, disfrutando del hermoso sol y la vista al mar resplandeciente, Crystal propuso ir a la playa. Una vez que llegaron, sin embargo, Crystal se dio cuenta de que Sarah estaba sentada en la misma silla de ayer, y se sintió un poco cohibida. Los chicos, sin embargo, parecían muy a gusto. —¿Te importa si nos unimos a ti? —preguntó Evan, su mirada deslizándose sobre sus pechos desnudos, luego ubicándose en su rostro. —No, en absoluto —Sarah dejó el libro y sonrió. Al igual que ayer, esta mañana llevaba sólo la parte inferior del bikini, un gran sombrero de paja y gafas de sol. Su traje de baño rojo sobresalía de la bolsa de playa tumbada en la arena al
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occidental está bien para vosotros?
lado de su silla. Crystal se sentó en la silla junto a ella mientras que Evan sacaba un Frisbee de la bolsa de Crystal y los dos hombres corrían por la arena hacia el agua.
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El Club de las Excomulgadas Crystal vio como Evan dejó caer el Frisbee en la arena, luego corrió hacia el agua, Brent justo detrás de él. —Estás muy callada esta mañana. ¿Pasa algo? —preguntó Sarah. —No. —Excepto que ella no podía sacarse de la cabeza las imágenes de Sarah chupando esa polla enorme. Sarah se inclinó hacia delante y miró hacia la cara de Crystal. —Hmm. O has recibido una quemadura de sol en la cara, o estás ruborizándote. Crystal la miró, luego bajó su mirada. —¿Qué pasa por tu mente, Crystal?
—Bueno, uh... es sólo que, yo estaba buscándote en la fiesta del complejo anoche y... bueno, nos pareció verte salir y nosotros... um... —Oh, entiendo. ¿Sucede que nos visteis a Kade y a mí teniendo un poco de diversión de camino a casa? La mirada de Crystal saltó a la cara de Sarah. La otra mujer ni siquiera se sonrojó ante la idea. Crystal recordó lo que Evan había dicho, acerca de la idea de que la posibilidad de ser vistos lo hacía aún más excitante. —¿No te importa? Sarah se encogió de hombros.
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Maldita sea, tal vez debería simplemente decirselo. Dejarlo salir.
—Es un poco divertido saber que vosotros tres estabais mirándonos. ¿Te benefició eso en algo? —Um... bueno, le dio a Brent una idea interesante.
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El Club de las Excomulgadas —¿Así que vosotros tres os toqueteasteis un poco mientras nos mirabais? —Oh, no. Nada de eso. Brent solo se abrió un poco más y… bueno, hicimos el amor en la playa. —¿En serio? Eso es genial. Ahora, cuando dices “nosotros”... —Uh, fue Brent, Evan y yo. Sarah se echó a reír. —Eso es grandioso, cariño. Así que la idea del trío está funcionando bien. —Sí. Fue un poco inestable al principio. Brent no se sentía cómodo con la idea, pero después de veros a ti y a Kade, pareció aceptar la idea. —¿Al principio? Sólo empezasteis ayer —Sarah sonrió—. Supongo que excitados. —Sí. —Bien por ti —Cogió una botella de agua de su bolso y le dio un sorbo—. Tener dos pollas dentro de ti... no hay nada como eso. Crystal se movió en su silla. Estaba segura de que Sarah no estaba hablando de una de esas pollas en su boca. —Nosotros... uh... en realidad no hemos hecho eso. Las cejas de Sarah se arquearon.
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hicisteis algo después de iros de la playa por la tarde. Los chicos parecían muy
— ¿En serio? ¿Por qué no? Crystal se encogió de hombros, sus mejillas ardiendo. No estaba segura de lo que pensaba de toda la idea de experimentar la doble penetración.
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El Club de las Excomulgadas —Estar intercalada entre dos hombres, ambos bombeando en ti... ¡Eso es caliente! Las mejillas de Crystal se encendieron más. Sarah arqueó su cabeza. —¿Qué habéis estado haciendo durante vuestros tríos? —Bueno, ellos realmente solo me han compartido. Ya sabes, primero uno, luego el otro. Me refiero a que me tocan al mismo tiempo, pero... es más como si tomaran turnos. Sarah asintió. —Ya veo —Se inclinó hacia delante como si quisiera compartir una
—Um... sí, lo tuve. Con mi ex marido. Pero... realmente no me gustó. Sarah volvió a asentir. —¿Es posible que él se precipitara demasiado o... —Miró a Crystal amablemente— …a lo mejor no confiabas totalmente en él? No quiero decir que él deliberadamente te hiciera daño, pero... tal vez no estabais tan en sintonía como algunos amantes. Quiero decir, sois ex pareja, después de todo. —¿Estás diciendo que si realmente confío en Brent y Evan —Crystal sabía que lo hacía—, sería diferente? —Por supuesto. Por lo menos, estarías más relajada. Si sabes que ellos quieren complacerte y confías en que puedan leer tus señales, entonces no te
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confidencia—. ¿Alguna vez has tenido sexo anal?
preocuparás de que vayan a ir muy rápido o a empujarte más allá de tu zona de confort —Sarah apoyó su mano sobre el brazo de Crystal—. Sé que mucha gente tiene problemas con el sexo anal, pero es realmente muy placentero —Ella observó a Evan, su cuerpo musculoso brillando en el sol mientras corría por la playa para
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El Club de las Excomulgadas atrapar el Frisbee que Brent le tiró—. Ciertamente he estado extrañándolo últimamente. Crystal la miró. —¿Por qué? —Inmediatamente, se sintió cohibida por haber hecho la pregunta. Una sonrisa traviesa reclamó los labios de Sarah. —Viste a Kade ayer, ¿verdad? Bueno, yo soy aventurera, pero no estoy bastante preparada para tomar esa enorme herramienta. —Oh —Crystal no podía pensar en nada más que decir. Tenía problemas para imaginar una erección de tamaño modesto deslizándose dentro de ella allí, mucho menos a alguien tan enorme como Kade. No es que Brent o Evan pudieran Kade... el suyo estaba en una liga completamente diferente. Sarah se quitó las gafas de sol y, echándose hacia atrás en su silla, miró hacia Brent y Evan. Ella mordisqueó una de las patillas de las gafas, observándolos lanzar su Frisbee ida y vuelta. —Sabes, tengo una sugerencia que podría ayudarnos a las dos. Ante el concentrado interés en los ojos de Sarah mientras observaba a los hombres, la curiosidad de Crystal se disparó. —¿Y qué sería eso? —preguntó. Sarah miró en su dirección y sonrió.
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ser considerados “modestos”. Ambos tenían penes deliciosamente generosos, pero
—Bueno, parece que quieres más emoción en tus experiencias sexuales, como lo atestigua el hecho de que has disfrutado mirándome a mí y a Kade anoche...
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El Club de las Excomulgadas —Yo no he dicho que disfruté... —Llegó a excitarte, ¿verdad? Crystal no podía negarlo. —Por lo tanto, dado que te gusta mirar, y teniendo en cuenta que me encantaría tener sexo anal y DP1 aún más, yo estaba pensando que... tal vez podrías
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prestarme tus dos hombres.
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Doble penetración.
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El Club de las Excomulgadas Capítulo Quince La mandíbula de Crystal cayó. Ella no sabía lo que había esperado, pero no era eso. —Sólo piensa en esto por un minuto —dijo Sarah—. Todos vosotros estáis encontráis incomodo tener un trío. Sería de gran ayuda que tuvierais a alguien experimentado que os guíe, especialmente si no habéis hecho una DP antes. Los chicos pueden practicar conmigo, entonces tú te beneficiarías de ello. Y estarías allí observando. De esa forma no será como si estuvieran engañándote, y puedes ver lo excitante que puede ser. —¿Qué pasa con Kade? ¿No le importará que estés con otros hombres?
—Kade y yo tenemos una relación muy casual. Somos más como amigos cercanos que a veces tienen sexo. Ninguno de nosotros ha estado en una relación por un tiempo, así que decidimos hacer estas vacaciones juntos. A él definitivamente no le importará si tengo sexo con tus dos chicos. —Esto es una locura. Incluso si yo estuviera de acuerdo, ellos nunca estarían de acuerdo. Sarah se echó a reír. —¿Estas bromeando? Son chicos. Les estarás ofreciendo la oportunidad de tener un trío sin compromisos. Y con tu aprobación. Por supuesto que estarán de acuerdo —Ella sonrió—. Especialmente si dices que eso va a ayudarte.
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Sarah desechó la pregunta de Crystal.
Crystal miró hacia sus dos hombres. Habían dejado caer el frisbee en la arena y ahora caminaban con el agua a la cintura, el sol brillaba en sus cabellos húmedos y en sus anchos hombros.
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El Club de las Excomulgadas No tenía duda de que ambos la amaban y querían estar con ella más que con cualquier otra mujer, pero tenía que admitir que si ella les hacía la oferta, que podían estar con Sarah sin afectar su relación con Crystal, ellos estarían interesados. No estaba segura de si estarían dispuestos, pero si podía convencerlos de que ella estaba totalmente de acuerdo con esto... probablemente lo harían. Aun así, con todo el drama emocional que estaban viviendo, ahora no parecía ser el mejor momento para experimentar algo así. —Creo que tenemos que conseguir que nuestra situación funcione antes de agregar otra persona a la mezcla —dijo Crystal—. La idea sin duda suena interesante, pero no es un buen momento. Sarah se encogió de hombros. —Está bien, pero ten en cuenta, si estás tratando de averiguar qué chico es Deja volar tu bandera de anormal, como se suele decir. El hombre adecuado vendrá y se unirá a ti. Crystal asintió con la cabeza, pero no estaba tan segura. Brent era sin duda el más conservador de los dos hombres, y aunque podría no ser tan aventurero como Evan, eso no significaba que ella y Brent no fueran una buena pareja. Por otro lado, ¿sería posible que ahora que había caminado un poco por el lado salvaje, comenzara a sentirse sofocada por Brent? Claro, Brent había empujado hacia un nuevo territorio cuando la había arrastrado para hacer el amor en la playa con él y Evan, pero tenía la sensación que su gusto por la aventura duraría muy poco, terminando al finalizar estas vacaciones. —Y para que lo sepas, yo estaría totalmente de acuerdo en prestarte a Kade
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realmente compatible contigo, entonces no deberías ocultar tus verdaderos deseos.
—dijo Sarah—. Apuesto a que tienes curiosidad sobre cómo sería montar su enorme polla. —Oh, no, eso no es necesario. Quiero decir, ya tengo dos hombres y...
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El Club de las Excomulgadas Sarah levantó la mano. —No te preocupes, cariño. La oferta está ahí si lo deseas. Oh, genial, ahora Crystal no podía sacarse la imagen de esa gran polla de su mente. La idea de ésta deslizándose dentro suyo, estirándola, hizo hervir su sangre. —Entonces, ¿pensarás sobre ello? —preguntó Sarah. —¿Pensar sobre qué? Crystal saltó ante la voz de Brent. No les estaba prestando atención, y no se había dado cuenta de que habían estado acercandose hacia ellas. Sarah sonrió. —Le pregunté a Crystal si podía tomar prestado algo, pero creo que necesita
Brent miró hacia Crystal. Ella se movió en su silla. Afortunadamente, él no preguntó lo que Sarah quería pedir prestado. ***** —Entonces, ¿qué es lo que ella quería pedir prestado? —preguntó Evan mientras seguía a Crystal a través de la puerta trasera, Brent justo detrás de ellos. Crystal vaciló. —No tienes que prestarle nada si te hace sentir incómoda —A Evan no le gustó la mirada de pánico en los ojos de Crystal.
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un poco de tiempo para decidirse.
Ella lo miró, luego respiró hondo. —Se me hace un poco incómodo, pero eso no es una buena razón para no hacerlo.
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El Club de las Excomulgadas —¿Por qué tengo la impresión que esto no es realmente sobre prestarle algo? —La ceja de Brent se arqueó. —Lo es. Es solo que, lo que ella quiere que yo le preste es... —Miró a Brent, luego a Evan— … a ti. —¿Yo? —preguntó Evan. —En realidad, a los dos. Ella dijo que le encantaría tener un trío con vosotros dos. —¿Qué demonios? —La mandíbula de Brent cayó. La ingle de Evan se apretó ante la idea de la hermosa rubia quitándose la parte inferior de su bikini y yaciendo desnuda sobre la arena blanca, invitándolos a
—Mientras yo miro —continuó Crystal. Su polla se hinchó ante la idea de conducirse en la rubia mientras Crystal lo alentaba. —Sin embargo, ella estaba bromeando, ¿no? —preguntó Evan. La mujer no podía estar hablando en serio. Las mujeres no se limitaban a discutir los préstamos de hombres de otras mujeres. Por otro lado, una semana atrás nunca habría pensado que Crystal se embarcaría en un trío con Brent y él, tampoco. —No, ella hablaba totalmente en serio. Y me pregunto si… —Ella se encogió de hombros— …no sé, tal vez esto nos ayudaría a todos a relajamos un poco con la situación en la que estamos.
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Brent y a él a follarla.
—¿La situación? —preguntó Evan, las cejas levantadas. —Síp. El hecho de que tenga sexo con ambos, está poniendo las cosas raras entre nosotros. Pero —Ella miró a cada uno de ellos—, el sexo es sólo sexo, y si podemos ver todo esto tan sólo como un interludio excitante y divertido que
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El Club de las Excomulgadas compartimos, tal vez esto no perjudicará nuestra amistad. No importa quiénes de nosotros terminemos juntos... estoy esperando que podamos mantener nuestra amistad intacta. Evan lo esperaba, también. —¿Y qué nosotros estemos con Sarah tiene que ver con esto? —preguntó Brent, su expresión cerrada. —Tener un trío con Sarah podría poner las cosas en perspectiva. Puedes tener un trío con ella, y ya que no tienes sentimientos por ella, tus emociones no se verán involucradas en el camino. Luego, más tarde, cuando pienses de nuevo en estas vacaciones, no importa quién de nosotros termine siendo una pareja, todos podemos mirar hacia atrás a este viaje como un tiempo de experimentar y compartir.
dijo Evan con una sonrisa burlona—, y esperas que enviarnos fuera con otra mujer equilibrará las cosas. Ella sonrió. —Bueno, no importa qué, si deciden ir por ello, por lo menos vosotros dos tendréis un poco de diversión. —Sería una buena distracción —Evan sonrió hacia Brent—. ¿Qué dices, amigo? ¿Compartir una mujer? Y ya que no tenemos un emotivo apego a Sarah, podemos simplemente relajarnos y disfrutar de ello. —Crystal, ¿estás diciendo que estarías de acuerdo con esto? —preguntó Brent.
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—Creo que te sientes un poco culpable por dormir con más de un hombre —
Ella lo miró pensativamente. —No lo sé. Creo que... —Se encogió de hombros— …tal vez lo estaré.
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El Club de las Excomulgadas ***** La siguiente tarde, Crystal abrió la cerradura con la combinación que Sarah le había dado, luego pasó a través de la puerta, consciente de que Brent y Evan la seguían de cerca. Subieron unos escalones de piedra hasta llegar a un camino que conducía más allá de algunos arbustos y luego se abrieron paso hasta la zona de la piscina. Sarah estaba sentada en una silla junto a la mesa rectangular de vidrio del patio, luciendo deslumbrante con sus largas ondas de cabello dorado brillando a la luz del sol, acariciando sus hombros bañados por el sol. Llevaba un bikini de color turquesa con un pareo floreado transparente y el sujetador con aros empujaba sus completos pechos hacia arriba y adelante. Las miradas de los hombres se trabaron en ella cuando se volvió y sonrió, radiante como un ángel.
notaran que ella existía. —Hola —Sonrió Sarah—. Me alegro que pudierais venir. Por favor, venid y sentaos. Crystal se acercó a la mesa y se sentó junto a Sarah. Brent y Evan se sentaron frente a ella. —Preparé piña colada. ¿Está bien para todo el mundo? —preguntó Sarah. —Absolutamente —dijo Brent. —Está bien conmigo —respondió Evan. Crystal se limitó a asentir cuando Sarah la miró. Ambos hombres
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Dios mío, al lado de Sarah, Crystal dudaba incluso que los hombres siquiera
observaron como Sarah se acercó al bar, donde había una jarra de la bebida preparada. Vertió el líquido blanco espumoso, luego regresó a la mesa con cuatro vasos altos sobre una bandeja. La dejó sobre la mesa y entregó un vaso a cada uno de ellos. Crystal sorbió, apenas notando la dulce combinación de coco y piña.
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El Club de las Excomulgadas Sarah se echó hacia atrás en su silla y habló con los hombres acerca de la isla y otras cosas que Crystal realmente no escuchaba, porque su corazón tronaba fuertemente mientras se preguntaba si había hecho las cosas mal trayendo a Brent y a Evan aquí. Tal vez se había sentido demasiado cómoda... demasiado segura de que los hombres eran de ella sin importar que pasara. Demasiado arrogante. Tanto Brent como Evan parecían cautivados con Sarah, su atención estaba por completo en ella como si Crystal ni siquiera existiera. Una punzada de irritación se disparó a través suyo. Bueno, al diablo con ello. Si ellos podían dejarla de lado tan fácilmente, eso acababa de probar que no tenían lo necesario para llegar hasta el final en una relación con ella. Y al mismo tiempo, una pequeña voz le decía que estaba exagerando. Los hombres
Crystal miró hacia Sarah otra vez. Bueno, una mujer increíblemente impresionante. Era natural. Aun así, dolía. Ella tomó un profundo trago de su piña colada, sintiendo la quemadura del ron en su garganta, y tiró hacia atrás sus hombros. Le había dicho a Sarah que estaba dispuesta a compartir a Brent y a Evan, si ellos estaban de acuerdo, y no daría marcha atrás ahora. Otro sorbo de su bebida y se dio cuenta de que estaba vacía. —Parece que te vendría bien rellenar el vaso —dijo Sarah, y se levantó.
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simplemente le estaban prestando atención a una mujer bonita.
—Está bien. Yo lo haré —Crystal se puso de pie y caminó hacia el bar, pero Sarah la siguió. Cuando Sarah llenó su vaso, murmuró:
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El Club de las Excomulgadas —Pareces un poco nerviosa. Crystal miró hacia los ojos verde jade de Sarah. —Yo sólo... no sé cómo vamos a empezar esto. No importa lo que hagamos, parece que será muy incómodo. Los labios de Sarah se curvaron en una sonrisa diabólica. —No necesariamente. ¿Estás dispuesta a seguir mi liderazgo? ¿No importa lo que yo sugiera? Pensamientos de Kade apareciendo... de su enorme erección que había perseguido sus fantasías... —Si involucra a Kade, yo...
Crystal miró a esos ojos de jade. No tenía ni idea de lo que Sarah le pediría hacer, y eso la excitaba. Esta era una oportunidad de pasear por el lado salvaje. Ella asintió, luego volvió a la mesa y se sentó. Sarah volvió a su silla, pero no se sentó. Se desató el pareo envuelto flojamente alrededor de sus caderas, luego lo liberó. Las miradas de Brent y de Evan se trabaron en sus largas y bronceadas piernas. Ella se dio la vuelta, revelando un perfectamente redondeado trasero en forma de corazón, desnudo en su bikini de tanga. Sus caderas se balancearon seductoramente mientras caminaba hacia la piscina. Una vez allí, se dio la vuelta.
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—Cariño, sé que no estás lista para eso... todavía. No, sólo nosotros cuatro.
—No os importa si me quedo desnuda, ¿verdad? —Buscó detrás de ella por el broche del sujetador de su traje de baño y esperó.
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El Club de las Excomulgadas Por supuesto, ellos ya la habían visto en topless, pero algo sobre estar desnuda en un patio privado parecía mucho más íntimo. —Uh... no me importa —dijo Evan. Brent se volvió hacia Crystal con una mirada inquisitiva. —Um... seguro. Ve por ello —dijo Crystal. Todos observaron con anticipación mientras las manos de Sarah se enredaban en su espalda, entonces el sujetador se aflojó ligeramente alrededor de sus costillas. Ella sonrió ampliamente, luego se dio la vuelta. Con la espalda hacia ellos, deslizó los delgados tirantes del traje de baño por sus hombros, después lo lanzó a la cubierta de piedra de la piscina. Se metió en el agua y bajó un par de escalones hasta que el líquido brillante hombro y sonrió hacia ellos. —Crystal, ven y únete a mí. Crystal dejó su copa y se puso de pie, entonces desató el cinturón de su bata de baño y la dejó caer de sus hombros. La arrojó sobre la silla y caminó hacia la piscina, sintiendo las miradas calientes de los hombres en su propio trasero dejado desnudo por su tanga. Una vez que llegó hasta Sarah se metió en el agua, bajó dos escalones, y se puso a su lado. ***** Brent no podía apartar su mirada del magnífico culo de Crystal, desnudo y redondo. Entonces Sarah se dio la vuelta y él no podía dejar de mirar hacia sus
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se agitó alrededor de sus pantorrillas, luego miró hacia atrás por encima de su
pechos llenos y redondos, los pezones grandes y oscuros. Hombre, la mujer era hermosa. No había competencia para Crystal, por supuesto, quien le quitaba el aliento cada vez que la veía, pero Sarah era una mujer extraordinariamente bella.
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El Club de las Excomulgadas Sarah apoyó su mano sobre el hombro de Crystal, y el aliento de Brent se atoró. ¿Esto... esto podría posiblemente ir... hacia donde su polla hinchada esperaba que fuera? A su lado, Evan se movió en su silla, pensando claramente en la misma fantasía. —Crystal, cariño, me refería a unirte a mí en mi libertad —Los dedos de Sarah se deslizaron hacia la parte posterior de la parte superior del bikini de Crystal. Sarah se volvió, quedándose de perfil mientras jugueteaba con el broche. La curva de sus pechos firmes y sus pezones apuntando hacia adelante hizo que la polla de Brent se estremeciera. Y Crystal no la detuvo. Ambos hombres contuvieron la respiración cuando el broche se liberó y tela de colores abandonados en la piedra. Brent deseaba que Crystal se diera la vuelta para poder ver sus hermosos pechos redondos. Su mirada cayó en los de Sarah y su ritmo cardíaco aumentó. Lentamente, Crystal se volvió y sus coquetos y redondeados pechos, no tan grandes como los de Sarah, pero igual de espectaculares, quedaron a la vista. Crystal retiró su mirada de Sarah y la llevó hacia él, casi con timidez. Cuando sus miradas se encontraron, ella la alejó inmediatamente. —¿Por qué vosotros dos no venís a sentaros en el borde de la piscina? — preguntó Sarah. Brent se puso de pie al mismo tiempo que Evan, y los dos se movieron hacia
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Crystal se quitó la parte superior. Sarah la tiró encima del de ella. Dos trozos de
el costado de la piscina curvada, posicionándose para que pudieran ver a las mujeres directamente, y se sentaron. El agua estaba fría sobre los pies de Brent. Sarah tomó la mano de Crystal y la llevó dentro del agua. Cuando ésta se agitó contra el abdomen de Crystal, sus pezones se tensaron, volviéndose duros.
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El Club de las Excomulgadas Brent miró los completos pechos de Sarah. Sus grandes y oscuros pezones se endurecieron, también. ***** Crystal siguió a Sarah más profundamente en el agua. Sus pezones apretados dolían, en parte a causa del frío, pero sobre todo debido a la atención de los dos hombres mirándolas... y por el interés ávido de Sarah. Ésta soltó su mano y nadó en las aguas más profundas. Crystal la siguió hasta el otro extremo de la piscina y se aferró al borde. Sarah la urgió hacia los curvados escalones en la parte más profunda. La fría y delicada mano de Sarah se envolvió alrededor de la de Crystal, y la condujo fuera del agua hacia el trampolín. —Siéntate —dijo Sarah. Crystal se sentó en la tabla, y la mirada de Sarah fue desde su cara hasta sus desnudos de Crystal, el calor la inundó, calentándola, desmintiendo la afilada punta de sus pezones. Crystal arriesgó un vistazo hacia los hombres. Ella capturó la atención intensamente caliente de Evan en sus pezones. Crystal casi saltó cuando sintió los dedos fríos de Sarah acariciar a través de la curva de su pecho, luego sobre su duro pezón. —Tienes unos pechos hermosos, Crystal. Las mejillas de Crystal se calentaron por el cumplido. Esto era tan surrealista. Esta mujer tocándola, mirándola como si deseara follarla, los dos hombres observando con absorta atención. Ella había pensado que esto era para que Sarah estuviera con los dos hombres, pero esto había girado concentrándose en ella.
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hombros, luego hacia abajo. A medida que la mujer miraba hacia los pechos
Echó un vistazo hacia Brent, su ardiente mirada casi quemándola, entonces ella lo entendió. Así era como Sarah quería que las cosas se pusieran a rodar. ¿Qué hombre no fantaseaba con dos mujeres juntas? Una mujer tocando a otra garantizaba
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El Club de las Excomulgadas poner a cualquier hombre cachondo. Al igual que cuando Sarah había puesto bronceador en los pechos desnudos de Crystal en la playa y viceversa. Pero esto era más intenso. No había ninguna pretensión de que estos toques eran inocentes. Todo sobre esta situación estaba cargado de sexualidad. Los dedos de Sarah acariciaron el otro pezón de Crystal, y el calor se reunió dentro de ella. Sarah la estaba excitando mucho. Se puso en cuclillas, y mientras su otra mano acariciaba hacia abajo por el vientre de Crystal y a lo largo de la correa de la tanga que rodeaba su cintura, Crystal se dio cuenta que esto no iba sólo de Sarah siendo follada por los dos hombres. Crystal estaba a punto de ir a donde nunca había viajado antes. Sarah se inclinó hacia delante y su lengua lamió el duro y dolorido pezón de Crystal. Una mano se deslizó alrededor de la espalda de Crystal y la atrajo hacia protuberancia estuvo envuelta en el calor de la boca de Sarah, su lengua golpeando y provocando hasta que la respiración de Crystal se tornó errática. Entonces esa cálida boca se movió hacia su otro pecho y succionó el pezón profundamente. Crystal jadeó. Sarah presionó su mano en el pecho de Crystal hasta que ella se acostó sobre su espalda. —Muévete hacia arriba —instruyó Sarah. Crystal se deslizó más allá sobre la tabla, el acabado áspero le raspó la espalda mientras se movía, agregándose a las sensaciones intensamente sensuales arrasando a través suyo. Cuando Sarah la urgió a moverse más lejos todavía, dobló
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adelante, mientras que la otra fue alrededor de su pecho. De repente, la fría
las piernas sobre la tabla y se empujó hacia atrás hasta que quedó totalmente estirada sobre ella.
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El Club de las Excomulgadas Sarah apoyó una rodilla al lado de la cintura de Crystal y le agarró las muñecas, sujetándolas por encima de su cabeza. Instintivamente, Crystal empujó contra la restricción, su pecho arqueándose hacia arriba. Sarah se inclinó hacia delante y capturó los labios de Crystal en un delicado beso. Luego lo profundizó, su lengua deslizándose en la boca de Crystal. Desconcertada, ésta aspiró aire, entonces la dulce sensación de una lengua suave tocando en su boca, labios delicados jugando en los de ella, la sedujo en sumisión. Ella abrió y permitió a Sarah acceso completo. Sarah liberó la boca de Crystal, luego besó hacia abajo por su pecho y cubrió su pezón. Entonces lo succionó profundo. Ante la sensación de la caliente y húmeda boca cubriéndola y la profunda succión sobre su dolorido pezón, Crystal jadeó de nuevo.
haga, agárrate del trampolín y no te sueltes. ¿Entiendes? Crystal asintió. Cuando Sarah la soltó, agarró la tabla a cada lado justo por encima de su cabeza y se aferró, lo que provocó que sus pechos se empujaran un poco hacia arriba. Dios, se sentía increíblemente sexy tumbada boca arriba en el trampolín sin idea de lo que estaba por venir, sobre todo con los dos hombres mirando tan atentamente, claramente excitados. Sarah enganchó sus dedos bajo el elástico de la tanga de Crystal y la arrastró hacia abajo. Crystal echó un vistazo hacia los hombres mientras levantaba sus caderas para que Sarah pudiera guiar la tanga hacia abajo por sus caderas, muslos, y luego la sacara. Evan acarició el bulto en su traje de baño, mientras que Brent mantuvo firmemente sus manos cerradas en su regazo.
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—Voy a liberarte las muñecas —dijo Sarah con autoridad—. Cuando lo
Sarah guió una de las piernas de Crystal hacia un lado del trampolín, luego la otra hacia el otro lado, por lo que Crystal estaba a horcajadas de la tabla. Abierta a Sarah. Ésta se sentó en la tabla y acarició los muslos internos de Crystal, quien tembló ante el delicado toque. Sarah puso sus dos manos sobre las piernas de
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El Club de las Excomulgadas Crystal y acarició hacia arriba, acercándose al húmedo centro. Sin pensarlo, Crystal dejó que sus dedos se deslizaran del trampolín. Inmediatamente, Sarah se puso de pie y capturó sus muñecas de nuevo. —Creo que podría necesitar ayuda para mantenerla estirada —Sarah miró
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hacia los hombres—. Brent y Evan, ¿me podéis echar una mano?
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El Club de las Excomulgadas Capítulo Dieciséis Crystal casi se rió cuando los hombres se apresuraron hacia ella, pero cuando sus manos fuertes sujetaron alrededor de sus muñecas como bandas de hierro y la inmovilizaron al trampolín una vez más, su corazón se aceleró. Ella miró a Evan y él le guiñó un ojo. Cuando Sarah acarició los muslos de Crystal de nuevo, sus párpados se cerraron ante las deliciosas sensaciones corriendo a través suyo. Las yemas de los dedos de Sarah se deslizaron hacia arriba. Despacio. Cada vez más cerca de la dolorida vagina de Crystal, quien se arqueó hacia arriba. Dedos delicados rozando ligeramente a lo largo de su piel sensible. Entonces la tocaron. Allí, donde el calor debía estar humeando de ella. Un Deslizándose a lo largo de su carne resbaladiza. Deslizándose dentro de su apertura. Acariciando. Más profundo. Una cálida boca cubrió su clítoris y ella jadeó, luego gimió cuando la lengua de Sarah revoloteó sobre su capullo sensible. Crystal empujó contra las fuertes manos masculinas aprisionándole las muñecas, luego gimió de frustración y deleite cuando la lengua se agitó de nuevo, entonces se arremolinó contra su clítoris. Ella empujó su cuerpo hacia adelante. Sarah se echó a reír, un sonido suave y melodioso. Luego presionó hacia abajo sobre las caderas de Crystal y apretó su boca con más firmeza en la raja, luego condujo sus dedos dentro mientras chupaba su clítoris. Sensaciones salvajes bailaron a través de Crystal mientras se arqueaba y se sacudía de nuevo. El placer la inundó, aumentando progresivamente hasta que su gemido se convirtió en un grito de liberación mientras las olas de placer crecían
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suave suspiro escapó de sus labios. Toda su atención centrada en los dedos.
en un éxtasis demoledor. Por último, se desplomó sobre la tabla, agotada.
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El Club de las Excomulgadas Sarah se inclinó hacia delante y la besó, luego se puso de pie. Se quitó su tanga y la tiró a un lado, luego puso las manos en sus caderas. —Ahora, quiero un par de buenos hombres —Ella sonrió y miró hacia Evan y Brent, quienes aún sostenían las muñecas de Crystal—. Creo que vosotros lo haréis muy bien. ***** Brent miró hacia Crystal, su polla sacudiéndose dentro de su traje de baño como si tratara de escapar. Maldición, esa fue la cosa más caliente que jamás había presenciado. Su rostro seguía brillando por su orgasmo. Le retiró su largo pelo color castaño del rostro. Ella le sonrió y asintió. Él miró a Sarah, desnuda y sexy. Esta era la razón por la que Crystal los había traído aquí. Él tenía que reconocerle esto a Crystal. Desde luego mostraba un fuerte Brent encontraba a Crystal infinitamente más atractiva, pero aun así era cierto que Sarah era una mujer increíblemente hermosa. Estaba orgulloso de Crystal por estar tan segura de sí misma. Evan se quitó su camiseta y traje de baño y los arrojó a un lado en un montón. Brent hizo lo mismo, liberando su duro y tensionado pene. Cuando Sarah los miró, sonrió y se acarició los pechos, luego pellizcó sus apretados y duros pezones. —Brent, ven aquí y acaricia mis pechos. Él echó un vistazo hacia abajo a Crystal y buscó su expresión de nuevo. Ella sonrió.
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sentido de autoestima enviándolos a Evan y a él ante esta mujer impresionante.
—No vas a ignorar a mi Ama, ¿verdad? ¿Ama? Oh, Dios, el sonido de eso lo puso caliente. Sarah ordenándole a Crystal. Haciéndola interpretar actos sexuales. Su pene se tensó aún más. Dio un 159
El Club de las Excomulgadas paso hacia Sarah y apoyó su mano en el hombro de ella, su mirada pegada en sus pezones duros. Se deslizó hacia abajo por su pecho, luego ahuecó sus exquisitos senos. —Oh, eso se siente bien —dijo ella—. Evan, ponte de pie detrás de mí y acaríciame, también. Evan se acercó detrás de ella, su gran polla sobresaliendo hacia adelante. Tal vez era porque las hormonas de Brent estaban hiperactivas por la escena erótica que acababa de presenciar, pero ante la vista de la enorme erección de Evan, Brent tuvo que luchar contra un intenso anhelo de agarrar esa polla y acariciarla. Cuando las manos de Evan se deslizaron alrededor de los pechos de Sarah, Brent movió sus manos hacia arriba para acariciar su suave rostro. Evan acarició sus pezones, luego cubrió los pechos con sus manos.
por sus delicados labios antes de empujar en su cálida y húmeda boca. Recordó cómo estos labios habían jugado sobre los pechos de Crystal sólo momentos antes. Luego sobre su delicioso coño. Dándole placer a Crystal. Llevándola al orgasmo. Su polla dolió de necesidad. Las manos de Evan se deslizaron de los pechos de Sarah, entonces él la agarró por los brazos. —No recibimos órdenes de ti —dijo Evan con simulado desdén—. Podemos fácilmente dominarte, así que te sugiero que hagas lo que decimos. Brent miró hacia los ojos de Sarah y vio encenderse el fuego. —¿Y si me niego? —les lanzó ella.
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Brent inclinó la cabeza de ella hacia arriba y la besó, deslizando su lengua
Evan apretó su agarre y la atrajo contra su sólido y desnudo cuerpo. —Realmente tienes pocas opciones.
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El Club de las Excomulgadas Cuando él le llevó los brazos hacia atrás, los pechos de Sarah se arquearon hacia adelante. Brent los acarició, luego se inclinó hacia abajo y cubrió uno con su boca, luego chupó. Duro. Su polla se sacudió ante su agudo jadeo. Levantó su cabeza y se trasladó a su otro pezón mientras Evan ahuecaba el que Brent había dejado y apretaba el pezón entre su pulgar e índice. Él capturó un vistazo rápido de Crystal, ahora sentada en el trampolín, observándolos. Su polla se hinchó más cuando notó sus dedos deslizándose entre sus piernas y hundiéndose dentro de su coño. Chupó más duro sobre el pezón de Sarah y ella gimió. Oh, Dios, estaba tan jodidamente excitado. Evan la llevó hacia atrás, entonces presionó la cabeza de ella hacia abajo, inclinándola hacia Brent. Brent agarró su polla dura y la presionó a sus labios de color rosa, entonces gimió cuando ella los envolvió alrededor de su eje. Ella lamió su punta, luego se zambulló, tomándolo plenamente en su boca y garganta. Se glande como un chupete. Los párpados de Brent se cerraron, entonces los abrió de golpe cuando se dio cuenta que estaba imaginando a Evan chupando su polla. ¿Qué diablos le pasaba? Evan caminó hacia la mesa y recogió un condón, luego abrió el paquete y se lo puso. Agarró uno extra y regresó, dejándolo caer en el suelo junto a Brent. Él acarició el culo redondo de Sarah, entonces agarró su duro miembro y provocó la apertura con su punta, luego se movió más abajo y se empujó profundo. Sarah gimió alrededor del glande de Brent, luego empezó a chupar de nuevo. Evan empujó un par de veces más, entonces se retiró. Se reposicionó a sí mismo, luego muy lentamente empujó hacia adelante. A través de una neblina de lujuria, Brent observó la polla de Evan deslizarse
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deslizó hacia atrás y envolvió sus delicadas manos a su alrededor, luego chupó su
en la apertura trasera de ella. Dios, había deseado hacerle eso a Crystal, pero después de que ella le hubiera hablado de los intentos torpes de su ex marido, había decidido que el placer que le daría a él no valía la pena la angustia que le causaría a Crystal.
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El Club de las Excomulgadas Pero mientras miraba el duro eje de Evan deslizarse entre las hermosas nalgas redondas de Sarah, en lo único que podía pensar era en la polla de Evan. Y su propio placer mientras Sarah chupaba y lo apretaba. La boca de Sarah se deslizó de la polla de Brent. —Oh, Dios, síp. Quiero tu polla en mi culo —Ella contuvo el aliento cuando Evan se deslizó más profundo—. Ohhh... síp. Empújala dentro. Ella echó la cabeza hacia atrás, sus dedos apretándose alrededor de la erección de Brent, acariciándolo arriba y abajo, enviando un intenso placer surgiendo a través de él. Evan empujó hasta el fondo, empalándola. Él la agarró por las caderas y la atrajo hacia el final del trampolín, luego se sentó. Crystal se escabulló fuera de la tabla hacia un sillón cercano, donde se extendió. Brent la vio deslizar los dedos las piernas ampliamente abiertas. Las manos de Evan agarraron sus caderas y la guiaron arriba y abajo. La visión de su polla deslizándose dentro y fuera de su culo hizo que las hormonas de Brent se salieran de control. Recogió el condón del suelo y lo abrió, luego lo rodó en él... la hambrienta mirada de Sarah envió calor zumbando a través suyo. Caminó hacia ella, deseando sentir su coño húmedo a su alrededor. Agarrando su polla, se arrodilló delante de ella, luego presionó su glande en su mojada apertura. —Oh, sí —murmuró ella—. Conduce tu gran polla dentro de mí. Todo pensamiento razonable se desvió de su cerebro mientras se conducía hacia adelante en el resbaladizo calor de su cuerpo. Ella se apretó alrededor de él.
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brillantes en su coño de nuevo. Él se volvió hacia la mujer sentada sobre Evan, con
Sus manos agarraron sus hombros mientras su cuerpo la apretaba con fuerza contra Evan. La polla de Evan estaba profundamente en su culo, casi rozando contra la propia polla de Brent.
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El Club de las Excomulgadas Joder, síp, esto era con lo que él y Evan habían fantaseado. Compartir una mujer así. Era erótico y salvaje y traía toda una nueva faceta a su amistad. Una íntima y erótica faceta. Casi como si él y Evan estuvieran follándose entre sí. —Oh, por favor. Fólladme —gimió Sarah. Brent retrocedió, luego empujó hacia adelante, incrustando su polla en ella de nuevo. ***** Crystal acarició su dolorido pecho con una mano y deslizó sus dedos profundamente en su vagina mientras observaba a Evan y Brent conducirse dentro
Ver las dos pollas deslizarse dentro y fuera de ella, como pistones de carne y sangre avivando su fuego, envió a Crystal en una espiral. Sarah gimió, y la vagina de Crystal se apretó entre sus dedos. Sus pollas embistieron más rápido en Sarah. El rostro de Evan se retorció de placer. La expresión siempre controlada de Brent se desvaneció un poco. Crystal encontró su clítoris y sacudió la punta de su dedo sobre este. —Oh, Dios, sí. Fólladme más duro —Sarah echó hacia atrás la cabeza y gimió cuando un orgasmo se apoderó de ella. En cuestión de segundos, los dos hombres gimieron y se estremecieron contra ella. La vista de ello excitó a Crystal intensamente, y su cuerpo se tensó. El placer se apoderó de ella y gritó, también, en la ola del placer.
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de Sarah.
Crystal se desplomó en la tumbona, observando a Sarah estremecerse entre Evan y Brent. Ellos miraron por encima hacia Crystal, sus miradas intensas. A pesar de que todavía estaban dentro de Sarah, ella podía ver su hambre. Brent se volvió hacia Sarah y la besó, luego se apartó de ella y se quitó el condón. En 163
El Club de las Excomulgadas cuestión de segundos, estaba de pie frente a Crystal. La levantó de la silla y la llevó a la hierba, a continuación, la dejó allí. Su pene estaba semi-erecto cuando se acomodó sobre ella y capturó sus labios en un beso apasionado. Su lengua se deslizó dentro de su boca, quitándole el aliento. Su pene, apoyado en su vientre, se endureció. Ella envolvió su mano alrededor de su eje y acarició hasta que estuvo muy duro, luego lo guió hacia su apertura. Él la penetró una y otra vez, hasta que las olas de placer la golpearon hacia el puro éxtasis, seguidas por su gemido de culminación. Ella se aferró a sus hombros y gimió largo y duro. Después de unos minutos, él desaceleró y entonces le sonrió. Su beso fue dulce y amoroso esta vez, después él se apartó. Evan se acercó a ella, el hambre en sus ojos. Se posicionó sobre ella, luego presionó su polla dura como una roca en su apertura y se adentró. Su polla la llenó una y otra vez, y de inmediato ella jadeó en
Dios, estos hombres sabían cómo follarla. Evan la besó, luego rodó hacia un lado y la abrazó. Crystal se había preocupado por estar celosa, pero la visión de sus dos hombres follando a Sarah en realidad le dio más confianza. Porque estaba claro que por mucho que parecieran disfrutar de Sarah, ellos deseaban más a Crystal. ***** Crystal sorbió su bebida mientras se estiraba en la tumbona, mirando la sensacional puesta de sol sobre el océano. El cielo estaba inundado de rayas naranja y oro, el profundo color naranja se reflejaba en el agua ondulante. Brent estaba
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otro orgasmo. Evan la siguió.
sentado en la silla junto a ella, y Evan estaba de pie al lado de una alta planta en maceta, mirando por encima del agua. Ninguno de ellos había hablado mucho desde el encuentro de esta tarde con Sarah. Brent y Evan ciertamente habían disfrutado de la aventura sexual, pero una
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El Club de las Excomulgadas vez que habían regresado al chalet, era como si la realidad se hubiera impuesto y no estaban seguros de cómo reaccionar frente a lo que había sucedido. Ella había ido a nadar en la piscina, luego leyó un poco, dejándolos con sus pensamientos. Brent había hecho una deliciosa ensalada con pollo marinado para la cena, y ahora disfrutaban tranquilamente el espectacular final del día. Pero era sólo pasadas las siete, con varias horas por delante antes de acostarse. No podía permitir este silencio por mucho más tiempo. —Ninguno ha dicho mucho esta noche —dijo ella. Evan volvió la cabeza hacia ella, pero no dijo nada, luego tomó un sorbo de cerveza del vaso alto que sostenía. Ella se volvió hacia Brent.
Brent la miró, luego regresó su mirada hacia la puesta del sol. —Síp. Claro. Su ceja se arqueó. —Ninguno parece muy entusiasta. Evan miró a Brent con incertidumbre, luego de vuelta a Crystal. —Bueno, fue un poco extraño. Estar con otra mujer. Frente a ti. Ella apoyó su mano sobre su pecho, sus dedos acariciando la piel entre el bikini.
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—Has disfrutado estar con Sarah, ¿verdad?
—Me pareció muy excitante. Especialmente vosotros compartiéndola —Ella sonrió. Brent se puso de pie.
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El Club de las Excomulgadas —Voy a ir a limpiar los platos. —¿En serio? —observó mientras él recogía su vaso vacío y se dirigía hacia la puerta del patio. ¿Brent ofreciéndose voluntario para lavar los platos? —Yo te ayudaré —Evan miró la copa de Crystal, que estaba casi vacío—. ¿Quieres otro más frío? Terminó el último sorbo y le entregó la copa. —Por supuesto. Desapareció en la casa. Cinco minutos más tarde, apareció con una nueva bebida para ella, entonces se sentó. —Pensé que ibas a ayudar.
momentos. Ella frunció los labios. —¿Fue un error sugerir que compartierais a Sarah? Evan tomó un sorbo de cerveza, luego se reclinó en la silla. —No por lo que a mí respecta. Voy a fantasear acerca de esta tarde durante mucho tiempo —Volvió su mirada ardiente hacia ella—. Sobre todo la parte en la que Sarah estaba lamiendo tu coño. Ella se echó a reír. Los hombres eran todos iguales. Por lo menos, ella había pensado así. Miró hacia la casa.
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—Lo estaba, pero creo que Brent necesita un poco de espacio en estos
—Entonces, ¿por qué Brent no está contento? ¿Crees que se siente culpable, a pesar de que dije que estaba bien?
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El Club de las Excomulgadas —Puede ser. No estoy muy seguro. Traté de hablar con él acerca de esto en la cocina, pero él sólo se cerró. No tengo ninguna duda de que le gustó, quiero decir, su pene estaba muy duro, pero... —Evan se encogió de hombros. Crystal se echó hacia atrás en la silla y miró la puesta del sol. Ella sólo tendría que esperar y ver si Brent se abriría más tarde. Ella y Evan se relajaron en el patio, mirando el cielo resplandeciente mientras el sol se hundía en el horizonte. Pronto oscureció, y decidieron entrar en la casa. Las encimeras de la cocina estaban impecablemente limpias, y Brent estaba sentado delante de la TV. —¿Queréis uniros? —preguntó, acariciando el cojín del sofá junto a él. Ella echó un vistazo a la pantalla y las intermitentes explosiones. Una
—Yo lo haré —Evan se sentó en el sillón y puso los pies sobre la otomana. —No, creo que me iré a leer mi libro —Ella se dirigió hacia el dormitorio. Les daría un tiempo a solas. Quizás Evan podía hablar con él y averiguar lo que estaba pasando. Dos horas más tarde, ella asomó la cabeza de nuevo en la sala de estar para verlos a ambos absortos en la TV. Alguna película sobre persecución de coches en esta ocasión. Ella debería haberlo pensado mejor antes de imaginar que dos hombres hablarían de sus sentimientos, especialmente con una película emocionante en la televisión. Regresó al dormitorio y se puso su camisón negro más ceñido, que se pegaba a su cuerpo, con un profundo escote en el cuello, y una abertura en una pierna
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película de aventuras de algún tipo.
hasta la cadera. Desfiló hasta la sala de estar y se posó en la puerta, una mano en la cadera, la otra apoyada contra el marco de la puerta.
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El Club de las Excomulgadas Ninguno de los dos miró hacia ella, así que entró en la habitación con un vaivén de sus caderas, luego se sentó en el sofá junto a Brent. Al cruzar las piernas, el camisón se abrió, revelando su largo muslo bronceado. Brent miró en su dirección, a continuación, su mirada se clavó en su pierna desnuda. Ella se acarició el muslo, consciente de que Evan había echado un vistazo en su dirección, también. Ambos observaron el movimiento con avidez. —Estaba pensando que tal vez esta noche todos podríamos ir a la cama juntos. Miró hacia Brent, y su corazón se hundió cuando vio vacilación en sus ojos. Entonces su mirada se dirigió a la curva de sus pechos, y él le agarró la mano y se levantó.
—¿Vienes, Evan? —llamó Brent mientras entraba en la habitación. —Justo detrás de ti, amigo.
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Él prácticamente la arrastró a través de la sala y por el pasillo.
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El Club de las Excomulgadas Capítulo Diecisiete Maldición. Desde que Crystal había entrado en la sala de estar con ese atractivo camisón abrazando cada curva de su cuerpo, la polla de Brent había estado doliendo. Ahora, ante la vista de ella sonriendo hacia él mientras se giraba y pasaba sus manos hacia abajo por sus costados, deslizándose por encima de la brillante tela negra, su polla hinchada palpitaba de deseo. Quería lanzar sus brazos alrededor de ella y presionarla sobre la cama, luego hundir su duro miembro en ella. Pero eso no es lo que ella quería. No exactamente. Quería que tanto él como Evan la follaran al mismo tiempo. Empujaran sus dos pollas en ella al mismo tiempo.
dejado a Brent... nervioso. Había tenido sentimientos... extraños, sentimientos... por Evan. Mierda, una mujer hermosa, excepcionalmente sexy había estado entre ellos, gimiendo en medio de la pasión... y Brent había sentido un profundo deseo de tocar a Evan, por el amor de Dios. Agarrar su polla y acariciarla. Había querido tener esa gran erección en su mano. Y había querido que Evan lo tocara, también. Sentir las fuertes manos de Evan alrededor de su pene. Apretando. Pulsándola en su mano. Dios, y más, pero él ni siquiera dejaría a sus pensamientos ir allí. Crystal deslizó un tirante por su hombro. En un minuto, ella estaría de pie delante de ellos desnuda.
Opal Carew - Insaciable
Pero ellos habían hecho exactamente eso con Sarah esta tarde, y todo había
Maldición. Si los tres se ponían a ello ahora mismo, tendría que enfrentarse a esos sentimientos de nuevo, y él simplemente no podía manejar eso ahora. Dio un paso hacia Crystal y detuvo su mano mientras se estiraba por el otro tirante.
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El Club de las Excomulgadas —Espera. Ella lo miró, sus ojos muy abiertos por la sorpresa. Necesitaba un poco de tiempo. Estos sentimientos confusos eran probablemente resultado de la excitación y la extrañeza de la situación. De alguna manera sus hormonas estaban en corto circuito. Eso es todo. Mañana, tendría todo más en perspectiva. Pero esta noche... —Ha sido un día agitado —continuó Brent—. ¿Por qué no solo... nos vamos a dormir? Ella lo miró por un momento, luego suspiró y asintió. —Está bien, seguro —Se volvió hacia la cama y se mordió el labio inferior— . Yo estaba realmente esperando... —Ella miró de nuevo hacia él— …realmente juntos. Pero no quiero que estés incómodo. Evan miró a Brent, entonces se encogió de hombros y se acercó a la cama. —Vamos. Es una cama grande —dijo Evan—. Hay espacio para todos nosotros. Brent se quedó mirando hacia la cama mientras Evan retiraba las mantas, luego se despojaba de su ropa, dejando al descubierto una gruesa erección, con venas púrpuras. Brent intentó alejar su mirada de la erección de su amigo, pero no podía hacerlo. Su propia polla se hinchó aún más. Maldita sea, él no se sentía atraído por los hombres. Él estaba enamorado de Crystal, por el amor de Dios.
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quería estar cerca de los dos. Tenía la esperanza de que pudiéramos... dormir
Crystal miró hacia Brent con incertidumbre. Si él retrocedía ahora, ella se subiría a la cama con Evan y no había manera en el infierno de que no terminaran follando. No, si Brent los dejaba solos. Y no se trataba de eso. Evan parecía ser capaz de manejar el gusto de Crystal por explorar el lado salvaje, y Brent sabía que 170
El Club de las Excomulgadas corría el riesgo de que Crystal pudiera terminar eligiendo a Evan sobre él por eso. Pero él la amaba, y no quería perderla. Lo más loco era que, encontraba el lado salvaje de Crystal intensamente atractivo. Le encantaba que ella quisiera probar estas aventuras no convencionales y eróticas. Pero tenía que conseguir enfocarse y averiguar qué demonios estaba pasando con estos raros impulsos. Y la mejor manera de hacerlo era sólo seguir adelante. Sobre todo si de lo que estaban hablando era de dormir en la misma cama. Él y Cristal y Evan. Con Crystal entre ellos. Él podía hacer eso. Respirando profundo, Brent se quitó la ropa y siguió a Crystal a la cama,
***** Crystal sonrió mientras ambos hombres yacían junto a ella, uno a cada lado. Ambos se desplazaron cerca, pero permanecieron sobre sus espaldas, con sólo los costados de sus cuerpos tocando el suyo. Cerró los ojos y se preguntó cuánto tiempo le tomaría dormirse, sabiendo que había dos guapos hombres, que amaba, tendidos desnudos junto a ella, ambos calientes y hambrientos por ella, incluso aunque se negaban a hacer algo al respecto. Ella suspiró y cerró los ojos. Una hora más tarde podía decir que ellos todavía estaban despiertos, pero finalmente ella se sintió ir a la deriva.
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luego se subió al lado de ella.
***** Evan se quedó mirando el techo. Maldición. ¿Cuándo terminaría esta noche?
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El Club de las Excomulgadas Crystal yacía a su lado, su respiración regular una indicación de que finalmente se había quedado dormida. Y junto a ella estaba Brent. ¿Qué estaba pasando con Brent? A menudo habían hablado de qué gran aventura sería compartir una mujer, sin embargo, desde que habían hecho precisamente eso esta tarde, Brent se había cerrado. Evan entendía que debía ser extraño para Brent haber hecho eso con Crystal observando, pero no sentía como que fuera ese el problema. Parecía más como si Brent estuviera enojado con Evan por alguna razón. Aspiró una profunda y estable respiración. ¿Qué diablos esperaba? Él había arruinado la boda de su amigo y, potencialmente, su felicidad. La culpa roía a través de él, pero en el fondo sabía, todos ellos sabían, que si hubieran ocultado el hecho de que él y Crystal tenían sentimientos uno por el otro, con el tiempo les habría estallado en la cara. Por doloroso que fuera, era mejor sacarlo a la luz y enfrentarlo.
cambiaba de posición. Su pene estuvo en completa atención. ¿Cómo no estarlo con la sensación del cuerpo caliente de Crystal a su lado, sólo una fina capa de seda entre ellos, y el conocimiento de que sus suaves pechos eran de fácil acceso? Quería rodar sobre su costado y abrazarla. Besarla y explorar sus curvas sensuales. Pero no con Brent a su lado. El tiempo siguió pasando lento, pero al final el agotamiento se hizo presente y se quedó dormido. *****
Opal Carew - Insaciable
Crystal murmuró en su sueño, y su brazo rozó su cadera mientras ella
El cuerpo de Crystal se sentía pesado por la necesidad. Las manos de Evan se cerraron alrededor de ella y acarició sus pechos, haciendo que sus pezones se pararan duros y doloridos. Él la rodó sobre su costado, lejos de él, y presionó su polla larga y dura en su apertura trasera. Ella contuvo el aliento mientras él se
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El Club de las Excomulgadas empujaba hacia adelante, deslizándose en su interior. Jadeo ante el intenso placer de ser llenada por él. Ella abrió sus párpados, y Brent la miró con cálidos ojos. —¿Puedes sentir la polla de Evan dentro de ti? Ella asintió con la cabeza, apretando sus músculos alrededor de ésta. —¿Te gusta? —preguntó Brent. —Oh, sí —respondió ella, su voz ronca. —Bien —Brent la besó, y sus entrañas se fundieron en una marea de deseo. Amaba tener a Evan dentro suyo, pero ella quería más. Quería a Brent,
Él envolvió su mano alrededor de su polla gruesa y dura, y se acercó más. Ella sintió su sólida erección presionar contra su vagina y se abrió para él, desesperada por sentir su gran polla dentro suyo, también. Él empujó hacia adelante y ella gimió. Su polla caliente, dura como el mármol la llenó. Los cuerpos de ambos hombres se presionaron firmemente contra ella, sus largas erecciones clavándose en ella. Tomó aire, tratando de recuperar su aliento, pero la excitación inundándola lo hizo imposible. —Oh, Dios, no puedo creer que estéis dentro de mí. Que vayáis a hacerme el amor al mismo tiempo. Brent la besó mientras los labios de Evan acariciaban la parte posterior de su cuello.
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también.
—Así es, nena —La boca de Brent rozó la suya de nuevo—. Vamos a follarte hasta que no puedas respirar. Vamos a perforarte hasta que grites en éxtasis.
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El Club de las Excomulgadas —Oh, sí, ¡hacedlo! Por favor, hacedlo —jadeó cuando ambas pollas se impulsaron profundamente—. Folladme. ¡Folladme! ¡FOLLADME! Su placer se disparó mientras la penetraban; una y otra vez. Elevándola como la marea alta. Golpeando fuerte a través de ella. Pero entonces llegó a una meseta. Ellos continuaron llenándola con sus gloriosas pollas, pero la cima del éxtasis nunca llegó. Ella se retorció y tiró su cabeza hacia atrás. ***** Luz explotó a través de sus párpados y éstos se abrieron de golpe. La sensación de las grandes y duras pollas dentro de ella se desvaneció. Apretó sus músculos internos, con la esperanza de montar la ola de la culminación, pero fue en
Ella se vio la cara de Evan en la almohada junto a la de ella, sus ojos cerrados. Estaba dormido. Maldición. Todo había sido un sueño. Bueno, no todo. Tenía dos sexys hombres desnudos en la cama con ella, pero la parte donde estaban follándola fue un sueño. Echó un vistazo al reloj; 06:10. Ella sonrió. Tal vez fue un sueño, pero era uno que tenía la intención de hacer realidad. *****
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vano.
Brent se despertó con la sensación erótica de algo cálido y húmedo envuelto alrededor de su pene, el cual estaba hinchándose rápidamente. Sin abrir los ojos, se estiró hacia abajo y acarició el pelo de Crystal mientras ella chupaba su polla dura
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El Club de las Excomulgadas ahora. Ella besó hacia arriba por su vientre, luego lamió uno de sus pezones, que se convirtió en una cima dura debajo de su lengua. Ella chupó, enviando ardiente calor a través suyo, y él gimió. Ella se movió, y él abrió los ojos y sonrió. Entonces su sonrisa se volvió un ceño fruncido ante la vista de Evan yaciendo detrás de Crystal mientras ella rodaba sobre su espalda y se estiraba entre ellos. Pero su polla palpitaba en necesidad. Se movió sobre su costado para ponerse frente a ella, y ella se volvió hacia él con una sonrisa. Ella ahuecó su mejilla y se inclinó hacia delante para mordisquear su barbilla áspera por la barba. Luego lo besó. Él envolvió su brazo alrededor de ella y la acercó a su cuerpo, tratando de ignorar la imagen de Evan, quien se había movido más cerca detrás de ella y estaba besando su hombro. Sus suaves pechos se de su cabeza y la besó, llevando su lengua dentro de su boca. La lengua de ella onduló contra la suya, entonces sintió la mano de Evan deslizarse entre sus cuerpos y capturar el pezón de ella. Un escalofrío recorrió a Brent ante el toque de Evan. Su boca se apartó de la de él mientras ella contenía el aliento. Luego gimió. Brent acarició hacia abajo por su costado, entonces su mano se deslizó sobre su estómago hacia su muslo. Pero cuando encontró su dulce coño, sus dedos rozaron contra algo duro. El bulboso glande de Evan empujó entre los muslos de ella, y justo ahora descansaba en la palma de Brent. Sólido y grueso. Un abrumador deseo de apretarlo... envolver su mano alrededor de la polla de Evan y acariciar su longitud... arrasó a Brent. Oh, Dios, lo deseaba tanto.
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apretaron contra el pecho de Brent, volviéndolo salvaje. Metió su mano alrededor
Brent retrocedió. —¡Maldita sea! —Su estómago se apretó mientras arrojaba fuera las mantas y se lanzaba sobre sus pies, luego salió de la habitación.
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El Club de las Excomulgadas Capítulo Dieciocho Crystal lo observó irse con los ojos muy abiertos. Oh, Dios, ¿habría arruinado todo? —¿Deberíamos ir tras él? —le preguntó a Evan, cuya polla seguía apoyada cómodamente entre sus piernas, descansando contra su muy húmeda y dolorida apertura. Evan apretó su pecho con delicadeza, haciendo que apoyara su espalda contra él. —No, necesita algo de espacio ahora. —¿Y qué de ti? —Su intenso deseo, avivado por haber estado intercalada erótico sueño, le hacía difícil concentrarse. Ella aplanó la mano de Evan sobre su pecho y se inclinó en esta. Su pezón empujó en su palma—. ¿Tú no necesitas algo de espacio? —Necesito tan poco espacio como sea posible entre nosotros ahora mismo —Él le dio la vuelta para que lo enfrentara. Ella inmediatamente extrañó su polla grande y dura tan cerca de su húmeda y necesitada carne. Acarició los irregulares mechones de pelo que le caían sobre los ojos y rozó sus labios con los de él, luego introdujo su lengua en su boca y lo saboreó. —Oh, Dios, yo también —Envolvió su mano alrededor de su gruesa polla y acarició, imaginándola deslizarse en ella, luego deslizó su lengua dentro de su
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entre dos hombres desnudos y calientes toda la noche, y un extremadamente
boca de nuevo. Él la recostó de espaldas y se puso sobre ella. —Mujer, me estás volviendo loco —Deslizó su mano alrededor de la de 177
El Club de las Excomulgadas ella y guió su polla hacia su entrada. Jugueteó con ella, deslizando la punta sobre su resbaladiza abertura, pero sin empujar hacia dentro. —Maldición, Evan. Empuja esa cosa dentro de mí antes de que grite de frustración. Quitó su mano de la de él y arrastró las puntas de sus dedos sobre sus pelotas para persuadirlo. Él sonrió. —De hecho intento oírte gritar, pero la frustración no es lo que tengo en mente. Acarició su cuello con su nariz, al parecer ignorando su demanda mientras continuaba acariciándola con la punta de su erección; entonces se cuerpo la clavó a la cama. Ella gimió ante el inmenso placer. Él agarró sus muñecas, sosteniéndolas por encima de su cabeza, y le sonrió. —¿Entonces? ¿Es eso lo que querías? Ella se contoneó debajo de él. —Casi —Luego apretó sus músculos internos alrededor de él, sacándole un delicioso gemido. Acarició su sien con la nariz, entonces sopló en su oído—. Ahora fóllame. —¡Sí, señora! —Retrocedió, luego volvió a empalarla profundamente.
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movió y la penetró. Su dura vara la llenó como una gruesa y erótica estaca, su
Esta vez ella gimió. —Oh, Dios, dame más —gritó. Se hizo hacia atrás y empujó de nuevo. Y luego otra vez. Unos pocos 178
El Club de las Excomulgadas empujes más de su caliente y dura polla y la felicidad se catapultó a través de ella. Gimió mientras empujaba contra el agarre en sus muñecas, la sensación de estar siendo inmovilizada aumentando su placer. Él siguió penetrándola, luego arqueó su pelvis contra ella. El calor la llenó mientras él gemía. Ella se relajó y abrió los ojos para ver a Evan mirándola con intensidad. Él capturó sus labios en un apasionado beso. —Dios, te amo tanto —La besó de nuevo—. Quiero que seas mía, que pases tu vida conmigo. Su corazón se encogió. —Oh, Evan, también te amo, pero... —Ella no podía mirar en esos almohada y gimió, las lágrimas picando en sus ojos—. No quiero tener que escoger entre Brent y tú. Evan se acostó junto a ella. Sintió su mano acariciar su hombro, el contacto suave y reconfortante. —Sé que amas a Brent también. Lo entiendo. No sé si ayuda, pero si me escoges, estaría feliz, no, emocionado, de que Brent se nos una cada vez que quieras. Ella se volvió y lo miró por encima de su hombro. —¿De verdad? ¿Te refieres en la cama?
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profundos ojos verdes. Ella se movió de debajo de él y hundió su rostro en la
—Por supuesto. Encuentro excitante verle hacerte el amor. Dándote placer. Tenemos que trabajar en la cosa del trío, claramente todavía tenemos problemas con eso, pero me apunto al juego. Evan permitiría que los tres continuaran juntos. Si lo escogía a él. Si se
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El Club de las Excomulgadas casaba con él. Si escogía a Brent, en cambio, ¿aceptaría permitirle a Evan entrar en su relación? ¿Y Evan querría aceptar eso? —Lo estás pensando mucho. Espero que sea una buena señal —Él sonrió y capturó sus labios—. Ahora vamos a desayunar. ***** Brent se apoyó contra una palmera mientras miraba el agua turquesa reluciente bordeando la playa de arenas blancas. Cuando había huido de la habitación esta mañana, había agarrado unos pantalones cortos y una camiseta de su equipaje en la habitación de invitados y saltado a su coche alquilado. Luego había conducido con la mente en blanco siguiendo el camino hasta que había terminado aquí, en otra de las hermosas playas que la isla ofrecía. El sol caía sobre él y la brisa le acariciaba el rostro. Tomó una profunda
Maldición, ahí estaba en este paraíso tropical en lo que se suponía que debía ser su luna de miel con Crystal, pero había resultado ser una luna de miel para tres. Él había compartido un montón de cosas con su mejor amigo, y la idea de compartir una mujer con él siempre lo había excitado, pero la realidad había traído la perturbadora verdad de que... maldita sea, ¿podría estar él realmente atraído... sexualmente... por su mejor amigo? Maldición, debería regresar y exigir que Crystal escogiera entre ellos dos en este momento. Ella no podía tenerlos a ambos. No cuando compartirla significaba estar cerca de Evan también. Posiblemente tocando a Evan, como lo había hecho esta mañana.
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respiración, luego empezó a caminar.
Es gracioso que cuando él había fantaseado con compartir una mujer con Evan en el pasado, nunca había pensado en esa parte. Brent tomó aire. Él y Evan siempre habían sido amigos cercanos. Y él esperaba que, a pesar del hecho de que estuvieran compitiendo por la misma
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El Club de las Excomulgadas mujer, ellos continuaran siendo cercanos. Pero no tan cercanos. Dios mío, si él continuaba con esta conducta, iba a arruinar su oportunidad con Crystal para siempre. Claramente, ella quería una pareja que estuviera abierta a nuevas experiencias, y Evan había estado demostrando esa característica. Y Brent tenía que admitirlo, sentía una gran excitación al verla con Evan. Al principio, había creído que era porque algo que le daba a Crystal placer sexual era una excitación para él. Como verla con Sarah. Eso había sido ardiente más allá de la imaginación. Él dejó de caminar y volvió su rostro hacia el océano, empujando sus manos dentro de sus bolsillos. Pero ahora se daba cuenta que había sido más que eso. Tan perturbador como era, él parecía excitarse con Evan. Quizás su deseo de compartir una mujer Compartir una mujer había sido sólo una excusa. Y la razón por la que nunca lo habían hecho era que aunque una parte de él podría querer estar con Evan, él simplemente no estaba listo para algo como eso. Maldita sea, realmente no entendía esto. Él amaba a Crystal. No tenía duda de eso. ¿Por qué, entonces, tenía este deseo creciente de compartir intimidad sexual con Evan? Sus puños se apretaron a sus costados. Sin importar qué pasara en estas vacaciones, o con sus actitudes sobre el sexo y su mejor amigo, Brent sabía que la única cosa importante era que debía ganarse otra vez a Crystal. Él necesitaba que ella lo escogiera a él. Porque la amaba con todo su corazón.
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con Evan realmente había sido el deseo de estar con él desde el principio.
Por lo tanto había sido un movimiento estúpido el haber salido corriendo esta mañana, dejándola en la cama, desnuda, con Evan. Él sabía que ella estaba extremadamente excitada, así que no cabía duda en su mente que Evan le había hecho el amor después de que él se fuera. 181
El Club de las Excomulgadas Sacudió la cabeza y miró fijo el vasto océano que estaba frente a él. La idea debería enfurecerlo, pero las cosas estaban tan jodidas... las emociones tan confundidas... que solo le hacía darse cuenta del desastre que era esto. Él y Evan eran amigos desde hace mucho tiempo, habían compartido muchas confidencias, se habían apoyado el uno al otro en las rupturas, problemas de trabajo, asuntos familiares, y muchas cosas más. Si él necesitaba a alguien, siempre sabía que podía contar con Evan. Eso hacía toda esta cosa de Evan enamorándose de Crystal aún más difícil. Enterró el dedo gordo de su pie en la arena. La cosa era que, él entendía el punto de vista de Evan. Brent había tenido el mismo dilema cuando había conocido a Crystal años antes. Ella ya estaba comprometida en ese tiempo, y él había deseado estar con ella. Seguro, no había hecho nada al respecto, pero no la había conocido en ese momento como Evan lo había hecho en estos dos últimos tiempo juntos. Se habían vuelto muy intimos. Si Brent hubiera estado prestando más atención, se habría dado cuenta que la creciente amistad entre Crystal y Evan había estado convirtiéndose en algo más. Brent tenía que admirar el hecho de que Evan hubiera aguantado tanto tiempo. Le creía a Evan cuando había dicho que no había tenido la intención de hacer algo con respecto a su atracción. Sin embargo, a medida que el día de la boda se había acercado, Brent realmente no podía culpar a Evan por finalmente caer presa de su propio deseo de ser feliz y al menos decirle a ella cómo se sentía. Crystal tenía el derecho de tomar sus propias decisiones, y así lo había hecho. Si Brent no hubiera sido un idiota y se hubiera ido, entonces Crystal se habría casado con él ese día. No podía culpar a Evan por lo que había pasado.
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años. Desde que Brent empezó a salir con Crystal, los tres habían pasado mucho
Ahora Crystal debía poner en orden sus sentimientos. Él tenía que admitir que, no quería ganársela sólo porque ella se sintiera obligada a mantener su promesa de casarse con él. Quería que ella lo quisiera más a él. Pero parecía que ella estaba enamorada de los dos.
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El Club de las Excomulgadas Y Brent realmente no quería romper su amistad con Evan, lo que parecía que iba a suceder sin importar cómo acabara esto. A menos que de alguna manera averiguara cómo hacer que el perdedor no fuera en realidad un perdedor. Si Crystal escogía a Brent, ¿podría superar sus problemas al estar en una situación íntima con Evan e invitar a Evan para continuar sus eróticas aventuras? Si Crystal fuera su esposa, Brent podía superar la sensación de que Evan era una amenaza para su felicidad. ¿Consideraría Evan dicho arreglo? ***** Crystal y Evan comieron un desayuno de fruta y medialunas en el patio mientras disfrutaban de la increíble vista del océano brillando bajo la luz del sol, la resplandeciente arena blanca de la playa, y el vívido cielo azul sin nubes. Brent seguía sin volver después de otra hora, así que decidieron continuar con sus esperando desde que había ganado el viaje. Renee le había hablado de un lugar en donde el agua llegaba a la cintura y se podía estar de pie y las mansas, casi domesticadas mantarrayas nadarían alrededor de ellos, luego podían darles de comer con la mano. Renee había sugerido una excelente compañía de tours y había reservado la excursión hacía un tiempo. La brisa fluía a través del pelo de Crystal, soplándolo fuera de su cara mientras ella y Evan iban en el bote con otros turistas hacia el banco de arena. No podía dejar de preocuparse por Brent y por cómo había huido de la habitación esa mañana. Toda esta situación era muy difícil para él. Para todos. Realmente tenía que escoger, ¿pero cómo podría hacerlo? Los amaba a los dos. Dios, no quería herir a ninguno de ellos. Sólo rezaba para que de alguna
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planes de ir a nadar con las mantarrayas, algo que Crystal había estado
manera, sin importar el resultado, fueran capaces de encontrar la forma para que su amistad de años funcionara. Finalmente, el bote llegó al superficial banco de arena y Crystal bajó por la escalera del bote hacia la cálida agua del océano, seguida por Evan. El fondo 183
El Club de las Excomulgadas era suave y arenoso, y la poca profundidad hacía que el agua fuera clara y cristalina. Tan pronto como tuvo a la vista las enormes y graciosas criaturas nadando hacia ellos, Crystal rió con alegría, puso a un lado sus preocupaciones y simplemente disfrutó de esta maravillosa experiencia. Las rayas nadaron justo hasta donde estaba ella, luego una le dio un golpecito. Pronto estaba rodeada de ellas, como lo estaban los otros en el grupo de quince o más personas del tour. —Así es cómo ellas les dicen que les gustaría algo de comida —dijo Henri, uno de los guías del tour. Se había zambullido en el agua junto con ellos y había estado circulando alrededor para hablar con cada uno de sus clientes. Le dio un trozo de carne blanca. Ella lo sostuvo en el agua, y una de las grandes criaturas se apresuró hacia su mano y succionó la carne de sus dedos. Su vientre era aterciopeladamente suave mientras se frotaba contra ella. Después de un delicioso tiempo interactuando con las amigables hacia un arrecife cercano. En el agua clara, los dos disfrutaron nadando entre los peces de brillantes colores e incluso divisaron una larga anguila. Cuando finalmente regresaron a la costa, Crystal estaba cansada pero feliz. Cuando llegaron al coche de alquiler, Evan abrió la puerta del pasajero para ella y ella se estiró en el asiento, contenta de que él se hubiera ofrecido para conducir de regreso al chalet. —Estás excesivamente callada. ¿Lo pasaste bien hoy? —preguntó él. Ella miró el atractivo perfil de Evan mientras él conducía. —Claro que sí. Fue fantástico. Me encantó.
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mantarrayas, Evan y ella abordaron el bote de nuevo con los otros y navegaron
Pero incluso a sus propios oídos el entusiasmo sonó forzado. Había disfrutado el día, era cierto, pero ahora sus pensamientos habían regresado a Brent. Durante meses, Crystal había estado deseando nadar con las mantarrayas, y Brent estaba tan emocionado como ella. Se había imaginado compartir la experiencia con él. Ahora ella no tendría la oportunidad. Por mucho que le 184
El Club de las Excomulgadas gustara pasar tiempo con Evan, había extrañado tener a Brent a su lado. ***** Tan pronto como Crystal entró por la puerta, buscó a Brent, pero no estaba en el salón. El otro coche estaba en el camino de entrada, así que él debería de estar aquí. Fue hacia la parte trasera de la casa y miró por la puerta que daba al patio, pero tampoco estaba atrás. —Podría estar tomando una siesta —Evan se inclinó contra la puerta de la cocina, mirándola. Ella asintió, sintiéndose un poco avergonzada, como si estuviera engañando a Evan por extrañar a Brent. Como si leyera sus pensamientos, él dio un paso hacia adelante y le puso
—Está bien. Lo entiendo. Salió huyendo de aquí esta mañana, ahora estás preocupada por él. Ella asintió, después caminó por el pasillo hacia la habitación principal, notando inmediatamente que las puertas de ambas habitaciones estaban abiertas. Ella dio un vistazo en la habitación de invitados mientras pasaba por ahí, pero Brent no estaba allí. Fue a la habitación principal y entró en el baño en suite, donde sacó su mojada salida de baño y toalla de su bolso y las colgó sobre la puerta de la ducha para que se secaran. Mientras caminaba por el pasillo de nuevo, oyó la voz de Evan. —Crystal, Brent acaba de entrar en el jardín trasero. Debe de haber estado
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la mano sobre el brazo.
en la playa.
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El Club de las Excomulgadas Capítulo Diecinueve Crystal se apresuró hacia la puerta del patio y se asomó para ver a Brent, con una toalla arrojada descuidadamente alrededor de su cuello, el pelo mojado y despeinado, pasando por delante de la piscina hacia la casa. Su corazón palpitó con fuerza. —Evan… —Ella miró hacia él—. Realmente tengo que hablar con Brent. ¿Crees qué…? —Maldita sea, ¿cómo podía pedirle que desapareciera? —Síp, claro. Puedo encontrar algo que hacer yo mismo. Caminó a través de la casa hacia la sala de estar. Ella dio un paso hacia la puerta entre la cocina y la sala de estar, y lo vio recogiendo un juego de llaves del
—Probablemente estaré de regreso alrededor de las once. Supongo que dormiré solo —Abrió la puerta. Él estaba cooperando, pero claramente no estaba feliz. —Evan. Hizo una pausa y miró hacia atrás. —Gracias por entenderlo. Asintió con la cabeza, luego cerró la puerta detrás de él. *****
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cuenco junto a la puerta.
Brent cruzó el patio, las losas de piedra calientes bajo sus pies descalzos. Cuando había regresado al chalet esta tarde, Crystal y Evan no estaban allí. Luego recordó que éste era el día en que habían programado el viaje para ver las mantarrayas.
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El Club de las Excomulgadas Su estómago se revolvió mientras recordaba cuán excitada había estado Crystal por eso, y cuán a menudo habían hablado sobre ello. Esperándolo. Entonces él se había marchado esta mañana, dejándole a Evan compartir esa experiencia única con ella. Compartir recuerdos que durarían toda una vida. Maldita sea, pero realmente tenía que conseguir que hicieran algo juntos, o la perdería. En lugar de sentarse en la casa solitaria, había ido a dar un paseo por la playa, luego había disfrutado nadando en el agua cálida del océano. Abrió la puerta del patio y entró en la casa fresca. —Brent. Echó un vistazo hacia la puerta de la cocina para ver a Crystal mirándolo.
Ella negó con la cabeza. —No, está bien. Lo entiendo. Necesitabas tu espacio, necesitabas… —Necesitaba estar contigo. Necesitaba mostrarte que quiero hacer las cosas que hemos soñado con hacer juntos. Ella dio un paso hacia él y deslizó la mano ligeramente a lo largo de la parte superior de su brazo, casi como si temiera que desapareciera de nuevo. Ella negó con la cabeza. —Un viaje tonto no es importante, no en todo el esquema de las cosas. Lo importante es que te amo. Y tenía miedo de que con lo que pasó esta mañana…
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—Crystal, cariño, lamento haberme perdido las mantarrayas hoy.
bueno, en todo este viaje… —Lo miró, sus ojos brillando tenuemente— Te hubiera ahuyentado. Él la agarró por los hombros y tiró de ella para darle un beso, deleitándose en la sensación de sus suaves labios bajo los suyos.
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El Club de las Excomulgadas —Nunca me ahuyentarás. —Lo miró fijamente con incertidumbre—. Nunca. —Capturó su boca de nuevo, y esta vez sus brazos fueron alrededor de él y se derritió en su abrazo. Él se abrió cuando su lengua se metió dentro y se deslizó sobre la suya. Su ingle se tensó ante la dulce intimidad. Ella empujó su lengua más profundamente, luego deslizó su mano hacia abajo por su pecho, dirigiéndose hacia su polla que se hinchaba constantemente. Ansiaba sentir sus dedos envueltos alrededor de él… sentir su cuerpo suave abierto a él cuando se deslizara dentro de ella… creciendo por una insoportable necesidad. Separó su boca de la de ella. —¿Dónde está Evan?
El alivio barrió a través de él. Después de caminar y pensar durante toda la tarde, Brent finalmente se había dado cuenta que tenía que aceptar lo que fuera que estuviera pasando dentro suyo en relación con Evan. Tal vez los impulsos que había experimentado eran sólo una parte normal de estar en una situación sexual más intensa, o tal vez sucedía algo más, pero no importaba cual fuera el caso, Brent tendría que afrontarlo. Sonrió y recogió a Crystal en sus brazos. Pero no ahora mismo. ***** Evan volvió aproximadamente a las once. Había conducido por una
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—Se ha ido.
carretera con vistas al océano durante un rato, después había parado en un restaurante pequeño y agradable, con una barra que estaba en frente del mar. Había tomado un par de bebidas, luego pidió la comida. Después de eso, había matado
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El Club de las Excomulgadas algo de tiempo caminando por la playa, mirando la luz de la luna brillar sobre el agua, y permitiendo que las olas del océano arrastraran sus preocupaciones. Sin embargo, ahora que estaba de vuelta en el chalet, estas le estaban golpeando de nuevo. Se quitó los zapatos y caminó por el pasillo. La puerta del dormitorio principal estaba cerrada. Por supuesto, lo estaría. Debido a que Crystal estaba allí con Brent. Y él estaba fuera. Solo y aislado. Cerró la puerta de la otra habitación detrás de él y se dejó caer sobre la cama. Maldita sea, era una tortura saber que Crystal estaba allí con Brent, mientras que él estaba aquí. Seguía esperando que de repente ella se diera cuenta que era a Brent a quien quería y cortara la relación con él. Después de todo, ella había aceptado casarse con Brent. Estuvo confundida por un tiempo, pero estaba claro
Justo cuando Evan comenzaba a creer que tenía una ventaja, porque compartía el deseo de Crystal de explorar las situaciones salvajes que ellos descubrieron, se dio cuenta de que eso solo eran caprichos efímeros. Algo que ella querría hacer mientras estaba aquí en la isla, pero que una vez que regresara a casa, cuando finalmente tuviera que elegir entre ellos… Maldita sea. Se cubrió sus ojos con su brazo. En el fondo, sabía que elegiría a Brent. ***** Crystal oyó los pasos de Evan en el pasillo, luego la puerta de la otra habitación cerrarse. Echó un vistazo hacia Brent, su cara a escasos centímetros de
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cuando miraba a Brent que estaba enamorada de él.
la de ella en la almohada. Él le retiró el pelo de la cara, el delicado toque enviando un hormigueo a través suyo. —Sé que no quieres hacernos daño a ninguno de los dos —le dijo.
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El Club de las Excomulgadas —No lo quiero —Ella pasó su dedo a lo largo de su mejilla—. Y sé lo unidos que estáis. No quiero ver cómo termina vuestra amistad, tampoco. Él sonrió. —Y él te excita. Ella sonrió ante su tono burlón, pero luego sus ojos se pusieron serios. —Sabes cuánto te amo. Ella asintió con la cabeza. —No puedo imaginar que no estés en mi vida. Espero y rezo para que me elijas para ser tu marido. Se inclinó y la besó. Cuando soltó sus labios, ella contempló sus cálidos ojos
—Sé que para que puedas elegir entre nosotros, tienes que explorar tus sentimientos por Evan, y como parte de eso quieres estar con ambos —Él sonrió y le acarició su mejilla—. Y tengo que admitir que, esto es realmente caliente. Por lo tanto, podría haber estado un poco reticente al principio, pero ahora estoy dispuesto a empujar más allá de mi zona de confort e ir por ello. —¿Estás seguro? Porque no quiero que… Su boca cubrió la de ella y su lengua se deslizó dentro, arremolinándose alrededor, robándole el aliento. Se echó hacia atrás y le sonrió con malicia. —No estás retirando la oferta de que te haga el amor en un trío cliente y sexy, ¿verdad? —Le mordisqueó la curva del cuello con los labios—. ¿No me vas a
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marrones.
privar de ver como la gran polla de Evan se desliza en ti mientras yo chupo tus atractivos y duros pezones? Sus pezones se endurecieron ante sus palabras y sus entrañas se apretaron.
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El Club de las Excomulgadas —Bueno, cuando lo pones de esa forma… —Ella sonrió y él se apoderó de sus labios otra vez, entonces se cernió sobre ella, sujetándola entre sus rodillas mientras la miraba fijo como un depredador a punto de consumirla. —¿Deberíamos empezar ahora? —Le sonrió perversamente—. Puedo ir a buscarlo. Su mirada se desvió hacia su polla gruesa y dura mientras se sacudía con excitación. —No, creo que en este momento… —Ella deslizó su mano por su musculoso pecho, luego la envolvió alrededor de su impresionante erección— Eres todo lo que puedo manejar. La sonrisa de Brent se amplió y se inclinó hacia adelante, acariciándole con la nariz la base de su cuello, enviando ondas de placer a través suyo. Luego agarró
—Esperaba que dijeras eso. Cuando besó hacia abajo por su pecho, dirigiéndose hacia sus senos doloridos, suspiró. Él era un hombre tan bueno, y no podía imaginarse no tenerlo en su vida. ¿Pero había espacio en su relación para Evan? ¿O después de su luna de miel para tres, volverían al modo en que las cosas estaban antes y fingirían que nada de esto había pasado? La boca de Brent se deslizó sobre su pezón, soltando sus pensamientos y arrastrando su atención directamente al placer que se enroscaba a través suyo. *****
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sus muñecas y se las sujetó por encima de la cabeza.
Crystal abrió la puerta hacia el patio trasero y salió hacia la brillante luz del sol y la caliente brisa tropical. Brent estaba sentado en una silla junto a la piscina, leyendo una revista. Con una amplia sonrisa, se paró delante de él, bloqueándole el
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El Club de las Excomulgadas sol. Brent había dicho que quería intentar hacer que las cosas funcionen entre los tres, así que tenía la intención de ayudar. Él dejó su revista y le echó un vistazo a ella. —Hola. ¿Estás levantada? Abrió su bata, revelando su cuerpo totalmente desnudo debajo. —Bueno, espero que tú lo estés —le dijo. Su mandíbula cayó abierta y su mirada bajó a sus pechos, luego una sonrisa lenta se extendió a través de su cara. Podía ver como se levantaba una tienda de campaña en su bañador. —Contigo así, me levanto para cualquier cosa.
con un resuelto balanceo de sus caderas. Alcanzó su mano, luego cerró sus dedos alrededor de los suyos y tiró para que se pusiera de pie—. Sígueme. Lo llevó hacia el elegante banco de cemento que estaba colocado entre encantadoras flores tropicales al otro lado de la piscina. Arrojó su toalla de playa que había llevado con ella encima del duro hormigón. —Deja caer tu bañador y siéntate ahí. Él sonrió. —Lo que tú digas. Lamió sus labios cuando él reveló su polla gruesa y dura. El bañador se
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—Me alegro que lo pongas de esa manera —dijo mientras se acercaba a él,
escabulló y cayó en la superficie de piedra bajo sus pies. Dios, estaba largo y grueso, y se sintió un poco intimidada ante el pensamiento de eso empujando en su entrada trasera. Pero sacudió lejos esos sentimientos, sabiendo que lo quería dentro de ella allí. Donde nunca había estado antes.
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El Club de las Excomulgadas Sacó la botella de lubricante del bolsillo de su bata y se la dio. Él echó un vistazo a la botella, entonces su mirada se clavó en la suya, la preocupación en sus cálidos ojos marrones. Él agarró la botella. —¿Estás segura? Ella entendía su reticencia. Cuando él había abordado el tema de tener sexo anal hace aproximadamente un año, le había dicho que no se sentía cómoda con la idea. Le contó que no había funcionado bien para ella en el pasado. Pero las palabras de aliento de Sarah en la playa habían aliviado la mayor parte de sus ansiedades sobre intentar el sexo anal otra vez. Sabía que Brent sería suave y paciente, y Sarah le había dicho que era muy placentero. Y sólo pensar en la gran polla de Brent dentro de ella al mismo tiempo que la de Evan, hacía que sus
—Quiero sentirte dentro de mí de una forma en la que nunca lo he hecho antes. Permitió que la bata cayera de sus hombros, luego al suelo. Se acarició sus senos. La mirada de él firmemente en sus dedos mientras se apretaba los pezones. Se inclinó hacia adelante y lo besó, luego deslizó su lengua por sus labios. Se metió dentro de su cálida boca, con sabor a café, luego retrocedió y besó hacia abajo por su pecho hacia su pezón. Cuando lo lamió y lo sorbió en su boca, él inhaló bruscamente. Se burló de este, luego lo succionó profundamente un par de veces, sus gemidos acompañando. Siguió hacia abajo, lamiendo en sus esculpidos abdominales, luego envolvió su mano alrededor de su polla caliente y dura como el
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entrañas se derritieran.
mármol, y la contempló. —Tu polla es magnífica —Lamió la punta—. Es grande y hermosa.
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El Club de las Excomulgadas La lamió otra vez, luego tomó el glande en su boca. Su mano le acarició el pelo mientras ella lo chupaba, luego apretó, disfrutando la sensación de su carne dura llenando su boca. Se deslizó hacia atrás y lo soltó, aún sosteniendo su miembro en la mano, entonces lo miró. —Quiero sentirla dentro de mí por detrás. Y me gustaría que Evan nos acompañara. Quiero que ambos me hagan el amor al mismo tiempo —Lo besó—. ¿Estás de acuerdo con eso? Ante su vacilación su corazón se apretó. ¿Había cometido un error? ¿Había cambiado de opinión? O tal vez ella había malentendido lo que él había dicho anoche. ***** Brent sofocó su repentino destello de ansiedad. Crystal estaba actuando en consecuencia a su declaración de anoche de que él quería hacer esto. Tal vez era tan difícil para él. Pero no sabía cómo reaccionaría ella a sus sentimientos por Evan. ¿Se sentiría confundida o insegura por ellos? ¿Se sentiría un poco excluida? ¿O acabaría tomando todo con calma? Podría volverse loco a sí mismo con todos estos pensamientos. La única manera de conseguir superar todo esto sería siendo fiel a sí mismo y dejarse llevar por la corriente. Le sonrió, luego metió su dedo debajo de la barbilla de ella y la empujó hacia arriba. —Vamos a hacerlo.
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debería haberle dicho por que luchaba contra esto. Porqué la idea de dar este paso
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El Club de las Excomulgadas Capítulo Veinte Crystal se volvió hacia la casa y agitó la mano. Vagamente podía ver a Evan, que había estado esperando su señal, mirando hacia fuera. Él asintió con la cabeza, y luego desapareció de la ventana. Cuando ella sonrió a Brent y tomó la botella de lubricante de su mano, oyó que la puerta del patio se deslizaba abierta. Abrió la botella de plástico y echó una generosa cantidad en la polla de Brent, y luego tiernamente la extendió sobre él. Sobre su cabeza en forma de seta, hacia abajo y alrededor de su largo y duro eje, y alrededor de la base. Después aplicó un poco más en la punta. Ella se echó hacia atrás, admirando su polla esculpida que brillaba a la luz del sol. —¿Y ahora qué? —le preguntó.
manos en el banco, abriendo las piernas. Un movimiento le llamó la atención y cuando se dio la vuelta se dio cuenta de que Evan había entrado en el patio y los estaba mirando, cómo ella le había pedido que hiciera. Brent recogió la botella de lubricante y se movió detrás de ella. Un momento después, tiró el bote a la hierba, y luego sus dedos resbaladizos acariciaron entre sus mejillas. Su dedo acarició la apertura, y luego se deslizó lentamente en su interior. Ella se tensó alrededor de su dedo invasor. Otro dedo se deslizó dentro y la acarició. Su pulgar se extendió alrededor y encontró su resbaladiza vagina. Mientras sus dedos se deslizaron dentro de la abertura trasera, su pulgar acarició el resbaladizo pasaje y en ocasiones rozó su clítoris, enviando un hormigueo eléctrico a través de ella. Y entonces añadió otro dedo, y movió los tres dedos en su interior, estirándola suavemente.
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—Bueno, ahora te pones de pie y yo hago esto —Ella se inclinó y apoyó las
—Oh, Brent. Ya estoy lista. Quiero tu polla dentro de mí. Déjame sentir que eso es lo que me estira. —Está bien, cariño, lo que tú digas. 195
El Club de las Excomulgadas Su glande acarició entre sus mejillas, y luego empujó contra su abertura. Ella se tensó, y luego se obligó a relajarse mientras apretaba contra ella. La punta se deslizó lentamente, estirándola ampliamente. Ella empujó con sus músculos internos, para abrirse para él. Despacio, él se movió dentro de ella. Dios, Brent le daba lo que quería. Llenándola por detrás con su polla. Su glande estaba ya plenamente dentro de ella y se detuvo. —¿Estás bien, cariño? Ella asintió con la cabeza, y luego suspiró profundamente. Se sentía estirada más allá de lo posible, su gran miembro apretado por sus músculos tensos. Pero adoró la sensación de él dentro de ella. —Quiero más —le dijo.
ella. Suavemente. Despacio. Hasta que, finalmente, la llenó por completo. —Joder, es la cosa más erótica que he visto nunca —dijo Evan detrás de ella. Brent envolvió sus brazos alrededor de su cintura, y su cuerpo se ajustó al de ella. Con su boca le acarició el cuello. —¿Es esto lo que querías? —murmuró. —Oh, sí —Ella dio un profundo suspiro otra vez. Dolía la sensación de su gran polla metida dentro de ella, pero era un dolor bueno. Provocaba deseo de más. Y ese más era Evan—. Ahora, me gustaría que nos sentáramos —dijo.
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Él la besó en el cuello, y luego siguió adelante, deslizando su largo eje en
Brent atrajo su espalda, con los brazos alrededor de su cintura sosteniéndola con fuerza contra su cuerpo, luego se giró y se sentó en el banco, con ella en el regazo.
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El Club de las Excomulgadas Ella miró a Evan, que se había quedado observando mientras los labios de Brent acariciaban la base de su garganta, enviando hormigueos que se rizaban a través de ella. Brent ahuecó sus manos sobre sus pechos protectoramente y se los apretó, pero luego deslizó sus palmas abajo y se los levantó. —Evan, acompáñanos. ***** Evan miró a Crystal y a Brent frente a él. Brent alzó los pechos de ella como si se los ofreciera. Su polla palpitó con la necesidad de estar dentro del caliente cuerpo de Crystal, pero el cambio de Brent le estaba sacando un poco fuera de equilibrio. —Uh… claro —Se quitó el bañador y la mirada fija de ella cayó a su
Caminó hacia ellos, deseando tocar sus pechos redondos. Probar sus deliciosos pezones. Se agachó y capturó uno en su boca, consciente del roce de su barbilla contra la mano de Brent. El pezón se endureció en su boca y jugueteó con él con la punta de la lengua, entonces lo sorbió dentro, haciéndola gemir. Cambió al otro y lo torturó de la misma forma. Luego se levantó. Ella envolvió su mano alrededor de su polla y la admiró. —Mmm. Tú y Brent tenéis ambos unas pollas magníficas —Acarició con su dedo hasta la base y de nuevo arriba—. ¿Qué piensas, Brent? Evan se sintió cada vez más consciente que la cara de Brent estaba muy cerca de Crystal y sólo a centímetros de su polla. Brent le miró la polla y asintió con la cabeza.
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erección que palpitaba de necesidad.
Crystal presionó la polla de Evan a su boca y lamió. —Mmm. Deliciosa —Arremolinó la lengua alrededor de la punta, y luego la miró tiernamente. 197
El Club de las Excomulgadas La polla de Evan se sacudió en su mano. Se hizo sumamente consciente de Brent mirando su pene cuando Crystal lo sostuvo en su mano, admirándolo. Entonces Brent se inclinó adelante y lo lamió. Evan se puso rígido y apretó los dientes ante las sensaciones que lo atravesaron. No podía decir si eran de placer o dolor. ¿Qué mierdas estaba pasando? ***** La mirada de shock en la cara de Evan casi hizo juego al shock que sintió Brent ante su propia acción. Dios, con su polla dolorosamente hondo metida en el culo de Crystal… y viendo a Evan chuparle las tetas… Dios, apenas podía pensar con claridad, con la furia de sus hormonas surgiendo a través de él.
simplemente no había podido evitarlo. Crystal presionó la cabeza de la polla de Evan en sus labios. Brent vio como le desaparecía en la boca. Su propia polla se movió dentro de ella. Se dio cuenta que dejar ir sus dudas y hacer lo que se sentía bien para él era la mejor decisión que podía tomar. Era la única manera de entender lo que realmente quería. Tendría que explorar estos impulsos antes de poder entender la complicada relación entre los tres. Era una ayuda que Crystal estuviera siendo salvaje y sexy. Queriendo experiencias prohibidas. Dios, ella quiso que su mejor amigo la follara mientras él le follaba el culo. Era pervertido y caliente, y lo excitó enormemente. Ahora sólo tenía que esperar que no espantara totalmente a Evan.
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Pero con esa enorme polla, con la cabeza púrpura mirándole a la cara,
Crystal liberó la polla de Evan, y luego con una gran sonrisa se la ofreció a Brent de nuevo.
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El Club de las Excomulgadas Brent miró la protuberante cabeza delante de él, una clara gota rezumaba en su punta. Sin permitir que los pensamientos nublaran su juicio, se inclinó adelante y se tragó la cabeza bulbosa en la boca. Era extraño y loco hacer esto, pero de alguna manera parecía correcto, también. Apretó la cabeza de la polla de Evan, luego sorbió, como Crystal le había hecho cuando le había dado placer. Los ojos de Evan se abrieron, pero luego se cerraron cuando Brent continuó chupando. Entonces pasó la lengua por la punta, saboreando el líquido preseminal salado. Finalmente, lo liberó. La mirada de Evan saltó a Brent. —Oh, tío, eso es muy fuerte —La voz de Evan sonaba temblorosa. —Lo sé, pero, ¿qué demonios? —dijo Brent—. ¿A quién le importa lo que pensarían los demás? Sólo vamos a dejar seguir cualquier mierda de esto. —Lo que estamos haciendo aquí será sólo para nosotros —dijo Crystal—.
Brent alcanzó la polla de Evan otra vez y la sorbió en su boca, luego la engulló profundamente dentro. La sensación de un eje largo, duro en su boca era diferente y… excitante. Sorbió y acarició. Despacio, Evan comenzó a moverse adelante y hacia atrás, llenando la boca de Brent con más de su polla, y luego sacándosela, y después lanzándose adelante con más otra vez. Cristal, cuyo rostro estaba sumamente cerca de la acción, los miraba con los ojos muy abiertos. Brent sintió que sus dedos acariciaron sus pelotas, y se dio cuenta que ella se estaba acariciando su húmeda abertura, con roces ocasionales en su contra. Brent sacó a Evan de su boca y apretó la polla húmeda a la boca de Crystal.
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Nada de juicios. Sólo placer.
Ella la abrió ampliamente y lo tomó en su interior. —La tenemos tan caliente —dijo Brent— que se está acariciando el coño — Él sintió que sus dedos le rozaban de nuevo—. Y a mis bolas.
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El Club de las Excomulgadas —¿En serio? —La voz de Evan estaba tensa y excitada—. Bueno, ella ciertamente me chupa la polla con entusiasmo. Brent acarició hacia abajo el vientre de Crystal, luego deslizó sus dedos dentro de su coño junto a los de ella. —Ahora estoy acariciando su coño, también. Cuando se movió a su clítoris y jugueteó con la punta resbaladiza de su dedo, ella gimió alrededor de la polla de Evan. Con su pasaje caliente apretándolo con fuerza, el pene de Brent palpitaba con la necesidad de explotar dentro del culo de ella. Ella sacó la polla de Evan de su boca y la empujó hacia Brent. El la tragó y chupó con fuerza.
siente increíble —dijo Crystal. Evan se retiró, su pene cayendo de la boca de Brent, y se inclinó y capturó los labios de ella. Después que su lengua barrió profundamente en su boca, Evan se apartó y comenzó a moverse hacia la boca de Brent, pero de repente se detuvo. La mirada incierta de Evan atrapó a Brent. Este asintió con la cabeza y Evan cayó en picado adelante presionando sus labios a los de él. Labios cálidos masculinos contra los suyos, una extraña sensación, pero con la eléctrica sexualidad que estaba en el aire, Brent les dio la bienvenida. Se abrió a ellos. La lengua de Evan se deslizó en su boca, y él contestó con un movimiento de la suya. Sus lenguas se enredaron, fluyeron juntas mientras sus labios se movían el uno sobre el otro.
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—Esto es tan excitante. No puedo creer que estemos haciendo esto, pero se
—Oh, Dios mío, es… —gimió Crystal, su pelvis meciéndose en su polla. Ella apartó sus dedos, que habían quedado flojos en su clítoris, y se acarició a sí misma—. Es tan jodidamente erótico.
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El Club de las Excomulgadas Alentados por su entusiasmo, Brent agarró la cara de Evan y profundizó el beso. —Oh, sí —Crystal tragó aire, y luego gimió. Evan retrocedió y acarició con su boca el cuello de Crystal cuando Brent miraba el placer atravesar sus facciones. En su orgasmo, Brent casi se perdió. Pero se contuvo, obligando a su cuerpo a contener su intensa necesidad de soltarse. Sus gemidos se desvanecieron, y ella abrió los ojos. —Dios, Evan, te deseo dentro de mí, también. Evan se arrodilló delante de ella y presionó la cabeza de su polla en su abertura, luego se deslizó adelante, empalándola con un golpe firme. Ella agarró
—Esto es lo que quiero —La emoción se enlazaba en sus palabras—. Para nosotros tres, estar juntos así. Para que los tres encontremos placer juntos. Besó a Evan, y luego se giró para encontrar los labios de Brent, cuya ingle dolió con la sensación de los suaves labios femeninos. Podía probar el mismo vodka con limón en sus labios que había probado en los de Evan. Compartiendo. Todos estaban compartiendo ahora. Sabores, texturas. Cuerpos. La sensualidad intensa… y la libertad… de la situación lo abrumaron. Los labios de Evan barrieron sobre los de Brent otra vez y sus lenguas se entrelazaron durante un segundo, después la boca de Brent volvió a Crystal. Brent envolvió su mano alrededor de su mandíbula y acarició su sien con el
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sus hombros y le sostuvo apretado a su cuerpo.
mentón, mientras su otra mano encontraba su pecho. Su pulgar jugó con su rígido y sobresaliente pezón. —Crystal, esto es tan malditamente caliente —le murmuró Brent—. Si no te follo pronto, creo que me moriré.
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El Club de las Excomulgadas Ella se rió, sus labios separándose de Evan. Con su cara emocionada y sus ojos reluciendo por la pasión desenfrenada, nunca había parecido más hermosa. —Dios, sí. Por favor, fólladme. Los dos. Evan gimió y empujó adelante, impulsando su cuerpo más profundo en la polla de Brent. Luego se retiró y se movió de nuevo adelante otra vez. Crystal murmuró profundamente en su garganta. Cuando Evan empujó, Brent sintió como si lo estuviera follando a él así como a Crystal. Y ya que la polla de Brent la llenaba, sintió como si estuviera jodiendo a Evan también. Porque juntos, mientras se movían en el interior de Crystal, se daban placer el uno al otro. Así era como debería ser un trío, se dio cuenta. Tres amantes juntos en el sentido más verdadero. Brent volvió su cabeza a ella para poder besarla. Tan pronto como sus labios se unieron, Evan presionó su de los tres bailaban entre sus bocas. Luego Crystal jadeó y se apartó. —Oh, Dios, yo… —Abrió la boca de nuevo—. Los dos me hacéis… — gimió—. Correrme. Evan gimió, y Brent pudo ver su cara retorcerse cuando llegó a su clímax. La polla de Brent se hincho, y luego explotó dentro de su caliente cuerpo con la suficiente fuerza para lanzarle a la luna. Se agarró a Crystal, deleitándose en su suave cuerpo contra él cuando su apretado pasaje apretó su polla a un intenso placer que le disparó a las estrellas. *****
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boca a la suya, también. Crystal movió su lengua entre ellos, y pronto las lenguas
Una hora más tarde, Brent se dirigió a la playa para dar un paseo, su pelo todavía estaba húmedo por la ducha. La euforia del encuentro íntimo entre los tres había comenzado a desvanecerse. El suave sonido del agua acariciando la orilla le ayudó a calmar su creciente ansiedad, pero sólo un poco.
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El Club de las Excomulgadas ¿Qué demonios había hecho? ¿Cómo se había permitido dejarse llevar tanto? El recuerdo de la boca de Evan en la suya, sus lenguas entrelazadas, envió un estremecimiento a través de él, lo que era desconcertante. Incluso aún más inquietante fue el recuerdo de la polla de Evan en su boca. Había disfrutado de ello en el momento, atrapado en el hechizo apasionado de los tres, pero ahora… Maldita sea, se excitaba con las mujeres, no con los hombres. ¿Cómo diablos podía disfrutar tocando a Evan? ¿Y de chupar su polla, por amor de Dios? —Hey, Brent. Espérame. Brent miró alrededor para ver a Evan corriendo a lo largo de la playa hacia él. Maldita sea, la culpa se levantó a través de él. ¿Cómo había permitido que las cosas llegaran tan lejos sin haberlo hablado primero con Evan? Se detuvo y esperó a que su amigo llegara a su altura.
tú y yo tendríamos que hablar.
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—Pareces tan alucinado como yo me siento —dijo Evan—. Creo que tal vez
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El Club de las Excomulgadas Capítulo Veintiuno Crystal observó a través de la puerta del patio mientras Brent pasaba por la piscina hacia la casa. Su estómago se hizo un nudo ante su expresión seria. Retrocedió mientras abría la puerta del patio. —¿Dónde está Evan? —preguntó ella. —Él... necesita algo de tiempo para sí mismo —Entró dentro—. Crystal, tenemos que hablar. Las mariposas se arremolinaron en su estómago. Esas palabras nunca eran buenas.
—Sentémonos —Brent presionó su mano en la parte baja de su espalda y la guió a la sala de estar. Su interior se retorcía. Definitivamente nada bueno. Se sentó en el sofá y él se sentó a su lado, pero inclinado de forma que pudiera enfrentarla, con las manos dobladas entre las rodillas mientras se inclinaba hacia ella. —Creo que, tal vez, deberías elegir entre Evan y yo. Su pecho se comprimió. —¿Quieres que decida ahora? —Oh, dios, no podía hacer eso. Simplemente no podía. Los amaba a ambos.
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—¿Qué ocurre? —preguntó.
—Creo que es una buena idea. Ella negó con la cabeza.
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El Club de las Excomulgadas —Pero yo simplemente… no estoy preparada. Les quedaba otra semana aquí. Al menos, debería ser capaz de disfrutar de su poco convencional relación durante otra semana. —Lo sé. Pero no va a volverse más fácil. Tomó una profunda respiración para calmar los temblores internos, pero no ayudó mucho. —¿Por qué ahora? —Sabía que ambos habían estado un poco confundidos por la aventura sexual de esta tarde, pero pensó que sólo necesitaban tiempo para hacerse a la idea—. ¿Es por lo de esta tarde? Porque eso fue genial, eso... Ante el parpadeo de dolor en los ojos de Brent, ella se detuvo.
—¿Brent? Él negó con la cabeza. —No podemos hacerlo de nuevo. —¿Pero por qué? Fue tan sexy y sé que todos lo disfrutamos. —Tal vez demasiado —murmuró Brent entre dientes. Ella inclinó la cabeza. —¿A qué te refieres? Él suspiró.
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Puso su mano sobre el brazo de él.
—Quiero decir que Evan no está cómodo con lo que ocurrió. —Oh —Sabía que a Evan le había gustado la idea del trío, pero cuando los hombres habían comenzado a tocarse... besarse... parecía estar bien con ello en el 205
El Club de las Excomulgadas momento, pero claramente se lo había replanteado después—. Pero estás de acuerdo con eso, ¿verdad? Tal vez sólo necesitamos darle a Evan un poco de tiempo. Brent suspiró. —De acuerdo, este es el problema. Yo... —Sus manos se apretaron—. Maldita sea. Ella apretó su mano. —Sólo dímelo —dijo suavemente. —Yo... —Él la miró, buscando comprensión en sus ojos—. Quiero que ocurra otra vez.
—Bien, eso es bueno, ¿verdad? —No. La brusquedad de su voz la sorprendió. Ella sacudió la cabeza, mirándolo con confusión. —El problema es que —repitió él con la voz tensa y controlada— lo deseo demasiado. La comprensión afloró. —Estás diciendo que... te sientes atraído hacia Evan. Y él no está cómodo con eso.
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La confusión se arremolinó a través de ella.
—Tampoco yo estoy cómodo con eso. —Pero, todo lo que compartimos esta tarde fue... mágico.
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El Club de las Excomulgadas —Tal vez. Evan podría disentir. —No. Él lo estaba disfrutando. Estoy segura de ello. —Lo que hicimos hoy lo ha desbaratado todo. Evan está asustado y... bueno, yo he estado luchando con ello durante un tiempo. Ella le miró a la cara. —¿Desde cuando... lo sabías? ¿Tus sentimientos por Evan? —No son sentimientos, son... —Sus encogidas manos se apretaron más fuerte—. Joder, no sé lo que es. —De acuerdo, déjame pensar sobre esto. Estás diciendo que te sientes sexualmente atraído por él, ¿no?
—¿Hablaste con él sobre esto? —Ella asumió que es lo que ocurrió fuera en la playa y la razón por la que Brent regresó tan molesto. Y el motivo por el que Evan no estaba aquí ahora. —Síp. Te percataste de que no regresó conmigo. —De acuerdo, déjame preguntarte algo. Si Evan estuviera de acuerdo con esto, ¿cómo te sentirías? Su mirada se precipitó hacia ella. ¿En qué estoy pensando preguntándole a un chico por sus sentimientos?
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Asintió de mala gana con una amarga expresión en su rostro.
—Lo que estoy preguntando es —continuó—, si Evan estuviera de acuerdo con esto, ¿tu lo estarías, también? Sus labios se comprimieron.
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El Club de las Excomulgadas —Porque, tu sabes —continuó ella—, si ambos estuvierais de acuerdo con ello, eso fortalecería lo que tenemos juntos. Tal vez podríamos incluso encontrar un modo de estar juntos de alguna manera, los tres, a largo plazo —Tomó su mano—. Sólo piensa en ello. No seríais sólo cada uno de vosotros estando conmigo. Seríamos los tres juntos. Ella quería decir amándose unos a otros, pero la actitud de Brent estaba demasiado frágil en este momento. Tenía que ir despacio. Ayudarlo, ayudarles a ambos, a comprender que esos sentimientos eran una cosa maravillosa. Siempre y cuando Evan regresara. —Esa es una buena conjetura, pero no veo a Evan subiendo a bordo. —Tal vez pueda convencerlo.
—Hola. Evan miró alrededor ante el sonido de la voz de Crystal. —¿Puedo unirme a ti? —preguntó ella. Él asintió y ella se sentó en la arena junto a él, dejando una pequeña nevera redondeada junto a ella. —Traigo algo de limonada fría —Tiró de la cremallera de la bolsa azul acolchada y la abrió—. También traigo algo de agua. Él metió la mano y sacó una botella de plástico de limonada rosa, de tamaño individual, luego desenroscó la tapa y tomó un sorbo del líquido helado
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*****
—Gracias. Ella apoyó los brazos sobre sus rodillas dobladas y miró hacia el océano.
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El Club de las Excomulgadas —Brent me contó sobre vuestra charla. Pensé en venir a buscarte y ver cómo te iba. Él suspiró. —Estoy un poco confundido. No todos los días uno descubre que su mejor amigo, desde hace veinte años, te desea. —Lo sé. Debe haberte descolocado mucho —Ella lo miró, con los ojos llenos de preocupación—. Pero, sabes, nada ha cambiado realmente. Él la miró con las cejas levantadas. —¿Nada? Ella sonrió.
brillaban con calor—. Realmente bueno. Dios, él recordó cuánto se había excitado ella cuando había visto a Brent y a él tocándose... besándose. Y Evan lo había disfrutado en su momento. Mucho. Él sacudió la cabeza. Simplemente era muy confuso. La sensación de la lengua de Brent deslizándose dentro de su boca, firme y fuerte, para nada como la caricia suave de la lengua de Crystal. ¡Mierda! Él agarró los hombros de Crystal y capturó su boca, devorándola, conduciendo su lengua hondo en su calidez. Ella era tan suave. Y femenina. Él se echó hacia atrás y miró su dulce rostro.
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—De acuerdo, hay un poco de algo físico, pero... eso es bueno —Los ojos le
Ella acarició sus mejillas.
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El Club de las Excomulgadas —El hecho de que disfrutaras estando con Brent no te hace menos hombre. Y no cambia lo que yo siento por ti —Sus labios se convirtieron en una sonrisa traviesa—. Excepto por el hecho de que te hacía mucho más sexy. Él se rió pese a su agitación. —Sabes, él haría cualquier cosa para mantener vuestra amistad intacta — dijo ella. Evan se reclinó hacia atrás y recogió un puñado de cálida arena, luego dejó los granos lloviznar desde sus dedos. —Cuando regresó al chalet, me sugirió que escogiera ahora —continuó ella—. Estaba seguro de que tú no querías continuar con nuestro trío y estaba preocupado por poner una continua tensión en vuestra amistad.
—El problema es que, incluso si tuviera que escoger ahora, eso no resolvería este problema. La relación entre Brent y tú continuaría siendo tensa. De hecho, si no podemos resolver esto, podría ser el final de vuestra amistad. Evan asintió. —Nos daría una excusa para no vernos el uno al otro nunca más. Porque uno de nosotros fue el abandonado. Su suave mano cubrió la de él. —Realmente no quieres perder a Brent como amigo, ¿verdad? El pecho de Evan se tensó. Brent y él habían sido amigos durante mucho
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Ella miró hacia el océano.
tiempo. Siempre habían estado allí el uno para el otro. El pensamiento de no volverlo a ver otra vez, de no tener a su mejor amigo para apoyarse cuando las cosas se pusieran tensas, le deprimía. Y perder a Crystal, si llegaba el caso, sería la
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El Club de las Excomulgadas cosa más dura que jamás le pasaría a Evan. Perder a Brent, también, sería devastador. —No, no quiero —dijo. —De acuerdo, déjame preguntarte algo —Ella se acurrucó junto a él, su cálida piel deliciosamente suave contra la suya—. Cuando estábamos todos juntos, todos disfrutando de todos, fue realmente ardiente. —Eso no es una pregunta. —Lo sé. Es sólo que parecía como que estabas disfrutando con lo que pasó. Si lo hiciste, ¿es realmente tan malo que Brent y tú disfrutéis el uno del otro de esa forma? Él respiró profundamente y levantó la mano para acariciar su incipiente sentiría si tocara a Brent. Y el pensamiento de tocar a Brent... aunque le confundía... también le atraía de alguna forma. —No, supongo que no. Es sólo... extraño. No sé cómo comportarme con él. —¿Y si fuera algún otro chico? No Brent. ¿Seguiría siendo extraño? —No te comprendo —Alzó una ceja—. ¿Estás sugiriendo que podría querer sexo con otro chico? —Bueno, sólo quiero decir que... sabes lo sexy que lo encontraste cuando Sarah y yo lo hicimos.
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barba. Era tan diferente a la tersa piel del rostro suave de Crystal. Más como lo que
Las imágenes que el comentario desencadenó enviaron una sacudida de adrenalina a través de él. —Joder, síp.
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El Club de las Excomulgadas —Bueno, lo encontré un poco extraño con Sarah al principio, pero luego… —Ella se encogió de hombros— me di cuenta que sólo era sexo. Y Brent y tú compartisteis a Sarah, pero sin añadidos emocionales, así que podrías simplemente disfrutarlo. —¿Estás sugiriendo que me acueste con el novio de Sarah? —Bueno, no exactamente. Me estoy preguntando si... bueno, si los cinco interactuáramos, entonces tal vez eso os ayudaría a Brent y a ti a relajaros un poco. Él la miró fijo. —Mujer, tu idea de relajarse es un poco extraña. —Sólo me refiero a que Sarah y Kade tienen una actitud más relajada sobre el sexo. Sin prejuicios. Tal vez con ellos, podríamos simplemente dejarnos llevar y
Él envolvió los brazos alrededor de sus rodillas y miró a través del océano hacia el brillante cielo azul. Crystal quería que lo solucionaran. Y Evan quería continuar su amistad con Brent. Evan le había dicho a Crystal que si ella lo escogía, estaría feliz de tener a Brent uniéndose a ellos en el dormitorio para tríos. Y ese pensamiento le atraía enormemente. De hecho, el recuerdo de esta tarde, de tocar y ser tocado por Brent, lo excitó inmensamente. Haría cualquier cosa para superar este nudo de indecisión y seguir adelante. Realmente quería mantener su amistad intacta y, tal vez, la idea de Crystal de estar rodeados de gente con la mente abierta sobre el sexo ayudaría. —Evan, si la idea te hace sentir incómodo, entonces simplemente podemos
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ponernos más cómodos con nuestra dinámica sexual.
olvidarlo. Él se giró y la miró. —No, creo que merece la pena intentarlo.
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El Club de las Excomulgadas ***** Evan caminaba con Crystal y Brent a lo largo del camino de piedra hacia el chalet donde Sarah y Kade se alojaban. Crystal se detuvo en la puerta principal y se giró hacia ellos. —¿Estáis los dos seguros de que queréis esto? Brent miró a Evan. —Síp. Hagámoslo —Incluso aunque el estómago de Evan palpitaba, realmente había estado buscando seguir adelante. Al menos, la idea de estar con Sarah de nuevo. Y observar a Crystal y a Sarah interactuar. E incluso la idea de ver a Crystal chupando la enorme polla que este tipo, Kade, tenía.
con unas botas negras altas hasta el muslo y un vestido rojo ajustado de vinilo con una cremallera en la parte delantera y un profundo escote, sus generosos senos tensos en la tela. La polla de Evan se retorció ante el pensamiento de que pronto los vería desnudos de nuevo. Sarah sonrió mientras cerraba la puerta detrás de ellos. —Realmente eres una mujer con suerte, Crystal —Su mirada hambrienta deambuló arriba y abajo por el cuerpo de Evan, endureciendo su polla, después se dirigió hacia Brent—. De tener dos hombres tan maravillosos. Sus labios se curvaron en una sonrisa sexy, luego se giró y los guió hacia la
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Crystal llamó. Un momento después, Sarah abrió la puerta, impresionante
casa. Maldita sea, la oscilación de sus caderas mientras caminaba convertiría cualquier polla de un hombre en un pilar de piedra. *****
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El Club de las Excomulgadas Brent siguió a Sarah y a Crystal a la sala de estar, Evan iba detrás de ellos. Brent no podía creer que Evan hubiera accedido a esto. Lo que fuera que Crystal le había dicho había funcionado de maravilla. Brent estaba tan excitado como inseguro sobre su inminente aventura sexual, pero se sentía optimista de que les serviría a Evan y a él para seguir adelante. Y una parte de él encontraba toda la idea extremadamente excitante. Estaba un poco nervioso sobre interactuar con este otro hombre, pero sentía curiosidad al mismo tiempo. Ayudaba saber que Sarah y Kade eran tan abiertos con el sexo. Luego estaba Crystal. Él sabía que sentía curiosidad por estar con un chico con semejante polla, y Brent encontró intensamente erótica la idea de observarla chupando un pene enorme. En cuanto al tío follándose a Crystal, la excitación ante el pensamiento luchó con los celos, pero la excitación estaba ganando
—¿Y cómo os sentís vosotros dos con lo de esta noche? —preguntó Sarah—. ¿Un poco inseguros? Brent capturó la mirada de Evan, entonces ambos miraron a Sarah otra vez. —Es un poco extraño —respondió Evan. Se sentó en el sofá, y Brent se sentó en una de las sillas enfrente de éste. Ella asintió. —Bueno, tal vez un poco de vino os relajará. Mientras caminaba hacia el aparador, Brent no pudo evitar fijarse en su sensacional y curvilíneo trasero, la brillante tela roja del vestido estirada tensamente
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definitivamente.
a su alrededor. Luego su mirada cambió a las largas piernas torneadas embutidas en botas negras altas de tacón que sólo dejaban unos centímetros de piel desnuda visible debajo del dobladillo de su vestido. Lo que era condenadamente sexy.
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El Club de las Excomulgadas Sirvió cuatro copas de vino tinto. Crystal recogió dos y entregó una a Brent. Sarah le tendió otra a Evan. —Por una noche maravillosa —Sarah levantó su copa y todo el mundo hizo chin—chin. Ella inclinó de nuevo la suya, bebiendo la mitad del contenido. Brent inclinó la suya, bebiéndola de un trago. Saboreó el calor bañando su garganta. —¿Y dónde está el otro miembro de nuestra pequeña fiesta? —preguntó Brent. —Bueno, Kade en este momento está atado —Sonrió ella. —Supongo que no te refieres a que está ocupado —dijo Evan.
esta noche —Ella rellenó las copas de vino vacías de los hombres, luego rellenó las de Crystal y la suya—. Pensamos que un poco de bondage podría hacerlo más excitante. Y ponérselo más cómodo. —¿Más cómodo? —preguntó Brent. —Sí. Si el nuevo macho está... sujeto con correas, quiero decir. —¿Qué hay de ti? —preguntó Evan—. ¿Vas a estar atada también? La sonrisa de Sarah se volvió diabólica. —¿Yo? No. De hecho, planeo estar al mando —Con eso, agarró la cremallera delantera de su vestido y tiró hacia abajo.
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—¿Ocupado? No hay forma de que Kade dejara que algo más interfiriera en
La mirada de Brent se lanzó a sus pechos, libres de la tensa tela. Dejó caer el vestido al suelo y se puso de pie ante ellos con un brillante corsé negro de vinilo y un tanga. Sus piernas parecían sensacionalmente alargadas por las botas de caña alta con tacones de aguja de doce centímetros.
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El Club de las Excomulgadas —¿Entonces qué os parece? ¿Haréis lo que os ordene? —preguntó Sarah. —Uh... seguro —respondió Brent. —Absolutamente —Sonrió Evan. —La respuesta correcta es “Sí, Ama” —Sarah se giró hacia Crystal—. ¿Y tú? —Sí, Ama —respondió Crystal, sus ojos muy abiertos. —Bien, ahora seguidme —Sarah se dio la vuelta, exhibiendo una vista de su deliciosamente curvilíneo trasero, que se balanceaba mientras bajaba las escaleras, y avanzaba luego a través de un largo pasillo. Se giró a la derecha y abrió una puerta. Brent espió mientras seguía a los otros dentro. De pie contra la pared al final juntas, y sus manos descasaban sobre su ingle. Una venda le cubría los ojos. Dios bendito, el hombre estaba lleno de músculos. Brent no estaba del todo cómodo imaginando a un hombre como potencial compañero sexual, pero este chico exudaba atractivo masculino. Nadie podía negar lo jodidamente sexy que era. Él miró hacia Crystal, y su corazón latió ante la mirada de fascinación en sus ojos mientras miraba fijamente hacia el hombre.
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de la habitación había un hombre desnudo. Sus muñecas estaban encadenadas
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El Club de las Excomulgadas Capítulo Veintidós Crystal no podía quitar la mirada de Kade. Estaba impresionante allí de pie, sus abultados músculos brillando bajo la suave luz de la habitación. Sus manos cubrían su polla, pero ella recordaba su extrema longitud y anchura cuando estaba excitado, y anhelaba envolver sus manos alrededor de su erección y acariciarla ahora mismo. Lamer la punta, luego tomarla en su boca. — Kade, he traído algunos amigos. ¿Estás preparado para servirles? —Sí, Ama. El interior de Crystal se calentó mientras pensaba en cómo Kade la serviría.
Crystal observó como Evan y Brent se desabrochaban los botones de sus camisas, luego se las quitaron. —Crystal, encadénalos a la pared. Por primera vez, Crystal se percató de las esposas colgando de las cadenas unidas a la pared. Caminó hacia Evan y ató sus muñecas a un par de esposas, luego hizo lo mismo con Brent. La fogosa mirada en los ojos de Evan le dijo que incluso aunque estaba inseguro sobre todo esto, estaba excitado por la situación. —Quítales los pantalones. Crystal desabrochó el cinturón de Brent, luego el botón de sus jeans. Un bulto se hinchó bajo la tela. Ella abrió la cremallera, luego bajó sus jeans por sus
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—Bien. Ahora, Brent y Evan, quitaos las camisas —ordenó Sarah.
piernas hasta sus pies. A continuación, agarró la cinturilla de sus bóxers y tiró de ellos hacia abajo. Cuando su polla desnuda brincó libre, ella quiso envolver las manos a su alrededor y acariciarla. Chupar la punta en su boca. Pero sacó los pantalones y bóxers de sus pies y los empujó a un lado, luego se movió hacia Evan.
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El Club de las Excomulgadas Lo despojó de sus pantalones y calzoncillos, también, casi lamiendo su polla mientras se balanceaba delante de ella, pero se contuvo. —Ahora quítale la venda de Kade. Crystal atravesó la habitación hacia Kade, sintiendo el calor intensificarse dentro de ella mientras se acercaba. Se estiró detrás de su cabeza y desató el nudo flojo que sujetaba la venda en su sitio, luego quitó la tira de tela. Sus ojos brillaron mientras la miraba fijo. Media sonrisa se proyectó en su rostro, luego desapareció cuando compuso sus rasgos en una expresión insulsa de un buen sumiso. —Ven aquí, Crystal —ordenó Sarah. Crystal regresó al centro de la habitación, y Sarah se situó detrás de ella. Pudo sentir el tirón de la cremallera de su vestido mientras Sarah lo desabrochaba. Lo bajó por los hombros de Crystal y este cayó a su cintura. Sarah lo bajó por las
Parecía tan sexy estar desnuda enfrente de los tres hombres con sus miradas puestas en ella. —Muy bien. Ahora quítate los zapatos. Crystal se quitó sus tacones blancos y permaneció parada enfrente de ellos sólo en bragas y sujetador de color rosa con volantes, lo que Sarah le había sugerido que usara, sin calcetines. Sencillo y femenino. Un afilado contraste al perverso traje de Dominatrix usado por Sarah. Las manos de Sarah acariciaron alrededor de las costillas de Crystal, luego las deslizó sobre sus senos. Sus pezones se excitaron ante la sensación. Sarah empujó la punta de sus dedos por debajo de las copas de encaje y acarició sus duras
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caderas de Crystal y la prenda cayó al suelo.
protuberancias, para la completa fascinación de los tres hombres. Ellos observaron la tela de encaje moverse por encima de los ocupados dedos de Sarah. Sarah arrastró una de sus manos hacia abajo por las costillas de Crystal y sobre su estómago, luego se detuvo sobre su ombligo, la punta de sus dedos acariciando la
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El Club de las Excomulgadas parte superior de sus bragas. La lengua de los hombres casi colgaba mientras observaban. Entonces los dedos de Sarah se deslizaron debajo del elástico de las bragas y más abajo. Crystal contuvo el aliento ante la sensación de los dedos de Sarah acariciando su abertura. —Kade, ven aquí. Kade caminó hacia ellas, sus manos continuaban reposando sobre su adorable polla, pero Crystal pudo ver la punta asomando por encima de sus muñecas. Sarah caminó desde detrás de Crystal y tomó una llave de entre sus senos, luego abrió las esposas de Kade.
—Sí, Ama —Kade entrelazó la mirada con Crystal, y ella sintió que su vagina lloraba de necesidad. Pero entonces él caminó hacia Evan. Kade se arrodilló enfrente de él. Las manos de Kade se alejaron de su ingle, y Crystal tragó ante la visión de su enorme polla, hasta que envolvió su mano alrededor de la erección de Evan. El cuerpo de Evan se tensó. Sarah alzó una ceja. —¿Estás abierto a nuevas experiencias? —Síp. Claro —Pero Evan miró a Crystal inseguro.
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—Recuerdas lo que te dije que debías hacer ahora mismo, ¿verdad?
Ella le sonrió alentadoramente. El pensamiento de Kade tocando a Evan... de él acariciando la polla de Evan... la excitó inmensamente. 219
El Club de las Excomulgadas —Para ser justos, si nos permites explorar esta experiencia en particular… —Sarah sonrió con malicia— …entonces haré todo lo que quieras que le haga a Crystal. Ante eso, ella se agachó y tiró de las bragas de Crystal por sus muslos, luego deslizó la mano entre las piernas de Crystal y acarició sobre sus desnudos pliegues. Crystal gimió un poco, luego Sarah retiró su mano. —¿Qué dices? La polla de Evan se había alargado ante la visión de Sarah acariciando a Crystal. Él sonrió. —Creo que me gustaría ver un poco más de acción antes de decidirme.
***** Evan observó mientras Crystal lanzaba de un puntapié sus bragas, pero sus pensamientos seguían sacudiéndose de regreso a la imagen de la verga gigante de Kade. Todo ese músculo, buen cuerpo, y una polla lo bastante grande para hacer desmayarse a cualquier mujer. Crystal se dio la vuelta y se inclinó por la cintura, relevando su coño desnudo. El corazón de Evan retumbó mientras Sarah acariciaba sobre los húmedos pliegues, entonces los separó un poco. —La lameré aquí. Oh, Dios.
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—Crystal, date la vuelta e inclínate —ordenó Sarah.
—De acuerdo —dijo Evan, su mirada se pegó a las manos de Sarah sobre la mojada carne de Crystal.
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El Club de las Excomulgadas La mano de Kade rodeó la polla de Evan y lo acarició. La espalda de Evan se puso rígida ante la insólita intimidad, pero luego Sarah se inclinó hacia abajo y lamió el coño de Crystal. A continuación, la boca de Sarah se movió más firmemente sobre la resbaladiza abertura. Observar la boca de Sarah moviéndose contra el brillante coño de Crystal, y la sensación de la firme mano acariciando su polla arriba y abajo, envió las hormonas de Evan a zumbar. Kade estiró su otra mano y agarró la polla de Brent, entonces también comenzó a acariciarlo. Evan se relajó un poco. La firme caricia, la visión de Sarah inclinada hacia abajo y lamiendo el dulce coñito de Crystal, envió torrentes de sangre a través de su ingle. Ante la sensación de una boca caliente rodeando su polla, gimió. El hombre le estaba chupando la polla. Y, Dios, se sentía increíble. En frente de él, Sarah empujó un dedo dentro de Crystal y ella gimió. La polla de Evan se deslizó hondo dentro de la húmeda y ardiente boca de Kade, por
Evan se perdió. Sus pelotas se tensaron y se corrió en la garganta del chico. Tan pronto como hubo terminado de eyacular, Kade lo liberó, luego se agachó enfrente de Brent. Era extraño y, sin embargo, una verdadera excitación observar a Kade tomar a Brent en su boca y chuparlo profundamente. Al otro lado de la habitación, la boca de Sarah continuaba moviéndose sobre la íntima carne de Crystal, y Evan se percató de que Crystal estaba mirando en un gran espejo sobre la pared, observando a Kade chupársela a Brent. Su rostro estaba sonrojado y parecía cerca del orgasmo. Brent estaba observando a Crystal mientras Kade bombeaba arriba y abajo sobre su polla. Sarah introdujo otro dedo dentro de Crystal y comenzó a deslizarlos dentro y fuera mientras continuaba lamiéndola. Cuando Crystal comenzó a gemir
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completo hasta la empuñadura, luego Kade chupó y apretó.
otra vez, Brent gimió y se arqueó hacia delante. Ambos llegaron al orgasmo al mismo tiempo. —Kade, tráeme un taburete —dijo Sarah.
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El Club de las Excomulgadas Kade se puso de pie y recuperó un taburete de la esquina de la habitación. Lo situó delante de Sarah. —Ahora siéntate. Kade se sentó en el taburete con su enorme polla elevada hacia arriba. —Crystal, chupa su adorable polla para mí. Crystal cayó de rodillas enfrente de Kade y envolvió sus manos alrededor de ese enorme pene. Comenzó a acariciarlo. Arriba y abajo. Luego, se inclinó hacia delante y envolvió sus labios alrededor del enorme glande. Evan sintió que su polla se tensaba de nuevo. Sarah se arrodilló junto a Crystal y envolvió su boca en el lateral de la gruesa polla, luego se deslizó arriba y abajo. Crystal se zambulló hacia abajo hasta que su boca rozó la de Sarah, luego volvió a subir. Sarah la siguió. Crystal deslizó fuera la punta de la enorme polla, y Sarah también lo hizo, entonces apasionadamente. La ingle de Evan se tensó mientras observaba a las dos mujeres besarse. Hombre, eran tan ardientes. ***** Crystal envolvió sus labios alrededor de un lado del eje de Kade, y Sarah hizo lo mismo sobre el otro lado, luego se deslizaron arriba y abajo al unísono. La dura polla de Kade se retorció mientras sus lenguas y labios lo estimulaban. Los dedos de Crystal encontraron sus pelotas, acariciando suavemente. Después de varios minutos de ellas lamiéndolo y chupándolo, Sarah se retiró el largo cabello rubio del rostro y se levantó.
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sus labios se encontraron y las dos mujeres se besaron, sus bocas se movieron juntas
—Él va a ser terco —sonrió ella—. Lo cual es bueno. Ponte de pie, Crystal. Crystal deslizó fuera la punta de su maravillosa polla y se levantó.
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El Club de las Excomulgadas —Quítale el sujetador, Kade. Crystal se situó enfrente de Kade, dándole la espalda, y él le desabrochó el sujetador. Ella dejó caer el artículo de encaje hacia delante y lo liberó. Tanto Brent como Evan miraron fijo hacia sus senos con anhelo, sus pollas se hincharon con necesidad. Kade envolvió sus manos alrededor de su cintura, luego las deslizó hacia arriba para acunar sus senos. Sus pezones se tensaron, empujando en sus cálidas palmas. Los acarició suavemente mientras besaba a lo largo de su espalda, enviando hormigueos que bailaban a través de su piel. —Tienes unos pechos hermosos —dijo Sarah—. Kade, deja que Crystal se siente en el taburete. Kade se puso en pie y Crystal ocupó su lugar. Sarah tomó uno de los duros pezones de Crystal en su boca. Su húmedo calor envió pinchazos de placer a través abrirlas, entonces hundió su cabeza hacia delante. Ella gimió ante la intensa sensación de su lengua arrastrándose por encima de su húmeda abertura. Ardiente deseó laceró a través suyo y se arqueó hacia delante, queriendo más de la boca de Kade sobre ella. Él separó sus pliegues y encontró su clítoris con su lengua. Ella se aferró a su cabeza mientras le daba toquecitos y la provocaba. Sarah chupó su pezón y Crystal gimió. Se reclinó hacia atrás y casi se cayó del taburete. Kade la agarró y la atrajo hacia delante. Ella miró con anhelo su rígida polla. —Oh, Dios, quiero que me folles —La necesidad ondulando a través de ella, resonando en su voz.
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de Crystal. Kade cayó de rodillas enfrente de ella y empujó sus rodillas para
—Me temo que no, querida —respondió Sarah—. Aún no. Kade, libera a Evan y a Brent.
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El Club de las Excomulgadas Kade se puso de pie, su polla balanceándose cerca de su rostro. Casi la agarra, pero él se giró y caminó hacia la pared, luego abrió las esposas que mantenían a Brent y a Evan prisioneros. —Ahora, caballeros, vamos a subir al dormitorio principal. Kade, lleva a Crystal. Crystal se puso de pie mientras Kade se aproximaba, luego él se inclinó hacia delante y presionó su hombro en su estómago y envolvió su mano alrededor de sus muslos. Lo siguiente que supo, es que estaba echada sobre su hombro, su trasero desnudo expuesto para que todos lo vieran mientras él la cargaba escaleras arriba, luego a través de otro pasillo. Sarah abrió la puerta del dormitorio y él la depositó sobre la cama. —Crystal, aquí hay tres maravillosas pollas. Y quiero que las chupes todas.
envolvió su boca a su alrededor y chupó. Se balanceó arriba y abajo, luego lo liberó. Evan se acercó. Ella succionó su larga polla en su boca y la introdujo profundo, luego lo provocó con la lengua mientras ella se movía. Cuando él se retiró, la polla de Kade se presionó a sus labios. Ella abrió ampliamente y se tragó su glande, luego giró la lengua sobre la punta. Él se retiró, luego vino Brent de nuevo, llenando su boca. A continuación Evan, después Kade. Cada uno de ellos empujó en su boca por turnos. —Bien, me están poniendo muy caliente —dijo Sarah—. Quiero que los hombres me desvistan. La polla de Brent se deslizó de la boca de Crystal y se unió a los otros dos
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Crystal se sentó y agarró la polla más cercana. La de Brent. La lamió, luego
hombres parados junto a Sarah. Crystal observó mientras Brent se inclinaba y abría la cremallera de la bota de Sarah mientras Kade desabrochaba su corsé. Evan bajó sus bragas. Más y más piel desnuda de Sarah se hizo visible mientras Brent deslizaba fuera una bota y Evan desabrochaba la otra, luego Kade retiró el negro
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El Club de las Excomulgadas corsé de cuero. Evan quitó la segunda bota y la arrojó a un lado, su mirada se centró firmemente sobre los rizos rubio claro entre sus piernas. Sarah permaneció parada totalmente desnuda, su largo cabello rubio relucía como en una cascada sobre sus hombros y alrededor de sus erectos pezones. Se lo retiró, ofreciendo a los hombres una vista de sus generosos y exquisitos senos. Ella caminó hacia Crystal y empujó uno de esos senos hacia delante. Crystal tomó el duro pezón en su boca y chupó. Sarah gimió y los tres hombres gimieron su apreciación. Crystal cambió al otro pezón y chupó, mientras provocaba el primer pezón húmedo con la punta de sus dedos. —Oh, Dios, necesito que alguien me folle —Sarah se apartó de Crystal—. Kade, tiéndete en la cama. Quiero sentir esa polla grande y gruesa en mí mientras uno de los otros chicos folla mi trasero.
tumbó. Sarah trepó encima de él, sus rodillas a cada lado de sus caderas, y presionó su gran erección en su abertura. Lentamente, ella se bajó sobre él. El interior de Crystal se sacudió mientras deseaba ser ella la que sintiera esa dura y celestial verga empujando dentro suyo. Una vez que Sarah lo tuvo completamente dentro, ella elevó su trasero. —Hay condones y lubricante en la mesita de noche. Que uno de vosotros los consiga y empuje dentro de mi —ordenó. Evan agarró un paquete, luego lo abrió y desplegó el condón en él. Después apretó el nítido gel sobre sus manos y lo untó abundantemente sobre su polla. Empujó su polla sobre el curvilíneo trasero de Sarah y lentamente se deslizó dentro.
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Kade se sentó sobre la cama a un pie de distancia de Crystal, entonces se
Los tres comenzaron a moverse. El movimiento de la cama debajo de ella y los gemidos de placer a su lado envió las hormonas de Crystal en espirales fuera de control. Miró a Brent, el desesperado anhelo rezumaba a través suyo. Él asintió con
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El Club de las Excomulgadas una sonrisa y caminó hacia ella. Envolvió su mano alrededor de su polla y la tragó por completo, luego chupó profundamente. Él gimió, luego agarró sus manos. Ella liberó su polla mientras la puso de pie. Sus labios encontraron los de ella y la besó apasionadamente, haciendo latir su corazón. Él la situó sobre el suelo alfombrado, luego se arrastró por encima de ella y empujó su polla contra su húmeda vagina. Mientras se empujaba dentro, ella envolvió sus piernas alrededor de él, luego jadeó mientras la penetraba más hondo. Dios, se sentía increíble dentro de ella. Se echó hacia atrás y empujó hondo de nuevo. Él capturó sus labios, luego continuó besándola mientras la penetraba una y otra vez. Tumultuosas olas de placer golpearon a través suyo, elevándola más y más alto, hasta que fue lanzada por encima del borde en un estremecedor orgasmo, gritando de éxtasis.
Crystal abrió los ojos para ver a Sarah, Evan y Kade todos sentados en el borde de la cama observándolos. —Se supone que debéis seguir órdenes— dijo Sarah—. Ahora, tendréis que ser castigados. Brent se puso en pie, tomó la mano de Crystal y la ayudó a ponerse de pie mientras Kade rodaba un condón sobre su gigantesca polla. Sarah guió a Crystal a un lado de la cama, después lanzó varias almohadas y la empujó hasta que la inclinó sobre estas, su trasero expuesto. La enorme polla de Kade presionó contra ella, luego empujó contra su abertura trasera. Oh, Dios, no iba a intentar entrar ahí, ¿verdad?
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—Eh, vosotros como que habéis hecho trampa.
Estremecimientos bailaron a través suyo, preguntándose cómo se sentiría tener su enorme erección empujando dentro de ella allí.
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El Club de las Excomulgadas Él palpitó contra ella un par de veces, luego se movió y empujó en su mojada abertura. Él la estiró mientras lentamente se empujaba dentro. Ella agarró las sábanas y se aferró a estas mientras él empujaba más hondo dentro suyo. Ella quería gritar ante el puro placer de su polla llenándola por completo. Entonces, se retiró y la polla de Evan se deslizó dentro. Él se deslizó fácilmente, no llenándola tan completamente, pero se movió en espiral y ella contuvo el aliento. Sarah yacía en la cama enfrente de ella. —Brent, quiero que me folles. Brent caminó al otro lado de la cama, y Crystal pudo ver que su polla había revivido, probablemente de ver dos duras pollas deslizarse dentro de ella. Evan se retiró y Kade empujó dentro de nuevo. Brent se puso un condón y se subió encima Brent desaparecía dentro de ella. Kade, aún incrustado en ella, envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Crystal y alzó su torso desde la cama. Evan se sentó y Kade sacó su polla de ella, luego la giró, con su espalda hacia Evan. Evan la reclinó hacia atrás y presionó su polla contra su pequeña abertura fruncida, luego se alivió dentro. Ella contuvo el aliento mientras su dura polla llenaba su culo. Kade permaneció parado delante de ella y empujó su glande contra su húmeda abertura. Entonces la penetró. Ella jadeó. Su gran polla la llenó, estirándola deliciosamente. La polla de Evan estiraba su abertura trasera. Lentamente, los dos hombres se movieron dentro suyo y ella gimió. La llenaron una y otra vez. Empujando hondo. Llenándola por completo, tanto que
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de Sarah, luego empujó su polla por su abertura. Crystal observó como la polla de
pensó que explotaría. Su interior se estremecía y ella apenas pudo tomar aliento mientras colgaba de los hombros de Kade. El placer hizo erupción dentro de ella y la catapultó a un estado de dicha. Kade y Evan gimieron, y el calor llenó su interior, acelerando su éxtasis a alturas 227
El Club de las Excomulgadas vertiginosas. Ella gritó mientras la erótica ola de sensaciones se extendía a través suyo, explotando en un éxtasis ardiente.
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Finalmente gimió, luego se desplomó entre ellos.
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El Club de las Excomulgadas Capítulo Veintitrés Evan tomó un sorbo de café mientras se apoyaba contra la encimera de la cocina. Ya no estaba seguro de cómo sentirse sobre nada. La sesión con los cinco había sido ardiente e intensa, y estaba contento de haber participado, pero todavía no sabía cómo sentirse sobre el cambio de su relación con Brent. Y era intensamente consciente de que Crystal todavía tenía que escoger entre ellos, y no importaba a quién escogiera, afectaría irremediablemente a su amistad. Era bueno pensar que podrían continuar follando juntos, pero es todo lo que habría. Follar. Quería más con Crystal. Quería ser el hombre con el que pasara su vida. Tener hijos con ella. Envejecer juntos. Si escogía a Brent, dejando a Evan a un lado... maldita sea, no sabía cómo lidiar con eso. —Eh, ¿cómo estás esta mañana? —Crystal entró en la cocina, su piel que llevaba levantaba sus senos y revelaba una cantidad generosa de curvilínea piel. Evan se había despertado sólo en la cama esta mañana. Cuando había entrado en la cocina, había visto a Brent y a Crystal retozando en la piscina. Atravesó la habitación y se acurrucó contra su espalda, luego besó sus omóplatos. —No queríamos despertarte. Era un día tan hermoso que decidimos ir a nadar. Evan se giró y la tomó en sus brazos, luego encontró su boca. Sus suaves labios, fríos debido al baño, se presionaron contra los de él haciendo que su cuerpo se endureciera. Pasó su lengua dentro de su boca, necesitando unirse a ella.
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brillante de humedad, su cabello largo húmedo caía alrededor de su rostro. El bikini
—Mmm. Creo que alguien está hambriento —Ella le sonrió. —Y no de comida —Él la levantó y la situó sobre la encimera, luego la apretó contra su cuerpo, con las rodillas abrazando sus caderas.
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El Club de las Excomulgadas El deseo lo inundó mientras su polla se ubicaba en la cuna de su cuerpo, sólo dos delgadas capas de tela, sus calzoncillos y su ligera parte de abajo del bikini, creando una barrera entre ellos. Dios, quería darse un festín sobre sus hinchados senos, retirar a un costado la tela que se lo impedía y deslizarse en ella. Sentir su cuerpo envolver el suyo. —Parece que estáis comenzado sin mi —Brent sonrió desde la puerta. Mierda. Evan desearía tener a Crystal sola, para hacerle el amor apasionadamente, mostrarle lo mucho que la amaba. Evan sostuvo la mirada de Crystal. Ella acarició su mejilla y le devolvió la mirada con lástima, como si supiera lo que él estaba sintiendo. Él retrocedió, extrañando la sensación de su cálida piel contra su pecho desnudo y el consuelo de su calor abrazando su polla.
Una parte de Evan quería alejarse. Anhelaba tenerla a solas, sin Brent presente para nada, pero al menos esto le daba la oportunidad de hacerle el amor a ella sola. La atrajo hacia sí y capturó sus labios, conduciendo su lengua profundamente. Reclamándola. Cuando la liberó, ella contuvo el aliento, luego tiró de nuevo de él para otro beso apasionado. Su lengua se movió en su boca y él la acarició con la suya propia, luego se unieron juntas en una tumultuosa danza de pasión. Su corazón retumbaba en el pecho mientras la tiraba hacia él con más fuerza, sus suaves senos se aplastaron contra su pecho. Encontró el cierre del bikini
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—No os detengáis por mí —dijo Brent—. Si lo deseáis, puedo solo mirar.
en su espalda y lo liberó, luego lo echó hacia atrás y lo sacó de su cuerpo. Sus oscuros pezones se pusieron erectos. Él se inclinó hacia abajo y tomó uno en su boca, lamiendo y acariciando la punta dura con su lengua, luego lo succionó fuerte. Ella gimió, sus dedos se enredaron en su cabello y tiraron de él para acercarlo a su
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El Club de las Excomulgadas suave seno. Él lo lamió y lo mordisqueó, luego encontró el otro pezón y lo chupó fuerte. —Oh, Dios, Evan —Su cabeza cayó hacia atrás contra el armario de la cocina detrás de ella. Él sonrió, adorando el brillo de deseo brillando en sus facciones. Desató los laterales de la parte baja del bikini y tiró de este hacia abajo, exponiendo su delicioso coño depilado. Quería saborearla, empujar su lengua dentro de su húmeda abertura y lamer en círculos, luego acariciar su pequeño botón hasta que la llevara al orgasmo. Pero su polla dolía de necesidad por estar dentro de ella. Como si sintiera su indecisión, ella acarició su bulto, luego deslizó los dedos dentro de sus bóxers. Él gimió ante la sensación de su suave mano agarrando su embravecida y dura polla. Ella la la encimera, ocasionando que su glande se deslizara dentro un poco. No podía soportarlo. Él se empujó hacia delante, penetrándola con una embestida. Ella gimió y se aferró a él, agarrando sus hombros. —Oh, nena, te sientes tan bien. —Tú también —murmuró ella en su oído. Él se echó hacia atrás y empujó hacia adelante otra vez. Ella gimió, su rostro brillando de deseo. Por él. Se sentía especial, estando dentro de ella de esta forma. Siendo amado por ella.
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presionó contra su coño, Dios, estaba tan húmeda, y se contoneó hacia adelante sobre
Empujó una y otra vez. Su polla dolió con la necesidad de liberarse. Ella lo apretó dentro de su cuerpo y él gimió. La besó en el cuello.
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El Club de las Excomulgadas —Dios, adoro cuando haces eso. Ella apretó de nuevo y él gimió otra vez. Ella acarició su cuello con la nariz. —Haz que me corra, Evan. Situó sus piernas alrededor de su cintura y ella las tensó a su alrededor, luego ahuecó sus nalgas y tiró de ella con fuerza hacia su cuerpo, su polla penetrando más hondo que nunca. —Oh, sí —Su suave murmullo aceleró su deseo. Retrocedió y volvió a empujar. Luego otra vez. Pronto estaba penetrándola como un martillo neumático, llenándola con su dura polla una y otra vez. Más y
—Oh, sí —gimió ella—. Oh, Dios sí. Ella se tensó alrededor de él, sus uñas clavándose en su espalda. La llenó una y otra vez. Su polla dolía de necesidad, entonces sus pelotas se tensaron. Ella gimió y jadeó. —¿Estás cerca? —Su necesidad de correrse ardía a través de él. —Sí, voy a... ahhh... Él observó brillar sus ojos mientras la penetraba, luego ella gimió. —Sí, ahora. Yo... ahhh… estás haciéndome... —Ella gimió cuando el orgasmo estalló.
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más rápido.
Su polla explotó dentro de ella, y él gimió. Ella lo apretó, jadeando en su propio placer. Él aprovechó la oleada, palpitando dentro de ella, alimentando su felicidad compartida.
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El Club de las Excomulgadas Finalmente, su cabeza cayó contra su hombro. Él empujó profundamente una vez más, sosteniendo sus cuerpos apretados juntos. Ella murmuró su aprobación contra su cuello, luego lo acarició delicadamente con sus labios. Él giró la cabeza y tomó esos delicados labios, saboreando la sensación de su suavidad contra la suya. —Joder, habéis sido muy ardientes. Ante el sonido de la voz de Brent... el recordatorio de que no estaban solos... Evan miró hacia su amigo. Pero no estaba triste. Le había hecho el amor a Crystal... se había sentido especial en sus brazos. El hecho de que Brent hubiera estado allí, observando, no había interferido en absoluto en ello. De hecho, la visión de Brent allí de pie, desnudo, con su traje de baño descartado en el suelo junto a sus pies, su mano alrededor de su gran erección,
Pero esta vez, con ellos tres. ***** Brent estaba condenadamente excitado por haber observado la polla de Evan introducirse en Crystal, su gran eje apareciendo y desapareciendo como si la arponeara. Ahora Evan caminaba hacia él, el calor en su mirada era evidente. Evan se dejó caer sobre sus rodillas enfrente de Brent y retiró la mano de Brent de su polla. Brent gimió conforme la fuerte mano de Evan lo sujetaba, luego comenzó a acariciarlo. El calor se sacudió a través de él mientras los labios de Evan envolvían su polla y lo tomaba profundamente. Cuando su boca se movió arriba y abajo, el calor
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realmente hacía que la polla de Evan se retorciera por más.
se desplegó por la ingle de Brent. —Oh, joder, tío, estoy tan condenadamente cerca. Si no te detienes... Demasiado tarde.
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El Club de las Excomulgadas ***** Evan abrió su garganta para permitir que la gran polla de Brent fuera más hondo. Era dura y sólida, y no podía conseguir bastante de esta. Entonces caliente líquido se derramó en su garganta. Tragó el salado semen, luego tragó de nuevo como si siguiera fluyendo dentro de él. Hombre, nunca habría pensado que haría esto con otro hombre, pero era condenadamente caliente. Especialmente con Brent. Tan pronto como había visto la enorme erección de Brent, resultado de observarlos a Crystal y a él follando, no había sido capaz de detenerse a sí mismo. Había querido sentirla. En su mano, en su boca. De hecho, incluso se preguntaba si... ¿iría más lejos que esto? —Ahora ambos estáis agotados —dijo Crystal. Él se puso en pie y miró alrededor para verla todavía sentada en la encimera,
—Tal vez debería ir y echaros una mano —Se agarró del borde de la encimera, lista para saltar. —No, quédate ahí y relájate —digo Brent con un brillo en sus ojos—. Evan ya se está recuperando, y me gustaría ayudarlo. Brent se agachó delante de Evan y envolvió su mano alrededor de la polla de Evan, todavía resbaladiza por los flujos de Crystal. —Mmm. Hueles a Crystal —Brent le acarició, luego se inclinó hacia delante y lamió el glande de Evan—. También sabes como ella. Evan gimió cuando Brent se tragó la punta de su polla, luego se deslizó
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con las piernas ampliamente abiertas, revelando su reluciente coño.
hacia delante, tomando el eje de Evan más hondo, entonces retrocedió, para después ir de nuevo hacia delante. La lengua de Brent lamió alrededor la verga de Evan mientras se movía. —Ambos sois tan atractivos —dijo Crystal. 234
El Club de las Excomulgadas Evan miró alrededor para verla acariciarse su seno desnudo con una mano y deslizar los dedos de su otra mano en su húmedo coño. —¿Te gusta observarnos chuparnos la polla el uno al otro, cariño? — preguntó Brent, también girándose para observarla, pero sosteniendo la erección de Evan firmemente en el sólido agarre de su mano. —Oh, síp —Ella introdujo sus dedos más hondo, luego los retiró y los metió en su boca. Entonces los chupó. La polla de Evan se retorció incontrolablemente. Brent miró a Evan. —Es condenadamente ardiente observarla darse el lote mientras nos
—Síp. Te hace preguntarte qué otra cosa podríamos hacer que la excite incluso más. —Evan no sabía por qué había dicho eso, pero algo lo animó. Alguna profunda necesidad de experimentar más cosas con Brent. Las cejas de Brent se arquearon y sonrió. Los ojos de Crystal brillaron, lujuria centellando en sus profundidades. —¿Pensáis... estáis pensando en hacer... más? —preguntó ella. Evan envió a Brent una mirada inquisitiva. Brent se encogió de hombros, pero sus ojos se iluminaron. —Jugaré si tú juegas. —Voy a buscar unos condones —Evan salió disparado hacia la habitación
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observa.
principal y agarró los condones y una botella de lubricante. Cuando regresó, Brent estaba besando a Crystal que todavía estaba sentada en la encimera. Tan pronto como Evan entró en la habitación, Brent liberó la boca de Crystal, luego situó las manos a cada lado de ella y se inclinó hacia delante.
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El Club de las Excomulgadas Evan rasgó uno de los paquetes y puso el condón en su dura polla, luego aplicó una cantidad generosa de gel lubricante. Se situó detrás de Brent y acarició su duro culo, entonces presionó su glande entre sus nalgas. —¿Estás listo? —preguntó Evan. En respuesta, Brent presionó su trasero hacia atrás contra Evan. Evan empujó su glande contra el ano de Brent, luego penetró hacia delante, sintiendo la pequeña abertura expandirse, luego estirarse alrededor de él. Se movió lentamente, empujando un poco cada vez. Crystal espió por encima de su hombro con intenso interés. Una vez que estuvo completamente dentro, el pasaje de Brent apretando con fuerza la polla de Evan, se detuvo.
—Bueno, amigo —dijo Evan— no desperdicies una erección como esa. Estoy seguro de que a Crystal no le importara mantenerla caliente para ti. ***** El corazón de Crystal palpitaba. Esto era la cosa más excitante que había experimentado jamás, y dada la pasada semana, eso era decir mucho. Brent metió una mano por la parte baja de su espalda y la deslizó hacia delante. Cuando su glande rozó su húmeda abertura, ella arqueó su pelvis hacia él. Ambos hombres empujaron hacia delante, introduciendo la polla de Brent en ella. Ella contuvo el aliento. —Oh, Dios —gimió Brent—. Hazlo, Evan.
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—Dios, esto ha puesto mi polla dura como una piedra —murmuró Brent.
Ambos cuerpos se sacudieron hacia delante, conduciendo a Brent más hondo en ella. Evan se movió adelante y atrás en un ritmo estable, llenando a Brent, haciendo que Brent la llenara. Ella se tensó alrededor de él, temblando de placer ante la sensación de su polla penetrándola. Ese placer latió a través suyo, 236
El Club de las Excomulgadas construyéndose. Llenándola de alegría cuando un orgasmo la atravesó. Brent gimió mientras ella se tensaba alrededor de él, entonces Evan gruñó. Inmediatamente, Brent explotó dentro de ella, llenándola con caliente líquido. Ella se aferró a los hombros de Brent, montando la ola de su felicidad compartida. Sus movimientos se redujeron, y cuando finalmente se detuvieron, ella se desplomó contra el pecho de Brent, su cabeza acurrucada en la curva de su hombro. Evan acarició la frente de ella con la nariz, entonces ella levantó la cabeza y sus labios de encontraron. Mientras se besaban, Brent giró la cabeza y acarició sus labios contra los de ellos. El corazón de Crystal se disparó con la esperanza de que, tal vez de algún modo, encontraran un modo de mantener esta proximidad entre ellos. *****
acurrucaba en sus brazos. Después de su impactante experiencia sexual, los tres se habían estirado en la cama y durmieron la siesta. Estas vacaciones habían abierto sus ojos a algunas cosas. Como lo importante que era Evan en su vida y lo devastador que sería perderlo. Como amigo y ahora como amante. Al menos, un amante compartido con Crystal. Muchas preguntas lo habían torturado desde que había descubierto su atracción hacia su amigo, pero él sabía que Crystal era el amor de su vida. Si Crystal nunca hubiera aparecido en su vida, ¿Al final se habría visto envuelto en una relación exclusivamente con Evan? Probablemente no. Era sólo que la cercanía que Evan y él compartían, y el hecho de que gozaban de una intimidad juntos, significaba que podían tener una relación más profunda con Crystal juntos. No sólo dos chicos compartiéndola, sino los dos compartiendo intimidad juntos. Esto hacía sus tríos
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Brent abrió los ojos ante la brillante luz del sol del atardecer, Crystal se
más satisfactorios. Miró más allá del dulce y dormido rostro de Crystal, sobre la almohada junto a él, hacia Evan, solo que Evan no estaba allí. Brent se sentó lentamente,
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El Club de las Excomulgadas intentando no molestar a Crystal. Ella suspiró y rodó sobre su espalda. Se levantó y abrió la puerta, luego la cerró silenciosamente detrás de él. Caminó por el pasillo hacia la cocina, luego se asomó dentro. Evan estaba de pie junto a la ventana, mirando hacia la piscina que brillaba fuera a la luz del sol. —Eh, ¿qué pasa? Evan sacudió la cabeza. —Todo este asunto... no va a funcionar. —¿A qué te refieres? Evan se giró y se encontró con la mirada de Brent. —Esta cosa con nosotros tres. No puede continuar.
—Tal vez no tenga que terminar. —Síp, claro. Pronto volveremos. Crystal escogerá entre nosotros, y entonces… —Sus manos se cerraron en puños—. Nuestras vidas volverán a la normalidad. No vamos a seguir conectados de esta forma. —No hay razón por la que tengamos que terminar esto. Incluso cuando regresemos a casa podemos... —Mira, no soy estúpido —Evan cruzó sus brazos sobre su pecho—. Sé que Crystal va a escogerte a ti. —Sabes que ella te ama.
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Brent se apoyó contra la encimera.
—Síp, y también te ama a ti. Seamos realistas, si nos ama a ambos al mismo tiempo, y ese es un gran si, entonces te escogerá a ti. Es lo único que tiene sentido. Ella ya aceptó casarse contigo. Para que ella me escogiera, tendría que amarme mucho más que a ti, lo cual ni siquiera tiene sentido —suspiró—. Cuando amas a 238
El Club de las Excomulgadas alguien, simplemente lo amas. Corazón y alma —Se encogió de hombros—. Así que, como yo lo veo, o ella nos ama a ambos por igual o, lo más posible, te ama a ti y piensa en mí realmente como un amigo cercano. Uno con el que le gusta tener sexo —Miró hacia Brent fijamente—. Vamos, ¿puedes honestamente decirme que crees que ella me elegiría por encima de ti? Brent miró a Evan. No había nada que pudiera decir para hacer esto mejor. —Joder, lo siento. Sé que quieres que ella te escoja —dijo Evan. —Mira, si ella me escoge, todavía podemos seguir haciendo esto. Podemos seguir los tres. Juntos. —Síp, como si quisiera ser el tercero en discordia. Observándoos desde fuera.
Frunció el ceño. —Por supuesto que lo sería. Vosotros os casaréis. Tendréis hijos. Seré parte de ello, seguro. El tío Evan para los niños. El mejor amigo que siempre está allí para ayudar. Pero como dije, estaré observando desde fuera —Golpeó con el puño sobre la encimera como signo de frustración—. No puedo hacerlo. La amo. Quiero que ella sea mi esposa. Que tenga mis hijos. Sus angustiosas palabras desgarraron el corazón de Brent. Sabía exactamente a qué se refería Evan. Evan se giró y se enfrentó a Brent.
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—Pero no sería...
—Mierda, lo lamento, hombre. Yo simplemente... —Sus manos se apretaron a sus costados—. Mira, será mejor para todos si yo simplemente me retiro. Tengo una oferta de trabajo en Nueva York. Me mudaré, dándonos a todos algo de distancia. Entonces vosotros podéis encontrar la felicidad sin mi rondando cerca para hacerte sentir culpable. 239
El Club de las Excomulgadas El estómago de Brent se tensó ante las palabras de su amigo. —Maldita sea, Evan. No quiero que te mudes al otro lado del país. No quiero que te mudes a ningún sitio. Tiene que haber una forma de solucionar esto. —Hombre, si Crystal no hubiera aparecido en escena... si cada uno hubiera encontrado una mujer a la que amar... entonces tal vez nuestra amistad podría haber durado de por vida. Pero una vez que ambos nos enamoramos de la misma mujer... —Se encogió de hombros—. Esa es la receta para el desastre. Lo más importante es que Crystal y tú os enamorasteis, y merecéis esa felicidad. No puedes dejar que una amistad se interponga en vuestro camino —Su mandíbula se tensó—. Yo no lo haré. —Maldita sea, Evan, sólo tenemos que darle a esto una oportunidad. Realmente creo que hay una alternativa.
Crystal permaneció fuera de la cocina, escuchando. Había escuchado casi toda la conversación entre Brent y Evan. Que Evan sabía que escogería a Brent, y tenía razón. Ella los amaba a los dos, así que la única elección razonable era Brent, el hombre con el que ya había accedido a casarse. Le dolía el corazón por lo que Evan había dicho sobre quedarse fuera mirando. Por supuesto se sentiría de esa forma para él. Ella había comenzado a creer que los tres podían llegar a un acuerdo para mantenerse del modo en que estaban, pero ¿cómo podrían cuando eso simplemente haría que Evan se sintiera incluso más solo? Si Crystal no hubiera aparecido en escena... si cada uno hubiera encontrado una
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mujer a la que amar... entonces tal vez nuestra amistad podría haber durado de por vida. Maldita sea. Ahora Evan estaba hablando de mudarse a Nueva York. Las lágrimas se derramaron de sus ojos. No podía ser la responsable de romper su
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El Club de las Excomulgadas amistad. Se dirigió hacia las puertas del patio que daban al comedor y voló hacia el patio trasero. ***** Evan se detuvo a mitad de una frase ante el sonido de las puertas del patio abriéndose en la otra habitación. —¿Esa es Crystal? Brent y él miraron por la ventana justo a tiempo para ver a Crystal escabulléndose por el patio trasero y desapareciendo por los arbustos. —¿Crees que nos ha escuchado? —preguntó Evan. —Estoy seguro.
Brent le agarró del brazo. —Sí, deberíamos. Pero no ahora. Hay algo que necesito decir primero.
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—Será mejor que vayamos tras ella —Evan se dirigió hacia la puerta, pero
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El Club de las Excomulgadas Capítulo Veinticuatro Crystal se apresuró a través del patio trasero, el lugar donde ella, Brent y Evan habían descubierto lo cercanos que en verdad podían llegar a ser, y continuó por los escalones de piedra, luego salió por la puerta trasera hacia la playa. Le dolía el corazón mientras deambulaba por la orilla del agua. ¿Podría Evan mudarse a Nueva York realmente? Eso estaba al otro lado del continente. Si hacía eso, probablemente no lo volvería a ver. Y la amistad entre él y Brent estaría definitivamente acabada. Caminó sin rumbo fijo por un rato, la tristeza revolviéndose a través suyo, dispersando sus pensamientos. No podía pensar lógicamente. Se sentía agobiada y desanimada. Tal vez hablar con Sarah ayudaría. Sarah podría tener alguna
Ella giró de regreso hacia los chalets y se apresuró por la playa. La desilusión se filtró a través de ella cuando llegó a las tumbonas y se encontró con que Sarah no estaba en su lugar habitual. Sarah le había dicho a Crystal que si no estaba en la playa por las tardes, estaría seguramente bronceándose en el patio trasero, así que Crystal se dirigió hacia la reja detrás del patio de Sarah. Ella abrió la cerradura con combinación, luego caminó a través de la puerta y la cerró. Subió los escalones de piedra, a lo largo del camino dirigiéndose a través de las exóticas plantas hacia el chalet, y luego salió del espeso follaje a donde se abría el jardín y pudo ver la piscina. Continuó pasando la caseta de la piscina y mirando alrededor; entonces se detuvo.
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sugerencia brillante.
Sarah no estaba en ningún lugar a la vista, pero Kade… sus entrañas se agitaron. Kade estaba de pie completamente desnudo; todo su metro noventa y dos de músculos escurriendo agua por su esculpido cuerpo, el cual relucía con la luz del
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El Club de las Excomulgadas sol. Ella se lamió los labios mientras lo veía en la ducha exterior. Él era glorioso, masculino y sexy, especialmente con su enorme polla colgando libre. Pero él no era Brent o Evan. Él levantó la vista y sonrió. —Crystal. Qué deliciosa sorpresa —Su sonrisa se destiñó al verla quedarse allí de pie—. ¿Algo va mal? —Yo… —Oh, Dios, ella iba a perderlo. Sus ojos comenzaron a aguarse y trató de sofocar un sollozo, entonces caminó bajo el agua dentro de sus brazos. Él la agarró más cerca y la sostuvo contra su cuerpo. Grande, fuerte, musculoso… y reconfortante. Ella tembló en sus brazos mientras él la sostenía. No por frío, sino por las intensas sensaciones rodando a través de ella.
sola allí con Kade. Levantó la vista y vio a Brent y Evan de pie a varios metros de ellos. —¿Dos hombres no son suficientes para ti? —preguntó Brent, levantando las cejas. ***** Crystal se sacudió hacia atrás separándose de Kade y miró fijamente hacia Brent y Evan. ¿Qué debían pensar, al verla aquí en los brazos de Kade, con él totalmente desnudo? Para empeorar las cosas, se dio cuenta de que el agua tibia al caer sobre ella había hecho prácticamente trasparente la tela de su vestido. Sus pezones eran totalmente visibles. Y la polla de Kade había comenzado a endurecerse.
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Entonces sintió un pinchazo a lo largo de su columna, y sabía que no estaba
***** Estaba claro para Brent a juzgar por la afligida mirada en los grandes ojos de Crystal que ella pensaba que él estaba enojado por encontrarla en los brazos de Kade; pero no lo estaba, y estaba seguro que Evan, tampoco. Ambos sabían cuánto 243
El Club de las Excomulgadas los amaba. Tanto como podía disfrutar del sexo con Kade y su enorme polla, Brent sabía que su corazón les pertenecía a él; y a Evan. Él también entendía que ella había venido buscando un amigo con quien hablar. Contuvo una sonrisa. Solo Crystal encontraría ese amigo en la forma de un macho desnudo con una polla como la de un semental. Brent camino hacia ella, y Evan lo siguió. Kade se giró hacia ellos. —¡Eh!, chicos, aquí no estaba pasando nada. Brent sonrió. —Lo sé —Caminó hacia Crystal, tratando de ignorar como sus duros
***** Crystal suspiró aliviada por las palabras de Brent. —Kade, ¿crees que podríamos quedarnos un momento a solas con Crystal? —preguntó Brent. —Sip, seguro —Kade se estiró más allá de ella y apagó la ducha, luego agarró su toalla de una silla cercana y caminó atravesando el césped hacia el chalet. Ella tomó una inspiración profunda, tratando de calmar su agitada respiración mientras Brent y Evan caminaban más cerca. Brent tomó su mano.
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pezones se mostraban a través de la tela húmeda y transparente del vestido.
—Cariño, necesitamos hablar. Ella asintió.
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El Club de las Excomulgadas —Lo sé. Escuché a Evan decir que va a aceptar un empleo en Nueva York, y… —Ella miró de Brent a Evan, y sus lágrimas comenzaron a fluir de nuevo—. Oh, Evan, no quiero que te vayas. Debe haber alguna forma para que hagamos que esto funcione. El sonrió cálidamente y la tomó en sus brazos, ignorando el hecho de que su vestido estaba empapando su camisa y shorts. El alejó el húmedo cabello de su rostro. —Está bien, preciosa. Brent y yo tuvimos una larga charla, y… —Él retrocedió y la miró a los ojos, sus ojos verdes brillando con calor—. Tenemos una posible solución. La esperanza creció dentro de ella.
Evan deslizó sus brazos alrededor de su cintura y la giró hacia Brent. Brent se acercó y acaricio sus hombros. —Bueno, tú sigues diciendo que no quieres elegir entre nosotros. Ella asintió. —Así que Brent sugirió que podríamos encontrar algo donde no tuvieras que elegir —dijo Evan—. Este podría ser un arreglo muy poco convencional, pero esperamos que te guste la idea. Ella asintió de nuevo, lista para explotar si no se lo decían pronto. —Queremos proponerte que estemos juntos los tres, comprometidos en una
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—¿Cuál es?
relación —Brent acarició su hombro—. Por un tiempo, para ver si esto funciona. Frunció el ceño. —¿Así que simplemente vamos a postergar el que tenga que elegir? 245
El Club de las Excomulgadas —No, Brent quiere decir que necesitamos tomarnos algo de tiempo para descubrir si podemos hacerlo funcionar. Hay muchas cosas que resolver. —¿Y tú estarías de acuerdo con esto? —le preguntó a Evan. —Bueno, ya sé que si tienes que escoger, escogerás a Brent —dijo Evan. Ella lo miró fijamente y acarició su mejilla. —Oh, Evan, yo… El detuvo sus palabras con un beso, luego sonrió hacia ella. —No te disculpes. Lo entiendo. Pero eso me da más razones para intentar hacer que esto funcione. Y compartirte con Brent es mejor que no tenerte en absoluto —Sonrió sinceramente, luego miró hacia Brent con cariño—. Si podemos esperar cuando te dije por primera vez como me sentía contigo —Trabó la mirada con ella de nuevo y le acarició la mejilla—. Porque lo que podemos tener nosotros tres es mucho más de lo que podría haber soñado. Ella pudo ver amor en sus ojos, mientras la miraba ahora y cuando había mirado a Brent hacia un momento. —Brent y yo tenemos toda una nueva relación —continuó Evan—, haciendo nuestra amistad incluso más profunda, y todo por ti. Evan tomó su mano en la suya, y Brent tomó su otra mano. —Tenemos algo realmente especial juntos —dijo Brent—. Funcionamos como un equipo. Los tres, amándonos, viviendo juntos, será sensacional. El amor y
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hacerlo funcionar, sería incluso mejor que cualquier cosa que hubiese podido
apoyo que compartiremos nos darán fuerza y felicidad. Seremos un equipo invencible en la vida. —¿Qué hay a cerca de matrimonio e hijos? —preguntó ella.
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El Club de las Excomulgadas —Esas son exactamente el tipo de cosas que tenemos que resolver —dijo Evan—. Pero si todos estamos abiertos a nuevas formas de hacer las cosas, y estas vacaciones ciertamente han mostrado que estamos dispuestos a considerar algunas cosas bastante salvajes, entonces tendremos que ser capaces de encontrar algo que funcione para nosotros. —Crystal, ¿estás bien con no tener una boda? ¿O es importante para ti casarte? —preguntó Brent. —Porque si lo es —dijo Evan—. Puedo adaptarme a ser el extra en la relación si eso es lo que necesitas. Brent puso su brazo sobre los hombros de Evan. —Yo lo convencí de que aunque no fuese parte de nuestro matrimonio, si
—¿Qué piensas? —preguntó Evan. Ambos la miraban con incertidumbre, esperando su respuesta. Ella respiró profundamente. Esta era una gran decisión. Sería difícil, y diferente. Otros podrían no entenderlo. Ella sonrió. Pero a ella no le importaba nada de eso. Todo lo que le importaba era que estarían juntos. Comprometidos unos con los otros. Sintió que una nueva calidez llenaba su cuerpo, y ella apretó sus manos. —Con todo el amor entre nosotros, no creo que ninguno de nosotros jamás se sienta como si estuviera fuera —Una sonrisa temblorosa se afirmó en su rostro mientras la alegría se catapultaba a través de ella—. Así que, si. Me gusta esto.
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eso es lo que hacemos, él nunca estaría afuera mirando hacia dentro.
¡Absolutamente, si! Ella lanzó sus brazos alrededor de Brent y lo abrazó firmemente, luego lo besó apasionadamente. Entonces giró en su abrazo, jalando sus manos a su cintura, y abriendo sus brazos hacia Evan. Él caminó a su abrazo y la besó. 247
El Club de las Excomulgadas Cuando finalmente la dejó en libertad, él estaba mirando fijo hacia los senos de Crystal mostrados claramente a través de su empapado vestido blanco. Ella podía ver un creciente bulto en sus pantalones cortos. —Dios, mirándote así, mujer, me haces querer arrancarte ese maldito vestido y tomarte justo aquí. —Bueno, Evan, tú sabes, la hemos atrapado en brazos de otro hombre. No sé tú, pero yo creo que eso significa que merece algún castigo. —¿Castigo? —preguntó ella, su corazón corriendo acelerado. —Bueno, debes admitirlo, has sido una chica muy mala —dijo Brent. Evan cruzó sus brazos.
Brent se rió entre dientes. —Acertaste completamente. Evan caminó hacia el chalet y entró. Unos momentos después, el regresó con un rollo de cinta gris en su mano y un palo de escoba. Kade, aún desnudo, caminaba junto a él. —Sobre el banco —instruyó Evan a Kade. Kade le guiñó un ojo a Crystal, luego caminó al elegante banco de madera y hierro forjado sobre el costado del patio. Evan le hizo gestos para que se sentara, entonces Evan envolvió algo de cinta alrededor de la muñeca de Kade, luego estiró sus brazos a lo largo de la parte superior del banco y amarró su muñeca a la
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—Kade fue parte de esto. Creo que él también necesita ser castigado.
madera. Evan amarró la otra muñeca de Kade de la misma manera. Luego envolvió cinta alrededor del tobillo de Kade, entonces arrastró una larga tira alrededor de la pata del banco, luego regresó alrededor de su tobillo de nuevo. Una vez que ambos tobillos estuvieron asegurados, Evan se acercó a Crystal.
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El Club de las Excomulgadas Él se paró frente a ella y elevó una ceja. —Extiende tu brazo. Ella vaciló, luego elevó su brazo. Evan envolvió cinta alrededor de la parte superior de su brazo, justo encima del codo, luego la giró y llevó la cinta detrás de ella para envolverla por su otro brazo, bloqueando efectivamente sus brazos a sus lados. Él envolvió la cinta alrededor de sus muñecas de la misma manera, sujetándolas a su cadera y muslos. La giró de nuevo enfrentándolo. Brent le entregó el palo de escoba a Evan. —Esto podría ser útil —dijo Brent. Evan lo tomó con una sonrisa en su rostro.
Él se acuclilló, y Crystal lo sintió envolver cinta alrededor de su tobillo, luego amarrarlo en la larga vara de madera. —Parada con tus pies separados —ordenó Evan. Ella amplió su postura. —Más. Después de que ella obedeció, Evan pegó su segundo tobillo a la vara de madera. Ella ahora estaba de pie con sus pierdas ampliamente separadas y sus brazos fijos a sus lados. Se sintió abierta y vulnerable así. No podría detenerlos de tocar su entrada intima, de empujar dentro de ella. El pensamiento envió escalofríos a través
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—Puedes apostarlo.
suyo. Evan se puso de pie y le pasó la cinta a Brent, luego sujetó su falda y la levantó, exponiendo su sexo desnudo. Él sostuvo la tela amontonada como una
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El Club de las Excomulgadas cola de caballo cayendo por el costado de su cadera. Brent envolvió cinta alrededor del bulto, sosteniéndolo así; dejándola totalmente desnuda de la cintura hacia abajo. —Hmm. Me gusta eso —Brent sonrió, su caliente mirada deslizándose sobre sus depilados pliegues. Evan sonrió mientras sus manos acariciaban a lo largo de su cuello, luego en círculos hacia atrás, y él desabrochó el nudo de su vestido estilo halter. La tela de su corpiño cayó hacia adelante, desnudando sus húmedos senos, y Brent metió la tela suelta dentro de la falda así no cubría nada por debajo de su cintura. Las miradas de ambos hombres cayeron sobre sus duros y arrugados pezones. —Parece como si realmente estuvieras excitada de ver a Kade desnudo —La mano de Brent se deslizó suavemente sobre su pezón, disparando necesidad a
—¿Estabas? —preguntó Evan. Ella asintió, con los ojos muy abiertos. Él se inclinó cerca de su oído. —No puedo escucharte. Cuando te hago una pregunta, quiero que me respondas. ¿Entendiste? Un temblor se apresuró a través suyo ante su tono de no tonterías. Ella había visto así a Evan solo una vez antes, brevemente con Sarah, y tenía que admitir que esto la calentaba. —Sí, señor.
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través de ella, luego se esfumó.
—Sí señor, ¿qué? —Sí, señor. Estaba muy excitada viendo a Kade desnudo.
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El Club de las Excomulgadas —¿Por qué? Muy bien, así es como él quería jugar esto. —Porque su polla es muy grande, señor —Sus entrañas se apretaron ante el pensamiento. Él empujó su cabeza hacia Kade sentado en el banco detrás de ella. —¿Así que te gusta su gran polla? Crystal echó un vistazo hacia Kade, desnudo y atado al banco, su semi erecta polla sorprendentemente larga y gruesa. Ella se lamió los labios.
—Estoy seguro de que te gustaría tomarla en tu boca ahora mismo. Quieres chuparla. ¿Cierto? Ella se lamió los labios mientras imaginaba su dura carne llenando su boca. —Sí, señor. Quiero chupar la gran polla de Kade. —Pero esto es un castigo, así que eso no sucederá. —Eso es cierto —Brent estuvo de acuerdo. Él caminó hacia Kade, luego se acuclilló frente a él—. Pero creo que deberías ver lo que te estás perdiendo. El latido del corazón de Crystal trastabilló cuando vio a Brent envolver su grande y masculina mano alrededor de la polla de Kade y acariciarla. La polla de
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—Sí, me gusta su gran polla.
Kade rápidamente creció completamente erecta. Crystal contuvo la respiración cuando el enorme glande desapareció dentro de la boca de Brent.
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El Club de las Excomulgadas —Hey, no sabía que me estaba perdiendo una fiesta —Sarah cerró la puerta corrediza detrás de ella y caminó a través del patio, usando una bata de toalla rosa—. Si lo hubiese sabido, me habría saltado ir de compras. —Esto no es una fiesta —dijo Evan con voz severa, pero hizo un guiño hacia ella—. Atrapamos a Crystal y a Kade juntos y decidimos que ambos merecen un castigo. —Oh, ya veo —Sarah desató el nudo de su cinturón y abrió su bata, exponiendo su cuerpo completamente desnudo. La bata cayó al suelo—. Bien, yo también debería ser castigada. Después de todo, yo animé este tipo de comportamiento. —Ya veo. Tienes razón. También deberías ser castigada —Evan caminó hacia Kade y Brent—. Crystal admitió que quería chupar la gran polla de Kade. Por perdiendo. —Puedo ayudar con eso —se ofreció Sarah. —Justo ahora, te quiero sentada junto a él en el banco. Sarah caminó hacia el banco, su hermoso cuerpo desnudo meciéndose sensualmente, luego se sentó en el extremo del banco y miró a Brent. Brent sacó la polla de Kade de su boca y se movió a un lado mientras Evan se acuclillaba en el otro lado. Evan se inclinó hacia adelante y corrió sus labios a lo largo del costado de la generosa polla de Kade. Brent imitó su acción en el otro lado de la enorme vara. Crystal miró a sus hombres acariciar sus labios y lenguas a lo largo de la enorme erección de Kade, calor construyéndose en ella. Los hombres se movieron arriba y abajo, luego acariciaron la base con sus narices. Cuando se deslizaron
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supuesto, no le dejaremos hacerlo, así que le estamos mostrando lo que se está
hacia arriba esta vez, continuaron fuera de la punta y sus labios se encontraron. Las entrañas de ella se derritieron cuando las bocas de los dos hombres se movieron una sobre la otra.
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El Club de las Excomulgadas
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El Club de las Excomulgadas Capítulo Veinticinco Evan abrió su boca cuando la lengua de Brent se deslizó dentro. La boca caliente y dura de su amigo contra la suya prendió fuego a través de él. Dios, esto era erótico y jodido, sin importar lo que los demás pensaran, haciendo solo lo que le parecía bien. Especialmente sabiendo que allí había dos mujeres sexys observándolos y poniéndose mega excitadas. Él se separó de Brent y se giró hacia Kade. Lamió los duros pezones como perlas de Kade mientras su mano se envolvía alrededor de la monstruosa polla del tipo. Sintió la boca de Brent rozar su mano mientras éste tomaba la polla de Kade de nuevo en su boca.
gran vara de Kade. Evan entonces envolvió su mano alrededor de su propia polla dolorida, anhelando una boca caliente alrededor de esta, y se movió frente a Kade. Presionó su glande contra la boca de éste, y Kade la abrió. Evan alimentó su largo eje dentro de la boca del tipo. Kade lo tomó profundo, luego comenzó a chupar. Brent se levantó y se quitó la ropa, luego caminó hacia Sarah. Ella agarró su rígida polla y la puso en su boca. Evan vio los labios rojos de ella succionar la erección de Brent mientras Kade le chupaba su polla. Mientras ella continuaba devorando la polla de Brent, la mano de Sarah acarició la cadera de Evan, luego su trasero. Sus dedos bailando sobre las bolas de Evan desde atrás, luego se deslizaron lejos y encontraron su entrada trasera. Evan se puso un poco tenso cuando sintió un dedo empujar dentro de su trasero, pero gradualmente se relajó cuando Sarah lo acarició por dentro.
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Evan se levantó y se desnudó, mirando la boca de Brent moverse sobre la
Kade arremolinó su lengua alrededor del glande de Evan mientras el debo de Sarah seguía acariciándolo. Un placer intenso se construyó en Evan, y él aspiró aire. Kade succionó fuerte mientras el talentoso dedo de Sarah continuaba
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El Club de las Excomulgadas acariciando el ano de Evan. Calor tembló a través suyo y él supo que estallaría pronto. El pulgar de Sarah presionó en el perineo de Evan y el placer explotó atravesándolo. Intenso y alucinante. Evan gimió mientras eyaculaba dentro de la boca de Kade. ***** Crystal observó mientras Kade y Sarah llevaban a Evan al clímax. Al lado de ellos, la polla de Brent se deslizaba dentro y fuera de la boca de Sarah como un pistón. De repente él se condujo hacia adelante y tembló, claramente llenando a Sarah con su semen. Esto era verdaderamente un castigo, ya que estaba dolorida necesitando su propia liberación. Quería desesperadamente que alguien viniera y la tocara,
—Levántate —Brent extendió sus manos hacia Sarah y la ayudó a levantarse. Él se sentó y la atrajo frente a él, luego se inclinó hacia adelante y le lamió sus pliegues íntimos. Evan se acuclilló detrás de ella y la guió para que abriera las piernas, luego comenzó a lamerla desde atrás. Ocasionalmente, sus lenguas se conectaban y ellos se detenían para entrelazarse entre sus muslos y besarse. Luego la lamían de nuevo. Un ardiente deseo llenó a Crystal de necesidad quemando a través suyo. Sarah lanzó su cabeza hacia atrás, su largo cabello rubio cayendo en brillantes olas sobre su espalda. Al lado de ellos, la polla de Kade se alzaba en el aire.
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lamiera… follara.
Evan agarró de las caderas a Sarah, luego la guió lejos de Brent y la posicionó frente a Kade. —Inclínate sobre él y chupa su polla —la instruyó Evan.
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El Club de las Excomulgadas Sarah se inclinó, exponiendo un vistazo de sus rizos dorados. Al tiempo que ella caía sobre Kade, Crystal se dio cuenta que Evan estaba deslizando un condón sobre su polla, luego presionó su glande en la expuesta entrada de Sarah y empujó hacia adelante. Crystal casi chilló ante la erótica vista de su dura erección desapareciendo en la resbaladiza carne de Sarah. Brent envolvió su mano alrededor de su propia polla y se movió para estar de pie al lado de Kade. Él presionó su glande en los labios de Kade, y Kade abrió y lo tomó dentro de su boca. Calor estalló a través de Crystal, y su ingle dolió con necesidad. Evan empezó a bombear dentro de Sarah, y Brent empujó su polla más profundo en la boca de Kade. Después de algunos eróticos momentos, Sarah retiró la polla de Kade de su boca y gimió.
continuó llenándola con su larga y dura vara. Su gemido se convirtió en un salvaje alarido cuando ella se zambulló dentro de su orgasmo. Su mano acarició arriba y abajo el largo eje de Kade. Brent gimió, e inmediatamente después de eso Evan se le unió. Sarah lamió el glande de Kade, luego se deslizó abajo sobre él, pero Evan enrolló su mano en su cabello y retiró su cabeza. —No, no quiero que él se corra todavía —Evan liberó el cabello de Sarah y la ayudó a ponerse de pie—. Ahora ve al lado de Crystal y… —Se inclinó hacia su oído y le susurró algo que Crystal no pudo escuchar, pero sin dudas lo intentó. Sarah paseó hacia Crystal con una sonrisa taimada. Ella ahuecó el rostro de
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—Oh, Dios, voy a correrme —Tomó aire, luego gimió mientras Evan
Crystal entre sus manos y juntó sus labios con los de ella. La suavidad de la lengua de Sarah mientras pinchaba sus labios, luego se deslizaba dentro de su boca, excitaba a Crystal. Los besos de Sarah eran tan diferentes del estilo de labios-duros y exigentes de un hombre.
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El Club de las Excomulgadas Crystal se abrió para ella. Calor inundándola mientras deseaba más. Sarah se deslizó hacia abajo, besando a lo largo del cuello de Crystal, luego abajo por su pecho. Sus labios encontraron uno de los duros pezones de Crystal, y ésta jadeó. Sarah lamió su protuberancia, luego la succionó suavemente. Cuando la boca de Sarah la abandonó, Crystal sacudió su cabeza. Luego Sarah lamió su otro pezón y lo succionó profundo dentro de su boca. —Oh, sí —La cabeza de Crystal colgaba de lado a lado, la dura pared de azulejos detrás de ella. —¿Quieres más? —preguntó Evan.
Sarah descansó su mano en el vientre de Crystal, luego la deslizó hacia abajo. Cuando su dedo se deslizó sobre la resbaladiza entrada de Crystal y se hundió dentro, Crystal gimió. —Está muy húmeda —dijo Sarah. —Bien. Ahora ven aquí, Sarah. —No —Crystal lloriqueó cuando Sarah retiró su dedo y se alejó. —¿Qué es lo que quieres, Crystal? —le preguntó Brent. —Tú sabes lo qué quiero —gimoteó ella. Él sonrió.
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—Sí. Por favor, si.
—Eso es cierto, pero dínoslo de todas formas. —Quiero que me folléis.
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El Club de las Excomulgadas —¿Quién? —preguntó Evan. Ella ojeó la gran polla de Kade. Dura y larga. Dios, ella la quería dentro, pero decir eso probablemente la conduciría a más castigo. —Por ti. Y por Brent. Brent se rió entre dientes. —¿Y qué hay de Kade? Deliciosa frustración tembló a través de ella. ¿Qué respuesta haría que la follaran más rápido? —Solo si eso os complace a vosotros dos —respondió ella.
—Mentirosa —Él ojeó la gigantesca polla de Kade, aún completamente erecta. —Estoy seguro de que quieres esa enorme polla conduciéndose dentro de ti ahora mismo —Miró hacia ella de nuevo—. No lo niegues. Ella no dijo nada. Ahora mismo, ella simplemente quería una polla dentro. —Solo admítelo —dijo Brent—. Y te dejaremos tener lo que quieres. —¿Lo haréis? —preguntó ella dudando. Su mirada se desvió a la torre de dura carne de Kade, y sus entrañas se apretaron. Dios, eso se sentiría sensacional empujando en ella. —Por supuesto —respondió Brent—. Solo dinos que quieres la polla de Kade dentro de ti.
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Evan se rió.
Ella asintió.
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El Club de las Excomulgadas —Sí. Quiero la polla de Kade dentro de mi —Ella tuvo el cuidado de usar la misma frase que Brent, sabiendo que si hacia otra cosa podría ser penalizada con un castigo; como negarle esa gran polla. —Bien —Brent caminó hacia ella y la agarró de sus brazos amarrados y la guió hacia adelante. Era duro caminar con sus tobillos atados al palo de escoba, forzando amplias sus piernas. Ella cojeó al lado de Brent. Cuando alcanzaron el banco, en lugar de detenerla frente a Kade, él la guió detrás de este. —Tendrás lo que deseas en un minuto —Él agarró una toalla de playa que estaba en una silla junto a la mesa del patio, luego regresó al banco y colocó la toalla doblada sobre el respaldo al lado de Kade. De hecho, sobre los brazos extendidos de Kade.
Brent la guió hacia adelante hasta que sus costillas descansaron sobre la toalla y la parte inferior de sus desnudos senos descansaba contra el musculoso brazo de Kade. Su trasero estirado en el aire, y con sus tobillos atados al palo de escoba, forzando sus piernas abiertas, ella supo que su húmeda entrada estaba completamente expuesta. Sintió una tibia lengua empujar contra ella y arrastrarse a lo largo de su húmeda carne. Ella gimió ante la exquisita sensación. Evan y Sarah se movieron detrás de ella. Una segunda boca reemplazó a la primera, y una lengua jugó con su clítoris. Otra boca se presionó contra su entrada, una lengua se agitó en su interior. Sus parpados se cerraron mientras las bocas se movían una y otra vez, provocándola. Golpeando su clítoris y enviándole sofocante placer. Trayéndola
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—Inclínate hacia adelante.
cerca del orgasmo, luego retrocediendo. Entonces ellas se escabulleron. Ella sintió manos en la parte superior de sus brazos y fue arrastrada a una posición erguida de nuevo. Ella miró por encima de su hombro para ver que Brent era quien la estaba tocando. Él la hizo caminar de 259
El Club de las Excomulgadas nuevo al frente del banco, luego la giró para que su espalda enfrentara a Kade, luego la hizo retroceder. —Siéntate. Su mirada cuestionó a Brent, pero el simplemente tomó sus brazos, sujetándola mientras la movía con cuidado hacia abajo. Antes que ella hiciera todo su camino hacia abajo, él agarró la polla de Kade, ahora recubierta con un condón, y la presionó contra su resbaladiza entrada, luego continuó bajándola sobre el regazo de Kade. Ella tomó aire cuando el enorme eje de carne caliente la penetró, estirando su entrada mientras se deslizaba dentro. Cuando ella finalmente se sentó de lleno en el regazo de Kade, su polla la llenó tanto que ella pensó que estallaría. Evan tomó la mano de Sarah y la guió hacia la mesa, luego se inclinó contra esta. Él la tiró en sus brazos y la besó. Brent dio un paso detrás de ella y acarició su resbaladizos pliegues. Crystal se tensó alrededor de Kade, deseando que él se moviera dentro suyo. Que la follara. Pero ella se dio cuenta que con sus brazos y piernas amarrados ajustadamente al banco, él no podía hacer mucho más que sentarse allí. De manera similar, con sus brazos atados y sus piernas inmovilizadas, ella no podía obtener suficiente equilibrio para moverse arriba y abajo sobre él. Dios, una gran polla dentro de ella, justo como lo deseaba, pero no podía hacer nada más que apretarla. Y mirar a Brent y Evan colocarse condones sobre sus rígidos ejes. Evan agarró su polla y la presionó en la entrada de Sarah mientras Brent acariciaba sus senos desde atrás, sus grandes manos cubriéndola. Crystal deseaba que las manos de Kade estuviesen libres así él podría acariciar sus doloridos senos.
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redondo trasero. Una de sus manos se deslizó entre sus piernas y acarició sus
Sarah estaba completamente empalada por Evan. Brent acarició su trasero, luego separó sus nalgas. Él presionó su glande en su entrada, luego lentamente se deslizó dentro.
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El Club de las Excomulgadas —Así está bien, cariño. Empújala dentro —El rostro de Sarah brilló con placer cuando Brent presionó más profundo. Una vez que estuvo completamente inmerso, los tres se quedaron quietos, Sarah intercalada entre los dos cuerpos duros y masculinos. Entonces ellos empezaron
a
moverse.
Las dos pollas retirándose,
luego penetrándola
simultáneamente. La velocidad de sus empujes se incrementó y Sarah cerró los ojos. —Oh, sip. Folladme —jadeó ella—. Sí, estoy tan cerca. Sus cuerpos golpearon juntos. El sonido de carne golpeando carne llenó el patio. Crystal se movió un poco y apretó la dura polla de Kade, pero no era suficiente. El gimió cuando ella apretó de nuevo. Sus labios rozaron la parte trasera de su cuello, enviando escalofríos por su espalda.
contra su pecho, y él acarició su oído con la nariz. —Créeme, yo quiero follarte tanto como tu—murmuró él. Sarah gimió mientras los dos hombres la follaban con fuerza. Ella jadeó, luego lloriqueo al venirse. La cara de Brent contorsionada, luego él gimió, seguido en rápida sucesión por Evan. Finalmente, los tres colapsaron juntos. Un pequeño lloriqueó escapó de Crystal. Brent, Sarah, y Evan se separaron, luego los hombres se quitaron los condones, dejándolos en un costado del patio, y caminaron hacia ella. Una mirada a sus marchitas pollas y ella supo que ninguno de ellos la follaría pronto. —Por favor dejen que Kade me folle.
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—Oh, Dios, quiero que me folles —Ella dejó caer la cabeza hacia atrás
—No creo que eso sea una buena idea —dijo Evan—. ¿Qué crees Brent? —Bueno, ella parece desesperada. Tal vez deberíamos dejarla.
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El Club de las Excomulgadas —¿Pero permitir que otro hombre la folle…? —Evan sacudió su cabeza—. Realmente no podemos permitir eso. Después de todo, es por eso que la estamos castigando. Brent rascó su cabeza.
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—Bueno, tengo una idea.
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El Club de las Excomulgadas Capítulo Veintiséis Crystal miró implorante hacia ellos. —Por favor, haré lo que sea. Brent rió por lo bajo. —Bien, porque Evan y yo necesitaremos un poco de tu ayuda. Entonces él agarró el brazo de Evan y lo condujo hacia la piscina. Crystal gimió ante su retirada. Cuando estaban demasiado lejos para que ella escuchase, Brent le murmuró algo a Evan. Los ojos de éste se abrieron como platos, pero luego asintió. A continuación, los dos se zambulleron en la piscina. Segundos después, salieron del agua y caminaron hacia ella, sus cuerpos grandes y musculosos,
Evan se acercó a ella, su mano envuelta alrededor de su pene marchito. Lo apretó contra sus labios y ella abrió la boca. Su húmeda y fría polla se deslizó en su boca. Ella apretó alrededor de su carne suave y succionó el agua de él. Inmediatamente, comenzó a endurecerse. Ella hizo girar su lengua alrededor de su punta. Él empujó más profundo y ella abrió su garganta. Oh, Dios, le gustaba tener su polla hinchada en su boca. Él la llenó, luego retrocedió. Se deslizó fuera de su boca y envolvió su mano alrededor de su polla ahora cálida y dura. Brent dio un paso hacia adelante y deslizó su pene semi-erecto en su boca. Ella lo lamió y chupó, emocionándose ante la sensación de su dureza en su interior. Cuando él se alejó, Evan la agarró de los hombros y la levantó. La necesidad se
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mojados y brillantes bajo la luz del sol.
estremeció a través suyo cuando la dura polla de Kade acarició su pasaje interno, luego se desprendió. Mientras Brent y Evan la guiaban hacia la ducha de nuevo, Sarah sacó unas
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El Club de las Excomulgadas tijeras y cortó la cinta que sujetaba a Kade al banco. Evan posicionó a Crystal contra la pared de la ducha, su espalda apretada contra los fríos azulejos. Kade y Sarah se unieron a ellos. —¿Quieres follar a Crystal? —Brent le preguntó a Kade. —Oh, síp. —¿Y, como Crystal, harás cualquier cosa por ese objetivo? Kade sonrió. —Absolutamente. —Bien. Vas a ser nuestro títere para follar2. Pero nosotros no vamos a usar nuestras manos para guiarte como con un títere normal —Brent tomó una botella con ellos? Kade agarró todo. —Tengo una muy buena idea. Abrió uno de los pequeños paquetes, luego presionó el condón en la punta de la erección de Brent y lo rodó en su lugar. Abrió la botella y apretó gel transparente en su mano, luego envolvió su otra mano alrededor de la dura polla de Brent y aplicó el gel con movimientos en espiral. Una vez que hubo terminado, la polla de Brent brillaba con una película de lubricante. Evan se adelantó y Kade repitió el proceso. Crystal se humedeció ante la vista la gran mano masculina de Kade acariciando una y otra vez alrededor de la dura polla de Evan.
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de Sarah y dos paquetes de condones y se los entregó a Kade—. ¿Sabes qué hacer
Cuando Kade finalmente terminó, ella miró hacia las mojadas pollas de Brent y de Evan, deseando que cualquiera de los hombres se condujera en su interior.
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Persona que solo se utiliza para el sexo, por la que no se tienen sentimientos, y posiblemente se comparta con sus amigos.
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El Club de las Excomulgadas ***** Brent no podía creer lo lejos que estaban yendo con esta aventura sexual. Pero infiernos, ¿por qué no? Esto era sobre el sexo y ser libre y salvaje. Y por lo que a él respecta, no había nada más salvaje que esto. —Ahora, ¿qué dijiste que querías, Crystal? El hambre en sus ojos lo excitaba más que cualquier otra cosa. La punta de la lengua de ella se arrastró a lo largo de sus labios, y lo miró con incertidumbre. —Quiero ser follada. —No, eso no es todo. Dime exactamente lo que dijiste. —Yo... eh... dije, por favor deja que Kade me joda.
Ella respiró profundo. —Kade, te deseo tanto. Por favor, fóllame —Su mirada cayó hacia su enorme eje cubierto con un condón, y se lamió los labios—. Por favor conduce esa enorme polla tuya profundamente en mí. Ante sus sentidas palabras, Brent apenas pudo detenerse a sí mismo de lanzarse hacia adelante y conducirse en ella. Pero se contuvo. —Kade, ya la has oído —dijo Evan—. Ve y empuja tu enorme pene en ella. Kade sonrió y dio un paso hacia ella. Le ahuecó las mejillas y la besó, sus labios permaneciendo por un segundo, luego envolvió su mano alrededor de su
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—Ahora dile a Kade lo que quieres. Y supón que él no quiere. Convéncelo.
gran polla y la presionó en su mojada apertura. Pero no se metió de inmediato. Arrastró su glande sobre sus resbaladizos pliegues, burlándose de ella. Luego coloco su punta de hongo en su contra y se alivió hacia adelante. Por la mirada de éxtasis en el rostro de ella, el placer de su invasión era insoportable, y 265
El Club de las Excomulgadas eso envió a las hormonas de Brent disparadas a toda marcha. —Oh, Dios, sí. Eso se siente tan bien. Una vez que Kade estuvo totalmente inmerso en ella, Brent dio un paso detrás de Kade. Ahuecó las duras nalgas de Kade y las separó, como lo había hecho con Sarah, entonces presionó su glande en la apertura arrugada. Dios, nunca había hecho esto con un hombre, pero lo que era una verdadera excitación era que la polla de Kade estaba profunda dentro de Crystal en estos momentos. Ella probablemente estaba apretándolo en su interior para conseguir una mayor estimulación. Ante ese pensamiento, Brent se alivió hacia adelante.3 El estrecho pasaje de Kade lo apretó mientras se movía constantemente hacia adelante. Finalmente, toda la polla de Brent estuvo dentro. Se agarró a las caderas de Kade.
—Oh, Dios, sí. —¿Y tú, Kade? —preguntó Brent. —Síp, hombre. Ve a por ello. ***** Crystal se emocionó ante la sensación de la gran polla de Kade dentro suyo y estaba doblemente excitada sabiendo que Brent estaba dentro de Kade. La polla de Kade se alejó, entonces la penetró profundamente. Luego se apartó y la llenó de nuevo. Impulsada por Brent. Ambos hombres follándola.
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—Ahora, Crystal, voy a follarte con la gran polla de Kade. ¿Estás lista?
Intensificada la necesidad inundó sus sentidos mientras la enorme polla la llenaba una y otra vez, empujándola contra la pared de azulejos. La polla gruesa estirándola, acariciando sus entrañas. Salvajes y eróticas sensaciones bailaron a lo largo de sus terminaciones nerviosas, y un intenso placer se desenrolló en su 3
Esta fan traducción es de distribución gratuita.
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El Club de las Excomulgadas interior como una flor. La gran polla de Kade la llenaba, pero Brent estaba follándola. El pensamiento la envió en espiral hacia el éxtasis. —Oh, se siente tan… —jadeó de placer—. Estoy tan... ¡ah! —Gozosas sensaciones la atravesaron, entonces voló hacia un estado de felicidad absoluta. ***** Brent gimió ante la sensación del estrecho pasaje de Kade apretando su polla dolorida mientras ellos se conducían en el coño de Crystal. Ante el gemido de Crystal, Brent estalló en el orgasmo, el placer desgarrándose de él en un clímax intenso. Cuando se relajó, se dio cuenta que Kade no se había liberado todavía, pero
Brent retrocedió, tirando de su polla del culo de Kade. Cuando dio un paso atrás, quitándose el condón, Evan se colocó detrás de Kade y empujó su polla en él. La visión de la polla de Evan desapareciendo en Kade envió un estremecimiento a través de Brent. Evan empezó a moverse, follando a Crystal a través de Kade. Crystal gimió y movió su cabeza ida y vuelta. Ella se desplomó en el orgasmo de nuevo, sus gritos actuando como un afrodisíaco. Evan gimió su liberación, a continuación, Kade también gimió, su rostro contraído en éxtasis. —Dios, miraros es tan jodidamente sexy —dijo Brent. Tan pronto como se alejaron, Brent sabía que tenía que sentir a Crystal a su
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eso era bueno. Debido a que ellos no habían terminado.
alrededor. Directamente. Tenía que estar dentro de ella. Se movió hacia ella, entonces la tomó en sus brazos y la besó. Él empujó su polla en su contra y se deslizó dentro de su mojada apertura. La sensación de su cálida y húmeda apertura rodeándolo era el paraíso. 267
El Club de las Excomulgadas —Brent, espera un segundo —dijo Sarah—. Tengo una idea. Apuesto a que tú y Evan queréis estar dentro de Crystal en estos momentos. Y teniendo en cuenta que Crystal ha sido estirada por la enorme herramienta de Kade, creo que eso es totalmente posible. Pero tienes que darme un segundo para poner a Evan listo. Brent estaba profundamente dentro de Crystal, y sus pesadas respiraciones empujaban sus senos fuertemente contra él, haciendo estragos en sus hormonas. Y su paciencia. Echó un vistazo sobre su hombro para ver a Sarah arrastrar el condón de la polla suave de Evan, a continuación, ponerse en cuclillas delante de él y lamer su pene, entonces succionarlo en su boca. Unos breves momentos después, Evan se paró completamente erecto. Dio un paso al lado de Brent, y Sarah guió su polla hacia el mojado coño de Crystal. Brent se retiró un poco y le permitió a Sarah presionar la dura carne de Evan apretada a la suya, entonces ella los guió en la apertura de Crystal. Brent se
Los pequeños gemidos de placer de Crystal pusieron a palpitar la polla de Brent. —Oh, Dios, eso se siente increíble —El dulce sonido de la susurrada voz de Crystal se enrolló a través de él. Brent envolvió su brazo alrededor de la cintura de Evan para que pudieran moverse al unísono. Evan correspondió. ***** Crystal no podía creer que sus dos pollas estuvieran en su interior. Ambos en su mojada y necesitada vagina. Asimismo, no podía creer que todavía los necesitara
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sorprendió cuando ambos glandes se deslizaron en ella.
tanto. Pero eso debía ser lo que el amor le hacía a una chica. Ellos se condujeron profundamente y ella jadeó. Sus pollas acariciaron sus
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El Club de las Excomulgadas entrañas y ella se combó contra la pared, disfrutando de la sensación de ellos llenándola una y otra vez. Dos pollas grandes y duras. Dos hombres que la amaban llevándola a las alturas del éxtasis. Ellos empujaron profundo y duro, clavándola a la pared, y ambos gimieron. La sensación de las dos pollas eyaculando en ella la envió por encima del borde. Ella gimió, elevándose vertiginosamente hacia el éxtasis una vez más. ***** La suave brisa del mar rozó la mejilla de Crystal, agitando mechones de pelo en su cara. Lo retiró hacia atrás mientras caminaba por la playa hacia el chalet, Brent y Evan a su lado. Brent abrió la puerta trasera y subieron las escaleras y cruzaron el patio juntos.
hecho de que ella tenía una relación nueva y asombrosa que iniciar, tanto con Brent como con Evan. Una vez que estuvieron en la terraza acristalada y Evan cerró la puerta detrás de ellos, Crystal se volvió hacia ellos con una gran sonrisa. —Estoy tan contenta de que los dos resolvierais todo. Evan se acercó a ella y le tomó la cara. A medida que se acercó más, ella se perdió en el amor brillando en sus ojos. —Créeme, yo también. Cuando los labios de Evan encontraron los suyos, ella se derritió contra él,
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Lo que acababan de hacer fue emocionante, pero aún más excitante era el
sus brazos curvándose alrededor de sus hombros. Los brazos de Brent se deslizaron alrededor de ella desde atrás y se sintió totalmente envuelta en el amor. Oh, Dios, ambos la querían. Y se querían entre sí. Juntos, los tres comenzarían una vida juntos. Viviendo y amándose juntos.
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El Club de las Excomulgadas Cuando ella se había despertado el día de su boda, a sabiendas que pronto caminaría por el pasillo con el hombre que amaba y esperando hacer su sueño realidad de la luna de miel, nunca soñó que terminaría de esta manera. Sonrió, sabiendo que nunca perdería este insaciable deseo por sus dos hombres muy especiales. ¿Quién hubiera pensado que ser abandonada en el altar el día de su boda sería lo mejor que le podía haber pasado?
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Fin
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