Identidad Dominicana
Short Description
Download Identidad Dominicana...
Description
IDENTIDAD DOMINICANA Y LA INMIGRACION HAITIANA ¿Quiénes somos los dominicanos?, ¿Cuál es nuestra identidad? ¿Cuáles son nuestras raíces?
Identidad Dominicana La identidad de una población o una persona en particular podría decirse que consiste en la diferenciación que un individuo es capaz de establecer entre él y otros individuos con quienes se relaciona socialmente. Esta identidad al tratarse de manera individual básicamente se construye mediante la interacción de la persona con sus familiares, amigos y relacionados. Así mismo la identidad colectiva proviene de la convivencia que establecen los seres humanos en relación a algo que les hace auto-reconocerse como pertenecientes a una colectividad. A causa de que la identidad ya sea individual o colectiva no se relaciona con un solo efecto, existen muchas posibilidades de identidad en un individuo o conjunto. Debido a esto una persona no tiene solo una identidad, sino varias, siendo estas abiertas a variaciones e innovaciones, así como a negaciones, por lo tanto de la misma manera que un individuo recibe de los colectivos, este también influye en ellos. Con respecto a las poblaciones, estas experimentan diferentes amplitudes de identidades, como son: la identidad étnico-racial, religiosa, nacional y regional, todas estas presentes en la cultura dominicana. La identidad cultural dominicana tiene sus orígenes en los tiempos de la colonización española, cuando los hijos de los españoles, así como los descendientes de los esclavos africanos empezaron a sentirse distintos a sus progenitores, al lugar de origen de estos, sus costumbres, pensamientos y formas de sentir. Posiblemente estos procesos tuvieron inicio con el cimarronaje desde mediados del 1500, cuando los residentes de la colonia de Santo Domingo se sentían diferentes a los piratas, corsarios y filibusteros y se organizaban en brigadas para expulsarlos del territorio que consideraban suyo. Mas tarde a esto se suman las consecuencias de las Devastaciones de Osorio en 1605,
la fundación de villas, centros de cultura negra, la desaparición de la esclavitud de plantación, más todo un proceso que pasa por la proclamación de la independencia en 1844 hasta la Guerra de la Restauración en 1863. Todo esto fue produciendo factores de identidad que trascendían las bases étnico-raciales y sociales. Un elemento determinante en la formación de la identidad dominicana en sus comienzos fue la pobreza generalizada, que acercó a esclavos y a libres, a negros y blancos, disminuyendo el peso de la esclavitud, facilitando el matrimonio entre personas de ámbitos distintos y contribuyendo a que se originaran ideas de comunidad. A medida que el sistema de esclavitud fue pasando a un segundo plano en la economía de la época, los dominicanos se fueron identificando como libres. Es aquí cuando comienza a surgir una autentica identidad dominicana. En el proceso de construcción de la identidad cultural dominicana impactó el episodio de que la nación empezó a contraponer aspectos de su propia identidad como el idioma al momento de la abducción del dominio haitiano. El pueblo dominicano al lograr su independencia separándose de Haití tuvo la necesidad de crear un núcleo ideológico que permitiera diferenciarlo de ese país, de esta manera la élite de poder dominicana se opuso tenazmente a todo vinculo con el antagonista Haití, apoyándose en un sentimiento de reafirmación patrio. Esto tuvo como consecuencia la negación de la herencia africana, ya que se entendía que negándola se descomponía la conexión con la nación haitiana. Esto condujo paradójicamente a la manifestación de mecanismos de identidad colectiva que reforzaban la creencia de corresponder al linaje de blancos. Y es así como surge el calificativo de indio, actuando como un recurso de evidencia de la naturaleza de la diferencia. Al utilizar esta denominación, los dominicanos concientes de que no eran blancos, aun así anhelaban esta condición digna o decente que se reconocía en ellos. Al momento en que se da la negación de la herencia africana, al mismo tiempo se sobrevaloran los símbolos hispanos como la fe católica, el sentido de patria y libertad. Este afán del pueblo dominicano de considerarse español pone de lado su esencia de pueblo caribeño que ha criollizado sus herencias africanas a través de la historia. Sin embargo en la cultura dominicana encontramos fuertes lazos con su origen africano como en la música, la comida y muchas veces inclusive en la espiritualidad.
Los dominicanos últimamente han radicado en un proceso de madurez sobre su identidad que ha llevado a muchos a la búsqueda y reconocimiento de su herencia africana. En este proceso han actuado de manera importante los intelectuales no prejuiciados, los grupos culturales, las enmiendas educativas, así como los inmigrantes dominicanos residentes en Estados Unidos que reciben un trato como afro-americanos comenzando a reconocer así su africanidad. El reto de la problemática de la identidad dominicana consiste hoy en que se edifiquen de manera consciente nuevos conceptos de identidad colectiva que ayuden a delimitar en relación a ellas proyectos de cambio que den lugar a una sociedad modelada por la democracia, el desarrollo cultural, la equidad social y la consumación de los objetivos universales de la comunidad.
Inmigración Haitiana La República Dominicana, desde siempre, ha sido sitio clave para la inmigración extranjera, gracias a su punto geográfico y a las facilidades o falta de restricciones migratorias
del
país.
La inmigración es
el cambio de
residencia
de
una persona o grupo de personas de una región o país a otro, desde el punto de vista del lugar de destino de los desplazados. El origen histórico de la inmigración haitiana a territorio dominicano se encuentra en la utilidad o ventaja comparativa de la industria azucarera dominicana que representa la disponibilidad de una vasta fuente de mano de obra barata. La mano de obra haitiana resultaba ser módica debido a las condiciones económicas y de mercado presente y a la osadía que originaba la falta de alternativas, incluso frente a condiciones de vida indigentes. Los vínculos entre Haití y República Dominicana siempre han estado marcados por el conflicto y la confrontación, una situación heredada desde los tiempos de la colonización. Un hecho relevante que ha contribuido a estas relaciones conflictivas fue la ocupación haitiana en territorio dominicano por 22 años. Al independizarse los dominicanos
de
Haití,
las
posteriores
conexiones
estuvieron
marcadas
por
confrontaciones y perturbaciones políticas que distorsionaban los objetivos de paz entre los vecinos países.
Durante la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo (1930 – 1961) se construyó en Rep. Dominicana una ideología anti-haitiana en la que se produjeron muchos estereotipos y prejuicios, acompañados de los supuestos propósitos expansionistas de los haitianos, distorsionando el hecho de la inmigración haitiana como una estrategia de reocupación del territorio dominicano. La ocupación Norteamericana en Haití en 1915, guarda una estrecha proporción con el carácter y el comprendido migratorio desde ese estado hacia la República Dominicana. Después de la Ocupación Norteamericana en 1915, la ocupación de la isla por la marina de los Estados Unidos, el fenómeno migratorio logró fisonomías disímiles y un nuevo contenido. Todo el capital de Wall Street se propuso cambiar la Cuenca del Caribe en una gran plantación de caña. Las circunstancias histórico-sociales y económicas en Cuba, República Dominicana y Puerto Rico, permitieron realizar una empresa de similares extensiones. Pero en Haití, diversos agentes estructurales, en particular la propiedad de la tierra, frenaron la ejecución de este propósito. En este contexto, para no perder una mano de obra barata y sortear nuevas revoluciones agrarias, los norteamericanos indujeron y animaron la salida temporal de los trabajadores agrícolas hacia los ingenios azucareros en Cuba y Santo Domingo. Todo esto trajo como consecuencia la devaluación general de la mano de obra haitiana al fundar una serie de prejuicios que hacían del haitiano un ser inferior y un trabajador al cual se le daba ingreso al mercado laboral por razones humanitarias, corriendo los dominicanos el riesgo de absorber las supuestas influencias negativas de una población considerada "primitiva". Al mismo tiempo, se desplegó un proceso de etnización de los inmigrantes haitianos al ser desacreditados como buenos para realizar únicamente aquellos trabajos no deseados por los dominicanos. La nueva inmigración haitiana, que empezó a trazarse desde la última etapa de los años setenta, exhibe características que la distan del pasado, en el orden en que ya no existen los elementos restrictivos de limitación gubernamental.
Los nuevos mecanismos de limitación maniobran mediante las repatriaciones con el designio de retraer a los ilegales de ingresar o permanecer en el territorio. Al presente, éstos no solo emplazan el área laboral azucarera, sino también, el área de construcción, chiriperos y además, se prostituyen. Los obreros haitianos componen más del 50% de los trabajadores agrícolas en la manufactura de café y arroz, desplazando progresivamente a los dominicanos, como fuente de mano de obra barata. El 28 de septiembre de 1937, se inició al sur de Dajabón, la aniquilación de los vecinos haitianos. Estos fueron asesinados atrozmente con cuchillos, palos y machetes con la finalidad de que pareciese una revuelta llevada a cabo por campesinos dominicanos; aumentándose y propagándose a partir del 2 de octubre. Entre 12,000 y 25,000 nacionales haitianos fueron liquidados en esta matanza, las cantidades no son exactas debido al clima de especulación predominante en la época. Los actores de esta masacre fueron militares y algunos presidiarios de confianza. La población civil en ningún momento se unió, como se intentó fundamentar después, virtualmente, muchos civiles trataron de esconder nacionales haitianos en sus viviendas. El Presidente Vincent estaba temeroso de que con cualquier divulgación al respecto insultaba a Trujillo, lo que incitaría una embestida a su nación. Los inmigrantes haitianos no están protegidos por el Código de Trabajo vigente en la República Dominicana, ni por ninguna otra disposición constitucional. El compromiso de la fuerza laboral haitiana en la industria azucarera, en la recogida de café, cacao y arroz y en la construcción, pone de manifiesto el agudo índice de haitianos radicados en la República Dominicana y el papel que lideran en las distintas áreas de la economía nacional. El carácter ilegal de los inmigrantes haitianos en la República Dominicana comprende tres tipos: 1. El haitiano que penetra a la República por la frontera. 2. El inmigrante haitiano que llega a la República por vía legal a trabajar en uno de los ingenios, pero luego terminada la zafra, o antes de terminar la misma, se escapa del ingenio.
3. Los haitianos hijos de inmigrantes que nacen en le República, hijos de madres dominicanas, que carecen de documentación alguna, y luego crecen convirtiéndose también en inmigrantes haitianos apátridas. Respecto a la nacionalidad, la Constitución Dominicana establece lo siguiente: Artículo 18.- Nacionalidad. Son dominicanas y dominicanos: 1) Los hijos e hijas de madre o padre dominicanos; 2) Quienes gocen de la nacionalidad dominicana antes de la entrada en vigencia de esta Constitución; 3) Las personas nacidas en territorio nacional, con excepción de los hijos e hijas de extranjeros miembros de legaciones diplomáticas y consulares, de extranjeros que se hallen en tránsito o residan ilegalmente en territorio dominicano. Se considera persona en tránsito a toda extranjera o extranjero definido como tal en las leyes dominicanas; 4) Los nacidos en el extranjero, de padre o madre dominicanos, no obstante haber adquirido, por el lugar de nacimiento, una nacionalidad distinta a la de sus padres. Una vez alcanzada la edad de dieciocho años, podrán manifestar su voluntad, ante la autoridad competente, de asumir la doble nacionalidad o renunciar a una de ellas; 5) Quienes contraigan matrimonio con un dominicano o dominicana, siempre que opten por la nacionalidad de su cónyuge y cumplan con los requisitos establecidos por la ley; 6) Los descendientes directos de dominicanos residentes en el exterior; 7) Las personas naturalizadas, de conformidad con las condiciones y formalidades requeridas por la ley. Esta constitución es muy clara y precisa en cuanto a la obtención de la ciudadanía dominicana, en donde los inmigrantes ilegales no tienen cabida. De los haitianos que
viven en la República Dominicana el 90% habita en forma ilegal. Es intrascendente la cifra de inmigrantes haitianos residentes de forma legal. La presencia haitiana en la República Dominicana esta forjando una cadena de fenómenos sociales y culturales. Los dominicanos tratan de ignorar este colectivo aun cuando dicen que en su país no se establece menosprecio alguno por los hombres, en razón del color de su piel, sin embargo, a los haitianos se les considera inferiores en virtud de que la generalidad son negros. Esta actitud puede concebirse cono la secuela de las relaciones históricas conflictivas entre los dos países y como producto de un prejuicio racial paradójico por una población dominantemente mulata y negra. El prejuicio racial es una representación de expresión de la conciencia social de las clases
dominantes
en
el
cuadro
trascendente
de
su
acción
y
de
sus
intereses materiales. Es decir, el prejuicio racial es fruto de las conciernas materiales predominantes y se presenta como idea de las clases sociales absolutistas. Muchos dominicanos han sido educados bajo la posición ideológica de que es buen dominicano y nacionalista aquel que aborrece al haitiano. La inmigración haitiana esta induciendo un numero importante de fenómenos culturales en la Republica Dominicana. La mayoría es estos fenómenos están disimulados por una especie de enigma o de prohibición para la masa de los dominicanos. El Vudú como fenómeno político-religioso-cultural y el Gaga como estrado de reputación son abordados como expresiones de un pueblo en el destierro, a la vez que enlazan con algunos de los nervios del género social y cultural dominicano. A pesar de que los haitianos han venido en busca de trabajo para tratar de reparar su situación social, con esta acción van poco a poco desplazando a los dominicanos. En un principio estos solo se consagraban al corte de caña de azúcar, pero ahora se han ido penetrando más en las distintas actividades económicas del Estado dominicano, como son el arroz, el café y el cacao. Los haitianos nos han ido invadiendo, y todo esto se debe fundamentalmente a que nuestros gobiernos no han sabido lidiar correctamente con estos inmigrantes. El único gobierno que se ocupó con el caso de la inmigración haitiana fue el régimen de Rafael Leonidas Trujillo, aunque, en la forma en que se manejó no fue la más considerada. Los haitianos han ido sustituyendo la mano de obra dominicana, porque estos ejecutan
trabajos que los dominicanos no hacen, esto tomando el cuenta el bajo salario ofertado por estas labores. Existen diferentes organismos que luchan por la defensa de los derechos humanos de los haitianos en el país. Una de estas es MUDHA presidida por la activista dominicohaitiana Sonia Pierre. MUDHA es una organización No gubernamental cuyos fines están vinculados al desarrollo integral de la población dominicana de ascendencia haitiana, promoviendo su participación en el proceso de defensa de los derechos humanos y civiles por el reconocimiento de su condición de minoría étnica. Esta acción integral procura además desarrollar la capacidad autogestionaria de la institución y de la población meta incorporando una estrategia educativa que permita a los/as beneficiarios / as acceder a nuevas e innovadoras opciones laborales que mejore su nivel de ingresos y con ello acercarse a un vida más justa. Estas organizaciones tienen a su vez programas de derechos humanos y asistencia legal a los haitianos residentes en República Dominicana. Entre las denuncias que estos organismos emiten esta el de la condición de la juventud dominico-haitiana en el país que trata de lo siguiente: Artículo Denuncia Derechos Humanos. MUDHA La juventud dominico haitiana atraviesa por situaciones desde la negación de el acta de nacimiento que es un documento tan importante para realizar una vida social y digna en la tierra que los vio nacer le son negados por parte de las autoridades alegando que sus progenitores son haitianos y así de esta forma pasan el estatus migratorio de los padres a los hijos. La juventud dominico haitiana se ve envuelta en una serie de problema ya que al no tener dicho documento se encuentra en un limbo jurídico con los mas agravantes problemas de que no pueden estudiar , no tienen acceso a los servicios de salud , ni a una cedula de identificación , ni al voto entre otras cosas. Los jóvenes y los niños/as que nacen y al momento de su nacimiento recibieron este documento hoy en día se les esta anulando. Peor aun sin previo aviso de que sus documentos están en un proceso de anulación estos vienen a saber de lo que esta ocurriendo cuando se presentan a solicitar una certificación a donde sean
acostumbrados a asistir y allí una persona les dice que no puede porque sus papeles están en proceso de investigación. Sus años de estudio a donde irán muchos tienen sus negocios y casas que a base
de
sacrificios muchos de ellos han construido que va a pasar seremos muertos civiles y reconocerán que somos dominicanos. Artículo sobre el caso Sonia Pierre. Haití-República Dominicana: El ‘caso de Sonia Pierre’ Haití-República Dominicana: El "caso de Sonia Pierre" y sus implicaciones para los/as Dominicanos/as de ascendencia haitiana, Haití, la Comunidad internacional y la identidad dominicana A finales del pasado mes de marzo, la Junta Central Electoral dominicana (JCE) anunció que solicitaría a la Justicia dominicana la anulación del acta de nacimiento de la activista de Derechos Humanos Sonia Pierre, porque, según las autoridades de dicha institución del Estado dominicano, "hubo irregularidad en la emisión de este documento, expedido en 1963". Este caso reconocido como el "caso de Sonia Pierre" representa no sólo un golpe fuerte contra la directora ejecutiva del Movimiento de Mujeres Domínico-haitianas (MUDHA), sino que acarrea también grandes implicaciones para los/as Dominicanos/as de ascendencia haitiana, para Haití y la Comunidad internacional y plantea la delicada problemática de la identidad dominicana. Implicaciones para Sonia Pierre y su familia Poco después de escuchar el anuncio de la JCE acerca de las investigaciones que se están llevando a cabo sobre la supuesta ilegalidad de su acta de nacimiento y sobre la posible anulación de la misma por parte de las autoridades judiciales, Sonia exclamó: "Nunca pensé que pudieran llegar tan lejos". Desde entonces, varias personas y organizaciones a través del mundo han manifestado su solidaridad con la líder de MUDHA quien recibió, el año pasado en la ciudad de Nueva York, el premio Robert Kennedy de Derechos Humanos por su trayectoria en la
lucha por la defensa de los derechos humanos de los/as migrantes haitianos/as y sus descendientes en República Dominicana. Al mismo tiempo, no han dejado de subrayar que "esta acción pone a Sonia y a su familia en una situación de extrema vulnerabilidad, exponiéndolos al riesgo de expulsión". Además de estos ataques "legales" desatados en contra de ella por las autoridades dominicanas bajo la instigación del poderoso sector de los nacionalistas, Sonia ha sido en varias ocasiones objeto de amenazas y ataques de parte de agresores/as civiles. De la misma manera, sus hijos han sido víctimas de actos de discriminación e intimidación en sus actividades cotidianas. Implicaciones para los/as Dominicanos/as de ascendencia haitiana El "caso de Sonia Pierre" ha creado un clima de pánico entre los/as descendientes de migrantes haitianos/as en República Dominicana que empiezan a preocuparse seriamente por su futuro. Según ellos/as, si Sonia Pierre no es dominicana, ellos y ellas tampoco lo son: basta que un día las autoridades de la JCE decidan abrir unas supuestas "investigaciones" sobre la ilegalidad de sus actas de nacimiento para que se les arrebate su nacionalidad, su ciudadanía y sus derechos y así se vean expuestos/as a la deportación. Su situación y la de sus hijos/as se está aproximando cada vez más a las condiciones precarias y vulnerables de los/as migrantes haitianos/as indocumentados/as. Implicaciones para Haití Se puede entrever las implicaciones que tendría esta posible práctica "legal", que están instituyendo las autoridades dominicanas en contra de los/as Dominicanos/as de ascendencia haitiana, para Haití.
En primer lugar, los derechos de los/as migrantes haitianos/as estarían más vulnerados en República Dominicana y ellos/as tendrían sobradas razones para temer por sus vidas. En segundo lugar, se desencadenarían expulsiones masivas hacia Haití de ciudadanos/as dominicanos/as, muchos/as de los cuales seguramente habrán perdido ya el lazo con sus raíces haitianas y sus ancestros, lo que agudizaría más en el país la crisis humanitaria y social, la inestabilidad y la degradación de la situación socioeconómica y constituiría además un conflicto de talla internacional.
Actitud República Dominicana ante el Terremoto de Haití del 12 de enero 2010 El terremoto de Haití de 2010 fue registrado el 12 de enero de 2010 a las 16:53:09 hora local (21:53:09 UTC) con epicentro a 15 Km. de Puerto Príncipe, la capital de Haití. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, el sismo habría tenido una magnitud de 7,0 grados y se habría generado a una profundidad de 10 kilómetros. También se ha registrado una serie de réplicas, siendo las más fuertes las de 5,9, 5,5 y 5,1 grados. La NOAA descartó el peligro de tsunami en la zona. Este terremoto ha sido el más fuerte registrado en la zona desde el acontecido en 1770. El sismo fue perceptible en países cercanos como Cuba, Jamaica y República Dominicana, donde provocó temor y evacuaciones preventivas. Los efectos causados sobre este país, el más pobre de América Latina, han sido devastadores. Los cuerpos recuperados a 25 de enero superan los 150.000, calculándose que el número de muertos podría llegar a los 200.000.También habría producido más de 250.000 heridos y dejado sin hogar a un millón de personas. Se considera una de las catástrofes humanitarias más graves de la historia. En República Dominicana, como consecuencia del terremoto, fue dada una alarma de tsunami, y la Comisión de operaciones de emergencia (COE) cerró las plazas comerciales en la capital, Santo Domingo, y tomó previsiones a lo largo de las franjas litorales y en la frontera haitiana. En la madrugada del día siguiente, el presidente dominicano Leonel Fernández convocó una reunión de emergencia para reunir una delegación de ayuda para Haití, la cuál incluyó asistencia para la salud, la electricidad, el agua, la infraestructura, y el refuerzo militar.
El mecanismo de ayuda dominicana envió alimentos, agua embotellada, y la maquinaria pesada para ayudar en la remoción de escombros. Los hospitales en la provincia de Barahona fueron puestos a disposición, así como el aeropuerto para recibir la ayuda que sería distribuida a Haití. Personal del COE atendió más de 2.000 heridos, y el instituto dominicano de las telecomunicaciones (Indotel) ayuda para restaurar los servicios de telefonía. La Cruz Roja Dominicana y la Cruz Roja Internacional han estado coordinando los servicios de atención a la salud. República Dominicana también ha sido el punto de aterrizaje para representantes en el extranjero que han venido cubrir la tragedia. Además de los esfuerzos del gobierno, muchos dominicanos se han unido a la causa en centros de acopio, mientras que otros han ofrecido planes privados y otros materiales destinados para Haití.
View more...
Comments