¡Salva al gato de Blake Snyder

May 12, 2017 | Author: Libros Escuela Nacional de Cine | Category: N/A
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Blake Snyder, uno de los guionistas de más éxito de Hollywood, ofrece una pintura ágil, divertida y...

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~ u Blak• ha des r un spacio cerrado: un pueblo costero, una nave espacial una Disneyla ndia fULuri sta co n d inosaurios, una unidad fam iliar. Ha tenido que cometerse un pecado, por lo gene ral de avaricia o el lujuria, del que se el riva la aparición de un monstruo sobrenatura l ven ido como un ángel vengad o r para matar a 1 s pecador s y p rdonar la vida a los que comprendan cuál fu 1 pecado. El re tos red uc a jugar al escondite. Y 1come licl de cualquier guio nista qu quiera añadir su apon ación a esta ilustre rama del á rbol ge nealógico del cine es darle un giro original tanto a l mo nstruo y sus poderes o m a la fo rma de dar los sustos. Un mal ej mplo dentro de sta alegoría lo te ne mos en la pelícu la Amcnofobia, protagonizada por .f ff Dan i 1- y J o hn

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¡S:úvu al gato!

Goodman. Fall ido el monstruo: una minúscu la araña. De entrada, no ti ne nada de !:!ObrenalUra l. Y tampoco es que dé mucho miedo: de un pisoLón te la cargas. Para remat.Llrlo, ¡ni siquie ra h ay ca!:la! E n cualquier mome nto, cualqui e r vecino de Jlmcno.fobia pu ede decir: «La c uen ta, por lavon>, y marcharse de la ciudad e n el próxim o autobús. La tensión brilla por su ausencia. Por saltar e las reglas de «Un monstruo en casa)), a los respo nsables de J\.?acnf?!obia les quedó un enge ndro inclasificable. ¿Es una comedia o un drama? ¿De verdad se supone que ha d darnos «miedo»? Podría dedi car un libro a las reglas de «Un monstruo e n casa>>, pero es mejor que organicéis un festival de películas de l género en vuestro salón y descubráis esos matices vosou·os mismos. Ysi estáis esclibie ndo un guión que pue da adscribir e a este género, os recomiendo vivamente que lo hagáis. Q uiero que quede claro que ni este ni ningún otro de los gén eros que comentaremos a conlinuación es una fó rmula agotada; y lo repito: NO es una fó rmula agotad a. Siempre hay formas de renovarlo. Pero tenéis q ue darl un giro o riginal para tener éxito. Tenéis que aparta ros del tópico. Tené is que darnos lo mismo ... pe ro distinto. El que piense que no queda n fi lo nes que excavar en el género «Un monstruo en casa», que pie nse e n el mito del Minotauro. Un monstruo Í~nL~is Li co: mitad ho mbre, mitad to ro. Una «casa)) gen ial: un laberinto al que se envía a morir a los cond nados. Pero el antiguo escrito rzuelo que vio el éx ito de esta historia y pensó: « e acabó, el género ha muerto, ¡no pu edo superar e::;ol » nunca se imaginó a Clenn lose con una permanerue cuu·e hirvie ndo vivo a un co nejito.

Onmc lo mismo ...

¡pCI"O

d.islinto!

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EL VELLOCINO DE ORO Elmit ele la búsqueda ha sido uno ele los favorit os para contar en torno a un ruego de ca mpam nto d sde ... bue no desde sie n1pre. Y si tu guió n puecte clasi(i cars en algú n s nlido com o una «pelícu la el carretera», no te queda más r medio que fam il iarizarte con las reglas d el géne ro que yo lla mo «El vellocino de o ro». El nombre procede del mito d Jasón y los argonautas, pero el tem a siem pre es el mismo: un héroe se echa «a la carretera» e n busca d e algo y acaba ncontrando otra cosa: a sí mismo. Según este p lanteamiento, El mago de Oz, /V[ejO'r solo que m,al acompañado, La guerra de las galaxias, Viaje d.e jJirados y Regreso al.futuro son todas, e n definitiva, la misma pelícu la. Asusta un po o, ¿no? Igual que los giros de cua lqu ier historia, «El vellocino de oro» lo jalo nan las personas e incidentes qu e l hé roe o los hé roes encu ntran en su cam ino. Al ser una suce ió n de episod ios, parece que no estén conectad os, pe ro de ben estarlo. El tema d las películas tipo «El ve llocino de oro» es 1 crecimie nto p erson a l: el modo en que los in cidem es afectan al hé roe es, de hecho, la tram a. Eso es lo qu e nos dice que vamos por el bue n camin o: lo qu hace un buen «Vellocin o d oro» no so n l.os kiló m tros que el hé r se echa a la espalda, sino el modo en que se transforma durante 1vi~e. Y nue::;Lro trabtYO consiste en forzar esos j alones de modo que signifiquen algo para él. CasuaJme nte, he estado trabajando e n un ((Vellocino de Oro» co n mi socio acturu, Sheldon Bull, un h ombre de talento y éxito deslumbra ntes. Y, por supuesto, hemos d iscutido pelícu las del mismo tipo. Como la nuesut\ s una comed ia, h e m os revisado Mejor solo que mal acomjJañado y d iscu Lid o la di-

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Dame lo mismo... ¡p ero distinto !

¡Salva al gato!

· ná mica de los per·sonaj es en Rain Man, e n Viaje de jJírados y hasta e n Desmadre a la arnelicana -Jo creáis o no-, en un esfuerzo po r ver cómo enfocar lo que en resumidas cu ntas es la historia de un niño que al volver· a su casa tras ser expulsado irUustame nte de un a escuela militar se encueno·a con que ... ¡sus padres se han mudado sin decírselo ! Viene a ser «Solo rm casa en la carretera». (¡Pe,rdón! Es una mala costumbre qu e tengo.) Los ajustes que estamos haciéndole no se refieren a su aventura -que me parece desternillante- , sino a lo qu e significa cada incidente para nuestro joven protagonista.. En muchos sentidos, en qué consistan sus peripecias es irrelevante. Sean cuales sean las secuencias de relleno, de acció n o puro entretenimie nto (l o que e n Hollywood se llama set pieces), e n que se vea envuelto nuestro héroe, han de estar matizadas de modo que constituyan ocasiones para su crecimie nto personal. Siempre volvemos a ese tópico del «Vellocino de oro » qu se encuentra en La Odisea, Los viajes de OuLL-iver o cualqui r histo ria «de carre tera» consagrada a lo largo de los siglos: no son los incidentes, sino lo que el héroe apre nde de sí mismo gracias a ellos, lo que hace que la historia funcione. Se encuadran tambié n e n este género todas las películas de an-acos. Cualquier búsqueda, misión o «tesoro guardado e n un ca tillo » que de ban conseguir un individuo o un grupo enua. en la categoría del «Vellocino de oro » y se rige por~~~ mismas reglas. A me nudo, la misión se convie rte en algo secunda rio re 'pecto a otros desc ubrimientos de o rde n más personal; los giros y qui ebros de la tra ma resultan de pronto menos importantes qu el significado que se desprende del au·aco, corno se demuestra en Ocean's Eleven, Doce del patíbulo o Los siete magnffiros.

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LA LÁMPARA MARAVILLOSA

«¡Oj alá tuviera dinero pro pio!», manifestaba el personaj e Presto n Wate rs n la película Cheque en blanco, qu Colby Carr y yo esc ribi mos y ve nd imos a la Disney, y que se convirtió en un pequeiio éxito infantil. Y Preston no tardaba e n consegutr, en efecto, su pro pio dinero -un millón de dólares, para ser exactos- y gastárselo a lo loco. Las histo ria de «deseos cumplidos» son muy frecuentes, porque están muy a rraiga» das en la psicología humana. «Ojalá tuviera un bien podría ser la plegaria más rezada de todos los tie mpos. Y las histo rias con un buen cuento del tipo «¿Y si de pronto ... ?» que explota n las fant;tsías de deseos cumplidos son bue nos relatos primarios, que hast:L"l un cave rnícola comprendería, y por eso son tan abundantes. Y tan populares. La popular comedia Como Dios es un ejemplo de este género. De hecho, el versátil Jim Carrey ya había protagonizado otro clásico tipo ~~La lámpar-a maravi llosa»: La máscara. No tiene por qué ser Dios el que obre la magia. Pu de ser un simple obj eto, como en La máscam, o como f-:lerbie, el Volkswagen mágico de Ahí va ese bóhd.o; o u na fórmula que i nvenles pa 1-a que el sexo o puesto se enamo re de ti, como en Poción de arnor n. 11 9, o una plastilina mágica que salve tu carrera docente, como n la p Jícula Flubber, protagonizada por Robín Williams. El nombre «La lámpara maravillosa» sugie re la imagen de un genio al que su amo invoca para qu.e haga realidad sus deseos, pero no es necesario que haya magia de por medio para que la historia se encuadre e n este género de los deseos concedidos. En Cheque en blanco, no es gracias a una in terve nció n mágica que a Preston le cae su milló n de pavos; es por una carambola; improbable, eso sí, y Colby y yo le dimos mil vueltas para que resultara creíble. Pero da igual Ya entre en juego la

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¡Salva aJ garo !

inte rvención d ivina, la su rte o una criatura mágica, el mecanismo es idéntico. Por una u o tra razón -habitualmente, porque el chico o la chica nos caen bien y pensamos q ue se Jo m recen-, les es concedido su d seo y sus vidas empi u'ln a cambi ar. La. otra cara de la moneda d «La lámpara maravillosa», qu sin embargo no deja de encuadrarse en la m isma categoría, es la de las maldiciones asociadas a los des os. Esto son cue ntos de escarmiento . Un buen ejemplo es Mtmti-roso compulsivo, otra película de Ji m Carrey (vaya, ¿em pezamos a reconocer un patrón d e qué estrellas tienden a encajar mejor e n según qué arque tipos junguia nos?). Idéntica premisa, idéntico m can ismo : un crío desea que su pad re, un abogado que miente corno resp ira. empiece a d ecir siempre la verdad, y -¡ abracadabra!- su cede. De pronto, J i m Carrey es in capaz d e mentir, precisam e nte el día e n que tie ne un juicio muy importan te, en el que las me ntiras son, como han sid o siempre, su mejor arrna.Jim se ve obligado a cambiar de láctica y crecer para sobrevivir, y al hacerl o co nsigu lo que en reali.dad desea m ás que ninguna o tra cosa: el respeto de su mt~jer y d e su hij o . Otro cuento de escarmie n to es Ponte en mi luga:1; tanto e n la versión actualizada con Lindsay Lohan y Jami Lec Curt.is como e n la original, Viernes loco, protagon i:tada por J odie Foster. Pe ro hay mu chos así, como Dos veces yo, con Steve Martin , o El día de la rnannola, protagonizada por otro conocido payaso: Bill Murray. E n definitiva, las regl~ de «La lámpa ra maravill osa» son éstas: si es un cue nto de deseos cumpl idos, el protagon ista debe se r una cen icie nta d e la que abuse n tanto qu icucs la rod ean que estemos deseando q ue algo o alguien aparezca y le u·aiga un poco d fClicidad. Y, sin embargo, segú n mandan las reglas y dicta la n aturaleza hum ana, no nos gusta qu e a na-

Dame lo mismo ... ¡pero distJnto!

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die, ni al p rsoncy e m ás oprimido, le dure el éxito más d e la cue nta. Y al fin al, el protagon isla de be apre nde r que la magia no lo · s Lodo, que es mejor ' r como nosotros -el público-, porque, a fin d e cu entas, sab mos que so no nos va a ocu rrir a Jos demás. Ti n que d esprend erse una lecció n; e l linal deb incluir una buena m oral ~a. Si se trata ele la versión «escarmi ntO» de «La lám para maravillosa», s aplica el pla nteamie nto co nu·ario . Te n mos a un tipo o a una chica que están pidiendo a gritos llna patada e11 el culo. No o bstante, algo deben ten er que los pueda redimir. En este caso, solucionarlo bie n t.iene más truco, y pasa por incluir al prin cipio una esce na tipo «Salva al gato», que nos d iga que aunque l Lipo -o la chica-s a un e ne rgt:lmeno, hay algo e n é l por lo que se l pued salvar. De m odo que, en el curso d e la historia, reciba el beneficio el e la magia (aunque se presente como una mald ición), y al final triunfe.

UN TIPO CON UN PROBLEMA

Este género se resume n la frase: «Un tipo corriente se enfrenta a circunstancias poco corrie ntes». Y ba t a con pararse a pensarlo para comprobar qne es otra de las siw acione más primarias y p opular se n que podemos imaginarnos a nosotros mismos. Todos nos conside ramo individu os corrientes, lo que nos lleva a simpa tizar e icle nt.i licarnos con el protagon ista ele este tipo ele cuento de entrada. Luego, tras ese comienzo en plan ((un día cualquiera», ocurre algo exu-aordinario: el edificio en que Lltibcya mi mLB er es asaltado por unos terroristas con coleta (La jungla d.e cristal), lo · nazis empiezan a llevarse a mis amigos judíos (La lista de Schindler), un robot llegado d el futuro (¡y que habla con acento extra njero!) va y me dice que ha

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¡Salvn ni gn1ol

v nido para acabar o nmigo y o n e l hUo qu aún he de te ne r (Terminalor), o el barco en qu vi~j am os hoca o n un iceb rg y m pi za a hundirse, y no hay bo t s salvavidas para todo 1 pas~j

(Tilanic).

Eso, am igo mío, so n probl rnas. Problemo nes, bie n primario ·. ¿Cóm o vas tú , un Lipo corrí. nte, a n[r m a rte a e llos? Este género, como e l d e «Un monsuuo e n casa>>, tie ne tambié n d os componen t s muy sencillos: un hU de vecino, es d ecir, un ho mbre o una mLu er corrien te·, como tú o corno yo. Y un pro blema: a lgo que esa p rsona corrie nte h a de superar dando lo m~j o r ele sí. A pa rtir d e esto · sen ciLlos el em e ntos mezclando y o mbin a ndo, pued p lantearse y d esarro lla rse un n úmero infinito d situacio nes. C uanto más o rric nte s a 1 protagonista, mayor s n1 e l d sailo, s rrún d em u stran p lícul as como Brmhdown, pr tagonizad a p o r Kurt Russ 11. En Breahclown, Kurt no ti ne sup rpode res, ni habilidades esp cial s, ni formación poli ial. Nada d e nada. Pero comparte con el Bruce Wi 11 is de l.a j ungla de cri5tal un mismo o bj e tivo dom · ·Li co, qu e cua lqui r tipo corrie nte puede comprender: ¡salvar a su mt~je r, a la que ama! T e nga o no habi lid aclcs spcciales nu estro protagonista, son las pro po rcio n es r ela tivas d 1 el safío al que se e nfr ' n t.a lo qu' ha e que funcio n e cst tipo el h istoria . Y una regla !cm nta l es qu e cua nto m ás m a lo sea el m a lo, m ás h roica r suha. Así qu hay que hacer a l m a lo malísimo,¡ i mpr !, po rque cua nto más gordo ca el problema, m ás difícil lo t nclrá nu sLro ho mbre corrie nte pa ra salir Lriunla ntc. Y sea qui n s a e l malo, ·1 ho mbr corrí nt u·iunfa po r su deL rmin ación de hace r val r su inclividu a lidad pa ra burlar las fu rzas, muc h más pod rosas, o ~juradas contra T

Oamc lo mis mo ... ¡pero d istinwl

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RITOS DE INICIACIÓN ¿T acue rdas de los e ngorros s años el ' tu pub rtad y ele aqu lla chica tan guapa po r la qu b bías 1 s vientos pero que no sabía n i que xisLías? ¿Te a u rclas el la li sta ele tu cuarenta cumpleaños, uando s l a ' rcó tu ma rido y t pidió e l divorcio? Son ejempl os d o lorosos d transicion s vitales que reverberan en nuestra me m o ria, porqu lo d os, e n m ayor o m n o r medida, h e mos pasado por xpe ri c ncias sim ilares. Las historias que tratan d el dolor asociado al recim ic n to se nos qu clan grabadas, porque son los mom entos m ás delicad os de nu estra vida. Son lo qu n os h ace hum anos, y dan pi a n arracio nes xcelc ntes, conmovedo ras )' hasta h ilara ntes. (¿No s la d e Duclley Moore e n JO la mujer jJeifecta la c risis d e la m d iana edad más el st rnilla nL j am ás vista en una pantalla?) Pero ya se tra te ele dramas o el · omedias, los cu m os el el cu mentan un cambio es no d ecir nada. tra ta de cue ntos d e do lor y to rme nto, pe ro h abitualme nte cau sad o po r un a f'u erza cx tern;.~: la vida. A pro pósito de decisiones qne t mamos nosotros, sí, pe ro e l «monstruo » que no· ataca a m e nudo es invisible, o vago, o a lgo que somos in ca paces ele abordar po rqu no sal c m os qué nombre da rle. Días sin h1lella, Días de vino y rosas, 28 días (protagonizada por anclra Bu llock) o Cuando un ho111bt'f' ama a una m7J:jer (con M ·g Ryt1n ) cue ntan to das h istorias de g ntc que se c nfre nLa a un problema de alcoh ol o d e drogas. D igual forma, las historias sobre la pubertad, sobre las crisis el la m edia na celad , o de la ancia nidad, el rupturas s nLimc nt:alcs, o d e «due lo » -so br ' la ·u pe ra ió n el la muer-

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¡Salva ni gntol

te d u n s r querido, como Gente corrienlff- tie ne n la misma cosa en común: e n un bu n cuento de «Ritos de in iciación » todo el mundo tie ne clara 1 ~ situación, sa lvo la persona que la' está viviendo: el protagon ista de la historia. Y sólo sa exp _ riencia puede da rle u na olución . En es n ia, ya sea el nfoq u cómico o d ra má tico, el monstr uo acecha y acosa al protagoni t a, y la h i ·to ria es la efe ómo · protagoni ta va compr nd ie ndo 1 nta mcnte quién y qué es el m ons u~u o . Al rinal, es la historia de una rendición d una victo ria q u se consig u ced iendo ante fu rzas más' poderosas que nosotros. El punto Goal es la ac ptación de nuestra hu manidad , y la moraleja d la hi toria e siempre la misma: Así PS la vida (¡oua película d Blakc Edwardsl Vaya, n tre ésa, 10 y Días de vino y rosas, da la imp resión de qu a Edwards le gusta est género y se l , da bi n). i la idea d e tu guión puede considerar e e n a lgún sentido un cuen to de «Ri tos de iniciación », no e tará de más que vision s esas p lículas. Como las fas s de la aceptació n descritas p r Elizab ·th Kübler-Ros n obre la mnerle )' Los mo1ibundos, la ·Lructuta de te tipo de histo ria está jalo nada por la aceptació n a regañadientes po r parte del p ro tagon i La d e las fuerzas de la nawra leza que sca pan a su comrol o compre nsión , y la vic to ria se produce c uando 1 protagonista s finalme me capaz de volve r a sonreír.

AMOR DE COLEGAS La clásica «histo ria de colegas» es d un ti po q ue yo considero r ación de la e ra del cin e. Aunqu e ya hubo ames un p uñado d e grandes relatos de col gas (Don, Quijote, por ej emplo), la categoría n o d spegó como fórm ula narra tiva ha tala

O:u uc lo m ismo ... ¡p ro d istinto !

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ílparición el, las películas. Mi te~rfa es q ue la p ·li d.e colegas la inv nt ó u n g11io nista cuando v1 q11'su pro t a~on ts ta no Lenía a nad i a nte qui n reaccio nar. 'o ntaba lini cam nt con ese gra n cspa i va ío en '' qu en la narraLiva ·s ri ~a . produc n mo nólogos int ' riores y descripcione . Y al gw on rsr.a le dio por p ·nsar: ¿y si su protagon ista tuviera a algui, n e~~ qui n discu ti r cuestiones im portant·s de la u·ama: Ast nacto la típica «p lícula de col gas», que s ha co nverLtdo -desde las d t Gordo y 1 Flaco a las gam be rraclas d Wayne~ Worlrl ( L~tn to la primera como la s gunda), pasando por Bob Ho p y Bin g Crosby y Dos homhtPS)' -un destino- en un clásico d el ci nc. Dos úos que hablan ntre sí, como Límite 48 horas; o dos muje r s qu • hablan e ntre sí, como J'l¡plma )' Louist'; o dos. pe~es que hablan e n Lre sf, como B·uscanrlo a Nem.o: LOda~ lunct nan, porqu n las historias d 1estilo «mi mejor armgo y yo» si mpr , nos p dr mos recon cer. Como las d «Ri tos. de in ~­ ciación», son muy hum anas y se basan e n circunsu'lnctas u mversa lcs. o n histo rias qu e se le pod rían con tar a u n cave rnícola y Jos dos ('·l. .. y su colega) las pill arían . El secr ·to de una bu na pelícu la de col gas 'S q ue en realidad es un a historia el amor encubierta. Y viceve rsa: toda histo ria d , amor no es más que una pcli d e col gas con el miacliclo el ' la atracción s xual. La Jiem d.e mi nifía, La impetuosa, La mujer del a í'io, A 111or ron prPaviso y Có1110 tm·r/pr a -un chico m 1Odías son sólo -clcsd 1 p risma el 1gén ' ro- v rsiones solisticadas de las pelícu las el 1 Gordo y 1 Fh-1c , en las q ue uno de los colegas JI ·vtt l~ddas. P ro todas sigu ' n las mismas r 'gla , sean dramas o co m d ías, con s 'XO o sin ~1. Oc ~ntra­ cla, los «Colegas•' s · odian . ( i n , la p lí ula s acaba n a enseguida.) P ' r O la ave ntura en q ue s · cm ba r an junLos pone ele manifiesto que s necesi ta n; so11, e n d fi nitiva, m itades incompletas de un mismo todo. Y cua ndo lo comprcnd n, eso

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¡Salvu a l gato !

no hace si no agravar 1 con Oic Lo. A nad ie 1 ha e gracia nec sitar a nadie. Lo pen(IILimo es el mom nLo «Todo está p rdido » (sobre el que volvere mos en el capítul o 4), que Lie n lugar hacia e l fi nal de cua lqui ra el estas hislo rias: un a separació n una pe1 a, un «adiós-muy-bue nas» qu , en realidad, no s nada de eso. Es sólo qu hay dos pe rsona qu n o sopo n a n el h echo de que no vive n tan bien la una sin la ou--a, y que va n a ten er que rend ir sus ego . Y cuando baj e el te lón, será eso justamente lo qu e hayan hecho. A m enudo, como en Rain M.an, es uno d e los colegas el protagonista d e la historia y el que expe rime n ta todo o casi tod o e l ca mbio (o sea, Tom Cruise), mie ntras que e l otro hace el cata lizad or ele s cambi o y él mismo cambia poco o nada (o sea, Dustin H offm a n) . H stad o n muchas re un io nes e n que se discutítl esta diná mica argum e ntal. Con frec uencia, el L ma acaba redu iéndose a una pregunta: ¿de quié n esta mos con tando la histo ria? Es lo que pasa en cie rta medida con Anna letal. La hi ·toria es la de Danny Glover. Me l Gibson s el agem e del amb io. Y aunque Mel supe re a l Gn a l sus te nd ncias suicidas, la Lransfo rmación que más nos importa es la d e Danny Glover. Estas hi sto rias d e a mor de a legas con «Catáli i », n las que un «Sen> irrumpe en la vida de un o, inOuye en e lla y se va, s un subapartado de la diná mica ge ne ral d el géne ro que es impo rtante LCn er en m ente. Much os u ntos de «Chico con p rro» son d e este tipo, incluido E.T Si e tás escribie ndo una película de co legas o una historia d e amor, ya. sea e n clave dramá tica o d e comedia, es jmprescindible que conozcas la ctinámica d e la estructura del género «Amo r de colegas». Coge una docena de muesuas, míralas en tu reproductor d e DVD y prepá ra te para sorpr nd rte d e lo

Oumc lo mis m o ... ¡pe ro d istinto !

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parecidas q ue son todas. ¿Esto s ro bar?¿ ded i a andra Bullock a fusilar a Katherine H pburn? ¿De b rían d emandar a 1:-Iugh Grant los h red ros el Cary Gra nt por violació n de su s derechos de autor? Claro qu no. Todos s li mitan a na rrar como s debido. Ysi los esquemas se re pite n, es por algo. Porque siem pre f uncio nan.

¿POR QUÉ LO HIZO?

Es bi e n sabido q ue 1 mal acech a e n e l corazó n de los h ombres. Hay cod icia. H ay críme nes. Y d todo e llo son respo n abl s ma lhecho re que o ultan su identi dad . Pe ro el «quié n » nunca s tan int r sílnte como el «po rq ué ». Contrariame nt a lo que v íamos en «El vell ocin de oro», e n un bu n «¿Po r qué lo hizo?» la cosa no va de los ca mbios qu x p rim nta el p rotagoni sta, sino de qu e l públi co desc ubra a lgo d la naturaleza huma na qu no r ía posible am es d qu se co m Liera e l ) j amás filmados a Chinalown, un ~j ·mplo ele libro ele guión bie n escrito. Es una d esas pelí ul a~ qu e puede un o ver mi l veces y adentra rse cada vez e n e ·Idas más)' más pequCI'1as de su co ncha de nautilo. Lo que hace que sea un gran «¿Por qué 1 h izo?» s lo mismo que hace qu . runcion n Loe! S los lásicos d el gé n ' rO. Oescl l!.'l .~íudrome rit' Chiua a Todos los lwmbrPs rlPLPresidtm iP, jFK Mystic River, pasando por ualquier p lí ul a de d et ' tiv s o dra.ma

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¡Salva ni galo !

socia l, estas hi to rias so n un paseo po r 1 lado o ·curo. N o lleva n po r la acera sombría d e la calle. Y las reglas son senc illas. Nos tros, los es pectad o res, somos, a (in d e cu ntas, los d lecliv s. Aunque te nga mo uno o más vicari os hacie ndo el Ua baj po r no o tros e n pa n ta lla, n ú ltima insta ncia som os noso tros q ui n s d e b ·rnos a nalizar la inform ació n y e pa ntam os con .lo que d escubra m os. i vu stra p lícu la e · sobr d scubrim ie ntos d e est 1ipo, m iraos los gra nde clásicos de l «¿ Po r qué lo hizo?>> . Fijaos e n có mo e n pan talla nos re prese nt a un vicario. Y o b ·ervad por qué la indagació n sobre el lad o oscuro d e la humanidad es a m e nudo una indagación sobre nosotro mismos, un poco aJ esti lo ca le idos ó pico d e un Esche r e n que un r pli l se mue rd e la cola. Eso s lo que consig u un bue n «¿Po r qué lo hi zo?»: vue lve hacia nosotros la máquina d rayos X y pregunta: ¿ta n malo somos?

El TRIUNFO DEL TONTO El «to nto » s un pe rsonaj e importanl! de mitos y leyendas, d sd e si mprc. En aparie ncia, no es más qu 1 to nLo d e l pu eblo, pe ro lu go resui La ser el más sabio d e l d os nosotro ·.El hecho d e pa r cer ta n de valido l da la vent~ja d e l a no nimato , y lleva a to d o el mundo a subestima r sus capacidades, lo que al final 1 brinda la ocasión de brill ar. La fig ura del to nto e n e l cine se r monta a haplin , a Keato n y a Lloyd . Hombr s insignificant s, h ombres bob os, que pasan d esapercibidos p ro que triunfa n a base d e sue rte y d e coraj e y ese algo especial que les da el no rendirse pese a tene rlo to do en contra. E ntre las pe lículas mo de rnas, se me viene n a la cab za Dave; Bienvenido, Mr. Chance; Arnadeus; Forrest

Dnmc lo m ismo ... ¡p •ro d islinlo!

Ci?

Gmnp; y muchas d las pelis d e t v Ma rtin , Bi ll Mu r ray o 13c n Liller : son ej mplos d e cóm o ha cvolucionllclo sa traclició n y d e po r qué te nd rá si mpr su silio . El prin ipi o o pe ra tivo de l «T1iunfo d e l to nto» s nfrentar al to nto p rd d o r a un villa no mayor . m ás pod e roso, a menudo un mie mbro de la Jase d irig ' nte. Ve r al supu sto «idiota» :;acar d e sus casillas a aque llos a qui nes la so ·icclad consid ra triunfa do res n o da a tod os cspe 1a nza, )' nos pe rm ite re írnos d e esu·u cturas que to ma mos muy e n s tio n nueslrd vida cotidia na. Por eso no h ay institución tan sagrada que se libre d e la picota, ya sea la Casa Bla nca (Dave), 1 éxito n el mundo de los negocios (Un loco anda suelto) o la g lo dfi cació n d esm dida d e la importancia d nu stra cultura (Forresl v umjJ).

Los compone ntes mecánicos d una pe lícu la del > 1· d é a l h éroe la pista q u · 1 hace compren de r cómo reso lv runa y o tra, el rrota nd o a los malos y conqu istand e l corazón el su amada. 11 m s dad o co n una id a pa ra reso lve r el pro blema. El mu ndo de la s ín tesis está al alea n ele la ma n .

...

12H 1Sulvu al g:u ol

¡A marca•·

FINAL (85-110) El fi na l s el tercer acto. Es donde lo e nvolv ·mo todo y lepon em os un lazo. Es d nde s po n n e n p rá ti ca las 1 ccion s apr "ndidas. Es do nde 1p rotagonista llega a dominar su úcs. Es doncl la trama A y la tra ma B concluyen con la vicLOri a de n u '· tro hé roe. Es d o nde e subvie rt e l vi jo m undo y e cr a un nu vo o rde n. Tod o gracias a l h "'roe, que sei1ala el cam ino bast\ ndose e n lo que ha vivid o ·n 1 rtlllndo d el revés, a ntitético, de l s gundo acto . El fin a l implica despacha r a todos los malos, n orden ascend •n t . Sicarios y lugarten ie m es p rim e ro, y lu ·go el jefe. La fue nte principa l de l «pro bl ·ma» -sea u na p rsona o una osa-d b de ·aparecer po r comple to pa ra que xista e l nuevo o rd n d 1 mundo. Y p nsad , una v z m ~\s, cómo se veri(jca esto ·n los ~e mplo d e todas las pelí u las qu ha b ' is vision ado. El fi na l es d o nd e nace un a nu eva soci dad. No basta con qu' 1 h "' ro triunfe, h a d ca m b iar e l m un do. Es e n 1 fi nal do nde eso succd . Y d ebe hac rs de forma e mocio na lmen te sa tisfacloria.

IMAGEN DE CIERRE (110) Com o ya he expuesto, la imag n de ie rr de u11a p ·lícula es la inversa el la image n d a pertura. Es vu esLra demostración fin a l d qu e l cambio ha l nido lugtt r y ·real. i n o t néis esa image n de ci rre o n o veis laro có m o ncretarla, dad marcha a u·ás y re pa ad las c u ntas: algo hay e n 1 segu ndo a Lo q u ' no uadra .

los

tiempos!

1~9

RESUMEN y ahont qu ' os h ' expuesto •stos q ui n ·' ti ' tn pos vt~ li éndomc eJe :j ·m plos ·om ¿Qué IIU' /JOS(I, dortor?, -55)

~

ACTO U (pp. !)5-85)

·~ecr

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~ ~ ¡:.... Secuencias

d e «Juegos y r isas»

ACTO ID (pp. 8!>- 1 1O) Persecución

De compras: montaje

Una el • las grandes v n t>; la tra, «El du lo» .

1'lt!

Const noir la b estia perfecta

¡Snlva ul ¡;nto!

M parto cada vez q ue lo v 'O. Y si mpr vas el ~a n do para m ás aclcla nt lo de arreglar aqu ' llo. No le preo up s. AJ fin a l, r ·o lv ' J"ás 'StO t.;.u n bi ~ n . Las id ·as · mpez< hay qu a nota r qu -; personaje e mra ' n conflicto n la ·sce na, uál ·s ·1 pro bl ·rna y q uién sal · triun(~tnl al final. i hay más el ' un p ' rso n¡.~j c o m ~\S d 1 confli t.o ·s confuso. Y ·s probable 11 n pro bl ·ma, es qu q 11 • tu ese 'na · a ig ualrnen te confu:;a. Un único on nicto po r escena, po r favo r. Uno es más qu 'sulici ·nt ' . P · ro tie ne que hab ·rlo, y..t sea ·1 problt::ma impo rtanL' o p quc ño, físic o psicológico. T i 'ne que bab ·d o, ·n ·ada 'SC na. ie mpr . i no se te ocurre nin guno, bu sca la ma n ·ra ele provocarlo. El mo tivo po r el qu e es tan impo rt¡.m t ' qu · haya un conflicto e n rodas y ada una d las ese ·nas 'S, una vez m{\s, muy p rimario . (Ya volvió a sali r la di hosa palabra.) Y e· que, desel un punt o d vista prima rio, al incluir un o nfl icto e n ·ada es e na te as g uras la a tenció n d 1 pú bli o. ¿Po r qué? Pues po rque n os g u ta ve r gente sumida e n conllicto . El conflicto • nos llama la ate nció n. ¿Por qué s la lu ha libr ' un o d los espectácu los dra mático· más in o mbustiblcs de la televisió n n Estad os Unidos? Po rqu no hay un espectáculo más básico: ¡la mue rt ! Dos tíos que u-atan d ma ta rse ·tuno al o tr . ¿Po r qué e n las pe lículas rara vez f'a ha una historia d a mor? De nuevo, el co nnicto es imp reccde rame nte prima rio y fascina nte: ¡el sexo! Dos pe rsonas q u tratan d e aco:;ta rsc la una con la o u-a. En el fo ndo, t das las escenas d e tu película debe n ser así d e bá icas pa ra capla r y r l nc r la a re nció n de l espectad o r. i no has puesto a tLt pe rsonaj es e n la co nfro n tació n > onu-a < que tu escena re p res nta, ·s que aún no tie nes es e na . Así que ... O e ncue ntraS u n conflicto .. . o la reconside ras ... o la des e has . Y si la acabas desechando, ta mpoco es para pone rse a llorar: sólo es una 11cha.

151 1Salva ni gato!

Com.moir la bestia perfecta

1

LISTO PARA ECHAR A VOLAR ... Al te rminar, d ' b rías tener nuev ' fi cha-; e n la p rim 'ra fi la, nu ve en las gunda, nu v en la l rcera y nueve en la cuarLa ••. ¡U n mom nto! Eso son sólo tre in ta y se is fichas. B1 1euo, sí, s qu te estoy d~jando cuatro de margen p·1ra sas se nas sin las qu · ya sé que no pucd s vivir. M'tclas dond más te apet ·zca: no hace ralLa que · amos tan exac tos. P ro no d ispon 'S más que de c ua r ' nta, ni una m ás .. . Ni ra lta qu te hac . Ten r el Tablcr má o rganizado d e l mundo no t da puntos extra, y por muy dive nido qu sea juga r con las lic has y divagar sobr 1 OL~ O y 1 r fluj o d tu historia , ll ega un mo m e nto n qn te tienes qu pr g untar: «¿ oy un artista del Tabl ro, o soy guion ista?». Si tu Tablero es d masiado p rfecto, o si dedicas demasiado ti mp a qu lo sea, ya no stás p repara ndo e l trab , sacaba a un acLOr n gro en ·1 pap 1d un veterina rio que retozaba n su clínica con los a nima les. Pe ro el tío además había servido n e l ejército. El golpe fin a l llegaba a l a nun iar e l na rrad r ·1 tíLUlo de la se ri e y su falso eslogan prom oci na l: Blach Vet: ¡es veterina-rio y es 1m veterano.' ¡D ste rnilla ntel Pe ro ta n pa recid o ad ~ás a las sc ri s qu e d e verdad h t:~cía n n la t le, 1a n fiel r flcJO de la m ·n1a lidad d e la ge nt d ll o llywood qu va loca, como die · un vi jo d ich o de por aq uí, po r « 111 ·t ' r d i z lib ras d mi rda n una b olsa de in O», qu rn par ció brilla m ísimo. Y m e quedó grabado pa ra siem pr . 13/ach Vet es un chiste , p ro os sorpr ndería la d veces gu n osotros, los cr adores, nos pasam os de rosca a l d ejarn os ll evar por nu estras g randes ideas. Es como a tibo rra rse de m azapán . E n cuestión d e ideas, un poco 11 ga m uy lejos, )' ) . Y otra, madura, adulta y profesional, que ns ·guida met ' bai'.a y die : « ... ¡Pero s ~cómo a1-r glarl o!».

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EJERCICIOS

J. Re pasad la lista de p lículas d vuestro géne ro preferido, elegid la que parezca más noj a y aplicad le el test el comproba ió n d

averías para ver cómo podría m ~orarse.

2. Elegid otra d vuestras pelícUlas favo ritas de l género que os interese y a nalizad la re lació n entre pro tago nista y antagonista. l magi. nad que la descomp nsáis haci.e ndo al malo menos pode roso. ¿Ese p queño ca mbio hace que el héroe se vuelva también m enos in te resante? 3. Probad a «la rgar la trama » en la vida real. En serio . Cuando vayáis a una fi e ta u os re unáis con un g rupo de amigos, e mpezad a d cir cosas de l estilo de «¡Cuánto me alegro de ser un guionista d e Vallad olid!» o «¡Qué fuene, hace veinte años que somos a migos, d sd q ue íbamos juntos al inslitutol », a ver qué reacciones provoca ese tipo de diálogo.

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Fundido a negro

Nu stra peque ña charla sobre el a rte de escribir guione va toca nd a su fin . He mos disculido te mas fundame ntha n slr nado s cu las con su ne d sig ual. >- A muc has fra nquicias les h a ido bi n, pero otras han onocido un fracaso e trepitoso. ~ La cstra t gia d estrenar a lo gra nde ( n u·es mil salas o más) au nque e n las g unda semana la r a udación caiga un 70 un 80% t davía logra amorti zar la inversió n e n la mayoría de los casos, e n lo qu s de pr v r la conlinuidad de esta táctica. ).- Y las p lículas o rie ntadas al públ ico fam iliar han recaudad o más que las de cualquier o tro ti po, una o bvi edad acogi da con un cl amoroso ... silen io ... por pa rLe de los
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