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Ibn Arabi El tratado de las luces o el libro del viaje nocturno Dijo el maestro, el Iman, el Sabio, el Eminente, el Pleno, el Verificador, el Profundo, el Revivificador del Din, Gloria del Islam, Lengua de las Realidades, Signo del Mundo, Ejemplo para los más grandes, Maravilla del tiempo, el Singular de su época, Abu Abdillah ben Alí ben Muhammad ben al-‘Arabi at-Taí alHatimí al-Andalusí: Alabado es Aquel que ha dispensado el intelecto después de haberlo creado sin ejemplo anterior, que ha establecido la trasmisión del conocimiento y proclamado como norma, a El pertenece toda bondad, generosidad, fuerza y poder. No hay realidad sino El, Seńor del Trono Sublime. Y Allah bendiga a quien por El mostró los vestigios de la rectitud y que hizo resplandecer la luz con la que Allah guía o pierde a quien desea, Allah le bendiga y otorgue paz, así como a su familia pura y a sus seguidores en la excelencia hasta el fin de los tiempos. Respondo a tu pregunta, querido hermano, acerca del modo en que se realiza el viaje hasta el Seńor de los Mundos, la forma de llegar a su presencia y cómo retornar con El desde junto a El al mundo de su creación sin caer en el abandono y la separación, pues debes saber que en la existencia no hay más que Allah, sus atributos y sus actos. El Todo es El, por El, desde El y hacia El. Si se ocultase al Mundo el instante de un parpadeo éste se extinguiría de una sola vez, así su permanencia es por su custodia y su mirada, pero es tan intensa la manifestación de su luz que la percepción es cegada y es por lo que se denomina a su manifestación Velo. En primer lugar te dejaré aclarado la forma del viaje hasta El, Allah te dé energía, y después la manera de llegar y detenerte entre sus manos, sentarse en la alfombra de su contemplación y el oído a su discurso. Por último explicaré cómo retornar de junto a El a la presencia de sus actos con El y hacia El y consumirte en El. Debes saber que este es un estado distinto al del retorno. Conoce, generoso hermano, que los caminos son múltiples y los caminos del Real, singulares y los viajeros por el camino del Real únicos. Aunque el sendero del Real sea uno, tiene aspectos diferentes de acuerdo a las circunstancias de quienes lo siguen, es decir, según la moderación de sus temperamentos o su aberración, la intensidad de la constancia de sus motivaciones, la fuerza de su espiritualidad o bien su debilidad, la rectitud o declinación de su voluntad, lo correcto o incorrecto de sus pasos. Entre ellos los encontrarás que integran todos los aspectos o bien cuentan con sólo algunos, y así hallarás quien posee una notable espiritualidad pero que no le acompańa el temperamento adecuado y así el resto. Lo primero que se determina para que te mostremos es el conocimiento de las “patrias” (mawatin), cuantas son y qué quiero decir al referirme a ellas aquí. Debes saber que la “patria” es un modo de expresar el locus de los momentos de los wirds que te establezcas. Te es imprescindible saber lo que el Real desea de ti en esa patria para que tomes la iniciativa sin demora ni fatiga. Las patrias aunque son en gran número pueden reducirse a seis esenciales.
La primera es la patria que corresponde a las palabras: “żAcaso no soy Yo vuestro Seńor?”, de la que nos hemos separado. La segunda patria es el mundo inmediato, donde estamos ahora. La tercer es la patria ístmica, destino de grandes y pequeńos después de la muerte. La cuarta es el reestablecimiento en la Tierra del Desierto y la devolución al comienzo. La quinta es el Jardín y el Fuego. La sexta es la Colina de fuera del Jardín. En cada una de estas patrias hay lugares que son patrias en las patrias. La capacidad humana es imponente para cumplir con todas ellas por su abundancia. Para este tema no necesitamos hacer referencia más que a la patria del mundo inmediato que es el lugar en la determinación de la responsabilidad, la prueba y los actos. Debes saber que las gentes desde que fueron creadas por Allah y extraídas de la no-existencia a la existencia no dejan de ser viajeros y no abandonan sus monturas sino en el Jardín o en el Fuego. Cada Jardín y cada Fuego es según sus moradores. Es imprescindible a todo ser dotado de inteligencia saber que el viaje está colmado de penalidades, privaciones, pruebas y desgracias, que es un continuo superar peligros y temores inmensos, por ello es impensable encontrar durante él ningún tipo de bienestar, seguridad o placer: las aguas son de sabor alterable y los vientos siguen direcciones opuestas. Las gentes de cada aguada son diferentes a la de la anterior. El viajero cuando alcanza la madurez de la corrección necesita encontrarse con los sabios de cada estación y permanecer junto a ellos una noche o una hora para después continuar su camino. żCómo puede concebir el descanso por quien es éste su destino? No aducimos lo último expresado con la intención de referirnos con tono reprobatorio a los buscadores del bienestar en el mundo y cuya única aspiración es reunir sus despojos, pues éstos son para nosotros tan insignificantes y dignos de desprecio que no merece la pena que nos dediquemos a ellos o prestarles la más mínima atención. Nuestra alusión está dirigida en realidad a otra actitud, a la de que ellos que se apresuran a encontrar el placer de la contemplación en una patria a la que no corresponde ese estado, o bien aquellos que desean la extinción del ego en su lugar en que no conviene, o consumirse en el Real a través del diluirse de los mundos. Las gentes de nuestra élite rechazan estas inclinaciones por entender que entrańan una pérdida de tiempo y un rebajamiento del grado, un tratar la patria del momento con descortesía que conlleva la pérdida de su verdadera realidad. Así, el tiempo de la extinción en el Real supone previamente el abandono de un estado superior a aquel en el que todavía se encuentra pues la Manifestación va de acuerdo al conocimiento y a su imagen y aún el aspirante no ha alcanzado el conocimiento por El y desde El en su combate interno y en su preparación durante el tiempo primero,
por ejemplo, y ya desea contemplarlo en el tiempo segundo, pero entonces sólo contemplará la imagen de su conocimiento que se estableció en el tiempo primero. Con ello no ha conseguido mas que trasladarse del conocimiento a su determinación, sin que la imagen deje de ser la misma. Por ello ha alcanzado lo que le convenía retrasar para que se efectuara en su patria que es la última de las moradas donde no hay acción. Lo que realmente se te aconseja es que durante el tiempo de tu contemplación seas dueńo de tus actos externos a la vez que recibas la ciencia de Allah internamente. Aumenta en belleza y bondad tu espiritualidad buscadora de Allah y mejora tu sentido individual que no deja de exigir su parte. La sutileza humana surgirá de acuerdo a la imagen de su ciencia y los cuerpos se extenderán sobre las imágenes de su acción según su bondad o maldad. Sólo cuando te separes del mundo de la responsabilidad, patria de las escalas y los accesos, recogerás los frutos de tu huerto. Si has comprendido lo anterior debes saber que Allah nos refuerza con su energía, que si quieres acceder a la presencia del Real y tomar de El sin mediación alguna, intimar junto a El, no se realizará tu deseo mientras en tu corazón haya restos de aceptación del seńorío de otro que no sea Allah, pues sin duda perteneces a quien te rige con su argumento-poder. Para ello es imprescindible que te retires de las gentes y preferir la soledad a la asamblea de hombres y así de acuerdo a tu alejamiento de la creación se establece tu cercanía al Real externa e internamente. Lo primero que te concierne es la búsqueda de la ciencia que te permita establecer tu pureza, tu salat, tu ayuno, tu cautela y todo aquello que está exigido específicamente en cuento al capítulo de las formas del Islam, y no ir más allá en lo referente a su detalle literal. Esta es la primera puerta que debes atravesar en tu viaje. A continuación viene la acción conforme a ese conocimiento, después la moderación en la vida, la renuncia y llegar a la confianza plena. En una de las estaciones de la confianza plena se verificarán en ti cuatro carismas: plegar la tierra bajo tus pies, caminar sobre el agua, atravesar el aire y alimentarte del universo. A esto se le llama realidad en estas consideraciones. Después se suceden los estados, las estaciones, los carismas y las inspiraciones hasta la muerte. Pero cuídate y bien de no entregarte a la soledad mientras no te asegures de tu estado y tu fuerza ante el poder de la ilusión. Si tu ilusión y fantasía prevalecen sobre ti no hay otro modo de practicar la soledad más que bajo la dirección de un shayj diferenciado por su excelencia y hombre de gran conocimiento. Pero si tu ilusión está bajo tu poder accede a la soledad sin más preocupaciones. No obstante, deberás antes practicar ejercicios. El ejercicio es el término con el que se expresa la educación y suavización de las formas, el abandono de la rudeza y el refuerzo de la capacidad para soportar todo perjuicio, pues en caso contrario es muy raro que los resultados sean positivos. Si decides retirarte de la creación atiende a que no llegue o se aproxime a ti, pues quien se retira de los hombres no deja la puerta abierta. Debes comprender que con el término retiro no me refiero a su literalidad sino que aludo más bien al acto con el que impides que la creación influya en ti de modo que tu corazón y tu oído se conviertan en continentes para su superficialidad. Es tu corazón y tu oído lo que debes apartar de la intimidad de los hombres pues tu retiro no debe ser un alejarte de sus imágenes formales. Todo el que se retira en su casa pero mantiene abierta la puerta por la que acceden a él las gentes sólo pretende el prestigio y la consideración pero es expulsado de la puerta de Allah y está más
cerca de la destrucción que de los cordones de sus sandalias. Por ello te pido por Allah que en este estado de retiro tu ego no se te camufle pues esa es la razón del aniquilamiento de la mayoría. Cierra tu puerta a la gente, y la puerta de tu habitación a tu familia. Dedícate al recuerdo de Allah con cualquier tipo de dzikr. El más elevado de ellos es el Nombre, la repetición de la palabra Allah, Allah, Allah, sin ańadir más. Presérvate de la escurridiza fantasía que corrompe tu recuerdo, te entretiene y finalmente te aparta de él. Sé moderado en tu alimentación, procura que sea nutritiva pero no de origen animal: ello es lo mejor y más precavido. Evita la hartura y el hambre excesivos. Imponte la combinación equilibrada de los alimentos pues, por ejemplo, el exceso de lo seco produce un temperamento proclive a las alucinaciones y los delirios. Lo que se exige es que cualquier aberración de imagen sea producida por la inspiración súbita. Aprende a diferenciar entre la inspiración súbita (wárid) de origen espiritual lumínico y la de origen espiritual ígneo y cuyos signos encontrarás en ti después del wárid. Y ello es así: al de origen lumínico sigue una sensación de frescor y placer sin mezcla de dolor y con el que la imagen no sufre ninguna deformación, además deja tras él conocimiento y ciencia. Con el de origen maligno se resienten los miembros del cuerpo y va acompańado de dolor, aflicción, perplejidad y agitación. En este último caso, continúa con tu dzikr hasta que Allah vacíe tu corazón: eso es lo indicado. Cuídate de preguntar żqué es? y que tu resolución al entrar en el retiro sea: “Lo que Allah quiera” y “Nada se le asemeja”. Toda imagen que se te aparezca en tu soledad que pretenda ser Allah debe encontrar en ti esta respuesta:”ˇAllah es el exaltado sobre todas las cosas!, y tú sólo eres Allah”. Preservate de esa imagen vista, olvídala y continúa con tu recuerdo-dzikr en todo momento. Esta es la primera resolución. La segunda es que en tu retiro solitario no busques otra cosa que a El y no fijes tu aspiración en otro lugar diferente a El. Si te propusiera todo lo que hay en el mundo acéptalo con cortesía, pero no te detengas en ello y olvídalo para reforzarte en tu verdadera exigencia que es El mismo. El te pondrá a prueba y en cuanto prestes tu atención a cualquier otra cosa lo perderás mientras que si lo alcanzas nada se te escabullirá. Cuando hallas conocido esto, debes saber que Allah te pondrá a prueba con lo que te ofrezca, Y eso ocurre desde que efectúe en ti la apertura con la concesión de la Orden en la gradación que te voy a enumerar. En primer lugar, te desvelará el mundo de los sentidos ausentes. Entonces ni las paredes ni las tinieblas te ocultarán las acciones de las criaturas. Pero guárdate de revelar el secreto de nadie si Allah te lo evidencia. No te conviertas en pregonero diciendo que éste es adúltero, ese bebe o aquél calumnia, sino todo lo contrario, acúsate a ti mismo pues Shaytán ha encontrado una puerta en ti. Verifica entonces el Nombre Sattar (el que encubre para proteger), y si se te presenta esa persona recíbela de acuerdo a la relación que existe entre vosotros no descubriéndole tu conocimiento y sí aconséjale la vergüenza que es preciso tener ante Allah y que no traspase los límites que ha impuesto. Desocúpate de estas revelaciones según las posibilidades de tu energía y persevera en el dzikr. Ahora te enseńaremos con claridad a distinguir entre el desvelamiento sensorial y el imaginario. Y esto es así: ves la
imagen de una persona o acto propio de las criaturas, cierra tus ojos, si sigues distinguiendo la imagen debes saber que pertenece a tu fantasía, pero si desaparece la percepción queda subordinada al lugar donde se ha efectuado tu visión. Si te desocupas de este desvelamiento y te entregas al dzikr pasarás de él al desvelamiento de las imágenes en el que descenderán sobre ti los significados abstractos bajo formas sensoriales. Es una revelación difícil, pues es imposible reconocerlos salvo para los profetas y aquellos que Allah quiera entre los “muy sinceros” (siddiqín). No te ocupes de ello. Si se te ofrecen bebidas, escoge el agua. Si no hay agua, prueba la leche. Si puedes tomar ambas es aún mejor. Lo mismo sucede con la miel. Pero abstente del vino a menos que esté mezclado con agua de lluvia pero no te aproximes si no está con agua de ríos y manantiales. Continúa con el dzikr hasta que te vacíes del mundo de la imaginación y vislumbres el de los significados abstraídos de toda materialización. Insiste en tu dzikr-recuerdo hasta que descubras a aquel al que recuerdas. Si El, por El mismo, aniquila tu recuerdo, puede tratarse de dos estados: la contemplación-musháhada o el sueńo-nawma. Aprende a diferenciar entre ambos. La contemplación deja al contemplador en el locus y es seguida de sensación de placer. El sueńo no deja nada y al final se produce el despertar, la petición de perdón y el arrepentimiento. Después, Allah te expondrá los grados del Reino. Si ello sucede te mostrará en primer lugar los secretos de las piedras y los minerales y todo lo que pertenece a ese mundo. Entonces conocerás el secreto y la propiedad de cada uno, tanto en sus beneficios como en sus perjuicios. Mas si muestras pasión hacia éste tema permanecerás en él y finalmente serás expulsado y perderás la protección cayendo en la ruina. Pero si eres inalterable y continúas tu dzikr, buscando refugio bajo el manto del Recordado, El alzará de sobre ti ese brocado y te desvelará el reino de los vegetales: cada arbusto te narrará todas sus propiedades tanto beneficiosas como nocivas, pero atente a que tu criterio sea el mismo de antes. Tu alimentación durante el primer desvelamiento debe consistir esencialmente en aquello en que predomine el gusto amargo y la humedad. Durante el segundo debes equilibrar entre el calor y la humedad de tus alimentos. Si no te detienes aquí, descorrerá a tu visión el reino animal. Todos los seres vivos te saludarán y te harán conocer sus propiedades tanto las buenas como las malas. Cada uno de estos mundos te transmitirá el conocimiento de su manera de expresar la alabanza y la exaltación de Allah. Aquí habrás de ser sutil: observa con atención el dzikr que te has impuesto, si ves esos mundos ejercitándose en el mismo ten la seguridad de que tu descubrimiento es ilusorio, no real. Simplemente has traspuesto tu estado y lo has reflejado en las cosas existentes. Mas si distingues variedad de dzikr se trata entonces de un desvelamiento correcto. Esta escala pertenece al análisis en el ordenamiento. La contracción acompańa en estos mundos. Tras esto te desvelará el mundo del discurrir de la vida causal en las criaturas vivas, sus efectos en toda identidad de acuerdo a sus aptitudes y de cómo se graduan los hábitos en este discurrir. Si no te detienes aquí, te elevará sobre este estado y te desvelará los relámpagos-lawaih de la Tabla y serás objeto del discurso
cuyo elemento son los terrores. Los estados irán evolucionando y variando en ti. Una rueda será establecida para ti en la que distinguirás las imágenes de los imposibles, cómo lo denso se torna en sutil y lo sutil se densifica, y otras cuestiones parecidas. Si no te detienes aquí, se te descorrerá un velo que oculta un fuego terriblemente chispeante, e inmediatamente suplicarás que sea corrido el velo y buscarás protección. No temas y persevera en el recuerdo, pues siempre que te afiances en él no serás alcanzado por ningún mal. Si no te detienes ahí, te descorrerá el velo de la luz de los ascendentes, la imagen de la composición universal y podrás conocer las normas de la cortesía para el acceso a la presencia iláhica, las normas de cortesía para situarte ante lo Real y las normas de cortesía para la salida de junto a El hacia la creación y de la contemplación continua en sus múltiples aspectos externos e internos. Conocerás la plenitud que no siente cualquiera pues todo el que es defectuoso en el aspecto externo lo es en el interno, mientras la identidad es una y sin defecto. También aprenderás cómo recibir los conocimientos iláhicos desde Allah y cuál es el estado del que se debe revestir el que los recibe en cuanto a sus aptitudes, y la cortesía de la recepción del obsequio, la contracción y la expansión, y cómo proteger al corazón del aniquilamiento ardiente. Sabrás ahí que todos los caminos son circunferenciales y que no hay ninguno lineal. Y conocerás otros muchos asuntos cuya mención aquí harían de este tratado más extenso de lo primeramente pensado. Si no te detienes con todo esto, descorrerá para ti el velo que oculta los grados de las ciencias especulativas, las reflexiones acertadas, la imagen de los errores que se sobreponen a los entendimientos, la diferencia entre la ilusión y el conocimiento, la generación de las formaciones que se establece entre el mundo de los espíritus y el de los cuerpos físicos, la causa de esa generación, el discurrir del secreto iláhico en el mundo del cuidado y la protección, la causa de quien abandona el mundo formal por combate interno y por no-combate interno, y otros asuntos que alargarían notablemente las dimensiones de nuestro escrito. Si no te detienes aquí, levantará para ti el velo del mundo de la formación de las imágenes, del embellecimiento y de la belleza, lo que es necesario a las inteligencias en cuanto a imágenes que entrańan una absoluta abstracción y en cuanto a entidades vegetales y lo que comportan en belleza de la forma, la armonía y el discurrir de la languidez, la suavidad y la misericordia en los descritos por ellas. Desde esta presencia se socorre a los poetas y desde la anterior a los retóricos. Si no te detienes con esto, descorrerá para ti con ello los grados de la polaridad. Todo lo que has contemplado con anterioridad pertenece al mundo de la izquierda. Pero este locus se corresponde con el corazón. Si vislumbras este mundo conocerás las repercusiones reflejas, la continuidad de los contínuos y la perpetuidad de los perpétuos, también el ordenamiento de los existentes y el discurrir de la existencia a través de ellos. Se te concederán las sentencias sapienciales iláhicas, la capacidad para conservarlas y protegerlas así como el depósito de confianza para transmitirlas a quienes corresponden. Se te obsequiará también la simbología y el arte del compendio. Toda esta liberalidad se fundamente en ocultar y en desvelar.
Si no te detienes junto a ello, te desvelará el mundo de la vehemencia, la ira, el fanatismo y el origen de las disputas externas en el mundo, la diferencia de las imágenes, y otros. Si no te detienes, descorrerá para ti el velo del mundo del celo a la alteralidad y el descubrimiento de lo Real bajo sus aspectos totales, así como te serán mostradas las opiniones saludables, las corrientes de pensamiento rectas y las legislaciones reveladas. Verás ahí un mundo adornado por Allah con las mejores galas de los conocimientos de la santidad abstrayente. Ningún estado te será revelado sin que seas recibido en él con reforzamiento, respeto y exaltación. Cada estado te será expresado y se te seńalará su grado con referencia a la presencia iláhica. Te será dado amar con intensidad su identidad. Si no te detienes junto a esto, será descorrido para ti el mundo de la consideración, la calma, la firmeza, la astucia, los secretos ambiguos, y todo lo que se asemeja a estas variedades. Si no te detienes junto a esto, será alzado para ti el velo que cubre el mundo de la perplejidad, la limitación y la impotencia. Descubrirás los tesoros almacenados de los actos en los estantes supremos. Si no te detienes junto a esto, te serán desvelados los Jardines, la ordenación de sus grados, su interpenetración y la superioridad de su bienestar. Estarás situado sobre una estrecha vereda y desde ahí se te hará asomarte sobre Yahannam y contemplarás la ordenación descendente de sus grados, cómo se interrelacionan y la superioridad de sus acciones. Te serán mostrados los actos que conducen a cada una de las moradas. Si no te detienes junto a esto, te serán revelados los espíritus consumidos por el amor. Los verás en alguna visión perplejos y ebrios, vencidos por el poder de la pasión. Su estado te invitará. Si su invitación no te detiene elevará hasta ti una luz en la que no verás otro que a ti mismo. Una pasión inmensa y un amor violento nacerá en ti que te inclinará hacia ella y donde encontrarás, a través de Allah, un placer que nunca hubieras podido imaginar y todo lo que has presenciado anteriormente te parecería insignificante y mínimo. Te agitarás como una antorcha dentro de esa luz. Si no te detienes, te desvelará imágenes sobre las imágenes de los seres humanos. Descorrerá velos, elevará y echará cortinas. Cada cual tiene su expresión específica en la alabanza abstrayente que conocerás si las extiendes. No te dejes impresionar y podrás ver tu imagen entre ellas. A partir de esa imagen conocerás tu momento, tu tiempo en el que estás situado. Si no te detienes, extenderá para ti el lecho rahmánico sobre el que está todo. Si miras en él, verás todo aquello a lo que te has asomado y conocido, y aún más, y no habrá ciencia o determinación que no contemples. Busca tu causa en el todo y sabrás dónde está tu meta, tu posición y el límite de tu grado, y cuál es el Nombre que es tu Seńor, dónde está tu parte del gran conocimiento y de la autoridad administrativa. Vislumbrarás también la imagen de tu especificidad. Si no te detienes junto a todo ello, descorrerá ante ti las cortinas que velan todas las cosas y sus signos, verás sus efectos y conocerás sus noticias, contemplarás su degeneración, su aptitud receptiva y el detalle de su compendio en el reino de la Nun. Si no te detienes junto a nada de ello, te mostrará el generador del
movimiento. Si no te detienes serás borrado, después ocultado, después extinguido, después pulverizado, después serás completamente destruido hasta ser alcanzado por los efectos totales del Desintegrador y los demás Nombres de su género. Entonces serás reafirmado, después convertido en presencia, después hecho permanecer, después serás reunido y después ocultado asta ser desembarazado de toda carga a la que puedas aferrarte y que continuamente conoce variaciones. Después serás devuelto a tu pliego y verás de nuevo todo lo que habías contemplado hasta entonces bajo imágenes diferentes, hasta ser devuelto al mundo limitado y terrestre de tu sentido o bien retenido en el lugar de tu ocultamiento. La meta de todo viajero se adecúa al camino sobre el que marcha. Algunos son objeto del discurso bajo la forma de sus propias lenguas o bien de otras. De acuerdo a la lengua que le transmita el conocimiento, el viajero se convierte en heredero de la tradición que le corresponde. Nos referimos a aquello que suelen decir las gentes del sendero: tal es musawi o isawi o ibrahimi o idrisi. Los hay que verifican el diálogo bajo dos lenguas, o tres o cuatro o incluso más. Alcanza la plenitud aquel al que se dirige con todas las lenguas: ese es el muhammadí en especial. Mientras permanezca en su meta es llamado wáqif (el que hace un salto) en tanto que no inicia el retorno. Algunos son consumidos en ese estado como ocurrió a Abu ‘Uqal y otros. Allí encuentran la muerte y se verán resurgir. Otros son devueltos, posición más elevada a condición de ser repuestos en el estado. Si el consumido está situado en un grado superior al devuelto no decimos del último que es más elevado sino que la condición se refiere a la reposición, pues el devuelto descendente puede vivir a parte del estado del consumido hasta alcanzar su grado y ascender aun más sobre él llegando a una mayor proximidad y siendo mejor su escala y su recepción. Los devueltos pueden pertenecer a una de dos categorías: uno es el que es devuelto en razón de sí mismo y es el descendente al que nos hemos referido. Se trata del unitario, según nosotros, que retorna para completarse por un sendero distinto a aquel sobre el que se había establecido. El otro es el que es devuelto a la creación para transmitir y guiar. Es el sabio heredero. Mas no todo invitador lo hace bajo la influencia del mismo estado, no obstante todos comparten el de la invitación-da’wa. Pero unos son superiores a otros. Algunos invitan utilizando la lengua de Musa, o bien de Isa, Sam, Ishaq, Ismail, Adam, Idris, Ibrahim, Yusu, Aaron u otros. Estos son los sufíes detentadores de los estados circunstanciales ańadidos a nuestros seńores. Otros invitan empleando el lenguaje de Muhammad, sobre él sean la paz y las bendiciones de Allah: son los malamatíes, la élite de la firmeza y las realidades. Cuando invitan a la creación a Allah lo hacen desde el capítulo de la extinción en la realidad de la servidumbre de acuerdo a las palabras: “Y te he creado antes y no eras nada”. Otros le invitan desde la puerta de la observación de la servidumbre, es decir, la verificación de la humildad, la necesidad y todos los demás exigentes de la servidumbre. Otros invitan con la observación de la conducta rahmánica, o bien desde la qahríreductora o desde el capítulo de la conducta iláhica, la más excelsa y majestuosa. Debes saber que la profecía -nubuwwa y la santidad-wilaya coinciden en tres cosas: una es que son conocimientos no
adquiridos por la voluntad, otra es que su acto es por la aspiración cuando habitualmente es el resultado del esfuerzo del cuerpo físico o bien éste carece de poder para realizarlo, y finalmente en la visión del mundo de la imaginación en lo sensible. Se diferencian en el discurso: efectivamente la alocución del wali no es la misma que la del profeta. No hay que caer en la ilusión de que las escalas de los walis siguen a las de los profetas. La cuestión no es ésta, pues las escalas exigen situaciones que si se identificaran en ambos casos comportaría al wali el mismo grado del profeta. Pero esto no es así aunque en los principios haya elementos comunes. Me refiero a los estados. Mientras las escalas de los profetas son por la luz original, las de los walis sigue la emanación de esa luz original. Aunque tienen en común el estado de la confianza plena no todos los aspectos coinciden. La superioridad no está en el estado sino en los aspectos y estos están subordinados al que ejercita la confianza plena, y así en todos los estados circunstanciales o fijos: extinción, permanencia, síntesis, dilucidación, desarraigo, inquietud y demás. Y debes saber que cada wali por Allah recoge lo que recoge por medio de la espiritualidad de su profeta cuya ley sigue, y desde ese estado testimonia. Entre ellos los hay que lo saben y otros que no lo saben y entonces dicen: “Me ha dicho Allah”, pero en realidad sólo se trata de esa espiritualidad. Aquí hay secretos sutiles para los que no hay espacio en estas hojas pues nuestro intento es aproximar nociones y compendiarlas. No obstante, no podemos olvidar que los walis de la nación de Muhammad, sobre él sean la paz y las bendiciones de Allah, que es el eje integrador de los estados de todos los profetas, puede heredar cada uno de ellos, por ejemplo, a Musa, sobre él sea la paz, pero lo hace desde la luz de Muhammad no desde la luz de Musa, siendo su estado en referencia a Muhammad semejante al de Musa respecto a él. A veces sucede que algún wali en el momento de su muerte haga observación de Musa o bien de Isa y el vulgar o quienes carezcan de conocimiento imaginan que se ha convertido al judaísmo o al cristianismo por recordar a sus profetas al morir. Sin embargo se trata de la fuerza de su ciencia en ese estado y la adquisición de su atributo, y no otra cosa. Esto no sucede jamás al polo-qutb que se establece sobre el corazón de Muhammad, sobre él sean la paz y las bendiciones de Allah. Hemos encontrado durante nuestros viajes a hombres situados sobre el corazón de ‘Isa, uno de ellos fue mi primer maestro, y otros sobre el corazón de Musa, Ibrahím y los demás profetas, sobre todos ellos sea la paz. Esto que mencionamos no es conocido más que por nuestros compańeros. Y debes saber que Muhammad, sobre él sean la paz y las bendiciones de Allah, es el que ha proporcionado a todos los profetas y mensajeros sus estados en todos los espíritus hasta que finalmente surge con su propio cuerpo, sobre él sea la paz. A él hemos seguido, incorporando a nosotros a los profetas según la sabiduría en sus testimonios. Los walis de los profetas ancestrales adquieren el conocimiento a partir de sus profetas y estos últimos a partir de Muhammad, sobre él sean la paz y las bendiciones de Allah, por lo que a su vez la wilaya muhammadiana participa de todos ellos. En este sentido se ha transmitido la noticia-hadiz: “los sabios de esta nación (la islámica) son como los profetas de Israel”, y dice Allah de nosotros: “Para que seais testigos sobre los hombres”, y dice de los profetas: “Y el día que hagamos surgir de cada nación un
testigo sobre ellos de entre ellos mismos: Nosotros somos los walis, los que dan el testimonio, en su seguimiento y nos entregamos al retiro solitario para alcanzar el legado total muhammadiano. Y debes saber que el sabio de la plenitud, verificador y dotado de firmeza, es el que se relaciona con todo estado circunstancial y cada momento de acuerdo al trato que exige, sin mezclarlos. Ese es el estado circunstancial de Muhammad, sobre él sean la paz y las bendiciones de Allah, que estuvo respecto a su Seńor en el término de “dos disparos de arco o más cerca”, y al amanecer y mencionarlo a los presentes fue negado por los asociadores porque el efecto no se manifestó en él, al contrario de aquellos sobre los que sí aparece pero se ocultan tras el velo. Es necesario a todo viajero dejarse influenciar por los estados circunstanciales y mezclar los mundos, no obstante deben saber elevarse sobre este estado para acceder al de la sabiduría iláhica, que fluye de acuerdo al canon habitual de las cosas y abandonar el desgarro de lo rutinario a su secreto interno hasta que se convierta en hábito personal. No debe dejar de decirse: “Y dí, Oh Seńor, aumenta mi conocimiento” mientas la órbita discurra por sí, de la misma manera que le es imprescindible esforzarse hasta convertir su momento en sí mismo y cuando sea afectado por una revelación súbita del momento en su corazón precaverse de la vehemencia hacia él y sí cuidarlo y retenerlo pues lo necesitará cuando dispare. La mayoría de los maestros se han visto destruidos en su acto transmisor por excederse en la custodia de lo que hemos mencionado o por abstenerse totalmente. El momento se alarga o se acorta de acuerdo al que lo detenga. Los hay a quienes su momento dura una hora, un día, una semana, un mes o un ańo como hay para quienes surge sólo una vez durante sus vidas. También hay gentes para los que no hay momento. La altura de la persona indica la estrechez de su momento. Aquel que carece de momento, le ha sido vedado por la norma preeminente de su animalidad pues la puerta del Malakut y los Conocimientos es imposible que se abra mientas en el corazón haya alguna concupiscencia, esto en cuanto al Malakut. Por lo que se refiere a la puerta de acceso al conocimiento por Allah en tanto al contemplador, ésta no se abre mientras en el corazón haya un rasgo mínimo del mundo sea del Mulk o del Malakut. Y debes saber que estas cuestiones posicionales, cuando son recorridas, el ser humano no es establecido por ellas mientras su aspiración se adhiera a algún beneficio derivado, a excepción del Jardín en especial. Y así si la aspiración se fija en el beneficio resultante de los actos de ‘ibada sin capacitarse a través de su ejercicio nada descubrirá ni su aspiración le será de utilidad alguna, al contrario, el detentor de esa aspiración se asemeja más a un enfermo que tiene totalmente agotadas sus energías: posee voluntad y aspiración, pero el generador de su movimiento y su instrumento están bloqueados, żpuede lograr lo que desea por su sola aspiración? La capacitación para la plenitud estriba en la aspiración como en otras potencias. Cuando alcance la fuente de la realidad, la aspiración es pulverizada y no por el acceso a aquello deseado sino por el estupor que le sobreviene en el instante en que es descorrido el velo.
La ciencia que entonces se verifica en él le concede la dirección hacia lo que está por encima de lo aparecido en razón a él mismo, no por el Manifestado que aun siendo uno en su determinación, sus aspectos, en El, son ilimitados. Se trata de sus efectos en nosotros. Es por ello por lo que el mundo está continuamente sediente por siempre, en todo momento, sin principio ni fin. “El que concede” está fijado a eso por siempre, en todo momento, sin principio ni fin. Por lo que se asemeja a esto que actúen quienes actúa. Por lo que se asemeja a esto que rivalicen quienes rivalizan. Y Allah colme de paz y bendiciones a nuestro seńor Muhammad, a su familia y a sus compańeros.
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