HistoriadelaSalvacionNT - Jonkman Fred y Arlene

April 20, 2024 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Nuevo Testamento

Referencias / Notas

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La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

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Nuevo Testamento

Referencias / Notas

La Historia de la Salvación Historias bíblicas comentadas para la educación cristiana

Tomo 1I Nuevo Testamento

Serie adaptada por

Fred y Arlene Jonkman

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La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

Derechos reservados 2008 Copyright 2008 de Fred y Arlene Jonkman. Se otorga permiso para reproducir este documento en su totalidad sin realizar ningún cambio, mencionando los créditos y siempre que la reproducción sea sin fines de lucro. Adaptación: Fred y Arlene Jonkman Textos adicionales: Arlene Jonkman y Luis Carlos Moreno Diseño: IBD ISBN: 978-9942-01-089-6 (Obra completa) ISBN: ------------------------------------- (Tomo 2) Derechos de autor No.: 026896

Impreso en el Ecuador por Gráficas Silva

Todas las citas pertenecen a la Biblia Reina-Valera 1995

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Nuevo Testamento

Referencias / Notas

CONTENIDO

Presentación al tomo II / 11 Presentación / 13 Introducción / 17 Guía para la enseñanza eficaz / 21 LECCIONES / 31 Lección 1

El nacimiento de Juan el Bautista

Lucas 1:5-23 y vv. 57-80

Lección 2

El nacimiento del Salvador

Lucas 1:26-56; 2:1-7; Mateo 1

Lección 3

Alegría en los campos de Belén

Lucas 2:8-20

Lección 4

La presentación de Jesús en el templo

Lucas 2:22-38

Lección 5

Los magos de Oriente y el rey Herodes

Mateo 2

Lección 6

Jesús en el templo a los doce años

Lucas 2:40-52

Lección 7 El ministerio de Juan el Bautista

Mateo 3:1-12; Marcos 1:1-9; Lucas 3:1-18; Juan 1:19-28

Lección 8 Jesús se bautiza y es tentado por Satanás

Mateo 3:13-4:11; Marcos 1:9-13; Lucas 3:21, 22; 4:1-13

Lección 9

Jesús llama a sus primeros discípulos

Juan 1:35-51

Lección 10

La boda de Caná

Juan 2:1-11

Lección 11

Jesús y Nicodemo

Juan 3:1-21; 7:50-52; 19:39

Lección 12

Jesús y la mujer samaritana

Juan 4:1-42

Lección 13

Jesús sana al paralítico en Betesda

Juan 5

Lección 14 Jesús sana a un paralítico

Mateo 9:1-8; Marcos 2:1-12; Lucas 5:17-26

Lección 15 Jesús es el Señor del Sábado

Mateo 12:9-14; Marcos 3:1-6; Lucas 6:6-11

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La Historia de la Salvación

Lección 16 / El sermón del monte Referencias Notas

Mateo 5-7; Luvas 6:20-49

Lección 17 Jesús sana a un leproso

Mateo 8:1-4; Marcos 1:40-45; Lucas 5:12-16

Lección 18

Jesús sana al siervo de un centurión romano Mateo 8:5-13; Lucas 7:1-10

Lección 19

Jesús resucita al hijo de una viuda

Lucas 7:11-17

Lección 20

Jesús y la mujer pecadora

Lucas 7:36-50

Lección 21 Las parábolas del Reino

Mateo 13:1-50; Marcos 4:1-34; Lucas 8:4-15; 13:18-21

Lección 22 Jesús calma una tormenta en el mar

Mateo 8:18, 23-27; Marcos 4:35-41; Lucas 8:22-25

Lección 23 Jesús y el gadareno endemoniado

Mateo 8:28-34; Marcos 5:1-20; Lucas 8:26-39

Lección 24 Jesús levanta de la muerte a la hija de Jairo Mateo 9:18-26; Marcos 5:21-43; Lucas 8:40-56 Lección 25 Jesús predica en Nazaret

Mateo 13:53-58; Marcos 6:1-6; Lucas 4:16-30

Lección 26 La muerte de Juan el Bautista

Mateo 14:1-12; Marcos 6:14-29; Lucas 3:19,20; 9:7-9

Lección 27

Jesús alimenta a más de cinco mil personas Mateo 14:13-21; Marcos 6:30-44; Lucas 9:10-17; Juan 6:1-15

Lección 28 Jesús camina sobre el agua

Mateo 14:22-33; Marcos 6:45-52; Juan 6:15-21

Lección 29

Mateo 15:21-28; Marcos 7:24-30

La mujer de Canaán

Lección 30 La transfiguración de Jesús

Mateo 17:1-13; Marcos 9:2-13; Lucas 9:28-36

Lección 31

Jesús sana al muchacho poseído por un demonio

Mateo 17:14-21; Marcos 9:14-29; Lucas 9:37-43

Lección 32 Lección 33

Jesús sana a un hombre ciego de nacimiento

Juan 9

La parábola del buen pastor

Juan 10:1-21

Lección 34

La parábola del siervo malvado

Mateo 18:21-35

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Nuevo Testamento

Lección 35

La parábola del buen samaritano

Lucas 10:25-37 Referencias / Notas

Lección 36

Jesús sana en el día de reposo y enseña una lección de humildad

Lucas 14:1-14

Lección 37

La parábola de la gran cena

Lucas 14:15-24

Lección 38

La parábola del hijo pródigo

Lucas 15:11-32

Lección 39 Lección 40

La parábola del rico y lázaro

Lucas 16:19-31

La curación de los diez leprosos

Lucas 17:11-19

Lección 41

La resurrección de Lázaro de la muerte

Juan 11:1-46

Lección 42

Las parábolas sobre la oración

Lucas 18:1-14

Lección 43

Jesús recibe a los niños y a un gobernante joven

Mateo 19:13-22: Marcos 10:13-22; Lucas 18:15-23

Lección 44

Jesús sana al ciego Bartimeo y salva a Zaqueo

Mateo 20:29-34; Marcos 10:46-52; Lucas 18:35-19:10

Lección 45 Jesús es ungido en Betania

Mateo 26:6-16; Marcos 14:3-11; Juan 12:1-8

Lección 46 La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén

Mateo 21:1-11; Marcos 11:1-11; Lucas 19:29-44; Juan 12:12-19

Lección 47 Jesús limpia el templo

Mateo 21:12-16; Marcos 11:15-18; Lucas 19:45-48

Lección 48 La parábola de los labradores malvados

Mateo 21:33-46; Marcos 12:1-12; Lucas 20:9-19

Lección 49

La ofrenda de la viuda y la predicción de Jesús sobre la destrucción de Jerusalén

Mateo 24:1-39; Marcos 12:41-13:27; Lucas 21:1-27

Lección 50

La parábola de las diez vírgenes

Mateo 25:1-13

Lección 51 Jesús en la última cena

Mateo 26:17-35; Marcos 14:12-31; Lucas 22:7-23, 31-34; Juan 13:1, 21-38; 14:17

Lección 52

Lucas 22:24-30; Juan 13:1-17

Jesús lava los pies de sus discípulos

Lección 53 El sufrimiento de Jesús en Getsemaní

Mateo 26:36-46; Marcos 14:32-42; Lucas 22:39-46

Lección 54

Mateo 26:47-56; Marcos 14:43-52;

Jesús es tomado preso

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La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

Lucas 22:47-53; Juan 18:1-12

Lección 55 Jesús ante el sanedrín

Mateo 26:57-68; Marcos 14:53-65; Lucas 22:54, 63-65; Juan 18:13, 14, 19-24

Lección 56 Pedro niega a Jesús

Mateo 26:58, 69-75; Marcos 14:54, 66-72; Lucas 22:54-62; Juan 18:15-18, 25-27

Lección 57 Jesús ante Pilato y Herodes

Mateo 27:1, 2, 11-14; Marcos 15:1-5; Lucas 23:1-12; Juan 18:28-38

Lección 58

Jesús es rechazado por los judíos que desean crucificarlo

Mateo 27:15-30; Marcos 15:6-19; Lucas 23:13-25; Juan 18:39-19:16

Lección 59 Jesús es crucificado

Mateo 27:31-46; Marcos 15:20-34; Lucas 23:26-44; Juan 19:16-28

Lección 60 Jesús muere y es enterrado

Mateo 27:48-66; Marcos 15:36-47; Lucas 23:45-56; Juan 19:28-42

Lección 61 La resurrección de Jesús

Mateo 28:1-15; Marcos 16:1-8; Lucas 24:1-11

Lección 62

Jesús se aparece a María Magdalena

Marcos 16:9-11; Juan 20:1-18

Lección 63

Jesús se aparece a los hombres de Emaús Marcos 16:12, 13; Lucas 24:13-35

Lección 64

Jesús se aparece a los discípulos por la noche

Marcos 16:14; Lucas 24:36-47; Juan 20:19-23

Lección 65

Jesús se aparece a los discípulos en el mar de Tiberias

Juan 21:1-22

Lección 66 La ascensión de Jesús

Marcos 16:19; Lucas 24:50-52; Hechos 1:6-12

Lección 67

El pentecostés

Hechos 1:13-2:47

Lección 68

Un hombre cojo es sanado y los apóstoles son perseguidos

Hechos 3 y 4

Lección 69

Ananías y safira

Hechos 5:1-16

Lección 70

La persecución y el martirio de Esteban

Hechos 5:17-7:60

Lección 71

Felipe y el eunuco

Hechos 8:4-40

Lección 72

La conversión de Pablo

Hechos 8:1-4; 9:1-31; 22:3-16; 26:9-18

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Nuevo Testamento

Lección 73

Pedro y Cornelio, el gentil

Hechos 9:32-11:18 Referencias / Notas

Lección 74

La persecución y Pedro es libertado de la prisión

Hechos 12:1-24

Lección 75

El primer viaje misionero de Pablo: el Evangelio va al Asia menor

Hechos 11:19-30; 13, 14

Lección 76

El primer concilio de la iglesia en Jerusalén Hechos 15:1-32

Lección 77

El segundo viaje misionero de Pablo: el Evangelio va a Europa

Hechos 15:33-18:23

Lección 78

El tercer viaje misionero de Pablo: fortaleciendo a las iglesias

Hechos 18:24-20:38

Lección 79

Pablo atado

Hechos 21 - 26

Lección 80

Pablo va a Roma

Hechos 27 y 28

APÉNDICES / 623 Apéndice 1: Un ejemplo de un “Plan de Lección” / 625 Apéndice 2: Borrado de “Plan de Lección” / 628 Apéndice 3: Para entender a los niños de distintas edades / 630 Apéndice 4: Catecismo de Heidelberg / 638 Apéndice 5: Catecismo de niños / 664 Apéndice 6: Breve historia de la educación en los tiempos bíblicos / 674

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La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

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Nuevo Testamento

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Presentación del Tomo II

Con la terminación de este segundo tomo de La Historia de la Salvación, la iglesia cristiana de habla española tiene en sus manos todas las lecciones de las historias del Nuevo Testamento de la Biblia. Ha sido un gozo para nosotros haber estado a cargo de la publicación de esta obra, y ahora tenerla completada. Fue un trabajo arduo y largo de traducción, adaptación y revisión de los dos tomos. Sin embargo, esto no tiene comparación con la gran satisfacción que nos trajo el ver cuántos maestros y maestras ya están usándolos y evidenciar cuántos más están bendecidos por medio del trabajo dedicado de estos hombres y mujeres de Dios. Si usted quiere conocer un poco más de cómo comenzó este proyecto de publicar estos libros, le animamos a leer la presentación que está en las siguientes páginas. Este tomo contiene las historias del Nuevo Testamento. La figura central de todo es el Salvador y Señor, Jesucristo. Generalmente, cuando leemos las historias bíblicas tenemos la tendencia a caer en la tentación de poner los caracteres de los personajes como modelos o ejemplos para nosotros o para los que estamos enseñando. Pero, queremos animarles que siempre pongamos a Jesús como la figura central. Los demás involucrados en las historias son pecadores igual que nosotros. Nadie más merece el honor, solo a nuestro Señor Jesucristo debemos honrar y dar la gloria. Nuestro deseo es que este tomo sirva para este propósito. Otra vez, queremos agradecer a las personas que nos ayudaron con este proyecto pero para evitar la repetición de los mismos nombres le invitamos a leerlo en las siguientes páginas. Pero, con este segundo tomo, nosotros queremos agradecer especialmente a nuestro compañero en el ministerio, Luis Carlos Moreno, quien ha hecho un gran esfuerzo para ver la terminación de todo el proyecto. Él, su esposa Febe y sus hijos son especiales para nosotros en el ministerio que estamos haciendo. Consideramos a ellos no solo como compañeros en el ministerio sino igualmente como parte de nuestra “familia” en Ecuador. ¡Gracias Luis por su constante apoyo en el ministerio y los dones que tiene para el servicio al Señor! Por su amor al trabajo, dedicamos este tomo a ti. Fred y Arlene Jonkman

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Nuevo Testamento

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Presentación

Cuando llegamos a Quito, Ecuador, en 1998, para comenzar nuestra labor como misioneros, uno de los primeros deberes fue buscar una iglesia dónde congregarnos. Teníamos 6 hijos, entre los dos y los dieciocho años. La expectativa y esperanza que teníamos como padres era que la iglesia disponga y provea un buen programa de educación cristiana para toda la familia. La experiencia que traíamos, de nuestra vida familiar y de nuestras Iglesias Reformadas en Canadá y Estados Unidos, era que en ellas se disponía de buenas escuelas dominicales. La iglesia donde decidimos congregarnos sí tenía su escuela dominical para niños, jóvenes y adultos, una hora antes de iniciar el culto. Entonces, nuestros jóvenes fueron a su clase, los pequeños a sus aulas y nosotros íbamos a la clase para los adultos. Pero, muy pronto, nuestros hijos no quisieron ir a sus clases. Cuando averiguamos sobre cómo iban las clases de nuestros hijos nos dimos cuenta que no había un programa planeado para sus edades. Y no solo que no hubo un programa, sino que los profesores no estaban comprometidos con su ministerio, ni tampoco estaban preparados para hacerlo. Esta fue una frustración para nosotros, porque desde nuestra niñez fuimos bien instruidos en la Palabra de Dios y Arlene fue profesora de escuela dominical por más de 15 años. ¿Qué debíamos hacer en esta circunstancia? La preocupación aumentó cuando investigamos un poco más sobre los programas de Educación Bíblica Dominical en otras iglesias. Las opiniones y conclusiones eran desalentadoras, pues parecía que nada había bien en las iniciativas educativas de estas iglesias. En estas circunstancias es cuando Arlene recordó este programa que tienen ahora en sus manos, que fue usado por las Iglesias reformadas de nuestra denominación en Canadá. Preguntamos primero a los líderes la iglesia en Quito si estarían interesados en tener un programa de Escuela Bíblica para su iglesia. Mostraron mucho interés y comprometieron su ayuda en la traducción. Entonces, escribimos a nuestra denominación en Canadá para tener el permiso para traducirlo y, gracias a Dios, nos cedieron todos los derechos para revisarlo y adaptarlo a fin de que sea pertinente y adecuado a la cultura latinoamericana. Por supuesto, con estos cambios, ellos y nosotros, quisimos conservar la perspectiva bíblica de su doctrina. Cuando todo esto pasó, nunca pensamos que un día este material pudiera ser publicado. Nuestra meta solamente fue que la iglesia local donde asistimos tenga su programa. Después de tener todo traducido, enseñamos a los profesores cómo usar el material y la iglesia estuvo muy agradecida por la gran ayuda que el material proveía para los niños. Pronto otras iglesias escucharon sobre el programa de enseñanza y nos preguntaron si podrían usarlo. Y el proyecto continuó de este modo. Entonces, diseñamos un taller para preparar a las iglesias acerca de cómo desarrollar un ministerio para niños en la iglesia y cómo usar este material. Durante todo este tiempo trabajamos solamente con fotocopias de las lecciones y actividades y reproduciéndolo de “forma casera”. El número de iglesias que solicitaban el material aumentó y con ello el trabajo minucioso de reproducir, organizar y distribuirlo. Allí surgió la idea de publicarlo.

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La Historia de la Salvación

La serie de textos “Historia de la Salvación” es un programa de estudio de la Biblia que contiene los Referencias / Notas relatos bíblicos comentados para la Educación Cristiana. Este material es publicado con el propósito de proveer un recurso a todas las personas que enseñan a los niños en el hogar cristiano, la Escuela Bíblica Dominical, Escuelas Bíblicas Vacacionales o en las clases de Educación Cristiana en escuelas y colegios. El material busca ser una herramienta de ayuda para los profesores tanto en su preparación personal como en la planificación de sus lecciones. Por eso, este programa de estudios es abierto y no está dirigido a una edad específica. En la Introducción proveemos algunas ideas de cómo se puede usar este comentario para elaborar sus propios planes de enseñanza, de acuerdo a la edad de los niños con quienes se esté trabajando. Cada historia de la Biblia revela algo de Dios mismo o de su plan para nuestra redención. La Escritura es la auto-revelación de Dios como redentor y en cada historia Dios es el agente principal. Desde Génesis hasta Apocalipsis, Dios está revelándonos progresivamente su plan de salvación. A la luz del Nuevo Testamento podemos descubrir, una y otra vez, cómo cada hecho y cada historia bíblica señalan a Cristo, el Salvador, quien ya se movía entre el pueblo de Dios mucho antes de su encarnación. Este material narra las historias bíblicas tomando en cuenta este enfoque de la revelación de Dios en la Historia. El primer tomo empieza donde el drama de la redención empieza: con la Creación. La redención se revela por primera vez en Génesis 3:15, y es entregada a las primeras personas, por la gracia de Dios, después de la caída. Esta promesa es repetida, ampliada y aclarada cuando Dios habla con Noé, Job, Abraham, Jacob, Moisés, Josué, los reyes, profetas, los evangelios, los apóstoles y otros. A través de todas las historias bíblicas, Dios está revelando su redención como liberación de nuestro pecado por Cristo. Los dos tomos contienen más de 180 lecciones y consiste en una exposición, explicación y aplicación de los relatos históricos que contiene la Biblia. El punto fuerte del material es que está centrado en Dios y provee un método cronológico para la enseñanza de la Biblia. Cuando se estudia y se sigue el programa fielmente, es posible cubrir toda la Biblia en aproximadamente cuatro años (si se enseña una lección cada semana). La finalidad de las historias bíblicas no es meramente contar los datos o anécdotas de la vida y obra de las figuras históricas interesantes que están en la Biblia. Este material le ayudará a la maestra o maestro a cumplir con el objetivo principal de la enseñanza de la Biblia: guiar a los estudiantes al conocimiento personal de Cristo, como Salvador y Señor de sus vidas. Estos comentarios son una adaptación y traducción de la obra en idioma inglés Teacher’s Manual and Teacher’s Commentary on the Bible que, a su vez, fue traducida y adaptada del original holandés por la Sra. Frederika Pronk, quien tiene un bachillerato en Educación Religiosa y una maestría en Educación Eclesiástica. Damos gracias al Comité de Publicaciones de la Free Reformed Church of North America quien proveyó el permiso para la adaptación al español y su posterior uso por el pueblo de Dios de habla hispana. Para usar este material, y sacarle el mayor beneficio posible, hemos desarrollado un “Taller de entrenamiento para maestros”, como parte del ministerio llamado “Apacienta mis corderos”. Este fue iniciado por nosotros en el año 2000, con el propósito de proveer material y capacitación bíblica para las iglesias evangélicas en Latinoamérica. Este taller tiene una duración de catorce horas y provee instrucción en: los principios bíblicos de la enseñanza de niños, las cualidades de los maestros y maestras, la historia de la educación cristiana, el entendimiento de los niños de diferente edades, cómo desarrollar un programa de escuela dominical en su iglesia, cómo preparar y enseñar una lección bíblica usando el método narrativo, la disciplina en su clase, métodos de memorización, ayudas prácticas y concretas para la enseñanza eficaz, etc. Si está interesado en recibir este taller o más información sobre este material, por favor comuníquese con [email protected] Queremos dar las gracias a Dios por todas las personas e iglesias que nos ayudaron a concretar la publicación de este proyecto, especialmente a La Iglesia Reformada Presbiteriana del Ecuador con sus palabras de ánimo para iniciarlo; a Rosa de Mosquera, Flor Maria de Donoso, y Pilar de Landa por su

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Nuevo Testamento

labor inicial en la traducción; y, a Iván Balarezo y Luis Carlos Moreno por la revisión de todo /elNmaterial Referencias otas a fin de que sea adaptado y útil para el contexto latinoamericano. Igualmente, agradecemos a la misión “Word and Deed Canada”, parte de “World Relief Organization”, por su generosidad al momento de financiar la publicación de estos manuales. Es nuestro deseo ayudar a los creyentes adultos en la tarea de enseñar a los niños en su hogar, en las iglesias, escuelas, en el campo misionero, y dondequiera que haya un niño que pueda ser alcanzado por la Palabra de Dios. El motivo de nuestras oraciones es que los niños sean instruidos acerca de su pecado y sean encaminados a conocer al único Salvador, Jesucristo, quien puede perdonarles sus pecados y enseñarles cómo vivir para servirle hoy y siempre. Nuestra esperanza para las siguientes generaciones de los hijos de Dios está mejor expresado en el Salmo 78:1 a 8, que dice: Escucha, pueblo mío, mi Ley; inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca. Abriré mi boca en proverbios; hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos, las cuales hemos oído y entendido, las que nuestros padres nos contaron. No las encubriremos a sus hijos, contaremos a la generación venidera las alabanzas de Jehová, su potencia y las maravillas que hizo. Él estableció testimonio en Jacob y puso ley en Israel, la cual mandó a nuestros padres que la notificaran a sus hijos; para que lo sepa la generación venidera, los hijos que nazcan; y los que se levanten lo cuenten a sus hijos, a fin de que pongan en Dios su confianza y no se olviden de las obras de Dios; que guarden sus mandamientos y no sean como sus padres, generación terca y rebelde; generación que no dispuso su corazón, ni cuyo espíritu fue fiel para con Dios. (Énfasis nuestro). Fred y Arlene Jonkman

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La Historia de la Salvación

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Referencias / Notas

Introducción “El regalo más importante para la Iglesia hoy en día es enseñar, enseñar, y enseñar”. John Stott

Iglesia y educación La historia de la Iglesia Cristiana está repleta de esfuerzos e iniciativas educativas. Y no podía ser de otra manera cuando su carácter como pueblo escogido por Dios, para ser sal y luz del mundo, se basa en cuánto aprende, instruye y obedece el consejo de Dios. De allí que no es difícil encontrar en todos los libros de la Biblia consejos para instruir a los hijos del Pacto. La voz profética se alza constantemente para llamar la atención al pueblo por su pecado que se manifiesta como la consecuencia de abandonar, olvidar y no enseñar los mandamientos del Señor a los hijos, y a los hijos de sus hijos. La obra salvadora de Jesucristo, su proclamación, tuvo como uno de sus componentes claves la instrucción que dio a sus discípulos. Las Escrituras revelan cómo Jesús dedicaba tiempo y esfuerzo a explicar las parábolas, a instruir a sus discípulos en las cosas que les era difíciles de entender y a relatarles todo lo que la Biblia decía del él. Tempranamente los apóstoles y la Iglesia naciente “captó” la importancia de la enseñanza en la proclamación del Evangelio. La tarea se hizo más urgente, y se destinaron todos los esfuerzos y habilidades, para enseñar la sana doctrina y combatir a los falsos maestros y sus herejías. La vida y obra de los Padres de la Iglesia es un fiel testimonio de dedicación a la predicación del Evangelio y su enseñanza a los fieles de las congregaciones. Con la Reforma Protestante se recupera la vocación educativa de la Iglesia, que se había perdido por siglos. Indudablemente que esta “vuelta” a la Sola Scriptura significaba retomar la enseñanza como la única vía posible para instruir al pueblo llamado a ser Nación Santa. Conjugado con la posibilidad de poner la Biblia en las manos de cualquier creyente, el esfuerzo que los reformadores hicieron por educar al pueblo en el consejo de Dios fue monumental. No es casualidad, ni mucho menos, el hecho que allí vieron a la luz y se gestaron las semillas de las corrientes educativas que aún ahora se siguen usando en las iglesias y en la sociedad secular. El presente material educativo, que ahora ponemos en sus manos, busca encausarse en esta misma herencia. Reconocemos que la labor educativa en nuestras iglesias es una tarea fundamental. De cierto modo, podemos afirmar que el destino de la iglesia está ligado a su labor, a su dedicación, a sus esfuerzos instructivos, formativos, basados en la enseñanza de lo que Dios quiere que haga el Pueblo del Pacto. Si enseñar es una tarea urgente para la evangelización, nuestras iglesias deben considerar seriamente

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La Historia de la Salvación

la posibilidad todos los recursos y esfuerzos necesarios en la educación. Y es más prioritaria Referencias de / Ndedicar otas la labor cuando, en toda Latinoamérica, constatamos que el “crecimiento” de las iglesias va acompañado de un aumento de la población infantil y juvenil. La mayor población de nuestros países es joven y nuestros niños y jóvenes necesitan ser guiados en el consejo de Dios. Nuestros hijos son el presente y futuro de la Iglesia y son los futuros maestros, pastores y líderes, que por la Gracia de Dios guiarán a las congregaciones. Y en este sentido, debemos reconocer la triple función que cumple la educación cristiana en nuestras iglesias. Por un lado está el hecho de que el creyente y su familia están llamados a conocer, aprender y poner en práctica la Palabra de Dios; pues esta es “útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2 Timoteo 3:16,17). Por otro lado, la educación permite que el creyente y su familia conozcan y se guíen por la sana doctrina, la doctrina bíblica, según la ha revelado Dios en su Palabra. “Así ya no seremos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error” (Efesios 4:14). Y, en tercer lugar, la instrucción bíblica nos permite dar testimonio de nuestra fe, compartir con otros la esperanza del Evangelio de Jesucristo; a fin de estar “siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros.” (1 Pe. 3:15). La Iglesia de Cristo crece en calidad y cantidad, madura en profundidad, se fortalece y es portadora y comunicadora de la Esperanza al mundo en la medida que la misma Palabra de Dios guía la vida de cada creyente, cada familia y cada congregación. Cuanto más “empapada” esté del Evangelio, la Iglesia será más fiel a su llamado, vocación y misión. Por ello, todo esfuerzo encaminado a proveer de recursos y materiales a las iglesias, y de nutrir a las maestras y maestros de escuela bíblica deben ser bienvenidos y recibidos con acción de gracias. Educación y metodología Así como son múltiples los esfuerzos educativos al interior de nuestras iglesias, también las metodologías son variadas. Todos aquellos que se dedican a la enseñanza saben que no es suficiente con saber qué enseñar, sino que una parte “clave” del proceso educativo es el cómo de la enseñanza. En este sentido, la instrucción bíblica en nuestras iglesias adolece de muchas dificultades y contramarchas. Los recursos son insuficientes y en muchos de los casos obsoletos. Los maestros y maestras luchan entre la buena disposición y deseo por querer enseñar y la improvisación por falta de preparación. Los programas de educación bíblica, cuando los hay, no forman un cuerpo de instrucción (currículo) ordenado y organizado de acuerdo a las edades y niveles de enseñanza. La enseñanza, muchas veces, se reduce a una recitación irreflexiva de las historias bíblicas con aplicaciones irrelevantes sin significación práctica para los niños. El tratamiento temático presenta a la historia de la revelación inconexa, desarticulada, inmediatista y para “salir del paso”. El presente programa de estudio de la Biblia presenta un propuesta que atiende algunas de las dificultades a las que domingo a domingo, día a día, enfrentan quienes son responsables, en iglesia y escuelas, de la instrucción bíblica. Sin pretender ser la panacea, intenta ofrecer un cuerpo de estudio flexible y fácil de usar en cada iglesia. 1. Este currículo ofrece un plan sostenido de instrucción a largo plazo. La posibilidad de disponer de una base organizada que permita tener “a la mano” una lección para cada semana es de una gran ayuda a las maestras y maestros. El concepto de la lección, la metodología de trabajo y la aplicación tienen una base didáctica común. De este modo, se evita la improvisación y los sobresaltos al momento de poner en marcha el plan de estudios. Además, esta base didáctica, no queda supeditada a la presencia o ausencia del maestro, a la enorme movilidad de profesores que las iglesias enfrentan, ni su efectividad se ve limitada por las habilidades del maestro. En este sentido, todos podemos usar

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Nuevo Testamento

este material.

Referencias / Notas

Pero la mayor oportunidad que ofrece este material, es que con este plan se puede estudiar “toda” la Biblia, en un período aproximado de cuatro años. Después de este lapso, y puesto que para entonces los estudiantes habrán cambiado su edad e intereses, se podrá volver a empezar para tratar las historias con mayor profundidad, reflexión y participación. En este sentido, si un niño de cuatro años empieza las lecciones con las historias en el Génesis, al terminar el plan tendrá ocho años y conocerá su Biblia hasta el fin de Hechos. A esta edad estará listo para volver a empezar, pues habrá olvidado algunas historias o recordará vagamente otras. Con el enfoque apropiado a su edad, y de acuerdo a sus inquietudes, aprenderá nuevos temas y extraerá nuevas lecciones que aplicará en su vida. Cuando cumpla los 12 años habrá estudiado dos veces por completo la Biblia. Entrado a la adolescencia, que trae consigo preguntas más críticas, preocupaciones más profundas e inquietudes características, el joven podrá iniciar un tercer estudio de la Palabra de Dios. Para entonces, el estudiante estará en capacidad de dar cuenta de su fe. 2. El material que tiene en sus manos recurre al método narrativo para contar las historias bíblicas. Este método, tan antiguo como la historia misma de la humanidad, ha demostrado ser efectivo y eficaz en cualquier contexto o cultura, y es útil para cualquier edad (inclusive adultos). Capta la atención del estudiante, mantiene alerta a los cinco sentidos, cautiva la imaginación y abre la puerta a la aplicación en la vida de aquello que se aprende, de los ejemplos de vida que las historias nos ofrecen. No debemos olvidar que la Biblia misma es una colección de relatos históricos, a través de los cuales, Dios mismo se ha revelado y ha mostrado, al hombre primero y después a su pueblo, el plan de redención. Es en la historia donde Dios se muestra amorosamente fiel a su pueblo. Es en la historia donde Jesucristo intervendrá al final de los tiempos para emitir su juicio final. De allí que las historias bíblicas nos permiten comprender, en contexto, cómo Dios el Padre, Jesucristo el Hijo, y el Espíritu Santo, actúan milagrosamente para el rescate de sus hijos. Asimismo, vemos cómo los hombres y mujeres de la Biblia, débiles igual que nosotros, pero con la fe puesta en Jesucristo, son usados solo por la gracia de Dios para cumplir su voluntad. Las lecciones están diseñadas siguiendo el mismo plan narrativo que aparece en la Biblia. Historia tras historia vemos cómo Dios nos invita a ser parte de su plan, nos llama para responder a su llamado. Las historias ofrecen la oportunidad de la fascinación y la apertura al diálogo, sin debilitar en lo más mínimo la esencia del mensaje que Dios mismo nos reveló. Entonces, todos somos capaces de “contar” la historia bíblica, todos estamos en capacidad de escuchar y comprender la historia, por lo tanto, todos estamos llamados a compartir estas historias con otros. 3. Este plan de estudio de la Biblia está escrito de tal manera que es posible enseñar las historias de la Biblia en orden cronológico, de acuerdo al desarrollo mismo de la Historia de la Salvación según está revelada en las Escrituras. Es de mucha importancia, que desde la más temprana edad, se enseñe a los niños la historia de la Biblia según este orden. Esto significa que la narración bíblica debe mantener las historias en secuencia, empezando con el Génesis hasta terminar con el libro de Hechos. Esta es la manera como Dios se revela a sí mismo en su Palabra. Solo al conocer las historias bíblicas en un orden cronológico los niños aprenderán y comprenderán el plan unificado de salvación y podrán ver las promesas de Dios y su cumplimiento. Empezar a enseñar a los niños la Biblia en un orden temático generalmente conlleva a confusión. No tan solo porque no permite recordar si Noé vivió antes que Moisés, sino que este método crea una visión desarticulada de la historia en las mentes impresionables de los niños. Tampoco promueve ni desarrolla un entendimiento de la unidad de la historia de la redención o de la naturaleza de la revelación progresiva en las Escrituras. Hay un momento y un lugar para enseñar

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lecciones Referenciasbíblicas / Notas siguiendo un tema. Es preferible hacerlo en proyectos de corta duración, como en Escuelas Bíblicas Vacacionales. 4. Las lecciones para la Educación Cristiana ofrecen un enfoque de conexión, interrelación e interdependencia entre el Antiguo y el Nuevo Testamentos. Así como Jesús resucitado explicó a los discípulos en el camino a Emaús lo que las Escrituras decían de él, este material adopta esta perspectiva. ¿Es posible hallar a Jesucristo en las historias de los patriarcas, los jueces, los reyes, los profetas? Por supuesto que sí, y la misma Biblia revela esta verdad. Las historias bíblicas nos muestran cómo Jesucristo ha estado presente en toda la Historia de la Salvación. Y esto mismo es lo que se debe enseñar a nuestros niños. 5. En términos de la gestión en el aula, las lecciones de este Manual son flexibles y versátiles en su aplicación porque permiten el uso de un sin fin de recursos didácticos, apropiados a las edades. Dadas las características que ofrece el relato narrado y comentado de las historias bíblicas, este se vuelve el material base para el desarrollo de la clase, la elaboración de ayudas, la producción de trabajos y tareas, y la extracción de las lecciones aplicables para la vida. El aprendizaje entonces se vuelve significativo tanto para el maestro como para el estudiante. 6. Por último, el material se presta para ser usado en diversos ambientes educativos. En el hogar, cuando el padre o la madre lee a sus hijos cada una de las historias antes de dormir. En la escuela o colegio cristianos, cuando tiene uno o más profesores responsables de la Educación Cristiana. Domingo a domingo en la Escuela Bíblica Dominical. O con proyectos educativos especiales, en períodos vacacionales, en fechas especiales, etc. La base de la lección en cada clase será la narración del relato bíblico, la extracción del Evangelio y la aplicación para la vida. Reconocemos humildemente que todo hombre o mujer, toda obra, iniciativa o material, son solo instrumentos en las manos de Dios. Por eso descansamos en la esperanza que el Señor nos ha dado, de “que el que comenzó en vosotros la buena obra la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6).

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Referencias / Notas

Guía para la enseñanza eficaz Factores claves para enseñar con el “Plan de estudio”

1. El profesor El profesor es la clave del plan de estudio. Bajo la autoridad de Dios, el profesor es un medio primordial para llegar a los niños con la Palabra de Dios. Todo lo que se enseña y todo lo que se utiliza para enseñar es filtrado por el profesor. La elección del profesor y su entrenamiento son de suma importancia. Así que para esta delicada tarea es indispensable que el profesor mantenga una buena relación con el Señor. No se puede enseñar a los niños el camino de la salvación si él o ella mismo no lo conocen. Ninguna habilidad especial para enseñar, ningún talento o los mismos dones pueden sustituir a la verdadera espiritualidad. La enseñanza bíblica no es meramente una actividad académica, aunque sí incluye lo académico. La enseñanza siempre debe ser una actividad espiritual y del amor (inspirado por el amor de Dios) que busca el bienestar espiritual de los niños. Enseñar la Biblia es un llamado que se debe considerar y poner en oración. Todas las herramientas de enseñanza, incluido un buen plan de estudios, serán meramente de carácter académico y técnico, si le falta la espiritualidad. Por otro lado, aquel profesor que mantiene una buena relación con el Señor y le falta habilidad, conocimiento y preparación, se verá muy beneficiado con este comentario y otras ayudas didácticas. Un profesor espiritual buscará desarrollar sus dones y habilidades, mientras busca el crecimiento de su vida espiritual con el Señor. 1.1.

La responsabilidad del profesor

Es la mayor responsabilidad del profesor enseñar la Biblia fielmente. No es nuestra opinión la que cuenta, sino el pensamiento de Dios y de su verdad infalible. Enseñar la Biblia a los niños es más que solo contar una “historia bíblica” de forma interesante, aunque esto sí importa. La Biblia revela progresivamente el plan de salvación de Dios en la historia. Es la historia de la caída del hombre y su pecado; es la historia de la promesa y la liberación; es la historia de las profecías y sus cumplimientos; es la historia de la redención que recibimos solamente a través de Cristo; es la revelación infalible al hombre la cual interpreta el libro de la naturaleza (la ciencia); y es la Palabra profética de Dios. Enseñando como el plan de salvación es progresivamente revelado en la Biblia es clave en el entendimiento de Cristo, el Salvador. Por tanto, es responsabilidad del profesor narrar fielmente la historia sagrada, pero también su deber es interpretar lealmente la Biblia y enseñar cómo cada relato o historia “calza” en el plan de salvación de Dios. El profesor debe explicar lo que enseña la Biblia y mostrar cómo esto se relaciona con la fe y la vida de cada niño. Esta tarea, entonces, es una gran responsabilidad y demanda una preparación cuidadosa.

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1.2. La actitud del profesor Referencias / Notas Tenemos que imitar la actitud que Jesús tuvo hacia los niños. No hay ilustración más tierna ni conmovedora del cuidado del Señor por los niños que su retrato como El Buen Pastor. En el Antiguo Testamento ya encontramos el tipo del Buen Pastor cuando Isaías describe al Mesías cuidando las ovejas de su rebaño. Viendo proféticamente la venida de Cristo, él nos dice, Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas (Isaías 40:11). En la parábola de las ovejas perdidas, Jesús se refiere a la que está perdida como “una de estas pequeñas”, que Él no desea que se pierda. La actitud del profesor es “contagiosa”. ¿Está el profesor entusiasmado con lo que se va a aprender y enseñar? Mostrar un interés personal y genuino en cada niño demuestra a los niños que el profesor está interesado en ellos. Los niños “sienten” cuando a su profesor le gusta enseñar y quiere a sus estudiantes. No hay nada que muestre mejor la verdadera actitud que el amor. C.H. Spurgeon, un gran predicador en el siglo 19, dice: La mejor preparación para enseñar a las corderos del Señor es el Amor, --amor hacia Jesús y hacia ellos... La enseñanza es pobre cuando no hay amor... Donde no hay amor no habrá vida... Nuestro objetivo es crear amor en los corazones de aquellos a quienes enseñamos, y alimentarlo cuando ya existe... (Come Ye Children, Pilgrim Publications, Pasadena, Texas). 1.3. Conozca a sus alumnos: Enseñar a los niños en el temor del Señor involucra no solo tener un buen conocimiento de la Biblia y un conocimiento personal del camino de la salvación, sino también un buen entendimiento de las características de los niños. Es importante aprender acerca del desarrollo del niño. Jesús dijo, Yo soy el buen pastor; y conozco a mis ovejas (Juan 10:14). Jesús entendía bien a los niños, pues Él mismo fue uno y pasó por todas las etapas de la niñez. En todo momento que trató con niños, Él fue bueno, gentil y tierno. Él sabía cuán impresionables eran. Él sabía que aunque eran limitados en su entendimiento, tenían una tremenda capacidad para confiar y tener fe. Jesús, como ningún otro, entendió que los niños necesitan cuidado especial, sobre todo cuando se les enseña el camino de la salvación. Aquellos que enseñen a los niños deben tratarlos con ternura y sensibilidad, para que su confianza natural no sea violada, sino que se la aproveche para su instrucción. Los maestros deben desarrollar su comprensión acerca de los niños para que de una forma inteligible y responsable bíblicamente puedan decir: Venid, hijos, oídme; El temor de Jehová os enseñaré (Salmos 34:11). Aprenda acerca de la capacidad y nivel de desarrollo de los niños que usted enseña. Busque y consulte literatura acerca del proceso de desarrollo del niño. Los niños no son recipientes que se les pueden rellenar con información, sino que están limitados por el nivel de maduración al cual han llegado en su desarrollo y crecimiento. Por lo general, los niños son muy sensibles y receptivos, por lo mismo están muy abiertos al Evangelio. Pero también son muy vulnerables. Por esto es importante que, cuando se presenten las historias o los aspectos de la salvación, el profesor sea sensible a las características impresionables de los niños. Compare el Apéndice 4 para tener más detalles sobre el desarrollo de los niños en varias áreas de sus vidas. 1.4. Estudie los principios de la enseñanza y del proceso de aprendizaje La mayoría del aprendizaje se adquiere de forma ordenada, de acuerdo a ciertos principios. Manténgase informado de algunos de los principios que exige el proceso de aprendizaje, leyendo literatura apropiada. Por ejemplo, el aprendizaje en los niños pequeños se logra al presentar

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hechos concretos, reales. Gradualmente ellos desarrollan la habilidad para entender y aplicar esas Referencias / Notas verdades. En una edad temprana ellos no tienen la habilidad de razonar, evaluar, analizar y pensar de una forma abstracta. Puesto que su capacidad de atención y concentración es muy corta, a los niños pequeños les encanta la repetición y las rutinas. Les fascina los sonidos de las palabras y memorizan bien y rápidamente. En otras etapas de desarrollo a los niños les gusta las preguntas y la discusión, y quieren razonar, analizar y evaluar. Las reuniones de profesores y algunos talleres pueden ayudar para desarrollar el conocimiento en estas áreas. Compare el Apéndice 3 para tener más detalles sobre el proceso de aprendizaje, según las edades varias. 1.5. El cuidado pastoral de los niños Los profesores deben desarrollar un corazón “pastoral”. El hábito de orar por ellos, como grupo y de forma individual es muy importante. Deben equiparse con una libreta donde tenga anotados los nombres, teléfonos y direcciones de sus estudiantes. Anote cuando alguien falte. Puede ser que ese niño o niña tenga necesidades especiales o haya enfermado. Recuerde que la labor del maestro cristiano es ante todo y sobre todo de carácter espiritual. No es un simple transmisor de información. La tarea que tiene ha sido encargada por Dios mismo. Por ello, el maestro o maestra es responsable del cuidado de la vida espiritual de sus estudiantes. Identificar las necesidades y atenderlas es una parte importantísima de esta tarea. Parte del “cuidado” que el maestro tiene por sus estudiantes requiere que esté en contacto con su familia. Acostúmbrese a enviar notitas sobre el avance de los estudios, informes del progreso y expectativas del profesor. Este tipo de acercamiento involucra a los padres y anima a los niños a aprender mejor. Si los padres asisten a la iglesia, el profesor debe darse un tiempo y hablar con ellos sobre lo que se aprenderá, y el tipo de ayuda que espera que brinden los padres en su hogar. Esto le permitirá conocer un poco más sobre cómo es cada niño o niña. 2. La preparación de la narración para la lección Las siguientes son unas guías generales que esperamos les permitan orientar la preparación de la lección para su clase. Recuerde que después de la ayuda de Dios, a través de su Santo Espíritu, la preparación es la mejor herramienta que disponemos para comunicar las verdades reveladas por Dios mismo. Cuanto mayor tiempo destinemos a la preparación, tendremos una mayor posibilidad y oportunidad de ser fieles a la Palabra de Dios y llegar con nuestra enseñanza al corazón de nuestros estudiantes y sus familias. 2.1. Oración Esta es la primera y más importante necesidad que debe ser atendida, porque la obra del Espíritu Santo es indispensable para abrir las Escrituras y ayudar a los profesores a enseñar. Necesitamos luz para nosotros antes de enseñar a otros. Abre mis ojos y miraré las maravillas de tu Ley (Salmos 119:18). 2.2. Lea y estudie el pasaje bíblico En el principio de cada lección, puede encontrar las citas bíblicas a las que se refiere la lección. La Biblia es el texto principal. Lea todo el pasaje, una y otra vez, y también cuanto pueda acerca del contexto, para tener un mayor conocimiento de los antecedentes. Lea los pasajes paralelos, o leer el mismo pasaje en varias versiones de la Biblia. Medite sobre lo que “le dice” el pasaje y lo que le “puede decir” a sus estudiantes, antes de abrir otros textos de estudio y referencia.

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2.3.Referencias Lea la lección / Notascorrespondiente y busque ayudas adicionales para el estudio bíblico Después de estar familiarizado con el pasaje bíblico, lea la lección correspondiente de este texto para entender mejor lo que Dios esta revelándonos en este pasaje. La meta es aprender la historia, analizar los incidentes, conocer los personajes mencionados y fijarse en las enseñanzas doctrinales y prácticas, para entonces encontrar la enseñanza principal que será el objetivo de nuestra lección. Cada profesor debe considerar seriamente el uso de algunos recursos para la consulta y el estudio, pues esto permitirá que su enseñanza sea más significativa. Por supuesto, no todo lo que aquí sugerimos a continuación necesita ser usado obligatoriamente. Idealmente algunos, o todos estos recursos, deben ser puestos a disposición de los profesores que dan enseñanzas bíblicas en las iglesias locales o escuelas. Pero, aquellos profesores a quienes les gusta “crecer”, querrán disponer de su biblioteca personal con algunos, si no todos, de los siguientes textos. El objetivo es que el profesor prepare por sí mismo su lección, en vez de usar una lección ya elaborada por otra persona o fuente. 2.3.1. Comentarios bíblicos. Son recursos de referencia que ofrecen ayuda con una explicación más a fondo de los pasajes bíblicos. 2.3.2. Biblia de estudio. Nos proveen antecedentes, explicaciones y resúmenes de los diferentes libros de la Biblia, capítulos e historias. Las Biblias de estudio contienen información clave sobre el contexto histórico. 2.3.3. Diccionarios Bíblicos y Enciclopedias Bíblicas. Estos recursos explican nombres, lugares, palabras, costumbres. Ofrecen abundante información de referencia que ayuda la comprensión de los textos bíblicos y de los ambientes socio culturales desde donde se escribieron los libros que componen la Biblia. 2.3.4. Concordancia. Puede ser comprada por separado o en algunos casos viene como parte de una Biblia de Estudio. Esta es una poderosa herramienta y es esencial para encontrar los pasajes bíblicos, versículos, temas a través de palabras claves. 2.3.5. Mapas históricos o Atlas Bíblico. Solo los niños de ocho años en adelante podrán localizar los lugares en los mapas. Sin embargo, los profesores de todas las edades deben ser capaces de localizar la información geográfica mencionada en las Escrituras. 2.4. Hacer un bosquejo de su lección En un cuaderno haga un bosquejo de todo que ha leído. Apunte los puntos principales que quieren compartir con los niños. Descarte el material que no se necesita. Este es un punto difícil para muchos maestros. Les gusta usar todo lo que han aprendido en sus estudios, sea que sirva o no para lograr el propósito de la lección. Mejor es decidir qué material se necesita para analizar el propósito y dejar para otra ocasión lo demás. Piensen en la edad de sus estudiantes y escoge la material que es apropia por su edad. Un plan de lección ayuda a usted como maestro a llegar a su conclusión con orden. Evita rodeos, repetición, y el mal uso del tiempo. Un plan comienza con una introducción o punto de contacto, y sigue con puntos progresivos tomados del texto que, poco a poco, prueban la enseñanza o logran el propósito de la lección. ¿Piensan en cuales son los hechos relatados en el pasaje? ¿De quién habla? ¿Qué mensaje tiene Dios para las personas mencionadas en este pasaje (la audiencia original)? ¿Cuáles son las doctrinas o verdades espirituales que Dios está enseñando? ¿Cuál es la enseñanza principal sobre Dios de esta lección para nosotros hoy en día? ¿Cómo puedo resumir esta enseñanza principal en pocas palabras a nivel de mis alumnos? Su bosquejo puede ser organizado con tres partes.

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2.4.1 La introducción: La introducción debe ser breve y despertar el interés y curiosidad de/los alumReferencias Notas nos, e involucrarlos en la lección. Las mejores introducciones son situaciones o sentimientos con los cuales los estudiantes se pueden identificar. La introducción puede ser formulada en forma de pregunta, una lección previa, el compartir una experiencia, un evento actual, un dicho famoso o un proverbio. La introducción debe relacionarse con la principal verdad bíblica de la lección. Esta parte de la historia no debe durar más de tres minutos. Debe fluir naturalmente hacia el material de la lección. 2.4.2. El cuerpo: Es el desarrollo de los puntos progresivos anotados en el bosquejo. Estos deben ser complementados con cuantos detalles sean necesarios para que el profesor logre enseñar la lección. Los puntos principales deben reflejar fielmente la historia escrita en las Escrituras. Los oyentes siempre están dispuestos a seguir al personaje principal, paso a paso, en la acción y el suspenso del relato. La progresión de los sucesos va aumentando el interés, hasta el punto culminante que llamamos clímax. Esta es el parte más importante del cuerpo, pues aquí se deja ver el mensaje de la narración porque los personajes ya están en una situación estable. 2.4.3. Conclusión: Una vez cuando el clímax ha sido alcanzado, y el misterio resuelto, la conclusión ha de ser muy breve. El maestro debe mostrar a los alumnos cómo aplicar los datos y hechos de la lección a la vida diaria, ensañándoles que está haciendo Dios en este historia. Una buena conclusión refleja la meta y el objetivo de la lección, y se puede plantear en forma de pregunta, por ejemplo, “¿Has confesado tus pecados como lo hizo David?” Una buena conclusión llega a la vida de los niños y se enfoca en la redención de Dios. 3. Prepare su “Plan de Lección” 3.1. ¿Qué es un “Plan de lección”? Un “Plan de lección” es el desarrollo al detalle de qué y cómo el profesor va a enseñar su lección en su clase. El “Plan de lección” es el mapa de acción, la “hoja de ruta”, y sirve como una guía para preparar al profesor. Un buen plan de lección es usualmente el resultado de un buen esfuerzo y varias revisiones. Revisar el “Plan de lección” y estar familiarizado con cada parte de él, ayudará al profesor a enseñar con confianza. De allí que siempre es bueno revisarlo antes de empezar la clase. Un “Plan de lección” nos asegura que todas las ayudas para nuestra enseñanza y todos los materiales para la lección estén preparados y disponibles para cuando los necesitemos. El “Plan de lección” no se debe seguir rígidamente, cuando haya situaciones inesperadas o necesidades especiales con los niños. 3.2.

Beneficios de un “Plan de lección”

3.2.1. Da honor a Dios, pues Él se merece nuestro mejor esfuerzo. 3.2.2. Ayuda al profesor a estar organizado y beneficia a los estudiantes en su aprendizaje. 3.2.3. Un plan escrito se lo puede archivar y podrá ser usado otra vez, aunque siempre se lo deberá revisar y adaptar para alcanzar la necesidad específica de la clase. 3.3. Instrucciones de cómo preparar un “Plan de lección” Lección: Anote el número de la lección Escriba la fecha Fecha: Tema: Escriba el título de la lección. Pasaje bíblico: Escriba el pasaje bíblico.

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Materiales y equipo: Referencias / NotasHaga una lista de todos los materiales que usará y que necesita llevar a su clase, tales como mapas, papel, lápices, tijeras, cinta adhesiva, etc. Preparación de la clase: Prepare su aula con suficiente sillas, etc., para recibir a los niños. Estar preparado disminuye la pérdida de tiempo y crea un ambiente de disciplina y orden en la clase. Devocional de entrada: Escoja una canción para cantar. Reflexione en los pedidos de oración y dé gracias por su clase. Registro: Llene sus datos en un registro de asistencia. Repaso: Escriba los puntos que quiere repasar de la lección anterior. Trabajo de memorización: Escriba el versículo que todos van a memorizar. Usted es la primera persona que debe saber de memoria el versículo. Metas de la lección: Formule y resuma la enseñanza principal o los puntos principales de la lección en una solo idea o verdad bíblica. Ponga esta idea en una sola oración, usando lenguaje sencillo y apropiado para la edad de sus estudiantes. Objetivos: Para definir el o los objetivos, escriba lo que usted quiere que aprendan, sientan y hagan los niños. Usualmente no es posible alcanzar todos los objetivos, pero sirve de ayuda anotar algunos. Narración de la historia bíblica: Referirse a su bosquejo hecho sobre su lección Actividades: Escoja de sus archivos una actividad para reforzar y repasar la verdad de la lección. Tenga listas suficientes copias para que cada alumno tenga una. Haga una muestra. Clausura: Siga una rutina para arreglar el aula y guardar los trabajos. Hace una oración final. Termine con los anuncios, si hay algunos. Evaluación: Siempre debemos evaluar para mejorar nuestro trabajo y el de los niños. Observe que el Apéndice 1 es una muestra para analizar cómo se debe preparar un “Plan de lección”. El apéndice 2 contiene la “plantilla” de un “Plan de lección” que puede ser llenada por el profesor en cada clase. Esta hoja es fotocopiable. 4. Escoger los métodos que quiere usar en sus enseñanzas Los métodos son los medios, los procesos y las maneras de enseñar la lección. No se puede enseñar sin usar un método. Cada profesor debe desarrollar sus propios métodos para presentar la lección de forma interesante. Esto estimula el aprendizaje efectivo y por lo general previene problemas disciplinarios. Un buen profesor conoce y maneja una variedad de métodos de enseñanza y usa su habilidad en aplicarlos a las distintas edades de sus estudiantes y a las distintas circunstancias que se presenten en el salón de clase. La participación del estudiante es muy importante. Siempre mantenga la Biblia frente a usted y anime a los niños llevar sus propias Biblias. Permita que los niños que saben leer busquen los pasajes bíblicos o versículos apropiados. Una variedad de métodos, apropiados para el nivel de madurez del estudiante y de acuerdo al tema que se está tratando, minimizarán el aburrimiento que muchas veces trae consigo los problemas de disciplina. Debido a que el tiempo de atención de los niños pequeños es relativamente corto, una variedad de actividades funciona mejor, y es

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especialmente efectivo cantar con ellos.

Referencias / Notas

Sobre todo, el profesor deberá rociar su enseñanza con la oración, pidiendo que El Espíritu Santo aplique la enseñanza a los corazones de los oyentes. 4.1. Factores que se debe considerar para escoger sus métodos. 4.1.1. El tiempo disponible para las clases: El tiempo disponible va a determinar cuáles y cuantos de los métodos podemos usar. 4.1.2. Las edades de sus alumnos: Los métodos tienen que estar variado de acuerdo a las edades. Por eso es que las actividades (la exposición, la canción, las actividades, etc.) deben ser planeadas considerando la edad. 4.2.3. El número de alumnos en su clase: Clases muy grandes inhibe el uso de unos métodos. 4.2. Considere los varios métodos de enseñanza. Jesús, el Maestro enviado por Dios (Juan 3:2), usó casi todos los métodos conocidos de enseñanza. 4.2.1. Lecciones con objetos e ilustraciones de la vida cotidiana: Jesús enseñó apuntando a objetos conocidos como flores, pájaros, hierba, semillas, etc. Él usó niños pequeños, una moneda y la naturaleza para enseñar una variedad de lecciones. Jesús relató ilustraciones de la vida cotidiana y Él contó muchas parábolas para ilustrar principios abstractos de la verdad. 4.2.2. Preguntas: Jesús usó muchas veces el método de hacer preguntas para una variedad de propósitos. Algunas preguntas se hicieron para estimular el interés y conseguir un punto de contacto (Lucas 10:26); otras se hicieron para aclarar un pensamiento o las ideas (Lucas 7:39). Algunas preguntas tuvieron la intención de ilustrar o enfatizar la verdad; otras eran para aplicar las verdades. Los métodos que usan preguntas son muy efectivos y pueden ser usadas como parte de la historia o del método de discurso. Use preguntas para involucrar a los niños, especialmente cuando vea que está perdiendo su atención. El hacer preguntas, tanto al principio de la historia como durante la misma, involucra a los niños en la lección y mantiene su atención. El uso de preguntas estimula la mente de los niños para entender las verdades deseadas. Contesta las preguntas de los niños con otras preguntas, animándolos a pensar y reflexionar en las nuevas verdades presentadas por sí mismos. Este método es especialmente útil con los niños más grandes y se puede usar de varias maneras. Todos los profesores deben aprender a desarrollar la habilidad de hacer preguntas eficaces. 4.2.3. Historias: Aunque la Biblia contiene doctrina y teología profunda, Dios no escogió revelar su Plan de Salvación por medios sistemáticos de teología o sistemas doctrinales. Antes bien, Él reveló su plan redentor gradualmente, a través de la historia. El método de la narración de la historia llama la atención a niños y adultos. Así que todos aquellos que enseñan a niños deben desarrollar esta técnica como el método principal de enseñanza. La historia debe ser enfocada en lo que Dios está haciendo por medio de las vidas de las personas. Interprete y explique lo desconocido, como costumbres bíblicas, vestimenta, arquitectura, etc. 4.2.4. Palabras de acción: Jesús empleó varias veces “palabras de acción”, imperativos, tales como ven, sigue, ve, mira, cree, predica, observa, ora, hacer igual, lava, ve y di, no peques más, alimenta a mis ovejas, has discípulos de todas las naciones, levántate, trabaja, has que vengan, etc.

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4.2.5. Discursos: Jesús usó el método discursivo para dar presentaciones sistemáticas de la verdad. Referencias / Notas Él utilizó este método cuando estaba con grupos grandes y para instruir a sus discípulos. Este método mantiene al estudiante involucrado e interesado en lo que se discute. 4.2.6. Figuras de lenguaje: Jesús se valió de las ilustraciones vívidas y usó casi todas las figuras de lenguaje como comparaciones, metáforas, alusiones, alegorías e hipérboles. 4.2.7. Ayudas visuales e ilustraciones: El Señor usó métodos de enseñanza para impartir las verdades espirituales. Ilustraciones bien escogidas pueden crear impresiones vívidas y mantenerse en la memoria, muy adentro y por largo tiempo. El profesor debe esforzarse para desarrollar esta habilidad, pero debe recordar que estas ilustraciones son nada más que ayudas. Los peligros de usar ayudas visuales, ilustraciones o ejemplos es que fácilmente pueden distraer del punto principal de la lección, y por ello los niños recordarán la ilustración o el objeto mencionado más que la aplicación o la verdad bíblica. Los franelógrafos y los dibujos son de utilidad para los niños pequeños, pero recordemos siempre que La fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios (Romanos 10:17). Los profesores pueden hacer sus propias ayudas visuales, usando su imaginación y creatividad. Es posible usar materiales baratos para hacer afiches y gráficos para enseñar versículos bíblicos, canciones, genealogías, fechas históricas y para enseñar puntos claves y verdades. Estos se pueden conservar en un archivo para poder utilizarlos en otras ocasiones. Mapas y otras ayudas visuales tales como modelos del templo, el tabernáculo o la vestimenta del sacerdote hacen que la educación se torne más interesante e instructiva para los estudiantes. 4.2.8. Memorización: Jesús conocía las Escrituras y las citaba mucho. En los momentos mas difíciles, Él descanso en la palabra eterna (como en la tentación de Jesús, Lucas 4:1-13; Mateo 4:1-11; Marcos 1:12-13). La memorización de versículos bíblicos es una parte muy importante en la enseñanza de la Biblia. El Espíritu Santo obra por la Palabra de Dios. Entonces nos conviene guardar esta palabra en nuestra mente y corazón, y en la mente y corazón de nuestros estudiantes. En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti (Salmo 119:11). La palabra acuérdate se usa mucho en las Escrituras. Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho. (Juan 14:26). Sin embargo, la mente no debe ser sobrecargada. Se debe introducir en la memoria solo el contenido que tiene un significado para ellos. La cantidad de trabajo de memorización debe ser escogida apropiadamente de acuerdo a la edad del los niños con quienes se trabaja. A los más pequeños les encanta el sonido de las palabras y pueden memorizar fácilmente, aunque ellos no siempre entienden lo que memorizan. No importa si no entienden todo en este momento. Estamos guardando la Palabra de Dios y el Espíritu lo usará en el futuro. Se debe hacer que los niños recuerden los versículos bíblicos de acuerdo a una rutina planeada. A los niños se les debe informar de las expectativas que el profesor tiene de ellos. Aparte de memorizar canciones y versículos significativos, los niños deben aprender lo siguiente también:

Los libros de la Biblia El Credo de los Apóstoles Los diez mandamientos (en su forma corta y completa) Resumen de la Ley (Amarás al Señor con todo tu corazón...) Los nombres de los 12 discípulos Los nombres de las Tribus de Israel El Salmo 23, Las Bienaventuranzas, etc.

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4.2.9. Cantar: La Biblia está llena de canciones. Moisés y Miriam enseñaronReferencias al pueblo/ de Israel Notas a cantar las maravillas de Dios (Éxodo 15:1-21; Deuteronomio 31:19). La mayoría del libro de los Salmos fue compuesto por David, el dulce cantante de Israel. La Biblia menciona cantos de alabanza, victoria y lamento. El cantar era parte de la alabanza de Israel y de esta forma recordaban y repasaban los hechos maravillosos de Dios. Una de las últimas actividades de Jesús fue cantar con sus discípulos (Mateo 26:30; Marcos 14:26). Los redimidos en los cielos cantan el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero (Apocalipsis 15:3). Cantar es una manera muy importante y significativa de adorar y enseñar las verdades de las Escrituras. Las canciones que enseñemos deben tener un contenido bíblico, que estén enfocadas en Dios y no en el hombre. Tenemos que discernir entre las canciones bíblicas y aquellas canciones centradas en los sentimientos del hombre. Si reflexiona bíblicamente, se dará cuenta que por allí hay muchas canciones que no son bíblicas. 4.2.10. Cuadernos de trabajo: Los cuadernos de trabajo y los trabajos mismos deben reforzar la lección. Los trabajos que se hace en el aula no son para “entretener” a los niños, tampoco para “mantenerlos ocupados” o matar el tiempo. El contenido de estos debe ser centrado en el objetivo de la lección bíblica y procurará animar al niño grande a usar su Biblia. 5. Cómo guardar los materiales para que los recursos estén disponibles para el futuro Sería ideal que cada grupo que quiere usar el programa “Historia de la Salvación” tenga disponible un espacio separado para un archivador, una mesa de trabajo, una copiadora, y un armario, para guardar provisiones tales como el papel, lápices, lápices de color, marcadores, etc. Sería una bendición grande también tener una biblioteca con una sección de literatura, accesible sólo para los profesores de los niños. El material puede ser organizado y conservado usando los siguientes recursos: 5.1. El archivador El archivador debe tener fólderes separados para cada lección, claramente marcados con el número de la lección. Allí puede guardar materiales útiles para cada lección. Además, en otros fólderes puede guardar copias de canciones y casetes, mapas, líneas del tiempo u otros recursos como programas de Navidad, poemas, etc.). Designe a una de las maestras para supervisar este archivo, pues de lo contrario pronto estará fuera de orden, las lecciones se perderán y el material se volverá inútil. 5.2. Los fólderes Los fólderes de las lecciones contendrán: 5.2.1. Actividades de aprendizaje, tales como dibujos para colorear, hojas de actividades relacionadas con la lección, ayudas de enseñanza o la indicación de dónde se pueden conseguir estas ayudas (mapas, gráficos, etc.). 5.2.2. Cualquier otro recurso o material que se relacione con la lección, tales como recortes de periódico, dibujos, etc. 5.3. Aumente sus recursos Busque y colecciones historias, ilustraciones, actividades, recortes de periódicos y revistas, etc., para archivar con la lección apropiada para su posible futuro uso en el diseño de las lecciones. 6. Factores que considerar cuando se elabora un “Plan de estudio” Hay varios factores que se deben considerar cuando se elabora un “Plan de estudio” para la escuela dominical. Les recomendamos que todas las clases, de todas las edades, estudien la misma lección

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simultáneamente. Esta metodología tiene algunas ventajas, pues al tratar un mismo relato, las Referencias / Notas familias tienen la oportunidad de compartir la lección y las actividades de aprendizaje en sus casas (tareas, memorización de versículos, intercambio de ideas, explicación de puntos no comprendidos por los niños más pequeños, etc.). Además, esto ofrece una oportunidad para que toda la familia se anime a estudiar la Biblia permanentemente. El número y edades de los niños es un factor clave al momento de hacer el horario del “Plan de estudio”. Es ideal que a los niños se los pueda organizar de acuerdo a su edad y habilidad, y en base a ello se diseñará el plan. Usualmente el espacio disponible en las aulas determinará el tamaño de la clase y el agrupamiento por edades. Los grupos más pequeños permiten al profesor construir relaciones personales mas profundas y dar más atención particular a cada niño. Es muy importante que el profesor ofrezca un ambiente cálido y de aceptación en la clase. El arreglo de la clase, una ventilación apropiada, la ubicación de los asientos y la luz adecuada, pueden tener un efecto positivo en la actitud y comportamiento del estudiante. El profesor también crea un buen ambiente al estar bien preparado. Llegar a tiempo, tener todos los materiales a mano para enseñar la lección y dar indicaciones claras e importantes, puede contribuir a alcanzar este objetivo. 7. Conocer la historia de la educación religiosa de niños Para leer una “Breve historia de la educación en los tiempos bíblicos”, especialmente la religiosa, desde tiempos bíblicos hasta el presente, compare el Apéndice 6. 8. Conclusión Siempre debemos tener presente que el objetivo primordial de la enseñanza bíblica a los niños es guiarlos hacia la fe en Cristo e instruirlos para vivir una vida cristiana que da toda la gloria a Dios. El conocimiento bíblico siempre debe estar relacionado con la fe personal y una vida cristiana que revele los frutos del Espíritu de Dios. En la historia de la iglesia cristiana, la enseñanza del catecismo (método de instrucción que usa preguntas y respuestas) basado en la Biblia ha sido de mucho provecho en la enseñanza a los niños. Por esta razón hemos incluido el Catecismo de Heidelberg y un catecismo para niños pequeños en los Apéndices 4 y 5, como recursos adicionales para los profesores. La instrucción y memorización de estas preguntas y respuestas, basadas en la doctrina de la Biblia, servirán como una guía a los niños hacia la fe y para asumir las responsabilidades y demandas del Evangelio. Además, enseñar la Biblia a los niños debe prepararlos para entender y participar en los servicios de adoración de la iglesia y, especialmente, enfocarse en la proclamación de la Palabra. Recuerde que “no hay mejor forma de aprender que enseñando”. Qué privilegio que tenemos al ser instrumentos del Señor y tener parte en el desarrollo de la vida espiritual de los niños. Esperamos que algún día, nuestros alumnos se unan al salmista y puedan decir: Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza, seguridad mía desde mi juventud... Me enseñaste, Dios, desde mi juventud, y hasta ahora he manifestado tus maravillas (Salmos 71:5, 17). ¡Qué gran responsabilidad es enseñar a los niños!

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LECCIÓN Título:

EL NACIMIENTO DE JUAN EL BAUTISTA Textos de referencia: Lucas 1:5-23 y vv. 57-80 Versículo para memorizar: Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo, y nos levantó un poderoso Salvador. Lucas 1:68-69 INTRODUCCIÓN Las cosas viejas pasaron y todas las cosas ahora son nuevas. Aproximadamente 400 años atrás, Malaquías había entregado la última profecía del Pacto Antiguo que anunciaba al Mesías, el Cristo. Por siglos los creyentes perseveraron en su anhelo y en la esperanza de su venida, mirando devotamente al cielo y aguardando el cumplimiento de la promesa. ¡Pero los cambios están en camino! El tiempo de la preparación ha pasado. La plenitud del tiempo ha venido. La voz de la profecía rompe su largo silencio y es hecho el último anuncio de las cosas que pronto han de venir. Ahora el Señor empieza a derramar nuevas revelaciones, por las voces de los ángeles y de los hombres, a través de sueños y eventos portentosos. Se manifiestan rápidamente a Zacarías y Elisabet, a María y José, a los pastores, a Ana y Simeón, e incluso a las naciones del mundo por medio de los sabios del Oriente. Estas revelaciones aumentan de gloria en gloria, todas centradas en el Cristo de Dios. Él y sólo Él es el centro glorioso de esta grandiosa obra. Juan el Bautista hace su aparición, pero solo debido a Jesús. Sin duda, una persona de enorme importancia, nada común, pero su verdadera grandeza será comprendida en relación al Señor Jesucristo. Aunque Lucas 1 relata nada más que el alba de este nuevo día, hay una belleza impactante en lo que sucede. ¡Él proclama la gloria de Dios! Por consiguiente, ¡cuán gloriosa será la presencia de Dios con nosotros!

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Juan el Bautista es sólo el precursor de Cristo. Si su nacimiento fue una obra maravillosa, ¡cuánto más excelsa es la venida del Salvador! Mientras miramos los detalles del nacimiento de Juan consideraremos: I. La aparición del ángel II. El “nombre” de Juan I. LA APARICIÓN DEL ÁNGEL A. La importancia de la aparición del ángel

Voz que clama en el desierto: “¡Preparad un camino a Jehová; nivelad una calzada en la estepa a nuestro Dios!” Isaías 40:3

La manera en que el mensajero del Salvador entra en el mundo es notoriamente consistente con el lugar especial que él ocupará. Los profetas predijeron su venida (Isaías 40:3; Malaquías 3:1; 4:5). Ahora, cuando la plenitud del tiempo se acerca, toda manifestación visible es gloriosa. Antes de este acontecimiento, la mayoría de las profecías fueron dadas por hombres escogidos por Dios, pero humanos igual a nosotros. Ahora el Señor envía a Gabriel, uno de los principales ángeles del cielo. Los ángeles son espíritus ministradores que sirven a Dios y hacen Su voluntad. Ellos también son enviados para servir a los herederos de la salvación. Ellos pueden tomar la apariencia de seres humanos y frecuentemente aparecen en puntos importantes de la historia de la salvación. Por ejemplo: durante el tiempo de los patriarcas, en el nacimiento del Salvador, durante su tentación en el desierto, en su sufrimiento en Getsemaní, en su resurrección y ascensión al cielo. El nombre Gabriel significa poderoso de Dios o poder de Dios. Tiempo atrás él había venido del cielo para dar a conocer a Daniel que su oración había sido oída y para anunciarle la promesa del Mesías (Daniel 9:21 y siguientes). Gabriel es el mensajero de las buenas nuevas, es el evangelista celestial. ¡Cuán grande es Jesús! ¡Nada menos que Gabriel, el que está delante de Dios (Lucas 1:19), fue enviado a la tierra para anunciar la venida corpórea del Salvador y el nacimiento del mensajero de Cristo! La posición de Gabriel de estar delante Dios, cerca del trono, denota su importancia. B. El ángel se encuentra con Zacarías, el sacerdote Un testimonio maravilloso nos es dado acerca de Zacarías y su esposa Elisabet. Los dos son descendientes de Aarón y ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. Ser justo e irreprensible no significa que ellos eran sin pecado. Esto se pone en evidencia en la incredulidad de Zacarías. Pero ni la falta de sinceridad o los actos pecaminosos mancharon la vida de estas dos personas temerosas de Dios. Su celo por guardar conscientemente la ley de Dios fue motivado por la verdadera piedad. Ellos no sólo eran puros en el sentido levítico, sino que tomaron la ley de Dios en serio y guardaron todos sus mandamientos escrupulosamente. Estas personas correctas eran conscientes

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de su responsabilidad en cuanto a la fe y caminaron con integridad delante del Señor. Al igual que Noé, Job, José y Simeón, ellos fueron declarados justos. ¡Qué contraste representaron ellos frente a los sacerdotes hipócritas y a la mayoría de la gente de la época!

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No había muchas personas como Zacarías y Elisabet. A la mayoría les faltaba una o todas las marcas que eran sus características distintivas. Es un gran privilegio tener una conciencia clara delante de Dios y de los hombres, y es una bendición pertenecer a una familia donde se sirve al Señor. El Señor dio una bendición extraordinaria a esta pareja piadosa, no porque ellos se lo merecieran, sino para que Dios sea reconocido y honrado por sus bendiciones. El que los padres de Juan sean honorables no era un asunto sin importancia. Las personas temerosas de Dios no siempre alcanzan sus propios deseos. Zacarías y Elisabet habían estado sin hijos durante muchos años. Esto significaba que ellos habían sido mirados con afrenta, como lo fue Ana, la madre de Samuel. Ser negado de la alegría de los hijos era una gran aflicción, no sólo por no gozar de la paternidad, sino también porque no tendrían ningún descendiente diera la bienvenida al esperado Salvador. Durante muchos años habían tenido un matrimonio feliz, pero les faltaba un hijo. Ellos habrán orado a menudo porque Dios les concediera un hijo. Pero, ya avanzados en edad, quizás habían dejado de pedir. Zacarías se ocupaba sirviendo en el templo. Desde el tiempo de David, numerosos sacerdotes estaban divididos en 24 órdenes. Estaban separados por categorías. Cada división se turnaba para servir en el templo. El historiador Josefo señala que había aproximadamente ¡20.000 sacerdotes! Cada grupo de sacerdotes servía durante una semana. Zacarías pertenecía a la octava división, sucesor de un tal Abías (1 Crónicas. 24:10). En estas circunstancias le había llegado su turno. Según la costumbre, se echaba a suertes por la mañana para determinar cuál de los sacerdotes llevaría a cabo las actividades. Era un privilegio peculiar ser escogido para traer la ofrenda del incienso. A un sacerdote le era permitido hacer esto una sola vez en toda su vida. Por disposición divina, la tarea recayó sobre Zacarías en su vejez. C. Gabriel se le aparece a Zacarías en el Lugar Santo Mientras Zacarías estaba ocupado, el Señor se une a las ordenanzas que Él había establecido, pues Él vendrá súbitamente a su templo (Malaquías 3:1). El Señor tiene un mensaje para este sacerdote. El hombre viejo se turbó y se asustó cuando el mensajero de Dios se le apareció de repente. No debería sorprendernos que a Zacarías le sobrecogiera el temor. A menudo leemos en la Escritura que las personas tenían miedo cuando se les aparecían los ángeles. Daniel y las mujeres en la tumba de Jesús son ejemplos de esto. ¿No tendríamos miedo nosotros también? ¡Además, ya había pasado mucho tiempo largo desde la última vez que un ángel se había aparecido! Y Gabriel, parado del

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“Yo envío mi mensajero para que prepare el camino delante de mí. Y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis; y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros, ya viene”, ha dicho Jehová de los ejércitos. Malaquías 3:1

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Referencias / Notas

lado derecho del altar, posición que señala su distinción, le anima diciéndole No temas. Zacarías, después del estupor, escucha jubiloso el mensaje. Mientras la fragancia del incienso sube como un símbolo de oración, recibe el mensaje de que el Señor ha oído su ruego. Dios no se había olvidado de la pareja virtuosa, aunque la respuesta se demoró en venir. El deseo que por muchos años fue esperado ahora será cumplido. En su vejez, ellos recibirán a un hijo en respuesta a sus oraciones. Pero Gabriel tiene más que decir. El niño deberá llamarse Juan. Notemos los significados de los nombres de los padres y de su hijo. Zacarías significa el Señor recuerda, Elisabet significa Dios promete o el Dios fiel, y Juan quiere decir el Señor es bondadoso. El nombre del hijo encaja, porque su nacimiento es motivo de gozo y alegría del padre, y es la causa de que su madre alabe al Señor por quitarle su afrenta. Además no solo sus padres, sino Muchos se regocijarán de su nacimiento.

Por tanto, Jehová, que redimió a Abraham, dice así a la casa de Jacob: “No será ahora avergonzado Jacob ni su rostro palidecerá, porque verá a sus hijos, que al considerar la obra de mis manos en medio de ellos, santificarán mi nombre. Santificarán al Santo de Jacob y temerán al Dios de Israel”. Isaías 29:22-23 Yo os envío al profeta Elías antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y castigue la tierra con maldición. Malaquías 4:5-6 “Muchos acudían a él, y decían: --Juan, a la verdad, ninguna señal hizo; pero todo lo que Juan dijo de este era verdad”. Juan 10:41

Y Él será grande delante de Dios y digno de llevar ese nombre. Su nacimiento, como el de Isaac y Sansón, es un milagro. Él tendrá un lugar único en el pueblo. Aunque no era un nazareo o un sacerdote, su estilo de vida tendrá algo en común con ellos. Él no podrá consumir vino o bebida fuerte. Desde su concepción él será lleno del Espíritu Santo. Su persona y su vida serán dedicadas completamente al Señor, así como Samuel que fue dedicado al Señor desde su niñez. El trabajo del Bautista señala la gracia de Dios. Él es el medio por el que muchos serán convertidos. Como el mensajero que camina delante de Cristo, él hará volver los corazones de los hijos de Jacob que se han alejado del Señor (Isaías 29:22-23). Sí, él hará volver al rebelde a la prudencia de los justos. Juan traerá armonía a las generaciones más jóvenes y a las más antiguas, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto para recibirlo en fe y amor. La profecía concluyente del Antiguo Testamento viene al cumplimiento en él (Malaquías 4:5-6). Jesús mismo dirá después, que entre los nacidos de mujeres no hay mayor profeta que Juan el Bautista (Lucas 7:28). Gabriel revela a Zacarías que su hijo Juan será el segundo Elías, no realizando los milagros como aquel hizo (Juan 10:41), sino con el espíritu y el poder que tuvo. Y Juan se asemeja a Elías en su llamado, en la posición que ocupa frente al pueblo, en su vestir, en la poderosa predicación, en su intrepidez y fidelidad, en sus apariciones delante de los reyes, su testimonio contra el espíritu del tiempo, y en su influencia y bendición para el pueblo. ¡El hecho que el mensajero era un hombre lleno del Espíritu Santo señala a la grandeza del mensaje: Cristo! D. Juan es conocido aún antes de su nacimiento Gabriel anuncia su mensaje con solemne autoridad, pero para Zacarías es demasiado. Las objeciones llenan su corazón. Él no puede aceptarlo del todo. Las dudas se levantan y la incredulidad aparece, pues no logra mira desde la perspectiva de Dios. Él mira con realidad pero sin fe, la edad de su esposa y la suya propia. Agitando su cabeza

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él pregunta: ¿En qué conoceré esto? En otras palabras su duda le lleva a preguntar ¿por qué debo creer en esto que me dices? Las dudas de Zacarías son entendibles. ¿No era éste acaso un mensaje increíble, es decir no creíble? ¡Pero para el Señor nada es demasiado maravilloso! El ángel le había traído la Palabra de Dios. ¿Acaso lo que el Señor habla no lo hace? ¿Cree Zacarías que un ángel viene del cielo solo para decirle mentiras o para darle un mensaje exagerado? Por su incredulidad, Gabriel le reprende severamente, y señala el origen divino de su oficio, su nombre y el para qué fue enviado. Después le da una señal que anuncia el cumplimiento de sus palabras. Notemos el contraste que hace Gabriel. He sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas y por tu vergonzosa incredulidad ahora quedarás mudo y no podrás hablar. El castigo es doloroso, sin embargo, su mudez es la garantía de la promesa y una evidencia para apoyar su fe vacilante. El ángel desapareció cuando su tarea fue completada. Las personas que afuera esperaban a Zacarías se preguntaron por qué se demoraba tanto. Al verlo aparecer, sin habla, entendieron que él había tenido una visión en el santuario. El sacerdote no podía pronunciar la bendición sobre ellos, pero se esforzó para hablarles por señas. Tan pronto terminó su servicio en el templo, Zacarías regresó a su casa en la región montañosa de Judea. Él no pudo decirle a su esposa lo que ocurrió, pero le escribió el mensaje dado por el ángel. Durante nueve meses Zacarías permaneció mudo. Su mudez es un testimonio claro para que no dudemos acerca de la verdad de la Palabra de Dios y creamos lo que Él nos dice. II. EL “NOMBRE” DE JUAN A. El Señor guarda sus promesas Para nosotros, el prometer algo y llevarlo a cabo son a menudo dos cosas separadas. Pero, para Dios las promesas siempre son llevadas a cabo y se cumplen a su debido tiempo. Esto se demuestra de forma vívida en el evangelio de Lucas. Dios cumplió la promesa que hizo a Zacarías y un hijo varón nació. Grande fue su alegría y la de su esposa Elisabet. Pronto la feliz noticia se dio conocer. Los amigos y vecinos se dirigen a la casa para compartir la alegría de los padres que ricamente han sido bendecidos. ¡Ellos oyeron, ellos vinieron y ellos se regocijaron! Compartir es una cosa maravillosa. Nosotros debemos mostrar este tipo de amistad también. Los vecinos y amigos compartieron la alegría de la madre, porque oyeron que Dios había engrandecido para con ella su misericordia. De este modo los amigos honraron a Dios. El octavo día era importante para los israelitas, porque se llevaba a cabo la circuncisión y al niño se le ponía su nombre. Los parientes y vecinos de Zacarías insistían en que el nombre del niño debía ser el mismo de su padre. El niño nació en la vejez de Zacarías, y llamarle

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Referencias / Notas

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Referencias / Notas

como él aseguraba que el nombre de la familia no muriera. Pero Elisabet, la feliz madre, insiste en que el nombre del niño debe ser Juan. Cuando los parientes objetan, Zacarías da señales para dar a conocer el nombre de su elección. Pero el padre todavía no puede hablar y pide una tablilla para escribir. Ésta era una tabla pequeña cubierta con cera suave en la que podía grabarse las letras. Al igual que su esposa, él afirmó: Juan es su nombre. Todos se sorprenden de que el niño no sea llamado como la costumbre mandaba, y además iba a recibir un nombre completamente desconocido dentro de la familia. Pero Juan no nació para confirmar una costumbre, sino para traer una nueva noticia. Los amigos y parientes se asombraron aún más cuando notaron que Zacarías podía hablar otra vez. Lo sucedido con esta familia llegó a ser conocido a lo largo y a lo ancho de la nación, y dejó una gran impresión en todos los que escucharon hablar de este portento. Por medio de las inusuales circunstancias que rodean el nacimiento de Juan el Bautista, el Señor preparaba un lugar especial para su Hijo. Desde muy temprano en su niñez Juan es ricamente bendecido, porque la mano del Señor estaba con él. Sus padres no tenían temor, pues el futuro del niño estaba en las manos del Señor. B. La mudez de Zacarías es quitada El castigo de Zacarías no es necesario por más tiempo y le es quitado. Tan pronto como él demuestra su obediencia al poner este nombre a su hijo, su lengua es soltada. Ahora, su corazón y su boca están llenos de alabanzas a Dios. Asimismo nosotros hemos recibido nuestra lengua para alabar a Dios por los beneficios que recibimos. Zacarías, el sacerdote, se vuelve ahora un profeta. Lleno del Espíritu Santo, canta a viva voz una canción profética. En el idioma y forma de pensar del Antiguo Testamento, Zacarías profetiza de la venida del Nuevo Testamento.

Mas para vosotros, los que teméis mi nombre, nacerá el sol de justicia y en sus alas traerá salvación. Saldréis y saltaréis como becerros de la manada. Malaquías 4:2

¿Por qué Zacarías alaba a Dios? ¿Por el nacimiento de su hijo? ¡Sí, pero por encima de ello, alaba a Dios por el Mesías que ya viene! Zacarías lo llama un poderoso Salvador para resaltar el poder del Redentor. Él conquistará a sus enemigos y será la aurora que viene de lo alto a la noche del pecado (Malaquías 4:2). La alegría de la paternidad abre paso a la esperanza de los israelitas, quienes han anhelado la salvación que traería el Salvador prometido. Zacarías sobre todo alaba a Dios por su fidelidad con el pacto, pues ahora cumple las profecías antiguas de bendición a su pueblo. Y su propio hijo es mencionado por su relación con el servicio a Dios, en la preparación de la salvación que viene. La alegría de Zacarías no es egoísta. Él no se alegra simplemente por haber recibido a un hijo para apoyarlo en su vejez, sino que como Ana, la madre de Samuel, dedica a su hijo para el servicio del Señor. ¡Zacarías es nuestro ejemplo, porque del mismo modo Dios es alabado en el cielo!

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LECCIÓN Título:

EL NACIMIENTO DEL SALVADOR Textos de referencia: Lucas 1:26-56; 2:1-7; Mateo 1 Versículo para memorizar: Dará a luz un hijo, y pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Mateo 1:21 INTRODUCCIÓN Navidad es el día que se conmemora la poderosa acción de Dios, cuando Cristo tomó naturaleza humana y nació como un niño en el pesebre de Belén. De todos los días de fiesta entre los cristianos, este es el único que atrae especialmente a los niños. Debido a su influencia, es importante enfatizar a los pequeños que el Niño que nació en el pesebre es la única razón de la celebración. Dar regalos y todo tipo de celebración desvía la atención de los niños y la encamina lejos de evento más importante en la historia de la salvación. Sin las alegres nuevas noticias del nacimiento de Cristo no habría Navidad. El nacimiento de Cristo será considerado a la luz de: I. El amor del Padre II. La providencia de Dios III. La encarnación de Jesús IV. La humillación de Jesús I. EL AMOR DEL PADRE A. El niño en el pesebre es el centro de la Navidad Aunque el niño en el pesebre es el centro de la Navidad, el origen y fuente de su venida al mundo está en Dios el Padre. Él lo planeó así desde la eternidad. El fue activo en el nacimiento de Jesucristo. El dio al Hijo y El lo envió al mundo. El Salvador vino del cielo como el gran regalo del Padre.

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Referencias / Notas

B. ¿Por qué vino Cristo? La respuesta a la pregunta de ¿por qué vino Cristo? se encuentra en Juan 3:16: Porque de tal manera amó Dios al mundo. Si el pecado no hubiera venido al mundo, el Hijo de Dios no hubiera llegado a ser hombre. El hombre caído en pecado se apartó lejos de Dios. Por sí mismo él no podía, ni quería regresar a Dios. Tratemos de imaginar lo que hubiera sucedido con la raza humana. Si Dios no hubiera tenido pensamientos de paz para con el hombre, hubiese condenado, de forma justa, a la humanidad. Pero Dios no se complace con la muerte de los suyos. Sin embargo, el pecado debía ser pagado. No hay remisión de pecado sin expiación. En Cristo, Dios reconcilia al pecador consigo mismo. ¡Y Él mismo provee al Redentor! Jesús no podía haber sido nuestro Redentor si Él no hubiese tomado sobre sí mismo nuestra carne y sangre. Para pagar la deuda que el hombre tenía con Dios y para apaciguar su justicia, el Padre dio a su único y amado Hijo para que todo aquel que crea en Él reciba el perdón de la justa condenación y tenga libre acceso al Padre. ¡Verdaderamente eso es gracia! II. LA PROVIDENCIA DE DIOS A. Jesús no nace justamente después de la caída Jesús no nació inmediatamente después de la caída por una razón. Dios envió a su Hijo en el cumplimiento del tiempo (Gálatas 4:4). Desde la eternidad, el plan de Dios fue redimir a la humanidad; y en el paraíso mismo se dio la primera promesa de gracia. Desde entonces, Dios puso en marcha su plan de salvación. Pero, solamente cuando el tiempo se cumplió Cristo llegó a ser hombre. Es decir, cuando todo el período de preparación se hubo cumplido la salvación llegó al mundo. Dios mismo obró esta realización. Cristo apareció en el momento preciso, previamente determinado por su sabio consejo, que fue dado a conocer a los profetas. Todo lo que ocurrió antes de la venida del Hijo de Dios fue la preparación para el cumplimiento del plan de Dios. Todos los medios fueron dispuestos por Él. Aquel quien obra todas las cosas de acuerdo al consejo de su santa voluntad, sabe cómo realizar sus propósitos. Aunque Dios se había revelado a todos los pueblos del mundo, El permitió que los paganos siguieran su propio camino, pues hicieron injusticia de la verdad. Ni su idolatría ni sus sistemas filosóficos fueron capaces de salvarlos. Las religiones antiguas fracasaron pues los deseos más profundos del hombre no fueron satisfechos. El paganismo nació y se desarrolló en corrupción espiritual y moral. Muchos buscaron un “redentor”. Ni aún el poderoso Imperio Romano fue capaz de proveer uno. El gobierno Romano había alcanzado el pináculo del poder del mundo. Casi todas las naciones estaban bajo su dominio. Todo estaba organizado por un solo gobierno y regido bajo una misma ley. Fue el idioma griego el que hizo posible esta gran unificación política.

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Estas fueron las condiciones favorables que permitieron la rápida expansión del Evangelio. Cuando Roma había llegado al pináculo de su poder, gracias a sus grandes campañas militares, el viejo mundo colapsó. Y en este tiempo de oscuridad ¡la Luz del mundo apareció!

Referencias / Notas

Por siglos Dios había estado preparando a Israel para la venida del Mesías. Con Adán y Eva en el paraíso empezó la promesa, la ley señaló a Cristo y los profetas anunciaron su venida. La vida religiosa en Israel también había degenerado en un legalismo de auto justificación. Esta actitud de ningún modo podía satisfacer la profunda necesidad del alma. Solamente el Prometido del Padre podría traer liberación. Fue en este tiempo que Dios, fiel a Israel, lo recordaba con misericordia. B. Las profecías se cumplen La profecía anunciaba que el Mesías nacería del linaje de David. Con el tiempo, la familia de David había llegado a la ruina. Pero el Señor cuidó de que hubiese todavía descendientes, desconocidos para el mundo pero conocidos para Dios. Una vara del tronco de Isaí, un vástago retoñará de sus raíces (Isaías 11:1). Enviado por el Señor, el ángel Gabriel trae un mensaje de Buenas Nuevas de gran gozo a una humilde virgen de Nazaret, llamada María (Lucas 1:26-38). Después de la aparición del ángel Gabriel, María visitó el hogar de Zacarías y Elizabet, su prima, y permaneció allí alrededor de tres meses. María estaba comprometida para casarse con José. El era un hombre pobre y ordinario, pero pertenecía a la familia de David. María estaba embarazada y José era su prometido. ¿Rechazará él a su novia cuando se entere del secreto de María? En un sueno Dios le informa acerca de la situación de María. Y José no la abandonó. En las circunstancias más críticas de su vida, María no estaría sola sino que tendrá a José a su lado. Su presencia es el velo protector para María ante el mundo, frente al anunciado maravilloso nacimiento del Salvador (Mateo 1:19-25). Los dos viven en Nazaret, pero la profecía antigua de Miqueas (5:2) enseña que Cristo nacería en Belén Efrata, la ciudad de David, ubicada a dos horas de distancia a pie, al sur de Jerusalén. ¿Cómo sucedería esto? Nazaret estaba a una gran distancia de Belén. El viaje era difícil y las circunstancias son problemáticas. ¡Y sería nada menos que el mismo emperador Romano el medio para cumplir este anuncio! La historia del nacimiento de Jesús empieza mencionando a un emperador, pero el personaje principal es un niño. Se nombra a este emperador solamente en conexión con el nacimiento de Jesús porque, sin su conocimiento ni su consentimiento, está involucrado como el instrumento en la mano de Dios para cumplir una profecía concerniente a este niño. ¿Quién es entonces el más importante?

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Pero tú, Belén Efrata, tan pequeña entre las familias de Judá, de ti ha de salir el que será Señor en Israel; sus orígenes se remontan al inicio de los tiempos, a los días de la eternidad. Miqueas 5:2

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Referencias / Notas

C. La significancia del emperador El Señor usó al hombre más poderoso del mundo para cumplir sus propósitos: César Augusto, que significa “el grande”. Este nombre le concedió el Senado Romano como un título de honor. Es el hombre más importante del imperio y el primer gobernador con el poder absoluto para reinar sobre el vasto Imperio Romano. En su derecho, decreta la ejecución de un censo público de todos los súbditos y sus posesiones. El necesitaba este informe para realizar algunas reformas concernientes a los impuestos aplicados a las naciones conquistadas. La nación judía también tuvo que cumplir el decreto del emperador, pues su propio rey, Herodes, era solamente un vasallo de Roma. Este es el primer censo de esta clase, por lo que todos tenían que registrarse en su propia ciudad, en el lugar donde se originaba su familia. Esta es la razón por la cual José y María dejan Nazaret para viajar a la antigua ciudad de David. Como enfatizan las Escrituras, José era de la casa y linaje de David. María es también descendiente de esta casa real. Ella también tenía que registrarse personalmente en Belén. Lucas menciona que este es el primer censo que se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. La imposición de un censo y las obligaciones tributarias exigidas por Roma a los judíos eran motivo de humillación, pues resaltaba su condición de nación ocupada y sometida a un poder extranjero. El decreto fue dado por un emperador que ostentaba el título de “soter” (salvador), y bajo cuyo gobierno se esperaba que el mundo entrara a un futuro mejor. Después de un largo período de amargas divisiones y de guerras sangrientas, César Augusto hizo planes cuidadosos para brindar tranquilidad, seguridad, paz y prosperidad a todo el imperio y a las naciones sometidas. Augusto representa el ideal de un reino terrenal de paz. El sabía lo que hacía cuando asignó el cumplimiento de este decreto en la zona de la nación judía a una persona como Cirenio. Este hombre había llegado a una alta posición, y había mostrado que él era capaz de cumplir las órdenes más difíciles. No temía aún usar la fuerza si hubiese sido necesaria. La situación era esta: Israel es forzado a cumplir el decreto del emperador. No había forma de escapar de este designio, ni siquiera los descendientes de David. En apariencia, la causa de Dios parecería que sufría una derrota. Pues, estando las cosas listas y cumplidas para la venida del Señor Jesús al mundo, el pueblo escogido, la familia de David y el propio Mesías -antes de nacer- debía participar del indigno sufrimiento de su pueblo. ¡Pero veamos la providencia de Dios! César Augusto podía tener su propia motivación, pero el Señor reina. El es el Rey de reyes. Mediante los hechos voluntarios de los hombres, Dios cumple sus propósitos. No hay coincidencia alguna, ya que la providencia de Dios está por encima de cualquier voluntad humana. Así lo afirma las Escritura cuando señala que Como los repartimientos de las aguas, así está el corazón del rey en la mano de Jehová; a todo lo que quiere lo inclina (Proverbios 21:1). En esencia el censo fue decretado debido a Jesús.

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III. LA ENCARNACIÓN DE JESÚS

Referencias / Notas

A. En un establo de Belén, el milagro más grande ocurre Mientras José y María están en Belén, el milagro más grande toma lugar. Este sucedió en un establo. Las Escrituras relatan este gran evento completa y sencillamente. Las palabras que narran el mayor acontecimiento cósmico son simples, pero revelan la grandeza del milagro. La simplicidad del relato bíblico está en acuerdo con la simplicidad del niño y su madre. La madre y sus acciones están enfocadas en un primer plaño. Lejos del hogar, en una humilde morada, pero en la ciudad de los padres, dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. El niño nació y no fue diferente de otros niños. El tuvo un nacimiento humano, de carne y sangre, lloraba y dormía como cualquier otro bebé. Y no sólo que el niño se comportaba como nosotros, sino que vino a ser como nosotros en todo, pero sin pecado. El Nuevo Testamento empieza el relato de su vida con su genealogía. Con este detalle, se le conecta a Jesús con el Antiguo Testamento y prueba que es nacido del linaje de David, dispuesto así por Dios en la antigua dispensación. El descendía de los padres de acuerdo a la carne y es la semilla verdadera de David de acuerdo a las promesas. B. Cristo es como nosotros pero también es diferente No debemos dejar de enfatizar, sin embargo, que el niño Jesucristo, aunque era como nosotros en todas las cosas, fue también diferente de nosotros. Su nacimiento es y permanece como un milagro incomprensible. Pablo recalca este milagro y dice ¡Grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne! (1 Timoteo 3:16) Nosotros, seres humanos ordinarios, no tenemos elección cuando venimos al mundo. Somos absolutamente pasivos en nuestro nacimiento y no podemos hacer ninguna cosa al respecto. Pero este niño es ¡partícipe en su propio nacimiento! El es y permanece como el Hijo eterno de Dios. Por eso su afirmación verdadera de que Antes que Abraham fuese, Yo soy (Juan 8:58). El es la segunda persona de la gloriosa Trinidad. Sin embargo de hacerse hombre, El permaneció siendo Dios. El siguió siendo lo que era y llegó a ser, por propia voluntad, lo que El no era. El asumió una condición de verdadera humanidad. El fue un hombre justo. Nosotros somos concebidos y nacidos en pecado. El es santo, sin mancha, sin culpa y sin pecado. El no tuvo el pecado original y es el único que no nació en pecado. El fue concebido por el Espíritu Santo y nacido de la virgen María. Ella fue escogida y preparada por Dios y, por lo tanto, bendita entre las mujeres. De esta forma se cumplía la profecía de Isaías y él ciertamente es Emmanuel, “Dios con nosotros” (Isaías 7:14). La iglesia cristiana no trata de resolver el misterio de la encarnación de Cristo, la acepta como un acto de fe. La Iglesia confiesa, con las palabras de Calcedonia (451 d.C.), que la única persona del Salvador existen las dos naturalezas, indivisibles pero distintas, no mezcladas ni posibles de cambiarse.

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Por tanto, el Señor mismo os dará señal: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emanuel. Isaías 7:14

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Referencias / Notas

IV. LA HUMILLACIÓN DE JESÚS A. Jesús en su naturaleza humana El Señor Jesús, ahora en el cielo, es verdaderamente hombre. Siendo Dios mismo, el acto de tomar la naturaleza humana como Cristo lo hizo fue una humillación para El. En Filipenses 2:6-7 nosotros leemos: El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres. Para entender la dimensión de tomar la naturaleza de hombre debemos poner atención a algunas de las siguientes condiciones: El lugar de su nacimiento fue la ciudad de David. Nadie en la ciudad abrió su hogar a estos descendientes de David. La ciudad de Belén estaba llena de personas. El mesón también estaba completamente ocupado. Este mesón probablemente era una casa cuadrada, rodeada por paredes bajas y piedras rústicas, con espacio para proveer seguridad a los animales. Dentro estaban dispuestos varios cuartos donde las personas recibían hospedaje. Debido a que no había lugar en el mesón, José y María tuvieron que usar un establo para encontrar refugio, estando el niño a punto de nacer. ¡Ellos eran personas pobres! Algunos sugieren que Jesús nación en una cueva, pero el relato bíblico hace solo referencia al pesebre y no al lugar donde estaba el pesebre. Este consistía de una batea sujeta a una de las paredes y servía para alimentar a los animales. Lógicamente, estos rasgos implicaban la existencia de un refugio; y esto podría haber sido una cueva o también un establo. Notemos ahora las circunstancias del nacimiento de Jesús. Las necesidades más sencillas no podían ser satisfechas. No estaba disponible ni cuna, ni cama, ni ropa especial para vestirlo. El fue envuelto con pedazos de tela. Esto mostraba cuán pobres eran María y José. Ellos tenían que cuidar de sí mismos, pues no había nadie que los ayudara. B. Las circunstancias fueron humildes Las circunstancias del nacimiento de Jesús resaltan su condición de humildad y sencillez. ¿Quién es este que viene al mundo en esta situación? El se despojó de toda la gloria que tenía en el cielo junto al Padre. ¡El, Creador de todas las cosas, viene en la naturaleza de un ser creado! ¡Él, el Señor de señores, viene como un siervo! ¡Él, el Hijo todopoderoso de Dios, nace como un niño humilde! El cielo y la tierra le pertenecen y no hay para él una habitación que le reciba en la tierra. Todos los tesoros del mundo no pueden hacerle más rico de lo que él es y, sin embargo, se hace pobre como los más pobres. ¿Por qué escogió este humilde nacimiento? La humillación más profunda no es que el Hijo de Dios vino a vivir como un humano por un momento y luego se desvanece nuevamente. Sino que él vino a sufrir y a morir, para cargar sobre sí el castigo por el pecado y para estar bajo la maldición del pecado. El dejó su

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gloria para entrar al fondo de la miseria. El se dio a sí mismo como rescate por muchos. Ya en el mismo pesebre él llegó a ser nuestro Mediador. C. Él se dio a sí mismo ¡Y Cristo quiso hacer esto de forma voluntaria! Nadie lo forzó. El fue movido por el amor soberano que tenía por los pecadores. Su humillación fue voluntaria y esta decisión le colocó bajo la ira de Dios, y le obligó a ser obediente hasta la muerte. Jesús es el completo Salvador. Su pobreza hace que los pobres pecadores sean ricos. La gracia incomprensible fluye de este Salvador a todo el que cree. Esto debería hacernos humildes, gozosos y agradecidos. De pie ante el pesebre, nosotros debemos estar profundamente convencidos de que la deuda de nuestro pecado es la que causó que nuestro Salvador, desde su nacimiento, sea tan profundamente humilde. La maravillosa noticia del Evangelio es esta: Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero (1 Timoteo 1:15). El camino para volvernos a Dios fue abierto. Los pecadores perdidos podemos ser salvos. Aquellos que están en esclavitud pueden ser libertados. Para el impuro hay limpieza. Para el apesadumbrado hay alivio. Ahora, el Señor mismo dice ¡reconcíliate con Dios! La gran pregunta que debemos contestar en la Navidad es ¿amo verdaderamente a Jesús? El pide nuestra respuesta agradecida y libremente da su amor a aquellos que en oración le piden el perdón.

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Referencias / Notas

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Referencias / Notas

Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar. 1 Pedro 5:8

LECCIÓN

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ALEGRÍA EN LOS CAMPOS DE BELÉN Texto de referencia: Lucas 2:8-20 Versículo para memorizar: Repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! Lucas 2:14 INTRODUCCIÓN El registro de la historia de la salvación en la Escritura es único. Su forma es muy sobria, pero su contenido es muy rico. Esto es especialmente evidente en el capítulo 2 del Evangelio de San Lucas. La primera parte de la narración es sobre el emperador César Augusto, en cuanto es una referencia al niño Jesús. La segunda parte, en cambio, relata cómo una multitud celestial visita a los humildes pastores. La narración nos lleva de la mano a mirar con atención la gran variedad de escenas, que se suceden rápidamente. Primero, como si estuviéramos allí, parados cerca del palacio en Roma. Después nos vemos ubicados en el camino que conduce de Nazaret a Belén. Luego nos detenemos frente al pesebre, en un establo para animales. Finalmente estamos en los campos de Efrata. Allí, la oscuridad abruptamente desapareció ante la repentina gloriosa presencia de los mensajeros angelicales, quienes cantan salmos en la noche. En esta última escena vemos que es honrada la fe de los humildes pastores. Consideraremos los eventos que circundan el nacimiento maravilloso de Cristo al reflexionar sobre los siguientes temas: I. El mensaje de la primera Navidad II. La primera canción de Navidad III. El primer saludo de Navidad

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I. EL MENSAJE DE LA PRIMERA NAVIDAD

Referencias / Notas

A. Dios oculta y revela la gloria de Cristo Desde el principio Dios ocultó y reveló, a la misma vez, la gloria de su Hijo en la tierra. El milagro de la encarnación ha tomado lugar, pero hasta ahora nadie es consciente de ello. En su nacimiento no hubo desfiles asistidos por multitudes, ni fuegos pirotécnicos que iluminan el cielo a ambos lados de la montaña. Tampoco fue escuchada voz alguna en Belén. ¿Acaso terminará esta noche igual que las demás? No, Dios mismo va a rendir tributo y honor a su Hijo. En todas partes es costumbre hacer público un nacimiento. En este, Dios mismo se encargará de anunciarlo y darlo a conocer. Pero, ¿a quiénes vienen primero las buenas nuevas? No llega a la nobleza de Israel ni tampoco a los sacerdotes. Desde el principio Cristo reúne a su alrededor a un grupo inusual de personas. El primer anuncio del nacimiento del niño Cristo viene a los pastores. Ellos están en los campos, cuidando que ningún animal o ladrón dañe a sus ovejas. Son campesinos humildes que trabajan aún durante la noche. En esta época, el trabajo de un pastor era despreciado y se los considerada uno de los oficios más bajos. Según algunas tradiciones judías, a los pastores no se les debía mostrar ninguna compasión, y en caso de un juicio su testimonio como testigos no era aceptado. Los ladrones y pastores pertenecían a la misma clase de seres despreciados y despreciables. Pero estas personas despreciadas y olvidadas recibieron un gran privilegio, que a cualquier gobernante le hubiera encantado. Precisamente una de las señales por las cuales sería conocida la edad mesiánica era que el Evangelio sería predicado a los pobres (Isaías 35:4-6; Mateo 11:5). Cuando el ángel va a los pastores con su mensaje, no comete un error. Las buenas nuevas son apropiadas para ellos, porque ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe? (Santiago 2:5). Para Dios no hay distinción de personas. B. Los ángeles proclaman las Buenas Nuevas ¿Quién fue el primero en traer las Buenas Nuevas del nacimiento de Jesús? Ningún miembro de la familia divulgó las nuevas del hijo de María. Este fue un tributo para Jesús: que un ángel del Señor anunció su venida. Este ángel no vino con la apariencia de un ser humano, sino que su apariencia fue la de un ser exaltado, vestido con esplendor celestial. De repente el ángel está con los pastores (no sobre ellos como es erróneamente retratado): Y la gloria del Señor los rodeó de esplendor. La luz celestial brilló en los campos de Belén. C. El contenido del mensaje del ángel Antes de entregarles su mensaje el ángel calma el temor de los pastores. La aparición del ángel fue tan inesperada y súbita que ellos sintieron mucho temor. Ellos sintieron el contraste profundo entre

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Decid a los de corazón apocado: “¡Esforzaos, no temáis! He aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá y os salvará”. Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos y destapados los oídos de los sordos. Entonces el cojo saltará como un ciervo y cantará la lengua del mudo, porque aguas serán cavadas en el desierto y torrentes en la estepa. Isaías 35:4-6

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Referencias / Notas

la gloria celestial del ángel y su mundanalidad e impureza. Zacarías tuvo la misma experiencia en el templo. Aunque su temor los humilla y les inspira reverencia para con el ángel y su mensaje, ellos no deben temer. El ángel no es su enemigo. El no ha venido para inspirar temor, sino a traer un mensaje de gran alegría. Por lo tanto, el ángel los calma y proclama la salvación del Señor. El mensaje del ángel es poderoso y breve. En pocas palabras, proclama la sorprendente noticia del niño recién nacido. Cada palabra está cargada de un gran significado: Os doy nuevas de gran gozo. Verdaderamente este mensaje es de Buenas Noticias, porque trae gozo. ¿Por qué? Porque el corazón del mensaje es que la liberación de la esclavitud del pecado ha llegado. No hay más grande mensaje que la Buena Nueva de que el Salvador para los pecadores perdidos está aquí. La alegría del mundo es frecuentemente pecaminosa, no satisfactoria y breve. ¡Pero aquí está el gran gozo para usted! El mensaje es dirigido personalmente. Lutero dijo correctamente que el poder del Evangelio descansa en su pronombre personal. No es suficiente conocer que el Salvador ha nacido. Debemos saber que El también nació por nosotros y en nosotros por el nuevo nacimiento, la fe y la conversión. Jesús vino a la tierra para nacer en los corazones de los pecadores y quiere todavía entrar al corazón del pecador que se vuelve humildemente a Él. Pero, el mensaje es también para todo el pueblo. El círculo de influencia se hace más grande. La venida del Mesías trae alegría a toda la nación judía a quien le pertenece el pacto y las promesas. ¿Cuál es la fuente y naturaleza de este gozo?: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. ¿Quién ha nacido? ¡El Salvador! ¡Él ha sido esperado por siglos y ahora está aquí! ¡Él es el Cristo, el Profeta ungido, Sacerdote y Rey, en quien todas las profecías y ceremonias de la ley son cumplidas! El es el Señor y no César Augusto, que está sentando en el trono de Roma. ¡Él, y ningún otro, es el Maestro y Gobernador de todas las cosas! Jesús recibe estos títulos: Salvador, Cristo y Señor. Estos tres nombres expresan completamente lo que El es.

Tu casa y tu reino permanecerán siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente. 2 Samuel 7:16

¿Cuándo ha nacido? Este día, esta misma noche. ¿Dónde ha nacido? Aquí, en la ciudad de David. Note cuán frecuente es la referencia de David, quien había recibido la gran promesa de un hijo real y Señor (2 Samuel 7:16; Salmos 132:11; Isaías 9:6; Lucas 1:32; 2:4, 11). ¿Cómo será reconocido? La señal por la cual El es identificado es tan maravillosa como el evento mismo. Como señal de que El era el Salvador, Cristo y Señor, los pastores recibieron una descripción, no de un palacio y de una corona de oro, sino de un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. Estas señales apuntan a su pobreza externa y a la humildad de su condición humana. Para la mirada natural no hay nada significativo en esto. Pero estas señales son el cumplimiento de las profecías. Si no nos lo hubieran dicho, nunca hubiésemos esperado que el Salvador, Cristo y Señor, fuera conocido por las señales de un bebé vestido en pañales y acostado en un pesebre.

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II. LA PRIMERA CANCIÓN DE NAVIDAD

Referencias / Notas

A. Cantada por pos ángeles El primer canto de Navidad fue coreado por los ángeles, una multitud de las huestes celestiales. Dios ofreció un gran honor a su Hijo que nacía. La primera noche de Navidad fue una noche maravillosa. Dios envió saludos del cielo a la tierra por medio de las huestes celestiales. Cuando nace el niño de algún líder importante, se hacen celebraciones y se le brindan tributos al mismo líder y a su hijo. Pero cuando el Hijo de Dios nació, fue Dios mismo el que realizó las festividades y brindó el canto. Todo lo que ocurre en este evento es inesperado y sorprendente. Un coro de cantantes celestiales ofrece un concierto en la tierra. La tierra está callada, pero hay gran actividad en el cielo. El ángel mensajero no permanece solo. Legiones de ángeles se une con él en los campos de Efrata. Las huestes celestiales descienden del cielo, no para quedarse en el aire sino para unirse al ángel en la tierra. Tan pronto como el mensaje de salvación ha sido proclamado, el sonido de las numerosas voces puras, tonos de plata, resuenan a viva voz el amén, el así sea a la obra de Dios. Dios había dicho que todos los ángeles lo adoran. No debería sorprendernos, por lo tanto, que ellos aparezcan en esta noche bendita. Su gozo es maravilloso. Dios no vino en carne para buscar su propio bienestar. Sin embargo, la salvación de los pecadores es el objeto de su alegría y la de sus ángeles. Hay alegría en el cielo cuando un pecador de la tierra viene al arrepentimiento y también cuando un niño cree en el Salvador y lo ama. B. El canto de los ángeles Los ángeles cantaron: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! La característica del canto de los ángeles es que éste es significativamente explícito y profundo. Todos podemos identificarnos con el tema de su alabanza, pero nunca podemos comprender totalmente el significado de las palabras que ellos cantaron. La esencia de su alabanza es: ¡Gloria a Dios! Esta está en primer plaño. La gloria de Dios es la meta de la maravilla de la salvación. La gloria de Dios es el propósito principal de todo lo acontecido. Y esta debería ser también la meta principal de nuestra adoración y el deseo de nuestro corazón. ¡Hay alabanza en las alturas! Un solo ángel hace el anuncio, pero una multitud de ellos en el cielo están atentos a las obras de Dios. Debido a estas, los ángeles irrumpen en cantos de adoración. Ellos alaban a Dios por causa de Jesús. ¡Qué ejemplo! ¡Alaben al Padre que dio a Su Hijo! ¡Alaben al Hijo que vino al mundo voluntariamente! ¡Alaben al Espíritu Santo que preparó una naturaleza humana para El! ¡Qué sorprendente niño es Jesús! Todos los cielos alaban a este niño que yace en el pesebre.

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Referencias / Notas

La paz que los seres celestiales cantan tiene mucha bendición. Esta paz contrasta marcadamente con el odio de los corazones de los hombres, y las relaciones rotas yacen bajo la ira de Dios. Hubo paz en el paraíso, pero esta fue perdida miserable y tristemente por el pecado. El hombre puede tener muchas posesiones: poder, respeto y dinero. Pero estas no le traen la paz con Dios. Por lo tanto, nosotros por naturaleza somos enemigos de Dios. Cristo es el Príncipe de paz. El propósito y la meta de Dios, al enviar a su Hijo como regalo, era restaurar la paz con de los hombres con Dios mediante la sangre derramada en la cruz del Calvario. Este niño trae salvación y paz a la tierra.

No penséis que he venido a traer paz a la tierra; no he venido a traer paz, sino espada. Mateo 10:34

Pero ¿no cantaron los ángeles demasiado pronto? Todavía hay mucho dolor sobre la tierra y, más tarde, Cristo mismo nos dice que El vino a traer espada (Mateo 10:34). Sin embargo, no olvidemos que Jesús pelea contra el mal que se originó con el diablo y vive en los corazones de la humanidad pecaminosa. El coro final de los ángeles es: ¡buena voluntad para con los hombres! Muchos interpretan el canto de los ángeles como si tuviera dos partes. Calvino se dio cuenta de que esto no cambia la esencia del canto. El significado es el mismo. La buena voluntad, o el placer bueno de Dios, es la razón más profunda de la misericordia de Dios. El placer bueno de Dios es la fuente de la paz. Todo es de Él y mediante Él y para Él. La buena voluntad de Dios se revelará en la elección y aceptación de los pecadores culpables, en su reconciliación y liberación, en su santificación y su glorificación. El amor soberano de Dios no proviene de los “hombres de buena voluntad”, sino de Dios mismo para aquellos que por naturaleza son totalmente indignos y se aborrecen a sí mismos debido a su pecado. C. Por qué cantaron los ángeles Un canto como el de los ángeles nunca se había escuchado. La tierra y estos humildes pastores presenciaron es gran demostración celestial. Una vez cumplida su misión, la música y el coro fueron muriendo gradualmente mientras los ángeles regresaban al cielo. Sin embargo, el mensaje de su canto permaneció para que pudiera ser recibido y aceptado por los hombres. La meta de los ángeles era que nosotros también elevemos nuestra alabanza a Dios. Entonces ¿no deberíamos unirnos a ellos? III. EL PRIMER SALUDO DE NAVIDAD Cuando un niño nace, usualmente hay visitas que desean ver al nuevo bebé. Dios también cuida que su Hijo reciba también visitas. A. El canto de los ángeles hace que los pastores anhelen ver a Jesús Los pastores habían visto y escuchado las cosas maravillosas que los ángeles les anunciaron. Ahora ellos vuelven a la realidad. Ellos

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no tienen dudas, ni tampoco se les cruza por su mente que lo que vieron y oyeron fue un sueño o una visión. Ellos creyeron en que la salvación, tanto tiempo esperada, había llegado y se animaron el uno al otro para “pasar hasta Belén”. Ellos no habían recibido una orden directa para ir, pero no era necesaria. La señal que les fue dada para identificar al Niño era suficiente. Ellos no dijeron “vamos a ver si es así”, sino: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado. Ellos creyeron que Dios había hablado, y esto era suficiente para ellos. La luz desapareció y con ella el ángel y los cantantes celestiales, pero la Palabra de Dios permaneció en sus mentes y corazones. Por esto ellos vinieron, pues, apresuradamente. En esto se muestra su interés y celo. Nada los detuvo y ninguna duda hizo que se demoraran y dijeran “no podemos abandonar las ovejas”. Ellos no levantaron ninguna objeción. Ardientemente deseaban ir y sus pies parecían volar para llegar a su objetivo: rendir honor al Salvador, al Señor Jesús. B. Encontrar a Jesús significa testificar Pronto los pastores llegaron al lugar correcto. Ahora su fe llegó a ser una evidencia real. Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. ¿A quién de nosotros no le hubiera gustado estar parado al lado de ellos? Pero, ¡nosotros también podemos ir a él, por medio de la fe! Es increíble pensar en que alguien que nació en las condiciones más humildes, que ocupó la posición más baja posible en la sociedad, vino a ser el Rey de todos; y que la restauración del Reino y la salvación vendrían de alguien tan pobre y necesitado que nació en un establo. Sin embargo, la fe de los pastores no fue deshonrada. Ellos sabían, por el testimonio recibido de los ángeles, que las cosas sucederían de esta manera y se regocijaron en la salvación que vino a través de Cristo. Los pastores, llenos de gozo, fueron motivados por el amor para compartir con otros las Buenas Nuevas. Pero, sobre todo, ellos alabaron a Dios. Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. Pues, si el Salvador había nacido ¡todos tenían que saber lo que a ellos les fue revelado! Ellos no permanecieron por mucho tiempo en el establo y regresaron a cuidar de sus ovejas. “Se volvieron glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto”. C. El testimonio gozoso de los pastores evoca admiración Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían. El testimonio alegre y entusiasta de los pastores maravillaron a las personas. Quizás aquellos que los oyeron con el tiempo olvidaron lo dicho por los pastores. Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. En contraste, María guardó las palabras

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que le fueron habladas acerca de su Hijo, no sólo en su memoria, sino en su corazón. Para ella, el mensaje fue más profundo, porque meditaba y reflexionaba en lo dicho por los pastores y en las palabras del ángel. ¿Cuál es nuestra alegría? Pues que la verdadera bendición de Cristo y el verdadero fruto de la Navidad es glorificar a Dios, y amar al Señor Jesús quien se dio a sí mismo por aquellos quienes le reciben con fe.

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Referencias / Notas

LECCIÓN Título:

LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO Texto de referencia: Lucas 2:22-38 Versículo para memorizar: Porque un niño nos ha nacido, hijo nos ha sido dado, y el principado sobre su hombro. Se llamará su nombre “Admirable consejero”, “Dios fuerte”, “Padre eterno”, “Príncipe de paz”. Isías 9:6 INTRODUCCIÓN Jesús es la figura central de la historia de Navidad. Es correcto que el enfoque deba estar sobre Él. Pero esto no significa que otras personas, relacionadas a la niñez de Jesús, deban ser pasadas por alto. Ellas cumplen una función importante por su relación con el niño Jesús. El Señor los preparó para la alabanza de su Hijo, mientras viva su estado de humillación. El único hijo engendrado por Dios es reverenciado por los ángeles, pero también debe serlo por los seres humanos. Entre aquellos que lo hicieron están Simeón y Ana. En fe adoraron al Señor cuando apareció como un niño, sin ninguna gloria notable. Hay algo conmovedor en estos ancianos, pues cuando el niño Jesús fue traído al templo por primera vez, inmediatamente lo reconocieron y honraron. En cambio, los demás siervos del templo del Señor no lo reconocieron. Desde esta perspectiva miraremos al niño Cristo: I. Bajo la Ley II. Honrado en el Templo I. BAJO LA LEY A. Cristo es un hombre en todo sentido, menos en el pecado Cristo vino a ser como el hombre en todas las cosas, excepto en el pecado. El fue nacido bajo la ley (Gálatas 4:4). Por nuestro bien, llegó

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Referencias / Notas

a sujetarse a las demandas de la ley y la cumplió en todo para que pudiésemos obtener justicia. Desde el inicio mismo de su niñez, Cristo ya se colocó bajo la ley. Es significativo identificar cuán frecuentemente este tema es mencionado por Lucas (compare Lucas 2:22, 23, 24, 37, 39). José y María actuaron en estricta obediencia a la ley de Dios, exactamente como cualquier otro padre judío tenía que hacer con su primer hijo. La complacencia de Cristo para ser colocado bajo las demandas de la ley llegó a ser evidente en el octavo día, cuando fue circuncidado. Jesús no tenía que someterse a este rito. Pero, como substituto por los pecadores, tuvo que someterse a esta institución del pacto de Dios.

Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Mateo 1:21 Conságrame todo primogénito. Todo lo que abre la matriz entre los hijos de Israel, tanto de los hombres como de los animales, mío es. Éxodo 13:2 Pero todo primogénito de asno lo redimirás con un cordero; y si no lo redimes, quebrarás su cuello. También redimirás al primogénito de tus hijos. Y cuando el día de mañana te pregunte tu hijo: “¿Qué es esto?”, le dirás: “Jehová nos sacó con mano fuerte de Egipto, de casa de servidumbre; y cuando se endureció el faraón para no dejarnos ir, Jehová hizo morir en la tierra de Egipto a todo primogénito, desde el primogénito humano hasta el primogénito de la bestia. Por esta causa yo sacrifico para Jehová todo primogénito macho, y redimo al primogénito de mis hijos. Éxodo 13:13-15

Del mismo modo, en sumisión a la ley, le es dado un nombre. Se le dio el nombre de acuerdo al mensaje del ángel (Mateo 1:21; Lucas 1:31). El nombre de Jesús significa “el Señor salva”, y señala a su obra como Salvador. En esta época, el nombre Jesús era muy común y otros también tuvieron este nombre. Jesús llegó a ser como otros también en el nombre que usó. La diferencia es que él respondió verdaderamente a la naturaleza de este nombre dado por Dios mismo. El personificó en efecto lo que su nombre indicaba. B. La ofrenda de purificación en el día cuarenta En el día cuarenta, después de su nacimiento, la ley colocó aún otra demanda sobre este niño. El es el primer hijo de María. Dios tenía un derecho especial sobre los primogénitos de hombre y animal en Israel. Estos hijos tenían que ser dedicados al Señor. Originalmente ellos debían ser separados para cumplir los deberes sacerdotales para el pueblo de Dios (Éxodo 13:2). Pero después, y por el gran pecado de Israel con el becerro de oro, la casa de Leví fue separada para este oficio porque fue leal al Señor (Éxodo 32:26-29; Números 3:1213). Desde entonces los primeros hijos fueron “redimidos” o descargados de esta labor por un rito que simbolizaba el derecho de propiedad de Dios. El niño entonces fue dedicado solemnemente a Dios. Después de pagar el precio de la redención les era devuelto el hijo a los padres, de manos del sacerdote. El precio de esta redención era de cinco monedas de plata, 5 shekeles, con un peso de catorce gramos de plata cada uno (Éxodo 13:13, 15; Números 18:16). Al mismo tiempo, la madre tenía que traer una ofrenda para su purificación, para que ella pueda ser declarada limpia. Pues, de acuerdo a la ley levítica, la madre era inmunda después del nacimiento de un niño. La ley prescribía cuidadosamente las regulaciones de esta ceremonia. Para aquellos que podían pagarla, la ofrenda consistía de un cordero de un año para ofrenda quemada y un palomino o tórtola por la ofrenda del pecado. Pero para las mujeres pobres, la ofrenda consistía solamente de dos tórtolas o palominos (Levítico 12:2, 3, 6, 8). C. Jesús y su madre tenían que obedecer la Ley Jesús y su madre también tenían que ir al santuario para realizar los ritos de la Ley levítica. Ante la mirada de todos, en apariencia,

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no había nada inusual en ellos. El sacerdote que realizó esta labor de servicio y cumplimiento de la ley no recibió señal alguna de que había algo inusual en este niño o su madre. ¿Cómo podía saber que el niño de estos padres pobres, simples galileos, era particularmente especial? No había nada significativo en su apariencia externa, ni había algo inusual en su madre. Ella vino con la ofrenda de los pobres. Aparentemente, los hombres sabios de Oriente todavía no los habían visitado ni traído sus regalos. María tampoco revela su secreto. Ella no hace demandas especiales para su hijo. Cada madre está orgullosa de su hijo, especialmente cuando hay algo especial en él. Pero María se mantiene callada. Ella había visto y oído mucho. No está preocupada de que las promesas que el ángel le hizo contrasten tan fuertemente con las labores comunes realizadas aquí en el templo. En fe, ella guarda la Palabra de Dios, descansa en sus promesas y cree firmemente. Ella simplemente obedeció las órdenes de Dios con respecto a su hijo. María sabía quién realmente era su hijo, por eso lo había llevado de Belén a Jerusalén, para que las demandas de la Ley pudieran cumplirse en él. Allí estaba parada en el atrio del templo como si fuera la madre de un pecador. Un día ella se parará en el monte Calvario como si fuera la madre de un criminal. En el día cuarenta, el Hijo de Dios, es traído a la misma casa de Dios para ser redimido del servicio sacerdotal; a fin de que un día en el futuro el pueda asumir su oficio como Sumo Sacerdote. Ya siendo niño él es el Mediador. Como siervo del tabernáculo verdadero, él obtendrá un ministerio más excelente para redimir a aquellos que están bajo la ley (Hebreos 8). II. HONRADO EN EL TEMPLO A. El hijo de Dios está en la casa de su padre por primera vez Esta es la primera vez que el Hijo de Dios entra a la casa de su Padre. ¿Lo notará alguien? ¡Sí! ¡El Señor se encarga de eso! El niño no planeado e inesperado es honrado por los ancianos, hombres y mujeres. El primero es Simeón. Algunas leyendas dicen que era un ciudadano prominente en Jerusalén, pues era el jefe del Sanedrín. Se afirma inclusive que fue padre del bien conocido maestro Gamaliel. Esto es difícilmente posible. Al contrario, la mayoría sostiene que probablemente era un hombre común y corriente. Lucas habla de él en términos muy generales: había en Jerusalén un hombre llamado Simeón. ¡Pero el Señor lo conocía! La Escritura dice: “y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él”. Este hombre ordinario era realmente una persona extraordinariamente piadosa: él era justo y piadoso en corazón y vida. Pertenecía al verdadero pueblo de Dios, como Zacarías y Elisabet. Como otros que vivían en Jerusalén, él esperaba en fe el cumplimiento de

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Referencias / Notas

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

“¡Consolad, consolad a mi pueblo!”, dice vuestro Dios. Isaías 40:1

las promesas de Dios. Simeón aguardaba con anhelo y esperanza la consolación de Israel. El verdadero pueblo de Dios esperaba al Mesías, a él pertenecían solamente aquellas que se lamentaban de su pecado y el del pueblo (Isaías 40:1), y esperaban que todas las bendiciones vinieran de él. La piedad de Simeón incluso sobrepasó la de los padres de Juan. El tenía dones proféticos. Además, a él le fue dada la promesa, por revelación divina, de que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor. Simeón creía, esperaba, anhelaba y velaba, como un centinela espera que la luz de la mañana aparezca. ¡Ahora el tiempo de Dios había llegado! Esa era la razón por la que este viejo debía ir al templo. El Espíritu Santo le animó a ir al lugar donde el momento más feliz de su vida había sido preparado. El Espíritu iluminó los ojos de Simeón para que mirara aquello que no podían ver los sacerdotes. Simeón ingresa al atrio del templo justamente cuando José y María están entrando con el niño. Ellos se detienen: una pareja pobre, joven, sosteniendo a su hijo en brazos y el sacerdote en frente. Pero igual que los pastores, Simeón no duda. Sin vacilar un momento, él se paró delante y tomó al niño en sus brazos, y bendijo a Dios. Este niño era frágil y pequeño; exteriormente no había nada que lo distinguiera de los otros niños. Pero Simeón está lleno de fe, con sus ojos brillando de alegría, abre su boca para alabar al Señor. B. El canto de alabanza de Simeón y su profecía Cuando alguien ha permanecido en la oscuridad por algún tiempo y de repente descubre la luz, se le escapará de sus labios un grito de sorpresa. Así fue con Simeón. El no puede estar callado. En agradecimiento a Dios, él rebosa en alabanza y adoración a Jesús. ¡Qué ejemplo tenemos en este anciano! Sostener a este niño en sus brazos es el cumplimiento del deseo de toda su vida. El está completamente satisfecho. Como un vigilante, él había esperado ser relevado de su puesto. Ahora el sol había brillado y él sería relevado de su labor. No hay nada que lo mantenga atado a esta vida presente por más tiempo. Las palabras de Simeón, Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra, no son una oración o un deseo, sino un testimonio de alegría. El no tiene un deseo malsano de la muerte, ni tampoco la teme. Tampoco podemos decir que él está cansado de su vida sobre la tierra. La relación de Simeón con su Dios es la del siervo para su Señor. Y esa es la razón por la cual él está alabando a Dios. La labor de Simeón como siervo de Dios sobre la tierra ha llegado al final. Su vida ha sido de dedicación total a Dios y ahora ese servicio sobre la tierra está completado. El pudo ver a Cristo y testificar de Él. El ya no tiene más deseos que cumplir. Ahora él puede morir en paz, porque sus ojos han visto a este niño, quien es el Salvador, la salvación completa de Dios. Después de la alabanza de agradecimiento por su propia salvación,

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Simeón habla de la salvación que Dios ha preparado en presencia de todos los pueblos. Esta salvación ha sido revelada para que todos la vean. ¡Cuán generosa es la perspectiva de Simeón! Verdaderamente, sus ojos viejos han sido iluminados por el Espíritu Santo. No hay estrechez de mente en su hablar. Su perspectiva es universal, como la paz sobre la tierra que cantaron los ángeles.

Referencias / Notas

Esta paz alcanza a los hombres más allá de las fronteras de Israel. Simeón menciona primero a los Gentiles. Aunque ellos acumularon mucha sabiduría mundana, estaban en la obscuridad de la sombra de muerte. Encerrados en la noche de la ignorancia, ellos no pueden encontrar el camino a Dios. Caminan solos sobre sus propios senderos. Cristo es dado para ser la Luz e iluminarlos y él ahora es revelado para sacar sus vendas espirituales. Cristo es la Aurora de lo alto, el Sol de justicia (Lucas 1:78, 79; Malaquías 4:2; Isaías 9:1; 42:6, 7). Pero ¿qué pasa con Israel? Por muchos siglos los israelitas fueron los recipientes de la revelación de Dios, pero la gloria de ese pueblo se ha obscurecido. Ellos han caído en un estado de desgracia. Pero Cristo ha venido a quitar su vergüenza. Ahora, Dios revela en una forma maravillosa la gloria que El, en su soberanía y bondad, había preordenado para su antiguo pueblo del pacto. El es la verdadera gloria de Israel. ¡Cristo es su todo! Si también queremos ver su gloria, nuestra alma debe ser iluminada como la de Simeón. ¿Cómo? ¡Por el Espíritu Santo! Por naturaleza los pecadores somos ciegos. Ellos no se conocen a sí mismos, ni a Dios y peor a Cristo. Por esta razón muchos son fríos e indiferentes hacia Jesús. Ellos no encuentran su salvación en El. Si queremos morir en paz como Simeón, necesitamos tener la salvación de la cual él habló. C. José y María escuchan a Simeón José y María escuchan a Simeón palabras de alabanza y adoración. Están callados y sorprendidos mientras escuchan y miran al hombre de cabeza gris. ¡Qué cosas gloriosas dice acerca de su niño! Mientras Simeón continúa, aumenta su alabanza. ¿Cuánto tiempo continuará así? El termina de cantar, pero el sacerdote que está allí parado y sorprendido no da ninguna respuesta. Luego, Simeón se vuelve a José y María y pone sus manos de bendición sobre ellos, pero no sobre Jesús. El no bendice a Jesús, porque él es único magnífico y no necesita que nadie lo bendiga (Hebreos 7:7). El Espíritu Santo induce a Simeón a hablar y continúa profetizando. Volviéndose a María, la madre de Jesús, le da una información que le perturba. Profetiza sobre el intenso dolor que ella sufrirá, especialmente cuando esté parada al pie de la cruz. Simeón le dice: una violenta y cruel espada traspasará tu misma alma. El no omite el sufrimiento que va a venir, porque María no debe creer que todo Israel dará la bienvenida al niño como él lo hace. Ciertamente, el Señor Jesús llegará a ser la gloria de Israel, pero allí también hay muchos que lo rehusarán y rechazarán.

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Y, sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor. Hebreos 7:7

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Referencias / Notas

Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura. 1 Corintios 1:23 Entonces él será por santuario; pero a las dos casas de Israel, por piedra para tropezar, por tropezadero para caer y por lazo y red al morador de Jerusalén. Isaías 8:14 Dijo Jesús: --Para juicio he venido yo a este mundo, para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados. Juan 9:39

El gozo de Simeón podría dar la impresión de que la venida de Jesús sería bien recibida por todos. Pero no es así. Muchos encontrarán en él todo lo que necesitan para su salvación, y para ellos él será su resucitador, porque los levantará de su caída en el pecado y de la muerte espiritual. Pero para otros El será ocasión de tropiezo (1 Corintios 1:23), porque El no cumplirá sus expectativas terrenales y quitará la máscara de su propia injusticia. Esto no es una mera coincidencia, pues está de acuerdo al plan de Dios y a su soberana voluntad. La profecía, Este niño está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, resume breve pero poderosamente lo que el profeta ha predicho de él (Isaías 8:14). Esta roca causará que algunos caigan y otros sean levantados. El niño que trae la paz, también viene al mundo para juzgar (Juan 9:39). Muchos verán la Luz, pero entre aquellos están también los que la rechazarán, y preferirán la oscuridad porque sus obras son malas. Este niño está puesto para señal que será contradicha. Es la señal de la fidelidad y gracia de Dios. Todos los profetas le señalaron. El es la evidencia de que todas las promesas antiguas de Dios estaban siendo cumplidas. Algunas veces Dios ofreció señales para animar y para disipar objeciones, como con Gedeón. Pero esta señal levanta oposición. El Israel carnal no desea a su Mesías. Ellos están confundidos por sus acciones y pelean cuando El los resiste públicamente y señala sus pecados. ¡Sin embargo, esta señal prevalecerá! Este niño causará que sean revelados los pensamientos de muchos corazones. La fe y la incredulidad serán expuestas por él. Nadie puede ser neutral con respecto a Jesús. Todos quienes entren en contacto con él le amarán o le odiarán. En el pasado, los pensamientos internos del corazón permanecieron escondidos, pero ahora los pensamientos de los hombres serán revelados. Ellos estarán con Cristo o contra Cristo. Todavía hoy es así. La actitud del mundo no ha cambiado. D. Ana la profetisa Alguien más se une al pequeño grupo de personas paradas en el atrio del templo. Su nombre es Ana. Según la Escritura, ella era viuda hacía ochenta y cuatro años. Esto puede significar que ella tenía ochenta y cuatro años o era viuda desde hace ochenta y cuatro años. Si es la segunda opción, ella por tanto tendría cerca de cien años. El pasaje no es claro en ello. Lo que sí es claro es que ella había alcanzado una edad avanzada.

Con todo, algunos hombres de Aser, de Manasés y de Zabulón se humillaron, y vinieron a Jerusalén. 2 Crónicas 30:11

La Biblia la describe como una mujer excepcionalmente piadosa. Ella era profetisa. El Señor revela su Palabra por su intermedio. Ana pertenece a la tribu de Aser. En los tiempos antiguos esta tribu vivía lejos del templo (2 Crónicas 30:11) y sufrió un naufragio espiritual debido al deseo de riquezas mundanas. ¡Pero Ana es diferente! Ella se había casado joven y enviudó. Desde ese momento, ella se dedicó completamente al servicio de Dios. Su vida no la pasó en aislamiento. Siempre podía ser encontrada en el santuario, realizando

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varios servicios. Ella no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones. Las multitudes iban y venían, pero Ana permanecía allí. Había visto, yendo y viniendo, a muchas personas en todo el tiempo de su permanencia en el servicio al templo. No había un lugar en el atrio que ella no conociera. Ahora está a punto de experimentar el milagro más grande de su vida. Mientras realizaba su servicio diario, mira a cuatro personas en el atrio del templo. Entre ellos a una mujer joven con su hijo. Cuando alcanza a mirar al niño, un regocijo profundo recorre por todo su cuerpo. De su corazón brota el reconocimiento: ¡este es él! Inmediatamente que reconoce al tan esperado Mesías en este niño pequeño, empieza a alabar al Señor. ¡Qué formidable reunión es esta! Simeón ya no tiene más labor que realizar sobre la tierra, pero ella se ve a sí misma como la mensajera de las buenas noticias. Hay otras personas piadosas en Jerusalén y ellas deben conocer acerca de esto. Ana es la amiga y compañera de todos quienes temen al Señor y buscan la redención de Jerusalén. Hubo quienes esperaban ser redimidos del pecado y esperaban con anhelo al gran Hijo de David. Ana habló en el templo y dondequiera que las personas podían escuchar. Ella no podía callar para dar a conocer la llegada del esperado Mesías. Al encontrar a Jesús, su gozo se reflejó en el mensaje de alabanza que ella tenía que compartir. En esta lección vimos cómo algunos ancianos y ancianas alabaron al Señor y testificaron del niño Cristo. Y los jóvenes, ¿no lo alabarán? Para ellos hay una promesa especial: me hallan los que temprano me buscan (Proverbios 8:17).

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LECCIÓN

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LOS MAGOS DE ORIENTE Y EL REY HERODES Texto de referencia: Mateo 2 Versículo para memorizar: Pues hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo hombre. 1 Timoteo 2:5 INTRODUCCIÓN Esta historia ha atraído siempre el interés y para hacerlo aún más interesante muchos han añadido mitos y leyendas. Los católico-romanos han dedicado un día para conmemorar la llegada de estos orientales, al celebrar la fiesta de los tres reyes. Ellos afirman que fueron tres reyes: Gaspar, Melchor y Baltazar. Pero las Escrituras no mencionan nada acerca de esto. No es necesario inventar para hacer interesante esta u otras historias. En sentido, nosotros consideraremos: I. Dios, el Rey, llama a los Magos II. Herodes, el Rey, dirige a los Magos III. Jesús, el Rey, recibe a los Magos I. DIOS, EL REY, LLAMA A LOS MAGOS A. Los Magos han visto su estrella Los ángeles cantaron en el nacimiento de Cristo y los pastores alabaron a Dios. En la presentación en el templo, Simeón profetizó y Ana testificó. Por un momento estas cosas causaron un poco de alboroto en Jerusalén. Pero pronto todo llegó a ser normal otra vez y todos en Jerusalén regresaron a sus actividades anteriores. Las rutinas diarias de la vida regresaron. Los dos santos ancianos habían proclamado las nuevas noticias a los fieles, pero el pueblo -como un todo- no se molestó en averiguar acerca del Mesías. Israel permaneció como siempre.

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Pero ahora, ¡vienen los paganos! La profecía de Simeón acerca de Cristo como su Luz está en camino de realización. Los hombres prominentes del mundo pagano ofrecieron gran tributo al Cristo, un tributo que ni los líderes de su propio pueblo le ofrecieron alguna vez. Cuando Jesús nació, Israel era gobernado por décadas por un rey llamado Herodes. Tan pronto como este escuchó del Mesías, trató de destruir al verdadero Rey de Israel. Este hecho revela la oposición poderosa contra Cristo de las fuerzas anticristianas. Los líderes espirituales del pueblo también le rechazaron. Los judíos tenían al Antiguo Testamento en la punta de sus dedos, pero no se tomaron la molestia de ir a Belén. Israel no proclamó la gran salvación de Dios a los extranjeros que habían venido a ellos. Antes bien, los extranjeros que vinieron de lejos, guiados por la estrella, son los primeros en mencionar el nombre del Salvador en Jerusalén. Y también desde sus tierras le trajeron regalos. B. Los Magos estudiaron los cielos Pero ¿quiénes son estos hombres? Las Escrituras los llama los magos del oriente, sin dar ningún dato particular acerca de su país de origen. No sabemos si eran de Persia o Caldea, naciones que estaban situadas al oriente de Palestina. Ellos fueron hombres que practicaron la ciencia, y más específicamente la astronomía. En los tiempos antiguos, tanto la astronomía (el estudio científico de los cuerpos celestes) como la astrología (predicción de eventos por las estrellas) no tenían sus límites muy marcados, pues frecuentemente iban juntas. La opinión general era que los eventos inusuales sobre la tierra podían ser leídos e interpretados por las posiciones de los cuerpos celestes en el cielo. Estos magos, sin embargo, no deben ser comparados con los individuos engañosos y fraudulentos, quienes “leen” las estrellas para predecir el futuro. No. Ellos fueron hombres respetables de ciencia, conocidos como filósofos o magos. En los días de Daniel, este hombre de Dios se había mantenido en la posición de liderazgo del colegio de hombres letrados, de ciencia y magos de la corte en Babilonia. Estos hombres estudiaron los cielos y trazaron el camino de las estrellas. Pero, como estudiosos de las estrellas, sucedió que una noche un fenómeno inusual captó su atención. Vieron la estrella y fueron persuadidos de que esta era la que señalaba el nacimiento del Rey de Reyes. ¡Indudablemente, esta era Su estrella! No se puede investigar ni saber cuál estrella vieron ellos. Ha habido muchas especulaciones alrededor del tema. Se han ofrecido muchas conjeturas y se han hecho numerosos cálculos. ¡Incluso las tablas de las estrellas de los antiguos chinos han sido analizadas! Es inútil hacer esto porque nunca seremos capaces de decir con certeza cómo debe ser entendida la estrella de los magos. Nosotros creemos que los magos recibieron una revelación de Dios con respecto al significado de esta maravillosa aparición. Es interesante notar que el medio que el Señor usó para informarles de este

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Referencias / Notas

gran evento era su ocupación diaria. Pues, si todo está bajo el control de Dios, lógicamente las luces brillantes del cielo sirven también para mostrarnos su consejo. El tiene maravillosas formas para guiar y dirigir a los pecadores a su luz. El usa muchos medios para traer las personas a Jesús. Los ángeles fueron enviados a los pastores; Simeón fue dirigido al templo por el Espíritu Santo; para los magos, ¡Dios usó una estrella! Debemos creer firmemente en la guía providencial de Dios.

Lo veo, mas no ahora; lo contemplo, mas no de cerca: Saldrá estrella de Jacob, se levantará cetro de Israel, y herirá las sienes de Moab y destruirá a todos los hijos de Set. Números 24:17

Puede ser que los magos hayan conocido algo de la antigua profecía de Balaam (Números 24:17), que se refería a la estrella de Jacob. Puede ser que conocían la profecía de Daniel sobre el Mesías. Puede ser que ellos conocían la opinión diseminada en muchas naciones paganas que un rey poderoso se levantaría de Judá. Puede ser que los Magos hayan escuchado a los judíos de la dispersión acerca de su esperanza de salvación. Eso realmente no importa. Su viaje no puede ser explicado satisfactoriamente. Cada intento por encontrar una explicación, trae solamente más preguntas que no pueden ser respondidas. La opinión sostenida por algunos, de que los magos fueron conducidos hacia la verdad por error, es demasiado radical. Por revelación especial el Señor mismo les enseñó el significado de la estrella. Esa fue la fuente de sus esfuerzos, su certeza absoluta, su deseo intenso, el cual no podía ser extinguido, y su adoración ferviente del niño en una casa común y humilde. C. Los Magos siguieron la estrella Dios llamó a los magos y ellos obedecieron. Ellos estuvieron dispuestos y deseosos de hacer tan largo viaje. Dios no los forzó, pero sí inclinó sus corazones para ir y ver al Rey y adorarlo. Ningún obstáculo podía detenerlos en su camino. Ellos dejaron su país atrás para rendir homenaje a Jesús. Ellos se pusieron sus sandalias y alistaron a sus animales de carga. No hay duda de que ellos dejaron atrás a sus seres queridos y su viaje dio mucho que hablar. En el camino estuvieron expuestos a muchos peligros. Pero nada podía hacerlos regresar. El viaje sería largo y difícil, ¡pero ellos tenían que ver al Rey de Reyes! Llegaron al país de Judá y miraron el monte santo. Un poco más de camino y sus pies entrarían a las puertas de Jerusalén. ¡Qué maravilloso es que el Rey celestial que los llamó, también los condujo a Jesús! II. HERODES, EL REY, DIRIGE A LOS MAGOS A. Los Magos indagaron en Jerusalén Sus corazones deben de haber saltado en sus pechos cuando ellos entraron en Jerusalén. Ellos están cerca a la meta de su viaje y el heredero real será visto en la capital del país. Pero nada en la ciudad, ni en medio de la muchedumbre ni en las calles, parecía indicar el nacimiento de un rey. Sin embargo, ellos no dudan en su convicción.

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No preguntan: ¿hay un heredero recién nacido? Ellos están seguros y convencidos de que él nació. Debido a su condición de extranjeros, piden información del Mesías recién nacido. A su pensar, el pueblo del Mesías seguramente debe conocer acerca de él. Por lo tanto, su primera pregunta naturalmente es: ¿Dónde está el Rey de los Judíos que ha nacido? El punto de vista de que la estrella los había guiado todo el camino desde el Oriente a Jerusalén no es correcto. Muchos piensan que así fue como sucedió, pero no hay ninguna base bíblica para pensar de esa manera. Los magos vieron la estrella y se dirigieron a la ciudad capital de Israel, como sería natural. Pero, ya estando allí, vieron nuevamente la estrella y ésta fue delante de ellos a Belén. Los magos deseaban ir al lugar donde estaba el Rey recién nacido. El pueblo de Jerusalén se extraña mucho por su pregunta. Pues ellos no saben nada. La presencia de los magos causa sorpresa y temor, y las noticias se esparcen rápidamente a través de todo el país. Todos llegan a turbarse, y toda Jerusalén con él. ¡Ellos no sabían nada acerca del Rey recién nacido! B. Los maestros de Israel informan a los Magos Herodes, el Rey de Judea, es un edomita que desde hacía treinta años había obtenido el trono y había sido capaz de sostenerse en su posición a pesar del odio intenso que los judíos tenían por él. A él le gustaba demostrar su poder con pompa y grandeza, pues había obtenido el trono por medios injustos y a la fuerza. Herodes es codicioso, malvado y cruel. El es extremadamente egoísta y orgulloso y sólo le interesaba su propio bienestar. El sospechaba constantemente que había complots en contra de él. El historiador judío Flavio Josefo llama a Herodes como el rey “monstruosamente cruel”. El pueblo le aborrece y teme. Ellos saben que Herodes es capaz de destruir a todo aquel que se atraviese en su camino, aunque sea su esposa o sus hijos. El no retrocede por nada. Herodes entiende, por las preguntas de los Magos, que ellos están buscando al Mesías. ¿Ha nacido el heredero del antiguo linaje real de David? Si, ¡así es! ¡Herodes tendrá competencia y la ahogará con sangre! Herodes entiende inmediatamente la referencia de que es el Cristo. Aquellos que son egoístas no tolerarán el gobierno de Cristo y ciertamente Herodes tampoco. Entretanto, los magos que preguntan del Rey nacido están todavía en la oscuridad. Nadie puede darles información. Herodes está preocupado y quiere saber más. El no se ha enterado del Salvador porque obviamente no conoce las Escrituras. Pero ahora las necesita y, por lo tanto, va a los expertos, los “profesionales”, y se apresura a convocar a todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo para una reunión. Los rabinos esperan ansiosa y temerosamente la llegada del rey, deseando saber lo que él quiere de ellos. El entró y les preguntó dónde había de nacer el Cristo. ¿Eso es todo lo que él quería saber? Bien,

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Pero tú, Belén Efrata, tan pequeña entre las familias de Judá, de ti ha de salir el que será Señor en Israel; sus orígenes se remontan al inicio de los tiempos, a los días de la eternidad. Miqueas 5:2 Aun antes de ahora, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, eras tú quien sacabas a Israel a la guerra, y lo volvías a traer. Además, Jehová te ha dicho: “Tú apacentarás a mi pueblo Israel, y tú serás quien gobierne a Israel”. 2 Samuel 5:2

ellos pueden satisfacer su pregunta, porque los maestros religiosos de Israel conocen la respuesta. Los escribas señalan a Miqueas 5:2 y lo interpretan a su manera. En su explicación omiten la segunda parte y cambian el final de acuerdo a 2 Samuel 5:2. La reunión se suspende. Por ahora, Herodes conoce suficiente. Los escribas no demuestran ningún deseo de conocer más. Ellos no están interesados en el Rey recién nacido y permiten que los Magos vayan a Belén por su propia cuenta. ¡Estos, y no aquellos, son los están llamados para ser profundamente devotos! Los maestros de la Ley conocen el camino, pero no transitan por él. No tienen deseo de ver a Jesús y no sienten necesidad de adorarlo. Aquí mismo ya está el comienzo del cumplimiento de la promesa, A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron (Juan 1:11). No hay duda que su pensamiento estaba envanecido, pues estaban convencidos de que, “Si el Mesías hubiera venido, nosotros ciertamente hubiéramos sido notificados primero”. C. El plan diabólico de Herodes Herodes ya ha formulado un plan. El pondrá una trampa. Le faltaba solamente conocer el lugar exacto en Belén. Una vez enterado pondría a cabo su deseo asesino. Entonces, con fingimiento decide mostrar interés. Herodes llama a los Magos para una audiencia en privado. El no desea que las demás personas se enteren siquiera por la razón de la presencia de los Magos. Sus acciones son diabólicas. El crea una impresión favorable de sí mismo y actúa muy amigablemente cuando recibe a los Magos. Muestra interés real por el objetivo de este viaje y quiere saber todo. Pregunta primero sobre la fecha de cuándo se les apareció por primera vez la estrella. El pretende cooperar fervientemente en hallar las respuestas a las preguntas de los Magos. El demuestra estar en completo acuerdo con su intención y no les estorba en ninguna forma. Al darse cuenta de que los Magos no tienen información exacta sobre el lugar de nacimiento del niño, les pone el encargo de Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño pues él también quiere ir a Belén a adorarle. Herodes usó a los magos para cumplir sus propios propósitos. Es la más grande de las hipocresías pretender ser religioso para fines egoístas. Herodes actúa amigablemente, pero es extremadamente peligroso. Pero, entonces, ¿por qué se quedó en Jerusalén y no fue con los magos? El hubiese conocido todo inmediatamente. Pero el Señor cuida de todo. El desbarata el consejo de los impíos y usa a Herodes como un medio para enviar a los magos al lugar correcto. III. JESÚS, EL REY, RECIBE A LOS MAGOS A. Los Magos van a Belén Los magos tienen información suficiente en este momento. Han oído al rey. No se conoce que ellos hayan prometido algo a Herodes, de modo que más tarde ellos no rompieron ninguna promesa. Ahora

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pueden continuar su viaje. Han tenido experiencias extrañas. Quizás mucho de lo que sucedió en Jerusalén les habrá desanimado. Los magos abandonaron la ciudad sin la ayuda de un guía. Las personas en general son indiferentes al nacimiento de su Rey, pero los Magos no dudaron ni por un instante. ¡La buena mano de Dios está con ellos! Después de estos problemas Dios los conforta. Pues, de pronto, sobre sus cabezas, vuelve a aparecer la estrella que vieron en el oriente. No la habían visto por largo tiempo, pero no la habían olvidado. La estrella es la señal la cual que reafirma su fe. En la providencia de Dios, a través de los medios usados por Herodes, los Magos saben ahora por lo dicho en las Santas Escrituras que deben ir a Belén. Ellos creyeron esta revelación y siguieron ese camino. Y además, ¡ellos pueden ver la estrella otra vez! El lenguaje usado en la Escritura para describir la estrella, indica que ésta podía ser vista por el ojo humano. Cuando ellos viajan, la estrella está en su delante, y al llegar a su destino, la estrella se detiene. Pronto llegan a Belén, pues está solo a dos horas de viaje de Jerusalén. Después de todas las experiencias de su viaje, especialmente en la capital de los judíos, y al ver que la estrella se detiene, los Magos se regocijaron con muy grande gozo. ¡Qué diferencia entre su actitud y la de los sacerdotes y escribas! B. Los Magos adoran a Jesús Finalmente llegan al lugar que tan anheladamente habían esperado. Ellos entraron a una residencia; el niño ya no estaba en el establo con un pesebre, sino en una casa. Allí encuentran al niño con su madre María. ¡Qué sencilla es esta mujer! ¿Puede ser ella la madre del Rey de los judíos? ¡Qué común y corriente es este niño! ¿Puede ser éste el Rey deseado tan intensamente? Tales preguntas no los molestan. Ellos han soportado muchas pruebas de fe y, por lo tanto, ellos no dudan. Ellos no se dejan llevar por las apariencias externas. Su fe es coronada. Los magos no dicen mucho, porque están profundamente conmovidos. No proclaman discursos elocuentes, sino que reverentemente se arrodillan y humildemente adoran al niño. De acuerdo a la costumbre oriental, se arrodillan hasta tocar con sus caras el piso. Aunque la apariencia externa del niño es insignificante, ellos Lo adoraron. Los Magos lo adoraron, porque creían en El. Este niño, el Rey que ha nacido, ha capturado sus corazones y ellos se lo ofrecieron gustosamente. ¡Qué maravillosa escena! Y también le presentaron sus regalos. Después de algunos momentos de silencio, de embelesamiento, sus tesoros (arcas y cofres) son abiertos y le ofrecen a su Rey lo mejor de sus posesiones y lo que sus corazones generosos pueden ofrecer. Estos son regalos apropiados para un rey: oro, incienso y mirra. El incienso es una resina de olor dulce. La mirra también es una resina y tiene un olor penetrante y un sabor amargo. Este es uno de los ingredientes del aceite santo usado

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Referencias / Notas

para la unción (Éxodo 30:23) y es también usado para embalsamar (Juan 19:39) o para la elaboración de perfume.

Tomarás especias finas: de mirra excelente, quinientos siclos, y de canela aromática, la mitad, esto es, doscientos cincuenta; de cálamo aromático, doscientos cincuenta. Éxodo 30:23

Muchos intentos se han sido realizados para interpretar simbólicamente estos regalos. El oro señalaría a la realeza, el incienso el mérito sacerdotal, y la mirra la sepultura de Jesús. Pero, quizás es mejor verlos como los regalos más costosos que los Magos pudieron encontrar para ofrecérselos a su Rey. Ellos le trajeron tributos reales al niño Jesús mientras los grandes líderes y letrados de Israel le ignoraron. ¡Esta es la vergüenza de Israel!

Vino también Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras. Juan 19:39

C. El plan diabólico de Herodes es desbaratado Los magos no pudieron quedarse por más tiempo. Pronto regresaron a su país. El Señor interviene en sus planes y fueron avisados en sueños. Este medio fue frecuentemente usado para revelación y fue experimentado por José, Faraón, Nabucodonosor y José, el esposo de María. Siguiendo el consejo de Dios, los magos regresaron a su tierra por otro camino. Por lo tanto, el plan asesino de Herodes fue desbaratado. El tirano, sediento de sangre, esperó por largo tiempo pero nunca volvió a ver a los magos. Entonces, los niños de Belén llegaron a ser las víctimas de su odio frenético. Este malvado rey envió a sus siervos a que mataran en esta región a todos los niños varones menores de dos años de edad. El gran descendiente de David escapó porque Herodes no pudo detener al mensajero celestial. Un ángel se le apareció en un sueño a José y le avisó que llevara su familia a Egipto hasta que reciba otro mensaje de Dios. Entonces la familia salió Belén y encontraron protección en Egipto. D. Nuestra respuesta Una revisión de los eventos de esta historia nos demuestra que son bastante ilustrativos. Dios nos llama por su palabra y dirige nuestro camino a Cristo. ¿Cómo respondemos a su llamado? Muchos son como los escribas. El conocimiento de las Escrituras nunca debería dejarnos satisfechos con una información externa. Debemos ser hacedores de la Palabra y no sólo oidores. Otros siguen el ejemplo de Herodes. Responden con enemistad a cada revelación de la gloria de Cristo. ¡Eso es terrible! Aquellos que luchan contra Dios, serán siempre derrotados. ¡Cuán bendecidos somos al proceder como los magos! Aquellos que estén interesados verdaderamente en encontrar a Jesús, lo encontrarán. Dios, quien produce el deseo, también lo satisfará. La historia de los Magos demuestra que la fe es probada, pero es también animada. ¡Permita que usted sea llamado, atraído, enseñado y guiado por el Señor! Hónrelo trayendo su ofrenda de agradecimiento al Rey. ¿Cuál es el precio de su adoración?

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LECCIÓN Título:

JESÚS EN EL TEMPLO A LOS DOCE AÑOS Texto de referencia: Lucas 2:40-52 Versículo para memorizar: Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres. Lucas 2:52 INTRODUCCIÓN Los versículos de Evangelio de Lucas usados para esta lección son los únicos de las Escrituras que mencionan la niñez del Salvador. Frecuentemente se hacen muchas preguntas concernientes a su niñez y juventud y no pueden ser contestadas con certeza. La vida de Jesús, que tantas revelaciones divinas y maravillosas trajo durante los primeros días y meses de su vida, es como si estuviese oculta durante treinta años. Sin embargo, estos años ocultos tienen un gran significado. La Palabra de Dios no fue dada para satisfacer nuestra curiosidad. Esta lección está llena de instrucciones y ofrece mucha luz sobre la niñez del Señor Jesús. Varios aspectos de su vida como hijo son tratados: I. Jesús participa en la adoración de Israel II. Jesús se ocupa de las cosas de su Padre III. Jesús es sumiso a sus padres I. JESÚS PARTICIPA EN LA ADORACIÓN DE ISRAEL A. El desarrollo de Jesús durante la niñez Después de la muerte de Herodes, el malvado asesino de niños, José, María y el Niño regresaron de Egipto. El Rey de los judíos, a quien los sabios habían pagado tributo, regresó a su propio país. A su llegada a Palestina no hubo nada que se asemeje a un cortejo real. Apenas

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Referencias / Notas

se notó. José y María se retiraron a la remota Galilea y se establecieron en su ciudad de Nazaret, una de las ciudades menos importantes de Galilea. Allí es donde Jesús pasó su niñez. Notemos que por su naturaleza humana, el desarrollo de Jesús fue normal y ordinario. Él creció hasta llegar a ser un hombre fuerte. Lucas se refiere a esto con descripciones cortas pero significativas. Según su naturaleza divina, Él fue siempre y eternamente perfecto. Esto significa que su divinidad no está sujeta al desarrollo o crecimiento. Es el hombre Cristo Jesús quien aumentó en estatura y se desarrolló desde el nacimiento a un infante, desde un infante a un niño y a un joven, y desde un joven hasta hacerse adulto. Él experimentó todas las fases del crecimiento y desarrollo humano, hasta que alcanzó la madurez.

Mientras tanto, el joven Samuel iba creciendo y haciéndose grato delante de Dios y delante de los hombres. 1 Samuel 2:26 El niño crecía y se fortalecía en espíritu, y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel. Lucas 1:80 “Tres veces cada año se presentarán todos tus varones delante de Jehová, tu Dios, en el lugar que él escoja: en la fiesta solemne de los Panes sin levadura, en la fiesta solemne de las Semanas y en la fiesta solemne de los Tabernáculos. Y ninguno se presentará delante de Jehová con las manos vacías. Deuteronomio 16:16 Al siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: “¡Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!” Juan 1:29

Su desarrollo espiritual estuvo a la par con su desarrollo físico. Él aumentó en sabiduría y estaba lleno de discernimiento. Su desarrollo espiritual fue constante y regular sin perturbaciones. Su desarrollo fue armonioso y fue perfecto en cada etapa. Como niño, el Salvador fue realmente un niño. Experimentó todas las características de la niñez. Sin embargo, fue extraordinario en todo, porque era sin pecado. La gracia de Dios era sobre él y él crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres. La gracia de Su Padre estaba sobre Él y el pueblo lo tenía en alta estima. El afecto que los demás tenían por este Niño aumentó constantemente. En el Antiguo Testamento la vida de Samuel fue un reflejo de esto (1 Samuel 2:26). También podemos comparar lo que Lucas afirma sobre Juan el Bautista (Lucas 1:80). No hay ninguna referencia de un gran afecto de las personas por Juan, porque él creció en la soledad del desierto, apartado de la vida cotidiana. La unión de la naturaleza divina y humana en la persona del Salvador es un misterio completo que no puede ser comprendido por nuestra razón limitada. Es un hecho histórico que nosotros no podemos entender. El maestro, los padres, los ancianos y pastores también deben orar y velar porque también los niños, crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo (2 Pedro 3:18). B. Jesús será el Hijo de la Ley Cuando el Hijo de Dios tomó la naturaleza humana, en su divinidad Él mismo escogió a sus padres, quienes irían fielmente por los caminos del Señor y le guiarían apropiadamente durante su juventud. Ellos le dieron una educación meticulosa, exactamente según la ley. Cuando Jesús tuvo doce años, lo llevaron a Jerusalén. Según la ley (Éxodo 23:17; Deuteronomio 16:16), los varones tenían que comparecer ante Dios en el templo tres veces por año. La ley no prescribía esto para las mujeres, pero María acompañaba voluntariamente a José al templo para celebrar la Pascua. Esta fiesta le recordaba al pueblo el éxodo de Egipto y al Cordero de Dios (Éxodo 12; Juan 1:29; 1 Corintios 5:7).

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Hasta ahora ellos habían dejado a Jesús en casa. Alrededor de los doce o trece, cuando el niño se convierte en hombre, los jóvenes israelitas llegaban a ser “hijos de la ley” y adquirían ciertas obligaciones como guardar los rituales prescritos relacionados con el ayuno y la celebración de las fiestas. Para Jesús había llegado la hora, porque el niño se había convertido en un joven. Por consiguiente, siguiendo la costumbre de la fiesta, José y María llevaron por primera vez a Jesús junto con ellos para celebrar la Pascua en Jerusalén, para que cumpliera su responsabilidad con la ley por sí mismo. Muchos han fantaseado sobre los sentimientos de Jesús cuando vio la imponente ciudad y cuando asistió a la celebración en el templo. Esto debe evitarse porque las Escrituras no mencionan nada sobre los sentimientos de Jesús. Lucas no nos da una explicación romántica, más bien es muy sobrio en relatar los hechos. Lo importante es reconocer que con este acto formal, el Hijo de Dios es puesto de nuevo bajo la ley de Israel ¿Por qué era necesario esto? Porque Él no vino a abrogar la ley sino a cumplirla, aún siendo un niño o joven. Debe recordarse que Él la cumplió perfectamente. Que entendió totalmente las abundantes prescripciones de las leyes de Dios y que honró perfectamente a su Padre cuando participó en la celebración de la Pascua. De este modo, dio testimonio de cómo se deben realizarse los sacrificios delante del rostro de Dios en el templo. II. JESÚS SE OCUPA DE LAS COSAS DE SU PADRE A. Jesús está perdido La fiesta de la Pascua duraba siete días. José y María permanecieron hasta el final. Entonces, ellos se prepararon para regresar a casa. Cuando empezaron el viaje de retorno, Jesús no estaba con ellos, pues Se quedó el niño Jesús en Jerusalén, sin que lo supiese José y su madre. Ellos no se preocuparon que Él no esté con ellos. Pensaron que estaba entre la compañía en el camino a casa. Era la costumbre de los israelitas ir a la fiesta en una larga procesión apiñada y regresaban a la casa de modo similar. Esto facilitaba el largo y difícil viaje y lo hacía más agradable. Sin preocuparse, ellos anduvieron camino de un día. Pensaron que no debían preocuparse por un niño como Jesús y le dieron cierta libertad de movimiento. Cuando se prepararon para descansar durante la noche, Jesús todavía no había regresado. Entonces comenzaron a buscarlo. Por supuesto, nadie lo había visto en la congestionada procesión. Entonces María y José se preocuparon mucho. Él era su responsabilidad. Ellos dejan la procesión de celebrantes y regresan una vez más a Jerusalén. Claro, esto les tomó otro día. Cuando llegaron a la gran ciudad, le buscaron por todas partes, pero no pudieron encontrarle y se llenaron de gran ansiedad. Finalmente, tres días después, es decir, al tercer día de su retorno, ellos lo encuentran. En ese momento estaban fuera de sí por la preocupación.

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Referencias / Notas

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Referencias / Notas

B. María y José encuentran a Jesús en el Templo Pero los dos se sorprendieron cuando lo hallaron. ¿Cuál fue la razón de la sorpresa? Encontraron a Jesús ¡en el templo! Pero no estaba únicamente sentado en el templo, escondido en una esquina, sino que estaba sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles. Era común que los escribas se sentaran a la entrada del templo sobre una plataforma baja durante las fiestas, dando instrucción religiosa a los estudiantes también sentados en un círculo, a sus pies. ¡Allí estaba Jesús! Él hacía muchas preguntas, pero no actuaba arrogantemente como si se tratara de un joven rabino de doce años, que discutía con los maestros en Jerusalén y los examinaba. Esta interpretación incorrecta no tiene ninguna base en la Escritura. No hay nada presuntuoso en las acciones de Jesús. El joven Jesús no tomó la posición de un rabino. Al contrario, Él escuchaba con el más grande interés las charlas de los rabinos, contestaba las preguntas y también les preguntaba. Aquellos hombres preparados estaban asombrados de sus puntos de vista y se interesan en el joven, colocándole en el centro, sorprendidos por su discernimiento. Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas. Después, a menudo leeremos cosas similares acerca de Jesús. Mientras Jesús estaba en el centro de este grupo, totalmente ocupado en los asuntos espirituales, José y María entran en escena. ¡Qué reunión! María habla primero, mientras José permanece en la parte de atrás. Sus palabras contienen una reprensión indulgente, pero no un reproche duro. ¿Reconoce ella su propio descuido? No hay duda de que ella entiende que algo inusual ha traído a Jesús aquí, a este lugar en particular. Sin embargo pregunta, algo irritada, ¿por qué? y da salida a algunos de los sentimientos de ansiedad y temor que ella y José –a quien ella le dice tu padre– han llevado durante su ansiosa búsqueda. C. Jesús ocupado en los negocio de su Padre Celestial La respuesta de Jesús es muy significativa. Él, a su vez, les pregunta: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar? Esta respuesta contiene las primeras palabras de Jesús que registran los Evangelios. Es un resumen corto de sus pensamientos, palabras y acciones, y también de su vida más tarde. Esto nos enseña claramente que Jesús no había permanecido en Jerusalén debido a intenciones y propósitos equivocados. Él no reconoce ninguna mala acción porque no la había. Jesús no había sido indiferente y no estaba perdiendo su tiempo. Menos aún, Jesús no se había quedado por falta de cuidado o para evitar las malas compañías. Sus acciones no se debieron a la poderosa atracción de la hermosa ciudad y del magnífico templo, los cuales podrían fácilmente anonadar a un joven criado en la sencillez de un lugar rural. No, su deseo y

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amor por los negocios de su Padre, su casa, su trabajo y su servicio fueron los que lo motivaron. ¿No habían entendido eso José y María? ¡Allí es donde Él debía estar! Él sabía que su llamado está ahí.

Referencias / Notas

¡Jesús estaba asombrado del porqué ellos lo buscaban! Ellos no tenían que buscarlo. Con asombro natural él pregunta: ¿Por qué me buscabais? Aquí, en la casa de su Padre, Él se siente su casa y puede estar involucrado en el negocio de su Padre. Él no estaba simplemente interesado en oír hablar de estas cosas, o haciendo preguntas acerca de ellas, sino que él estaba inmerso en ellas. ¡Éstos son los negocios de mi Padre! Así es como el joven de doce años respondió a las palabras de María cuando le dijo: tu padre y yo. Esto indica que Jesús era más que sólo naturaleza humana. De una manera maravillosa y clara él manifiesta la conciencia de su obra divina, su oficio de mediador, su persona y obra. Gradualmente su divinidad está siendo revelada a su humanidad y es receptivo a ella y apto para recibirla. Cómo sucedió esto nosotros no podemos saber, pero podemos decir que él no recibió esta información de otros (Mateo 11:27). III. JESÚS ES SUMISO A SUS PADRES A. José y María no entienden a Jesús José y María escucharon su contestación, sin embargo no entendieron las palabras que les habló. No pudieron entender por qué Jesús de súbito y públicamente habló sobre la relación exclusiva que tenía con su Padre. Muchos pensamientos y recuerdos debieron de haber venido a la mente de María. Y nuevamente, ella recibió cosas nuevas para guardarlas en su corazón, de forma similar a cuando los pastores la visitaron. La incredulidad normalmente rechaza lo que no puede entender, pero María no reaccionó así. Aunque ella no entiende todo, guarda las palabras en su corazón y no reprocha a Jesús. En ese instante ella no sabe qué decir y por consiguiente guarda silencio. B. Jesús está sujeto a sus padres Jesús tampoco dijo algo más. Aunque él se sentía completamente en casa, de su Padre celestial, va inmediatamente y de buena gana con su madre y su padre. ¡Su obediencia es impresionante! Él era consciente de quién es, sin embargo, obedece antes de ser preguntado. No hay una palabra de protesta cuando deja el templo, lugar que para él era de gran gozo. Regresó obedientemente con ellos a Nazaret. Jesús ejerció gran abnegación. En lugar de disfrutar en el templo en las cosas de su Padre, se sometió a la voluntad de Dios, su padre, para estar sujeto a ellos: sus padres terrenales. Eso caracterizó su vida juvenil e indica cómo se comportó en su hogar. Esta descripción no sólo se aplica a su obediencia activa cuando acompañó as padres de regreso a Nazaret, sino que muestra que siempre era obediente.

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“Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni nadie conoce al Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”. Mateo 11:27

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Referencias / Notas

Él no sólo era obediente de vez en cuando, sino que más bien nunca hubo un tiempo en el que no fuese obediente. Jesús no era un niño pasivo, sino un niño santo. En un mundo lleno de transgresores y rebeldes que frecuentemente causan que sus padres y maestros se aflijan, él era el único que nunca pecó contra el quinto mandamiento. C. Jesús es nuestro ejemplo para guardar el quinto mandamiento Debería impresionarnos de que su juventud es descrita por las palabras: que él estaba sujeto a ellos. Jesús nos pone aquí delante de un ejemplo noble. Por naturaleza somos incapaces de seguir el ejemplo del Señor Jesús. Los pecados contra el quinto mandamiento son muchos y nos declaran culpables, por consiguiente los pecados de los jóvenes necesitan ser cubiertos por la fe en la justicia de Cristo. Al someterse a sus padres terrenales, Jesús cumplió la voluntad de su Padre. Para eso vino a la tierra. Se puso bajo la ley, no sólo para llevar nuestro castigo, sino también para cumplir las demandas de la ley que incluyen el quinto mandamiento. Siendo niño, Jesús pagó por nuestras transgresiones y obtuvo una justicia que aplacó el juicio de Dios sobre la desobediencia. Por la gracia de Dios se considera a todos los que creen en él como justos. ¿Está usted molesto por una conciencia que lo acusa de los pecados de su juventud? ¡Vaya a Jesús! El Espíritu Santo nos imparte su gracia y nos da el deseo de poner nuestros pies en los pasos de Jesús. Entonces empezaremos a seguirle sumisamente, en obediencia amorosa.

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Referencias / Notas

LECCIÓN Título:

EL MINISTERIO DE JUAN EL BAUTISTA Textos de referencia: Mateo 3:1-12; Marcos 1:1-9; Lucas 3:1-18; Juan 1:19-28 Versículo para memorizar: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Mateo 3:2 INTRODUCCIÓN Durante siglos se preparó la venida de Cristo. Cuando llegó la hora de su aparición pública en Israel, fue enviado un heraldo a preparar el camino. Cristo es como un rey poderoso, para cuya venida se hacen preparativos. Los caminos torcidos tienen que ser enderezados, las montañas tienen que ser bajadas y los valles tienen que ser rellenados. Juan el Bautista era el mensajero enviado por Dios delante de Jesús. Miraremos el trabajo de Juan el Bautista como el mensajero. I. El mensajero e Israel II. El mensajero y Cristo I. EL MENSAJERO E ISRAEL A. Introducción Sabemos menos de la niñez de Juan que de la juventud de Jesús. Sólo un texto da la información: Lucas 1:80. Todo sobre él era inusual. Desde su temprana juventud estuvo separado del mundo. Cuando creció, el desierto llegó a ser su hogar. Allí maduró hasta llegar a ser un hombre fuerte, lleno del Espíritu, preparado y equipado por el propio Dios para su importante tarea. A la edad de treinta, el hijo de un sacerdote, apareció como profeta, no por su propia iniciativa y voluntad sino porque vino palabra de Dios a Juan. B. El tiempo de su aparición pública Lucas da el tiempo exacto de su aparición. La unidad del reino que existió en el tiempo de Herodes, el rey que cometió infanticidio en

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El niño crecía y se fortalecía en espíritu, y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel. Lucas 1:80

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Referencias / Notas

Belén, había desaparecido y la independencia relativa de Israel se había terminado. Poncio Pilatos, el cruel representante del emperador romano, era gobernador sobre Judea. La existencia de Israel como una nación parecía perdida. Hacía treinta años la esperanza había resurgido en muchos corazones, por un futuro glorioso para el trono de David y el pueblo, pero el pasar tranquilo del tiempo al parecer había defraudado esta esperanza. Los tiempos eran malos, también desde un aspecto espiritual. Anás y Caifás, líderes deplorables, eran los guías espirituales de Israel. C. El lugar de sus labores

En aquellos días se presentó Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea. Mateo 3:1

El lugar donde las labores de Juan empezaron fue el desierto de Judea. Este territorio no era un desierto arenoso interminable, sino un desierto escasamente poblado, estéril, desnudo y caliente, lacerado con hendiduras profundas y lleno de piedras dentadas. Estaba localizado sobre el Mar Muerto, cerca de Jericó (Mateo 3:1). Juan también predicó en las regiones situadas a ambos lados de la rivera del río, donde había servicio irregular de barcas. Aquí él anduvo, manteniéndose alejado del correr y del bullicio de las ciudades. Él no tenía que buscar a las personas, ellas venían a él. D. La forma de su apariencia

Pero de todo insecto alado que anda sobre cuatro patas comeréis el que, además de sus patas, tiene zancas para saltar con ellas sobre la tierra. De ellos comeréis estos: toda clase de langosta, de langostino, de grillo y saltamontes. Levítico 11:21, 22 Juan estaba vestido de pelo de camello, tenía un cinto de cuero alrededor de su cintura, y su comida era langostas y miel silvestre. Mateo 3:4

Su apariencia es significativa. Él no toma parte en las actividades domésticas de las personas, no asiste a ninguna fiesta. No se preocupa por las cosas terrenales. No lleva ropa suave y elegante. Como Elías, él usaba un vestuario tosco de pelo de camello y usa un cinto de cuero alrededor de sus lomos. Él no desea comida gastronómica, sino que se alimenta de langostas, del tipo comestible que se lo asa o muele. Ésta no era comida muy rara para los muy pobres (Levítico 11:21, 22). Él también comía miel silvestre, que estaba disponible en el desierto (Mateo 3:4). Tanto la apariencia exterior de Juan como su estilo de vida indicaba sobriedad y austeridad. Cuando llegó el tiempo para que el Mesías sea revelado a Israel, el Espíritu Santo sacó a este mensajero del aislamiento. De repente e inesperadamente ¡él apareció, un emisario de sentencia, en el espíritu y poder de Elías! Sus palabras sonaron a través del desierto y resuenan en los oídos de su público. Su aparición causó gran alarma y las personas fueron tocadas con el temor. De cerca y de lejos ellos vienen a verle y a escucharle. ¡Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén! (Marcos 1:5) ¡Juan estaba celoso por Dios! E. Los contenidos de su mensaje Los contenidos del mensaje de Juan dejaron una impresión profunda en las personas. El mensaje de este profeta no era trivial. Sus palabras causaron alegría y alivio, pero también son intimidadoras y llenas de advertencia. Ellas arrojaron y ellas levantaron. Su mensaje los asusta como un terremoto y despierta a los pecadores de su falsa confianza.

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Lo siguiente debe recordarse del mensaje de Juan:

Referencias / Notas

1) Es jubiloso La esencia de su sermón es: el reino de los cielos se ha acercado (Mateo 3:2). La expectativa de las edades es cumplida. ¡Dios recordó su pacto y el Rey está viniendo! 2) Exige arrepentimiento sincero El mensaje de Juan humilla profundamente a sus compatriotas. Ellos han olvidado a Dios y, por consiguiente, Juan actúa como Elías para mantener el pacto de Dios y la Ley. Es un testigo solitario en medio de una generación profundamente caída. Israel es el pueblo del pacto de Dios, pero eso no es suficiente para entrar en el reino del Mesías. Muchos están orgullosos de ser descendientes de Abraham y piensan que eso asegura su entrada en el reino del cielo. A menos que ellos posean la misma fe de Abraham, no entrarán. Dios no los necesita porque Él es capaz de levantar hijos a Abraham aun de estas piedras (Mateo 3:9). Sin Dios ellos están eternamente condenados. Su ceguera debe ser expuesta. El tiempo ha llegado cuando la paciencia de Dios casi se ha terminado. Ellos son amenazados con el hacha y el fuego. El juez está de pie, esperando a la puerta. No sólo el hacha está lista, sino que está puesta a la raíz de los árboles, una señal que no sólo las ramas serán cortadas, sino que todo el árbol será destruido, si ningún cambio radical tiene lugar. El primero y gran requisito es: ¡Arrepentíos! (Mateo 3:2; Lucas 3:8, 9). Durante siglos el Mesías había sido aguardado y el pueblo esperaba que levantara al reino antiguo a su gloria anterior: Pero al mismo tiempo el pueblo sabe que su venida será su juicio, si permanece en el camino que está. 3) Desenmascara la hipocresía Juan no teme o adula a ninguno. Él predica el temor del Señor a los publicanos deshonestos, a los soldados saqueadores, y también a muchos de los Fariseos y Saduceos (Lucas 3:12, 14; Mateo 3:7). Ellos se mezclaban con la muchedumbre que venía a oír a Juan. Al parecer no habían venido porque sentían la necesidad de su alma, o porque sentían su culpa y deseaban la salvación. Ellos no se preocuparon de ser limpiados del pecado. Vinieron porque no querían perder su reputación frente a las personas. Otros buscaron el bautismo para aumentar sus egos y por razones egocéntricas. El Bautista vio sus intenciones ocultas y expuso sus motivos equivocados. Juan no tuvo misericordia de la multitud, y en particular desenmascaró a los fariseos y saduceos: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento (Lucas 3:7, 8). ¡Juan los desafió a traer frutos que demuestren que ellos estaban arrepen-

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Y diciendo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”. Mateo 3:2

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Referencias / Notas

“… Porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás”. Hechos 8:23

tidos! Hay frutos que no son el resultado del verdadero arrepentimiento, tal como la simulación externa de piedad y “obras” muertas. Al referirse a ellos como víboras, Juan no está maldiciéndolos. Nosotros nunca podemos maldecir a nadie, incluso ni a las criaturas más bajas. Juan usa esta expresión para desenmascarar su destreza venenosa y maldad. Con ira santa él usa palabras que encajaron en su situación, similar a lo que Pedro hizo después dirigiéndose a Simón el hechicero (Hechos 8:23). Es el amor que motiva a Juan para buscar seriamente el bienestar de los demás, por consiguiente él les señala el camino correcto y no les excusa su mal proceder. 4) Asegura el arrepentimiento de la gracia perdonadora de Dios

Yo no lo conocía; pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Sobre quien veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ese es el que bautiza con Espíritu Santo”. Juan 1:33

El bautismo aseguraba el arrepentimiento de la gracia perdonadora de Dios. La manera peculiar en que esto es declarado es importante. Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados (Marcos 1:4). Aquellos que confesaron sus pecados fueron bautizados en el río Jordán (Mateo 3:6). Ésta actividad era parte de la comisión que Dios dio a Juan (Juan 1:33) y por esta se le dio su nombre. El bautismo como lo practicaba Juan era algo nuevo. Lo hacía después de que declaraban su arrepentimiento, como demostración pública del acto de fe. En el Antiguo Testamento se prescribió muchos lavados levíticos y los judíos del tiempo de Juan practicaron el bautismo prosélito para los paganos. Este bautismo no condujo al arrepentimiento. Más bien era una proclamación de que la señal exterior de la circuncisión no era espiritualmente beneficiosa. De allí que, también los judíos, aunque circuncidados, necesitaban la limpieza espiritual verdadera a través de la sangre de Cristo. El bautismo era también una evidencia convincente de que Dios no rechazó a su pueblo, sino que a pesar de su indignidad todavía les ofrecía su gracia. Del lado de la persona bautizada había una declaración pública para abandonar el pecado. Del lado de Dios era el celo por el perdón de los pecados. Juan no es sólo un predicador de la Ley, sino que también proclama el Evangelio. 5) Enseña que el arrepentimiento debe producir frutos Llenos de emoción, los oyentes le preguntan a Juan: Entonces ¿Qué haremos? (Lucas 3:10, 12, 14) La respuesta es simple. ¡La confesión del pecado no es suficiente, sino que debe estar acompañada con la acción! Juan no insinúa vagamente esta acción, sino que hace aplicaciones prácticas según las situaciones individuales. Las varias respuestas que Juan da, contienen lecciones preciosas. Él no extiende nuevas leyes, ni él tampoco hace demandas raras. Juan no les exige a los convertidos que lo sigan en el desierto. No, ellos no tienen que abandonar sus profesiones terrenales. Dios es servido

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por nuestra profesión diaria y la manera en que la realizamos, demuestra la realidad de nuestra conversión. Demostrar rectitud, compasión, amigabilidad y ruptura con los pecados que están más cerca a la mano, son las mejores evidencias. Por ejemplo, un publicano no puede cobrar un impuesto excesivo y un soldado no puede actuar con violencia indebida. ¡La opresión y la violencia no son aceptables! ¿Hay personas que están en necesidad de vestuario y comida? ¡Comparte tu riqueza con ellos! (Lucas 3:11). F. Los resultados de su predicación El ángel Gabriel había profetizado que el trabajo de Juan prepararía para el Señor un pueblo bien dispuesto (Lucas 1:17) y Zacarías había cantado acerca de esto en el nacimiento de Juan. Juan conocía su tarea y la cumplió. Él es de hecho como un candelero encendido. Sus palabras tenían gran impacto y llevaban mucho fruto. Él también atrajo a sus enemigos que se burlaron: demonio tiene, le decían (Lucas 7:33). La mayoría de las personas lo aceptaron como un profeta enviado por Dios. Después, Jesús defiende el testimonio de Juan y muchos dijeron más tarde, pero todo lo que Juan dijo de éste (Jesús), era verdad (Juan. 10:41). Los primeros discípulos del Salvador vinieron del círculo de seguidores de Juan. Juan era el verdadero mensajero que preparó el camino para el Señor. II. EL MENSAJERO Y CRISTO A. El pueblo piensa que Juan es el Cristo El pueblo que está buscando liberación, centró su esperanza en una personalidad poderosa. Esto explica por qué el pueblo empezó a discutir la posibilidad si acaso Juan sería el Cristo (Lucas 3:15). El concilio judío en Jerusalén envió a varios sacerdotes y levitas para investigar y hacer preguntas a Juan. La actitud de Juan es admirable. Aunque él sabía que dejó una tremenda impresión en las personas y fue rodeado por grandes muchedumbres, no permitió ser deslumbrado ni un momento por el favor del pueblo y su aceptación clamorosa. Él permaneció derecho. Y no quiere parecer más de lo que es. Por consiguiente confesó pública, abiertamente y sin vacilación: Yo no soy el Cristo. En verdad, él está consciente que tiene una relación íntima con Dios. Él es el mensajero para preparar a las personas y proclamar la venida de Cristo. Juan es el mensajero, el portero, el heraldo y la voz de uno que clama en el desierto. Él es el amigo del esposo (Juan 3:29). Juan es el mayor de los profetas porque no sólo hace lo que predice, sino que presenta al Mesías a las personas. Él tiene cuidado de que todos los obstáculos sean removidos y guía a los amigos del novio hacia el novio. ¡Ciertamente tiene una posición única total! Él no es Elías que ha regresado personalmente a la tierra. Ésta era una identificación equivocada que hacían de él. Por la profecía de Malaquías, Juan está espiritualmente lleno.

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Referencias / Notas

Respondiendo, les decía: --El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo. Lucas 3:11

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Referencias / Notas

Juan permaneció convencido de su propia insignificancia. No importaba cuán grande era él, comparado con Jesús, es nada. Él dice esto públicamente al pueblo: pero viene uno más poderoso que yo (Lucas 3:16; Juan 1:27). Es un honor inmerecido para Juan poder ofrecerse al Mesías para el servicio humilde de un esclavo. No es digno de desatar la correa de sus zapatos (Lucas 3:16). Juan conoce su lugar. Reconoce que debe menguar y que Jesús debe aumentar. Juan era diferente de Elías, pues Juan no realizó ningún milagro. De ninguna manera tenía que estar parado en el camino de Jesús. B. El trabajo de Juan era bautizar y predicar El trabajo de Juan fue confinado a bautizar y predicar. Sus sermones no sólo hablaban del pecado, sino también de la gracia. Él proclamó a Cristo. Ése era el punto alto de su predicación. Juan presenta a Cristo como Salvador y Juez. Juan aseguró a sus oyentes, que en contraste con su bautismo en agua, Cristo les bautizará en Espíritu Santo y fuego (Lucas 3:16). Esto caracteriza la obra limpiadora y consumidora del Espíritu Santo el cual es dado por medio de Cristo. El fuego purifica y consume. El Espíritu Santo purificará los corazones de los creyentes como el metal es refinado en el horno y como el fuego trae juicio sobre aquéllos que se alejan de Cristo. “La obra del Espíritu Santo es como el fuego, que destruye el pecado y liberta a todos los que son oprimidos por el pecado. Destruye a aquéllos que anhelan el pecado” (Dr. S. Greydanus). Mientras Juan señala a la salvación gloriosa que sólo puede ser recibida de Jesús, también predica claramente que Cristo obtuvo esto para su pueblo por su propio sacrificio. Él retrata a Cristo como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29), señalando al cumplimiento de los sacrificios antiguos. Cristo es la seguridad que quita la culpa del pecado. Por la expiación de su sangre, paz y vida fueron obtenidas. No todos experimentan los frutos del sacrificio de Cristo. La venida de Cristo también trae purificación y separación. Él es el Juez de todos. Él hará con las personas lo que el granjero hace con el trigo y la cizaña. La frase Su aventador está en su mano (Lucas 3:17) se refiere a un instrumento de madera que fue usado para sacudir el trigo que no estaba separado. La era fue un lugar redondo, duro en el campo, donde el granjero se paraba con un instrumento como una pala grande en su mano, para revolver el trigo trillado una y otra vez. Abanicadas al viento, las semillas buenas caían de la paja y de las vainas, mientras la paja volaba lejos, a los bordes exteriores del suelo, donde podía ser recogida y quemada. El grano era traído al granero y la paja era destruida.

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Referencias / Notas

LECCIÓN Título:

JESÚS SE BAUTIZA Y ES TENTADO POR SATANÁS Textos de referencia: Mateo 3:13-4:11; Marcos 1:9-13; Lucas 3:21, 22; 4:1-13 Versículo para memorizar: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Mateo 4:4 INTRODUCCIÓN Jesús vino al mundo para ser el gran Libertador y darnos la paz. Su obra redentora no empezó al final de su vida, sino desde su primera aparición pública, a la edad de treinta años, cuando fue bautizado y durante la tentación en el desierto. Las dos historias pueden considerarse como una sola debido a la conexión íntima entre los dos eventos. Sin embargo, hay un contraste importante. En el bautismo de Jesús, fue revelada su solemne y gloriosa majestad. Durante la tentación en el desierto, su amargo sufrimiento se mantiene en primer plano pero resalta después la gloria de una victoria absoluta sobre Satanás. Debemos prestar atención a ambos. Los dos eventos que trataremos en esta lección son: I. Jesús es bautizado II. Jesús es tentado I. JESÚS ES BAUTIZADO A. El primer acto público del Salvador ¿Cuál fue el primer acto público de Jesús? Cuando Juan el Bautista empezó su ministerio en Israel, Jesús todavía vivía en el pequeño pueblo de Nazaret, oculto de los ojos de los demás poblados. Él hizo su aparición pública aproximadamente medio año después de su mensajero. Las noticias de la predicación de Juan se habían extendido amplia y extensamente, y muchas personas habían sido bautizadas.

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Referencias / Notas

Y no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua. Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo. Juan 1:31, 33

Jesús va primero a ver a Juan al Jordán (Mateo 3:13). Él reconoce el oficio de Juan y se une a la muchedumbre que se bautizaba, no como un espectador, sino igual que los otros deseaba ser bautizado. Nadie lo conocía. Juan, aunque relacionado a él por la sangre (su madre era prima de María), tampoco lo conocía en su oficio de Mesías (Juan 1:31, 33). Hasta ese momento, Juan no había recibido ninguna orden directa con respecto a Jesús. Recibe entonces la revelación divina, que le da la convicción plena de quien es aquel que está delante de él. Juan quedó asombrado de que Jesús se ponga al mismo nivel de las personas pecadoras que venían a él. Siente que no es digno ante la superioridad de Jesús. Jesús era su superior. Podemos entender el porqué este hombre humilde rehusó primeramente bautizar al Mesías y preguntó con el más grande asombro: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? (Mateo 3:14) Sin embargo, Jesús mantuvo su petición y más bien repite su deseo y le dice, deja ahora, que significa “déjame ser bautizado”. Juan se rindió ante esta orden permitiendo a Jesús hacer lo que quería. Los dos descendieron al río y Juan bautizó a Jesús. B. ¿Por qué deseó Jesús el bautismo? ¿Por qué pidió Jesús ser bautizado? Ésta es una pregunta importante. Inicialmente Juan se negó y se opuso a este bautismo, pero Jesús insistió. Y de hecho había razones suficientes para hacerlo. El Señor Jesús no necesitaba el bautismo, como tampoco necesitaba la circuncisión. Todos los bautizados por Juan tenían que confesar sus pecados personales, pero Jesús no tenía ningún pecado que confesar. ¡Él es Santo! Jesús no buscó el bautismo para reconocer a Juan como su mensajero oficial. Tampoco el bautismo de Jesús fue el modo de acercarse a las personas, que consideraban a Juan un gran profeta. Jesús buscó el bautismo por una razón totalmente diferente. Porque así conviene que cumplamos toda justicia (Mateo. 3:15). Él tenía que cumplir las demandas de Dios y por consiguiente Juan no podía rehusarse. Es como si Jesús dijera: esto me “conviene” por lo tanto tú no puedes negarte. ¡Aunque Juan consideró que no era apropiado que él bautice a Jesús, esto era lo más apropiado! Debido a que el bautismo de Juan fue instituido por Dios, le correspondía al Hijo de la ley someterse a él. De este modo, no se negó a las demandas de su Padre, sino que cumplió con toda justicia y así obedeció totalmente la voluntad de su Padre. Su bautismo mostró que era el verdadero Siervo del Señor.

Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él. 2 Corintios 5:21

Esta es entonces una parte esencial de la obra redentora, para la cual él fue enviado y la cual aceptó públicamente. Su bautismo es mucho más que una mera formalidad. Con su bautismo declaró públicamente la relación con su pueblo culpable e impuro. El juicio que pendía sobre ellos ahora estaba sobre él. Como su Redentor, Jesús tomó sobre sí mismo el pecado de ellos y así descendió al agua como el impuro (2 Corintios 5:21).

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C. El cielo reconoció el bautismo de Jesús

Referencias / Notas

¿Qué pasó luego? Otro evento sigue inmediatamente. El evangelista Marcos usa la palabra “enseguida” (Marcos. 1:10), una expresión que repite más de cuarenta veces en su corto evangelio. Inmediatamente después del bautismo, una señal muy importante vino del cielo. Mientras que las primeras palabras de Jesús indican que estaba consciente de quién era (Lucas 2:49), su primer acto público revela su obediencia y sumisión voluntaria por complacer al Padre. Jesús quiere ser el Mesías de Dios, que se humilla, que no busca un lugar de gloria, sino que escoge el agua del bautismo.

Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar? Lucas 2:49

Y mientras estaba orando, el cielo se abrió (Lucas 3:21). ¡Él es aceptado por el Padre! Desde el cielo Él proclama su aprobación sobre su obediente Hijo en la tierra. Los cielos le fueron abiertos, registra Mateo (Mateo 3:16). La expresión que se usa en el griego indica que la apertura de los cielos fue como una separación o división (Marcos 1:10). Literalmente, el cielo visible se parte y aparece una puerta en la eternidad. ¡Qué maravilloso!

Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él. Marcos 1:10

Y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma (Lucas 3:22). Algo visible bajó. Juan el Bautista vio esta manifestación y entendió que era la señal prometida dada por Dios (Juan 1:32, 33). Lo que se vio no fue una paloma real, sino era el Espíritu Santo que tenía la “forma física” de una paloma.

También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él. Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo. Juan 1:32, 33

Jesús ya poseía el Espíritu porque él fue concebido por el Espíritu Santo, pero ahora, en su naturaleza humana, él fue completamente equipado con los dones de su oficio y el poder para llevar a cabo su obra voluntaria como Redentor (Hechos 10:37, 38). Dios no le dio el Espíritu por medida (Juan. 3:34), sino abundantemente. Aquí Jesús recibió la consagración plena y la unción para su oficio público. La señal visible desapareció después de un momento, pero no fue como con los profetas de antaño quienes poseyeron el Espíritu por un tiempo. El Espíritu reposó sobre Él (Isaías 11:2) y permaneció sobre Él (Juan 1:32), quedándose con Él para guiarlo y darle poder en su ministerio público como Redentor. Y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia (Lucas 3:22). La señal audible se añade a la señal visible. Porque Jesús quiso ser Salvador y escogió el camino de la auto-humillación, quiso también bautizarse. Y el Padre inmediatamente da su confirmación y le reafirma que tal Mediador satisface toda su complacencia. La voz del cielo proclamó su gloria y se dirige expresamente a Jesús para confortarle y asegurarle el favor del Padre. ¡Tú eres mi Hijo amado! El Padre dio testimonio desde el cielo, el Hijo oró en la tierra y el Espíritu Santo descendió desde el cielo a la tierra. II. JESÚS ES TENTADO A. La escena del desierto Inmediatamente después del bautismo, la escena cambió dramáticamente. ¡El cambio es imponente! Primero estaba el río, ahora el desierto (Mateo 4:1). Este desierto abandonado, indómito, que la tradición lo

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Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Hechos 10:37, 38

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

Y él estuvo allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos. Éxodo 34:28 Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios. 1 Reyes 19:8 Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno. Marcos 9:29 “… Por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre”. Lucas 4:2

ubica entre Jerusalén y Jericó, era un lugar inhóspito, una tierra seca, esparcido con piedras, donde los animales salvajes como los zorros, chacales y serpientes encuentran su hogar. En su bautismo Jesús disfrutó de un bendito tiempo de comunión, pero ahora, durante cuarenta días, debe estar solo y vagando por el desierto. Después del bautismo, la primera cosa que sucedió fue que el Espíritu le impulsó al desierto (Marcos 1:12). La palabra “impulsó” indica claramente que esto fue intencional. La reunión que tendría lugar entre Jesús y Satanás en el desierto no era una casualidad. Jesús no buscó una reunión con el diablo, pero tampoco la evitó cuando el Espíritu lo impulsó. Jesús estuvo rodeado de fieras que no le hicieron daño (Marcos 1:13). Y no comió nada en aquellos días (Lucas 4:2). Moisés tampoco comió pan o bebió agua durante los cuarenta días que estuvo en la presencia de la gloria de Dios en el monte Sinaí (Éxodo 34:28). Similarmente, Elías viajó cuarenta días porque fue fortalecido por el alimento maravilloso que había comido bajo la dirección del ángel (1 Reyes 19:8). Jesús, sin embargo, pasó su tiempo en el desierto en la más grande privación. El ayuno puede ser un medio fuerte para que nosotros luchemos contra el pecado y los poderes satánicos (Marcos 9:29), pero para él esto significó sufrimiento. Todo el tiempo que Jesús estuvo en el desierto, fue expuesto a las tentaciones del diablo (Lucas 4:2). Durante casi seis semanas él fue atormentado por los ataques continuos del gran enemigo de Dios y del hombre. ¡Cuán doloroso debe haber sido esto para el Jesús santo! B. Las tres tentaciones Finalmente tenemos tres tentaciones, que Mateo y Lucas presentan en un orden diferente. La razón no es fácil de explicar. Tampoco es fácil hablar sobre las tentaciones del Señor sin entrar en puntos equivocados. Por ello es importante considerar cuidadosamente algunas de las siguientes perspectivas: 1. ¿Quién es el que tienta a Jesús?

Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Apocalipsis 12:10

A menudo la historia es relatada desde una perspectiva equivocada, porque el carácter del tentador no se describe. El informe que la Escritura da sobre él es muy breve. Satanás tiene muchos nombres, tales como el diablo, el calumniador, el acusador de los hermanos (Apocalipsis 12:10), Satán, el maligno, el príncipe de la oscuridad, el príncipe de este mundo, etc. Él es la cabeza de un grupo de ángeles que fueron creados buenos, pero que se apartaron de Dios. El trabajo principal de Satanás es atacar a Dios. Él es un espíritu insidioso, orgulloso y odioso que tiene una existencia personal. Hay personas que niegan su existencia y sólo quieren usar la palabra diablo como un adjetivo. Ellos hablan sobre el diablo del alcohol, el

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diablo del orgullo o tacañería, etc. El relato de la tentación indica claramente que el diablo se comporta como un espíritu, con una existencia personal que puede actuar, moverse, hablar, llevar, proponer y salir.

Referencias / Notas

Dios tuvo gran poder y la habilidad para revelarse a Jesús en el desierto en una forma visible. El diablo no puede ser salvado. Él está obsesionado con el pecado y todo su ser se ocupa de tramar y tentar a otros para pecar. Él es el tentador y se complace con su obra. Su tentación a nuestros primeros padres le rindió resultados. También tentó a Jesús, pero los resultados le fueron negativos. 2. La tentación de Satanás fue real La tentación no fue sólo una mera ilusión. El Salvador experimentó una lucha grande y verdadera en el desierto. Su tentación no fue pura imaginación. Él no soñó, tampoco experimentó una representación simbólica; ésta era una terrible realidad. Fue un evento histórico y no debe ser visto como un acto simbólico. Nosotros debemos hacer justicia a los hechos. Debemos mantener la seguridad de que los eventos fueron reales, aunque no podemos entender el “cómo” de todos ellos, tales como: ir a Jerusalén, ser llevado a una montaña alta y el mostrar los reinos de la tierra en un momento. Las tentaciones son intentos para alejarnos de Dios. Era imposible para Jesús caer en pecado. Esto es cierto, incluso antes de que la tentación tome lugar. En el paraíso Adán era santo, sin embargo, él podía apartarse de Dios. Jesús es santo y no podía caer en pecado porque es el Hijo de Dios sin pecado. Como hombre, Él era absolutamente santo y lleno del Espíritu Santo. El Padre había declarado su identidad en el bautismo. La tentación no fue un examen de prueba para ver si Jesús podía ser el Redentor, como si eso estuviera en duda. Él lo sabía sin lugar a dudas. ¿Era entonces posible que él haya sido tentado de verdad? Indudablemente, los hechos lo demuestran. Pero las tentaciones sólo podían venir a él desde afuera, al contrario de nosotros. En Jesús no había un punto de contacto para la tentación dentro de su naturaleza humana. Nosotros en cambio somos tentados por nuestros deseos internos (Santiago 1:14), pero en el alma sin pecado de Jesús no había ni la menor inclinación para ceder ante la tentación.

Sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Santiago 1:14

3. La tentación era seria Sin embargo, la tentación fue seria porque Jesús al tener una naturaleza verdaderamente humana, temía al sufrimiento y a la muerte (¡piense en Getsemaní!). Satanás era el enemigo de Jesús y ahora tenía la oportunidad de tentar a Jesús. Él estaba dispuesto a hacer todo lo que estuviera a su alcance. Motivado por el odio y el temor, tentó a Jesús para que peque. El Salvador sintió profundamente el poder del tentador y eso le causó sufrimiento (Hebreos 2:18).

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Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados. Hebreos 2:18

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

4. La tentación fue necesaria Jesús debió sufrir las tentaciones por necesidad. Ellas eran el complemento de la tentación a Adán en el paraíso. Ellas constituían las condiciones para la obra de Jesús como Mediador. Por consiguiente, el Espíritu Santo lo lleva a encontrarse con el diablo. Como el Redentor de los pecadores, Jesús debe sufrir en nuestro lugar. Debido a que nuestros primeros padres rompieron el pacto, él debe mostrar su justicia perfecta y santidad. Jesús no llegó a ser santo según su naturaleza humana. Él es santo y lo demostró al vencer las tentaciones. Él reveló, mantuvo y confirmó su comunión con el Padre al derrotar la oposición poderosa de Satanás. Como en su bautismo, su sumisión aparece en primer plano, porque no protestó cuando el Espíritu de Dios lo llevó al desierto. 5. Las tentaciones de Jesús son bendiciones para los creyentes Jesús, quien libró a los pecadores del poder del diablo, empezó su batalla con Satanás al principio de su ministerio. Satanás ha sido el asesino del hombre desde el principio y Jesús vino a destruir las obras del diablo. Él empezó a hacerlo en la soledad del desierto, continuó abrumándole en el jardín de Getsemaní, en el Calvario y en el jardín de José. Finalmente, al término de los tiempos, Jesús lo destruirá cuando regrese en las nubes.

Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Hebreos 4:15

Jesús no necesitaba ser tentado como no necesitaba ser bautizado. Él lo hizo por todos nosotros. ¡Qué amor! Como Sumo Sacerdote compasivo, pudo compadecerse de nosotros porque él fue tentado en todas las cosas como nosotros lo estamos, solo que sin pecado (Hebreos 4:15). El diablo no dejó solo a Jesús, y no nos dejará tampoco a nosotros. Él siempre tratará de tentarnos para pecar, al incitar nuestras mentes con pensamientos y deseos equivocados. Por consiguiente, nunca debemos hablar ligeramente sobre él, ni hacer burla de él. Debemos estar conscientes de nuestra impotencia contra el poder del maligno y confiar en Jesús, buscándolo solo a él para que nos ayude. Debemos buscar nuestro refugio en el Salvador, orando que por el poder de su Espíritu podamos estar firmes ante las tentaciones, confiando que Él puede y nos ayudará (Catecismo de Heidelberg, Respuesta 127). C. Jesús es completamente victorioso En las tres tentaciones Jesús obtuvo una victoria decisiva. 1. La primera tentación En la primera tentación Satanás usó la condición del hambre. Después de cuarenta días con sus noches, Jesús debió haber sentido un hambre intensa. El hambre es una espada afilada. Satanás lo tentó a satisfacer las necesidades de su naturaleza humana, usando sus poderes divinos, independientemente del Padre. Como Hijo de Dios ¡él tenía el poder para convertir las piedras en pan! El diablo estaba convencido de

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aquello, no había ninguna duda. Satanás buscó que Jesús demuestre quién es él, independientemente del Padre. Con suma destreza el diablo actúa como un buen “consejero”. Quiere separar a Jesús de Dios. Satanás aparece como diciendo: las piedras yacen a tus pies, no hay nada que te detenga para convertir estas piedras en pan. Di a esta piedra que se convierta en pan (Lucas 4:3). Y continuando insinuando: ¡ayúdate a ti mismo, no ores, sino hazlo tú solo! Cristo no permite ser separado del Padre. No tiene la menor sospecha o la más mínima duda del cuidado de su Padre. Continúa confiando en él, aunque sufre las punzadas afiladas del hambre. Es más, el efecto nutritivo de la comida depende de la bendición que el Señor da (Deuteronomio 8:3). Pero Cristo se dirige a Satanás con el texto de Deuteronomio, que describe el cuidado del Señor al proveer para su pueblo, en su jornada a través del desierto. Allí Dios probó a su pueblo, pero ellos fallaron la prueba (Deuteronomio 8:2). Jesús, quien después alimentó a muchos miles por medio de un milagro, no quiso realizar un milagro para su propio beneficio. ¡Aunque estaba atormentado por el hambre, él venció! Él no razonó con su enemigo, sino que desenmascaró la sugerencia del diablo de que la vida se sostiene sólo con la comida. La pobreza y la necesidad frecuentemente son ocasiones que nos tientan a usar medios ilegales, sobre todo cuando la necesidad llega a ser grande. Pero ¿no es una tentación diaria esperar que los medios nos solventen la necesidad en lugar de confiar en el Dador de los medios? 2. La segunda tentación En la segunda tentación Satanás, el maestro de la tentación, ataca hábilmente a la confianza de Jesús en Dios. Quiere persuadir para que Jesús pruebe si Dios es confiable. Para este propósito, el espíritu impío llevó a Jesús a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo (Lucas 4:9). Desde un pináculo alto, al lado del techo del templo, Jesús está parado a gran altura. Allí el diablo le tienta y le desafía: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo (Lucas 4:9). Podemos imaginarnos diciéndole: ¡si el Padre de verdad te cuida, ningún mal puede venir sobre ti! Y para dar mayor autenticidad a su sugerencia, el diablo cita la Escritura (Salmo 91:11,12), así como había hecho Jesús. Cristo, quien no había querido usar su poder divino separado del Padre, no se lanza imprudentemente abajo para ser obligado a desplegar su poder. Eso le habría significado colocarse sobre su Padre, estableciendo así una brecha en su relación. El poder divino, milagroso, no puede ser abusado. Eso no sería confiar sino tentar a Dios (Deuteronomio 6:16) ; cosa que está prohibida. Israel había sido culpable de esto cuando estuvieron sin agua en Masah y Meriba y exigieron el agua a Moisés para probar si el Señor estaba entre ellos o no (Éxodo 17:7). Jesús no cedió ante Satanás ni un momento. Él no razonó con el tentador sobre su interpretación de la Escritura, tampoco señaló la omisión engañosa de algunas palabras, sino que rechazó la invitación al instante. Él basó su rechazo en el principio de

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Referencias / Notas

Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre. Deuteronomio 8:3 Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos. Deuteronomio 8:2 Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra. Salmo 91:11,12.

No tentaréis a Jehová, vuestro Dios, como lo tentasteis en Masah. Deuteronomio 6:16 Y dio a aquel lugar el nombre de Masah y Meriba, por la rencilla de los hijos de Israel y porque tentaron a Jehová al decir: “¿Está, pues, Jehová entre nosotros o no?” Éxodo 17:7

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

que no es permisible sacar versículos de la Biblia fuera del contexto y usarlos para la propia ventaja de uno. Para interpretar la Escritura debidamente, uno debe comparar la Escritura con la Escritura. ¡Tanto Jesús y el diablo apelaron a la Palabra de Dios, pero qué diferencia! No nos debe ser indiferente la manera en que citamos la Escritura. Sería “tentar” al Señor, tratar de obtener su ayuda descuidando los medios. No debemos decirle al Señor lo que tiene que hacer y no podemos esperar las bendiciones de Dios cuando no estamos en sus caminos. Tan fácilmente caemos en esto, pero eso es un gran pecado. 3. La tercera tentación Finalmente, Jesús es tentado por tercera vez. El diablo no se frustra fácilmente, a pesar de haber sido avergonzado una vez más. El Señor Jesús vio el engaño y no cayó en sus astutas trampas. ¡El diablo hará cualquier cosa para ganar! Por consiguiente, revelando su verdadero carácter, hizo un nuevo esfuerzo al exigir que Jesús se ponga contra Dios. Hay un progreso creciente en la tentación, que lleva a un clímax. En la tercera tentación el diablo especula con el “deseo de poder”. Él le llevó a Jesús a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos (Mateo 4:8). ¡Todo el vasto mundo, con toda su belleza y esplendor, su cultura y poder, se extiende delante de los dos! Satanás intenta anonadar e impresionar a Jesús con su grandeza, mostrándole todo. El diablo adopta una actitud de confianza en sí mismo, como si dijera: ¡todo esto me pertenece! Y en cierto sentido él podía decir esto, porque según el juicio de Dios sobre el pecado, Satanás se había convertido en el gobernante del mundo. Pero Satanás estaba equivocado cuando actuaba como si fuera el dueño legítimo, que controla todo y dice: Todo esto te daré (Mateo 4:9). Satanás aparece diciendo: todas estas cosas serán tuyas si aceptas mis condiciones.

Y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. Colosenses 1:20

Debemos notar que el problema real en la discusión es la pregunta, ¿quién es el dueño legítimo del mundo perturbado por el pecado? Cristo había venido para restaurar todo, en el cielo y en la tierra, a su estado original (Colosenses 1:20). Para lograr esto él tenía que derramar su sangre en la cruz. Para ser el Rey sobre todas las cosas, el Padre quiso que Cristo aplaste la cabeza de Satanás, siguiendo el camino de la auto-negación y obediencia, y finalmente sufriendo la muerte amarga de la cruz. El príncipe de este mundo conocía un camino más fácil. No quería una batalla mortal en la cual uno de ellos tenía que perder. Él quiso hacer un trato. Coloca ante Jesús la posibilidad de que su gobierno sobre todas las cosas puede ser obtenido sin lucha. Jesús no tenía que sufrir para ganar la corona. ¡En lugar de obedecer a su Padre, todo lo que él tiene que hacer es sólo un gesto de reverencia ante Satanás y Jesús tendría todo lo que desea! El diablo sacó todos sus ases. Pero, ni aun por un momento Cristo consideró esta oferta. Él no quiso nada que ver con la propuesta del

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diablo. Él nunca se opondría a la voluntad del Padre. Satanás no pudo incitarlo, ni aun poniendo los prospectos más gloriosos ante Él. Por consiguiente Jesús lo ahuyenta. Quiso guardar el gran mandamiento: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás (Mateo 4:10; Deuteronomio 6:13; 10:20). No hay ninguna excepción a esta regla. Esto también se aplica a nosotros, en todo momento, siempre y bajo todas las circunstancias.

Referencias / Notas

Entonces Jesús le dijo: --Vete, Satanás, porque escrito está: “Al Señor tu Dios adorarás y solo a él servirás”. Mateo 4:10

D. El tentador es frustrado El tentador tuvo que retroceder. Usó todos sus dardos y no pudo encontrar un punto débil. Su derrota fue completa. Jesús sale como vencedor en la batalla del desierto. El diablo se apartó de él por un tiempo (Lucas 4:13). Regresó después a Getsemaní a tentar a Jesús en medio de los más terribles horrores, pero nunca logró su meta (Lucas 22:44).

Hubo también entre ellos una discusión sobre quién de ellos sería el mayor. Lucas 22:24

¡Note como cambia la escena! Y he aquí vinieron ángeles y le servían (Mateo 4:11). Jesús era digno de este servicio. En la segunda tentación pudo haber exigido la ayuda de los ángeles; sólo ahora son enviados a servir a su Rey con todo lo que él necesita. El Salvador sufriente es de nuevo honrado por su Padre. Primero, en su bautismo por la voz del cielo; ahora, por los servicios de los espíritus celestiales. Al ser Jesús nuestro ejemplo debemos obedecer a Dios en todo. Sólo él es el Salvador que puede librarnos de los ataques y artimañas del diablo. ¡No se lo debe empequeñecer, ni jugar con fuego, mofándose de sus tentaciones! Cuando resistimos al diablo y miramos a Jesús, él huirá de cada uno de nosotros. Tres veces Jesús resistió al diablo haciendo uso de la Escritura, por lo tanto, reconociendo su autoridad infalible. ¿Cómo venceremos nosotros cuándo nuestra alma esté plagada por las tentaciones y conflictos? Pues si no conocemos la Palabra de Dios, no podremos usarla como la espada del Espíritu (Efesios 6:17).

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Tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. Efesios 6:17

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Referencias / Notas

LECCIÓN

09 Título:

JESÚS LLAMA A SUS PRIMEROS DISCÍPULOS Texto de referencia: Juan 1:35-51 Versículo para memorizar: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Mateo 4:19 INTRODUCCIÓN No hay ninguna contradicción entre la explicación dada en esta porción de la Escritura y las explicaciones en Mateo 4:14-22, Marcos 1:1620 y Lucas 5:2-11. El Evangelio de Juan relata el primer contacto de cinco hombres que siguieron al Señor Jesús, mientras que los otros escritores hablan sobre lo que pasó un año más tarde, cuando fueron llamados para dejarlo todo y hacerse pescadores de hombres.

Cuando llegó el día, llamó a sus discípulos y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles. Lucas 6:13

Luego somos informados cómo, después de una noche de oración, los doce fueron escogidos para ser los apóstoles (Lucas 6:13). Esta reunión de los primeros discípulos con Jesús está relatada por Juan con simplicidad, pero también muy vívidamente. Es como si nosotros fuésemos testigos de vista y de oído. Nosotros podemos ver a los hombres caminar, darse la vuelta, seguir, ser guiados y encontrados. Escuchamos las preguntas y respuestas, los mensajes y las confesiones, los llamados y las convicciones. En esta lección veremos cómo algunos de los discípulos son guiados a Jesús: I. Los dos primeros seguidores de Jesús II. Simón Pedro es llevado a Jesús III. Felipe es llamado por Jesús IV. Natanael es atraído a Jesús

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I. LOS DOS PRIMEROS SEGUIDORES DE JESÚS

Referencias / Notas

A. Los discípulos de Juan el Bautista Después del día cuarenta en el desierto, Jesús no fue inmediatamente a Jerusalén. Podía haber reunido inmediatamente un gran grupo de seguidores a su alrededor, pero actuó de otra manera. Él fue primero a ver a Juan el Bautista para presentarse ante su mensajero. Y Juan señaló a Cristo como el Salvador (Juan. 1:29). Al día siguiente Jesús apareció de nuevo cerca de Juan. Parece que cuando Jesús caminaba, esperaba recibir a sus primeros discípulos de parte de Juan. El Bautista lo ve y se dirige a dos de sus discípulos, mientras dice: ¡He aquí el Cordero de Dios! (Juan 1:36, 37). El propio Jesús no dice nada. Juan proclamó quién era Jesús: el gran sacrificio por el pecado. El Bautista no sólo había reunido un público y un grupo de personas que fueron bautizadas, sino también tenía un círculo de discípulos que se habían unido a él en un íntimo compañerismo, para ser enseñados por su maestro. A dos de ellos Juan se dirigió en este día importante: ¡Él es el único, vayan en pos de él! B. Ahora son discípulos de Jesús Las palabras de Juan se pegan en sus corazones e inmediatamente siguen a Jesús. Ellos quieren tener un contacto más íntimo con él, pero no se dirigen a él directamente. Esperan que sea Jesús quien les hable primero y le siguen tímidamente. Jesús se volvió amablemente a los hombres y les preguntó: ¿Qué buscáis? (Juan 1:38). Él no dijo ¿a quién buscáis?, sino más bien les preguntó, ¿qué estáis buscando? ¿Cuál es la razón para seguirme? ¿Buscan honor, placer y poder de mí, o buscan paz, luz, santidad y salvación? La pregunta fue realizada para obtener una respuesta. Y ellos también le contestaron a Jesús con una pregunta. Se dirigieron al Salvador con el título de Rabí, un título usado para un maestro de la ley en Israel, y le preguntan: ¿dónde moras?, ¿dónde está tu hogar actual? Al principio ésta parece una pregunta extraña, pero su pregunta indica su interés y deseo para sentarse y tener una conversación con Jesús. Su pedido es aceptado inmediatamente. Jesús contesta: ¡Venid y ved! Ésta es la respuesta que los dos esperaban y pasaron el resto del día con Jesús. Cuando el sol se oculta y cae la noche, la oscuridad desciende. Pero la luz de la verdad aumenta en sus corazones. Las primicias de los discípulos han venido a Jesús y ellos han sido ganados para Él. Andrés es el primero y Juan es probablemente el otro (puesto que él escribió este Evangelio, y otras siete veces omite su nombre al escribir sobre sí mismo). Era como la hora décima, según nuestro horario las cuatro de la tarde, cuando ellos fueron traídos a Jesús. Y fue la hora más inolvidable de sus vidas.

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Al siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: “¡Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!” Juan 1:29

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Referencias / Notas

II. SIMÓN PEDRO ES LLEVADO A JESÚS A. El amor comparte El amor nos urge a compartir con otros las cosas buenas. Sólo miremos el ejemplo de Andrés. Su celo juvenil se manifiesta en un trabajo de amor. Primero busca a su propio hermano Simón. Le dice: Hemos hallado al Mesías, ¡la perla de gran valor! ¡Ésta es una gran noticia! Andrés no sólo le informó a Simón de las grandes noticias. Él quiso compartir su alegría. No intentó convencer a su hermano para que crea en Jesús sino que hace lo que sí puede hacer: Lo trajo a Jesús. Ésta es la esencia del llamado de todos los que trabajan en el reino de Dios. Debemos hacer lo mismo que hizo Andrés. No está en nuestro poder convertir a las personas; ése es el trabajo del Espíritu Santo. Lo que nosotros debemos hacer, donde y cuando podamos, es testificar del Señor Jesús y buscar que otros se acerquen a y lo acepten como Señor y Salvador. La labor de Andrés, de llevar las noticias del Evangelio, es también nuestra. ¡Nunca debemos olvidarnos de esta verdad! Es mucho mejor llevar a las personas adonde puedan aprender del Salvador, que ser indiferentes y decir como Caín, “¿soy yo acaso el guardián de mi hermano?” B. Simón es llevado a Jesús por su hermano ¡Lo que viene después en el relato es una maravillosa ilustración del fruto de la evangelización! Simón permitió que su hermano lo lleve al Señor y se encontró con Cristo. La primera reunión es conmovedora. Jesús lo miró. No con una simple mirada, sino con una mirada investigadora y discernidora. Jesús conocía los pensamientos más profundos de Simón.

Y lo trajo a Jesús. Mirándolo Jesús, dijo: --Tú eres Simón hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas --es decir, Pedro--. Mateo 16:18

Nada le estaba oculto, ni siquiera el futuro de Simón. Jesús inmediatamente le habla y le da un nuevo nombre, para caracterizar su nueva identidad y su trascendencia en el futuro de la iglesia: “serás llamado Cefas”, que quiere decir, piedra (Mateo 16:18) ¡Qué saludo! Y la gracia divina obrará en la vida de Simón. C. Los seguidores de Jesús lo reconocen como el Cristo Andrés aprendió a reconocer a Jesús como el Mesías, aquel que por tanto tiempo había sido esperado, aquel de quien los profetas durante siglos lo habían anunciado. El testimonio de Juan el Bautista llegó a ser parte de su propia convicción. Ésa era la fuente de su gran alegría y de su maravillosa confesión de fe. ¡Es como si el uso de la palabra encontró significara que Andrés había hecho el más grande descubrimiento que alguna vez alguien haya hecho! Y esto es así para todos aquellos que “encuentran” a Jesús, porque cada uno experimenta la gran alegría de este descubrimiento.

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III. FELIPE ES LLAMADO POR JESÚS

Referencias / Notas

A. Jesús va a Betsaida Un cuarto discípulo será añadido ahora al grupo. Este no vendrá del círculo de seguidores de Juan el Bautista. Jesús fue al norte, a Galilea. Es muy probable que Andrés y Pedro fueran con Jesús a Betsaida, su propia ciudad, donde vivía un pueblo de pescadores a orillas del lago de Galilea. Los primeros discípulos no fueron adinerados, sino simples y humildes pescadores. Jesús no hizo ninguna distinción entre las personas. Una posición insignificante en el mundo, no necesariamente significa una posición insignificante en el reino de Dios (1 Corintios 1:26-29). B. Jesús llama a Felipe En esta región norteña Jesús encuentra a un hombre llamado a Felipe. Él es el primero de los discípulos que es llamado directamente por el propio Jesús. La orden es muy breve: ¡Sígueme! ¡Y para Felipe es suficiente! Todo está contenido en esta orden. El Señor habló con autoridad y lo llamó. Es como si en su corazón escuchara a Jesús decirle: únete a mí, sígueme; ¡yo escojo el camino, el tiempo y la meta de la jornada! Esta sola palabra, “Sígueme”, llena de poder, convenció a Felipe. Él no podía hacer nada más que seguirle. Él tampoco quiere nada más, porque el Salvador Todopoderoso ablandó su corazón cuando le llamó. Los primeros discípulos fueron llamados para seguir a Cristo desde distintos lugares y de distintas formas. Y Jesús sigue llamando de la misma manera a los pecadores hoy. Esto demuestra la sabiduría del Señor, pues nos señala que Él es el Dios soberano.

Aquel encontró primero a su hermano Simón, y le dijo: --Hemos encontrado al Mesías-- que significa “Cristo”. Juan 1:41

Considerad, pues, hermanos, vuestra vocación y ved que no hay muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. 1 Corintios 1:26-29

IV. NATANAEL ES ATRAÍDO A JESÚS A. Felipe informa a Natanael La historia de cómo Natanael llegó a ser discípulo de Jesús está relatada con mayor detalle. Felipe llegó a ser un mensajero de las buenas nuevas. Halló a Natanael. Nótese cuán a menudo la palabra “hallar” es usada en el llamamiento de los discípulos de Jesús (compare los versículos 42, 44, 46). Natanael es de la ciudad de Caná de Galilea (Juan 21:2) y muy probablemente es el apóstol llamado Bartolomé (el hijo de Tolmae). Con gran emoción Felipe le dice a Natanael el porqué está tan contento. La razón es: ¡Hemos hallado a Aquel! Él resumió brevemente quién es Jesús: de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas. Al decir por “la ley y los profetas”, Felipe está refiriéndose a todo el canon del Antiguo Testamento. Felipe conocía la Palabra de Dios y eso ya era una ventaja. Él vio en Jesús el cumplimiento de las promesas del antiguo pacto: la simiente de la mujer, la simiente de Abraham, el Siloh, el León de la tribu de Judá, la Estrella de Jacob, el Hijo de David, el Siervo del Señor, la vara del tronco de Isaí, el Hijo de justicia y otras referencias del Antiguo Testamento.

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Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Dídimo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. Juan 21:2

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Referencias / Notas

Por tanto, el Señor mismo os dará señal: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emanuel. Isaías 7:14 Pero tú, Belén Efrata, tan pequeña entre las familias de Judá, de ti ha de salir el que será Señor en Israel; sus orígenes se remontan al inicio de los tiempos, a los días de la eternidad. Miqueas 5:2 Jesús, al comenzar su ministerio, era como de treinta años, hijo, según se creía, de José hijo de Elí. Lucas 3:23

¿Quién es el tan esperado Mesías? Es ¡Jesús de Nazaret, el hijo de José! Felipe quiere informarlo, pero no lo hace de manera correcta. Al usar la descripción “Jesús de Nazaret, el hijo de José”, para describir al Mesías, no hace una decripción exacta como la que hicieron los profetas al describirlo. Esto no puede ser atribuido a la ignorancia debida a la breve relación de Felipe con Jesús, porque él lo describe como el Mesías profetizado en las Escrituras. Ya que Felipe relaciona la aparición de Cristo con las profecías del Antiguo Testamento, puede asumirse que está familiarizado con las profecías de Isaías sobre el Emmanuel (Isaías 7:14) y la profecía de Miqueas sobre Belén (Miqueas 5:2). En su entusiasmo Felipe, sin quererlo, puso un obstáculo para Natanael. Usó el nombre por el cual Jesús era conocido en Galilea, “el hijo de José” (Lucas 3:23; Juan 6:42). B. Natanael pregunta Natanael notó el error en el mensaje de Felipe y para él fue un obstáculo. ¡Él debió haberse decepcionado! No hay duda alguna. Escuchó con gran interés a Felipe y una esperanza se levantó en su corazón: finalmente el Mesías había venido. Pero esta ilusión se apaga inmediatamente cuando Felipe hace mención de Nazaret. Hay desilusión en su voz cuándo pregunta: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Para Natanael era extraño que Felipe le hablara con tal convicción y seguridad. Natanael es un residente de Caná, que está a sólo tres horas de viaje de Nazaret. Él sabe bien que este lugar no tiene muy buena reputación. ¿Puede algo bueno salir de esta ciudad? ¿El Mesías? ¡Ciertamente, estando cerca Natanael hubiese oído hablar de eso! El Cristo debía venir de Belén. Nazaret nunca es mencionado en el Antiguo Testamento. Así es como Natanael respondió al entusiasmo de Felipe y su afirmación de que Jesús es el Mesías: ¡Felipe, estás equivocado, no te puedo creer! ¿Qué hace Felipe? En su entusiasmado no cede ante la objeción de Natanael. No intenta salir de su dificultad con argumentaciones. Él sabe que la mejor manera de persuadir a cualquiera es mostrarles. Ven y ve, le dice. La mejor manera de superar el prejuicio es verlo por sí mismo. Debemos notar que Felipe estaba absolutamente convencido que Jesús era el Mesías. Él sabía que una sola reunión con Jesús silenciaría las dudas y argumentos de Natanael. Natanael pensó que la sugerencia de Felipe era razonable. Muchas personas son tan obstinadas que prejuzgan a otras. Natanael, sin embargo, no es ningún crítico censurador, con una mente cerrada a otras opiniones. Él no se parece a los tercos e inflexibles que nunca cambian de opinión. Natanael está dispuesto a investigar el asunto y se va con Felipe.

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C. Jesús sabía de Natanael

Referencias / Notas

Cuando Jesús vio que Natanael se acercaba dijo: ¡He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño! ¿Por qué dijo esto? No tenía la intensión de adular a Natanael con bonitas palabras, sino que quiso hacerle saber que Jesús conocía su corazón. Jesús no le habló a Natanael directamente, sino que dirigió sus palabras a los espectadores para que le pudieran oír. No había ninguna razón para que otros no escuchen lo que Jesús sabía de Natanael. El Señor dirigió la atención de los espectadores a algo muy notable: He aquí, o éste es un verdadero israelita en quien no hay engaño. ¡No había muchos como él! La mayoría de los israelitas eran como los fariseos. Pero Natanael era diferente. Él no tenía el carácter engañoso de su padre Jacob. En él no hay engaño, o malicia. Por supuesto, no está libre del pecado como lo está Jesús, pero es abierto y honrado, sin hipocresía. Es un hombre sincero en quien se puede confiar. Natanael no sólo es una persona noble que ama la verdad y trata a otros honestamente, él es recto en su relación con Dios. ¡Eso es lo que más cuenta! Natanael es un hombre en cuyo espíritu no hay engaño (Salmos 32:2). Él es un verdadero descendiente del patriarca Jacob que luchó con Dios en el arroyo. Hay muchas personas cuya religión es meramente formal, hipócrita y llena de pretensión. Otros son honrados pero indiferentes y espiritualmente vacíos. ¡Natanael no es como ellos! Natanael se acerca a Jesús con asombro. Oyó lo que Jesús dijo sobre él. Pero no está halagado o engreído. Tampoco pretende ser más humilde de lo que es. Su reacción es diferente. Su inmediata contestación indica que está profundamente tocado, pues reconoce que Jesús ha mirado en las profundidades de su alma. Espontáneamente Natanael le pregunta: “¿De dónde me conoces? ¿Cómo me conoces? ¿Cómo sabes lo que está sucediendo dentro de mí?” El tiempo ha llegado para que el Salvador retire el último obstáculo. El Señor ya nos conocía antes de que nosotros le conociéramos. No contesta directamente la pregunta de Natanael, sino que le demuestra que sabe mucho más de él. Parece decirle ¡yo sé todo de ti! Cuando le dice a Natanael: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi, Jesús muestra que es omnisciente. Natanael está completamente convencido ahora. Él ni siquiera piensa sobre la conexión de Jesús con Nazaret. El obstáculo ha desaparecido. Alegremente él es persuadido y gratamente grita desde la profundidad de su corazón: ¡Rabí, tú eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres el Rey de Israel! La confesión de fe de Natanael es veraz y completa. Incluso va más allá de la confesión de Felipe, porque ésta contiene todo. La repetición, “Tú eres” indica su certeza e intensidad. Después de él otros también harán una confesión de fe en Cristo similar: Pedro en Mateo. 16:16, Marta en Juan 11:27, Tomás en Juan 20:28 y el eunuco en Hechos 8:37.

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Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad y en cuyo espíritu no hay engaño. Salmos 32:2

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Referencias / Notas

D. Natanael es prometido grandes cosas Cristo respondió inmediatamente a la confesión de Natanael. Él había sido traído a la fe por medio de la declaración de Cristo que indicaba claramente que Jesús sabía todo. Pero Jesús le anuncia que verá cosas aún mayores que éstas. ¿Cuáles son estas cosas? Natanael verá el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre. El Señor da un significado especial a estos versículos pues son pronunciados anteponiendo las palabras De cierto, de cierto, lo que significa que esto será así con la más grande certeza. Todas las palabras del Señor son significativas, pero cuando son precedidas con esta fórmula (usada por Jesús 24 veces más en el Evangelio de Juan), ellas son especialmente significativas.

Y tuvo un sueño: Vio una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo. Ángeles de Dios subían y descendían por ella. Génesis 28:12

En las palabras de Jesús, hay una referencia al sueño de Jacob (Génesis 28:12). No sabemos exactamente el significado de esta referencia de Jesús. Sin embargo, más tarde, Natanael y los otros discípulos podrán concluir, de las palabras, hechos, señales y maravillas que Jesús realizaría, que estaba en comunión ininterrumpida con el Padre. Si ellos confían en Cristo, ellos también pueden vivir sobre la tierra bajo un cielo abierto. Lo que fue revelado al patriarca Jacob en su sueño ha llegado a ser ahora realidad en y a través de Cristo. La ascensión y descenso de los ángeles que continuamente le sirven, es prueba del contacto directo entre el cielo y la tierra. Él restaura la brecha y quita la separación entre Dios y el hombre. ¡Él abrió el cielo para nosotros! ¡Ésas son las Buenas Nuevas que nosotros podemos proclamar!

“Miraba yo en la visión de la noche, y vi que con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre; vino hasta el Anciano de días, y lo hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas lo sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará; y su reino es uno que nunca será destruido”. Daniel 7:13,14

Esta es la primera vez que el Hijo de Dios fue públicamente reconocido. Inmediatamente después de esta confesión, Cristo se llamó a sí mismo el Hijo de Hombre. Es notable que esta identificación, que aquí se usa por primera vez, se repita más tarde ochenta veces en los Evangelios. De acuerdo con la profecía de Daniel, Jesús aquí declaró que es el verdadero Mesías, quien por su venida en la carne ha llegado a ser verdaderamente hombre (Daniel 7:13, 14). Sin embargo, es diferente de todos los seres humanos porque obtuvo su gloria por medio de la humillación, el sufrimiento y la muerte.

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Referencias / Notas

LECCIÓN Título:

LA BODA DE CANÁ Texto de referencia: Juan 2:1-11 Versículo para memorizar: Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre. Juan 20:31 INTRODUCCIÓN Esta historia se encuentra solamente en el Evangelio de Juan. Inspirado por el Espíritu Santo, Juan nos presenta la gloria del Verbo que se hizo carne. El Evangelio de Juan se centra en la gloria divina del Señor Jesús. El primer milagro realizado por el Señor es importante particularmente por la grandeza misma de la señal, como por el significado de la ocasión. En esta historia nosotros veremos que: I. Jesús asiste a una boda II. Jesús revela su gloria I. JESÚS ASISTE A UNA BODA A. Una visita sorprendente Jesús, acompañado por sus primeros discípulos, entra en la aldea de Caná de Galilea, no muy lejos de Nazaret. Al tercer día después de su reunión con Natanael, entra en una casa donde se realizaba una boda. Jesús estuvo allí, no para interferir con la alegría de la fiesta, sino para tomar parte en la celebración. La madre de Jesús también estuvo allí. Después de la primera visita de Jesús al templo, no se sabe nada de José, el padre terrenal de Jesús. Posiblemente María ya había enviudado. Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. ¡Jesús no rehusó esta invitación, sino que la aceptó enseguida to-

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Referencias / Notas

mando parte en la celebración! Quién habría pensado que Jesús iría a una boda, sobre todo si consideramos que Juan el Bautista había anunciado la venida de un Juez con un aventador en la mano, listo para limpiar. Además, esta visita ocurrió poco después de la tentación de Jesús en el desierto ¡Una boda es el último lugar en donde se esperaría encontrar a Jesús! Juan el Bautista nunca fue a las bodas, sin embargo, al primer lugar que el Salvador lleva a los ex discípulos de Juan es a una fiesta; no a un lugar para ayunar. ¡Todos debieron haberse quedado muy sorprendidos! B. Las características de Jesús Podemos estar seguros que Jesús siempre sabe lo que hace, tiene un propósito en mente. Este evento lleva a sus nuevos discípulos, de una manera inequívoca, a resaltar el carácter diferente de su advenimiento. Las actividades en las que Jesús toma parte son características notables de su persona. El círculo de amigos del Salvador y su estilo de vida son totalmente diferentes a los de Juan. Juan permaneció en el desierto, llamando a las personas para que vayan a él en ese lugar solitario. En contraste, Jesús entra en la sociedad y va donde están las personas. Jesús se une con la gente en sus actividades diarias; no promueve la austeridad, pues no viene a condenar.

Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: “Este es un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores”. Lucas 7:34

El Hijo del hombre vino a comer y a beber. Sus enemigos más tarde le recordarán esto y desdeñosamente le acusaran de ser un hombre comilón y bebedor de vino (Lucas 7:34). También es evidente que Jesús no considera el matrimonio como una institución sin importancia que debe ser evadida, tampoco que la abstinencia es preferible. Al contrario, Él reconoce al matrimonio como una institución divina y lo honra grandemente con su presencia, dones y milagros. Jesús empieza a revelar su gloria en la esfera de la vida familiar. El matrimonio y la familia son grandes bendiciones de Dios, por eso, en su sabiduría, determinó que todas las relaciones humanas se deriven de la familia. Al asistir Jesús a una boda y hacer su primer milagro en una celebración familiar muestra que este tiempo de festividad y alegría debe ser compartido y disfrutado. Jesús quiere que seamos alegres. Él se alegra con los que se alegran y no quiere que la celebración termine con una nota agria. La alegría apropiada es legítima y debe ser aceptada como un regalo de Dios. La verdadera religión no es ni depresiva ni opresiva. La conducta de Jesús, sin embargo, no nos da una licencia para el alboroto desenfrenado y la fiesta desordenada. ¡De ninguna manera! El Señor Jesús no se opone a la alegría y no la prohíbe. Él sólo se opone al pecado. El pecado destruye todo, pero la verdadera alegría es santificada por el temor de Dios. ¿Hay lugar para Jesús en nuestras celebraciones? No vaya a una fiesta donde Jesús no sería invitado, porque allí el pecado está en control. No

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busque el entretenimiento mundano donde el honor de Dios no es lo principal. Note que Jesús estuvo en Caná. Él salió de su camino para visitar un lugar insignificante. Su primer milagro fue un asunto familiar. Él no buscó honor y alabanza, no fue motivado por el orgullo (Isaías. 42:2). II. JESÚS REVELA SU GLORIA A. La ocasión Aunque Jesús no buscó el primer lugar, pronto llegó a ser el personaje principal en la boda. Un problema recae sobre la alegría de la celebración. En el oriente las bodas duraban frecuentemente una semana entera. Esta celebración, sin embargo, pronto iba a terminar. No porque la semana ya había pasado, sino por la falta de vino. Era una vergüenza no poder atender apropiadamente a los invitados. La escasez del vino era una desgracia para la pareja recién casada. María, la madre de Jesús, notó lo que pasaba y supo qué hacer. Estaba convencida de que Jesús podía ayudarle en esta necesidad y entendería su pedido. Cuando ella le dice: “no tienen vino”; quiso decir: “¿Te harás cargo de su problema?” Ella pensó que Jesús podía sacarlos del apuro. María quiso que su hijo revele su grandeza en ese momento. Nunca le había visto realizar un milagro pero creía firmemente que él lo podía hacer. María sabía muchas cosas, pero se mantuvo callada durante mucho tiempo, guardando en su corazón todo lo que sabía de su hijo. En estas circunstancias, pensó que éste era el tiempo para que Jesús actúe. Era la primera vez que Jesús estaba con sus propios discípulos. Los treinta largos años de espera y demora habían pasado. María sugiere a Jesús que haga el milagro, dándole un ligero codazo maternal, animándole para que actúe. Esta sugerencia, sin importar lo bien intencionada, estuvo totalmente equivocada. El Señor le hace saber a María su desacuerdo cuando le dice: ¿Qué tienes conmigo mujer?, con la intención de ponerla en su lugar. No importa cuán íntimo era el lazo entre madre e hijo, ella nunca debía olvidar quién era él. Las palabras de Jesús no fueron dichas con orgullo o con desdén. Sus palabras francas no significaban una negativa áspera, tampoco intentaba humillar a su madre. Sus palabras llevaban un mensaje conciso para que comprenda de manera definitiva, que ella no podía controlarlo en el cumplimiento de su trabajo oficial. María vio a Jesús venir a la boda como el Mesías y quiso influir como madre en su trabajo, sin tener ningún derecho para hacerlo. Por esta razón no le llamó “madre”, sino “mujer”. Jesús le hizo saber que ella no decidía cuándo debía revelarse como Mesías. María tenía que distinguir entre su relación con él como madre y la relación de él con su Padre en el cielo. Jesús quiso que María entienda que su corazón podía latir con anticipación, pero que Aun no había llegado su hora, para mostrar su gloria como el Mesías.

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Referencias / Notas

No gritará, no alzará su voz ni la hará oír en las calles. Isaías 42:2

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Referencias / Notas

Jesús ofreció una anticipación de su poder en Caná, pero no sería sino hasta la fiesta de la Pascua, cuando limpió el templo en Jerusalén, que reveló a Israel quién era realmente. María entendió y no se resistió, sino que aceptó la advertencia. Ella no tendría el control sobre el trabajo de su hijo, sin embargo, estaba segura de que algo iba a suceder pues Jesús no había rechazado su petición. Ella dejó de persuadirle y se retiró, dejando todo a Jesús, diciendo simplemente a los sirvientes: Haced todo lo que él os diga (Juan. 2:5).

Pues los fariseos y todos los judíos, aferrándose a la tradición de los ancianos, si no se lavan muchas veces las manos, no comen. Y cuando regresan de la plaza, si no se lavan, no comen. Y otras muchas cosas hay que se aferran en guardar, como los lavamientos de los vasos de beber, de los jarros, de los utensilios de metal y de las camas. Marcos 7:3, 4

B. El milagro En la casa, donde la boda es celebrada, había allí seis tinajas de piedra para agua, dispuestas para el rito de purificación de los judíos. Estas tinajas usaban los judíos para seguir meticulosamente los ritos ceremoniales de limpieza de las manos, platos, tazas y mesas, antes y después de la comida (Marcos 7:3, 4). Las tinajas de piedra mantenían el agua fría por mucho más tiempo. Cada tinaja contenía aproximadamente 39 litros. Jesús ordenó a los sirvientes que llenasen las tinajas. Para evitar cualquier duda con respecto al milagro que iba a hacer, Jesús no llenó las tinajas, sino que fueron llenadas por los sirvientes hasta el borde. Cualquier duda posible o descrédito con respecto al milagro debía evitarse. Los sirvientes no entendían lo que pasaba, pero obedecieron cuidadosamente. Tan pronto terminaron el trabajo Jesús les ordenó: Sacad ahora un poco y presentadlo al encargado del banquete. Y ellos obedecieron la orden. ¡En una fracción de segundo, el Salvador omnipotente produjo el milagro! Note que no hace como los magos, diciendo palabras misteriosas. El milagro lo hizo sin ningún acto dramático. No creó el vino de la nada, sino que cambió el agua en vino sin usar ningún proceso natural, tal como usar las uvas que crecen en las vides. Sólo su omnipotente voluntad provocó el cambio. Este milagro no sólo reveló el poder sin igual de Cristo, sino también su gloria. No hubo ninguna gloria externa que muestre quien era él, pero sus obras revelaban su identidad. Él era el más grande milagro, por eso podía hacer milagros. Los milagros de Jesús nunca deben ser vistos separados de su persona y obra. Los profetas también hicieron milagros. Sus hechos poderosos no fueron una revelación de su gloria, porque fueron personas ordinarias con pasiones como las nuestras, a través de los cuales el Señor Dios mostró su poder omnipotente. Pero los hechos de Jesús proclamaron su propia gloria. El primogénito del Padre es uno con el Padre. El primer milagro de Moisés fue convertir el agua en sangre. El primer milagro de Jesús fue convertir el agua en vino. Todo lo que él hizo es bueno. Este vino milagroso era el mejor vino. ¡Cuando Jesús ayuda, lo hace de la mejor manera posible y permite que el mundo lo sepa! El Salvador permite que otros conozcan su trabajo.

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La tarea del encargado del banquete era la de probar la comida y bebida. Él probó el vino y quedó asombrado de su calidad, ¡sin saber de dónde venía! Este comentario hecho por el escritor del Evangelio no es sólo una explicación, sino un reproche al maestresala de la fiesta que podía haber obtenido fácilmente esta información de los sirvientes. Él felicitó y agradeció al novio por la sorpresa. De esta manera la atención de los invitados fue desviada de Jesús, a quien debían agradecer. Ésa es la actitud del mundo. Aprueban los regalos de Cristo, tales como las gracias cristianas de humildad, amor y compasión, y alaban a aquellos que revelan estas gracias, mas no alaban al propio Jesús.

Referencias / Notas

C. El resultado La fiesta no se acabó antes de tiempo. Él ejerció su poder para servir a los novios con su amistad haciéndoles un regalo real: ¡aproximadamente 600 litros del mejor vino! Aquí podemos ver que dondequiera que Jesús es invitado, Él bendice. Muchas personas son tacañas cuando se trata de servir a otros, pero Jesús da lo mejor y lo da abundantemente. Cuando tuvo hambre, no convirtió las piedras en pan, pero para otros convirtió el agua en vino. Él da alegría y felicidad a los otros. Cuando Cristo está con nosotros, nos garantiza una verdadera alegría y gustamos de una felicidad verdadera, no sólo en una fiesta sino también en la dificultad y el dolor (Juan 10:10). Esta situación tuvo un significado aun mayor para los discípulos de Jesús. Para ellos este milagro marcó el inicio de muchos otros milagros de Jesús. Un milagro era una señal y tenía un propósito. Los milagros no ocurrían para propósitos dramáticos o para satisfacer la curiosidad. Los milagros eran signos que señalaban que Jesús era el Mesías y sellaban su comisión divina.

El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Juan 10:10

Juan el Bautista habló mucho sobre Jesús y las personas le creyeron. Al conocer personalmente a Jesús no salían defraudados. Al contrario, lo siguieron convencidos de que él era el Cristo. Luego, su fe fue confirmada. Esto se demuestra por el comentario: Sus discípulos creyeron en él. Ellos fueron por fe y para fe (Romanos 1:17). ¡Su fe creció! Por medio de este milagro Jesús se revela a sus discípulos de una manera más gloriosa que cuando él le mostró a Natanael su omnisciencia. Hay una progresión en esta gran revelación. Al aceptar la palabra de Jesús y confiar en su persona, ellos son atraídos más estrechamente a Él.

Pues en el evangelio, la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: “Mas el justo por la fe vivirá”. Romanos 1:17

Cristo sigue siendo el mismo hoy. La instrucción recibida a través de su Palabra y sus hechos debe llevar frutos en nuestras vidas, para que en la fe nosotros veamos su gloria y le adoremos. Aquel que es el Rey del cielo y de la tierra es digno de recibir el honor y la gloria de las personas, incluidos los niños. Es importante notar que este primer milagro que Jesús realizó no fue una coincidencia. Esta señal reveló claramente su trabajo como Mediador. Él vino a rescatar vidas; no sólo para librarnos de la maldición que está sobre nosotros debido al pecado, sino también para

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Referencias / Notas

Y los redimidos por Jehová volverán a Sión con alegría; y habrá gozo perpetuo sobre sus cabezas. Tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido.

restaurar, purificar, dedicar, enriquecer, llenarnos del amor de Dios y darnos alegría para que celebremos con gozo la comunión con Él. Un día, al final de los tiempos, todo será perfeccionado en gloria. Entonces el dolor y el llanto huirán lejos, todas las lágrimas serán limpiadas de nuestros ojos y la alegría eterna estará sobre los salvos (Isaías 35:10; Apocalipsis 21:4). El milagro en Caná fue una profecía de lo que iba a venir. ¡Era la primicia de la cosecha abundante que había de venir! El Señor Jesucristo no elimina el orden natural de la vida, sino que lo cambia, lo levanta y lo santifica.

Isaías 35:10 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá más muerte, ni habrá más llanto ni clamor ni dolor, porque las primeras cosas ya pasaron”. Apocalipsis 21:4

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Referencias / Notas

LECCIÓN Título:

JESÚS Y NICODEMO Textos de referencia: Juan 3:1-21; 7:50-52; 19:39 Versículo para memorizar: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16 INTRODUCCIÓN Sólo el Evangelio de Juan menciona a Nicodemo. Relativamente poco se informa de su persona, pero es suficiente para saber de quién se trata. Las tres porciones de la Escritura mencionadas arriba, estudiadas cuidadosamente en su contexto, nos muestran la historia completa de Nicodemo. Al estudiar la vida de Nicodemo los veremos como: I. Un visitante nocturno II. Un defensor de Jesús III. Un discípulo que actuó I. UN VISITANTE NOCTURNO A. Nicodemo quiere ver a Jesús El encuentro de Jesús con Nicodemo tiene lugar en los inicios del ministerio público del Salvador entre su propio pueblo, los judíos. Poco después del milagro en la boda de Caná, Jesús dejó Galilea para ir a celebrar la Pascua en Jerusalén. Allí, motivado por su celo por la casa de su Padre, limpió el templo. Las actividades de Jesús dejaron una tremenda impresión en la ciudad capital. Muchos creyeron en su nombre al ver las señales que hacía (Juan 2:23). Sin embargo, a ellos les faltó una verdadera visión sobre la identidad de Cristo. Los milagros no les llevaron a recibir personalmente a Jesús como su Salvador. La fe de esta gente no significó mucho, porque no fue más allá de su admiración por Él. La fe verdadera es mucho más profunda y no cambia.

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Referencias / Notas

Hubo, sin embargo, uno que pensó más profundamente. Ese fue Nicodemo, un fariseo. El término “fariseo” nos hace inmediatamente pensar en los hipócritas, pero en el caso de este hombre no hay hipocresía. Nicodemo es un “principal” entre los judíos y por consiguiente un miembro del Sanedrín. Él es maestro de Israel, un maestro religioso y líder. Se mueve en los círculos más altos de la sociedad, es altamente estimado por las personas y tiene un don de discernimiento. Él no está motivado por la enemistad contra Jesús. Ha oído y ha visto mucho de Jesús por lo que llegó a interesarse profundamente en él. Nicodemo concluyó, por los grandes milagros que Jesús realizó, que este debía ser un maestro enviado por Dios. Él no tuvo duda alguna de que Jesús era alguien muy especial. El corazón de Nicodemo había sido tocado. Él no pudo librarse de las profundas impresiones que le habían dejado el hecho de conocer a Jesús. Algo le pasaba a Nicodemo, algo de lo que no estaba totalmente consciente y que incluso él mismo no podía expresarlo muy bien. No pudo encontrar respuestas a las preguntas que daban vueltas en su corazón. Estaba maravillado con Jesús y deseaba aclarar los pensamientos confusos que llenaban su mente. Se sintió empujado a ponerse en contacto con Jesús para obtener respuestas a sus inquietudes. Por esta razón, y no porque él se sintiera amenazado en su posición o porque quisiera tender una trampa a Jesús, deseaba una reunión privada, íntima, para estar seguro de las cosas que le inquietaban. ¿Cuál es el mejor momento para tener una entrevista personal con Jesús, sin ser notado o interrumpido? No era durante el día el mejor momento. Por eso fue a visitar a Jesús en la noche. Pero, probablemente es correcto asumir que Nicodemo también tenía miedo de perder su buen nombre delante de sus compañeros oficiales y de la opinión pública. No se atrevió a ir a la luz del día. Tenía miedo de las miradas sospechosas y de las palabras burlonas de las personas. Aquellos que están en posiciones altas a menudo viven muy preocupados por cuidar su reputación. Nicodemo podría haber pensado que si concertaba una reunión con Jesús bajo la protección de la oscuridad, no despertaría la sospecha de nadie. Pero estas excusas no son suficientes para justificar la elección de la hora inusual. Como miembro del Concilio Judío, Nicodemo sabría lo que Juan el Bautista había declarado públicamente: que Jesús era el Mesías. Y esto debía haber eliminado su temor a los hombres. Sin embargo, el énfasis en esta historia no debe ponerse en el hecho de que Nicodemo vino secretamente por la noche. Debe señalarse que aunque él lo hizo por la noche, ¡realmente él fue! Nicodemo no pudo permanecer distante, pues tenía un deseo ardiente de conversar francamente con Jesús. Había muchas razones que lo podían retener, pero no pudo resistir el hambre de su corazón. Por consiguiente, superando sus racionalizaciones ni siquiera se detuvo a considerar la posibilidad de que Jesús no lo vería en esa hora tan inoportuna. Ni la oscuridad, ni el cansancio, ni el sueño impidieron que pudiera reunirse con Jesús.

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Con mucha ansiedad golpeó la puerta de la casa donde Jesús se hospedaba. Muchos que son condescendientes con Nicodemo no harían lo que él hizo. Hay muchos que aceptan que Jesús es el Cristo, pero no van a Él con corazones deseosos de salvación y, sin embargo, se consideran a sí mismos creyentes. Muchos piensan que es buena cosa orar, leer la Biblia e ir a la iglesia, pero ellos mismos nunca hacen estas cosas. B. Jesús recibe a Nicodemo ¿Rechazaría Jesús al visitante nocturno? ¿No era demasiado pensar que un profeta, que estuvo ocupado todo el día, deje su sueño para tener esta reunión? ¿Recibiría el Salvador a alguien que de verdad quiere saber más de Él? ¡La respuesta es que cualquiera que viene a Él nunca será rechazado! Jesús sabía que Nicodemo tenía temor de que las personas lo vieran con él, pero no lo dejó golpear en vano. Él estaba listo para recibirlo inmediatamente. Jesús sabía que el “trabajo del Padre” esperaba por Él. El líder de los judíos, de pie delante de Jesús, hace su demanda. ¿Cuál era el problema? Nicodemo realmente no sabía cómo comunicarle su petición. Ahora que está cara a cara con este maestro, se olvida las palabras. Psicológicamente esto es explicable, pero también comienza el diálogo de manera equivocada porque se dirige a Jesús como “Rabí”. Nicodemo lo reconoce como un maestro. Esta referencia demostraba que él quería aprender de Jesús, aunque él mismo era quien enseñaba a otros. Reconocía de este modo que Jesús no usurpaba la posición de Rabí, sino que de hecho Él ha venido de Dios como maestro. Sabía que ningún hombre ordinario podía hacer los milagros hechos por Jesús. Nicodemo actuó de manera amigable, sin una pizca de orgullo en su actitud. Por un instante, la conversación se detuvo. ¿Era esto todo lo que Nicodemo tenía que decir? No, su gran preocupación era saber la naturaleza del reino del Mesías: ¿cuándo vendría y de qué manera lo haría? ¿Qué debía hacer uno para entrar al Reino de los cielos? Estas, y no otras, eran las cosas importantes sobre las que Nicodemo quería conversar con este nuevo Rabí. Esperaba que esta conversación le proporcionara las respuestas a sus preguntas. Pero, Nicodemo nunca pudo hacer estas preguntas. Cristo, quien conoce lo que hay en el corazón del hombre, le contesta antes de que formule alguna pregunta. Conocía las preguntas que sobre el reino de Dios inquietaban el corazón de Nicodemo y le responde inmediatamente, sin ningún comentario. En su sabiduría Jesús consideró no facilitar las cosas a Nicodemo y enseguida va al corazón del asunto. En respuesta a la declaración de Nicodemo: “sabemos”, Jesús expresó su solemne, De cierto, de cierto te digo. En esta sencilla declaración se encierra una gran implicación. Con autoridad absoluta Jesús desautoriza las obras del

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hombre -el legalismo farisaico, el “sabemos”- como condición para entrar al Reino del cielo. Jesús declara que la regeneración hecha por el Espíritu Santo es una condición, una necesidad absoluta para todos, tanto para el fariseo más estricto como para el publicano más degenerado. El que no nace de nuevo, no puede ver el Reino de Dios. En primer lugar, un cambio total de vida es necesario. El hombre debe nacer de nuevo, es decir, debe experimentar el nuevo nacimiento que viene de arriba. El hombre debe librarse del pecado y de la muerte espiritual por medio de la obra del Espíritu Santo y debe ser renovado para tener una nueva vida espiritual. El maestro de la ley fue avergonzado por esta declaración de Jesús. Él no esperaba oír esto. ¡Quedó impactado! Siempre había pensado que el camino a la vida eterna se obtenía cumpliendo las demandas de la ley. Nicodemo entendió que Jesús no se refería a una repetición del nacimiento natural. Un hombre maduro no podía volverse un niño de nuevo. Por consiguiente, lo que Jesús dijo le parecía imposible. No entendió. Era un misterio para él. Él no conocía otro nacimiento más que el nacimiento natural de una madre. La regeneración era un concepto extraño para él y en su desconcierto hizo una objeción. No fue su intención ridiculizar las palabras de Cristo, sino recibir una explicación. ¿Cómo puede un hombre nacer de nuevo cuándo es un adulto? C. Jesús explica el nuevo nacimiento Ahora notemos lo que el Señor Jesús hace. No reprochó a Nicodemo por su ignorancia, tampoco terminó la conversación en este punto, sino que repitió su declaración con la más grande solemnidad, usando palabras ligeramente diferentes. Con suma seriedad, puso al maestro de la ley delante de la realidad irrefutable de la vida y de la muerte, y repite con autoridad la necesidad de la obra soberana y omnipotente del Espíritu Santo en el corazón. No intentó resolver las objeciones de Nicodemo, tampoco dar una explicación detallada. El Reino de Dios es proclamado por la realización de milagros visibles, pero para ver el reino y para obtenerlo, necesitamos la gracia de Dios que cambia el corazón. Por esta razón el Señor Jesús señaló a Nicodemo la renovación interior. De las señales externas Jesús fue inmediatamente a lo espiritual. De las señales externas (los milagros de los cuales Nicodemo habló) fue a las señales internas (la obra milagrosa del Espíritu Santo). La obra de la persona del Espíritu Santo no sólo produce un cambio pequeño y superficial, sino que provoca el cambio milagroso que nos lleva de la muerte a la vida. Así como es imposible para el hombre producir vida natural, así también le es imposible producir la vida espiritual. Nos hace falta que el Señor nos conceda la vida. En la obra de la regeneración, la nueva vida espiritual es creada y una “nueva persona” nace. Nicodemo no debía maravillarse de lo que Jesús dijo: Os es necesario nacer de nuevo. Ésta era una verdad maravillosa sobre la que debía

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especular en cuanto a su posibilidad o imposibilidad. Más bien, debía estar preocupado de cómo se realizaba la regeneración. Por eso Cristo usó el ejemplo del viento. En el griego se usa la misma palabra para referirse al espíritu o al viento. El Espíritu Santo trabaja soberanamente, como el viento. El viento no puede ser controlado por el hombre. No puede cambiar un viento del norte con un viento del sur. Sin embargo, el viento puede ser sentido. Nosotros no podemos negar la existencia del viento porque lo sentimos y vemos su poder. Por lo tanto, el trabajo irresistible del Espíritu Santo no puede negarse.

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Nicodemo no comprendió, y sin embargo no se queda desilusionado. Él quería saber más, aunque no lo entendía. No se dejó llevar por la indiferencia al no comprender estos asuntos, sino que lleno de emoción exclamó: ¿Cómo puede hacerse esto? Jesús le respondió con un llamado de atención: ¿Eres tú maestro de Israel [un maestro notable de la ley] y no sabes esto? El reproche que le hace Jesús señala el hecho de que debería estar avergonzado de su ignorancia, pues el Antiguo Testamento ya habló claramente sobre la renovación interior, aunque el término “nacido de nuevo” no se use literalmente (Deuteronomio 30:6; Salmos 51:12; Jeremías 31:33; Ezequiel 36:26, 27). La predicación y el bautismo Juan el Bautista también señalaron este cambio. Por lo tanto Nicodemo no debía sorprenderse.

Y circuncidará Jehová, tu Dios, tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas. Deuteronomio 30:6

Pero esto no fue todo lo que Jesús dijo. Si Nicodemo no entendía, él mismo le explicaría. Como Juan el Bautista, Jesús fue un testigo fiel y aún más grande que Juan porque pertenecía al cielo y tenía que dar cuentas al Padre. Entonces, la conversación se transformó en un sermón maravilloso sobre el carácter expiatorio de la vida y muerte de Jesús. Sólo por la fe uno llega a ser partícipe de esta expiación y salvación. La base más profunda es el amor de Dios, revelado cuando envió a su Hijo, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Pondré mi ley en su mente y la escribiré en su corazón; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Jeremías 31:33

Los fariseos negaron este aspecto de la venida del Mesías, porque creían que la aparición del Mesías era principalmente una venida para juicio y liberación nacional. ¡Pero Dios deseaba salvar al mundo! D. La obra del Espíritu Santo Jesús proclamó el camino de la salvación a un hombre que debía aprender que nadie se salva por las obras de la ley, sino solamente por la fe. Nicodemo no tuvo ninguna otra objeción. Escuchó muy cuidadosamente hasta el fin de la conversación. Nicodemo salió silenciosamente como entró. Escuchó cosas muy diferentes a las que esperaba, pero eso fue necesario para él; y lo es también para nosotros. Lleno de muchos pensamientos se fue a casa. Mucho le faltaba todavía. Aún su mente estaba oscurecida y su corazón estaba lleno de pecado, sin embargo, era un alma en búsqueda. ¿Llegaría a conocer la luz? ¡Seguro que sí! El hombre no tiene poder en sí mismo y es incapaz de ir al Señor Jesucristo, el Salvador. ¡Pero cuán maravilloso es el llamado del Padre! (Juan 6:44, 65). El Espíritu Santo trae a cada uno de los miembros del pueblo de Dios hasta el mismo Salvador; y los trae de diferentes ma-

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Devuélveme el gozo de tu salvación y espíritu noble me sustente. Salmos 51:12

Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros. Quitaré de vosotros el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Pondré dentro de vosotros mi espíritu, y haré que andéis en mis estatutos y que guardéis mis preceptos y los pongáis por obra. Ezequiel 36:26, 27

Nadie puede venir a mí, si el Padre, que me envió, no lo atrae; y yo lo resucitaré en el día final. Juan 6:44

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Referencias / Notas

neras. Por ejemplo, el camino de Nicodemo fue muy diferente al de Zacarías o Pablo. La gracia de Dios es irresistible, nada ni nadie puede oponérsela. Aunque la evidencia inicial del nuevo nacimiento sea muy pequeña, puede ser un inicio verdadero. II. UN DEFENSOR DE JESÚS A. Los fariseos están llenos de ira contra Jesús

Les dijo Nicodemo, el que vino a él de noche, el cual era uno de ellos: --¿Juzga acaso nuestra Ley a un hombre si primero no lo oye y sabe lo que ha hecho? Juan 7:50-51

Un largo tiempo pasó antes de escuchar nuevamente sobre Nicodemo. Por un período de aproximadamente dos años y medio desaparece en la narración del Evangelio. De repente, un rayo de luz brilla sobre él y aparece por un momento en una reunión de fariseos (Juan 7:50, 51), de donde nos enteramos lo que había pasado con él. Su entrevista con el Señor Jesús no había quedado sin frutos en su vida. Las palabras del Salvador, en esa noche inolvidable, se convirtieron para él en el poder de Dios para salvación. Finalmente la semilla brotó y se desarrolló. La fiesta de los tabernáculos se estaba celebrando cuando Jesús se hallaba predicando en el templo de Jerusalén e invitando a los pecadores a venir a Él. Jesús gritaba: ¡Si alguno tiene sed, venga a mí y beba! La enemistad en su contra crecía y las opiniones sobre Él estaban divididas. Algunos judíos en Jerusalén sabían de los planes para matarlo y hubo un intento para capturarlo en el templo. Sin embargo, hasta ese momento, nadie se atrevió a ponerle una mano en Jesús. Muchos creyeron y dijeron, El Cristo, cuando venga, ¿hará más señales que las que éste hace? Estas afirmaciones fueron demasiado lejos para los ojos de los fariseos y los principales sacerdotes. No pudieron esperar por más tiempo y decidieron actuar. Entonces, enviaron a los alguaciles para que arresten a Jesús, pero regresaron sin haber intentado siquiera llevar a cabo su misión. No fueron capaces de actuar porque se impresionaron mucho de lo que Jesús dijo. Quedaron fascinados por sus palabras. Como respuesta al reclamo áspero de porqué no habían traído a Jesús, los alguaciles se excusaron diciendo: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre! Los fariseos se quedaron pálidos de ira. Con incredulidad burlona, se reían con desprecio y enfurecidos hacían mofa de la ignorancia de los alguaciles diciendo: ¿También vosotros habéis sido engañados? B. Nicodemo defiende a Jesús Nicodemo fue testigo de este hecho. Lo escuchó todo. Él continuaba siendo un miembro del Sanedrín, lo que le era una ventaja. ¡Nadie le había hablado alguna vez a Nicodemo como este hombre! No podía contenerse más. Callar era equivalente a negar, por consiguiente, habló y preguntó: ¿Juzga acaso nuestra Ley a un hombre si primero no le oye y sabe lo que ha hecho? Nótese que él no da un testimonio personal. Él sólo hace una declaración. Les recuerda a estos maestros la regla según la cual nadie podía ser juzgado sin haber tenido una oportunidad de presentar su defensa. Esta regla se aplicaba a todos

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sin excepción, incluso al más grande delincuente.

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La defensa que Nicodemo hace del Señor Jesús fue como el aceite sobre el fuego. En su rabia y ciega los miembros del Sanedrín no pudieron soportar que nadie, sobre todo uno de su propio rango, clame por justicia y acuda a la ley para defender de Jesús. Ridiculizaron a Nicodemo, se mofaron y burlonamente replicaron mordazmente: ¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado profeta. Nicodemo les dejó hablar y no respondió, permitiendo que estos hombres amargados tengan la última palabra. C. La importancia de la defensa de Nicodemo Esta fue la primera vez que Nicodemo defendió públicamente a Jesús. Pero, realmente fue un poco decepcionante, porque la defensa fue bastante tímida y débil. ¿No había él superado su temor del hombre? Su defensa no fue muy persuasiva. Un hombre como Pedro, sin duda, habría dicho mucho más. Sin embargo, no debemos desestimar la importancia de su defensa. No deberíamos centrarnos en la timidez de esta defensa de Jesús. ¡Si consideramos el lugar desfavorable, el tiempo y las circunstancias, tenemos que reconocer que Nicodemo fue realmente valiente! Note cuán pesada era la atmósfera de la reunión del Sanedrín y cuán agitado estaba el ánimo de las personas que detestaban al nazareno con odio mortal. Muchos tal vez habrían guardado silencio si hubiesen estado en el lugar de Nicodemo, pensando que una defensa no ayudaría de ninguna forma y que sus palabras no tendrían efecto. Pero, ¡Nicodemo no guardó silencio! ¡No pudo haber dicho mucho, pero habló! Muchos no se atrevían a hablar libremente sobre Jesús por temor de los judíos, pero él estuvo dispuesto a correr riesgos. La chispa del Evangelio estaba encendida en su alma. La actitud de Nicodemo fue la correcta. Sus palabras fueron cortas y al punto, señalando a sus colegas lo irrazonable de sus opiniones y apuntando a un asunto sensible. ¡Él les dijo: ustedes desprecian a las personas que ustedes dicen que no conocen la ley, pero ustedes conocen la ley y no la guardan! Nicodemo intentó apelar al juicio de sus colegas. Era lo mejor que él podía hacer, considerando las circunstancias. La observación realizada por Nicodemo dio en el blanco. El resultado fue que nadie habló más sobre enviar a los alguaciles para que prendieran a Jesús. La reunión se terminó y cada uno se fue a su casa. Y esa es precisamente una de las lecciones que el Señor nos enseña por medio de la vida de Nicodemo. Nosotros también debemos testificar de Cristo, enfrentando los riesgos, sin que importe mucho el ambiente o a quién enfrentamos. Pero también debemos reconocer que el crecimiento en la gracia es gradual. No todos maduramos rápidamente. Nicodemo progresó despacio. Es mejor avanzar lentamente en el camino de la salvación que permanecer estáticos en el camino del pecado. También hay un principio en los asuntos espirituales. Nadie puede evitar responder a

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preguntas como: ¿ha comenzado el Señor su trabajo en mi vida?, ¿es el más grande deseo y oración de mi vida ser fiel y crecer en la gracia y en el conocimiento del Señor y Salvador, Jesucristo? III. UN DISCÍPULO QUE ACTÚA A. Nicodemo en el Calvario En el último pasaje del Evangelio de Juan que menciona a Nicodemo lo encontramos en el Calvario. No hubiésemos esperado encontrar a Nicodemo allí. ¿Cuándo tuvo lugar esta reunión? Aproximadamente seis meses después de la reunión tormentosa del Sanedrín. El Señor Jesús había consumado la expiación de la que le habló a Nicodemo aquella noche. Él tuvo una muerte maldita, y muchas señales importantes acompañaron a su muerte.

José de Arimatea, miembro noble del Concilio, que también esperaba el reino de Dios, vino y entró osadamente a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús. Marcos 15:43

La muchedumbre asombrada abandonó rápidamente el monte de la crucifixión. Todo se quedó en silencio en el Calvario. El cuerpo muerto de Jesús todavía colgaba de la cruz. Y ahora un discípulo secreto se hacía público. José de Arimatea pide a Pilatos que le entregue el cuerpo de Jesús para enterrarlo en la tumba de su propiedad (Marcos 15:43). Cuando iba a enterrar a Jesús, otro hombre se atreve a ayudarlo públicamente. ¡Este hombre es Nicodemo! Como un recordatorio a sus lectores, Juan añade la información de que Nicodemo era el hombre que antes había visitado a Jesús de noche. Este detalle es muy significativo, pues destaca la obra del Espíritu Santo en Nicodemo: primero tiene curiosidad, después no entiende, continúa inquieto, reconoce y defiende a Jesús, y después abiertamente se muestra como un seguidor de él. La buena semilla se ha desarrollado y demuestra los frutos. B. El amor de Nicodemo para Jesús El amor quita el temor. Una persona tímida podía haber encontrado muchas excusas para mantenerse escondida. ¿No habían escogido las personas en ese mismo día a Barrabás en lugar de Jesús y los líderes no estuvieron empeñados en la venganza? A pesar de eso, Nicodemo desafía todas las posibilidades. Quizás estaba poniendo su vida en peligro, pero no podía hacer de otra manera. ¡Amaba a Jesús! ¡Cuando todos los discípulos se fueron, él apareció en escena honrando a Cristo! Parecía que él no tenía el valor de Pedro, pero dentro del mismo período de veinticuatro horas, en el cual Pedro negó a su maestro tres veces, Nicodemo es el hombre que públicamente mostró su amor por Jesús. No hay duda que todavía había mucho que no estaba claro para Nicodemo. Al igual que la mayoría de los discípulos de Jesús, no entendía aún el giro de los eventos. José de Arimatea y Nicodemo no tenían ninguna clara comprensión sobre la resurrección de Cristo, pues ellos pensaban que lo sepultaban definitivamente. ¡Aunque la fe no podía comprender todo y aunque su esperanza se había ido, su amor permanecía! En medio de su desconsuelo y desilusión no se alejaron de Jesús. Al contrario, permanecen fieles a Él. Nicodemo se

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aferra a Él de tal modo que fue atraído irresistiblemente a testificar públicamente de su fe. En todo este proceso, el Señor fortaleció a Nicodemo. El Espíritu Santo cambia a la persona. Ello no se puede ver de la noche a la mañana, sino en el futuro, como fruto de un proceso de maduración realizado por el Espíritu Santo. ¡Qué diferencia hay entre el camino por el que Nicodemo anduvo y el camino en el que estuvo después! Aunque era la misma persona, mucho cambió en poco tiempo. La obra de Dios había crecido, se había desarrollado y se había fortalecido. El amor de Nicodemo por Jesús se hizo más profundo y más fuerte en contraste al odio de sus enemigos. Es sorprendente notar que aquel hombre que fue incapaz de comprender las palabras de Jesús en aquella primera noche, fue luego un hombre de acción. Él dice poco en el Calvario, pero su acción fue grande. Probó su fe por sus acciones y eso es lo que cuenta. Debemos aprender que donde hay verdadera vida espiritual, hay crecimiento. Muchos se quedan como al principio, nunca crecen. Incluso hay algunos van hacia atrás. ¡Eso es terrible! Por ello es necesario orar para ser librado de los obstáculos en el camino de la salvación. Que el Señor nos guíe y nos ayude a fin de no avergonzarnos de Cristo.

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LECCIÓN

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JESÚS Y LA MUJER SAMARITANA Texto de referencia: Juan 4:1-42 Versículo para memorizar: Dios es Espíritu, y los que lo adoran, en espíritu y en verdad es necesario que lo adoren. Juan 4:24 INTRODUCCIÓN El tema principal de esta historia es la reunión de Jesús con esta mujer. La conversación de Jesús con la mujer es de gran importancia, pues recalcar que todos nosotros necesitamos el agua viva. Esta historia nos enseña que el Señor quiere ser adorado “en espíritu y en verdad” de acuerdo con los principios declarados en Juan 4:24. La historia del encuentro de Jesús con la samaritana puede ser dividida en tres partes: I. La reunión con la samaritana II. La conversación con la samaritana III. Los efectos de la reunión I. LA REUNIÓN CON LA SAMARITANA A. Jesús viaja a través de Samaria Cuando Jesús llegó a Jerusalén para celebrar la fiesta de la Pascua, allí reveló que era el Mesías. A la limpieza del templo le sigue la conversación con Nicodemo. La atención pública se enfoca en Jesús, las personas están impresionadas y muchos llegan a ser sus discípulos. Los fariseos tomaron nota de todo lo que sucedía. Ellos se preocuparon antes por Juan el Bautista y ahora, al parecer, empiezan a planear acciones contra Jesús. Para evitar confrontar a los líderes del pueblo y frustrar sus planes, Jesús se retira de Judea. Jesús toma la ruta más corta en su viaje hacia el norte, directamente por la ciudad de los samaritanos. Por un prejuicio étnico-religio-

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so, la mayoría de los judíos evitaba esta ruta y prefería tomar un desvío más largo, cruzando el territorio transjordano. Pero a Jesús no le detiene este prejuicio. El se dirige intencionalmente a territorio samaritano. Jesús y sus discípulos llegan a Sicar, ciudad localizada en un valle en medio de los montes Ebal y Gerizim, cerca del Siquem antiguo. Aquí Jesús se encuentra en un área históricamente significativa, es el corazón de la ciudad de Samaria. En su retorno hacia Canaán, el patriarca Jacob compró aquí una parcela de tierra y construyó un altar. Después, tuvo que recuperarla de manos de los amorreos. Al final de su vida, la dio a su hijo José (Génesis 33:19; 48:22). Cerca a la ciudad estaba el pozo que Jacob había excavado. Aún ahora, este pozo existe y es considerado como un lugar santo. El pozo actual tiene veintitrés metros de profundidad y es alimentado por tuberías de agua. También los huesos de José fueron enterrados en Siquem cuando Israel se estableció en Canaán (Josué 24:32). Mientras los discípulos entraron en la ciudad, Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Él tenía un cuerpo como el nuestro y fue afectado por las debilidades de nuestra naturaleza. Él fue como uno de nosotros, pero sin pecado. No estuvo exento del hambre, la sed, la fatiga, el deseo de dormir, etc. ¡Qué humillación para el Hijo de Dios ser un viajero cansado que se sienta a descansar! Él soportó todo esto por nuestro bien (2 Corintios 8:9). B. Jesús y la mujer en el pozo Mientras Jesús descansa, se acerca una mujer a sacar agua del pozo. Ella es descendiente de los grupos de personas que Senaquerib trajo a la región después de la cautividad del reino de las diez tribus. Estas personas se habían mezclado con los israelitas que quedaron. Después del ataque de los leones (2 Reyes 17:25, 26) ellos trataron de conectar el servicio a Jehová y a sus ídolos (2 Reyes 17:32). Los samaritanos eran odiados por los judíos sobre todo porque los samaritanos se habían opuesto a la reconstrucción del templo de Jerusalén bajo el gobierno de Zorobabel (Ezequiel 4). Asimismo, los samaritanos despreciaban a los judíos. Ellos tenían su lugar de adoración en el monte Gerizim, donde -para molestia de los judíos- construyeron su templo que más tarde fue destruido. Los judíos evitaban a toda costa cualquier contacto con estas personas a quienes les consideraban como paganos. Sacar agua del pozo era parte de las actividades diarias en las casas orientales. Esta mujer vino a sacarla a una hora inusual, no por la noche sino a la hora sexta. Según el horario judío, la hora sexta era al mediodía, la hora más calurosa del día, cuando el sol había alcanzado su cenit. Parecería que ella vino por casualidad, pero ¿quién no ve la mano del Señor aquí? Él está trayéndola al Salvador y por eso le era necesario pasar por Samaria.

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Compró a los hijos de Hamor, padre de Siquem, por cien monedas, la parte del campo donde había plantado su tienda, erigió allí un altar y lo llamó “El-Elohe-Israel”. Génesis 33:19, 20 A ti te he dado una parte más que a tus hermanos, la cual tomé al amorreo con mi espada y con mi arco. Génesis 48:22 Enterraron en Siquem los huesos de José que los hijos de Israel habían traído de Egipto, en la parte del campo que Jacob compró, por cien monedas, de los hijos de Hamor, padre de Siquem, y que pasó a ser posesión de los hijos de José. Josué 24:32 Ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre siendo rico, para que vosotros con su pobreza fuerais enriquecidos. 2 Corintios 8:9

Pero aconteció al principio, cuando comenzaron a habitar allí, que como no temían a Jehová, él envió contra ellos leones que los mataban. Entonces dijeron al rey de Asiria: “Las gentes que tú trasladaste y pusiste en las ciudades de Samaria no conocen la ley del Dios de aquella tierra, y él ha echado en medio de ellos leones que los matan, porque no conocen la ley del Dios de la tierra”. 2 Reyes 17:25, 26

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Aunque temían a Jehová, honraban a sus dioses, según la costumbre de las naciones de donde habían sido trasladados. 2 Reyes 17:32

II. LA CONVERSACIÓN CON LA SAMARITANA A. Jesús conversa de las cosas espirituales El Señor Jesús comienza una conversación con esta mujer. Su actitud hacia ella no es orgullosa ni condenatoria. Jesús busca a aquellos que están perdidos. Nosotros debemos aprender de esta actitud. Somos ligeros para juzgar a los otros, a aquellos que no creen fácilmente les acusamos y despreciamos o simplemente los consideramos como gente que no puede ser alcanzada. El Salvador está solo en el pozo, pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. Notemos lo que pasa. El Señor Jesús no realizó milagros para su propio beneficio. Al contrario, pide que la comida sea comprada y le pide a la mujer que le dé de beber. La petición de Jesús causa asombro de la mujer. ¡Qué petición tan extraña de un judío para una mujer! Jesús era judío. Ella podía ver y oír eso. ¿Por qué le haría Jesús esta petición precisamente a ella? Él no esperó que la mujer dijera algo, más bien, rechazando cualquier prejuicio de ella, le habla francamente. ¡Qué sabiduría! Jesús no empieza recriminándola por su pecado ni amonestándola para que lleve una vida buena, sino que le pide un favor. Su petición es bien intencionada. Después de un viaje largo, un sorbo de agua será muy refrescante. Sin embargo, él tiene una meta más alta. Jesús empieza pidiéndole agua, porque a estas alturas los pensamientos de la mujer estaban ocupados con este asunto. Su petición era la mejor manera de ganar la buena disposición de la mujer y prepararla para que lo escuche.

Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, ríos sobre la tierra seca. Mi espíritu derramaré sobre tu descendencia, y mi bendición sobre tus renuevos. Isaías 44:3 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior brotarán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él, pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado. Juan 7:38, 39

La respuesta de la mujer demuestra que su meta fue lograda. Su respuesta es una pregunta que indica asombro. ¡Qué petición más rara! Normalmente los judíos y los samaritanos no cruzaban palabra, peor aún beber de la misma taza. Ahora que el interés de la mujer ha sido despertado, Jesús usa inmediatamente esta oportunidad para hacer un comentario que aumenta más todavía su asombro. Él se centra en la obra poderosa y llena de gracia del Espíritu Santo, simbolizado por el agua en varias referencias del Antiguo Testamento (Isaías 44:3; Juan 7:38, 39). Nosotros somos hechos espiritualmente vivos por el don del Espíritu Santo y es él que nos da vida eterna. Jesús quiere decirle: mujer, si conocieras quien soy yo y lo que puedo darte, no esperarías que yo te pida agua natural, pero si tú me pidieras, no te negaría porque yo deseo salvarte. Y estas son sus palabras: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. (Juan 4:10). La mujer desconoce todo esto y no entiende lo que Jesús le dice. Piensa que cuando Jesús menciona agua viva, está refiriéndose al agua que sale del pozo. ¿Cómo este hombre le podría dar agua a ella? Es notorio que Jesús no tiene ningún instrumento para sacar agua del pozo, entonces ¿cómo puede darle agua? Mostrando escepticismo, ella le pregunta cínica y audazmente: ¿Acaso eres tú mayor

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que nuestro Padre Jacob? Ella está confundida, sin embargo es curiosa y quiere saber más.

Referencias / Notas

¿Qué sobre Jesús? Él no ha ganado su interés en vano. No descansará hasta que esta mujer también lo conozca como el Cristo. Al cambiar gradualmente la conversación de las cosas naturales a las cosas espirituales, él enfoca su atención en su persona. Él no explica cosas que están más allá de su comprensión, sino que le dice lo que ella puede entender. El pozo al lado del cual Jesús está sentado y el agua que la mujer quiere, sirven como símbolos para describir asuntos espirituales sumamente importantes. Sin explicar inmediatamente su meta, Jesús le aclara a la mujer que no está hablando del agua natural. Para ilustrar este punto Jesús hace una comparación entre el agua del pozo de Jacob y el agua que él tiene en mente. El agua natural del pozo no puede apagar la sed para siempre, tampoco está siempre al alcance, pero el agua que Jesús da es el agua verdadera que satisface totalmente las necesidades del pecador y apagará esta sed para siempre. Aquellos que tienen hambre y sed de justicia serán completamente saciados (Mateo 5:6). La mujer no tiene ninguna idea de lo que Jesús está diciendo. Todavía está pensando en el agua natural y no puede comprender ninguna otra cosa. Ella nunca ha oído hablar de la clase de agua que el Señor Jesús describe. Pero su deseo es despertado por las palabras de Jesús. ¡A ella le gustaría tenerla! ¡Sería muy conveniente! Ella es ingeniosa y sin temor pide: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla. B. La salvación empieza con la convicción del pecado El Señor cumplirá sus deseos, pero de una manera diferente de la que ella anticipó. Deja de usar simbolismos y de pronto cambia la conversación diciendo: ¡Ve, llama a tu marido, y ven acá! ¿Cómo podemos explicar esto? Para entenderlo debemos ver que el propósito de Jesús es darle la salvación. Para hacer eso, empieza a revelarle su pecado y a convencerla de su mala vida. Si ella va a recibir la salvación, deberá arrepentirse conscientemente de su pecado. Solo entonces se volverá partícipe de la gracia y beberá del agua de la vida. Todos nosotros necesitamos esto. Los niños también necesitan el agua de la vida que Jesús tiene y da. Pero, también debemos saber que no hay verdadera salvación sin un reconocimiento de nuestro pecado y miseria. El primer sorbo del agua viva es la convicción del pecado. La orden que le dio Jesús de llamar a su marido sirve para despertar en su conciencia un sentimiento de pecado y culpa, pero también la lleva a dar la bienvenida a Jesús como el Libertador del pecado. Este giro en la conversación le da a Jesús la oportunidad de revelarle su omnisciencia. Era una creencia comúnmente sostenida en esta época, que el Mesías se identificaría por su habilidad para saber todas las cosas. Por ejemplo, Jesús probó su omnisciencia a Natanael y por eso fue traído a la fe.

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Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Mateo 5:6

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

¡El momento decisivo ha llegado! Las palabras penetrantes de Jesús han tocado la conciencia de la mujer, porque su respuesta honesta es: No tengo marido. Podemos imaginarnos a la mujer mirando hacia abajo tímidamente. Ella se siente profundamente culpable y confiesa honestamente la verdad. Es muy notable ver como el Salvador trata ahora con ella. Él está de acuerdo con su confesión y le muestra que la historia de su vida se pone delante de él como un libro abierto. Nuestra vida también es completamente conocida por Jesús. Él sabe que la mujer ha vivido con cinco hombres y que ahora vive en pecado con el sexto. Sí, su vida es inmoral. Ella es una esclava del pecado. Ahora ¿le acusa y le reprende Jesús? ¡No! Más bien afirma, por dos ocasiones, que la confesión de su pecado es verdad. Solo haciéndole unas pocas preguntas, le ha mostrado la pecaminosidad de su vida. Su bondad compasiva le ha tocado profundamente su corazón. El propósito ha sido logrado, porque la mujer no niega ni intenta cubrir su culpa, tampoco trata de minimizarla como muchos podían hacer. Al contrario, ella reconoce que el extraño que ha encontrado es un profeta, que conoce todos sus pecados, aunque él no la conocía de antes. La samaritana está lista con su respuesta. No le pregunta directamente a Jesús, pero ella quiere saber cómo puede ser librada de su pecado y vivir una vida mejor. De este modo, cuando hace la pregunta, plantea le candente tema que divide a los judíos y samaritanos: ¿Cuál es el lugar verdadero de adoración? ¿Quién está en lo correcto? No deberíamos ver esta pregunta de la mujer como un truco o un esfuerzo presuntuoso para dirigir la conversación fuera de un tema que es doloroso para ella, sino más bien como la evidencia de la fe en el hombre que acaba de conocer. ¡Ella tiene un deseo genuino de aprender de él! Juan Calvino dice que “ella se mueve de lo específico a lo general, y habiendo sido informada sobre su pecado, quiere ser enseñada generalmente sobre la adoración pura de Dios... Aquí ella actúa apropiada y normalmente al consultar al profeta, para no cometer errores al adorar a Dios” (Los Comentarios de Calvino, “El Evangelio según San Juan”). El Señor Jesús le contesta enseguida. No la pone en vergüenza, sino que su contestación es sumamente sabia. Él no ofende a la mujer, pero tampoco esconde la verdad. En esta controversia los judíos tienen la razón. Pero Jesús, no hace ningún esfuerzo para persuadirla a aceptar la religión judía. Esta disputa ya ha perdido su relevancia, porque ha llegado el tiempo en el cual la verdadera adoración a Dios no esté atada a un lugar o edificio. Gerizim y Jerusalén han tenido su día y los dos desaparecerán. A estas alturas la conversación ha alcanzado su clímax. Este es el único lugar de los evangelios donde Jesús introduce su propio testimonio: Créeme. También se enseña que aunque la mujer está preocupada por la adoración, Jesús le enseña quiénes son los verdaderos adoradores. Nuestra religión no puede ser meramente formal. El Señor quiere ser servido en verdad y justicia, con un corazón sincero.

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El Padre tales adoradores busca que lo adoren. El verdadero servicio a Dios no está ligado a un lugar ni está restringido a una cierta situación. ¡Dios está en todas partes! Él no está contento con una religión que se enfoca en los rituales exteriores y que no viene de un corazón sincero.

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La gran declaración hecha por el Hijo con respecto al Padre: Dios es Espíritu; y los que lo adoran, en espíritu y en verdad es necesario que lo adoren, no es hecha a los sabios y nobles, tampoco para el sumo sacerdote y los escribas de Israel, sino a una mujer ignorante de Samaria que tiene una moral cuestionable. El Salvador requiere que nosotros lo sirvamos con un corazón verdadero y creyente, en una forma que es compatible con su propia naturaleza. III. LOS EFECTOS DE LA REUNIÓN A. La samaritana es testigo de Cristo La samaritana está profundamente emocionada. Ella no puede refutar a Jesús. ¿Le creerá? Ella no sabe qué pensar y profundamente conmovida dice: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. Ahora, el momento ha llegado para que Cristo se revele a sí mismo y haga la siguiente poderosa declaración: Yo soy, el que habla contigo. ¿Está usted esperando al Mesías? ¡Él está de pie delante de usted y quiere salvarlo! De nuevo la mujer oye una verdad maravillosa y gloriosa. Esto supera todo lo que ella ha esperado alguna vez. ¡Qué cosas maravillosas ha experimentado durante esta conversación! Estimulada por las palabras de este extraño, un deseo por el Mesías ha crecido en su corazón. ¿Escuchó ella lo correcto? ¡Él mismo es el Mesías! ¿Qué más puede hacer ella sino creer? ¡Sí, la mujer cree y eso la hace indeciblemente feliz! Todo cambia en un abrir y cerrar de ojos. Previamente, entregada a sus lujurias, ella no habría escuchado si alguien le hubiera hablado sobre su estilo de vida pecaminoso, pero ahora no puede estar callada. ¡Ella debe confesar! Profundamente tocada, llega a ser una predicadora de Cristo. Dejando su cántaro de agua, fue a la ciudad, no para llamar a su “marido”, sino para decirles las buenas nuevas a las personas de su ciudad. Con gran emoción ella dice: Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo? Ésta es la mejor manera de persuadir a otros. Otro ejemplo de alguien que hizo lo mismo fue Felipe, el que testificó a Natanael. La evidencia del cambio de corazón de la mujer es la confesión que sale de su boca. Ella se expresa cuidadosamente: ¿No será éste el Cristo? Ella no impone su opinión a los otros, sino que permite que cada cual saque sus propias conclusiones. Ella fue encontrada cuando ni siquiera buscaba la verdad (Isaías 65:1; Romanos 10:20). ¡Qué ejemplo es esta mujer! A menudo estamos en la posición y posibilidad de testificar del Señor Jesús e invitar a otros. No seamos negligentes de hacerlo.

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“Yo me dejé buscar por los que no preguntaban por mí y fui hallado por los que no me buscaban. Dije a gente que no invocaba mi nombre: “¡Aquí estoy, aquí estoy!” Isaías 65:1 E Isaías dice resueltamente: “Fui hallado por los que no me buscaban; me manifesté a los que no preguntaban por mí”. Romanos 10:20

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B. El testimonio de la samaritana es bendecido El Señor bendice el testimonio de la mujer. Muchos de los samaritanos de esa ciudad creyeron en él por las palabras de la mujer. Un buen testimonio es frecuentemente bien recibido. Muchos de los ciudadanos de Sicar aceptaron la invitación de esta mujer y ella llegó a ser el medio para llevarlos al Salvador. Esta historia nos enseña a no mirar desdeñosamente los intentos aparentemente simples e insignificantes para guiar a otros a Jesús. Los ciudadanos llegaron pronto al pozo de Jacob y oyeron predicar al Salvador. ¡Cómo escucharon ellos! Sus corazones fueron hechos receptivos por la obra del Espíritu Santo sobre quien Jesús habló a la mujer. Ellos dependieron de su palabra y bebieron del agua de vida. Llenos de agradecimiento le pidieron a Jesús que se quede y se quedó allí dos días. Muchas más personas creyeron y su fe quedó fortalecida. ¡Cuán grande debió de haber sido su alegría! Ya no necesitaban confiar en el testimonio de la mujer, pues ellos mismos han oído a Jesús. ¡Ellos entienden el evangelio! Del testimonio de la mujer suponían que él podría ser el Mesías, pero después de escucharlo saben por sí mismos y confiesan que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo. No sólo es el Salvador de los judíos, ¡sino también tu Salvador! Estos samaritanos fueron los primeros frutos de las naciones, heraldos de las muchas nacionalidades que serían añadidas después de Pentecostés (Hechos 8:5-8). ¡Qué escena tan hermosa es ésta! ¡Cristo está en medio de los samaritanos! C. Los discípulos aprenden una lección Los discípulos también son enseñados con este evento. Ellos son corregidos de una incorrecta actitud que tuvieron. Cuando regresan de comprar alimentos de la ciudad se maravillaron que (Jesús) hablaba con una mujer. Según las costumbres de la época, se consideraba inadecuado conversar públicamente con una mujer. Los discípulos notan que algo significativo ha ocurrido y no se atreven a manifestar ninguna crítica. Ellos están más interesados en la comida que han comprado, que en el trabajo de Jesús. Ellos le instan a que coma algo, pero Jesús está lleno de alegría y gentilmente les informa que no está interesado en la comida que han traído. Él no se preocupa por el hambre o la sed. Ahora que el Padre le ha dado este glorioso trabajo, está disfrutando de una muy diferente clase de comida. Los discípulos tienen poco entendimiento acerca de lo que Jesús dice sobre la comida. Igual condición que tuvo la mujer al iniciar la conversación sobre el agua. Por consiguiente, Jesús los corrige: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió y que acabe su obra. ¡Ésa es la comida que le fortalece!

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Algo del deseo que vive en el Señor Jesús debe ser encontrado en nosotros. Mediante la obra del Espíritu Santo, nosotros no debemos tener un deseo más grande que hacer la voluntad de Dios. Eso es más importante que la comida, el vestuario, el poder y la belleza. Cristo está preparando una alegría aun mayor para sus discípulos. Él ve una cosecha, que entra en el Reino de Dios, donde ellos no la esperaban. En la naturaleza la siembra y la siega no tienen lugar en el mismo día, pero en el mismo lugar un sembrador y un segador pueden regocijarse juntos. Los discípulos, sin siquiera haber hecho algo, han sido colocados en la posición de traer a muchos a la fe, a la iglesia, para ser bautizados. ¡La bondad de Dios nos debería llenar de asombro!

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LECCIÓN

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JESÚS SANA AL PARALÍTICO EN BETESDA Texto de referencia: Juan 5 Versículo para memorizar: Jehová, Dios mío, a ti clamé y me sanaste. Salmos 30:2 INTRODUCCIÓN Esta historia nos brinda la oportunidad de hallar escenas muy vívidas en la vida y obra de Jesús. Pero, no debemos perder el enfoque de la escritura. Lo que se dice sobre el agua y el ángel, sobre el hombre infortunado o los judíos, no es lo más importante. Cristo es el centro de la historia porque lo que dice y hace es lo más importante. Esta porción de la Escritura registra cuatro frases del Señor. Las examinaremos en relación con el milagro que Jesús realizó en Betesda: I. La primera frase II. La segunda frase III. La tercera frase IV. La cuarta frase I. LA PRIMERA FRASE ¿Quieres ser sano? A. Jesús va a Jerusalén El Señor Jesús estaba en Galilea cuando la fiesta de los judíos se aproximaba. Interrumpe sus actividades y se prepara para ir a Jerusalén. No es posible determinar con certeza a qué fiesta se refiere el escritor del evangelio. Mucho puede decirse en favor de la opinión de que era la fiesta de la Pascua. Cristo no evita ir a Jerusalén, a pesar

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de que su primera aparición pública le había traído un grave conflicto (Juan 2). Jesús quiere guardar los preceptos de la ley de Dios. Esta vez Jesús no está acompañado por sus discípulos. Por lo menos el relato no se dice nada de ellos. Como cualquier otro judío, va a celebrar la fiesta y en ella revelará quién realmente es él. B. La visita al estanque de Betesda En Jerusalén había un lugar semejante a un hospital. Estaba localizado cerca al mercado de las ovejas, en la sección nororiental de la ciudad. Las ovejas destinadas para el sacrificio en el templo eran llevadas a Jerusalén a través de la puerta situada en esta área. El “hospital” tenía una apariencia bastante diferente a nuestros hospitales. Los pacientes no recibían un cuidado completo y más bien diríamos que no era más que una sala de espera. Allí había cinco pórticos o galerías, construidas alrededor de una piscina a la que se llegaba por unas gradas. Un gran número de enfermos venidos de muchos lugares yacían allí. Había ciegos, paralíticos, gente sufría distrofias y desfallecía. Era gente pobre, desvalida y miserable. Esta muchedumbre que llamaba a la compasión permanecía esperando en el estante día tras día. ¿Para qué? Todos sabían que por momentos el agua tenía un poder curativo. De tiempo en tiempo –dice la Escritura-, nadie sabía cuando, el agua se agitaba de repente y hervía. La persona que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sana de cualquier enfermedad que tuviese. ¿Cómo debemos entender esto? ¿Hay algún problema? No debemos complicarnos con lo que el ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua. Algunos dicen que no había algo sobrenatural en esto, pues podía explicarse fácilmente por la existencia de ciertos manantiales en esta área. Debajo del estanque había un manantial mineral que de vez en cuando vertía su agua en el estanque. Cuando esta agua burbujeante se mezclaba con el agua almacenada en el estanque, su poder se disolvía y por consiguiente se debía entrar rápidamente al agua, de otra manera no se obtenía la sanidad deseada. La tradición de la gente atribuía esto a un ángel. La descripción que el paciente da de su situación no indica esta explicación natural. También nos deja con la curiosidad del porqué sólo una persona se sanaba. Incluso había otra explicación, menos aceptable, según la cual la sangre de los animales sacrificados en el templo fluía a través de las cañerías al estanque de agua y que ese era el poder curativo de aquella agua de color rojo. Pero, debemos considerar estas explicaciones como lo que son: simples especulaciones. La dificultad de este pasaje está en otra parte. Es el hecho de que hay una diferencia tanto en los manuscritos como en la redacción misma de la frase. Los manuscritos más auténticos no tienen el final del versículo 3 y les falta todo el versículo 4. Algunas traducciones, en cambio, contienen el pasaje pero entre paréntesis. Esto da lugar a pensar que es posible que estas frases originalmente hayan sido

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un comentario, colocadas al final del manuscrito y que más tarde fueron incluidas en el texto para interpretar el versículo 7. Sin embargo, esto no significa que la explicación misma esté equivocada. Al respecto, el comentarista Dr. C. Bruma declara: “aun si esta parte hubiese sido añadida más tarde, la información puede ser correcta. No deberíamos estar sorprendidos que los poderes extraordinarios estuvieran obrando durante el ministerio de nuestro Señor en la tierra”. Cualesquiera que sea la explicación, Dios puso un poder curativo en esta agua que no lo tenía de manera natural. Dios pudo hacer uso de un ángel si a él le agrada hacerlo así. Esta sanidad sobrenatural muestra que Dios viene en la ayuda de su pueblo con compasión y poder, para que ponga su confianza exclusivamente en el Señor. Sin embargo, la Palabra de Dios nos asegura en muchas partes que es él quien nos sana. Debemos ser cuidadosos de no atribuir poder a los medios que le pertenecen exclusivamente a Dios. Ésta es quizás la lección que debería permanecer en el primer plano de esta parte del relato. El estanque era un lugar tanto de miseria como de compasión y apropiadamente se le puso el nombre de Betesda, que significa “Casa de la Gracia”. Algunas instituciones cristianas de misericordia a menudo llevan este nombre hermoso para demostrar que la compasión es ejercida en el nombre de Cristo con aquellos que están sufriendo.

Él librará al menesteroso que clame y al afligido que no tenga quien lo socorra. Salmos 72:12 Y añadió: --De cierto os digo que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra. Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses y hubo una gran hambre en toda la tierra; pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio. Lucas 4:25-27

C. Jesús sana a un cojo Jesús camina al estanque porque sabe que su amor es para todos los que necesitan ayuda (Salmos 72:12). Durante la fiesta visita los pórticos donde muchos discapacitados estaban reunidos, anhelando una oportunidad de ser sanados. Entre ellos estaba uno especialmente miserable. Ha estado enfermo durante treinta y ocho años. Solamente imagine cuánto tiempo es eso. Es casi todo el tiempo que el pueblo de Israel vagó en el desierto. Las Escrituras no nos informan de cuál era su enfermedad. Quizás era un cojo, ya que según el versículo siete con algún esfuerzo él podía moverse. Los ojos de Jesús se fijaron en aquel hombre. ¡Había venido a verlo! Entre la gran multitud su mirada se dirigió hacia él. Parece ser que este hombre había perdido varias veces la oportunidad para sanarse. Pero ahora la oportunidad es sólo para él, porque el Señor Jesús no va a sanar a otros enfermos. ¡Uno entre la muchedumbre! ¿Por qué? Recordemos lo que también pasó en el Antiguo Testamento. Había muchas viudas y leprosos en Israel en el tiempo de Elías y Eliseo, pero únicamente la viuda de Sarepta y Naamán recibieron ayuda. En aquel entonces el énfasis estuvo en la incredulidad versus la fe (Lucas 4:25-27), mientras que aquí el énfasis estaba en las circunstancias. Solo este hombre enfermo se beneficiaría del poder de Jesús, pero únicamente porque el milagro tenía el propósito de revelar que él era el Cristo.

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D. Jesús pregunta al cojo

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Jesús vio al miserable acostado sobre un lecho pequeño. Sabía que había estado acostado allí, en esa miserable condición, durante mucho tiempo. ¿Saben por qué Jesús conocía esto? Jesús le pregunta al hombre: ¿Quieres ser sano? ¡Qué pregunta más extraña! ¿Quién no quisiera ser sanado? Si no habría sido su deseo de estar bien, él no habría estado allí buscando sanidad. Él lo había intentado todo y había permanecido ahí a pesar de todos los años de frustración. Pero, aunque la pregunta pareciera extraña, no lo era. El Salvador no cometía ningún error. Tenía una intención especial en mente. Su pregunta interesada era una introducción para lo que vendría. ¿Por qué se dirige Jesús al hombre de esta manera? Él hizo la pregunta para estimular el interés, pero aún más, tenía el propósito de avivar el deseo del hombre por la sanidad. Este pobre miserable no sólo tenía piernas cojas y músculos cadavéricos sino que también había perdido su voluntad. Su espíritu estaba deshecho. Él había perdido el valor y toda esperanza. No tenía ninguna fuerza. Simplemente estaba acostado, entumecido y resignado pasivamente a su miserable suerte. Estaba claro que él se había rendido renunciando a toda esperanza. La Escritura dice que la esperanza que se demora es tormento del corazón (Proverbios 13:12), lo que significa que la desesperación enferma a la persona. Jesús deseaba despertar a este hombre de su entumecimiento espiritual y desesperación. Despierta su esperanza con la pregunta: ¿quieres realmente ser sano de nuevo? En un sentido espiritual esta pregunta también nos involucra. Muchos no quieren ser despertados, porque están muy acostumbrados a una vida de pecado de la que realmente no quieren ser liberados. Por eso sólo los que están sedientos de la gracia de Dios pueden adquirirla, sin dinero y sin precio (Isaías 55:1). ¡Si usted quiere sanidad, debe mirar a Jesús! II. LA SEGUNDA FRASE Levántate, toma tu lecho, y anda. A. El enfermo está desesperado ¡El pobre enfermo nunca pensó oír algo así en su vida! ¿Quiero ser sanado? Claro, ¿por qué no? ¡No piense que no quiero ser sanado! ¡Si sólo fuera posible! Yo no soy el problema, pero nadie quiere ayudarme. Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. ¡Qué terrible escena! Tan pronto como el agua se movía se producía una carrera desde todas las cinco galerías. Cada pobre víctima se

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¡Venid, todos los sedientos, venid a las aguas! Aunque no tengáis dinero, ¡venid, comprad y comed! ¡Venid, comprad sin dinero y sin pagar, vino y leche! Isaías 55:1

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apresuraba al estanque, caminando o arrastrándose como podía. Cada uno trataba de ser el primero. Se empujaban entre sí porque sólo les preocupaba su propia necesidad. Este hombre siempre llegó tarde, porque otros llegaban antes que él. Eran más rápidos y entraban al agua mientras él aún estaba en camino. ¡Y así pasaban las oportunidades! Nadie, ninguno de las personas sanas presentes, ni aquellos que habían sido sanados, deseaban ayudarlo. Todos pensaban en sí mismos. Nadie se preocupaba por él. Entre todos sus compañeros de sufrimiento se sentía tan solo que se había vuelto un solitario después de 38 años de espera. En la Casa de la Gracia no había nadie que lo ayude. Es evidente que el hombre lisiado había soportado mucho, sólo podía pensar en los medios pero estaban fuera de su alcance. Sólo pensaba en el agua. Estaba atrapado en el frustrante sentimiento de que no había otra manera de ser sanado. Vio en Jesús a un visitante amistoso que venía a la fiesta. Por eso ni siquiera le pregunta, ¿puede usted ayudarme? No esperaba nada del Señor. En su desesperación, estaba seguro de que su condición era totalmente sin esperanza. El conocimiento médico no podía ayudarlo, tampoco el milagro del ángel. Él estaba tan cerca de recurso que le permitiría ser sanado, pero asimismo estaba fuera de todo su alcance. ¡Qué miseria! ¡Qué desesperación! B. El enfermo es sanado El hombre infeliz no tenía la más mínima idea de que su curación estaba tan cerca, ¡porque iba a ser sanado! El Señor Jesús no es sólo un amigo compasivo, sino también un libertador omnipotente. ¡Es el ayudador del necesitado que los rescata de todas sus angustias!

A ti te digo: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. Marcos 2:11

De repente, completa e inesperadamente el hombre oye las palabras poderosas del Señor: Levántate, toma tu camilla, y anda. Después, Jesús le diría las mismas palabras al paralítico (Marcos 2:11). Jesús no le prometió ayuda al hombre. No le dijo: yo te ayudaré en otro momento cuando el agua se mueva. Un milagro mucho más grande ocurriría. Le dice al hombre impotente: ¡Levántate! ¡Párate ahora, y rápidamente! Cada vez que el ángel venía, el cojo era incapaz de levantarse, pero ahora le ordena: ¡Toma tu lecho! Enrolla tu pequeño colchón y llévatelo, porque no lo necesitarás más aquí en Betesda. El hombre no sólo fue sanado de su cojera, sino también de su desesperación. Jesús le dijo: ¡y anda! ¡Ése fue el último milagro! Él no había podido caminar durante tantos años. Siempre tuvo que estar acostado. Quizás con gran esfuerzo podía arrastrarse sólo un poco. ¡Y ahora esto! ¡Qué orden! Esto fue algo maravilloso. La palabra de Cristo es poderosa. ¡Él habla y el milagro sucede! Nosotros siempre somos golpeados por esta verdad cuando Jesús realiza milagros. El hombre sintió que la energía fluía en su cuerpo. Todo había cambia-

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do. La fuerza había entrado en sus miembros. El largo tiempo de sufrimiento había terminado. ¡Cuán maravilloso era estar sano y ser capaz de hacer las cosas por sí solo! Por tanto tiempo, y en vano, él había esperado la sanidad del agua y ahora… ni el agua era necesaria.

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Puesto que no había ayuda de parte del hombre, la acción maravillosa del poder de Cristo brilló más gloriosamente. Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios. III. LA TERCERA FRASE Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor. A. El hombre es acusado de quebrantar el sábado La historia toma un giro notable. El hombre que fue sanado se regocijaba por su curación. Él caminaba llevando su lecho enrollado. Naturalmente él era conocido y las personas lo miraban fijamente con asombro. Inmediatamente le hicieron preguntas pero no lo felicitaron por su curación, como se esperaría, sino que fue reprendido agudamente porque llevaba a cuestas su colchón. Era ¡sábado!, y según la costumbre judía esto no era permitido en este día. Es probable que quienes acusaban al hombre hayan sido los representantes oficiales de los judíos, los escribas, celosos guardianes de las costumbres judías. En el Antiguo Testamento estaba prohibido llevar cargas en el día de reposo (Jeremías 17:21, Nehemías 13:15). Los negocios no podían ser realizados y el transporte de los artículos estaba prohibido. Los judíos le aplicaron la ley a este hombre. Vieron la transgresión y lo encontraron culpable de la violación del sábado. Ellos no se regocijaban con los que se regocijaban, pues ni siquiera se molestaron en averiguar lo que le pasó, ni la causa por la que estaba caminando, tampoco el porqué llevaba su colchón. Ellos estuvieron listos con su juicio, sin haber investigado, y de modo muy duro y severo le dicen: “Dile que está haciendo mal”. El hombre se defendió del ataque y dijo: yo no hago esto por mi propia cuenta, sino El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda. Podemos imaginar al hombre cavilando sus pensamientos, afirmando: su palabra tiene autoridad para mí. El que me sanó después de treinta y ocho años de enfermedad seguramente tiene el derecho de decir: Toma tu lecho, aunque hoy sea sábado. La respuesta del hombre indicaba a los judíos que alguien más estaba involucrado por lo que le pidieron mayor información. No preguntaron quién fue él que hizo este gran milagro, sino quién es él que dijo, toma tu lecho y anda. Ésta era la única cosa que les interesaba. Jamás prestaron atención a la milagrosa curación. El hombre no pudo contestar esta pregunta porque no conocía a Jesús, a pesar de ser Él quien le ayudó. Jesús salió intencionalmente de

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Así ha dicho Jehová: Guardaos por vuestra vida de llevar carga en sábado y de meterla por las puertas de Jerusalén. Jeremías 17:21 En aquellos días vi en Judá a algunos que pisaban en lagares en sábado, que acarreaban manojos de trigo y cargaban los asnos con vino, y también de uvas, de higos y toda suerte de carga, para traerlo a Jerusalén en sábado; y los amonesté acerca del día en que vendían las provisiones. Nehemías 13:15

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Referencias / Notas

la escena del milagro. Fue fácil desaparecer entre la gran muchedumbre que había venido con Él. Obviamente el hombre sanado no podría encontrarlo. Por esta razón la gente se olvidó rápidamente del asunto. B. Jesús revela su omnisciencia

Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: --Hijo, tus pecados te son perdonados. Marcos 2:5

En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos. Respondiendo Jesús, les dijo: --¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que los demás galileos? Os digo: no, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo: no, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. Lucas 13:1-5 Respondió Jesús: --No es que pecó este, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. Juan 9:3

Poco tiempo después, en el templo, Jesús encontró al hombre que había sanado. Otra vez se dirige a él de manera inesperada. Jesús ni siquiera se refiere a la acusación del quebrantamiento del sábado que tanto había preocupado a los jefes de los judíos. Tampoco reprende al hombre por responsabilizarle de haber cargado su pequeño colchón, sino que le advierte seriamente. Jesús no le dijo esto delante de las demás personas que les rodeaban, sino cuando estuvieron solos en el templo. Aunque el hombre que fue sanado estaba muy contento con su restauración física, aún tenía mucho que aprender. Al parecer fue sanado físicamente, pero no espiritualmente. No le sucedió como con aquel paralítico que recibió la sanidad del cuerpo y del alma al mismo tiempo (Marcos 2:5). Jesús le recuerda al hombre el gran favor recibido: ¡Mira, has sido sanado! Este milagro era para incitarlo a servir al Señor desde ese momento en adelante y nunca olvidarse de Él. El hombre también debía pensar en su futuro. Si seguía como inconverso, un castigo mucho más severo lo esperaría. Por eso la nueva sentencia de Jesús: ¡no peques más, para que no te venga alguna cosa peor! Cristo, al igual que hizo con Natanael y la samaritana, le indica que él es Omnisciente, que es quien conoce la vida anterior e interior del hombre, incluso cuando no sabía nada acerca de Jesús. C. Jesús advierte sobre el pecado y el juicio No siempre hay una relación directa entre el pecado y la enfermedad. Aunque es verdad que, en general, no habría ninguna enfermedad si no hubiese ningún pecado, pero no tenemos el derecho de ver en una enfermedad particular un castigo por un pecado específico. Cristo nos ha dicho expresamente que no debemos considerar estas cosas de esa manera (Lucas 13:1-5; Juan 9:3). Sin embargo, este hombre ya no debía seguir comportándose como un caballo que necesita el freno y que no tiene entendimiento. Dios lo golpearía con un castigo mucho mayor si continuaba en la misma situación, sin arrepentirse de sus pecados. Es mucho peor morir sin reconciliación, sin ser perdonado y perderse para siempre, que sufrir una enfermedad por treinta y ocho años. Recibió la amenaza de la destrucción en cuerpo y alma en el infierno. ¡Si esta bendición extraordinaria que había venido sobre él, esta indicación de la bondad de Dios, no lo llevaba a la conversión verdadera, él iba a recibir castigos mayores!

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Notemos cómo el Señor actúa, pues no siempre sigue el mismo método. Con el hombre paralítico, lo espiritual vino primero y después la sanidad física. Aquí el don de la sanidad física viene primero y después su conciencia es despertada. Nosotros podemos aprender de esto, que no es siempre correcto amenazar con castigo, pero tampoco es correcto no advertir nunca. Hay pecados que causan sufrimiento físico. Consideremos la advertencia de Jesús al hombre que fue sanado: No peques más, para que no te venga alguna cosa peor. IV. LA CUARTA FRASE Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. A. Jesús hace el trabajo de su Padre Esta declaración de Jesús está dirigida a los judíos. El hombre sanado desaparece de la escena. Después de que Jesús lo encontró en el templo, salió a decirles a los judíos quien era su bienhechor. Él no hizo esto para traicionar a Jesús delante de sus enemigos, sino que esperó a que los judíos le acusen para apelar a la autoridad. Sin embargo los acontecimientos fueron diferentes. Ninguno de los judíos alabó al Señor por la bendición que dio al pobre desdichado. Ninguno de ellos cambió su forma de pensar. Ellos estaban atrapados en sus prejuicios. El acto de bondad de Jesús avivó su enojo y ellos procuraban matarlo, porque él quebrantaba el día de reposo. ¿Qué había hecho mal Jesús? En primer lugar, sanó a alguien. Según los judíos hacer esto, en este día, era prohibido porque la condición del hombre no era de vida o muerte. La única excepción para trabajar el sábado era cuando la vida estaba en peligro. Además, Jesús le dijo al hombre que cargara su colchón, lo que implicaba realizar una labor en el día sábado. El hombre había transgredido la ordenanza sabática por mandato de Jesús. Cristo, sin embargo, no prestó atención a las acusaciones. ¡Admirable el hecho de que Jesús sanó a menudo a las personas en sábado! Los Evangelios relatan siete milagros en ese día: el hombre poseído y la suegra de Pedro en Capernaum (Marcos 1:23-31); el hombre con la mano seca, la mujer que había estado enferma por dieciocho años y el hombre que tenía hidropesía (Lucas 6:6-11; 13:10-17; 14:2-6); el hombre cojo de Betesda y el hombre ciego de nacimiento (Juan 9:14-16). Cada vez que los judíos acusaron a Jesús sarcásticamente, él no dio siempre la misma razón para argumentar su acción. A veces desafió la corrupción del sabático judío y mostró que las verdaderas obras de compasión no lo quebrantaron. Algunas veces se refirió a otras cosas. Esta vez la hostil posición de los judíos le dio la oportunidad para testificar y hablar con poder sobre su única relación con Dios. Él es uno con el Padre. Él es Dios mismo. Él es el hijo eterno, el único engendrado de Dios.

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Calvino dice que Jesús actuó exactamente como su Padre. Cuando terminó de crear el mundo, “Él no cesó de sostener con su poder al mundo que había hecho, para gobernarlo por su sabiduría, para abrigarlo con su bondad y para regular todas las cosas en el cielo y en la tierra por su voluntad” (Comentarios de Calvino, San Juan) No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre. Jesús no dice esto para excusar su trabajo del sábado, sino que quiere que los judíos sientan que con sus acusaciones ellos están realmente acusando a Dios. Añade que él, como el Padre, realiza la obra de redención también en el sábado. Y añade que hará aun más grandes cosas, como levantar a los muertos y juzgarlos a todos. B. Los judíos rechazan a su Salvador En todas estas cosas Cristo buscó salvarles, pero los líderes judíos no estaban para ser persuadidos. No estaban abiertos para nada. No querían venir a Jesús para tener vida. Cuando Jesús dice que Dios es mi Padre, ellos entienden muy bien que está colocándose al mismo nivel de Dios. Ellos estaban convencidos que Jesús no era más que un simple hombre y por consiguiente merecía morir. Ellos consideraron su demanda como una blasfemia terrible. Por consiguiente, de ahí en adelante, los judíos aun más procuraban matarle. Ellos tenían ahora sus propias razones para matarlo. Al principio mismo del ministerio de Jesús se veía cual iba a ser su fin. Ellos no quisieron reconocerlo como el Hijo de Dios. Lo rechazaron. ¡Ese fue su gran pecado!

Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios y la vida eterna. 1 Juan 5:20

¡Para nosotros es una verdad gloriosa y bendita que el Señor Jesucristo es Dios mismo! Como tal, debemos creer en él y recibirlo. Él es el Dios verdadero y tiene vida eterna (1 Juan 5:20). ¡Aquellos que no confían en Él, aman la muerte antes que la vida!

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LECCIÓN Título:

JESÚS SANA A UN PARALÍTICO Textos de referencia: Mateo 9:1-8; Marcos 2:1-12; Lucas 5:17-26 Versículo para memorizar: Para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados. Mateo 9:6 INTRODUCCIÓN Una comparación cuidadosa de los tres relatos paralelos de este milagro revela un calidoscopio de vívidas acciones y grandes emociones con respecto a Jesús, tales como salvar almas, enfrentar la hostilidad, presentar defensa, dar sanidad y causar asombro. Sin embargo, a pesar de que el paralítico y sus amigos tienen un lugar importante en la historia, y el cómo los fariseos reaccionaron y lo que dijeron las personas, todas estas cosas no son de importancia primaria. El punto principal es cómo el Señor Jesús se revela. En esta historia vemos que: I. Jesús da más de lo que se le pide II. Jesús va más allá de lo que se desea III. Jesús es mayor que las expectativas del hombre I. JESÚS DA MÁS DE LO QUE SE LE PIDE A. Bajan al paralítico por el techo El Salvador ha regresado a Capernaum, su propia ciudad (Mateo 9:1), donde había establecido su casa y donde realizó muchos milagros. Tan pronto como se supo que estaba de nuevo en casa, el pueblo se agolpó para verlo. La gente está parada en la calle porque no hay lugar delante de la puerta. El Salvador no se da ningún descanso. Inmediatamente está preparado para predicarles la palabra (Marcos 2:2), y el poder del Señor estaba con él para sanar (Lucas 5:17). Un hombre en particular experimentará el poder de Jesús. Él tiene una dolencia llamada parálisis, lo que significa que está paralizado

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debido a un desorden nervioso. La parálisis ha debilitado sus músculos y sus nervios. No puede ponerse de pie. Él es un cuadro de miseria impotente. Aunque le falta mucho, este hombre tiene una gran alegría: ¡tiene amigos que son compasivos y útiles en su necesidad! Ahora que Jesús ha llegado a la ciudad, los amigos inmediatamente aprovechan la oportunidad para acercarle al pobre enfermo. Los cuatro lo llevan en un colchón delgado, más pequeño que una estera, el que puede ser enrollado fácilmente y llevado bajo el brazo. Al llegar a la casa, ellos se encuentran con la entrada bloqueada. No pueden empujar y abrirse paso a través de la muchedumbre firmemente comprimida y las personas no los permiten entrar. Lo intentan por todas partes, pero en ninguna hay lugar para entrar. ¡Qué desilusión! Tan cerca a Jesús y quizás su amigo no recibiría ayuda. ¿Retrocederán ellos? No, su amor es ingenioso y su fe encuentra una manera. Los cuatro hombres llevan a su amigo, acostado sobre el delgado colchón, por las gradas exteriores de la casa y lo colocan sobre el techo. Una vez arriba, ellos separan una a una las tejas que cubren el techo y hacen una abertura justamente sobre el lugar donde Jesús está. Con la expresión de satisfacción en sus caras, bajan cuidadosamente al paralítico por el hueco abierto del techo ¡Justo delante de los pies del Salvador! Ahora las personas se ven obligadas a hacer un espacio, lo quieran o no. B. La fe supera todos los obstáculos ¿No se están tomando ellos demasiadas libertades? ¿No deberían estar avergonzados de ser tan atrevidos? ¡Ellos están interrumpiendo la predicación de Jesús! En este momento su decisión parece tan mala como la manera inusual de traer al enfermo a Jesús. ¡Pero Jesús les da la bienvenida! Él no se irrita ni tampoco amonesta a estos hombres, porque vio su fe (Marcos 2:5; Lucas 5:20; Mateo 9:2). Los tres evangelistas se refieren a la fe del paralítico y a la de sus amigos. El paralítico también tenía fe, de otra manera Jesús no le habría perdonado sus pecados. Cristo ve el amor que estos amigos tenían por este hombre. Su amor les motiva a tener una gran compasión por su amigo y actúan con misericordia. Jesús ve en ellos diligencia para aprovechar inmediatamente la ocasión. También ve su prudencia al buscar y encontrar un camino cuando no podían entrar por la puerta. Ve su perseverancia, porque no se detienen ante las dificultades. En todo lo que ellos hacen, Jesús ve su fe en acción. ¡Estos hombres creen que él puede sanar a su amigo y creen que Jesús es rico en misericordia! Su fe brilla como una oración sin palabras. Es notable ver cuán frecuentemente encontramos en la Escritura que la fe de alguien es el medio para que otros sean bendecidos por el Señor. Ciertamente, tener fe, creer de verdad, es una cosa personal. Nadie puede creer por alguien. La fe de una persona no puede transferirse a otros, pero puede volverse una bendición para otros.

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Por ejemplo: la mujer siro-fenicia y su hija, el noble y su hijo, y el centurión y su siervo. Aquí vemos lo mismo. Los cuatro amigos traen a Jesús a alguien que no puede acercarse por sí solo. Los hombres están convencidos que ellos deben ir a Jesús y buscar ayuda para su amigo. ¿Qué piensa usted que puede hacer por otros? ¿Qué pueden hacer los niños por sus amigos? ¡Ellos pueden tomarlos de la mano y llevarlos a Jesús! Para ello hay condiciones: la Biblia debe ser leída, se debe asistir a la iglesia y participar a la Escuela Dominical o a algún evento evangelístico para ser bendecido. A menudo, el camino para alcanzar estos medios es obstruido y las dificultades parecen grandes. Sin embargo, los obstáculos deben superarse por la fe, ya que los frutos también son grandes. Más bien los obstáculos deberían ser los incentivos para ser perseverantes. Los cuatro amigos habían tenido muchas dificultades que superar para traer a su amigo a Jesús. Pero, en esta vida nada se logra sin luchar. Los amigos del paralítico pensaron que el esfuerzo valía la pena. En fe y por fe ellos esperaron la bendición de Jesús. C. La fe no es puesta en vergüenza La fe de estos hombres no es puesta en vergüenza. El paralítico recibirá más de lo que sus amigos han esperado. El Salvador actúa a menudo de manera muy diferente de lo que nosotros esperamos. El desvalido está angustiado y después de tantos años le falta confianza. Por consiguiente, Cristo no le dice inmediatamente, levántate y camina. Primero, muy tiernamente, Jesús le muestra cordialidad y compasión. Le brinda tranquilidad al paralítico. No tiene nada que temer. Ten ánimo, hijo -es el saludo de Jesús para él. Inmediatamente le quita la carga de sus pecados: ¡tus pecados te son perdonados! ¡Qué palabras de poder! Las palabras vienen como si un rayo de sol divino penetrara a través de la oscuridad. Nada del pasado de este hombre conocemos. Lo que sí sabemos es que él es libertado de sus peores temores. También es verdad que todos nosotros necesitamos esta bendición del perdón, más que cualquier cosa en la vida. ¿Cuántos de la gran muchedumbre sienten la necesidad del perdón? Muchas personas sólo están interesadas en aliviar sus necesidades físicas. Sólo están interesadas en oír: camina y anda. Estas personas buscan satisfacer su necesidad física y material pero empujan lejos sus necesidades espirituales. Algunos incluso se mofan y dicen que es fácil para Jesús perdonar pecados porque no hay miseria más grande que la enfermedad, el dolor, la desilusión, el desempleo y la pobreza. Pero, Jesús nos enseña otra cosa. Él demuestra aquí que las necesidades del alma son mayores que las del cuerpo. Él trata primero con la raíz de nuestra miseria. Nuestra miseria más grande es que nosotros somos pecadores y nuestra bendición más grande es ser perdonados. El perdón de la

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culpa no puede ser ganado por el transgresor. El perdón es ganado por el Redentor, concedido exclusivamente por la gracia y recibido por la fe (Catecismo de Heidelberg, Preguntas y respuestas 56, 60). Nuestro Sumo Sacerdote compasivo no ha cambiado. Él empieza tratando el problema desde la raíz: quitar nuestro pecado. ¿Le molestan sus pecados? ¡Vaya al Señor Jesús! Cualquier persona que se acerca es siempre bienvenida. Él se acerca a los pobres en espíritu, los acongojados y los culpables ¡Ten ánimo! ¡Qué puede ser más reconfortante que ser perdonados de nuestros pecados! II. JESÚS VA MÁS ALLÁ DE LO QUE SE DESEA A. Jesús perdona el pecado Una gran multitud de hombres y mujeres está dentro de la casa. Entre ellos están los fariseos, escribas y doctores de la ley. Han venido de lejos, inclusive de Jerusalén, para ver y oír a Jesús. Quieren mantener un ojo vigilante sobre Él. Su relación ya es tensa, a pesar de que Jesús apenas ha comenzado su ministerio público. Los hombres que estudian las Escrituras, así como aquellos que practican la ley, sospechan de Él. Estos han tomado cuidadosamente nota de todo y no dan su aprobación. De hecho, ellos están muy disgustados. Las palabras de Jesús despiertan un sentimiento de amargura en ellos. No se atreven a amonestarlo públicamente, sino que están ofendidos, murmuran y se quejan interiormente. Con desdeño refunfuñan imperceptiblemente: “¿Por qué habla este de ese modo? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?”. Marcos muestra cuán malas son sus mentes al repetir tres veces lo que ellos cavilaban en sus corazones (Marcos 6: 8). Ellos menosprecian a Jesús como un blasfemo que asume los derechos de Dios. ¡El prejuicio ciego de los fariseos les lleva a volverse contra Jesús y tomar la posición de defensores y campeones de los derechos de Dios! Sus motivaciones también están equivocadas. Ellos no son movidos por amor al honor de Dios, sino que están contentos internamente de tener algo con lo cual puedan acusar a Jesús. Pero aún ahora hay muchas personas como ellos. Cuando son confrontados por el poder omnipotente y la gracia de Cristo, él salva su alma por la gracia soberana. En su misericordia, perdona la culpa de aquellos que no han hecho nada para merecerla. Entonces se quejan de que eso es demasiado fácil. Se quejan de que no es posible para el malvado ser justificado tan fácilmente. Dicen que debe haber primero arrepentimiento, dolor y lucha. Al pensar de esta manera, ellos magnifican lo que el hombre debe hacer y minimizan lo que el Señor hace. ¡Tal pensamiento está equivocado, porque se lleva la paz de Dios en el alma y el consuelo de la fe! Nunca podemos olvidarnos que Cristo es el principio, el contenido y el final del Evangelio.

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B. Los fariseos son incrédulos del poder divino de Jesús

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Jesús conoce los pensamientos de sus suspicaces oponentes, aunque no dicen en voz alta lo que piensan y los espectadores no notan nada. Él también ve la fe de los amigos del hombre paralítico. Él sabe lo que hay en sus corazones. Jesús conoce sus pensamientos, Y conociendo luego... en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos (Marcos 2:8). Él no necesita que nadie le revele esto porque sabía lo que había en el hombre (Juan 2:25). Él mira el corazón. Nadie puede mantener ninguna cosa oculta a Jesús. Él lee cada pensamiento, oye cada palabra, lo ve todo. De allí que esta verdad debería sacar a todos los hipócritas de su engaño. A los fariseos, por supuesto, les gustaría dejar las cosas tal como están. Ellos piensan mucho, pero no dicen nada. No quieren hacer públicas sus opiniones. Han tomado el lugar de honor entre las personas y ellos no tienen el menor deseo de entrar en un debate público con Jesús en este momento. El Señor, sin embargo, no les permite escaparse con sus pensamientos, porque el honor de su Padre está en juego. Ellos le están negando los derechos que su Padre le ha dado y por consiguiente él entrará en las deliberaciones secretas de su corazón. Ellos no pueden escaparse con la acusación de blasfemia contra él. Ellos deben saber que su acusación tiene implicaciones de largo alcance y es grave, porque ésta toca su persona. Este hombre paralítico está aquí debido a Jesús. Lo que a él le pasa es una señal que indica que Jesús es quien él dice ser: Dios, el Mesías. Jesús está de acuerdo con ellos que sólo Dios puede perdonar el pecado, y por consiguiente ellos no pueden menospreciarlo. La gran pregunta que está en juego aquí es: ¿Quién es Jesús? Por eso él hace dos preguntas: les pregunta por qué tienen tales pensamientos malos en sus corazones y entonces les confronta con la otra pregunta: ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? ¿Qué respuesta espera Jesús? ¿Qué dirán los fariseos? ¿Qué dice usted? Note que el énfasis está en lo que hay que “decir”. Jesús no pregunta, qué es más fácil hacer, sino ¿qué es más fácil decir? Jesús quiere decir que no es fácil verificar el efecto de estas palabras. El decir, Levántate... y camina, significa que la persona debe ser capaz de realizar milagros, de otra manera es evidente que esta persona es pretenciosa y engañadora, cuyas palabras no llevan peso. Del mismo modo, ¿quién puede demostrar que el perdón de pecados realmente ha tenido lugar? Todos podemos hablar y decir ¡Tus pecados te son perdonados! Pero en realidad, serán palabras que el viento se las lleva. En el relato que tratamos, las palabras habladas conducen a la realidad y por consiguiente en ambos casos sólo el poder divino puede efectuar resultados. El perdón y la sanidad van juntas. Jesús dijo, Hijo, Tus pecados te son perdonados, y el hombre paralítico experimentó la paz con Dios. Los fariseos, sin embargo, negaron esta realidad y declararon las palabras de Jesús como ineficaces porque el hombre permanecía paralizado. Ellos pensaban que Jesús no tenía ningún derecho para

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decir esto. ¿Qué podían ellos decir cuando veían con sus propios ojos que las palabras de Cristo estaban acompañadas con poder? III. JESÚS ES MÁS GRANDE QUE LAS EXPECTATIVAS DEL HOMBRE A. Jesús tiene poder divino El Señor Jesús es digno de ser creído en su palabra. En este momento él avergonzará a sus enemigos públicamente. El milagro de la curación del hombre paralítico es la evidencia y demostración de su poder para perdonar el pecado. Por consiguiente, Jesús mismo no espera una respuesta a la pregunta que les propuso a los fariseos, sino que desvía su dirección hacia ellos y se dirige al hombre paralítico: A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. Él no lo toca, no lo trata, no usa ningún medio. ¡Jesús le da simplemente una orden! ¡Su palabra es poder! En seguida, el hombre lisiado hace lo que le dijo. Él no se rehúso en incredulidad. Ni siquiera se levantó con gran dificultad. ¡La fuerza ha entrado en sus miembros y puede pararse, caminar y saltar! Se levantó enseguida, enrolló su colchón y salió delante de todos. La muchedumbre le dio paso y se fue a su casa, glorificando a Dios. No nos debe sorprender esta reacción, pues tiene razón para glorificar a Dios. Él ha sido doblemente bendecido y está muy agradecido. ¿No podría ser de otra forma? Al llegar a su casa, las palabras de los Salmos 72 y 146 debieron haber resonado en su corazón. Cuando recuerde a su Bienhechor, repetirá estas palabras una y otra vez: Jesús sanó mi alma y cuerpo. Él me ha sanado más allá de mis expectativas. Yo he experimentado que su amor se extiende al más grande pecador y su poder es capaz de cambiar la condición más miserable. B. La razón de la sanidad del hombre paralítico ¿Por qué sucedió todo esto? La curación deseada fue realizada con el propósito de mostrar que Jesús tenía derecho de perdonar pecados. Él tiene la autoridad para decir estas palabras. El milagro era una justificación clara y tuvo lugar para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (Lucas 5:24). Jesús es el Hijo del hombre. Este nombre, frecuentemente usado, es la evidencia de que es el Mesías. Él es el verdadero hombre y vivió sobre la tierra entre los hombres. Él está ahora en el estado de humillación, sin embargo, es un hombre único. Es el Hijo del Padre. Su Padre le dio poder, derecho y autoridad sobre la tierra para conceder el perdón de los pecados. El pecado es cometido contra el Dios Altísimo y es juzgado por el Juez divino. Sin embargo, un pecador no tiene que esperar recibir el perdón en la gloria celestial. En el estado de humillación, él aparece como siervo, sin embargo, Jesús es el gran redentor, el Salvador perfecto. Es mucho más de lo que su apariencia exterior indica. Él puede

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hacer lo que nadie más en la tierra es capaz. ¡Él ha sido comisionado y enviado por el Padre, nacido en el mundo, para llevar la culpa del pecado, y para obtener y conceder el perdón a los hombres! C. La respuesta de la muchedumbre La muchedumbre ha visto el milagro con sus propios ojos y está enmudecida y llena de miedo. Por un momento hay un silencio sin respiración y luego la gente irrumpe en alabanza. Los tres escritores del Evangelio expresan de diferentes maneras la reacción de las personas. Esto es natural, porque todos vemos las cosas desde una perspectiva diferente. Marcos describe cómo las personas glorifican a Dios: Nunca hemos visto tal cosa (Marcos 2:12). Lucas describe que las personas irrumpen extáticamente en alabanzas a Dios: Hoy hemos visto maravillas [literalmente se traduce: paradojas, cosas que nosotros hemos considerado imposibles] (Lucas 5:26). Mateo, en cambio, afirma que la muchedumbre se maravilló y glorificó a Dios, que había dado tal potestad a los hombres (Mateo 9:8). Es bueno dar la gloria a Dios. Él es el verdadero hombre, pero también es más que un hombre. Las personas al parecer pierden la centralidad del evento. Y lo mismo pasa ahora con nosotros. Las personas nos agolpamos juntos alrededor del Señor Jesús, y vemos que la fe es coronada con milagros y la incredulidad es puesta en vergüenza. No negamos los hechos, pero vemos sólo las señales exteriores y, por consiguiente, no participamos de lo que realmente está pasando. Escuchamos que el pecado es perdonado, pero no pedimos perdón para nosotros mismos. A pesar de lo que la gente ha visto y ha oído, permanece indiferente. Cristo debe ser reconocido como el único Salvador. Siempre que nosotros escuchemos de las ricas y abundantes bendiciones de la Palabra de Dios, las cuales son derramadas del cielo, no debemos ser indiferentes, sino orar fervorosamente para que estas bendiciones también caigan sobre nuestras almas.

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Título:

JESÚS ES EL SEÑOR DEL SÁBADO Textos de referencia: Mateo 12:9-14; Marcos 3:1-6; Lucas 6:6-11 Versículo para memorizar: El Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo. Lucas 6:5 INTRODUCCIÓN

Hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales, si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén. Juan 21:25

Muchas de las sanidades milagrosas de Jesús están registradas en los Evangelios, pero Jesús realizó muchas más que no han sido explicadas en detalle (Juan 21:25). Siempre hay una razón específica, para que de entre los muchos milagros, los que constan en los evangelios hayan sido relatados. Los milagros de Cristo son señales. Por consiguiente debemos preguntarnos siempre, ¿qué es lo específico y único en este milagro, y qué es lo que el Señor nos enseña aquí? En este caso, la sanidad del hombre de la mano seca no parece digna de nuestra atención, sino algo de menor importancia. Aquí, el enfoque principal es la disputa con los fariseos sobre el sábado. El guardar el “sábado” es una ordenanza de Dios para su gloria y para el bienestar de la humanidad. Por consiguiente, no hay nadie más calificado que el Hijo de Dios y del Hombre para indicarnos cómo guardarlo. El Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo (Lucas 6:5) y tiene la autoridad sobre el significado y cómo guardar el Sábado. Esta corta historia nos proporciona una excelente oportunidad para tratar sobre los fariseos: quiénes eran, qué enseñaban, cómo le trataron al Señor Jesús y su oposición a él por guardar el día del Señor de la manera correcta. En esta lección veremos: I. La actitud de los fariseos II. La actitud del Señor Jesús III. La sanidad del hombre desvalido

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I. LA ACTITUD DE LOS FARISEOS

Referencias / Notas

A. Jesús encuentra en la sinagoga a un hombre con una mano seca Era el día de reposo de la semana. Jesús estaba en alguna parte de Galilea y él entró en la sinagoga y enseñaba (Lucas 6:6). Mientras estuvo en la tierra, él no derogó el sábado. Según su naturaleza humana él debía respetarlo. El Hijo del hombre no anuló los mandamientos de Dios, sino que purificó las leyes de Dios de las añadiduras humanas, que hicieron de ellos una carga en lugar de una bendición. A la entrada de la sinagoga, estaba allí un hombre que tenía seca la mano derecha. Lucas menciona que era su mano derecha, insinuando que quizás no podía hacer nada y estaba completamente desvalido. Los músculos y nervios de su mano estaban muertos. Aunque no había nacido en esta condición, no tenía movimiento en su mano: estaba seca y desgastada. Las medicinas eran incapaces de darle sanidad. En los evangelios no se registra nada sobre la predicación del Señor Jesús en la sinagoga. Toda la atención está enfocada en lo que sucedió como resultado de la presencia de este hombre infeliz. B. La opinión de los fariseos Y le acechaban los escribas y los fariseos. La mayoría de los escribas del tiempo de Jesús pertenecían a la secta de los fariseos. Después de su regreso de la cautividad, según la enseñanza de Esdras y Nehemías, Israel se mantuvo estrictamente separado de los paganos y de los samaritanos. Los fariseos llevaron celosamente estas reglas y exigencias a un extremo excesivo (por ejemplo, podemos ver su comportamiento cuando Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era de mañana, y ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y así poder comer la Pascua. (Juan 18:28). Con gran desprecio ellos se separaron de la mayoría de su propio pueblo. No querían tener ninguna relación con los publicanos y pecadores (Lucas15:2; Juan 7:49). Era un grupo aislado en Israel, así lo indica su nombre, porque la palabra fariseo significa separado. La secta de los fariseos se desarrolló durante el tiempo de los Macabeos y llegaron a ser muy influyentes en el tiempo de Jesús.

“… Y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: --Este recibe a los pecadores y come con ellos”. Lucas 15:2

Con respecto a la religión, había un marcado contraste entre ellos y los saduceos incrédulos (Hechos 23:8). Los fariseos aceptaron todo el Antiguo Testamento como el canon y se esforzaron en conducirse estrictamente según la letra de la ley. Sin embargo aplicaron la ley equivocadamente. No tenían ningún interés en la espiritualidad de la ley de Dios. Confiaban en su propia justicia y querían ganar su salvación guardando la ley. Su idea de guardar la ley tenía que ver más con los asuntos externos y trataban de encontrar las fallas más pequeñas en su cumplimiento. De este modo, la religión fue reducida a un formalismo que guardaba muchas leyes y preceptos. Les faltó la esencia de la verdadera religión.

“… Porque los saduceos dicen que no hay resurrección ni ángel ni espíritu; pero los fariseos afirman que sí existen”. Hechos 23:8

Las personas que veían sólo la apariencia externa, llegaron a estimarles grandemente por su aparente devoción y santidad. Ello a los fariseos

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Pero esta gente que no sabe la Ley, maldita es. Juan 7:49

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Referencias / Notas

“Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí, pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres”. Mateo 15:9 “Si retraes del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamas “delicia”, “santo”, “glorioso de Jehová”, y lo veneras, no andando en tus propios caminos ni buscando tu voluntad ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová. Isaías 58:13, 14 La religión pura y sin mancha delante de Dios el Padre es esta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y guardarse sin mancha del mundo. Santiago 1:27 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. Mateo 11:28-30

les gustaba. Su objetivo constante era conseguir la aprobación y estima de las personas comunes y corrientes, quienes los consideraban como modelos de piedad. Ellos eran los líderes religiosos de Israel y usaron su posición para poner cargas pesadas en las personas, agregando mandamientos humanos a la ley de Dios (Mateo 15:9). Mantuvieron las ordenanzas de los ancianos con mayor estima que la autoridad de la propia Palabra de Dios. Hicieron la ley de Dios impotente y, como resultado de la multitud de reglas triviales, convirtieron las buenas dádivas en una carga, en lugar de una bendición. Esto sucedió especialmente con las leyes del sábado. En el paraíso el Señor instituyó el día sábado para que lo guardemos santo. Que debe ser apartado para el servicio de Dios, para que nos deleitemos en Él (Isaías 58:13, 14). ¡A este mandamiento los fariseos agregaron treinta y nueve mandamientos y leyes adicionales! Sus esfuerzos esmerados fueron más allá de la imaginación. Por ejemplo, el mandamiento sobre el descanso lo aplicaron para dar las limosnas en la sinagoga, enseñar a los niños y visitar a los desposeídos y enfermos en el día sábado (Santiago 1:27). Prohibían recoger mazorcas de maíz y desgranarlas para comer, porque ellos interpretaron esto como calentar y cocinar comida. Sólo permitían cocinar si la comida había sido recogida el día anterior. ¡Ellos hacían una diferencia sobre comer huevos que habían sido puestos por las gallinas en el día sábado y aquellos que habían sido puestos el día anterior! Prohibían específicamente dar cualquier clase de ayuda médica en el sábado, excepto cuando la vida de una persona estaba en peligro. Por ejemplo, ¡si usted tenía un dolor de muelas y quería tomar un poco de vinagre para calmarlo, no le permitían escupirlo sino que debía tragárselo! Por consiguiente, no es de sorprenderse que cuando el Señor Jesús apenas comenzó su ministerio en Israel, entró en muchos desacuerdos con los fariseos. Él no los honró, sino que advirtió a las personas contra ellos. No intentó congraciarse con ellos, y más bien rehusó acoplarse al modelo farisaico preconcebido de lo que sería el Mesías. Él no usó palabras halagadoras para tenerlos a su lado, sino que se opuso a su auto-justicia. Desenmascaró su hipocresía y dio énfasis a la espiritualidad de la ley. Invitó a los que estaban cansados y cargados por las reglas hechas por el hombre, para que vengan a Él, y les aseguró el descanso (Mateo 11:28-30). Los fariseos, sin embargo, no aceptaron las correcciones del Señor. Al contrario, siempre se opusieron. Se ofendieron sobre todo por la actitud de Jesús en el sábado, el cual difería grandemente de la suya. Repetidamente tenían comentarios cáusticos y demostraban su disgusto por las enseñanzas de Jesús sobre el sábado. C. La enemistad de los fariseos Los fariseos veían al hombre sufrido en la sinagoga, pero no tenían compasión de él. Buscaban la oportunidad para entrampar a Jesús. No escucharon la predicación del Señor, tampoco estuvieron interesados en un milagro. Sólo estaban interesados en atacarlo. ¡Cuán

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profundamente se habían hundido! Estaban llenos de malos pensamientos durante el culto religioso de adoración. Pensaban que la vida del hombre de la mano seca no estaba en peligro y por consiguiente él podía esperar. Cuando el hombre recibe ayuda, los fariseos ven en ello una infracción por no guardar el sábado santo. Llenos de malos pensamientos, trataron de tentar a Cristo y lo vigilaban para ver lo que haría. Según Mateo 12:10, dan la apariencia de estar interesados y deseosos de aprender a Jesús, pero lo hacen malévolamente. La pregunta ¿Es lícito sanar en el día de reposo?, fue hecha con la intención de encontrar algo con qué acusarle y ponerle una trampa. II. LA ACTITUD DEL SEÑOR JESÚS A. Jesús conoce el corazón Debe haber sido sumamente agonizante para Cristo soportar el espionaje y las acusaciones de los fariseos hipócritas, que actuaron escudándose en la piedad. Sin embargo, Cristo no evadió sus preguntas y les contesta inmediatamente con palabras o hechos. ¡Sus respuestas fueron suficientes! Él sabía de sus motivaciones ocultas, porque él conocía los pensamientos de ellos (Lucas 6:8). Esto demuestra su omnisciencia. La escritura enseña que Él es el conocedor de los corazones de los hombres. Esto incluye nuestros corazones también. ¡Cuán frecuentemente los pensamientos ociosos, mundanos y pecaminosos se levantan en nuestros corazones y cuán frecuentemente los pensamientos malos están secretamente creciendo sin que nadie lo sepa! ¿Cuáles son ahora nuestros pensamientos? ¿Quisiera usted que sus pensamientos internos sean revelados en este mismo momento? No se olvide que Jesús lee su corazón en todo momento. B. Jesús toma acción El Señor le ordenó al pobre hombre: ¡Levántate, y ponte en medio! (Lucas 6:8). Este estaba en alguna parte, en algún rincón de la sinagoga, y Jesús le llama para que se presente ante él. Debió acercarse y estar de pie en medio de la reunión, porque Jesús quería que todos vean lo que iba a pasar. Este milagro sería un testimonio público para establecer la autenticidad de las palabras y persona de Jesús. Luego, Jesús confronta a sus oponentes directamente preguntándoles: ¿Es lícito en día de reposo hacer bien, o hacer mal? ¿Salvar la vida, o quitarla? Jesús los confronta de frente. Si es bueno sanar, entonces es malo dejar de hacerlo, ¿Cómo puedo yo permitir intencionalmente que este hombre desvalido, continúe sufriendo por un día más? El Salvador presenta el principio de que si alguien puede ayudar a un necesitado y no lo hace, la persona que podía ayudar es culpable de destrucción porque deja a la persona necesitada en la miseria. Esto nos da una visión del corazón del Salvador. Él estaba profundamente consciente de su obligación de ayudar. No es nuestra prerrogativa ayu-

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Referencias / Notas

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Referencias / Notas

El que sabe hacer lo bueno y no lo hace, comete pecado. Santiago 4:17

dar o no, ni de escoger el momento de hacerlo. Omitir hacer lo bueno es igual a hacer lo malo. El pecado de omisión nos hace tan culpables delante de Dios como el pecado de comisión. Cualquiera que sabe hacer lo bueno y no lo hace, está pecando (Santiago 4:17). Jesús no sólo piensa que es legítimo sanar el sábado, sino que es un deber hacer obras de misericordia en este día. ¡El amor por el necesitado así lo demanda! No debemos guardar el cuarto mandamiento y ser inclementes frente a los demás. La base de la ley es que Dios quiere misericordia y no sacrificios. Nunca debemos descansar de hacer lo bueno. ¡No sanar la mano seca sería igual que haberla secado!

En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados un sábado. Sus discípulos sintieron hambre y comenzaron a arrancar espigas y a comer. Los fariseos, al verlo, le dijeron: --Tus discípulos hacen lo que no está permitido hacer en sábado. Mateo 12:1, 2

Además, Jesús puso a los fariseos en su lugar, dando un ejemplo diciéndoles: ¿Qué hombre entre vosotros, si tiene una oveja y esta se le cae en un hoyo, en sábado, no le echa mano y la saca? (Mateo 12:11, 12). ¿Vale un hombre menos que un animal? No hay duda de que en este caso ellos socorrerían a su oveja y no razonarían ni actuarían tan fastidiosa e inhumanamente. ¡El sentido común muestra que el hombre vale mucho más que una oveja! Jesús confrontó eficazmente la altiva apostasía de los fariseos y demostró el significado real de la ley de Dios. Los fariseos pensaron que ellos podían y debían mejorar la santidad del sábado. Tengamos cuidado de no profanar el día del Señor de ninguna forma. Nosotros no podemos estar satisfechos denunciando simplemente el error de los fariseos, porque entonces no habríamos entendido la intención de Jesús y habríamos fallado en entender el propósito del sábado. Es también posible pensar que no tenemos que guardar el día del Señor muy estrictamente. Nosotros queremos hacer “ciertas” cosas. Por consiguiente, debemos oponernos al ambiente donde el día del Señor es quebrantado por la labor innecesaria, la ociosidad y el entretenimiento mundano. El día de reposo es un don de Dios del que no podemos abusar. La ociosidad y las actividades frívolas quebrantan el día de reposo. Sin embargo, se permiten los trabajos por necesidad (Mateo 12:1, 2). Es muy loable hacer obras de misericordia en el día de reposo, cuando son motivadas por el amor a nuestro vecino, porque este amor es fruto del amor de Dios en nosotros.

Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Colosenses 3:1

Nuestro llamado es servir siempre al Señor. En el día de reposo debemos servirle cesando nuestro trabajo diario. El día de reposo debe ser consagrado a Dios con salmos de alabanza (Salmos 92), congregándonos fielmente con el pueblo de Dios, para oír la Palabra de Dios y buscar las cosas de arriba (Colosenses 3:1). No debería ser malgastado en la pereza, en el vacío y la estupidez, sino con un celo santo y con alegría en el servicio y alabanza a Dios. El primer día de la semana, el domingo, es santificado por la resurrección de Cristo.

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C. Jesús, enojado y afligido por la actitud de los fariseos

Referencias / Notas

Los fariseos estaban callados y el Salvador que era provocado estaba mirándolos como si los desafiara, pero ellos no tenían ningún argumento y no quisieron reconocer que Él tenía la razón. Jesús se volvió a cada uno, mientras estaban reunidos a su alrededor y los miró con enojo. Él tenía buenas razones para estar enfadado. ¡Ellos mostraron una extrema estrechez de mente, ceguera, desconfianza, deshonor a Dios y omitieron el guardar la ley en el sentido real y profundo de su intención! Los atributos de Jesús de mansedumbre y bondad no deben ser confundidos con debilidad. Él expresó su enojo, que no debe ser igualada con nuestra rabia. Dios se enfada con el pecado y nosotros también debemos hacerlo. ¡Dicho enojo, como el desplegado por el Señor Jesús, es bueno! Al mismo tiempo, Jesús se entristeció por la dureza de sus corazones. Los fariseos estaban totalmente equivocados y no lo sabían. No quisieron tampoco saberlo, porque estaban oprimidos por la dureza de sus corazones. La más grande ceguera la sufren aquellos que no quieren ver, para ellos Cristo es su condenación (Juan 9:39). Qué sufrimiento debió haber sido para el Salvador ver que sus intenciones más santas y más benditas fueron tan profundamente mal entendidas. III. LA SANIDAD DEL HOMBRE DESVALIDO A. Jesús ordena sanidad En la confrontación con los ciegos fariseos, Jesús no se olvidó del hombre que todavía estaba parado en medio. Jesús tenía que hacer otra obra del Padre. ¡Él habla la palabra de sanidad y sucede el milagro! El hombre experimentó lo que él nunca pensó que era posible. ¡La nueva fuerza fluye a través de su mano seca! En seguida la mano le fue restaurada sana como la otra (Marcos 3:5). ¡Nunca podría agradecer a Dios lo suficiente por su liberación mediante Cristo! El Salvador lo sanó de una manera especial. El milagro no ocurrió a través de una labor pesada y ardua, sucedió simplemente por la orden de Jesús. Jesús le ordenó algo imposible de cumplir en su condición física presente. ¿Quién podría extender una mano lisiada? Es imposible: ¡Extiende tu mano! (Lucas 6:10). La miseria del hombre era que no podía mover su mano, pero la orden de Jesús incluía una promesa. El hombre creyó que Jesús le daría el poder para hacer lo que ordenaba, haciendo posible que él obedezca. La prueba de su fe era que él obedezca sin preguntar. Éste también es un ejemplo de lo que pasa espiritualmente. Si el hombre no actuaba y decía “yo no puedo”, él habría tenido razón; sin embargo, no hubiera tenido una excusa. Eso es lo que pasa con aquellos que están perdidos. En cambio, los salvados son como este hombre, lo deben todo al poder y la gracia de Cristo. Al mandato de Cristo, el hombre habilitado por su poder, extiende su mano. ¡Él tuvo que obedecer! Como dijo Agustín: “¡Señor, dame lo que Tú demandas y luego pídeme lo que Tú deseas”!

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Dijo Jesús: --Para juicio he venido yo a este mundo, para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados. Juan 9:39

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Referencias / Notas

B. Los fariseos rechazan a Cristo ¿Se rindieron los fariseos? No, ellos no quisieron inclinarse ante Cristo. Al contrario, perdieron su compostura completamente y la furia de su odio se extralimitó. Ellos se llenaron de furor. ¡Qué terrible! Estuvieron avergonzados y no se convencieron. Vieron el milagro de Cristo, pero no vieron su gloria divina. Los fariseos dejaron la sinagoga y se reunieron para planear cómo podían dominar a su oponente. En Galilea los fariseos actuaron igualmente como en Jerusalén. Hicieron un complot contra él para destruirle (Marcos 3:6). Ellos tomaron consejo con los herodianos, el partido de Herodes Antipas que favorecía a los romanos. En otro momento los herodianos se opusieron a los fariseos, pero ahora estaban deseosos de hacer un pacto de muerte con ellos. Jesús es el objeto de su odio. Su amor despertó su enemistad a un grado extraordinario. El acto de desenmascarar el pecado trae arrepentimiento o endurecimiento.

Cuando el rey Jeroboam oyó la palabra del hombre de Dios que había clamado contra el altar de Bet-el, extendiendo su mano desde el altar, dijo: “¡Prendedle!” Pero la mano que había extendido contra el hombre de Dios se le secó, y no la pudo enderezar. 1 Reyes 13:4

El Señor Jesús no paga el mal con el mal. Hace mucho tiempo, el rey Jeroboam fue castigado con una mano seca, cuando amenazó al profeta que le trajo un mensaje de Dios (1 Reyes 13:4). Jesús no paraliza las manos de los fariseos amargados. Sus milagros no traen castigo, sólo bendiciones. Los fariseos quieren la perdición, pero él ha venido a salvarlos. ¡No despreciemos ese amor tan grande!

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Referencias / Notas

LECCIÓN Título:

EL SERMÓN DEL MONTE Textos de referencia: Mateo 5-7; Lucas 6:20-49 Versículo para memorizar: Pedid, y se os dará, buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Mateo 7:7 INTRODUCCIÓN ¿Qué podrían obtener los niños, sobre todo los más pequeños, de los sermones de Jesús? Más de lo que usted podría pensar, especialmente si el maestro, después de una preparación en oración, ha considerado qué discutir y cómo presentarlo. Aunque esta lección es difícil, no es imposible de hacerla con éxito. Examinaremos el Sermón del Monte y consideraremos: I. El Maestro II. El sermón

Jesús les respondió y dijo: --Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. Juan 7:16

III. Los frutos I. EL MAESTRO A. Jesús es el modelo del maestro Cristo es el enviado por Dios. Cuando habla, no proclama sólo sus propias creencias, sino que dice lo que su Padre le ha autorizado que hable (Juan 7:16; 12:49). A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer (Juan 1:18). Nunca nadie predicó como Jesús porque él es el Maestro y predicador perfecto. Esencialmente su predicación fue como la de Juan el Bautista, aunque su apariencia y forma de ser era diferente (Mateo 11:18, 19). Jesús recorrió predicando el evangelio del reino (Mateo 4:23), pero no necesitó señalar a otro. De la manera más directa se señala a sí mismo. Él testificaba de sí mismo: yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí (Juan 14:6). Nosotros nunca podríamos hacer tal cosa, porque lo único que po-

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Yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre, que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir y de lo que he de hablar. Juan 12:49 “… Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Demonio tiene”. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Este es un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y pecadores”. Mateo 11:18, 19

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Referencias / Notas

demos hacer es indicar el camino de la salvación. Nosotros no podemos conceder el perdón de los pecados. Sólo la expiación de Jesús da paz a los enemigos y salvación al perdido. Nos convertimos en partícipes de estas bendiciones por medio de la fe en él y no por nuestro propio mérito. Ése es el evangelio, el mensaje de gozo inagotable de la salvación. B. La forma y el contenido de la predicación de Cristo Jesús cambiaba su predicación de acuerdo a sus oyentes y a las circunstancias. Algunas veces daba discursos largos, en otros momentos sólo mencionaba un dicho breve. A veces era sólo una lección objetiva significativa: usando a un niño como ejemplo o lavando los pies de sus discípulos. A menudo él usó parábolas. También tomó referencias y ejemplos del Antiguo Testamento. A veces su enseñanza era una conversación. Jesús no habló de manera abstracta sino que siempre fue muy directo y concreto. La actitud de Jesús fue siempre muy seria. Se preocupó de las grandes verdades y las explicó claramente. Su manera de predicar era muy diferente de aquellos escribas de mentalidad pequeña, adormecida. Su forma de acercarse podía ser tierna, confortante y animadora, pero también podía ser cortante y severa cuando se trataba de amonestar y reprochar a los hipócritas. Jesús les animaba a que hagan una elección firme y con urgencia, y presionó a sus oyentes para recibir la salvación. No predicaba por obligación, sino que lo hacía por amor. Él estaba enfadado por la incredulidad y lloró por aquellos que se endurecían su corazón. C. El lugar de la predicación de Jesús Jesús predicaba dondequiera que había público: en casas, en el camino, a la orilla del mar, en una fuente, en un barco, en una sinagoga o en el templo. El sermón que nos ocupa lo hizo en un monte de Galilea (Mateo 5:1), por esta razón se lo conoce como “El Sermón del Monte”. II. EL SERMÓN A. Las circunstancias y el lugar del discurso El Sermón del Monte es una de las porciones más hermosas de la Escritura. De principio a fin expresa profunda solemnidad, sabiduría divina y santidad pura. Incluso, muchos que han rechazado la autoridad de la Palabra de Dios, han sido profundamente impresionados por el llamado de este sermón único y lo estiman grandemente. Algunos van tan lejos que sostienen que el verdadero evangelio es sólo y exclusivamente encontrado en el Sermón del Monte. No faltan las personas que alaban al gran predicador, a quien lo toman como su ejemplo. Jesús, sin embargo, nunca podría ser nuestro ejemplo si no es, en primer lugar, nuestro Redentor.

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Nuevo Testamento

Varios comentaristas son de la opinión de que el Sermón del Monte, como está registrado en Mateo (capítulos 5 al 7), no fue predicado por Jesús exactamente como está escrito. Ellos creen que el escritor del evangelio compiló varios discursos que el Señor había predicado en varias ocasiones y los reunió todos éstos en uno, escogiendo las doctrinas más importantes de Cristo que se relacionan a una vida devota y santa.

Referencias / Notas

Podemos estar seguros, sin embargo, que este evangelio es hecho de las notas registradas de palabras y hechos reales de Cristo tal como ocurrieron. Varias partes de este sermón también están en el evangelio de Lucas, ya que fueron repetidas por Jesús cuando las proclamó en otras ocasiones. Así, Lucas registra el Sermón del Monte en forma abreviada. Lucas lo escribió en su evangelio para los creyentes gentiles y por consiguiente omitió ciertas partes donde el Señor Jesús se dirigía específicamente a las malas interpretaciones y desviaciones de los judíos. Según Mateo, el Sermón del Monte es un ejemplo soberbio de la predicación del Salvador, del período temprano de su ministerio público. Fue dirigido, en primer lugar a sus discípulos (Mateo 5:1; Lucas 6:20), pero también fue entendible para la gente común y corriente que lo escuchó. (Mateo 7:28). La vida del Señor Jesús había llegado a un momento culminante. Después de haber pasado una noche en oración, reunió a sus doce discípulos a su alrededor (Lucas 6:12ss). Entonces muchas personas se acercaron para oírlo y para ser sanados de sus enfermedades; también los que habían sido atormentados por espíritus impuros eran sanados. Toda la gente procuraba tocarlo, porque poder salía de él y sanaba a todos. (Lucas 6:17-19). Viendo a las personas, Jesús sube a un monte cercano. El grupo más inmediato a Jesús estaba formado por sus discípulos y alrededor de ellos había un círculo más amplio de personas que estaban en un lugar llano, abajo, a un lado del monte, donde había lugar suficiente. Jesús se sienta como una señal de que él quiere tomar tiempo para instruirlos (Lucas 4:20). Él abrió su boca y solemnemente comenzó a hablar. ¡Fue un momento muy conmovedor! B. Las bienaventuranzas La primera palabra que salió de los labios benditos de Jesús fueron los nueve refranes llamados las Bienaventuranzas. Ocho de ellos son registrados en Mateo 5:3-11. Jesucristo empieza la proclamación del Evangelio de la buena voluntad de Dios, no para proclamar juicio y condenación, sino gracia y salvación. Esto es significativo y característico del ministerio de Jesús. Las Bienaventuranzas son el fundamento para la verdadera ciudadanía en el reino del cielo. Este alto honor los tiene aquellos a quienes Jesús llama bienaventurados. Ellos son insignificantes ante los ojos

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Enrollando el libro, lo dio al ministro y se sentó. Los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Lucas 4:20

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

del mundo porque son los pobres en espíritu, los que lloran, y los que tienen hambre y sed de justicia. Son los que padecen persecución por causa de la justicia, pero el Señor no los desprecia, porque vuestro galardón es grande en los cielos (Mateo 5:3-12). En la tierra estas personas no son consideradas como importantes, sin embargo, ellos son la sal de la tierra que tiene que preservar lo que es insípido. Ellos son la luz del mundo que no puede ser escondida, sino que debe alumbrar delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre qué está en los cielos (Mateo 5:16). C. Las leyes del Reino Cristo continúa su enseñanza recalcando que la justicia y el amor son los principios que abarcan todo lo del reino de los cielos (Mateo 5:1748). Presenta la constitución del reino celestial. En el Sermón del Monte, Jesús no desarrolla una doctrina completa de la salvación, porque la expiación del Cordero de Dios no se menciona, tampoco la justificación de los pecadores por la fe. Jesús no señala cómo pueden ser cumplidos los mandamientos de Dios, pero con gran énfasis fija en el corazón de sus oyentes lo que es importante guardar. El Sermón del Monte no debe ser separado del resto de la Escritura con la pretensión de que sólo es válido para una clase de creyentes especiales, por ejemplo monjes y monjas, y que no es aplicable a la vida de los creyentes comunes. Tampoco puede afirmarse que el sermón sólo usa ejemplos prácticos para animar una actitud interior correcta, sin demandar acción externa. Tampoco es verdad que este sermón sirve exclusivamente para descubrir nuestra impotencia con respecto a las demandas que es imposible cumplir. El tema del Sermón del Monte es el reino de Dios que está llegando y que en esencia ya está presente cuando el poder de Cristo rompe el poder del diablo, abriendo un lugar en el corazón y en la vida de los de su pueblo. No es suficiente para el Señor y su servicio tener buena voluntad y esforzarse por los ideales altos y loables, porque los ciudadanos del reino deben dar evidencia que ellos obedecen la voluntad de Dios. El Sermón del Monte no era una nueva ley, tampoco Cristo se puso contra Moisés. Estuvo en contra de la distorsión y la falsificación de la Escritura hecha por los fariseos y escribas. Mantuvo, confirmó y clarificó el Antiguo Testamento en relación a lo que fue dicho a los antiguos, los maestros de Israel, cuya explicación oral de la ley fue transmitida de generación en generación.

Asimismo profanó el Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para que ninguno pasara su hijo o su hija por fuego ante Moloc. 2 Reyes 23:10

Dios exige tanto una actitud correcta como una acción correcta. Cualquiera que diga: Necio, a su hermano, que significa tonto o idiota, es culpable de asesinato. El término juicio se refiere al sillón del juez local y el concilio se refiere al Sanedrín en Jerusalén, la corte suprema de los judíos, que juzgaba las transgresiones graves y que emitía sentencias duras. El término infierno de fuego se refiere al Gehenna que viene del valle de Hinom, cerca de Jerusalén (2 Reyes 23:10). En tiempos pasados, los niños fueron sacrificados a Moloc y la carroña de los animales y los

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criminales fueron quemados por un fuego que nunca se extinguía. Por consiguiente, este nombre era muy adecuado para representar figurativamente el lugar del dolor infernal. Los pecados pueden variar en gravedad, pero todos ellos le hacen a uno culpable delante de Dios. Además, el Señor Jesús aclara las demandas positivas del mandamiento concerniente al asesinato, que incluye amor al vecino, incluso a los enemigos personales. Jesús da el ejemplo con su primera palabra en la cruz. Podemos también pensemos en el ejemplo de Esteban (Hechos 7:60). D. La importancia de la oración y la justicia del Reino En Mateo 6, el Salvador advierte contra la degeneración del servicio de Dios hacia el formalismo y el legalismo. ¡El Señor requiere sinceridad y verdad! Por ejemplo, notemos lo que Jesús dice sobre las ofrendas, la oración y el ayuno. ¿Sabemos esta oración perfecta de memoria? Jesús dio esta oración, no como una forma de oración para ser usada literalmente, y menos para ser recitada irreflexivamente, sino como un ejemplo que nos enseña cómo y por qué orar. ¿Cómo debemos orar? No con muchas palabras, sino reverentemente, confiada y afectuosamente. ¿Por qué debemos orar? Por las necesidades físicas y espirituales. Las peticiones para honrar el nombre de Dios, la venida de su reino y el cumplimiento de su voluntad son de importancia primordial. El honor de Dios debe ser nuestro objetivo más alto, también en nuestras oraciones. Esto está en conflicto con la vida y deseos de la mayoría de las personas. El mundo no tiene ningún interés en los asuntos espirituales, persigue las cosas que perecen y encuentra la felicidad en las cosas materiales que se acaban. No es correcto orar así. En realidad, la ansiedad pecadora, irrazonable, denota realmente la adoración de Mammón e indica una falta de fe y confianza en Dios. ¡Jesús enseña algo diferente! Nos urge a no construir nuestras expectativas en las cosas que perecen y descansar en nuestra propia fuerza, sino trabajar piadosamente y confiar en el Señor. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia es la instrucción de Jesús. La justicia, mencionada aquí, es la que Dios requiere de nosotros para que no distorsionemos sus mandamientos, sino que los guardemos puros, llenos de amor y agradecimiento, reconociéndolo como nuestro Padre y Rey sobre todos. E. La Regla de oro Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la Ley y los Profetas. Esta “Regla de oro” también se la encuentra en las morales judías y paganas, pero siempre desde el punto de vista negativo. La sentencia reza así; “No hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti”. Jesús cambia la declaración egoísta y la vuelve positiva y gene-

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Referencias / Notas

Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: “Señor, no les tomes en cuenta este pecado”. Habiendo dicho esto, durmió. Hechos 7:60

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Referencias / Notas

rosa. Por eso su frase ahora es más radical y definitiva. Su enseñanza es completamente opuesta al egoísmo. III. LOS FRUTOS A. Las impresiones deben llevar a la acción

Todos daban buen testimonio de él y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca. Lucas 4:22

La predicación de Jesús no es menos impresionante que la de Juan el Bautista. Inicialmente, en la sinagoga de Nazaret, todos estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca (Lucas 4:22). Nosotros leímos que los ciudadanos de Capernaum estaban admirados de su doctrina (Lucas 4:32), y que la consecuencia de la predicación del Sermón del Monte fue que la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas (Mateo 7:28, 29). Al contrario de los maestros judíos, quienes constantemente apelaban a la autoridad de otros rabinos, la autoridad de Jesús era indiscutible. Él no cometió ningún error y ninguna falsedad se escapó de su boca. No es de admirarse, entonces, la sorpresa de las personas. El discurso de Jesús empieza con las Bienaventuranzas. Jesús despertó el asombro cuando explicó las verdades más maravillosas y concluyó con la comparación cautivadora de dos casas, una construida sobre las rocas y la otra sobre la arena. Nosotros debemos escuchar y actuar de acuerdo a las enseñanzas de Jesús, de otra manera nuestra alma se perderá, aunque pensemos que somos salvos. B. Pedid y se os dará Nuestros privilegios deben llevarnos al Señor. No podemos estar satisfechos con el mero conocimiento, sino entrad por la puerta estrecha (Mateo 7:13). Jesús dijo que no todo el que escucha su voz entiende con el corazón. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz (Juan 18:37). Nosotros debemos oír su voz con un corazón que desea la salvación. Las ovejas del Buen Pastor conocen su voz y lo siguen. Esto es lo que debemos desear del Señor, creer sus palabras salvíficas y confortantes: Pedid y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad y se os abrirá (Mateo 7:7).

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Referencias / Notas

Título:

JESÚS SANA A UN LEPROSO Textos de referencia: Mateo 8:1-4; Marcos 1:40-45; Lucas 5:12-16 Versículo para memorizar: Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Salmos 103:2 INTRODUCCIÓN En el mensaje que el Señor Jesús envió a Juan el Bautista, mientras este estaba en prisión, menciona los leprosos son limpiados. Ésta no es sólo una señal que demuestra que él es el Cristo, sino también una indicación de la clase de Salvador que es (Mateo 11:5). Nosotros veremos ahora la primera sanidad de lepra que se registra en los Evangelios. El tema de esta sanidad es que refleja la liberación que hay en Cristo Jesús, cuya sangre limpia de todo pecado. En relación con los eventos de esta historia nos enfocaremos en tres partes: I. La miseria II. La liberación III. El agradecimiento I. LA MISERIA A. La miseria del leproso La raíz de toda miseria es el pecado. La miseria no es la raíz del pecado. Si no hubiera ningún pecado, no habría miseria. Por el pecado de un hombre, Adán, la muerte entró en el mundo y con él vinieron una multitud de enfermedades y dolores. Las consecuencias para la humanidad son tremendas y estropean la vida en la tierra. Las consecuencias destructivas y devastadoras de este proceso son muy visibles como en la lepra. Los judíos consideraban a la lepra como un juicio de Dios. Job llama a la lepra el primogénito de la muerte, [qué]

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Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres es anunciado el evangelio Mateo 11:5

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Referencias / Notas

Tan pronto la nube se apartó del Tabernáculo, María se llenó de lepra, y tenía la piel blanca como la nieve. Cuando Aarón miró a María y vio que estaba leprosa. Números 12:10 Por tanto, la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tu descendencia para siempre. Y salió de su presencia leproso, blanco como la nieve. 2 Reyes 5:27 Entonces Uzías, que tenía en la mano un incensario para ofrecer incienso, se llenó de ira contra los sacerdotes. En ese momento le brotó lepra en la frente, delante de los sacerdotes en la casa de Jehová, junto al altar del incienso. 2 Crónicas 26:19 Pero si la mancha blanca permanece en su lugar y no se ha extendido, es la cicatriz de la llaga, y el sacerdote lo declarará limpio. Levítico 13:23 El leproso que tenga llagas llevará vestidos rasgados y su cabeza descubierta, y con el rostro semicubierto gritará: “¡Impuro! ¡Impuro! Levítico 13:45

a sus miembros devorará (Job 18:13). Es la peor de todas las enfermedades, un azote de Dios. Algunas veces en el Antiguo Testamento ésta se nombra como un castigo especial: para María (Números 12:10), para Giezi (2 Reyes 5:27), y para Uzías (2 Crónicas 26:19). La lepra es una enfermedad repugnante que afecta a la piel y ocurre principalmente en países orientales dónde la higiene no se toma en serio. Es difícil diagnosticarla en las fases iniciales y no toda enfermedad de la piel es necesariamente lepra (Levítico 13:6, 23, 28, 34). Donde era sospechoso, los sacerdotes en Israel tenían que hacer una investigación completa. Esta enfermedad es causada por una bacteria que consume la piel y los nervios. No es adquirida genéticamente y, según las últimas investigaciones, es muy poco contagiosa. En los tiempos bíblicos, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, se creía que era una enfermedad terriblemente contagiosa. La lepra puede aparecer de muchas formas. Por ejemplo, la cara puede ser deformada con chichones y surcos profundos, el pelo puede caerse. Manchas blancas pueden aparecer en las manos y pies que pronto se ponen pálidos y arrugados. Las sensaciones se detienen y la parálisis toma lugar. Aparecen llagas profundas, putrefactas y de mal olor, y finalmente, todo el cuerpo es afectado: los ojos se nublan, la garganta se inflama, la voz se hace ronca y la respiración se pone fétida. La carne es carcomida y algunas partes del cuerpo se mueren. El proceso de la enfermedad frecuentemente es largo. En la actualidad se sabe que la lepra es curable, con un buen tratamiento médico. Si se logra diagnosticar tempranamente, en las primeras fases, el tratamiento puede evitar la discapacidad. En el Israel de los tiempos bíblicos un leproso era condenado a muerte. Tenía la obligación de indicar su enfermedad, desplegando señales de lamento: la ropa rota, una cabeza descubierta y una boca cubierta (Levítico 13:45). La vida de un leproso era miserable ya que prácticamente era un cadáver ambulante (Números 12:12). B. La lepra es un símbolo de una enfermedad espiritual La lepra es un símbolo visible de una realidad invisible. La lepra en el cuerpo es un símbolo visible, físico, de las ruinas del pecado en el alma. Como la lepra corrompe el cuerpo físicamente, el pecado corrompe y destruye el alma espiritualmente. La Escritura resalta esto pues en relación de la lepra no habla de sanidad, sino de limpieza. Las regulaciones especificadas en Levítico 13 y 14 ciertamente buscan erradicar el peligro de contagio, sin embargo, ellas tienen principalmente un carácter religioso. En casos de recuperación era necesario hacer penitencia por el pecado. Tanto el diagnóstico de la enfermedad como su rehabilitación eran establecidos por el sacerdote, y no por un médico. La lepra es símbolo de la naturaleza del pecador ante los ojos de Dios, quien es Santo y sin mancha (Isaías 1:5, 6). El hombre por naturaleza no reconoce esto, aunque su conciencia a veces habla claramente. Él

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preferiría evadir el verdadero carácter de su pecado, ocultarlo o suavizarlo, pero esto es una abominación en los ojos del Señor. Yo puedo parecer hermoso a otros, pero la gran pregunta es, ¿me veo yo como Dios me ve? El hombre está sucio, su pecado contamina todo lo que él toca, su naturaleza entera es corrupta, está espiritualmente muerto en pecados y delitos (Efesios 2:1) y él no puede cambiarse a sí mismo. Ser cambiado en una nueva criatura es un don del Espíritu Santo. Para Israel esto es expresado de manera clara en las leyes ceremoniales con respecto a la lepra. Aquellos que están sucios no son admitidos en el santuario (2 Crónicas 26:20). Ellos no pueden asistir a una comida sacrificial. Están excluidos de la comunidad del pacto santo y todas las actividades de la vida diaria. Ellos deben vivir separadamente, fuera de la puerta. Todos los leprosos debían guardar la distancia de ellos y apartarse de las demás personas (los diez leprosos se pararon de lejos. Lucas 17:12). Además, ellos debían advertir gritando al resto que se acercaban: ¡inmundo, inmundo! C. Un leproso viene a Jesús ¡Un leproso, como el que hemos descrito, viene al Salvador! Después de enseñar el Sermón del Monte, el Señor Jesús ha descendido del monte y está de camino a Capernaum. Acompañado por una muchedumbre de personas, llega a una de las ciudades de Galilea (Lucas 5:12; Mateo 8:2). ¡De repente!, un leproso se abre camino a través de la muchedumbre que rápidamente se retira hacia atrás. Él se acerca tanto a Jesús que puede tocar al leproso con su mano. Realmente, el enfermo no debía acercarse en absoluto, pero lo hace por su necesidad. Lucas afirma que el hombre estaba lleno de lepra (Lucas 5:12). La enfermedad terrible había entrado en todas las partes de su cuerpo. Pero, ¡este hombre también está lleno de un profundo respeto y reverencia para Jesús! Él se arrodilla ante el Señor y cae sobre sus rodillas, con su cara en tierra. Está lleno de fe. Él sabe que solo Dios es poderoso para ayudarle y está completamente convencido que Jesús puede ayudarle. Señor, si quieres, puedes limpiarme, es su petición. Este leproso no duda del poder de Jesús en lo más mínimo. Generalmente en Israel no se hacía ningún esfuerzo para curar la lepra, porque se pensaba que era inútil y se creía que la sanidad sólo podía venir como un milagro por la intervención de Dios. ¡Eso es lo que este desvalido creía sobre Jesús! El leproso está lleno de humildad y sumisión. Naturalmente, él desea y ruega ser sanado. Él siente su miseria y anhela la liberación. Su sufrimiento no ha entorpecido sus sentidos. Él no acepta su sufrimiento como inevitable. Su necesidad lo ha llevado a la oración. ¡Así era entonces y así es todavía! Ciertamente, la oración del leproso es motivada por la necesidad, pero él no usa presión o coerción. Él ni siquiera viene con una petición directa. Su confesión de que Jesús puede limpiar su lepra en una fase avanzada es precedida por las palabras: Señor, si quieres…

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Referencias / Notas

Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados. Efesios 2:1 Cuando el Sumo sacerdote Azarías y todos los sacerdotes lo miraron, se dieron cuenta de que tenía lepra en su frente. Entonces lo hicieron salir apresuradamente de aquel lugar; y él también se dio prisa en salir, porque Jehová lo había herido. 2 Crónicas 26:20

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

Nosotros no debemos interpretar estas palabras como que él dudaba de la compasión divina de Jesús, sino que las vemos como un reconocimiento de que él no es digno y no merece sanidad. Él cree que esta plaga es una muestra de que como un pecador él no tiene derechos y Jesús no está obligado a ayudarlo. ¡Si su deseo ferviente es concedido, será completamente la elección de Jesús! El leproso pone su condición en las manos de Jesús y se rinde a su poder omnipotente y gracia soberana. No intenta decirle al Señor Jesús qué debe hacer, antes bien todo lo deja completamente al Señor. En verdad, ¡qué hermosa cualidad en un hombre con tan fea enfermedad! D. Una verdadera oración Nosotros tenemos aquí un ejemplo de una verdadera oración. El leproso es un ejemplo para todos nosotros. Aquellos que no son espirituales, claman a Dios con una actitud presuntuosa y exigente cuando ellos enferman o sufren. Actúan como si Dios les debiera su ayuda y piensan que Dios los ha olvidado cuando no los liberta rápidamente. Profundamente irritados, dejan a menudo de orar. Tales personas piensan que la oración del leproso no era lo bastante ferviente y demasiado pasiva. ¡Pero es todo lo contrario! Si alguien tiene la razón para presionar al Señor Jesús con palabras ansiosas y apasionadas, es este hombre. ¿No sufre él grandemente? Sin embargo, no exige nada, más bien se muestra sumiso. Así debe ser nuestra actitud cuando tenemos necesidades físicas. Podemos venir al Señor con nuestras necesidades espirituales y físicas, pero debemos tener una actitud sumisa. ¡No mi voluntad, sino la Tuya sea hecha! Sólo el Señor sabe lo que es mejor para nosotros. II. LIBERACIÓN A. La compasión de Jesús Jesús no es insensible. ¡Él no puede ser insensible! Él simpatiza profundamente con la condición del hombre. Marcos dice que Jesús fue movido con compasión. Él no se ofende por la apariencia horrible del leproso. No lo hecha con repulsión, sino que es movido a compasión. La compasión del Salvador hacia el sufriente nos muestra lo que es la gracia. Los pecadores no tienen derecho para esta clase de compasión, pero Cristo extiende su misericordia. El Señor se conmueve profundamente y ve en este hombre tanto la miseria causada por el pecado como la oportunidad de cumplir con el trabajo que su Padre le ha encargado. No lo rechaza. Al contrario, experimenta profundo amor mientras está rodeado por aquellos que están sufriendo, tristes, inmundos y culpables. En toda angustia de ellos él fue angustiado (Isaías 63:9). Él es el Sumo Sacerdote compasivo. Él no es como los filósofos estoicos que despreciaban la compasión como si ésta fuera una enfermedad.

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B. Jesús sana al leproso

Referencias / Notas

Jesús no limita su acción a la simpatía cordial, sino que hace algo. Él no retrocede con repulsión, sino que extendió la mano, no para levantar al pobre sufriente, sino que le tocó (Marcos 1:41). Y la intención de su toque no era que un fluido dinámico de poder causará la sanidad, tampoco su toque era una condición indispensable para sanarlo. Jesús ya había demostrado repetidamente que podía sanar desde la distancia o con solo decirlo. Él toca al leproso como un gesto de amistad y estímulo para que confíe en su deseo de ayudarlo. La petición del leproso, Si quieres, puedes limpiarme (Marcos 1:40), recibe su respuesta cuando Jesús le toca. Es como si le dijera: yo no te rechazo, sino que seré tu compañero. ¡Qué estímulo más maravilloso para este hombre a quien todos evaden temerosamente! Este toque es también una señal de que el Señor Jesús va a hacer algo. Él ha tomado nuestra miseria sobre sí mismo para librarnos. Si Jesús no le hubiese sanado al leproso, sería un transgresor voluntarioso de la ley. Pero ahora este toque no lo contamina. ¡Él se involucra con el pecador inmundo sin llegar a ser inmundo; en su lugar el inmundo es purificado! ¡Escuche su palabra de liberación! C. La palabra de liberación Jesús ¡Quiero, sé limpio!, es la palabra de liberación de Jesús (Marcos 1:41). A su toque él añade su palabra de misericordia, como un eco sobre la petición del leproso. ¡La palabra de Jesús es seguida inmediatamente por un hecho maravilloso: al instante la lepra se fue de aquél, y quedó limpio! A los médicos siempre les gusta ayudar, pero a veces son incapaces. En cambio, la palabra de Jesús tiene poder. En un segundo el cambio más glorioso tiene lugar en el cuerpo enfermo. El dolor se detiene, la carne del hombre se pone saludable, un color rosado vuelve y todo el sufrimiento desaparece. ¡El leproso está completamente sano! La compasión de Jesús y su poder obran juntos en completa armonía. Cristo libera a los pecadores, expía completamente su culpa y les concede su Espíritu santificador. Por consiguiente, él también puede ser el gran médico de los enfermos. Este milagro de sanidad es una profecía y una señal de lo que pasará totalmente un día. Ningún habitante de la Jerusalén celestial dirá alguna vez, estoy enfermo; al pueblo que more en ella le será perdonada la iniquidad (Isaías 33:24). ¡Quiero; se limpio! Esta palabra del Salvador indica claramente la buena disposición del Señor Jesucristo. ¡Él desea la sanidad! Sus ojos se vuelven amorosamente hacia los perdidos y los busca para salvarlos. Es su miseria lo que le conmueve (Salmos 72:12). Aquellos que vienen a él como el leproso, con humildad y fe, no necesitan dudar si ellos serán recibidos por Jesús, quien los llama en amor y los salva con su poder omnipotente.

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Él librará al menesteroso que clame y al afligido que no tenga quien lo socorra. Salmos 72:12

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Referencias / Notas

III. EL AGRADECIMIENTO La conclusión de esta historia es diferente de lo que podríamos esperar. El Salvador benigno actúa de repente severamente hacia el hombre sanado, cuando el hombre no hace lo que le piden que haga. Él sabía cómo orar, pero no sabía cómo ser agradecido. A. El leproso debe ocultar su sanidad

Pero él les insistió en que nadie lo supiera, y dijo que dieran de comer a la niña. Marcos 5:43 Y les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más les mandaba, tanto más y más lo divulgaban. Marcos 7:36 Y los ojos de ellos fueron abiertos. Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: --Mirad que nadie lo sepa. Mateo 9:30 Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás y ya no andaban con él. Juan 6:66 Gloria de los hombres no recibo. Juan 5:41 “… Y les encargaba rigurosamente que no lo descubrieran”. Mateo 12:16 Vuélvete a tu casa y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo. Él, entonces, se fue, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él. Lucas 8:39

Marcos cita: Entonces lo despidió en seguida, y le ordenó estrictamente (Marcos 1:43). Inmediatamente Jesús le da una advertencia severa al leproso sanado y lo despide. ¡Esto es notable! Jesús debe haber notado algo en el hombre para hablar esta manera. ¿Está el hombre indeciso sobre qué hacer luego? ¿Le permite a la muchedumbre admirarlo? ¿Piensa él que es innecesario cumplir las leyes ceremoniales, (las cuales le exigen que sea inspeccionado por los sacerdotes), porque él está convencido de estar completamente sano? Las Escrituras no nos dan detalles y es inútil suponer. Debería ser obvio saber el porqué el hombre es ordenado a callar acerca de su sanidad. Mira, no digas a nadie nada, le dice Jesús. Es notable encontrar a menudo expresiones similares de parte de Jesús, como en el caso de la resurrección de la hija de Jairo (Marcos 5:43), la sanidad del sordomudo (Marcos 7:36) y los dos hombres ciegos (Mateo 9:30). Éste es todavía el período temprano del ministerio público de Jesús. Las multitudes están viniendo a él. Sin embargo, más tarde, muchos de sus discípulos le abandonarán (Juan 6:66). Lo que Jesús simplemente indica con estas órdenes es que él no da la bienvenida al honor superficial o a la alabanza entusiasta del hombre que es sanado. Tampoco está interesado en la admiración de una muchedumbre idólatra. Él no desea el honor de las personas (Juan 5:41). Él no quiere ser glorificado antes de que su tiempo haya llegado. Jesús no quiere alimentar los puntos de vista, ampliamente sostenidos pero erróneos, que las personas tenían sobre el Mesías. La gente se empeña en ver las señales de sus sanidades milagrosas, pero no desea la salvación para su alma. ¡Jesús demanda que nosotros creamos su Palabra! Él no quiere llamar la atención de nadie (Mateo 12:16). Él no quiere la adulación de una muchedumbre emocionada para que lo adoren como si fuese su “héroe”. En otras circunstancias la persona sanada puede decir cómo fue sanada, como cuando salió del país de los Gadarenos enfadados. En estos momentos, al no haber el peligro de un muchedumbre emocionada e idólatra, Jesús decía a los sanados que testificaron de lo que Dios había hecho por ellos (Lucas 8:39). B. La sanidad debe ser verificada ceremoniosamente Por supuesto, el leproso sanado no tiene que esconder su sanidad. Esto es muy evidente, pero le está prohibido publicarlo en todas partes. Él debe mostrar su agradecimiento guardando silencio, y sólo porque el Señor Jesús lo dice así. Primero, él debe seguir el ritual prescrito de dejarse examinar por el sacerdote. Muéstrate al sacerdo-

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te, y presenta la ofrenda que ordenó (Mateo 8:4) es la orden de Jesús. Jesús no actúa ni severa ni arbitrariamente, sino que le indica al hombre la necesidad de cumplir la forma prescrita de presentarse a las autoridades apropiadas. El milagro de su sanidad no lo exime de realizar los deberes ceremoniales requeridos.

Referencias / Notas

Según la Ley mosaica, es la prerrogativa del sacerdote juzgar si un leproso está sano y, por lo tanto, está habilitado para tomar nuevamente su lugar en la sociedad. Según la organización sacerdotal de la época, los sacerdotes fueron esparcidos por todo el país de modo que siempre se podía encontrar a uno cerca. Uno de sus deberes era precisamente el determinar si las señales de la enfermedad estaban o no presentes. En el octavo día, la persona sanada debía ir a Jerusalén a presentar los sacrificios establecidos para este propósito en el templo y después era restaurada gradualmente y podía asumir los derechos de ciudadanía. Cristo, que demuestra su poder de sanidad en el leproso, le ordena seguir escrupulosamente la ley y presentarse primero ante los sacerdotes para testimonio a ellos (Mateo 8:4). Nunca nadie podrá decir que Jesús no guardó y respetó las ordenanzas del Antiguo Testamento, ni tampoco permitió que otros las descuiden. Jesús afirmó que no vino a anular la ley, sino a cumplirla. Esta actitud también forma parte de la humillación voluntaria del Hijo de Dios, que permite que los sacerdotes juzguen su poder de hacer milagros. ¡De esta manera cumple también esta parte de su justicia redentora! C. El hombre desobedece la orden de Jesús El leproso sanado debe obedecer a Cristo, pero no lo hace. Probablemente el hombre obedeció la orden de ir al sacerdote, pero transgredió la orden de no publicar su sanidad. Pero, al salir, comenzó a publicar y a divulgar mucho el hecho (Marcos 1:45). Al parecer no pudo quedarse callado. ¡Es milagro era demasiado grande! Lo mismo pasó en Decápolis (Marcos 7:36) y con los hombres ciegos (Mateo 9:31). Esto es entendible, pero no es correcto. Algunos comentaristas aprueban la acción del hombre, razonando que las personas sanadas son diligentes en proclamar la gloria de Dios. Ciertamente, desde un punto de vista humano, ellos hicieron lo mejor, comparados con muchos que recibieron las bendiciones de Dios y no mostraron en absoluto agradecimiento. Sin embargo, a pesar de la aparente inocencia de su acción, los sanados sólo cedieron ante sus sentimientos y no a la obediencia. Esto estuvo mal, sin importar cuán justificable parezca ser su acción. El verdadero agradecimiento se revela en la obediencia incondicional y completa. Jesús dijo, Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando (Juan 15:14). Esta obediencia no es la obediencia fría del hijo mayor de la parábola del Hijo pródigo, sino la que viene como fruto de la fe y se manifiesta por la comunión íntima, tierna con Cristo. Esta obediencia es mayor que los sacrificios (1 Samuel 15:22). El verdadero agradecimiento se revela haciendo lo que el Señor exige, estando convencidos de que él sabe por qué nos manda a hacerlo. Ésta es la

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Y les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más les mandaba, tanto más y más lo divulgaban. Marcos 7:36 Pero cuando salieron, divulgaron la fama de él por toda aquella tierra. Mateo 9:31 Entonces Samuel dijo: --¿Acaso se complace Jehová tanto en los holocaustos y sacrificios como en la obediencia a las palabras de Jehová? Mejor es obedecer que sacrificar; prestar atención mejor es que la grasa de los carneros. 1 Samuel 15:22

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Referencias / Notas

obediencia que nosotros necesitamos para seguir a Cristo. Aquellos que la poseen constantemente oran: Señor, ¿qué quieres que yo haga? ¡Orar es difícil, pero ser agradecido es aun más difícil! D. Jesús es obligado a retirarse Aunque el hombre tuvo las mejores intenciones, él no debía haber transgredido la orden de Cristo. Pero su fama se extendía más y más (Lucas 5:15). Debido a que las personas venían de todas partes para ver al Jesús que hacía milagros, de manera que ya Jesús no podía entrar abiertamente en la ciudad, (Marcos 1:45), tuvo que retirarse de los lugares concurridos a lugares desiertos. Pero las personas aun allí lo seguían. Sin embargo, Cristo buscó ayuda en la comunión y oración con su Padre (Lucas 5:16). Pero él se apartaba a lugares desiertos para orar. Lucas 5:16

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Referencias / Notas

LECCIÓN Título:

JESÚS SANA AL SIERVO DE UN CENTURION ROMANO Textos de referencia: Mateo 8:5-13; Lucas 7:1-10 Versículo para memorizar: Vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos. Mateo 8:11 INTRODUCCIÓN Al comparar los relatos de Mateo y Lucas se observan diferencias, pero ninguna contradicción. Ambos relatos se complementan y se pueden combinar fácilmente para explicar mejor la historia. Cuando el centurión oye que el Señor Jesús está en Capernaum, envía un anciano principal junto con otros ancianos para rogarle que sane a su siervo enfermo. Jesús va con ellos a la casa del centurión. Tan pronto como el centurión ve que Jesús se acerca a su casa, le envía varios amigos con la petición de que no se acerque más, porque él no es digno de que Jesús entre en su casa. Entonces, Jesús se dirige a la muchedumbre y habla con los amigos del centurión para que le lleven su palabra de sanidad. Al regresar estos a la casa, encuentran que el sirviente enfermo sanó a la misma hora que cuando Cristo pronunció sus palabras. Todas las personas en esta historia tienen rasgos interesantes: los ancianos, porque interceden por el centurión; los amigos, porque están dispuestos y listos para traer un mensaje a Jesús; y el siervo, porque es muy estimado por su amo. La historia se centra en la sanidad del siervo, sin embargo no es el personaje principal. Nos centraremos en: I. La maravillosa fe del centurión II. El poder divino de Jesús

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Referencias / Notas

I. LA MARAVILLOSA FE DEL CENTURIÓN A. El centurión se interesaba en la religión judía El centurión era el comandante de un destacamento militar. Probablemente servía a Herodes Antipas, el rey de la región, que gobernaba sobre el área que incluía Capernaum. Este militar poseía una personalidad muy atractiva y un carácter noble -al igual que otro centurión de nombre Cornelio (Hechos 10). No era israelita, pero no despreciaba a los súbditos como tantos romanos lo hacían. No tenía enemistad con las personas en cuyo medio ejercía poder militar, sino que mantenía relaciones amistosas con ellos. Este centurión tenía gran interés en la religión judía y daba valiosos regalos a la comunidad judía. Los ancianos agradecidos dieron un testimonio excelente de su benefactor: Porque ama a nuestra nación, y nos edificó una sinagoga (Lucas 7:5). ¡Esto es verdaderamente notable! B. El centurión se preocupó por su siervo

Cuando oyó aquel que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a él y le rogó que descendiera y sanara a su hijo, que estaba a punto de morir. Juan 4:47 Entonces una mujer cananea que había salido de aquella región comenzó a gritar y a decirle: -¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. Mateo 15:22 Entonces vinieron a él unos trayendo a un paralítico, que era cargado por cuatro. Marcos 2:3 En esto se le acercó un leproso y se postró ante él, diciendo: --Señor, si quieres, puedes limpiarme. Mateo 8:2

El centurión sentía afecto por su siervo, un esclavo de la casa que realizaba servicios personales para él. Según la ley romana, un esclavo era considerado un ser humano pero no una persona. Un esclavo era la posesión de su amo y, por tanto, parte de sus pertenencias personales. Sin embargo, el centurión trataba a su siervo como a un hijo a quien este quería mucho (Lucas 7:2). El siervo estaba muy enfermo: tenía parálisis y su condición se describe como gravemente atormentado (Mateo 8:6). Su condición es seria y está a punto de morir. Cuando el siervo ya no pudo trabajar, el centurión no lo repudió sino que lo mantuvo en su casa. El centurión no estaba motivado por el interés, sino que estaba verdaderamente preocupado por el sufrimiento de su siervo e hizo lo que pudo para ayudarlo. Cuando el centurión supo que el Señor Jesús había llegado a la ciudad, inmediatamente envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniera y sanara a su siervo (Lucas 7:3). Esta es la única vez en los evangelios que alguien pide ayuda para un siervo. El noble suplicó a Jesús por su hijo (Juan 4:47), la mujer sirofenicia pidió ayuda para su hija (Mateo 15:22), cuatro hombres pidieron ayuda para su amigo (Marcos 2:3) y el leproso, como la mayoría de los otros, la pidió para sí mismo (Mateo 8:2). ¿No nos dice esta historia algo sobre la actitud correcta que debemos tener con las personas que están bajo nuestra autoridad y cuidado? C. El centurión pidió la intercesión de los ancianos El enfermo estaba confinado a permanecer en casa debido a su seria condición y no podía ser transportado al lugar donde Jesús estaba. ¿Por qué no fue el centurión a Jesús? Para él no era problema ir donde estaba Jesús. Lo que lo detuvo es que el mismo se consideraba indigno y poca cosa delante del Señor. ¡He aquí un hombre prominente, poderoso, rico y altamente estimado, que siente que no es

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digno de venir a Jesús! Por consiguiente, envió a los ancianos de los judíos, probablemente los gobernantes de la ciudad o los líderes de la sinagoga, que eran personas de su estima.

Referencias / Notas

¿Por qué el centurión pidió la intercesión de los ancianos? Lo más probable es suponer que el centurión pensaba que Jesús prestaría oído más rápido a los ancianos judíos, ya que él no pertenecía al pueblo del pacto. El centurión estaba totalmente convencido de que no tenía ningún derecho a pedir la ayuda de Jesús. Por supuesto, los ancianos estaban contentos de poder hacer algo por el centurión. Ellos fueron a Jesús y se esmeraron en rogarle. No dudaron en declarar: Es digno de que le concedas esto, porque ama a nuestra nación. Para demostrar que el centurión se interesaba de corazón, los ancianos afirmaron: él nos edificó una sinagoga, ¡usando su propio dinero! (Lucas 7:4, 5) El ruego urgente da resultados. El Salvador contestó: Yo iré y le sanaré (Mateo 8:7). Inmediatamente, Jesús fue con los ancianos. Pero, cuando ya no estaban lejos de la casa (Lucas 7:6), el centurión vio a Jesús que venía y se sintió indigno. Esto era demasiado para él, estaba abrumado. Sin mucho alboroto, envió algunos de sus amigos con un mensaje en su nombre: Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo (Lucas 7:6). Esta frase no es una mera formalidad de parte del centurión, sino que indica su verdadera humildad. ¡Cuán grande es su humildad! D. El centurión tenía fe Las Escrituras ponen todo el énfasis en la fe del centurión y nosotros debemos hacer lo mismo. El Señor Jesús la llama tanta fe (Lucas 7:9). Aquí tenemos una fe llamada milagrosa, es decir, una firme convicción en el corazón y en la mente de que Cristo tiene el poder y la voluntad para realizar la sanidad. Sin embargo, la fe milagrosa no es lo mismo que la fe salvadora. Muchas personas poseían la fe milagrosa sin tener la fe salvadora, por ejemplo: los nueve leprosos que fueron sanados (Lucas 17:17; 1 Corintios 13:2). La fe milagrosa puede ser evidencia de la fe salvadora, porque las personas comprenden que Jesús es necesario y están convencidas de que sólo Él puede ayudarlas. En esta historia, la notable grandeza del centurión sale a la luz cuando él dice: solamente di la palabra y mi criado sanará, pues también yo soy hombre bajo autoridad y tengo soldados bajo mis órdenes, y digo a este: “Ve”, y va; y al otro: “Ven”, y viene; y a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace (Mateo 8:8, 9). El centurión se dio cuenta de que Jesús era más que un hombre notable, y tenía en gran estima su amor y su poder. Reconocía totalmente que había una brecha inmensurable entre él y Cristo. El centurión no se acercó haciendo gala de sus derechos para exigir el cumplimiento de su petición. Más bien, estaba totalmente convencido de que su indignidad no era un estorbo para que el Salvador tuviese compasión de su siervo y de él mismo.

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Jesús le preguntó: --¿No son diez los que han quedado limpios? Y los nueve, ¿dónde están? Lucas 17:17 Y si tuviera profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe, de tal manera que trasladara los montes, y no tengo amor, nada soy. 1 Corintios 13:2

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Referencias / Notas

Jesús había tomado la iniciativa de ir a su casa, pero para el centurión esto no era necesario. Para él, bastaba con que Jesús hablara y la sanidad se haría. El centurión conocía de su propia experiencia el poder de una orden. Aunque soy un comandante militar, soy un hombre bajo la autoridad de otro. Yo, a su vez, tengo otros bajo mi autoridad. Aunque estoy bajo autoridad, cuando yo doy una orden a aquellos bajo mi autoridad, la orden se ejecuta. Solamente tengo que hablar y mis siervos hacen lo que yo quiero. ¡Cuánto más, era esto verdad de Jesús, quien no tiene a nadie sobre Él! Una palabra era suficiente para desaparecer la enfermedad y la muerte. Jesús, ¡tú no estás limitado a un lugar; ordenas y es suficiente!

Cuando oyó aquel que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a él y le rogó que descendiera y sanara a su hijo, que estaba a punto de morir. Juan 4:47 “… Pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros y ayúdanos”. Marcos 9:22 Marta dijo a Jesús: --Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto... María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verlo, se postró a sus pies, diciéndole: --Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Juan 11:21

El centurión pensaba pobremente de sí mismo y esperaba todo de Cristo. Su fe sería satisfecha con solo una palabra de Cristo. ¡Su fe era muy grande!, más fuerte y mayor que la del noble (Juan 4:47), que la del padre del muchacho poseído por el demonio (Marcos 9:22) e incluso más, que la fe de Marta y María (Juan 11:21,32). La humildad y la fe van juntas y están combinadas en este centurión. ¡Su fe está glorificando a Dios! Esto es también indispensable, porque solo una fe verdadera y sincera en el Señor Jesucristo como Salvador, salva por toda la eternidad. Dios exalta y cuida de los humildes, aquellos que están habitados por su Espíritu. II. EL PODER DIVINO DE JESÚS A. El asombro de Jesús Cristo escuchó el mensaje de los amigos del centurión y se asombró. Jesús no se asombra de sus propias obras, como las personas a veces se asombran de sus propios logros, sino que es la obra de Dios en el corazón de este pagano lo que tan dulcemente le sorprende. Este asombro toca lo inusual e inesperado. ¡De repente Jesús se encuentra con algo nuevo! Sabemos que las palabras: se maravilló de él (Lucas 7:9), fueron dichas según su naturaleza humana. Según su naturaleza divina, el asombrarse es imposible para Jesús porque él conoce el corazón del hombre (Juan 2:25). Su sorpresa está en armonía con su naturaleza humana. Nosotros no podemos comprender cómo estas dos naturalezas están juntas. La unión de las dos, en la persona del mediador, es un misterio.

Y no necesitaba que nadie le explicara nada acerca del hombre, pues él sabía lo que hay en el hombre. Juan 2:25

Nosotros confesamos tanto la verdadera divinidad de Jesús como su verdadera humanidad. Debemos aferrarnos al hecho de que según su naturaleza humana, Jesús experimentó fatiga, hambre, sed y era susceptible a los sentimientos y emociones. Él suspiraba, se alegraba, se entristecía y también podía maravillarse.

Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Marcos 6:6

La Escritura nos cuenta que Jesús se asombró en dos ocasiones. Una de ellas fue se asombró de la incredulidad de las personas de Nazaret, al punto que lo rechazaron y prefirieron la oscuridad antes que la vida (Marcos 6:6). La otra ocasión era esta, cuando Jesús se maravilló de la fe de este centurión.

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B. El mensaje de Jesús a la muchedumbre

Referencias / Notas

Jesús no escondió su asombro. Se volvió a los que le seguían (Mateo 8:10) y públicamente les aseguró: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Hasta ahora, nadie en Israel había confesado que Jesús podía sanar a distancia usando su palabra de poder. De hecho, ¡lo más notable es encontrar esta fe en un pagano! Ciertamente, en Israel hay también los que creen que Jesús puede ayudarles; lo han visto con sus propios ojos. Y por lo mismo que lo han visto piensan que Jesús tiene que estar presente y tocar al enfermo para sanarlo. Es una característica peculiar de todos los hombres en general y los judíos en este caso, de querer ver una señal antes de creer. Jesús les dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis (Juan 4:48). El pueblo de Israel debió sentir profunda vergüenza ante tan poderosa revelación de fe fuera de sus propios círculos. ¿Y qué sobre nosotros? Pregúntese a usted mismo, ¿cree realmente que Jesús puede ayudarle desde el cielo como si estuviera parado cerca de usted? Jesús hace más que maravillarse y agrega una seria advertencia: Os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes (Mateo 8:11, 12). ¡Qué duras son estas palabras! El centurión fue el primer no judío que se volvió a Jesús. En él, Cristo ve lo que pasará en el futuro. Muchos gentiles serán aceptados y muchos judíos serán rechazados. Los paganos vendrán de los confines lejanos de la tierra y gustarán la salvación del reino de los cielos, que se describe como un banquete, un símbolo común de abundancia y felicidad. Los gentiles obtendrán las mismas bendiciones que los patriarcas. Los que tienen fe en Cristo son los verdaderos hijos del reino. Este reino también incluye a los que, según la carne, no pertenecen al pueblo de las promesas y del pacto (Romanos 9:4). ¿Qué sobre el pueblo judío? Indudablemente, ellos tienen una relación especial con este reino. Son los primogénitos, pero por su incredulidad son cortados. No creen en Cristo pues piensan que tienen la salvación asegurada porque pertenecen a la semilla de Abraham. Se engañan a sí mismos y eso es fatal. Aunque parecen hijos del reino y pertenecen a la casa de la fe, no pertenecen de verdad a la iglesia, aunque estén en ella, y un día estarán afuera (Mateo 21:43). Serán arrojados a la perdición eterna. C. El poder de Jesús Después de esto, Jesús envió de regreso a los amigos del centurión con un mensaje para él. Las expectativas del centurión no eran demasiado grandes. El centurión recibió el mensaje: Y como creíste, te sea hecho. ¡En esa misma hora el siervo fue sanado! Jesús honró, tanto la petición del noble como la de los amigos. Jesús acompañó a los ancianos cuando se lo pidieron, como Lucas explícitamente afirma, porque para Él no era problema entrar en la casa de un pagano. Cuando el centurión declara que la presencia de Cristo

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Por tanto, os digo que el reino de Dios será quitado de vosotros y será dado a gente que produzca los frutos de él. Mateo 21:43

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Referencias / Notas

no es necesaria, Jesús sana al siervo a la distancia. Para Jesús, querer es hacer y se hace evidente a todos que su palabra es poder. El milagro es según la fe del creyente. Cuando nosotros pedimos y esperamos poco, recibimos poco. Cristo concede abundantes regalos a los que tienen fe verdadera. ¡La fe nunca puede esperar demasiado, porque Jesús es Todopoderoso! Ponga todas sus cargas sobre Jesús y no dude clamar por gracia. Él ama perdonar y hacer el bien. La fe del centurión es tan grande como el milagro que deseaba. Un enfermo incapaz de levantarse de su lecho y que estaba a punto de morir es de repente sanado, sin que Jesús lo toque o entre en la casa. ¡Ni el centurión, ni el siervo vieron o le hablaron a Jesús! Este milagro demuestra quién es realmente Jesús. Así como su testimonio nos habla de su reino, este milagro nos da luz sobre el carácter de su obra salvadora. ¿Quién es Jesús? El enviado del Padre. ¿Qué hace Jesús? La obra del Padre. Él es el Mesías. ¿Quién le creerá mientras camina sobre la tierra como un siervo humilde? Ciertamente no le creerán los que solo miran las apariencias externas. Sin embargo, Jesús cumplió completamente la descripción que los profetas habían dado de su persona: Mas él herido fue por nuestras rebeliones,... y por su llaga fuimos nosotros curados (Isaías 53:5; Mateo 8:16, 17). ¿Cómo? En ninguna parte leemos que Jesús estuviera enfermo o imposibilitado físicamente. Él se llevó la razón de nuestras enfermedades. Como nuestro fiador, Jesús tomó sobre sí mismo la culpa del pecado. Él es el verdadero médico que no está satisfecho con aliviar los síntomas de la enfermedad, sino que atiende la raíz de los males. Por su justicia, Jesús expió la culpa de nuestro pecado y obtuvo el derecho y el poder para terminar con las consecuencias del pecado. Porque Jesús es el Salvador, también puede ser nuestro sanador. Si mantenemos esto en mente, nuestra visión sobre el significado y método del milagro se profundizará. Entonces entenderemos por qué Jesús nunca puede ser comparado con un obrador de milagros y por qué nosotros debemos confiar en él y en su palabra poderosa.

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Referencias / Notas

LECCIÓN Título:

JESÚS RESUCITA AL HIJO DE UNA VIUDA Texto de referencia: Lucas 7:11-17 Versículo para memorizar: Cuando no sabéis lo que será mañana. Pues ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece. Santiago 4:14 INTRODUCCIÓN Este relato es el primero de los tres casos en que Jesús levanta de la muerte a una persona. Lucas es el único que los registra. La mayoría de las sanidades milagrosas están registradas en el evangelio de Lucas, el médico. Observaremos las reacciones de: I. La viuda II. El Señor III. La muchedumbre I. LA VIUDA A. El pesar de la viuda La pequeña ciudad de Naín estaba localizada en la parte sur de Galilea, al pie del pequeño Monte Hermón. Naín significa “encantador” por la belleza de su escenario natural. ¡Era un lugar hermoso! Allí había un gran pesar porque un joven había muerto. Todos en la ciudad conocían al joven y a su madre. La muerte siempre es horrible, pero el golpe es más severo cuando la persona que muere es joven. Cuando un muchacho muere se piensa en la pérdida de la vida entera, en la falta de madurez, en el valor y los ideales juveniles. La vida es cortada como el césped tierno. ¡Qué triste!

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Referencias / Notas

Es más triste todavía porque la madre del fallecido era viuda. Antes, ella había llevado el velo del luto por la muerte de su querido esposo. Hasta ahora, la muerte no se le había llevado todo. Todavía tenía a su hijo único, la alegría de su corazón, el amor de sus ojos, el apoyo de su vida. Pero ahora, por segunda vez, una corona era quitada de su cabeza. Ni el cuidado de la madre, ni sus lágrimas pudieron mantener a la muerte, el mayor de los terrores, lejos de ella. Es como si una espada hubiera cortado el alma de esa madre. Todas sus expectativas se estaban yendo a la tumba con su hijo, pues no había ningún descendiente que continuara la línea familiar y ahora ella era la única, sola y abandonada. B. El entierro En el clima caliente de esta zona geográfica, un cadáver no podía permanecer mucho tiempo en la casa. En lo posible, los muertos debían ser sepultados el mismo día. Los amigos y vecinos habían venido a acompañar a la viuda. Según la tradición, se enrollaba el cadáver en telas y cuidadosamente se lo ponía en un féretro o ataúd. Este féretro no se parecía al que nosotros conocemos, sino que era un ataúd abierto con los lados bajos y sin tapa. Los amigos llevaban el féretro y la triste procesión estaba en camino al camposanto fuera de la ciudad. Los dolientes se lamentaban y gemían en voz alta por la triste pérdida. Llorando, la madre caminaba detrás del féretro. Un mundo de tristeza estaba implícito en las palabras: He aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda (Lucas 7:12).

Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. Romanos 12:15

Muchos sintieron lástima por ella y le dieron el pésame: Y había con ella mucha gente de la ciudad. Las personas querían expresar públicamente su condolencia. Eso es bueno, porque nosotros somos llamados a llorar con los que lloran (Romanos 12:15). Esta sentida demostración de condolencia era confortante, aunque no podía quitar la tristeza. No es fácil imaginar una escena más triste que esta. ¡Qué terrible es la muerte! C. El pecado es la causa de la muerte Las olas de dolor ondulan sobre el mundo. Además de los desastres naturales, las ruinas de la guerra y las condiciones sociales de la miseria, hay todavía más sufrimientos en las familias, debido a las enfermedades, preocupaciones, al dolor y a la muerte. Todo ser humano que es ahora próspero, se enfrentará tarde o temprano a la adversidad.

Pues ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece. Santiago 4:14

La vida de la persona más fuerte es solamente un vapor que desaparecerá (Santiago 4:14). ¿Escapará todo ser viviente del sueño de muerte? Tanta miseria y dolor, tanta muerte y sufrimiento, no son más que los frutos del pecado. Por eso es que nosotros no podemos tolerarlo ni disculparlo, porque el Señor, Dios Santo, está enfadado con el pecado.

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II. EL SEÑOR

Referencias / Notas

A. Jesús se encuentra con la procesión fúnebre ¿Será posible que esta triste procesión finalice sin encontrar obstáculos? Miremos la que pasa. En el mismo instante que la procesión fúnebre sale por la puerta de la ciudad se encuentra con una multitud que está lista para entrar en la ciudad. Las dos procesiones se encuentran. Días atrás, Jesús había sanado al siervo del centurión romano en Capernaum. Este milagro y todas las otras señales que Jesús había realizado en esta ciudad habían causado gran asombro. Aconteció después que Jesús fue a Naín, a una distancia de aproximadamente treinta y cinco kilómetros desde Capernaum. En este viaje, Jesús estaba acompañado por sus discípulos y también muchas personas de la ciudad. Lo que va a pasar tendrá muchos testigos. Notemos el agudo contraste: los que están lamentándose y en camino a enterrar al muerto, se reúnen con los que están celebrando con Jesús (Mateo 9:15). Un grupo está conformado por ciudadanos que se lamentan y lloran, y una viuda que grita del dolor. El otro grupo consiste de personas que están entusiasmadas con el Señor Jesús. B. Jesús se compadece de los que lloran ¿Permitirá Jesús que la procesión fúnebre pase de largo sin darle importancia, como nosotros solemos hacer a veces? Cuando nos encontramos con una procesión fúnebre que va al cementerio, nos hacemos a un lado para que pase, quizás nos detenemos para mirar a las personas que están llorando y seguimos nuestro camino de nuevo. ¡Pero esto no iba a pasar en la puerta de Naín! Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: no llores Lucas 7:13. Debemos notar que en esta historia Lucas llama a Jesús Señor por primera vez. Hay una razón. Las nuevas de gran gozo dadas por el ángel a los pastores se están cumpliendo ahora. Ha nacido Cristo, el Señor. Jesús es Señor de la vida y de la muerte. Él no tiene que doblegarse ante la muerte. Nosotros no podemos hacer nada frente la muerte. ¡Jesús tiene poder sobre todas las cosas! ¡Qué contraste con los ciudadanos de Naín! Ellos se sienten desamparados y siguen a la muerte. Jesús tiene un corazón que late compasivamente por los que están desconsolados. Una profunda compasión por la mujer mueve interiormente a Jesús. Su compasión es maravillosa y gloriosa. Él realiza su trabajo con profundo sentimiento. El amargo dolor que ve lo conmueve. Esto no es solo una disposición superficial, fugaz, momentánea. Jesús es más que un amigo compasivo. Jesús siente profunda tristeza por la madre que ha perdido todo lo que amaba. Él sufre debido a la terrible calamidad que ha venido sobre ella. Él es el Sumo Sacerdote compasivo. Jesús, el Santo, es confrontado por la muerte y nuevamente ve las consecuencias terribles del pecado. Jesús está movido por el amor que lo motivó a dejar el cielo voluntariamente, para tomar sobre sí mismo la forma de un siervo.

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Jesús les dijo: --¿Acaso pueden los que están de boda tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán. Mateo 9:15

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Referencias / Notas

C. Jesús quiere ayudar ¡Jesús, el sustituto de los pecadores, quiere ayudar! Su venida simbolizó el amor de Dios que quiere perdonar a los pecadores (Juan 3:16). Esta es la verdad más grande que se revela aquí. La viuda adolorida no le implora ayuda, sino que Jesús comienza la acción que cambiará inesperadamente su lamento en gozo. Jesús no se aparta de nuestros dolores, sino que sana el corazón partido. ¡No hay ninguno mejor que Jesús para ayudar! Aunque así parezca, no hay nada accidental en este encuentro. Si Jesús hubiera llegado un momento después, el joven hubiera sido enterrado, pero Jesús dirige y guía cada circunstancia. Jesús no se dirige al joven muerto, sino a su madre. Con bondad y ternura, le dice: no llores. Su tono no es de reprobación. Llorar es una emoción humana común y el Salvador no prohíbe llorar. Tampoco debemos ver en esta frase, las palabras superficiales y vacías de los que intentan confortar a los que están agobiados, diciéndoles: sean valientes, no lloren. Las palabras de Jesús tienen el propósito de crear un sentimiento de expectativa en esta alma desconsolada. Sus palabras indican que él se llevará la causa de sus amargas lágrimas e inmediatamente procede a la acción. Jesús se acerca y toca el féretro. Eso no lo hace inmundo. Los que llevan el féretro se detienen. Jesús no tiene que decirles que se detengan, porque ellos entienden su acción.

Te he puesto por padre de muchas naciones”. Y lo es delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos y llama las cosas que no son como si fueran. Romanos 4:17

¡Qué momento de suspenso! ¿Qué pasará? Jesús le ordena: ¡Joven, a ti te digo, levántate! (vs. 14) ¿Tiene Jesús problema en levantar a esta víctima del poder de la muerte? ¡No! Él solamente necesita hablar la palabra. Jesús habla a una persona muerta como nosotros hablaríamos a alguien que está durmiendo. Él llama a las cosas que no son, como si fuesen (Romanos 4:17). En toda esta historia Jesús dice dos veces una breve frase, pero ¡cuánto contienen estas palabras! Todo cambia en un momento. El joven muerto recobra la vida, su conciencia vuelve, su corazón late, sus miembros se mueven, se sienta, abre su boca y empieza a hablar con su voz familiar. El joven no pasa por un período prolongado de recuperación. ¡La vida vuelve enseguida y el vigor del joven regresa! Jesús tiene poder sobre el joven, pero no lo reclama para sí mismo, para exhibirlo como un trofeo sobre la muerte, sino que lo dio a su madre. ¡Ella recibe un regalo divino del Salvador! No se nos dice lo que el joven dijo cuando empezó a hablar. Vemos también, que las Escrituras no contestan todas las preguntas que la mente curiosa del hombre puede hacer. El hecho de que el joven fue restaurado a la vida, es evidencia del amor y del poder del gran vencedor sobre la muerte. Y sobre eso trata esta historia. III. LA MUCHEDUMBRE A. Las personas tienen miedo y glorifican a Dios No podemos excluir los últimos dos versículos de este texto bíblico.

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Todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios diciendo: “Un gran profeta se ha levantado entre nosotros” y “Dios ha visitado a su pueblo” (Lucas 7:16). Los discípulos habían visto grandes milagros, pero ver a alguien levantarse de los muertos sobrepasaba a todo lo que habían visto antes. Por supuesto, las personas de Naín no esperaban que esto sucediera. ¡Habían dejado la ciudad para llevar a la tumba a alguien que se había muerto, pero regresan con una persona viva! Tanto los discípulos como la muchedumbre estaban profundamente impresionados. La primera reacción fue de miedo, reverencia y temor. Esto no debería sorprendernos. Nosotros encontramos la misma reacción en los discípulos después de la severa tormenta en el mar (Marcos 4:41); y con los gadarenos, después que los demonios fueron expulsados (Lucas 8:37). ¿Cómo habría reaccionado usted si hubiese estado presente? Sin embargo, las personas no permanecen asustadas. No se caen de espaldas, mudas y llenas de miedo, ni gritan con asombro, sino que su reacción es la de glorificar a Dios y unirse en jubilosa alabanza en respuesta a la bondad y grandeza de Dios. ¿Por qué la muchedumbre responde dando gloria a Dios? Lucas nos da dos razones principales. La primera es que pensaban que un gran profeta había venido a visitarlos. Ellos vieron esto como un gran privilegio. ¡Les pareció que los tiempos antiguos, cuando los profetas realizaban milagros, habían vuelto! Después de ver la resurrección del joven, concluyeron que Jesús era un gran profeta. Nosotros leemos algo similar en relación a: la mujer de Samaria (Juan 4:19); después del milagro de los panes (Juan 6:14); después de la sanidad del hombre que nació ciego (Juan 9:17) y la respuesta de los hombres de Emaús (Lucas 24:19). La segunda razón es que ellos vieron que Dios había visitado a su pueblo, es decir, que venía a liberarlos. Se acordaron de la misericordia y de las promesas del pacto. Dios había notado su necesidad y les miraba con compasión. Dios visita la humanidad, ya sea con sus bendiciones o con su disciplina severa. De las acciones de Jesús, las personas concluyeron que se había iniciado la liberación prometida. Zacarías usó la misma expresión en su canción de alabanza (Lucas 1:68,78; Éxodo 4:31). Las personas no podían contenerse. ¡Debían decir a otros lo que había pasado! Cada uno lo contaba por donde iba, para que se extienda la fama de él por toda Judea, y por toda la región de alrededor. Pronto, todo el mundo se enteró del milagro. B. El Señor es digno de ser alabado El Señor es digno de ser alabado. Es correcto y bueno que las personas extiendan las nuevas del poder de Jesús por todas partes. La mayor parte del pueblo de Jerusalén no conocía el tiempo de su visitación, al menos, no de la manera correcta, como era necesario para la salvación. Ellos no lo tomaron en serio, cuando Jesús lo dijo con lágrimas (Lucas 19:43, 44).

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Referencias / Notas

Entonces sintieron un gran temor, y se decían el uno al otro: --¿Quién es este, que aun el viento y el mar lo obedecen? Marcos 4:41 Entonces toda la multitud de la región alrededor de los gadarenos le rogó que se alejara de ellos, pues tenían gran temor. Entró, pues, Jesús en la barca y se fue. Lucas 8:37 Le dijo la mujer: -Señor, me parece que tú eres profeta. Juan 4:19 Entonces aquellos hombres, al ver la señal que Jesús había hecho, dijeron: “Verdaderamente este es el Profeta que había de venir al mundo”. Juan 6:14 Entonces le preguntaron otra vez al ciego: --¿Qué dices tú del que te abrió los ojos? Él contestó: --Que es profeta. Juan 9:17 Entonces él les preguntó: --¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: --De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo. Lucas 24:19 “Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo (…) por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó desde lo alto la aurora”. Lucas 1:68, 78.

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Referencias / Notas

El pueblo creyó, y al oír que Jehová había visitado a los hijos de Israel y que había visto su aflicción, se inclinaron y adoraron. Éxodo 4:31 Vendrán días sobre ti cuando tus enemigos te rodearán con cerca, te sitiarán y por todas partes te estrecharán; te derribarán a tierra y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación. Lucas 19:43, 44 “… Y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la acción de su fuerza poderosa. Efesios 1:19

En este contexto, también debemos preguntarnos: ¿qué sobre nosotros? Quizás pensamos que somos menos privilegiados que las personas en la puerta de Naín que vieron el milagro con sus propios ojos. Ahora Cristo está en el cielo para continuar su trabajo de mediador. Por la operación del Espíritu Santo, Jesús todavía ejecuta el milagro de hacer vivir espiritualmente a las personas. Este milagro no es menos grande que levantar a una persona muerta. La obra revela la supereminente grandeza de su poder (Efesios 1:19; Efesios 2:1). Por naturaleza, los pecadores están espiritualmente muertos a Dios y a su servicio, debido a la culpa y al pecado. Ellos son incapaces y no pueden renovarse a sí mismos. Para los tales, el llamado urgente del evangelio es: ¡Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo! (Efesios 5:14). ¡Pídale la salvación que usted necesita y que no puede darse a sí mismo! El último día, Jesús hará que todos los muertos se levanten. Cualquiera que esté en la tumba escuchará la voz del Hijo de Dios. Los que la escucharen vivirán y pasarán adelante: los que han hecho lo bueno, para resurrección de vida, y los que han hecho lo malo, para resurrección de condenación (Juan 5:25, 28, 29). Al hacer este milagro Cristo se revela en sus oficios de: 1. Profeta. Esta señal poderosa es una auto revelación de lo que Jesús puede hacer y hará. 2. Sacerdote. Con compasión, Jesús lleva todos nuestros dolores, a fin de confortar dulcemente el luto de Sión. 3. Rey. Jesús destruirá un día al último enemigo.

Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados. Efesios 2:1 De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán. (…) No os asombréis de esto, porque llegará la hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno saldrán a resurrección de vida; pero los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación. Juan 5:25, 28, 29

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Referencias / Notas

LECCIÓN Título:

JESÚS Y LA MUJER PECADORA Texto de referencia: Lucas 7:36-50 Versículo para memorizar: Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Salmo 32:1 INTRODUCCIÓN El Señor Jesús es el Sumo Sacerdote compasivo. Él está profundamente preocupado por los que sufren y lo demuestra actuando y salvando a muchas personas de la miseria. Sus milagros confirmaron su enseñanza y esta siempre tuvo el mismo motivo: el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido. Dondequiera que Jesús va, busca al perdido con amor condescendiente. ¡Cuán frecuentemente Jesús usaba a los despreciados y rechazados del mundo como ejemplos de su gracia soberana! Jesús permite que los orgullosos fariseos se burlen por ser amigo de publicanos y pecadores. Sin embargo, esto no detiene su preocupación por las necesidades de estos marginados. Encontramos aquí a una persona que se auto justifica, a quien Jesús amonesta y pone en su lugar. Y, al mismo tiempo, encontramos a una mujer que había pecado gravemente, pero que estaba arrepentida. A ella, el Salvador la protege, la conforta y le concede su gracia. Ella manifiesta una gran fe y expresa mucho amor. En esta historia, Lucas dirige nuestra atención a tres personas: la mujer, el fariseo y el Salvador. Sin embargo, el tema principal es que Jesús no rechaza a los pecadores. Nosotros analizaremos como el Salvador trata a la mujer considerando: I. El amor agradecido II. La ofensa inapropiada III. La advertencia apropiada IV. El dulce consuelo

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Referencias / Notas

I. EL AMOR AGRADECIDO A. La ocasión Lucas nos ubica en la casa de un fariseo en Galilea. En este tiempo, todavía no había ninguna brecha entre el partido de los fariseos en Galilea y el Rabí de Nazaret. Incluso, lo invitan a una comida, aunque la recepción es muy fría. Este fariseo, de nombre Simón, rogó a Jesús que comiese con él. Por la forma cómo están redactados los verbos griegos del relato, puede deducirse que Simón había invitado a comer a Jesús en ocasiones anteriores. ¿Qué lo motivó? Quizás Simón pensó que observando a Jesús más de cerca, sabría si en verdad era un profeta. Quizás, se sintió obligado por su posición a incluir también con sus otros invitados a este Rabí, de quien todos hablaban.

Tan pronto terminó de hablar, un fariseo le rogó que comiera con él; y entrando Jesús en la casa, se sentó a la mesa. Lucas 11:37 Aconteció que un sábado Jesús entró a comer en casa de un gobernante fariseo, y ellos lo acechaban. Lucas 14:1

Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios. Marcos 16:9 Pero estando él en Betania, sentado a la mesa en casa de Simón el leproso, vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho valor; y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza. Marcos 14:3

Cualquiera que haya sido la razón, Jesús no rehusó la invitación de Simón. A diferencia de Juan el Bautista, el Hijo del Hombre vino para comer y beber. Jesús va dondequiera que es invitado, incluso se sienta a la mesa con los fariseos (Lucas 11:37; 14:1ss). Jesús se sentó a la mesa. Las costumbres orientales son diferentes a las nuestras. Las personas no se sentaban en sillas alrededor de una mesa, sino que se reunían en una posición reclinada sobre divanes, mientras se apoyaban con su brazo izquierdo, la cabeza se dirigía hacia la mesa y estiraban los pies desnudos hacia atrás. B. La acción de la mujer Apenas comenzó la comida, la atención de todos se dirige a una visitante inusual. El pueblo se ha enterado que Simón ha recibido al Señor Jesús como su invitado. Una mujer aprovecha las normas de hospitalidad acostumbradas de ese día y entra en el cuarto cruzando las puertas que normalmente permanecían abiertas cuando se realizaba una cena. ¿Quién es esta mujer? Ella es conocida en la ciudad como una pecadora, una mujer de mala reputación, que por sus acciones inmorales ha perdido el respeto de sus conciudadanos. Algunos comentaristas creen que ella es María Magdalena, de quien el Señor expulsó siete demonios (Marcos 16:9). Pero, en la Escritura no hay prueba alguna que pueda comprobar esta afirmación. ¿Qué tiene esta mujer en sus manos? Un frasco de alabastro con perfume, una botella o frasco costoso, a veces de mármol traslúcido o de yeso fino. Era la costumbre guardar los ungüentos y perfumes en estos recipientes que estaban sellados. La botella tenía un cuello delgado y largo que se podía romper para que el valioso contenido pudiera ser vertido más abundantemente. Así es como María ungió al Señor en Betania (Marcos 14:3). ¿Por qué ha venido esta mujer? Ella quiere darle al Salvador una prueba de su amor. Por eso entra sin invitación y se coloca detrás del diván donde Jesús está reclinado. Una profunda emoción la invade y empieza a llorar.

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Un torrente de lágrimas fluye por sus mejillas hacia los pies de Jesús. ¿Qué usará para secarlos? Su cabello está disponible. Deshace sus trenzas y con su cabello suelto seca las lágrimas de los pies de Jesús. Mientras está humildemente arrodillada a los pies de Jesús, varias veces los besa con santa reverencia y amor. Finalmente, sin decir una palabra, derrama el ungüento perfumado sobre los pies de Jesús como una prueba de su agradecimiento.

Referencias / Notas

¡Qué escena más conmovedora! ¿Qué la ha llevado a hacer esto? Siendo ella una pecadora, culpable, humilde y penitente, ha sido recibida por Cristo con misericordia. Y eso ella quiere reconocerlo amorosamente. El ungimiento de Jesús es una muestra de agradecimiento y las muchas lágrimas hablan por sí mismas. Ellas testifican de la verdadera convicción de su pecado, y al mismo tiempo demuestran su agradecimiento inefable porque el Señor la había mirado a pesar de su pecado. Ninguna falsa vergüenza, ningún temor del hombre, puede detenerla de seguir la voz de su corazón. No debería sorprendernos el hecho de que los publicanos y las adúlteras no se alejaban de Jesús, sino que se refugiaban en Él. Ellos habían creído el testimonio de Juan el Bautista que los guió por el camino correcto (Mateo 21:32). El evangelio no los rechaza. ¡El evangelio llama a todos los que se han desviado del camino y están perdidos; y trae las buenas nuevas de que Jesús recibe a los pecadores! II. La ofensa inapropiada Jesús no retira sus pies furtivamente ni rechaza a la mujer, sino que le permite expresar libremente su amor y agradecimiento. Se hubiera esperado que todos alrededor de la mesa se contentaran, aunque con sorpresa, pero no fue así. De seguro los ángeles en el cielo, sí se regocijaron (Lucas 15:10). Los observadores comenzaron a escandalizarse, especialmente el anfitrión que apenas puede esconder su indignación. A Simón no le cabe en la mente que alguien pueda expresar su amor por Jesús de tal manera, y que la tolere sin ninguna objeción. Mucho menos entiende cómo Jesús puede permitir que una mujer de mal nombre y pésima reputación lo toque. La expresión del rostro de Simón indica que está molesto con esta mujer, criatura despreciada que ha entrado descortésmente en su casa para traer un tributo a Jesús. ¡Cómo es posible que a Jesús le agrade esto! Para empezar, la opinión de Simón sobre Jesús no era muy buena, y después de esto es peor. Simón desprecia a su invitado con mofa, murmurando entre dientes. Dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora. Y quizás Simón siguió cavilando: ¡el pueblo piensa que Jesús es un profeta, pero esto prueba que no lo es verdaderamente! ¿Cuál es la evidencia? ¡Que Jesús permite que esta mujer lo moleste! Simón piensa que si Jesús realmente supiera quién es esta mujer no tendría, como él, nada que ver con ella. No hay lugar en el corazón de Simón para pensar que Jesús vino a buscar al perdido. Simón cree

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“… Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y las rameras le creyeron. Pero vosotros, aunque visteis esto, no os arrepentisteis después para creerle”. Mateo 21:32 Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente. Lucas 15:10

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Referencias / Notas

que Jesús solamente tolera el tributo de la mujer, porque no sabe quién es ella. Simón piensa: esto prueba que Jesús no es un profeta, de otra manera, sabría quién es ella. III. La advertencia apropiada A. Jesús enseña a Simón por medio de una parábola El Señor Jesús sabe que Simón, en su corazón, ya lo ha juzgado y le probará inmediatamente que es un profeta. Lo hará demostrando que conoce los pensamientos ocultos que hay en su corazón y, por consiguiente, también los que hay en el corazón de la mujer. Jesús defiende la acción de la mujer y justifica su propia posición, no reprimiendo severamente al fariseo sino poniéndolo apropiadamente en su lugar. Él no le enseña despóticamente una lección, sino que hace uso de una parábola que es aplicable a esta situación.

Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. Mateo 20:2

Jesús le dice: --Un acreedor tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro, cincuenta. No teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. El acreedor es una persona que presta dinero. Un denario representaba el pago de un día de trabajo (Mateo 20:2). Los dos deudores son incapaces de pagar y el acreedor se apiada de ellos. Las deudas de ambos son canceladas. Hay algunas ideas de esta parábola que será importante resaltarlas. Primera, la cancelación de ambas deudas ocurre solamente por la buena voluntad del acreedor y no porque los deudores tengan amor o respeto por el acreedor. Segunda, es comprensible que ambos deudores, después de que sus deudas fueron canceladas, estuvieran muy agradecidos con su benefactor. Tercera, la pregunta, quién tuvo mayor amor, es una pregunta natural. Jesús no ha reprobado al fariseo, pero le desafía a que responda esta pregunta. Simón está listo y expresa cuidadosamente su respuesta. Cristo aprueba la respuesta. ¡Es significativo que Simón se condena a sí mismo con su respuesta! La parábola no enseña que Simón debe numéricamente más que la mujer, más bien nos recuerda que la magnitud del agradecimiento está directamente relacionado con la cantidad del beneficio recibido. Simón, preguntándose sobre lo que Jesús quiere decir, enseguida se da cuenta de la aplicación. B. Jesús aplica la parábola Jesús toma el lado de la mujer. ¿Ves esta mujer?, le pregunta a Simón. Es probable que Simón no la mirara porque sentía repulsión hacia ella, pensando que su presencia contaminaba la casa. El Señor le obliga a mirarla. Con este gesto, la mujer recibe dignidad mientras el fariseo es puesto en vergüenza. Simón ha reconocido que hay mayor amor donde se concede mayor misericordia. Es de suponerse, entonces, que esta pecadora debió recibir mucha más gracia que Simón, porque el amor de ella era ciertamente mucho mayor que el de Simón.

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Ahora Jesús se dirige a Simón y no le perdona, sino que denuncia su arrogancia. La mujer hizo por Jesús todo lo que Simón fue negligente en hacer. El Señor describe en detalle lo que Simón había omitido hacer como anfitrión, según la costumbre oriental de hospitalidad. Era costumbre entre los orientales que el anfitrión provea un siervo para que lave los pies de sus invitados, o al menos ofrezca agua para enjuagarse los pies, una refrescante bienvenida en el clima caliente. Por ejemplo, piense en Abraham (Génesis 18:4) y Lot (Génesis 19:2). Simón descuidó este deber pero la mujer no, pues lavó los pies de Jesús con sus lágrimas. ¡Simón no había ofrecido una toalla, pero ella deshizo sus trenzas y secó los pies de Jesús con su cabello! Otra costumbre de la época era que, en lugar de nuestro acostumbrado apretón de manos, se estampaba un beso de amistad en la mejilla o en la frente de los invitados como una señal de cálida hospitalidad (Aarón, Éxodo 4:27). Simón descuidó este acto y recibió a su invitado con suma frialdad. ¡Esta mujer en cambio demostró su respeto y amor a Jesús besando repetidamente sus pies! Un anfitrión cortés, que quiere honrar a sus invitados, los recibe salpicándoles agua perfumada o ungiendo sus cabezas con aceite (Salmos 23:5). Simón tenía tan poca consideración por Jesús que fue incapaz de derramar una gota de ungüento dejando muy clara su actitud hostil hacia Él. ¡Esta mujer vertió un ungüento muy costoso sobre los pies de Jesús! ¡Qué contraste! La mujer pecadora realizó todos los deberes que Simón había descuidado. Ahora Jesús continúa con una acusación más severa y se dirige a Simón con estas palabras: Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados. Ella demostró mucho amor y esto evidenció que mucho le ha sido perdonado. Simón no podía negar lo que era evidente, no solo en lo que la mujer hizo por Jesús, sino también por el significado de la parábola. Por eso Jesús sentencia a Simón: ¡mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama! C. Jesús revela el corazón del fariseo ¡El fariseo no tiene nada más que decir, pero tiene mucho en qué pensar! Su orgullo es humillado y su altivez es puesta en vergüenza. ¡Cuán cruelmente ofendió a Jesús por la forma en que lo recibió! No lo trató como a superior, o igual, sino como a inferior. Probablemente el trato a sus otros invitados fue según la costumbre, pero con Jesús, Simón actuó de una manera sumamente ruda y tosca. ¡La actitud de Simón hacia esta mujer revela un tremendo orgullo! Él solamente ve la vida pecaminosa de la mujer y no reconoce su arrepentimiento y conversión. Por consiguiente, Simón tiene una opinión dura e injusta de ella. Jesús le tocó en un punto sensible. El fariseo orgulloso, que había logrado una posición alta según su propia opinión, sin duda pensó que era muy humillante para él ser comparado con esta pecadora, y más todavía si la comparación no lo favorecía.

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Referencias / Notas

Haré traer ahora un poco de agua para que lavéis vuestros pies, y luego os recostaréis debajo de un árbol. Génesis 18:4 Y les dijo: --Ahora, mis señores, os ruego que vengáis a casa de vuestro siervo para alojaros y lavar vuestros pies. Por la mañana os levantaréis y seguiréis vuestro camino. Génesis 19:2 Jehová dijo a Aarón: --Ve a recibir a Moisés al desierto. Él fue, lo encontró en el monte de Dios y lo besó. Éxodo 4:27 Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Salmos 23:5

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

Simón entiende que la comparación no está a su favor y se siente muy incómodo, aun en su propia casa. ¿Cuál es la fuente de su orgullo? Simón no puede apreciar correctamente la actitud y la acción de esta mujer penitente porque él se auto justifica; él no se siente culpable, piensa que no necesita el perdón por sus pecados y, por consiguiente, no sabe lo qué es la salvación. De esta equivocada actitud de Simón, nosotros debemos aprender a no despreciar ni juzgar a otros rápidamente, o tomar una actitud de: Quédate en tu lugar, no te acerques a mí, porque soy más santo que tú (Isaías 65:5). Y todavía menos podemos rechazar a cualquiera que muestre verdadero arrepentimiento debido a sus pecados anteriores. ¡Dios es capaz de cambiar al más grande pecador! Si el Señor no rechaza a tales personas, tampoco nosotros debemos hacerlo. IV. El dulce consuelo A. Jesús perdona a la mujer El orgulloso se debe ruborizar de la vergüenza, pero el penitente puede alzar su cabeza. Dios resiste a los soberbios, pero da su gracia a los humildes. Habiendo silenciado al hombre que despreció a la mujer, el Salvador la conforta generosamente dándole la mayor de las bendiciones. Tus pecados te son perdonados... Tu fe te ha salvado, ve en paz. Hasta ahora Jesús solamente habló de ella a otros; ahora, se dirige directamente a la mujer para que todos escuchen.

Yo, yo soy quien borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados. Isaías 43:25

Estas palabras del Salvador están llenas de significado. El amor de ella es la evidencia y el fruto del perdón. Jesús afirma que los frutos son evidencia de la fe. Los pecados de la mujer son perdonados exclusivamente por gracia. Esa es la base del perdón de pecados. Sus pecados eran muchos. Jesús no dice que ella no era tan mala y que la opinión pública de sus conciudadanos era exagerada. Él no cubrió en lo más mínimo su pecado ni excusó su mal comportamiento ni trató en forma trivial su culpa. ¡Esto solo nos revela más claramente la luz de la gracia libre y soberana de Dios! Él no le dice, “haz lo mejor e intenta cambiar tu vida anterior”. ¿Cómo podría ella hacer eso? ¡No! ¡Dios mismo cubre su pasado! ¡Él cubre todas sus transgresiones con su gracia, por amor de su nombre (Isaías 43:25) y le da una nueva base sobre la cual afirmarse! B. La evidencia de la fe verdadera es el amor y el agradecimiento Donde la gracia de Dios es recibida y aceptada por la fe, el resultado es amor y agradecimiento (Catecismo de Heidelberg, Pregunta y Respuesta 64). La gracia de Dios no es el medio por el cual nos volvemos descuidados e impíos con nuestras vidas. El perdón de Dios no nos es dado para pecar libremente. Más bien al contrario, el perdón cambia la orientación de nuestras vidas. Ya no vivimos esclavos del pecado. Debemos odiar el pecado, huir de él y humillarnos delante del rostro santo de Dios, porque Él dará su gracia y Espíritu Santo sólo a aquellos, que con sinceros deseos piden continuamente de él, y

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están agradecidos por ellos (Catecismo de Heidelberg, Pregunta y Respuesta 116). El árbol bueno es conocido por la calidad de sus frutos. Esto no significa que los frutos hacen bueno al árbol. Esta mujer no es salva debido a su amor, sino por su fe. El amor de la mujer es fruto de su fe en el Salvador. La fe obra por el amor (Gálatas 5:6). ¿Es posible manifestar amor y agradecimiento verdaderos al Señor, sin antes haber recibido primero al Salvador? El acto de la mujer es un trabajo de fe. Todavía ella tiene una mala reputación en la ciudad, pero Jesús la conoce. Desde el momento en que la mujer recibió la salvación por gracia, ella ya no es lo que era porque nunca más se complacerá en el pecado. Ahora ella expresa amor y agradecimiento a su Libertador.

Referencias / Notas

Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor. Gálatas 5:6

La mujer ahora puede ir en paz. Ella lleva la paz de Dios en su corazón como un tierno regalo. En la casa del fariseo, la mujer recibió infinitamente más que el regalo que ella trajo. C. Los invitados se ofenden Los invitados al banquete se ofenden de nuevo y murmuran: ¿Quién es este, que también perdona pecados? Esta pregunta indica ofensa antes que interés genuino (Marcos 2:7). Los fariseos ya no pueden negar que Jesús es un profeta, pero ahora se ofenden porque Jesús se pone al mismo nivel que Dios. Los que vienen al Señor en fe encontrarán paz. La gran pregunta que nos debemos hacer es: ¿Qué deseamos del Señor Jesús? La moralidad externa, sin un corazón humilde y penitente, no es un fruto de la fe. Nosotros podemos venir a Jesús en nuestro extravío, pero también debemos venir a Él como pecadores perdidos. Cuando se nos da mucho y se nos perdona mucho, debemos mostrar nuestra fe por nuestras obras de amor. Solo así, y no por miedo y obligación, somos capaces de hacer buenas obras de la manera correcta.

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¿Por qué habla este de ese modo? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios? Marcos 2:7

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Referencias / Notas

Jehová le dijo: —Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos para darte a heredar esta tierra. Génesis 15:7

LECCIÓN

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LAS PARÁBOLAS DEL REINO Textos de referencia: Mateo 13:1-50; Marcos 4:1-34; Lucas 8:4-15; 13:18-21 Versículo para memorizar: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos, mas a ellos no les es dado. Mateo 13:11 INTRODUCCIÓN La parábola es una figura literaria que permite explicar las verdades de Dios a través de una historia o una comparación. Despiertan mucho la imaginación de los oyentes y atrae la atención de todos, sin distingo de edad, clase o sexo. Pero también es cierto que el uso de las parábolas tiene su peligro, pues puede confundirse la verdad del Evangelio con la historia misma, siendo que ésta es fruto de la imaginación y sólo sirve para explicar aquélla. Por eso diremos que, es verdad que las parábolas presentan una oportunidad para contar historias interesantes y fáciles de recordar, pero también es verdad que a menudo es difícil entender el significado de las parábolas. Una buen parte de su enseñanza Jesús la hizo a través de parábolas, por eso en esta lección analizaremos: I. El significado de las parábolas II. El significado de las parábolas de Mateo 13 I. EL SIGNIFICADO DE LAS PARÁBOLAS A lo largo de este manual explicaremos el significado de varias parábolas. Por esta razón, es necesario hacer algunas observaciones generales con respecto a las parábolas, porque serán de mucha ayuda para enseñar acerca de su significado y propósito en el contexto de la fe.

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A. Modelos de enseñanza

Referencias / Notas

Durante su aparición pública en Israel, Jesucristo se reveló a sí mismo en su oficio profético, predicando el evangelio del reino de los cielos. Su proclamación la hacía de distintas maneras. A veces discutía, otras leía; a menudo usaba proverbios, refranes o comparaciones. Un modelo de enseñanza que Jesús también usaba con frecuencia era la narración de parábolas (historias cortas que enseñan verdades espirituales). Jesús no hizo nada nuevo al enseñar de esta manera. En el Antiguo Testamento ya encontramos parábolas. Por ejemplo, la parábola de la corderita que el profeta Natán usó para mostrar a David su pecado (2 Samuel 12:1-9). Los rabinos también enseñaron por medio de parábolas. Esta forma de enseñanza fascinaba y obligaba a escuchar. La parábola encajaba especialmente en la aguda imaginación oriental, no muy interesada en los argumentos lógicos, sino en las representaciones visuales. B. Las parábolas de Jesús tienen un enfoque central Cuando el Señor Jesús usa este modelo de enseñanza lo hace con un propósito especial. Él toma sus parábolas de la vida diaria de las personas y de la naturaleza, y traduce los profundos significados espirituales que Dios ha puesto en la creación. Las cosas visibles reflejan las cosas invisibles. Una fábula no es lo mismo que una parábola. Hay una diferencia esencial entre una parábola y una fábula. Una fábula es un recurso literario que hace hablar a los mundos animal y vegetal. Usa al mundo animal y vegetal como espejo de la vida humana. Por ejemplo, árboles que quieren ungir a un rey (Jueces 9:8-20). Las fábulas son historias de imposibilidades, de cosas que no pueden suceder. Las parábolas son historias que pueden ocurrir. Sus ejemplos son representaciones auténticas y verbalmente creíbles. Las parábolas son parte de la vida diaria y de las experiencias de los oyentes. Por ejemplo, sembrar la semilla y obtener una ganancia. Sin embargo, el Señor no sólo se preocupa por la historia sino por su significado espiritual. Por medio de las parábolas, Jesús proclamó los misterios del reino de los cielos (Mateo 13:11). El término “reino” denota la autoridad espiritual de Dios. Su origen es la gracia de Dios para la humanidad después de que el hombre se apartó de él por su pecado. El reino de Dios viene del cielo a la tierra. Está en el mundo, pero no es del mundo (Juan 18:36). Dios mantiene su reino y lo extiende a pesar de la oposición de las fuerzas de la oscuridad. Un día, Dios lo completará gloriosamente. Dios cumple esto a través de la obra mediadora de Cristo, para reunir todas las cosas en Cristo, en el cumplimiento de los tiempos establecidos, así las que están en los cielos como las que están en la tierra. (Efesios 1:10). Este reino revela paz y justicia. Solo los que han nacido de nuevo pueden entrar en él (Juan. 3:3, 5). Sus verdaderos súbditos son los que

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Él, respondiendo, les dijo: --Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos, pero a ellos no les es dado Mateo 13:11 Respondió Jesús: --Mi Reino no es de este mundo; si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí. Juan 18:36 Le respondió Jesús: --De cierto, de cierto te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios... De cierto, de cierto te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Juan 3:3, 5

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Referencias / Notas

reconocen y sirven a Cristo como su Rey. Su herencia y bendiciones son indeciblemente gloriosas: reconciliación, perdón y liberación, fe, esperanza y amor, consuelo, poder y gozo en el Espíritu Santo. ¡Todos los beneficios del pacto de la gracia! Los misterios del reino no son cosas secretas, extrañas o inexplicables, sino verdades que están ocultas y necesitan ser iluminadas. La predicación de Jesús nos revela, en una manera ricamente variada, el origen y la continuidad del reino de Dios, los medios por los cuales viene, cómo se mantiene, sus batallas y crecimiento, y sus victorias y realización. También nos hace conocer la mente de sus ciudadanos y enemigos, y los privilegios y deberes de sus súbditos. En cada parábola, aparece solamente un punto principal en primer plano. Necesitamos prestar mucha atención a esta enseñanza principal que el Señor Jesús quiere imprimir en nuestras mentes. Para entender el sentido y el significado de una parábola debemos buscar “el punto de comparación”. Las varias partes de la parábola también nos enseñan algo, pero el punto principal debe tener nuestra máxima atención. Frecuentemente, el punto principal está indicado en el contexto y Cristo mismo nos da el significado. C. Jesús cuenta parábolas en un punto decisivo de su ministerio

Pero los fariseos, al oírlo, decían: “Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios”. Mateo 12:24 Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto. 2 Corintios 4:3 Y sin parábolas no les hablaba; aunque a sus discípulos se lo explicaba todo en privado. Marcos 4:34

Jesús no empezó su enseñanza con parábolas. Al principio de su ministerio, él hablaba directamente sin recurrir a profundas parábolas. Usaba un discurso simple que era comprendido por todos. Empieza a usar las parábolas cuando ocurre un cambio en su ministerio. Los discípulos asombrados lo notan y le preguntan la razón: ¿Por qué les hablas por parábolas? (Mateo 13:10). De la respuesta de Jesús se infiere que el uso de parábolas es intencional. ¿Cuál es la razón? Una división se había producido en el pueblo, con respecto a Jesús. Un grupo lo sigue en fe y amor, pero los fariseos lo rechazan y la multitud no recibe su evangelio. Ellos se alejan de Jesús, porque prefieren la oscuridad antes que la luz. Incluso llegan al colmo de llamar oscuridad a la luz (Mateo 12:24). ¡En este momento Jesús empieza a enseñar por medio de parábolas! Él no deja de predicar, pero cambia su forma de hacerlo. Él escoge una forma que al mismo tiempo descubre y esconde la verdad. El propósito es doble. La predicación por medio de parábolas quita la luz a los que aman la oscuridad, porque el evangelio está escondido para los que están en el camino de perdición (2 Corintios 4:3). Solamente es el castigo por su rechazo. Ellos oyen las historias, pero no tienen la visión correcta. Tampoco desean saber el significando espiritual. ¡Pero a los que buscan la verdad, las parábolas los iluminan más! Para estos, estas ilustraciones son un toque de gracia: a vosotros os es dado. De esta manera ellos son guiados más profundamente en la verdad sobre todo, porque Jesús a sus discípulos en particular les declaraba todo (Marcos 4:34). Los discípulos también necesitan información y explicación. No entienden todo, su ignorancia es todavía grande; aunque están conscientes que hay un significado espiritual. A veces,

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son reprendidos por su ignorancia, sin embargo Jesús les explica. Marcos 4:13. La enseñanza de Jesús por parábolas es similar a la columna de nube y de fuego en el éxodo de Egipto. La misma nube que era una luz para los israelitas, era la oscuridad para los egipcios. II. EL SIGNIFICADO DE LAS PARÁBOLAS DE MATEO 13 A. Siete parábolas El capítulo 13 de Mateo registra siete parábolas. Marcos y Lucas registran también algunas de ellas. Algunas parábolas fueron pronunciadas junto al mar, el resto, en una casa. Las primeras fueron oídas por la multitud y las otras solo por los discípulos. Seguido por una gran muchedumbre, Jesús fue a la orilla del lago de Galilea. La muchedumbre era tan grande, que Jesús tuvo que subir a una barca para hablarles. Él estaba sentado mientras les hablaba, la posición común de los rabinos de ese tiempo. La imagen o ilustración que se ve en muchos cuadros donde Jesús está de pie en la proa de un barco, no es correcta. Las personas estaban frente a Jesús, sentadas sobre la playa, en amplias filas. Todos podían verlo y oírlo. Después de enviar a las personas a sus hogares, Jesús regresó a su casa. Allí, el Señor enseñó a aquellos que estaban con él, personas que reflexionaban en las palabras de Jesús y muy deseosas de recibir mayor instrucción, por lo que buscaban una oportunidad para estar con Él y con los doce y escuchar su explicación. En esta ocasión, Jesús dijo más parábolas. Las siete parábolas van juntas. Todas tratan del mismo tema: el reino de los cielos. Repetidamente la expresión: el reino de los cielos es semejante, es seguida por algo con lo cual se lo compara (Mateo 13:24, 31, 33, 44, 45, 47). El reino de los cielos es comparado a un campo, a una semilla de mostaza, a la levadura, a un gran tesoro, a una perla y a una red. Las parábolas también se conectan interiormente. B. ¿Cómo viene el Reino de los cielos? “La parábola del sembrador “ (Mateo 13:3-9, 18-23; Marcos 4:1-20; Lucas 8:4-15) El nacimiento y crecimiento de una semilla no viene por alguna fuerza externa, sino de la misma manera como el grano crece de la tierra, después que ha sido sembrado. No toda semilla lleva fruto. Jesús les recuerda esto a los discípulos para que no se desalienten. No es culpa de la semilla, sino de la tierra en la que se sembró. Esto es lo que nos enseña la parábola del sembrador y su explicación infalible es dada por el propio Jesús. De lo dicho por él se debe notar: 1. El reino de Dios no viene por la espada sino por la Palabra del Señor, la palabra del reino, que es comparada con la buena semilla. El corazón del oyente es el campo. 2. ¡Cuán diferentes son los resultados de la proclamación del evangelio! Con algunos, no hay absolutamente ningún buen resultado.

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Referencias / Notas

Y les dijo: --¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas? Marcos 4:13

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También a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; a ellos de nada les sirvió haber oído la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. Hebreos 4:2

Su corazón es como un camino muy transitado junto a un campo. Los granos de la semilla caen en el camino, pero se quedan sobre el camino duro y son recogidos por las aves del aire. Esto representa a las personas endurecidas que no entienden la Palabra y son fácilmente confundidas por el malo, que sabe usar todo tipo de distracciones. Ellos oyen, pero no prestan atención. Les entra por una oreja y les sale por la otra. Nada de la semilla permanece. La predicación no beneficia al oyente si no hay fe (Hebreos 4:2). Si usted no recibe la semilla, Satanás se la llevará, porque él está siempre allí. Es necesario siempre orar para que el corazón sea receptivo. 3. Otros representan los pedregales. Este lugar no es un campo con muchas piedras sueltas, sino una condición del suelo frecuente en Palestina, donde la tierra es una capa delgada que cubre una base pedregosa inamovible. La semilla puede germinar y crecer en esta capa delgada de tierra, pero las raíces no pueden crecer y extenderse hacia abajo, lo cual es necesario para que la planta resista el calor del sol. El Salvador se refiere aquí a los que tienen una fe temporal -las personas que se entusiasman rápidamente-. Parece todo tan maravilloso, se llenan de entusiasmo, ¡reciben la palabra con gozo!, pero a la larga no hay nada. Estas personas son movidas fácilmente, pero su corazón no está cambiado. No tienen ninguna batalla y ninguna auto negación; les falta profundidad espiritual. No permanecen firmes cuando las tentaciones vienen porque no tienen una fe real. Pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza. Se sienten ofendidos y tropiezan. No pueden soportar que se burlen de su religión y que se opongan a ella. ¡Ay de aquellos jóvenes que son así! Su interés en la religión parece alentador, pero se desvanece cuando se hacen mayores. ¡No hay frutos, y eso es todo! Algo más es necesario, no solo las emociones superficiales y momentáneas, como la impresión durante una tormenta o después de una muerte súbita o un sermón conmovedor. 4. Hay también personas a quienes llega la Palabra, pero cuyo corazón es como un campo cubierto con espinas y cardos. Están profundamente arraigados en la tierra, crecen rápidamente y ahogan la buena semilla para que no pueda crecer. Pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa (Marcos 4:19). Ellos abruman y ahogan la Palabra, lo que impide el resultado de la predicación. Tales corazones divididos no llevan fruto (Lucas 8:14). Solo una cosa puede llenar el corazón. Si está lleno de preocupaciones mundanas, inquietudes y ansiedades, cargas y lujurias, allí no hay lugar para Jesús y su servicio. ¡Tales arbustos de espinas y plantas de cardos deben ser desarraigados! No es la falta de la semilla del evangelio ni del sembrador la causa de que, en estos casos, no haya los frutos deseados. Cuando a usted le confíen sembrar la semilla, asegúrese de que la semilla sea buena y de que usted la está sembrando en forma correcta. De otra manera, su trabajo no llevará fruto y usted no puede esperar verdaderamente una buena cosecha.

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5. En la buena tierra, es decir, en los corazones preparados por el Espíritu Santo, la buena semilla parece tener un poder irresistible porque nosotros mismos no podemos hacer la tierra fértil. La buena tierra lleva frutos de fe y de arrepentimiento verdaderos. Cristo los conoce. Ellos son los que, como buenos oidores, reciben el evangelio con un corazón bueno y recto (Lucas 8:15). Nadie posee estas cualidades porque todas las personas, sin excepción, son por naturaleza malas y depravadas. Ellos reciben el evangelio por la obra renovadora y purificadora del Espíritu de Dios. Por consiguiente, reciben y guardan la Palabra en el temor de Dios, y perseveran en santidad fructífera. Pensemos en Lidia (Hechos 16:14, 15) y en la mujer arrepentida (Lucas 7:36-50). Hay una diferencia entre los que reciben la Palabra, porque no todos llevan los mismos frutos. Algunos tienen una fe más fuerte y honran a Dios más que otros. Sin embargo, todos abundan. Donde la Palabra de Dios es tomada verdaderamente de corazón y controla la vida, allí lleva fruto a ciento, a sesenta, y a treinta por uno (Mateo 13:23). ¡El sembrador siembra en el nombre de Dios y ora al Señor de la mies por tierra bien preparada! Da tiempo a la semilla para que produzca frutos. Sembrar y cosechar la mies no ocurre en el mismo día. Con paciencia espera el fruto precioso de la tierra (Santiago 5:7). C. ¿Cómo permanece el Reino de los cielos? “La parábola del trigo y la cizaña” (Mateo 13:24-30, 37-43; Marcos 4:26-29) El Reino de los cielos soporta una severa oposición. El campo en el cual se ha sembrado la semilla es también ocupado por el diablo. El dominio completo del Reino de Dios solamente vendrá al final del mundo. Esto nos enseña la segunda parábola sobre el trigo y la cizaña, que se relaciona directamente con la del sembrador; aunque es muy diferente. Cuando los discípulos le pidieron al Salvador que la explicara, él les dio una explicación muy comprensible y con muchos detalles. De allí que debemos resaltar lo siguiente: 1. El enemigo es un sinvergüenza. Tiene malas intenciones y actúa malévolamente. Perjudica al dueño del campo sin darle ningún beneficio. El enemigo es sutil y traicionero. Realiza su trabajo en secreto, en la oscuridad, mientras todos están durmiendo. Mírenlo venir y salir furtivamente por el campo, bajo la cubierta de la oscuridad. Está sembrando cizaña [la semilla de la cizaña] entre el trigo. Cuando la cizaña está creciendo se ve exactamente como la buena semilla. Después, cuando los tallos crecen y brota la semilla, la diferencia llega a ser claramente visible. Si la semilla de la cizaña se mezcla con la buena semilla y se muele para hacer la harina para el pan, este se dañará. 2. Los siervos están sorprendidos y se sienten insultados. Ellos no entienden cómo pudo pasar esto. Su pregunta es: ¿de dónde, pues, tiene cizaña? ¿De dónde vino el mal al mundo que fue creado y guiado por Dios? Ellos están asustados y su primera reacción es arrancar lo más pronto la cizaña.

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Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo. El Señor le abrió el corazón para que estuviera atenta a lo que Pablo decía, y cuando fue bautizada, junto con su familia, nos rogó diciendo: --Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, hospedaos en mi casa. Y nos obligó a quedarnos. Hechos 16: 14, 15 Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Santiago 5:7

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Referencias / Notas

¡Su intención es comprensible! Sin embargo, no es sabia, porque hay tanta cizaña que todo el campo tendría que ser revuelto para desarraigarla. Las raíces de las cizañas se han extendido por todas partes. Sacarlas significaría dañar las buenas semillas. 3. El dueño del campo permanece tranquilo. Él sabe el origen de la cizaña y declara que no es por accidente que el campo esté dañado, sino que es debido a una acción premeditada y a malignas intenciones. El dueño quiere ejercer la paciencia. Ahora que todo está madurando junto, la cizaña tendrá que permanecer durante algún tiempo, para proteger la buena semilla. Más tarde, en el tiempo de la cosecha, la cizaña será arrancada, cuando el dueño diga a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero. 4. Jesús no tiene escrúpulos en declarar que el diablo es el instigador. En el campo del mundo, el diablo siembra la semilla de malos principios para perturbar el reino de Dios. Cuando Cristo edifica su Iglesia, el diablo edifica una capilla al lado. Satanás tiene permiso para hacer crecer la cizaña en el mundo que le pertenece a Dios y en el cual el Hijo del hombre siembra la buena semilla. ¿Quién trabaja en nuestra vida? La respuesta llega a ser evidente por la actitud que tenemos, las obras que hacemos y los frutos que producimos. Es significativo que así como Cristo explicó la parábola del sembrador, también explicó concretamente la parábola del trigo y la cizaña, afirmando que la cizaña son los hijos del malo. Nosotros estamos en contacto estrecho uno con el otro. Nuestra naturaleza revela a cuál grupo pertenecemos. Un sembrador nunca puede olvidarse de esto. ¡El sembrador siembra la semilla y cultiva personas! Las personas son formadas por la palabra y la acción, el ejemplo y el comportamiento, la instrucción y la nutrición; también por los medios de comunicación. Nosotros no debemos estar satisfechos cuando el cristianismo es socavado intencionalmente. El camino de la salvación y la voluntad del Señor con respecto a todo en la vida deben ser descritos perfectamente. La mala literatura contamina y envenena la mente y las emociones. El Salvador aconseja paciencia. En el mismo campo el trigo y la cizaña luchan entre sí por un lugar. La victoria final solo viene al fin del mundo y el tamizado completo y la separación no tienen lugar hasta el juicio final. La cizaña también debe madurar para que se revele claramente como tal, para que en el día del juicio del Señor sea revelada en su justa condición. Entretanto, el trabajo de Dios en el campo del mundo continúa, no importa cuánto se oponga Satanás. Ninguna cantidad de cizaña puede impedir que los propósitos de Dios para la buena semilla se cumplan. Los segadores, que funcionan como siervos del juez del mundo, traerán condenación sobre los impíos que irán a la perdición eterna. Los que son guiados y gobernados por el pecado, el mundo y Satanás serán verdaderamente destruidos.

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D. El poder del reino de los cielos

Referencias / Notas

“Las parábolas de la semilla de mostaza y la levadura” (Mateo 13:3132, 33; Marcos 4:30-34; Lucas 13:18-20) El reino de los cielos está firme y crece, aunque parece débil. Dios hace que de cosas insignificantes resulten cosas grandes. Silenciosamente, Dios ejerce su poder irresistible. Esto aprendemos en la tercera y cuarta parábolas: la semilla de mostaza y la levadura. Estas parábolas van juntas. Jesús pregunta: ¿A qué haremos semejante el reino de Dios? (Marcos 4:30; Lucas 13:18, 20), y escoge deliberadamente estas ilustraciones. En la primera parábola, el énfasis está en el contraste entre un pequeño comienzo y un gran crecimiento, mientras que en la segunda parábola se muestra especialmente el grandioso poder del reino de los cielos. El sembrador planea su trabajo. Él toma la semilla y la siembra. ¡Cuán pequeña es la semilla en su mano! Es llamada proverbialmente la más pequeña de todas las semillas. ¿Qué puede esperarse de una semilla tan pequeña? ¡Pero espere un momento y usted la verá germinar rápidamente y crecer más alto que cualquier otra planta, llegando a ser la mayor de las hortalizas, y se hace árbol! En Palestina, la así llamada planta de mostaza negra o café puede alcanzar una altura de tres a cuatro metros, con ramas lo bastante grandes para que los pájaros hagan nidos. ¿Cómo es esto posible? ¡Porque interiormente esta semilla tiene un poder asombroso! Aparentemente diminuta, se transforma orgánicamente en un árbol de buen tamaño. Simplemente piense en la expansión del reino de Dios, el crecimiento de la iglesia cristiana durante los primeros siglos, las empresas misioneras, el establecimiento de la educación cristiana, la evangelización y las otras formas de actividades cristianas. Cuando nosotros reflexionemos en todo el trabajo hecho en el reino de Dios, no despreciaremos el día de las cosas pequeñas, como muchos lo hacen. No se enfoque solamente en la insignificancia del principio que no parece prometedor, sino que fíjese en el poder interior de la semilla que gradualmente se desarrolla. Una semilla viviente, no importa cuán pequeña sea, traspasa las masas de tierra. La insignificancia de los medios no detiene al Señor de hacer cosas grandes. Nuestra atención ahora se concentra en una casa donde una mujer, según la costumbre oriental, está preparando masa para hacer pan. Ella tiene mucha harina, tres medidas de harina (una medida = aproximadamente 13 litros). En tres medidas de harina, ella escondió la levadura. Cuando la levadura se mezcla con la harina, la levadura hace su trabajo en una forma imperceptible y callada, pero decidida y concluyente. La masa se expande y se levanta porque la levadura leuda todo. Así sucede con el reino de los cielos. ¡Procede del corazón y penetra el ser entero! Cambia la perspectiva, renueva toda la vida e influye cada relación. ¡Funciona invisible pero enérgicamente! Su naturaleza no puede dejar de ponerse en evidencia.

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Referencias / Notas

Yo me dejé buscar por los que no preguntaban por mí y fui hallado por los que no me buscaban. Dije a gente que no invocaba mi nombre: “¡Aquí estoy, aquí estoy”! Isaías 65:1 Entonces, respondiendo Pedro, le dijo: --Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos? Mateo 19:27 Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él lo he perdido todo y lo tengo por basura, para ganar a Cristo y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que se basa en la Ley, sino la que se adquiere por la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios y se basa en la fe. Filipenses 3:7-9 Entonces él descendió aprisa y lo recibió gozoso. Lucas 19:6 Luego los llevó a su casa, les puso la mesa y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios. Hechos 16:34

E. El valor del reino de los cielos “Las parábolas del tesoro escondido y la perla de gran precio” (Mateo 13:44-46) Cristo comparó el reino de los cielos con cosas ordinarias como la semilla y la levadura, las cuales son poderosas aunque insignificantes. ¿Es por eso de poco valor? ¡No! Los discípulos tuvieron que dejar todo por amor a Jesús. Y ¿qué reciben ellos de Él? Note que ahora el reino de los cielos es comparado con grandes tesoros. ¡Es merecedor de todo! Por consiguiente, el reino debe ser valorado sobre todo. Esta es la enseñanza de la quinta y sexta parábolas: el tesoro escondido y la perla de gran precio. Estas parábolas son gemelas pues están estrechamente relacionadas. Ambas dan evidencia de que el reino de Dios es un tesoro incomparable que da gran gozo a su dueño. Cada parábola muestra una faceta de cómo se obtiene este tesoro. La primera parábola enseña que el tesoro está escondido, no es evidente. Los tesoros siempre están guardados en un lugar seguro y en los tiempos antiguos se solía enterrarlos. Un hombre está caminando en un campo y no tiene la mínima noción de que una fortuna está enterrada bajo sus pies. Inesperadamente, sin ningún esfuerzo, encuentra este gran tesoro. ¡Qué sorpresa! En forma similar, hay personas a quienes el Señor llama inesperadamente de la oscuridad a la luz (Isaías 65:1) como por ejemplo la mujer samaritana (Juan 4). Para comprender el significado espiritual de esta parábola no es importante discutir cómo el tesoro fue enterrado en el campo, ni si fue correcto mantener en secreto su hallazgo. No podemos especular al respecto. Se presenta también la cuestión de la búsqueda diligente. El mercader no está satisfecho con las bagatelas. Él busca buenas perlas; es un experto. Finalmente encuentra una de valor extraordinario. El mercader quiere vender todo para comprarla. ¡Quiere poseerla! Eso es lo que Pedro (Mateo 19:27) y Pablo quisieron (Filipenses 3:7-9). Al dejar todo, ellos obtuvieron todo. ¡Compra la verdad y no la vendas! (Proverbios 23:23). Aquel comprador que tiene un interés inmenso en el objeto preciado cede voluntariamente sus derechos sobre todo lo que posee para obtener el mejor premio. Por supuesto ¡nunca se arrepentirá de esta compra! ¡El valor del reino de Dios es mayor que cualquier cosa y por tanto, nosotros deberíamos buscarlo sobre todo lo demás! Los que lo encuentran aprecian su valor y se llenan de gozo cuando lo poseen (por ejemplo, recordemos a Zaqueo, Lucas 19:6 y al carcelero, Hechos 16:34). F. Los herederos del reino de los cielos “La parábola de la red” (Mateo 13:47-50) ¿Quiénes son los herederos de este eterno y glorioso reino de los cielos? No todos son herederos. Hay peces que son atrapados por

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la red. Sin embargo, después de ser examinados son desechados porque son malos. Eso es lo que la séptima parábola de la red nos enseña y con esta se concluye la serie. Esta parábola presenta varios puntos de comparación con la parábola del trigo y la cizaña, pero el tema principal es algo diferente. Una red pesca toda clase de cosas. La proclamación del reino de Dios llega a varias personas -todas cautivadas por la Palabra. Sin embargo, no todas son verdaderas en su fe ni buenas en sus obras. Un día, la multitud será separada. Al fin del siglo la separación irreversible tendrá lugar. Así como los pescadores separan su pesca recogiendo lo bueno en cestas y lo malo echan fuera, Dios, por medio de sus ángeles, apartará irreversiblemente a los malos de entre los justos. Lo uno o lo otro pasará con todos los que oímos el evangelio. No hay un tercer camino. El castigo de los que solo pertenecieron exteriormente al reino de Dios será terrible. Su lugar de morada eterna es el horno de fuego, una descripción del infierno, donde la santidad vengadora de Dios consume al malo por fuego. Allí será el lloro y el crujir de dientes debido al terrible tormento y al amargo remordimiento. ¡Escuchemos la advertencia para nuestra salvación!

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JESÚS CALMA UNA TORMENTA EN EL MAR Textos de referencia: Mateo 8:18, 23-27; Marcos 4:35-41; Lucas 8:22-25 Versículo para memorizar: Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es este, que aun los vientos y el mar le obedecen? Mateo 8:27 INTRODUCCIÓN ¡Esta es una gran historia! Los discípulos de Jesús fueron librados de la tormenta y quedaron profundamente impresionados porque fueron testigos de una nueva y maravillosa revelación de la majestad del Señor Jesucristo. De los versículos que registran esta historia es evidente que fue la revelación de la divinidad de Cristo lo que más impresionó a los discípulos. Esto tiene implicaciones para la enseñanza de la historia: descubre la identidad de la persona de Jesucristo. En esta historia nosotros veremos que: I. Jesús duerme durante una tormenta II. Jesús reprende a la tormenta III. Jesús pregunta a sus discípulos I. JESÚS DUERME DURANTE UNA TORMENTA A. Jesús entra en una barca Jesús está en Capernaum. Ha sanado a muchas personas en esta ciudad. También enseñó las parábolas del reino, que estudiamos en la lección anterior. Jesús ha estado ocupado todo el día y todavía se encuentra rodeado de mucha gente (Mateo 8:18). Llegó la noche (Marcos 4:35), sin embargo, la gente quiere más milagros. Hay otros lugares que Cristo debe visitar para realizar las obras de su Padre y les dice a sus discípulos: Pasemos al otro lado del lago (Lucas 8:22).

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Jesús no les ordena de una manera autoritaria, sino que lo hace consultando a sus discípulos y concluyen que es aconsejable cruzar el lago y dejar Capernaum para ir hacia la ciudad de los Gadarenos. Los discípulos estuvieron de acuerdo y obedecieron al instante. En el camino al lago, Jesús conversa con dos hombres. Estos encuentros evidencian que los discípulos no se detuvieron ante las dificultades que enfrentarían al seguir a Jesús. Uno de los hombres con quien Jesús habla en forma entusiástica es un escriba y quiere seguirlo adondequiera que Él vaya, sin comprender la magnitud de lo que significa negarse a sí mismo. El otro en cambio necesita tiempo para cumplir otras tareas y considerar seriamente el llamado de Jesús (Mateo 8:19-22). A diferencia de estos hombres, los discípulos están preparados. Ellos envían a las personas a sus casas, hacen los preparativos para la partida y siguen al maestro cuando entra en la barca. Ellos se lo llevaron tal como estaba en la barca (Marcos 4:36). Lo sacaron de sus labores sin darle tiempo para descansar en la casa o en la playa ni para adecuar la barca de alguna manera especial para su visita. Esta barca no era la única que navegaba por el tan conocido lago. También había otras barcas. Cuando todos abordan la nave, se sueltan las amarras, se izan las velas y se alejan de la playa. Mientras tanto, el Señor Jesús estaba en la popa. La parte posterior del barco solía tener una especie de sofá elevado, cubierto con una manta y una almohada. Mientras los discípulos navegaban, Jesús se durmió (Lucas 8:23). B. Una tormenta súbita se levanta De repente una tormenta feroz se levanta. Los tres escritores que relatan la historia describen esta peligrosa situación: Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca (Mateo 8:24) y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba (Marcos 4:37) y peligraban (Lucas 8:23). Debe notarse que el lago de Genesaret, también conocido como el mar de Galilea o Tiberias, es un mar interior pequeño, rico en pescado, de aproximadamente 21 x 9.5 kilómetros de tamaño. Al norte, se alimenta por el río Jordán que luego lo deja al sur. El lago está a una altitud baja, alrededor de 208 metros bajo el nivel del mar. Está rodeado por casi todos los lados, por una línea costera montañosa, lo que explica el porqué la temperatura en el día es alta, mientras que por la noche es baja. El agua tiene un tinte azul profundo y hermoso. Normalmente el agua está tranquila. Lo que pasa a menudo es que severas tormentas aparecen cuando una expulsión de aire pasa entre las montañas a la temperatura tropical de la cuenca del lago. Los torbellinos y los remolinos de viento agitan enérgicamente el agua hasta que el lago se pone sumamente turbulento. Las olas frenéticas del mar rugiente suben a los cielos, descienden a los abismos (Salmos 107:26). Las naves son anegadas por las olas que las golpean y amenazan con destrucción.

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Referencias / Notas

C. Jesús duerme durante la tormenta Jesús no se hace el dormido, está en un sueño profundo, lo que demuestra claramente su verdadera humanidad, igual que cuando en el pozo de Samaria declaró tener sed (Juan 4). Los ángeles no necesitan ni comer ni dormir, pero el sueño es esencial para los humanos. Jesús duerme profundamente porque está exhausto después de un día de mucho esfuerzo y ocupación. También debe notarse en forma especial que, mientras Jesús está dormido, está perfectamente a gusto. Él no es como Jonás. No necesita esforzarse para permanecer despierto debido al rugido espantoso del viento. Jesús tampoco lucha con los discípulos para impedir que la barca sacudida se hunda. Jesús no tiene miedo, ni aun cuando la tormenta traicionera aparece de repente y hace de la pequeña barca un juguete del viento y de las olas. ¡Él puede quedarse dormido, sin importar lo que pase! Pero esta tormenta está en los planes de Dios. Jesús descansa y duerme profundamente. Está con sus discípulos en la barca pero no comparte ni su miedo ni la preocupación de ellos. Sin embargo, la realidad es que la tormenta aúlla, el agua ruge y los discípulos están aterrados. II. JESÚS REPRENDE A LA TORMENTA A. Los discípulos piden ayuda a Jesús Al principio los discípulos dejaron que Jesús duerma. Entre ellos hay hombres que son pescadores de oficio: Pedro, Andrés, Juan y Santiago. Desde su juventud estos pescadores han estado familiarizados con el agua. Están acostumbrados a las tormentas súbitas y en ocasiones anteriores ya habían experimentado que sus barcas se llenen de agua. ¡Ellos toman toda posible precaución para su seguridad y les vemos sacando el agua con todas sus fuerzas! ¡Pero la batalla está perdida! La barca se llena rápido y llega a su límite. Esta ya no puede sostenerse por más tiempo y no saben qué más hacer. ¡Su necesidad es muy grande! La muerte los mira fijamente a la cara. Finalmente, van a la parte posterior del barco para despertar a Jesús y le expresan su miedo con un grito de desesperación, corto y preciso. Los escritores del evangelio registran en diversas formas el llamado de los discípulos por ayuda. Mateo registra: Señor, sálvanos, que perecemos (Mateo 8:25). Según Lucas: Maestro, Maestro, que perecemos (Lucas 8:24). Marcos registra una pregunta: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? (Marcos 4:38) El hecho de que Jesús esté dormido no calma los temores de los discípulos, sino que los agrava. ¿Cómo puede dormir tan serenamente, sin importarle lo que pasa? ¿Es Jesús indiferente a nuestros problemas? El Señor Jesús se despierta. Él no se asusta por lo que sucede a su alrededor, ni está conmovido por los elementos aulladores, ni por los gritos de desesperación de sus discípulos. Jesús se levanta. La tormenta ruge sobre su cabeza y la espuma golpea su cara. Él habla al viento aullador y al mar que ruge: ¡Calla, enmudece! ¡Al instante

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pasó! El viento dejó de aullar y la superficie del agua se puso plana como un espejo. No había ninguna ola o efectos secundarios y sobrevino una gran calma (Marcos 4:39).

Referencias / Notas

B. Jesús controla la naturaleza Los escritores de los evangelios sinópticos registran que Jesús reprendió al viento y al agua. La misma expresión se usa al relatar la historia de la sanidad de la suegra de Pedro. Él reprendió a la fiebre (Lucas 4:39). Esto es muy significativo. Nosotros no podemos desestimar el poder de esta expresión porque nos explica el verdadero significado del milagro. Cristo habla a la tormenta y a las olas como si fueran seres con alma; pero no es un recurso literario de personificación (es decir, simbolizar una cosa o evento como una persona), sino que nos indica algo más. Dios maldijo la tierra debido a la caída del hombre (Génesis 3:17). Como una consecuencia, la armonía que estaba presente en la naturaleza se volvió confusión. En su justo juicio, Dios le permitió a Satanás hacer uso de los poderes de la naturaleza. Satanás los usa para dañar a los hijos de Dios (por ejemplo en Job 1:19) y sobre todo para resistir a Cristo, que no solamente vino para libertar a los humanos, sino también para restaurar a la creación (Efesios 1:10). Esto es muy evidente en esta historia. Jesús desea ir a la ciudad de los Gadarenos para salvar a un hombre poseído que está sujeto en las garras de espíritus malos de una manera extremadamente terrible. Satanás, que no quiere perder su presa, hace todo lo que puede para impedir la liberación del hombre. Satanás intenta destruir a Jesús por el poder de los elementos irracionales de la naturaleza. Si tiene éxito al destruir la barca con todos sus ocupantes, todo el trabajo de salvación sería destruido en una forma rápida. La oportunidad presente parece especialmente favorable porque Jesús está dormido. ¡Pero Jesús está en control de todo! Con solo unas pocas palabras Jesús refrena y detiene a los poderes que amenazan la vida. Así como Satanás fue obligado a rendirse a Cristo en el desierto de la tentación, de igual forma debe rendirse en el mar de Galilea. En el desierto, Satanás trató de tentarlo; aquí quiere ahogarlo, pero su esfuerzo es en vano. El Hijo de Dios reprende al mar. ¡Tú tienes dominio sobre la braveza del mar; cuando se levantan sus ondas, tú las sosiegas! (Salmos 89:9).

E inclinándose hacia ella, reprendió a la fiebre; y la fiebre la dejó, y levantándose ella al instante, les servía. Lucas 4:39 Y al hombre dijo: --Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer y comiste del árbol de que te mandé diciendo: “No comerás de él”, maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Génesis 3:17 “… Cuando un gran viento se levantó del lado del desierto y azotó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y murieron. Solamente escapé yo para darte la noticia”. Job 1:19 “… De reunir todas las cosas en Cristo, en el cumplimiento de los tiempos establecidos, así las que están en los cielos como las que están en la tierra”. Efesios 1:10

C. Las personas están impresionadas No nos sorprende que todos, sin excepción, estén profundamente impresionados por este despliegue de asombroso poder (Mateo 8:27). ¡De nuevo, ellos temieron con gran temor (Marcos 4:41), pero esta vez es un temor diferente al que tuvieron con la tormenta! Ya no hay ningún temor de muerte que los haga clamar, sino que están llenos de reverencia y sorpresa.

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Los hombres, maravillados, decían: --¿Qué hombre es este, que aun los vientos y el mar lo obedecen? Mateo 8:27

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Referencias / Notas

Tímidamente miran a su maestro. La estima que sienten por él se eleva y expresan su asombro declarando: ¿Quién es este, que aun el viento y el mar le obedecen? (Lucas 8:25). ¡Cuán insignificantes somos los seres humanos comparados con Jesús! Los discípulos temblaron al conocer su majestad. El poder divino se había revelado ante sus ojos para su bien. Muchas veces ellos habían visto cómo Jesús era capaz de curar toda clase de enfermedades que causaban sufrimiento a la humanidad, pero ahora presenciaron su poder sobre los elementos de la naturaleza. Lo ven, pero no lo comprenden. Es demasiado maravilloso para comprender. ¿Quién es él? ¡Él es el Hijo de Dios, digno de ser alabado para siempre! Nosotros podemos adorarlo con profunda reverencia y estar seguros que su poder alcanza dondequiera que su amor desea obrar. III. JESÚS PREGUNTA A SUS DISCÍPULOS A. Jesús pregunta a sus discípulos sobre su fe Cuando la necesidad fue mayor, la salvación estuvo cerca. Para felicidad, todos a bordo de la barca experimentaron esto. Los discípulos oyen cómo Jesús reprende al mar y al viento, pero también oyen una pregunta dirigida a ellos. Mateo relata que después de que Jesús despierta, primero se dirige a ellos y les pregunta: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Solo entonces Jesús calma la tempestad. Antes de ordenar la quietud al viento y a las olas, Jesús primero quiere calmar la tormenta en las mentes de sus discípulos. Ellos deben seguir confiando en él y solo entonces no serán puestos en vergüenza. Los hombres nerviosos dan un suspiro de alivio. Ahora el Salvador les hace otra pregunta: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? (Marcos 4:40; Lucas 8:25). Es imposible negar que Jesús los reprenda, pero suena como un reproche apacible ya que lo hace en forma de pregunta. Lo que Jesús quiso preguntarles: ¿era necesario tener tanto miedo? Jesús pudo haberlos reprendido severamente porque, en su estado de miedo, pensaron momentáneamente que él no se preocupaba de ellos, pero en su bondad Cristo no hace eso. Jesús solamente les reprocha por su falta de fe, fuente de su temor. Es cierto, sin embargo, que ellos recibieron una reprimenda y la necesitaban. ¡Imagínese usted en el lugar de ellos! ¿Cómo actuaríamos si estuviéramos en las mismas circunstancias? ¿Nos cuesta entender cuán comprensible era que los discípulos actuaran de esta manera? Quizás su fe no era perfecta, pero nosotros los excusamos debido al peligro que vivieron. Este comportamiento de los discípulos bajo condiciones extremas es muy comprensible. Sin embargo, aunque su comportamiento puede ser explicado no debe ser aprobado. Si no queremos entender mal la pregunta de Jesús, debemos prestar atención a lo que él dijo. Según Mateo, Jesús preguntó: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe?, y según Lucas: ¿Dónde está vuestra fe? La primera pregunta debe ser vista a la luz de la segunda.

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La primera pregunta indica que ellos tienen fe, pero es muy pequeña. Los discípulos poseían algo de fe y lo demostraron al dejar todo para seguir a Jesús y al permitirle que dirija sus vidas. Su oración, ¡Señor, sálvanos! (Mateo 8:25), también es evidencia de su esperanza en Jesús. Ellos no han perdido la esperanza de que el peligro sea quitado y por consiguiente vienen a Jesús como su Salvador, aunque sus corazones temblaban.

Referencias / Notas

La fe de los discípulos, sin embargo, es imperfecta. Es una fe pequeña. En el momento crucial, ellos fallaron en ejercitar la fe. Se quejaron de que Jesús dormía y pensaron que se ahogarían. Su confianza en Jesús no era lo bastante fuerte y, por tanto, ellos no confiaron lo suficiente en él. El Señor Jesús estaba con ellos y lo siguieron. Sin embargo, fallaron. ¡Cuánto habían oído y visto de su poder! ¿Debían todavía dudar de su sabiduría, amor, fidelidad y poder? Más aún, Jesús les había ordenado que fueran al otro lado. ¿Necesitaban tener miedo de ahogarse en medio del lago? ¿No deberían haber estado más tranquilos, en vista de todo lo que habían experimentado? Los discípulos fallaron cuando su fe fue probada. Mientras más grande la necesidad, ellos debían aferrarse más a Cristo. Pero, ¡ay!, sus espíritus fallaron. Jesús no esperaba que sus discípulos tengan una actitud indiferente, descuidada y negligente en medio de la tormenta, pero sí requería de ellos una confianza incondicional e ilimitada en su persona y guía. Los discípulos miraron más al viento y a las olas que a Jesús, por tanto se pusieron muy temerosos, literalmente se portaron como “cobardes”. Ni un rastro de paz interior fue notorio, su comportamiento fue contrario al de Pablo durante una tormenta en el mar (Hechos 27:22, 25, 34, 35). Ellos están totalmente angustiados y no debía ser así. No era necesario ese comportamiento. La fe de los discípulos debe aumentar si van a enfrentar las dificultades que les espera como seguidores del Señor y que por cierto las encontrarán a su servicio. B. La fe en Cristo da paz En esta historia aprendemos muchas lecciones. Todos enfrentamos las inquietudes, desilusiones, penas y temores de la vida. La vida afable y fácil no existe. ¡La vida no es un juego! Es una experiencia común que todo acontece de la misma manera a todos; un mismo suceso ocurre al justo y al impío (Eclesiastés 9:2). Además, frecuentemente los santos son probados por el Señor. La obediencia al llamado de Dios no nos exime de las pruebas. Cuando Abraham, el padre de todos los creyentes, fue a Canaán en obediencia al llamado de Dios, experimentó hambre (Génesis 12:10). Tener a Jesús a bordo no nos garantiza la ausencia de tormentas. Sin embargo, nos garantiza que él no permitirá que sus hijos perezcan. Jesús es poderoso para salvar y es fiel, así que nunca pone a nadie en vergüenza. Cualquiera que se aferra a Jesús está seguro, aunque deba morir por su fe, como le sucedió a Esteban. (Hechos 7:56).

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Hubo entonces hambre en la tierra; y descendió Abram a Egipto para vivir allí, porque era mucha el hambre en la tierra. Génesis 12:10 Y dijo: “Veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre que está a la diestra de Dios”. Hechos 7:56

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Referencias / Notas

La cosa más importante es confiar. Los que llevan una vida sin Cristo perecerán, porque la senda de los malos perecerá (Salmos 1:6). Los que poseen la gracia de Dios también deben ejercerla. De otra manera, ¿cuán buena es la fe en los días de problemas y muerte? Nosotros debemos estar agradecidos durante los tiempos de prosperidad y cantar: Te alabaré con todo mi corazón; delante de los dioses te cantaré salmos (Salmos 138:1). Pero no es menos necesario cantar en los días de la adversidad: Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío (Salmos 42:11). Nosotros enfrentaremos las tormentas de la vida y sobreviviremos, solo cuando nos refugiemos en Jesús.

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Referencias / Notas

LECCIÓN Título:

JESÚS Y EL GADARENO ENDEMONIADO Textos de referencia: Mateo 8:28-34; Marcos 5:1-20; Lucas 8:26-39 Versículo para memorizar: Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio. 2 Pedro 2:4 INTRODUCCIÓN El Señor Jesús libertó a muchos poseídos del poder del diablo. Los primeros tres evangelistas relatan unos pocos casos de expulsión de espíritus malos, tales como, el hombre en la sinagoga en Capernaum (Marcos 1:23ss.), el hombre ciego y mudo que estaba poseído por un demonio (Mateo 12:22ss.), la hija de la mujer cananea (Mateo 15:22ss.), el muchacho con un espíritu mudo (Marcos 9:17ss.), y el salvaje gadareno (aunque el relato en Mateo dice que hubo dos). Esta lección relata con mayor detalle una de estas dos últimas historias. Esta historia es muy importante porque nos muestra cómo Jesús responde a diferentes peticiones. El endemoniado no pide sanidad, sino que desea que lo dejen solo. Los demonios ruegan a Jesús que los deje entrar en los cerdos. El gadareno pide a Jesús que se vaya de la ciudad. Jesús concede esta demanda inmediatamente, mientras que al hombre liberado le niega la petición de acompañarlo. En esta historia estudiaremos las relaciones entre: I. Los demonios y Jesús II. Los gadarenos y Jesús III. El hombre sanado y Jesús I. LOS DEMONIOS Y JESUS A. La posesión demoníaca La ciudad de Gadara estaba localizada al otro lado del mar de Tiberias o Galilea. Cerca de la playa había un desierto (Lucas 8:29) con

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Referencias / Notas

montañas y cuevas que se usaban como sepulcros (Mateo 8:28). En este desierto vivía este desdichado despreciable. Mateo menciona dos (Mateo 8:28), mientras Marcos y Lucas mencionan solamente a un hombre (Marcos 5:2; Lucas 8:27). El comportamiento de este hombre era muy vergonzoso. Él realmente era un hombre de la ciudad (Lucas 8:27), pero no podía vivir allí y peor en una casa. Día y noche vagaba por las montañas y vivía en las espantosas tumbas. El maníaco gritaba continuamente y se hacía daño. Estaba desnudo y vagabundeaba por los alrededores hiriéndose con piedras (Marcos 5:5). Por mucho tiempo este hombre se había torturado y no parecía un ser humano sino un animal. El endemoniado era un peligro para toda el área porque era feroz en gran manera. Muchos esfuerzos se habían hecho para controlarlo, pero todo había sido en vano, porque él parecía tener un poder sobrenatural. Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos (Marcos 5:4). Nadie podía dominarlo y era temido por todos, tanto que nadie podía pasar por aquel camino (Mateo 8:28; Marcos 5:4). ¿Qué es lo que había causado esta terrible condición? Este hombre estaba poseído por espíritus malos. Él estaba endemoniado desde hacía mucho tiempo (Lucas 8:27). Es difícil imaginar cómo era este desdichado exactamente. Su condición no era una fantasía de la imaginación, sino una terrible realidad. Este hombre estaba realmente poseído por el demonio. Los que están poseídos por el demonio no solo están enfermos física o mentalmente, sino que pueden presentar síntomas de sordera y mudez, y su condición puede tener mucho en común con una depresión nerviosa o una enfermedad mental. La condición de este infeliz hombre era totalmente diferente de otras enfermedades y su curación era una liberación distinta. Este era el objeto directo del trabajo de Satanás. Ellos no eran criminales y no eran como Judas, que voluntariamente se puso al servicio del diablo. Un espíritu malo había entrado en él en contra de su voluntad; permanecía y vivía en él, y lo controlaba en alma y cuerpo. Por consiguiente, estaba sujeto a dos influencias contrarias. Su propio espíritu y el espíritu malo peleaban dentro, pero el espíritu malo le había dominado de tal forma que estaba poseído por el demonio. Había muchos desdichados cuando el Salvador caminó en la tierra. El plan de Satanás era oponerse sistemáticamente al reino de Dios. Durante el primer período del ministerio de Cristo, el diablo se ejercitó concentrando todo su poder infernal para oponerse al trabajo del Salvador y destruirlo. Satanás atacó personalmente a Jesús y lo rodeó de espíritus demoníacos. Los espíritus malos son seres con personalidad, ángeles caídos que están sujetos al diablo. Hacen todo lo posible para mostrarse a sí mismos físicamente y tienen un método misterioso para entrar en los humanos y tomar posesión de ellos. La víctima empieza a expresarse con otra personalidad, de tal forma que su propio espíritu es

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suprimido, su defensa es aplastada y poco o nada permanece de su personalidad. La persona es usada como una herramienta por el espíritu malo dominante que busca su destrucción y también la de otras personas.

Referencias / Notas

El gadareno presenta una posesión en grado severo, está totalmente poseído. Marcos lo expresa más fuertemente cuando lo llama literalmente un hombre con un espíritu inmundo. Lucas afirma que hacía mucho tiempo que (el demonio) se había apoderado de él (Lucas 8:29). Él se ha vuelto un instrumento pasivo del demonio. Parece tener poderes infernales que lo poseen y lo atormentan. ¡Los demonios lo instigan a exhibir un frenesí desenfrenado! B. El endemoniado conoce a Cristo Cristo no evita una confrontación con los poderes malignos. Al contrario, en este caso, Cristo la busca. En el desierto Jesús fue tentado y venció al diablo. Ahora, nuevamente, ¡destruirá las obras del diablo! Ese es el objetivo principal de su trabajo de redención. Esta reunión y este milagro no ocurren por casualidad. ¿Está Satanás usando a los demonios para probar si el Hijo de Dios tiene la capacidad de realizar un trabajo completo de redención? ¡Si es así, la evidencia será una prueba clara! Cristo intencionalmente cruza a la tierra donde reside este endemoniado salvaje. Jesús no se sorprende por esta condición de miseria. Cuando el endemoniado ve de lejos que Cristo baja de la barca, sale apresuradamente de las tumbas para adorarlo, es decir, Satanás cae delante de Jesús (Marcos 5:2, 6, 7). Inmediatamente, la palabra poderosa, majestuosa y santa de Jesús, le ordena al demonio que está arrodillado a sus pies: ¡Sal de este hombre, espíritu inmundo! (Marcos 5:8). Pero el espíritu malo exclama a gran voz por la boca del desdichado: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes (Mateo 8:29; Lucas 8:28). El demonio sabe que Jesús es el Hijo de Dios, pero como un enemigo se opone a Él. Satanás quiere que lo deje solo y por consiguiente le dice: ¿Qué tienes conmigo? ¿Por qué le dice eso? No es para honrar a Jesús con su confesión y mucho menos para tratar de conseguir su favor adulándolo. Satanás preferiría permanecer callado o negarlo públicamente, pero no puede evitar reconocer en público el señorío divino de Jesús, porque él tiembla ante el Señor. (Santiago 2:19). Satanás habla como una víctima que sabe que está vencida y temerosamente confiesa la verdad en contra de su voluntad. El diablo no tiene esperanza, solamente tiene temor. Al estar delante de su juez se acuerda del justo castigo que le espera. Satanás está derrotado delante del Dios Altísimo (Marcos 5:7) y con temblor espera el futuro. Después del gran día del juicio, él será lanzado en el lago de fuego y azufre pero ahora él pregunta desalentado si Jesús ha venido a juzgarlo antes de hora, aquí, en esta tierra parcialmente pagana (Apocalipsis 20:10).

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Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. Santiago 2:19 Y el diablo, que los engañaba, fue lanzado en el lago de fuego y azufre donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos. Apocalipsis 20:10

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Referencias / Notas

El demonio da evidencia de su egoísmo extremo. Aunque no tiene piedad del pobre desdichado que ha poseído y atormentado, en forma implacable se atreve a decirle a Jesús: Te conjuro por Dios que no me atormentes (Marcos 5:7). C. Los demonios ruegan a Jesús que los deje entrar en los cerdos Jesús no trata de escapar del grito amenazante que encuentra en el camino. Para restaurar la identidad suprimida del endemoniado, Jesús serenamente le pregunta: ¿Cómo te llamas? ¡Qué triste escena! El hombre no puede escapar del poder que lo posee, porque es el demonio quien responde: Legión me llamo; porque somos muchos (Marcos 5:9). Una legión romana era una unidad militar de aproximadamente unos 6000 hombres. Legión expresa un número enorme, un poderío predominante.

Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los arrojó al infierno y los entregó a prisiones de oscuridad, donde están reservados para el juicio. 2 Pedro 2:4 Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propio hogar, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día. Judas 6

¡Pero los muchos deben dar lugar al único! Los demonios no quieren tener nada que ver con Jesús, pero no pueden escapar de su presencia. Sus gritos no tenían efecto. Por tanto, los demonios le rogaron (Mateo 8:31; Marcos 5:10; Lucas 8:31). Los demonios traen sus ruegos porque saben que son completamente dependientes de Jesús. Tienen miedo de ir abajo, al terrible abismo (Lucas 8:31), lugar donde los ángeles caídos son entregados a cadenas de oscuridad, para ser reservados para el juicio (2 Pedro 2:4; Judas 6). Y le rogaba mucho que no los enviase fuera de aquella región (Marcos 5:10). Los demonios preferían estar sujetos a la vergonzosa humillación de quedarse en la región donde eran temidos. Y los demonios le rogaron diciendo: Si nos hechas fuera, permítenos ir a aquel hato de cerdos (Mateo 8:31; Marcos 5:13). Ellos no quieren permanecer inactivos y por eso desean poseer a los cerdos y expresar su poder de otras maneras. Si el frenesí de los demonios hubiera entrado en los dos mil cerdos, la destrucción habría venido sobre todo el país y en consecuencia los gadarenos habrían maldecido a Dios y los demonios hubieran quedado satisfechos. Pero su deseo destructor será apaciguado porque ellos no pueden hacer nada sin el permiso de Jesús y, por tanto, tienen que rogarle: Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos (Marcos 5:12). ¡Qué maravilla pasa ahora! Jesús les da permiso inmediatamente y les dice: ¡Id! (Mateo 8:32; Marcos 5:13). La terrible consecuencia viene inmediatamente. Todo el hato de animales salvajes, frenéticos, huyen a tropel y he aquí, todo el hato de cerdos se precipitó en el mar por un despeñadero, y perecieron en las aguas (Mateo 8:32). En este punto es importante explicar algunos elementos relacionados a la historia. Los animales se precipitaron al mar, lo que evidentemente provocaría una reacción de los dueños de los animales. ¡No eran pocos, sino dos mil cerdos! El hecho de que les haya dado permiso a los demonios ir a los cerdos no significa que este era un castigo para los dueños de los animales. Antes bien, debemos recordar que Jesús actúa de acuerdo a lo que su padre le envió, con toda autoridad sobre todo, incluyendo a los animales. Cristo es sobera-

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no y no debe a nadie ninguna explicación de sus acciones, porque todas las cosas le han sido dadas por el Padre (Mateo 11:27). Sin contar, por supuesto, con el hecho de que un alma que se salva vale más que dos mil cerdos y ningún precio es demasiado alto cuando es salvada.

Referencias / Notas

“Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre…” Mateo 11:27

Recordemos también que el área donde este evento se desarrolla pertenecía a la región de Decápolis, zona ocupada principalmente por paganos. Decápolis tenía cierta independencia y realmente no se contaba como parte de Palestina. Los cerdos eran animales considerados impuros por los judíos, como lo señalaba la ley de Moisés. Pero, en este sector, esta gente consideraba al cerdo como el más grande sacrificio que podía llevar a su dios griego. De allí que este evento también fue una señal convincente de que Jesús era el Señor que tenía poder sobre otros dioses, e incluso sobre Satanás. II. LOS GADARENOS Y JESÚS A. Los gadarenos ruegan a Jesús que deje la ciudad Los cuidadores de los cerdos se aterraron cuando vieron que todo el hato se precipitaba repentinamente al mar. Ellos huyeron, y yendo dieron aviso en la ciudad y por los campos (Lucas 8:34). Como era de esperarse, las personas vinieron corriendo de todas partes para ver a Jesús. Al llegar, la gente se sorprende grandemente al ver que el endemoniado, de quien ellos huían, está libre de su terrible sufrimiento, y lo ven ¡sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal juicio! (Lucas 8:35). Esta escena los llena de temor. Cuando escuchan de boca de los testigos oculares cómo él había sido liberado, toda la multitud de la región alrededor de los gadarenos le rogó que se marchase de ellos (Mateo 8:34). Ahora estamos confundidos ¿Cómo pueden los gadarenos pedir esto? Simplemente imagínese, el Salvador viene con el poder glorioso de su reino y el resultado es que las personas están petrificadas por el miedo. Jesús realiza un milagro extraordinario y ellos no están contentos y no creen. ¡Jesús hizo un gran servicio a toda la región, porque la libertó de los espíritus que la hacían insegura y ellos ni siquiera están agradecidos! Los gadarenos miran a sus cerdos y concluyen que su pérdida es grande. La acción de Jesús les causó daño material y por tanto le dicen: por favor, ¡márchese! Los gadarenos no desean su obra salvadora. El llamado para obtener la ganancia espiritual a cambio de la pérdida material no es tomado de corazón. Los gadarenos temen a Jesús más que al diablo. No pueden dejar sus cerdos, aunque ya los han perdido. Ellos preferirían tener una ciudad llena de espíritus malos y tener sus cerdos, que una ciudad liberada del mal. ¡Cuánto pecado! Los samaritanos eran diferentes y mejores que toda esta gente (Juan. 4:40). Hoy no encontramos endemoniados como en los tiempos antiguos, pero las actividades de Satanás todavía encuentran un punto de

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Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedara con ellos, y se quedó allí dos días. Juan 4:40

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Referencias / Notas

contacto en el corazón depravado del hombre, tal como ocurrió con los gadarenos. ¡Cuántos prefieren la oscuridad a la luz! Ellos vieron cómo los creyentes tienen consuelo en la vida y en la muerte y fueron testigos del poder del evangelio que da vida, sin embargo no quieren la gracia salvadora. Miles de personas nunca se preocupan de Cristo o de Satanás, se conforman con ganar dinero y poder servir al mundo. Estas personas no pudieron negar las bendiciones que Jesús daba, pero no quisieron tenerlo cerca de ellos. B. Jesús concede la petición de los gadarenos Los gadarenos vienen, ven, oyen, preguntan. Pero Jesús no les contesta. Él no los reprocha por su ingratitud, no les dice nada y les concede sus deseos. Y Jesús, entrando en la barca, se volvió (Lucas 8:37). La petición era tonta, equivocada, incluso inexplicable, sin embargo es concedida. ¿No hubiera sido mejor si Jesús actuaba de diferente manera? ¿Por qué Jesús no argumentó con ellos? ¡Él no hizo nada por el estilo! ¿Por qué no? Porque Cristo llama, él no fuerza a nadie. ¿Significa esto que Jesús es frío y que le falta una preocupación verdadera por las almas? Nadie, que conoce que Cristo vino a dar su vida en rescate por los pecadores, se atrevería a hacer esta pregunta. Jesús invita, atrae y busca a los pecadores, pero no los fuerza. La demanda de los gadarenos es concedida para su justa condenación. Se nos advierte que rechazar a Cristo es un gran pecado. Los medios de la gracia se conceden a muchos que no los usan. En estos casos el conocimiento del evangelio es para condenación y Jesús es su caída. Él permite a las personas ejercer su responsabilidad. La elección que hicieron los gadarenos los condena aún más. Cuando Jesús, el Santo, es despreciado como si no tuviera valor, se retira. III. EL HOMBRE SANADO Y JESÚS A. Jesús rechaza la petición del hombre sanado El hombre sanado ve que Jesús está a punto de abordar la barca. ¡Quiere ir con Jesús y eso es comprensible! Y el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le dejase estar con él (Lucas 8:38; Marcos 5:18). Se siente muy agradecido. ¡Todo ha cambiado! Hace un momento era un salvaje incontrolable, ahora está tranquilo. Había estado totalmente aturdido, ahora tiene una mente sana. Se había rasgado la ropa y no sentía vergüenza, ahora está vestido. ¡Estaba poseído por los demonios, ahora está lleno de amor por su Libertador! ¡Puede mirar a Jesús, sabiendo que Él le ha quitado sus cadenas! Lo mejor que este hombre puede hacer es seguir a Jesús. Lo que más desea es sentarse a sus pies como su discípulo, cerca de su Maestro, para aprender de Él, para servirlo y disfrutar de su presencia. ¡El hombre dejará todo para seguirlo! ¡En Jesús hay seguridad! ¿Qué hace el Salvador? Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor

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ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti. (Marcos 5:19; Lucas 8:38). En el día de su resurrección Jesús trató a María Magdalena de una manera similar. ¡Qué extraño! Jesús concede la petición de los demonios y de las personas impías, y rechaza la petición comprensible de este hombre agradecido. No pensemos que Jesús es insensible. Su sabiduría y amor son mayores que los nuestros. Puede ser que una petición no sea concedida debido a su amor. Es como si Cristo dijera: yo tengo algo más que tú debes hacer. Yo estoy confiándote una tarea y te doy mi prueba de confianza. Este es un privilegio mucho mayor. ¡Tú debes ser mi testigo! Tomemos nota aquí de la bondad de Jesús. Él está preocupado por la salvación de los perdidos. ¡Él concede inmediatamente la primera petición de los gadarenos y entra a la barca sin hablar una palabra, pero no es frío e indiferente a sus necesidades! Jesús deja a un testigo, para que entre estas personas impías haya al menos uno que lo nombre con agradecimiento y amor. ¿Por qué actúa Jesús de esta manera? ¿Será que Jesús, que puede expulsar muchos demonios, no puede cambiar a estos gadarenos? ¡Claro que puede cambiarlos!, pero es su buena voluntad hacerlo de otra forma. Él no realiza ningún milagro entre ellos, sino que proclama un mensaje a través de un milagro y le pide al beneficiado: cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti. (Marcos 5:19). El que era endemoniado no recibe ninguna prohibición como la recibió el leproso sanado. El primer testimonio de Jesús en Decápolis es confirmado por la evidencia de un gran milagro realizado en la persona del endemoniado. Pero, ¿no habría sido mejor que el propio Jesús predicara allí? No, porque él nutre a sus seguidores y los prepara para ser sus colaboradores. El hombre sanado se volvió un seguidor espiritual de su Señor. B. Nuestra tarea Hoy, el Señor Jesús nos llama a hacer lo mismo que le encargó a este hombre. Innumerables personas en la tierra no quieren conocerlo y rechazan su yugo. Jesús permanece en el cielo, lejos. A veces nos preguntamos: ¿por qué Jesús no muestra su poder? Esta es la respuesta: él faculta a su pueblo en la tierra y le da la comisión de testificar. Su actividad evangelística es un ejemplo. De esta manera Jesús prueba el amor de sus seguidores, pues ellos deben dar evidencia de lo que Jesús puede hacer. Él envía al mundo a los que son salvos para proclamar las grandes obras de su compasión divina. ¿Cuál es nuestra primera tarea? Notemos las palabras de Jesús: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales (Marcos 5:19). Esto es significativo. El hombre fue maravillosamente liberado de su gran dolor. Nosotros podemos pensar que este no es el hombre correcto para ser un apóstol, pero Jesús piensa diferente. ¡Él lo envía a su casa! Allí,

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Referencias / Notas

La Historia de la Salvación

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principalmente, es el lugar donde la verdadera conversión, forjada por la gracia, debe demostrarse. Cristo no quita a este hombre de su ambiente, ni tampoco le pide que deje su círculo familiar del cual había sido privado durante mucho tiempo. Todos tenemos un llamado en nuestro propio círculo limitado. ¿Es su fe notada por sus familiares y amigos? Si no, algo está mal. Algo está muy mal si una persona confiesa públicamente ser temerosa de Dios y se exhibe privadamente como una persona impía. El llamado de Jesús no es fácil. A menudo, es más fácil hablar sobre cosas espirituales con los extraños que con los que están cerca de nosotros. En esta historia también debemos destacar la actitud de obediencia del hombre sanado. Él no repitió su petición cuando Jesús se la negó. No se quejó cuando no le permitieron entrar en la barca. ¡Él obedeció! No objetó y dijo, “si ellos no escuchan a Jesús, menos me escucharán a mí”. ¡Él actuó! No era obstinado y no fijó límites a su tarea, sino que más bien extendió la semilla del evangelio en Decápolis (Marcos 5:20). Proclamó las grandes obras de Dios, declarando que Jesús es el único que lo sanó. El Señor cuidó que su testigo no sea perturbado. Las personas no lo impedían, y todos se maravillaban. De esta manera, el hombre sanado tuvo el privilegio de ser una carta viviente de Cristo para ser leída por muchos.

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LECCIÓN Título:

JESÚS LEVANTA DE LA MUERTE A LA HIJA DE JAIRO Textos de referencia: Mateo 9:18-26; Marcos 5:21-43; Lucas 8:40-56 Versículo para memorizar: No temas; cree solamente, y será salva. Lucas 8:50 INTRODUCCIÓN La historia de la resurrección de una niña de doce años, en Capernaum, tiene muchos rasgos atractivos. Lo que le sucedió a ella sobrepasa a todos los milagros que Jesús había realizado hasta ahora y que los ciudadanos de esta ciudad habían testificado. Esta historia muestra claramente el amor, la sabiduría, el poder y la gloria de Cristo. Los temas discutidos en esta lección son: I. Una niña agonizante II. Un padre que ora III. Un Salvador lleno de gracia I. UNA NIÑA AGONIZANTE A. La hija de Jairo está muy enferma Un hombre llamado Jairo vivía en Capernaum. Era una persona importante de la ciudad. Jairo era principal de la sinagoga (Lucas 8:41) y tenía una posición de liderazgo en la vida religiosa de la comunidad judía. Él tenía una hija única, que era el amor de su vida. Los padres buenos aman a todos sus hijos y hacen por ellos todo lo que pueden. Pero cuando los padres tienen solamente un hijo, enfocan toda su atención en este porque tiene naturalmente un lugar especial en sus corazones. Seguramente Jairo y su esposa cuidaron mucho a su hija, protegiéndola día y noche. ¡Ver a su hija amada crecer y convertirse en una jovencita, les debe haber dado gran alegría! No hay duda que estos

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padres no escatimaron nada para dar a su hija una feliz niñez. Ahora ella tiene alrededor de doce años. ¡Está creciendo! Pero tienen un problema que les causa mucha ansiedad. La hija amada está enferma. Su vida está en peligro. Los médicos han perdido toda esperanza. Se han usado todos los medios posibles para lograr su recuperación, sin resultados. Su condición empeora y parece que no hay esperanza de recuperación. La niña está enferma de muerte. El padre y la madre están de pie al lado de la cama de su querida hija enferma. Están desvalidos y desesperados. Harían cualquier cosa para detener la muerte, pero nada pueden hacer. Hay pocos dolores que golpean profundamente. Uno de ellos es el de estos padres amorosos, cuya única hija está siendo arrancada de su lado. B. El poder de la muerte

Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro. Romanos 6:23 Porque el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la Ley. 1 Corintios 15:56 Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia. Anda según los caminos de tu corazón y la vista de tus ojos, pero recuerda que sobre todas estas cosas te juzgará Dios. Eclesiastés 11:9

¡Qué fuerte es la muerte! No perdona a nadie. La vida floreciente de una joven tan tierna es incierta. La muerte también se lleva niños a la tumba. También vendrá a nuestra casa, queramos o no. La muerte nos llevará, sea que estemos preparados o no. La muerte no hace ninguna excepción. Cuando la hora llega, los recursos humanos y el poder no sirven para nada. Ninguna medicina, ninguna lágrima, ningún dinero pueden resistir a la muerte, que no tiene piedad y rompe los lazos más fuertes del amor. La muerte es una enemiga cruel y es llamada “el rey de los terrores”. Todos los seres humanos son impotentes contra este terrible rey. ¿Por qué? Nosotros nacemos bajo el poder de la muerte debido a nuestra culpa. La muerte es la “paga” del pecado (Romanos 6:23). El pecado es el aguijón, el instrumento que causa la muerte (1 Corintios 15:56). ¡Por naturaleza los niños están llenos de vida y eso es bueno! Los niños pueden disfrutar de su juventud (Eclesiastés 11:9). Tienen toda su vida por delante y sus ideales los llena de alegría y confianza en el futuro. ¡Esto es bueno! Pero no significa que ellos no deben acordarse de su Creador, sobre todo durante su juventud (Proverbios 12:1). La muerte no pierde su poder ni tampoco sus terrores desaparecen con el simple hecho de ignorarla o intentando sacarla fuera de la mente. Solamente la obra del Señor Jesucristo, que debe ser recibida en fe, puede vencerla. Nadie debe pensar que se puede esperar hasta estar gravemente enfermo o cerca de morir para buscar al Señor. Ahora es el tiempo de buscar al Señor, ¡mientras estamos sanos! Los niños también necesitan escuchar esta verdad mientras son instruidos en la Palabra de Dios. II. UN PADRE ORANDO

El que ama la instrucción ama la sabiduría; el que aborrece la reprensión es un ignorante. Proverbios 12:1

A. Jairo va a Jesús por ayuda Ningún ser humano puede ayudar a la hija agonizante de Jairo. En estas circunstancias Jairo oye que el Señor Jesús ha regresado a la ciudad y enseguida decide pedirle que entre en su casa (Lucas 8:41). Nada lo hubiera movido a dejar el lecho de muerte de su hija, pero esta

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petición importante no puede ser encargada a un siervo o amigo, y por consiguiente corre a Jesús. Su miedo le da alas. Jairo cree que Jesús puede ayudarle. Indudablemente, Jairo lo ha visto en la sinagoga y en otros lugares. Muy probablemente lo ha visto realizar milagros o ha escuchado que Jesús los hizo, como la curación del paralítico y del siervo del centurión. Eventos que ocurrieron en esta ciudad. Jesús había ayudado a otros y ahora él también lo necesitaba. Jairo vino a Jesús y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá (Marcos 5:23). Una gran muchedumbre está presente, pero Jairo no permite que eso le moleste. En la sinagoga el asiento del líder es más alto que los otros, pero ahora Jairo cae de rodillas en el polvo ante Jesús, porque le preocupa la vida preciosa de su amada hija que estaba a punto de morir. Nosotros podemos imaginar lo que Marcos nos describe, cuando afirma que Jairo le rogaba mucho. Mateo da un informe ligeramente diferente: Mi hija acaba de morir -ella simplemente ha muerto- mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá. (Mateo 9:18). No es necesario ver una contradicción en los reportes de Mateo y Marcos. Marcos da un resumen breve, omitiendo varios detalles que los otros dos evangelistas mencionan. La secuencia de eventos fue probablemente así. Cuando la niña estaba muriendo, Jairo corrió a Jesús y debido a la fuerza de sus emociones, pronunció unas pocas y cortas frases registradas por Marcos. El Señor Jesús concede la petición de Jairo y va con él a su casa. En el camino, son interrumpidos por la muchedumbre, en particular por una mujer, que les impide avanzar más rápido. Mientras tanto, la niña da su último suspiro y Jairo recibe la noticia de la muerte de su hija. La gente piensa que Jairo ya no necesita pedir la intervención de Jesús. Esta es una noticia terrible para un padre amoroso. Jairo recibe un golpe duro, pero el Salvador lo anima diciendo: No temas; cree solamente, y será salva (Lucas 8:50; Marcos 5:36). ¡No te turbes por las noticias de su muerte! Jairo no se rinde y ora según las palabras registradas por Mateo. Jairo tiene una fe grande. Está firmemente convencido de que Jesús tiene el poder para sanar a su hija moribunda y, cuando ella muere, tiene fe para pedirle a Jesús que la resucite. Jairo espera que Jesús haga revivir a su hija muerta. Pero, al mismo tiempo, la imperfección de su fe se hace evidente. La fe de Jairo requiere que Jesús vaya a su casa y ponga sus manos sobre su hija para ayudarla. La fe de Jairo no es tan grande como la del centurión. Jairo está convencido de que el poder de Cristo está unido al método de tocar al enfermo o al muerto. B. La fe de Jairo es probada ¡La fe de Jairo puede estar resquebrajada, pero es una fe verdadera! No es puesto en vergüenza, pero su fe es probada. Posteriormente, Marta y María, quienes también creían que Jesús tenía que estar pre-

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sente con ellos en Betania para impedir que Lázaro muera, fueron probadas en una manera similar (Juan 11:32).

María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verlo, se postró a sus pies, diciéndole: --Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Juan 11:32

Las dos pruebas de fe que Jairo tuvo que pasar, provinieron del hecho de que el Señor Jesús le concedió su petición urgente. Jairo piensa que Jesús tiene que estar presente en su casa. Si eso es verdad, cada minuto cuenta. ¡Si Jairo hubiese podido, habría volado con Jesús a su casa! Pero ellos caminan muy despacio porque Jesús está rodeado por una muchedumbre que les impide avanzar. Le seguía una gran multitud, y le apretaban (Marcos 5:24). Las personas habían buscado a Jesús y estaban esperado su venida con ansias. Ahora que Jesús ha regresado del otro lado del mar de Galilea, la muchedumbre se reúne con él a la espera de presenciar algunos milagros más emocionantes. Dondequiera que Jesús aparecía, los jóvenes y viejos se reunían y se agolpaban a su alrededor para no perderse de nada de lo que Jesús decía o hacía. C. Una mujer enferma interrumpe a Jesús de camino a la casa de Jairo La segunda prueba de fe de Jairo es causada en el camino por la interrupción de una mujer con un flujo de sangre. Notemos varios aspectos sobre la mujer y lo que Jesús le dice, sin perder el hilo de la historia principal: 1. La triste condición de la mujer. Durante doce años ella había padecido de una enfermedad crónica. Cuando en la casa de Jairo hubo alegría por al nacimiento de su hija, esta mujer fue visitada dolorosamente con una enfermedad vergonzosa. Ella buscó la ayuda de muchos doctores, pero nadie pudo ayudarla eficazmente. Había gastado todo lo que tenía (Marcos 5:26). Iba de doctor en doctor, pero todo era en vano. Nada le ayudó y le iba peor. ¡Durante muchos años sus esperanzas fueron rotas una y otra vez! Mientras tanto, ella sufría mucho y se ponía más débil. 2. La fe de la mujer. La mujer pobre y sufrida oyó hablar de Jesús y un rayo de esperanza entró en su alma, ¡como nunca antes! Ella no duda que Jesús pueda hacer lo que nadie fue capaz de hacer por ella antes. Está segura de que Jesús tiene el poder para salvarla y busca una oportunidad de ponerse en contacto con el Salvador. ¡Cuando ella oye que Jesús está en la ciudad, hace uso de la ocasión! No todos los que oyen a Jesús hacen eso.

Cuando una mujer tenga flujo de sangre por muchos días fuera del tiempo de su menstruación, o cuando tenga flujo de sangre más allá de su menstruación, todo el tiempo de su flujo quedará impura como en los días de su menstruación. Levítico 15:25

3. La timidez de la mujer. Aunque ella cree, hay algo que le impide pedir ayuda a Jesús. Es la naturaleza de su enfermedad que le hace retroceder. Según la ley de Moisés, ella es inmunda (Levítico 15:25). Está obligada a mantenerse tan alejada como le sea posible. La vergüenza ha cerrado su boca. Sin embargo, esta mujer pensaba que no era necesario hablar al Señor personalmente y decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva (Mateo 9:21). Por consiguiente, se mezcló con la muchedumbre y sin ser notada, se le acercó [a Jesús] por detrás y tocó el borde de su manto (Lucas 8:44); es decir, las pequeñas franjas o cordones en los bordes del manto exterior. Según la costumbre mosaica, estas franjas servían como

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un recordatorio continuo de la ley de Moisés. Cristo guardó la ley en todo. (Números 15:37-40; Deuteronomio 22:12). 4. La sanidad de la mujer. ¡Inmediatamente la mujer fue sanada! Lo que los doctores fueron incapaces de hacer en doce años, pasó ahora en un momento. Pero, surge la pregunta: ¿qué la sanó? No fue tocar el manto lo que la sanó. Los vestidos de Jesús no poseían en sí mismos el maravilloso poder curativo. Jesús mismo declaró que la sanidad de ella no debía ser atribuida a los bordes, sino a su fe. Por consiguiente, no debemos atribuir el acto de esta mujer a la creencia supersticiosa de que al tocar se recibe automáticamente un poder mágico. Las personas que piensan que hay magia o poder curativo en los cantos o en los amuletos, son supersticiosas. Entonces ¿por qué esta mujer pensaba que se iba a sanar si solo tocaba el borde del manto de Jesús? DaCosta, maestro judío de la Biblia, da un ejemplo interesante sacado de una costumbre de la sinagoga. Cuando llevaban el pergamino de la ley, cubierto con una tela con franjas en los bordes, cada judío tocaba el borde de la tela para expresar que también eso les pertenecía y que eran parte de aquello. Tocar era la señal y evidencia visible de la fe de esta mujer. Hubo muchos que desearon dicho toque y todos ellos fueron sanados por Jesús (Marcos 6:56; Lucas 6:19). Hay algo imperfecto en esta evidencia de fe, pues según los pensamientos de la mujer, el toque era indispensable. 5. Las palabras del Salvador. Jesús sabe lo que está pasando. La escritura afirma que Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él (Marcos 5:30). El poder no salió de su manto, sino de Jesús mismo. No debemos pensar que al ser tocado, Jesús perdió poder. ¡Cuántas de las personas que lo rodeaban lo habían tocado sin ninguna consecuencia! Si no hay fe, el estar presente en los contornos inmediatos de Jesús, nada aprovecha. Jesús no sanó a esta mujer inconscientemente, sino “a sabiendas y de buena gana” (Calvino). Jesús responde a su fe, aunque ella no lo llamó verbalmente. Dándose la vuelta, Jesús hace la pregunta: ¿Quién ha tocado mis vestidos? No porque no supiera, sino porque quiere exponer a la mujer que pensó que podría permanecer oculta, para que la alegría de ella sea todavía mayor. Cuando todos niegan haberlo tocado, Pedro y los otros discípulos, que piensan que ha ocurrido un toque involuntario, confrontan al Señor Jesús con la pregunta: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado? (Lucas 8:45). Pero Jesús persiste y mirando a la muchedumbre que lo rodea, busca a la mujer. Cuando la mujer notó que no había quedado oculta, ya no se escondió por más tiempo, sino que vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada (Lucas 8:47). Ella se rindió totalmente a Jesús y le dijo toda la verdad (Marcos 5:33). Es comprensible que ella estuviera asustada y emocionada. Pero no tenía miedo de ser reprendida, aunque había tomado secretamente

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Jehová habló a Moisés y le dijo: “Habla a los hijos de Israel y diles que se hagan unos flecos en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones; y pongan en cada fleco de los bordes un cordón de azul. Llevaréis esos flecos para que cuando lo veáis os acordéis de todos los mandamientos de Jehová. Así los pondréis por obra y no seguiréis los apetitos de vuestro corazón y de vuestros ojos, que han hecho que os prostituyáis. Así os acordaréis y cumpliréis todos mis mandamientos, para que seáis santos ante vuestro Dios.” Números 15:37-40 Te harás flecos en las cuatro puntas del manto con que te cubras. Deuteronomio 22:12 Y dondequiera que entraba, ya fuera en aldeas, en ciudades o en campos, ponían en las calles a los que estaban enfermos y le rogaban que los dejara tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que lo tocaban quedaban sanos. Marcos 6:56 Toda la gente procuraba tocarlo, porque poder salía de él y sanaba a todos. Lucas 6:19

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lo que no le pertenecía. Ninguna palabra áspera es pronunciada por el gran Salvador. Jesús le dice palabras amistosas y alentadoras: Ten ánimo Hija (Mateo 9:22). Este es el único suceso conocido en que Jesús habló a una mujer de esta manera: tu fe te ha salvado. Ve en paz, y queda sana de tu azote. Sé sana de la enfermedad que nunca más te molestará. (Lucas 8:48; Marcos 5:34). D. Jesús continúa su camino a la casa de Jairo Nosotros regresamos ahora a Jairo. ¡Cuán dolorosa debe haber sido para él la espera por esta segunda interrupción! Sin embargo, no fue una pérdida de tiempo. Durante estos momentos, la fe y la esperanza de Jairo recibieron un estímulo maravilloso por la sanidad increíble de la mujer y por el testimonio del Salvador. Jairo actuó sabiamente cuando fue a Jesús. Cristo es el verdadero médico. Jairo espera mucho de Jesús, porque en él hay ayuda en toda necesidad. Nuestras necesidades deben llevarnos al Salvador. Debemos ver más allá de nuestras debilidades y no permitir que la timidez nos detenga, de otra manera seremos dominados por el miedo. Cuéntele libremente al Señor sus necesidades. No dude de su poder y gracia. No tenga miedo de pedir su ayuda. ¡Él puede ayudar y sólo Él! III. UN SALVADOR LLENO DE GRACIA A. Jairo recibe la noticia de que su hija ha muerto En respuesta a la súplica de Jairo, Jesús sale inmediatamente con él, pero en el camino se da tiempo para conceder una gracia inestimable a una mujer anónima que sufría de una enfermedad crónica. ¿Qué pasa ahora? Mientras Jesús está todavía hablando, Jairo recibe la terrible noticia: Tu hija ha muerto (Marcos 5:35). Los miembros de su casa piensan que ya no hay esperanza, por tanto es mejor no molestar al maestro porque todo ya es inútil. Jesús oye esto, pero los ignora y no discute con ellos, sino que se dirige a Jairo con maravillosas palabras de consuelo: No temas, cree solamente. Jairo, tú estás luchando entre la esperanza y la duda. ¡No te dejes vencer por el miedo, sigue confiando! Aunque seas probado hasta lo sumo, no es verdad que sea el fin. ¡Mantén la fe y espera! ¡No retrocedas, porque tu fe será confirmada! Estas palabras no se pronuncian en vano. Jairo no retrocede desilusionado, sino que permanece con Jesús y le ruega que dé vida a su hija. ¡Su fe solamente se sustenta en la promesa de Cristo, y eso es suficiente para Jairo! ¡La muerte es poderosa, pero Jesús es más poderoso! B. Jesús levanta a la niña de la muerte Finalmente, Jesús y Jairo llegan a la casa del luto. Si Jesús hubiera sido un simple humano, obrador de milagros, habría permitido que

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entren a la casa muchas personas. Pero lo es y ahora las personas tienen que quedarse afuera. Jesús no realiza milagros para atraer la atención. Ni siquiera a todos los discípulos les permite entrar. Con él solo entran tres: Pedro, Santiago y Juan, los mismos que después también estuvieron con Jesús en el Monte de la transfiguración y en el jardín de Getsemaní. Solamente los padres y los tres discípulos mencionados pueden entrar en la habitación donde está la niña. En la entrada de la casa se habían reunido muchas personas alborotadas que lloraban y lamentaban mucho (Marcos 5:38). Era una costumbre de ese tiempo contratar a mujeres plañideras para llorar (Jeremías 9:17-21) y cantar, acompañadas por flautas (Mateo 9:23; Marcos 5:38). Jesús quiere que ellas detengan su lamento y les ordena que dejen de gemir porque la niña no está muerta, sino duerme (Mateo 9:24). El Señor no negó que la niña había muerto de verdad, sino que su expresión significaba que ella no estaba irrevocablemente bajo el dominio de la muerte. Porque para Jesús, la niña era como alguien que estaba durmiendo (Juan 11:11). Sin embargo, las personas no lo entendieron, y se burlaban de él (Marcos 5:40). El llanto se vuelve burla, porque ellos solamente juzgan por la evidencia visible y no esperan nada de Jesús. Jesús no pierde más tiempo con ellos y los echa afuera. Después que las personas renuentes salieron, Jesús entra en el cuarto donde la niña está acostada. La muerte ha entrado allí. ¿Qué hará Jesús? Él no pone sus manos sobre la niña, como Jairo le había pedido. Él no toca su mano como hizo con la suegra de Pedro (Mateo 8:15), sino que, él, tomándola de la mano, llama a la niña muerta: ¡Muchacha, levántate! (Lucas 8:54). ¡Una cosa maravillosa sucede! ¡El “rey de los terrores” es obligado a retirarse y la muchacha muerta viene a la vida! Y su espíritu volvió. Su pulso comenzó a latir, sus ojos vieron de nuevo, e inmediatamente se levantó (Lucas 8:55) de su cama y caminó enseguida como prueba de que estaba totalmente viva (Marcos 5:42). Ella camina de un lado a otro y regresa a su estilo de vida usual como cualquier niña que después de haber sido despertada, reanuda las actividades diarias normales de una muchacha de doce años. Cristo no realizó este milagro usando el esfuerzo sobrehumano. ¡No! Jesús devolvió la vida a esta niña pronunciando dos palabras cordiales en lenguaje arameo, el lenguaje común del pueblo: Talita cumi, que significa, ¡niña, levántate! (Marcos 5:41). ¡Qué dulce manera de ser despertada! Probablemente esta era la expresión común que la madre usaba para despertar a su hija. ¡Jesús despierta a alguien de la muerte como nosotros despertamos a un durmiente! C. Jesús pide a los espectadores que no divulguen este milagro ¿Quién puede describir la alegría y el agradecimiento de estos padres grandemente privilegiados? ¡Cristo aligera la carga de los afligidos y llena sus corazones y sus bocas de alabanza! Al principio, los

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Así dice Jehová de los ejércitos: “Sed sabios y haced venir a las plañideras; buscad a las hábiles en su oficio”. ¡Que se den prisa y levanten llanto por nosotros! ¡Desháganse nuestros ojos en lágrimas, y nuestros párpados destilen aguas!, porque de Sión fue oída una voz de lamentación: “¡Cómo hemos sido destruidos! En gran manera hemos sido avergonzados, porque abandonamos la tierra, porque han destruido nuestras moradas”. Oíd, pues, mujeres, palabra de Jehová; reciba vuestro oído la palabra de su boca. Enseñad lamentaciones a vuestras hijas y un canto fúnebre cada una a su amiga, porque la muerte ha subido por nuestras ventanas y ha entrado en nuestros palacios, para exterminar a los niños en las calles, a los jóvenes en las plazas. Jeremías 9:17-21 Dicho esto, agregó: --Nuestro amigo Lázaro duerme, pero voy a despertarlo. Juan 11:11 Entonces tocó su mano y la fiebre la dejó; ella se levantó, y los servía. Mateo 8:15

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Referencias / Notas

padres están en un estado de conmoción. Una vez sobrepuestos, se olvidan de hacer lo que es mejor para su hija. El Señor Jesús, que permaneció sereno, pidió algo que Marcos registra: y dijo que se le diese de comer (Marcos 5:43). Y Jesús les mandó que a nadie dijesen lo que había ocurrido (Lucas 8:56). ¿Por qué ellos no podían decir lo que había pasado, mientras que la mujer sanada del flujo de sangre tuvo que reconocer públicamente su curación? Recuerde que los galileos eran muy apasionados y estuvieron tentados a proclamar a Jesús como su rey. Esta niña debía ser protegida de la curiosidad del pueblo. Si la niña, un milagro viviente, hubiera sido exhibida públicamente y los hechos de Jesús hubieran sido ampliamente difundidos, los galileos habrían estallado en frenesí e histeria. Esto hubiera dado una opinión equivocada de la misión mesiánica de Cristo. Sin embargo, este asombroso milagro no pudo ser mantenido en secreto por mucho tiempo y se difundió la fama de esto por toda aquella tierra (Mateo 9:26). D. La evidencia del poder de Jesús Nosotros podemos aprender mucho de lo que pasó en la casa de Jairo. La enfermedad es un llamado de Dios, pero también lo es la sanidad. La sanidad debe influir en nuestros corazones. Por un tiempo, la muerte tuvo que soltar a esta joven víctima. Más tarde, esta niña debía morir de nuevo e ir por el camino de toda carne. ¡Esta historia, sin embargo, es una evidencia visible de que Jesús es más fuerte que la muerte! Él ha conquistado y ha derrotado a la muerte.

El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que se niega a creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3:36 Le dijo Jesús: --Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. Juan 11:25, 26

Nosotros necesitamos a Jesús como nuestro liberador sobre la muerte. Él ha venido a soltar a los pecadores de la pena de muerte que merecen y para librarlos del castigo y del poder del pecado y sus consecuencias. Él es la resurrección y la vida. Los creyentes tienen que experimentar la muerte física, pero esta muerte ya no es una satisfacción por nuestros pecados, sino solo una abolición del pecado, y un pasaje a la vida eterna (Catecismo de Heidelberg, Pregunta y Respuesta 42). Nosotros somos librados de la muerte espiritual y eterna porque Jesús, que es la vida, da vida a todo él que cree en Él (Juan 3:36; 11:25, 26).

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JESÚS PREDICA EN NAZARET Textos de referencia: Mateo 13:53-58; Marcos 6:1-6; Lucas 4:16-30 Versículo para memorizar: Él me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos. Lucas 4:18 INTRODUCCIÓN El evangelista Lucas nos da el tiempo y el lugar, el texto y el contexto, las impresiones y las consecuencias de la predicación de Jesús en Nazaret. Es evidente que el punto principal es: ¿quién es Jesús? Jesús se manifestó a sí mismo “revelándonos totalmente el consejo y voluntad secretos de Dios concernientes a nuestra redención” (Catecismo de Heidelberg, Pregunta y Respuesta 31). Nosotros necesitamos a Cristo como nuestro Profeta para que con su espíritu ilumine nuestro entendimiento oscurecido por el pecado, y podamos aprender el verdadero conocimiento de Dios y de la salvación. Los escritores del evangelio también describen la actitud de los oyentes de Jesús. Mateo y Marcos no descubren el contenido del sermón, sino que dan una descripción detallada de la conducta de los ciudadanos de Nazaret. También aquí, en Galilea, el público en general está lentamente alejándose de Jesús. Esta actitud generalizada empieza en el pueblo de su niñez. Aunque de los textos bíblicos mencionados arriba se podría pensar que se trata de dos visitas separadas que muestran similitudes sorprendentes, se debe tomar los dos relatos juntos como un antecedente que explica el rechazo de los ciudadanos de Nazaret hacia Jesús. Esto solamente indica el sufrimiento profundo del Salvador. Él no fue rechazado por extraños, sino por personas que durante muchos años fueron sus conciudadanos. Estudiaremos los siguientes eventos:

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I. Jesús va a la sinagoga en el día de reposo

Referencias / Notas

II. Jesús anuncia que la profecía ha sido cumplida III. Jesús es rechazado por su propia ciudad I. JESÚS VA A LA SINAGOGA EN EL DÍA DE REPOSO A. Jesús va a Nazaret

Dejando Nazaret, fue y habitó en Capernaúm, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neptalí. Mateo 4:13 Entonces, entrando Jesús en la barca, pasó al otro lado y vino a su ciudad. Mateo 9:1 Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, predicando el evangelio del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Mateo 4:23 Muy pronto se difundió su fama por toda la provincia alrededor de Galilea. Marcos 1:28 Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor. Enseñaba en las sinagogas de ellos y era glorificado por todos. Lucas 4:14, 15

Después del encarcelamiento de Juan el Bautista, Jesús fue a la parte norte del país y llegó a Nazaret. Pero no se quedó allí, sino que habitó en Capernaum, la que se convirtió en su ciudad (Mateo 4:13; 9:1). La posición geográfica de Capernaum ofrecía muchas ventajas por sus actividades en el área circundante. La ciudad estaba localizada en el lago de Genesaret y por vía marítima se podía acceder fácilmente a muchos lugares en el país Transjordano. Además, la ciudad estaba localizada cerca de una importante ruta de comunicación, la cual iba desde Damasco hasta el Mar Mediterráneo. Nosotros leemos que desde aquí recorrió Jesús toda Galilea (Mateo 4:23; Marcos 1:28). En uno de sus viajes, Jesús vino a Nazaret. La mayor parte de su vida terrenal la había pasado en esta pequeña ciudad. Después que José y María regresaron de Egipto, el niño Jesús fue traído a este pueblo apartado. Aquí, pasó su niñez y juventud hasta que alcanzó la adultez completa. Aunque Jesús se había mudado a otra parte, no se olvidó de la ciudad de su juventud. Él llegó a Nazaret, no para visitar a los miembros de la familia, sino para hacer su trabajo. Y le seguían sus discípulos (Marcos 6:1). Todos le recuerdan en Nazaret. ¡Desde que empezó su ministerio público en Israel han oído hablar mucho de él! Dondequiera que Jesús iba, era aclamado y honrado (Lucas 4:14, 15). B. Jesús va a la sinagoga En el día de reposo Jesús va con el pueblo a la sinagoga. La sinagoga es el centro de la ciudad judía y de la vida del pueblo. Aquí las personas se reúnen para aprender la ley. La palabra sinagoga significa literalmente lugar de asamblea, pero también se usaba para denotar el lugar de reunión. Estas edificantes reuniones se realizaban en el día de reposo, en los días festivos y también durante la semana. Dentro del edificio y mirando hacia Jerusalén, las personas se paraban juntas para ofrecer oraciones, cantar salmos y escuchar la lectura de porciones de la ley, los profetas y otros libros del Antiguo Testamento, todo lo cual era explicado después e interpretado de una manera menos formal. El principal centro de adoración era el templo en la ciudad santa, pero debido a la distancia, la mayoría de los israelitas no podían asistir. Por tanto, después de que los israelitas retornaron del exilio, una o más sinagogas fueron abiertas gradualmente en cada ciudad y en cada pueblo. La decoración de estos edificios no era tan hermosa como la del templo, sino que era muy simple. Según los archivos rabínicos, Jerusalén tenía más de 450 lugares de asamblea.

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Durante muchos años, Jesús había asistido a las reuniones semanales de la congregación en esta sinagoga muy conocida de Nazaret. Él fue allí conforme a su costumbre, en este día de reposo, porque Jesús guardaba el día del Señor según la ley. Él no era un profanador del día de reposo. Él asistía a la asamblea, no simplemente por tradición, sino por hábito. Para Jesús, el cumplimiento de este deber no se había vuelto una rutina monótona. ¡Al contrario! Él había hecho de este deber un hábito, porque su deseo salía de la Palabra de Dios y deseaba tener compañerismo con el pueblo de Dios.

Referencias / Notas

Hay muchos que asisten a los cultos públicos de adoración solamente por obligación, sin tener un deseo real en el corazón. Tales deberes religiosos, fríos, superficiales y externos, no glorifican a Dios y no bendicen el alma. Más lamentable es aún lo que hacen un número mucho mayor de personas que tienen otra costumbre: la de no asistir a los servicios de adoración. Ellos se quedan en sus casas, hacen visitas, toman parte en actividades recreativas o se unen a las multitudes en los estadios y teatros, van a fiestas o se comprometen en toda clase de actividades festivas, profanando el bendito día de Dios. Hacer esto es una acción vergonzosa y un gran pecado. La costumbre de Jesús era diferente y mejor. Él es un ejemplo para los adultos y los niños. II. JESÚS ANUNCIA QUE LA PROFECÍA HA SIDO CUMPLIDA A. Jesús lee la Escritura en la sinagoga En muchas ocasiones anteriores, Jesús había estado presente en la sinagoga de Nazaret para escuchar. Esta vez, él se puso de pie para leer. Subió a la plataforma que tenía una silla con un escritorio para el lector. Detrás de él estaba el arca, que contenía los pergaminos de la Escritura. Y se le dio el libro del profeta Isaías. Nosotros tenemos que pensar en un rollo de pergamino, enrollado en una vara de madera, similar en apariencia a un póster enrollado. En esa época no se conocían los libros tal como son ahora. El Salvador desenrolló el pergamino y, ciertamente, no al azar halló el lugar que nosotros conocemos como Isaías 61, versículos 1 y 2. Jesús leyó estos versículos maravillosos. Es importante señalar que la selección del texto para la lectura no fue de ninguna manera caprichosa. La costumbre de la lectura de las Escrituras en las sinagogas seguía un orden determinado. De modo que los oyentes tenían la lectura y explicación de forma ordenada y secuencial, libro por libro. De modo que cuando Jesús lee, el pasaje que correspondía lo señalaba a él mismo como el cumplimiento de la profecía. Una comparación con el texto del Antiguo Testamento indica que Lucas, en su evangelio, cita la profecía en forma libre, omitiendo y modificando cosas, de tal forma que no cita literalmente la Septuaginta, traducción griega del Antiguo Testamento. Lucas añade también una parte de Isaías 42:7.

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El espíritu de Jehová, el Señor, está sobre mí, porque me ha ungido Jehová. Me ha enviado a predicar buenas noticias a los pobres, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos y a los prisioneros apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová y el día de la venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los que están de luto. Isaías 61:1-2 Para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos y de casas de prisión a los que moran en tinieblas. Isaías 42:7

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Referencias / Notas

Después que el Señor Jesús leyó las palabras proféticas de Isaías en relación con el Mesías, se sentó para empezar su sermón. Lucas no da el contenido del sermón, solamente nos da la introducción de la que nosotros podemos inferir el contenido total. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros. B. Jesús declara que él es el Libertador de la profecía Aunque todo el Antiguo Testamento apunta a Jesús, es indudable que esta profecía era especialmente significativa para el momento particular del ministerio de Jesús. En esta profecía, de una manera muy tierna, el profeta presenta el trabajo dulce del Mesías y lo describe atractivamente como el ayudador de los necesitados. Al explicar este pasaje, el Señor Jesús dirige inmediatamente la atención de los oyentes al maravilloso y significativo propósito. Jesús se aplica la profecía a sí mismo y les dice a los ciudadanos de Nazaret: ustedes ahora escuchan con sus propios oídos, que hoy está ocurriendo lo que siglos antes había sido profetizado de mí en este texto. Yo estoy ungido con el Espíritu Santo. El Señor me ha enviado a ejecutar su tarea gloriosa: A predicar el año agradable del Señor, que es el año del jubileo. El maravilloso año del jubileo del Antiguo Testamento era una sombra y ejemplo de lo que estaba por venir (vea Levítico 25). El año del jubileo era inaugurado con el sonido de las trompetas y anunciaba que la herencia ancestral sería devuelta a los israelitas empobrecidos que la habían perdido. Se liberaba a los israelitas que vivían como esclavos. El año del jubileo apuntaba a la restauración del reino de Dios, quitaba las ataduras del pecado y concedía la libertad verdadera. Todo esto ha sido cumplido completamente en Cristo. Él no sólo es el heraldo, sino también el ejecutor de esta gran salvación. ¡Jesús es nuestra paz! Él trae buenas nuevas; no al orgulloso, sino al humilde; no para los que son ricos y tienen todo, sino para los pobres en espíritu; no para las personas autosuficientes y egoístas, sino para los oprimidos, los quebrantados de corazón y los cautivos.

Así que, ninguno se gloríe en los hombres, porque todo es vuestro. 1 Corintios 3:21

Esta profecía se cumple todos los días. Con los tesoros espirituales, Cristo hace al pobre, increíblemente rico. Todo es vuestro, se aplica a todos los que creen en Él (1 Corintos 3:21). Jesús liberta a los prisioneros. ¿Cuál es la carga más pesada de ellos? ¡La carga del pecado! Jesús libera a los pecadores de cadenas más pesadas que las cadenas de la esclavitud. Por el poder de su Espíritu Santo, Cristo rompe las ataduras de la injusticia. Salva a los que no pueden ver su condición pecadora porque están espiritualmente ciegos, con una ceguera que es mayor que la ceguera física, y les da la “vista” para que lo miren como el Salvador. III. JESÚS ES RECHAZADO POR SU PROPIA CIUDAD A. Las personas de Nazaret no creen en la revelación de Jesús ¿Creen realmente los oyentes que las palabras de Isaías se están cumpliendo en Jesús? ¡Qué terrible, no lo creen! Con interés los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Hay una gran expectativa.

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Los oyentes saben que durante muchos años Jesús vivió entre ellos y que nunca hizo nada malo. Su interés es intenso y no hay ningún soñoliento en la sinagoga. Completamente fascinados, escuchan a Jesús hasta el final de su discurso. Cuando Jesús termina, no dudan en declarar que es un maestro dotado, que habla bien. Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca. Los oyentes calificaron como palabras de gracia al contenido del sermón de Jesús. Ellos se emocionaron y estaban impresionados de lo que escucharon, y comprendieron que era muy significativo. Por tanto, podríamos concluir que este servicio estaba siendo ricamente bendecido. ¡Aquí está el predicador perfecto, él presenta un hermoso sermón y con gracia, tanto en forma y contenido, y hay una congregación que escucha sin respirar! Sin embargo ¡no hay frutos espirituales! ¿Por qué? Podemos deducir la respuesta, si observamos la pregunta que la audiencia formula: ¿No es este el hijo de José? Esta pregunta expresa sus sentimientos. Mateo y Marcos dan una descripción más detallada y la situación se aclara todavía más cuando se dice de que ellos que están llenos de ira, y que están disgustados con Jesús. Ellos se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene este esta sabiduría y estos milagros? ¿No es este el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros? (Mateo 13:5456; Marcos 6:2-3). Estas palabras despejan cualquier duda que podríamos tener. Estas personas están terriblemente prejuiciadas. Conocen bien a Jesús y a su familia, porque están bien informados sobre los detalles. Esto es razón suficiente para que no crean en él. Ellos no pueden encontrar ninguna falta en lo que Jesús dice, pero no pueden aceptarlo porque Jesús es un hombre con un trasfondo común, ordinario. No pueden negar que Jesús tenga sabiduría y poder, pero esto no es lo suficientemente convincente para reconocer la posición divina de Jesús. Sin embargo, el trasfondo humilde debería haber sido la mayor razón para que ellos crean en Él. ¿Cómo podría Jesús hablar y actuar como lo hace si no fuera el Mesías? El conocimiento que ellos tienen de su familia se vuelve un impedimento y un obstáculo. No pueden aceptar el hecho de que Jesús, que fue criado en su medio, ahora se encuentre en una posición más alta que ellos. La pregunta que les interesa más que nada es: ¿De dónde obtiene Jesús esta sabiduría? Él no fue educado por los escribas ni asistió a las escuelas de los rabinos. Tiene muchos dones y puede hablar bien, pero ciertamente no puede ser el Mesías; porque el Mesías no sería un carpintero y Jesús lo era. Así es como ellos empequeñecieron a Jesús. Este concepto erróneo de la identidad de Jesús, también es parte del sufrimiento del redentor. Él vino a los suyos y los suyos no lo recibieron (Juan 1:11). Los suyos no lo desean como su Salvador para librarlos del pecado. No se sienten pobres y ciegos. Ninguna de estas personas en la sinagoga clama: ¡Señor, ayúdame! Ninguna le extiende la mano a Jesús para ser salva. No son personas sin religión; al contrario, guardan el día de reposo, asisten a la sinagoga y no se

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olvidan de adorar. Pero pierden la cosa más importante. Estas personas escuchan y les gusta lo que escuchan, pero no lo reciben en sus corazones. Sienten que es imposible aceptar esto. Tales actitudes pueden ir juntas. Ellos rechazan a Jesús porque les falta fe. Hay un gran abismo entre ellos y la mujer samaritana que preguntó: ¿No será este el Cristo? (Juan 4:29). Las personas en la sinagoga preguntan indignadamente: ¿No es este el hijo de José? ¡En la ciudad extranjera de los samaritanos muchos creyeron, pero las personas de su propia ciudad no creen en Él! Marcos declara expresamente que Jesús estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Esta es una de las dos veces en que las Escrituras mencionan que Jesús estaba asombrado. Las personas estaban maravilladas de las palabras de gracia que Jesús había dicho, mientras que Jesús estaba sorprendido de su incredulidad. Ellos no tenían ninguna razón para ser tan incrédulos. Jesús les reveló que era el redentor, pero ellos no lo quisieron. De verdad ¡quién puede comprender el sarcasmo y la insensatez de los incrédulos! ¿Lleva la proclamación del evangelio frutos reales de salvación en nuestras vidas? ¿Vamos en fe, al Señor Jesús? ¿Permanecen en los lazos de Satanás, los que no creen en Jesús? Estas son algunas de las preguntas en las que debemos reflexionar. B. Jesús conoce el corazón del hombre Muchas veces, cuando somos confrontados con nuestro estado delante de Dios, en nuestros corazones surgen excusas de todo tipo y se anula la buena influencia de la Palabra. Así ocurrió con los ciudadanos de Nazaret, aunque ellos no lo expresaron en voz alta a Jesús. Él es quien conoce los corazones, lee y conoce nuestros pensamientos internos. Esto se hace evidente cuando, después de haber permanecido callado durante algún tiempo, Jesús empieza a hablar. Les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo; de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum, haz también aquí en tu tierra (Lucas 4:23). Los ciudadanos de Nazaret no aceptan la revelación que Jesús les hace sobre sí mismo, pero si quieren que Jesús haga algo espectacular. Ellos estaban defraudados porque Jesús no había hecho nada en Nazaret. No les importaba que Jesús les haya servido. Ellos quieren que él ponga su ciudad, de la cual nadie tiene ninguna expectativa, en conocimiento y boca de todos. Quieren compartir su gloria. Han oído que Jesús puede realizar milagros asombrosos. ¿Por qué no hace milagros entre ellos? ¡Él debería haber empezado con ellos! ¡Después de todo, ellos son más cercanos a Jesús que los ciudadanos de Capernaum! En esa ciudad extranjera Jesús había realizado numerosos milagros: en la sinagoga, echó a un espíritu malo, sanó a la suegra de Pedro, a un paralítico, al hijo de un noble, al siervo de un centurión, a una mujer con hemorragia, resucitó a la hija de Jairo. ¿Por qué Jesús no pensó primero en su propia ciudad? Están irritados y ofendidos ¡Ellos querían obtener los primeros derechos!

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¿Estaba Cristo preparado para satisfacer estos deseos, que se pusieron en evidencia por los comentarios venenosos? No. ¿Por qué no? Porque Él no se presentará a sí mismo como un Mesías al gusto de ellos. Él no se acomoda a los deseos y elecciones de las personas, al contrario, las personas deben someterse a la Palabra profética de Dios.

Referencias / Notas

Jesús no fue a ganarse el favor de los ciudadanos de Nazaret, como un obrador de milagros que realiza maravillas. Cuando ellos rehúsan reconocerlo como el Mesías porque es “el hijo del carpintero”, Jesús recurre a la historia del pueblo de Israel para demostrarles cómo sus antepasados fueron excluidos de obtener la bendición del Señor debido a la incredulidad. Con este propósito, Jesús da dos ejemplos tomados de la historia de los antepasados israelitas. Él les recuerda los días de Elías, cuando había muchas viudas... en Israel, sin embargo, solamente una viuda extranjera recibió ayuda durante una terrible hambre. Durante los días de Elías, cuando había muchos leprosos en Israel, sólo Naamán el sirio, un extranjero, fue sanado por el profeta (1 Reyes 17:8ss; 2 Reyes 5). El propósito de Jesús es que las personas de Nazaret se den cuenta que en los tiempos antiguos, debido a la incredulidad de los antepasados, los extranjeros recibieron más beneficios del profeta. Durante el tiempo de Elías y Eliseo había fe fuera de Israel, pero muy poca dentro de Israel. El pasado es un espejo para ver la condición presente de Nazaret. Con indignación y urgencia, el Señor Jesús les recuerda que el antiguo proverbio: De cierto os digo que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra, también se aplica a ellos. Honrado por otros, Jesús no fue aceptado en su propia ciudad, entre sus parientes, y en su casa (Marcos 6:4). Su propio pueblo no saca provecho de Él. Esto implicaba que en este momento sus hermanos tampoco le creían (Juan 7:5). Pero más tarde sí lo hicieron (Hechos 1:14). Al hacer esta aplicación, Cristo explica que ellos no deberían estar sorprendidos de que él no les revele su poder milagroso. Ellos tienen una mente terrenal e incrédula. El problema está en ellos. En Nazaret, Jesús no hizo muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos (Mateo 13:58; Marcos 6:4, 5), no porque le faltara poder, sino porque él no ejerce este poder con los que son renuentes e incrédulos.

Ni aun sus hermanos creían en él. Juan 7:5 Todos estos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos. Hechos 1:14

La gracia de Dios revelada en la salvación de los pecadores es irresistible. Es capaz de renovar un corazón lleno de enemistad y hacer de un corazón obstinado, uno dispuesto. En Nazaret, fueron pocos los enfermos que recibieron sanidad. La mayoría no llevaron a los necesitados a Cristo, debido a su incredulidad. Cuan diferente era la gente de otros pueblos, ciudades, y áreas rurales, donde se agolpaban alrededor de Jesús y ponían a los enfermos en las calles, rogándole su ayuda (Marcos 6:56). C. Nazaret rechaza al Mesías Pero la reunión en la sinagoga que empezó con tanta expectativa tuvo un triste final. Las palabras de Jesús fueron una ofensa para el orgullo de los ciudadanos. Las miradas de admiración y alabanza se

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Y dondequiera que entraba, ya fuera en aldeas, en ciudades o en campos, ponían en las calles a los que estaban enfermos y le rogaban que los dejara tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que lo tocaban quedaban sanos. Marcos 6:56

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Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones y crujían los dientes contra él. Hechos 7:54 Lo oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: --¡Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene que viva! Y como ellos gritaban, arrojaban sus ropas y lanzaban polvo al aire. Hechos 22:22-23 Cuando les dijo: “Yo soy”, retrocedieron y cayeron a tierra. Juan 18:6

cambiaron ahora a gritos de enojo y rabia. Al principio, ellos daban buen testimonio de él (Lucas 4:22); es decir, reconocían su testimonio. Pero al final se llenaron de ira. Los ciudadanos de Nazaret no pueden soportar esto. Estas personas no podían oír la verdad. Prefirieron perderse para siempre que humillarse ante la verdad. Una reacción similar ocurrió con Esteban (Hechos 7:54) y con Pablo (Hechos 22:22-23). La ira incontrolable es a menudo una señal de estar equivocado y no querer reconocerlo. La incredulidad fácilmente lleva a la intolerancia. Esto lo vemos en Nazaret, que se vuelve enemiga del Señor Jesús. Un alboroto se desata, las personas se levantan furiosas, sacan a Jesús de su silla, lo arrojan de la sinagoga, fuera de la ciudad y lo llevan hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos. El pueblo de Nazaret estaba edificado sobre el lado inclinado de una montaña. Cercano se hallaba un precipicio, un banco rocoso empinado, de aproximadamente cincuenta pies de alto. Desde este punto ellos quisieron arrojar a Jesús. ¡Qué horror! ¡Esta era la primera vez en Galilea que las personas daban salida a su furia, intentando asesinar a Jesús! ¡Y ocurre precisamente en Nazaret! Sin embargo, las personas no podrán empujarlo por el precipicio. Jesús no desaparece súbitamente de la vista de ellos, sino que controla la maldad de estas personas y frustra el plan vergonzoso que tenían. Una situación similar ocurrió a la entrada del jardín de Getsemaní, cuando la compañía de soldados y alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos retrocedieron y cayeron a tierra (Juan 18:6). También aquí los enemigos de Jesús sintieron su impotencia cuando tuvieron que abrir paso a Jesús y él pasó por en medio de ellos, y se fue (Lucas 4:30). Jesús escapó de la muchedumbre que se agolpaba. Su “hora” no había llegado todavía. No era en Nazaret, sino en Jerusalén, donde había de morir. De esta forma inesperada, los ciudadanos de Nazaret recibieron una clara señal de su poder divino.

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LECCIÓN Título:

LA MUERTE DE JUAN EL BAUTISTA Textos de referencia: Mateo 14:1-12; Marcos 6:14-29; Lucas 3:19,20; 9:7-9 Versículo para memorizar: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Juan 13:16 INTRODUCCIÓN Cuando una persona muere, con frecuencia queremos saber cómo fue su muerte. Nos interesamos por saber cómo fueron los últimos momentos de su vida y cuáles fueron sus últimas palabras. Las Escrituras normalmente no satisfacen nuestra curiosidad con respecto al fin de las personas que ocuparon un lugar importante en la historia del reino de Dios. Un velo cubre la muerte de la mayoría de los profetas y apóstoles. La muerte de Juan el Bautista es una excepción. La Biblia nos da muchos detalles sobre el nacimiento y muerte de este siervo del Señor. Las páginas que describen su muerte relatan eventos tristes y oscuros. Sin embargo, estos hechos están llenos de instrucción, y los estudiantes mayores deben ser capaces de asimilar algunas de las cosas mencionadas en esta lección. Nosotros consideraremos los siguientes puntos: I. El pecado es castigado II. La conciencia es tocada III. La venganza es tomada IV. El consejo de Dios se cumple I. EL PECADO ES CASTIGADO A. Juan el Bautista es valiente Es útil empezar revisando un poco de la historia de Juan el Bautista, antes de describir el final de su vida. Juan el Bautista trajo un men-

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saje de arrepentimiento, descubrió el pecado y puso el cuchillo en la herida, declarando que el arrepentimiento sincero era necesario para todos. Él era de verdad un gran profeta ante los ojos del pueblo. A menudo, las personas no dudan en criticar a alguien que es inferior, pero cuando se trata de alguien famoso, importante, rico y poderoso, las personas se abstienen de hacerlo. ¿Es así como Juan actúa?, o ¿se atreve a confrontar al hombre que según el poder terrenal, está muy por encima de él? ¡No, Juan no teme ni siquiera al rey! Él es de hecho un profeta en el espíritu y poder de Elías. Esto es muy evidente en su actitud hacia Herodes. B. Juan confronta a Herodes con su pecado Con mucha valentía Juan ataca los pecados del rey inicuo. Con suma agudeza, reprueba a este monarca de corazón inconstante por todas las maldades que Herodes había hecho (Lucas 3:19), que eran muchas. Herodes era un hombre mezquino, cruel, astuto, perverso y vano, que aplastaba a cualquiera que se opusiera a su relación adúltera, escandalosa y pública con Herodías, esposa de su hermano. Herodes Antipas era hijo de Herodes el Grande, edomita, el que fue capaz de obtener de los romanos la autoridad sobre Israel y había cometido el crimen terrible de infanticidio en Belén. Herodes Antipas era un tetrarca, es decir, el gobernador de una cuarta parte del territorio que cubría el Israel de la época. Después de la muerte de su padre, él controlaba este cuarto del territorio del reino que consistía de Galilea y Perea, dos territorios adyacentes. Perea, localizada en el área que la Escritura llama “más allá del Jordán,” debía ser protegida de los ataques repetidos de los árabes. Para ese fin fue construida una fortaleza en la parte sur más lejana. La gente común y en la corte de Herodes se refería al tetrarca como el rey.

En Damasco, el gobernador de la provincia del rey Aretas puso guardias en la ciudad de los damascenos para apresarme. 2 Corintios 11:32

Herodes Antipas estaba casado con una hija de Aretas, un rey árabe nabotiano, cuyo nombre es mencionado por Pablo (2 Corintios 11:32). Durante una estancia en Roma, Herodes empezó una relación ilícita con Herodías, que era nieta de Herodes el Grande y esposa de uno de sus hijos de nombre Felipe, un medio hermano de Herodes Antipas, que había sido privado de los derechos civiles por su padre y vivía como un ciudadano ordinario en Roma. Esta mujer, inmoral y codiciosa, que deseaba el título real propio de la esposa de Herodes, abandonó a su marido para cometer adulterio con su cuñado, Herodes Antipas, y fue a vivir con él. Por causa de ella, este sacó a su esposa legítima del palacio. El rey Aretas, su suegro, ofendido, hizo guerra contra él. La consecuencia fue infortunada para Herodes y después fue desterrado por el emperador romano. Herodías lo siguió voluntariamente al destierro. Pero Juan no perdona a estas personas malvadas. Juan no cubre nada, sino que confronta la maldad; no solamente una vez, sino que repetida y continuamente acusa al rey en su cara: no te es lícito tenerla (Mateo 14:4; Marcos 6:18). Notemos el interesante contraste: un hombre vestido con pelo de camello viene a la corte del imponente

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palacio. Comparemos a Juan con Elías, Herodes con Acab, y Herodías con Jezabel (1 Reyes 17).

Referencias / Notas

C. El pecado es reprobado Juan el Bautista nos enseña lo que significa ser fiel. Él es un modelo distinguido y ejemplar a seguir. Los burladores, blasfemos, ladrones, mentirosos y otros, deben ser reprobados de palabra o de hecho. Nosotros no podemos tolerar pasivamente el pecado en otros. Es más fácil dejar que las cosas sigan, pero tenemos una obligación. Al Señor le complace bendecir a quien amonesta en forma simple y seria a los que beben en exceso o a los blasfemos. II. LA CONCIENCIA ES TOCADA A. Juan es encarcelado El ejemplo de Juan no atrae a los que buscan su propio bienestar y quieren estar solos. No es verdad que los buenos son recompensados aquí en la tierra, como algunas historias de niños enseñan. Juan, debido a su intrépido testimonio, llegó a ser un mártir. Porque él reprende al rey, el rey ahora lo reprende. ¡Cuánto sufrió Juan por ser fiel a su llamado! Herodes, encolerizado por su reproche, en lugar de alejarse del mal le había encadenado y metido en la cárcel (Mateo 14:3). ¡Qué tormento para Juan! El hombre que se había movido libremente en los espacios abiertos y amplios del desierto, ahora debía pasar todos los días dentro de una estrecha celda de la fortaleza en Macaeros. Herodes era un individuo licencioso, pero tenía poder para destruir al gigante espiritual. Previamente, Juan había predicado a grandes muchedumbres que venían a oírlo. Ahora él estaba alejado del mundo. Atado con cadenas durante semanas y meses, Juan fue obligado a estar inactivo. Después, parece que le permitieron recibir visitas de sus discípulos (Mateo 11:2). Eso le dio algún alivio, pero no por mucho tiempo. Herodías no descansó hasta que lo mató (Mateo 14:3-5). B. Herodes es tocado interiormente Juan no fue condenado a muerte enseguida. ¿Por qué no? Porque Herodes tenía miedo. Temía al pueblo, porque tenían a Juan por profeta. Herodes no quería poner al pueblo en su contra y por tanto debía tener cuidado de lo que iba a hacer con Juan. Había también otra razón. Herodes podía tener el poder terrenal, pero Juan tenía el poder espiritual. Herodes temía a Juan, sabiendo que era varón justo y santo (Marcos 6:20). Él sabía que Juan era una persona noble, intachable en su caminar y en sus acciones, y temerosa de Dios. Las palabras y la vida de Juan eran una acusación viviente contra la impiedad de Herodes.

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Al oír Juan en la cárcel los hechos de Cristo, le envió dos de sus discípulos. Mateo 11:2

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Referencias / Notas

Nosotros vemos aquí a un rey que ocupa un trono, pero que tiene miedo de un profeta indefenso en la prisión. ¡Vea el poder de la verdad y la conciencia! El llamado de Juan al arrepentimiento no es totalmente en vano. Aunque Herodes no deja sus pecados, su conciencia está viva. No puede negar que Juan tiene razón. En cierto sentido Herodes siente que Juan es su superior. El Bautista ejerce un poder espiritual sobre Herodes. Herodes no podía librarse de las acusaciones de Juan y repetidamente lo llamaba y le escuchaba de buena gana (Marcos 6:20). Frecuentemente Herodes ponía atención a lo que Juan le decía, e incluso hizo muchas cosas debido a él --según otra traducción del texto. Herodes se avergonzaba mucho cuando escuchaba a Juan. Tenía un conflicto interior, pero no dejaba su pecado. Durante algún tiempo Herodes logró frustrar los planes de Herodías para matar a Juan. ¿Quién será el más fuerte: Herodes o Juan? C. Herodes no rompe con el pecado En la Escritura encontramos muchos ejemplos sobre estas reacciones y el poder de la conciencia. Hay muchas personas que se impactan con la verdad, pero continúan viviendo en pecado. Así sucede con Herodes. Este monarca inconstante tiene a veces buenos impulsos, pero nunca viene a la conversión verdadera. En sus mejores momentos, él no se cierra completamente a la verdad, pero permanece atrapado en las garras del diablo. El poder del pecado es muy fuerte. ¡Cuántas personas hay que cuando el Señor les demanda que pongan a un lado sus pecados “íntimos”, fallan en hacerlo, aunque la voz de su corazón les dice: tienes que hacerlo! La demanda de desechar toda injusticia es demasiado pesada y estas personas permanecen en sus pecados. No pueden escapar de las ataduras del pecado. Su conciencia es débil y aunque esta les advierte y les acusa, no los expía ni los renueva. La conciencia es su juez y no los libera. III. LA VENGANZA ES TOMADA A. Herodías está determinada a tomar venganza Ningún rastro de una conciencia perturbada puede ser detectado en Herodías. Al contrario, mientras más consciente está de las justas acusaciones de Juan, más intenso es su odio al hombre que la reprende. Ella no está atemorizada de este imponente hombre de Dios, ni de su predicación, sino que está llena de odio. El odio es homicidio y su alma negra hace planes para asesinar a Juan. Ella quiere aferrarse a su pecado y como el Bautista es un estorbo en su camino pecaminoso, debe ser eliminado. Así que, sin ningún escrúpulo, Herodías planea el asesinato de este hombre inocente. Ella está obsesionada con un pensamiento: ¿Cómo me puedo librar de Juan? Como un animal salvaje que acecha para agarrar a su presa, así Herodías deseaba matarle (Marcos 6:19). El temor también puede haber sido un motivo, ya que la predicación incesante de Juan podría influir en Herodes para dejarla.

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Al parecer, Herodes se opuso a su plan porque Marcos dice que él le guardaba (significando que él le salvaba), manteniendo a Juan bajo custodia protectora, seguro del ataque de Herodías. Sin embargo, ella no cambia de idea, ni cesa de trazar su caída. Ella está esperando que una oportunidad favorable aparezca, si no ahora más tarde vendrá un día oportuno.

Referencias / Notas

¡Qué terrible es cuando el odio, el enojo y la venganza llenan el corazón! El pecado de la venganza está presente en todos nosotros cuando maquinamos cosas malas en contra de otros, esperando una oportunidad para agarrarlos. B. La maquinación diabólica de Herodías Una persona tan determinada como Herodías puede usar cualquier medio para lograr su meta. Juan permanecía en prisión, pero sus días estaban contados. Cuando Herodes celebra su cumpleaños, se realiza un banquete en su honor. Los oficiales más importantes, los comandantes militares y los gobernantes locales del reino de Herodes vienen a presentar su respeto y saludos al hermoso palacio en Macaeros. De su lado el rey dio una cena a sus príncipes, y tribunos y a los principales de Galilea. De pronto, la hija de Herodías aparece en el vestíbulo del banquete donde solo hay hombres. Su nombre es Salomé y es la hija del hombre que su madre abandonó. Salomé es una jovencita, probablemente aun no cumplía los diecisiete. Muy joven en edad pero madura en el mal, ella permite que su madre la use para despertar sensualmente a los invitados. Salomé danzó delante de los varones que estaban bebiendo. La conducta de Salomé es pecaminosa. Compare su comportamiento con la actitud valerosa de Vasti (Ester 1:10-12), que rehusó ser deshonrada. Los invitados dan la bienvenida a la danza lasciva y sensual, y la disfrutan como un momento culminante de la fiesta. Herodes está aparentemente cautivado por esta bailarina tentadora y sensual. ¡Embriagado por la bebida, Herodes hace una promesa generosa: Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré! Salomé se tarda en dar a conocer sus deseos y Herodes, en su embriaguez, no duda en repetir su oferta pero ahora con un juramento. Tú puedes escoger cualquier cosa que desees, Salomé. Todo lo que me pidas te daré, hasta la mitad de mi reino (compare con Ester 5:6 y 7:2). Herodes promete mucho más de lo que puede entregar, porque él es totalmente dependiente del emperador de Roma y no tiene ningún derecho para disponer de cualquier parte del “reino” y menos como un premio por una danza lujuriosa y sensual. ¡Cuán bajo ha caído este hombre! ¿Qué pedirá Salomé? ¿Un vestido elegante o alguna joya cara? ¡Ninguna de estas cosas! Ella actúa como si estuviera avergonzada por esta oferta generosa, pero aprovecha inmediatamente esta oportunidad. Esto probablemente nunca sucederá de nuevo. Ella deja el cuarto, le dice a su madre lo que ha pasado y le pregunta: ¿Qué pediré?

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El séptimo día, estando el corazón del rey alegre por el vino, mandó a Mehumán, Bizta, Harbona, Bigta, Abagta, Zetar y Carcas, siete eunucos que servían delante del rey Asuero, que llevaran a la presencia del rey a la reina Vasti, con la corona regia, para mostrar a los pueblos y a los príncipes su belleza; porque era hermosa. Pero la reina Vasti no quiso comparecer a la orden del rey enviada por medio de los eunucos. Entonces el rey se enojó mucho. Ester 1:10-12 Y dijo el rey a Ester en el banquete, mientras bebían vino: --¿Cuál es tu petición, y te será otorgada? ¿Cuál es tu deseo? Aunque sea la mitad del reino, te será concedido. Ester 5:6

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Referencias / Notas

El momento ha llegado para que la astuta Herodías pueda vengarse. Su plan diabólico ha tenido éxito. Salomé había sido instruida primero por su madre (Mateo 14:8). Una vez que Herodes perdiera el control, ella lograría que él hiciera todo lo que ella quisiera. Antes que el rey pueda entrar en sus cabales, Herodías le ordena a su hija que regrese y diga: Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista (Marcos 6:25). La petición ha sido hecha y suena como una orden. ¡Eso es todo y nada más: yo quiero esa cabeza en un plato y la quiero inmediatamente! No es raro que en el cumpleaños de un monarca se conceda el perdón a los prisioneros, pero ahora un prisionero inocente es asesinado sin haber cargos y sin el proceso legal debido. ¡Qué terrible! Herodes se impacta por la petición, pero no quiere retroceder. Él se entristeció mucho, pero eran lágrimas vertidas por un borracho. Pero a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa, no quiso desecharla, sino que inmediatamente ordenó al verdugo que lleve a cabo la decapitación asesina. El verdugo cumple la orden y trae a Salomé la cabeza deseada de Juan. La joven toma rápidamente el plato que goteaba sangre y lo da a su madre. ¡Qué horrible! C. Los arquetipos de la maldad ¡A qué profundidades aborrecibles de pecado pueden descender las personas sin Dios! Herodes es un ejemplo de los pecadores que han sido entregados al mal. Él sabe que su acción es mala, pero no quiere actuar diferente. Se convierte en una herramienta en las manos de una mujer adúltera. Nunca debería haber hecho tal promesa irreflexiva en su estado de embriaguez y nunca debería haber confirmado su promesa con un juramento. Es horrible ver cómo él iba por el camino de la maldad hasta un final amargo. Herodes actuó con orgullo y por tanto él es una abominación ante los ojos de Dios. Él no debería haber mantenido su juramento pecaminoso. No siempre es verdad que las promesas no pueden romperse. Las promesas malignas deben ser rotas, mientras más pronto mejor. El remordimiento de Herodes es un remordimiento falso. El verdadero remordimiento es estar avergonzado del mal. Un pecado usualmente lleva a pecados mayores y, por consiguiente, el malo no tiene paz. La terrible imagen de la cabeza que sangraba, permanecía en su mente. Posteriormente, cuando Herodes y las personas de su reino oyeron hablar del Señor Jesús, Herodes se aterró. Él no podía esconder su conflicto interior. Tenía sus propios pensamientos sobre Jesús y en oposición a los argumentos de sus sirvientes, mantenía que: Este es Juan, el que yo decapité, que ha resucitado de los muertos (Marcos 6:14, 16). Su conciencia mala, manejada por el miedo supersticioso, le hizo pensar esto. En Herodías tenemos un ejemplo horrible del poder satánico del mal. Ella es infiel a su marido legítimo y vive en una relación adúltera con su cuñado. Esta mujer sensual, enardecida por las fuerzas del infier-

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no, planeó esta venganza satánica. Herodías era cruel, sedienta de sangre y una asesina. Esta madre degenerada persuadió a su joven hija a cometer el peor pecado. Salomé es un ejemplo horrible de cómo una persona puede obedecer de buena gana para hacer el mal. El deseo lascivo corrompió su vida joven. Ella fue de mal en peor y es culpable como la cómplice del crimen de su madre. ¡Qué triste cuando el joven va de buena gana por el mal camino! Ella tenía que haber rehusado el consejo malvado de su madre. Nosotros debemos obedecer a Dios antes que al hombre (Mateo 10:37). IV. EL CONSEJO DE DIOS SE CUMPLE A. El consejo de Dios es inescrutable El final de Juan el Bautista es muy trágico. Él tuvo el privilegio de realizar la tarea más importante asignada a un ser humano. ¿Quién habría pensado que el más grande de los profetas sería derrotado por una mujer adúltera? ¿Quién habría pensado que caería víctima de la venganza frívola, llena de odio, cobarde, sanguinaria y cruel, de esta familia malvada? ¿Dónde está Dios? No toquéis, dijo, a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas (1 Crónicas 16:22). ¿No puede Dios impedir tales atrocidades? Una persona mala puede hacer un mal inconcebible. ¿No pueden ser detenidos los malvados? ¿Por qué el Señor no salvó a su siervo fiel de las manos de esta pareja malvada? ¿Dónde está la justicia de Dios? Ciertamente, Juan era un pecador y no podía exigir ningún derecho, pero en su confrontación con la pareja inicua, él tenía la verdad de su lado. Él fue llevado a la ruina debido a su conciencia y a su obediencia total a Dios. Hay ocasiones en que Dios envía inmediatamente sus juicios justos. Los malvados de esta historia no escaparán al juicio divino, pero para entonces Juan ya no vivirá. La justa venganza de Dios no le devolverá la vida a Juan, así como Nabot no fue vengado inmediatamente después que fue tratado perversamente por Acab (1 Reyes 21). Muchas personas han sido víctimas de los poderes tiránicos y han sido juguetes para que los malvados ejecuten su venganza. Asaf dijo, fue duro trabajo para mí (Salmos 73:16). En su sabiduría insondable Dios permite que ocurran horrores insufribles. Por ejemplo, la matanza de los hugonotes en Francia, los mártires de la iglesia, el holocausto judío y tantos casos de injusticia, violencia, guerras y asesinatos. ¿Dónde está la bondad de Dios? Juan puede ser comparado con Elías, que fue llevado al cielo durante una tormenta. Fue la realización gloriosa de su llamado terrenal. En Juan nosotros vemos cómo una antorcha que ardía y alumbraba (Juan 5:35), se extinguió en manos de los malvados. Juan era todavía comparativamente joven. Murió cuando tenía un poco más de treinta años. ¿Es Dios realmente amor? ¿Cómo puede Dios justificar esto?

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Referencias / Notas

El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí. Mateo 10:37

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Referencias / Notas

Para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera. Hechos 4:28

B. Juan es el testigo de Dios Estas preguntas vendrán inevitablemente a nuestra mente mientras leemos esta lección. Tales preguntas no son extrañas para nadie, ni para los niños ni para los que sufren. Una cosa es segura: la mano de Dios está involucrada en todas partes (Hechos 4:28). Su consejo parece a menudo tan inescrutable para nosotros. Alrededor de su trono hay nubes y oscuridad. Los juicios de Dios son un abismo profundo y él los lleva a cabo en la tierra. Cuando no entendemos las acciones de Dios, nosotros todavía debemos inclinarnos incondicionalmente ante su consejo porque ¡él es el Señor! Cuando por la fe podemos someternos a su voluntad, los rayos de luz rompen la oscuridad del poder del pecado y las obras de Satanás. Entonces nosotros no nos centraremos en el lado humano, sino nos enfocaremos en el gran plan de Dios para el mundo. El consejo de Dios también se cumple por los juicios. Reflexionemos por un momento sobre las consecuencias de la muerte de Juan. 1. Su muerte fue un testimonio poderoso para sus seguidores. La muerte de Juan envía un mensaje poderoso a sus seguidores. Ellos respetaban a Juan como a un profeta y su muerte fue una dura prueba. Estaban tan unidos a Juan que corrían el peligro de llegar a ser dependientes de él. Ahora Juan era quitado de ellos. Ninguno estuvo presente en su despedida. El verdugo pudo hacer su trabajo sin oposición. Los discípulos de Juan tuvieron que aprender a creer sin ver. Ellos solamente tenían que confiar en el Señor y depender exclusivamente en su Palabra. El Señor nos está hablando cuando nos quita las personas que estimamos y consideramos indispensables. Nuestra salvación está sólo en Dios y solo su gracia es suficiente para nuestra necesidad diaria. Por consiguiente, es presuntuoso juzgar los hechos de Dios y es pecaminoso resistirnos a Él. 2. La muerte de Juan fue una ganancia para él. Piense en el propio Juan. ¿Tuvo realmente una muerte intempestiva? Si no hubiera nada después de la vida, él sería el más miserable de los hombres. Pero, ¡no ahora! Herodías pudo matar su cuerpo, pero no pudo matar su alma. ¡Qué cambio para Juan: de la prisión al cielo! Después de su decapitación, Juan recibió un lugar en la gloria entre los profetas y los mártires, para alabar y honrar al Señor por siempre. Los siervos del Señor en la tierra ocupan puestos peligrosos.

Esto dijo dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: --Sígueme. Juan 21:19

Juan no tenía que sufrir más. Cuando terminó su servicio a Dios en la tierra, el Señor le dijo: es suficiente, entra a tu descanso eterno donde hay gozo para siempre. La eternidad era su destino. Parecía que Juan había sido derrotado, pero cuando murió él triunfó. Su muerte honró a Dios (Juan 21:19). Él nunca se quejó de su destino y nunca negó a su maestro. Nunca fue infiel, sino que permaneció fiel hasta la muerte. Con mucha facilidad tendemos a pensar que ser martirizado por la causa de Dios, su verdad y su justicia, es una cosa terrible. Se debe notar, sin embargo, que los mártires fueron sacados de su estado

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de sufrimiento. Esteban vio el cielo abierto. Pablo y Silas alabaron a Dios en la prisión. Los apóstoles se contentaron cuando fueron dignos de sufrir por el nombre de Jesús (Hechos 5:41). En la historia de la iglesia hubo muchos mártires llamados a sufrir por la causa de Cristo y fueron maravillosamente fortalecidos y confortados a la hora de la muerte. 3. La muerte de Juan debe ser vista en conexión con su relación con el Señor Jesús. Su lugar en la historia del reino de Dios era la de preparar el camino para el Señor. Cuando el Rey vino, el heraldo tenía que salir. Cuando el Salvador empezó su ministerio, la tarea de Juan terminó pronto. Incluso Juan dijo que Jesús debe aumentar y que él debe disminuir (Juan 3:30). El trabajo de Juan sólo duró alrededor de un año y medio. Su fama menguó cuando Jesús llegó a ser conocido. Porque su nombre se había hecho notorio (Marcos 6:14) y era conocido a lo largo del país. Incluso en el palacio de Herodes ya se hablaba sobre Jesús. Él debía ser conocido y su nombre debía ser sobre todos. La muerte del Bautista hace que sus discípulos se vuelvan a Jesús. Después que ellos dan un entierro amoroso y honorable al cuerpo de su amado maestro muerto, no se desesperan sino que van a informar a Jesús (Mateo 14:12). ¿A quién más podrían ir con su dolor, sino a Jesús?

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Referencias / Notas

Ellos salieron de la presencia del Concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. Hechos 5:41 Es necesario que él crezca, y que yo disminuya. Juan 3:30

Entonces llegaron sus discípulos, tomaron el cuerpo, lo enterraron y fueron a dar la noticia a Jesús. Mateo 14:12

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Referencias / Notas

LECCIÓN

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JESÚS ALIMENTA A MÁS DE CINCO MIL PERSONAS Textos de referencia: Mateo 14:13-21; Marcos 6:30-44; Lucas 9:10-17; Juan 6:1-15 Versículo para memorizar: Jesús les respondió: --Yo soy el pan de vida.[a] El que a mí viene nunca tendrá hambre, y el que en mí cree no tendrá sed jamás. Juan 6:35 INTRODUCCIÓN Este es el único milagro realizado por Jesús durante su ministerio público en Israel, que es mencionado por los cuatro evangelistas. Nunca más tantas personas, y al mismo tiempo, se beneficiaron de un milagro. ¡La actitud del Salvador hacia las personas y la conversación con los discípulos están llenas de instrucciones! Los relatos de los cuatro evangelios se complementan entre sí y deben ser comparados cuidadosamente. No se debe confundir esta historia con el relato de la alimentación de los cinco mil, que se cuenta en otra parte (Mateo 15:32-39; Marcos 8:1-9). Para aumentar el conocimiento sobre este tipo de milagros, debemos también leer las historias similares de multiplicación en el Antiguo Testamento (1 Reyes 17:14ss.; 2 Reyes 4:5ss.; 2 Reyes 4:42-44). Estudiaremos: I. La compasión divina II. Una prueba beneficiosa III. Una provisión milagrosa I. LA COMPASIÓN DIVINA A. Jesús y sus discípulos se retiran El tiempo que el Salvador pasó en Galilea estuvo lleno de acontecimientos memorables. Para propagar el evangelio, Jesús envió a sus discípulos a varias ciudades de la región. Ellos regresaron con

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noticias emocionantes e informaron a su maestro todo lo que habían hecho, y lo que habían enseñado (Marcos 6:30). Los discípulos fieles de Juan el Bautista también habían venido a informar a Jesús todo lo ocurrido con respecto a la decapitación de Juan. Una variedad de eventos importantes siguieron uno después de otro. Entretanto, otras actividades continúan. Apenas los discípulos del Señor regresaban de sus viajes, inmediatamente empezaban otra actividad. La muchedumbre no les permitía descansar. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer. Los discípulos estaban a punto de agotarse porque apenas tenían tiempo para comer.

Referencias / Notas

El Señor vio lo que estaba pasando. Él sabía las necesidades de sus discípulos y consideró necesario hacer que ellos disfruten de un período corto de descanso. Por tanto, Jesús quiso retirarse con ellos por un momento a un lugar solitario, fuera de la actividad y bullicio de la muchedumbre. Jesús salió con sus discípulos en una barca para ir a un lugar desierto, bordeando una entrada del mar de Galilea. El lugar era rocoso, estéril y escasamente poblado. Estaba localizado cerca de la ciudad de Betsaida, en la región del Golan, en la orilla norte del lago, al este del lugar donde el río Jordán entra en el lago. B. Jesús recibe a las personas Jesús no permanece solo mucho tiempo. Enseguida la muchedumbre nota lo que está pasando. Lo ven abordar la barca y van de todas las ciudades, caminando a lo largo de la orilla del mar. Podemos imaginarlos corriendo a lo largo de la playa. ¡Llegan pronto al otro lado, incluso antes que Jesús y los discípulos! El Señor y sus discípulos subieron a un monte (Juan 6:3) y se sentaron. Y cuando Jesús alzó sus ojos, vio una gran multitud que venía a Él. Estas personas solo tenían un deseo: ¡estar con Jesús! ¿Qué los impulsaba? Juan dice que ellos lo siguieron porque veían las señales que hacía en los enfermos. ¿Qué hizo Jesús? ¿Los hizo regresar? No. ¡Él les recibió! (Lucas 9:11) Jesús no se desilusionó porque la multitud no les permitió descansar. Él no les dio permiso de mala gana para quedarse, sino que los recibió con buena voluntad y les dio la bienvenida. Jesús tuvo compasión de ellos (Marcos 6:34). Note esta expresión tierna. Él no está movido por lástima, sino que siente una emoción fuerte y profunda. ¿Cuál fue la actitud de Jesús hacia estas personas? Los fariseos pensaban que esta gente que no sabe la ley, maldita es (Juan 7:49), pero Jesús dijo que ellos eran como ovejas que no tenían pastor (Marcos 6:34). Estas ovejas no eran parte de un rebaño. Estaban agitadas, cansadas y dispersas, sin saber a dónde ir (Mateo 9:36). Sin un buen liderazgo, estas ovejas serían vulnerables a toda clase de tentaciones y vagarían por cualquier parte. ¿Debemos sorprendernos de que estaban descarriadas? ¿Cómo podía el Buen Pastor dejarlas en este estado lastimoso? Ciertamente había suficientes maestros en Israel,

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Al ver las multitudes tuvo compasión de ellas, porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Mateo 9:36

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Referencias / Notas

pero no se preocupaban por las ovejas perdidas y les daban piedras en lugar de pan. Cristo no los trató de esa manera. No se cansaba de ayudarlos e inmediatamente comenzó a enseñarles muchas cosas del reino (Marcos 6:34). Él no se olvidó del enfermo y del necesitado. Jesús sanaba a los que necesitaban ser curados (Lucas 9:11). Con gozo, Jesús ofreció su descanso por el bienestar de las almas. C. Jesús no rechaza a nadie

No busquéis vuestro propio provecho, sino el de los demás. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús. Filipenses 2:4-5

Jesús todavía es el mismo. Los que vienen a Él no serán echados fuera. Él está abierto a sus necesidades y deseoso de ayudarlos. Si nosotros queremos servir de verdad al Señor, debemos cultivar esta misma actitud (Filipenses 2:4, 5). Debemos seguir su ejemplo. Hay tantas personas que están alejadas de Dios y su Palabra, que vagan ignorantemente y se desvían, que están en gran necesidad, y no hay necesidad mayor que la necesidad de las almas. II. UNA PRUEBA BENEFICIOSA A. Jesús ministra a la gente El Señor Jesús piensa en todo, incluso en las necesidades físicas. Los discípulos no entendían esto todavía y no tenían ni la menor idea de la forma milagrosa en que Jesús atendería las necesidades de la gente. Jesús permitió que sus discípulos participaran en forma activa en la distribución de la comida que Jesús les proporcionó. ¡Así es como ellos podían involucrarse! Con ese fin, los discípulos debían primero estar preparados e instruidos. La conversación entre Jesús y los discípulos fue notable y reveló lo que ellos tenían en sus corazones y mentes. Cristo está ocupado atendiendo a la muchedumbre, enseñándoles y sanándoles, pero ya está anocheciendo. Mientras el Señor Jesús continúa su trabajo, los discípulos piensan: se está haciendo tarde, ¡es tiempo de parar! Pero Jesús continúa, y por fin ellos se atreven a interrumpirlo para recordarle la hora y darle un consejo no solicitado: Señor, permite que las personas se vayan. Es tarde y el lugar está abandonado. No hay comida, ni alojamiento por aquí. Permite que las personas vayan a los pueblos para encontrar alojamiento y comprar comida. Nosotros hemos estado aquí mucho tiempo; ¡se está haciendo tarde! Al parecer las personas también se habían olvidado del tiempo y continuaban escuchando a Jesús. No pensaban en regresar a casa. Todavía había tiempo. Pero cuando el sol se ocultare y se pusiere oscuro, será demasiado tarde. Los discípulos piensan que están haciendo un favor a las personas. Su recomendación parece muy práctica. Sin embargo, están completamente equivocados.

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B. Jesús enseña a sus discípulos una lección

Referencias / Notas

El Salvador les enseñará. Note cómo lo hace. Hay un desarrollo progresivo en su acción. Él empieza preguntándole a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman estos? (Juan 6:5) No piense que Jesús necesitaba el consejo de Felipe, porque él sabía lo que había de hacer. La alimentación milagrosa no fue el producto de una inspiración súbita. Todo lo que pasó había sido planeado de antemano. La pregunta de Jesús es pedagógica y tiene la intención de probar a Felipe. No es para averiguar si es lo bastante inteligente para encontrar una solución a esta situación difícil, sino para saber si él tiene suficiente fe para confiar totalmente en el Señor Jesús. Sin embargo, Felipe no entiende y está listo con su respuesta: ¡lo que tú deseas es imposible! Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco (Juan 6:7). En ese tiempo un denario era el sueldo de un día. Además, en este lugar desierto no había pan. Así es como Felipe razonó. Por supuesto, no hubo una respuesta lógica de parte de Jesús. Jesús responde yendo un paso más allá y ahora ordena a sus discípulos: Dadles vosotros de comer (Marcos 6:37). Lo que Jesús está diciendo a sus discípulos es que las personas no tienen que irse a buscar alimento, porque ellos son los que tienen que atenderlos. Al parecer los discípulos todavía no entienden la intención de Jesús. No conocen ninguna otra forma de obtener pan que no sea ir a comprarlo y le preguntan a Jesús si eso es lo que él quiere. Pero eso es imposible. ¿Dónde encontrarían suficiente pan? Jesús les responde diciéndoles que averigüen cuánto pan hay entre ellos. Andrés trae los resultados: Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos (Juan 6:9). Eso es todo lo que hay en este lugar desierto. Andrés se ha olvidado, sin embargo, que Jesús está presente y pregunta, alzando dudosamente sus hombros: ¿Qué es esto para tantos? Tú no puedes hacer nada con tan poca comida. ¿No es así como muchas veces actuamos en nuestras labores en el reino de Dios? Puede haber muchas razones válidas para dudar e incluso es necesario calcular los costos, porque la verdadera fe no significa descuido o insensatez. Sin embargo, nosotros nunca podemos olvidarnos de tener fe en el poder de Dios. Debe recordarse que en respuesta a la oración, el Señor puede darnos todo lo que requiere para nosotros. Cuando Dios nos llama a hacer algo que parece imposible, nunca podemos olvidarnos de su gran amor y poder. Es muy triste cuando estamos en gran necesidad y eso es todo lo que vemos. ¿Serán nuestras necesidades mayores que el ayudador? Los discípulos no ven el elemento más importante. Esto causa dolor al Señor Jesús, pero no retira su orden. Él desea levantar a los discípulos a la altura a la que deben estar: tener fe en Él y en su poder omnipotente. A Jesús nunca se le agota su ingenio. Al contrario, él no está apenado y serenamente ordena: traigan aquí el pan y los pescados (Mateo 14:17, 18) y haced recostar la gente (Juan 6:10).

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Referencias / Notas

Y la cabeza de Efraín es Samaria y la cabeza de Samaria, el hijo de Remalías. Si vosotros no creéis, de cierto no permaneceréis”. Isaías 7:9

C. Jesús provee lo que Él ordena Jesús constantemente exige cosas que son imposibles para los hombres. A un lisiado le dice: toma tu lecho y anda. A una persona muerta le ordena: levántate y anda. A los discípulos que tienen muy poca comida les dice: ¡den de comer a más de cinco mil personas! ¡Ellos no pueden y, sin embargo, deben! El Señor Jesús no es irrazonable. ¡Él tiene derecho de pedir esto porque él mismo proveerá el alimento! Los discípulos no son capaces de proporcionar comida, pero con Jesús hay abundante poder y gran deseo de ayudar. Deben aprender que creer significa obedecer incondicionalmente las órdenes de Cristo y tener confianza implícita que él proveerá. Si no creemos de esta manera, seguramente no permaneceremos en la fe (Isaías 7:9). III. UNA PROVISIÓN MILAGROSA A. La distribución es ordenada La organización es excelente. Primero, Jesús separó a la gran muchedumbre en grupos de cien y de cincuenta y les pidió recostarse. (Marcos 6:39, 40; Lucas 9:14, 15). Esta orden se cumplió bajo la vigilancia de los discípulos. La separación en grupos trajo calma y orden a la muchedumbre inquieta. El amontonamiento cesó y la gente, llena de expectativas, se sentó de buena gana en el césped verde, porque había mucha hierba en aquel lugar (Juan 6:10). Era primavera, cerca del tiempo de la fiesta de la Pascua. ¡Qué cuadro tan colorido y brillante debe haberse visto en la ladera, con las personas vistiendo sus ropas de colores! ¡Era como un jardín bajo el cielo de Dios! Ahora se los podía contar fácilmente y prevenir la confusión. La buena vigilancia era posible y la distribución podía ser hecha rápidamente, para que todos pudieran ser servidos y nadie sea pasado por alto. Dios quería que todo sea hecho justamente, en armonía, con decencia y en buen orden. B. El Señor Jesús santifica la comida orando y dando gracias Y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos (Mateo 14:19; Juan 6:11). ¡Cuán a menudo leemos que Jesús hace esto! Él oraba frecuentemente cuando estaba en la tierra. Mientras la muchedumbre observaba, Jesús se conducía en forma sencilla. Él no dijo palabras hermosas para ser admirado por las personas. No era como un mago que decía algunas fórmulas secretas, sino que dio toda la gloria a su Padre celestial. Desde un punto de vista superficial, había más razón para pedir que para agradecer, porque no parecía que Dios hubiera provisto lo suficiente para esta gran muchedumbre. Jesús dio las gracias por la comida. Este es un ejemplo para que nunca omitamos la oración y la acción de gracias a la hora de comer. El Talmud judío dice que comer sin agradecer a Dios es tan malo como robar la comida.

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C. El anfitrión invita a la muchedumbre a comer

Referencias / Notas

Jesús tomando los cinco panes y los dos pescados, levantando los ojos al cielo, los bendijo (Lucas 9:16). Él actúa como el padre de una familia. Su bendición es mucho más que solamente decir gracias antes de una comida. Su bendición está acompañada del poder divino. Esta es la razón por la cual estos pocos pedazos de pan y pescados se multiplican en comida real. Él podía haberlo hecho sin usar nada, pero tomó lo que estaba disponible e hizo un milagro. Por un momento las manos de Jesús están ocupadas partiendo el pan. El pan nunca fue cortado con un cuchillo, sino que fue partido con las manos, tal como leemos muchas veces en la Biblia. Jesús dio los panes a los discípulos para que los pusiesen delante de la gente (Lucas 9:16), hasta que todos estuvieran satisfechos. Es muy difícil imaginar esta milagrosa multiplicación de comida. La multiplicación no está realmente descrita en la Escritura, pero eso no quita el hecho de que en verdad sucedió. No es posible un error. Cinco mil personas hambrientas no reconocen un milagro a menos que realmente haya pasado. Tal reproducción no se repite hoy, pero el milagro ocurre de manera diferente. El Dios que hizo llover el maná del cielo y envió los cuervos a Elías, puede en verdad proveer para su pueblo en el desierto. Él puede convertir poco en mucho y cuando bendice los medios humildes, puede convertirlos en grandes bendiciones. ¡Por tanto, hemos de ir al Señor con nuestras preocupaciones y cargas! ¡El Señor proveerá! Recuerde también que el Creador de todas las cosas puede producir de un grano de maíz sembrado, una cosecha abundante -a treinta, sesenta, e incluso a ciento. ¡Esto es también multiplicación! Con frecuencia no lo notamos, porque pensamos que es algo ordinario. ¡Sin embargo, es muy grande! D. Los discípulos pueden distribuir la comida Los discípulos son los meseros en esta gran cena. No tienen que preparar la comida ni tampoco multiplicarla. No pueden hacer eso, pero hacen lo que si pueden: distribuir la comida y ponerla delante (Marcos 6:41). El Señor que multiplicó el pan, podía repartirlo a las personas sin usar intermediarios, pero él quiso usar a los discípulos. ¡Qué honor! Ellos tienen que hacer lo que Jesús ordena. No tienen que mirar su propia incapacidad, sino mirar la mano del Señor. Ellos no entienden, pero obedecen. Veamos aquí la notable comparación simbólica con el ministerio del evangelio. Los ministros no pueden asegurar la salvación, sino que solamente son los encargados de administrar las cosas secretas de Dios (1 Corintios 4:1). E. Hay bastante para todos Cuando Jesús tuvo hambre en el desierto, rechazó la oferta de Satanás y rehusó usar su poder milagroso para sí mismo (Mateo 4:2-4).

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Por tanto, que los hombres nos consideren como servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. 1 Corintios 4:1 Después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, sintió hambre. Se le acercó el tentador y le dijo: --Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Él respondió y dijo: --Escrito está: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Mateo 4:2-4

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Referencias / Notas

Aquí ocurre lo inverso. Alguien ha dicho: “Como una recompensa y corona en su sumisión perfecta y su obediencia completa a su Padre, no buscando nada para sí mismo, sino todo para su pueblo, Él ahora usa su poder para alimentar a los que están en necesidad y apenas poseen algo. Esta es la evidencia de que Él es el Hijo de Dios que vino al mundo, no para su propio beneficio, sino por el bien de las ovejas perdidas de la casa de Israel, a quienes ahora se vuelve con sus bendiciones, para que puedan aprender a encontrar la vida en Él. Después que los ha alimentado con su Palabra (Marcos 6:34), ellos tienen que aprender y experimentar que Él es capaz de cuidarlos en cualquier circunstancia en que puedan estar”. (Dr. J. A. C. Van Leeuwen). Cristo se deleita satisfaciendo a los hambrientos. ¡Él los alimenta antes de que ellos se lo pidan! ¡Aunque entre ellos había muchos que solamente estaban interesados en las señales, no obstante, también pudieron disfrutar la comida! Nadie debe estar en necesidad, o no tener lo suficiente. Jesús no es tacaño al distribuir su amor. Él no sólo satisface las necesidades sencillas. Sus provisiones son generosas. ¡Junto con el pan las personas reciben también pescado! Ellos podían comer cuanto querían hasta cuando se hubieren saciado (Juan 6:11). Aunque hay comida en abundancia, la comida es simple. Hay abundancia, pero no hay ninguna extravagancia. Los pedazos delgados de pan con los cuales se alimentaron -cinco mil hombres, más las mujeres y los niños- fueron multiplicados, pero los elementos esenciales no cambiaron. En este banquete los necesitados fueron satisfechos con comida nutritiva y completa. En la boda de Caná Jesús actuó diferente. Allí, proveyó un vino de la mejor calidad. Jesús tiene presente las circunstancias y provee de acuerdo a ellas. F. Nada puede ser desperdiciado En esta historia, se nos enseña un buen modelo para manejar nuestras casas. La abundancia y la mayordomía van juntas. Los regalos de Dios deben ser apreciados y no deben ser desperdiciados, incluso cuando hay abundancia. ¡No se puede desperdiciar nada! Jesús ordena: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada (Juan 6:12). Doce cestas (las cestas que usaban para llevar los comestibles cuando viajaban) son recogidas por los discípulos. ¡Cada uno tiene una cesta! Al final, hay más comida que al principio, aunque no es una cantidad muy grande considerando que había miles de invitados. Mañana se necesitará comer de nuevo y entonces ya no será necesario otro milagro. Jesús no realiza milagros cuando no son necesarios. G. ¿Cuál debería ser el fruto? El milagro impresionó profundamente a la muchedumbre. Y dijeron: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo, y quisieron apoderarse de él y hacerle rey (Juan 6:14, 15). Sin embargo, estar profundamente impresionado no es suficiente. Al día siguiente

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se hace evidente que ellos no habían comprendido el significado espiritual. En lugar de seguir a Jesús, empieza la gran apostasía: Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. ¡El resultado final fue la crucifixión de Jesús, el hacedor del bien! En su entusiasmo, el pueblo esperaba a un rey que pudiera proporcionarles poder. Eran tan terrenales que rehusaron reconocer a Jesús como el Pan de Vida. Nosotros no podemos vivir exclusivamente de pan. En tiempos antiguos el Señor guió y sostuvo a Israel a través del desierto para probar si ellos creían de verdad en Él (Deuteronomio 8:2, 3). Los galileos, ávidos de ver señales, recibieron una señal por medio de esta alimentación milagrosa, que revelaba en una forma convincente y poderosa la gloria de Jesús. Él, un día, satisfará completamente a cada una de sus ovejas con lo bueno de sus manos, como fruto de su obra mediadora terminada, para que nunca tengan hambre ni sed. ¡Qué horror!, la mayoría de los galileos no entendía ni deseaba esto. Ver y experimentar el poder omnipotente de Jesús y su bondad, produce que realmente nosotros veamos a Cristo como nuestro sumo bien y supremo regalo, y que tengamos hambre del Pan de Vida para alimentar nuestras almas.

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Referencias / Notas

Te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová, tu Dios, estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos. Te afligió, te hizo pasar hambre y te sustentó con maná, comida que ni tú ni tus padres habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, sino de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre. Deuteronomio 8:2, 3

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Referencias / Notas

LECCIÓN

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JESÚS CAMINA SOBRE EL AGUA Textos de referencia: Mateo 14:22-33; Marcos 6:45-52; Juan 6:15-21 Versículo para memorizar: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! Mateo 14:27 INTRODUCCIÓN En esta historia se desarrollan una serie de escenas fascinantes. Primera, tenemos una embarcación en medio de una violenta tormenta y personas que están remando con todas sus fuerzas. Segunda, el Señor Jesús camina sobre el agua y los discípulos se aterrorizan porque piensan que es un fantasma. Tercera, Pedro puede caminar sobre el agua pero empieza a hundirse. Y cuarta y última, el Señor lo salva. Es importante notar que: I. Jesús ora II. Jesús prueba a sus discípulos III. Jesús viene IV. Jesús ayuda I. JESÚS ORA A. Jesús se aparta de las personas Un día antes de estos eventos, Jesús tuvo que confrontar una tentación similar a la que experimentó en el desierto. Recordemos cuando Satanás, en su intento de tentarlo para que se revelara como el Mesías terrenal, le dijo que saltara del pináculo del templo y le ofreció todos los reinos del mundo a cambio de que se arrodillara una vez ante él. Pero, ahora, la tentación no venía de Satanás sino de la gente. Después de la alimentación milagrosa, la muchedumbre entusiasmada quería apoderarse de él para hacerle rey (Juan 6:15).

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¿Qué hizo Jesús? Él opuso resistencia, no alimentó la imaginación carnal de la gente y se escapó. El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos. Su reino era el reino de los cielos. Él estaba resuelto a seguir el camino que su Padre le había ordenado y deseaba obtener la salvación de los pecadores por medio de la obediencia y del sufrimiento que culminaría con su muerte en la cruz.

Referencias / Notas

B. Jesús se retira a un monte Jesús no se dejó deslumbrar por el entusiasmo de la muchedumbre. Él sabía lo que la gente intentaba hacerle y, por tanto, no buscó ayuda humana. Al contrario: Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte (Mateo 14:23). Jesús buscó un lugar solitario, no para descansar lejos de la muchedumbre, sino para retirarse de las distracciones terrenales y acercarse a su Padre. El monte se volvió un lugar de oración. Después de un día de predicar, sanar y alimentar a una gran muchedumbre, Jesús pasó toda la noche en oración. Para él, la oración era su mejor descanso. En este momento decisivo de su ministerio en Galilea, Jesús se fortalecía teniendo comunión con su Padre a través de la oración. La muchedumbre desilusionada pronto lo abandonaría y Él confrontaría a sus discípulos con una pregunta crucial (Juan 6:67, 68). Durante el ministerio de Jesús en la tierra, y sobre todo cuando los eventos decisivos estaban a punto de ocurrir, leemos nada menos que catorce veces que Jesús se retiraba a orar. Era por nuestro bien y para nuestro ejemplo. El Salvador oró públicamente (Mateo 14:19), pero también en privado. ¡Cuánto más debemos nosotros orar! II. JESÚS PRUEBA A SUS DISCÍPULOS A. Jesús deja solos a sus discípulos El milagro de la alimentación había impresionado profundamente a los discípulos. El entusiasmo de la gente los había contagiado a tal punto que en sus corazones se sintieron atraídos por la idea de que su maestro sea coronado rey en Galilea. Es exactamente por esta razón que el Salvador consideró indispensable sacarlos de esta montaña y de esta situación de entusiasmo generalizado. Los discípulos no debían pasar un momento más con la muchedumbre, aunque esto fuera en contra de sus deseos. Leemos que el Señor Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca (Mateo 14:22; Marcos 6:45). Ellos realmente no querían ir, pero debían hacerlo. Jesús les insistió y los apuró para que aborden la barca. Mientras los discípulos estaban de camino, Jesús despidió y envió a las personas de regreso a sus casas y a sus ocupaciones diarias. Los discípulos iban al otro lado del lago con dirección hacia Capernaum (Juan 6:17). Jesús dejó solos a sus discípulos. Lo más probable es que todos estaban de acuerdo en que Jesús los alcanzaría después y ellos lo recogerían en la barca.

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Dijo entonces Jesús a los doce: --¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: --Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Juan 6:67, 68 Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud. Mateo 14:19

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

Jesús se apartó durante mucho tiempo. Estaba ya oscuro, y Jesús no había venido a ellos (Juan 6:17), así que tuvieron que pasar la noche sin él a bordo. Finalmente llegó la cuarta vigilia -entre las tres y seis horas- (Mateo 14:25) y Jesús no había llegado. Los discípulos habían esperado todo ese tiempo por el Señor. B. Una tormenta se levanta Pero, algo más pasó. Surgió una tormenta. En el pequeño mar de Galilea, rodeado de montes empinadas, se levantan de repente severas tormentas. Probablemente los discípulos quisieron permanecer cerca de la orilla, pero la tormenta los sacó fuera de su curso y los desvió veinticinco o treinta estadios -aproximadamente 4 a 5 kilómetros- (Juan 6:19) y ahora estaban en medio del mar (Mateo 14:24). Olas gigantes azotaban la barca y los discípulos luchaban con un viento contrario. La tormenta seguía y ellos no avanzaban por más que se esforzaban y se aferraban a los remos. ¡Qué cambio! Durante el día los discípulos habían sido testigos de un maravilloso milagro y tuvieron el privilegio de dar de comer pan y pescado a una muchedumbre perpleja. Luego, en la oscura noche, pasaron muchas horas de miedo y angustia mientras luchaban contra el viento y las olas, solos y sin Cristo. No hay ninguna duda de que el Señor, que nunca comete errores, tiene sabios propósitos. Los discípulos debían ser probados y sus altas expectativas del día anterior iban a recibir un severo bajón. El Señor quiere darles una instrucción práctica. Los discípulos no entendieron todo en ese momento pero, posteriormente, este acontecimiento sería muy significativo para ellos y les serviría para fortalecer su fe y también la nuestra. Después de un año aproximadamente, Jesús hizo su entrada real en Jerusalén y las expectativas de los discípulos con respecto al establecimiento del reino alcanzaron su clímax. Luego, ellos se sintieron amargamente defraudados y abandonaron a Jesús cuando fue arrestado por los soldados, para ser crucificado. ¡Pero también se llenaron de un gozo indecible cuando Jesús regresó a ellos después de su sufrimiento que terminó en las profundidades de la tumba! III. JESÚS VIENE A. Jesús camina sobre las olas

Por la noche durará el lloro y a la mañana vendrá la alegría. Salmos 30:5b

Los discípulos estaban solos en la barca en medio del mar y el Señor Jesús estaba solo en la orilla. Estos habían agotado toda su energía, al remar con gran fatiga (Marcos 6:48) y sin conseguir avanzar a ninguna parte, porque un viento fuerte estaba en contra. Mientras ellos luchaban con el viento, en lugar de ver al Salvador, vieron la muerte ante sus ojos. Era Jesús que más tarde se les reveló. Él los ayudó cuando amaneció (Salmos 30:5b). No los había perdido de vista y cuando su tiempo llegó, él vino.

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Nuevo Testamento

¡Jesús caminó sobre las olas! Los tres escritores del evangelio describen este fenómeno notable visto por todos los discípulos. (Mateo 14:25,26; Marcos 6:48,49; Juan 6:19). ¿Por qué no tendría Jesús esta habilidad? Cuando los egipcios antiguos querían pintar una imposibilidad, dibujaban dos pies humanos que caminaban sobre el agua. ¿Hay algo demasiado difícil para el Señor? Él es el Creador y gobernante de la naturaleza. No necesita apoyo bajo sus pies cuando anda sobre las olas del mar. Ninguna ley de la gravedad se lo impide. Cuando Jesús camina sobre el mar, su apoyo está en él mismo (Job 9:8). ¡Cuán majestuoso es Cristo!

Referencias / Notas

Él solo extiende los cielos, y anda sobre las olas del mar. Job 9:8

B. Los discípulos tienen miedo Nosotros leemos que los discípulos se asustaron mucho. Al alba, a través de la niebla de la mañana gris, los discípulos agónicos vieron una figura. Jesús se acercó más, pero ellos no lo reconocieron. Parece que él quería adelantárseles (Marcos 6:48); compare con la actitud de Jesús hacia los hombres de Emaús (Lucas 24:28). Jesús quería que los discípulos lo llamaran, para acercarse a la barca. Pero ellos no se atrevieron a hablarle porque pensaron que era un fantasma (Marcos 6:49), con un cuerpo físico. Los discípulos tuvieron más miedo de este “fantasma” que de la tormenta. Sólo imagine, ¡un fantasma! Ellos luchaban contra la tormenta usando sus remos, pero el temor los paralizó, sus rodillas temblaron y gritaron. ¡La primera respuesta ante la venida milagrosa de Jesús fue un grito de temor, porque ellos no lo reconocieron! IV. JESÚS AYUDA A. Pedro actúa El temor de los discípulos no era necesario. Su fiel Salvador los calmaría inmediatamente. Ellos habían esperado por Jesús durante largo tiempo y habían pasado momentos angustiosos. Ahora, ¿morirían de miedo? No, ¡en absoluto! Ellos no habían buscado el peligro premeditamente. Jesús mismo les había ordenado ir en la barca, así que ¿por qué tener miedo? Todo temor se desvaneció cuando escucharon la querida voz de su maestro que les dijo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! (Mateo 14:27). Pedro está totalmente agobiado. De repente, su gran temor se convierte en una confianza ilimitada y le pide a Jesús que le permita ir hacia él. Pedro camina sobre el agua, pero de pronto empieza a hundirse. Él ora para ser rescatado y Jesús extiende su mano y lo salva (Mateo 14:28-31). Hay mucho significado aquí. Notemos lo siguiente: Pedro no actuó en forma imprudente, ni apresurada. Él no saltó al mar por iniciativa propia, sino que le pidió a Jesús: manda que yo vaya a ti sobre las aguas (Mateo 14:28). La expresión, si eres tú, no significa que Pedro dudara de que se trataba realmente de Cristo, sino que indica: “Señor, eres tú y yo creo lo que has dicho. Muéstrame por una señal que

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Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos. Lucas 24:28

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Referencias / Notas

tú has venido a nosotros de esta manera milagrosa. Permíteme ir a encontrarte, porque yo anhelo con vehemencia estar contigo”. Pedro no pidió caminar sobre el agua para satisfacer un deseo exhibicionista, sino que pidió en fe que se quite la separación entre él y su Señor. Pedro quiso estar con Jesús y quería tener parte en la bendición poderosa de Cristo sobre la naturaleza. El Salvador no desaprobó la petición de Pedro. Al contrario, Jesús le dio permiso para ir.

Él creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas naciones, conforme a lo que se le había dicho: “Así será tu descendencia”. Y su fe no se debilitó al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció por la fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido. Romanos 4:18-21

No era malo para Pedro caminar sobre el mar, pero cuando duda es reprendido. Todas las cosas son posibles para los que creen. Por la fe, Abraham y Sara recibieron un hijo en su vejez (Romanos 4:18-21). Por la fe, los pies de Pedro estuvieron tan firmes sobre las olas, como sobre un camino de piedra. Sin embargo, a los pocos minutos, Pedro reemplaza su fe con un pensamiento: ¿Qué estoy haciendo? Mientras Pedro tuvo su ojos puestos en Jesús no tuvo ningún problema, pero tan pronto como empezó a fijarse en el fuerte viento y vio las olas encrespadas que salpicaban a su alrededor, se dejó dominar por el miedo y empezó a hundirse. Su fe no se fue del todo, sin embargo, era muy pequeña. Pedro pidió ayuda a Jesús. Pedro no se mantuvo en Cristo y no perseveró. El Señor lo amonestó por su pequeña fe y le preguntó: ¿Por qué dudaste? No había razón para dudar ¿verdad? Recordemos que nosotros no tenemos ningún derecho de acusar a Pedro por no tener suficiente fe. Nosotros también nos hundiríamos si dejáramos, aunque sea por un momento, de confiar en Cristo. Cuántas veces estamos avergonzados y decimos: yo tenía fe, ¿pero dónde está ahora? Nosotros somos completamente dependientes de Jesús en todo lo que hacemos. Él dijo: sin mí nada podéis hacer. Pedro nos enseña lo que debemos hacer cuando nos falta fe. ¡Él oró! Una oración breve es suficiente, si es una oración verdadera. Las dos palabras: Señor, sálvame, incluían todo lo que Pedro necesitaba. Los tiempos de fracaso deben ser tiempos de oración. Clame a Dios en el día de la aflicción, él le ayudará y usted ríndale honor. Los que están a punto de perecer son rescatados por amor. Jesús se apresura a ayudar. La necesidad era grande, pero la liberación estaba segura. Pedro no se ahogará. Su seguridad está en la mano extendida de Jesús. Sólo Jesús puede ayudarle a escapar de las olas a la seguridad de la barca. El Salvador tiene compasión de los que tienen poca fe. B. Los discípulos están sorprendidos ¡Cuando el milagro ocurre, el miedo desaparece! ¡Los discípulos están ansiosos de hacer subir a su maestro a la barca y no dudan! (Juan 6:21). ¿Quién puede describir la alegría de los discípulos cuando el Salvador se reúne de nuevo con ellos? Note lo que pasa luego. A este milagro le siguió otro: se calmó el viento (Mateo 14:32); y la barca llegó en seguida a la tierra adonde iban (Juan 6:21). Los discípulos estaban seguros porque a bordo iba el Hijo del Padre.

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Leemos que: ellos se asombraron en gran manera, y se maravillaban (Marcos 6:51). El escritor del evangelio apenas puede encontrar una frase lo bastante buena, para expresar cuán asombrados y desconcertados estaban los discípulos. El milagro de los panes no había sido suficiente para que ellos tengan absoluta seguridad del poder y el amor de Cristo. Eso era porque su corazón estaba endurecido (literalmente terco, necio). De lo contrario ellos no habrían tenido tanto miedo. El Señor Jesús debía ayudarlos a superar su ignorancia y flaqueza, probándolos y haciendo que lo conozcan mejor y confíen más en Él. Los discípulos han hecho un progreso considerable en su fe. Ellos sabían ahora quién es Jesús. Mateo afirma que lo adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios. Este era el objetivo de Jesús. Él fortalece a los incrédulos y levanta al inconstante. Una confesión rica y hermosa es el resultado. La forma bondadosa como Jesús nos trata trae como resultado que nosotros también lo adoremos en fe.

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Referencias / Notas

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Referencias / Notas

LECCIÓN

29 Título:

LA MUJER DE CANAÁN Textos de referencia: Mateo 15:21-28; Marcos 7:24-30 Versículo para memorizar: Grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Mateo 15:28 INTRODUCCIÓN A pesar de que la Escritura relata esta historia usando unos pocos versículos, la información es completa. La historia trata de la sanidad de una pobre niña. Las circunstancias que ocurren antes del milagro son también importantes y están descritas con gran detalle. Este glorioso evento nos deja ver la compasión del Señor Jesús, aunque al principio parece actuar con dureza. El personaje central es una mujer pagana cuya fe avergüenza a muchos hijos del pacto. Desde una perspectiva espiritual, ella es una hija digna del patriarca Jacob que recibió el nombre de Israel debido a su comportamiento noble. Ella también luchó con Dios. La experiencia de esta mujer es el tipo neotestamentario de la lucha de Jacob en el río Jaboc (Génesis 32). Su experiencia nos enseña que el Señor actúa bondadosamente, pero siempre en respuesta a nuestras oraciones. Él siempre se glorifica a sí mismo cuando salva a su pueblo. Aunque la historia es corta, tenemos aquí un ejemplo muy claro de la esencia y actividad de la fe verdadera. “Si la presentamos fuera de contexto, parecería que se trata de otro de los milagros de Jesús realizado en respuesta a la fe. La importancia de este milagro, sin embargo, no es que la fe salvadora esté presente, sino que muestra muy claramente la forma en que la fe salvadora trabaja y la esperanza sobre la cual se fundamenta” (Dr. F. W. Grosheide). Al estudiar la historia de la mujer cananea veremos: I. La evidencia de la fe II. La prueba de la fe III. La fe perseverante IV. La corona de la fe

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Nuevo Testamento

I. LA EVIDENCIA DE LA FE

Referencias / Notas

A. Jesús va a Fenicia El Señor Jesús ha dejado Galilea. Allí había trabajado proclamando el evangelio a las muchedumbres y ayudando a los necesitados durante un año entero. Sin embargo, la mayor parte de las personas no fueron receptivas a las bendiciones espirituales impartidas por Jesús. Incluso muchos de los que habían sido al principio sus seguidores le dieron la espalda (Juan 6:66). Además, los líderes del pueblo rechazaron a Jesús. Sobre todo los fariseos fueron los que lo atacaron mordazmente. Aquí se cumplió: A los suyos vino, y los suyos no le recibieron (Juan 1:11).

Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás y ya no andaban con él. Juan 6:66

Ahora se produce un cambio. Jesús parte al norte, a la región de Tiro y Sidón (Mateo 15:21; Marcos 7:24), dos ciudades grandes localizadas en el Mar Mediterráneo. Él se encuentra en la frontera siro-fenicia, la parte de Fenicia que pertenece a la provincia romana de Siria. Él no deja Israel para cumplir sus labores entre los paganos, sino que escoge residir temporalmente aquí para estar solo con sus discípulos. Por eso, aunque su salida de Galilea era temporal, puesto que Jesús regresaría varias veces después a esta ciudad, busca un lugar donde la muchedumbre no lo asedie y pueda terminar de preparar a sus discípulos para su tarea futura. Y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese (Marcos 7:24). B. Una mujer cananea ruega a Jesús por ayuda Sin embargo, Jesús no puede permanecer oculto incluso en esta región apartada. Antes de su llegada, los rumores sobre él se habían esparcido por esta lejana región y una gran muchedumbre se había reunido para verlo (Marcos 3:7-8). Una mujer había oído hablar de Él, así que fue a buscarlo. ¡Cristo se retiró a esta región y justo ahora es la ocasión para que esta mujer suplique por la liberación de su hija! ¿Quién era esta mujer? Era una mujer de Canaán (Mateo 15:21), no de Caná de Galilea, el pueblo de Natanael, sino una descendiente de los cananeos antiguos que habían permanecido aquí durante siglos. Ella era griega, y sirofenicia de nacimiento (Marcos 7:26). No era judía, sino una mujer pagana, griega, que conocía la cultura e idioma griegos. Las circunstancias de esta mujer eran muy tristes. Había mucho sufrimiento en su casa. Era una madre y, por consiguiente, sufría como solo una madre lo hace. Su hija estaba poseída por un demonio. En el Nuevo Testamento se mencionan frecuentemente estas víctimas, profundamente infelices. Estos poseídos no eran personas malas. Hay una diferencia enorme entre alguien como Judas que fue poseído por el diablo y los que están infestados y tiranizados por los espíritus malignos. Esta es una de las consecuencias terribles del pecado. Incluso los niños padecieron esta plaga. La condición de estos desdichados era terrible. Su sufrimiento era horrible, más allá de la descripción. La madre expresaba su angustia de esta manera: mi hija es gravemente atormentada por un demonio (Mateo 15:22). ¡Él la hiere! Estas pocas palabras resumían brevemente un mundo de angustia.

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Pero Jesús se retiró al mar con sus discípulos, y lo siguió gran multitud de Galilea. También de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán y de los alrededores de Tiro y de Sidón, oyendo cuán grandes cosas hacía, grandes multitudes vinieron a él. Marcos 3:7-8

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Referencias / Notas

C. La fe de la mujer cananea ¿Por qué motivo esta mujer acudió a Jesús? Porque su hija necesitaba ayuda y ella tenía fe en el poder y la gracia de Dios. En este momento Jesús no estaba en la casa sino afuera, en el camino. Antes de acercarse a Jesús, la mujer clamó con todas sus fuerzas: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí (Mateo 15:22). Era el lamento de una madre desesperada, cuyo corazón estaba profundamente herido por el dolor y el amor. El sufrimiento de su hija era su sufrimiento. Ella sabía que ningún hombre podía curar esta terrible plaga, física y espiritual, pero también estaba segura de que Jesús tenía el poder y la habilidad de sanar. Esto explica su lamento ¡ten misericordia de mí! La fe de la mujer era notable. Es evidente que su fe tenía un fundamento profundo. Llamó a Jesús por su nombre real: Hijo de David. ¡Ella estaba segura de que este Rey de la casa de David le traería la salvación! ¿Cuál sería el resultado de su lamento? ¿Por qué ella esperaba que Jesús la ayude? ¿No sabía acaso que el Hijo de David fue dado a Israel? ¿Ignoraba que las promesas dadas al pueblo del pacto no eran para ella? Quizás ella sí sabía, pero esto no le impidió buscar refugio en Jesús y pedirle su ayuda como si fuera una israelita. Su lamento era una señal de su confianza en Jesús. Su súplica no se fundamentaba en las promesas hechas a Israel. Ella confiaba que la gracia de Jesús no era limitada, sino que era abundante y esperaba también poder recibir una bendición. ¿Qué hizo esta mujer de fe? Dio a conocer sus necesidades a Jesús. ¿Qué esperaba? Una respuesta favorable a su humilde oración. ¿A quién se volvió ella con sus necesidades? ¿Cuál es el fundamento de su oración cuando usted clama al Señor? II. LA PRUEBA DE LA FE A. Jesús ignora a la mujer cananea Nosotros sabemos que Jesús es misericordioso. Cuando Jairo pidió la ayuda de Jesús para su hija agonizante, él estuvo listo para ir. Esta mujer ni siquiera le pide a Jesús que vaya con ella a su casa, sin embargo parecería como que Jesús no quiere escucharla. Él actúa como si estuviera sordo y sigue silenciosamente su camino. Jesús no le respondió palabra (Mateo 15:23), sin embargo, la mujer continuaba clamando. Por fin los discípulos se cansaron. No entendían por qué Jesús se comportaba así, tan diferente a su comportamiento usual. Ellos pensaron que era tiempo de intervenir y le rogaron al Señor: Despídela, pues da voces tras nosotros. ¿Son los discípulos más compasivos que Jesús? No. No parecen compasivos, sino egoístas. Note lo que dijeron: pues da voces tras nosotros. Probablemente, los discípulos la consolaron al principio, pero luego se sintieron incómodos por el hecho de que los seguía gritando constantemente.

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Nuevo Testamento

B. Jesús no contesta a la mujer

Referencias / Notas

Jesús tenía un propósito en mente al no contestar a la mujer. Cuando él ayuda a alguien no es porque se siente obligado. Por el contrario, es para unirse a la persona. Jesús tenía sus razones para actuar tan indiferente. No era porque le faltara misericordia. Su amor nunca falla. Lo que quería era probar y fortalecer la fe de la mujer. Por tanto, Jesús esperó para conceder su petición. Él actuó con amor y sabiduría. Podemos pensar que Jesús fue áspero, pero más bien estaba cumpliendo el propósito más alto de su amor. El hecho de que la oración de la mujer no fuera concedida inmediatamente no significaba que no sería contestada. Debemos aprender a perseverar en la oración. Jesús también quería que ella se diera cuenta que no tenía ningún derecho para exigir su ayuda. Por tanto, él se abstuvo de hablar a la mujer, pero contestó la súplica insistente de los discípulos. No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. ¡Qué respuesta más extraña! Israel era el rebaño y Cristo era el pastor. El trabajo del pastor se centraba en el rebaño y esta mujer pagana estaba fuera de Israel. La respuesta de Jesús nos indica lo importante que era para él cumplir la comisión dada por su Padre en el cielo. En este tiempo Israel tenía todavía una posición privilegiada, aunque estaba en una posición irredimible (Mateo 10:6; Hechos 3:26; 13:46).

“… Sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Mateo 10:6

Entretanto, la mujer de Canaán se había acercado. Ni la indiferencia de Jesús, ni el rechazo indirecto de los discípulos la habían detenido. Ella espera contra toda esperanza. Con mucha firmeza y mirada suplicante se coloca directamente delante de Jesús y se lanza a sus pies. Su súplica es directa, explícita, y más intensa y apasionada que antes: ¡Señor, socórreme! ¡Este lamento lo dice todo! La cananea desea intensamente que Jesús la ayude en su necesidad.

Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; este es Señor de todos. Hechos 10:36

C. Jesús prueba a la mujer Finalmente, Jesús responde a su oración: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. Según Marcos, Jesús agrega: Deja primero que se sacien los hijos. En esta escena debemos notar lo siguiente: 1. La respuesta de Jesús humilla profundamente a la mujer. Nunca antes de los labios bondadosos del Salvador habían salido palabras tan severas. Los hijos son los judíos, el pueblo del pacto, los descendientes de los patriarcas, a quienes Dios les había dado sus leyes y promesas. Los perros son los paganos. Jesús hace uso del término ‘perros’, usado por los judíos, pero él ablanda y suaviza esta palabra usando su forma diminutiva, literalmente “perrillos”. Aun así, esta expresión es brusca. El término no se refería a los perros callejeros, sucios y salvajes, que robaban todo lo que encontraban, sino a los perros que eran mascotas y que dependían de sus amos para subsistir. Al mencionar el pan, Jesús se refiere a la salvación del alma y del cuerpo que como el Mesías estaba trayendo a su pueblo.

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Entonces Pablo y Bernabé, hablando con valentía, dijeron: --A vosotros, a la verdad, era necesario que se os hablara primero la palabra de Dios; pero puesto que la desecháis y no os juzgáis dignos de la vida eterna, nos volvemos a los gentiles. Hechos 13:46

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Referencias / Notas

2. Jesús quería que la mujer cananea entienda que ella no tenía ningún derecho. Las bendiciones de Dios eran para los israelitas, aunque no estaban expresa y absolutamente prohibidas para otros. No era digno y apropiado quitar los regalos a los beneficiados. El tiempo para los paganos no había llegado todavía. Jesús estaba diciendo a la mujer: tú vienes demasiado temprano, porque los judíos tienen la prioridad. Mientras haya hijos con hambre, “los perrillos” deben esperar su turno. Si te ayudara, a pesar de estas razones, sería por una gracia diferente y especial, como ya otorgué a la mujer samaritana, que tampoco pertenecía al pueblo del pacto. 3. Jesús no dijo que no la escucharía, sino que le aclaró que él no estaba obligado a escucharla. Actuando de esta manera, Jesús probó la fe de la mujer. La prueba nunca es arbitraria, ni aquí ni en cualquier situación. Jesús quiere que reconozcamos humildemente que somos totalmente indignos y que no tenemos ningún derecho a nada. Él quiere que abandonemos cualquier demanda presunta que podamos tener. Pero al mismo tiempo, Jesús quiere que aprendamos a aferrarnos más intensamente a él, a depender totalmente de él y a confiar en él. La prueba es para glorificar a Dios. III. LA FE PERSEVERANTE A. La mujer reconoce que ella no tiene ningún derecho Muchas personas se enfadan cuando no consiguen lo que desean. Se quejan cuando el Señor no les concede su demanda inmediatamente. Dejan de orar porque dicen que Dios “no les ayuda”. Hacer esto es tonto y pecaminoso. Lo que sucede es que estas personas no oraron con la actitud correcta. La mujer cananea no se quejó ni dejó de pedir, sino que toleró los comentarios descorteses de Jesús. Otros se habrían desalentado y se habrían alejado desilusionados pensando “yo tenía ideas erróneas de Jesús y su amor. Es verdad, Él no quiere tener nada que ver conmigo. ¡Voy a dejar de pedir!” Pero esta mujer de fe no permitió que ningún obstáculo se interponga en su camino. Su perseverancia fue la evidencia de que su fe era grande y real. El Señor Jesús usa un idioma figurativo cuando le contesta a la mujer. Ella se da cuenta y le responde usando el simbolismo a su favor. Note su discernimiento y rápido ingenio: Sí Señor, pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos (Marcos 7:28). Ella quiere decir: “Está bien Señor, pero es posible para ambos comer juntos. Mientras los hijos comen el pan en la mesa, los perrillos comen las migajas debajo de la mesa. Por tanto, es posible que los perrillos coman también ahora”. Esta respuesta indica humildad e intrepidez. Humildad, porque ella reconoce que el Señor dice la verdad. Ella está diciendo: “yo no discutiré contra la verdad, yo soy indigna”. Intrepidez, porque la respuesta del Señor no la detiene de seguir pidiendo.

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La mujer no fundamenta su oración en algún derecho que ella pueda alegar tener. Ella no pide la porción de los hijos. Está satisfecha con el lugar más bajo y no le importa recibir las migajas que se destinan a los perrillos. “Desde que tú entraste en esta región pagana, las migajas están cayéndose de la mesa de la gracia que tú tienes para los hijos de Israel. ¿Deseas mantener alejadas estas migajas de mí? Hay tal abundancia contigo que pueden ser saciados los hijos y también los perrillos, sin que haya escasez. Una migaja es suficiente para mí. Permíteme comer, porque sólo tú eres capaz de ayudarme. ¡Por favor, Señor!” B. Nosotros podemos aprender de la oración de esta mujer Nosotros vemos aquí la esencia y el verdadero poder de la oración de fe. Los que oran así, no suplican basados en sí mismos, sino que reconocen su indignidad y perseveran. Suplican la fidelidad y la bondad del Señor. Este es el secreto de la verdadera oración. No hay ninguna demanda terca, ni presión irrespetuosa o presunción insistente. ¡En verdad, podemos aprender mucho de esta mujer! Ella vertía su alma ante el Salvador, mientras suplicaba sin cesar, y nunca dejó de esperar. Cuando parecía que su súplica era rechazada, ella perseveró hasta el final. IV. LA CORONA DE LA FE A. Jesús alaba la fe de la mujer Los que perseveren en la oración en la manera correcta obtendrán el deseo de su corazón. Cristo probó severamente la fe de la mujer y ella resistió la prueba. Jesús sabía cuán lejos podía ir al probarla y quiso poner de manifiesto lo que él había puesto en el corazón de ella. Jesús coronó su propia obra en ella. Jesús cambió la declaración previamente brusca, por una alabanza maravillosa: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija (Mateo 15:28; Marcos 7:29). Aquí se nos concede dar una mirada al corazón compasivo de Jesús. Con gozo santo, él explica su propósito al tratar tan severamente a la mujer. La cananea obtiene el deseo de su corazón como un fruto de su fe. No es un premio por su amor maternal o por su apasionamiento. Esto se ilustra en el hecho de que Jesús menciona la fe de ella antes de asegurarle que su hija sanaría. La palabra del Señor la tranquiliza. Él no va a su casa. ¡La hija ni siquiera lo ha visto, pero las palabras de Jesús son suficientes para la mujer! Jesús quiere que nuestra fe sea fuerte y él mismo la fortalece haciendo que la ejerzamos. La fe es como una mano vacía que el necesitado la extiende hacia el Señor Jesús. ¡Y no vuelve vacía, porque él pone su gracia en ella!

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Referencias / Notas

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Referencias / Notas

B. La hija de la mujer recibe sanidad La mujer cananea se apresura a su casa donde la noticia feliz la espera. El dolor y la miseria se vuelven felicidad. Hubo amargura por la noche, pero la alegría ha aparecido por la mañana. El demonio tuvo que salir a la orden de Jesús y desde ese momento la muchacha quedó sana. Su madre halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama (Marcos 7:30), libre de los ataques terribles y de los berrinches que le habían rasgado el corazón. Ahora, con agradecimiento y alegría, la cananea puede mirar la calma en el rostro de su querida hija. No importa cuán oscuro puede parecer el camino de Dios, él mira a los que lo temen, nunca rechaza sus oraciones y les concede los deseos de su corazón. C. El privilegio de la hija Fijemos brevemente nuestra atención en la hija que es sanada. Ella estaba impedida y sufría mucho, pero tenía una mamá que estaba orando. Aunque la historia se centra en la fe de la madre -prueba, perseverancia y coronamiento- no debemos olvidarnos de la hija. ¡Cuán importante es que los padres traigan a sus hijos necesitados de la salvación al Señor! La mujer cananea fue a Jesús con las necesidades de su hija y recibió ricas bendiciones. La oración de intercesión es indispensable y lleva fruto. Todos los creyentes debemos comprender que es un gran privilegio cuando los padres, maestros y otros, oran por nosotros, pero no debemos pensar que eso es suficiente. Nuestras propias oraciones son también necesarias e indispensables. Es fundamental que oremos por nuestras propias necesidades y por las de otros.

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Referencias / Notas

LECCIÓN Título:

LA TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS Textos de referencia: Mateo 17:1-13; Marcos 9:2-13; Lucas 9:28-36 Versículo para memorizar: Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. Juan 1:14 INTRODUCCIÓN Esta historia será tratada, para una mejor comprensión, combinada con la del muchacho poseído por un demonio. Al combinar estas dos historias encontramos un contraste profundamente conmovedor. La primera historia lleva a los niños a la cima de un monte y la segunda relata lo que pasó al pie del monte. Aunque ambas situaciones contrastan, en el área espiritual el contraste es aún más grande. No es posible pensar en un contraste mayor que el existente entre la gloria que Cristo experimentó en el monte y la profunda miseria a la cual descendió cuando bajó del monte. Sin embargo, hay más. En contraste con la gloria del cielo, vemos a Cristo sufrir voluntariamente las agonías de la tierra; en contraste con la incredulidad, vemos el poder de la fe; en contraste con el poder terrible del malo, vemos aparecer gloriosamente el poder del Libertador. La horrible miseria al pie del monte demuestra la necesidad y la bondad de Jesús al venir a la tierra. Aunque estamos limitados por nuestra humanidad para visualizar y presentar el significado completo de la transfiguración, no podemos relegar este fenómeno al reino de la fantasía. No fue un espejismo, ni un sueño, ni una visión de Pedro, sino que fue un evento histórico que realmente ocurrió. En su segunda epístola, Pedro da un énfasis fuerte a la realidad histórica de este evento, cuando testifica que ellos no siguieron fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. Y nosotros oímos

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La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo (2 Pedro 1:16-18). Debemos aferrarnos a la verdad histórica de este evento y no debemos perdernos en toda clase de especulaciones. Esta historia puede ser dividida en cinco segmentos: I. La oración de Jesús y la manifestación de su gloria II. Los discípulos durmientes y dos santos en gloria III. El derecho de Jesús al cielo y su comisión para sufrir IV. Una propuesta humana y la interpretación divina V. El miedo desaparece y se exige discreción I. LA ORACIÓN DE JESÚS Y LA MANIFESTACIÓN DE SU GLORIA A. Jesús se aparta de la muchedumbre En la región de Cesarea de Filipos, los discípulos habían hecho una gran confesión por boca de Pedro: ¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente! Desde este momento el Señor Jesús empieza a enseñarles lo que acontecería: que iría a Jerusalén para sufrir y morir y que resucitaría al tercer día. Los discípulos no podían compartir este mensaje a las personas. Para los discípulos todo esto es muy extraño. Pedro inclusive rechaza las palabras de Jesús y se opone apasionadamente. Ellos experimentan días inestables porque las duras palabras de Jesús habían tocado profundamente sus almas (Mateo 16:16-28). Jesús, también, está profundamente conmovido. En forma totalmente voluntaria, él escoge el camino del sufrimiento, lo que en su naturaleza humana significa seguir el camino doloroso y horrible. Por tanto, Jesús desea retirarse a orar; no porque se haya asustado y quiera retroceder, sino porque quiere comunicarse en oración con su Padre y desea ser fortalecido.

Y Cristo, en los días de su vida terrena, ofreció ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que lo podía librar de la muerte, y fue oído a causa de su temor reverente. Hebreos 5:7

Después de seis días, Jesús sube a un monte alto para orar (Marcos 9:2; Lucas 9:28). La tradición dice que era el Monte Tabor, que se levanta de las llanuras a una altura de aproximadamente 562 metros. Otros piensan que era uno de los picos del Monte Hermón. Pero no nos es posible estar seguros. Lo importante, sin embargo, es que Jesús quiso aislarse de todo y por eso llevó consigo a solamente tres de sus discípulos. En su retiro, Jesús siente profundamente el dolor de su sufrimiento y hace ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas (Hebreos 5:7). ¿Es este Jesús emocional lo bastante fuerte para llevar la maldición del pecado y libertar a los que son acusados? B. Jesús se transfigura ¡Enseguida algo glorioso sucede! La divinidad de Jesús, que había estado oculta durante su estado de humillación, aparece durante un tiempo corto. Lucas describe que mientras él oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra (Lucas 9:29). ¡Hay una conexión entre su oración y la transformación de su rostro!

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Ordinariamente ¿cómo lucía Jesús? Nosotros no sabemos. No tenemos ninguna ilustración, pintura o fotografía suya de cuando estuvo en la tierra. Posteriormente, los católicos romanos pintaron a Jesús con una aureola alrededor de la cabeza, pero no hay ningún fundamento bíblico para esto. No debemos pensar que había algo distinto en su apariencia. Él era como nosotros en todas las cosas, excepto en el pecado. En presencia de sus tres discípulos, Jesús se transfiguró (Mateo 17:2; Marcos 9:2). Se les apareció en su gloria divina. ¡Él estaba de pie ante ellos en su esplendor celestial! Sobre su rostro el profeta Isaías dijo: No hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos (Isaías 53:2, 3). Sin embargo, en este momento, su rostro, que pronto sería escupido y abofeteado, resplandeció como el sol (Mateo 17:2). Su gloria inmaculada y poderosa incluía sus vestidos, porque se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos (Marcos 9:3). Note el contraste de lo celestial con lo terrenal. Un lavador (una persona que blanquea la ropa) procesa ropa nueva y usada de lana o de lino. Este trabajo se realizaba en un campo fuera de la ciudad (Isaías 7:3), donde se trataba el material tejido con agua y blanqueador, y se lo presionaba hasta hacerlo brillar. El vestido blanco era el símbolo de la pureza, la victoria y la majestad. ¡Cuán imponente! Este resplandor glorioso superó mucho al resplandor del rostro de Moisés (Éxodo 34:29; 2 Corintios 3:7) y al rostro de Esteban que era luminoso como el de un ángel (Hechos 6:15). Este fulgor no vino del exterior, ni irradió de Moisés ni de Elías hacia Cristo, sino que era su divina majestad, propia y personal, que estaba revelándose. Una analogía sería notar que la verdadera alegría ilumina los ojos y que el amor saca la belleza personal, excepto que el resplandor de Jesús estaba más allá de la explicación humana. Su resplandor no puede atribuirse a los medios humanos. En su transfiguración exterior, Jesús expone su gloria interior. La gloria deslumbradora también es una predicción y proyección de su estado de glorificación. Su transfiguración es la señal de su gloria, que Pablo vio en el camino de Damasco y que Juan vio en Patmos, y que un día todos la veremos, cuando Jesús venga de nuevo el día final, con poder y gloria (Hechos 9:3; Apocalipsis 1:13-15; Lucas 21:27). ¡Cuán glorioso es Jesús! Él ora para ser fortalecido, cuando ya es todo glorioso. II. LOS DISCÍPULOS DURMIENTES Y DOS SANTOS EN LA GLORIA A. Los tres discípulos se han dormido Mientras Jesús ora en la cima silenciosa de la montaña, solo hay tres discípulos que reciben el privilegio de ver su gloria. Ellos fueron: Pedro, que después de la ascensión de Jesús se volvería el predicador principal; Santiago, el primero de los apóstoles en sufrir el martirio; y Juan, cuya misión especial fue proclamar la gloria de la encarnación

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Entonces dijo Jehová a Isaías: --Sal ahora al encuentro de Acaz, tú y Sear-jasub, tu hijo, al extremo del acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Lavador. Isaías 7:3 Después descendió Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del Testimonio en sus manos. Al descender del monte, la piel de su rostro resplandecía por haber estado hablando con Dios, pero Moisés no lo sabía. Éxodo 34:29 Si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa del resplandor de su rostro, el cual desaparecería. 2 Corintios 3:7 Entonces todos los que estaban sentados en el Concilio, al fijar los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel. Hechos 6:15 Pero, yendo por el camino, aconteció que, al llegar cerca de Damasco, repentinamente lo rodeó un resplandor de luz del cielo. Hechos 9:3

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Y en medio de los siete candelabros a uno semejante al Hijo del hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y tenía el pecho ceñido con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos, como llama de fuego. Sus pies eran semejantes al bronce pulido, refulgente como en un horno, y su voz como el estruendo de muchas aguas. Apocalipsis 1:13-15 Entonces verán al Hijo del hombre que vendrá en una nube con poder y gran gloria. Lucas 21:27 Acordaos de la ley de Moisés, mi siervo, al cual encargué, en Horeb, ordenanzas y leyes para todo Israel. Yo os envío al profeta Elías antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Malaquías 4:4, 5

de Jesús. Estos tres también estuvieron presentes en la resurrección de la hija de Jairo y serían de nuevo privilegiados sobre los otros discípulos al entrar en el jardín de Getsemaní. Lo que ellos testifican tiene el propósito de quitar la ofensa del sufrimiento de Cristo. Mientras Cristo estaba orando a una corta distancia (Mateo 17:7), los discípulos caen rendidos de sueño (Lucas 9:32). No puede probarse que era de noche, por tanto no se explica el sueño de los discípulos. Las cosas que van a menudo más allá de nuestra comprensión, tienen a veces una influencia adormecedora. También pensemos que ocurrió lo mismo en Getsemaní. Estos discípulos no comprenden la importancia del momento y ciertamente no hacen nada para servir a Jesús. B. Jesús es confortado por la aparición de Moisés y Elías El Padre cuida de Jesús para que no permanezca solo. Él será honrado con una entrada real en Jerusalén antes de que sea rechazado y tendrá el compañerismo de sus discípulos en la Pascua, antes de la separación. Antes de su sepultura, Jesús recibirá el amoroso ungimiento de María, pero ahora recibirá por adelantado el gozo de la victoria antes de que comiencen sus sufrimientos más profundos. Es como si Jesús recibiera un oasis divino en el camino del sufrimiento. Por eso el Padre envía a dos santos desde el cielo para estar con él. ¡Esto es aún más glorioso que el servicio de los ángeles en el desierto después de la tentación y en el jardín de los Olivos! Aquí está Moisés, el dador de la ley a Israel, que habló cara a cara con Dios en la montaña y a quien Dios reveló sus demandas de justicia. Al lado de él está Elías, que era un hombre celoso de la ley y que, como Moisés en Horeb, se encontró con el Señor. Elías es el hombre que representa los juicios rectos de Dios. Aquí están los dos representantes principales del Antiguo Testamento, a quienes el Señor mencionó en la última profecía de las Escrituras (Malaquías 4:4, 5). Ellos habían sido quitados de la tierra durante siglos, pero no se habían ido para siempre. Moisés murió, pero nunca nadie encontró su tumba. Elías no murió sino que subió al cielo en un torbellino. Ambos fueron a la gloria. Los dos embajadores del cielo fueron vistos por los ojos físicos de los tres discípulos, cuando se aparecieron rodeados de gloria (Lucas 9:31), conversando con el Señor Jesús. ¡Qué honor! III. EL DERECHO DE JESÚS AL CIELO Y SU COMISIÓN PARA SUFRIR A. Jesús tiene derecho al cielo Jesús es santo. Él tiene derecho al cielo, porque la gloria es el resultado de la santidad. Parece que la transfiguración proclama a Jesús que el cielo está abierto para él. B. Moisés y Elías hablan con Cristo ¿Habían venido Moisés y Elías para llevarlo al trono alto y celestial? ¡No! Ellos no le hablaron sobre eso y tampoco lo invitaron o lo inci-

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taron a irse con ellos. Al contrario, hablaban de su partida, que iba Jesús a cumplir en Jerusalén (Lucas 9:31). Esta partida, realmente “éxodo” o “deceso”, no se cumpliría aquí en el monte sino en Jerusalén, la ciudad que mata a sus profetas. La partida de Jesús de la tierra no sería una partida como la de Moisés y Elías, sino que él tendría que morir en la cruz. Su partida también sería una entrada en la gloria que solo podría lograrse por su muerte en la cruz. Pero primero Jesús debía ir por el camino del amargo sufrimiento, llevando sobre sí la ira de Dios contra el pecado. La partida de Jesús debía ser cumplida, porque había sido determinada por Dios y había sido revelada en la ley y los profetas. Esta es la comisión que Cristo debía llevar a cabo. Moisés y Elías le hablaron sobre estas cosas, no para decirle algo nuevo sino para confortarlo, animarlo y fortalecerlo para esta comisión. Los discípulos no entendieron la necesidad de su sufrimiento, pero sí entendieron y se dieron cuenta de las importantes consecuencias. ¡Cristo debía obedecer al Padre e ir por el camino del sufrimiento y cumplirlo hasta el fin! Él estaba en angustia y sentía la contradicción entre la gloria que lo llamaba y el sufrimiento que le esperaba. ¡Sin embargo, Jesús no retrocedió ante el camino del sufrimiento porque era y sigue siendo el Redentor; aquel que no quiere solamente entrar en la gloria, sino que quiere ganar la gloria para su pueblo y heredar la gloria junto con su pueblo! Escogió la cruz para llevar a los pecadores que merecían el castigo eterno a la salvación eterna. Cristo se entregó de buena gana a la muerte. ¡Así de grande era su amor, que estaba deseoso de sufrir la muerte más despreciable! IV. UNA PROPUESTA HUMANA Y LA INTERPRETACIÓN DIVINA A. Los discípulos hacen una propuesta Los discípulos se despertaron de su sueño. Mas permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús, y a los dos varones que estaban con él (Lucas 9:32). Estaban fascinados con lo que veían ¡Qué hermoso era todo! ¡Su Maestro, a quien ellos veían todos los días, estaba rodeado de gloria y honor! ¡Es propio de Jesús tener esta gloria y siempre debe ser de esta manera! Cuando parecía que Moisés y Elías estaban listos para partir, sucedió que apartándose ellos de él, Pedro -por supuesto, Pedro- dijo a Jesús, Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí. Por tanto, permítenos hacer tres enramadas (casitas o tiendas); una para ti, una para Moisés, y una para Elías: no sabiendo lo que decía (Lucas 9:33). Es fácil entender por qué Pedro habló de esta manera. Él estaba fascinado con lo que estaba pasando y quería que no terminase. Él amaba a Jesús y deseaba servirle. Pedro toma la iniciativa al sugerir que, con la aprobación de Jesús (si quieres, Mateo 17:4), los discípulos podían hacer tres tiendas para protegerlos contra el sol caliente y la noche fría, pero él estaba equivocado. Pedro no veía las implicaciones de su idea irreflexiva. Él hablaba sin tener algo mejor que decir y muestra que sólo veía superfi-

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cialmente y juzgaba por las primeras impresiones. Él no comprendió que Jesús debía sufrir para entrar en la gloria. Deslumbrado por el temor (Marcos 9:6), Pedro quiso llevar a su maestro fuera del camino que él debía seguir. B. Dios declara que Jesús es el Hijo de Dios

Jehová iba delante de ellos, de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarlos, a fin de que anduvieran de día y de noche. Éxodo 23:21 Al salir los sacerdotes del santuario, la nube llenó la casa de Jehová. Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar a causa de la nube, porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová. 1 Reyes 8:10-11 Un profeta como yo te levantará Jehová, tu Dios, de en medio de ti, de tus hermanos; a él oiréis. Deuteronomio 18:15 Respondió Jesús y dijo: --No ha venido esta voz por causa mía, sino por causa de vosotros. Juan 12:30 Entonces dijeron a Moisés: --Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos. Éxodo 20:19

Jesús no aceptó la propuesta. Ni siquiera respondió. Mientras Pedro todavía estaba hablando, sucedió algo mucho mejor. Dios mismo trajo una nube luminosa que los cubrió y que era una señal visible de su presencia y de su gloria (Éxodo 13:21; 1 Reyes 8:10-11). La nube los cubrió y oyeron claramente desde la nube una voz que decía: Este es mi Hijo amado; en quien tengo complacencia; a él oíd (Mateo 17:5). Esto nos recuerda el bautismo de Jesús. Las palabras del Padre anuncian que Jesús es el Hijo de Dios. Cuando el Hijo muestra su buena voluntad en la tierra, la voz del Padre viene del cielo. ¡Cuán complacido está con su Hijo! A él oíd, no lo contradice, como Pedro lo hizo la semana previa. Estas palabras son como un resumen o “compendio” del camino de la salvación. Jesucristo es el verdadero Salvador; la humanidad lo rechaza, pero Dios lo proclama. Las personas pasan al lado de Jesús sin hacerle caso, pero Dios dice: ¡óiganlo! Oír correctamente significa obedecer. Dios dijo esto para nuestro bien (Deuteronomio 18:15; Juan 12:30). La impresión que esto dejó en Pedro fue indeleble. Posteriormente, en su sermón, después que el hombre cojo en la puerta del templo recibiera sanidad, él advirtió seriamente a Israel: Y toda alma que no oiga a aquel profeta, será desarraigada del pueblo (Hechos 3:23). Pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios (Juan 3:18). V. EL MIEDO DESAPARECE Y SE EXIGE DISCRECIÓN A. Jesús calma el miedo de los discípulos El gozo sobrenatural en la tierra usualmente dura poco. De repente todo se ha ido: Moisés y Elías han desaparecido, la nube se ha ido y la voz ya no se oye. Los ciudadanos del cielo tenían una hogar mejor que la tienda terrenal y entraron en la nube (Lucas 9:34). Los discípulos estaban llenos de miedo debido a lo que oyeron y vieron. No pudieron soportar la voz del Padre, así como Israel no fue capaz de soportar la presencia de Dios en el Sinaí (Éxodo 20:19). ¡Era de esperarse, pues todo era celestial! Llenos de miedo, ellos se postraron sobre sus rostros (Mateo 17:6, 7) inmediatamente, y luego, cuando miraron, los seres celestiales se habían ido (Marcos 9:8). Pero Jesús se había quedado y su temor desapareció. A nadie vieron sino a Jesús solo (Mateo 17:8). Así es cómo debe ser también con nosotros. B. Jesús enseña a sus discípulos Uno podría pensar que los discípulos serían enviados a proclamar con gozo lo que habían oído y visto. Pero no fue así, porque había el

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peligro de que nadie crea este milagroso evento. Por tanto, la orden fue: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos (Mateo 17:9). Jesús no hizo nada para avivar las expectativas terrenales de los tres discípulos. Los discípulos no estarían capacitados para predicar apropiadamente sobre este evento hasta después de la resurrección. Por ahora todo debía permanecer confidencial. Aunque los discípulos quisieron proclamar esta experiencia maravillosa, obedecieron la orden de Jesús (Lucas 9:36). Aunque los discípulos guardaron la palabra entre sí (Marcos 9:10), no pudieron evitar discutir entre ellos sobre lo que este evento significaba con respecto a la resurrección de los muertos. Entonces preguntaron a su maestro: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero? (Mateo 17:10). Los escribas sostenían que Elías debía venir antes que el Mesías aparezca, para instruir a los judíos. Además, creían que el Mesías respondería a las controversias, regresaría la urna del maná y la vara de Aarón, etc. La primera creencia estaba fundamentada en Malaquías 4:5 y la segunda, era pura fantasía. Los discípulos razonaban: el Mesías está aquí, Tú eres el Cristo y nosotros hemos visto a Elías. Al parecer no es esto lo que los escribas creían. ¿Estaban ellos equivocados? La respuesta de Jesús se reduce a esto: la enseñanza de los escribas al respecto, es correcta. A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas (Mateo 17:11). ¡Él preparará el camino para la venida del Mesías, pero esto ya se cumplió en la venida de Juan el Bautista! Los escribas no lo reconocieron como tal y ese fue su error. Esto no contradice el testimonio de Juan (Juan 1:21) que negó que él era la persona de Elías. Juan vino en el espíritu y el poder de Elías --él es el segundo Elías (Mateo 11:14). Los discípulos pensaban de Elías solamente en relación a la gloria del Mesías, pero Jesús los hace pensar en su futuro rechazo y les dice: así también el Hijo del Hombre padecerá (Mateo 17:12; Marcos 9:12), porque no le reconocerán como el Mesías, así como no reconocieron a Juan el Bautista como el segundo Elías. Ellos hicieron con él todo lo que quisieron (Mateo 17:12) y se comportarán de la misma manera con Jesús, que intencionalmente se llama a sí mismo el Hijo del hombre, lo que contrasta grandemente con la revelación reciente de su gloria divina. C. Después de la resurrección de Jesús los discípulos entendieron Por aquellos días, los discípulos, que fueron testigos de la transfiguración, no dijeron nada a nadie (ni siquiera a sus nueve compañeros), de lo que habían visto (Lucas 9:36). Pero ellos no recibieron este privilegio en vano. Después de la resurrección del Señor, cuando entendieron más plenamente, los discípulos nunca se cansaron de testificar de la gloria de Cristo. Un día, todos los hijos de Dios compartirán esta gloria como un fruto de su trabajo. En el reino del Padre los justos brillarán como el sol. Serán como Jesucristo, porque lo verán como Él es, lleno de gloria (Daniel 12:3; 1 Juan 3:2). ¡Qué maravilloso será el cielo!

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Yo os envío al profeta Elías antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Malaquías 4:5

Y le preguntaron: --¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: --No soy. --¿Eres tú el Profeta? Y respondió: --No. Juan 1:21 Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir. Mateo 11:14

Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas, a perpetua eternidad. Daniel 12:3 Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es. 1 Juan 3:2

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LECCIÓN

31 Título:

JESÚS SANA AL MUCHACHO POSEÍDO POR UN DEMONIO Textos de referencia: Mateo 17:14-21; Marcos 9:14-29; Lucas 9:37-43 Versículo para memorizar: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. Marcos 9:23 INTRODUCCIÓN Los evangelios nos informan que el Salvador favoreció con su poder milagroso a muchos jóvenes. Por ejemplo, sanó al hijo del noble y a la hija de la mujer cananea; resucitó al joven de Naín y a la hija de Jairo. Esta lección trata de la sanidad de un muchacho que sufría mucho y que era hijo único, como el hijo de la viuda de Naín y la hija de Jairo. Según Lucas, la sanidad toma lugar al día siguiente de la transfiguración del Señor (Lucas 9:37), al pie del monte. Esta historia demuestra que era necesario para el Señor Jesús descender y regresar al mundo de las personas y todos sus pecados y miseria. La importancia de este evento no está en la sanidad en sí misma, sino en las circunstancias que colocan a la historia en el contexto de la fe y de la incredulidad. Nosotros estudiaremos: I. El poder del mal y la impotencia del hombre II. El lamento de la fe y la respuesta del Salvador I. EL PODER DEL MAL Y LA IMPOTENCIA DEL HOMBRE A. La miseria del niño Nos encontramos a un niño muy pobre. La descripción que hace su papá es muy conmovedora. Cuando se leen los informes de los evangelistas, se tiene la impresión de que el niño sufría de epilepsia, debido a las convulsiones severas.

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Además, el muchacho estaba poseído por un espíritu mudo y sordo (Marcos 9:17), que le causaba sordera y le impedía hablar. Este espíritu lo había dominado por completo y lo atormentaba y torturaba constantemente. El muchacho no podía hablar apropiadamente y sólo podía proferir un aullido horrible. El espíritu malo atacaba al muchacho estropeándolo violentamente, de tal forma que su cuerpo se torcía malamente, echaba espuma por la boca y le crujían los dientes.

Referencias / Notas

Muchas veces el espíritu lo lanzaba en el fuego y en el agua. Este ataque era continuo, por eso el papá del chico no podía dejarlo solo, sino que constantemente debía cuidarlo de nuevos ataques. El espíritu malo casi nunca lo dejaba, lo sacudía y le pegaba de tal forma que el muchacho estaba totalmente perturbado. Debido al asolamiento terrible del espíritu malo, el muchacho padece (Mateo 17:15). Su cuerpo se ponía rígido. Se estaba secando y estaba totalmente exhausto. Satanás empezó temprano su trabajo destructivo en la vida del muchacho. ¡Cómo debe haber sufrido el padre amoroso observando a su único hijo atormentado y miserable! ¡Qué situación tan triste! B. Los discípulos intentan ayudar El padre lucha por la vida de su hijo y lo lleva a Jesús (Marcos 9:17), pero como él no estaba, pidió ayuda a los discípulos. Ellos intentaron expulsar al espíritu malo, pero no pudieron. Sus esfuerzos fueron en vano, porque no le han podido sanar (Mateo 17:16,19).

Entonces, llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus impuros, para que los echaran fuera y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. Mateo 10:1

¿Por qué no fueron capaces de sanarlo? ¿Ellos no habían recibido antes el poder para expulsar los espíritus inmundos y sanar todas las enfermedades y dolencias? De hecho, ellos habían expulsado demonios (Mateo 10:1; Marcos 6:13). En este caso, sin embargo, les faltó la fe suficiente, es decir, que les faltó la fe activa y la convicción firme de que el Señor los usaría como instrumentos en sus manos.

Y echaban fuera muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los sanaban. Marcos 6:13

El poder que los discípulos recibieron para sanar no era un poder mágico. No podían automáticamente activar la salud a voluntad, porque era en el poder de Cristo que debían esperar y era en Cristo en quien sólo debían confiar. Los discípulos habían dudado de la promesa del don especial y de la orden de Dios. Por eso tuvieron que experimentar la vergüenza de no poder hacer nada sin Jesús. Así como la fe de los tres discípulos en la cima del monte fue imperfecta, la fe de los nueve al pie del monte lo fue también.

Entonces el Señor dijo: --Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: “Desarráigate y plántate en el mar”, y os obedecería. Lucas 17:6

Más tarde, en casa, los discípulos le preguntaron a Jesús sobre su fracaso e hizo que ellos se dieran cuenta de su fe imperfecta cuando les dijo: Es por vuestra poca fe. De cierto os digo que si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: “Pásate de aquí allá, y se pasará”; y nada os será imposible (Mateo 17:20). Cristo no solo los reprendió, sino que les indicó cómo ellos podían superar su incredulidad. La solemnidad del asunto se indicaba por la expresión ¡de cierto os digo! El Señor hizo afirmaciones similares autoritarias y poderosas en ocasiones anteriores (Lucas 17:6; Mateo 21:21).

Respondiendo Jesús, les dijo: --De cierto os digo que si tenéis fe y no dudáis, no solo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte le decís: “¡Quítate y arrójate al mar!”, será hecho. Mateo 21:21

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Hijitos, vosotros sois de Dios y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo. 1 Juan 5:4

Por supuesto, Jesús no quiere asegurarnos que creer en los milagros nos garantiza el éxito de toda clase de hazaña atrevida e impulsiva. La fe puede lograr todo lo que el Señor ha prometido. Al creyente se le promete que él es capaz de vencer al mundo, como Juan afirma (1 Juan 5:4). Esta es una regla básica para todos los que trabajan en el reino de Dios. Nada se logra por medios carnales, pero es verdad que una fe insignificante, pequeña y débil, si es real, puede lograr grandes cosas. Una semilla de mostaza es muy pequeña, pero tiene tremendo poder. Por ejemplo: si Dios quiere mover el monte de la transfiguración, él lo quitará usando a los discípulos como sus instrumentos. Para que esto suceda, ellos deben creer incondicionalmente en su promesa. Los discípulos podían lograr grandes cosas porque el Señor coloca su poder omnipotente en las manos de los que tienen fe. Ellos habían experimentado la verdad de su promesa cuando Jesús los había comisionado para expulsar demonios. Todas las cosas que Dios promete son posibles para los que tienen fe, es decir, para los que tienen fe verdadera y no solo intrepidez o presunción. ¡Los discípulos debían tener esta verdad profundamente grabada en sus corazones y nunca olvidarla, porque solamente así serían capaces de cumplir su llamado! Ellos habían descubierto que no podían hacer nada sin fe. Por tanto, debían vigilar y orar. Pero este género (clase terrible de espíritus malos) no sale sino con oración y ayuno (Mateo 17:21). Está claro que la oración y el ayuno no son prescripciones para que sigan los pacientes y obtengan la sanidad física y espiritual. La dependencia en el Señor es el único medio e indispensable para fortalecer y preservar la fe. C. La oración es indispensable

En los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia. Efesios 2:2

El pobre niño es la víctima y está indefenso. Debemos tomar en cuenta que aunque somos totalmente responsables por lo que hacemos o no, decimos o no, esto no descarta que todos los hombres, incluyendo los niños, estamos por naturaleza influenciados por el diablo que opera en los hijos de desobediencia (Efesios 2:2). Las tentaciones malignas encuentran un punto de contacto en la depravación y en los deseos pecaminosos de nuestro corazón. Todos nosotros necesitamos orar la sexta petición de la oración del Señor: ¡líbranos del mal! Además, hay muchos padres y maestros que deben tratar con niños difíciles con problemas de comportamiento, tales como berrinches, necedades, mentiras, robos, pereza, etc. Tales niños son una cruz para padres y maestros y tienen que luchar con el poder del pecado. ¡No desestime el poder del enemigo de las almas! El trabajo de evangelización no puede hacerse en forma irreflexiva y superficial, sin amor y sin oración. ¿Cómo puede esperar que algo bueno suceda? Todos nosotros necesitamos luchar en oración pidiendo la gracia renovadora del Espíritu Santo, para nuestras vidas y las de nuestros alumnos. ¡Debemos aprender a esperar todo del Señor!

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D. Jesús se queja del pecado y de la incredulidad

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Los discípulos estaban conscientes de su debilidad y los escribas comenzaron a atacarlos (Marcos 9:14). Como resultado se produjo una discusión sobre este caso, frente a una gran multitud. Los escribas atormentaban y ridiculizaban a los discípulos, lanzándoles comentarios punzantes y venenosos. Los escribas malignos disfrutaban haciendo esto, pero el Salvador se puso triste. Esto ocurrió un día después de la transfiguración y Jesús desciende del monte. Toda la gente, viéndole, se asombró por su aparición súbita y oportuna. Las personas se acercaron a Jesús y le saludaron respetuosamente (Marcos 9:15). Jesús inmediatamente toma el lado de sus discípulos, se vuelve a la muchedumbre y pregunta a los escribas: ¿Qué discutís con ellos? Nadie contesta una palabra. Los discípulos avergonzados también permanecen callados. El padre del muchacho, para quien este evento es decisivo y que debe haber estado triste durante la disputa, viene al frente y cae a los pies del Señor Jesús. Con emoción profunda le cuenta la historia de su sufrimiento y le clama que tenga compasión de su hijo. La historia deja una impresión profunda en Jesús y su respuesta indica su gran angustia. Él se queja: ¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo os he de soportar? (Mateo 17:17). La generación, es decir, las personas entre quienes Jesús vive y trabaja, le causan angustia. Jesús está dolido porque repetidamente ve el trabajo destructivo del poder satánico y encuentra incredulidad e ignorancia en las personas. Él descendió de arriba para salvar a los pecadores y constantemente se ocupó de trabajar y guiar a las personas con su amor. Sin embargo, constantemente encuentra oposición. Incluso sus propios discípulos son todavía voluntariosos y tienen una fe débil. Usualmente Jesús soportaba esto silenciosamente pero, después de su transfiguración en el monte, se quejó de vivir en un mundo tan perverso. Al expresar lo difícil y duro que era esto para él, ¿acaso ya no quiere continuar su trabajo de destruir las obras del diablo y aliviar la miseria del hombre? ¡De ninguna manera! Él continuó negándose a sí mismo y sufrió la oposición de los pecadores (Hebreos 12:3), aunque su naturaleza humana sensible sufrió profundamente todo el tiempo que él vivió sobre la tierra (Catecismo de Heidelberg, Respuesta 37). Cuando Jesús sufría usaba las Santas Escrituras como regla y guía. Él tomó de Deuteronomio (32:5, 20) las palabras que usó para describir a las personas. ¡Nosotros debemos aprender de nuestro Salvador que es manso y humilde de corazón! II. EL LAMENTO DE LA FE Y LA RESPUESTA DEL SALVADOR A. El espíritu malo se opone a Jesús La queja de Jesús no disminuye su amor ni su poder. Él ha venido a salvar al desvalido y por tanto no se retira sino que ordena que le traigan al muchacho. El espíritu malo no puede tolerar la mirada

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Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Hebreos 12:3 La corrupción no es suya; de sus hijos es la mancha, generación torcida y perversa. (…) Y dijo: “Esconderé de ellos mi rostro, veré cuál será su fin; porque son una generación perversa, hijos infieles. Deuteronomio 32:5, 20

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firme de Jesús. El muchacho es inmediatamente sacudido por una convulsión terrible. Se cae, se sacude sin control, se revuelca en la tierra y echa espuma por la boca. Esto es suficiente para perturbar a cualquiera, pero Cristo permanece en calma entre el tumulto. Él sabe qué hacer. Él sanará al muchacho, pero no todavía, porque primero debe tratar con el papá. Este hombre había sido defraudado recientemente por los discípulos y ahora tiene dudas. No obstante, tiene algo de fe. No debemos culparlo pues su confianza había recibido un duro golpe. Trate de imaginar la terrible situación de este padre. El mal era siniestro, duro, obstinado, violento y destructivo. La fe del padre necesitaba ser alimentada. Por tanto, el Señor Jesús se dirige primero a él. Jesús tiene pena del muchacho y no necesita que alguien le clame misericordia por él, pero primero desea llevar al padre al lugar correcto. B. Jesús se dirige al padre El Salvador se dirige lentamente a su meta. Todos tienen tiempo para tranquilizarse y entonces Jesús pregunta compasivamente: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? (Marcos 9:21). Él actúa como un médico, no para obtener un diagnóstico correcto de la enfermedad, sino para dar un buen consejo al padre. Apresuradamente el hombre relata la historia de la enfermedad y ruega un poco vacilante: ¡Pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos! (Marcos 9:22). En este clamor nosotros reconocemos la angustia de un padre, que se sobrecoge al recordar los años de sufrimiento cuando miraba a su hijo retorcerse con las terribles convulsiones. El Señor Jesús responde inmediatamente invirtiendo la pregunta: Si puedes creer, al que cree todo le es posible (Marcos 9:23). ¡Jesús quiere que el hombre sepa que el problema está en él mismo! Si puedes hacer algo, ¿es así como tú pides? El énfasis de su petición está erróneo porque pide con duda. Su fe es la que cuenta. Es como si Jesús le dijera, no, tú debes tener fe, porque este milagro es solamente posible por la fe. El padre tiene fe, pero no es lo bastante grande y debe ser fortalecida. Lo que Jesús le está diciendo al papá del muchacho es: ¡La gran pregunta no es si yo puedo, sino si tú crees que yo puedo! ¡Cuando creas que esto es posible, la evidencia mostrará que yo puedo! Cristo por sí solo puede realizar el milagro de la gracia, pero es importante notar la forma en que usa la ocasión para sacar la fe de este hombre. La liberación no viene primero que la fe, sino que primero debe haber fe y entonces el milagro llegará. Esta fe es un regalo de Dios. El Señor mismo extiende la mano por la cual la fe es recibida. C. El padre desea una fe más grande El padre ha sido dirigido a una esquina. Es un momento decisivo y mira a Jesús. Está consciente de la vacilación de su pobre corazón. Con lágrimas clama: ¡Creo; ayuda mi incredulidad! (Marcos 9:24).

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Note la diferencia entre esta petición y la primera. ¡Las palabras de Jesús tienen un tremendo efecto en él! El lamento de su alma contiene una mezcla maravillosa porque confiesa su fe y también su incredulidad. Él lucha con su incredulidad y con su fe. Tales conflictos contradictorios en el alma del hombre parecen extraños, pero ocurren en todas partes y en todo momento. ¡La oración del padre se ha vuelto una oración para las personas de todos los tiempos y edades! Todos los hijos de Dios experimentan esta mezcla de fe y duda. Calvino afirma: “En ninguna parte hay una fe perfecta, y por tanto, deduce que somos en parte incrédulos. Sin embargo, en su bondad, Dios nos perdona y nos considera creyentes a causa de nuestra pequeña porción de fe. Entretanto, nosotros tenemos que echar afuera cuidadosamente los remanentes de incredulidad que permanecen dentro de nosotros, luchar contra ellos y pedirle al Señor que los corrija; y tan a menudo como nos esforcemos en esta lucha, debemos ir a Él para que nos socorra. Si consideramos bien lo que se da a cada hombre, será muy claro que los que aventajan en la fe son muy raros, los que tienen una fe mediana son pocos, y la mayoría son dotados con solo una medida pequeña”. Lo que el padre ve que le sucede al hijo en ese momento parece eliminar cualquier posibilidad de restauración, debido a que el diablo lo está destruyendo aún más que antes. Aun así el lamento del padre se ha vuelto una oración de fe. Cuando su duda estaba en primer plano, su fe solo alcanzaba a un “quizás,” pero ahora ¡la fe está en primer plano! Su incredulidad todavía tiene demasiado poder sobre él y batalla contra ella y no puede quitarla. Él duda de sí mismo, pero no duda del Señor Jesús. Al contrario, él cree en Jesús pero siente que su fe no es muy sólida y por tanto clama: “ayúdame, yo soy incapaz, pero ayúdame a luchar contra mi incredulidad que me impide ejercer la fe, ¡la cual es digna de ti y yo deseo tanto!”. D. Cristo ordena salir al espíritu malo Ahora todo esto es suficiente. Cuando una fe débil, consciente de su debilidad, clama al Salvador, el Todopoderoso mostrará que está favorablemente dispuesto para ayudar. Cristo contesta de palabra y de hecho. Con mucha expectativa, gente de todas partes se reunió para ver si el Maestro era más poderoso que sus discípulos. Jesús no esperó más. Reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él (Marcos 9:25). Este espíritu malo era fuerte, pero Jesús lo era más. El espíritu malo no pudo mantenerse firme contra la palabra poderosa de Jesús y tuvo que rendirse, pero no sin darle el último golpe a su víctima. En un ataque final, el espíritu malo liberó su furia contra su víctima indefensa y lo sacudió con chillidos y convulsiones horribles. Después de sufrir contorsiones, el joven queda sobre la tierra como muerto. Jesús nunca hace un trabajo incompleto. Y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su padre (Lucas 9:42; Marcos 9:26, 27). El diablo sufrió la derrota, la víctima fue sanada, el padre está gozoso, su fe

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ha sido coronada, su oración ha sido contestada y la muchedumbre, que ha visto y oído cuán severo era el caso, estaba asombrada y todos se admiraban de la grandeza de Dios. De la historia se puede destacar algunos puntos. Las curaciones físicas también sirven como señales de sanidad espiritual. Nosotros debemos tener una fe verdadera en Jesús o estaremos perdidos. La incredulidad es un gran pecado y mantiene a Jesús lejos del alma. Hay a menudo muchos obstáculos que nos impiden ejercer la fe incondicional en Cristo. Un espíritu no reconciliado, los pecados no confesados, el no querer negarnos a nosotros mismos y no reconocer la derrota, son obstáculos que se pueden poner en el camino. ¿Qué debemos hacer cuando nuestra incredulidad es tan fuerte? ¡Oremos y luchemos contra ella! En esta historia la gloria de Cristo permanece en primer plano aunque de una manera diferente, pero no menos gloriosa que en el monte de la transfiguración. Ahora Jesús está en el cielo, pero continúa obrando por medio de la enseñanza a niños y adultos. Él trae la salvación a los que contienden con los poderes del diablo. Hoy, Cristo está tan deseoso como cuando estaba en la tierra. Sigue siendo el mejor refugio para los que están sufriendo. ¡Cuando Jesús usa su poder para servirle a usted con su amor, todo resulta bien! ¿Qué debemos hacer cuando nuestra fe es pequeña y débil? ¡Debemos ir a Cristo y encontraremos la paz en él!

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LECCIÓN Título:

JESÚS SANA A UN HOMBRE CIEGO DE NACIMIENTO Texto de referencia: Juan 9 Versículos para memorizar: Ella dijo: --Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: --Ni yo te condeno; vete y no peques más. Juan 8:11 INTRODUCCIÓN En su evangelio Juan relata solo unos pocos milagros del Salvador, pero incluye algunos discursos de Jesús. Al relatar esta historia que trata de uno de los milagros de Cristo, Juan entra en detalles y hace lo mismo al relatarnos las conversaciones que tuvieron lugar antes y después del evento. El evangelista nos revela también los pensamientos internos de las distintas personas que participan en la historia. Nos habla sobre el hombre ciego, los discípulos, los vecinos, los fariseos, los padres y, por supuesto, sobre el Señor Jesús más que todo. María testificó en su canto que Jesús sacia al hambriento y envía al rico vacío, y esto se manifiesta notablemente en esta historia. El rechazo de los fariseos al Mesías llega a un nuevo clímax horrible, y un hombre ciego y pobre es recibido en gracia y sanado tanto en cuerpo como en alma (1 Corintios 1:28). Veremos que este hombre ciego es: I. Sanado por Cristo II. Un testigo de Cristo III. Un adorador de Cristo I. SANADO POR CRISTO A. Ciego de nacimiento Esta historia notable nos habla en primer lugar de un hombre ciego. Él es muy pobre y vive en constante oscuridad. La falta de la visión

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Y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es. 1 Corintios 1:28

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hace que su mundo sea muy pequeño y que esté privado de muchos privilegios y expuesto a muchos peligros. La ceguera lo hace muy dependiente de otros. Este hombre es todavía más miserable que muchos otros ciegos porque no había perdido la vista en algún momento de su vida, sino que era ciego de nacimiento, de tal forma que ni siquiera tenía en su memoria alguna imagen que pudiera recordar. Él no puede visualizar nada. Nunca ha contemplado las hermosas estrellas en el cielo nocturno. La tierra no tiene flores para él. Nunca vio a sus padres. Si él hubiera estado rodeado de amor o por lo menos de afecto, esto podía haber compensado algunas cosas, pero añadido a su angustia está el hecho de que él es también un pobre mendigo. ¡En verdad, él es un vivo ejemplo de la impotencia y dependencia absolutas! B. Jesús afirma que es la luz del mundo

Tomaron entonces piedras para arrojárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo y, atravesando por en medio de ellos, se fue. Juan 8:59 Cuando la gente de allí vio la víbora colgando de su mano, decía: -Ciertamente este hombre es homicida, a quien, escapado del mar, la justicia no deja vivir. Hechos 28:4 Respondiendo Jesús, les dijo: --¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que los demás galileos? Os digo: no, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo: no, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. Lucas 13:2-5

¿Quién presta atención a este conocido mendigo que se sienta a la puerta del templo todos los días? ¡Jesús! ¡Tan pronto como lo ve, quiere ayudarlo! Esto debe impresionarnos profundamente. Notemos en qué situación el Salvador se fija en el ciego. Momentos antes se había producido un alboroto en el templo. Con santa indignación Jesús había hablado a los judíos incrédulos. Una confrontación pública tuvo lugar. Los judíos habían tomado piedras con la intención de matar a Jesús (Juan 8:59), pero él se había escondido y luego había salido por en medio de ellos. En medio de la muchedumbre rebelde, Jesús había permanecido tranquilo. Él no alzó el vuelo apresuradamente. Mientras se alejaba, sus ojos se fijaron en el mendigo ciego e inmediatamente se detuvo. Incluso durante este alboroto, ¡Jesús se da tiempo para fijarse en esta persona aparentemente insignificante! Analicemos la actitud del Salvador, ¡qué diferencia entre él y sus discípulos! Ellos también ven al desdichado miserable, pero no sienten compasión. No, la condición lastimera del ciego sólo despierta curiosidad en ellos. Al igual que los amigos de Job, los ciudadanos de Malta (Hechos 28:4) y muchos de nuestro tiempo, los discípulos consideraban que las calamidades peculiares eran castigos individuales por pecados particulares. Por tanto, ellos consideraban al ciego de nacimiento como alguien que estaba siendo castigado por algún pecado especial y quisieron saber de quién había sido la falta para que este hombre recibiera tan severo castigo. El ciego no podía ser culpable, porque él ha sido ciego desde su nacimiento. Algunos rabinos enseñaban que era posible pecar antes de nacer. ¿Tendrían razón los rabinos? ¿Conocerían los ancianos la razón? Los discípulos estaban confundidos y su simple doctrina de retribución no les dio una respuesta. Por consiguiente le preguntaron a Jesús. Él los reprobó por sus duros pensamientos. Incluso se negó a discutir esta posibilidad y condenó lacónicamente sus prejuicios con la declaración: No es que pecó éste, ni sus padres. Esto no significaba que esta familia era santa, sino que no eran más pecadores que otros (Lucas 13:2-5).

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Es verdad que algún tipo particular de sufrimiento puede ser un castigo por un pecado especial, por ejemplo en el caso de David (2 Samuel 24), pero esto ciertamente no siempre es el caso. A menudo, la intención y el propósito del sufrimiento es tratar y probar la fe (Salmos 66:10). El sufrimiento puede ser para poner a Satanás en vergüenza como en la historia de Job o para exaltar al Señor como sucedió con Pedro (Juan 21:19). Los que más sufren, a menudo, no son los más grandes pecadores. Jesús aclara que la ceguera de nacimiento no fue un castigo, sino que era para que las obras de Dios se manifiesten en él. La prueba del ciego era muy severa para que su liberación sea más gloriosa y revele más claramente el poder omnipotente y la gracia eterna de Dios, que a menudo está oculta de los ojos de la humanidad. Así es como Dios trabaja. Aquí tenemos un trabajo dado por el Padre para que Jesús lo haga y este milagro será una señal clara de la gran comisión de Jesús. Jesús quiere hacer esto para dar a conocer cuál es el propósito del Salvador: llevar a cabo el plan de salvación de Dios, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Con estas palabras, Jesús se compara a un jornalero fiel que está terminando su labor diaria y no quiere dejar nada de su trabajo inconcluso. Estas palabras deben grabarse profundamente en nuestros corazones. ¡Nosotros debemos preocuparnos de no descuidar las oportunidades que Dios nos da! Tal vez nunca más las tengamos. El Señor Jesús demuestra de nuevo su obediencia voluntaria al Padre (Juan 4:34). El hombre ciego no puede verlo, pero los ojos de Cristo descansan sobre él. El hombre ciego no pide nada, sin embargo, recibe ayuda. Aunque Jesús sea calumniado y perseguido debe ser la luz del mundo, hasta que le llegue su hora y así se lo mostrará al ciego de nacimiento. Recordemos que en el pozo de Jacob, Jesús habló sobre el agua viva, y en la resurrección de Lázaro, dijo de sí mismo que él es la vida. Al hombre ciego le testifica: Luz soy. Él no dice: yo tengo la luz o la traigo, sino soy la Luz. ¡Qué señal más adecuada! C. Jesús envía al hombre ciego a Siloé Jesús acompaña su palabra con hechos. Jesús escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego. ¡Qué raro! Jesús podía haber dado la vista al ciego por un simple acto de su voluntad, pero esta vez usa este método. Ahora actúa usando otros medios. La saliva y la tierra no son medicinas para curar la ceguera (aunque en tiempos antiguos la saliva fue usada para atender a las enfermedades de los ojos). Estos medios no dan la vida y Jesús no les da un poder mágico. No alimenta la superstición. El método de Jesús tiene un significado simbólico. El Señor usa la tierra para despertar las expectativas del ciego, para probar su fe y obediencia, y para asegurarle que solamente él tiene el poder que le devolverá la vista.

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Porque tú, Dios, nos probaste; nos purificaste como se purifica la plata. Salmos 66:10 Esto dijo dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: --Sígueme. Juan 21:19 Jesús les dijo: --Mi comida es que haga la voluntad del que me envió y que acabe su obra. Juan 4:34

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Entonces Eliseo le envió un mensajero a decirle: “Ve y lávate siete veces en el Jordán; tu carne se restaurará y serás limpio”. Naamán se fue enojado diciendo: “Yo que pensaba: “De seguro saldrá enseguida, y puesto en pie invocará el nombre de Jehová, su Dios, alzará su mano, tocará la parte enferma y sanará la lepra”. Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavo en ellos, ¿no quedaré limpio también?” Y muy enojado se fue de allí. 2 Reyes 5:10-12 En aquel tiempo los sordos oirán las palabras del libro y los ojos de los ciegos verán en medio de la oscuridad y de las tinieblas. Isaías 29:18 Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos y destapados los oídos de los sordos. Isaías 35:5 Para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos y de casas de prisión a los que moran en tinieblas. Isaías 42:7 Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres es anunciado el evangelio. Mateo 11:5

Las acciones de Jesús son seguidas por una breve orden: Ve a lavarte en el estanque de Siloé. El Señor usa esta orden para conseguir que el ciego actúe y ejerza su fe. También sirve para captar la atención de los espectadores. Hay una razón para que este ciego sea enviado a Siloé, un estanque muy conocido en el valle de Jerusalén. Desde el pequeño manantial de Gihon, localizado al pie del templo, el agua goteaba lentamente a través de un pequeño canal hacia esta piscina. En la fiesta de los tabernáculos se traía una ofrenda de esta agua como un símbolo de las bendiciones de la gracia que fluían del Mesías al pueblo. Los padres de la iglesia, Crisóstomo y Agustín, comentan que el milagro fue realizado por el mensajero de Dios usando un estanque como mensaje. D. El ciego obedece la orden de Jesús El ciego no discute como Naamán lo hizo en tiempos antiguos cuando recibió una orden similar (2 Reyes 5:10-12). Él obedece con la fe de un niño y su acción no es en vano. ¡Y se lavó, y regresó viendo! Este asombroso milagro es relatado en pocas y simples palabras. La Biblia no menciona cómo se sintió el hombre cuando sus ojos fueron cubiertos con el barro, ni cómo se sentía al ir al estanque o cuando recibió la vista. No menciona sus pensamientos ni lo que significó para él ver por primera vez. Con seguridad sus pensamientos se habrán vuelto naturalmente al Salmo 146:8: El Señor abre los ojos a los ciegos. El milagro que ocurrió en Siloé es verdaderamente mesiánico. Isaías profetizó varias veces que la sanidad de los ciegos era una de las bendiciones que la venida de Cristo traería (Isaías 29:18; 35:5; 42:7). El propio Jesús se refirió a este pasaje en respuesta a la pregunta que Juan el Bautista hizo por medio de sus discípulos mientras permanecía en la prisión (Mateo 11:5). II. UN TESTIGO DE CRISTO A. La sanidad se vuelve un hecho público Esta sanidad tuvo grandes consecuencias. Por tanto, debe notarse lo siguiente: pronto el evento se vuelve ampliamente conocido. Al ver al hombre sanado, algunos de sus vecinos y conocidos dudan que sea el mismo que conocían. No pueden entender y apenas confían en sus propios ojos. Cuando el hombre les dice: yo soy, le preguntan con asombro: ¿qué te pasó? El hombre sanado relata simplemente lo que sucedió. Él no elabora la historia, sino que habla la verdad y no exagera su caso. ¿Sucede eso siempre? Al parecer el hombre no sabe la identidad del Salvador, excepto que es un hombre que se llama Jesús. Sus amigos quieren conocer a este gran Salvador. Es loable que ellos se interesen en la buena fortuna del hombre sanado, aunque no hay duda de que su interés estaba mezclado con la curiosidad con respecto a la sanidad milagrosa.

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El hombre sanado sólo puede decirles que él no ha visto a su Salvador y que no sabe dónde está. Al parecer Jesús se había ido con sus discípulos, sin esperar que el hombre regrese. B. Los fariseos disputan la sanidad Enseguida se decide llevar al hombre sanado ante los fariseos. Quizás ellos puedan dar más información. ¡Qué mala impresión dejan estos fariseos de nuevo! Ellos empiezan queriendo saber la historia entera. Honesta y abiertamente, el hombre sanado repite su historia. En lugar de alabar a Dios los fariseos empezaron a discutir. Algunos concluyeron inmediatamente que Jesús no era un enviado de Dios porque, según ellos, no había guardado el día de reposo. ¡Jesús escupió en la tierra, hizo lodo y lo puso en los ojos mientras había una ley rabínica especial que prohibía poner saliva en los ojos! Jesús trabajó en el día de reposo lo cual no era permitido, aunque fuese una bendición para el pobre desdichado. Si Jesús quiso ayudar al hombre, debió esperar al día siguiente. Estos fariseos descuidaron el punto más importante y se enfocaron ciegamente en las circunstancias secundarias. Algo así pasa a menudo cuando las personas quieren aferrarse a sus prejuicios. Se preocupan de los asuntos insignificantes y no del evento principal. Otros opinaban que Jesús no podía haber realizado este asombroso milagro. Pues, consideraban que era un hombre pecador que no hacía caso de la ley de Dios, como los primeros fariseos consideraban. Los fariseos no llegaban a un acuerdo. Entonces decidieron preguntar la opinión del hombre sanado para resolver el conflicto. Como consecuencia el caso fue analizado más a fondo y la autenticidad del milagro fue más obvia para todos. ¿Se atreverá el hombre a hablar en favor del Nazareno ante los fariseos? A estas alturas ellos no niegan que el hombre ciego esté sano y que Jesús lo hizo, pero se enfadan cuando el hombre testifica audazmente diciendo: El es profeta, es decir, alguien enviado por Dios. Ahora los judíos rechazan lo que es irrefutable y acusan al hombre sanado de engañador. ¡Qué absurdo es esto! Es asombroso lo que las personas hacen para no creer. C. Los padres del hombre sanado son llamados para testificar Ahora son llamados los padres del que era ciego. Los fariseos son defraudados de nuevo, porque no oyen lo que esperaban. Los padres reconocieron que el ciego sanado era su hijo y confirmaron que él había nacido ciego. Pero evadieron cobardemente el punto controversial, es decir, negaron saber quién era la persona que le había devuelto la vista. Ellos evitaron este punto polémico y pidieron que sea su hijo quien aclare este asunto, porque tenían miedo de los judíos. El odio de los judíos hacia Jesús había aumentado grandemente. Ellos quisieron detener por la fuerza la expansión de la influencia de Jesús y sus seguidores. Por consiguiente, habían decidido que

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si alguno confesase que Jesús era el Mesías, fuera expulsado de la sinagoga. No se puede decir con certeza si ellos quisieron usar la práctica más severa o la menos severa. En cualquier caso, era un castigo duro porque el ofensor sería expulsado de la comunidad, sería despreciado y no recibiría caridad en caso de necesidad. Los padres del ciego sanado no se atrevieron a confesar al Salvador ante sus inquisidores, porque temían la persecución religiosa. Por tanto, se hicieron culpables de ser mal agradecidos. ¿No debemos obedecer a Dios antes que al hombre? D. El hombre sanado es llamado a dar cuentas

Entonces Josué dijo a Acán: --Hijo mío, da gloria a Jehová, el Dios de Israel, dale alabanza y declárame ahora lo que has hecho; no me lo encubras. Josué 7:19

Entonces volvieron a llamar al hombre que había sido ciego, para que testificase con juramento y le dijeron: Da gloria a Dios. Ellos quieren decir: confiesa la verdad ante Dios, el conocedor de los corazones y dale a él la gloria. Josué usó las mismas palabras cuando llamó a Acán para confesar su culpa (Josué 7:19). Los fariseos quieren que el hombre sanado anule su alabanza anterior e intentan intimidarlo diciendo: nosotros sabemos que ese hombre es pecador, porque ha profanado el día de reposo y por tanto tu sanidad no puede ser acreditada a él. Ellos usan su autoridad para intentar intimidar al hombre y no dudan en usar cualquier medio para demostrar que Jesús es un impostor. ¿Podrá este hombre humilde enfrentar a estos líderes poderosos? Note como él usa su ingenio. Los líderes judíos pueden decir lo que quieran, pero sus opiniones no cancelan los hechos irrefutables y por tanto, el ciego sanado se opone a ellos: Una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo. ¡Este es un testimonio claro y poderoso! ¡Este maravilloso y glorioso cambio ha sido provocado por nadie más que Jesús! El hombre habla de su experiencia. Eso es lo que cuenta. A los que les falta convicción, el mero conocimiento bíblico no les sirve de mucho. Los fariseos son avergonzados, sin embargo continúan presionando y por tercera vez le preguntan al que era ciego cómo sucedió la sanidad. Él pierde la paciencia y les da a los fariseos una respuesta muy merecida. Sarcásticamente les pregunta: ¿Queréis también vosotros haceros sus discípulos? Los fariseos callan. El hombre sanado, aunque solo, es fuerte porque tiene la verdad de su lado. Al verse derrotados, le respondieron con desprecio y le injuriaron. Aquí se revela el odio profundo que ellos sienten por Cristo. Al enfadarse, manifiestan que no son capaces de demostrarle al ciego sanado que estaba equivocado. Están profundamente ofendidos. Como discípulos de Moisés, los fariseos se apartan de los discípulos de Jesús. ¡Como si fuera una desgracia ser discípulo de Jesús! Sin embargo, el hombre humilde no es desechado tan fácilmente. Al contrario, él se pone aún más firme y audazmente les pregunta: “¿qué están ustedes diciendo? Yo esperaría que ustedes, los maestros de la ley, supieran de dónde es él. ¡Yo soy sólo un hombre simple y estoy asombrado de mi ignorancia! La evidencia no puede con-

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tradecirse: ¡Jesús me salvó!”. Esto hubiese sido imposible si Jesús fuese una persona mala e impía, porque entonces Dios ciertamente no le habría respondido. La Escritura dice que el que aparta su oído para no oír la ley, su oración también es abominable (Proverbios 28:9). Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; entonces el hombre concluye: Si este no viniera de Dios, nada podría hacer. Los fariseos están atrapados. No pueden refutar este razonamiento, pero tampoco quieren admitir la derrota. Llenos de odio, se vuelven al hombre y empiezan a regañarlo de nuevo. Para ellos nacer ciego significaba haber nacido del todo en pecado. Estos fariseos son más bien destructores del alma antes que pastores de las almas. El resultado es que ellos le expulsaron, es decir, lo sacaron fuera de su reunión. Para ellos es fácil hacer esto, pero no convencen a nadie. Su acción indica que están derrotados. El resultado es que su odio se pone en evidencia, porque usan las armas de la persecución. Ellos expulsaron a este hombre para cubrir su terrible incredulidad. E. El hombre sanado no está avergonzado de reconocer a Jesús La actitud y la respuesta del ciego sanado contrastan con las de los padres y fariseos. El hombre no está avergonzado de expresar su convicción y tomar el lado de su benefactor. ¿Estamos avergonzados del evangelio? El testimonio del ciego sanado es cada vez más firme. Inicialmente él no sabía mucho, pero su fe es incrementada bajo la presión y él progresa paso a paso. Primero, él habló sobre un hombre que se llama Jesús, luego dice que Él es profeta y, finalmente, comprende que Jesús viene de Dios. Abierta y simplemente dice lo que sabe, aunque iba sufrir por su testimonio. Quienquiera que confiesa a Cristo debe esperar ser ridiculizado, tarde o temprano. III. UN ADORADOR DE CRISTO A. Jesús busca al hombre sanado Dios descubre al necio en su engaño. Los judíos han hecho objeto de su enojo al intrépido testigo. Ellos pueden herirlo temporalmente, pero no pueden herir su alma eterna. Al contrario, el desechar al testigo valeroso llegará a ser una bendición para él. Al ser expulsado, el testigo consigue una visita. Jesús ha oído cómo los fariseos han tratado al hombre sanado y de nuevo siente compasión y gracia por él. Le busca porque quiere confortarlo. El Señor no descansará hasta que el hombre sea completamente libre. Y Jesús lo encontró. Todo lo que ha tenido lugar hasta ahora era un preparatorio. ¡Ahora el hombre sanado recibe la más grande bendición! Hasta aquí el hombre sólo había oído la voz dulce del Salvador, pero ahora lo ve cara a cara. Jesús le pregunta, pero de manera diferente a como los fariseos lo habían hecho. No le pregunta ¿crees tú en un profeta?, sino ¿crees tú en el Hijo de Dios? Otra versión dice

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“Hijo del hombre”. Hay personas que no creen. ¿Cree usted? Solamente esta fe es suficiente para la salvación. La respuesta del hombre sanado ¿Quién es, Señor, para que crea en él?, es la expresión de un alma anhelante, deseosa. Jesús contesta el deseo de su alma. Inmediatamente el Señor Jesús se le revela, para que él, con los ojos de la fe, vea en este Nazareno, odiado por los fariseos, la gloria del unigénito del Padre, lleno de gracia y verdad.

Jesús le dijo: --Yo soy, el que habla contigo. Juan 4:26

¡Qué aparición inesperada! Al oír la respuesta de Jesús: Pues le has visto, y el que habla contigo, él es. El hombre sanado comprende Jesús es su sanador (Juan 4:26). Entonces el hombre cree y da evidencia de su fe. Confiesa su fe con su corazón y con su boca, y en adoración dobla sus rodillas y adora. ¡Qué momento maravilloso! ¡Este hombre ciego, pobre y despreciado, es dos veces bendito! Y en agradecimiento reconoce a su Salvador. El hombre sanado recibió más de lo que había perdido cuando fue expulsado por los judíos. B. La fe es necesaria Muchos dieron testimonio de este milagro de sanidad. Algunos investigaron cuidadosamente la manera en que ocurrió, pero no creyeron ni adoraron. Creer y adorar es necesario. No es suficiente enfocarse en la sanidad del hombre ciego y sentir indignación por el comportamiento de los padres y de los fariseos. Nosotros debemos creer en Cristo, no solamente por su habilidad de dar luz a los ojos, sino también como la Luz que es capaz de iluminar el corazón.

Tú dices: Yo soy rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad. Pero no sabes que eres desventurado, miserable, pobre, ciego y estás desnudo. Apocalipsis 3:17

En la Escritura, la condición de los pecadores es llamada ceguera, de la cual estos ni siquiera están conscientes (Apocalipsis 3:17). Sólo el Salvador puede librarnos de esta ceguera. Él puede abrir los ojos del más ignorante e iluminar el corazón más oscuro. Los que lo rechazan permanecen en la oscuridad. ¡No permita que nadie sea intencionalmente ciego! Los que oran de verdad y penitentemente para ser librados de la ceguera espiritual, recibirán respuesta y vida. Cuán grande es el privilegio de los que dan la bienvenida a la Luz de la salvación en Cristo y pueden decir ahora: ¡una cosa sé, que habiendo sido ciego, ahora veo!

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LECCIÓN Título:

LA PARÁBOLA DEL BUEN PASTOR Texto de referencia: Juan 10:1-21 Versículo para memorizar: Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Juan 10:11 INTRODUCCIÓN En esta lección reflexionaremos sobre la historia del buen Pastor, a la que Juan llama una alegoría porque no es un relato que se desarrolla gradualmente, sino un discurso que describe asuntos espirituales usando ejemplos de la vida. Si solamente se narra la parábola como aparece en la Escritura, la lección se terminará pronto y los estudiantes no aprenderán mucho. La intención de la parábola es que nos fijemos en algunas verdades importantes. No es una historia ordinaria ni es solo una parábola en forma de historia. Esta parábola nos da una gran oportunidad para hablar sobre Cristo. Los primeros cinco versículos describen al pastor genuino y verdadero, en contraste con el ladrón y el extraño. Parece que los oyentes no entendieron a quien se estaba refiriendo Jesús. Por tanto, en los versículos siguientes continua su explicación. La misma explicación es también una metáfora. Se presenta primero la metáfora de la Puerta y luego sigue la descripción del buen Pastor. Al final del discurso, como siempre, hay dos respuestas diferentes: 1) algunos se sienten gravemente ofendidos y declaran con enojo que Jesús está loco y poseído por el diablo; 2) otros se oponen indicando que la curación del hombre nacido ciego no puede ser la obra de un demonio. La lección destaca los diferentes puntos a continuación: I. La ocasión de la parábola II. La presentación de la parábola III. El propósito de la parábola

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Referencias / Notas

I. LA OCASIÓN DE LA PARÁBOLA A. La relación entre el hombre ciego y el Buen Pastor El discurso del Señor en Juan 10 está conectado estrechamente con las últimas palabras del capítulo 9. Como sabemos, la organización de la Biblia en capítulos y versículos vino mucho más tarde. En el original, todo estaba escrito seguido. Antes de exponer los puntos concernientes al relato que nos ocupa, debemos recordar algunos puntos clave de la historia anterior, de la sanidad del ciego. Hay que considerar tres aspectos relacionados: la acción de Jesús al sanar a hombre, las palabras de testimonio del ciego sanado y la actitud de los fariseos. Jesús concedió un gran beneficio a este pobre hombre, pero antes probó su fe ordenándole que hiciera algo y el hombre le obedeció al instante.

Al ver las multitudes tuvo compasión de ellas, porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Mateo 9:36 l espíritu de Jehová, el Señor, está sobre mí, porque me ha ungido Jehová. Me ha enviado a predicar buenas noticias a los pobres, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos y a los prisioneros apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová y el día de la venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los que están de luto; a ordenar que a los afligidos de Sión se les dé esplendor en lugar de ceniza, aceite de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado. Serán llamados “Árboles de justicia”, “Plantío de Jehová”, para gloria suya. Isaías 61:1-3

Esta sanidad captó la atención de muchas personas que deseaban saber más de Jesús y de este milagro asombroso. Como Jesús se había ido, la muchedumbre fue a consultar a los fariseos. De la conversación desarrollada, fue muy evidente que los fariseos no estaban deseosos de reconocer la grandeza y la bondad de Cristo. Las ingeniosas y agudas respuestas del hombre sanado atraparon a los fariseos. Como consecuencia de su intrepidez, el hombre, que antes había sido ciego, fue expulsado de la sinagoga. El resultado fue que él se encuentra con Jesús de nuevo y lo reconoce como Su Salvador y como el Hijo de Dios, y lo adora. B. Jesús muestra a los fariseos su llamado Estos eventos son la ocasión para que el Señor Jesús afirme directamente quién es él y quiénes son los fariseos. El amor de Dios también los buscaba a ellos y les mostró su paciencia. Recordemos la paciencia del padre para el hijo mayor, en la parábola del hijo pródigo. Sin embargo, aquí los fariseos aparecen en una relación diferente. Con orgullo y pompa le preguntan: ¿Acaso nosotros somos también ciegos? De ellos puede decirse lo que Pablo declaró: Y confías en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas, instructor de los indoctos, maestro de niños, que tienes en la ley la forma de la ciencia y de la verdad (Romanos 2:19, 20). El Señor Jesús los empuja para que se coloquen delante de un espejo, para que puedan ver quiénes son los líderes malos y quién es el buen Pastor. Hace poco ellos habían manifestado claramente la mala actitud de sus corazones. No estaban preocupados por el bienestar del pueblo, por el contrario, ellos eran los engañadores. Jesús tiene gran compasión por los necesitados y busca salvarlos porque los ve como ovejas cansadas y esparcidas que no tienen pastor (Mateo 9:36). Él es el Redentor, en quien la profecía se cumple (Isaías 61:1-3). Esto se indica por el simbolismo descriptivo del verdadero y buen Pastor, en contraste con el que no lo es. Jesús, el Cristo, afirma la importancia de esta parábola porque introduce su instrucción diciendo solemnemente dos veces, de cierto, de cierto.

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II. LA PRESENTACIÓN DE LA PARÁBOLA

Referencias / Notas

A. Los pastores y el redil El Señor Jesús tiene en mente un establo de animales, conocido en el Medio Oriente como un redil. El redil no es un establo con un techo, como nosotros conocemos, sino una edificación cuadrada al aire libre, formada por una pared de piedras apiladas. En la noche los pastores traían a sus ovejas al redil y las dejaban bajo el cuidado del portero, que permanecía en una entrada estrecha para protegerlas de los ladrones y de los animales salvajes. Por la mañana los pastores sacaban sus ovejas del redil para llevarlas a pastar. ¿Qué hacía este pastor? Desde luego él no tenía que trepar secretamente por la pared para llegar a las ovejas, sino que se dirigía al portero, quien lo reconocía como el verdadero pastor y le abría la puerta para que pueda entrar al redil y tomar sus ovejas. Los que se desviaban del portero, de la puerta y subían por otra parte de la pared para entrar al redil, no eran pastores, sino ladrones y salteadores. B. Las ovejas conocen la voz de su pastor Hay un segundo aspecto en esta parábola que describe a un verdadero pastor. Un ladrón y un pastor no se distinguen solamente por la forma en que cada uno entra en el redil, sino también por la forma como cada uno llama a sus ovejas. Las ovejas no hacen caso al llamado del extraño, no lo seguirán, mas bien huirán de él. Pero, tan pronto el verdadero pastor llama a sus ovejas lo oyen, reconocen la voz familiar y confiadamente van hacia él. Recordemos que en el Medio Oriente varios pastores traen sus rebaños a los rediles por la noche. Por la mañana, cada pastor llama a sus ovejas de su propia manera, inimitablemente. La rutina diaria ha construido una relación cercana y una confianza íntima entre el pastor y sus ovejas. El pastor tiene un nombre particular para cada oveja. Cuando él las llama por el nombre, ellas lo siguen al instante, porque conocen su voz. Entonces él las lleva fuera del redil y va delante de ellas para apacentarlas. Un pastor no lleva a sus ovejas delante de él, sino camina delante de ellas para guiarlas. Ellas solo seguirán a su propio pastor. Esta verdad es evidente en la siguiente historia de la antigüedad. Cerca de Jerusalén, un viajero encontró a un pastor con su rebaño. Se puso la ropa del pastor y llamó a las ovejas para que lo sigan, pero fue en vano. Entonces el verdadero pastor las llamó e inmediatamente las ovejas lo siguieron, aunque él estaba usando la ropa del viajero. C. El verdadero pastor busca el bienestar de sus ovejas Una distinción muy precisa es el hecho de que el verdadero pastor busca el bienestar de sus ovejas y se preocupa de que ellas hallen pastos. El pasto no es un pedazo de césped cercado, sino que para pastar, el pastor debe llevar a su rebaño a las llanuras altas, en los lados de la montaña, donde hay mucho césped verde. El ladrón, el

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Referencias / Notas

imitador, cuya apariencia es como la del pastor, tiene malas intenciones. Él viene al redil para hurtar y matar y destruir. En contraste, Jesús dice: yo he venido para que tengan vida. D. El verdadero pastor cuida de sus ovejas Finalmente, el verdadero pastor se caracteriza porque cuida sus ovejas cuando están en peligro, ofrece su propia vida para protegerlas. El asalariado no hace eso pues sólo trabaja por la paga y está preocupado por su propia ganancia. En las montañas las ovejas están siempre en peligro de los ladrones y de los animales salvajes que se esconden en las guaridas y cuevas desiertas. Si un lobo amenaza y está listo para saltar sobre el rebaño, el asalariado alza el vuelo. Él no se arriesga porque es un asalariado, y no le importan las ovejas. Él es capaz y de hecho deja que el lobo disperse y devore a las ovejas. ¡Qué diferente actúa el verdadero pastor! Un gran ejemplo del trabajo de un buen pastor es David que mató a un león y a un oso para salvar a sus ovejas. Él no huyó del peligro ni tuvo miedo y arriesgó su vida por sus pequeños animales. ¡El verdadero pastor es un buen pastor! III. EL PROPÓSITO DE LA PARÁBOLA Explicar el significado y propósito de esta parábola no es difícil cuando se indica claramente la diferencia entre un pastor verdadero y uno falso. Es importante destacar los puntos principales y no dar demasiada importancia a los detalles del relato. Por ejemplo, alguien puede preguntar lo qué significa la puerta y quién es el portero, cuando estas preguntas no son relevantes. El propósito principal es el significado de la narración en conexión con los fariseos y la relación que ellos tenían con el Señor Jesús y sus seguidores. A. Los fariseos

Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: “¡Generación de víboras!, ¿quién os enseñó a huir de la ira venidera? Mateo 3:7

Jesús declara que los fariseos son extraños e imitadores. Se han puesto a sí mismos en la posición de líderes de Israel, pero son líderes malignos. Dios no los llamó. Juan el Bautista los desenmascaró (Mateo 3:7) y Jesús los reprueba grandemente. Los fariseos buscan su propia ganancia y están motivados por malignas intenciones. Solo les preocupa su propio honor, estima y riqueza. Bajo la cubierta de extensas oraciones, no tienen escrúpulos para arrebatar a las viudas sus posesiones. Los guía la ambición y el ansia de poder y riquezas. Las personas pobres son sus víctimas. La forma en que ellos trataron al hombre ciego de nacimiento indica que no se preocupan por el bienestar de las personas. Las ovejas no los siguen. Los fariseos se han atribuido el derecho de imponer la ley al pueblo. Ellos quieren ser los líderes y la mayor parte de las personas los buscan y los obedecen ciegamente, pero hay otros verdaderamente piadosos, como el hombre nacido ciego, que no se dejan seducir por ellos ni temen sus amenazas.

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B. Jesús

Referencias / Notas

Las Escrituras nos hablan a menudo de un pastor, y de su cuidado y fidelidad al cuidar el rebaño, el pueblo de Dios. Así como la paternidad está arraigada en Dios, así el trabajo del pastor está arraigado en Dios. Un pastor terrenal es un tipo que apunta débilmente al gran pastor de Israel, como su rey, líder, guardián y sustentador. El término “pastor” era particularmente significativo para el pueblo de Israel, cuyas cabezas tribales eran los reyes pastores. La tipología del pastor es usada por toda la Escritura, por ejemplo en los Salmos (23, 77, 79, 80, 95, 100, 119); en los profetas (Isaías 40, 53; Ezequiel 34 --muy rica y detallada; Miqueas 5; Zacarías 11, 13); en los evangelios (Mateo 18; Lucas 12; Juan 10); y en las epístolas (Hebreos 13; 1 Pedro 2; Apocalipsis 7). En Jesús nosotros encontramos el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento. ¡Este cumplimiento es todavía más glorioso que la promesa! Él es el verdadero Pastor, que no se impone a sí mismo, sino que es enviado por el Padre y proclamado por el heraldo, Juan el Bautista. Él vino a su pueblo en una manera legítima. ¡Jesús es la Puerta! Jesús lo dice dos veces. El mejor simbolismo no sería lo suficientemente glorioso para describirlo. Sin embargo, él escoge un símbolo simple para que todos podamos entender. La puerta del redil es muy sencilla, pero es la única y verdadera entrada, tanto para los pastores como para las ovejas. Se debe usar la puerta. No es suficiente estar parado a la entrada o caminar frente a ella, sino que debemos entrar; es decir, en fe debemos asirnos a Cristo y abrazarlo. La salvación no está en ningún otro (Hechos 4:12). El símbolo es también muy personal: Yo soy la Puerta, yo soy el Pan de vida, la Luz del mundo, el Camino, la Verdad y la Vida. La tipología, el buen Pastor, es todavía más íntima, como se afirma enfáticamente en los versos 11 y 14. Literalmente dice: Yo soy el Pastor --Yo soy lo que un pastor debería ser. Cuando nosotros vemos lo que este Pastor hace, no podemos negar que El buen pastor su vida da por las ovejas. Esta tipología expresa también la idea de una buena disposición. El buen Pastor no fue obligado a la muerte. No huyó del lobo, porque vino a confrontar todos los poderes destructivos del infierno. Ama a sus ovejas más que a su vida y se ofreció a sí mismo por ellas. A los que vinieron a llevarlo, les dijo: Dejad ir a estos (Juan 18:8). Hizo todo por sus ovejas y voluntariamente dio su vida por ellas. Porque las amó, permaneció fiel hasta la muerte. Aquí nosotros tenemos la evidencia del gran amor de Dios (Romanos 5:6-8). El dar la vida no fue la única cosa que Jesús hizo por su rebaño. Después de haber usado su poder, derecho y habilidad para tomar su vida de nuevo, él continúa su trabajo sin cesar. Hay también otras ovejas que no son de este redil, que también tienen que ser traídas de entre todos los pueblos de la tierra. ¡Esta es una actitud diferente a la de los fariseos! Jesús no descansará hasta que haya un rebaño, y un pastor. Aquí también está la tarea misionera de la iglesia cristiana.

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Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Hechos 4:12 Respondió Jesús: --Os he dicho que yo soy. Si me buscáis a mí, dejad ir a estos. Juan 18:8 Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguien tuviera el valor de morir por el bueno. Pero Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Romanos 5:6-8

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Referencias / Notas

Cristo siempre cuida de sus ovejas y vela por su bienestar. Actúa como Jacob, que no guió a su rebaño sino que dijo: Y yo me iré poco a poco al paso del ganado (Génesis 33:14). Una hermosa descripción del cuidado del Señor para el débil, el joven y el necesitado, se encuentra en la profecía de Isaías: Él apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas (Isaías 40:11). ¡Él las lleva suavemente! ¡Qué bueno que el gran Pastor tiene también a los corderitos recién nacidos en su rebaño, que no pueden viajar tan rápido! ¡No los aparta ni los deja atrás desprotegidos, sino que los lleva tiernamente en sus brazos!

Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré yo a mis ovejas y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la oscuridad. Ezequiel 34:12

El Señor también busca a las ovejas perdidas y descarriadas para traerlas al redil (Ezequiel 34:12). Trae de regreso a las que han perdido el camino y están descarriadas en el desierto. Jesús incluso deja a todas las demás ovejas para buscar a aquella que está perdida hasta que la encuentra. Al hallarla no la golpea, sino que alegremente la lleva a casa sobre sus hombros. ¡Cuán grande es el amor del Señor por su rebaño! Este buen Pastor puede decir: Yo conozco mis ovejas, pues no es un extraño para sus ovejas. Conocerlas significa amarlas. Este Pastor piensa en ellas con amor. Y su amor es para todo el rebaño. Las reúne, les da el mismo pasto, conoce a cada una por su nombre y le da a cada una la porción que necesita. Él hizo esto por Natanael, Zaqueo, el hombre nacido ciego, Pedro y la mujer Samaritana. Jesús conoce los caminos y las necesidades de los suyos y los cuida, dándoles poder para resistir la tentación y consolándolos cuando están heridos en cuerpo y alma. C. La oveja

Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él lo he perdido todo y lo tengo por basura, para ganar a Cristo. (…) Quiero conocerlo a él y el poder de su resurrección, y participar de sus padecimientos hasta llegar a ser semejante a él en su muerte. Filipenses 3:8, 10

No hay mayor privilegio que ser una oveja de este buen Pastor. No hay nada mejor que ser guiado personalmente por Jesús. ¿Quiénes son las ovejas de Jesús? ¿Qué las caracteriza? Ellas oyen su voz, le conocen y siguen. El amor de Cristo las atrae y el evangelio les brinda salvación. En verdad, nosotros deberíamos orar continuamente para que prestemos atención a esta gran salvación. Nunca ignoremos este llamado. Las ovejas le conocen, pero este conocimiento no es solamente intelectual. Es el conocimiento del corazón, que puede compararse con la relación amorosa entre el Padre y el Hijo. Hay una unión espiritual entre Jesús y los suyos. Ellos vienen a conocer al Señor y se desarrolla una relación de confianza. De esta manera, ellos aprenden algo de las riquezas de su amor, gracia, sabiduría, poder, paciencia y fidelidad. ¡No hay nada más maravilloso que conocer a Jesús! Cualquiera que desee este verdadero conocimiento, al igual que Pablo, considerará todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús (Filipenses 3:8, 10). Las ovejas lo siguen. Sin un pastor nunca habrá un rebaño, porque las ovejas tienen la inclinación a vagar. Cuando a una oveja se la deja

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sola, enseguida se aleja y cuando es atacada está impotente, porque no tiene ninguna defensa. Una oveja debe estar deseosa de seguir. El buen Pastor va delante de sus ovejas, toma el camino correcto y les enseña a seguirlo a dondequiera que vaya. Bajo su liderazgo ellas son bienaventuradas. Están seguras, no porque sean ovejas buenas, sino porque tienen un buen Pastor. Si usted no tiene a Cristo como su Pastor, usted irá por el camino equivocado, del ansia de poder, del orgullo y la codicia. Usted no será pastoreado, sino seducido por el mal camino que lleva a la perdición.

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LECCIÓN

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LA PARÁBOLA DEL SIERVO MALVADO Textos de referencia: Mateo 18:21-35 Versículo para memorizar: Antes sed bondadosos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. Efesios 4:32

Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados ni de sus maldades. Hebreos 8:12

INTRODUCCIÓN Esta parábola no enseña la doctrina completa del perdón, pero enfoca poderosamente en un aspecto que debe quedar impreso en lo profundo de nuestras mentes y corazones. La historia necesita poca explicación ya que habla por sí misma. La intención de Cristo con este relato es mostrar que Dios no castiga los pecados que han sido perdonados, lo cual está en armonía con su carácter (Hebreos 8:12). Jesús mismo explica el propósito de la parábola en el versículo 35. Usualmente, los detalles de las parábolas no deben ser desarrollados más extensamente que la parte principal de la parábola. La lección más importante de esta parábola es que la gracia no merecida y perdonadora de Dios debe motivarnos al agradecimiento y a tener misericordia de otros. Nuestra culpa delante de Dios aumenta inmensamente si no respondemos al amor de Dios, siendo generosos y bondadosos con otros. Esta parábola no pone a prueba a todos nosotros. La enseñanza principal es la humillación verdadera. Además, nos muestra muy claramente la grandeza de la gracia de Dios, su justicia y el poder glorioso del trabajo del Espíritu Santo en el corazón. ¡Esta historia ha tenido muchas veces un efecto muy poderoso en la vida del pueblo de Dios! Estudiemos esta parábola considerando los siguientes puntos: I. El contexto II. Tres escenas

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I. EL CONTEXTO

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A. La culpa del pecado El juicio de Cristo sobre el pecado es severo. Él lo llama culpa. Notemos la quinta petición del Padrenuestro: perdónanos nuestras deudas. Estas palabras indican que el pecado no es solamente una debilidad desafortunada o una imperfección deplorable sino que es la transgresión de la ley. Esta petición implica responsabilidad personal y pone al hombre en una posición caída. El pecado es injusticia y nos hace culpables delante del Dios Santo. Nosotros hemos violado descaradamente los derechos del Señor; lo hemos ofendido y no lo hemos servido como debemos. Esta caracterización del pecado es profundamente humillante y nosotros tenemos que sentir esto en nuestro ser interior. La justicia requiere que el pecado sea reconocido como culpa. La mayoría de las personas están de acuerdo con la verdad general de que somos pecadores porque nadie es perfecto. Esta admisión del pecado es muy superficial porque no conduce ni al arrepentimiento, ni a la humillación, ni a la oración suplicante, sino que minimiza el pecado y las personas se vuelven frías y descuidadas. Cuando esto ocurre, enseguida aparecen las excusas: se culpa a las circunstancias, a las dificultades, a las tentaciones, se culpa al diablo de todo y por todo, etc. No hay duda que ocasionalmente existen circunstancias atenuantes, pero eso no quita el hecho de que los pensamientos, las palabras y las obras son pecaminosos, porque al final el pecado no puede ser cargado a las circunstancias, sino a la persona misma. Otros toman el pecado más seriamente. Su conciencia les testifica en su propia contra. Ellos tienen algo de culpa y se sienten avergonzados. Sienten su pecado como una carga y experimentan su peso. Intentan desenredarse del pecado, pero lo hacen en su propia fuerza. Tienen muchas buenas intenciones, pero no llegan al punto donde deberían orar: Ten misericordia de mí, Oh Señor (Salmos 6:2). Intentan recuperar lo que han estropeado al tratar de mejorar por sí mismos y dependiendo de sus propios esfuerzos. Hay personas que van incluso más lejos. Su pecado les causa remordimiento y están llenas de culpabilidad. Pero esto no los guía a Dios en fe con la oración: Conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh Jehová (Salmos 25:7). Ellos no oran y, como Judas, se desesperan. Cristo señala otro camino. Él nos amonesta. ¡Cuando sientas tu culpa, no la cubras sino confiésala y ora a tu juez por gracia! Ore repitiendo las palabras del Padrenuestro: perdónanos nuestras deudas, como nosotros perdonamos a nuestros deudores. B. ¿Qué es el perdón de pecados? El perdón es más que pasar sobre el pecado o cubrirlo; es más que ignorarlo y olvidarlo. El pecado es un mal mortal que debe ser desarraigado. Su culpa nos hace merecedores del castigo de Dios.

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Referencias / Notas

El perdón significa que Dios no nos carga nuestra culpa, sino que él se la carga a otro, ¡al sustituto de los pecadores! Esto significa que Dios levanta de nosotros la maldición de la ley y carga nuestra injusticia al Salvador. Nos descarga, nos concede la remisión del pecado y de la culpa y nos recibe en gracia como sus amados hijos y herederos (Catecismo de Heidelberg, Respuesta 56). Es por la bondad de Jesús que el pecado es perdonado. Dios nos concede su gracia pero no a expensas de su justicia. La fuente más profunda del perdón yace en el amor misericordioso y voluntario de Dios. La oración por el perdón es suplicar el favor y la gracia de Dios. ¡Y allí está la gracia! Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados (Isaías 43:25).

Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación: Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. 2 Corintios 5:18, 19 De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. Juan 3:16

¡Dios perdona más bondadosamente de lo que nosotros perdonamos a otros! La razón es la obra propiciatoria y mediadora de Cristo. El sacrificio de Cristo obtuvo la satisfacción perfecta, calmó la ira de Dios y satisfizo su justicia. Debido a las obras de su alma, Dios, que es amor y quiere perdonar, puede perdonar sin violar su justicia y santidad. Dios mismo nos dio a este mediador y probó su amor enviando a su Hijo (2 Corintios 5:18, 19; Juan 3:16). ¡Esta es la misericordia infinita y la gracia rica y gratuita! C. El perdón mediante la fe ¿Podemos todos sin excepción decir sin mayor preocupación: Dios perdona mi pecado y por tanto, no me castigará? ¡No! Lo que se necesita es la verdadera fe en el Señor Jesucristo. El arrepentimiento es indispensable porque cuando nosotros confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 Juan 1:9). Hay más. En el Sermón del Monte Jesús dijo que si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas (Mateo 6:14, 15). Al final de la parábola, cuando el enfadado rey castiga al siervo malvado, Jesús afirma: Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas (Mateo 18:35). ¡Cristo mismo nos dice esto a nosotros! Él conoce perfectamente a su Padre celestial y no quiere que tengamos ningún pensamiento erróneo sobre él. El Señor está presto para perdonar y abundar en misericordia, pero no malgasta su gracia porque no es barata. Si no tenemos amor en nuestros corazones y no cambiamos nuestra actitud hacia otros, cuando oremos: perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores, las palabras serán vacías, sin ningún significado. D. ¿Qué significa perdonar a otros? Cuando hacemos esto, no le pedimos al Señor que nos perdone porque nosotros perdonamos a otros, pretendiendo que el perdonar

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a otros es la condición para que nuestra oración sea contestada. Nuestra buena voluntad para perdonar a otros no es un pago para comprar el perdón divino. Eso no sería gracia, sino una blasfemia. No ganamos nada si prometemos a Dios que mejoraremos, no importa cuán sinceros seamos.

Referencias / Notas

Cuando los niños hacen algo malo, no debemos enseñarles a decir: yo prometo no hacerlo de nuevo. Ellos usualmente no pueden guardar tales promesas bien intencionadas. Conceder el perdón a otros tampoco significa que tenemos una regla prescrita, la cual Dios usa para perdonarnos. ¡Si ese fuera el caso, para nosotros, que consideramos tan difícil perdonar y casi imposible olvidar, no parecería muy bueno! Tampoco nuestro perdón es una condición a la cual nosotros debemos conformarnos. Esta petición se refiere a la actitud que debe llenar nuestro corazón cuando oramos. Si vamos de todo corazón a recibir y valorar el perdón, debe haber un buen deseo para perdonar a otros. Nosotros solo podemos orar de verdad por el perdón, con todo nuestro corazón, cuando nosotros mismos estamos deseosos de perdonar a otros. En la medida cómo confesamos nuestra culpa nosotros recibimos el perdón de la misma (Salmos 32:5). Así es con el perdón que se concede a otros. Cuando concedemos el perdón a alguien que me ha ofendido demuestro que valoro el perdón de Dios por mi pecado.

Mi pecado te declaré y no encubrí mi iniquidad. Dije: “Confesaré mis rebeliones a Jehová”, y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Salmo 32:5

Lo importante de esto es que nosotros por naturaleza no tenemos esta actitud, y esto porque por naturaleza yo tiendo a ser odioso. Nuestra disposición para perdonar a otros es la evidencia y fruto de la obra del Espíritu Santo en nuestro corazón. En la Escritura encontramos como ejemplo a Esteban (Hechos 7:60) y a los mártires que fueron torturados cruelmente y asesinados por sus enemigos.

Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: “Señor, no les tomes en cuenta este pecado”. Habiendo dicho esto, durmió. Hechos 7:60

La gracia perdonadora de Dios produce una actitud de perdón en nosotros. Cuando obra esta gracia en nosotros, tenemos la evidencia de que el Señor se deleita en darnos esta gracia. Por consiguiente, cuando yo dudo de que Dios pueda conceder su perdón a un pecador como yo, puedo humildemente orar audazmente por el perdón. Yo tengo la esperanza de que él es mi Padre misericordioso y yo soy su hijo. El Catecismo de Heidelberg resume esto en términos similares cuando dice: así como nosotros sentimos esta evidencia de Tu gracia en nosotros, es nuestra resolución firme del corazón perdonar a nuestro prójimo (Respuesta 126). Un espíritu perdonador es una señal de ser un verdadero seguidor de Cristo. E. La regla para el perdón en el Reino de los cielos En el ejemplo poderoso de esta parábola, Cristo enseña lo que es el verdadero perdón. ¡Note la ocasión! Pedro hace la pregunta: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Pedro quiere saber los límites del perdón. Los rabinos enseñaban que el límite era alcanzado cuando el perdón había sido concedido tres veces. Cuando Pedro ofrece la idea de siete veces, él piensa que él es muy generoso y que este es el límite absoluto.

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Referencias / Notas

Si siete veces será vengado Caín, Lamec lo será setenta veces siete. Génesis 4:24

El Señor Jesús señala que tal deducción matemática está completamente equivocada. Refiriéndose sin ninguna duda al fanfarrón Lamec, que deseó vengarse setenta veces siete (Génesis 4:24), el Señor declara que nosotros debemos tener el deseo opuesto. No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. El significado es claro: no es posible poner un límite. La buena voluntad para perdonar debe ser interminable. Esta es la regla del reino de los cielos sobre la tierra. El propósito de la parábola es demostrarla. Y esta regla parece una demanda increíblemente pesada. Debemos considerar la comparación de los mil talentos y los cien denarios. Nuestra culpa contra Dios aumenta diariamente y nunca podremos pagarla, sin embargo, es completamente perdonada. ¿Si esta deuda es comparable a los diez mil talentos que el hombre en la parábola no podía pagar, por qué nos es imposible perdonar la simple deuda de cien denarios que nos adeudan? Para presentar esta verdad más concretamente, el Señor presenta la parábola en tres escenas que muestran el contraste absoluto en las actitudes y enfatiza cuán terrible es carecer del amor y la buena voluntad de estar reconciliados. II. TRES ESCENAS A. La primera escena (vs. 23-27) Jesús cuenta una historia sobre un rey, un gobernante oriental, un déspota absoluto que ejerce sus derechos soberanos según su propio punto de vista y voluntad. Los siervos no son los ayudantes ordinarios del palacio, sino probablemente los oficiales de alto rango que cuidan parte del reino y que deben asegurarse de que los impuestos sean reunidos y pagados. Estos oficiales abusaban frecuentemente de la gran libertad que este oficio les permitía para enriquecerse y gastar pródigamente. Un cierto día, el rey quiere establecer sus cuentas con los oficiales y les ordena que paguen. Pronto le traen a uno que le debía diez mil talentos. Hay varios detalles que nosotros debemos notar. Este oficial es el primero a quien se le pide cuentas. En este primer caso la actitud del rey se pone de manifiesto. Para los que siguen, que todavía esperan, será importante ver lo que el rey hará. Después, el oficial no obedece la orden voluntariamente por propia iniciativa. Al contrario, él fue presentado (ante el rey). Hay una buena razón para su renuencia. Él sabe demasiado bien que sus cuentas no están en orden. Tiene una tremenda deuda. Probablemente un talento hebreo era aproximadamente tres mil talentos de plata y cada talento de plata tenía un valor de cerca de $100.000. ¡Diez mil talentos habrían sido aproximadamente 300 millones de dólares! Allí está el oficial de pie, lleno de vergüenza y con las manos vacías. Este es un cuadro de la deuda del pecado y la culpa que cada uno de nosotros tenemos delante de Dios, aunque muchos no la reconocen. Esta deuda es inmensa e inconcebiblemente grande, debido a nuestro pecado original y a los numerosos pecados diarios de pensamientos, palabras y hechos, así como los pecados de omisión que

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cometemos. Nosotros somos completamente incapaces de pagar esta deuda y reducirla es impensable. El juicio del rey contra el deudor era según las leyes de ese tiempo. Israel tenía las mismas leyes (2 Reyes 4:1). La ley de Dios, sin embargo, puso un límite a la esclavitud, al instituir el año del jubileo, cuando los castigos de la ley se terminaban (Éxodo 22:3; Levítico 25:39, 47, 54). El rey demanda que el pago sea hecho. Su demanda es correcta. La venta de la propiedad y de la familia del oficial no sería suficiente para pagar la enorme deuda que él debía. Aun si aceptara, el castigo sería muy severo para el deudor, porque su familia también sufriría y sería llevada lejos de él. Sería sumamente doloroso, pero el rey tiene sus derechos y su demanda es justa. ¿Es de sorprenderse que el deudor esté lleno de miedo? Él puede prever su futuro miserable y cae rápidamente ante el rey, a quien había tratado tan mal. Él no pide ser descargado de su deuda, sino que pide un plazo para pagar. Lleno de miedo y temor se arriesga a pedirle al rey que tenga paciencia y hace una promesa insensata: yo te lo pagaré todo. Él quiere hacer lo que puede, y lo hará, si solamente se le diera más tiempo. ¿Acaso no se da cuenta que es una petición imposible y que no podrá cumplir? Entonces el señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. Este es uno de los “versículos dorados” de la Biblia. Su petición no es en vano. El rey ve que la transgresión del siervo lo sumergirá a él, a su esposa y a sus hijos en las profundidades de la miseria y tiene compasión. El rey incluso le da más de lo que le pide y le pone completamente libre y lo exenta de pagar cualquier parte de su deuda. ¡Qué generoso y bondadoso es el rey! ¡Pobre pecador, levántate y ve hacia tu Rey! ¡Tú sabes por experiencia que tienes un Rey bondadoso! Es su gracia la que te salvó. ¡Tú fuiste librado de tu miseria solamente debido a su misericordia ilimitada! ¿No necesitas que el Señor tenga compasión de ti? La deuda de tu pecado es insuperable para ti, pero no para Dios. ¿Cómo estarás cuando llegue el día de rendir cuentas? Ora la oración del pecador: Señor, ¡ten misericordia de mí! La gracia de Dios es sobreabundante, mucho más de lo que nosotros podemos orar o pensar. Tenemos un Dios que perdona, clemente y piadoso, tardo para la ira, y grande en misericordia (Nehemías 9:17). Él continúa perdonando los pecados múltiples y grandes. Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones (Salmos 103:12). Él echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados (Miqueas 7:19). ¡De verdad, tenemos un Dios que ama mostrar misericordia! B. La segunda escena (vs. 28-30) Esta escena es en parte una repetición de la primera, en el palacio del rey, pero con un giro diferente. Se presenta un gran contraste. Contra un despliegue de compasión asombrosa, vemos una acción increíblemente cruel.

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Referencias / Notas

Una de las mujeres de los hijos de los profetas clamó a Eliseo diciendo: --Tu siervo, mi marido, ha muerto, y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová. Pero el acreedor ha venido para llevarse a dos hijos míos como siervos. 2 Reyes 4:1 Pero si es de día, el autor de la muerte será reo de homicidio. El ladrón hará completa restitución; si no tiene con qué, será vendido para pagar lo robado. Éxodo 22:3 Si tu hermano empobrece estando contigo, y se vende a ti, no lo harás servir como esclavo. (…) Si el forastero o el extranjero que está contigo se enriquece, y tu hermano que está junto a él empobrece y se vende al forastero o extranjero que está contigo, o a alguno de la familia del extranjero. (…) Si no se rescata en esos años, en el año del jubileo quedará libre él junto con sus hijos. Levítico 25:39, 47, 54

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

Tan pronto el oficial es absuelto, se encuentra con uno de sus consiervos. En cuanto lo ve, se acuerda que este hombre le debe cien denarios, aproximadamente cien dólares. Como un hombre libre, está de camino a su hogar y se esperaría que, a su vez, también descargara a su consiervo de la deuda que le debía. A quien mucho se le ha perdonado, mucho ama. ¿Cierto? Uno esperaría esto, aun si la deuda del consiervo hubiera sido mucho mayor. Es lógico que dicha deuda comparativamente mucho más pequeña sea perdonada. ¡Esta cantidad es nada comparada a los diez mil talentos! Sin embargo, el corazón del oficial no es motivado a hacer lo bueno. Esto evidencia que su espíritu servil no era correcto. Obtuvo misericordia, pero esto no lo hizo generoso y apacible hacia otros. Él quiere recibir misericordia, pero no quiere ser misericordioso. Mire lo que hace: y asiendo de él, le ahogaba diciendo: Págame lo que me debes. ¡Increíble! Este deudor también reconoce completamente la justicia de la deuda. Él no responde con la fuerza y no se pone en lucha, sino que es muy humilde. Se postra a los pies de su consiervo y le suplica que le dé más tiempo, usando las mismas palabras que él había usado. Cuando promete, Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo, él no promete algo imposible. Trabajando duro y ahorrando sería posible pagar esta cantidad más pequeña, si solamente se le concediera más tiempo. Él puede pagar y no tendrá que deber nada. La escritura afirma, Mas él no quiso. Es increíble que una actitud de humildad y una petición razonable no encuentren ninguna respuesta. Estas cayeron en oídos sordos. El hombre con la gran deuda no llegó a ser como su rey; no fue movido a misericordia, sino que fue inflexible. Él no entendió la gracia. Este mismo hombre que era un mendigo ante su rey, ahora actúa como un tirano cruel hacia uno que es su igual. Él es tenaz en su demanda y se mantiene sobre sus derechos. Él usa los poderes que son suyos para echar al deudor en la cárcel. ¡Qué hecho vergonzoso! Qué completamente diferente es el consejo de Pablo: De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros (Colosenses 3:13). Calvino dijo que Cristo quiere levantar a los caídos mostrando compasión, pero por naturaleza nosotros tomaríamos venganza sobre los que nos han maltratado. Frecuentemente esto involucra cosas sin importancia o cosas que empezaron con bagatelas. Las deudas que nosotros nos debemos entre sí, son solo manchas comparadas con la deuda que le debemos a Dios. El mundo está lleno de odio y enemistad. Las necesidades urgentes pueden hacernos doblar nuestras rodillas, pero si no hay el amor a Dios en nuestro corazón, nuestra humildad dura lo que dura nuestra necesidad. C. La tercera escena (vs. 31-34) Esta escena nos asegura que seremos recompensados en bondad. Primero, otros consiervos son mencionados. Ellos han observado el comportamiento repugnante del deudor que había sido librado de

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su deuda. ¡Note la descripción! Ellos no solo están enojados, y con razón, sino que se entristecieron mucho. Esto es demasiado. Por tanto, van a su señor. Y no llevan un testimonio falso. Ellos no le van a contar a su amo sobre el comportamiento de su colega para quedar bien, sino porque escogen abiertamente el lado del deudor indefenso. No pueden soportar el comportamiento injusto y deben protestar. Intentan corregir lo malo y eso es loable.

Referencias / Notas

Su acción tiene resultados. ¿Podía esperarse algo más del rey bondadoso? El rey misericordioso actúa con ira justa. Antes de pronunciar su juicio justo sobre este siervo malo, lo reprende grandemente por su falta abismal de perdón. Toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Su conciencia debía haberle dicho que tenga compasión. Entonces el rey entrega al hombre en las manos de los verdugos que lo atarán con cadenas y le azotarán. Su castigo es más severo que si él hubiera sido vendido como esclavo. Él tendrá que reconocer que el castigo que recibe es justo. Él también tendrá que sufrir por su comportamiento insensible. Su propia falta lo trae hasta este final. Él ya no podrá escapar, porque fue encerrado hasta que le pagase todo lo que le debía. Por supuesto, esto es imposible. Sería tonto insistir que esta parábola enseña el estado intermedio del hombre, señalando que los pecadores pueden escapar del juicio final. Cristo dice: Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas. Un gobernante terrenal es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo (Romanos 13:4). Esa no es la enseñanza de esta parábola. Aquí el Señor Jesús muestra que en el reino de los cielos no hay lugar para los que no aman al prójimo y para los que no desean perdonar. Los que no son movidos por la longanimidad y el temor de Dios, se excluyen a sí mismos por su propio odio y espíritu vengativo. Un espíritu irreconciliable debe ser desterrado, porque los que no muestran misericordia a otros no recibirán misericordia para sí mismos (Santiago 2:13). El espíritu del verdadero perdón no tiene nada en común con los que son orgullosos y condescendientes, o con los que piensan que no es digno mostrar misericordia. Tampoco el perdón es estar a la altura de la tolerancia permisiva. Es también muy diferente de los que son tan débiles que permiten que otros caminen sobre ellos. La paciencia, la misericordia y la auto-negación son necesarias para superar las pasiones, dominar la ira y el resentimiento, desear ser el menor, ser justo de tal forma que no seamos intolerantes y estemos cegados mostrando favoritismos a otros. Requiere una lucha constante contra la naturaleza pecadora, porque mejor es el que tarda en airarse que el fuerte (Proverbios 16:32). El Señor Jesús requiere que nosotros perdonemos de corazón. No deberíamos estar satisfechos si podemos controlar mi puño y no devuelvo el golpe, o si refreno mi lengua y no respondo. Cuando mi corazón permanece amargado, aunque exteriormente todo puede pa-

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Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no haga misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio. Santiago 2:13

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Referencias / Notas

recer bien, el Señor que es el gran conocedor de los corazones verá que algo está mal. El verdadero perdón es solo posible al estar unido a Cristo. Al buscarlo, nosotros seremos bendecidos por ser capaces de perdonar a otros y superar lo malo con lo bueno. ¡Los que son culpables deben orar! ¡Los que oran deben perdonar!

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Referencias / Notas

LECCIÓN Título:

LA PARÁBOLA DEL BUEN SAMARITANO Texto de referencia: Lucas 10:25-37 Versículo para memorizar: Todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas. Mateo 7:12 INTRODUCCIÓN Esta lección trata del amor al prójimo, tema del cual se habla a menudo. En esta historia, nuestro Salvador, el sumo profeta y maestro, nos enseña que debemos practicar el amor al prójimo. Nos enseña también quién es nuestro prójimo y cómo debemos mostrarle amor. La enseñanza sobre lo que hay que hacer no pone a Jesús al lado de los fariseos, quienes quisieron usar su propia justicia para agradar a Dios. Jesús no nos dice que amar a nuestro prójimo es una condición que debemos cumplir para ser salvos, sino que nos advierte seriamente que una actitud sin amor no concuerda con los mandamientos básicos del Señor. Al tratar esta parábola debemos tomar cuidadosa cuenta del contexto. Una preparación cuidadosa es necesaria para hacer este tema práctico. Con el uso de ejemplos de su propio ambiente y con la bendición del Señor, la enseñanza de esta parábola puede ser muy fructífera. Al estudiar la parábola, el enfoque debe estar en: I. Una pregunta II. La respuesta III. La aplicación I. UNA PREGUNTA A. Un intérprete de la ley tiene una pregunta para Jesús El Señor Jesús se encontraba a menudo con expertos de la ley, hombres que hacían un estudio especial de la ley y enseñaban al pueblo

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Referencias / Notas

Los sacó y les dijo: --Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Hechos 16:30

su aplicación en la vida diaria. Por lo mismo, a menudo tuvo que oponerse a la enseñanza de estos expertos porque invalidaban la ley de Dios. La mayoría de ellos se sintieron ofendidos por la enseñanza y el ejemplo del Salvador. Muchos le hicieron la vida difícil intentando dejarlo en ridículo con todo tipo de preguntas capciosas. Un cierto día, un intérprete de la ley le hace una pregunta para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? Este experto de la ley no fue motivado por las necesidades de su alma, como lo fue el carcelero (Hechos 16:30), sino que quiso confrontar a Jesús con una pregunta complicada, para la cual los maestros judíos tenían respuestas diferentes. El intérprete de la Ley “tienta” a Jesús para que con su opinión se involucre en esta controversia. Quiere examinarlo y ver lo que Jesús tiene que decir sobre esta pregunta difícil. El punto de vista del intérprete de la ley es que la vida eterna debe ser obtenida por esfuerzo propio. B. La pregunta de Jesús Cristo ve la artimaña del rabino y le contesta con una pregunta que tiene que ver con la ley, un tema familiar para el experto de la ley. Jesús le pregunta si sabe lo que la ley dice y cómo la entiende. El Señor no se refiere a todas las diferentes opiniones y adiciones hechas por las personas, sino a la propia ley. ¡Los rabinos habían contado 613 leyes dadas por Moisés y habían agregado muchas más, haciendo deducciones de estas leyes! Jesús quiere que el experto afirme lo que la ley dice originalmente. ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? Jesús quiere decir, ¿entiendes cuál es la cosa más importante que la ley propone y su propósito principal? Lo que está escrito debe leerse correctamente.

Amarás a Jehová, tu Dios, de todo tu corazón, de toda tu alma y con todas tus fuerzas. Deuteronomio 6:5

Jesús le dijo: --”Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas. Mateo 22:37-40

No es difícil para el intérprete de la ley dar una respuesta. Podía recitar la ley en medio de la noche, porque para él las Escrituras son como su casa. La respuesta que él da es una combinación de Deuteronomio 6:5 y Levítico 19:18. Él resume y responde: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Los judíos tenían que recitar el texto de Deuteronomio 6:5 todas las mañanas y todas las tardes. Sin embargo, saberlo bien no es igual que practicarlo. El punto de vista del intérprete de la ley es correcto, porque el amor es el cumplimiento de la ley. El Señor Jesús confirma esta declaración. En una ocasión posterior, él mismo da una respuesta similar (Mateo 22:37-40). En este momento, no hace más que decirle al intérprete de la ley que ha contestado su propia pregunta. Es evidente que conoces la respuesta; por tanto, guárdala y practica lo que sabes que es correcto. Haz esto y vivirás. ¡Note el método del cuidado pastoral de Jesús! El Salvador no contesta con una conferencia para indicar que nadie puede guardar la ley. Tampoco amonesta al intérprete de la ley para que guarde la ley

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si quiere. Él se dirige a su conciencia y le dice: si quieres ser salvo por tus propias obras, tú sabes qué hacer. La ley es clara y bastante sencilla. Vive según la ley, si puedes guardarla y recibirás lo que deseas. Si el intérprete de la ley intentara realmente guardar la ley, pronto se daría cuenta que nadie puede ser justificado por las obras de la ley (Gálatas 3:11). En este punto, el Evangelio tiene una respuesta que la ley no puede dar. C. El intérprete de la ley presenta excusas Cristo tocó al intérprete de la ley en su punto débil. Por naturaleza, es incapaz de guardar la ley perfectamente; sin embargo, no quiere reconocerlo porque no está convencido de su culpabilidad. Al contrario, él intenta excusarse. Quiere justificarse a sí mismo, así que culpa a la ley. Según su opinión, esto no está muy claro. Primero necesita establecer lo que la ley significa. No todos tienen la misma comprensión y, por tanto, tiene una nueva pregunta: si yo quiero cumplir la ley, tengo que saber de antemano a quién debo amar, porque cómo puedo cumplir la ley si no sé quién es mi prójimo. Por consiguiente, él le pregunta a Jesús, ¿Y quién es mi prójimo? II. LA RESPUESTA A. El Señor Jesús responde diciendo una parábola Jesús no duda en contestar la pregunta del intérprete de la ley. Lo hace con tal eficacia, que el interrogador es sorprendido en sus propias palabras y obligado a dar su propia conclusión. Realmente Jesús da una respuesta doble. Cristo no sólo le enseña quién es su prójimo, sino que también le muestra cómo debe tratarlo y darle amor. Jesús logra esto narrando una parábola maravillosa, que algunos creyeron que realmente ocurrió. La distancia desde Jerusalén a Jericó es de alrededor de 27 kilómetros. Jerusalén está situada a unos 1000 metros más alto que Jericó. Un camino desolado desciende desde Jerusalén a través de este desierto. Este camino tenía la reputación de ser inseguro y era llamado camino de sangre. El área desolada e inhóspita era una guarida para los ladrones. Aquí un viajero cayó en manos de ladrones los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. ¡Qué condición miserable! Este hombre estaba solo y no pudo defenderse de los ladrones inescrupulosos. Los desalmados le vencieron, le quitaron todo lo que tenía, lo despojaron hasta desnudarlo y lo dejaron medio muerto. Ellos ignoraron a su víctima, dejándola desvalida en el camino. ¿Qué le pasará a este hombre severamente herido que no puede levantarse? Note que el Señor Jesús no dice que el hombre herido es un judío. Él lo llama un cierto hombre. Los judíos no pensaban que todos los hombres eran sus prójimos. Ellos consideraban como prójimos solamente a los de su propia familia, tribu y pueblo. Ellos no incluían a todos; por ejemplo, los paganos, los samaritanos y los publicanos estaban excluidos. Los fariseos enseñaban que uno debe amar a los

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Y que por la Ley nadie se justifica ante Dios es evidente, porque “el justo por la fe vivirá”. Gálatas 3:11

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Oísteis que fue dicho: “Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo”. Mateo 5:43

amigos y odiar a los enemigos (Mateo 5:43). Ellos miraban a esta gente que no sabe la ley como maldita (Juan 7:49). Habían limitado severamente el término “prójimo”. Este hombre necesitaba ayuda, no porque perteneciera a la nación judía, sino porque pertenecía a la familia del hombre. B. Un sacerdote y un levita pasaron por ahí

Pero esta gente que no sabe la Ley, maldita es. Juan 7:49

Un sacerdote y un levita tuvieron la oportunidad maravillosa de ayudar. Aconteció que ellos viajaban por el mismo camino, es decir que era una coincidencia debido a las circunstancias. Por supuesto, no es posible hablar de coincidencias con respecto a Dios, porque el Señor en su providencia lo guía todo. La palabra “coincidencia” se usa aquí para indicar que el sacerdote no había escogido intencionalmente estar en este camino en ese momento. Algunos asuntos de negocios lo llevaban por ese camino, e inesperadamente descubre a este pobre desvalido delante suyo, como si Dios lo hubiera puesto ahí. Esta es una oportunidad para que el sacerdote practique el amor que enseña a otros. ¡Pero qué desilusión para el hombre herido! ¡Y viéndole, pasó de largo! El comportamiento del levita es todavía más deshonroso. Cuando ve al hombre moribundo se le acerca, ve su sufrimiento y también pasa de largo. Según el levita, el hombre agonizante era una presa para los animales salvajes.

¿No es que compartas tu pan con el hambriento, que a los pobres errantes albergues en casa, que cuando veas al desnudo lo cubras y que no te escondas de tu hermano? Isaías 58:7

¡Qué dureza! ¡El comportamiento de estas dos personas es absolutamente deshonroso! Los siervos del templo son las personas más idóneas para ofrecer ayuda. ¡Su llamado principal es ser ejemplo de ayuda y servicio a otros, pero ellos tienen el corazón de piedra! Considerados exteriormente, no incumplen la segunda tabla de la ley. No son asesinos, adúlteros, ladrones ni mentirosos, pero la única cosa que les falta más que todo y que la ley exige es el amor. Igual que la gente en el tiempo de Isaías, ellos no hicieron lo que Dios requiere (Isaías 58:7). ¡Muchas veces sucede que uno es defraudado por aquellos de quienes se espera ayuda! Los descendientes de Caín no han muerto (¿Soy yo el guarda de mi hermano?). Satisfechos, insensibles, fríos y sin emociones, los dos siervos siguen serenamente su camino. ¡Esto no es su problema! Quizás tengan toda clase de excusas para pensar que la condición de la víctima no es de su incumbencia y para no ayudar de palabra ni de hecho. Ellos pueden tener sus excusas para justificarse a sí mismos, pero la verdad es que no quieren ayudar. Solo se aman a sí mismos. Muchas personas son como el escriba. Pueden recitar el resumen de la ley, pero no tienen amor. ¿Cómo se habrían sentido, el sacerdote y el levita, si ellos hubieran sido los golpeados tan fuertemente y estuvieran tirados allí? C. El samaritano ofrece su ayuda Pero un samaritano se manifiesta con una actitud totalmente diferente. El Salvador describe en detalle lo que hace y dice. El samaritano

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también está viajando por este camino. Su negocio requiere que se dé prisa, pero cuando llega y ve la terrible escena se toma tiempo para ayudar. ¡Ayudar a este desvalido se vuelve prioritario sobre todo lo demás que él tiene que hacer! Y él fue movido a misericordia. Él se conmueve ante este espectáculo terrible. Su corazón está en el lugar correcto y no se aleja del desafortunado. Tampoco se conforma con pronunciar algunas palabras de consuelo. ¡Él ayuda!

Referencias / Notas

Una escena conmovedora está ahora ante nosotros. Parece como si el samaritano hubiera encontrado un tesoro; entra en actividad. Cuidadosamente, venda las heridas del hombre, echándoles aceite y vino para aliviar y esterilizar, un método acostumbrado para curar las heridas. Luego pone cuidadosamente a la víctima en su cabalgadura, lo sujeta para impedir que se caiga y, caminando al lado de su animal, lo lleva al mesón. En el mesón, no lo puso simplemente bajo el cuidado de otros y dio algo de dinero, sino que cuidó de él. Al siguiente día, antes de salir, el samaritano instruye cuidadosamente al mesonero para que lo alimente y toma dos denarios de su bolsa, una cantidad igual a dos días de sueldo, para pagar los gastos. Si hubiera un gasto extra, él lo pagará cuando regrese. No quiere poner esta carga sobre otros y obligarles a que ayuden sin pago. El hombre herido tampoco tiene que pagar. Verdaderamente, el samaritano proveyó toda la ayuda y cuidado que eran posibles. ¡Un hermano de sangre no habría hecho mejores provisiones que las que el samaritano hizo para cuidar al extranjero! III. LA APLICACIÓN A. El Señor Jesús obliga al intérprete de la ley a responder Cuando Jesús termina de narrar la historia, hace otra pregunta al intérprete de la ley: ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Note la forma en que hace la pregunta. La pregunta tiene como propósito enseñar una lección. Conteste esta pregunta: ¿Quién quisiera que cuide de usted? ¿Si usted hubiera estado tirado allí, indefenso, no habría esperado que el sacerdote y el levita le ayudaran cumpliendo la labor caritativa puesta ante ellos? Ellos no cumplieron su deber, pero sí lo hizo el samaritano. El intérprete de la ley había afirmado que era importante determinar la respuesta a la pregunta: ¿quién es mi prójimo? Por consiguiente, ¿cuál de estos tres actuó como un prójimo? Esta pregunta de Jesús, solo tiene una respuesta. El escriba que tentó a Jesús y que quería justificarse a sí mismo, cae en su propia trampa. Es imposible para él escapar. ¿Tenía que ser un samaritano el que demostrara ser un verdadero prójimo? Reconocer esto era una vergüenza doble para un judío, porque ellos odiaban y despreciaban a los samaritanos. Según el intérprete de la ley, tal persona no podía hacer nada bueno. Su status era muy alto como para tener compañerismo con alguien como este samaritano (Juan 4:9). ¿Y ahora el

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La mujer samaritana le dijo: --¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? --porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí--. Juan 4:9

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Referencias / Notas

Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por los que os ultrajan y os persiguen. Mateo 5:44 Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo. Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis?, pues también los pecadores prestan a los pecadores para recibir otro tanto. Amad, pues, a vuestros enemigos, haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque él es benigno para con los ingratos y malos. Lucas 6:32-35 Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. (…) Amados, si Dios así nos ha amado, también debemos amarnos unos a otros. (…) Si alguno dice: “Yo amo a Dios”, pero odia a su hermano, es mentiroso, pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? 1 Juan 4:7, 11, 20

experto de la ley se veía obligado a aprender de un samaritano? Sí, porque la ayuda viene frecuentemente del lado de donde menos se espera. Hay muchos de quienes nosotros no habríamos esperado ayuda, pero que nos demuestran que saben cómo llevar a cabo su deber, mucho mejor que aquellos con quienes habíamos contado. El escriba tiene una opinión tan despreciable de los samaritanos, que no está deseoso de pronunciar la palabra “samaritano” con sus labios. Por tanto, contesta: El que usó de misericordia con él. El Señor Jesús no alarga el tema por más tiempo; la respuesta es correcta y es devastador para el orgulloso escriba tener que admitir esto. Por consiguiente, Jesús no agrega más. El Señor responde en forma breve y convincente dando una orden clara e inequívoca: Ve, y haz tú lo mismo. ¡No seas altivo como el sacerdote y el levita! ¡El escriba tiene mucho que ponderar! B. La lección Esta parábola nos enseña una lección importante para nuestras vidas. Es bueno enseñar a otros, pero los ejemplos son mucho mejor. ¡Nosotros podemos aprender mucho del samaritano! Algunas personas sostienen que el hombre herido es Adán, que Jerusalén es el paraíso y Jericó es el mundo, que los ladrones son los demonios y el sacerdote es la ley, que el levita representa a los profetas, que el samaritano es Cristo, la bestia de carga es el cuerpo del Señor y el mesón es la Iglesia. No se preocupe de estas tonterías. Del samaritano aprendemos que debemos practicar nuestros deberes de misericordia con cualquiera que el Señor ponga en nuestro camino, incluyendo a los extraños. Debemos ayudar a las personas débiles e indefensas, a las viudas y a los huérfanos, a los desdichados y sufridas, a los ciegos y a los discapacitados, y no solo a nuestros amigos. También debemos amar a nuestros enemigos, orar por ellos y hacer lo bueno para ellos (Mateo 5:44; Lucas 6:32-35). Además, el ejemplo del samaritano nos enseña que cuando ofrecemos ayuda, debemos tener los motivos correctos. Nosotros no deberíamos ayudar con la expectativa de una recompensa; o con el pensamiento de que “yo le ayudaré si usted me ayuda cuando yo lo necesite”. Tampoco deberíamos ayudar porque queremos recibir el honor de los hombres. En el camino nadie vio al samaritano. El motivo correcto es ser misericordioso y ver en el prójimo a una criatura de Dios. Recuerde sobre todo que nosotros debemos amarnos entre nosotros porque amamos a Dios (1 Juan 4:7, 11, 20). El amor al prójimo es verdadero cuando es producido por el amor hacia Dios. No es posible cumplir la segunda tabla de la ley si no se cumple la primera. Tampoco es cierto que no importa si usted tiene fe, con tal de que viva correctamente y dé a todos lo que es debido. La fe obra por el amor (Gálatas 5:6). Es verdad, que debido a la gracia común de Dios, algunas veces la misericordia que muestran las personas mundanas pone a los cristianos en vergüenza. Notemos también la bondad que el samaritano expresa a su prójimo. No duda ni por un momento, sino que ayuda inmediatamente

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cuando es necesario. No tiene sólo buenas intenciones, sino que amorosamente ofrece sus servicios. No pregunta, qué es lo mínimo que yo puedo hacer, sino que hace tanto como puede. Sus acciones manifiestan que su bondad es genuina. Dedicar la vida al servicio de otros es un llamado especial. Este llamado no viene a todos sin diferenciación. No todos necesitamos pasar la vida ayudando al necesitado, pero ciertamente todos tienen el llamado de ayudar dondequiera que sea necesario. ¡Cuán grandemente pecamos contra el resumen de la ley, que nos ordena que amemos a Dios y a otros!

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Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor. Gálatas 5:6

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LECCIÓN

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JESÚS SANA EN EL DÍA DE REPOSO Y ENSEÑA UNA LECCIÓN DE HUMILDAD Texto de referencia: Lucas 14:1-14 Versículo para memorizar: Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido. Lucas 14:11 INTRODUCCIÓN Exteriormente había una gran diferencia entre Juan el Bautista y el Señor Jesús. Juan se alejó de la gente y vivía en el desierto alimentándose de comida muy simple. Luego apareció predicando el arrepentimiento. El Salvador, en cambio, tomó parte en la vida familiar y no se apartó de las festividades. Decían que era un comilón y bebedor (Mateo 11:19). Jesús fue a una boda en Caná y frecuentemente aceptaba las invitaciones a comer de personas de clase alta. También estuvo con los publicanos y se mezcló con las muchedumbres. No rechazaba entrar en la casa de los fariseos cuando era invitado, aunque no buscaba agradarles. En una ocasión Jesús entró en la casa de Simón, el fariseo, y se puso de lado de la mujer arrepentida. En esta lección, Jesús también entra a la casa de un fariseo. Aunque no puede decirse con seguridad, es probable que este episodio ocurriera en Perea, un área al otro lado del río Jordán. Cuando Jesús entró en estas regiones, atrajo a grandes muchedumbres, igual que en Galilea. Jesús también atravesó este país, haciendo lo bueno, enseñando y sanando. También aquí los fariseos mostraron el lado malo de su carácter por sus actitudes, mostrando particularmente que ellos desconfiaban del Señor. Estudiemos algunas actividades de nuestro Señor: I. Jesús sana en el día de reposo II. Jesús da consejo

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I. JESÚS SANA EN EL DÍA DE REPOSO

Referencias / Notas

A. Jesús come en la casa de un fariseo Nosotros encontramos a Jesús en casa de un gobernante, que era fariseo. Este hombre prominente había invitado a Jesús para una comida en su casa. Aparentemente él no hizo esto porque quería ser amistoso con Jesús, ya que los fariseos buscaban continuamente sorprender a Jesús en sus discursos. El conflicto se centró sobre todo en el día de reposo. ¡El punto de vista de Jesús sobre las leyes del día de reposo era tan diferente al de los fariseos! Este encuentro se da en un día de reposo nuevamente. Los fariseos no preparaban comida en ese día, sino que la compartían abundantemente. Los fariseos animaban a los pobres a tener mucha comida en sus casas para este día. Ellos les persuadían diciendo: aunque seas pobre, en el día de reposo debes actuar como un hombre rico. Jesús fue invitado y se sentó con su anfitrión y los otros invitados -- escribas y fariseos -- para comer. Sin embargo, Jesús no estaba gozoso de estar allí. Él no estaba entre amigos, como en la familia amorosa de Marta, María y Lázaro en Betania, porque ellos le acechaban y le miraban fijamente escudriñando cada uno de sus movimientos. Ellos querían ver si el Señor guardaba las leyes prescritas y le observaban cuidadosamente con la esperanza de encontrar una razón para quejarse y censurarlo. A pesar de esta actitud desconfiada de los fariseos, Jesús aceptó la invitación. Su presencia en medio de ellos demuestra que quiere tomar sobre sí mismo la forma de un siervo y obedecer a su Padre en todas las cosas (Filipenses 2:7, 8), sabiendo que también entre estas personas él tiene que hacer la obra de su Padre. B. Jesús sana a un hombre En el camino a la casa, de repente el Salvador ve a un hombre muy enfermo. Y he aquí estaba delante de él un hombre hidrópico. Esta enfermedad causaba que varias partes del cuerpo se hincharan debido a la retención de agua, de tal forma que la víctima debía abrir la boca continuamente para respirar. ¿Fue este hombre enfermo uno de los invitados? Nosotros no sabemos. Pero, en todo caso, fue colocado en un lugar donde no pasaría desapercibido para Jesús. Los fariseos querían desafiar al Señor. Si sanaba al hombre enfermo, ellos podían acusarlo de quebrantar el día de reposo. Según los fariseos, esta curación podía esperar hasta el día siguiente. Los rabinos enseñaban que solo se podía trabajar en el día de reposo cuando el no hacerlo traería consecuencias fatales. ¡Qué hipócritas eran estas personas! Al estar obsesionados con ese espíritu mezquino, ¿no eran quebrantadores del día de reposo? ¿No era la forma cómo actúan con Jesús --espiándolo y tentándolo-- una obra del diablo que debería evitarse a toda costa, sobre todo en el día de reposo? Jesús, que conoce los corazones, ve sus malas intenciones; lee sus pensamientos y actúa antes de que ellos puedan hacer algún co-

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Sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se hizo semejante a los hombres. Más aún, hallándose en la condición de hombre, se humilló a sí mismo. Filipenses 2:7-8

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mentario. A la pregunta tácita de los fariseos, responde con otra pregunta: ¿Es lícito sanar en el día de reposo? Mas ellos callaron. ¡Jesús los toma desprevenidos! No se atreven a contestar con un incondicional no, ni se atreven a decir sí; así que mejor no dicen nada en absoluto. C. Jesús explica lo que es guardar el día de reposo ¡Jesús responde su propia pregunta! Pero primero hace algo: Y Él tomándole, es decir, Jesús tomó cuidadosa y tiernamente la mano del hombre enfermo y la acercó hacia sí mismo como una prueba de que deseaba tener contacto con él. Entonces le sanó al instante con su poder maravilloso. Luego, le despidió. El hombre sanado no necesitaba quedarse por más tiempo. Se podía ir para compartir su alegría con sus seres queridos y contarles todas las grandes cosas que el Señor había hecho por él. Después de la sanidad Jesús actuó para prevenir cualquier acusación o crítica de sus oponentes. Ellos lo estaban vigilando para ver si hacía una obra de misericordia en el día de reposo y así acusarlo. Pero él los atrapó al recordarles que si sus propios intereses estuvieran involucrados, ellos actuarían de la misma manera. ¿Quién de vosotros, si su asno o su buey cae en algún pozo, no lo sacará inmediatamente aunque sea en día de reposo? Si esto sucediera, ellos no dudarían ni discutirían si era correcto sacarlo o no. Según algunos manuscritos la palabra hijo es insertada en lugar de asno. Esto haría aun más fuerte el argumento. ¡Es natural que si ellos rescataban a su asno de un pozo, seguramente rescatarían a su hijo del pozo! Cuando Jesús terminó de hablar, ellos no tuvieron ninguna base para acusarlo. Pero ¿esta actividad no era una obra, y por tanto, un pecado? ¡Claro que no! Ellos estaban obligados a hacer dichas obras. ¡Si ellos ayudaban a un animal que les interesaba, era ciertamente permisible tener compasión y libertar a una persona de su miseria! Jesús no permitió que los escribas y fariseos lo atraparan en la trampa que le pusieron. Al contrario, puso en vergüenza a los que quisieron avergonzarlo. No es de sorprenderse cuando leemos: Y no le podían replicar estas cosas. Aunque el silencio de los escribas y fariseos no significaba aprobación, tampoco podían discutir contra el Señor. Los que excavan un pozo para otro, caerán en él. II. JESÚS ACONSEJA Pero Jesús no ha terminado todavía con ellos. Él va a señalar algo más a sus compañeros invitados. Al parecer la sanidad tuvo lugar antes de que empiece la comida y fue seguida de un reproche severo y un silencio mortal. La atmósfera se había puesto acalorada e incómoda. En los banquetes se acostumbraba a entretenerse entre sí con discursos simbólicos y con la narración de parábolas. Cuando el Señor Jesús decía parábolas trataba las cosas comunes de la vida cotidia-

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na. Entonces, Jesús empezó a hablar y esta vez dio un consejo. Con la intención de hacer una aplicación espiritual, el Señor narró una parábola sobre un banquete, señalando el pecado de los escribas y fariseos, y les aconsejó que sean humildes. El mensaje de la parábola tuvo un propósito doble: dirigirse a los invitados y al anfitrión. A. Los invitados La causa indirecta por la que el Señor Jesús dice la parábola es el comportamiento de los invitados, ya que les estuvo observando cómo escogían los primeros asientos a la mesa. Observó primero a los que le habían estado vigilando. La humildad no era una de las virtudes de los líderes del pueblo. Constantemente el evangelio nos hace notar esta actitud. ¡Estos líderes se preocupaban mucho por estar primeros y en primera fila! Mucho más de lo que es nuestra costumbre, las personas orientales se preocupaban por la etiqueta apropiada en sus reuniones y banquetes. En las bodas, la recepción y el saludo a los invitados se realizaban con mucha ceremonia. Los invitados se sentaban exactamente según su rango y posición. La persona más importante era colocada a la mano derecha del anfitrión; el segundo en rango se sentaba al lado izquierdo; y la persona menos importante era colocada lejos. Cuando los judíos entraron en la casa del oficial de alto rango, se esforzaron para obtener los mejores lugares apenas entraban en el vestíbulo del banquete. Cada uno estaba preocupado de conseguir el lugar de más alto honor. Jesús les dice que no deberían hacer eso porque podría volverse en contra de ellos, y les aconseja cuando fueres convidado por alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que tú esté convidado por él. Puede llegar alguien que está relacionado más estrechamente con el anfitrión y él te dirá, Da lugar a éste; y entonces comiences con vergüenza a ocupar el último lugar. Por esta actitud los fariseos orgullosos se han deshonrado a sí mismos delante de todos. Todos podían ver a través de su egoísmo. La actitud correcta, según el Señor Jesús, es ser más humildes. Mas cuando fueres convidado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, “sube más arriba”. Entonces tendrás gloria delante de los que se sientan contigo a la mesa. Démonos por satisfechos con ocupar el lugar más bajo. ¡Si nosotros nos humillamos, hay una mayor oportunidad de ser exaltados! Es claro que el Señor Jesús está confrontando el orgullo tonto y el egoísmo vano de los fariseos. ¿Está Jesús diciendo que ellos deberían sentarse al último para que otros los honren? ¡Eso sería falsa humildad y presunción engañosa! Jesús ordena verdadera humildad y modestia, y advierte contra el pecado de la auto-exaltación. No es difícil para cada uno de nosotros darnos cuenta de lo natural que nos resulta elevarnos a nosotros mismos y rebajar a otros. Solamente piense con cuánta frecuencia buscamos recibir la alabanza del hombre, presumir la ropa bonita, querer brillar con nuestro co-

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Cuando ellos estén abatidos, dirás tú:”¡Sean enaltecidos!” Entonces Dios salvará al de mirada humilde. Job 22:29 Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, pero al altivo mira de lejos. Salmos 138:6 Pero él da mayor gracia. Por esto dice: “Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes”. Santiago 4:6 Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad, porque “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte a su debido tiempo. 1 Pedro 5:5, 6 Y les dijo: “cualquiera que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y cualquiera que me recibe a mí, recibe al que me envió, porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ese es el más grande”. Lucas 9:48 Pero cuando se hizo fuerte, su corazón se enalteció para su ruina; porque se rebeló contra Jehová, su Dios, entrando en el templo de Jehová para quemar incienso sobre el altar del incienso. 2 Crónicas 26:16

nocimiento superior, poder, habilidad o belleza, y así ponernos en primer plano. Los fariseos arrogantes pensaban orgullosamente que eran mejores y más importantes que otros, y solo mostraban su falta de auto-reconocimiento. El corazón malo y depravado del hombre ciertamente no tiene ninguna razón para estar orgulloso. Dicha arrogancia es ridícula, despreciable, destructiva y pecaminosa. En el momento que Dios quiere, el orgullo cae. Es posible hacerse valer a expensas de otros aquí en la tierra, pero eso no durará en la eternidad. El Señor concede su gracia al manso y humilde. La gran lección que la Escritura enseña (por ejemplos: Job 22:29; Salmos 138:6; Santiago 4:6, 10; 1 Pedro 5:5, 6) y que se experimenta en la vida es la verdad de que: porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido (Lucas 14:11). En la vida cristiana el menor entre ustedes será el más grande (Lucas 9:48). Cristo es el ejemplo de uno que sirve (Juan 13:15). La verdadera humildad está fundamentada en un conocimiento correcto de Dios y de nosotros mismos. Los que piensan altamente de sí mismos, como Uzías (2 Crónicas 26:16) y Nabucodonosor (Daniel 4:29-33), no están conscientes de su propia insignificancia. Otros en cambio sí reconocieron su condición humilde y de pecado, como el centurión (Lucas 7:6) y Pablo (1 Timoteo 1:15). ¡Revistámonos de humildad! B. El anfitrión Jesús no perdona a sus invitados orgullosos y también a su anfitrión le da una valiosa lección. Parece que la ocasión que Jesús escoge es la elección de los invitados por el anfitrión. Cuando hagas comida o cena, (la comida principal del día), no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos. Esta no es una orden absoluta. La parábola de la gran cena evidencia lo contrario. En esta historia los invitados eran personas adineradas, que poseían tierras y ganado. En sí mismo, no es malo ser hospitalario con los amigos e invitar a una comida solo a los que pueden devolver la invitación, pero tal invitación no demuestra que hay mutuo amor. El énfasis se lo encuentra en la conclusión del versículo 12 del capítulo 14 de Lucas: no sea que ellos a su vez te vuelvan a convidar. Esto es lo que pasó. Probablemente, el anfitrión había invitado solamente a personas que pertenecían a su círculo selecto de amigos. ¿Por qué? Porque ellos a su vez lo invitarían. Los invitados son exclusivamente los que tienen medios para invertir en una cena. Lo que el anfitrión les está dando a sus amigos, lo recibirá de vuelta después. No hay nada generoso en su invitación. Esa no es la manera, dice Jesús. En lugar de invitar a los que pueden devolver la invitación, es mejor invitar a los que no pueden dar nada a cambio. Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos. ¡Invite a las personas pobres y heridas, a los decaídos y desposeídos, los mancos, los cojos y los ciegos! La posición

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que socialmente ocupan estos invitados sugeridos es sumamente humilde, como si Jesús quisiera indicar que el compañerismo debe ser establecido solo con los que son menos afortunados. Tal gesto muestra el amor verdadero. ¡Tal acto está en un nivel inconcebiblemente mayor! La ley mosaica ordenaba que debe haber un lugar en las fiestas para el necesitado (Deuteronomio 14:28, 29; 16:11; 26:11, 12). Estas personas no pueden devolvernos la invitación, pero nos dará alegría el invitarlas, porque la felicidad de ellos será nuestra alegría, porque es más bendecido el que da que el que recibe. La bendición de Dios descansa en esta manera de dar. Pero te será recompensado en la resurrección de los justos. Si usted da una bienvenida cordial y generosa al necesitado, no por causa de las obras de justicia, sino con amor, por la causa de Jesús como fruto de la fe, usted será bendecido. Entonces, el Juez, que no pasa por alto las obras de misericordia (Mateo 25:35), le concederá un premio de gracia. Félix se asustó cuando oyó hablar a Pablo sobre la venida del juicio (Hechos 24:25), pero los hijos de Dios podemos como Moisés buscar el premio de la gracia (Hebreos 11:26). Estas palabras de Jesús nos la oportunidad para reflexionar sobre el hecho de que, con frecuencia, nosotros solo miramos a las personas exteriormente. A menudo, por tener unas cosas más menospreciamos a los pobres. Nosotros debemos hacer lo bueno a otros, solo por el único deseo de mostrarles el amor de Cristo. Recordemos que Dios no hace acepción de personas. Cuando tenemos una celebración especial o una fiesta, es un buen tiempo para recordar a los que tienen menos que nosotros. Al dar al necesitado estamos prestando al Señor. C. El Señor ama al dador alegre El consejo del Señor en esta parábola no se extiende a las buenas maneras y a los actos simples de caridad. Como en todas las parábolas, hay un punto principal de aplicación. El propósito que Cristo tiene en mente es claro. La misma regla que se aplica a una invitación a un banquete, ya sea como invitado o anfitrión, también se aplica a la fiesta mesiánica. Esta relaciona a los que son invitados a compartir los beneficios de las bendiciones espirituales y a los que dan las invitaciones. Por consiguiente, si la humildad se muestra en una fiesta terrenal, cuánto más en el reino de los cielos. Debemos considerar al otro de más alta estima que a uno mismo, aun cuando la otra persona sea un publicano. El motivo correcto para invitar a una fiesta es el amor y no la ganancia egoísta. El estado social de los invitados es irrelevante. Por tanto, un espíritu mezquino no puede prevalecer entre los que invitan a otros a venir a la fiesta del evangelio. En el reino de los cielos la gracia gratuita prevalece. El Señor no pide méritos, sino que él nota el deseo del corazón. Los siervos de Dios deben llevar la Palabra del reino a todos, sin distinción de personas, y su motivación debe ser el amor.

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Al cabo de tres años sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo guardarás en tus ciudades. Allí vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, el extranjero, el huérfano y la viuda que haya en tus poblaciones, y comerán y se saciarán, para que Jehová, tu Dios, te bendiga en toda obra que tus manos hagan. Deuteronomio 14:28, 29 Luego te alegrarás de todo el bien que Jehová, tu Dios, te haya dado a ti y a tu casa, tanto tú como el levita y el extranjero que está en medio de ti. El tercer año, el año del diezmo, cuando acabes de separar todo el diezmo de tus frutos, darás también al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, para que coman en tus aldeas hasta saciarse. Deuteronomio 26:11, 12

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LECCIÓN

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LA PARÁBOLA DE LA GRAN CENA Texto de referencia: Lucas 14:15-24 Versículo para memorizar: Vendrán gentes del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Lucas 13:29 INTRODUCCIÓN Esta parábola tiene muchos puntos de similitud con la parábola de la fiesta de bodas (Mateo 22:2-14); sin embargo, no es la misma. Esta que nos ocupa ahora la pronuncia Jesús en una comida en la casa de un fariseo principal donde fue invitado. Mientras estudiamos esta parábola, enfocaremos en los siguientes puntos: I. La ocasión II. La presentación III. La interpretación I. LA OCASIÓN A. Los pensamientos sobre el futuro En la lección anterior, Cristo advirtió seriamente al anfitrión de un banquete. La conclusión, pero te será recompensado en la resurrección de los justos (Lucas 14:14), nos lleva del presente hacia el futuro. Jesús señala el último día, cuando Dios vendrá en el juicio y su reino será consumado. Al oír esto, uno de los invitados exclama: ¡Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios! Hay una diferencia de opinión en cuanto a cómo esta exclamación debe ser entendida. Algunos la consideran como una respuesta ligera; otros la ven como un intento para cambiar de tema y romper el silencio doloroso que se desarrolló cuando los invitados fueron tocados por la advertencia de Cristo. Lutero la considera de poca importancia. Calvino piensa que con este comentario, el hombre está tratando de conseguir una respuesta de Cristo. Otro teólogo, Bengel,

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piensa que el hombre está profundamente impresionado. Es mejor entender el comentario que decir que la alusión de Jesús a la fiesta espiritual fue impresionante. ¡El invitado está entusiasmado y grita emocionado: qué felices estamos de que podamos participar en esa fiesta! Los fariseos estaban seguros que ellos serían los destinatarios de este premio y pensaban que tenían derecho a las bendiciones de Dios. B. La advertencia de Jesús Por tanto, Jesús debe advertir al invitado. El comentario parece completamente apropiado y no hay nada de malo hasta ahora. Pero Jesús sabe que el resultado final no será como el hombre espera. Los judíos tienen la idea de que la consumación del reino mesiánico será como una fiesta con Abraham en la posición principal. Jesús no habla directamente sobre estas ideas, sino que habla sobre el rechazo del Mesías. Explicará que son los pensamientos mundanos del reino lo que les impedirá compartir el gozo de la fiesta. Jesús contesta inmediatamente con una parábola. II. LA PRESENTACIÓN A. Los invitados presentan excusas El tema de la parábola es una cena y se deriva de la ocasión en la que el Señor Jesús está presente. Un hombre hizo una gran cena. Hay una variedad de comida deliciosa y bebida. ¡Hay abundancia! Esta es una gran cena, no solo por la abundancia de comida, sino también por el gran número de invitados. El anfitrión convidó a muchos. Según la costumbre oriental, los convidados son invitados dos veces; la primera vez para hacer el anuncio, y la segunda vez cuando todo está listo. La cena ha sido anunciada y cuando todo está listo para recibir dignamente a los convidados, se les avisa para que vengan. Venid, que ya todo está preparado. Cuando se hizo la segunda invitación, todos a una comenzaron a excusarse. Parecía como si los invitados se hubieran consultado entre sí y convenido que todos rechazarían la invitación. Tienen diferentes razones, pero todos en común se niegan a venir. Se dan tres de excusas como ejemplos. ¡Todos dicen que ellos hubieran ido, pero no hoy! No es conveniente, porque los planes para el día ya han sido hechos. Ellos no tienen tiempo ni oportunidad. El deber viene antes que el entretenimiento. Su propio “negocio” toma precedencia. Cada uno de los convidados tiene alguna excusa para ausentarse. El primer invitado explica su excusa en detalle: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla. Es necesario que yo vaya hoy a verla. Yo no debo descuidar este deber por asistir a una cena. Te ruego que me excuses. Tengo que hacer algo que es más importante. El segundo invitado es un poco menos cortés. Su razón para no asistir es: He comprado cinco yuntas de bueyes. Estos animales eran usa-

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dos como bestias de carga y para trabajar la tierra. Dos bueyes hacían un yugo y, juntos como un equipo, araban el campo. Los animales tenían que acostumbrarse entre sí y por tanto, dice este invitado voy a probarlos y no puedo aceptar la invitación. Este es un momento inoportuno, Te ruego que me excuses. El tercer invitado ni siquiera presenta una excusa, sino que afirma bruscamente: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir. El anfitrión debería entender que esta es una buena razón para no asistir. Estas excusas, no importa lo creíbles que parezcan, no son aceptables. Son simples excusas y sirven como una cubierta. Ellos ya habían recibido la primera invitación a la cena, así que la segunda, no era inesperada. Ellos deberían haber mantenido la fecha reservada y deberían haber hecho otros arreglos. La razón real para sus excusas es que ellos no quieren venir. Están cubriendo su renuencia. Si ellos hubieran respetado de verdad al anfitrión y hubieran deseado asistir a la cena, habrían hecho lo opuesto. Ellos habrían dicho, aunque compré una tierra que debería ir a ver, yo iré. Les faltó buena voluntad y por eso no se molestaron en hacer los arreglos para poder asistir. ¡Ellos no estaban realmente preocupados por complacer al dueño de la fiesta! Ellos solo vieron esta cena como una obligación que debían evitar. B. Otras personas son invitadas Después de visitar las casas de los invitados, el siervo regresa e informa el resultado decepcionante. El anfitrión ve a través de las excusas. No acepta estas explicaciones como excusas legítimas para no aceptar su invitación. Al contrario, cuando ha oído todas las pobres excusas, se enfada. Él los había invitado porque los consideraba sus amigos y al principio ellos también habían actuado como uno esperaría que los amigos se comportaran, pero ahora, cuando todas las cosas están listas y son invitados a venir, ellos lo ignoran y públicamente lo ponen en vergüenza ante toda la ciudad. ¡Su comportamiento es repugnante! ¡Pero la cena será realizada! La renuencia de los invitados no frustrará los planes para la cena. ¿Quiénes son ahora los invitados? Jesús aplica la regla que enseñó en la parábola anterior. Los que fueron invitados habían rechazado la invitación, por tanto, ahora, los que fueron rechazados de la primera invitación serán convidados. Los pobres despreciados de la ciudad tendrán su turno. El anfitrión prefiere ver a los pobres desdichados en su mesa que a los invitados desagradecidos. Por consiguiente, él ordena: Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad. ¡Busca por los callejones donde los pobres del mundo viven en sus tugurios y casuchas! El siervo no debe contentarse con solo golpear a la puerta de las casas y esperar si alguna persona curiosa viene voluntariamente. ¡Él debe salir y no debe perder un momento ni dudar, porque todo está listo! ¡Su señor además le ordena: y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos! El siervo no sólo debe invitarlos a venir, sino que

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deberá traerlos. Probablemente ellos se sentirán honrados con la invitación, pero quizás duden en asistir debido a su apariencia desarrapada. ¿Pueden ellos, miserables como son, asistir a una cena? Por tanto, el siervo no debe decir simplemente a estos mendigos pobres y desvalidos que son muy bienvenidos, sino que debe quitar cualquier obstáculo y debe ayudarlos a superar las dudas que ellos ciertamente iban a tener. El siervo va de un lado a otro para realizar la tarea de su amo. ¡Cuán ocupado está! Él anima a los pobres, conforta a los mancos, apoya a los cojos y toma de la mano a los ciegos. Él no descansará hasta que haya ayudado a todos. ¡Él no sólo les indica el camino por el cual deben ir despacio o cojeando, sino que los trae! Pronto, ellos entran en el vestíbulo del banquete y se sientan (o se reclinan como era la costumbre) a la mesa de la cena. ¡Sus rostros irradian alegría y agradecimiento debido a la bendición inesperada que están experimentando! ¡Quién habría pensado alguna vez que esto les pasaría a ellos! C. Más personas son invitadas El siervo lleva a cabo la orden de su amo en forma exacta y rápida. Parece que hay todavía lugares vacíos. El señor no está contento, porque él quiere ver su casa llena. ¡Él tiene suficiente comida y bebida! Por consiguiente, el siervo tiene que salir por tercera vez para buscar más invitados. Esta vez, él tiene que ir fuera de la ciudad, por los caminos y por los vallados, para encontrar a los vagabundos y perdidos. Estas personas son todavía peores que los que ya han entrado. Ellos son los proscritos y sin hogar. Fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa, es la orden. Esta orden es aún más fuerte que la anterior. Primero, el siervo tuvo que decir “vengan,” y ahora debe “forzarlos” a venir. Debe usar la persuasión, no la fuerza física, pero ¿cómo podría un solo siervo obligarlos para que vayan? Forzar es usar una persuasión fuerte. Esto es necesario, porque tales personas no tomarían la invitación en serio. Les debe haber parecido increíble. Sus sentimientos de indignidad y duda tienen que ser conquistados. Sin embargo, también el sedimento de la sociedad puede y debe venir, creyendo que la invitación es de buena gana y que es para ellos. ¿Hay más de estas personas rechazadas y despreciadas? ¡Ellas no deberían alejarse, porque hay lugar y la casa debe estar llena! III. LA INTERPRETACIÓN A. La cena es una manifestación de las bendiciones del reino El significado es muy sencillo. El propio Cristo proporciona la llave para la interpretación. La gran cena representa las bendiciones del reino de los cielos preparadas por Dios en Cristo y aplicadas por el Espíritu Santo. Estas bendiciones consisten en la expiación y el perdón del pecado, la justicia y la santidad, la paz y el consuelo, el gozo y el poder.

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Vendrán gentes del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Lucas 13:29 El ángel me dijo: “Escribe: “Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero”.” Y me dijo: “Estas son palabras verdaderas de Dios”. Apocalipsis 19:9 Y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús Romanos 3:24 El que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias. Salmos 103:4 En las edades pasadas él ha dejado a todas las gentes andar por sus propios caminos. Hechos 14:16 A lo suyo vino, pero los suyos no lo recibieron. Juan 1:11

Ya en el Antiguo Testamento (Proverbios 9 e Isaías 25) la dispensación de la gracia de Dios del reino es representada por una cena grande y gozosa. Ilustraciones similares también se encuentran en el Nuevo Testamento, donde el pueblo de Dios es llamado a la cena del Cordero (Lucas 13:29; Apocalipsis 19:9). Esta es una ilustración muy conveniente porque, también en la cena celestial, el anfitrión divino proporciona todo. Él da bondadosamente la llenura y riquezas de su gracia y corona a sus invitados con bondad y longanimidad (Romanos 3:24; Salmos 103:4). Y los verdaderos invitados se regocijan solo en la gracia gratuita, porque ellos disfrutan de la gracia inmerecida de Dios. B. Israel es invitado a la cena En primer lugar, Dios invitó a Israel a esta cena. Sus privilegios fueron mayores que los de los paganos, quienes abandonaron a Dios para seguir sus propios caminos (Hechos 14:16). En tiempos antiguos Dios le dio a Israel sus leyes, el servicio significativo de los sacrificios y las profecías mesiánicas que llegaron a una expresión plena en el testimonio de Juan Bautista. Era de esperarse que estas personas abrazaran alegremente el evangelio de la revelación del Cristo de Dios en la plenitud del tiempo. ¡Pero, la mayoría de ellos lo rechazaron! Muchos, sobre todo los líderes y maestros, son indiferentes. Otros desean el establecimiento del reino mesiánico de una manera terrenal. Ninguna molestia es demasiado grande y ningún esfuerzo es difícil si ellos pueden obtener un lugar de honor. Pero ahora, cuando la gran cena está empezando, cuando el Señor Jesús se revela a sí mismo como el Salvador de los pecadores, ellos lo rechazan. Él vino a los suyos y los suyos no le recibieron (Juan 1:11). Y hoy es de esta manera. ¡El Señor nos invita tan amorosamente: hijo, hija, dame tu corazón! ¡A través de su Palabra y de sus siervos, el Señor implora a los pecadores: reconcíliate con Dios! ¡Qué malo rechazar la invitación, rehusar la ofrenda de la gracia y preferir el servicio del mundo en lugar del de Dios! Es muy triste escuchar la clase de excusas usadas a menudo, incluso por los niños. Usualmente el rechazo no es directo y no hay ninguna rebelión abierta, pero se hacen todo tipo de excusas, tales como “no tengo tiempo” y “estoy demasiado ocupado con otras cosas” -cosas que no están equivocadas en sí mismas. Por ejemplo, cuando estamos ocupados en cosas mundanas y no hay un interés real en las cosas espirituales. Frecuentemente, la ceguera, el egocentrismo, la auto-justicia y la paz falsa están ocultos detrás de las excusas aparentemente razonables. Debemos estar conscientes de que los que no vienen a la invitación de Dios y a su llamado, traen destrucción irreversible sobre sí mismos, porque los amigos del mundo son enemigos de Dios y se quedarán afuera. ¡Cristo concluye la parábola dando el significado espiritual, cuando dice con reproche: Ninguno de aquellos hombres que fueron convida-

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dos, gustará mi cena! En lugar de sentarse a cenar, ellos estarán en el lugar del lloro y crujir de dientes. ¡Qué terrible! ¿Por qué? Porque ellos lo rechazaron y no quisieron reconocer que eran pecadores delante de Dios. Ellos no hicieron caso al llamado de Cristo.

Referencias / Notas

Hay solo dos caminos y dos opciones. ¡Recordemos con quién tenemos que estar! Calvino dijo que la culpa de las personas que usan las cosas buenas como obstáculos en lugar de usarlas como ayuda es doble. ¿Vemos que las cosas que nos son dadas en la vida para nuestro bienestar tienen el propósito de atraernos a Cristo? C. Los proscritos son invitados Los que son invitados al final y vinieron son las “ovejas perdidas de la casa de Israel” y “extraños a las promesas”. Ellos son los que han perdido la esperanza y están sin Dios en el mundo. Las “ovejas perdidas de la casa de Israel” no son los paganos que están completamente fuera del pacto de Dios. Ellos viven en los bordes de Israel. Ellos tienen un tiempo difícil viviendo con lo poco que tienen y todo su tiempo lo pasan en una lucha diaria por una existencia pobre. ¿Califican tales luchadores? ¡Sí! Los importantes y prominentes del mundo no se preocupan de los pobres y los ve como inútiles, pero el Señor tendrá compañerismo con tales personas. Él estuvo pensando en ellos cuando envió a su Hijo al mundo, para que ninguno, sin importar el trasfondo, nivel social o posición en la vida, de los que creen en él, perezca sino que tenga vida eterna. Cristo presta atención especial a esta categoría de personas. Lo humilde del mundo, los que son despreciados, rechazados y desvalidos, Dios ha escogido para deshacer las cosas que son poderosas (1 Corintios 1:28, 29). Los colaboradores con Dios en su reino no pueden ni por un momento pensar que el Señor excluye a estas personas. No podemos perder de vista la obligación de estar preocupados de los que viven lejos de la iglesia del Señor. ¡No debemos esperar que estas personas vengan a nosotros, sino que tenemos que ir a ellos para alcanzarlos amorosamente, buscándolos diligentemente, extendiéndoles la mano, ansiosos de traerlos! El evangelismo y las organizaciones e instituciones cristianas son el resultado del cristianismo práctico. ¡Allí es donde la iglesia busca al perdido, como Jesús lo hizo! El Señor también llama a los que están fuera de la ciudad de Dios, es decir, a los paganos. Pensemos en las actividades misioneras. Ninguno puede ser pasado por alto. El evangelio tiene que ser predicado a todas las criaturas. La invitación es amplia y gratuita. ¿Por qué? ¡Porque el Señor está lleno de compasión! Hay muchos obstáculos, todos somos indignos, nadie puede pagar a Dios por sus favores (Romanos 11:35). Sin embargo, Cristo ha cumplido todo para los que creen. Ellos no necesitan añadir nada, todo es por gracia. Del lado de Dios todas las cosas están listas (1 Corintios 1:30) y ahora todos, incluso los inválidos, son invitados, traídos y unidos al Señor (Zacarías 2:11). Las personas cansadas y cargadas son invitadas a encontrar descanso en Cristo. Los sedientos son traídos al agua de vida y los que

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Y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. 1 Corintios 1:28, 29 ¿Quién le dio a él primero, para que le fuera recompensado? Romanos 11:35 Pero por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención. 1 Corintios 1:30 Muchas naciones se unirán a Jehová en aquel día, y me serán por pueblo, y habitaré en medio de ti”, y entonces conocerás que Jehová de los ejércitos me ha enviado a ti. Zacarías 2:11

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

no tienen dinero, pueden comprar vino y leche sin dinero y sin precio (Mateo 11:28; Apocalipsis 22:17; Isaías 55:1). ¡El llamado continúa diciendo: ven! D. Todavía hay lugar

Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Mateo 11:28

¡Todavía hay lugar! Los maestros, predicadores, evangelistas, todos los creyentes tenemos una tarea gloriosa. Debemos continuar, sin cesar, llevando el evangelio. La necesidad llama; el tiempo apremia; la orden del Señor obliga. Debemos forzarlos a entrar, es decir, debemos esforzarnos para encontrar todas las formas posibles para animarlos a entrar a la fiesta del Reino.

El Espíritu y la Esposa dicen: “¡Ven!”. El que oye, diga: “¡Ven!”. Y el que tiene sed, venga. El que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida. Apocalipsis 22:17

Por supuesto, la fuerza no tiene lugar en la vida espiritual. Por naturaleza todas las personas son hostiles al evangelio y cuando se usa la presión, algunos la usarán como una excusa para alejarse del llamado de Dios. El trabajo del Señor no se cumple a la fuerza. Dios no necesita nuestro poder persuasivo, ni aún cuando hay ignorancia obvia y enemistad ardiente (Zacarías 4:6). Cuando estamos comprometidos en el trabajo de evangelización, necesitamos sentir nuestra dependencia profunda en Dios y orar por el poder convincente del Espíritu de Dios.

¡Venid, todos los sedientos, venid a las aguas! Aunque no tengáis dinero, ¡venid, comprad y comed! ¡Venid, comprad sin dinero y sin pagar, vino y leche! Isaías 55:1

¡Debemos forzarlos a entrar, pero no con fuerza dominante! Debemos estar seguros del verdadero significado de la palabra forzar. ¡Hay una forma de usar la coacción sin usar la fuerza! Hay una clase de coacción que no es áspera, sino que es tan amorosa y tierna, que es difícil resistir. Esta permite ganar gentilmente a otros. Este poder persuasivo es tan convincente que las defensas internas se disipan. ¿Cómo? ¡Por la persuasión gentil y poderosa del amor!

Entonces siguió diciéndome: “Esta es palabra de Jehová para Zorobabel, y dice: “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.” Zacarías 4:6 Entonces Pablo y Bernabé, hablando con valentía, dijeron: --A vosotros, a la verdad, era necesario que se os hablara primero la palabra de Dios; pero puesto que la desecháis y no os juzgáis dignos de la vida eterna, nos volvemos a los gentiles. Hechos 13:46

El amor conquista todo. ¡El mensaje de paz por la sangre de la cruz es maravillosamente atrayente, afectivo, y lleno de gracia! Pablo fue un embajador de Cristo motivado por el amor. Él dijo: el amor de Cristo nos constriñe. Pablo estuvo profundamente motivado por los lamentos de las almas que estaban alejadas de Dios y su Palabra. Los paganos están alejados de la gracia de Dios y no tienen vida de oración, ni tampoco leen la Biblia. Miles son mantenidos cautivos por la superstición y la incredulidad. La disciplina de la Palabra de Dios y la voz de la conciencia ya no funciona o es muy débil. Tales personas no ruegan a Dios. Su mayor necesidad es que alguien, movido por el amor de Dios, los inste para que vayan a Cristo. Es su deber invitarlos, incluso forzarlos por medio de la enseñanza, el estímulo, las promesas y las advertencias. El verdadero amor también advierte y usa el temor de Dios para mover a los incrédulos a la fe. El verdadero amor no se rinde fácilmente. Ciertamente, cuando hay rechazo continuo y tenaz, uno debe retirarse, como Pablo lo hizo (Hechos 13:46), pero aun entonces la oración debe continuar. El amor no se rinde fácilmente ni permite ser frustrado, porque está convencido de la enorme responsabilidad que tiene por las almas. El amor no siempre espera por un tiempo favorable. Satanás no espera. El amor ávidamente toma la oportunidad, que Dios en su provi-

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dencia bondadosa le ofrece y toma plena ventaja de ella. El amor no persuade descuidadamente, sino que como un hombre sabio, compra el tiempo sin preguntar tímidamente si es exactamente el tiempo correcto. El amor usa cada oportunidad y busca usar todo momento (2 Timoteo 4:2). En el trabajo misionero y de evangelización hay frecuentemente mucho entusiasmo al principio, pero luego se deja que el amor se enfríe. El trabajo continúa, pero el calor y el celo disminuyen. Pronto la fuerza santa desaparece. ¡Los pecadores deberían ser invitados como si fuera la última vez que los invitan! Cuando hacemos esto, nuestro amor aumentará y nuestra fe se hará evidente.

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Referencias / Notas

Que prediques la palabra y que instes a tiempo y fuera de tiempo. Redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. 2 Timoteo 4:2

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

LECCIÓN

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LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO Texto de referencia: Lucas 15:11-32 Versículo para memorizar: Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Lucas 15:21 INTRODUCCIÓN Esta parábola es una de las más hermosas que haya salido de los labios del Salvador. Ha sido de bendición para numerosas almas. Las tres parábolas registradas en Lucas 15 están estrechamente conectadas. Hay un orden ascendente. En la primera parábola, de cien ovejas, una está perdida; en la segunda, de diez dracmas, una está perdida; y en la tercera, de dos hijos, uno está perdido. La última parábola es la más detallada y notable de las tres. Usualmente se la conoce como la parábola del hijo (malgastador) pródigo, pero también podría ser llamada la parábola de dos hijos (malgastadores) pródigos, el uno por su injusticia, y el otro por su egoísmo. En esta parábola nosotros nos enfocaremos en: I. El hijo menor II. El padre III. El hijo mayor I. EL HIJO MENOR A. El significado de la parábola La parábola trata de un padre y dos hijos. Nosotros debemos ver a Dios en la figura del padre. Los hijos no representan a los paganos ni a los judíos, como algunos dicen. Cuando Jesús dijo esta parábola, tenía en frente dos grupos de personas a quienes dirigió la parábola. En primer lugar estaban los publicanos y pecadores. Los pecadores eran los que no obedecían la ley y se habían entregado al pecado

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Nuevo Testamento

desenfrenado. A este mismo nivel estaban los bien conocidos publicanos, de mal nombre y fama, empleados oficiales de los odiados opresores romanos. Estas personas despreciadas se habían hundido muy profundamente; sin embargo, tenían hambre por la salvación y se volvieron a Jesús. Estas eran las personas que Jesús tenía en mente cuando se refirió al hijo menor.

Referencias / Notas

Una parábola no debe ser usada para enseñar las propias ideas. No es el propósito del Salvador dar un resumen completo del camino de la salvación en esta parábola. A veces algunos usan esta parábola para oponerse a verdades que están enseñadas claramente en otros lugares de la Escritura. Por ejemplo, debido a que aquí no se enseña directamente que la verdadera conversión es el trabajo del Espíritu Santo, no debería sugerirse que el hombre mismo puede escoger libremente para convertirse. Las palabras del Salvador deben ser vistas en el marco en el cual Él ha colocado esta parábola y deben ser explicadas en el contexto. Entonces es claro que Jesús nos muestra el cuadro de un hijo perdido que regresa a su padre cuando se arrepiente y nos indica lo que él experimenta cuando es traído al Señor. B. El hijo gasta su herencia y termina en la miseria Podemos leer aquí vivamente lo que el hijo menor hace. Voluntariamente exige su herencia: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde. Según la ley judía, el menor recibe la mitad de la herencia del mayor, es decir, la tercera parte de los bienes totales del padre (Deuteronomio 21:17). ¿Por qué hace esta petición? ¿No lo tratan bien en su casa? En su casa este hijo es cuidado amorosamente y disfruta la abundancia de cosas buenas. El problema es que él ya no quiere quedarse en la casa de su padre porque está cansado de vivir allí y ya no puede resistir por más tiempo las restricciones. Este hijo está motivado por un sentido falso de libertad. Quiere ser libre y hacer su voluntad, sin restricciones y sin control. Quiere disfrutar del mundo según los deseos de su corazón y sumergirse en la vorágine vil de las lujurias sensuales. El padre cede ante el deseo de su hijo y divide sus bienes, aunque está profundamente afligido. Dios el Señor no obliga a nadie a servirlo en contra de su voluntad. Él no quiere el servicio ni el amor forzado. Enseguida, el joven reúne sus pertenencias y después de intercambiar sus bienes en dinero, sale de viaje a una provincia apartada para vivir lejos, fuera de la vista vigilante y consejera de su padre. En este lugar, él vive extravagantemente, sin ninguna otra ocupación que pasar el tiempo en la ociosidad, gastando el dinero libremente. ¡Tal parecería que no hay fin! No le faltan amigos que están deseosos de compartir sus placeres pecaminosos. Sus compañeros actúan como amigos, pero en realidad son compañeros vanos. El hijo malgasta sus bienes participando en toda clase de comportamiento destructi-

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Al hijo de la que no ama reconocerá como primogénito, para darle el doble de lo que corresponda a cada uno de los demás, porque él es el principio de su vigor, y suyo es el derecho de la primogenitura. Deuteronomio 21:17

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Isaías 53:6

vo para el cuerpo y el alma, tales como rameras (prostitutas). Gasta su dinero viviendo perdidamente. En verdad, él es un pecador que abusa de los regalos preciosos de Dios. ¡Qué terrible cuadro de los que están sirviendo al pecado y que se han alejado de Dios, entregándose a la intoxicación de la bebida y hartándose de los placeres del mundo! Así es el hombre por naturaleza, porque cada cual se apartó por su camino (Isaías 53:6). Pero el dinero desaparece como la nieve se desvanece con el sol. Pronto el hijo menor se ha gastado todo y se encuentra en necesidad. Esta es la consecuencia de su derroche. Sus amigos depravados lo abandonan cuando descubren que ya no hay más que conseguir, y eso no es todo. La pobreza también significa falta de comida. Y comenzó a faltarle. ¡Allí está él, desprovisto y solo! ¡La paga del pecado es terrible! El pecado es un capataz duro. Promete mucho, pero da poco. La alegría fugaz es seguida por la desilusión amarga. El hijo había dejado al padre para tener una mejor suerte en un país extranjero. ¡Durante un tiempo así parecía ser, pero ahora él tiene que sufrir la pérdida de todo! Cuando usted necesita ayuda, el mundo no le ofrece nada. Las expectativas edificadas en el servicio del pecado se convierten en nada. Muchos han experimentado esto. El hambre es como una espada afilada. El hijo no quiere regresar enseguida donde su padre. No es tan fácil. Quiere permanecer en la tierra del hambre e intenta ayudarse a sí mismo. Aun cuando su situación es muy miserable, su corazón aún no está quebrantado. Intenta hacer lo mejor. El derrochador tiene ahora que humillarse y pedir ayuda, y encuentra un trabajo. Eso no es tan fácil durante este tiempo de escasez, sobre todo para un extranjero. Él fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra. En su necesidad, se aferra a este extraño. Ahora está humillado. La piedad del inicuo es cruel porque su patrón en su intento de obtener toda la ganancia posible del joven, lo envió a su hacienda para que apacentase cerdos. El hijo pródigo está profundamente humillado. Recuerde que para un israelita los cerdos eran animales inmundos. Así, el hijo pródigo se hunde más en la miseria. Los que viven como los cerdos, terminan con los cerdos.

Dijo, pues, Acab a Abdías: --Ve por el país a todas las fuentes de aguas y a todos los arroyos, a ver si acaso encontramos pasto con que conservar con vida a los caballos y a las mulas, para que no nos quedemos sin bestias. 1 Reyes 18:5

El hijo también tiene que experimentar la crueldad del hombre. Y con hambre desesperada, intentó llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos. ¡Note la descripción inusual de uno que tiene hambre! Las algarrobas que los cerdos comían eran cáscaras ásperas, duras, de sabor dulce, de la fruta de un árbol de pan, convenientes solo para los animales y difícilmente digestibles para los humanos. Pero nadie le daba. Durante los tiempos de hambre extrema algunas personas están más interesadas por sus animales que por sus semejantes (por ejemplo Acab en Samaria cuando hubo un tiempo de mucha hambre, 1 Reyes 18:5). Todos ignoraron al hombre que hace poco tenía dinero para malgastar. ¿Quién se preocupa del cuidador judío de cerdos? ¿Es posible estar en una condición más infeliz que la miseria en la que este joven se ha sumergido?

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Nuevo Testamento

C. El hijo se arrepiente

Referencias / Notas

Durante esta condición miserable el hijo se arrepiente. Ya no está intoxicado, sino sobrio. El Salvador afirma esto en palabras llamativas: él volviendo en sí. Hasta ahora ha vivido como si estuviera inmerso en sí mismo y sus ojos estaban cerrados a su condición. El hombre tiene que venir a esta posición, de lo contrario, aunque tenga hambre, se quedará en el comedero animal. Los recuerdos de la casa de su padre le vienen a la mente. Él ha despreciado sus bendiciones, porque tenía todo lo bueno en casa. Al comparar su condición con la de los siervos que trabajaban en la propiedad de su padre, se dio cuenta que ellos eran tratados como príncipes. ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre [en este país extraño]! Su reflexión lo lleva más allá de la autocompasión. Un sentido de culpa se levanta y lo motiva a decir: ya no permaneceré obstinado y ya no seguiré lejos de mi padre, sino que me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Yo reconozco que he perdido todos los derechos de hijo; por consiguiente, hazme como un sirviente. ¡Cuán humilde se volvió! ¡No es de sorprenderse! El peso total de su culpa lo presiona. Ha pecado contra Dios en el cielo y sabe que sus pecados claman a Dios. Reconoce que ha pecado contra su padre (ante ti) y es como si le hubiera abofeteado en el rostro. El hijo se juzga a sí mismo y reconoce su culpa de todo corazón. Toda vergüenza falsa se va. Su confesión de culpa es sincera y profunda. No tiene excusa y no hay nada que pueda decir a su favor. No puede defenderse diciendo: “yo era joven y fui tentado. Por tanto, puedo ser perdonado” o “ya he sufrido por lo malo que he hecho”. Él sólo suplica misericordia. Su petición es muy modesta. Sólo pide que no haya diferencia entre él y los siervos de su padre. Está satisfecho con escoger y ocupar el lugar más bajo. ¡Verdaderamente, esta actitud es la evidencia de un corazón roto! (Salmos 51:2).

Lávame más y más de mi maldad y límpiame de mi pecado. Salmos 51:2

Las palabras que el pecador arrepentido habla son palabras sabias y también actúa sabiamente. ¡El hijo pródigo no sólo tiene buenas intenciones, sino que también las lleva a cabo! Sus palabras son seguidas por la acción, y levantándose, vino a su padre. El camino puede ser largo, pero él no duda. ¡Qué diferencia entre la forma en la que él partió y la forma en la cual regresa! Sin embargo, ¿cuándo fue su mejor actitud? La forma y el resultado de la verdadera conversión se describen aquí. Hay un volver en sí mismo y un despertar de la intoxicación de una vida de pecado. Hay un rechazo al pecado con sentimientos de culpa y arrepentimiento. Hay también un volver hacia Dios por la confesión de la indignidad y la oración por misericordia. La tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación (2 Corintios 7:10; Catecismo de Heidelberg, Respuestas 88, 89).

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La tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de lo cual no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte. 2 Corintios 7:10

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

II. EL PADRE A. El Señor Jesús busca a las ovejas perdidas de Israel

Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, el holocausto u ofrenda del todo quemada; entonces se ofrecerán becerros sobre tu altar. Salmos 51:19 Él librará al menesteroso que clame y al afligido que no tenga quien lo socorra. Salmos 72:12 Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Isaías 1:18 Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad y cuyo nombre es el Santo: “Yo habito en la altura y la santidad, pero habito también con el quebrantado y humilde de espíritu, para reavivar el espíritu de los humildes y para vivificar el corazón de los quebrantados. Isaías 57:15 Mi mano hizo todas estas cosas, así todas ellas llegaron a ser”, dice Jehová. “Pero yo miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu y que tiembla a mi palabra. Isaías 66:2 Deje el impío su camino y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Isaías 55:7

La actitud y el comportamiento del padre están descritos en forma gloriosa. No puede concluirse que la ira y el castigo de Dios contra el pecado no existen solo porque no son mencionados. Porque no se menciona la expiación del mediador de Dios, no puede concluirse que un pecador no necesita un mediador y la seguridad de ser reconciliado con Dios. El cuadro del padre jubiloso ilustra la actitud y la acción del Señor con respecto a los que sinceramente vienen a él confesando sus pecados. Debe tenerse presente el propósito principal de la parábola. El Señor Jesús busca a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Los publicanos y pecadores, rechazados por los escribas y fariseos, vinieron a Jesús, lo escucharon con gozo y fueron recibidos en amor. Esto era una espina en los ojos de los fariseos. Ellos estaban muy ofendidos por la asociación íntima de Jesús con los pecadores públicos. Ellos pensaban que Jesús se estaba rebajando al mezclarse con tales personas. ¡Jesús incluso compartió una comida con ellos! ¡Esto fue demasiado lejos! Los fariseos dieron a conocer en términos claros su desaprobación, para que todos supieran. El Salvador se defiende contra las acusaciones de los fariseos diciendo tres parábolas, las cuales muestran claramente que los fariseos no tienen ningún derecho a sentirse ofendidos. Jesús les dice que si aun los ángeles de Dios se regocijan cuando un pecador es salvo, cómo pueden ellos llenarse de enojo cuando observan su obra de liberación y a los pecadores llenos de gozo. Es como Jesús dice: ¡Piensen sobre el valor de un alma! ¡Deberían saber que Dios mismo no actúa como ustedes! Ustedes no se preocupan por la depravación de las personas, sino que las ven con indiferencia y no hacen nada para sacarlas de su miseria. El Señor siempre recibe a los que arrepentidos van a Él. Recibe con alegría a los perdidos y acepta a los culpables (Salmos 51:19; 72:12; Isaías 1:18; 57:15; 66:2). Jesús está diciendo: ¿No deberíamos seguir el ejemplo de mi Padre? Yo debo, y todos también debemos. ¡Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos! Es como si Jesús les dijera: ustedes no deberían amargarse porque la forma en que trato a los pecadores es según la voluntad del Padre. Él perdona a los pecadores abundantemente (Isaías 55:7). B. El padre se reúne con el hijo La parábola describe ahora la reunión del padre y del hijo. ¡El padre está esperando a su hijo! El hijo dejó la casa paterna, pero está todavía en el corazón del padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre. Él se dio cuenta que el vagabundo con los vestidos rotos, que le cuelgan flojos, era su hijo y fue movido a misericordia. El padre no puede esperar calmadamente hasta que el hijo lo alcance, sino que corre a encontrarlo tan rápido como puede. ¡Así es como Dios busca a los pecadores!

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Antes que el culpable pueda decir algo, el padre se acerca a él, lo aprieta contra su corazón y tiernamente lo sostiene durante mucho tiempo. Afectuosamente el padre lo besa indicando que lo acepta como su hijo. No hay ningún ceño enfadado en su cara ni palabras ásperas salen de su boca y ningún reproche duro asusta al hijo. ¡Es imposible describir esta reunión! ¡La forma como el padre recibe al hijo es inmerecida e inesperada!

Referencias / Notas

Ahora el hijo empieza a hablar, pero no puede decir todo lo que había pensado. Su padre no le permite expresar su deseo de servirlo como un sirviente. ¡Al contrario, todos deben ver al hijo! Por tanto, los sirvientes deben ir a trabajar inmediatamente. Les ordena traer el mejor vestido, uno largo que adornan con dignidad alrededor de los hombros, desde donde cae elegantemente hasta el suelo. Ellos deben poner un anillo en su mano, señal de riqueza y posición, y calzado en sus pies, porque no debe estar descalzo como un esclavo. El joven que por su propia falta había sido humillado a la posición de cuidador de cerdos, ahora está a las órdenes de su padre, vestido, adornado, servido y levantado a la posición de hijo en la casa de su padre. Este es el mejor lugar que puede tener. ¡Qué cambio! ¡Esto excede todo lo que alguna vez se atrevió a esperar! Pero, hay más por venir. El padre está inmensamente contento y quiere expresar y compartir su alegría. Todos deben celebrar con él. Lo mejor no es lo suficientemente bueno. El becerro gordo, que era guardado para las ocasiones especiales, es matado ahora. Se preparó una fiesta maravillosa. Y comenzaron a regocijarse. La música indica una fiesta. Un coro canta y el estribillo jubiloso de los bailarines es: ¡Porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado! Dios no nos rechaza, sino que nos perdona. ¡Él perdona los pecados! Su gracia es mayor que nuestras más grandes transgresiones. Su amor, que lo conquista todo, está más deseoso de salvar al pecador de lo que el pecador desea ser salvo. ¿Quién es un Dios como nuestro Dios? (Isaías 43:25; Ezequiel 33:11).

Yo, yo soy quien borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados. Isaías 43:25

III. EL HIJO MAYOR A. Él está ofendido Pero esta parábola no termina allí, hay todavía una última parte. Esta no es solo un apéndice o complemento, sino una parte esencial. Aquí, una sombra oscura cae sobre el cuadro luminoso y sobre los fariseos, porque ellos son representados por el hijo mayor. Ellos tienen control sobre sus lujurias e intemperancia; son conocidos como conscientes; lucen muy respetables en contraste con la gente inferior, despreciable y común. Ellos están enfadados porque Dios es bueno. Hay un abismo infinito entre el amor gratuito, misericordioso, perdonador y bendito de Dios, y la actitud de corazón, dura y egoísta de los fariseos. De nuevo, nosotros deberíamos tener cuidado de no interpretar las palabras de Jesús para decir algo que él no pensó. Cuando el padre

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Diles: Vivo yo, dice Jehová, el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino y que viva. ¡Volveos, volveos de vuestros malos caminos! ¿Por qué habéis de morir, casa de Israel? Ezequiel 33:11

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

falla en reprender la queja del hijo mayor, no significa que el hijo mayor tenga razón. El padre lo llama, hijo, pero nosotros no debemos llegar a la conclusión de que una persona que busca agradar a Dios con obras de justicia sea un hijo de Dios en el sentido completo de la palabra. Cristo no quiere decir con esto que las obras egoístas tienen mérito. El Señor presenta solo su punto de vista para mostrarles cómo son ellos. Los fariseos tienen una imagen equivocada de sí mismos y en el hijo mayor ellos deberían verse retratados. Nadie puede decir que ellos son tratados injustamente. Así como la ilustración del hijo menor no significa que los pecados de los publicanos y pecadores son excusables, tampoco el hijo mayor da un cuadro excesivamente malo de los fariseos. Ellos no son descritos como hipócritas o monstruos. El hijo mayor es una persona no espiritual. Le falta amor y está lleno de presunción y auto-justificación. Describa cuán ofendido estaba el hijo mayor. Él estaba en el campo y después de un día activo de trabajo, regresa a casa. Al acercarse, oye el sonido de la música y del canto, y se perturba. ¡Una fiesta en su casa y él no está allí! No quiso entrar y llamando a uno de los criados, le preguntó, ¿qué estaba pasando? El criado está emocionado debido a los eventos del día y entusiastamente le informa, omitiendo tácticamente cualquier referencia a las acciones pasadas del hijo menor que ha regresado a casa. Le dice: tu hermano regresó y tu padre está tan contento que ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano. En el entendimiento del siervo, el becerro gordo es importante porque expresa el agradecimiento del padre porque el hijo regresó a casa, sano y bueno. Ante estas noticias, el hijo mayor estalla en enojo. Ni siquiera se refrena en la presencia del siervo. Está tan enfadado que se niega a entrar en la casa y tener parte de la alegría que prevalece. Se queda afuera, quejándose amargamente. B. El hijo mayor está amargado Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase, porque él también deseaba grandemente su presencia. ¿Por qué debes quedarte afuera? Pero el hijo mayor declina la petición y con enojo estalla acusando: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. El hijo mayor quiere ser alabado por su trabajo. Quiere decir: ¡yo he trabajado por muchos años como un esclavo para ti, nunca he descuidado mi deber, pero nunca he sido valorado! El hijo mayor piensa altamente de sí mismo. Está muy satisfecho de sí mismo. Tales personas son difíciles de tratar. El padre no contradice a su hijo mayor. No discute el hecho de que su hijo mayor siempre ha sido consciente. Esa no es una falta, aunque el padre no dice esto en tantas palabras. Su obediencia, sin embargo, es fría y formal y su conciencia no tenía un motivo correcto. Le faltaba la cosa más importante: el amor. Por tanto, el hijo se atreve a

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reprochar insensiblemente a su padre, porque piensa que tiene derecho de quejarse por ser tratado injustamente. ¡Su padre siempre lo tuvo en menos! Nunca tuvo algo de felicidad en la casa de su padre. Allí no había nada para él. Cuando quería divertirse (¿y no lo hacen todos?), tenía que irse con sus amigos y su padre no le daba ni un cabrito. El hijo mayor ni siquiera menciona el cambio que ha tenido lugar en su hermano menor. Recuerda más bien su pecado terrible. Todavía lo ve como un derrochador rebelde y se niega a llamarlo hermano. Solamente se queja y acusa a su padre e intenta estropear su alegría. El hijo mayor ni siquiera se dirige a él como padre. Le falta el corazón de un hijo y el corazón de un hermano. Desprecia el amor de su padre y desdeñosamente se refiere a su hermano como este tu hijo. ¡Qué persona amargada y hosca es él! Su actitud está muy equivocada. No tiene corazón para Dios y Dios no gobierna su corazón. Para él, la religión es una tarea difícil, que tiene que ser premiada. Simplemente no sabe lo que es la gracia y no la quiere. C. El padre ruega al hijo mayor El padre permanece amable. No se enfada y su respuesta es infinitamente tierna. Y continúa invitando a su hijo mayor y le pregunta: ¿qué más puedo darte? Todo lo mío es tuyo. Tú estás siempre conmigo, ¿no es esa la más grande bendición? Por tanto, yo puedo pedirte que actúes como un hijo mío desplegando la misma actitud que me motiva. Yo no condeno el pecado de mi hijo menor. Te dije que él estaba perdido y muerto, pero me regocijo en su salvación y tú también deberías estar agradecido por eso. Para comprender la dimensión de la obra de Dios con este hijo, debemos poner atención a algunas palabras de la parábola. Cuando el hijo mayor no quería entrar, el padre salió y le rogó. El hijo mayor le respondió pero no le dijo padre. Sin embargo, el padre se dirige a él como Hijo. El hijo mayor vierte su desprecio refiriéndose a este tu hijo, y el padre le dice, este tu hermano. El hijo mayor dice mis amigos, contrastando con tu hijo que ha consumido tus bienes con rameras. Según su explicación, él sirvió muchos años y no recibió nada, mientras que el hijo indigno sólo tuvo que venir a casa e inmediatamente su padre ha hecho matar para él el becerro gordo, mientras ni siquiera había un cabrito para mí. Y allí acaba. La parábola no tiene conclusión. Los fariseos deben hacer la aplicación en sí mismos. La puerta de la gracia queda abierta para ellos. Un “hermano” que no quiere unirse a una fiesta que celebra la gracia, se excluye a sí mismo. El hijo mayor y aquellos como él, que les falta amor y están satisfechos con realizar el servicio legalista, no necesitan arrepentimiento. El Padre debe tener más paciencia con ellos que con el hijo menor. Nosotros no necesitamos caer tan profundamente como él para ser convertido. Así como hay “hijos mayores” entre los adultos, hay también tales “hijos mayores” egoístas entre los niños.

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Referencias / Notas

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

LECCIÓN

39 Título:

LA PARÁBOLA DEL RICO Y LÁZARO Texto de referencia: Lucas 16:19-31 Versículo para memorizar: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos. Lucas 16:31 INTRODUCCIÓN El tema que ahora llama nuestra atención es una de las parábolas más conmovedoras. La narrativa tiene gran atracción visual y es muy dramática. Es como si uno oyera a las personas hablando. Las verdades que se exponen con respecto a esta vida y a la vida después de la muerte son sumamente serias. La expresión, el que tiene oídos para oír, oiga, es muy directa. Mientras estudiamos esta parábola, veremos cómo pasaron el pobre Lázaro y el rico durante: I. La vida en la tierra II. La vida después de la muerte I. LA VIDA EN LA TIERRA A. El rico El Señor Jesús dirige esta parábola, en primer lugar, a los fariseos. Esta parábola sigue a la del mayordomo injusto (Lucas 16:1-11), en la que el Señor nos animó a hacer amigos y a actuar sabiamente para hacer tesoros en el cielo. Como resultado, oían también todas estas cosas, los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él. Ellos metieron sus narices porque pensaban que Jesús no tenía qué enseñar sobre el uso de los bienes terrenales. ¡Pensaban que ese era su asunto, y no del Señor! Estaban convencidos de que las riquezas mismas eran una señal del favor de Dios, así como la pobreza, una señal de su ira. Jesús quiere que los fariseos vean lo que le sucede a una persona que no toma sus palabras en serio y cuya felicidad consiste en el

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goce sensual, en lugar de ser mayordomo de sus bienes. Esta persona solamente está interesada en sí misma y vive para ella. Los tales son como el rico. La Escritura usa un lenguaje colorido para describir al hombre rico y su vida. Él se vestía de púrpura y de lino fino. Su vestido exterior era de un material púrpura rojizo y caro. Bajo su capa usaba una túnica del lino más blanco y más fino. Se vestía como un rey (Ester 8:15). No usaba ropa de trabajo, porque no tenía que trabajar. Él podía siempre hacer fiesta. No tenía nada que cuidar y disfrutaba la vida sin interrupción en su casa lujosa y pródigamente amoblada. Note que Cristo no describe al rico como una persona sensual que vive una vida disoluta. El rico no es un monstruo de la impiedad. No es un asesino ni una persona promiscua ni un ladrón. Es un hombre que ama las cosas buenas de la vida. Tiene abundancia de las cosas que el mundo se esfuerza por tener. Disfruta la vida al máximo, gasta su dinero libremente, vive en forma extravagante y espléndida, y disfruta las comodidades más selectas. Su único interés es su bienestar personal y no tiene interés en los asuntos espirituales. Esto muestra que él es como el rico insensato (Lucas 12:16-20). Hace un dios de su barriga y está satisfecho con las riquezas terrenales. Su única meta es vivir haciendo cada día banquete con esplendidez. Cuántos hay que no tienen una meta más grande en la vida que ganar mucho dinero y gastarlo libremente. ¡Estas personas encuentran satisfacción usando ropas hermosas, comiendo y bebiendo bien, y haciendo un nombre para sí mismos en el mundo! B. El pobre Lázaro El contraste con Lázaro no puede ser mayor. La descripción del pobre hombre muestra que no hay nada atractivo en su apariencia exterior, excepto su nombre: Lázaro o Eliezer, que significa “Dios es mi ayuda”. Este nombre le fue dado por el Señor Jesús. Es el único personaje en todas las parábolas a quién Jesús le dio un nombre. Esto es intencional, porque el nombre del rico es omitido. El nombre del pobre expresa la piedad de su alma. ¡Esa es la cualidad más importante que tiene! Afortunadamente para él, ese es su tesoro, porque para el resto, todo lo suyo, despierta piedad. Es pobre y padece de una enfermedad terrible. Está lleno de llagas. Es incapaz de trabajar y salir a pedir, porque no puede caminar. Ni siquiera puede estar de pie o sentarse. Otras personas tienen que ponerlo a la puerta del rico. Acostado allí, es un cuadro de intensa miseria, sobre todo cuando se lo compara con la gran riqueza del rico. Lázaro sufre hambre mientras el rico vive espléndidamente. Él se quedaba allí, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico. Su deseo era modesto. Lázaro no tenía celos, sólo deseaba los sobrantes de las comidas. Su apetito nunca estaba satisfecho. El rico era al parecer un mayordomo malo. Aunque conocía bien a Lázaro, porque lo veía acostado a su puerta, nunca le importó su condición. Él se paraba a lo lejos, y solamente los perros callejeros sucios venían a ver a Lázaro. Estos animales se alimentaban de cualquier

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Referencias / Notas

Salió Mardoqueo de delante del rey con vestido real de azul y blanco, una gran corona de oro, y un manto de lino y púrpura. Ester 8:15

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Referencias / Notas

cosa que encontraban en las calles y le quitaban la basura a Lázaro porque él era incapaz de ahuyentarlos. Los perros lamían sus llagas. Algunos ven esto como un aumento de su sufrimiento, y creen que se lo menciona para mostrar la crueldad del rico; otros ven esta acción como la consolación del sufrimiento de Lázaro, porque los perros eran más misericordiosos que el rico, que no se preocupó de Lázaro. En todo caso, el hombre enfermo y hambriento no era sanado ni alimentado por el lamido de los perros. Esto solamente sirve para señalar la desgracia en la cual este israelita estaba inmerso. ¡De verdad, la miseria de este hombre era excepcionalmente severa! II. LA VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE A. El pobre Lázaro La muerte trae un cambio drástico. Tanto Lázaro como el rico mueren. Lázaro muere primero. ¡Este es un detalle significativo! Su sufrimiento le llevó a la muerte porque nadie se preocupaba de él. Nada se dice sobre su entierro. ¿Quién notaría su muerte? Los ángeles en el cielo la notaron y esperaron para que su sufrimiento termine. ¡En cuanto su alma dejó su cuerpo torturado, ellos lo subieron! Cuando nuestra última hora llega es como viajar a través de un país donde nunca hemos estado antes. El Señor tiene cuidado que sus hijos no vaguen como extranjeros a través del valle de la muerte y se pierdan. Él los toma bajo su cuidado divino y los lleva seguros a través del valle de la muerte.

Os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos. Mateo 8:11

¡Note la descripción de Jesús de lo que está pasando! ¡El pobre, que había sido rodeado por animales sucios durante un tiempo considerable, está rodeado ahora por una compañía de ángeles! Ya no tiene que quedarse en la espléndida puerta de un palacio terrenal al cual no podía entrar, sino que es llevado suave y cuidadosamente al seno de Abraham. Esta expresión señala un lugar de honor en el gran banquete del cielo (Mateo 8:11). El gozo de la salvación es comparado a estar en un banquete. La muerte solo trajo ganancia a Lázaro. ¡Su peregrinación terrenal había sido difícil, pero llegó seguro a su hogar celestial! Puede descansar confiadamente en el seno de Abraham, el lugar donde todas las lágrimas son enjugadas. Sus luchas y penas, su sufrimiento y dolor ya no existen. ¡A su muerte, las puertas del paraíso celestial se abrieron para él! Allí, el propio Dios lo satisface con las riquezas de su casa. B. El rico La muerte no pasa sobre nadie. Pronto fue el turno del rico; sus celebraciones diarias terminaron. Tuvo que dejar todas las cosas que amaba. Jesús dice que él fue sepultado. No es de sorprenderse que se mencione su entierro. No hay duda que este fue realizado con pompa y ceremonia. Todas las cosas que correspondían a su riqueza

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y posición fueron llevadas a cabo. Las lloronas contratadas que se lamentaban mientras pasaba; su cuerpo embalsamado y ceremoniosamente enterrado. Y ese fue el fin. Aunque al cuerpo muerto se le otorgaba honores, el rico estaba ahora infinitamente más pobre de lo que Lázaro alguna vez estuvo. El rico se despierta en el lugar donde el dinero no puede comprar nada. Después de su muerte, se encuentra inmediatamente en tormentos, y sufre la más grande miseria y la agonía más amarga, quemándose con una sed que no puede ser apagada. Horrorizado, se da cuenta que está destinado al lugar de castigo. Y en el Hades alzó sus ojos y desde allí podía ver de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. El rico ve que Lázaro disfruta la paz bendita. ¿Reconoce el rico ahora que en la tierra Lázaro ya tenía una posición más alta porque era un hijo de Dios? Parece que su conciencia testifica. Muy consternado, clama por la intercesión del padre Abraham, dando voces, debido a la gran distancia y al miedo. Sin embargo, no pide una liberación completa, sino sólo para refrescarse. No hace una petición orgullosa, sino que suplica por misericordia. Reconoce completamente su miseria: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Sin embargo, básicamente él sigue siendo el mismo. Notemos que el rico suplica tres veces por los privilegios especiales, como si tuviera derecho a ellos. ¡Clama al padre Abraham! Y aún ahora él considera a Lázaro como su inferior, no en fortuna, sino en posición y clase. Para el rico, Lázaro sigue siendo un ser que pertenece a una clase baja, útil para servir y llevar a cabo órdenes. Mientras estaba en la tierra, el rico no pensó ofrecer la punta de sus dedos para aplicar algún ungüento refrescante sobre las llagas de Lázaro; ahora quiere que Lázaro sumerja la punta de su dedo en agua y que vaya a refrescar su lengua. Intenta conmover a Abraham y describe su condición infeliz para que le envíe a Lázaro a que lo sirva. ¡Envía a Lázaro! C. Padre Abraham El próximo episodio de la parábola es profundamente conmovedor. El Señor Jesús relata la conversación entre el Abraham y el rico torturado. Abraham representa la justicia y la integridad de Dios. No quiere ni por un instante dar la apariencia de que puede ser más misericordioso que Dios. Su negativa es categórica y terminante. Su argumento es poderoso. Se pone a sí mismo en el lugar del rico y por tanto, se dirige intencionalmente a él como Hijo. Lo amonesta para que sea razonable. Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora este es consolado aquí, y tú atormentado. ¿Por qué te quejas? Tú tuviste tu porción de cosas. Tú has obtenido todo lo que deseabas. Alcanzaste tu meta. Tú solo estuviste interesado en los bienes terrenales; recuerda que has recibido lo que

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Referencias / Notas

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Referencias / Notas

deseabas. Abraham no dice: “recuerda que recibiste mucho de lo bueno de la vida”, sino que dice: “las cosas terrenales eran tus cosas buenas”. Las cosas terrenales no duran eternamente, a lo sumo duran el tiempo de vida de uno, y muchos aún las pierden antes de su muerte. Tú serviste a mammón y él te ha recompensado ricamente porque fuiste rico hasta la muerte. Durante este tiempo, Lázaro sufrió y ahora es tu turno. Los papeles se han invertido. Tú no puedes exigir lo imposible. El tiempo para solicitar los servicios de Lázaro ha pasado. ¡No importa cuán terrible, así es como debe ser! Es para siempre demasiado tarde porque una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá.

Os digo que en aquella noche estarán dos en una cama: el uno será tomado y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo juntas: la una será tomada y la otra dejada. Dos estarán en el campo: el uno será tomado y el otro dejado. Lucas 17:34-36 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Mateo 5:3 Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos, porque les ha preparado una ciudad. Hebreos 11:16

En la eternidad no hay ninguna perspectiva de cambio. La muerte trae, en forma definitiva, la bendición de la salvación o el lugar de tormento eterno. Las personas pueden cubrir abismos profundos, pero no este. El gozo del cielo no puede ser interrumpido o discontinuado y el tormento del infierno no puede ser ablandado o terminado. En la tierra, los hijos de Dios y los mundanos pueden vivir al lado uno del otro, pero no en la eternidad (Lucas 17:34-36). ¡El día de gracia es ahora! ¡Por tanto, si usted oye su voz, no endurezca su corazón, porque pronto llegará el abismo que no puede ser cubierto! Esta parábola no enseña de ninguna manera que todos los que viven con comodidad en la tierra sufrirán en la eternidad ni viceversa. Los pobres no son salvos porque son pobres y los ricos no están perdidos porque son ricos. Si esto fuera así, el padre Abraham no podría haber sido salvo, porque él era un hombre muy rico. Nosotros debemos ser pobres en espíritu y ricos en Dios (Mateo 5:3). Abraham buscó la ciudad celestial (Hebreos 11:16). Esta parábola nos muestra la miseria de los impíos aunque hayan sido ricos en la tierra. También enseña la bendición de los piadosos, sin importar lo pobres que fueron mientras estuvieron en la tierra. No debemos simplemente mirar las cosas temporales y externas, sino lo más importante, notar el final del justo y el final del impío. Mientras estén en la tierra, habrá siempre una diferencia entre el rico y el pobre. Muchas veces esto es una experiencia muy dolorosa. Los ricos son frecuentemente envidiados y los pobres son normalmente compadecidos. La pregunta muy importante, sin embargo, es: ¿quién soy yo ante Dios? ¡Cuántos ricos y pobres hay que viven como si su única felicidad estuviera en las cosas del mundo! Es muy peligroso y pecaminoso estar preocupado por las cosas que perecen y buscar solo las cosas de abajo. No debemos dejarnos fascinar por la gloria fugaz de este mundo, ni tampoco cautivar por el resplandor de las apariencias. Los que buscan solamente las cosas terrenales, pronto lo lamentarán con lágrimas. Los justos siempre prevalecerán. El hombre cosechará lo que haya sembrado.

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D. La advertencia

Referencias / Notas

La conversación entre Abraham y el rico continúa y concluye en una seria advertencia. El rico desdichado se convence de que es imposible intercambiar su posición y entonces ya no pide lo imposible. Sin embargo, permanece una petición: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Abraham también rechaza esta petición. ¿Por qué? ¿No muestra esta petición que el rico ha sido iluminado? Ya no está exclusivamente ocupado de sus propios tormentos, sino que está angustiado por sus cinco hermanos. Ellos todavía viven en la casa paterna y también corren el peligro de terminar en este infierno terrible. Él siente que sus hermanos deben ser advertidos ahora que sabe por propia y amarga experiencia que la conversión debe tener lugar en la tierra, para no perderse para siempre. Si después de la muerte debe haber un lugar para sus hermanos en el seno de Abraham, ellos no deberían vivir como lo estaban haciendo. Por tanto, el rico desea intensamente que ellos conozcan esto. ¿Qué debemos decir sobre esto? ¿Esperaba usted esto del rico? Qué cosas extrañas encontramos en esta parábola. En el lugar del lloro y crujir de dientes hay interés en la suerte de los vivientes en la tierra. Aún más, hay compasión, incluso una intensa urgencia y un fuerte deseo de salvación. El rico ruega como Lázaro rogaba: ¡Te ruego! ¿No es esto bueno? ¿Por qué Abraham no lo aprueba? La voz que se oye desde el infierno parece piadosa y la contestación del cielo parece impía. Las apariencias están engañando, sin embargo. Pero demos notar que el rico todavía consideraba a Lázaro como su sirviente que tenía que dejar el lugar de bendición. Además, el rico estaba tratando de excusarse al hacer esta petición. Realmente, estaba culpando a Dios de su condición miserable. Pues señalaba que la Palabra de Dios tenía que ir a él. Al hacer la petición quería indicar que él, al igual que sus hermanos, no estaba bien enterado del asunto. Su petición implicaba que no había sido advertido lo suficiente. Él tenía a Moisés y a los profetas a su alcance y sabía los contenidos, pero estaba tan acostumbrado a ellos que las palabras no penetraron. Pensaba que las advertencias de la ley no eran aplicables a personas de su condición. Ahora, experimenta su error de una manera terrible. Su petición indica que solamente siente lástima de sí mismo por haber caído y, por tanto, pide que algo extraordinario sea hecho por sus hermanos. ¡Quiere que alguien de entre los muertos vaya a ellos y entonces esto no les pasará a sus hermanos! El rico piensa que es posible que el abismo entre el cielo y la tierra sea cruzado. Por consiguiente, los hermanos deberían tener un mensaje especial. Trata de enviar a Lázaro. Él no debería sólo predicar, sino deseaba que Lázaro “testifique”, que obligue a sus almas con poder y que con suma seriedad use un juramento. ¡Eso les ayudará a escapar del futuro desdichado que yo debo soportar ahora! Vemos que el rico ha perdido todo en el lugar de tormento, excepto su arrogancia. Abraham es breve en su contestación y le dice: a Moi-

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Referencias / Notas

sés y a los profetas tienen, una frase usada para denotar el Antiguo Testamento. Ellos son el testimonio divinamente concedido del mismo Dios. No necesitan el testimonio adicional de Lázaro. ¡La regla divina es poner atención al llamado de Dios, el cual viene a nosotros por medio de su Palabra! Por tanto, Abraham dice: óiganlos. ¡Ellos deben escuchar a la Palabra de Dios! Ahora la ostentación del rico se pone en evidencia. Incluso en el infierno se atreve a oponerse a la orden divina. No se rinde y no se quedará callado. No tiene escrúpulos para contradecir directamente al padre Abraham y se le opone en forma descarada y obstinada diciendo: para mí y para los que son como yo eso no es suficiente. Ciertamente niega el divino carácter revelador de las Santas Escrituras cuando afirma: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. El corazón del rico permanece como siempre. Es imposible que cambie el destino eterno en el infierno así como es imposible que cambie el corazón en el infierno. ¡Qué terrible! Abraham no cambia de idea. No despreciará o degradará las Santas Escrituras como el regalo infinito y glorioso de Dios. Cuando los corazones duros no se someten a la Palabra de Dios, nada más tendrá éxito. La Palabra de Dios es viva y eficaz y más cortante que toda espada de dos filos (Hebreos 4:12). Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos. ¡La Palabra es suficiente! El rico es silenciado.

Así que desde aquel día acordaron matarlo. Juan 11:53 Pero los principales sacerdotes acordaron dar muerte también a Lázaro. Juan 12:10

Si pecamos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados. Hebreos 10:26

La respuesta de Abraham es muy significativa. El rico había conocido a Moisés y a los profetas y seguía siendo inconverso. Decir que los medios de la gracia fueron insuficientes no es excusa para el inconverso. La Palabra de Dios es bastante clara. La culpa de estar perdido se encuentra en la incredulidad y en la renuencia del hombre. La aparición de un muerto no puede cambiar el corazón del hombre. Lázaro de Betania se levantó de la muerte y el Sanedrín no cambió su enemistad hacia Cristo, sino que ellos quisieron matar tanto a Jesús como a Lázaro (Juan 11:53; 12:10). Sólo el Espíritu de Dios, por su Palabra, puede renovar y convertir el corazón. ¡Por naturaleza nosotros estamos muertos a la Palabra, pero la Palabra no está muerta! Al contrario, es el poder de Dios para salvación a todo aquel que cree (Romanos 1:16). Calvino escribió: “Es la propia obra de Dios atraernos y el poder con el cual él trabaja es su Palabra,”. La Palabra es el medio que el Señor da para la fe y la conversión. Dios no quiere salvar a los pecadores por sus propias obras sino por la fe. Un pecador necesita recibir esa Palabra de Dios mismo, descansar y aferrarse en ella. Cristo es el enfoque glorioso de la fe y los pecadores lo necesitan como el Salvador indispensable, completo y todo suficiente. ¡Nosotros debemos ver esta verdad, recibirla y usarla! Cuando la Palabra, que es Cristo, es rechazada, ya no queda más sacrificio por los pecados (Hebreos 10:26). Es más, nadie del reino de la muerte podría decir algo más de lo que afirma la Palabra de Dios. En las Santas Escrituras encontramos todo lo que necesitamos saber para ser salvos. Es necesario que to-

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dos oremos: Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley (Salmos 119:18). Entonces no pediremos una revelación de la muerte, los mensajes de los ángeles o cualquier otra señal no bíblica. Dios nos concede la salvación usando los medios de la gracia, para que en esta vida la buena elección sea hecha y mantenida. Esto es un gran privilegio y una gran responsabilidad. ¡Asegurémonos de oír y tengamos cuidado de cómo escuchamos la Palabra! En el trabajo de evangelización debemos recordar que nosotros no necesitamos nada más que la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Si esperamos la salvación usando métodos dramáticos o entretenidos, estamos fuera del camino correcto. Las cosas que mantienen fuera la Palabra de Dios pueden traer alguna clase de acción, pero en el análisis final, no traerán los resultados correctos. Permanece verdadero la verdad de que las cosas débiles de Dios son más fuertes que el hombre y que agrada al Señor salvar a los creyentes a través de la “locura” de la predicación (1 Corintios 1:21, 25).

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Referencias / Notas

Puesto que el mundo, mediante su sabiduría, no reconoció a Dios a través de las obras que manifiestan su sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. (..) Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. 1 Corintios 1:21, 25

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Referencias / Notas

LECCIÓN

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LA CURACIÓN DE LOS DIEZ LEPROSOS Texto de referencia: Lucas 17:11-19 Versículo para memorizar: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! Lucas 17:13 INTRODUCCIÓN Esta lección tiene varios puntos en común con la lección que trataba sobre la curación de un leproso. Por tanto, es importante tener en cuenta los temas relativos a lo concerniente a la lepra como un símbolo de pecado, a la razón de ir al sacerdote para probar la sanidad y sobre todo a cómo la curación de esta enfermedad revelaba la gran compasión y el poder de Cristo. Esta historia nos muestra la deficiencia de la fe milagrosa y el verdadero agradecimiento por parte del samaritano. Estudiemos la sanidad enfocándonos en: I. Los diez leprosos II. Los nueve leprosos III. Un leproso I. LOS DIEZ LEPROSOS A. Los diez leprosos tienen una necesidad común

El leproso que tenga llagas llevará vestidos rasgados y su cabeza descubierta, y con el rostro semicubierto gritará: “¡Impuro! ¡Impuro! Levítico 13:45

En el área localizada cerca de la frontera de Samaria y Galilea, y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro [a Jesús] diez hombres. Ellos eran dignos de lástima porque estaban afectados por una enfermedad repugnante, que destruía la salud en forma lenta. Estos leprosos ya no tenían fuerzas, sus miembros estaban mutilados, sus caras cubiertas con llagas y tenían las ropas desgarradas. Las personas evitaban pasar cerca de ellos, y los leprosos debían advertirles que no se les acercaran (Levítico 13:45). Cada uno de estos leprosos era parte de una familia, pero ahora se han juntado por una atadura común: ellos habían sido expulsados de la sociedad. Cada uno tiene

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su propia historia de sufrimiento y dolor, y ahora juntos experimentan esta existencia miserable.

Referencias / Notas

Uno de ellos era samaritano. Era de esperarse que en esta área fronteriza, uno de ellos fuera de Samaria. Los judíos no querían tener ninguna relación con los samaritanos, pero cuando la misma suerte vino sobre ellos este prejuicio desapareció. La miseria común los había reunido. Esto siempre sucede, en todos los lugares y tiempos. B. Los leprosos claman a Jesús por ayuda En su viaje a Jerusalén, el Señor Jesús entra en una aldea anónima. Los leprosos lo ven venir y de repente un parpadeo de esperanza entra en sus mentes sombrías. Según la ley prescrita ellos debían permanecer a cierta distancia. Forzando sus voces roncas hasta lo sumo de su capacidad, ellos gritan tan fuerte como pueden a Jesús para que tenga compasión de su condición miserable. ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! Este clamor proviene de una verdadera necesidad. Ellos desean ser liberados de su condición miserable. El deseo que llena cada corazón es idéntico y se expresa en un grito urgente de ayuda. Cada leproso está convencido de que el Señor Jesús les puede ayudar. No es raro que su necesidad común los dirija a la oración. Los que no sienten su necesidad no claman por liberación. A lo sumo, proferirán solo una oración formal. Nosotros debemos ir al Salvador como pecadores necesitados. Él tiene lo que nos falta y puede darnos lo que necesitamos. C. Jesús sana a los diez leprosos Los diez leprosos clamaron al Señor en fe, inducidos por una necesidad urgente. ¡Exteriormente, ellos pueden ser criaturas despreciables, pero lo que los hace atractivos es que poseen una gran fe! Ellos no tienen ni la más ligera duda, igual que el padre del muchacho poseído por un demonio, que Jesús es capaz de realizar un gran milagro. Ellos piensan: ¡Él es capaz de sanar! ¡Sanó a otros; él es el Maestro y puede sanarnos! Su apelación a Cristo no es rechazada. Sin embargo, Cristo contesta sus lamentos de una manera extraña. No les impone las manos, ni siquiera les toca; no prescribe los lavados; no usa ningún medio; no parece dar una prioridad alta a su trabajo. Cuando pasa por su camino les ordena brevemente: Id, mostraos a los sacerdotes, según lo piden las leyes levíticas. Esto fue todo lo que Cristo les dijo; ni siquiera les prometió que serían sanados. Cristo les dio esta orden para probarlos, así como probó al hijo del noble (Juan 4:50) y al hombre nacido ciego (Juan 9:7). Mientras ellos eran todavía leprosos, tenían que actuar como si ya estuvieran sanados. El Señor Jesús quiso enseñar a estos leprosos que solamente recibirían la sanidad como una prueba de Su bondad y que la recibirían en el camino al creer la suficiencia de su Palabra.

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Jesús le dijo: --Vete, tu hijo vive. Juan 4:50 Y le dijo: --Ve a lavarte en el estanque de Siloé --que significa “Enviado”--. Juan 9:7

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Referencias / Notas

Ellos pasaron la prueba con distinción. No hicieron ninguna objeción, ni dijeron algo como “cuando estemos limpios, entonces iremos al sacerdote”. Ellos no exigieron primero querían experimentar la sanidad y que después de eso ellos obedecerían. Estos leprosos actuaron según la orden de Jesús. ¡Ellos pudieron haberse sorprendidos por lo que Jesús les dijo, pero obedecieron su palabra! D. La fe de los leprosos es recompensada Los leprosos actuaron como debían y no fueron defraudados. Su fe milagrosa tuvo grandes resultados. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. Mientras estaban de camino, el cambio tan deseado ocurrió. ¡Mientras iban tropezando, enseguida la enfermedad los dejó, recobraron su fuerza, su piel se puso saludable como la de un niño y caminaron con nueva energía! Los diez leprosos sufrientes, cuya condición parecía sin esperanza, ahora se han vuelto diez ejemplos de la gracia y del poder de Cristo. ¡Cuán ricamente contrasta la misericordia de Cristo con la miseria profunda de los leprosos! El poder de Jesús es infinitamente grande y su liberación es gloriosa. ¡Verdaderamente, la fe nunca puede esperar demasiado de Él! II. LOS NUEVE LEPROSOS A. Nueve leprosos sanados no responden con agradecimiento Hasta este momento no hay nada que distinga a los diez leprosos entre sí. Ellos tenían las mismas necesidades, la misma oración y todos deseaban la sanidad. Sin embargo, ahora se pone claro que hay una diferencia. La condición de sus almas es diferente y por consiguiente, también su comportamiento posterior. Hay uno de ellos que regresa, viendo que había sido sanado. Los otros nueve, no. Ellos están de camino al sacerdote para realizar la ceremonia y rituales prescritos. Ellos habían recibido una gran bendición y uno podía muy bien preguntarse ¿les falta todavía algo? Al parecer, les falta la cosa más importante. ¿Cuál es? Que no tienen amor en sus corazones --el fruto de la fe salvadora que produce el verdadero agradecimiento. Concluimos esto porque ellos no regresan al Señor Jesús para darle gracias. Quizás podían tener sus razones para excusarse, por ejemplo: Jesús nos ordenó que vayamos al sacerdote y así lo hicimos; él no nos dijo que regresáramos. ¿Se los puede acusar de que estén preocupados de ir lo más pronto al sacerdote? Ellos habían sido separados de sus amados durante mucho tiempo y anhelaban intensamente volver a casa. ¡Hay tanto por hacer! Además, la Escritura afirma que hay un tiempo de prueba de una semana. Ellos agradecerían a su bienhechor después, en un momento más conveniente. Ahora tienen que renovar sus relaciones antiguas y proseguir en las nuevas oportunidades. ¡Los nueve quieren disfrutar de nuevo de las actividades de la vida diaria! Parecen excusas aceptables. Sin embargo, Cristo pregunta: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? Esta ne-

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gligencia le duele mucho a Jesús. Hay una nota de tristeza en su pregunta. No está ofendido personalmente. Según su testimonio, Jesús no busca el favor del hombre, sino que está preocupado porque aquellos que no honran al Hijo, no honran al Padre que lo envió (Juan 5:23, 41). Honrar a Cristo significa honrar a Dios. Esto es lo que los nueve debían hacer primero. Esta debía ser su reacción espontánea, pero ellos rechazaron dar la gloria a Dios. B. ¿Por qué los nueve no honraron a Jesús?

Referencias / Notas

“… Para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre, que lo envió”. (…) Gloria de los hombres no recibo. Juan 5:23, 41

¿Cuál es la razón? Las propias palabras de Jesús dan insinuaciones importantes. Pero el relato pone en juego una palabra aguda: cuando nombra al samaritano, este extranjero; literalmente se traduciría como alguien que no pertenece a la nación judía. ¡Esa es la clave! Según los judíos, era correcto y apropiado que el samaritano regrese a dar las gracias porque el sí era indigno --un extraño al pacto y a sus promesas. ¡Pero ellos son israelitas y pueden hacer algunas peticiones! Un comentarista declara a este respecto: “Parece como si los judíos sentían que ellos tenían derecho a recibir lo que el Mesías les había dado. Para ellos era más extraño que Dios le haga leproso antes que Él lo sane de la lepra” (J. van Andel, El Evangelio de Lucas). Por supuesto, ellos están ávidos de recibir el regalo de la sanidad y están muy contentos, pero piensan que tienen derecho de recibir un regalo de Dios y, por tanto, no consideran necesario regresar y reconocer al dador de sus beneficios. Ellos están satisfechos con el beneficio. Han recibido la bendición solicitada y siguen su camino. Están contentos con su liberación, pero no tienen una unión personal, espiritual, con el Libertador. Por tanto, ellos no honran a aquel a quien se debe el honor. Tomado en el nivel más profundo, su actitud espiritual es realmente de egoísmo refinado. Esto es deplorable y vergonzoso. Ellos debieron tener más entendimiento. No están conscientes de su indignidad. Al contrario, se quejaron amargamente cuando descubrieron que habían caído y les faltaba lo que los otros tenían. No pensaron que merecían ser leprosos. Por tanto, no agradecen a Dios con gratitud desde el fondo de sus corazones. Esta diferencia se pone aún más clara cuando alguien hace lo que ellos, los judíos, debían hacer. Esto produce en Cristo un gran sufrimiento. Los nueve representan al Israel malagradecido que rechaza a la persona de Cristo y solamente quiere tomar ventaja de sus beneficios, cuando pasa por el país de Palestina haciendo lo bueno. Algunos lo rechazan en incredulidad; otros le permiten darles alivio temporal de su miseria. Pero ninguno de ellos lo desea como el Salvador enviado por Dios para traerlos a una relación de paz con Dios (Juan 1:11). C. La fe milagrosa y la fe salvadora Los nueve leprosos no muestran el verdadero agradecimiento en respuesta a la bendición extraordinaria que han recibido. Cuán grande es el pecado de ser desagradecido por las bendiciones diarias conti-

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A lo suyo vino, pero los suyos no lo recibieron. Juan 1:11

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Referencias / Notas

Y si tuviera profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe, de tal manera que trasladara los montes, y no tengo amor, nada soy. 1 Corintios 13:2

nuas, tales como una mente sana, una vista normal, el poder escuchar, comida suficiente, ropa bonita, etc. Nosotros podemos, pero también debemos, hacer todas nuestras necesidades conocidas a Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias (Filipenses 4:6). Es posible tener una fe grande y no tener amor. Esa no es la fe salvadora, sino solamente la fe milagrosa. La fe milagrosa nos beneficia en esta vida, pero no nos salva. Por ejemplo, usted estaba muy enfermo y oró de veras, el Señor lo sanó y no puso su esperanza en vergüenza. En tiempo de prueba, nosotros nunca clamamos al Señor en vano o no encontramos un refugio en él. El apóstol Pablo dice, sin embargo, que si nuestra fe mueve montañas y nos falta amor, no somos nada (1 Corintios 13:2). La fe milagrosa ayuda durante las pruebas, pero no deberíamos estar satisfechos con ella. Al ser desagradecidos y quedarnos solo con la fe milagrosa, ¿queremos pertenecer al grupo de los nueve? III. UN LEPROSO A. El samaritano da gracias

Luego volvió con todos sus acompañantes adonde estaba el hombre de Dios, se presentó delante de él y le dijo: --Ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Te ruego que recibas un presente de tu siervo. 2 Reyes 5:15

Hay más profundidad espiritual en el samaritano que en los otros nueve. Él es una excepción refrescante. Mientras los otros se van apresuradamente, él regresa, pero no porque se niegue ir al sacerdote y llevar el sacrificio de purificación al Señor. Si así hubiera sido, Jesús lo habría amonestado. No, su corazón lo compele a regresar al Señor Jesús. No piensa principalmente en sí mismo, sino que su pensamiento va hacia aquel que le ayudó. No se refrena, incluso cuando nota que los otros se van. Lleno de asombro, tiene que regresar, en primer lugar, para alabar a Dios y agradecer al Salvador. Ha recibido una bendición tan grande que tiene que agradecer a su gran bienhechor. Una vez más se dirige a Jesús, no para suplicar, sino para alabar: glorificando a Dios a gran voz, así como Naamán lo hizo (2 Reyes 5:15). Acercándose más a Jesús, cae respetuosamente a sus pies. Su frente tocó el suelo, porque se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias. B. El samaritano está seguro de la salvación Cristo no rechazó al leproso que regresó. Al contrario, lo recibe con gozo y amor. Él acepta su adoración y tributo, y luego le permite ponerse de pie y seguir su camino. El hombre sanado también puede ir ahora al sacerdote. La cosa más maravillosa, sin embargo, es que él está asegurado por el Señor mismo: tu fe te ha salvado. El samaritano recibió más de lo que había pedido. Recibió una prueba nueva y aún mayor del favor de Dios. Jesús no lo alaba por mostrar su agradecimiento, sino que le hace ver la fuente de su agradecimiento. ¡Le menciona su fe y le dice que ella es la que lo salvó! Jesús no se refiere a la fe del hombre como un medio para su liberación física. Los nueve leprosos también tenían esa clase de fe que había sido el medio para su curación física, pero no los había salvado. El Salvador tiene en mente la limpieza y la salvación del alma de algo

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peor que la lepra. ¡Él está hablando sobre la salvación eterna del cuerpo y del alma!

Referencias / Notas

C. El resultado es una vida de obediencia agradecida El samaritano alaba a Dios y agradece a Jesús. Esto no es solo la contestación de una persona noble. Si eso fuera todo, habría terminado solamente a los pies de Jesús, como las personas hacen frecuentemente cuando son sanadas por medio de un doctor y le agradecen profusamente, alabándolo hasta los cielos. Este hombre tiene más que una fe milagrosa, tiene la fe salvadora. El buen fruto demuestra la integridad del árbol. El verdadero agradecimiento es más que un noble sentimiento momentáneo. Este está dirigido al bienhechor y da como resultado el servicio dedicado a Dios a través del poder del Espíritu Santo. Una persona que está llena de amor y adora, busca permanecer a los pies de Jesús. La verdadera vida cristiana es una vida de agradecimiento. No se expresa fuera de Cristo, porque guarda su ejemplo y tiene la mente de Cristo Jesús (Filipenses 2:5). Los que poseen esta clase de agradecimiento, consultan continuamente la Palabra de Dios como su guía en el camino, mientras siguen detrás del Salvador. Ellos desean continuamente tener su Espíritu en el corazón. Ellos piensan poco de sí mismos pero muy grandemente de Dios.

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Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús. Filipenses 2:5

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Referencias / Notas

LECCIÓN

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LA RESURRECCIÓN DE LÁZARO DE LA MUERTE Texto de referencia: Juan 11:1-46 Versículos para memorizar: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. Juan 11:25, 26 INTRODUCCIÓN La grandeza de este milagro nunca podría ser sobrestimada. Su significado es tan rico y su instrucción tan comprensiva, que es difícil determinar qué partes deben recibir el mayor énfasis. Esta historia está llena de escenas conmovedoras. Los eventos causan alegría, aunque están relacionados con la enfermedad, la muerte, una tumba y una familia afligida. Tenemos aquí una revelación maravillosa de la divinidad de Jesús y, al mismo tiempo, una prueba significativa de su verdadera humanidad. Mientras nos enfocamos en la persona de Cristo, veremos cómo: I. El Salvador prueba II. El Salvador llora

Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume. (…) ¿Por qué no se vendió este perfume por trescientos denarios y se les dio a los pobres? Juan 12:3, 5

III. El Salvador realiza un milagro I. EL SALVADOR PRUEBA A. María y Marta envían un mensaje a Jesús que Lázaro está enfermo Esta familia estaba conformada por dos hermanas y un hermano. Ellos vivían en Betania, un encantador pueblo pequeño situado aproximadamente a tres cuartos de hora de camino de Jerusalén. Al parecer esta familia era bastante rica, porque Lázaro fue puesto en una tumba privada y María pudo comprar una libra de ungüento muy caro para ungir los pies de Jesús (Juan 12:3, 5). Su casa era

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un lugar de serenidad y su relación era armoniosa. Marta era activa por naturaleza y guiaba la casa, mientras María era callada y reflexiva. Estas hermanas no eran rivales. No sabemos cómo era Lázaro, excepto que el Señor Jesús lo amaba. Esto nos dice más que mil descripciones.

Referencias / Notas

Esta familia amorosa estaba unida en su amor por Jesús. ¡Esa es la más grande bendición que una familia puede tener! Leemos que Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. ¡Qué testimonio maravilloso! Sin embargo, una nube oscura viene sobre esta casa. Lázaro se enferma de gravedad. La enfermedad mina su fuerza y él empeora. El temor llena los corazones de las hermanas. Todos los que hemos estado seriamente enfermos, o quien ha vivido en una casa dónde había una enfermedad seria, sabe por experiencia que todo se hace para ayudar al paciente. ¿Qué pueden hacer Marta y María? ¡Si sólo Jesús estuviera con ellos! Él es su amigo especial pero está tan lejos (Lucas 10:38). Porque su hora no había llegado todavía y debido a los judíos, Jesús había pasado sobre el Jordán a Perea, a un día de viaje de Betania (Juan 10:39-40). Las hermanas le envían un mensaje. El mensaje es breve y triste: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Eso es todo. Ellas confían que este breve mensaje es suficiente. Ellas dan énfasis a su petición indirecta al mencionar el amor de Jesús por Lázaro. Según la Escritura, ellas no dijeron, quien te ama, sino el que amas está enfermo.

Aconteció que, yendo de camino, entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Lucas 10:38 Intentaron otra vez prenderlo, pero él se escapó de sus manos. Y se fue de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde primero había estado bautizando Juan, y se quedó allí. Juan 10:39-40

B. ¿Por qué Jesús se demora? El mensajero informa al Salvador del problema. ¿Qué hará Jesús? ¿Sanará a su amigo a distancia, así como hizo con el hijo del noble? (Juan 4:50). No. ¿Partirá inmediatamente para Betania para dar consuelo y ayuda? No. El maestro debe señalar que cuando oyó, pues, que [Lázaro] estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. ¿Por qué? ¿No piensa Jesús que esto es serio? Nosotros sabemos lo que pasa. Tiene otras intenciones y de momento sólo dice: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. El mensajero puede regresar. ¡Las hermanas deben haber esperado ansiosamente, llenas de miedo y esperanza! La sanidad que ellas esperan no tiene lugar y su hermano querido muere el mismo día que el mensajero regresa. Esto puede deducirse del hecho de que Jesús esperó por dos días antes de ir a Betania y les tomó un día de viaje al mensajero y a Jesús para viajar a Betania. Esto se suma a la declaración de que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro cuando Jesús llegó finalmente. Note también que en el oriente, debido al clima cálido, el entierro toma lugar el mismo día en que la persona muere. Las hermanas fueron conmovidas hasta el centro de su ser. Lloran, hasta desfallecer. Además, tienen la carga y el dolor de hacer los arreglos fúnebres. Es más, ellas tienen que escuchar los lamentos de

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Jesús le dijo: --Vete, tu hijo vive. El hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue. Juan 4:50

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Referencias / Notas

sus conocidos que han venido desde Jerusalén para compadecerse con ellas. Y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano. El dolor no puede ser quitado por los gestos de los dolientes que se golpean el pecho, ocupados en agitar distraídamente las manos y aumentar los lamentos fúnebres. ¡Hay sólo uno que puede cambiar su lamento en gozo, y él está lejos! El Señor Jesús se quedó lejos mucho tiempo. Su acción parece extraña y dura. Él que estuvo siempre listo para ayudar, que incluso recibió a Nicodemo por la noche, no acudió en esta ocasión. La demora de Jesús no puede ser explicada como una señal de indiferencia ni de temor a los judíos, tampoco porque quizás él no sabía qué hacer. Prestemos atención a las palabras de Jesús: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Estas palabras indican claramente la meta real de la enfermedad y muerte de Lázaro. Dios glorificará al Hijo por la resurrección de Lázaro. Cristo tarda intencionalmente, para que el milagro sea más grande y deje una impresión más profunda. Él hace esto para que el milagro sea presenciado por muchos y cerca de Jerusalén. Una vez más, las personas serán forzadas a hacer una elección sobre quién es él. Jesús también hace este milagro para que los discípulos crean en él, pues estando desilusionados temían que si Jesús regresaba a Judea encontraría la muerte. También él realiza este milagro por las hermanas, para que creyendo puedan ver la gloria de Dios. Todos estos son factores muy importantes. Jesús no se olvida de ellos, aunque pospone su venida. C. Jesús es la resurrección y la vida Después de dos días, Jesús sale de viaje para ir a Betania. Hay un gran contraste entre los pensamientos de Jesús y los de sus discípulos. Jesús piensa resucitar a Lázaro, mientras Tomás piensa en la muerte. Tomás ama tanto a Jesús, que está preparado a morir con él si fuera necesario. Jesús sabe lo que hará y les informará también a sus discípulos. Su hora no ha llegado todavía. Nadie más podrá hacer el trabajo que el Padre le ha dado que haga. Jesús prepara a sus discípulos para lo que va a pasar y les dice: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle fuera de sueño. Para Jesús, llamar a Lázaro de regreso de la muerte, es como despertar a uno que duerme. Solo pensemos en la misma expresión que dijo Jesús sobre la hija de Jairo. Finalmente, Jesús se acerca a Betania. Marta oye esto y no puede quedarse en casa ni un momento. Corre para encontrarlo. Hay tanta oscuridad en su alma y debe acudir a Jesús. Ella derrama su corazón ante él: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. La boca habla cuando el corazón está lleno. Después, María le dice la misma cosa a Jesús. “Si sólo Jesús hubiera estado aquí”, es el pensamiento predominante en sus mentes. ¡Cuántas veces ellas debieron haber mencionado esto entre sí! Su sufrimiento había aumentado debido a la ausencia inexplicable de Jesús.

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El acudir al Señor indica fe, aunque esté mezclada con la debilidad. ¡Si él hubiera estado presente, esto no habría sucedido! Marta quería que Jesús hubiese estado con ellas. Quería controlar su venida. Ahora que finalmente había llegado, su esperanza brilla de nuevo. Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. ¡Ella quiere decir, yo no puedo expresarlo con palabras porque esto es demasiado grande, pero por favor, pídele a Dios que me dé lo que tanto deseo! El Señor Jesús empieza declarando francamente: Tu hermano resucitará. Pero esto no la consuela en su dolor presente. Ella quiere a Lázaro de regreso a la vida ahora y no después. Marta está decepcionada de nuevo y su esperanza se apaga. Note lo que el Señor hace después. En lugar de decirle lo que hará, más bien le declara quién es él. La mente de Marta todavía está enfocada en Lázaro. El Salvador quiere dirigir su atención a él. Por consiguiente, habla solemnemente: ¡yo soy la resurrección, y la vida! Esta declaración contiene el evangelio entero. Ni Elías, ni Eliseo, a cuya orden los muertos eran llamados de regreso a la vida, pudieron decir esto (1 Reyes 17:20-22; 2 Reyes 4:33-36). Marta no debía pensar en la resurrección solo en términos del último día. La resurrección no es solo un artículo de la fe o un concepto abstracto, sino que está muy cerca y es una realidad en la persona de Cristo. ¡La resurrección no solo está en Jesús, sino que él es la resurrección! ¡Jesús no dice, yo tengo la vida eterna y yo la doy, sino que dice: Yo soy la Vida --la vida eterna real, verdadera, plena, bendita, gloriosa! La posesión de esa vida verdadera, que no puede ser destruida por la muerte, es dependiente de la relación con Jesús. Él que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Aun cuando tu cuerpo muera, como el de Lázaro, esta vida no puede ser destruida, porque Jesús enfatiza el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. D. La fe viene antes de la liberación La actitud remarcable del Señor debe ser notada cuidadosamente. No actúa según un modelo fijo. No usa el mismo método para cada caso. Al contrario, el instructor divino y guía de las almas, trata con cada una según la necesidad peculiar. La viuda de Naín fue hecha feliz sin una petición (Lucas 7:11-15). Según su sabiduría divina, juzgó necesario que Marta debía esperar un momento. Les aclara a sus discípulos que está deseoso de ayudar, pero a las hermanas, les muestra una actitud diferente. Jesús no empieza ayudándolas, sino que primero las dirige a sí mismo. Nosotros debemos primero desearlo y después recibir sus beneficios. A las hermanas les faltó la visión en este orden divino y ellas tuvieron que ser corregidas. Por tanto, Jesús las prueba. Él quiere que ellas crean antes de ver. Primero, ellas deben confiar incondicionalmente en él y en la verdad de su palabra y, entonces, ellas experimentarán que Jesús es suficiente para todas sus necesidades. Esto explica la manera en que Jesús trata con ellas. Esto explica la pregunta que dirige a Marta: ¿Crees esto?

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Referencias / Notas

Luego clamó a Jehová diciendo: “Jehová, Dios mío, ¿también a la viuda en cuya casa estoy hospedado vas a afligir, haciendo morir su hijo?” Se tendió sobre el niño tres veces y clamó a Jehová: “Jehová, Dios mío, te ruego que hagas volver el alma a este niño”. Jehová oyó la voz de Elías, el alma volvió al niño y este revivió. 1 Reyes 17:20-22. Entró él entonces, cerró la puerta detrás de ambos y oró a Jehová. Después subió y se tendió sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre las manos suyas. Se tendió así sobre él y el cuerpo del niño entró en calor. Luego se levantó y se paseó por la casa de una a otra parte. Después subió y se tendió sobre el niño nuevamente. Entonces el niño estornudó siete veces y abrió sus ojos. Eliseo llamó a Giezi y le dijo: “Llama a la sunamita”. Giezi la llamó y, cuando ella entró, él le dijo: “Toma tu hijo”. 2 Reyes 4:33-36

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

Esta pregunta también es para todos nosotros. Antes que todo, debemos tener fe en Cristo. Marta puede contestar a esta pregunta importante satisfactoriamente. La prueba no fue en vano. Ella hace una buena confesión. Aunque ella no conoce mucho todavía, ella cree y se fundamenta en esta verdad: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que ha venido al mundo. ¡Qué confesión bendita! Ahora ella verá la gloria de Dios. II. EL SALVADOR LLORA A. Jesús se conmueve profundamente Marta ha oído suficiente. María debe compartir su esperanza. Siguiendo su naturaleza, María se había quedado en la casa mientras Marta había salido a encontrar al Maestro. Ahora Marta la llama silenciosamente, porque las personas no tienen que saber, y le dice: El Maestro está aquí y te llama. María se levanta enseguida y corre a Jesús, seguida por los judíos, que piensan que se va al sepulcro. Cuando ella ve al Salvador, María se sobrecoge de emoción. Llorando incontrolablemente, cae a los pies de Jesús, da rienda suelta a su dolor y expresa la misma queja que Marta había descargado antes.

Corque el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la Ley. 1 Corintios 15:56

Jesús es conmovido profundamente por el dolor que observa. Ve que las hermanas amadas están agobiadas por el dolor. Ve y oye a los judíos que lamentan esta muerte. Está cerca del lugar donde el cuerpo de su amigo amado ya está sufriendo la descomposición. Sabe que el milagro que está a punto de tener lugar se volverá el incentivo para la determinación de llevarlo a la muerte. Jesús observa y experimenta el poder enorme de la muerte, todo debido al pecado (1 Corintios 15:56). El Señor Jesús está conmovido profundamente. La afirmación, se estremeció en espíritu y se conmovió es muy poderosa, porque indica que Jesús fue conmovido profundamente en su interior, que estuvo desalentado y perturbado. Sin embargo, su emoción no era una pasión ingobernable. B. Jesús llora En respuesta a la pregunta, ¿Dónde le pusisteis?, ellos le contestan: ¡Señor, ven y ve! La muchedumbre llorando va a la tumba. Al llegar, Jesús lloró. ¡Este es el versículo más corto en la Biblia, pero contiene un mundo de pensamiento porque nos revela al Salvador en una forma intensamente amorosa y majestuosa! Se pregunta a menudo cómo es posible que Jesús llorara, si sabía que levantaría a Lázaro pronto y que se pondría alegre. La autenticidad de la naturaleza humana de Jesús es desplegada aquí muy claramente. Él es como sus hermanos en todas las cosas, excepto en el pecado. Puede ser tocado por los sentimientos. Hace poco, Jesús había afirmado ser la resurrección y la vida, y que pronto realizaría un gran milagro. Es verdaderamente hombre y ha asumido nuestra naturaleza humana. Jesús puede tener piedad y no está avergonzado de mostrarla. Derrama lágrimas libremente como una señal de sus emociones más profundas. Su llanto demuestra que él permite y

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aprueba el dolor causado por la destrucción de la vida por la muerte y que nuestra felicidad está hecha pedazos. Sin embargo, se debe aclarar que en la tumba de Lázaro nosotros debemos ver que Cristo es más que un amigo sincero y solidario. Jesús actúa aquí como un mediador. Ve los resultados terribles del pecado. Como el sustituto de los pecadores, siente el sufrimiento del hombre. Lleva la carga de nuestros pecados sobre sí y lleva nuestros dolores (Isaías 53:4). Él se revela aquí como el Sumo Sacerdote compasivo, que obtiene el aceite de la alegría y enjuga todas las lágrimas de su pueblo. ¡Cuán grande es su amor! Verdaderamente, tal Sumo Sacerdote es adecuado para nosotros. ¡Él puede y quiere salvarnos! III. EL SALVADOR REALIZA UN MILAGRO A. Jesús demanda fe Los espectadores son conmovidos por las lágrimas de Jesús y ven esto como una señal poderosa de su profundo amor por Lázaro. Sin embargo, en este momento hay también personas que se atreven a cuestionar sus motivos. Hay algo siniestro y malo sobre su escepticismo. El Señor Jesús no se dirige a ellos y no hace ningún esfuerzo para defenderse. Esto no es necesario, porque el tiempo para la acción había llegado. El lugar donde fue colocado Lázaro no era una tumba como las que nosotros conocemos, sino que se parecía más bien a una cueva, lo bastante alta para estar de pie y que era cavada en el lado de una piedra grande. La entrada era sellada con otra piedra grande. El Señor ordenó que esta piedra sea quitada. Este es un momento difícil para Marta. Ella debe confiar a pesar de todo. Solamente cuando esto sucede, puede tomar lugar el milagro. Marta tiene grandes expectativas, pero su fe empieza a tambalear cuando piensa que los restos corporales ya han entrado en estado de descomposición. Esto es comprensible. Esta es una condición terrible. La corta afirmación Señor, hiede ya, porque es de cuatro días, es la prueba que quita la duda que alguien pueda tener con respecto a que Lázaro no estaba realmente muerto. Ya no es posible echar una mirada a su hermano. Él yace detrás de la piedra, sus manos y pies estaban en las vendas mortuorias y la descomposición había empezado. ¡Qué contraste entre la gloria de Dios y este horrible olor a muerte! Pero Marta no puede perder la fe y, por consiguiente, Cristo se dirige a ella inmediatamente y le pregunta para darle seguridad y convicción ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? La pregunta es una poderosa declaración: ¡yo te he dicho! B. Jesús resucita a Lázaro La piedra es removida. El Hijo habla primero a su Padre y le agradece por escuchar su petición. El milagro que estaba a punto de ocurrir era una respuesta a la oración, y diferente a lo que Marta había pen-

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Referencias / Notas

Ciertamente llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores, ¡pero nosotros lo tuvimos por azotado, como herido y afligido por Dios! Isaías 53:4

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Referencias / Notas

Pero yo no busco mi gloria; hay quien la busca y juzga. Juan 8:49

sado. Jesús glorifica a su Padre celestial cuando levanta sus ojos hacia el cielo. Afirma las palabras que había dicho antes: yo no busco mi gloria (Juan 8:49). En esta revelación dramática de la gloria del Padre, Jesús declara su servidumbre. Ahora, en el silencio apacible de la tumba, las palabras maravillosas del Príncipe de la vida retumban: ¡Lázaro, ven fuera! Literalmente Jesús dice, ¡sal! ¿Pero puede un cadáver oír? Las palabras de Jesús están acompañadas de su poder. ¡El durmiente se despierta! ¡Miren, hay movimiento! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas y el rostro envuelto en un sudario. Esto es evidentemente un testimonio ocular. Inmediatamente después de este milagro maravilloso, Jesús pone a las personas a trabajar y les ordena soltar las envolturas que obstruyen el movimiento de Lázaro. Ellos no deberían estar amontonados alrededor de Lázaro enmudecidos, así que les dice: dejadle ir para que esté solo con sus hermanas. C. Dos respuestas contrastantes

Pero los principales sacerdotes acordaron dar muerte también a Lázaro, porque a causa de él muchos de los judíos se apartaban y creían en Jesús. Juan 12:10, 11

De cierto, de cierto os digo: viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán. (…) No os asombréis de esto, porque llegará la hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno saldrán a resurrección de vida; pero los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación. Juan 5:25, 28-29

Se han hecho todo tipo de preguntas sobre la condición de Lázaro durante los cuatro días en la tumba y si tuvo algún recuerdo de ese momento. Estas preguntas no deben preocuparnos, más bien debemos poner atención en cómo las personas se maravillaron grandemente. Muchos vinieron a la fe, pero otros se volvieron a los fariseos. El resultado final de este acontecimiento fue que el Sanedrín se reunió y decidió matar a Jesús. Después, ellos decidieron también librarse de Lázaro (Juan 12:10, 11) para suprimir la impresión que el milagro había dejado. El Sanedrín estaba lleno de odio ciego y no perdonó nada o a nadie. Las hermanas de Lázaro recibieron las bendiciones de Jesús. Juan no registra la respuesta de ellas a la restauración de su hermano. Nosotros podemos observar que la fe de ellas fue probada y coronada. Vemos la gloria de Dios en este milagro. Sobre todo, debemos reconocer y dar la gloria al Señor de la vida. ¡Nunca nadie ha realizado estos grandes hechos de Dios! Los escritores del evangelio registran tres casos de resurrección de muertos. Primero, la hija de Jairo, luego el joven de Naín a quien le habían estado llevando a la tumba y, finalmente Lázaro quien había permanecido en la tumba durante cuatro días. Sin embargo, Lázaro tenía que morir de nuevo. La muerte solo fue demorada durante algún tiempo. Al levantarlo de la muerte, Cristo reveló su fuerza y poder como el gran vencedor de la muerte. Un día, él nos llamará también: ¡sal! ¿Será para salvación o para perdición? (Juan 5:25, 28, 29). Benditos son aquellos para quienes Cristo es la resurrección y la vida, ahora y para siempre.

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Referencias / Notas

LECCIÓN Título:

LAS PARÁBOLAS SOBRE LA ORACIÓN Texto de referencia: Lucas 18:1-14 Versículo para memorizar: Por nada estéis angustiados,[a] sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Filipenses 4:6 INTRODUCCIÓN Esta parte de la Palabra de Dios contiene dos parábolas de Jesús sobre la oración. Cada una se refiere a un punto cuidadosamente escogido y su significado está claramente expresado sin lugar a dudas. ¡Es como si las llaves estuvieran colgadas en la puerta! Esta lección nos ofrece una oportunidad inusual de enfocarnos en la oración. Nosotros podemos aprender de las siguientes parábolas: I. La oración en general II. La parábola del juez injusto y la viuda III. La parábola del fariseo y del publicano I. LA ORACIÓN EN GENERAL A. ¿Qué es la oración? Cuando traemos nuestras necesidades delante de Dios, estamos haciendo una petición u oración de súplica. Cuando le agradecemos por las bendiciones recibidas, estamos haciendo una oración de acción de gracias. Cuando alabamos a Dios por sus atributos y perfección, nosotros hablamos de alabanza; y cuando recordamos las necesidades de otros delante del trono de la gracia, nosotros estamos intercediendo. Cuando clamamos al nombre santo de Dios, lo reconocemos como Dios. Cuando vertemos nuestro corazón ante él, nos acercamos a Dios mediante el Espíritu Santo y levantamos nuestros corazones a su majestad santa para tener una comunión bendita con él. Orar es

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Referencias / Notas

hablarle en la fe, como un amigo habla con un amigo y un niño con su padre o madre. El Señor nos habla en su Palabra y nosotros le hablamos en nuestras oraciones. B. ¿Por qué es necesaria la oración?

¿No tienen discernimiento todos los que cometen maldad, que devoran a mi pueblo como si comieran pan y no invocan a Jehová? Salmos 14:4

La oración es necesaria, primero y sobre todo, porque Dios lo exige. Él la quiere y eso lo debemos recordar. Es su voluntad revelada que nosotros oremos, que busquemos su rostro y que le roguemos por su gracia. Él tiene derecho a que nosotros lo reconozcamos. Los que no oran transgreden su orden revelada. Los hacedores de iniquidad son descritos como personas que no claman el nombre del Señor (Salmos 14:4). Además, la oración es necesaria porque es un medio dado por Dios para obtener nuestras necesidades según sus promesas. Dios ha puesto una relación entre pedir y recibir. El Señor Jesús dice: ora y recibirás. Es verdad que hay muchos que no oran y todavía reciben dones. El Señor permite que su sol brille tanto para el justo y el injusto, pero hay una gran diferencia entre recibir los dones en su beneplácito o en su disgusto (Catecismo de Heidelberg, Respuesta 116). C. ¿Por qué cosas podemos orar? No podemos orar por todo lo que nos viene a la mente. No podemos pedir por el cumplimiento de deseos vanos, malos o pedirle al Señor que bendiga las acciones pecaminosas. Nuestras oraciones deben ser por las cosas que el Señor nos ha prometido en su Palabra --por nuestras necesidades físicas y espirituales. Esa es la limitación.

Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron y le dijeron: --Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte. Él les preguntó: --¿Qué queréis que os haga? Ellos le contestaron: --Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. Marcos 10:35-37 Cuando ores, no seas como los hipócritas, porque ellos aman el orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles para ser vistos por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mateo 6:5

Nosotros debemos ejercer una timidez reverente. Por ejemplo, la petición de los hijos de Zebedeo era impropia (Marcos 10:35-37). Además, nuestras peticiones pueden cubrir una vasta extensión --todas las necesidades de nuestro cuerpo y alma (Catecismo de Heidelberg, Respuestas 118 y 121). Dios no es tacaño. Él nos anima para que abramos nuestra boca, llena de grandes anhelos y satisfará nuestra necesidad. Dios da liberalmente y no nos condena por pedir. La oración del Señor es nuestro modelo perfecto. D. ¿Cómo debemos orar? No toda oración es apropiada. Muchos creen que saben lo que es correcto y apropiado, pero están equivocados. Recuerde lo que el Señor Jesús dijo sobre la oración de los hipócritas (Mateo 6:5ss.) y el uso de muchas palabras huecas. (Catecismo de Heidelberg, Respuesta 117). La oración debe dirigirse al único y verdadero Dios, y no a los ángeles, santos o a María. Debe ser una oración sincera del corazón y no un modelo formal, irreflexivo de palabras. Las tales no son dignas de ser llamadas oraciones. La reverencia es un requisito indispensable. ¡Sea que estemos solos, con otros, oremos en alto o silenciosamente, sentados, parados o de rodillas, debemos siempre tener presente

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a quién estamos hablando! Unir nuestras manos, cerrar nuestros ojos u otra postura reverente, no es una mera forma externa, pero nos ayuda a evitar las distracciones. Debemos tener un espíritu humilde, comprender nuestra pobreza y miseria, y estar conscientes de nuestra indignidad. Nosotros no podemos orar como un niño exigente. La oración debe estar acompañada de la confianza en la gracia de Dios. Aunque no somos dignos de nada, los que oran bien pueden esperar que su oración sea escuchada, cuando descansan en la justicia del Salvador. Por tanto, nuestra oración es siempre por Jesús.

Referencias / Notas

Este pobre clamó, y lo oyó Jehová y lo libró de todas sus angustias. Salmos 34:6 ¡Bendito sea Dios, que no echó de sí mi oración ni de mí su misericordia! Salmos 66:20

E. ¿Responde Dios la oración? Las Santas Escrituras testifican en muchos lugares que Dios escucha y contesta la oración (por ejemplo, Salmos 34:6; 66:20). Pueden citarse numerosos ejemplos. El Señor no concede sus bendiciones debido a nuestra oración, porque incluso las mejores y más fervientes oraciones permanecen imperfectas. Simplemente él contesta nuestras oraciones. La oración es como un eslabón en una cadena que conecta el consejo eterno de Dios y su cumplimiento a tiempo para nuestras vidas. Dios mismo produce la oración en nosotros. Nosotros pedimos porque Él quiere bendecirnos y concedernos nuestras peticiones. No todas las oraciones son contestadas según nuestros deseos. Por ejemplo, David oró por sanidad para su hijo enfermo pero el niño murió (2 Samuel 12:15-18). Debemos orar por un corazón que esté de acuerdo con la voluntad de Dios y nos dirija con respecto a las cosas materiales, temporales y terrenales. La oración: ‘Señor, dame lo que te pido si es según tu voluntad, glorifica a Dios y es para mi bienestar’, fue la oración en voz baja de Jesús en el jardín de Getsemaní (Mateo 26:39). La oración no es como una fórmula mágica. No deberíamos pensar que nosotros, personas endebles, podemos poner cualquier presión en el Dios altísimo. Nuestras oraciones son contestadas a menudo en forma muy diferente de lo que esperamos; como Pablo experimentó (2 Corintios 12:8-9). A veces la respuesta viene muy rápidamente (Isaías 30:19; 65:24), pero más a menudo tarda un momento, incluso un tiempo largo, antes de que la respuesta venga. El Señor tiene sus razones, según su voluntad soberana. ¡Lo que es crucial es que perseveramos en la oración (Romanos 12:12; Colosenses 4:2), porque los que perseveran recibirán una respuesta! Hay excepciones para cada regla. Las Escrituras no nos enseñan a perseverar en cada circunstancia y en todas las cosas, no importa lo que sean, de tal forma que al final recibamos nuestros deseos. Hay también tiempos cuando es mejor dejar de orar. Hay oraciones que no son correctas ante Dios porque no son nacidas del espíritu correcto, ni dirigidas de la manera correcta. Estas no son peticiones apropiadas y no promueven el honor de Dios de la manera correcta.

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Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú”. Mateo 26:39 Respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor que lo quite de mí. Y me ha dicho: “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. 2 Corintios 12:8-9 Antes que clamen, yo responderé; mientras aún estén hablando, yo habré oído. Isaías 65:24 Gozosos en la esperanza, sufridos en la tribulación, constantes en la oración. Romanos 12:12 Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias. Colosenses 4:2

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Referencias / Notas

¡Felizmente, hay oraciones de las cuales Cristo nos asegura que serán ciertamente contestadas, si perseveramos! La primera parábola es un ejemplo de tales oraciones. II. LA PARÁBOLA DEL JUEZ INJUSTO Y LA VIUDA A. La ilustración La primera parábola es notable, convincente y representa la vida real. El Señor Jesús empieza dando un ejemplo de una transgresión de la ley. Había en una ciudad un juez. Él actuaba arbitrariamente y no tenía un sentido de justicia o deber. No le preocupaba su responsabilidad hacia Dios ni su reputación con las personas. Esto era terrible. Este juez no tenía ningún escrúpulo por nada. Sin ninguna vacilación este juez dijo, ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre. Los jueces justos son una bendición, pero los jueces injustos son una maldición. Este juez es una maldición porque es injusto y corrupto en el sentido completo de la palabra. La historia muestra que la maldición está sobre una nación cuando sus jueces son corruptos. En la misma ciudad había también una viuda. Debía mantenerse a sí misma, sobre todo en la sociedad en que ella vivía. Al morir su marido, se había quedado desprotegida y sola; totalmente indefensa e incapaz de encontrar a alguien que defienda su causa. En esta sociedad y como viuda, ella no recibía ningún privilegio y estaba a menudo expuesta a la opresión. Ella tenía un adversario. Allí había alguien que le hacía la vida difícil. Esa persona abusó de ella y de su posición débil para perturbarla y oprimirla. ¿Qué podía hacer ella? ¡Fue al juez!, aunque no podía pagarle nada para hacer que dictamine a su favor. Ella no le pidió ningún favor. Su petición fue que se haga justicia. Ese es el punto fuerte en la posición débil que ella tenía en contraste con su oponente. La justicia indiscutiblemente estaba al lado de ella. Su caso era muy claro, por tanto, ella no tuvo escrúpulos para acercarse al juez con su deseo: hazme justicia de mi adversario. Pero el juez no quiso oír su caso e ignoró sus quejas. Su corazón se cerró a la miseria de la viuda y sus oídos se pusieron sordos a los lamentos de la mujer. Siempre que ella venía, estaba renuente a escuchar su caso y esto pasó durante mucho tiempo. Él era un monstruo cruel. ¿Qué podría hacer esta viuda severamente oprimida? No había nada más que pudiera hacer, sino perseverar trayendo su caso ante el juez. Los que perseveren recibirán, y la viuda perseveró. Finalmente su deseo es concedido. El juez cansado de que esta mujer le venga a rogar, quiere librarse de ella. Así, toma la decisión de librarse de este caso y dice, le haré justicia. Aunque el juez no está interesado en la justicia del caso, como declara explícitamente, oirá a la mujer porque ella no deja de molestarlo. Ya tiene suficiente de la constante súplica y ya no puede soportarla. Renuentemente toma una decisión que la coloca en su derecho.

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El motivo del juez está lejos de lo noble. Sin embargo, concede la petición de la viuda y recibe justicia. El adversario tiene que rendirse. Esta mujer débil era invenciblemente fuerte y perseveró en su clamor de que la justicia sea hecha. B. La aplicación Esta parábola quiere enseñarnos sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar. Claro, esto no significa que nosotros debemos estar constantemente en una posición de oración. No podemos degradar la oración a una simple forma mecánica. “Orar siempre” no significa usar la misma forma de oración, sino que no debemos solo levantar nuestros corazones de vez en cuando a Dios. Debemos constantemente llamarlo desde las profundidades de nuestro corazón por la misma cosa, nuestra verdadera necesidad. ¡Nuestra vida debe ser una vida de oración! ¡Todas las mañanas, las tardes y las noches, debemos clamar al Señor! Nosotros no podemos desmayar o tardar en nuestras peticiones de oración. La oración es frecuentemente olvidada o descuidada. Es más fácil empezar que continuar orando. Cuando el peligro nos amenaza, las necesidades nos presionan, la ansiedad es experimentada, hay la urgencia de clamar: ¡Oh Dios, ayúdame! Pero cuando el Señor se demora con su ayuda y la liberación se tarda, a menudo nuestro celo se debilita gradualmente e incluso podemos pensar que la oración no ayuda. Es en ese punto que debemos perseverar más intensamente, cuando estamos convencidos en nuestros corazones de la justicia de nuestro caso. Este es el punto principal de la parábola. Cristo dijo, Oíd lo que dijo el juez injusto. Nosotros hubiéramos esperado que dijera, miren lo que el juez hace. Jesús quiere que prestemos atención especial a lo que este juez dijo en su soliloquio. Sin tener la intención, atendió a la viuda perseverante. Fue solo debido a esta perseverancia que es traído al punto donde administra la justicia en beneficio de ella, a pesar de él mismo. Sin tener la intención, declaró que ella obtuvo su petición porque fue perseverante. ¿Sabes lo que debes hacer? Siguiendo este ejemplo, no debemos desalentarnos, sino seguir orando. Ves lo que le pasó a esta viuda. Obtendremos la justicia perseverando. ¡Hagamos como ella hizo: orar y seguir orando! Los que perseveran no serán defraudados. ¡Al contrario! ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos?, Jesús pregunta. ¿Es eso posible? Es una pregunta retórica. ¡Los que perseveran en la oración por la justicia y por el honor de Dios son los elegidos! Ellos son llamados así para indicar que no son extraños a Dios. Los ha conocido como sus escogidos cuando ellos ni siquiera sabían esto. Los amó cuando todavía eran sus enemigos. ¡Él no dejará sus peticiones sin contestar y los ayudará! Cristo enfatiza: Os digo que pronto les hará justicia --no inmediatamente, sino rápidamente. Él espera frecuentemente mucho tiempo, no porque sea cruel, sino porque quiere ejercitar la fe de ellos.

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Referencias / Notas

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Referencias / Notas

Aunque la visión tarda en cumplirse, se cumplirá a su tiempo, no fallará. Aunque tarde, espérala, porque sin duda vendrá, no tardará. Habacuc 2:3

(Habacuc 2:3). A veces, les permite esperar mucho porque quiere enseñarles a perseverar contra la esperanza. En su necedad, ellos pensaron que la tardanza del Señor parecía injusta, pero él les tenía paciencia. Todos los creyentes deben aprender a confiar en su amor y sabiduría contra toda apariencia de lo contrario. Dios es paciente, sin embargo, actúa rápidamente. Estas dos cualidades van juntas. En el momento más inesperado, cuando sea el tiempo de Dios, ejecutará la justicia. La fe es indispensable. La verdadera fe confía en Cristo y se aferra a sus promesas, también con respecto al futuro. Eso debería ser suficiente, porque él no miente. Por tanto, nosotros podemos perseverar en la oración. San Agustín dijo que cuando la fe perece, la oración muere. Nosotros necesitamos fe. Necesitamos orar para que nuestra fe no perezca. La fe depende de la oración y el verter nuestros corazones en la oración fortalece nuestra fe. La pregunta final de esta parábola nos da la oportunidad de reflexionar sobre la fe y la esperanza. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra? La clave es la fe. Los problemas del mundo fácilmente nos perturban, pero la primera y más importante pregunta no es, ¿Dios hace lo correcto en el cielo?, sino, ¿hay fe en la tierra? Esto no significa, ¿hallará cristianos en la tierra? Más bien significa, ¿hallará fe en los creyentes que perseveran en la oración y lealtad? El Señor propone esta pregunta de una manera melancólica y no da una respuesta. Esto debería hacernos pensar. Todos debemos contestar esta pregunta personalmente. La verdadera fe escaseará cuando el fin del mundo venga. Cristo busca la fe en la tierra. ¿La encuentra en usted? III. LA PARÁBOLA DEL FARISEO Y DEL PUBLICANO A. Dos hombres oran Esta parábola no necesita tanta explicación como la anterior. La oración en la primera parábola era una súplica por justicia; en esta parábola es una oración por la gracia. Cristo habla sobre dos hombres que oraron con actitudes muy diferentes. Jesús nos dice lo que ellos pensaban de sí mismos y lo que Dios pensaba de ellos. No podía haber un contraste más grande que la diferencia entre la oración de estos dos hombres. Jesús dijo esta parábola con un propósito especial. Era debido a unos que confiaban en sí mismos como justos. Ellos pensaban que cumplían las normas de la ley de Dios, y menospreciaban a los otros. El Señor Jesús tiene un mensaje serio de advertencia a todos los que piensan de esta manera, que están cegados en sus propios pecados y, orgullosamente, sin amor menosprecian a los otros. Tales personas piensan muy elevado de sí mismas y no lo bastante alto de los otros. ¡Ellos todavía se encuentran entre los jóvenes y los viejos! Exteriormente, estas dos personas estaban haciendo la misma cosa, pero ¡qué diferencia hay entre ellos! Los dos estaban orando. El uno

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es muy religioso y no necesitaba la gracia de Dios. No tiene nada que pedir y su oración es tan superficial que incluso un niño puede notarlo. El fariseo es muy preciso, pero le falta algo que nadie le puede dar. El otro hombre no tenía nada que traer a Dios y sólo podía, humildemente, suplicar por misericordia. ¡El publicano no tenía una reputación muy buena con las personas y vino al Señor como era, y fue escuchado!

Referencias / Notas

B. El fariseo Ahora el fariseo empieza a orar: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano. Notemos que Jesús no dice que su oración es una mentira. No, el fariseo es muy concienzudo y preciso. Es un hombre recto y no vive en el pecado. ¡No toma parte en ningún acto violento ni se complace en las lujurias y le agradece a Dios por eso! Es más, hace mucho más de lo que la ley prescribe. Dios había instituido un día de ayuno, en el día de la expiación, cuando dijo: afligiréis vuestras almas (Levítico 16:29), pero el fariseo ayuna ¡dos veces a la semana! El Señor requería la décima parte de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles (Levítico 27:30), mas él fariseo dice: doy diezmos de todo lo que gano. Concienzudamente él suma cada parte diminuta de su ingreso y calcula cuidadosamente los diezmos que debe. Incluso extiende el ingreso para incluir el diezmo de la menta y el eneldo y el comino (Mateo 23:23) y toda hortaliza (Lucas 11:42).

Esto tendréis por estatuto perpetuo: En el mes séptimo, a los diez días del mes, afligiréis vuestras almas, y ninguna obra haréis, ni el natural ni el extranjero que habita entre vosotros. Levítico 16:29

¡Qué hombre sensato y bueno es él! ¿Cuál es el problema? El problema es que esto es todo lo que tiene que decirle al Señor. Él añade su propia bondad y no está consciente que tiene una cosa de qué estar avergonzado. ¡Qué pena, su religión es solo externa! Él piensa que esto es suficiente delante de Dios. Está completamente inconsciente de la corrupción de su corazón, porque piensa que es mucho mejor que los otros (Lucas 11:39). No reconoce que es solo por gracia que somos guardados del pecado, en el cual otros caen. Él no siente la necesidad de que su alma sea convertida, ni de que su vida sea renovada. No sabe que es pecador ante Dios y por tanto no pide perdón. Ve a los otros como los quebrantadores de la ley y piensa que si ellos no son como él, son nada. ¿Es de sorprenderse que este hombre sin amor, al compararse con el publicano, orgullosamente piense que es mucho mejor y se eleve en su propia estimación? No hay humildad y arrepentimiento por el pecado en el corazón del fariseo. C. El publicano Mientras los fariseos eran considerados de alta estima por los judíos, los publicanos eran despreciados. Las personas trataban mal a estos colaboradores de los opresores romanos. Ellos servían a los romanos cobrando los impuestos y eran frecuentemente culpables de sobrecargar contribuciones a sus conciudadanos (por ejemplo,

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Pero el Señor le dijo: --Vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad. Lucas 11:39

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¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: --El primero. Jesús les dijo: --De cierto os digo que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios. Mateo 21:31 A ti alcé mis ojos, a ti que habitas en los cielos. Salmos 123:1

Zaqueo). Los publicanos judíos representaban a las personas inmorales. Jesús puso a los publicanos al mismo nivel que los adúlteros (Mateo 21:31). Uno no esperaría oír lo que el Salvador está por decir sobre el publicano. El publicano es muy humilde. ¡Note su postura y movimientos! No se atreve a pasar al frente, sino que se ubica lejos, cerca de la entrada de la corte. Los judíos acostumbraban levantar los ojos hacia el cielo cuando oraban (Salmos 123:1), pero él está tan avergonzado que dirigía su mirada hacia abajo. Él se golpeaba el pecho. Esta es una expresión de culpa. ¡La fuente del mal está en su corazón! El publicano es incapaz de proferir palabras, pero lo poco que dice es muy significativo. No intenta listar alguna de sus virtudes. A sí mismo se llama literalmente pecador. Él se ve como el más grande pecador. ¿Hay alguien que es más culpable que él? Esa no es su preocupación, porque está preocupado de sí mismo. No minimiza su pecado ni se excusa debido a malas circunstancias. Se declara culpable. Este publicano se aborrece a sí mismo y está lleno de angustia debido a su culpa, y la confiesa. No es como Judas. Él va al templo, el lugar donde el Señor está presente entre su pueblo y adonde se llevan los sacrificios de la expiación. ¡Allí, él ora! Confía que Dios es bondadoso y que le perdonará. Confía en que hay perdón para él; de otra forma, no lo pediría. No insiste en su petición, porque siente profundamente su indignidad ante el Dios Santo, cuya ira se merece justamente. Él es un verdadero penitente y su petición es seria y urgente. ¡Sólo tiene una petición y esta contiene todo: Dios, sé propicio a mí, pecador! ¡Muéstrame tu gracia! Esta también debe ser nuestra oración, no solo una vez, sino que siempre debemos confesar nuestros pecados y rogar por gracia. Todos debemos saber esta verdad, incluso los más jóvenes. No permita que pase la oportunidad sin hablar amorosamente a sus estudiantes sobre esta necesidad. D. Las consecuencias

Y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús. Romanos 3:24 Pero al que no trabaja, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. Romanos 4:5

Es importante prestar atención a la conclusión de esta corta parábola. Cristo no alaba al publicano y no hace de su hermosa oración un ejemplo. El enfoque está en la verdad y fidelidad de Dios. Jesús introduce su aplicación con las palabras, Os digo, para dar énfasis que la verdad es a menudo muy diferente de las apariencias externas. Este (hombre) descendió a su casa justificado antes que el otro. Ser justificado es ser declarado libre de la culpa del pecado, ser declarado libre de las demandas de la ley de Dios y tener derecho a la vida eterna. ¡El publicano recibió esto como un regalo de la gracia! Dios no lo declaró justo debido a su oración penitencial, sino solo debido a su gracia soberana. ¡Dios justifica al impío! (Romanos 3:24; 4:5). Cristo ganó esta justicia con su propio sacrificio. Su justicia es imputada a los que de verdad creen en él. ¡Qué gracia y misericordia maravillosas!

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¿Dejó el fariseo el templo y regresó justificado a su casa? Solamente ante sus propios ojos y ante los ojos de las personas. Ellos lo consideraban como un hombre justo y virtuoso. Pero esto no lo hacía mejor. La pregunta decisiva y crucial es, ¿cómo nos mira Dios? El fariseo se justificó a sí mismo, pero el Señor no lo justificó. La regla básica que se aplica aquí es: porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido. ¡El fariseo se puso sobre los otros, pero Dios lo envió vacío, humillado en las profundidades de la perdición eterna! (Lucas 1:53). El publicano clamó desde las profundidades de su perdición y miseria al Señor. ¡Fue exaltado por el Padre de todas las misericordias al estado y posición de hijo y heredero!

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A los hambrientos colmó de bienes y a los ricos envió vacíos. Lucas 1:53

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LECCIÓN

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JESÚS RECIBE A LOS NIÑOS Y A UN GOBERNANTE JOVEN Textos de referencia: Mateo 19:13-22: Marcos 10:13-22; Lucas 18:15-23 Versículo para memorizar: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. Lucas 18:16 INTRODUCCIÓN Esta historia no es solo una narración encantadora y fascinante, con un argumento interesante, sino que nos presenta una gran oportunidad para presentar al Salvador que bendice a los niños. Mientras estudiamos estas historias nos concentraremos en: I. Jesús y los niños II. Jesús y un hombre joven I. JESÚS Y LOS NIÑOS A. Se le pide a Jesús que bendiga a los niños El Señor Jesús y sus discípulos están en algún lugar, en una casa. Algunos adultos con niños vienen a verlo allí. En ninguna parte de las Escrituras dice que había solo mamás; probablemente allí había también papás. Estos niños son muy tiernos porque Lucas usa una palabra que significa que ellos no podían caminar, sino que debían ser cargados. Los niños no vienen a Jesús por iniciativa propia y, por tanto, no es posible atribuírseles una acción de fe. Ellos son traídos al Salvador por sus padres. ¿Pueden ellos traer a los niños a una persona mejor que el Señor Jesús? Estas personas deseaban que el Señor bendiga a sus hijos. No querían que Jesús simplemente tocara a sus pequeños, sino que pusiese las manos sobre ellos, y orase (Mateo 19:13). Ellos no estaban motivados por creencias supersticiosas; no pensaban que la oración

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de un hombre santo era beneficiosa y que un poco del poder misterioso entraría en sus hijos con un toque, sino que estaban convencidos de que la bendición piadosa del Salvador sería buena para sus hijos. Sabían que muchos enfermos en su país habían sido sanados por las manos benditas del Salvador. Aunque sus hijos no estaban enfermos, creían que sus hijos necesitaban ser bendecidos por el Señor. Creían que el poner las manos no era solamente una formalidad solemne, externa, sino un acto amoroso y un símbolo sagrado de comunicar un favor. El patriarca Jacob bendijo a los dos hijos de José de esta manera (Génesis 48:18-19). El deseo de estos padres es loable. Los niños necesitan ser traídos a Jesús y su Palabra. Se les debe indicar que ellos necesitan que el Salvador los bendiga con bendiciones temporales y eternas. Ellos nunca son demasiado pequeños para aprender esto. B. Los discípulos impiden a los niños acercarse a Jesús Los discípulos no pensaban igual que estos padres. Ellos reprendían a los que los presentaban (Marcos 10:13). ¿Por qué? Porque Jesús estaba contestando preguntas difíciles con respecto al matrimonio, y los discípulos no querían que se le interrumpiera. Además, los discípulos no entendían la necesidad de los niños. Los consideraban demasiado pequeños para que Jesús se preocupara de ellos. ¡Él tenía cosas más significativas que hacer! Los discípulos querían ahorrarle a su maestro esta interrupción inútil y sin valor. Ellos opinaban que su tiempo era demasiado importante para gastarlo en niños pequeños. Ellos creían que realmente estaban haciendo un favor a Jesús al rechazar a estos pequeños. Los discípulos quieren lo bueno, pero no actúan bien. Nunca debemos pensar que un niño es demasiado pequeño o demasiado insignificante para ser alcanzado y recibido por el Señor. No podemos mantener a los niños lejos de Dios, de su Palabra, de su servicio o de su iglesia. Un niño nunca es demasiado tierno para orar y debe ser enseñado desde muy temprano para que lo haga reverentemente en forma simple y sincera. C. El Señor Jesús bendice a los niños El Señor Jesús desaprobó severamente la acción de los discípulos. ¿No desaprobaría hoy también la acción pecaminosa de los que impiden que los niños aprendan sobre Jesús? Se indignó (Marcos 10:14). ¡Este es el único lugar en los evangelios donde se usa esta palabra para referirse a Jesús y con respecto a los niños! Jesús se molestó mucho por la acción de sus discípulos. Por tanto, los reprendió fuertemente: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis (Mateo 19:14; Lucas 18:16). Las madres y otras personas ya estaban retirándose debido a las palabras duras de los discípulos, cuando Jesús llamó a los niños para que se acercaran. Los llamó amablemente, y los niños no tuvieron miedo de ir a él. Quizás los niños extendieron sus manos hacia Jesús

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Y dijo José a su padre: --Así no, padre mío, porque este es el primogénito; pon tu mano derecha sobre su cabeza. Pero su padre no quiso hacerlo, y le respondió: --Lo sé, hijo mío, lo sé; también él llegará a ser un pueblo, y será también grande; pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia formará multitud de naciones. Génesis 48:18-19

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Referencias / Notas

y los tomó en sus brazos y los apretó contra su pecho. Puso sus manos sobre ellos y no pasó por alto a ninguno. ¡Jesús los bendijo! ¿Qué significa bendecir? Bendecir es más que un deseo bien intencionado. Es un hecho, un despliegue de gracia divina y poder. Cristo no sólo trata con las ovejas que pertenecen a su rebaño, sino también con los corderitos. Cuando los bendice, lo hace como el Sumo Sacerdote compasivo que tiene el poder de concederles el favor de su obra mediadora. Él precede su bendición con una explicación muy significativa: ¡porque de los tales es el reino de Dios!

Y dijo: --De cierto os digo que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Mateo 18:3

El reino de Dios es de los tales, es decir, está formado de las personas que tienen determinadas características y actitudes. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él (Marcos 10:15). ¡Los niños son puestos como ejemplos para los adultos! Esta explicación puede ser fácilmente mal entendida. No significa que los niños están sin pecado y que ellos no necesitan nacer de nuevo. Tampoco significa que todos los niños, sin distinción, tienen una parte en el reino de Dios. El significado correcto es que el reino de Dios es una herencia que puede obtenerse solo por gracia, debido a la obra de Cristo, por medio de la fe y el arrepentimiento. Las actitudes de sumisión y confianza normalmente encontradas en los niños, son las características necesarias. Estas características son dones del Espíritu Santo. Por naturaleza nos satisfacemos y confiamos en nosotros mismos. No debemos ser infantiles, sino que, como los niños, debemos ser receptivos, confiados, seguros y creer. El Salvador no dice que el reino de Dios es también de los tales, sino que es solamente para los que se vuelven y se hacen como niños (Mateo 18:3).

Estableceré un pacto contigo y con tu descendencia después de ti, de generación en generación: un pacto perpetuo, para ser tú Dios y el de tu descendencia después de ti. Génesis 17:7 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llame. Hechos 2:39

Notemos que Jesús no dice que cuando ellos crezcan el reino de Dios será para ellos. No, el reino es para ellos ahora. Estos niños pequeños pertenecen al pacto de gracia. Las promesas del pacto tienen implicaciones también para los niños (Génesis 17:7; Hechos 2:39). Ellos también pueden recibir sus beneficios. No son demasiado jóvenes para ser bendecidos por Cristo como recipientes de las operaciones del Espíritu Santo. No es posible profundizar en estas verdades en esta lección, sin embargo, hay muchos ejemplos en la Biblia de personas que amaron al Señor cuando eran jóvenes, como José, Samuel, Abdías y Timoteo. El Señor Jesús es el Salvador que bendice a todos los niños que le son traídos. Nunca rechaza a un niño que viene a él. ¡Los niños le pertenecen y él les pertenece a ellos! II. JESÚS Y UN HOMBRE JOVEN La segunda parte de esta lección presenta un contraste muy grande. Describe a un hombre joven que le falta la actitud de un niño, y la forma extraña en que el Salvador lo trata.

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A. La respuesta extraña de Jesús

Referencias / Notas

Mateo nos llama la atención introduciendo la historia con ¡Entonces! Usualmente el Señor Jesús estaba rodeado de personas que no eran importantes ante los ojos del mundo, pero esta vez un joven rico, que tenía una posición importante, se le acerca. Él es un principal. Cuando Jesús sale de una casa, el joven corre para encontrarse con él. Este está angustiado por la salvación de su alma y por tanto va a Jesús con una pregunta: Maestro bueno, ¿Qué bien haré para tener la vida eterna? El Señor Jesús le contesta inmediatamente. Primero se refiere a la forma en la cual el joven lo había llamado y luego le menciona los mandamientos. El joven está asombrado por la respuesta de Jesús y le responde preguntándole ¿cuáles? ¿Te refieres a los mandamientos antiguos, bien conocidos? ¡El joven está pensando en algo especial! Pero Jesús tiene en la mente los mandamientos ordinarios de la ley y nombra algunos de ellos de la segunda tabla de la ley de Moisés. Estas leyes tratan de las relaciones entre las personas. Al parecer el joven consideró esta respuesta decepcionante. Estaba convencido de que él sí guardaba estos mandamientos en forma consciente y estricta. Hasta donde sabía, no era culpable y por consiguiente le dice: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Él siente claramente que le falta algo y quiere que Jesús le muestre qué es, para que pueda tener paz en su corazón y en su mente. El Salvador responde con una respuesta notable: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme (Mateo 19:21; Marcos 10:21). Esta respuesta no debe entenderse mal. Esta no es una ley general que debe ser practicada por todos sin distinción, en todo momento. La respuesta de Jesús, así como las palabras que el Señor dirige después a sus discípulos, no significan que el Señor Jesús está tomando una posición contra los ricos. Por ejemplo, no se le exigió al rico José de Arimatea que vendiera todos sus bienes. La orden aquí se dirige a este joven rico en particular debido a sus necesidades específicas. Esta demanda es la piedra de toque para este joven principal. B. Jesús lee el corazón del joven principal La manera en que el Señor trata con el joven y las palabras que le dirige nos permiten conocer la actitud interna del joven y sus circunstancias. Exteriormente, él poseía más privilegios que la mayoría. Pese a su juventud, era una persona muy importante y ocupaba una posición alta. Además, era muy rico (Lucas 18:23). Tenía un carácter noble. Era fidedigno y durante los años juveniles, cuando muchos son tentados por las lujurias pecaminosas, vivía una vida casta. Hasta donde le concernía, él era justo y sin culpa. Era muy religioso y no tenía miedo de mostrarlo públicamente. Estaba preocupado por la salvación eterna de su alma, tenía sed de la vida

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Referencias / Notas

eterna y sentía que algo le faltaba. Sentía que su tesoro no era lo que debería ser y no estaba avergonzado de confesarlo. El joven no se acerca a Jesús para tentarlo, como hicieron los fariseos, sino que le pide una clarificación. No tiene una actitud orgullosa. Al contrario, está convencido de la superioridad de Cristo y se arrodilla delante de él, hincando la rodilla delante de él (Marcos 10:17). Este no es un acto hipócrita de humildad. El joven rico es sincero en lo que dice y hace.

Tú dices: Yo soy rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad. Pero no sabes que eres desventurado, miserable, pobre, ciego y estás desnudo. Apocalipsis 3:17

Debemos tener cuidado de no menospreciar a este joven. No es un hombre tan malo, comparado con muchas otras personas jóvenes, cuyas vidas están manchadas, que son indiferentes a las cosas espirituales, que piensan que por ser ricos no tienen necesidad de nada (Apocalipsis 3:17). Tales jóvenes solo están interesados en ganar dinero, en progresar en la vida, en la comida, la bebida y la ropa, y en buscar entretenimiento y placer. Ellos nunca se preguntan: ¿cómo me presentaré delante de Dios? Por eso leemos que Jesús mirándole, le amó (Marcos 10:21). Él Señor miró con afecto y ternura a este joven sensible. Pero, todo esto no es suficiente para la salvación. Hay mucho que obstaculiza el camino del joven. Le falta el verdadero conocimiento de sí mismo. No tiene una visión de la corrupción de su naturaleza. Ignora la naturaleza y la depravación de su alma. Es un hombre de buena voluntad que está insatisfecho de sí mismo, pero le falta un conocimiento profundo del pecado y de la culpa personal. Él piensa que es bueno porque hace muchas cosas buenas. Es más, tiene su propio entendimiento de las cosas espirituales y está atrapado en ese esquema mental. Él quiere recibir la vida eterna como un pago por su buen comportamiento, pero no como un regalo de gracia inmerecida.

Los sacó y les dijo: --Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Hechos 16:30

Realmente el joven está totalmente ciego. Aunque está insatisfecho consigo mismo, también está auto satisfecho. No comprende que se está justificando a sí mismo. Él sólo está tratando de aumentar su propia justificación. No entiende el carácter espiritual de la ley y su pregunta es bastante diferente a la del carcelero de Hechos 16:30. El joven principal no necesita realmente al Señor Jesús. Él se satisfará a sí mismo si Jesús añade algo a lo que él aparentemente hace y no es suficiente. ¡Que Cristo me instruya y yo haré lo que se requiera! Hay solo un requisito para los que están en el camino de la autojustificación: ¡una cosa te falta, y eso es todo! Cristo debe ser nuestro todo en todo. Nuestro clamor debe ser, Además, un ídolo estaba entronizado en el corazón de este joven rico. Mamón lo gobernaba. Él tenía muchas posesiones (Mateo 19:22) y sus bienes lo poseían. C. El joven principal es probado Nosotros descubriremos por qué el Señor Jesús trató en forma tan extraña al joven principal, si tenemos presente que Jesús lo trató así para guiarlo al descubrimiento de sí mismo. Las preguntas de Cristo

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fueron formuladas para convencer al joven de su condición de pecado. Por eso Jesús le corrige: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios (Marcos 10:18). Cristo dirige la atención al título que el joven usó cuando tan cortésmente se dirigió a él. Los comentaristas han empleado mal este dicho y han hecho toda clase de especulaciones sobre la corrección de Jesús al joven principal. Jesús no le dijo: “tú no puedes llamarme bueno, porque yo no soy bueno”, sino que él quiere que este joven aprenda: “no uses el término ‘bueno’ irreflexivamente”. Sólo Dios es absolutamente bueno. Al dirigirte a mí con este título, no confiesas que yo soy Dios y por consiguiente este título es superficial y sin sentido”. Jesús quiere alejar al joven de las obras y le indica los mandamientos. Note la enseñanza sabia e instructiva de Jesús. No empieza dándole textos que prueben nuestra incapacidad de hacer algo que sea bueno ante los ojos de Dios. Tampoco le predica las demandas de la fe. El Señor no rechaza al que lo cuestiona. Nosotros tampoco debemos rechazarlos. Jesús siempre mantiene su integridad, incluso cuando toma el punto de vista del joven, y lo dirige a la ley para que pueda reconocer su limitación y sea traído a la fe en Cristo. Cuando el joven no entiende y pregunta: ¿cuáles mandamientos en particular debo cumplir?, Jesús le guía y le menciona varios mandamientos de la segunda tabla de la ley, concluyendo con el resumen de la ley: Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Mateo 19:19). Jesús quiere mostrarle al joven que le falta el corazón de la ley, esto es, el amor. Debido a la respuesta sencilla y creíble, parece que el joven principal no entiende lo que Jesús está expresando. En este momento el Señor no responde a su declaración, Todo esto lo he guardado desde mi juventud. Él quiere demostrarle que no está cumpliendo los mandamientos de Dios de la manera correcta, porque no ha entendido que la ley es espiritual. El dador de la ley no sólo está preocupado por la obediencia externa, sino también por la actitud interna del corazón. Al hacer una demanda inusual, el Señor Jesús quiere amorosamente romper las vendas de los ojos de este luchador. Él debe amar a Dios sobre todo lo demás. Por tanto, debe vender todos sus bienes y no guardar nada para sí mismo. Incluso él personalmente debe distribuir los beneficios a los pobres. El joven debe mostrar que no se guardará nada cuando el Señor le pida. Debe estar preparado a seguir al “maestro bueno” en sus viajes, dondequiera que vaya. ¡Ser un seguidor de Jesús vale la pena! Los que lo siguen tienen su tesoro en el cielo. Tales seguidores no son pobres en absoluto. D. El joven principal es culpable Parece que Cristo ha tocado al joven en un lugar sensible y ha descubierto dolorosamente su auto-justificación. Por eso, no quiere dejar sus riquezas. Este mandamiento es demasiado severo. ¡Realmente cuán pobre es este joven rico! Pudo ser atraído por la ternura de Jesús, pero la severidad de la orden de Jesús lo aleja. ¡Él está

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Referencias / Notas

golpeado! Su cara lo demuestra. Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico (Lucas 18:23; Marcos 10:22). Se puso muy afligido --esto indica que tomó muy seriamente lo que escuchó. Sin embargo, se fue --esto muestra su egoísmo. El Señor Jesús le deja ir. No lo sigue. No intenta traerlo de regreso. No le dice nada, sino que le permite tomar la responsabilidad de sus propias acciones.

Alzaron ellas otra vez su voz y lloraron; Orfa besó a su suegra, pero Rut se quedó con ella. Noemí dijo: --Mira, tu cuñada ha regresado a su pueblo y a sus dioses; ve tú tras ella. Rut 1:14-15 Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás y ya no andaban con él. Juan 6:66 ¿Quién puede discernir sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. Salmos 19:12 Inclina mi corazón a tus testimonios y no a la avaricia. Salmos 119:36

Algunos quieren creer que el joven regresó más tarde. Las Escrituras no mencionan nada y nosotros no podemos especular. El principio de este buscador parecía tan prometedor, pero su final es tan decepcionante. Piense en Orfa (Rut 1:14-15) y muchos de los discípulos de Jesús (Juan 6:66). Es posible estar de pie en el umbral del Reino de los cielos y, sin embargo, no entrar. El joven había venido con alegría y se fue con dolor. Aunque estaba afligido, se fue. Su dolor no es razón para excusarlo. Él deseaba la vida eterna, pero no en la forma de la auto-negación. A pesar de todas sus impresiones y deseos, había algo que él prefería tener antes que la salvación segura de su alma. ¿Qué era eso? ¿Prefería tener sus riquezas antes que a Cristo? Un agujero puede hundir un barco. Un ídolo puede destruir un alma. Esta es la razón principal para la situación triste de tantos que viven bajo la predicación del Evangelio. Nosotros no podemos salvarnos por nuestras propias virtudes. Los que prefieren tener riquezas terrenales antes que tesoros en el cielo, no tendrán nada finalmente Jesús exige de nosotros la misma cosa que exigió al joven principal. ¿Cuál será nuestra respuesta? Él conoce nuestros pecados secretos y quiere destruir los ídolos de nuestro corazón. Cuán necesario es orar sinceramente: límpiame de los errores ocultos (Salmos 19:12); líbrame de no caer en la trampa de la codicia (Salmos 119:36); y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno (Salmos 139:24).

Ve si hay en mí camino de perversidad y guíame en el camino eterno. Salmos 119:24

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LECCIÓN Título:

JESÚS SANA AL CIEGO BARTIMEO Y SALVA A ZAQUEO Textos de referencia: Mateo 20:29-34; Marcos 10:46-52; Lucas 18:35-19:10 Versículo para memorizar: Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Lucas 19:10 INTRODUCCIÓN Jericó era una ciudad antigua, bien conocida en la tierra de Canaán. El nombre Jericó significa “olor dulce”. Estaba hermosamente situada en el área más ancha del valle del río Jordán. Muchas palmeras proporcionaban sombra refrescante, mientras los olivos y vides florecían con abundancia excepcional. Los arbustos de bálsamo y los jardines de rosas esparcían su dulce perfume. El Señor Jesús visitó esta ciudad en su última jornada a Jerusalén. Pasó algún tiempo allí, no para disfrutar la belleza natural inasequible, sino para realizar obras maravillosas de gracia. Jesús realizó dos milagros en esta ciudad. El uno fue un milagro de sanidad cuando abrió los ojos de Bartimeo y su compañero. El segundo fue un milagro espiritual, igualmente grande, cuando salvó a Zaqueo. Los dos son ejemplos significativos que demuestran que Cristo no rechaza a los que son despreciados e indignos. La historia trata de dos hombres: uno pobre y otro rico. La petición del pobre es contestada. El rico es llamado por Jesús y viene a su orden. Hay una gran distinción entre el joven rico y el publicano rico. Es difícil, pero no imposible para el rico entrar en el reino de Dios. Aquí nuestra atención es dirigida a la obra de Jesús para buscar y salvar. Los dos son elementos esenciales del evangelio. Nosotros veremos cómo: I. El ciego Bartimeo es sanado II. Zaqueo, el publicano, es salvado

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Referencias / Notas

I. EL CIEGO BARTIMEO ES SANADO A. Diferencias en los informes de los evangelistas Los informes de los evangelistas difieren un poco. Lucas habla de un cierto hombre ciego mientras Marcos da su nombre: Bartimeo. Mateo se refiere a dos hombres ciegos. Una explicación razonable es que fueron dos los hombres ciegos que fueron sanados, Bartimeo era el dominante, así que Marcos y Lucas solo se refieren a Bartimeo. Nosotros también enfocaremos nuestra atención en Bartimeo. Mateo y Marcos afirman que el milagro tuvo lugar cuando Jesús partió de Jericó, mientras que en la narración de Lucas se indica que el milagro ocurrió cuando Jesús estaba cerca de Jericó. Varios comentaristas han tratado de sincronizar las discrepancias aparentes. Algunos piensan que es probable que los hombres ciegos clamaran a Jesús cuando se acercaba a la ciudad, pero que Jesús los ignoró y luego atravesó la ciudad que no era muy grande en circunferencia y primero pasó un tiempo con Zaqueo. Según esta explicación, los ciegos habían caminado al otro lado de la ciudad de Jericó y estaban allí esperando a Jesús para que los sane. Esta explicación permitiría comprender por qué Lucas relata los dos incidentes separadamente. Cualquiera que sea la explicación, el énfasis está en algo más. Esta historia atractiva es como un espejo que refleja la salvación de los pecadores. Las tres partes de la salvación (miseria, redención y agradecimiento) están ilustradas aquí. B. La condición miserable de Bartimeo

Así no habrá mendigos entre los tuyos, pues Jehová te bendecirá con abundancia en la tierra que Jehová, tu Dios, te da por heredad, para que la tomes en posesión. Deuteronomio 15:4

Las discapacidades físicas son siempre lastimeras, y no poder ver es una discapacidad muy grande. Bartimeo no puede ver nada de la gran belleza atractiva de la ciudad de las palmas. A esta incapacidad se añade la pobreza. Él se sienta junto al camino a mendigar (Lucas 18:35). Se gana la vida pidiendo limosna a los muchos viajeros que pasan por el camino. La condición miserable de Bartimeo es una acusación en contra de las personas de Jericó, porque ningún israelita debería mendigar para vivir (Deuteronomio 15:4). ¡Nunca ridiculicemos a tales personas dignas de lástima! Bartimeo está muy consciente de su miseria y tiene un deseo profundo de ser librado de su ceguera. Un día, este ciego, que tiene un oído bien desarrollado y perspicaz, escucha algo importante. Oye el alboroto causado por una gran muchedumbre que sigue al Señor Jesús. Y pregunta repetidamente qué está pasando, pero la mayoría de las personas ni siquiera lo notan. Finalmente, hay algunos que le dicen que Jesús de Nazaret está pasando. Esto explica la bulla que él oye. ¡De repente, un rayo de luz y esperanza entra en su alma! Empieza a gritar fuertemente: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Note el contenido de su lamento. Es una oración corta, pero completa. Contiene todos los elementos de una verdadera oración e indica que este hombre, ciego físicamente, tiene visión espiritual. Puede faltarle mucho, pero tiene fe. Cree que Jesús es el Cristo. La muchedumbre lo llamaba Jesús de Nazaret, pero Bartimeo se dirige a Jesús con el

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título que pertenece al Mesías: Hijo de David. Este Salvador ayudará a los proscritos de Israel. Sólo él puede y dará la liberación completa. No solo existe la posibilidad de que Bartimeo sea sanado, sino que hay la certeza de que será libertado si Jesús se vuelve a él. Esta es la convicción firme de Bartimeo y, por tanto, clama a Jesús para que tenga misericordia de él; aunque sabe que él mismo no tiene ningún derecho a pedir al Salvador. C. La oposición a la súplica de Bartimeo ¿Quién pensaría que una persona miserable y necesitada como Bartimeo sería obstruido en su camino al Salvador? ¡Pero esto sucede! Y muchos le reprendían para que callase (Marcos 10:48). Eran los líderes de la muchedumbre. Ellos reprenden a Bartimeo severamente y le ordenan que se calle y no grite. ¿Por qué hacen esto los líderes? Faltan pocos días para la gran fiesta de la Pascua. Muchas personas del este y del norte están de camino a la fiesta y en Jericó habían formado una procesión festiva, llenos de emoción. ¡Ellos van a la gran fiesta en Jerusalén! Su emoción crece porque Jesús se les ha unido. La presencia de Jesús alimenta las expectativas terrenales y políticas de la muchedumbre. ¡La gente tiene la expectativa de que pronto Jesús dará el grito de batalla, se pondrá una espada y encabezará a la muchedumbre para conquistar el trono de sus padres y restablecer el reino antiguo de David! Y aquí está Bartimeo, con su lamento lastimero pidiendo misericordia, estropeando el humor festivo. Ahora la gente no busca la emoción de un milagro de sanidad. Piensan que este mendigo ciego está interfiriendo con la misión del Señor Jesús en un momento muy inoportuno. ¡Hagan que Bartimeo se quede callado! Sin embargo, el resultado es completamente contrario a lo que ellos habían pensado. ¡El mendigo pobre no será silenciado! Más bien, él clama más ruidosamente, incluso gritando, sobre el fragor y el ruido de la gran muchedumbre. Bartimeo ora sin cesar y con fervor creciente. Él sólo tiene una meta en la mente. Las personas intentan alejarlo de Jesús, pero su necesidad urgente por su Salvador no lo mantendrá callado. ¡Las circunstancias parecen desfavorables, pero para Bartimeo es ahora o nunca! Él manifiesta el poder de la fe de una manera inesperada, aunque todo tipo de barricadas sean colocadas en su camino. Bartimeo usa los medios de la oración en forma vehemente y con gran perseverancia. Es un ejemplo para muchos que se detienen fácilmente de perseverar ante el trono de la gracia. D. Bartimeo es salvado por fe Jesús no desdeña a este mendigo. La fe de Bartimeo no es defraudada. Por su causa Jesús escoge detenerse y toma tiempo para preocuparse del problema del ciego. Jesús mandó llamarle (Marcos 10:49; Lucas 18:40). La esperanza se levanta en el hombre ciego, porque uno de los mensajeros de Jesús le dice: Ten confianza; levántate, te llama.

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Referencias / Notas

¡Qué privilegio hablar así a los pecadores en el nombre de Jesús! Nosotros no podemos sanar al ciego, pero podemos guiar a los pecadores al Salvador que puede sanarlos. Jesús oye a los que lo llaman en voz alta y también a los que oran calladamente en su corazón. Cuando Él oye, ayuda, porque cumple lo que nos asegura en su Palabra. Ayuda a los pobres que no tienen ningún ayudador y Él librará al menesteroso que clamare (Salmos 72:12). Bartimeo no tiene que ser llamado dos veces. Inmediatamente salta, se quita el saco que le impide sus movimientos (Marcos 10:50) y va a Jesús. Entonces, espera humildemente por lo que luego va a pasar. El Señor Jesús le hace primero una pregunta: ¿Qué quieres que te haga? No significa que Jesús no sabe los deseos del hombre ciego, sino que la pregunta tiene el propósito de fortalecer la fe de Bartimeo. La pregunta invita a confiar: solo dime tu problema. La pregunta es también propuesta por causa de la muchedumbre. Bartimeo es puesto en una posición en la que debe profesar públicamente su fe en el Salvador. Él puede confesar que su expectativa del Señor Jesús es mayor de la que uno puede esperar de un simple ser humano. Y Bartimeo hace un pedido especial. Dirigiéndose al Señor, con el respeto más grande y confianza firme, afirma su deseo más profundo: Maestro, que recobre la vista. Esta petición, nacida de un sentido profundo de miseria, expresa el intenso anhelo por liberación. Bartimeo está profundamente consciente de su miseria y anhela ser libertado. Jesús da su “amén” a esta humilde oración de fe. El llamado serio y persistente por misericordia no ha sido en vano. Jesús se conmueve (Mateo 20:34). Profundos sentimientos de ternura lo invaden interiormente. Toca los ojos del ciego para fortalecer su fe y hacerle sentir que recibirá su deseo. Entonces el Salvador habla: Recíbela (Lucas 18:42). El ciego no puede obtener la vista por su propio esfuerzo. El leproso que quedó limpio, no podía quedar limpio con su propia fuerza o energía. El poder de Cristo está ligado a su palabra real. Por eso añade el testimonio más hermoso: tu fe te ha salvado. El ciego no obtuvo su sanidad a causa de haber rogado en forma seria por sanidad. Fue el poder de Jesús que lo sanó. Bartimeo pidió la sanidad en fe al confiar en Jesús. Recibió el regalo de Jesús y lo aceptó. Sin la fe el poder de Jesús no lo habría beneficiado. Jesús conecta sus bendiciones a tal fe. Exige la fe en sí mismo como el Salvador dado por Dios. El pecador es atraído a Cristo y se entrega a él por la fe verdadera. Así es como debemos acercarnos a él y hacer conocidas nuestras peticiones en nuestras oraciones. El Señor nos dará la actitud que exige de nosotros. No hay nada mejor que tener un verdadero deseo por Jesús. ¿Cómo podemos saber que nuestro deseo es sincero? Reconociendo que él es el Hijo de Dios y pidiendo su misericordia, perseverando en la oración. Bartimeo experimentó el poder de Cristo inesperadamente. No hubo ningún cambio gradual de su ceguera a su visión. Recibió su vista inmediatamente. ¡La primera persona a quien ve es a su Libertador!

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Su corazón está lleno de alegría y su boca proclama la alabanza de Dios. Y no sólo disfruta la bendición que recibió, como tantos lo hacen, sino que reconoce a aquel que le bendijo. El mendigo miserable se vuelve un discípulo que glorifica a Dios y sigue a Jesús (Lucas 18:43). ¡Este es el verdadero agradecimiento!

Referencias / Notas

Su bendición es también para el beneficio de otros. La muchedumbre está impresionada y alaba a Dios. Si Bartimeo se hubiese callado, la muchedumbre no habría dado la alabanza a Dios. ¡Qué maravilloso es cuando el nombre del Señor no es blasfemado sino alabado debido a nosotros! Cristo permite Bartimeo lo siga. Esto también nos muestra qué clase de Rey es Jesús. Ya pasó el tiempo cuando Jesús escondía su gloria (Mateo 8:4). Ahora quiere ser reconocido públicamente con el título de Mesías. Jesús no es un rey terrenal. Es un Rey que quiere tener a un mendigo como su seguidor. Es su misión que los ojos de los ciegos puedan ver (Salmos 146:8; Isaías 35:5). II. ZAQUEO, EL PUBLICANO, ES SALVADO A. Zaqueo desea ver a Jesús Acompañado por una gran muchedumbre, Jesús hace su recorrido a través de las calles de Jericó. Entre esta muchedumbre entusiasta y agresiva hay alguien que quiere conocer a Jesús. Busca muchas maneras de mirarlo, de estar cerca. Sin importar de qué forma lo intenta, no tiene éxito. La presión de la muchedumbre es demasiado grande y nadie le da un lugar. Por todas partes ve las espaldas de las personas. Prueba de todo para acercarse a Jesús, pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura (Lucas 19:3). ¡Cuán decepcionado está! Con estas dificultades podría rendirse. Pero él, no. De repente tiene una brillante idea e inmediatamente la lleva a cabo. Su interés de conocer a Jesús no está en proporción a su corta estatura. Imaginémonos a este pequeño hombre corriendo para adelantarse a la muchedumbre. Espontáneamente, sin darse cuenta de lo ridículo que puede parecer, se sube a un árbol sicómoro como si fuera un joven y se esconde entre las ramas más bajas del árbol. ¿Quién es este hombre pequeño? Su nombre es Zaqueo, que significa “el puro” o “el justo”. Sus conciudadanos lo llaman pecador, porque es el principal de los publicanos. Él alquilaba las oficinas para la recolección de los impuestos y era el jefe de los recolectores de impuestos en Jericó. Jericó era un centro comercial importante y tenía un gran sistema de recolección de impuestos. Debido a que la ciudad estaba localizada estratégicamente en el centro geográfico y las carreteras que se dirigían a otros centros comerciales se enlazaban aquí, el gobierno romano había instalado facilidades substanciales para tasar los derechos de exportación e importación de los artículos que pasaban por ahí. Además, debemos decir que los ciudadanos no pensaban

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Entonces Jesús le dijo: --Mira, no lo digas a nadie, sino ve, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos. Mateo 8:4 Jehová abre los ojos a los ciegos; Jehová levanta a los caídos; Jehová ama a los justos. Salmos 146:8 Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos y destapados los oídos de los sordos. Isaías 35:5

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Referencias / Notas

muy bien de alguien cuyo nombre lo identificaba como judío y que voluntariamente ofrecía sus servicios al enemigo. Zaqueo era rico, pero su riqueza era mal habida. Esto no era favorable para su reputación. Los judíos lo despreciaban. Por eso nadie le daba un lugar para ver a Jesús.

Herodes, al ver a Jesús, se alegró mucho, porque hacía tiempo que deseaba verlo, porque había oído muchas cosas acerca de él y esperaba verlo hacer alguna señal. Lucas 23:8

¿Por qué Zaqueo hace tanto problema para ver a Jesús? ¿Es la curiosidad la única razón de su interés? No, él no está motivado solo por la curiosidad. No tiene la clase de interés que el inescrupuloso Herodes tenía (Lucas 23:8). Zaqueo tiene un deseo interior que se expresa por su interés sincero y entusiasta. Probablemente, no podía explicar este deseo interior, pero tenía un anhelo ardiente de ver a Jesús. Zaqueo está compelido por una motivación más alta que el amor por el dinero. Ha oído que el Señor Jesús no elude el contacto con los publicanos y ahora quiere aprovechar la oportunidad que ha llegado a su vida para descubrir quién es realmente Jesús. El corazón de Zaqueo va hacia Jesús. Zaqueo no puede definir sus sentimientos porque él está movido interiormente. Aun cuando a la muchedumbre le parece que las acciones de Zaqueo se deben simplemente a la curiosidad, el gran escudriñador de los corazones ve más que eso en Zaqueo y sabe que una obra del Padre le ha sido dada para hacerla aquí. Nosotros vemos en Zaqueo el funcionamiento misterioso del Espíritu Santo, que obró en forma diferente en la conversión de Saulo, Cornelio, Lidia y el carcelero. El Espíritu Santo obra de varias maneras. Su trabajo inicial está en secreto. ¿Quién habría pensado que el esfuerzo de Zaqueo para ver a Jesús y su subida al árbol sicómoro serían los medios para su salvación? El Señor usa a menudo medios insignificantes. Un incrédulo total camina a la iglesia y es cambiado instantáneamente. Un chico lleva a una amiga a la escuela dominical y ella continúa viniendo. Los actos pequeños tienen frecuentemente grandes resultados. La gloria de Dios es frecuentemente desplegada en los eventos aparentemente insignificantes. ¡Él no sólo puede bendecir los medios, sino también el trabajo de los maestros de escuela bíblica! B. Zaqueo es encontrado por el Señor Jesús Y el Señor encuentra a Zaqueo, pues fue fácil verlo trepado en el árbol. Zaqueo tiene una vista buena desde la rama del árbol, pero no permanece en secreto. Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio. Esto no es ningún accidente. Jesús no descubre a este publicano justamente ahora. Él sabe quiénes son y dónde están los que el Padre le ha dado. Por tanto, cuando vino al lugar donde Zaqueo estaba, Jesús le miró porque la hora de Zaqueo había llegado. Las palabras de Jesús son la evidencia: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. ¿Cómo sabe Jesús su nombre? Miremos en Juan 1:48: “Le dijo Natanael: --¿De dónde me conoces? Jesús le respondió: --Antes que Felipe te llamara, cuando

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estabas debajo de la higuera, te vi”. El Buen pastor conoce a sus ovejas por su nombre. ¡Qué sorpresa para el publicano! Recibió mucho más de lo que hubiera esperado alguna vez. ¡Su único pensamiento había sido ver a Jesús y ahora Jesús se dirige a él personalmente! No puede dudar o hacer una pausa. Debe darse prisa. Jesús, consciente de su misión, dice, hoy es necesario que pose yo en tu casa. Este “debo” está lleno de un significado profundo, porque hay un trabajo que Jesús debe hacer. Por eso Jesús llama a Zaqueo para mostrarle su amistad. Cuando este invitado entre a la casa de Zaqueo, se quedará en su corazón. Jesús se invita a sí mismo para poder darle al publicano el más grande regalo. El llamado del Salvador encuentra una respuesta en el corazón de Zaqueo. Este no duda ni un momento y recibe al Señor con gozo. Y no sólo considera un honor recibir a Jesús, sino que también recibe un gran favor. Zaqueo hizo bien en seguir el llamado de su corazón. Su acción describe notablemente la actividad de la fe. Zaqueo no se apartó cuando Jesús lo llamó, sino que vino, se sostuvo de su mano salvadora y recibió al Señor con gozo. C. La confesión de fe de Zaqueo ¡Qué alegría debe haber experimentado Zaqueo en su casa! ¡Los ángeles en el cielo también estaban gozosos! Un alma es salvada. Pero la muchedumbre no se alegra. ¡Ellos reaccionan con ira porque Dios es bondadoso! Las personas habían seguido a Jesús a la casa de Zaqueo, pero se cansaron de esperar afuera. Y empezaron a refunfuñar y su murmullo fue aumentando más y más hasta convertirse en gritos de disgusto. Finalmente, ellos murmuraron indignadamente que Jesús había entrado a posar con un hombre pecador. Si Jesús hubiera estado con los líderes religiosos de Jericó, la gente no habría hecho alboroto. Más bien ellos están decepcionados y desaprueban que Jesús entre en compañerismo con una persona notoriamente pecadora. Los publicanos, extorsionadores y pecadores, eran todos iguales para ellos. Su compañía debía ser eludida y merecían ser rechazados y expulsados. Es característico de los que se auto justifican pararse sobre los que, según su estimación, son injustos. En este punto Zaqueo se levanta. La actitud de la muchedumbre lo motiva a hacer una confesión pública. Sin embargo, este hombre no se dirige a la muchedumbre enfadada, sino que se vuelve hacia el Señor y dice: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelve cuadruplicado. Este no es el lenguaje ni las acciones de alguien cuya religión consiste en hacer obras y esperar la recompensa. La confesión de Zaqueo muestra gratitud y un buen deseo de llevar una nueva vida. Es una confesión gozosa y firme. Su promesa de restauración muestra que ha hecho un compromiso firme. Al afirmar que restituirá los impuestos excesivos, Zaqueo prueba que tiene un corazón generoso porque

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Referencias / Notas

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Referencias / Notas

Di a los hijos de Israel: El hombre o la mujer que cometa cualquiera de los pecados con que los hombres son infieles contra Jehová, se hace culpable. Aquella persona confesará el pecado que cometió, compensará enteramente el daño, añadirá sobre ello la quinta parte y lo dará a aquel contra quien pecó. Números 5:6-7 Debe pagar cuatro veces el valor de la cordera, por haber hecho semejante cosa y no mostrar misericordia. 2 Samuel 12:6 Por tanto, oh rey, acepta mi consejo: redime tus pecados con justicia, y tus iniquidades haciendo misericordias con los oprimidos, pues tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad. Daniel 4:27 Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Isaías 1:18

Dios ha obrado en él. Él podía haber cancelado su deuda devolviendo todo lo que había tomado ilegalmente, agregando un 20% de multa como era requerido por la ley levítica (Levítico 6:2-5; Números 5:67). Pero al imponerse esta pena, Zaqueo se carga sobre sí mismo con la transgresión más seria de la ley por robar la propiedad ajena (Éxodo 22:2; 2 Samuel 12:6). La declaración de Zaqueo da evidencia de que nunca encontró la verdadera felicidad cuando se complacía a sí mismo en apropiarse y acumular dinero, sino que resolvió dejar de pecar y ahora quiere actuar justamente (Daniel 4:27). Él no está avergonzado de admitir su pecado y abiertamente confiesa su deseo de vivir voluntariamente según todos los mandamientos de Dios. El amor de Cristo ha obrado una respuesta agradecida de amor en el corazón de Zaqueo. Su fe se pone evidente por los frutos. La verdadera fe y la verdadera conversión siempre van juntas. No puede ser de otra manera y nunca será de otra manera. D. El salvador afirma que Zaqueo es un hijo de Abraham Ahora el Salvador habla de nuevo. Dirigiéndose a Zaqueo habla para que las personas puedan oírlo, para que sus opiniones superficiales puedan ser corregidas. ¡Hoy ha venido la salvación a esta casa! Toda la familia es incluida en la bendición de Zaqueo. ¿Por qué? Por cuanto él también es hijo de Abraham. Note el agudo contraste: los judíos hablan de un hombre pecador, pero Jesús lo llama un hijo de Abraham. Ese era el título de honor más alto que se le podía dar a un israelita. Zaqueo no es sólo uno de los hijos de la carne, sino también uno de los hijos de la promesa (Romanos 9:8). Jesús no vino a Zaqueo para juzgarlo, sino vino a salvarlo. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. ¡Qué esta afirmación maravillosa penetre en nuestra memoria! Esta verdad debe mantenernos alejados del orgullo de la auto justificación y confortar a los pobres pecadores. ¡Jesús reconoce que Zaqueo es un hijo de Abraham que estaba perdido, y que ahora es salvo! ¡El llamado de Dios a Zaqueo es la evidencia gloriosa de su gracia absolutamente libre y soberana! Es su gracia la que salva a los pecadores, por la muerte expiatoria del Salvador. ¡La gracia de Dios también incluye la obra del pastor que busca a los pecadores perdidos! (Lucas 15:4-6). La historia de Zaqueo es un ejemplo de cómo Cristo lleva a cabo su misión de buscar y salvar a los perdidos. Esta es la prueba de que la salvación no es por obras, sino sólo por gracia. Un publicano codicioso fue cambiado para llegar a ser un discípulo altruista. No hay ningún pecador que haya pecado tan profundamente que no pueda ser salvo. La gracia de Dios cubre nuestros más grandes pecados (Isaías 1:18).

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Referencias / Notas

LECCIÓN Título:

JESÚS ES UNGIDO EN BETANIA Textos de referencia: Mateo 26:6-16; Marcos 14:3-11; Juan 12:1-8 Versículo para memorizar: Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún. Hebreos 6:10 INTRODUCCIÓN Es difícil determinar el tiempo exacto de algunos de los eventos ocurridos en los últimos días de Jesús en la tierra. Esta lección se refiere a uno de ellos. Un examen meticuloso de varios datos cronológicos mencionados por los escritores del evangelio favorecen el punto de vista de que la cena en Betania, donde el Señor fue ungido, tuvo lugar antes de su entrada triunfal en Jerusalén, y no dos días antes de la Pascua como muchos han conjeturado a partir del relato de Mateo (26:1-6). El evangelio de Juan proporciona un dato más detallado en capítulo 12:1-2 y 12. Lo que Cristo dijo a los discípulos: Sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado, fue dicho el miércoles de la gran semana de la pasión. La palabra que enseguida usa Mateo, entonces, no significa que lo que sucede luego, sigue inmediatamente al evento anterior. Usualmente significa “por este tiempo”. Mateo y Marcos colocan la historia de la unción de Jesús después de la conspiración de los judíos para matarlo, para mostrar que Judas fue incitado a ofrecerse al Sanedrín, cuando él fue reprendido por Jesús durante esta ocasión. Según esto, el plan de no matar a Jesús en la gran fiesta cambió, así que según el consejo de Dios, el verdadero cordero pascual sería sacrificado en el día de la Pascua. El complot y la violencia que los enemigos volcaron contra Cristo no le tomaron por sorpresa. El Señor gobernó todas las cosas y se dio voluntariamente cuando vino su tiempo.

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Cuando acabó Jesús todas estas palabras, dijo a sus discípulos: “Sabéis que dentro de dos días se celebra la Pascua, y el Hijo del hombre será entregado para ser crucificado”. Entonces los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos del pueblo se reunieron en el patio del Sumo sacerdote, llamado Caifás, y se confabularon para prender con engaño a Jesús, y matarlo. Pero decían: “No durante la fiesta, para que no se haga alboroto en el pueblo”. Estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso. Mateo 26:1-6

La Historia de la Salvación

I. María y el ungimiento de Jesús

Referencias / Notas

II. Los discípulos y el ungimiento de Jesús III. El ungimiento de Jesús I. MARIA Y EL UNGIMIENTO DE JESUS A. María unge a Jesús

Y le hicieron allí una cena; Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa con él. Juan 12:2

El Salvador dejó Jericó para ir a Betania. Este pequeño pueblo está ubicado al lado oriental del Monte de los Olivos, a tres cuartos de hora de camino de Jerusalén. Allí, Jesús pasó el último sábado de su vida terrenal con sus amigos más íntimos. No era extraño a esta familia, pues debido a la hospitalidad de Marta, había entrado en este hogar muchas veces. (Lucas 10:38-42). Hacía poco Jesús había resucitado a Lázaro (Juan 11). La reunión con sus fieles amigos ocurre cerca de Jerusalén, la ciudad que mata a sus profetas, la ciudad de sus muchos enemigos. Los amigos amorosos aprovechan esta oportunidad para honrar públicamente a Jesús, su gran amigo, que había demostrado un gran amor hacia ellos. Le hicieron allí una cena (Juan 12:2). ¡Cuán maravilloso era este tributo para Jesús, en contraste con la ingratitud que experimentaba con tanta frecuencia! Sus amigos vivían cerca de Jerusalén; por tanto, hacer esta cena era un acto de valor en un ambiente cargado de confabulación. Desafiaron al Sanedrín y en respuesta a la orden de traicionar a Jesús, más bien lo honraron. El amor hace a un lado el temor. El carácter de los asistentes al banquete es notable. El banquete se realiza en la casa de Simón el leproso. Este hombre ya no era un leproso, pues de serlo habría sido expulsado de la ciudad. Se usó esta identificación para distinguirlo y diferenciarlo de otros con ese mismo nombre. Simón era un nombre judío común, y nada menos que diez varones son mencionados con ese nombre en el Nuevo Testamento. Sin duda, Simón había sido leproso y probablemente había sido sanado por Jesús.

Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro. Juan 11:5

Además de Simón, Lázaro también está presente. Los dos son las pruebas vivientes del poder sanador de Jesús. ¡El resucitado de entre los muertos puede sentarse con el Príncipe de la vida! Las hermanas están allí: Marta y María, de quienes la Escritura afirma que Jesús las amaba (Juan 11:5). También presentes alrededor de la mesa están los doce discípulos; su número todavía está completo. En esta noche callada, el Salvador, el amado, está en el centro, rodeado y honrado por sus amigos. ¡Qué reunión más feliz es esta! Todos hacen lo mejor para honrar a Jesús. Marta, según su naturaleza, está como de costumbre ocupada sirviendo. ¿Quién entra al cuarto llevando una botella de ungüento? ¡Es María! Ella había buscado y encontrado la única cosa necesaria para los pies de Jesús. El sacrificio de María es grande y costoso. El ungüento es de nardo puro, de la mejor calidad, muy precioso y muy costoso (Mateo 26:7; Marcos 14:3). Era una libra entera (una libra romana pesaba alrede-

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dor de 327 gramos). El odioso comentario de Judas nos informa del valor del perfume: este costó más de 300 denarios (Marcos 14:5), una gran cantidad de dinero en ese tiempo. Este aceite perfumado de nardo estaba guardado en un vaso de alabastro caro. En lugar de poner con cuidado y cautela unas pocas gotas, María rompe el cuello de la botella y derrama todo su contenido sobre Jesús mientras está sentado a la mesa. Primero ella vierte el aceite perfumado sobre su cabeza como se acostumbraba. Luego lo vierte sobre sus pies. Cuando termina, suelta sus cabellos para secar los pies de Jesús con ellos. Nada es demasiado para él. La fragancia del perfume llena toda la casa.

Referencias / Notas

B. La motivación y la reflexión de María Agradecimiento interior: María recibió personalmente la única cosa necesaria del Salvador de las almas (Lucas 10:42). Ella ve a su hermano Lázaro, que fue resucitado de los muertos por Jesús, sentado con él. Esto no es un sueño, sino una realidad gloriosa. ¡Él vive debido a Jesús! Su dolor ha cambiado en gozo indecible. ¿Qué le dará al Señor por todos sus beneficios? Las palabras son inadecuadas y suenan baratas. Ella siente que debe hacer algo y espontáneamente cede ante los pensamientos de su corazón. María no se sintió obligada a ungir a Jesús, sino que fue un acto completamente voluntario de agradecimiento por parte de ella. No podemos esperar que las personas que no están motivadas por un agradecimiento humilde hagan mucho por Cristo. Pero un corazón lleno de agradecimiento verdadero desea expresarse. Amor apasionado: María es una mujer callada, meditativa. Ella habla poco, pero sus acciones son grandes. ¡Sus hechos hablan! Su tributo extravagante es impresionante. Ella tenía que hacer algo y buscaba una ocasión para hacerlo. Ella ama al Señor y quiere honrar a aquel que es despreciado por el mundo. Su corazón le pertenece a Jesús y, por tanto, lo mejor no es lo suficientemente bueno para él. Este sacrificio es motivado por un amor profundo y fuerte por su Salvador. ¿No podía haber guardado parte del ungüento para sí misma? ¿No podía haber guardado la botella intacta? ¿No podía haber pedido a alguien más que realice este servicio? Ciertamente, pero ella quiere expresar su amor y, por tanto, da lo mejor que puede. No tiene una naturaleza tacaña; es muy generosa. El amor a Jesús la motiva a actuar. ¡Qué ejemplo tenemos aquí! ¿Amamos al Señor con todo nuestro corazón y alma, y lo demostramos en nuestra vida? La fe fuerte: El Salvador declara algo importante con respecto al ungimiento hecho por María: para el día de mi sepultura. Si María misma no hubiese comprendido completamente el simbolismo profundo de su acción, las palabras de Jesús le demostraban que era más que un simple acto de buena voluntad de parte de ella. Él dice con respecto a María: se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura --para prepararlo para la muerte.

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Pero solo una cosa es necesaria, y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada. Lucas 10:42

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

María tiene una premonición de lo que le sucederá a su Señor. Ella actúa con dedicación y es inducida e inspirada por el Espíritu Santo. Él ha iluminado a esta mujer callada, sensible y reflexiva para comprender lo que pronto sucedería. Los judíos matarán a Jesús, los paganos lo crucificarán. Jesús había predicho eso. María sabe que la tumba le espera, y piensa que pronto ya no podrá ungirlo más. Por consiguiente, ella lo hace ahora, antes de que algo le suceda a Jesús, pues puede sobrevenirle incluso la muerte. En esta hora de alegría, esta mujer discierne más que todos los demás. Sus sentidos son agudizados para sentir la muerte venidera del Señor y, por tanto, muestra su amor de esta manera y confiesa su fe en el Salvador. II. LOS DISCIPULOS Y EL UNGIMIENTO DE JESUS A. Los discípulos están indignados Todos vemos lo que María hace con Jesús, pero los discípulos no tienen la visión para apreciar su acción. Al contrario, responden en una forma poco profunda y carente de sustancia. No ven el valor del ungimiento y murmuran entre sí sobre la pérdida del dinero. Pronto ellos preguntan a una voz: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume? El dinero podía haber sido usado mucho mejor. Esto podía haberse vendido a gran precio, y haberse dado a los pobres (Mateo 26:9; Juan 12:5). ¿Quién censura la acción de amor de María? Judas es el que se queja. ¡Qué marcado contraste entre estas dos personas! La rectitud y la hipocresía, el amor y el odio, la generosidad y la codicia se oponen entre ellos. Judas conoce el valor del dinero y calcula rápidamente el valor monetario del ungüento y del vaso de alabastro. Está enojado porque una buena cantidad de dinero se le había escapado. Si el dinero hubiera sido añadido a la bolsa comunal, que servía para que Jesús y sus discípulos vivieran, y que Judas manejaba y de la cual tomaba calladamente de vez en cuando, él podía haber usado este dinero para sí mismo. Judas no puede esconder su desilusión. Sin embargo, no revela su verdadero carácter. Satanás aparece como un ángel de luz y el ladrón actúa como si fuera un amigo compasivo de los pobres. Este hombre cubre sus malas intenciones con una excusa hermosa. Judas es un ladrón y un hipócrita. ¡Qué profundo ha caído! Los otros discípulos que confían en Judas, son persuadidos por él. No tienen una segunda intención, pero les falta la sensibilidad de María. Ellos están de acuerdo con Judas. La reunión que había sido hasta ahora tan serena y pacífica se torna problemática. Hubo algunos que se enojaron dentro de sí... Y murmuraban contra ella (Marcos 14:4, 5). B. María está callada María no puede decir una palabra. Ella no había buscado que la alabaran pero tampoco había esperado un reproche. Es como si ella

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estuviera de pie ante ellos como una delincuente, culpable de desperdiciar y no preocuparse de los pobres.

Referencias / Notas

¡La actitud juzgadora de los discípulos es de hecho muy triste! Se habría entendido su indignación si el ungimiento no hubiera sido hecho para honrar al Señor Jesús, pero ellos se ofendieron porque a Jesús se le hizo un tributo. ¡Cuán fácilmente la crítica y el encontrar las faltas pueden llevar a la condenación injusta! Cuán frecuentemente sucede hoy también que las voces críticas se quejan sobre el gastar para el Señor. Un corazón frío y una mano tacaña van a menudo juntos. La condenación a María por parte de los discípulos irreflexivos aflige mucho a Cristo. ¡Ellos actúan como si él no fuera digno de recibir el tributo de María! III. EL UNGIMIENTO DE JESÚS A. Jesús defiende a María María permanece allí, sin hablar. Pero Jesús, que nota su amor y también ve el odio de Judas, la defiende y la escuda con su amorosa protección. Jesús protege a María. Él no se refiere a la afrenta personal que sufre cuando critican a María. Toma el lado de la mujer indefensa y prohíbe a sus discípulos que la amonesten. ¿Por qué molestáis a esta mujer? pues ha hecho conmigo una buena obra (Mateo 26:10; Marcos 14:6). ¡No la regañen, déjenla sola! Jesús aprueba la acción de María. La boca de Judas expresa blasfemia, pero los labios del Salvador remarcan suavemente: ella ha hecho conmigo una buena obra. Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis. Los pobres siempre necesitarán ayuda y habrá siempre una oportunidad para ayudarlos (Deuteronomio 15:11). ¡Usted puede ayudarlos todas las veces que quiera! Los verdaderos amigos de los pobres no se encuentran con Judas, sino con María. ¡La reprensión de Jesús a estos buscadores de faltas es dura! Ustedes actúan como si se preocuparan por los pobres. La oportunidad siempre está allí para que ustedes los ayuden, no para su propósito egoísta, sino para hacer bien (Marcos 14:7). Más pronto de lo que ustedes piensan, yo ya no estaré físicamente en su medio, y por tanto, esta mujer actuó correctamente. Jesús alaba a María públicamente. Nadie piensa que es extravagante cuidar amorosamente el cuerpo muerto de un ser querido. Hay un deber en cuidar de nuestro muerto. María ejerció este deber. Esta ha hecho lo que podía (Marcos 14:8). Nosotros decimos frecuentemente que hacemos lo mejor que podemos, pero es necesario que el Señor diga esto también de nosotros. De otra manera tal alabanza es mera necedad. Jesús recompensa a María. Los discípulos amonestaron a María, pero el Señor la alaba. Los discípulos entendieron mal el valor de su acción, pero Jesús la premia grandemente. Le asegura: De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el

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Pues nunca faltarán pobres en medio de la tierra; por eso yo te mando: Abrirás tu mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso en tu tierra. Deuteronomio 15:11

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Referencias / Notas

mundo, también se contará lo que esta ha hecho, para memoria de ella (Mateo 26:13). María es confortada dulcemente por la aprobación y alabanza del Señor. Ella puede levantar confiadamente su cabeza. En este momento relatamos la historia de María y las palabras del Señor están siendo cumplidas nuevamente. El cumplimiento de las palabras de Jesús ha continuado durante siglos y continuará hasta el fin del tiempo. María es la única de quien el Salvador dijo esto. Todo el trabajo y las acciones de los grandes de la tierra se olvidan pronto. Solo lo que es hecho por Jesús permanece. Notemos también cuán serenamente el Señor Jesús se refiere a su próxima sepultura. Una semana más e irá a la tumba. Él, que es honrado en este banquete, sabe que pronto morirá y que el ungimiento de María sirve para prepararlo para la tumba. El Señor sabe todo lo que pasará y, sin embargo, quiere llevarlo a cabo. Solo de esta manera puede ganar la salvación. Por esa razón es necesario que permanezca en la tumba. Jesús también sabe que su muerte no es el fin. ¡Él se levantará como el Príncipe de la vida ante quien toda rodilla se doblará! Serena y confiadamente anuncia que el evangelio del único Salvador que llevó la maldición del pecado a la tumba será predicado en todo el mundo (Mateo 26:13). B. Judas planea traicionar a Jesús La disponibilidad de Jesús para sufrir y la promesa de su victoria son verdades gloriosas. Por tanto, no evita amonestar a Judas. Sabe cuáles serán las consecuencias de la reprensión que le administra a Judas.

Yo les dije: “Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo”. Entonces pesaron mi salario: treinta piezas de plata. Zacarías 11:12

El Sanedrín quiere prender Jesús, pero no se atreve a hacerlo públicamente durante la Pascua por temor a que se haga alboroto en el pueblo, que se saldría de control. Por tanto, planean e inventan todo tipo de esquemas para prender con engaño a Jesús, y matarle (Mateo 26:4, 5). De repente, la ayuda les viene del lado que no esperaban y se ponen contentos (Marcos 14:11). Judas va a verlos. Ni siquiera tienen que buscarlo, porque él viene por su propia cuenta. No tienen que pedir nada, porque se ofrece a sí mismo, diciendo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? (Mateo 26:15).

Si el buey cornea a un siervo o a una sierva, su dueño pagará treinta siclos de plata, y el buey será apedreado. Éxodo 21:32

Las negociaciones no duran mucho y pronto se pusieron de acuerdo y convinieron en darle dinero (Lucas 22:5). El precio no es alto. El salario de la traición son treinta piezas de plata (Zacarías 11:12). Esta suma representa el valor que debía pagarse por un esclavo, como compensación, en caso de que este sea acorneado por un buey (Éxodo 21:32).

“…para estos, ciertamente, olor de muerte para muerte, y para aquellos, olor de vida para vida”. 2 Corintios 2:16

Desde ahora en adelante Judas busca un tiempo apropiado para entregar a su maestro en las manos de sus enemigos, sin causar perturbación. La reprensión de Jesús lo había silenciado, pero no había traído un cambio en él. Al contrario, la reprensión lo había incitado para cometer el acto más despreciable. La advertencia de Cristo fue un olor de muerte para muerte (2 Corintios 2:16).

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La repulsión de Judas hacia Jesús había crecido lentamente. Él se sentía decepcionado de Jesús. Se dio cuenta de que su deseo de honor no sería satisfecho, porque Cristo hablaba abiertamente sobre su muerte y sepultura inminentes. Entonces decidió satisfacer su codicia. Interiormente estaba resentido, pero en la casa de Simón se queda callado. Satanás había entrado en un hombre que los tres evangelistas llaman uno de los doce (Mateo 26:14; Marcos 14:10; Lucas 22:3). ¡Qué terrible! Nada puede hacerlo retroceder. Por tres años Judas siguió a Jesús, esperando recibir las riquezas de un reino terrenal. Cristo mostró su gran paciencia tolerando a Judas. No importa cuán grandes son los privilegios, no pueden convertir el corazón. Ellos solo aumentan nuestra culpa. A pesar de todo, Judas era codicioso, ladrón e hipócrita. Una persona así es capaz de todo y puede volverse un traidor, como Judas. Las personas son tentadas donde son más débiles y caen en pecado, a menos que haya una oración incesante, sincera y ferviente del corazón al trono de la gracia: “No nos metas en tentación, mas líbranos del mal”.

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Referencias / Notas

Entró Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual era uno de los doce. Lucas 22:3

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Referencias / Notas

LECCIÓN

46 Título:

LA ENTRADA TRIUNFAL DE JESÚS EN JERUSALÉN Textos de referencia: Mateo 21:1-11; Marcos 11:1-11; Lucas 19:29-44; Juan 12:12-19 Versículo para memorizar: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas! Mateo 21:9 INTRODUCCIÓN Frecuentemente, cuando se descubre que una cierta acción involucra peligro, las personas cobardes intentan retirarse de su compromiso. Otros confrontan el peligro imprudentemente, cuando debería ser evitado. El Señor Jesús no hizo ninguna de estas dos cosas. La resurrección de Lázaro había despertado tal odio en sus enemigos que quisieron matar a Jesús a cualquier precio. Pero su hora aún no había llegado. Por tanto, Jesús se retiró al otro lado del río Jordán. Pero cuando la fiesta de la Pascua se acercaba, el día cuando sufriría y moriría en la cruz, no dudó en ir a Jerusalén. No entró en forma anónima, sino públicamente como el Mesías, para tomar su lugar de gobernante. Todos los evangelistas registran la historia de la última entrada de Jesús en Jerusalén, donde llevaría a cabo su salida final. Una procesión es algo inusual, pero esta es más que cualquiera que se haya testificado alguna vez. Aquí está un Rey que no viene a su pueblo con un grito de victoria, sino con un saludo de paz. No está rodeado por fuertes guardias. No viene con pompa y gloria. ¡No camina sobre los cuerpos muertos de sus enemigos derrotados, sino que cabalga por un camino de ramas de palma, que lo llevan a una cruz! Este Rey quiere conquistar el mundo, no con armas de guerra, sino con su amor. ¡Quiere capturar los corazones de los hombres, mujeres, niños y niñas! Nosotros descubriremos cómo esto tiene lugar analizando:

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I. Las circunstancias

Referencias / Notas

II. La meta III. Los efectos I. LAS CIRCUNSTANCIAS A. Jesús requiere un pollino El domingo, primer día de la semana, no es el día de reposo para los judíos. Jesús deja Betania y es parte de la procesión de peregrinos que están de camino a Jerusalén para celebrar la Pascua. Pronto alcanza el pueblo de Betfagé, localizado cerca de Betania, en el Monte de Los Olivos y a corta distancia de la ciudad santa. Jesús envía a dos de sus discípulos adelante, para que le traigan el pollino de un asno. Sería difícil separar a este animal tierno de su madre, pero vendría fácil y serenamente si su madre también viene con él (Mateo 21:2). Cristo como Señor puede exigir las posesiones de otros. Él tiene el pleno derecho de hacer esto. ¿No es acaso el gobernante de todas las cosas? No hay ninguna razón para creer que hizo un trato con los dueños de estos animales sin el conocimiento de sus discípulos. Jesús gobierna todo y dirige todas las cosas, incluso los mínimos detalles (Marcos 11:2). Los discípulos no tienen que buscar por mucho tiempo. No puede haber ninguna duda sobre la instrucción de Jesús y ellos llevan a cabo fielmente la comisión de su maestro, como era su deber. Nosotros también, debemos obedecer al Señor sin vacilación. Los discípulos guardan estrictamente la palabra de Jesús y todo resulta tal como les había dicho (Lucas 19:32). ¡Y no podría ser de otra manera! ¡Nosotros también podemos estar seguros de que podemos confiar en la palabra del Salvador! Y a la entrada al pueblo, en un puente situado en la intersección de los caminos, ellos encuentran el pollino, en el que nadie se había sentado, junto a su madre. ¡Los animales están listos para ir! Cuando ellos están desatando a los animales, los dueños de los animales no se molestan con los discípulos, sino que les preguntan: ¿Por qué desatáis el pollino? (Lucas 19:33) Están en su derecho de hacer esta pregunta y los discípulos responden como Jesús les dijo: El Señor los necesita (Mateo 21:3; Lucas 19:34). Esta respuesta satisfizo a los dueños y los dejaron (Marcos 11:6). ¡Qué maravilloso! Ellos no pueden ser ciertamente enemigos de Cristo. ¡Cuán complaciente y ejemplar es su generosidad hacia Jesús! ¿Ha estado usted alguna vez en tal situación? ¿Estaría usted deseoso de dejar algo para el reino de Cristo? B. La muchedumbre aclama a Jesús como su Mesías Las acciones que siguen son muy hermosas. Los representantes de Jesús regresan con los animales y ayudan a su maestro a sentarse en el pollino. ¡Cuándo Jesús se sienta la muchedumbre se emociona!

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“… Diciéndoles: “Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y en seguida hallaréis una asna atada y un pollino con ella. Desatadla, y traédmelos”. Mateo 21:2

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Referencias / Notas

¿Quiénes son estas personas que brindan tributo al Salvador? En primer lugar, están los discípulos. Ellos lo conocen y lo aman. Como el Soberano del mundo, es digno de la más grande adoración. Los otros que lo aclaman pertenecen a la muchedumbre que han venido junto con Jesús y han presenciado sus milagros en Galilea y en otras partes. Había también varios ciudadanos de Jerusalén que vinieron a verle (Juan 12:18). La gente de Jerusalén había hablado mucho sobre Jesús, pues la noticia del milagro incomparable de la resurrección de Lázaro en la cercana Betania ya había llegado a la ciudad capital. ¿Dónde tomó lugar la aclamación de Jesús? Cerca a Jerusalén, donde el camino baja de la montaña. La procesión está cerca de la bajada del monte de los Olivos (Lucas 19:37). Allí la emoción de las personas alcanza su clímax. Su entusiasmo es incontrolable. En este punto del camino ya pueden divisar la ciudad del gran Rey, bañada por la luz del sol, toda gloriosa, con sus hermosos edificios y el espléndido templo que reluce a la distancia. Cuando las personas ven Jerusalén, ven por fin la anhelada meta de su viaje. ¡Ven la ciudad capital delante de ellos y allí mismo aclaman a Jesús, de quien esperan que pronto se siente sobre su trono en la ciudad de David y establezca su reino!

Entonces cada uno tomó apresuradamente su manto y lo puso debajo de Jehú en un trono alto. Luego tocaron la bocina y gritaron: “Jehú es el rey”. 2 Reyes 9:13 Jehová, sálvanos ahora, te ruego; te ruego, Jehová, que nos hagas prosperar ahora. ¡Bendito el que viene en el nombre de Jehová! Desde la casa de Jehová os bendecimos. Salmos 118:25, 26

¿Cómo le brindan tributo a Jesús? ¡Con gran alabanza! El pollino, sobre el cual nadie se había sentado, no tiene silla de montar pero eso no es un problema. Los discípulos se quitan sus mantos y los colocan sobre el pollino para que Jesús se siente cómodamente. Otros extienden sus ropas como una alfombra sobre el camino (Lucas 19:36; 2 Reyes 9:13). Otros cortan ramas de los árboles y las ponen sobre el camino. ¡De verdad, esta es una bienvenida reservada solo para un rey! La gente demostraba su alegría ondeando ramas de palmeras (Juan 12:13). Y hay más por venir. Las personas también expresan su alegría con sus voces. La muchedumbre emocionada, los de la vanguardia, así como los que los siguen, gritan de alegría. ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas! ... ¡Bendito el reino de nuestro padre David que viene! ¡Hosanna en las alturas!... Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas (Mateo 21:9; Marcos 11:10; Lucas 19:38; Juan 12:13). El grito “Hosanna” es tomado del Salmo 118:25-26 y literalmente significa, “ayuda ahora y bendice”. También se cantaba el “Hosanna” en la fiesta de los Tabernáculos. Toda la gente que estaba de camino a la fiesta en Jerusalén ya estaba emocionada y ahora toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto (Lucas 19:37). La emoción alcanza su clímax cuando aclaman al Señor Jesucristo como su Mesías. El Hijo de David establecerá el reino antiguo para su pueblo, sobre el cual Dios mira con gracia. Debido al puro afecto de su voluntad desde la eternidad, el Señor dará verdadera paz mediante Jesús. La muchedumbre aclama ahora a su Rey, su reino y su salvación. ¡Benditos son todos los que desean a este Rey!

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C. Las características del reinado

Referencias / Notas

La procesión en camino a Jerusalén se distinguió por las marcas de la supremacía real: 1. Cristo ordenó este tributo. Él no lo pidió, sino que ordenó su preparación. Sólo un rey tenía derecho de hacerlo. 2. El homenaje que la muchedumbre rindió a Jesús fue digno de un rey que pertenecía al linaje de David. 3. La procesión que entró en la ciudad le otorgó privilegios que se daban solo a la realeza. Aquellos con una genealogía menor debían desmontar en la puerta para entrar en la ciudad. 4. El uso de un pollino, sobre el cual nadie había montado, y que fue específicamente traído para el uso de Cristo. Para las ocasiones especiales se acostumbraba montar un animal que nadie había usado antes. 5. El montar un asno era señal de autoridad y poder. Estos animales, en el Este, eran más grandes, majestuosos, briosos y más rápido que los que conocemos en el hemisferio occidental. En tiempos antiguos los poderosos montaban en los asnos (Génesis 22:3; Números 22:21; Jueces 10:4; 12:14; 2 Reyes 4:22). Los líderes militares usaban comúnmente estos animales porque eran más firmes y no se resbalaban en los terrenos montañosos como los caballos. Solo después del reinado del Rey Salomón se hizo costumbre usar caballos en la batalla. Cristo no montó en un animal de guerra magníficamente adornado, vivaz y que resoplaba, sino que como el Príncipe de paz prefirió un animal manso y pacífico como señal de que su reino es de paz (Zacarías 9:9, 10). II. LA META A. El cumplimiento de la profecía Ahora y de esta manera una profecía hecha hace cientos de años se había cumplido. Alégrate mucho, hija de Sión; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu Rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna (Zacarías 9:9). ¡Mateo da énfasis a este punto y quiere asegurarse de que esto es anunciado a la hija de Sión! El cumplimiento de la profecía fue proclamado por los antiguos profetas y por Juan el Bautista. Después, los apóstoles declararon este cumplimiento y ahora lo hace cada ministro fiel. ¡Nosotros también, como maestros, debemos proclamar el cumplimiento de la profecía! Este cumplimiento no fue anunciado por los discípulos. En Juan 12:16 se señala que al principio ellos no entendían lo que estaba pasando y solo más tarde comprendieron, después de que Jesús fue glorificado. Entonces fueron iluminados para ver este evento en la perspectiva de la profecía y su participación en ella.

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Abraham se levantó muy de mañana, ensilló su asno, tomó consigo a dos de sus siervos y a Isaac, su hijo. Después cortó leña para el holocausto, se levantó y fue al lugar que Dios le había dicho. Génesis 22:3 Tuvo treinta hijos, que cabalgaban sobre treinta asnos; y tenían treinta ciudades, que se llaman las ciudades de Jair hasta hoy, las cuales están en la tierra de Galaad. Jueces 10:4 Este tuvo cuarenta hijos y treinta nietos que cabalgaban sobre setenta asnos. Juzgó a Israel ocho años. Jueces 12:14 ¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Da voces de júbilo, hija de Jerusalén! Mira que tu rey vendrá a ti, justo y salvador, pero humilde, cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna. Él destruirá los carros de Efraín y los caballos de Jerusalén; los arcos de guerra serán quebrados, y proclamará la paz a las naciones. Su señorío será de mar a mar, desde el río hasta los confines de la tierra. Zacarías 9:9, 10

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Referencias / Notas

Cristo mismo no sólo permitió que todas estas cosas tuvieran lugar, sino que deliberadamente hizo su parte para que la profecía se cumpliera. No necesitaba montar un animal porque estuviera cansado. Hay una razón completamente diferente para esto. Las profecías que honran a Jesús como el Mesías debían cumplirse, así como las de su sufrimiento. En el Antiguo Testamento, las dos clases de profecías son predichas como parte del programa de Jesús. El Padre deseaba que antes de ser humillado, Jesús entrara en Jerusalén y fuera honrado como el Rey. Jesús también deseaba lo mismo. ¡Esta es la razón por la cual esta gran procesión de personas jubilosas está teniendo lugar! B. Jesús revela que Él es el Mesías

Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerlo rey, volvió a retirarse al monte él solo. Juan 6:15 Respondió Jesús: --Mi Reino no es de este mundo; si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí. Juan 18:36

¿Por qué Cristo no se proveyó antes esta gloria para sí mismo? Previamente había hecho lo contrario. Él se retiraba y prohibía a las personas que proclamaran quién era él, cuando realizaba curaciones y milagros maravillosos. Cuando las personas quisieron tomarlo por la fuerza para hacerle rey, los eludió (Juan 6:15). Pero ahora, él mismo quiere revelarse como el Mesías. Jesús había dado a la gente evidencias de que no satisfaría las expectativas políticas de las personas. Pronto sería evidente a todos que su reino no era de este mundo (Juan 18:36). Cristo no era un defensor fanático ni tampoco un idealista de buen corazón. Su reino es espiritual por naturaleza y sus bondades son solo deseables y adecuadas para los pobres en espíritu. Este rey hubiera podido fácilmente incitar a la rebelión a la muchedumbre entusiasmada, si lo hubiese querido. Pero Jesús transita el camino del sufrimiento, y de esta forma cumplirá con la profecía. Él quiere sufrir porque ha tomado voluntariamente sobre sí mismo la culpa del pecado y su castigo. Quiere sufrir como el fiador y mediador voluntario. Nadie debe ofenderse por la apariencia humilde de este rey sin corona, a quien le faltan las riquezas y las armas, mientras cabalga como rey sobre el pollino de una asna. C. La entrada de Jesús es pública La entrada de Jesús en Jerusalén es una invitación y una declaración pública. El gran Hijo de David, el rey de la Casa de David junto a su pueblo, viene a la ciudad de David para que esta pueda reconocerlo. ¿Reconoce y acepta Jerusalén a Jesús? Esta no lo había recibido antes así, pero ahora aparece como el Rey de quien el profeta Zacarías había declarado que era el Príncipe de Paz, aquel que deseaba salvar a su pueblo. ¿No se arrodillará la ciudad delante de su legítimo soberano? ¡Él es tu Señor, Oh Jerusalén! ¡Arrodíllate delante de Él! El llamado de Jesús es serio, significativo, afectuoso y urgente: recíbeme como tu Rey para reinar sobre ti y cuidaré por tu bienestar temporal y eterno. ¡Si también tú conocieras, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! (Lucas 19:42) Si hubo niños entre la procesión festiva, de seguro ellos se unieron a la alabanza gozosa. ¿Lo reconocerían como su rey? Jesús es el rey y tiene derecho al homenaje.

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No todo tipo de alabanza es necesariamente apropiada. Es posible alabar en voz alta y cantar un salmo o himno sin tener un corazón que corresponde con la voz. Una alabanza llena de entusiasmo no significa necesariamente que somos verdaderos siervos del rey Jesús. El Señor quiere nuestros corazones. ¡Los verdaderos “Hosannas” solo pueden venir de la fe verdadera en Cristo, y de un amor apasionado que dice: nuestro corazón te escoge para ser nuestro rey!

Referencias / Notas

III. LOS EFECTOS La muchedumbre alaba la grandeza de Jesús cuando este se acerca a las puertas de la ciudad. A. Los fariseos se enfadan No todos se unieron para gritar los jubilosos “Hosannas”. Había algunos fariseos (Lucas 19:39), que se ofendieron profundamente. El Sanedrín ya había decidido matar a Jesús. ¿Fallaría el plan? Los fariseos rechinan sus dientes cuando ven el honor que recibe el odiado Nazareno y dicen entre sí: Ya veis que no conseguís nada. Mirad, el mundo se va tras él (Juan 12:19). No pueden soportar oír los gritos jubilosos de las personas, pero no se atreven a reprenderlas en ese momento. ¡El efecto no sería bueno! No habían esperado tal respuesta entusiasta y se sienten derrotados. Se niegan a abandonar su enemistad y tienen la audacia de pedirle a Jesús que haga lo que ellos mismos no se atreven a hacer: ¡Maestro, reprende a tus discípulos! (Lucas 19:39). Ellos quieren que Jesús se vuelva contra sí mismo y se vuelva su aliado al negarse este tributo. ¡Esto es demasiado!, piensan ellos. Pero Jesús los rechaza y se dirige a ellos con un proverbio basado en Habacuc 2:11.

Porque la piedra clamará desde el muro y la tabla del enmaderado le responderá. Habacuc 2:11

Los fariseos están convencidos de la urgencia de librarse de Jesús. El rey aclamado es la piedra de ofensa para los fariseos (Lucas 20:1718). Ellos están cegados por el odio. Así es también hoy en día. Las personas todavía rechazan a Jesús como su rey.

Pero él, mirándolos, dijo: --¿Qué, pues, es lo que está escrito?: “La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo”. “Todo el que caiga sobre aquella piedra, será quebrantado; pero sobre quien ella caiga, lo desmenuzará”. Lucas 20:17-18

B. Jerusalén permanece indiferente El Señor Jesús quiso esta vez recibir el reconocimiento del pueblo y muchos lo honraron, pero no todos. La mayoría de los ciudadanos de Jerusalén no recibieron a su rey. Él entra por la puerta, seguido por una gran muchedumbre y toda la ciudad está emocionada. Los ciudadanos preguntan: ¿Quién es éste? (Mateo 21:10). Cuando escuchan: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea, no quieren saber nada de él. Es como si dijeran, “¿Puede algo bueno venir de Nazaret?”. Ellos oyen los “Hosannas”, pero no responden. Solo los niños aclaman a Cristo cuando al día siguiente lo ven en el templo: ¡Hosanna al Hijo de David! Incluso la alabanza de los niños incomodó mucho a los fariseos. La ciudad capital en conjunto permanecía indiferente y guardaba silencio. Por un momento los ciudadanos de Jerusalén notan la emo-

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Referencias / Notas

ción, pero no adoran al Salvador. Porque ahora está encubierto de sus ojos. Muchos otros que oyen hablar de Cristo y su palabra se interesan por un momento, pero pronto regresan al orden del día. Ellos podían haberlo reconocido, pero no se vieron como pecadores culpables con la necesidad de ser librados del pecado. Por tanto, no ven a Jesús como el único Libertador dado por Dios. Tal ceguera irresponsable es inexcusable y por tanto el juicio justo de Dios está sobre ellos. C. Un Salvador que llora La gran muchedumbre aclama a Jesús y él está intensamente triste. Jesús llora, abiertamente. ¡Su corazón está desgarrado! La vista de la hermosa Jerusalén se despliega ante él, pero sus ojos están oscurecidos por las lágrimas. No se avergüenza de sus lágrimas y explica la razón de su llanto. ¿Llora Jesús por sí mismo, al saber que pronto los “Hosannas” se detendrán y la alegría vana del día se volverá en desilusión, enemistad y malicia? No. No porque él viene a Jerusalén a morir. Cuando ve la ciudad, llora debido a su gran amor y profunda angustia por la ciudad (Lucas 19:41). Llora por el pecado de la ciudad que rechaza al Mesías y por su desprecio al único Salvador. Jerusalén no reconocerá al Salvador. Jesús no llora con amargura, sino con compasión. ¡Qué Salvador! Ahora, cuando es aclamado por la muchedumbre como el Mesías, su corazón está lleno de piedad por una ciudad que lo rechaza y que no escapará a su juicio bien merecido. ¡Cuán compasivo es Jesús! Estas lágrimas expresan el dolor de Jesús por el amor rechazado. Permitamos que Jerusalén sea un ejemplo de advertencia para nosotros. Cristo todavía está ofreciendo seriamente su gracia a los pecadores culpables. Cuando miramos al Salvador que llora sobre Jerusalén, nos atreveríamos a decir: ¿yo no quiero ser salvo? Hoy es el día de gracia. ¡Reconozcamos que es para su paz! (Lucas 19:42). Los que rechazan la gracia de Dios experimentarán la ira de Dios. Los que rechazan a Cristo serán condenados.

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Referencias / Notas

LECCIÓN Título:

JESÚS LIMPIA EL TEMPLO Textos de referencia: Mateo 21:12-16; Marcos 11:15-18; Lucas 19:45-48 Versículos para memorizar: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones. Pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. Marcos 11:17 INTRODUCCIÓN La última profecía del Antiguo Testamento anuncia la venida de Cristo con las palabras: y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis (Malaquías 3:1). El cumplimiento de esta profecía empezó durante los días de la aparición de Jesús en Israel. Fue traído al templo para ser presentado al Señor por primera vez, cuando era un infante de cuarenta días de nacido. Siendo un joven de doce años, se sentó en el templo en medio de los escribas, como profeta entre su pueblo, enseñaba frecuentemente allí y realizó grandes milagros. Y aquí mismo se reveló como rey y ese es el tema de esta lección. Es notable destacar que al principio y al final del ministerio público del Señor tuvo lugar una limpieza del templo, cuando se realizaba la fiesta de la Pascua. El asunto principal de esta lección es que Jesús es el Rey. Esto se aprecia claramente el domingo de Ramos, cuando viene a la ciudad capital y al día siguiente entra en la casa de su Padre para limpiarla. Mientras este drama se despliega nosotros veremos: I. Cómo llega Jesús a Jerusalén II. Lo que hizo Jesús en Jerusalén III. Cómo es recibido Jesús en Jerusalén

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Referencias / Notas

I. COMO LLEGA JESÚS A JERUSALÉN A. Jesús permite que lo proclamen Rey cuando entra en Jerusalén El relato del sufrimiento y de la muerte de Jesús comienza con su entrada triunfal, real, en Jerusalén. Hasta este momento el Señor Jesús había ocultado su gloria. Con frecuencia, daba órdenes estrictas de no dar a conocer que él era el Mesías. Esta vez no da dicha orden. Ahora, quiere revelarse públicamente como Rey y llama al pueblo para que lo reconozca y lo aclame como el verdadero heredero de la Casa de David. Los fariseos están encolerizados por la conducta de Cristo y por la respuesta de las personas que con gozo y entusiasmo le dan la bienvenida. ¡No se atreven a reprochar a la gente en este momento inoportuno, aunque le exigen a Jesús que lo haga! Ellos quieren que él haga lo que no se atreven a hacer. Jesús se niega porque él debe y quiere ser reconocido como Rey. Los gritos jubilosos de “Hosanna”, proferidos por las personas que entran en Jerusalén, son la invitación a los ciudadanos para que respondan cálidamente y lo reciban. ¡Jesús es digno de ser recibido por ellos! B. Jerusalén no reconoce a Jesús como su Rey Jesús no es engañado ni por un momento, sabe lo que pasará. Aunque muchos lo honran, la propia ciudad capital no lo recibirá como su Rey. Muy pronto los ciudadanos de Jerusalén lo rechazarán como a un criminal y lo crucificarán como a un proscrito, fuera de la ciudad. La miseria más horrible vendrá sobre ellos por haberlo despreciado en este momento de prueba. Jesús lo sabe. Él conoce los tiempos y el futuro de Jerusalén. Tiene lástima de sus ciudadanos. Su corazón es tierno y derrama lágrimas por la ciudad y su gente. El Salvador sollozante no oculta sus lágrimas en esta ocasión. Todos pueden verle que llora. Las circunstancias no lo detienen de revelarse como Rey. Por tanto, cuando llega a la ciudad, va inmediatamente al templo. Aquí, él se siente como si estuviera en su propia casa. Al anochecer, se toma un momento para observar lo que estaba pasando. Y habiendo mirado alrededor todas las cosas, como ya anochecía, se fue a Betania con los doce (Marcos 11:11). II. LO QUE HIZO JESÚS EN JERUSALÉN A. El patio exterior del templo se ha vuelto un mercado Al día siguiente Jesús regresa a Jerusalén e inmediatamente se dirige al templo. El día que Jesús hizo su entrada en Jerusalén, no se había hecho ninguna preparación para darle una recepción digna. Al contrario, parecía como si muchos obstáculos hubieran sido puestos en su camino. En este momento, el templo era todo menos un lugar santo. El patio exterior se había convertido en un mercado. Muchos años atrás el templo era el lugar santo, donde el Señor se encontraba con su pue-

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blo. Hasta acá se traían los sacrificios y se oraba. El templo era un lugar sagrado que debía ser guardado y respetado. No debía usarse para ningún otro propósito que no fuera lo que el Señor había ordenado. Este templo, construido sobre el monte Sión, tenía una serie de patios dispuestos para que cada uno fuera más alto que el anterior y el propio templo estaba de pie, como una corona, sobre el monte. El patio exterior, que era el lugar al que se les permitía entrar a los paganos, tenía un suelo cubierto con un mosaico de azulejos y estaba rodeado por galerías de madera de cedro, soportadas por pilares de mármol blanco de 25 metros de alto. Este patio exterior tenía muchas puertas que siempre estaban abiertas. Allí es donde los judíos se reunían (Juan 18:20). Allí el Señor Jesucristo enseñó y realizó muchos milagros. El mercado del templo estaba ubicado también aquí y era el lugar donde se cambiaba el dinero para pagar los impuestos del templo. Pero este patio del templo se había vuelto un mercado, y no cualquiera, sino uno donde además de comprar animales, aceite, vino y otras mercancías para los sacrificios, se compraba también las comidas sagradas. La ley (Deuteronomio 14:24-26) permitía tener provisiones para las personas que tenían que hacer un largo viaje para acudir al templo. A estas personas se les permitía comprar los artículos que debían ser usados en los sacrificios. Los cambistas de dinero también ejercían su comercio en este lugar. Todos, sin importar de qué país vinieran, podían intercambiar dinero por monedas aceptables para el servicio del templo. Según la ley judía antigua, tenían que pagar un impuesto para la manutención del servicio del templo (Éxodo 30:11-16). Estos impuestos tenían que ser pagados “en las monedas de Tiro” que tenían un alto contenido de plata. Estas monedas de Tiro estaban grabadas con representaciones de Hércules y del águila Ptolemaica, y la frase: santo e infalible Tiro. El patio era un lugar muy ocupado. Sobre todo durante la fiesta de la Pascua estaba muy lleno. Flavio Josefo afirma que en la fiesta de la Pascua, frecuentemente más de un millón de peregrinos de todo el mundo conocido de esa época, venía a Jerusalén. Durante la semana de la Pascua se sacrificaban más de 250.000 corderos. B. El lugar santo es usado para hacer negocios Con toda probabilidad, vender e intercambiar se debió haber realizado originalmente fuera del patio y poco a poco se fue extendiendo hacia adentro. Lo que no era del lugar santo se había extendido imperceptiblemente adentro. Esto era un terrible sacrilegio. El ganado contaminaba la atmósfera y el suelo. El mugido del ganado, el balido de las ovejas, el arrullo de las palomas, la bulla de los compradores y vendedores, y la charla del mercado alteraban la paz del templo. Este debía ser el lugar donde los extranjeros venían a orar al Señor (1 Reyes 8:41-43), pero la atmósfera estaba contaminada completamente. Nadie podía retirarse aquí en silencio y la oración era imposible.

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Referencias / Notas

Jesús le respondió: --Yo públicamente he hablado al mundo. Siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto. Juan 18:20 Si el camino es tan largo que no puedas llevarlo, por estar lejos de ti el lugar que Jehová, tu Dios, haya escogido para poner en él su nombre, cuando Jehová, tu Dios, te haya bendecido, entonces lo venderás, llevarás el dinero contigo e irás al lugar que Jehová, tu Dios, escoja. Allí entregarás el dinero por todo lo que deseas: por vacas, por ovejas, por vino, por sidra o por cualquier cosa que tú desees. Comerás allí delante de Jehová, tu Dios, y te alegrarás, tú y tu familia. Deuteronomio 14:24-26

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Referencias / Notas

Los sacerdotes principales eran los guardianes de la casa de Dios. Ellos tenían que cuidar que la santidad de este lugar no sea profanada. Contrariamente a la orden de Dios, ellos toleraron este sacrilegio por amor a la ganancia. Según la ley levítica solo se podían vender los animales limpios. No era permitido poner en la tesorería del templo el dinero romano que se usaba para las transacciones diarias. Exteriormente todo parecía correcto, pero las cosas consagradas a Dios eran usadas para fines mundanos. Los compradores y vendedores no tenían respeto a Dios, sino que querían ganar dinero. No se observaba la reverencia apropiada para Dios y el lugar santo, reservado para el servicio de Dios, se había rebajado y convertido en un mercado común. C. Jesús purifica el templo

Encontró en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas que estaban allí sentados e hizo un azote de cuerdas y echó fuera del templo a todos, con las ovejas y los bueyes; también desparramó las monedas de los cambistas y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: --Quitad esto de aquí, y no convirtáis la casa de mi Padre en casa de mercado. Juan 2:14-16 Yo los llevaré a mi santo monte y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptados sobre mi altar, porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos. Isaías 56:7 ¿Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta Casa, sobre la cual es invocado mi nombre? Esto también yo lo veo, dice Jehová. Jeremías 7:11

El Señor Jesús se apena por todo lo que está pasando aquí. Antes, ya había actuado contra este abuso vergonzoso (Juan 2:14-16), dejando una impresión profunda, al menos durante algún tiempo. Pero, no había habido una solución definitiva. Jesús actuará ahora más severamente que la primera vez. Él entra en el santuario. Mateo lo describe como el templo de Dios. Como antes, Jesús no perdona a los hacedores del mal. Arroja afuera todo lo que no pertenece al templo. Saca todo lo que es profano. No actúa en un ataque súbito de ira, sino que su ira es deliberada y cierta. Jesús comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo; y volcó las mesas de los cambistas, de tal forma que las monedas rodaban por todas partes, y también las sillas de los que vendían palomas fueron volcadas; y no consentía que nadie atravesase el templo llevando utensilio alguno (Marcos 11:15, 16). ¡Todo tenía que cambiar! Ni siquiera una sola violación es tolerada. Jesús los expulsa a todos, ¡lejos! Ninguno de los comerciantes y cambistas de dinero piensa en oponerse a la fuerte reprensión de Jesús. Jesús no espera la aprobación de los sacerdotes principales que han abandonado su deber. ¿No es Jesús el Rey? Es el Hijo de Dios y no tolerará que la casa de su Padre sea usada para cualquier cosa, y que el honor del Señor sea pisoteado por estos siervos del templo. Jesús habla duramente, pero la justicia está de su lado. Como antes, él cita la Escritura para respaldar su acción. ¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones (Marcos 11:17; Isaías 56:7 y Jeremías 7:11) ¡La casa de oración para todas las naciones había sido convertida en una cueva de ladrones! ¡Cuán chocante es esta escena! Jesús, el Rey rechazado, sabe que a su debido tiempo el templo será destruido, pero no tolera que este sea usado para propósitos malos. Prohíbe las cosas que son sacrílegas. Él gobierna su casa para que esta pueda ser de verdad una casa de oración.

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Jesús mantiene constantemente el honor de su Padre. El templo había sido consagrado exclusivamente al servicio de Dios. ¡Los principales sacerdotes deben ser reprendidos severamente por tolerar este abuso! Ellos merecen ser censurados por su falta de cumplimiento en la labor que se les había encomendado, y también porque están confabulados en planear el asesinato de Jesús, para sacarle de su camino.

Referencias / Notas

El propósito de limpiar el templo no es solo para detener las transacciones comerciales. Este bullicioso cambio comercial representa a los pecados de los líderes y de la gente. La profanación del templo es una señal de la degeneración espiritual. Demuestra que tienen la misma mentalidad de sus antepasados en el tiempo de Jeremías, quienes se hundieron al nivel de las obras muertas y confiaron en una forma exterior de religión. Ellos están igual que sus antepasados. Ellos no sirven de verdad a Dios y quieren matar al verdadero Mesías. La limpieza del templo también les advierte, llamándolos a arrepentirse de su malos caminos. Todos necesitamos recordar que el Señor requiere reverencia para su palabra y servicio. ¿Cómo actuamos en la iglesia, en la Escuela Dominical, mientras se ora y durante la lectura de la Biblia? ¡Nosotros debemos ser reverentes cuando nos ocupamos de las cosas de Dios! No podemos tolerar las cosas que profanan el servicio de Dios. Sin embargo, la reverencia externa no es suficiente. No puede haber una verdadera religión sin una forma apropiada, pero tampoco puede haber una forma sin un contenido. Dios es Espíritu y los que lo adoran, deben adorarle en espíritu y en verdad. III. COMO ES RECIBIDO JESÚS EN JERUSALÉN A. Jesús es alabado por los niños El Rey, del que habla la profecía de Zacarías, trae la paz y el juicio. Es el gran ayudador de los pobres (Salmos 72:12-13). Y vinieron a él en el templo, ciegos y cojos, y los sanó (Mateo 21:14). Estas personas fueron traídas al Salvador y realizó milagros para los necesitados de Israel. De esta forma, hizo del templo del Señor un lugar de verdadera compasión. El Rey se ha revelado en la casa de su Padre. Ha realizado hechos majestuosos y poderosos y ha concedido favores reales. ¿Lo reconocerán las personas y lo recibirán ahora? Solo algunos niños, aclamaban en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! Los adultos no lo alaban. Los niños oyeron lo que ayer dijeron los adultos y lo continúan repitiendo aquí en el templo. ¡Cuán glorioso es que las lenguas de los niños alaben al Salvador! Jesús no rechaza su alabanza. ¡Él quiere también ser alabado por los niños y los defiende cuando son criticados! Los principales sacerdotes y los escribas no pueden soportar la alabanza de los niños. Estos vieron las maravillas que hacía, y no las negaban. Aquellos oyen a los niños jubilosos y no se atreven a detenerlos, pero no pueden parar de mostrar su enojo. No soportan oír estos “Hosannas” que reconocen

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Él librará al menesteroso que clame y al afligido que no tenga quien lo socorra. Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso; salvará la vida de los pobres. Salmos 72:12-13

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Referencias / Notas

De la boca de los niños y de los que aún maman, fundaste la fortaleza a causa de tus enemigos, para hacer callar al enemigo y al vengativo. Salmos 8:2

a Jesús como el Mesías. Y ellos se indignaron y le preguntaron con enojo a Jesús: ¿Oyes lo que estos dicen? El Señor Jesús toma el lado de estos niños que alaban, contra los hombres sabios de Israel que rechazan al Mesías. Las alabanzas de estos niños afirman la profecía del Antiguo Testamento. Cristo señala esto (Salmo 8:2) cuando contesta: Sí; ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza? Él no dice, ellos son solo niños; no los tomen demasiado en serio. Al contrario, las alabanzas balbuceadas por los niños muy tiernos --de los que maman (los niños eran normalmente amamantados por mucho más tiempo en el oriente) son tal tributo al Señor que esto silencia a sus enemigos. ¡El Señor es glorificado cuando los niños pequeños lo alaban como Salvador! ¡Esta verdad debe ser un estímulo para que ministremos a los niños pequeños! B. Jesús calla la boca de sus enemigos

Respondió Jesús y les dijo: --Destruid este templo y en tres días lo levantaré. Juan 2:19

Jesús impone silencio a sus enemigos refiriéndose a un hermoso salmo (Salmo 8:2). Nos preguntamos, ¿cómo es posible que estos enemigos se atrevan a venir contra él? No pueden ver que la misión de Cristo es purificar a las personas del pecado, y se niegan a reconocerlo a como su Rey. Por un momento son tomados desprevenidamente, pero están ofendidos porque Jesús hizo lo que ellos debían hacer. Por tanto, al día siguiente, vienen de nuevo a él, mostrando cuán altivos son y le preguntan: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Y quién te dio esta autoridad? Jesús no se niega a contestarles. En su primera fiesta de la Pascua, se había referido a su muerte y resurrección (Juan 2:19). Ahora, él sólo les recuerda la implicación del testimonio del profeta Juan el Bautista, ampliamente reconocido. Les contesta con una pregunta sobre este heraldo. Las bocas de los sacerdotes y escribas son cerradas. Su corazón está lleno de odio y buscan con más ahínco la manera de destruirlo, pero no pueden hacer nada sin crear un alboroto entre el pueblo (Marcos 11:18). Las personas están asombradas por su enseñanza (Lucas 19:48). No hay ninguna duda de que ellas todavía están del lado de Jesús. Por tanto, los sacerdotes y escribas no se atreven a actuar. ¡Sin embargo, esto pronto cambiaría! Es terrible ser como los sacerdotes principales. No quisieron aceptar la advertencia bien merecida. Y no serán corregidos ni retrocederán de su plan malvado. Los que se endurecen a sí mismos, serán vencidos por el mal.

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Referencias / Notas

LECCIÓN Título:

LA PARÁBOLA DE LOS LABRADORES MALVADOS Textos de referencia: Mateo 21:33-46; Marcos 12:1-12; Lucas 20:9-19 Versículo para memorizar: ¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron. Hebreos 2:3 INTRODUCCIÓN Hay mucha acción en esta parábola y el tema principal es bien claro. Esta debe ser colocada en su contexto histórico y referirse al Rey Jesús cuando entró a Jerusalén el domingo de Ramos. ¡Esa fue una entrada triunfal! El Salvador fue rechazado por el pueblo de Jerusalén y no se defendió a sí mismo. Jesús pasó las noches en Betania durante su visita a Jerusalén. Durante el día, visitó el templo del Señor, la casa de su Padre, y arrojó afuera todo lo que no pertenecía allí. También realizó obras de misericordia: sanó al ciego y al cojo, alabó a los niños y los protegió de la crítica de los escribas, y proclamó el evangelio al pueblo (Mateo 21:12-16). ¡Qué contraste con los enemigos de Jesús! Estos lo amenazaron de muerte e hicieron planes para asesinarlo, mientras él continuaba su obra, sabiendo que dentro de pocos días ¡sería crucificado! Mientras Jesús estaba en el templo, los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos no paraban de acosarlo. Habían sido negligentes en sus deberes al no controlar a los mercaderes y habían permitido que los cambistas continúen su trabajo. Confrontaron con enojo al Señor Jesús y le demandaron: ¿con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién es él que te ha dado esta autoridad? (Lucas 20:1-2). Ellos le dejaron saber que aquí tenían el control y él no tenía permiso para actuar como lo hacía.

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Entró Jesús en el templo de Dios y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo; volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas, y les dijo: “Escrito está: “Mi casa, casa de oración será llamada”, pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones”. Y en el templo se le acercaron ciegos y cojos, y los sanó. Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: “¡Hosana al Hijo de David!”, se enojaron y le dijeron: -¿Oyes lo que estos dicen? Jesús les dijo: --Sí. ¿Nunca leísteis: “De la boca de los niños y de los que aún maman, perfeccionaste la alabanza”? Mateo 21:12-16

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Referencias / Notas

Jesús, efectivamente, confrontó su acusación con una pregunta. El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres? Él quiso que los líderes recordaran que tiempo atrás Juan el Bautista les había respondido a su pregunta. Juan había declarado que Jesús era el Mesías. El Señor lo que destaca de su discusión con estos hombres es: si ustedes, sacerdotes y escribas, reconocieron que Juan era el profeta enviado por Dios (y ellos efectivamente así lo reconocieron), deben creer el testimonio de Juan con respecto a mí, es decir, que yo soy el Hijo del Padre. Por tanto, como Señor del templo, ¡tengo más autoridad que ustedes y no tengo que pedirles permiso para hacer lo que hice!

Respondiendo Jesús, les dijo: --Os haré yo también una pregunta. Respondedme: El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres? Entonces ellos discutían entre sí, diciendo: --Si decimos “del cielo”, dirá: “¿Por qué, pues, no le creísteis?” Y si decimos “de los hombres”, todo el pueblo nos apedreará, porque están persuadidos de que Juan era profeta. Respondieron que no sabían de dónde era. Entonces Jesús les dijo: --Yo tampoco os diré con qué autoridad hago estas cosas. Lucas 20:3-8

Los sacerdotes y escribas están avergonzados, pero no quieren reconocer la verdad. En este momento solo están interesados en su propia seguridad y, por tanto, razonan que es mejor no decir nada por el momento. Temen que el pueblo los apedree. Por tanto, el Señor Jesús los avergüenza al no responderles su pregunta (Lucas 20:3-8). Sin embargo, él no los deja tranquilos tan fácilmente. Los avergonzará aún más. Cuando Jesús termina de narrar la parábola de los dos hijos (Mateo 21:28-32), les recuerda los privilegios superiores que han acumulado para sí, desenmascara su maldad y pone al descubierto su culpa espantosa. Ese es el propósito de esta parábola, la que narró al pueblo (Lucas 20:9), aunque principalmente estaba dirigida a los líderes de Israel. Ellos estuvieron entre el pueblo y la escucharon. La parábola también demostró la paciencia abundante de Jesús, paciencia que evidenciaba su gran amor. Esta aumenta la culpa de los líderes y muestra el juicio justo de Dios sobre sus actividades pasadas, presentes y futuras. Por tanto, veamos la culpa de Israel en: I. El pasado II. El presente III. El futuro I. EL PASADO A. La primera parte de la parábola Cristo se refiere a un padre de familia, o propietario de un terreno, que plantó una viña. La ilustración es clara. En Israel había muchas áreas de tierra fértil y exuberante, plantadas con viñas magníficas. Este hombre ni compra ni hereda una viña existente, sino que planta una nueva contra la ladera asoleada de una montaña. Brinda el más sumo cuidado a esta viña para que produzca frutos buenos. El propietario no sólo intenta recoger las uvas, sino que también quiere procesar la fruta. Por tanto instala un lagar, que consiste de dos tanques. Uno es colocado un poco más alto que el otro. Las uvas son aplastadas al caminar sobre ellas con los pies desnudos, en el tanque superior. El jugo fluye hacia abajo y cae al siguiente contenedor. Luego es puesto en odres de cuero o en vasijas de barro.

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El propietario también construye una torre alta, para que un cuidador vigile toda la viña desde allí. Cuando todo está listo, se arrienda la viña a unos labradores (inquilinos). Estos quedan a cargo de la viña y el propietario se va lejos (Mateo 21:33). Parte de la cosecha servirá para pagar al propietario la renta.

Referencias / Notas

Cuando se acercó el tiempo de la cosecha, el propietario envió a sus siervos para que recibiesen los frutos de la viña. Los inquilinos maltrataron a los siervos y los enviaron devuelta con las manos vacías. El propietario no se rindió, sino que envió de nuevo otros siervos. Estos siervos fueron tratados peor. El propietario es muy paciente y los prueba enviando a otro siervo, pero va de mal en peor. Los inquilinos no están en lo más mínimo preocupados sobre los derechos del propietario. Obstinadamente rehúsan pagar la cantidad debida y se guardan todo el fruto para sí mismos. Hasta el último, ellos maltratan a los siervos muy malamente; a uno golpearon, a otro mataron y a otro apedrearon. ¡Sus acciones son vergonzosas! B. El significado y la aplicación El propietario de la viña representa a Dios. La viña no se refiere directamente al pueblo de Israel (como se indica en el Salmo 80 e Isaías 5), sino que se refiere al reino de Dios (Mateo 21:43). El Señor otorgó mucha gracia sobre Israel que, a diferencia de otras naciones, poseyeron y poseían muchas bendiciones y privilegios. La viña, el lagar y la torre representan los medios de gracia dados a los israelitas por la ley y los profetas. El pacto y las ceremonias religiosas fueron dados a Israel para ejercitar su fe, con el propósito de que ellos puedan ser un sacerdocio real y un pueblo santo para servir al Señor (Éxodo 19:6). Los frutos que el propietario de la viña buscaba representan la fe, la obediencia, la justicia, el amor, el agradecimiento y la confianza en el Señor (Deuteronomio 10:12-13; Miqueas 6:8). Los labradores (inquilinos) son los líderes de Israel y los representantes del pueblo. Ellos son sus oficiales y gobernantes religiosos en la función de sacerdotes y escribas. Dios les había dado la comisión de enseñar al pueblo a caminar en los caminos del Señor y a guardar su ley. Podían esperar legítimamente recibir compensación por sus labores, recibían un ingreso por ejercer su oficio (Cantares 8:12). Los siervos son los muchos profetas fieles que, a través de las edades, defendieron los derechos de Dios y fueron sus mensajeros. ¿Qué ha hecho Israel con sus privilegios? ¿Cuál ha sido la actitud de sus líderes? El Señor dejó la viña a su cuidado, ¡pero miremos la historia de Israel! Ellos no dirigieron a las personas para servir al Señor, sino que abusaron del altar y del templo, del pacto y de las ceremonias religiosas, para promover su propio honor, poder y beneficio. Ellos rechazaron a los profetas y los mataron (2 Crónicas 16:10; 24:21; Nehemías 9:26; Jeremías 7:25-27; 38:6). Recordemos las palabras del Salvador: ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! (Mateo

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Vosotros me seréis un reino de sacerdotes y gente santa”. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel. Éxodo 19:6 Ahora, pues, Israel, ¿qué pide de ti Jehová, tu Dios, sino que temas a Jehová, tu Dios, que andes en todos sus caminos, que ames y sirvas a Jehová, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad? Deuteronomio 10:12-13 Hombre, él te ha declarado lo que es bueno, lo que pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, amar misericordia y humillarte ante tu Dios. Miqueas 6:8 Pero te provocaron a ira y se rebelaron contra ti, y echaron tu Ley tras sus espaldas, mataron a tus profetas que los amonestaban a volver a ti, y te ofendieron grandemente. Nehemías 9:26

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Referencias / Notas

23:31-37). Al igual que los de Israel, el Señor nos ha dado las bendiciones del evangelio completo en el pacto de la gracia. Pero, ¡él está buscando frutos! El propósito de Dios al otorgarnos todas estas obras de la gracia es que podamos producir frutos. ¿Producimos frutos para el Señor? II. EL PRESENTE A. La segunda parte de la parábola El propietario de la viña ha sido profundamente ofendido por el maltrato de sus siervos, y se pregunta: ¿Qué haré? (Lucas 20:13) ¿Tomaré venganza o intentaré una vez más? Se reviste de paciencia y amor para tratar de cambiar a estos inquilinos malvados. Tiene un hijo, de quien dice que es su hijo amado. Y decide enviarlo, pensando que los inquilinos seguramente escucharán a su propio hijo. ¡Qué despliegue de infinita paciencia y demostración de amor! En este punto la parábola va más allá de los límites de la probabilidad humana. ¿Actuaría así algún ser humano después de haber experimentado semejante trato malvado? La comparación sirve para mostrar la maldad terrible de los inquilinos. La demostración sorprendente del amor del propietario no sirve para que los inquilinos se vuelvan tiernos, se sientan culpables o se arrepientan. Su comportamiento no mejora. Están llenos de odio y amargura. Y desvergonzadamente conspiran para matar al heredero. Ellos lo ven como un competidor más peligroso. No quieren devolver lo que han robado y usan la fuerza para seguir poseyendo los bienes que no les pertenecen. Por tanto, dicen entre sí: ¡venid, matémosle, para que la heredad sea nuestra! (Lucas 20:14) Su motivación ahora se hace clara: ansían el poder y codicia la propiedad. Los conspiradores llevaron a cabo su plan malvado. El hijo es arrojado fuera de la viña y después asesinado. ¡Qué terrible! B. El significado y la aplicación El significado y la aplicación de esta parte de la parábola son claros. El Señor Jesús relata esta parábola para describir la actitud que los líderes de Israel tenían hacia él, desde que se dedicó a su ministerio entre el pueblo. Pone al descubierto sus sentimientos por Jesús, mientras están parados delante de él. Jesús también predice lo que harán en unos pocos días: su terrible comportamiento en el concilio de Caifás, en la cámara de justicia de Pilato y en el monte Calvario. Cristo conoce lo que le espera. Algunas veces había hablado de su muerte a sus discípulos y, ahora, habla públicamente sobre esto y delante de sus enemigos intrigantes. Esta parábola deja claro cuál fue el propósito de Dios al enviar a su Hijo. Fue el sacrificio del amor eterno de Dios por la humanidad. En contraste, la parábola muestra lo repugnante que eran las acciones de los sumos sacerdotes y escribas. En estos últimos días, Dios no les envió a uno de sus siervos, ¡sino a su Hijo unigénito amado! ¡Él es

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mucho más grande que los profetas que vinieron antes! Pero rehusaron arrodillarse delante de él. Al contrario, la naturaleza despreciable de su enemistad insensata se reveló ahora.

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El tema que está en discusión es: ¿quién es el propietario de Israel, Jesús o los líderes de Israel? Ellos no quieren reconocer a Jesús de ninguna manera. El despliegue de la paciencia de Dios sólo sirve para aumentar su enemistad y amargura. Los hipócritas líderes de Israel se dan cuenta que han sido desenmascarados. La expresión quizás cuando le vean a él, le tendrán respeto, no significa que hay alguna duda. Simplemente expresa la actitud favorable del propietario hacia ellos. Dios estaba consciente de la clase de recepción que su Hijo recibiría en la tierra. Esta expresión revela lo sobrenatural del odio de los líderes contra Jesús. Dios no lo envió a condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo mediante él. Sin embargo, ¡ellos lo rechazaron y lo mataron! Estos líderes judíos no tienen excusa. Por naturaleza, el hombre odia a Dios. No necesitamos una guerra para conocer cómo es el hombre por naturaleza. El Jesús Santo, hacedor de bienes, comprobó y puso a la luz el odio del corazón pecaminoso. Esta aversión y el rechazo del evangelio se oponen al amor más grande posible. Los que permanecen en sus pecados, mientras la luz del evangelio brilla sobre ellos, aumentan la severidad de su juicio. Solo la gracia soberana puede romper el odio del corazón no regenerado. III. EL FUTURO A. La conclusión de la parábola Al final, el propietario de la viña va personalmente a ver a sus inquilinos malvados. La hora de la venganza, largamente pospuesta, ha llegado. El Señor Jesús hace la pregunta: ¿Qué, pues, hará el señor de la viña? Algunas personas que rodeaban a Jesús y escuchaban sin respirar dan la respuesta: Vendrá, y destruirá a los labradores, y dará su viña a otros (Marcos 12:9). Esta es la única respuesta posible. ¿Qué más podía esperarse después del trato que el propietario había recibido? La retribución viene a los inquilinos y da la viña a otros que le paguen el fruto a su tiempo (Mateo 21:41) --en todo tiempo hay una cosecha. ¡El Señor Jesús compele a las personas a decir esto por sí mismas! Los líderes del pueblo se dieron cuenta que esta conclusión estaba dirigida a ellos y clamaron: ¡Dios nos libre! (Lucas 20:16). Jesús los silencia con una mirada escudriñadora y, refiriéndose a la profecía del Antiguo Testamento, dirige su terrible aplicación hacia ellos (Salmos 118:22; Isaías 8:14; 28:16). B. La aplicación de la parábola Al comprender el significado y aplicación de esta parábola no debemos pasar por alto este juicio: A los malos destruirá sin misericordia (Mateo 21:41). Esta expresión se refiere a la terminación del estado

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La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser la cabeza del ángulo. Salmos 118:22 Y Jehová, en un mismo día, cortará de Israel cabeza y cola, rama y caña. Isaías 8:14 Por eso, Jehová, el Señor, dice así: “He aquí que yo he puesto en Sión por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable. El que crea, no se apresure. Isaías 28:16

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La justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él, porque no hay diferencia. Romanos 3:22

judío y a la destrucción de Jerusalén, que estarán acompañadas por un sufrimiento indescriptible. La aplicación universal es que al final los impíos recibirán la vindicación justa de Dios. Los enemigos de Cristo no pueden esperar nada bueno. Dios ha sido paciente por un largo tiempo y usó toda clase de medios. Los que continúan oponiéndose a él, un día experimentarán las consecuencias terribles de oponerse al Señor. Los juzgará cuando la medida de su injusticia esté llena. Entonces el juicio no podrá ser quitado por más tiempo. Será terrible caer en las manos del Dios vivo.

Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Gálatas 3:28

Y dará su viña a otros (Marcos 12:9), significa que debido a que los judíos rechazaron a su Mesías, la bendición del reino de Dios será quitada de la nación judía y dada a la Iglesia Cristiana formada por judíos y paganos. Los judíos perderán su posición privilegiada. Cristo purificará un pueblo para sí mismo de todos los pueblos de la tierra, sin distinción y sin considerar la nacionalidad (Romanos 3:22, 29; Gálatas 3:28; Tito 2:14).

Él se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. Tito 2:14

Los líderes del pueblo entienden esto muy bien. Crujen sus dientes con ira cuando escuchan esta predicción. Qué bueno hubiera sido si se hubieran arrepentido y sus corazones hubieran sido quebrantados, como David al oír el sermón devastador de Natán. Los líderes judíos no quieren ser convencidos. Están endurecidos en su ceguera. Su odio está aumentando. A ellos les gustaría sacar su ira sobre Jesús ahora, pero el temor les hace retroceder. Cuando la predicación del evangelio no nos beneficia, esta aumenta nuestra condenación. Por tanto, esta parábola tiene mucho que decirnos también. Hay muchos cristianos nominales que no valoran ni buscan los tesoros espirituales, gloriosos del reino de los cielos. El Señor Jesús se refirió al Salmo 118:22 cuando pronunció esta parábola. La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser la cabeza del ángulo. La piedra que desecharon los edificadores es Cristo mismo. Los edificadores son aquellos a quienes él se está dirigiendo con esta parábola. Dios ha exaltado a Cristo, a quien ellos rechazaron, para ser la cabeza del ángulo del templo espiritual del Señor. El mal que estos líderes han planeado no herirá a Jesús por largo tiempo. ¡Su camino lo conducirá de la muerte al cielo! Los líderes de Israel solo se hieren a sí mismos. El que cayere sobre esta piedra (Mateo 21:44), quien tropiece y le desobedezca, descubrirá que esta le desmenuzará (Lucas 20:18) por su juicio y castigo severos. Se confirma aquí la profecía que Simón hizo hace tiempo en el templo, de que Cristo estaba puesto para la caída y el levantamiento de muchos (Lucas 2:34). ¡Cuán terrible será para los que un día experimentarán esto! Pero, ¡su mano de amistad está todavía abierta para los pecadores que se arrepientan hoy!

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LECCIÓN Título:

LA OFRENDA DE LA VIUDA Y LA PREDICCIÓN DE JESUS SOBRE LA DESTRUCCIÓN DE JERUSALÉN Textos de referencia: Mateo 24:1-39; Marcos 12:41-13:27; Lucas 21:1-27 Versículo para memorizar: Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos. Malaquías 3:8 INTRODUCCIÓN Esta lección nos lleva a la mitad de la semana de la pasión del Señor Jesucristo. Las ocasiones para atrapar al Señor Jesús con preguntas y para oponerse a él con argumentos, han pasado. Las personas fueron a escucharlo desde muy temprano en la mañana. La gente estaba fascinada por las palabras llenas de sabiduría que fluían de su boca (Lucas 21:38). Aun algunos griegos preguntaron por él, y el Padre de nuevo dio testimonio de su Hijo (Juan 12:20-36). El final se acercaba. Jesús había hablado mucho estos últimos días y sus discursos se volvían más conmovedores. Se los puede tratar en cuatro temas: I. La ofrenda de la viuda II. La destrucción de la ciudad y del templo III. El futuro de la iglesia IV. La segunda venida de Cristo I.

LA OFRENDA DE LA VIUDA

A. Jesús observa al pueblo en el templo La historia se la relata en pocas palabras (Marcos 12:41; Lucas 21:14), pero es conmovedora y, lo más importante, ¡contiene las últimas palabras que Jesús dijo en el templo!

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Y todo el pueblo acudía a él por la mañana para oírlo en el templo. Lucas 21:38

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La viuda, cuyo nombre no sabemos, aparece en escena por un momento y desaparece muy rápidamente. Sin embargo, esta mujer desconocida ha llegado a ser conocida en todo el mundo, dondequiera que se lee la Biblia, ¡debido a lo que Cristo dijo de ella! Hay muchas preguntas acerca de esta historia que no pueden ser respondidas con certeza. Por ejemplo, ¿trajo ella la ofrenda para pagar una promesa? No sabemos. ¿Consideró ella de antemano si tal vez dar la mitad de sus posesiones sería suficiente? Las Sagradas Escrituras están en silencio acerca de estas cosas, por tanto las especulaciones son inútiles. La Palabra de Dios no indica lo que ella pensaba, sino lo que ella hizo. Descubrimos quien es ella por lo que hizo. ¡Aquí aprendemos verdaderamente que al árbol se lo conoce por sus frutos! No sabemos con certeza en qué lugar del templo ocurrió este evento. ¿Se sentó Jesús a un lado de las ofrendas, como algunos traductores han dicho, o frente a una cierta arca de las ofrendas? Había trece cajas para las ofrendas, semejantes a trompetas, las cuales eran colocadas en el patio exterior para las contribuciones voluntarias. Cada una estaba designada para una causa específica del templo u otro propósito ceremonial, lo que se indicaba con un letrero. ¿Se colocaba el dinero en el arca, de tal forma que otros no podían ver la cantidad o se revelaba la cantidad al sacerdote custodio, como algunos afirman? ¿Eran las monedas de cobre o de plata? ¿Cuál era el valor de dos blancas en nuestra moneda? Las respuestas a estas preguntas varían. Pero, no debemos hacer caso de todas estas especulaciones porque no tienen nada que ver con el punto principal. Este es que para Dios, el valor real de un regalo no está determinado por la cantidad. Las circunstancias, la actitud y la condición espiritual del dador son mucho más importantes. Es importante reconocer dónde está localizada esta historia en los evangelios. El contexto forma un contraste relevante con la acción de la viuda. La historia es precedida por la seria advertencia del Señor Jesús a los escribas. Todo el pueblo fue testigo y también los discípulos de Jesús. Con indignación, Jesús expuso la hipocresía y la terrible codicia de los líderes de Israel. Estos líderes actuaban en forma solemne y piadosa, pero por detrás estaban cuidando de sí mismos y tomaban de las personas todo lo que podían. Ellos devoraban las casas de las viudas con el pretexto de hacer largas oraciones (Lucas 20:46-47). Las Escrituras parecen decir, ¡miren a esta pobre viuda! ¡Ella viene sin ninguna pretensión y silenciosamente va al arca de la ofrenda, y da todo lo que posee para el servicio de Dios! ¡Qué contraste: la codicia ostentosa de los líderes judíos y el amor devoto de la viuda! Notemos también las cosas que el Señor Jesús no menciona. Mientras él está sentado cerca del arca, levanta sus ojos para observar intencionalmente las actividades a su alrededor. Las personas entran y salen y todos traen sus ofrendas para el mantenimiento y embellecimiento del templo. Hay muchas personas ricas que van hacia el arca y ponen mucho dinero. Esto es bueno y mejor que poner solo una cantidad pequeña

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o nada. El Señor Jesús no desaprueba del todo esta acción. No desecha las ofrendas generosas de los ricos y no dice nada derogatorio acerca de ellos. ¡Nosotros tampoco podemos hacer eso! Las grandes ofrendas son también necesarias para el servicio del Señor y pueden venir de un corazón sincero también. ¿Acaso no es verdad que a los que han recibido mucho se les pide mucho? Las ofrendas generosas del rico no son la ocasión para que el Salvador haga algunas afirmaciones. Él no dice nada acerca de ellos. B. El Señor nota la ofrenda de la viuda Pero cuando una mujer pobre trae su ofrenda, el Señor habla. ¡Un incidente aparentemente insignificante lo motiva a hacer una observación! Entre las muchas personas hay una mujer que es viuda. Ella no tiene esposo o alguien que la cuide. Su condición es muy triste porque ella es también pobre. Todo el sustento que tenía consistía de dos blancas (Lucas 21:2, 4), solo unos pocos centavos. ¿Qué está haciendo ella aquí? Esta viuda necesitada no tiene nada que dar, ¿no es verdad? Más bien ella debería ¡recibir donaciones! Pero, se acerca y pone las dos monedas en el arca. El arca ciertamente no se puso más pesada con la adición de estas dos monedas. ¿No habría sido mejor si ella se hubiera guardado sus últimas monedas para sí misma? Muchos, en circunstancias similares, hubieran pensado y actuado así. Esta viuda, ¡no! ¡Ella actúa con desprendimiento porque está motivada por el amor! El Señor Jesús conoce esto y lo ve. Posiblemente nadie notó a esta pobre mujer entre la multitud bulliciosa. ¡Jesús lo hizo! Él conoce su condición y su necesidad, su corazón y su ofrenda. Él mira el corazón y no puede permanecer callado. ¿No es enviado a testificar de las grandes obras de Dios? Bien, aquí él destaca una gran obra del Padre celestial en el corazón de esta mujer. Por tanto, llama a sus discípulos para que vean lo que ella ha hecho y para hacer algunos comentarios. ¿Es este incidente tan importante? Escuche lo que el Salvador dice: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca (Marcos 12:43). La cantidad era insignificante, sin embargo, en esencia, esta sobrepasó a las grandes ofrendas de los demás. Jesús remarca la importancia de la acción de la mujer cuando dice: ¡En verdad os digo! La razón es que todos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobraba; mas esta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía (Lucas 21:4). Los otros dieron de su abundancia y tenían más que suficiente, por tanto, ella dio más que los otros. Lo que es poco delante de los ojos de los hombres, puede ser mucho en la estimación de Dios, y también viceversa. C. La aplicación Esta historia nos ofrece una lección para ahora y siempre. Dios mide el valor de nuestro “dar” por la actitud interna de nuestro corazón. La viuda se da a sí misma en su ofrenda. Su ofrenda es un gran sacrifi-

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cio para ella, pero quiere hacerlo porque valora al Señor sobre todo lo que posee. Pero, ¿cómo continuará ella viviendo? ¡El Señor cuidará de ella! El corazón generoso de la mujer está lleno de fe. Calvino remarca que los pobres encuentran un dulce consuelo en esta historia. Ellos no tienen que venir con las manos vacías delante de Dios, aunque parezca que solamente pueden dar una cantidad insignificante para su causa. La generosidad de esta mujer es un modelo de espiritualidad para todos, sin distinción. Naturalmente, el ejemplo de ella no tiene que ser seguido literalmente en todo aspecto, de tal forma que en algún punto de nuestra vida súbitamente demos todo para una causa especial. Al igual que en la historia del joven rico, la demanda no debe ser seguida literalmente por todos. De este ejemplo, aprendemos la forma y actitud que debemos tener el momento de dar y que complace verdaderamente a Dios. Debemos preguntarnos, ¿Qué valor pongo al servicio de Dios y qué tan importante es para mí? El Señor es digno de nuestras ofrendas y no deberíamos darle lo que nos sobra. Todas nuestras ofrendas, sin importar cuán grandes sean, no pueden hacer al Señor del cielo y de la tierra más rico de lo que ya es. Es su buena voluntad que nosotros demos nuestras ofrendas para su servicio y causa, para probar nuestra disposición y agradecimiento. El Señor quiere ver si él mismo es realmente nuestro más alto bien. Por tanto, es una necedad poner valores sobre las cantidades y los números. El Señor nota la actitud de nuestro corazón, sea que demos ofrendas grandes o pequeñas. Él mira la relación entre la ofrenda y las posesiones. II. LA DESTRUCCIÓN DE LA CIUDAD Y DEL TEMPLO Después de este incidente conmovedor, Cristo deja el templo para nunca regresar. Cuando sale, los discípulos se estremecen por el esplendor de la casa de Dios. Están tan impresionados que se dirigen a Jesús para mostrarle los edificios del templo (Mateo 24:1). Hablan de las hermosas piedras, de los pilares de mármol blanco del patio exterior y de las ofrendas (Lucas 21:5). Algunos adornos fueron regalados por Herodes (coronas de oro, escudos y la vid de oro) con las cuales fueron decoradas las puertas del templo. El edificio es muy firme y sólido, pero continuamente era agrandado y se añadían más decoraciones. Los ornamentos de arte levantaban la admiración y la alabanza. ¡El Señor Jesús conoce el futuro! Les responde con una observación breve y seria en respuesta al entusiasmo desplegado por los discípulos. ¿Ven estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada (Marcos 13:2). Jesús y sus discípulos continúan su caminata, van fuera de la ciudad, y suben al monte de los Olivos. Allí, se sientan frente al templo. La vista de la magnífica ciudad y del templo localizado en la cima del monte Sión es muy impresionante. Ahora cuatro de sus discípulos, Pedro, Santiago, Juan y Andrés, le piden una explicación. Ellos de-

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sean una respuesta a las preguntas, ¿cuándo serán estas cosas y qué señal habrá de tu venida y del fin del siglo? (Mateo 24:3). A. Jesús predice la destrucción de Jerusalén y del templo Las preguntas de los discípulos dan al Salvador una oportunidad para advertirles contra el peligro de los falsos cristos que vendrán. En este extenso discurso, Jesús no sólo predice lo que sucederá dentro de cuarenta años con respecto al templo, sino que también describe la escena conmovedora de la destrucción de Jerusalén. Conecta estos acontecimientos con el anuncio del juicio final del mundo. Cristo no sólo predijo la destrucción de la ciudad y del templo, sino también algunas de las señales que indicarían que el juicio estaba cerca (Lucas 21:10-11). Habrá desastres en la naturaleza y entre las naciones: terremotos, plagas, enfermedades, hambre y habrá señales en el cielo. Muchas cosas terribles sucederán. Los autores seculares han dejado registros de estos eventos. Algunos años antes de la destrucción de Jerusalén hubo muchos terremotos. Tormentas terribles, huracanes y tornados trastornaron la regularidad normal de la naturaleza. Una plaga terrible ocurrió en la ciudad de Roma. Durante una estación de otoño, 30.000 personas murieron. Desde el 59 d.C. no hubo un año que no estuviera marcado por alguna clase de desastre terrible. Una señal inmediata, la cual precederá a la destrucción, es ver a Jerusalén rodeada de ejércitos (Lucas 21:20). Después de que los judíos sufrieron de hambre bajo algunos gobernadores romanos, estalló una severa rebelión. Esta ocasión fue aprovechada por el general romano Tito para sitiar la ciudad de Jerusalén en el año 70 d.C. Rodeó la ciudad con su gran ejército y pronto dominó el primer muro y luego el segundo. Tito se topó con una oposición feroz y al no poder avanzar más se vio obligado a edificar un muro alrededor de la ciudad. La miseria dentro de las paredes llegó a ser indescriptible. Las divisiones y las disputas internas causaron intensas contiendas. El hambre era terrible hasta el punto que tuvieron que comer cosas repulsivas. Los hombres se comieron el cuero de sus cinturones y de sus zapatos. Una mujer enloquecida se comió a su propio hijo. Lenta pero firmemente los romanos se acercaron. Los judíos se defendieron fanáticamente, pero al final los romanos tomaron la ciudad. Se volvió imposible escapar y ocurrió un terrible baño de sangre. Los enfermos y los ancianos fueron cortados en pedazos, las mujeres y los niños fueron encarcelados y vendidos como esclavos. Muchos hombres fueron crucificados en el monte de los Olivos. Alrededor de un millón de judíos perdieron la vida en esta batalla. Los conquistadores habían intentado preservar el templo, pero un soldado arrojó una antorcha ardiente dentro del edificio y no quedó nada de los hermosos edificios. Se cumplió literalmente la profecía: no quedará piedra sobre piedra. La profanación completa del templo fue llevada a cabo por la abominación desoladora (Mateo 24:15). Jerusalén será hollada por los gentiles y los judíos fueron llevados cautivos a todas las naciones (Lucas 21:24).

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El Señor Jesús ve todas estas cosas terribles y se llena de compasión por el horrible e indescriptible juicio que caerá a todos los que no puedan escapar (Mateo 24:19). Estos serán verdaderamente los días de retribución (Lucas 21:22) y será el tiempo de la gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Allí habrá gran calamidad en la tierra e ira sobre este pueblo (Mateo 24:21; Lucas 21:23). B. El juicio por rechazar al Mesías Todas estas miserias vinieron sobre Jerusalén por su rechazo al Mesías. Cristo anuncia que estos juicios son irrevocables y que no se puede escapar de ellos. El juicio sobre Jerusalén es una seria advertencia. La predicción de la destrucción de esta ciudad está conectada con la profecía de la destrucción del mundo. Ambas descripciones fluyen en algunos puntos. La destrucción de la ciudad santa y del templo es un ejemplo del juicio final que vendrá sobre toda la tierra. Despreciar al Salvador y rechazar el llamado de Dios mientras vivimos en el tiempo de la gracia tendrá serias consecuencias. III. EL FUTURO DE LA IGLESIA A. Cristo predice la persecución de los creyentes El Señor Jesús también habla sobre algunos otros asuntos con sus discípulos. Les menciona el futuro de ellos y el destino que le espera a su iglesia en el mundo. Ellos no deben pensar que experimentarán todos estos eventos predichos. Los primeros cristianos sufrirán antes que Jerusalén sufra. Por matar a los profetas y rechazar al Mesías, Jerusalén llenará la medida del pecado. Les dice que antes de todas estas cosas sucedan les echarán mano y les perseguirán y les entregarán a las sinagogas y a las cárceles. El odio hacia los creyentes será tan grande que incluso sus familiares conspirarán contra ellos. Sus padres y hermanos y parientes y amigos estarán involucrados. Se levantarán los hijos contra los padres. Les entregarán a tribulación y les matarán y serán aborrecidos de todas las gentes por causa del nombre de Jesús (Lucas 21:12, 16; Marcos 13:12; Mateo 24:9). Pensemos, por ejemplo, en la persecución sangrienta de los cristianos por parte de los judíos, registrada en los Hechos de los Apóstoles (Hechos 4 y 7). Pensemos, también, en la persecución feroz de los emperadores romanos, como Nerón y otros, que decapitaron a los cristianos, los colgaron, los ahogaron, los enterraron vivos o los arrojaron a los animales salvajes. Pensemos en cómo, desde entonces, esta profecía se ha venido cumpliendo a través de los siglos, cuando se persigue a los verdaderos creyentes de Cristo en varias partes del mundo.

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B. La iglesia persevera y es preservada

Referencias / Notas

Sin embargo, la Iglesia Cristiana no ha sido destruida. Al contrario, mientras más oprimida, más se ha expandido. Antes de que Jerusalén fuera destruida, la Iglesia del Señor encontró un abrigo seguro en la ciudad pequeña transjordana de Pella. Cristo preservó a su iglesia durante los días de sufrimiento y miseria. Debemos entrar al reino de Dios a través de muchas tribulaciones. Aquel que está sentado a la diestra del Padre conoce a su pueblo y lo cuida. Por tanto, no necesitamos temer a los que pueden matar el cuerpo. Ellos no pueden tocar el alma, ni aun cuando la vida de los creyentes esté en peligro. El Señor estará con ellos. El ha prometido dar palabra de sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan (Lucas 21:15). El odio encendido del enemigo no tiene otra meta que tratar de destruirlos. En el consejo inescrutable de Dios, sin embargo, todas estas terribles persecuciones son medios para testificar de Cristo y su nombre delante de los gobernantes, de los que están en autoridad y de otros. Por lo que los creyentes deben permanecer firmes y perseverantes hasta el fin. ¡Qué Salvador fiel tenemos! Sus promesas son siempre verdaderas. Durante los días tenebrosos y tristes, nuestro consuelo está en la certeza de la fe: ¡el Señor está cerca! Centremos nuestra esperanza solo en él. Puede ser que algunos de nosotros tengamos que sufrir por el nombre y la causa de Cristo. Podemos sufrir burlas, desprecios, insultos o cosas peores. Pero, El Señor es fiel. Lo que cuenta es que nosotros creamos verdaderamente que él es el Dios Todopoderoso e Inmutable, que vendrá como el gran Juez para juzgar a los vivos y a los muertos. IV. LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO A. Las señales de la segunda venida de Cristo Terribles calamidades naturales y humanas precederán a la segunda venida visible de Cristo. Habrá guerras, rumores de guerras, toda clase de miserias causadas por la guerra, alborotos, revoluciones y calamidades, pero aún no será el fin. Dios ha determinado que estas señales proclamen su venida a través de los siglos y que sirvan para que nosotros estemos preparados (Mateo 24:6, 8). Antes de que Cristo venga de nuevo, el evangelio del reino de Dios debe ser predicado en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones (Mateo 24:14). Esto no significa que todas las personas vendrán a la fe. Al contrario, la mayor parte permanecerá con la mente mundana. Ellos no esperarán su venida en lo más mínimo, aunque la Iglesia siempre lo predique. Ellos serán tan incrédulos como las personas en los días de Noé y estarán preocupados solo de las cosas terrenales.

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A pesar de los sueños y de las intenciones de los reformadores del mundo, no debemos esperar un reino de paz al fin de los tiempos. En lugar de eso, la desesperanza prevalecerá, porque habrá en la tierra angustia de las gentes, confundidas, desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra (Lucas 21:25, 26). La venida del Señor Jesucristo será súbita e impactante, como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente (Mateo 24:27). El Señor vendrá con sus ángeles y recogerá a sus elegidos de todas las partes de la tierra, para llevarlos a la gloria eterna (Mateo 24:31). Cuando los últimos días vengan, será demasiado tarde para prepararnos a nosotros mismos. Cuando todos vean al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria (Lucas 21:27), la hora final habrá llegado. El Señor viene a juzgar a todas las personas y a cumplir su juicio sobre ellas. Entonces será demasiado tarde para gritar a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero (Apocalipsis 6:16, 17). B. ¿Estamos preparados?

Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y de embriaguez y de las preocupaciones de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día, porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de la tierra. Velad, pues, orando en todo tiempo que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del hombre. Lucas 21:34-36

Nosotros y todas las personas estamos moviéndonos hacia el día del Juicio y por esa razón nuestra breve vida es tan seria. Todos, también los niños y las niñas, un día aparecerán delante de la silla del juicio de Cristo. La gran pregunta es, ¿estamos listos? El Señor Jesús vendrá inesperadamente, como ladrón en la noche. Por tanto, en su gran amor, él nos advierte que no vivamos descuidadamente mientras viajamos hacia ese gran día. Al predecir el juicio, Jesús nos muestra su preocupación para que seamos salvos. ¡Este es todavía el día de gracia! Por tanto, mirad también por vosotros mismos... y venga de repente sobre vosotros aquel día (Lucas 21:34-36).

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LECCIÓN Título:

LA PARÁBOLA DE LAS DIEZ VÍRGENES Texto de referencia: Mateo 25:1-13 Versículo para memorizar: Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir. Mateo 25:13 INTRODUCCIÓN Esta parábola trata de la segunda venida del Señor Jesús. Mientras más se acerca el final de la vida de Cristo sobre la tierra, más recalca el mensaje de Maranata (¡Jesús viene otra vez!). El mundo incrédulo no lo espera porque está preocupado de todo, excepto del retorno de Jesús. Mientras el fin se acerca, su descuido aumenta, exactamente como en los días de Noé y Lot. Hay burladores que dicen: ¿Dónde está la promesa de su venida? (2 Pedro 3:3-4). Hay otros que creen y esperan que el Señor venga de nuevo en algún momento. ¿Pero, es eso suficiente? No todos los que esperan su venida tienen la expectativa correcta. No importa cuán rendidos de corazón estén, algunos de los que esperan entrar en la bendición del cielo serán arrojados. ¡Es tan necesario estar bien preparados en esta vida para la venida del Señor! La parábola de las diez vírgenes nos muestra esta verdad muy claramente. Estudiaremos I. La historia II. Su significado I. LA HISTORIA A. Introducción a la parábola El Salvador quiere describir la situación de la Iglesia de Cristo en el momento de su retorno y usa un ejemplo de la vida. Jesús no odiaba la vida; él sólo odiaba el pecado. Jesús usa el ejemplo de diez vírgenes que van a una boda. Todos conocen lo que es una boda. En todas

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Sabed ante todo que en los últimos días vendrán burladores, andando según sus propias pasiones y diciendo: “¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación”. 2 Pedro 3:3-4

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partes del mundo se celebran bodas, aunque las costumbres y las prácticas difieran en todo lugar. En el oriente donde les encanta las ceremonias, las bodas se celebran con pompa. El Señor presenta un caso donde las amigas y conocidos de la novia están esperando al novio. Ellos lo acompañarán a la casa de la novia donde será el banquete. Estas mujeres jóvenes lo están esperando para honrarlo. Su recibimiento indica su devoción. Es de noche y las jóvenes llevan sus lámparas que están llenas de aceite y un pabilo para que arda, atado a un palo. Cinco de ellas han tomado algunas precauciones en caso de que tengan que esperar un tiempo largo por el novio. Tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas, de modo que tenían aceite extra para llenar sus vasijas si la luz dejara de brillar por alguna razón. ¡Esto no podría suceder! Sería una desgracia para el novio si ellas no lo pudieran honrar con una procesión de luces. B. El asunto importante de la parábola Las otras cinco vírgenes nunca se preocuparon y no tomaron aceite. El novio se demoró más tiempo de lo esperado. Primero, atentas, vigilaban y escuchaban atentamente cada sonido que pudiera indicar que el novio estaba viniendo, pero gradualmente y debido a la larga espera sus expectaciones decayeron y entonces cabecearon todas y se durmieron. ¡De pronto, a la medianoche, cuando la oscuridad es más intensa y el sueño más profundo, el novio aparece! Todos gritan: ¡Aquí viene el esposo! La procesión está acercándose. Ahora se ve cuán insensatas fueron las vírgenes que no hicieron los arreglos necesarios y no estuvieron preparadas para recibir al novio en una manera digna. Rápidamente, las diez jóvenes que se habían quedado dormidas, se levantaron para preparar sus lámparas. Las vírgenes prudentes añadieron aceite a sus lámparas, pero las otras notaron con consternación, nuestras lámparas se apagan y no tienen aceite. En su aturdimiento, ellas se vuelven a las propietarias afortunadas de la provisión extra y demandan: ¡Dadnos de vuestro aceite! Ellas se rehúsan y dicen: para que no nos falte a nosotras y a vosotras. Este no es un rechazo cruel. Estas vírgenes prudentes no echan ásperamente a las otras vírgenes. Note las itálicas para que no. Las vírgenes prudentes simplemente señalan que es imposible compartir el aceite extra, ya que el resultado sería que ninguna de ellas tendría suficiente. A ellas mismas les faltaría y no habría nadie para dar la bienvenida apropiada al novio. Su excusa es razonable. Las vírgenes insensatas tienen que estar de acuerdo en que las vírgenes prudentes tienen la razón. No hay nada que ellas puedan hacer sino seguir el consejo: comprad para vosotras mismas. ¿Será posible remediar este problema en el último momento? Ay, es muy tarde. Mientras están de camino para comprar el aceite, el novio llega. Él no las espera. Debían estar preparadas y espe-

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rarlo, aunque se haya demorado tanto tiempo. Han sido negligentes para vigilar y ahora no pueden unirse a la feliz procesión. Cuando más tarde, ellas tratan de entrar y llaman, ¡Señor, señor, ábrenos!, es en vano, porque la puerta está cerrada y permanece así. Solo las que estaban listas cuando el novio vino, con sus lámparas para dar luz en la oscuridad de la noche, pueden participar en la boda. II. SU SIGNIFICADO A. ¿Quiénes están en el Reino de los Cielos? Jesús no dice esta historia para explicar que algunas veces las ayudantes del novio serán frustradas. Tampoco nos enseña que en la tierra debemos hacer lo mejor y cuidar que nuestros asuntos estén en orden, para que cuando la muerte venga inesperadamente y a un tiempo inconveniente, no tanteamos tomados por sorpresa. El Señor Jesús tiene algo totalmente diferente en mente. Él está enseñándonos una lección muy seria. En esta parábola, les enseña a sus discípulos acerca de su venida al fin del mundo y la necesidad de estar preparados para este evento. Debemos ser cuidadosos de no espiritualizar todo en esta parábola. Sobre esta parábola hay muchas explicaciones grandemente divergentes y algunas veces muy raras, que no tienen base escritural, sino solo imaginación humana. Por ejemplo, hay muchos que han afirmado conocer porqué Jesús seleccionó el mismo número de vírgenes prudentes e insensatas. Otros han encontrado el significado en los “compradores”. Algunos sostienen que la “lámpara” representa el corazón, mientras otros piensan que representa la santificación. Según algunos, el “aceite” representa los dones de caridad, mientras otros piensan que representa al Espíritu Santo, la fe o la esperanza. Algunos dicen que el “sueño” y el “dormir” representan a la muerte, e incluso otros son de la opinión de que esto denota la tentación. Pero, no nos interesemos en ninguna de estas nociones, sino debemos concentrarnos en los puntos principales. Nadie necesita estar incierto acerca de estos. El primero y el último versículo indican el significado muy claramente. Jesús introduce la parábola con las palabras, Entonces... será y la termina con la advertencia a velar, porque nadie sabe el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir. ¿Cuándo vendrá? Cuando el cumplimiento de todo lo predicho con respecto a su segunda venida haya tomado lugar (Mateo 24). ¡Debemos esperar persecuciones severas, muchos tentadores y un aumento terrible de la apatía, pero Cristo vendrá! En esta parábola, la venida de Jesús es anunciada como algo dulce y alegre. ¡Viene como el novio! Muchos lugares en la Escritura representan el matrimonio como un símbolo de la unión profunda entre Cristo y el creyente. Vendrá sobre las nubes del cielo como el gran Juez de los vivos y de los muertos. Sin embargo, aquí habla sobre sí mismo como el novio. Su Iglesia es la novia, que anhela la venida que completará su salvación y, por tanto, ella ora por su regreso. ¡Y el

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Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. (…) Por tanto, también vosotros estad preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora que no pensáis. (…) Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, lo halle haciendo así. Mateo 24:42, 44, 46

Espíritu y la Esposa dicen: Ven! (Apocalipsis 22:17) ¡Ven, tú, Jesús, tan esperado! ¡La novia va a un banquete glorioso! En esta parábola el Señor repite en forma remarcable las advertencias anteriores de vigilar (Mateo 24:42, 44, 46). Él habla sobre el reino del cielo enfatizando los aspectos de entrar y ser echado. El reino de los cielos será semejante a diez vírgenes. Esta parábola trata sobre el hecho de estar incluido o ser echado de la gloria futura de este reino cuando Jesús venga de nuevo, exactamente como las diez vírgenes experimentaron. B. Semejanza y diferencia entre las vírgenes prudentes y las insensatas Todas tienen lámparas, todas han ido a recibir al novio, todas están con sueño y, finalmente, todas se quedan dormidas porque el novio se tarda. Ellas son sorprendidas cuando se las despierta por el clamor de la venida del novio y todas empiezan a preparar sus lámparas. Sin embargo, hay una vasta diferencia entre ellas. Cinco son llamadas prudentes y cinco insensatas. Las vírgenes fueron prudentes porque consideraron la posibilidad de que el novio se tarde y tomaron aceite extra. Las vírgenes insensatas fueron negligentes porque no se prepararon. Fueron irreflexivas y descuidadas. Ellas fueron arrastradas por la emoción de la fe temporal pero, cuando el novio apareció, no estuvieron preparadas.

Esperé yo en Jehová; esperó mi alma, en su palabra he esperado. Mi alma espera en Jehová más que los centinelas la mañana, más que los vigilantes la mañana. Salmos 130:5-6

Todas las vírgenes tienen la misma tarea: esperar la venida del Señor. Eso parece fácil, pero es realmente difícil. ¿Cuántos esperan de verdad y con ansiedad? Esto debería ser nuestra preocupación diaria. Sin embargo, incluso durante tiempos difíciles, la venida de Cristo no se la anhela lo suficiente. Nosotros estamos demasiado ocupados con las cosas terrenales. Los afanes de la vida diaria nos hacen perezosos espiritualmente y nosotros recaemos de la gracia. No honramos a Cristo cuando no lo esperamos con todo nuestro ser, como los vigilantes esperan la luz de la mañana (Salmos 130:5-6). Nosotros no hacemos esto por naturaleza, tampoco podemos, ni lo haremos. Esperar en forma expectante y permanecer preparado no son obras encontradas en la tierra, sino que son frutos de la obra llena de gracia del Espíritu Santo en el corazón. Tal espera puede ser realizada solo en la esperanza cristiana y alimentada por la oración verdadera. Cuando hay una relación de fe con el Señor Jesucristo, entonces nosotros también contamos con su venida y lo esperamos. La distinción entre las vírgenes prudentes y las insensatas no está completamente expuesta durante el tiempo de la espera de su venida. Mientras se espera la segunda venida del Señor, algunas veces es difícil distinguir a los creyentes verdaderos de los que tienen fe temporal y de las personas cuya religión es solamente externa. Ellos tienen los mismos privilegios externos. Las vírgenes insensatas también tenían dones. La iglesia sobre la tierra es una multitud mezclada. Muchos tienen lámparas, pero no tienen suficiente aceite. ¡El día del Señor Jesucristo traerá la diferencia a la luz! En ese día la distinción entre los que parecen estar unidos en la fe será revelada. Entonces sabremos que a pesar de nuestra semejanza externa, había

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una diferencia inmensa. Cuando este día llegue, será públicamente anunciado. Hay un clamor: ¡Aquí viene el esposo! El honor vendrá cuando la trompeta suene y los muertos resucitarán para escuchar la voz del Hijo de Dios, mientras nosotros seremos cambiados en un momento (Juan 5:28; 1 Corintios 15:52). Muchos miles de ángeles acompañarán al Hijo del Hombre cuando aparezca en las nubes del cielo. Nadie sabe cuando vendrá ese día. Muchos en la historia han tratado de calcular el tiempo de la segunda venida de Cristo, pero ha sido en vano y pecaminoso. Alrededor del año 1000 d.C. se creyó en forma general que el mundo sería destruido cuando el año milenial llegue. Muchos vendieron todo lo que tenían y esperaron ansiosamente la víspera del Año Nuevo. Pero esperaron en vano. Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos (Mateo 24:36). Las Escrituras enseñan que esto será más largo de lo que la mayoría piensa y que la venida misma será muy repentina. Aun cuando las personas estén ocupadas en su trabajo y haciendo planes nuevos, deberán parar súbitamente. Aun cuando el mundo se encuentre rendido a las lujurias, sus acciones serán interrumpidas. Cada uno está convocado a comparecer delante del trono del Juez celestial. Aunque la venida del Señor se tarde, siempre será demasiado pronto para los que no estén verdaderamente preparados. Esta vida nos ha sido dada para prepararnos para la venida de Jesús. ¡No perdamos el tiempo de la gracia! El tiempo ya no será más y la mañana de la eternidad está cercana. C. Lo que estaba oculto es revelado Todo el que esté preparado entrará. Las vírgenes prudentes prepararon sus lámparas, cada una colocó su lámpara en la estaca y llenó su vasija con aceite nuevo. Ellas no fueron juzgadas ni condenadas debido a la debilidad temporal de la carne. Ellas no entraron porque habían vigilado cuidadosamente, pues también se habían dormido. Pero cuando el esposo vino, ellas estuvieron listas. Las que estaban preparadas entraron con él a las bodas. Entrar con Jesús es poseer la bendición celestial. Un gozo eterno les espera a los salvos y ellos pueden sentarse a las bodas del Cordero en la gloria eterna. La puerta se cierra a las tentaciones del pecado, a los problemas, a las preocupaciones de la vida y a todas las dudas y temores que nos atormentan tan frecuentemente. ¡Qué bendición! ¡La insensatez de las cinco es expuesta, pero es demasiado tarde! Un día los ojos de todos serán abiertos y verán lo que les falta, pero entonces será demasiado tarde. Las vírgenes insensatas fueron negligentes y pospusieron lo que deberían haber hecho inmediatamente. Ellas suplicaron a las vírgenes prudentes, se fueron rápido a comprar y golpearon fervientemente a la puerta, pero era demasiado tarde. Cuando es demasiado tarde, nada sirve. Las cinco vírgenes deben permanecer afuera. Su destino es tan seguro como el de las que no se esforzaron por entrar por la puerta angosta y que quieren entrar en el último día, apelando a su familiaridad con Jesús (Lucas

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No os asombréis de esto, porque llegará la hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz. Juan 5:28 En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta, porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles y nosotros seremos transformados. 1 Corintios 15:52

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Esforzaos a entrar por la puerta angosta, porque os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: “Señor, Señor, ábrenos”, él, respondiendo, os dirá: “No sé de dónde sois”. Entonces comenzaréis a decir: “Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste”. Pero os dirá: “Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad”. Lucas 13:24-27 Al siguiente día, Jesús quiso ir a Galilea; encontró a Felipe y le dijo: --Sígueme. Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro. Felipe encontró a Natanael y le dijo: --Hemos encontrado a aquel de quien escribieron Moisés, en la Ley, y también los Profetas: a Jesús hijo de José, de Nazaret. Natanael le dijo: --¿De Nazaret puede salir algo bueno? Respondió Felipe: --Ven y ve. Juan 1:43-46

13:24-27). Entonces él dirá inexorablemente: De cierto os digo, que no os conozco... (Mateo 25:12). Era imposible para las vírgenes prudentes dar el aceite a las vírgenes insensatas. La negligencia de unas no puede ser llenada por las otras. Las personas pueden ser los medios para poner a otros en contacto con Dios, su Palabra y servicio. Debemos trabajar con amor y diligencia, exactamente como Andrés trajo a otros a Jesús (Juan 1:43-46). Pero no podemos dar nuestra fe y santidad a otros. ¡La fe es personal! Y se cerró la puerta. Desde ese momento terrible, ningún mensaje es anunciado para decir que la puerta se abriría de nuevo. Sin embargo, otra puerta es abierta ¡la de la destrucción eterna! Las vírgenes insensatas fueron echadas, no porque ellas no tenían lámparas, sino porque no las tuvieron encendidas cuando vino el novio. Ellas lo habían ofendido profundamente. Fue culpa de ellas que no tuvieran parte en la boda. Entre las insensatas y las prudentes hubo una mínima diferencia, pero fue lo suficiente para perderse para siempre. Es mucho peor que cuando un barco a la vista del puerto seguro es golpeado contra las rocas. Las vírgenes insensatas esperaron la venida del novio. Ellas se habían unido con entusiasmo a la procesión para recibirlo, pero les faltó perseverancia, como Cristo dice: Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo (Mateo 24:13). Necesitamos fe verdadera, esperanza firme, amor ferviente y oración perseverante. Un poco de religión no es suficiente para la eternidad. No solamente los inconversos se pierden, sino también los que parecen pertenecer al Señor Jesús y tal vez tuvieron algunas impresiones, pero Cristo no está en el centro del corazón y de la vida. Por tanto, la advertencia es urgente: ¡prepárese y sea salvo! Hay muchos en el reino de Dios sobre la tierra con títulos y posiciones importantes. Ellos son bien conocidos por todos en la congregación, ¿pero los conoce también Jesús? Qué terrible será escuchar de su boca: ¡no os conozco! Nosotros no podemos estar satisfechos con menos que la gracia verdadera, porque esta no puede ser quitada de nosotros. Necesitamos la gracia en esta vida. El último día, es el último para todo el mundo, pero para todo ser humano el fin decisivo es la hora de su muerte. Después de la muerte la conversión es imposible. ¡Es tan importante que vigilemos y esperemos! Una persona que vigila tiene que mirar como si lo que acontecerá está cerca. Una espera larga frecuentemente nos hace perezosos. Aunque esto es entendible, no es una excusa. Por tanto, la advertencia es: Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.

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LECCIÓN Título:

JESÚS EN LA ÚLTIMA CENA Textos de referencia: Mateo 26:17-35; Marcos 14:12-31; Lucas 22:7-23, 31-34; Juan 13:1, 21-38; 14-17 Versículo para memorizar: Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos. Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada. Marcos 14:24 INTRODUCCIÓN Esta lección trata de la pasión y del sufrimiento de Cristo en el sentido más profundo de la palabra. Cristo llevó la ira de Dios contra el pecado durante todo el tiempo que estuvo sobre la tierra en la forma de un siervo, pero su sufrimiento aumentó grandemente al final de su vida. El sufrimiento del Señor se volvía más severo mientras se hacía evidente que aquel sin pecado se hizo maldición por el pecado. Los eventos que serán tratados para el propósito de esta lección son: I. La celebración de la última cena II. La institución de la Cena del Señor III. El discurso de despedida de Jesús I. LA CELEBRACIÓN DE LA ÚLTIMA CENA A. Jesús expresa amor y gozo mientras contempla su muerte Juan comienza la pasión de Jesús con una descripción conmovedora. Señala que el Señor hizo todo motivado por un amor inconmensurable por los pecadores, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin (Juan13:1). Este amor lo motivó para hacer el último sacrificio. Él conocía la gloria que le esperaba. Pronto pasaría de este mundo al Padre, pero en el camino al trono celestial atravesaría el valle profundo de la muerte. Sin embargo, Jesús

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estaba firmemente resuelto a ir por este camino difícil. Él se humilló voluntariamente a sí mismo para soportar una agonía atroz. Y voluntariamente se sometió a la muerte de cruz, pues era la única forma por la cual los pecadores podrían ser salvos. Jesús no retrocede, porque está lleno de amor por los pecadores. Él los amó hasta el fin. ¡Cuán gloriosa es esta inscripción a la entrada de su sufrimiento! El Pastor está todavía con sus ovejas. Pronto serán dispersadas, pero primero él quiere pasar un corto tiempo de tranquilidad con ellas. Tiene mucho que decirles antes de dejarlas, por tanto les prepara amorosamente una comida de despedida. La comida pascual, que todo judío tenía la obligación de celebrar, serviría para este propósito. Jesús nació bajo la ley y estuvo sujeto a la ley, porque como mediador tenía que cumplir toda la justicia de la ley. Pronto, los judíos celebrarán la fiesta de la Pascua. Ahora es jueves, el primer día de la fiesta de los panes sin levadura, el día cuando el pan se parece a una hostia delgada porque era hecho sin levadura y así era comido. Los judíos todavía comen pan sin levadura en esta época del año (Mateo 26:17). La fiesta de la Pascua fue instituida la noche en que Israel salió de Egipto. Un cordero fue matado y comido, y la sangre fue puesta sobre los dinteles de las puertas (Éxodo 12). Por siglos, Israel había guardado estas ordenanzas; fue una excepción en los tiempos de gran apostasía. Con el tiempo, la costumbre cambió ligeramente. En los días de Jesús, los corderos pascuales solo podían ser sacrificados en el templo. Muchos visitantes iban a Jerusalén para la fiesta que duraba una semana. Era costumbre celebrar la Pascua con grupos de al menos diez o máximo veinte personas. La salsa se hacía de almendras, higos, uvas y otras frutas. Se pasaba la copa de vino cuatro veces y se cantaba partes del “Hallel” (Salmos 113-118) durante la comida. El Señor Jesús está ahora en Betania con sus discípulos. Desde allí dirige a Pedro y a Juan, Id, preparadnos la pascua, para que la comamos (Lucas 22:8). En respuesta a la pregunta donde debía ser realizada, les da direcciones misteriosas (Lucas 22:8-12). Ni la calle, ni la casa, ni el nombre del anfitrión son dados. Aparentemente, el Señor Jesús no dijo el lugar de reunión a propósito, sin duda para que Judas no tuviera la oportunidad de traicionarlo durante la comida Pascual. Jesús quiere que ellos tengan la oportunidad de celebrar la pascua sin interrupciones. Jesús, que es infinitamente rico, es muy pobre en bienes terrenales (2 Corintios 8:9). No poseía el asno que fue usado para su entrada triunfal en Jerusalén y no tenía hogar para recibir invitados. Sin embargo, es y sigue siendo el Señor de todo. Por tanto, puede ordenar lo que desea y prepara los corazones para que le reciban. El señor (propietario) de la casa no pone ninguna objeción cuando recibe el mensaje de Jesús. Al contrario, ofrece un gran aposento alto ya dispuesto y preparado para Pedro y Juan (Marcos 14:14, 15). Este

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aposento era muy apropiado para la reunión y ¡ya estaba preparado! Todos los implementos necesarios, alfombras, bancas, mesas, platos y utensilios, están dispuestos. Todo lo que los discípulos tienen que hacer es preparar la comida.

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Jesús llega con los otros discípulos cuando cae la noche. Se sienta con sus doce discípulos a la luz de la lámpara brillante de la Pascua (Lucas 22:14). Los cuadros que retratan a los discípulos sentados en sillas alrededor de una mesa son incorrectos. Jesús lleno de gozo expresa: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca! (Lucas 22:15). El sufrimiento no viene a él inesperadamente y está preparado. Conoce todo y sabe que le espera la cruz. Sin embargo, está lleno del gozo que está puesto delante de él (Hebreos 12:2). La gloria lo espera después y quiere hablar sobre esto a sus discípulos con agradecimiento y confianza. La comida está lista y el Señor Jesús guía una oración de agradecimiento (Lucas 22:17). ¡Qué ejemplo! Después, pasa la copa alrededor por primera vez. Comen y beben juntos, y luego cantan el himno (Mateo 26:30).

Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Hebreos 12:2

Después de esta noche, seguirá el sufrimiento intenso, ¡pero el Salvador da el encuentro a su muerte con un canto! Es de gran importancia notar cómo Cristo celebra la Pascua. Él mismo será el verdadero cordero pascual y así cumplirá las ordenanzas de la dispensación antigua. B. Incidentes conmovedores y reveladores Las conductas en el aposento alto son ricas y variadas. Una escena sigue rápidamente a la otra. Ninguna escena dura lo suficiente para llegar a ser prominente. Las palabras de gozo profundo son seguidas por una seria reprimenda cuando los discípulos discuten entre ellos. El Señor Jesús se pone profundamente conmovido. ¿Por qué? Uno de los discípulos no pertenece allí. Es Judas. Cristo conoce quien es él. Ha estado consciente del desprecio de Judas desde el principio (Juan 6:70, 71), y antes le advirtió sutilmente. Él lo ha tolerado y ha sido paciente, pero ahora el momento ha llegado para que la verdadera identidad de Judas sea revelada a los otros discípulos. Los discípulos confiaban en Judas completamente. Después de su trato con el Sanedrín, Judas continuó engañándolos tan eficazmente que no sospecharon de él en lo más mínimo. Esto debía cambiar ahora. Cuando llegó el tiempo de desenmascarar al engañador, Cristo se conmovió en Espíritu (Juan 13:21). No porque estuviera asustado o era cobarde, sino porque su alma se turbó con dolor al reflexionar sobre la traición de Judas y el juicio que inevitablemente le esperaba. El mismo Salvador que oraría por los transgresores en la cruz, también tuvo piedad de Judas, porque conocía el estado y el destino de este engañador despreciable. ¡Jesús se angustió! Y actuó con cautela. No descubrió directa e inmediatamente la traición de Judas. Probablemente Pedro se hubiese encolerizado y

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Jesús les respondió: --¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo? Hablaba de Judas Iscariote hijo de Simón, porque él era el que lo iba a entregar, y era uno de los doce. Juan 6:70-71

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Referencias / Notas

Jesús le dijo: --El que está lavado no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos. Juan 13:10-11

habría tomado una acción inmediata. Durante el lavamiento de los pies, el Señor había hecho una alusión encubierta de que uno de ellos lo traicionaría (Juan 13:10-11). Ahora hace una declaración pública cuando se sentaron a la mesa, mientras comían. Con solemnidad profunda afirma: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me va a entregar (Marcos 14:18; Lucas 22:21; Juan 13:21). Judas no es nombrado ni identificado. No señalarle abiertamente tiene el propósito de instigar a los discípulos a buscar y examinarse a sí mismos seriamente. Ellos están profundamente sorprendidos y entristecidos en gran manera (Mateo 26:22), se miran unos a otros dudando de quién hablaba, y empezaron a preguntarse unos a otros quién de ellos sería el que había de hacer esto. Finalmente no confían en sí mismos por más tiempo y preguntan: ¿Seré yo? El tiempo ha llegado para afirmar quién es el traidor. Cuando Pedro pide a Juan, que está sentado más cerca de Jesús, para que le pregunte quién es, Jesús lo aclara (Juan 13:25-26). Él remoja un pedazo de pan y lo da a Judas. En el Oriente, se considera un acto de bondad cuando el anfitrión distribuye personalmente la comida a los invitados. ¡Eso es lo que está haciendo aquí el Señor Jesús con Judas! Jesús responde a la pregunta hipócrita de Judas con la respuesta, tú lo has dicho (Mateo 26:25). Esta es otra forma de decir sí, y dejarle saber que él está consciente de su traición. ¡Este es el momento! Porque después del bocado, Satanás entró en él [Judas] (Juan 13:27). Su amo diabólico ahora ha completado la posesión de él. Judas persiste en su traición hasta el momento decisivo final, aun en contra de un mejor conocimiento. Ahora no hay retroceso. Jesús deja que él se entregue a su maldad. Judas está irrevocablemente perdido cuando toma el bocado de la mano de Jesús y sale inmediatamente. Juan añade la frase significativa, y era ya de noche. Judas esperaba el reconocimiento terrenal, pues aguardaba los beneficios que le traería el formar parte de un reinado terrenal junto a Cristo como rey de este mundo. Finalmente tomó la resolución de traicionar a Jesús, cuando su esperanza de obtener la gloria terrenal al servicio de Jesús no se realizó. Y el caso de Judas se agrava por su amor al dinero, que es la raíz de todos los males. Debemos examinarnos a nosotros mismos si somos sinceros al seguir a Jesús. Cuando somos tentados a hacer algo malo por dinero, el ejemplo de Judas debería asustarnos. El ofreció sus servicios a los sacerdotes principales por un precio: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? (Mateo 26:15). Este ejemplo terrible debería conducirnos a orar: ¡guárdame, Señor, de ser capturado en la trampa de la codicia! Inicialmente, ninguno de los otros discípulos entendió lo que Jesús quiso decir cuando Jesús le dijo a Judas: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto (Juan 13:27). Algunos de ellos pensaron que Judas tenía que comprar algo para la fiesta o para dar a los pobres. Esto prueba la confianza ciega que ellos tenían en Judas. Parecería como si Jesús diera un suspiro de alivio cuando el deber de desenmascarar al engañador es cumplido y Judas ha salido. Ahora puede hablar sobre su glorificación de nuevo (Juan 13:31-32). No-

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temos que Jesús repite la palabra glorificado ¡cinco veces en este discurso! El Salvador está conmovido, pero no desanimado. No está asustado por el rumbo de los eventos. Él ve su sufrimiento como el camino a la gloria. En el sentido más profundo, ¡su glorificación empezaba ahora!

Referencias / Notas

C. Un argumento y una advertencia Después de que el traidor se ha ido, hay más trabajo por hacer. Los restantes discípulos fieles tienen que ser advertidos, particularmente Pedro. Jesús alude a la separación que está a punto de suceder. Hijitos, aún estaré con vosotros un poco. Me buscaréis; pero como dije a los judíos, así os digo ahora a vosotros: A donde yo voy, vosotros no podéis ir (Juan 13:33). Pedro no tiene la más ligera idea de lo que va a pasar y curioso pregunta: ¿a dónde vas? La respuesta del Salvador levanta su resistencia. Pedro no entiende por qué no puede seguir a su maestro. Él considera insoportable pensar que estará separado de Jesús. Quiere permanecer con Jesús porque lo ama sinceramente. Por tanto, Pedro objeta inmediatamente cuando Jesús anuncia, todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche. No solo que serán escandalizados, sino que caerán en pecado (Mateo 26:31). Ellos serán esparcidos como un rebaño sin un pastor. Pedro objeta que él será ciertamente una excepción. Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré. Pedro honestamente siente lo que dice. No hay razón para dudar de la sinceridad de su afirmación: Mi vida pondré por ti y dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte (Juan 13:37; Lucas 22:33). Sin embargo, él no sabe lo que está diciendo, porque no conoce sus propias debilidades. Jesús conoce a Pedro mejor de lo que él se conoce a sí mismo y el Salvador es fiel en tratar con las almas. Él trata honestamente con Pedro y lo saca de su error. La pregunta de Jesús es penetrante: ¿Tu vida pondrás por mí? (Juan 13:38). Y luego predice el pecado terrible que Pedro cometerá. ¿Qué? ¿Tú pondrás tu vida por mí? ¡Tú me negarás tres veces! Sin embargo, Pedro con mayor insistencia decía: Si me fuere necesario morir contigo, no te negaré (Marcos 14:30-31). El ejemplo de Pedro es contagioso. Los otros discípulos, sin excepción, dicen lo mismo. La sola idea es intolerable para ellos y no quieren escucharla. El Señor Jesús no está de acuerdo con la protesta. No retira ninguna de sus advertencias, sino que añade algo que ellos no han pensado. Satanás tratará de agarrarlos completamente en su poder. ¡Pero él no tendrá éxito! Los discípulos abandonarán a su Salvador y le causarán angustia en su naturaleza humana en el momento cuando más anhele su compasión y amor (Juan 16:32). Esto aumentará su sufrimiento, pero ¡no desechará a sus discípulos! ¿Por qué Satanás no será capaz de vencer completamente a Pedro? No será porque él tiene buenas intenciones y fe en sí mismo. La razón está en la afirmación de Jesús: yo he rogado por ti, que tu fe no fal-

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La hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado y me dejaréis solo; pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Juan 16:32

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Referencias / Notas

te (Lucas 22:31-32). ¡El Señor Jesús es el gran Salvador de las almas! Pedro caerá profundamente porque confía en su propia habilidad, pero él no es como Judas y será restaurado. ¡Nuestra salvación es segura con nuestro fiel Salvador! ¡No busquemos nuestra seguridad en ninguna otra parte! II. LA INSTITUCIÓN DE LA CENA DEL SEÑOR A. Instituida por Jesús Mucho ya ha sucedido en el aposento alto. La noche está cayendo, pero el Salvador todavía tiene más cosas que mostrarles a sus discípulos. Por ahora, están dolorosamente conscientes de que el sufrimiento agonizante de su maestro se está acercando. ¡Nadie es más querido para ellos! Jesús, que los ama hasta el fin, quiere animarlos. ¿Cómo? Instituyendo la Cena del Señor como un recordatorio permanente de su muerte (Lucas 22:19). Jesús conecta esta cena con la comida Pascual que acaban de celebrar. Hay todavía pan sobre la mesa y el vino todavía resta en la copa. Jesús los toma y da gracias. Jesús tomó el pan y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados (Mateo 26:26-28). La institución de la Cena del Señor es muy solemne. ¡El mismo Cordero de Dios la sirve a sus discípulos que están callados! La cena es instituida durante la noche de la traición, ¡para ser mantenida por todas las edades! ¿Qué enseña el Salvador aquí? Él conforta a sus discípulos, como si les dijera: no dejen que la pena por mi muerte les desanime mucho. ¡Mi muerte es necesaria para su salvación y es aún más beneficiosa para ustedes que lo que ha sido mi vida de humillación! Por tanto, el apóstol Pablo manda que la muerte del Señor sea recordada hasta que él venga (1 Corintios 11:26). B. El significado de la Cena del Señor La Cena del Señor es un sacramento del pacto de la gracia, que ha tomado el lugar de la Pascua. Debe ser usada para fortalecer la fe, porque señala muy claramente a Cristo, quien se dio a sí mismo por su propia voluntad y los compró por su sangre preciosa. Cuando hay fe, la Cena del Señor sella la comunión y la unión real de los creyentes con Cristo, que compró su salvación al darse y ofrecerse a sí mismo por ellos (Catecismo de Heidelberg, Los días del Señor 25, 28, 29, 30). III. EL DISCURSO DE DESPEDIDA DE JESÚS A. Jesús conforta a sus discípulos Todo está terminado y el momento solemne ha llegado para que Cristo concluya la reunión en el aposento alto con un discurso de des-

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pedida conmovedor. Nunca fueron habladas palabras más dulces de consuelo.

Referencias / Notas

En un discurso largo y conmovedor, Jesús se dirige a sus discípulos. ¡Ellos debieron estar absortos! El discurso de Jesús es preservado por Juan (capítulos 14 a 17). ¿Cómo conforta Jesús a sus discípulos? Les asegura que ellos no serán separados para siempre. Les promete que enviará al Espíritu Santo. Les recuerda que él es su fortaleza porque él mismo es la vid verdadera. Les asegura su ayuda contra la enemistad del mundo. Y les reafirma que sus oraciones serán contestadas. Finalmente, intercede por sus discípulos con el Padre en lo que podemos llamar su oración Sumo Sacerdotal. ¿Puede usted imaginar una despedida más apropiada? Primero, Cristo ora por sí mismo y luego ora por sus discípulos y su pueblo. B. Jesús ahora intercede por su pueblo en el cielo ¡Los discípulos deben haber estado profundamente emocionados! La noche empezó con gozo. Se sintieron profundamente avergonzados cuando su maestro asumió la labor de un esclavo al lavar sus pies. Profundamente conmovidos, lo observaron desenmascarar a Judas. Con devoción y solemnidad escucharon cuando predijo cómo ellos se conducirían unas pocas horas más tarde. Con serenidad y gloria majestuosa Jesús instituyó la Cena del Señor como un recordatorio perdurable. ¡La noche terminó con un discurso confortante y una oración íntima y conmovedora! Pero ahora, el Señor Jesucristo está en el cielo a la mano derecha del Padre, abogando su obra mediadora en beneficio de todo su pueblo. ¡Y su oración es siempre escuchada! (Juan 17:24; Hebreos 7:25).

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Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo esté, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado, pues me has amado desde antes de la fundación del mundo. Juan 17:24n Por eso puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. Hebreos 7:25

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Referencias / Notas

LECCIÓN

52 Título:

JESÚS LAVA LOS PIES DE SUS DISCÍPULOS Textos de referencia: Lucas 22:24-30; Juan 13:1-17 Versículo para memorizar: Yo estoy entre vosotros como el que sirve. Lucas 22:27b INTRODUCCIÓN Esta lección trata de un evento importante que tomó lugar en el aposento alto, en Jerusalén, donde se realizó la Pascua la noche antes de la muerte de Jesús. El énfasis está ahora en la conmovedora y hermosa historia de Jesús lavando los pies de sus discípulos y no en lo que sucedió previamente. Esta historia es fascinante porque ofrece algunas lecciones de humildad y valor al hacer labores serviles en el reino de Dios. El trabajo humilde, que no es frecuentemente recompensado, es absolutamente compatible con la naturaleza del reino de Dios. Al enseñar esta lección será útil discutir: I.

El contenido

II. La acción III. Su significado I.

EL CONTENIDO

A. Los discípulos tienen un desacuerdo

Y les dijo: --¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta Pascua antes que padezca! Lucas 22:15

Es jueves por la noche. La celebración de la Pascua va a empezar. El Salvador desea celebrar esta fiesta con sus discípulos antes de que él sea tomado preso (Lucas 22:15). Jesús sabe que esto está cerca de ocurrir. El fiel Pastor quiere reunir a sus ovejas a su alrededor una vez más para confortarlas y animarlas antes de que sean esparcidas. Hay una atmósfera de intimidad y confianza mientras ellos están juntos en el aposento alto. Pronto su pacífica reunión será pertur-

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bada y la atmósfera creada por el gozo de Jesús se volverá áspera, no solamente porque Judas será desenmascarado, sino también por el comportamiento de los otros discípulos. El incidente ocurre después de que la comida empieza. El lavamiento de los pies no ocurrió cuando la Cena del Señor fue instituida, sino que ocurrió durante la comida acostumbrada, la cual fue realizada al comienzo de la fiesta de la Pascua.

Referencias / Notas

Esta es una ocasión solemne, pero pronto se hace evidente que hay un contraste agudo entre la paz irradiada por Jesús y la pasión sin misericordia de los discípulos. Jesús está complacido y agradecido de tener la oportunidad de comer la comida pascual con ellos. Esta fiesta señala literalmente la liberación de los hijos de Israel de Egipto, pero también señala la liberación de una esclavitud, que es mucho más severa que la del Faraón. Jesús está yendo a sacrificarse a sí mismo como el verdadero cordero pascual. Es en este punto que los discípulos se involucran en una discusión muy desagradable, concerniente a quien es el mayor y quien tiene el lugar más importante entre ellos (Lucas 22:24). ¡Si solamente ellos se hubieran vuelto a su maestro para pedirle que resuelva este problema! Pero no, ellos dieron rienda suelta a sus ambiciones, de tal forma que una feroz lucha interna se encendió entre ellos. Mientras Jesús está preocupado amorosamente sobre la protección y preservación de ellos, en vista de la separación que se aproxima, estos solo están preocupados de sí mismos y luchan por un trato preferencial. La preocupación de Jesús es que ellos se alejen de los intereses y ansiedades temporales sobre el futuro y que se concentren en el reino venidero de Dios, el cual él mismo consumará en la gloria suprema.

Aparentemente ellos habían olvidado esta lección y sus aspiraciones por el honor se habían despertado de nuevo. Son cogidos en la trampa de la ambición y del orgullo carnal. ¡Su condición es más vergonzosa!

Entonces entraron en discusión sobre quién de ellos sería el mayor. Jesús, percibiendo los pensamientos de sus corazones, tomó a un niño, lo puso junto a sí y les dijo: --Cualquiera que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y cualquiera que me recibe a mí, recibe al que me envió, porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ese es el más grande. Lucas 9:46-48

¿No deberíamos estar tristes e incluso ofendidos por este espíritu de rivalidad y carnalidad en estas personas rectas y religiosas? Ciertamente, ¡pero no deberíamos pensar que ellos son los únicos! ¿Somos nosotros diferentes? ¿No somos también fácilmente acosados por los errores ocultos y las presunciones? (Salmos 19:12-13). Si nosotros no luchamos contra nuestras malas inclinaciones, estamos permitiendo que los celos y la rivalidad dañen las buenas relaciones. Los que constantemente se ponen a sí mismos en primer plano (propios pensamientos y ambiciones, hechos y acciones) no pueden soportar que los otros sean mejores.

¿Quién puede discernir sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. Preserva también a tu siervo de las soberbias, que no se enseñoreen de mí. Entonces seré íntegro y estaré libre de gran rebelión. Salmos 19:12-13

Mientras están sentados en la comida pascual, los discípulos también tienen este reino en mente, pero sus expectaciones están totalmente centradas en sí mismos y en su lugar de honor en este reino. Jesús les muestra su amor, pero ellos muestran que son deficientes en amor. Ellos están amargados entre sí y la atmósfera es tensa. Había sucedido un incidente similar en el pasado y en esa ocasión Jesús había tomado a un niño pequeño y lo había puesto junto a él para avergonzarlos (Lucas 9:46-48; Mateo 18:1-4; cf. 20:20-28).

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Referencias / Notas

B. La advertencia de Cristo ¿Qué hace el Salvador? Él está consciente de lo que sus discípulos están haciendo. Ve sus rostros fruncidos y escucha la disputa. ¿Actúa como si estuviera sordo y los ignora o está tan contrariado que resuelve resignadamente que no tiene nada más que ver con ellos? ¡No! Él es más paciente y continúa buscando el bienestar de ellos. Aunque le duele profundamente el deseo que ellos tienen por el honor, no los rechaza. Quiere traer a estos pecadores al lugar correcto, instruyéndoles y así lo hará, en una manera inusual.

Como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos. Mateo 20:28 Él, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se hizo semejante a los hombres. Más aún, hallándose en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Filipenses 2:7-8 Nada hagáis por rivalidad o por vanidad; antes bien, con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo. Filipenses 2:3 Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él. Juan 6:66

Primero, Jesús quiere hacerles sentir que la pregunta con respecto al Reino de los Cielos, que los divide, es totalmente inapropiada. Es natural estar preocupado con respecto a los reinos terrenales. Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores (Lucas 22:25). Los gobernantes del mundo antiguo, tales como el egipcio Ptolomeo III y el Sirio Antíoco VII, se llamaron a sí mismos benefactores, pero en el reino de los cielos las relaciones son totalmente diferentes. Esa es la razón por la cual Jesús los amonesta duramente: ¡mas no así vosotros! El Reino de Dios sobre la tierra tiene un origen divino. Este es espiritual y, por tanto, es mejor que nadie se eleve a sí mismo sobre los otros. Los miembros más distinguidos no pueden mostrar su superioridad, al elevarse a sí mismos sobre los otros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve. Literalmente, el significado es que la obra de servir le pertenece a los líderes. Jesús usa un ejemplo significativo para enseñarles la actitud apropiada que es requerida de ellos. Les pregunta: ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¡La respuesta no está en duda! Jesús tenía el derecho de señalarse a sí mismo y esto agudizó el contraste aún más: mas yo estoy entre vosotros como el que sirve. Jesús es el más grande, pero ¡ha venido a servir! (Mateo 20:28; Filipenses 2:7-8). Por tanto, ustedes no deberían discutir sobre el honor vano, sino que deberían con humildad estimar a los demás como superiores a ustedes mismos (Filipenses 2:3). Jesús también señala que no es necesario para todos luchar por el mejor lugar, porque está abriendo el camino a la gloria para ellos (y no solo para algunos de ellos). Él guiará a todos a la gloria. De pronto el tono de Jesús cambia. Aunque hace la obra de un siervo, él es el Rey que soberanamente gobierna su reino y que está completamente consciente de eso. Aunque los discípulos tienen muchos desacuerdos y defectos severos, ellos tienen un lazo fuerte de devoción al Señor. Ellos no son como tantos que inicialmente lo siguieron, pero más tarde se fueron (Juan 6:66). Permanecieron con él cuando fue despreciado, aunque esto les trajo grandes dificultades. Jesús está consciente de eso y, por tanto, les promete la más grande gloria y placer supremo: Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.

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¿Significa esto que ellos ejercerán autoridad y recibirán honor? Sí, pero no independientemente de Cristo. Todo estará bajo él, relacionado a él, en comunión con él y cerca a él (Mateo 19:28; 1 Corintios 6:2-3; Isaías 25:6-9; Apocalipsis 19:9). ¡Qué sorprendente! ¡Qué maravilloso Salvador! Aprendamos de él que es manso y humilde de corazón. II. LA ACCIÓN DE JESÚS Ahora Jesús va a actuar. Él no está satisfecho con sólo afirmar la verdad, sino que añade los hechos a las palabras. Un ejemplo es más eficaz que una instrucción verbal. La enseñanza puede levantar el interés, pero los ejemplos captan la atención. Jesús se coloca a sí mismo en el círculo de la disputa de los discípulos para modelarles visiblemente lo que significa servir en amor. Hace esto al realizar un acto impresionante de servicio: ¡lava los pies de los discípulos! Cristo sabe que después de un corto momento, compartirá la gloria de su Padre. Entonces, ¿qué hace él? ¿Deja a sus discípulos que se defiendan por sí solos y que ya no lo molesten más, y se regocija en la salvación que obtendrá y el descanso que le espera en el cielo? No, él continúa amándoles hasta el fin. Aunque sabe que ellos pronto lo abandonarán, ¡actúa de una manera supremamente amorosa al lavarles los pies! El amor incomparable de Cristo por los pecadores es la gloria del evangelio. Nosotros también somos culpables; sin embargo, ¡él ama a los pecadores! No somos dignos de su amor. Por nuestro pecado, insensatez y resistencia, nos hacemos constantemente indignos de su amor, así como hizo Pedro. ¡Sin embargo, el amor de Cristo no mengua! Él hará todo para salvar a los suyos. ¿No sabe Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos? ¿Entonces nos recordará todavía? ¿No ascenderá inmediatamente al cielo? ¡No! ¡Conociendo todas las cosas, se levantó de la cena para servir! Juan relata casi cada detalle de los movimientos de Jesús. Notemos que Juan da al menos seis detalles. Él se levantó de la cena. Para facilitar su trabajo de siervo, Jesús se quitó su manto, esto es, su ropa larga exterior. Tomó una toalla, y se la ciñó. El Hijo de Dios se para como un siervo delante de sus asombrados discípulos. Luego puso agua en un librillo y empezó a hacer el trabajo de un esclavo oriental que realizaba estos lavados. Él está en silencio y, en cuclillas, ¡desata las sandalias polvorientas y empieza a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido! A. La acción de Pedro Cada discípulo tiene un turno. Mudos de asombro, ellos observan y permiten que Jesús haga su trabajo sin impedimento. Cuando Jesús viene a Pedro y quiere realizar el servicio de un esclavo para él, Pedro

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Referencias / Notas

Jesús les dijo: --De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido, también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Mateo 19:28 ¿No sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar asuntos tan pequeños? ¿No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida? 1 Corintios 6:2-3 El ángel me dijo: “Escribe: ‘Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero’”. Y me dijo: “Estas son palabras verdaderas de Dios”. Apocalipsis 19:9

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Referencias / Notas

no puede contenerse. Él está sorprendido y pregunta con asombro Señor, ¿tú me lavas los pies?

Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: --Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. Lucas 5:8

Hay algo loable en la respuesta de Pedro. Se siente profundamente indigno. Piense en esta respuesta previa (Lucas 5:8) y en el asombro de Juan el Bautista (Mateo 3:14). Pedro tiene mucho respeto por Jesús para permitirle que se humille a sí mismo delante de él. Por otro lado, su rechazo también implica que a él le falta la gracia para aceptar el servicio ofrecido gratuitamente por Jesús.

Pero Juan se le oponía, diciendo: --Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú acudes a mí? Mateo3:14

El Señor replica con calma que Pedro no tiene que entender todo, y que solamente debe permitir ser servido y entenderá más tarde. Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después. Pedro actuó impulsivamente, según la debilidad de su naturaleza. Él pensó que era más sabio que Jesús y, sin pensar, reafirmó su rechazo: ¡No me lavarás los pies jamás! Sin embargo, Cristo no se detiene y lleva a cabo su intención, y le advierte al discípulo obstinado que habrá consecuencias serias si no desea ser servido. Si no te lavare, no tendrás parte conmigo. Esto asusta a Pedro que, de pronto, siente que todo depende de esta acción, entonces se va al otro extremo y solicita: lávame, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza. Esta manera de responder es típica de Pedro. Es precipitado pero sincero. ¡Nada sería más terrible para él que no tener parte con Jesús! No deberíamos ser demasiado duros con Pedro, sino más bien imitarlo en su amor por Jesús. El ejemplo de Pedro nos enseña que Jesús requiere obediencia absoluta y que podemos con seguridad permitirle que él decida lo que es mejor para nosotros. Cristo no cumple la última petición de Pedro. Hace lo que considera necesario. Aunque es el siervo de todos, es el Señor y demanda perfecta obediencia. ¿Por qué se concentra Jesús en los pies? Él responde esta pregunta: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio. En el texto original, dos palabras diferentes son usadas para la palabra “lavar”. La primera se refiere a tomar un baño, una costumbre en Palestina para los que se preparaban para asistir a un banquete. Al entrar al vestíbulo del banquete, ya no era necesario tomar otro baño, sino solo lavarse los pies empolvados por el uso de sandalias abiertas. Cuando el trabajo de siervo de Jesús termina, se pone de nuevo su túnica y toma su lugar en la mesa. Inmediatamente explica su acción inusual, al responder a la pregunta, ¿Sabéis lo que os he hecho? III. SU SIGNIFICADO A. Un símbolo En el aposento alto había agua, un librillo y una toalla de lino, pero aparentemente no había ningún siervo para lavar los pies a los invitados. Posiblemente, cuando los discípulos se disputaban su lugar en el Reino, entraron al aposento y omitieron el lavamiento de los pies. Cuando Jesús realiza el trabajo de limpieza, no es su intención limpiar solo el polvo de los pies. Hay un significado más profundo en su acción y él mismo los explica.

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El lavamiento de los pies es una parábola visual, un símbolo sorprendente del beneficio espiritual inconmensurable de la limpieza del pecado. El perdón limpia el alma (Salmos 51:4). La sangre de Cristo limpia de todo pecado (1 Juan 1:7; 1 Corintios 6:11; Apocalipsis 1:5). El lavamiento del pecado consiste en el perdón misericordioso del pecado y la renovación del corazón por el Espíritu Santo (Catecismo de Heidelberg, Respuestas 69 y 70). Tal lavamiento es absolutamente necesario, porque sin este regalo de la gracia no hay salvación. Nada inmundo puede entrar en la ciudad celestial (Apocalipsis 21:27). Escuchar y conocer el evangelio, incluso honrar a Cristo, no es suficiente en sí mismo. Muchos quieren entrar al cielo después de haber vivido en la tierra según sus propios hechos e ideas, pero ellos no desean la limpieza, sin la cual la entrada a la gloria es imposible. El que ha recibido un corazón nuevo y limpio también necesita una limpieza diaria, porque continuamente tropieza y se extravía. Aquel no puede ir por la vida sin ser tentado. Cada nuevo día se es seducido y tentado desde afuera de sí mismo y desde adentro de su corazón depravado, porque el “viejo hombre” es una fuente inmunda de corrupción. La limpieza que Jesús simbolizó por el lavamiento de los pies, puede ser solo realizada por el mismo Señor Jesucristo. Si vamos a ser librados de nuestros pecados diarios, nuestro carácter y pecados íntimos, el Señor debe ponerse en cuclillas ante nosotros y servirnos para concedernos continuamente su perdón y gracia santificadora. ¡Jesús quiere darnos esto y nunca se cansa de dárnoslo! Por tanto, ¡vayamos a él con todos sus pecados, pidámosle la gracia con humildad y fe! ¿Qué tuvo que hacer Jesús para obtener esto? ¡Mírelo entre sus discípulos en la forma de un siervo! El lavamiento de los pies es un símbolo de la auto-humillación voluntaria e incomparable de Jesús. Del establo a la cruz, él dio su amor altruista. Nosotros no solo necesitamos un Salvador que nos enseñe, sino que necesitamos un Salvador que sufra por nosotros. Su amor lo motivó a descender a las profundidades de nuestra miseria. Quiso descender tan lejos para que él, el único Salvador, pudiera alcanzarnos, persuadirnos, elevarnos, exaltarnos, a nosotros pecadores perdidos, de las profundidades del pecado para llegar a ser herederos del cielo y compartir con él la gloria de su reino eternal. ¡Que su amor ablande nuestros corazones! Él tiene que servirnos para salvarnos y, por tanto, los pecadores deben permitir ser servidos para ser salvos. No hay otro camino al cielo.

Referencias / Notas

Contra ti, contra ti solo he pecado; he hecho lo malo delante de tus ojos, para que seas reconocido justo en tu palabra y tenido por puro en tu juicio. Salmos 51:4 Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado. 1 Juan 1:7 Y esto erais algunos de vosotros, pero ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús y por el Espíritu de nuestro Dios. 1 Corintios 6:11 Y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama, nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre. Apocalipsis 1:5

B. Un ejemplo Hay también un ejemplo en este acto simbólico de Cristo. El Salvador lo señala. El ejemplo del Señor Jesús nos enseña qué es ser en verdad el mayor. Por naturaleza nosotros queremos estar en control. No los que gobiernan, sino los que sirven son los más grandes en el reino de Dios. Jesús es Señor y Maestro; sin embargo, ¡es el siervo de todos! ¡Qué lección para nosotros! Los mayores en el reino de los cielos son los siervos humildes, amorosos y ayudadores. No debemos olvidar estas lecciones simples.

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No entrará en ella ninguna cosa impura o que haga abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero. Apocalipsis 21:27

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús. Filipenses 2:5

¡El ejemplo de Jesús fue muy útil para los discípulos! Porque puso un alto a sus argumentos sobre quién era el mayor. Con este ejemplo, Jesús también enseñó a sus discípulos cuál era su llamado. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Esto no significa que tenían que lavarse literalmente los pies los unos a los otros. Como una ceremonia externa esto es fútil. No es observando este ritual que nosotros cumplimos el mandamiento de Cristo. La imitación verdadera de Cristo consiste en amarnos y servirnos los unos a los otros. Esto tampoco se cumple al otorgar favores a otros con arrogancia, sino hacerlo con sinceridad y conscientes de que para nosotros es un privilegio ayudar a otros. Nuestro deseo, lucha y búsqueda debe ser tener una mente como la de Cristo (Filipenses 2:5). No deberíamos demandar que otros imiten a Cristo, sino que nosotros primeramente deberíamos actuar en humildad hacia otros. La gran pregunta, por tanto, es, ¿cuál es nuestra relación con este Salvador servicial? Hay quienes piensan que su ejemplo es ridículo. Piensan que si usted quiere hacerse un lugar en este mundo, tiene que controlar a otros, empujarlos y darles de patadas. Otros piensan que esta es una hermosa idea, pero no práctica, inútil y no funcional en nuestro mundo presente. Creen que el dicho de Caín, “¿Soy yo el guarda de mi hermano?” (Génesis 4:9) es más útil si usted quiere conseguir algo. Por naturaleza, todos pensamos que otros deben poner en práctica negarse a sí mismos. Preferiríamos no practicarlo en nosotros mismos, especialmente si esto nos cuesta. Un Salvador que solicita esto de nosotros no encaja en nuestro mundo egoísta. ¿Pensamos también de esta manera? Si es así, estamos equivocados y sufriremos fatales consecuencias. Jesús es el Salvador verdaderamente apropiado para nuestro mundo, ¡porque este necesita la clase de Libertador que él es! Jesús no está satisfecho con nosotros cuando escogemos mostrar amor de acuerdo a nuestros propios deseos e ideas. Él, nuestro Señor y Maestro, demanda que mostremos su amor y él quiere ser obedecido. No es suficiente aprobar y alabar la humildad y la utilidad en otros, sino que debemos practicarlas en nosotros mismos. Conocer y hacer son dos cosas diferentes.

Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. 1 Juan 3:18

Recordemos que Jesús dijo, ¡Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis! (Juan 14:17). El Señor quiere que los hombres lo amen, no solo de palabra y lengua, sino de hecho y en verdad (1 Juan 3:18), movidos y fortalecidos por el amor de Cristo. Nosotros somos totalmente dependientes de Dios. Sólo Cristo puede darnos el poder mediante el Espíritu Santo para hacernos fructíferos en Su servicio (Gálatas 6:9).

No nos cansemos, pues, de hacer bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Gálatas 6:9

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Referencias / Notas

LECCIÓN Título:

EL SUFRIMIENTO DE JESÚS EN GETSEMANÍ Textos de referencia: Mateo 26:36-46; Marcos 14:32-42; Lucas 22:39-46 Versículo para memorizar: Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. Mateo 26:41 INTRODUCCIÓN Algunos dividen la historia del sufrimiento de Jesús según las divisiones del templo de Israel. El aposento alto, entonces, sería el patio exterior; cuando entramos al jardín de Getsemaní entramos al lugar santo, el calvario sería el lugar santísimo, donde se obtiene la corona de gloria con la que el pueblo de Dios es coronado. El precio es alto. ¡Este pueblo es comprado a un precio costoso! Debemos llenarnos de un profundo sentido de temor y afecto mientras examinamos lo que pasó en el jardín de Getsemaní. Aunque es una historia muy conocida, es necesario hacer un relato fiel y exacto de los hechos. Estos nunca podrán ser lo bastante conocidos porque describen el camino que el Cordero de Dios siguió mientras se ofrecía a sí mismo para ser sacrificado. Los beneficios, los frutos, la necesidad y el significado redentor del sufrimiento de Jesús se entienden verdaderamente solo cuando se da una descripción detallada de los eventos. Él tomó el lugar de los pecadores como su fiador, como el Hijo de Dios, luchador y conquistador. Con esto en mente veremos: I.

Los eventos

II. Su significado

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La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

I.

LOS EVENTOS

A. Jesús va a Getsemaní La comida pascual ha terminado, el lavamiento de los pies se ha llevado a cabo, el traidor ha sido señalado, los discípulos han sido advertidos, la Cena del Señor ha sido instituida, el himno ha sido cantado, el discurso de despedida ha sido dado y la oración Sumo Sacerdotal ha sido pronunciada. Ahora es de noche. Allí va Jesús, a través de las calles silenciosas de Jerusalén, seguido por sus once discípulos. Abandonan la ciudad, cruzan el torrente de Cedrón y siguen por el camino conocido, como solía, al monte de los Olivos. Al pie de esta montaña está el jardín que se llama Getsemaní, en el cual entró con sus discípulos (Lucas 22:39; Juan 18:1-2). Ellos nunca habían estado aquí como ahora. El humor que prevaleció en el aposento alto ha cambiado. El sentimiento de triunfo se ha vuelto melancolía; esta ha cambiado a temor; y el temor se ha trastornado dolor de muerte. El corazón de Jesús no está tranquilo y una tormenta se desata dentro de él. En el aposento alto, con sus discípulos, había estado con gozo y había ofrecido, con acción de gracias, su oración. Ahora, siente la necesidad de orar solo. Por tanto, deja a sus discípulos a la entrada del jardín y les dice: siéntense entre tanto que voy allí y oro (Mateo 26:36).

Entrando en la casa, no dejó entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Jacobo, a Juan y al padre y a la madre de la niña. Lucas 8:51 Como ocho días después de estas palabras, Jesús tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar. Lucas 9:28

Lleva al jardín sólo a tres de sus discípulos. Son los mismos que vieron la resurrección de la hija de Jairo y fueron testigos de su transfiguración en el monte (Lucas 8:51; 9:28). Ellos notaron que Jesús comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera (Mateo 26:37; Marcos 14:33). ¡Qué escena debió haber sido esta para Pedro, Juan y Santiago! Jesús parece estar vencido por el dolor. Él no trata de guardar las apariencias delante de sus discípulos, sino que se queja, sin detener el gran dolor que ahora invade su alma. Ellos no pueden quitar su angustia y él no puede soportar estar con ellos más tiempo. Tiene que estar solo y se va un poco más lejos del jardín. Sin embargo, no quiere que sus discípulos se vayan. Será reconfortante para él saber que están cerca, vigilando con él; por tanto, les pide: quedaos aquí, y velad conmigo (Mateo 26:38) mientras yo estoy angustiado. Jesús está sólo, a una distancia como de un tiro de piedra de ellos (Lucas 22:41). B. La oración de Jesús por liberación del sufrimiento Bajo la sombra de los árboles de olivo en el Getsemaní, Jesús se postró sobre su rostro (Mateo 26:39; Marcos 14:35). Retorciéndose en el polvo como un gusano y no como un hombre, él vierte su alma al Padre en oración. Jesús clama: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; [eso es, mi sufrimiento amargo] mas no lo que yo quiero, sino lo que tú (Marcos 14:36). Recuerde el salmo profético del sufrimiento expresado por la boca de David muchos siglos antes: No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; porque no hay quien ayude (Salmos 22:11).

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La oración de Jesús dura un tiempo considerable, pero no le trae paz interna al Salvador atormentado. Se levanta y busca a sus discípulos. En esta hora difícil, él desea afecto y compañía ¡pero los encuentra durmiendo! Ellos ni siquiera pueden velar con él por una hora y son incapaces de darle un poco de alivio ante su copa de sufrimiento ¡ni siquiera Simón Pedro! Nada vino de sus buenas intenciones y de su gran conversación. ¿Qué es el hombre? El Señor Jesús no demanda que sus discípulos lo compadezcan. En lugar de eso, él muestra su compasión y cuida de ellos cuando les advierte velad y orad, para que no entréis en tentación (Mateo 26:40-41). Satanás está listo para lanzarse sobre ellos. Estos no solamente han decepcionado a su maestro al fracasar en darle apoyo, sino que están en peligro de llegar a ser infieles y caer profundamente. Jesús ve el peligro. Amorosamente, les advierte, justificando su debilidad cuando dice: el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. Por segunda vez Jesús se aparta para orar. Su oración es esencialmente la misma (Marcos 14:39). Su sufrimiento está aumentando y su alma está atormentada con un conflicto abrumador. La batalla está aumentando en intensidad. Ora más intensamente (Lucas 22:44). Mientras está orando, su sufrimiento se incrementa. Al principio oró: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú (Mateo 26:39), pero en este momento él ora: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad (Mateo 26:42). Nuevamente, Jesús no recibe apoyo de sus discípulos. Al contrario, ellos se han dormido de nuevo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño (Marcos 14:40). ¡Están avergonzados cuando se despiertan y se refriegan los ojos! No tienen excusa. ¡Incluso durante esta vigilia agonizante, ellos no pueden ofrecer una palabra de afecto a su maestro! Ellos solo aumentan el sufrimiento de Jesús, que sabe que no puede esperar nada más de ellos y entonces les permite dormir. C. La fortaleza viene del cielo El cielo proveerá lo que la tierra le niega. ¡Aquel que resucitó a los muertos, ahora necesita ser fortalecido! Su petición no es en vano. La batalla aún no ha terminado. Y el Padre envía un rayo de luz en la noche oscura del tormento, porque se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle (Lucas 22:43), para que no sucumbiera bajo su sufrimiento. Cuando Jesús se retira más lejos, entre la espesura de los árboles del jardín, para clamar con lágrimas, ofreciendo oraciones y peticiones, su clamor para ser librado de su temor recibe respuesta. No hay cambio en su petición (Mateo 26:44), sino que en esta oración Jesús derrama su alma angustiada. Su comportamiento y tono de oración cambian.

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Referencias / Notas

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

Él experimenta de nuevo que sus discípulos, incluso Juan, son inútiles en este momento. Encuentra a los tres dormidos. ¡Cómo es posible! Ellos no fueron vencidos por el sueño porque estuvieran muy cansados, ni tampoco porque fueran indiferentes a lo que estaba sucediendo, sino que ellos estaban durmiendo a causa de la tristeza (Lucas 22:45). Sus almas estaban tan sobrecogidas por el dolor, que este los adormeció. Aunque esto era entendible, sin embargo, era pecaminoso porque Jesús les había dicho que velaran con él. La escena de los discípulos dormidos ya no golpea a Jesús. Su cabeza está levantada. Más bien les despierta con la pregunta: ¿Por qué dormís? Y con ironía añade, ¡Dormid ya, y descansad! (Mateo 26:45). El tono de la advertencia de Jesús indica que es demasiado tarde ahora y ya no importa lo que ellos hagan. Sin embargo, ahora ellos se despiertan. Escuchan al Hijo de Dios indicar su deseo, tal como él lo había declarado en su oración al Padre: ¡Basta, la hora ha venido! He aquí, el Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos! ¡Vamos! Ya se acerca el que me entrega (Marcos 14:41-42). La hora ha llegado, el traidor se acerca, pero el Padre está también cerca y el Hijo está listo para entregarse a sí mismo en manos de pecadores, ¡por los pecadores! II. SU SIGNIFICADO A. El carácter e importancia del sufrimiento de Cristo Cada corazón conoce su propia amargura. Esto es ciertamente verdad del Señor Jesucristo. Su sufrimiento humano no puede ser comparado con ningún otro sufrimiento humano, aunque era el sufrimiento de uno que era verdaderamente hombre. Él es el Santo de Dios. Nosotros pecadores, no podemos sufrir como él. Nosotros nunca podríamos comprender las profundidades de su angustia. Sin embargo, es necesario conocer y confesar lo que las Escrituras enseñan sobre esto. Por tanto, es importante comprender que Jesús no sufrió por sus propios pecados. ¡De ninguna manera! El carácter de su sufrimiento fue totalmente sustitutivo y expiatorio. El azote fue puesto sobre él debido a las transgresiones de su pueblo. Sufrió como su fiador y mediador. El mediador no sufre arbitrariamente. Sus emociones no fueron una simple exhibición. No, los sentimientos que demostró fueron terriblemente reales. Él no consideró su sufrimiento ligeramente. ¡Esto le costó mucho! Su sufrimiento lo afectó completamente, en cuerpo y alma. La noche de la Pascua era fría, pero el cuerpo de Jesús estaba tan afectado que era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra (Lucas 22:44). Esto no significa que el sudor era sangre, sino que gotas gruesas de sudor sangriento salían de su cuerpo y caían sobre la tierra. Se dice que esto ha sucedido algunas veces en casos de terror extremo. Incluso si no hubiera un ejemplo en la historia, el testimonio fiel de la Escritura dice suficiente.

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La severidad del sufrimiento físico de Jesús fue sin paralelo. El punto principal, sin embargo, es el sufrimiento de su alma. Él les dice a sus discípulos: Mi alma está muy triste, hasta la muerte (Mateo 26:38), es decir, que el alma de Jesús estaba acosada con tal horror, angustia y temor que estaba a punto de morir. Fue sobrecogido de dolor. Su corazón estaba derritiéndose como la cera. Su alma, el centro de sus sentimientos más tiernos, se llenó de una angustia indescriptible debido a Israel, que en ceguera desdichada, lo había rechazado.

Referencias / Notas

Su dolor fue intensificado por la actitud despreocupada de sus propios discípulos, aunque eso no era lo más importante. Más que todo, él sufrió como sustituto por los pecadores, experimentando la ira de Dios sobre el pecado. El favorecido del Padre sintió la ira ardiente de su Juez. La ira de Dios había caído sobre él mientras estaba en el estado de humillación. Esta ira había estado restringida hasta ahora, pero aquí en Getsemaní fue derramada sobre él. En el Jardín de Getsemaní, Jesús fue oprimido por la ira de Dios hasta el polvo de la tierra. Vio el horror completo del pecado. Esta culpa terrible fue echada sobre él y tuvo que llevar el castigo en su horror absoluto. Debía experimentar la maldición porque estaba hecho para ser pecado (2 Corintios 5:21). Su naturaleza santa y humana se estremecía ante la vileza del pecado, que nosotros tan frecuentemente abrazamos y mantenemos. Además, Satanás lo atacó con sus tentaciones más poderosas. Esto no debe ser olvidado. Lucas lo señala cuando dice que Jesús estaba en agonía (Lucas 22:44). Jesús no estaba en agonía porque se resistía a la voluntad santa de Dios. Él estaba siendo estrangulado por los tormentos de la muerte mientras sentía a su alma acosada con los terrores infernales y experimentaba la oposición del príncipe de las tinieblas. Una vez, en el desierto, Satanás había tratado de desviarlo del camino del sufrimiento; ¡el único camino por el cual la expiación y la salvación podían ser obtenidas! Ahora viene de nuevo a tentar a Cristo para que regrese del camino, produciéndole temor y terror. Las fuerzas del infierno han venido sobre Jesús. Y desciende al infierno (Catecismo de Heidelberg, Respuesta 44) y sufre la angustia inexpresable, los dolores, los terrores y las agonías infernales del maligno, que tiene permiso para llenar hasta el borde la copa de sufrimiento del Hijo de Dios. Satanás lo prueba como el tentador y lo asusta como el rey de la muerte. El símbolo de la copa indica una medida completa. Jesús experimenta el sufrimiento total en un instante. Verdaderamente la copa está llena. La bebida consiste de ira, juicio, muerte y maldiciones. El Señor Jesús no es frío e insensible, intocable o indiferente durante su sufrimiento. Él es verdaderamente hombre y sufre como un ser humano. Es característico de la naturaleza humana rechazar el sufrimiento y tratar de escapar de él. Jesús no sufre como los mártires cuyas almas fueron levantadas, de tal forma que fueron capaces de alabar a Dios en medio del dolor insufrible. Si vemos a Cristo en el Getsemaní como un mártir, lo despojamos de su gloria, pues muchos mártires sufrieron más triunfalmente que Jesús.

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Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros seamos justicia de Dios en él. 2 Corintios 5:21

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Referencias / Notas

Mas él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados. Por darnos la paz, cayó sobre él el castigo, y por sus llagas fuimos nosotros curados. Isaías 53:5

Él sufrió como el sustituto y sintió el castigo del pecado en su naturaleza humana. No hubo manera para que él sea perdonado. Esa es la razón por la que su sufrimiento fue tan severo. La oscuridad cubrió su alma. Él fue acosado por el dolor, estuvo en agonía. Tenía que ser así, porque él fue molido por el pecado (Isaías 53:5). Como todos los seres humanos verdaderos, miró a la muerte, porque la muerte y su maldición significaban la misma cosa tanto para él como para nosotros. No detuvo los clamores de angustia cuando su alma fue molida y cuando, en anticipación, vio y sintió el sufrimiento más terrible y maldijo a la muerte, la cual era inminente. B. La misión y el triunfo de Jesús El sufrimiento de Cristo fue tan severo y agonizante que se refugió en su Padre, en oración. En el desierto, confrontó a Satanás con la espada de la Palabra: ¡escrito está! En Getsemaní, usa el arma de la oración. Mientras Satanás lo fuerza a rechazar la copa de sufrimiento, Jesús ora para que la voluntad de su Padre sea hecha y para no perecer mientras está bebiendo la copa de su sufrimiento. Usando la expresión tierna y familiar, ¡Abba Padre!, vuelve su corazón a su Dios. Su oración no es una oración de rebelión, sino de sumisión a la voluntad del Padre.

Y Cristo, en los días de su vida terrena, ofreció ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que lo podía librar de la muerte, y fue oído a causa de su temor reverente. Hebreos 5:7-9

El Señor Jesús sabe que debe sufrir. No hay otro camino para que él sea el Salvador de los pecadores. Si hubiese habido otro camino, este sufrimiento no habría venido sobre él. ¡Jesús quiere hacer lo que debe hacer! No desecha la copa y no rechaza su contenido. La beberá completamente y de buena gana. No actúa tampoco con indecisión. Siente la carga, pero no la arroja. Él tenía esta voluntad sumisa desde el principio y permaneció así hasta el fin. No hay una vacilación dolorosa entre la primera y la segunda parte de su oración. Jesús ofrece oraciones y súplicas con fuerte clamor y lágrimas. Aprendió la obediencia por las cosas que le hacían sufrir (Hebreos 5:7-9). Su sumisión es santa y voluntaria. Nosotros, en cambio, por naturaleza no estamos de acuerdo con la voluntad de Dios. Por naturaleza estamos en oposición completa. Nosotros no decimos, ¡como tú quieras, sino como yo quiero! Nosotros somos frecuentemente tentados. Si no oramos mientras somos tentados, no es de sorprenderse que no permanezcamos firmes. La Palabra de Dios y la oración son las armas reales en la batalla contra las tentaciones. Cuando la batalla llegó a ser más severa para el Señor Jesús, oró más fervientemente. Esto es, oró con la más grande urgencia y los deseos más fuertes al Padre. Frecuentemente nos rendimos y decimos: he orado tan largo pero esto no parece ayudar. Cuando el sufrimiento y las tentaciones son sentidos más severamente, debemos persistir con más intensidad, mayor urgencia y perseverancia incesante. Sin embargo, nuestra oración no debería llegar a ser una demanda. La voz baja debe ser: ¡Sea hecha tu voluntad! El Padre respondió a su Hijo temeroso. Satanás es completamente derrotado. Él hubiera ganado si Jesús hubiera dicho, no tu voluntad, sino mi voluntad sea hecha. El Salvador no retrocede ni por un mo-

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mento, aunque la angustia exprime el sudor de sangre de su cuerpo. Él no se desvía de los límites legítimos y, por tanto, el Padre le apoya. Fue oprimido por el diablo, pero ahora está fortalecido por un ángel. Cristo está ahora completamente preparado.

Referencias / Notas

¿Por qué el Padre permite que este terror venga sobre Cristo? Porque su sacrificio depende de su voluntariado y obediencia. La tentación de retroceder era para probar al Cordero de Dios, aunque el resultado nunca estuvo en duda. En el paraíso, Adán ejerció desobediencia deliberada. En el Jardín de Getsemaní, Cristo probó su obediencia. Esto brilla radiantemente durante la prueba amarga de su alma. Él es capaz de ser lo que desea ser: el cordero sacrificial, el fiador y el sustituto. Es la fuente de eterna salvación para todos los que vienen a Dios a través de él. Esa es la razón por la que deseaba llevar este sufrimiento indescriptible, para poder salvar a los que son culpables y están perdidos. ¿No es digno él de nuestro amor? Satanás sólo quiere nuestra destrucción y no dejará de tentarnos y aterrorizarnos. Cuando nos rendimos a sus tentaciones, estamos perdidos. Cuando permitimos que la lujuria maligna gobierne sobre nosotros, somos una presa fácil para Satanás. ¿Qué nos espera entonces? Los que quieren ser amigos del mundo, serán considerados enemigos de Dios (Santiago 4:4). Debemos aprender a confesar nuestro pecado, luchar contra este con arrepentimiento verdadero del alma y en fe tomar refugio ante el trono de la gracia, para que podamos entrar a través de la puerta angosta para ser ayudados en el momento de necesidad. Es imposible pagar por nuestros propios pecados, tampoco podemos vencer al pecado en nuestro propio poder. ¡Pero Cristo sufrió en lugar de los pecadores!

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¡Adúlteros!, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios. Santiago 4:4

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Referencias / Notas

LECCIÓN

54 Título:

JESÚS ES TOMADO PRESO Textos de referencia: Mateo 26:47-56; Marcos 14:43-52; Lucas 22:47-53; Juan 18:1-12 Versículo para memorizar: Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Isaías 53:6 INTRODUCCIÓN El sufrimiento de Cristo nunca podrá ser considerado como una narración más de la historia mundial. Esta tiene un carácter totalmente único. Es la historia del sacrificio del Cordero de Dios y de la expiación del pueblo de Dios. Esta historia, por tanto, no consiste de un número de obscuras escenas sin conexión, sino que presenta una consistencia y unidad únicas. El redentor mismo guió esta historia, paso a paso. Su gloria interna brilló por todo el camino del sufrimiento. No importó cuán intenso fue su sufrimiento, él no quiso que sea de otra manera.

¡Levántate, espada, contra el pastor y contra el hombre que me acompaña!, dice Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor y serán dispersadas las ovejas; yo tornaré mi mano contra los pequeñitos. Zacarías 13:7

En esta lección se muestra la grandeza de Cristo mientras sufría. Se muestra más grande cuando él se humilla más profundamente. Se revela como el rey que gobierna sobre sus enemigos mientras lo cercan por todos los lados. Es el pastor que continuará cuidando a sus ovejas cuando la hora llegue en que será abofeteado y las ovejas sean esparcidas (Zacarías 13:7). Él es el Cordero de Dios que voluntariamente permite que lo aten para ser llevado al matadero. Lo que parece una contradicción, armoniza gloriosamente. Los discípulos de Jesús lo abandonan, pero no está solo. Está indefenso, sin embargo es inconquistable. Es tomado preso y, sin embargo, es el Libertador. ¡Sí, este cautivo atado es el Salvador de los pecadores! Nosotros veremos cómo esto sucede en las siguientes historias: I. Jesús y el gentío II. Jesús y los discípulos III. Jesús y el Padre

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I.

JESÚS Y EL GENTÍO

Referencias / Notas

A. Judas traiciona a Jesús Antes de relatar lo que sucede cuando Cristo desciende del Monte de Los Olivos, primero se debe mencionar brevemente la intensa batalla de Jesús en Getsemaní. Jesús se levantó de su oración como el vencedor, y luego llama a sus discípulos para continuar su misión única y les dice: ¡Vamos! (Marcos 14:42). Cuando llegan a la entrada del Jardín, Jesús sabe quién estará esperándole. La emboscada no es inesperada para él y no está asustado de mostrarse. El ataque directo de Satanás, en la soledad bajo los árboles del Jardín, ha sido terrorífico, y ahora una turba maligna ha venido para llevarlo. ¿Quién es el líder? ¡Judas! Después de dejar a sus compañeros, Judas se apuró para reunirse con el Sanedrín. Mientras Pedro dormía, Judas planeaba su estrategia. Esto ocurría cuando Jesús agonizaba en oración. Judas vio que su oportunidad había llegado. Conoce el lugar donde está Jesús. Ha acordado una señal para identificar a Jesús. Al que yo besare, ese es; prendedle, y llevadle con seguridad (Marcos 14:44). Por ello se coloca a la cabeza de la turba. El miserable canalla es impulsado internamente y su hipocresía ha alcanzado un clímax. Actúa según un plan. Como si estuviera contento de ver de nuevo a su maestro, camina hacia él y lo saluda con las palabras: Maestro, Maestro, y le da el beso de la traición. ¡Qué sufrimiento tan grande habría significado este beso para Jesús! Por algunos años había permitido que Judas forme parte de su círculo íntimo de amigos, aunque Jesús sabía quién era él. Jesús sabía que su enemigo no estaba entre los que abiertamente se le oponían, sino que estaba presente entre sus amigos. No es posible que ningún engañador traicione a Jesús sin su conocimiento. Sin embargo, él no lo destruye. Más bien, lo confronta con las palabras que escudriñan el alma: Amigo, ¿a qué vienes? (Mateo 26:50) y, Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre? (Lucas 22:48). ¿Podemos pensar en algo más vil y vergonzoso que traicionar a un amigo? Tú, uno de mis discípulos, que ha estado conmigo y que ha disfrutado de mi compañía por tanto tiempo, ¿has podido traicionar al Hijo del Hombre? Él es el Mesías, no ha venido a destruir a las personas, sino a salvar lo que se había perdido. ¿Traicionas al Hijo del Hombre con un beso, con la misma señal de una bienvenida calurosa, de amistad, respeto y amor? Judas ya no puede retroceder. El amor al dinero lo ha traído hasta este punto. Su vida es un testimonio horrible de los efectos del pecado, cuando Dios deja que una persona siga su camino de perdición. Cuando la maldad va de mal en peor, llega el momento en que el día de gracia habrá pasado. El día del remordimiento puede venir, pero el verdadero arrepentimiento ya no es posible por más tiempo. Judas nunca fue feliz con el dinero que recibió. El pago de la traición quemaba en sus manos y las palabras de Jesús quemaban en su alma. No era capaz de olvidarlas.

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Referencias / Notas

Este, pues, que había adquirido un campo con el salario de su iniquidad, cayó de cabeza y se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron. Hechos 1:18

Al día siguiente, Judas se dio prisa para ir al Sanedrín, pero los principales no quisieron tener nada que ver con él. Les devuelve el dinero, pero no puede quitarse la culpa que lo persigue. Judas es entregado a la desesperación y se quita la vida, ahorcándose. Una vez colgado del árbol, cae de cabeza, se revienta por la mitad y todas sus entrañas se derramaron (Mateo 27:3-10; Hechos 1:18). ¡Qué terrible final! B. Jesús es tomado preso El primer castigo para Judas es que ni siquiera logró su meta vergonzosa. El Señor no intentó esconderse en la oscuridad, sino que tomó la iniciativa al acercarse al gentío. Frustró la intención de Judas. Aunque Judas cumplió la condición de su negociación, la señal no fue notada por el gentío. Hay confusión y el gentío empuja hacia adelante para intentar apoderarse de Jesús, pero ellos no saben a quién apresar. Mucha gente había venido a tomar a Jesús (Mateo 26:47). Esta multitud estaba formada, en primer lugar, por una compañía de soldados y alguaciles bajo la orden de un capitán (Juan 18:3, 12). Era un regimiento de la guarnición romana en Jerusalén, que aparentemente había sido puesto a disposición del Sanedrín para suprimir una posible oposición. Había también alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos (Juan 18:3). Al último estuvieron los principales sacerdotes, los jefes de la guardia del templo y los ancianos (Lucas 22:52). Estos miembros importantes del consejo judío, que querían estar presentes en este arresto, ciertamente eran los más desvergonzados de todos. Los soldados venían armados con espadas y otros tenían palos (varas pesadas). Por supuesto, no se había olvidado el equipo para encadenar al prisionero. Debido a que la pálida luz de la luna no era suficiente, ellos habían llevado linternas y antorchas (Mateo 26:55; Juan 18:3). Estaban preparados para todo. De pronto, la persona buscada aparece y pregunta: ¿A quién buscáis? Él sabe a quién están buscando porque está completamente consciente, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir. Pero él quiere que lo afirmen públicamente. Mientras el traidor está parado con ellos, todos responden que están buscando a Jesús el Nazareno. Sin la menor vacilación Jesús se señala y dice: ¡Yo soy! Al ver su porte, se atemorizaron, y llenos de terror retrocedieron y cayeron a tierra, uno sobre otro, y allí estuvieron amontonados en una pila sobre el suelo (Juan 18:4-6). Aquí sucede algo similar a lo que ocurrió en la limpieza del templo: la palabra de Jesús tuvo un poder irresistible. ¿Por qué los fuertes soldados romanos retrocedieron cayendo en tierra por la palabra de un hombre solo y desarmado? ¿Quién es el más grande? Cristo se para solo contra el gentío. Él ha demostrado lo que puede hacer. La demostración de poder del gentío es ridícula, porque ante la palabra de poder de Jesús las rodillas chocan entre sí y retroceden con temor, de tal forma que las armas caen de las manos.

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Aquí recordamos el comentario de San Agustín: “si él hizo esto cuando fue juzgado, ¡qué hará cuando venga a juzgar! Si Él tenía semejante poder cuando estaba a punto de morir, ¡cómo será su poder cuando venga a reinar!

Referencias / Notas

C. Jesús no protesta Jesús muestra su naturaleza sufriente. Los soldados se ponen de pie y, por segunda vez, les pregunta de nuevo a quién están buscando. Nuevamente su respuesta es la misma. Esto comprueba que no estuvieron buscando a los discípulos. Entonces Jesús habla: Os he dicho que yo soy; pues si me buscáis a mí, dejad ir a éstos (Juan 18:7, 8). Con indignación, Jesús reprende duramente al gentío y más particularmente a los líderes: Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis, pero ustedes como contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos, como si estuvieran prendiendo a un criminal, un asesino (literalmente dice, “un ladrón que protesta ferozmente ante su arresto”, Mateo 26:55, 56; Marcos 14:48, 49; Lucas 22:52, 53). ¡El Cristo humillado, pero inocente, mantiene su dignidad en alto contra la acción despreciable de sus acusadores! II. JESÚS Y LOS DISCÍPULOS A. Jesús protege a sus discípulos Jesús es todavía el pastor de sus ovejas. Cuida de ellas hasta el fin. No deja que los lobos se apoderen de ellas. Note su acción. Es como si se parara allí con los brazos estirados, extendidos sobre ellos para protegerlos. Él está a cargo de la situación. No ruega, sino que ordena. No negocia sino que demanda la condición. Esto era necesario. Aunque la muchedumbre había afirmado explícitamente que solamente estaba interesada en Jesús, era de esperarse que también descargara su mal temperamento sobre sus seguidores. Solo piense en lo que le sucedió a un joven que había salido apuradamente de la cama y seguía a Jesús medio vestido, cubierto el cuerpo con una sábana solamente. Fue prendido y para salvarse tuvo que huir tan rápido que dejó la sábana que le cubría detrás de él (Marcos 14:5152). Para prevenir que lo mismo les suceda a sus discípulos, Jesús demandó su libertad y permitió que sus aprehensores sepan que deben permitirles irse. Esto fue eficaz, porque ni un cabello cayó de sus cabezas. ¿Por qué los protegió? Hace solo unas pocas horas ellos se habían jactado de su lealtad y rechazaron la posibilidad de que pudieran ser ofendidos a causa de Cristo. ¡Cómo los vemos ahora! Ni consolaron a Jesús, ni le tuvieron compasión. En Getsemaní, sus espíritus habían caído muy bajo y no habían sido capaces de permanecer despiertos. Pronto todos desertarían. Ninguno se dejó arrestar, ni Tomás que había dicho que moriría con Jesús (Juan 11:16). Ni Pedro, que se había jactado confiadamente, ¿Por qué no puedo seguirte? ¡Yo pondré mi vida por Ti! (Juan 13:37).

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Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo, a sus condiscípulos: --Vamos también nosotros, para que muramos con él. Juan 11:16

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Referencias / Notas

Ellos salieron de la presencia del Concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. Hechos 5:41 Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliera. Juan 17:12

Los discípulos no pueden sufrir con Cristo en este momento. No están preparados para pararse delante de los sacerdotes y jueces. Un día, ellos serán mártires por Cristo; pero no todavía. Por tanto, el Salvador amoroso los protege ahora. La protección espiritual no siempre incluye protección física. Esteban, por ejemplo, fue protegido espiritualmente pero sufrió apedreado, y los once pronto sufrirían mucho también. Entonces ellos aceptarán el sufrimiento con gozo (Hechos 5:41). En este momento su seguridad física es necesaria. Esto es verdad. Ellos no son como Judas. Son dignos de confianza, pero su fe no es fuerte como una roca. Mientras sean como niños, no puede esperarse que actúen como hombres. Lleno de compasión, Jesús está consciente de su debilidad y se asegura de que ellos no sean tentados más allá de su capacidad. Su última preocupación, antes de su arresto, es la seguridad de sus discípulos. Los protege de la violencia salvaje y cumple su propia oración sacerdotal (Juan 17:12; 18:9). ¡No hay mejor protección que la suya! B. Los discípulos de Jesús intentan protegerlo

Esto dijo para que se cumpliera aquello que había dicho: “De los que me diste, no perdí ninguno”. Juan 18:9

Aunque no pueden sufrir con Jesús, ellos piensan que pueden ayudarle. Aparentemente están conmocionados. Al principio ni siquiera son capaces de darse cuenta de lo que está sucediendo. Gradualmente, se despiertan como de un sueño y regresan a sus cabales. Viendo, los que estaban con él, lo que había de acontecer intentan defender a su maestro y a sí mismos, y le preguntan: Señor, ¿heriremos a espada? (Lucas 22:49). Sin esperar aprobación, Pedro añade el hecho a la palabra. Él no puede quedarse tranquilo. Puede hacer algo y su sangre empieza a hervir. Su espada brilla y la usa contra el gentío de enemigos. Pedro hirió al siervo del Sumo Sacerdote, llamado Malco (Juan 18:10), y le cortó la oreja derecha. ¡Otro corte y su cabeza sería abierta! Pero esto no sucede porque Jesús lo evita.

Aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehová y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil hombres. A la hora de levantarse por la mañana, todo era cuerpos de muertos. 2 Reyes 19:35

La acción de Pedro es entendible, pero no podemos aprobarla ni admirarla. Es fácil pensar que Pedro tenía la razón y que realizó una proeza heroica. Ciertamente, no debemos despreciar a Pedro por lo que hizo. El beso de Judas fue mucho más despreciable que la acción de Pedro. Este trató de mostrar su amor por Jesús, pero la forma en que lo hizo estaba equivocada. Al vengarse de esta forma, daría la impresión que el gentío tenía la razón de haber venido con espadas y toda clase de armas. Pedro no ayuda a Jesús sino que actúa en contra él. ¡Pedro está poniendo a todos en peligro! La multitud se hubiera puesto muy violenta al ver sangre. Pedro actúa contra la voluntad expresa de Jesús y es inmediata y severamente amonestado por Jesús: Mete tu espada en la vaina (Juan 18:11). ¡Yo no necesito tu defensa violenta, Pedro! La ayuda infinita está lista a mi orden, si la deseara. ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles? (Mateo 26:53).

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Si un solo ángel mató a 185,000 asirios en una noche (2 Reyes 19:35), ¡cuán grande es el poder de Jesús que tiene legiones a su orden! Una legión consiste de 6.000 hombres. Comparado a ese número ¿qué es la ayuda insignificante de unos pocos discípulos? Cristo rechaza el celo carnal e impulsivo de Pedro, porque él quiere dar su vida por los pecadores y morir a su debido tiempo por los injustos (Romanos 5:6-8). En adición a la aguda advertencia, la acción de Jesús pone a Pedro en vergüenza. Jesús es bondadoso con los que lo odian. Enmienda la acción destructiva de Pedro al sanar la herida y restaurar la oreja de Malco. El último milagro de Jesús en su estado de humillación fue realizado a un enemigo. ¡Recordemos esto! Cuando nuestras pasiones se enciendan, y estemos más listos para luchar que para llevar la cruz de Jesús, debemos recordar que todos los que tomen espada a espada perecerán (Mateo 26:52). Esta acción de Cristo también mantiene la espiritualidad de su reino que no puede promover la violencia.

Referencias / Notas

Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguien tuviera el valor de morir por el bueno. Pero Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Romanos 5:6-8

III. JESÚS Y EL PADRE A. El sufrimiento de Jesús es en cumplimiento de la Escritura El sufrimiento de Jesús es indescriptiblemente severo. Judas mezcló algunas gotas de amargura en la copa de sufrimiento de Jesús. Todos los discípulos lo abandonaron y Jesús permaneció solo, rodeado por sus enemigos. Ahora ponen sus manos duras sobre él para sacudirlo (Juan 18:12), como si fuera un criminal vicioso y peligroso. Jubilosos lo conducen a la ciudad. Lo vemos ir indefenso, como una presa en manos de sus cazadores. Todo esto tenía que suceder para que las Escrituras se cumplieran. (Mateo 26:54; Salmos 22:7-8; 69:10; Isaías 53:7). La referencia repetida en las Escrituras, cuando Jesús se dirigió a Pedro y a los líderes, es remarcable. La hora de sus enemigos, determinada por el consejo eterno de Dios, había llegado. Las operaciones de los poderes de la oscuridad bajo el liderazgo de su príncipe, de acuerdo con el consejo del Señor, pueden empezar. B. Jesús sufre voluntariamente La necesidad del sufrimiento de Jesús no fue colocada sobre él contra su voluntad. Tenía que sufrir, pero no fue forzado. No tendría que ser tomado preso por conspiración ni por poder humano. No fue tomado en custodia, sino que él mismo se entregó para ser custodiado. Jesús dejó libres a los discípulos, pero no a sí mismo. Se rindió voluntariamente, porque en su corazón retumbaba: la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber? (Juan 18:11). Aunque el contenido de la copa era el rechazo, la condenación, el encarcelamiento, la tortura, la ira y la maldición, él la bebería hasta la última gota. Se puede ver aquí el cumplimiento del Salmo, que en el sentido más profundo se aplica a él: El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado (Salmos 40:8).

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Todos los que me ven se burlan de mí; tuercen la boca y menean la cabeza, diciendo: “Se encomendó a Jehová, líbrelo él; sálvelo, puesto que en él se complacía”. Salmos 22:7-8 Lloré, afligiendo con ayuno mi alma, y esto me ha sido por afrenta. Salmos 69:10 Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como un cordero fue llevado al matadero; como una oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, no abrió su boca. Isaías 53:7

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Referencias / Notas

De esta forma Cristo trae justicia eterna. Un intercambio maravilloso toma lugar. El mediador sustituto permite que lo tomen preso para que su pueblo sea libre. Cristo permite que lo aten para que los esclavos culpables de pecado sean librados de las manos de Satanás. Las cadenas de Jesús pusieron en libertad a los presos. Si el Hijo de Dios le ha libertado a usted, ¡usted está de verdad libre! Él está todavía deseoso de perdonar pecados como cuando fue tomado cautivo. Solamente los que creen en él reciben una herencia en la vida eterna.

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Referencias / Notas

LECCIÓN Título:

JESÚS ANTE EL SANEDRÍN Textos de referencia: Mateo 26:57-68; Marcos 14:53-65; Lucas 22:54, 63-65; Juan 18:13, 14, 19-24 Versículo para memorizar: Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Isaías 53:7 INTRODUCCIÓN La comparecencia de Jesús delante de una corte humana fue también parte de su sufrimiento. Durante la última noche de su humillación sobre la tierra, el Hijo de Dios fue traído delante de los líderes del pueblo como un criminal. Fue tratado peor que un criminal y finalmente fue escarnecido por los criminales. ¡Quién puede sondear cuán profundamente el hombre es capaz de caer en el abismo infernal del mal! Esa es la primera impresión que nos conmociona mientras consideramos el juicio vergonzoso del Santo de Israel. Pero, no olvidemos que detrás de la narración del sufrimiento del Salvador debemos ver el consejo divino de la redención. Cristo sufrió por el pecado en manos de los impíos. Él, el justo, sufrió por los injustos para que pudiera traerlos a Dios (1 Pedro 3:18). En estos momentos el silencio del Salvador es aleccionador. Él no busca ser absuelto. Su testimonio, en estas circunstancias, enfatiza que Cristo hizo una buena confesión delante de sus enemigos. Su intenso sufrimiento debía ser sin medida, porque soportó y sufrió con el propósito de que la ira de Dios sobre el pecado sea sosegada y así, solo así, ganar la justicia para los pecadores. Al tener en mente estos tres aspectos de la obra redentora de Cristo, veremos que: I. Jesús es ataviado delante de los líderes de Israel II. Jesús declara que Él es el Cristo III. Jesús es condenado y sufre abuso vergonzoso

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Asimismo, Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu. 1 Pedro 3:18

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

I. JESÚS ES ATAVIADO DELANTE DE LOS LÍDERES DE ISRAEL A. Anás interroga a Jesús A la entrada de Getsemaní, Cristo se dejó llevar cautivo. Guiados por los líderes de Israel, la multitud y la guardia del templo arrestaron a Jesús y lo condujeron a la casa del Sumo Sacerdote (Lucas 22:54). La conmoción de la multitud penetra a la casa e inmediatamente se abren las puertas. Jesús pronto estará de pie delante de sus jueces, pero primero es llevado ante Anás (Juan 18:13). Según Flavio Josefo, este hombre había sido el Sumo Sacerdote, pero había sido sacado de su oficio por el predecesor de Pilato. En este tiempo, a este oficio de Sumo Sacerdote se accedía por medio de una transacción de negocios. Los romanos lo ofrecieron al mejor postor. Anás, un hombre astuto, sagaz y codicioso, tenía una influencia considerable sobre sus sucesores. Cinco de sus hijos, un nieto y un yerno, Caifás, llegaron a cumplir este oficio. El astuto Anás interroga primero al Salvador. Le cuestiona acerca de sus discípulos y de su doctrina (Juan 18:19). La intensión es clara. Por medio de preguntas de carácter general, Anás quiere pescar a Jesús de tal forma que pueda poner cargos en su contra y al mismo tiempo implicar a sus discípulos. ¿Trató Jesús de hacer seguidores secretos para organizar una secta? ¡Eso le daría la oportunidad para acusar a Jesús de revolucionario! ¿Enseñó Jesús algo contrario a la ley de Moisés? ¡Entonces puede acusarle de descarriar al pueblo!

Lo que os digo en tinieblas, decidlo a plena luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas. Mateo 10:27

Porque si algún agravio, o cosa alguna digna de muerte he hecho, no rehúso morir; pero si nada hay de las cosas de que estos me acusan, nadie puede entregarme a ellos. A César apelo. Hechos 25:11

Cristo no le da a este pecador endurecido ninguna razón para que le ponga cargos. Limita sus respuestas a señalar claramente el carácter público de su obra. No se refiere a sus discípulos separadamente porque tenía muchos seguidores. Si nadie hubiera creído en él, sus oponentes lo habrían dejado solo. Con respecto a su doctrina, no había proclamado ninguna que no sea conocida. Siempre habló públicamente al pueblo en las sinagogas y en el templo. Miles lo escucharon. Las doctrinas que Jesús enseñaba al grupo de discípulos tenían el propósito de ser puestas en circulación (Mateo 10:27). No trajo enseñanzas secretas y nunca tramó una conspiración. Anás podía informarse completamente por sí mismo. Si desea saber más, debería preguntarles a los oyentes de Jesús. ¡Debería dirigir sus preguntas al pueblo! Jesús responde a las preguntas con firmeza. Él no puede ser acusado de nada. Esta es la ocasión para que uno de los alguaciles, que estaba allí, golpee a Jesús con la palma de su mano (Juan 18:22); uno de los muchos golpes que recibiría. ¡Qué golpe bajo! El siervo está del lado del Sumo Sacerdote. Jesús soporta este trato vergonzoso y no toma venganza. Dueño de sí mismo, pregunta con calma y dignidad: si he hablado mal, testifica en qué está mal; y si bien, ¿por qué me golpeas? (Juan 18:23). El Señor le pide a Anás que le dé una explicación, y que le pruebe qué es lo que había hecho mal. Más tarde, Pablo hizo una afirmación similar (Hechos 25:11).

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¿No está el Salvador en conflicto con su propia prescripción en el Sermón del monte? (Mateo 5:39, 44). No, en lo mínimo. Jesús es el mejor intérprete de sus propias palabras. Si se quedaba callado, habría creado la impresión de que era culpable. Ahora, sin herir al siervo de Anás, le muestra la injusticia de su hecho. Es mucho más fácil usar la fuerza física que refutar a alguien. Jesús no condena su acción, sino que mantiene sus derechos en la presencia de Anás, que ciertamente estaba contento con el golpe que su siervo le dio a Jesús. B. Jesús ante el Sanedrín Anás no encuentra bases para proferir ni una sola acusación contra Jesús. Su boca está eficazmente cerrada. Sin embargo, no cabe en su mente, declarar a Jesús inocente. Al contrario, refiere el caso a su yerno, Caifás, que vive en la otra ala del palacio. Atado, Jesús es enviado allá.

Referencias / Notas

Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. (…) Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por los que os ultrajan y os persiguen. Mateo 5:39, 44

Caifás ya se estaba preparado para la recepción, pues había ya convocado anticipadamente a los miembros del Sanedrín para una reunión ¡a medianoche! Por ello es que esta no se pudo realizar en el lugar usual de reunión en el templo, porque este no estaba disponible por la noche. Entonces tienen que reunirse en la residencia oficial. Los gobernantes de Israel están deseosos de sacrificar algo de para juzgar al odiado Nazareno. Los líderes judíos, dándose prisa, caminan por las calles silenciosas en la mitad de la noche. Con alegría demoníaca, se complacen con el espectáculo que está tomando lugar en la cámara del juicio. Hace mucho ellos ya habían acordado matar a este hombre. Frecuentemente habían intentado atraparlo. Y finalmente, ha caído en sus manos y ¡por medio de la traición de uno de sus propios discípulos! El Cordero de Dios se para entre lobos que aúllan. El redentor de los pecadores es mantenido cautivo con ataduras. ¡El Juez del mundo está parado en el lugar del acusado! Por supuesto, el veredicto ya ha sido determinado. En cualquier caso, él tiene que ser declarado culpable. ¡Ellos solo desean condenarlo a muerte! Es inútil esperar que estos hombres ciegos y prejuiciosos consideren seriamente hacer un examen y una investigación imparcial. Ellos no tienen el mínimo deseo de hacer eso. En sus corazones ellos ya han juzgado a Jesús y lo odian. ¡Pero todavía tienen que guardar la apariencia de justicia! Quieren sostener su dignidad ante el pueblo. Actuarán de acuerdo a la forma externa de la ley, aunque repudien completamente el espíritu y las demandas de esta. Tendrán un juicio, para que por lo menos en apariencia haya un proceso judicial: una investigación, un examen y una sentencia. Solo una minoría insignificante estuvo en desacuerdo con los procedimientos: José de Arimatea y Nicodemo fueron las excepciones (Lucas 23:50-51; Juan 7:50-51).

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Había un varón llamado José, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual era miembro del Concilio, hombre bueno y justo. Este, que también esperaba el reino de Dios y no había consentido en el acuerdo ni en los hechos de ellos. Lucas 23:50-51 Les dijo Nicodemo, el que vino a él de noche, el cual era uno de ellos: --¿Juzga acaso nuestra Ley a un hombre si primero no lo oye y sabe lo que ha hecho? Juan 7:50-51

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Referencias / Notas

Por testimonio de dos o de tres testigos morirá el que haya de morir; no morirá por el testimonio de un solo testigo. Deuteronomio 17:6 No se tomará en cuenta a un solo testigo contra alguien en cualquier delito ni en cualquier pecado, en relación con cualquier ofensa cometida. Sólo por el testimonio de dos o tres testigos se mantendrá la acusación. Deuteronomio 19:15 Respondió Jesús y les dijo: --Destruid este templo y en tres días lo levantaré. Entonces los judíos dijeron: --En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos recordaron que había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había dicho. Juan 2:19-22

C. Jesús es acusado Jesús nunca cometió ningún pecado y, por tanto, no hay quejas contra él. Y sin quejas no puede haber una sentencia. Pero eso ¡no importa! Estos violadores de la ley saben qué hacer para que el proceso continúe. Los jueces actúan como acusadores. Ellos buscaban un falso testimonio contra Jesús, para entregarlo a la muerte, y no lo hallaban (Mateo 26:59, 60). No importaba cuánto lo intentaban, no tenían éxito. La ley no permite la sentencia, excepto si hay cargos idénticos por al menos dos testigos (Deuteronomio 17:6; 19:15). Pero sus testimonios no concordaban (Mateo 26:59-60). Ellos reunieron todas las acusaciones que podían inventar. Muchos testigos falsos hicieron acusaciones, pero no tuvieron ningún progreso. ¡Este es un caso difícil! Finalmente, dos testigos falsos traen una solución al hacer una distorsión despreciable de las palabras dichas por Jesús sobre la muerte y la resurrección de su cuerpo. Aunque los testimonios de estos testigos no concordaban (Marcos 14:56), se acusó a Jesús de hablar en forma irreverente y despreciable sobre el templo de Jerusalén (Juan 2:19-22). El Sumo Sacerdote está contento por cómo el proceso avanza y pasa por alto el “pequeño” obstáculo. Ahora que Jesús es acusado de sacrilegio, Caifás aprovecha la ocasión y demanda con enojo a Jesús que le explique lo que dijo. ¿No respondes nada? ¿Qué testifican estos contra ti? (Marcos 14:60). Mas él callaba, y nada respondía. ¡Su silencio evidencia su paciencia! Está callado y sufre. Es doloroso ser mal entendido y sufrir equivocadamente. ¡Él, que había limpiado el templo dos veces, es acusado de profanar el templo! Sufre y calla. Usualmente, cuando somos acusados de forma injusta, inmediatamente proclamamos en voz alta nuestra inocencia. ¿Por qué se mantiene Jesús en silencio? Podía fácilmente refutar los testimonios. Pero, no dijo nada, porque quiso sufrir como el sustituto de los pecadores. Jesús se calló para que nosotros no tengamos que estar en silencio para siempre. Notemos la sabiduría de su silencio. Esto evita que los acusadores evadan el problema principal. Los enemigos de Jesús debían convencerse de la insignificancia de su acusación y avergonzarse. El silencio de Jesús dice mucho y es su testimonio. Es como si Jesús dijera: Yo no quiero formar parte de la perversión que ustedes hacen de la ley, porque esto no tiene nada que ver con el problema real. La acusación no es digna de ser respondida. ¡Yo veo a través de sus intenciones! Por su silencio, el Salvador reina como rey sobre sus enemigos en la sala de justicia. II. JESÚS DECLARA QUE ÉL ES EL CRISTO A. Caifás reta a Jesús El silencio de Jesús ofende y atormenta a Caifás porque hace que él y los que están a su lado se vean ridículos. La atmósfera es tensa. Hay vergüenza y turbación. A cualquier costo, había que poner fin a este silencio opresivo. Finalmente se encuentra una salida. El Sumo

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Sacerdote rompe el doloroso silencio y va al corazón del asunto: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios (Mateo 26:63). Esta pregunta, y la respuesta de Jesús, tienen el propósito de hacer que Jesús se acuse a sí mismo. Al Sanedrín no le preocupa si Jesús es un profeta. Lo que quiere es que Jesús, con su propia boca, diga que sí, que él es el Hijo de Dios, para sentenciarlo a muerte por blasfemia. Están convencidos de que no es el Hijo de Dios, sino un fanático y, por tanto, un mentiroso. La sentencia por blasfemia recibe el castigo capital. ¡Qué astucia! Ahora bien, Caifás, como un juez de la ley, tenía derecho de hacer esta pregunta. Este hombre ocupaba el oficio de presidente del Sanedrín. El gran Concilio de Israel estaba formado por 71 miembros: 24 cabezas de las clases sacerdotales, los ancianos de las sinagogas principales y un número de respetables escribas. Esta antigua institución apareció después del exilio y su origen es oscuro. La función del Sanedrín, aún bajo el gobierno romano, era altamente respetada. Su deber era mantener las ordenanzas de Dios, administrar la justicia de acuerdo a la ley del Señor y cuidar de que la pureza de la doctrina se mantenga. El Sanedrín estaba revestido de autoridad para pedir cuentas a los que se llamaban a sí mismos profetas o Mesías. Era parte de su trabajo oficial investigar si la aparición de Jesús en Israel, su enseñanza y acciones, eran legítimas. Entonces, ¿era él el Cristo? Esa gran pregunta demandaba una solución, y por eso Caifás la plantea. Lo que sucede aquí no es una coincidencia, porque Dios gobierna todas las cosas. Jesús reconoce el derecho del juez para hacer esta pregunta. Notemos la importancia enorme de esta pregunta. Caifás desafía a Jesús delante del trono del Dios Todopoderoso. Coloca a Jesús bajo juramento y usa la forma usual judía de un juramento obligatorio: Te conjuro por el Dios viviente. Esa era la forma usual de administrar el juramento. Los que tomaban el juramento no repetían la fórmula, simplemente respondían afirmativamente. Caifás le increpa, no guardes silencio por más tiempo, habla la verdad, ¿te atreves a testificar, en el nombre altísimo de Dios, que eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? B. Jesús confiesa que Él es el Mesías Miremos a Jesús en la trampa del cazador. La atención de todos está centrada sobre él. ¿Cuál será su respuesta? Externamente solo hay aflicción. La grandeza y la autoridad están del lado de Caifás. Allí está Jesús de pie: su cabeza inclinada, su rostro pálido, sus manos atadas. Está rodeado por los soldados armados como si fuera un criminal. Está rodeado por sus enemigos, abandonado por sus discípulos, traicionado por Judas, negado por Pedro y escarnecido por los burlones. La pregunta, ¿eres tú el Cristo?, es hecha por un líder del pueblo.

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Referencias / Notas

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Ahora Jesús levanta su cabeza. Él debe hablar y lo hará. En el gran salón de justicia las palabras de Jesús suenan firmes, majestuosas y poderosas: Tú lo has dicho (Mateo 26:64; Marcos 14:62). ¿Deseas conocer más? Aunque yo hable bajo juramento, ¡tú también tendrás la evidencia! Y desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo (Mateo 26:64). Estas son las últimas palabras que Jesús dirige al Sanedrín. Notemos cómo el Señor Jesucristo hizo su gran confesión. Nunca, ningún acusado ha pronunciado palabras tan asombrosas. ¡Yo soy, yo vengo! El Señor tenía una confianza sin límites en su Padre y una clara conciencia de sí mismo. Cuando el pueblo quiso honrarlo, Jesús no permitió a los discípulos que revelaran en forma pública su identidad. Pero ahora, cuando él sabe que su confesión resultará en la sentencia de muerte, no guarda silencio. Las apariencias pueden testificar contra él, porque está delante de ellos en un estado de humillación profunda, pero su pasado testifica la verdad de su palabra y el futuro lo probará. La incredulidad es el peor pecado. Los que rechazan el señorío de Cristo muestran que están de acuerdo con el Sanedrín, y también profesan que Jesús es un idealista y mentiroso. Tal incredulidad debe ser confrontada, también en nuestros días. ¡Honrémosle, creyendo en él incondicionalmente!

Entonces Moisés dijo a Aarón y a sus hijos Eleazar e Itamar: “No descubráis vuestras cabezas ni rasguéis vuestros vestidos en señal de duelo, para que no muráis, ni se levante la ira sobre toda la congregación; pero vuestros hermanos, toda la casa de Israel, sí se lamentarán por el fuego que ha encendido Jehová. Levítico 10:6 El Sumo sacerdote entre sus hermanos, sobre cuya cabeza fue derramado el aceite de la unción, y que fue consagrado para llevar las vestiduras, no descubrirá su cabeza ni rasgará sus vestidos. Levítico 21:10

Jesús está seguro de su victoria. Mientras experimenta las profundidades de su humillación, él mira su gloria futura. Usa intencionalmente su nombre mesiánico: Hijo del Hombre. El Padre lo honrará al hacerlo sentar a su derecha. Jesús recibirá todo el poder en el cielo y en la tierra; y vendrá otra vez sobre las nubes del cielo como Juez. El Señor les dice que de aquí en adelante verán lo que escuchan ahora: cuando él sea levantado de la muerte y ascendido al cielo; cuando derrame su Espíritu Santo; reúna a la Iglesia Cristiana de todas las naciones; cuando traiga el juicio sobre Jerusalén; y haga todo en la historia para preparar su venida en gloria. ¡Todo ojo le verá, y los que le traspasaron! (Apocalipsis 1:7). Así es como el varón de dolores confiesa que es el Señor de la gloria. III. JESÚS ES CONDENADO Y SUFRE ABUSO VERGONZOSO A. Jesús es declarado culpable El Sanedrín ha escuchado suficiente. Caifás está feliz, aunque aparenta tristeza. Rasgó sus vestiduras para indicar cuán afectado estaba (Mateo 26:65). Este gesto de contrición era algo que a un sumo sacerdote no le estaba permitido hacer (Levítico 10:6; 21:10). Él pretende mostrar su indignación no sincera con esta acción hipócrita. Con un sentimiento de alivio, se vuelve al concilio: ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? Habéis oído la blasfemia; ¿qué os parece? (Marcos 14:63, 64). ¿Hay alguna necesidad de preguntar algo más? El asunto está resuelto, ¿no lo piensan así? Ante esta afirmación, el concilio ni se molesta con las formalidades externas. Sin una investigación detallada, la sentencia se pronuncia.

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El gentío se une al Sanedrín. Ellos están contentos de poder juzgarle por las palabras de su propia boca. A Jesús ni siquiera le es dada la oportunidad de defenderse a sí mismo y rápidamente el veredicto es pronunciado: él es digno de muerte. El concilio puede ser disuelto porque su meta ha sido alcanzada. ¡Cuán amargo es el sufrimiento de Jesús! Sus palabras y su juramento no son creídos. Se acusa a Jesús de cometer perjurio. El propio Hijo de Dios es sentenciado como un blasfemo. El mediador sustituto toma esta culpa sobre él. Esa es la razón por la que no protesta y permite que lo condenen. No es por un asunto superficial, sino por la gran verdad de que ahora ya no hay condenación para los que están en Cristo Jesús (Romanos 8:1). Así es como Jesús ganó la paz eterna para todos los que van a él por salvación.

Referencias / Notas

Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Romanos 8:1

B. Jesús es torturado El comportamiento de los jueces va de mal en peor. La confesión de Jesús los ha enojado. Es deber de un juez proteger a un criminal condenado contra el maltrato. Incluso un prisionero debe ser protegido bajo la ley. Pero estos jueces se muestran abusivos. La tensión ha pasado y ahora estos violan todas las reglas de la decencia. No tienen escrúpulos en tomarse libertades con Jesús. Olvidando quienes son, se levantan de sus asientos y maltratan a aquel que ha sido sentenciado. Vuelcan su odio sobre Jesús en la forma más vil al descargar toda clase de blasfemias sobre él (Lucas 22:65). Las palabras aparentemente no eran suficientes y con el fin de ofenderlo más profundamente, le escupen en el rostro y le dan de puñetazos. Algunos cubren su rostro con una tela y, mientras lo golpeaban con las palmas de las manos, se burlaban de él: Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó (Mateo 26:67, 68; Marcos 14:65). ¡Esto hacen los líderes que deberían ser ejemplo! Luego, lo entregan a los siervos para que lo cuiden hasta la mañana siguiente. Pero estos, como sus amos, también se burlan de él y le golpean (Lucas 22:63). La dignidad profética del Señor Jesús es ridiculizada en el salón de justicia y ahora los soldados romanos ridiculizan su señorío. Pero el Salvador, silenciosamente, permite que sus enemigos abusen vergonzosamente de él. No usa su poder infinito para destruirlos. Como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció y no abrió su boca (Isaías 53:7). Esta profecía se cumplió: Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos (Isaías 50:6). Aquí recordemos también la propia profecía de Jesús (Lucas 18:31-32). ¡Nuestros pecados causaron que esto recaiga sobre Jesús! ¿Quién puede comprender el amor infinito del Señor? Él deseaba ser avergonzado, ¡para que nosotros nunca seamos avergonzados!

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Tomando Jesús a los doce, les dijo: --Cuando lleguemos a Jerusalén se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del hombre, pues será entregado a los gentiles, se burlarán de él, lo insultarán y le escupirán. Lucas 18:31-32

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LECCIÓN

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PEDRO NIEGA A JESÚS Textos de referencia: Mateo 26:58, 69-75; Marcos 14:54, 66-72; Lucas 22:54-62; Juan 18:15-18, 25-27 Versículo para memorizar: Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte. 2 Corintios 7:10 INTRODUCCIÓN La historia de la negación de Pedro está incluida en la narración de la pasión de Cristo. La negación de Pedro necesita ser discutida porque su caída es una señal escrita para nuestra advertencia. Sin embargo, Pedro no es el personaje central. Su persona es de menor importancia en el drama del sufrimiento del Salvador. El tema principal sigue siendo el sufrimiento de Jesús y su amor por los pecadores. Este evento nos muestra el amor glorioso de Jesús, mientras nos centramos en: I. La caída de Pedro y el sufrimiento de Jesús II. El amor de Jesús y el arrepentimiento de Pedro I. LA CAÍDA DE PEDRO Y EL SUFRIMIENTO DE JESÚS A. Pedro niega al Señor Jesús Cuando Jesús fue interrogado y sentenciado por el gran concilio de Jerusalén, dos de sus discípulos estuvieron dentro del palacio del Sumo Sacerdote. Todos los discípulos huyeron cuando Jesús fue tomado preso en el Jardín, pero estos dos regresaron y siguieron a Jesús. Uno de ellos fue Simón Pedro y el otro discípulo no es nombrado. ¿Fue tal vez Juan? Juan menciona algunos detalles acerca del otro discípulo, pero nunca menciona su propio nombre en su evangelio. No se sabe con certeza pero, cualquiera que haya sido, no le fue difícil entrar pues parece que era conocido por el Sumo

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Sacerdote. Al principio Pedro tuvo que esperar afuera, pero por la mediación del otro discípulo, también pudo entrar (Juan 18:15-16). Él quiere ver el fin (Mateo 26:58). Pronto sería evidente quien estuvo en lo correcto: Pedro, que ostentó que permanecería fiel, que nunca sería ofendido a causa de Jesús, y que tenía la confianza en dar su vida por el Señor, o, Cristo, que predijo que Pedro lo negaría tres veces. Imaginémonos mirando el gran edificio que era el hogar del Sumo Sacerdote. Se podía entrar desde la calle, a través de una puerta que conducía a un gran vestíbulo externo llamado “la entrada” (Marcos 14:68). Al caminar a través de esta área se llegaba al patio interno. Algunos cuartos grandes y pequeños conforman este patio. Aquí es donde Pedro se encuentra. A la distancia, puede ver al Señor parado delante del Sanedrín y ver lo que está sucediendo. El patio está lleno de gente. Un gran número de asistentes, siervos y alguaciles, empleados del concilio judío, sus asistentes y siervos del sumo sacerdote esperan aquí. La noche de primavera era fría y habían encendido un fuego para calentarse. Pedro, que no quiere ser visto, se mezcla con los empleados como si fuera uno de ellos, se sentó y se calienta cerca del fuego (Lucas 22:55; Juan 18:18). De pronto, los ojos de una criada, la portera, una mujer joven, se fijan en Pedro y lo reconoce a la luz del fuego. Lo mira atentamente y le pregunta: ¿No eres tú también de los discípulos de este hombre? (Juan 18:17). Pero otra criada al verle exclama, ¡Tú también estabas con Jesús el galileo! (Mateo 26:69; Lucas 22:56). Esta pregunta inesperada sorprende a Pedro. Está anonadado y no sabe qué decir. En lugar de reconocer honesta y abiertamente que la joven tiene razón, trata de salir de la difícil situación con una negación categórica: No sé lo que dices... Mujer, no lo conozco. ¡Yo no entiendo por qué haces esa pregunta! (Mateo 26:70; Marcos 14:68; Lucas 22:57; Juan 18:17). Mientras tanto, Marcos afirma, el gallo cantó una vez. Esta señal no levanta ningún arrepentimiento de parte del mentiroso, quien actúa como si no supiera nada. Sin embargo, ya no se siente cómodo en este lugar y con esta compañía por más tiempo. Quiere irse y abandona el patio interno. Pedro va a la puerta y desde allí intenta salir. En la entrada, otra criada le ve y le pregunta lo mismo que la criada anterior (Mateo 26:71). La primera joven, al mirarlo otra vez insiste a los que estaban allí: Este es de ellos (Marcos 14:69). Y otra vez se repite la escena, ahora es un hombre el que reconoce a Pedro (Lucas 22:58). La criada y los siervos de la entrada se centran en Pedro y le preguntan, ¿No eres tú de sus discípulos? (Juan 18:25). Pedro está muy perturbado con esta pregunta directa. ¿Qué hará? ¡Se mantiene mintiendo! Incluso va más allá de la mentira y añade un juramento, negando que tiene algo que ver con Jesús: No conozco al hombre (Mateo 26:72). Pedro invoca al Dios santo para testificar, y al hacerlo invoca su propio juicio sobre sí, para asegurarse de que ellos le crean. Desafía a Dios al abusar del juramento para salvar su propio pellejo (Catecismo de Heidelberg, El Día del Señor, 37). ¡Qué terrible!

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Referencias / Notas

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Por un momento parece que la negación de Pedro tiene éxito en alejar la atención de sí mismo, y por una hora (Lucas 22:59) es dejado solo. Durante este tiempo, Pedro permanece allí, no abandona el palacio. Pero de nuevo el problema comienza. Esta vez es peor que antes. Las personas entre quienes está parado, y con quienes ha empezado una conversación, renuevan su ataque sobre él. Ellos tienen una buena razón en insistir pues notan que él habla con acento galileo. Toman esto como prueba y le dicen verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre (Mateo 26:73; Lucas 22:59). Y para hacer las cosas peores, un pariente de Malco reconoce a Pedro. ¿No te vi yo en el huerto con él? (Juan 18:26). Esto puso a Pedro en una situación muy peligrosa. ¡Este hombre podría muy bien querer tomar venganza, por lo de la oreja de su pariente! Pedro está en una situación muy difícil. Puede hablar la verdad, ¡pero no lo hace! Él mismo se ha atado a la mentira y no quiere ni puede ya retroceder. Ya no puede estar parado sobre la cuerda floja. Además comete otro pecado terrible. Comenzó a maldecir y a jurar negando al Salvador por tercera vez, al declarar con vehemencia: No conozco a este hombre de quien habláis (Marcos 14:71). E inmediatamente el gallo cantó por segunda vez (Marcos 14:72). B. ¿Por qué negó Pedro al Señor? 1. ¿Quién negó al Salvador? Fue Pedro, ¡la roca! Él pensaba que era tan fuerte. ¡Había soñado con victorias y ahora es vencido por una joven criada! 2. ¿A quién negó Pedro? ¡Nada menos que al Señor Jesucristo, quien es digno de ser confesado delante de todo el pueblo! Él había sido tan paciente y bondadoso con Pedro y le había concedido numerosas señales de gracia. Con expresiones muy tiernas, Jesús había confirmado su amor a Pedro y lo había tratado como a un amigo sincero. Por tres años, Pedro había disfrutado de una relación muy íntima con él. Jesús sanó a su suegra de una fiebre; preparó una pesca milagrosa para él; lo salvó de hundirse en el agua del lago de Galilea; Pedro había compartido en la transfiguración sobre el monte, como un observador de la gloria de Jesús. En una ocasión Pedro había confesado: eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente (Mateo 16:16), pero ahora, sin contemplaciones, llama a Jesús, ¡este hombre! (Marcos 14:71). 3. ¿Cuándo negó Pedro a Jesús? La tentación no fue nada extraordinaria. Ninguna espada ondeó sobre su cabeza y ninguna multitud enojada lo atacó. ¡Él cedió cuando fue burlado gentilmente por una criada! Pedro estaba más interesado en su propia seguridad que en su fidelidad a su Señor. Pedro también fue muy negligente. Muchas veces había experimentado su debilidad con vergüenza, pero parece que no aprendió nada. El Señor Jesús le había advertido explícitamente antes, pero no tomó en serio la advertencia y, para su vergüenza, la olvidó.

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Pedro también fue presuntuoso. No evitó la tentación, aunque intencionalmente no intentó negar al Salvador. Tal vez pensó que al seguirlo podría demostrar su afecto. No huyó de la casa ni de la compañía cuando su situación se puso muy peligrosa. Fue negligente para velar y orar. Pedro también temía al hombre y esto precipitó su caída. Su confianza no era nada más que vanidad. La falsa culpa es una poderosa compañera para el pecado. Esta nos mantiene alejados de la verdad y nos conduce de un pecado a otro. 4. ¿Cómo negó Pedro a Jesús? Se detecta una progresión gradual, que comienza al decir una mentira. Frecuentemente se expresa una “mentira blanca”, ¡pero notemos las consecuencias terribles! Una mentira tiene que ser cubierta con una sucesión de otras mentiras. La segunda mentira de Pedro fue acompañada de un juramento, pero la tercera vez no sólo repitió el juramento sino que cometió el terrible pecado de perjurio, condenándose a sí mismo a la perdición. No sólo negó que conocía a Jesús, sino que lo hizo delante de todos (Mateo 26:70). Pedro no sólo dijo una mentira casual, durante un momento de descuido, sino que tuvo ¡una hora entre la segunda negación y la tercera! Tuvo tiempo suficiente para reflexionar y librarse de la situación, pero se hundió más y más en las aguas profundas del pecado. C. Nuestra actitud hacia la negación de Pedro 1. La negación de Pedro puede ser explicada. Esta muestra cómo es nuestra naturaleza humana. Cuando el Espíritu de Dios toma control de nosotros, somos capaces de pararnos contra el poder del mal. Solo pensemos en Pedro en el día de Pentecostés y cuando más tarde se paró delante del concilio de Jerusalén (Hechos 2 y 4). Cuando actuamos por nosotros mismos, llega a ser evidente que no tenemos poder y nos rendimos inmediatamente. 2. La negación de Pedro no es justificable. El pecado debe ser llamado pecado, aún cuando sea cometido por los hijos de Dios. Las Escrituras no idealizan a los creyentes. Todos los registros de los cuatro evangelios relatan la negación despreciable de Pedro. Esta es una combinación espantosa de ingratitud, cobardía, mentira, negación, quebrantamiento de un juramento y auto condenación. Al principio, la actitud de Pedro fue débil y después llegó a ser despreciable. ¡Nosotros nunca podemos usar su pecado para justificar nuestro propio pecado! 3. No debemos menospreciar a Pedro. Él negó al Salvador humillado, pero nosotros negamos a Cristo exaltado cuando vergonzosamente guardamos silencio en compañía de los burladores y no hablamos; cuando desestimamos la tentación y no evitamos a los malos amigos; cuando valoramos las riquezas mundanas y las honramos más que a la fidelidad a Dios y a la obediencia de Su Palabra; y, cuando persistimos en decir falsedades para quedar bien. ¡No seamos orgullosos, sino seamos temerosos! Los que piensan que están firmes, caerán. Recuerde lo que Pedro escribió más tarde: ¡Sed sobrios, y velad! (1 Pedro 5:8).

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Referencias / Notas

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D. La negación de Pedro aumentó el sufrimiento de Jesús No hay duda que la negación de Pedro aumentó el sufrimiento de Jesús. Mientras está siendo sentenciado por el Sanedrín, en un cuarto cercano Pedro lo niega. Jesús escucha y ve todo. Es doloroso ser malentendido, pero es mucho peor ser negado o rechazado por los amigos más queridos. Negar a alguien es simplemente declarar que no se tiene nada que ver con esa persona y cortar toda amistad con ella. Pero, la cosa más terrible es cuando esta negación toma lugar en la presencia y en beneficio de los enemigos. Cristo confesó su señorío, aunque él sabía que sería sentenciado a muerte, pero su discípulo lo negó. Todos los discípulos abandonaron a Jesús. ¡Uno le traicionó y el otro negó firmemente que le conociera! ¡Cuántas razones dan al enemigo para burlarse de Jesús! ¡Cuán herido debe haberse sentido el corazón tierno y amoroso de Jesús! Él sabía de antemano lo que sucedería, ¡pero ahora su naturaleza humana lo experimentaba! Hay más. Su sufrimiento no es solo causado por el hombre. Cristo también reconoció los ardides de Satanás. Él ataca a cada uno, pero particularmente dirige sus dardos sobre los que tienen un lugar y trabajo especial en el reino de Dios. Este quiere torcer las intenciones de Dios, abolir la fe y ridiculizar la obra del mediador. No es de sorprenderse que Satanás deseara grandemente zarandear como a trigo a los doce discípulos. En este momento, Satanás tiene a Pedro en la mira. ¿No es de asombrarse que el diablo tenga agarrado a uno de los discípulos más prominentes y que pueda tan fácilmente incitarlo a negar a su Señor y Salvador? ¡La batalla de Cristo es también contra el aborrecible príncipe de la oscuridad! Sobre todo, el sufrimiento de Cristo aumenta por el conocimiento del consejo de Dios en todas estas cosas. Lo que está sucediendo no es un asunto de coincidencia o de algo que podría no haber sucedido. Cristo experimenta el carácter terrible del pecado por el costo de la reconciliación. El único Santo debe pagar por los pecados de sus discípulos, de presunción y confianza carnal. Estos le duelen profundamente. Él Señor debe cumplir como mediador y sólo él debe pagar el precio para obtener la expiación. Todo le es quitado. Sus propios discípulos no lo ayudan en lo mínimo. Extraño he sido para mis hermanos, y desconocido para los hijos de mi madre (Salmos 69:8). La espada de la ira de Dios contra el pecado se ha vuelto contra el pastor y lo hiere. ¡Estos golpes son duros y cortantes! II. EL AMOR DE JESÚS Y EL ARREPENTIMIENTO DE PEDRO Qué alivio que este no es el final de la historia. ¡El sufrimiento y el amor de Jesús no pueden ser separados, inclusive aquí! Su amor inefable y grande por los pecadores lo hace deseoso de sufrir y lo motiva a continuar hasta el fin. ¡Su fidelidad es duradera!

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A. Jesús mira a Pedro

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Pero Jesús no niega a Pedro y tampoco lo condena. No le dice: yo tampoco te conozco. Antes bien ora por él, ¡que tu fe no falte! (Lucas 22:32). ¡Esa es la razón por la que Pedro es sostenido! En el momento exacto en que Satanás gana, él debe perder. Una mirada del Señor es suficiente. Mientras Pedro está maldiciendo y jurando, el gallo canta otra vez. En este momento Jesús se volvió y miró a Pedro. No hay desprecio en su mirada. Es un milagro que todavía considere a Pedro digno de su atención. Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro (Lucas 22:61). No dice una palabra. No quiere que las personas que están presentes sepan algo que pondría a Pedro en una posición peligrosa. ¡Solo una mirada es suficiente! Ningún lenguaje puede expresar más que el lenguaje de una mirada. El entendimiento más profundo puede ser comunicado con una mirada. La mirada de Jesús incluye todo: un recordatorio, un reproche y el perdón. En este momento, es como si escamas cayeran de los ojos de Pedro. Profundamente avergonzado, se acuerda de la advertencia que recibió: De cierto te digo que tú, hoy, en esta noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, me negarás tres veces (Marcos 14:30). En esta mirada Pedro lee el amor escudriñador y la gracia perdonadora de Jesús. ¡Cristo no lo rechaza! Al contrario, lo busca con sus ojos. Esa mirada rompe el corazón de Pedro, pero no lo aniquila. Calvino afirma que la mirada de Cristo estaba acompañada del poder del Espíritu Santo y de este modo la luz de la gracia penetró en el corazón de Pedro. Jesús todavía busca a los pecadores caídos de esta manera. Cuando llega a su vida el momento en el que usted siente la mirada del Señor, ya no puede continuar en el pecado por más tiempo, ya no puede continuar ofendiendo al Señor y despreciando su amor. Es como si los ojos de Jesús lo conmovieran. ¡No se aleje de él! B. Pedro está profundamente arrepentido Jesús permite que Pedro sienta el dolor del mal que ha cometido. Pedro necesita sentirlo, y ya no puede soportar estar en el palacio del Sumo Sacerdote por más tiempo. Sale corriendo y empieza a llorar larga y amargamente (Marcos 14:72; Lucas 22:62). Lágrimas de dolor y arrepentimiento corren por su rostro y el discípulo infiel confiesa su pecado. El pecado produce dolor y debe ser lamentado. Si usted ha pecado como Pedro, también necesita el arrepentimiento de Pedro. No hay necesidad de desesperarse. ¡Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación! (Mateo 5:4). Hay una gran diferencia entre Pedro y Judas. Judas apostató porque nunca había pertenecido verdaderamente a Jesús. Pedro cayó profundamente, pero fue totalmente perdonado de su traición. Él negó a Jesús, pero no lo odiaba. Se maldijo a sí mismo, pero no maldijo a Jesús. Judas está convencido de su pecado, pero Pedro se arrepiente. ¡Su arrepentimiento no es vano! Su arrepentimiento piadoso obró

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para salvación. No cayó en desesperación total. Judas se volvió a los sacerdotes principales cuando el dinero quemaba en sus manos. Pero, a su debido tiempo, Pedro se reunió con los discípulos otra vez. Y él estará presente en la mañana de la resurrección de Jesús. La renovación de Pedro es la prueba más contundente del amor y fidelidad incondicional del Señor. El arrepentimiento de Pedro es un fruto del sufrimiento y muerte expiatoria de Jesús. Deberíamos todos entender qué significa “perseverancia de los santos”. Esta confesión no significa que nos volvamos descuidados y que ya no oremos, sino lo contrario. Esto es un incentivo poderoso para ser fieles y perseverar en agradecimiento, hasta el final.

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LECCIÓN Título:

JESÚS ANTE PILATO Y HERODES Textos de referencia: Mateo 27:1, 2, 11-14; Marcos 15:1-5; Lucas 23:1-12; Juan 18:28-38 Versículo para memorizar Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. Juan 14:6 INTRODUCCIÓN Si nosotros solamente vemos el lado oscuro de la maldad humana en la narración del sufrimiento del Señor, veremos inevitablemente a Jesús como un mártir piadoso. Pero verlo así es un error. En cada paso del camino de su muerte, debemos recordar que Cristo debe sufrir estas cosas para entrar en su gloria (Lucas 24:26). Las Escrituras afirman enfáticamente que el plan diabólico de sus enemigos no fue casual, sino que fue determinado por el anticipado consejo y conocimiento de Dios (Hechos 2:23). Dios usó a las personas como instrumentos para llevar a cabo el consejo de su santa voluntad. Sin embargo, esto no los excusa de su pecado, ellos son completamente responsables por sus malas acciones. Por tanto, Pilato y Herodes hicieron todo según el consejo y plan de Dios, determinado de antemano (Hechos 4:27-28). Fue la voluntad de Dios que el sustituto de los pecadores fuera sentenciado por una corte terrenal. Fue también su voluntad que el veredicto judicial atestiguara que él era completamente inocente. Cuando tratemos con las acciones judiciales que tomaron lugar el día de la muerte de Jesús, presentaremos ambos aspectos. Por tanto, miremos a: I. Jesús ante Pilato II. Jesús ante Herodes

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¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas y que entrara en su gloria? Lucas 24:26 “A este, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándolo. Hechos 2:23 Y verdaderamente se unieron en esta ciudad Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera. Hechos 4:27-28

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I. JESÚS ANTE PILATO A. El juez La noche ha pasado y la mañana ha llegado. Hay un cambio de escenario. El Señor Jesús ya no está en el salón de justicia en el palacio del sumo sacerdote. Esa noche, en una breve reunión del Sanedrín, el veredicto había sido oficialmente establecido y pronunciado (Mateo 27:1). Jesús es otra vez atado. Temprano en la mañana, levantándose entonces toda la muchedumbre de ellos, llevaron a Jesús a Pilato (Lucas 22:66; 23:1; Mateo 27:2) para pedirle que pronuncie la sentencia de muerte.

En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos. Lucas 13:1

¿Quién era Pilato? Era el gobernador de Judea bajo la autoridad del emperador romano. Este Pilato era un hombre orgulloso e irreflexivo. Había ofendido frecuentemente a los judíos. Era cruel e inescrupuloso (Lucas 13:1). Era una persona más bien indecisa, con un cierto sentido de justicia. Sin embargo, no tenía escrúpulos en violar la justicia si sus propios intereses estaban en juego. Pilato llevó a cabo sus obligaciones desde el año 26 al 36 d.C. hasta que fue despedido de su cargo y enviado al exilio debido a que abusó de su oficio. Se suicidó en Galilea. Este hombre es el único nombrado en el Credo Apostólico de la Iglesia Cristiana. Es de suma importancia declarar que Cristo sufrió bajo Poncio Pilato. Aunque sus cualidades personales son irrelevantes, ocupó el oficio de la autoridad gubernamental más alta y fue el representante de la justicia sobre los judíos de ese tiempo. Tenía la autoridad de gobernar y administrar justicia en nombre del poder terrenal más alto, como representante del emperador romano que regía el mundo conocido de entonces. Cristo es personalmente inocente pero, como sustituto de los pecadores, toda la culpa de su pueblo recae sobre él. El juez terrenal lo declaró inocente y lo sentenció. Esto significaba que el juicio divino era administrado mediante el juez terrenal. Dios declaró culpable al Mediador. Esto tenía que ser así para que los que son culpables de muerte puedan ser declarados inocentes delante de la silla del juicio severo de Dios (Catecismo de Heidelberg, Respuesta 38). ¡Qué intercambio maravilloso! B. El interrogatorio

Entonces Pilato, oyendo esto, llevó fuera a Jesús, y se sentó en el tribunal, en el lugar llamado El Enlosado, en hebreo, Gábata. Juan 19:13

La residencia de Pilato estaba en Cesarea pero, por la gran fiesta, cuando numerosos judíos de todas partes del mundo venían a Jerusalén y los disturbios podían fácilmente producirse, se alojó en la ciudad capital. Había hecho su residencia en la ciudadela que alojaba a muchas guarniciones romanas. Frente al salón de justicia había una plaza llamada Enlosado, y en hebreo “Gábata” (Juan 19:13). Allí es donde los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo permanecían parados. No querían entrar al salón del juicio para no contaminarse (Juan 18:28). Debido a que era un edificio pagano, si entraban al salón, ellos serían impuros según la ley levítica y no podrían comer la comida pascual.

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Estos judíos guardaban la ley estrictamente, pero al mismo tiempo ¡estaban llenos de pensamientos asesinos! No habían dudado en pronunciar un veredicto injusto sobre un hombre inocente y traer culpa de sangre sobre sus conciencias. Pilato es amable y los recibe afuera. Aquí, ve la muchedumbre de sacerdotes furiosos y a Jesús atado, en la mitad. Pilato pregunta: ¿Qué acusación traéis contra este hombre? (Juan 18:29). Esto no es lo que los judíos intentaban. Hacía poco el Sanedrín había sido prohibido de administrar justicia y, por tanto, el concilio judío no podía dictar la sentencia de muerte. Lo que ellos querían es que el gobernador reconozca el veredicto. ¡Solamente él podía llevar a cabo la sentencia de muerte! Hacen un gesto hacia Jesús y responden: Si éste no fuera un malhechor, no te lo habríamos entregado. Pilato, sin embargo, rehúsa cumplir la función de un ejecutor. Renuente a tratar el caso, prefiere que el consejo judío lo resuelva siempre y cuando permanezcan dentro del área de competencia que les corresponde. Ante el pedido de ellos les responde: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Los judíos, sin embargo, conocen muy bien que esto no los llevará a ninguna parte, pues tendrían que regresar otra vez ante Pilato. Aun cuando ellos se ofenden por el hecho, piensan: a nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie. Necesitan el permiso del gobernador para alcanzar su meta. Y lo que desean es que Pilato interrogue otra vez a Jesús. Pilato se ve a sí mismo como juez, los judíos son los acusadores y Jesús es el acusado. De esta manera, se cumplen las palabras de Jesús: que debe morir en la cruz por manos paganas. ¡El Señor gobierna todo! Los judíos conocen muy bien que la acusación de blasfemia y sacrilegio, con la cual el Sanedrín encontró a Jesús culpable, no es suficiente para la corte de este gobernador pagano. Por tanto, intentan otra táctica. Traen al juicio acusaciones de naturaleza política y dicen: A éste hemos hallado que pervierte a la nación, y que prohíbe dar tributo a César, diciendo que él mismo es el Cristo, un rey (Lucas 23:2; Lucas 20:20-26). La acusación la hacen parecer como si tuvieran la evidencia y fueran los testigos que pueden probarlo ya que ellos mismos lo han escuchado todo. ¡Qué hipocresía! Los judíos, que fueron conocidos por su actitud de rebelión hacia sus conquistadores romanos, ahora actúan miserablemente, ¡al acusar a uno de su propio pueblo como un revolucionario! Pilato escucha la acusación y sabe que no puede permitir que esto continúe. Se ve obligado a investigar esta acusación. Va adentro y llama a Jesús para interrogarlo. Allí está parado el Rey de los judíos delante del representante del emperador. Con incredulidad Pilato lo mira y pregunta: ¿Eres tú el Rey de los judíos? (Juan 18:33). Para este juez terrenal, el reinado de Cristo era de suma importancia y un asunto muy serio. Y para el Sanedrín, en cambio, el aspecto espiritual --su Señorío divino-- era su preocupación principal.

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Pilato tiene el derecho de preguntar a Jesús para encontrar la verdad. Jesús reconoce la autoridad de Pilato e inmediatamente responde; ¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí? Dicho de otra forma, ¿sospechas de mí y deseas saber esto por ti mismo, o preguntas esto porque yo he sido acusado por otros? La respuesta de Pilato es cortante y mordaz: ¿Soy yo acaso judío? ¿Piensas que este sueño judío de un Mesías es importante para mí? Tu nación, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho? C. La confesión de Jesús

Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato. 1 Timoteo 6:13

El momento decisivo para que Jesús haga una buena confesión delante de Pilato ha llegado (1 Timoteo 6:13). Mi reino no es de este mundo; si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí. Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. (Juan 18:36-37). Completamente consciente de lo que está confesando, el Salvador hace esta declaración. No tiene temor cuando confiesa su soberanía. En forma real exclama: ¡Yo soy lo que tú dices! Jesús es Rey del reino de la verdad por su naturaleza y oficio. ¡Para este propósito fue ungido por el Espíritu, enviado al mundo y nacido de una mujer! Pero ¿él es un Rey? ¡Con suma certeza! Era Rey cuando limpió el templo, calmó la tormenta y resucitó de la muerte. ¿Pero qué pasa ahora? Los reyes se sientan en tronos, pero él está atado. Aparece en la forma de un siervo para llevar a cabo la obra todopoderosa de redimir a los esclavos del pecado. Los reyes tienen derecho de hacer proclamaciones y castigar a los calumniadores, pero él está sentenciado y escarnecido para que, por el poder de su amor, los calumniadores del Dios todopoderoso no sean condenados eternamente. Él es un Rey ahora, aunque no en el sentido que Pilato piensa. Jesús le habla de su reino tres veces. Este reino no es una invención de la imaginación o un sueño, ¡sino una realidad gloriosa! Su reino no es terrenal; no es de este mundo, aunque está en y para el mundo. Este no es mantenido por un poder terrenal; pues de lo contrario sus servidores pelearían para evitar que su Rey caiga en manos de sus enemigos.

Jesús le dijo: --Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. Juan 14:6

El señorío de Cristo es verdaderamente grande. El bien mayor no se consigue por la fuerza del poder. El gobierno de Cristo es completamente diferente al de los gobernantes terrenales. Las armas que usa no son terrenales, sino espirituales. Gobierna con el cetro gentil de la verdad. No fuerza a sus súbditos con medios externos, sino que los gobierna conquistando sus corazones. Los conquista los doblega, los persuade y los renueva con persuasión gentil. Jesús vino a dar testimonio a la verdad. Su reino no es establecido por usurpar la autoridad, sino que tiene autoridad absoluta. ¡Él es la verdad! (Juan 14:6).

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Completamente consciente y asegurado de su posición, Jesús declara sin ninguna vacilación a Pilato: Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. No aquellos que superficialmente están de acuerdo conmigo y me alaban, sino todo aquel que me recibe en fe, con un corazón verdadero, como el camino, la verdad y la vida, oye mi voz. Estos me conocen y me siguen, porque las ovejas siguen a su propio pastor. ¡Estos son mis súbditos, sean grandes o pequeños, ricos o pobres, educados o iletrados, fuertes o débiles! (Juan 18:37). D. El juicio Cristo habló con confianza y solemnidad. Dirigió su confesión al corazón y conciencia del pagano Pilato. Sin embargo, este no tenía entendimiento espiritual y era un hombre duro. Pilato era un agnóstico. Él no creía en nada y burlonamente le pregunta: ¿Qué es la verdad? No hay tal cosa como la verdad, y si esta existe, ¡es imposible realmente conocerla! Pilato era un hombre superficial, mundano y encuentra ridículo que un judío despreciado afirme tener la verdad. Pilato no espera una respuesta y tampoco tiene deseo de seguir con el tema. Entiende que el emperador no tiene nada que temer de este preso --un rey en el reino de la verdad. Este rey encadenado, rechazado por su propio pueblo y acusado por sus líderes simplemente es un fanático, ¡pero no representa un peligro político! Por tanto, Pilato declara que Jesús no es culpable, aun cuando el Señor respondió afirmativamente a la pregunta de si era un rey. Pilato sale e informa a los judíos, como consecuencia de su interrogación, Yo no hallo en él ningún delito. E. Pilato duda Hasta aquí Pilato desempeña la parte del gobernador orgulloso que impone su autoridad sobre los judíos y desprecia a Jesús. ¡Pero sucede un cambio! Los judíos no están satisfechos con el veredicto. Al contrario, están asustados de que su presa pueda escapar y acusan a Jesús con más ahínco (mucho dice Marcos 15:3). Ellos emiten toda clase de acusaciones y a gritos exponen los cargos. La acusación principal es que Jesús es un revolucionario. Empezó su enseñanza revolucionaria en Galilea y la continuó sistemáticamente por todo el país hasta Jerusalén (Lucas 23:5). Pilato considera esto un caso difícil y se molesta. Debe liberar al preso e inclusive debe usar la fuerza para honrar al absuelto. Un juez no puede cambiar de opinión debido al clamor del pueblo. Aparentemente la actitud amenazadora de los judíos lo impresiona y le pregunta de nuevo, ¿Nada respondes? Mira de cuántas cosas te acusan (Marcos 15:4). Pero Jesús no le respondió ni una palabra (Mateo 27:14). Cristo no responde ni una sola palabra ante las falsas acusaciones de los judíos. No tiene que defenderse a sí mismo, porque las acusaciones están en conflicto unas con otras. Además, cualquier defensa sería inútil. Jesús se asegura que el proceso de la ley no sea puesto a un

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Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis. Pero si alguno ha pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo, el justo. Él es la propiciación por nuestros pecados, y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. 1 Juan 2:1-2 En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos. Respondiendo Jesús, les dijo: --¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que los demás galileos? Os digo: no, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. Lucas 13:1-3

lado. Y lo más importante: no trata de justificarse a sí mismo. Todo lo soporta como el sustituto y salvador, para que como fruto de su sufrimiento él sea nuestro abogado ante el Padre (1 Juan 2:1-2). El gobernador se maravillaba mucho. Siente que el silencio de Jesús significa que está en desacuerdo con sus acusaciones, pero no entiende lo que está pasando. Este hombre acusado es diferente de algunos otros que él había juzgado. Ve que el odio de los líderes es salvaje, pero nunca había tenido un acusado en su silla del juicio que estuviera tan calmado y hablara con tal autoridad. Pilato no sabe qué hacer. Desea salir de este aprieto sin el enojo de los judíos. ¡De pronto piensa en una solución! Astutamente, busca confiar el difícil caso a alguien más, basándose en las palabras de los acusadores: Entonces Pilato, oyendo decir, Galilea, preguntó si el hombre era Galileo (Lucas 23:6). Al obtener una respuesta afirmativa, inmediatamente sabe qué hacer. Pilato enviará a Jesús a Herodes que, en este momento, también está en Jerusalén. Reconoce el derecho del rey de Galilea para tratar los casos de justicia de las personas que pertenecen a su distrito. Esto es significativo, porque en el pasado Pilato había violado los derechos de los galileos (Lucas 13:1-3). Además, esto daba a Pilato una vía de escape del problema. Si Jesús también es declarado inocente por Herodes, entonces Pilato tendría un caso más fuerte contra estos judíos agresivos. Si Herodes lo declara culpable, el asunto dejará de ser su responsabilidad. ¿No es esta una vía de escape inteligente? Pilato no duda ni un momento y lleva a cabo su plan inmediatamente y lo remitió a Herodes (Lucas 23:7). II. JESÚS ANTE HERODES A. Vana curiosidad Este es el tercer viaje agonizante para el Salvador. Es llevado por los siervos de la corte y está rodeado por los enemigos amargados --los sacerdotes principales y los escribas. Pronto el destino de su triste viaje es alcanzado, porque está a una distancia corta. La puerta del palacio se abre y el Mesías humillado es traído delante del hombre que es el rey. Herodes es el único de quien leemos, en la historia del sufrimiento de Jesús, que se alegró mucho, porque hacía tiempo que deseaba verle (Lucas 23:8). Si no conociéramos nada más sobre él sino solo esto, podríamos asumir generosamente que esto indicaba algo bueno sobre Herodes. Sin embargo, fue uno de los que aumentó la intensidad del sufrimiento de Jesús. Herodes fue criado en la incredulidad y opulencia. Era llamado rey, pero realmente era un esclavo de Herodías. Herodes sirve a un ídolo de tres cabezas: el orgullo de los ojos, el amor a la vida y la lujuria de la carne. La diversión y las orgías con borracheras eran las metas principales de su vida en el gran salón de su palacio. Su lema era: ¡comamos y bebamos y gocemos! Herodes se revuelca en la sensua-

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lidad, pero inclusive la más lujosa vida necesita estímulos nuevos para no caer en el aburrimiento. ¡Aquí hay algo extraordinario! Herodes está feliz porque tendrá una mañana de entretenimiento sin haber tenido que buscarlo.

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Herodes había escuchado sobre Jesús y por mucho tiempo deseaba verle. Previamente, lo había temido, pero no por más tiempo. El hombre, de quien pensó que era Juan el Bautista resucitado, está parado delante de él como un preso y ¡tiene su destino en sus manos! ¡No es esto maravilloso! Sus soldados deben ver esto también, porque esta oportunidad es demasiado hermosa para dejarla pasar sin sacar ventaja de ella. Estos esperaban verle hacer alguna señal. Haz un milagro, muéstranos algo extraordinario, danos algo de entretenimiento, los cortesanos le piden mientras lisonjean y presionan a Jesús. Dos reyes están parados, opuestos el uno del otro: el Príncipe de la vida está parado cara a cara con el asesino de la vida. El Hijo de David se confronta con el edomita. El Cordero está parado delante de la zorra (Lucas 13:32). El Hijo de Dios que hace las obras del Padre se para frente al fanfarrón hedonista que en muchas palabras le pedía que hiciera milagros. ¡Qué sufrimiento era esto para Jesús! ¿Es esta su recompensa por los milagros que había realizado? El Señor los realizó para el beneficio de otros y ahora le piden que los realice, no para beneficio de alguien, ¡sino para el entretenimiento de esta gente lujuriosa! Pronto Jesús será contado entre los asesinados, pero ahora es contado entre los payasos y tratado como un bufón. Herodes está contento, pero no porque desea la salvación. Por tanto, Jesús permanece en silencio. No da ni una respuesta a las muchas preguntas. No es su propósito ser admirado por su poder. Los milagros los hizo para la mayoría de los galileos pobres que clamaban por ayuda, pero rehúsa levantar su mano para dar una señal al rey de Galilea. Jesús no hace nada para ganárselo con el propósito de salvar su vida. Aunque sufre severamente, permanece en silencio, porque ha entregado su corazón para salvar a los pecadores. No busca su propia seguridad, sino la de su pueblo. B. El odio amargo En el palacio otro grupo de personas también está presente. Los sacerdotes principales y los escribas han entrado. En su odio, seguían a Jesús adonde era llevado. Su intensión es diferente de la de Herodes. ¿Quiere él ver una señal? Entonces ellos le dirán a Herodes que ¡Él hace los milagros por el poder de Beelzebú! ¿Es él un Rey? No, ¡es un revolucionario! Ellos no pueden soportar el interés que Herodes pone en Jesús. Solamente demandan que sea sentenciado a muerte. Por tanto, están acusándole con gran vehemencia (Lucas 23:10). ¡Cómo se intensifica el sufrimiento del Salvador! Su propio pueblo no puede soportar cuando alguien tiene interés por él. Pero Jesús no hace nada. Permanece en silencio, como si fuera inferior. Parece muy débil. Enmudecí, no abrí mi boca (Salmo 39:9). Este si-

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Él les dijo: --Id y decid a aquella zorra: “Echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra”. Lucas 13:32

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Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como un cordero fue llevado al matadero; como una oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, no abrió su boca. Isaías 53:7

lencio constante y mantener su boca cerrada es muy significativo (Isaías 53:7). C. La amarga burla Todos se unen para ensañarse contra Cristo. La curiosidad insatisfecha y la enemistad satánica se combinan con la burla. Herodes no lo juzga, sólo quiere retar a Jesús. Pero está decepcionado y toma venganza. ¿No realizará Jesús una señal para él? Entonces ¡es un profeta mentiroso e incompetente! ¿Es un Rey? ¡Qué rey! Es un necio fanático que merece ser ridiculizado antes que castigado. Herodes declara que Jesús no es culpable. No lo sentencia, sino que lo ridiculiza. Una capa blanca, usada para los candidatos que aspiraban un oficio alto, es colocada sobre sus hombros. Los cortesanos hacen burla de Jesús. Estos no lo estiman ni perdonan su dignidad. Lo vistieron de una ropa espléndida (Lucas 23:11) y así, vestido burlonamente como un rey, lo enviaron de regreso a Pilato. Pilato aprecia esta respuesta. La disputa que existía entre ellos ha terminado y se hicieron amigos Pilato y Herodes aquel día; porque antes estaban enemistados entre sí (Lucas 23:12). Aunque Pilato lo absolvió, será juzgado por su señorío, y Herodes se burla por eso. El temor de Herodes fue cambiado a una pasión por intensificar el sufrimiento de Jesús. Humilla profundamente a Jesús con su trato descomedido, degradando así al Salvador que es convertido en un juguete. Jesús es abusado horriblemente. Aquí podemos ver que el pecado no es un asunto sin consecuencias. Solamente el sufrimiento redentor de Cristo puede expiar el pecado. Vayamos a él con un corazón verdaderamente deseoso. Herodes es un ejemplo terrible de los que se ciegan a sí mismos para el juicio terrible. Jesús no le responde porque no tiene nada más que decirle. No arroja perlas a los cerdos. En Herodes vemos la progresión del fruto del pecado hasta que madura. Inicialmente, hubo algo de convicción bajo la predicación escudriñadora de Juan el Bautista. Pero Herodes no rompió con el pecado y no se volvió a la justicia. Herodes experimentó la intranquilidad de una conciencia acusadora. Sin embargo, persistió en el camino del pecado. Finalmente llegó a ser un siervo indiferente y endurecido por la lujuria. Su conciencia fue cauterizada, su corazón fue cerrado para Jesús y ahora es vencido por sí mismo. Prenderán al impío sus propias iniquidades, y retenido será con las cuerdas de su pecado. Él morirá por falta de corrección, y errará por lo inmenso de su locura (Proverbios 5:22-23).

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LECCIÓN Título:

JESÚS ES RECHAZADO POR LOS JUDÍOS QUE DESEAN CRUCIFICARLO Textos de referencia: Mateo 27:15-30; Marcos 15:6-19; Lucas 23:13-25; Juan 18:39-19:16 Versículo para memorizar: Mas él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados. Por darnos la paz, cayó sobre él el castigo, y por sus llagas fuimos nosotros curados. Isaías 53:5 INTRODUCCIÓN Hay una relación y una progresión esencial entre la culpa, la miseria, el pecado y la agonía. Y también la hay entre la expiación, el perdón, el sufrimiento y la gloria. Para que Cristo fuera la fuente de salvación eterna, tenía que quitar la fuente de la miseria eterna. Si muchos debían ser guiados a la gloria, entonces el Capitán de nuestra salvación debía ser purificado por el sufrimiento. Con su sufrimiento, quitó la culpa y el castigo del pecado, y ¡los quitó completamente! Por tanto, no podía quedar exento de ninguna parte de su intenso y largo sufrimiento. Esta fase siguiente del sufrimiento de Cristo es muy conmovedora. Ocurrió frente al salón de justicia de Pilato. En este nuevo episodio, señalaremos los siguientes aspectos: I. El rechazo de Cristo II. El maltrato de Cristo III. La sumisión de Cristo I. EL RECHAZO DE CRISTO A. Pilato da una elección al pueblo Temprano en la mañana del día viernes, el Señor Jesús fue atado y llevado ante Pilato, quien le interrogó y halló inocente. En lugar de soltar a Jesús, Pilato intentó zafarse del difícil caso enviándolo a

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Referencias / Notas

Herodes. Sin embargo, Herodes envió a Jesús de regreso a Pilato. Como resultado de estas transacciones, la amistad entre Herodes y Pilato se restableció. Pero el gobernador volvió a encontrarse en la misma posición que al principio y tuvo que hacerse cargo de Jesús otra vez. Pilato ha encontrado un camino de salida. Era costumbre que en la fiesta de la Pascua judía el pueblo escogía a un preso para soltarlo. ¡Pilato usará esta costumbre ahora! Cuando el pueblo, los sacerdotes principales y los líderes estaban reunidos sobre el enlosado, delante del salón del juicio llamado Gabata, en voz alta demandaron que Pilato aplique esta costumbre para que ellos pudieran ejercer su preferencia. Esto agradó a Pilato e inmediatamente aprovechó la oportunidad. Allí estaban presentes por lo menos tres asesinos presos, y dos serían crucificados. Uno era Barrabás, un preso famoso, un criminal que había cometido homicidio durante una sedición reciente en la ciudad. Junto a otros, que habían cometido homicidio en una revuelta, este había sido puesto en prisión (Mateo 27:16; Marcos 15:7; Lucas 23:19). Barrabás era un quebrantador de la ley, un homicida o, como Juan afirma, un ladrón (Juan 18:40). Pilato dará al pueblo la oportunidad de escoger. Aparece delante de ellos y les pregunta, ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo? (Mateo 27:17). Pilato espera que la multitud favorezca a Jesús y que lo liberen. Ingenuamente cuenta con que la mayoría de las personas no estén tan prejuiciadas contra Jesús como lo estaban sus líderes, de quienes conoce, que por envidia le habían entregado. Quiere demostrar públicamente que está enterado de esto. Por eso declara que después de la investigación, delante de vosotros, ninguna acusación traída contra Jesús permanece en pie y no pueden ser un fundamento para culparlo. Herodes también había declarado que Jesús no ha cometido ninguna falta para castigarlo (Lucas 23:14-15). Al tratar de ganar la cooperación del pueblo, Pilato intenta desbaratar los planes de los líderes. Pone, por decirlo así, las palabras en sus bocas: ¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos? (Marcos 15:9). Notemos cuán frecuentemente Pilato habla sobre la liberación durante el proceso del juicio. B. El pueblo escoge Hay una pausa. Pilato está sentado sobre la silla del juicio, esperando la respuesta del pueblo. En este momento, recibe un mensaje de su esposa. Ella le ruega que no se haga culpable de juzgar a este inocente. No tengas nada que ver con ese justo; porque hoy he padecido mucho en sueños por causa de él (Mateo 27:19). Esta breve interrupción viene en un momento decisivo. Los principales sacerdotes y los ancianos aprovechan esta interrupción para mezclarse entre la gente y aconsejarla para que escojan a Barrabás. Abriéndose paso a través de la densa multitud, persuaden a la multitud que pidiese a Barrabás, y que Jesús fuese muerto (Mateo 27:20; Marcos 15:11).

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Cuando el gobernador regresa, mira con atención a la multitud y les pide su respuesta. El pueblo grita al unísono: ¡Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás! (Lucas 23:18). Pilato está amargamente decepcionado, pero no se rinde todavía. Habla favorablemente de Jesús, preguntando: Pues, ¿qué mal ha hecho? (Mateo 27:23).

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Escuchemos lo que Pilato dice. ¡El juez llega a ser el abogado de Jesús! Pero todo es en vano. Mientras más ruega por Jesús, más alto grita la gente. Gritar es una respuesta más fácil que el razonamiento de las cosas. Cuando Pilato, al haber agotado todo su ingenio, pregunta: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? Todos le dijeron: ¡Sea crucificado! (Mateo 27:22). Cuando de nuevo les dice le soltaré, el pueblo grita: ¡Crucifícale! (Marcos 15:12, 13). Ellos repiten su demanda obstinadamente. Nada ni nadie puede persuadirlos, ni aún Pilato cuando pregunta por tercera vez: ¿Pues qué mal ha hecho éste? ¡Ningún delito digno de muerte he hallado en él! El único resultado es que las voces de ellos y de los principales sacerdotes prevalecieron (Lucas 23:22-23). C. Pilato es incapaz de cambiar la decisión del pueblo Pilato nota que no está consiguiendo nada. Al contrario, el tono de los gritos de la muchedumbre llega a ser amenazador. El peligro de un alboroto amenazaba (Mateo 27:24). Pero, Pilato no quiere rendirse fácilmente ante ellos, así que intenta otra táctica. Él no puede acallar a la multitud que grita, pero sí puede mostrarles algo que podría hacerles entrar en sus cabales. Las ayudas visuales frecuentemente impresionan más que las palabras. Ordena que una palangana llena de agua sea traída. Lenta y solemnemente procede a lavarse sus manos, afirmando: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros (Mateo 27:24). Comparemos lo que está sucediendo aquí con el lavamiento de las manos, como un testimonio de inocencia en el caso de un homicidio serio en Deuteronomio (21:6-9). Pilato trata de quitarse toda responsabilidad, pero no puede lavar la sangre culpable de su conciencia. El intento de Pilato fracasa y tiene exactamente el resultado opuesto. El pueblo tiene menos escrúpulos que Pilato. Ellos no tienen dudas y tampoco se asustan al llamar a la venganza divina para que caiga sobre sí mismos, en caso de estar equivocados. Están firmemente convencidos de que Dios no los castigará por su acción. Ni siquiera dudan en involucrar a sus descendientes en su culpa y dicen insensiblemente: no te preocupes Pilato, nosotros seremos responsables de las consecuencias. Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos (Mateo 27:25). Sin embargo, esto no releva a Pilato de su responsabilidad y aumenta la culpa del pueblo. El juicio de Dios que ellos clamaron sobre sí mismos, vino. La historia de los judíos es una evidencia clara de los juicios indescriptibles que vinieron sobre Israel. El anti-semitismo ha sido una maldición de su pecado por todas las edades.

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Luego todos los ancianos de la ciudad más cercana al lugar donde se halló el muerto lavarán sus manos sobre la becerra cuya cerviz fue quebrada en el valle, y harán esta declaración: “Nuestras manos no han derramado esta sangre, ni nuestros ojos lo han visto. Perdona, Jehová, a tu pueblo Israel, al cual redimiste, y no culpes de sangre inocente a tu pueblo Israel”. Así les será perdonada esa sangre, y tú apartarás la culpa de la sangre inocente de en medio de ti, cuando hagas lo que es recto ante los ojos de Jehová. Deuteronomio 21:6-9.

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D. El pueblo escoge a Barrabás antes que a Jesús Todas estas acciones causan a Jesús un sufrimiento indescriptible, causado por Pilato pues evadió la justicia y colocó a Cristo fuera de la ley. Pilato hace cualquier cosa para quitar su culpa. Sin embargo, la culpa de los principales sacerdotes es aún mayor. Estos incitadores de la multitud fueron motivados por su gran maldad. Hasta hace poco, el Sanedrín estaba asustado de poner sus manos sobre el Señor Jesús debido al temor de que el pueblo cause un tumulto. Ahora, estas mismas personas rechazan a Jesús. Las Escrituras dicen: Todo el pueblo (Mateo 27:25). Este pueblo arroja a Cristo de su sociedad, considerándolo una persona maldita, digna de ser colgada en una cruz. No es extraño aquel a quien rechazan. Es uno de ellos. Es un judío que los amó grandemente. Lo había probado al buscarlos y tratarlos siempre amorosamente. ¡Ellos saben que no es un ladrón o un homicida! Sin embargo, no quieren nada con él. ¡Ellos prefieren a Barrabás!

El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando este había resuelto ponerlo en libertad. Pero vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diera un homicida. Hechos 3:13-14

¡Reflexionemos por un momento en el contraste entre estos dos! Jesús o Barrabás, significa una elección entre al amor o el odio; el Príncipe de paz o un revolucionario; la pureza impecable o un esclavo del pecado; el Hijo de Dios o un hijo del diablo. ¡Jesús está colocado al mismo nivel que un criminal y ellos prefieren al criminal! Pocos meses más tarde Pedro afirmaría que en la presencia de Pilato este pueblo había negado al Santo y Justo y que habían preferido a un homicida sobre el Príncipe de la vida (Hechos 3:13-14). Este es un punto crucial en la historia de Israel. Esta elección terrible marca el clímax de siglos de apostasía y pecado. Esta acción del pueblo judío no es solamente un estallido súbito, atolondrado de pasión. Es la evidencia de cómo ellos habían sido cegados gradualmente. Dada una elección entre Barrabás y Jesús, ¡ellos prefirieron tener a Barrabás! Por supuesto, el pueblo tiene sus objeciones contra Barrabás el ladrón, pero las pasan por alto. Estuvo involucrado en una rebelión contra los odiados romanos. Quizás esto era algo que podía decirse a su favor. Es verdad que la causa nacional había sido herida, más que ayudada, por su comportamiento inoportuno y atolondrado, pero Barrabás es preferido antes que Jesús. Al menos este revolucionario representa el ideal de libertad política, tan acariciada por todos. Ellos podrían respetarlo como un héroe del pueblo. Pues, Barrabás tomó acción contra sus opresores, en cambio Jesús no hizo nada contra los romanos. Y a pesar de ello, este Jesús ¡dice que es el Mesías! ¿Tienen ellos que dejar libre a este Mesías? ¡Él, mas bien debería librarlos de los opresores romanos! Este Mesías no mató al enemigo y tampoco juzgó al mundo. Jesús no satisface los deseos de las personas de mente carnal y, por tanto, ellos no lo quieren. Él no predicó sobre un reino de bienes mundanos, sino de un reino espiritual. Él enseña a negarse a uno mismo y lo solicita de sus seguidores. Por eso ¡ellos piensan que es un engañador, un Cristo falso! Estas personas están totalmente centradas en sí mismas y no se dan cuenta que son pecadores culpables. En su incredulidad, ignoran

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que las Escrituras y el Espíritu Santo habían revelado de que el Redentor sufriría (Salmo 22, su agonía; Salmo 69, su indignidad; Isaías 53, su sufrimiento redentor). Por tanto, rechazan al Señor Jesús como el único Salvador. Ellos prefieren la oscuridad a la luz y escogen la muerte antes que la vida. Los que rechazan a Cristo, rechazan la vida. Jesús debe ser recibido mientras se ofrece a sí mismo. Este evento indica la profundidad del carácter representativo del sufrimiento de Cristo. La obra sustitutiva de Cristo nos es mostrada como en un espejo. Los culpables son libertados porque el inocente es sentenciado a morir como se merecen los culpables. II. EL MALTRATO DE CRISTO A. Jesús es maltratado y torturado Pilato, el juez, es forzado a continuar la administración de la justicia. Él se rendirá ante los deseos del pueblo con respecto a Barrabás, pero no quiere rendirse a las demandas con respecto a Jesús. Estará en parte de acuerdo a los deseos del pueblo porque quiere evitar una confrontación con este que ha sido llevado al frenesí. Por tanto, repite lo que dijo anteriormente: Le castigaré, pues, y le soltaré (Lucas 23:22). El castigo, un flagelamiento doloroso, era usualmente el primer paso para administrar la pena de crucifixión. Pero Pilato intenta restringirlo solamente a esta acción, con la esperanza secreta de que esto aplaque a los judíos. Pilato, el cobarde, entrega al Señor Jesús para que sea azotado. La terrible acción sangrienta comienza. Las manos crueles lo agarran y lo desvisten. A esto sigue el flagelamiento, administrado de acuerdo a la costumbre romana, es decir, sin piedad. Los golpes penetrantes hacen surcos profundos sobre la espalda desnuda de Jesús hasta que la sangre fluye de las heridas. ¡Horrible! Si esto no muestra la abominación del pecado, ¿qué más puede hacerlo? Esto no fue lo único que el Salvador tuvo que soportar. La tortura es acompañada por la degradación. Había unos pocos espectadores cuando los soldados lo flagelaron, pero cuando estos dan rienda suelta a sus pasiones, ¡quieren que todos se unan! Jesús es llevado adentro y reunieron alrededor de él a toda la compañía (Mateo 27:27). Y se gozan en su agonía. Han escuchado que es el Rey de los judíos. ¡Esto tienen que verlo! ¡Él verdaderamente no parece un rey, así que harán algo al respecto! Ellos le desnudaron, le echaron encima un manto de escarlata, y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas. Otro soldado puso una caña en su mano derecha como un cetro (Mateo 27:27-29). ¿Es este un Rey? Después de haber vestido a Jesús, empezaron a brindarle un homenaje burlón. Caen sobre sus rodillas delante de él y burlonamente lo saludan: ¡Salve, Rey de los judíos! Entonces muestran su total desvergüenza al escupirle y golpearle con sus manos. Luego le golpeaban en la cabeza sobre la cual le habían colocado la corona de espinas. Y para completar su actuación vergonzosa, se inclinaron delante de

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Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra. Filipenses 2:10

él (Mateo 27:29-30; Juan 19:3). ¡Ellos no saben que después tendrán que arrodillarse ante él por última vez! (Filipenses 2:10). ¡Qué horrible y abominable es el tormento que sucede aquí! Parece imposible imaginar una escena más horrible y repugnante. ¿Es este el espíritu animal dentro del hombre? No, vemos el horror indescriptible del pecado que sale del hombre. La naturaleza corrupta del corazón del hombre es desencadenada. La naturaleza mala de la humanidad es expresada por estos soldados. Ellos despliegan la maldad que por naturaleza vive en el hombre. B. Jesús sufre para expiar el pecado del hombre El sufrimiento de nuestro Señor era tanto físico como espiritual. Soportó la injusticia y la crueldad extremas. Su amargo sufrimiento no es respetado, y su dolor es escarnecido. La sensibilidad humana es violada. La fuerza bruta está en control y viola a su persona. Hay solamente desprecio por Jesús. Sus clamores no son tomados en cuenta. Jesús es considerado como ridículo y absurdo, y ellos lo desprecian. ¿Puede alguien discernir la gloria del Unigénito del Padre en una cara cubierta con saliva? ¡Aquí vemos el precio enorme que el Salvador pagó para redimir a los pecadores! Llevó los golpes sobre sí y aceptó el sufrimiento que nosotros nos merecíamos debido a nuestros pecados. ¡Sufrió en lugar de los que merecían recibir aquellos golpes! Cuando pensamos en su cabeza herida y ensangrentada, debemos estar profundamente humillados al considerar que así fue como él llevó la culpa por nuestro pecado. ¡El hombre escarneció y caricaturizó al Rey verdadero! Lo que tú, mi Señor, has sufrido Fue todo por la ganancia de los pecadores: Mía, mía fue la transgresión, Pero tuyo el dolor mortal. ¡Heme aquí me postro, mi Salvador! Porque yo merezco tu lugar; Mírame con tu favor, Concédeme tu gracia. Benditos somos cuando no lo rechazamos, sino que lo amamos y honramos en su estado lamentable de Siervo sufriente. Y por su llaga fuimos nosotros curados (Isaías 53:5). III. LA SUMISIÓN DE CRISTO A. Pilato sentencia a Jesús para ser crucificado Pilato ha tenido suficiente. Tratará una vez más de conseguir la aprobación del pueblo para poner en libertad a Jesús. Y ahora apelará al sentido de piedad del pueblo. Ordena que Jesús sea traído afuera y nuevamente proclama en voz alta la inocencia de Jesús. Señalando al cómico vestuario real de Jesús, Pilato dice con piedad en su voz: ¡He aquí el hombre! (Juan 19:4-5).

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Por un momento hay silencio. ¿La apariencia de Jesús trajo la vergüenza del pueblo? ¿Retrocedieron al ver lo que habían pasado? Dijeron ellos: ¿es esto suficiente? Los principales sacerdotes quieren prevenir esto a cualquier costo y fuera de sí, con ira, gritan salvajemente, chillan y dan voces, junto con los alguaciles: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! (Juan 19:6). Ellos son inflexibles y tienen éxito porque nadie pide la libertad de Jesús. Al contrario, la visión de la sangre parece incitar la sed de sangre del pueblo. El gobernador está sorprendido. Este intento tampoco tiene éxito. ¡Está equivocado otra vez! Sin embargo, Pilato no está deseoso de pronunciar la sentencia. Ahora, está visiblemente contrariado y trata que la responsabilidad caiga sobre los judíos: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en él (Juan 19:6). Y esto tampoco tiene éxito, porque, ¿cuál es la respuesta de los judíos? No se rinden, sino que más bien pasan sobre Pilato. Si Pilato no quiere sentenciar a Jesús, ellos lo sentenciarán según su propia ley. Ahora exponen la verdadera razón por la cual quieren que Jesús sea castigado con la muerte. Inicialmente, no habían manifestado esta razón, sabiendo que esto no les llevaría a ninguna parte con los paganos, pero en este momento del proceso ya no callan. Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios (Juan 19:7). Esta afirmación obtiene una contestación, aunque diferente a la que deseaban. El indeciso Pilato es vencido por un espíritu supersticioso. Más y más la presencia de Cristo lo inquieta. Nuevamente entra al salón del juicio para interrogar a Jesús y le pregunta sobre su origen. Mas Jesús no le dio respuesta (Juan 9:9). Pilato, que estaba acostumbrado a ver a los presos arrastrarse delante de él, se ofende y se dirige a Jesús con desdén: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, y que tengo autoridad para soltarte? ¡Tu destino está en mis manos! Pero el Señor Jesús contesta: Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene. Tanto los que lo entregaron como Pilato, el juez, son culpables delante de Dios aunque no en el mismo grado. ¿Quién es superior aquí? ¿El juez orgulloso o el preso? Esta respuesta digna y penetrante de Cristo impresiona profundamente a Pilato. Las Escrituras afirman: Desde entonces procuraba Pilato soltarle. Este mantiene esta resolución por un momento, haciendo toda clase de esfuerzos, pero nada tiene éxito. No importa cuánto tuerza y cambie, finalmente ya no sabe qué más hacer. Pilato es como un barco sin timón, un juguete del viento y de las olas. Ese es el resultado cuando se sigue el camino equivocado y no se toma ninguna decisión para cambiar. Pilato continúa dudando. Ahora los judíos sanguinarios usan su arma final: Si a éste sueltas, no eres amigo de César. Este es el argumento decisivo, porque contiene una amenaza seria. ¡Qué pasaría si ellos se quejaran de Pilato en Roma por proteger a este revolucionario! ¡El favor de César era extremadamente importante para él! ¡Pilato se rinde! Se burla de los judíos dos veces más, pero sucumbe a la presión hostil de la muche-

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dumbre y las palabras finales de los sumos sacerdotes sanguinarios quiebran su última resistencia cuando afirman, No tenemos más rey que César. Pilato toma su lugar en la silla del juicio y emite su decisión. Administra la justicia para que se hiciese lo que ellos pedían (Lucas 23:24), pronuncia la sentencia y entregó a Jesús a ellos para que fuese crucificado (Juan 19:16). B. Jesús fue legalmente sentenciado

Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:10

A simple vista, parecía como si Pilato se esforzara por salvar a Jesús. Pero traicionó a su deber. Mientras vacilaba en administrar la justicia, una cosa condujo a la otra. Inicialmente parecía orgulloso, pero termina como un cobarde. Él debió haber sido firme, pero se acobardó. Sabía lo que tenía que hacer, pero no se atrevió. Debía mantener la justicia, pero actuó arbitrariamente. Colocó al inocente del lado de los asesinos y permitió que la opinión del pueblo prevalezca contra Jesús. Trató de eludir la responsabilidad y no protegió al acusado contra las intensiones de los malvados. Permitió que el Señor sea maltratado, sin interferir. Pilato concluyó el proceso ordenando un homicidio legal por el bien de sus propios intereses egoístas. ¡Cómo debió haberle dolido esto a Jesús! ¡Quien amaba tanto la justicia de Dios, sacrificó su propia vida para satisfacerla! El gobernador es un siervo vendido bajo el pecado. ¡Un día, Pilato se parará como el acusado delante de la silla del juicio de Cristo! (2 Corintios 5:10). El sufrimiento de Jesús también aumentó por el extravío del juicio por los judíos. Fría y calmadamente, ellos se mantuvieron inflexibles: Jesús es un blasfemo y la ley de Dios demanda su muerte. Jesús no sucumbió ante la multitud, sino que legalmente fue condenado a la muerte. El pueblo pensaba que realizaba un servicio a Dios. Estuvieron completamente controlados por una actitud farisaica. Su apostasía fue creer en la mentira. ¡Qué terrible! Con este sufrimiento, el Salvador satisfizo el juicio de Dios sobre el pecado. Jesús tenía que ser sentenciado a muerte. Él se hizo a sí mismo el sustituto de los pecadores. La injusticia del pueblo de Dios es colocada sobre Cristo. ¡Él tomó su causa delante de la silla del juicio de Dios y trajo expiación completa por su sufrimiento expiatorio! ¿Qué podemos esperar cuando nos paremos solos delante de Dios? Un día todos compareceremos delante de la silla del juicio de Dios. Ninguna acusación tiene que ser buscada contra nosotros, porque somos dignos de condenación. La condenación de Cristo ante Pilato muestra la profundidad de la caída, la corrupción y el mal humano. Las semillas de estos viven en cada corazón. El único camino para ser salvos es creer en Jesús. Él permitió que lo sentenciaran siendo inocente, así pudo obtener el perdón para los pecadores, porque el Señor no deseaba su destrucción.

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LECCIÓN Título:

JESÚS ES CRUCIFICADO Textos de referencia: Mateo 27:31-46; Marcos 15:20-34; Lucas 23:26-44; Juan 19:16-28 Versículo para memorizar: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Lucas 23:34 INTRODUCCIÓN Muchas y diferentes actividades tomaron lugar mientras la sentencia contra el Hijo de Dios estaba siendo ejecutada. El sufrimiento de Jesús fue muy grande, pero lo más importante sucedió invisiblemente. Por tanto, no es fácil relatar la historia de la crucifixión desde una perspectiva apropiada. Los muchos personajes secundarios, tales como Simón de Cirene, las mujeres que lloraban, Pilato, los soldados, los verdugos, los enemigos que se burlaban y los amigos silenciosos, debemos mencionarlos. Pero ellos solamente tienen funciones subordinadas, pues la humillación del Señor Jesús y su gloria divina son centrales al relato. El calvario nos muestra el juicio de Dios sobre el pecado y la maldad del hombre. Demuestra la justicia de Dios y despliega el sufrimiento extraordinario, la obediencia perfecta y el gran amor del Salvador al asegurar la salvación para los pecadores indignos. Mientras observamos el misterio del sacrificio perfecto del Hijo de Dios hecho en la cruz, nuestros corazones deberían llenarse de profunda humildad, verdadero arrepentimiento por el pecado, fe apasionada y amor agradecido. En este relato del sufrimiento de Cristo lo observaremos: I. En el camino a la cruz II. En la cruz I. EN EL CAMINO A LA CRUZ A. Simón de Cirene es forzado a llevar la cruz Pilato, el juez injusto, finalmente se rindió ante los judíos y sentenció al inocente a la muerte por crucifixión. Allí, ya no hubo una apelación

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más y la sentencia no tardó. Por tanto, se hacen inmediatamente las preparaciones para proceder con la crucifixión. Cuando el Señor Jesús fue vestido con sus propios vestidos nuevamente, le colocaron la pesada cruz sobre sus hombros. Este era un madero vertical con otro cruzado horizontalmente en una ranura. Sobre la parte superior de la cruz, se colocaba la señal que identificaba a la persona ejecutada. El madero vertical no era muy largo, porque era posible alcanzar la boca de la víctima con una caña. Los soldados condujeron a Jesús por el camino al Calvario (Lucas 23:33), lugar que significa “calavera”, probablemente denotando la forma del monte sobre el que se realizaban las crucifixiones. Un soldado está enfrente de él, otro detrás y uno a cada lado, con un centurión que guía el camino.

Después sacarán fuera del campamento el becerro y el macho cabrío inmolados por el pecado, cuya sangre fue llevada al santuario para hacer la expiación, y quemarán en el fuego su piel, su carne y su estiércol. Levítico 16:27

El monte de la Calavera era el lugar donde los criminales eran ejecutados. Estaba cerca de la ciudad (Juan 19:20). Cinco días antes, Jesús había entrado a Jerusalén como Rey. Ahora es considerado inmundo y guiado fuera del campamento, para ser ejecutado más allá de las paredes de la ciudad santa (Levítico 16:27; Hebreos 13:11-12).

Porque los cuerpos de aquellos animales cuya sangre a causa del pecado es introducida en el santuario por el Sumo sacerdote, son quemados fuera del campamento. Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta. Hebreos 13:11-12

Aparentemente la procesión iba demasiado lenta para los soldados, y para ejecutar rápidas la sentencia tomaron a cierto Simón de Cirene que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús (Lucas 23:26). Es posible que Simón haya ayudado a llevar una parte del madero de los hombros de Jesús, aunque también puede ser que llevara toda la cruz.

La leyenda dice que Jesús cayó en la vía dolorosa --el camino del dolor. La verdad de esto no puede ser verificada. La Escritura parece indicar que el Salvador sufriente encontró su cruz insoportablemente pesada. Ningún romano se ofreció para ayudarle y ningún judío vino a auxiliar a Jesús a llevar su pesada cruz.

Cualquiera que haya sido el caso, fue otra experiencia dolorosa para el Salvador comprender que Simón tuvo que ser obligado para servir. A éste [Simón] obligaron a que llevase la cruz (Mateo 27:32). B. Una gran multitud siguió a Jesús Y le seguía gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él (Lucas 23:27). Estas Hijas de Jerusalén (Lucas 23:28) salieron de la ciudad para testificar cómo Jesús era llevado fuera de la ciudad para ser crucificado. Estaban tan afectadas por la escena que empezaron a llorar. Sus lágrimas fueron señales de compasión y piedad. Esta sensibilidad era mucho mejor que la dureza y la crueldad. Sin embargo, estas mujeres mostraron que no entendían el sufrimiento de Jesús. Su piedad realmente aumentó su tormento, porque lo miraban solamente como una víctima desafortunada del odio malicioso de sus enemigos. Ellas estaban muy tristes de ver que Jesús había caído en las manos de sus enemigos y que iba morir. Pensaban que Jesús iba a la cruz en contra de su voluntad.

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Jesús se volvió a estas mujeres, no para agradecerles por su compasión, ni para hablarles palabras duras de reproche. Las corrigió solemne y amorosamente. Había estado en silencio por mucho tiempo. Ahora abre su boca para decir sus últimas palabras a la multitud, representada por estas mujeres que lo seguían. Jesús no les había dado un motivo para que lo compadezcan. Ningún grito de angustia había salido de sus labios. Pero ahora Jesús habla. Refiriéndose a la multitud que llora por su sangre (Mateo 27:25), prevé el futuro de Jerusalén y predice el juicio que vendrá sobre la ciudad en cuarenta años. La muerte de Jesús traerá consecuencias para ellos. Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará? (Lucas 23:31). Las ramas secas serán quemadas en el fuego. Cuando esto suceda será tan terrible que las estériles serán consideradas una bendición y ser cubiertos por la montaña será preferible a la vida. Jesús está completamente consciente de su inocencia. Él es el árbol verde. La multitud es culpable de asesinar a los profetas y de rechazar a su Mesías. Esta gente es el árbol seco. No deben lamentarse por la condición de Jesús, sino llorar por su propia condición. Nosotros tampoco deberíamos lamentarnos por el sufrimiento del Salvador, sino que deberíamos llorar por los judíos, los soldados insensibles y, más que todo, por nosotros mismos. Nuestros pecados también ponen a Jesús sobre la cruz. II. EN LA CRUZ Entre las nueve y las doce de la mañana, la multitud llegó al Calvario. ¡Allí, el Dios Santo es unido a una cruz de madera! Los evangelistas son sobrios en su descripción y usan pocas palabras cuando explican cómo los clavos agudos traspasan las manos y los pies de Jesús. Ellos no dramatizan el sufrimiento. Los escritores del Evangelio expresan que todo lo que se hizo fue cumplido y concordó exactamente con las profecías del Antiguo Testamento. Nada sucedió por casualidad. Nada de lo que pasó iba a acontecer de una manera diferente. A. El cuerpo de Jesús es atormentado La crucifixión es de origen pagano y es extremadamente dolorosa. Se coloca y se asegura firmemente el madero vertical de la cruz en la tierra. Después de ser desvestido, el que va a ser crucificado es colocado sobre la cruz. Las manos y los pies son sostenidos con clavos sobre el madero. Las astillas ásperas del madero lastiman las heridas sangrantes que la persona crucificada ha recibido de los latigazos. Pronto las heridas se infectan. La tensión sobrenatural y la presión fuerzan grandemente las extremidades del cuerpo de modo que los miembros se endurecen. La sangre fluye en la cavidad del pecho y en la cabeza. La fiebre aparece y hace estragos como un fuego a través de todos los miembros del cuerpo y una sed ardiente se desata.

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Bajo los rayos ardientes del sol, la persona crucificada sufre dolores indescriptibles. Es imposible para alguien sentir o describir cómo Cristo soportó la agonía en su cuerpo. Las Escrituras enfatizan que sufrió y sintió estos tormentos horribles estando completamente consciente. Era la costumbre dar a los crucificados una bebida intoxicante, vinagre mezclado con hiel (Mateo 27:34; Marcos 15:23).

Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los poderosos repartirá el botín; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos y orado por los transgresores. Isaías 53:12 Perdona ahora la maldad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia, como has perdonado a este pueblo desde Egipto hasta aquí. Entonces Jehová dijo: --Yo lo he perdonado, conforme a tu dicho. Números 14:19-20 Pero ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros gobernantes. Hechos 3:17 Pero hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta que Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la cual ninguno de los poderosos de este mundo conoció, porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de la gloria. 1 Corintios 2:7-8

Jesús probó esta bebida, pero no quiso beberlo. Él no quería sufrir en un estado de inconsciencia. Durante las seis horas que sufrió sobre la cruz, estaba completamente consciente. Al final, mientras sufría esta agonía, gritó: ¡Tengo sed! (Juan 19:28). Desde que bebió la copa de la comida Pascual, Jesús no había bebido una gota de agua. La agonía del alma que experimentó en Getsemaní había hecho brotar de los poros de su cuerpo gotas de sangre en lugar de sudor. Él había sido hecho para sufrir los tormentos más crueles por Caifás y Pilato. Su sangre quemaba en su cuerpo y su lengua estaba seca, abrasada por la sed. Jesús está deshidratado. La sed, la primera necesidad de un niño recién nacido y la última necesidad del moribundo, es el símbolo de todas las necesidades de su cuerpo. Esta sed lo ha traído al clímax de su sufrimiento. Al haber rehusado la bebida de vinagre y hiel, y al haber soportado el sufrimiento terrible de la sed insoportable, Jesús clamó por el alivio de este dolor con la voz ronca de una garganta reseca. B. La actitud de Jesús durante su sufrimiento La última palabra de Jesús sobre la cruz nos dice algo del sufrimiento de su alma. Las palabras son pocas, sin embargo, están llenas de profundo significado. 1. Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen (Lucas 23:34). Muchos hubieran pedido por venganza, pero Jesús no ofreció resistencia. Él es como un cordero llevado al matadero. ¡Oró por los transgresores (Isaías 53:12) mientras estaba siendo crucificado! ¡Mientras el templo de su cuerpo estaba siendo profanado, él abrió el santuario de su alma para mostrar que estaba lleno de amor! Mostró más que tranquilidad y paciencia. ¡Aquí está el amor perdonador! ¡Jesús ora por sus enemigos que le causaron el dolor más insoportable! Pide que ellos puedan ser perdonados. Está pidiéndole literalmente a Dios que les deje ir, para enviarlos lejos y no ser destruidos directamente por la furia completa de su ira. Un tipo del amor intercesor de Jesús por los pecadores es encontrado en la oración de Moisés por Israel en el Antiguo Testamento (Números 14:19-20). La oración del Salvador incluye a todos los que no saben lo que están haciendo (Hechos 3:17; 1 Corintios 2:7-8). ¿No ablandaría los corazones más duros esta oración de Jesús sobre la cruz? ¿No debería también guiarnos a la reconciliación con los que abusan de nosotros? Si no podemos reconciliarnos con nuestro prójimo, ¿cómo esperamos reconciliarnos con Dios?

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2. De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso (Lucas 23:43). Esta segunda palabra de la cruz es un testimonio del amor salvífico, sorprendente del Salvador. Mientras sufre el dolor más insoportable, no pide la ayuda de doce o más legiones de ángeles que están a su disposición, ¡sino que muestra misericordia! ¿Para quiénes? ¡Para un asesino que es crucificado con él, un ladrón, un estafador, que cometió un asesinato por robar! Uno de estos criminales, en el camino a la condenación, se atreve a blasfemar a Jesús mientras también está sufriendo el dolor más terrible. Este criminal, que ha escuchado a Cristo decir que es el Mesías, reta a Jesús para que demuestre su poder y se libre a sí mismo. ¡Este desdichado miserable que merece el castigo no se humilla, sino que se endurece para burlarse y maldecir a Jesús! El otro asesino reprocha a su compañero de castigo. Mientras que nadie habló una palabra buena en beneficio de Jesús, este asesino se pone del lado de Jesús. Reprende a su compañero que está crucificado con él: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo (Lucas 23:41). Es como si estuviera diciendo: reconoce tu pecado y tu culpa; cree en Cristo; ve en este crucificado a un Rey que está en su camino para reclamar su trono. Humíllate y ora para que él te recuerde en misericordia. ¡Un milagro de gracia ha tomado lugar sobre la cruz! Jesús no respondió la blasfemia, sino que responde al asesino que le ruega su perdón y misericordia. Mientras el Señor sufre está completamente consciente de su poder divino. El Salvador moribundo tiene poder para concederle lo que este delincuente arrepentido desea: la bendición del paraíso, la paz, la gloria y la salvación. Hoy, no mañana o en el futuro distante, tú estarás conmigo, le dice. Mientras estamos juntos en la cruz, ¡tú estarás conmigo después de la muerte! De cierto te digo, son las palabras que expresan que Jesús mismo es quien le da su garantía y seguridad. Aquí vemos cómo un asesino llegó a ser un hijo del Rey. Su arrepentimiento no llegó tarde. Sin embargo, nadie debería demorar la conversión, porque este es uno de los pocos incidentes registrados en la Biblia donde el verdadero arrepentimiento vino a la hora de la muerte. 3. Mujer, he ahí tu hijo (Juan 19:26). Además de los enemigos de Jesús, las mujeres amorosas y Juan, uno de sus discípulos, estaban parados al pie de la cruz. María, la madre de Jesús estaba también allí. Ella no podía permanecer lejos. Ella no llora a gritos, ni tampoco se para ahí retorciéndose las manos. Ella quiere ver y escuchar todo. María es fiel hasta la muerte. ¿Puede el Salvador todavía estar preocupado de sus necesidades? ¿No está completamente absorbido en su batalla terrible contra sus enemigos, el diablo, la muerte y el dolor? ¡Escuche la tercera palabra sobre la cruz! En una forma muy afectuosa, Jesús proclama su amor tierno y cuidadoso. Jesús no olvida a su madre. Incluso en la cruz, ejerció su gran sabiduría al ponerla bajo el cuidado del discípulo amado. Jesús le da a

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Referencias / Notas

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Referencias / Notas

Juan, el discípulo con quien tuvo más intimidad, la labor de cuidar a su madre. ¡Qué panorama recibimos del amor insondable y de la compasión del Salvador! Jesús nunca actuó de otra manera. Él había estado siempre listo para ayudar al necesitado cuando sufría de enfermedad, miseria y dolor. Pero él no se librará a sí mismo de su sufrimiento. Rehusó hacer lo que era capaz de hacer. El sufriente agonizante, cuyo cuerpo es torturado, está pagando por los pecados de los que son suyos, los pecadores que están esclavizados a sus placeres pecaminosos. Motivado por un amor insondable, sufrió los tormentos más grandes para que los pecadores sean sanados de su gran enfermedad del pecado y sean librados de los tormentos agonizantes del infierno. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; (...) él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados (Isaías 53:4, 5). C. El alma de Jesús es atormentada El sufrimiento de su alma fue más grande que el sufrimiento de su cuerpo sobre la cruz. El Señor fue hecho pecado. La cruz es el símbolo del pecado. Los romanos no conocían una vergüenza más grande que la muerte por crucifixión. Esta sentencia no se administraba a los ciudadanos romanos. Cuando Verres fue culpable de crucificar a los romanos, Cicerón, el más grande orador de Roma, dijo: Es un delito atar a un ciudadano romano, es una mala acción azotarle, es un fratricidio matarle, pero ponerle en una cruz, ¡para eso la palabra correcta aún no ha sido encontrada todavía! Solamente los esclavos rebeldes, los salteadores, los extorsionadores y los asesinos eran sentenciados a la crucifixión. Jesús fue traicionado por el precio de un esclavo común y fue sentenciado a morir como un esclavo común y corriente que fue atrapado en un acto deshonroso. Todo obró junto para aumentar la vergüenza y la ofensa de la muerte de Jesús. 1. Jesús es crucificado entre dos ladrones, uno a su derecha, y el otro a su izquierda (Marcos 15:27).

Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los poderosos repartirá el botín; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos y orado por los transgresores. Isaías 53:12

El lugar que se le asigna públicamente proclama que pertenece a la clase de los criminales. ¡Es ubicado en la mitad como si se tratara del más innoble de ellos… su líder! De esta forma las Escrituras son cumplidas: y fue contado con los pecadores (Isaías 53:12; Marcos 15:28). 2. Los soldados repartieron entre sí sus vestidos (Mateo 27:35; Juan 19:23-24). Antes de crucificarlo, las manos ásperas de los soldados desgarraron los vestidos de Jesús. Era común que los verdugos hacían uso de los objetos de valor de sus víctimas para recompensarse a sí mismos por su servicio vil. Los sentenciados a la crucifixión no podían reclamar ningún derecho. ¡Jesús fue expuesto a esta indignidad final! Los soldados dividieron los vestidos de Jesús en cuatro partes: la cubierta de la cabeza, el cinto, los zapatos y la capa. Sería muy vergonzoso para Jesús que cortaran su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo (Juan 19:23). Todos ellos querían esta

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túnica, pero solamente uno podía llevársela. Por tanto, insensibles como eran, echaron suertes por la túnica que estaba cubierta con la sangre de Jesús. Ellos prestaron más valor a la capa que al cuerpo del Redentor divino que había usado la capa. Ni siquiera esperaron a que él muriera. Mostraron simplemente que no le tenían respeto. Jesús observa este acto cruel. La ropa le provee al hombre de dignidad. Jesús fue despojado de toda su dignidad mientras colgaba desnudo sobre la cruz. Tuvo que ganar el derecho para que los creyentes sean vestidos honorablemente y así sean capaces de pararse con agradecimiento delante del trono de Dios, vestidos con las ropas de la justicia de Jesús (Apocalipsis 7:9, 14). 3. Sobre su cabeza es colocado un título, acusando a Jesús de su crimen. El título fue escrito en tres idiomas: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS (Juan 19:19). Esta señal fue designada para ridiculizarlo. Pilato quería mostrar su desprecio por los judíos y burlarse de Jesús. Un rey sobre una cruz, ¡qué rey! ¡El proscrito más bajo que estaba presente en el Calvario era mejor que Jesús! Los sacerdotes no tomaron bondadosamente esta afrenta. Ellos se ofendieron y quisieron cambiar el título (Juan 19:21), pero Pilato rehusó. Había recobrado algo de su valor para actuar fuertemente contra los judíos. Desconocido para Pilato, sin embargo, ¡esta afrenta era un título de honor! El rechazo de su pueblo no anulaba de ninguna manera el derecho de Jesús para el título de Hijo de David, aunque esto significaba su destrucción. Mientras sufría la agonía de la cruz, Jesús fue severamente ridiculizado y sufrió la humillación más profunda. Mientras oraba, fue maldecido. La multitud que al principio observaba a Jesús silenciosamente cambió su comportamiento en burla. Su observación cambió en actuación, y su silencio, en palabras. Ellos hablaron para ridiculizarlo. Casi todos los espectadores tomaron parte en este deporte diabólico: los caminantes casuales, los sacerdotes y los escribas, los ancianos y los fariseos, los soldados e incluso los ladrones. Al principio los dos ladrones tomaron parte en la burla de Jesús (Mateo 27:44; Marcos 15:32), pero más tarde uno vino al arrepentimiento (Lucas 23:39). Todos se mofaron de Jesús. La más vil de las acusaciones era que acusaban a Jesús de confiar en Dios en vano: Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de Dios. (Mateo 27:42-43). Sus palabras fueron una tentación de Satanás. Si Jesús se hubiera rendido a estas provocaciones, las consecuencias hubieran sido desastrosas. Pero, nosotros debemos recordar quién está siendo maltratado tan grandemente. ¡Él es el Hijo Unigénito de Dios, quien es adorado por todos los ángeles del cielo! ¡Sólo él es digno de todo honor en el cielo y en la tierra! Antes que el mundo era, el Padre le había vestido de gloria. ¿Cómo acepta Jesús esta burla? La mayoría de las personas explotan en ira cuando su buen nombre es abusado y amenazan con matar cuando son maltratados. Pero el Señor Jesús no se venga. Él no expresa ningún reproche, tampoco palabra de maldición sale de sus

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Referencias / Notas

Después de esto miré, y vi una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas. Estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas y con palmas en sus manos. (…) Yo le dije: “Señor, tú lo sabes”. Él me dijo: “Estos son los que han salido de la gran tribulación; han lavado sus ropas y las han blanqueado en la sangre del Cordero. Apocalipsis 7:9, 14

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Referencias / Notas

Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como un cordero fue llevado al matadero; como una oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, no abrió su boca. Isaías 53:7 Si alguien ha cometido algún crimen digno de muerte, y lo hacéis morir colgado en un madero, no dejaréis que su cuerpo pase la noche sobre el madero; sin falta lo enterrarás el mismo día, porque maldito por Dios es el colgado. Así no contaminarás la tierra que Jehová, tu Dios, te da como heredad. Deuteronomio 21:22-23 Cristo nos redimió de la maldición de la Ley, haciéndose maldición por nosotros (pues está escrito: “Maldito todo el que es colgado en un madero”). Gálatas 3:13 Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia. ¡Por su herida habéis sido sanados! 1 Pedro 2:24 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros seamos justicia de Dios en él. 2 Corintios 5:21

labios. No amenaza ni reprende. No abre su boca, sino que está en silencio, como una oveja ante sus trasquiladores (Isaías 53:7). ¿Por qué permite Jesús que lo atormenten? ¡Debido a lo grande de nuestros pecados! Somos dignos de ser atormentados. ¡El sustituto de los pecadores escogió intercambiar su posición de honor por esta humillación profunda para obtener la salvación para los pecadores! Escogió sufrir voluntariamente, y temporalmente se mantuvo en silencio. De lo contrario, hubiéramos tenido que sufrir eternamente. 4. Jesús llegó a ser maldito por Dios. La amargura profunda del sufrimiento del Salvador no fue por la mano del hombre, sino por la mano de Dios. Él sufrió su humillación más profunda en la muerte maldita de la cruz. Para los judíos la crucifixión era mucho más humillante que para los gentiles. Los romanos consideraban la muerte por crucifixión como una muerte humillante y extremadamente agonizante, pero para los judíos significaba además el ser declarado maldito por Dios. Para ellos esta significaba experimentar la medida completa de la ira de Dios sobre el pecado y ser rechazado por Dios mismo. Por tanto, la muerte de Cristo sobre la cruz significó que la sentencia completa de la justicia de Dios descansó sobre él (Deuteronomio 21:22-23; Gálatas 3:13). Sobre la cruz Jesús estuvo colgado entre el cielo y la tierra, simbolizando que no era digno de ninguno. Fue rechazado y escarnecido tanto por el cielo como por la tierra. Estuvo colgado como el sustituto de los pecadores malditos. Por tanto, los pecadores son invitados a mirar al que llevó nuestro pecado en su propio cuerpo (1 Pedro 2:24). Por nosotros se hizo pecado, al que no conoció pecado (2 Corintios 5:21). ¡El odio de Dios por el pecado es tan perfecto que ni siquiera perdona a su propio Hijo! El Padre lo desechó, escondiendo su favor de Él. Esto se muestra cuando vino la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena (Marcos 15:33). Al mediodía (para los judíos el día empezaba a las seis en punto de la mañana) los rayos del sol desaparecieron súbitamente. El horror de esta oscuridad es expresada en la cuarta palabra de Jesús sobre la cruz: Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? (Marcos 15:34). Cuando Jesús nació, la gloria del Señor fue visible sobre la tierra y los cantos de los ángeles llenaron el aire. Pero ahora por tres horas la oscuridad cubrió la tierra y el Padre permaneció en silencio. El sufrimiento de Cristo había tomado proporciones inmensurables. El infierno estaba listo para devorarle. ¡Él fue abandonado por Dios! No podemos comprender este sufrimiento. El Catecismo de Heidelberg (Respuesta 44) afirma que Jesús descendió al infierno, tratando de mostrar el sufrimiento infernal que el Salvador experimentó sobre la cruz. Así es como las palabras, ¡No se haga mi voluntad sino la tuya, se cumplieron! Esta es la voluntad del Padre. ¡Abraham una vez dio a su hijo a Dios, pero Dios dio a su Hijo a los impíos! Esto no fue en vano. El mediador, que tomó el lugar de los pecadores, es abandonado por Dios

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para que nosotros podamos ser aceptados por Dios y nunca seamos abandonados nuevamente por él.

Referencias / Notas

Las nuevas de gozo deben ser proclamadas: ¡hay paz mediante la sangre de Jesús derramada sobre la cruz! Debido a esta gracia, los pecadores que son lavados por la sangre de Jesús reciben el perdón de los pecados y son restaurados en la comunión con Dios. ¡Cuán necesario es creer en él (Juan 3:16) y odiar el pecado con un odio perfecto! Muchos que observaron el misterio del sufrimiento incomprensible de Jesús y su amor insondable por los pecadores, no recibieron el beneficio de eso.

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De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. Juan 3:16

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Referencias / Notas

LECCIÓN

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JESÚS MUERE Y ES ENTERRADO Textos de referencia: Mateo 27:48-66; Marcos 15:36-47; Lucas 23:45-56; Juan 19:28-42 Versículo para memorizar Y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades. Apocalipsis 1:18 INTRODUCCIÓN Al final de las siete semanas, período comúnmente llamado Cuaresma, está el Viernes Santo. En este día la Iglesia conmemora que Cristo dio su vida en la muerte expiatoria. En esta lección trataremos el sufrimiento final, muerte y sepultura del Salvador. Nos enfocaremos, por tanto, en: I. La muerte de Jesús II. El entierro de Jesús I. LA MUERTE DE JESÚS A. El sufrimiento final de Jesús El gran evento de la muerte de Jesús tomó lugar en la noche del viernes antes de la Pascua, antes que el día terminara. El Calvario se había vuelto el lugar más importante sobre la tierra. La tarde había sido terrible. Por tres horas hubo oscuridad, no debido a un eclipse de sol sino por la intervención especial de Dios. El silencio sobre el monte de la vergüenza fue solamente interrumpido por el gemido de los dos que fueron crucificados con Jesús. Uno de ellos, luchaba con los aguijones de la muerte y el otro suspiraba por el paraíso prometido. En este punto el varón de dolores se quejó con las terribles palabras: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Después de la angustia terrible del alma, es vencido por la agonía terrible del sufrimiento físico. Esto fue escrito con antelación en la Es-

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critura y según el consejo de Dios. Cristo sobrellevó este sufrimiento propiciatorio y expiatorio para ser el sustituto de los pecadores. Además de este sufrimiento ocurrió algo más: en mi sed me dieron a beber vinagre (Salmo 69:21).

Referencias / Notas

El Señor Jesús conoce que la meta final está cerca. En cumplimiento de la Escritura, él hace una petición y habla la quinta palabra sobre la cruz: Tengo sed (Juan 19:28). Su petición es en algo satisfecha, aunque debe soportar otra vez la burla (Marcos 15:36). Sin embargo, no se le niega la bebida. Una esponja es empapada en vinagre (una mezcla de vinagre y agua, un común calmante de la sed para los soldados), colocada en un hisopo (un palo) y traída a los labios de Jesús. Él toma un poco del líquido ácido y ahora tiene la fortaleza para dar el grito de victoria: ¡Clamando a gran voz: Consumado es! Las últimas palabras habladas por Cristo sobre la cruz siguen inmediatamente: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu (Juan 19:30; Lucas 23:46). En el momento exacto en que el sacrificio de la tarde era realizado en el templo, Jesús inclinó su cabeza y entregó su espíritu. B. Jesús murió realmente En este punto, debemos estar seguros de afirmar que Jesús realmente murió. Todo el Evangelio depende de la realidad de su muerte. Si él no hubiera muerto realmente, no podría haber resucitado. Las Santas Escrituras testifican enfáticamente que la muerte de Jesús no fue fingida. El Salvador no sólo colgó sobre la cruz, sino que también murió sobre ella. Después de la hora novena, su cuerpo ya no fue la morada de su espíritu. Su cuerpo colgó de la cruz sin sentimientos, sin movimiento y vacío de vida. Las manos y los pies clavados ya no palpitaban ni dolían. Algunas veces tomaba mucho tiempo para que una persona crucificada muriera. La muerte sobre la cruz era lenta y dolorosa. Se ha conocido de personas que estuvieron crucificadas por algunos días antes de que la muerte les sobreviniera. Con el propósito de que los crucificados no permanecieran en la cruz el Sábado, los judíos quisieron apresurar la muerte (Juan 19:31; Deuteronomio 21:23) quebrando sus piernas. Con una barra o martillo se quebraba la rodilla y la tibia, lo que causaba un sangrado masivo que traía la muerte inmediata. Pilato accedió a esta petición y sus soldados llevaron a cabo este trabajo repulsivo sobre los dos ladrones crucificados. Para Jesús esto no fue necesario. Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas (Juan 19:33). Además, las condiciones para el cordero Pascual fueron reunidas en cada detalle: no quebraréis hueso suyo (Éxodo 12:46). Para asegurarse de que Jesús estaba muerto, uno de los soldados le abrió el costado con una lanza. Esta mutilación vergonzosa no causó la muerte de Jesús, sino que provocó que su corazón se rompa, porque al instante salió sangre y agua. Juan afirma que él mismo vio esto con sus propios ojos (Juan 19:34-35). Este incidente señala a

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“… No dejaréis que su cuerpo pase la noche sobre el madero; sin falta lo enterrarás el mismo día, porque maldito por Dios es el colgado”. Así no contaminarás la tierra que Jehová, tu Dios, te da como heredad. Deuteronomio 21:23

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Referencias / Notas

Pero sobre la casa de David y los habitantes de Jerusalén derramaré un espíritu de gracia y de oración. Mirarán hacia mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por el hijo unigénito, y se afligirán por él como quien se aflige por el primogénito. Zacarías 12:10 Estuve muerto, pero vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades. Apocalipsis 1:18 En tu mano encomiendo mi espíritu; tú me has redimido, Jehová, Dios de verdad. Salmos 31:5 Sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora. Romanos 8:22

una profecía antigua (Zacarías 12:10). Estaban sorprendidos de que Jesús haya muerto tan pronto. Pilato no permitió la sepultura hasta que estuvo seguro de la muerte de Jesús y fue oficialmente informado por el centurión (Marcos 15:44-45). Además, todas las acciones que circundan la muerte de Jesús probaron que él murió verdaderamente (Apocalipsis 1:18). C. La muerte de Jesús fue totalmente única El Señor Jesús murió antes que los otros dos crucificados. ¿Por qué más rápido? Ciertamente no porque haya sido vencido pasivamente por el poder de la muerte. Él había dado su espalda para el flagelamiento, su cabeza para llevar una corona de espinas, sus manos y pies para ser penetrados por los clavos, la sangre fluía de sus heridas, y estaba acosado por la fiebre. Finalmente ya no pudo soportar más. Pero no, Jesús no colgó sobre la cruz débil e impotente, sin sentido e inconsciente. Él sufrió consciente y amargamente. Sus últimas palabras fueron expresadas en voz alta y con poder. Él murió completamente consciente, con palabras de la Escritura en sus labios, refiriéndose al Salmo 31:5. Su cabeza no se inclinó convulsivamente, sino que la reclinó sobre su pecho. Su espíritu no abandonó su cuerpo cansado y esforzado contra su voluntad, sino que lo entregó en las manos de su Padre. La muerte no lo venció como una consecuencia no deseada o como una sorpresa, sino que él voluntariamente puso su vida y permitió que la muerte lo tomara. Jesús murió porque así lo quiso. Buscó conscientemente la muerte para luchar y derrotar a este monstruo y triunfar sobre este. El Señor llegó a ser como nosotros en todas las cosas sin excepción, incluyendo en la muerte. Pero Cristo fue también diferente de nosotros. Las señales que acompañaron su muerte única, lo testifican. La tierra se movió. El temblor de tierra era como si la creación estuviera gimiendo (Romanos 8:22). Como resultado las rocas se partieron. También pensemos en la respuesta del centurión y de los que estaban con él (Mateo 27:54; Lucas 23:47). La dureza se transformó en desmayo. Ellos habían visto muchas cosas cuando tenían que llevar a cabo la justicia impuesta por las autoridades romanas, pero nunca habían visto una cosa como esta. Fueron profundamente tocados por el poder extraño de esta muerte, pues temieron en gran manera dice la Escritura. El centurión hizo la declaración de glorificación a Dios: Verdaderamente este hombre era justo; Verdaderamente este era Hijo de Dios (Mateo 27:54; Lucas 23:47). Todos los observadores estaban conmovidos (Lucas 23:48). Su burla se detuvo y volvían golpeándose el pecho (Lucas 23:48) en señal de lamento, autoacusación y conmoción. Profundamente impresionados por la evidencia del poder sobrenatural, ellos dejaron el monte del juicio. D. La muerte del Salvador fue indispensable Jesús quiso morir porque sabía que debía hacerlo. Frecuentemente la sexta palabra en la cruz: ¡consumado es!, se la entiende erróneamente. Este es el grito triunfal del Príncipe Emmanuel que de

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ninguna manera intentó mostrar que al final de las tres horas de oscuridad su sufrimiento había terminado y que el fin inevitable había llegado. Si hubiera sido así, la muerte y la sepultura habrían sido una extensión más o menos innecesaria de su sufrimiento. Más bien lo opuesto es verdadero. La muerte de Jesús no fue sin significado. Su muerte aumentó su humillación y sufrimiento.

Referencias / Notas

Consideremos lo siguiente: la muerte tiene el poder terrible de traer separación, destrucción y devastación, porque toma la posesión más preciosa del hombre: la vida. Todo el que nace tiene la semilla de la muerte en su cuerpo y tiene un temor de morir. Jesús es el Hijo de Dios. Siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios (Filipenses 2:6). Sin embargo, debía morir en la semejanza de un siervo. Esto fue necesario debido al pecado, porque la paga del pecado es la muerte (Romanos 6:23). El hombre había tratado de ser igual a Dios y aspiraba una corona y un trono. Eso le costó la vida a Cristo, porque actuó como el sustituto de su pueblo culpable, llevó el castigo del pecado. Él no podía ser un Salvador completo a menos que llevase el castigo completo por el pecado. Esa es la razón por la cual el rescate que debía ser pagado era su vida.

Él, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse Filipenses 2:6

La justicia y la verdad de Dios demandan esto (Catecismo de Heidelberg, Respuesta 40). La verdad de Dios debe ser mantenida cuando su autoridad es amenazada (Génesis 2:17) y las ordenanzas del Antiguo Testamento, especialmente los sacrificios que señalaron a Cristo, deben ser cumplidos. El cordero sacrificial no podía traer expiación solamente al rendir su vida; este también debía morir. Sin el derramamiento de sangre, no hay propiciación por el pecado.

Pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás”. Génesis 2:17

La justicia de Dios demanda apaciguamiento. El pecado nos hace culpables delante de Dios y la culpa demanda castigo. Esta culpa no puede ser pagada de ninguna manera sino solamente por la muerte del Hijo de Dios. La justicia de Dios es vindicada por la muerte del Mediador. Esta acción es demandada por el Juez Altísimo: Me has puesto en el polvo de la muerte (Salmo 22:15). La salvación no es posible sin hacer la paz con Dios. No hay paz sin reconciliación, ni reconciliación sin expiación; ni expiación sin propiciación; y no hay propiciación sin un sacrificio perfecto. El significado de la sexta palabra en la cruz es que todo lo predicho por profecía y simbolizado por las ordenanzas ceremoniales se cumple por la condenación justa y el sufrimiento sobre la cruz. La muerte sacrificial de Cristo tiene poder expiatorio verdadero. La muerte de Jesús no fue un sueño pacífico, sino la ira de Dios y la demanda de la satisfacción de la justicia de Dios. La muerte de Cristo no fue una entrada al descanso para él mismo, sino la última batalla con los poderes de destrucción, con Satanás, que tiene el poder de la muerte y hiere el calcañar de la simiente de la mujer (Génesis 3:15). El deseo absoluto de Jesús para entrar a la muerte es el arma con la que obtuvo expiación completa por el pecado y la culpa, y da a su sacrificio valor infinito. Él se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte de cruz (Filipenses 2:8).

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Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú la herirás en el talón. Génesis 3:15 Más aún, hallándose en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Filipenses 2:8

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Referencias / Notas

E. La muerte de Jesús trajo redención ¡La muerte de Jesús trajo redención y esto debe ser predicado! Su sacrificio no fue en vano. El Salvador no tuvo que morir por sus propios pecados, porque él es santo. Por tanto, esto puede ser aplicado a todos los que creen en él. Su muerte trae vida. “Mi Salvador dio su vida por mi”. Su sangre liberta a los pecadores dignos del infierno y los hace perfectamente limpios. ¡Tenemos un Salvador todopoderoso! En el Calvario escuchamos las buenas nuevas del Evangelio glorioso: ¡paz mediante la sangre de la cruz! Es importante para nosotros observar las señales registradas en la Escritura que acompañan a la muerte de Cristo (Mateo 27:51-53). Estas son muy significativas: El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El velo cerraba el acceso al santuario. Dios habitaba entre Israel, pero el acceso directo no era permitido. Solamente el sumo sacerdote podía entrar con la sangre de la expiación en el gran Día de la Expiación.

Por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne. Hebreos 10:20 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Hebreos 4:16 De cierto, de cierto os digo que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo, pero si muere, lleva mucho fruto. Juan 12:24 Porque el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la Ley. 1 Corintios 15:56

Estas sombras han pasado ahora. El Señor mismo actúa, de tal forma que ahora hay entrada por el camino nuevo y vivo (Hebreos 10:20), un camino que Jesús ha abierto con su sangre. ¡Vengamos confiadamente al trono de la gracia! (Hebreos 4:16). Muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron. Es claro que la muerte de Jesús llegó a ser la entrada a una nueva vida. El poder liberado en su muerte es la evidencia. Las tumbas fueron abiertas, ¡esto simbolizó su propia salida de la tumba! La muerte de un grano de trigo lleva fruto (Juan 12:24). La muerte de Cristo cambia la muerte de los creyentes. En su muerte, ellos pueden tener comunión con Cristo. Con él y mediante su poder debemos morir al pecado (Catecismo de Heidelberg, Respuestas 42 y 43). La muerte fue derrotada y ha perdido su aguijón (1 Corintios 15:56). ¿Puede usted satisfacer la justicia de Dios? ¡Por supuesto que no! Mire al Calvario y vea el juicio sobre el pecado. Cuando pecar llegue a ser fácil y atractivo, recuerde la cruz. No rechace el amor de Cristo; nada puede reemplazarlo. Él clamó: ¡Consumado es! Nada puede ser añadido, y nada necesita ser añadido. La cosa más importante es que los pecadores, sean jóvenes o viejos, vengan a la fe en el Salvador y puedan decir: ¡Consumado es también para mí! II. EL ENTIERRO DE JESÚS A. Los amigos de Jesús le dan un entierro amoroso Cuando el Señor Jesús murió, llegó el momento para que sus discípulos reaparezcan y realicen sus labores de amor. Hay algo muy hermoso en la manera en que Jesús fue sepultado. Era muy inusual que una persona crucificada reciba una sepultura honorable. Usualmente los restos de los cuerpos muertos eran enterrados en el lugar del juicio. Se contaba que con los impíos sea su sepultura y que él, con los ladrones, sería enterrado en el lugar de los muertos,

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pero en lugar de eso, con los ricos fue en su muerte (Isaías 53:9). El entierro de Jesús fue realizado con dignidad, respeto y con gran cuidado. Los amigos secretos salieron a la luz. Los temerosos se hacen valientes. Primero, José de Arimatea, miembro noble del concilio, que también esperaba el reino de Dios, vino, pero secretamente por miedo de los judíos (Marcos 15:43; Lucas 23:50; Juan 19:38). Él era un miembro del Sanedrín y era rico. Este consejero no había consentido en el acuerdo ni en los hechos de ellos (Lucas 23:51) para planear la muerte de Jesús. Ahora su amor quita todo temor. Él entró osadamente a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús (Marcos 15:43). Pilato consintió a sus deseos. El cuerpo muerto fue bajado de la cruz con mucho cuidado y respeto. José poseía un lugar para sepultarlo cerca del Calvario en el cual aún no se había puesto a nadie. Este no era solamente una cueva, sino un sepulcro abierto en una peña (Lucas 23:53). Después que se envuelve el cuerpo en una sábana (Marcos 15:46), de un material muy costoso, es puesto cuidadosamente sobre una cama de piedra. Nicodemo está también presente. Él había venido a Jesús por la noche y más tarde lo había defendido tímidamente (Juan 7:50-52). Ahora aparece valientemente. No puede resistir el amor tierno que constriñe su corazón. Trae sus bienes para honrar a Jesús en la muerte. Mírenlo trayendo especias para preparar el cuerpo de Jesús, un compuesto de mirra y de áloes, ¡como cien libras! (Juan 19:39). La mirra es un aceite de olor penetrante, un ingrediente usado en el aceite sagrado (Éxodo 30:23). El áloe es una madera de olor dulce. Se mezclaba ambas especies en forma de polvo para esparcirlas sobre las vendas. Muchas mujeres había estado presentes en el Calvario y a la distancia miraban calladamente lo que estaba sucediendo. Ellas habían seguido a Jesús desde Galilea para servirlo, pero en el monte de la crucifixión estuvieron impotentes mientras observaban (Mateo 27:55; Lucas 23:49). Algunas se unieron a la pequeña procesión y unas pocas de estas discípulas vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo (Lucas 23:55). Ellas permanecieron fieles hasta la muerte e hicieron planes para regresar después del día de reposo para completar la preparación temporal del cuerpo envuelto con vendas de su amado Jesús. Finalmente, se coloca una gran piedra a la entrada del sepulcro (Mateo 27:60). B. El cuerpo de Jesús yace en la tumba Aunque la sepultura de Jesús es conmovedora, no quita el hecho de que esta es parte de su humillación. Los enemigos de Jesús no dejan de burlarse de él, aún cuando está en la tumba. Su odio y temor emergen nuevamente al día siguiente de la muerte de Jesús. Sin embargo, esto no es de gran importancia. Incluso las preparaciones del entierro no pueden cancelar el juicio que es representado en la tumba. La tumba es parte de la paga del pecado. La muerte no solamente corta la respiración del hombre, sino también lo condena a la tierra, a volverse polvo, después que él muere. Debido al pecado, el

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Referencias / Notas

Se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte. Aunque nunca hizo maldad ni hubo engaño en su boca. Isaías 53:9

Les dijo Nicodemo, el que vino a él de noche, el cual era uno de ellos: --¿Juzga acaso nuestra Ley a un hombre si primero no lo oye y sabe lo que ha hecho? Respondieron y le dijeron: --¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado un profeta. Juan 7:50-52 Tomarás especias finas: de mirra excelente, quinientos siclos, y de canela aromática, la mitad, esto es, doscientos cincuenta; de cálamo aromático, doscientos cincuenta. Éxodo 30:23

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

Porque no dejarás mi alma en el seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción. Salmo 16:10 Descansarán en sus lechos todos los que andan delante de Dios. Isaías 57:2 Así también sucede con la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. 1 Corintios 15:42

cuerpo debe primero ser escondido en la oscuridad de la tierra: Polvo eres, y al polvo volverás (Génesis 3:19). Aunque el Unigénito de Dios no vio corrupción (Salmo 16:10), sin embargo el hedor de la condenación persiste en su tumba. El Señor, sustituto perfecto, no fue librado de esta humillación, pero de aquí viene una bendición gloriosa a todos los que lo aman. Jesús santificó las tumbas de su pueblo y les prepara camas donde los justos puedan descansar (Isaías 57:2) y los cambia en campos fértiles para sembrar la semilla incorruptible para el día de la resurrección (1 Corintios 15:42). Él mira sobre su polvo y un día los levantará incorruptibles. Por tanto, en la tumba abierta, los creyentes pueden elevar un canto de esperanza. El paso final de la historia del sacrificio del Cordero de Dios contiene un Evangelio rico y completo, porque aquí Dios confirmó tanto su amor como su justicia. Nuestra oración e instrucción debe ser: estar reconciliado con Dios, porque al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros seamos justicia de Dios en él (2 Corintios 5:21).

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Referencias / Notas

LECCIÓN Título:

LA RESURRECCIÓN DE JESÚS Textos de referencia: Mateo 28:1-15; Marcos 16:1-8; Lucas 24:1-11 Versículo para memorizar Primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras. 1 Corintios 15:3-4 INTRODUCCIÓN Después de la sombría semana de la pasión, vino la fiesta gozosa de la Pascua. ¡Cristo ha resucitado! ¡Qué bendición que podamos traer estas buenas nuevas de gozo! El Cordero de Dios que fue sacrificado es también el León de Judá que triunfó. Después de la noche oscura del sufrimiento de Jesús, vino la luz del día cuando resucitó de la muerte. La Pascua es una fiesta de gozo para la Iglesia de Cristo, en un mundo en el cual la muerte parece prevalecer. Consideraremos la resurrección de Cristo mirando: I.

Los eventos de la Pascua

II. La gloria de la Pascua III. La bendición de la Pascua I.

LOS EVENTOS DE LA PASCUA

Cada uno de los evangelistas relata las circunstancias a su manera. Lo que uno menciona, otro lo pasa por alto. Por tanto, sus relatos deben ser comparados cuidadosamente para obtener un entendimiento completo de lo que realmente sucedió. Lo que es muy significativo es que ninguno de ellos da una descripción del evento mismo de la resurrección. El amanecer del día de la resurrección es ocultado. Es interesante notar que hay una conexión, una armonía significativa, entre el nacimiento y la resurrección de Cristo. En los dos eventos se

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Referencias / Notas

manifiesta un gran poder: los ángeles son los primeros heraldos, el gozo es experimentado por los que tienen fe y el enemigo se asusta. Las circunstancias que rodean los dos eventos son descritas ampliamente, pero del evento mismo no hay descripción. Uno podría preguntarse si la resurrección es posible. ¿Puede lo incomprensible ser comprendido? Por tanto, no debemos fantasear en estos temas. Esto es lo que sabemos y aunque no podemos explicar cómo ocurrió, la resurrección es un evento verdadero. Este es el punto principal y los eventos circundantes enfatizan la realidad de la resurrección. A. La aparición del ángel

Al día siguiente, que es después de la preparación, se reunieron los principales sacerdotes y los fariseos ante Pilato y le dijeron: --Señor, nos acordamos que aquel mentiroso, estando en vida, dijo: “Después de tres días resucitaré”. Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos de noche, lo hurten y digan al pueblo: “Resucitó de entre los muertos”. Y será el último engaño peor que el primero. Pilato les dijo: --Ahí tenéis una guardia; id, aseguradlo como sabéis. Entonces ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia. Mateo 27:62-66

Los enemigos de Jesús no estuvieron satisfechos hasta que pusieron guardias en el sepulcro y se colocó un sello sobre la piedra que protegía la entrada a la tumba (Mateo 27:62-66). Sus palabras y acciones indicaban una inquietud secreta, una enemistad amarga y una necedad patética. ¿Quién se atrevería a retar a los guardias? Ellos no van a ser atacados por los discípulos. Pero ¡allí viene un ángel! Cuando es todavía oscuro, antes del amanecer, de pronto un ángel del Señor aparece en el jardín de José. Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. Su llegada causó que la tierra se sacuda en sus fundamentos, porque hubo un gran terremoto (Mateo 28:2, 3). El ángel no se perturba por los guardias y el sello. Con su mano poderosa, el ángel hace rodar la piedra lejos de la entrada y como señal de victoria se sienta sobre ella. ¿Por qué hace eso? Para honrar a Jesús. Mientras tanto, Cristo ha resucitado de la tumba como el Príncipe de la vida, que no puede ser retenido por el poder de la muerte. Como el siervo da tributo al rey al abrir la puerta, así este guardia de honor da homenaje a su gobernador. B. La actitud de los guardias Los eventos circundantes a la resurrección siguieron uno tras otro con la velocidad del rayo. ¿Obstruirían los guardias al ángel? Ellos ni siquiera tienen tiempo de pensarlo porque están paralizados de miedo. Estaban en un estado de conmoción y se quedaron como muertos (Mateo 28:4). ¡No es de extrañar! Tan pronto como pudieron, dejaron el escenario. Unos fueron a los sacerdotes principales que los habían comisionado para decirles todo lo que había sucedido. ¡Qué impresión! ¿Este hombre, a quien ellos juzgaron de ser un “engañador”, habló la verdad después de todo? El cielo mismo confirmó las palabras de Jesús. El enemigo más amargado tuvo que reconocerlo. ¡Si solamente ellos no se hubieran resistido! Pero no, ellos no quisieron hacer eso. Su odio ciego los condujo a tomar medidas extremas. Ellos conocían la verdad, pero preferían conservar la mentira.

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Jesús, otra vez, es la razón para convocar a una nueva reunión, pero esta es muy diferente a la realizada la noche del jueves. Ahora ellos están dispuestos a pagar mucho dinero para cubrir la verdad y cerrar la boca de los guardias. Además, la deserción de los guardias llegaría a los oídos del gobernador, por lo cual ellos prometieron a los soldados, nosotros le persuadiremos de que ustedes no son culpables. Los guardias inconscientes permiten el soborno para divulgar una mentira repugnante y necia. La codicia ahoga la verdad, la enemistad conquista el miedo y la indiferencia conduce a la vergüenza. Un pecado sigue al otro. Los judíos creyeron la mentira porque prefirieron la oscuridad antes que la luz (Mateo 28:12-15). Oponerse a la verdad es un pecado terrible. Primero, ellos trataron por todos los medios de mantener a Jesús en la tumba y cuando eso probó ser imposible, hicieron de todo para esconder la realidad de la resurrección. Pero fue imposible, porque el Señor se aseguró de que la resurrección llegue a ser conocida y proclamada. C. Las mujeres que siguieron a Jesús El pequeño grupo de mujeres que siguieron a Jesús durante su sufrimiento todavía no sabían nada de lo sucedido en el jardín. Allí estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, Salomé, la madre de Juan y Santiago, y las demás, cuyos nombres no están registrados (Mateo 27:56; Marcos 16:1; Lucas 8:3; 24:10). Ellas eran de trasfondos muy diferentes, cada una tenía su propia historia. Algunas tenían posiciones prominentes y otras se mantenían en el anonimato, una cosa las unía: sin excepción, ellas se conocían a sí mismas por estar unidas estrechamente al Salvador y, por tanto, estaban unidas entre sí. Todas compartían la misma gracia y formaban un grupo íntimo. Estas mujeres eran discípulas verdaderas de Jesús. La muerte de su maestro sobre la cruz había sacudido profundamente su fe, pero su amor no podía ser apagado. El día que Jesús murió, fueron a ver su tumba en el sepulcro y miraron de cerca las actividades de José y Nicodemo. El día de reposo descansaron, conforme al mandamiento (Lucas 23:56). Pero cuando pasó el día de reposo (Marcos 16:1), compraron rápidamente algunas especias y las alistaron, como era la costumbre, para preparar el cuerpo de su amado fallecido. Ellas no podían detener a la muerte, pero al ungir el cuerpo de Jesús quisieron prevenir su rápida deterioración. Cuando llegó la mañana siguiente (nuestro domingo), ellas salieron muy temprano al jardín de José a ver el sepulcro (Mateo 28:1). Marcos añade: para ir a ungirle (Marcos 16:1). Siendo aún oscuro (Juan 20:1), al amanecer, era todavía muy temprano (Mateo 28:1; Lucas 24:1), pero ellas no podían esperar. Llevaban las especias a la tumba con sus corazones llenos de recuerdos de Jesús. Aquellas especias eran los símbolos de un amor tierno y fiel, pero también eran evidencia de su falta de conocimiento. Aparentemente, ellas no tenían ni la mínima idea de que Jesús resucitaría.

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Referencias / Notas

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Referencias / Notas

Entonces corrió y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel a quien amaba Jesús, y les dijo: --Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto. Juan 20:2

Hay algo más que ellas piensan cuando se acercan a la tumba. A la entrada del sepulcro hay una ¡piedra pesada! Aparentemente ellas no habían pensado en eso antes, pero ahora esta era un gran obstáculo y, al parecer, era demasiado pesada para que las mujeres la hagan rodar (Marcos 16:3). Mientras se acercan al sepulcro, se dan cuenta que el obstáculo ha sido removido. María Magdalena pensó que alguien había robado el cuerpo de Jesús (Juan 20:2). Las otras; sin embargo, entraron al sepulcro por la entrada baja. Y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús (Lucas 24:3). La tumba estaba abierta, pero vacía. Ellas no saben qué pensar. Se quedaron perplejas y se miraban entre sí preguntándose (Lucas 24:4). Su perplejidad aumentó a asombro cuando en el sepulcro, aparentemente espacioso, ellas vieron a dos varones con vestiduras resplandecientes (Lucas 24:4). Uno de ellos tiene la apariencia de un joven sentado al lado derecho, cubierto de una larga ropa blanca (Marcos 16:5). Su asombro se transformó en temor y bajaron el rostro a tierra (Lucas 24:5). Las mujeres están asustadas. Pero en contraste con los guardias, no tiemblan. El ángel las consuela y les habla bondadosamente diciendo: ¡No temáis vosotras!

¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación? Hebreos 1:14

¿Por qué no deben temer? Los ángeles no son sus enemigos; son amigos, enviados para ministrarles (Hebreos 1:14). En el cielo se conoce lo que las mujeres están buscando, por eso les dice: porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado (Mateo 28:5). Pero, también las mujeres recibieron una reprensión. ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? (Lucas 24:5). Ellas están buscando en el lugar equivocado. El amor que las llevó a la tumba a buscar al Jesús muerto, no las disculpa de su falta de fe y visión. Ya no necesitan esperar por las buenas nuevas de gran gozo: ¡No está aquí, sino que ha resucitado! Mujeres, ¿es esto demasiado grande para creerlo? Bien, entonces ustedes están invitadas a ver con sus propios ojos: Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor (Mateo 28:6). ¡Ellas deben mirar y tienen que creer! Las mujeres están asombradas. No saben lo que está pasando. ¡Ellas no habían esperado esto en absoluto! Sin embargo, podían haberlo sabido. Por eso el ángel les recuerda: Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día (Lucas 24:6, 7). ¿No les dijo claramente que su cruz prepararía el camino para su exaltación? ¡Es verdad! Ahora ellas se acordaron de sus palabras (Lucas 24:8). Habían escuchado estas palabras de la boca del Salvador mismo, pero no les habían prestado suficiente atención ni habían reflexionado sobre estas. El mensajero celestial completa su comisión, dándoles la tarea de proclamar las nuevas de la resurrección de Jesús. Id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos. Digan estas buenas

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nuevas del Evangelio a sus discípulos y en especial a Pedro. Los ángeles les dieron una palabra final de convicción: y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis (Mateo 28:7; Marcos 16:7). Las mujeres están conmovidas profundamente y experimentan sentimientos y emociones mezclados. Están llenas de gozo, pero también están sobrecogidas por el temor, temblor y espanto (Mateo 28:8: Marcos 16:8). ¿Pueden estos sentimientos tan contrastantes ir juntos? ¡Sí, van juntos! Ellas tendrían problemas para explicar cómo había ocurrido esto. Estaban abrumadas por este evento inesperado y por tantas cosas que vieron, sintieron y oyeron, que no podían sacarlas de su corazón. Eran incapaces de examinar serenamente sus emociones y sentimientos que este giro súbito de eventos les había producido. Ahora mismo, ellas no podían experimentar su alegría totalmente. No se han recuperado todavía de su miedo. El miedo y la alegría están batallando juntos para venir a la superficie, cuando ellas dejan el jardín apresuradamente para llevar a cabo su comisión. Están demasiado temerosas para hablar a cualquiera sobre lo que pasó. Están mudas y sin respiración cuando salen huyendo de la tumba. Tan rápido como pueden, corren hacia la ciudad. ¡Pero las cosas cambiarán! El miedo y el temor que todavía sienten, se irán. ¿Quién hará esto? No un ángel, ¡sino el mismo Señor resucitado! Él dio la sorpresa maravillosa a estas mujeres fieles, amorosas. Mientras corren hacia Jerusalén, son detenidas súbitamente. Cortésmente el Señor Jesús las saluda en el camino con el saludo común: ¡Salve! Él las saluda como quien se alegra de verlas de nuevo después de un período corto de ausencia. ¡Cuán amoroso y tierno es! Ahora ellas no retroceden con temor y miedo. Confiadamente se acercaron y espontáneamente abrazaron sus pies. Con enorme gozo caen de rodillas ante él, llenas de asombro, agradecimiento, reverencia y amor. El compañerismo íntimo que ellas tenían con el Señor no cambia su respeto y reverencia por él. ¿Por qué hicieron ellas esto? Ellas le adoraron (Mateo 28:9). El fruto de su fe es evidente en su amor al Señor. ¡Qué escena tan conmovedora! Jesús reafirmó la comisión que ellas habían recibido del ángel (Mateo 28:10). Después de las palabras confortantes de Jesús, ya no mostraron ningún rastro de miedo. La alegría da alas a sus pies mientras van a decir todas estas cosas a los once, y a todos los demás (Marcos 16:9). Están ávidas de compartir su alegría con otros, pero esto parece ser una tarea difícil. Los discípulos no habían parado de lamentar y llorar (Marcos 16:10). Ellos estaban todavía demasiado desalentados por la muerte de Jesús para aceptar las maravillosas noticias de su resurrección. Escucharon el mensaje de las mujeres, pero pensaron que era una locura de ellas (Lucas 24:11). Pero la actitud resistente de los discípulos no puede apagar el gozo y la confianza de las mujeres. II. LA GLORIA DE LA PASCUA A. Cristo manifiesta su poder

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Referencias / Notas

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Referencias / Notas

Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre. Juan 10:17-18 Jehová quiso quebrantarlo, sujetándolo a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá descendencia, vivirá por largos días y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Isaías 53:10 “Ahora subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas. Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; pero al tercer día resucitará”. Mateo 20:18-19 Le dijeron, pues, los otros discípulos: --¡Hemos visto al Señor! Él les dijo: --Si no veo en sus manos la señal de los clavos y meto mi dedo en el lugar de los clavos, y meto mi mano en su costado, no creeré. (…) Luego dijo a Tomás: --Pon aquí tu dedo y mira mis manos; acerca tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Juan 20:25, 27

La resurrección en el tercer día es un milagro incomparable. Fue realizada por Cristo mismo. Él no fue pasivo en su resurrección como Lázaro. Jesús se levantó de la tumba por su propio poder. Esto nos muestra quién es realmente. Parecía que su muerte era el final y que sus enemigos tenían la última palabra. Jesús mostró que él tenía el poder para poner su vida y también el poder para tomarla de nuevo (Juan 10:17-18). Así como su sufrimiento y muerte habían sido predichos muchas veces y también proclamados por Cristo mismo, su resurrección había sido frecuentemente predicha (Salmo 118:22; Isaías 53:10; Mateo 16:21; 17:22-23; 20:18-19). Por tanto, los ángeles pudieron recordarles a las mujeres: como os dijo (Marcos 16:7). La resurrección de Cristo de la tumba -el corazón de la tierra- había sido prefigurada en los tres días que Jonás estuvo dentro del pez. Cristo es de verdad el Mesías de las Escrituras. Todas las predicciones acerca de él ocurrieron exactamente como fueron predichas. Jesús es resucitado en gloria. Antes, cuando lo mirábamos, no había ninguna forma o atractivo para que lo deseemos (Isaías 53:2). ¡Pero ahora la gloria celestial se refleja en su rostro! El mismo cuerpo que murió está realmente resucitado de la muerte. El Señor Jesús restauró la unión entre el cuerpo y el alma que habían sido separados. Él dio la vida al cuerpo que estaba muerto. ¡Su corazón late, sus ojos pueden ver, sus pies se mueven y su boca habla de nuevo! Debemos creer en la resurrección del cuerpo porque la resurrección de Cristo restauró la vida en el sentido más completo de la palabra. La resurrección de Jesús es también la evidencia de su victoria completa sobre la muerte. Cuando la Escritura registra otros ejemplos de resurrección de los muertos, la muerte fue aplazada temporalmente, pero no destruida. La muerte no perdió su poder aunque en ese momento fue derrotada. El cuerpo que fue resucitado regresó a la vida con todas las debilidades de la naturaleza humana. Jesús, sin embargo, resucitó para nunca morir de nuevo. Él no recibió otro cuerpo, era el mismo cuerpo, pero diferente. Solamente las marcas de sus heridas permanecían (Juan 20:25, 27). Él podía comer, pero no tenía que comer. Su cuerpo ya no está sujeto a las debilidades de la naturaleza humana y ya no es susceptible al sufrimiento, al dolor y a la muerte. La muerte ya no tiene poder sobre él nunca más. Él ha destruido al enemigo y ha obtenido la victoria sobre la muerte. Esto es muy significativo porque el enemigo es muy fuerte. Nosotros, personas pecadoras y débiles, no tenemos ninguna defensa contra la batalla con la muerte. Pero el Señor se ha exaltado a sí mismo en poder. Su cuerpo está glorificado y el sufrimiento infernal y la angustia del alma, que experimentó cuando Dios lo abandonó en la cruz, se han ido para siempre. ¡Ahora prueba el gozo más alto y más bendito de la vida! Él no llegó a ser el Hijo de Dios por su resurrección. Él era el Hijo de Dios, incluso durante su humillación más profunda. Pero fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la

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resurrección de entre los muertos (Romanos 1:4). Esto era necesario tanto como su sufrimiento y muerte. Debía mostrar que Satanás no era más fuerte. Jesús debía aplastar a la serpiente bajo sus pies. Para ser el Salvador, tenía que sufrir la muerte y conquistarla. Por su resurrección, ha roto las cadenas de la muerte y el enemigo ha sido hecho astillas. Jesús ha traído vida e inmortalidad y habla como el Rey de la vida cuando dice: Yo soy el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades (Apocalipsis 1:18). B. El Padre honra a Jesús En la resurrección de Cristo nosotros también podemos discernir una acción de Dios el Padre: quién lo levantó, sueltos los dolores de muerte (Hechos 2:24). La justicia de Dios requería que el Mediador soportara el castigo por el pecado. La justicia de Dios declaraba ahora que la obligación había sido cumplida, porque el sacrificio fue suficiente. La muerte sacrificial del Cordero de Dios trajo una satisfacción completa y, por tanto, Dios el Padre pronunció su “amén” sobre la bendición que Cristo trajo. ¡Consumado es! El camino de Dios en el sufrimiento de su Hijo era un camino de oscuridad. Pero ahora su amor y fidelidad firmes irradian luz. Los edificadores rechazaron la piedra, pero Dios lo exaltó para llegar a ser la piedra principal del ángulo. Y en Sión puso una piedra preciosa angular (Salmo 118:22; Isaías 28:16). El Padre le dio al Hijo su recompensa por su obediencia perfecta. Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre (Filipenses 2:611). Él envió a sus ángeles y le dio a Jesús la gloria después de sufrir, el honor después del desprecio, y la corona después de la cruz. ¡Que cada rodilla se doble delante de Cristo! III. LA BENDICIÓN DE LA PASCUA A. Los frutos gloriosos Todo lo que el Redentor ganó es concedido a su pueblo. También en el estado de exaltación, Cristo debe ser visto como el Mediador y el Salvador. Él no puede ser separado de los que son suyos y creen en él. Él es uno con su pueblo. Él es su cabeza y ellos son su cuerpo. Ahora que es exaltado, puede obrar en ellos y aplicar el trabajo que ha ganado para ellos a través de su Espíritu Santo. ¡Y también está deseoso de hacer eso! En su estado de exaltación está trabajando activamente para salvarnos completamente. Mientras estaba muerto, llevó la ira del pecado, pero ahora puede decir: ¡Mírenme; sus pecados se han ido! B. El fruto de la vida eterna Jesús resucitado, ahora resucita a otros. Él es el primogénito de los muertos, pero no el único nacido de los muertos. ¡La resurrección de Lázaro no produjo la resurrección de otros, pero la resurrección del

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Referencias / Notas

Y Dios lo levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuera retenido por ella. Hechos 2:24 La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser la cabeza del ángulo. Salmos 118:22 Por eso, Jehová, el Señor, dice así: “He aquí que yo he puesto en Sión por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable. El que crea, no se apresure. Isaías 28:16

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Referencias / Notas

Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Colosenses 3:1

Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación y vana es también vuestra fe. Y somos hallados falsos testigos de Dios, porque hemos testificado que Dios resucitó a Cristo, al cual no resucitó si en verdad los muertos no resucitan. Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana: aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que murieron en Cristo perecieron. Si solamente para esta vida esperamos en Cristo, somos los más dignos de lástima de todos los hombres. 1 Corintios 15:14-19 Quiero conocerlo a él y el poder de su resurrección, y participar de sus padecimientos hasta llegar a ser semejante a él en su muerte. Filipenses 3:10

Señor Jesucristo trae vida a otros! Su resurrección es la evidencia de nuestra justicia, la fuente de nuestra santificación y la señal de nuestra glorificación (Catecismo de Heidelberg, Respuesta 45). El Señor de la vida es la fuente de la vida, el poder de la vida y la esperanza de la vida. Él obtuvo el derecho de la vida eterna para los pecadores. ¡Él también lo hace eficaz! Nosotros debemos distinguir entre la seguridad de la salvación y la aplicación de la salvación, aunque no deberíamos separar las dos. La salvación empieza con el gran trabajo de implantar la vida en el pecador, en la fuente dónde la muerte empezó, en el alma. El poder irresistible del Espíritu Santo crea vida nueva, nos impulsa a buscar y pensar en las cosas que son de arriba (Colosenses 3:1). La vida espiritual no se caracteriza por ideas vagas, sino que consiste en el Cristo exaltado que vive real y verdaderamente en sus miembros. La obra de Cristo, de librarnos del poder de la muerte, se completará en el cuerpo de los creyentes, cuando en el último día él despierte para glorificar a todos los que hayan muerto siendo creyentes. Nosotros esperamos la resurrección bendita de todos quienes lo hemos amado en esta vida. El primogénito de los muertos no seguirá siendo el único. C. Todo depende de la resurrección de Jesús Los frutos de la resurrección son dados para ser disfrutados. Un Jesús muerto no nos beneficia. Necesitamos un Salvador que estuvo muerto y ahora vive. Cuán miserables son los que no reconocen la resurrección sino que la rechazan. Su fe es vana y no hay esperanza real de la salvación (1 Corintios 15:14-19). Una religión sin Cristo no tiene ningún conocimiento de la mañana de la Pascua. La incredulidad es marcada por la duda. No es de sorprenderse que la resurrección de Cristo sea el fundamento de la enseñanza de los apóstoles y que la Iglesia cristiana honre el día de la resurrección en lugar del día de reposo judío. Sólo el Señor resucitado tiene la respuesta para la pregunta: ¿cómo consigo y tengo la seguridad de la vida verdadera y eterna? Es completamente necesario llegar a ser personalmente partícipe de la bendición rica de la salvación, conociendo a Cristo y el poder de su resurrección (Filipenses 3:10). Quienquiera que lo busque sinceramente lo encontrará con gran gozo. Nuestro corazón debe llenarse de amor cuando hablemos sobre la salvación. Esto será bueno para los que escuchan el Evangelio y se encuentran con Cristo, pero no lo será si su vida está centrada en las cosas del mundo que son breves y pasajeras, que no dejan satisfacción y están corrompidas por el pecado. ¡Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo! (Efesios 5:14).

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Referencias / Notas

LECCIÓN Título:

JESÚS SE APARECE A MARÍA MAGDALENA Textos de referencia: Marcos 16:9-11; Juan 20:1-18 Versículo para memorizar: En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Juan 14:2 INTRODUCCIÓN Jesús no se apareció a sus enemigos después de su resurrección. En el día de Pentecostés y después, él dio a sus seguidores pruebas abundantes de que estaba vivo. Además, el derramamiento del Espíritu Santo es un don del Cristo resucitado (Hechos 2:33). El Señor está esperando hasta el día final para revelarse visiblemente a sus enemigos. Entonces, todo ojo lo verá, incluso los que lo traspasaron (Apocalipsis 1:7). Los que ahora se niegan a creer, un día lo verán en el juicio.

Así que, exaltado por la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. Hechos 2:33

Durante los cuarenta días entre su resurrección y ascensión, Jesús mostró en varias ocasiones a sus discípulos que estaba vivo, tanto a hombres como a mujeres, mediante muchas pruebas infalibles (Hechos 1:3). Un total de diez apariciones están registradas, de las cuales las primeras cinco ocurrieron el día de su resurrección, y son:

He aquí que viene con las nubes: Todo ojo lo verá, y los que lo traspasaron; y todos los linajes de la tierra se lamentarán por causa de él. Sí, amén. Apocalipsis 1:7

1) a María Magdalena (Marcos 16:9-11; Juan 20:1-18) 2) a las otras mujeres (Mateo 28:8-10) 3) a Simón Pedro (Lucas 24:34; 1 Corintios 15:5) 4) a los hombres de Emaús (Lucas 24:13 y siguientes) 5) a los discípulos excepto a Tomás (Lucas 24:36; Juan 20:19-23) 6) una semana después a todos los discípulos incluido Tomás (Juan 20:24-29) 7) a siete discípulos en el mar de Tiberias (Juan 21)

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A ellos también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios. Hechos 1:3

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Referencias / Notas

8) a más de 500 creyentes reunidos, en una montaña en Galilea (1 Corintios 15:6) 9) a Santiago (1 Corintios 15:7) 10) a los once en el día de la ascensión (Hechos 1)

Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. Hechos 4:33

A ellos también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios. Hechos 1:3

Cada aparición de Cristo fue con un propósito específico. Él tenía en mente una razón específica cuando se apareció a Pedro y a Santiago. En primer lugar, las apariciones fueron principalmente para convencer a sus seguidores de la certeza, la realidad física y la majestad de su resurrección. Ellos encontraban difícil creer y por consiguiente, al mostrarse muchas veces, Jesús despejó cualquier duda que ellos pudieran tener y los hizo capaces de testificar con poder la realidad de su resurrección (Hechos 4:33). En segundo lugar, las apariciones tenían el propósito de que los seguidores de Jesús se acostumbraran a la idea de una nueva dispensación. Hasta ahora ellos habían estado con él alrededor de tres años sin interrupción. De hoy en adelante sería diferente. El estado de Jesús había cambiado de la humillación a la exaltación: estaba de camino al cielo, pero no retiró inmediatamente su presencia corporal de ellos, sino que de vez en cuando se les aparecía en forma súbita y breve, y luego desaparecía rápidamente. Fue un tiempo de transición. Los discípulos debían acostumbrarse a la ausencia de Jesús. Finalmente, las apariciones de Jesús sirvieron para prepararlos mejor y completamente para su tarea como apóstoles. Había muchas cosas que él debía decirles, las cuales hasta ahora ellos no hubieran soportado escuchar. Les habló sobre las cosas acerca del reino de Dios (Hechos 1:3). Sus apariciones tuvieron el propósito de que ellos se relacionaran con el Salvador resucitado en su estado de exaltación. ¡Aunque su estado había cambiado, su amor por ellos permanecía intacto! Esta historia sencilla y simple tiene una atracción maravillosa. Sobre todo porque la aparición de Cristo a María Magdalena es la primera revelación de su amor compasivo después de la resurrección. En esta primera aparición llegamos a tener trato con su sabiduría divina y primera comisión, mostrando el cuidado fiel por sus seguidores. En esta historia encontramos a: I. Una discípula afligida II. Un Salvador compasivo I. UNA DISCÍPULA AFLIGIDA A. María Magdalena cree que el cuerpo de Jesús fue robado En contraste con las otras Marías, a esta se la identifica como María Magdalena. Ella vino del área de Magdala, localizada cerca de la ciudad de Tiberías. Algunas veces se la acusó de cargos no comprobados y se la identifica como la mujer pecadora de Lucas 7, pero no hay ninguna evidencia de esto. Las Escrituras nos enseñan que era una mujer perturbada, había sufrido de ataques satánicos. Un

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hato completo de espíritus malos había tomado posesión de ella. Sin embargo, llegó a ser un testigo viviente del poder todopoderoso de Cristo. Estaba muy agradecida al Señor porque había echado siete demonios de ella (Marcos 16:9).

Referencias / Notas

Desde ese momento, fue librada de esta miseria terrible y su agradecimiento no conocía ningún límite. El amor que ella sentía por el Salvador era tan grande como la sanidad que recibió. Con las otras mujeres, había acompañado regularmente a Jesús y viajó con él cuando estaba en Galilea, yendo de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo para proclamar el Evangelio del reino de Dios. Ella amaba hacer esto, no solamente porque bebía de las palabras de vida que fluían de los labios llenos de gracia de Jesús, sino también para encontrar el cumplimiento de su deseo intenso de servir con amor. Jesús y sus discípulos tenían necesidades materiales y físicas. Eran trece hombres, que no solamente tenían necesidades diarias de comida y abrigo, sino que también requerían un cuidado continuo. Cristo no se sustentaba a sí mismo realizando milagros para suplir sus necesidades, sino que permitía que los que eran los objetos de sus beneficios lo sirvieran con sus bienes terrenales y servicios amorosos (Lucas 8:2-3). Esta labor fue realizada por un grupo de mujeres adineradas entre las cuales estaba esta María.

Y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Cuza, intendente de Herodes, Susana y otras muchas que ayudaban con sus bienes. Lucas 8:2-3

María Magdalena no podía estar sin el Salvador y lo seguía adondequiera que iba. Cuando dejó Galilea, fue con él a celebrar la última fiesta de la Pascua en Jerusalén. Se quedó en el Calvario hasta el final y fue una espectadora de las acciones de José y Nicodemo en el jardín. Se sentó cerca de la tumba cuando Jesús fue sepultado (Mateo 27:61) y ahora es una de las primeras en venir temprano por la mañana, en el primer día de la semana, para ungir el cuerpo de Jesús.

Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas delante del sepulcro. Mateo 27:61

¿Quién puede comprender su angustia cuando ve la piedra quitada del sepulcro y la tumba vacía? Inmediatamente, piensa que el cuerpo de su querido Salvador ha sido robado en secreto. Esa es la única conclusión a la cual puede llegar y está tan segura que ni siquiera investiga. Deja la compañía de las mujeres que entran en la tumba y escucha del ángel las gozosas buenas nuevas de la resurrección. Ella regresa corriendo a la ciudad y está jadeante cuando encuentra a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Jesús, llamado Juan. Ella vierte su desilusión y dolor y llora amargamente: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto (Juan 20:2). B. Pedro y Juan ven la tumba vacía Inmediatamente los dos discípulos van al sepulcro. Juan corre más rápido que Pedro y llega primero a la tumba. Se inclina y ve adentro, pero no entra al sepulcro. Pedro viene detrás de Juan. Entra y cuidadosamente nota las circunstancias. Él no solamente ve que la tumba está vacía, sino que también nota que los lienzos mortuorios están doblados pulcramente y el sudario, que cubría la cabeza de Jesús, está envuelto separadamente. Esto demuestra que el cuerpo no ha sido robado, porque los lienzos mortuorios no hubieran sido dejados

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Referencias / Notas

Pedro, sin embargo, levantándose, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro vio solo los lienzos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido. Lucas 24:12 Entonces entró también el otro discípulo que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó. Juan 20:8

de esta manera. Pedro se maravilla por esto (Lucas 24:12), pero Juan, que también entró en el sepulcro, vio, y creyó (Juan 20:8). Su fe no estaba basada solamente en la enseñanza de la Escritura con respecto a la resurrección, sino que vio y creyó. Sólo después entendió. Cuando el reflexivo Juan entró en el sepulcro después de Pedro, llegó a la conclusión: la tumba está vacía, el cuerpo al parecer no ha sido robado, y ¿qué le pasó a Jesús? ¡El Señor vive! Después de esto los dos discípulos volvieron a los suyos. C. María Magdalena llora en la tumba vacía María Magdalena había seguido a los dos discípulos de regreso a la tumba y permanecía fuera de la cueva, llorando. Sus lágrimas fluyen profusamente. Ella está buscando al que vive, entre los muertos. No entendía lo que las Escrituras hablaban tan claramente de la resurrección de Jesús. Juan puede haberle dicho lo que él creía, pero eso no significaba nada para ella. Su corazón no puede aceptar la convicción que Juan tenía en ese momento. Por tanto, no puede abandonar la tumba. Hay mucho que la confunde. Su esperanza está vacilando, pero su amor es irrefutable. Ella está consagrada a Jesús con todo su ser. Sus lágrimas son una señal de su amor consagrado. María Magdalena había querido honrar a su maestro aún en la muerte y ahora no puede hacerlo. Se siente como si hubiera perdido todo. Ella explica por qué actúa así cuando encuentra a los ángeles. Mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro. Ella ha perdido su más querida posesión y busca repetida e instintivamente el lugar donde él había estado. ¡Podría ser que pasó por alto algo en la cueva oscura! Allí ella ve a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto. Las otras mujeres se asustaron cuando vieron al ángel, pero María no. Todo lo que sabe es que Jesús murió y ahora su cuerpo se ha ido también. Los ángeles le hablan amablemente y le preguntan: Mujer, ¿por qué lloras? Ellos saben el porqué pero quieren que María empiece a pensar. Instantáneamente ella tiene su respuesta lista: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé donde le han puesto. María está firmemente convencida de que el cuerpo ha sido robado. Esa es la razón por la que está llorando. Solo piensa en Jesús, a quien cree muerto. II. UN SALVADOR COMPASIVO A. Jesús encuentra a María Magdalena Es necesario que el Salvador mismo encuentre a esta mujer profundamente afligida. Nadie más puede ayudar a María Magdalena y por consiguiente, ¡él la ayudará! Mientras Jesús estaba en el estado de humillación, buscó la salvación para los suyos. Ahora que ha sido grandemente exaltado, él no ha cambiado. Continúa amando a los suyos. Continuará confortándolos y los alegrará. Los que son

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desechados serán levantados por él. El primer acto después de su resurrección milagrosa no es para proclamar en voz alta al mundo que él vive, sino para aparecerse a una mujer sumamente afligida. Esta acción no disminuye su gloria, sino que es una demostración poderosa de que el milagro de su resurrección es para el bienestar de su pueblo.

Referencias / Notas

Un alma que de verdad está preocupada en encontrarlo, nunca buscará en vano. El corazón de Jesús vierte su amor en esta discípula fiel, afligida, que experimenta la oscuridad en su alma. El Señor hará grandes cosas para ella. La sorprenderá, la alegrará y le dará una comisión importante. Si no hubiera notado que era el Señor Jesús que estaba de pie detrás de ella, los ángeles la habrían consolado. Ahora estos se retiran reverentemente al fondo y callan. María se da vuelta sin esperar una explicación. Ve a Jesús que está de pie, pero no sabe quién es y él tampoco le dice. Compasivamente, le pregunta: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?, completando así la pregunta de los ángeles. El Salvador usa las preguntas para captar su atención y sacarla de su estupor. María no reconoce a Jesús, no porque sus ojos estén llenos de lágrimas. Tampoco es porque Jesús estaba vestido como un hortelano o porque había cambiado y ya no podía ser reconocido. María no reconoció a Jesús porque sus ojos estaban velados, así como los hombres de Emaús fueron impedidos de reconocer al Salvador (Lucas 24:16). María pensó equivocadamente que era el hortelano, y contestó: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré (Juan 20:15). Ella no sabe lo que está diciendo. Como no recibe una respuesta inmediata, va hacia la tumba, dando la espalda a Jesús. María está ciega e ignorante. Ni siquiera piensa en la posibilidad de una resurrección. ¡No obstante, sus palabras contienen la prueba más hermosa de su amor! B. Jesús mismo se revela a María Magdalena Con el propósito de revelarse a ella, el Salvador la llama por su nombre, como solamente él puede: ¡María! Eso es todo, y es suficiente. Ella reconoce su voz inmediatamente y las vendas son quitadas de sus ojos. En un abrir y cerrar de ojos, ella ve, escucha y siente, tan cierto como que está parada allí, que este es Jesús, mi Jesús, ¡el Jesús vivo! Ella grita: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro) (Juan 20:16). En la literatura judía la palabra “maestro” tiene un significado más amplio y se usa a menudo para dirigirse a Dios. Al dirigirse a Jesús con este título expresa su respeto y adoración por el gran conquistador sobre la muerte. Ella había buscado a un Jesús muerto pero encontró a un Salvador vivo. Todas las pasiones de sus sentimientos están comprimidas en esta palabra única: ¡Raboni! ¡Qué momento tan conmovedor! Notemos el asombro de María. Jesús la buscó mientras ella lo buscaba y le concedió más de lo que esperaba. El buen Pastor conoce a sus ovejas. No todas son guiadas de la misma manera. Tomás creyó porque él vio, pero María tiene

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Pero los ojos de ellos estaban velados, para que no lo reconocieran. Lucas 24:16

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Referencias / Notas

que escuchar. Jesús sabe lo que es mejor para todos. ¡Cuán sabio es al escoger los medios para cumplir sus propósitos para María! Frecuentemente no hay mejor forma de traer a alguien a sus sentidos que llamar a dicha persona por el nombre. Esto despierta a los durmientes y también volvió a María a sus sentidos. Podemos entregarnos confiadamente al amor y sabiduría de este Salvador, cualquiera que sean nuestras circunstancias. Nosotros estamos seguros con él. Cuando buscamos a Jesús de verdad, experimentaremos que está muy cerca. Él cumplirá los deseos de los que están cansados y abatidos cuando lo busquen de verdad. Él proporciona personalmente la respuesta a las preguntas del corazón. C. María Magdalena es inundada de alegría

Jesús les salió al encuentro, diciendo: --¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies y lo adoraron. Mateo 28:9

No es posible describir el gozo que María Magdalena experimenta. Su alma extasiada se estremece por la aparición de Jesús. Es necesario que Jesús refrene su júbilo. Por consiguiente, dice: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre. Él no le permite que ella lo toque, como las otras mujeres lo hicieron (Mateo 28:9). ¿Por qué no? ¿Sería doloroso tocar las cicatrices de sus heridas? No, el carácter de María es la razón. Ella probablemente extrañaba la presencia de Jesús más que cualquiera de las otras. No podía soportar estar sin él. Por tanto, ella quiso asirse de él, de tal forma que la relación que había sido rota tan abruptamente por su muerte continuara sin interrupción. Todo lo que quería era restaurar esta asociación diaria que tenía con él. Las palabras de Cristo pueden parecer duras, pero son apropiadas para María. Él no la rechaza duramente al mantenerla a cierta distancia. Ella debe aprender que debido a su naturaleza, él no puede quedarse en la tierra. ¡Ella debe comprender que un gran cambio ha sucedido por su resurrección! Él irá de gloria en gloria. Ya no es el Cristo humillado, sino el Cristo exaltado que está listo a ascender a la gloria que tenía con el Padre. El intento de María de mantenerlo a su lado en la tierra entorpece su exaltación gloriosa. Desde ahora en adelante, mientras María Magdalena viva sobre la tierra, ella debe vivir por fe y no por vista.

En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo esté, vosotros también estéis. Juan 14:2-3

El uso de la palabra porque parece bastante extraña en esta conexión. Sin embargo, el significado se aclara cuando pensamos en las verdades que Jesús declaró antes (Juan 14:2-3). Cristo no dice: Tú no tienes que aferrarte a mí porque no estoy realmente dejándote, tampoco la rechaza diciendo, no te aferres a mí porque yo estoy yendo a mi Padre. El Señor le dice que no quiere que ella lo toque porque no ha ascendido todavía a su Padre. Un día todos los que somos su pueblo estaremos siempre con el Señor (1 Tesalonicenses 4:17). Después de haber experimentado el terror del abandono de Dios, ahora Jesús compartirá de nuevo y totalmente la comunión con el Padre, y tomará su lugar de honor y poder en su hogar celestial. ¡Allí, preparará un lugar para todos los creyentes y regresará por ellos para llevarlos a la casa del Padre, para nunca estar separados!

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Cristo no intenta privar a María del gozo continuo de su presencia física, tan anhelado. Tiene algo mucho mejor reservado para ella. Le da la comisión honorable de ser su testigo. Ella lo había llamado Raboni (Maestro) - ¡puede ser su sierva! Su asignación es testificar de su fe: Ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre, y a vuestro Padre; a mi Dios, y a vuestro Dios. Notemos el título que el Cristo exaltado usa al referirse a sus discípulos. ¡Los llama mis hermanos! ¡Qué título más íntimo y afectuoso, sobre todo cuando recordamos cómo ellos se habían comportado! No está avergonzado de llamarlos mis hermanos (Hebreos 2:11).

Referencias / Notas

Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos. Hebreos 2:11

Los discípulos escucharán de María que él está yendo arriba, al hogar del cual un día regresará para completar su salvación, tanto en cuerpo y alma. Pronto retirará su presencia corporal de ellos porque la gloria de su exaltación, la cual ya ha empezado, aumentará. Su resurrección será seguida por su ascensión. La unión entre Cristo y los suyos no será cortada, pero se volverá más íntima y más fuerte que antes. ¿No son ellos sus hermanos? (Salmos 22:23). Sin embargo, no importa cuán íntimo sea el compañerismo, una distinción esencial permanece. Esto es expresado por las palabras de Jesús: mi Padre, y a vuestro Padre; a mi Dios, y a vuestro Dios. Cristo es el Hijo natural de Dios; los creyentes son hijos de Dios por adopción. Obedientemente María llevó a cabo la comisión del Señor. Este es un ejemplo hermoso para nosotros. La labor de María es también la nuestra. ¡Qué privilegio ser un testigo de Cristo! Cuando compartimos nuestro amor y damos testimonio de su Nombre, él es glorificado. ¿No es el Príncipe de la tierra digno de nuestro honor?

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Los que teméis a Jehová, ¡alabadlo! ¡Glorificadlo, descendencia toda de Jacob! ¡Temedlo vosotros, descendencia toda de Israel! Salmos 22:23

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Referencias / Notas

LECCIÓN

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JESÚS SE APARECE A LOS HOMBRES DE EMAÚS Textos de referencia: Marcos 16:12, 13; Lucas 24:13-35 Versículo para memorizar: Y comenzando desde Moisés y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían. Lucas 24:27 INTRODUCCIÓN De todas las apariciones, la Escritura registra esta con más detalle. El relato del viaje es atractivo para todos. Un sermón de Pascua como este, predicado por Jesús, fue solamente predicado una vez en la tierra. Un ángel predicó el primer sermón Pascual, pero la propia predicación de Jesús fue la mejor y la más grande. Mientras reflexionamos en el sermón de Jesús a los hombres de Emaús, prestaremos atención a: I. Los oyentes II. El predicador III. El sermón IV. La bendición I. LOS OYENTES A. Los hombres de Emaús tienen un problema Lucas atrae nuestra atención a dos hombres que pertenecían al círculo más grande de discípulos de Jesús. Ellos no eran parte de los once. El nombre del uno era Cleofas (Lucas 24:18). Según algunas especulaciones antiguas, pero no probables, Lucas era el otro hombre. Al caer la tarde de este primer día de la semana, ellos se encuentran en el camino que conduce de Jerusalén al pueblo de Emaús. La distancia es de sesenta estadios, aproximadamente 11 kilómetros; equivalente a una caminata de dos horas. La ruta que han escogido

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es un camino rural apartado (Marcos 16:12). La gloria de la naturaleza se extiende delante de ellos, pero no están aquí para disfrutar de la frescura, los campos fértiles, las viñas, y los jardines de olivos. Han escogido esta pacífica ruta, para poder hablar sin ser perturbados, mientras el sol cae en el horizonte. Tienen una gran necesidad de hablar y hay mucho que discutir. ¿Cuál es el tema de la conversación? Aunque sus nombres no nos dice mucho sobre ellos, podemos deducir cómo eran por lo que discutían. Ellos no saben qué creer acerca de la resurrección del Señor Jesús pues han oído algunas cosas asombrosas y tienen muchas preguntas e intentan evaluar lo que han oído. Su discusión es muy vivaz y razonan entre sí, considerando las cosas que han escuchado. Evalúan la confiabilidad de las mujeres con respecto a la posibilidad del evento asombroso de la resurrección. Ellos han experimentado una gran pérdida porque hacía tres días que habían perdido a su más estimado amigo. Su dolor está mezclado con confusión y sobresalto. Mientras hablan estas cosas, su razonamiento no los lleva a ninguna parte. B. Jesús se une a los hombres de Emaús De pronto el Señor Jesús se une a estos hombres en el camino, pero ellos no lo reconocen. La apariencia del Salvador no estaba alterada, mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen. Ellos fueron impedidos de reconocer a Jesús, así como sucedió con María Magdalena. Se les apareció en otra forma (Marcos 16:12). Sin embargo, el no reconocerlo ¡fue una ventaja! Jesús se dirige a ellos amablemente y pregunta acerca de lo que les preocupa y sobre lo que están discutiendo. ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes? Según otro manuscrito, allí se añade: “ellos se detuvieron con una expresión triste en su rostro”. Dicha pregunta bien pudo hacerlos detener. Ellos muestran que están algo irritados. Esto se deduce de la respuesta cortante que Cleofas da al interrogador: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días? Cleofas está atónito de encontrar a alguien que no sabe sobre lo que ellos están hablando. ¡Este es el tema del día en Jerusalén! Cristo no contesta a su respuesta incrédula. No amonesta a Cleofas por su actitud hostil, ni tampoco le dice que ignora sobre el asunto. La pregunta de Jesús, ¿Qué cosas? tiene el propósito de obtener una historia más detallada de parte de los hombres. C. Los hombres de Emaús revelan su problema La respuesta es un torrente de palabras. Los dos dicen lo que les preocupa. No vacilan en hablar con este extraño, a quien le revelan todos sus pensamientos acerca de Jesús y de los sacerdotes. Demuestran por sus convicciones que honran a Jesús, porque según su punto de vista, Jesús nazareno, era un varón profeta, poderoso en

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Referencias / Notas

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Referencias / Notas

Y después que lo hayan azotado, lo matarán; pero al tercer día resucitará. Lucas 18:33

obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo. ¡Sus líderes se atrevieron a entregar a este profeta para ser condenado a muerte y ser crucificado! No omiten decir que habían visto en Jesús más que a un profeta, pues tenían la esperanza de que él fuera el que había de redimir a Israel. Pero ya no están seguros de esto --notemos que están usando el tiempo pasado. Sus expectativas aparentemente se frustraron en el Calvario. Ellos todavía reconocen en él a un profeta, porque un profeta podía ser crucificado. Pero, un Mesías sobre una cruz, ¡no, eso es imposible! La profecía señalaba que el Cristo es el bendito de Dios, y los que son crucificados están bajo la maldición de Dios. Estos hombres en la ruta a Emaús no tienen una clara visión del camino de la redención. Están atados al punto de vista terrenal y creen que estos dos caminos no pueden ir juntos. Sin embargo, en lo profundo de su corazón, hay una voz que testifica de la divinidad de Jesús. Por tanto, ellos mencionan que hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido (Lucas 18:33). También mencionan cuán sorprendidos estaban cuando las mujeres les contaron de su encuentro con los ángeles y del mensaje que recibieron. Incluso, algunos de los discípulos habían verificado la historia, pues habían encontrado la tumba vacía. Los ángeles dijeron que él vive, la tumba se encontró vacía, pero a él no le vieron. Ellos no saben qué pensar. No pueden llegar a ninguna conclusión. No están convencidos y no pueden regocijarse, pero están muy asombrados. El tercer día casi había terminado y están todavía confundidos por las conjeturas, las suposiciones, los rumores y los prejuicios. ¿Es de sorprenderse que ellos estén tan perturbados? II. EL PREDICADOR A. La reprimenda de Jesús Los hombres de Emaús han puesto al descubierto todo su corazón. Jesús había cautivado las esperanzas de sus corazones. Ellos piensan en él, hablan sobre él y lo anhelan, pero no tienen ninguna sospecha de que él está caminando al lado de ellos ahora mismo. ¡Cómo debe haber sido probada la paciencia del Salvador, mientras, como un amigo tierno y compasivo, escuchaba pacientemente a estos seguidores suyos! Finalmente ellos han terminado. Nosotros pensaríamos que ahora es el momento correcto para aclarar la niebla de su duda y su pensar brumoso y prepararlos para la declaración sorprendente: ¡Soy yo! El Señor Jesús quiere iluminar sus corazones y mentes con la luz de su verdad. Está listo para ayudar a estos que tienen preguntas y están desanimados. Escuchará las quejas y las quitará. Jesús está deseoso de tener comunión con los que aman y reverencian su nombre. No rechaza a estos dos hombres por su corta visión. El Señor hará del día de su resurrección un día de alegría para ellos, ¡porque los ama! Pero el amor de Jesús se guía por la sabiduría y ve la fuente de su tristeza. Como un médico verdadero, Jesús quiere quitar la causa. Por tanto, cuando empieza a hablar, no los conforta enseguida sino que primero los amonesta. No se dirige a ellos como víctimas

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que merecen piedad, sino como insensatos que solamente se tienen a sí mismos para culparse por su confusión.

Referencias / Notas

Jesús sabía lo que necesitaban desesperadamente y eso les dio. Por consiguiente, no se les reveló en este momento porque, si lo hubiese hecho, habrían seguido pensando que las profecías no eran lo bastante claras y que tenían buenas razones para dudar. ¡Y eso no podía pasar! ¡Ellos eran seguidores de Jesús! Le habían oído hablar, sin embargo, han sido tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho. Su ignorancia era la causa de su vacilación. Ellos debieron haber prestado más atención. Podríamos decir que no leyeron muy bien su Biblia. Su ignorancia espiritual les hizo aferrarse a sus prejuicios. Ellos no solamente estaban confundidos en su mente, sino que había un problema en su corazón. La causa real era su corazón lento. No habían escudriñado las Santas Escrituras lo suficiente. Su interpretación había estado equivocada. Ellos quisieron saber lo que los profetas enseñaron sobre la gloria, porque querían estar tranquilos. Para su vergüenza, tuvieron que reconocer que no habían prestado suficiente atención a lo que los profetas habían hablado sobre el camino profundo de la humillación, que el Redentor, quien llevaba la maldición, tenía que experimentar para entrar en la gloria. B. La aplicación También nosotros sacamos frecuentemente de la Biblia lo que nos interesa e ignoramos el resto. Debemos en forma seria y piadosa buscar el todo de la Palabra de Dios. Debemos ser presurosos y serios en esta tarea para conocer cuál es la voluntad de Dios. (2 Timoteo 3:16-17; Juan 5:39). Algunas cosas de la Escritura no nos son agradables, pero sí son beneficiosas. El Señor Jesús es nuestro mejor Maestro. III. EL SERMÓN

Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. 2 Timoteo 3:16-17

A. El contenido Revisemos en forma breve el contenido del sermón. ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? La pregunta realmente era una afirmación: sí, ¡él debía padecer! Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían. Después de haber amonestado a los dos hombres en el camino, les da una lección bíblica. El contenido y la explicación pueden ser resumidos de esta manera. Los eventos que han ocurrido recientemente y que los hace dudar, demuestran que Jesús es el verdadero Mesías. ¡Su sufrimiento, crucifixión y muerte no pueden estar separados de su oficio de Mesías! ¡Al contrario, estas son las marcas indiscutibles de que él es el Mesías! El Mesías vino a librarnos del pecado y debía expiar la justicia de Dios contra el pecado, soportando el castigo: la muerte en la cruz.

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Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí. Juan 5:39

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Referencias / Notas

La crucifixión y muerte de Cristo no deben ser tema de pregunta para nosotros. El sufrimiento de Cristo era el único camino a la gloria. Porque él es Mesías, este es el camino a la gloria. Primero la cruz, luego la corona; la corona solamente después de la cruz. El sufrimiento del sustituto es la señal preliminar de su glorificación. Su muerte trajo la satisfacción completa por el pecado. Era imposible para él quedar exento de la muerte. Por tanto, según la justicia de Dios, él quiere y puede entrar majestuosamente a la gloria que ganó para sí mismo y para su pueblo. B. La aplicación

Muéstrame, Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. Salmos 25:4

La evidencia para todo lo que Jesús hizo y sufrió puede encontrarse en el Antiguo Testamento. Jesús sostiene el punto de vista escritural del Mesías ante los hombres de Emaús. ¡Qué notable!: el Señor Jesús es el contenido principal de las profecías y es también su intérprete. En su predicación Jesús se centró y limitó a las Santas Escrituras. ¡Qué ejemplo! Él reconoció la autoridad divina del Antiguo Testamento y colocó a las profecías antiguas en la luz correcta. Jesús recorre todas las Escrituras con los hombres de Emaús y les explica lo escrito en ellas, lo que representan las señales, los sacrificios y otras ceremonias de la ley, las sombras y tipos. Así es como el gran intérprete de las Escrituras trae a los extraviados hacia el camino correcto (Salmos 25:4). IV. LA BENDICIÓN A. Los corazones ardientes El camino a Emaús no parece ser largo. Los viajeros no están aburridos, porque su compañero de viaje predica como ellos nunca habían escuchado a los escribas predicar. Antes de que ellos se den cuenta, ¡han llegado a Emaús! Sus corazones arden (Lucas 24:32) con un fuego que no se apaga. Esta vívida expresión describe el amor, el anhelo y la esperanza que los iluminaba. Sus emociones están por arriba de lo normal. Experimentan lo que escuchan; beben de las palabras de su Maestro como la tierra seca absorbe el agua. A veces, apenas pueden contenerse, sin embargo, continúan escuchando con gran intensidad y un corazón que discierne. El mundo y sus lujurias satisfacen también los deseos ardientes, pero no dan la salvación. La salvación de Jesús hace que el corazón arda de amor. ¡Qué contraste con los corazones lentos de hace un momento! El asunto en discusión había sido una preocupación de mucho tiempo. Todas las semanas ellos escuchaban el Antiguo Testamento en la sinagoga. Quizás, ya lo habían entendido en cierto modo, pero nunca lo habían entendido como ahora. ¡Es necesario más que un conocimiento intelectual! El corazón debe ser abierto para prestar verdadera atención a lo que Dios dice sobre Jesucristo. Cleofas y su amigo estaban interesados verdaderamente en Jesús. Ellos no rechazaron el mensaje de mala gana cuando Jesús los amonestó, y por eso recibieron una bendición. Esa es la llave. Los sen-

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timientos más intensos no pueden producir las bendiciones que el Espíritu de Dios da a través de la instrucción de la Biblia.

Referencias / Notas

¿Qué estamos nosotros buscando? ¿Qué pensamos? ¿En qué estamos interesados cuando se nos proclama la Palabra de Dios? B. Las Escrituras son abiertas La predicación no solamente produjo un cambio maravilloso en los sentimientos de los dos hombres, sino también dejó una impresión profunda en sus mentes. La luz divina los ilumina ahora. La niebla desaparece y empiezan a entender las Escrituras. La experiencia es similar a abrir una puerta con una llave. El Señor Jesús abrió las Escrituras para ellos. Ven todo el Antiguo Testamento con una nueva luz. La ofensa de la cruz ha cesado. Ahora ellos ven claramente el valor infinito del camino de la redención. Debido a su sacrificio voluntario, el Redentor llega a ser para ellos aún más precioso que antes. Ahora entienden que la resurrección solamente podía suceder después y debido al sufrimiento y muerte de Jesús. Nunca más van a estar tristes, aunque sí avergonzados porque se dan cuenta de que nunca habían leído el Antiguo Testamento de la manera correcta. Sin haber visto al Señor resucitado (por lo menos sin su conocimiento consciente) ellos creen en la resurrección. Se sintieron en deuda con su compañero de viaje, quien nos abría las Escrituras. Notemos el maravilloso favor que el Señor confiere a los que anhelan la salvación. Este favor es dado a los ingenuos e ignorantes. La manera más segura de afirmar la fe es buscar correctamente las Escrituras (Juan 5:39). Todos, viejos y jóvenes, debemos estar agradecidos cuando somos los recipientes piadosos de los que explican la Palabra de Dios (Salmos 119:18).

Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí. Juan 5:39

C. Sus ojos son abiertos

Abre mis ojos y miraré las maravillas de tu Ley. Salmos 119:18

El Salvador tiene otra hermosa sorpresa para los hombres de Emaús. Ellos pueden ver a aquel que llenaba sus corazones y sobre quien han estado hablando. ¡Sus corazones arden y pueden identificar a Jesús como aquel que les habla! Primero, el Salvador los prueba. Él hizo como que iba más lejos (Lucas 24:28). No era un engaño. Él se habría ido si ellos no hubieran deseado que se quedara. El Señor no fuerza a nadie. Sin embargo, los dos hombres no quisieron oír nada de que él se iba. El intérprete ha hablado tantas cosas maravillosas sobre Jesús que ellos desean tenerlo cerca. Su deseo fue motivado por el amor a Jesús. Ellos le obligaron. Su insistencia era más que una simple cortesía. Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. ¡Qué contraste con la experiencia de hace un momento, cuando Cleofas respondió tan duramente a la pregunta del extranjero! Ellos sienten alivio cuando el viajero desconocido acepta la invitación. Pronto la mesa está puesta. Ellos dan el lugar de honor a su invitado. Él toma el pan, lo parte y lo distribuye después de haberlo bendecido. ¿Pero qué pasa? ¡Les fueron abiertos los ojos! Ahora ellos

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Referencias / Notas

ven con quien habían estado hablando. ¡Es el Señor! Ellos creyeron antes de ver y ahora su fe es coronada con el privilegio de verlo. A estas alturas el Señor Jesús se retira inmediatamente de una manera sorprendente. La meta había sido lograda y entonces Jesús se marcha. ¿Habían tenido una visión? No, el pan partido que les dio era una señal visible de que estuvo físicamente presente. ¿Se sienten defraudados? ¡No, en lo más mínimo! Ellos sienten que han sido ricamente bendecidos. Estaban tan anonadados que se levantaron en la misma hora para compartir su alegría con los otros discípulos. Su amor les motiva a regresar a Jerusalén y su alegría les da alas. La oscuridad de la noche no los detiene, ni tampoco la larga caminata de dos horas. ¡Ellos anhelan grandemente decir a los otros discípulos sobre las grandes obras de Dios! Cuando llegaron hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos, les dijeron las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan. Nosotros sabemos lo que ellos les contaron. El mensaje nos enseña qué Salvador es el Señor Jesús. Él no se aleja de los que sinceramente lo desean. Los que lo aman experimentarán su cercanía. Los hombres de Emaús estaban sorprendidos y gozosos porque creyeron. Un día nuestros ojos lo verán. ¿Esperamos nosotros el día de su aparición con deleite y expectativa?

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Referencias / Notas

LECCIÓN Título:

JESÚS SE APARECE A LOS DISCÍPULOS POR LA NOCHE Textos de referencia: Marcos 16:14; Lucas 24:36-47; Juan 20:19-23 Versículo para memorizar: Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. 1 Corintios 15:14 INTRODUCCIÓN El apóstol Pablo recordó a Timoteo que Jesucristo fue levantado de los muertos (2 Timoteo 2:8). Debemos enfatizar que la resurrección es un hecho histórico más allá de la disputa, sobre todo porque está siendo atacado constantemente por los incrédulos. El hecho irrefutable de la resurrección debe ser afirmado constantemente. El día de la resurrección es para ser celebrado como una fiesta jubilosa porque Cristo se levantó de la tumba. El día de la Pascua debería ser de gran alegría. La resurrección de Cristo nos asegura la futura resurrección de todos, especialmente de los que son sus hijos. ¡Jesús da paz y alegría! La aparición de Cristo a los hombres de Emaús nos enseña que el Cristo exaltado es el mejor predicador del mensaje pascual. La aparición del Príncipe de la vida en la noche de la resurrección y su bendición a los discípulos con su paz, es una historia muy conmovedora. Esta aparición es también la evidencia más fuerte de la resurrección de Cristo. Él era esencialmente el mismo, aunque hubo mucho sobre su persona que cambió. Estos dos principios necesitan ser examinados cuando se presenta esta historia. (Juan 20:21-23). Nosotros veremos cómo: I. Cristo da seguridad a sus discípulos II. Cristo comisiona a sus discípulos

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Acuérdate de Jesucristo, descendiente de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio. 2 Timoteo 2:8

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Referencias / Notas

I. CRISTO DA SEGURIDAD A SUS DISCÍPULOS Es la noche del gran día de la resurrección de Cristo. Este día empezó con un milagro excepcional y terminará con un portento maravilloso de gracia. El día no terminará hasta que el Señor haya aparecido a los once reunidos, y a los que estaban con ellos (Lucas 24:33). Ellos no tienen que esperar verlo en Galilea, como les había dicho anteriormente. Cristo tiene una sorpresa reservada para ellos. A. Los discípulos están confundidos

“… Y que apareció a Cefas, y después a los doce.” 1 Corintios 15:5

Los discípulos y algunos otros se reunieron en Jerusalén. Tomás no estaba presente, así que había realmente diez discípulos; no obstante, Lucas habla sobre los once y Pablo usa el término doce (1 Corintios 15:5), aunque Judas ya había ido a su propio lugar. Esta terminología se usa para señalar a los discípulos como un grupo. ¿Cómo se sienten ellos? Las puertas están cerradas por miedo de los judíos (Juan 20:19). Los judíos alimentan un odio intenso contra Jesús. El pastor ha sido asesinado, ¿qué debe pasar con las ovejas? Ellas están preparadas para un posible ataque. No tienen paz interior y están muy confundidas. El día anterior los discípulos todavía estaban desesperados y desalentados. Este día hay gran agitación entre ellos. Ha sido un día muy extraño. Por la mañana las mujeres habían venido con el mensaje del ángel. Ellas también relataron que Jesús se les había aparecido en el camino. Luego María Magdalena había descrito con gozo la reunión que ella experimentó en el jardín. Juan compartió lo que él había visto en la tumba vacía y cuál era su convicción. Más tarde, Pedro, que había caído profundamente pero estaba arrepentido, se había regocijado en una aparición separada. Ahora, allí estaban estos dos amigos que vinieron desde Emaús. Ellos no habían podido guardar esta maravillosa noticia para sí mismos y quisieron que otros compartan su gozo. Ellos pensaron que serían los primeros en traer este mensaje, pero tan pronto como entraron en el cuarto, reciben las nuevas de gozo: ¡Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón! (Lucas 24:34). Al parecer no todos los discípulos estaban convencidos. Cuando los hombres de Emaús empezaron a hablar, no hubo una aceptación unánime (Marcos 16:13). Algunos creyeron, pero otros sacudieron sus cabezas. Algunos se llenaron de gozo, otros enmudecieron de asombro. Ellos no estaban seguros. Hubo una diferencia de opinión y no podían llegar a un acuerdo general. Sus sentimientos pasaban de la alegría al miedo, de la esperanza a la duda. Aunque la desesperación y la incredulidad habían desaparecido, no todos experimentaron el gozo completo, hubo una divergencia extensa de sentimientos. Todos tenían miedo de los judíos, pero no todos estaban seguros de la resurrección de su Maestro, aunque todos estaban hablando sobre las mismas cosas (Lucas 24:36).

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B. Jesús se aparece a sus discípulos

Referencias / Notas

Solamente la aparición de Jesús puede dispersar la atmósfera opresiva de la incertidumbre. Sólo él puede completar su alegría, y Jesús les concede paz desterrando cada duda. Los judíos, a quienes esperaban con temor, no vinieron; ¡pero el Salvador a Quien ellos no estaban esperando, vino! Jesús no anuncia su aparición sino que mientras ellos están razonando acaloradamente entre sí, Jesús se puso en medio de ellos (Lucas 24:36). Él entró de una manera totalmente inexplicable. ¿Abrió la puerta o la traspasó? ¡Muchos han discutido sobre su manera de entrar, pero esta es una pregunta inútil! Las Escrituras no dan ninguna explicación y nosotros no podemos tratar de satisfacer nuestra curiosidad con especulaciones vanas. ¿Puede alguien explicar un milagro? Los discípulos no podían explicar cómo Jesús se paró súbitamente en medio de ellos y nosotros tampoco. Más bien señalemos que el asunto más importante es que el Señor mismo estaba parado en medio de ellos. ¿Qué hará Jesús? Esta es la primera vez, después de su separación en el jardín de Getsemaní, que el pastor se aparece a sus ovejas dispersas. ¿Los reprenderá por su huída? ¡No, él trae paz! Abre su boca y la primera cosa que dice es: Paz a vosotros (Lucas 24:36). Este era un saludo común entre los judíos, pero en la boca del Salvador tiene un significado más profundo. Su saludo es más que un simple deseo. Él es el Príncipe de paz y les imparte su paz. Esta paz no es igual a la paz que existe después que las personas han estado en guerra. Esta paz no es precisamente una relación armoniosa entre amigos o vecinos. Aunque dicha paz puede ser muy deseable, la paz del hombre no es una paz total y verdadera. La paz de Cristo involucra, en primer lugar, nuestra relación con Dios y después con otros. Cristo realizó la expiación y destruyó toda enemistad tomando sobre él la ira de Dios contra el pecado. Sólo él puede conceder la verdadera paz de Dios como fruto de su sacrificio expiatorio. El resultado glorioso es que Cristo calma las olas del dolor y el desorden que a menudo nos agobian. Sólo él puede darnos paz para nuestros corazones. ¡Cristo es el Príncipe de paz! Como el Señor resucitado, Jesús hace eso también ahora. Aunque ahora está en el estado de exaltación, su corazón está lleno de amor, así como antes. Él quiere dar su paz a los corazones con problemas. Si nosotros queremos disfrutar la alegría espiritual, duradera de la Pascua, nuestros corazones deben abrirse para recibir su palabra de paz. C. Los discípulos están espantados La aparición de Jesús a sus discípulos tiene un efecto extraño. Ellos se espantan. Están espantados y atemorizados (Lucas 24:37). ¡Qué contraste! Allí está parado Jesús: el amor irradia de su rostro, su mirada es compasiva y la paz está en sus labios. ¡Pero miremos a los discípulos asustados! Ellos están tan sobresaltados por la aparición súbita e inesperada de Jesús, que están paralizados de miedo.

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Referencias / Notas

Estaban completamente desprevenidos para esto y están totalmente confundidos y asustados. Ven al Señor Jesús que está de pie delante de ellos, pero piensan que están viendo un espíritu. ¡Qué triste! Ellos habían hablado sobre Jesús durante todo el día. Habían razonado y discutido, y ahora que el momento ha llegado para que él se pare en medio de ellos, son incapaces de apreciar debidamente su aparición y sienten miedo. Así es el hombre. Cuando el Señor nos sorprende, con frecuencia no apreciamos sus beneficios como deberíamos. No debemos menospreciar a estos discípulos temblorosos. A menudo somos como ellos y tampoco usamos correctamente los dones que Dios nos da. Frecuentemente nosotros también dudamos de que él nos de algo. Es pecaminoso no experimentar el gozo que él ha preparado para nosotros. D. Jesús calma el miedo de los discípulos Los discípulos no pueden quedarse de esta manera. Ellos deben cambiar con el impacto de las palabras del Salvador. Cuando les asegura que él es realmente el Señor, ellos se calman. Jesús no se aparece como un espíritu en un cuerpo visible, similar a la aparición de los ángeles, que a veces asumían una apariencia humana durante un tiempo. Es incorrecto describir la apariencia de Jesús como un “espíritu”, porque el Cristo exaltado hace todo para demostrar que tiene una naturaleza verdaderamente humana, ¡también en su estado de exaltación!

Cuando Jehová hizo volver de la cautividad a Sión, fuimos como los que sueñan. Salmos 126:1 Y dijo José a sus hermanos: --Yo soy José. ¿Vive aún mi padre? Sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban turbados delante de él. Génesis 45:3 Y le dieron las nuevas, diciendo: “¡José aún vive!, y es señor en toda la tierra de Egipto”. Pero el corazón de Jacob desfalleció porque no les creía. Génesis 45:26

¿Qué hace luego Jesús? Él no está confundido o perturbado por el miedo supersticioso de los discípulos, más bien reprende su incredulidad y dureza de corazón por no aceptar confiadamente la certeza de los que lo habían visto (Marcos 16:14). Y, de una manera muy llamativa, muestra su paciencia y su gracia condescendiente. En primer lugar, les habla directamente y de una manera sencilla para que entren en razón: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Él Señor también les da una prueba visible para borrar cualquier pensamiento erróneo que ellos pudieran tener: ¡Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy! Finalmente, les invita a usar sus manos para convencerse de que ellos no están mirando a un espíritu invisible y sin cuerpo: Palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo (Lucas 24:38-39). Jesús fue aún más lejos y les mostró las manos y los pies (Juan 20:20). Las señales de las heridas de los clavos y de la lanza todavía estaban visibles. Jesús no está avergonzado de sus cicatrices. ¡Él no necesita estar avergonzado, porque ellas no solamente son señales de identificación verdadera y persuasiva, sino que también son señales de distinción y amor! Ahora el miedo se ha ido. Los discípulos están llenos de gran alegría. Es como si estuvieran soñando. Es demasiado: ¡su Salvador está de verdad con ellos! Apenas pueden creer lo que ven sus ojos: todavía ellos, de gozo, no lo creían. Psicológicamente sus emociones pueden ser explicadas (Salmos 126:1; Génesis 45:3, 26).

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El amor condescendiente del Señor Jesús va aun más profundo. Hace una petición para asegurarles aún más: ¿Tenéis aquí algo de comer? Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel. Y él lo tomó, y comió delante de ellos. (Lucas 24:41-43). Cuando ellos habían estado en su presencia diaria, habían visto que él comía. Sus hábitos serían familiares para ellos. Aunque su cuerpo resucitado exaltado no necesita comida, él puede comer. Come para que sus seguidores puedan estar completamente convencidos. Vio que ellos estaban perturbados y entonces los cubre con una medida desbordante de su cuidado. Ahora toda duda se ha ido. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor (Juan 20:20). A pesar de su miedo e incredulidad, sus corazones están estrechamente unidos al Señor Jesús. Se alegran pues ya no tienen que dudar más. Han visto a Jesús personalmente. II. CRISTO COMISIONA A SUS DISCÍPULOS A. Jesús ilumina el entendimiento de sus discípulos Hay una buena razón para que Jesús repita el saludo significativo: Paz a vosotros (Juan 20:21). La paz divina desciende al corazón de sus seguidores, quienes hace solo un momento habían estado profundamente asustados y en gran duda. Jesús va a hacer más por sus discípulos. Va a prepararlos para su misión como apóstoles. Les recuerda primero la enseñanza que habían recibido de él. Señala que ahora esto ha sido completado y les refiere el Antiguo Testamento para que su fe, así como la de los hombres de Emaús, se arraigue y fundamente en las Santas Escrituras. Él no sólo explica las Escrituras, sino que también ilumina el entendimiento (Lucas 24:44-45). ¡Ahora su entendimiento del Antiguo Testamento es transformado! Ellos ven las verdades antiguas con una nueva luz. No solo tienen el conocimiento, sino que también reciben entendimiento. Los textos familiares son vistos ahora con una nueva luz. Ellos entienden que todo tenía que pasar de esta manera. Cristo tenía que morir y ser levantado para salvar completamente. Si el Evangelio es el verdadero poder de Dios para nuestra salvación, nosotros también necesitamos la iluminación indispensable de nuestro entendimiento: Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley (Salmos 119:18). B. La comisión de Jesús Tanto la humillación de Jesús como su exaltación deben ser proclamadas. Que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén (Lucas 24:47). Los discípulos se harán maestros. Jesús les habla con autoridad: Como me envió el Padre, así también yo os envío (Juan 20:21). El llamado apostólico es renovado en esta importante ocasión. En esta primera aparición de Jesús, este grupo de seguidores recibe formalmente su comisión.

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Referencias / Notas

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Referencias / Notas

El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo aquel que nace del Espíritu. Juan 3:8 De repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban. Hechos 2:2 Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. Hechos 4:33 Pero no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos. Juan 17:20 A este levantó Dios al tercer día e hizo que apareciera, no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos. Y nos mandó que predicáramos al pueblo y testificáramos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. De este dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él crean recibirán perdón de pecados por su nombre. Hechos 10:40-43

Jesús agrega un hecho a esta. Él les sopló y les dijo: ¡Recibid el Espíritu Santo! Él les imparte su Espíritu para equiparlos como portadores oficiales de su labor oficial. El soplo de Jesús sobre los discípulos tiene un significado simbólico. Para aclarar esto, se necesita tener presente lo siguiente: para que los discípulos sean maestros de todas las personas, ellos necesitaban a un Maestro constante. Este Maestro es el Espíritu Santo que los equipa con los dones del oficio y les proporciona el poder para llevar a cabo fielmente su llamado. El soplo de Jesús sobre los discípulos simboliza que así como la respiración sale de la boca del que respira, el Espíritu Santo procede de Cristo. Además, es una señal externa del funcionamiento del Espíritu Santo, al denotar su poder soberano y todopoderoso que da vida (Juan 3:8; Hechos 2:2). Una vez que los apóstoles reciben el poder y la guía del Espíritu Santo, reciben la autoridad para perdonar los pecados de los que creen en Cristo y declarar en este mismo nombre los que son incrédulos son condenados, es decir, que sus pecados no serán perdonados. Este es el significado cuando Cristo comisiona a sus discípulos en esta hora inolvidable. A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos (Juan 20:22-23). C. Confirmación adicional de la resurrección de Cristo Juan no describe la resurrección de Cristo, pero nos relata en detalle la manera en que él y los otros vinieron a creer en la resurrección. Hay una buena razón para esto. Los discípulos no eran muy incautos y no se convencieron fácilmente. ¡Se necesitaba mucho para hacerles creer! Una vez que ellos creyeron en la resurrección, fueron convencidos firmemente y deseaban dar sus vidas por su fe. Ellos han visto al Cristo resucitado, han aprendido a entender las Escrituras, recibieron el Espíritu Santo y ahora estos hombres, temerosos y débiles, pueden proclamar el Evangelio del Cristo sufriente y resucitado, con autoridad y gran poder (Hechos 4:33), para que nosotros podamos creer en Cristo a través de su palabra (Juan 17:20). Esto es exactamente lo que más tarde declararon Pedro (Hechos 10:40-43) y Juan (1 Juan 1:1-3). ¡Cristo es el contenido del Evangelio! La resurrección de Jesús fue confirmada de varias maneras. Fue proclamada por un ángel, confirmada como verdadera por los soldados, fue testificada poderosamente por las Escrituras apostólicas y apoyada por la existencia y el progreso de la Iglesia de Cristo en la historia. Además, Jesús fue visto personalmente por las personas a quienes el resucitado se apareció. El Evangelio pascual no es una ilusión imaginaria para dar alivio momentáneo en un mundo de pecado y muerte, sino que este proclama la redención única y verdadera. El Príncipe de Paz no descansará hasta que haya llenado los corazones de los suyos con paz y alegría. La fe guía al gozo. Cristo pone un final a las preguntas perplejas y fútiles de sus seguidores. Él es nuestra paz y los creyentes están gozosos cuando lo ven como su Señor.

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Un día habrá un “juicio” que traerá miseria y gozo eternos. En ese gran día de venganza, el Juez, en el trono, arderá en ira contra todos los que no amaron su aparición y para ellos será la miseria. Los que lo conocen y dan testimonio de su poder y resurrección (Filipenses 3:10) disfrutarán de una paz inefable y maravillosa en la tierra. Para ellos será el gozo eterno. Estos no pueden verlo con los ojos físicos, pero creen en él. Él es precioso para ellos en su estado de humillación y lo adoran en su estado de exaltación. Un día, estos obtendrán el cumplimiento de su fe, la salvación completa de sus almas (1 Pedro 1:8-9).

Referencias / Notas

Quiero conocerlo a él y el poder de su resurrección, y participar de sus padecimientos hasta llegar a ser semejante a él en su muerte. Filipenses 3:10 Vosotros, que lo amáis sin haberlo visto, creyendo en él aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso, obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas. 1 Pedro 1:8-9

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Referencias / Notas

LECCIÓN

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JESÚS SE APARECE A LOS DISCÍPULOS EN EL MAR DE TIBERIAS Texto de referencia: Juan 21:1-22 Versículo para memorizar: Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Juan 10:27, 28 INTRODUCCIÓN El capítulo 21 es como un apéndice al Evangelio de Juan. Debemos estar agradecidos a Dios de que haya sido añadido, porque relata una aparición muy significativa del Salvador resucitado que no está registrada en ninguna otra parte de las Escrituras. En orden cronológico, esta es la séptima aparición de Jesús. Cuando dice que esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos, debe recordarse que esta tercera vez se refiere a los discípulos en conjunto o en partes, no incluye las apariciones a las mujeres y a las personas individualmente. Esta vez Jesús se manifestó, o se reveló a sí mismo a sus discípulos. El relato de esta aparición se ubica entre 3 eventos: la pesca milagrosa después de una noche de trabajo inútil, la reintegración de Pedro y la predicción de su futuro. Esta historia es importante porque esta aparición nos da una visión del carácter del Cristo exaltado. Aunque en esta historia Pedro está en el primer plano, el enfoque no debería ponerse en Pedro sino en Jesús. Es importante que sus hechos y palabras sean presentados claramente. Cuando consideremos este evento, el enfoque estará en Jesús como: I. Un visitante sorprendente II. El Salvador fiel III. El líder sabio

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I. UN VISITANTE SORPRENDENTE

Referencias / Notas

A. El trabajo inútil En la mañana de la resurrección, el ángel les dijo a los discípulos que Jesús iba delante de ellos a Galilea y que lo verían allí. En respuesta al mensaje que recibieron, los discípulos fueron allá y ahora están esperando para ver lo que pasa. Mientras esperan el cumplimiento de la promesa, no pierden el tiempo y retoman sus ocupaciones anteriores. Una noche siete de ellos están juntos. Simón Pedro, enérgico y firme, toma la iniciativa y dice: voy a pescar. Los otros siguen su ejemplo. No hay ninguna razón para censurar a los discípulos por su acción o para pensar que están actuando desalentadamente o que tienen una mente mundana. El trabajo es mejor que la ociosidad. El deseo de trabajar no es una tarea. Ellos han pasado su juventud en esta tierra cercada por el mar. Muchas veces han pescado aquí. Durante estos últimos años pasaron en la costa con Jesús. Allí caminaba y les enseñaba. Él había entrado en un barco con ellos para cruzar el mar. Una vez, preparó una pesca abundante para ellos (Lucas 5:4-11) y en otro momento, calmó una terrible tormenta (Marcos 4:35-41). Muchos recuerdos están conectados a las aguas del mar de Tiberias en Galilea. Los discípulos son pescadores experimentados. Ellos no realizan su trabajo en un momento inadecuado, porque el mejor tiempo para pescar es por la noche. Como se verá más tarde, hay abundantes peces en el mar. A pesar de todas estas cosas, los pescadores ven totalmente frustradas sus expectativas. Y aquella noche no pescaron nada. B. Una pesca abundante La mañana finalmente empieza a aparecer al final de esta noche triste y traerá una recompensará inesperada y maravillosa. ¡El Señor Jesús está parado a la orilla! Los discípulos no saben que es Jesús, aunque están cerca. Hay doscientos codos, o sea aproximadamente 100 metros, desde la tierra y pueden hablar fácilmente con el hombre de la orilla. La voz del desconocido es amistosa: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Él quiere decir, ¿tienen algo de pescado para comer con el pan? Con desánimo, ellos contestan brevemente: No. Ante esta respuesta el “extraño” les ordena: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Ellos todavía no reconocen al Señor. Aunque se sorprenden del consejo que reciben, obedecen de buena gana. El resultado excede a sus más grandes expectativas: ¡y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces! La gran pesca incita a responder con convicción al sensible y discernidor Juan: ¡es el Señor! Tan pronto como el apasionado e impulsivo Pedro escucha esto, está de acuerdo y actúa rápidamente. Es imposible para él quedarse en el barco un momento más. Rápidamente se pone su túnica exterior y se la ciñe, ya que se había despojado de

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Referencias / Notas

ella. Esto significa que para llevar a cabo su trabajo, Pedro sólo usaba un mínimo de ropa para cubrirse. Ahora está listo para saltar al agua y dirigirse a la orilla. Juan y Pedro fueron motivados por el amor a Jesús, aunque lo expresaron de diferente forma. Mientras tanto, los otros discípulos en la barca están arrastrando la red de peces a la orilla. Un poco después, cuando Pedro arrastra la red a tierra, se da cuenta que no hay menos de 153 peces grandes en ella. ¡Qué maravilloso!, y aun siendo tantos, la red no se rompió. C. Una comida agradable La única manera de describir a los discípulos es que ellos estaban muy asombrados. Después de una noche de trabajo intenso e inútil, Jesús había venido inesperadamente y los había bendecido con una pesca abundante. Aún cosas mayores les esperaban. Cuando llegaron a la orilla había otra sorpresa maravillosa. Encontraron todo preparado: brasas puestas, y un pez encima de ellas, y pan. ¡El pez ya estaba allí porque Jesús mismo había preparado la comida! Y ellos podían poner algo de su propia pesca también. El Señor Jesús les animó: Vino, pues, Jesús, y tomó el pan y les dio, y asimismo del pescado. ¿Qué debían pensar los discípulos? Se sientan a comer en silencio, llenos de temor y reverencia. Nadie hace preguntas, porque saben quién es él. Llenos de alegría, están siendo bendecidos con el favor y el poder milagroso de Jesús. Verdaderamente Jesús deleita a sus seguidores con las sorpresas más maravillosas. ¿Para qué hace esto? Para que en su presencia se olviden de los problemas y de las desilusiones anteriores y se sientan animados para cuando él los deje; así ellos tendrían un compañerismo espiritual más íntimo con él. Jesús está preocupado por el bienestar de sus discípulos. Él también quiere enseñarles algo. Este evento es simbólico y un modelo de instrucción que habla por sí mismo. Cristo no lo indica específicamente, pero está claro que este evento está lleno de una instrucción maravillosa para los discípulos y para todos los que trabajan en el reino de Dios. No debemos espiritualizar todo, por ejemplo, no debemos intentar averiguar absurdamente por qué se pescaron 153 peces. Lo que vemos aquí es que las experiencias de los que trabajan por las almas están representadas por este evento. Los pescadores en la costa serán pronto pescadores de hombres, cuando los apóstoles de Cristo vayan al mundo. ¿Qué les espera? ¡Desilusiones, pero también bendiciones! Incluso, cuando ellos trabajen fielmente, serán defraudados frecuentemente. Esta noche ellos estaban pescando pero no cogieron nada. Sin Jesús, sus trabajos serán en vano. Tal vez si ellos trabajan en vano en un lugar serán ricamente bendecidos en otra parte, si siguen obedientemente el mandato de Jesús. Ellos pueden disfrutar de los frutos de sus labores, aunque estos frutos no sean obtenidos por su propia ambición, sabiduría o poder, sino sólo por Jesús. ¡La gloria sea dada sólo a Él!

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II. EL SALVADOR FIEL

Referencias / Notas

A. Pedro es dirigido Los discípulos están profundamente conmovidos. Los siete reciben mucha instrucción del Señor Jesús, pero para uno de ellos este día tendrá un significado aún más profundo. Después de la comida, el Salvador se vuelve a Pedro. Con palabras conmovedoras, el Señor trata el oficio del apóstol, el llamamiento y los privilegios de los discípulos, su trabajo y autoridad. Debido a su profunda caída, Pedro, más que los otros, se ha hecho indigno de esta alta posición en la iglesia de Cristo. Esta aparición de Cristo afirma al círculo de los discípulos compañeros de Pedro que, a él y a los otros, les fue dado el oficio de apóstol en el día de la resurrección de Cristo. La gracia desbordante de su reintegración es afirmada ahora públicamente por Jesús. Para entender esta parte de la lección debemos recordar el pecado de Pedro cuando negó al Señor. También debe referirnos al hecho de que el día de su resurrección, el Señor Jesús honró a Pedro con una aparición separada (Lucas 24:34). No sabemos lo que pasó, pero podemos concluir que Cristo aseguró al pecador arrepentido que él es recibido en gracia. Él había orado por Pedro. Pedro no había abandonado el compañerismo con los discípulos. En la mañana del día de la resurrección, fue con Juan a la tumba. El ángel dirigió su mensaje a los discípulos y a Pedro (Marcos 16:7). Los discípulos no abandonaron a Pedro y el pastor encontró a su oveja perdida.

Levantándose en esa misma hora, volvieron a Jerusalén; y hallaron a los once reunidos y a los que estaban con ellos, que decían: --Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón. Lucas 24:34

Jesús había asegurado a Pedro en forma personal y privada que su culpa fue cubierta, pero también quiere reintegrarlo públicamente a la posición que había perdido. ¡Todos deben saberlo! En el futuro nadie debía dudar si Pedro tenía derecho a esta posición importante y el permiso para llevarla a cabo. ¡Qué Salvador tan fiel! Así es la excelencia del amor de Jesús: El que te corona de favores y misericordias (Salmo 103:4). El Señor es el único consuelo del creyente. Por tanto, nosotros podemos ponernos confiadamente bajo su cuidado y descansar sólo en él. B. Pedro es humillado Jesús quita las consecuencias del pecado compasivamente, aunque no toma ligeramente el acto de pecar. Su amor es ilimitado pero nunca indiscreto. Su amor es también un amor santo y por tanto, Jesús toma esta acción. Pero antes que Pedro, el pecador caído, sea reintegrado, está públicamente arrepentido y humillado en la presencia de sus compañeros. Notemos cómo el Salvador es tierno pero firme, manso pero también serio al tratar con Pedro.

Y yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no la dominarán. Mateo 16:18

Pedro ha abandonado su oficio y, por tanto, Jesús no se dirige a él por su nuevo nombre (Pedro) el cual había recibido después de su confesión temprana (Mateo 16:18), sino por su nombre antiguo, Simón, hijo de Jonás. Pedro se había elevado sobre los otros y pensaba que su amor y devoción eran mayores (Mateo 26:33). Había declarado

Respondiendo Pedro, le dijo: --Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré. Mateo 26:33

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La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

que permanecería con Jesús aunque los otros lo abandonaran. ¡Era necio y no se conocía a sí mismo! ¿Todavía pensaba tan altamente de sí mismo? Él había menospreciado a los otros; sin embargo, había caído más profundo que cualquiera de ellos. Pedro se acuerda de su rechazo y de su maldición cuando Jesús le pide que conteste a la pregunta: ¿me amas más que estos? (Juan 21:15). Después de todo lo que pasó, ¿piensas todavía que eres mayor y dices que me amas más que los otros? Esta pregunta que penetra en el alma de Pedro, Jesús la hace tres veces. No hace esto porque desconfía de su discípulo. Si así fuera, no le habría asegurado de su confianza, cuando Pedro respondió afirmativamente a las preguntas de Jesús. Puede parecerle a Pedro que Jesús no le cree, pero es la intención del Salvador que recuerde conscientemente su triple negación. El pecado de Pedro no se menciona específicamente, pero todo sirve para poner el rechazo delante de Pedro. ¿No había sido separado para ser un pescador de hombres y después negó al Señor? Pedro, a quien usualmente no le faltan palabras, es obligado a reflexionar en su respuesta y los espectadores deben estar convencidos de que él está seguro de lo que dice. Jesús humilla a Pedro públicamente para probar su sinceridad y compromiso. Le obliga a reflexionar en su respuesta. Cuando Pedro responde que él no se compara a sí mismo con otros, contesta: Sí, Señor; tú sabes que te amo (Juan 21:15). De nuevo, Jesús lo confronta con una pregunta directa y bien comprensiva: ¿me amas de verdad? La segunda respuesta afirmativa de Pedro, que es dada sin vacilación es: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Cristo repite la pregunta. Él escoge intencionalmente la misma palabra que Pedro usó dos veces para expresar su amor, una palabra que es ligeramente menos poderosa que la palabra que Jesús usó dos veces. Las traducciones de las diferencias entre las palabras griegas usadas para “amor” son incapaces de traducir exactamente la variación en los significados. Una manera de distinguir entre los dos significados sería explicar que la palabra amor usada por Jesús describe una acción que coloca el valor de Jesús sobre todos los otros, mientras Pedro usa una palabra para amor que expresa su afecto sincero y de corazón para el Salvador a quien él ama tiernamente pero no más que los otros. Cristo sabe lo que necesitamos y no duda en causarnos dolor si eso es para nuestro bienestar. Pedro debe experimentar esto ahora y siente dolor profundo. Se deja humillar, pero se siente herido profundamente cuando el Señor Jesús usa la palabra más débil para amor, al repetir la pregunta de nuevo. Pedro fue cortado hasta su hueso y médula y se entristeció cuando Jesús repitió la pregunta. ¿Duda Jesús de su sinceridad? Es verdad, Pedro no había mostrado su amor en todo lo que había pasado. No obstante, estaba seguro de que amaba a Jesús, no hay ninguna duda sobre eso, aunque mostró su debilidad en el camino a Getsemaní, después de que previamente había alardeado sobre su constancia. Él sabe ahora con seguridad lo que dice. El discípulo consagrado no es un hipócrita cuando hace esta confesión.

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En su respuesta final, Pedro confiesa la profundidad de sus sentimientos y su fe cuando dice: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. En esta confesión maravillosa, Pedro exalta la Omnisciencia de Cristo, quien conoce que es sincero y que declara su amor ferviente por él.

Referencias / Notas

¡Es un gran privilegio cuando nosotros también podemos dar una respuesta humilde, pero sincera y segura a esta gran pregunta que escudriña el alma! ¿Me amas? Esta es la pregunta más importante. La Biblia dice que si alguno no ama al Señor Jesucristo, será maldito, Maranatha. Todos debemos dar una respuesta como la de Pedro delante del Señor Omnisciente. Solamente el amor obediente de la fe es la motivación verdadera para trabajar en el reino de Dios. Nuestra oración constante debería ser: Señor, escucha lo verdadero, Considera mi lamento, Mi oración de labios sinceros; Envía tu aprobación desde lo alto, Limpia mi justicia C. Pedro es reintegrado La intención de la prueba amorosa de Cristo para Pedro ha logrado su meta. Esto era bueno para Pedro, aunque era duro. Ahora esto es suficiente. ¡El humilde Pedro es reintegrado públicamente! Después de cada respuesta que Pedro dio, recibió una comisión maravillosa, significativa del Señor. Le habló al apóstol Pedro como a un pastor que debe cuidar el rebaño de Cristo. ¿No compró Jesús a sus seguidores con su propia sangre? (Hechos.20:28). La iglesia es preciosa para él y confía su cuidado a Pedro. ¡Qué honor! Por deducción, el rebaño de Cristo es descrito por Jesús como un rebaño necesitado. Pedro, no rechaces duramente a las ovejas. Trata delicadamente a los corderos. ¡Apacienta mis corderos! Tú no puedes cuidar realmente a mis corderos ¡sino me amas de verdad! La segunda respuesta de Jesús a la respuesta de Pedro describe al rebaño como rodeado por peligros y atacado por lobos. Pedro, te encargo que lo cuides y lo protejas como un pastor cuida de las ovejas desvalidas. ¡Apacienta mis ovejas! No huyas cuando el peligro amenaza. La tercera respuesta de Jesús es también muy significativa: el rebaño debe ser alimentado diariamente. Pedro, como un pastor, es responsable por el bienestar de las ovejas. ¡Apacienta mis ovejas! De esta manera el Señor pone de nuevo la vara del pastor en las manos de su discípulo arrepentido. III. EL LÍDER SABIO A. Jesús predice el futuro de Pedro El Señor Jesús tiene algunas otras cosas muy importantes que decir a Pedro y, por tanto, son introducidas por las solemnes palabras:

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Por tanto, mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. Hechos 20:28

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Referencias / Notas

¡De cierto, de cierto te digo! El apóstol está al servicio del Señor como pescador de hombres y pastor de sus ovejas. Él y nadie más determina el futuro. Pedro debe estar totalmente consciente de esto. Pedro siempre demostró que tenía un carácter fuerte y voluntarioso y quería estar siempre en control. Cuando Jesús predijo su sufrimiento, Pedro exclamó: ¡nunca! Su propio ego había jugado un papel predominante. Un rasgo del carácter dominante de Pedro era: “yo quiero...”. Esto se expresa en el lenguaje figurativo que Jesús usa para dirigirse a Pedro: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías. De hoy en adelante esto iba a cambiar. En su sabiduría, Cristo determina que este hábito sea roto y pone una nueva cruz sobre él. Los años adultos precoces de Pedro pertenecen al pasado y finalmente experimentará las debilidades de la vejez. El Señor Jesús le dice: Cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras. Cuando seas un hombre viejo, desvalido, extenderás tus manos para apoyarte y tendrás que rendirte a otros. Serás atado con una soga o cuerda y serás llevado a un lugar de juicio. Esta declaración es más que una descripción de la debilidad de la vejez que viene. Cristo le dice a Pedro que no tendrá una vida agradable y fácil como un portador del oficio. El Señor predice que su posición será la de llevar la cruz. En el futuro Pedro no podrá escoger según sus propias visiones y deseos, sino que otros escogerán y decidirán por él. Tendrá que aprender y experimentar lecciones difíciles de abnegación. Esto sucederá más profundamente en la forma de su muerte. Desde hoy en adelante, la vida de Pedro estará marcada por la abnegación y Jesús lo prepara para este futuro. Pedro morirá como un mártir. Los Padres de la Iglesia registran que fue crucificado con su cabeza hacia abajo. Un hombre como Pedro nunca habría escogido esta forma de sufrimiento. Cuando joven, nunca imaginó que no podría controlar su propio destino. Cristo soberanamente ha determinado la muerte de Pedro, para que pueda glorificar a Dios. ¡Esto pone la muerte de Pedro en una perspectiva maravillosa! B. Jesús dice: ¡Sígueme! Pedro ha escuchado lo que le espera. Se le da la oportunidad de mostrar que entiende a su Maestro. Jesús escoge; Pedro debe obedecer. El Salvador agrega la acción a la palabra y ordena, Pedro: Sígueme. Pedro ha decidido seguirle, pero su naturaleza vieja impulsiva sale de nuevo a la superficie. Se da la vuelta y ve a Juan, el discípulo que tiene una relación más íntima y privada con Jesús. Todavía está claro que Pedro quiere dominar. Cuando pregunta lo que le pasará a Juan, no está motivado por los celos, sino por la simpatía y el interés sincero. Sin embargo, la acción es inadecuada e impertinente. La respuesta corta de Jesús es una reprimenda severa y repite su encargo de una manera fuerte. ¿No has aprendido que no debes inmiscuirte en

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las cosas que no te incumben? Involúcrate en lo que te he ordenado y cúmplelo. ¡Sígueme tú! El énfasis está en estas palabras. Esta última orden es muy instructiva. Estas pocas palabras resumen toda la vida cristiana. El camino al cielo es seguir al Salvador. Un viajero sigue a su guía, un estudiante a su maestro, un soldado a su capitán, y un cristiano sigue al gran líder y consumador de la fe. El Señor también requiere que nosotros lo sigamos. Él tiene derecho para ordenar esto y es un privilegio y una bendición obedecer esta orden. ¡Nosotros seguimos al mejor líder que hay! Nosotros podemos seguir a los guías infieles por el camino ancho hacia la destrucción. Pero sólo Jesús puede guiarnos por el camino estrecho que lleva al cielo. Si nosotros seguimos por donde él nos lleva, es imposible perderse o perecer.

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LECCIÓN

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LA ASCENSIÓN DE JESÚS Textos de referencia: Marcos 16:19; Lucas 24:50-52; Hechos 1:6-12 Versículos para memorizar: Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. Mateo 28:19, 20 INTRODUCCIÓN El relato bíblico sobre la ascensión de Jesús es notablemente corto. Mateo y Juan no la mencionan en absoluto y Marcos y Lucas solo se refieren brevemente a ella. La ascensión de Cristo es una consecuencia natural de su resurrección. Es la culminación gloriosa de los eventos de la salvación. La brevedad de la historia no disminuye la importancia y el gran significado de este evento histórico. En este contexto debemos recordar que esta es la última reunión que el Salvador tuvo con sus discípulos. La ascensión la veremos a la luz de: I. Los últimos días II. La bendición de Jesús I. LOS ÚLTIMOS DÍAS A. La última reunión

¿Pues qué, si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba primero? Juan 6:22

El final de los cuarenta días después de la resurrección ha llegado. El Señor Jesús está a punto de regresar al cielo de donde vino (Juan 6:62). Él no quiere desaparecer silenciosamente, sino que quiere mostrar su gloria a sus discípulos. Ellos vieron cómo las personas lo rechazaron y ahora podrán ver cómo su Padre lo recibe. Jesús ha reunido a sus discípulos a su alrededor por última vez. Hay once de ellos. Los lleva fuera de la ciudad,

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por el camino que va desde Jerusalén hasta Betania, pasando sobre el monte de los Olivos. El monte de los Olivos está camino de un día de reposo, esta expresión significa, una caminata de alrededor de quince minutos desde la ciudad (Hechos 1:12). Jesús quiere ascender desde este punto. Este lugar no es escogido arbitrariamente o seleccionado por casualidad. Al pie del monte de los Olivos está el jardín de Getsemaní donde el sudor sangriento de Jesús cayó sobre la tierra. Detrás de ellos está la ciudad de Jerusalén la cual mató a sus profetas y expulsó a su Mesías prometido. Frente al monte de los Olivos está otra colina, el Calvario, donde fue pagado el precio del rescate. Delante de ellos queda Betania, pueblo bien conocido donde el Salvador disfrutó mucho amor y hospitalidad. Este lugar avivaba muchos recuerdos. Cristo ha aparecido a sus discípulos diez veces durante las últimas semanas, demostrando con muchas señales convincentes que estaba vivo. El compañerismo era tan íntimo que comía y bebía con ellos (Hechos 10:40-41). En estas reuniones les hablaba sobre las cosas del reino de Dios. Jesús les ordena que no dejen Jerusalén. Dejados a sus propios recursos, ellos estarían dispuestos a dejar esta ciudad porque esperaban ser el blanco del mismo odio que había sido liberado sobre su maestro amado. De momento ellos debían permanecer allí para que la promesa del Padre se cumpliera. Serían bendecidos por el evento prometido. El Señor Jesús había dado esta promesa anteriormente y el cumplimiento vendría cuando ellos fueran bautizados con el Espíritu Santo (Hechos 1:3-5). Esto ocurriría muy pronto. No les fue revelado el número real de días. Esto servía para mantener a los discípulos en espera. Tenían que esperar piadosamente el derramamiento del Espíritu Santo. Los discípulos se sienten muy conmovidos al estar reunidos con Jesús por última vez. El tiempo de su partida ha llegado. Sus corazones están llenos de grandes expectativas sobre el futuro. Por tanto, ellos le preguntan: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Ellos dan énfasis a la frase, en este tiempo. Señor, ¿se cumplirá ahora este deseo intenso? La respuesta del Señor Jesús es calculada para hacerles sentir que esto es algo que el Padre no les revelará. Jesús les enseña que no pueden especular ni pueden sondear las cosas que el Señor mantiene ocultas. No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad. Los discípulos deben estar satisfechos de saber que es la prerrogativa de Dios determinar cuándo es el tiempo conveniente. Esto no es todo lo que el Salvador les dice. Les repite amorosamente que el Espíritu Santo vendrá sobre ellos. ¡De él recibirán poder para cumplir su comisión de ser testigos; no de ellos, sino de Cristo! Jesús dirige sus pensamientos en una dirección diferente. ¡Testificar de Cristo es una tarea enorme! Ellos deben dar testimonio por todas partes: hasta lo último de la tierra (Mateo 28:19), pero deben empezar en Jerusalén, la ciudad del derramamiento de sangre y vio-

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Referencias / Notas

Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un sábado. Hechos 1:12

A este levantó Dios al tercer día e hizo que apareciera, no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos. Hechos 10:40-41

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Referencias / Notas

lencia. ¡Así es como el amor recompensa al odio! Es la voluntad del Señor que el evangelio sea predicado primero en esta ciudad. Los discípulos tienen tanto que testificar sobre Jesús: su humillación y exaltación, su divinidad y humanidad, su poder y gracia, su fidelidad y santidad, su necesidad y suficiencia. También, para los creyentes no es una vergüenza sino un honor testificar de Jesús. Siempre habrá algo que testificar. ¡La obra y persona de Jesús es infinitamente grande! La última pregunta ha sido contestada y la última comisión ha sido dada. Los discípulos están callados. El Salvador levanta sus manos para bendecirlos y entonces se separa de ellos (Lucas 24:50). ¡Qué maravillosa es esta partida! Él vino para bendecir la tierra y ahora parte bendiciendo la tierra. Esta bendición es más poderosa que un último apretón de manos, más íntima que un cálido saludo y más tierna que un beso de separación. Jesús da la bendición del verdadero Sumo Sacerdote. Concede la verdadera convicción e imparte la gracia maravillosa.

Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. Efesios 4:7

Jesús es capaz de bendecir de esta manera porque obtuvo la plenitud de la salvación. Él quiere bendecir de esta manera porque sus ojos están dirigidos amorosamente hacia los perdidos, inclusive ahora (Efesios 4:7). Él quiere bendecir de esta manera porque toda potestad le ha sido dada.

“… Porque, si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida”. Romanos 5:10

Cuando somos reconciliados por su sangre, somos mucho más salvos por su vida (Romanos 5:10). ¡Qué bendición es estar bajo las manos benditas de Cristo! Nosotros necesitamos esta bendición, porque esta es suficiente desde ahora y por la eternidad. B. La partida de Jesús Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo (Lucas 24:51). Él se levantó. Sus pies están dejando la tierra. En silencio y majestuosamente asciende más alto y más alto. Sube por su propio poder. Los poderes de la naturaleza no lo obstruyen. El Hijo de Dios no está sujeto a las leyes de la naturaleza que él mismo ha ordenado. El que es mayor que Enoc y Elías está aquí. Un tremendo milagro está teniendo lugar cuando Jesús asciende a lo alto. La ascensión es un milagro. Nosotros no podemos y no necesitamos hacer la ascensión comprensible. Simplemente diga los hechos. La fe no solamente la acepta como posible, sino como un evento histórico como todos los otros eventos de la salvación. Nos impresiona que Lucas relate la ascensión como un hecho verdadero y simple. La Palabra de Dios habla sobre el cielo de tres maneras: la atmósfera del viento y nubes, el cielo de las estrellas y de los planetas, y el cielo de los cielos, el cual es más permanente y más alto que los otros dos. Ningún hombre sabe dónde está situado el cielo de los cielos. Este no puede ser trazado en ningún mapa astronómico, pero aceptamos lo que la Palabra de Dios nos enseña sobre él. Por tanto, nosotros

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creemos que en alguna parte del espacio inmensurable del cosmos hay un lugar donde la gloria de Dios brilla de una manera absolutamente incomparable. Allí, los ángeles y los bienaventurados también residen.

Referencias / Notas

El cielo, el lugar donde Dios mora, no puede ser descrito de una manera terrenal, visible. Nosotros tampoco podemos ignorar que este es un lugar distinto e intentar resolver el misterio al describirlo como un reino ilusorio. Este es un lugar real en alguna parte de la creación de Dios. Su belleza es más grande que lo que cualquier ojo haya visto alguna vez, o algún oído haya escuchado, o cualquier cosa que haya sido concebida en el corazón del hombre. Esta es la ciudad de Dios. El Señor ha establecido su trono allí. Es un reino de pura luz. Es la herencia indestructible de los santos. Es el mundo luminoso de santidad y felicidad que nunca terminará, incluso cuando todo lo demás sea consumido por el fuego. En el cielo no hay ninguna mancha o punto de pecado, no hay condenación ni muerte. En varios momentos, durante su estado de humillación en la tierra, Cristo predijo su ascensión, totalmente consciente de su victoria y gloria futura, y sabiendo todo el tiempo que todavía debía descender a la profundidad más grande de su sufrimiento (Juan 6:62; 14:2-3; 16:7). En las profecías del Antiguo Testamento, la ascensión fue proclamada y descrita, por ejemplo en el arca (Salmos 24; 47; 68). Puede surgir la pregunta de si estas profecías de Salmos han sido comprendidas totalmente. Nosotros no leemos de ningún sonido de trompeta que proclame la gloria de Dios en la mañana de la ascensión de Cristo. Ninguna calamidad traumática de la naturaleza ocurre cuando Él asciende. La tierra no se sacude ni el mar ruge. Los enemigos tampoco tiemblan. La gente común no nota nada. En los alrededores de Jerusalén nadie nota nada. Recordemos que la coronación del Rey Jesús no empezó en la tierra, sino en el cielo. Ese es el orden correcto. El cielo es la ciudad del reino de Dios y la tierra es solo el estrado de sus pies. Por consiguiente, cuando Jesús asciende, el cielo empieza a agitarse. Todos los ángeles de Dios le adoran y la multitud de los salvos le cantan alabanzas. Podemos leer la descripción gloriosa del honor real otorgado al Redentor en Apocalipsis (5:9 en adelante). Este es el mismo Jesús que hoy en la tierra es todavía despreciado. No hay un nombre más dulce que el suyo; sin embargo, es despreciado. No hay un trabajo más bendito que el suyo; no obstante, recibe oposición. No hay más grande honor que el suyo; sin embargo, es rechazado con desprecio. ¿Hirió el rechazo de sus enemigos al Señor Jesús? ¡No, en lo absoluto! Esto no bajó su estado. Los enemigos solamente se hieren a sí mismos y aumentan su condenación cuando se oponen a él obstinadamente. Aunque la tierra está callada en el día de la ascensión de Cristo, el milagro no permanece completamente escondido. Once testigos lo

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¿Pues qué, si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba primero? Juan 6:62 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo esté, vosotros también estéis. Juan 14:2-3 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré. Juan 16:7

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Referencias / Notas

ven. ¡Los enemigos no saben nada todavía y tampoco quieren saber nada, pero un día toda rodilla se doblará ante este Rey, sea por la fuerza o voluntariamente! Mientras tanto, ¿qué le está pasando al grupo pequeño de discípulos entre quienes Jesús estaba parado hace un momento? Demos una mirada a los discípulos que permanecen detrás. Ellos permanecen atados a la tierra y están inmóviles y mudos. Miraban y miraban fijamente a su Señor hasta que le recibió una nube que le ocultó de sus ojos (Hechos 1:9). Es como si la nube se envolviera alrededor de él y así quitara a Jesús de su vista. Los discípulos continúan mirando fijamente al cielo. ¿Están ellos esperando que la cubierta de nube se rompa? Eso no sucederá, pero el Señor que los dejó con la bendición de sus manos, muestra que está pensando en ellos. Él envía a dos espíritus ministradores, dos ángeles con la apariencia de hombres, con vestiduras blancas, como una señal de su pureza brillante. Estos ángeles amonestan suavemente a los discípulos con su pregunta: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? De verdad no hay ninguna razón para que ustedes malgasten su tiempo meditando y mirando fijamente. Los ángeles proclaman lo que los discípulos no habían visto y no podían ver: Este mismo Jesús, que estaba con ustedes, ha sido tomado de vosotros. Ellos continúan informándoles que él vendrá de nuevo, del cielo, en la misma forma como le han visto ir al cielo Su venida será de nuevo visible, en gloria y sobre las nubes.

Al ver esto, Eliseo clamó: “¡Padre mío, padre mío! ¡Carro de Israel y su caballería!” Y nunca más lo vio. 2 Reyes 2:12

Las palabras habladas por las bocas fidedignas de los ángeles son aceptadas en fe por los discípulos. Esto puede derivarse del hecho de que los once no parecen expresar ningún temor ni tristeza debido a la pérdida. Tampoco leemos que ellos exclamaran gritos de angustia, como Eliseo lo hizo cuando Elías fue tomado al cielo (2 Reyes 2:12). Al contrario, los discípulos están con gran gozo (Lucas 24:52). La exclamación de Tomás cuando se encontró con Jesús es ahora experimentada por todos ellos: ¡mi Señor y mi Dios! Caen en tierra y honran reverentemente a su Rey exaltado. Ellos Lo adoraron (Lucas 24:52). Nosotros también debemos hacer esto. ¡Las grandes maravillas de la salvación y la gloria de Cristo deben despertar la adoración! II. LA BENDICIÓN DE JESÚS A. La persona del mediador Cristo se exaltó por su ascensión. Mientras estuvo en el estado de humillación, su divinidad había estado oculta y cubierta por su apariencia de siervo humilde. Ahora el velo era alzado. Se revelaba quién era realmente. Por el poder infinito de su deidad, lleva su naturaleza humana al cielo. El cielo es su hogar. Jesucristo no regresa al cielo como un extraño o impostor. Él regresa a su hogar real. Él había dicho: ¡Yo soy de arriba! Nosotros esperamos encontrar a Jesús en el cielo. Es verdad que su ascensión no trajo una separación total, porque según su deidad, él

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está presente en todas partes y con su gracia, majestad y Espíritu, nunca se aleja de su pueblo. Él prometió: Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo (Mateo 28:20). Sin embargo, físicamente, ya no está con nosotros. Su ascensión no fue solamente una entrada a un estado glorioso o una simple separación del grupo de discípulos al hacerse invisible. Tampoco fue la realización de un proceso lento de espiritualización y divinización. Su ascensión cambió la morada de su naturaleza humana. El Señor Jesús ascendió de la tierra, atravesó los cielos (Hebreos 4:14), ascendió sobre todos los cielos (Hebreos 4:10) y entró al cielo de los cielos como el Rey de gloria. El hecho de la ascensión de Jesús debe ser tomada literal y geográficamente. Esto es característico de un verdadero cuerpo –y eso es lo que Jesús tenía– para poder estar presente en un solo lugar (Catecismo de Heidelberg, Respuestas 47 y 48).

Referencias / Notas

Por tanto, teniendo un gran Sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Hebreos 4:14 “… Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. Hebreos 4:10

En su ascensión, el Padre honró al Hijo. Esto es claro por la expresión llevado arriba. Jesús ascendió por su propio poder, pero también fue tomado por su Padre. Al ser subido al cielo, el Padre dio una indicación renovada de su complacencia hacia el Hijo. ¡Jesús puede entrar en el cielo! Él no está actuando presuntuosamente cuando asciende. Él no fue negado o desechado cuando entró al cielo, sino que fue llevado con afán y recibido con gozo. ¡Las puertas de justicia se le abrieron con gran gozo! Jesús no entra a una esquina oscura escondida del cielo, ni tampoco toma la posición más baja. No, ¡es colocado a la derecha de Dios! La mano derecha de Dios es una prueba de su favor, honor y poder (Salmos 16:11; 1 Reyes 2:19; Salmos 118:16). Este gesto es como si el Padre le diera su “amén”, renovado en respuesta a las palabras del Hijo: “¡Consumado es!” El sacrificio de Cristo fue todo suficiente y su obediencia fue absoluta. El honor interrumpido es conferido ahora sobre él. Su resurrección es seguida por una recepción gloriosa en el cielo. ¡Solo piense en el tremendo cambio que ha ocurrido! La humillación más profunda es cambiada por la exaltación más alta. El portador de la maldición ahora lleva la corona de honor. Él fue arrojado en la tumba, pero ahora ha ascendido al cielo más alto. ¡Hizo todo esto para cumplir todas las cosas necesarias para la salvación! La ascensión es causa de gran gozo para el creyente que se apena profundamente cuando el nombre de Jesús es despreciado. Es natural que un creyente del Rey Jesús esté contento al ver a su Rey coronado con honor y restablecido en la gloria que tenía con su Padre antes del principio del mundo. B. Las palabras del Mediador Debemos indicar el porqué el Salvador dijo en el aposento alto donde se realizó la Pascua: Os conviene que yo me vaya (Juan 16:7). El Salvador no es inactivo en el cielo, sino que continúa su obra Mediadora desde allí.

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Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo, delicias a tu diestra para siempre. Salmos 16:11 Betsabé fue a ver al rey Salomón para hablarle por Adonías. El rey se levantó a recibirla y se inclinó ante ella; volvió a sentarse en su trono e hizo traer una silla para su madre, que se sentó a su diestra. 1 Reyes 2:19 La diestra de Jehová es sublime; la diestra de Jehová hace valentías. Salmos 118:16

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Referencias / Notas

El trabajo de Cristo en la tierra ha terminado y las relaciones terrenales también, como lo dejó muy claro cuando se dirigió a María Magdalena. Sin embargo, él continúa llevando las necesidades de los suyos en su corazón. Su estancia en el cielo es para nuestro bienestar (Catecismo de Heidelberg, Respuesta 46). Desde el cielo, continúa descargando su oficio profético dando la instrucción a través de su Palabra y Espíritu, por medio de los portadores oficiales debidamente ordenados en su iglesia en la tierra (Efesios 4:11). El servicio Sumo sacerdotal de Jesús en el cielo es muy importante. No son necesarios más los sacrificios porque él ya hizo su único sacrificio por todas sus ovejas. Ahora intercede continuamente en el trono de su Padre. Bajo la dispensación del Pacto Antiguo esto era simbolizado por la entrada del sumo sacerdote al lugar santísimo con la sangre del cordero en el Día de la expiación. Jesús entró en el santuario con su propia sangre (Hebreos 9:12, 24). Qué pensamiento confortante: desde el cielo Jesús nos recuerda, nos cuida, ora por nosotros, nos ayuda en nuestras debilidades y nos ayuda en nuestras tentaciones y luchas. ¡En el cielo, es el Sumo Sacerdote compasivo que nos comprende! (Hebreos 2:18; 4:14-15).

Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. 1 Corintios 15:26

También piense en el gobierno real de Jesús en el cielo. La fiesta de la ascensión es la fiesta de la coronación de aquel que una vez llevó una corona de espinas. Ahora lleva la corona eterna de gloria. Él reina para bendecir a su iglesia. Ningún enemigo puede hacer nada sin el permiso de Jesús. Pronto todos sus enemigos serán puestos bajo sus pies e incluso el último enemigo, la muerte, será destruido (1 Corintios 15:26). El universo entero le ha sido dado. Su reino vendrá a pesar de toda clase de oposición.

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LECCIÓN Título:

EL PENTECOSTÉS Textos de referencia: Hechos 1:13-2:47 Versículo para memorizar: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Hechos 2:38 INTRODUCCIÓN ¡La noticia gozosa de Pentecostés es que fueron todos llenos del Espíritu Santo (Hechos 2:4)! El último de los días festivos cristianos no es ciertamente el menor. La venida del Espíritu Santo es la corona gloriosa de las maravillas de la salvación. Pentecostés es la fiesta de la re-creación. Aunque los eventos no son siempre estimados, son nada menos que los frutos maduros gloriosos de la redención completa de Cristo. ¡Él reconcilió y reintegró a los pecadores en su relación con Dios! Debido a que muchos no entendemos esto y solamente nos quedamos con las ceremonias exteriores de esta fiesta, debemos identificar las grandes obras de Dios en Pentecostés para mostrar su valor inestimable. Lucas describe la venida y el poder del Espíritu Santo con dignidad y simplicidad. El foco principal de esta lección esta en los eventos históricos de Pentecostés. La historia puede ser resumida de la siguiente manera: I. La venida maravillosa del Espíritu Santo II. Las bendiciones traídas por el Espíritu Santo I. LA VENIDA MARAVILLOSA DEL ESPÍRITU SANTO A. Los discípulos de Jesús esperan la bendición prometida Después de la ascensión de Cristo, sus discípulos regresaron a Jerusalén y estaban juntos en compañerismo. El lugar vacío de Judas fue llenado por Matías. El grupo de creyentes consistía de aproximada-

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Referencias / Notas

“… Sino que lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. 1 Corintios 1:27-29

mente 120 personas y los apóstoles eran los líderes. Sus reuniones se caracterizaban por el amor y la unidad. Había algunos cambios notables en el grupo. Donde solía haber argumentos, ahora había unión. ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! (Salmo133:1). Ellos estaban unidos por el lazo de la gracia de Dios y perseveraban unánimes en oración y ruego, esperando la venida de la bendición prometida. Su compañerismo no estaba marcado por la emoción bulliciosa, sino que en silencio y piadosamente estaban esperando por el cumplimiento de la promesa de Jesús. En su bondad, el Señor se vuelve a estas personas humildes y pasa por alto a los que son orgullosos e importantes según su propia opinión. Él confunde a los poderosos, escogiendo a los que son despreciados (1 Corintios 1:27-29). B. Pentecostés es la fiesta de los primeros frutos El Señor había ordenado a sus discípulos que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre (Hechos 1:4). Habían pasado solamente siete semanas desde que las personas habían profanado la fiesta de la Pascua, al derramar la sangre de su Mesías. Una vez más, esta ciudad sería el escenario de la realización de una gran maravilla de la gracia.

“… Y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén. Lucas 24:53 En el primer mes, el día catorce del mes, al atardecer, es la Pascua de Jehová. Levítico 23:15 Además, el día de las primicias, cuando presentéis la ofrenda de los nuevos frutos a Jehová en la fiesta de las Semanas, tendréis santa convocación: ninguna obra de siervos haréis. Números 28:26 Siete semanas contarás; desde que comience a meterse la hoz en las mieses comenzarás a contar las siete semanas. Deuteronomio 16:9

El tiempo pasaba rápidamente y los seguidores de Jesús esperaban piadosamente, alabando y bendiciendo a Dios por lo que él había hecho (Lucas 24:53). Pronto, llegó el día de Pentecostés (Hechos 2:1), el día preparado por Dios para derramar su Espíritu. Este día fue bien escogido. Para los judíos, el día de Pentecostés era una fiesta jubilosa. Este día sería de mucha alegría, tanto en el cielo como en la tierra, por los muchos pecadores que se convertirían. Para los judíos, Pentecostés era el día cuando traían al templo las primicias de la cosecha, el pan de los primeros frutos, para una ofrenda al Señor (Levítico 23:15; Números 28:26; Deuteronomio 16:9). Pero ahora se recogerán las primicias de una cosecha espiritual rica en el granero celestial. Israel celebraba esta fiesta siete semanas después de la Pascua. Pentecostés significa “quincuagésimo día”, un modismo para el número griego cincuenta. Este día era importante para el pueblo judío porque significaba que otra vez había una cosecha. Se requería que ellos vayan a la Casa del Señor, llevando su ofrenda de agradecimiento. Parte de la cosecha de los campos era para ser dedicada al Señor en la forma de dos hogazas de pan, preparadas de lo primero y de lo mejor del grano. Estas primicias representaban la nueva cosecha. Eran mecidas delante de la presencia de Dios y presentadas ante él como alimento u ofrenda de comida. ¡Porque el pueblo había recibido todo de él, el Señor tenía derecho de recibir las primicias! Después, los judíos también agregaron a la fiesta de la cosecha la conmemoración de la entrega de la ley en el Sinaí, la cual ocurrió siete semanas después del éxodo de Egipto. Fue en el día de Pentecostés que el Espíritu Santo, que escribe la ley de Dios en los cora-

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zones de los hombres, bajó para preparar el lugar para los regalos del Nuevo Pacto, para que tomen el lugar de las ceremonias y de los rituales de las leyes del Pacto Antiguo. No era sorprendente que muchas personas estuvieran presentes en Jerusalén para la celebración de esta fiesta importante. Los judíos de la dispersión que habían regresado para hacer su hogar en Jerusalén, junto con los visitantes judíos de muchas naciones, habían venido a la capital de la tierra antigua de los padres para celebrar la fiesta de Pentecostés. Muchos hombres piadosos estaban presentes de cada nación bajo el cielo, es decir, personas que guardaban estrictamente los rituales y las ceremonias de la ley. Estos incluían a los judíos de nacimiento, así como a los prosélitos, no descendientes de los patriarcas, sino paganos que habían aceptado la religión judía. ¡La maravilla del derramamiento del Espíritu Santo no pasó en una esquina oscura! Los que habían venido de todo el mundo, compartirían las noticias y las extenderían en el extranjero cuando ellos regresaran a sus propios países. C. El día de Pentecostés llegó El gran día llegó. Muchas personas habían venido al templo con sus ofrendas para conmemorar los antiguos hechos poderosos. El grupo de discípulos de Jesús, varones y mujeres, estaba reunido en uno de los cuartos del templo. De pronto vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba. Este no fue un rayo o relámpago, como en el Sinaí en el desierto, sino un sonido fuerte que bajó del cielo, de parte de Dios. Este sonido fue tan impresionante como un tornado que aúlla y tan poderoso que llenó toda la casa. Por un momento, no se escuchó nada más. Al mismo tiempo las personas vieron llamas resplandecientes como de fuego en forma de lenguas las cuales descansaron sobre las cabezas de cada uno de los creyentes en el cuarto. Estas eran las señales de la gran maravilla de Pentecostés. El Espíritu Santo descendió en los corazones del grupo de creyentes y fueron todos llenos del Espíritu Santo. Estas señales no eran el derramamiento del Espíritu Santo. Ellas solo lo acompañaron e indudablemente fueron destinadas para atraer la atención al hecho de que algo extraordinario estaba pasando. El sonido penetrante de un viento pudo no haber sido notado en toda la ciudad, pero llenó el cuarto de reunión y fue escuchado afuera. Esto no era todo lo que estaba pasando. Las señales del viento y del fuego indicaban la presencia del Espíritu Santo. Como el sonido impetuoso de una cascada indica la presencia de agua, así el viento y el fuego señalaron la presencia del Espíritu Santo. La aparición de las señales indicaba la presencia de la obra poderosa y los dones del Espíritu Santo de Dios. Nada aquí sucedió arbitrariamente o por casualidad. Tampoco podía haber sido usada cualquier clase de señal. Hay razones buenas por las que estas señales parti-

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Referencias / Notas

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Referencias / Notas

culares fueron escogidas por Dios. El Espíritu Santo estaba dándose a conocer. Primero, la señal audible fue importante. No era un golpe súbito o una explosión, sino que el sonido era como de un viento recio, que soplaba fuerte. Este viento no era como el de una tormenta que destruye todo a su paso, sino como de un viento poderoso e impetuoso que no era peligroso, aunque era recio.

El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo aquel que nace del Espíritu. Juan 3:8

En la naturaleza, el viento es una fuerza poderosa que se mueve, limpia la atmósfera y penetra todo con su poder. El viento no puede ser visto. Su dirección o ruta no puede ser seguida. Nadie puede controlarlo. Pero lo podemos sentir y oír que el viento está presente. ¿Hay una mejor descripción del poder soberano, inescrutable e irresistible del Espíritu Santo? Simplemente piense en las palabras de Jesús a Nicodemo (Juan 3:8) o cuando Él sopló sobre sus discípulos (Juan 20:22).

Y al decir esto, sopló y les dijo: --Recibid el Espíritu Santo. Juan 20:22

La segunda señal era visible, pero no menos significativa. Lenguas como de fuego fueron vistas, no de fuego real que consume y destruye. Estas lenguas encendidas no eran dañinas aunque eran tan luminosas como el fuego. Ellas eran los símbolos notables de la obra del Espíritu Santo que purifica, santifica, ilumina, inspira y pone los corazones en el fuego para que se rindan al servicio de Dios. Esta señal maravillosa apareció en forma de lenguas repartidas. ¿No es esto representativo de la obra del Espíritu Santo, quien hace a los creyentes testigos celosos para testificar de la obra del Señor en ellos? Las llamas de fuego tocaron a todos y durante algún tiempo descansaron sobre cada creyente separadamente. ¿No describe esto la morada permanente del Espíritu y la unidad de los creyentes? D. El Espíritu de Dios vino El punto principal es que el Espíritu de Dios estaba presente. La manifestación exterior de su venida es misteriosa y más allá del reino de las experiencias ordinarias. Es difícil explicar el significado del derramamiento del Espíritu Santo a los niños. Sin embargo, el maestro no debe descuidar totalmente esto. En condiciones simples el maestro debe mencionar algunos de los aspectos siguientes. l. Nosotros creemos en el Espíritu Santo. Él es más que un espíritu noble que vive en los cristianos o un poder divino, una cualidad o característica. El Espíritu Santo es Dios, no menor que el Padre y el Hijo. El Espíritu Santo tiene una existencia personal independiente. Él es la tercera persona de la Trinidad. Él es el Dios Todopoderoso quien completa y perfecciona tanto la creación como la re-creación. 2. En Pentecostés, el Espíritu Santo vino personalmente a la tierra y actúa ahora como el Espíritu de Cristo. En Navidad conmemoramos que Dios el Padre envió a su Hijo. En la Pascua la obra de reconciliación que realizó el Hijo viene a primer plano. Pero en Pentecostés, la plenitud del tiempo del Espíritu fue introducida. Pentecostés es más que la renovación espiritual de los creyentes para levantar sus espíritus y ensanchar sus perspectivas. Aquí ve-

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mos que el poder vino del cielo. Pentecostés es el hecho poderoso de la gracia de Dios que toma su morada en el hombre.

Referencias / Notas

Pentecostés no significa que el Espíritu Santo distribuyó sus dones al hombre por primera vez. El Espíritu también distribuyó sus dones durante la dispensación del Antiguo Testamento. Tampoco consiste de la primera manifestación poderosa del Espíritu Santo. Él mostró su poder Omnipotente antes y continuó haciéndolo así, repetidamente. Tampoco deberíamos mirar a la venida del Espíritu Santo sobre los discípulos como su regeneración o conversión. Mucho antes de este evento, ellos habían sido traídos a Cristo. El evento único, una vez para todos, de Pentecostés consistió en esto: el Espíritu Santo, a través de Cristo, su cabeza gloriosa, hace su morada en su Iglesia en la tierra. El pecado hizo una separación entre Dios y el hombre. Pero la realización del trabajo de redención es que Dios y el hombre han sido reunidos y el tabernáculo de Dios ha bajado al hombre y él vive en ellos por su Espíritu. Esto era necesario. No es suficiente que nuestro pecado haya sido perdonado y expiado. Nosotros también debemos estar reunidos en el favor y compañerismo con Dios. Ningún hombre puede provocar esto. Nuestros pecados solamente hacen mayor la separación. Si debía haber verdadero compañerismo y unión, ¡Dios tenía que hacerlo! Durante siglos el Señor trabajó para lograr esto. Después de la caída en el paraíso, Dios vino al hombre por la gracia. ¡En Belén, otro paso grande se realizó y Emanuel, Dios con nosotros, apareció! En el Calvario, Dios dio a su Hijo por nosotros. En Pentecostés, la plenitud de la redención se cumple por el derramamiento del Espíritu Santo. ¡Él toma su morada para siempre en la iglesia de Cristo, su templo espiritual! 3. La venida del Espíritu Santo fue prometida. Los profetas del Antiguo Testamento predijeron su venida (Isaías 44; Joel 2). El Señor Jesús se refirió a la venida del Espíritu en su discurso final (Juan 14:16; 16:714) y en su ascensión (Hechos 1:5). 4. Este evento de la salvación trae una rica bendición. El morar del Espíritu Santo une el cuerpo a su cabeza. Prepara el corazón y presenta a la Iglesia como una novia pura al Padre. El Espíritu Santo lleva a los pecadores a Cristo y por la fe ellos son unidos a él. Por el Espíritu Santo, los creyentes participan del bautismo de fuego del Salvador, por el cual son probados, y reciben la fe para soportar hasta el fin. El Espíritu Santo da la luz de su Palabra a los creyentes y los lleva a toda verdad. Los une en compañerismo entre sí, como miembros de un cuerpo con una cabeza. El Espíritu Santo obra el amor fraternal verdadero y la comunión de los santos. Aunque los creyentes pueden parecer débiles, la congregación del Señor en la tierra es el lugar verdadero de la morada y el lugar de trabajo de Dios Espíritu Santo (Efesios 2:22). ¡Por consiguiente, la Iglesia de Cristo en la tierra es de gran valor! 5. Los dones de gracia bajo el Pacto Nuevo son mucho más grandes que bajo el Pacto Antiguo. Las cosas viejas pasaron; he aquí todas son

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Y yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre. Juan 14:16 orque Juan ciertamente bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. Hechos 1:5 En quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu. Efesios 2:22

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Referencias / Notas

hechas nuevas (2 Corintios 5:17). Pentecostés es un evento mundial en el sentido más completo de la palabra. La Iglesia de Cristo ya no está confinada a la existencia nacional de Israel, sino que es liberada de los lazos de los judíos por el Espíritu Santo. Ya no es más un niño (Gálatas 4:1-7). Es independiente y es la congregación del Señor, conformada de cada tribu, lengua y nación. El Espíritu abre la puerta para el trabajo misionero y envía el evangelio en muchos idiomas, con un mensaje común para el mundo entero. La fiesta de Pentecostés nos recuerda nuestro llamado para extender el evangelio a todas las naciones (Salmo 87). 6. Pentecostés no es repetible. Así como la redención de Cristo es inmutable, así el morar del Espíritu Santo es inmutable. Este Consolador nunca nos dejará. Él no vino como los ángeles en Belén y en el jardín de José de Arimatea, para aparecer y luego para desaparecer. II. LAS BENDICIONES TRAÍDAS POR EL ESPÍRITU SANTO A. ¿Tenemos el Espíritu de Cristo?

Pero vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios está en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Romanos 8:9

La pregunta para cada uno de nosotros es si compartimos personalmente la bendición del Espíritu Santo. Esta bendición ha sido dada. El Espíritu puede ser resistido y apagado por nuestra indiferencia y oposición, por la mundanalidad y el pecado. Los que no tienen el Espíritu de Cristo, no son suyos (Romanos 8:9). Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo (Romanos 10:13). Las personas salvas son personas de oración. Por tanto, deberíamos orar con fervor por los que demuestran la bendición de la obra salvífica de Cristo. Dios dará su gracia y Espíritu Santo a los que con un deseo sincero pidan continuamente de él y estén agradecidos de ello (Catecismo de Heidelberg, Respuesta 116). B. Las señales de Pentecostés Lo que pasó en esta mañana memorable no permaneció oculto. La venida del Espíritu Santo puede ser un misterio inescrutable, pero su obra fue revelada públicamente. El derramamiento del Espíritu Santo fue seguido inmediatamente por las señales. Los creyentes no se paralizaron de miedo. Tampoco se quedaron mudos cuando el sonido sobrenatural llenó toda la casa y las lenguas encendidas se posaron sobre sus cabezas. ¡Ocurrió lo contrario! Algo maravilloso les pasó. Sus sentidos fueron tocados de forma indescriptible. Estaban llenos con un deleite que nunca antes habían experimentado. ¡La luz del nuevo entendimiento entró en sus mentes y sus lenguas se soltaron para que las palabras fluyeran de sus labios, palabras que ellos no conocían! ¡Anonadados por su experiencia, ellos profetizaron con gozo las maravillas de Dios! Ellos comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. El Espíritu Santo les hizo hablar palabras de una manera maravillosa. No era una articulación confusa de sonidos incoherentes. Tampoco era una charla sin edificación. Su discurso era

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ordenado, claro, dignificante y solemne. Es difícil para nosotros tener la concepción correcta de lo que ocurrió. La interpretación más aceptable parece ser que los que recibieron el Espíritu Santo, de repente y simultáneamente hablaron los idiomas de los países nombrados en la Escritura, idiomas que ellos nunca habían aprendido. Sus labios no produjeron los sonidos usuales, sino que produjeron un discurso maravilloso, sumamente conveniente para glorificar la obra del Espíritu y una señal de su presencia. El Espíritu Santo les hizo hablar en los idiomas que las personas de las diferentes naciones presentes entendieron; así, podían escucharlos hablar en su propia lengua. Los incrédulos burlones, sin embargo, interpretaron esto como la charla incoherente de borrachos. El fenómeno del lenguaje de Pentecostés es la parte que corresponde a la confusión de idiomas en la torre de Babel. La obra del Espíritu rompe esta barrera y por un momento lo transciende. ¡Cuán grande es el poder del Espíritu! El Espíritu Santo, empezando en Jerusalén, procedió a sojuzgar al mundo y ahora está también presente con nosotros. Su obra continúa a través de la predicación del evangelio, la traducción de la Biblia a miles de idiomas y su distribución por todo el mundo. C. La respuesta al milagro de las lenguas El milagro de las lenguas causó gran asombro entre las personas que estaban reunidas en Jerusalén. Al sonido del milagro de las lenguas, las personas se apresuraron a averiguar de dónde venía. Pero cuando ellos notaron que las voces milagrosas venían de los galileos, se confundieron. Lo que ellos oyeron en su propio idioma era alabanzas a Dios. ¿Pero cómo podían hablar de esta manera los simples galileos? ¿Qué estaba pasando? Ellos no sabían qué pensar. Estaban asombrados, confundidos y desconcertados. Con gran perplejidad preguntaron: ¿Qué significa esto? Hay personas que siempre tienen una respuesta para todo. Este es el lenguaje de los borrachos, dijeron ellos: Están llenos de mosto. Esa debe ser la explicación. ¡Pero esa fue una burla odiosa! Era como si nosotros pudiéramos oír el discurso penetrante y discordante del diablo que rompe la armonía sagrada de la ocasión. Él sabe que su reino está siendo atacado y se pone a la defensiva. Pero el trabajo de Dios no puede ser repudiado o detenido. Por consiguiente, el diablo usa el arma forjada del ridículo. El mundo no entiende el trabajo de Dios, sin embargo, quiere dar una opinión de él. Esto se hizo ridiculizándolo como fanatismo, imaginación, o como las personas lo llamaron: intoxicación. Muchos que están comprometidos en el trabajo misionero han experimentado algo similar. Quizás haya estudiantes que han experimentado el ridículo debido a su fe. ¡Entonces deben seguir el ejemplo del apóstol Pedro! También se nos enseña aquí a nunca ridiculizar lo que no entendemos, tampoco deberíamos vengarnos cuando somos ridiculizados.

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Referencias / Notas

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Referencias / Notas

D. La defensa de Pedro El ridículo de los burladores es refutado y rebatido eficazmente por Pedro. El Espíritu Santo está celoso de su honor. Usó al apóstol Pedro como un instrumento defensor de la fe. ¡La conducta de Pedro es una indicación clara de que él no recibió el Espíritu Santo en vano! Pedro proclama un sermón poderoso en el que primero nos muestra lo injusto de la acusación contra ellos. ¿No es bastante absurdo acusar de ebrios a hombres de buena reputación cuando todavía es tan temprano? Puesto que es la hora tercera del día, son las nueve de la mañana de nuestra hora. Pedro refuta serenamente la acusación de los burladores. No habla como alguien que está ebrio. ¿Quieren ellos saber lo que está pasando? Sin dar una explicación del milagro, lo cual es imposible de explicar de todas maneras, Pedro señala que este es el cumplimiento glorioso de la profecía antigua de Joel (Hechos 1:17-21). ¿De quién es este trabajo? Este es el trabajo de Jesús, que realizó tantos milagros cuando estaba entre ellos. Ustedes lo han maltratado, Pedro continúa. Pero Dios lo levantó de nuevo de los muertos. Reconozcan que él es el Mesías, de quien David profetizó hace tiempo. Él está ahora exaltado a la derecha del Padre. Ha ganado y obtenido el trabajo del Espíritu Santo para entregarlo a su pueblo. ¡Él no es avaro al dispensar su gracia, sino que la da libre y abundantemente! El Espíritu es derramado, no como el agua corre y penetra en la tierra, sino como la sangre corre por las venas y alcanza cada parte del cuerpo. Según la palabra de Joel, todos recibiremos una porción: ¡los apóstoles y otros creyentes, hombres y mujeres, jóvenes y viejos! Pedro predicó a Cristo y concluyó su sermón con la advertencia: Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. Nótese que Pedro, lleno del Espíritu Santo, no da su testimonio personal o sus experiencias, sino que predica a Cristo como revelado en las Escrituras. La mayor parte de su sermón es una exposición del Antiguo Testamento y él prueba que Jesús es el Cristo. Sin ninguna disculpa, Pedro acusa intrépidamente a Israel del terrible pecado que ha cometido al rechazar a su Mesías. Él no tiene miedo de las personas. ¡Este es el mismo Pedro que hace aproximadamente siete semanas negó a su Salvador cuando fue confrontado por una muchacha! De verdad, el Espíritu Santo provoca grandes cambios. E. El Espíritu Santo aplica el sermón de Pedro El mismo Espíritu que le dio a Pedro la intrepidez y la habilidad para presentar un sermón que punzaba la conciencia, también obró en los corazones de sus oyentes. Los hizo receptivos para el sermón de Pedro, que dejó una tremenda impresión. Las personas fueron tocadas profundamente y preguntaron lo que debían hacer. Ahora, el momento para predicar el evangelio de arrepentimiento y fe había llegado. Pedro puede indicar las grandes promesas de Dios. Con muchas palabras y gran entusiasmo, les amonestó a ser salvos.

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¡Los frutos son maravillosos! Se añadieron aquel día como tres mil personas. Ellos recibieron su palabra sencilla con alegría. Ese es el trabajo del Espíritu. Trae a los pecadores al verdadero conocimiento del pecado y los convence. Pero también los lleva al único Salvador. Por el trabajo del Espíritu, las promesas del evangelio son como el agua para un alma sedienta. El evangelio es más conveniente para los que están angustiados. Las tres mil personas que confesaron su fe fueron bautizadas y continuaron firmes en la fe. Los frutos fueron duraderos. No hubo fuegos pirotécnicos que llamaran ruidosamente la atención para luego desaparecer rápidamente dejando un espacio vacío. El testimonio que la Escritura da de la primera congregación es maravilloso. A través del Espíritu Santo, ellos eran uno en Cristo y lo demostraron en sus obras. Nosotros vemos aquí el poder del Espíritu de Pentecostés. A través de él, todos los que fueron tocados en Pentecostés, alcanzaron su ideal celestial. Aunque el principio fue incomprensiblemente grande y glorioso, también es verdad que la primera revelación de la obra del Espíritu parece ser bastante pequeña. Las grandes expectativas del Antiguo Testamento se cumplieron. Sin embargo, este cumplimiento parece tocar comparablemente a pocos. Miles se han reunido en Jerusalén para la fiesta desde cada confín de la tierra. Pero solamente pocos están llenos con el Espíritu Santo. ¿No había profetizado Joel que la venida del Espíritu Santo sería sobre toda carne? Este derramamiento fue ridiculizado inmediatamente y pronto esta enemistad se convirtió en una persecución severa. ¿Era este el grande y glorioso día del Señor? Es verdad que todos los creyentes estamos llenos del Espíritu Santo; sin embargo, los cristianos no somos perfectos. El Espíritu de Dios hace su morada en la congregación de Jesucristo, pero pronto nos damos cuenta que hay cizaña entre el trigo. ¡Después de unos pocos años los apóstoles tienen que escribir cartas a las iglesias para reprobarlas! Esto no quita el hecho de que este principio pequeño iba a funcionar en todas partes y en todas las esferas de la vida. Pentecostés es la fiesta de las primicias. Ellas fueron las mejores pero no las únicas. Ellas formaron el principio y fueron la evidencia y la garantía de que el tiempo había llegado, cuando no solamente los sacerdotes, sino también muchos otros, disfrutarían los nuevos frutos de la tierra. ¡El trabajo del Espíritu Santo es un trabajo continuo! Él se opone al espíritu del mundo y no puede ser refrenado. Es el poderoso que trabaja, atrae, forma y renueva los corazones. ¡Nosotros debemos esperar piadosamente todo de él, y en fe mantenernos firmes en las promesas seguras y ricas de la Palabra! Pentecostés fue un día de maravillas para los seguidores de Jesús, tal como se les había prometido. Los apóstoles se deben haber acordado de las palabras del Salvador: os haré pescadores de hombres (Mateo 4:19). ¡Esto también debe animarnos en la batalla contra el pecado y debe darnos fuerza para trabajar y tener esperanza para el futuro!

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LECCIÓN

68 Título:

UN HOMBRE COJO ES SANADO Y LOS APÓSTOLES SON PERSEGUIDOS Texto de referencia: Hechos 3 y 4 Versículo para memorizar: Porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Hechos 4:12 INTRODUCCIÓN Después de Pentecostés, los Hechos de los Apóstoles registran el progreso del evangelio. El evangelio empezó en Jerusalén y el primer sermón de salvación fue predicado a los judíos. Después de eso, el evangelio fue a los gentiles. Lucas termina el libro de los Hechos diciéndonos que Pablo estaba en Roma, la capital del mundo de ese tiempo. Pero al principio, Pablo se oponía al evangelio. Los capítulos 2 y 3 de Hechos demuestran que tanto el progreso como la oposición, existieron desde el principio. La batalla empieza cuando el evangelio es predicado. El impacto y los eventos sobrenaturales que no podían ser refutados, provocaron y despertaron enemistad. El alcance de esta lección forma un todo cuando tenemos presente que la sanidad del hombre cojo tuvo tremendas consecuencias. La muchedumbre oye hablar de Jesús, el Sanedrín se involucra, los sanadores son maltratados, el nombre de Cristo es confesado públicamente, y la iglesia aumenta y se arraiga más profundamente. Examinemos las actividades de los apóstoles mientras ellos están: I. En el templo II. Ante el sanedrín III. Entre los hermanos creyentes

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I. EN EL TEMPLO

Referencias / Notas

A. La curación del hombre cojo Desde hoy en adelante Pedro y Juan están juntos, así como ellos estuvieron antes de Pentecostés. Un cierto día, algún tiempo después de Pentecostés, están en el templo. Es la hora de la oración, eso es, alrededor de las tres de la tarde. Al parecer, no habían abandonado el templo. En este lugar, podían fácilmente tener contacto con las personas. En este momento, cuando muchos estaban yendo de camino al templo, un hombre cojo de nacimiento, es llevado a la puerta del templo que se llama la Hermosa. Esta es la entrada principal entre el patio exterior reservado para los gentiles y el patio más elevado. El cojo es llevado diariamente para pedir limosnas en esta entrada muy transitada. Su condición era patética. Estaba físicamente muy necesitado. Hacía cuarenta años que había nacido cojo. Nunca había sido capaz de caminar y debía ser traído, aunque podía sentarse. También era muy pobre, ¡era un miserable desvalido! Su discapacidad despertaba la piedad de los visitantes del templo. Este mendigo cojo se sentaba allí día tras día para pedir limosna. Realmente era una vergüenza que se sentara allí. La ley de Moisés prohibía mendigar (Deuteronomio 15:4), pero evidentemente esta ley no fue guardada. Por tanto, tenía que pedir para ganarse la vida, así como el hombre ciego de nacimiento (Juan 9:8). Este hombre ve a los dos apóstoles de Cristo cuando entran en el templo y también les pide limosna. Ellos no pueden darle nada porque, como Pedro dice: No tengo plata ni oro. Sin embargo, el hombre cojo no se ha dirigido a ellos en vano. A través de ellos, recibirá un regalo que nunca pensó posible, aunque lo anhelaba. Pedro y Juan miran al hombre con interés y Pedro le dice: ¡Míranos! Los ojos escudriñadores de Pedro encuentran la mirada llena de expectativa del hombre que obedece y sigue mirando a Pedro y a Juan. Él no tiene ninguna idea de lo que sucederá. Pedro habla la palabra de fe. Le da lo que él puede al mendigo. Toma al hombre por su mano derecha y percibe en sí mismo la habilidad y la comisión dada a él por Cristo (Mateo 10:1, 8). ¡El hombre cojo es sanado completamente! Según Lucas, el médico, en seguida se le afirmaron los pies y tobillos. Ahora puede hacer lo que nunca pudo hacer antes. No se desploma o tambalea, sino que salta como un venado (Isaías 35:6). No es sorprendente que empiece a mover inmediatamente sus pies anteriormente inválidos, él se une a sus benefactores y entra con ellos en el templo y tenía asidos a Pedro y a Juan. La más grande maravilla es que él no atribuye su sanidad a un hombre, sino que alaba al Señor por su gran poder y bondad. B. El sermón de Pedro Una gran conmoción ocurre en el templo cuando ven al hombre sano. Las personas se llenaron de asombro y espanto. Todos conocían al mendigo cojo que se sentaba en el mismo lugar todos los días. ¡Ahora ellos lo ven caminando y saltando y le oyen alabar Dios! Pronto las

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Así no habrá mendigos entre los tuyos, pues Jehová te bendecirá con abundancia en la tierra que Jehová, tu Dios, te da por heredad, para que la tomes en posesión. Deuteronomio 15:4 Por eso, los vecinos y los que antes lo habían visto que era ciego, decían: --¿No es este el que se sentaba y mendigaba? Juan 9:8 Entonces, llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus impuros, para que los echaran fuera y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. (…) Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. Mateo 10:1, 8 Entonces el cojo saltará como un ciervo y cantará la lengua del mudo. Isaías 35:6

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

Él dice: “Poco es para mí que solo seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob y restaurar el resto de Israel; también te he dado por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo último de la tierra”. Isaías 49:6 He aquí que mi siervo será prosperado, será engrandecido y exaltado, será puesto muy en alto. Isaías 52:13 Verá el fruto de la aflicción de su alma y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará sobre sí las iniquidades de ellos. Isaías 53:11 Por la fe en su nombre, a este, que vosotros veis y conocéis, lo ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a este esta completa sanidad en presencia de todos vosotros. Hechos 3:16 La cual ninguno de los poderosos de este mundo conoció, porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de la gloria. 1 Corintios 2:8 Pero el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco, porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará, y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá. Lucas 12:48

personas entienden que el milagro está conectado de algún modo con Pedro y Juan. Las personas corren a uno de los cuartos del patio exterior donde están Pedro y Juan. Este es un pórtico que se llama de Salomón. El Señor Jesús había caminado allí también y los judíos intentaron apedrearlo (Juan 10:23, 31, 39). Pero ahora las personas no están enfadadas y tampoco se burlan, como lo habían hecho en el día de Pentecostés. ¡Ellos admiran a Pedro y a Juan como los más grandes obradores de milagros del mundo! Notemos algunos puntos de este sermón: La humildad. Las personas ven a Pedro como la causa de la sanidad. Él rechaza enfáticamente cualquier alabanza y da el honor sólo a Cristo. Esto no fue efectuado por nuestro propio poder, ni por nuestra santidad, sino por Jesús, el Santo y el Justo (Isaías 49:6; 52:13; 53:11). Él fue glorificado por el Dios de nuestros padres, quien le ha dado a éste esta completa sanidad. ¡Qué humildad de Pedro! No acepta la alabanza que no le pertenece y exalta grandemente a Cristo que fue entregado y traicionado por estas personas. En varios momentos en Hechos 3 y 4, se menciona el nombre de Jesús (3:6, 16; 4:7, 10, 12, 17, 18, 30). El versículo 16 es especialmente significativo. Pedro no atribuye ningún uso mágico o encantamiento a la sanidad. El nombre de Jesús no puede ser separado de su persona. Su nombre es su revelación. El nombre de Cristo es Cristo, como él mismo reveló. La fe es el regalo de Cristo y el medio de salvación del hombre. Aquí se refiere a la fe de los apóstoles y a la del hombre nacido cojo. Por la fe, ellos confiaron en Cristo. La contrición. Pedro les dice a las personas que son culpables ante Jesús. El Dios de sus padres lo glorificó. Él mostró su gracia y poder a este hombre nacido cojo, pero ellos lo habían rechazado en presencia de los gentiles. Pedro les recuerda a los judíos de su elección de Barrabás. Son culpables de la muerte de Jesús. ¡Mataron al Autor de la vida! ¡Pero Dios lo ha resucitado de los muertos! ¡Qué contraste vergonzoso y humillante! El ánimo. Hasta este punto Pedro había reprendido fuertemente al pueblo. Ahora, los exhorta a arrepentirse en una forma tierna y amorosa. Se dirige a ellos como hermanos y los conforta con la esperanza del perdón. El Señor todavía los recibirá en la gracia. Ellos son culpables, pero no han cometido el pecado imperdonable contra el Espíritu Santo. Ellos lo hicieron por ignorancia (1 Corintios 2:8). Ellos habían sido instigados por sus gobernantes y actuaron de esta manera principalmente porque fueron arrastrados. Un celo ciego los había incitado. Su ignorancia reduce su medida de culpa, pero no los excusa (Lucas 12:48). Ellos fueron los instrumentos para cumplir lo que Dios había antes anunciado por boca de todos sus profetas, con respecto a la necesidad del sufrimiento de Cristo. El llamado de Pedro es bien entendido y llega a ellos con todo el amor de su corazón: Arrepentíos y convertíos. Cambien su manera de pensar sobre Jesús. ¡Toda su actitud debe cambiar para que sean borrados vuestros pecados!

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Nosotros no debemos entender esta exhortación como si pudiéramos convertirnos por nuestro propio poder, sino que esta demanda del Señor debe hacernos orar: Señor, ¡conviérteme! Tampoco nuestra conversión se debe a nuestros propios méritos (Isaías 43:25). Dios nos perdona por su gracia debido al sacrificio de Cristo. Nuestra conversión se demuestra por un cambio de vida. Entonces, continúa Pedro, vendrán los tiempos de refrigerio, es decir, tiempos de renovación y reavivamiento, después del tiempo de sequedad. Como un teólogo famoso declaró: “Este es el pensamiento que Pedro expresa aquí: ustedes judíos, conviértanse para que sus pecados sean borrados, para que también para ustedes, que entregaron, traicionaron y mataron a Cristo, el tiempo de refrigerio pueda venir. Dios envió a Cristo desde el cielo, destinado para ustedes en primer lugar y por tanto, vino primero a ustedes, para levantar todas las cosas para su salvación. Los judíos pueden suplicar la fidelidad inmutable del pacto del Señor porque las promesas son para ellos (Hechos 2:39)”. En este momento el Señor les está mostrando su favor misericordioso.

Referencias / Notas

Yo, yo soy quien borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados. Isaías 43:25 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llame. Hechos 2:39

El sermón de Pedro es un ejemplo maravilloso de la predicación bíblica. ¡Él presenta a Cristo con solemnidad apropiada, persistencia poderosa, advertencia apasionada, y una invitación dulce! El Señor da su bendición de nuevo. El sermón que siguió al milagro produjo frutos preciosos, porque muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil (Hechos 4:4). ¿Quién puede resistirse a la obra de Dios? II. ANTE EL SANEDRÍN A. Pedro y Juan son arrestados Aquellos que audazmente toman una posición por el nombre y la causa del Señor tendrán que soportar la enemistad tarde o temprano. En este día importante, Pedro y Juan experimentaron la verdad de lo que el Salvador había predicho (Juan 15:20). Ellos son asaltados incluso antes de que el sermón concluya. Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos (Hechos 4:1). Ellos tienen ira por las actividades de estos hombres que ni siquiera son rabinos y sin embargo, enseñan y también por el contenido del sermón: Jesús la resurrección de entre los muertos. Los saduceos que rechazan del todo la resurrección (Lucas 20:27) están especialmente molestos. Los líderes del pueblo abusan de su poder y ordenan que los dos apóstoles sean arrestados para que ellos puedan cuestionarlos. Así los predicadores del evangelio son encarcelados hasta el día siguiente, porque era ya tarde. B. Su declaración ante el Sanedrín Al siguiente día, el Sanedrín tiene una reunión oficial. Los enemigos de Jesús, tales como Anás y Caifás, están entre ellos. Recordemos que estos líderes actuaron durante el sufrimiento del Señor. Todos los que son importantes en Jerusalén asisten a esta reunión. Ellos

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Acordaos de la palabra que yo os he dicho: “El siervo no es mayor que su señor”. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Juan 15:20 Se acercaron entonces algunos de los saduceos, los cuales niegan que haya resurrección, y le preguntaron… Lucas 20:27

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

comprenden que todavía tienen que ver con Jesús, aunque le habían dado muerte por medio de Pilato y los soldados habían sido sobornados después de su resurrección. Pedro y Juan deben presentarse ante el Sanedrín para dar cuenta de sus acciones. También el hombre cojo que fue sanado. El concilio judío empieza su investigación preguntando: ¿Con qué potestad fueron autorizados y habéis hecho vosotros esto? Pedro y Juan estaban de pie en medio de estos líderes. ¡Hace solamente unos días atrás, Jesús había estado de pie en medio de ellos como un prisionero! Entonces Juan había permanecido callado y Pedro había negado a Jesús en su presencia. Ahora, Pedro confiesa a su Señor audazmente ante todo el concilio. Al dirigir su mirada sobre las cabezas de los miembros del Sanedrín, se dirige a todo el pueblo de Israel. Ni siquiera tiembla de miedo, ni mantiene su boca cerrada. Él no tiene miedo porque está lleno del Espíritu Santo. Pedro y Juan están siendo investigados por una asamblea legal, no por un crimen que ellos hayan cometido, sino por hacer a alguien un gran favor. Pedro confronta a los gobernantes con la verdad y se vuelve acusador, recordándoles lo que ellos hicieron a Jesús. ¡Él testifica poderosamente que Dios ha exaltado a Jesús y que es sólo por él que este hombre está sanado! Pero Pedro también usó esta oportunidad para predicar de Cristo. No sólo proclama a Jesús como el Sanador de los problemas físicos, sino sobre todo como el Salvador de almas. Sin Cristo ningún hombre estará eternamente seguro, porque fuera de él no hay salvación. La historia del mundo está llena de nombres de estadistas famosos, generales, artistas y filósofos, pero ninguno puede salvar. En ningún otro hay salvación, esta declaración excluye a todos excepto al único Salvador, porque no hay otro nombre bajo el cielo. No importa cuán lejos uno pueda ir, en toda la tierra no hay otro nombre... dado a los hombres, en que podamos ser salvos. ¡Esto se aplica a todos! ¡Todos nosotros debemos ser salvos (Catecismo de Heidelberg, Respuestas 29 y 30) y es solamente el nombre del Salvador que puede salvarnos! C. La absolución de Pedro y Juan El Sanedrín está maravillado de la intrepidez de los apóstoles a quienes consideran hombres sin letras y del vulgo, es decir, personas comunes y corrientes sin entrenamiento académico. Pero, delante del Sanedrín está el hombre sanado, una prueba que no se puede negar. El Sanedrín está en una posición difícil. ¿Qué hará? Mientras Pedro y Juan son enviados fuera del cuarto, ellos conferencian entre sí, pesando las consecuencias. Podrían aceptar que están convencidos, pero no harán eso. Podrían castigarlos, pero no se atreven porque no pueden encontrar una causa razonable y el pueblo podría armar un escándalo si los declaraban culpables erróneamente.

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Por tanto, para prevenir la propagación de este incidente, toman la decisión tonta y represiva de prohibir a Pedro y a Juan que hablen y enseñen en el nombre de Jesús bajo amenaza severa. Sin embargo, ellos son incapaces de negar el poder de Jesús. ¡Qué decisión patética! El pueblo glorificó a Dios pero ellos quieren asustarlos.

Referencias / Notas

Los apóstoles rechazan sus amenazas completamente. No mantendrán sus bocas cerradas, a pesar de las amenazas de los gobernantes terrenales. Si así lo hicieren, ellos desobedecerían su comisión divina. ¿A quién deben obedecer? ¿No debe Dios ser obedecido antes que los hombres? (Hechos 5:29). Su pregunta simple pero incisiva pone al Sanedrín en apuros. Los jueces son incapaces de contestar y solamente repiten e intensifican sus amenazas arrogantes. No se atreven a hacer más y permiten que los discípulos se vayan. Posteriormente, el Sanedrín se dedicó a perseguir severamente a los apóstoles. Pero ahora, el Señor, quien guía todo, los detiene. III. ENTRE LOS HERMANOS CREYENTES A. La oración de la iglesia Así como Daniel fue librado de la boca de los leones, los apóstoles fueron librados de las manos de sus enemigos. El Señor no permitió que los hirieran. Con gozo y agradecimiento, se dan prisa para contarles a los suyos los hechos de Dios y las amenazas del Sanedrín. ¿Cuáles son los resultados? ¡La Iglesia empieza a orar! Durante la persecución y los conflictos no hay mejor arma que la oración. Un pueblo que ora es fuerte. Ellos ven en las experiencias de Pedro y Juan el cumplimiento de la profecía (Salmos 2) que habla de estar a favor o en contra de Cristo. Todo lo que pasó estuvo ordenado en la providencia de Dios y su consejo. Los creyentes aceptan esto en fe y oran por la seguridad y el poder de la mano de Dios para que ellos puedan ser fieles y valientes y no tener miedo de las personas. Oran por la gracia de Dios para que el pueblo crea en Jesús. Esta oración, en armonía con la voluntad de Dios, es escuchada y respondida, porque el Señor da inmediatamente una señal para demostrar esto: el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y ellos hablaban con denuedo la palabra de Dios. ¡Esto es completamente contrario a la orden del Sanedrín de quedarse callados! Dios usó el milagro para dar testimonio de sí mismo. El Señor trabaja a menudo de esta manera. ¡Así es como su salvación fue revelada en Jerusalén! B. La bendición que la iglesia experimentó En conclusión, la obra del Espíritu Santo prevaleció en la primera congregación cristiana. El Señor da su bendición donde hay paz y unidad. Las amenazas del enemigo unen más estrechamente a los creyentes. Ellos eran de una mente, de un corazón y un alma. Cuando nosotros consideramos el tamaño de la congregación, esto es verdaderamente significativo.

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Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: --Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. Hechos 5:29

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Referencias / Notas

Los creyentes compartieron sus posesiones entre sí, aunque el derecho de propiedad no fue cedido. Ningún pobre estaba en necesidad. La suma total de las tierras y de las casas que fueron vendidas, eran puestas a disposición de los apóstoles y se repartía a cada uno según su necesidad. La oración comunal une a las personas en sus vidas y en sus alegrías. Era imposible que tal comunidad no fuera una inspiración. Con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús. Este es un tema que se repite en el libro de los Hechos. Esto ocurre en el sermón de Pedro en el día de Pentecostés, así como en sus contactos con las personas y con el Sanedrín. No es de sorprenderse que los creyentes tuvieran gran apoyo de las personas. Los gobernantes habían empezado a mostrar su enemistad, pero el pueblo los ayudó y honró a los cristianos: Abundante gracia era sobre todos ellos. Porque eran uno en la fe en Cristo, en amor los unos con los otros y en la oración al Señor, ellos pudieron llevar a cabo su llamado fielmente y con poder. Las labores de los apóstoles fueron bendecidas ricamente por Dios de quien y a través de quien son todas las cosas. ¡Qué ejemplo a seguir!

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LECCIÓN Título:

ANANÍAS Y SAFIRA Texto de referencia: Hechos 5:1-16 Versículo para memorizar: He aquí habréis pecado ante Jehová; y sabed que vuestro pecado os alcanzará. Números 32:23 INTRODUCCIÓN Después que el Espíritu Santo fuera derramado, la iglesia en Jerusalén aumentaba en número todos los días. En el día de Pentecostés tres mil personas vinieron a la fe y el Señor se mantuvo añadiendo a la iglesia los que serían salvos. La comunión de los santos floreció como nunca antes. Pero la obra del Señor es siempre probada. Satanás intenta, en lo posible, destruir. Primero, usó burladores que intentaron desacreditar el trabajo del Espíritu Santo en los que hablaron en otras lenguas. Luego, usó al Sanedrín para intimidar y amenazar a los apóstoles para que dejaran de predicar después de la curación del hombre cojo. Los dos intentos fallaron. Ahora, el diablo va a intentar trabajar dentro de la iglesia para destruirla. Sobre esto se trata esta lección. El asunto de Ananías y Safira nos presenta una descripción llena de temor y miedo. La sombra oscura de esta historia contrasta grandemente con la luz maravillosa que llenaba la primera iglesia cristiana. Ananías y Safira son un ejemplo y un símbolo de advertencia. Son la evidencia de que incluso cuando la comunión de los santos florece, hay también en medio de ellos los que son impíos y buscan su propio honor. Hay siempre cizaña entre el trigo. Dentro de la congregación de los verdaderos creyentes del Señor están ocultos los testigos falsos. Ellos se pusieron a sí mismos al servicio de Satanás y Dios los desenmascaró a su debido tiempo. Cuando relatemos esta historia es importante que dirijamos nuestra conciencia a estos modelos de creyentes, que existen hasta ahora.

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Referencias / Notas

¡Cualquiera que piense que está firme debería examinarse a sí mismo! Es de suma importancia ser honestos ante el gran conocedor de los corazones, por tanto necesitamos orar fervientemente para ser verdaderos ante Dios y el hombre. Analicemos: I. El pecado de Ananías y Safira II. El castigo de Ananías y Safira III. La aplicación I. EL PECADO DE ANANÍAS Y SAFIRA A. La contribución de los bienes era voluntaria Los hechos malos de estos dos miembros hipócritas de la iglesia serán discutidos. Sus nombres están grabados en negro porque los dos fueron culpables de un pecado despreciable. Antes de relatar este pecado horrible es necesario destacar la belleza de la iglesia de Jerusalén como se encuentra en Hechos 2 y 4, para que el contraste sea más notable. El capítulo 4 recalca que la unidad en la fe y en el amor de los primeros cristianos produjo frutos en su vida diaria.

Así que no había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el producto de lo vendido. Hechos 4:34 Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que significa “Hijo de consolación”), levita, natural de Chipre. Hechos 4:36

Cuando la iglesia fue constituida era como una familia y se ayudaban entre sí en sus necesidades. Muchos que habían sido bendecidos con posesiones terrenales vendieron sus tierras y sus casas (Hechos 4:34), y libremente dieron los beneficios para apoyar los servicios de los apóstoles y para ser distribuidos según las necesidades de los pobres. Estos eran actos completamente voluntarios. Nadie estuvo obligado a entregar su riqueza. Los ricos no fueron obligados a entregar sus bienes. Tampoco los bienes llegaron a ser posesiones comunales para ser compartidas a voluntad. Los que vendían sus bienes lo hacían voluntariamente, motivados por el amor a la enseñanza de Cristo de ayudar a los menos privilegiados que eran partícipes de la misma fe. Hubo varios creyentes que hicieron esto. Entre ellos se nombra a Bernabé que vendió su tierra (Hechos 4:36). B. El engaño de Ananías y Safira Cuando dos hacen la misma cosa, no siempre lo hacen con el mismo sentido. El ejemplo hermoso de Bernabé fue copiado de una mala manera. Un hombre llamado Ananías y su esposa Safira eran miembros de la iglesia de Jerusalén. Ananías era un hacendado adinerado y, según el versículo 3, vendió su tierra. Con el conocimiento de su esposa, guardó parte del precio de esta tierra para sí mismo y dio el resto a los apóstoles, aparentando que estaba dando la suma entera. Es importante indicar que esta pareja estaba cometiendo un pecado muy grande. Las razones siguientes muestran por qué esto es así. Los esposos estuvieron unidos en el pecado. Al parecer Ananías tomó la iniciativa. Fue él quien tomó acción. Safira, sin embargo, estaba totalmente de acuerdo con su marido. Pudo haberlo detenido de cometer esta mala acción, pero no lo hizo. Al contrario, ella estuvo

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de acuerdo. Pedro la desenmascaró cuando le preguntó: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? Ellos no fueron motivados por los principios correctos cuando estuvieron de acuerdo en vender su tierra. El Espíritu Santo había producido el amor en la iglesia para que sus miembros se ayudaran entre sí. Esta pareja mala quiso compartir en esta acción generosa, pero no fueron motivados por el amor. Su motivo era el orgullo propio. Cuando vieron a otros traer sacrificios, ellos no quisieron quedarse atrás. Sintieron que deberían hacer también algo. No quisieron ser considerados como inferiores, sino que querían sobresalir, así como Bernabé que vendió algunas de sus posesiones para ayudar a los pobres. Ellos querían recibir el honor y la alabanza del pueblo. Pero el Señor mira el corazón. Además del honor, sus corazones codiciaban el dinero. Ellos querían ser conocidos como miembros altruistas de la congregación. Estaban deseosos de dar un regalo grande para obtener este honor. Pero, no pudieron darlo todo. Quisieron dar la apariencia de que no se guardaron nada. Y se embarcaron por un camino en el cual esperaban recibir gran honor sin mayor sacrificio. Ellos intentaron dividir sus corazones entre Dios y mamón. Dieron algo a Dios para ser alabados por su generosidad y guardaron algo para mamón que realmente era su dios. Jesús dice que es imposible servir a Dios y a mamón. ¡El pecado de la codicia es un pecado peligroso! Nosotros deberíamos recordar que su acción no fue el resultado de un impulso súbito, sino que fue planeada cuidadosamente. Ninguna acción irracional estuvo involucrada, sino que ellos fueron motivados por un plan malo y pecaron deliberadamente. Ananías y su esposa planearon esto juntos. Ponerse de acuerdo para hacer lo bueno es deseable y laudable, pero planear y apoyarse entre sí para hacer lo malo es satánico. Es evidente que la codicia por el dinero y el orgullo llevaron a Ananías y Safira a este engaño. Cuando decidieron poner su plan en acción nada los detuvo. Estos hipócritas estaban muy seguros de que podían engañar a los apóstoles. ¿Alguien sabía lo que ellos habían acordado hacer juntos? Ananías se presenta y pone su regalo a los pies de los apóstoles. Exteriormente parece ser muy sincero y generoso pero realmente es un mentiroso. Con tal de presentar una buena imagen, parece no molestarle la falta del fruto indispensable del Espíritu. ¡Qué burla! Vemos aquí que un pecado vil engendra un pecado más vil. ¡Qué hipocresía hay aquí! ¡Esta es una pretensión vacía de la piedad sin ninguna substancia! La actitud de nuestro corazón y nuestras acciones exteriores deben coincidir. Ananías y Safira quieren ser estimados como miembros principales de la iglesia mientras sus corazones están carentes del verdadero temor de Dios. Ellos aparentan ser temerosos de Dios, pero interiormente han planeado pecar y siguen el camino de la maldad. Ellos

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no huyen del mal y no se arrepienten de formar parte de un vil plan. Sin embargo, no escaparán de la justicia, porque Dios odia la hipocresía. II. EL CASTIGO DE ANANÍAS Y SAFIRA A. El descubrimiento del pecado

Entonces entró y se presentó ante su señor. Eliseo le dijo: --¿De dónde vienes, Giezi? --Tu siervo no ha ido a ninguna parte --respondió él. Pero Eliseo insistió: --Cuando aquel hombre descendió de su carro para recibirte, ¿no estaba también allí mi corazón? ¿Acaso es tiempo de tomar plata y tomar vestidos, olivares, viñas, ovejas, bueyes, siervos y siervas? 2 Reyes 5:25-26

Pero Pedro estaba enterado de todo este plan desde el principio. Él no sólo tenía una sospecha vaga, una idea o suposición de lo que estaba pasando, sino que sabía todo. Por tanto, se dirige a ellos sin vacilación y de una manera acusadora. Este conocimiento no es suyo. Pedro no es omnisciente, así como tampoco Eliseo lo era cuando Giezi intentó engañarlo (2 Reyes 5:25-26). Fue Dios, a través de su Espíritu, quien le dio esta revelación especial. Las palabras de Pedro son duras: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo? Notemos que él no le pregunta por qué Satanás lo ha instigado, sino por qué él ha llenado su corazón. Pedro quiere decir, ¿por qué no oraste y luchaste contra las tentaciones peligrosas de Satanás? ¿Por qué prestaste oído a su tentación malvada? ¿Por qué le diste un lugar tan ávidamente a él y por qué está tu corazón tan lleno de intención y acción satánica? El diablo es el gran engañador, pero el hombre que peca voluntariamente cediendo ante la tentación de Satanás es responsable por su pecado y personalmente es culpable. En contraste con la llenura del Espíritu Santo, aparece la llenura de Satanás. ¡Qué terrible contraste! “Se debe evitar toda clase de mentiras y engaños como las obras propias del diablo”, declara el Catecismo de Heidelberg en la Respuesta 112. El verdadero carácter del pecado de Ananías se revela en las palabras, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo?, y en la declaración de Pedro no has mentido a los hombres, sino a Dios. Esa es la peor parte de su pecado. Tres horas más tarde, Pedro confrontó a Safira con una acusación similar: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? La mentira de Ananías no es una falta pequeña e insignificante. Cuando intenta engañar a los apóstoles parece que solamente está tratando de mentir al hombre. Debemos recordar que el Espíritu Santo había sido dado a los apóstoles en gran medida. Ananías sabía eso. Sin embargo, había diseñado este hecho en su corazón. Él y su esposa eran miembros de la iglesia y habían visto las obras maravillosas del Espíritu Santo. Pero persistieron en su pecado. Lo que hicieron es mucho peor que engañar al hombre. ¡Ellos intentaron engañar a Dios! Intentaron mentir al Espíritu Santo, que es Dios, como si esto fuera posible. Ellos lo tentaron, es decir, que lo probaron para ver si sería engañado por ellos. Se atrevieron a probar si el Espíritu Santo, que vive en la Iglesia de Cristo, es el conocedor de los corazones y si puede ser engañado sin ninguna consecuen-

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cia. Ananías y Safira fueron como el pueblo de Israel en el desierto en Masah y Meriba que probaron a Dios para ver cuán lejos podían ir (Éxodo 17:7; Salmos 95:8). Ananías y Safira sabían que el Señor prohíbe el engaño. Ellos esperaban que su hecho permaneciera escondido y no fuera castigado. ¡Qué terrible! Hay más. Ellos aumentaron su culpa porque esta era una acción totalmente innecesaria. Pedro les dice explícitamente: Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? Nadie te pidió, nadie te forzó a vender tu tierra. Tú eras el dueño y podías determinar qué hacer con tu propiedad. El dinero era tuyo para guardarlo o regalarlo, sea en parte o todo. Era completamente aceptable guardar parte del precio de la venta para ti, pero regalar una parte como si fuera todo no era aceptable. Tú has actuado bajo pretensiones falsas y eso es muy malo. B. El castigo de Ananías La hipocresía de Ananías es expuesta en toda su maldad. Él escucha pero no tiene ninguna defensa. Ni siquiera tiene la oportunidad de decir algo. Inmediatamente, al oír las palabras de Pedro, cayó y expiró. ¡Qué castigo terrible! ¿Murió del susto o de una muerte repentina? Eso no importa. La muerte de Ananías no fue un accidente fatal, sino que debe ser vista como un acto directo de la ira justa de Dios. Pedro no castiga a Ananías. Dios mismo está juzgándolo. Pedro es usado por el Señor para revelar el engaño de Ananías y anunciar el juicio de Dios, para que nadie pueda decir que esto fue un accidente (Salmo 5:7). Inmediatamente el cuerpo de Ananías es tomado para ser enterrado. Los jóvenes que estaban presentes, lo sacaron y lo enterraron. Ellos le quitaron la ropa y le envolvieron con sábanas mortuorias y, tan rápido como fue posible, su cuerpo fue colocado en la tumba. C. Safira afirma su parte en el engaño y es juzgada Aproximadamente tres horas más tarde Safira va a la iglesia. Ella tal vez había estado preocupada por la ausencia larga de su esposo o quizás fue porque esperaba recibir su porción de alabanza por el regalo importante. Las Santas Escrituras no nos dicen la razón por la que ella fue. En todo caso, ella ignoraba lo que le había pasado a su esposo. Se le da la oportunidad de decir la verdad. El dinero está todavía presente. Pedro lo señala y se dirige a ella con la pregunta: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? No hay duda que todos la miran. ¿Aprovechará ella la oportunidad que se le ofrece para salir de la trampa del pecado y confesar su culpa? Pedro demanda de una manera irresistible que ella hable la verdad y nada más que la verdad. Pero, ¡ay! Sin cambiar de color ella se aferra a su mentira y afirma: Sí, en tanto.

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Referencias / Notas

Y dio a aquel lugar el nombre de Masah y Meriba, por la rencilla de los hijos de Israel y porque tentaron a Jehová al decir: “¿Está, pues, Jehová entre nosotros o no?” Éxodo 17:7 No endurezcáis vuestro corazón, como en Meriba, como en el día de Masah en el desierto. Salmos 95:8 Mas yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu Casa; adoraré con reverencia hacia tu santo templo. Salmos 5:7

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Referencias / Notas

Usted puede sentir la indignación en la voz de Pedro cuando le dice: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? ¿Cómo puedes burlarte del Espíritu Santo? Una persona que le permite a Satanás llenar su corazón para tentar al Espíritu del Señor irá de mal en peor. Aquellos que permiten que sus corazones sean endurecidos por el pecado para hacer lo malo, serán enredados por las ataduras del pecado, y ninguna excusa será válida para sus acciones desvergonzadas. Será imposible detenerse en este camino del mal, a menos que el Espíritu de Dios obre irresistiblemente para dar la gracia de la verdadera conversión. ¡Qué terrible es actuar engañosamente cuando las cosas de Dios están involucradas! El apóstol, en el nombre del Señor, pronuncia sobre Safira el mismo juicio que terminó con su marido. Su pecado es tan malo como el de Ananías. Por tanto, el veredicto es: He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti. El castigo sigue inmediatamente al veredicto. Safira cae al instante a los pies del apóstol y, para la consternación de todos, muere al instante. Los jóvenes que regresan la encuentran muerta. Apenas regresan de un entierro, ellos tienen que preparar otro. ¡Qué terrible es entrar en la eternidad de esta manera y presentarse así delante del Dios viviente! Verdaderamente hay un Dios que vive para llevar a cabo sus juicios sobre la tierra. III. LA APLICACIÓN A. La hipocresía es un pecado serio De esta historia se puede deducir algunas aplicaciones del castigo realizado. Esta desdichada pareja experimentó que su plan maligno para intentar engañar al Señor no tuvo éxito. ¿Cuáles fueron las consecuencias de su engaño y pretensión? Mientras vivían recibieron vergüenza y después de su muerte recibieron perdición eterna. Ellos conocían el buen camino, pero a pesar de eso no caminaron en él y fueron castigados. También ocurrió igual con Coré y sus compañeros (Números 16) y Giezi (2 Reyes 5). Sobre todo, debe estar tan claro como la luz del día, que de Dios nadie se burla. Esta es la lección más importante de esta historia: el Señor es justo y mantiene la santidad de su iglesia. El Espíritu Santo tiene una controversia con el espíritu malo y castiga a los que transgreden. Es verdad que el castigo no siempre sigue inmediatamente sobre el pecado. Ananías y Safira no eran los únicos engañadores en la iglesia de Cristo. Otros engañadores, que vinieron después de ellos, no fueron cortados por Dios de la misma manera severa. Pero esto marca el camino de Dios: donde quiera que un nuevo período llegue o se establezcan nuevas circunstancias y relaciones y, cuando un pecado específico es cometido por primera vez, el Señor viene inmediatamente con su castigo, de tal forma que los transgresores sean hechos ejemplos de su justicia airada. Esto es para que otros sean refrenados de caer en el mismo mal.

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Ha habido muchos asesinos, pero el primero, Caín, fue castigado en una manera extraordinaria. Hay muchos que se han detenido entre dos deseos y han querido ser salvos, pero no pudieron abandonar el mundo. La primera persona en cuya vida se expresa esto fue la esposa de Lot. Ella es un ejemplo de la ira de Dios por este pecado. Hay muchos que roban lo que le pertenece a Dios, pero el primero que se hizo culpable de este pecado, cuando Israel entró en Canaán, fue Acán. Fue apedreado. De igual manera, cuando la iglesia cristiana fue establecida, el Señor mostró su ira santa de una manera especial con los primeros que fueron sorprendidos en este lazo de Satanás. Esto sucedió así para que nosotros tengamos temor de cometer dicho pecado. La paciencia del Señor es muy grande y es lento para la ira. Pero el castigo vendrá ciertamente sobre los que son inconversos. ¡Por tanto, debemos encontrar redención y perdón, limpieza y renovación en Cristo mientras es el tiempo de la gracia! B. Las lecciones para la fe El temor del Señor en las historias de Ananías y Safira debería llevarnos a la fe. Debemos reconocer lo que declara la Escritura: y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron. Se menciona dos veces el hecho del gran temor en esta porción de la Escritura (versículos 5 y 11). Los juicios de Dios deben haber dejado una impresión profunda en los jóvenes que enterraron a esta pareja. Por eso, desde pequeños debemos aprender a tener temor del pecado y no tolerar el mal. Satanás busca tentarnos. ¡Aflicción para los que escuchan al diablo y desprecian el llamado de Dios! Estamos entre dos polos opuestos: en un polo está el diablo, mentiroso y asesino desde el principio y, en el otro está Jesús, el Salvador fiel que nos llama gentilmente: ¡hijo, hija, dame tu corazón! Él busca sinceridad y desea la verdad en lo íntimo. Él nos advierte: ¡velad y orad para que no caigáis en tentación! Finalmente, la iglesia en Jerusalén no fue dañada por este castigo de Ananías y Safira, así como es beneficioso y no dañino que un árbol sea podado. Al contrario, el temor sanador unió más estrechamente a los justos y los hizo más cuidadosos en su lucha contra los deseos impíos. Quienquiera que es llamado por el nombre de Cristo debe dejar toda injusticia y debe decir: La mentira aborrezco y abomino; Tu ley amo (Salmos 119:163). Los que no pertenecían a la iglesia se llenaron de gran temor porque, en medio de tantas maravillas de sanidades y milagros, se produjo un juicio severo. Nadie se atrevió a unirse a la iglesia, pero los que vinieron a la fe verdadera se unieron libremente y hubo gran número así de hombres como de mujeres. La oración de la iglesia fue contestada de tal forma que el trabajo de los apóstoles se esparció, incluso en un círculo más amplio. Los que estaban fuera miraban a los creyentes con respeto y asombro, reconociendo que el Señor trabajaba poderosamente. Así Dios usó las ofensas de Satanás, para el bien de su pueblo.

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Referencias / Notas

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Referencias / Notas

LECCIÓN

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LA PERSECUCIÓN Y EL MARTIRIO DE ESTEBAN Texto de referencia: Hechos 5:17-7:60 Versículo para memorizar: Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. Hebreos 12:1 INTRODUCCIÓN

Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén, y todos, salvo los apóstoles, fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria. Hechos 8:1

Poco después de Pentecostés, el Sanedrín se opuso a la obra maravillosa del Espíritu Santo. Pedro y Juan fueron arrestados cuando sanaron al hombre cojo y predicaron a Jesús. Fueron absueltos después de ser amenazados severamente (Hechos 4). Algún tiempo después todos los apóstoles fueron encarcelados y después puestos en libertad de una manera milagrosa. Había todavía más por venir. El concilio judío, temeroso del pueblo que apoyaba a los apóstoles, no se atrevía a actuar pero la intensidad de su odio aumentaba. Después de un tiempo relativamente corto de descanso, una persecución general y severa se levantó contra la iglesia en Jerusalén (Hechos 8:1). A estas alturas la ruptura entre el judaísmo y el cristianismo se volvió un hecho cumplido. El catalizador fue el apedreamiento de Esteban. Él fue el primero de una lista larga de mártires. La palabra “mártir” significa “testigo”, denotando en particular a una persona que sella con su vida su testimonio por Cristo, literalmente: un testigo de sangre. La Palabra de Dios nos relata en forma detallada los eventos que condujeron al martirio de Esteban. Este es un punto crucial y de gran importancia para la iglesia. Quién era, qué hizo, cómo fue tratado, su testimonio y cómo murió, son algunas de las preguntas que debe estudiar. Aquí hay una amplia oportunidad para señalar lo enorme del pecado y el poder de la gracia.

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Mientras la historia se despliega, veremos a Esteban como:

Referencias / Notas

I. Un trabajador capaz II. Un testigo intrépido III. Un mártir fiel I. UN TRABAJADOR CAPAZ A. La institución del oficio de diácono El trabajo de Esteban en la iglesia fue de corta duración. Era como un cometa que aparece por un momento y pronto desaparece entre las estrellas numerosas del cielo. Sin embargo, su trabajo fue notablemente bendecido. Despertó la persecución fanática pero su muerte de mártir produjo una gran cosecha. Él continúa siendo una estrella brillante en la historia de la iglesia cristiana. Esteban era un israelita, porque se refirió a nuestro padre Abraham (Hechos 7:2). Nació probablemente fuera de Palestina porque tenía un nombre griego. Esteban significa “corona”. Probablemente uno de los judíos de la dispersión llamados helenistas. Esto también explicaría el porqué los judíos helenistas en Jerusalén fueron los primeros en oponérsele. No sabemos nada sobre su juventud, tampoco relata la Santa Escritura cuándo y cómo vino a la fe en el Señor Jesucristo. Se subraya varias veces que era excepcionalmente dotado y una persona excelente. Era un varón lleno de fe y del Espíritu Santo, (...) lleno de gracia y de poder. Algunos manuscritos tienen lleno de gracia, que significa que su vida estaba caracterizada por la gracia y el poder. Era imposible para sus oponentes resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. Estaba lleno del Espíritu Santo (6:5, 8, 10; 7:55). Cuando Esteban fue ordenado como diácono, llegó a ser una persona prominente en la iglesia. El llamado de los apóstoles era llevar a cabo el servicio de la Palabra y la oración para edificar a la iglesia y gobernarla. También recibían dinero de los ricos para el cuidado de los necesitados. Cuando la iglesia creció en una forma increíble y rápida, los apóstoles estaban tan ocupados que eran incapaces de cumplir su llamado. Las cosas ya no iban bien y el descontento creció en la iglesia. Los miembros de habla griega se quejaron de los miembros que eran palestinos de nacimiento, porque sus viudas eran abandonadas en la distribución diaria del pan. No era correcto que algunos fueran ayudados regularmente y otros pasados por alto. Para remediar este abuso los deberes de los apóstoles tenían que ser reducidos. Así sucedió que hombres de buena reputación, dotados con el Espíritu Santo y dotados de la sabiduría necesaria, fueron escogidos por la congregación y ordenados por los apóstoles como “diáconos”, para cuidar y promover apropiadamente el bienestar de los pobres. El oficio de diácono nació de una necesidad y su establecimiento marcó un nuevo desarrollo en la organización de la joven iglesia.

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Referencias / Notas

Pero la palabra del Señor crecía y se multiplicaba. Hechos 12:24 Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor. Hechos 19:20

B. Esteban es el medio para el crecimiento de la iglesia Las buenas relaciones en la iglesia continuaron y el establecimiento del oficio de diácono también contribuyó para la expansión del evangelio en la ciudad que había rechazado a su Mesías. Varias veces Lucas usa una expresión descriptiva, y crecía la palabra del Señor (Hechos 6:7; 12:24; 19:20), para denotar el crecimiento de la iglesia. La iglesia crecía y se extendía rápidamente entre el pueblo y había bendiciones: el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén. Incluso muchos de los sacerdotes obedecían a la fe. Esto es notable, ya que ellos habían sentido mucho odio. ¡Ahora muchos eran persuadidos por el Espíritu Santo para llegar a ser obedientes a la fe! ¡Dios tiene sus elegidos por todas partes y su poder omnipotente es capaz de traerlos! Esteban fue el medio en las manos del Señor para este crecimiento maravilloso de la iglesia. El Espíritu Santo lo equipó con dones excepcionales. La iglesia juzgó que poseía los dones requeridos por los apóstoles como una condición para la selección de diáconos. Fue al parecer su primera elección porque su nombre aparece a la cabeza de la lista de los siete diáconos. Cuidó muy bien de las necesidades de sus hermanos y hermanas pobres en Cristo y también se volvió un excelente colaborador de los apóstoles. Esteban también llegó a ser un colaborador poderoso en otros aspectos. Era competente para predicar la Palabra y tenía el don de realizar grandes prodigios y señales entre el pueblo. No era un mago sino que realizaba maravillas a través del Espíritu Santo que obraba muy poderosamente por medio de él. Además de los apóstoles, Esteban fue el primero de quien nosotros leemos que hizo maravillas y milagros en la iglesia. Realizó grandes maravillas para promover la predicación del evangelio. No hay duda de que benefició a muchos con sus dones. Esteban trabajó para llevar a la iglesia a una posición más alta de desarrollo. II. UN TESTIGO INTRÉPIDO A. Esteban defiende el evangelio No es de sorprenderse que el hombre que fuera estimado tan grandemente por los creyentes, pronto atrajera la atención de los enemigos del evangelio. Los oponentes de Cristo y su iglesia sintieron temor de la gran influencia de Esteban y empezaron a disputar con él. En Jerusalén había sinagogas de judíos griegos (helenistas) que eran de África del Norte y Asia Menor. Algunos de sus líderes eran grandes polemistas y empezaron a disputar con Esteban. Ellos le hacían toda clase de preguntas ingeniosas para intentar enredarlo. Pero Esteban no tenía miedo y no los evitaba. No era su intención disputar sobre cosas santas, pero los refutaba en forma seria y convincente. ¡No tuvo miedo de defender su fe y fue capaz de resistirles! ¡Sería muy útil si más creyentes en Cristo fueran como él! Esteban estaba de pie, solo, contra muchos, pero no eran capaces de superarlo. Al contrario, no podían resistir a la sabiduría y al Espíri-

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tu con que hablaba, no pudieron convencerlo. ¿Por qué no? Los que defienden la verdad no pueden ser derrotados. Esto está en cumplimiento con la promesa de Cristo (Lucas 21:15), y por consiguiente, estos oponentes fueron incapaces de resistirlo. ¡Esteban era superior que ellos, pues el Espíritu obraba a través de él! B. Esteban es acusado falsamente

Referencias / Notas

Porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan. Lucas 21:15

Cuando los enemigos pierden, normalmente se enfadan. ¡Es comprensible pero cobarde! Ellos quieren cerrar la boca de Esteban cueste lo que cueste. Si no fueron capaces de derrotarlo en los debates, ahora buscan alcanzar su meta de otra manera y no vacilan en usar métodos despreciables. Cualquier arma sirve para derrotarlo. Ellos empiezan a buscar hombres que quieran voluntariamente ser usados como instrumentos contra Esteban. Entonces sobornaron a unos [es decir, que ellos contrataron a hombres] para que dijesen que le habían oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios. Estos falsos testigos debían mezclarse con el pueblo para incitar a la opinión pública en contra de Esteban. Hasta ahora el pueblo en general había estado dispuesto favorablemente hacia la iglesia. Por eso, estos enemigos quieren intentar influir en la opinión pública en contra de la iglesia, usando a estos provocadores de multitudes. Su objetivo es despertar el temperamento del pueblo en contra de Esteban para que lo vean como una persona blasfema y profana. El plan tuvo éxito. El pueblo se levantó y los ancianos y escribas estaban ávidos de confirmar las falsas acusaciones. Los que inicialmente trabajaron detrás de la escena, estaban deseosos de agarrar a Esteban y arrestarlo como si fuera un criminal y traerlo ante el Sanedrín para acusarlo y condenarlo. Los líderes del pueblo no tuvieron dificultad en conseguir testigos falsos que acusaran a Esteban. Las acusaciones que se hicieron en contra de Esteban inclusive fueron exageraron. Esteban fue acusado de hablar palabras blasfemas contra el lugar santo y contra la ley y de afirmar que ese Jesús de Nazaret destruirá el lugar, y cambiará las costumbres dadas por Moisés. Note también cómo ellos mencionaban despectivamente a Jesús. ¡Estas acusaciones eran muy serias porque herían a Dios, a su templo, a su ley y a las tradiciones de los padres! Realmente, las enseñanzas del Señor Jesús no contradijeron a Moisés. Lo contrario era verdadero: las enseñanzas de los fariseos hicieron ineficaces las leyes de Dios (Mateo 15:5-6, 9). Fue Cristo quien predicó el sentido completo y espiritual de la ley. Cristo no vino a anular la ley sino a cumplirla (Mateo 5:17). Era de esperarse que Esteban también predicara que la muerte y la resurrección de Cristo completaron la dispensación antigua, que las leyes ceremoniales ya no eran obligatorias y que Jerusalén y el templo serían destruidos debido al gran pecado de rechazar al Mesías. Esteban apoyó estas enseñanzas con evidencia contundente. Sus enemigos no pudieron refutar a Esteban, por tanto usaron la

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Pero vosotros decís: “Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, ya no ha de honrar a su padre o a su madre”. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición. (…) pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. Mateo 15:5-6, 9 No penséis que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolir, sino a cumplir. Mateo 5:17

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

calumnia para quitarlo del camino. Esto era fácil de hacer, pero muy equivocado. El trato que el Salvador recibió de las manos del Sanedrín, Pilato y Herodes, fue similar al que Esteban recibió aquí. C. El testimonio de Esteban ante el Sanedrín

Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y al ver que la piel de su rostro resplandecía, tuvieron miedo de acercarse a él. Éxodo 34:30

¿Cómo actúa Esteban? ¿Tiembla de miedo cuando es llamado a dar cuentas en el mismo lugar que su Salvador se paró una vez? ¿Se pone pálido cuando los ojos de todos los miembros del Sanedrín se enfocan en él? No, aunque recibe amenazas, Esteban está lleno de alegría y paz. El peligro no perturba su compostura ni la paz de su corazón. Esto puede ser visto en su cara. ¿Está un rayo de sol asomándose furtivamente a través de la ventana y está brillando en su cara? ¡Absolutamente no! Su cara es iluminada con la luz celestial y vieron su rostro como el rostro de un ángel. ¡Qué maravilloso! Los judíos acusaron a Esteban de hablar blasfemias contra Moisés y Dios, pero Dios hace brillar su cara como la de Moisés (Éxodo 34:30). ¿Qué piensan los enemigos de Esteban cuando ven esto? Está claro para todos que Esteban experimenta la presencia de Dios. El Señor está con él y no teme. Es el deber del sumo sacerdote presidir la reunión y le pide a Esteban que responda a la acusación. ¿Es esto así? El héroe intrépido de la fe no tiene miedo y se prepara para rendir cuentas. Se dirige a los miembros del concilio con el respeto debido a su oficio: Varones hermanos y padres. Les pide amablemente que lo escuchen. No quiere responder con un breve sí o no, sino que quiere dar una explicación detallada para probar que la acusación en su contra no tiene fundamento. El discurso de Esteban se encuentra en Hechos 7:2-53.

Y no sean como sus padres, generación terca y rebelde; generación que no dispuso su corazón, ni cuyo espíritu fue fiel para con Dios. Salmos 78:8

Esteban conoce la historia de su pueblo y la pone ante el Sanedrín como un espejo. Él ha hecho más que leer la historia de Israel superficialmente. Entiende los propósitos de Dios y demuestra esto a sus oyentes. Escoge varios segmentos de la historia judía para demostrar que sus padres siempre habían sido unas personas tercas y rebeldes, una generación cuyos corazones no honraron a Dios y un pueblo que no fue fiel a Él (Salmos 78:8). A través de las edades, el Señor había sido muy misericordioso con ellos, pero se rebelaban continuamente y aumentaban su culpa. ¿Por qué da Esteban esta explicación? Para que sus oponentes entiendan que ellos son los transgresores. Ellos eran como sus antepasados que habían hecho la misma cosa de la que lo estaban acusando: resistirse a Moisés y a Dios y despreciar la ley y el templo. Por ejemplo, Moisés, a quien ellos defienden ahora, fue rechazado por sus padres. Ellos están orgullosos del templo, ¿pero se olvidaron de lo que los padres hicieron en el desierto? Algunas traducciones tienen “Jesús” en el versículo 45, que significa Josué, quien trajo a Israel a Canaán (Hebreos 4:8; “Jesús” es el término griego para “Josué”). Si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. Hebreos 4:8 Sus padres no sirvieron al Señor, sino que adoraron a otros dioses. Después, en el tiempo de Salomón, se construyó un templo. Pero entonces ellos fueron al otro extremo y sobrevaloraron

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el templo, como si su Dios estuviera ligado al templo. Si bien el Altísimo no habita en templos hechos de mano.

Referencias / Notas

El discurso de Esteban es un bosquejo histórico y trata lógicamente un evento después de otro. Finalmente, termina con la declaración de que sus acusadores muestran que son descendientes verdaderos de sus padres que mataron y asesinaron a los profetas. Lleno de indignación, Esteban acusa a los líderes judíos del pecado de resistirse al Espíritu Santo, de “deicidio” (matar a Dios) y de quebrantar sus leyes. Ellos son incluso peores que sus padres. Sus padres persiguieron a los profetas que predijeron la venida de Cristo, pero estos son entregadores y matadores del Justo, él, de quien Moisés había hablado tan claramente. Los papeles se han invertido. El acusado se ha vuelto acusador. Su discurso ha sido contundente y poderoso, sus acusaciones son incluso más convincentes y puntiagudas que las de Pedro (Hechos 3:14-15; 4:10; 5:30). El Señor le dio a Esteban gran intrepidez. Él no está preocupado por el hecho de que su discurso no es agradable y despierta enojo. El testimonio de Esteban nos recuerda a los mártires como Policarpo y Lutero en la Dieta de Worms cuando él dijo: ¡”Aquí estoy de pie, yo no puedo ser otro, Dios me está ayudando”!

Pero vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diera un homicida, y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios resucitó de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. Hechos 3:14-15

III. UN MÁRTIR FIEL A. El Sanedrín está furioso Nunca nadie habló así al gran concilio sobre sus padres y antepasados. En silencio ellos han escuchado a Esteban, pero ahora la medida estaba llena. Ellos ya no querían escucharlo más. Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones. Crujían los dientes contra él. ¡Qué terrible resultado! Su comportamiento demostraba que Esteban había dado en el blanco. Este tipo de reacción se encuentra en todos nosotros. Cuando hacemos algo malo y otros nos corrigen, en lugar de ser persuadidos y decidir mejorar, tendemos a enfadarnos con la persona que nos acusa, incluso cuando esto es realizado con las mejores intenciones. ¡Qué tonto y equivocado! Fieles son las heridas del que ama (Proverbios 27:6). Tal amigo debe ser reconocido con agradecimiento. La necedad de los pecadores es que ellos no quieren ser persuadidos. El pecado del Sanedrín judío es grande, pero nuestra culpa no será menor si nosotros nos resistimos al llamado de Dios e intentamos silenciar la voz de nuestra conciencia, al continuar nuestra rebelión contra Dios. B. Esteban es animado por una revelación divina Los enemigos están enfurecidos pero Esteban ¡está lleno del Espíritu Santo! No vio a las personas, sino que tuvo puestos los ojos en el cielo. ¡Él ve los cielos abiertos y recibe ánimo divino! Se le permite ver la gloria de Dios. El Señor le muestra algo de la gloria celestial y ve a Jesús que estaba a la diestra de Dios.

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Sea notorio a todos vosotros y a todo el pueblo de Israel que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. Hechos 4:10 El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándolo en un madero. Hechos 5:30

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Referencias / Notas

Esta revelación no es excesiva, viendo las circunstancias. Esteban está de pie, solo, ante todo el concilio judío. Es el blanco de los acusadores furiosos que le gritan en su rabia. Él no puede contar con la ayuda del pueblo. Esteban es probado para ver si permanece fiel hasta la muerte. Si permanece fiel una corona lo espera. La corona incorruptible de vida eterna le será dada y, de en medio de la muerte, Dios lo tomará en su regazo. Por otro lado, si es debilitado y vencido por el temor, no le tomará mucho esfuerzo convertir a sus enemigos en amigos. Sólo tendrá que decir tres palabras para salvar su vida: niego a Jesús. Pero dicho pensamiento no entra en la mente de Esteban. Él no tiene miedo de los enemigos. Está lleno del Espíritu Santo y clama: ¡He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios! Si Dios está con nosotros, ¿a quién temeremos? El hecho de que Esteban ve a Jesús tiene un significado importante. La Escritura menciona frecuentemente que después de su ascensión, el Señor Jesús está sentado a la diestra de Dios. Que está sentado en un lugar de honor indica su gloria como conquistador, que completó su obra mediadora en la tierra. Que Jesús está a la derecha de Dios indica el lugar de honor que ocupa Cristo y que desde allí consuela a Esteban. C. Esteban es apedreado

Saca al blasfemo fuera del campamento, y todos los que lo oyeron pongan sus manos sobre su cabeza, y apedréelo toda la congregación. (…) El que blasfeme contra el nombre de Jehová ha de ser muerto; toda la congregación lo apedreará. Tanto el extranjero como el natural, si blasfema contra el Nombre, que muera. Levítico 24:14, 16. La mano de los testigos caerá primero sobre él para matarlo, y después la mano de todo el pueblo. Así apartarás el mal de en medio de ti. Deuteronomio 17:7

La incredulidad no ve la gloria de Dios, aunque se dé el testimonio más poderoso. Los judíos no pueden ver y no verán. Ellos están ahora completamente endurecidos y no quieren oír nada de lo que dice Esteban. Ellos dieron grandes voces para detenerlo. Esteban ya no puede hacer que lo escuchen y como si esto no fuera suficiente, los judíos se taparon los oídos. ¡Ellos están ciegos de rabia! Ya nada los detiene y arrastran al valeroso confesor de Cristo fuera de la puerta. Arremetieron a una contra él. ¡Estos jueces y representantes del pueblo se vuelven asesinos malvados! Están llenos de ira y tan enfurecidos que ni siquiera toman tiempo para pronunciar un veredicto. Ni siquiera piden el permiso del gobernador romano para llevar a cabo la pena de muerte, como lo hicieron con el Señor Jesús. Ellos calman su furia echando a Esteban fuera de la ciudad y allí le apedrearon. Note su hipocresía. Ellos realizaron su trabajo diabólico fuera de la ciudad, según la ley del Antiguo Testamento (Levítico 24:14, 16). Los testigos falsos (Deuteronomio 17:7) sacaron sus ropas para que ellos pudieran llevar a cabo su cruel trabajo más fácilmente. D. Esteban ora por sus asesinos La ofensa de los judíos no encoleriza a Esteban. Está preparado y desea morir por Cristo. Ellos pueden matar su cuerpo, pero no pueden tocar su alma. Él ya disfruta de antemano una prueba del gozo divino. ¡Un momento más y estará para siempre con Jesús! Sus últimas palabras son una oración a su Señor. Él entrega confiadamente

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su espíritu al Salvador y su última oración es por sus verdugos: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. ¡Qué conmovedor! No ora por venganza, sino por misericordia. Su alma estaba llena de gran celo por Dios, porque clamó a gran voz. La humildad se indica por el hecho de que no exige sus derechos, sino que se pone de rodillas. Mientras está muriendo, obedece al mandamiento Amad a vuestros enemigos (Mateo 5:44). Él sigue el ejemplo de su Salvador y pide: Perdónalos, porque no saben lo que hacen (Lucas 23:34). Compare las últimas palabras conmovedoras de Esteban con las de Jesús. ¿Cómo actuamos nosotros cuando somos tratados injustamente? ¿Devolvemos bien por mal? ¿Habría podido Esteban orar por sus enemigos cuando las piedras llovían sobre él, si no hubiera estado lleno del Espíritu Santo? Aunque Esteban es asesinado brutalmente, entra en la eternidad en una forma serena y apacible. Las Escrituras afirman que durmió. La muerte de los creyentes, incluso una muerte violenta, no es ningún castigo por el pecado sino una entrada a la vida eterna. Hombres piadosos tuvieron el valor de dar un entierro honorable al cuerpo tristemente destrozado. Ellos hicieron gran llanto sobre él, al parecer sin ser impedidos por el enemigo. Los enemigos son capaces de detener el testimonio de los mártires, pero no pueden detener la Palabra de Dios. La oración de Esteban no fue en vano. El Señor la contestó. Un hombre estuvo presente en el apedreamiento de Esteban. Este estuvo complacido con la muerte de Esteban y cuidó de las ropas de los que le apedreaban. Más tarde este hombre fue convertido. Agustín dijo que si Esteban no hubiera orado, la iglesia no habría tenido a Pablo.

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Referencias / Notas

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Referencias / Notas

LECCIÓN

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FELIPE Y EL EUNUCO Texto de referencia:

Vendrán príncipes de Egipto; Etiopía se apresurará a extender sus manos hacia Dios. Salmos 68:31 “Yo me acordaré de Rahab y de Babilonia entre los que me conocen, aquí están Filistea y Tiro, con Etiopía; estos nacieron allá”. Y de Sión se dirá: “Este y aquel han nacido en ella”. Y el Altísimo mismo la establecerá. Salmos 87:4-5 Que el extranjero que sigue a Jehová no hable diciendo: “Me apartará totalmente Jehová de su pueblo”, ni diga el eunuco: “He aquí, yo soy un árbol seco”. Porque así dijo Jehová: “A los eunucos que guarden mis sábados, que escojan lo que yo quiero y abracen mi pacto, yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y un nombre mejor que el de hijos e hijas. Les daré un nombre permanente, que nunca será olvidado. Isaías 56:3-5

Hechos 8:4-40 Versículo para memorizar: Porque vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Lucas13:29 INTRODUCCIÓN Se ha señalado varias veces que el enorme crecimiento de la primera iglesia cristiana fue mediante los creyentes de descendencia judía. El resultado de la persecución sangrienta después del apedreamiento de Esteban fue que el evangelio también fue a los samaritanos. Pronto la iglesia sería plantada entre los gentiles. En cierto sentido los samaritanos estaban entre los judíos y los gentiles. Sin embargo, la venida a la fe de los eunucos se apoya por sí misma y no hay nada que indique que su conversión llegó a ser el medio para la expansión y la predicación del evangelio entre los gentiles. No obstante, es de gran importancia porque muestra claramente que el antiguo muro de separación estaba siendo derribado. La fidelidad del Señor a su Palabra se revela aquí. Esto también predijo el avivamiento de los etíopes para extender sus manos a Dios. Los etíopes serían contados entre los que son nacidos en Sión (Salmos 68:31; 87:4-5). Así se cumple la promesa de Dios con respecto a los eunucos, que tenían que ser separados del pueblo del pacto (Isaías 56:3-5). Esta historia nos da una oportunidad maravillosa para enfatizar los caminos maravillosos y las obras de Dios. Él llevó a este extraño a Palestina y le envió un predicador para que lo instruyera. Dios permite que el buscador encuentre, ilumina su corazón y obra la fe en él para glorificar a Dios. Con esto en mente, nos centraremos en: I. Felipe II. El eunuco III. Felipe y el eunuco

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I. Felipe

Referencias / Notas

A. ¿Quién es? Este Felipe no es el apóstol que lleva este nombre, sino uno de los primeros siete diáconos en Jerusalén (Hechos 6:5). Él es uno de los que fue grandemente estimado por la iglesia. Después de la dispersión, debida a la persecución, el oficio de diácono no requería toda su atención y Felipe empezó a trabajar como evangelista. Vivió en Cesarea con su familia y fue el anfitrión de Pablo cuando este fue a esa ciudad (Hechos 21:8). Inicialmente el trabajo de Felipe se enfocó en los samaritanos. Varios años atrás, al enviar a los doce, Jesús había dicho que ellos tenían que estar confinados en Israel y no debían entrar en ninguna ciudad de samaritanos (Mateo 10:5-6). Justamente antes de su ascensión el Señor había ensanchado el área para incluir a Samaria e incluso hasta los confines de la tierra (Hechos 1:8). Este momento había llegado ahora. El resultado de la persecución en Jerusalén es que llegó el turno a Samaria. ¡Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo! Su trabajo de predicar y realizar milagros era ricamente prosperado. Nosotros leemos que la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe. Sus poderosas palabras, señales y prodigios dejaban una tremenda impresión. Nosotros podemos asumir que este hombre altamente estimado era un testigo poderoso de Cristo y un dotado predicador del evangelio. B. ¿Qué hace él? Felipe obedece una orden muy extraña sin argumento. De repente, un ángel del Señor, enviado desde lo alto, habla a Felipe y le ordena dejar instantáneamente su labor en el campo e ir hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, la ciudad antigua de los Filisteos, muy conocida debido a Sansón. De los dos caminos que llevaban a Gaza, Felipe debía tomar el que es desierto. Este no es un camino intransitable, pero es solitario y desolado porque es usado muy poco. Las palabras traducidas hacia el sur en este texto, también pueden ser entendidas como contra el mediodía. En este clima caliente no se acostumbra viajar cuando el sol está en su cenit. A esta hora el camino es usualmente muy callado. Esta traducción enfatiza aún más que Felipe debía tomar el camino que era menos transitado. Después, él entendería por qué debía ir allá. Aunque no recibe una información más extensa del ángel, Felipe está inmediatamente listo para llevar a cabo esta misión. ¡Qué ejemplo hermoso! Si hubiera estado dispuesto de otra manera, habría objetado. Podría haber preguntado: ¿por qué debo detener las labores en Samaria las cuales están siendo bendecidas? Yo realmente no puedo salir de aquí. También podría haber razonado: esta es una comisión extraña, yo no la entiendo y quiero saber más de qué se trata todo esto antes de obedecer. Nosotros no leemos nada parecido.

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Agradó la propuesta a toda la multitud y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Hechos 6:5 Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; entramos en casa de Felipe, el evangelista, que era uno de los siete, y nos hospedamos con él. Hechos 21:8 A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones diciendo: “Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Mateo 10:5-6 Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra. Hechos 1:8

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Referencias / Notas

Felipe sabe que un ángel del Señor está hablando y, por consiguiente, cree firmemente que es una orden de Dios. Esto es suficiente por ahora. Él confía totalmente en Dios que sabe lo que está haciendo. Felipe obedece a Dios aunque no entiende. El Señor nunca comete errores y siempre tiene sus razones sabias para hacer sus demandas. Pronto se pondrá en evidencia que el Señor tiene un trabajo para Felipe.

Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Hebreos 11:8

De la misma manera, Abraham también obedeció incondicionalmente a Dios (Hebreos 11:8). Moisés tenía muchas objeciones ante la zarza ardiente (Éxodo 3). ¿Qué ejemplo seguiremos? Nosotros debemos estar abiertos a la orden de Dios aunque no sepamos el futuro. II. EL EUNUCO A. ¿Quién es él? Lucas ahora nos introduce al otro personaje principal de la historia. Él es un etíope, eunuco. La tierra de su origen es Etiopía, llamada Cush en el Antiguo Testamento. Está localizada en África, al sur de Egipto. Sus ciudadanos eran descendientes de Ham y eran de contextura oscura. Este etíope es una persona muy importante. Ocupa una posición muy alta en el gobierno de su país. Sirve a la reina Candace (título de las reinas en Etiopía, similar al título Faraón en Egipto). Ella lo ha puesto sobre todos sus tesoros. No hay ninguna duda de que este hombre tiene la confianza de la corte de la reina y es muy estimado por las personas. Lucas lo llama un funcionario. B. ¿Qué está haciendo el eunuco? Ha venido a Jerusalén para adorar. ¡Eso es extraordinario! Él no es un israelita, no pertenece al pueblo de los pactos y las promesas. ¡Él es rico, y es duro para una persona rica entrar al reino de Dios! Los grandes y poderosos de la tierra tienen muchas tentaciones y atracciones que los alejan del reino de Dios.

No entrará en la congregación de Jehová el que tenga magullados los testículos o amputado su miembro viril. Deuteronomio 23:1

Este hombre vive en un país lejano, a muchos días de viaje de la ciudad donde el Señor es adorado por el pueblo de Dios. Era mucho más difícil que hoy viajar en aquellos días. Aunque estaba en Jerusalén, el templo era un territorio prohibido para él. Solo podía entrar al patio exterior porque era eunuco, es decir, castrado. Según la ley judía, no se permitía a estas personas entrar en la congregación del Señor (Deuteronomio 23:1). ¿No son estas cosas grandes obstáculos para que este etíope encuentre la verdadera religión? No, porque está intensamente interesado en la adoración de Jehová. Puede ser uno de los grandes de la tierra, pero no pone su corazón en las cosas del mundo. Puede ser un extraño y vivir en un país lejano, pero busca al Dios de Israel. Tal vez no era un prosélito (judaizante) pero lo más probable es que se enteró de la religión judía por medio de los judíos que en ese tiempo estaban esparcidos entre las naciones, lejos de Palestina.

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El eunuco ya no es más un pagano comprometido. Ha observado al pueblo de Israel y se siente cerca de ellos y desea servir al Dios de Israel. No dejó que ningún obstáculo le impidiera adorar al Señor en el templo, aunque no podía entrar en el santuario. Sin embargo, no encuentra satisfacción al cumplir los ritos religiosos externos. Ha visitado Jerusalén y está de regreso a su país, pero se da cuenta de que no todo está bien y siente el impulso de aumentar su conocimiento de la Palabra de Dios. Nadie lo perturba mientras está sumergido completamente en las Santas Escrituras, aunque no entiende todo lo que está leyendo. Este eunuco pone a muchas personas jóvenes y viejas en vergüenza. Cuántos hay que viven casi al lado de la puerta de una iglesia y nunca entran. ¡Otros se apartan por las razones más ridículas! ¡Cuántos tienen una Biblia en su casa guardada en un estante! Ellos dicen que no tienen tiempo o solamente la leen apresuradamente. ¿No es esto porque no hay ningún deseo de buscar la Palabra de Dios? Hay niños y adultos que demuestran, por su comportamiento, durante el tiempo de escuela bíblica que no están interesados en el servicio del Señor. ¡Qué triste! Esto demuestra que su corazón no anhela a Dios. ¡Qué pecaminoso! Tales personas, jóvenes o viejas, desprecian el más grande tesoro. Los tesoros eternos, espirituales, son a menudo despreciados como si no tuvieran valor. El eunuco no es así. ¡Nosotros debemos ser como él, porque la Biblia dice: buscad y hallaréis! III. FELIPE Y EL EUNUCO A. La reunión Felipe y el eunuco etíope, se encuentran. Cuando la procesión del etíope se mueve, no un ángel, sino el Espíritu de Dios mismo ordena a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. Debido a la pompa real del viajero, con tantos sirvientes, Felipe probablemente no se habría acercado por su propia iniciativa. Pero ahora obedece de buena gana sin ninguna vacilación. Resueltamente Felipe se acerca al carro del viajero. ¡Pronto sabrá por qué está aquí, en este momento! ¡Algo raro le llama la atención: el oficial poderoso está leyendo en voz alta! El eunuco posee un libro que contiene la profecía de Isaías y está leyendo en voz alta para sí mismo. Felipe sabe lo que es, porque la conoce bien y esta situación le da la oportunidad de empezar una conversación significativa. Felipe propone una pregunta amistosa: ¿Entiendes lo que lees? Esta es una pregunta buena y también es aplicable a nosotros. La cosa más importante es si nosotros entendemos. Muchos están avergonzados de su ignorancia e intentan aparecer más sabios de lo que realmente son. No el eunuco. Él no se ofende por la pregunta que recibe así de repente y contesta francamente: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Él cree que el hombre que vino junto a su carro puede ayudarlo. La Escritura dice que lo invitó a que subiese y se sentara con él. ¡Naturalmente, Felipe no se hace esperar!

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Referencias / Notas

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Referencias / Notas

Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como un cordero fue llevado al matadero; como una oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, no abrió su boca. Por medio de violencia y de juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue arrancado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Isaías 53:7-8

Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén, y todos, salvo los apóstoles, fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria. Hechos 8:1

B. El sermón El eunuco estaba fascinado con Isaías 53:7-8. El pasaje que estaba leyendo es de la traducción de la Septuaginta. El eunuco no está satisfecho sólo con la lectura. Quiere saber el significado. Él no es como muchos, que no se toman la molestia de entender. Ha estado reflexionando en el significado, como es evidente de su respuesta para Felipe. Pero ha encontrado una dificultad. Entiende suficiente para saber que Isaías está hablando sobre cosas importantes, pero no sabe a quién se aplica estas palabras profundas. Y le pide una explicación a su nuevo compañero de viaje. El eunuco no conoce a Cristo como el Siervo Sufriente del Señor. El eunuco no pudo haber encontrado mejor instructor que Felipe. Este entiende y está deseoso de compartir su conocimiento, consciente de la meta y usa el acercamiento correcto. Comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. ¡Qué buen principio! El cordero mudo que se somete a sus trasquiladores, le da a Felipe una base conveniente para explicar la expiación que Cristo Jesús obtuvo por su sufrimiento y muerte. ¡Felipe debe haber testificado apasionadamente y con poder mientras hablaba de la humillación y de la exaltación de Cristo como el Hijo Unigénito de Dios y el Salvador todo suficiente, indispensable, deseoso de los pecadores! Podemos imaginar cómo un pensamiento llevaba al próximo mientras Felipe señalaba el camino de la salvación al eunuco. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado (Marcos 16:16). Esto no era una coincidencia. Fue el Señor quien guió todo según el consejo de su santa voluntad. El eunuco no se había encontrado con ninguno de los apóstoles (Hechos 8:1), pero en su viaje de regreso por este camino solitario, donde no había esperado en lo más mínimo un consejero espiritual, Felipe vino a él como el mensajero del Señor. No era casualidad que el eunuco estuviera leyendo este pasaje de Isaías. Él comenzó a conocer al Salvador a través de la Palabra de Dios. La predicación del evangelio fue el medio en las manos del Señor para traerlo a la fe. El Espíritu Santo obra la fe en nuestros corazones por la predicación del evangelio y lo fortalece por el uso de los sacramentos (Catecismo de Heidelberg, Respuesta 65). Dios reunió a Felipe y al eunuco. ¡Ellos se pertenecen, aunque tienen diferentes trasfondos y posiciones! El buscador de la salvación encuentra una guía y el predicador encuentra a un oyente. El Señor dirige todo para traer a las personas a la fe en Jesús. ¿No hace él eso por nosotros también? C. El fruto En la providencia de Dios, el carruaje del eunuco etíope se vuelve un púlpito que testifica de Cristo y es el lugar donde se experimentan las maravillas de la gracia. Felipe es un buen predicador. No habla de sí mismo, sino que proclama al Señor Jesús. El eunuco es un buen oyente. No admira los talentos del predicador, sino que desea la oferta de la salvación que viene a él en la predicación de la Palabra

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de vida eterna. Lo que está teniendo lugar aquí podemos leerlo en Romanos 10:14-17. Dios nunca hace un trabajo incompleto. El Señor, que ha traído al eunuco hasta este punto, lo guiará más allá. Abre su corazón, como lo hizo después con Lidia, y como todavía lo hace con todos los que creen verdaderamente en Jesús. Es glorificado en su poder omnipotente y amor. Los que sinceramente buscan al Señor, son encontrados. Es Dios quien obra el deseo y el cumplimiento. De esta manera, el evangelio entra en un corazón receptivo, así como la buena semilla entra en la tierra bien preparada, para que puedan crecer las raíces hacia abajo y producir fruto. El eunuco oye al predicador, no sólo con sus oídos, sino que cree la predicación con su corazón. ¡Él siente la necesidad de expresar su fe! Él confiesa con la boca para salvación. Cuando ellos llegaron a cierta agua, hay un grito de gozo: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? ¡No hay nada que detenga al eunuco! Tiene un deseo ferviente de recibir el bautismo como la señal y sello del lavamiento del pecado y la renovación de la vida, “la señal de la nueva vida en comunión con Cristo” (Calvino). No hay duda de que Felipe le había explicado el significado del bautismo y está deseoso de obedecer la petición del eunuco si acepta la condición, Si crees de todo corazón. El eunuco no es como Simón el mago. Su confesión breve pero significativa es: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Esta confesión incluye la verdad básica del evangelio (Mateo 16:16; Juan 11:27). Cristo se ha vuelto su Salvador por la fe. La promesa de Dios es también para él. Él pertenece a todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare (Hechos 2:39). Los dos hombres descienden del carruaje y entran en el agua. El extranjero que fue traído de lejos es bautizado. ¡Qué momento glorioso! ¡Los ángeles de Dios se alegran, porque un pecador es salvo! Felipe también se alegra, porque ve el fruto de su labor. Cosecha inmediatamente después de que ha sembrado la semilla. ¿Qué hará luego? ¿Subirá de nuevo al carruaje para regocijarse con el etíope feliz? No, ellos se separan. Felipe ha completado su labor e inmediatamente el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. Literalmente dice que fue asido por el Espíritu (1 Reyes 18:12 y 2 Reyes 2:16 usan una expresión similar). Luego, Felipe aparece en el camino a Azoto, una ciudad que solía ser la ciudad filistea antigua de Asdod, localizada a 25 kilómetros al norte de Gaza. Desde allí, empieza un nuevo ministerio en todas las ciudades que están de regreso en su camino a Cesarea. ¡Hoy diríamos que Felipe era un evangelista itinerante! El eunuco no le vio más. ¿Está triste? Sin duda le habría gustado quedarse con Felipe, pero si esta es la voluntad del Señor, también puede quedarse sin él. Su fe no es dependiente de Felipe. La desaparición súbita de Felipe incluso sirve para fortalecer su fe. ¡La cosa más importante es que Dios permanece con él! Por tanto, puede seguir gozoso su camino. Ha encontrado la perla de gran precio. Una nueva luz ha amanecido para él. Tiene paz con Dios a través de la fe y, en Cristo, se regocija con una alegría indescriptible y gloriosa. ¡Hay alegría en su alma porque Jesús está ahí!

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Referencias / Notas

¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no son enviados? Como está escrito: “¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” Pero no todos obedecieron al evangelio, pues Isaías dice: “Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?” Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. Romanos 10:14-17 Respondiendo Simón Pedro, dijo: --Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Mateo 16:16 Le dijo: --Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo. Juan 11:27 Acontecerá que luego de que yo me haya ido, el espíritu de Jehová te llevará adonde yo no sepa. Y cuando yo vaya a dar la noticia a Acab, él no te hallará y me matará. Pero tu siervo teme a Jehová desde su juventud. 1 Reyes 18:12 Y dijeron: --Aquí hay entre tus siervos cincuenta hombres fuertes. Deja que vayan y busquen a tu señor ahora; quizá lo ha levantado el espíritu de Jehová y lo ha arrojado en algún monte o en algún valle. --No enviéis a nadie --les dijo él. 2 Reyes 2:16

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Jeremías 29:13

El pecado y el mundo nunca pueden dar esta alegría. Este etíope, a quien no se le permitía entrar en el templo porque era un eunuco, es traído a Jesús por la fe (Jeremías 29:13). La fe es un don de Dios. Este es un don indispensable, porque sin la fe no puede haber una unión real con Cristo. Este es un don inestimable, porque solamente por la fe somos salvos y tenemos acceso al sacrificio de Cristo. El don de la fe se concede sólo por gracia. Cuán grande es el amor de Dios. ¡Él quiere bendecir y enriquecer a los pecadores que han abandonado todo y que son dignos de su ira, con los tesoros espirituales! Nosotros podemos estar seguros de las promesas de Dios que nunca fallan. ¡Ora y recibirás! Todo lo que el Señor requiere es que confiemos en él y en su Palabra.

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Referencias / Notas

LECCIÓN Título:

LA CONVERSIÓN DE PABLO Textos de referencia: Hechos 8:1-4; 9:1-31; 22:3-16; 26:9-18 Versículo para memorizar: El hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 1 Corintios 2:14 INTRODUCCIÓN La conversión de Pablo se relata nada menos que tres veces en los Hechos de los Apóstoles. Hay una buena razón para esto. Su conversión es muy importante, no sólo para él, sino para la iglesia entera. La historia de su conversión también contiene su llamado para ser apóstol, particularmente de los gentiles. Pablo también menciona su conversión varias veces en sus cartas. No es posible tratar en detalle sobre el trabajo que Pablo desempeñó como apóstol en la iglesia de Dios, pero es necesario saber cómo llegó a ser una de las personas más importantes de las Santas Escrituras, incluso de la historia del mundo. Cristo mostró su misericordia al más grande de los pecadores. Lo cambió de un enemigo amargado a un amigo; del más grande perseguidor de los cristianos al apóstol principal. En la historia de Pablo, nosotros notamos: I. Un gran enemigo II. Una gran intervención I. UN GRAN ENEMIGO A. La educación de Pablo Pablo o Saulo (el primero es griego y el segundo es hebreo) nació de padres judíos que pertenecían a la tribu de Benjamín (Filipenses 3:5). Su lugar de nacimiento no fue en la tierra de los judíos porque sus padres vivieron en Tarsis, una ciudad insignificante en el vasto imperio romano. Localizada en una gran ruta de viaje, era una ciudad

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Circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la Ley, fariseo. Filipenses 3:5

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Referencias / Notas

Pero Pablo le dijo: --Después de azotarnos públicamente sin sentencia judicial y siendo ciudadanos romanos, nos echaron en la cárcel, ¿y ahora nos liberan encubiertamente? No, por cierto, sino vengan ellos mismos a sacarnos. Hechos 16:37 Pero cuando lo ataban con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: --¿Os está permitido azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado? Hechos 22:25 Pero el hijo de la hermana de Pablo, oyendo hablar de la celada, fue y entró en la fortaleza y dio aviso a Pablo. Hechos 23:16 En el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres. Gálatas 1:14 Y, como era del mismo oficio, se quedó con ellos y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas. Hechos 18:3 En cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que se basa en la Ley, irreprochable. Filipenses 3:6

prominente en Cilicia, un centro de comercio y tráfico y de la cultura helenista. Debido a que su padre era un ciudadano romano, Pablo era un ciudadano romano de nacimiento. Algunas veces él usó los derechos asociados con su ciudadanía para el adelanto del evangelio (Hechos 16:37; 22:25). En su juventud, Pablo recibió una educación judía estricta porque su padre pertenecía a la secta de los fariseos. Según las demandas de la ley, fue circuncidado al octavo día. De corta edad, fue traído a Jerusalén, donde más tarde vivió también su hermana casada (Hechos 23:16). Disfrutó la instrucción de Gamaliel, maestro extensamente conocido y famoso. Más tarde, su vida indica que Pablo era un hombre notable. Siendo joven ya era conocido por algunos logros excelentes. No es de sorprenderse que este joven prometedor con sus habilidades excepcionales, su educación cuidadosa y excelente, aventajaba a muchos de sus contemporáneos de su nación, (Gálatas 1:14). Realizaba el comercio de tiendas con buenos resultados, de tal forma que se volvió un miembro útil de la sociedad y era financieramente independiente (Hechos 18:3). B. La convicción de Pablo La vida de Pablo estaba en armonía con su educación. Abrazó el fariseísmo con alma y corazón. No se comprometió en los excesos de la juventud descuidada y, como gobernante joven y rico, su vida era irreprochable. Guió su corazón y alma para seguir la justicia que es en la ley, irreprensible (Filipenses 3:6). Mucho se esperaba de él con respecto al reavivamiento y crecimiento del judaísmo. Se dedicó a alcanzar la rectitud personal según la ley. Era fariseo de alma y corazón y buscó su salvación guardando estrictamente todos los mandamientos. Por consiguiente, despreció el cristianismo. Según Pablo, Jesús era el más grande enemigo del verdadero Israel, porque proclamaba un evangelio que consolaba a los perdidos. Jesús predicaba que había un camino al cielo para los fariseos y publicanos por igual, para los estrictos y para los pecadores. La salvación no era por obras sino por la fe en Cristo. Él ofrecía paz a todos los que estaban cansados y cargados por la carga del pecado y por guardar las regulaciones humanas. La fe cristiana minaba los fundamentos del fariseísmo. El odio de Pablo era absoluto porque se sentía ofendido por la cruz de Cristo. No debemos ver a Pablo como un hipócrita. Era un celoso de la ley, pero no un hipócrita. Más bien al contrario, él pensaba sinceramente que estaba haciendo un servicio a Dios al oponerse a la fe cristiana. Cuando se opuso a Jesús, actuó de buena fe, porque fue guiado por una convicción verdadera, apasionada y estaba absolutamente desprovisto de tibieza. Pero, esto no lo excusa de estar totalmente equivocado. Después Pablo confesó esto con pesar profundo. Más tarde, este fariseo estricto,

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este celoso apasionado por la religión, este hombre con un registro escrupuloso, no dudó en llamarse el más grande de los pecadores. Pablo persiguió al pueblo de Dios. Los que tocan al pueblo de Dios, tocan a la niña de sus ojos. No obstante, en su ira ciega, este perseguidor no se sintió culpable de cometer semejante pecado porque lo hizo por ignorancia (1 Timoteo 1:13). C. Las acciones de Pablo Alguien con un carácter como el de Saulo tenía que expresar sus convicciones con acciones. En el apedreamiento de Esteban era obvio que él consentía en su muerte. Cuidó de la ropa de los que estaban arrojando piedras. Después, se volvió uno de los líderes de la persecución. Parece que la meta de su vida era exterminar la fe cristiana. Es difícil imaginar que este fanático rabioso y celoso fue una vez el estudiante del sereno y firme Gamaliel (Hechos 5:34-39). Nada podía detener a Saulo. Él asolaba la iglesia. Él se volvió el inquisidor principal de los cristianos, entraba casa por casa para capturar a los creyentes en dondequiera que podía. Ni siquiera perdonaba a las mujeres desvalidas, sino que las ponía en prisión. Él azotaba a los creyentes en todas las sinagogas y los forzaba a blasfemar. Estaba totalmente convencido de que era bueno cuando los mataron. ¡Qué terrible! El trabajo indigno de Saulo tuvo resultados. La iglesia fue esparcida y los creyentes huyeron por todas partes. Saulo no perdonó a nadie en su ira. No sólo quiso matar a los creyentes en Jerusalén y Palestina sino que también quiso investigar y perseguir a hombres y mujeres en las ciudades extranjeras. Estaba respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor. La descripción, “respirando” indica que Saulo no estaba satisfecho con el deseo de resistirlos y corregirlos, sino que todo su ser estaba comprometido a amenazarlos y matarlos si podía. Estaba como un animal salvaje que jadea cuando ve a su presa y está listo para saltar sobre ella. Para lograr su meta, Saulo pidió cartas del sumo sacerdote, que tenía influencia y autoridad sobre los asuntos religiosos más allá de las fronteras de Palestina. Estas cartas fueron dadas de buena gana con la cooperación de los sacerdotes principales y el concilio de ancianos. Saulo recibió alegremente los poderes y la comisión solicitados para perseguir a los que fueran encontrados de este Camino, que significa los que eran de esta persuasión. Inicialmente, el cristianismo, aunque odiado con una pasión mortal, no estaba completamente separado del judaísmo. Era visto como una rama particular de los “jewry”, una secta. El concilio judío no podía haber encontrado un mejor colaborador que Saulo. Tenía sus ojos en Damasco, la ciudad antigua, importante y hermosa de Siria, llamada un “diamante engastado en esmeraldas”. Muchos judíos vivían allí y había muchas sinagogas. Durante el reino del emperador Nerón, 10,000 judíos fueron asesinados en

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Referencias / Notas

Habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; pero fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad. 1 Timoteo 1:13 Entonces levantándose en el Concilio un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la Ley, venerado de todo el pueblo, mandó que sacaran fuera por un momento a los apóstoles, y luego dijo: --Israelitas, mirad por vosotros lo que vais a hacer respecto a estos hombres, porque antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que era alguien. A este se unió un número como de cuatrocientos hombres, pero él murió, y todos los que lo obedecían fueron dispersados y reducidos a nada. Después de este se levantó Judas, el galileo, en los días del censo, y llevó en pos de sí a mucho pueblo. Pereció también él, y todos los que lo obedecían fueron dispersados. Y ahora os digo: Apartaos de estos hombres y dejadlos, porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá; pero si es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios. Hechos 5:34-39

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

En Damasco, el gobernador de la provincia del rey Aretas puso guardias en la ciudad de los damascenos para apresarme. 2 Corintios 11:32

esta ciudad. El gobernador de Damasco que estaba bajo la autoridad del rey Aretas estaba favorablemente inclinado hacia los judíos (2 Corintios 11:32). Había una buena oportunidad para que el cristianismo pudiera ser exterminado aquí. Saulo encontraría a los cristianos, los encadenaría y los traería presos a Jerusalén. ¡Él no debía perder tiempo, para que ya no se conviertan más judíos a esta secta! Eso es lo que Saulo pensaba y planeaba mientras reunía a sus colaboradores y partía para Damasco. Terrible peligro amenazaba a los cristianos en esta ciudad, hasta que el Señor habló: ¡hasta aquí, no más! Saulo irá a Damasco, pero de una manera totalmente diferente a la que había planeado. ¡El consejo del Señor está latente y grandes son sus hechos omnipotentes! II. UNA GRAN INTERVENCIÓN A. Jesús y Saulo Saulo, el perseguidor, tiene que viajar una distancia de aproximadamente cinco o seis días de viaje. Está tan deseoso que viaja durante el mediodía, cuando las caravanas normalmente descansan porque es demasiado caliente para viajar.

No que lo haya alcanzado ya ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Filipenses 3:12 El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió. Lucas 10:16 Respondiendo el Rey, les dirá: “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”. Mateo 25:40

Saulo tiene prisa y cuando se acerca a la ciudad de Damasco, su corazón está lleno de los planes asesinos. ¡Pero el Buen Pastor cuida de sus ovejas! Él es más poderoso que Saulo. Él mostrará su poder infinito, no aplastando al enemigo, sino convirtiéndolo. Saulo quiere apresar a los cristianos en Damasco, pero será aprisionado por Cristo en Damasco (Filipenses 3:12). El Señor Jesús le permite a Saulo ir lejos, pero es aprisionado como un animal salvaje que está a punto de la victoria y tiene su presa a la vista. Él está listo para saltar sobre ella, pero en el último momento es cambiado a la fuerza. De repente, al medio día, una gran revelación ocurre. Repentinamente le rodeó [a Saulo] un resplandor de luz del cielo. No era luz del sol o relámpago causado por una tormenta, porque allí no había ninguna tormenta. Era una luz milagrosa que apareció como una señal de la gloria de Jesús. Esta luz era más intensa que la luz del sol. Sobrecogidos de espanto y aturdidos, Saulo y sus compañeros de viaje caen en tierra. Hay también una voz impresionante, no un trueno, sino la voz de Cristo desde su gloria celestial. Se dirige al enemigo amargado en el idioma hebreo con las palabras penetrantes: Saulo, Saulo ¿por qué me persigues? ¿Por qué estás haciendo esto? ¿Te di permiso para hacer esto? Él es uno con su pueblo. Cuando sus seguidores son oprimidos y perseguidos, él mismo está siendo perseguido. Los que desprecian al pueblo de Dios, lo desprecian a él (Lucas 10:16; Mateo 25:40). Los compañeros de viaje de Saulo escuchan una voz pero no entienden las palabras. Así es cómo debemos entender los informes de la Es-

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critura. La voz no era para los colaboradores de Saulo, sino que las palabras eran dirigidas a él. La visión también debe ser entendida así. Saulo había visto al Señor Jesús, pero los otros no habían visto a nadie y se pararon atónitos.

Referencias / Notas

Inicialmente todos cayeron en tierra, pero mientras los otros se pusieron de pie, Saulo permanecía en tierra. Estaba persiguiendo a los cristianos, pero ahora aprende que está persiguiendo a alguien en el cielo. No sabe quién le está hablando y en quien está descargando su rabia. Por tanto, pregunta: ¿Quién eres, Señor? ¿Tiembla al pensar que puede estar tratándose de Jesús? En seguida, recibe la respuesta devastadora que excluye cualquier otro pensamiento: yo soy Jesús, a quien tú persigues. El Señor añade, dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Este refrán proverbial le recuerda a Pablo a los bueyes que tiran de un arado. Ellos son instigados y guiados por aguijones que son ramitas con puntas de acero afiladas. Cuando los bueyes dan coces contra los aguijones, se hieren a sí mismos y no a los aguijones. Esta expresión significa: tú estás tratando de retirarte de mi poder en vano. Detén tu oposición, porque solo producirá tu propia destrucción. Las palabras del Salvador cortan poderosamente el alma de Saulo. Su cuerpo entero tiembla, su corazón es cambiado por las influencias omnipotentes del Espíritu Santo y es despojado de su justicia según la ley. Él es humillado y su oposición es completamente rota. ¡Ha sido vencido y dominado por el Señor Jesús! La respuesta del Salvador le abstiene al perseguidor de la desesperación total. Jesús le dice lo que debe hacer. Le ordena que se ponga de pie, no para regresar a Jerusalén, sino para entrar en la ciudad de Damasco. Allí, se te dirá lo que debes hacer. Saulo se levanta del suelo. ¡Está ciego!, ahora ve espiritualmente, pero físicamente se ha quedado ciego. Abrió sus ojos, pero no veía a causa de la gloria de la luz. ¡Miremos cómo entra en la ciudad! Sus colaboradores lo llevan de la mano como un hombre desvalido y ciego. ¡Quién habría pensado alguna vez que esto pudiera pasar! Saulo estuvo tres días sin ver y vivió en la oscuridad completa. Pasó su tiempo ayunando: no comió ni bebió. Remordimientos amargos afligen su alma. ¿Es este el mismo hombre que amenazó de asesinato y muerte? Sí, es el mismo hombre, pero ahora es una persona completamente cambiada. Un cambio radical ha ocurrido. La oración de Esteban ha sido contestada. Cuando el mártir oró por perdón, Saulo no tenía ninguna sospecha de que esa oración era por él. Claramente vemos aquí la insuficiencia de las obras y la justicia propia. Saulo pensaba que poseía muchas virtudes, pero aprendió a verlas como inmundicia y basura comparadas a la excelencia del conocimiento de Cristo (Filipenses 3:8). Nosotros también tenemos que venir a este conocimiento. El Señor nos llama muchas veces y muy seriamente. ¡No rechacemos con desprecio estas llamadas o un día sentiremos cuán duro es dar coces contra el aguijón!

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Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él lo he perdido todo y lo tengo por basura, para ganar a Cristo. Filipenses 3:8

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Referencias / Notas

La pregunta que Saulo hizo es la evidencia de que se le había concedido la gracia. Desde hoy en adelante este será el tema de su nueva vida de conversión. La forma en que Saulo fue llevado al Señor es excepcional y no una regla para nosotros. Otros, como Samuel y Timoteo fueron llevados de diferente forma. Sin embargo, la esencia de la verdadera conversión como fue evidente en Saulo es nuestro ejemplo. La conversión no consiste en alguna mejora exterior, sino que es, en primer lugar, una renovación interior del corazón. Por eso Saulo llegó a ser otro hombre. La conversión consiste en un arrepentimiento sincero del corazón hacia Dios por el pecado, el gozo en Dios a través de Cristo, un deleite para vivir según la voluntad de Dios, la obediencia a sus mandamientos, hacer buenas obras para bendecir a otros y testificar de Cristo (Catecismo de Heidelberg, el Día 33 del Señor). Esto es necesario para todos, jóvenes o viejos. Nadie puede ganar la salvación. ¡Solo puede ser obtenida por la oración sincera y firme! Debemos rogar exclusivamente por el cumplimiento de nuestras necesidades según las promesas de Dios por la causa de Jesús. ¡Qué inefable es el amor de Jesús! Él podría haber destruido a su enemigo, pero lo salvó. Ningún pecador es demasiado malo y ningún niño es demasiado rebelde para que el Salvador lo rechace. ¡El poder eterno de Dios es desplegado maravillosamente en la salvación de Saulo! El Señor acompañó su Palabra con las operaciones irresistibles de su Espíritu Santo. Eso cambió el corazón de Saulo. El Espíritu Santo puede cambiar el corazón del pecador más reacio. Cuando esto pasa, un león se vuelve un cordero, un enemigo se hace amigo, un perseguidor se vuelve un discípulo, un burlador se vuelve un adorador y el que se cree justo ruega por misericordia. ¡Oh, Hijo de Dios, tú eres infinito en poder e ilimitado en gracia! B. Jesús y Ananías Saulo, el pecador, ha sido traído de rodillas y el Señor hará el resto. Por medio de un hombre, completará lo que ha empezado en el camino de Damasco. El Señor no envía un ángel a Saulo ni a un apóstol, sino a un discípulo simple en Damasco llamado Ananías, que tenía una buena reputación. Junto con los otros cristianos de la ciudad, había oído el rumor sobre las actividades de Saulo en Jerusalén. Sabe que él ha recibido la autoridad de los sacerdotes principales para matar a todos los que invoquen el nombre de Jesús. Ellos temen a este hombre peligroso. ¡Es entre estas personas que un lugar tiene que ser preparado para Saulo! Para efectuar esto, el Señor habla a Ananías en visión y le ordena que visite a Saulo. ¡Qué tarea! Él nunca habría ido por su propia iniciativa. El Señor le informa a Ananías el lugar específico donde Saulo está, la calle llamada “Derecha” era bien conocida. El Señor también sabe dónde vivimos y dónde vamos, lo que hacemos y lo que necesitamos. El Señor le dice a Ananías lo que Saulo

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está haciendo en la casa de un hombre llamado Judas: ¡he aquí, él ora! Esta señal muestra que un cambio maravilloso ha tenido lugar en Saulo. Saulo ora. No hay duda de que él había orado mucho y también antes, pero nunca como ahora. El fariseo ora la oración del publicano. ¡Escuche cómo este hombre arrepentido ora! Dicha oración es siempre escuchada. Podemos estar seguros de que la carta que el sumo sacerdote le había dado a Saulo no mencionaba la oración. ¡El Señor mismo le enseñó a Saulo a orar! Su corazón le incita al hombre ciego y en ayuno a orar.

Referencias / Notas

Jesús le da a Ananías más noticias importantes. Saulo lo espera para que ponga sus manos sobre él para que recobre la vista. Cristo le había revelado esto a Saulo en una visión. ¡Dios es muy misericordioso! No permite que el hombre arrepentido espere mucho por un toque de gracia, porque podría ser vencido por el dolor. Ananías está sorprendido. Duda y expresa su asombro. Es entendible que él piense: ¿tengo que ir a este hombre? En respuesta a sus temores, Jesús repite su comisión: ¡Ve! Lo tranquiliza y también le informa que Saulo ha sido escogido para una grande e importante tarea: porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel. El campo de trabajo de Saulo abarcará el mundo entero de su época. Ha sido escogido desde la eternidad, ha sido apartado desde el vientre de su madre y llamado por la gracia de Dios para este oficio notable (Gálatas 1:15).

Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia. Gálatas 1:15

La gran comisión llega a ser el programa del resto de la vida de Saulo. Es llamado a ser el apóstol a los gentiles principalmente, aunque los judíos no fueron excluidos. Los conflictos ocurrirán, sobre todo, porque también tiene que testificar de Cristo ante los poderosos gobernantes del mundo. Esto se expresa en una forma peculiar: Saulo debe llevar mi nombre, es decir, llevar la revelación de Cristo. Él será un instrumento. Saulo tendrá que predicar al Señor Jesucristo como él mismo se reveló. ¡Él debe predicar el contenido completo del evangelio de las riquezas de Cristo! Pablo no tendrá una vida fácil, sino que llevará a cabo el llamado de Cristo con toda la pasión y amor de su corazón. La palabra griega que significado “llevar” indica una tarea pesada que le costará un trabajo duro. Esto significa que compartirá el mismo destino que los otros apóstoles y le será mostrado cuánto le es necesario padecer por mi [Cristo] nombre. El mensaje de Ananías es que Jesús mismo le mostrará esto. El perseguidor será perseguido. Esto debe ser, porque este es el consejo y la voluntad de Dios. No hay ninguna otra forma, pero él no será infeliz. Al contrario, aprenderá a gloriarse en la vergüenza de la cruz, porque la gracia de Jesús es suficiente para él y su poder se perfeccionará en la debilidad de Pablo (2 Corintios 12:9-10). ¡Qué gran Rey es Cristo! Francamente, sin guardar nada, predice que su siervo tendrá una vida de sufrimiento. Pero le asegura a Saulo que Él es fiel y que lo guardará fielmente. Así es cómo el hombre que estaba lleno de odio contra Cristo y sus seguidores, se volverá un gran

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Me ha dicho: “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en insultos, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. 2 Corintios 12:9-10

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Referencias / Notas

líder en el reino de Dios. C. Ananías y Saulo Ananías ya no objeta nada. Ahora, obedece inmediatamente y pronto encuentra al hombre que temía. Le habla al ciego arrepentido como a un siervo del Señor Jesús. No guarda su distancia, sino que se le acerca, coloca sus manos sobre él en una forma fraternal, mostrando que lo acepta como un creyente compañero. Se dirige a él como: Hermano Saulo, recibe la vista. Le asegura a Saulo que le enviaron para que pudiera ser lleno del Espíritu Santo. La visita de Ananías es un estímulo para Saulo porque este era el cumplimiento exacto de lo que a Saulo se le había dicho en su visión. Las palabras del discípulo fiel llenan de consuelo al hombre afligido que experimenta el poder del amor cristiano. ¡Y recibe aun más! Otro milagro ocurre: en ese mismo momento puede ver a Ananías. ¡Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista! Note las palabras al momento y al instante. Después de los tres días de ayuno y oración todo pasa rápidamente. La palabra usada para escamas en el original es un término médico que denota escamas de piel. Al parecer algo había venido sobre los ojos de Saulo para quitar su vista y esto fue quitado. ¡Qué alegría hay ahora! Ananías tiene más cosas que decirle a Saulo. Además de proclamar los contenidos significativos del consejo de Dios, hay un ánimo caluroso: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca. Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído. Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre (22:14-16).

Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Romanos 6:4

¡No es esto maravilloso! Ananías no habla sobre el sufrimiento que le espera a Saulo, porque Cristo mismo revelará esto a Saulo a su debido tiempo. Le anuncia los grandes privilegios y el llamamiento maravilloso de Saulo debido a la gracia soberana. ¿Hay alguna razón por la cual el bautismo, la señal y sello del lavamiento del pecado, también del pecado de persecución de Saulo deba posponerse? ¡Debido a las circunstancias no hay ninguna razón para la demora! La pregunta recibió una respuesta afirmativa. Saulo es bautizado. De esta manera es incorporado a la comunión visible de la iglesia de Cristo (Romanos 6:4ss). Después de un período corto de angustia amarga, Saulo experimenta gozo inexpresable. ¡Tiene la paz de Dios en su alma! Y habiendo tomado alimento, se fortaleció. Durante varios días Saulo permanece con los discípulos en Damasco y disfruta de la comunión de los santos. Entonces empieza la tarea de su vida: predicar. ¡Él tiene que hacerlo y lo desea! Arde con pasión. No evadió a los judíos, ni tampoco se fue solo a los lugares oscuros, sino que en Damasco en seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, que éste era el Hijo de Dios. No trataba de principios secundarios o temas relacionados, sino que se

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dirigía al corazón del asunto.

Referencias / Notas

¡Hace varios días, Saulo ni siquiera podía imaginar que creería en el evangelio de Cristo alguna vez, y ahora lo proclama con el corazón y el alma! ¡De verdad, lo que es imposible para los hombres es posible cuando Dios obra! Esta historia contiene una sucesión de milagros de gracia. ¿Cuál es el objetivo principal? Piense en el testimonio de Saulo, muchos años después: ¡Gracias a Dios por su don inefable! (2 Corintios 9:15) y también, Y glorificaban a Dios en mi (Gálatas 1:24). Ese también debe ser el objetivo principal de todos nosotros, que podamos proclamar las obras maravillosas de Dios.

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Referencias / Notas

LECCIÓN

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PEDRO Y CORNELIO, EL GENTIL Texto de referencia: Hechos 9:32-11:18 Versículo para memorizar: Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: --En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que lo teme y hace justicia. Hechos 10:34-35 INTRODUCCIÓN Es significativo que esta historia, como la anterior, se repite varias veces en la Escritura. Algunas partes incluso se mencionan en detalle varias veces (Hechos 10:11-18 y en la explicación de Pedro al concilio de Jerusalén, 11:1-18). Por ejemplo, la aparición del ángel a Cornelio se menciona no menos de cuatro veces. La razón es clara: este evento marca otro punto crucial en la extensión del evangelio. La conversión de Cornelio y su casa se describen en gran detalle porque es un hecho prominente y glorioso de Dios. Este es el cumplimiento de una parte del sermón de Pentecostés. La promesa de Dios durante la dispensación antigua aseguraba que el Señor derramaría su Espíritu sobre toda carne y que la separación entre el judío y el gentil, con respecto al evangelio, desaparecería. ¡Esto sucede aquí! Los gentiles no tienen que ir al judaísmo antes de venir a Cristo. El Señor los introduce a la comunidad de su iglesia sin requerir circuncisión. Trata con ellos de la misma manera que con su pueblo del pacto. La historia de Cornelio nos trae a este punto crucial en la historia de la salvación. El evangelio toma una nueva dirección y empieza el nuevo período de la predicación. La evangelización del eunuco fue un preludio de las cosas por venir. Su historia tiene muchos puntos de similitud con esta. Ninguno de estos dos hombres pertenecía al pueblo judío, tampoco tenían ningún conocimiento de Jesús. Los dos lo buscaron firmemente y los predicadores fueron enviados a ellos para testificar de Cristo. Sin embargo, hay también una diferencia significativa. La conversión del eunuco fue de una naturaleza individual, pero la conversión de Cor-

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nelio fue el instrumento en la mano de Dios para quitar el prejuicio de los cristianos judíos. Pedro tenía que aprender esta lección. Él declara: comprendo que Dios no hace acepción de personas. Más tarde, los otros también reconocieron esto. La división entre el judío y el gentil con respecto al evangelio fue quitada por Dios mismo y así el prejuicio desapareció. Los creyentes judíos ya no se ofendían, ¡al contrario!: Entonces oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida! (Hechos 11:18).

Referencias / Notas

No solo que esta hermosa historia tiene un significado rico para los cristianos judíos en particular, sino que también tiene una implicación más amplia. Vemos aquí muy claramente que la salvación es la obra de Dios. La historia misma, que tiene mucha acción, enseña lecciones importantes. La sabiduría de Dios y la bondad están en primer plano. Todo funciona para llevar a los gentiles a Cristo. Nosotros veremos cómo esto ocurre en: I.

La preparación de Pedro

II. La recepción de Pedro III. El sermón de Pedro IV. La bendición que recibió I. LA PREPARACIÓN DE PEDRO A. Cornelio, el centurión La historia empieza en Cesarea, no en Cesarea de Filipo (Mateo 16:13), sino en la ciudad que está localizada en el mar Mediterráneo y que es la más grande después de Jerusalén en Judea. Esta ciudad fue reconstruida por Herodes el Grande y recibió su nombre en honor de César Augusto. Era la residencia del gobernador romano. Una guarnición grande de soldados estaba acuartelada aquí. Un hombre llamado Cornelio era parte de esta guarnición. Era un centurión, es decir, capitán sobre cien hombres. Esta era una cuadrilla de élite, no compuesta de hombres de varias partes del mundo, sino limitada a hombres de Italia, donde Roma, la capital del imperio mundial de ese tiempo, estaba localizada. Este centurión prominente daba un testimonio notable. Al contrario de muchos soldados, que eran ásperos, incluso salvajes, ateos y crueles, era piadoso y temeroso de Dios. Daba evidencia de su piedad por sus hechos, porque hacía muchas limosnas al pueblo. No sólo era una persona religiosa externamente, sino que oraba a Dios siempre, suplicando su favor divino. Era romano y no pertenecía al pueblo del Pacto Antiguo, pero ciertamente no tenía enemistad contra los judíos. ¡Al contrario! Aunque no llegó a ser parte de los judíos por el rito de la circuncisión, como el centurión en el evangelio de Mateo (Mateo 8), él creía con todo su corazón en el único Dios verdadero y su ley era su regla para la vida. Por consiguiente, no debemos sorprendernos de que este hombre piadoso y amigable tuviera una bue-

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Al llegar Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: --¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? Mateo 16:13

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Referencias / Notas

na reputación en toda la nación de los judíos. Todos lo apreciaban. No era el único en su casa que era piadoso, sino toda su casa era ejemplar al guardar la ley. ¡Qué maravilloso sería si la religión cristiana tuviera hoy tal influencia por todas partes y en todos! B. Cornelio recibe una visión Aunque este hombre temeroso de Dios, piadoso y hacedor del bien tenía muchas cualidades maravillosas, le faltaba el conocimiento del camino de la salvación en el Señor Jesucristo. Había oído algunos rumores e historias sobre el Señor Jesús, pero no sabía qué creer. El Espíritu Santo estaba obrando en su corazón y estaba haciéndolo receptivo para las buenas nuevas de gozo del evangelio de gracia. Y fue encontrado por el Señor, quien enseña al corazón a buscar seriamente. La tierra había sido preparada para que la buena semilla sea recibida y traiga fruto. ¡El buscador encontraría! En un cierto día, a la hora novena (eso es a las tres de la tarde), un ángel de Dios visitó a Cornelio. Esto no fue un sueño, porque la Biblia dice que él vio en una visión a alguien parado, un varón con vestido resplandeciente. Cornelio estaba en ayunas y orando cuando esto pasó. Él miró al siervo de Dios con miedo y temblando. Pero enseguida fue tranquilizado, porque el ángel le dio instrucciones: tenía que invitar a Pedro a proclamar el camino de salvación. La luz de la gracia iba a surgir en su alma. Esta era la respuesta del Señor a sus oraciones y las limosnas habían subido para memoria delante de Dios. Esto no significa que Cornelio obtuvo la respuesta a su oración por su piedad. Dios no fomenta la justicia propia, sino que en su gracia, mira hacia abajo a los que firmemente oran por su salvación.

Pero sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe y que recompensa a los que lo buscan. Hebreos 11:6

Las oraciones y el ayuno de Cornelio no son las marcas de las obras de justicia, sino que son la evidencia de su fe, que él expresó en obras de amor. Sus obras son evidencia de su sinceridad e integridad. ¡Dios no pasa por alto tales cosas! Él de Galardones a los que lo buscan de veras (Hebreos 11:6). Los que caminan en la verdad vendrán a la luz (Juan 3:21). Hay muchos que tienen el camino a Dios señalado, pero es en vano. No así con Cornelio. Él se regocijó con la buena noticia y la creyó incondicionalmente. Por consiguiente, en cuanto el ángel se fue, tomó acción. Enseguida llamó a dos de sus criados, y a un devoto soldado y los envió a Jope, un puerto conocido más tarde como Jafa. Esa es la manera en que nosotros también debemos actuar. No podemos ser tibios e indiferentes hacia el servicio de Dios y no podemos demorarnos ni perder el tiempo al poner su voluntad en acción. C. La respuesta de Pedro Cesarea está como a un día de Jope. Los tres delegados viajaron a esta ciudad, donde según la instrucción del ángel, encontrarían a Pedro el cual mora en casa de Simón, un curtidor. Pedro viajó a las varias iglesias cristianas en Palestina y en este momento estaba en Jope. Allí, el Señor resucitó a Dorcas y permaneció durante varios días.

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En esta tarde en particular, Pedro se había retirado a orar en un cuarto superior sobre el tejado de la casa de Simón. Estaba con hambre y mientras esperaba a que la comida estuviera lista, le sobrevino un éxtasis, es decir, un éxtasis de intenso deleite. Es como si hubiese sido sacado de sí mismo y transportado a las esferas más altas.

Referencias / Notas

No era un sueño o una visión como la que recibió Cornelio. Su alma fue interiormente iluminada para ver una visión maravillosa y con sus oídos escuchó una invitación amable a comer. Pedro vio algo que se parecía a un gran lienzo, que descendía del cielo a la tierra, atado de las cuatro puntas, que contenía todas las clases de cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo, tanto animales limpios como inmundos. Pedro escuchó una voz del cielo como evidencia de que era el Señor quien le daba esta orden extraña: Levántate, Pedro, mata y come. Pedro se negó rotundamente aunque tenía mucha hambre. Él siempre había guardado las leyes de la comida dadas por Dios a Moisés y quería mantener esta práctica. Una de las señales que mostraba que Israel era un pueblo separado era la orden de no comer ninguna cosa común o inmunda. Entre los animales que descendían del cielo en el lienzo estaban también animales que eran considerados inmundos según la ley. Si los animales limpios entraban en contacto con las cosas inmundas, también eran considerados inmundos. Por tanto, Pedro no deseaba escoger nada. Él dijo brevemente: Señor, ¡no! De ninguna manera quería transgredir las leyes de Dios (Levítico 11:47; Deuteronomio 14:7), aunque fuera invitado a hacerlo así por una voz del cielo. Pero Pedro estaba equivocado. Él no entendía que esta ley ceremonial había perdido su validez en la muerte y resurrección de Cristo. En la dispensación del Nuevo Testamento, las distinciones ceremoniales ya no son válidas, porque Cristo ha cumplido todas. Es por eso, que por segunda vez, la voz de Dios es escuchada y explica: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Pedro no tenía que considerar inmundo lo que Dios consideraba limpio. Tres veces vino la voz y luego aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo. Pedro reflexionó sobre lo ocurrido. Estaba avergonzado y no pudo llegar a una conclusión sobre el mensaje que Dios le envió. Pero pronto lo entendería totalmente porque el Espíritu le informó de antemano que quite sus objeciones, y le ordenó ir junto con los tres hombres que estaban viniendo por él. Los representantes de Cornelio, que habían hecho las averiguaciones sobre la situación de la casa del curtidor, llegaron a la puerta y preguntaron en voz alta si Pedro moraba allí. Pedro les dio la bienvenida amablemente. Cuando les preguntó la razón de su visita, le informaron de su misión. Notemos que los siervos dieron una descripción favorable de Cornelio sin adularlo. Ellos le dijeron lo suficiente para persuadir a Pedro a que vaya con ellos. Ahora Pedro entendía. ¡El Señor mismo quería que él vaya a la casa del gentil para proclamar las palabras de salvación! Y gozoso estaba listo para ir enseguida. Sin ninguna vacilación, obedeció y continuó

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“… Para que hagáis distinción entre lo inmundo y lo limpio, y entre los animales que se pueden comer y los animales que no se pueden comer”. Levítico 11:47 Pero estos no comeréis entre los que rumian o entre los que tienen la pezuña hendida: el camello, la liebre y el conejo, porque rumian, pero no tienen la pezuña hendida; os serán inmundos. Deuteronomio 14:7

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Referencias / Notas

esta nueva misión. Hizo lo que Dios le ordenó que hiciera. Pedro nos dio un ejemplo hermoso a seguir. II. LA RECEPCIÓN DE PEDRO A. Cornelio espera la llegada de Pedro Pedro recibió a los mensajeros muy cordialmente. Les dio la bienvenida en su casa como su anfitrión, para que descansaran de su viaje. Al día siguiente se fue con ellos, llevando a seis hombres de Jope junto con él. Después de un día de viaje, llegaron a Cesarea. Este es el cuarto día después de que el ángel habló a Cornelio. Él no había estado ocioso durante este tiempo, había dicho a su familia y a sus amigos íntimos sobre la aparición del ángel y la promesa que le había sido dada. Ellos podían deducir realmente con facilidad cuándo se esperaba que los mensajeros regresaran. Cornelio reunió a todos los miembros de su familia y a sus amigos íntimos en su casa, esperando la llegada de Pedro y de sus mensajeros en cualquier momento. B. Pedro llega a la casa de Cornelio Por fin llegaron. Cornelio se encuentra con Pedro en la puerta. Lleno de alegría, cae a los pies de Pedro. No debemos asumir que él adoró a Pedro como si fuera Dios; sin embargo, su acción estuvo equivocada. Pedro se negó a aceptar este honor que le pertenece sólo a Dios. Lo levantó y rompió el hielo empezando inmediatamente una conversación. De esta manera, Pedro quitó cualquier pensamiento supersticioso que Cornelio podía tener con respecto a él.

Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era de mañana, y ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y así poder comer la Pascua. Juan 18:28

Pedro no tenía ninguna objeción para compartir con las personas gentiles que se habían reunido. En este momento, a él no le preocupaba si su entrada en la casa de un hombre que era un forastero y un extraño al pacto pudiera mancharlo (Juan 18:28). ¡El Señor mismo le había mostrado lo contrario! En contestación a la pregunta obvia de por qué razón se le había hecho venir, Cornelio recibe la oportunidad de hablar sobre sus experiencias y sus expectativas. ¡Cuántas casas hay donde los siervos de Dios no son bienvenidos! Pero en ese caso Pedro fue muy bien recibido en la casa de Cornelio. Los aquí reunidos deseaban recibir la bendición del evangelio. Cornelio tenía ansias por conocer el evangelio, como puede concluirse de su introducción: Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado. Cuando vamos a la iglesia, a la escuela dominical o a una reunión donde el tema es la Palabra de Dios y su servicio, no debemos venir para ser vistos por las personas. Nosotros nos presentamos ante el rostro de Dios, porque no se proclama un mensaje humano, aunque es traído por seres humanos. ¡En lugar de ser oidores irreverentes, indiferentes o reacios, debemos reconocer la seriedad de estas reuniones con nuestra propia actitud, conversación y comportamiento!

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III. EL SERMÓN DE PEDRO

Referencias / Notas

A. Dios no hace acepción de personas Pedro ha oído suficiente. Él conoce su llamado. Está rodeado por una asamblea atenta, interesada y hambrienta. No está preocupado por la forma, sino principalmente por el contenido de su mensaje. ¡Aquí, ninguna perla es lanzada a los cerdos! ¡Es un privilegio proclamar las buenas nuevas del evangelio en este lugar! Pedro está profundamente impresionado por lo que está pasando. Él expresa sus emociones diciendo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia. Nosotros debemos entender lo que Pedro está diciendo. No es verdad que no importa lo que se crea, con tal que el comportamiento sea correcto. ¡Si eso fuera así, la misión de Pedro a Cornelio hubiera sido inútil y Cristo no tendría que ser predicado a todas las criaturas! Aquí aprendemos que Cristo es Señor de todos. Dios no favorece a los judíos sobre los paganos, al rico más que al pobre, al educado más que al ignorante, a los varones sobre las mujeres, o al anciano en favor del joven. El factor decisivo no es a cuál raza pertenecemos, sino nuestro estado interior y cómo nosotros nos conducimos. La referencia a la justicia aquí no significa la justicia personal, legal de los judíos o el comportamiento sin culpa y meticuloso de los gentiles. Eso sería una contradicción del evangelio de la gracia. Esto haría innecesario proclamar la paz mediante el Señor Jesucristo, la seguridad del perdón y la renovación de la vida a través de la fe en él, y todas las gracias y beneficios que son selladas por el santo bautismo. B. El evangelio de la gracia Cuando Pedro demuestra sin una sombra de duda que todas las personas son lo mismo delante de Dios, predica el mismo evangelio que fue primero proclamado a los hijos de Israel, el cual ya no es exclusivamente para ellos. Está claro que ahora el tiempo de Dios ha llegado para hacer conocida la plenitud y la gloria del evangelio a los gentiles. ¿Cuál es el contenido del evangelio? ¡La paz por medio de Jesucristo! La paz con Dios debido a la expiación de Cristo. De esta fuente fluye toda la paz verdadera. Aquí tenemos esencialmente el mismo mensaje de los ángeles en la noche de Navidad (Lucas 2:14). Note cuánto se dice en este resumen breve sobre el Señor Jesús. Jesús es enviado por Dios y autorizado por él para ayudar al necesitado. Él ha mostrado que tiene mucho más poder que el diablo. Fue rechazado y crucificado por el pueblo, pero el Señor lo levantó y lo exaltó. Honró a sus apóstoles haciéndolos testigos de su resurrección irrefutable y les ordenó que testificaran con poder, que nadie más es ordenado por Dios para ser el Juez de los vivos y de los muertos sino Cristo. ¡Todos los profetas lo señalaron como el Salvador de todos los que creemos! ¡De verdad, estas son las palabras de vida!

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¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! Lucas 2:14

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Referencias / Notas

¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no son enviados? Como está escrito: “¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” Pero no todos obedecieron al evangelio, pues Isaías dice: “Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?” Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. Romanos 10:14-17 Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Mateo 28:19

IV. LA BENDICIÓN RECIBIDA A. El evangelio es recibido con gozo Los oyentes de Pedro reciben el evangelio con gozo, disfrutan el sermón. Lo reciben con fe verdadera (Romanos 10:14-17) y beben de las palabras de vida como la tierra sedienta absorbe el agua. El corazón de Pedro está totalmente involucrado en su trabajo. Habla sobre un asunto que es inagotable. Dondequiera que haya almas que son sensibles a su Palabra, el Señor multiplica sus bendiciones. Mientras el predicador aún hablaba estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. ¡Cayó el Espíritu Santo sobre ellos también! Los oyentes hablan en lenguas y magnificaban a Dios. Dios confirma su propio trabajo. Los caminos de Dios son maravillosos. B. El centurión es bautizado Los judíos creyentes están sorprendidos. Ven los grandes hechos de Dios y están atónitos, pero Pedro no se detiene aquí. Ahora entiende que Dios mismo ha quitado la división entre los judíos y los gentiles con respecto al evangelio. Por consiguiente, los gentiles también tienen que ser tratados igual que los judíos que han venido a la fe en el Señor Jesucristo. Ellos, no menos que los otros, tienen el derecho de ser bautizados. ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? Según la orden de Cristo, los que creen deben ser bautizados (Mateo 28:19). La administración del sacramento del bautismo no es inútil, aunque estos gentiles habían recibido el don invaluable del Espíritu. Pedro está firmemente convencido de eso y usa su autoridad apostólica para ordenar que ellos sean bautizados en el nombre del Señor sin tener que aceptar el judaísmo. Pedro termina su tarea, pero los nuevos creyentes no quieren dejarle ir. Deseaban que se quedara por algunos días con ellos. Esto es entendible. Y Pedro aceptó esta invitación con gozo. Él había visto las obras de Dios y se regocijó que esa salvación haya venido a los gentiles. El amor no tiene envidia y es nuestro llamado trabajar para que otros puedan compartir los privilegios que nosotros disfrutamos. Dios desea que los que son extraños al evangelio escuchen también la Palabra. Incluso el pagano distante debe venir a conocerlo. Ese es el trabajo de todos nosotros y ninguna nación puede ser pasada por alto.

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Referencias / Notas

LECCIÓN Título:

LA PERSECUCIÓN Y PEDRO ES LIBERTADO DE LA PRISIÓN

Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados, y se añadieron aquel día como tres mil personas. Hechos 2:41

Texto de referencia:

Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los hombres era como cinco mil. Hechos 4:4

Hechos 12:1-24 Versículo para memorizar Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús, 1 Tesalonicenses 5:17, 18 INTRODUCCIÓN El libro de los Hechos nos recuerda constantemente los numerosos milagros que ocurrieron durante el tiempo de la iglesia cristiana primitiva. El Señor hizo muchos milagros de sanidad (Hechos 3:8; 5:15-16; 8:6-7). No menos llamativo son los milagros de conversión (Hechos 2:41; 4:4; 5:14; 6:7). Piense también en los primeros frutos de los gentiles, el eunuco y Cornelio, y la conversión notable de Pablo, el apóstol a los gentiles. Como el trabajo de Dios progresó, las confrontaciones con el enemigo aumentaron. Primero hubo amenazas, luego golpes, y finalmente asesinato (Hechos 4:21; 5:40; 7:58; 8:1). Pero el Señor preservó a su pueblo y los milagros significativos de liberación fueron registrados. Uno de los más maravillosos es el de esta lección. Lucas da muchos detalles y vemos desplegado gloriosamente el cuidado tierno de Dios por su iglesia. Esta historia es muy atractiva e interesante. Todo se pone evidente mientras las fases siguientes se describen progresivamente: I. La persecución II. La liberación III. El asombro

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La palabra del Señor crecía y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe. Hechos 6:7 Ellos entonces, después de amenazarlos, los soltaron, no hallando ningún modo de castigarlos, por causa del pueblo, porque todos glorificaban a Dios por lo que se había hecho. Hechos 4:21 Lo echaron fuera de la ciudad y lo apedrearon. Los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. Hechos 7:58 Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén, y todos, salvo los apóstoles, fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria. Hechos 8:1

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Referencias / Notas

I. LA PERSECUCIÓN A. ¿Quiénes son los perseguidores? Hasta ahora la hostilidad contra los cristianos había venido desde el Sanedrín. Ahora, después de aproximadamente diez años, el rey Herodes introduce la persecución en Jerusalén. Este Herodes, Agripa I, es el nieto del Herodes que cometió infanticidio cuando Jesús nació. Él fue tío y después llegó a ser el cuñado del Herodes de los días de Juan Bautista, debido a que Herodías, la adúltera, era su hermana. Los miembros de su familia se distinguían por ser sanguinarios y adúlteros. Este Herodes tenía los rasgos característicos de su familia. Vivía una vida de libertinaje y era conocido como un don Juan. Con su astucia, había sido capaz de obtener el título de rey y su reino estaba conformado de casi todo el país judío. Gobernó durante el 4144 DC. Cuando finalmente llegó a ser rey, empezó a seguir las leyes judías meticulosamente para ganar el favor del pueblo. Políticamente estuvo inclinado a agradar a los fariseos. B. ¿Quiénes fueron perseguidos?

Él les dijo: --A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre. Mateo 20:23

De un hipócrita como este Herodes podía esperarse cualquier cosa. Herodes quiso comprar el favor de los judíos con la sangre de los cristianos. Empezó tratando mal a algunos de los miembros de la iglesia. No se preocupó de actuar justa o parcialmente. No dio ningún valor a la vida humana y no dudó en cometer asesinato, sobre todo si obtenía algún beneficio. Él no tenía ningún escrúpulo en poner sus manos sobre los líderes de la iglesia. Había asesinado a Jacobo, hermano de Juan. Jacobo era uno de los tres discípulos más importantes de los doce y el primer apóstol en morir martirizado. Él bebió la copa de la que Jesús había hablado (Mateo 20:23). A Herodes sólo le interesaba congraciarse con el pueblo. Ellos lo habían alabado por asesinar a Jacobo y ahora quería ganar aun más alabanzas. Así que ordenó prender también a Pedro, el apóstol que realizó tantas maravillas y que era un líder prominente de la iglesia cristiana. Herodes tuvo éxito en su campaña. Capturó al apóstol inocente y, abusando de su poder, le puso en la cárcel con la intención de matarlo. Herodes es un ejemplo extremo de los que usan un lenguaje malo, maltratan a otros, gritan, roban, mienten o están involucrados en malas acciones para captar la atención. Estas personas no dudan en abusar de otros si piensan que esto aumenta su poder. Tales personas no tienen conciencia. Herodes llevó a cabo sus acciones fingiendo piedad. Eran entonces los días de los panes sin levadura, significaba que era la semana de la Pascua. No hay duda de que Herodes la celebró piadosamente según la tradición de los fariseos. En estos días ninguna sentencia pública podía tener lugar, sino después, entonces, él se proponía sacarle al pueblo. ¡Quería que ellos vieran lo que le iba a hacer a Pedro! Herodes quería hacer de este proceso un espectáculo público para entretener a la muchedumbre. Estaba convencido de que un tribunal público y un juicio aumentarían su favor con los judíos. Mientras

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estaba arrodillado en el templo, su corazón estaba lleno de orgullo y de pensamientos asesinos. Su estrategia estaba bien planeada y, por consiguiente, el apóstol debía ser encarcelado con seguridad hasta después de la fiesta de la Pascua. Esta es la tercera vez que Pedro había sido encarcelado: primero con Juan, luego con todos los apóstoles y ahora solo. Este encarcelamiento es el más serio. Humanamente hablando, escapar era imposible. El plan maligno de Herodes era bueno y realizable ya que intentaba ganar alabanza por eso. La seguridad era muy eficaz porque cuatro grupos de cuatro soldados tomaban turnos para cuidar a Pedro. Dos más fueron colocados en varios puntos en la puerta de la prisión. Pedro fue atado a dos soldados con dos cadenas en sus manos, para que al menor movimiento que hiciera, los despertara. Escapar era imposible. Herodes había tomado todas las precauciones para prevenir la posibilidad de escape, como había ocurrido previamente. II. LA LIBERACIÓN A. La iglesia ora ¡Jerusalén se había vuelto un lugar muy peligroso para la iglesia de Jesucristo! Ellos habían sufrido mucho, pero ahora su sufrimiento era todavía mayor. Todo se había puesto en contra de ellos. El Sanedrín estaba lleno de enemistad; el rey intentaba aniquilarlos; y esta acción agradó a los judíos. La alta estima que ellos habían disfrutado previamente, había desaparecido. Los cristianos sufrieron una pérdida severa cuando Jacobo fue asesinado, pero qué pasaría si perdían también a Pedro. Ellos no podían estar sin él. ¿Qué harían sin él? ¿Escaparían en secreto a un lugar seguro durante la semana de la Pascua? No, se quedaron en Jerusalén. ¿Avivarían una revolución como tantos de las sectas fanáticas de aquellos días lo hicieron? No, eran débiles e impotentes por sí mismos. Eran como un rebaño de ovejas en medio de lobos rapaces. La violencia no puede ser combatida con más violencia. Ellos no tienen ningún medio para poner en libertad a Pedro. Ni siquiera pueden visitarlo en la prisión. ¡Hay obstáculos por todas partes, pero el camino al trono de la gracia está abierto! ¡Ellos oran firmemente, con fe y con gran perseverancia! Saben que el Señor no siempre los salva de sus perseguidores, porque Jacobo perdió su cabeza por la espada. Ellos ponen sus necesidades en las manos de su Dios soberano. Oran con libertad al Dios de justicia y compasión. ¡En esta situación muy peligrosa, ellos saben que la única cosa que pueden hacer es orar por Pedro, y lo hacen! El testimonio que se registra es maravilloso. Note los contrastes: Herodes estaba lleno de odio; los judíos estaban esperando el desenlace; Pedro estaba encadenado, pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él. En su gran dolor, ellos sabían que Dios era su único refugio y por tanto tienen una reunión de oración. Con quejidos profundos, claman ante el trono de la gracia para que el Señor en su

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Referencias / Notas

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Referencias / Notas

Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos; y de los maltratados, como si vosotros estuvierais en su mismo cuerpo. Hebreos 13:3

fidelidad libere a su siervo de los enemigos. ¡Ciertamente, una congregación débil que ora es invenciblemente fuerte! Con ellos nosotros aprendemos de la necesidad y el poder de la oración verdadera de los unos por los otros, sobre todo por los que sufren severamente, están vagando en los caminos del pecado y también por los que están en la prisión y son maltratados (Hebreos 13:3). B. El apóstol duerme El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente (Salmos 91:1). ¡Ese es el mejor escondite que hay! Pedro sabe que es verdad. El Señor lo ve y ha oído la oración de la iglesia, pero Pedro no sabe eso todavía. Hasta donde conoce, él está pasando su última noche sobre el suelo. Sin embargo, está en paz. Él había dicho: Señor, yo estoy preparado para ir a la prisión e incluso para morir por ti. La mayoría de las personas en sus mismas circunstancias, en la prisión, encerradas cautelosamente, atadas con cadenas y cerca de la muerte, no serían capaces de dormir ni un poco y quizás habrían clamado con gran agonía. Pero Pedro no tiene miedo. Él dice como David: En paz me acostaré, y asimismo dormiré (Salmos 4:8) y como Daniel en el foso de los leones. Está durmiendo tan profundamente que el ángel le tocó a Pedro en el costado para despertarlo (Hechos 12:7). Pedro tiene la paz de una conciencia buena y la confianza de que todo lo que le pasa al pueblo de Dios, es según la mano paternal del Señor. Pedro cree confiadamente que todas las cosas ayudan a bien a los que aman a Dios. El pecado le pone a uno inquieto, y el malo es llevado como las olas inquietas del mar y no tiene paz. Su conciencia mala les pone temerosos e intranquilos, pero los corazones de los que esperan en el Señor descansan en él durante las más grandes pruebas. C. El Señor salva Dios libra de los peligros más temerosos. Él puede salvar de varias maneras, pero siempre actúa de una manera divina y maravillosa. ¡Benditos son los que confían en el Señor! La iglesia no ha orado en vano. Jacobo ha sido relevado de su posición por las manos de los asesinos. Eso también estaba en el consejo de Dios. Herodes no podía impedirle entrar a su descanso eterno. Pedro, sin embargo, todavía tiene trabajo por hacer para la iglesia en la tierra. Por consiguiente, el Señor lo liberta por medio de un ángel. Lucas lo cuenta de tal manera que es como si nosotros pudiéramos ver y oír lo que está pasando. De repente un ángel aparece en la prisión. ¡Hay luz, pero no la luz de las estrellas! La luz resplandeció en la cárcel. El ángel despierta al prisionero durmiente y le ordena: levántate pronto. Aparentemente no puede levantarse sin despertar a los guardias. Pero si puede, porque al instante las cadenas caen de sus manos.

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Nuevo Testamento

Pedro es dirigido por el ángel en el camino a la libertad. Él debe prepararse para salir inmediatamente. Cíñete, y átate las sandalias... Envuélvete en tu manto, y sígueme. No se ve como un prófugo en absoluto. Pedro se ve como que está dando solamente un paseo. No deja su ropa ni sus zapatos detrás para el enemigo.

Referencias / Notas

Todo pasó en una forma ordenada. El ángel conocía el camino y ordenó a Pedro que lo siga. Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma. El ángel acompañó a Pedro a pasar una calle hasta que estuviera completamente seguro. Ahora Pedro podía cuidarse por sí mismo. La guía divina ya no se necesitaba y por consiguiente, el ángel se apartó de él. Calvino afirma que el Señor podía sacar a Pedro de la prisión en un momento. En lugar de eso, quita los obstáculos, uno por uno, para mostrar su gloria. ¡Muchos milagros están pasando aquí! Dios envía a su ángel, las cadenas de Pedro caen, los guardias no notan nada, y la puerta pesada se abre. ¡De verdad, el Señor defiende a los oprimidos, ve la aflicción de los presos y concede liberación divina! Debemos recordar que los ángeles aparecen a menudo en la Biblia. Ellos son espíritus que tienen la habilidad de asumir una forma humana. Son espíritus ministradores (Hebreos 1:14), que sirven a Dios para proteger a su pueblo (Salmos 34:7). Son poderosos en fortaleza (Salmos 103:20). No son como los querubines pequeños con alas, sino seres muy poderosos. Por ejemplo, ellos destruyeron al ejército de Senaquerib (2 Reyes 19:35). ¡Nosotros vemos aquí que ni las cadenas, ni los guardias o una puerta pueden detener a un ángel! III. EL ASOMBRO

¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación? Hebreos 1:14 El ángel de Jehová acampa alrededor de los que lo temen y los defiende. Salmos 34:7

A. Pedro está asombrado La liberación de Pedro fue una sorpresa grande y maravillosa. Los cautivos que fueron traídos de regreso a Sión de la cautividad eran como los que sueñan (Salmos 126:1). También Pedro, experimentó su escape como si fuera un sueño. Él no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, sino que pensaba que veía una visión. Había estado más dormido que despierto cuando obedecía las direcciones del ángel y lo seguía fuera de la prisión. ¡No es de sorprenderse! La liberación fue inconcebiblemente grande y maravillosa. Cuando Pedro camina por la calle, vuelve en sí. Ahora comprende totalmente que esto es la realidad y expresa su agradecimiento en palabras hermosas: ¡Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes! ¡Pedro debe haber estado inundado de emociones! Nosotros también debemos alabar al Señor cuando nos libra de forma maravillosa. ¡Nunca olvidemos ninguno de sus beneficios! Hay una liberación que es aún mayor que la de Pedro. Es la liberación del pecado y su poder controlador. Ningún ángel puede lograr esta liberación. Sólo el Señor Jesús puede librarnos del pecado. Él puede romper las ataduras más fuertes y las cadenas del pecado. ¡Y él quiere librarnos también!

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¡Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra obedeciendo a la voz de su precepto! Salmos 103:20 Aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehová y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil hombres. A la hora de levantarse por la mañana, todo era cuerpos de muertos. 2 Reyes 19:35

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

B. La iglesia está asombrada El asombro de la iglesia está más allá de la descripción. Ellos no pueden creer lo que ven sus ojos. Pedro se para en la calle por un momento para reflexionar a dónde irá. Decide pronto. Debe ir a la casa que es bien conocida por los primeros cristianos: la casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos. Esta casa está en un punto central, donde muchos estaban reunidos orando. Nadie durmió esa noche, porque estaban vigilantes en la oración. Estos hermanos y hermanas debían saber lo que Dios había hecho. En ocasiones anteriores, cuando Juan y Pedro habían sido puestos en libertad, ellos también habían ido a los creyentes.

La criada, viéndolo otra vez, comenzó a decir a los que estaban allí: --Este es uno de ellos. Pero él volvió a negarlo. Poco después, los que estaban allí dijeron otra vez a Pedro: -Verdaderamente tú eres de ellos, porque eres galileo y tu manera de hablar es semejante a la de ellos. Marcos 14:69-70

Las puertas de la prisión se habían abierto solas, pero Pedro tiene que golpear a la puerta del patio. La sirvienta va a la puerta y pregunta quién es y ella reconoce la voz de Pedro. Hace algún tiempo una sirvienta también había reconocido su voz (Marcos 14:69-70). Esta vez Roda (que significa Rosa) regresa corriendo adentro y deja a Pedro parado en la puerta. Nosotros podemos entender esto y perdonarla por estar desconcertada, porque ella de gozo no abrió la puerta. Sin embargo, no actuó cuidadosamente.

Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. Salmos 91:11

La Escritura enseña que el Señor envía a sus ángeles para proteger a Su pueblo (Salmos 91:11; Mateo 18:10). Eso no significa que cada persona tiene un ángel guardián especial que la protege, como muchos creen.

Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos. Mateo 18:10

Su mensaje a los otros no es creído. Lacónicamente responden: Estás loca. Roda conoce la verdad. No está equivocada e insiste que lo que dice es verdad. Ahora las personas en la casa piensan que debe haber otra explicación para este acontecimiento extraño y dicen: es su ángel.

Notemos lo qué está pasando. La iglesia no duda de los milagros, porque habían experimentado muchas veces que el Señor puede intervenir de una manera milagrosa. Habían orado mucho y fervorosamente rogaron por la liberación; sin embargo, ellos no esperan una respuesta afirmativa. Ellos tienen más miedo que esperanza. La bendición de liberación parece demasiado grande y está más allá de sus esperanzas y oraciones. Mientras tanto Pedro está parado afuera en la oscuridad de la noche. Quiere entrar y continúa golpeando. Pronto toda la congregación va a la puerta y finalmente la abren. Están desconcertados cuando abren: Se quedaron atónitos. ¡Con sus propios ojos ven lo que no pueden creer! ¿Quién puede describir sus emociones y alegría? Ahora la tensión se rompe y sus emociones suprimidas son expresadas al hablar en voz alta. Pedro es bienvenido con ovaciones y lo agobian con preguntas. ¡Podemos imaginar lo que pasó! Pedro apenas puede expresar una palabra. Tuvo que hacerles con la mano señal de que callasen para hacerse escuchar y contarles lo que pasó, acerca de cómo el Señor le había sacado de la cárcel. Pide que este mensaje jubiloso sea llevado a Jacobo, el hermano del Señor, y a los otros hermanos que no estaban presentes allí. Entonces

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Pedro sale de la casa de María. Viaja a otro lugar, no para detener su trabajo peligroso, sino para ir a alguna parte más allá del alcance de Herodes (Mateo 10:23). C. Herodes está asombrado El rey está asombrado y muy perturbado. El Señor ha frustrado sus planes malignos, pero no se arrepiente. Los guardias, al abrirse el día, no entendían lo que había pasado. No tenían parte en lo que ocurrió, pero debían pagar el castigo. Claro, la noticia de la desaparición es informada al rey Herodes que hace de todo para encontrar a Pedro, pero en vano. Los guardias son llamados a rendir cuentas. Ellos dicen honestamente que no saben lo que pasó. No obstante, como chivos expiatorios, son tomados para ser llevados a la muerte. El rey se desahoga y da salida a su desilusión y amargura sobre los inocentes. ¡Qué abuso de poder! Las expectativas de Herodes y las de los judíos fueron frustradas. El hombre que buscó su propio honor cometiendo acciones malas y asesinato es puesto en vergüenza por el Señor. Muy disgustado, Herodes se retira de Jerusalén a Cesarea. Pero su deseo de honor no había menguado. ¿Qué pasa? Herodes se puso muy disgustado con las personas de los dos centros comerciales más grandes, Tiro y Sidón. Ellos dependían de sus provisiones de comida en el territorio gobernado por Herodes. Él quiere prohibir la exportación de comida, pero ellos intentan prevenir esto a cualquier costo. Ellos no quieren un conflicto sino que desean la paz unánimemente. Al sobornar e influenciar a Blasto, que era camarero mayor, el confidente de Herodes, que tiene la vigilancia del palacio de Herodes, ellos ganan el oído del rey. ¡Blasto está deseoso de acercarse al rey, pero quiere beneficiarse del uso de su influencia! Una fiesta se celebró en Cesarea y hubo muchos invitados. Herodes estuvo presente entre esta gran muchedumbre. Estaba vestido de ropas reales, brocado y plata, así que su apariencia, debido al sol de la mañana que brillaba sobre él, era deslumbrante. Él arengó a los representantes de Tiro y Sidón y la muchedumbre lo aclamó ruidosamente, diciendo, voz de Dios, y no de hombre. Herodes recibió esta adoración con placer. Ahora la medida de Herodes estaba llena. La paciencia del Señor había llegado al final y ahora, revela su juicio terrible. Al momento un ángel del Señor le hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios. De pronto Herodes es golpeado con una enfermedad repulsiva. Experimentó lo que usualmente ocurre después de un entierro: fue comido de gusanos. Sufre calambres terribles y, según el historiador Josefo, se muere después de sufrir durante cinco días. El miedo cae sobre todos cuando ven que Herodes es destruido en un momento. ¡Herodes tiene una muerte terrible! Qué contraste de su vida con la de Pedro. Hace un momento, cuando a Pedro se le otorgaba altos honores, los rechazó resueltamente. Herodes se sintió complacido de

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Referencias / Notas

Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. De cierto os digo que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del hombre. Mateo 10:23

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Referencias / Notas

ser honrado como un dios. Pedro fue libertado por un ángel, Herodes es destruido por un ángel. El Señor conoce el camino de los justos, pero el camino de los malos será destruido. Este evento no hirió la proclamación de la palabra de Dios. Ocurrió lo contrario: crecía y se multiplicaba. El Señor libró a su siervo Pedro de las fauces del león y cambió el mal de Herodes en algo bueno para que sus propósitos divinos fueran logrados.

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Referencias / Notas

LECCIÓN Título:

EL PRIMER VIAJE MISIONERO DE PABLO: EL EVANGELIO VA AL ASIA MENOR Textos de referencia: Hechos 11:19-30; 13, 14 Versículos para memorizar: Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Gálatas 3:28 INTRODUCCIÓN El primer viaje misionero de Pablo y Bernabé es otro punto crucial en la historia de la era apostólica. En este punto los siervos del evangelio entran deliberadamente en el mundo gentil con las buenas nuevas del evangelio. La nueva dispensación fue introducida por el derramamiento del Espíritu Santo, sobre todas las personas, acompañado por el milagro de las lenguas. Cornelio y su casa habían sido los primeros frutos del mundo gentil en ser traídos a la iglesia. Pedro había entendido claramente que los cambios estaban a punto de ocurrir. Previamente, el evangelio había sido proclamado esporádicamente a los gentiles. Ahora, el Espíritu Santo abría la puerta ancha y alcanzar a todas las naciones se volvió la meta principal. El primer viaje puede ser tratado en el siguiente orden: I. La separación y la comisión II. La oposición y el triunfo III. El rechazo y la aceptación IV. La adoración y el maltrato V. La perseverancia y el viaje de retorno

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Referencias / Notas

I. LA SEPARACIÓN Y LA COMISIÓN En Antioquía en Siria (Hechos 13:1-3) A. Bernabé y Pablo son llamados para ser misioneros La historia empieza en Antioquía, la capital de Siria, ciudad del imperio romano, tercera en importancia. Era una ciudad cosmopolita hermosa, con una población de alrededor de medio millón. Debido a la persecución de los cristianos que siguió al asesinato de Esteban, aquí se había instituido una iglesia. La iglesia en Antioquía experimentó pronto gran crecimiento. Es en esta ciudad que los seguidores de Jesús recibieron primero su nombre. Antes eran llamados los seguidores del Camino. El liderazgo de Bernabé contribuyó en esta congregación. Esta llegó a ser la madre de los creyentes del mundo gentil. Esta congregación fue dotada de ricos dones espirituales: profetas y maestros. Cuando el tiempo de Dios vino para que la iglesia se embarcara en su llamado misionero, el Espíritu Santo comisionó a esta congregación para empezar el trabajo. Este llamado vino mientras estaban ministrando al Señor, es decir, mientras mantenían un servicio de adoración y ayuno. De una manera no descrita, el Espíritu del Señor dejó claro que Bernabé y Saulo debían ser separados y quitados de su servicio ordinario para el trabajo misionero especial.

A estos presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos. Hechos 6:6

Una orden directa como esta no había pasado antes, pero sin vacilación pusieron atención a este llamado. Notemos lo que la iglesia hace como resultado de la importancia inusual del evento. Se reunieron en ayuno y oración e impusieron las manos sobre Bernabé y Saulo (Pablo), como una señal de que ellos eran ofrecidos al Señor y como un testimonio público de la aprobación de la congregación de que su oficio era dado a ellos por Dios (Hechos 6:6). B. Se envía el equipo misionero Después de esta comisión extraordinaria e inolvidable, los dos misioneros dejan la congregación para ir al mundo gentil. La población de Antioquía no sabe nada sobre esto y no tiene ninguna sospecha de lo que está pasando. Bernabé y Saulo son anónimos entre la muchedumbre en el puerto de Seleucia, en Antioquía. ¿Quién los nota? ¡Sin embargo, su labor y viaje es de importancia universal! Pablo y Bernabé ahora se embarcan en su llamado para ser heraldos de Cristo, el Rey del cielo entre las naciones de la tierra. Juan Marcos los acompaña como ayudante en la obra del evangelio. Los misioneros están llenos de celo por predicar sobre el tesoro más grande que el mundo todavía está ignorando. No se pusieron a sí mismos, sino que fueron llamados por Dios y enviados por la congregación. Se entregan con gozo al trabajo. El trabajo en la obra gloriosa de las misiones es un llamado del Señor dado a su iglesia. Es un deber, pero también un privilegio. Los que han recibido deben dar a otros su amor y ayuda piadosa.

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II. LA OPOSICIÓN Y EL TRIUNFO

Referencias / Notas

Chipre (Hechos 13:4-12) A. El interés y la oposición al evangelio Los representantes del Señor fueron primero a la hermosa isla de Chipre. Había una razón para esto. Bernabé estaba familiarizado con la isla porque nació allí. Tuvieron un buen viaje y, debido al viento favorable, llegaron en pocas horas. Empezaron sus labores en Salamina. Muchos judíos vivían en la isla de Chipre. Bernabé y Saulo empezaron proclamando la Palabra de Dios en sus sinagogas. Luego, cruzaron la isla para ir a Pafos, una ciudad importante al otro lado de la isla. Aquí ellos confrontaron categóricamente al paganismo. Chipre tenía la reputación de ser excesivamente inmoral en el mundo antiguo y Pafos era el centro del hedonismo sensual. El templo de la diosa Venus estaba localizado cerca de la ciudad y era un lugar de gran indecencia. ¡Cuán grande es la gracia de Dios, que dicha área profundamente depravada fue visitada con el evangelio! Las personas de la isla eran también supersticiosas. Sergio Paulo era el procónsul romano de esta área. Era un varón prudente, una persona con visión y habilidades, pensante, interesada en la verdad. La religión pagana antigua ya no satisfacía a las personas educadas de ese tiempo y Sergio Paulo estaba insatisfecho con el paganismo. Se había hecho amigo de un judío llamado Barjesús. Este era un falso profeta que ciertamente no podía ayudar al procónsul a encontrar el camino correcto. Por medio de la hechicería, este Elimas, que significa mago, sabio, conocedor, o hechicero, tenía mucha influencia sobre el gobernador. Sergio Paulo oyó hablar de los representantes de la cruz y deseaba conocerlos. Los llamó porque deseaba oír la palabra de Dios. ¡Qué maravilloso! Pero Elimas no podía permitir esto porque temía perder el favor del procónsul. Entonces se opuso a los predicadores y con mentiras astutas intentó apartar de la fe al procónsul. No dejó ni una piedra sin mover. Con todo su poder se opuso a la Palabra del Señor. ¡Qué contraste! El procónsul deseaba oír la palabra de Dios, pero el mago judío trató de apartar de la fe al procónsul para tenerlo lejos del Rey verdadero de Israel. B. Elimas es maldito y el procónsul cree Los misioneros saben que la batalla contra este oponente será decisiva para el progreso del evangelio. Por consiguiente, Saulo se opone al profeta falso. Lo mira a los ojos y con una mirada penetrante se dirige a él: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! Note que tres veces le pregunta, ¿no cesarás de trastornar, es decir, corromper, distorsionar y prevenir a otros de seguir los caminos rectos del Señor? Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo.

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Referencias / Notas

No debemos considerar la confrontación de Saulo como un ataque de ira motivado por las pasiones naturales. Al contrario, Saulo estaba lleno del Espíritu Santo. Ve la oposición deliberada y peligrosa del enemigo. Sabe lo que está en juego. Sergio Paulo busca la luz y Elimas se para delante de ella. ¡Elimas es un siervo de Satanás! El espíritu del hoyo sin fondo busca destruir y suprimir el evangelio. El diablo habla a través del judío apóstata. Por tanto, Saulo lo desenmascara como un engañador que sirve para destruir a otros. Saulo usa su poder apostólico para ejercer el juicio sobre Elimas. Saulo le dice que estará temporalmente ciego e incapaz de ver inclusive el sol. No es Saulo que pone ciego al mago, sino que es la mano del Señor que ejerce el juicio divino. El veredicto es seguido inmediatamente por el castigo. Elimas busca que alguien lo guíe. Su magia no puede ayudarlo ahora. Sergio Paulo está profundamente aturdido por este evento impactante. Está maravillado de la doctrina del Señor. Esta es una expresión notable, que indica que fue conquistado por la Palabra. ¡La señal de la ceguera desterró cualquier duda y la fe inunda poderosamente el corazón del procónsul! La oposición de Satanás fue feroz, pero Cristo triunfó. El fruto es precioso: el procónsul, el hombre más importante de toda la isla, ha venido a la fe. Esta es una bendición maravillosa para él y para Saulo es un gran estímulo. La expansión del evangelio en Chipre es muy significativa para la diseminación del evangelio en el mundo gentil. De hoy en adelante el apóstol a los gentiles ya no es más Saulo, sino que es llamado Pablo. El primer nombre es hebreo; el segundo es griego. La razón del cambio de nombre no debe buscarse en una diferencia de significado, ni en conmemoración del procónsul. Muchos judíos en la dispersión tenían dos nombres: hebreo y griego o romano. Ahora, en su primer viaje misionero al mundo gentil, cuando el apóstol cosecha los primeros frutos entre los gentiles del mundo greco-romano, su nombre griego Pablo se vuelve su nombre prominente. III. EL RECHAZO Y LA ACEPTACIÓN Antioquía de Pisidia e Iconio (Hechos 13:13-14:6) A. Pablo predica en la sinagoga Los predicadores no pueden quedarse en Chipre, aunque el procónsul los trata muy bien. ¡Ellos deben continuar porque el estandarte del evangelio debe ser plantado por todas partes! Desde Chipre los misioneros van por barco a las costas del Asia Menor y desembarcan en Perge. Desde allí, viajan por el lado del país a Antioquía de Pisidia. No se describe este peligroso viaje a través de las montañas y valles de Tauro, donde los ladrones rondaban. Ese no es el propósito de los viajes. La narración no se centra en el viaje, ni en los viajeros, sino en el progreso del evangelio.

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Como en Chipre, Antioquía y otros lugares, ellos empiezan con los judíos. En el día de reposo, entraron en la sinagoga. Este no es un gesto irreflexivo, sino que tiene un propósito y es intencional. Es natural que el apóstol Pablo vaya primero a las sinagogas donde están los judíos. Tiene un punto de contacto con ellos en su predicación debido a las leyes y a las profecías. Puede señalar la fidelidad del Señor al cumplir las promesas mesiánicas. Dondequiera que haya judíos de la dispersión, ellos deben ser confrontados con el evangelio y responder al Señor Jesús. Además, refiriéndose al Antiguo Testamento, Pablo evita introducir una nueva religión, lo cual es prohibido por los romanos. Al ir primero a los judíos, es también más fácil encontrar un punto de contacto con los gentiles, muchos de los cuales eran fieles visitantes de las sinagogas de ese tiempo. Pablo y Bernabé están sentados entre las personas en la sinagoga y esperan discretamente el tiempo apropiado. Después de leer la ley y los profetas, son invitados a hablar una palabra alentadora a la congregación. ¡Pablo acepta esta invitación ávidamente! Se dirige a los varones israelitas que pertenecen al pueblo del pacto y también a los que temen a Dios. Esta es la expresión usada para los que eran de origen pagano pero que habían venido a la fe en el Dios de Israel y lo adoraban. Pablo se dirige a la congregación de la sinagoga, primero dando una apreciación global de las relaciones de Dios con los ancestros israelitas, luego presentando el cumplimiento de las promesas en Cristo. Finalmente, hace la oferta de la gracia y les amonesta a la fe y al arrepentimiento. Este primer sermón registrado de Pablo tiene muchas similitudes con el sermón de Esteban. Al parecer, este se volvió el método usual de hablar a los judíos. La esencia del evangelio que Pablo predicó es la justificación de los pecadores por la gracia a través de la fe en Cristo. No era el propósito de Pablo predicar un sermón largo y entrar en cada detalle al dar un vistazo de la historia de Israel. Su objetivo era mostrar que todo el Antiguo Testamento estaba enfocado en Cristo. Él es el gran punto central. ¡Es el deseo de Pablo llevar a sus oyentes a Jesús! Desde el mismo principio de su sermón tenía al Señor Jesús en mente. Los oyentes no tienen ninguna excusa cuando rechazan a Cristo. Con gran persuasión Pablo predica: la promesa hecha a nuestros padres. Sabed, pues, esto, hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados. Mirad, pues, que no venga sobre vosotros lo que está dicho en los profetas. El sermón de Pablo deja una impresión profunda. Cuando Pablo y Bernabé dejan la reunión, los oyentes están ávidos de oír el mensaje de nuevo. Cuando dejan la sinagoga, muchos judíos y prosélitos siguen a Pablo y Bernabé para hablarles sobre lo que ellos habían oído. Los representantes de Cristo aseguran y animan a estas personas y seriamente los amonestan a que perseverasen en la gracia de Dios. ¡Los misioneros luchan por las almas de sus oyentes!

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Referencias / Notas

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

B. Los frutos y la oposición La predicación de Pablo se comenta por todas partes, de tal forma que el próximo día de reposo casi toda la ciudad se reúne. ¡Las personas tienen un deseo intenso de escuchar la Palabra de Dios! Pero ahora el resentimiento de los judíos se enciende. Va contra su etnocentrismo el que los gentiles sean bienvenidos al evangelio como ellos. Se oponen a los apóstoles, denunciándoles y blasfemando públicamente. Sin embargo, Pablo y Bernabé no guardan silencio, y dicen abiertamente: A vosotros, a la verdad, era necesario que se os hablara primero la palabra de Dios; pero puesto que la desecháis y no os juzgáis dignos de la vida eterna. Este es un momento decisivo. Los judíos merecen este reproche agudo. Los que están perdidos solo pueden culparse a sí mismos. Por otro lado, los gentiles están agradecidos y contentos. Muchos son añadidos al número de creyentes y después de un tiempo influyen en toda la región. Y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna. Esto es gracia soberana de Dios. La fe es un fruto de la gracia electora. Mientras los gentiles aprovecharon ávidamente la primera oportunidad, la mayoría de los judíos rechazaron la oferta con repulsión. Su enemistad llegó a ser tan grande, que las mujeres piadosas y distinguidas, es decir, las mujeres de estado social importante que habían aceptado la religión judía, fueron incitadas para persuadir a los hombres principales de la ciudad. El resultado fue que los representantes de la cruz fueron expulsados de sus límites.

Si alguien no os recibe ni oye vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad y sacudid el polvo de vuestros pies. Mateo 10:14

Las personas están haciéndose daño a sí mismas, porque Pablo y Bernabé sacudieron contra ellos el polvo de sus pies como una señal de que rompen toda comunicación con ellos (Mateo 10:14). Los creyentes jóvenes en la fe son probados, pero no desanimados por la enemistad que era muy amenazadora, porque esta venía de un grupo compuesto de la clase más alta de la ciudad. ¡La escritura dice: Y los discípulos estaban llenos de gozo, y del Espíritu Santo! Este rebaño pequeño no está asustado en medio de los lobos rapaces. El gran Pastor está con ellos y están seguros con él. C. Muchos son salvos Pablo y Bernabé no están descorazonados en lo más mínimo por la desilusión dolorosa. Al contrario, cuando llegan a Iconio llevan el mismo modelo de conducta como en la ciudad anterior. Y tienen las mismas experiencias. En Iconio el ánimo de los ciudadanos es mezclado. El Señor también trabaja aquí con los apóstoles y muchos creen. De nuevo, los judíos incrédulos causan una conmoción. Su odio contra Cristo es aún mayor que su repulsión a los gentiles. Levantan a los paganos y les incitan contra sus compañeros que creen. A pesar de la oposición y de la amargura creciente, los misioneros permanecieron en Iconio durante mucho tiempo, mientras hablaban con

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denuedo en el Señor quién estableció la Palabra de su gracia con señales y maravillas. Mientras tanto, dos grupos se estaban formando en la ciudad. Esto ocurre en cumplimiento de la profecía de Cristo de que su venida traería disputa, ya sea por él o en su contra. Esto ocurrió en Iconio y todavía ocurre dondequiera que se predica a Cristo. Un alboroto explota. Los líderes de la ciudad se unieron y la situación se puso amenazadora. El pueblo quiso apedrear a los misioneros. Después de considerar seriamente todas las circunstancias, se fueron. Su Maestro les dijo una vez: cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra (Mateo 10:23). IV. LA ADORACIÓN Y EL MALTRATO Listra (Hechos 14:6-20) A. La respuesta de los paganos El primer viaje misionero presenta diferentes escenas. Pablo y Bernabé huyeron a Listra, una distancia de 38 kilómetros de Iconio. Las personas de allí todavía estaban completamente aferradas a la oscuridad del paganismo. Aquí también el evangelio trae luz y poder. Un cojo estaba entre los oyentes cuando Pablo predicaba. Él nunca había caminado y escuchaba atentamente. Los ojos del apóstol se fijaron en él y vieron que el hombre tenía fe para ser sanado. Con voz fuerte Pablo le dijo: ¡Levántate derecho sobre tus pies! Inmediatamente el hombre saltó y anduvo de un lado a otro, demostrando que había sido sanado realmente. Este milagro fue público y las personas se impresionaron mucho. En seguida pensaron que Pablo y Bernabé estaban dando testimonio de una revelación divina de sus dioses paganos. Pensaron que Bernabé era Júpiter, su deidad principal, y que Pablo era Mercurius, el mensajero y portavoz de los dioses. Los apóstoles no entendieron lo que las personas estaban diciendo en su dialecto, pero pronto se dieron cuenta de sus intenciones. ¿Qué estaba pasando? El sacerdote pagano del pueblo estaba listo para sacrificar en honor de Júpiter cuyo templo estaba frente a la ciudad. El sacerdote ya estaba parado a la puerta con toros. Cuando los apóstoles notaron esto, rasgaron sus vestidos en señal de dolor profundo y gran indignación ante esta idolatría y se lanzaron entre la multitud, mientras protestaban: Varones, ¿por qué hacéis esto? Ni por un momento los misioneros permitieron que el honor divino les sea dado a ellos. Amonestaron a estos paganos ciegos para que detengan su idolatría inútil y proclamen al Dios vivo y verdadero. Naturalmente, no se refirieron al Antiguo Testamento pero tomaron su punto de partida de la revelación general de Dios que los paganos también recibieron. Dios permitió a los paganos ir por su propio camino, pero no los había dejado sin un testigo. ¡Los misioneros humildemente dieron toda la gloria a Dios! Pero, no pudieron detener las intenciones del pueblo.

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Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. De cierto os digo que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del hombre. Mateo 10:23

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B. La respuesta de los judíos Sin embargo, las cosas cambiaron pronto. Unos judíos de Antioquía y de Iconio, (¡los judíos de nuevo!) no los dejaron solos. Ellos sabían cómo cambiar las emociones de la muchedumbre a su favor. Su calumnia encontró una respuesta y el humor del pueblo cambió completamente. Eran como la arena cambiante. La idolatría es seguida frecuentemente por el desdén. ¡Qué necio es construir sobre el favor del hombre y buscar el honor de las personas! Ahora que los judíos han persuadido al pueblo de otra opinión, están en control de la muchedumbre. Dan salida a su enojo, apedrean a Pablo y lo arrastran fuera de la ciudad como presa para los buitres. Allí se queda como muerto. ¡Cuando los cristianos se paran a mirarlo, sucede un milagro: Dios sana a Pablo y se pone de pie! Porque servía al Señor Jesús fielmente fue apedreado por ellos. Pero el Señor lo salvó. V. LA PERSEVERANCIA Y EL VIAJE DE RETORNO Iconio, Pisidia, Panfilia, Atalia, Antioquía (Hechos 14:20-28). A. El viaje de retorno

A vosotros os es concedido a causa de Cristo, no solo que creáis en él, sino también que padezcáis por él. Filipenses 1:29

¡Los siervos de Dios tuvieron que soportar mucho sufrimiento! Pero no guardaron sentimientos de venganza. Consideraban un privilegio sufrir por el Señor (Filipenses 1:29). Tampoco fueron vencidos por el miedo y regresaron a la ciudad donde Pablo casi muere apedreado. Al siguiente día, Pablo y Bernabé van a Derbe. Allí está bastante pacífico. El evangelio es predicado abiertamente y el Señor da ricos frutos. ¡Entonces ellos regresaron a las mismas ciudades donde habían sufrido mucho mal! ¡Esto parece como una provocación, pero es la evidencia del valor intrépido y la gran fe de los misioneros! No quieren evitar el peligro, porque las almas de los creyentes deben ser fortalecidas y amonestadas para perseverar en la fe. Los animan diciendo es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. Les dicen que no se desanimen por la persecución. Realmente, las cosas están yendo como se predijo. Este es el camino para que ustedes entren en el reino de Dios. Los apóstoles no descuidaron las congregaciones que fueron instituidas hace poco tiempo. Les proporcionaron los principios del orden de la iglesia y establecieron las iglesias independientemente de las sinagogas. Cuando ordenaban solemnemente ancianos para los oficios en cada congregación, ellos continuaban su viaje, siempre abundando en el trabajo del Señor. Durante una estancia corta en Perge, se hacen útiles trayendo el evangelio allí. ¡Cuando parten, la Palabra de Dios permanece!

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B. Informe a la iglesia en Antioquía

Referencias / Notas

Por fin Pablo y Bernabé regresan a su iglesia madre de donde habían partido. La iglesia de Antioquía se reúne y los dos misioneros informan de su viaje. ¡Tienen mucho que decir! Nosotros no leemos que ellos informen sobre su sufrimiento y peligro, sino que alabaron a Dios y refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos, y cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles. El viaje había sido fructífero y sus labores no eran en vano en el Señor. Que nosotros también seamos fieles en Cristo, en nuestro trabajo de enseñanza y evangelismo, a pesar de la oposición, y que seamos constreñidos por el amor de Cristo y el bienestar de las almas eternas. Que nosotros también seamos apoyados por la oración de la congregación. ¡Que seamos fuertes en la fe y que haya en el tiempo de Dios los frutos de su obra!

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Referencias / Notas

LECCIÓN

76 Título:

EL PRIMER CONCILIO DE LA IGLESIA EN JERUSALÉN Texto de referencia: Hechos 15:1-32 Versículo para memorizar: Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Romanos 1:16 INTRODUCCIÓN No hay mucha historia para relatar sobre este tema. Esta lección trata de la iglesia de Cristo. Aunque el material puede ser algo difícil de discernir, se debe aprovechar la oportunidad para señalar las trampas de Satanás para intentar destruir la unidad de la iglesia. Esta lección nos muestra cómo la mano buena de Dios rescató a la iglesia de algunos de los peligros espirituales más grandes. Dos puntos principales pueden ser escogidos al tratar con este tema importante: I. La disputa II. La decisión I. LA DISPUTA A. El problema

Al llegar, reunieron a la iglesia y les refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos y cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles. Hechos 14:27

Este tema guarda relación con la lección anterior y debemos recordar los eventos en Antioquía, la primera iglesia misionera y a los primeros misioneros y sus experiencias. Recordemos que Pablo y Bernabé están repitiendo con agradecimiento, al concilio de la iglesia, todo lo que había hecho Dios con ellos, y cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles (Hechos 14:27). No solo había sido predicada la Palabra y se había realizado milagros, sino que el Espíritu Santo había obrado entre los gentiles y les había dado la fe en Cristo.

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Nuevo Testamento

Estas maravillosas noticias fueron recibidas con mucha alegría. Los apóstoles se quedaron mucho tiempo en esta feliz congregación donde había libertad en Cristo. Los creyentes, tanto judíos como gentiles, estaban estrechamente unidos y no se ofendían entre sí. De repente, una nube oscura apareció en este cielo claro de unidad y agradecimiento. Apareció un serio argumento en la iglesia que causó mucha confusión.

Referencias / Notas

El problema era si los creyentes gentiles podían ser recibidos como hermanos en Cristo sin ninguna condición. Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: “Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés no podéis ser salvos”. ¿No debían ser primero iniciados en el judaísmo? ¿Podían ser salvos sin ser circuncidados? ¿No se les debería obligar a que guarden las ceremonias de la ley? Estos judíos defendieron en forma persuasiva y enfática que esto era necesario. Como resultado, Jacobo tuvo que decir que estas personas habían inquietado con palabras, hasta el punto de perturbar (confundir) las almas. B. La causa Antes de continuar relatando el resto de la historia, debe quedar claro cómo estos cristianos judíos llegaron a este punto. Para nosotros que vivimos tantos siglos después, estas diferencias antiguas han perdido su importancia, pero debemos recordar que una vez estas preguntas causaron gran agitación y sacudieron los fundamentos de la joven iglesia. Para tener un cuadro claro de lo que estaba pasando, tenemos que regresar al Antiguo Testamento. El Señor había separado a Abraham de las naciones, para que de él pudiera surgir un pueblo dedicado a servirle. Mientras a los paganos se les permitió ir por su propio camino, Dios separó a Israel para que sea su propio pueblo especial. Hizo su pacto sólo con Israel. La ley y las profecías solamente fueron dadas a Israel. Durante el tiempo del Antiguo Testamento, la revelación divina de la salvación estaba casi limitada completamente al pueblo judío. Las profecías del Antiguo Testamento señalaban el tiempo de la venida del Mesías. Entonces la dispensación de la gracia se ensancharía y la salvación se extendería a todos los pueblos y naciones. Cristo ha venido. Durante su vida sobre la tierra confinó sus labores principalmente a los judíos (Mateo 15:24). Justo antes de su ascensión, el Cristo glorificado dio su comisión real: ¡Id por todo el mundo predicando el evangelio a toda criatura! Cuando el Espíritu Santo fue derramado en Pentecostés, la profecía antigua de Joel 2 se cumplió. La separación entre judíos y gentiles acabó y la iglesia estaba siendo separada gradualmente de sus raíces judías para volverse una iglesia universal. La promesa era que todo aquel que invocare el nombre del Señor sería salvo (Hechos 2:21). Muchos judíos creyentes vieron esta dispensación más amplia, como si los gentiles creyentes estuvieran uniéndose al judaísmo. Durante

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Él, respondiendo, dijo: --No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Mateo 15:24 Y todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo. Hechos 2:21

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

Él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación. Efesios 2:14

la dispensación del Antiguo Testamento, los judíos no valoraron su posición privilegiada, incluso la rechazaron y se mezclaron con las naciones idólatras. Después, bajo la influencia de los fariseos, se enorgullecieron de su estado especial y se consideraron superiores a las otras naciones. Este pensamiento estaba todavía presente en estos cristianos judíos. Se aferraban a su posición privilegiada. Apenas podían imaginar que todas las distinciones se habían terminado y que ahora en Cristo no había ni judío ni griego, que Cristo era de verdad el Salvador todo suficiente y que la fuente de la salvación fluía ahora por otro cauce. Encontraron duro creer que Dios se complacía también con los gentiles que habían estado lejos y fueron extraños al pacto. Les era difícil aceptar que los gentiles estaban ahora al mismo nivel que el pueblo del Pacto Antiguo y que Dios mismo había derribado la “pared intermedia de partición” (Efesios 2:14), mostrando que él no hace acepción de personas. El Señor mostró esto más claramente en la forma en que Cornelio fue aceptado (Hechos 10). Todos somos iguales ante Dios: las personas ricas y pobres, educadas e incultas, libres y esclavas, hombres y mujeres, viejos y jóvenes. Todos necesitamos al mismo Salvador y el camino de salvación es el mismo para todos: ¡Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo! C. La intensidad del argumento El gran tema del Nuevo Testamento no era obvio para todos. Tomó tiempo para que este principio sea aceptado. Pablo, el apóstol a los gentiles por excelencia, lo predicó con todo su poder. Otros, que antes habían pertenecido a la secta de los fariseos, disputaban este tema. Había fuerte oposición contra los apóstoles, no solo de los judíos incrédulos y obstinados, sino también de muchos judíos creyentes. Cuando, devotamente, sostuvieron que solo podían reconocer a los gentiles cristianos como hermanos si adoptaban el estilo de vida judío, los cristianos judíos pensaban defender las demandas de la Palabra de Dios. Este punto de vista amenazó con traer gran daño a la causa de Cristo. La iglesia de Antioquía sintió profundamente este problema. Por consiguiente, algunos...venían de Judea, y contendían arrogantemente: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos. Pablo y Bernabé declararon decididamente que no estaban de acuerdo con esto. Discreparon tan vehementemente como pudieron, no para discutir o querer salirse con la suya, sino porque estaban constreñidos por el amor a la verdad y a la iglesia del Señor. A las personas incrédulas e indiferentes no les preocupaba los asuntos religiosos y empezaron a quejarse sobre cortes de pelo y divorcios, porque no comprendían la gran importancia de los asuntos espirituales ni la necesidad de mantener la verdad intacta cuando se levantan las herejías.

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Pablo y Bernabé ven todo lo que está en juego. Este asunto tocaba la verdad del evangelio (Gálatas 2:5) y golpeaba su corazón. La verdad en riesgo era que la obra redentora de Cristo y la fe sólo en él no son suficientes para la salvación. La tolerancia es imposible porque los dos puntos se excluyen entre sí. Aunque a Pablo y Bernabé les aflige oponerse a sus “hermanos según la carne”, ellos no pueden hacerlo de otra forma ni tampoco quieren debido a la verdad. A los cuales ni por un momento accedimos a someternos (Gálatas 2:5). Ellos no iban a permitir que esto pase y se mantuvieron firmes. Están determinados a mantener la doctrina que Pablo explica después en su carta a los Gálatas: Si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo, y les advierten que no pongan yugo a los creyentes gentiles.

Referencias / Notas

A los tales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciera con vosotros. Gálatas 2:5

La oposición no se rinde tan fácilmente. La congregación, que había experimentado un crecimiento maravilloso durante mucho tiempo, es perturbada. ¿Será separada por esta disputa o será alejada de las doctrinas verdaderas? La influencia de los judaizantes no es insignificante. Esto se evidencia cuando surge un problema con respecto a la observancia de las leyes de la comida. Pablo discute esto también en su epístola a los Gálatas. Incluso Pedro es influenciado por los judaizantes y, por un momento, incluso Bernabé es arrastrado por la indecisión. Si los judaizantes tienen razón, la esperanza de la salvación de muchos en Antioquía no tiene ninguna base porque ellos no fueron circuncidados cuando vinieron a la fe. Las iglesias reunidas en un concilio no aceptan esta opinión sino, al contrario, indican su confianza inequívoca en Pablo y Bernabé. Sin embargo, el concilio no se vuelve tampoco en contra de los celosos por la ley. Ellos saben que si este problema va a ser resuelto, otros también deben dar su contribución. La iglesia en Antioquía piensa que es sabio poner este asunto crucial de la iglesia ante los apóstoles y ancianos de la iglesia de Jerusalén. Así que dispusieron que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos. Pablo no tiene ninguna objeción en tener una asamblea más extensa para discutir este problema, para venir a un plan unido de acción. Dios le revela que debe ir (Gálatas 2:2). La congregación de Antioquía envía a los hombres con comestibles para el camino como una prueba de gran estima y de la importancia que ellos les conceden por el arreglo de la disputa. II. LA DECISIÓN A. La reunión del concilio Los representantes de Antioquía toman la ruta más corta a Jerusalén debido a la importancia de su misión que no puede ser demorada inútilmente. Se van por el camino de Fenicia y Samaria. Hay iglesias cristianas en algunos de los lugares por donde pasan. Allí, les dicen a los hermanos de las grandes obras de Dios en la conversión de los gentiles. Estas noticias causan gran gozo a los cristianos de todas

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Subí debido a una revelación y, para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a los que tenían cierta reputación, el evangelio que predico entre los gentiles. Gálatas 2:2

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Referencias / Notas

partes. ¡Qué maravilloso! El verdadero amor no es rencoroso. Hay alegría cuando otros son convertidos y el reino de Dios se extiende. Los representantes llegan seguros a Jerusalén y son recibidos cordialmente y con respeto. La iglesia y los apóstoles y los ancianos les dan la bienvenida y los hombres de Antioquía refieren todas las cosas que Dios había hecho con ellos, dando la gloria a Dios. Como en todas partes, aquí también ellos alaban al Señor -un ejemplo a ser seguido. En este instante, algunos de los miembros creyentes de la iglesia que habían pertenecido al grupo de los fariseos se ponen de pie y declaran que es necesario que los gentiles creyentes sean circuncidados. Con gran convicción declaran el mismo punto como les fue enseñado por los judaizantes en la iglesia de Antioquía. Quieren mandarles [a los gentiles] que guarden la ley de Moisés. Una reunión separada del concilio es necesaria para resolver este problema. Esta tiene un carácter único. Es una reunión oficial de los portadores del oficio de todas las iglesias. Los apóstoles y los ancianos se reúnen con los hermanos de Antioquía. Los dos representantes de la iglesia de Jerusalén y de la iglesia de Antioquía están aquí. ¡Es una asamblea honorable! ¡Estos hombres han sufrido mucho por el nombre de Cristo durante muchos años! B. La deliberación Los líderes son llamados para conocer de este asunto. Tienen que hacer un juicio con respecto a la controversia. Deben deliberar antes de tomar una decisión. Cuando los hermanos de Antioquía explican sus razones hay una diferencia de opinión al principio. La discusión toma un giro emocional. Hay mucha discusión. El intercambio acalorado no lleva a un acuerdo. Por fin Pedro se pone de pie. Sus palabras llevan peso. Empieza declarando que él tiene derecho para hablar de este asunto porque tiene experiencia de primera mano. Le recuerda al concilio lo que él había visto y experimentado en sus relaciones con Cornelio. ¡Dios mismo tuvo que enseñarle! El Señor le mostró muy claramente que Él no hace diferencia entre los que son circuncidados y los que no lo son. Los corazones de los incircuncisos son purificados por la fe. Pedro deliberadamente se refiere a Dios como el que conoce los corazones. Dios sabe que los gentiles tienen fe verdadera. Por consiguiente, Pablo y Bernabé están absolutamente correctos. Los pecadores son solo justificados por la fe en Cristo sin las obras de la ley. Creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos. En su opinión esto es tentar... a Dios para poner a los gentiles bajo el yugo de las muchas regulaciones ceremoniales aburridas, intrincadas. Recordemos que las leyes ceremoniales del Israel antiguo fueron cumplidas en Cristo, por tanto, nosotros estamos relegados de guardarlas. Llevar tal yugo es una carga pesada y reduce al portador a una condición de esclavo. La ley ceremonial es ahora completamen-

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te inútil porque esta no provee la salvación y ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar.

Referencias / Notas

El discurso persuasivo y poderoso de Pedro parece encontrar aceptación. Nadie se opone a él. Pablo y Bernabé usan el silencio que prevalece para afirmar el testimonio de Pedro. Este es el tiempo apropiado para informar al concilio que el Señor no trató con los gentiles de una manera inferior a los creyentes judíos. Grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles. Pablo y Bernabé no debaten, sino que presentan simplemente los hechos. Ahora todos están convencidos. Finalmente, Santiago, el hermano del Señor y un hombre de autoridad en la iglesia, afirma su acuerdo. Nadie puede decir que él desprecia las leyes de Moisés, porque las guarda estrictamente. Es una persona consciente y piadosa a quien le ha sido dada el sobrenombre de “justo”. Por consiguiente, su opinión es muy influyente. Santiago empieza su discurso declarando que lo que Pedro ha dicho sobre la gracia de Dios hacia los gentiles está de acuerdo con las Escrituras. Usando sus propias palabras, cita de la traducción de la Septuaginta de Amós (Amós 9:11-12). ¡Esta profecía está más allá de la disputa! El discurso de Santiago está basado en la Palabra de Dios y razona con las Escrituras en la mano. Esto debería concluir toda la discusión. Él dice que en las profecías antiguas el Señor había declarado que los gentiles compartirían la gracia de Dios en Cristo. Ahora nosotros hemos oído que el Espíritu Santo ha sido dado a los que no fueron circuncidados. Por tanto, debe concluirse que el Señor ya no requiere la circuncisión. Pablo y Bernabé están en lo correcto. No es necesario guardar las leyes mosaicas para la salvación. Por tanto, no inquietemos a los creyentes gentiles. No lo hagamos difícil para ellos ni les causemos ansiedad o preocupaciones. No obstante, Santiago piensa que es conveniente y apropiado que ellos también consideren las conciencias de los creyentes judíos. Para promover la comunión de los santos, los creyentes gentiles deben ceder un poco y entender a los judíos. Hay sinagogas judías por todas partes y desde tiempos antiguos ellos han sido instruidos en las leyes de Moisés y estas leyes han sido interiorizadas y se han vuelto un estilo de vida. Aconseja entonces que los gentiles se abstengan de cuatro cosas que ofenden a los judíos: de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre. Los creyentes gentiles deberán abstenerse de comer aquella comida que proviene de los sacrificios ofrecidos a los ídolos (la carne de los sacrificios de las prácticas paganas era vendida y entregada para ser comida a todo aquel que así lo desee), debían dejar de comer animales cogidos en trampas cuya sangre no fue drenada, y beber la sangre caliente de los animales inmolados que era mezclada con vino en las fiestas sacrificiales. Israel había sido enseñado que la vida del animal estaba en su sangre y no se bebía porque la sangre de los animales inmolados era derramada delante del Señor.

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En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David: cerraré sus portillos, levantaré sus ruinas y lo edificaré como en el tiempo pasado, para que aquellos sobre los cuales es invocado mi nombre posean el resto de Edom y todas las naciones, dice Jehová, que hace esto. Amós 9:11-12

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

C. La decisión Las conclusiones de Santiago son aceptadas. En vista de las circunstancias presentes, sus recomendaciones son muy sabias. Su consejo es muy práctico. Debido a los escrúpulos de los judíos, ellos no deberían ignorar por completo todas las leyes ceremoniales. El consejo de Santiago se aplica a los cristianos gentiles. Ellos no podrán participar en cosas que ofenderían y disgustarían a los judíos. El principio esencial, que los cristianos judíos deben aceptar a los gentiles creyentes como sus iguales en la iglesia, se mantiene. Por otro lado, los gentiles creyentes deben ejercer amor cristiano, haciendo concesiones por algunos escrúpulos de los cristianos judíos. Nosotros tenemos también que hacer o dejar de hacer ciertas cosas que alguien puede considerar ofensivas. Sin embargo, cuando esto involucra cosas de importancia primaria, nadie debería negar la verdad por causa de la conveniencia, un sentido falso de paz o temor del hombre. El convenio en el espíritu de Santiago es aceptado unánimemente y toda la iglesia da su aprobación. Ellos deciden escribir cartas a todas las iglesias de los creyentes gentiles así como enviar representantes los cuales también de palabra os harán saber lo mismo. Para llevar a cabo esta misión, Judas y Silas, como ellos también eran profetas, y eran muy estimados por todos, son añadidos a la delegación compuesta de Pablo y Bernabé. La carta declara en forma concluyente y pública que los judaizantes han actuado sin la aprobación de los apóstoles y ancianos y que la congregación de Jerusalén no puede ser culpada del problema causado. Además, los hermanos enviados actúan como representantes autorizados y recomendados, mientras Pablo y Bernabé son alabados como hombres que no están afuera por su propia conveniencia, sino que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. La decisión es comunicada en un espíritu fraternal. Si las iglesias en Antioquía, Siria y Cilicia actúan de acuerdo, ellas harán bien. No hay ninguna indicación de frialdad o dureza. Sin embargo, no hay que pensar que no importa si esta decisión se guarda o no. La carta afirma que ha parecido bien al Espíritu Santo, quien habló por boca de los profetas y en los corazones de los que estuvieron en la reunión del concilio. No es solo un consejo, sino una decisión que tiene poder obligatorio porque se trata de cosas necesarias, es decir, asuntos importantes. La decisión resuelve la controversia en las iglesias y regula las prácticas morales. Note que la fornicación se nombra al último en la decisión. El espíritu de la carta transmite claramente que la circuncisión, obligatoria bajo el Pacto Antiguo para el pueblo de Dios, ha sido terminada en el Nuevo Testamento por Dios mismo. No es sorprendente que esta decisión sea recibida con alegría en Antioquía y la Escritura registra que ellos se regocijaron por la consolación. El cisma había terminado. El Señor ha mantenido la unidad de la iglesia. ¡Es obvio que el Señor cuida de su iglesia y que Él mismo señala el camino cuando ellos están deseosos de ser dirigidos por su Palabra!

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Referencias / Notas

LECCIÓN Título:

EL SEGUNDO VIAJE MISIONERO DE PABLO: EL EVANGELIO VA A EUROPA Texto de referencia: Hechos 15:33-18:23 Versículo para memorizar: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Hechos 16:31 INTRODUCCIÓN Pablo viajó por una gran parte grande del mundo antiguo. En su primer viaje se dirigió específicamente a Chipre y a Asia Menor. Ahora lo encontramos en su segundo viaje, de nuestro interés pues pisó por primera vez tierra europea. Los eventos en Filipos nos dan una idea clara y total de su trabajo. Extendió la semilla del evangelio generosamente y por todas partes recibió una fuerte oposición, pero el Señor lo bendijo ricamente. De especial interés es cómo en medio de la adversidad se revela la soberanía de Dios, la gracia salvadora y muestra el triunfo del evangelio en el mundo. Los siguientes puntos son destacables: I. Las bendiciones del evangelio II. La oposición de Satanás III. El poder asombroso de Dios I. LAS BENDICIONES DEL EVANGELIO A. Se prohíbe a Pablo predicar en Asia Menor Después del concilio de la iglesia en Jerusalén, Pablo permanece durante algún tiempo en Antioquía. Después, él y Silas salieron a visitar las iglesias en Siria y Cilicia para ver cómo estaban ellas y para darles ánimo. Después llegó a Derbe y a Listra, donde encontró a Timoteo, su compañero en estas ciudades y en los siguientes viajes.

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La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

Estando aquí, compartieron las decisiones del concilio de los apóstoles en Jerusalén, y por esta visita las iglesias eran animadas en la fe y aumentaban en número cada día. Con sus colaboradores, Silas, Timoteo y Lucas (la palabra “nosotros” en el versículo 16:10, indica que el autor de Hechos está incluido en el grupo), Pablo sale de viaje otra vez para llevar el evangelio a gran parte del Asia Menor. Les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia. No puede determinarse exactamente cómo ocurrió este impedimento, pero Pablo entendió que debía ir en otra dirección. Pablo llega a Troas, una ciudad portuaria importante. Recibe una visión en la noche y concluye que el Señor está llamándolos para llevar el evangelio a Europa. En este momento la oscuridad del paganismo cubría toda Europa. El consejo de Dios es asombroso y misterioso. Pablo no puede quedarse en Asia Menor, sino que debe cruzar el mar. El hombre macedonio que está orando y que está de pie al otro lado representa en la visión a Europa. ¡La compasión de Dios es muy grande! Muchos de estos pueblos sirvieron a los ídolos mudos. ¿Qué habría pasado si el Señor no hubiera tenido compasión de esta gente? Pero, hay todavía millones que nunca han oído hablar de Jesús. Los paganos ciegos, los judíos y los que son ajenos a la cristiandad no se dan cuenta de su pobreza y de su gran necesidad del evangelio. Esta necesidad clama hoy a los cristianos: pasa por aquí... y ayúdanos. Las naciones cristianas han traído a menudo un aporte muy bueno al mundo pagano, pero este más bien se ha apartado. Nosotros no podemos enviar mejor regalo que la Palabra de Dios. Animémonos a orar por los misioneros y por las actividades de apoyo a la misión. B. Pablo obedece el llamado a Macedonia Pablo y sus colaboradores siguen el llamado de Dios de buena gana y en obediencia. La tarea que los espera es enorme. ¡Son pocos hombres para una tarea tan enorme! Cuando Dios envía, bendice y cuando Dios llama, también equipa. La confianza en el mandato del Señor nos fortalece. El apóstol viaja a Filipos. Esta importante ciudad era una colonia, es decir, una ciudad fundada por veteranos soldados italianos a quienes se les había concedido toda el área para su uso. Su tarea era establecer la autoridad romana en este territorio conquistado y gozaban de los privilegios de la ciudadanía romana. Pablo y sus colaboradores se quedaron durante algún tiempo en Filipos y no permanecieron ociosos, sino que fielmente empezaron su misión divina en cuanto hubo una oportunidad. Como era su costumbre, buscaron comunicarse primero con los judíos. Al parecer había algunos en Filipos, pero no había sinagoga. Solamente había un lugar de oración donde se realizaban las reuniones religiosas. Este lugar estaba fuera de la ciudad, lejos de los negocios, junto al río, donde se realizaban fácilmente los rituales ceremoniales prescritos de limpieza.

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Nuevo Testamento

Unas mujeres han venido hasta aquí el día sábado y los predicadores se sientan para compartir el evangelio. El evangelio nunca había sido predicado aquí. ¡Qué sábado notable fue este para la historia del cristianismo en el mundo Occidental!

Referencias / Notas

C. Dios envía la bendición Pablo y sus ayudantes tienen apertura para predicar la Palabra y utilizan cada oportunidad. ¡Dios da el crecimiento! Se pone pronto en claro que el Señor obra según su buena voluntad en Filipos (Filipenses 2:13). Pongamos atención al pasaje de Hechos 16:14: Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo. El Señor le abrió el corazón para que estuviera atenta a lo que Pablo decía. Pablo predica, Lidia oye, Dios abre su corazón.

Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. Filipenses 2:13

¿Quién es esta primera convertida en Europa?: esta vendedora de púrpura, una negociante muy exitosa. Ella no es una señora que vende de puerta en puerta, sino alguien que maneja un negocio de ropa y alfombras costosas que se teñían con una tintura púrpura cara. El testimonio que nos da la Escritura sobre Lidia es digno de alabanza: ella rindió culto a Dios. No era una mujer mundana cuyo único objetivo era buscar honor y prominencia. No estaba totalmente absorbida por las tareas diarias y las presiones comerciales, sino que reconocía la pureza de la religión judía, similar a Cornelio. Aunque era originalmente pagana, ella seguía la religión judía sinceramente. Era lo que se conocía con el nombre de prosélita. Lidia quería seriamente conocer al Dios verdadero. Esta mujer, que buscó cuidadosamente, encontró la salvación. ¡Qué maravillosos son los caminos de Dios! Lidia no nació en Filipos, sino que era de la ciudad de Tiatira en el Asia Menor. Estaba en Filipos para ser agregada al número de salvos. Dios dirige cada uno de nuestros pasos. El Señor atrae a su pueblo de muchas maneras diferentes. Es cierto, sin embargo, que la fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios (Romanos 10:17). Lidia está en el lugar correcto cuando está presente en el culto el día sábado. Ella oye la predicación y el Espíritu Santo aplica poderosamente la Palabra en su corazón. Esto es firme e indispensable. El llamado interior debe acompañar al llamado exterior. Debe haber buena tierra para que la buena semilla lleve fruto. El Espíritu del Señor debe obrar en el corazón para que nosotros pongamos atención a las cosas de Dios. No fue por la devoción de Lidia que el evangelio se volvió el poder de Dios para su salvación (Romanos 1:16). Sino que todo, desde el principio, fue la obra de Dios, su Palabra y su Espíritu. La buena semilla del evangelio no cayó en lugares pedregosos o bajo espinos, sino que cuando fue sembrada en la tierra preparada del corazón de Lidia, produjo rico fruto, también en su casa. Ellos compartieron las bendiciones de la salvación así como ocurrió con Cornelio, y pronto veremos idéntica reacción en el guardia de la prisión. Todos vinieron a la fe en Cristo y pudieron ser bautizados sin ninguna vacilación. ¡Qué maravilloso! ¡De verdad, el Señor es bueno y amable!

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No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree, del judío primeramente y también del griego. Romanos 1:16

La Historia de la Salvación

Referencias / Notas

Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor. Gálatas 5:6

La fe se pone evidente por el trabajo y funciona por el amor (Gálatas 5:6). Lidia abre su casa y ofrece hospedaje a los cuatro siervos del evangelio. Ella les rogó que entraran en su casa, no por la fuerza, claro, sino con una persuasión amorosa, porque deseaba mostrar su agradecimiento al Señor dando la bienvenida a sus siervos. Su corazón había sido conquistado y ella pone su casa a la disposición del servicio del Señor. La casa de Lidia fue la primera casa cristiana en Europa. II. LA OPOSICIÓN DE SATANÁS A. La decepción Pero Lidia no fue la única. Pronto otros se agregaron. El evangelio tiene una puerta abierta. Pronto se verá que hay muchos enemigos. Donde Cristo trabaja, Satanás también. Este usará cualquier arma que pueda servir a sus propósitos diabólicos. Primero, usa a una muchacha poseída por un espíritu de adivinación. Esta muchacha en esclavitud era una adivina. Había un espíritu dentro de ella llamado Pytho, originalmente el nombre del dragón Delphi, que según una fábula antigua fue muerto por el dios griego Apolo. Influenciada por este espíritu y en un estado de histeria causado por el sobre estímulo de sus sentidos, esta muchacha hacía todo tipo de afirmaciones que supuestamente predecían el futuro. Por esto, era muy conocida en Filipos. Muchas eran las ganancias que traía a sus amos porque muchos venían para buscar su consejo. ¡Pobres personas! No sabían lo que era bueno. La superstición siempre ha sido una de las armas más poderosas del príncipe de la oscuridad. Hay muchos que se vuelven a los psíquicos, a los sortílegos, a los exorcistas, a los médiums, a la astrología, etc. Esta joven sigue por las calles a Pablo y a sus ayudantes durante muchos días. Gritaba constantemente lo que ellos eran y lo que estaban haciendo. Satanás estaba intentando destruir el progreso del evangelio. Desde un punto de vista superficial, podríamos quizás pensar que ella está promoviendo el evangelio. ¿No está ella diciendo la verdad? ¿Pablo no debe estar complacido con ella? Así como el Señor Jesús no quiso la ayuda de los espíritus malos mientras estaba en la tierra, así Pablo no quería la ayuda de esta adivina. Los espíritus malos proclamaron frecuentemente que Jesús era el Cristo, pero el Salvador se los prohibió (Lucas 4:41). Jesús no tenía necesidad de ninguna publicidad de parte de los demonios. A veces Satanás dice cosas que son verdad, pero lo hace con segunda intención, según su conveniencia. Él quiere impedir la fe verdadera y promover la superstición. Intenta dar la impresión de que Pablo y la adivina no son extraños, sino que tienen una buena relación y que su enseñanza y trabajo tienen el mismo origen. Por esta razón el diablo promueve el evangelio astutamente. Nunca es más peligroso que cuando tiene una apariencia amistosa y parece un ángel de luz. Finalmente un día, Pablo se cansó de los gritos de la muchacha y volviéndose hacia ella, le ordenó al espíritu que saliera. Si le hubiera

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permitido continuar, habría dado la apariencia de que apreciaba su alabanza y necesitaba su recomendación. Las personas se habrían cerrado al evangelio y no se hubiese alcanzado su objetivo. Pablo le ordenó al espíritu malo salir de ella a través del poder de Cristo. Por consiguiente, la muchacha fue liberada de la esclavitud y la promesa del Salvador se cumplió (Marcos 16:17). B. Gran poder Los trucos de Satanás fallaron, pero no se queda quieto y usa un acercamiento diferente: 1. Sus amos. Los amos de la muchacha tuvieron una acción repugnante. Como ellos ganaban mucho dinero con la adivinación de la muchacha, ahora que su fuente de ganancia se había terminado, se sintieron perjudicados. No reconocieron que la habían tratado mal y que se habían aprovechado de ella, sino que planearon la venganza. El espíritu malo se había ido, pero aparece el mal en estas personas. Ellos son incitados por la codicia, la cual a menudo saca lo peor de las personas. La codicia causó que Judas traicionara a su Señor, que los soldados que cuidaban la tumba mintieran y sacó la crueldad de estos amos hipócritas. ¿A quién sirve usted y por quién está usted ávido? El deseo de venganza está a menudo oculto detrás de la máscara de la religión. Los amos de la muchacha esclava prendieron a los cuatro misioneros y arrastraron a Pablo y a Silas al foro donde estaban los gobernantes. El foro era el centro de vida pública en las ciudades romanas y también el lugar de juicio. La acusación que traen ante los magistrados es que estos predicadores del evangelio alborotan nuestra ciudad y promueven ritos religiosos prohibidos que son inaceptables para los ciudadanos romanos. Cuando agregan que estos hombres son judíos, no hay duda de que sus intenciones son malas. ¡Qué malévolos! 2. La multitud. Los amos malos ganan inmediatamente la aprobación de la gente, porque tenía prejuicios contra los judíos. Los romanos los consideraban personas que despreciaban sus leyes, que ridiculizaban a sus dioses y propagaban un estilo de vida austero. La muchedumbre enardecida se incitó fácilmente y mostró su resentimiento contra los mensajeros del evangelio. 3. Los magistrados. Ellos eran los gobernantes de la ciudad con autoridad para administrar justicia. Escucharon las acusaciones. Según la ley romana, se toleraban las religiones de los pueblos conquistados pero era prohibido introducir una nueva práctica religiosa. Los magistrados no piden cuentas a los acusados, ni les siguen un juicio, sino que abusan de su poder en forma despótica, entregando a las víctimas inocentes a la tortura cruel. Pablo y Silas fueron atados a un palo y los magistrados ordenaron a los alguaciles que lleven a cabo su trabajo cruel, azotando a los dos hombres en sus espaldas desnudas con látigos de cuero. Pero, la flagelación no es el fin, también ordenan que se los encierre en la prisión. ¡Cuán vergonzosa es su acción!

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Referencias / Notas

Estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas. Marcos 16:17

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Referencias / Notas

¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos, más abundante; en azotes, sin número; en cárceles, más; en peligros de muerte, muchas veces. 2 Corintios 11:23

4. El carcelero de la prisión. Este hombre conoce a sus amos y sus órdenes. La culpa caerá sobre él si la orden no se lleva a cabo estrictamente. Los dos misioneros, que sufren un dolor insoportable debido a la flagelación severa, ahora son arrojados en la prisión, a una mazmorra subterránea oscura y húmeda. Pablo y Silas son tratados como si fueran los peores delincuentes. Sus pies son asegurados en el cepo, que era un bloque pesado de madera con agujeros redondos donde se colocaban los pies y luego se los sujetaba, de tal forma que los prisioneros no podían moverse ni escaparse. ¡Qué penosa escena! Pablo sufrió mucho por amor al evangelio (2 Corintios 11:23). Miles han tenido que sufrir mucho por su fe. Pensemos solamente en los mártires. III. EL PODER ASOMBROSO DE DIOS A. Dios conforta a sus siervos Parecería como si los siervos de Cristo hubiesen sido inutilizados. Los demonios en el infierno parecen burlarse, pero no tienen la última palabra. Nada puede detener el progreso del evangelio. El Señor puede cambiar una celda de una prisión en una capilla. Los misioneros fueron golpeados sin un juicio e inocentemente los arrojaron en un calabozo, pero no se preocupan ni se desalientan. No se quejan, sino que oran. No protestaron, más bien cantaron alabanzas a Dios. ¡Qué impresión debe haber sido oír este dúo a la media noche! Incluso comenzaron a predicar, los presos los oían. En silencio los presos escuchan el canto que resuena en las paredes de la prisión. Por la noche, los presos estaban acostumbrados a oír voces profanas en lugar de los salmos. ¿Cómo es posible que Pablo y Silas hagan esto? ¡Pues porque estaban fortalecidos por el Señor, que obra maravillas y fortalece a Israel, su pueblo!

A vosotros os es concedido a causa de Cristo, no solo que creáis en él, sino también que padezcáis por él. Filipenses 1:29

Así obra el poder maravilloso de una fe segura. Pablo y Silas continúan confiando y oran a Dios. Mientras sufren el dolor extremo tienen paz, porque esta miseria no vino debido a su propia falta. Ellos estaban haciendo la voluntad de Dios y, por tanto, creen que es un privilegio sufrir por la causa de Cristo (Filipenses 1:29). Tienen esperanza porque creen que todas las cosas deben obrar para lo bueno. Aquellos a quienes Dios cuida tienen el mejor cuidado, dondequiera que estén, inclusive en la prisión. ¿Tiene usted esta fe? B. El carcelero es salvo

Que hace justicia a los agraviados, que da pan a los hambrientos. Jehová liberta a los cautivos. Salmos 146:7

Sin embargo, hay una contestación divina al cantar piadoso. Satanás, que había sido un instrumento en la tortura de los siervos de Dios, perderá su presa. ¿Hay algo imposible para el Señor? ¡Él libera a los presos! (Salmos 146:7) Pero Dios tiene su mirada en un carcelero que ni siquiera sabe de él. El Señor va a realizar dos milagros para salvar a este hombre.

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El carcelero duerme. Se ha preocupado de todos los detalles: las puertas, las cerraduras, las cadenas y los bloques. A él, el sufrimiento de sus prisioneros no lo conmueve. Otros escuchan los cánticos, pero sigue durmiendo. Pero algo pasa. Por la mano de Dios, su cama se mueve y se agitar, los cimientos de la prisión se mueven, la tierra tiembla, las puertas pesadas de la prisión se abren, las ataduras pesadas de los presos son removidas, todo es sacudido y resuena. Entonces sobrevino de repente un gran terremoto. El carcelero se despierta y se aterra. Está fuera de sí porque todas las puertas están abiertas. Claro, ¡todos los prisioneros se han escapado! ¿Qué delincuente se quedaría en la prisión cuando tiene una oportunidad para salir? Él es responsable de ellos y sabe qué terrible muerte le espera como castigo. Prefiere terminar con su propia vida. La punta de su espada está a punto de entrar en su pecho, cuando Pablo lo llama en voz alta: ¡No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí! El carcelero se tranquiliza cuando sabe que milagrosamente ninguno de los prisioneros ha huido. Y ahora su corazón es tocado. Ese es el verdadero milagro, aunque no es tan visible como el primero. Claramente podemos ver la mano de Dios obrando para la salvación de este hombre. El carcelero sabe ahora que estos judíos no son delincuentes sino los siervos de Dios. ¡Un rayo de luz entra en su corazón y reflexiona! Él siente la carga de sus pecados, está sin esperanza, sin consuelo y sin Dios. No se puede negar que la mano de Dios está en esto. ¿Hay una manera por la que pueda ser salvo? Él siente la necesidad de salvación y pide la luz, y temblando se postra delante de Pablo y Silas. Cuando se pone de pie, los lleva afuera y les pregunta: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Todos nosotros tenemos que hacernos esta pregunta porque estamos perdidos si Dios no tiene misericordia de nosotros. Algunos solo hacen esta pregunta con sus labios, otros solo por curiosidad. Necesitamos hacer esta pregunta en serio, con dolor por nuestro pecado, con el deseo sincero de la salvación y con urgencia. Hace poco, el carcelero había sujetado los pies de los siervos en los cepos, ahora está postrado orando. ¡Dormía cuando las alabanzas de los prisioneros resonaban en la prisión, pero ahora les ruega por la salvación! Hay algunos que intentan debilitar la importancia espiritual implicada en el llanto del carcelero. Su verdadero significado tiene que ser visto a la luz de la contestación que sigue inmediatamente a su pregunta. Es un momento decisivo, el carcelero siente su profunda miseria. Desea intensamente averiguar qué debe hacer para salir de esta gran miseria. Pablo y Silas están preparados para dar la única respuesta correcta y verdadera. Él debe poner su confianza en el Señor Jesús. Los misioneros no se desquitan quejándose del trato que habían recibido, ni exigen primero disculpas. No rechazan al hombre profundamente humillado, con una actitud juzgadora o con palabras

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Referencias / Notas

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Referencias / Notas

ásperas. No, sus corazones están llenos de amor. Ellos se alegran de poder indicarle el camino de la salvación y proclamar el evangelio de la gracia, que es el único consuelo para todo aquel que está caminando en la senda ancha de la destrucción. Pero Pablo y Silas no solo se dirigen al carcelero, sino también a toda su casa. Ellos los incluyen cuando dicen: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Sólo Cristo puede salvarnos y solo la fe es el camino a él. Este es el mensaje de Pablo y Silas. Y le hablaron a él y a todos los que estaban en su casa durante esta noche inolvidable. Para el joven y el viejo no hay ninguna otra forma de ser salvos que ir a Cristo como pecadores y en fe confiarse totalmente a él. El camino a la salvación es el mismo para una persona brutal y cruel que quiso suicidarse, como para una persona decente y auto justificada. Nosotros no venimos a Cristo por lo que hacemos, sino por el creer que es un regalo del Espíritu Santo. Esta es la seguridad de nuestra fe. El Señor bendijo la predicación que llegó a los corazones del carcelero y de los miembros de su casa. Por gracia ellos entienden y lo ponen en palabras. ¿Hay alguna razón por la cual no deberían recibir el sello y la señal del bautismo? ¡Todo se mueve muy rápido en esta noche asombrosa! El carcelero recibe el mensaje de la redención y lava las heridas sangrientas de Pablo y Silas. En seguida se bautizó él con todos los suyos. ¡Qué momento solemne! El carcelero lleva a los misioneros a su casa y los trata como invitados respetados, realmente como hermanos queridos. No puede hacer todo lo que quisiera para mostrar su agradecimiento, pero pone una comida ante ellos. E hizo aún más: se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios. Este tipo de alegría es de lo más glorioso y es la evidencia de una verdadera conversión (Catecismo de Heidelberg, Respuesta 90). Dios tiene misericordia y ha hecho grandes cosas para él y su familia. ¡Él Señor es digno de recibir toda la gloria y alabanza! En muy corto tiempo, el carcelero ha experimentado la miseria, la liberación y el agradecimiento. Los medios y los caminos se juntaron maravillosamente en la historia del carcelero. Tuvieron que suceder muchas cosas para traer a este hombre a Jesús: el testimonio de la muchacha esclava, la venganza de sus amos, el falso juicio de los magistrados, el sufrimiento de los predicadores, el terremoto, la apertura de las puertas de la prisión, la experiencia del miedo a la muerte, la gran alarma, la oración por la gracia y la predicación de los siervos de Dios. ¡Esto nos muestra cuánto vale para el Señor el alma de un hombre! El Señor tiene muchas y variadas maneras y medios para traer a los pecadores a Cristo. Cuando él obra, nada ni nadie puede frustrarlo. C. Los enemigos de Cristo son puestos en vergüenza La prisión fue el lugar de trabajo de la gracia de Dios. Al día siguiente, los magistrados enviaron mensajeros con el mensaje de: Suelta a aquellos hombres. El carcelero se alegra y le lleva este recado a Pa-

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blo, pero este incidente termina así. Ahora ha llegado el tiempo para que Pablo ejercite sus derechos. Escuche lo que él dice: Después de azotarnos públicamente sin sentencia judicial, siendo ciudadanos romanos, nos echaron en la cárcel, ¿y ahora nos echan encubiertamente? No, por cierto, sino vengan ellos mismos a sacarnos. ¡Esto es como una ducha fría para los magistrados arrogantes! Es su propia culpa.

Referencias / Notas

Cuando el apóstol y su colaborador fueron maltratados guardaron silencio, pero ahora Pablo hace saber a los magistrados que él no puede aceptar su libertad como un favor sino como un derecho. Ellos les deben una disculpa porque los magistrados cometieron un terrible error. Un ciudadano romano nunca podía ser azotado sin antes ser escuchado. La muerte era el castigo para tal ofensa. Pablo exige ser rehabilitado pública y completamente. No exige esto por ganancia personal, sino que pide una libertad honorable de la prisión por causa del evangelio. Los predicadores fueron avergonzados públicamente en el mercado. Eso podría dañar el progreso del evangelio. Un buen nombre es mejor que el ungüento. Pablo no se niega a sufrir por la causa de Cristo, sino que quiere mantener su buen nombre como siervo del evangelio, por tanto, usa sus privilegios políticos de una manera apropiada y ejemplar por el honor del evangelio. No desea vengarse, porque no los lleva a la corte por violar la justicia. Más bien les hace un favor a los magistrados dándoles la oportunidad de enmendar su abuso de justicia. Y, por supuesto, los magistrados están listos para humillarse y viniendo, les rogaron para asegurarse de que no recibirían un caso legal en su contra. Con gran honor sacaron de la prisión a los misioneros. Pablo y Silas honraron su petición de dejar la ciudad después de visitar primero la casa de Lidia y de animar a los creyentes. Esta es la historia del principio de la iglesia en Europa: ¡solo dos familias! Sin embargo, fueron como una semilla de mostaza, porque este pequeño grupo se extendió grandemente. ¡Esto demuestra el poder de Dios y le glorifica supremamente! Asimismo, desde el principio, Satanás probó todo para impedir el establecimiento de la iglesia de Cristo, pero el Señor frustró sus planes (Isaías 46:9-10). Una iglesia floreciente se estableció en Filipos. Pablo siempre se sintió atraído estrechamente a ella. Después, escribió una carta afectuosa a la congregación. Desde Filipos el evangelio progresó al resto de Europa. La Palabra de Dios aumentó y era como un arroyo que cubría la tierra. También vino a nosotros. ¡Recíbala en fe!

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Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos, porque yo soy Dios; y no hay otro Dios, ni nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: “Mi plan permanecerá y haré todo lo que quiero”. Isaías 46:10

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Referencias / Notas

LECCIÓN

78 Título:

EL TERCER VIAJE MISIONERO DE PABLO FORTALECIENDO A LAS IGLESIAS Texto de referencia: Hechos 18:24-20:38 Versículos para memorizar: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. Efesios 2:8 INTRODUCCIÓN

Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; aunque no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo. 1 Corintios 15:10

La visita de Pablo a la ciudad gentil de Éfeso fue probablemente el evento más importante en este tercer viaje misionero. Pablo era por excelencia el apóstol a los gentiles que por la gracia de Dios trabajó más productivamente que todos los que estaban con él (1 Corintios 15:10). Éfeso era el punto central de este viaje que empezó aproximadamente el año 54 DC. Pablo permaneció la mayor parte del tiempo en esta ciudad y allí su trabajo alcanzó su clímax. Las Escrituras señalan que la palabra de Dios crecía y prevalecía poderosamente. ¡Esa es la meta más importante! Nosotros encontramos expresiones similares en otras partes, que demuestran claramente cómo el evangelio se extendió y cómo su poder llegó a ser evidente en la vida cotidiana. Hay crecimiento por expansión pero también en la profundidad de fe y vida. El material en esta lección es comprensivo y diverso. Hay una variedad de sucesos. ¡El Señor bendijo claramente el trabajo del predicador fiel y diligente, y con él al evangelio del Señor Jesucristo que es el poder de Dios para salvación a todos los que lo reciben por fe! Al tratar el tercer viaje misionero de Pablo, veremos: I. El trabajo evangelístico de Pablo II. El poder del evangelio III. La oposición al evangelio

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I. EL TRABAJO EVANGELISTICO DE PABLO

Referencias / Notas

A. ¿Dónde? Encontramos al apóstol en Éfeso, en el Asia Menor. Éfeso era una de las ciudades más grandes y prominentes de esta área. Era la capital de la provincia romana de Asia. Su situación era sumamente favorable. Al ser el centro del comercio mundial, los caminos de Asia Menor conducían a ella. Era una ciudad bonita y podía ser llamada la reina de las ciudades porque tenía muchos edificios hermosos. El arte griego había sido empleado para darle a Éfeso una apariencia magnífica. Ningún edificio era más glorioso y costoso que el templo situado justamente fuera de la ciudad, en una terraza alta, dedicado a la diosa Diana de Artemis. El culto a esta diosa de la fertilidad, a quien los efesios le atribuían su vida y bienestar, estuvo acompañado de muchas prácticas inmorales comunes en todo el mundo antiguo, pero que tenían su punto central en Éfeso. Este espléndido templo de Diana, de 150 x 50 metros, con pilares jaspeados, puertas construidas de madera de ciprés, vigas de madera de cedro y decoradas con entalladuras exquisitas, fue la séptima maravilla del mundo antiguo. Fue construido en el año 356 AC. Toda la provincia de Asia ayudó en su construcción porque quería hacer de este templo el centro imponente de su cultura. Y así fue. El tesoro más grande de este templo era una imagen de madera, deformada y poco atractiva. Se creía ampliamente que esta imagen cayó de Júpiter. Durante siglos esta imagen de la diosa de la fertilidad asiática había sido preservada y miles de personas de lugares distantes visitaban el templo, sobre todo durante la fiesta de la primavera. En esta ciudad, Pablo empezó a ministrar. Era su costumbre predicar el evangelio en ciudades localizadas estratégicamente y que eran centros de negocios y comercio, para que desde allí se extendiera el evangelio a las ciudades y pueblos más remotos. Al final de su segundo viaje misionero, había pasado un tiempo corto en Éfeso y había prometido a los judíos de allí que volvería. Apolos, el orador talentoso, había ministrado allí también el evangelio diligente y libremente. Esto preparó un poco la segunda venida de Pablo. B. ¿A quién? Después de haber sido el medio para que algunos de los seguidores de Juan el Bautista experimenten la salvación completa de Cristo, Pablo va a encontrarse con muchos compatriotas. Era su regla empezar a predicar el evangelio en la sinagoga. Durante tres meses completos, intentó ganar a sus compatriotas judíos para Cristo. Al principio, se mostraron bastante hospitalarios con Pablo. Incluso durante su primera estancia en Éfeso le pidieron que se quedara mucho más tiempo, pero gradualmente se fueron oponiendo. Al igual que en otras sinagogas, algunos judíos eran desobedientes y se endurecieron al evangelio. Estos judíos incrédulos calumniaron públicamente el camino, es decir, hablaron mal del evangelio de Cristo que revela el camino justo de Dios. La doctrina y el estilo de vida

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Referencias / Notas

que Pablo proclamaba fueron calumniados en forma continua y descarada en la sinagoga. Ante estas circunstancias Pablo tomó una decisión de largo alcance: separó a los discípulos de la sinagoga y los reunió en un lugar aparte. La brecha con los judíos se volvió una realidad en Éfeso. ¡Los lobos y las ovejas ya no estaban juntas en un redil! Desde ese momento y durante dos años, Pablo enseñó diariamente en la escuela de uno llamado Tirano. Daba conferencias y enseñaba a los interesados. Según una nota encontrada en un manuscrito antiguo, esta escuela estaba disponible para Pablo desde las 11:00 a las 16:00h, durante las horas más calurosas del día. La temperatura podía ponerse muy caliente en Éfeso. Sin embargo, esto no fue ningún estorbo para el apóstol en continuar su trabajo. El evangelio se extendía ampliamente mientras Pablo continuaba predicando la Palabra. Todos los que habitaban en Asia, [la provincia romana por ese nombre] judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús. C. ¿Cómo? El evangelio es extendido por palabra y trabajo. Usando toda su energía, Pablo buscó persuadir a los judíos con respecto al origen, la esencia, el progreso, la extensión, el futuro y el cumplimiento del reino de Dios. Trató con denuedo los principios esenciales y básicos, confrontó a los judíos con gran convicción y no dejó de cumplir ninguno de los consejos de Dios, así como había hecho en Damasco, Antioquía e Iconio. Testificó a los judíos y a los gentiles de varias maneras acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo. En la sensual e idólatra ciudad de Éfeso, Pablo no usó otro poder que el de la Palabra de Dios, la espada del Espíritu (Efesios 6:17). El arte griego agradaba a los sentidos y la sabiduría griega fascinaba la mente. Contra estos, el gran apóstol puso el poder sencillo del evangelio, la locura de la cruz (1 Corintios 1:21).

Tanto que sacaban los enfermos a las calles y los ponían en camas y camillas para que, al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos. Hechos 5:15

Dios confirmó el evangelio con muchos milagros realizados por el apóstol. Lucas afirma que Dios hacía milagros extraordinarios por mano de Pablo. Algunos ejemplos están registrados. Estas señales no fueron inútiles. Los milagros fueron un antídoto necesario contra los muchos actos de brujería encontrados en Éfeso, ciudad muy supersticiosa. Pablo estaba muy consciente de que estaba luchando contra los espíritus malos, los gobernantes de la oscuridad, las huestes espirituales de maldad en los lugares celestes (Efesios 6:12). No hubo ningún poder mágico en los pedazos de tela que las personas le llevaban a Pablo, ni tampoco en la sombra de Pedro (Hechos 5:15). Estas cosas eran solamente medios que el Señor usó. Se declara explícitamente que era Dios quien obraba este poder sobrenatural a través de los apóstoles. Pablo trabajó durante tres años en Éfeso y no tuvo un tiempo fácil ahí. Soportó mucha oposición de los judíos que constantemente lo criticaban. Trabajó en forma incesante y pública, proclamó y enseñó por las casas todo lo provechoso para la salvación.

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Pablo no trabajaba por ganancia personal: Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. Al contrario, para proveer para sus necesidades diarias y la de sus colaboradores Pablo trabajaba con sus manos. ¡No se escatimó a sí mismo! Tenía una conciencia clara, y después cuando se dirigió a los ancianos de Éfeso en una emotiva despedida, les dijo: estoy limpio de la sangre de todos. II. EL PODER DEL EVANGELIO A. El nombre de Jesús es glorificado por los espíritus malos El Señor testifica que su Palabra no volverá vacía. Nosotros podemos creer esto confiadamente. Aunque no siempre se ven enseguida los frutos, en Éfeso, el Señor mostró claramente que Él mismo trabajó poderosamente. Hubo un incidente con los exorcistas judíos del lugar. Estos hechiceros intentaron imitar a Pablo. Aunque no pensaron hacerlo así, realmente ellos honraron el trabajo del apóstol. ¡Usaron el nombre de Jesús como una fórmula mágica para echar fuera los espíritus malos! En un esfuerzo por echar fuera a un espíritu malo, el espíritu se volvió contra ellos con enojo. Aunque el espíritu malo no reconoció el poder de Cristo, se sintió capaz de enfrentarse contra estos imitadores y atacó a los hijos del sumo sacerdote judío. Así demostró ser más fuerte que todos los siete jóvenes, de tal forma que ellos tuvieron que huir de la casa, heridos y sin ropa. Dios los puso en vergüenza. Un gran temor cayó sobre todos los que escucharon acerca del suceso. En lugar de oponerse el evangelio, era magnificado el nombre del Señor Jesús. B. Muchos creen Muchos vienen a la fe. El evangelio se extiende para que la provincia entera de Asia lo escuche. Las labores largas y tenaces de Pablo son gloriosamente benditas. Una iglesia grande y floreciente se establece en Éfeso. Las cartas posteriores de Pablo testifican de su fe fuerte. Desde Éfeso, Epafras, ayudante de Pablo, estableció otras iglesias como la de Colosas. La ciudad se volvió el centro de mucha labor evangelística. Después, bajo el apóstol Juan, la iglesia de Éfeso llegó a ser el centro de la rama oriental de la iglesia. Llegó a ser una iglesia importante, con gran influencia y fuerza. Las labores de Pablo influyeron de varias maneras. Entre los principales de Asia estaban los que eran sus amigos. Estos hombres pertenecían a las familias principales en el gobierno. Tenían posiciones de rango en el gobierno provincial y fueron obligados a apoyar el culto al emperador. Demetrio, un platero, ve que su vida es amenazada y teme que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada si la influencia del evangelio continúa. Lucas escribió correctamente: así crecía y prevalecía la palabra del Señor. ¡Esto tuvo lugar en medio de una generación mala y adúltera!

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Referencias / Notas

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C. El evangelio conquista la superstición El poder del evangelio fue también revelado en el estilo de vida de los nuevos cristianos. Muchos, que confesaban sinceramente sus pecados, vinieron a la fe. Otros rompieron con su vida anterior. Los magos y los que habían practicado la magia, ahora detestaban estas abominaciones y quemaron sus libros mágicos. No los vendieron a otros, sino que los destruyeron, aunque se estima que su valor estaba entre los veinte y veinticinco mil dólares. ¡Tal cantidad habla por sí misma, aun más si recordamos que ese dinero tenía un valor mucho más alto en esos días! El evangelio conquistó a la superstición y a la ganancia mal adquirida. En Éfeso, el poder de la Palabra de Dios se reveló verdaderamente. III. LA OPOSICIÓN AL EVANGELIO A. La razón para el alboroto El trabajo de Dios en Éfeso no permaneció oculto, sin embargo, debido al poder de Satanás fue atacado. Él usó a un cierto Demetrio para causar una destrucción total. Como mencionamos antes, el templo de Diana era el orgullo de los efesios. Hasta hoy, sus edificios imponentes son todavía reproducidos en los cuadros y tarjetas postales. En los días de Pablo era común hacer representaciones de plata de este templo y venderlas a los extranjeros, comerciantes y turistas que continuamente visitaban Éfeso. Estos pequeños templos eran llevados a las casas, ya sea como una reliquia o para dedicar la casa a la diosa. También eran usados como amuletos y protección contra las enfermedades y los accidentes. Este negocio le daba a Demetrio, como uno de los expertos plateros, y a todos los que estaban envueltos en este comercio un buen ingreso. Entre otras cosas, Pablo predicó diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos. Aunque Pablo y sus colaboradores no habían atacado el culto a Diana, ni ridiculizado esta religión ni difamado a la diosa, Demetrio entendió la predicación de Pablo muy bien y comprendió las implicaciones. Mucha gente ya había sido persuadida a dejar la idolatría. El evangelio dio un golpe donde más duele: en el bolsillo. Si esto continúa, decía el platero, los que fabricamos estos recuerdos perderemos pronto nuestro sustento. Su ocupación dejaría de existir y la fama de Diana menguaría. ¡Demetrio decidió hacer algo al respecto! Llamó a todos los que estaban comprometidos en este comercio, incluso a los aprendices, a una reunión para planear la acción. ¡Cuán sutil era! Él especulaba en su codicia, pues tenía dos razones: el dinero y la religión. Y no solamente hay peligro de que este nuestro negocio venga a desacreditarse, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada. Demetrio sabía cómo incitar a sus compañeros mercaderes, porque la religión les servía para llenarse los bolsillos.

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B. El alboroto

Referencias / Notas

Demetrio tiene éxito al despertar el enojo de sus colaboradores. ¡Agitadamente ellos dan el grito acostumbrado a Diana: ¡grande es Diana de los efesios! La adoración a Diana puede no desaparecer ni disminuir, pero su honor debe aumentar. El sonido de este grito se escucha por toda la ciudad. Pronto la ciudad se alborota. El autoestima de los ciudadanos está herida. Y a una se lanzaron al teatro, un teatro grande, al aire libre, con capacidad para 24.500 personas. La muchedumbre arrastra a dos de los compañeros macedonios de Pablo. Pablo quiere ir entre la gente, pero los creyentes piensan que Pablo no debe aparecer en las circunstancias presentes. Algunos de sus amigos, entre los gobernantes principales de la provincia, le envían un mensaje para instarle fuertemente a que no vaya entre la muchedumbre enfadada. Debe guardar su distancia si quiere salvar su vida. Pero un judío llamado Alejandro es empujado al frente por los demás judíos incrédulos, probablemente para calumniar a Pablo, pero no tiene oportunidad porque todos gritaban. Las personas estaban muy enfadadas, unos gritaban una cosa, y otros, otra. La mayoría no sabía lo qué estaba pasando, pero durante dos horas todos pasaron gritando con frenesí: ¡grande es Diana de los efesios! Demetrio los instigó y empezó este alboroto. ¡Qué pandemónium ha creado! Es una cosa terrible despertar las emociones de las personas y liberar sus pasiones más bajas. La turba excitada es capaz de todo. ¡Qué triste que toda la ciudad esté alborotada debido a las ideas supersticiosas de un ídolo! ¡Los efesios eran pobres y ciegos a pesar de sus altos logros en la cultura y en las artes! Los efesios estaban celosos por un dios que no existía. C. El fin del alboroto El tumulto era indescriptible. Es difícil imaginar que esta turba insensata pudo mantener esto por tan largo tiempo. Finalmente, el escribano, un hombre de honor que ocupaba una posición influyente y normalmente presidía las reuniones oficiales del pueblo, fue capaz de tranquilizar un poco a la muchedumbre. Se dirigió a ellos. Notemos qué prudente fue. Él no se refirió al problema. Circunvaló la causa y aplacó a la gente. Ellos simplemente no estaban abiertos para razonar a estas alturas. El escribano afirma que su ciudad tiene el honor de ser el centro de adoración de Diana, la guardiana del templo. Por tanto, ¡ellos mismos realmente son los cuidadores de esta imagen! Debido a que este es un hecho indiscutible, ellos no deberían seguir tan molestos. Apaciguaos y nada hagáis precipitadamente, aconseja al pueblo. Estos hombres no han hecho nada en contra de Diana. Si Demetrio y los artífices tienen algo en contra de estos hombres, deben llevar su caso a los magistrados. Si hay otras cosas que los molestan, deben llevar estas cosas ante una asamblea legal. Todo puede realizarse de una manera legal. Usen sus cabezas porque peligro hay de que seamos acusados de sedición por esto de hoy y uste-

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des estarán en problemas. Este hombre de alta posición entiende la mente de las personas de Éfeso y arroja agua sobre las llamas para restaurar la paz. Tan rápidamente como la tormenta se desata, así se apaga. El escándalo se detiene y la gente se va. La acción comenzada por Demetrio no tiene ningún resultado. La artimaña de Satanás para detener el progreso del evangelio ha sido frustrada. El Señor guardó al apóstol y a sus colaboradores del daño. Pablo puede ahora llevar a cabo sus planes para partir de la ciudad. Después de una reunión pacífica con los discípulos de Éfeso, Pablo parte. Después, en Mileto, se despide de los ancianos de la congregación de Éfeso con un corazón rendido.

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Referencias / Notas

LECCIÓN Título:

PABLO ATADO Texto de referencia: Hechos 21 - 26 Versículos para memorizar: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones. Hebreos 3:7 INTRODUCCIÓN Aunque el libro de los Hechos tiene tres capítulos sobre el encarcelamiento de Pablo en Cesarea, nosotros trataremos este tema en una lección entera. Esta lección muestra que Pablo era prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles (Efesios 3:1; 4:1). Durante muchos años llevó a cabo su tarea especial. Fue un predicador del evangelio sin obstáculos. Incansablemente, viajó de país en país dando testimonio de su Señor por todas partes y plantando iglesias. Cuando fue privado de su libertad, su comportamiento y actitud no fueron menos impresionantes. Él todavía era fuerte en la fe y su poder no menguaba. Las historias de sus viajes misioneros pueden causarnos admiración porque siempre estaba listo a sufrir y a morir, si era necesario, por el nombre de Cristo. Aún en las pruebas, permaneció firme. Pablo da evidencia de un ingenio rápido y de una mente perspicaz y demuestra que es capaz de defender la verdadera fe con todas sus fuerzas. Más importante es que su testimonio muestra la maravilla de la gracia de Dios, que levantó a Pablo y lo hizo permanecer fiel a su Señor. La Biblia nos dice mucho sobre la vida de Pablo. Los siguientes son los eventos principales del encarcelamiento de Pablo: I. Ante Félix II. Ante Festo III. Ante Agripa

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Referencias / Notas

“… El Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio de que me esperan prisiones y tribulaciones. Hechos 20:23 A vosotros os es concedido a causa de Cristo, no solo que creáis en él, sino también que padezcáis por él. Filipenses 1:29

I. ANTE FÉLIX A. Los acusadores Para entender correctamente las razones del encarcelamiento de Pablo, debemos mencionar algunos de los eventos que le ocurrieron a Pablo. Pablo había regresado de su tercer viaje misionero y estaba de camino a Jerusalén. Por cada ciudad que pasaba, Pablo era informado sobre las tribulaciones y aflicciones que le esperaban en Jerusalén (Hechos 20:23). El profeta Agabo dio a conocer este hecho a Pablo por una acción simbólica. Pero Pablo no dudó, estaba deseoso de sufrir por Jesús, su Señor. ¡Qué convicción maravillosa! El apóstol sabía que estaba en la voluntad de Dios cuando enfrentaba oposición y aflicciones. Y se dedicó totalmente al Señor trabajando día y noche, incluso con grilletes y cadenas. ¿No recibirá Pablo un premio por servir a su Amo? ¡Claro que sí! Y será un premio de gracia (Filipenses 1:29). Nosotros podemos entrar en el reino solamente a través de muchas tribulaciones. Una bienvenida calurosa le esperaba a Pablo en la iglesia de Jerusalén. Pablo tenía una buena disposición hacia los judíos de Jerusalén y estaba deseoso de agradarles a cualquier costo. Tenía tanto amor por ellos que estaba listo a silenciar cualquier desconfianza que tuvieran hacia él. Por consiguiente, tomó el consejo de observar un ritual judío. Al someterse a estos ritos ceremoniales, Pablo mostró a los judíos que estaba deseoso de ser un judío. ¡Sin embargo, esto fue la causa para su encarcelamiento! Cuando Pablo entró en el templo, los judíos de Asia lo reconocieron y alborotaron a toda la multitud y le echaron mano. Su presencia provocó un arranque de enojo y quisieron lincharlo. Los romanos lo rescataron y lo encarcelaron, pero los judíos planearon un complot para librarse de él. Finalmente, después de soportar muchas pruebas, Pablo fue llevado a Cesarea, ante Félix, el gobernador. Solo cinco días después los acusadores también llegaron a la ciudad. Ananías, el sumo sacerdote, estaba personalmente con ellos para mostrar su determinación para quitar a Pablo de su camino a cualquier precio. Los judíos también habían contratado a un orador de nombre Tértulo, un abogado con reputación para manejar casos difíciles. Él estaba a cargo del caso. Cuando empezó el proceso, Tértulo habló adulando al gobernador. Esto era repugnante, porque Félix era realmente un gobernador malo, aunque había tomado el control de la rebelión para rescatar a Pablo. Después de alimentar el ego de Félix, Tértulo presentó tres acusaciones en contra de Pablo: 1) Este hombre es un compañero mortífero, una persona aborrecible que instiga a otros y trata de corromperlos. Es un promotor de sediciones entre todos los judíos por todo el mundo. Era verdad que la predicación de Pablo en muchas sinagogas era muy preocupante, pero las molestias eran de naturaleza religiosa y no política. Tértulo omitió esto porque quiso hacer aparecer a Pablo como un peligro para el gobierno romano. 2) Tértulo acusó a Pablo de ser un hereje monstruoso: es cabecilla de la secta de los nazarenos. 3) Finalmente, Pablo fue acusado de intento de sacrilegio por

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profanar el templo; y por eso los judíos lo cogieron. Tértulo omitió astutamente todo lo desfavorable para los acusadores. Los judíos estaban muy satisfechos con su abogado y no necesitaron agregar nada a estas acusaciones. Los líderes judíos asintieron, diciendo ser así todo. ¡Qué manojo de mentiras! B. El acusado Ahora viene el turno de Pablo para hablar. Está de pie, solo contra muchos, pero no necesita un abogado. Los cargos en su contra son muy serios, pero está tranquilo. Su defensa es intrépida y breve. No hace acusaciones, sino que actúa dignamente. No le era difícil a Pablo demostrar su inocencia de los cargos, sobre todo porque Félix, que había sido gobernador durante varios años, conocía bien a los judíos. La contestación de Pablo, a la primera acusación, es remarcarla como totalmente infundada. Él no había permanecido el suficiente tiempo en Jerusalén como para causar una rebelión. Y, es más, los acusadores no trajeron ninguna prueba para este cargo. Con respecto a la segunda acusación, Pablo reconoce que es cristiano, pero niega que esto signifique que es hereje. Él no promueve una nueva religión, pues esto estaría en contra de la ley romana. Pablo cree en todo lo que dice el Antiguo Testamento. Afirma como verdad, que proclama la resurrección de los muertos; pero también destaca que sus acusadores (los fariseos) también los profesan. Su conciencia está clara sobre este cargo: Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres. Su conciencia no lo acusa de haber desobedecido las leyes de Dios, ni de haber tratado a sus compatriotas con dureza o resentimiento. ¡No ha alcanzado la perfección, pero clama por ella! Se esfuerza seriamente por tener una conciencia buena y así lo demuestra en relación al cargo de sacrilegio del templo. Esta acusación es totalmente infundada pues, luego de una larga ausencia de Jerusalén, volvió para rendir culto en el templo durante el Pentecostés. Allí encontró a sus compañeros judíos y trajo limosnas y ofrendas a su nación. Él no causó ningún problema, pero algunos judíos de Asia sí. ¿Dónde están ellos ahora? ¡Ellos deberían estar aquí, pero no vinieron! Pablo no tiene miedo de confrontar a sus acusadores y los desafía a hablar. Pablo es elocuente porque su conciencia está clara. ¡En verdad, una buena conciencia es más digna que cien testigos! C. El juez Félix parece estar impresionado. Siente que este hombre acusado habla con la convicción de la inocencia. Los cargos traídos por Tértulo son acusaciones vacías. Sin embargo, Félix no quiere emitir un juicio ahora mismo. Quiere posponer el caso hasta terminar de inquirir a Claudio Lisias, el capitán principal. Por tanto, difiere el caso, aunque está familiarizado con este camino, como los mejores ma-

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nuscritos afirman. Mientras tanto, Pablo es puesto bajo seguridad. Al centurión que custodiaba a Pablo, Félix le pide que permita las visitas de los amigos de Pablo a fin de que lo atiendan. El encarcelamiento de Pablo en Cesarea dura dos años. Félix habla varias veces en privado con él, y aunque no lo trata con severidad lo hace injustamente. El gobernador lo mantenía en prisión porque esperaba que Pablo le diera dinero para que le soltase. ¡Qué gobernador injusto! No nos sorprende que un historiador informe que todo lo que hizo Félix fue vergonzoso, que fue culpable de muchos hechos crueles y que se complacía en la sensualidad excesiva. Pero Pablo no se dejará sobornar. Durante una reunión, Pablo se presenta ante Félix y su esposa judía Drusila, que era hija del Herodes que había asesinado a Santiago. Drusila era una mujer bonita pero inmoral. Por medio de un mago, Félix la había seducido a divorciarse de su marido. Cuando Pablo es traído ante ellos, habla a esta pareja sobre otras cosas pero no les menciona el dinero. Les habla acerca de la fe en Jesucristo, y no tiene miedo de poner la demanda de justicia ante el gobernador.

Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:10

Como un segundo Juan Bautista, Pablo predica la templanza, moderación y autodominio a estas personas que son controladas por sus lujurias. ¡A este juez, le proclama que un juicio está por venir! Pablo lo describe muy vivamente. Vendrá el día cuando el Juez Eterno, de la vida y de la muerte, recompensará a todos según sus obras (2 Corintios 5:10).

Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Hebreos 4:16

Pero nosotros sabemos que ¡ahora es el momento correcto! Ahora es el tiempo conveniente para encontrar la gracia (Hebreos 4:16). Recordemos que nunca podemos decir a la muerte y al juicio: Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré.

Es evidente que Pablo no adula al gobernante para comprar su libertad. No cubre la verdad pero punza la conciencia culpable de su oyente. Los que temen a Dios no necesitan temer al hombre. ¡Félix tiembla! Se espantó. Pero el miedo de una conciencia acusada no es igual a un corazón roto y arrepentido. ¿Qué hace Félix? Envía lejos a Pablo para escapar del miedo que se ha apoderado de él. Él no cambia su mala vida, solamente quiso un aplazamiento. Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré, le dice.

II. ANTE FESTO A. Otro juez Dos años más tarde Félix es depuesto de su cargo. El emperador se cansó de las quejas continuas de los judíos sobre las ofensas de Félix y lo revocó. Había ido demasiado lejos. Pero Pablo permanecía en la prisión. Queriendo ganar el favor de los judíos, Félix usó a Pablo como la víctima propiciatoria para cubrir sus hechos desvergonzados. Parece, sin embargo, que hay un giro en favor de Pablo. El nuevo gobernador, Porcio Festo, que es designado en lugar de Félix, intenta concluir inmediatamente este largo y prolongado caso. Tres días después de su llegada, Festo va a Jerusalén. Se pone en claro inme-

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diatamente que después de dos años la enemistad hacia Pablo no había disminuido ni un poco. Los principales judíos levantan inmediatamente el caso ante el nuevo gobernador. No tienen escrúpulos en pedirle un favor contra Pablo: le solicitan que lo lleve a Jerusalén. Ellos están planeando una celada para matarle en el camino. Festo no acepta su demanda que parece bastante inocente. Pero tampoco la rechaza porque quiere tener buenas relaciones con estos principales ciudadanos judíos. Él les dice que regresará pronto a Cesarea e invita a los que tienen autoridad para ir con él y presentar el caso en contra de Pablo.

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Los judíos son dirigidos por un odio ilimitado y acuerdan emprender el viaje a Cesarea una vez más. Festo no pierde tiempo. Al siguiente día después de su retorno a Cesarea, Pablo es traído ante él. Ha tomado su lugar en el asiento del juicio y está rodeado por sus consejeros. Los judíos de Jerusalén presentaron contra Pablo muchas y graves acusaciones, pero Pablo pudo refutar todas sus calumnias. Los judíos son desafiados a traer la evidencia, pero no tienen ninguna. ¡Pablo es el ganador en la corte, aunque está atado! B. La injusticia se repite Festo debería haber exonerado al prisionero acusado, o por lo menos haberlo puesto en libertad debido a la evidencia insuficiente. Pero no lo hizo así. Sabe que debe dictar algún veredicto, pero quiere agradar a los judíos. Por tanto, le pregunta a Pablo: ¿Quieres subir a Jerusalén, y allá ser juzgado de estas cosas delante de mí? Festo no es tan corrupto como Félix, sin embargo, este juez romano no está realmente preocupado de administrar la justicia: está intentando ganar el favor de los hombres. Pablo prevé las consecuencias si acepta esta oferta. Pero no quiere involucrarse con esto. Su negativa es valerosa e intrépida. ¡Su contestación sincera a Festo es que él no ha hecho nada malo contra los judíos y Festo sabe también eso! Si fuese culpable de algo que merezca la pena de muerte no objetaría el ser castigado, pero como no hay ningún fundamento a cualquiera de las acusaciones hechas en su contra, Pablo se mantiene en la exigencia de sus derechos. Por eso, debido a que no puede obtenerlos del gobernador, solicita ir a una corte más alta. Nadie puede entregarles a los judíos para que cometan una injusticia. A César apelo, es la contestación de Pablo. Pablo hace uso de sus privilegios como ciudadano romano. Este derecho lo protegió contra los juicios arbitrarios de los gobernadores locales y abrió el camino para recibir una decisión de la corte más alta en Roma. Pablo sigue siendo un prisionero, pero después de conferenciar con sus consejeros, Festo declara: A César has apelado; a César irás. Note la providencia maravillosa de Dios. De esta manera se abre una oportunidad para que Pablo realice su intenso deseo de ir a Roma. Dios había asegurado a Pablo personalmente que él le otorgaría este deseo (Hechos 23:11) para que pudiera plantar el estandarte de la cruz en la capital del mundo. La forma

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A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: “Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma”. Hechos 23:11

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en que esto se cumple se relata en el último capítulo de los Hechos de los Apóstoles. ¿Quién puede conocer el consejo del Dios? III. ANTE AGRIPA A. La ocasión

Y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa mía, para testimonio a ellos y a los gentiles. Mateo 10:18 El Señor le dijo: --Ve, porque instrumento escogido me es este para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, de reyes y de los hijos de Israel. Hechos 9:15

Pablo no es enviado enseguida a Roma. Dios tiene un trabajo importante para él en Cesarea. Tendrá la oportunidad de predicar el evangelio ante el rey Agripa, con los tribunos y principales hombres de la ciudad. La predicción del Señor de que sus discípulos hablarían ante los reyes y gobernadores se cumple (Mateo 10:18; Hechos 9:15). Herodes Agripa II, hermano de Drusila, visita a Festo en Cesarea. Va acompañado por su hermana Berenice, una mujer joven, muy bonita, de quien se ha sospechado que vivía en una relación incestuosa con su hermano. Durante muchos días estos invitados reales permanecen en la residencia del gobernador. Un día, Festo le dice a Agripa sobre el caso de Pablo. No hay duda de que tiene la intención de recibir algún consejo sobre este caso espinoso. Agripa fue criado en la religión judía y era bien conocido por sus creencias judías. Festo le informa en detalle sobre el caso de Pablo. Naturalmente Festo le da un buen informe de sí mismo. Enfatiza en su interés porque las reglas de la justicia romana sean administradas, y que ha sido sumamente cauto en dirigir el caso estrictamente por las reglas de la ley. Menciona que no pudo encontrar ningún cargo condenatorio, como había sospechado desde el principio. Él entiende que el caso involucra asuntos religiosos. Cuando Festo menciona a Cristo se refiere con desdén a un tal Jesús, ya muerto, el que Pablo afirmaba estar vivo. El interés de Agripa se despierta y quiere encontrarse con Pablo personalmente. Al siguiente día este encuentro tiene lugar. Se arregla una presentación en el auditorio. Las personas reales entran con mucha pompa, acompañadas por el ejército principal y las autoridades civiles de la ciudad. Todo lo que se hablaba sobre el prisionero contribuyó para hacer de esto un entretenimiento espléndido. Pablo es ingresado. En su condición de prisionero está sujeto con grilletes. ¡Qué escena! B. El sermón Festo presenta al prisionero, e informa a los presentes que los judíos son los enemigos de Pablo y que están convencidos de que no debe vivir más. Festo no omite dar su opinión de que ninguna cosa digna de muerte ha hecho y no sabe qué informe enviar realmente al emperador. Por eso le pide su opinión a Agripa. Festo quiere que Agripa evalúe el caso. Este oye el caso y ha llegado el momento crucial para que Pablo pronuncie su discurso. Pablo les cuenta sobre su juventud y su conversión, su trabajo para el evangelio y cómo ha sido perseguido. Señala que los judíos lo han perseguido hasta el asiento del juicio romano por algo que ellos también creen: la resurrección de

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los muertos. En todo su discurso Pablo da el honor a Cristo. Es un discurso apasionado y serio. ¡Pablo es un testigo capaz y fiel de su Señor! Finalmente, esto llega a ser demasiado para Festo. Interrumpe a Pablo porque no puede soportar la persuasión de su discurso. La charla sobre la resurrección es una tontería para él y hace un comentario que es similar a la respuesta de algunos griegos en Atenas. Afirma en voz alta que Pablo ha enloquecido. Atribuye esto a su mucho aprendizaje, que ha sido la causa de su confusión. Pablo no permite ser puesto a un lado tan fácilmente. Tampoco da ninguna indicación de estar ofendido por esta ruda interrupción. Su contestación es respetuosa pero perspicaz, cuando desafía al rey para que reconozca haber oído informes de la crucifixión de Jesús y de su resurrección. Pablo dice que estas cosas no se han hecho en algún rincón. Entonces, se dirige a Agripa con la pregunta escrutadora: ¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? No esperando una contestación, agrega inmediatamente ¡Yo sé que crees! El apóstol recibe nuestra admiración por su intrepidez y su alegría a pesar de sus ataduras. ¡Vea aquí el secreto del poder de la fe, incluso en medio del sufrimiento y de las ataduras! Pablo está en las manos del Señor y sabe que todas las cosas deben obrar para lo bueno. Por tanto, puede estar alegre y lleno de pasión por el evangelio. C. El resultado Agripa entiende muy bien la implicación de la pregunta de Pablo. Si profesa creer a los profetas, no puede negar la fe en Jesús. ¡Pero Agripa no quiere creer! ¡No quiere volverse un cristiano! Por tanto, le interrumpe diciendo: Por poco me persuades a ser un cristiano. Esto parece como un elogio, pero es una contestación muy arrogante y sarcástica. Él realmente quiere decir: ¡no pienses que es fácil persuadirme! Pablo siente que Agripa está evadiéndolo y le da una palabra final de advertencia. ¡Él expresa que, como representante de Dios, es su deseo más ferviente que sus oidores lleguen a ser como él, excepto por sus cadenas! Sólo alguien cuya fe es real hablaría de esta manera. Es una característica de verdadero amor que quiere compartir con otros. ¡Pablo no quiere estar atado, pero esto no es un problema para él si esto significa que puede ganar a otros para el evangelio! La reunión termina. Todos están convencidos de que Pablo es inocente. Agripa juzga que podía este hombre ser puesto en libertad, si no hubiera apelado a César. Qué triste que el sermón lo haya convencido solamente de la inocencia de Pablo, pero no de su propia culpa, pecado y necesidad de la fe verdadera y salvadora en la redención por Cristo. No es suficiente tener la fe histórica y estar de acuerdo con la autoridad del evangelio. Debe haber aplicación personal y la conversión total de corazón y vida. El espíritu Santo debe obrar la fe en nosotros y él quiere hacerlo por el evangelio. Agripa casi recibió al Señor Jesús, pero solamente se quedó en las buenas intenciones.

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LECCIÓN

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PABLO VA A ROMA Textos de referencia: Hechos 27 y 28 Versículo para memorizar: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. I Timoteo 1:15 INTRODUCCIÓN Lucas termina los Hechos de los Apóstoles con una descripción de varios eventos de los últimos años de la vida de Pablo. Nos relata que Pablo finalmente fue a Roma a predicar el evangelio durante dos años, aunque estaba encadenado. Entonces la escritura se detiene abruptamente. El fin es extraño porque las labores de Pablo no habían concluido. De las cartas de Pablo podemos deducir que las labores de Pablo en Roma fueron prósperas. Por ejemplo, Onésimo, a quien conocemos de la carta a Filemón, fue convertido. Él escribió a varias otras congregaciones. También sabemos que después de algún tiempo fue puesto en libertad y fue a otro viaje misionero. Una vez más fue encarcelado y, según la segunda carta a Timoteo, él se presentó ante los jueces. Pablo concluyó que el fin de su vida estaba cercano. Lucas no menciona ninguna de estas cosas en el libro de los Hechos. Muchos son de la opinión que este libro no está realmente completo. Esto no es así. El propósito del libro de los Hechos no es dar una historia completa de la vida de Pablo, sino mostrar la mano del Señor en el progreso del evangelio. Los Hechos es principalmente un libro de misiones. Desde el capítulo 13 hasta el final se describe principalmente el trabajo misionero entre los gentiles. El libro muestra que la Palabra de Dios va desde Jerusalén, que rechazó la verdad del evangelio, hasta Roma, la ciudad poderosa imperial, capital del mundo, asiento del gobierno mundial y el centro del pecado e idolatría. Predicar el evangelio a los gentiles era la misión de la vida de Pablo. Lucas relata que Pablo, después de experimentar muchos peligros, llegó a Roma para predicar el evangelio y, aunque estaba prisionero,

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alcanzó su gran meta. Lucas muestra que los propósitos de Dios se cumplieron y que la misión del apóstol a los gentiles fue coronada. Por tanto, no es necesario relatar nada más sobre Pablo, porque era solamente un instrumento en la mano del Señor. El propósito del Señor ha sido cumplido. Pablo debe ir a Roma para llevar el testimonio de Cristo ante el César. Nada puede detenerlo, ni el poder de Satanás, ni un naufragio o una serpiente venenosa. Él era un embajador en cadenas (Efesios 6:20) que predicó sin ser impedido. Mientras nos enfocamos en estas características de Pablo, lo vemos: I. A bordo de una nave II. En la isla de Malta III. Encadenado en Roma I. A BORDO DE UNA NAVE A. A Roma Pablo afirma que muchas veces ha estado en peligros en el mar y tres veces ha sufrido el naufragio. El viaje empieza en un barco que viaja a lo largo de la orilla de Asia Menor. Pablo, junto con algunos otros prisioneros que debía llevarlos a Roma, ha sido puesto a bordo bajo la custodia de un centurión llamado Julio, que pertenecía a la compañía Augusta. El Señor ablandó el corazón de este centurión para que tratara a Pablo muy amablemente, e incluso le permitió ir a tierra en Sidón para disfrutar de la comunión de los santos que lo ministraron. A bordo de la nave, Pablo no está solo entre extraños. Un ayudador, Aristarco, viaja con él, y también Lucas que registró todo lo que pasó y a veces habla de nosotros en el libro de Hechos. No hay duda de que estos amigos fueron un gran apoyo para Pablo. La nave se detuvo en un puerto y los prisioneros fueron transferidos a una nave más grande que viajaba a Italia. La tripulación y los pasajeros eran en total 276 almas, una cifra muy grande para ese tiempo. La nave servía para cargar grano y regularmente navegaba desde Egipto, el granero de maíz del mundo antiguo, hasta Roma para satisfacer las necesidades de esta ciudad de dos millones de habitantes. ¡Los romanos estaban satisfechos si el emperador satisfacía generosamente su demanda de “pan y circo”! La embarcación debía cruzar el mar, pero el viaje sería difícil debido a la época del año. Este no era un tiempo favorable por haber pasado ya el ayuno. Esto significaba que el día de la expiación ya había pasado y ahora era la última parte de octubre, tiempo de tormentas peligrosas en el mar. Con dificultad el barco llegó a Buenos Puertos, bajo la isla de Creta. Pablo entonces les advierte seriamente que deben quedarse allí durante el invierno porque prevé un gran peligro si continúan el viaje. Sin embargo, la mayoría pensaba diferente y el centurión que tenía la última palabra, daba más crédito al piloto y al patrón de la nave, que a lo que Pablo decía. Se decide continuar el viaje y se hace lo posible

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Por el cual soy embajador en cadenas, y con denuedo hable de él como debo hablar. Efesios 6:20

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por encontrar un puerto más conveniente para quedarse durante el invierno. Inicialmente todo parece ir bien: una brisa del sur sopló suavemente y pensaron que ya tenían lo que deseaban. Sin embargo, esto no duró mucho, porque un viento huracanado llamado Euroclydon, una tormenta terrible que baja de las altas montañas de la isla de Creta hacia el mar, causó tempestuosas olas. La nave fue llevada por el viento. Tuvieron problemas en subir el pequeño bote que estaba atado detrás de la nave. Para ceñir la nave usaron cables, cuerdas y cadenas; las pasaron por debajo de la nave y aseguraron la cubierta para impedir que la nave se parta por la fuerza de las olas. Bajaron las velas por temor a que pudieran encallar en la peligrosa arena movediza de la costa norte de África. Al día siguiente, vieron que era necesario aligerar la nave y arrojaron parte de la carga al mar. Al tercer día, arrojaron también los aparejos de la nave. B. Una tormenta violenta ¡Qué terrible tiempo para todos a bordo! La tormenta duró catorce largos días y todos tuvieron miedo de morir. No es de sorprenderse que fueran acosados por una tempestad no pequeña. La nave se había vuelto un juguete de las enfadadas olas y, pasajeros y tripulantes, habían perdido toda esperanza de salvarse. No podían mantener la nave en el curso y fueron llevados a través de Adria (el mar Adriático), nombre de las aguas entre Creta y Sicilia en aquellos días. Nadie sabía exactamente dónde estaban porque los compases eran desconocidos. Y no aparecía ni sol ni estrellas por muchos días. Durante este tiempo nadie quería comer y hubo un largo ayuno. Pero “Dios obra de manera misteriosa... Él cabalga sobre la tormenta” (Salmos 107:13-14). Sólo Pablo estaba totalmente compuesto. ¿Cómo es posible estar tranquilo en medio de esta tormenta rugiente? Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo. No era una fantasía. Porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho. La fe en Dios da la paz en los más grandes peligros. Solo los que creen las promesas de Dios con todo su corazón son fortalecidos de verdad. Pablo señala, en primer lugar, cuán insensatos fueron al descuidar el buen consejo. Ahora deben experimentar las peligrosas y perjudiciales consecuencias. Pablo no les dice esto para hacerles sentir culpables sino para amonestarlos y que tengan buen ánimo. Les dice, sin vergüenza, que pertenece al Señor Jesús y que le sirve y cree en él. Comparte con ellos lo que Dios le ha revelado por medio de su ángel: pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave. A veces otros son bendecidos debido a la presencia del pueblo de Dios.

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C. El naufragio

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Pronto la tripulación nota que Pablo habló la verdad cuando dijo, es necesario que demos en alguna isla. Aunque no pueden ver en la oscuridad de la noche, sienten que se están aproximando a tierra. Al principio sondearon y encontraron veinte brazas (36 metros), y después solo quince brazas. Con miedo de chocar, echaron cuatro anclas por la popa (la parte trasera de la nave). ¡Cómo deseaban que fuera de día! Con el pretexto de que echar las anclas de proa, la tripulación baja el pequeño bote para escapar. Pablo nota este plan malvado y los soldados del centurión bloquean la huída de esta gente. ¡La influencia de Pablo es asombrosa! Su intrepidez anima a los otros. Ahora le escuchan más a él que a la tormenta. Confiar en Dios no excluye la planificación y el uso exacto de los medios dados por Dios. Los medios están incluidos en la voluntad de Dios, porque somos ordenados a orar y a trabajar. Pablo sabe que todos sobrevivirán y con seguridad llegarán a la orilla. Por tanto, les aconseja que coman algo. Ustedes necesitarán esto para su salud, para tener fuerza física. Él come primero para dar ejemplo. Mientras la tormenta está aullando, el mar está agitado, la nave cruje y los ocupantes tiemblan. Serenamente Pablo toma un poco de pan, da gracias a Dios en presencia de todos, parte el pan y come tranquilamente. Ellos siguieron su ejemplo y comieron también. ¡Qué espectáculo debe haber sido! Mientras tanto la luz del día está llegando y el resto del trigo es lanzado al mar. La tripulación piensa que puede guiar la nave hacia la orilla de una estrecha bahía, pero encallan en una península. La nave se parte en dos. Ahora todos luchan por su seguridad. Los soldados que son responsables de los prisioneros quieren matarlos para que no puedan escapar, pero Julio los detiene. Él quiere salvar a Pablo. Nadie es asesinado y todo el que pueda nadar tiene que tirarse al agua. El resto puede salvarse aferrándose a las tablas y tablones de la nave partida. Nadando o flotando, las 276 almas alcanzan la tierra a salvo. La nave y su carga se pierden, pero las personas se salvan. Y así aconteció que todos se salvaron saliendo a tierra. II. EN LA ISLA DE MALTA A. Pablo sobrevive de una mordedura de una serpiente venenosa La isla a la cual llegaron se llamaba Mileto o Malta, habitada por naturales. Estos no eran salvajes, sino personas cuyo origen no era griego ni romano, y tampoco hablaban el idioma griego. Al verlos mojados y entumecidos del frío sintieron lástima. Encendieron una gran fogata para calentarlos y cuidaron bien de los náufragos que lo habían perdido todo. De nuevo el Señor muestra claramente que ama a su siervo fiel. Debido al calor del fuego, una víbora sale de una rama y se agarra a la mano de Pablo, mordiéndole. Los ciudadanos de la isla se asustan porque suponen que Pablo es un asesino a quien la justicia no deja vivir. Según su religión, la diosa de la venganza sigue a sus víctimas

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En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos. Respondiendo Jesús, les dijo: --¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que los demás galileos? Os digo: no, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo: no, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. Lucas 13:1-5

hasta que les da alcance. Los isleños esperaban que Pablo, como resultado del veneno, caiga muerto de inmediato. Pablo sacude al reptil, lo arroja al fuego y permanece ileso. Ellos esperan, pero no pasa nada. Entonces los habitantes de la isla van al otro extremo y toman a Pablo por un dios. Pero están equivocados en las dos afirmaciones. Su impresión fue motivada por su creencia natural de que el mal merece ser castigado. No es correcto concluir que un juicio particular es siempre un castigo por un pecado particular. (Lucas 13:1-5). B. La hospitalidad de los isleños Todas las personas de la isla querían mostrar su hospitalidad a los náufragos. Publio, el gobernador, se mostró particularmente amigable con Pablo y le invitó a su casa durante tres días. Publio y su casa fueron bendecidos por esta invitación, porque después de la oración e imposición de las manos, Pablo sanó al padre de Publio que estaba muy enfermo con fiebre y disentería. Este hecho pronto se divulgó de tal forma que los isleños traían a sus enfermos a Pablo para que los sanara. El Señor honró a Pablo con la habilidad de realizar cosas asombrosas. ¡Todos los que le eran traídos sanaban! El Señor también muestra su poder y bondad, preservando a su siervo y contestando la oración de Pablo. Él recibe una oportunidad maravillosa de testificar del único Dios verdadero en esta isla. No debemos sorprendernos de que Lucas escribe que los isleños agradecidos les honraron con muchas atenciones durante los tres meses que los náufragos pasaron el invierno en Malta. Cuando partieron, los isleños mostraron su agradecimiento proporcionándoles las cosas que necesitaban. ¡Nunca antes habían tenido personas náufragas como estas en sus orillas! III. ENCADENADO EN ROMA A. Pablo es bienvenido en Roma Es a través de muchos peligros que Pablo alcanza su meta de predicar el evangelio en Roma. El Señor lo guardó seguro todo el camino. Naufragó, pero Dios lo salvó. Cuando llegó a la playa fue mordido por una serpiente venenosa, pero no experimentó los efectos del veneno. Fue encarcelado y tratado bien. El favor de Dios se pone aún más claro cuando Pablo termina su viaje. En Puteoli, Pablo y sus compañeros encuentran hermanos en la fe con quienes pueden pasar una semana. Desde allí, los viajeros caminan por la famosa Vía Apia, el “camino real” a Roma. ¡Pablo debió estar profundamente conmovido al acercarse a la ciudad imperial! Cuando llega al foro de Apia (una ciudad pequeña, aproximadamente a 60 kilómetros de Roma) y a las Tres Tabernas (otra ciudad pequeña a 49 kilómetros) recibe otro estímulo. ¡Mientras su corazón está lleno de recelo, personas de Roma lo estuvieron esperando! Hay una

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congregación cristiana en Roma. Hace algún tiempo Pablo les había escrito una carta importante. Los creyentes habían oído informes de su venida y vinieron a recibirlo. Dicha bienvenida era la prueba de su gran interés en él y su mensaje. Las demostraciones de amor fraternal fueron muy reconfortantes para el apóstol: Pablo dio gracias a Dios y cobró aliento. Finalmente, entró en Roma, la “ciudad eterna”, la ciudad de las siete colinas, la capital del imperio. Sin duda debido a los informes favorables venidos de Cesarea y de Julio, el centurión, sobre las experiencias durante el viaje, se le permitió mucha libertad. Pablo no fue encarcelado pero le permitieron vivir solo en una casa alquilada, custodiado por un soldado que vivía con él. Durante dos años Pablo vivió así y pudo recibir a todos los que lo visitaron. B. Pablo predica el evangelio en Roma Sus labores evangelísticas continuaron y continuó predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento. No se permitió ningún descanso. No limitó su predicación a los que ya habían venido a Cristo, sino que después de tres días empezó sus actividades misioneras de nuevo. Como había hecho en todas partes, primero fue a los judíos. Bajo el emperador Claudio, los judíos fueron excluidos de Roma y después les permitieron vivir separadamente en la parte inferior de la ciudad. Pablo invitó a los judíos principales a su casa para presentarse y darles a conocer su trabajo. A ellos les parecería que quebrantaba sus leyes religiosas, pero realmente no era así. Tampoco planeaba tomar venganza de su pueblo, quejándose ante el emperador. Según sus propias palabras: por la esperanza de Israel estoy sujeto con esta cadena. Les repitió las verdades que había proclamado previamente. No se quedó callado sobre la resurrección, pues la base de esta esperanza segura es Cristo, el gran conquistador sobre la muerte. Lucas afirma que con gran poder dio a los apóstoles testimonio de la resurrección del Señor Jesús. Pablo nunca dejó de mencionar la resurrección. Los líderes judíos en Roma declararon que ellos no habían recibido ningún informe negativo, ni por carta o verbalmente, sobre Pablo y que les gustaría saber más acerca de esta secta. Este término indica que ellos no pensaban muy favorablemente del cristianismo. En un día señalado Pablo tuvo la oportunidad de hablarles. No hay duda de que les predicó muy apasionadamente a los judíos que habían venido a oírlo: a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas. Como en Éfeso, se enfocó en el problema central del evangelio. Y como siempre, las opiniones se dividieron teniendo gran discusión. Algunos creyeron pero otros permanecieron endurecidos en su incredulidad. Por eso Pablo les recordó la antigua profecía de Isaías con respecto a los judíos.

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Referencias / Notas

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Referencias / Notas

Por lo demás, me está reservada la corona de justicia la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida. 2 Timoteo 4:8

Fue fiel a la Palabra de Dios. Aunque no se alejó de los judíos, llegó a la conclusión de que, según el plan divino de Dios, debía volverse a los gentiles. ¡A los gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán! ¡Pablo fue persuadido firmemente de que esto era así! La gran comisión de Pablo fue completada cuando, según los Padres de la Iglesia, fue condenado a una muerte violenta por el emperador Nerón y fue decapitado por la espada. Entonces recibió la corona que el Señor tenía para él (2 Timoteo 4:8). Pablo permaneció fiel hasta el fin, proclamando del Señor Jesucristo crucificado. El apóstol Pablo se fue y recibió su recompensa, pero el evangelio sigue extendiéndose cada vez más por todo el mundo. La Palabra de Dios estará para siempre. El evangelio ha venido a nosotros, en todos los tiempos. Todos debemos recibir la palabra fiel y digna de toda aceptación: ¡Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores!

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Referencias / Notas

APÉNDICES

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Referencias / Notas

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Apéndice 1

Referencias / Notas

Un ejemplo de un “Plan de lección”

Lección: 63 Fecha: 3 de enero del 2006 Tema: El pecado de David y el perdón de Dios Pasaje bíblico: 2 Samuel 11, 12

Materiales y equipo: Franelógrafo, lápices de color, 12 páginas de la actividad, lápices y borradores. Preparación de la clase: Prepare los franelógrafo y la actividad. Devocional de entrada: Cantaremos Tu Fidelidad es Grande, y comenzar la clase con una oración. Registro: Llene sus datos en un registro de asistencia. Repaso: Repasar como David trajo el arca a Jerusalén y como Dios le bendijo y le prosperó a David. Repase también como David recordó el hijo de Jonatán, Mefiboset (Lección 62). Trabajo de memorización: ¡Crea en mí, Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí! Salmos 51:4 Metas de la lección: La verdad bíblica central de esta lección es que el pueblo de Dios puede caer en gran pecado, pero Dios lo lleva al arrepentimiento y lo perdonará”. Objetivos: Como resultado de enseñar esta lección los niños podrán: 1. Saber que no merecemos la gracia de Dios, pero El es muy misericordioso al perdonar cualquier pecado por más grande que sea.

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2. Sentirse,/ no solo arrepentidos por el pecado, sino arrepentidos de que hemos pecado contra Dios Referencias Notas quien es bueno y bondadoso. 3. Comprender que aunque Dios nos perdona los pecados porque Jesús fue castigado, el Señor usualmente nos deja sentir las consecuencias de dolor cuando pecamos porque El tiene que enseñarnos una lección. 4. Las personas cerca de nosotros van a sufrir por nuestros errores. 5. Orar a Dios para que nos perdone cuando hemos pecado y pedirle Su ayuda para obedecerle. Narración de la historia bíblica: Referirse a su bosquejo hecho sobre su lección. A continuación presentamos un ejemplo de un bosquejo. Usted puede elaborar los suyos en un cuaderno de apuntes o en hojas aparte. Introducción: En su vida, el rey David mostró que él era un hombre conforme al corazón de Dios. David había sido bendecido ricamente por Dios. Su trono fue establecido firmemente y su poder estaba aumentando. Él logró muchas y grandes conquistas sobre sus enemigos. Fortalecido por Dios él derrotó a los enemigos antiguos del pueblo, para que Israel se volviera el reino más poderoso en Asia occidental. Cuando David alcanzó la altura de su poder algo muy triste ocurrió. Puntos principales: o el cuerpo de la historia I. El pecado de David A. No ir a la batalla con su ejército. 1. David está relajado y tranquilo en su palacio mientras su rol como rey requería que estés con sus soldados: Disobediencia. 2. Al caminar en la terraza de su palacio, David ve a Betsabé bañándose: Codicia. 3. En esta historia vemos un parte de su vida muy triste, cuando el se cayó en un tentación grande. Este gran pecado lanzaría una sombra sobre la grandeza de David. 4. David toma a Betsabé como esposa: Adulterio. 5. David cumplió su plan de deshacerse de Urías, esposo de Betsabé: mentira, asesinato, engaño. II. El mensaje de Natán a David. A. El parábola que contó Natan B. El significado. III. El arrepentimiento de David y su restauración por Dios. A. La confesión y arrepentimiento de David. B. El perdón de Dios. C. Las consecuencias de sus pecados.

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Verdades para aplicar:

Referencias / Notas

1. No cumplir con nuestras obligaciones puede llevarnos a la tentación. 2. Un pecado nos lleva a otro. Caer en la tentación llevó a David al adulterio, lo cual lo llevó al asesinato. 3. El pecado no confesado provoca una conciencia intranquila y la pérdida de la comunión con Dios. 4. Es necesario que se nos predique el arrepentimiento para reconocer nuestro pecado. 5. La convicción del pecado nos lleva a la confesión y al arrepentimiento. 6. El arrepentimiento real es reconocer que hemos pecado contra de Dios. 7. Dios perdona al pecador arrepentido. 8. Cuando la gente de Dios peca, recibe las consecuencias de su pecado en esta vida. 9. La confesión real restaura la relación con Dios y da gozo y paz. Conclusión: No podemos esconder nuestros pecados. A pesar de que Dios es fiel para perdonar a nuestros pecados cuando confesamos y arrepentimos de ellos, las consecuencias de nuestros errores nos seguirán. “¿Has confesado tus pecados como lo hizo David?” Actividades: Un crucigrama sobre la historia y un dibujo. Clausura: Arreglar las clases, guardar los deberes, repetir una vez más el versículo y orar con los niños. Evaluación: Hubo tres niños que faltaban entonces nos toca repasar bien el siguiente clase. Unos niños no terminaron sus actividades porque la actividad fue un poquito largo.

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R /N Apéndice 2 eferencias

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Borrador de un Plan de lección

Lección: ______________________________

Fecha: ________________________________

Tema: _______________________________________________________________________________ Pasaje bíblico: _______________________________________________________________________

Materiales y equipo: __________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________________ Preparación de la clase: _______________________________________________________________ ____________________________________________________________________________________ Devocional de entrada: ________________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________ Registro: ____________________________________________________________________________ Repaso: _____________________________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________ Trabajo de memorización: ______________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________ Metas de la lección: ___________________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________

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Objetivos: ____________________________________________________________________________ Referencias / Notas _____________________________________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________ Bosquejo de la lección _____________________________________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________ Actividades: __________________________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________ Clausura: ____________________________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________ Evaluación: __________________________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________ _____________________________________________________________________________________

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R /N Apéndice 3 eferencias

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Para entender a los niños de varias edades Las siguientes páginas proveen un resumen pedagógico sobre el desarrollo de los niños de varias edades y las implicaciones para los maestros, en la preparación de la lección. Párvulos (4-5 años) Características físicas • Los músculos grandes y pequeños están todavía desarrollándose. • Los músculos bucales están todavía en desarrollo. • Sus oídos son inmaduros. • Tienen mucha energía. • Aprenden a través de todos sus sentidos. Características mentales • No pueden diferenciar entre un hecho (real) y un cuento (ficción). • Tienen poco sentido del tiempo y la distancia • Tienen un vocabulario limitado y limitadas experiencias de la vida. • Les gusta la repetición y disfrutan con el sonido de las palabras. • Memorizan fácilmente. • Experimentan su mundo a través de sus sentidos. • Aprenden al imitar y copiar al profesor. • Sus percepciones no necesariamente están de acuerdo con los hechos. Características sociales • No funcionan bien en grupo y son muy centrados en sí mismos. • Pueden ser tímidos y dependientes. • Necesitan sentirse seguros. Los cambios en las rutinas y de profesores no son agradables para ellos. • Ellos hablarán de todo lo que ocurre en su casa y en el aula. Características emocionales • No tienen mucha paciencia • Les resulta difícil esperar su turno.

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• Se sienten frustrados fácilmente. Sus limitaciones físicas no les permitenRhacer las cosas que eferencias / Notas sus mentes quieren. • Quieren explorar su ambiente. • Se sienten muy inseguros cuando hay cambios en su vida. Características espirituales • Ellos captan y reciben la religión por el ambiente y la actitud, bondad, amor y respeto de los adultos en su vida. • Pueden entender verdades simples acerca de Dios, el pecado, Jesús, la oración, la Biblia, la obediencia y desobediencia y el agradar a Dios. Implicaciones • Provea un ambiente tranquilo y amigable. • La actitud del profesor y el ambiente de clase son lo más importante. • Asegúrese de que tengan los mismos profesores durante todo el año. • Sea un buen modelo para ellos, en su vida y en su actitud. • Se necesita un grupo pequeño que permita darles la atención individual que requieren. • No cambie las rutinas. • Las historias, canciones y enseñanzas necesitan ser muy concretas y reales. No usen simbolismos. Darles una parte concreta de la historia es lo mejor, porque no pueden recordar muchos detalles. Las ayudas visuales son de mucha utilidad. • No use expresiones relacionadas al tiempo o a las distancias. • Use palabras sencillas y el lenguaje que ellos usan. • Repítales las palabras o frases más importantes, pues les gusta la repetición. • Hágales memorizar muchas cosas. Las canciones cortas que se repiten y los versículos bíblicos cortos son muy buenos para ellos. Cante en escala media para cuidar su voz. • Las actividades cortas y variadas funcionan mejor ya que su atención es muy corta. • Para ellos, el proceso es más importante que el resultado final. • Al no saber leer ni escribir, necesitan mucha ayuda y mucho tiempo para hacer las cosas. • Ellos aprenden a través de sus sentidos y responderán afectivamente, al abrazar al profesor, a veces tocando la ropa del profesor, etc. La actitud del profesor se traduce en su actitud hacia las cosas de Dios. • Por ser muy abiertos, afectivos y confiados, tenga cuidado al enseñarles la verdad y no violar su confianza.

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Principiantes (6-8 años) Referencias / N otas Características físicas • Los músculos grandes y pequeños están creciendo y desarrollándose rápidamente. • Aunque tienen mucha energía, ellos se cansan fácilmente y se ponen de mal genio. Características mentales • Están ansiosos de aprender y están adquiriendo habilidades básicas. • Pueden concentrarse por periodos más largos. • Memorizan bien y rápido. • Sus habilidades de razonamiento se están desarrollando y necesitan ser desafiados a pensar. • Tienden a pensar literalmente y el pensamiento abstracto aún es difícil. • Necesitarán ayuda para entender símbolos y significados abstractos y pueden fácilmente llegar a malas conclusiones. • Aprenden mejor cuando las cosas se relacionan con sus experiencias Características sociales • Todavía están centrados en sí mismos, pero interactúan mucho mejor en grupos. • Están aprendiendo a formar su propia identidad. • Están reconociendo sus fuerzas y debilidades. • Necesitan ser animados para desarrollar confianza. Características emocionales • Se emocionan fácilmente. • Algunos pueden estar alejados, ser tímidos y no querer participar. • Pueden ser impacientes con ellos mismos y con otros. • Son impacientes con los errores que ponen a prueba sus habilidades. • Tienen muchos temores, aunque no los admitan. Características espirituales • Son muy impresionables y tienen ansias por aprender. • Por naturaleza todavía son muy confiados. • Sus temores producen un interés sincero en Dios. Implicaciones • Provea un ambiente calmado y ordenado. • Los cambios de actividades son de mucha ayuda.

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• Use actividades menos complejas y exigentes.

Referencias / Notas

• Todavía les toma mucho tiempo las actividades escritas, entonces se debe darles suficiente tiempo. • Aprenden a través de todos sus sentidos, entonces las ayudas visuales como modelos y dibujos les ayudará. • Los cambios les afectan, entonces mantenga las rutinas. • Provéales ayuda pues ellos todavía la necesitan en compartir, tomar turnos, etc. • Anímeles mucho para que desarrollen su confianza. Tenga cuidado con las competencias y concursos porque dañan su confianza y su sentido de valorarse. • Debe proveer reglas claras para que sepan cuáles son sus límites. Las reglas se las debe reforzar consistentemente para no causar confusión. Asimismo, si les hace promesas debe cumplirlas. • Los niños tímidos necesitan ánimo, elogios y probablemente ayuda extra. • Mantenerse calmado y paciente ayuda a tratar con sus frustraciones relacionadas a la falta de habilidades. • Se necesita un ambiente de bondad, aceptación y control firme pero delicado. • Al ser muy impresionables y ansiosos, entonces es importante que utilice estas características para presentarles el camino de la salvación en palabras fáciles y entendibles. Cuide de no poner presión sobre ellos ni de llevarlos a hacer decisiones que no entienden. • Ejercite la sabiduría y gentileza en la aplicación de las verdades de Dios en sus corazones y vidas.

Primarios (9-11 años) Características físicas • El crecimiento es lento, constante y no espectacular. • Las niñas crecen más rápido que los niños. • Usualmente gozan de buena salud y son muy activos. Características mentales • Pueden pensar abstractamente. • Realizan deducciones y dominan los conceptos lógicos de causa y efecto. • Están desarrollando la habilidad de razonar. • Son muy creativos e imaginativos. • Están aprendiendo a aceptar la realidad de que no pueden tener todo lo que quieren. • Su vocabulario está en aumento, así que pueden usar palabras y frases sin mal entenderlas. • Están aprendiendo a usar conceptos de tiempo, espacio y magnitud. • Se los debe estimular para captar y mantener su interés.

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Características Referencias / sociales Notas • Son muy conscientes de ser diferentes o de ser dejados a un lado por el grupo. • Empiezan a ser influenciados por la presión del grupo en sus actitudes y comportamiento. • La presión del grupo puede ser positiva o negativa y esta depende en los valores del grupo en que ellos se encuentran. Características emocionales • Son sensibles hacia las críticas de los adultos y se desaniman fácilmente. • Florecen con los elogios y cuando se les da responsabilidades. • Los problemas familiares y el temor a ser rechazados tienen un efecto devastador en ellos y puede causarles gran ansiedad. • Los hombres pueden aparentar ser intrépidos y se enorgullecen de que se piense de ellos como fuertes y valientes. • Anhelan estar en la acción. Están llenos de energía y pueden hablar y escuchar a la vez. Características espirituales • Estos años son vitales para darles mucho conocimiento de las verdades bíblicas. • Tienen una gran capacidad para entender quién es Dios y cómo Él actúa. • Pueden aprender a buscar en la Biblia, con un deseo real de arrepentimiento de sus pecados, y aprender sobre quién es Cristo y qué es lo que Él ha hecho. • Son críticos de sí mismos y de los demás. Tienen un fuerte sentido de justicia y juego justo. • Ellos responden a la verdad de Dios, especialmente cuando ven cómo se aplica al vivir diario, y de sus vidas en particular. Implicaciones • Los profesores deben conocer bien la Biblia y la doctrina, para estar en capacidad de proveerles una buena instrucción acorde a sus inquietudes. • Enséñeles a encontrar respuestas a sus inquietudes en la Biblia. • Enséñeles con convicción y honestidad porque ellos notan su sinceridad. • Ellos respetarán al profesor que les dice que no sabe, pero que va a encontrar una respuesta a sus preguntas. • Cuando hay problemas de disciplina, es mejor tratar con ellos lo más pronto posible y no dejar que se acumulen. • Es importante que mantenga el control, el propósito de la clase y sea agradable en el trato. La disciplina debe ser realizada en privado. • Para esta edad se necesita profesores que estén dispuestos a caminar con ellos una milla más. Profesores que tengan interés en toda su vida no solo en el tiempo de la Escuela Dominical. • Un paseo preparado por el profesor hace milagros para conseguir que este grupo sea receptivo. • Ellos tienen el potencial y la habilidad de sentir cuán terrible es el pecado y por qué la santidad

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de Dios demanda castigar el pecado, al punto de llegar al sufrimiento de Cristo en la /cruz. Esto Referencias Notas significa que pueden ser instruidos para reconocer el pecado en sus actitudes, palabras y acciones. • Dirija sus energías de forma constructiva. • Por ser influenciables por la presión del grupo en sus actitudes y comportamientos, es importante que el profesor no permita ni comportamiento ni actitudes malas. • Involúcrelos en actividades variadas, que les estimule y les desafíe a trabajan cada vez mejor.

Intermedios (12-14 años) Características físicas • Cambios dramáticos ocurren en su apariencia física, pero también internamente en su cuerpo. • Las niñas maduran antes que los niños. • Muchas veces son físicamente torpes, lo cual resulta en ruido excesivo, tropiezos, caídas, etc. • Su inquietud es típica. Están constantemente en movimiento, inclinándose en la silla hacia atrás, arrastrando los pies y a veces distrayendo a los demás de la clase. • El crecimiento no está distribuido uniformemente, así que el adolescente tiene momentos de energía, alternándose con fatiga. Características mentales • Ya pueden pensar abstractamente y pueden aplicar ideas a varias situaciones y problemas. • Pueden manejar ideas simbólicas junto con hechos concretos. • Pueden memorizar bien, pero necesitan tener un porqué para hacerlo. • A menudo son vagos mentalmente y por ello no trabajarán duro, a menos de que se los desafíe. • Son impacientes y quieren respuestas rápidas hacia sus necesidades y deseos percibidos. • A veces tienen una actitud crítica. No aceptan todo lo que se les dice, sino que razonan, analizan y cuestionan la enseñanza. Características sociales • La presión de grupo es muy fuerte y el ser diferente a los demás puede ser devastador. • Durante esta etapa hacen amistades que perduran de por vida, sean amistades para bien o para mal. • Es muy importante canalizar sus actividades involucrándoles en el servicio. • A esta edad, encuentran muy difícil el relacionarse a un nivel personal y funcionan mejor si hacen las cosas juntos, como grupo, dirigidos por el maestro.

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Características Referencias / emocionales Notas • Muchas veces tienen muy poca restricción al momento de hablar o actuar. Son impulsivos y hacen juicios atolondrados referentes a otros. • Aunque su estado de confusión es obvio para quien los observa, esto no lo es para él mismo. • Piensan que ya son adultos y no se dan cuenta de cómo se presentan hacia los demás. • Quieren actuar independientemente y experimentar una interacción a un nivel adulto. • Les falta control emocional y tienen cambios indefinidos de expresiones emocionales, cambiando del gozo al mal humor sin mucha razón. • A menudo, reaccionan y responden exageradamente y son muy sensibles, todo al mismo tiempo, mientras que otras veces parecen ser indiferentes a todo. Características espirituales • Los años iniciales de adolescencia son cruciales para su desarrollo espiritual. Este es el tiempo donde lo que han aprendido tempranamente es evaluado críticamente por ellos. • Este es el momento en el que cuestionan seriamente el valor de la fe y cómo opera en la vida de aquellos que profesan ser cristianos. • Ellos pueden pensar acerca de las implicaciones de la fe para su vida y están buscando ver cómo la religión puede funcionar para ellos, cómo puede hacer una diferencia en sus vidas y cómo puede satisfacer sus aspiraciones. • Aunque aparentemente son indiferentes, este es el tiempo en el cual el Espíritu Santo muchas veces trabaja más a fondo con ellos. • Ellos quieren ver y por lo mismo tienen que ver a la fe cristiana en acción y ver cómo se relaciona con la vida. Implicaciones • Los profesores deben estar bien preparados. No solo con el material sino especialmente en el método. Si está bien preparado y avanza fácilmente en su lección, los estudiantes van a seguir y aprender; y se presentarán menos problemas disciplinarios. • Es necesario tener paciencia con su torpeza física y su natural impulsividad. Sin embargo, se deben poner límites y mantenerlos. • Ellos quieren ser tratados como personas maduras, y respetan y gustan del profesor que respeta esta necesidad de ellos. Tomar tiempo para hablar con ellos en una manera informal que les estimula para compartir lo que piensan y sienten. • El profesor debe ser su amigo, debe ser abierto, honesto y debe dar tiempo para escucharles. • El profesor debe intentar entrar en sus frustraciones y alegrías. Cuando se hable con ellos se lo debe hacer a su nivel de experiencia. Pero mantenga una distancia apropiada, sin demostrar ser autosuficiente. • Ellos necesitan ser desafiados mentalmente. Anímelos para que analicen los problemas. Ellos aprenden al construir sobre lo que ya saben y al ser inspirados a aplicar el conocimiento a la nueva lección. La técnica de preguntas con algunas variaciones es probablemente el método más apropiado para enseñar a los adolescentes. • Les ayuda mucho a ellos la aplicación de las enseñanzas a su propia vida.

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• Sea un ejemplo para ellos y ore mucho para que el Espíritu Santo le dé sabiduría y de/Su poder Referencias Notas en la enseñanza. Recuerde siempre que esta época de la vida es una etapa crucial en la vida espiritual. • Esté interesado en la vida diaria de los estudiantes y planee actividades sociales con ellos a fin de construir las relaciones.

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R /N Apéndice 4 eferencias

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Catecismo de Heidelberg

Introducción La raíz de la palabra catecismo es kata eco, que se traduce algo así como “re-sonido” o “eco”, pues la palabra eco, en griego, es la raíz de nuestra palabra “eco”, en castellano. Desde el tiempo de los griegos se empleaba este término para hacer referencia al método de enseñanza que empleaba preguntas y respuestas, en el cual las respuestas contenían la enseñanza a las cuales el alumno tenía que hacer eco. El método fue consagrado para la enseñanza de la doctrina de la Iglesia desde fines del primer siglo de nuestra era. El Catecismo de Heildelberg es el primero, el más completo, el más ecuménico, el más pedagógico y el más empleado de los grandes credos de la Reforma. Fue escrito en 1563 por dos jóvenes teólogos: Zacarías Ursino (discípulo de Calvino) y Gaspar Oleviano (discípulo de Felipe Melanchton). Este catecismo tiene la ventaja de estar dividido en lecciones para el uso en la escuela dominical o en clases de catecismo. Está dividido en 52 lecciones porque se pensaba que podía usarse en curso de un año de duración. Como las clases las dieron los domingos. El Catecismo de Heildelberg está dividido en “Domingos” (Dr. Gerald Nyenhuis, Comentario del Catecismo de Heildelberg).

Domingo 1 1. ¿Cuál es tu único consuelo tanto en la vida como en la muerte? Que yo, con cuerpo y alma, tanto en la vida como en la muertea, no me pertenezco a mí mismo, sino a mi fiel Salvador Jesucristo, que me libró del poder del diablod, satisfaciendo enteramente con su preciosa sangre por todos mis pecadose, y me guarda de tal maneraf que sin la voluntad de mi Padre celestial ni un solo cabello de mi cabeza puede caer antes es necesario que todas las cosas sirvan para mi salvaciónh. Por eso también me asegura, por su Espíritu Santo, la vida eternai y me hace pronto y aparejado para vivir en adelante según su santa voluntad. a. Rom. 14:8. – b. 1 Cor. 6:19. – c. 1 Cor. 3:23; Tito 2:14. – d. Hebr. 2:14; 1 Juan 3:8; Juan 8:34, 35, 36. – e. 1 Pedro 1:18, 19; 1 Juan 1:7; 1 Juan 2:2, 12. – f. Juan 6:39; Juan 10:28; 2 Tes. 3:3; 1 Pedro 1:5. – g. Mateo 10:30; Luc. 21:18. – h. Rom. 8:28. – i. 2 Cor. 1:22; 2 Cor. 5:5; Efes. 1:14; Rom. 8:16. – j. Rom. 8:14; 1 Juan 3:3. 2. ¿Cuántas cosas debes saber para que, gozando de esta consolación, puedas vivir y morir dichosamente? Tres:a La primera, cuán grandes son mis pecados y miseriasb. La segunda, de qué manera puedo ser librado de ellosc. Y la tercera, la gratitud que debo a Dios por su redenciónd. a. Mateo 11:28-30; Efes. 5:8. – b. Juan 9:41; Mateo 9:12; Rom. 3:10; 1 Juan 1:9, 10. – c. Juan 17:3; Hechos 4:12; Hechos 10:43. – d. Efes. 5:10; Salmo 50:14; Mateo 5:16; 1 Pedro 2:12; Rom. 6:13; 2 Tim. 2:15.

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Primera Parte: De la Miseria del Hombre

Referencias / Notas

Domingo 2 3. ¿Cómo conoces tu miseria? Por la Ley de Dios. a. Rom. 3:20. 4. ¿Qué pide la Ley de Dios de nosotros? Cristo nos lo enseña sumariamente en Mateo, capítulo 22:37-40: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la Ley y los Profetasa. a. Deut. 6:5; Lev. 19:18; Marc. 12:30; Luc. 10:27. 5. ¿Puedes cumplir todo esto perfectamente? Noa; porque por naturaleza estoy inclinado a aborrecer a Dios y mi prójimob. a. Rom. 3:10, 20, 23; 1 Juan 1:8, 10. – b. Rom. 8:7; Efes. 2:3; Tito 3:3; Gén. 6:5; Gén. 8:21; Jer. 17:9; Rom. 7:23. Domingo 3 6. ¿Creó, pues, Dios al hombre tan malo y perverso? No; al contrario. Dios creó al hombre buenoa haciéndolo a su imagen y semejanzab, es decir, en verdadera justicia y santidad, para que rectamente conociera a Dios su Creador, le amase de todo corazón, y bienaventurado viviese con El eternamente, para alabarle y glorificarlec. a. Gén. 1:31. – b. Gén. 1:26, 27. – c. Efes. 4:24; Col. 3:10; 2 Cor. 3:18. 7. ¿De dónde procede esta corrupción de la naturaleza humana? De la caída y desobediencia de nuestros primeros padres Adán y Eva en el paraísoa, por ello, nuestra naturaleza ha quedado de tal manera corrompida, que todos somos concebidos y nacidos en pecadob. a. Gén. 3; Rom. 5:12, 18, 19. – b. Salmo 51:5; Gén. 5:3. 8. ¿Estamos tan corrompidos que somos totalmente incapaces de hacer el bien e inclinados a todo mal? Ciertamentea; si no hemos sido regenerados por el Espíritu de Diosb. a. Gén. 8:21; Gén. 6:5; Job 14:4; Job 15:14; Job 16:35; Juan 3:6; Isaías 53:6. – b. Juan 3:3, 5; 1 Cor. 12:3; 2 Cor. 3:5.

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Domingo 4 / Notas Referencias 9. ¿No es Dios injusto con el hombre, al pedirle en su Ley que haga lo que no puede cumplir? Noa, Dios creó al hombre en condiciones de poderla cumplirb; pero el hombre por instigación del diabloc y su propia rebeldía, se privó a sí y a toda su descendencia de estos dones divinos. a. Efes. 4.24. – b. Gén. 3:13; 1 Tim. 2:13, 14. – c. Gén. 3:6; Rom. 5:12. 10. ¿Dejará Dios sin castigo tal desobediencia y apostasía? De ninguna manera; antes su ira se engrandece horriblementea, tanto por el pecado original como por aquellos que cometemos ahora, y quiere castigarlos, por su perfecta justicia, temporal o eternamenteb. Según ha dicho El mismo: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la Ley, para hacerlasc. a. Gén. 2:17; Rom. 5:12. – b. Salmo 50:21; Salmo 5:5; Nah. 1:2; Ëx. 20:5; Éx. 34:7; Rom. 1:18; Efes. 5:6. – c. Deut. 27:26; Gál. 3:10. 11. ¿No es Dios también misericordioso? Dios es misericordiosoa; pero también es justob. Por tanto su justicia exige que el pecado que se ha cometido contra su suprema majestad, sea también castigado con el mayor castigo, que es pena eterna, así en el cuerpo como en el alma. a. Éx. 34:6, 7; Éx. 20:6. – b. Salmo 7:9; Éx. 20:5; Éx. 23:7; Éx. 34:7; Salmo 5:4, 5; Nah. 1:2, 3. Segunda Parte: De la Redención del Hombre Domingo 5 12. Si por el justo juicio de Dios merecemos penas temporales y eternas, ¿no hay ninguna posibilidad de librarnos de estas penas y reconciliarnos con Dios? Dios quiere que se dé satisfacción a su justiciaa: por eso es necesario que la satisfagamos enteramente por nosotros mismos o por algún otrob. a. Gén. 2:17; Éx. 23:7; Ezeq. 18:4; Mateo 5:26; 2 Tes. 1:6; Luc. 16:2. – b. Rom. 8:4. 13. ¿Pero podemos satisfacerla por nosotros mismos? De ninguna manera: antes acrecentamos cada día nuestra deudaa. a. Job 9:2; Job 15:15, 16; Job 4:18, 19; Salmo 130:3; Mateo 6:12; Mateo 18:25; Mateo 16:26. 14. ¿Podría hallarse alguien que siendo simple criatura pagase por nosotros? No, primero porque Dios no quiere castigar, en otra criatura, la culpa de la cual el hombre es responsablea. Segundo, porque una simple criatura es incapaz de soportar la ira eterna de Dios contra el pecado y librar a otros de ellab. a. Ezeq. 18:4; Gén. 3:17. – b. Nah. 1:6; Salmo 130:3. 15. Entonces, ¿qué Mediador y Redentor debemos buscar?

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Uno que sea verdadero hombrea y perfectamente justob, y que además sea más poderoso toReferencias / Nque otas das las criaturas, es decir, que sea al mismo tiempo verdadero Diosc. a. 1 Cor. 15:21. – b. Hebr. 7:26. – c. Isaías 9:5; Jer. 23:6; Luc. 11:22. Domingo 6 16. ¿Por qué debe ser verdadero hombre y perfectamente justo? Porque la justicia de Dios exige que la misma naturaleza humana que pecó, pague por el pecadoa; y el hombre que es pecador, no puede pagar por otrosb. a. Ezeq. 18:4; Rom. 5:18; 1 Cor. 15:21; Hebr. 2:14, 15, 16. – b. Hebr. 7:26, 27; Salmo 49:7; 1 Pedro 3:18. 17. ¿Por qué debe ser también verdadero Dios? Para que, por la potencia de su Divinidada, pueda llevar en su humanidadb la carga de la ira de Diosc, y reparar y restituir en nosotros la justicia y la vidad. a. Isaías 9:5; Isaías 63:3. – b. Isaías 53:4, 11. – c. Deut. 4:24; Nah. 1:6; Salmo 130:3. – d. Isaías 53:5, 11. 18. Mas ¿quién es este Mediador, que al mismo tiempo es verdadero Diosa y verdaderob hombre perfectamente justoc? Nuestro Señor Jesucristod, el cual nos ha sido hecho por Dios Sabiduría, Justicia, Santificación y perfecta Redencióne. a. 1 Juan 5:20; Rom. 9:5; Rom. 8:3; Gál. 4:4; Isaías 9:6; Jer. 23:6; Mal. 3:1. – b. Luc. 1:42; Luc. 2:6, 7; Rom. 1:3; Rom. 9:5; Filip. 2:7; Hebr. 2:14, 16, 17; Hebr. 4:15. – c. Iasías 53:9, 11; Jer. 23:5; Luc. 1:35; Juan 8:46; Hebr. 4:15; Hebr. 7:26; 1 Pedro 1:19; 1 Pedro 2:22; 1 Pedro 3:18. – d. 1 Tim. 2:5; Mateo 1:23; 1 Tim. 3:16; Luc. 2:11; Hebr. 2:9. – e. 1 Cor. 1:30. 19. ¿De dónde sabes esto? Del Santo Evangelio, el cual Dios reveló primeramente en el paraísoa, y después lo anunció por los santos patriarcasb y profetasc, y lo hizo representar por los sacrificios y las demás ceremonias de la Leyd: y al fin lo cumplió por su Hijo unigénitoe. a. Gén. 3:15. – b. Gén. 22:18; Gén. 12:3; Gén. 49:10. – c. Isaías 53; Isaías 42:1-4; Isaías 43:25; Isaías 49:5, 6, 23, 23; Jer. 23:5, 6, 31-33; Jer. 32:39-41; Miq. 7:18-20; Hechos 10:43; Hechos 3:22-24; Rom. 1:2; Hebr. 1:1. – d. Hebr. 10:1, 8; Col. 2:7; Juan 5:46. – e. Rom. 10:14; Gál. 4:4; Gál. 3:24; Col. 2:17. Domingo 7 20. ¿Son salvados por Cristo todos los hombres que perecieron en Adán? No todosa, sino sólo aquellos que por la verdadera fe son incorporados en El y aceptan sus beneficiosb. a. Mateo 7:14; Mateo 22:14. – b. Marc. 16:16; Juan 1:12; Juan 3:16, 18, 36; Isaías 53:11; Salmo 2:11; Rom. 11:20; Rom. 3:22; Hebr. 4:3; Hebr. 5:9; Hebr. 10:39; Hebr. 11:6.

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21.R¿Qué es verdadera fe? eferencias / Notas No es solo un seguro conocimiento por el cual considero cierto todo lo que el Señor nos ha revelado en su palabraa, sino también una verdadera confianzab que el Espíritu Santoc infunde en mi corazón, por el Evangelio, dándome la seguridad, de que no solo a otros sino también a mí mismo Dios otorga la remisión de pecados, la justicia y la vida eternae, y eso de pura gracia y solamente por los méritos de Jesucristo. a. Santg. 2:19. – b. Hebr. 11:1, 7; Rom. 4:18, 21; Rom. 10:10; Efes. 3:12; Hebr. 4:16; Santg. 1:6. – c. Gál. 5:22; Mateo 16:17; 2 Cor. 4:13; Juan 6:29; Efes. 2:8; Filip. 1:19; Hechos 16:14. – d. Rom. 1:16; Rom. 10:17; 1 Cor. 1:21; Hechos 10:44; Hechos 16:14. – e. Rom. 1:7; Gál. 3:11; Hebr. 10:10, 38; Gál. 2:16. – f. Efes. 2:8; Rom. 3:24; Rom. 5:19; Luc. 1:77, 78. 22. ¿Qué es lo que debe creer el cristiano? Todo lo que se nos ha prometido en el Santo Evangelioa, sumariamente contenido en el Símbolo Apostólico, en cuyos artículos se expresa la fe universal e infalible de todos los cristianos. a. Juan 20:31; Mateo 28:19; Marc. 1:15. 23. ¿Qué dicen estos artículos? Creó en Dios Padre, todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creó en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por el Espíritu Santo, nació de María virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos, y al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos; está sentado a la Diestra de Dios, Padre todopoderoso, de donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Creó en el Espíritu Santo; una santa Iglesia cristiana universal, la comunión de los santos; la remisión de los pecados, la resurrección del cuerpo y la vida eterna. Amén. Domingo 8 24. ¿En cuántas partes se dividen estos artículos? En tres: La primera: De Dios Padre y de nuestra creación. La segunda: De Dios Hijo y de nuestra redención. La tercera: De Deis Espíritu Santo y nuestra santificación. 25. Si no hay más que una Esencia Divinaa, ¿Por qué nombras tres: Padre, Hijo y Espíritu Santo? Porque Dios se manifestó así en su palabrab, de manera que estas tres personas son el único, verdadero y eterno Dios. a. Deut. 6:4; Efes. 4:6; Isaías 44:6; Isaías 45:5; 1 Cor. 8:4, 6. – b. Isaías 61:1; Luc. 4:18; Gén. 1:2, 3; Salmo 33:6; Isaías 48:16; Mateo 3:16, 17; Mateo 28:19; 1 Juan 5:7; Isaías 6:1, 3; Juan 14:26; Juan 15:26; 2 Cor. 13:13; Gál. 4:6; Efes. 2:18; Tito 3:5, 6. De Dios Padre y de Nuestra Creación Domingo 9 26. ¿Qué crees cuando dices: Creo en Dios Padre, todopoderoso, Creador del cielo y la tierra? Creo en el Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien de la nada creó el cielo y la tierra con todo lo

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b que en ellos haya, sustentándolo y gobernándolo todo por su eterno consejo yReferencias providencia , es mi / Notas c Dios y mi Padre por amor de su Hijo Jesucristo . En El confío de tal manera que no dudo de que me proveerá de todo lo necesario para mi alma y mi cuerpod. Y aún más, creo que todos los males que puedo sufrir, por su voluntad, en este valle de lágrimas, los convertirá en bien para me salvacióne. El puede hacerlo como Dios todopoderosof, y quiere hacerlo como Padre benigno y fielg.

a. Gén. 1 y 2; Éx. 20:11; Job 33:4; Job 38 y 39; Hechos 4:24; Hechos 14:15; Salmo 33:6; Isaías 45:7. – b. Hebr. 1:3; Salmo 104:27-30; Salmo 115:3; Mateo 10:29; Efes. 1:11. – c. Juan 1:12; Rom. 8:15; Gál. 4:5-7; Efes. 1:5. – d. Salmo 55:22; Mateo 6:25, 26; Luc. 12:22. – e. Rom. 8:28. – f. Isaías 46:4; Rom. 10:22. – g. Mateo 6:32, 33; Mateo 7:9-11. Domingo 10 27. ¿Qué es la providencia de Dios? Es el poder de Dios, omnipotente y presente en todo lugara, por el cual sustenta y gobierna el cielo, la tierra y todas las criaturas de tal manerab, que todo lo que la tierra produce, la lluvia y la sequíac, la fertilidad y la esterilidad, la comida y la bebida, la salud y la enfermedadd, las riquezas y la pobrezae y finalmente todas las cosas no acontecen sin razón alguna como por azar, sino por su consejo y voluntad paternalf. a. Hechos 17:25, 27, 28; Jer. 23:23, 24; Isaías 29:15; Ezeq. 8:12. – b. Hebr. 1:3. – c. Jer. 5:24; Hechos 14:17. – d. Juan 9:3. – e. Prov. 22:2. – f. Mateo 10:29; Prov. 16:33. 28. ¿Qué utilidad tiene para nosotros este conocimiento de la creación y providencia divina? Que en toda adversidad tengamos pacienciaa, y en la prosperidad seamos agradecidosb y tengamos puesta en el futuro toda nuestra esperanza en Dios nuestro Padre fidelisimoc, sabiendo con certeza que no hay cosa que nos pueda apartar de su amord, pues todas las criaturas están sujetas a su poder de tal manera que no pueden hacer nada sin su voluntade. a. Rom. 5:3; Santg. 1:3; Salmo 39:9; Job 1:21, 22. – b. 1 Tes. 5:18; Deut. 8:10. – c. Salmo 55:22; Rom. 5:4. – d. Rom. 8:38, 39. – e. Job 1:12; Job 2:6; Prov. 21:1; Hechos 17:25. De Dios Hijo y de Nuestra Redención Domingo 11 29. ¿Por qué el Hijo de Dios es llamado Jesús, que significa Salvador? Porque nos salva y libra de todos nuestros pecadosa, y porque en ningún otro se debe buscar ni se puede hallar salvaciónb. a. Mateo 1:21; Hebr. 7:25. – b. Hechos 4:12; Juan 15:4, 5; 1 Tim. 2:5; Isaías 43:11; 1 Juan 5:11. 30. ¿Creen pues también en el único Salvador Jesús aquellos que buscan su salvación en los santos, o en sí mismos o en cualquiera otra parte? No; porque aunque de boca se gloríen de tenerle por Salvador, de hecho niegan al único Salvador Jesúsa: pues necesariamente resulta, o que Jesús no es perfecto Salvador o que aquellos que con verdadera fe le reciben por Salvador tienen que poseer en El todo lo necesario para su salvaciónb. a. 1 Cor. 1:13, 30, 31; Gál. 5:4. – b. Hebr. 12:2; Isaías 9:6; Col. 1:19, 20; Col. 2:10; 1 Juan 1:7.

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Domingo 12 / Notas Referencias 31. ¿Por qué se le llama Cristo, es decir: Ungido? Porque fue ordenado del Padre y ungido del Espíritu Santoa para ser nuestro supremo Profeta y Maestrob, que nos ha revelado plenamente el secreto consejo y voluntad de Dios acerca de nuestra redenciónc, para der nuestro único y supremo Pontíficed quien por el sólo sacrificio de su cuerpo nos ha redimidoe e intercede continuamente delante del Padre por nosotrosf y para ser nuestro eterno Rey que nos gobierna por su Palabra y su Espíritu, y nos guarda y conserva la redención que nos ha adquiridog. a. Salmo 45:7; Hebr. 1:9; Isaías 61:1; Luc. 4:18. – b. Deut. 19:15; Hechos 3:22; Hechos 7:37; Isaías 55:4. – c. Juan 1:18; Juan 15:15. – d. Salmo 110:4. – e. Hebr. 10:12, 14; Hebr. 9:12, 14, 28. – f. Rom. 8:34; Hebr. 9:24; 1 Juan 2:1; Rom. 5:9, 10. – g. Salmo 2:6; Zac. 9:9; Mateo 21:5; Luc. 1:33; Mateo 28:18; Juan 10:28; Apoc. 12:10, 11. 32. Pues, ¿por qué te llaman cristiano?a Porque por la fe soy miembrob de Jesucristo y participante de su unciónc, para que confiese su nombred y me ofrezca a El en sacrificio vivo y agradablee, y que en esta vida luche contra el pecado y Satanás con una conciencia libre y buenaf y que, después de esta vida, reine con Cristo eternamente sobre todas las criaturasg. a. Hechos 11:26. – b. 1 Cor. 6:15. – c. 1 Juan 2:27; Hechos 2:17. – d. Mateo 10:32; Rom. 10:10. – e. Rom. 12:1; 1 Pedro 2:6, 9; Apoc. 1:6; Apoc. 5:8, 10. – f. 1 Pedro 2:11; Rom. 6:12, 13; Gál. 5:16, 17; Efes. 6:11; 1 Tim. 1:18, 19. – g. 2 Tim. 2:12; Mateo 25:34. Domingo 13 33. ¿Por qué se llama a Cristo el Unigénico Hijo de Dios, si nosotros también somos hijos de Dios? Porque Cristo es Hijo Eterno y natural de Diosa; pero nosotros hemos sido adoptados por gracia como hijos de Dios por amor de Elb. a. Juan 1:14; Hebr. 1:1, 2; Juan 3:16; 1 Juan 4:9; Rom. 8:32. – b. Rom 8:16; Juan 1:12; Gál. 4:6; Efes. 1:5, 6. 34. ¿Por qué le llamamos nuestro Señor? Porque rescatando nuestros cuerpos y almas de los pecados, no con oro o plata sino con su preciosa sangre, y librándonos del poder del diablo, nos ha hecho suyosa. a. 1 Pedro 1:18, 19; 1 Pedro 2:9; 1 Cor. 6:20; 1 Tim. 2:6; Juan 20:28. Domingo 14 35. ¿Qué crees cuando dices: que fue concebido por el Espíritu Santo y nació de María virgen? Que el eterno Hijo de Dios, el cual esa y permaneceb verdadero y eterno Dios, tomó la naturaleza verdaderamente humana de la carne y sangre de la virgen Maríac, por obra del Espíritu Santod, para que juntamente fuese la verdadera simiente de Davide, semejante a sus hermanosf excepto en el pecadog. a. 1 Juan 5:20; Juan 1:1; Juan 17:3; Rom. 1:3; Col. 1:15. – b. Rom. 9:5. – c. Gál. 4:4; Luc. 1:31, 42, 43. – d. Mateo 1:20; Luc. 1:35. – e. Rom. 1:3; Salmo 132:11; 2 Sam. 7:12; Luc. 1:32; Hechos 2:30. – f. Filip. 2:7; Hebr. 2:14, 17. – g. Hebr. 4:15.

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36. ¿Qué fruto sacas de la santa concepción y nacimiento de Cristo?

Referencias / Notas

Que es nuestro Mediador , y con su inocencia y perfecta santidad cubre mis pecados en los cuales he sido concebido y nacido, para que no aparezcan en la presencia de Diosb. a

a. Hebr. 7:26, 27. – b. 1 Pedro 1:18, 19; 1 Pedro 3:18; 1 Cor. 1:30, 31; Rom. 8:3, 4; Isaías 53:11; Salmo 32:1. Domingo 15 37. ¿Qué es lo que crees cuando dices: padeció? Que todo el tiempo que en este mundo vivió y especialmente al fin de su vida, sostenía en el cuerpo y en el alma la ira de Dios contra el pecado de todo el género humanoa, para que con su pasión, como único sacrificio propiciatoriob, librara nuestro cuerpo y alma de la eterna condenaciónc, y nos alcanzase la gracia de Dios, la justicia y la vida eternad. a. Isaías 53:4; 1 Pedro 2:24; 1 Pedro 3:18; 1 Tim. 2:6. – b. Isaías 53:10; Efes. 5:2; 1 Cor. 5:7; 1 Juan 2:2; Rom. 3:25; Hebr. 9:28; Hebr. 10:14. – c. Gál. 3:13; Col. 1:13; Hebr. 9:12; 1 Pedro 1:18, 19. – d. Rom. 3:25; 2 Cor. 5:21; Juan 2:16; Juan 6:51; Hebr. 9:15; Hebr. 10:19. 38. ¿Por qué padeció bajo el poder de Poncio Pilato juez? Para que, inocente, condenado por el juez politicoa, nos librase del severo juicio de Dios, que había de venir sobre nosotrosb. a. Juan 18:38; Mateo 27:24; Luc. 23:14, 15; Juan 19:4. – b. Salmo 69:4; Isaías 53:4, 5; 2 Cor. 5:21; Gál. 3:13. 39. ¿Es más importante el haber sido crucificado, que morir de otro modo? Sí, porque este género de muerte me garantiza que él cargó sobre sí mismo la maldición sentenciada contra mía, por cuanto la muerte de cruz era maldita de Diosb. a. Gál. 3:13. – b. Deut. 21:23. Domingo 16 40. ¿Por qué fue necesario que Cristo se humillase hasta la muerte? Porque la justicia de Diosa no se podía satisfacer por nuestros pecados, sino con la misma muerte del Hijo de Diosb. a. Gén. 2:17. – b. Rom. 8:3, 4; Hebr. 2:14, 15. 41. ¿Por qué fue también sepultado? Para testificar que estaba verdaderamente muertoa. a. Hechos 13:29; Mateo 27:59, 60; Luc. 13:53; Juan 19:38. 42. Ya que Cristo murió por nosotros ¿Por qué hemos de morir también nosotros? Nuestra muerte no es una satisfacción por nuestros pecadosa, sino una liberación del pecado y un paso hacia la vida eternab.

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a. Marc. 8:37;/Salmo Referencias Notas 49:7. – b. Filip. 1:23; Juan 5:24; Rom. 7:24. 43. ¿Qué provecho recibimos además, del sacrificio y muerte de Cristo en la cruz? Por su poder nuestro viejo hombre está crucificado, muerto y sepultado juntamente con Ela, para que, en adelante, no reinen más en nosotros las perversas concupiscencias y deseos de la carneb, sino que nos ofrezcamos a El en sacrificio agradablec. a. Rom. 6:6. – b. Rom. 6:6, 12. – c. Rom. 12:1. 44. ¿Por qué se añade: descendió a los infiernos? Para que en mis extremados dolores y grandísimas tentaciones me asegure y me sostenga con este consuelo, de que mi Señor Jesucristo, por medio de las inexplicables angustias, tormentos, espantos y turbaciones infernales de su alma, en los cuales fue sumido en toda su pasióna, pero especialmente clavado en la cruz, me ha librado de las ansias y tormentos del infiernob. a. Salmo 18:4, 5; Salmo 116:3; Mateo 26:38; Mateo 27:46; Hebr. 5:7. – b. Isaías 53:5. Domingo 17 45. ¿Qué nos aprovecha la resurrección de Cristo? Primero: Por su resurrección ha vencido a la muerte, para hacernos participantes de aquella justicia que conquistó por su muertea. Segundo: También nosotros somos resucitados ahora por su poder a una nueva vidab. Tercero: La resurrección de Cristo, cabeza nuestra, es una cierta prenda de nuestra gloriosa resurrecciónc. a. Rom. 4:25; 1 Pedro 1:3; 1 Cor. 15:16. – b. Rom. 6:4; Col. 3:1; Efes. 2:5, 6. – c. 1 Cor. 15:20, 21. Domingo 18 46. ¿Qué entiendes por: subió a los cielos? Que Cristo, a la vista de sus discípulos, fue elevado de la tierra al cieloa, y que está allí para nuestro bienb, hasta que vuelva a juzgar a los vivos y a los muertosc. Hechos 1:9; Marc. 16:19; Luc. 24:51. – b. Hebr. 9:24; Hebr. 4:14; Rom. 8:34; Col. 3:1. – c. Hechos 1:11; Mateo 24:30. 47. Luego ¿no está Cristo con nosotros hasta el fin del mundo como lo ha prometido?a Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre: en cuanto a la naturaleza humana ahora ya no está en la tierrab; pero en cuanto a su deidad, majestad, gracia y espíritu en ningún momento está ausente de nosotrosc. a. Mateo 28:20. – b. Hebr. 8:4; Mateo 26:11; Juan 16:28; Juan 17:11; Hechos 3:21. – c. Juan 4:18; Mateo 28:20 48. Pero si la naturaleza humana no está en todas partes donde está la divina ¿no se separan con esto las dos naturalezas en Cristo? De ninguna manera: porque dado que la divinidad es incomprensible y está presente en todo lugara, resulta necesariamente que en efecto está fuera de la naturaleza humana que ha tomadob, pero

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con todo y con eso está en ella y queda unida a ella personalmente.

Referencias / Notas

a. Jer. 23:24; Hechos 7:49. – b. Col. 2:9; Juan 3:13; Juan 11:15; Mateo 28:6. 49. ¿Qué beneficios nos da la ascensión de Cristo al cielo? Primero: El es nuestro intercesor en el cielo delante del Padrea. Segundo: Que tenemos nuestra carne en el cielo para que por ello, como una garantía, estemos seguros, de que él siendo nuestra cabeza, nos atraerá a sí como miembros suyosb. Tercero: Que desde allí nos envía su Espíritu como prenda recíprocac, por cuya virtud buscamos, no las cosas de la tierra sino las de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Diosd. a. 1 Juan 2:1; Rom. 8:34. – b. Juan 14:2; Juan 17:24; Juan 20:17; Efes. 2:6. – c. Juan 14:16; Juan 16:7; Hechos 2:33; 2 Cor. 1:22; 2 Cor. 5:5. – d. Col. 3:1. Domingo 19 50. ¿Por qué se añade: está sentado a la Diestra de Dios, Padre todopoderoso? Porque Cristo subió al cielo para mostrarse allí como cabeza de su Iglesiaa, por quién el Padre gobierna todas las cosasb. a. Efes. 1:20; Col. 1:18. – b. Mateo 28:18; Juan 5:22. 51. ¿De qué nos sirve esta gloria de Cristo, nuestra cabeza? Primero: Para que el Espíritu Santo derrame en nosotros, sus miembros, los dones celestialesa. Y segundo: Para protegernos y ampararnos de todos nuestros enemigosb. a. Hechos 2:33; Efes. 4:8. – b. Salmo 2:9; Salmo 110:1, 2; Juan 10:28; Efes. 4:8. 52. ¿Qué consuelo te ofrece la vuelta de Cristo para juzgar a los vivos y a los muertos? Que en todas las miserias y persecuciones, con plena confianza, espero del cielo, como Juez, a Aquel mismo que primeramente se puso delante del juicio de Dios por mí y alejó de mí toda maldicióna; el cual echará a todos los enemigos suyos y míos en las penas eternasb; y a mí, con todos los elegidos, me conducirá al gozo del cielo y a la gloria eternac. a. Filip. 3:20; Luc. 21:28; Rom. 8:23; Tito 2:13; 1 Tes. 4:16. – b. Mateo 25:41; 2 Tes. 1:6. – c. Mateo 25:34; 2 Tes. 1:7. De Dios Espíritu Santo y de Nuestra Santificación Domingo 20 53. ¿Qué crees del Espíritu Santo? Que con el Eterno Padre e Hijo es verdadero y eterno Diosa. Y que viene a morar en míb para que, por la verdadera fe, me haga participante de Cristo y de todos sus beneficios, me consueled y quede conmigo eternamente. a. 1 Juan 5:7; Gén. 1:2; Isaías 48:16; 1 Cor. 3:16; 1 Cor. 6:19; Hechos 5:3, 4. – b. Gál. 4:6; Mateo 28:19, 20; 2 Cor. 1:22; Efes. 1:13. – c. Gál. 3:14; 1 Pedro 1:2; 1 Cor. 6:17. – d. Juan 15:26; Hechos 9:31. – e. Juan 14:16; 1 Pedro 4:14.

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Domingo 21 / Notas Referencias 54. ¿Qué crees de la santa Iglesia cristiana católica? Que el Hijo de Diosa, desde el principio hasta el fin del mundob, de todo el género humanoc, congrega, guarda y protege para síd, por su Espíritu y su Palabrae en la unidad de la verdadera fef, una comunidad, elegida para la vida eternag; de la cual yo soy un miembro vivoh y permaneceré para siemprei. a. Efes. 5:26; Juan 10:11; Hechos 20:28; Efes. 4:11-13. – b. Salmo 71:17, 18; Isaías 59:21; 1 Cor. 11:26. – c. Gén. 26:4; Apoc. 5:9. – d. Mateo 16:18; Juan 10:28-30; Salmo 129:1-5. – e. Isaías 59:21; Rom. 1:16; Rom. 10:14-17; Efes. 5:26. – f. Hechos 2:42; Efes. 4:3-5. – g. Rom. 8:29; Efes. 1:10-13. – h. 1 Juan 3:14, 19, 20, 21; 2 Cor. 13:5; Rom. 8:10. – i. Salmo 23:6; 1 Cor. 1:8, 9; Juan 10:28; 1 Juan 2:19; 1 Pedro 1:5. 55. ¿Qué entiendes por la comunión de los santos? Primero, que todos los fieles en general y cada uno en particular, como miembros del Señor Jesucristo, tienen la comunión de El y de todos sus bienes y donesa. Segundo, que cada uno debe sentirse obligado a emplear con amor y gozo los dones que ha recibido, utilizándolos en beneficio de los demás. a. 1 Juan 1:3; Rom. 8:32; 1 Cor. 12:12, 13; 1 Cor. 6:17. – b. 1 Cor. 12:21; 1 Cor. 13:1, 5; Filip. 2:4-8. 56. ¿Qué crees de la remisión de los pecados? Creo que Dios, por la satisfacción de Cristo, no quiere acordarse jamás de mis pecados, ni de mi naturaleza corrompida, con la cual debo luchar toda la vidaa, sino que gratuitamente me otorga la justicia de Cristob para que yo nunca venga a condenación. a. 1 Juan 2:2; 1 Juan 1:7; 2 Cor. 5:19. – b. Rom. 7:23-25; Jer. 31:34; Miq. 7:19; Salmo 130:3, 10, 12. – c. Juan 3:18; Juan 5:24. Domingo 22 57. ¿Qué consuelo te da la resurrección de la carne? Que no sólo mi alma después de esta vida será llevadaa en el mismo instante a Cristo, su cabeza, sino que también esta mi carne, siendo resucitada por la potencia de Cristo, será de nuevo unida a mi alma y hecha conforme al glorioso cuerpo de Cristo. a. Luc. 16:22; Luc. 23:43; Filip. 1:21, 23. – b. Job 19:25, 26; 1 Juan 3:2; Filip. 3:21. 58. ¿Qué consolación te ofrece el artículo de la vida eterna? Que si ahora siento en mi corazón un principio de la vida eternaa, después de esta vida gozaré de una cumplida y perfecta bienaventuranza que ningún ojo vió ni oído oyó, ni entendimiento humano comprendió, y esto para que por ella alabe a Dios para siempre. a. 2 Cor. 5:2, 3. – b. 1 Cor. 2:9. De La Justificación Domingo 23

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59. ¿Qué te aprovecha el creer todas estas cosas?

Referencias / Notas

Que delante de Dios soy justo en Jesucristo, y heredero de la vida eterna. a. Hab. 2:4; Rom. 1:17; Juan 3:36. 60. ¿Comó eres justo ante Dios? Por la sola verdadera fe en Jesucristoa, de tal suerte que, aunque mi conciencia me acuse de haber pecado gravemente contra todos los mandamientos de Dios, no habiendo guardado jamás ninguno de ellosb, y estando siempre inclinado a todo malc, sin merecimiento alguno míod, sólo por su graciae, Dios me imputa y daf la perfecta satisfaccióng, justicia y santidad de Cristoh como si no hubiera yo tenido, ni cometido algún pecado, antes bien como si yo mismo hubiera cumplido aquella obediencia que Cristo cumplió por míi, con tal que yo abrace estas gracias y beneficios con verdadera fej. a. Rom.3:21, 22, 24; Rom. 5:1, 2; Gál. 2:16; Efes. 2:8, 9; Filip. 3:9. – b. Rom. 3:19. – c. Rom. 7:23. – d. Tito 3:5; Deut. 9:6; Ezeq. 36:22. – e. Rom. 3:24; Efes. 2:8. – f. Rom. 4:4; 2 Cor. 5:19. – g. 1 Juan 2:2. – h. 1 Juan 2:1. – i. 2 Cor. 5:21. – j. Rom. 3:22; Juan 3:18. 61. ¿Por qué afirmas ser justo sólo por la fe? No porque agrade a Dios por la dignidad de mi fe, sino porque sólo la satisfacción, justicia y santidad de Cristo son mi propia justicia delante de Diosa, y que yo no puedo cumplir de otro modo que por la feb. a. 1 Cor. 1:30; 1 Cor. 2:2. – b. 1 Juan 5:10. Domingo 24 62. Por qué no pueden justificarnos ante Dios las buenas obras, aunque sólo sea en parte? Porque es necesario que aquella justicia, que ha de aparecer delante del juicio de Dios, sea perfectamente cumplida y de todo punto conforme a la Ley Divinaa; y nuestras buenas obras, aun las mejores en esta vida, son imperfectas y contaminadas de pecadob. a. Gál. 3:10; Deut. 27:26. – b. Isaías 64:6. 63. Luego, ¿cómo es posible que nuestras obras no merezcan nada, si Dios promete remunerarlas en la vida presente y en la venidera? Esta remuneración no se da por merecimiento, sino por graciaa. a. Lucas 17:10. 64. Pero esta doctrina ¿no hace a los hombres negligentes e impíos? No, porque es imposible que no produzcan frutos de gratitud los que por la fe verdadera han sido injertados en Cristo. a. Mateo 7:18; Juan 15:5. De Los Sacramentos Domingo 25

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65.RSi sólo la fe nos hace participantes de Cristo y de todos sus beneficios, dime, ¿de dónde procede eferencias / Notas esta fe? Del Espíritu Santoa que la hace obrar por la predicación del Santo Evangelio, encendiendo nuestros corazones, y confirmándola por el uso de los sacramentosb. a. Efes. 2:8; Efes. 6:23; Juan 3:5; Filip. 1:29. – b. Mateo 28:19; 1 Pedro 1:22, 23. 66. ¿Qué son los sacramentos? Son señales sagradas y visibles, y sellos instituidos por Dios, para sernos declarada mejor y sellada por ellos la promesa del Evangelio; a saber, que la remisión de los pecados y la vida eterna, por aquel único sacrificio de Cristo cumplido en la cruz, se nos da de gracia no solamente a todos los creyentes en general, sino también a cada uno en particulara. a. Gén. 17:11; Rom. 4:11; Deut. 30:6; Lev. 6:25; Hebr. 9:7, 8, 9, 24; Ezeq. 20:12; Isaías 6:6, 7; Isaías 54:9. 67. Entonces la palabra y los sacramentos ¿tienen como fin llevar nuestra fe al sacrificio de Cristo cumplido en la cruz, como el único fundamento de nuestra salvación? Así es, porque el Espíritu Santo nos enseña por el Evangelio y confirma por los Sacramentos, que toda nuestra salud está puesta en el único sacrificio de Cristo ofrecido por nosotros en la cruz. a. Rom. 6:3; Gál. 3:27. 68. ¿Cuántos sacramentos ha instituido Cristo en el Nuevo Testamento? Dos: El Santo Bautismo y la Santa Cena. Del Santo Bautismo Domingo 26 69. ¿Por qué el Santo Bautismo te asegura y recuerda que eres participante de aquel único sacrificio de Cristo, hecho en la Cruz? Porque Cristo ha instituidoa el lavamiento exterior del agua, añadiendo esta promesab, que tan ciertamente soy lavado con su sangre y Espíritu de las inmundicias de mi alma, es a saber, de todos mis pecadosc, como soy rociado y lavado exteriormente con el agua, con la cual se suelen limpiar las suciedades del cuerpo. a. Mateo 28:19. – b. Mateo 28:19; Marc. 16:16; Hechos 2:38; Juan 1:33; Mateo 3:11; Rom. 6:3, 4. – c. 1 Pedro 3:21; Marc. 1:4; Luc. 3:3. 70. ¿Qué es ser lavado con la sangre y Espíritu de Cristo? Es recibir de la gracia de Dios la remisión de los pecados, por la sangre de Cristo, que derramó por nosotros en su sacrificio en la Cruza. Y también ser renovados y santificados por el Espíritu Santo para ser miembros de Cristo, a fin de que muramos al pecado y vivamos santa e irreprensiblementeb. a. Hebr. 12:24; 1 Pedro 1:2; Apoc. 1:5; Apoc. 7:14; Zac. 13:1; Exeq. 36:25. – b. Juan 1:33; Juan 3:5; 1 Cor. 6:11; 1 Cor. 12:13; Rom. 6:4; Col. 2:12.

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71. ¿Dónde prometió Cristo que El nos quiere limpiar tan ciertamente por su sangre y Espíritu como Referencias / Notas somos lavados por el agua del bautismo? En la institución del Bautismo, cuyas palabras son éstas: Id, enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, Mateo 28:19. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado, Marcos 16:16. Esta misma promesa se repite cuando las Sagradas Escrituras llaman al bautismo lavamiento de la regeneración y ablución de pecados, Tito 3:5; Hechos 22:16. Domingo 27 72. ¿Es el lavamiento la purificación misma de los pecados? Noa: porque sólo la sangre de Jesucristo y el Espíritu nos limpia y purifica de todo pecadob. a. Mateo 3:11; 1 Pedro 3:21; Efes. 5:26. – b. 1 Juan 1:7; 1 Cor. 6:11. 73. Entonces ¿por qué llama el Espíritu Santo al bautismo el lavado de la regeneración y la purificación de los pecados? Dios no habla así sin una razón justificada, pues El, no sólo quiere enseñarnos que nuestros pecados se purifican por la sangre y Espíritu de Cristo, como las suciedades del cuerpo por el aguaa, sino más aún: certificarnos por este divino símbolo y prenda que verdaderamente somos limpiados por el lavamiento interior y espiritual de nuestros pecados, de la misma manera que somos lavados exteriormente por el agua visibleb. a. Apoc. 1:5; Apoc. 7:14; 1 Cor. 6:11. – b. Marc. 16:16; Gál. 3.27. 74. ¿Se ha de bautizar también a los niños? Naturalmente, porque están comprendidos, como los adultos, en el pacto, y pertenecen a la Iglesia de Diosa. Tanto a éstos como a los adultos se les promete por la sangre de Cristo, la remisión de los pecadosb y el Espíritu Santo, obrador de la fec; por esto, y como señal de este pacto, deben ser incorporados a la Iglesia de Dios y diferenciados de los hijos de los infielesd, así como se hacía en el pacto del Antiguo Testamento por la circuncisióne, cuyo sustituto es el Bautismo en el Nuevo Pactof. a. Gén. 17:7. – b. Mateo 19:14. – c. Luc. 1:15; Salmo 22:10; Isaías 44:1-3; Hechos 2:39. – d. Hechos 10:47. – e. Gén. 17:14. – f. Col. 2:11-13. De La Santa Cena de Nuestro Señor Domingo 28 75. ¿Cómo te asegura y confirma la Santa Cena que eres hecho participante de aquel único sacrificio de Cristo, ofrecido en la cruz, y de todos sus bienes? Porque Cristo me ha mandado, y también a todos los fieles, comer de este pan partido y beber de esta copa en memoria suya, añadiendo esta promesaa: Primero, que su cuerpo ha sido ofrecido y sacrificado por mí en la cruz, y su sangre derramada por mis pecados, tan cierto como que veo con mis ojos que el pan del Señor es partido para mí y que me es ofrecida la copa. Y segundo, que El tan cierto alimenta mi alma para la vida eterna con su cuerpo crucificado y con su sangre derramada, como yo recibo con la boca corporal de la mano del ministro el pan y el vino, símbolos

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del Rcuerpo y de la sangre del Señor. eferencias / Notas a. Mateo 26:26-28; Marc. 14:22-24; Luc. 22:19, 20; 1 Cor. 10:16, 17; 1 Cor. 11:23-25; 1 Cor. 12:13. 76. ¿Qué significa comer el cuerpo sacrificado de Cristo y beber su sangre derramada? Significa, no sólo abrazar con firme confianza del alma toda la pasión y muerte de Cristo, y por este medio alcanzar la remisión de pecados y la vida eternaa, sino unirse más y más a su santísimo cuerpo por el Espíritu Santob, el cual habita juntamente en Cristo y en nosotros de tal manera, que, aunque El esté en el cieloc y nosotros en la tierra, todavía somos carne de su carne y hueso de sus huesod, y que, de un mismo espíritu, (como todos los miembros del cuerpo por una sola alma) somos vivificados y gobernados para siempree. a. Juan 6:35, 40, 47; Juan 6:48, 50, 51, Juan 6:53, 54. – b. Juan 6:55, 56. – c. Col. 3:1; Hechos 3:21; 1 Cor. 11:26. – d. Efes. 5:29, 30; Efes. 3:16; 1 Cor. 6:15; 1 Juan 3:24; 1 Juan 4:13. – e. Juan 6:57; Juan 15:1-6; Efes. 4:15, 16. 77. ¿Dónde prometió Cristo, que tan ciertamente dará a los creyentes en comida y en bebida su cuerpo y sangre, como comen de este pan roto y beben de este vaso? En la institución de la cena, cuyas palabras fuerona: Nuestro Señor Jesucristo, la noche que fue entregado, tomó el pan, y habiendo dado gracias, lo partió y dijo: Tomad, comed, esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. Así, pues, todas las veces que comiereis este pan y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga (1 Cor. 11:23-26). Pablo repite esta promesa cuando dice: La copa de bendición, que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo: pues todos participamos de aquel mismo pan (1 Cor. 10:16, 17). a. Mateo 26:26-28; Marc. 14:22-24; Luc. 22:9, 20. Domingo 29 78. ¿El pan y el vino se convierten sustancialmente en el mismo cuerpo y sangre de Cristo? De ninguna maneraa, pues como el agua del Bautismo no se convierte en la sangre de Cristo, ni es la misma ablución de los pecados, sino solamente una señal y sello de aquellas cosas que nos son selladas en el Bautismob, así el pan de la Cena del Señor no es el mismo cuerpoc, aunque por la naturaleza y uso de los sacramentosd es llamado el cuerpo de Cristo. a. Mateo 26:29. – b. Efes. 5:26; Tito 3:5. – c. 1 Cor. 10:16; 1 Cor. 11:26. – d. Gén. 17:10, 11; Éx. 12:11, 13; Éx. 13:9; 1 Pedro 3:21; 1 Cor. 10:3, 4. 79. ¿Por qué llama Cristo al pan su cuerpo y a la copa su sangre, o el Nuevo Testamento en su sangre, y Pablo al pan y al vino la comunión del cuerpo y sangre de Cristo? Cristo no habla así sin una razón poderosa, y no solamente para enseñarnos que, así como el pan y el vino sustentan la vida corporal, su cuerpo crucificado y su sangre derramada son la verdadera comida y bebida, que alimentan nuestras almas para la vida eternaa, más aún, para asegurarnos por estas señales y sellos visibles, que por obra del Espíritu Santo somos participantes de su cuerpo y sangre tan cierto como que tomamos estos sagrados símbolos en su memoria y por la boca

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del cuerpob; y también que su pasión y obediencia son tan ciertamente nuestras, como si/ nosotros Referencias Notas mismos en nuestras personas hubiéramos sufrido la pena y satisfecho a Dios por nuestros pecados. a. Juan 6:55. – b. 1 Cor. 10:16. Domingo 30 80. ¿Qué diferencia hay entre la Cena del Señor y la misa papal? La Cena del Señor nos testifica que tenemos remisión perfecta de todos nuestros pecados por el único sacrificio de Cristo, que El mismo cumplió en la Cruz una sola veza; y también que por el Espíritu Santo estamos incorporados en Cristob, el cual no está ahora en la tierra según su naturaleza humana, sino en los cielos a la diestra de Dios, su padrec, donde quiere ser adorado por nosotrosd. La misa enseña que los vivos y los muertos no tienen la remisión de los pecados por la sola pasión de Cristo, a no ser que cada día Cristo sea ofrecido por ellos por mano de los sacerdotes; enseña también que Cristo está corporalmente en las especies de pan y de vino, y por tanto ha de ser adorado en ellas. Por lo tanto, el fundamento propio de la misa no es otra cosa que una negación del único sacrificio y pasión de Jesucristo y una idolatría malditae. a. Hebr. 10:10, 12; Hebr. 7:26, 27; Hebr. 9:12, 25; Juan 19:30; Mateo 26:28; Luc. 22:19. – b. 1 Cor. 10:16, 17; 1 Cor. 6:17. – c. Juan 20:17; Col. 3:1; Hebr. 1:3; Hebr. 8:1. – d. Mateo 6:20, 21; Juan 4:21; Luc. 24:52; Hechos 7:55; Col. 3:1; Filip. 3:20; 1 Tes. 1:10. – e. Hebr. 9:26; Hebr. 10:12, 14. 81. ¿Quiénes son los que deben participar de la mesa del Señor? Tan sólo aquellos que se duelan verdaderamente de haber ofendido a Dios con sus pecados, confiando en ser perdonados por el amor de Cristo y que las demás flaquezas quedarán cubiertas con su pasión y muerte. Y que también deseen fortalecer más y más su fe y mejorar su vida. Pero los hipócritas y los que no se arrepienten de verdad, comen y beben su condenacióna. a. 1 Cor. 11:28; 1 Cor. 10:19-22. 82. ¿Deben admitirse también a esta Cena los que por su confesión y vida se declaran infieles e impíos? De ninguna manera, porque así se profana el pacto de Dios, y se provoca su ira sobre toda la congregacióna. Por lo cual, la Iglesia debe, según la orden de Cristo y de sus apóstoles (usando de las llaves del reino de los cielos), excomulgar y privar a los tales de la Cena, hasta que se arrepientan y rectifiquen su vida. a. 1 Cor. 11:20, 34; Isaías 1:11; Isaías 66:3; Jer. 7:21; Salmo 50:16. Domingo 31 83. ¿Qué son las llaves del reino de los cielos? La predicación del Santo Evangelio y la disciplina eclesiástica: con las cuales se abre el cielo a los fieles, y se cierra a los infieles. 84. ¿De qué manera se abre y se cierra el reino de los cielos por la predicación del Evangelio?

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Cuando (según mandamiento de Cristo) públicamente es anunciado y testificado a todos los fieReferencias / Nelotas les en general y a cada uno en particular, que todos los pecados les son perdonados por Dios, por los méritos de Cristo, todas las veces que abrazaren con verdadera fe la promesa del Evangelio. Al contrario, a todos los infieles e hipócritas se les anuncia que la ira de Dios y la condenación eterna caerán sobre ellos mientras perseveraren en su maldada; según testimonio del Evangelio, Dios juzgará así en esta vida como en la otra. a. Juan 20:21-23; Mateo 16:19. 85. ¿De qué manera se cierra y se abre el reino de los cielos por la disciplina eclesiástica? Cuando (según el mandamiento de Cristo) aquellos que bajo el nombre de cristianos se muestran, en la doctrina o en la vida, ajenos a Cristo, y después de haber sido fraternalmente amonestados en diversas ocasiones, no quieren apartarse de sus errores o maldades, son denunciados a la Iglesia o a los que han sido ordenados por ella. Y si aun no obedecen a la amonestación de éstos, por la prohibición de los sacramentos son expulsados de la congregación cristiana, y por el mismo Dios, del reino de Cristo; y otra vez recibidos, como miembros de Cristo y de su Iglesia cuando prometen enmienda y lo demuestran por sus obrasa. a. Mateo 18:15-17; 1 Cor. 5:4, 5, 11; 2 Cor. 2:6-8. Tercera Parte: De La Gratitud Que Debemos A Dios Por La Salvación Domingo 32 86. Si somos librados por Cristo de todos nuestros pecados y miserias sin merecimiento alguno de nuestra parte, sino sólo por la misericordia de Dios ¿Por qué hemos de hacer buenas obras? Porque después de que Cristo nos ha redimido con su sangre, nos renueva también con su Espíritu Santo a su imagen; a fin de que en toda nuestra vida nos mostremos agradecidos a Dios por tantos beneficiosa y que El sea glorificado por nosotrosb. Además de esto para que cada uno de nosotros sea asegurado de su fe por los frutosc. Y finalmente para que, también por la piedad e integridad de nuestra vida, ganemos a nuestro prójimo para Cristod. a. Rom. 6:13; Rom. 12:1, 2; 1 Pedro 2:5, 9; 1 Cor. 6:20. – b. Mateo 5:16; 1 Pedro 2:12. – c. 2 Pedro 1:10; Mateo 7:17; Gál. 5:6, 22. – d. 1 Pedro 3:1, 2; Rom. 14:19. 87. Luego, ¿no pueden salvarse aquellos que siendo desagradecidos y perseverando en sus pecados no se conviertan a Dios de su maldad? De ninguna manera, porque, como lo testifican las Sagradas Escrituras, no heredarán el reino de Dios los fornicarios, los idólatras, los adúlteros, los ladrones, los avaros, los borrachos, los maldicientesa. a. 1 Cor. 6:9, 10; Efes. 5:5, 6; 1 Juan 3:14. Domingo 33 88. ¿De cuántas partes se compone el verdadero arrepentimiento y conversión al Señor?

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De dos: la muerte del viejo hombre, y la vivificación del nuevoa.

Referencias / Notas

a. Rom. 6:1, 4-6; Efes. 4:22-24; Col. 3:5, 6, 8-10; 1 Cor. 5:7; 2 Cor. 7:10. 89. ¿En qué consiste la muerte del hombre viejo? En que sintamos pesar, de todo corazón, de haber ofendido a Dios con nuestros pecados, aborreciéndolos y evitándolosa. a. Rom. 8:13; Joel 2:13; Oseas 6:1. 90. ¿Qué es la vivificación del nuevo hombre? Es alegrarse de todo corazón en Dios por Cristoa, y desear vivir conforme a la voluntad de Dios, así como ejercitarse en toda buena obrab. a. Rom. 5:1; Rom. 14:17; Isaías 57:15. – b. Rom. 6:10; Gál. 2:20. 91. ¿Qué son buenas obras? Únicamente aquellas que se realizan con fe verdaderaa conforme a la Ley de Diosb, y se aplican solamente a su gloriac; y no aquellas que están fundadas en nuestras buenas intenciones o sobre instituciones humanasd. a. Rom. 14:23. – b. Lev. 18:4; 1 Sam. 15:22; Efes. 2:10. – c. 1 Cor. 10:31. – d. Ezeq. 20:18, 19; Isaías 29:13; Mateo 15:7-9. De La Ley Domingo 34 92. ¿Cuál es la Ley de Dios? Y habló Dios todas estas palabras: (Éxodo 20:1-17; Deut. 5:6-21). Yo soy Jehová (El Señor), tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. Primer mandamiento No tendrás dioses ajenos delante de mí. Segundo mandamiento No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, hasta la tercera y cuarta generación, de los que me aborrecen; y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos. Tercer mandamiento No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano. Cuarto mandamiento Acuérdate del día de reposo para santificarlo; seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú ni tu hijo, ni tu hija, ni tu

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siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días Referencias / Notas hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó. Quinto mandamiento Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. Sexto mandamiento No matarás. Séptimo mandamiento No cometerás adulterio. Octavo mandamiento No hurtarás Noveno mandamiento No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. Décimo mandamiento No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo. 93. ¿Cómo se dividen estos diez mandamientos? En dos tablasa: De las cuales la primera enseña lo que debemos hacer para con Dios; la segunda, lo que debemos hacer para con nuestro prójimob. a. Deut. 4:13; Éx. 34:28; Deut. 10:3, 4. – b. Mateo 22:37-40. 94. ¿Qué manda Dios en el primer mandamiento? Que yo, que deseo la salvación de mi alma, evite y huya de toda idolatríaa, hechicería, encantamiento, supersticiónb, invocación de santos o de otras criaturasc; y que conozca rectamente al único verdadero Diosd, en El sólo confíee con toda humildadf y paciencia, a El sólo me sometag, y de El sólo espere todos los bienesh. Finalmente que de todo corazón le amei, temaj y reverenciek; de tal manera que esté dispuesto a renunciar a todas las criaturas antes que cometer la menor cosa contra su voluntadl. a. 1 Juan 5:21; 1 Cor. 6:10; 1 Cor. 10:7, 14. – b. Lev. 10:31; Deut. 18: 9, 10. – c. Mateo 4:10; Apoc. 19:10; Apoc. 22:8, 9. – d. Juan 17:3. – e. Jer. 17:5, 7. – f. 1 Pedro 5:5. – g. Hebr. 10:36; Col. 1:11; Rom. 5:3, 4; 1 Cor. 10:10; Filip. 2:14. – h. Salmo 104:27; Isaías 45:7; Santg. 1:17. – i. Deut. 6:5; Mateo 22:37. – j. Deut. 6:2; Salmo 111:10; Prov. 1:7; Prov. 9:10; Mateo 10:28. – k. Mateo 4:10; Deut. 10:20. – l. Mateo 5:29; Mateo 10:37; Hechos 5:29. 95. ¿Qué es idolatría? Es poner en el lugar que sólo corresponde al Dios verdadero que se ha revelado por su Palabra, o junto a El, cualquier otra cosa en la cual se ponga confianzaa. a. Efes. 5:5; 1 Crón. 16:26; Filip. 3:19; Gál. 4:8; Efes. 2:12; 1 Juan 2:23; 2 Juan 9; Juan 5:23.

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Domingo 35

Referencias / Notas

96. ¿Qué pide Dios en el segundo mandamiento? Que no representemos a Dios por medio de alguna imagen o figuraa, y sólo le rindamos culto como El ha mandado en su Palabrab. a. Isaías 40:18, 19, 25; Deut. 4:15, 16; Rom. 1:23; Hechos 17:20. – b. 1 Sam. 15:23; Deut. 12:30; Mateo 15:9. 97. ¿No es lícito hacer ninguna imagen? Ni podemos, ni debemos representar a Dios de ninguna maneraa, y aun en el caso de que fuese lícito representar a las criaturas, Dios prohíbe hacer o poseer ninguna imagen destinada a ser adorada o empleada en su serviciob. a. Isaías 40:25. – b. Éx. 34:17; Éx. 23:24; Éx. 34:13; Num. 33:52. 98. ¿No se podrían tolerar las imágenes en las iglesias, como si fuesen libros para enseñar a los ignorantes? No, porque nosotros no debemos ser más sabios que Dios, que no quiere instruir a su pueblo por imágenes mudasa, sino por la predicación viva de su Palabrab. a. Jer. 10:8; Hab. 2:18, 19. – b. Rom. 10:14, 15, 17; 2 Pedro 1:19; 2 Tim. 3:16,17. Domingo 36 99. ¿Qué nos enseña el tercer mandamiento? Que dejemos de blasfemara o profanar el nombre de Dios por medio de falsos juramentosb y maldicionesc, y aún inútiles juramentos; que no nos hagamos partícipes de tan horrendos pecados al callar cuando los oigamosd. En una palabra: que no empleemos el santo nombre de Dios, mas que con temor y veneracióne, a fin de que El sea rectamente confesadof, invocadog y glorificado por nuestras palabras y hechosh. a. Lev. 24:15, 16. – b. Lev. 19:12. – c. Mateo 5:37; Santg. 5:12. – d. Lev. 5:1; Prov. 29:34. – e. Jer. 4:2; Isaías 45:23. – f. Mateo 10:32; Rom. 10:9, 10. – g. Salmo 50:15; 1 Tim. 2:8. – h. Col. 3:17; Rom. 2:24; 1 Tim. 6:1. 100. ¿Es tan grave pecado el profanar el nombre de Dios por medio de juramentos y blasfemias, que Dios también se enoja contra aquellos que no se opusieron y no lo prohibieron con todas sus fuerzas? Sía, porque no hay mayor pecado ni cosa que a Dios más ofenda que el profanar su nombre, por lo cual mandó que esta maldad fuese castigada con la muerteb. a. Prov. 29:24; Lev. 5:1. – b. Lev. 24:16. Domingo 37 101. ¿Se puede jurar santamente en el nombre de Dios? Sí, cuando el magistrado o la necesidad así lo exijan para sostener y confirmar la fe y la verdad, para la gloria de Dios y el bien de nuestro prójimo. Pues tal manera de prestar juramento está fundada el la Palabra de Diosa y, en consecuencia, ha sido rectamente empleada por los santos, tanto

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b en el Antiguo /como Referencias Notasen el Nuevo Testamento .

a. Deut. 6:13; Deut. 10:20; Isaías 48:1; Hebr. 6:16. – b. Gén. 21:24; Gén. 31:53; Josué 9:15; 1 Sam. 24:23; 2 Sam. 3:35; 1 Reyes 1:29; Rom. 1:9; Rom. 9:1; 2 Cor. 1:23. 102. ¿Es lícito jurar por los santos u otras criaturas? No. Porque el legítimo juramento es una invocación de Dios, por la cual se le pide, que El, como el que sólo ve los corazones, sea testigo de la verdad, y castigue si el juramento es falsoa; este honor le corresponde a Elb. a. 2 Cor. 1:23; Rom. 9:1. – b. Mateo 5:34-36; Santg. 5:12. Domingo 38 103. ¿Qué ordena Dios en el cuarto mandamiento? Primero, que el ministerio de la Palabra y la enseñanza sean mantenidosa, y que yo frecuente asiduamente la iglesia, la congregación de Dios, sobre todo el día de reposob, para oír la Palabra de Diosc, y participar de los santos sacramentosd, para invocar públicamente al Señore, y para contribuir cristianamente a ayudar a los necesitadosf. Además, que todos los días de mi vida cese de mal obrar, para que sea Dios mismo quien obre en mi corazón por su Espíritu y, de este modo, pueda empezar en esta vida el Sábado eternog. a. Tito 1:5; 2 Tim. 3:14; 1 Cor. 9:13, 14; 2 Tim. 2:2; 2 Tim. 3:15. – b. Salmo 40:9, 10; Salmo 68:26; Hechos 2:42. – c. 1 Tim. 4:13; 1 Cor. 14:29. – d. 1 Cor. 11:33. – e. 1 Tim. 2:1; 1 Cor. 14:16. – f. 1 Cor. 16:2. – g. Isaías 66:23. Domingo 39 104. ¿Qué manda Dios en el quinto mandamiento? Que muestre a mi padre y a mi madre y a todos mis superiores, honor, amor y fidelidad, que me someta obedientemente a sus buenas enseñanzas y castigosa, soportando también pacientemente sus flaquezasb, pues Dios quiere regirnos por medio de ellosc. a. Efes. 6:1, 2, 5; Col. 3:18, 20, 22; Efes. 5:22; Prov. 1:8; Prov. 4:1; Prov. 15:20; Prov. 20:20; Éx. 21:17; Rom. 13:1. – b. Prov. 23:22; Gén. 9:24; 1 Pedro 2:18. – c. Efes. 6:4, 9; Col. 3:20; Rom. 13:2, 3; Mateo 22:21. Domingo 40 105. ¿Qué exige Dios en el sexto mandamiento? Que ni por mis pensamientos, palabras, actitud y aún menos por mis actos, por mi mismo o por medio de otro, llegue a injuriar, odiar, ofender o matar a mi prójimoa, por el contrario que, renuncie a todo deseo de venganzab; que no me haga mal a mi mismo o me exponga temerariamente al peligroc. Para impedir esto, el magistrado posee la espadad. a. Mateo. 5:21, 22; Mateo 26:52; Gén. 9:6. – b. Efes 4:26; Rom. 12:19; Mateo 18:35; Mateo 5:25. – c. Rom. 13:14; Col. 2:23; Mateo 4:7. – d. Gén. 9:6; Éx. 21:14; Mateo 26:52; Rom. 13:14. 106. ¿Este mandamiento sólo prohibe matar? Al prohibir la muerte Dios nos enseña que El detesta todo lo que de ello se origina, como la envidiaa, el odiob, la irac y el deseo de venganza, considerando todo esto como verdadero homicidiod.

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a. Prov. 14:30; Rom. 1:29. – b. 1 Juan 2:11. – c. Santg. 1:20; Gál. 5:19-21. – d. 1 Juan 3:15. / Notas Referencias 107. ¿Es suficiente, como hemos dicho, el no matar a nuestro prójimo? No; pues Dios, condenando la envidia, el odio y la ira, quiere que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismosa, usando para con él toda benignidad, mansedumbre, paciencia y misericordiab, impidiendo, hasta donde nos sea posible, el mal que le podría sobrevenirc, haciendo bien incluso a nuestros enemigosd. a. Mateo 22:39; Mateo 7:12; Rom. 12:10. – b. Efes. 4:2; Gál. 6:1, 2; Mateo 5:5; Rom. 12:18; Luc. 6:36; Mateo 5:7; 1 Pedro 3:8; Col. 3:12. – c. Éx. 23:5. – d. Mateo 5:44, 45; Rom. 12:20. Domingo 41 108. ¿Qué enseña el séptimo mandamiento? Que Dios maldice toda deshonestidada, y en consecuencia nosotros debemos también aborrecerla de todo corazónb y vivir casta y sobriamentec, sea en el santo estado de matrimonio, o en otro estadod. a. Lev. 18:28. – b. Judas 23. – c. 1 Tes. 4:3-5. – d. Hebr. 13:4; 1 Cor. 7:7. 109. ¿En este mandamiento, prohibe sólo Dios el adulterio y pecados semejantes? Como nuestro cuerpo y alma son templo del Espíritu Santo, Dios quiere que conservemos ambos puros y santos. Para ello prohibe toda impureza en nuestras acciones, nuestros gestos, nuestras palabrasa, nuestros pensamientos y deseosb, y todo lo que incita al hombre a elloc. a. Efes. 5:3, 4; 1 Cor. 6:18, 19. – b. Mateo 5:27, 28. – c. Efes. 5:18; 1 Cor. 15:33. Domingo 42 110. ¿Qué prohibe Dios en el octavo mandamiento? Dios prohibe no solamente el roboa y la rapiñab que castiga la autoridad, sino que llama también robo a todos los medios malos y engaños con los cuales tratamos de apoderarnos del bien de nuestro prójimoc, ya sea por la fuerza por una apariencia de derecho, como son: el peso falso, la mala mercaderíad, la moneda falsa, la usurae, o por cualquier otro medio prohibido por Dios. También prohibe toda avariciaf y todo uso inutil de sus donesg. a. 1 Cor. 6:10. – b. 1 Cor. 5:10; Isaías 33:1. – c. Luc. 3:14; 1 Tes 4:6. – d. Prov. 11:1; Prov. 16:11; Ezeq. 45:9, 10; Deut. 25:13. – e. Salmo 15:5; Luc. 6:35. – f. 1 Cor. 6:10. – g. Prov. 23:20, 21; Prov. 21:20. 111. ¿Qué te ordena Dios en este mandamiento? Buscar en la medida de mis fuerzas, aquello que sea útil a mi prójimo, de hacer con él lo que yo quisiera que él hiciese conmigoa, y trabajar fielmente a fin de poder asistir a los necesitados en su pobrezab. a. Mateo 7:12. – b. Efes. 4:28. Domingo 43 112. ¿Qué se pide en el noveno mandamiento?

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QueReferencias no levante falsos testimonios contra nadiea, que no interprete mal las palabras de los demásb, /N otas que no sea ni detractor ni calumniadorc. Que no ayude a condenar a nadie temerariamente y sin haberle escuchadod; que huya de toda clase de mentira y engaño como obras propias del diabloe, si no quiero provocar contra mi la gravísima ira de Diosf. Que en los juicios como en cualquier otra ocasión, ame la verdad, la anuncie y la confiese sinceramenteg. Y por último que procure con todas mis fuerzas defender la honra y reputación de mi prójimoh. a. Prov. 19:5, 9; Prov. 21:28. – b. Salmo 15:3; Salmo 50:19, 20. – c. Rom. 1:30. – d. Mateo 7:1; Luc. 6:37. – e. Juan 8:44. – f. Prov. 12:22; Prov. 13:5. – g. 1 Cor. 13:6; Efes. 4:25. – h. 1 Pedro 4:8. Domingo 44 113. ¿Qué ordena el décimo mandamiento? Que ni por deseo o pensamiento nuestros corazones se rebelen jamás contra alguno de los mandamientos de Dios, sino que en todo tiempo aborrezcamos el pecado de todo corazón y nos deleitemos en toda justiciaa. a. Rom. 7:7. 114. ¿Pueden guardar perfectamente estos mandamientos lo que son convertidos a Dios? No, porque incluso los más santos, en tanto estén en esta vida, no cumplen más que un pequeño principio de esta obedenciaa. Sin embargo, empiezan a vivir firmemente no sólo según algunos, sino todos los mandamientos de Diosb. a. Juan 1:8; Rom. 7:4, 15; Eccles. 7:20; 1 Cor. 13:9. – b. Rom. 7:22; Salmo 1:2. 115. Entonces ¿Por qué quiere Dios que se nos predique tan rigurosamente los diez mandamientos, si no hay nadie que pueda observarlos perfectamente en esta vida? Primeramente, para que durante toda nuestra vida conozcamos más y más, cuán grande es la inclinación de nuestra naturaleza a pecara, y así busquemos con más fervor la remisión de nuestros pecados y la justicia de Cristob. Después, que nos apliquemos sin descanso a suplicar a Dios la gracia de su Espíritu Santo, para que cada día seamos más renovados a su imagen, hasta que, después de esta vida, alcancemos la perfección que nos es propuestac. a. Rom. 3:20; 1 Juan 1:9; Salmo 32:5. – b. Mateo 5:6; Rom. 7:24, 25. – c. 1 Cor. 9:24; Filip. 3:12-14. De La Oración Domingo 45 116. ¿Por qué es necesaria la oración a los cristianos? Porque es el punto principal de nuestro agradecimiento que Dios pide de nosotrosa, y porque El quiere dar su gracia y su Espíritu Santo sólo a aquellos que se lo piden con oraciones ardientes y continuas, dándole graciasb. a. Salmo 50:14. – b. Mateo 7:7; Luc. 11:9, 13; 1 Tes. 5:17. 117. ¿Qué es necesario en la oración para que ésta agrade a Dios y sea oida por El? Primero, que pidamos de todo corazóna, al sólo y verdadero Dios, el cual se ha manifestado en su Palabrab, todas las cosas que El desea que le pidamosc. Segundo, que reconociendo sinceramente toda

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nuestra pobreza y miseriad, nos humillemos delante de su majestade. Y por último que apoyándonos Referencias / Notas sobre este firme fundamentof, sepamos que, pese a nuestra indignidad, El escuchará nuestra oración por amor del Señor Jesucristog, como nos lo ha prometido en su Palabrah. a. Juan 4:24; Salmo 145:18. – b. Apoc. 19:10; Juan 4:22-24. – c. Rom. 8:26; 1 Juan 5:14; Santg 1:5. – d. 2 Crón. 20:12. – e. Salmo 2:11; Salmo 34:18; Isaías 66:2. – f. Rom. 10:14; Santg 1:6. – g. Juan 14:13; Juan 16:23; Dan. 9:18. – h. Mateo 7:8; Salmo 27:8. 118. ¿Qué nos ha mandado Dios que le pidamos? Todo lo que es necesario para el alma y para el cuerpoa, lo cual, nuestro Señor Jesucristo, ha incluído en la oración que él mismo nos ha enseñado. a. Santg. 1:17; Mateo 6:33. 119. ¿Qué dice esta oración? Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy nuestro pan cotidiano, y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. a. Mateo 6:9-13; Luc. 11:2, 3, 4. Domingo 46 120. ¿Por qué nos pide nuestro Señor Jesucristo que nos dirijamos a Dios diciendo: Padre nuestro? Para despertar en nosotros, desde el principio de nuestra oración, el respeto filial y la confianza en Dios que deben ser el fundamento de nuestra oración. Es a saber, que Dios ha venido a ser nuestro Padre por Jesucristo, y nos concede con mayor seguridad las cosas que le pedimos con fe, que nuestros padres nos otorgan las cosas de este mundoa. a. Mateo 7:9-11; Luc. 11:11-13. 121. ¿Por qué se añade: Que estás en los cielos? A fin de que no tengamos ninguna idea terrestre de la majestad celestial de Diosa, y esperemos de su omnipotencia lo que necesitamos para nuestro cuerpo y nuestra almab. a. Jer. 23:23, 24; Hechos 17:24, 25, 27. – b. Rom. 10:12. Domingo 47 122. ¿Cuál es la primera súplica? Santificado sea tu nombre, es decir; concédenos ante todo que te conozcamos rectamentea, y que santifiquemos y celebremos tu omnipotencia, sabiduría, bondad, justicia, misericordia y verdad, que se manifiesta en todas tus obrasb. Concédenos también, que toda nuestra vida, en pensamiento, palabra y obra, sea siempre dirigida a este fin: que tu santísimo nombre no sea por nosotros blasfemado ni menospreciado, sino honrado y glorificadoc.

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a. Juan 17:3; Jer. 9:24; Jer. 31:33, 34; Mateo 16:17; Santg. 1:5; Salmo 119:105. – b. Salmo 119:137; Referencias / Notas Luc. 1:46, 47, 68, 69; Rom. 11:33. – c. Salmo 71:8; Salmo 115:1. Domingo 48 123. ¿Cuál es la segunda súplica? Venga tu reino, es decir; reina de tal modo sobre nosotros por tu Palabra y Espíritu, que nos sometamos cada vez más y más a Tia. Conserva y aumenta tu iglesiab. Destruye las obras del diablo y todo poder que se levante contra Ti, lo mismo que todos los consejos que se toman contra tu Palabrac, hasta que la plenitud de tu reino vengad, cuando Tú serás todo en todose. a. Salmo 143:10; Salmo 119:5; Mateo 6:33. – b. Salmo 51:18; Salmo 122:6. – c. 1 Juan 3:8; Rom. 16:20. – d. Apoc. 22:20; Rom. 8:22, 23. – e. 1 Cor. 15:28. Domingo 49 124. ¿Cuál es la tercera súplica? Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Es decir, haz que nosotros y todos los hombres, renunciemos a nuestra propia voluntada, y con toda humildad obedezcamos la tuya que es la única buenab, para que cada uno de nosotros cumpla su deber y vocación, tan fiel y gozosamentec como lo hacen los ángeles en el cielod. a. Mateo 16:24; Tito 2:11, 12. – b. Luc. 22:42; Efes. 5:10; Rom. 12:2. – c. 1 Cor. 7:24. – d. Salmo 103:20, 21. Domingo 50 125. ¿Cuál es la cuarta súplica? Danos hoy nuestro pan cotidiano, es decir, dígnate proveernos de todo lo que es necesario para el cuerpoa, a fin de que, por ello reconozcamos que Tú eres la única fuente de todo bienb, y que, ni nuestras necesidades, ni trabajo, ni incluso los bienes que Tú nos concedes, no nos aprovechan antes nos dañan sin tu bendiciónc. Por tanto, concédenos que apartemos nuestra confianza de todas las criaturas para ponerla sólo en Tid. a. Salmo 145:15; Salmo 104:27; Mateo 6:26. – b. Santg. 1:17; Hechos 14:17; Hechos 17:27. – c. 1 Cor. 15:58; Deut. 8:13; Salmo 37:16; Salmo 127:1, 2. – d. Salmo 55:22; Salmo 62:10; Salmo 146:3; Jer. 17:5, 7. Domingo 51 126. ¿Cuál es la quinta súplica? Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores; es decir: por la preciosa sangre de Jesucristo, dígnate no imputarnos, a nosotros pobres pecadores, nuestros pecados ni la maldad que está arraigada en nosotrosa, así como nosotros sentimos, por este testimonio de tu gracia, el firme propósito de perdonar de todo corazón a nuestro prójimob. a. Salmo 51:1; Salmo 143:2; 1 Juan 2:1; Rom. 8:1 – b. Mateo 6:14. Domingo 52 127. ¿Cuál es la sexta súplica?

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No nos metas en tentación, mas líbranos del mal; es decir, dado que nosotros somos tan Referencias / Ndébiles otas que por nosotros mismos no podríamos subsistir un solo instantea, y dado que, nuestros enemigos mortales como son: Satanásb, el mundoc y nuestra propia carned, nos hacen continua guerra; dígnate sostenernos y fortificarnos por la potencia de tu Espíritu Santo, para que podamos resistirles valerosamente, y no sucumbamos en este combate espirituale, hasta que logremos finalmente la victoriaf. a. Juan 15:5; Salmo 103:14. – b. 1 Pedro 5:8; Efes. 6:12. – c. Juan 15:19. – d. Rom. 7:23; Gál. 5:17. – e. Mateo 26:41; Marc. 13:33. – f. 1 Tes. 3:13; 1 Tes. 5:23. 128. ¿Cómo concluyes esta oración? Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Esto es: Te pedimos todo esto, porque siendo nuestro Rey Toderpoderoso, Tú puedes y quieres concedernos toda clase de biena, y esto para que, no a nosotros, sino a tu santo nombre sea todo gloriab por todos los siglos. a. Rom. 10:12; 2 Pedro 2:9. – b. Juan 14:13; Jer. 33:8, 9; Salmo 115:1. 129. ¿Qué significa la palabra: Amén? Amén quiere decir: esto es verdadero y cierto. Porque mi oración es más ciertamente escuchado por Dios, que lo que yo siento en mi corazón, que he deseado de Ela. a. 2 Cor. 1:20; 2 Tim. 2:13.

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R /N Apéndice 5 eferencias

otas

Catecismo PARA NIÑOS

Catequizar significa adoctrinar o entrenar en la doctrina usando un método basándose en preguntas y respuestas. La presencia de muchas falsas enseñanzas y el hecho de que muchos de los creyentes hoy en día no pueden responder con exactitud a las preguntas esenciales de la fe Cristiana, hacen que se vuelva de mucha utilidad volver a este sencillo método de enseñanza. Este mismo catecismo puede ayudar a los niños permanecer firme en la fe. Oremos que el Espíritu Santo obra en el corazón de cada niño para que conozca no solo las enseñanzas de la Biblia, pero conozca verdaderamente a Cristo como su Salvador. Pregunta 1. ¿Quién creó al hombre? Respuesta: Dios Pregunta 2. ¿Qué más ha creado Dios? Respuesta: Todo lo que existe. Pregunta 3. ¿Para qué creó Dios al hombre y todo cuanto existe? Respuesta: Para su gloria. Pregunta 4. ¿Como puedes glorificar a Dios? Respuesta: Amándole y haciendo todo lo que él me manda. Pregunta 5. ¿Por qué debes glorificar a Dios? Respuesta: Por que él me creó, y cuida de mí. Pregunta 6. ¿Hay más de un Dios? Respuesta: No, hay un solo Dios. Pregunta 7. ¿Cuantas personas hay en el único Dios? Respuesta: Tres personas. Pregunta 8. ¿Cuáles son? Respuesta: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Pregunta 9. ¿Qué es Dios? Respuesta: Dios es Espíritu, y no tiene cuerpo. Pregunta 10. ¿En dónde está Dios? Respuesta: Dios está en todas partes. Pregunta 11. ¿Puedes ver a Dios? Respuesta: Yo no puedo ver a Dios, pero Él me ve siempre.

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Pregunta 12. ¿Sabe Dios todas las cosas? Respuesta: Sí. Nada puede ocultarse a la vista de Dios.

Referencias / Notas

Pregunta 13. ¿Puede Dios hacer todo? Respuesta: Sí. Dios puede hacer todo lo que El quiere. Pregunta 14. ¿Dónde aprendes cómo obedecer y amar a Dios? Respuesta: Solamente en la Biblia. Pregunta 15. ¿Quién escribió la Biblia? Respuesta: Hombres que fueron inspirados por el Espíritu Santo. Pregunta 16. ¿Quiénes fueron nuestros primeros padres? Respuesta: Adán y Eva. Pregunta 17. ¿De qué fueron formados nuestros primeros padres? Respuesta: Dios formó el cuerpo de Adán del polvo de la tierra, y a Eva la formó del cuerpo de Adán. Pregunta 18. ¿Qué más dio Dios a Adán y Eva además de cuerpos? Respuesta: Les dio almas inmortales. Pregunta 19. ¿Tienes alma y cuerpo? Respuesta: Sí. El cuerpo morirá, pero el alma que jamás morirá. Pregunta 20. ¿Cómo sabes que tienes alma? Respuesta: Porque Dios así me lo enseña en la Biblia. Pregunta 21. ¿Cómo eran Adán y Eva cuando fueron creados por Dios? Respuesta: Ellos eran santos y felices con Dios. Pregunta 22. ¿Qué es un pacto? Respuesta: Es un lazo de unión entre dos o más personas. Pregunta 23. ¿Qué Pacto hizo Dios con Adán? Respuesta: El Pacto de obras. Pregunta 24. ¿Qué tenía que hacer Adán en el Pacto de obras? Respuesta: Obedecer a Dios perfectamente. Pregunta 25. ¿Qué le prometió Dios a Adán en el Pacto de obras? Respuesta: Darle vida si es que obedecía a Dios. Pregunta 26. ¿Qué pasaría si Adán desobedecía a Dios? Repuesta: Moriría. Pregunta 27. ¿Guardó Adán el Pacto de Obras? Respuesta: No lo guardó, sino que pecó contra Dios. Pregunta 28. ¿Qué es el pecado? Respuesta: El pecado es toda desobediencia o transgresión de la Ley de Dios.

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Pregunta 29. ¿Qué es la desobediencia a la Ley de Dios? Referencias / Notas Respuesta: El hacer lo que Dios prohíbe hacer. Pregunta 30. ¿En qué consiste la transgresión de la Ley de Dios? Respuesta: En no vivir, o no obrar conforme a lo que Dios manda en la Biblia. Pregunta 31. ¿Cómo pecaron nuestros primeros padres? Respuesta: Comiendo el fruto prohibido por Dios. Pregunta 32. ¿Quién los tentó a pecar? Respuesta: El diablo tentó a Eva, y ella dio a Adán del fruto prohibido. Pregunta 33. ¿Qué sucedió a Adán y Eva cuando pecaron? Respuesta: Se convirtieron en pecadores y separados de Dios. Pregunta 34. ¿Actuó Adán sólo por sí mismo en el Pacto de obras? Respuesta: No, él actuó también por todos sus descendientes. Pregunta 35. ¿Cómo ha afectado el pecado de Adán a sus descendientes? Respuesta: En que cada ser humano nace con naturaleza pecaminosa. Pregunta 36. ¿Cómo se llama aquella naturaleza pecaminosa que heredamos de Adán? Respuesta: Pecado original. Pregunta 37. ¿Qué merece todo pecado? Repuesta: La ira y el castigo de Dios. Pregunta 38. ¿Puede alguno ir al cielo con esta naturaleza pecaminosa? Respuesta: No. Nuestros corazones tienen que ser cambiados para poder ir al cielo. Pregunta 39. ¿Cómo se llama este cambio de corazón? Respuesta: Regeneración, o nuevo nacimiento. Pregunta 40. ¿Quien puede cambiar el corazón del pecador? Respuesta: Sólo el Espíritu Santo. Pregunta 41. ¿Puede alguien ser salvo por medio del Pacto de obras? Respuesta: Nadie puede salvarse por medio de las obras. Pregunta 42. ¿Por qué nadie puede salvarse por medio del Pacto de Obras? Respuesta: Porque todos lo hemos quebrantado y por eso estamos condenados. Pregunta 43. ¿Con quién hizo Dios Padre el Pacto de Gracia? Respuesta: Con Cristo, su Hijo eterno. Pregunta 44. ¿Actuó Cristo sólo por sí mismo en el Pacto de Gracia? Respuesta: No. Cristo actuó también por todo su pueblo escogido. Pregunta 45. ¿Qué tenía que cumplir Cristo en el Pacto de Gracia? Respuesta: Tenía que cumplir toda la Ley por su pueblo escogido, y sufrir el castigo por los pecados de ellos.

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Pregunta 46. ¿Cometió Jesús algún pecado? Respuesta: No. Cristo obedeció perfectamente a Dios todo el tiempo.

Referencias / Notas

Pregunta 47. ¿Cómo sufrió el Hijo de Dios? Respuesta: Llegando a hacerse hombre y haciendo expiación por nuestros pecados. Pregunta 48. ¿En qué consiste la expiación que Cristo hizo por nuestros pecados? Respuesta: En que llevó el castigo que nosotros merecemos al sufrir y morir por su pueblo escogido. Pregunta 49. ¿Que prometió hacer Dios en el Pacto de Gracia? Respuesta: Justificar y santificar a aquellos por quienes Cristo murió. Pregunta 50. ¿Qué sucede en la “justificación”? Respuesta: Dios perdona a los pecadores y los acepta como si nunca hubiesen pecado. Pregunta 51. ¿Qué sucede en la “santificación”? Respuesta: Dios hace santos los corazones y las obras de los creyentes. Pregunta 52. ¿Por quiénes obedeció y padeció Cristo? Respuesta: Por todos los elegidos. Pregunta 53. ¿Cómo vivió Cristo en este mundo? Respuesta: En pobreza y sufrimiento. Pregunta 54. ¿Cómo murió Cristo? Respuesta: Con la penosa y vergonzosa muerte de la cruz. Pregunta 55. ¿Quiénes serán salvos? Respuesta: Solamente aquellos que verdaderamente se arrepienten de sus pecados y creen en Cristo. Pregunta 56. ¿Qué es el arrepentimiento? Respuesta: Sentir dolor por nuestros pecados, aborrecerlos y abandonarlos, porque son detestables delante de Dios. Pregunta 57. ¿Qué es “creer y tener fe en Jesucristo”? Respuesta: Confiar solamente en Cristo para recibir la salvación. Pregunta 58. ¿Puedes arrepentirte y creer en Cristo por tu propio esfuerzo? Respuesta: No, sino que debo obtener la ayuda del Espíritu Santo. Pregunta 59. ¿Cómo puedes obtener la ayuda del Espíritu Santo? Respuesta: Pidiendo a Dios que nos de el Espíritu Santo. Pregunta 60. ¿Cuánto tiempo hace que Cristo murió? Respuesta: Más de dos mil años. Pregunta 61. ¿Cómo fueron salvos los que vivieron antes de Cristo? Respuesta: Por la fe en el Salvador que Dios había prometido enviar. Pregunta 62. ¿De qué manera mostraron la fe en el Salvador que había de venir? Respuesta: Obedeciendo a Dios, y ofreciéndole sacrificios según El lo estableció.

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Pregunta 63. ¿Por qué estableció Dios los sacrificios? Referencias / Notas Respuesta: Para enseñarles acerca de Cristo, el Cordero de Dios, que es el perfecto sacrificio por el pecado. Pregunta 64. ¿Cuántos son los oficios principales de Cristo? Respuesta: Cristo tiene tres oficios principales. Pregunta 65. ¿Cuáles son? Respuesta: El oficio de Profeta, de Sacerdote, y de Rey. Pregunta 66. ¿Cómo cumple Cristo el oficio de profeta? Respuesta: Enseñándonos la voluntad de Dios. Pregunta 67. ¿Cómo cumple Cristo el oficio de Sacerdote? Respuesta: Al morir por los elegidos, y al interceder ante Dios por ellos. Pregunta 68. ¿Cómo cumple Cristo el oficio de Rey? Respuesta: Gobernando sobre el mundo y defendiendo a su pueblo. Pregunta 69. ¿Por qué necesitas a Cristo como profeta? Respuesta: Porque necesito saber la voluntad de Dios. Pregunta 70. ¿Por qué necesitas a Cristo como Sacerdote? Respuesta: Porque soy culpable del pecado. Pregunta 71. ¿Por qué necesitas a Cristo como Rey? Respuesta: Porque soy débil e indefenso. Pregunta 72. ¿Cuántos mandamientos dio Dios en el Monte Sinaí? Éxodo 20 Respuesta: Diez mandamientos. Pregunta 73. ¿Con qué otro nombre se conoce a los diez mandamientos? Respuesta: El Decálogo. Pregunta 74. ¿Qué nos enseñan los primeros cuatro mandamientos? Respuesta: Cómo amar a Dios. Pregunta 75. ¿Qué nos enseñan los últimos seis mandamientos? Respuesta: Cómo amarnos a nosotros mismos y a nuestro prójimo. Pregunta 76. ¿Cuál es el resumen de los diez mandamientos? Respuesta: Amar a Dios de todo corazón, y al prójimo como a uno mismo. Pregunta 77. ¿Quién es tu prójimo? Respuesta: Todo ser humano. Pregunta 78. ¿Se agrada Dios con quienes le aman y obedecen? Respuesta: Sí. El ha dicho: “Yo amo a los que me aman”. Pregunta 79. ¿Se agrada Dios con quienes no le aman, ni le obedecen? Respuesta: No. Dios se enoja diariamente contra los impíos.

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Pregunta 80. ¿Cuál es el primer mandamiento? Referencias / Notas Respuesta: El primer mandamiento es: “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. Pregunta 81. ¿Qué nos enseña el primer mandamiento? Respuesta: A adorar solamente a Dios. Pregunta 82. ¿Cuál es el segundo mandamiento? Respuesta: El segundo mandamiento es: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas ni las honrarás; porque yo soy Jehová, tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia por millares a los que me aman y guardan mis mandamientos.” Pregunta 83. ¿Qué nos enseña el segundo mandamiento? Respuesta: A adorar a Dios según la manera que él ha establecido, y no por medio imágenes o ídolos. Pregunta 84. ¿Cuál es el tercer mandamiento? Respuesta: El tercer mandamiento es: “No tomarás el nombre de Jehová, tu Dios, en vano, porque no dará por inocente Jehová al que tome su nombre en vano.” Pregunta 85. ¿Qué nos enseña el tercer mandamiento? Respuesta: A honrar el nombre de Dios, su Palabra y sus obras. Pregunta 86. ¿Cual es el cuarto mandamiento? Respuesta: El cuarto mandamiento es: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día es de reposo para Jehová, tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni el extranjero que está dentro de tus puertas; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el sábado y lo santificó”. Pregunta 87. ¿Qué nos enseña el cuarto mandamiento? Respuesta: A guardar el día de reposo como día santo. Pregunta 88 ¿Cómo debemos santificar el día de reposo? Respuesta: Adorando a Dios junto con su pueblo, alabándole y agradeciéndole; cantando y orando; leyendo y escuchando la Biblia, y haciendo el bien a otros. Pregunta 89. ¿Qué día de la semana es el reposo cristiano? Respuesta: El domingo, que es el primer día de la semana, el cual se llama “Día del Señor”. Pregunta 90. ¿Por qué el día domingo se le llama “Día del Señor”? Respuesta: Porque en este día Cristo resucitó de entre los muertos. Pregunta 91. ¿Cuál es el quinto mandamiento? Respuesta: El quinto mandamiento es: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová, tu Dios, te da.” Pregunta 92. ¿Qué nos enseña el quinto mandamiento? Respuesta: Que debemos amar y obedecer a nuestros padres, y también a todo el que tiene autoridad sobre nosotros.

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Pregunta 93. ¿Cuál Referencias / Notases el sexto mandamiento? Respuesta: El sexto mandamiento es: “No matarás.” Pregunta 94. ¿Qué nos enseña el sexto mandamiento? Respuesta: No tener ira, ni odiar, ni herir a nadie. Pregunta 95. ¿Cual es el séptimo mandamiento? Respuesta: El séptimo mandamiento es: “No cometerás adulterio”. Pregunta 96. ¿Qué nos enseña el séptimo mandamiento? Respuesta: A mantenernos sexualmente puros en pensamientos, palabras y acciones. Nos enseña también a ayudar a otros a hacer lo mismo. Pregunta 97. ¿Cuál es el octavo mandamiento? Respuesta: El octavo mandamiento es: “No hurtarás.” Pregunta 98. ¿Qué nos enseña el octavo mandamiento? Respuesta: A ser honestos y trabajadores; y a respetar lo que pertenece a los demás. Pregunta 99. ¿Cuál es el noveno mandamiento? Respuesta: El noveno mandamiento es: “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.” Pregunta 100. ¿Qué nos enseña el noveno mandamiento? Respuesta: A decir siempre la verdad. Pregunta 101. ¿Cuál es el décimo mandamiento? Respuesta: El décimo mandamiento es: “No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.” Pregunta 102. ¿Qué nos enseña el décimo mandamiento? Respuesta: A contentarnos con lo que somos, y con lo que tenemos. Pregunta 103. ¿Puede algún ser humano guardar perfectamente estos mandamientos? Respuesta: Desde la caída de Adán nadie ha podido ni podrá obedecer perfectamente los diez mandamientos. Sólo Cristo lo hizo. Pregunta 104. ¿Para qué sirven los diez mandamientos? Respuesta: Nos enseña cómo debemos vivir, y nos muestran la necesidad de un Salvador. Pregunta 105. ¿Qué es la oración? Respuesta: La oración es pedir a Dios lo que Él ha prometido darnos. Pregunta 106. ¿En nombre de quién debemos orar? Respuesta: Solamente en el nombre de Cristo. Pregunta 107. ¿Qué nos ha dejado Cristo para enseñarnos a orar? Respuesta: “El Padrenuestro”, que se llama también la “Oración del Señor.” Pregunta 108. Repite la oración del Señor. Respuesta: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu Reino; hágase tu voluntad como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy; perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. No nos

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dejes caer en la tentación, más líbranos del mal. Porque tuyo es el Reino, el poder y la gloria, por Referencias / Notas todos los siglos. Amén. (Mateo 6:9-13) Pregunta 109. ¿Cuántas peticiones hay en la oración del Señor? Respuesta: Seis peticiones. Pregunta 110. ¿Cuál es la primera petición? Respuesta: “Santificado sea tu nombre” Pregunta 111. ¿Qué rogamos es esta primera petición? Respuesta: Que nosotros y todos los demás glorifiquen el nombre de Dios. Pregunta 112. ¿Cuál es la segunda petición? Respuesta: “Venga tu Reino”. Pregunta 113. ¿Qué rogamos en la segunda petición? Respuesta: Que el poder de Satanás sea destruido, y que Cristo sea honrado por todos como Rey sobre nosotros. Pregunta 114. ¿Cuál es la tercera petición? Respuesta: “Hágase tu voluntad como en el cielo, así también en la tierra”. Pregunta 115. ¿Qué rogamos en la tercera petición? Respuesta: Que nosotros sirvamos a Dios en la tierra como los ángeles le sirven en el cielo. Pregunta 116. ¿Cuál es la cuarta petición? Respuesta: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.” Pregunta 117. ¿Qué rogamos en la cuarta petición? Respuesta: Que Dios nos dé todo lo que necesitamos para vivir. Pregunta 118. ¿Cuál es la quinta petición? Respuesta: “Y perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”. Pregunta 119. ¿Qué rogamos en la cuarta petición? Respuesta: Qué por amor a Cristo Dios nos perdone nuestros pecados y nos dé la disposición de perdonar quienes nos han ofendido. Pregunta 120. ¿Cuál es la sexta petición? Respuesta: “Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal”. Pregunta 121. ¿Qué rogamos en la sexta petición? Respuesta: Que Dios nos preserve de pecado. Pregunta 122. ¿Cuántos sacramentos ha establecido Cristo? Respuesta: Solamente dos sacramentos. Pregunta 123. ¿Cuáles son? Respuesta: El Bautismo y la Cena del Señor. Pregunta 124. ¿Quién estableció estos sacramentos? Respuesta: El Señor Jesucristo.

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Pregunta 125./¿Para Referencias Notas qué estableció Cristo estos sacramentos? Respuesta: Para identificar, consolar, y fortalecer su pueblo escogido. Pregunta 126. ¿Qué signo se usa en el bautismo? Respuesta: El lavamiento con agua. Pregunta 127. ¿Qué significa este lavamiento con agua? Respuesta: Que pertenecemos a Dios. Y que por la fe somos purificados del pecado por la sangre de Cristo. Pregunta 128. ¿En el nombre de quién somos bautizados? Respuesta: En nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Pregunta 129. ¿Quienes deben ser bautizados? Respuesta: Los creyentes y sus hijos. Pregunta 130. ¿Por qué los hijos de los creyentes deben de ser bautizados? Respuesta: Porque ellos también pertenecen a Dios. Y porque Dios promete perdonarles sus pecados cuando ellos se arrepientan y crean. Pregunta 131. ¿Cuida Cristo también de los niños? Respuesta: Sí. Porque él ha dicho: Dejad a los niños venid a mí, y se lo impidáis; porque de ellos es el reino de los cielos. Pregunta 132. ¿A qué estás obligado por el bautismo? Respuesta: A ser fiel seguidor de Cristo. Pregunta 133. ¿Qué es la Cena del Señor? Respuesta: El comer pan y beber vino, para recordar el sufrimiento y muerte de Cristo. Pregunta 134. ¿Qué se representa con el pan? Respuesta: El cuerpo de Cristo, entregado por nuestros pecados. Pregunta 135. ¿Qué se representa con el vino? Respuesta: La sangre de Cristo derramada para el perdón de nuestros pecados. Pregunta 136. ¿Quiénes deben participar de la Cena del Señor? Respuesta: Solamente aquellos que se arrepienten de sus pecados, y confían en Cristo para su salvación. Pregunta 137. ¿Permaneció Cristo en la tumba después de la muerte? Respuesta: No. Sino que resucitó de entre los muertos al tercer día. Pregunta 138. ¿Dónde está Cristo ahora? Respuesta: Está en el cielo, intercediendo por nosotros. Pregunta 139. ¿Vendrá Cristo por segunda vez? Respuesta: Sí. Cristo vendrá por segunda vez, en la consumación del tiempo, para juzgar al mundo. Pregunta 140. ¿Qué sucede a todo ser humano luego de morir? Respuesta: El cuerpo se descompone y vuelve la tierra. El alma de los justos continúa viviendo en el cielo, y la de los malvados va al infierno.

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Pregunta 141. ¿Resucitará el cuerpo de todos los que mueren? Referencias / Notas Respuesta: Sí. Cuando Cristo venga por segunda vez, los cuerpos de los muertos resucitarán y se unirán con el alma para siempre. Pregunta 142. ¿Qué sucederá a los impíos en el día del juicio final? Respuesta: Serán echados al infierno en cuerpo y alma. Pregunta 143. ¿Qué es el infierno? Respuesta: Es un lugar de castigo terrible y eterno. Pregunta 144. ¿Qué sucederá a los justos en el día del juicio final? Respuesta: Irán al cielo en cuerpo y alma, para estar con Cristo para siempre. Pregunta 145. ¿Qué es el cielo? Respuesta: Es un lugar lleno de gloria y de felicidad, en donde los justos estarán en la presencia de Dios para siempre. Por: Dr. Philip Rollinson y Dr. Mark E. Ross Traducido y adaptado por Rev. Alonzo Ramírez Alvarado.

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R ANEXO 6/ N eferencias

otas

Breve Historia de la educación en los tiempos bíblicos I. La Biblia posee los principios de la educación cristiana La Biblia no es un libro que exponga la historia de la educación religiosa, pero posee los principios necesarios para cumplir con esta labor que Dios nos manda. Desde las primeras líneas del Génesis descubrimos tres elementos que nos enseñan el énfasis educativo: A. “En el principio, creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1). Esta frase revela que el mundo es teocéntrico. Todo lo que existe tiene su origen en Dios. B. “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y hembra los creó” (Génesis 1:26, 27). Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza y les asignó la tarea de sojuzgar y disfrutar de la creación con el fin de darle la gloria a Él. Esta imagen de Dios en el hombre constituye su naturaleza espiritual, que se manifiesta en su capacidad intelectual, moral, y volitiva. En el ejercicio de sus facultades, en su carácter, conducta y capacidades, el hombre debe reflejar el carácter de su Creador. C. “Los bendijo Dios y les dijo: Fructificad y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla, ejerced potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y todas las bestias que se mueven sobre la tierra”. Dios también dio al hombre dirección espiritual en Génesis 2:16, 17. Y mandó Jehová Dios al hombre y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo cuidara. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: “De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás”. Entonces Dios se revela como el primer maestro, y Adán y Eva son los primeros “estudiantes”. El huerto de Edén se constituyó en la primera “escuela”. El propósito de la educación fue mantener una relación perfecta con Dios. El conocimiento fue impartido por Dios, el único maestro. La responsabilidad de los estudiantes fue creer, confiar y obedecer lo que el maestro enseñó. Si analizamos brevemente la “educación religiosa original” vemos que el propósito de Dios al enseñarles fue mantener una relación de armonía perfecta entre Él, Adán y Eva. Su método fue positivo y con autoridad. No había nada oscuro, misterioso o incierto en la intención de Dios. Dios mandó y el hombre obedeció. Mientras obedecieron, el propósito de Dios se lograba. Pero cuando en la escena aparece otro “maestro” y el hombre y la mujer escuchan su instrucción, la relación de armonía se disolvió. Cuando accedieron al consejo de Satanás, recibieron y siguieron sus instrucciones, la relación con Dios se alteró completamente. Además de caer bajo una condenación eterna, la imagen de Dios en ellos fue completamente distorsionada. Pero, en su gracia, Dios vino a buscarles. Le hizo tres preguntas a Adán: ¿dónde estás?, ¿quién te enseñó? y ¿qué es lo que has hecho? (Génesis 3:9-13). Desde este momento en adelante el enfoque de las enseñanzas del “Maestro” es para restaurar la relación con los seres humanos (Éxodo 4:12; Salmos 32:8; Isaías 48:17).

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La entrada del pecado (Génesis 3) corrompió la naturaleza original del hombre (Efesios 2:14, Referencias / Notas Romanos 2, 3, 7:15). El maestro divino no ha cambiado, pero ahora la humanidad tiene un corazón siempre inclinado al mal y a la rebelión (Jeremías. 17:9). Esta condición le impide tener una correcta comunión con Dios y con su prójimo, y usar correctamente sus facultades. El hombre, gracias al don de la gracia común, ha podido desarrollar la ciencia sin atribuirle a Dios el lugar que le corresponde, no le ha dado la gloria a Dios, se ha envanecido en sus razonamientos, de modo que profesando ser sabio se ha hecho necio (Romanos 1:22). Por esta condición, Dios ha provisto la redención por medio de Cristo Jesús, por la obra de regeneración del Espíritu Santo, que lo capacita para entrar en comunión con Él y restaurar las relaciones con su prójimo. En esta regeneración Dios transforma la perspectiva del hombre con respecto a su relación con Dios y la obediencia a su Palabra. II. Educación Pero ¿qué significa educar? Educar es el proceso de instruir, formar, nutrir, entrenar, enseñar, desarrollar intelectualmente y moralmente, persuadir o condicionar a uno creer, sentir y actuar en una manera deseada.

A. El propósito bíblico de la educación es: 1. Llevar a las personas a comprender quién es Dios, qué ha hecho, cómo podemos entrar en una relación con Él y cómo debemos vivir para Él (Deuteronomio 6:5; Génesis 12:18; 22:1-10). 2. La educación debe estar centrada en Dios y en lo que Dios requiere de su creación. Logramos esta meta cuando hemos inculcado en la persona un deseo firme de vivir un estilo de vida bíblico: una vida de justicia, santidad y servicio a Dios (Génesis 18:19; Miqueas 6:8). Dios quiere que identifiquemos nuestros talentos y dones, y que los desarrollemos en su máximo potencial. El niño debe ser entrenado para desarrollar su intelecto, sus emociones, sus energías físicas y su voluntad para descubrir las leyes de Dios escondidas en cada una de las ramas del saber, con el propósito de cumplir el mandamiento bíblico de servir a Dios sirviendo a su prójimo y a la sociedad. La educación bíblica procura el desarrollo integral del ser humano. Logramos este fin cuando nuestros estudiantes ponen en práctica los principios bíblicos en amor a Dios. En la mente de Dios, educación y religión son inseparables.

III. Enseñanzas bíblicas sobre los niños

A. Los niños son los recursos más preciosos que tenemos (Salmos 128, 127:3). Son herenciaposesión del Señor.



B. Los niños de los creyentes son propiedad especial del Señor.



C. Los niños son hechos por Dios, Salmo 139:13-1.



E. Desde el principio, Dios tenía planes para la reproducción de la humanidad (Génesis 1:28).



F. Los hijos son una bendición del Señor. “Dios hace habitar en familia a la estéril que se goza en ser madre de hijos” (Salmo 113: 9b).

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el Salmo 144:12 leemos “Sean nuestros hijos como plantas crecidas en su juventud, RG. En eferencias / Notas

nuestras hijas como esquinas labradas cual las de un palacio”. Esto implica que los niños son grandes bendiciones.



H. En Zacarías 8:5 leemos “que las calles de la ciudad estarán llenas de muchachos y muchachas que jugarán en ellas”. Los niños que juegan en las calles son un símbolo de que la bendición de Dios estuvo sobre el pueblo.



I. Porque el valor de los niños eran tan alto, las mujeres estériles se sentían muy tristes y maldecidas: Sara (Génesis 18:9), Raquel (Génesis 30:1, 2), Ana (1 Samuel 1), la madre de Sansón (Jueces 13), y Elizabet (Lucas 1). Porque los niños son los recursos más preciosos que Dios nos ha dado, Dios tiene mucho interés en cómo les educamos. Dios ha dado a los padres la responsabilidad de cumplir con esta tarea. Este es el deber más importante que tienen. La intención de Dios es que cada generación enseñe a la siguiente las maravillosas obras de Dios en su creación y redención, para que Dios sea glorificado como es digno (Salmos 78:4; Salmos 145:4; Deuteronomio. 4:9,10; 6:2,7).

IV. La historia de educación en los tiempos bíblicos

A. De Adán hasta el exilio (cautividad de los israelitas por los babilonios) en el año 586 antes de Cristo.



En Génesis 3:8 y 4:9, leemos que Dios habló directamente con las personas. Empezando con Noé y continuando durante el periodo de los patriarcas Abram, Isaac y Jacob, Dios habló con la cabeza de la familia y ellos enseñaron a sus familiares y siervos. El hogar fue el ambiente donde el aprendizaje fue recibido. Cuando la nación de los israelitas creció, Dios escogió líderes como Moisés y los profetas. El habló directamente por medio de ellos. Es importante notar que el pueblo de Israel no fue liberado de Egipto por un jefe militar sino por un educador, quien trabajó como pastor (Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios, y era poderoso en palabras y obras. Hechos 7:22). Por medio de Moisés, Dios puso por escrito su santa voluntad. La ley, los Diez Mandamientos, fue escrita en piedra según la costumbre cultural de marcar en piedra las cosas importantes. En esta época, Dios también instituyó la Pascua, las leyes ceremoniales y los sacrificios, como símbolos visibles de su pacto de redención. Las ceremonias tenían el propósito de ayudar a los padres educar a sus niños. Dios nunca quiso que estas reemplacen la educación en el hogar. Los profetas, reyes y sacerdotes tenían un rol grande en la educación del pueblo, pero los padres eran directamente responsables por la educación de sus hijos.



Durante el tiempo de los reyes, el lugar de la educación cambió cuando los reyes enviaron a los profetas por los pueblos para impartir las enseñanzas. Pero el énfasis siempre fue el de una dimensión personal entre padres e hijos (como podemos ver en el libro de Proverbios). Los padres tenían la obligación de enseñar a sus hijos lo que aprendían. Durante el tiempo de los profetas Samuel, Elías y Eliseo, existían escuelas de profetas como centros de preparación de los ministros que enseñaban al pueblo. Cuando los israelitas continuaron en su rechazo a Dios y sus enseñanzas, Dios permitió que fueran llevados cautivados por Babilonia.



La educación siempre tuvo su énfasis en la relación vertical entre el hombre y Dios. La relación horizontal entre el hombre y su prójimo fue secundaria. Deuteronomio 6:4,5 indica como Dios era el centro de la educación. “Oye, Israel: Jehová, nuestro Dios, Jehová uno es. Amarás a Jehová, tu Dios, de todo tu corazón, de toda tu alma y con todas tus fuerzas.”

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1. Dios mandó a los padres y madres a educar a sus niños. La educación fue/ centrada Referencias Notas en el hogar (Génesis 18:19; Deuteronomio 4:44, 5:1, 6:6-9; 11:9, 20, Salmos 19:8, 78:5-7; Proverbios.1:8; 3:1, 4:2, 6:20,23; 31). 2. Los padres tenían que educar a sus niños sobre Dios y todas las otras ramas de saber. Proverbios 4:1-4 nos muestra que los padres enseñaron todas las ramas del saber: la vida diaria, el trabajo, las relaciones humanas, el sexo, responsabilidades, verdad, negocios, respeto, disciplina, religión. La educación incluyó el entrenamiento para trabajar (2 Reyes 4:18) y cuidar las ovejas (1 Samuel 16:11). Los hijos usualmente aprendieron los trabajos de sus padres (como Jesús mismo lo hizo). 3. Las enseñanzas en las artes y la música eran comunes. David aprendió a tocar el arpa (1 Samuel 16:15-16, 1 Samuel 16:18; Salmos 137; Jeremías. 31:13; Lamentaciones 5:14). Las madres enseñaron a las niñas a cocinar, coser y otras artes importantes para la vida (2 Samuel.13: 8; Éxodo 35:25-26). Hubo otras personas capacitadas en todas las artes, para inventar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce, para labrar piedras y engastarlas, tallar madera y trabajar en toda clase de labores (Éxodo 31:1-11). 4. La gente usó muchos métodos en la educación, incluyendo monumentos visuales y discursos con preguntas y respuestas, despertando creatividad y curiosidad para aprender. (Josué.4: 21-22, Éxodo 12:26, 27, “y cuando os pregunten vuestros hijos. ¿Qué significa este rito?, vosotros responderéis…). 5. Parece que muchos leían, escribían y sabían principios básicos de matemática. Tres hombres de cada tribu escribieron un libro con descripciones bien detalladas de cada pueblo y ciudad en la tierra de Canaán (Josué 18:4, 8, 9). Un joven escribió los nombres de los oficiales y ancianos para Gedeón (Jueces 8:14). En Isaías 10:19 se dice que “Tan pocos árboles quedarán en su bosque que un niño los podrá contar”. Amós y Miqueas (ambos de clase baja) pudieron escribir con eficiencia. B. Post-exilio desde 536 a.C. al 33 d.C.

Durante el exilio, Dios curó a los israelitas de sus idolatrías a las imágenes de los paganos; nunca más volvieron a servir a los ídolos de las naciones paganas que vivían alrededor de ellos. Pero el templo fue destruido y en la Diáspora, los israelitas tuvieron que desarrollar una alternativa a su sistema religioso anteriormente centrado en el templo. Construyeron sinagogas, en cada ciudad, que sirvieron para la adoración y la educación. La educación en este periodo fue más estructurada e institucionalizada. La “sinagoga” impulsó la expansión de la educación hebrea. Las enseñanzas fueron en arameo, aunque el hebreo también fue enseñado. Nehemías y muchos otros maestros dieron regularmente instrucción. Aunque la palabra escuela se encuentra una sola vez en el Nuevo Testamento (Hechos 19:9), estas era muy comunes. En el Talmud (libro de interpretaciones de las leyes) se menciona que hubo alrededor de 480 sinagogas en Jerusalén durante de la vida de Cristo y cada sinagoga tenía una escuela para niños. También leemos en el Nuevo Testamento cómo las instrucciones (enseñanza) fueron dadas en el templo (Mateo 31:23; 26:25; Marcos 14:49; Lucas 2:46; 20:1; 21:37; Juan 18:20).



El escritor judío Natan Drazin habla sobre tres metas de la educación entre los judíos en esta época: nacionalismo, religión y universalización. La primera meta fue la de establecerla como el vínculo para mantener la unidad del pueblo de Israel y de este modo preservar su nacionalidad. La segunda fue mantener la relación del pueblo con su Dios. Y la tercera, la educación fue importante para que cada judío pudiera interiorizar su fe y comunicarla a otros.

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El pueblo es un buen ejemplo de cómo la educación cohesiona, preserva y mantiene Referencias / Njudío otas

la unidad de una nación. Su sobrevivencia y existencia como un pueblo es el resultado de su alto aprecio por la educación y el valor que ellos ponen en transmitir sus creencias a las siguientes generaciones. 1. La educación de un judío comenzaba en su hogar y seguía con aquella dada por los líderes religiosos en las sinagogas, casas de maestros o en el templo. Los alumnos se sentaban a los pies de sus maestros y aprendían la teoría y práctica por medio de instrucción oral. 2. Durante los 400 años entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, los judíos empezaron instituciones secundarias para los jóvenes varones (casas de los estudios beth-hamidrash). Los buenos estudiantes podían asistir y aprender cómo interpretar las leyes y aplicarlas a la vida diaria. 3. En el siglo tercero antes de Cristo, fueron instituidas las escuelas primarias (beth- ha-sepher o “casa del libro”) para los varones. En el año 75 antes de Cristo, hubo un movimiento para establecer una ley que ordenaba que la educación debiera ser obligatoria para todos los niños de seis años en adelante. 4. Los judíos tenían una pasión por la educación y la Biblia está llena de conceptos pedagógicos. El currículo usado fue las “Escrituras”. Los niños aprendieron a leer, recitar, discutir y escribir en base de estos libros. Todo los niños tenían que memorizar palabra por palabra los cinco primeros libros de la Biblia (los libros de Moisés), antes de cumplir los 12 años. V. ¿Quiénes eran los maestros en los tiempos del Antiguo Testamento? a. Dios: Job 36: 22; Salmos 119:26-27. b. Los padres: Cada niño Israelita era instruido en la palabra de Dios por sus padres (Deuteronomio 6:6-9; Salmos 78.) c. Moisés: Nehemías 9:14. d. Los profetas: no añadieron nada a la ley de Dios, se limitaron a enseñar lo que Dios había revelado, animando a la gente creer, obedecer y ser fiel a Dios. e. Los sacerdotes: ellos tenían que enseñar la ley de Moisés (Levítico 10:11; Deuteronomio 31:9-13). Tenían la responsabilidad de enseñar las leyes morales y los leyes ceremoniales, los relatos de los sacrificios, los rituales y las responsabilidades del pueblo (Ezequiel 44:23; Levítico 8). f. Los reyes: los líderes políticos eran responsables de que el pueblo conociera y obedeciera a Dios (2 Reyes 23:2, 3-el rey Tosías; 2 Crónicas 17:7-9 -el rey Josafat.) g. Maestros e instructores (Proverbios 1:4, 5; 5:13). Parece ser que hubo una clase de hombres que se especializaron en la aplicación de la ley en la vida diaria. Jeremías los menciona en Jeremías 18:18. La instrucción no le debía faltar al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni la palabra al profeta.

. Nathan Drazin, History of Jewish Education From 515 B.C.E. to 220 C. E. (Baltimore: Johns Hopkins, 1940), pp. 15-23.

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h. Los escribas: son mencionados después del exilio (Esdras 7:6,10). Era un/grupo Referencias Notas de maestros y líderes responsables de copiar y enseñar las escrituras. i. Los fariseos y los rabíes: líderes de las sinagogas. Eran maestros oficialmente reconocidos que escribieron el “Talmud”, libro que contenía las interpretaciones de las leyes y sus aplicaciones a la vida diaria. Jesús condenó sus interpretaciones porque rechazaron las enseñanzas de Dios y pusieron sus propias tradiciones encima de la ley (Marcos 7:6-9). VI. ¿Cómo era la educación en los tiempos del post-exilio? a. La educación empezaba temprano en la vida de los niños, casi al terminar el destete (cuando un niño tenía entre 2 y 3 años -Isaías 28:9). A los tres años eran llevados a la sinagoga y se les permitía estar en las fiestas religiosas. A los cinco años ya estudiaban las escrituras. En los tiempos bíblicos, la educación académica y espiritual, el jugar y trabajar estaban centrados en el hogar con los padres. A los trece años, eran iniciados en el pueblo como adultos: responsables por su propio comportamiento, maduros en creencias espirituales y responsables legalmente para hacer sus propios votos. Los varones se casaban cuando tenían más o menos 18 años y las mujeres más temprano. b. Horario de los estudios: las clases comenzaban a las seis de la mañana y terminaban las diez. Entre las diez y las tres de la tarde las clases se suspendían por el calor. Después, las clases se reanudaban por algunas horas más. Durante los meses más calurosos, se tenía solo cuatro horas de clases. c. El número de estudiantes por cada maestro estaba limitado a 25. Si había más alumnos se incorporaba un asistente que le ayudaba. d. Métodos de enseñanza: se enfocaron en el desarrollo de los cinco sentidos. e. Instrucción oral y recitación: “mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea tras línea, un poquito aquí, un poquito allá” (Isaías. 28:10, 13). f. Memorización: Hubo mucho énfasis en la memorización de las escrituras. La vida de Jesús muestra esta realidad. g. Instrucción por escrito: Deuteronomio. 31:19; Salmos 119:18; Proverbios 22:30. Símbolos y enseñanzas visuales (Deuteronomio 6:8, 9). La mezuzá, una caja cilíndrica que contenía las palabras de Deuteronomio 6:4-9 y 11:13-21, es un ejemplo de los objetos visuales que la gente usaba para la educación en la casa. Hubo muchos símbolos conectado con las leyes ceremoniales que también sirvieron para recordar a los israelitas las obras del Señor y su plan de redención. Cada artículo del templo, la vestidura de los sacerdotes, los sacrificios, los rituales de lavamiento, etc., todos sirvieron para despertar la curiosidad de los niños y dar a los padres la oportunidad de enseñarles doctrinas sobre Dios y la salvación. h. Las seis fiestas religiosas e históricas celebradas cada año sirvieron para establecer vínculos de educación. Participaban todos los adultos y niños que podían. Las fiestas eran interesantes y llenas de enseñanzas sobre Dios.

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La Historia de la Salvación

i. Participación integral: cada semana en el día del Señor, el sábado, los israelitas Referencias / Notas

descansaron de sus trabajos y se dedicaron a adorar, estudiar y ser instruidos en la palabra de Dios.

j. Instrucciones por medio de los catecismos (método de instrucción usando preguntas y respuestas). Fue un método muy común durante los tiempos bíblicos Miqueas 6:6,8, Jeremías 15:11; Deuteronomio 6:20; Romanos 1:1-3. Los amigos de Job también usaron muchas preguntas en sus discusiones. k. La disciplina fue un ingrediente primordial en la educación. Proverbios 23 enfatiza que la disciplina es importante para que la instrucción sea eficaz. Recuérdese que la disciplina proviene del amor y preocupación y no de la impaciencia e ira; sirve para corregir y enseñar al niño el auto-control y la disciplina. El Señor es nuestro ejemplo en este sentido, cómo lo podemos leer en Hebreos 12. C. Los tiempos del Cristo Es por Jesucristo que la educación que los cristianos impartían que empezó a caracterizarse como cristiana. Como dice el autor H. Armstrong “Jesús de Nazaret es la base bíblica e histórica, personificada de la educación cristiana”. Jesús fue conocido como un hombre que había venido de Dios como maestro (Juan 3:2). Sesenta veces la gente dio el nombre de “maestro” a Jesús. Sus enseñanzas fueron un parte integral de su ministerio. El propósito primordial de Jesús en la enseñanza fue restaurar la relación entre el hombre y Dios. Jesús también afirmó las enseñanzas del Antiguo Testamento y rechazó las malas interpretaciones de los líderes religiosos de su época. Jesús quería que sus alumnos cultivaran ideales correctos (Mateo 5:48) y que sus vidas diarias reflejaran la vida de su mentor. Los estudiantes de Jesús eran más que alumnos… eran sus discípulos.

Los métodos de Jesús fueron variados y sencillos. Usando su propia vida como un modelo, construyó un ambiente de compañerismo y trabajó en un nivel muy personal con sus oyentes. Enseñó conceptos abstractos en términos concretos, usando parábolas y simbolismos. Enseñó lo desconocido partiendo de lo conocido. Empezó sus enseñanzas en los puntos en que se encontraban sus oyentes y desde allí pacientemente les guiaba hasta donde él quería que llegaran en su entendimiento de Dios y la salvación. Usó las técnicas de hacer preguntas (hay más de 100 preguntas en los evangelios), parábolas, la naturaleza (flores y plantas), cosas visuales (como monedas y joyas), discursos (El Sermón del Monte), milagros, y eventos del día para mostrarles “el reino de Dios”.



Jesús enseñaba en las casas particulares (Marcos 2:1), en las sinagogas (Marcos 6:2), en el templo (Marcos 12:35), en los pueblos (Marcos 6:6), a las multitudes (Marcos 6:34; Juan 6), a los gentiles ( Juan 7:1; Marcos 7:24), a grupos pequeños y a personas individuales (Juan 3:1), a mujeres (Juan 4:7) y a hombres( Marcos 3:13). Siempre el enfoque de su enseñanza fue el reino de Dios.



La gran y última comisión de Jesús a sus discípulos y a toda la iglesia fue: “Id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” Mateo 28:19, 20; Marcos 16:15).



El ministerio de Jesús fue marcado por la predicación y enseñanza.

. Armstrong, Hayward. Bases para la educación cristiana. (El Paso, TX; Casa Bautista de Publicaciones, 2003), p. 29.

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En resumen:



Referencias / Notas

1. Jesús, el gran maestro, personificó todo lo que implica educar: el modeló cómo debe ser un maestro, demostró los métodos efectivos de la enseñanza y el contenido de sus mensajes; enfatizo la meta principal de toda la educación: hacer discípulos del Señor. 2. La educación continuó con el énfasis en la relación entre Dios y el hombre. 3. Jesús usó métodos eficaces en su enseñanza. 4. Cristo afirmó todo lo que Dios enseñó en el Antiguo Testamento, en cuanto a la importancia de los niños y su educación, en varias ocasiones. 5. Cristo enseñó por medio de su ejemplo y enseñanzas, y enfatizó la importancia de discipular a sus seguidores. 6. En cuanto a la educación de los niños, no hay nueva información en los tiempos de la vida de Cristo. La educación siguió como durante el post-exilio y los siglos ínter-testamentarios. La responsabilidad e involucramiento de los padres era primordial, pero también existieron instituciones formales para complementar la educación. D. Educación durante el tiempo de los apóstoles Los apóstoles, líderes, ancianos, y maestros (Efesios 4:11; 1 Timoteo 3:2) en el Nuevo Testamento reemplazaron a los profetas, sacerdotes y reyes del Antiguo Testamento. Pero el rol principal de ellos fue enseñar. Anteriormente la educación estuvo centrada en las ceremonias y fiestas que celebraban la promesa de un Mesías que vendría para dar su vida como sacrificio. Con el sacrificio de Cristo, Dios abrogó las ceremonias y fiestas. El énfasis cambió para enfocarse en el Mesías que había muerto, resucitado, ascendido y que ahora estaba a la diestra del Padre desde donde vendrá otra vez para juzgar el mundo. Dios usó a los apóstoles para redactar las escrituras y ellos enfatizaron las enseñanzas de la Biblia entera como Palabra de Dios. Los apóstoles continuaron enseñando todo lo que habían aprendido de Cristo (Hechos 2:14-41; 5:20, 21; 7:2-53). Cuando se lee las cartas de Pablo y el libro de Hechos, se puede ver que el enseñar era muy importante en la vida de los creyentes en el Nuevo Testamento. El mandato recordar aparece muchas veces. Se enfatiza que la educación tenía que ser enfocado en lo que Dios ha enseñado desde el principio del mundo, con la meta de llevar al oyente a tener una relación con Él y vivir para Él con madurez espiritual. Pablo reconoció que una persona no llegará a la madurez espiritual si un maestro no dedica tiempo enseñándola. Por eso él y Bernabé pasaron un año entero enseñando en la iglesia de Antioquia (Hechos 11:26). En Corinto Pablo pasó un año y medio (Hechos 18:11) y, en Efeso, estuvo tres años enseñando (Hechos 20: 20, 31). En cada lugar levantó líderes espirituales que continuaron este importante ministerio de discipular y enseñar. Pablo continuó predicando el evangelio y enseñando sobre Jesús hasta que murió (Hechos 28:31). En cuanto a la educación de los niños, en el contexto del Nuevo Testamento, el rol de los padres continuó (1 Timoteo 5:17; Efesios 5:17; Efesios 6:1-4; 2 Timoteo 3:15). Es importante reconocer que los creyentes no tenían instituciones cristianas formales, donde pudieran enviar a sus niños para recibir una educación a nivel académico superior. El único lugar donde un hijo de creyentes recibía este nivel de instrucción fue en las instituciones romanas que tenían una fuerte influencia helenista (griega). Los creyentes no tenían escuelas para sus niños porque la mayoría era pobre y el Imperio Romano no reconoció el cristianismo como una religión oficial. Además, los creyentes tenían una fuerte convicción que la segunda venida de Cristo era inminente.

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