Identidad Religiosa Consumo

November 16, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Universidad de Connecticut

 Departamento de documentación documentación en series de trabajo de eeconomía conomía Identidad religiosa y Consumo

Lanse Minkler Universidad de Connecticut Metin Cosgel Universidad de Connecticut Documento de trabajo 2004-3 Febrero de 2004

341 camino a Manisfield, Unidad 1063 Storrs, CT 06269–1063 Teléfono: (860) 486–3022 Fax: (860) 486–4463 http://www.econ.uconn.edu/  

 

Resumen Las elecciones de consumo ayudan a solucionar el problema de cómo transmitir y reconocer identidades religiosas. En la comunicación de una identidad, los individuos usan el conocimiento metido en las normas de consumo, el cual restringe el rango de elecciones a una serie más pequeña y abrevia el conocimiento requerido para codificar y descifrar mensajes. Al usar este conocimiento como un marco compartido para el entendimiento, los individuos con creencias religiosas pueden escoger artículos de consumo que no sólo intensificarían sus creencias sino que también les pueden ayudar a expresar la intensidad de sus compromisos a estas creencias. Porque los individuos y las sociedades tienen diferentes creencias, normas, compromisos, y necesidades expresivas, la elección de consumo puede ayudar a expresar estas diferencias. Nuestra explicación contrasta con acercamientos basados en incentivos que observan normas religiosas de consumo como soluciones para el problema del vividor inherente en clubes.

 

Identidad religiosa y consumo LANSE MINKLER Y METIN M. GOSGEL

Universidad de Connecticut

Resumen Las elecciones de consumo ayudan a solucionar el problema de cómo transmitir y reconocer identidades religiosas. En la comunicación de una identidad, los individuos usan el conocimiento metido en las normas de consumo, el cual restringe el rango de elecciones a una serie más pequeña y abrevia el conocimiento requerido para codificar y descifrar mensajes. Al usar este conocimiento como un marco compartido para el entendimiento, los individuos con creencias religiosas pueden escoger artículos de consumo que no sólo intensificarían sus creencias sino que también les pueden ayudar a expresar la intensidad de sus compromisos a estas creencias. Porque los individuos y las sociedades tienen diferentes creencias, normas, compromisos, y necesidades expresivas, la elección de consumo puede ayudar a expresar estas diferencias. Nuestra explicación contrasta con acercamientos basados en incentivos que observan normas religiosas de consumo como soluciones para el problema del vividor inherente en clubes.

 

Introducción Las creencias religiosas y las instituciones han llegado a ser temas importantes de preguntarse en economía. Recibiendo una atención creciente incluso por los 1

economistas más destacados . Mientras que el reciente fenómeno religioso estuvo considerado fuera del dominio de la economía, este ha llegado a ser popular para proveer explicaciones de estos fenómenos basados en la teoría económica estándar. Estas explicaciones emplean típicamente conceptos y modelos económicos viendo a los creyentes como consumidores racionales y a las organizaciones religiosas como clubes o firmas que constituyen colectivamente un mercado religioso. Alguno de estos estudios ha buscado explicar algunos de los distintos y algunas veces aparentes patrones extraños del comportamiento del consumidor que muchos de los religiosos prescriben. Entre las prescripciones de consumo más conocidas están las guías alimenticias tal como la petición a los católicos de abstenerse de comer carne durante los viernes de cuaresma, el vegetarianismo para los hindús, y para los musulmanes y para los judíos abstenerse de comer cerdo del todo. Similarmente existen prescripciones en el vestir, el arreglarse, en el arte, la música, la caridad, el ahorro, etc. que los creyentes deben cumplir. El acercamiento tradicional para estas prescripciones había sido verlos como seres fuera de la esfera de la investigación económica, perteneciente a la misma caja negra que incluye gustos y preferencias. Sin embargo, un enfoque reciente e influente ha buscado explicar estas prescripciones religiosas aplicando la teoría del incentivo estándar y viéndolos como soluciones para los problemas potenciales del vividor inherente (Lanaccone, 1992).

Directo a la corrspondencia para Lanse Minkler, Departmento de Economía, Universidad de Connecticut, Storrs, CT 06269-1063. Tel: (860) 486-4070. Fax: (860) 486-4463. Email: [email protected]. 1 Barro and McCleary (2003), Iannaccone (1998), Kuran (2004).

 

Considerando el incentivo basado en los acercamientos para estos fenómenos como equivocados e incompletos, ofrecemos una explicación basada en el rol comunicativo del consumo. Vemos las guías de consumo en general como instituciones sociales y argumentamos que estas instituciones sirven como funciones

esenciales

de

almacenar

el

conocimiento

requerido

para

la

comunicación. Une vez un individuo hace un compromiso religioso (para un principio individual, o de grupo), el o ella adquiere una identidad. Para muchos, esta identidad personal necesita ser expresada. Las instituciones de consumo ayudan en la comunicación de identidades religiosas para otras.

CONSUMO, INCENTIVOS Y COORDINACION En un artículo influente que contribuyó significativamente a la aceptación de la “Economía de la religión” como un campo legitimo de investigación, Iannaccone (1992)2  extendió un análisis microeconómi microeconómico co estándar

para estudiar el

comportamiento religioso. En vez de presuponer motivos especiales para las actividades religiosas, moldeó la religión como un buen club que trajo retornos positivos para la “muchedumbre participativa” y notó que el carácter colectivo de la actividad

religiosa puede conducir a problemas del vividor inherente

que no

pueden ser superados fácilmente por monitoreo explicito. Prestando entendimiento desde el incentivo basado en las teorías, mostró como el problema del vividor inherente pudo ser resuelto (por lo menos teóricamente) por los aparentemente extraños e improductivos requerimientos éticos. De esta manera, aplicando este enfoque al consumo, en un incentivo basado en el análisis de las prescripciones religiosas del consumo se buscaría explicar estas restricciones examinando como hacen posible para los grupos religiosos el identificar a los miembros comprometidos y eliminar los imitadores de vividor inherente. Aunque el estudiar incentivos podría ayudar a entender otros fenómenos en la economía o en la religión, creemos que los patrones de consumo y las rutinas 󰀲

 Para

una revisión de la literatura De la economía de la religión, ver Iannaccone

 

 free-riding ree-riding y mucho atribuidas a la religión tienen poco que hacer con incentivos y y f que hacer con el conocimiento imperfecto y la comunicación. En un mundo complejo e incierto donde los individuos tienen solamente un conocimiento imperfecto los unos con los otros, las normas religiosas de consumo pueden servir como mecanismos comunicativos que disminuyen el costo de expresar la identidad religiosa de uno. Ellos indican con frecuencia la intensidad del compromiso, e incluso es probable que refuercen ese compromiso y además ayuden a otros respecto a ese mismo. El punto de partida de nuestro enfoque es reconocer los roles centrales de la identidad, compromiso, e integridad en el comportamiento religioso. En otro lugar buscábamos explicar recientemente el comportamiento religioso proponiendo un campo de trabajo basado en las discusiones filosóficas sobre el

concepto de

integridad (Cosgel and Minkler, 2004).3. Adoptando la noción de integridad definida como identidad – confiriendo compromisos, dimos una alternativa a las explicaciones económicas del comportamiento religioso basada en preferencias, conjuntos de oportunidades, y presión social. Aunque no negamos que el comportamiento religioso podría estar guiado directamente por las distintas preferencias de la gente religiosa, obligadas por oportunidades disponibles, o dirigidas por la presión social, argumentamos que tales explicaciones fallan en explicar algún comportamiento cumplido. Para una explicación más satisfactoria, examinamos como el compromiso de uno para la dimensión religiosa de su identidad afecta el comportamiento. Un individuo para tener integridad debe tener (requerimientos internos u obligaciones impuestas en uno mismo), el cual a su turno defienden (el-ella) su identidad. Buscamos explicar tales anomalías desarrollando estas nociones en un campo formal de trabajo, como el porqué las

󰀳

 Para

un juego de análisis teórico de como la integridad integridad podría afectar las interacciones económicas, ver Minkler and Miceli (2004).

 

personas siguen las prescripciones religiosas aun cuando nadie más está presente para cumplir. Sin embrago, no direccionamos directamente las prescripciones religiosas a ellos mismos. Construimos ahora en estas nociones y examinamos como las normas religiosas de consumo facilitan las comunicaciones a cerca de las identidades.

Nuestro enfoque para las normas de consumo concuerda y es apoyado por varios desarrollos recientes en economía. Cambiando el punto del énfasis desde los incentivos hasta la coordinación que ha sido uno de los logros centrales de las “vista de habilidades” emergentes en la teoría de organizaciones (por ejemplo, Langlois y Foss 2003). En esa literatura, las firmas son vistas como soluciones para el problema de coordinar las habilidades del conocimiento disperso en vez de soluciones para los comportamientos holgazanes y oportunistas. Similarmente, la perspectiva comunicativa que adoptamos ha sido compartida por desarrollos recientes en metodología económica, donde los estudios han buscado llevar lejos desde los planteamientos modernistas que enfatizan los problemas con incentivos (tales como la búsqueda de un criterio de demarcación y la preocupación con la protección de las metodologías prescritas) hasta aquellos que enfatizan como está comunicado el conocimiento (McCloskey, 1994)4.

La importancia central de

identidad ha sido reconocida además en otros campos de la economía, incorporando la psicología y sociología de la identidad en los modelos económicos del comportamiento (Akerlof and Kranton, 2002). Finalmente, la función de las normas e instituciones en acumular conocimiento ha sido variablemente estudiada en desarrollos recientes en economía institucional (Langlois, 1993; Cosgel, 1997) 5 

󰀴

 Para

󰀵

una extensión de estas ideas para el nivel de la economía, ver Co"gel (1992, 1994, 1997). 

 Nuestro

enfoque esta apoyado ademas por desarrollos parale paralelos los fuera de la economia que ha adoptado un acercamiento comunicativo i /o ha enfatizado los roles cen centrales trales de identidad, compromiso, e integrida para entender el comportamiento. Ver, por ejemplo, Douglas y Isherwood (1979), Burke y Reitzes (1991),  Goffman (1959), McFall (1987).

 

CONOCIMIENTO Y NORMAS DE CONSUMO RELIGIOSO Un compromiso religioso es con frecuencia el núcleo del sentido de identidad de un individuo. Los estudios sociales científicos de la religión han demostrado la variedad de formas en la cual la religión sirve poderosamente al impulso de identidad. Como afirma Aeul (1999: 553), que las religiones sirven con frecuencia a varias necesidades psicológicas “más comprensiva y potencialmente que otros depósitos

de

significado

cultural

que

contribuyen

a

la

construcción

y

mantenimiento de identidades individuales y de grupo”. Cada religión provee típicamente a sus seguidores con una teología distinta y coherente y con un grupo estable de normas, instituciones, tradiciones, y valores morales que brindan las bases para que un individuo establezca y mantenga una identidad segura.

Una vez un individuo ha decidido sobre una identidad religiosa, existe con frecuencia la necesidad para comunicar esa expresión personal. El problema, en el cual se centra este artículo, es como la identidad religiosa de uno podría ser expresada efectivamente. Una opción podría incluir un largo período – interactuando con otros. El costo de ese proceso podría aumentar más, dado el tácito natural del conocimiento.

Las normas religiosas de consumo proveen una solución al conocimiento del problema. Cada religión brinda típicamente un conjunto distinto de normas de consumo que llegan a ser el anteproyecto para sus seguidores. Por ejemplo, las mujeres musulmanas usan pañoletas para cubrir su cabello, y los hombres judíos usan similarmente  kipá   por expresión religiosa. Otros ejemplos de expresión religiosa incluyen estilos distintos en la ropa y arreglos, collares con cruces, decoración de hogares, y artículos como velas y ornamentos que marcan los días religiosos. Entendiendo que el consumo de estos artículos invita a un análisis basado no solo en preferencias o incentivos, sino basado en la identidad, compromiso y expresión.

 

Los individuos pueden usar los anteproyectos que las normas de consumo brindan en hacer sus propias declaraciones y expresiones de compromiso. Por ejemplo una mujer musulmana es capaz de expresar su compromiso por el color y estilo de su pañoleta y que también cubre su cabello, algunas veces las diferencias triviales en estilo, color y forma de un artículo de consumo podrían crear aparentemente declaraciones significantes sobre la pertenencia religiosa y compromiso. Entre los Arnish, por ejemplo, la forma, el color o incluso el tamaño del sombrero, suéter, bota del pantalón, o vestimenta pueden marcar diferencias sutiles entre los grupos y expresiones de nuestro compromiso.

Algunas veces los compromisos intensos son marcados por patrones mínimos de consumo, como en el caso de los monjes y monjas Budistas y cristianos. Una variedad de factores pueden influenciar tales diferencias en la expresión del individuo, la cual exploraremos con más detalle en la siguiente sección. Las normas de consumo proveen no solo el lenguaje requerido, sino que además las reglas que regulan la comunicación. Estas normas y regulaciones facilitan la comunicación obligando y permitiendo la construcción del significado. Por contraste, restringen el rango de elecciones disponibles para un individuo codificando un mensaje y el rango de interpretaciones disponibles para la audiencia en entenderla. Por ejemplo una mujer musulmana, no p puede uede expresar su compromiso religioso usando pañoleta, sino usando una boina o collar. Similarmente, la audiencia no esta en la libertad para interpretar su pañoleta como una señal de su estatus marital, afiliación política, o identidad étnica. Las normas de consumo incluyen ambas reglas la formal e informal que obligan al rango de elecciones disponibles para la expresión. Lo que importa para ellos no es solo que todo el mundo este de acuerdo, o que los siga, sino que existan simplemente para definir el significado. Su existencia provee un campo de referencia compartido y asunto común para la comunicación. Contrastando ambos fines del canal de comunicación en la misma manera, les permiten a los individuos usar bienes para colocar el mismo significado tan entendido por la audiencia.

 

  Las normas de consumo, como activadoras, facilitan la comunicación abreviando el conocimiento requerido para codificar y decodificar mensajes y restringiendo el rango de elecciones a un grupo más pequeño. Se requiere de menor esfuerzo para comunicar y generar significados que obtienen reacciones deseadas, porque estas normas pueden sustituirse por razonamiento extensivo o deliberación. De este modo las normas de consumo nos asisten para poder con la incertidumbre reduciendo las dimensiones de nuestros problemas de elección. Simplifican el proceso filtrando y condensando el conocimiento requerido llevándolo sobre el tiempo como recuerdo. Ningún individuo tiene que partir de cero o colocar demandas irrazonables en sus poderes cognitivos. Los individuos quienes han limitado

solamente

el

conocimiento

de

las

identidades

religiosas

y

los

compromisos de otros, pueden sin embargo relacionarse los unos con los otros a través de las categorías compartidas intersubjetivamente de la comunicación dada por las normas de consumo.

Existen numerosos ejemplos en los cuales los individuos necesitarían el conocimiento de las otras identidades religiosas de la gente. Muchos de nuestros problemas de elección, oscilan desde las elecciones simples como lo que se sirve a los invitados en la cena hasta las decisiones más importantes como quien se casa hasta el momento, involucran directamente a las otras personas, requiriéndonos estar informados sobre sus características. Algunas veces las características más relevantes e importantes para conocer es la identidad religiosa. De otra manera nos arriesgaríamos haciendo elecciones seriamente erradas y ofensivas, estaríamos en el caso si los invitados que cita eran devotos seguidores de los judíos, musulmanes, o fieles hindúes y usted ha planeado chuletas de cerdo para la cena. Lo que puede ser un asunto trivial para usted podría ser importante para otros. Porque la religión puede ser muy importante en la vida de las personas, siendo cortes y realizando elecciones acertadas requeriría del conocimiento de sus identidades religiosas en coordinar nuestras relaciones

 

con nuestros amigos y compañeros de trabajo, durante nuestro involucramiento en las actividades sociales y políticas, e incluso durante las transacciones de negocio.

Finalmente, si las normas de consumo facilitan la comunicación de la identidad religiosa en las maneras que hemos descrito, entonces esas mismas normas servirían además para fortalecer el compromiso religioso en primer lugar. Podemos pensar de dos formas. Primero, una vez un individuo haya comunicado un compromiso religioso este llegaría a ser más real para el o ella. Aun este no es declarado como una promesa, violar el significado de algo que se ha comunicado podría servir como disuasivo. Desde que algunos compromisos religiosos pueden causar dificultad para seguir, esa disuasión añadida podría ser decisiva. Segundamente, una vez otros sepan de los compromisos religiosos de un individuo, ayudarían al individuo a estar en el camino firme del cumplimiento. El comportamiento

de

santurrón

es

sancionado

con

frecuencia

informalmente informalme nte por otros. Los a amigos migos ayudan algunas veces a

formal

e

no caer en

tentación, incluso si esa tentación no es propia de ellos.

DIFERENCIAS EN LA EXPRESIÓN La existencia de una norma religiosa no solo implic implica a ni garantiza que es siempre cumplida por todos los seguidores de una religión. Solo algunos de los católicos no pueden cumplir estrictamente la cuaresma, algunas mujeres musulmanas no estarían cubriendo su cabello con una pañoleta en público. De aquellas quienes cubren su cabello, es probable que algunas no lo cubran del todo en ocasiones publicas, por ejemplo dejándolo descubierto durante las reuniones entre los amigos cercanos y la familia. Similarmente, es probable que algunos de los judíos estén fallando al cumplir alguna de las restricciones dietarías u otras guías de consumo prescritas por su religión. No todas las religiones en general, utilizan los mismos tipos de normas de consumo para las expresiones religiosas o requieren

 

que sus seguidores las cumplan perpetuamente, incluso cuando lo hacen, no todo el mundo las cumple estrictamente.

Para entender las diferencias en las elecciones religiosas de consumo, podemos separar las influencias en dos categorías extensas: social y personal. Aunque las influencias sociales y personales están mezcladas de manera inextricable, sin embargo es útil separarlas analíticamente. En el nivel social, es posible que existan diferencias sustanciales entre las normas formales e informales de las diferentes tradiciones religiosas.   algunas veces los intentos son hechos para 6

moldear las normas religiosas de consumo con regulaciones formales legales en el comportamiento, tales como las recientes leyes impuestas en Afganistán por el régimen Talibán que les exigió a los hombres dejarse crecer la barba y a las mujeres usar el Burka.7  Mientras que  estas regulaciones buscaban lograr conformidad exigiéndole a todo el mundo manifestar el mismo comportamiento, otras regulaciones han buscado prevenir las desviaciones de la norma deseada prohibiendo algunas formas de expresión religiosa. Por ejemplo, tal como el régimen talibán que introdujo leyes para regular las expresiones religiosas, el gobierno francés ha prohibido recientemente tal expresión en colegios públicos, introduciendo leyes que prohíben pañoletas, kipás, y cruces largas. Aunque estas leyes formales (y paralelas a lo que se cumple en otros países como Irán y Turquía) difieren claramente en sus últimos objetivos y están a favor o en contra de la expresión religiosa, reconocen comúnmente el conocimiento incrustado en estas normas de consumo y reconocen el roll comunicativo del consumo. Quizá son más comunes las diversas normas informales que influencian las decisiones de consumo. La importancia de las normas de consumo informal han variado en gran medida entra las religiones y las sociedades, dependiendo de su antecedente histórico, institucional, político y socio-económico. Estas normas influencian el comportamiento afectando los términos y el valor social de la expresión religiosa. Su influencia en el comportamiento ha llegado a ser 󰀶

Para un análisis de normas sociales, ver Elster (1989). 

 

recientemente un tema cada vez más controversial en el Medio Este y el Este Europeo, donde varios conflictos sociales, culturales, y económicos y las crisis han sido enmarcados en términos religiosos, haciendo a las identidades religiosas más importantes y alternativas atractivas para seculares. Mientras que las identidades religiosas y su cuidado en la comunicación fueron además importantes en el pasado o en sociedades tradicionales, la importancia y el valor de la expresión religiosa ha disminuido en las sociedades seculares y económicamente avanzadas, las identidades religiosas están siendo remplazadas gradualmente por más seculares. De este modo dentro de cada tradición religiosa, ambos tanto la naturaleza de estas normas y el valor de seguir o desviar de ellos puede variar sistemáticamente a través del tiempo o de las sociedades.

Aunque al estudiar las diferencias en las normas formales e informales podemos entender como el consumo religioso puede variar sistemáticamente entre las diferentes sociedades y religiones, estas diferencias no brindan una explicación completa de por qué los seguidores de la misma religión en el espacio idéntico y condiciones temporales pueden manifestar un comportamiento de consumo diferente. Para eso necesitamos examinar las influencias en las elecciones de consumo a nivel personal.

Las numerosas diferencias entre los individuos pueden afectar la elección, categorizando desde el antecedente y la crianza hasta las creencias y preferencias. Aunque las teorías estándar de elección económica dejan típicamente estas diferencias fuera de análisis como pertenecientes a la formación de la función de utilidad, ha existido un progreso hacia el entender la elección en un nivel más profundo de los acercamientos alternativos7.  Dos de estos acercamientos  son particularmente relevantes para entender las diferencias en las decisiones religiosas de consumo. El primero no se enfoca en las preferencias o la utilidad sino en otros factores, tales como el compromiso para una identidad 󰀷

 Para

el enfoque el enfoque eco económico nómico estándar estándar para las preferencias, preferencias, ver Stigler y Becker (1977).

 

religiosa, el cual puede afectar además la elección. Adoptando tal a acercamiento, cercamiento, hemos examinado previamente la elección como influenciada por la intensidad del compromiso para una identidad religiosa. (Cosgel and Minkler, 2004). Desde que las personas varían en su nivel de compromiso, sus elecciones de consumo reflejaran ese compromiso. Dada la misma necesidad para expresar la identidad religiosa de uno, la persona con un compromiso mayor seguirá más cercanamente la norma de consumo prescrita, y todo lo demás igual.

Otro acercamiento que nos puede ayudar a analizar la dimensión comunicativa del consumo es usar el concepto de utilidad expresiva, derivada de expresar una creencia o preferencia, como una de los componentes separables de la función de utilidad. Este concepto ha sido utilizado recientemente para explicar varios fenómenos en economía, categorizando desde la preferencia de la falsificación hasta el discurso y los crímenes odiados. (Kuran, 1995; Dharmapala y McAdams, 2002). En nuestro contexto, la utilidad expresiva puede ser interpretada como la utilidad ganada de expresar una identidad religiosa a través del consumo. Los individuos podrían tener diferentes creencias religiosas y compromisos, y su utilidad expresiva de consumir bienes podría ser además diferente. Incluso los seguidores de la misma religión en ambientes idénticos podrían elegir de esta manera bultos de consumo diferentes de la misma forma como balancean su propia utilidad expresiva en contra del costo y beneficios impuestos por el ambiente social.

ADVERTENCIAS Y DISCUSÍON En esta sección ofrecemos algunas advertencias para prevenir malos entendidos, colocando

nuestro

argumento

en

contextos

propios,

y

discutimos

sus

implicaciones para el análisis económico de consumo. Primero, es importante

 

enfatizar que la explicación dada aquí es lógica y conceptualmente distinta de la ofrecida por Iannaccone (1992). Recuerda que el crea el problema de free-riding en clubes centrales para su análisis. En contraste, tratamos el problema como una de las identidades religiosas comunicativas de uno. Por tanto, mientras ambos explican los mismos tipos de elecciones consumo, nosotros lo hacemos en diferentes maneras. Además, mientras una literatura enorme ha emergido de la idea de las señales originadas por Spence (1973), la comunicación del tipo que describimos es diferente porque no esta basada en el incentivo. Las señales proveen información en contextos de selección adversa donde los individuos podrían tratar de otra manera de distorsionarse ellos mismos. En contraste, aquellos que tratan de expresar una identidad religiosa no tienen tal incentivo o agenda.

Segundo, no direccionamos primariamente los orígenes o las intenciones de las normas de consumo religioso sino una de sus funciones en las sociedades de hoy. Los orígenes de numerosas normas se atribuyeron comúnmente a que una religión es con frecuencia desconocida o podría estar basada en historias orales no confiables. Además, cuando la intención original de una norma podría estar incluso explícita y controversialmente afirmada en las sagradas escrituras, su función actual puede estar lejos de ser removida de la intención original. Por ejemplo, los origines o los desenlaces intentados de la prohibición del interés por el Islam o las restricciones en la dieta por muchos religiosos no son bien conocidos ni comúnmente entendidos por todos los seguidores. Aunque seria importante para una variedad de propuestas determinar los orígenes y las intenciones primarias de una norma de consumo religioso, es un objetivo aparte o quizá igualmente importante para entender su función comunicativa en una sociedad. Es ciertamente importante determinar los orígenes históricos, sociales y espirituales del por qué las mujeres musulmanas cubren su cabello y examinan si la intención original de esta norma fue lograr modestia o distinción. Que el origen y la intención primaria de esta norma podría ser confuso no cambia el hecho, sin embargo, esas maneras de cumplir crean una declaración sobre la identidad

 

religiosa y compromiso. Incluso cumpliendo la norma medio bondadosamente o refutando para cumplirlo en conjunto las declaraciones hechas. Tomando los orígenes de estas normas como dados, nos enfocamos en como facilitan la expresión religiosa.

Tercero, el efecto de las creencias religiosas en el consumo presenta un serio reto para la suposición fundamental sobre la independencia entre las creencias y preferencias 8. Mientras que la teoría estándar o la elección racional consideran las creencias como separadas de las preferencias, el análisis de elección como expresión de identidad religiosa y el compromiso sugiere la presencia de una relación complicada entre ellos. Para una decisión de consumo intangible, un individuo necesita considerar no solo sus propias preferencias para los bienes sino las normas religiosas relevantes junto con las creencias y las percepciones de otros individuos. Sus decisiones (el/ella) involucran más que una simple traducción de las preferencias personales para las elecciones de consumo. De este modo un análisis apropiado de estas decisiones requiere un acercamiento que no lleva a las decisiones de consumo como un simple desenlace de un problema de maximización sino que además estudia como las decisiones de consumo comunican información sobre identidades y compromisos.

Por último, las normas no son el único medio para la expresión religiosa, y son más que la expresión de identidad religiosa. Adicional a estas normas, una variedad de otros fenómenos verbales y no verbales existen para facilitar la expresión. Sumado a expresar identidad, estas normas asisten además en tales asuntos como compromiso, grupo de cohesión y reclutamiento de miembros. Enfocándonos en la comunicación de identidades religiosas, buscamos solamente resaltar una dimensión subestudiada de consumo.

󰀸

 Para

las diferentes diferentes perspectivas y retos en la independe independencia ncia entre creencias y preferencias , ver Sagoff (1986), Co"gel (1994), y Hausman y McPherson (1994).

 

 

OBRAS CITADAS Akerlof, George A. and Rachel E. Kranton (2002) “Identity and Schooling: Some Lessons for the Economics of Education,”  Journal of Economic Literature 40: 1167-1201. Barro, Robert and Rachel M. McCleary (2003) “Religion and Economic Growth,” NBER Working Paper Series, Working Paper 9682. Burke, P. J. and Reitzes, D.C. (1991) “An Identity Theory Approach to Commitment,” Social Psychology Quarterly 54: 239-51. Co"gel, Metin M. (1992) “Rhetoric in the Economy: Consumption and Audience,” Journal of Socio-Economics 21: 363-77. Co"gel, Metin M. (1994) “Audience Effects in Consumption,” Economics and Philosophy 10: 19-30. Co"gel, Metin M. (1997) "Consumption Institutions," Review of Social Economy, 55(2): 15371. Co"gel, Metin M. and Lanse Minkler (2004) “Rationality, Integrity, and Religious Behavior,”  Journal of Socio-Economics forthcoming. Dharmapala, Dhammika and Richard H. McAdams (2002) “Words that Kill: An Economic Perspective on Hate Speech and Hate Crimes,” Paper presented at the 2002 American Law and Economics Association meetings. Douglas, Mary and Baron Isherwood (1979) The World of Goods, New York: Basic Books. Elster, Jon (1989) "Social Norms and Economic Theory." Journal of Economic Perspectives 3: 99-117. Goffman, Erving (1959) The Presentation of Self in Everyday Life . Garden City, NJ: Doubleday Anchor Books. Hausman, Daniel and Michael McPherson (1994) “Preference, Belief, and Welfare,”  American Economic Review 84(2): 396-400. Iannaccone, Laurence R. (1992) "Sacrifice and Stigma: Reducing Free-Riding in Cults, Communes, and other Collectives." Journal of Political Economy 100 (2): 271-292. Iannaccone, Laurence R. (1998) “Introduction to the Economics of Religion,” Journal of  Economic Literature 36: 1465-96. Kuran, Timur (1995) Private Truths, Public Lies. Cambridge, MA: Harvard University Press. Kuran, Timur (2004) Islam and Mammon: The Economic Predicaments Pred icaments of Islamism . Princeton: Princeton University Press, forthcoming. Langlois, Richard N. (1993) “Orders and Organizations: Toward an Austrian Theory of

 

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