Industrias y Andanzas de Alfanhuí

August 3, 2018 | Author: Linda FE | Category: Fog, Color, Nature
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“Industrias y andanzas de Alfanhuí” I. De un gallo de veleta que cazó unos lagartos y lo que con ellos hizo un niño El gallo de la veleta, recortado en una chapa de hierro que se cantea al viento sin moverse y que tiene un ojo solo que se ve por las dos partes, pero es un solo ojo, se bajó una noche de la casa y se fue a las piedras a cazar lagartos. ac!a luna, y a picotazos de hierro los mataba. "os colgó al tresbolillo en la blanca pared de levante que no tiene ventanas, prendidos de muchos clavos. "os m #s grandes puso arriba y cuanto m#s chicos, m#s abajo. $uando los lagartos estaban frescos todav!a, pasaban verg%enza, aunque muertos, porque no se les hab!a a&n secado la glandulita que segrega el rubor, que en los lagartos se llama 'amarillor(, pues tienen una verg%enza amarilla y fr!a. )ero andando el tiempo se fueron secando al sol, y se pusieron de un color negruzco, y se encogió su piel y se arrugó. "a cola se les les dobl dobló ó haci hacia a el medi mediod od!a !a,, porq porque ue esa esa part parte e se hab! hab!a a enco encogi gido do al sol sol m#s m#s que que la del del septentrión, adonde no va nunca. * as! vinieron a quedar los lagartos con la postura de los alacranes, todos hacia una misma parte, y ya, como hab!an perdido los colores y la tersura de la piel, no pasaban verg%enza. * andando m#s tiempo todav!a, vino el de la lluvia, que se puso a +agelar la pared donde ellos estaban colgados, y los empapaba bien y desteñ!a de sus pieles un zumillo, como de herrumbre verdinegra, que colaba en reguero por la pared hasta la tierra. n niño puso un bote al pie de cada reguerillo, y al cabo de las lluvias hab!a llenado los botes de aquel zumo y lo juntó todo en una palangana para ponerlo seco. *a los lagartos hab!an desteñido todo lo suyo, y cuando volvieron los d!as de sol tan sólo se ve!an en la pared unos esqueletitos blancos, con la pel!cula -na y transparente, como las camisas de las culebras y que apenas destacaban del encalado. )ero el niño era m#s hermano de los lagartos que del gallo de la veleta, y un d!a que no hac!a viento y el gallo no pod!a defenderse, subió al tejado y lo arrancó de all! y lo echó a la fragua, y empezó a mover el fuelle. El gallo chirriaba en los tizones como si hiciera viento y se fue poniendo rojo, amarillo, blanco. $uando notó que empezaba a reblandecerse, se dobló y se abrazó con las fuerzas que le quedaban a un carbón grande, para no perderse del todo. El niño paró el fuelle y echó un cubo de agua sobre el fuego, que se apagó resoplando como un gato, y el gallo de veleta quedó asido para siempre al trozo de carbón. olvió el niño a su palangana y vio cómo hab!a quedado en el fondo un poso pardo, como un barrillo -no. / los d!as, toda el agua se hab!a ido por el calor que hac!a y quedó tan sólo polvo. El niño lo desgranó y puso el montoncito sobre un pañuelo blanco para verle el color. * vio que el polvillo estaba hecho de cuatro colores0 negro, verde, azul y oro. "uego cogió una seda y pasó el oro, que era lo m#s -no1 en una tela de lino pasó el azul, en un harnero el verde y quedó el negro. De los cuatro polvillos usó el primero, que era el de oro, para dorar picaportes1 con el segundo, que era azul, se hizo un relojito de arena1 el tercero, que era el verde, lo dio a su madre para teñir visillos, y con el negro, tinta, para aprender a escribir. escribir. "a madre se puso muy contenta al ver las industrias de su hijo, y en premio lo mandó a la escuela.  2odos  2odos los compañeros le envidiaban all! la tinta por lo brillante y lo bonita que era, porque daba un tono sepia como no se hab!a visto. )ero el niño aprendió un alfabeto raro que nadie le entend!a, y tuvo que irse de la escuela porque el maestro dec!a que daba mal ejemplo. 3u madre lo encerró en un cuarto con una pluma, un tintero y un papel, y le dijo que no saldr!a de all! hasta que no escribiera como los dem#s. )ero el niño, cuando se ve!a solo, sacaba el tintero y se pon!a a escribir en su e4traño alfabeto, en un rasgón de camisa blanca que hab!a encontrado colgando de un #rbol.

II. Donde se cuenta cómo aquel niño se escapó de su cuarto y la aventura que tuvo /quel cuarto era el m#s feo de la casa y all! hab!a ido a parar tambi5n el gallo de veleta, abrazado a su tizón. n d!a el niño se puso a hablar con 5l, y el pobre gallo, con la boca torcida, le dijo que sab!a muchas cosas, que lo librara y se las enseñar!a. Entonces hicieron las paces y el niño le sacó el carbón y lo enderezó. * se pasaban el d!a y la noche hablando, y el gallo, que era m#s viejo, enseñaba, y el niño lo escrib!a todo en el rasgón de camisa. $uando ven!a la madre, el gallo se escond!a porque no quer!an que ella supiera que un gallo de veleta hablaba. Desde lo alto de la casa hab!a aprendido el gallo que lo rojo de los ponientes era una sangre que se derramaba a esa hora por el horizonte, para madurar la fruta, y, en especial, las manzanas, los melocotones y las almendras. Esto fue lo que al niño m#s le gustó de cuantas cosas el gallo le enseñaba, y pensó cómo podr!a tener de aquella sangre y para qu5 servir!a. n d!a, que al gallo le pareció bueno, cogió el niño las s#banas de su cama y tres ollas de cobre y se escapó con el gallo al horizonte de aquella ventana. "legaron a una meseta rasa, en cuyo borde estaba el horizonte que se ve!a lej!simos desde la casa, y esperaron a que bajara el sol y se derramara la sangre. )oco a poco vieron venir una nube rosa1 luego una niebla rojiza les envolv!a y ten!a un olor #cido, como a yodo y limones. )or -n la niebla se hizo roja del todo y nada se ve!a m#s que aquella luz dens!sima entre carm!n y escarlata. De cuando en cuando pasaba una veta m#s clara, verde o de color de oro. "a niebla se hizo cada vez m#s roja, m#s oscura y espesa y di-cultaba la luz, hasta que se vieron en una noche de color escarlata. Entonces la niebla empezó a soltar una humedad y una lluvia -n!sima, pulverizada y ligera, de sangre que lo empapaba y lo enrojec!a todo. El niño cogió las s#banas y se puso a sacudirlas en el aire hasta que se volv!an del todo rojas. "uego las estrujaba en las ollas de cobre y volv!a con ellas al aire para que se embebieran de nuevo. /s! se estuvo hasta que las tres ollas fueron llenas. *a la niebla hab!a tomado un color negro rojizo y se veteaba de azul. El olor agrio y almizclado se iba transformando en otro olor m#s ligero, como de violetas animales. "a luz aumentaba de nuevo y la niebla tomaba un color morado, c#rdeno, porque las vetas azules se hab!an fundido con lo dem#s. "a humedad disminu!a y la niebla aclaraba cada vez m#s. El olor a violetas animales se hac!a m#s sutil y se tornaba vegetal. "a niebla aclaraba tomando un color rosa azulado, cada vez m#s claro, hasta que abrió de nuevo, y todo se volvió a ver. El cielo estaba blanco y limpio, y el aire ten!a un perfume a tila y rosas blancas. /bajo se ve!a el sol que se iba con sus nieblas escarlata y carm!n. 6scurec!a. "as tres ollas estaban llenas de una sangre dens!7 sima, roja, casi negra. erv!a despacio en grandes, lentas burbujas que e4plotaban sin ruido como besos de boca redonda. /quella noche durmieron en una cueva, y a la mañana siguiente lavaron las s#banas en un r!o. El agua de aquel r!o se manchó y lo iba madurando todo, hasta pudrirlo. 8ebió una yegua preñada y se volvió toda blanca y transparente, porque la sangre y los colores se le iban al feto, que se ve!a viv!simo en su vientre, como dentro de un fanal. "a yegua se tendió sobre el verde y abortó. "uego volvió a levantarse y se marchó lentamente. Era toda como de vidrio, con el esqueleto blanco. El aborto, volcado sobre la hierba menuda, ten!a los colores fuert!simos y estaba envuelto en una bolsa de agua, rameada de venillas verdes y rojas que terminaba en un cordón amoratado por cuya punta iba saliendo el l!quido lentamente. El caballito estaba hecho del todo.  2en!a el pelo marrón rojizo y la cabezota grande, con los ojos fuera de las órbitas y las pestañas nacidas1 el vientre hinchado y las cañas -n!simas, que terminaban en unos cascos de cart!lago, blando todav!a1 las crines y la cola +otaban ondulando por el l!quido mucoso de la bolsa, que era

como agua de alm!bar. El caballito estaba all! como en una pecera y se mov!a vagamente. El gallo de veleta rasgó la bolsa con su pico y toda el agua se derramó por la hierba. El potro, que tendr!a el tamaño de un gato, fue despertando poco a poco, como si se desperezara, y se levantó. 3us colores eran densos y vivos, como no se hab!an visto nunca1 todo el color de la yegua se hab!a recogido en aquel cuerpo pequeñito. El potrillo dio una espantada y salió en busca de su madre. "a yegua se tendió para que mamara. 8lanqueaba la leche en sus ubres de cristal. El niño y el gallo de veleta volvieron hacia su casa. "levaban las ollas de cobre y entraron por un balcón. "uego echaron la sangre en una tinaja y la lacraron. "a madre perdonó a su hijo1 pero el niño dijo que quer!a ser disecador y tuvieron que mandarlo de aprendiz con un maestro ta4idermista.

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