Historia-y-Critica-de-La-Opinion-Publica-Habermas-Jurgen.pdf

January 4, 2018 | Author: Alejandro Romagnoli | Category: Woman, State (Polity), Society, Social Equality, Patriarchy
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Historia y cntica de la opinion publica. La transformacion estructural de la vida publica.

—J. Haberm asGG*

Editorial Gustavo Gili, SL Rossello 87-89, 08029 Barcelona, Espana. Tel. (+34) 93 322 81 61 Valle de Bravo 21, 53050 Naucalpan, Mexico. Tel. (+52) 55 55 60 60 11

Historia y cntica de la opinion publica. La transformacion estructural de la vida publica.

—J. Haberm asGG*

Tftulo original: Strukturwandel der Offentlichkeit. Untersuchungen zu einer Kategorie der burgerlichen Gesellschaft. Version castellana de Antonio Domenech, con la colaboracion de Rafael Grasa Version castellana del prefacio de la reedicion alemana de 1990 de Francisco Javier Gil Martin Revision bibliografica por Joaquin Romaguera i Ramio y Francisco Javier Gil Martin Diseno de la cubierta de Toni Cabre/Editorial Gustavo Gili, SL

Cualquier form a de reproduccion, distribucion, com unicacion publica o transform acion de esta obra solo puede ser realizada con la autorizacion de sus titulares, salvo excepcion prevista por la ley. Dirfjase a CEDRO (Centro Espanol de Derechos Reprograficos, w w w .cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algun fragmento de esta obra. La Editorial no se pronuncia, ni expresa ni implfcitamente, respecto a la exactitud de la informacion contenida en este libro, razon por la cual no puede asumir ningun tipo de responsabilidad en caso de error u omision.

© Suhrkam p Verlag, Frankfurt am Main, 1962, 1990 para la edicion castellana: © Editorial Gustavo Gili, SL, Barcelona, 1981, 1994

ISBN: 978-84-252-2708-0 (PDF digital) www.ggili.com

Indice

Prefacio a la nueva edition alemana de 1990....................................

1

Prefacio de la 1.a edition .....................................................................

37

Advertencia del trad u cto r.....................................................................

40

I. Introduction: Delimitation propedeutica de un tipo de la publicidad burguesa 1. La cuestion de partida ..................................................... ....... 41 2. Acerca del tipo publicidad representativa ...................... .......44 Excursus: El final de la publicidad representativa ilustrado con el ejemplo de Wilhelm Meister...................... .......51 3. Sobre la genesis de la publicidad b u rg u e sa...................... ....... 53

II. Estructuras sociales de la publicidad 4. El elemento fundamental ................................................... ........65 5. Instituciones de la p u b licid ad ............................................ ........69 6. La familia burguesa y la institucionalizacion de una privacidad inserta en el publico ........................................ ........80 7. La relacion de la publicidad literaria con la publici­ dad politica .......................................................................... ........88

III. Funciones polfticas de la publicidad 8. El caso modelico de la evolucion in g le s a ........................

94

9. Las variantes continentales.................................................

103

10. La s o c ie d a d b u rg u e sa com o esfera de la auto-

no m ia privada: derecho privad o y m erc a d o lib e r a l i z a d o .............................................................................. 11. La c o n tra d ic to ria in stitu c io n a liz a c io n de la p u ­ blicidad en el estado burgues de d e re c h o ...........................

109 115

IV. Publicidad burguesa: idea e ideologfa 12 . P u b lic o p in io n , o p in io n p u b liq u e , o ffe n tlic h e m e in u n g , o p in io n publica: acerca de la prehistoria del t o p i c o ..................................................................... 13 La p u b lic id a d com o p rin c ip io de m e d ia c io n entre politica y moral (Kant) ............................................... 14 . S ob re la d ialec tica de la p u b licid ad (Hegel y Marx)......................................................................................... 15 La a m b iv a le n te c o n c e p c io n de la p u b lic id a d en la teoria del liberalismo (John Stuart Mill

136

y Alexis de Tocqueville)........................................................

161

124

149

V. La transformacion social de la estructura de la pu­ blicidad 16 . La te n d e n c ia al e n s a m b la m ie n to de esfe ra p u ­ blica y ambito p r i v a d o .......................................................... 17 . La polarizacion esfera social-esfera intima........................ 18 . D el p u b lic o culto al p u b lic o c o n s u m id o r de cultura....................................................................................... 19 . El plano o b lite ra d o : lin e a s e v o lu tiv a s de la disgregacion de la publicidad burguesa

172 181 189 203

VI. La transformacion politica de la funcion de la publicidad 20 . D el p e r io d is m o de los e s c r ito r e s p r iv a d o s a los s e r v ic io s p u b lic o s de los m e d io s de com u n ic a c io n de m a sa s El re c la m o p u b lic ita r io como funcion de la publicidad............................................ 21. La tr a n s f o r m a c io n f u n c io n a l del p rin c ip io de la publicidad 22 . P u b lic id a d fa b ric a d a y o p in io n no publica: la conducta electoral de la poblacion 23 . La p u b lic id a d p o litic a en el p ro c e so de tra n sf o r m a c io n del e sta d o lib e ra l de d e re c h o en estado social

209 223 237

248

VII. Sobre el concepto de opinion publica 24. La opinion publica como ficcion del estado de derecho y la disolucion socio-psicologica del c o n c e p to ........................................................................... 25. Un intento sociologico de clarificacion............................... Notas

......................................................................................................

Bibliografia

.........................................................................................

261 268 275 337

Para Wolfgang Abendroth, con gratitud

Prefacio a la nueva edicion alemana de 19901

La cuestion de esta nueva edicion se ha presentado a raiz de una circunstancia externa. La venta de la editorial Luchterhand, que favorecio mis prim eros libros de una m anera encomiable, hacia necesario ahora un cambio de editorial. Tras una prim era relectura del libro, despues de casi treinta anos, tuve la tentacion de efectuar cambios, de suprim ir y de com pletar algunos pasajes. Y entonces fui cada vez m as claram ente consciente de los inconvenientes que conllevaba tal proceder: la prim era m odification me hubiera obligado a explicar por que no vertia el libro entero en una nueva redaction. Sin embargo, esto habria exigido demasiado a la capacidad de un autor que, entre tanto, se ha dedicado a otras cosas y que no se ha adaptado a la considerable literatura especializada. De hecho, ya en su dia, la investigation original surgio de la sintesis de una abundante cantidad, apenas abarcable, de contribuciones procedentes de diversas disciplinas. Dos razones podrian justificar la decision de publicar sin revisiones la agotada edicion decimoseptima. La prim era es la constante dem anda de una publicacion que ha tom ado carta de naturaleza como una especie de m anual en diversos ciclos de estudios. La segunda es la actualidad que, ante nuestros propios ojos, la revolution recuperadora en Europa Central y Europa del Este ha otorgado al cambio estructural de la publicidad.2 La reception del libro en Estados Unidos, donde apa1. Se trata del «Prefacio» a la reedicion, ahora en Suhrkamp Verlag, de Strukturwandel der Offentlichkeit. En adelante se citara este libro, de acuerdo con la presente version castellana, como HCOP y se colocara despues entre parentesis la pagination de la edicion alemana (N.T.). 2. J. Habermas, Die nachholende Revolution. Kleine politische Schriften VII, Suhrkamp, Frankfurt, 1990. (Version castellana: La necesidad de revi­ sion de la izquierda, Tecnos, Madrid, 1991. Traduzco nachholende Revolution, siguiendo a Manuel Jimenez Redondo, como «revolucion recuperadora». Pero la 1

recio traducido al ingles en 1989,3 habla tambien a favor de la actualidad de este tem a y de un tratam iento del m ism o enriquecido en cuanto a su perspectiva.4 Quiero aprovechar la oportunidad de la nueva edicion para hacer unos com entarios que puedan, m as que sortearla, dejar clara la distancia tem poral de u n a generation. Es obvio que actualm ente las investigaciones y cuestionam ientos teoricos han cam biado respecto a la epoca en que surgieron, a finales de los anos cincuenta y com ienzos de los sesenta. Desde los dfas en que tocaba a su fin el regim en de Adenauer, ha cam biado el contexto extracientffico del horizonte historico de experiencia desde el que extrafan tam bien su perspectiva los trabajos cientffico-sociales. Finalm ente, ha cam biado mi propia teorfa, aunque, ciertam ente, m enos en sus rasgos fundam entales que en su grado de complejidad. Despues de que haya proporcionado u n a prim era impresion, seguram ente superficial, acerca de los dom inios tem aticos pertinentes, quisiera recordar aquellos cam bios, al m enos de m anera ilustrativa y como sugerencia a estudios posteriores. Seguire para ello la estructura del libro, tratando en prim er lugar el surgim iento historico y el concepto de la publicidad burguesa (capftulos I-III), y despues el cambio estructural de la publicidad desde el doble punto de vista de la trasform acion del Estado social y de la m odification de las estructuras com unicativas bajo los m edios de com unicacion de m asas (capftulos V y VI). A continuation discutire la perspectiva teorica de mi presenta­ tio n y de las implicaciones norm ativas de la m ism a (capftulos IV y VII). Con ello me interesare adem as por la co n trib u tio n que pueda ofrecer el presente estudio a la cuestion, hoy nuevam ente relevante, de una teorfa de la dem ocracia. La recep tio n del libro tuvo lugar ante todo en relation expresion alemana incorpora tambien el matiz de retardamiento, dilacion o demora, de modo que tambien hubieran sido legftimas las opciones: la «revolucion retrasada» o la «revolucion diferida». Por otro lado, me atengo al criterio establecido por Toni Domenech al verter Offentlichkeit como «publicidad» y burger liche Gesellschaft como «sociedad burguesa», en lugar de las alternativas o p i ­ nion publica» y «sociedad civil»: N.T.) 3. The Structural Transformation o f the Public Sphere. An Inquiry into a Category o f Bourgeois Society, MIT Press, Cambridge, 1989. 4. Por tales motivos, en septiembre de 1989 tuvo lugar en la University of North Carolina en Chappel Hill una animada conferencia, que para mi fue extraordinariamente instructiva. Junto a sociologos, politologos y filosofos, en ese encuentro participaron tambien historiadores, teoricos de la literatura, investigadores de la comunicacion y antropologos. Agradezco a los participantes sus sugerencias. (Las contribuciones a esa reunion —y una selection del consiguiente debate y de las respuestas de Habermas— han quedado recogidas en el volumen colectivo, al cuidado de Craig Calhoun, Habermas and the Public Sphere, MIT Press, Cambridge, 1992. En esta obra puede encontrarse tambien una version inglesa del presente «Prefacio»: N.T.) 2

con este aspecto, aunque no tanto en el m om ento de su prim era publi­ catio n cuanto en el contexto de la revuelta estudiantil y de la reaction neoconservadora provocada por ella. Ademas, en ocasiones ha sido asimilado polem icam ente, y de m anera parecida, tanto desde la izquierda como desde la derecha.5

I. El surgimiento y el concepto de la publicidad burguesa (1). Tal como se senalo en el «Prefacio» a la prim era edicion, me propuse como prim er objetivo el desplegar el tipo ideal de la publicidad burguesa desde el contexto historico del desarrollo ingles, frances y ale­ man, en el siglo XVIII y comienzos del siglo XIX. Elaborar un concepto especifico de una epoca exige poner de relieve, de m anera estilizada, las m arcas caracteristicas de una realidad social sum am ente compleja. Tal como sucede con cualquier generalizacion sociologica, la eleccion, la relevancia estadistica y la im portancia de las tendencias y ejemplos historicos plantean un problem a que implica grandes riesgos, sobre todo si uno no se rem onta hasta las fuentes, como hace el historiador, sino que se apoya mas bien en la literatura secundaria. Por parte de los historiadores se me han atribuido, con razon, «deficiencias empiricas». No obstante, encuentro un atenuante y cierta tranquilidad en el juicio indulgente de Geoffrey Eley, cuando constata en su detallada y documentada contribution a la m encionada conferencia que: «Al releer el libro... sorprende com probar la m anera tan segura e incluso imaginativa en que esta justificado historicam ente el argum ento, dada la escasez de literatura disponible por aquel entonces.»6 La sum aria presentation de Hans U. Wehler, apoyada en una ex­ tensa literatura, confirma los rasgos fundamentales de mi analisis. Hacia finales del siglo XVIII se ha desarrollado en Alemania «una publicidad pequena, pero que discute criticam ente.»7 Aparece entonces un publico lector generalizado, com puesto ante todo por ciudadanos y burgueses, que se extiende m as alla de la republica de eruditos y que ya no solo lee intensivam ente una y otra vez unas pocas obras modelo, sino que en sus habitos de lectura esta al corriente de las novedades. Junto 5. W. Jager, Offentlichkeit und Parlamentarismus. Eine Kritik an Jurgen Habermas, Stuttgart, 1973. Acerca de las recensiones, vease R. Gortzen, J. Habermas: Eine Bibliographie seiner Schriften und der Sekundarliteratur 1952­ 1981, Suhrkamp, Frankfurt, 1981, pp. 24 ss. 6. G. Eley, Nations, Publics, and Politicai Cultures. Placing Habermas in the Nineteenth Century, Ms. 1989. (Este texto ha sido recogido en C. Calhoun (ed.): Habermas and the Public Sphere, (1992), pp. 289-339; la cita se balla en la p. 294: N.T.) 7. H.U. Wehler, Deutsche Gesellschaftsgeschichte, tomo I, Beck, Munich, 1987, pp. 303-331. 3

a ese creciente publico lector surge hacia afuera, a p artir del m edio de la esfera privada, u n a red relativam ente gruesa de com unicacion pu­ blica. El num ero de lectores, que se increm enta a pasos agigantados, se corresponde con una considerable am pliation en la p ro d u ctio n de libros, revistas y periodicos; con el aum ento de los escritores, de las editoriales y librerfas; con la fundacion de las bibliotecas con servicio de prestamo, de los gabinetes de lectura y, sobre todo, de sociedades de lectura como nudos sociales de una nueva cultura lectora. Entre tanto, tam bien se ha reconocido la relevancia de la vida asociativa (Vereinswesen) que, surgida en la Ilustracion alem ana tardfa, adquiere un significado prenado de futuro m as por sus formas de organization que por sus funciones m anifiestas.8 Las sociedades ilustradas, las asociaciones culturales, las logias secretas m asonicas y las ordenes de ilum inados fueron asociaciones que se constituyeron a traves de las decisiones libres, o sea, privadas, de sus socios fundadores. Tales asociaciones estuvieron integradas por m iem bros voluntarios y practicaron internam ente formas de sociabilidad igualitarias, la libertad de discusion, las decisiones por mayorfa, etc. Aunque es cierto que todavfa quedaban agrupadas de m anera exclusivamente burguesa, en estas sociedades pudieron ensayarse las norm as de igualdad politica de u na sociedad futu ra .9 La Revolution francesa vino a ser entonces el detonador de la pujan te politizacion de u n a publicidad que habfa girado prim eram ente en torno a la literatura y la crftica artfstica. Esto no solo vale para Franc ia ,10 sino tam bien para Alemania. La «politizacion de la vida social», el auge de la prensa de opinion, la lucha contra la censura y a favor de la libertad de opinion caracterizan el cambio funcional de la red expansiva de com unicacion publica hasta m ediados del siglo X IX .11 La polftica de censura, con la que se defendieron los estados de la Federation Alemana contra una institucionalizacion de la publicidad politica que se vio retrasada hasta 1848, arrastra ahora a la literatura y a la crftica, de m anera aun mas inevitable, hacia la voragine de la politizacion. Peter U. H ohendahl aprovecha mi concepto de publicidad p ara observar ese proceso en detalle, aunque el encuentra ya en el fracaso de la revolution de 1848 la cesura que m arca el incipiente cam bio estructural de la publicidad tem prano-liberal.12 8. R. v. Dulmen, Die Gesellschaft der Aufklarer, Frankfurt, 1986. 9. MausEder, GeschichtealsLernprozefi?Zur PathogenesepolitischerModernitat in Deutschland, Suhrkamp, Frankfurt, 1985, pp. 123 ss. 10. Veanse las contribuciones de Etienne Frangois, Jack Censer y Pierre Retat en: R. Koselleck, R. Reichardt (Hg.), Die franzosische Revolution als Bruch desgesellschaftlichenBewufitseins, Munich, 1988, pp. 117 ss. 11. H.U. Wehler, Deutsche Gesellschaftsgeschichte, Beck, Munich, tomo II, pp. 520-546. 12. P.U. Hohendahl, Literarische Kultur im Zeitalter des Liberalismus 1830-1870, Munich, 1985, especialmente los caps. II y III. 4

G. Eley llam a la atencion sobre recientes investigaciones acerca de la historia social inglesa que se acom odan bien al m arco teorico propuesto para el analisis de la publicidad. En referencia al popular libe­ ralism de la Inglaterra del siglo X IX ,13 esos estudios investigan los procesos de la formacion de clases, de la urbanizacion, de la movilizacion cultural y del surgim iento de nuevas estructuras de com unicacion publica, en la lfnea de aquellas voluntary associations que se constituyeron en el siglo X V III.14 Las investigaciones de Raym ond Williams en sociologfa de la com unicacion resultan especialmente esclarecedoras a la hora de analizar la publicidad discutidora de la cultura (kulturrasonnierenden Offentlichkeit), que en un principio estuvo determ inada por una burguesfa instruida y educada literariam ente, y su transform acion en una esfera dom inada por los m edios de com unicacion de m asas y por la cultura de m a sa s.15 Al m ismo tiem po, Eley repite y da consistencia a la objecion de que mi excesiva estilizacion de la publicidad burguesa conduce a una idealization injustificada, y no solo a una sobrestimacion de los aspectos racionales de una com unicacion publica m ediada por lecturas y focalizada en conversaciones. No es correcto hablar del publico en sin­ gular, ni siquiera cuando se parte de una cierta hom ogeneidad de un publico burgues que era capaz de ver las bases para un consenso, alcanzable al menos en principio, en la lucha de las diversas facciones con sus intereses de clase (que, como siempre ocurre, estaban fraccionados, pero que en definitiva eran comunes). Aun cuando se prescinda de las diferenciaciones en el interior del publico burgues, las cuales se pueden incorporar tam bien a mi modelo modificando la distancia optica, surge una imagen distinta si desde el comienzo se adm ite la coexistencia de publicidades en com petencia y si, de este modo, se tom a en conside­ ra tio n la dinam ica de los procesos de com unicacion excluidos de la pu­ blicidad dominante. (2). Puede hablarse de «exclusion» en un sentido foucaultiano cuando estamos tratando con grupos cuyo rol es constitutivo para la form ation de una determ inada publicidad. Pero el term ino «exclusion» adquiere otro sentido menos radical cuando en las propias estructuras de la com unicacion se forman sim ultaneam ente varios foros donde, ju n to a la 13. Patricia Hollis (ed.), Pressurefrom Without, Londres, 1974. 14. J.H. Plumb, «The Public, Literature and the Arts in the Eighteenth Century», en Michael R. Marrus (ed.), The Emergence o f Leisure, Nueva York, 1974, pp. 11-37. 15. R. Williams, The Long Revolution, Chatto & Windus Ltd., Londres, 1961. Del mismo autor: Communications, Penguin, Harmondsworth, 1962. (Ver­ sion castellana: Los medios de comunicacion social, Peninsula, Barcelona, 1978: N.T.) 5

publicidad burguesa hegem onica, entran en escena otras publicidades subculturales o especfficas de clase de acuerdo con prem isas propias que no se avienen sin mas. En su m om ento no tuve en cuenta el prim er caso; el segundo lo m encione en el «Prefacio» a la prim era edicion, pero no lo trate. En atencion a la fase jaco b in a de la R evolution francesa y al movim iento cartista, hable de los comienzos de u n a publicidad «plebeya» y mantuve que podia ser dejada a un lado y considerada como una variante de la publicidad burguesa, como u n a variante reprim ida en el proceso historico. Pero, a consecuencia de la obra pionera de E. Thom p­ son, Making o f the English Working Class,16ha aparecido una abundante cantidad de investigaciones sobre los jacobinos franceses e ingleses, sobre Robert Owen y las actividades de los prim eros socialistas, sobre los cartistas y tam bien sobre el populism o de izquierdas en la Francia de comienzos del siglo XIX. Estas investigaciones situan en otra perspec­ tiva la movilizacion politica de las clases bajas cam pesinas y de la poblacion de trabajadores urbanos. En discusion directa con mi concepto de publicidad, Gunter Lottes ha investigado la teorfa y la praxis del radicalismo ingles a finales del siglo XVIII, tom ando como ejemplo a los jacobinos londinenses. M uestra como se ha desarrollado a p artir de la cultura popular tradicional, bajo el influjo de la intelectualidad radical y bajo las condiciones de la com unicacion m oderna, una nueva cultura politica con practicas y formas de organization propias: «El surgimiento de la publicidad plebeya senala, por tanto, u n a fase especffica en el desarrollo historico del contexto vital de las capas pequeno y bajo burguesas. Es, por un lado, u n a variante de la publicidad burguesa, porque se orienta segun su modelo. Pero, por otra parte, es algo m as que eso, porque despliega el potencial em ancipatorio de la publicidad burguesa en un nuevo contexto social. En cierto modo, la publicidad plebeya es una publicidad burguesa cuyos presupuestos sociales han sido superado s.» 17 La exclusion de las capas bajas, m ovilizadas cultural y polfticamente, provoca u n a pluralizacion de la publicidad en el mismo proceso de su surgimiento. Junto a la publicidad hegem onica, y entrecruzada con ella, se forma una publicidad plebeya. De m anera distinta funciona la exclusion del pueblo en las formas tradicionales de la publicidad representativa. Aquf el pueblo forma un bastidor ante el cual se representan a si m ism os y a su estatus los que 16. E.P. Thompson, The Making o f the English Working Class, Londres, 1963. (Version castellana: La Formacion de la Clase Obrera en Inglaterra, 2 vol., Crftica, Barcelona, 1989: N.T.) 17. G. Lottes, Politische Aufklarung undplebejisches Publikum, Munich, 1979, p. 110. Vease tambien O. Negt, A. Kluge, Erfahrung und Offentlichkeit. Zur Organisationsanalyse burgerlicher und proletarischer Offentlichkeit, Frankfurt, 1972. 6

tienen el titulo de senores, los nobles, los dignatarios eclesiasticos, los reyes, etc. En tanto que es excluido de la dom ination representada, el pueblo pertenece a las condiciones de constitution de esa publicidad representativa. Ahora, como entonces, creo que este tipo de publicidad (que unicamente quedo bosquejado en el apartado 2 de HCOP) configura el transfondo historico para las formas m odernas de la com unicacion pu­ blica. Richard Sennett hubiera podido preservar este contraste si no hubiera orientado su diagnostico del declive de la publicidad burguesa ha­ cia un falso modelo. Pues Sennett aplica a la publicidad burguesa clasica los mismos rasgos de la publicidad representativa. Subestima la especifica dialectica burguesa de la intim idad y la publicidad, que en el siglo XVIII consigue una validez incluso literaria con la privacidad, orientada a lo publico, de la esfera intim a burguesa. Dado que no dis­ tingue suficientemente ambos tipos de publicidad, cree poder cubrir su diagnostico del final de la «cultura publica» con el desm oronam iento en las formas del juego de roles estetico de una autorrepresentacion distanciadam ente im personal y ceremonial. Sin embargo, la escena enm ascarada aparta la m irada ante los sentim ientos privados, ante todo lo subjetivo, y viene a form ar parte del m arco altamente estilizado de una publicidad representativa cuyas convenciones se quiebran ya en el siglo XVIII, cuando los particulares burgueses se constituyen en publico y con ello en portadores de un nuevo tipo de p u b licid ad .18 Con todo, ha sido la gran obra de Mijail Bajtin, Rabelais y su mundo,19 la prim era que me ha abierto los ojos a la dinam ica interna de una cultura popular. Es obvio que esta no era solo un mero bastidor, es decir, un m arco pasivo de la cultura dom inante. Era, antes bien, la revuelta repetida periodicam ente y violentam ente reprim ida de un contraproyecto al m undo jerarquico de la dom ination, con sus fiestas oficiales y sus disciplinas co tid ian as.2" Solo esa m irada estereoscopica perm ite reconocer el modo como un m ecanism o de exclusion, que deslinda y reprim e, provoca al mism o tiem po contraefectos no neutrali18. R. Sennett, The Fall ofPublic Man: On the Social Psychology of Ca­ pitalism, Nueva York, 1977. (Version castellana: El Declive del Hombre Publico, Peninsula, Barcelona, 1978: N.T.) 19. M. Bachtin, F. Rabelais und seine Welt, Frankfurt, 1987. (Vease, en castellano, Mijail Bajtin, Julio Forcat, Cesar Conroy; La Cultura Popular en la EdadMediay en elRenacimiento: El Contexto de Franqois Rabelais, Alianza, Ma­ drid, 1988: N.T.) 2". Natalie Z. Davis, Humanismus, Narrenherrschaft undRiten der Gewalt, Frankfurt, 1987, especialmente el capitulo 4. Para las tradiciones de las fies­ tas contraculturales que se remontan ampliamente mas alla del Renacimiento, vease Jacques Heers, Vom Mummenschanz zum Machttheater, Frankfurt, 1986. (Version castellana: Carnavales y Fiestas de Locos, Peninsula, Barcelona, 1988: N.T.) 7

zables. Si ahora dirigim os la m ism a m irada a la publicidad burguesa, la exclusion de las mujeres en un m undo dom inado por hom bres aparece de m anera distinta a como la percibf en su m om ento. (3). No hay ninguna duda sobre el caracter patriarcal de la pequena familia, la cual constituyo tanto el nucleo de la esfera privada de la sociedad burguesa cuanto el lugar de origen de nuevas experiencias psicologicas de una subjetividad dirigida hacia si misma. Entre tanto, sin em­ bargo, la creciente literatura feminista ha agudizado nuestra perception hacia el caracter patriarcal de la propia publicidad, u n a publicidad que inm ediatam ente se extendio m as alla del publico lector, com puesto tambien por mujeres, y que asumio funciones polfticas.21 La cuestion es, entonces, si las mujeres fueron excluidas de la publicidad burguesa de la misma manera que lo fueron los trabajadores, los cam pesinos y el «populacho», es decir, los hom bres no autosuficientes. Tanto a las mujeres como a los otros grupos les fue negada la participatio n activa y con igualdad de derechos en la form ation politica de la voluntad y de la opinion. Bajo las condiciones de una sociedad de clases, la dem ocracia burguesa desem boco desde el principio en una contradiccion con las prem isas esenciales de su autoentendim iento. En su m om ento, esta dialectica se pudo com prender aun con los conceptos de la crftica m arxista a la d om ination y a la ideologfa. Desde esta pers­ pectiva investige como se habfa modificado la re la tio n de la publicidad y la esfera privada, en referencia a la expansion de los derechos democraticos de participacion y a la expansion de la com pensacion del Estado social p ara las discrim inaciones especfficas de clase. Con todo, este cambio estructural de la publicidad politica se cumplio sin afectar al caracter patriarcal de la sociedad en su conjunto. La igualdad civil, conseguida finalmente en el siglo XX, sin duda abrio a las mujeres, hasta ese m om ento en estado de subprivilegio, la oportunidad de conquistar u na mejora en su estatus social. Pero, adem as de los derechos politicos de igualdad, las mujeres tam bien quisieron disfrutar de m ejoras del Estado social, sin que por ello todavfa se hubiera modificado eo ipso aquel subprivilegio dependiente de la diferencia de sexo por adscripcion. El empuje hacia la em ancipation, por la que el feminismo viene luchando desde hace dos siglos, ha entrado entre tanto en un proceso de creciente efectividad y se encuentra en la lfnea de u na universalizacion de los derechos civiles, al igual que la em ancipacion social de los trabajadores asalariados. Sin embargo, a diferencia de la instituciona21. Catherine Hall, «Private Persons versus Public Someones: Class, Gender and Politics in England, 1780-1850», en: Carolyn Steedman, Cathy Urwin, Valerie Walkerdine (eds.), Language, Gender, and Childhood, Londres, 1985, pp. 10 ss.; Joan B. Landes, Women and the Public Sphere in the Age o f the French Revolution, Cornell University Press, Ithaca, 1988. 8

lizacion del conflicto de clase, las transformaciones de las relaciones sexuales no solo afectan al sistema economico, sino tam bien al ambito nuclear y privado del espacio interior de la pequena familia. De ahi que la exclusion de las mujeres haya sido tam bien constitutiva para la pu­ blicidad politica, en el sentido de que dicha publicidad no solo fue dom inada por hom bres de m anera contingente, sino que ademas quedo determ inada de una m anera especificamente sexista tanto en su estructura como en sus relaciones con la esfera privada. A diferencia de la exclusion de los hom bres subprivilegiados, la exclusion de las mujeres tuvo una fuerza configuradora de estructuras. Carol Patem an defiende esta tesis en un influyente articulo, aparecido porvez prim era en 1983. Ella deconstruye las justificaciones teorico-contractuales del Estado dem ocratico de derecho, para dem ostrar que el derecho racional critica el ejercicio paternalista de dom ination unicam ente con el fin de modernizar el patriarcado en la forma de una dom ination de herm anos: «El patriarcalism o (patriarchalism) tiene dos dimensiones: la paternal (padre/hijo) y la m asculina (marido/mujer). Los teoricos politicos pueden representarse el resultado de la batalla teoretica como una victoria para la teoria del contrato porque silencian el aspecto sexual o conyugal del patriarcado (patriarchy), el cual aparece como no-politico o natural. »22 C. Pateman se muestra esceptica respecto a una integracion de las mujeres, con igualdad de derechos, en una publicidad politica que, todavia hoy, continua detenida en sus es­ tructuras por los rasgos patriarcales de una esfera privada sustraida a la tem atizacion publica: «Ahora que la lucha feminista ha alcanzado el punto en el que las mujeres son casi iguales en lo civico-formal, se destaca la oposicion entre la igualdad conseguida a imagen del hom bre y la position social real de la m ujer en tanto que mujer» (p. 122). Por supuesto, esta convincente reflexion no invalida, sino que recurre a los derechos de igualdad y de inclusion sin restricciones, integrados en el autoentendim iento de la publicidad liberal. Foucault concibe las reglas de form ation de un discurso dirigente como mecanism os de exclusion que constituyen su «otro» respectivo. En estos casos no hay ninguna comunicacion entre el adentro y el afuera. Los participantes en 22. C. Pateman, «The Fraternal Social Contract», en John Keane (ed.), Civil Society and the State: New European Perspectives, Verso, Londres, 1988, p. 105. (Ver tambien, de la misma autora, The Sexual Contract, Polity Press, Cam­ bridge, 1988: N.T.) En el mismo sentido: A.W. Gouldner, The Dialectic of Ideology and Technology, Nueva York, 1976, p. 103: «El razonamiento fundamental de lo privado fue la integracion del sistema de la familia patriarcal con un sistema de propiedad privada. Una esfera que rutinariamente no tiene que dar cuenta de si misma, ni proporcionando informacion acerca de su conducta ni justificandola. La propiedad privada y el patriarcado fueron por ello, indirectamente, el fundamento de lo publico». (Version castellana: La Dialectica de la Ideologiay de la Tecnologia, Alianza, Madrid, 1978: N.T.) 9

el discurso no com parten ningun lenguaje com un con los otros que protestan. De este modo, la relatio n entre la publicidad representativa de la dom ination tradicional y la contracultura rechazada del pueblo se puede concebir como si el pueblo tuviera que expresarse y moverse en otro universo. Por tanto, la cultura y la contracultura estaban allf tan entrelazadas que la una se hundfa con la otra. En contraste con esto, la publicidad burguesa se articula en discursos a los que pudieron adherirse no solo el movim iento de los trabajadores, sino tam bien su «otro» excluido, es decir, el movim iento feminista, a fin de transform arse ellos mismos desde dentro y a fin de transform ar tam bien las estructuras de la propia publicidad. Los discursos universalistas de la publicidad bur­ guesa estuvieron sujetos desde el principio a prem isas autorreferenciales. No quedaron inm unes contra una crftica interna, porque se distinguen de los discursos del tipo foucaultiano gracias a un potencial de autotransform acion. (4). Las dos deficiencias que ha advertido G. Eley tienen consecuencias para la conception tfpico-ideal del modelo de la publicidad burguesa. Si la publicidad burguesa abarca diversos foros p ara u n a lucha de opiniones distribuida m as o m enos discursivam ente y m ediada por testim onios im presos, es decir, por la cultura, la inform ation y el entretenim iento; si en esa lucha no solo entran en m utua com petencia diversas facciones de particulares asociados laxamente, sino que desde el prin­ cipio se encuentra un publico plebeyo ju n to a un publico burgues dom inante; y si, adem as, se considera en serio la dinam ica feminista del otro excluido; entonces pasa a concebirse de forma dem asiado rfgida el modelo de la institucionalizacion altam ente contradictoria de la publicidad en el Estado burgues de derecho (modelo que desarrolle en el apartado 11 de HCOP). Las tensiones abiertas en la publicidad burguesa deberfan destacarse m as claram ente como potenciales de autotransform acion. Y, entonces, el contraste entre la tem p ran a publicidad politica, que perdura hasta m ediados del siglo XIX, y u n a publicidad en las dem ocracias de m asas del Estado social, que ha quedado depotenciada e im pregnada por el poder, puede tam bien perder algo del contraste entre un pasado peraltado idealistam ente y un presente deformado por la crf­ tica cultural. Este desnivel im plfcitam ente norm ativo ha perturbado a m uchos crfticos. Como todavfa tendre ocasion de senalar, esto no solo se debe al enfoque crftico-ideologico como tal, sino tam bien a la supresion de aspectos que ciertam ente m encione, pero cuya im portancia infravalore en su m om ento. Con todo, un falso equilibrio en la estim ation de ciertos aspectos no falsa, desde luego, las grandes lfneas del proceso de transform acion que he presentado.

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II. El cambio estructural de la publicidad. Tres revisiones (1). El cambio estructural de la publicidad esta incrustado en la tran s­ form acion del Estado y de la economia. E sta ultim a la concebi en su m om ento dentro de un m arco teoretico que ya quedo trazado en la filosofia del derecho de Hegel, que habia sido elaborado por el joven Marx, y que habia recibido su contenido especifico en la trad itio n del derecho constitucional aleman, desde Lorenz von Stein. Dos circunstancias estan en la base de la construction constitucional de la relacion entre un poder publico garantizador de las libertades y el ambito socioeconomico organizado de acuerdo con el derecho privado: por un lado, la teoria liberal de los derechos fundamentales desarrollada durante el Vormarz,2 teoria que sostenia — con clara in­ ten tio n politica— una estricta separation entre el derecho privado y el derecho publico; y, por otro lado, las consecuencias del fracaso de la «doble revolution alem ana de 1848/1849» (Wehler), es decir, un desarrollo del Estado de derecho sin democracia. E.W. Bockenforde destaca del siguiente m odo este retraso, espetificam ente aleman, en el establecimiento gradual de la igualdad civil: «Con el surgimiento de la con­ frontation entre "Estado" y "sociedad" se origina el problem a de la p a r ­ ticipation de la sociedad en el poder estatal de decision y en la ejecucion del mismo... El Estado introdujo a los individuos y a la sociedad en la libertad burguesa y los m antuvo en esa condicion civil m ediante la creacion y la garantia del nuevo orden legal general. Pero los individuos y la sociedad no obtenian ninguna libertad politica, es decir, ninguna par­ ticip atio n en el poder politico de decision, concentrado en el Estado, ni ninguna posibilidad institucionalizada para ejercer una influencia activa sobre ese poder. En cierto modo, el Estado como organizacion de dominio descansaba en si mismo; expresado en term inos sociologicos: estaba sostenido por la realeza, el funcionariado, el ejercito y, en parte tam bien, por la nobleza; y como tal quedaba "separado" institucional y organizativam ente de la sociedad representada por la b urguesia.»24 Este transfondo historico es tam bien el que proporciona el contexto para el interes especifico en una publicidad que viene a adquirir una funcion politica. Pero solo es capaz de asum ir tal funcion en la medida en que pone a los burgueses econom icam ente activos, en tanto que ciudadanos, en disposition de com pensar o generalizar sus intereses, y de hacerlos valer de m anera tan efectiva que el poder estatal se licue en 23. Vormarz (el Premarzo) es el nombre con que se denomina al periodo de la historia alemana anterior a la Revolution de Marzo de 1848, periodo que puede retrotraerse hasta 1815: (N.T.). 24. E.W. Bockenforde, «Die Bedeutung der Unterscheidung von Staat und Gesellschaft im demokratischen Sozialstaat der Gegenwart», en: id., Staat, Gesellschaft, Freiheit, Frankfurt, 1976, pp. 190 ss. 11

el medio fluido de una autoorganizacion de la sociedad. A esto es a lo que se referfa el joven Marx con su idea de la retirada del Estado ante una sociedad que ha llegado a ser politica en si misma. La idea de una tal autoorganizacion, canalizada a traves de la com unicacion publica de los m iem bros librem ente asociados de la sociedad, exige (en un prim er sentido) la superacion de aquella «division» entre Estado y sociedad bosquejada por Bockenforde. Con esta division, construida en el plano constitucional, se vincula otra de significado m as general, a saber, aquella diferenciacion de una economfa controlada a traves del mercado que emerge a partir de los ordenes prem odernos de d o m ination politica. Desde la m as temprana m odernidad, esta diferenciacion de la economfa ha acom panado a la paulatina im position del m odo de p ro d u ctio n capitalista y a la for­ m atio n de las m odernas burocracias estatales. Desde el punto de vista retrospectivo del liberalismo, estos desarrollos encuentran su punto de fuga en la autonom fa de una «sociedad burguesa» en el sentido de Hegel y Marx, esto es, en la autorregulacion economica de un am bito socioeconomico garantizado constitucionalm ente y organizado de acuerdo con el derecho privado. Este modelo de una progresiva separacion de Estado y sociedad ya no reacciona en adelante a los desarrollos especfficos producidos en los estados alem anes del siglo XIX, sino que, mas bien, queda fijado segun el prototipo del desarrollo ingles; y es dicho modelo el que da pie a lo que he analizado como la inversion de la tendencia, establecida a finales del siglo XIX. Este entrelazam iento de E s­ tado y economfa es el que trastoca la base en que se apoyaba el propio modelo social del derecho privado burgues y del punto de vista liberal sobre los derechos fundamentales.25 La superacion factica de la tendencia a la separation entre Estado y sociedad la conceptualice, en referencia a sus reflejos jurfdicos, como u n a neocorporativista «socializacion del Estado», por un lado, y como u n a «estatalizacion de la sociedad», por el otro. Ambos procesos sobrevienen a consecuencia de las polfticas intervencionistas de un Estado que se m ostrara activo a partir de ahora. Entre tanto, todo esto ha sido investigado con m ucha m ayor exactitud. En este m om ento quisiera unicam ente recordar la perspectiva teorica que surge cuando el sentido normativo de la autoorganizacion de u n a sociedad, caracterizada por la superacion radical-dem ocratica de la separacion entre Estado y am bito socioeconomico, pasa a ser examinado en referencia al entrelazam iento funcional de ambos sistem as tal como ocurre de hecho. Me he dejado orientar por el punto de vista de un potencial de la autoorganizacion social, potencial que es inm anente a la publicidad politica; y me he interesado por las repercusio25. furt, 1987. 12

Dieter Grimm, Recht und Staat der burgerlichen Gesellschaft, Frank­

nes que han tenido aquellos complejos desarrollos para el Estado social y para el capitalism o avanzado en las sociedades de tipo occidental. Me refiero, a saber, a repercusiones: — en la esfera privada y en los fundamentos sociales de la autonom ia privada (2); — en la estructura de la publicidad, asi como en la com position y comportam iento del publico (3); y, finalmente, — en el proceso de legitim ation de las propias dem ocracias de masas (4). En relatio n con estos tres aspectos pasan a prim er plano las debilidades de mi p resentation en los capftulos V, VI y VII (2). En las concepciones m odernas del derecho natural, pero tam bien en las teorias sociales de los filosofos m orales escoceses, la sociedad burguesa (civil society) siempre estuvo contrapuesta al poder publico o al gobierno (government) como esfera privada en su totalidad.2 De acuerdo con la propia com prension que de si tiene la sociedad burguesa tem prano-m oderna, estratificada por agrupaciones profesionales, tanto las esferas del trafico de m ercancias y del trabajo social como la familia y la casa descargada de funciones productivas podian quedar adjudicadas sin mayores distinciones a la esfera privada de la «sociedad burguesa». Ambas estaban estructuradas del m ism o modo. La position y la libertad de movimiento de los propietarios privados en el proceso de production constituyeron las bases de una autonom ia privada que, por asi decir, tenia su reverso psicologico en la esfera intim a de la pequena familia. Para las clases economicam ente dependientes nunca habia existido este estrecho plexo estructural. Ahora bien, solo con la incipiente em ancipation social de las clases bajas, y con la politizacion en masa de los conflictos de clase en el siglo XIX, pudo hacerse consciente tam bien en el m undo de la vida de las capas sociales burguesas que ambos dom inios, el de la esfera intim a familiar y el del sistema de ocupaciones, venian estructurados en direcciones contrapuestas. Lo que despues ha sido conceptualizado como tendencia a la «sociedad organizada», como la progresiva autonom ia de los niveles de organization frente a la red de las interacciones simples, lo describi en el aparta26. J. Habermas, «Die klassische Lehre von der Politik in ihrem Verhaltnis zur Sozialphilosophie» y «Naturrecht und Revolution), ambos en Theorie und Praxis: Sozial-philosophische Studien (1963), Suhrkamp, Frankfurt, 1971, pp. 48 ss y 89 ss. (Version castellana: «La doctrina clasica de la politica y su rela­ tion con la filosofia social) y «Derecho natural y Revolucion», en: Teoria y Praxis, Tecnos, Madrid, 1988, pp. 49-86 y pp. 87-122: N.T.); John Keane, «Despotism and Democracy. The Origins of the Distinction between Civil Society and the State 1750-1850», en: J. Keane (ed.), Civil Society and the State: New European Perspectives, Verso, Londres, 1988, pp. 35 ss. 13

do 17 de HCOP en term inos de u n a «polarizacion de la esfera social y de la esfera fntima». No solo se va diferenciando ese dom inio privado de la vida delim itado por la familia, por los contactos de vecindad, por la sociabilidad y por toda clase de relaciones informales; al mismo tiem po, se modifica de m anera especffica en relatio n con las diversas capas sociales, orientandose de acuerdo con tendencias a largo plazo tales como la urbanizacion, la burocratizacion, la concentracion empresarial y, finalmente, la reorganization hacia el consum o de m asas en el creciente tiem po de ocio. Pero aquf no me interesan los aspectos empfricos de esta reestructuracion de los m undos experienciales, sino el punto de vista teorico desde el que en su m om ento presente el cambio del estatuto de la esfera privada. Despues de la universalizacion de los derechos civiles de igualdad, la autonom ia privada de las m asas ya no podia encontrar su base social en la disposicion y el control sobre la propiedad privada, en contraste con la autonom ia de aquellas personas privadas que se habfan fusionado en las asociaciones de la publicidad burguesa y que asi se ha­ bfan constituido conjuntam ente en el publico de los ciudadanos. Seguram ente, las m asas m ovilizadas politica y culturalm ente hubieran tenido que recurrir y que hacer uso efectivo de sus derechos a la com unicacion y a la participacion en u n a publicidad expandida, para que pudiera ser liberado y actualizado el potencial de autoorganizacion social colocado presuntam ente en dicha esfera publica. Pero, incluso bajo condiciones idealm ente propicias de com unicacion, las m asas dependientes econom icam ente solo hubieran podido contribuir a la for­ m a tio n espontanea de la opinion y de la voluntad si hubieran adquirido el equivalente a la independencia social de los propietarios privados. Obviamente, las m asas sin propiedades ya no podfan conseguir el con­ trol sobre las condiciones sociales de su existencia privada por m e­ dio de la particip atio n en el trafico de capital y de m ercancfas organizado de acuerdo con el derecho privado. Su autonom ia privada tenia que quedar asegurada sin prescindir de las garantfas del Estado social. Sin embargo, esa autonom ia privada derivada habrfa podido funcionar como un equivalente a la autonom ia privada originaria, basada en la disposicion sobre la propiedad privada, unicam ente si los ciudadanos — en tanto que clientes del Estado del bienestar— hubieran disfrutado de las garantfas del estatuto que se otorgaban a s i mismos en tanto que ciudadanos de un Estado dem ocratico. Por otro lado, en su m om ento me parecio que esto solo habrfa llegado a ser posible si se hubiera ensanchado el control dem ocratico hasta alcanzar al proceso economico en su totalidad. E sta reflexion tuvo lugar en el contexto de u n a extensa controversia constitucional de los anos cincuenta, cuyos exponentes fueron Ernst Forsthoff y Wolfgang Abendroth. En esa polem ica jurfdica se discutfa acerca de la in sertion del principio del Estado social dentro de la 14

arquitectonica traditional del Estado de derecho.27 La Escuela de Carl Schmitt defendia que la estructura del Estado de derecho solo podia asegurarse con la p rim atia incondicionada de la protection de los clasicos derechos de libertad sobre las dem andas de las concesiones del Estado social.28 Abendroth, en cambio, entendia el principio del Estado social sim ultaneam ente como una m axim a herm eneutica prioritaria en la interpretation de la C onstitution y como una m axim a de organiza­ tio n para el legislador politico. La idea del Estado social deberia servir de resorte para un reform ism o democratico-radical que, al m enos, deja ra abierta la perspectiva de una tran sitio n hacia el socialismo dem o­ cratico. Abendroth m antenia que la ley fundamental de la Republica Fe­ deral Alemana se proponia «extender al orden economico y al orden social la idea substantiva de un Estado constitucional dem ocratico, es decir, extenderla sobre todo al principio de igualdad y a la conexion del principio de igualdad con el ideal de p articipation —en el m arco de la idea de autodeterm inacion.»29 Es obvio que, desde esa perspectiva, la publicidad politica se contrae hasta convertirse en una especie de antesala para un legislador cuyos juicios estan teoretica y constitucionalm ente predeterm inados. Ese legislador sabe de antem ando de que m anera ha de seguir el Estado dem ocratico su apelacion «a la confi­ guration substantiva del orden social», a saber: m ediante una «intervencion del Estado en aquella propiedad... que hace posible un poder privado de control sobre grandes medios de produccion y, de este modo, una dom inacion no legitimable dem ocraticam ente sobre las posiciones de poder sociales o econom icas.»30 Cuanto m as fracasaba la persistencia en los dogmas liberales del Estado de derecho a la hora de hacer justicia a las cam biantes relaciones sociales, tanto m as delataba tam bien el fascinante program a de Aben­ droth las debilidades de un pensam iento hegeliano-marxista inmerso en el concepto de totalidad. Conforme han transcurrido los anos me he ido distanciando cada vez m as de ese tipo de enfoque, pero esta circunstancia no disminuye ni un apice la deuda intelectual y personal con27. Emst Forsthoff (Hg.), Rechtstaatlichkeit und Sozialstaatlichkeit, Darmstadt, 1968. 28. E. Forsthoff, «Begriff und Wesen des sozialen Rechtsstaates», y E.R. Huber, «Rechtsstaat und Sozialstaat in der modernen Industriegesellschaft», ambos en E. Forsthoff (1968), pp. 165 ss. y 589 ss. (Existe una version castellana del articulo de E. Forsthoff: «Concepto y Esencia del Estado Social del Derecho», en W. Abendroth, Ernst Forsthoff, Karl Doehring, El Estado Social, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1986, pp. 69-106: N.T.) 29. Vease HCOP: 252 (v.o., p. 331). 30. W. Abendroth, «Zum Begriff des demokratischen und sozialen Rechtsstaates», tambien en E. Forsthoff (1968), pp. 123 s. (Vease tambien: W. Abendroth, «El Estado de Derecho Democratico y Social como Proyecto Politico», en El Estado Social (1986), pp. 9-42: N.T.) 15

trafda con Wolfgang Abendroth, de lo cual ya deje constancia en mi dedicatoria. Sin embargo, ahora mi tarea es com probar que una sociedad diferenciada funcionalmente se sustrae a los conceptos holistas de sociedad. La bancarro ta del socialismo estatal que hoy contem plam os ha confirmado una vez m as que un sistem a economico m oderno, dirigido por el m ercado, no puede ser desviado a discretion desde un m ecanism o m onetario hasta el poder adm inistrativo y la form ation dem ocratica de la voluntad, sin que ello ponga en peligro su capacidad de rendim iento. Ademas, nuestras experiencias con un Estado social que choca con sus propios lfmites nos han sensibilizado ante los fenomenos de la burocratizacion y la juridizacion. Estos efectos patologicos aparecen como consecuencias de las intervenciones estatales en los dom inios de la ac­ tion, que estan estructurados de forma que se oponen al m odo de re ­ gulation jurfdico-adm inistrativo.31 (3). El tem a central de la segunda m itad del libro es el del cambio es­ tructural de la p ropia publicidad, transform acion que quedo incorporada a la integration del Estado y la sociedad. La infraestructura de la publicidad se modifico ju n to con las formas de organizacion, distribucion y consumo de una extensa produccion profesionalizada de libros, adaptada a las nuevas capas de lectores, y de u n a prensa de revistas y periodicos que cambio tam bien en lo referente a sus contenidos. Volvio a modificarse una vez m as con el auge de los mass media electronicos, con la nueva relevancia de la propaganda, con u n a creciente fusion entre el entretenim iento y la inform ation, con la fuerte centralization en todos los terrenos, con la desintegracion de la vida asociativa liberal y de las publicidades com unales, etc. Estas tendencias fueron registradas correctam ente, aun cuando se hayan presentado entre tanto investiga­ ciones mas detalladas.32 Junto con la comercializacion y la condensacion de la red de com unicacion, ju n to con el creciente despliegue del capital y el ascendente grado organizativo de los dispositivos publicistas, los canales de com unicacion pasaron a estar regulados de m anera 31. F. Kubier (Hg.), Verrechtlichung von Wirtschaft, Arbeit und sozialer Solidaritat, Baden-Baden, 1984; J. Habermas, «Law and Morality», en The Tanner Lectures on Human Values, Vol. VIII, Salt Lake City/Cambridge, Mass., 1988, pp. 217-280 (Estas lecciones han sido integradas en los «Vorstudien und Erganzungen» en J. Habermas, Faktizitat und Geltung. Beitrage zur Diskurstheorie des Rechts und des demokratischen Rechtsstaats, Suhrkamp, Frankfurt, 1992, pp. 541-599. (Vease ahora en version castellana: «^Como es Posible la Legitimidad por via de Legalidad?», en J. Habermas, Escritos sobre Moralidady Eticidad, Paidos/I.C.E.-U.A.B., Barcelona, 1991: N.T.) 32. Raymond Williams, Television: Technology and Cultural Form, Fon­ tana, Londres, 1974. Del mismo autor: Keywords: A Vocabulary o f Culture and Society, Fontana, Londres, 1983. Vease tambien D. Prokop (Hg.), Medienforschung Bd. I, Konzerne, Macher, Kontrolleure, Frankfurt, 1985. 16

m as intensa y las oportunidades de acceso a la comunicacion publica quedaron sujetas a una presion selectiva aun mayor. Surgio asi una nueva clase de influencia, a saber, un poder de los m edios que, utilizado m anipulativam ente, hace perder la inocencia al principio de la publicidad. La esfera publica, dom inada y preestructurada al mismo tiempo por los mass media, degenero en un ruedo impregnado por el poder. Y, con ayuda de la election de los tem as y de las contribuciones, en ese ruedo se libro una batalla no solo por el control de la influencia, sino tam bien por la regulation de los flujos de com unicacion que actuan con eficacia sobre el com portam iento, regulacion que ocultaba en lo posible sus intenciones estrategicas. Un analisis y una description realista de esa publicidad impregnada por el poder prohibe, ciertam ente, la injerencia incontrolada de puntos de vista valorativos. Pero tam bien ha de pagarse un alto precio si se descuidan em piricam ente im portantes diferencias. Por esa razon, introduje en su m om ento la distincion entre dos tipos de funciones. Por un lado, las funciones criticas de los procesos comunicativos autorregulados, sostenidos por debiles instituciones, entretejidos tam bien horizontalm ente, inclusivos y m as o m enos parecidos a los discursos; por otro lado, aquellas funciones que ejercitan un influjo sobre las decisiones de los consum idores, de los votantes y de los clientes, funciones estas que proceden de las organizaciones que intervienen en la publicidad de los mass media con el fin de movilizar el poder adquisitivo, la lealtad o el conformismo. Estas intervenciones operan p o r via de extraction en el interior de una publicidad que ya solo es percibida como el entorno de un sistema independiente, y se encuentran con una com unicacion publica que se regenera espontaneam ente a partir de las fuentes del mundo de la vida.33 Tal era el significado de la tesis de que «la publicidad politicam ente activa en las condiciones del Estado social tiene que entenderse como un proceso de autoproduccion: se ve forzada a institucionalizarse paulatinam ente com pitiendo con aquella otra tendencia que, en el m arco de una esfera trem endam ente am pliada de la publicidad, reduce la eficacia critica del principio de la publicidad, volviendolo contra sf m ism o .» 34 Era necesario revisar el analisis y, ante todo, mi apreciacion del com portam iento cam biante del publico, m ientras me adhiriera en conju n to a la descripcion de la cam biante infraestructura de la publicidad im pregnada por el poder. Considerado retrospectivam ente, encuentro ahora diversas razones que perm iten explicar tales insuficiencias. La sociologia del com portam iento electoral estaba en sus comienzos, al m e­ nos en Alemania. Y por entonces yo acababa de asim ilar mis experien33. W.R. Langenbucher (Hg.), Zur Theorie derpolitischen Kommunikation, Munich, 1974. 34. HCOP: 258 (v.o.: p. 338). 17

cias personales con la prim era cam pana electoral, que se ejecuto de acuerdo con estrategias de marketing y sobre la base de los resultados de las encuestas. Experiencias chocantes similiares son las que deben de haber tenido los habitantes de la Republica D em ocratica Ale­ m ana, ahora mism o, con las cam panas de los partidos alem anes del Oeste invadiendo su territorio. Tam bien conviene senalar que, por en­ tonces, la television apenas habia avanzado gran cosa en la Republica Federal Alemana. Esto solo lo comprendf anos despues, en Estados Unidos, y, por tanto, no pude contrastar mis lecturas con las experiencias de prim era m ano. Por lo demas, no es diffcil reconocer el poderoso influjo ejercido por la teorfa adorniana de la cultura de m asas. A esto hay que anadir los deprim entes resultados de las investigaciones empfricas, recien concluidas por entonces, sobre el tem a de «los estudiantes y la polftica.»35 Estas investigaciones pueden haber ofrecido una razon anadida para infravalorar el influjo de la educacion escolar, especialmente el de la form ation secundaria en expansion, sobre la movilizacion cul­ tural y la creation de actitudes crfticas. Sin embargo, todavfa no habia tenido lugar en la Republica Federal A lemana el proceso que posteriorm ente Parsons denom ino como «revolucion de la educacion». Finalmente, resulta llam ativa la ausencia de todo lo referente a la dim ension de lo que, entre tanto, ha recibido gran atencion bajo el rotulo de «cultura polftica». Todavfa en 1963, Gabriel A. Almond y Sidney Verba intentaron capturar la «cultura cfvica» por medio de unas pocas variables de actitudes.36 Incluso la investigation sobre el cambio de valores mas ampliam ente concebida, la que se rem onta a The Silent Revolution de Ro­ nald Inglehart,37 aun no abarcaba el espectro total de las mentalidades polfticas fijadas firmemente en la autocom prension cultural, m entalidades en las que arraiga historicam ente el potencial p ara la reaccion de un publico de m a s a s .38 Dicho brevem ente: resulta dem asiado sim plista mi diagnostico de un desarrollo rectilfneo desde el publico polfticam ente activo hasta el publico replegado en una m ala privacidad, «desde el publico discu35. J. Habermas, L. v. Friedeburg, Chr. Oehler, F. Weltz, Student undPolitik, Neuwied, 1961. 36. The Civil Culture: Political Attitudes and Democracy in five Nations, Princeton, 1963. (Version castellana: G. Almond, S. Verba, La Cultura Civica: Estudio sobre la Participacion Politica democratica en Cinco Naciones, Euramerica, Madrid, 1970: N.T.). Vease tambien G. Almond, S. Verba (eds.), The Civic Culture Revisited, Boston, 1980. 37. Ronald Inglehart, The Silent Revolution: Changing Values andPolitical Styles among Western Publics, Princeton, Princeton University Press, 1977. 38. Frente a esto, cf. Robert Neelly Bellah et. al., Habits o f the Heart. In­ dividualism and Commitment in American Life, University of California Press, Berkeley, 1985. (Version castellana: R.N. Bellah y otros, Habitos del corazon, Alianza, Madrid, 1989: N.T.) 18

tidor de la cultura hasta el publico consum idor de cultural. En su m o­ m ento juzgue con excesivo pesim ism o la capacidad de resistencia y, so­ bre todo, el potencial critico de un publico de m asas pluralista y muy diferenciado internam ente, cuyos habitos culturales empezaban a desprenderse de las barreras de clase. Tambien han cambiado los criterios del propio enjuiciamiento, y lo han hecho jun to con la ambivalente perm eabilidad de los limites entre la alta y la baja cultura y junto con una (no m enos ambigua) «nueva intim idad entre cultura y p o litic a l,39 que ya no asimila m eram ente la inform ation al entretenim iento. No puedo siquiera ofrecer unas breves observaciones sobre la dispersa y prolija literatura especializada en sociologia del com porta­ m iento politico, porque solo la he seguido esporadicam ente.40 Igual de im portante para el tem a del cambio estructural de la publicidad es el estudio de los medios, en especial las investigaciones en sociologia de la com unicacion sobre los efectos sociales de la television.41 En su mom ento no pude prescindir de los resultados de la tradicion establecida por L azarsfeld,42 la cual ha sido intensam ente criticada en los anos setenta a causa de su tratam iento individualista y behaviorista, restringido a la psicologia de los pequenos g rupos.43 En la direction opuesta, el punto de vista critico-ideologico ha sido continuado con marcados acentos em pirico s,44 y ha llamado la atencion a los investigadores de la com unicacion, por una parte, sobre el contexto institucional de los m e d io s45 y, por otra parte, sobre el contexto cultural de la recep39. Cf al respecto «Die neue Intimitat zwischen Kultur und Politik», en Die nachholende Revolution. (Version castellana en La necesidad de revision de la izquierda: N.T.). 40. Vease, por ejemplo, S.H. Barnes, Max Kaase (eds.), Political Action: Mass Participation in Five Western Democracies, Beverly Hills, 1979. 41. Vease el volumen especial: «Ferment in the Field», Journal of Com­ munication, Vol. 33, 1983. En lo ateniente a las referencias bibliograficas, estoy en deuda con Rolf Meyersohn, quien trabaja desde hace anos en el ambito de la sociologia de los medios de masas y de la cultura de masas. 42. Para un resumen de tales resultados, vease J.T. Klapper, The Effects ofMass Communication, Glencoe, 1960. (Version castellana: Efectos de las comunicaciones de masas, Aguilar, Madrid, 1974.) 43. T. Gitlin, «Media Sociology: The Dominant Paradigm», Theory and Society, 6, 1978, pp. 205-253; como respuesta, vease ademas la defensa de Elihu Katz en «Communications Research since Lazarsfeld», Public Opinion Quarterly, 51, Winter 1987, pp. 25-45. 44. C. Lodziak, The Power of Television, Londres, 1986. 45. T. Gitlin, The Whole World is Watching, Berkeley, 1983; H. Gans, Deciding What's News, Nueva York, 1979. Para una vision de conjunto, vease G. Tuckmann, «Mass Media Institutions)) en: Neil J. Smelser (ed.); Handbook of Sociology, Nueva York, 1988, pp. 601-625. Para una perspectiva que abarca la sociedad en su conjunto, resulta instructivo: C. Calhoun, «Populist Politics, Communications Media and Large Scale Societal Integration», Sociological Theory, 6, 1988, pp. 219-241. 19

cio n .46 La distincion de Stuart Hall entre tres distintas estrategias de interpretatio n por parte de los espectadores — quienes, o bien se som eten a la estructura de la oferta, o bien se oponen a ella, o bien la sintetizan con sus propias interpretaciones— m uestra muy bien que ha cam biado la perspectiva en relatio n con los viejos m odelos explicativos, que aun se atenfan a sucesiones lineales de causas y efectos. (4). En el ultim o capftulo del libro intente reu n ir las dos lfneas del estudio: el diagnostico empfrico de la desintegracion de la publicidad liberal, y el punto de vista norm ativo de u n a recuperacion radicaldem ocratica y de un cum plim iento del entrelazam iento funcional de Estado y sociedad, entrelazam iento que se ejecuta objetivamente y, por asi decir, por encim a de las cabezas de los participantes. Ambos aspec­ tos estan reflejados en las dos conceptualizaciones divergentes de la «opinion publica». En tanto que un constructo ficticio del Estado de derecho, la opinion publica conserva en la teorfa norm ativa de la democracia la unidad de las grandes entidades contrafacticas. Pero esa entidad ha sido liquidada desde hace tiem po en los estudios empfricos de la investigation de los m edios y de la sociologia de la com unicacion. Sin embargo, se deben tener en cuenta am bos aspectos si se quiere comprender el m odo de legitim ation puesto en practica realm ente en las dem ocracias de m asas del Estado social, y si no se quiere abandonar la diferencia entre los procesos de la com unicacion publica autenticos y los im pregnados por el poder. A p artir de esta intention se explica el modelo, bosquejado de manera provisional al final del libro, de un ruedo dom inado por los medios de com unicacion de m asas, en el que coinciden y entrechocan tendencias contrapuestas. De acuerdo con este modelo, el grado de intervencion del poder deberfa de ponderarse en la m edida en que las opiniones informales, no-publicas (es decir, aquellas autocom prensiones culturales que configuran el contexto del m undo de la vida y la base de la com unicacion publica) provoquen un cortocircuito en contacto con las opiniones formales, cuasi-publicas y producidas por los m edios de com unicacion de m asas (sobre las que tratan de influir el Estado y la economfa considerandolas como sucesos del entorno del sistema), o en la m edida en que ambos am bitos sean m ediados por la publicidad crftica. Por entonces, los unicos portadores de una publicidad crftica que yo podia im aginar eran los partidos y las asociaciones internam ente dem ocraticas. Me parecfa que las publicidades en el interior de los p arti­ dos y de las asociaciones eran como los nudos virtuales de una comu46. Stuart Hall, «Encoding and Decoding in the TV-Discourse», en St. Hall (ed.), Culture, Media, Language: Working Papers in Cultural Studies, 1972­ 1979, Unwin Hyman, Londres, 1980, pp. 128-138; David Morley, Family Televi­ sion, Routledge, Londres, 1988. 20

nicacion publica que todavia podia ser regenerada. Esta conclusion se derivaba de la tendencia hacia una sociedad organizada en la que ya no eran los individuos asociados, sino los m iem bros de colectivos organizados quienes, en una publicidad policentrica, com petian por el asentim iento de las m asas pasivas con el fin de conseguir un equilibrio en el poder y en los intereses a traves de un conflicto m utuo y, sobre todo, en pugna con el im ponente complejo de las burocracias estatales. Todavia en los anos ochenta, N orberto Bobbio, por ejemplo, ha elaborado su teoria de la dem ocracia basandose en las m ism as p rem isa s.47 Sin em bargo, este modelo volvia a poner en juego aquel pluralismo de intereses irreconciliables que ya habia inducido a los teoricos liberales en sus objeciones contra la «tirania de la mayoria». Quizas Tocqueville y John Stuart Mili no estaban tan equivocados cuando creyeron reconocer en la idea tem prano-liberal de una form ation discursiva de la opinion y de la voluntad tan solo el poder encubierto de la mayoria. Desde puntos de vista norm ativos, esos autores estaban dispuestos a adm itir la opinion publica a lo m as como una instancia capaz de poner restricciones al poder, pero de ningun m odo estaban dispuestos a considerarla como un medio de la potencial racionalizacion del poder en su conjunto. Si lo que sucedia realm ente era que «el mantenim iento de un insuperable antagonism o estructural entre los intereses levantaba barreras muy estrictas a la publicidad reorganizada en sus funciones criticas» ,48 entonces no bastaba simplemente con cargar a la teoria liberal con una conception ambivalente de la publicidad, tal como hice en el apartado 15 de HCOP.

III. Un marco teorico modificado No obstante, ahora como entonces, me atengo a la intencion que guio la investigation en su conjunto. De acuerdo con su autoentendim iento norm ativo, las dem ocracias de m asas del Estado social pueden verse como una continuacion de los principios del Estado liberal de derecho solo en tanto que se tom an en serio el m andato de una publicidad politicam ente activa. Pero entonces se tiene que m ostrar como ha de ser posible, en sociedades como las nuestras, que «el publico m ediatizado por las organizaciones —y a traves de estas— ponga en m archa un proceso critico de com unicacion p u b lica.» 49 Esta cuestion me devolvio, al final del libro, un problem a que, aunque ciertam ente toque, no trate adecuadam ente. La aportacion de HCOP a una teoria contem poranea 47. N. Bobbio, The Future o f Democracy, Oxford, 1987. (Version casteliana: ElFuturo de la Democracia, Plaza & Janes, Barcelona, 1985: N.T.) 48. HCOP: 259 (v.o.: p. 340). 49. HCOP: 257 (v.o.: p. 338). 21

de la dem ocracia se encontrarfa a m edia luz, si «el insuperado pluralismo de los intereses en com petencia hace dudar de que pueda surgir de el un interes general capaz de dar u n a p auta a la opinion pu b lica.» 50 Con los m edios teoricos entonces a mi alcance, yo no podia resolver este problema. Fueron necesarios unos cuantos avances adicionales para producir el m arco teorico en el que puedo hoy reform ular la cuestion y, al menos, bosquejar una respuesta. Quisiera recordar con unos pocos apuntes las principales estaciones de este desarrollo. (1). Si solo se echa una ojeada superficial, podrfa parecer que HCOP ha sido escrito al estilo de una historia de la sociedad descriptiva y orientada en la lfnea de Max Weber. Pero la dialectica de la publicidad burguesa que determ ina la construccion del libro delata inm ediatam ente el punto de vista crftico-ideologico. Los ideales del hum anism o burgues m arcaron el autoentendim iento de la esfera intim a y de la publicidad, y se articularon en los conceptos clave de la subjetividad y la autorrealizacion, de la form ation racional de la voluntad y de la opinion, asi como de la autodeterm inacion personal y politica. Tales ideales han impregnado las instituciones del Estado constitucional de tal m anera que tam bien apuntan, como un potencial utopico, mas alla de una realidad constitucional que al m ism o tiem po los niega. La dinam ica del desarro­ llo historico tam bien deberfa vivir de esta tension entre idea y realidad. Desgraciadam ente, esta figura del pensam iento se ordena no solo hacia un tipo de idealization de la publicidad burguesa que va mas alla del sentido metodico de idealization establecido en la conceptualiza­ tio n tfpico-ideal. Se basa tam bien, al m enos im plfcitamente, en supuestos de fondo propios de la filosoffa de la historia que han sido refutados a mas tard ar por las barbaries civilizadas del siglo XX. Si los ideales burgueses son retirados de la circulacion, si la conciencia se torna cfnica, entonces se desm oronan aquellas norm as y orientaciones de valor para las que la crftica ideologica tiene que presuponer un acuerdo (Einverstandnis), si es que quiere apelar a e llo .51 Por esa razon he propuesto profundizar en los fundamentos norm ativos de la teorfa crftica de la sociedad.52 La teorfa de la action com unicativa puede liberar un potencial de racionalidad instalado en la propia praxis com unicativa cotidiana. De este modo allana al m ism o tiem po el camino para una ciencia social que procede reconstructivam ente, que identifica en toda su 50. HCOP: 259 (v.o.: p. 340). 51. Para la crftica al concepto marxista de ideologfa, vease John Keane, Democracy and Civil Society. On the Predicaments o f European Socialism, Lon­ dres, 1988, pp. 213 ss. (Version castellana: Democracia y Sociedad Civil, Alianza, Madrid, 1992, pp. 250-286: N.T.) 52. Seyla Benhabib, Norm, Critique, Utopia. A Study o f the Foundations o f Criticai Theory, Columbia University Press, Nueva York, 1987. 22

extension los procesos culturales y sociales de rationalization, y que los rem onta incluso por detras de los um brales de las sociedades m odernas. Entonces ya no se precisa investigar los potenciales normativos unicamente en una form ation de la publicidad que entra en escena en una epoca especifica.53 La necesidad de estilizar las expresiones prototipicas y particulares de una racionalidad comunicativa encarnada institucionalm ente cae en favor de una intervention em pirica que disuelve la ten­ sion de una contraposition abstracta entre norm a y realidad. A diferencia de lo que ocurre en los supuestos clasicos del m aterialism o historico, se destacan ademas la autonom ia estructural y la historia interna de los sistemas de significado y de las tradiciones cu ltu rales.54 (2). La perspectiva teorico-dem ocratica, desde la que investigue el cam ­ bio estructural de la publicidad, se com prom etio con el concepto de Abendroth de un desarrollo progresivo del Estado democratico y social de derecho hacia la dem ocracia socialista. Por lo general, perm anecio vinculada a un concepto que, entre tanto, se ha vuelto cuestionable: el de una totalidad de la sociedad y de la autoorganizacion social. La sociedad que se adm inistra a si misma, que program a por medio de una legislation planificada todos los dominios de la vida, incluida su repro­ duction economica, tenia que ser integrada por la voluntad politica del pueblo soberano. Pero la suposicion de que la sociedad en su conjunto puede ser representada, en su totalidad, como una asociacion que influye sobre si m ism a a traves de los m edios del Derecho y del Poder politico ha perdido cualquier plausibilidad en vista del grado de complejidad de las sociedades funcionalmente diferenciadas. En especial, la representacion holista de una totalidad social, a la que pertenecen tanto los individuos socializados como los miem bros de una extensa organizacion, rebota contra la realidad de un sistema economico regulado por el m ercado y de un sistema adm inistrativo regulado por el poder. En Ciencia y Tecnica como «Ideologia»55 todavia intente deslindar, en term inos de una teoria de la action, los sistemas de action del Estado y de la economia, y propuse como criterio la distincion entre la action orientada al exito o racional conforme a fines, por una parte, y la accion co53. J. Habermas, Theorie des Kommunikativen Handelns, Suhrkamp Frankfurt, 1981, Bd. 2, pp. 548 ss. (Version castellana: Teoria de la Accion Co­ municativa, Taurus, Madrid, 1987, vol. II, pp. 527 ss.: N.T.) 54. J. Habermas, «Historischer Materialismus und die Entwicklung normativer Strukturen», en Zur Rekonstruktion des Historischen Materialismus Frankfurt, 1976, pp. 9-48. (Version castellana: «El Materialismo Historico y el Desarrollo de las Estructuras Normativas», en La Reconstruccion del Materia­ lismo Historico, Taurus, Madrid, 1981, pp. 9-44; N.T.) 55. Technik und Wissenschaft als «Ideologie», Suhrkamp, Frankfurt, 1968. (Version castellana: Cienciay Tecnica como «Ideologia», Tecnos, Madrid, 1984: N.T.) 23

municativa, por la otra. Este simplificado paralelism o de sistem as de accion y tipos de accion condujo a algunos resultados a b su rd o s.56 Estos me motivaron, ya en Problemas de Legitim ation en el Capitalismo Tardio (1973), a reagrupar ju n to al concepto del sistem a que conserva sus lfm ites el concepto del m undo de la vida, que introduje en La Logica de las Ciencias Sociales (1967).57A p artir de ahf surge, en Teoria de la accion comunicativa (1981), el concepto a dos bandas de sociedad, como Mundo de la vida y S istem a.58 Y esto ha tenido, finalmente, consecuencias decisivas p ara el concepto de democracia. Desde entonces he considerado a la economfa y al aparato estatal como dom inios de accion integrados sistem icam ente, los cuales ya no podrfan reorganizarse dem ocraticam ente desde dentro, es decir, readaptarse a un m odo politico de integration, sin que pusieran en peligro su propia logica sistem icay, por tanto, su funcionalidad. La bancarrota del socialismo estatal lo ha confirmado. La sacudida de una democratizacion radical ahora se caracteriza m as bien por un desplazam iento de las fuerzas en el interior de u n a «division de poderes» que ha de ser sostenida por principio. Con esto debe producirse un nuevo equilibrio, no entre poderes estatales, sino entre diversas reservas de la integration social. El objetivo ya no es sencillam ente la «superacion» de un sistem a economico capitalista independizado y de un sistem a de dom inacion burocratico independizado, sino la co ntention dem ocratica de los abusos colonizadores de los im perativos sistemicos sobre los am bitos del m undo de la vida. De este m odo se da la despedida a la representacion que la filosoffa de la praxis ha hecho de la alienation y de la apropiacion de las fuerzas esenciales objetivadas. Un cambio radical-dem ocratico del proceso de legitimacion tiende a un nuevo equilibrio entre los poderes de la integration social, de m anera que la fuerza de integration social que es la Solidaridad —la «fuerza productiva de la comunicacion» (Produktivkraft Kommunikation)— 59 pueda im ponerse frente a los «poderes» de las otras dos reservas de regulacion que son el Dinero y el Poder adm inistrativo, y, de este m odo, pueda hacer valer las exigencias del m undo de la vida orientadas a los valores de uso. 56. Axel Honneth, Kritik der Macht. Reflexionsstufen einer kritischen Gesellschaftstheorie, Suhrkamp, Frankfurt, 1985, pp. 265 ss. 57. Legitimationsprobleme im Spatkapitalismus, Suhrkamp, Frankfurt, 1973; ZurLogikderSozialwissenschaften, Suhrkamp, Frankfurt, 1967/1982. (Versiones castellanas: Problemas de legitimacion en el capitalismo tardio, Amorrortu, Buenos Aires, 1975; y La logica de las ciencias sociales, Tecnos, Madrid, 1988: N.T.) 58. Para las objeciones, vease mi «Entgegnung» en Axel Honneth, Hans Jonas (Hg.), KommunikativesHandeln. Beitragezu Jurgen Habermas'«Theorie des kommunikativen Handelns», Suhrkamp, Frankfurt, 1986, pp. 377 y ss. 59. Vease mi Entrevista con H.P. Kruger en J. Habemas, Die nachholende Revolution (1990), pp. 82 ss. (Version cast.: pp. 117-141.) 24

(3). La fuerza de integration social propia de la accion comunicativa tiene su lugar prim eram ente en aquellas formas de vida y m undos de la vida particulares que estan entrelazadas con tradiciones y situaciones de intereses concretos. Para decirlo con palabras de Hegel: en la esfe­ ra de la «eticidad» (Sittlichkeit). Pero las energias generadoras de solidaridad de esos plexos vitales no se transm iten inmediatamente al nivel politico de los procedim ientos dem ocraticos para el equilibrio de poder y de intereses. Esto ocurre especialmente en las sociedades postradicionales, en las que no puede presuponerse una hom ogeneidad de las convicciones de fondo y en las que un interes de clase presuntam ente com un ha cedido su lugar al intrincado pluralism o de las formas de vida que compiten con los mismos derechos. Ciertamente, las usuales connotaciones de unidad y totalidad ya se dejan de lado en la conception intersubjetiva de un concepto de solidaridad que vincula el entendim iento a las pretensiones de validez criticables y, con ello, a la capacidad para discrepar que tienen los sujetos individuados y responsables de sus actos. Sin embargo, incluso en esta abstracta conception, la expresion «solidaridad» tam poco puede sugerir el falso modelo rousseauniano de la form ation de la voluntad, el cual deberia fijar las condiciones bajo las que la voluntad em pirica de los burgueses aislados se pudiera transform ar inmediatamente en la voluntad racional, orientada al bien comun, de los ciudadanos m orales del Estado. Rousseau basa esta exagerada exigencia de virtud (ya siempre ilusoria) en una separation de los roles del «bourgeois» y del «citoyen», separation que haria de la independencia economica y de la igualdad de oportunidades una condicion previa para el estatuto de los ciudadanos autonomos. El Estado social niega esta separation de roles: «En las m odernas dem ocracias occidentales se ha invertido esta relacion: la formacion dem ocratica de la voluntad viene a ser un instrum ento del fomento de la igualdad social en el sentido de una distribucion del producto social, proporcional en lo posible, entre los individuos.»60 U. Preuss acentua con razon que hoy, en el proceso politico, el rol pu­ blico del ciudadano se entrecruza con el rol privado del cliente de las burocracias del Estado del bienestar: «La democracia de m asas del E s­ tado del bienestar ha producido la categoria paradojica del "hombre pri­ vado socializado", al que calificamos por lo comun como cliente y que se fusiona con el rol del ciudadano hasta el punto de que se unlversaliza socialmente». El universalism o dem ocratico se trastoca en un «particularism o generalizado». En el apartado 12 de HCOP ya critique la «democracia de la opi­ nion no-publica» de Rousseau, porque este concibe la voluntad general 60. Ulrich Preuss, «Was heiBt radikale Demokratie heute?», en Forum fur Philosophie (Hg.), Die Ideen von 1789 in der deutschen Rezeption, Frankfurt, 1989, pp. 37-67. La siguiente cita en el texto corresponde a la p. 48. 25

m as como un «consenso de los corazones que como un consenso de los argum entos». En lugar de eso, la m oral que Rousseau exige de los ciudadanos, y a la que el coloca en los motivos y virtudes de los particulares, debe estar cim entada en el proceso de la propia com unicacion publica. B. M anin trae a colacion este punto: «Es necesario modificar radicalm ente la perspectiva com un tanto a las teorfas liberales como al pensam iento dem ocratico: la fuente de legitim idad no es la voluntad predeterm inada de los individuos, sino m as bien el proceso de su form acion, es decir, la deliberation m ism a... Una decision legftima no representa la voluntad de todos, pero es algo que resulta de la deliberation de todos. Es el proceso por el que se form a la voluntad de cada uno lo que confiere su legitim idad al resultado, en lugar de la sum a de las voluntades ya formadas. El principio deliberativo es tanto individualista como dem ocratico... Debemos afirmar, a riesgo de contradecir a toda una extensa tradition, que la ley legftima es el resultado de la delibe­ ratio n general, y no la expresion de la voluntad g eneral.»61 De este modo se desplaza la carga de la prueba desde la m oral de los ciudadanos hasta aquellos procedim ientos de la form ation de la voluntad y la opinion dem ocraticas que deben fundam entar la presuncion de que son posibles los resultados racionales. (4). Por eso resulta apropiada para el concepto fundam ental de una teo­ rfa de la dem ocracia, fundada norm ativam ente, la «publicidad polftica» entendida como la sustancia de las condiciones com unicativas bajo las que puede realizarse u n a formacion discursiva de la voluntad y de la opinion de un publico com puesto por los ciudadanos de un Estado. En este sentido, Joshua Cohen ha definido el concepto de «democracia deliberativa» con los siguientes term inos: «La n o tio n de una dem ocracia deliberativa esta enraizada en el ideal intuitivo de u n a asociacion dem ocratica en la que la justificacion de los term inos y condiciones de la asociacion procede m ediante la argum entation y el razonam iento publicos entre ciudadanos iguales. Los ciudadanos en un orden de este tipo com parten un com prom iso hacia la resolucion de problem as de eleccion colectiva m ediante razonam iento publico, y contem plan sus instituciones basicas como legftimas en tanto establecen un m arco para la libre deliberation p u b lica.» 62 Este concepto discursivo de la demo61. B. Manin, «On Legitimacy and Political Deliberation", Political Theory, vol. 15, 1987, 351 s. Manin se refiere explfcitamente no a HCOP, sino a Problemas de legitimacion en el capitalismo tardio: vease la nota al pie 35, p. 367. 62. Joshua Cohen, « Deliberation and Democratic Legitimacy », en Alan P. Hamlin, Philip Pettit (eds.), The Good Polity: Normative Analysis o f the State, Basil Blackwell, Oxford, 1989, pp. 12-34. Tampoco se refiere Cohen a HCOP, sino a tres de mis publicaciones posteriores (en ingles). Vease la nota 12, p. 33. 26

cracia confia en la movilizacion politica y en la utilization de la fuerza productiva de la comunicacion. Pero entonces se debe m ostrar que las m aterias sociales prenadas de conflicto pueden ser reguladas, ante todo, racionalm ente, es decir, reguladas en referencia a los intereses comunes de todos los afectados. Y, en segundo lugar, se debe explicar por que el medio de las argum entaciones y negociaciones publicas es el apropiado para esta form ation racional de la voluntad. De lo contrario, el modelo liberal conservaria con razon su prem isa de que la «compensacion» (Ausgleich) de intereses en irreconciliable conflicto no puede ser sino el resultado de una lucha dirigida estrategicam ente. Pues bien, en las dos ultim as decadas, John Rawls y Ronald Dworkin, Bruce Ackermann, Paul Lorenzen y Karl Otto Apel han presentado argum entos en favor de como pueden decidirse racionalm ente las cuestiones practico-politicas, en cuanto que estas sean de naturaleza moral. Estos autores han explicitado el «punto de vista moral» bajo el que se puede enjuiciar im parcialm ente lo que, en cada caso, se encuentra en el interes general. Sea cual fuere el modo en que han justificado y formulado los fundamentos de la universalizacion y los principios m o­ rales, en estas extensas discusiones deberia haber quedado claro que hay buenos argumentos para una generalizacion de intereses y para una aplicacion adecuada de las norm as que incorporan tales intereses generales.63 Aparte de esto, he desarrollado junto con K.O. Apel64 un enfoque etico-discursivo que senala a los ciclos argumentativos como el procedim iento adecuado para la resolucion de cuestiones practico-mora le s .65 Con ello se responde tam bien a la segunda de las dos preguntas antes m encionadas. La etica del discurso no solo pretende que puede extraer un principio moral general a partir del contenido norm ativo de los necesarios presupuestos pragm aticos de la argumentacion. Este m ism o principio se refiere m as bien al desempeno discursivo de las pretensiones norm ativas de validez. Es decir, liga la validez de norm as a la posibilidad de un consentim iento justificado racionalm ente por parte de todos los posibles afectados, en tanto que estos asuman el rol de participantes en la argumentation. De acuerdo con esta variante, el esclarecim iento de las cuestiones politicas, en tanto que ello afecte a su nucleo m oral, depende de la organizacion de una praxis argum entativa publica. 63. Klaus Gunther, Der Sinn fur Angemessenheit. Anwendungsdiskurse in Moral undRecht, Suhrkamp, Frankfurt, 1987. 64. Vease ahora: K.O. Apel, Diskurs und Verantwortung, Suhrkamp, Frankfurt, 1988. 65. Vease J. Habermas, Legitimationsprobleme im Spatkapitalismus (1973), pp. 140 ss. (version castellana: 1975, pp. 117 ss.) y Moralbewufitsein und kommunikatives Handeln, Suhrkamp, Francfort, 1983 (version castellana: ConcienciaMoraly Accion Comunicativa, Peninsula, Barcelona, 1985: N.T.). 27

Aun cuando tam bien las cuestiones polfticas fundamentales tienen casi siempre aspectos m orales, de ningun m odo son de naturaleza m oral todas las cuestiones necesarias p ara la definicion institucional de la decision a traves de instancias polfticas. Las controversias polfticas a menudo se refieren a cuestiones empfricas, a la in terp retation de estados de cosas, a explicaciones, pronosticos, etc. Por otro lado, los problemas de gran envergadura, las denom inadas cuestiones existenciales, con frecuencia no son en absoluto cuestiones de justicia, sino cuestiones sobre la vida buena que afectan al autoentendim iento etico-polftico, sea este el de la sociedad en su conjunto o el de subculturas particulares. Finalm ente, la m ayorfa de los conflictos nacen de la colision de intereses de grupo y conciernen a problem as de distribution que solo pueden ser resueltos a traves de la form ation de com prom isos. Sin embargo, esta diferenciacion en el interior del am bito de las cuestiones necesitadas de decision politica no habla ni en contra de la prim acfa de las consideraciones m orales ni en contra de la forma argum entativa de la com unicacion politica en su totalidad. Las cuestiones empfricas son a m enudo indisociables de las cuestiones evaluativas y, evidentemente, necesitan el tratam iento arg u m en tativ o .66 El proceso etico-polftico, mediante el cual llegamos a un entendim iento acerca de como queremos vivir en tanto que m iem bros de un determ inado colectivo, debe al menos ser acorde con norm as morales. Las negociaciones deben basarse en el intercam bio de argum entos. Y el que conduzcan a com prom isos equitativos depende esencialm ente de condiciones procedim entales que deben juzgarse m oralm ente. El enfoque teorico de la etica discursiva tiene la ventaja de poder especificar los presupuestos com unicativos que han de ser cumplidos en las diversas formas de la argum entacion y en las negociaciones, si es que los resultados de tales discursos deben tener p ara si la presuncion de la racionalidad. Por consiguiente, ese enfoque abre la posibilidad de conectar las reflexiones norm ativas con investigaciones de sociologia empfrica. (5). Dado que el concepto discursivo de la dem ocracia debe aclararse y hacerse plausible antes que nada en los m arcos de una teorfa normativa, queda abierta la pregunta acerca de como puede organizarse una for­ m atio n discursiva de la voluntad y la opinion, bajo condiciones de las dem ocracias de m asas del Estado social, de m odo que se salve el des­ nivel entre el autointeres ilustrado y la o rientation hacia el bien comun, entre los roles del cliente y del ciudadano. Como parte integrante de los presupuestos com unicativos de toda praxis argum entativa se encuentran, en efecto, la fuerte exigencia de la im parcialidad y la expectativa 66. J. Habermas, «Towards a Communication Concept of Rational Co­ llective Will-Formation>», Ratio Juris, 2, julio 1989, pp. 144-154. 28

de que los participantes pongan en cuestion y transciendan en cada caso las preferencias que aportan inicialmente. El cum plim iento de ambos presupuestos debe incluso llegar a convertirse en un asunto rutinario. La respuesta que dio a este problem a el derecho natural m oderno fue la im plantation de la coercion legal legftima. Y al problem a subsiguiente — ^como podria controlarse m oralm ente, por su parte, el poder politico requerido para la coaccion legal?— Kant respondio con la idea del Estado de derecho. El desarrollo teorico-discursivo de esta idea desemboca ahora en la idea de que el derecho ha de ser aplicado a si mism o en un segundo momento: el tiene tam bien que garantizar el m odo discursivo de acuerdo con el cual deben ejecutarse la produc­ tio n y la aplicacion de los program as juridicos bajo las condiciones de la argum entacion. Esto implica la institucionalizacion de procedimientos legales que aseguren un cum plim iento aproximado de los exigentes presupuestos comunicativos requeridos para las negociaciones equitativas y las argum entaciones no coaccionadas. Estos presupuestos idealizantes exigen la completa inclusion de todos los posibles afectados, la igualdad de derechos de todas las partes, la interaccion no coactiva, una oferta sin restricciones en cuanto a los tem as y a las contribuciones, la revisabilidad de los resultados, etc. En este contexto, los procedim ientos legales sirven para dar validez —en el interior de un com unidad de com unicacion presupuesta como ideal— a las obligaciones de seleccion que aparecen en la sociedad real y que son de indole tem poral, espacial y objetu al.67 De este modo, por poner un ejemplo, la regla de la m ayoria se puede interpretar como un arreglo que hace com patible la formacion de la opinion, orientada en ultim o term ino hacia la verdad y conducida discursivam ente en la medida de lo posible, con la exigencia de una form acion de la voluntad sujeta a plazos tem porales. De acuerdo con la version expuesta de la teoria discursiva, la decision de la m ayoria tiene que estar internam ente relacionada con la praxis de la argum entation, de donde resultan posteriores medidas institucionales (como, por ejemplo, obligaciones de justificacion, reglas para repartir la carga de la prueba, lecturas reiteradas de proyectos de ley, etc.). Una decision por mayoria deberia solo realizarse de un modo tal que su contenido pudiera valer como el resultado motivado racionalm ente, pero falsable, de una discusion en torno a la resolucion correcta de un problem a, discusion que ha de darse provisionalmente por concluida bajo la urgencia de la decision. Tambien se pueden interpretar otras instituciones desde el mism o punto de vista de una institucionalizacion legal de las condiciones generales de com unicacion para una formacion discursiva de la voluntad. Por ejemplo: las regulaciones que afectan a la com position y 67. Veanse mis Tanner-Lectures (1988), pp. 246 y ss. (Vease igualmente: Faktizitat und Geltung (1992), pp. 571-599: N.T.) 29

al modo de trabajo de las corporaciones parlamentarias, las que afectan a las responsabilidades e inmunidades de los representantes elegidos, tambien el pluralismo politico del sistema de multipartidos, la obligacion de los partidos populares a empaquetar programaticamente diversas constelaciones de intereses, etc. El modo teorico-discursivo de descifrar el sentido normativo de las instituciones existentes abre ademas una perspectiva para la introduccion y la comprobacion de nuevos arreglos institucionales, los cuales pueden contrarrestarla tendencia al clientelismo de los ciudadanos. Tales medidas institucionales tienen que matizar la distancia entre ambos roles, en la medida en que interrumpan el cortocircuito entre las preferencias particulares e inmediatas y el particularismo generalizado de los intereses organizados al modo de asociaciones. A esto obedece tambien la original idea de una conexion del voto electoral con un (mul­ tiple preference ordering»6 Tales sugerencias deben fundarse en un analisis de los umbrales de inhibicion instalados en los ordenamientos existentes, que condicionan a los ciudadanos a adoptar una mentalidad apolitica hacia las consecuencias y que les impiden pensar reflexivamente en lo que escapa a la percepcion de sus intereses particulares a corto plazo. Con otras palabras: la transformacion teorico-discursiva del sentido democratico de las instituciones del Estado de derecho debe ser completada por la investigacion crftica de los mecanismos de alienacion de los ciudadanos respecto al proceso politico, mecanismos que funcionan eficazmente en las democracias de masas del Estado social.69 (6). El contenido normativo de un concepto de democracia como el expuesto se refiere a los procesos de formacion de normas y valores que toman la forma de discursos en las comunicaciones publicas, pero obviamente no se restringe a las medidas institucionales apropiadas en el nivel del Estado democratico de derecho. Antes bien, apunta mas alla de los procesos de decision y comunicacion instituidos (verfaBten) formalmente. Una configuracion de la opinion organizada en corporacio68. Basandose en R.E. Goodin, «Laundering Preferences^ (articulo recogido en Jon Elster, Aanund Hylland (eds.), Foundations of Social Choice Theory, Cambridge University Press, Cambridge, 1986, pp. 75-101), Claus Offe desarrolla esa reflexion en su excelente articulo: «Bindung, Fessel, Bremse. Die Unubersichtlichkeit von Selbstbeschrankungsformel», en Axel Honneth, Thomas McCarthy, Claus Offe, Albrecht Wellmer (Hrsg.), Zwischenbetrachtungen. Im ProzeB der Aufklarung. Jurgen Habermas zum 60. Geburstag, Suhrkamp, Frank­ furt, 1989, pp. 739-775. 69. Claus Offe, Ulrich K. Preuss, Can Democratic Institutions make effi­ cient Use o f Moral Resources? (Manuscrito, 1989.) (Ahora en David Held (ed.), Democratic Theory Today, Polity Press, Cambridge, 1990; version castellana: «Instituciones democraticas y Recursos morales», Isegona, 2, 1990, pp. 45-74: N.T.) 30

nes que conduzca a decisiones responsables puede hacer justicia al objetivo de una busqueda cooperativa de la verdad solo en la m edida en que sea permeable a los valores, temas, aportaciones y argum entos que flotan librem ente en una comunicacion politica que los rodea. Esa for­ m atio n de la opinion tiene que hacerse posible por la via de los derechos fundamentales, pero no puede ser organizada en su totalidad. La teoria discursiva justifica una expectativa de resultados razonables que se funda mas bien en el juego conjunto de la form ation politica de la voluntad, constituida institucionalm ente, con los flujos de comunicacion, espontaneos y no subvertidos por el poder, de una publicidad que no esta program ada en funcion de la tom a de decisiones, sino en funcion del descubrim iento y la resolution de problem as —y, en este sentido, se puede hablar de una publicidad no-organizada—. Si la idea de la soberania popular puede todavia encontrar una aplicacion realista en las sociedades altam ente complejas, entonces debe desprenderse de la interpretacion demasiado concreta de una encam acion en los m iem bros de un colectivo que (fisicamente) asisten, participan y deciden en conjunto. Bajo determ inadas circunstancias, la am pliation directa de las posibilidades formales de determ ination conjunta y de participation solo conduce a una intensification del «pluralismo generalizado», es decir, conduce a aquel entrelazam iento privilegiado de intereses particulares, especificos de grupos y de caracter local, que — desde Burke a We­ ber, Schum peter y los neoconservadores de nuestros dias— ha sum inistrado argum entos para un elitismo democratico. Contra esto puede prevenirnos una concepcion procedim ental que defienda la soberania popular como la sustancia de las condiciones que posibilitan un proceso de la comunicacion publica que tom a una forma discursiva. La soberania popular dispersada com pletam ente puede «encarnarse» to­ davia en aquellas formas de com unicacion de-subjetualizadas y, por cierto, exigentes en cuanto a sus pretensiones, que regulan el flujo de la form ation de la voluntad y opinion politicas, de modo que sus resul­ tados falibles tienen para si la presuncion de una racionalidad practic a .70 Esta soberania licuada com unicativam ente se hace valer en el poder de los discursos publicos que descubren temas de una relevancia que afecta a la sociedad en su conjunto, que interpretan valores, que contribuyen a la resolucion de problem as, que producen buenos argum entos y que desacreditan los malos. Obviamente, estas opiniones deben configurarse en los acuerdos de las corporaciones instituidas dem ocraticam ente, porque la responsabilidad para los acuerdos ricos en consecuencias practicas depende de un enclave institucional. Los dis70. J. Habermas, «Volkssouveranitat als Verfahren. Ein normativer Begriff der Offentlichkeit?», en Die Ideen von 1789 in der deutschen Rezeption (1989), pp. 7-36. (Recogido tambien en J. Habermas; Faktizitat und Geltung (1992), pp. 600-631: N.T.) 31

cursos no funcionan como lo hace la dom ination. Generan un poder com unicativo que no sustituye al poder adm inistrativo, sino que unicamente puede influir sobre el. Este influjo se restringe al sum inistro y a la sustraccion de legitim ation. El poder com unicativo no puede sustituir a la especifica logica sistem ica de las burocracias publicas. Mas bien, influye sobre ellas «al modo de un asedio». Si la soberania popular se disuelve de este modo en procedim ientos, entonces tam bien perm anece desocupado el lugar simbolico del poder que forma un vacio desde 1789, es decir, desde la abolition revolucionaria de las formas de do­ m ination patriarcal. Y ese lugar ya no puede ser llenado con nuevas simbologias portadoras de identidad como el pueblo o la n ation, tal como dice U. Rodel siguiendo a Claude L efort.71

IV. Sociedad civil o publicidad politica Una vez que hem os modificado y precisado las prem isas, podemos finalmente volver a la description de una publicidad politica en la que se cruzan al m enos dos procesos: por un lado, la production com unicativa de poder legitimo y, por otro, el empleo m anipulador del poder de los m edios p ara conseguir la lealtad de las m asas, las demandas de los consum idores y la «compliance» con los im perativos sistemicos. La cuestion pendiente atane a las bases y a las fuentes de una configuration informal de la opinion en las publicidades autonom as. Esta cuestion ahora ya no puede responderse en referencia a las garantias de estatus concedidas por el Estado social ni tam poco con la exigencia holista de u n a autoorganizacion politica de la sociedad. Mas bien, se trata del lugar donde se cierra el circulo entre el cambio estructural de la publicidad y aquellas tendencias a largo plazo que la teoria de la accion com unicativa conceptua como rationalization del mundo de la vida. Una publicidad que actua politicam ente no solo necesita las garantias de las instituciones del Estado de derecho. Precisa igualmente que salgan a su encuentro las tradiciones culturales y los patrones de socialization, la cultura politica de una poblacion acostumbrada a la libertad. La cuestion central de HCOP es discutida, hoy en dia, bajo el rotulo del «redescubrim iento de la sociedad civil». No basta la referencia global a un «encuentro» de los m undos vitales diferenciados y a sus potenciales de reflexion. Se necesita m ayor concretion no solo en atencion a los patrones de socialization y a las tradiciones culturales. Una cultura politica liberal, alim entada de motivos y de orientaciones de valor, ciertam ente sum inistra un suelo favorable p ara las com unicaciones publi71. Ulrich Rodel, Gunter Frankenberg, Helmut Dubiel, Die demokratische Frage, Suhrkamp, Frankfurt, 1989, cap. IV. 32

cas espontaneas. Pero aun mas im portantes son las formas de intercambio y de organization, las institucionalizaciones de los portadores de una publicidad politica no depotenciada por el poder. Aqui entran en juego los m as recientes analisis de Claus Offe, quien utiliza el concepto de las «relaciones de asociacion» con la intention de «confrontar las categorias globales de la forma de vida y del m undo de la vida, que de­ ben asegurar a la etica del discurso un contrafuerte en lo social, con categorias m as bien sociologicas.»72 No es casualidad que el vago con­ cepto de «relaciones de asociacion» (Assoziationsverhaltnisse) se vincule con aquella «vida asociativa» (Vereinswessen) que formo el estrato social de la publicidad burguesa. Recuerda tam bien al significado —hoy corriente— de la expresion «sociedad civil», que ya no abarca la esfera de una economia regulada a traves de los m ercados de trabajo, de capital y de m ercantias; y que, por tanto, se desm arca de la traduction moderna —usual desde Hegel a Marx— de «societas civilis» como «sociedad burguesa». Desgraciadam ente, no se encuentran definiciones claras en las publicaciones pertinentes. En todo caso, el nucleo institucional de la «sociedad civil» lo constituyen asociaciones voluntarias que estan fuera de los ambitos del Estado y de la economia, y que —por citar unicamente algunos ejemplos de m anera no sistematica— se extienden desde iglesias, asociaciones culturales y academias, pasando por los medios independientes, sociedades de deporte y de tiem po libre, clubs de debate o foros e iniciativas de ciudadanos, hasta asociaciones de profesionales, partidos politicos, sindicatos y organizaciones alternativas. John Keane atribuye a estas asociaciones la tarea o la funcion de «mantener y redefinir las fronteras entre la sociedad civil y el Estado a traves de dos procesos interdependientes y simultaneos: la expansion de la igualdad social y de la libertad, y la reestructuracion y democratizacion del Estado.»73 Se trata, por tanto, de asociaciones formadoras de opinion. A diferencia de los partidos politicos, que en un alto grado se han fusionado con el Estado, tales asociaciones no pertenecen al sistem a administrativo. Sin embargo, consiguen efectos politicos por m e­ dio del influjo de la publicidad, porque o bien tom an parte directam ente en la com unicacion publica o bien, como es el caso de los proyectos alternativos, porque contribuyen im plicitam ente a la discusion publica a traves del ejemplo, a causa del caracter program atico de sus actividades. De una m anera parecida, C. Offe atribuye a las relaciones de asociacion la funcion de formar contextos apropiados para una comunicacion politica que, con un abundante caudal de buenos arg um entos, prepare a los ciudadanos para la «accion responsable»: «Actuar respon72. C. Offe, op. cit, en: Honneth et al. (1989), p. 755. 73. J. Keane, Democracy and Civil Society (1988), p. 14. (Version caste llana: Democraciay Sociedad Civil, Alianza, Madrid, 1992, p. 34: N.T.) 33

sablemente significa que el actor adopta m etodicam ente respecto a sus propias acciones — en el futurum exactum— las perspectivas de prueba, al mismo tiem po, del experto, del otro generalizado y del propio yo, y que valida de esta m anera los criterios de la accion objetiva, social y tem p o ral.» 74 La coyuntura del concepto de sociedad civil se debe a la crftica, practicada especialm ente por los disidentes de las sociedades del socialismo estatal, contra la aniquilacion to talitaria de la publicidad po­ litical5 Y en ello juega un rol importante el concepto teorico-comunicativo de totalitarism o, elaborado por H annah Arendt. Ante este transfondo se puede com prender por que las asociaciones formadoras de opinion, alrededor de las cuales pueden cristalizar las publicidades au­ tonomas, ocupan un lugar tan prom inente en la sociedad civil. La do­ m ination totalitaria somete precisam ente a esta praxis com unicativa de los ciudadanos a los controles del aparato del servicio secreto. Los cam ­ bios revolucionarios en Europa Central y Europa del Este han confirm ado estos analisis. Y no por casualidad tales cam bios han sido desencadenados por una reform a politica que enarbolo la bandera de la «glasnost». Como si se tratara de un experim ento cientffico-social en gran escala, el aparato de dom inacion fue revolucionado por la creciente presion de los m ovim ientos ciudadanos que operaban pacfficamente. Asi sucedio de m anera ejemplar en la Republica Dem ocratica Alemana. Y, a partir de ahf, se formo en prim er lugar la infraestructura de un nuevo orden que ya se vislum braba en las ruinas del socialismo estatal. Los pioneros de la revolution fueron aquellas asociaciones voluntarias en las iglesias, en los grupos de derechos hum anos y en los cfrculos de oposicion que persegufan objetivos ecologicos y feministas. Frente al influjo latente de estas asociaciones, la publicidad totalitaria tuvo siempre que afirmarse y que quedar estabilizada por la fuerza. Algo distinto es lo que ocurre en las sociedades de tipo occidental, donde las asociaciones voluntarias se constituyen en el interior del m arco institucional del Estado dem ocratico de derecho. Y aquf surge otra cuestion a la que no puede responderse sin un considerable despliegue de estudios empfricos. A saber: si, y en que proportion, una publicidad dom inada por los m edios de m asas perm ite a los portadores de la sociedad civil la oportunidad de com petir prom etedoram ente con el poder de los m edios de los invasores politicos y economicos. Es decir: la oportunidad de cam biar el espectro de razones, tem as y valores canalizados por influencias externas, y la oportunidad de abrirlos innovadoram ente y de filtrarlos crfticam ente. Me parece que el concepto de la publicidad que actua polfticam ente, desarrollado en HCOP, ofrece to74. C. Offe, op. cit., en: Honneth et al. (1989), p. 758. 75. Cf las contribuciones de J. Rupnik, M. Vajda y Z.A. Pelczynski a la parte tercera de J. Keane (ed.), Civil Society and the State (1988). 34

davia la perspectiva analitica adecuada para tratar este problema. Esta es la razon por la que Andrew Arato y Jean Cohen, en su intento por hacer productivo el concepto de sociedad civil para una teoria contemporanea de la democracia, se adhieren a la arquitectura de «Sistema y Mundo de la vida» elaborada en la teoria de la accion com unicativa.76 Concluyo con la referencia a un estudio muy original que ha tem atizado las repercusiones de los m edios electronicos en la reestructuracion de las interacciones simples. Su titulo, No Sense o f Place, atiende a la observacion de que actualm ente se estan derritiendo aquellas estructuras desde las que los individuos socializados han percibido hasta ahora sus em plazam ientos sociales y en las que se han localizado a si mismos. Esta vez se han puesto en movimiento incluso los limites sociales que han formado las coordenadas mundo-vitales basicas del espacio y del tiem po historico: «Muchos de los rasgos de nuestra «era de la informacion» se nos asemejan a las m as prim itivas de las formas so­ ciales y politicas: la sociedad cazadora y recolectora. En tanto que nom adas, los cazadores y recolectores no tienen una relacion de fidelidad con el territorio. Tambien tienen poco «sentido del lugar»; las actividades especificas no estan estrecham ente fijadas a asentam ientos fisicos especificos. La ausencia de fronteras tanto en las sociedades cazadoras y recolectoras como en las sociedades electronicas conduce a toda una serie de chocantes paralelismos. De todos los tipos societales conocidos anteriores al nuestro, las sociedades cazadoras y recolectoras han tendido a ser las mas igualitarias en term inos de los roles de m achos y hembras, ninos y adultos, jefes y seguidores. La dificultad de m antener muchos lugares separados o distintas esferas sociales tiende a im plicar a cada uno en los asuntos de cualquier otro.»77 Los acontecimientos revolucionarios del ano 1989 vuelven a ofrecer una confirm ation imprevista de esta vistosa tesis. Las revueltas en la Republica Democratica Alemana, en Checoslovaquia y en Rum ania form aron un proceso en cadena que no solo representa un acontecimiento historico transm itido por television, sino un acontecim iento que se ha ejecutado a si mismo al modo de una transm ision televisiva. Los m edios de m asas no solo fueron decisivos para los efectos de contagio de la difusion m undial. A diferencia de lo sucedido en el siglo XIX y a comienzos del XX, la presencia fisica de las m asas que se m anifestaban en calles y plazas ha podido desplegar un poder revolucionario solo en la m edida en que fueron transform adas en una presencia ubicua a traves de la television. 76. Andrew Arato, Jean L. Cohen, «Civil Society and Social Theory», The­ sis Eleven, 21, 1988 (especialmente «Civil Society versus The State») pp. 40-67; y «Politics and the Reconstruction of the Concept of Civil Society», en Honneth et al. (1989), pp. 482-503. (Vease ahora A. Arato y J. L. Cohen, Civil Society and Political Theory, MIT Press, Cambridge, 1992: N.T.) 77. J. Meyrowitz, No Sense o f Place, Oxford, 1985. 35

En vista de la norm alidad de las sociedades occidentales, resulta demasiado lineal la tesis sostenida por Joshua Meyrowitz de que los m e­ dios de com unicacion de m asas desdibujan los lfmites socialmente definidos. Las objeciones son obvias. Todas aquellas desdiferenciaciones y desestructuraciones, que sobrevienen a nuestro m undo vital como resultado de la om nipresencia global de los acontecim ientos producida electronicam ente y como resultado de la sincronizacion de tem poralidades desiguales tienen, evidentemente, consecuencias considerables para la autopercepcion social. Esta deslim itacion, sin embargo, corre pareja con u n a m ultiplication de los roles (que, al m ism o tiem po, quedan especificados en el m ism o proceso), con la pluralizacion de las for­ mas de vida y con la individualizacion de los proyectos de vida. El desarraigo va acom panado de la construction de las propias pertenencias y procedencias com unitarias; y la nivelacion de las diferencias va aparejada a la im potencia ante una complejidad sistem ica im penetrable. Son desarrollos com plem entarios que se engranan m utuam ente. De este modo, los m edios de com unicacion de m asas tienen efectos contradictorios tam bien en otras dim ensiones. Existe una considerable evidencia que viene a confirmar la am bivalencia del potencial dem ocratico de una publicidad cuya infraestructura esta m arcada por las crecientes exigencias de selection im puestas por la com unicacion electronica de masas. Con ello quiero decir que, si hoy me atreviera otra vez a investigar el cambio estructural de la publicidad, no sabrfa que resultado tendrfa para una teorfa de la dem ocracia. Quizas uno que diera motivo para una estim ation m enos pesim ista y p ara una perspectiva m enos desafiante, m eram ente postulatoria, que las que di en su dfa. J. H. Frankfurt, marzo de 1990

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Prefacio de la 1.aedicion

L a ta re a de la p re se n te in v e stig a tio n es el analisis del tipo «publicidad burguesa».* El estilo de tra b a jo de la in v e stig a tio n esta solicitado p o r las especificas dificultades de su o b jeto , cuya com plejidad p ro h ib e p o r lo p ro n to el que se dote de los re c u rso s y procedim ien to s especificos de u n a d iscip lin a aislada. La categ o ria de la p u b licid ad hay que b u sc a rla m as b ien en el am plio cam po que an tig u am en te a b arcab a la m ira d a de la «politica» tra d itio ­ nal; 1 en m arcad o d en tro de los lim ites de c u alq u ie ra de las v arias d isciplinas cientifico-sociales, aislad am en te to m ad as, nuestro objeto se disuelve. L a p ro b le m a tic a re s u lta n te de la in te g ra­ tio n de aspectos sociologicos y econom icos, ju rid ic o -e sta ta les y politologicos, h istorico-sociales e histo rico -ideales, sa lta a la vista: en el actu al estadio de d iferenciacion y especializacion de las ciencias sociales casi n ad ie p o d ria «dom inar» v arias de esas d iscip lin as, p o r no h a b la r de todas. * Se traduce aqui, siempre —excepto en el titulo del bro—, la voz alemana Offentlichkeit por «publicidad». Con ello se corre el riesgo de la mala interpretation; en efecto: la palabra «publicidad» tiene en castellano dos usos, uno de los cuales —precisamente el aludido en esta traduccion— es hoy poco frecuente. «Publicidad» acostum bra a rem itir a actividades relacionadas con el reclamo y la propaganda comercial. Aqui se intenta recuperar su referencia, mas arcaica, al estado y la calidad de las cosas publicas, con el convencimiento de que esta palabra vierte, en el presente contexto, mejor a Offentlichkeit que a «vida social publica», «opinion publica» o, simplemente, lo «publico», todas ellas versiones aceptables, en diferentes contextos, del term ino aleman. (Las notas con asterisco son siempre del traductor; las num eradas, del autor.) 37

L a o tra p a rtic u la rid a d del m eto d o em p leado re s u lta de la necesid ad de p ro c e d e r a la vez h is to ric a y so ciologicam ente. E n ten d e m o s la «pu b licid ad b u rg u esa» com o categorfa tfp ica de epoca: no es p o sib le a rra n c a rla de la incon fu n d ible evolucion h isto ric a de la «sociedad b u rg u esa» salid a de la a lta E d ad M edia europea, y no es po sib le, con g en eralizacio n es ideal-tfpicas, trasla d a rla a co n stelacio n es fo rm alm en te in d ife re n te s re sp e c to de la v aried a d de las situ acio n es h isto ric a s. Asi com o in te n tam o s m o s tra r que p o r vez p rim e ra p u ed e h a b la rs e de «opinion publica» en la In g la te rra de finales del siglo X V II y en la F ran cia del siglo X V III, asi ta m b ie n dam os p o r lo g en eral a la categorfa de «publicidad» un tra ta m ie n to h isto ric o . Con ello se distingue n u e stro p ro c e d e r a limine del p u n to de v ista de la sociologia form al, cuyo estad io m as d e sa rro lla d o suele verse en la llam ad a teo rfa e stru c tu ra l-fu n cio n a lista . P o r o tra p a rte , la investigacion sociologica de las te n d e n c ia s h isto ric a s se m a n tie n e en u n a etapa de g en eralid ad en la que los p re c e d e n te s y los acontecim ien to s son citad o s de m o d o ilu stra tiv o , a saber: com o ejemplos de u n a evolucion social que re b a sa a m p lia m e n te el caso p a rtic u la r y que da el m arco in te rp re ta tiv o de los m ism os. Del ejercicio de la h isto ria en sen tid o e stric to se diferen cia este p ro c e d e r sociologico p o r u n a m ay o r lib e rta d de estim acio n — o, al m enos, eso p a re c e — del m a te ria l h isto ric o ; pero se som ete, de to d o s m o d o s, a los ig u alm en te e stric to s c rite rio s de un an alisis e s tru c tu ra l de las conexiones sociales globales. Luego de esas dos p re m isa s m eto d o lo g icas, v a ld ra la p e n a a n u n c ia r u n a a d v e rte n c ia que a ta n e a la cosa m ism a. La investigacion se lim ita a la e s tru c tu ra y a la funcion del m o ­ delo liberal de la p u b lic id a d b u rg u esa, a su origen y transform acion; se re m ite a los rasg o s que a d q u irie ro n c a ra c te r domin an te en u n a form a h is to ric a y no p re s ta aten cio n a las variantes som etid as, p o r asi d ecirlo, en el cu rso del p ro ceso h isto rico , de u n a p u b lic id a d plebeya. En la fase de la R evolucion francesa ligada al n o m b re de R o b esp ierre, ap arece u n a p u b lic id a d — digam os que p o r un in sta n te — d e sp o ja d a de su ro p aje litera rio : no son y a su sujeto los « estam en to s in stru id o s» , sino el «pueblo» sin in stru ccio n . T am b ien esa p u b lic id a d plebeya, que pro sig u e su b te rra n e a m e n te en el m o v im ien to c a rtis ta y en las tra d ic io n e s c o n tin e n ta le s del m o v im ien to a n a rq u ista , re s ta orienta d a segun las in ten cio n es de la p u b lic id a d b u rg u esa. — H istorica e in te le c tu a lm e n te es, com o ella, u n a h e re n c ia del siglo X V III.— P or eso se d istin g u e c la ra m e n te de la form a plebiscitario -aclam ativ a de la p u b lic id a d re g la m e n ta d a de las dictad u ras de las sociedades in d u stria le s a lta m e n te d e sa rro lla d a s. 38

A m bas tien en cierto s rasgos form ales en com un; pero de la p u b licid ad , lite ra ria m e n te d eterm in ad a, de un publico com puesto p o r p e rso n a s p riv ad as ra c io c in a n tes se distingue cada una de ellas a su m odo: com o ilite ra d a una, com o p o slite ra ria , por asi decirlo, la otra. La coincidencia de d e te rm in ad a s m anifestaciones p le b isc ita ria s no pued e o c u lta r el hecho de que am bas v aria n te s de la p u b lic id a d b u rg u e sa — d esaten d id as p o r igual aqui— , sobre la base de los d istin to s estadios de la evolucion social en los que se asien tan , cum plen tam b ien funciones polfticas d iversas. N u e stra investigacion som ete a estilizacion los elementos lib erales de la p u b licid ad b u rg u esa, asi como su transform acion social-estatal. A la D eutsche F o rsch u n g sg eim ein sch aft tengo que agradecer u n a g enerosa colaboracion. Con excepcion de los epfgrafes 13 y 14, este tra b a jo ha sido p re se n ta d o en la F acu ltad de Filosoffa de M argburgo com o m em o ria de catedra. J. H .

Frankfurt am Main, otono de 1961

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Advertencia del traductor El tftulo o rig in al alem an del p re se n te libro es: Strukturwandel der offentlichkeit. (Untersuchungen zu einer Kategorie der burgerlichen Gesellschaft.) La tra d u c c io n lite ra l de el reza com o sigue: E l cambio estructural de la publicidad. (In­ vestigaciones sobre una categoria de la sociedad burguesa.) Lo p ro b lem a tic o de esta tra d u c c io n lite ra l es la voz c a stellan a «publicidad» . El te rm in o Offentlichkeit se form o en el alem an mod erno in c o rp o ra n d o p rim e ro el latin ism o Publizitat (traslad ad o del frances publicite) p a ra luego g erm an izarlo . Se da, en cam ­ bio, la cu rio sa c irc u n sta n c ia de que m ie n tra s to d o s los idiom as latinos h an ido p e rd ie n d o , al ro m p e r el siglo xx, las connotaciones y la d e n o tacio n p rin c ip a l de la p a la b ra («publicidad» no significaba o tra cosa en el castellan o de h ace u n a c e n tu ria que vida social p u b lica), en el alem an de n u e stro s dfas se conserva esta in tacta. Eso explica la m uy ex ten d id a tra d u c c io n de Offentlichkeit p o r «vida pu b lica» , «esfera pu b lica» , «publico» y h a sta a veces p o r «opinion publica». N in g u n a de esas tra d u cciones era aqui p o sib le sin que se p e rd ie ra n m atices im portantes de la nocion h a b e rm a sia n a de Offentlichkeit; en favor de tra d u c irla p o r «publicidad» h a b la ta m b ie n la c irc u n sta n c ia de que este libro sea en b u en a m e d id a u n a exploracion h isto ric a de su a su n to ; p o r o tro lado, el que « publicidad», en el sentido que aqui se u sa ra , sea ya en castellan o casi ex clusivam ente un tecnicism o culto, q u e d a ra de so b ra co m p en sad o p o r la atorm enta d a elab o racio n co n cep tu al a que H a b e rm a s som ete al coloquial term in o Offentlichkeit. Offentlichkeit, p u es, ha sido traducido a lo largo de todo este libro p o r « p ublicidad», reservando de o rd in a rio p a ra la voz, m as p rim itiv a p ero aun en circulacion, de Publizitat la tra d u c c io n de « n o to ried ad publica». V e rte r ya, sin em b arg o , en el tftu lo m ism o, Offentlich­ keit p o r «publicidad», p u d ie ra re s u lta r enganoso d adas las actu ales co n n o tacio n es de la p a la b ra castellan a. Y asi op te por h a ce r u n a excepcion en el tftu lo y tra d u c ir: La transformacion estructural de la vida publica. T ra ta n d o se de un libro destin ad o a fo rm a r p a rte de u n a serie sobre co m u n icacio n y m edios de com unicacion, los ed ito res h an p re fe rid o el de Historia y critica de la opinion publica, re d u c ie n d o mi p ro p u e s ta a su b tftu lo de la edicion castellan a. Q uiero m a n ife sta r aqui m i to ta l ajenidad a esta decision de la ed ito rial. A. D. 40

I. Introduccion: delimitacion propedeutica de un tipo de la publicidad burguesa

1.

La cuestion de partida

El u so lingufstico de «publico» y «publicidad» denota u n a v aried ad de significaciones co n cu rren tes. P roceden de fases h isto ric a s d iv ersas y, en su sin cro n ica aplicacion a las circunsta n cia s de la sociedad b u rg u e sa in d u stria lm e n te av anzada y social-estatalm en te co n stitu id a, se p re sta n a u n a tu rb ia conexion. C iertam en te p a re c e n p e rm itir esas c irc u n sta n cias — que se ponen a la defensiva frente al u so lingufstico recibido— u n a utilizacion tan confusa com o siem p re de aqu ellas p a la b ra s, su man ip u lacio n term in o lo g ica. P orque no solo el lenguaje cotidiano co n trib u y e a ello, esp ecialm en te m acu lad o p o r la je rg a de la b u ro c ra c ia y de los m edios de com unicacion de m asas; tam b ien las ciencias, sobre todo la cien cia ju rfd ic a , la politologfa y la sociologia son m a n ifie sta m e n te incap aces de su b stitu ir catego­ rias tra d ic io n a le s com o «publico» y «privado», «publicidad», «opinion publica», p o r co nceptos m as p reciso s. P o r de p ro n to , ese dilem a se h a vengado iro n icam en te de la disciplina que hace ex p resam en te de la opin io n p u b lica su objeto: con la intervencion de las tecn icas em pfricas, lo que p ro p ia m e n te h a de capta rse com o public opinion research [investigacion de la opinion p u b lic a ] se ha disu elto en u n a m a g n itu d in so n d a b le ,1 al tiem ­ po que se p riv a a la sociologia de la co nsecuencia de re n u n c ia r a esas categ o rias; a h o ra com o a n te s, se tr a ta de la opinion publica. «Publicas» llam am os a aqu ellas organizaciones que, en co n trap o sicio n a sociedades c e rra d as, son accesibles a todos; del m ism o m odo que h ab lam o s de p lazas p u b licas o de casas pu b licas. P ero ya el h a b la r de «edificios publicos» im plica algo 41

m as que la alu sio n a su accesib ilid ad general; ni siq u iera tend rian p o r que e s ta r a b ie rto s al tra fic o p u b lico ; alb erg an instalaciones del E s ta d o y ya solo p o r eso c a b ria p re d ic a r de ellos la pub licid ad . El E sta d o es la « a d m in istra c io n publica». D ebe el a trib u to de la p u b lic id a d a su ta re a : c u id a r del bien com un, pu b lico , de to d o s los ciu d ad an o s. D istin ta sig n ificatio n tien e la p a la b ra cuando se h ab la, p o n g am o s p o r caso, de u n a «audiencia publica» ; en ta le s o p o rtu n id a d e s se d espliega u n a fuerza de la re p re s e n ta tio n , en cuya «publicidad» algo c u e n ta el reconocim ie n to pu b lico . T am b ien se rem u ev e la significacion cuando decim os que alguien se ha h ech o un n o m b re p u b lico ; la publicidad de la r e p u ta tio n o in clu so de la fam a p ro c ed e de o tra s epocas, igual que la de la «buena sociedad». Con to d o , la u tiliz a tio n m as frecu en te de la categ o ria en el sentid o de la opin io n p u b lica, de u n a p u b lic id a d sublevada o sojuzgada, im p lica u n a s significaciones que tie n en que v e r con publico, con n o to rie d a d p u b lica, con p u b lic a r, p e ro que no coincide en ab so lu to con estos. El sujeto de esa p u b licid a d es el pu b lico com o p o rta d o r de la opin io n p u b lica, y la notoried a d p u b lica e s ta v in c u la d a con la funcion c ritic a de aquella; la p u b lic id a d de las sesiones de un trib u n a l, pon g am o s p o r caso. En el am b ito de los m ed io s de co m u n icacio n de m asas la n o to rie d a d p u b lic a ha v a ria d o ev id e n te m e n te su significacion. De u n a funcion de la o p in io n p u b lica ha pasad o a ser un a trib u to de aqu ello que p re c isa m e n te atra e a la o p inion p u b lica hacia si: las public relations, esfuerzos que, u ltim a m e n te , quieren d ecir « tra b a jo de p u b licid ad » , estan d e stin a d a s a c re a r una tal publicity. In c lu so la p u b lic id a d se p re s e n ta com o u n a esfera en la que los am b ito s de lo p u b lico y de lo p riv ad o esta n frente a frente. A veces ap arece sim p lem en te com o la esfera de la opin io n p u b lica, c o n tra p u e s ta in clu so a los p o d e re s publicos. Segun las c irc u n sta n c ia s , se c u e n ta e n tre los «organos de la publicidad» a los organ o s e s ta ta le s o a aquellos m edios que, com o la p re n sa , sirven a la co m u n icacio n del publico. U n an alisis so cio h isto rico del sin d ro m e significativo de «publico» y «publicidad» p o d ria c o n d u c ir las d iv ersas capas linguisticas h isto ric a m e n te su p e rp u e sta s a su co n cepto sociologico. Ya la p rim e ra in d ic a tio n etim o lo g ica re sp e c to de p u b licid a d es rica en conclu sio n es. El su stan tiv o se form o en alem an a p a rtir del adjetivo, m as an tig u o , offentlich [p u b lic o ], hacia el si­ glo x v iii , en analogia con publicite y publicity;2 aun a finales de siglo re su lta b a tan in u tilizab le la p a la b ra que pudo ser objetada por von Heynatz.3 Si Offentlichkeit [publicidad] exigio por vez p rim e ra su n o m b re en esa epoca, licito es su p o n e r que esa 42

esfera, al m enos en A lem ania, se form o p o r aquella epoca y tam b ien p o r ento n ces ad q u irio su funcion; la p u b lic id ad pertenece especfficam ente a la «sociedad b u rg u esa» que, p o r la m ism a epoca, se asen to com o am b ito del trafico m e rc a n til y del tra b a jo social segun sus p ro p ia s leyes. Lo que no q u ita que p u e d a h a b la rse de lo «publico» y de lo que no es pu b lico , de lo «privado», desde m ucho an tes: Se tr a ta de categ o rias de origen griego que nos han sido tra n sm itid a s con im p ro n ta ro m an a. En la ciudad-estado griega p len a m e n te form ada, la esfera de la p olis, com un al ciud ad an o libre (koyne), e sta e stric ta m e n te se p a ra d a de la esfera del oikos, en la que cada uno ha de a p ro p ia rse a isla d a m e n te de lo suyo (idia). La vida publica, bios politikos, se desenvuelve en el agora, p ero no e sta lo calm en te delim itad a: la p u b lic id ad se co n stitu y e en la c o n v e rsa tio n (lexis), que puede to m a r tam bien la form a de la d e lib e ra tio n y del trib u n a l, asi com o en el h a c e r com un (praxis), sea esta la c o n d u c tio n de la g u e rra o el ju e g o pugnaz. (P ara la legislacion, a m en u d o se acude a forastero s, y a que no p e rte n e c e p ro p ia m e n te a las ta re a s p u b licas). El ord en p o litico descansa, com o es sabido, en u n a econom fa esclavista de form a p a trim o n ia l. Los ciu d ad anos estan descargados del tra b a jo p ro d u ctiv o ; p ero la p a rtic ip a tio n en la vida pu b lica d ep ende de su au to n o m ia p riv a d a com o senores de su casa. L a esfera p riv a d a no esta solam en te en el n o m b re (griego) ligada a la casa; la riq u eza m u eb le y la disposicion sobre la fuerza de tra b a jo co n stitu y en un ta n m al su b stitu to del p o ­ der sobre la econom fa d o m estica y sobre la fam ilia com o, a la inversa, la p o b re z a y la caren cia de esclavos co n stitu y en ya de p o r si un o b stacu lo p a ra la adm ision en la polis: el d e stie rro , la expropiacion y la d e stru c c io n del p a trim o n io dom estico son todo uno. L a p o sitio n en la polis se basa, pues, en la p o sitio n del oikodespota. Bajo la c o b e rtu ra de su dom inio se realiza la re p ro d u c c io n de la vida, el tra b a jo de los esclavos, el servicio de las m u jeres, acontece la vida y la m u e rte ; el rein o de la necesid ad y de la tra n s ito rie d a d p erm an ece anclado en las somb ra s de la esfera p riv ad a. F re n te a ella se alza la p u b licidad, segun la au to c o m p re n sio n de los griegos, com o un reino de la lib e rta d y de la con tin u id ad . A la luz de la p u b lic id ad todo se m an ifiesta ta l com o es, to d o se hace a to d o s visible. En la conversacion en tre ciu d ad an o s fluyen las cosas h a cia el lenguaje y ganan form a; en la d isp u ta en tre iguales sobresalen los m ejores y ganan su esencia: la in m o rta lid a d de la fama. Asi com o la n ecesid ad v ital y el m a n te n im ie n to de lo necesario p a ra la vid a estan p u d o ro sa m e n te o cultos tra s los lfm ites del oikos, 43

asi ta m b ie n ofrece la polis el cam po libre p a ra la m e n tio n hon orifica: los c iu d ad an o s tra fic a n com o iguales con iguales (homoioi), pero tod o s p ro c u ra n la p re e m in e n c ia (aristoiein). Las v irtu d e s, cuyo catalogo codifico A risto teles, se p re se rv a n tan solo en la p u b licid ad , allf e n c u e n tra n re co n o cim ien to . E se m odelo de la p u b lic id a d helenica, tal com o lo hem os recib id o , estilizad o p o r la a u to in te rp re ta c io n de los griegos, co m p a rte desde el R en acim ien to , con to d o s los llam ados clasicos, la fuerza p ro p ia m e n te n o rm a tiv a q u e h a llegado h a sta n u e stro s d ia s.4 N o la fo rm a tio n que le subyace, sino el p a tro n ideologico m ism o h a p re se rv a d o su co n tin u id a d — una continuidad h isto rico -id eal— d u ra n te siglos. P o r lo p ro n to , estan atravesando la E d a d M edia las categ o rias de lo p u b lico y lo p r i­ vado en las definiciones del D erecho ro m a n o , y la p u b lic id a d es co n te m p la d a en el com o res publica. Y vuelven a a d q u irir u n a aplicacio n tecn ic o -ju rid ic a efectiva p o r vez p rim e ra con el nacim ien to del E stad o m o d ern o y de la esfera, se p a ra d a de el, de la sociedad b u rg u e sa ; sirven a la a u to c o m p re n sio n p o litica al igual que a la in stitu cio n alizacio n ju r id ic a de u n a sociedad civil b u rg u e sa en el sen tid o especifico de la p a la b ra . D esde hace aprox im ad am e n te un siglo, sus p re su p u e sto s sociales vuelven a ser cap tad o s d iso lu ta m e n te ; las te n d e n c ia s a la d e stru c cio n de la p u b lic id a d son in eq u iv o cas: m ie n tra s su esfera se am plia fen o m en a lm e n te , su funcion va p e rd ie n d o fuerza. Con to d o , sigue siendo la p u b lic id a d un p rin c ip io organizativo de n u e stro orden politico. E v id e n te m e n te , la p u b lic id a d es d is tin ta de y m as que un jir o n de ideologia lib e ra l que la d em o cracia social p u d ie ra a rra n c a rs e sin sufrir dano. Si hay que c o n c e b ir el com plejo que hoy, de m odo h a rto confuso, su b su m im o s bajo el ro tu lo de publicidad en el co n tex to de sus e s tru c tu ra s h isto ric a s, esperem os que sobre la base de u n a clarificacion sociologica del co n cep to p o d am o s a sir a n u e s tra p ro p ia sociedad sistem aticam en te p o r u n a de sus categ o rias cen tra le s.

2.

Acerca del tipo publicidad representativa

D u ran te la E d ad M edia eu ropea, la c o n trap o sic io n ju ridica romana de publicus y privatus,5 aun cuando utilizable, no es oblig ato ria. P re c isa m e n te el p re c a rio in te n to de ap lic a r esas nociones a las relacio n es ju rid ic a s de senorio y p ro p ie d a d de la tie rra p ro p o rc io n a indicio s in v o lu n ta rio s de que no se dio u n a c o n tra p o s itio n e n tre p u b lic id a d y esfera p riv a d a segun 44

el m odelo antiguo (o m o d ern o ). T am bien aqui, evidentem ente, u n a o rg a n iz a tio n econom ica del trab ajo social hace de la casa del sen o r el elem ento c e n tra l de to d as las relaciones de dominio; no o b sta n te , la posicion del senor de la casa en el proceso p ro d u ctiv o no es co m p arab le con el p o d er de disposicion «privado» del oikodespota o del pater familias. El dom inio de la tie rra (y el senorfo b asado en el) puede todavfa, incluyendo a to d o s los d erechos senoriales sueltos, c o n tem p larse como ju ridictio; pero no puede aco m o d arse a la c o n tra p o sitio n de dis­ p o sitio n p riv a d a (dominium) y au to n o m ia p u b lica (imperium). Hay «su p erio rid ad es» bajas y altas, b ajas y altas «prerrogatividades», pero no un status fijado desde el p u n to de v ista del derech o p riv ad o a p a r tir del cual tu v ieran acceso las p erso n a s p riv a d a s a la pu b licid ad . El dom inio del feudo, p len am en te form ado en la alta E d ad M edia, com ienza a dar paso en la Alem an ia del siglo x v i i i , com o consecu en cia de la lib e ra tio n camp esin a y del alig eram ien to de los feudos, a la p ro p ie d a d priv ad a de la tie rra . El p o d e r dom estico no es dom inio, ni en el sentido del D erecho civil clasico ni en el del m o d ern o . Si tran sp o rta m o s esas categorias a u n as condiciones y relaciones sociales en las que no se puede d istin g u ir en tre esfera p u b lica y am b ito privado, surgen dificu ltad es: «Si concebim os el pais com o la esfera de lo pu b lico , entonces nos las tenem os que ver con un p o d e r publico de segunda categorfa: el p o d er ejercido en la casa p o r el senor; que, c ie rta m e n te, es un p o d er privado en re la tio n al del pais al cual esta su b o rd in ad o , pero que es privado en un sentido m uy d iferen te del de la ordenacion m o d ern a del derecho p riv ad o . Asi, m e p arece m as clarificador e n ten d er que las facultades "priv ad as" y "p u b licas" de dom inio se mezclan en u n a u n id a d in ex tricab le, de m odo que am bas em anan de un p o d e r u n ita rio , estan ad h erid as a la tie rra y pu ed en ser tra ta d a s com o legftim os derechos p riv a d o s» .6 De to d o s m odos, puede c o n sta ta rse una c ierta coincidencia en tre la vieja tr a d itio n ju rfd ic a g erm anica con gemeinlich y sunderlich, common y particular, y los clasicos publicus y privatus. A quella oposicion se rem ite a elem entos co m u n itario s, elem entos que han ad q u irid o relieve bajo las relaciones feudales de p ro d u ccio n . La d ula es publica; el m an an tial, la plaza de m er­ cado, son p u b licam en te accesibles y de uso com un, loci com ­ munes, loci publici. E ste «com un» (gemeinlich), del que arranca u n a lfnea h acia el b ien com un o publico (common wealth, public wealth), esta enfrentado a lo « p articular» (Besond&re). E ste Besondere es lo sep arad o , en un sentido de lo p riv ad o que, con la eq u ip aracio n de in te re se s p a rtic u la re s e in te re ses priva45

dos, aun p ro seg u im o s. En el m arco de la c o n s titu tio n feudal se refiere, p o r otro lado, lo p a rtic u la r tambien a los d istin g u id o s con derech o s p a rtic u la re s , con in m u n id a d e s y privilegios; en ese sentid o , lo excepcional, lo p a rtic u la r, co n stitu y e la lib e ra tio n resp ecto del n u cleo de la feu d alid ad y con ello, al m ism o tiem po, de lo «publico». L a c o o rd in a tio n de categ o rias ju rfd ic a s g erm an icas y ro m a n a s se a lte ra tan p ro n to com o estas son ab so rb id a s p o r el feudalism o (el common man es el private man). E sa c irc u n sta n c ia re c u e rd a el uso lingufstico de common soldier * en el sen tid o de private soldier **: el h o m b re com un sin rang o , sin lo p a rtic u la r de u n a a u to rid a d luego in te rp re ta d a com o «publica». En los d o cu m en to s m ediev ales, «dom inante» (herrschaftlich) es u tilizad o com o sin o n im o de publicus; p u blicare significa p a ra el sen o r e m b a rg a r.7 En el am b iv alen te significado de gemein (common, com un) com o c o m u n ita rio , esto es, accesible a to d o s (publico), y gemein, esto es, excluido de derechos p a rtic u la re s , es decir, sen o riales, excluido del rango (publico), se refleja h a s ta n u e s tro s dfas la in te g ra tio n de elem en to s de o rg a n iz a tio n c o m u n ita ria en u n a e s tru c tu ra social b asad a en el dom inio feu d al.8 N o es posible d o c u m e n ta r p a ra la sociedad feudal de la alta E dad M edia, de un m odo sociologico, es decir, con criterio s in stitu c io n a le s, u n a p u b lic id a d con am b ito p ro p io , sep a ra d o de u n a esfera p riv ad a. Sin em bargo, no p o r casu alid ad se llam a a los a trib u to s de dom inio, com o el sello regio, pongam os p o r caso, «publicos»; no p o r casu alid ad d isfru ta el m o n arca ingles de publicness: 9 se tr a ta de u n a r e p re s e n ta tio n p u b lica del dom inio. La publicidad representativa no se co n stitu y e com o un am bito social, com o u n a esfera de la p u b licid ad ; es m as bien, si se p e rm ite u tiliz a r el te rm in o en este co n texto, algo asi com o u n a c a ra c te rfstic a de status. El status del sen o r feudal, siem pre e n caram ad o a su je ra rq u fa , es n e u tra l frente a los criterio s «publico» y «privado»; p ero el p o se e d o r de ese status lo re p re se n ta p u b lic a m e n te : se m u e stra , se p re s e n ta com o la corporeizacion de un p o d e r siem p re «elevado». " L a n o tio n de esa re p re s e n ta tio n se ha conservado h a s ta en la m as re c ien te doctrin a co n stitu c io n a l. De acu erd o con ella, la re p re se n ta c io n solo puede «darse en la esfera de la p u b lic id a d [...] no hay re p re ­ s e n ta tio n que p u d ie ra c o n sid e ra rse "asunto p riv ad o "» ." Y, ciertam e n te, lo que p re te n d e esa re p re se n ta c io n es h ac er visible, * Literalm ente «soldado comun», del monton, actualmente usado en el sentido de «soldado raso». ** «Soldado raso». 46

p o r m edio de la p resen cia p u b licam en te p re se n te del senor, un ser invisible: «...algo m u e rto , algo de p o ca valfa, o care n te tota lm e n te de ella, algo b ajo, no puede o b ten er re p re se n ta tio n . Le falta el elevado m odo de ser capaz de re s a lta r en el ser p u ­ blico, de ser capaz de u n a existencia. P alab ras com o grandeza, alteza, m ajestad , fama, d ignidad y h o n o r van al e n cu e n tro de esa p a rtic u la rid a d del ser capaz de re p resen tacio n » . Delegacion en el sentido, p o r ejem plo, de re p re s e n ta tio n de la N a tio n , o de d eterm in ad o s clientes, no tiene n ad a que ver con esa publicid ad re p re se n ta tiv a , a d h e rid a a la co n c re ta existencia del seno r y ex p en d ed o ra de un «aura» a su au to rid ad . C uando el seno r del p ais reu n fa en su to rn o a los senores m u n d an o s y a los del espfritu, a los cab allero s, a los p re la d o s y a los estam ento s (o, com o acontecfa en A lem ania h a s ta 1806, cuando el K aiser in v itab a al R eich stag a prfn cip es y o b ispos, condes imperiales, im p eriales estam en to s y abades), no se tra ta b a de u n a asam b lea de delegados en la que cada uno re p re se n ta b a a otros. En ta n to el so b eran o y sus estam en to s «son» el p ais, en vez de delegarlo m e ra m e n te , pueden, en un especifico sentido de la palab ra, re p re s e n ta r: ellos re p re se n ta n su dom inio, en vez de p a ra el p ueblo, «ante» el pueblo. La evolucion de la p u b lic id a d re p re se n ta tiv a esta ligada al a trib u to de la p erso n a: a insignias (condecoraciones, arm as), h ab ito s (vestim enta, peinado), gestos (m odos de saludar, ademanes) y re to ric a (form a de las alocuciones, discursos solem nes en g e n e ra l).12 P or decirlo en pocas p a la b ra s: en un codigo estric to del c o m p o rta m ie n to «noble». E ste cristalizo a lo largo de la alta E dad M edia en el sistem a de v irtu d es co rtesan as, u n a versio n c ristia n a de las v irtu d e s card in ales a risto te licas en la que lo h ero ico te m p la b a lo cab alleresco y lo senorial. Significativ am en te, en n in g u n a de esas v irtu d e s p erd io lo ffsico su relevancia: pues las v irtu d e s ten fan que a d q u irir cuerpo, h abia que ex ponerlas p u b lic a m e n te .13 E sa re p re s e n ta tio n vale, sobre todo, p a ra el to rn e o , p a ra la figura de la p u g n a entre caballeros. Cierto que tam b ien la p u b licid ad de la polis griega conoce una escenificacion agonal de la arete; pero la p u b licid ad de la re p re se n ta c io n co rtesan o -cab alleresca, d e sa rro lla d a m as en los dfas festivos, en las «epocas elevadas», que en los dfas de audiencia, no co n stitu y e u n a esfera de la com unicacion politica. Como au ra de la a u to rid a d feudal, es signo de un status social. Por eso le falta «em plazam iento»: el codigo cab alleresco de conducta es com un a todos los senores, desde el rey h a sta el sem icam pesino caballero de un unico escudo; en ese codigo se orien tan no solo en o p o rtu n id a d e s y em plazam ientos definidos, como 47

«en» la esfera de lo p u b lico , p o ngam os p o r caso, sino de continuo y en c u a lq u ie r p a rte donde re p re s e n te n en ejercicio de sus derech o s sen o riales. Solo aq u ello s de en tre los senores que lo son del espfritu poseen, p o r encim a de m o tiv o s m u n d a n o s, un local p a ra su re p re s e n ta tio n : la iglesia. En el ritu a l eclesiastico, en la liturgia, en la m isa, en la p ro cesio n , sobrevive aun hoy la publicidad re p re se n ta tiv a . De acu erd o con u n a conocida observacion, la C am ara de los Lores inglesa, el E stad o M ayor p ru sia n o , la A cadem ia francesa y el V atican o en R om a fueron los u ltim o s b a stio n e s de la re p re s e n ta tio n ; finalm en te, solo la Iglesia ha sobrevivido, y «tan so lita ria m e n te que quien no ve en ella sino fachada ex tern a e sta o bligado a decir, con e p ig ram atico sarcasm o, que ya solo re p re s e n ta a la re p re s e n ta c io n » .14 P or lo dem as, la re la tio n en tre laicos y clero m u e s tra h a s ta que p u n to el «entorno» form a p a rte de la p u b lic id a d re p re s e n ta tiv a y com o, sin em bargo, e sta tam b ien excluido de ella: es p riv a d a en el m ism o sentido en que el private soldier [so ld ad o ra so ] e sta b a exclui­ do de la re p re s e n ta tio n , de la dig n id ad m ilita r, aun cuando «perte n eciera a ella». E sa exclusion c o rre sp o n d e a un enigm a localizado en el in te rio r del cfrculo de la p u b licid ad : esta se b asa en uia arcanum; m isa y B iblia son lefdas en latfn, no en el lenguaje del p ueblo. L a re p re s e n ta tio n co rte sa n o -c ab a lle re sc a de la p u blier dad tuvo su u ltim a form a p u ra en las co rtes francesa y borgonona en .el siglo x v .15 El celebre cerem o n ial espanol es el fosil de esa flor tard fa. Y en esa form a se m a n te n d ra todavfa d u ra n ­ te siglos en las C ortes de los A u strias. De nuevo se form a la p u b licid ad re p re se n ta tiv a a p a r tir de la c u ltu ra a risto c ra tic a u rb a n a m e n te a se n ta d a de la Ita lia n o rte n a te m p ra n a m e n te cap ita lista , p rin c ip a lm e n te de F lo ren cia, luego tam b ien en P aris y L ondres. P recisam en te su asim ilacio n del h u m a n ism o de la incip ien te c u ltu ra b u rg u e sa le p e rm itio c o n se rv ar to d a su potencia: el m u n d o ilu stra d o h u m a n is ta fue p o r lo p ro n to integrado en la vida c o rte s a n a .16 Como co n secu en cia de la in tro ­ d u c tio n en la C orte de los p re c e p to re s de los p rfn cip es, aproxim ad am en te en 1400, ayudo el h u m a n ism o , que h acia el siglo xvi com enzaba a d e sa rro lla r las a rte s de la crftica filologica, a modificar el estilo de la v id a c o rtesan a. Con el coriegiano com ienza a d e sp re n d e rse del cab allero cristia n o un co rtesan o hum an fsticam en te in stru id o , cuyo estilo re c u e rd a n , p o ste rio rm e n te , el gentelman ingles an tig u o y el honnete homme de Francia. Su serena y elocuente so ciab ilid ad es sfn to m a de la nuev a so­ ciedad en cuyo n ucleo c e n tra l e sta situ a d a la C o rte .17 La aris-

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to cra c ia agraria, au to su ficien te m erced a sus p ro p ied a d es rurales, p ierd e fuerza re p re se n ta tiv a; la p u b licid ad re p re se n ta tiv a se co n c e n tra en la co rte del soberano. Todos sus m o m entos coinciden de un m odo ta n p a te n te com o fastuoso en la fiesta barroca. L a fiesta b a rro c a ha p erd id o ya, lite ra lm e n te, publicidad re sp e c to de las fiestas de la E dad M edia occidental, incluido el R enacim iento. Torneo, danza y te a tro se re tira n de las plazas p u b licas a los ja rd in e s , de las calles a los salones de palacio. El ja rd fn palaciego, a p arecid o a m ediados del siglo x v i i , extendido p o r to d a E u ro p a ra p id a m e n te , com o to d a la arquite c tu ra francesa de ese siglo, p o sib ilita, al igual que el palacio b a rro c o m ism o, lo que, p o r asi decirlo, ro n d a al am b ien te de la sala de fiestas: u n a v ida co rtesan a g u arecid a del m undo exterior. Pero el fundam ento de la p u b licid ad re p re se n ta tiv a no solo es conservado, sino que se m an ifiesta aun m as claram en te. M adem oiselle de Scudery da n o ticia en sus Conversa­ tions de los em penos que an im ab an a esas g randes fiestas; no servfan ta n to al p la c e r del p a rtic ip a n te cu anto a la dem ostra cio n de la grandeur del anfitrion. — El p ueblo, que no precisab a m as que co n tem p lar, se e n tre te n fa al m ax im o .18— Tampoco aqui estab a el pueblo co m p letam en te excluido; qued ab a en la calle co n sta n te m e n te a la expectativa; la re p re se n ta tio n esta d e stin a d a a un ento rn o ante el cual d esen v o lv erse.19 Solo los b a n q u e te s b u rg u eses p a ra n o tab les, a p u e rta cerrad a, com enzaro n a ser exclusivos. «El ta la n te b u rg u es se diferencia del co rtesan o en que, en la casa b u rg u esa, el espacio festivo es tam b ien h a b ita b le , en ta n to que, en palacio, incluso el espacio h a b ita b le es festivo. Y, efectivam ente, desde V ersalles, el dorm ito rio real se co nvierte en u n a especie de segundo centro de las instalacio n es de palacio. Se e n co n trab a allf la cam a arm ad a com o en un escenario, sobre un estrad o , a m odo de trono p ara el reposo, separado del e sp ectad o r p o r un arm a rio : asi es, en efecto, ese espacio del escenario cotid ian o de cerem onias de levers y couchers, escenario que eleva lo m as fntim o a la con­ sid e ra tio n p u b lic a .» 20 En la e tiq u e ta de Luis X IV alcanza la pu b licid ad re p re se n ta tiv a la cim a refin ad a de su co n centracion cortesan a. La «sociedad» a risto c ra tic a , p ro c e d e n te de la sociedad re n a c e n tista, carece ya de dom inio pro p io — de dom inio propio, al m enos, de p rim e ra fila— , no tiene senorfo feudal que rep re se n ta r, y se puso al servicio de la re p re s e n ta tio n del monarca. La capa senorial de la nobleza co rte sa n a ofrece la base de u n a sociabilidad, alta m e n te in d ividualizada en todos los cere49

m oniales, a aq u ella esfera p ro p ia m e n te lib re, pero tam b ie n descuajada de la «buena sociedad» formada en el siglo x v iii , luego de que, sobre la b ase de la econom fa m e rc a n til p re c a p ita lista , los pod eres esta ta le s n acio n ales y te rrito ria le s h u b ie ra n surgido y h u b ie ra n sido m in ad o s los fu n d am en to s feudales de la dom inacion se n o ria l.21 La u ltim a form a de la p u b licid ad representativa, c o n tra fd a y re tira d a en la co rte del m o n a rca y, al m is­ mo tiem p o , agudizada, es ya u n a re se rv a en m edio de u n a sociedad que se esta se p aran d o del E stad o . Solo a h o ra com ienzan a escin d irse las esferas p u b lic a y p riv a d a en un sentido especfficam ente m o d ern o . En alem an se e n c u e n tra ya a m ed iad o s del siglo xvi la palabra privat, derivada de la latina privatus,22 y desde luego con la m ism a significacion que p o r ento n ces habfan ad q u irid o private en ingles y prive en frances. Lo que quiere decir: sin oficio p u b lic o ,23 not holding public office or official position [sin o cu p ar cargo publico o p o sitio n o fic ia l],24 sans emplois, que l'engage dans les affaires publiques [sin em pleo que lo implique en los asu n to s p u b lic o s ].25 Privat alude a la exclusion de la esfera del a p a ra to estatal; pues «publico» tiene que ver con el E stad o form ado e n tre ta n to con el ab so lu tism o , que se objetiviza frente a la p e rso n a del d o m in ad o r. Das Publikum, the public, le public, el publico es, en c o n tra p o sicio n a la «privacidad», el «poder publico». Los serv id o res del E stado son perso n as p u b licas, offentliche personen, public persons, personnes publiques; tien en un oficio pu b lico , los negocios de su oficio son pub lico s (public office, service public), y p u blicos se llam a a los edificios y estab lecim ien to s de la a u to rid a d . Del otro, lado estan la gente p riv ad a, los cargos y oficios p u b lico s, los negocios pub lico s y los h o g ares p riv ad o s; G otthelf, finalm ente, h ab la del h o m b re p riv ad o . E n fre n ta d o s a la a u to rid a d estan los su b d ito s excluidos de ella; aq u ella — se dice— sirve al bien co ­ m un, estos p ersig u en su pro v ech o p rivado. Las g randes ten d e n c ia s que se im ponen h a sta el final del siglo x v iii son generalmente conocidas. Los poderes feudales — Iglesia, so b eran ia y estam en to senorial— , a los que la publicidad re p re se n ta tiv a esta ad h e rid a , se disgregan a lo largo de un proceso de p o la riz a tio n ; p o r un lado se atom izan en elem en to s p riv ad o s; p o r o tro , p u b lico s. L a p o s itio n de la Iglesia se tra n sfo rm a con la R eform a; el vinculo con la a u to rid a d divina que ella re p re se n ta b a , la religion, se conv ierte en un asu n to p rivado. L a llam ad a lib e rta d religiosa g a ra n tiz a h isto ric a m e n te la p rim e ra esfera de a u to n o m ia p riv ad a; la Ig lesia m ism a prolonga su existencia com o u n a co rp o racio n de D erecho publico. 50

La c o rre sp o n d ie n te p o larizacio n del p o d e r soberano com ienza a h a cerse visible con la sep aracio n de p re su p u e sto p u b lico y bienes dom estico s p riv ad o s del sen o r feudal. Con la b u ro c ra c ia y el cuerpo m ilita r (y en u n a p a rte tam b ien con la legalidad) se objetivizan las in stitu cio n es del p o d e r p u blico frente a la cada vez m as p riv a tiz a d a esfera de la co rte. A p a r tir de los estam en to s, en fin, se d e sa rro lla n los elem entos senoriales, conv irtien d o se en organos del p o d e r pu b lico , en P a rlam en to (y en o tra p a rte tam b ien en legalidad); los elem en tos del estam en to arte sa n a l, en la m e d id a en que cuajan en co rp o racio n es u rb an as y se p ro d u cen ciertas d iferenciaciones en los estam en to s artesanales ru ra le s, evolucionan h acia la esfera de la «sociedad burguesa» que, com o genuino am b ito de la au to n o m ia priv ad a, esta c o n tra p u e s ta al E stad o .

Excursus: el final de la publicidad representativa ilustrado con el ejemplo de Wilhelm Meister Las form as de la p u b licid ad re p re se n ta tiv a conservan evidentemente plena efectividad hasta el umbral del siglo xIx, especialm en te en la a tra s a d a - ta n to p o litica cuanto econom ic a m e n te - A lem ania, en la que G oethe escribio la seg unda v er­ sion de su Wilhelm Meister. En esa o b ra se e n c u en tra la car­ ta26 en la que W ilhelm renuncia al ajetreado mundo burgues m aterializad o p o r su cunado W erner. Ahf explica p o r que p a ra el las ta b la s significan el «m undo» - e s decir: el m undo aristo c ra tic o - de la b u e n a sociedad (publicidad en su form a rep re se n ta tiv a ): «Un b u rg u e s p u ed e conseguir su su stento y abando n ar su esp fritu a la m as e x tre m a m iseria, pero su personalidad an d a erratica, p o n g ase com o se ponga. En la m edida en que el noble, que se ro d e a de los m as d istin guidos, esta obligado a c o m p o rta rse con decoro y elegancia, en la m ed id a en que ese decoroso c o m p o rta m ie n to , que le abre p u e rta s y portales, se co n v ierte en un decoro lib re, p u esto que su p ro p ia p e r ­ sona le avala, ya sea en la corte o en el ejercito, tien e m otivo p a ra v elar algo p o r la re p u ta c io n de su p ersona, y p a ra m ostra r que algo cu id a de su p ro p ia rep u tacio n » . El noble es autoridad en la m ed id a en que la re p re se n ta ; la m u e stra, la m aterializa en su cu ltiv ad a p erso n alid ad , y p o r consiguiente «es u n a persona publica, y cu an to m as cu idados sus m o v im ientos, cuanto m as sonora su voz, cu an to m as estu d iad a y m edida su p ro p ia esencia, m as p e rfe c to es [...] y todo lo d em as que p o sea y que 51

le circu n d e, cap acid ad , ta le n to , riqueza, solo p a re c e ra n anadidos». G oethe ha c a p ta d o aun el re s p la n d o r de la p u b lic id a d rep re se n ta tiv a , cuya luz se re fra c to e v id en tem en te en el Rococo de la co rte francesa y volvio a re fra c ta rs e en el rem edo alem an de los reyezuelos. T anto m as p re c io so s re s a lta n los co lores: la ap aricio n g ra c io sa m e n te estilizad a del «senor», el cual se hace «publico» en v irtu d de la re p re s e n ta tio n y se c re a solem nem ente un a u ra en esa p u b licid ad . G oethe in te rp re ta la nocion de « p ersona pu b lica» , que en el uso lingufstico de su tiem p o com enzaba a a d q u irir la significacion de se rv id o r del p o d e r p u ­ blico, del E sta d o , de nuevo en el sen tid o de la re p re s e n ta tio n publica. C iertam en te, de un m o d o b ie n visib le, la «persona» se vuelve « p e rso n alid ad cu ltiv ad a» ; el noble h a sido to m ad o , en esa carta, com o un p re te x to p a ra la d escrip cio n de la idea comp le ta m e n te b u rg u e sa , im p re g n a d a del n e o h u m a n ism o del clasicism o alem an, de la p e rs o n a lid a d lib re m e n te desplegada. En n u estro co n tex to , im p o rta la o b se rv a tio n de G oethe segun la cual la b u rg u esfa ya no p u ed e seg u ir re p re s e n ta n d o , ya no puede con seg u ir u n a p u b lic id a d re p re s e n ta tiv a desde su casa. El noble es lo que re p re s e n ta ; el b u rg u e s, lo que p ro d u c e: «Si el noble, p o r medio de la exposition de su persona, todo lo da, n ad a da, en cam bio, el b u rg u e s — y n a d a ha de dar— m ed ian te su p erso n alid ad . A aq u el le es dado y ha de parecer; este solo ha de ser, y lo que el q u ie ra p a re c e r re s u lta cu rsi y grotesco». La ap a rie n c ia re p re s e n ta tiv a de la que q u iere d o ta rse el nou­ veau riche se con v ierte en la com ed ia del m ero a p a re n ta r. Por eso aco n seja G oethe no p re g u n ta rle : «^Que eres?», sino solo: «^Que tien es? ^Que clase de in telig en cia? ^Que co nocim ientos? ^Que cap a c id ad ? ^C uanto p oder?». U na sen ten cia que la p re ­ tension a ris to c ra tic a de N ietzsch e llego a h a c e r suya: que el h o m b re no se confirm e en aquello de lo que es capaz, sino com o aquello que es. W ilhelm d eclara al cu n ad o la n ecesid ad «de ser una persona publica, in s e rta y activ a en un am p lio cfrculo». P uesto que el m ism o no es un noble, ni q u iere, com o b u rg u e s, m olestarse van am en te en p a re c e rlo , b usca, p o r asf decirlo, un substitu to de la p u b lic id ad : el escen ario . Tal es el secreto de su vocacion te a tra l: «Sobre las ta b la s ap arece el h o m b re cultivado tan personalmente en su brillo com o en las clases altas». El secreto equfvoco de la « p e rso n a lid a d cultivada» («la n ecesidad de cu ltiv a r m i e sp fritu y mi gusto») p re te n d e h a c e r posible la intencion b u rg u e sa en la figura d ise n a d a com o noble, p retende h a c e r u n a y la m ism a co sa de la re p re se n ta c io n te a tra l y de la re p re s e n ta tio n p u b lica; p e ro la p e rc e p tio n de la decadencia 52

de la p u b licid ad re p re se n ta tiv a en la sociedad b u rg u e sa es, p o r otro lado, ta n c e rte ra, y la v o c a tio n de p e rte n e c e r a ella, a pesar de to d o , ta n fu erte, que no p u ed e co n fo rm arse con esa con­ fusion. W ilhelm aparece ante el p u b lico com o H am let y, p o r lo p ro n to , con exito. Pero el publico es, sin em bargo, p o rta d o r de o tra p u b licid ad que n ad a en com un tiene ya con la publicidad re p re se n ta tiv a . P o r eso la v o c a tio n te a tra l de W ilhelm M eis­ te r esta cond en ad a al naufragio. Es com o si a ella le fallara la p u b licid ad b u rg u esa, a cuyo podio h ab ia ascendido entre tan to el te a tro : el F ig aro de B eau m arch ais h abia e n tra d o ya en escena, y con el, segun el celebre d o n aire de N apoleon, la R evolution.

3.

Sobre la genesis de la publicidad burguesa

Con el te m p ra n o cap italism o financiero y com ercial, irradiado a partir del siglo x i i i desde las ciudades norteitalianas hacia la E u ro p a o ccidental y n o rd ica, surgen p rim e ro los em porio s de los Paises B ajos (B rujas, Lieja, G ante, etc.) y aparecen luego las g randes ferias en las en cru cijad as de las ru ta s com erciales largas; con el se dan los elem en tos p a ra la form a­ tio n de un nuevo orden social. Al com ienzo, son in teg rad o s sin m u chas com plicaciones p o r el viejo sistem a de dom inacion. A quella inicial asim ilacion del h u m an ism o b u rg u es p o r la cultu ra co rtesan a a risto c ra tic a, que hem o s p o d id o o b serv ar a prop o sito del eje m p la r origen de la sociedad re n a c e n tista florentina, tiene tam b ien ese fu n d am en to . El cap italism o tem p ra n o es conservador, no solo en el sentido econom ico ta n vivam ente d escrito p o r S om bart, en el m odo «honorable» de e n te n d e r los n e g o c io s,27 sino tam b ien p o liticam en te. En la m ed id a en que sigue viviendo de los fru to s del viejo m odo de p ro d u c tio n (la p ro d u ccio n ag raria forzo sam en te feudal de un cam p esinado no libre y la p eq u en a p ro d u c tio n m e rc a n til fo rzosam ente corporativa del a rte sa n a d o u rb a n o ), sin re e s tr u c tu r a r lo ,28 no consigue lib rarse de la am biguedad de sus rasg o s: este capitalism o estabiliza, p o r un lado, las relacio n es esta m e n ta le s de dom inio; y pone, p o r o tro lado, los elem en to s en los que aquellas h a b ra n de disolverse. N os referim o s a los elem entos del nuevo m ar­ co de relacio n es: el trafico de mercancias y noticias creado por el com ercio a larga d istan cia del cap italism o tem p ran o . Las ciud ad es, n a tu ra lm e n te , d isponen desde sus com ienzos de m ercad o s locales. E sto s re sta n e n tre ta n to en m anos de grem ios y cofradias, e stric ta m e n te reg lam en tad o s, y son an­ 53

tes un in stru m e n to del dom inio sobre los a lre d e d o res que del trafico m e rc a n til libre en tre ciu d ad y c a m p o .29 Con el com ercio a larga d istan cia, p a ra el cual — segun las o b servaciones de P iren n e— la ciudad era ya solo u n a m era b ase o p erativ a, surgen m ercad o s de o tro tip o . Se co nsolidan com o ferias periodicas, y p ro n to se estab lecen , con el d e sa rro llo de las tecnicas financieras c a p ita lista s (la le tra feriaria y el cam bio son ya usuales en las ferias de la Champagne del siglo x i i i ) , como bolsas: en 1531, A m beres se co nvierte en «feria p e rm a n e n te » .30 Ese trafico del in te rc a m b io se d e sa rro lla de ac u e rd o con reglas man ip u lad a s, c ie rta m e n te, p o r el p o d e r p o litico ; sin em bargo, se despliega h o riz o n ta lm e n te u n a red de am p lias m ira s, u n a red de d ep en d en cias econom icas, no b a sa d a s ya, en p rin c ip io ,. en form as de econom fa d o m estica c e rra d a y, p o r ta n to , diffcilm ente en c u a d ra b les en las relacio n es v erticales de d ep en d en cia del sistem a de dom inio estam en tal. E v id e n te m e n te, el orden p o litico no re s u lta afectado p o r los nuevos p ro ceso s que, com o tales, esquivan el m arco ex isten te, m ie n tra s la vieja capa domin an te p a rtic ip a de ello solo com o co n su m id o ra. En ta n to ella d istrae u n a p a rte crecien te de los p ro p io s p ro d u c to s en bienes de lujo, accesibles g racias al com ercio a larg a distan cia, no cae aun la vieja p ro d u c tio n — y con ella la b ase de su dom inio— en m an o s del nuevo cap ital. De igual m odo o c u rre con el trafico de n o ticias d esarrollado sobre las vfas del trafico m e rc a n til. Los calculos del com ercian te o rie n ta d o en el m e rcad o n ec e sita b a n , com o consecuencia de la extension del co m ercio, de in form acion m as frecuente y m as exacta sobre h ech o s y a n te c e d en tes especialmente lejanos. Por eso, desde el siglo xiv, el viejo trafico episto la r del c o m ercian te da lu g ar a u n a especie de sistem a profesional de co rre sp o n d e n c ia. Los p rim e ro s tra y e c to s de los emisarios, de los llam ad o s co rreo s o rd in a rio s — que p a rtfa n en d eterm in a d a s fechas— , fueron org an izad o s p o r los com erciantes de acu erd o con sus p ro p io s fines. Las g ran d es ciu dades com erciales son al m ism o tiem p o cen tro s de trafico de n o tic ia s ,31 cuya permanencia se hizo u rg e n te en la m ed id a en que el trafico de m e rc a n c ias y de papeles-v alo r se h izo ta m b ie n perm an ente. Casi al m ism o tiem p o que surgen las b o lsas, institu cio n alizaron el co rreo y la p re n sa los co n ta c to s y la com unicacion d u ra d ero s. De tod o s m odos, b a s ta b a a los m e rc a d e re s un sis­ te m a de in fo rm a tio n p ro fesio n alm en te d iscreto y a las cancillerfas u rb a n a s y c o rte sa n a s un sistem a a d m in istra tiv o in tern o . A ning u n o de ellos le re s u lta b a com o d a la p u b lic id a d de la in fo rm a tio n . M ucho m as coincidfan con sus in te re ses los «pe54

riodico s escritos», las co rresp o n d en cias p riv ad a s organizadas p ro fesio n alm en te p o r los co m ercian tes de n o tic ia s.32 El nuevo am bito de com unicacion se anadfa sin m as, con sus instituciones del trafico de no ticias, a las form as de com unicacion existen te s m ie n tra s falto el m o m en to decisivo de la publicidad. Del m ism o m odo que, segun u n a o b se rv a tio n de S om bart, no pued e h a b la rse de «correo» h a sta que la o p o rtu n id ad del tra n sp o rte re g u la r de ca rta s es accesible al publico en g e n e ra l,33 tam poco pued e decirse que h ay a p ren sa, en el sentido estric to de la p ala b ra , h a sta que la in fo rm a tio n p erio d fstica re g u lar no se hace publica, esto es, h a sta que no re s u lta accesible al publico en general. Pero esto acontecio p o r vez p rim e ra a finales del siglo x v i i .34 Hasta ese momento, el viejo ambito comunicativo de la p u b licid ad re p re se n ta tiv a no estuvo am enazado p o r el nuevo am b ito de u n a p u b licid ad p u b licfsticam en te determ inada. Las n o ticias p ro fesio n alm en te v en d id as no son todavfa dadas a la pub licid ad ; las novedades irre g u la rm e n te p u b licad as no se m a teria liz an todavfa com o n o tic ia s .35 Los elem entos que form an el m arco del trafico temp ra n a m e n te cap italista, del trafico de m ercan cias y no ticias, dem u e stra n p o r vez p rim e ra su p o ten cia rev o lu cio n aria en la fase del m ercan tilism o , fase en la que se form an las econom fas n acionales y te rrito ria le s al m ism o tiem po que el E stad o m o ­ d e rn o .36 El que en 1597 la Liga h a n se a tic a fuera definitivam ente co n firm ad a desde L ondres, in stalan d o se pocos anos despues la com panfa de los M erch an t A d v en tu rers en H am burgo, indica no solo el ascenso co m ercial y politico de In g la terra, sino que es sfntom a de u n a nueva etap a alcanzada e n tre ta n to p o r el capita­ lism o. Las com panfas co m erciales se organizan desde el siglo xvi sobre u n a base am p liad a de cap ital que no se conform a, como lo h ic ie ra n los viejos em porios, con m ercad o s que acaban resultan d o siem pre lim itad o s. E xploran y ab ren , m ed ian te expediciones de gran en vergadura, nuevos te rre n o s p a ra el m ercado p ro p io .37 P ara satisfacer la crecien te n ecesid ad de capital, y p a ra c o m p a rtir los riesgos crecien tes, p ro n to se co n figuraron esas com panfas com o sociedades p o r acciones. Pero n ecesitab an adem as solidas g aran tfas polfticas. Los m ercad o s del com ercio ex­ te rio r eran co n sid erad o s p o r ento n ces, fu n dadam ente, como «pro d u cto s in stitu cio n ales» : eran el re su lta d o de esfuerzos p o ­ liticos y de violencia m ilitar. L a vieja base o p erativ a ofrecida p o r los enclaves u rb a n o s de origen se am plfa a otros centros u rb an o s del te rrito rio estatal. Com ienza entonces aquel proceso que H eck sch er h a d escrito com o n a tio n a liz a tio n de la econo­ m fa u rb a n a .38 E v id en tem en te, en ese p roceso se constituye p o r 55

vez p rim e ra lo que desd e en to n ces llam am o s «nacion»: el Estad o m o d e rn o , con sus o rg an izacio n es b u ro c ra tic a s y u n a necesid ad fin an ciera c recien te, que a c tu a a su vez retro a ctiv am e n te com o a c e le ra d o r de la p o litic a m e rc a n til. N i los ac u erd o s p ri­ vados de p re sta m o e n tre so b eran o y financiero ni los em prestito s pu b lico s b a s ta n p a ra c u b rir a q u e lla n e c e sid ad , h a s ta que un sistem a im p o sitiv o eficaz satisface la d em an d a de cap ital. El E sta d o m o d e rn o es esen cialm en te E sta d o im p o sitiv o , y la a d m in is tra tio n fin an ciera la p ieza clave de su a d m in is tra tio n general. L a d e lim ita tio n — que a c o m p an a a este n acim ien to — en tre b ien es d o m estico s del so b eran o y b ien es e s ta ta le s 39 re ­ su lta eje m p la r p a ra la objetiv izacio n de las rela cio n e s personales de dom inio. Las a d m in istra c io n e s locales fueron p u e sta s en In g la te rra b ajo c o n tro l de la a u to rid a d m e d ian te la institucion del ju e z de paz; en el c o n tin e n te , siguiendo el m odelo frances, p o r m ed io de la figura del in te n d e n te . L a re d u c tio n de la p u b lic id a d re p re s e n ta tiv a que acontece con la m ed iatizacio n de las a u to rid a d e s e sta m e n ta le s produ cid a p o r cau sa de la de los sen o res feudales, ofrece o tra es­ fera espacial que e sta enlazad a con el n o m b re de p u b lic id a d en el m o d ern o sentido de la p a la b ra : la esfera del p o d e r publico. E ste se objetiv iza en u n a a d m in is tra tio n constante y en un ejercito permanente; la p e rm a n e n c ia de los co n ta cto s en el tra ­ fico de m e rc a n c ias y n o ticias (Bolsa, P ren sa) coincide ah o ra con u n a ac tiv id a d e sta ta l co n tin u a d a . El p o d e r publico se consolida com o un p e rc e p tib le estar-frente-a aq u ellos que le estan m e ram e n te som etid o s y que, p o r lo p ro n to , solo e n c u e n tra n en el su p ro p ia d e te rm in a tio n negativa. P o rq u e ellos son las p e r­ sonas p riv a d a s que, p o r c a re c er de cargo alguno, estan excluidas de la p a rtic ip a tio n en el p o d e r p u b lico . «Publico» en este estric to sentido re s u lta analogo a e sta ta l; el a trib u to no se refie­ re y a a la «corte» re p re s e n ta tiv a de u n a p e rso n a d o ta d a de autorid ad , sino m as b ien al fu n cio n am ien to , reg u lado segun compete n cia s, de un a p a ra to d o ta d o del m o n o p o lio de la utilizacio n legftim a de la violencia. El dom inio sen o rial se tra n sfo rm a asi en «policfa»; las p e rso n a s a ella su b su m id a s form an, com o destinata rio s de la v io len cia p u b lica, el pu b lico . L a p o litic a m e rc a n tilista , fo rm alm en te o rie n ta d a de acu erd o con el eq u ilib rio com ercial, p re s ta a la relacio n entre su b d ito y su p e rio rid a d u n a form a especial. L a e x p lo ra tio n y am pliacio n de los m ercad o s ex terio res, en los que las com pam a s p riv ileg iad as consig u en u n a p o s itio n de m onopolio bajo p resio n p o litica, en u n a p a la b ra , el nuevo colonialism o, actua, com o es sabido, cada vez m as en p ro v ech o del d esarro llo de 56

las e c o n o m i a s m e r c a n t i l e s i n t e r n a s ; en la m i s m a m e d i d a , los i n t e r e s e s del capital m a n u f a c t u r e r o p r ev a l e c en f re n t e a los del capi t al c o mer ci a l . Asi se mod i f ic a un e l e m e n t o del m a r c o temp r a n a m e n t e c a pi t a l i s t a del tr af ico, el trafico de m e r c a n c i a s , y con ello t a m b i e n la e s t r u c t u r a p r o d u c t i v a: el i n t e r c a m b i o ent re m a t e r i a s p r i m a s i n t r o d u c i d a s y p r o d u c t o s a c a b a d o s o s emiacab a d o s t ie ne q u e e n t e n d e r s e c o m o f u nc i o n de u n p r o c e s o de t r a n s f o r m a c i o n del viejo m o d o de p r o d u c t i o n en u n m o d o ca­ pi t a l i s t a de p r o d u c c i o n . D o b b ha l l a m a d o la a t en c i on s o b r e el r e g i s t r o de ese c a m b i o p o r la l i t e r a t u r a m e r c a n t i l i s t a de finales del siglo x v i i . El comercio exterior ya no es v al or a do per se c om o f uente de r iqueza, sino solo en la m e d i d a en que posibilita el e m p le o de la p ob la ci on nat iva (employement created by trade = e m p l e o o r i gi na do por el c o m e r c i o ) . 40 Las m e d i d a s de la a d m i n i s t r a c i o n se dec i d e n de ese mo d o , c r e c i e n t e m e n t e , con el obj e t i vo de la real i za ci on del m o d o de p r o d u c c i o n capitalista. La plaza de los privilegios p r of e si on al es y e s t a m e n t a l e s de las c o r p o r a c i o n e s es o c u p a d a po r los privilegios p e r s o n a l e s de or igen real; la i n d u s t r ia e x is t e nt e h a b r a de c o n v e r t ir s e en prod u cc i o n c a p i t a l i st a o d a r luga r a n u e v a s m a n u f a c t u r a s . Un i d a a t o d o ello v a la r e g l a m e n t a c i o n del p r o c e so m i s m o de p r od u c ci o n . 41 Co mo pendant de la a u t o r i d a d se c on s t i t uy e la soci edad b ur g u e s a . Las a c ti v i da de s y d e p e n d e n c i a s que h as t a el m o m e n t o h a b i a n sido p r o s c r i t a s en el m a r c o de la eco­ n o m i a d o me s t i c a, a p a r e ce n en el u m b r a l h o g a r e n o a la luz de la p ub l i c i d a d. La a f i r m a c io n de S c h u m p e t e r , s e gu n la cual «las viejas f o r m a s que s u b s u m i a n la e n t e r a p e r s o n a l i d a d en si s t e­ m a s de ob j e t i v os t r a n s p e r s o n a l e s a go ni z a ba n , y la e c on o m i a i ndi vi du al de ca da fami lia se h a b i a c o n v e r t i d o en el e l e me n t o c e nt r al de su existencia, con lo que se fundo un a es fera p r i va da qu e a p a r e c i a a h o r a ant e lo p u b li c o c o m o un algo distinguib l e » , 42 afecta solo a un a s p e c t o del c u r s o e m p r e n d i d o — la p r i ­ v a t i z a t i o n del p r o c e s o de r e p r o d u c t i o n — , p er o no a su nueva r el e v an c i a «publica». La a ct i vi da d e c on o mi c a p r i v a d a ha de o r i e n t a r s e de a c u e r d o con un trafico m e r c a n t i l s o m e t i d o a dir ec ti v a s y s u p e r v i s i o n e s de c a r a c t e r publ i c o; las con di ci o n e s e c o n o m i c a s b a j o las q u e a h o r a se r ealiza e s t a n e m p l a z a d a s fuera de los confines del p r o p i o hogar; por vez p r i m e r a s on de int e r e s gene r al . E s t a esfera p r i v a d a de la so c i ed a d, esfera que ha a d q u i r i d o r e l e v an c i a publica, ha c a r a c t er i za d o , en o p i ni on de H a n n a h A r e ndt , la m o d e r n a r e l a t i o n de la p u b l i c i d a d con la esfera p r i va d a , t a n d i f er ent e de la ant i gua, e n g e n d r a n d o lo «social». «La so c i e d a d es la f o rm a de vivir en c o m u n en la que

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la d ep en d en cia del h o m b re re sp e c to de su igual tien e lu gar por am o r a la vida m ism a, y n in g u n a o tra cosa llega a a lc a n z ar relevancia p u b lica; y en la que, com o co n secu en cia de ello, las activ idades que sirven se n cillam en te al m a n te n im ie n to de la vida no solo se m a n ifie sta n p u b lic a m e n te , sino que estan lla m ad a s a d e te rm in a r la fisonom fa del espacio p u b lic o .» 43 En la tra n sfo rm a c io n de la econom fa legada p o r los antiguos en econom fa p o litic a se reflejan las cam b iad a s condiciones. El con cep to m ism o de lo econom ico, v in cu lad o h a sta el siglo x v i i al cfrculo de c o m p eten cia del oikodespota, del p a ­ ter fam ilias o del sen o r de la casa, a d q u ie re ah o ra p o r vez p rim e ra , en la p ra c tic a del fu n cio n am ien to de los negocios — funcionam ien to calcu lad o de acu erd o con c rite rio s de ren tab ilidad— , su m o d e rn a significacion: las o b ligaciones senoriales dom esticas se red u cen , esm eran d o su celo en ello, al a h o rro .44 La econom fa m o d e rn a no se o rie n ta ya de a c u e rd o con el oikos; el m ercad o h a o cu p ad o la p laza de la casa y la ha c o n v ertid o en u n a «econom fa de com ercios». En la ca m e ralfstica del si­ glo X V I I I (que d eriv a su n o m b re de camera, la c a m a ra del tesoro o te so re rfa feudal) se situ ab a, p o r u n a p a rte , a esta precu rsora de la m o d e rn a econom fa p o litic a ju n to a la te o rfa financiera, y p o r la o tra , ju n to a la te c n ic a a g ra ria d e sp re n d id a de la econom fa tra d ic io n a l, es decir, com o un elem ento de la «policfa», de la p ro p ia d o c trin a a d m in istra tiv a ; ta n estre c h a m en te co o rd in a d a e sta la esfera p riv a d a de la sociedad b u rg u e sa con los organ o s del p o d e r pub lico . D en tro de ese o rd en p o litico y social re fig u rad o d u ra n ­ te la fase m e rc a n til del cap italism o (orden cuya nueva configu­ r a tio n llego ya en b u e n a p a rte a e x p resarse en esa fase, puesto que en ella los m o m e n to s de lo p o litico y de lo social aparecen se p a ra d a m en te ) se d e sa rro lla ta m b ie n a h o ra v ig o ro sam en te el segundo elem en to co n stitu tiv o del m arco del trafico tem p ran am e n te ca p ita lista : la p re n sa . Los p rim e ro s p e rio d ico s en sentido estric to , iro n ic a m e n te llam ad o s ta m b ie n «periodicos polfticos», ap arecen con p e rio d ic id a d sem an al al p rin c ip io , diariam en te y a a m ed iad o s del siglo x v i i . Las c o rre sp o n d e n c ias privadas con ten fan p o r en to n ces c irc u n sta n c ia d a s n o tic ia s de curso m u ndial ac e rc a de D ietas im p e ria le s y ac o n te c im ie n to s belicos, de re n d im ie n to s de co sechas, im p u e sto s, tra n s p o rte s de m etales n obles, y sobre to d o n o ticias acerca del trafico co m ercial in te r­ n a t i o n a l 45 P ero solo un arro y u elo de esa c o rrie n te de n o tic ias, filtra d a com o esta p o r esos p e rio d ic o s «escritos», llega a aquellos perio d ico s im p reso s. Los su sc rip to re s de las co rre sp o n d e n ­ cias p riv a d a s no ten fan n in g u n in te re s en que el co n ten id o de es58

tas se h ic i er a publ i co. Por eso los p er i o di c o s pol i t icos no exi sten p a r a los c o m e r c i a n t e s , sino, al reves, los c o m e r c i a n t e s exis­ t en p a r a los p e r io di co s . Custodes novellarum les l l a m a n sus c o n t e m p o r a n e o s , p r e c i s a m e n t e po r esa d e p e n d e n c i a de la in­ f o r m a ci o n pe r i od i s t i c a p ub l i c a r e s p e c t o del trafico p r i v a d o de n o t i c i a s . 46 La cr iba del co nt r ol no oficial de noticias e f ec t u a da p o r los c o m e r c i a n t e s y la c e n s u r a oficial de n oticias p r a c t i c a d a p o r la A d m i n i s t r a c i o n c o n s t i t u i a n o b s t a cu l o s sa l v a d os de ord i na ri o p o r las no t i c i a s r ef er en te s al e xt r an j er o , a la cor te y al c o m e r c i o m i s m o si la noticia era i r re l e vant e ; del r e p e r t o r i o de la hoj a i m p r e s a se c o n s e r v a b a n las «nuevas» t r a d i ci o n a l e s — las c u r a s m i l a g r o s as y las lluvias t o r r e n c i al e s , los as e s i na t o s, epid e m i a s e incendios— .47 Asi, se d ab a a la p u b l i c a c i on informaci ones de s e g u n d o o r d e n del m a t e r i a l de not i c i a s disponi ble; sin e m b a r g o , el p o r que llego a a m p l i a r s e ese v o l u m e n de inform a c i o n e s y a h a c er s e accesible, inc l uso p ubl i c o, r e q u i e r e u na explicacion. Es c u e s t i o n a b l e que el solo i nt e r es del e s c r i to r hub i e r a b a s t a d o ; en t o do caso, siempre t u v i e r o n los expendedores de not i c i a s i nt er es en su pub l i c ac i on . El trafico de noticias se d es ar r o l l a no solo en r el a ci o n con las ne c es i da de s del trafico m e rc a nt i l : las no t i c i a s m i s m a s se ha n co n v e rt i d o en m e r ­ c a nci as. La i n f o rm a c i o n p er iod i st i c a pr of e si ona l o b ede ce , por t a n t o , a las m i s m a s leyes del m e r c a d o , a cuyo s u r g i m i e n t o debe ella su p r o p i a existencia. No p o r ca s u a l i da d se d e s a r r o l l a n los p er i od i c o s i m p r e s o s f r e c u e n t e m e n t e en las m i s m a s oficinas de c o r r e s p o n d e n c i a en las qu e se c onf ecci on an los per i o d i c o s escrit os. T o d a i n f o r m a c i o n ep is t ol a r t iene su pr ec i o, y r es u l t a n a t u r a l la p r e t e n s i o n de a m p l i a r la g a n a n c i a a u m e n t a n d o las v e n t a s . Una p a r t e del m a t e r i al de noticias r ec i b i d a s comen z o , pues , a i m p r i m i r s e p e r i o d i c a m e n t e y a v e n d e r s e a n o n i m a m e n te, c o n s i g u i e n d o asi, pues , publicidad. Con t odo , el i nt e r es de las n u e v a s a u t o r i d a d e s p o r utilizar a la p r e n s a de a c u e r d o con los ob jetivos de la a d m in i s ­ t r a c i o n se h a bi a e n t r e t a n t o r o b u s t e c i d o . En la m e d i d a en que ese i n s t r u m e n t o les servia p a r a dar a c o n oc er o r d e n e s y disposiciones, se c o n v i r t i e r o n los d e s t i n a t a r i o s p r o p i a m e n t e p o r vez p r i m e r a en «publico». Los p er i od i c o s polit icos c o m e n z a r o n inf o r m a n d o acer ca de idas y v e n i d a s reales, s ob r e la llegada de p e r s o n a l i d a d e s e x t r a nj er as , s ob r e f iest as, s o l e m n i d a d e s de la corte, n o m b r a m i e n t o s , etc.; en conexi on con esas not i c i a s cort e s a n a s — noticias que p o d e m o s e n t e n d e r c omo u n a es pecie de a d a p t a c i o n de la r e p r e s e n t a c i o n a la nu ev a f o r ma de la publici dad— , a p a r e c i a n t a m b i e n «di spos i ci one s del s o b e r a n o para el bi e n de los s ubdi t os». P er o al p u n t o se convi rt io la p r e n s a

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en u n a siste m a tic a serv id o ra de los in te re se s de la A d m in istra­ cion. U na d isposicion del G obierno v ienes, de m arzo de 1769, sobre la p re n sa m u e s tra el estilo de esa p ra c tic a : «Paira que el p e rio d is ta p u e d a sab er que clase de d ecreto s in tern o s, entid ad es y o tra s cosas que acon tezcan son a p ro p ia d o s p a ra el p u b lico , seran co m p en d iad o s se m an alm en te p o r las au toridades y lib rad o s a los au to res p erio d fstic o s» .48 Y a R ichelieu poseyo, com o sabem os p o r las c a rta s de H ugo G rotius — por en­ tonces m in istro p le n ip o te n c ia rio sueco en P aris— , un vivo sen­ tid o p a ra el ap ro v e c h a m ien to del nuevo in s tr u m e n to .4"3 E ra p ro te c to r del p erio d ico e sta ta l fundado en 1631 p o r R enaudot, perio d ico que es el m odelo in s p ira d o r de la Gazette o f London, a p a rec id a en 1665 bajo C arlos II. Dos anos antes h ab ia hecho su ap aricio n el Intelligencer, oficialm ente a u to riza d o , que p u e ­ de enlazarse con un Daily Intelligencer o f Court, City and Coun­ try, que ap arecfa e sp o ra d ic a m en te ya desde 1643.49 E sas h o jas de anun cio s a p arecid as en F ra n c ia com o m edio au x iliar de los despacho s de n o ticias y an u n cio s se c o n v irtie ro n en to d a s p a r­ tes en in stru m e n to dilecto de los g o b ie rn o s.50 En m u ch as ocasiones, in c a u ta ro n los g o b iern o s los d esp ach o s de n o ticia s y los perio d ico s de an u n cio s se c o n v irtie ro n en h o jas oficiales. E sa m edida, dice u n a o rd en m in iste ria l p ru s ia n a del ano 1772, debe ser «util al publico» y « facilitar la inversion». Ju n to a las disposiciones y licitacio n es «en policfa, com ercio s y m a n u factu ra» , ap arecen las cotizaciones de los m ercad o s de frutas, las tasaciones de los vfveres y, en general, los p recio s m as im p o rtan tes de los p ro d u c to s p ro p io s e im p o rta d o s; ad em as, cotizaciones de bolsa, n o ticias de trafico com ercial, inform es sobre el nivel del agua, etc. Asi pudo el G obierno p a latin o -b av aro partic ip a r al «publico com ercian te» la creacio n de u n a h o ja de anuncios «al servicio del com ercio y del h o m b re com un, p a ra que p u ed a e n te ra rse de las d isp o sicio n es so b eran as lib rad as de cuando en cu an d o , asi com o de los p recio s de d iversas m ercancfas, y p a ra que p ueda, en consecu en cia, d a r m as ven tajo sa salida a sus m e rc a n c fa s» .51 L a a u to rid a d dirigfa sus p a rtic ip a c io n es «al» p u b li­ co, es decir, en p rin c ip io , a tod o s los su b d ito s; p ero no llegaban p o r este cam ino, de o rd in a rio , al « h o m b re com un», sino, en todo caso, a los « estam en to s ilu stra d o s» . Ju n to al nuevo a p a ra to del E stad o m o d ern o h a surgido u n a n u eva capa b u rg u e sa que h a ­ b ra de o c u p a r u n a posicio n c e n tra l en el co n ju nto del «publico». Su n ucleo lo c o n stitu y e n los funcio n ario s de la A d m in istra ­ cion real, p re d o m in a n te m e n te ju r is ta s (al m en os en el continen te, donde la te c n ic a del D erecho ro m a n o re cib id o h a sido 60

ut i l i z a da A ellos «sabios», banos, y

c o m o i n s t r u m e n t o de r ac i o n al i za c io n del trafico social). se a n a d e n me d i c o s , c u r as , oficiales y p r o fe s o r es , los cuyo r a n g o es ta p o r e n c i m a del de m a e s t r o s y escriel de estos p o r e n c i m a del « p u e b l o » . 52 E n t r e t a n t o , los p r o p i a m e n t e «b ur guese s», los viejos es­ t a m e n t o s p r of e si on a le s de a r t e s a n o s y t e n d e r o s , h a n p er d i do r el evanc i a social; la h a n p e r d i d o j u n t o a los e s t a m e n t o s mismo s , en cuyo d e r e c h o de c i u d a d a n i a se b a s a b a su posicion. Al m i s m o t i e mp o , los g r a n d e s c o m e r c i a n t e s h a n r e b a s a d o los est r e c h o s m a r c o s de la ci udad y, con las c o m p a n i a s , se h a n vinc u l a d o d i r e c t a m e n t e al E st a d o . Asi, alli d o n d e — c om o en Hamb u r g o — la ci u d a d no s u po a fi r ma rs e frente al p o d e r t e r r i t o ­ rial del s o b e r a n o , los «capitalist as», c o m e r c i a n t e s , b a n q u e r o s , e d i t or e s y m a n u f a c t u r e r o s , p e r t e n e c e n a u n a ca te go ri a de lo «b ur gue s », qu e es t a n p oc o « b ur gue s a » en s e n t i d o t r ad i c i on a l ( hab i t an t e del bur go ) c o m o el n u e v o e s t a m e n t o de los s a b i o s . 53 Es a capa « bu r g u e s a » es la v e r d a d e r a s o s t e n e d o r a del publ i co, el cual es, des de el pr i n ci pi o, un p ub li c o de lector es. No p u e d e ser ya i n t e g r a d a en b l o q u e — c om o lo f uer on en su t i e m p o grandes c o m e r c i a n t e s y f u nc i o n ar i os p o r la c u l t u r a a r i s t o c r a t i c a de la c o r te r e n a c e n t i s t a i t aliana— p o r la c u l t u r a a r i s t o c r a t i c a del p o s t r e r b a r r o c o . Su p os i c i o n d o m i n a n t e en la n u e v a esfera de la so ci ed a d b u r g u e s a lleva m a s bi e n a u n a t e n s i o n e n t r e «ciudad» y «corte», de cu ya s di v e rs a s f o r m a s de m a n i f e s t a c i o n nacional nos o c u p a r e m o s m a s a d e l a n t e . 54 La a u t o r i d a d p r ov oc a en esa capa, a f ect a da y r equer i d a p or la polit ica m e r c a n t i l i s t a , u n eco que p e r m i t e la t o m a de con s ci e nci a del publicum — el a b s t r a c t o o p o n e n t e del p o de r p u b li c o — , su a u t o c o m p r e n s i o n c o m o u n c o m p e t i d o r en el j u e go, c o m o p u b l i c o de la n a c i e nt e publicidad burguesa. Una pub l ic ida d tal se d e s ar r o l l a en la m e d i d a en q ue el i n t e r es p ubl i ­ co de la esfera p r i v ad a de la s o ci ed a d b u r g u e s a deja de ser p e r c i b i d o e x c lu s i v a m e n t e po r la a u t o r i d a d , y co mi e n z a a ser tom a d o en c o n s i d e r a c i o n c o m o algo p r o p io p o r los m i s m o s subditos. J u n t o a los a g e nt e s del ca pi t a l i sm o c om e r ci a l y f inanciero, el c r e c i e n t e g r u p o de edi to r es , m a n u f a c t u r e r o s y f ab r i c a n t e s p a s a n a ser d e p e n d i e n t e s de m e d i d a s a d m i n i s t r a t i v a s ; y de ahi la i n te nc i o n de no d ej a r r e g l a m e n t a r m e r a m e n t e su ac t i vi dad p r of e si o na l y e m p r e s a r i a l , sino de que el r e g l a m e n t o m i s m o sea u n aci c at e p a r a la iniciativa. El m e r c a n t i l i s m o no favorece de n i n g u n m o d o , c o m o p r e t e n d e u n p r ej ui ci o m u y e x t en di do, al f u n c i o n a m i e n t o del E st a d o ; la polit ica i n d u st r ia l r eq u i e re ma s bi e n la c o n s t r u c c i o n y d e m o l i c i on de e m p r e s a s p r i va da s t r a b a j a n d o en s e nt i d o capi t al i st a, e v i d e n t e m e n t e por vias bur o-

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c ra tic a s.55 L a relacio n en tre la a u to rid a d y los su b d ito s cae asi en la p ro p ia am b iv alen cia de la su m a de re g lam e n to pu b lico e iniciativ a p riv ad a. Y de ese m odo se vuelve p ro b le m a tic a la zona en la que el p o d e r p u b lico e n tra en c o n ta c to , p o r el cam ino de los actos a d m in istra tiv o s c o n tin u o s, con las p e rso n a s priv adas. Eso no solo es valido p a ra las categ o rias sociales directa m en te p a rtic ip a n te s en la p ro d u c c io n c a p ita lista . En la m edida en que esta v a im p o n ien d o se, d ism in u y e la au tosuficiencia y crece la d ep en d en cia de los m ercad o s locales re sp e c to de los te rrito ria le s y n a cio n ales, de m odo que am p lias capas de la poblacion, sobre to d o de la p o b lacio n u rb a n a , se ven afectadas — en su calid ad de c o n su m id o ra s— en su ex isten cia c o tid ian a p o r las m ed id as de la p o litic a m e rc a n tilis ta no y a en to rn o de las celeb res d isp o sicio n es sobre la in d u m e n ta ria , sino en torno de tasa c io n e s e im p u esto s y, en general, en to rn o de la interv en cio n p u b lic a en el p riv a tiz a d o h o g ar, y se form a u n a es­ fera crftica; cu ando la escasez de trig o , llega a p ro h ib irse p o r decreto el con su m o de pan los v iern es p o r la noche.5* P uesto que la sociedad, c o n tra p u e s ta al E stad o , d elim ita, p o r un lado, un am b ito p riv a d o c la ra m e n te d istin g u id o del p o d e r p u b lico , pero com o, p o r o tro lado, la re p ro d u c c io n de la vida re b a sa los lfm ites del p o d e r d o m estico p riv ad o , co n v irtien d o se en un asunto de in te re s p u b lico , la zona de c o n tin u a d o co n tac to adm inistra tiv o se co n v ierte en zona «crftica» ta m b ie n en el sen tid o de que rec la m a la crftic a de un p u b lico ra c io c in a n te. F acilm en te p o d ra el p u b lico a te n d e r a esa reclam acio n , p u es solo n e c e sita p o n er en fu ncionam iento el in s tru m e n to con cuya ayuda habfa co n v ertid o ya la a d m in istra c io n a la socied ad en un a su n to publico: la p ren sa. Y a d esde el u ltim o te rc io del siglo x v i i los perio d ico s eran co m p letad o s con re v ista s, que no solo contenfan, princip alm en te, in fo rm acio n es, sino tam b ien in stru c c io n e s pedagogicas, crfticas inclu so , y re se n a s. A l com ienzo, las rev istas cientfficas se d irigfan al cfrculo de legos ilu stra d o s: el Journal des Savants (1665) de D enys de Sallo, luego la Acta Eruditorum (1682) de O tto M encken y, finalm ente, las celebres Monatsgespr'ache (1688) de T ho m asiu s (todas ellas to m a d a s com o m odelo de u n a clase e n te ra de re v ista s). En el cu rso de la p rim e ra m ita d del siglo x v i i i , hace su e n tra d a en la p re n sa d iaria, con el articu lo «sabio», el racio cin io . C uando ta m b ie n el Hallenser Intelligenzblatt ap arece — a p a r tir de 1729— no ya solo con artfculos c u ltu ra le s y re se n a s de lib ro s, ad em as de los tradicionales an u n cio s, sino, de vez en cu an d o , con «una n a rra c io n h isto ric a de a c tu a lid a d , confeccio n ad a p o r un p ro feso r» , el rey 62

de P ru sia se ve im pelido a coger las rien d as de esa evolucion. El ra zo n am ien to com o tal esta todavfa som etido al reg lam en to . Todos los p ro feso res o rd in a rio s de las facultades de D erecho, M edicina y Filosoffa han de en v iar in v ariab lem en te «una n o ta p a rtic u la r, e sc rita de un m odo claro y p u lc ro a la seccion de declaracio n es del d irecto rio , com o m uy ta rd e , los ju e v e s » .57 Por lo general, los sabios h a n de p a rtic ip a r al p ublico «verdades su scep tib les de aplicacion». Los ciu d ad an o s reciben, p o r encargo del so b eran o , ideas que al p u n to co n v ierten en p ro p ia s y vuelven c o n tra aquel. En un escrito de F ederico II del ano 1784 se dice: «Una p e rso n a p riv a d a no e sta a u to riz a d a a em itir ju icios publicos, especialm en te ju ic io s re p ro b a to rio s, sobre tratados, p ro c e d e res, leyes, reglas y d irectiv as del so berano y de la corte, de sus servidores e statales, de colegios y co rtes ju d iciales, ni esta au to riz a d a a d ar a con o cer n o ticias recibidas acerca de todo ello ni a divulgarlas p o r m edio de la im presion. U na p e rso n a p riv a d a no esta cap a c itad a p a ra so m e te r todas esas cosas a ju ic io p o rq u e le falta el conocim ien to com pleto de las circu n stan cias y los m o tiv o s» .58 Pocos anos antes de la R evolucion francesa, son visibles en P ru sia u n as c irc u n sta n c ias — com o enq u ista d a s— que ta n to en F ran cia com o, sobre todo, en Inglate r ra se han d isu elto ya a com ienzos de siglo. A los im pedidos ju ic io s se les llam a «publicos» con la m ira d a p u e sta en u n a pub licid a d que obviam ente h ab ia h ech o las veces de u n a esfera del p o d e r p ublico, p ero que ah o ra se sep a ra b a de el com o tr i­ b u n a sobre la cual las p e rso n a s p riv a d a s, re u n id a s en calidad de publico , se disponfan a forzar al p o d e r p u b lico a su legitim acion ante la opinion publica. El publicum se d e sa rro lla convirtiendo se en pu b lico , el subjectum, en sujeto; el d e stin a ta rio de los m a n d a to s de la su p erio rid ad , en su ad v ersario. La etim ologfa sigue el ra s tro de esa tran sfo rm acio n plena de consecuencias. Desde mediados del siglo x v i i se hab la en In g la te rra de public, m ie n tra s que h a sta ese m om ento se u tilizab an los te rm in o s world y mankind. P or esa epoca asom a tam b ien en frances le public com o calificacion de aquella rea lid a d que, siguiendo el diccionario de G rim m , se conceptuo en la Alemania del siglo x v i i i con termino procedente de Ber­ lin: Publikum. H a sta aquel m o m en to se h a b ia hablado en Ale­ m an ia de la Lesewelt (literalm en te: «m undo lector»), o simplem en te de la Welt (del m u n d o ), p a la b ra que aun conserva algo del viejo sentid o : alie Welt, tout le monde, todo el m undo. Adelu n g 59 d istin g u e el publico re u n id o en to rn o de un conferenciante o un actor, en un sitio p ublico, del p u b lico lector; pero en am bos casos se tra ta de un «publico juez». Lo que se so63

m ete a ju ic io p u b lico consigue «publicidad». A finales del si­ glo x v i i surge el termino ingles publicity, derivado del frances publicite; en A lem ania aparece la p a la b ra en el siglo x v i i i . La critica m ism a se expone en fo rm a de «opinion publica», nocion acunada en la segunda m ita d del siglo x v i i i a p a r tir de la fran­ cesa opinion publique. Casi p o r la m ism a epoca, surge en Ing la te rra public opinion; y h acia tiem p o que se h a b la b a ya de general opinion.

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II.

4.

Estructuras sociales de la publicidad

El elemento fundamental

L a p u b licid ad b u rg u esa puede c a p ta rse ante todo como 'a esfera en la que las p e rso n a s p riv ad as se reu n en en calidad de publico. P ro n to se reclam an estas de la p u b licid ad reglam en ta d a desde arrib a, o poniendola al p o d er publico m ism o, p a ra c o n c e rta r con ella las reg las generales del trafico en la esfera — basicam en te p riv ad a, p ero p u b licam en te relev an te— del trafico m e rc a n til y del tra b a jo social. Carece de parad ig m a — propia e h isto ric a m e n te — el m edio de que se valio esa concertacio n : el raciocinio. En n u e stro uso lin guistico conserva esta p a la b ra * p e rfe c tam e n te los dos polem icos m atices: la llam ada a la razon y, al m ism o tiem p o , su d esdenosa reb a ja a refunfunante su tileza.1 H a sta aquel m o m en to , los estam e n to s habian llegado a acu erd o s con los soberanos en los que, caso a caso, las en c o n tra d a s asp iracio n es de p o d e r h ab ian conseguido e q u ilib ra rse sobre la base de la delim itacio n de las lib e rta d es esta m e n ta le s resp ecto de las au to rid a d e s reales o de las soberanias.2 Esa practica condujo desde el siglo x i i i a una dualizacion de los esta m e n to s senoriales y del soberano; no ta rd a ro n los esta m e n to s p ro v in ciales en re p re s e n ta r m e ra m en te a la provincia frente al so b e ra n o .3 Como es sabido, adopto en In g la te rra esa evolucion, con la relativ izacio n del p o d e r real p o r m edio del P a rla m e n to , un cu rso d istin to que en el co n tin en te, en el que los esta m e n to s fueron m ed iatizad o s p o r el m onarca. Con ese m odo de com pensacion del p o d er, aparece el te rc e r esta* La palabra aludida es Rasonement, galicismo en el aleman de la epoca considerada.

introducida

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como

m en to , que no p u ed e y a im p o n e rse com o un esta m en to de do­ minio. U n re p a rto del dom inio m e d ia n te la d elim itacio n de los derechos sen o riales (derechos sen o riales fueron tam b ie n las «lib ertad es» estam en tales) no es ya p o sib le sobre la b ase de la econom fa de trafico m e rc a n til — la ca p a c id ad de d isp o n e r priv ad am en te de la p ro p ie d a d c a p ita lis ta fungible es un p o d e r imp o lftic o — . Los b u rg u e se s son p e rso n a s p riv a d a s y, com o tales, no «dom inan». P or eso sus exigencias de p o d e r frente al p o d er publico no se en fren tan al co n g lo m erad o del dom inio con intencion de « re p a rtirlo » , sino que tie n d e n a a c a ta r el p rin cip io del dom inio ex isten te. El p rin c ip io del c o n tro l que el p u b lico b u rg u es en fren ta al p rin c ip io del dom inio, es decir, precisam en te, la p u b lic id a d , no q u iere c a m b ia r el d o m inio com o tal. La exigencia de p o d e r ex h ib id a en el rac io c in io p u b lico, que eo ipso re n u n c ia a la form a de u n a exigencia de dom inio, te n ia que cond u cir, si q uerfa p re v a le c er, a algo m as que a u n a rem ocion de la b ase Ie g itim a to ria de un dom inio p o r p rin c ip io legftim o (vease el epfgrafe 7). Las m ed id as de la «razon» y las form as de la «ley», a las que el dom inio p u b lico desea so m e te r y, de ese m odo, tra n sfo rm a r, solo revelan su sen tid o sociologico en un an alisis de la p u b lic id a d b u rg u e sa m ism a, sobre to d o del hecho de que sean p e rso n a s p riv a d a s las que en ella trafican en tre si en calidad de p u b lico . L a a u to c o m p re n sio n del ra z o n a m ie n to p u b li­ co esta especfficam ente g u iad a p o r esas ex p erien cias p riv ad a s p ro c e d e n te s de la su b je tiv id a d — in s e rta en el p u b lico — de la esfera in tim a de las p e q u e n a s fam ilias.* Tal es el p u n to de a rra n q u e h isto ric o de la p riv a c id a d en el m o d e rn o sentido de in tim id a d libre y colm ada. El an tig u o sen tid o de lo «privado» — de un decurso in evitable, sentenciado p o r la necesidad de so b rev iv ir— p arece ah o ra d esterrad o , ju n to a las fatigas y a las relacio n es de d e p en d en cia del tra b a jo social, del nucleo de la esfera p riv ad a, de la casa. En la m e d id a en que el trafico mercan til re b a sa las fro n te ra s de la econom fa d o m estica, queda d elim ita d a la esfera fam iliar re sp e c to de la esfera de la reproduccion social: el p ro c e so de p o la riz a c io n en tre E stad o y sociedad se re p ite o tra vez en el seno de la sociedad. El status de un v aro n p riv a d o co m b in a el ro l del p o se e d o r de m e rc an c ias con el del p a d re de fam ilia, el del p ro p ie ta rio con el del «hom* La nocion de «pequena familia» procede de los clasicos de la filosoffa politica de la m odernidad. Asi hablo Hobbes, por ejemplo, de las small families m odernas, contraponiendolas a las great families de la Antiguedad y la barbarie. 66

bre». El d esd o b lam ien to de la esfera p riv a d a en los p lanos de m ay o r elevacion que la esfera in tim a (paragrafo 6) p ro p o rcio n a el fundam ento p a ra identificar aquellos dos roles con el ro tu lo com un de «lo priv ad o » ; a esa identificacion se red u ce tam bien, en u ltim a in stan cia, la au to c o m p re n sio n p o litica de la publicidad b urguesa. A ntes de que la p u b licid ad , em p lazad a en un cam po de tensio n es en tre el E stad o y la sociedad, se h ic iera expresam ente cargo de funciones po lfticas, la su b jetiv id ad nacid a en el amb ito de in tim id a d de las p eq u en as fam ilias, form a, de to dos modos, p o r asi decirlo, su p ro p io pu b lico . Aun an tes de que la p u b lic id a d se volviera pugnaz resp ecto del p o der pu b lico — para a c a b a r co m p letam en te d ista n c ia d a de el— , a traves del raciocinio politico de las p e rso n a s p riv a d a s, se form o bajo su m anto u n a p u b lic id a d de configuracion im polftica: el em b rio n de la p u b licid ad polfticam en te activa. E lla co n stitu y e el cam po de accion de un raciocinio p u b lico que se m ueve aun a lred ed o r de si m ism o, en un p ro ceso de a u to ilu stra c io n de las p e rso n a s privadas resp ecto de las genuinas experiencias de su nueva privacidad. Ju n to a la econom fa p o litica, co n stituye la psicologfa u n a de las dos ciencias especfficam ente b u rg u esa s surgidas en el siglo x v i i i . Son intereses psicologicos tambien los que gufan al razo n am ien to , que p ren d e en las form aciones cu ltu rale s ahora p u b licam en te accesibles: en la sala de lectu ra y en el teatro , en m u seos y co n cierto s. En la m ed id a en que la c u ltu ra cobra form a m e rc a n til, co n v irtien d o se asi p ro p ia m e n te , p o r vez p rim e ra , en «cultura» (com o algo que se da p o r su m ism a volu n ta d de existir), es re c la m a d a com o objeto de sazonada discusion, o bjeto sobre el cual pued e la — p u b licam en te in sertad a — sub jetiv id ad llegar a acu erd o consigo m ism a. L a p u b licid ad re p re se n ta tiv a no es, ev id entem ente, u n a p u b licid ad a u to c to n a m e n te b u rg u esa; co n serva cie rta continuidad con la p u b lic id a d re p re se n ta tiv a de la corte real. La vang u ard ia b u rg u e sa de la capa m edia in s tru id a ap ren d e el arte del raciocinio p u b lico en co m unicacion con el «m undo elegante», u n a sociedad c o rte sa n o -a risto cra tic a que, obviam ente, iba d istan cian d o se, a su vez, de la co rte y form ando un contrapeso en la ciu d ad a m ed id a que el m o d ern o ap arato estata l se au to n o m izab a frente a la esfera p e rso n a l del m onarca. La «ciudad» no es solo cen tro econo m icam en te v ital de la sociedad burg u esa; en co n trap o sicio n p o litico -cu ltu ral con la «corte», es signo, sobre todo, de u n a p u b lic id a d lite ra ria que cuaja institu c io n a lm e n te en las coffe-houses, en los salons y en las Tisch67

gesellschaften.* La h e re n c ia de a q u e lla sociedad h u m anfsticoa ris to c ra tic a ten d io , en el e n c u e n tro con los in tele c tu a le s burgueses, y gracias a sus co n v ersacio n es sociables y com unicativas, el p u e n te en tre los re sid u o s de u n a p u b lic id a d decadente — la c o rte sa n a — y el em brion de u n a n u ev a p u b licid a d : la burguesa (p arag rafo 5). N o sin la re se rv a de e s ta r sim plificando, com o o cu rre de o rd in a rio con este tip o de ilu stra c io n e s, el elem ento funda­ m en tal de la p u b lic id a d b u rg u e sa en el siglo x v i i i puede exp o n erse graficam ente del m o d o que sigue, com o un esquem a de am b ito s sociales: >ra del poder publico

Ambito privado Publicidad burguesa (Ambito del trafico m ercantil y del trabajo social) Espacio celular de la pequena familia (intelectualidad pequeno-burguesa)

Publicidad politica. Publicidad literaria (Clubs, Prensa)

Estado (Ambito de la «policia»)

(Mercado de bienes culturales) «Ciudad»

Corte (Sociedad aristoeratico-cortesana)

L a lfnea de sep aracio n , fu n d am en tal en el p re se n te con­ texto, en tre E sta d o y sociedad escinde a la esfera p u b lic a del am b ito p riv ad o . El am b ito p u b lico se lim ita al p o d e r publico — aun co n tam o s a la co rte en el— . L a «publicidad» p ro p ia m e n te dicha hay que c a rg a rla en el h a b e r del am b ito p riv ad o , p u e sto que se tr a ta de u n a p u b lic id a d de p e rso n a s p riv a d a s. En el seno del am bito re se rv a d o a las p e rso n a s p riv a d a s d istin g u im o s, por consiguien te, en tre esfera p riv a d a y p u b licid ad . La esfera p ri­ v ad a co m p ren d e a la socied ad b u rg u e sa en sen tid o e stric to , esto es, al am b ito del trafico m e rc a n til y del tra b a jo social; la fa­ m ilia, con su esfera in tim a, d isc u rre ta m b ie n p o r sus cauces. La p u b lic id a d p o litic a re s u lta de la p u b lic id a d lite ra ria ; m edia, a traves de la o p in io n p u b lica, en tre el E stad o y las necesid ad es de la sociedad.

* Tischgesellschaft se traduce norm alm ente por «convidados» o «comensales». En este contexto se alude a la institucionalizacion social de las reuniones de comensales. 68

5.

Instituciones de la publicidad

Le public se llam aba en la Francia del siglo x v i i a los lecteurs, spectateurs, auditeurs, en su calidad de d estin ata rio s, consu m id o res y c n tic o s de arte y lite r a tu r a ;4 se entendla todavla por ello, en p rim e r lugar, a la corte, y luego tam bien a la p a rte de la aristo cra c ia u rb a n a que, ju n to a una rala capa su­ perio r de la bu rg u esla, tem a asiento en los palcos del te a tro de P an s. A este publico tem p ran o p erten ecen , pues, corte y ciudad. Un m om ento m o d ern o aparece form ado ya en la socialidad comp letam en te a risto c ra tic a de ese cu cu lo ; con el H otel de Rambo u illet aparece, en lugar de la sala co rtesan a en la que el soberan o celebraba sus fiestas, reu n ien d o en su to rn o , en calidad de m ecenas, a los a rtista s, lo que luego h a b n a de llam a rse sa­ lon.5 Siguiendo su ejem plo su rg iero n las preciosas ruelles* que llegaron a gozar de cierta au tonom ia resp ecto de la corte. Aun cuando podam os d istin g u ir ya aqm aquella reunion tan caracteristica del salon del siglo x v i i i de aristo cracia u rb a n a — econom icam en te im p ro d u ctiv a y poH ticam ente afuncional— y relevantes escrito res, a rtis ta s y cientificos — a m enudo procedentes de la b u rg u esla— , no puede aun d esp ren d erse el e sp m tu , en el clim a im p e ra n te de la honnetete, de la au to rid ad del anfitrion aristo c ra ta , consiguiendo la au to n o m ia que habia de transform ar la conversacion en critica y los bonmots ** en argum entos. Solo con la regencia de Felipe de O rleans, que traslad o la residencia de V ersalles a P a n s, perdio la corte su posicion central en la p ublicidad, perdio su posicion como p ublicidad. En la m e­ dida, pues, en que la «ciudad» tom a el relevo de sus funciones cultu rales, cam bia no solo el sosten de la p ublicidad, sino la publicidad m ism a. La esfera de la re p re se n ta cio n real, y con ella el grand gout de V ersalles, se convierte en apenas conservada fachada. El regente y sus dos sucesores prefirieron los pequenos cenaculos, cuando no sim p lem en te el cu c u lo fam iliar, y se d esp o jaro n hasta cierto punto de la etiqueta. El colosal cerem onial retro ced e a casi in tim id ad b urguesa: «En la corte de Luis XVI tem an las recepciones, seis dlas a la sem ana, el ca ra c ter de una reu n io n privada. El unico lugar en donde, du­ ran te la regencia, tuvo lugar algo p arecid o a una recepcion cortesan a fue el castillo de la duquesa de M aine en Sceaux, que llego a co n v ertirse en escenario de celebraciones b rillan tes, cos­

* Reuniones mundanas celebradas alrededor de la cama de una persona distinguida. ** Agudezas, ocurrencias. 69

to sas y fecu n d am en te creativ as, asi com o en c en tro artfstico , en un v e rd a d e ro palacio de las m u sas. Los festejos organizados p o r la d u q u e sa contenfan, sin em b arg o , la sem illa de la destru c cio n de la v id a c o rtesan a: configuraron la tra n sic io n entre la co rte , en el viejo sen tid o , y el salon del siglo x v i i i , here n c ia e sp iritu a l de la c o rte » .6 Jam as h a b ia de co n seg u ir d o m in a r la co rte a la ciudad en In g la te rra com o lo habia, en cam bio, logrado en la F ran cia del Rey Sol.7 Se p u ed e o b serv ar, sin em bargo, luego de la G ran Revolucion, un cam bio tan p rofundo en las relaciones entre court y town * com o, u n a gen eracio n m as ta rd e , en las rela­ ciones en tre cour y ville. Con los E stu a rd o s, h a sta C arlos II, estuviero n la lite ra tu ra y el arte al servicio de la rep resen ta cion del Rey. «Pero tra s la R evolucion p alid ecio el b rillo de la corte. N i la posicion p o litic a de la C orona ni los a trib u to s personales de su p o rta d o r co n serv ab an las m ism as p ro p o rc io n es que en el p asad o . El e stric to G uillerm o, la c u ita d a Ana, los reyes alem anes que a d o p ta ro n el n o m b re de Jorge, el a g ric u lto r Jorge, la h o g a re n a V icto ria: ninguno de ellos albergo el deseo de m a n te n e r u n a co rte com o la de la re in a Isabel. La co rte fue en lo sucesivo la re sid e n c ia de u n a fam ilia real de vid a retira d a a la que se co n te m p la b a a d ista n c ia y a la que solo era po sib le a p ro x im arse, con d ificultades, en ocasiones de gran form alidad y p ro v e rb ia l a b u rrim ie n to » .8 El so b rep eso de la «ciudad» es ap u n ta la d o con n uevas in stitu c io n e s que, con to d a su diversidad , tien en en In g la te rra y en F ran cia id en ticas funciones sociales: las casas de cafe en su epoca floreciente, en tre 1680 y 1730, los salones en la epoca que m ed ia en tre la reg en cia y la Revolucion. Se tra ta , aqui com o alla, de c e n tro s de crftica litera ria y, luego, tam b ien po litica, en los que com ienza a establecerse u n a p a rid a d en tre las g entes cu ltiv ad as p ro c e d e n te s de la sociedad a ris to c ra tic a y las de la in te le c tu a lid a d burg u esa. A m ed iad o s del siglo x v i i , con p o s te rio rid a d no solo al ya extendido te, sino a la co nversion del ch ocolate y el cafe en b eb id a co rrien te — al m enos en tre las capas p u d ie n te s de la poblacion— , ab rio el cochero de un co m ercian te de O riente la p rim e ra casa de cafe. En la p rim e ra d ecad a del siglo x v i i i se cu en tan en L ondres 3000 cafes, cada u no de ellos con un cfrculo p ropio de clientes de a lc u rn ia .9 Asi com o D ryden m antuvo u n a d isp u ta sobre «antiguos y m o d ern o s» en el cfrculo de jovenes e sc rito re s que se reu n fan en la Casa W ill, y A ddisson y Steele, algo m as ta rd e , m a n tu v ie ro n en la Casa B u tto n su little * 70

Court y cour = corte. Town y ville = ciudad.

senate ( pe q ue no s e na d o) , asi t a m b i e n se r e u n i a n y a en el Rotaclub, baj o la p r e s i d e n c i a de un a d l a t e r e de Mil ton, Ma r ve l l y Pepis con H a r r i n g t o n , qu e p r e s e n t o a q u i las i de as r e p u b l i c a n a s de su Oceana}0 Igual que en los salones, busca la literatura su l e g i t i m a c i o n en esas casas de cafe, en las que la «intelectualidad» coi nci de con la a r i s t o c r a c ia . U n a a r i s t o c r a c i a ligada a la capa g r a n b u r g u e s a es ta aqui , sin e m b a r g o , en p os e s i on de f un­ ci ones s oci al es qu e le h a n si do a r r e b a t a d a s a la n obl e za fran­ cesa; la a r i s t o c r a c i a inglesa r e p r e s e n t a landed y moneyed inte­ rests.* Asi se ex t i en de bi e n p r o n t o el r ac i o c i n i o — q u e p r e n d e en o b r a s a r t i s t i c as y l i t e r a r i a s — t a m b i e n a d i s p u t a s e c o n o m i c as y polit icas, sin qu e esas d i s p u t a s p u d i e r a n gozar, c o m o ocur ri a, en c a m b i o , con los d i s c u r s o s de salon, de g a r a n t i a s r e s p e c t o de las c o n s e c u en c i a s q u e a c a r r e a r i a n , al m e n o s de las directas. T a m b i e n con ello p u e d e t e n e r que ver el h ec h o de que solo fuer an a d m i t i d o s v a r o n e s en las casas de cafe, en t a n t o qu e el estilo de salon, c o m o el r o c o c o en gene r al , l levaba u n a sust ancial i m p r o n t a f e me ni n a. Las n o c t u r n a m e n t e a b a n d o n a d a s mujer es de la so ci ed a d l o n d i n e n s e l l e va r on a ca b o u n a l uc h a t a n vig o r o s a c o m o v a n a en c o n t r a de la nu e v a i n s t i t u c i o n . 11 La casa de cafe a br io sus p u e r t a s no solo a los ci rc ul os decisi vos, sino que llego a a l b er g ar s o b r e t o d o a las m a s n u t r i d a s c a p a s medias, inc l uso a a r t e s a n o s y t e n d e r o s . Lo q u e N e d W a r d rel a t a a c er ca de la visi ta di a ri a r e i t e r a d a del wealthy shopkeeper,**11 val e t a m b i e n par a los p o b r e s . 13 En F ra nc i a , en c am b i o, los s a lo ne s f o r m a b a n u n en­ clave p r opi o. En la m e d i d a en que la b u r g u e s i a e s t a b a poco m e n o s que excluida de la d i r ec ci o n del E s t a d o y de la Iglesia, t o m a n d o , po r el c o n t ra r i o , cada vez m a s las pos i c i on e s clave de la e c o n om i a y f o rz a nd o a la a r i s t o c r a c i a a c o m p e n s a r su oril l a m i e n t o m a t e r i a l a t r a v e s de privilegios r ea le s y de u n a acent u a c i o n e s t ri c t a de la j e r a r q u i a en el t r a t o social, se p r o d u j o a q ui un c o m u n a l in e a m i e n t o de la nob l e za y de la — a ella asim i l a d a — g r a n b u r g u e s i a b a n c a r i a y b u r o c r a t i c a con la «intele ct u a l i da d ». El p l e be y o D ' Al a mb e r t no c on s t i t uy e u n a excepcion; po r los s a lo ne s de las d a m a s m u n d a n a s — t a n to aristoc r a t a s c o m o b u r g u e s a s — c i r c u la n v as t a g os de p r i n c i p e s y condes, de f a b r i ca n t e s de r el oj es y de t e n d e r o s . 14 No p o r m u c h o t i e m p o se ra ca pa z el espi r i tu de r e n d i r servi ci o al m e c e n a s en el salon; la «opinion» se e m a n c i p a de los vi n c ul os de la dependenc i a e c on o mi c a . Si los s a l on e s e r an t oda vi a b a j o Felipe ma s

* Intereses hacendados y adinerados. ** Tendero acaudalado. 71

c e n t r o s de d i v e r s i o n g al a n te qu e de s e s u d o s d i s c u r s o s , p r o n t o h a b r a n de a s e n t a r s e las d i s c u s i o n e s en los b a n q u e t e s . La dist i n c i o n de D i d e r o t e n t r e e s c r i to s y d i s c u r s o s 15 a c l a r a las f un­ ci ones del n u e v o p u n t o de r e u n i o n . Casi n a d i e de e nt r e los grandes e s c r i t o r es del siglo x v i i i h u b i e r a v e r t i d o p o r vez p r i m e r a i deas e s enc i al e s en esos discours, sino qu e las h u b i e r a somet ido a d i s c u s i o n m e d i a n t e d i s e r t a c i o n e s a n t e las A c a d e m i a s y, s ob r e t o do, en los s a l o ne s . El s a l on m a n t e n i a , p o r asi decirlo, el m o n o p o l i o de la p r i m e r a p ub l i c ac i o n : u n n u e v o opus, incluido el m u s i c a l , t e n ia que c o m e n z a r l e g i t i m a n d o s e ant e esa t r i ­ b un a. Los Dialogos del A bb e Gali ani s o b r e el c o m e r c i o del trigo d a n u n a i m a g e n b i e n cl ar a del t e n o r de esas d i s c u s i o n e s y c o n v e r s a c io n es : de su e l e ga n t e c o n t en ci on , que las i m p e l e a trat a r con igual g r a v e d a d lo i r r e l e va n t e , los viajes y la b i e n a n d a n za, que lo r el e v a n t e , t e a t r o y polit ica, en passant. En la A l e m a n i a de esa ep o c a no h a y «ci udad» al guna qu e p u e d a s e r vi r de i n f r a e s t r u c t u r a a u n a r e m o c i o n de la publici dad r e p r e s e n t a t i v a de la c or te , f a v o r e c i e n d o la a p a r i c i o n de i n s t i t u c i o n e s de p u b l i c i d a d b u r g u e s a . P er o a n a l o g o s e l e m e n t o s se e n c u e n t r a n t a m b i e n aqu i , p o r lo p r o n t o en las i l u s t r a d a s Tischgesellschaften, en las vi e j as r e u n i o n e s d i a lo g an t e s del si­ glo x v i i . E v i d e n t e m e n t e son m e n o s ef ectivas y e s t a n m e n o s ext e n d i d a s que las casas de cafe y los s a l on es. E s t a n e xc lui da s de la p r a c t i c a polit ica de u n m o d o a u n m a s e s t r i c t o que los salo­ nes; per o, al igual que el de las casas de cafe, su p ub l i c o se recl uta e nt r e p e r s o n a s p r i v a d a s a c t i va s en el t r a b a j o p r o d u c t i v o , es decir, al m a r g e n de la h o n o r a b i l i d a d de la r e s i d e n c i a r eal y con u n p es o e x t r a o r d i n a r i a m e n t e f ue r te de los b u r g u e s e s acad e m i c a m e n t e i l u s t ra d o s . Las « S o c ie d a d e s a l e m a n a s » a p o y a d a s en la Leipziger Grundung de G o t t s c h e d (1727) e n l az a n con las o r d e n e s d i a lo g an t e s del siglo a n t e r i or . E s t a s e r a n c o n v o c a d a s a u n p or el s o b e r a n o , p e r o e l u d i a n la e x c lus i vi d ad e s t a m e n t a l ; u l t e r i o r e s i n t e n t o s de t r a n s f o r m a r l a s en o r d e n e s c a b a l l er e s c as , s i gn i f i c at i va m e n te , n a u f r a g a r o n . P a r t i a n de la b as e, c o m o se dice en u n o de los d o c u m e n t o s f u n d a c io na l e s , de q u e en ellas p odi a « e n c o n t r a r s e u n a i g u a l da d y u n a s o c i ab i l i d a d e n t r e p e r s o n a s de e s t a m e n t o s d e s i g u a l e s » . ‘‘ E s a s o r d e n e s , c a m a r a s y a c a d e m i a s d e d i c a b a n sus e s fuerzos a la l e n gu a m a t e r n a , p u e s t o qu e en ella se veia el m e d i o de e n t e n d i m i e n t o e n t r e los h o m b r e s c omo tales. Por e n c im a de las b a r r e r a s de la j e r a r q u i a social, coincidian aq u i los b u r g u e s e s con la n ob l e za — s o c i a l m e n t e reconocida, per o d e s p r o v i s t a de influencia p o l i t ic a — c om o «meros» h o m b r e s . 17 N o es t a n t o la i g u a l d a d po l it ica de los m i e m b r o s , c om o su e xc lus i on r e s p e c t o del a m b i t o pol i t ico del ab s o l u t i s-

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m o, lo decisivo: la igualdad social era posib le, p o r lo p ro n to , solo com o u n a ig u ald ad fuera del E stad o . L a conjuncion de p e r­ sonas p riv a d a s en calidad de p u b lico se m antenfa, p o r ende, en secreto; an ticip ab a, a p u e rta cerrad a, la p u b lic id ad b u rg u e ­ sa. La p ra c tic a secreta de la Ilu stra c io n , ta n c a ra c te rfstic a de las logias, p ero ta m b ie n de o tra s ligas y Tischgesellschaften, tie ­ ne un c a ra c te r d ialectico. La razon, que h a de realizarse en la com unicacion racio n al de un publico de h o m b res in stru id o s en el uso p u b lico del en ten d im ien to , n e c e sita — puesto que esta am en azad a p o r c irc u n sta n c ias de dom inio— p ro teg erse frente a la divulgacion. En ta n to la p u b lic id a d ocu p a su p u e sto en la sec re ta cancillerfa real, no puede acced er la razon al dom inio publico. Su p u b licid ad p erm a n e c e secreta, su pu b lico , incluso com o tal, in tern o . L a luz de la razon, n e c e sa riam e n te o cu lta bajo un velo p ro te c to r, va d escu b rien d o se p o r etap as. A ello alude la celebre sen ten cia de L essing sobre la francm asonerfa, que es ya p o r entonces un fenom eno com un a to d a E u ropa: ella v endrfa a ser — se nos dice— ta n vieja com o la sociedad b u rg u esa, «si es que acaso no es la sociedad b u rg u e sa solo un vastago de la fran c m a so n e r(a » .18 L a p ra c tic a de las sociedades secretas invalida a su p ro p ia ideologfa en la m ed id a en que el p u blico racio cin an te —y, con el, la p u b lic id a d b u rg u e sa que el tra n s p o rta b a — com ienza a p rev alecer frente a la p u b licid ad a u to rita ria m e n te reg lam en tad a. De enclaves p u b licfstico s del sentido com un b u r­ gues se co n v ertiran en «form as fntim as, cuyo fundam ento es la delim itacio n de que gozan re sp e c to de la p u b lic id ad su rgida entre ta n to » .19 O tras sociedades, sobre to d o las n acid as en el curso del siglo x v i i i de la crem a de los b u rg u eses n o tab les, se amplfan, en cam bio, d ando lu g a r a ag ru p acio n es pu b licas de un re lativ a m e n te facil acceso — tam b ien sobre la base de la cooperacio n — . En ellas h an ganado clarid ad el estilo b u rg u es del trato social, la in tim id a d y u n a m o ral c o n tra ria a la convencion co rtesan a; y, en cu alq u ier caso, no se n ecesita ya de los preparativ o s de la h e rm a n d a d cerem onial. A un cuando las Tischgesellschaften, los salones y las casas de cafe p u d ie ra n diferen ciarse en tre si resp ecto a la magn itu d y a la com posicion de su pu b lico , al estilo del tra to en ellos im p e ra n te , resp ecto al clim a c irc u n d a n te del raciocinio y resp e c to a la o rien tacio n tem atica, tod o s o rg anizaban, sin em­ bargo , u n a te n d e n c ia h acia la discusion p e rm a n e n te en tre per­ sonas p riv ad as; de ahf que d isp u sie ra n de u n a serie de criterio s in stitu cio n ales com unes. Por lo pronto, se exige un tipo de tra to social que no p re su p o n e la igualdad de status, sino que 73

p rescin d e p o r lo general de el. Se im p o n e, te n d en cialm e n te, frente al cerem o n ial de los ran g o s, el tacto de la ig u ald ad de calidad h u m a n a de los n acid o s ig u a le s.20 L a p a rid ad , sobre cuya base, y solo sobre cuya b ase, p u ede la a u to rid a d del argum ento afirm arse, y h a sta a c a b a r p rev alecien d o , frente a la a u to ri­ dad de la je ra rq u fa social, significa — de acu erd o con la autoco m p ren sio n de la epoca— p a rid a d de los « m eram en te hom bres». Les hommes, private gentlemen, die Privatleute, las p er­ sonas p riv a d a s co n stitu y en el p u b lico , y no solo en el sentido de que el p o d e r y la v igilancia de los fu ncionarios publicos h an sido p u e sto s fuera de ju e g o ; tam p o co las d ep endencias econom icas tien en ah o ra, p o r p rin cip io , eficacia; las leyes del m ercad o esta n tan su sp e n d id a s com o las del E stado. N o es que en las casas de cafe, en los salones y en las sociedades se haya realizad o de un m odo serio esa idea del publico ; pero con ellos se ha in stitu c io n a liz a d o com o ta l idea, cuajan d o asi com o exigencia o b jetiv a y h acien d o se asi, si no efectiva, si eficaz. L a d iscu sio n en el m arco de un p u b lico tal p resu p o n e, en segundo lugar, la p ro b le m a tiz a cio n de a m b ito s incuestionados h a sta aquel m om en to . «Lo general», de que ah o ra se ocupaba el pu b lico , segufa siendo m onopolio in te rp re ta tiv o de las au to rid a d e s eclesiasticas y e statales, y no solo bajo el p u lp ito , sino en filosoffa, en lite ra tu ra y en a rte , cuando el d esa rro llo del cap italism o exigio p a ra d e te rm in a d a s categ o rias sociales u n a c o n d u c ta ra c io n a lm e n te o rie n ta d a cada vez m as en la inform a­ cion. Pero en la m ed id a en que las o b ras filo so ficas y lite ra ria s, las o b ras a rtfstic a s en general, com en zaro n a ser p ro d u c id a s p a ra el m e rcad o y m ed iad as p o r el, a d q u irie ro n sem ejanza esos p ro d u c to s c u ltu ra le s con aq u ellas in fo rm acio n es: en su cali­ dad de m e rc a n c ias, com enzaron a ser u n iv e rsa lm e n te accesibles. Poco tiem p o les q u ed ab a ya com o elem entos de representacion de la p u b lic id a d eclesiastica o c o rte sa n a ; exactam ente a eso se alude cuando se h ab la de la p e rd id a de su aura, de la pro fan acio n de su en o tro tiem p o sa c ra m e n tal c ara cter. Las p erso n a s p riv a d a s a las que, com o m ercancfa, se les vuelve accesible la obra, la p ro fa n a n en la m e d id a en que b u sca n su sentido de un m odo au to n o m o , p o r los cam inos de la com prension racio n al, co nversan entre si re sp e c to de el y estan obligados a m a n ife sta rse p re c isa m e n te re sp e c to de aquello sobre lo que la fuerza de la a u to rid a d h ab ia im pedido h a sta el mom en to to d a m an ifestacio n . Como ha d e m o stra d o R aym ond William s,21 deben el «arte» y la « cu ltu ra» al siglo x v i i i su relevancia m o d e rn a com o esfera d e sp re n d id a de la rep ro d u c c io n de la vida social 74

El m ism o p ro ceso que lleva a la c u ltu ra a co n v ertirse en u n a form a m ercan til, h acien d o la p o r vez p rim e ra u n a cultu ra capaz de discusion y co n tro v ersia, lleva, en tercer lugar, al d ese n c la u stra m ien to del publico. P or exclusivo que fuera el p ublico, n u n ca p o d ia lleg ar a e ch ar tra s de si el cerrojo conv irtien d o se en un clan; p o rq u e se entiende a si m ism o y se en c u e n tra d en tro de un p u b lico m as am plio form ado p o r todas las p erso n as priv ad as a las que, com o lectores, oyentes y esp ectad o res, se les p resu p o n e p a trim o n io e in stru ccio n suficientes com o p a ra en sen o rearse del m ercad o de objetos en dis­ cusion. Las cuestio n es d iscu tid as se convertfan en algo «general», no solo en el sentido de su relevancia, sino tam b ien en el de su accesibilidad: tod o s debfan poder e n ten d e r de ello. Allf donde el publico se in stitu cio n aliza com o grupo fijo de inte rlo c u to re s, este no se e q u ip a ra con el p ublico, sino que, en todo caso, reclam a ser reconocido com o su portavoz, quiza in­ cluso com o su educador, quiere a c tu a r en su n o m b re, represen tarlo : tal es la n u eva form a de la re p re sen ta cio n b u rg u e­ sa. El publico de la p rim e ra generacion se sabe, allf donde se constituye com o cfrculo especificable de p e rso n as, den tro de un publico m ayor. Se tra ta siem pre de u n a co rp o racio n publicfstica, pues u n a discusion in te rn a puede to rn a rse siem pre ex­ terna. — Los Discursos de los molineros que B odm er y B reitinger com enzaron a p ro d ig a r en Z urich a p a r tir de 1721 no son sino un ejem plo en tre m uchos— . El «gran» pu b lico , form ado difusam ente al m argen de las te m p ra n a s in stitu cio n es de publico, tiene evidentem ente una env erg ad u ra re d u c id a si se la co m p ara con la m asa de la poblacion ru ra l y del «pueblo» u rb an o . L a escuela p rim a ria es, allf donde la hay, inferior; el n u m ero de analfabetos es incluso su p erio r — al m enos en In g la te rra — que en la epoca isa b elin a .22 A comienzos del siglo x v i i i , mas de la m itad de la poblacion vive en los lfm ites de la m era supervivencia: las m asas no son solo co m p letam en te ile tra d a s, sino que estan tan depauperadas que ni siq u ie ra p o d rfan llegar a a d q u irir lite ra tu ra . N i tan solo d isponen de un p o d er ad quisitivo com o el que se requerirfa p a ra u n a p a rtic ip a c io n tan m o d esta en el m ercado de producto s c u ltu ra le s .23 Sin em bargo, con el p u b lico difuso form a­ do a p a r tir de la com ercializacion del trafico cu ltu ral surge una n ueva categorfa social. L a a risto c ra c ia c o rte sa n a del siglo x v i i no co nstitufa p ro p iam en te un p u b lico lector. Es v erd ad que sostenfa a los lite ra to s, y que estos le rend fan servicios, pero la pro d u ccio n basada en el m ecenazgo tiene que v er m as con un estilo de cons75

picious consumption [consum o v isib le ], que con la seria lectura de un p u b lico in te re sa d o . Se form a este en los p rim e ro s decenios del siglo x v i i i , luego de que los ed ito res h ayan su stitu id o a los m ecen as en el encargo de o b ra s a los e sc rito re s, encargando despues al m e rc a d o su d is trib u c io n .24 Igual que la lite ra tu ra , ta m b ie n se hace el te a tro p o r vez p rim e ra con un p u b lico cuando el te a tro c o rte sa n o y de palacio se hace «publico» — fenom eno esp ecialm en te observable en A lem ania— . El p u eb lo , la p leb e, com o se le llam a p o r aquella epoca, ap arece en F ra n c ia e In g la te rra ya en el siglo x v i i (por ejem plo, en el Globe T h e a tre o en la C om edie). La plebe q u iere decir ta m b ie n criad o s, soldados, a p re n d ic es, jo v e n e s escrib ie n te s y un so to p ro le ta ria d o siem p re d isp u esto al «espectaculo». Pero to d o s ellos son aun p a rte de aqu el o tro tipo de p u b licid a d en la que los g rad o s y las g rad as (que com o reliqu ia a rq u ite c to n ic a m e n te disfu n cio n al m a n tie n e n todavfa hoy n u e stro s te a tro s) c reab an re p re se n ta c io n an te los ojos del p u e­ blo aclam ativ o . Las d isp o sicio n es de la policfa de P aris m uestran , sin to m a tic a m e n te , com o la «platea» h u b o de co n v ertirse en publico b u rg u e s. E sta s d isp o sicio n es, en cam in ad as, desde el edicto real de 1641, a c o m b a tir el a lb o ro to y la pelea, asi com o, lite ralm e n te , el h o m ic id io ,25 p ro n to tu v iero n que p re o c u p a rse no solo de la p ro te c c io n de la «sociedad» de p alcos y b alcones frente a los filous [p illo s], sino incluso tam b ien de la de u n a d e te rm in a d a p a rte del p u b lico de p la te a (del p u b lico bu rg u es, del que son p o r lo p ro n to p ro to tip o s los marcharias de la rue St. Denis, los p ro p ie ta rio s de co m ercio s de m odas y lujos: joy eros, o pticos, a lm acen istas de o b ras m u sicales y fabrican tes de gu an tes). En la p la te a se va ju n ta n d o p a u la tin a m e n te lo que, m as ta rd e , se c o n ta ra en tre los e sta m e n to s cu ltiv ad o s, y que, sin p e rte n e c e r a la capa alta g ra n b u rg u e sa , c irc u la ra p o r los salones. E n In g la te rra es aun m as claro el sesgo. El te a tro p o ­ p u la r sucum bfa p o r com pleto; en la epoca de C arlos II se m antenfa un unico te a tro en L on d res b ajo el p atro n a zg o de la Corte, «y ni siq u ie ra era frecu en tad o p o r los b u rg u e se s, sino por la a lta so cied ad » .26 Solo en la fase p o sre v o lu c io n a ria, con la tran sic io n de las com edias de D ryden a los d ra m as de C ongre­ ve, se ab ren los te a tro s a un p u b lico del que G ottsched, en los anos sesen ta del siguiente siglo, p o d rfa decir: «En B erlin se llam a a h o ra a la cosa p u b lic o » .27 Pues A lem ania posee ya, gra­ cias a los esfuerzos crfticos de G o ttsch ed y L essing, un escena­ rio fijo desde 1766 con el D eutschen N a tio n a lth e a te r. L a tra n sfo rm a c io n h a b id a p u ede o b se rv arse aun m as 76

c l a r a m e n t e en el p u b l i c o de c on ci e r t o s q u e en el p ubl i c o l e ct or o e s p e c ta do r ; esa t r a n s f o r m a c i o n no ha a c a r r e a d o c a m b i o en el pu bl i c o, sino qu e ha d a d o lug a r al «publico» m i s m o como tal. H a s t a las p o s t r i m e r i a s del siglo x v i i i siguio la m u s i c a atada a las f u n c i o ne s de la p u b l i c i d a d r e p r e s e n t a t i v a ; sigui o siendo, c om o se dice hoy, m u s i c a al uso. De a c u e r d o con ello, su f uncion social servia a la devocion y a la di gn i da d del oficio divino, a las ma gnif icencias de las r e u n i o n e s c o r t e s a n a s y, en gener al, al e s p l e n d o r de las es ce nas festivas. Los c o m p o s i t o r e s e s t a b a n e m p l e a d o s en cal i d a d de m u s i c o s de la Iglesia, de la c o r te o del concej o, y t r a b a j a b a n , igual que los e s c r i to r es de servicio p a r a sus m e c e n as , y los a c t o r es c o r t e s a n o s p a r a los s o b e r a n o s , s i g ui e n d o e n c ar g o s . Los c i u d a d a n o s a p e n a s te n i an o p o r t u n i d a d e s de oir m u s i c a fuera de la Iglesia o de u n a r e u n i on de la nobleza. En p r i m e r lugar, c o m e n z a r o n a e m a n c i p a r s e los Collegia Mus i ca p ri va d os , p a r a e s t a b l e c e r s e p r o n t o c om o reuniones p ub l i c a s de c o nc i e r t o s . La e n t r a d a de p ag o convi rt io al conci er to en m e r c a n c i a ; al m i s m o t i e m p o , a p a r e c i o algo asi como un a m u s i c a d e s v i n cu l a d a de f ines u obli ga ci on es: po r vez p ri ­ m e r a se j u n t a b a u n p ub l i c o a oir m u si c a c om o tal; u n publ i c o a m a n t e de la mus i ca , al que se le s u p o n e n p a t r i m o n i o e inst r ucc i on , ha e n t r a d o en e s c e n a . 2' El arte, d e s c a r g a d o de su s fun­ ci ones p u b l i c i t a r i o - r e p r e s e n t a t i v a s , se c o nv i e r t e en obj e t o de li­ br e el eccion y de i nc l i na ci on e s c a m b i a n t e s . El gusto, de acuerdo con el que a p a r t i r de a h o r a se or i en t a, se manif iest a en los j u i c i o s — libres y a de t r a b a s p a r a e n t r a r en c o m p e t i c i o n u no s con o t r o s — de los p r o f a n o s; p o r q u e , en el publico, t odo el mundo p u e d e a d u c i r c o m pe t e n ci a . La d i s p u t a en t o r n o del j u i c i o pr o fa no , en t o r n o del p u ­ blico c omo i n st a n c i a cri t ica, r e s u l t a e n c a r n i z a d a alli d o n d e un ci rculo de connaisseurs ha bi a v i n c u l a d o su c o m p e t e n c i a especializada con al gun privilegio social (en la p i n t u r a , p or ej empl o, que fue u n a p i n t u r a e s e n c i a l m e n t e d e s t i n a d a al e n t e n d i d o colecc i oni st a de la no bl e za h a s t a q u e el ar t i s t a se vio i mp e l i do f i n al m e n t e a q ui t a m b i e n a t r a b a j a r p a r a el m e r c a d o ) . En la misma m e d i d a se e m a n c i p a n los p i n t o r e s de las a t a d u r a s del gremio, de las de la c or t e y de las de la Iglesia; del a r t e s a n o s u r ­ ge un a ars liberalis, a u n q u e esta, e v i d e n t e m e n t e , p o r la via de] m o n o p o l i o estat al. En 164' fue f u n d a d a en Paris, b a j o Le Brune, la A c a d e m i a de las Artes; y solo t r es a no s d e s p u e s (1667) de que Co l be r t la d o t a r a con i de n t i c os pr ivilegios q ue la Acade m i e F ra n gai s e , se abr e, con el p r i m e r Salon, a la publ i c i da d. A lo s u m o diez de esas e x pos i ci ones h a b i a n t e n i do l u g a r d u ­ r a n t e el r e i n a d o de Luis X I V . 29 Solo a p a r t i r de 1737 t u v ie r o n

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un c a ra c te r reg u lar; p o r o tra p a rte , diez anos d espues, aparecen las celeb res reflexiones de La Font, que fo rm ulan p o r vez p rim e ra el p rin c ip io : «U na im agen ex p u e sta es un lib ro dado a la luz de la im p re n ta , u n a p ieza re p re s e n ta d a en escena: todo el m u n d o tien e derech o a ju z g a r sobre ello » .30 Los m u seos, igual que co n cierto s y te a tro s , in stitu c io n a liz a n el ju ic io p ro fan o en arte: la d iscu sio n se con v ierte en un m ed io de a p ro p ia rse de el. Los in n u m e ra b le s panfletos que ten fan p o r o bjeto la crftica y la apologia de las teo rfas a rtfstic a s im p e ra n te s, enlazan con las conversacio n es de salon y son, a su vez, re c ib id o s p o r ellas (la crftica de a rte com o conv ersacio n ). El cfrculo in te rn o del nuevo publico de a rte lo form an, p u es, tam b ien , en la p rim e ra m ita d del siglo x v i i i , los amateurs eclaires [aficionados in stru id o s]. En la m e d id a en que las exposiciones p u b licas a tra e n a o tro s cfrculos, e n tra n d o las o b ra s de a rte en co n tacto con un am plio p u b lico sin m ed iacio n de los e n ten d id o s, no pu ed en ya estos m a n te n e r p o r m u ch o tie m p o su p o sicio n , a u n q u e su funcion se h a hech o im p re sc in d ib le ; p o r eso son a h o ra su stitu id o s p o r los crfticos de a rte p ro fesio n ales. Como la crftica de a rte pro fesio n al ha salido, en realid ad , de los salones se ap recia bien en su p rim e r y m as relev an te re p re s e n ta n te : D id ero t escribio su Informes de Salon,31 en ju iciam ien to s a rtfstic a m e n te com pete n te s de las p e rio d ic a s exposiciones de la A cadem ia desde 1759, p a ra la Correspondencia literaria de G rim m , un escrito periodico in sp irad o p o r el conocido salon de M adam e d 'E p in ay y producido tam b ien p a ra u so d o m estico del m ism o. En las in stitu c io n e s de la crftica a rtfstic a , c o m p re n d id as la litera ria, la te a tra l y la m u sical, se o rg an iza el ju ic io profano del publico m a y o r de edad, o que se cree llegado a la m ay o ria de edad. L a n u ev a p ro fesio n que se com p ad ece con ello recibe, en la je rg a de la epoca, el n o m b re de ju e z de a rte . E ste carga con u n a ta re a p ro p ia m e n te d ialectica: se en tien de a si m ism o com o m a n d a ta rio del p u b lico y, al m ism o tiem p o , com o su pedagogo.32 Los ju e c e s a rtfstic o s p u ed en en te n d e rse a si m ism os — y en su p u g n a con los a rtis ta s este es el topos cen tra l— com o p o rtav o ces del p u b lico , p o rq u e no conocen a u to rid a d alguna fuera de la que p ro p o rc io n a el ra z o n a m ie n to , y se sienten uno con to d o s aq u ello s que se dejan co n vencer p o r arg u m en to s. Pero, al m ism o tiem p o , p u ed en v olverse c o n tra el p u b lico m ismo cuando im p u g n an en calid ad de ex p erto s el «dogm a» y la «m oda» apelan d o a la ca p a c id ad de ju ic io de los m alos alum nos. En el m ism o m arco de esa au to c o m p re n sio n , se aclara tam b ien la efectiva p o sicio n del crftico: no co n stitu y e u n a pro fesion en sentido e stric to . El ju e z a rtfstic o tien e algo de ama­ 78

teur; su p e ric ia tiene un valo r rev o cato rio ; en ella se organiza el ju ic io pro fan o , sin que su especializacion le lleve a ser o tra cosa que el ju ic io de un h o m b re p riv ad o entre to d as las dem as p erso n as p riv ad as (que no h a b ra n de ad m itir, en u ltim a in stan cia, que el ju ic io de nadie se les im p onga com o obligato rio ): ahf rad ica, p re c isa m e n te, la diferencia en tre el ju e z artfstico y el ju ez. A la vez, tiene que p ro c u ra rse au diencia ante el pleno del pu b lico , que com ienza a re b a s a r los estrechos cfrculos del salon, de las casas de cafe y de las p enas, aun en su apogeo. P ro n to se co nvierte el escrito p erio d ico — al p rincipio com o co rre sp o n d e n c ia m a n u sc rita , luego y a com o re v ista imp re s a m en su al o sem anal— en in stru m e n to p u blicfstico de esa crftica. Los p erio d ico s de crftica a rtfstic a y c u ltu ra l,33 com o in stru m e n to s que son de la crftica a rtfstic a institu cio n alizad a, son creacio n es tfpicas del siglo x v i i i . «Ya es suficientem ente notable», se m arav illa fu n d ad am en te D resdner, «el hecho de que la crftica de arte , luego de h a b e rse p asad o el m u n d o m ilenios sin ella, ap arezca de golpe en el h o rizo n te de m ediados del si­ glo x v i i i ».34 P or u n a p a rte , la filosoffa es ya solo posible como filosoffa crftica, y la lite ra tu ra y el arte son solo posibles en conexion con la crftica lite ra ria y artfstica; solo en los «periodicos crfticos» llega a su p ro p ia m e ta aquello que las obras artfsticas m ism as critican . P or o tro lado, ad q u irio tam b ien el p u ­ blico ilu stra c io n solo p o r la via de la ap ro piacion crftica de filosoffa, lite ra tu ra y a rte : solo p o r esta via llego a com prend er el p roceso vivo de la Ilu stracio n . U n fenom eno clave, en este contexto, son los sem anario s m o rales. Aun estan aqui rev u elto s los m o m en to s que luego h a b ra n de sep ararse. Los perio d ico s crfticos se han desprendido ya ta n to de los cfrculos sociales de conversacion com o de las o b ras a las que su raciocinio se refiere. Pero aquellos seman ario s co n stitu y en u n a p a rte de las d iscusiones de las casas de cafe y se en tienden aun com o piezas lite ra ria s (con razon se les ha llam ado Essays p e rio d ic o s).35 C uando Steele y A ddison sacaron en 1709 el p rim e r num ero del Tatler, eran ya las casas de cafe tan n u m ero sa s, tan am plios los cfrculos de a sid u o s ,36 que el m arco entero de estos m illares de grupos solo p o d ia ser ab arcad o p o r un p e rio d ic o .37 La n u ev a re v ista esta, p o r lo dem as, tan fn tim am en te vinculada a las casas de cafe, que p o d rfa incluso re c o n stru irse la vida de las m ism as a p a r tir de los n u m ero s sueltos de la publicacion. Los artfcu lo s del p erio d ico no solo son objeto de discusion p o r p a rte del publico de las casas de cafe, sino que son conside79

r a d o s i nc l u s o c o m o p a r t e s m i s m a s de sus d i s c us i on e s, como lo m u e s t r a la m a r e a de e s c r i to s e n vi a d o s al per io d ic o , e n t r e los cuales t enia el e di tor que elegir s e m a n a l m e n t e p a r a llevar a i m p r e n t a . Las c a r t as de los l e ct or es se i n s t i t u c i o n a l i z a r o n por la e p o c a en q ue el Spectator se d e s p r e n d i o del Guardian: en el la do de p o n i e n t e de la Casa B u t t o n se i nst al o u n a ca bez a de leon, en cuya s f au c es h a b i a de d e p o s i t a r el l e c t o r sus c a r t a s . 38 T a m b i e n la f o r m a dialogal que m u c h o s a r t i c ul os m a n t e n i a n indica la p r o x i m i d a d a la p a l a b r a h a b l a d a . La m i s m a d i s c u s i o n es t r a n s p o r t a d a a o t r o m e d i o , p r o s e g u i d a en el, p a r a vo lv er luego, a t r av es de la l e c t ur a, al o r i gi na ri o m e d i o de la c o n ve r s ac i o n . M u c h o s de los s e m a n a r i o s p o s t e r i o r e s de ese g en e r o a p a r e c e n incluso sin fecha, c om o p a r a a c e n t u a r la c o n t i n u i d a d — por asi d ec i r lo— t r a n s t e m p o r a l del p r o c e s o de i l u s t r a c i o n m u t u a . En los s e m a n a r i o s m o r a l e s 39 a p a r e c e la t e n s i o n i n t e r n a de la c on­ c e pc i on que de si t e n i a n a qu e l lo s que se s e n t i a n l l a m a d o s al p r o c e d i m i e n t o o r al de un m o d o m a s cl aro que en los per i o d i c o s p o s t e r i o r e s . Lo que p r o n t o h a b r a de e s pe c ia l i za rs e d a n d o l u ga r al e n j u i c i a m i e n t o del ar te, es t o d a vi a en esos s e m a n a r i o s a r t e y crit ica arti st i c a, l i t e r a t u r a y crit ica l i t e r ar i a a la vez. El p ub li ­ co se mi r a al e s pe j o con el Tatler, con el Spectator, con el Guar­ dian; a un no es ca p az de e n t e n d e r s e a t r a v e s del r o d e o de una reflexion s ob r e o b r a s filosoficas y l i t e r a r i a s , a r t i s t i c a s y cientificas, sino solo e n t r a n d o el m i s m o c o m o obj e t o en la «literatura». Ad d i so n se calificaba a si m i s m o c om o censor o f manners and morais; * t r a t o de o r g an i z a c i o n e s beneficas y de e s cue l as p a r a p o b r e s , p r o p u s o m e j o r a s en la e n s e n a n za , e x h o r t o a for­ ma s de s o c ia b il i d a d a c o r d e s con la mo r al , p ol e mi z o c o n t r a el vicio del j u e g o , c o n t r a el f a n a t i s m o y la p e d a n t e r i a , c o n t r a el ma l g u s t o de los e s p i ri t u s i n g en i os o s y c o n t r a la e x c e n t r ic i d a d de los sabios; t r a b a j o p o r la difusion de la t o l e r an c i a , p o r la e m a n c i p a c i o n de la m o r a l i d a d c i u d a d a n a r e s p e c t o de la teologia mo r al , de la s a b i d u r i a m u n d a n a r e s p e c t o de la filosofia lib res c a. El p u b l i c o que le leyo y c o m e n t o se vio a si m i s m o c omo tema.

6. La familia burguesa y la institucionalizacion de una privacidad inserta en el publico M i e n t r a s q ue las i n s t it u c i o n e s m a s t e m p r a n a s de la p u bl i c i d a d b u r g u e s a e s tan p r i s i o n e r a s de la no bleza d e s p r e n d i-

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Censor de modos y costum bres.

da de la co rte, en cam bio, el «gran» p u b lico , form ado en teatro s, m u seos y co n cierto s, es un p u b lico b u rg u es ta m b ie n desde el p u n to de v ista de su p ro c e d e n c ia social. Su influencia triu n fa alre d e d o r de 1750. Y a los sem an ario s m o rales, que llegaron a in v ad ir a E u ro p a en tera, coinciden con aquel gusto que h ab rfa de c o n v e rtir a la m ed io cre Pamela en un best-seller. E sos sem an ario s su rg en de n ecesid ad es de un p ublico lecto r burgues que luego p o d ra satisfacer de un m odo genuino a traves de las form as lite ra ria s de la tra g e d ia b u rg u e sa y de la novela psicologica. Las ex periencias, en las que un publico apasionado, te m a tiz a d o r de si m ism o, b u sca en te n d im ien to e ilu strac io n — en el m arco del razo n am ien to p u b lico de p erso n a s p riv ad a s dialo g an tes— , fluyen de las fuentes de u n a su b jetiv id ad especffica, cuyo h ogar, en el sentido lite ra l de la p ala b ra, es la esfe­ ra de la p e q u e n a fam ilia p a tria rc a l. Como es sabido, p ro ced en te de m u tacio n es p ro fu n d a s en la e s tru c tu ra fam iliar, que se han ido g estan d o desde v ario s siglos an tes con la tra n sfo rm ac io n cap italista, se co n so lid a la fam ilia n u c le a r p a tria rc a l com o el tipo d o m in an te en las capas b u rg u e sa s. La a risto c ra c ia u rb a n a , ev id en tem en te, en p a rtic u la r la p a risin a — que es m o d elica p a ra la del resto de E uropa— , contin u a m a n te n ie n d o «casa» y ve con m alo s ojos la in tim id ad de la vid a fam iliar b u rg u esa. E l m ero n o m b re b a sta p a ra garantizar la sucesion, que es a la vez tra n sm isio n h e re d ita ria de privilegios; y p a ra ello no se n e c e sita siq u iera del h o g ar com un del m a trim o n io , cada u no de cuyos m iem b ro s vive a m enudo en su p ro p io hotel [m a n sio n ], p a ra co in cid ir de vez en cuando en las esferas ex trafam iliares au n m as a m en u d o que en el cfrculo de la p ro p ia fam ilia. L a maitresse [q u e rid a] es u n a institucion, lo cual es sfntom a de que las relacio n es — tan fluctuantes y, sin em bargo, ta n co nvencionalizadas— de la «vida social» solo ra ra m e n te p e rm ita n u n a esfera p riv a d a en el sentido burgues. L a in tim id a d ju g u e to n a , cu an d o se da, se diferencia clara m e n te de la d u ra d e ra in tim id ad de la nueva vid a fam iliar. E sta se d esp re n d e , p o r o tra p a rte , de las v iejas form as de la com u n id ad g ra n fa m ilia r que se co n serv ab an bien, sobre todo en el cam po, to d av fa d u ra n te to d o el siglo x v i i i . — Form as fam iliares que eran p re b u rg u e sa s tam b ien en el sentido de que no se su jetab an a la d iferenciacion en tre «publico» y «privado»— . Pero ya la ab u rg u e sa d a a risto c ra c ia ru ra l inglesa del siglo X V I I parece e sta r a p a rta d a de este estilo de v id a apegado a la «casa com pleta». L a p riv atizacio n de la vida puede observarse en un cam bio estilfstico de la a rq u ite c tu ra : «En las fin81

cas de nu ev a p l a n t a se h a b i a n e f e c t u a d o a l gu na s mod i f ic ac i ones a r q u i t e c t o n i c a s . El alto v e s t i b u l o con t e ch o de vi gu e ri a [...] p a s o de mo d a . El c o m e d o r y los d o r m i t o r i o s f ue r on t r as l ada dos a la p l a n t a s u p e r i o r , en d o n d e las d i s t i n t a s f u nc i on e s que el a n t i g u o v e s t i b u l o h a b i a d e s e m p e n a d o d i e r o n a q ui l u g a r a la d i s t r i b u c i o n del e s pa c i o en un n u m e r o de c a m a r a s de magnit ud c o r r i en t e . T a m b i e n el pat io, en el q u e h ab i a t r a n s c u r r i d o b u e n a p a r t e de la v i da d o m e s t i c a , se encogi o [...] y fue trasl a da d o de su p o s i c i o n c e n t r a l en la ca sa a la f a c h a d a poster i o r » . 4tl Lo q u e T r e v e l y a n r e l a t a a q u i a c e r ca de las f in c a s r u r a l e s de la gentry * inglesa, val e en el c o n t i n e n t e p a r a las m a n s i o n e s b u r g u e s a s del siglo si gu i e n te : « E n las m a n s i o n e s p r i v a d a s mod e r n a s de las g r a n d e s c i u d a d e s h a n sido r e d u c i d o s a su mas m i n i m a e x p r e s i o n t o d os los e s p a c io s f u n c i on al es a la "casa completa": los a m p l i o s v e s t i b u l o s se h a n v i s t o r e d u c i d o s a u n mise ro z a gua n, y p o r la p r o f a n a d a c o c i na t a n solo c o r r e t e a n doncellas y c oc i n er as en l u g a r de la f ami lia y el e s p i r i tu hogar eno; per o es s o b r e t o d o n o t a b l e que los p a t i o s se h a y a n conv e r t i d o en r i n c o n e s a m e n u d o a n g os t os , h u m e d o s y malolientes [...]. Si e c h a m o s u n v is t a z o al i n t e r i o r de n u e s t r a s viviendas, e n c o n t r a m o s que la " h a b i t a c i o n fami li ar ", e s to es, la estancia c o m u n de m a r i d o , m u j e r y n ino s y se r vi c i o se ha h e c h o cada vez m a s p e q u e n a , si no ha d e s a p a r e c i d o del todo. En c a m b i o , las h a b i t a c i o n e s p a r t i c u l a r e s de los di ve rs o s m i e m b r o s de la familia h a n si do p r o v i s t a s ca da ve z m a s y co n m a y o r p r o p i e d a d . El a i s l a m i e n t o del m i e m b r o de la fami lia i nc l u so en el i n t e r i o r de la casa pas a por d i s t i n g u i d o » . 41 Ri ehl ana l i z a el p r o c e s o de p r i v a t i za ci on de la casa, qu e la lleva, c o m o el m i s m o dice en u n a ocasion, a ser m a s h a b i t a b l e p a r a c a d a i n d i vi d u o , p e r o m a s e s t r e c h a y m a s p o b r e p a r a la f a m i l i a . 42 La «pu b l i c i d ad » granf ami li a r del v es t i bu l o, en el que la s e n o r a de la casa, j u n t o al se n or , r e p r e s e n t a b a an t e s i r v i e n t e s y v e c i n d a r i o , cede a la «publi c i d a d» p e q u e n o - f a m i l i a r de la sala de es t ar , en d o n d e el mat r i m o n i o se aisla, con su s r u i d o s o s ni nos, del p e r s o n a l de servicio. Las f iest as de m a n s i o n se c o n v i e r t e n en v e l a d a s de soci edad, la h a b i t a c i o n f a m i l i a r en sala de vi si t a y en es ta se r e u n i r a n las p e r s o n a s p r i v a d a s en c a li da d de p u b l i c o: «Aquellas salas y v e s t i b u l o s f u n ci on a l e s a la casa c o m p l e t a se han r e d u c i d o a la m i n i m a e x pr es i on . El e s pa c i o m a s i m p o r t a n t e en la casa b u r g u e s a d i s t i n gu id a es, en c a m b i o , d e s t i n a d o a u n apos ent o c o m p l e t a m e n t e n uevo: al s a l o n [...]. P er o el s a l on no rinde t a m p o c o se r v i c i o a la casa, si no a la so c i e d ad , y esa socie-

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Gente bien, en especial burguesia rural.

dad esta m uy lejos de ser m e ra m e n te equivalente al estricto y fijo cfrculo de am igos de la casa» .43 La lfnea fro n teriza entre la esfera p riv a d a y la p u b lic id a d a tra v ie sa la casa. Las p e rso ­ n as p riv ad as salen de la in tim id ad de su sala de e sta r a la pub licid a d del salon; p ero u n a y o tra estan e stre c h a m en te relacion adas. Solo el n o m b re de salon re c u e rd a el origen de la discusion sociable y del razo n am ien to pub lico , su pro ced en cia: la esfera de la sociedad a risto c ra tic a . De ella se ha desp ren d id o , e n tre ta n to , el salon com o cen tro de circu lacion de los p a d res de fam ilia b u rg u eses y de sus m u jeres. Las p e rso n a s priv ad as, que c o n stitu y en aqui pub lico , no e n tra n «en sociedad»; surgen siem pre, p o r asi d ecirlo, de u n a vida p riv ad a que se h a perfilado en el espacio in te rio r de la fam ilia n u c le a r p a tria rc a l. Ese espacio co n stitu y e el lu g ar de u n a em ancipacion p sic o lo g ic a 44 coin cid en te con la em ancipacion polftico-econom ica. Aun cuando la esfera del cfrculo fam iliar no quiere sino verse in d ep en d ien te, d esp ren d id a de to d o vinculo social, am bito de la p u ra h u m an id ad , esta en u n a relacion de dependencia con la esfera del tra b a jo y del trafico m ercan til. — H asta la conscien cia de in d ep en d en cia puede en te n d e rse a p a r tir de la efectiva d ep en d en cia de ese am b ito fntim o resp ecto del ambito p riv ad o en el m ercad o — . Los p o seed o res de m ercan cias p ueden co n sid erarse, en cierto m odo, au to n o m os. En la m edida en que se h a n em ancipado de las d irectiv as y co n tro les esta ta le s, deciden lib rem en te de acu erd o con c riterio s de rentab ilidad; y en ese p ro ceso n adie es som etido a obediencia, sino que todo el m u n d o se e n c u e n tra a m erced de las an onim as leyes del m ercad o , reg id as, al p arecer, p o r u n a racio n alid ad eco­ nom ica que le es in h e re n te . E sta s leyes estan p ro v istas de la g aran tfa ideologica del in tercam b io ju s to , y h an de p o sib ilita r, en general, la su p eracio n de la coercion m ed ian te la equidad. U na a u to n o m ia de las p erso n as p riv a d a s de este estilo, b asad a en la disposicion sobre la p ro p ie d a d y re alizad a tam b ien en cie rta m e d id a a trav es de la p a rtic ip a c io n en el trafico comercial, no p o d ia m enos de encau zarse re p re se n ta tiv a m e n te . La au to n o m ia del p ro p ie ta rio en el m e rcad o coincide con u n a autorre p re se n ta c io n de los h o m b res en la fam ilia, a cuya in tim idad, a rra n c a d a — a lo que p a re c e — a la co n striccio n social, subyace, en v erd ad , u n a au to n o m ia p riv a d a ejercid a en el m u n d o com petitivo de los negocios. U na au to n o m ia p riv a d a que reniega de su origen econom ico, u n a au to n o m ia que cae fuera del am bito de la au to n o m ia de que goza el co m p etid o r en el m ercad o (comp e tid o r que se da to n o con esa a u to n o m ia), p resta , p ues, tam bien a la fam ilia b u rg u e sa consciencia de si m ism a. E lla parece 83

l i b r e m e n t e f u n d a d a p or i n d i v i d u o s libres y p a r e c e m a n t e n e r s e sin c o n s t r i c c i o n al guna; p a r e c e b a s a r s e en la d u r a d e r a co muni dad a m o r o s a de a m b o s c o ny u gu e s ; p a r e c e d e p o s i t a r i a del libre d e s ar r o l l o de t o d a s las c a p a c i d a d e s q u e perfilan a la per sona l idad cu l t i v ad a . E s o s t r es m o m e n t o s : l i b e r t a d volit iva, comun i d a d a m o r o s a e i n s t r u c c io n , d a n l u g a r a u n a idea de h u m a n i dad que se e n t i e n d e c o m o i n h e r e n t e a ella y que, c i er t am en te, le fija p o r vez p r i me r a , y de un m o d o a b s o l u t o , su posi ­ cion: la e m a n c i p a c i o n — p o r t a d o r a a u n del eco de las sentencias a c er ca de lo p u r a o m e r a m e n t e h u m a n o — de la i n t i m i d a d del s uj e t o , r eg i d a y d e s p l e g a d a de a c u e r d o con sus p r o p i a s leyes, r e s p e c t o de f i n al id ad e s y obj e t i vos e x t e r n o s de c u a l q u i e r clase. Es a idea, s e gu n la cual la esfera i n t i m a pequ e n o- fa mi liar se c o n s t i t u y e po r si m i s m a , choca, de t o d o s m o d o s , con las f unci one s r eales de la familia b u r g u e s a , y ese c h o q u e se registr a en la co n s ci e nc i a del b u r g u e s m i s m o . P o r q u e , n a t u r a l m e n t e , no esta la fami lia li br e de la c o n s t r i cc i o n a la que la s oc i ed a d b ur g u e s a , c o m o t oda s, la s o me t e . Ella d e s e m p e n a u n rol perf e c t a m e n t e c i r c u n s c r i t o en el p r o ce s o de v a l o ri z ac i o n del ca pi ­ tal. C o m o m a r c o gene al ogi co, g a r a n t i z a la c o n t i n u i d a d p e r s o ­ nal, o b j e t i v a m e n t e e n c a u z a d a en la a c u m u l a c i o n de capi t al y ancl ada j u r i d i c a m e n t e en la libr e t r a n s m i s i o n h e r e d i t a r i a de la p r o p i e d a d . Ella es f unci ona l , s o b r e t o do , c o m o a g e n t e social, a la dificil m e d i a c i o n c o n s i s t e n t e en m a n t e n e r e s t r i c t a m e n t e las exi genc i as social es n e c es a r i a s p r e s e r v a n d o u n a a p a r i e n c i a de lib e r t a d . F r e u d ha d e s c u b i e r t o el m e c a n i s m o de i nt e r n al i z a c i on de la a u t o r i d a d p a t e r n a ; sus d i s c ip ul o s h a n r e l a c i o n a d o ese mec a n i s m o , d e s de un p u n t o de vista psi c osoci ol o gi c o , con el tipo de la fami lia n u c l e a r p a t r i a r c a l . 45 S i e m p r e v e n d r i a a coi ncidi r, s e gun estos, la a u t o n o m i a del p r o p i e t a r i o en el m e r c a d o y en el se no de la p r o p i a e m p r e s a con la d e p e n d e n c i a de la m u j e r y de los n i no s r e s p e c t o del p a d r e de familia; la a u t o n o m i a pr iv ad a de alli se t r a n s f o r m a r i a a q u i en a u t o r i d a d y c o n v e r t i r i a en ilusor ia a q ue ll a p r e t e n d i d a l i b e r t a d volitiva del i n di vi duo . T a m ­ b ie n la f o rm a c o n t r a c t u a l del m a t r i m o n i o , que p r e s u p o n e la au­ t o n o m a d ec l a r a c i o n de v o l u n t a d de a m b o s c o n t r a y e n t e s , seria u na ficcion; y, s o b r e t o do, el en l ace m a t r i m o n i a l , en la m e d i d a en que la fami lia es p o r t a d o r a de capital, no p o d r i a p e r m a n e cer al m a r g e n de c o n s i d e r a c i o n e s t ales c o m o su m a n t e n i m i e n to y r e p r o d u c c i o n . (La a m e n a z a c o n n a t u r a l a la idea de la com u n i d a d a m o r o s a ocup a , c o m o conflicto e n t r e a m o r y r az o n [ m a t r i m o n i o de c o n v e n i e n c i a s ] , a la cr ea c i o n l i t e r ar i a h as ta nuestros dias, y no solo a la literatura.)46 Finalmente, tambien

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las necesidades p ro fesio n ales v endrfan a c o n tra d e c ir u n a idea de la in stru ccio n , segun la cual le es dado a ella el pon erse como fin en si m ism a. P ro n to ha enten d id o Hegel como la instruccion, la form acion, e sta en cad en ad a al nucleo del tra b a jo social, nucleo al que no le es dado reco n o cerse como bu rg u es. La vieja contrad iccio n p ro sig u e h a s ta hoy en la d isp u ta entre la form acion de la p erso n alid ad , p o r u n a p a rte , y la m era instruccion p o sib ilita d o ra de oficio, p o r la otra. Si las necesid ad es de la sociedad b u rg u esa hacen tam b ale a r ta n severam en te a la a u to co m p ren sio n de la fam ilia como un a esfera de la h u m a n id a d c o n stitu id a en su intim idad, no son en cam bio m era ideologfa las ideas de lib ertad , am or y formacion n acid as de las experiencias de la esfera p riv ad a pequenofam iliar. E stas ideas son tam b ien re a lid a d en su calidad de disposicion m e n ta l con peso objetivo en la configuracion de la m ism a in stitu cio n , y sin su v alo r subjetivo no po d rfa reproducirse la sociedad. Con el especifico concepto de h u m an id ad se extiende en tre la b u rg u e sia u n a concepcion de lo existente que p ro m e te u n a co m p leta red en cio n resp ecto de las constricciones del m ism o sin evadirse en un m as alla. El tra sc e n d e r de la in m an en cia fijada es el m o m en to de verdad, la ideologfa b u r­ guesa d estaca de en tre las ideologfas; en sus p rim e ro s com ien­ zos, p re c isa m e n te allf donde la experiencia de la Humanitat * 47 tiene su p u n to de a rra n q u e : en la h u m an id ad de la intim a relacion de los h o m b res com o m eros h o m b res al resg u ard o de la fam ilia.48 En la esfera de la in tim id ad p eq ueno-fam iliar las p e r­ sonas p riv ad as se conciben a si m ism as com o in d ependientes incluso de la esfera p riv a d a de su actividad econom ica (precisam en te com o h o m b res que p u ed en c o n tra e r relaciones «puramente humanas»). No por casualidad se convierte el siglo x v i i i en un siglo de in tercam b io e p is to la r ;49 escribiendo ca rtas se ro b u stece el individuo en su subjetividad. En los p rim ero s tiem pos del trafico de co rreo — m edio de tra n s p o rte principalm ente u til a los nuevos perio d ico s— , sirve ya la c a rta p a ra la corresp o n d e n c ia in te le c tu a l asi com o p a ra la co rtesfa fam iliar. Pero todavfa la carta familiar «bien escrita» del siglo x v i i , que b rin d a de a n tem an o a los conyuges «am or m a trim o n ia l y fideli-

* Humanitat es un latinismo introducido en la lengua ale mana en el siglo xvl. Da a la nocion de hum anidad (Menschlichkeit, en alem an) una cualificacion de civilidad. Como se observara con la lectura de la nota 47, valfa la pena registrar aqui la peculiaridad de Humanitat en vez de traducirla sin mas por «humanidad» como se hace en otras ocasiones. 85

dad», o que ase g u ra al sen o r p a d re y a la sen o ra m a d re la obediencia de los n in o s, vive de las secas p a rtic ip a c io n e s, de los «periodicos» que h a b rfa n de a u to n o m iz a rse luego con un ro tu lo pro p io . L a n o v ia de H e rd e r tem e ya, en cam b io , que sus c artas «no con ten g an sino n a rra c io n » , «dejandole a u ste d en condicio­ nes de c o n sid e ra rm e u n a b u e n a e sc rito ra de p e rio d ic o s» .50 En la era del se n tim e n ta lism o , las c a rta s son re c e p ta cu lo s an tes aptos al desahogo del corazon que a la «fr(a n oticia» (la cual, cuando llega a ser m en cio n ad a, re q u ie re discu lp a). La c a rta es co n sid erad a, segun el lexico de la epoca — que ta n to debe a G ellert— , « e sta m p a del alm a», u n a « v isita del alm a»; las c a rta s qu ieren ser e scritas con sangre del corazon, q u ieren ser — precisam en te p o r eso— llo ra d a s .51 El in te re s psicologico crece desde el com ienzo en la doble relacio n consigo m ism o y con los o tro s: la a u to o b serv acio n e n tra en u n a conexion en p a rte curiosa, en p a rte e m p a tic a con las co nm ociones an fm icas del otro Yo. El d iario se co n v ierte en u n a c a rta d e stin a d a al re m ite n te ; la n a rra c io n en p rim e ra p e rso n a , en m onologo d e stin a d o a re ­ c e p to r ajeno; am b o s co n stitu y e n en la m ism a m ed id a experim en to s con la su b je tiv id a d d e sc u b ie rta en las re lacio n es fntim as p eq u en o -fam iliares. E sta, com o re c in to m as fntim o de lo p riv ad o que es, esta c o n tin u a d a m e n te in s e rta en p u b lico . Lo c o n tra rio de la intim id a d lite ra ria m e n te m e d ia d a es in d iscrecio n , no p u b lic id ad com o tal. Las c a rta s ajen as no solo se p re s ta n y tra n sc rib e n ; m uchos in te rc a m b io s e p isto la re s estan y a de a n te m an o , com o m u e stra n en A lem ania los ejem plos de G ellert, G leim y G oethe, p rev isto s p a ra la im p re n ta . U n giro expresivo c o rrie n te de la epoca co nfirm aba el a c ie rto de la c a rta co n seguida diciendo que estab a «a p u n to de im p ren ta» . Asi se explica a p a r tir de la su b jetiv id ad — d ire c ta o in d ire c ta m e n te in s e rta en la p u b lic i­ dad— de los in te rc a m b io s ep isto la re s y de los d iarios fntim os el origen del genero tfpico y de la p ro p ia d isp osicion lite ra ria de ese siglo: la n ovela b u rg u e sa , la d e sc rip c io n psicologica en form a autobiografica. Su m as te m p ra n o y p o r m ucho tiem po influyente ejem plo, la Pamela (1740) de R ich ard so n , surgio precisam en te de la in ten cio n de este de h a c e r u n a c a rta m odelo incluible en las a p re c ia d as colecciones que de ellas se hacfan. S u b re p tic ia m e n te se le co n v ierte al a u to r en a su n to cap ital la n arra c io n , com o tira d a p o r u n a cinta. Pamela lleg ara a convertirse en m odelo no de c a rta s, sino de novelas en form a epistolar. N o solo R ic h a rd so n m ism o sigue con Clarissa y Sir Charles Grandison con el genero que ha d e sc u b ie rto . C uando R ousseau, con la Nouvelle Heloise y luego G oethe con las Werther Lei­ 86

den se sirven de la form a de la n ovela ep isto lar, es ya im posible h acer m a rc h a a tra s. Las p o strim e rfa s del siglo se m ueven gozosam ente y con so ltu ra en el te rre n o de la subjetividad, apenas explorado en sus com ienzos. Las relacio n es en tre au to r, o b ra y p u b lico cam bian: llegan a c o n v e rtirse en in te rre la cio n e s fntim as de las p e rso n as p ri­ vadas psico lo g icam en te in te re sa d a s en lo «hum ano», en el autoconocim iento, asi com o en la co m p en etracio n . R ich ard so n llora con los p e rso n a je s de sus novelas ex actam en te igual que sus lectores; a u to r y le c to r m ism os se co n v ierten en p ro ta g o n istas que «se expresan». S terne, p a rtic u la rm e n te , consigue un refin am ien to del pap el del n a rra d o r p o r m edio de reflexiones, de llam am ien to s, casi h a s ta de indicacio n es escenicas; todavfa pone en escena la novela p a ra el publico contextu alizado, no con fines de d ista n c ia m ie n to , sino p a ra e n m a sc a rar c o m p letam en te la diferencia en tre el ser y el p a re c e r.52 L a re a lid ad com o ilusion c read a p o r el nuevo genero tiene en ingles el n o m b re de fiction: con ello se la desp o ja de su calidad de meramente fingida. P or vez p rim e ra consigue c re a r la novela b u rg u e sa aquel estilo de realism o que a u to riz a a todo el m undo a p e n e tra r en la accion lite ra ria com o su stitu tiv o de la p ro p ia accion, a to m a r las relaciones en tre los p erso n ajes, en tre el lector, los p e rso n aje s y el a u to r com o relacio n es su stitu tiv a s de la realidad. T am bien el d ram a de la epoca se convierte en fiction, a trav es de la in tro d u ccio n de la « cu arta p ared » , no m enos que la novela. La m ism a M adam e de Stael, que fom en tab a en su casa el extravagante ju e g o de sociedad co n sisten te en re tira rs e todos los presentes, luego de la com ida, p a ra escrib irse u n o s a otros c arta s, llego a te n e r consciencia de que las p e rso n a s se convertfan a si m ism as y a las dem as en sujets de fiction. La esfera del publico se o rig in a en las capas — m as amplias— de la b u rg u esia, p o r lo p ro n to , com o aplicacion y, al m ism o tiem p o , co n sum acion de la esfera de la in tim id ad pequeno-fam iliar. Sala de e sta r y salon se en c u e n tra n bajo el m ismo techo, y com o la p riv a c id a d de u n a n e c e sita de la publicidad de la o tra, com o la su b jetiv id ad del individuo privado esta in se rta desde el com ienzo en la p u b licid ad , tam b ien en la li­ te ra tu ra co n v ertid a en fiction estan am b as co nectadas. P or un lado, el lector, co m p en etran d o se, re p ite las relaciones privadas d elin ead as en la lite ra tu ra ; rellen a la fingida in tim id ad con experiencias p ro ced en tes de la re a lid a d y se pone a p ru e b a en aquella p a ra esta. Por o tro lado, la in tim id a d lite ra ria m e n te m ed iad a desde el p rin cip io , la su b jetiv id ad lite ra ria m e n te capaz, se co nvierte, efectivam ente, en la lite ra tu ra de un am plio 87

publico lector; las p e rso n a s p riv a d a s c o n v e rtid a s en publico razonan ta m b ie n p u b lic a m e n te sobre lo lefdo y lo in tro d u c e n en el pro ceso co m u n m en te im p u lsad o de la ilu stra cio n . Dos anos d espues de la ap aricio n de Pamela en el escen ario lite ra rio se fundo la p rim e ra lib re rfa p u b lica; clubs de lib ro s, cfrculos de lecto res, lib rerfas de su scrip cio n crecen ra p id a m e n te y perm iten que la le c tu ra de nov elas se co n v ierta en un h a b ito de las capas b u rg u e sa s (en un tiem p o en el que, com o en In g la te rra a p a rtir de 1750, el v olum en de v e n ta s de los p e rio d ico s d iario s y de los sem an ario s se dobla en un c u a rto de sig lo ).53 E sas ca­ pas b u rg u e sa s co n stitu y e n el p u b lico que se h a ido form ando desde tie m p o a tra s en las te m p ra n a s in stitu c io n e s de las casas de cafe, de los salones y de las Tischgesellschaften, y que a h o ra ad q u iere u n a te x tu ra u n ifo rm e g racias a la in sta n c ia m ed iad o ra de la p re n s a y de su c rftic a p ro fesio n al. E llas form an la p u ­ b licid ad de un racio cin io lite ra rio en el cual la su b jetiv id a d de origen fntim o y p eq u en o -fam iliar llega a un en te n d im ien to consigo m ism a y ace rc a de sf m ism a.

7. La relation de la publicidad literaria con la publicidad politica E l p ro ceso en el cual el p u b lico co m p u esto p o r p e rso ­ nas p riv ad as ra c io c in a n tes se a p ro p ia de la p u b lic id a d regla m e n ta d a desde a rrib a , co n v irtie n d o la en u n a esfera de crftica del p o d e r p u b lico , se c o m p le ta con la tra n sfo rm a c io n del funcio n am ien to de la p u b lic id a d lite ra ria , d o ta d a y a con organizaciones del p u b lico y con p la ta fo rm a s de d iscusion. M ediado p o r esa p u b lic id a d lite ra ria , ap arece ta m b ie n el m arco experi­ m en tal de la p riv a c id a d p u b lic a m e n te in se rta en la p u b licid a d polftica. La re p re se n ta c io n de los in te re se s de u n a esfera privatiz ad a de la econom fa m e rc a n til es in te rp re ta d a con ay uda de ideas d e sa rro lla d a s en el humus de la in tim id a d pequeno-fam iliar: la Humanitat tien e aqui su em p lazam ien to genuino y no, com o o cu rrfa en su m o d elo griego, en la p u b lic id a d m ism a. Con el nacim ien to de u n a esfera de lo social, p o r cuya reg u lacion p u g n a la opin io n p u b lic a con el p o d e r p u b lico , h a experim entado u n a rem o cio n — en co m p aracio n con los an tig u o s— el tem a de la m o d e rn a p u b licid ad , d esp lazan d o se de las ta re a s propiam en te p o lfticas de la ciu d ad an fa c o m u n ita ria m e n te activ a (adm in istra c io n de la ju s tic ia en el in te rio r, au to afirm acion en el exterior) a las m as bien civiles ta re a s de u n a sociedad publica88

m ente ra c io c in a n te (la seg u rid ad del trafico m e rc an til). La tarea p o litica de la p u b licid ad b u rg u e sa es la regulacion de la sociedad civil (a diferencia de la res publica);53 con las experiencias de u n a esfera p riv ad a in tim izad a a las espaldas, p o r asi decirlo, la p u b licid ad b u rg u e sa hace frente a la a u to rid a d mon a rq u ic a estab lecid a; en ese sentido, se puede d ecir de ella que ha tenido a la vez, desde el p rin cip io , un c a ra c te r polem ico y privado. A l m odelo griego de p u b licid ad le faltan am bas caracterfsticas: p o rq u e el status priv ad o del sen o r de la casa, del que, com o ciudadano que es, depende su status politico, se basa en el dom inio sin a p a rie n c ia alguna — m ediada p o r la intim idad— de lib ertad ; y agonal es el c o m p o rta m ien to del b u rg u es solo en la com peticion de los negocios, que re p re se n ta u n a aparen te form a de luch a c o n tra el enem igo externo y no, p o r ejemplo, en la d isp u ta con el p ro p io gobierno. La dim en sio n de la polem ica, en el seno de la cual la p u b licid ad consiguio eficacia p o litica d u ra n te el siglo x v i i i , se ha d esa rro lla d o ya, en el curso de los dos siglos a n te rio re s, en la co n tro v ersia ju rfd ic o -e sta tal en to rn o al p rin cipio del dom inio absoluto. L a lite ra tu ra apologetica del secreto de E stado da v ida lingufstica al m edio con cuya ayuda puede el soberano afirm ar su so b eran id ad (jura imperii): p re c isa m e n te los arcana imperii, aquel catalogo com pleto de p ra c tic a s secretas com puesto p o r M aquiavelo que habfan de g a ra n tiz a r el m an te n im ien to del dom inio sobre el p u eb lo m en o r de edad. A la p ra c tic a del secreto se le o p o n d ra luego el p rin cip io de la p u b lic id a d .54 Los oposito res de la epoca se cuestio n an si la ley depende del arbitrio del soberano o si la a u to rid a d de este debe solo ejercerse sobre el fundam ento de u n a ley. Por legislador entienden ellos eviden tem en te, p o r esa epoca, a la asam b lea de estam en to s: la polem ica de los o p o sito res de la m o n arq u fa, de los m onarcom acos, vive aun de la ten sio n en tre el sob eran o y los estam entos senoriales, p ero se dirige ya c o n tra la m ism a b u ro c ra c ia absolu tista con la que la polem ica b u rg u e sa se en sa n ara m as tarde, desde finales del x v i i . Incluso en M ontesquieu se mezclan, en la lu ch a con el enem igo com un, am bos frentes y a m enudo h a sta la in d istin g u ib ilid ad . El unico c riterio de distincion posible de la vieja y la nueva p olem ica es el estricto concepto de la ley, que contiene la idea de ju s tic ia no solo en el sentido de los derechos legftim os, sino la idea de legalidad im p u e sta mediante n o rm a s generales y a b stra c ta s. C iertam ente, la tra d ic io n filosofica, ta n to la aristo telic a com o la cartesian a, conocen la categorfa de la lex generalis o universalis; p ero en el am bito de la filosoffa social y de la po89

lftica fue in tro d u c id a , im p lfcitam en te, p o r H obbes, y definida ex p resam en te p o r vez p rim e ra p o r M o n te sq u ie u .55 «W hoever has the legislative or sup rem e p o w er o f any co m m onw ealth, is b o u n d to govern by estab lish ed stan d in g law s, p ro m u lg a te d and know n to th e p eople, and n o t by ex tem p o rary d e c r e e s ...» 56 Locke atrib u y e a la ley, a diferen cia de la ord en y de la disposicion, constant and lasting fo rc e }1 En la lite ra tu ra francesa del siglo siguiente h a b ra de p re c isa rse esa c a racterizacio n : «Les lois... sont les ra p p o rts n ecessaires qui d e riv e n t de la n a tu re des ch o ses» .58 Son reglas racio n ales d o tad as de c ie rta gen eralid ad y duracion. Un g obierno a base de d ecreto s y edictos es considerado p o r M o n tesq u ieu une mauvaise sorte de legislation.“ Con ello se p re p a ra la su b v ersio n del p rin cip io inapelable del dom inio ab so lu to form ulado p o r la te o rfa del E stad o de H ob­ bes: veritas non auctoritas fa c it legem.* En la «ley», su p rem a en carnacio n de las n o rm as gen erales, a b stra c ta s y p e rm a n e n te s, a cuya m e ra ejecucion tiene que re d u c irse el dom inio, esta conten id a u n a ra c io n a lid a d en la que lo ju s to converge con lo ju stific a d o . H isto ric a m e n te , la exigencia p o lem ica de ese tipo de ra cio n alid ad , enfren tad o a la p ra c tic a secreta de la a u to rid a d soberana, se ha d e sa rro lla d o en conexion con el ra zo n am ien to publico de las p e rso n a s p riv a d a s. Asf com o el arcanum sirvio al m a n te n im ie n to de u n a dom in acio n b a sa d a en la voluntas, asf tam b ien la p u b lic id a d h a b ra de serv ir a la im p osicion de una legislacion b a sa d a en la ratio. Y a Locke vincula la ley dada a conocim ien to publico con un common consent, y M o n tesquieu la red u ce finalm ente a raison humaine; pero esta reserv ad o a los fisio cratas, com o v erem os m as a d e la n te ,60 el rela c io n a r explfcitam ente la ley con la razo n que se m an ifiesta a trav es de la opinion p ublica. Se d e sa rro lla en la p u b lic id ad b u rg u e sa u na conscien cia p o litica que consigue a rtic u la r la idea y la exigencia de leyes g enerales y a b s tra c ta s c o n tra p u e sta s al dom inio ab so lu to , y que ap ren d e finalm ente a a firm a rse a si m ism a — es decir, a la opinion p u b lica— com o la u n ica fuente legftim a de esas leyes. En el curso del siglo x v i i i la opinion p u b lica exigira la co m p eten cia leg islativ a p a ra u n a s n o rm as que solo a ella deben el co n ten id o p o lem ico -racio n alista. Los c rite rio s de g e n e ra lid a d y a b stra c c io n que caracterizan a la n o rm a legal tien en que r e s u lta r evidentes a las p e r­ sonas p riv ad as, las cuales, en el p roceso co m unicativo de la p u b licid a d lite ra ria , se cercio ran de su su b jetiv id ad p ro ce d en te * 90

La verdad y no la autoridad hace la ley.

de la esfera i nt i ma. P o r q u e , en ca l i da d de pu bl i c o, e s t a n y a esas p e r s o n a s p r i v a d a s b aj o la ley taci t a de u n a p a r i d a d e nt r e los i n s t r u i d o s , ley cuya a b s t r a c t a u n i v e rs a l i d a d c o n s t i t u y e la un i c a g a r a n t i a de qu e los i n di vi d u os s u b s u m i d o s a ella c o m o « m e ro s h o m b r e s » s e r a n r e s p e t a d o s en su s ub je t i vi d a d . Las f o r m u l a s r e v o l u c i o n a r i o - b u r g u e s a s de «igualdad» y «l iber tad», l uego enq u i s t a d a s , c o n s e r v a n aq ui t od a vi a su v i v a ci da d: el r a z o n a m i e n ­ to p u b l i c o del p ubl i c o b u r g u e s se lleva a ca bo al c o mi enz o, sin t o m a r en c u e n t a los r a n g o s y j e r a r q u i a s s oci al es y polit icas p r ee x i s t e n t e s , de a c u e r d o con r egl a s g e n er al e s que, al r e s t a r est r i c t a m e n t e aj en a s a los i nd i vi duo s c o m o tales, g a r a n t i z a n un es pac i o al d e s a r ro l lo lit er ar i o de su i n te r i o r i d a d ; al ser g e n e r a ­ les, un es pac i o a lo m a s indi vi dual ; al ser obj e t i va s, un es pacio a lo m a s s u bj e t i vo; al ser a b s t r a c t a s , un e s p a c i o a lo m a s concreto. Al m i s m o t i e m p o , el r e s u l t a d o del r ac io c i n io p ub l i c o bajo t ales c i r c u n s t a n c i a s r e c l a m a r ac i o n a l i d a d ; de a c u e r d o c on esa idea de r ac i o n a l i d a d , u n a o p i ni on p u b l i c a n a c i d a de la fuerza del m e j o r a r g u m e n t o p r e t e n d e e s t a r en p o s e si on de la c a p a ­ ci dad r a c i o c i n a n t e — m o r a l m e n t e p r e t e n c i o s a — que i n t e n t a hacer u n a y la m i s m a cosa de lo c o r r e c t o y de lo j u s t o . La op in io n p ub l i c a ha de c o i nci di r co n la « na t u r a l ez a de la c o s a » . “ Por eso p u e d e n las «leyes» — a las qu e la o p i ni on p u b l i c a qui e r e a h or a d i s p o n e r p a r a la esfera social— , j u n t o a los c ri t er io s f or ma l e s de g e n e r a l i d a d y a b s t r a c c io n , exigir t a m b i e n p a r a si el c r it er io m a t e r i a l de r ac i o n a l i d a d . En ese s e n t i d o d e c l a r a n los fi si oc r a t as que solo la opinion publique c on oc e el ordre naturel y lo hac e visible p a r a qu e p u e d a el m o n a r c a i l u s t r a d o convertirlo, en f o r m a de n o r m a g ener al, en f u n d a m e n t o de su accion. — Por ese c ami no ha de c on ve r g er la d o m i n a c i o n con la raz on . La a u t o c o m p r e n s i o n de la p u b li c id a d politica, manif est a d a en la c a te go r i a c e nt r al de la n o r m a legal, es m e d i a d a por la co ns ci e nc i a i n s t i t u c i o n a l i z a d a de la p ub l i c i d a d lit er ar i a . Por lo g ener al, a m b a s f o r m a s de p u b l i c i d a d e n c a j a n b i e n u n a con otra. En a m b a s se f o rm a un p ub li c o de p e r s o n a s p r i v a d a s cuya a u t o n o m i a , b a s a d a en la d is p os ic i o n s o br e la p r o p i e d a d pr i vada, qu i e r e m a n i f e s t a r s e en la es fera de la familia b u r g u e s a como tal, q u ie re r ea l iz a r s e i n t i m a m e n t e en un con t e x to de a mor , li­ b e r t a d y f o r ma ci on; en u n a p a l ab r a: c o m o Humanitat. L l a m a m o s a la esfera del m e r c a d o la es fera p r i va d a ; a la esfera de la familia, c o m o n u c l e o de lo p r i v ad o , esfera inti­ ma. E st a se p r e s u m e i n d e p e n d i e n t e de aquella, c ua nd o , en r e a ­ lidad, es c o m p l e t a m e n t e caut i va de las n e c es i d a d e s del m e r ­ cado. La a m b i v a l e n c i a de la familia, el se r a la vez a g en t e so­ cial y t a m b i e n , en ci er t o mo d o , a n t i c i p a d a e m a n c i p a c i o n de la

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sociedad, se m a n ifie sta en la p o sicio n de los m ie m b ro s de la fam ilia; p o r un lado, a cau sa de la d o m in acio n p a tria rc a l se m an tie n e n u n id o s, y p o r el o tro , esta n v in cu lad o s uno a otro p o r la in tim id a d h u m an a. Com o h o m b re p riv a d o es el b u rg u e s las dos cosas en u na: p ro p ie ta rio sobre b ien es y p e rso n a s y, al m ism o tie m p o , h o m b re e n tre los h o m b re s, bourgeois y hom ­ me. T am bien la p u b lic id a d p e rm ite o b se rv a r esa am b ivalencia visible en la esfera p riv ad a; no se sabe b ien si las p e rso n a s p ri­ vadas se p o n en de a cu erd o qua h o m b re s en el racio cin io lite ra ­ rio acerca de experien cias de su su b jetiv id ad , o b ien si las p er­ sonas p riv a d a s se p o n e n de ac u e rd o qua p ro p ie ta rio s en el raciocinio politico acerca de la reg u lacio n de su esfera priv ad a. El cfrculo de p e rso n a s de am bas form as de p u b lico ni siq u iera coincide p o r co m p leto : las m u jeres y los eco n o m icam en te dep en d ie n te s estan factica y ju rfd ic a m e n te excluidos de la p u b li­ cidad politica; m ie n tra s que el p u b lico le c to r fem enino, asf como el form ado p o r a p ren d ices y c ria d o s, tie n e a m en u d o u n a particip acio n m as fuerte en la p u b lic id a d lite ra ria que los propieta rio s y p a d re s de fam ilia. Sin em b arg o , en los estam e n to s in stru id o s se da a am b as form as de p u b lic id a d el m ism o va­ lor: la p u b licid ad ap arece en la au to c o m p re n sio n de la opinion pu b lica com o u n a e indivisible. T an p ro n to com o las p erso n a s priv ad a s no solo dialoguen qua h o m b re s sobre su su b jetiv id ad , sino que q u ieran ta m b ie n , qua p ro p ie ta rio s , in te rv e n ir en el p o d er publico de acu erd o con sus in te re se s co m unes, se rv ira la Humanitat de la p u b lic id a d lite ra ria a la eficacia de la p u b li­ cidad po litica. Finalmente, la publicidad burguesa desarrollada acaba basandose en la ficticia identidad de tas personas priva­ das reunidas en calidad de publico en sus dos roles de propietario y hombre. L a identificacion del p u b lico del « p ro p ietario » con el del «hom bre» se co n su m a ta n to m as cu an to m as el status de las p e rso n a s p riv a d a s b u rg u e sa s sum a, p o r lo com un, la c a ra c te rfstic a de la p ro p ie d a d y la de la in stru cc io n . La ficcion de una de las p u b lic id a d e s, sobre to d o , esta, em pero, amp a ra d a en el h ech o de que ella ha sido, efectivam ente, vehfculo de funciones im p o rta n te s en el c u ad ro de la em an cipacion polftica de la sociedad b u rg u e sa re sp e c to del re g la m en to m ercantilista y, en general, resp ecto del an tig u o reg im en: p o rq u e ha vuelto el p rin cip io de la p u b lic id a d c o n tra las a u to rid a d e s estab lecid as, p u ed e desde el p rin cip io co n v erg er la funcion objetiva de la p u b lic id a d p o litic a con la au to c o m p re n sio n a d q u irid a m ed ian te las c a teg o rias de la p u b lic id a d lite ra ria , y puede tam bien converger el in te re s del p ro p ie ta rio p riv a d o con la lib e rta d 92

indivi dual. La f o r m u l a b a s i c a de Locke c o n s i s t e n t e en la preser­ vation o f property s u b s u m e sin p r e o c u p a c i o n e s , baj o el ca pitul o « p r o p i ed ad » , life, liberty and estate de un p l u m a z o ; asi de facil r e s u l t a b a e nt o n ce s — por r e c o g e r u n a d if er enc i a ci on del j o v e n Ma r x — i de nt i f ica r e m a n c i p a c i o n polit ica y e m a n c i p a c i o n «huma na».

93

III.

8.

Funciones polfticas de la publicidad

El caso modelico de la evolution inglesa

U na p u b licid ad que hace las veces de p u b lic id ad polftica surge en Inglaterra en el cambio de siglo entre el x v i i y el x v iii. Las fuerzas em penadas en conseguir influencia en las decisiones del p o d er e sta ta l apelan al publico ra c io c in a n te p a ra leg itim ar sus exigencias ante esta nuev a trib u n a . En conexion con esa p ra c tic a , la asam b lea de e sta m e n to s se tra n sfo rm a en un P arlam en to m o d ern o , p ro ceso de rem o cio n que, evid en tem en te, se d e sa rro lla a lo largo de todo el siglo. Pero esta p o r explicar p o r que en In g la te rra tien en lugar, m ucho an tes que en otros pafses, conflictos que son d irim id o s con la p a rticip a cio n del publico. T am bien en el c o n tin en te se da, com o in sta n c ia apelativa, un a p u b lic id a d lite ra ria . En el c o n tin en te esa p u b lic id ad se vuelve p o r vez p rim e ra v iru le n ta ; de to d o s m o d o s, bajo la tu te la del m e rc a n tilism o , el p re d o m in io del m odo de produccion ca p ita lista llega ta n lejos com o en la In g la te rra p o ste rio r a la G loriosa R evolucion. En In g la te rra su rg iero n, en la segunda mitad del siglo x v i i , un gran numero de companfas nuevas que su ste n ta b a n y a m p liab an a la m a n u fa c tu ra te x til y a la industria sid e ru rg ic a — sobre to d o — , y tam b ien a la fab ricacion de papel. A l tra d ic io n a l e n fre n ta m ien to en tre landed y moneyed interests [in te re se s h acen d ad o s y a d in e ra d o s], que en Inglaterra , con tod o , no llevaba la im p ro n ta de un conflicto de clases rad ical (en In g la te rra p ro n to se c o n v irtie ro n los hijos de la a risto c ra c ia a g ra ria en co m e rc ia n tes exitosos, y a m en u d o consiguio tam b ien la a lta b u rg u e sia p ro p ie d a d e s a g ra rias n o ta ­ b le s ),1 se le su p erp o n fa a h o ra un nuevo conflicto de in te re ses: el en fre n ta m ien to en tre los in te re se s re stric tiv o s del capital 94

com ercial y financiero, de un lado, y los in te re ses expansivos del cap ital m a n u fa c tu rero e in d u stria l, del o tro .2 Ese conflicto llego a consciencia a com ienzos del siglo x v i i i ; solo a p a rtir de entonces dejan de ser commerce y trade sinonim os sin m as de manufacture e industry. Con ese conflicto evidentem ente se re ­ produ ce un an tag on ism o , ya tfpico en las fases te m p ra n a s del desarro llo cap italista, en tre los in tereses de u n a generacion an­ te rio r, in se rta d a y fijada ya en el m ercad o , y u n a generacion p o ste rio r obligada a ex p lo rar y c re a r m ercad o s p a ra las nuevas ram as del com ercio y la in d u stria . Si esa constelacion se h u b ie ra lim itad o , com o o cu rrio aun en tiem p o s de los T udor, al estrech o cfrculo de los merchant-princes [co m erciantes acaudala d o s], p ro b a b le m e n te no h u b ie ra n apelado am bas p a rte s a la nueva in sta n c ia del publico. Pero en la In g la te rra posrevolucion aria, el en fren tam ien to que, com o tal, se p ro p ag a a p a r tir de las esferas del capital, co m p ren d e a capas m as am plias precisam ente en la m e d id a en que el m odo de p ro d uccion ca p ita lista va im poniendose. Y en la m ed id a en que va surgiendo de esas m ism as capas e n tre ta n to , un publico ra c io c in a n te, re su lta b a n a­ tu ra l que el p a rtid o en cada caso m as debil c o n sid e ra ra la posibilidad de d ar a la p u b licid ad la d isp u ta politica. H acia el cam bio de siglo, p e n e tra la d isco rd ia p a rtid a ria h a sta en la poblacio n excluida del derecho a voto. T res aco n tecim ien to s de los anos 1694-1695 dan la p a u ta del com ienzo de ese d esarro llo . La fundacion del Banco de Ing la te rra significa, d istin ta m e n te a los casos de las bolsas de Lyon y A m sterdam , la e n tra d a en u n a nueva etap a del capitalism o ; esa fundacion a u g u ra la consolidacion, sobre la base de un m odo de p ro d u ccio n c a p ita lista revolucionado, de un sistem a solo suste n tad o h a sta entonces p o r el trafico co m ercial.3 L a abolicion de la in stitu cio n de la c e n su ra p rev ia significa u n a nueva etapa en el d esarro llo de la p u b licid ad ; p o sib ilita la p en etracio n del ra zo n am ien to en la p re n sa , p erm itie n d o que esta se desarrolle h a sta co n v ertirse en un in stru m e n to que im pele a que las decisiones polfticas sean to m ad as ante la nueva trib u n a del publico. El p rim e r gabinete de G o b ie rn o 4 significa, en fin, una nueva etap a en el d e sa rro llo del P arlam en to ; es un p rim e r paso por el largo cam ino de la p a rla m e n ta riz a c io n del po d er estatal, que ac a b a ra llevando a la conversion de la m ism a p u b licid ad p o lfticam en te activ a en un organo estatal. Y a en los anos seten ta del siglo x v i i el G obierno se h ab ia visto n ec e sita d o de p ro clam acio n es p a ra p o d er h ac er frente a las co nversaciones de las casas de cafe; las casas de cafe pasaban p o r in cu b ad o ras de agitacion p o litica: «Men have assu­ 95

m ed to th em selv es a lib erty , n o t onely in coffehouses, b u t in o th e r p laces and m eetin g s, b o th p u b lic an d p riv a te , to censure and defam e th e p ro ceed in g o f S tate, by speaking evil o f th in g s they u n d e rs ta n d not, and en d eav o u rin g to c reate and n o u rish an u n iv ersal je a lo u sie and d issa tisfa c tio n in th e m in d s o f all His M ajesties good su b je c ts^ .5 Con la Licencing Act cae en 1695 la ce n su ra previa; la R eina e x h o rta v a ria s veces a los d ip u tad o s p a ra que re s ta u re n la cen su ra, p e ro en vano. Es v e rd a d que la p re n sa su c u m b ira a la e s tric ta Ley sobre el libelo (Law o f L i­ bel)6 y a las re stric c io n e s im p u e sta s p o r los n u m ero so s privilegios de la C orona y el P a rla m e n to ; ta m b ie n el im p u e sto de tim ­ b re ,7 decidido en 1712, tuvo com o co n secu en cia un re tro c e so tra n s ito rio : bajo la tira d a de la p re n sa , se red u jo el alcance de los perio d ico s y algunos llegaron a d e sa p a re c e r p a ra siem pre. Pero, c o m p a ra d a con la del re sto de los E sta d o s euro p eo s, la p re n sa inglesa gozaba de u n as lib e rta d e s excepcionales. H arley es el p rim e r e sta d ista que sabe a p ro v ec h ar la nueva situ acio n . C o m p ro m ete a lite ra to s del estilo de Defoe — al que se h a llam ad o el p rim e r p e rio d ista — , el cual defiende la causa de los whigs * no solo, com o h a s ta entonces, en pan fleto s, sino en los nuevos p erio d ico s. El hace p o r vez p rim e ra del «esp fritu p a rtid a rio » un public spirit. La Review de Defoe, el Observator de T u tch in y el Examiner de Swift son d iscu tid o s en clubs y casas de cafe, en el h o g a r y en la calle. Los m ism os W alpole y B o lin g b ro k e se dirig en a la p u b lic id a d . En h o m b res com o Pope, Gay, A rb u th n o t y Sw ift se da u n a conexion de lite ra tu ra y p o litic a co m p arab le a la u n io n de lite ra tu ra y periodism o e n c a rn a d a p o r A ddison y Steele. Como es obvio, en n in g u n m o m en to llego a e sta r la p re n sa im p o rta n te , d u ra n te e sta p rim e ra decada, en m an o s de la oposicion. La L ondon Gazette, que fue d u ra n te m u ch o tiem ­ po la u n ica h o ja g u b e rn a m e n ta l — hecha al viejo estilo, con no­ ticias escu etas, to d as ellas lim ita d a s a la « c o y u n tu ra polftica»— , fue co m p le ta d a en 1704 con la Review, de a p a ric io n trise m a n a l, y cuyo sitio ocupo en 1711 el Examiner. En las p o strim e rfa s del rein ad o de la re in a Ana, se e n fre n ta ro n los whigs al Mercator, fundado en 1713, con el British Merchant. B ajo Jorge I com enzo la d ecada de p re d o m in io de los whigs; p ero ellos, que en 1722, con el L ondon Journal, co n sig u iero n el p erio d ico m as im ­ * Whigs = liberales. La oposicion clasica de la politica inglesa entre whigs y tories (conservadores) se remonta al siglo xvii, cuando se suscito la lucha por la subordinacion o no subordinacion de la Corona al Parlam ento. 96

p o r t a n t e y de m a y o r di vul ga ci on de la e p o c a , 8 no f ue r on los c r e a d o r e s del p e r i o d i s m o po lit ico de g r a n estilo, sino los tories — que h a M a n p a s a d o a ho r a a la op osi c i on— , b a j o la di r ecci on de B o l i n g br o k e : «La n o v e d a d c on s eg u id a po r la o po s i c io n fue la cr ea c i o n de u n a o p i ni on p op ul a r . B o l i n g b r o k e y sus amigos e n t e n d i e r o n que se t r a t a b a de f o r m a r u n a o p i n i o n p ub li c a conc e n t r a d a en un p u n t o y d o t a d a de i m p u l s o s volit ivos ho moge neos, ca p az de i m p u l s a r la vi d a p ol hi c a. Agi t a ci on p o p u l a r y griteri o de c on s ignas , i n t r a n q u i l i d a d y a l b o r o t o s no e s t a b a n a u n a la o r d e n del dla [...] T a m p o c o h a bi a a un a s a m b l e a s p ub li c a s r e g u l a r e s [...] La o p i n i o n p ub l i c a e s t a b a m a s b i e n o r i e n t a d a p o r otr o f actor: p or la f u n d ac i o n de un p e r i o d i s m o independ ie nt e q ue se vio a s! m i s m o a f i r m a d o frente al G o b i e r n o y que convi rt io en a s u n t o c o r r i e n t e el c o m e n t a r i o critico del, y la o p o ­ sicion p ub li c a al, G o b i e r n o » . 9 En el v e r a n o de 1726 a p a r ec i er o n , c o m o p r e l ud i o , p or as! decirlo, de la «larga oposicion», t r es sati r a s de la epoca i n s p i r a d a s por B o l i ng b r ok e : el Gulliver de Swift, la Dunciad de P op e y las Fables de Gay; B o l i n g b r o k e edi to en n o v i e m b r e del m i s m o an o el p r i m e r n u m e r o del Crafts­ man, la p l a t a f o r m a polit ica de la opo si c io n h a s t a la e m ig r ac i o n del e di tor a F r a n ci a en 1735. Con esta r evist a, a la que siguio l uego el Gentleman's Magazine, la p r e n s a se c o nv i e r t e p or vez p r i m e r a y de un m o d o p r o p i o en el o r g an o cr it ico de un pub l i c o p o l h i c a m e n t e r ac i o c i n a n t e , se c o n v i e r t e en fourh Estate, en « c u a r t o poder ». El c o m e n t a r i o y la cr it ica c o n s t a n t e s de m e d i d a s adopt a d a s p o r la C or o n a y de r e s o l u c i o n e s del P a r l a m e n t o , convert i da s m e r c e d a t o d o ello en inst it uc i o n, t r a n s f o r m a r o n al p o d e r publico, l l a m a d o a h o r a a c o m p a r e c e n c i a an t e la t r i b u n a de la p u bl i c i d ad . El p o d e r er a a h o r a «publico» en u n dobl e sentido. El g r a d o de d e s a r ro l l o de la p u b l i c i d a d se m e d i r a de a h o r a en a d e l a n t e de a c u e r d o con el nivel de d i s p u t a e nt r e el E s t a d o y la p r en s a , d i s p u t a que d u r a r a el siglo e n t e r o . 9a Las c a r t a s de J u n i u s , a p a r e c i d a s en el Public Advertiser d es d e el 21 de n o ­ v i e m b r e de 1768 ha s t a el 12 de ma y o de 1772, i n d i c an — con su estilo p r e c u r s o r del ar r icul o e d i tor ial polit ico— ese nivel, perf e c t a m e n t e d i s t in gui b l e a dist anci a. Se ha l l a m a d o a esa serie de a r ri cul os s a t h i c o s «p i o ne ro s de la p r e n s a m o d e r n a » , 10 porque en ellos se i m p u t a n p u b l i c a m e n t e al rey, a m i n i s tr o s , a al tos mi l i t a re s y a j u r i s t a s m a n i o b r a s poHticas, y se d e s c u b r e n conexi ones m a n t e n i d a s en s e c r e t o y de r el ev anc i a po lh ic a, de un m o d o que, d es d e e n t o n c e s, r e s u l t a m o d e li c o p a r a u na p r e n s a critica. El P a r l a m e n t o d i s po ne de u n i n s t r u m e n t o f re n t e a este

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g en e r o de critica: el pr ivilegio — p r o c e d e n t e de los t i e m p o s en que p u g n a b a con la C o r o n a — de m a n t e n e r en s e cr e t o las discu s i o n e s p a r l a m e n t a r i a s . En 1681 fue c i e r t a m e n t e a u t o r i z a d a la p u bl i c a c i o n de los votes, lo qu e dio l u g a r a a l a m b i c a d a s n o t i ­ cias s o b r e d e t e r m i n a d o s r e s u l t a d o s de las d i s c u s i o n e s h a b i d a s en el P a r l a m e n t o ; 11 p e r o el P a r l a m e n t o insi stia con r e s o l u c i o n en la p r o h i b i c i o n de h a c e r de las d i s c u s i o n e s m i s m a s algo accesible a la p u bl i c i d a d. Con e x t r e m a ca ut e l a, d es d e la s u b i d a al t r o n o de la r e i na Ana, se d e d i c o The Political State o f Great Britain a u n a es pec i e de c r on i c a p a r l a m e n t a r i a , t a r e a de la que ya se c u i d a b a el H istorical Register de s de 1716. E v i d e n t e m e n t e , a m b o s p e r i o d i c o s pr i vi l e g i an al G o b i e r n o de t u r n o , de m o d o que la o po s i c i on t ie ne qu e c o n t e n t a r s e con n ot i c ia s o p o r t u n a s a c er ca de los d is c ur s os m a s i m p o r t a n t e s de sus r e p r e s e n t a n t e s a p a r e c i d a s en las h o ja s s e m a n a l e s , o con u n a c o m p i l a c i o n de los di s c u r s os en f o r m a de folleto. D e s d e c o m i e n z o s de los anos t r ei nt a, en el nu ev o cl i ma de cr it ica polit ica c r e a d o p o r Craft­ sman, el Gentleman's Magazine, y p r o n t o t a m b i e n su adversario, el London Magazine, da n n ot i c i a de los d e b a t e s p a r l a me n tari os. El P a r l a m e n t o se vio en la n e c es i d a d de ir r e n o v a n d o la p r o h i b i c i o n de las p u b li c ac i o n e s . Las vi e j as d is p o s i c i o n e s acabar o n l l e ga n do a un p u n t o , en 1738, en que h a s t a u n a p u b l i c a c i o n de los d e b a t e s h a b i d o s e n t r e u n a y o t r a r e u n i o n p a r l a m e n t a r i a tenia que ser c a st i ga da c om o un breach o f privilege}2 Wi l ke s , c o m o alderman de L o n d r e s , fue el p r i m e r o en p o n e r f uera de j u e g o el pr ivilegio p a r l a m e n t a r i o — no j u r i d i c a m e n t e , p e r o si de h e c h o — : no hizo c u m p l i r la p e n a i m p u e s t a al r e d a c t o r del Evening Post p or breach o f privilege [ r u p t u r a de p r i ­ vi l e gi o] . La exc l usi on de la p u b l i c i d a d de la s d i s c u s i o n e s p a r ­ l a m e n t a r i a s 13 no p o d i a y a m a n t e n e r s e p o r m u c h o t i e m p o en u n a epoc a en que u n a « Me mor y» de Wo o d f a l l con vi r t i o al Morning Chronicle en p e r i o d i c o l o n d i n e n s e de v a n g u a r d i a , al r e p r o d u c i r l i t e r a l m e n t e dieciseis f i l t r ac i one s de d i s c u r s o s p a r l a m e n t a r i o s sin c o m u n i c a r l o a la t r i b u n a de la C a m a r a de los C o m u n e s — lo que e s t a b a e s t r i c t a m e n t e p r o h i b i d o — . En el ano 1803, el spea­ ker * r e s e r v o p or v ez p r i m e r a un p u e s t o en la t r i b u n a a los p e r i o d i s t a s ; d u r a n t e casi u n siglo h a b i a n e n t r a d o i l e gal ment e. Per o solo con la r e c o n s t r u c c i o n del P a r l a m e n t o , t r a s el incendio de 1834, f u e r o n i n s t a l a d a s t r i b u n a s p a r a los i n f o r m a d o r e s (dos an os d e s p u e s de qu e el p r i m e r Reformbill [ Pr oy e c to de ley de r e f o r m a ] c o n v i r t i e r a al P a r l a m e n t o , d u r a n t e t a n t o t i e m p o c r i t i ca d o p o r la o p i n i o n pub l i c a, en u n o r g a n o de esta).

* Aqui tiene el sentido de presidente del Parlamento. 98

E sa tra n sfo rm a c io n d u ra cerca de m edio siglo. Su contin u id ad la hace p a rtic u la rm e n te a p ro p ia d a p a ra e stu d iar las crecientes funciones de co n tro l politico d esem p enadas p o r el pu­ blico racio cin an te. In g la te rra era el unico E stado en el que, a finales del siglo x v i i , h a b ia conseguido im p onerse, al acab ar la g u e rra civil religiosa, u n a C o nstitucion que, c iertam en te, no acab ab a de a n tic ip a r las revoluciones b u rg u e sas co n tin en tales de los siglos X V I I I y xix, pero que, con la realizacion de varios elem entos del E stad o de D erecho (Habeas Corpus Act, Decla­ ration o f Rights), las h acia superfluas en su propio te rrito rio . En un nivel del c ap italism o en el que com ienza a d esarro lla rse el cap ital in d u stria l, p ero sujeto todavfa al p red o m in io del ca­ p ita l com ercial in te re sa d o en la conservacion del viejo m odo de p ro d u ccio n , los dirig en tes re p re s e n ta n te s del moneyed inte­ rest [in teres de los sectores ad in erad o s] p ro cedfan de las capas con serv ad o ras de la a lta b u rg u esia, que m an ten fa m uchos puntos de co n tacto con la nobleza. Los m iem b ro s de am bas coincidfan en el P arlam en to sobre la base de u n a c ierta hom ogeneidad social de im p ro n ta a ris to c ra tic a .14 En eso, las clases social y econom icam ente dirigentes habfan llegado en 1688 tam b ien al p o d er p olitico. La C am ara de los Com unes p erd io el c a ra c te r de asam b lea de estam en to s, p ero no solo p o rq u e en ella se reun fan en creciente m ed id a p er­ sonas n o m b ra d a s p o r las clases d o m in an tes, en vez de delegados de las co rp o racio n es. O currio m as bien que, desde el p rincipio, las capas b u rg u e sa s del estam en to m edio (p ro testan te , com er­ cial e in d u stria l), a cuyos in tereses c a p ita lista s h ab ia servido en su b stan cia la R evolucion, pero sin darles in m ed iata rep resen tacion p a rla m e n ta ria , se c o n stitu y ero n en algo asf com o una corte p a rla m e n ta ria c o n sta n te m e n te en aum en to . Asf segufan — dotados b ien p ro n to de organos p u b licfstico s— las discusiones y deci­ siones p a rla m e n ta ria s en calidad de p ublico critico; lo m ism o si p erten ecfa la m ay o ria a la poblacion con derecho a voto, como en L ondres y W estm in ster, 5 que si p erten ecfa a la m asa de los d esp ro v isto s de ese derecho. La tran sfo rm acio n funcional del P arlam en to no se red u ce exclusivam ente al hecho de que el rey soberano quede vinculado a la B ill o f Rights [D eclaracion de D erech o s], lo que le re b a ja al P arlam en to . La diferencia cualita tiv a re sp e c to a la situacion a n te rio r es la nueva relacion del P arla m e n to con la pu b licid ad , que acaba convirtiendo a las discusiones p a rla m e n ta ria s en un asu n to p len am en te publico. A hora que no p o d ia p re sc in d ir del P arlam en to , el rey estab a obligado a a seg u rarse en su seno un firm e apoyo. El surgimiento del en fren tam ien to en tre wighs y tories, con la di­ 99

visa de la resistance los u n o s, del Divine Right los o tro s, la escision del P a rla m e n to en « p artid o s» en el m o m en to de la polem ica en to rn o a la Exclusion Bill — « partidos» cuya lu cha viene a su b s titu ir a la a n te rio r d isp u ta en tre P a rla m en to y country [p a is], p o r un lado, y C orona y chancellors [c a n c ille re s], p o r el o tro — , to d o ello esta en conexion e s tru c tu ra l con los intereses objetivos de los d istin to s gru p o s sociales. La evolucion p a rla m e n ta ria de esas «fracciones» p u ed e e n ten d erse, sin em ­ b argo, to m a n d o solo en c u e n ta el nuevo cam po de b a ta lla que es el P a rla m e n to , d e sa rro lla d o a lo larg o del siglo siguiente en tre el racio cin io publico de un publico critico y la influencia c o rru p to ra de un rey obligado a un ejercicio in d irecto del m ando. La m in o rfa so m etid a en el P a rla m e n to p u ed e en todo m o­ m ento refu g iarse en la p u b lic id a d y a p e la r al ju ic io del publico; la m ayoria, m a n te n id a g racias a la c o rru p c io n ,16 se ve obligada a leg itim ar la authority de que dispone con la reason que le d isp u ta la oposicion. E sa situacion se d e sa rro lla luego de aquel in te rc am b io de p o sicio n es efectuado cu an d o el p a rtid o de la resisten cia de los whigs se in stalo en el G obierno d u ra n te una generacion, y viceversa, los ja c o b is ta s le g itim ista s tu v iero n que re c u rrir al ejercicio de la re siste n c ia en el te rre n o del orden revo lu cio n ario . A p a r tir de 1727, gracias a la eficacia del Crafts­ man, surgio u n a oposicion siste m a tic a que, a veces, llego a conta r incluso con algo p a re c id o a un gab in ete en la som bra, h a sta que en 1742 las co n tro v e rsia s p o lfticas fuera del P arlam e n to llegaron al gran p u b lico a trav es de la lite ra tu ra y la p ren sa . Los tories a d o p ta ro n la teo rfa de los o ld whigs; los modern whigs en el G obierno, la p ra c tic a de los tories. L a oposicion polftica en el p lan o n acio n al h a b ia sido h a s ta ento n ces posible com o in te n to de im p o n er v io le n ta m e n te los p ro p io s in tere ses recurrien d o a la form acion de grupos a n tig u b e rn a m e n ta le s y a la g u e rra civil; ah o ra, m ed ia d a p o r un publico rac io cin a n te, tom ab a la form a de u n a c o n tro v e rsia d u ra d e ra en tre el p a rtid o de la oposicion y el del G obierno. A p a r tir del m otivo del dfa, se extiende la discusion a todos los topics o f government [asuntos de g o b ie rn o ]; se d iscu te sobre la se p aracio n de p o d eres, sob re las lib e rta d e s inglesas, sobre p a trio tis m o y co rru p cio n , partid o y fraccion, sobre la c u estio n de la legalidad de las nuevas relaciones en tre o posicion y G obierno, y se llega a p a rtir de aqui h a s ta las elem en tales cu estio n es de la an tro p o lo g fa politica. Del racio cin io p u b licfstico de esa d ecad a de los tre in ta p ro cede la teo rfa de la oposicion d e sa rro lla d a p o r B olin g b roke m ism o en relacio n a su an tro p o lo g fa p e s im is ta .17 B o lin g b ro ke expone ahora la relacio n en tre in te re se s p riv ad o s y p u b lico s com o relacion

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en tre court y country, en tre in pow er y out o f power, en tre pleasure y happiness, passion y reason: la oposicion, como coun­ try-party, es p re s e n ta d a com o d ep o sitarfa de la razon y la ju sticia frente al court-party co rro m p id o p o r influence. D esde com ienzos del siglo X V I I I se hizo h ab itu a l disting u ir lo que p o r entonces se llam ab a sense o f the people de los resu lta d o s electo rales oficiales. Com o m e d id a m as ap ro x im ad a de aquel se te n ia a los re su lta d o s p ro m ed io de las elecciones en los co ndados. The sense o f the people, the common voice, the general cry o f the people y, finalm ente, the public spirit denotab an , a p a r tir de entonces, u n a m ag n itu d de la que la oposicion se p o d ia re c la m a r; con su ayuda, en efecto, consiguio obligar, en v arias ocasiones, la oposicion a W alpole y a su m ayoria p a rla m e n ta ria al p acto . 8 Tales aco n tecim ien to s no p u e d en ser co n sid erad o s evid en tem en te aun como signos de u n a especie de dom inacion de la opin io n publica. Las v e rd a d e ras relaciones de p o d er p u ed en a p re c ia rse m e jo r en la futilidad e ineficacia de las p eticio n es m asivas frecu en tem en te organizadas desde 1680. Es v e rd ad que en 1701 y en 1710 su cedieron a p eticio n es de ese estilo las co rre sp o n d ie n te s disoluciones del P arlam e n to ; p ero no se tra ta b a , en el fondo, m as que de m eras aclam aciones de las que el rey se apro v ech ab a. E sto se p uso m as ta rd e de relieve cuando, en tre 1768 y 1771, en conexion con la WilkesAgitation, no siguio a las n u m ero sas peticio n es de condados, ciudades y zonas la exigida disolucion del P a rla m e n to : el rey no te n ia el m e n o r in te re s en exponerse a los p eligros de u n as nuevas elecciones h a b id a c u e n ta de lo aco m o d aticia que re su lta b a la m ay o ria p a rla m e n ta ria existente. N i siq u iera la disolucion del P a rla m e n to en 1784 (con m otivo de la cual llego a afirm ar el rey, en un d iscu rso an te la C am ara de los C om unes que se ha hecho celebre, que se sentfa obligado to recur to the sense o f people), se debe en p rim e ra in sta n c ia a la p resio n de esa «opinion p o p u la r» .19 N o o b sta n te , ju n to a los g randes p eriodicos nuevos, com o el Times (1785), surgen p o r esos anos las dem as instituciones del publico p o lfticam en te ra c io c in a n te. En tiem pos de W ilkes au m en to la en v e rg a d u ra y la frecuencia de los public meetings. T am bien en ese m o m en to se form o un b u en n um ero de asociaciones polfticas. Las v eintiseis country-associations fundadas en 1779 a im agen y sem ejanza de la Y o rk sh ire Associa­ tion, se d ed icaro n a o rg an izar p eticio n es acerca de cuestiones tales com o la financiacion de la guerra, la refo rm a del Parlamento, etc. Es verdad que ya a finales del siglo x v i i se reunfan los p a rla m e n ta rio s en relajad o s clubs. Pero todavfa en 1741 le 101

re su lta diffcil al Gentleman's Magazine c a ra c te riz a r a los diputad o s electos segun su o rie n ta c io n p o litica; de n in g u n m odo p o d ia estab lecerse, p o r lo g en eral, su c la ra v in cu lacio n partid aria. Solo a com ienzos del siglo X V I I I consiguen los p a rtid o s u n a base o rg an izativ a fuera del P a rla m e n to , outdoors,* fundada en las petitions,** en los public meetings y en las political asso­ ciations. Con la fundacion de com ites locales consiguen su prim e ra e s tru c tu ra o rg an izativ a ro b u sta . En 1792, tre s anos desp u es del estallid o de la R evolu­ cion francesa, el p u b lico p o lftic a m e n te ra c io c in a n te es indirecta m e n te reco n o cid o en su funcion de crftica p u b lic a p o r un discurso de Fox ante la C am ara de los C om unes. P o r vez p rim e ra se h a b la en el P arlam en to de public opinion en el e stric to sentido de esta locucion: « It is certain ly rig h t an d p ru d e n t to con­ sult the p u b lic o p in io n [...] I f th e p u b lic o p in io n did n o t h a p p en to sq uare w ith m in e; if, a fte r p o in tin g out to th e m th e danger, they did n o t see it in th e sam e lig h t w ith m e, or if th e y con­ ceived th a t a n o th e r rem ed y w as p re fe ra b le to m ine, I should co n sid er it as m y due to m y king, due to m y C ountry, due to m y h o n o u r to re tire , th a t they m ig h t p e rsu e the plan w hich they th o u g h t b e tte r, by a fit in stru m e n t, th a t is by a m an w ho th o u g h t w ith th e m [...] b u t one th in g is m o st clear, th a t I o u ght to give th e p u b lic th e m ean s o f form ing an o p in io n » .20 Tan n o ta ­ ble com o la afirm acio n es el m otivo m ism o de ella: Fox esta a rre m e tie n d o c o n tra P itt, que en 1791, p re sio n a d o p o r la opi­ nion p ublica, o rganizo de nuevo los p re p a ra tiv o s de u n a g u e rra con R usia. El rac io c in io p o litico del p u b lico ha llegado a articu larse de ta l m odo que en el u m b ra l del siglo xix d esem p en a y a el p ap el de un p e rm a n e n te c o m e n ta ris ta c ritico , a rre b a ta n d o la exclusiva al P a rla m e n to y co n v irtie n d o se en el in te rlo c u to r oficial de los d ip u ta d o s. Fox h a b la m ira n d o al pu b lico ; they [ello s], los sujetos de la public opinion, no e sta ra n ya p o r mucho tiem p o excluidos, com o strangers, de las d iscusiones parlam e n ta ria s. El a b so lu tism o p a rla m e n ta rio se ve obligado a ceder p a u la tin a m e n te su so b eran ia. T am poco se h a b la ya de sense o f people, ni m en o s de la opinion v u lg a r o common. Public opinion se dice ah o ra; ella se form a en la d iscu sio n p u b lica, luego de que el publico , p o r m ed io de la educacion y la in fo rm acion, h ay a sido

* Literalm ente, fuera de casa, extram uros; se refiere al reconocimiento de la actividad externa, publica, no parlam entaria de los partidos. ** Peticiones, suplicas; uno de los procedim ientos del derecho comun a recurrir contra la Corona. 102

p u esto en condiciones de form arse u n a opinion fundada; de ahf hace la m axim a foxiana de ofrecer al p u b lico the means o f form ing an opinion [los m edios ad ecuados p a ra form arse u n a o p in io n ]. D u ran te las c u atro decad as siguientes la discusion se tra s la d a a la am pliacion del derecho a voto; finalm ente, dos anos despues de la R evolucion de ju lio , se a p ru e b a el Reformbill que rev isab a la o b so leta d istrib u cio n de las c ircu n scrip cio n es electo ra le s, y se reconoce ta m b ie n a h o ra a la m u ltip lic a d a clase m e­ dia, de la que se re c lu ta b a la m asa del p u b lico ra cio cin a n te, el derech o a la cogestion politica: de los p o r entonces cerca de 24 m illones de h a b ita n te s podfan v o ta r a h o ra casi un m illon. Las condiciones n ec e sa rias p a ra la tra n s ito ria era de un govern­ ment by public opinion fueron co m p letad as en 1834 con el llam ado Tamworth Manifestum de Peel; p o r vez p rim e ra publicaba un p a rtid o su p ro g ra m a electoral. L a opinion p u b lic a se form a en la d isp u ta arg u m e n ta l alre d e d o r de un asu n to , no acrfticam en te en el apoyo o rechazo — p le b isc ita ria o ingenuam ente m an ip u lad o s— , apoyados en el common sense, de p erso n as. Por eso n e c e sita b a com o objeto, antes las c ircu n sta n cias definidas, que las p e rso n a lid a d e s p ro m in e n te s. Los conservadores p u b lic a ro n su p ro g ra m a ; los whigs hacfan, p o r la m ism a epoca, el siguiente exh o rto electoral: «R em em ber th a t you are now fighting for th in g s, n o t m en - for th e re a l co nsequences o f yo u r re fo rm » .21 [« jR eco rd ad que a h o ra luch am o s p o r cosas, no p o r h o m b res: nos b a tim o s p o r las au te n tic a s consecuencias de v u e stra reform a!».]

9.

Las variantes continentales

T am bien en F ran cia surge — no an tes, de todos m odos, de la p rim e ra m itad del siglo x v i i i — un p u b lico po lfticam en te racio cin an te. Pero no logra in stitu c io n a liz a r efectivam ente sus im p u lso s p o litico s an te s de la R evolucion, como h acia el publico ingles de la m ism a epoca. Sin ap ro b acio n de la cen su ra no se p o d ia p u b lic a r u n a sola lfnea, y asf no p o d ia d e sarro lla rse un v erd a d e ro p erio d ism o p o litico ; la p re n sa p erio d ica en su con­ ju n to segufa siendo raq u ftica. La h o jilla oficial sem anal Mercure de la France te n ia todavfa en 1763, a p e sa r de ser el periodico de m ay o r divulgacion, no m as de 1.600 ab o n ados, de los cuales cerca de un tercio vivfa en P aris, o tro s 900 en p ro vincias y el re sto se d istrib u fa en el ex tran jero . A escondidas se lefan tam 103

bien, evid en tem en te, los p erio d ico s in tro d u c id o s ilegalm ente, sobre todo los h o la n d e s e s .22 N o solo se echa en falta un p e rio d ism o po litico cultivado, sino que ni siq u ie ra existfa u n a a sa m b le a de estam en to s bajo cuya influencia p u d ie ra irse c o n stitu y e n d o p a u la tin a m e n te u n a re p re se n ta c io n p o p u la r: los E sta m e n to s g enerales no han sido convocados d esde 1614. Los p a rla m e n to s ex isten tes, las Cor­ tes S uprem as de Ju sticia, que re p re s e n ta n la u n ic a fuerza p o ­ litica no co m p le ta m e n te d ep e n d ie n te del Rey, estan form ados no p o r la elite de la b u rg u esia, sino p o r los a b u rg u e sad o s poderes in term e d io s en la m ed id a en que h an p o d id o re s is tir y afirm arse frente al reg im en ab so lu tista. F a lta tam b ien , finalm ente, la base social de aq u ellas in stitu c io n e s. C ierto que especuladores y b a n q u e ro s, m a n u fa c tu re ro s tra fic a n tes, co m p rad o re s al p o r m ay o r y a rre n d a ta rio s — no la b u rg u e sia co m ercial y fabril en general— estan ya bajo la R egencia a d isp o sicion de la alta b u rg u esia, en cuyas m anos e stab a to d a la riq u e z a de la nacion. Pero no estan en condiciones de a c tu a r sobre la disposicion de la nacion ; no se unen, com o en In g la te rra , a la a risto c ra c ia y al alto funcio n ariad o (noblesse de robe23) * d an d o lu g ar a u n a capa alta h o m o g en ea que, ap o y ad a en un solido p restig io , pudiera re p re s e n ta r frente al rey los in te re se s de las clases capitalista s en form acion. Las d iferencias e sta m e n ta le s son e stric ta s. Es v erdad que los co m ercian tes ricos, n o rm a lm e n te en la te rc e ra generacion, consegufan un tftulo n o b ilia rio , sobre todo los que tenfan alg u n a canonjfa en las a ltu ra s fu n cio n ariales o relacion con ellas; p ero la o b ten cio n del tftu lo les sep a ra b a de la esfera de la p ro d u c c io n y la d istrib u c io n . — A m ed iad o s de siglo el Abbe Coyer hizo to m a r consciencia de ese p ro b le m a en un panfleto, in titu la d o La noblesse commergante, que gozo de n o tab le divulgacion.— P or otro lado, la nobleza, excluida del com ercio y la in d u stria, asf com o de la b a n c a — o cu paciones to d as ellas no estam e n ta le s— , se hizo d ep en d ien te eco n o m icam ente de la Co­ ro n a: desde el p u n to de v ista b u rg u es, esto es, desde el p u n to de v ista del tra b a jo p ro d u c tiv o , se la c o n sid e ra un estam en to p a ra sita rio cuya irre le v a n cia p o litic a es co m p e n sa d a con privilegios fiscales y p a te n te s reales. El rey m ono p o liza p o r comp leto el p o d e r p u b lico . Es el negativo de la ig u ald ad b u rg u esa: todos, excepto el u n ico rey (y m a g istra d o ), son su b d ito s p o r igual, to d o s estan p o r igual som etid o s a la a u to rid a d su perior, to dos son p e rso n a s p riv a d a s, cuya esfera es, sean o no burgue* 104

Aristocracia togada.

ses, la societe civile — una form acion diffcil de c ap tar, desde el p u n to de v ista de la teo rfa de las clases, en el siglo x v i i i — . De m uchos m odos esta aun la b u rg u e sia em butida, p o r asf decirlo, en el E stad o estam en tal, com o lo m u e stra n los roles feudales desem p en ad o s p o r los p a rla m e n to s b u rg u eses y la asim ilacion a la nobleza de la alta burg u esia; y de diversas m an eras da e n tra d a la n o bleza en sus salones al estilo in telectu al ilustra d o de los in telectu ales b u rg u eses antes que a los burgueses m ism os. Pero la b u rg u esia, la nobleza y la C orona desem penan funciones tan d iversas y tien en status ta n especfficos, que facilm ente p u ed en d istin g u irse los «sectores» en el m odelo teorico: el politico, el econom ico y el que hace las veces de «sociedad».24 En la p rim e ra m ita d del siglo la crftica se ocupa de los «filosofos», a p e sa r de M ontesquieu, de la religion, la lite ra tu ra y el a rte ; solo en la epoca de la p u b licacio n de la Enciclopedia se d e sa rro lla la in ten cio n m o ral de los filosofos h a sta hacerse, al m enos in d ire c ta m e n te, p o litica. La E nciclopedia esta p en sad a com o em p resa p u b licfstica de gran en v e rg ad u ra.25 Por eso R o b esp ierre pudo c e le b ra rla m as ta rd e com o «capftulo prim ero de la R evolucion». En el u ltim o tercio del siglo aparecen clubs del tipo de la asociacion m ascu lin a que se h ab ia reu nido en el Club de l'E n tr e s o l26 — in sp irad a en las ideas inglesas— , clubs que, en cierto m odo, c o n tin u ab an los B ureaux d 'E sp rit regidos p o r las m u jeres; los iniciad o res de la crftica publica, los filosofos, se co n v irtiero n , de literato s que eran, en econom istas. E con o m istas se llam an los fisiocratas que se reunen con Quesnay, y luego con M irab o t y T urgot, en el Club que los m an tien e en contacto. D efienden su d o c trin a en la Gazette du Commerce y en el Journal de l'A griculture, du Commerce et des Finances; h a sta que, finalm ente, T urg o t y M alesherbes, dos de sus m as significativos re p re se n ta n te s, son llam ados en 1774 al G obierno com o — por asf decirlo— los p rim e ro s exponentes de la opinion publica. P ero fue N ecker, com o es sabido, el p rim ero en conseguir que la p u b licid ad p o lfticam en te activa a b rie ra u n a b re ch a en el sistem a ab so lu tista: el dio al co nocim iento publico el b a­ lance del p re su p u e sto nacional. T res m eses despues el rey deponfa al m in is tro .27 De todos m odos, se h abia p reserv ad o el raciocinio politico del publico com o in sta n c ia de co n tro l del G obierno, de m odo n o ta b le m e n te significativo en el p u n to sen­ sible de los in tereses b u rg u eses: la dim ension del endeudam iento esta ta l venfa a sim bolizar la conflictiva relacion entre el po­ der econom ico y su falta de p o d e r politico , p o r un lado, y entre la d ep en d en cia financiera y el gobierno ab so lu tista, p o r el otro. 105

La esfera in cu b ad a en la falda de la n obleza - q u e se m an ten fa sin funciones econom icas ni p o lfticas p ero que era socialm ente r e p r e s e n ta tiv a - , con ay u d a de la in te le c tu a lid a d ascen d en te, esfera que lo era de un p u b lico que acabo siendo p o lfticam en te racio c in a n te, se co n v ierte a h o ra en la esfera en la que la socie­ dad b u rg u e sa expone reflex iv am en te sus in te re se s. D esde el compte rendu [la m e m o ria ] de N e c k e r ya no es posible inutilizar la eficacia de esa p u b lic id a d en sus funciones p o lfticas, solo es p o sib le o p rim irla . A tra v e s de los Cahiers de Doleance es oficialm ente ad m itid o el ra c io c in io del p u b lico en los asu n to s p ublicos. Com o se sabe, esto llevo a la co n v o cato ria de los Esta m e n to s g en erales; la tra d ic io n in in te rru m p id a en In g la te rra de las asam b leas e sta m e n ta ria s se re a n u d a aq u i de golpe en u n a d e te rm in a d a e ta p a del d e sa rro llo social, p u es esa tra d ic io n solo po d ia c u m p lir a h o ra el p ap el de un P a rla m e n to m o d ern o . La R evolucion c rea en F ra n c ia de la n o ch e al dfa -a u n que e v id en tem en te con un c a ra c te r m en o s e s ta b le - lo que en In g la te rra h a b ia re q u e rid o un c o n tin u a d o d e sa rro llo de casi u n a cen tu ria : las in stitu c io n e s que le faltab an al p u b lico raciocinante. Surgen los p a rtid o s de club, de los que se n u tre n las fracciones p a rla m e n ta ria s ; se fo rm a u n a p re n sa d ia ria polft i c a 28 y los E sta m e n to s g en erales dan a la p u b lic id a d sus dis­ cusiones. D esde agosto ap arece, con c a ra c te r d iario , el Journal des Debattes et des Decrets, d ed icad o a la in fo rm acio n parlam en taria . A l m en o s ta n im p o rta n te com o la in stitu cio n a liz ac io n factica de la p u b lic id a d p o litic a es su re g la m e n ta cio n ju rfd ic a : el rev o lu c io n a rio p ro ceso es in te rp re ta d o y definido a la vez de ac u e rd o con la C o n stitu cio n ; p u ed e que te n g a que v er con ello el que en el c o n tin e n te lleg ara a a d q u irirse u n a consciencia p re c isa de las funciones p o lfticas - y a efectivas, ya p o sib le sde la p u b lic id a d b u rg u e sa . Surge aqui u n a au to c o n sc ien c ia de m as claro co n to rn o que en la In g la te rra coetanea. Las funcio­ nes polfticas de la p u b lic id a d p a sa n de ser codificaciones de la C onstitu cio n re v o lu c io n a ria francesa a co n v e rtirse ra p id a m e n te en consignas que se ex tien d en p o r E u ro p a. N o p o r casu alid ad se form a la voz alem an a Offentlichkeit tra d u c ie n d o del frances publicite; la voz circu la al com ienzo com o Publizitat, y asf se re g istra en el v erso sarcastico que co rrio p o r to d a A lem ania en los dfas de la R evolucion: Das grosse Losungswort, das ein jeder kraht, Vor dem in ihren Staatsperucken Sich selbst des Volkes Haupter bucken, Horch auf! Es heisst - Publizitat.29 106

[La g r a n co ns i g na que en b oc a de c ad a u n o esta, A nt e la cual, con sus p e l uc a s de E st a d o , H a s t a las ca ci qui l e s c a bez as se inclinan, jPresta at en c i on !: se l l a ma publ i ci dad. ] La Co n s t i t u c i o n de

1791, qu e r ecoge

a m p l i a m e n t e la

Declaration des Droits de l'Homme et du Citoyen (de 26 de agos to de 1789), c o m p l e t a el e n t r a m a d o de la p u b l i c id a d en su epi grafe once avo : «La libre e x pr e s i on de ideas y o p i ni on e s es u n o de los ma s p r e c i ad o s d e r e c h os de los h o m b r e s . Por consigu ie nt e , t od os p u e d e n h abl ar , e s cr i bi r e i m p r i m i r l i b r e m e n t e a t e n i e n d o s e a la r e s p o n s a b i l i d a d d e r i v a d a del mal u s o de esa l i b e r t a d en los ca sos p revi s t os p o r la l e y» . 30 La C o n s t i t u c i o n de 1793 i n s e rt a e x p r e s a m e n t e la l i b e r t a d de r e u n i o n en la pr otecci on de la l ibe rt a d de opi ni on: «El d e r e c h o a m a n i f e s t a r las propias ideas y opi ni on e s , a t r ave s de la p r e n s a o de c u a l q u ie r otr o mo d o , el d e r e c h o a a s o c i a r s e l i b r e m e n t e [... ] no p u e d e n ser conc ul c ad os » , par a, luego, a m o d o de di s c ul pa p or esa cautela, a n a d i r u n a a l us i on al Anden Regime: «La n e c es i da d de proclam a r esos d e r e c h os vi e ne d ada po r la s ub si s t en c i a , o el r e c u e r d o , a u n fresco, del d e s p o t i s m o » . 31 El m o m e n t o en qu e este ar t i cul o e nt r a en v i g or no coi nci de ya, e v i d e n t e m e n t e, con la r ea l i d ad c o ns t i t u c i o na l . En ag o st o del a n t e r i o r ano, dos dias d e s p u e s del asalt o a las Tul l e r i as, un E d i c t o de la C o m u n a de Par is de­ n u nci o a los e n e m i g o s de la R e vo l u c ion c o m o «empoisoneurs de l'opinion publique» * y se r e q u i s o su p re n s a . El 17 de ene r o de 1800, dos dias d e s p u e s del golpe de E st a d o , N a p o l e o n suprime la l i b er t ad ge n e ra l de p ren s a . Solo t r ec e hoj a s s e r a n nomin a l m e n t e excl ui das de la pr o h i b i c io n . A p a r t i r de 1811 solo son t o l e r a d o s , a p a r t e del oficial Moniteur, tr es p er iod i cos , y t odos baj o un r e g i m e n de e s tr i ct a c e n sur a. Los b o r b o n e s r e s t a u r a d o s c o m i e n z a n p r o c l a m a n d o su i n te n c i o n de r e s p e t a r la l i b e r t a d de p r en s a . T a m b i e n se dice eso en la Charte de j u n i o de 1844 (ar­ t iculo 8): «Los f r a nc e se s ti e n en el d e r e c h o a p o d er p u b l i c a r e i m p r i m i r sus o pi ni on e s m i e n t r a s se s o m e t a n a las leyes encarg a da s de i m p e d i r los a b u s o s de esas l i b e r t a d e s » . 32 Pero la oposicion solo m u y c a u t a m e n t e po di a m a n i f e s t a r s e . Solo la Revo luc i o n de j u l i o , que r ec i bi a su l e m a de la hoja de oposi c i on f u nd a da p r e c i s a m e n t e por T hi e r s y Mignet, la N ational2 dio a la p r e n s a y a los p a r t i d o s , y devolvio, p o r fin, al P a r l a m e n t o — a m p l i a d o g r ac i a s a la r e f o r m a el ec t or a l y a b i e r t o a la publi-

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Traduccion literal: «Emponzonadores de la opinion pu

blican 107

cidad en sus d eb ates— , el te rre n o de m a n io b ra g aran tiz ad o p o r los derech o s h u m a n o s rev o lu c io n a rio s. En A lem ania da senales de vida, de un m odo effm ero, p o r vez p rim e ra , algo p a re c id o a la activ id ad p a rla m e n ta ria francesa luego de la R evolucion de ju lio , en los lugares residenciales de algunos te rrito rio s de la A lem ania del su r y del suroeste ,34 en donde las co rp o racio n es re p re se n ta tiv a s rec o m en d a d as p o r el Acta final v ienesa de 1815 en lazaron con d e te rm in a d a s trad icio n e s e sta m e n ta le s a nivel de los Lander. P o ste rio rm e n te , com o es sabido, las reso lu cio n es de K a rlsb a d o b stacu lizarfan casi p o r co m p leto el d e sa rro llo y la v id a de esas in stitu c io n e s. Las c irc u n sta n c ia s alem an as se d istin g u e n de las inglesas p o r las b a rre ra s e sta m e n ta le s d u ra d e ra m e n te co n serv ad as p o r el ab so lu tism o c o n tin e n ta l, e sp ecialm en te las b a rre ra s lev a n ta d a s en tre la b u rg u e sia y la nobleza; a su vez, los b u rg u eses g u ard an e s tric ta s d ista n c ia s re sp e c to del p u eb lo . A l p u eb lo pertenecen, adem as de la p o b lacio n ru ra l (desde los jo rn a le ro s hasta los p eq u en o s p ro p ie ta rio s , p a sa n d o p o r los a rre n d a ta rio s) y de las capas b a ja s (ajo m alad o s, sold ad o s y criad o s), los te n d e ­ ros, a rte sa n o s y o b re ro s. Volk [p u eb lo ] cu b re el significado de peuple a lo larg o de to d o el siglo x v i i i ; aqui com o alla son el m o stra d o r y el tra b a jo a rte sa n o los c rite rio s de delim itacio n subjetiv o s que se im p o n en fren te a la b u rg u e sia p ro p ia m e n te dicha. Los que an ta n o fueron b u rg u e se s p a r excellence, ciuda­ danos, co m ercian tes y a rte sa n o s, dejan de ser co n sid erad o s p a r­ te de la b u rg u e sia p o r los «burgueses». El c rite rio de estos es la in stru c c io n ; los b u rg u e se s p e rte n e c e n a los e stam en to s instru id o s (gente de negocios y acad em ico s — sabios, in te lectu a les, funcionarios, m edicos, ju r is ta s , p ro fe so re s, etc.— ). Las circunstan c ias alem an as se d ife re n c ian de las fran cesas p o r la p o sicion co m p letam en te d ep e n d ie n te de las c o rtes que tien e la nobleza. Lo que le im p id e c o n stitu irse en u n a esfera de la «sociedad» sep arad a de las funciones p o lfticas y econom icas y, en com unicacion con los in te le c tu a le s b u rg u e se s, d a r la p a u ta c u ltu ra l de un publico ra c io c in a n te .35 El p u b lico p o lfticam en te ra c io c in a n te se in sta la , sobre todo, en las te rtu lia s p riv a d a s de los b u rg u e se s. En las u ltim as decadas del siglo x v i i i , los florecientes p eriodicos, tam b ien los p o liticos, se co n v ierten en p u n to s de crista liz a cio n de la vida social en tre las p e rso n a s p riv a d a s. No es solo que los perio d ico s diarios m ism o s den te stim o n io del «afan lector» o de la «furia le c to r a » ;36 desde los anos se te n ta se ex tien d en sociedades lecto ra s p riv a d a s y co m erciales p o r to d as las c iu d ad es, incluso p o r las p e q u e n a s, de m odo que se p o sib ilita u n a d iscu sio n ge­ 108

ner al a c er ca del v al o r o el si nv a l or de esas i ns t it uc io ne s . Hacia el fin de siglo p u e d e n c o n t ar s e en Al e m a n i a ma s de 270 socied ad e s l e ct or as de ese e s t i l o. 37 Se t r a t a de a s o ci a ci o ne s con loca­ les p r o p i o s que of recen la o p o r t u n i d a d de leer t a n t o per iodi co s c o m o revi st as, asi c o m o — lo que es i g u a l me n t e i m p o r t a n t e — de d i sc ut i r y c o n v e r s a r a ce r ca de lo leido. Los ci rculos de lect u r a p r i m i t i v o s no f uer on o t r a cosa que c o m u n i d a d e s de suscr ipc i o n d e s t i n a d a s a a b a r a t a r la o b t e n c i o n de per iod i cos. Las s o c i ed a d e s de le ct ur a, en c a m b i o , no se b a s a b a n ya en esos motivos fi nanc i er o s. E sas aso ci a ci one s, que eligen a su dir ectiva de a c u e r d o con e s t a t u t o s , q ue de c ide n por m a y o r i a a c e r ca de la i n c o r p o r a c i o n de n ue v os m i e m b r o s , que r es ue lve n las cuesti one s en d i s p u t a po r la via p a r l a m e n t a r i a , que excluyen a las m u j e r e s y p r o h i b e n los j u e g o s , sir ven e x c l u s i v a me n t e a la neces i d a d de las p e r s o n a s p r i v a d a s b u r g u e s a s , c omo p u b li c o racioc i na n te qu e son, de f o r m a r p u b l i c i d ad : l eer y c o m e n t a r r evist as, i n t e r c a m b i a r o p in i on e s p e r s o n a l es y f o r m u l a r c o n j u n t a m e n t e aqu el l a s que, d e s de los anos n ovent a, a c o s t u m b r a n a calificarse de «publicas». Los per i o d i c o s ma s a t e n d i d o s y m a s leidos son los de c o n t e n i d o polit ico: las Staatsanzeigen de Schlozer, el Teutscher Merkur de Wi el a nd, la Minerva de A r chenho l z, el Hamburger Politische Journal, el Journal von und fur Deutsch­ land ',38 «La r evi s t a de Schlozer, que llego a al ca nz a r u n a t i r ada de 4.000 e j e mp l a r e s , p ar e c i a un t r a s u n t o h a n n o v e r e s de la li­ b e r t a d de p r e n s a inglesa; era la "bete noire de los g r a n d e s ", los cuales, c omo se decia p or en t o n c e s, t e n i a n m i e d o de "t ropeza r con S c h l o z e r " » . 39 T a m b i e n la b r u t a l r ea c c i on de los principes frente a los p r i m e r o s p u b li c i s t a s en el s u r o e s t e a l e m a n const i t uye un s i n t o m a que p e r m i t e e s t i m a r ci er ta po te nc i a de la pu bl i c i d ad . W e k h e r l i n , que ap ar ec i o en escena p o r vez p r i m e r a en 1778 con el Felleisen, y S c h u b a r t , c ono c ido ya en 1774 p or su Deutschen Chronik, t u v i e r o n que p a g a r un alto precio. Uno m u r i o en p r es i d i o; al ot r o se le q u e b r o el e s pi naz o d u r a n t e su r ec l u s i o n de diez anos en u n a f ortaleza: l a v ad o de c e r e b r o al m o d o d ir ec t o t o d a v i a . 40

10. La sociedad burguesa como esfera de la autonom ia privada: derecho privado y mercado liberalizado Los e x cu r so s h is t o r i c os s ob r e el s u r g i m i e n t o de u na pu bl i c id ad p o l i t i c a m e n t e activa en I n g l a t e r r a y en el c o n t i ne n t e m a n t i e n e n un c a r a ct e r a b s t r a c t o m i e n t r a s se l i m i t a n al m a r c o

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i n s t i t u ci on al de publ i c o, p r e n s a , p a r t i d o s y P a r l a m e n t o , y al campo de t e n s i o n de u n a c o n f r o n t a c i o n e n t r e a u t o r i d a d y p ub l i c i d ad — c omo p r i n ci p i o de c o n t r o l critico de los g a b i n e t e s — . T o do eso p u e d e d o c u m e n t a r el hec ho de qu e la p u b l i c i d a d ca r ga con f unci o ne s pol i t ica s a lo l argo del siglo x v i i i , p er o la n a t u r a l e z a m i s m a de la f u nc i on solo p u e d e e n t e n d e r s e en el c o n t ex t o de u n a especifica fase de la h i s t o r i a de la e vo l uci on de la soc i eda d b u r g u e s a : la ep oc a en la qu e el trafico m e r c a n t i l y el t r a b a j o social se e m a n c i p a n a m p l i a m e n t e de las d i r e c t r i ce s es tat ales. En el o r d e n polit ico, c o n el qu e este p r oc e so llega a c u l m i n a r t r a n s i t o r i a m e n t e , la p u b l i c i d a d t o m a u n a p os i c i on c e nt r al , y no p o r c a su a l i d a d : ella es p r e c i s a m e n t e el p r i n c i p i o o r g a n i z a t i vo de los E s t a d o s b u r g u e s e s de d e r e c h o con f o r m a p a r l a m e n t a r i a , c o m o la I n g l a t e r r a p o s t e r i o r al g r an Reformbill de 1832; y lo m i s m o val e p a r a las l l a m a d a s m o n a r q u i a s c o n s t i t u c i o n a l e s insp i r a d a s en el m o d e l o de la C o n s t i t u c i o n be l ga de 1830. La p u b li c id a d p o l i t i c a m e n t e activa m a n t i e n e el status n o r m a t i v o de un o r g a n o q u e sirve p a r a la a u t o m e d i a c i o n de la so ci ed a d b u r g u e s a con u n p o d e r es t at al c o i n c i d e n t e con sus n ec es i d a d e s . El p r e s u p u e s t o social de esa p u b l i c i d a d b u r g u e s a « de s ar r o l l a d a » es u n m e r c a d o t e n d e n c i a l m e n t e l i be r a l i z ad o que hace del trafico en la esfera de la r e p r o d u c c i o n social un asunto e nt r e p e r s o n a s p r i v ad a s , c o m p l e t a n d o con ello la pr ivatizacion de la so ci ed a d b u r g u e s a . De su e s ta bi li z a ci on c o m o a m b i t o p r i v ad o podia, por lo p r o n t o , h a b l a r s e baj o el a b s o l u t i s m o solo en el s e n ti do p r i v a t i vo de qu e las r e l a c i on es s oci al es h a b i a n sido d e s p o j a d a s de su c a r a c t e r q u a s i pu bl i c o; las funciones polit icas, las j u r i d i c a s y las a d m i n i s t r a t i v a s f uer on a c u m u l a d a s po r el p o d e r publ i co. Ese a m b i t o s e p a r a d o de la es fera p ubl i c a no era ya de n i n g u n m o d o «pr ivado» en el s e n t i d o de u n a lib e r a c i o n r e s p e c t o del r e g l a m e n t o de la a u t o r i d a d ; p o r lo g en e ­ ral, sur gi o c om o a m b i t o m e r c a n t i l i s t a m e n t e r e g l a m e n t a d o . Por ot r o lado, el « s i s t ema u ni f ic ad or » del m e r c a n t i l i s m o s i e nt a tambi e n ya el c o m i en zo de u n a p r i v a t iz a ci o n del p r o c e s o de r epr od u c c io n en el s e n t i d o posit ivo: en el s e n ti do de que este se d e s ar r o l l a p a u l a t i n a m e n t e de un m o d o a u t o n o m o , s egu n las leyes p r o p i a s del m e r c a d o . P o r q u e las r e l a c i on es social es l legan a ser m e d i a d a s p or las c i r c u n s t a n c i a s y las r e l a c i on es de interc a m b i o en la m e d i d a en que el m o d o de p r o d u c c i o n c ap it a li s t a i m p u l s a d o de s de a r r i b a va i m p o n i e n d o s e . Con la e x t e n s i o n y el l ibre a s e n t a m i e n t o de esa es fera del m e r c a d o , los p r o p i e t a r i o s de m e r c a n c i a s g a n a n a u t o n o m i a ; el s e n t i d o p o s i t iv o de «privado» se f or ma , de o r d i n a r i o , de a c u e r d o con la idea de la libre d i spos i ci on s o b r e la p r o p i e d a d c a p i t a l i s t i c a m e n t e activa.

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L a h isto ria del derech o p riv ad o de la M odernidad m uestra h a s ta que p u n to se d esarro llo este p ro ceso y a en la fase mercan tilista. L a concepcion del negocio ju rfd ic o com o un co n tra to basad o en la libre d eclaracio n de v o lu n tad esta m od elad a segun el p roceso de in tercam b io en tre p ro p ie ta rio s de m ercan cias en lib re co n cu rren cia. E lla supone, al m ism o tiem po, un sistem a de derecho p riv a d o que red u c e las relacio n es entre las p e rso n as priv ad as a c o n tra to s p riv ad o s, siendo decisivas las relaciones de in te rc a m b io e stru c tu ra d a s de a cu erd o con las leyes del libre trafico del m ercad o . E v id en tem en te, las p a rte s c o n tra ta n te s no siem p re estan en u n a relacio n de in tercam b io ; pero esta relacion, c e n tra l en la sociedad b u rg u esa, sirve de m odelo a las relacio n es c o n tra c tu a les. (Con las lib e rta d e s basicas del sistem a de d erech o p riv ad o tien e que v er tam b ien , y de un m odo articulado, la categorfa de la capacid ad ju rfd ic a general, la g arantfa de la p e rso n a lid a d ju rfd ic a ; no p o r m ucho tiem p o se seguira definiendo a e sta segun la p osicion social y el origen. El status libertatis, el status civitatis y el status fam ilae ceden frente a un status naturalis que se ad ju d ica a h o ra a todos los sujetos de d e r e c h o 41 — en coincidencia con la p a rid a d b asica que se da entre los p ro p ie ta rio s de m ercan cias en el plano del m erca­ do y entre los in stru id o s en el p lan o de la p ublicidad.) Con las g ran d es codificaciones del derecho b u rg u es se d e sa rro lla un sistem a de n o rm as que g a ra n tiza u n a esfera p ri­ vada en sen tid o e stric to , a saber, la esfera del trafico en tre p er­ sonas p riv ad as, ten d e n c ia lm e n te em an cip ad a resp e cto de las imposiciones estam en tales y estatales. E sas codificaciones garantizan la in stitu c io n de la p ro p ie d a d p riv a d a y, en conexion con ella, las lib e rta d e s b asicas del c o n tra to , de la in d u stria y de la h eren cia. Las fases evolutivas estan, de to d o s m odos, m as m a rc a d a s en el co n tin en te que en In g la te rra , precisam en te a causa de las codificaciones, p u esto que en Inglaterra el m ism o p ro ceso tiene lu g ar en el m arco de la Common Law; sin em bargo, en suelo ingles se form aron las figuras y las in stitu c io n e s ju rfd ic a s especiales de u n a sociedad de libre trafico m e r c a n til42 antes que en los pafses de trad icio n ju rfd ic a rom an a. En 1794 se p u b lic a en P ru sia el Allgemeine Landrecht; en A ustria, en 1811, el Allgemeine Burgerliche Gesetzbuch; en­ tre am bos aparece la o b ra clasica del derecho privado bu rg u es, el Code Civil de 1804. C aracterfstico de todos esos libros legales es que no solo ap arezcan en in te re s de la sociedad burg u esa, sino tam b ien en el especifico am b ien te de ella: estan penetrados p o r el racio cin io publico de las p e rso n a s p riv ad a s re u n id a s en calid ad de publico. A trav es de concursos y consultas la opi­ 111

n i on p u b l i c a r e s u l t a c o m p r o m e t i d a en la o b r a l e gislativa t a m ­ b ie n en a qu e l l o s l u g a re s en los q ue no exi st e n c o r p o r a c i o n e s p a r l a m e n t a r i a s o que, c om o en la F r a n c i a de N a p o l e o n , aun c u a n d o e xi st e nt es , c a r ec e n de efectivi dad. I g u al que en B e rl in y en Viena, t a m b i e n en P ar is se s o m e t e n los p r o y e c t o s l egislativos al d i c t a m e n de la p u bl i c i d a d, y no m e r a m e n t e a la cons ider acion de u n a t r i b u n a de e s p e c ia l i st a s (1800). En efecto: los bor r a d o r e s m i s m o s ni s i q u i e r a f ue r on e l a b o r a d o s p o r los tr adi ci onal es j u r i s c o n s u l t o s , sino po r h o m b r e s de g o b i e r n o i n s t r u i d o s , p e r s o n a s que, en ci er t a m e d i d a , e s t a n en c o n t a c t o con el p ub l i ­ co a c t i v a m e n t e polit ico; las i de as b a s i c a s e r a n s o m e t i d a s a cri­ tica en ci rc u l o s de d is c u s i o n del estilo de la B e r l i n e r Mi t t wo chgesell schaft [la s oc i ed a d b e r l i n e s a de los m i e r c o l e s ] , a la que llego a p e r t e n e c e r Suar ez . La h is t o r i a del d e r e c h o p r i v a d o de la M o d e r n i d a d no co mi e n z a con las p os i t ivi z a c i on e s del d e r e c h o n a t u r a l efectuadas en el siglo x v i i i . Po r si solo, el Der echo r o m a n o recibido, e n t e n d i d o al c o m i e n z o c o m o d e r e c h o p r i v a d o solo p o r cont rap o s i c i on al D e r e c h o ca no n i c o , e m p i e z a a d e s a r r o l l a r s e a p a r t i r de la d is ol uci on de las f o r m a s j u r i d i c a s h e r e d a d a s t a n t o de los viejos e s t a m e n t o s se n or i a l e s , c o m o de los e s t a m e n t o s profesion al es de los b u r g o s , h a s t a c o n v e r t i r s e en d e r e c h o de la s oc i eda d b u r g u e s a e m a n c i p a d a . Ba j o el a b s o l u t i s m o , la t e cn ic a j u r i d i c a , m a s que el d e r e c h o p r o p i a m e n t e dicho, sirve a los s o b e r a n o s c om o i n s t r u m e n t o de i n t e r v e n c i o n en la d i s p u t a e nt r e el cent r a l i s m o de las a u t o r i d a d e s y el p a r t i c u l a r i s m o de los p o d e r e s e s t a m e n t a l e s . La s o c i ed a d b u r g u e s a se d e s p r e n d e r a de sus atad u r a s c o r p o r a t i v a s a m p a r a n d o s e en la m a j e s t a d a d m i n i s t r a t i v a del s o b e ra n o . T a m p o c o en esta f un ci on g a r a n t i z a a u n el d e r e c h o r o m a n o u n a o r d e n a c i o n en s e n t i d o e s t ri c t o del d e r e c h o privado. El « de r e c h o p r iva do » sigue v i n c u l a d o a las a u t o r i d a d e s in­ cl uso alli d on d e no esta c o m p l e t a m e n t e a b s o r b i d o p o r las dispo si c io n es policiales; es tas c o n s i d e r a n t a r e a s a n e x as a la «benef icencia p u b l i c a » 43 t a m b i e n al D e r e c h o m e r c a n t i l , i n d u s t r ia l y l a bora l . Las p a n d e c t a s , que o r i e n t a b a n a la t e or i a del d e r e c h o p r i v a d o v ig e nt e p o r e n t o n c e s, se c o n v i r t i e r o n en m e r a ficcion frente a la r ea l i d a d j u r i d i c a : « En el d e r e c h o l a b or a l , las pan de ctas r e c o n o c e n t a n solo p a r a las l i b r e s r e l a c i o n e s l a b o r a l e s la poco di f er en c i a da p r e s t a c i o n libr e de servicios; p e r o el d e r e c h o de la s e r v i d u m b r e local p a r t e del p o d e r y la c o m u n i d a d dome sticos, el d e r e c h o a r t e s an a l , de la p os i c i o n pr o f es i on al - e st a me n tal, el d e r e c h o l a b o r a l r u r a l, de las o b i ga ci on e s de servicio campes i nas. El d e r e c h o de o bl i g ac i o n e s de las p a n d e c t a s p r e s u p o n e u n a c o m p l e t a l i b e r t a d c o n t r a c t u a l ; p e r o las r e g l a m e n t a c i o n e s

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locales estan llenas de lim itacio n es de p recio s, llenas de im puestos, de obligaciones de a b astecim ien to y oferta, de lim itaciones de la p ro d u ccio n y de obligaciones de term in o [...] U na orden acio n ju rfd ic a a b stra c ta , general y, p o r ta n to , en apariencia, lib re m e n te in d iv id u a lista en el plano econom ico, se enfrenta a u n a m asa casi sofocante de a ta d u ra s a u to rita ria s, estam entales y co rp o rativ as del derecho co n tra c tu a l, lab o ral, de h ab ita cio n e in m o b iliario , es decir, de to d o s los p u n to s claves, social y econ om icam en te, del derech o privado)).44 El derecho p riv ad o m oderno acaba con esas a ta d u ra s en la segunda m itad del siglo x v i i i . Con todo, lleva aun un siglo m as el que la evolucion del status al contract ro m p a to d as las b a rre ra s c o n cretas que se oponfan a la valorizacion del capital in d u stria l, a la im posicion definitiva del m odo de pro d u ccio n capitalista; el que la p ro p ie d a d se en treg u e al libre trafico camb ia rio del m ercad o ; su h eren cia, a la lib re v o lu n tad del prop ieta rio in dividual; el su rtid o y la actu acio n de la in d u stria , asf com o la form acion de los em pleados, al crite rio del em presario; la d eterm in acio n del salario, al libre acu erd o entre p a tro n o y ob rero . En In g la te rra se q u itan p o r vez p rim e ra com petencias a un ju e z de paz en 1757: la in d u s tria tex til se lib era de la regulacion esta ta l de los salario s; en tre esa fecha y 1813 el libre trab ajo a salariad o se in tro d u c e en to d a s las ram as de la industria; un ano desp u es es d ero g ad a u n a ley del p eriodo isabelino que prevefa un p erio d o de form acion de siete anos p a ra los ap ren d ices. C oinciden con ello e stric ta s p ro h ib icio n es de asociacion. Asf se va ab rie n d o p aso la lib e rta d de em presa desde m ediad o s del siglo x v i i i . E sa evolucion com ienza en F ran cia con el estallid o de la R evolucion; en 1791 estan ya casi todas las d ire c tric es estatales, y to d as las reg u laciones estam en tales del com ercio y la in d u stria , arrin co n ad as. Lo que ya en la Aus­ tria de Jose II llego a im p o n erse, estab a reserv ad o en P ru sia a las refo rm as de S tein -H ard en b erg , luego de la d e rro ta de 1806. T am bien las leyes feudales de la h ere n cia y la sucesion fueron defendidas con exito d u ra n te m u ch o tiem po. En Ingla­ te rra , solo con la Ley de R eform a (Reformbill) de 1843 se impone la concepcion in d iv id u alista, segun la cual ha de desvincularse la sucesion de la u n id a d econom ica colectiva form ada p o r la co m u n id ad d o m estica y fam iliar p a ra relacio n arse, en cam bio, con el p ro p ie ta rio in d iv id u a l.45 A ntes de que el trafico m ercantil en tre las nacio n es (y en A lem ania, en tre los te rrito rio s) se lib e ra ra de las b a rre ra s a d u a n e ra s, el cap ital in d u stria l se abre vfas libres en el in te rio r; el m ercad o de los bienes de uso, de los b ienes de equipo y del tra b a jo , el del capital m ism o, acaba 113

p o r su b o rd in a rse casi ex clusivam ente a esas leyes de la libre con cu rren cia. La lib eralizacio n del com ercio e x te rio r n ecesita, jen un p ais com o In g la te rra !, la derogacion de la Ley del g rano (1846) p a ra p o d e r ser realizad a. En un estad io m as elevado, se h a b ia rep ro d u c id o la vieja c o n tra d ic c io n en tre los in te re ses defensivos apegados a las p o sicio n es de m ercad o e stab lecid as, p o r un lado, y p o r el o tro , los in te re se s expansivos del cap ita l que se va inv irtie n d o en nuevos secto res. P ero e sta vez no h a b rfa de limita rse ese cap ital, im p u lsad o com o e stab a p o r las p o d ero sa s fuerzas de la R evolucion in d u s tria l,46 a u n a tra n s ito ria a tra c c io n de los viejos m ono p o lio s y, a largo plazo, a u n a m era rem ocion de las posicio n es d o m in a n te s en el m ercad o . L a n e ce sid a d que las nuevas in d u stria s tenfan de a m p lia r las o p o rtu n id a d e s de salida de sus p ro d u c to s, de a m p lia r la e n tra d a de las m a te ria s re q u e rid a s p o r sus p ro d u c to s y de a m p lia r las im p o rtac io n es de p ro d u c to s alim en ticio s que a b a ra ta ra n el nivel de subsistencia de sus p ro d u c to re s, los tra b a ja d o re s a sa la ria d o s, el in teres objetivo, en fin, p o r a rrin c o n a r la re g la m e n ta cio n e sta ta l y los privilegios y c o n tro les estatales, a p arecen en la In g la te rra de la epoca, en la n acion p re d o m in a n te en el m a r y en el m er­ cado a la vez, en u n a situ acio n en la cual to d o s p odfan sa lir ganan d o con el laisser fa ire y n a d a podfan p e rd e r con el. La venta ja in d u s tria l con que c o n tab a In g la te rra acrece el in te res de esta p o r el lib re c a m b ism o .47 Luego de la em an cipacion de las colonias n o rte a m e ric a n a s re sp e c to de la m ad re p a tria se te n ia adem as la p ru e b a ejem plar. El com ercio con un pais libre se m u e stra p o r lo m enos ta n beneficioso com o el in te rc a m b io interno a un sistem a co lo n ial.48 Asf d e te rm in a el fre e trade19 [libre co m ercio ], la eficacia de la libre c o n c u rre n c ia e x te rn a e in tern a, la e n te ra fase que conocem os p o r el n o m b re de liberal. Es h a­ b itu a l d eriv ar la esencia del ca p ita lism o del ca p italism o concurre n c ia l de esa especffica form a. F re n te a ello hay que re c o rd a r que esta form a no co n stitu y e sino un in sta n te feliz en to d a la larga h isto ria del d e sa rro llo c ap italista: el cap italism o concurre n c ia l surge en u n a co n stelacio n h isto ric a irre p e tib le de la In g la te rra de finales del x v i i i . El re sto de los pafses ni siq u iera han conseguido re a liz a r p le n a m e n te los p rin c ip io s del laisser fa ire en el com ercio in te rn a c io n a l en la era d o rad a del liberalism o, a m ed iad o s del siglo xix. Aun asf, la sociedad b u rg u e sa se em ancipa, com o esfera de la p riv acid ad , de las d ire c tric e s del p o d e r pu b lico y, en esta fase, va ta n lejos en su e m a n c ip a c io n 50 que p o sib ilita la llegada a la sazon de la p u b lic id ad p o litica en el E stad o b u rg u e s de derecho. 114

11. La contradictoria institucionalizacion de la publicidad en el estado burgues de derecho S eg u n la idea que de si m i s m a tiene la so ci ed a d b u r ­ guesa, el s i s t ema de libr e c o n c u r r e n c i a p u e d e r e g u l a rs e a si m i s m o ; con la con di ci o n de que no se e n t r o m e t a n i n g u n a inst a nc i a e x t r a e c o n o m i c a en el trafico c amb i a r i o, a s eg ur a que es ca pa z de f un ci on a r de a c u e r d o con el b i e n e s t a r de t o d os y con la j u s t i c i a s e gun la m e d i d a del r e n d i m i e n t o indivi dual. La so­ ci edad d e t e r m i n a d a e x c l u s i v a m e n t e p o r las leyes del libre m e r ­ cado se p r e s e n t a no solo como u n a esfera libr e de d o mi na ci o n , sino t a m b i e n c omo esfera exe nt a de po der ; la p o t e n c i a e c o n o ­ m i c a de un p o s e e d o r c u a l q u i e r a de m e r c a n c i a s q ue d a establecida d e n t r o de un o r d e n de m a g n i t u d e s en el cual no p u e d e adq ui r ir influencia a l guna s obr e el m e c a n i s m o de los p r e c i o s y, en c o n sec uen ci a, no p u e d e j a m a s m a t e r i a l i z a r s e d i r e c t a m e n t e c o m o p o d e r s o b r e ot r os p o s e e d o r e s de m e r c an c i a s ; p e r m a n e c e s o m e t i d a a la a n a r q u i c a decisi on del m e r c a d o , qu e se i m p on e a n o n i m a m e n t e , y en cierto m o d o , a u t o n o m a m e n t e r e s p e c to del p r oc e so de i n t e r c a m b i o . 51 En esa di r ec ci on de u n a esfera p ri va­ da t e n d e n c i a l m e n t e n e u t r a l iz a d a por lo que h ac e al p o d e r y e m a n c i p a d a r e s p e c to de la d o mi n a c i o n , m u e s t r a n t a m b i e n las ca te go ri a s j u r i d i c a s su c o n s t i t u c i o n b a s i c a m e n t e e co nomi c a. La s e g u r i d a d j u r i d i c a , es decir, la v i n c u l a c i on de las f unci o ne s del E s t a d o a n o r m a s gene r al e s, pr o t ej e, j u n t o a las l i b e r t a d e s codificadas p or el s i s t e m a de d e r e c h o p r i v a d o b u r g u e s , el o r de n del « m e r c a d o libre». I n t r o m i s i o n e s e s tat al e s sin a u t o r i za c i o n legal son — segun su s e n t i do sociologico— r e c h a z a b l e s no porque l e s i one n p r i nc i p i os de j u s t i c i a e s ta b l e ci d o s p o r el d er ec h o na t ur a l, sino, s i m p l e m e n t e , p o r q u e r e s u l t a r i a n i mpr evi s i b l e s , con lo que se neg a r i a el estilo y la m e d i d a de r a c i o n a l i d a d que c o nvi ene a los i n te re s e s de las p e r s o n a s p r i v a d a s eme a c t u a n c om o c a pi t a l i st as. F al l a r ian e nt o n ce s las «g ar an t i a s de calculabili dad» que Ma x W e b e r ha d e s c u b i e r t o en el c a p i t a l i s m o i n d us ­ trial: 52 el calculo de las posi bi l i d ad e s de benef icio r e q u i e r e un trafico que te nga lu ga r de a c u e r d o con ex pe ct at i v a s calculabl es. C o n c u rr e n c i a l i d a d y l e g a l i fo r mi da d con st i t u y en , p or consiguiente, c ri t er io s del E s t a d o b u r g u e s de d e r e c h o ; 53 a d m i n i s t r a c i o n «racional» y j u s t i c i a « i n d e p e n d i e n t e » 54 c o n s t i t u y e n el p r es u p u e s to o r gani z at i vo. La ley m i s ma , que ha de a t e n e r s e al ej ecutivo y a la j u s t i c i a , d ebe ser obl i ga t o r ia en la m i s m a m e d i d a par a t o d o el m u n d o ; lo que sirve, p r i n c i p a l m e n t e , p ar a i m p e d i r la d is pe n s a o el privilegio. De m o d o que las leyes del E s t a d o coinci den con las del m e r c a d o : ni las u n a s ni las o t r as p e r m i t e n

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excepcion alg u n a ni al c iu d ad an o ni al h o m b re p riv ad o ; son o b jetiv as, esto es, no m a n ip u la b le s p o r p a rtic u la re s (el precio se su stra e a la in flu en cia de c u a lq u ie r p o se e d o r de m e rc a n c ias suelto); sus d e s tin a ta rio s no son p a rtic u la re s d e te rm in a d o s (el m er­ cado libre p ro h fb e los convenios excepcionales). Las leyes del m e rc a d o llegan a fu n cio n ar bien p o r si m ism as, lo que les p re s ta , a los ojos de la econom fa clasica, la a p a rien c ia de un ordre naturel; en cam bio, las leyes del E stad o n ecesitan u n a ex p resa im posicion. T am b ien a h o ra p o d rfa el so­ b e ra n o a c tu a r com o legislador, m ie n tra s e stu v iera en condicio­ nes de v in c u la r sus o rd en es, y su ta re a e sta ta l en general, a n o r­ m as gen erales, las cuales d eb erfan e s ta r o rie n ta d a s de acuerdo con los in te re se s del trafico b u rg u e s. El E sta d o de derecho com o tal, su condicion, no im p lica la c o n stitu c io n aliz acio n de la p u b lic id a d en el m a rc o de u n a form a de g o b iern o p arlam enta ria (o, al m enos, p a rla m e n ta ria m e n te asida). E so ten fan los fisiocratas en m en te; su llam ad o d esp o tism o legal p re te n d fa precisam ente u n a dom in acio n de la opin io n p u b lic a p o r el m o n arca ilu stra d o . P or si solos, los in te re se s en co m p eticio n con el ca­ p ita l in d u stria l, so b re todo el landed interest [el in tere s de los h a cen d ad o s] — bien el de los la tifu n d ista s n o b les, b ien el de los ab u rg u e sa d o s p ro p ie ta rio s de g ran d es fincas ru ra le s— , son aun tan fuertes en la era lib e ra l que d o m in an al m ism o P arla­ m ento ingles h a s ta 1832 y, en los siguien tes cato rce anos, consiguen im p e d ir la d ero g acio n de la Ley del g ra n o .55 P o r eso el m o n arca ilu stra d o de los fisio cratas no p a sa de ser m e ra ficcion: en el conflicto de los in te re se s de clase de nin g u n m odo estarfa el E sta d o de d erech o en situ acio n de g a ra n tiz a r p e r se u n a legislacion a la m e d id a de las n ec e sid a d e s del trafico b u r­ gues. Solo con la c o m p eten cia leg islativ a m ism a se gana el pu­ blico de las p e rso n a s p riv a d a s esa certeza. El E stad o de d ere­ cho, com o E sta d o b u rg u e s, hace de la p u b lic id a d polfticam en te activa un o rg an o e s ta ta l con objeto de a se g u ra r institu cio n alm ente la conexion de la ley con la opin io n publica. Tal p ro c e d e n c ia explica u n a c o n tra d ic c io n que es inh ere n te al E sta d o de derech o y que se p one de relieve en u n a ambivalencia del concepto de ley: «En la lu ch a p o litic a c o n tra un g obierno real fuerte h u b o que ir a c e n tu a n d o cada vez m as la colab o racio n de la re p re se n ta c io n p o p u la r com o c rite rio determ in an te de la ley y, al final, com o c rite rio decisivo. Si, desde el p u n to de v ista p o litico , sobre to d o , la co lab o racio n de la representacion p o p u la r d ep en d e de la ley, ta m b ie n re su lta c ie rto ... lo co n tra rio : la co lab o racio n de la re p re se n ta c io n p o p u la r da lu g ar a la ley. D om inio de la ley significa entonces co laboracion 116

o, f i n a l m e n t e , d o mi n i o de la r e p r e s e n t a c i o n p o p u l a r » . 56 P or un lado, e n t r a en el co nc ep t o de ley, c o m o e x pr e s i o n volitiva, el m o m e n t o de la exigencia, v i o l e n t a m e n t e i m p u e s t a , de d o m i na cion. Pero, p o r o t r o lado, c o m o e x p r e s i o n o m a n i f es t a ci o n de la razon, el c o n c e p t o de ley c o n t i e n e o t r o m o m e n t o , a n t er i o r , ligado a su p r o c e d e n c i a — a r t i c u l a d a con el P a r l a m e n t o y el p u b li c o — de la o p i ni on publica. Por eso a n t e p o n e Ca r l S c h m i t t u n a det e r m i n a c i o n , la politica, a la otr a: «Ley no es la v o l u n t a d de u n o o de m u c h o s h o m b r e s , si no algo r a c io na l - uni ve rs al ; no voluntas, sino ratio».56‘ El d om i ni o de la ley lleva i mpl ici ta la i nt e n c i o n de la disol uci o n del d o m i n i o en gener al; idea burgu es a tipica, p u e s t o que ni s i qu i e r a la g a r a n t i a polit ica de la es fera p r i v a d a e m a n c i p a d a de la d o m i n a c i o n polit ica d ebe adopt a r la f o rm a de la d o m i n a c i o n . La idea b u r g u e s a del E s t a d o le­ gal, esto es, la v i n c u l a c i on de t od a ac tivi dad e s t a t a l a un s is te ma lo m a s c o n t i n u o posi bl e de n o r m a s l e g i t i m a da s p o r la op i n i o n p u bl i c a, esta o r i e n t a d a al a r r i n c o n a m i e n t o del E s t a d o c o m o i ns ­ t r u m e n t o de d omi n a c i o n . Los actos de s o b e r a n i a p r e s e n t a n una n a t u r a l e z a apocrifa. E n la m e d i d a en que el r ac i o ci ni o p u bl i c o de las per ­ s on a s p r i v a d a s af ir ma su c a r a c t e r de d e t e r m i n a d o r sin p od er de lo j u s t o y lo legal, no es posi bl e que u n a legislacion i nterrel a ci on a da con la o pi ni on p ub l i c a h aga e x p r e s a m e n t e las vec es de pod er ; y, sin e m b a r g o , la c o m p e t e n c i a legislativa ha sido conq u i s t a d a a t r a v e s de u n a l uc ha t a n m a n i f i e s t a m e n t e e n c o n a d a con los viejos p o d e r e s , que no p u e d e ne g ar se l e a ella m i s m a el c a r a c t e r de un «po der »: Locke la l l a m a legislative power; M o n ­ t es q ui e u , pouvoir; sin poder , sin c at e g or i a s social es d e t e r m i n a das que le s i r va n de s o p o r t e , r e p u t a n a m b o s a u t o r e s t a n solo a la j u s t i c i a , la cual se l i mi t a a «aplicar» m e r a m e n t e las leyes exi st e n t es. Sin e m b a r g o , la d i f er encia e nt r e el p o d e r legislativo y el ej ecutivo esta m o d e l a d a p or la c o n t r a p o s i c i o n e n t r e regl a y ac t u a ci o n, e n t r e e n t e n d i m i e n t o o r d e n a d o r y volicion a c t iv a . 57 Aun c u a n d o c o n s t r u i d a c om o «po der » , la l egislacion no debe se r e m a n a c i o n de u n a v o l u n t a d politica, sino conveni o r acional. T a m p o c o la r e c o n d u c c i o n r o u s s e a u n i a n a de la s o b e r a n i a real a s o b e r a n i a p o p u l a r ac ab a con el dilema: la o pi ni on publica esta a la p o s t r e e n f r e n t a d a a la a r b i t r a r i e d a d , y e s ta s o m e t i d de tal m o d o a las leyes i n m a n e n t e s del p ub li c o c o m p u e s t o p or p e r s o n a s p r i v a d a s r a c i o c i n a n t e s que no p u e d e s e r l e a d j u di ca do de m o d o e s t r i ct o el a t r i b u t o m i s m o de v o l u n t a d m a s alta, situada p o r e nc ima de t o d a s las leyes, el a t r i b u t o de so b e ra ni a. De a c u e r d o con sus p r o p i a s i nt e n c i o n e s , la o pi ni on p u bl i c a no quiere se r ni li mi t e del p o d e r ni p o d e r m i s m o , y toda v i a m e n o s

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fuente de to d o p oder. En su p ro p io c o n tex to e sta m as b ien obligada a m o d ificar el c a ra c te r del p o d e r ejecutivo, la d o m inacion m ism a. L a «dom inacion» de la p u b lic id a d es, segun la idea que de si m ism a tien e, u n a o rd e n a c io n en la que la d o m in acio n en general se disuelve; ventas non auctoritas fa c it legem [la v e rd a d y no la a u to rid a d h ace la ley ]. E sta in v ersio n de la sen tencia de H obbes in te n ta c a p ta r la funcion de la o p inion p u b lic a recu rrien d o al concep to de so b eran ia, tan in u til aqui com o en la co n stru ccio n legal-estatal de los pouvoirs. El pouvoir com o tal es p u e sto a d eb ate p o r u n a p u b lic id a d p o lftica m en te activa. Ese debate esta encargado de reconducir la v o lu n ta s a ra tio , ra tio que se elabora en la concurrencia publica de argumentos privados en calidad de consenso acerca de lo practicamente necesario en el interes universal. Allf donde la o rd en acio n legal-estatal, es decir, la p ro p ia del E stad o de d erech o , no ap arece, com o en el caso de Ingla­ te rra , a p a r tir de form aciones a n te rio re s, las del E stad o estam en tal, sino que, com o en el c o n tin e n te , es san cio n ad a tom ando com o b ase u n a ley, la ley fu n d am en tal o C o n stitucion precisam en te, se e n c u e n tra n las funciones de la p u b lic id a d cla ra m en te a rtic u la d a s.57a U n grupo de d erech o s fu n d am en tales (lib e rtad de opinion y de expresion, lib e rta d de p re n sa , lib e rta d de reu ­ nion y asociacion, etc.) se re la c io n a con la esfera del publico racio c in a n te y tam b ien (derecho de peticio n , igual d erec h o de sufragio y de voto) con la funcion p o litic a de las p e rso n a s p ri­ vadas en esa p u b licid ad . O tro g ru p o de d erech o s fun d am en tales (lib erta d p e rso n a l, in v io lab ilid ad del dom icilio, etc.) tiene que ver con el status de lib e rta d in d iv id u al b a sa d o en la esfera fntim a de la p e q u e n a fam ilia p a tria rc a l. El te rc e r grupo de derechos basico s (igualdad a n te la ley, p ro te c c io n de la p ro p ied a d priv ad a, etc.) e sta en conexion con el trafico de los p ro p ie ta rio s p riv ad o s en la esfera de la sociedad b u rg u e sa . Los derech o s fund am en tales g aran tizan : las esferas de la p u b lic id ad y de la privacidad (con la esfera in tim a com o su n ucleo c en tra l); las instituciones e instrumentos del pu b lico , p o r u n a p a rte (prensa, p a r­ tid o s), y la b ase de la a u to n o m ia p riv a d a (fam ilia y p ro p ied a d ), p o r o tra; fin alm en te, las funciones de las p e rso n a s p riv a d a s, sus funciones p o lfticas com o c iu d ad an o s igual que sus funcio­ nes econom icas com o p o se e d o re s de m e rc a n c ias (y, com o «homb res», la funcion de la com u n icacio n in d iv id u al, m ed ian te el secreto de la co rre sp o n d e n c ia, p o r e je m p lo ).58 U na de las co n secu en cias de la tra n sfo rm a c io n de la esfera de la p u b lic id a d y de sus f u n c io n e s 59 p o r los derechos fun­ d am en tales es que la p u b lic id a d m ism a se convierte en princi118

pio organizativo de la activ id ad de los organos estatales; p u bli­ cidad equivale aqui a n o to ried ad . El que se h icieran n o to ria s las discusiones p a rla m e n ta ria s a seg u rab a a la opinion p u b lica su influencia, ase g u ra b a la conexion entre d ip u tad o s y electores com o p a rte s de un m ism o p ublico. Casi p o r la m ism a e p o c a 60 se ab ren tam b ien a la p u b licid ad los p ro c e d im ie n to s ju d ic ia le s. H asta la in d e p e n d ie n te ju s tic ia n e c e sita del co n tro l de la opi­ nion p ublica; solo en el contexto del p u b lico apto p a ra la crf­ tica p arece a salvo la in d ep en d en cia de la ju s tic ia ta n to re s­ pecto del ejecutivo com o re sp e c to de la p a rte privada. Las resistencias m as eficaces al p rin cip io de la p u b licid ad las ofrece la ad m in istra c io n ; p ero no ta n to p o rq u e h u b ie ra que p re se rv a r del co n o cim ien to p u b lico d e te rm in a d o s p ro ced eres, precisam ente en in te re s p ublico, cu an to p o rq u e b u ro c ra c ia y ejercito, com o es n a tu ra l, re p re se n ta b a n bajo el abso lu tism o el unico m edio in stru id o de p o d e r del soberano frente a la sociedad burguesa. Con to d o , u n a o rden d ad a en 1806 p o r el rey de P ru sia a su m in istro de E stad o atestig u a de un m odo ejem p lar que, en el m arco del ab so lu tism o ilu stra d o , se extendfa la idea de que «una co n stan te p u b licid ad del G obierno y de los su b d ito s es la m ejo r g aran tfa frente a la negligencia y a la m ala v o lu n tad de los funcionarios su b o rd in ad o s, y m erece en todo caso ser exigida y p ro te g id a » .61 L a fijacion co n stitu cio n al de u n a p u b licid ad polftica­ m ente activa m u e s tra y a en el a rtic u lo cen tral — que afirm a que todo p o d e r pro ced e del pueblo— el c a ra c te r de u n a ordenacion de la dom inacion esforzad am en te conseguida rec u rrie n d o al p o d er m ism o. Por lo dem as, el E stad o b u rg u es de derecho pretende, sobre la base de la p u b lic id a d polfticam ente activa, u n a organizacion del p o d e r p u b lico que p reserv e la subordinacion de este a las necesid ad es de u n a esfera p riv a d a que se p re se n ta a si m ism a com o n e u tra liz a d a desde el p u n to de v ista del poder y com o em an cip ad a re sp e c to de la dom inacion. Las n o r­ m as co n stitu cio n ales estan an clad as a un m odelo de la sociedad b u rg u e sa que en m odo alguno coincide con la re alid ad de esta. Las categ o rias, sacadas del p roceso h isto rico del capitalism o, tam b ien de su fase liberal, tien en incluso un c a ra c te r historico: senalan ten d en cias h isto ricas (pero no m as que ten d encias). Asf son las «personas privadas» — con cuya autonom ia, garantizad a so cialm ente p o r la p ro p ied ad , c u en ta el E stado de derecho ta n to com o con la in stru ccio n del publico que ellas for­ m an— u n a p e q u en a m inorfa, incluso cuando se incluye en ellas a la p e q u e n a b urguesia. In c o m p a ra b lem e n te m as num eroso es el «pueblo», sobre todo la poblacion ru ra l. Y siguen sien119

do p o d e r o s o s , de a c u e r d o con las leyes p ol i t ica s de la soc i eda d p r e c a p i t a li s t a , los s o b e r a n o s a p o y a d o s en la b u r o c r a c i a y el ej er cit o, p o r u n a p a r t e , y los g r a n d e s p r o p i e t a r i o s r u r a l e s y n o bl e s l a t i f u n d i s t a s , p o r o t r a . 62 Sin e m b a r g o , las n u e v a s Const i t uc i on e s, t a n t o las es cr it a s c o m o las no e s cr it a s, se ref ier en a c i u d a d a n o s y h o m b r e s ; y c i e r t a m e n t e de u n m o d o n ec es ar io, p ue s t o q u e t i e n e n a la « p u b l i c i d a d » p o r p r i n ci p i o or gani z at i vo . La p u b l i c i d a d b u r g u e s a esta o r i e n t a d a p o r el pr i nc i p i o del acceso gene r al . Una p u b l i c i d a d de la que e s t u v ie r a n eo ipso exc l ui do s d e t e r m i n a d o s g r u p o s no solo seria i n c o m p l e t a , sino que en m o d o a l g u n o p o d r i a h a b l a r s e de p u bl i c i d a d. El publico al que se a t r i b u y e el pa pe l de sujeto del E s t a d o b u r g u e s de der e c h o ent i en d e, p ues , t a m b i e n su es fera c om o esfera p u b l i c a en ese e s t r i ct o s e n t i d o; el p u b li c o a n t ic i p a en sus c o n s i d e r a c i o n e s la p e r t i n e n c i a de t o d o s los h o m b r e s . En definitiva, h o m b r e , es t o es, p e r s o n a mo r al , es t a m b i e n el i n d i vi d u o p r i v ad o . Ya hem o s i n d i c ad o el l u g a r h i s t o r i c o y social en el que se ha desar r o l l a d o esta a u t o e o m p r e n s i o n : en la esfera i n ti ma , i ns e r t a en publico, de la p e q u e n a f ami lia p a t r i a r c a l b r o t a la cons ci e nci a de esa, si asi se qu i e r e , i n fo rm e h u m a n i d a d . M i e n t r a s t a n t o, el pu bl i c o h a bi a a d q u i r i d o y a u n a f o r m a p e r f e c t a m e n t e definida; es el p ub li c o l e ct or b u r g u e s del siglo xviii . Esa p u b l i c i d a d sigue s i e n d o l it er ar ia c u a n d o d e s a r r o l l a f u n c i o n es po l i t ica s: la i n s t r u c c i o n es un cr i t er i o de a d m i s i o n ; la p r o p i e d a d , el otro. De hec ho , a m b o s c ri t er io s c u b r e n al m i s m o ci rculo de p e r s o ­ nas; p o r q u e la i n s t r u c c i o n e s c o l a r era p o r e n t o n c e s ma s conse c u en c i a que p r e s u p u e s t o de un status social, el cual, a su vez, e s t aba d e t e r m i n a d o p o r los t it ul o s de p r o p i e d a d a nt e s que po r otr a cosa. Los e s t a m e n t o s i n s t r u i d o s s on t a m b i e n los estam e n t o s p r o p i e t a r i o s . El ce nso, q u e r eg u l a la a d m i s i o n en la publ i c i da d p o l i t i c a m e n t e activa, p ue d e , p o r t a n t o , ir de c o n s u n o con el ce nso fiscal: ya la Re vo l uc i o n f ra nc e sa t o m a a este c om o m e d i d a de la d i f er encia e n t r e c i u d a d a n o s activos y pasivos. Esa l i m i t a ci o n del d e r e c h o de suf ra gi o no necesariam e n t e valia, sin e m b a r g o , c o m o l i m i t a c i o n de la p u b l i c i d a d m i s ­ ma, m i e n t r a s ella v a l ier a c om o m e r a rati ficacion j u r i d i c a de un status del h o m b r e p r i v a d o que es a la vez i n s t r u i d o y propi e t ar io. La ac c e si bi l i d a d ge ne ra l a esa esfera, cuya s f unci one s pol i t ica s h a b r i a de i n s t i t u c i o n a l i z a r el E s t a d o de d e r e c h o , debe d ec i d i r se en la e s t r u c t u r a de la s oc i ed a d b u r g u e s a de a n t e m a no, no luego, con la C o n s t i t u c i o n p olit ica que esta se da. La pu b li c i d a d q u e d a e n t o n c e s g a r a n t i z a d a c u a n d o las c o n d i c i o n e s e c o n o m i c a s y social es of recen a c ad a u n o la p os i b i l i d a d de cum-

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p lir los c rite rio s de adm ision, es decir: de con seg u ir las cualificaciones de la au to n o m ia p riv a d a que distingue al h o m b re in stru id o y p ro p ie ta rio . E sas condiciones h an sido p u e sta s de relieve p o r la econom fa p o litic a de la epoca; Jerem fas B enthem re su lta rfa im p en sab le sin A dam S m ith .63 Los p re su p u e sto s de la econom fa p o litica son conocidos. E lla im ag in a un sistem a cuyas leyes in m an en tes ofrecen al indiv id u o un solido fundam ento p a ra calcu lar su actividad econom ica ra c io n a lm e n te, de acu erd o con la m axim izacion del beneficio. Tales calculos los g u a rd a cada u no p a ra si, sin consu ltarlo s con los dem as; la p ro d u c c io n de m e rc an c ias es subje tiv a m e n te a n a rq u ic a y o b jetiv am en te arm onica. El p rim e r p re su p u e sto es, p o r consiguiente, econom ico: la g aran tfa de la lib re com peticion. El segundo p a rte de la idea de que to d as las m ercan cias se in te rc a m b ia n segun su «valor»; el cual, a su vez, se m ide de acu erd o con la c a n tid a d de tiem p o n ecesaria p ara p ro d u c ir la m ercancfa. T an to los b ienes p ro d u cid o s com o la fuerza de tra b a jo p ro d u c to ra son ten id o s p o r igual com o m ercancfas. En la m ed id a en que esa condicion solo se cum ple cuando quien ofrece u n a m ercan cfa es a la vez su fab rican te y, p u e sto al rev es, cu an d o todo tra b a ja d o r posee el m edio de pro d u ccio n , el segundo p re su p u e sto se convierte en sociologico: u n a sociedad de p eq u en o s p ro d u c to re s de m ercan cias. E ste segundo e sta conectado con el p rim e ro , p u esto que el presup u e sto econom ico de la form acion in d ep en d ien te de los precios contiene ya el p re su p u e sto sociologico de u n a p ro p ie d a d de los m edios de p ro d u c c io n re la tiv a m e n te ex tendida y disem inada. El te rc e r p re su p u e sto es de o rd en teo rico ; lo in tro d u jo el viejo M ill, y fue conocido luego a trav es de u n a form ulacion llam ad a Ley de Say: dada u n a p len a m ovilidad de p ro d u cto res, p ro d u c to s y cap ital, la o ferta y la d em an d a e staran en constan te equilibrio. P o r consig u ien te, las cap acidades deben ser siem pre u tiliz a d a s a pleno ren d im ien to , las re se rv a s de la fuerza de tra b a jo , ag otad as, y el sistem a, p o r p rin cip io exento de crisis, ha de ser m a n te n id o en eq u ilib rio en un nivel alto, medido siem pre p o r el estad io de d e sa rro llo de las fuerzas productivas. Bajo esos p re su p u e sto s, p ero solo bajo ellos, to d o s estan en condiciones iguales p a ra conseguir, con ta len to y «suerte» (el equivalente a la invisib ilid ad e im p e n e tra b ilid a d del, sin em bargo, e stric ta m e n te d e term in ad o acaecer de los fenom enos del m ercad o ), el status de un p ro p ie ta rio y, asf, el de un «hombre»; de conseguir, esto es, las cualificaciones que un h o m b re p rivad o n ecesita p a ra ser a d m itid o en la pu b licidad. Tam poco 121

en la p rim e ra m ita d del siglo x i x e sta b a n esas cualificaciones co lm adas, com o se echa de v er en la p o lem ica funcion desem p e n ad a p o r la econom fa p o litic a m ism a.46 Con to d o , se h ab ia conseguido u n a ap ro x im acio n ta l al m odelo lib eral, que pudo identificarse el in te re s de la clase b u rg u e sa con el in te re s gene­ ral, y pudo el te rc e r e sta m e n to esta b le c e rse com o N acion. La p u b licid ad , com o p rin c ip io o rg an izativ o del E sta d o b u rg u e s de d erech o , gozaba en aq u ella fase del c a p ita lism o de credibilidad. Si cu alq u iera, com o p arecfa o c u rrir, te n ia la p o sib ilid a d de c o n v e rtirse en un «burgues», ento n ces p o d fan te n e r acceso a la p u b lic id a d p o lftic a m e n te activ a ex clu siv am ente los burgueses sin que ello d e sm e re c iera su p rin c ip io . Y, v iceversa, solo los p ro p ie ta rio s e sta b a n en situ acio n de fo rm a r un p u b lico capaz de p ro te g e r leg islativ am en te los fu n d am en to s de la ord en acio n existente de la p ro p ie d a d ; solo ellos tenfan in tere se s p riv ad o s que, au to m a tic a m e n te , convergfan con el in te re s com un de preservacion de u n a sociedad b u rg u e sa com o esfera p riv a d a. Solo de ellos, p o r co n sig u ien te, era de e sp e ra r u n a efectiva rep resentacion del in te re s general, p u es, p a ra el ejercicio del rol pu­ blico, no n e c e sita b a n salirse de la ex isten cia p riv ad a: en tre el hombre privado como homme y el citoyen no hay ruptura alguna en ta n to el homme sea al m ism o tiem p o p ro p ie ta rio y, com o citoyen, p ro c u re p o r la e sta b ilid a d de la o rd e n ac io n de la p ro p ied ad . El in te re s de clase es la b ase de la opinion publica. D u ran te aq u e lla fase, debe h a b e rse co nfundido de ta l m odo, o b jetiv am en te, con el in te re s general, que esa opinion ha po dido p a s a r p o r o p in io n p u b lic a — p o sib ilita d a p o r el racio cin io del p u b lico — y racio n al. En coaccion se h u b ie ra c o n v e rtid o si el publico , como clase d o m in a n te , se h u b ie ra d ecidido a ac ab a r con el p rin c ip io de la p u b lic id a d : el ra c io c in io se h u b ie ra conv ertid o en dogm a; la ev idencia de u n a opin io n que h a b rfa deja d o de ser p u b lica, en o rden. En ta n to los p re su p u e sto s mentad o s p odfan c o n sid e ra rse dad o s, en ta n to la p u b lic id a d existfa com o esfera y funcionaba, lo que el p u b lico crefa ser y h ac er era ideologfa y, a un tiem p o , algo m as que m e ra ideologfa. Sob re la b ase del p ro gresiv o d om inio de u n a clase sobre la o tra, este d esarro lla, sin em bargo, u n a s in stitu c io n e s p o lfticas cuyo sentido o bjetivo ad m ite la id ea de su p ro p ia su p eracio n : veri­ tas non auctoritas fa c it tegem, la id ea de la d isolucion del dom inio en aq u ella lig era coaccion que ya solo la c o n m in a to ria evidencia de u n a o p in io n p u b lic a im pone. Si las ideologfas no solo m u e s tra n en su falsedad la consciencia so cialm en te n e c e sa ria, si estan en p o sesion de un m o m en to de v e rd a d — en la m e d id a en que lo existente se re122

b as a a si m i s m o , a u n q u e solo sea p a r a j u s t i f i c a r s e — , en t o n ce s p u e d e h a b l a r s e de ideologia p r o p i a m e n t e di c ha solo p a r a esta e p o c a . 65 Su or igen e s t ar ia en la i d e n t i d a d e nt r e «p r op i et ar io » y « h o mb r e» ; t a n t o en el rol que a las p e r s o n a s p r i va da s , en ca­ lidad de p ub l i c o, les es d a d o d e s e m p e n a r en la p u b l i c id a d pol i t i c a m e n t e activa del E s t a d o b u r g u e s de d e r e c h o — al pr oducirse la i dentificaci on e n t r e p ub l i c id a d l it er ar ia y p u b l i c i d a d politica— , c o m o en la o pi ni on p ub l i c a m i s ma , en la que el i nt er es de clase, m e d i a d o p o r el r a c ioc i n i o pub l i c o , a d q u i e r e u n a apari enc i a u n i v e r s a l — al identificarse el d o m i n i o con su disolucion en la p u r a r a z o n — . S ea c o m o fuere, la p u b l i c i d a d b u r g u e s a d es a r r o l l ad a esta v i n c u l ad a a u n a c o m p l i c a d a c o n s t e l a c i o n de p r e s u p u e s t o s sociales; ellos h a n ido c a m b i a n d o c o n t i n u a m e n t e de un m o d o r a p i d o y p r o fu n do , y con su t r a n s f o r m a c i o n a p a r e c e la cont radic ci on de la p u b li c id a d i n s t i t u c i o n al i za da p o r el E s t a d o burgues de d e r e ch o : con el auxilio de su p r i nc i pi o , qu e — s e g u n la idea que ella m i s m a se hac e de la cosa— esta e n f r e n t a d o a toda do mi n a c i o n , se f u nd o u n o r d e n p olit ico cuya b a s e social, sin e m b a r g o , no hac i a de la d o m i n a c i o n al go superfluo.

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IV.

Publicidad burguesa: idea e ideologfa

12. «Public opinion», «opinion publique», «6ffentliche meinung», opinion publica: acerca de la prehistoria del topico1 La a u t o c o m p r e n s i o n de la f uncion de la p u b l i c id a d b u r g u e s a ha c r i s t a l i za d o en el t o p i c o de la «o pi ni on publica», cuya p r e h i s t o r i a , qu e a c a b a con la a r t i c u l a d a signi ficacion que al canza esa noci on a f inales del x v i i i , es e v i d e n t e m e n t e l a rg a y solo a g r a n d e s t r a z o s r e p r o d u c i b l e . 2 N os servir a, sin e m b a r g o , c om o i n t r o d u c c i o n a la idea de p u b l i c i d a d b u r g u e s a (paragrafo 12) que, luego de su f o r m u l a c i o n cl asica en la d o c t r i n a kant i a na del d e r e c h o ( par agr af o 13), p a s a a la p r o b l e m a t i c a de H e ­ gel y M a r x ( par agr af o 14) y r e c o n o c e en la t e o ri a po l i t ica liberal de m e d i a d o s del siglo x i x la a m b i v a l e n c i a de idea e ideologia (par agr af o 15).

Opinion t r a s l a d a al f r a nc e s y al ingles la poco complica da significacion de la l a t i n a opinio, la opi ni on, el j u i c i o inci er to o no c o m p l e t a m e n t e p r o b a d o . El l e ng ua j e artificial de los filosofos, d e s de la p l a t o n i c a doxa h a s t a el h e g el i a no Meinen, coi nci de aq u i c o m p l e t a m e n t e con el s e n t i d o del h ab l a cotidiana. E n n u e s t r o c o n t e x t o , e m p e r o , es m a s i m p o r t a n t e la o t r a signi ficacion de opinion, a sa ber : r e p u t a c i o n , el c re di t o , la consi d e r a c i o n de que u n o goza en la o pi ni on de o t r o . 3 Opinion en el s e n t i d o de o p i ni on inse gur a , a la que falta t od a vi a la prueba de su v e r d a d , se v i n c ul a a opinion en el s e n t i d o de reputa ci on c u e s t i o n a b l e p or la m a s a . La p a l a b r a es p o r t a d o r a de la significacion de o p i ni on colectiva, de tal m a n e r a q ue t o d os los a t r i b u t o s que i n s i s t a n en su c a r a c t e r social se c o n v i e r t e n en superf luos p l e o n a s m o s . C o m p o s i c i o n e s c o m o : common opi­ nion, general opinion, vulgar opinion, f al t an a u n p o r c o m p l e t o 124

en S h a k e s p e a r e ; de public opinion no se habl a, ni t a m p o c o de public spirit.4 A s i mi s mo , las c o s t u m b r e s y los u so s, las ideas c o r r i en t e s y las conv en c i on es e x t e n d i d a s r e c i b e n sin r o d e o s en f ra nce s el n o m b r e de opinions. Opinion, e v i d e n t e m e n t e , no e vo l uc i ona a public opinion, a opinion publique — que llevan la i m p r o n t a del siglo x v i i i , la i m p r o n t a de u n r ac i oci ni o i n s e r t o en u n p ub l i c o c a pa z de j u i ­ cio— de un m o d o lineal; p o r q u e las dos significaciones origina r i a s, la de m e r a o p i ni on y la de c r edi t o o r e p u t a c i o n formada en el e s p ej o de las o pi ni on e s , e s tan en c o n t r a p o s i c i o n a la r ac i o n a l i d a d p r e t e n d i d a po r la o pi ni on publica. De t o d os modos, no es t a n p r e g n a n t e la c o n t r a p o s i c i o n en que esta en ing l a te r r a opinion con truth [ v e r d a d ] , reason y judgement [jui­ cio] , c o m o el av i vado e n f r e n t a m i e n t o q u e op on e en el f rances del siglo x v i i opinion a critique.5 Hobbes

cons i g ue u n a l og r a da m e d i a c io n al identificar

conscience — que significa a la vez con s ci e nci a (Bewustseiri) y c o nc i e nci a (Gewissen) *— y opinion. Co mo es s abi do, H ob b es se deja g ui a r p or las e x p er i en ci as de la g u e r r a civil r eli giosa y p r o y e c ta en el Leviathan (1651) un E s t a d o que, b a s a d o exclusiv a m e n t e en la auctoritas del s o b e ra n o , este c o m p l e t a m e n t e d e s v i n c u l a d o de las convi cc i o nes y los s e n t i m i e n t o s de los subditos. P u e s t o qu e los s u b d i t o s e s tan exc l ui dos de la p u b l i c id a d o bj e t i v ad a en el a p a r a t o de E s t a d o , la p u g n a que e nf rent a a sus s e n t i m i e n t o s es p o l i t i c a m e n t e i ndecidi ble, esta c o m p l e t a ­ m e n t e d e s t e r r a d a de la esfera de la politica. — La g u e r r a civil ac ab a con el dic t ad o de u n a a u t o r i d a d c o n f e s io n al m en t e neut ralizada.— La confesion reli giosa es a s u n t o p r i v a d o , es un sentim i e n t o p r i v a d o c a r en t e de c o ns e c u e n c i a s p a r a el E s t a d o : t od os ellos t i e n en el m i s m o v a l o r p a r a el, la con c i e n ci a se co nvi er te en o p i n i o n . 6 H o b b e s define la « ca den a de opi ni one s», que va de la faith [creencia] al judgement. Bu sc a la ni velacion de t odos los a c t os del creer, del j u z g a r y del i m a g i n a r en la esfera del «opinar». T a m p o c o es la «conscience nothing else but m an’s settled judgement and opinion»7 No q u e r i a H o b b e s , con su identificacion de conscience y opinion, d a r a esta lo q ue quitaba a a qu e ll a — la exigencia de v e r d a d — , per o si i m p r i m i o , en c a m b io , u n d es ar rol lo al c o m e n t a r i o h i st or i c o- in t el ec t ual , un de s a r rol lo tal que, con la pr i va t i za ci on t a n t o de la religion c omo

* Se usa aqui consciencia (con s) para verter el alema Bewustsein, es decir, con sentido predominantemente epistemologico; y conciencia (sin ese) para verter Gewissen, es decir, con sentido predominantemente moral.

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de la p r o p i e d a d , co n la e m a n c i p a c i o n de las p e r s o n a s p r i v a d a s r e s p e c t o de las a t a d u r a s s e m i p u b l i c a s de la I glesi a y de los p o ­ der es i n t e r m e d i o s e s t a m e n t a l - e s t a t a l e s , dio p o r vez p r i m e r a validez a la o p i ni on de a q u e l la s . La d e s v a l o r i z a c i o n h o b b e s i a n a del s e n t i m i e n t o r el i gi oso lleva en v e r d a d a la v a l o r i z ac i o n de la c onv i cc ion p r i v a d a en g e n e r a l . 8 Ya Locke , q u e e n t r o en el Col lege C h r i s t C h u r c h de Oxford tr es a n o s d e s p u e s de la d e c a p i t a c i o n de Ca r l os I y un ano d e s p u e s de la a p a r i c i o n del Leviathan, p u d o h a b l a r de la Law o f Opinion, cl asi ficandol a j u n t o a la ley divina y a la ley e s ta t al (y d e f e n d e r l a t e n a z m e n t e en las e di c i on es t a r d i a s de su Essay Concerning Human Understanding). La Law o f Opinion se erige en j u e z de v i r t u d e s y vicios; la v i r t u d se m e d i a precis a m e n t e en el public esteem9 [en f u nc i o n de la c o n s i d e r a c i o n p u b l i c a ] . C o m o m u e s t r a la f o r m u l a c i o n c o m p l e t a — Law o f Opi­ nion and Reputation— , L oc k e r e s t a u r a la signi ficacion originaria de opinion: la idea q ue de u n o t i e n e n los d e m a s . Por otra p a r t e, ha sido p u l i d a esa opinion del i n a d m i s i b l e s e n t i d o de m e r o op i na r, de a p a r i e n c i a e xt er na , e n g a n o s a : la Law o f Opinion es t a m b i e n des ig na d a, c o m o v e r d a d e r a measure o f virtue and vice que es, p o r Philosophical Law. Opinion d e n o t a a q u i la malla i nf or mal de los folkways* cuyo c o n t r o l social i n d i r e c t o es ma s eficaz que la c e n s u r a f o r m a l b a j o a m e n a z a de s a n c i o n e s ecles i ast i c as o es t at a l e s . Por eso a q u e l l a ley r e c i b e t a m b i e n el n omb r e de Law o f Private Censure. Es v e r d a d q ue esa ley — frente a la e s p o n t a n e i d a d de los u s o s y c o s t u m b r e s c o l ec t i vos — cont i e ne y a a qu e l m o m e n t o de c o ns c i e n c i a que al oja a la «opinion», p r o c e d e n t e de la cr ee n c i a p r i va da , en la m o r a l m u n d a n i z a d a ; per o, no sin f u n d a m e n t o , si gue f a l t a n d o a u n el a dj et i vo public. Law o f Opinion no a l ud e de n i n g u n m o d o a u n a ley de la opi ­ ni on publ i ca; p u e s ni s ur g e opinion de la d i s c u s i o n p u b l i c a (consigue a nt e s bi e n su o b l i g a t o r i e d a d by a secret and tacit con­ sent), ni t iene m o d o al g u n o de influir en las leyes del E s t a d o , p u e s t o que es ta b a s a d a en el consent o f private men, who have not authority enough to make a law." La opinion, en fin, a difer encia de la public opinion, no e s ta l igada a los p r e s u p u e s t o s de i n s t r u c c i o n y p r o p i e d a d ; o p i n a r no r e q u i e r e , p o n g a m o s por caso, p a r t i c i p a c i o n en u n r ac i o c i ni o, si no s i m p l e m a n i f e s t a c i o n de aqu el l o s «habi tos» a los q ue l ue go se e n f r e n t a r a cr i t i ca me n te la o p in i o n p u b li c a c o n s i d e r a n d o l o s p rej ui ci o s . Con t od o , opinion m a n t i e n e en Locke, g r ac i as a la iden-

* tamiento. 126

Tradiciones populares, habitos tradicionales de compor­

tificacion con conscience, u n a p osicion valio sa que la re sc a ta de la conexion, p o lem icam en te devaluada, con el pure prejudice; en frances, este sigue te n ien d o a la opinion com o p risio n e ra . La ley «filosofica» no es p a ra Bayle, co n te m p o ran e o de Locke, la Law o f Opinion, sino el Regime de la Critique , n Bayle arranca la critique de su origen historico-filologico, y la convierte en critica, en exam en del p o u r et contre, que todo el m undo puede re aliz a r sobre cu alq u ier cosa; la opinion se hace raison destructiva. E v id en tem en te, Bayle co n sid era el asu nto de la c ritica com o asu n to e stric ta m e n te p riv ad o . La v e rd ad se d escu b rira, efectivam ente, en la d iscu sio n p u b lica en tre los critic o s, pero el am b ito de la razo n seg u ira siendo, no o b stan te, un am bito in tern o , c o n tra p u e sto al am b ito publico del E stad o . In ternam ente critica, sigue siendo la razo n su b a lte rn a en el exterior. Como la conscience en H obbes, tam b ien la critique de Bayle es un a su n to p riv ad o , sin co nsecuencias p a ra el p o d e r publico. Asi distin g u e el tam b ien en tre critique, p o r un lado, y satires y libelles diffamatoires, p o r el o tro ; la c ritic a culpable de re b a sa r las fro n teras de lo p olitico se d eg rad a a panfleto. En In g la te rra, en cam bio, a p a r tir del panfleto surge, p o r la m ism a epoca, la p re n sa p o litic a m e n te ra cio cin an te. Los en ciclopedistas, que se reclam an de la h ere n c ia de Bayle — y no solo p o r la la b o r enciclo p ed ista de e s te lla— , u tilizan opinion en la polem ica significacion de un estado in te le c tu a l de in c e rtid u m b re y de vac io .12 Quien sabe te n e r la raison p o r la m an o , quien entiende de que va la critique, sabe com o sacu d irse le jo u g de la scolastique, de l ’opinion, de l ’autorite, en un mot des prejuges et de la barbarie; el e d ito r alem an tra d u c e : «das Joch der Scholastik, der offentlichen Meinung, der Autoritat» [el yugo de la escolastica, de la opinion publica, de la a u to r id a d ] .13 En efecto: un ano an tes se h a b ia h ab lad o p o r vez p rim e ra de opinion publique; R ou sseau fue el p rim e r au to r que u tilizo esa expresion en su celebre Discurso sobre las artes y las ciencias. R ousseau emp lea la nueva nocion en el viejo sen tid o de opinion; el a trib u to publique d en o ta de to d o s m odos el cam bio de p ersp ectiv a de la polem ica. Los critico s, se dice ahora, sep u ltan los fundam ento s del creer y an iq u ilan la v irtu d , d edican su talen to y su filo ­ soffa a la d estru ccio n y al socavam iento de aquello que los h o m b res co n sid eran sagrado; se en fren tan a la opinion publica (c ’est de l ’opinion publique q u ’ils sont e n n e m is).14 El tra n s ito de opinion a public opinion se efectua en ingles a trav es del public spirit; to d av ia en 1793 tra sla d a F rie­ drich G eorg F o rs te r el frances opinion publique a ese viejo p u ­ blic spirit en vez de a public opinion, aun cuando am bas pala127

b ra s estan y a en circu lacio n com o sin o n im o s. Steele tra n s p o rta el public spirit, del elevado y ab n eg ad o se n tim ien to del sujeto individu al, a la d im en sio n o b je tiv a del e sp fritu de epoca, a la o b jetiv id a d de la general opinion que, desde entonces, apenas es deslin d ab le del in stru m e n to de que se vale esa opinion, la p re n s a .15 B olin g b ro k e echa m an o del te rm in o p a ra fundam enta r la conexion e n tre o p o sicio n p o litic a y sense o f the people. En los artfcu lo s del Craftman del ano 1730 llam a Spirit o f Li­ berty al public spirit del p u eb lo ilu stra d o y guiado p o r la oposicion; Spirit o f Liberty que c o n te m p la en c o n trad ic cio n con la co rru p cio n de los d e te n ta d o re s del p o d er. The knowledge o f the millions [el sab er de la m a y o ria de la p o b la c io n ] serfa tan poco ridfculo com o d esp reciab le, p u e sto que en la m a sa de la p o b la­ cion vivirfa un a u te n tic o se n tim ie n to ( if all men cannot reason, all men can fe e l16)- El public spirit en este sen tid o retie n e aun algo de la e sp o n ta n e id a d de la opinion de Locke: el pu eb lo , con su fidedigno common sense, es en c ie rta m e d id a infalible. El public spirit in c o rp o ra ya e n tre ta n to elem en to s ilu stra d o s cara c te rfstic o s de lo que no ta r d a r a en lla m a rse public opinion: sin el p e rio d ism o p olitico , que B o lin g b ro k e m ism o co n trib u y o a crear, no se h u b ie ra c o n v e rtid o el sense o f the people en el public spirit, tan eficaz p a ra la oposicion. En la consciencia de ese con serv ad o r, al que se le im pone el ro l de o p o sito r raciocin an te y, de este m odo, de p rim e r o p o sic io n ista en el sentido de la m o d e rn a ta c tic a p a rla m e n ta ria , se ju n ta c u rio sam en te un pedazo de a n tic ip a d o ro u sse a u n ia n ism o con los p rin c ip io s de la crftica p u b lica. En el public spirit esta n am bas cosas: el ru d o sentido de lo ju s to y lo c o rre c to , que se da sin m ed iacio n es, y la a rtic u la c io n de la opinion con el judgement, a tra v es del aju ste de cu en tas p u b lico de u n o s a rg u m e n to s con o tro s. E d m u n d B u rk e, y a an tes de la R evolucion francesa, de la que luego h a b rfa de co n v ertirse en refinado critico , h a establecido las d iferen ciacio n es o p o rtu n a s ,17 no p o r cierto aun en su celebre d iscu rso a los electo res de B risto l, en donde d esarrolla de un m odo e je m p la r la te o rfa lib e ra l de la re p re se n ta c io n v irtu al. T res anos desp u es escribe p a ra los m ism os electores u n a carta, «On th e A ffairs o f A m erica». Se h a b ia p ro d u cid o entre ta n to la secesion de las colonias n o rte a m e ric a n a s re sp e c to de la m ad re p a tria ; se h a b ia p u b licad o la Declaration o f Rights. «I m u st beg leave to o b serve th a t it is n o t only th e invidious b ra n c h o f ta x atio n th a t w ill be re siste d , b u t th a t no o th e r given p a rt o f legislative rig h t can be ex ercised w ith o u t re g a rd to the general opinion o f those w ho are to be governed. T hat general opinion is the vehicle and organ o f legislative o m n ip o te n ce.» 18 La de128

term in acio n , poco clara desde el p u n to de v ista del E stad o de derecho, de la opinion p u b lica com o organo y vehfculo de la o m n ip o ten cia (o so berania) no deja, en cam bio, duda alguna re sp e c to del concepto de esa general opinion. La opinion del p ublico ra cio cin an te no es ya sim ple opinion, no coincide con la m e ra inclination, sino con las reflexiones p riv ad as acerca de los asu n to s pub lico s y con la d iscu sio n p u b lica de estos. «In a free country», escribe B urke pocos m eses m as ta rd e , «every m an th in k s he has a concern in all p ublic m a tte rs; th a t he has a rig h t to form and to deliver an opinion on them . They sift, exam ine and discuss them . They are cu rio u s, eager, a tte n tiv e and je a lo u s; and by m aking such m a tte rs the daily subjects o f th e ir th o u g h ts and d iscoveries, vast n u m b e rs c o n tra c t a very to le ra b le know ledge o f th em , and some a very considerable one [...]. W hereas in o th e r co u n tries none b u t m en w hose office calls th em to it having m uch care or th o u g h t ab o u t p u b lic af­ fairs, an d n o t d arin g to try th e force o f th e ir opinions w ith one an o th er, ab ility o f th is so rt is extrem ely ra re in any statio n o f life. In free co u n trie s, th ere is often found m ore real public w isdom an d sagacity in shops and m a n u fa c to ries th a n in the cabin ets o f p rin ces in co u n tries w here none dares to have an opinion u n til he com es into them . Y our w hole im p o rtan c e th e ­ refore dep en d s u p o n a co n sta n t, d isc re t use o f y o u r ow n reaso n » .19 N o ta rd a rfa la general opinion de B u rke, p o r paralelismo con public spirit, en to m a r el n o m b re de public opinion: el Oxford Dictionary la re g istra p o r vez p rim e ra en 1781. En F rancia, aparece la p a la b ra c o rre sp o n d ien te a mediados de siglo; p ero la significacion apenas v ariab a respecto de opinion. Opinion publique equivale a la opinion del pueblo p o rta d a p o r la tra d ic io n y el bon sens, asf en la reivindicacion critico -cu ltu ral que R ou sseau hace de su n a tu ra lid a d , com o en el inten to antiideologico que los enciclo p ed istas hacen de disolverla. Solo cuando, con los fisiocratas, es im p u ta d a al public eclaire [p u b lico ilu s tra d o ], to m a la opinion publique la estricta significacion de u n a opinion que, p o r m edio de la discusion crftica en la p u b licid ad , acab a p o r d e stila r la opinion verdadera. — En ella se disuelve la oposicion en tre opinion y critique—. Los fisiocratas, v e rd a d e ro s exponentes del p u b lico racio cin an te, re sa lta b a n , com o es sabido, la legalidad p ro p ia de la sociedad b u rg u esa frente a las m ed id as del E stad o ; no o b sta n te , frente al reg im en a b so lu tista se c o m p o rta ro n de m o d o apologetico. Su d o c trin a se p arece, segun u n a sentencia de M arx, a la reproduccion b u rg u e sa del sistem a feu d al.2" En la tran sicio n del m ercantilism o al liberalism o , ellos se m a n tien en en la base de la 129

dom inacio n feudal, en la a g ric u ltu ra , com o u n ico tra b a jo productivo; p ero la co n tem p lan desde el p u n to de v ista de la p ro ­ duccion cap ita lista . A l m o n a rc a le es e n c a rg a d a la c u sto d ia del ordre naturel, y el public eclaire le p ro p o rc io n a la co m p ren sio n de las leyes del ord en n a tu ra l. L ouis-S eb astian M ercier, que parece h a b e r sido el p rim e ro en c a p ta r el e stric to sentido de opi­ nion publique y en e n tre v e r su ro l so cial,21 tam p o co consigue d istin g u ir m uy cla ra m e n te en tre g o b e rn a n te s y sa b io s.22 Estos d e term in a n la opin io n p u b lica, aq u ello s tra s la d a n a la p ra c tic a las con secuencias del o b jetiv am en te guiado racio cin io del p u ­ blico: «Les bons livres d e p e n d e n t des lu m ie re s dans to u tes les classes du p eu p le; ils o rn e n t la v erite. Ces sont eux qui deja g ou v ern en t l ’E urope; ils e c la ire n t le g o u v ern em en t su r ses de­ voirs, sur sa faute, su r son v e rita b le in te re t, su r l ’opinion p u b li­ que q u ’il d o it e c o u te r et souivre: ces bons livres sont des maitre s p a tie n ts qui a tte n d e n t le reveil des a d m in is tra te u rs des E ta ts et le calm e de leurs p a ssio n s» .23 L a opinion publique es el re su lta d o ilu stra d o de la reflexion com un y p u b lica sobre los fu ndam en to s del o rd en social; ella re su m e las leyes n a tu ra le s de este; no dom ina, p ero el p o d e ro so ilu stra d o se vera obligado a seguir su vision de las cosas. Con e sta d o c trin a de la doble a u to rid a d de la opinion p u b lica y el so b eran o , de ratio y voluntas, in te rp re ta n los fisioc ra ta s la posicio n del p u b lico ra c io c in a n te aun d e n tro de los lfm ites del reg im en existente. M ien tras sus coetaneos ingleses entendfan el public spirit com o u n a in sta n c ia capaz de forzar al leg islad o r a b u sc a r legitim acion, p ro sig u e en F ra n c ia el aislam ien to de la sociedad re sp e c to del E stad o , de tal m odo que la funcion crftica de la opinion publique re s ta todavfa en las cabezas de estos in te le c tu a le s e stric ta m e n te se p a rad a de la funcion legislativa. Sin em bargo, en ese te m p ra n o concepto de la opinion p u b lica cabe ya la id ea especffica de la p u b licid a d p o ­ lfticam en te activa. Le H arp e ha p o d id o d ecir en u n a ocasion de T u rg o t lo siguiente: «Il est le p re m ie r p a rm i nous qui ait change les actes de l ’au to rite souveraine en o uvrages de raison n em en t et de p e r s u a s io n » 24 (lo que significa ya racionalizacion del dom inio). Pero T urgot, igual que los d em as fisiocratas, no re lac io n a esta idea con la g a ra n tfa d e m o c ra tic a de que las p e rso n a s p riv a d a s, que p ro p o rc io n a n las v isiones e indicaciones o p o rtu n a s en el p lan o de la opin io n p u b lica, p u ed an d a r a esas indicacio n es u n a o b lig a to rie d a d legislativa. C ierto que la m ax im a a b so lu tista , segun la cual auctoritas fa c it legem, ha sido p u esta fuera de ju e g o ; p ero aun no se h a realizad o su inversion. L a razo n de la opin io n p u b lic a acab a escatim an d o le a esta su 13"

funcion co n stitu tiv a. R ousseau, p o r o tra p a rte , que fundam enta con to d a la clarid ad deseable la a u to d e te rm in acio n dem ocratic a del p ublico, liga la volonte general a u n a o p inion publique que coincide con la opinion esp o n tan ea, sin reflexion, con la opi­ nion en sus d isposiciones hechas pub licas. T am bien R o u sseau quiere re c o n s tru ir en el «estado so cial» un orare naturel; p ero este no le p arece in m an en te a las leyes de la sociedad b u rg u esa, sino, en definitiva, tran scendente a la a ctu al sociedad. L a d esigualdad, igual que la falta de li­ b e rta d , se siguen de la co rru p cio n de un estado n a tu ra l en el que los h o m b res no realizab an sino su n a tu ra le z a h u m an a, m ie n tra s que la r u p tu ra e n tre n a tu ra le z a y sociedad escinde a cada individuo en homme y citoyen. El p rim itiv o aco n tecim iento de la au to en ajen acio n hay que carg arlo en el h a b e r del p ro ­ greso civilizatorio. El genial artificio que es el Contrat social h a b ra de re p a ra r el d esg arro : cada u no su b o rd in a a la comun id ad p e rso n a y p ro p ied ad , asf com o todos los derechos, p a ra p a rtic ip a r de los derechos y obligaciones de to dos a traves de la v o lu n ta d g e n e ra l.25. El p a c to social exige un tra sp a so sin reservas, el homme se fusiona con el citoyen. R o usseau p ro y ecta la poco b u rg u e sa idea de u n a sociedad p o litica d e sin h ib id a en la que la esfera au to n o m a p riv ad a, la sociedad b u rg u e sa emancipad a del E stad o , no tiene espacio alguno. Su base no re sta d esco n sid erad a: la p ro p ie d a d es a la vez p u b lica y priv ad a, de tal m odo que to d o ciu d ad an o solo en calid ad de p a rtic ip a n te en la v o lu n ta d com un se tiene a si m ism o p o r su b d ito .26 En consecuencia, la v o lu n ta d com un no surge de la c o n cu rre n cia entre in te re se s p riv ad o s; u n a ta l volonte de tous coincidirfa con el m odelo lib eral — en el que se p resu p o n e la au to n o m ia privada— , m odelo lib eral que el Contrat social estab a precisam ente encargado de su p erar. L a volonte general, g aran tfa de un es­ tad o de n a tu ra le z a re s ta u ra d o b ajo las condiciones de un estado de sociedad, b ro ta m as b ien com o u n a especie de in stin to de la h u m a n id a d , b ro ta , p o r ta n to , del estado de n a tu ra le z a y p e n e tra salv ad o ram en te en el estad o de sociedad. Asf ve R ous­ seau, co n tra d ic ie n d o a M ontesquieu, el esp fritu de la C onstitu­ cion no in sc rito en m arm o l, ni en m etal, sino anclado en el corazon de los ciu d ad an o s, esto es: en la opinion («hablo de costu m b re s, de usos y, especialm en te, de opinion p o p u la r» ).27 Con el Contrat social de R ousseau, la Law o f Opinion de Locke se convierte en so berana. La opinion no p u b lica es elevada, bajo el tftulo de o tra opinion publique, a la categorfa de unico legislador, y desde luego con exclusion del publico ra c io c in a n te. El p ro ced im ien to legislativo que R ousseau previo 131

no deja la m e n o r d u d a al re s p e c to .28 Solo se re q u ie re sano enten d im ie n to h u m a n o (bon sens) p a ra p e rc ib ir el b ien com un. Los h o m b re s sencillos, sim ples, se irrita rfa n con los refinam ientos p o litico s de la d iscu sio n p u b lica; los d eb ates largos no podrfan m enos de serv ir a in te re se s p a rtic u la re s . R o u sseau opone la arm o n fa y co n co rd ia de las asam b leas a las pelig ro sas reclam aciones de los o ra d o re s b rilla n te s . La volonte general es an tes consenso de los co razones que de los a rg u m e n to s.29 La sociedad m e jo r g o b e rn a d a es aq u ella en la que las leyes (lois) coinciden con las c o stu m b re s (opinions) a rra ig a d a s. La m odestia de las c o stu m b re s g u a rd a de las d iscu sio n es esp inosas (dis­ cussions epineuses).3 En cam bio, el lujo c o rro m p e la sana simpleza, som ete u n o s g ru p o s a o tro s, y a tod o s a la o p inion publica (et tous a l ’opinion) .31 Aqui es eficaz, en cam bio, el uso co m p etitiv o de la lengua: la opinion es la opinion del public eclaire, p o sib ilita d a p o r la p re n sa y los d iscu rso s de salon; con­ tra su influencia c o rru p to ra , alza con to d a re so lu cio n R ousseau, co m p leta m e n te en el estilo de su escrito p re m ia d o de 175", la opinion de las c o stu m b re s sim ples y de las b u e n as alm as. A p e s a r de su e sp o n tan eid ad , esta opinion e sta necesita d a de direccio n en su doble funcionalidad. E lla tiene a su cargo, com o convencion, la ta re a del c o n tro l social; p o r encim a de ella vigila el censor, no ta n to com o ju e z de la opinion p o p u la r cu an to com o p o rta v o z suyo: « L ’opinion p u b liq u e est l ’espece de loi d o n t le c e n se u r est le m in is tre » .32 E ste es el uni co capftulo del Contrat social en el que se h a b la de opinion p u ­ blique. Y el c o m en tario hace p a te n te la cercan fa lexica a la Law o f Opinion de Locke: «Qui ju g e des m o e u rs ju g e de l ’honneur; et qui ju g e de l ’honn eu r p re n d sa loi de l ’op inion».33 E sta se hace e n tre ta n to — lo que no o c u rre en Locke— con la ta re a legislativa (aunque n e c e sita de gufa). Asf com o la opinion es a rtic u la d a p o r el censeur en su funcion de c o n tro l social, asf tam b ien o c u rre en su funcion legislativ a con el legislateur. E ste se e n cu e n tra frente a u n a opin io n c ie rta m e n te so b eran a, pero en p re c a ria situ acio n a cau sa del p elig ro de lim itacio n que la am enaza. N o p u ede serv irse ni de la violencia ni de la discusion p u b lic a (ni la fo rc e ni la resolution), tien e que refugiarse en la a u to rid a d de u n a in flu en cia in d ire c ta «qui p u isse e n tra in e r sans violence et p e rs u a d e r sans co n v a in c re » .”' La dem o cracia ro u sse a u n ia n a de la opinion no p u b lic a acab a p o stu la n d o el ejercicio del p o d e r m a n ip u la d o r. La v o lu n ta d g en eral lleva siem ­ p re razon, se dice en el d e sa c re d ita d o p asaje, p ero no siem pre q u eda d ilu cid ad o el ju ic io que le sirve de gufa; p o r eso hay que po n erle siem p re an te los ojos las cosas ta l com o son, y a veces 132

tal c om o le d eb e n de a p a r e c e r . 34 Per o, ^po r qu e no l la ma simp l e m e n t e R o u s s e a u opinion a la o p i ni on p o p u l a r s o b e ra n a ; por que la identifica con opinion publique? La expl ica ci on es sencilla. Una d e m o c r a c i a di r ec t a exige la p r e s e n c i a r eal de quien es s o b e ra n o . La volonte general c om o corpus mysticum esta lig ada al corpus physicum del p u e b l o r e u n i d o . 35 La idea del plebi s c i t o d u r a d e r o se la i ma g i na R o u s s e a u de a c u e r d o con la imagen de la polis griega: el p u e b l o e s t a b a alli, p o r asi decirlo, r e u ­ ni do sin i n t e r r u p c i o n en la plaza; asi t a m b i e n se c onv i er te a los ojos de R o u s s ea u la place publique en f u n d a m e n t o de la c on s t i t u c i o n . De el r ec i b e la opinion publique su a t r i b u t o , es de­ cir, del c i u d a d a n o r e u n i d o en a s a m b l e a y d i s p u e s t o a la aclamacion, no del r ac i o ci ni o p u bl i c o de un public eclaire. Los f isiocratas h a c i a n de p o r t a v o c e s de ese r aciocini o en r e p r e s e n t a c i o n de u n a p u b l i c i d ad ef icazment e crit ica del a b­ s o l u t i s mo r e s t a u r a d o ; R o u s s ea u qu i e r e la d em o c r a c ia sin p u bl i ­ ca discusion. Y a m b a s pa r t e s r e c l a m a n el m i s m o t it ulo: opinion publique. Cuya significacion, en c o ns ec uenci a, se ha polarizado en la F r a n c i a p r er r e v o l u c i o n a r i a . Per o la Re vo lu ci on misma c o ns i g u e el a c o p l a m i e n t o de las dos e s c i n d i d a s f unci o ne s de la o p i ni on publ i ca, la critica y la l e g is l a ti v a. 35a La c o n s t i t u c i o n de 1791 l i mi t a el p r i nc i p i o de la s o b e r a n i a p o p u l a r m e d i a n t e el E s t a d o p a r l a m e n t a r i o de de r ec h o , g a r a n t e de la p u b l i c i d a d pol i t i c a m e n t e activa. El c o n c e p t o f rances de la o pi ni o n p ub l i c a se radi c al i za r e s p e c t o del ingles; el d i p u t a d o Be rga ss e , en un de­ b a t e de la A s am b l e a N a c i o n a l a c er ca del significado de opinion publique p a r a el E s t a d o de d er e c h o , ha f o r m u l a d o la no ci o n de un m o d o p a t et i co : «Vous savez que ce n ’est que p a r l ’opi­ nion p u b l i q u e que vou s p o uv e z a c q u e r i r q u e l q u e p o u v o i r p o ur faire le bien; v o u s savez que ce n ’est que p a r elle que la cause si d e s e s p e re e du p e u pl e a pr eva l u; v ou s savez qu e de v a nt elle t o u t e s les a u t o r i t e s se t ai s e n t , t o us les p r e j u g e s di sp a ra i s s e nt , t ou s les i nt e r et s p a r t i c u l i e r s s ’effacent». 36 Por la m i s m a epoca ha es cr it o J e r e m y B e n t h a m un es cr it o util a la Constituantef7 en el se explicita por vez p r i m e r a en f or ma mon ogr af ic a la con exi on de la opi n i o n p ub l i c a con el pr i nc i p i o de la pu bl i c i da d . Po r un lado, el ejercicio del p o d e r n ec es i t a del c ont rol p e r m a n e n t e de la o p i ni on p u bl i c a — pues to qu e «esta amena za da po r u n a serie de t e n t ac i o n e s » — ; la p ub l i c i d a d de los de­ b a t e s p a r l a m e n t a r i o s a s eg u r a u n a « su pe rv i s i on del publico», cuya c a p a c i d a d cr it ica se da p o r s e n t a d a : «La t o t a li d a d de ellos (the public, le corps publique) c o n s t i t u y e un t r ib u n a l de mas v a l o r que t o d o s los t r i b u n a l e s j u n t o s . P u e d e u n o p o n e r s e terco r e s p e c to de sus exigencias, p u e d e u n o c o n s i d e r a r l a c om o un

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conjunto de opiniones lim itativ as y d iv erg en tes que se anulan y d estru y e n m u tu a m e n te ; p ero to d o el m u n d o p ercib e que ese trib u n a l, aun cu an d o no exento de la p o sib ilid a d de e rro r, es in c o rru p tib le ; que b u sc a c o n sta n te m e n te a c la ra rse, que contiene la e n te ra sab id u rfa y ju s tic ia de un p u eb lo , que decide siem ­ p re acerca del d estin o de los h o m b re s de E stad o (public men, hommes publiques), y que las p en as que im pone son ineluctab le s» .38 A dem as, la A sam blea e sta rfa en condiciones de h acer u tiles las co n sid eracio n es del publico : «nad a m as facil dejandose guiar p o r la pu b licid ad » (under the guidance o f publicity, sous le regime de la publicite)™ P or o tro lado, evid en tem en te, la opinio n p u b lica esta a su vez n e c e sita d a de la p u b lic id a d de los d eb ates p a rla m e n ta rio s p a ra e sta r al c o rrie n te : «En un pueblo que h ay a p ra c tic a d o d u ra n te larg o tiem p o las asam b leas pu b licas, el e sp fritu com un (general feeling, esprit general) se h a b ra elevado; las ideas sanas se u n iv e rsa liz a ran , los p reju icio s daninos, c o m b atid o s p u b lic a m e n te y a no p o r re to ric o s, sino p o r h o m b res de E sta d o , p e rd e ra n fuerza [...]. La razon y el esp fritu de investig acio n se c o n v e rtira n en c o stu m b re s de to d as las cla­ ses sociales».4" B en th am entien d e los d eb ates p u b lico s del Parlam en to com o u n a m e ra p a rte de los d eb ates p u blicos del pu­ blico en general. Solo con la p u b lic id a d d e n tro y fuera del Parlam ento consigue g a ra n tiz a rse la co n tin u id a d del racio cin io polftico y de su funcion, a saber: el p o d e r — p o r reco g er u n a exp resio n de B u rk e— de c o n v e rtir u n a maiter o f will [cuestion de v o lu n ta d ] en u n a matter o f reason [cu estio n de ra c io c in io ]. El n o m b ra m ie n to de los d ip u ta d o s no p u ed e ser a su n to de ciega reso lu cio n o to m a de p a rtid o , sino cosa de razo n a b le deci­ sion: «En u n a a sa m b le a elegida p o r el pueb lo y re n o v ad a perio d ica m e n te , la p u b lic id a d es a b so lu ta m e n te n e ce saria p a ra p ro p o rc io n a r a los senores electo res la p o sib ilid a d de p ro c e d e r con conocim ien to de cau sa» .41 En efecto: desde Jorge III, la fuerza viva de la opinion p u b lic a se ha im p u esto a las sentencias de m u e rte (since public opinion, more enlightened, has had a greater ascendency, depuis l’opinion publique eclaire a pris plus d ’ascendent; en el tex to alem an sigue h a b la n d o se en este pasaje de Volks-Meinung, opinion del p u e b lo ).42 En In g la te rra , lo m ejo r h a b rfa sido conseguido m e d ia n te la co n tin u a violacion de las leyes: p o r eso h a b la B en th am del regime o f publi­ city com o still very imperfect and newly tolerated (le regime de la publicite, tres imparfait, encore et nouvellement tolere). G uizot, u n a generacio n m as jo v e n , que h ab ia dictado desde 182" lecciones acerca del o rig en y la h is to ria del E stado b u rg u es de d erecho, da al «dom inio de la opinion publica» su 134

clasica form ulacion: «C’est de p lu s le c a ra c tere du system e qui n ’adm et nulle p a rt la leg itim ite du p ouvoir absolu d ’obliger tous les citoyens a c h e rc h e r sans cesse, et dans chaque occasion, la verite, la raiso n , la ju s tic e , qui doivent reg ler le po u v o ir de fait. C ’est ce que fait le system e rep re se n ta tif: 1. p a r la discussion qui oblige les pou v o irs a c h e rc h e r en com m un la verite; 2. p ar la pu b licite qui m et les pouv o irs occupes de cette recherche sous les yeux des citoyens; 3. p a r la lib e rte de la p resse qui p rovoque les citoyens eux-m em es a c h e rc h e r la v erite et a la dire au p o u v o ir» .43. F rie d ric h Georg F o rs te r p arece h a b e r sido el introducto r en el oeste alem an, en los p rim e ro s anos de la decada de los noven ta, de la nocion de opinion publique, trad u c ie n d o por offentliche Meinung. Los Parisischen Umrisse, c artas a su esp o sa fechadas a finales de 1793, dan testim o n io de esta nueva re alid a d p o r vez p rim e ra en la lite ra tu ra ale m an a .44 La diferenciacio n que F o rste r establece entre opinion p u blica y espf­ ritu com un, sobre todo, m u e s tra que se h ab ia form ado ya por com p leto u n a idea acerca de la p u b licid ad p o lfticam ente activa de F ran cia e In g la te rra an tes de que el concepto fuera im portad o en A lem ania: «Tenem os ya 7.""" escrito res, a los que no se p re sta la m en o r co nsideracion: p u e sto que no hay un espf­ ritu alem an com un, tam poco hay u n a opinion publica alem ana. H asta las p a la b ra s m ism as nos re su lta n tan nuevas, ta n extranas, que tod o s p id en explicaciones y definiciones, m ie n tra s que ningun ingles m a lin te rp re ta a o tro cuando se h ab la de public spirit, ningun frances a o tro frances, cuando de opinion publique».45 H asta que p u n to llevaba F o rste r razon resp ecto de la necesid ad de co m en tario de los vocablos plagiados, lo dem uestra W ieland, que era p o r aquella epoca m as conocido com o pub licista que com o a sp ira n te a e d ito r de clasicos. U n lu stro des­ pues de las observaciones de F o rster, llevo u n a de sus «conversacio n es en tre c u atro ojos» p re c isa m e n te h acia esa «opinion p u b lic a » .47 N ad a nuevo ap o rtan las acotaciones de W ieland. La opinion p u b lica irru m p e «allf donde la obcecacion y el prejuicio, que h acen al caso de n u e stro bien y n u e stro m al [...] ceden finalm ente al suprem o p o d e r de la v e r d a d » ;48 ella coincide en cuanto a re su lta d o s con la «m as p e n e tra n te investigacion de la cosa, luego de co n sid erar, del m odo m as preciso, todos los pro s y los c o n tra s; y p ro n to h a b ra de te n e r en A lem ania la fuerza de u n a ley.49 L a opinion p u b lica a rra n c a de los in stru id o s y se extiende «sen alad am en te entre aquellas clases que, cuando actu a n en m asa, hacen de c o n tra p o d e r» .5" N o se esta aludiendo, obviam ente, a «las m as bajas clases del pueblo», los sans-cu135

lottes, p u e s t o que, s o m e t i d o s c o m o e s t a n a la p r e s i o n de la miseria y el t r ab a j o , no t i e n e n ni la ob li g a ci on ni la o p o r t u n i d a d de « p r e o c u p a r s e p o r cos as que no af e ct e n d i r e c t a m e n t e a sus n e c e s i d a d e s m a t e r i a l e s » . 51 Ci e r t o que en las reflexiones de W i e l a n d a p a r e c e n tamb i e n c l a r a m e n t e e l e m e n t o s r o u s s e a u n i a n o s , e l e m e n t o s con los que luego, d u r a n t e la g u e r r a de li b e ra c i on , e n l a z ar a el r o m a n t i c i s mo polit ico p a r a identificar a la o p i n i o n p u b l i c a con el silencioso e s p i r i tu del p u e b l o . 52 P er o en W i e l a n d m i s m o d o m i n a un a idea de la o p i n i o n p u b l i c a i n c l i n a d a — en la algo p e d a n t e t r adi cion de la I l u s t r a c i o n a l e m a n a — a ci tar a n t e la t r i b u n a del raciocini o p u b l i c o, s ob r e t od o, a la m e n t i r a clerical y al s e c r et o de g a b i n e t e . 53

13. La publicidad como principio de mediation entre polftica y moral (Kant) Aun a nt e s de qu e el topos de la p u b l i c i d a d a r r a i g a r a en el a m b i t o lingu i st i c o a l em a n, la idea de la p u b l i c i d a d b u r g u e s a e n c u e n t r a su f o r m a t e o r e t i c a m e n t e m a d u r a en el d e s a r r o l l o de los p r i n c i p i o s de la Publizitat p o r la filosofia del d e r e c h o y de la h i s t o r i a de Kant . El p r o c e s o cr it ico del que se si r ven las p e r s o n a s p r i ­ v a d a s p o l i t i c a m e n t e r a c i o c i n a n t e s f re nt e a la d o m i n a c i o n absol ut i st a se ve a si m i s m o c o m o i mpol it i c o: la o pi ni on p ubl i c a qu i e r e r a c i o n a l i z a r la pol it ica en n o m b r e de la mo r al . En el si­ glo x v i i i se di sue l ve la t r a d i c i o n a r i s t o t e l i ca de u n a filosofia de la polit ica en f ilosofia mo r al , y lo «mor al », p e n s a d o en conexion con « n at u r al ez a» y «r azon», se e x t iend e ha c i a la esfera — captada ya en sus c o m i e n z o s — de lo «social», ha c i a el h o r i zo n t e sem a n t i c o de la p o r e n t o n c e s con t a n t a p r o p i e d a d r e s a l t a d a pal abr a social en el a m b i e n t e angl osaj on. No p o r c a s u a l i d a d ha bi a t e n id o el a u t o r de la Ri quez a de las N a c i o n e s un a c a t e d r a de filosofia mo r al . En ese c o n t e x t o ha y q u e i n t e r p r e t a r la si g ui ent e frase: «La v e r d a d e r a polit ica no p u e d e d ar ni u n p a s o sin r e n d i r a n t es t r i b u t o a la mo r al , y a u n c u a n d o la pol i t ica es p o r si m i s ­ ma un a r t e dificil, de n i n g u n m o d o es su as oc i a c i on con la mo r al a r te al guno; p o r q u e esta at aj a ri a g o r d i a n a m e n t e el n u d o que a q ue ll a f uera i n c a p a z de d es vo l ve r t a n p r o n t o c o m o a m b a s com e n z a r a n a d i s p u t a r » . 54 K a n t e s cr i be esta s e n t en c i a en el epi logo de su p r o y e c t o p ar a la paz e t er na. A qu i r ep i t e dos p o s t u l a d o s ded uc i d o s en la d o c t r i n a del D e r e c h o ; la c o n s t i t u c i o n civil de un

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E stad o c u alq u iera h a de ser rep u b lican a, y la relacio n de los Estados en tre si, en el m arco de u n a federacion cosm opolita, pacifista. Los esfuerzos ju rfd ic o s te n d e n te s a g a ra n tiza r la paz civil en el in te rio r y la paz co sm o p o lita en el ex terio r co n trib u y en a la idea de un ord en p len am en te ju s to . L a coaccion no puede seguir siendo ejercid a en la form a del dom inio p erso n a l o de la autoafirm acio n p re p o te n te , sino solo afirm ando que «unicam ente la razon tiene poder». Las relacio n es ju rfd ic a s — desarrolladas h a s ta co n v ertirse en dom in acio n exclusiva— , que pueden im agin arse como la p o sib ilid ad de u n a relacio n de coaccion recfproca, segun leyes u n iv ersales, en tre la lib e rta d de uno y la de los dem as, p ro ced en de la razon p ra c tic a (extrem o co n traataque al p rin cip io : auctoritas non vertias fa c it legem). H obbes p u d o san cio n ar con esa form ula el p o d er absoluto de los so b eran o s p o rq u e el estab lecim ien to de la paz, es decir, el final de la g u e rra civil religiosa, solo era conseguible al p recio de que el m o n a rc a m o n o p o lizara el p o d er publico y de que la sociedad b u rg u esa, ju n to con su d isp u ta confesional, fuera n e u tra liz a d a com o esfera p riv ad a. A nte la decision acorde con las in sin u acio n es de u n a sensatez que, p o r asf decirlo, se e n c a rn a b a existen cialm en te en la p e rso n a del soberano, todo racio cin io segun las reglas de la m o ra lid a d estab a reducido a opinion c aren te de co nsecuencias p a ra la politica. Cuan­ do este fue re h a b ilita d o p o r K ant, dos siglos despues, bajo la form a de ley de la razon p ra c tic a , cuando h a sta la legislacion p o litica estab a so m etid a eticam en te a su co n trol, se habfan ya co n stitu id o en p u b lico los ciu d ad an o s p riv a d o s y estab a ya imp u e sta la esfera de su racio cin io (a saber: la publicidad) en las funciones polfticas m e d ia d o ra s en tre E stad o y sociedad. Por eso hace la p u b lic id a d k a n tia n a las veces de p rin cip io capaz de so lid arizar la p o litica con la m o ra l.55 K ant entiende la p u b licid ad sobre todo com o p rin cip io de la o rd en acio n ju rfd ic a y como m etodo de la ilu stracio n . «M inorfa de edad», com ienza el celebre tr a ta d o ,56 «es la incap acid ad de serv irse del p ro p io en ten d im ien to sin la direccion de o tro . A la p ro p ia culpa hay que im p u ta r esa m ino rfa de edad si la causa de la m ism a no ra d ic a en la carencia de en ten d im ien to , sino en la de reso lu cio n o de v a lo r...». La liberacio n re sp e c to de la m in o rfa de edad p o r culpa p ro p ia se llam a Ilu stra c io n . E sta in d ica al in dividuo u n a m axim a subjetiva, a saber, p e n sa r p o r si m ism o. A la h u m a n id a d com o un todo le senala u n a ten d en cia objetiva, a saber, el p ro g re so hacia el o rd en ju s to . En am bos casos debe a c e p ta r la Ilu stra c io n a la p u b licid ad com o m ed iad o ra: «Es diffcil p a ra todos los hom137

b re s in d iv id u a lm e n te co n sid e ra d o s esfo rzarse p o r salir de la m in o rfa de edad a que h a n sido a b a n d o n a d o s en la n a tu ra le ­ za [...]. Pero es m as p o sib le que un publico se ilu stre a si m is­ m o; con solo que se le deje en lib e rta d , es casi inevitable)).57 P or eso en la concepcion ilu s tra d a el p e n s a r p o r si m ism o p arece co in cid ir con el p e n sa r en voz a lta ,58 ex actam en te igual que el uso de la razon equivale a su uso p u b lico : « C iertam en te se dice: el p o d e r su p e rio r p o d rfa co n cu lcarn o s la lib e rta d de h a b la r o de e scrib ir, p ero ja m a s la de p e n sa r. jPero cu an to p o drfam os pen sar, y con que co rreccio n , si no p e n sa ra m o s, p o r asf decirlo, en co m union con o tro s con los que, n o so tro s a ellos y ellos a n o so tro s, p u d ie ra m o s co m u n icarn o s los p e n sa m ie n to s!» .59 K ant, com o los e n ciclo p ed istas, se r e p re s e n ta la Ilustracio n , el uso p u b lico de la razon, p o r lo p ro n to com o a su n to de sabios, p a rtic u la rm e n te de aq u ello s que ten g an que v er con los p rin c ip io s de la razo n p u ra , esto es, los filosofos. Se tra ta , com o en las d isp u ta s de los esco lastico s, y aun tam b ie n en los dialogos p u g n aces de los re fo rm a d o res , de d o c trin a s y opiniones «a las que las facu ltad es h an de se p a ra r u n a s de o tras bajo el n o m b re de los teo rico s [...], cosa de la cual el p u eb lo se dice a si m ism o que no en tien d e u n a p a la b ra » .6" El conflicto de las facu ltad es se co n su m a com o d isp u ta en tre las bajas y las altas. E sta s, teologfa, derech o y m ed icin a, se b asan de uno u o tro m o d o en la a u to rid a d . T am b ien ellas estan al a m p a ro de la vigilancia e sta ta l, p u e sto que c o n stitu y e n el « p erso n al de la sabidurfa», in te le c tu a le s, ju e c e s y m ed ico s. Se lim itan a ap licar la ciencia (son en te n d id a s en ch ap u cerfa, en savoir faire). En cam bio, las facu ltad es b ajas tie n e n que v e r con con o cim ien to s de la razon p u ra , cuyos re p re s e n ta n te s , los filosofos, independientes de los in te re se s del g o b iern o , solo p o r la razon se dejan guiar. Su esp fritu esta llam ado «a la exposicion p u b lic a de la v e rd a d » .61 Es n ecesario que, en ese conflicto de las facultades, le sea a la razo n «legftim o el h a b la r p u b lic a m e n te, p o rq u e (de lo c o n tra rio ) no p o d rfa la v e rd a d salir a la luz del d fa» .62 Y, c ie rtam e n te, com o anade K ant, p a ra m al del m ism o gobierno. L a p u b licid ad , d e n tro de la cual p ra c tic a n los filosofos su arte sa n fa crftica, h a d ejado de ser e n tre ta n to , sin em bargo de su nucleo academ ico, m e ra m e n te academ ica. Asf com o la dis­ cusion de los filosofos tien e lu g a r a la v ista del gobierno, p a ra in stru cc io n y exam en de el, ta m b ie n asf ante el publico del «pueblo» se sirve de la p ro p ia ra z o n p a ra g u iarlo. La posicion de este p u b lico es am bigua: p o r un lado, m e n o r de edad y n ecesitad o aun de Ilu stra c io n ; p o r el o tro , en cam bio, se constitu y e en p u b lico exigido p o r u n a m ay o ria de edad de la que 138

solo los i l u s t ra d o s son ca pac es. P o r q u e , a fin de c ue nt a s , no solo a los filosofos les es d ad o el hac er lo, sino a c u a lq u ie r a que a c i e rt e a h a c e r un uso p ubl i c o de su razon. El conflicto de las f a c ul t a d es es, po r asi decirlo, solo el h og a r des de el que el fuego de la I l u s t r a c i o n i r r a di a y en el qu e este es avi vado cont i n u a m e n t e . No solo en la r e p u b l i c a de los sabios se r ealiza la p ub li c i d a d, sino en el us o p u bl i c o de la razon, ej er ci do p o r todos aq ue l l os qu e a c ie rt e n a ese uso. E v i d e n t e m e n t e , t i e ne n que r e b a s a r los l i mi t e s de su esfera p r i v a d a como si f ue r an sabios: « E n t i e n d o , e m p e r o , ca pa c es del uso de su p r o p i a r a z o n ante t o d o el p ub li c o del m u n d o l e c t o r a t o d o s aque l l os a qu i e nes na di e l l a m a r i a sa b i o s o e n s e n a d o s po r ella. Ca pac es de u s o p r i ­ v ad o l la mo a a q ue l l os que este les p e r m i t e d e s e m p e n a r su r az on en al gun p u e s t o o c a rg o civil que les ha sido confiado [...] Evid e n t e m e n t e no les esta a q ui p e r m i t i d o r a z on a r , sino que hay que ob ed e ce r . Ma s t a n p r o n t o c o m o esta p a r t e de la m a q u i n a aparec e t a m b i e n c om o m i e m b r o de u n a c o m u n i d a d , de la s oc i eda d c o sm o p o l i t a incluso, y po r c o n si gu ie nt e en calidad de sabi o que se dirige a un pub l i c o p o r m e d i o de es cr it os y h a c i e n d o gala del p r o p i o e n t e n d i m i e n t o , es ta c i e r t a m e n t e en c o nd i c i on e s de r a z o n a r . . . » . 63 De ahi r es u l t a el p o s t u l a d o de la p u b li c i da d c omo pr inci pi o : «El u s o pub l i c o de su r a z on ha de e s t ar libr e en t odo m o m e n t o , y solo el p u e d e d ar l ug ar a la I l u s t r a c i o n e nt r e los h o m b r e s ; el us o p r i v a d o de la m i s m a , e m p er o , p u e d e a menudo llegar a ser m u y l i m i t a do , sin po r ello, no o b s t a n t e , obst a cu li za r s e r i a m e n t e el p r o g r e s o de la I l u s t r a c i o n » . 64 T o d o s esta n l l a m a d o s a ser «publicist as», a dirigirse «al p r o p i o publico, es decir, al m u n d o , po r me di o de e s c r i t o s » . 65 Con el « m u n d o » en el que se c on s t i t uy e el p u bl i c o se al ude a la p u b l i c id a d c o m o esfera: K an t habl a de c o n o c i mi e n t o de mundo, se refiere al h o m b r e de m u n d o . E s t e s e nt i do de mund a n e i d a d se ar ti cul a en el c o nc e pt o de c i u d a d a n i a del m u n d o , de c o s m o p o l i t a n i a y, f inal mente, en el de lo o p t i m o del m u n d o, con la idea de un m u n d o que quiza a pa re z c a del m o d o m a s claro en el «co nc ep to m u n d a n o » de la ciencia — pues, en pur eza, en c am b i o, el m u n d o se c o n s t r u y e en la c o m u n i c a c i o n e nt r e seres r a c i o n a l e s — . M i e n t r a s que el c o nc e p t o a c a d e m i c o de la ci encia refiere t a n solo a «una d i sp os i ci o n r es p ec i o de ci ertos fines a r b i t ra r i o s » , el co n ce p t o m u n d a n o de ella «afecta a lo que n e c e s a r i a m e n t e i n t e r es a a t o d o s » . 66 E st o no es m u n d o en el e n t e n d i m i e n t o t r a n s c e n d e n t a l , no es, c o m o s u m a de t o d o s los f e n o m e n o s, la t ot a li da d de su si n t esi s y, en c u a n t o que tal, uno con la «nat ura l ez a» . E st e « mu ndo» r e m i t e ma s bi e n a la humanidad c o m o especie, per o en el m o d o en que se p r e s e n t a su

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u n id ad en el p lan o fenom enico: el m u n d o del p u blico lec to r ra. ciocinan te que se estab a d e sa rro lla n d o p o r entonces entre las am plias capas b u rg u e sa s. Es el m u n d o de los lite ra to s, pero tam b ien de los salones en los que d isc u rre la co n versacion de las «reu n io n es m ixtas»; aqui, en los h o g ares b u rg u e ses, se establece el pu b lico . «Si se p re s ta aten cio n al curso de los dialogos que se d e sa rro lla n en las re u n io n e s m ix tas, que no estan tan solo co m p u estas p o r sabios y h o m b re s de razon, sino tam b ien p o r gentes de negocios o p o r m u jeres, se n o ta que, a p a rte de n a rra c io n es y b ro m a s, no se da co nversacion, es decir, racio ci­ nio, en m odo a lg u n o » .67 El publico ra c io c in a n te de los «hom bres» se constituye en el de los «ciudadanos», en el que se llega a acu erd o s respecto de los asu n to s «com unes». E sa p u b lic id a d polfticam en te activa se co n v ierte, bajo la « C onstitucion re p u b lican a» , en p rin ­ cipio organizativo del E stad o lib e ra l de derech o . En el m arco que ella ofrece se establece la sociedad b u rg u e sa como esfera de la au to n o m ia p riv a d a (todos deben b u sc a r su «felicidad» p o r el cam ino que se les anto je m as p ro v ech o so ). Las lib e rta d e s burguesas son g a ra n tiz a d as p o r leyes generales; la lib e rta d de los «hom bres» coincide con la ig u ald ad de los ciu d a d an o s ante la ley (abolicion de tod o s los « d erechos de n acim ien to » ). La legislacion m ism a cede a «la v o lu n ta d p o p u la r p ro c e d e n te de la razon»; p o rq u e las leyes tien en su o rigen em pfrico en la «coincidencia publica» del p u b lico ra c io c in a n te; p o r eso las llam a K an t tam b ien leyes p u b licas, d iferen cian d o las de las p riv a d as, que, al igual que el uso y la c o stu m b re , tien en un valor inexpresa b le .6' «U na ley p u b lica, em p ero , que d e te rm in a p ara to dos lo que debe y lo que no debe e sta r en ju s tic ia p e rm itid o , es el acto de u n a v o lu n ta d p u b lica, de la que em ana todo derecho y que con nadie debe p o d e r p ro c e d e r in ju sta m e n te . Mas no es posible o tra v o lu n ta d que la del pueb lo en su co njunto (puesto que todo s deciden p o r to d o s, cada uno, p o r co n siguiente, decide p o r si m ism o )» .69 En eso se esta siguiendo la a rg u m en tac io n ro u ssea u n ia n a , con u n a decisiva excepcion: que el p rin cip io de sob eran ia p o p u la r 70 solo b ajo el p re su p u e s to de un uso p u b li­ co de la razo n pued e ser realizad o . «Tiene que h a b e r en cada m a te ria com un [...] un esp fritu de lib e rta d , p ues, en lo que concierne a la obligacion general de los h o m b res, a todos se exige el que esten ra c io n a lm e n te convencidos de que esta coac­ cion es conform e a ju s tic ia p a ra que no caigan en co n trad ic cio n consigo m ism os». La lim itacio n de la p u b licid ad , opina K ant, con la m ira d a p u e sta en las p o r en to n ces ta n d e b atid a s logias m aso n icas, serfa «la cau sa m o tiv a n te de to d as las sociedades 140

secretas. Pues la humanidad esta por naturaleza llamada a partic ip a r esp ecialm en te en aqu ello que concierne a los h o m b res en gen eral» .71 En ese co n tex to aparece la celebre sen ten cia sobre la lib e rta d de p lu m a com o el «unico p alad io n de los derechos del pueblo». Y a en la Critica de la razon pura h ab ia asignado K ant al consenso p u b lico en tre los rac io c in a n tes la funcion de con­ tro l p ra g m a tic o de la v erd ad : «La p ie d ra de to q u e de lo tenido p o r cierto, ya se tra te de conviccion, y a de m e ra p e rsu asio n , es, ex tern a m e n te, la p o sib ilid a d de com un icarlo y de que todo hom b re de razon lo h alle v alid o » .72 L a intelig ib le u n id a d de la consciencia tra n sc e n d e n ta l coincide con la unificacion, p ro d u c id a en la p u b licid ad , de to d as las consciencias em pfricas. Luego, en la filosoffa del derecho, recib e u n a significacion c o n stitu tiv a esa «coincidencia-de-todos-los-juicios-a-pesar-de-la-diferencia existente-entre-los sujetos» g ara n tiz a d a p o r la p u b licidad: las actividades po lfticas, esto es, las relacio n ad as con el d erecho de los dem as, tie n e n que p o d e r e sta r en acu erd o con el d erech o y la m o ra l h a s ta el p u n to en que sus m axim as sean capaces de publicidad , h a s ta el p u n to en que n ecesiten de ella.73 A nte la pub licid ad , to d a s las activ id ad es polfticas deben a se n ta rse en el fun d am en to de las leyes, las cuales, a su vez, estan ju stificadas com o leyes generales y racio n ales an te la opinion publica. En el m arco p ro p o rc io n a d o p o r u n a situacion co m p letam en te n o rm a d a (que u n ifica co n stitu cio n civil y paz e te rn a en un «orden p len a m e n te ju s to » ), la ley n a tu ra l de la dom inacion es reem p la z ad a p o r el dom inio de las leyes del derecho — y la polftica p u ed e tra d u c irse fu n d am en talm en te a m oral— . M as, ico m o pued e p ro te g e rse la so lid arid ad en tre polftica y m o ra l m ie n tra s no ex ista esa situacion de derecho? P ara c o n stru irla ni siq u iera es suficiente la v o lu n ta d de to d o s los individuos de v iv ir en u n a C o n stitu cio n reg u lad a p o r p rin cip io s de lib e rta d ; no b a sta , esto es, con la u n id a d d istrib u tiv a del q u erer; se n ecesita p a ra ello la u n id a d colectiva p ro p o rc io n a d a p o r la v o lu n ta d u nificada: to d o s ju n to s d eberfan q u e re r esa si­ tuacion. Como consecu en cia de ello, K a n t cree tam b ien que no nos serfa d ado e sp e ra r o tro com ienzo de esa situacion de j u s ­ ticia que el que p u ede ofrecer el p o d e r politico . La to m a de poder in d ire c ta de las p e rso n a s p riv a d a s re u n id a s en calidad de publico no se concibe, em pero, de un m odo p ro p ia m e n te politic o ;74 la au to c o m p re n sio n m o ra l de la p u b licid ad b u rg u esa obliga ta m b ie n a un tip o de exigencias que c o n trib u y en a facilitarle u n a funcion p o litic a que la lleva a a b ste n erse de los metodos del poder politico, metodos la liberacion respecto de 141

los cuales p ro m e te la p u b licid ad . K a n t resu elv e este d ilem a en el p lan o de la filosoffa de la h is to ria . Segun el, ta m b ie n sin interv en cio n de los in d iv id u o s fn tim a m e n te lib re s p u ed en constru irs e co ndiciones ex tern as lib res b ajo las cuales la p o litic a puede ser d u ra d e ra m e n te a b so rb id a p o r la m o ral. Como es sabido, K a n t co n stru y e un p ro g re so del g en ero h u m a n o y de su c o n stitu c io n social que h a b ra de llev arle a lo o p tim o habiendo p a rtid o del m ero estad o c o n stric tiv o de la n a tu ralez a, sin n ecesid ad siq u ie ra de c o n sid e ra r aq u ello que los h o m b re s m ism os deben h a c e r segun las leyes de la lib e rta d ; evid en tem en te no consiste ese p ro g re so , p u es, en un quantum crecien te de m o ralid ad , sino ex clu siv am en te en un a u m e n to de los productos de la legalidad.75 Si la n a tu ra le z a se sirve de los « an tag o n ism os de la sociedad» — ta n to de las lu ch as in te rn a s com o de las g u erra s en­ tre los p u eb lo s— p a ra d e s a rro lla r to d a s las d isposiciones natu ra le s de la h u m a n id a d en u n a «sociedad civil u m v e rsa lm e n te a d m in is tra d o ra de derecho», ento n ces tie n e que ser esa «constitu c io n civil p le n a m e n te ju s ta » u n a « coincidencia patologicam en te alejada» que solo aparece com o un «todo m oral». En ella se h a re su e lto un p ro b le m a al que K an t da u n a form ulacion teo retica : «un co n ju n to de seres ra c io n a le s que co n ju n tam en te exigen leyes g en erales p a ra su m a n te n im ie n to , c o n ju n to resp e c to del cual to d o el m u n d o se siente in clin ad o a excluirse, ha de o rd en a rse de ta l m odo, y de ta l m odo ha de d isp o n erse su constitu c io n , que, aun cu an d o los se n tim ie n to s privados que contiene se en fren ten en sus asp iracio n es, consiga m a n te n e rlo s no o b sta n te de m odo que en lo que a su c o n d u c ta p u b lic a hace el resu lta d o sea ex actam en te tan sa tisfa c to rio com o si no se d iera ninguno de esos m alo s se n tim ie n to s» .76 — U na v ariacio n del lem a de M andeville: private vices public benefits—. K ant d e sa rro lla , p u es, de acu erd o con este p rin c ip io los p re su p u e sto s sociologicos d e te rm in a d o s de la p u b lic id a d p o ­ lfticam en te activa: estos e sta n de to d o p u n to a d h e rid o s a la au to n o m ia p riv a d a p o sib ilita d a p o r las re la c io n e s sociales en tre los p o seed o res de m e rc a n c ias en lib e rta d de com peticion. A l p u b lico p o lftic a m e n te ra c io c in a n te solo tien en acceso los p ro p ie ta rio s p riv a d o s, p ues su a u to n o m ia ech a rafces en la esfera del trafico m e rc a n til y re su lta , p o r ta n to , co incidente con el in te re s de m a n te n e rla com o esfera p riv a d a: «La cu alidad re q u e rid a p a ra ello es, a p a rte de las n a tu ra le s (que no sea un nino, que no sea u n a m u je r), la u n ica: que el sea su p ro p io senor, que tenga, p o r ta n to , alg u n a p ro p ie d a d (p ara lo que p u ede c o n ta rse c u a lq u ie r o b ra de a rte , o de a rte sa n fa, o de142

cor ativa, o cientifica) de la que vivir; esto es, que, en los casos en los que t e nga q u e s ol i ci t ar de los d e m a s p a r a p o d e r vivir, solo por m e d i o de la e na j e n a c i on de lo que es suyo lo solicite, no p o r me d i o de la con ce s io n que h ag a a ot r os de h a c e r uso de sus c a p a c i d a d es . Por con si gu i e n t e: q u e a na di e sir va como a la c o m u n i d a d en el s e n t i d o p r o p i o de la p a l ab r a. Aq ui s o n los p a r i e n t e s del a r t e y los g r a n d e s (o peq ue nos ) p r o p i e t a r i o s igua­ les u n o s r e s p e c t o de o t r o s . . . » . 77 K a nt , que p e r c i b e lo insatisfactor io de esa d i f er enc i a ci on («es algo dificil, lo c on c ed o, determ i n a r el r e q u i s i t o n ec e s a r i o p a r a p o d e r se r exi gente r e s p e c to de la po s i c i on del p r o j i m o que sea s e n o r de si m i s mo » ), llega, sin e m b a r g o , a u n a a d e c u a d a d el i mi t ac i o n frente a lo que m a s t a r d e se l l a m a r a libr e t r a b a j o a s a l a r i a d o . 78 M i e n t r a s qu e los o b r e r o s a s a l a r i a d o s e s t a n n e c es i t a d o s del i n t e r c a m b i o de su u ni c a m e r c a n c i a, la fuerza de t r ab a j o , t r af ic an los p r o p i e t a r i o s p r i v ad o s e nt r e ellos, c o m o p o s e e d o r e s de m e r c a n c i a s , m e d i a n t e el i n t e r c a m b i o de bi e nes. Sol o estos s o n sus p r o p i o s se n or e s, solo ellos h a n de e s t a r a u t o r i z a d o s al d e r e c h o de vo t o , al uso pu bl i c o, en s e n t i d o ej e mp l a r , de la razon. Esa li mi t a ci on , e m p e r o , se c o m p a d e c e bi e n con el principio de la p u b l i c i d a d solo en el caso de que exi st a n en el m a r ­ co de la esfera p r i v a d a iguales o p o r t u n i d a d e s de c o ns eg u i r la p r o p i e d a d a t r a v e s de los m e c a n i s m o s r ea le s de la libr e concur r e n c i a . 79 Asi p u e d e c i e r t a m e n t e el libre t rafico m e r c a n t i l «dar l ug a r a u n a c o n s i d e r a b l e d es i g u a l d a d e n t r e los m i e m b r o s de u n a c o m u n i d a d (entre a r r e n d a t a r i o y so l d ad o , p r o p i e t a r i o y ca mpe sino vas al l o), en lo que a las c i rc u n s t a n c i a s de sus b i e n e s hace; solo que [al trafico m e r c a n t i l no le es dad o] i m p e d i r q u e estos, si su t a l en t o, su diligencia y su s u e r t e se lo p e r m i t e , e s t en facult a d o s p a r a e n a lt e ce r s e en c i r c u n s t a n c i a s des igual es. Pues, si no, al guien e s t ar ia en con di ci o n e s de c o a cc i o n a r a otr o, sin que, a su vez, p u d i e r a ser el c o a cc i o na do m e d i a n t e o t r a acci on cont r ar i a e j er ci d a p o r el o t r o [...]. P u e d e s u p o n e r s e l e (a cualquiera) feliz en c u a l q u ie r c i rc u n s t a n c i a con solo q ue sea co n s ci e n t e de q ue u n i c a m e n t e a el m i s m o (a su ca p ac i d a d, o a su seria v ol u n t a d ) , o a c i r c u n s t a n c i a s de las que a nadi e p u e d e culpar, y no en la i r r e si st i bl e v o l u n t a d de ot r o, r ad i c a el que p u e d a llegar a al c a nz a r u n a p osi c i on de i g u al da d r e s p e c t o a ot r os , los cuales [... ] p o r lo que al d e r e c h o c o nc i e r n e , no goza n de ventaja a l gun a f rente a el».'° Sin que con ello r e s u l t e v u l n e r a d o el p r i nc i p i o de la p u b l i c i d ad , son, p o r c o ns i g ui e nt e, excluidos los no p r o p i e t a r i o s del p u b l i c o c o m p u e s t o p o r p e r s o n a s priv a d a s p o l i t i c a me n t e r ac i o c i n a n t e s . No son, pu es , en es te se n­ t ido, b u r g u e s e s , sino p e r s o n a s de t a l e n t o , diligencia y su e r t e

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quienes p u e d e n a s p ira r a ello; y asf se co n v ierten , p u es, aquellos en m ero s co m p an ero s de p ro teccio n , que d isfru tan de la p roteccion de las leyes sin que les sea dado a ellos m ism o s el h ac erlas. K an t c o m p artio con los lib erales la confianza en que la p riv a tiz a c io n de la sociedad civil c o n se g u ira p o r sf sola se n ta r esos p re su p u e sto s sociales que h a b rfa n de c o n stitu ir la base n a tu ra l de la situ acio n de derech o y de u n a p u b lic id ad capaz de fun cio n am ien to p o litico ; y p u e sto que u n a constitucion social de este estilo re p ro d u c e ta n c la ra m e n te, segun parece, el orare naturel, no le re s u lta diffcil a K an t acep tar, en el plano de la filosoffa de la h isto ria , a la situ acion de derecho com o re s u lta n te de la c o n striccio n de la n a tu ra le z a, lo que le p e rm ite c o n v e rtir a la p o litic a en u n a cu estio n de m o ral. La ficcion de u n a ju s tic ia in m an en te al libre trafico m e rc a n til acaba p o r h a c e r p lau sib le la eq u ip aracio n de bourgeois y hom­ me, del in te re sa d o p ro p ie ta rio p riv ad o y el indiv iduo au to n o m o . La especffica relacio n existente en tre la esfera p riv a d a y la p u b licid ad , de la que surge el intelig ib le d e sd o b la m ien to del sujeto em pfrico en tre el egofsta bourgeois y el a ltru is ta homme, p e rm ite ta m b ie n la co n sid eracio n del citoyen, del ciud ad an o au to rizad o al sufragio, bajo la m ira d a de la m o ra lid a d y bajo la de la legalidad. En su c o n d u c ta « p ato lo g icam ente alejada» puede este a p a re c e r ta m b ie n com o un sujeto m o ra lm e n te li­ bre con solo que, m e d ia n te un designio de la n a tu ra lez a, es decir, sobre la base de u n a sociedad de p ro p ie ta rio s p riv ad o s en libre com peticion, e m a n cip ad a del dom inio y n e u tra liz a d a desde el p u n to de v ista del p o d er, se g a ra n tic e la concordancia de la p u b lic id a d p o litic a con la au to c o m p re n sio n alcan zad a en el am b ito de la p u b lic id a d lite ra ria ; y se g aran tice de m odo que las p e rso n a s p riv a d a s in te re sa d a s, re u n id a s en calidad de publico, se conduzcan e x te rn a m e n te, en cu an to ciu d ad an o s, com o si fueran h o m b re s fn tim a m e n te lib res. B ajo p re su p u e sto s sociales que tra d u c e n private vices a public virtues re s u lta emp fricam en te im ag in ab le u n a situ acio n co sm o p o lita y, con ella, u n a sum ision de la p o litic a a la m o ral. Como res publica fenomenon e sta en condiciones esa situ acio n de llev ar a m anifestacion a la res publica noumenon; le es d ado, sobre el m ism o suelo de la experiencia, u n ificar dos legislaciones h ete ro g e n eas sin que u n a p u ed a ap ro v ech arse de o tra : se tr a ta de la legislacion que a ta n e a las p e rso n a s p riv a d a s com o sen su alm en te im pulsad o s p o seed o res de m e rc a n c ias y de la que concierne a las p e rso n a s p riv a d a s com o h o m b re s e sp iritu a lm e n te libres. Igual que en el am b ito social, p a ra el m u n d o en general se expone la relacio n de lo fenom enico con lo n o u m en ico del si144

g ui e nt e mo d o , de a c u e r d o con la s ol uc i o n de la t e r c e r a ant inomi a de la r a z o n p ur a: todo efecto c u a l q u i e r a debe se r pensado, c o n s i d e r a n d o su ca us a inteligible, c omo libre, y sin e m b a r g o de ello, a t e n d i e n d o a su m a n i f e s t a c i o n e m pi r ica , c om o necesario al m i s m o t i e mp o , esto es, c om o m i e m b r o de la conexion causal u ni ve rs a l de t od os los a c o n t e c i m i e n t o s del m u n d o de los s e n t i d o s . 81 Esa d if er enc i a ci on s i s t em a t ic a cent r al no le p e r m i t e a Kant , e v i d en t e me n t e, m a n t e n e r s e c o ns e c u e n t e en el t e r r e n o de la filosofia polit ica — no p u e d e p r e t e n d e r s e r i a m e n t e hac er d e p e n d e r a las leyes de la r az on p r a c t i c a de con di ci o ne s empi r ic as — . En la m e d i d a , e m p e r o , en que aq u el l a bas e n a t u r a l de la s i t u a c i o n j u s t a o de d e r e c h o es c u e s t i o n a b l e c o m o tal, la c o n s t r u c c i o n de un a si t ua c i o n de d e r e c ho — que er a h as ta a h o r a el presupuesto de u n a politica m o r a l — debe c o n ve rt i r se en c o n t e n i d o y t a r ea de la politica. T a m b i e n a la publ i c i da d, e n c a r g a d a de a r m o n i z a r la polit ica con las leyes de la mor al , le seria a h o r a a s i g n ad a u n a nu ev a funcion, u n a f uncion tal que, en definitiva, no p u e d e ser i n t e r p r e t a d a en el m a r c o del sistema kantiano. Sea q ui e n fuere el suj e t o de la acci on politica, el so­ b e r a n o , un p ar t i d o , al g ui en l l a m a d o al caudill aje o el ciudadano, si no p u e d e r eg i r se p o r leyes y a ex i st e nt es, sino que esta e m p e n a d o en p r o p o r c i o n a r a n t e s u n a si t ua c i o n de d e r e c h o o j u s t a , no le b a s t a con c o n s i d er a r m e r a m e n t e la coi nci de nci a con el ar b i t ri o nega t i vo de t o d o s los d em a s ; t iene que i n t e n t a r c on s eg u i r t a m b i e n inf luencia posi t iva s ob r e la v o l u n t a d de estos. E s o p u e d e h a c e r s e po r me di o del p o d e r y, de o r di na r i o , asi se hace. A d q u i r i r influencia s ob r e el ar b i t ri o de los otros, si se p r o c e d e m o r a l m e n t e , sirve p a r a ofrecer u n a or i en t a c i o n a los fines g en e r a l e s del p ublico, u n a o r i en t a c i o n — ma s precis a m e n t e — a la n e c es i d a d de b i e n e s t a r de la soc i eda d b u r g u e s a c o mo un todo. La i n te nc i o n m o r a l de u n a acci on debe, por c ons igu i e nt e , ser c on t r ol a da , en el a m b i t o de u n a politica tal, r e s p e c t o de su posi bl e exito en el m u n d o de los s ent i d os . La v i r t u d politica no p u e d e ser i ndi f er e nt e a la felicidad: t od as las m a x i m a s p olit icas ne c es it a n , pues , p a r a c oi nci d i r con der ech o y polit ica a la vez, de la p u bl i c ida d, p u e s t o que «ellas tienen que m e d i r s e de a c u e r d o con la final idad g e ne ra l del pub l i c o (la felicidad)», ya que «hac er l e a este feliz con su si t uacion» seria la t a r e a p r o p i a de la p o li t i c a . 82 Antes, en el m i s m o t r at a d o , ha bi a di c ho en c a mb i o: «Las m a x i m a s pol i t ica s no d eb e n partir del b i e n e s t a r e s p e r a b l e c o mo r e s u l t a d o de su ob e di en c ia a un E s t a d o cu a l q u i e r a , esto es, no de un fin al que cu al qu ie ra

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c o n v i e r t e en o bj e t o de las m i s m a s [...] c o m o el m a s al to [...] pr i n c i p i o de la s a b i d u n a e s t a t al , si no del p u r o c o n c e p t o del deb er de j u s t i c i a , y las c o n s e c u e n c i a s fisicas de eso p u e d e n ser t a m b i e n las q ue ellas q u i e r a n » . 83 Ba j o el p r e s u p u e s t o f ilosof ico-histori co de u n a bas e n a t u r a l ya e x i s t e n t e de u n a s i t u ac i o n de d e r e c h o , podia, deMa i ncluso, K a n t s e p a r a r la f o r t u n a del E s t a d o del bi e n del p ue bl o, la m o r a l i d a d de la l egali dad. P er o n u n c a p a r e c e c o n t a r con ess p r e s u p u e s t o ; eso m u e s t r a la a m b i v a l e n c i a de su f i l osof i a de la hi st or i a , en la cual, j u n t o a las m u c h a s m a n i f e s t a c i o n e s — coher e n t e s con su s i s t e m a — que e x c l u y e n la m o r a l i d a d del p r o g r e ­ so, r e s e r v a n d o p a r a este u n a c r e c e n t a m i e n t o de los p r o d u c t o s de la legali dad, se e n c u e n t r a el r e c o n o c i m i e n t o , c o n t r a d i c t o r i o de ese s i s t ema , de «que, en la m e d i d a en qu e el g e n e r o h u m a n o es c o n s t a n t e en lo que h a c e a la c u l t u r a , c om o final idad n a t u ­ ral de a q ue l qu e es esta, t a m b i e n el, en el p r o g r e s a r hac i a lo o p t i m o , se h a r a c o m p r e n s i b l e en lo qu e hac e a la f in al id ad m o ­ ral de su e x i s t e n c i a » . 84 Y, en el m i s m o c o n t e x t o: «Ad ema s , hay m u c h a s p r u e b a s de qu e el g e n e r o h u m a n o t o d o ha ido a m e j o r r e a l m e n t e en n u e s t r a epoca, en c o m p a r a c i o n con t o d a s las pas a d a s » . 85 Si ha de v e n i r u n a s i t u a c io n de j u s t i c i a solo de un m o d o polit ico, y c i e r t a m e n t e p o r m e d i o de u n a pol i t ica en coinci denc i a con la m o r a l , el p r o g r e s o de la leg al i dad d e p e n d e ent o n c e s p r e c i s a m e n t e de un p r o g r e s o de la m o r a l i d a d , y la res publica fenomenon se c o n v i e r t e en un p r o d u c t o de la res publica noumenon m i s m a : « . . . p u e s t o que t o d o s los t a l e n t o s se desar r o l l a n a c ad a dla q ue p as a, se cul tiva el gust o, e inc l uso, a fuerza de I l u s t r a c i o n , el c o m i e n z o se c o n v i e r t e en f u n d a c i o n de un estilo de p e n s a m i e n t o , el cual puede llegar a transformar con el t i e m p o la n a t u r a l d i s p o s i c i o n g r o s e r a a la d i f er en ci a c i on po r c o s t u m b r e en p r i n c i p i o s p r a c t i c o s d e t e r m i n a d o s , y as!, u n a coi nc i de nc i a social p a t o l o g i c a m e n t e a p a r t a d a , en un todo mo-

ral».86 La r el a ci on de la res publica fenomenon con la res pu­ blica noumenon dej a de co i n c i di r c on la r el a ci on, t e o r e t i c a m e n te fijada, e n t r e es enc i a y a p a r i e nc i a. «La idea», se dice a propo si t o del conf li cto de las f a c u l t a d e s filosoficas con las j u n dicas, «de u n a c o n s t i t u c i o n c o i n c i d e n t e con los d e r e c h o s nat ur al e s de los h o m b r e s , s e g u n la cual q u i e n e s o b e d e c e n a la ley h a n de ser al m i s m o t i e m p o l e gi sl a d or es , esta en la b as e de t o d a s las f o r m a s de E s t a d o , y la c o m u n i d a d , q ue p e n s a d a a la m e d i d a de a q ue l la s f o r m a s c o n c o n c e p t o s de la r a z o n p ur a, significa un ideal platonico (res publica noumenon), no es me r a f a bu l a c i on s e s u d e s c a , si no la f o r m a e t e r n a de t o d a c o n s t i t u c i o n

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civil en general, capaz de a le ja r to d a g u e rra » .87 Vale la pena re c o rd a r a h o ra el uso k an tian o de la nocion de «ideal», que alude a u n a id ea In individuo, esto es, a u n a cosa individual co m p letam en te d e te rm in a d a p o r la idea o solo d e term in ab le p o r ella.88 E starfa aun m as alejado de la re a lid ad que la idea; a am bos, idea e ideal, solo puede asig n arseles u n a funcion regulativ a: asf com o la idea p ro p o rc io n a la regla, asf tam bien el ideal sirve a la im agen p rim itiv a de la determ in acio n de una im agen p e rsiste n te que no deja en n ingun m o m en to de ser «m edida o rie n ta tiv a de n u e s tra conducta», co m p letam en te distin ta del ideal al que P lato n im puto falsam ente un significado co n stitu tiv o com o idea del e n ten d im ien to divino. T anto m as so rp re n d e n te , entonces, que en el contexto de las citas que hem os trafd o aqui a colacion se llam e a la res publica noumenon p rec isa m e n te un ideal platonico. N o se tr a ta de u n a m e ra p ro ­ m esa, pues a co n tin u acio n se dice: u n a «sociedad civil organizada» segun este ideal «es la exposicion del m ism o segun leyes de lib ertad , m ed ian te un ejem plo en la experiencia (res publica fenomenon), y solo puede ser lab o rio sam en te conseguida luego de m u ltip les g u erras y h o stilid a d e s; m as su constitucion, u n a vez co n q u ista d a en gran escala, se califica como la m e jo r de todas». Y a la frase a n te rio r h a b ia concluido indicativ am en te en el m ism o sentid o : « ...capaz de a le jar to d a guerra». En la d e term in acio n del ideal, en cam bio, se dice lo siguiente: «Pero q u e re r re a liz a r el ideal en un ejem plo, como el estilo en u n a novela, pong am o s p o r caso, no es h acedero y lleva ade m as en si algo de co n tra se n tid o y de poco edificante en la medida en que las b a rre ra s n a tu ra le s, que de continuo obstaculizan la co m p letu d de la idea, hacen im posible to d a ilusion en tal in te n to e im p o sib le ta m b ie n con ello, an alo gam ente, el bien, y h a sta sospechoso y m e ra m e n te ficticio».89 En la filosoffa p o litica de K ant hay dos versiones clara m en te divisables. L a v ersio n oficial sirve a la c o n stru ccio n de un orden co sm o p o lita que su p era la co n striccio n de la n a tu ra ­ leza, ord en b ajo cuyo p re su p u e sto puede luego la d o ctrin a del derecho d e riv a r las actu acio n es polfticas de las actu acio n es m o­ rales: pero aun en u n a situ acio n de ju s tic ia real (se tra ta de la condicion ex tern a que pued e p e rm itir a los h o m b re s u n a vida social conform e a derecho), no significa la p o litica m o ral sino un a c tu a r recto a p a r tir de la obligacion y bajo leyes positivas. El dom inio de las leyes es g aran tizad o m ed ian te la n o to ried a d publica, esto es, m ed ian te u n a p u b licid ad cuya capacidad de funcionam iento p o sib ilita la base n a tu ra l de la situacion de derecho o de ju stic ia . 147

La o tra v ersio n de la filosoffa de la h isto ria, la inoficial, p a rte de que la p o litic a h a de u rg ir a la co n stru c c io n de u n a situ acio n de derecho. P a ra este fin se sirve ella de la constru c cio n de un o rd en co sm o p o lita surgido de la constriccio n de la n a tu ra le z a y, especialmente, de la p o litica m o ral. La polftica no puede ser exclu siv am en te e n te n d id a de un m odo m o ­ ral, com o un a c tu a r segun obligacion y bajo leyes positivam ente ex isten tes, leyes cuya p o sitiv izacio n , e n te n d id a com o fin propio de ese a ctu ar, n ecesita m as b ien de la co n sid eracio n h acia u na v o lu n ta d co lectiv am en te u n ificad a p o r la finalidad general del p u b lico ; a sab er: el b ie n e sta r. E sa v o lu n ta d tien e a su vez que ser p re se rv a d a p o r m edio de la p u b licid ad . Pero a h o ra tie ­ ne la p u b lic id a d que m e d ia r en tre p o litic a y m o ral en un sen­ tido especifico; en ella h a de a p a re c e r de un m odo inteligible la unificacion de las fin alid ad es em p fricas de to d o s, la legalidad h a de re s u lta r de la m o ralid ad . Con esta in ten cio n c a rg a ra la filosoffa de la h isto ria con la ta re a de g u iar al p u b lico ; p o rq u e en ella, com o proped eu tica que es de u n a situ acio n co sm o p o lita, coinciden las leyes de la razo n con las n ecesid ad es del b ie n e sta r: ella m ism a ha de c o n v e rtirse en opin io n p ublica. Asf se llega a la n o table auto im p licacio n de la filosoffa de la h isto ria ; ella estim a el efecto re tro a c tiv o de u n a teo rfa de la h is to ria sobre el p ro p io decurso de esta: «Un in te n to filosofico de e la b o ra r las leyes generales de la h is to ria u n iv e rsa l segun un p lan de la n a tu ra le z a ten d en te a la c o m p leta unificacio n civil de la especie h u m a n a tiene que c o n te m p la rse com o p o sib le y h a s ta com o exigible p o r ese designio de la n a tu ra le z a » .90 Con p ro g re siv a ilu stra c io n «una cie rta p a rtic ip a c io n del corazon en el bien, p a rtic ip a c io n que el h o m b re ilu stra d o co m p ren d e que no p u ed e evitar, a c a b a ra p o r e n tro n iz a rse » .91 Asf ha de c o n v e rtirse la filosoffa de la h is­ to ria m ism a en u n a p a rte de la Ilu stra c io n , la cual hace de ella un d iag n o stico que la co n v ierte en su a n d a d u ra , p u esto que sus con o cim ien to s p e n e tra n en el racio cin io del p u b lico . K an t dedica en el contexto de su « h isto ria veraz de la h u m an id ad » algunos p a ra g ra fo s p ro p io s a las d ificu ltad es «de las m axim as ap licadas al p ro g re s a r h a c ia el o p tim o u n iv e rsa l en consideracion a su p u b lic id a d » .92 De la in stru c c io n y a d o c trin a m ie n to del pueblo estarfan en carg ad o s p ro feso res de d erech o lib res, los filosofos, p re c isa m e n te, los cuales estan d e sa c re d ita d o s con el nom bre de ilu stra d o re s com o peligro p a ra el E stad o . El progresar h a c ia el o p tim o u n iv e rsa l n ecesita, sin em bargo, d esarro llar toda su activ id ad a p le n a p u b lic id a d («de m odo que la 148

p r oh i bi c io n de pu bl i c id ad i mp i d e el p r o g r e s o de un p u e b l o ha­ cia algo m e j o r » ) . 93 L a s c o n s e c u en c i a s , s o c a va d o r a s del s i s t ema , de u n a filosofia de la historia capaz de impl icar su propia intenci on y efecto a p a r e c e n p r e c i s a m e n t e en la cat e gori a de p u b l i c i d a d que ella m i s m a r e c l am a : en el c a m i n o h i st ori c o de su r ealizaci on, la r a z on exige, en coi nci de nci a con la u n i d a d inteligible de la c o ns ci e nc i a en general, u n a uni f ic aci on de las cons ci e nc i a s emp ir icas; la p ub li c i da d ha de m e d i a r e nt r e aque l l a y esta; su gen e r a l i d a d es la de u n a c o ns ci e nci a e mpi r ic a , cons ci e n ci a a la que la filosofia del d e r e c h o hege l i a na d a r a su n o m b r e : o p ini on publica. E s p o n t a n e a m e n t e , t a n solo se acopl a la p u b l i c i d a d a las c a te go r i a s del s i s t ema k a n t i a n o m i e n t r a s la s e p a r a c i o n — t a m ­ b i e n obligator ia, por lo p r o n t o , p a r a la filosofia politica— en­ tre s u je to e m p ir i co y suj e t o inteligible, e nt re a m b i t o fenomenico y a m b i t o n o u m e n i c o , p u e d a c o n t a r con los p r e s u p u e s t o s social es del m o d e l o liberal de p u b l i c ida d: con la clasica relacion bourgeois-homme-citoyen, esto es, con la s oc i ed a d b u r g u e ­ sa c om o el ordre naturel ca p az de c o n v e r t i r private vices en public virtues. P ue s t o que u n a serie de ficciones en las que se a r ti cul a la a u t o c o m p r e n s i o n de la cons ci e nci a b u r g u e s a c o m o o pi ni on p u b l i c a p e n e t r a n en el s i s t ema k a n t i a n o , p u e d e gr acias a el, a su vez, g a n a r s e la idea de la p u bl i c i d a d b u r g u e s a prec i s a m e n t e en su cone xi on con el p r e s u p u e s t o de un a b as e na­ tur al de la si t ua c i o n de de r ec h o . N o por c a su a l i d a d se enf r ent a el c o n ce p t o de la p ub l i c id a d — en c u a n t o ella no p u e d e seguir g a r a n t i z a n d o s e esa conexi on— a los f u n d a m e n t o s del s i s t e m a m i s m o . Ya Hegel p o n d r a e x p r e s a m e n t e en d u d a el qu e la soci edad b u r g u e s a p u e d a f un ci on a r c om o un o r d e n n a t u r a l de ese estilo. A pe s ar de la b a s e n a t u r a l de la si t ua c i o n de der echo o de j u s t i c i a , la esfera pr i v at i za da del trafico m e rc a nt i l y del t r a b a j o social a m e n a z a con est al lar a ca usa de sus conflictos int e r n o s . Ma s en tales c i r c u n s t a n c i a s no le co nvi ene a la p ub li ­ ci dad s e gui r si e n do el p r i n c i p i o de m e d i a c i o n e n t re p olit ica y mo r al , y en el c o n c e p t o hege l i a n o de o p ini on p ublica se denuncia ya a la idea de la p ub l i c i d ad b u r g u e s a c omo ideologia.

14.

Sobre la dialectica de la publicidad (Hegel y Marx)

En el c ont ext o de las p e r s o n a s p r i v a d a s r a c i o c i n a n t e s se realiza lo que K an t l l a ma la «coi ncidenci a publica» y Hegel

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la «opinion p ublica»; en ella e n c u e n tra su expresion «la gen e ra lid a d em pfrica de los p u n to s de v ista y de las opiniones de m u ch o s» .94 A p rim e ra vista, H egel p arece d e te rm in a r esa magn itu d de un m odo solo m a tiz a d a m e n te d istin to del de K ant: «La lib e rta d form al, subjetiva, de que los in d iv iduos com o ta ­ les p u ed a n te n e r y m a n ife sta r su p ro p io ju ic io , su p ro p ia opi­ nion y su p ro p ia reso lu cio n acerca de los asu n to s generales, hace ap aricio n en el con ju n to que se llam a opinion p u b lic a » .95 P ara a c la ra r este p a rra fo , define la funcion de la p u b lic id a d de acu erd o con el m odelo del siglo x v i i i , esto es, com o racionalizacion del dom inio: «Lo que h ay a de v aler a h o ra no vale ya p o r m ed iacio n del poder, poco p o r la del h a b ito y la costum bre, y sobre todo p o r la m ed iacio n de la in telig en cia y el fundam ento»; y un poco d esp u es: «El p rin cip io del m undo m oderno exige que lo que h ay a de ser reco n o cid o p o r todo h o m b re le ap arezca com o algo le g itim a d o » .96 Y asf como K ant ofrece la p u b lic id a d del racio cin io com o p ie d ra de to q u e de la v erd ad — pied ra de to q u e en la que lo ten id o p o r cierto puede m o strarse com o valido ante to d o h o m b re de razon— , asf ta m b ien H e­ gel espera de la opinion p u b lic a «que u n a cosa es lo que alguien p re su m e en casa, con su m u je r o sus am igos, y o tra lo que acontece en u n a gran reu n io n , donde u n a in teligencia dev ora a la o tra » .97 P or otro lado, la co n tin g en cia de la generalidad m era m e n te form al, que e sta tam b ien a d h e rid a a la opinion publica, se ve o b lig ad a a h a cerse con su p ro p ia su b stan cia fuera de esta: es el conocim ien to com o m e ra ap arien cia. En la m e­ dida en que el uso publico de la razon es cosa de sabios — el k an tian o conflicto de las facu ltad es— , re b a sa el conocer a la m era ap arien cia; de ahf que H egel coloque a la ciencia fuera del am b ito de la opin io n publica: «Las ciencias, en la m ed id a en que — siem pre que sean ciencias— no se h allan ja m a s sobre el suelo del o p in a r y de los p u n to s de v ista subjetivos, asf como tam p o co consiste su exposicion en el a rte de los giros, del in te rp re ta r y del m a n ife sta rse o re se rv a rse segun convenga, sino en la m an ifestacio n inequfvoca, d e te rm in a d a y a b ie rta de la significacion y del sentido, no caen bajo la categorfa de lo integrable p o r la opinion p u b lic a » .98 La d esco n sid eracio n de la opin io n p u b lic a re s u lta forzosam ente del concepto hegeliano de sociedad civil. C ierto que, p o r u n a p a rte , celeb ra el filosofo las leyes de la sociedad civil b u rg u esa, re m itie n d o a la econom fa p o litic a de Sm ith, Say y R icardo, com o la ap a rie n c ia de la ra c io n a lid a d ; pero la pen etracion h eg elian a en el c a ra c te r a la vez an tag o n ico y an arq u ico de ese sistem a de n ecesid ad es d estru y e d ecisiv am en te las ficciones 150

li be r al e s s o b r e las qu e se b a s a b a la a u t o c o m p r e n s i o n de la o pi ni on p u b l i c a c o m o l e gi t i ma razon. Hegel d e s c u b r e la p r o ­ fun da escisi on de la so ci ed a d b u r g u e s a , la cual «no sol o no s u p e r a la [...] d es i g u al d a d [...] q ue se da en la n a t u r a l e z a, si no que [... ] le va n t a u n a d e s i g u al d a d del t a l e n t o , de la cap a c i d a d e incluso de la f o r m a c i o n i n t e l e c t ua l y m o r a l » . 99 P o r q u e « m e d i a n t e la gene ra l i z ac i o n de las r e l a c i on es e nt r e los h o m ­ b r e s a t r av e s de sus n e c e s i d a d e s y de los m o d o s de p r e p a r a r y d i s p o n e r el m e d i o p a r a ellas, a u m e n t a la a c u m u l a c i o n de la r i q u e z a [...], p o r u n a p ar t e, asi como , p o r la otr a, el ai slamiento y l i m i t a c i o n del t r a b a j o p a r t i c u l a r y, p o r con s i g ui e n te , tamb i e n la d e p e n d e n c i a y e s t a d o de n ec e s i d a d de la clase adher ida a este t r a b a j o [...]. Se p o n e aq u i de ma ni f ie s t o que nu nca le es b a s t a n t e a la so c i e d ad b u r g u e s a la e x a g e r a c io n de la r i ­ queza, o lo qu e vi e ne a se r lo m i s m o : qu e no esta en p os e si on de c a p ac i d a d s uf ici ente c o m o p a r a c o n t r o l a r la e x ager ac i on de la p o b r e z a y la p r o l i f er ac i o n de la p l e b e » . 10tl El p r o l e t a r i a d o , c i e r t a m e n t e , se d e t e r m i n a de u n m o d o m e r a m e n t e negativo e nt r e los e s t a m e n t o s de la s oc i eda d b u r g u e s a , c om o u n a cat e go r i a qu e a l ude a los n e c e s i t a d o s ; p e r o la te or i a, e s b o z a d a en sil ueta, del s u b c o n s u m o (con las c o n s e c u e nc i as de un imper ial is mo a n t i c i p a d o : v e a s e el p a r a g r a f o 246), d i a g n o st i c a un con­ flicto de i n t e r e s e s qu e descalifica al i n t e r e s c o m u n y p r e s u n ta m e n t e ge ne ra l del p r o p i e t a r i o p r i v a d o p o l i t i c a m e n t e raciocin a n t e p r e s e n t a n d o l o c o m o u n i n t e r e s m e r a m e n t e p a r t i c u l a r. No p u e d e y a la o p i n i o n p ub li c a del p u bl i c o c o n s t i t u i d o p o r la r e u n i o n de las p e r s o n a s p r i v a d a s s e gu i r g o z a n d o de u n a b a s e p ar a su u n i d a d y p ar a su v e r d a d ; a c a b a r a r e c a l a n d o en la et apa de u n su b je t i vo o p i n a r de m u c h o s . La a m b i v a l e n t e pos i c i on de la op i n i o n p u b l i c a se sigue n e c e s a r i a m e n t e de la « d es or ga ni za ci o n de la s oc i eda d b u r g u e s a » . Pues, ^ q u e a s p e c t o t e n d r i a un E s t a d o que, s e g u n la exp r esi on de Hegel, se «con f un di e r a » co n la so ci ed a d b u r g u e s a , esto es, que «se d e t e r m i n a r a por su g a r a n t i a de p r o t e c ci o n de la p r o ­ p ie da d y de la l i b e r t a d p e r s o n a l » ? 101 T e n d e n c i a l m e n t e , en efecto, el E s t a d o b u r g u e s de d e r e c h o, con c uy a ay u d a l l e v a r an a r a z o n las p e r s o n a s p r i v a d a s al d o m i n i o s e g u n la m e d i d a de su o pi ni on publica, se ira, p o r asi decirlo, r e t i r a n d o en la soc i eda d b u r g u e s a , se «conf undi r a» con ella. P er o en el m o m e n t o en que la s i t u a c i o n p r i v ad a c o m o tal «se c o n s t i t u y e r a en e l e m e n t o part i c i p a n t e de los a s u n t o s g e n e r a l e s en el p o d e r le gi s l a ti v o» , 102 p e n e t r a r i a la d e s o r g a n i z a ci o n de la s oc i eda d b u r g u e s a en el E st a d o . P u e s t o q ue el s i s t e m a a n t a g o n i c o de necesidades esta d i s g r e g a d o en i n te re s e s p a r t i c u l a r e s , l l evar ia u n a p u b l i c i d a d

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p o lfticam en te activ a co m p u e sta p o r p e rso n a s p riv a d as «a un o p in a r y a un q u e re r in o rg an ico s y al m ero poderfo m asivo en frentad o al E sta d o o rg a n ic o » .103 P ara ev itarlo , la prev en cio n policial tiene que c o n tro la r la a m e n a z an te d eso rg an izacio n al estilo de u n a a ta d u ra c o rp o ra tiv a . El in te re s en la lib e rta d de com ercio e in d u s tria n e c e sita «de u n a ta l (a ta d u ra ), ta n to m as cuanto m as ciegam ente h u n d id o e sta en la eg o fsta finalidad, y la n ec esita p a ra v o lv er a lo g en eral y p a ra re d u c ir y a te m p e ra r las pelig ro sas sacu d id as y el tiem p o de p e rm a n e n c ia del terreno en el que h a n de d irim irse las colisiones (de la sociedad burguesa) con in co n scien te n e c e s id a d » .104 Con este co n cep to de una sociedad c o rp o ra tiv a m e n te re tro a c o p la d a h a re b a sa d o Hegel d efinitiv am en te la lfnea del lib eralism o ; tam p o co el concepto de p u b lic id a d , que en c ie rta m e d id a p e rte n e c e a la lim ita d a esfera p riv ad a, pued e seg u ir siendo el liberal. L a o p in io n p u b lic a tien e la form a del e n te n d im ie n to hum ano sano, esta ex ten d id a en tre el p u e b lo al m odo de los preju ic io s, y aun en esa tu rb u le n c ia refleja, de to dos m odos, «las v e rd a d e ras n ecesid ad es y las te n d e n c ia s c o rre c ta s de la realid a d » .105 Llega p o r sf sola a co n scien cia — en la asam b lea de estam en to s, que c o m p ro m ete a los e sta m e n to s p ro fesio n ales de la sociedad b u rg u e sa en la ta re a legislativa— . «La p u b lic id a d de la asam b lea de e s ta m e n to s » 106 no sirve, p u es, p a ra e stab le cer la conexion e n tre las d iscu sio n es p a rla m e n ta ria s y el raciocinio politico del p u b lico , que c ritic a rfa y c o n tro la rfa al p o d e r estatal. Es m as b ien p rin c ip io de in te g ra c io n desde a rrib a del ciudadano, ya que «la a p e rtu ra de esa o p o rtu n id a d de conocim ientos tiene el sen tid o gen eral de llev ar p o r vez p rim e ra a la opi­ nion p u b lica a p e n sa m ie n to s v e rd a d e ro s y de d o ta rla de pen etracion resp e c to de la situ acio n y el concepto del E stad o y de sus asu n to s, y p o r ello de d o ta rla p o r vez p rim e ra de cap acid ad p a ra p o d e r ju z g a r ra c io n a lm e n te de to d o eso, y luego tam b ien de a p re n d e r a con o cer y a o b se rv a r los negocios, los ta le n to s, v irtu d es y d isp o sicio n es de las in sta n c ia s e stata les y de los funcionarios. Asf com o esos ta le n to s co n serv an en ta l p u b licid a d u n a p o te n te o p o rtu n id a d de d e sa rro llo y un escen ario h o n o ra ­ ble, asf ta m b ie n es ella (la p u b licid ad ) un m edio de salvacion frente a la v an id ad de los in d iv id u o s y de las m asas, y un m e­ dio in stru c tiv o p a ra la form acion de estas, y c ie rta m e n te uno de los de m ay o r e n v e rg a d u ra » .107 L a p u b lic id a d re d u c id a a «m edio de form acion» no p u ed e y a seg u ir siendo un p rin c ip io de la ilu stra c io n y u n a esfera de realizacio n de la razon. La publicidad sirve m e ra m e n te a la in teg racio n del su b jetivo o p in a r en la ob jetiv id ad , p u e s ta p o r el esp fritu en form a de E stad o . H e­

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gel se m a n t i e n e en la idea de la r ea l i za ci on de la r a z o n en un « or de n p l e n a m e n t e j u s t o » ; en ese o r d e n coi nci d e n j u s t i c i a y felicidad. Per o el r ac i o ci ni o polit ico del pub l i c o , la o p i n i o n p u ­ blica, ha si do d es calif icada c o mo g a r a n t e de la coi nci denci a; el E s t a d o , c o m o la r e a l id a d que es de la idea mo r al , conlleva esa g a r a n t l a per se, p o r su m e r a exi stencia: «De ah! que la opi ni on p u b li c a cons iga a la vez la a t e n c i o n y el d es pr e ci o ; este, p o r su c o n c r e t a c o ns ci e nci a y ma ni f es t a c i o n ; aquella, por su fundam e n t o esencial que, m a s o m e n o s r ev u el t o , solo en a que l conc r et o ap ar ec e . En la m e d i d a en que ella (la o p i n i o n publica) no co nt i en e ni la m e d i d a de dif er enciacion, ni la c a p a c i d a d de r ea l z a r el l a do s ub s t a n c i a l de un s a b e r d e t e r m i n a d o , es entonces la i n d e p e n d e n c i a r e s p e c t o de ella la p r i m e r a c on d i c i on for­ mal de algo g r a n d e y r a z o n a b l e (tanto en la r ea l id a d c o m o en la c i e n c i a ) » . 1tl8 La opinion publique r e a p a r e c e en la esfera de la opi­ nion; la r a z on r ea l i za da en el E s t a d o e xi st e nt e c on t i e n e ent onces, a su vez, el i m p e n e t r a b l e m o m e n t o de la d o m i n a c i o n per ­ sonal, que h ab i a sido d es p l a z a do y d i s u el t o p o r K a n t en el amb ie nt e de la p ub li c i d a d. Hegel r e s u m e su analisis de la o pinion p ub li c a en la s igu i ent e s e nt en c i a: «La s u b je t iv i d a d , qu e c om o di s ol uci on de la e s t a t a l i d a d ex i s t e n te tiene su m a s e x t er n a mani f est ac i o n en el o p i n a r y el r a c i o ci n a r — av al a d o re s de la cont in ge n c i a de ella y p o r t a n t o a u t o d e s t r u c t i v o s — , t ie ne su verd ad e r a r ea l id a d en su c o n t r a r i a , la s u bj e t i v i d a d c om o identica a la v o l u n t a d s ub st a nc i al , la cual c on s t i t uy e el c o n c e p t o del poder p r i n c i p e s c o » . 1tl9 En el se n o del E s t a d o , al ca nza la li b e r tad su b j e t i v a su d er ech o, c o m o en u n j u e g o de p a l a b r a s , en el su­ j e t o del m o n a r c a . No ej ec ut a este el d e r e c h o del pu bl i c o, que — s e gun K an t — es u ni c o d e po s i t a r i o de la p os i bi li da d de unificar las f inal idades. El p o d e r p r i n c i p e s c o tiene m a s b ie n su f u n d a m e n t o en a que ll a i n m e d i a t e z del m u n d o mo r al , a p a r t i r de la cual h a n i m p u e s t o por vez p r i m e r a los s u j e t o s , el d e r e c h o de su su bj e t i vi d a d . El m o n a r c a e x p e r i m e n t a «que un pu e b l o no se deja c o n f u n d i r r e s p e c t o de su f u n d a m e n t o s u bs t a n c i al , su es encia y el d e t e r m i n a d o c a r a c t e r de su e s p h i t u ; p e r o que, respe c to del m o d o en qu e c on oc e esto y j u z g a c o n d u c t a s , acontec i mi e n to s, etc., r e s u l t a c o n f u n d i d o p o r s! m i s m o » . 110 El do mi n i o solo esta l i m i t a d o p o r u n e s p m t u p o p u l a r que es u n o con el o r d e n e s p o n t a n e o de la m o r a l i d a d s u b s t a n c i al ; el r e i no de la I l u s t r a c i o n , en c a m b io , en el q ue el e s p h i t u p o p u l a r se sabe o pi ni on publ i ca, p e r m a n e c e sin obl i g a t o r i e d a d. La s o l i d a r i d a d e n t r e p o l h i c a y m o r al es r e c h a z a d a p o r Hegel c o m o u n a cuestion ma l p l a n t e a da ; f re nt e a la r ac i o n a l i za ci on del d o m i n i o me-

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diada p o r la p u b lic id a d pone el un ex isten cialism o histo rico u n iv ersa l del e sp fritu p o p u lar: « D urante un tiem po fue m uy d e b a tid a la cu estio n de si, en la o p o sicio n en tre m o ra l y polftica, debfa la segu n d a m ed irse de acu erd o con la p rim era. Sobre lo cual solo es o p o rtu n o aqui o b se rv a r que el b ien de un E stad o tien e u n a ju stific a c io n co m p le ta m e n te d istin ta de la del bien del individuo, y la su b sta n c ia m o ral, el E sta d o , tien e su existencia, esto es, su derech o , de un m odo d irecto , no ab stracta, sino c o n c re ta m en te ; y que solo e sta c o n creta existencia, y no uno de los m u ch o s p e n sa m ie n to s g enerales adecu ad o s a m a n d am ie n to s m o rales, pued e ser p rin c ip io del a c tu a r y del proceder. El d ictam en resp ecto de la h ip o te tic a in ju stic ia im pu­ tab le a la p o litic a en esa h ip o te tic a co n tra p o sic io n , se b a sa m as bien en la su p erficialid ad de las re p re se n ta c io n e s de la m oralidad, de la n a tu ra le z a del E stad o y de las re lacio n es de este con el p u n to de v ista m o ra l» .m H egel d e sa rm a la esp o leta de la idea de la p u b licid ad b u rg u esa, p u es la sociedad a n a rq u ic a y an tag o n ica no re p re s e n ta la esfera — em an cip ad a resp ec to del dom inio y n e u tra liz a d a desde el p u n to de v ista del po d er— del trafico de las p e rso n a s p riv a d a s au to n o m a s, sobre cuya base p o drfa un p u b lico de p e rso n a s p riv a d a s tr a s la d a r la a u to rid a d p o litica a un p lan o racio n al. T am poco la sociedad b u rg u e sa puede a b ste n e rse de dom inio; su te n d e n c ia n a tu ra l a la desorganizacion le lleva a n e c e sita r com o n in g u n a o tra de u n a integracion p o r m edio del p o d er politico. L a co n stru cc io n estatal-esta m e n ta l de H egel reaccio n a a c o n tra d ic c io n es que el ha visto so lidam en te ase n ta d a s en la re a lid a d del E sta d o b u rg u es de derecho de im p ro n ta an g lo sajo n a o francesa; solo que no ha querido c o n sid e ra r esa re a lid a d com o u n a re a lid a d de la sociedad b u rg u e sa p ro g re s a d a .111a El jo v e n M arx ha visto eso con p e n e tra c io n . No se le escapa que los e sta m e n to s «polfticos» de la sociedad p reb u rg u esa se h an d isu elto , en la b u rg u esa, en m ero s e stam en to s «sociales»; a d sc rib irle s a ellos, sin em b arg o , la funcion p o litic a de m ed ia d o re s en tre E sta d o y sociedad, equivale al im p o ten te in te n to re s ta u ra tiv o «de p re c ip ita r de nuevo a los h o m b res en la esfera p o litica con la lim ita b ilid a d de su esfera p riv a d a » .112 L a co n stitu cio n n e o e sta m e n ta l quiere h a c e r re tro c e d e r la separacio n , facticam en te realizad a, en tre E stad o y sociedad al m odo p ru sia n o , glorificado p o r H egel. M arx ve que tien e que form arse u n a « republica», la form a del E stad o b u rg u e s de d e re ­ cho, «allf donde la esfera p riv a d a consigue u n a existencia auton o m a » .113 H a sta ese m o m en to te n ia la socied ad «un c a ra c te r d ire c ta m e n te p o litico , esto es, los elem entos de la vida civil. 154

com o p o r ejem plo la p ro p ied ad , o la fam ilia, o el estilo y m odo de tra b a jo , estab an elevados a elem entos de la vida estatal bajo la form a de senorfo, estam en to y co rporacion. D eterm inaban en esa form a la relacio n del individuo suelto con el todo estatal, esto es, su relacio n po litica, esto es, su relacion de separacion y exclusion re sp e c to de las o tra s p a rte s co n stitu tiv as de la sociedad [...]. L a revolucion politica, que co n stituyo al E stad o po­ litico como a su n to general, esto es, com o E stado real, deshizo n ec esa riam e n te to d o s los estam en to s, corp o raciones, grem ios y privilegios [...]. L a revolucion p o litica llevo consigo la abolicion del c a ra c te r p o litico de la sociedad civil. Deshizo a la sociedad civil en sus p a rte s c o n stitu tiv a s m as sim ples, en individuos, p o r un a p a rte , en los elem entos m ateriales y e sp iritu ales que for­ m an el contenido vital, la situacion civil de estos individuos, p o r la otra. D esencadeno el esp fritu politico que, p o r asf decirlo, estab a disgregado, deshecho, d isp erso p o r los diversos callejones sin salida de la sociedad feudal; lo reco m p u so , lo libero de su m ezcolanza con la vida civil y lo constituyo com o esfera de la co m unidad, com o la esfera de los asu n to s generales del p ueblo, en ideal in d ep en d en cia resp ecto de los elementos p a rtic u la re s de la v id a b u rg u e s a » .114 Como la u ltim a frase deja adivinar, M arx tr a ta de un m odo ironico a la p u b licid ad polfticam en te activa (la «ideal independencia» de u n a opinion p u b lica co m p u esta p o r p ro pietarios p riv ad o s racio cin an tes que se creen h o m b re s autonom os). Pero, con objeto de c a p ta r su m o m en to ideologico, tom a la idea de la p u b lic id a d b u rg u e sa seriam en te en la m ed id a en que resulte coin cid en te ese m om ento ideologico con la autocom prension de las c irc u n sta n c ias y relaciones polfticas avanzadas de F rancia e In g la te rra . M arx critica la co n stitu cio n neoestam ental de la filosoffa del E stad o de H egel segun el p a tro n del Estad o b u rg u es de derecho, solo p a ra d e se n m a sc a rar a la idea de la «republica» com o co n trad iccio n y p a ra p o n e r a la asen tad a idea de la p u b licid ad b u rg u e sa ante el espejo de las condiciones sociales de p o sib ilid ad de su realizacion to ta lm e n te im burguesa. M arx den u n cia a la opinion p u b lica como falsa consciencia: ella se o cu lta a si m ism a su c a ra c te r de m asc ara del in teres de clase b u rg u es. L a crftica m arx ian a de la econom fa p o litica toca, en efecto, a los p re su p u e sto s sobre los que se b asa la au to co m p ren sio n de la p u b licid ad p o lfticam ente activa. Segun esa crftica, el sistem a ca p ita lista no p uede, abandonado a si m ism o, re p ro d u c irse sin crisis com o un «orden natural». A dem as, el p roceso de valorizacion del capital se b asa en 155

la ap ro p ia c io n de la p lu sv alfa ex tra fd a del p lu s tra b a jo de aquellos p o seed o res de m e rc a n c ias que d isp o n g an ta n solo, com o u n ica m ercan cfa, de su fuerza de tra b a jo . — P or eso en vez de u n a socied ad de e sta m e n to s m ed io s c o n stitu id a p o r p eq u en o s p ro d u c to re s de m e rc a n c ias, se form a u n a sociedad de clases en la que las ex p ectativ as de ascen so social del tra b a ja d o r asalariad o a p ro p ie ta rio son cada vez m as re d u c id a s— . F in alm en te, los m ercad o s, con a rreg lo a la a c u m u lacio n de cap ital, se conform an de un m odo oligopolfstico, de m o d o que ni siq u ie ra con u n a form acion in d e p e n d ie n te de los p re c io s hay que c o n tar a largo plazo: la em an cip acio n de la sociedad b u rg u e sa resp e cto del re g la m e n to de la s u p e rio rid a d no lleva, p o n g am o s p o r caso, a la n eu tra liz a cio n del p o d e r en el trafico en tre p e rso n a s p riv a­ das; en vez de eso, cuajan en las form as de la lib e rta d c o n tra c ­ tu al b u rg u e sa n uevas re lacio n es de p o d er, e sp ecialm en te entre p ro p ie ta rio s y tra b a ja d o re s a sa la ria d o s. E sa crftica d e stru y e to d a s las ficciones de las que la idea de la p u b lic id a d b u rg u e sa se reclam a. Pone de m an ifiesto com o faltan, p o r lo p ro n to , los p re s u p u e sto s sociales de la igualdad de o p o rtu n id a d e s p a ra que cada u no p u e d a conseguir, con reso lu cio n y « suerte», el status de un p ro p ie ta rio , y con ello, las cualificaciones n e c e sa rias p a ra ser a d m itid o en la p u b lic id ad com o h o m b re p riv a d o : p ro p ie d a d e in stru c c io n . Ig u a lm e n te se desvanece la e q u ip a ra c io n de « p ro p ietario s» y «hom bres»; porque, a cau sa de su e n fre n ta m ien to con la clase de los tra b a ja d o ­ res a sala ria d o s, su in te re s en el m a n te n im ie n to de la esfera del trafico m e rc a n til y del tra b a jo social d eja de ser un in tere s p ro p ia m e n te p riv a d o p a ra d e g ra d a rse a in te re s p a rtic u la r, que solo p o r m edio del ejercicio del p o d e r p u ed e im p o n erse a o tro s. D esde este p u n to de vista, no p u ed e y a la d isp osicion sobre la p ro p ie d a d p riv a d a tra n s fo rm a rs e in co n d ic io n a lm e n te en libertad de los h o m b re s au to n o m o s. L a au to n o m ia p riv a d a b u rg u e sa no p e rm ite « h allar la realizacio n de la lib e rta d de cad a h o m b re en o tro h o m b re , sino an tes b ien los lfm ites de esa lib e r ta d » ;115 y los d erech o s g a ra n te s de ese «egofsmo» son «derechos hum anos» en el sen tid o del h o m b re a b s tra c to que al p e rse g u ir sus in tere se s p riv ad o s no re b a s a la ilib e rta d del p ro p ie ta rio , que es un agente del p ro ceso de v alo rizacio n del cap ital, con lo que ja m a s llega a c o n v e rtirse en aq u el h o m b re «real y verd ad ero » que seria el b u rg u e s capaz de so b rellev ar las funciones del ciudadano. L a se p a ra c io n de so cied ad y E sta d o coincide con «la escision del h o m b re en h o m b re p u b lico y h o m b re p riv a d o » .116 Pero, com o bourgeois, es el h o m b re p riv a d o en definitiva tan poco homme que, p a ra e s ta r en co n d icio n es de p e rc ib ir ver156

d ad e ra m e n te los in te re se s ciu d ad an o s, d eberfa salirse de su re a lid a d b u rg u esa, « a b stra e rse de ella, re tira rse de esa organizacion global h a c ia su in d iv id u a lid a d » .117 La concepcion en la que las p e rso n a s p riv a d a s re u n id a s en p u b lico acaban coincidiendo luego de d iscu rso s y co n tra d isc u rso s, no puede ser confundida con lo ju s to y con lo co rrecto : tam b ien la te rc e ra identificacion — la cen tral— en tre opin io n p u b lica y razon re su lta q u e b ra n ta d a . En ta n to no sean efectivam ente n eu tra liz a d as, en la re p ro d u c c io n de la v id a social, las relacio n es de p o d e r y la sociedad civil m ism a se b ase aun en el p o d er, n in g u n a situacion de derecho o ju s ta que reem p lace la a u to rid a d p o litic a p o r la a u to rid a d racio n al puede c o n stru irse sobre su base. Asf p ues, tam po co la disolucion de las relacio n es feudales de dom inio en el m ed io del p u b lico ra c io c in a n te es la p re te n d id a disolucion de todo dom inio p o litico en general, sino su p e rp etu acio n en o tra form a — y el E stad o de derecho, ju n to a la p u b licid ad como prin cip io c e n tra l de su organizacion, m era ideologfa— . Precisam en te la sep aracio n en tre los am b ito s publico y p rivado impide en esta etap a del cap italism o lo que la idea de la p u b licid ad b u rg u e sa p ro m ete. En la polem ica en to rn o de las refo rm as electorales, a las que a com ienzos de los anos tre in ta h ab ia seguido, en Francia e In g la te rra , u n a c ie rta ex tension del derecho electoral, se objetiva la luch a p o r la realizacio n del E stad o b u rg u es de de­ recho. Es, em pero, n o ta b le que M arx v iera y a tam b ien en ello un p re c e d e n te de la co n stitu cio n alizacio n de la sociedad b u r­ guesa; en el m ism o co n tex to se dice: «Que la sociedad burguesa p e n e tre , m asiva, y co m p letam en te en la m ed id a de lo posible, en el p o d e r legislativo, que la sociedad b u rg u e sa re al qu iera su b stitu ir a la sociedad b u rg u e sa ficticia del p o d e r legislativo, todo ello, no es sino su asp ira c io n a d o ta rse de existencia polftic a » .118 El jo v en M arx da, antes de 1848, u n a in te rp re ta cio n rad ic al-d em o c ra tic a de la te n d e n c ia a la generalizacion del derecho electo ral; el an ticip a u n a tra n sfo rm a c io n de la p u b licid a d burg u esa, de la cual, luego de la sublevacion de ju n io de los obrero s de P aris, h a ra un diagnostico m u ch o m as claro: «El regim en p a rla m e n ta rio vive de la d iscu sio n acerca de como p ro h ib ir la discusion. Todo in te re s, to d a in stitu cio n social son aqui tra n sfo rm a d o s en p en sam ien to general, tra ta d o s com o pensam iento acerca del m odo de a firm a r algun in te re s, alg u n a institu cio n frente al p en sam ien to e im p o n erlo s como artfculos de fe. La lucha o ra to ria d e sa rro lla d a en la trib u n a da lu gar a los golfos de la p ren sa, el club de d eb ates del P a rlam en to se comp leta n e c e sa riam e n te con los clubs de d eb ates de los salones 157

y las ta b e rn a s; los re p re s e n ta n te s , que ap elan c o n sta n te m e n te a la opinion p o p u lar, a u to riz a n a la opinion p o p u la r a decir su v e rd a d e ra opin io n a tra v e s de p etic io n e s. El reg im en p arlam enta rio lo a b a n d o n a to d o a la d ecision de la m a y o ria ace rc a del m odo de ev itar que las g ran d es m ay o rfas d ecid an m as alla del P arla m e n to . Si acariciais los v iolines con la cuspide del E stado, ^que o tra cosa p o d rfa is e sp e ra r sino que los de abajo baile n ? » .119 M arx ha a n tic ip a d o en diez anos la p e rsp e c tiv a de ese d esarro llo : en la m ed id a en que las cap as no b u rg u e sa s e n tren en la p u b lic id a d p o litic a y se in sta le n en sus in stitu c io n es y p a rtic ip e n en la p re n sa , en los p a rtid o s , en el P a rla m e n to , el arm a de la p u b licid ad , afilad a p o r la b u rg u e sia , se volvera con­ tra ella. M arx im agina que la socied ad m ism a se h a ra p o litic a por esa via; las re fo rm a s electo rales p a re c e n m o s tra r ya, dentro de la p u b lic id a d estab lecid a, la te n d e n c ia a la disolucion de esta: «En la m ed id a en que la socied ad b u rg u e sa h a planteado re a lm e n te su existencia p o litic a com o su v e rd a d e ra existencia, h a h ech o in esen cial la d istin cio n e n tre su ex isten cia civil y su ex isten cia p o litica; y con u n o de los m ie m b ro s sep arad o s cae su o tro , su c o n tra rio . L a re fo rm a electo ral significa, pues, d en tro del E stad o p o litico a b stra c to , la d iso lu cion de este, pero tam b ien la disolucion de la sociedad civil b u rg u e s a » .120 L a p u b lic id a d b u rg u e sa ha surgido h isto ric a m e n te en conexion con u n a sociedad se p a ra d a del E sta d o : lo social puede c o n stitu irse com o esfera p ro p ia en la m e d id a en que, p o r un lado, la re p ro d u c c io n de la v id a social conlleve form as p riv a d a s, pero, p o r el o tro , ta m b ie n en la m e d id a en que el am b ito privado en su co n ju n to a d q u ie ra rele v a n c ia p u b lica. Las reglas generales del trafico en tre las p e rso n a s p riv a d a s se convertfan ah o ra en asu n to p ublico. En la p o lem ica que las p e rso n as privadas se a p re s u ra ro n a d e sa rro lla r, en fre n ta d as al p o d e r p u b li­ co, en to rn o de este a su n to , llego la p u b lic id a d b u rg u e sa a su funcion politica: las p e rso n a s p riv a d a s re u n id a s en publico hicieron de la co n firm acio n de la socied ad com o u n a esfera priv ad a un tem a pu b lico . P ero y a a m ed iad o s del siglo x i x p o d ia a n ticip a rse que esta p u b licid ad , de acu erd o con su p ro p ia dialectica, llegarfa a e sta r co m p u e sta p o r g ru p o s que, al carecer de disposicion sob re p ro p ie d a d alguna, y con ello, de u n a base p a ra su a u to n o m ia p riv ad a, no p odfan te n e r n in g u n in tere s en el m an te n im ie n to de la sociedad com o esfera p riv ad a. Si ellos, com o publico am p liad o , se c o n v irtie ra n en sujeto de la publicidad desp lazan d o a los b u rg u e se s, la e s tru c tu ra de la p u b licid a d se tra n s fo rm a rfa de rafz. Tan p ro n to com o la m asa de no pro158

pietarios eleva a t e m a de su raciocinio publico a las reglas ge­ n er al es del trafico social, se co nvi er t e la r e p r o d u c c i o n de la vida social c o m o tal en a s u n t o gene r al y y a no m e r a m e n t e su f o r m a de a p r o p i a c i o n pr iv ad a . La p u b l i c i d ad d emocr at i co- re voluc i o nar i a , «que q ui e r e s u b s t i t u i r la s oc i eda d b u r g u e s a ficticia del p o d e r legislativo p o r la soc i eda d real», se t r a n s f o r m a de este m o d o f u n d a m e n t a l m e n t e en un a esfera de publ i c a c on s u l t a y de decisi on r e s p e c to de la di r ec ci o n y la a d m i n i s t r a c i o n de t odo p r oc e s o n ec es ar i o p a r a la r e p r o d u c c i o n de la s ociedad. El enig­ ma de u n a «sociedad politica», f o r m u l a d o po r M a r x en su cri­ tica de la filosofia heg e l i a na del E s t a d o , e n c o n t r a r a su clave u n o s po co s anos d es p u e s en el l e ma p r o g r a m a t i c o de la social izacion de los m e d i o s de pr o d uc c i o n . Co n tales p r e s u p u e s t o s p u e d e e nt o n c e s t a m b i e n la p u­ bl i c i da d r e a li z a r s e r i a m e n t e lo que s i e m p r e h a bi a p r o m e t i d o : la r ac i o na l i za ci on del d o m i n i o politico c om o un d o mi n i o de h o m b r e s s o br e h o m b r e s . «Si en el c u r so de la e vol uci on desapar e c e n las dif er encias de clase y se c o n c en t r a t od a p r o d u c c i o n en las m a n o s de los in di v id uo s a s oci a do s , e nt o n ce s p e r d e r a el p o d e r p u bl i c o su c a r a c t e r politico. El p o d e r polit ico en el sent i do p r o p io de la p a l a b r a es la violenci a o r g a n i z a d a p or u n a clase p a r a la o p r e s i o n de o t r a » . 121 Ya su i nve s t i g a ci o n s ob r e La miseria de la filosofia p r o u d h o n i a n a la ha bi a a c a b a d o Ma rx con la a f i r m a c io n de que «solo en un o r d e n de cosas en el que no se den ni cl ases ni confli ctos de clases d ej a r an de ser las evoluciones sociales revoluciones politicas».122 Con la disolucion del p o d e r polit ico en p o d e r publ i co, la idea liber al de u n a p u ­ bl i c i da d p o l i t i c a m e n t e activa ha e n c o n t r a d o su f o r mu l a socialista. Asi lo ha i n t e r p r e t a d o Engel s, c omo es s a bi do , en apostilla a u n a a f i r m a c io n de S ai nt - Si mo n, al decir que, en el lugar del g o b i e r n o s ob r e las p e r s o n a s a p a r e c e r a la a d m i n i s t r a c i o n sob r e las cosas y la di r ec ci on de los p r o c e so s de p r o d u c c i o n . 123 No la a u t o r i d a d c om o tal d e s a p a r e c er a , sino la a u t o r i d a d poli­ tical las f unci one s p ub li c a s s u b s i s t e n t e s y las de n uev a formacion t r a n s f o r m a r a n su c a r ac t er p olit ico en un c a r a c t e r admini st ra t i vo. Est o es, e m p e r o , solo posibl e si «los p r o d u c t o r e s asoci ados [...] r e g u l a n r a c i o n a l m e n t e su m e t a b o l i s m o con la natur al eza , lo s o m e t e n a su c o m u n cont rol , en vez de ser dominados por el c omo si de u n a ciega p ot e nci a se t r a t a r a » . 124 M a r x saca de la i n m a n e n t e dialectica de la p ub l i c i d a d b u r g u e s a las c o ns e c u en c i as s ocial istas de un c o n t r a m o d e l o en el que la clasica r e l a c i on e nt re la p ub l i c i d ad y la esfera pr iv ad a se invierte. La crit ica y el c ont ro l de la p ub l i c i d a d se ext iend e n a aqu e l l a p a r t e de la s oc i ed a d b u r g u e s a de p os i t a r i a de la dis-

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p o s i c i on s ob r e los m e d i o s de p r o d u c c i o n : el a m b i t o del t r ab a j o s o c i a l m e n t e nec es ar io . De a c u e r d o con este n u e v o m od el o, la a u t o n o m i a no se b as a y a en la p r o p i e d a d pr i va d a; no p u e d e ya f u n d a r se en a b s o l u t o en la esfera pr iv ada , t i e ne qu e h a c e r l o en la p u b l i c i d a d m i s m a . La a u t o n o m i a p r i v a d a es un d er i v ad o de la a u t o n o m i a o r i gi na ri a solo c o n s t i t u i d a p o r el p ub l i c o de los c i u d a d a n o s social es en el ej ercicio de las f unci one s , amp li a das de m a n e r a social ista, de la pu bl i c i d a d. Las p e r s o n a s priv a d a s s e r a n p e r s o n a s p r i v a d a s de u n p u bl i c o a n t e s bi e n que el p ub li c o u n p ubl i c o de p e r s o n a s p r i v ad a s . En el l ug ar de la id e n t i d a d e nt r e bourgeois y homme, e nt r e p r o p i e t a r i o p r i v a d o y h o m b r e , a p a r e c e r a la i d e n t i d a d e nt r e citoyen y homme; la l i be r t ad del h o m b r e p r i v a d o se d e t e r m i n a r a s e gu n el rol de los h o m b r e s c o m o c i u d a d a n o s social es; no se d e t e r m i n a r a y a el rol del c i u d a d a n o s e gun la l i b e r t ad de los h o m b r e s c om o pr opiet ar ios p r i v a d o s. P o r q u e la p u b l i c id a d no m e d i a r a y a e n t r e u na s oc i ed a d de p r o p i e t a r i o s p r i v ad o s y el E st a d o , sino que a n t es bi e n g a r a n t i z a r a el p ubl i c o a u t o n o m o — a t r a v e s de la configur a c i o n s e gun pl a n de un E s t a d o a b s o r b i d o por la s oc i ed a d — p a r a si, c om o c o n j u n t o de p e r s o n a s p r i v a d a s , u n a esfera de lib e r t a d p e r s o n a l , de libre t i e m p o de ocio y de l i b e r t a d de residencia. En ella se e m a n c i p a r a el t r a t o i nf or m a l e i n t i m o e nt re los h o m b r e s — c o n v i r t i e n d o s e p o r vez p r i m e r a en un t r a t o realm e n t e « p r i va d o» — de la coa cc i on del t r a b a j o social, que es s i e m­ p r e «reino de la n ec es ida d ». E j e m p l o s de la n u e v a f o rm a de a u t o n o m i a p r i v a da , que r e s u l t a de la p r i m a r i a p u b li c id a d de u n p u bl i c o de c i u d a d a n o s social es, p u e d e n e n c o n t r a r s e en u n a esfera i n t i m a s e p a r a d a de las f unci o ne s e c o n o mi c a s . Con la e l i m i na c i o n de la p r o p i e d a d p r i v a d a caen t a m b i e n , c om o E n gel s a n t ici po en su s Grundzugen des Kommunismus, la vieja b a s e y la funcion, m a n t e n i d a h as t a el p r e s e n t e , de la familia, la dep e n d e n c i a de la m u j e r r e s p e c t o del v a r o n y de los n i nos r e s ­ pec t o de los p a d r e s . Asi «se c o n v e r t i r a la r el a ci o n e nt r e a m b o s sexos en u n a r el a ci o n p u r a m e n t e p r i v a d a que solo a las p ar te s h a b r a de c o n c er n i r y en la que la so ci ed a d no t e n d r a p o r que i n m i s c u i r s e » . 125 De an a l og a m a n e r a se m a n i f ie s t a M a r x ya en la Rheinische Zeitung: «Si el m a t r i m o n i o no fuera la b a s e de la familia, seria t a n poco ob j e t o de legislacion c om o la amist a d » . 126 En a m b o s casos solo p u e d e h a b l a r s e de r el a ci o n p r i v a d a r ea li z a da c u a n d o esta ha c o n se g ui do l i b e r a r s e de t o d a r e g u la c io n juridica.

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15. La ambivalente concepcio n de la publicidad en la teoria del liberalismo (John Stuart Mill y Alexis de Tocqueville) La d ialectica de la p u b l i c i d a d b u r g u e s a no se ha comp le t a d o c o m o h a M a n a n t i c i p a d o las p r i m e r a s e x p e c t a t i v a s socialistas. La e x t e n si o n de los d e r e ch o s polit icos de i g u a l da d a t od a s las cl ases social es a co nt e c i o en el m a r c o de esa m i s m a so c i e d ad de clases. La p u b li c id a d «a mp li a da » no llevo en lo esenci al a la s u p e r a c i o n de la b a s e s o b r e la cual h a bi a a s pi r a d o el p u b l i c o de los p r o p i e t a r i o s p r i v a d o s a algo as! c o m o un a d o m i n a c i o n de la o p i n i o n publica. E s o p o r u n a pa r te . Por la otr a, se m a n t i e n e la cr it ica de la ideologla t a n m a n i f i e s t a m e n t e en la idea de la p u b l i c i d a d b u r g u e s a que, baj o las c o ndi ci o ne s social es de la t r a n s f o r m a d a «o p i ni on publica», a m e d i a d o s de siglo, p r e c i s a m e n t e c u a n d o el l i b e r al i s m o e c o n o m i c o a l ca n za ba su p u n t o c u l m i n a n t e , los filosofos social es s e ct a ri o s de el se v i e r o n n e c e s i t a d o s de n ega r p r a c t i c a m e n t e a la p u b l i c i d a d b u r ­ gues a incluso alli d on d e t o d av i a la c e l e b ra b an . E s a a m b i v a ­ lente c o n c e p c i o n de la p u b l i c id a d en la t e ori a del l i be ra l i s mo se niega, por ci erto, a r e c o n o c e r el confli cto e s t r u c t u r a l de la soc i eda d , del q u e ella m i s m a r es u l t a; m a s la apol ogia liberal se ha m o s t r a d o s u p e r i o r a la critica soci al ist a po r lo que hace al m o d o en q ue a qu e ll a c ue st i on a los p r e s u p u e s t o s f u n d a me n t a les en los que a m b a s , t a n t o en el m o d e l o cl asi co de la publicidad b u r g u e s a , c o m o en el c o n t r a m o d e l o d i a l e c t i c a m e n t e esbozado, coi nciden. La idea de la r a c io na l i za ci on del d o m i n i o polit ico habi a sido e s bo z a d a p o r la cons ci e n ci a b u r g u e s a del siglo x v i i i en el m a r c o de la filosofia de la hist oria. Des de la p e r s p e c t i v a por ella t r a z a d a p o d l a n c o n c e bi r s e t a m b i e n los p r e s u p u e s t o s so­ ciales de u n a p u b l i c i d a d p o l f t i c a m e n t e activa al m o d o de un « or d en n at u r a l » . Lo cual p o d i a of recer un a b as e n a t u r a l a la p ub l i c id a d de m o d o que se g a r a n t i z a r a un c ur so a u t o n o m o y, en pr inci pi o, a r m o n i c o a la r e p r o d u c c i o n social. En coi nci de n ci a con ello, la o pi ni on p u bl i c a estaria, por un l ado, d e s c a r g a d a de conflictos e s t r u c t u r a l e s , y p o r el otro, en la m e d i d a en que cono c e las leyes de m o v i m i e n t o i n m a n e n t e s de la so ci ed a d y las t iene en c u e n t a , p o d r i a t o m a r decisi ones de a c u e r d o con n o r m a s obl i g a t or ias , las cuales v e n d r i a n a se r r e g ul a c i on es pract i c a m e n t e n e c e s a r i a s p a r a el i n te re s gener al. P r e s u p u e s t a s esas c i r c u n s t a n c i a s , no se r e q u e r i r i a f o r m a c i o n de la v o l u n t a d alguna en lo que a las di s pos i ci one s d et a l l ad a s hace, si n o solo en el hal lazgo de la v e r d a d en lo p r i nc i pa l . Aquel m o d e l o de u n a p u ­ bl i c i da d p o l f t i c a m e n t e activa, que p r e t e n d e la c o nv e r g e n ci a de

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o pi ni on p u b l i c a y r az on, a c e p t a c o m o o b j e t i v a m e n t e posibl e la r e d u c c i o n a u n m m i m o — por m e d i o del o r d e n n a t u r a l o, lo qu e vi e ne a ser lo m i s m o , p o r m e d i o de u n a o r g a n i z ac i o n de la so c i e d ad e s t r i c t a m e n t e o r i e n t a d a en el s e n t i d o del i nt er es g e n e r a l — de los conf li ctos de i n t e r e s e s y de las d ec i s i on es bur oc r a t i c a s y, en la m e d i d a en que r e s u l t e n ine vi t a bl es, su subor d i n a c i o n a c r i t e r i os q ue go c e n de la conf i a nza del j u i c i o p u b l i ­ co. M i e n t r a s los s oc ia l is t a s se d e d i c a n a d e m o s t r a r que la bas e de la ide a de la p u b l i c i d a d b u r g u e s a no sa t i sf ac e esos p r e s u p u e s t o s y que, p a r a sa t i s f ac er l o s , s e r i a m e n e s t e r o tr a b as e, t o ­ m a n los l ib e ra l e s la m a n i f e s t a c i o n de la m i s m a c o n t r a d i c c i o n c o m o m o t i v o p a r a p o n e r en d u d a los p r e s u p u e s t o s de la b a s e n a t u r a l m i s m a s o b r e la que la p u b l i c i d a d p o l f t i c a m e n t e activa h a b r i a de b a s a r s e — par a, de t o d o s m o d o s , c o n v e r t i r en un a c u e s t i on t a n t o m a s decisi va la de la c o n s e r v a c i o n de u n a f or ma r el a ti v iz ad a de p u b l i c i d a d burguesa— . Con el l i b e r a l i s m o pi e r d e , pues , la a u t o c o n s c i e n c i a b u r g u e s a de la p u b l i c i d a d la f o r m a de la filosofia de la h i s t o r i a en p r o v e c h o de un common-sense-meliorismus127 — se h ac e « r ea li s t a »— . La m i s m a m a n i f e s t a c i o n e x t e r n a de la p u b l i c i d a d , mani f est ac i on con la que s i e m p r e ha c o n t a d o la idea de publici dad p a r a r e v e s t i r ci er t a evi denc i a, se mo di f i c o con el movim i e n t o c a r t i s t a en I n g l a t e r r a y con la R e v o l u c i o n de f ebr er o en el c o n t i n e n t e . H a s t a e n t o n c e s p od ia el p u b l i c o ser i n t e r p r et a do c o m o p u b l i c o de i nd i vi d u os li br e s — a u n c u a n d o e s t u v ie ra m a s o m e n o s s o l i d a m e n t e a d h e r i d o a la r e p r e s e n t a c i o n , j e r a r q u i c a m e n t e e s ca l o n a d a y c o m u n a l m e n t e s u p e r v i s a d a , de los rangos s oci al es— . El t r a t o se r ealiza en el a m b i e n t e de la «sociedad», r e c i b i d a de la no b le za y v a r i a d a p o r la b u r g u e s i a , segu n r eg l a s de i g u al da d y f r a nq u e z a, s e g u n el codi go de la a u t o p r o t e c c i o n y la def e re nci a . La d i s po s i c i on a a c e p t a r r e d p r o c a m e n t e los r ol es e s t ab l e c i d o s — y, a la vez, a i r re a l i z a r l o s — , se b a s a b a en la j u s t i f i c a d a conf i a nza en que las r e l a ci o n e s amigoe n e mi g o e s t a b a n e f e c t i v a m e n t e e xc lu i da s del se n o del pu bl i c o, c uyo p r e s u p u e s t o era el i n t e r e s c o m u n de clase. Y u n a cierta r a c i o n al i d a d e m a n a b a ya de las f o r m a s r a c i o c i n a n t e s de la disc u s i on publica, as! c om o de la c o n v e r g e n c i a de las o p i n i o n e s en las r eg l a s de la cr it ica y en el o b j e t i v o de la polftica. Ma s tuv i e r o n que o bs e rv a r, los reflexi vos c o e t a n e o s de la p u b l i c i d a d b u r g u e s a d e s a r r o l l a d a , c o m o esta r a s g a b a vel os; p o r lo p r o n t o , el p u bl i c o se va a m p l i a n d o , i n f o r m a l m e n t e , a t r a v e s de la div u l ga ci on de la p r e n s a y la p r o p a g a n d a ; j u n t o a su ex c l usi vi d ad social p e r d e r a t a m b i e n la c o n e xi on q ue le a s e g u r a b a n las inst i t u c i o n e s del t r af ico social, y p e r d e r a t a m b i e n u n r e l a t i v a m e n t e

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alto nivel de in stru ccio n . Los conflictos h a s ta aquel m om ento re serv ad o s a la esfera p riv a d a a p a re c era n a h o ra en el escenario de la p u b licid ad ; necesidades de gru p o s sociales que ninguna satisfaccion p o d ian e sp e ra r de un m ercad o a u to rreg u la d o , tend eran a ser reg u lad as p o r el E stad o ; la p u b licidad, encargada ah o ra de m ed iar en esas reiv in d icacio n es, se c o n v e rtira en campo de en fren tam ien to de in tereses, en fren tam ien to que adquirira los ru d o s rasg os de u n a d isp u ta violenta. Las leyes, prom ulgadas bajo la «presion de la calle», dificilm ente pued en ah o ra enten d erse com o n o rm as em an ad as del razo n able consenso en­ tre p e rso n a s p riv a d a s que polem izan en pub lico; esas leyes exp resan m as o m enos a b ie rta m e n te el co m p ro m iso entre intereses priv ad o s en co m p etitiv a pugna. En ese contexto o b serv a Mill com o la poblacion comp u e sta p o r tra b a ja d o re s m an u ales, asi com o (en E stad o s Unidos) las m u jeres y los n egros, exigen la g a ra n tia del sufragio universal. Mill da su expresa ap ro b acio n a tod os los m ovim ientos que se alzan c o n tra la a risto c ra c ia del din ero, del sexo y del color, c o n tra la d em o cracia m in o rita ria de los poseed o res de m erca n c ias, c o n tra la p lu to c ra c ia de la g ran b u rg u e sia .128 Tam ­ bien T ocqueville conm ina al gobierno, com o dip u tad o de la oposicion en la A sam blea N acional, pocos dias an tes de la Re­ volucion de febrero — que el h ab ia p rev isto con precision— , a que vaya ad m itien d o p ro g resiv am en te al p ueblo en el circulo de los ciu d ad an o s con derecho a voto. «Quiza ja m a s se ha dado, en ningun tiem po ni en n in g u n p ais, un P arlam en to que haya re u n id o a ta n p o lifaceticos y b rilla n te s ta le n to s com o el n u estro de hoy, si exceptuam os a la A sam blea N acional. Y sin em bargo de lo cual, apen as se fija la m ay o r p a rte de la N acion en lo que ante ella tra n s c u rre , y casi ni se e n te ra de lo que acerca de sus asu n to s se dice en la trib u n a publica; y las m ism as p e rso n a s que ante esta com p arecen , m as e n tre ten id a s en lo que o cu ltan que en lo que m u e stra n , no p arecen to m a r en serio el pap el que desem penan. E fectivam ente, la vid a p u blica tiene aun lu g ar ta n solo alli donde no es p e rtin e n te , y ha dejado de existir alli donde u no esp eraria, segun la ley, en c o n trarse con ella. ^De donde viene todo eso? De que las leyes h a n lim itad o el ejercicio de tod o s los d erechos p o liticos a u n a u n ica clase s o c ia l...» 129 El ord en b asad o en la com peticion no tiene ya la suficiente cred ib ilid ad com o p a ra h acer p lausible su p ro ­ m esa de m a n te n e r ab ierto el acceso a la p u b licid ad p o litic a mediante la p re s u n ta igualdad de expectativas de conseguir la p ro p ie d a d priv ad a. En vez de esta, exige ah o ra el prin cip io de aq u ella la ad m isio n de las clases o b re ra s, de las m asas caren163

tes de p ro p ie d a d e in stru c c io n — y lo exije, p re c isa m e n te, por m edio de la extension de los derechos p o litico s ig u a lita rio s— . La refo rm a del derech o electo ral es el tem a del siglo x i x : la am pliacio n del p u b lico , y no ya m e ra m e n te , com o en el si­ glo x v i i i , el principio de la publicidad com o tal. La autotem atizacion de la opin io n p u b lica d esap arece en la m ism a m e d id a en que la p ra c tic a se c re ta de los g ab in etes le q u ita a ella la finalidad p o lem ica definida, co n v irtien d o la en algo en cierto m odo difuso. La u n id a d de la opin io n p u b lic a y su in eq u ivocidad no sera ya co m u n m en te g a ra n tiz a d a p o r los a d v ersario s. Liberales com o Mill y T ocqueville estim an el p ro ceso , al que estan resu e lto s a a firm a r — p o r el p rin cip io de la p u b licid ad — , pero, p o r las co n secu en cias del m ism o sobre ese m ism o p rin cip io , estan resu e lto s a d esestim arlo . P orque los irre c o n c iliab les intereses que, con la am p liacio n del pu b lico , fluyen a la esfera de la p u b licid ad se p ro c u ra n su p ro p ia re p re se n ta c io n en una opinion p u b lic a escin d id a y co n v ierten a la opinion p u b lic a d o m in an te en cada m o m en to en un p o d e r coactivo, a p e sa r de que, en o tro s tiem p o s, te n ia que ser ella la e n c arg ad a de disol­ ver todo tipo de coaccion en la u n ica coaccion de la inteligencia. Asf d e p lo ra Mill p re c isa m e n te el «yugo de la o p inion publica», el «m edio de coaccion m o ra l que es la opinion publica»; y su gran alegato On Liberty va ya d irigido en c o n tra del p o d er de la p u b licid ad , que h a s ta ah o ra h a b ia valido de un m odo ab soluto com o g a ra n tfa de la razon c o n tra el p oder. Se ve «en el conju n to u n a crecien te te n d e n c ia a e x ten d er el p o d e r de la sociedad m ed ian te el d o m in io de la opin io n p ublica, u n a tendencia que esta llegando y a a la im p ertin en cia» . El dom inio de la opinion p u b lica a p arece com o el dom inio de la m u ch ed u m b re y de los m ed io cres: «En la v ida del E sta d o , d ecir que la opinion p u b lica gob iern a al m u n d o su en a a topico. El unico p o d er que conserva aqui todavfa su b u en n o m b re es el de las m asas y el de aquellos gobiern o s que se co n v iertan en in stru m e n to s de las exigencias y las in clin acio n es de las m a sa s... Y, lo que cons­ titu y e u n a n o v ed ad aun m as significativa, las m asas crean actu alm e n te sus p ro p ia s op in io n es, no ya a tra v e s de d ig n ata rio s de la Iglesia o del E stad o , no ya a p a r tir de lfderes o de escritos que sobresalg an p o r encim a de lo h a b itu a l. De la elaboracion in tele ctu a l de esas o p in io n es cuidan h o m b re s de poco m as o m enos la m ism a c a ta d u ra , los cuales, bajo el im pulso del m o­ m ento, se dirigen a ellas (a las m asas) a trav es de los period ic o s» .130 T am bien T ocqueville tr a ta a la opin ion p u b lica m as como coaccion que im pele a la co n fo rm id ad que com o u n a po164

t enci a de la critica: « En la m e d i d a en que los c i u d a d a n o s se e q u i p a r a n u n o s con o t r os l le gando a ser analogos, d i s m i n uy e en ca d a u n o la i nc l i n a ci o n a c r eer se c i e ga m e nt e a un determ i n a d o h o m b r e o a u n a d e t e r m i n a d a clase. Crece la p r o p e n s i o n a cr eer en la ma sa , y c a da vez m a s es la o pi ni on p u b l i c a quien g o b i e rn a al m u n d o . . . La pu bl i c id a d pose e en los p u eb l o s democr at i cos u n p o d e r u n i c o, excepcional. N o conv e n ce de sus conce pci ones, las i m p o n e, y m a c u l a a las a l m a s p or me di o de u n a p r es i o n i nt e le ct u a l v i o l e nt a e j er ci da p o r t odos s ob r e el e n t e n ­ d i m i e n t o de uno. En E s t a d o s Uni dos la m a yo ri a tiene c om o t a­ r ea p r e s e n t a r an t e los i ndi vi du os un c o nj u n t o de op i n i o ne s a c a b a d as , y asi les s u s t r a e a la ob ligaci on de f o r m a r s e ellos una pr opi a. De m o d o que, po r lo que a c u e s t i ones filosoficas, m o ­ r al e s y polit icas hace, existe un g r an n u m e r o de t e o r i as que t o ­ dos ac e p ta n , c onf i a ndo en la pu bl i c i d ad , sin p a r a r a e xa mi na rl a s » . m I gual que Mill, Tocqu e vi l l e cree t a m b i e n vivir en u n a epoca en la qu e hay que c o n s i d er a r a la o p i ni on pub l i c a como u n a fuerza que, en el m e j or de los casos, p u e d e s e rvi r par a l i m i t a r al po der , p e r o a la que, en c u a l q u i e r caso, hay que som e t e r t a m b i e n de un mo d o efectivo: «Si u n h o m b r e o un part ido suf ren en E s t a d o s U ni dos u n a injusticia, ^a q ui e n h a n de acudir? la o pi ni o n p ubl i c a? Es ella q ui e n cons t i t u y e la m a ­ yoria; ^a la i ns t an c i a legislativa? Es ella qui e n r e p r e s e n t a a la ma yo r i a y q u i e n la ob e d e ce c i ega men t e; ^a la ej ecutiva? Ella es d e s i gn a d a por la ma yo r i a . . .; ^al o r d e n pu bl i c o? Al fin y al cabo no es sino la m a y o r i a a r m a d a ; ^a los j u r a d o s ? El colegio de j u r a d o s es la m a y o r i a . . . » . 132 Del m i s m o c u e s t i o n a m i e n t o p a r t i r a Mill p a r a e x p o ne r el viejo p r o b l e m a de la l i b e r t a d de p e n s a m i e n t o y expr esi on de un m o d o dist int o a c o m o se h a bi a p l a n t ea d o , en el c ont ext o de la luc ha del pub l i c o c o nt r a la a u t o r i d a d , des de la celebre Disertacion Areopagftica de Milton. Alli d o n d e el p o d e r del sob e r a n o ha sido s u b s t i t u i d o po r el al p a r e c e r no m e n o s arbit rario de la p ubl i c ida d, la o pi ni on pub l i c a que llega a i m p o n e r s e no e s ca pa al r e p r o c h e de i n t r a ns i ge n ci a . La exigencia de tolerancia se dirige a ella, no a los c e n s o re s que a nt es la o p r i mi a n ; y el d e r e c h o a la libr e m a n i f es t a ci o n de la o pi ni o n no ha ya de p r o t e g e r al r a c ioc i ni o crit ico del p ub l i c o frente a las a c o m e t id a s de la policia, sino de las a c o m e t i d a s del p ubl i c o m i s m o a los no c o n f o r m i s t a s : «En n u e s t r a era el e j emp lo de la no coincidenc i a p r e s t a [...] u n servicio me r i t o r i o . P r e c i s a m e n t e p o r q u e el p o d e r de d o m i n a c i o n de la o pi ni o n (publica) ha llegado a rob u s t e c e r s e t a n t o que lo e x t r a o r d i n a r i o , lo fuera de lo c o m u n , p ue d e c o nv e r t i r s e en m o t i v o de r e p r o c h e , p r e c i s a m e n t e p o r ello

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es de d esear que lo e x tra o rd in a rio em piece a m e n u d e a r p a ra q u e b ra n ta r ese p o d e r de d o m in a c io n » .133 Mill d e sa rro lla p a ra las opiniones en d isp u ta en el p lan o de la p u b lic id a d un concepto de to lera n c ia , b u sc a n d o la analogfa con la d is p u ta religiosa. El publico ra c io c in a n te no p u ed e a cced er ya a u n a o p inion racional p o rq u e «solo la d iferen ciacio n de las o piniones en el estado dado del en te n d im ie n to h u m a n o concede a tod os los asp ecto s de la v e rd a d u n a e sp e ra n z a de ju e g o lim p io » .134 La resig n acio n ante la in so lu b ilid a d racio n al de los in te re se s c o n c u rre n te s en la p u b lic id a d se in se rta en u n a teo rfa del co n o cim iento perspectivista: p u e sto que los in te re se s p a rtic u la re s no p u ed en en ab ­ soluto ser m ed id o s con los g en erales, las o p in io nes, en las que estos en carn an , m a n tie n e n un irre d u c tib e n u cleo de creencia, de fe. Mill re c la m a to le ra n c ia , no crftica, p o rq u e los re sto s dogm atico s p u ed en ser p e rfe c ta m e n te sofocados, p e ro no red u c i­ dos al com un d e n o m in a d o r de la razon. Lo que im pide la u n i­ dad de razo n y o p in io n p u b lic a es la falta de aval objetivo de u n a con co rd an cia, so cialm en te realizad a, en tre los in tere se s, la no d e m o stra b ilid a d ra c io n a l de un in te re s general. B en th am aun h a b ia p o d id o a c u d ir a la m ay o ria com o c riterio p a ra av e rig u a r si u n a decision ha sido to m a d a en el in te res general. Mill p u ede, en cam bio, sobre la base de sus exp e rien cias con el m o v im ien to c a rtista , se n a la r que la m ay o ria del p u b lico am p liad o no la co n stitu y e n los p ro p ie ta rio s privados, sino los p ro le ta rio s, «que esta n to d o s en la m ism a situacion social, y que, en su b stan cia, p e rte n e c e n to d o s al m ism o estam en to p ro fesio n al, a saber: la clase de los tra b a ja d o re s m anuales c o rrie n te s. N o q u erem o s con ello h a c e r n in g u n rep ro c h e; to d o lo que p o d rfam o s d ecir en c o n tra de u n a ta l m ayoria p o d rfam o s ta m b ie n d ecirlo de u n a m a y o ria c o m p u e sta p o r negocian tes o p ro p ie ta rio s . C uando se da u n a id e n tid a d de situ a­ cion y de a ctiv id ad p ro fesio n al, ap a re c e ta m b ie n u n a id e n tid a d de inclin acio n es, p a d e c im ie n to s y p re ju ic io s; y d o ta r a u n a de esas clases de un p o d e r ab so lu to , sin o p o n erle un c o n trap e so de inclinacio n es, p a d e c im ie n to s y p re ju ic io s de o tro tip o , quiere lisa y llan am en te d e c ir que se esta em p re n d ie n d o el cam ino m as seguro p a ra a n iq u ila r to d a e sp e ra n z a de m e jo ra ...» . La opinion pu b lica se co n v ierte en un p o d e r en tre o tro s p o d eres. P or eso no p u ede c re e r Mill «que e stu v ie ra B e n th a m u tiliz a n d o del m odo m as p ro v ech o so sus g ran d es d o tes cu an d o p re te n d io en tro n iza r a la m ayoria, p re sc in d ie n d o del rey y de la C am ara de los lores, p o r m ed io del sufragio u n iv e rsa l; y no solo eso, sino que agoto tod o s los re c u rso s de su ingenio p a ra cen ir p o r todos los m edios im ag in ab les el yugo de la opin io n p u b lic a cad a vez 166

m as p rie to sobre el cuello de tod o s los funcionarios p u b lico s... Mas seg u ram en te se h a h echo y a b a s ta n te p o r un p o d e r cuando se le ha co n v ertid o en el m as fuerte; a p a r tir de entonces hay que p ro c u ra r m as b ien que ese p o d e r m as fuerte no aniquile a to d o s los d e m a s» .135 L a p u b lic id a d p o lfticam en te activ a no esta ya subordin ad a a la idea de u n a disolucion del p oder: m as b ie n h a de serv ir al re p a rto de este; la opinion p u b lica se convierte en m era lim itacio n del p oder. El sen tid o de ese cam bio aparece en la d eclaracio n de M ill: a partir de entonces hay que p ro ­ c u ra r m as b ien que ese p o d e r m as fuerte no aniquile a todos los dem as. L a in te rp re ta c io n lib e ra lista del E stad o b u rg u es de derecho es re-accionaria: reaccio n a frente a la fuerza adquirida en las in stitu cio n es de ese E stad o p o r la idea de autodeterm inacio n de un p u b lico ra c io c in a n te tan p ro n to com o este es tra n sfo rm a d o p o r la e n tra d a de las m asas, in cu ltas y desposefdas. Lejos de m a n te n e r u n id o s desde el com ienzo a los llam ados m o m en to s d em o cratico s con los o rig in ariam en te lib erales, esto es, lejos de h a b e r ten id o n u n ca re u n id o s los m otivos h e te ro geneos, 36 el E sta d o b u rg u es de derecho es ah o ra in te rp re ta d o bajo el p rism a de ese asp ecto dual del liberalism o. Mill se enfren ta a la idea de p u b licid ad segun la cual seria de desear que «las m u c h e d u m b re s llevaran to d as las cuestiones polfticas ante su p ro p io trib u n a l y decid ieran segun su pro p io c riterio , ya que en tales c irc u n sta n c ias se n ecesita de los filosofos p a ra ilu s tra r a los g rupos y conseguir de estos que a p re n d a n a dignificar la m as p ro fu n d a vision de las cosas que tien en aq u e llo s» .137 M ill, en cam bio, o p in a que «las cuestio n es polfticas no deben ser d ecididas m ed ian te un llam am ien to d irecto o in d ire cto a la inteligencia o a la v o lu n ta d de un con ju n to in in stru id o , sino solo m ed ian te la p e rtin e n te co n sid eracio n de los p u n to s de v ista in stru id o s y cu ltiv ad o s de un re la tiv a m e n te red ucido n u m ero de perso n as especialm ente llam ad as p a ra esta ta r e a » .138 Tocque­ ville co m p arte la concepcion de Mill re sp e c to del representative governement: la opinion p u b lic a d e te rm in a d a p o r los padecim ien to s de las m asas n e c e sita p u rificarse m ed ian te los pu n to s de v ista ejem plares de ciu d ad an o s m a te ria lm en te independientes; la p ren sa, aun cu an d o im p o rta n te in stru m e n to de ilustracion, no b a s ta p a ra este p ro p o sito . L a re p re se n ta c io n p o litica debe ev id en tem en te b a s a rs e en u n a je ra rq u fa social; T ocquevi­ lle se a c u e rd a de los pouvoirs interm ediates, de los poderes corp o rativ o s de la sociedad p re b u rg u e sa e sta m e n talm en te articulada, de las fam ilias y p e rso n a s que, p o r n acim ien to , riqueza e instru ccio n , sobre todo p o r p ro p ie d a d de la tie rra y privile167

gios a ella v in cu lad o s, « d estacab an y p arecfan e sta r llam ados al m a n d o » .139 N o se le escapa que sa c a r de la tie rra de la sociedad b u rg u e sa el fruto de u n a n u eva a ris to c ra c ia es cosa p u n to menos que im p o sib le, «pero m e p arece que los sim ples ciu d ad an o s, en la m e d id a en que se u n an , estan en co n d icio nes de dar u n a im agen o p u len ta, influyente y p o d ero sa, en u n a p ala b ra : de p e r­ sonas a risto c ra tic a s [...] U na asociacion p o litica, in d u stria l, co­ m ercial o h a sta u n a asociacio n cientffica o lite ra ria equivale a un ciu d a d a n o m as in s tru id o y m as p o d ero so , que no se deja co accio n ar c a p ric h o sa m en te ni o p rim ir en s o lita rio » .140 Los ciud adanos in stru id o s y p o d ero so s d eben, a falta de u n a aristo cracia de n a c im ie n to , c o n stitu ir el p u b lico de elite cuyo raciocinio es d e te rm in a n te de la o p in io n publica. F re n te a u n a opin io n p u b lica que, al p a rec er, de instru m e n to de em an cip acio n que era se ha co n v ertid o en u n a insta n cia opresiv a, no le q u ed a o tro rem ed io al lib eralism o , de acu erd o con su p ro p ia logica, que e m p lear to d as sus fuerzas en co m b a tirla . A hora hay que re c u r r ir a la o rganizacion restric tiv a p a ra g a ra n tiz a r la influencia de u n a o p inion p u b lica m in o rita ria frente a las o p in io n es d o m in a n te s, in flu en cia que, p er se, no lo g rarfa im p o n erse. P a ra a firm a r el p rin c ip io de pu b licid ad frente al p o d e r de d o m in acio n de u n a confundida opinio n p u b lica, tien e que e n riq u e c e rse aq u e lla o p inion publica m in o rita ria con elem en to s de p u b lic id a d re p re s e n ta tiv a hasta el p u n to en que sea posible la co n stitu c io n de un esoterico p u ­ blico de « rep resen tan tes» .* F re n te a este, d eb erfa lim ita rse el publico — al que ta n solo le es dado d e ja r que le re p re se n te n — «a c o n v e rtir en objeto de su ju ic io , p o r lo com un, m as al ca ra c te r y a los ta le n to s de las p e rso n a s a las que llam a p a ra que se o cupen de estas cu estio n es, en vez de las suyas p ro p ia s, que a las cu estio n es m is m a s » .141 M ill escrib e esta frase solo cuatro anos despues del lla m a m ie n to que los whigs h ab fan hecho a sus electores en el m as e s tric to sen tid o de la p u b lic id a d polfticam en te activa: remember that you are now fighting fo r things, not m en ! ** Pero solo m uy d eb ilm en te es el pro y el con­ * En aleman, Reprasentanten. Cuando en este contexto se utiliza ese latinism o en vez de la voz propiam ente germanica (que seria Vertretern), se esta implicando a «representantes» en el sentido de la publicidad representativa estudiada en el paragrafo segundo de este libro, antes que a los representantes en sentido dem ocratico-parlam entario m oderno. ** Traduccion literal: «jRecordad que ahora luchamos por cosas, no por hombres!» 168

tra de a r g u m e n t o s y c o n t r a a r g u m e n t o s d es p l a z a d o por el meca n i s m o de la p er so n al i z ac i o n: las c i r c u n s t a n c i a s obj e t i v a s se e x p o n e n b i o g r a f i c a m e n t e a r r o p a d a s . Mill se r es i g na a la psicologia social del publ i c o de m a s a s y exige u n a p u b l i c id a d liter a l m e n t e r eb a j a d a , u n a p u b li c id a d « r e p r e s e n t a t i v a m e n t e » escalonada. T ocqueville, q u e po r su p r o c e d e n c i a , era an t es u n oposit or del a b so l u t i s mo mo na r q u i c o del siglo x v i i i que un liberal del siglo XIX, y que si n e m b a r g o de lo cual, y acas o p r ec i s a m e n te po r esto, e s t a b a c omo h ec h o p ar a el l i be ra l i s mo , r e c l a m a la abo l ici on de los viejos pouvoirs intermediates y exige la creacion de n ue v o s p o d e r e s i n t e r m e d i o s p a r a i n s e r t a r ef ic az ment e a la o pi ni on pub l i c a en la division y l im i t a ci o n de los poder e s; p or eso le ll a mo Mill un « Mo nt e s q u ie u de n u e s t r a epoca». La bu r g u e s i a , que ha de j a d o de ser liberal, se co nvi er te al libe­ r a l i s m o y se a f e rr a a las g a r a n t i a s de las o r g a n iz ac i o n e s preb u r g u e s a s : a a qu e l l os d e r e c h os defensivos de las l i b e r t a d e s est a m e n t a l e s , s u b s t a n c i a l m e n t e di s t i nt a s de las l i b e r t a d e s de los d er e c h os h u m a n o s b u r g u e s e s . 142 De t o d o s m o d o s , Tocque vi l l e v a m a s alla de Mill, p u e s t o que su analisis de la p u b l i c i d a d no solo se refiere al « po d er de d o m i n a c i o n de la o p ini on publica», sino t a m b i e n a u n a m a n i f es t a ci o n c o m p l e m e n t a r i a de la mi s ma , a saber : el d e s p o t i s m o de un E st a d o c r e c i e n t e m e n t e bu r o c r at i zado. C u m p l i d a ya la p er s p e c t i v a de la oposi c i on de los es t a­ m e n t o s al Ancien Re gi me , Tocque vi l l e o bs e r va con g r an preoc u pa c i o n la t e n d e n c i a que el l l a ma « c e nt r al i za ci on del p o d e r gu be r na t i vo » . En efecto: el r o b u s t o p o d e r es t at al p r e t e n d i d o po r los m e r c a n t i l i s t a s h ab i a llegado en el siglo xi x de la m a n o de los liberales; c o m o es sa bi do, se creo en I n g l a t e r r a p o r vez p r i m e r a u n a a d m i n i s t r a c i o n c e nt r al m o d e r n a con el Civil Ser ­ vice. To cqu e v i l l e d e m u e s t r a la i n c a pa c it a ci o n a que ello s o m e t e a los c i u d a d a n o s con el e j em p l o de E s t a d o s Uni do s: « Por en ci ma de t od os ellos se alza un a g ig a nt es ca t u t o r i a solo o c u p a d a en a s e g u r a r l es c o m o d i d a d e s y en p r o c u r a r p o r su f or t una . Es absolut a, m i nu c i o s a , r egular, p r evi s or a y beni gna. S er ia c o m p a r a ­ ble al p o d e r p a t e r n o si t uvi e r a c omo obj e t i vo la e d u ca c i o n de los h o m b r e s a dul to s ; per o ella quiere, por el c o n t r a r i o , ma nt ener i n v a r i a b l e m e n t e a los h o m b r e s en e s t a d o de ninez. Ve con b u e n o s ojos el que los c i u d a d a n o s se den b u e n a vida, s i e mp r e qu e no p i e n s e n en n i n g u n a o t r a cosa. T r a b a j a c o m p l a c i d a por su b ie n e s t a r ; p er o solo de ello q u i e r e o c u p a r s e y solo a ello atener se. Cui da de su s e g ur i d a d, pr ev e sus n e c e s i d ad e s y las gar anti za, f o m en t a sus dive r si ones, lleva sus a s u n t o s ma s importa n t e s , dirige su t r ab a j o , r egul a su d es ce nde nc i a, d i s t ri b u ye

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sus h e r e n c i a s ; ^,no p o d r i a q u i t a r l e s p o r c o m p l e t o de e n c i m a la c a r ga de p e n s a r y el es fuerzo de v i v i r ? » 143 T a m b i e n el social i s mo le p a r e c e a T ocque vi l l e u n a p r o l o n g a c i o n de e s ta t e n d en cia que a c a b a r i a l i q u i d a n d o el E s t a d o fiscal en b e n e fi c i o de u n a e c o n o m i a e s tat al , i m p o n i e n d o el h o r r o r de u n m u n d o a d m i n i s t r a d o . E n 1848, y a m i n i s t r o en el G a b i n e t e de la R e v o ­ l ucion, r e c h a z a la exi genc i a de g a r a n t i z a r en la C o n s t i t u c i o n el d e r e c h o al t r ab a j o , o p o n i e n d o l e el a r g u m e n t o de que co n es ta m e d i d a el E s t a d o t e n d r i a qu e a c a b a r c o n v i r t i e n d o s e en el u n i c o e m p r e s a r i o i n d u s t r i a l : «Si se llega t a n lejos, e n t o n c e s los imp u e s t o s d e j an de se r u n m e d i o de p o n e r en f u n c i o n a m i e n t o la m a q u i n a r i a g u b e r n a m e n t a l , p a r a c o n v e r t i r s e en el p r i n c i p a l m e ­ dio de e s t i m u l o de la i n d u st r ia . E n la m e d i d a en que, de ese m o d o , llega el E s t a d o a a c u m u l a r t o d o el ca pi t a l de los ciu­ d a d a n o s , a c a b a p o r c o n v e r t i r s e e n u n i c o p r o p i e t a r i o de t o d a s las cosas. P e r o eso es p r e c i s a m e n t e el c o m u n i s m o . . . » . 144 P o r la m i s m a e p o c a se f o r m u l a b a la t e o r i a de la R e v o ­ luc i o n del M anifesto comunista, p e n s a d a a t e n i e n d o s e al p o d e r e s t a t al l i m it a d o del l i be r a l i s m o . Solo u n o s anos d e s p u e s , en el e s c r i t o s o br e el I m p e r i o del t e r c e r N a p o l e o n ( 1852), 145 a c u d i r a n a M a r x r ef lexi on es s ob r e u n f e n o m e n o al q u e d a el m i s m o n o mb r e q ue Tocqueville: « c e n tr a l i za c io n del p o d e r g u b er n a t i vo » . E n la a d h e s i o n del Cons ej o Ge n er a l a la C o m u n a de P a r i s se le n o t a y a t o c a d o p o r el e m p u j e del p o d e r e s t at al : «con sus omnip r e s e n t e s o r g an o s , e j e r ci t o p e r m a n e n t e , policia, b u r o c r a c i a , clerecia, m a g i s t r a t u r a , o r g a n o s c r e a d o s s egu n el p l a n de u n a sist e m a t i c a y j e r a r q u i c a di vision del t r a b a j o » . 146 T a n t o c a d o que solo c o n s i d e r a p o s i b l e y a el s oc ia l is mo , la c o n v e r s i o n del p o d e r po l i t ico en p o d e r p u b l i c o , si la cl ase o b r e r a «no se l i m i t a simp l e m e n t e a a p r o p i a r s e de la m a q u i n a r i a e s t a t a l » . 147 M a s b i e n ha y que d e s t r u i r la m a q u i n a r i a b u r o c r a t i c o - m i l i t a r (frase que es cr ibe M a r x en 1871, en u n a c a r t a a K u g e l m a n n , y a c u ya exe­ gesis, c o m o es h a r t o sa bi do, d e d i c o L e n i n su m a s i m p o r t a n t e libro, a n t e s de que el m i s m o se v i e ra e c o n o m i c a y t e c n i c a m e n t e n e c e s i t a d o de s u b s t i t u i r el « d e s t r u i d o » a p a r a t o e s t a t a l de los z a r es p o r el i n c o m p a r a b l e m e n t e m a s r o b u s t o del c o m i t e c e n­ tral). E n la cr it ica del Programa de Gotha c o m p o n e de n u ev o M a r x la idea de la p u b l i c i d a d p o l i t i c a m e n t e activa con la sugest iva m e t a f o r a de la ext i nc i o n del E s t a d o ; la r e a l i z a ci o n de esa ide a h a de e s t a r p r e c e d i d a p o r la « d e s t r u c c i o n de la b u r o c r a t i c a m a q u i n a r i a e s tat al »; la p r e v e n c i o n l i b er al i s t a f re nt e a la cent r a l i za ci on del p o d e r g u b e r n a t i v o r e c u e r d a a los s oc i al is t a s el p r o b l e m a t i c o p r e s u p u e s t o q u e c o m p a r t e su p r o p i o p e n s a m i e n t o con la idea de la p u b l i c i d a d b u r g u e s a : u n « or d e n n a t u r a l » de

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la r e p r o d u c c i o n social. En el p r oy e c t o p a r a la C o n s t i t u c i o n de la C o m u n a , a nt ic i po de la diso l uci on del p a r l a m e n t a r i s m o b u r ­ gues en u n s i s t e m a de cons ej os, late el c o n v e n c i m i e n t o de que el p o d e r publ i co, d e s p o j a d o de su c a r a c t e r politico, t e n d r i a que p e r m i t i r la a d m i n i s t r a c i o n de las cosas y la d i r ec ci on de los p r o c e s o s de p r o d u cc i o n , sin c o n t r o v e r s i a s g e n er al i z ad as , de a c u e r d o con las leyes de s ci f ra da s p o r la e c o n o m i a politica. Imp l i c it a me n t e , Ma r x se r e p r e s e n t a la o p i ni on p ubl i c a e m a n c i p a d a en s en t i d o soci al ist a igual q u e lo h a b i a n h e c h o los fisiocratas, c o m o c o m p r e n s i o n del orare naturel. E n la c e n t u r i a que siguio a la er a c u l m i n a n t e del lib e r a l i s m o , u n c a p i t a l i s m o «or ganizado» disolvio la r el a ci o n orig i na r i a e nt r e p u b l i c i d a d y esfera pr i va d a ; los perfiles de la p u b li c id a d b u r g u e s a se d e s fi gu r ar o n . Per o ni el m o d e l o liberal, ni el soci al ist a r e s u l t a n a p r o p i a d o s p a r a el d i a gn os t i c o de una p u b li c id a d s u s p e n d i d a entre las c o n s t e l a c i o n es es tili zadas por a m b o s m o d e l o s . Dos t e n d e n c i a s d i a l e c t i c a m e n t e e nf r e n t a d a s simbol i z an la d e c a de n c i a de la p ubl i c i d ad : esta p e n e t r a cada v ez en m a s esferas de la s o ci ed a d y, al m i s m o t i e m p o , p ie rd e su fun­ cion politica, a sa b er : la s u m i s i o n de los e s t ad o s de cos as hechos p ub li c os al co n t r ol de un p u bl i c o critico. M. L. G ol ds c h­ m i d t r eg is t r a a m b a s « d i s t u r b i n g t e n d e n c e s : first a c o n s e q u e n t d i s r eg a r d of the i nd iv i dua l s r i g ht of pr ivacy; an d s e cond , a t e n­ d e n c y t o w a r d too little publicity, w i t h a c o n s e q u e n t i n c r e a se of se cr ec y in are as. .. c on s i de r e d p u b l i c » . 148 La p u b l i c i d a d p a r e c e ir p e r d i e n d o la po te nc i a de su principio — la n o t o r i e d a d , s us ­ ceptibl e de cr i t i ca— a m e d i d a que se va e x t e n d i e n d o c o m o es­ fera y s o c a v a n d o el a m b i t o pr i vado.

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V. La transformacion social de la estructura de la publicidad

16. La tendencia al ensamblamiento de esfera publica y ambito privado La p u b lic id a d b u rg u e sa se d e sa rro lla en el cam po de tensiones e n tre el E sta d o y la sociedad, p e ro de tal m odo que ella m ism a no d eja de ser p a rte del a m b ito p riv ad o . La substancial sep aracio n de esas dos esferas, en la que ella se b asa, sig­ nifica p o r lo p ro n to tan solo la d esc o n c e n trac io n de dos elem en­ tos que estab an a rtic u la d o s p o r el tip o de form as de d o m inacion p ro p ias de la a lta E d ad M edia: la re p ro d u c c io n social y el p o ­ der p olitico . Con la exten sio n de las re lacio n es de m e rc ad o sur­ ge la esfera de lo «social», que ro m p e las lim itacio n es del do­ m inio sen o rial-estam en tal oblig an d o a la ad o p cio n de form as de ad m in istra c io n p ublica. L a p ro d u c c io n se lib e ra de las trabas de la a u to rid a d p u b lic a en la m ism a m e d id a en que va siendo m ed ia d a p o r las relacio n es de in te rc a m b io (y viceversa: la a d m in istra c io n v a siendo d esc a rg a d a de tra b a jo s p ro d u c tiv o s). El p o d e r p u b lico c o n c e n tra d o en los E sta d o s n acio n ales y territo ria le s se yergue p o r en cim a de u n a so ciedad p riv atizad a, y el trafico de esta es dirig id o p o r la a u to rid a d . E sa esfera p riv a d a se con v ierte en la esfera de la a u to n o m ia p riv a d a cuan­ do consigue e m an cip arse del re g la m e n to m e rc a n tilista . P o r eso tam p o co la inv ersio n de esa te n d e n c ia , el crecien te intervencionism o estatal, tip ico desde el u ltim o c u a rto del siglo x i x , con­ duce p e r se a un en sa m b la m ie n to de la esfera p u b lic a con el am bito p riv ad o : sob re la b ase de u n a se p a ra c io n en tre sociedad y E stad o p o d ria c ie rta m e n te u n a p o litic a in te rv e n c io n ista — a la que se h a calificado de n e o m e rc a n tilista — lim ita r la a u to n o m ia de las p e rso n a s p riv a d a s, p ero sin a fe c ta r com o tal al c a ra c te r 172

p rivad o del trafico que ellas d e sa rro lla n en tre si. La sociedad solo es c u estio n ad a com o esfera p riv a d a cuando los poderes sociales m ism o s so licitan la in terv en cio n de la a u to rid a d pu­ b lica y le dan co m p eten cias. La p o litica « n eo m ercantilista», entonces, va de la m ano de u n a especie de «refeudalizacion» de la sociedad. El nuevo interv en cio n ism o de finales del siglo x i x es llevado a cabo p o r un E stad o que, con la co n stitu cionalizacion de u n a p u b lic id a d p o lfticam en te activ a (evidentem ente m uy lim ita d a aun en A lem ania), esta y a co o rd in ad o con los intereses de la sociedad b u rg u esa. P or consiguiente, las interv en cio n es del p o d e r p u b lico en el trafico de las p e rso n a s p riv a d as tran sm iten im p u lso s que in d ire c ta m e n te p ro ced en de la esfera de estas. El in terv en cio n ism o viene a ser u n a trad u c cio n p o litica de los conflictos de in te re se s que no p u ed en ya seguir desarrollandose en el m a rc o de la esfera p riv ad a. De m odo que, a largo plazo, coincide tam b ien el in terv en cio n ism o esta tal en la esfera social con la tra n sm isio n de com p eten cias pu b licas a corporacio n es p riv ad as. Y con la extension de la a u to rid a d p u blica sobre am b ito s p riv ad o s tiene tam b ien que v er el proceso contra rio de su b stitu c io n del p o d e r estatal p o r el social. Solo esa d ialectica de u n a p ro g re siv a estatalizacio n de la sociedad paralela a u n a socializacion del E stad o com ienza p au la tin a m e n te a d e stru ir la b ase de la p u b lic id a d b u rg u esa: la sep aracio n en tre E stad o y sociedad. E n tre am b as y, p o r asf decirlo, «de» am bas, surge una esfera social rep o litiz a d a que b o rra la diferencia en­ tre «publico» y «privado». E sa esfera disuelve tam b ien aquella p arte especffica del am b ito priv ad o en la que las p e rso n as privadas re u n id a s en p u b lico reg u lab an los asu n to s generales concern ien tes al trafico en tre ellas; es decir: disuelve la p u b licid ad en su form a liberal. L a d estru ccio n de la publicidad, com o se m o s tra ra p o r el cam bio de sus funciones polfticas (capftulo V I), se b a sa en el cam bio e stru c tu ra l de las relaciones en tre esfera p u b lica y am b ito p riv a d o (capftulo V). D esde la gran dep resio n , que com ienza en 1873, to ca la era lib eral — con un v isible cam bio re p e n tin o ta m b ien en la p o litica com ercial— a su fin. Cada vez m as estan los capitalistas de to d o s los pafses avanzados d isp u esto s a sacrificar los sagrados p rin cip io s del fre e trade [libre co m ercio ], a los cuales, de tod o s m odos, solo In g la te rra , la d o m in ad o ra del m ercado m undial, se h a b ia atenido sin am b ig u ed ad es; surge un nuevo pro teccio n ism o . Ig u alm en te se fortalece en los m ercad o s intern o s, sobre todo en las in d u stria s cen trales, la ten d en cia a los acu erd o s oligopolfsticos, ten d en cia que coincide con el mo173

vim iento en el m e rcad o de cap itales. L a sociedad p o r acciones se m u e s tra en A lem ania, igual que en E stad o s U nidos la trust company [e m p re sa m o n o p o lis ta ], com o un vehfculo eficaz de la con cen tracio n . P ro n to p ro d u jo este d e sa rro llo u n a legislacion a n titru s t en N o rte a m e ric a y u n a legislacion a n tic a rte l en Ale­ m ania. S ignificativam ente, los dos jo v e n e s pafses in d u stria le s aven tajan en ello ta n to a F ra n c ia com o, ta m b ie n y sobre todo, a In g la te rra , en donde el cap italism o ha ten id o u n a m as larg a y co n tin u a d a tra d ic io n , m as fu e rte m e n te a rra ig a d a en el p erio d o m a n u fa c tu re ro . En la recien u n ificad a A lem ania se d esarro lla, en cam bio, el cap italism o de un m odo «espontaneo» solo en los com ienzos del p e rio d o im p e ria lista , con la obligacion de aseg u ra r esferas p o lfticam en te p riv ileg iad as p a ra el com ercio ex­ te rio r y la ex p o rtacio n de c a p ita l.1 El cam bio de funcion — so­ bre todo: el crecimiento de las funciones— que el cap italism o exige de la m a q u in a ria e sta ta l en esta fase, im p o s ib ilita 2 la evolucion de A lem ania en el sentido en que se d e sa rro lla en la E u ro p a o ccid en tal y en N o rte a m e ric a el E stad o p a rla m e n ta rio de derecho. Las lim itacio n es de la com p eticio n en el m ercad o , ya p o r la co n cen tracio n del cap ital y la form acion de consorcios de grandes e m p resas — que se hacen asf con u n a p o sicion oligopolfstica— , y a d ire c ta m e n te m e d ia n te un re p a rto del m ercad o a traves de convenios y a cu erd o s re sp e c to de p recio s y produccion, se im p o n en in te rn a c io n a lm e n te en el u ltim o tercio del siglo pasad o . El ju e g o de ten d en cias expansivas y re stric tiv a s, que ni siq u iera en la epoca de d e sa rro llo del cap ital com ercial y financiero p e rm itie ro n u n a lib eralizacio n d u ra d e ra del trafico del m ercad o , d e te rm in a ta m b ie n los m o v im ientos del ca­ p ita l in d u stria l, co n v irtien d o , c o n tra ria m e n te a la ilusion o p tica de la econom fa p o litica clasica, a la era lib eral en un m ero episodio: el p erio d o en tre 1775 y 1875, visto desde la p e rsp e c ­ tiv a del d e sa rro llo global del cap italism o , no p arece sino un vast secular b o o m .3 Lo que Say, en su celebre ley, adjudico al capitalism o de laisser-faire, esto es, la p o sib ilid a d de auto rreg u lacion del ciclo global de p ro d u c c io n y consum o, no dependfa en realid ad del sistem a com o tal, sino de c irc u n sta n c ia s historicas c o n c r e ta s 4 que fueron cam b ian d o ya a lo largo del siglo — no sin influencia del an tag o n ism o b asad o en el m odo de p ro ­ duccion m ism o— . P or lo dem as, tam p o co se cum ple la ley de Say en lo que al eq u ilib rio del sistem a h ace, el cual, segun ella, despues de la su p eracio n de ca d a c risis, elevarfa au to m aticam en te el nivel de las fuerzas p ro d u c tiv a s d isp o n ib les al estadio m as alto p osible. 174

En el curso de ese d esarro llo , p e rd e ra la sociedad burguesa h a sta la m as lig era ap arien cia de u n a esfera neutralizada p o r lo que hace al poder. El m odelo lib eral, que era en re a­ lidad el m odelo de u n a econom fa de p eq uenos p ro d u c to re s de m ercan cias, solo h a b ia p rev isto relacio n es h o rizo n tales de in te r­ cam bio en tre los p o seed o res indiv id u ales de m ercancias. En una situacion de libre co m p eten cia y de p recios in d ep en d ien tes nadie p o d ia h acerse con el p o d e r suficiente com o p a ra que le fuera posible d isp o n er de la suerte de otro s. C o n traria m e n te a esas expectativas, en u n a situacion de com peticion im perfecta y de p recio s d ep en d ien tes, el p o d e r social se c o n c en tra en manos p riv a d a s .5 En la red de relacio n es v erticales entre unid ad es colectivas se form an relacio n es que son, en p a rte , relaciones de dep en d en cia u n ila te ra l y, en p a rte tam b ien, relaciones de presio n m u tu a. Los pro ceso s de co n cen tracio n y de crisis rasgan el velo del in tercam b io de equiv alen tes y m u e stra n la n atu raleza an tag o n ica de la e stru c tu ra de la sociedad. Cuanto m as vi­ sible es esta com o m ero m arco coactivo, m as necesario se hace un E stad o fuerte. F ranz N eu m an n o b jeta — fundadam ente— a la au to co m p ren sio n liberal del « E sta d o -se re n o » 6 lo siguiente: este se h a ido ro b u ste c ie n d o en el sentido del interes b u rg u es a m ed id a que la situacion p o litica y social lo ha ido exigiendo.7 Pero ese in teres, m ie n tra s el E stad o fue liberal, p e rten ecio a la clase de in te re se s que la esfera del trafico m erca n til y del trabajo social confiaba p o r com pleto a la au to n o m ia p riv ad a (seria, como vio A chinger,8 la im posicion de la escuela y el servicio m ilita r u n iv ersalm en te o b lig cto rio s lo que senalarfa el com ienzo de la in terv en cio n en la esfera p riv ad a). A quella «centralizacion del p o d e r g ubernativo», que se hizo p ro b lem a a la vez p a ra M arx y p a ra Tocqueville, no afectaba aun, si bien se m ira, a la relacion entre los am b ito s publico y p rivado c o n stitu tiv a del E stad o b u rg u es de derecho. El m ism o interes de la gran in d u stria en u n a am pliacion del a p a ra to m ilita r — im prescindible p ara la co n q u ista y el m an ten im ien to de m ercad o s foraneos privileg iad o s— se lim ita a fo rta le c e r u n a de las funciones va existen tes del p o d e r publico. Solo cuando el E stado d e sa rro ­ lla nuevas funciones se h acen fluctu an tes las b a rre ra s que le separan de la sociedad. La aglom eracion de p o d er en la esfera p riv ad a del trafico m ercan til, p o r un lado, la p u b licid ad co n vertida en organo del E stad o — con la in stitu cio n alizacio n de la po sib ilid ad u n i­ versal de acceso a ella— , p o r el o tro , fortalecen la ten d en cia de los eco n o m icam en te m as debiles a c o m b a tir con m edios polfticos a los que la posicion en el m ercad o ha situado en u n a po175

sicion v en tajo sa. En In g la te rra dio ello com o fruto las refo r­ m as electo rales de 1867 y de 1883; N ap o leo n III h a b ia introducido en F ran cia el sufragio u n iv ersal, cuyas co n secu en cias pleb isc ita rio -c o n se rv ad o ra s h a b ia ten id o en c u e n ta B ism arck cuando dio d ig n id a d c o n stitu c io n a l — p rim e ro en la F ed eracio n nortealem an a, luego en el Im p e rio alem an de n u ev a fundacion— al sufragio u n iv ersal. A poyados en esa p o sib ilid a d fo rm alm en te concedida de cogestion p o litica, in te n ta ro n las capas d e p a u p e ra d as — igual que las clases p o r ellas a m en azad as— o b te n e r u n a influencia p o litic a que les p e rm itie ra c o m p e n sa r p o lfticam en te la zah erid a ig u ald ad de ex p ectativ as del am b ito econom ico. La p u b licid a d no p u d o y a exim irse de los in te re se s p riv ad o s tan p ro n to com o las co n d icio n es m ism as a que d ab a lu g a r la priv atizacion de los in te re se s p e n e tra ro n en la d isp u ta entre los in te rese s organ izad o s. Los sin d icato s no solo co n stitu y e n un co n trap e so en el m e rcad o de tra b a jo , sino que a sp ira n incluso a conseg u ir in flu en cia leg islativ a a tra v e s de los p a rtid o s socialistas; a lo que los e m p re sa rio s, las «fuerzas co n servadoras» com o desde entonces se les llam a, re sp o n d e n con la reco n v er­ sion de su p o d e r social en p o d e r p o litico . La ley c o n tra socialistas de B ism arck es un caso m odelico; p ero la seguridad social, que el organiza sim u lta n e a m e n te , m u e s tra ta m b ie n h a sta que p u n to tiene que e sta r so m etid a la in te rv e n c io n e statal a la presion p o r abajo. Las in terv en cio n es del E sta d o en la esfera priv ada desde finales del p asad o siglo p e rm ite n a p re c ia r que las am plias m asas — a c ep tad as a h o ra p a ra la g estio n politica— traducen los an tag o n ism o s econom icos a conflictos p o litic o s: a veces se re a liz a n las in terv en cio n es en c o n tra de los in te re ses de los eco n o m icam en te m as debiles, a veces en su defensa. No siem pre es facil a trib u irla s c la ra m e n te a in te re se s p riv ad o s colectivos de u no u o tro lado cuando se analizan casos particu lares. Pero, p o r lo g eneral, p u ed e decirse que las interv en cio n es esta ta les, aun si estan en fre n ta d as a in te re se s « dom inantes», actu an en p rovecho del m a n te n im ie n to del eq u ilib rio del sistem a, eq u ilib rio que no p u ed e ya ser g a ra n tiz a d o en el plano del m ercad o libre. De ello extrae S trach ey la consecuencia, solo prim a fa cie p a ra d o jic a , de que « p recisam en te la lu cha de las fuerzas d e m o c ra tic as c o n tra el ca p ita lism o fue lo que posibilito la co n tin u acio n del sistem a. Pues no solo consiguio hacer so p o rtab les las condiciones de v ida de los tra b a ja d o re s . M antuvo tam b ien a b ie rto s los m ercad o s de salida de los prod u ctos de fabricacion, m e rc a d o s que un a ta q u e suicida del capi­ talism o h u b ie ra d e stru id o con u n a d istrib u c io n c re cie n tem en te desigual de la r e n ta » .9

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Ese m e c a n i s m o , q u e G a l b r a i t h ha a na li z ado t a m b i e n des d e el p u n t o de vi st a de los countervailing powers [fuerzas n i v e l a d o r a s ] , 10 explica la cone xi on de las t e n d e n c i a s a la con­ c e n t r a c i o n de c a p i t a l 11 con un c r ec i e n te i n t e r v e n c i o n i s m o es t a­ tal. Un i ndicio de la cr eci e n t e ac t i v i dad e s t a t a l lo of recen ya las d i m e n s i o n e s del p r e s u p u e s t o e s t a t a l . 12 Est e c r it er io cuantitativo es e m p e r o insuficient e; solo u n a i n t e r p r e t a c i o n cualitativa de las i n t e r v e n c i o n e s p ub l i c as en la esfera p r i v a d a p e r m i t e a p r e c i a r c l a r a m e n t e qu e el E s t a d o no solo se l i mi t a a a m p l i a r su ac t ivi dad en el m a r c o de las viejas f unciones, sino q u e se ha d ot a d o de t od a u n a serie de f unci one s nuev a s. J u n t o a las tradicional es f unci o ne s de m a n t e n i m i e n t o del o r d e n — desarrolladas po r el E s t a d o a t r av e s de la policia, la j u s t i c i a y u n a cautelosa politica fiscal, en el p la no int er i or; a t r a v e s de su p o ­ litica ext erior, a p o y a d a p or las fuerzas a r m a d a s , en el plano i n t e r n a c i o n a l — , p er c e p t i b l e s y a en la er a liberal, s u r g e n a ho r a f unci one s de c o n f i g u r a c i o n . 13 La d i st in ci on se hace, n a t u r a l m e n te, t a n t o ma s facil c u a n t o m a s v a d i f e r e n c i a n d o s e a lo largo del siglo xx el ci rculo de t a r e a s s oci al es del E s t a d o . Ya h e m o s m e n c i o n a d o la t a r ea de p r ot e c ci on, r e p a r a c i o n y c o m p e n s a c i o n d es t i n a d a a los g r u p o s e c o n o m i c a m e n t e m a s debiles, los obreros y e m p l e a d o s , los a r r e n d a t a r i o s , los c o n s u m i d o r e s , etc. (a este a m b i t o p e r t e n ec e n , p o r ej emp l o , las m e d i d a s t e n d e n t e s a una r e o r g a n i z ac i o n del r e p a r t o de la r e n t a ) . E n o tr o a m b i t o hay que l ocali zar la t a r ea de evi tar t r a n s f o r m a c i o n e s a l argo plazo de la e s t r u c t u r a social, o de a m o r t i g u a r l a s al m e no s ; o bien, de a p oy a r l a s de un m o d o p l anif icado, de dir igir las incluso (aqui hace al caso, por ej empl o, t o d o el c o m p l e j o de la politica de clases me di as ). La influencia, de i m p o r t a n t e s c o ns ec ue nc i as , s ob r e las i nv e rs i o n es p r i v a d a s y la r e gu l a c i on de las publicas e n t r a n en un a m b i t o ul t e r io r ; el del c on t rol y e qu i li br io del ciclo e c o n o m i c o global. Los p r o c e s o s de c o n c e n t r a c i o n no solo r e c l a m a n qu e la p olit ica c o y u n t u r a l se a t e n g a a un plan; con su t e n d en c i a a las g r a n d e s u n i d a d e s , c r e a n t a m b i e n determ i n a d o s p r e s u p u e s t o s que p os i b i l i t a n u n a tal polit ica a gr an escala: la e c o n o m i a se hac e accesible a los m e t o d o s ec onome tr i c os del calculo m a c r o e c o n o m i c o , tal c o m o este se ha introdu ci do en I n g l a t e r r a , E s t a d o s U ni do s y C a na d a un poco ant es del estal lido de la S e g u n d a G u e r r a M u n d i a l . 14 F i n a l m e n t e : a d e m a s de los h a b i t u a l e s nego c i os admin is t ra t i vo s , el E s t a d o t o m a a su cargo la p r e s t a c i o n de servicios ha s t a e nt o n c e s conf iados a m a n o s p r i v a d a s (ya d a n d o a p e r ­ s o na s p r i v a d a s t a r e a s p ubl i c as , y a c o o r d i n a n d o a c ti vi d a d e s eco­ n o m i c a s p r i v ad a s, i n s e r t a n d o l a s en el m a r c o de un p l a n , 15 o in-

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cluso co n v irtien d o se el m ism o en activo p ro d u c to r y distrib u id o r). El secto r de los servicios p u b lic o s se extiende sin trabas «porque el cre c im ie n to econom ico acelerado desen cad en a la eficacia de facto res que tra n sfo rm a n la re la c io n de los costos p riv ad o s con los costo s p u b lic o s» .16 Ju n to a los costos p u blicos de la p ro d u c c io n p riv a d a surgen, en relacio n con el crecien te p o d er ad q u isitiv o de las m asas, costos p u b lico s del consum o p riv a d o .17 La form ula «prevision de la ex isten cia colectiva» cubre un a m u ltitu d de funciones n u ev as que h a ido d e sa rro lla n d o el E stado so c ia l,18 y cu b re ta m b ie n u n a gran v a rie d ad de in terese s priv ad o s co lectiv am en te o rg an izad o s a que este cre cim ien to ha dado lugar. El E stad o in te rv ie n e a fondo, m e d ia n te leyes y exp ed ien tes v ario s, en la esfera del trafico m e rc a n til y del trabajo social, p o rq u e los in te re se s en liza de las v a rias fuerzas sociales se tra sla d a n a la d in am ica p o litic a y, m ed iad o s p o r el in terv en cio n ism o e statal, re tro a c tu a n sob re la p ro p ia esfera. Por eso, v istas las cosas g lo b alm en te, no p u ed e n eg arse la «influ en cia d em o cratica» sobre el orden econom ico: la m a sa de desposefdos ha p o d id o conseguir, m e d ia n te in terv en cio n es publicas en el am b ito p riv ad o — in terv en cio n es que tie n d en a opon erse a la co n c e n tra cio n de cap ital y a la o rg an izacio n oligopolfstica— , que su p a rtic ip a c io n en la r e n ta no d ism in u y e ra a largo plazo, au n q u e tam p o co p a re z c a h a b e r au m en ta d o sustancialm ente h a sta m ed iad o s del p re se n te sig lo .19 En la m ed id a en que el in te rv e n c io n ism o p ro cede de ese con tex to , p u ed en a h o ra d istin g u irse rig u ro sa m e n te los amb ito s sociales p ro teg id o s p o r el in terv en cio n ism o de la esfera p riv a d a m e ra m e n te re g la m e n ta d a p o r el E stad o . — Las organizaciones p riv a d a s tien en en gran p a rte un c a ra c te r sem ioficial; puede h a b la rse incluso de quasi political character o f private economic u n its—.20 En el c en tro de la esfera p riv a d a publicam ente relev an te de la sociedad b u rg u e sa se form a u n a esfera social re p o litiz a d a en la que in stitu c io n e s esta tales y sociales van de consuno, se en cad en an a un m arco funcional y a no diferenciable de ac u e rd o con c rite rio s de p u b lico y priv ad o . Des­ de el p u n to de v ista ju rfd ic o , esa n u ev a in te rd e p e n d e n c ia de las dos esferas h a s ta en to n ces se p a ra d a s se ex p resa en el resq u e b raja m ie n to del sistem a clasico de d erech o priv ad o . En la sociedad in d u stria l c o n stitu id a p o r el E sta d o so­ cial au m e n ta n las c irc u n sta n c ia s y re lacio n es su sc ep tib les de ser reg u lad as p o r in stitu c io n e s de d erech o p riv a d o o publico; esas relacio n es fuerzan todavfa m as a la in tro d u c cio n de las llam ad as n o rm as socio-jurfdicas. 178

La critica social ista al c a r a c t e r m e r a m e n t e f or ma l del d e r e c h o b u r g u e s no ha d ej ad o de s u b r a y a r que la a u t o n o m i a g a r a n t i z a d a por el d e r e c h o p r i v a d o solo p o d r i a af ect ar p o r igual a t o d o s los s u je t o s de d er ech o, en la m e d i d a en que expectativas e c o n o m i c a s iguales r ea l i za r o n la i g u a l d a d j u r i d i c a de expect a t i v a s . 21 Es la s e p a r a c i o n e nt r e p r o d u c t o r e s y m e d i o s de p r o ­ duccion, s ob r e todo, esto es, la rel aci on de cl ases que ha conf o r m a d o p l e n a m e n t e al c a p i t a l is m o i n d us t r i a l del siglo x i x , la que t r a n s f o r m o la r el a ci o n j u r i d i c a de i gua l dad f or ma l e nt re c a pi t a li s t as y o b r er o s a s al a ri a d o s en u n a r el a ci o n de factica sub o r d i n a c i o n ; su e xp r e si on en el d e r e c h o p r i v a d o e n c u b r e un p o d e r q uas i-publ ico. Kar l R e n n e r 22 ha a n a l i z ad o la i ns t it u c i on c e nt r al del d e r e c h o p r i va d o , la p r o p i e d a d de los m e d i o s de p r o d u c c i o n y l a s g a r a n t i a s a e l l a v i n c u l a d a s , l a s l i b e r t a d e s de contrato, de empre sa y de herencia, y ha mo st ra do c omo tiene n que a t e n e rs e en sus funciones efectivas a los r eq u is i t o s del d e r e c h o publ i c o: el d e r e c h o p r i va d o g a r a n t i z a r i a a los capitalistas un « p o de r de d i r ec ci on p u b l i c a m e n t e delegado». Como m u y t a r d e de s de el c om i en z o de la P r i m e r a G u er r a Mu nd i a l , la e vol uci on j u r i d i c a va s i g u i e n d o a la social y d es ar r o l l a una c o m p l i c a d a tipificacion, r eg i s t r a d a al p r o n t o baj o el r o t u l o de «publificacion del d e r e c h o p r i v a d o » ; 23 luego se a p r e n d i o a cons i d e r a r el m i s m o p r o ce s o t a m b i e n des de el p u n t o de vist a recip roc o de u n a p r i v a t iz a ci on del d e r e c h o publ i c o: «Los el ementos del d e r e c h o p u b li c o y los e l e m e n t o s del d e r e c h o pr iv ad o llegan a e n caj ar de tal m o d o que se h ac e n i r r e c on o c i bl e s e inext r i c a b l e s » . 24 Los d e r e c h o s de p r o p i e d a d no solo son l i m i t a d o s medi a nt e las i n t e r v e n c i o n e s p ol i t ico- ec o nomi c as ya m e n c i o n a d a s , sino m e d i a n t e g a r a n t i a s j u r i d i c a s t e n d e n t e s a o r g a n i z ar tambi e n m a t e r i a l m e n t e la f or ma l i gua l dad c on t r a c t u a l de las p a r t e s en s i t u a c io n es social es tipi cas. Los c onve ni os col ectivos — parad ig m a t i c o s en el d e r e c ho l a bo ra l — , que a p a r e c e n en l ug ar de los c o n t r a t o s i ndi vi dual e s, p r o t eg e n a las p a r t e s ma s debiles. D e t e r m i n a d a s r e s e r v a s en i nt e r es del i nquil ino o del ar rend a ta r i o h ac e n del c o n t r a t o de a r r e n d a m i e n t o , en lo qu e r es pe c ta al p r o p i e t a r i o , un a r el a ci on de a p r o v e c h a m i e n t o p ub li c o del espacio. E igual que t r a b a j a d o r e s y a r r e n d a t a r i o s , t a m b i e n los c o n s u m i d o r e s di sf r ut an de g a r a n t i a s especiales. Anal ogos desar r o l l os se p u e d e n o b s e r v a r en el de r ec h o de e m p r e s a, en el de­ r e c h o que regul a la v i vi e n da y en el que r eg ul a la familia. Un c o n j u n t o de c o n s i d e r a c i o n e s a la s e g u r i d a d publ i c a a t a n a los p r o p i e t a r i o s de e m p r e s a s , par c el a s, edificios, etc., a vec es de tal m o d o que se ha p od i do h a b l a r de « s u p e r p r o p i e d a d publi-

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ca».25 Los juristas liberales se horrorizan de esa tendencia al «socavam iento» de los d erechos de p ro p ie d a d , te n d e n cia que, segun ellos, m a n te n d rfa fo rm alm en te al p ro p ie ta rio su p ro p ie­ dad, al que, no o b sta n te , expro p iarfa, incluso sin indem nizacion y sin la p ro te c c io n ju rfd ic a de un p ro c e d im ie n to expropiativo regulado : «Asf ap arecen n uevas form as de socializacion a traves de la legislacion confiscatoria, form as con las cuales no habfa contad o el m arx ism o d o c trin a rio » .26 T am bien ju n to a la in stitu c io n c e n tra l del d erecho privado, la p ro p ied ad , re su lta n afectad as, com o es n a tu ra l, sus categorfas conexas, sobre todo la lib e rta d de c o n tra to . La relacio n c o n tra c tu a l clasica p re su p o n e p le n a in d ep en d en cia en la determ inacion de las clau su las del c o n tra to . E sa in d e p e n d e n c ia es som etid a a u n a fuerte lim itacion. En la m ed id a en que las re ­ laciones ju rfd ic a s se e q u ip a ra n a tipos sociales, p ro c u ra n tam bien los c o n tra to s h acerse esq u em atico s. L a c recien te estan d ardizacion de las relacio n es c o n tra c tu a le s cercen a n o rm a lm e n te la lib erta d de las p a rte s eco n o m icam en te m as debiles, m ie n tra s que el ya m en cio n ad o in stru m e n to del c o n tra to o acuerdo colectivo tien d e a ro b u ste c e r la ig ualdad de las p osiciones en el m ercado . Los a c u erd o s colectivos en tre las asociaciones em presariales y los sindicatos p ie rd e n su c a ra c te r e stric ta m e n te ju rfdico-privado; han de te n e r p re c isa m e n te un c a ra c te r p u b li­ co, p o rq u e las reg u lacio n es a que dan lug ar a ctu an com o si fueran leyes: «La funcion de las aso ciacio n es en la conclusion de un acuerd o global de tra b a jo equivale m enos al ejercicio de la au to n o m ia p riv a d a que a la p re c e p tu a cio n legal p o r m edio de delegacion».27 L a a u to n o m ia p riv ad a o rig in a ria se ha degradado ya tam b ien ju rfd ic a m e n te , co n v irtien d o se en u n a autonom fa derivada; se ha degrad ad o ta n to que m u ch as veces ni siq u iera es ya re q u isito p a ra la validez de un c o n tra to . El efecto ju rfd ic o de las relacio n es c o n tra c tu a le s facticas se e q u ip a ra a las relacio n es ju rfd ic a s c la sic a s.28 F in alm en te: el sistem a de derecho p riv ado es asaeteado p o r el n u m ero crecien te de c o n tra to s en tre el p o d er publico y las p e rso n a s p riv a d a s .29 El E stad o p a c ta con las p e rso n a s p ri­ vadas sobre la base del do ut; la d esig u ald ad en tre las p a rte s, la dep en d en cia de unos re sp e c to de o tro s, disuelve tam b ien aqui los fu n d am en to s de las relacio n es c o n tra c tu a les e stric tas; en relacio n al m o d elo clasico, se tr a ta a h o ra tan solo de seudoco n tra to s. C uando las in stan cias oficiales, en el ejercicio de las ta re a s del E stad o social, su b stitu y en hoy las n o rm a s o las reg u lacio n es legales p o r el in stru m e n to del c o n tra to , ocu rre que tales c o n tra to s, a p e sa r de su form a ju rfd ic o -p riv a d a, tie180

nen u n c a r a c t e r quasi-oficial: p o r q u e , p r o p i a m e n t e , n u e s t r o «sist e m a j u n d i c o se b a s a en la idea de q u e los c o n t r a t o s de d e r e ­ cho p r i v a d o e s t a n en definitiva b a j o la ley, no a un nivel de i gu al da d con ella, y n u e s t r o d e r e c h o p ub l i c o dej a el c a m p o a b i e r t o a c o n t r a t o s sol o c u a n d o se d a n r e l a c i on e s del m i s m o o r d e n . . . » . 3tl Con la «evasion» del E s t a d o del d e r e c h o pu bl i c o, con la t r a n s m i s i o n de t a r e a s de la a d m i n i s t r a c i o n p ub l i c a a emp r e s a s , e n t i d a d e s , c o r p o r a c i o n e s , g e s t o r e s semioficiales del amb ito del d e r e c h o p r i v a d o , etc., se v e t a m b i e n la o tr a ca r a de la publificacion del d e r e c h o p r i v ad o , es decir, la p r i va t i za ci on del d e r e c h o pu bl i c o. S o b r e t o do si la a d m i n i s t r a c i o n p ub li c a se sirve, en sus s ervicios de d is t r ib uc i o n, a s i st e n c i a y e s t i mu l a c i o n , de m e d i o s p r o c e d e n t e s del d e r e c h o p r i v a d o, p u e d e de c ir se que son v i o la do s los c ri t er io s clasicos del d e r e c h o p u b l i c o . 31 P o r ­ que ni la o r g a n iz ac i o n j u n d i c o - p u b l i c a i mp i d e , p o n g a m o s por caso, a un a b a s t e c e d o r c o m u n a l c o n t r a e r u n a r el a ci on de der e c h o p r i v ad o con su «cliente», ni excluye la a m p li a n o r m a t i va de u n a tal r e l a c i on j u n d i c a la n a t u r a l e z a j u r i d i c o - p r i v a d a de la r el a ci o n c o n t r a l d a . N i se ofrece u n a c o o r d i n a c i o n con el d e r e c h o p u b l i c o a p r o v e c h a n d o u n a p os i c i on de m o n o p o l i o o m e d i a n t e u n a c o n m i n a c i o n al c o n t r a t o , ni se i n a u g u r a , con ello, u n a r e l a ci o n j u n d i c a p or m e d i a c i o n de u n ac t o a d m i n i s t ra t ivo. El m o m e n t o p u b l i d s t i c o del i nt e r es pub l i c o se u n e al m o ­ m e n t o j u n d i c o - p r i v a d o de la f o rm u l a c i o n c o n t r a c t u a l en la medida en que, con la c o n c e n t r a c i o n de capital y el inter venci oni sm o , s u r g e u n a n u e v a esfera a p a r t i r del r e c l p r o c o p r oc e so de s oc i al izacion del E s t a d o y e s t a t al i z ac io n de la soc i eda d. Esa es fera no p u e d e y a ser c o n c e b i d a ni c o m o esfera p u r a m e n t e pr ivada , ni c o m o esfera g e n u i n a m e n t e publ i ca; ni p u e d e coord i n a r s e sin m a s con los a m b i t o s del d e r e c h o p r i v a d o o del de­ r e c h o p u b l i c o . 32

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La polarizacion esfera social-esfera intim a

En la m e d i d a en que E s t a d o y s oc i ed a d se i nt e r penet ran, se d e s p r e n d e la i n s t i t u c i o n de la fami lia n u c l e a r de su c one xi o n con los p r o c e s o s de la r e p r o d u c c i o n social: la esfera m t i m a , o t r o r a el c e n t r o de la es fera p r i v a da , r e t r o c e d e , p o r asi decirlo, a su per i f er i a en la m e d i d a que c o m i en z a a desprivatizar se. El p r o t o t i p o de la vi d a p r i v a d a de los b u r g u e s e s de la era l i ber al se d e s a r r o l l a b a en la p r o f es i on y en la familia; el

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am b ito del trafico m e rc a n til y del tra b a jo social c o n stitu fa u n a esfera p riv a d a ex actam en te igual que el «hogar», descarg ad o de funciones econ o m icas d ire c ta s. E sas dos esferas, estru ctu ra d a s en aqu el m o m e n to de m o d o s p a re c id o s, evolucionan ah o ­ ra d iv erg e n te m e n te: «y desde luego p u ed e afirm arse que la fam ilia se p riv a tiz a c re c ie n tem e n te , m ie n tra s que el m u n d o del tra b a jo y de la o rg an izacio n son cad a vez m as "p u b lic o s" » .” La n o cio n «m undo del tra b a jo y de la organizacion» revela ya algo de la te n d e n c ia a la o b jetiv izacio n de un am b ito su b o rd in ad o a u n a d isp o sicio n o tro ra p riv a d a ; y a se tra te , p a ra los p ro p ie ta rio s , de la esfera en la que ellos d isponen, ya, p a ra los tra b a ja d o re s a sa la ria d o s, de la esfera la d isp o sicio n sobre la cual les es ajena. La evolu cio n de la gran e m p resa in d u stria l d ep en d e d ire c ta m e n te del g rad o de c o n c e n tra cio n del cap ita l — in d ire c ta m e n te, la evolucion de la g ran em p resa b u rocratica— . En am bas se d e sa rro lla n form as de tra b a jo social que se a p a rta n especfficam ente del tip o tra d ic io n a l del tra b a jo pro fesio n al p riv ad o . V ista la cosa desde el angulo de la sociologfa del tra b a jo , la p e rte n e n c ia form al de u n a e m p re sa al amb ito p riv ad o , o de u n a in sta n c ia oficial al am b ito pu b lico , ha p e rd id o c a ra c te re s distin tiv o s. U na g ran em p re sa p u ede e sta r aun, com o siem p re, bajo el c o n tro l de p ro p ie ta rio s p riv a d o s, de g ran d es a ccio n istas o de g eren tes, p e ro , en relacio n a las disposicion es p riv a d a s, h a ten id o que o b je tiv iz a rse ta n to que el «m undo del tra b a jo » se ha c o n v ertid o en u n a esfera de n a tu ra ­ leza p ro p ia, in se rta e n tre los a m b ito s p u b lico y p riv ad o (tanto en la co n scien cia de o b rero s y em p lead o s, com o en las de quienes d isp o n en de las m as am p lias c o m p eten cias). E sa evolucion, com o es n a tu ra l, se b a sa en la d esp riv atizacio n m a te ria l de u n a au tonom ia, fo rm alm en te m a n te n id a , de los p ro p ie ta rio s de los m edios de p ro d u ccio n . B ajo el ro tu lo de la sep aracio n e n tre m e­ dios de p ro d u c c io n y funciones d ire c tiv a s es analizado todo este pro ceso , ejem plificandolo en las g ran d es so ciedades de ca­ p ita l, p o rq u e en ellas se hace esp ecialm en te cla ra la re stric cion del ejercicio d irecto de los d erech o s de p ro p ie d a d en beneficio del alto management y de algunos g ran d es accio n istas. E sas em p resas consiguen a m en u d o , p o r la v ia de la autofinanciacion, in d e p e n d e n c ia re sp e c to del m e rcad o de c a p ital, y en la m ism a m e d id a au m e n ta n su a u to n o m ia frente a la m a sa de acc io n ista s .34 Aun cu an d o el efecto econom ico fuera el de siem ­ p re, el sociologico re s u lta e je m p la r de u n a evolucion que q u ita a la gran e m p re sa en gen eral — incluso in d e p e n d ie n te m e n te de las form as de la m ism a— aqu el c a ra c te r de esfera de la autonom fa p riv a d a in d iv id u al ta n c a ra c te rfstic o del negocio y la in182

d u stria de los sujetos in d ep en d ien tes de la era liberal. R athen au p ercib io m uy te m p ra n a m e n te el a su n to , y de el es la siguiente fo rm u la n o tab le: las g ran d es em p resas se convierten en «entidades». El in stitu c io n a lism o ju rfd ic o h a recogido e sta sugerencia, e la b o ra n d o u n a te o rfa p ro p ia .35 Aun cuando las teorfas analogas (expuestas p o r Jam es B u rn h am y P eter F. D rucker, aten ien d o se a la re a lid a d n o rte a m e ric a n a ), que consiguieron des­ pues de la g u e rra un gran exito publicfstico , apenas tien en m e­ nos lastre ideologico, no estan d esp ro v istas de cierto v a lo r descriptiv o : d iag n o stican c e rte ra m e n te «la le n ta desap aricio n de lo privado» en la esfera del tra b a jo social. P or lo p ro n to , la g ran e m p re sa se hace cargo, en relacion a sus em pleados y o b rero s, de d e te rm in ad as garantfas de status, ya a trav es del re p a rto de co m p eten cias, ya m ed ian te la p re sta c io n de seg urid ad es y servicios, ya con esfuerzos — cuestio n ab les tam b ien , com o siem p re, co n tem p lad o s en detalle— p o r a se g u ra r la in teg racio n de los em pleados en el p u e sto de trab a jo ; p ero m as esp ectacu lares au n que esas tran sfo rm acio nes objetiv as son las su b jetiv as. La nocion e sta d fstica «empleados de servicios» rev ela ya u n a nueva categorfa de tra b a jo : la diferen cia — antes c laram en te p e rc ib id a tam b ien subjetivam ente a trav es de la p ro p ie d a d p riv ad a— en tre los que tra b a ja b a n en la p ro p ia esfera p riv ad a y los que tenfan que tra b a ja r en la esfera p riv a d a de o tro s, d esap arece en beneficio de u n a «relacion de servicio» que, c ie rta m e n te, no a d o p ta los derechos (y obligaciones) del «servicio publico» de los funcionarios, p ero sf rasgos de u n a relacio n de tra b a jo cosificada que a ta a los empleados m as a u n a in stitu c io n que a p e rso n a s d ete rm in a d as. Con la gran em presa, u n a form acion social erguida p o r encim a de la sep aracio n e n tre esfera p riv a d a y p u b licid ad se convierte en el tipo de o rganizacion p re d o m in a n te del tra b a jo social: «Las in d u stria s c o n stru y en p iso s o ayudan incluso a los trab ajad o res a c o m p ra rse casas, h acen p a rq u e s p u b lico s, edifican escuelas, iglesias, organ izan b ib lio tecas, co n cierto s y veladas tea tra les, m a n tien en cu rso s de reciclaje, asisten a los viejos, a las viudas y a los h u erfan o s. En o tra s p a la b ra s: to d a u n a serie de funciones, d esem p en ad as an tes — no solo en el sentido ju rfd i­ co, tam b ien en el sociologico— p o r in stitu c io n es pu b licas, las tom an a h o ra a su cargo o rg anizaciones cuya activ id ad no es p u b lic a [...]. El oikos de u n a g ran em p resa se im pone de cuan­ do en cu ando a la v id a de u n a ciu d ad y da lu gar a aquel fenom eno que ha sido calificado con razon de feudalism o in d u s­ tria l [...]. Lo m ism o vale mutatis mutandis p a ra las grandes buro crac ias a d m in istra tiv a s de las m etro p o lis, que p ierd en su ca183

ra c te r p u b lico (en el sen tid o sociologico) a m ed id a que van tra n sfo rm a n d o se en g ran d es e m p re sa s» .36 De ahf que vario s auto res n o rte a m e ric a n o s p u e d a n in v estig ar la p sico lo g ia social del llam ado organization man sin c o n sid e ra r si se tr a ta de u n a sociedad p riv ad a, de u n a c o rp o racio n sem ip u b lica o de u n a adm in istra c io n p u b lica: organization significa, en definitiva, gran em presa. En co m p aracio n con la e m p re sa p riv a d a clasica del siglo x i x , la esfera p ro fesio n al se au to n o m iza com o un am bito quasi p u b lico frente a u n a esfera p riv a d a re d u c id a a la fam ilia; en n u e stro s dfas, el tiem p o de ocio significa p re c isa m e n te el tiem p o re se rv a d o a lo p riv ad o , m ie n tra s que con el tra b a jo profesio n al com ienza el «servicio». De to d o s m odos, ese p ro c e­ so solo ap arece com o u n a d esp riv atizacio n de la esfera profesional co n sid eran d o lo desde la p e rsp e c tiv a h isto ric a del prop ie ta rio p riv ad o , y al reves, com o u n a p riv atizacio n se m anifiesta a los o b rero s y em p lead o s, y to d o ello en la m e d id a en que estos no estan ya excluidos y a b a n d o n a d o s p o r un regi­ m en p a tria rc a l, sino que estan so m etid o s a u n a organizacion psicologica que to m a las m ed id as n e c e sa rias p a ra d isp o n e r el clim a de la em p resa funcio n alm en te al b ie n e sta r p seu d o p riv a d o .36a En la m ism a m ed id a en que se in d ep en d iza la esfera p rofesio n al, re tro c e d e ta m b ie n la de la fam ilia: la p e rd id a de las funciones p ro d u c tiv a s en beneficio de las co n su m id o ras es m enos sin to m a tic a del cam bio e s tru c tu ra l de la fam ilia desde la era lib eral que la desconexion p ro g re siv a re sp e cto del m arco funcional del tra b a jo social en general. T am poco la fam ilia nu­ clear p a tria rc a l del tip o b u rg u e s era y a u n a co m u n id ad pro d u ctiva; pero se b a sa b a su sta n c ia lm e n te en la p ro p ie d a d fam iliar, que a ctu a b a en sentido c a p ita lista . El m a n te n im ie n to , am pliacion y tra n sm isio n de la cual c o n stitu fa la ta re a del h o m b re p ri­ vado, com o p o se e d o r de m e rc a n c ias y cabeza de fam ilia a la vez: las relacio n es de in te rc a m b io de la sociedad b u rg u e sa pen e tra ro n p ro fu n d a m e n te en las relacio n es p e rso n a les de la fam ilia b u rg u esa. Con el d e te rio ro de su base, con la disgregacion de la p ro p ie d a d fam iliar a trav es de las re n ta s individuales, la fam ilia p ie rd e , ad em as de sus funciones en la p ro d u c ­ cion, que h a b ia ab an d o n a d o hace m ucho tiem p o , tam b ien las funciones respecto de la p ro d u ccio n . — La red u ccio n , tfpica de las actu ales c irc u n sta n c ias, de la p ro p ie d a d fam iliar a la re n ta individu al de los que ingresan paga o salario , sobre todo, ro b a a la fam ilia la p o sib ilid ad de au tosuficiencia en caso de necesidad y la p o sib ilid a d de asiste n c ia p ro p ia a los an cianos— . 184

Los riesgos clasicos, sobre todo: p aro , accidente, enferm edad, vejez y defuncion, son en n u e stro s dfas am pliam ente cu b ierto s p o r las g aran tfas del E stad o social; con esas garantfas coinciden p restacio n es b asicas, n o rm alm en te en form a de ayudas a los in g re so s.37 N i estan esas ayudas dirig idas a la fam ilia, ni se exige a la fam ilia u n a p re sta c io n de asisten cia subsidiaria co n sid erab le. Las llam adas basic needs [necesidades basic a s], de las que la fam ilia p riv ad a ten ia an tano que hacerse cargo, asu m ien d o las com o riesgos p riv ad o s, son garan tizad as p u b lic a m e n te al m iem b ro individual de la fam ilia.38 Y no solo se am plfa el catalogo de los «riesgos co rrien tes», m as alla de las situacio n es de n ecesid ad clasicas, a ayudas de todo tip o , a servicios y creacio n de viviendas y consecucion de p u esto s de tra b a jo , a la form acion profesio n al, a la educacion y a la sanidad, etc., sino que, adem as, las indem nizaciones y rep aracio n es cad a vez m as se co m p letan con m edidas p rev en tiv as, con lo que «la p rev en cio n socio-polftica viene a significar la en tra d a en u n a nueva esfera, h a sta a h o ra p riv a d a » .39 La com pensacion politico-social de la dem o lid a base de la p ro p ied a d fam iliar se am plfa, m as alla de las ayudas a los ingresos m ate riale s, a las asisten cias funcionales. Ju n to a las funciones de form acion de capital, p ierd e crecien tem en te tam b ien la fam ilia las funciones de la crfa y educacion de los ninos, de la p ro teccion, in stru c ­ cion y a seso ram ien to , las funciones, pues, de la o rien tacio n tradicional; p ierd e tam b ien la cap acid ad de im p rim ir c a ra c te r en am bito s que, en la fam ilia b u rg u esa tra d ic io n a l, eran considerados los rin co n es m as fntim os de la esfera p rivada. En cierto m odo, tam b ien la fam ilia — ese re sto de p rivacidad— es som e tid a a un p roceso de d esp riv atizacio n m ed ian te las garan­ tfas que p u b licam en te se dan a su status. P or o tro lado, la fam ilia se va co n v irtien d o ah o ra en u su a ria de ingresos y ocio, en canal de salida de las indem nizaciones y asistencias publicam en te g aran tizad as: la au to n o m ia p riv ad a se m an tien e m enos en las funciones de disposicion que en las de consum o; consiste hoy en dfa m enos en el p o d e r de disposicion que caracterizaba a los p ro p ie ta rio s de m ercan cias que en la ca p acid ad de goce de los acreed o res a p restacio n es. Con ello se origina la ap arie n c ia de u n a in ten sa p riv a c id a d en u n a esfera in tim a reducida al am bito de la co m u n id ad co n su m id o ra fam iliar. Pero am bos aspecto s tien en su fundam ento: to d a u n a serie de funciones c o rre sp o n d ie n te s al p o d e r de disposicion priv ad a es sustitu id a p o r g aran tfas p u b licas del status; m as, en el estricto m arco de esas facultades y obligaciones del E stad o social, la p e rd id a — p rim aria— del p o d e r de disposicion p riv a d a se tra ­ 185

duce se c u n d a ria m en te en algo asf com o u n a descarga, p o rq u e la consu m acio n de las ex p ectativ as de in g reso , a sisten c ia y ocio, solo de un m odo «privado» p u ed e te n e r lugar. En la tendencia, o b serv ad a p o r Schelsky, a la p o larizacio n en tre, p o r un lado, las g ran d es organ izacio n es e n riq u e c id a s con fondos p u b li­ cos y, p o r el o tro , los g ru p o s fn tim o s, p riv a tfstic a m e n te encapsulados, se m u e s tra u n a « crecien te escision en tre v id a p u b lica y vid a p r iv a d a » 40 en la que se ex p resa u n a co m p lic ad a evolucion h isto ric a . A l ser d escarg ad a de sus ta re a s econom icas, la fam ilia p ierd e asim ism o la ca p a c id ad de in tim a c io n p e rso n a l. La tendencia, d ia g n o stic a d a p o r Schelsky, a la cosificacion de las re ­ laciones fam iliares fn tim as, coincide con u n a evolucion cuyo decurso cada vez re q u ie re m en o s de la fam ilia el que e sta sea un agente social p rim a rio . L a ta n m en c io n a d a dem olicion de la au to rid a d p a te rn a — la ten d e n c ia , o b serv ab le en to d o s los pafses in d u s tria lm e n te avanzados, al d e se q u ilib rio de la e s tru c tu ra de la a u to rid a d in te rn a a la fa m ilia 41— tien e tam b ie n que ver con ello. De un m odo c recien te, los m ie m b ro s in d iv id u ales de la fam ilia son d ire c ta m e n te socializados p o r in stan cias extrafam iliares, p o r la so cied ad .42 (Vale la p e n a re c o rd a r aqui las funciones ex p lfcitam en te pedag o g icas que la fam ilia se ve obligada a ceder, fo rm alm en te a la escuela; in fo rm a lm en te , a anonim as fuerzas ajenas al h o g a r.43) L a fam ilia, cad a vez m as m arginada de la re p ro d u c c io n social, co n serv a, p o r consiguiente, un espacio in te rn o de in te n sa p riv a c id a d ; p e ro solo aparen tem en te: en re a lid a d , ju n to a sus ta re a s econom icas, tam b ie n sus funciones p ro te c to ra s re s u lta n socavadas; p re c isa m e n te la carga econom ica e x te rio r de la fam ilia n u c le a r p a tria rc a l coincide con la cap acid ad in stitu c io n a l p a ra c o n s titu ir un am b ito de intim id a d que, a c tu a lm e n te , a b an d o n ad o a si m ism o, h a com enzado a d isg reg arse in d iv id u a liz a d o ra m en te — som etido al acoso de in stan cias ex trafam iliares— , dando p aso a u n a esfera de p seu d o p riv acid ad . E se so cavam iento del h o g a r fam iliar, de su esfera fntim a, h a lla ta m b ie n expresion a rq u ite c to n ic a en la c o n stru cc io n de casas y ciudades. El aislam ien to de la casa p riv a d a (respecto del ex terio r, m e d ia n te ja rd in e s de acceso y vallas; en el p la­ no in te rn o , m e d ia n te la in d iv id u alizacio n y m u ltip le articulacion de los espacios) e sta hoy d e stru id a , ex a c ta m en te igual com o, viceversa, con la d esap aricio n de los salones, de los re cib id o res, en general, e sta hoy a m en azad a su a p e rtu ra al trafico social de la p u b licid ad . T am bien es c a ra c te rfstic a del m odo de vid a y de vivienda de las ciu d ad es a ctu ales la p e rd id a de la esfera pri186

vada y de un acceso seguro a la publicidad (tanto si la forma de las viejas viviendas de las g ran d es ciudades ha sido tran sform ad a p o r el d e sa rro llo tecnico y econom ico, com o si ese d e sa rro llo h a p ro d u cid o nuevos c in tu ro n e s u rb a n o s). El m odelo n o rte a m e ric a n o del m u n d o form ado p o r ta ­ les c in tu ro n e s u rb a n o s ha sido d e sc rito p o r W illiam H. W hyte. U n trafico vecinal, p refo rm ad o ya a rq u ite c to n ic am e n te m ed ian ­ te la in stalacio n de p atio s com unes p a ra u n a serie de fincas, obliga al d esarro llo , en el m edio socialm ente hom ogeneo del su b u rb io p ro to tfp ico , de u n a «version civil de la v id a de cuarte l» .44 Por un lado, desde el p u n to de v ista de los «grupos», la esfera in tim a se disuelve: «Asf com o d esap arecen las p u e rta s ante las fincas, asf tam b ien d esap arecen las v allas en tre los vecinos. L a im agen que ap arece an te el v en ta n a l del c u arto de esta r es la im agen de lo que o cu rre en la h a b ita cio n — o la de lo que o cu rre en los c u a rto s de e sta r de o tra s p erso n a s— » .45 Las delgadas p a re d e s g a ran tizan la lib e rta d de m ovim ientos visualm en te, p ero de n in g u n m odo a c u sticam en te; tam b ien ellas desem penan a h o ra funciones de com unicacion social, diffciles de d istin g u ir de las funciones de co n tro l social. La p riv a cid a d no es ya el m edio n a tu ra l de la vivienda; tiene que c o n q u istarse: «Para co n seg u ir d e sa rro lla r u n a v id a p riv a d a hay que h a cer algo. A lguien que se esta in stalan d o en un p atio , p o r ejem plo, co locara su m eced o ra lo m as cercan a posible a la casa — en vez de a d e n tra rse en el p atio — p a ra m o s tra r que no quiere ser mole sta d o » .46 En la m ism a m e d id a en que la v id a p riv ad a se hace publica, d e sa rro lla la p u b licid ad m ism a form as de in tim id ad (del «vecindario» surge, en form a nueva, la gran fam ilia prebu rg u e sa ). T am bien aqui p ierd en sus c a ra c te re s d istin tiv o s los m o m en to s de la esfera p riv a d a y de la pu b licid ad. El raciocinio del publico cae ta m b ie n v fctim a de la refeudalizacion. La for­ m a de discusion im p e ra n te en la vida social cede al fetiche de una co m u n id ad en si: «Uno no se colm a en la so litaria reflexion egofsta» — la le c tu ra p riv a d a era el p re su p u e sto co n stan te del raciocin io en los cfrculos del publico b u rg u es— , «sino solo en la m ed id a en que se hacen cosas en com un con o tra s p e rso n as; h a sta el v er en com un p ro g ra m a s de television, reflexionar so­ bre ellos, le ayuda a u n o a h a cerse un h o m b re de b ie n » .47 Pero no solo allf donde la m o d e rn a c o n stru ccio n u rb a ­ n a se a d a p ta a ese d esarro llo , sino tam b ien allf donde, p o r asf decirlo, la a rq u ite c tu ra ex isten te lo em papa, se puede ob serv ar la m ism a te n d e n c ia a la d estru ccio n de la relacion entre esfera p riv ad a y p u b licid ad . E sto ha sido p ro b a d o p o r B a h rd t en el caso de la organizacion de la «edificacion de bloques». Antes, la 187

edificacion, con las fachadas de las casas d an d o a la calle, con sus ja rd in e s sep arad o s y sus p a tio s de acceso, p o sib ilita b a tanto u n a d istrib u c io n funcional de la v iv ien d a — en el in terio r— , com o u n a p le n a o rganizacion glo b al de la ciu d ad — en el plano exterior— . Todo eso h a sido re b a sa d o hoy en dfa p o r el cam ­ bio de funciones ex p e rim e n ta d o p o r plazas y calles. La edificacion no g a ra n tiz a a c tu a lm e n te u n a esfera p riv a d a espacialm ente p ro teg id a, ni crea espacios lib res p a ra c o n ta c to s y com unicaciones p u b lico s, capaces de c o n ju n ta r a las p e rso n a s p riv ad as en publico . B a h rd t com pone del m odo sig u ien te sus observaciones: «El p ro ceso de u rb a n iz a c io n pued e ser d e sc rito com o u n a p o larizacio n p ro g resiv a de la v ida social en tre los cam pos "pu­ blicid ad " y "privacidad". A p ro p o sito de lo cual es de d e sta c a r el que no deje de d arse u n a relacio n de re c ip ro c id ad en tre am ­ bos cam p o s. Sin u n a esfera p ro te c to ra y en la que b a sa rse , el individuo cae en la soga de la p u b lic id a d , la cual, sin em bargo, es d e sn a tu ra liz a d a p o r ese p ro ceso . En cu a n to se p ierd e el mom en to de la d istan cia, c o n stitu tiv o de la p u b licid ad , en cuanto los sujetos an dan codo a codo, la p u b lic id a d se tra n sfo rm a en m a sa [...]. L a p ro b le m a tic a social de la g ran ciu d ad m o d e rn a no ra d ic a ta n to , en el p re se n te m o m en to , en la u rb a n iza cio n to ta l de la vida, cu an to en la p e rd id a de c a ra c te rfstic a s esenciales de la v id a u rb a n a . L a in te rre la c io n en tre esfera p u b lic a y esfera p riv a d a h a sido d e stru id a . Pero no p o rq u e el h o m b re de la gran ciu d ad sea un h o m b re-m asa, sino p o rq u e y a no le es posible c o n te m p la r la cad a vez m as co m p licad a v id a global de la ciu d ad de un m odo que le re s u lte pu b lico . C uanto m as la globalid ad de la ciu d ad se co n v ierte en u n a ju n g la diffcilm ente p en e tra b le , m as se reclu y e el en su esfera p riv a d a — cada vez m as am pliada— , acab an d o , no o b sta n te , p o r p e rc ib ir que no es m otivo m e n o r de la disgreg acio n de la p u b lic id a d u rb a n a la con­ v ersio n del espacio publico en m al o rg an izad a superficie de un trafico tira n ic o » .48 El rep lieg u e de la esfera p riv a d a a los re c in to s interio res de u n a fam ilia n u c le a r d e sp o ja d a de funciones y debilita d a en su a u to rid a d — la felicidad en el rin co ncito— , solo en ap arie n c ia es un p erfe c cio n a m ie n to de la in tim id ad , p o rq u e en la m ed id a en que las p e rso n a s p riv a d a s re tro c e d e n de su ineludible ro l de p ro p ie ta rio s al ro l p u ra m e n te «personal» de su n ad a ineludible espacio de ocio, caen — sin e s ta r re sg u a rd a d o s p o r un espacio fam iliar in te rio r in stitu c io n a lm e n te garantizado— bajo la influencia d ire c ta de in sta n c ia s sem ip u b licas. La actividad del ocio da la clave de la p se u d o p riv a c id a d de la nueva esfera, de la d esin tim izacio n de la llam ad a in tim id ad . Lo 188

que hoy a c o s t u m b r a a d e l i mi t ar s e c om o ocio, f rente a u n a e s ­ fera pr ofe si ona l a u t o n o m i z a d a , t i e nd e a o c u p a r el es pacio de aq u e ll a p u b l i c i d a d l it er ar ia en la que, en o t r o t i e m p o , estuvo i n s t a l a d a la s u b j e t iv i d a d s ur g i da en la esfera i n t i ma de la fa­ milia b u r g u e s a . 49

18. Del publico culto al publico consumidor de cultura La psicologia social del tipo de p r i v a c i d a d i ns e rt a en p ub l i c o que sur gio en el siglo X V I I I del a m b i t o de exp e r ienc i as de la esfera i n t i m a peq ue n o- fa mi l i ar , no solo explica el d e s a r r o ­ llo de la p ub li c i da d lit eraria; ac l a r a t a m b i e n a l gu n a s c i r c u n s ­ t a n c i a s de su disg r ega ci on: en el l ug ar de la p u b l i c i d a d l it er a­ ria a p a r e c e el a m b i t o p s e u d o p u b l i c o — o solo en a p a r i e n c i a pr i ­ v a d o — del c o n s u m o cu l tur al . La c o ns ci e nci a que en o t r a s epocas t u v ie r o n las p e r s o n a s p r i v a d a s de su doble rol c o m o hom­ ines y c om o bourgeois, la p osi bi li da d, en definitiva, de identificar h o m b r e y p r o p i e t a r i o , la de b i a n a la a u t o c o n sc i en c i a del hecho de que, del n ucl eo m i s m o de la esfera p r i va da , b r o t a b a pu bl i c i d ad . Aun c ua nd o, en lo que hac e a su funcion, er a me r a a n te s a la de la p u bl i c i d a d politica, tenia t a m b i e n la p ubl i c i da d li t er ar ia un a especie de c a r a c t e r politico gr ac ia s al cual podi a s u s t r a e r s e a la esfera de la r e p r o d u c c i o n social. La c u l t u r a b u r g u e s a no era m e r a ideologia. P u e s t o que el r ac i oci ni o de las p e r s o n a s p r i v a d a s en los sal ones, cl ubs y so c i ed a d e s de l e c t ur a no e s t a b a d i r e c t a m e n t e s o m e t i d o al ciclo de la p r o d u c c i o n y el c o n s u m o , al d i c t ad o de la n ec e s i d a d existencial; p u e s t o que e s t aba a n t e s bi e n en po s e s i on de u n caract e r «politico» e m a n c i p a d o (en s e n t i d o griego) de las n e c es i d ad es exi st e nci a l es t a m b i e n en su m e r a f or ma l it er ar ia (en el aut oent e n d i m i e n t o r e s p e c t o de las n uev a s ex p e ri en ci as de la s u b j e ti ­ vi da d) , podi a c on s t i t ui r se u n a ide a que luego d e g e n e r a r i a a i de o­ logia, a saber, la idea de Humani&t. La identificacion del prop ie ta r io con la p e r s o n a n a t u r a l — con el h o m b r e , en definitiva— p r e s u p o n e la s e pa r ac i o n , en el a m b i t o p r ivado , e n t re , p o r un lado, las ac t i v i d a d e s p rof e si o na le s que ca d a u n o d e s a r r o l l a p ar a la r e p r o d u c c i o n i ndi vi dual de la p r o p i a vi da y, p o r el otr o, aquel t r a t o social c a pa z de v i n c u l a r a las p e r s o n a s p r i v a d a s al p ub li ­ co. Est a es p r e c i s a m e n t e la cr esta que a m p u t a la a b s o r c i o n de la p u b l i c i d a d l i t er ar ia p o r el c o n s u m o . Por eso es apol it i c a la l l a m a d a ac t i vi dad del t i e m p o de ocio: i ns e r t a en el ciclo de produ c c io n y c o n s u m o , no p u e d e c o n s t i t u i r u n m u n d o e m a n c i p a d o

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de las n e c e s i d a d e s e x ist e nci a l es d i r ec t as . En la m e d i d a en que el t i e m p o de ocio p e r m a n e c e p r i s i o n e r o — c om o su c o m p l e ­ m e n t a r y — del tiempo de trabajo,50 solo es posible proseguir en el el d e s a r r o l l o de la p r o f e s i o n o del negoci o p r i v ad o , y no conv e r t i rl o en c o m u n i c a c i o n p u bl i c a e n t r e p e r s o n a s p r i v ad a s . Cierto qu e es posi bl e llegar a s a t i sf ac er i n d i v i d u a l i z a d a m e n t e n e ­ c e si da de s baj o c o n d i c i o n e s de p ubl i c i d ad , es decir, m a s iv a m e n te, p er o eso no b a s t a p a r a e n g e n d r a r p u bl i c i d a d. C u a n d o las leyes del m e r c a d o , q ue c o n t r o l a n la esfera del trafico m e r c a n t i l y del t r a b a j o social, p e n e t r a n t a m b i e n en la esfera r e s e r v a d a a las p e r s o n a s p r i v a d a s en su cal i da d de p ub li c o , el r ac io c i n i o tiende a t r a n s f o r m a r s e en c o n s u m o , y el m a r c o de la c o m u n i c a c i o n pu bl i c a se d i sg re g a en el acto, s i e m p r e u n i f o r m i z a d o , de la rece pci on indivi dual. De t o d o ello r e s u l t a u n a i n v e rs i o n de aq ue ll a p ri va c i ­ dad i n s e r t a en pu bl i c o. Los m o d e l o s , c o m p u e s t o s a n t es l i t e r a­ r i a m e n t e con m a t e r i a l de ella, c i rc ul a n h oy c o m o s e c r e t o a v o ­ ces de u n a i n d u s t r i a c u l t u r a l que p r o d u c e con p a t e n t e s , y cuyos p r o d u c t o s , p u b l i c a m e n t e d i vu lg a d o s po r los m e d i o s de comu ni ca ci on de m a s a s , solo en la c o n sc i e n ci a del c o n s u m i d o r des ar rollan, a su vez, la a p a r i e n c i a de p r i v a c i d a d b u r g u e s a . Es a t r ansf o r m a c i o n socio-psicol ogica de la o r i g i n a ri a r el a ci on e nt r e ambito i nt i mo y p u b l i c i d a d l i t e r a r i a c o i nci d e s o c i o l o g i c a m e n t e con el c a m b i o e s t r u c t u r a l de la fami lia m i s m a . Las p e r s o n a s p r i v a d a s p u ed e n , po r u n l ado, d e s h a c e r s e de la g r a pa i deologica que u n e su dobl e rol c om o bourgeois y c o mo homme; p e r o el m i s m o d e s c u a j a m i e n t o de la esfera int i m a de la b a s e de la p r o p i e d a d c a p i t a l is t a — que p a r e c e posibi l i t ar la s a l va c io n de su idea en la p u b l i c i d a d de las p e r s o n a s p r i v a d a s e m a n c i p a d a s — a c a r r e a , p o r el ot r o, n u e v a s r e l a c i on e s de d e p e n d e n c i a . La a u t o n o m i a de las p e r s o n a s p r i v a d a s , qu e no se f und a a h o r a ya o r i g i n a r i a m e n t e en la d is pos ic i o n s ob r e la prop ie da d p r i va da , solo se r ea l i za r i a c o m o u n a p r i v a c i d a d derivada de g a r a n t i a s p u b l i c a s de status si los « h o m b r e s » l l e g a r a n a t o m a r en sus m a n o s (no solo ya c o m o bourgeois, c om o ant es, sino) c o m o citoyens las c o n d i c i o n e s de su e x i st e nc i a p r i v ad a — s i r v i e n d o se de la m e d i a c i o n de u n a p u b l i c i d a d p o l i t i c a m e n t e activa— . No hay que c o n t a r con ello en las a c t u a l es c i r c u n s ­ t a nci a s . Per o si los c i u d a d a n o s no p u e d e n c o ns eg ui r , en su exi s­ te n ci a familiar, a u t o n o m i a ni de la d i sp o s i c i on s o b r e la p r o ­ pi e d ad p r i va d a , ni tampoco de la p a r t i c i p a c i o n en la p u b li c id a d politica, fuerza es qu e o c u r r a lo si g ui en t e : p o r un lado, desaparece t od a g a r a n t i a i n s t i t u c i o n a l de la i n d i vi d u a l i za ci on de la p e r s o n a s e g u n el m o d e l o de la «etica p r o t e s t a n t e » , y no se ven,

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p o r el o tro , las condiciones sociales que p u d ie ra n su stitu ir la via clasica de acceso a la in tim id a d p o r la via de la form acion de un a «etica polftica», lo que d o tarfa al p ro ceso de individuacion de un nuevo fu n d a m e n to .51 El tip o ideal b u rg u es percibio que se e stab a co n stitu y en d o u n a p u b lic id a d lite ra ria a p a rtir de la bien fu n d am en tad a esfera in tim a de la sub jetiv id ad inser­ ta en p ublico. En vez de ello, esa p u b lic id a d co n stituye hoy u n a p u e rta de e n tra d a p a ra las in cu rsio n es furtivas de fuerzas sociales que, a rem o lq u e de la p u b lic id a d co n su m id o ra de cultura p ro p ia de los m edios de co m unicacion de m asas, p e n e tra n en el espacio de in tim id ad de la fam ilia n u clear. El am b ito ul­ tim o d esp riv atizad o es p u b licfsticam en te socavado, u n a pseudop u b lic id a d d e slite ra d a re tro c e d e al am b ito de confianza de u n a especie de su p erfam ilia. D esde m ediad o s del siglo XIX se tra n s to rn a n las institucion es que co n stitu fan h a sta entonces el m arco del publico rac io c in a n te. L a fam ilia p ierd e la funcion de un «cfrculo de p ro ­ p ag an d a lite ra ria » ; el «cenador» es ya u n a form a idflica de glorificacion en la que la fam ilia m ed ia p ro v in c ia n a recibe las tra ­ diciones cu ltas vivas de las g ran d es fam ilias b u rg u esas lecto ras de las g eneraciones p asa d a s, y a las que, p ra c tic a m en te , no hace sino im itar. Los alm an aq u es de las M usas, las rev istas lite ra ria s, cuya tra d ic io n fue in a u g u ra d a en A lem ania en 1770 p o r los al­ m an aq u es de Leipzig y G ottingen, y p ro seg u id a en el siglo siguiente p o r Schiller, C ham isso, S ch w ab ..., se se p araro n h acia 1850 de un tip o de re v ista lite ra ria fam iliar que, con em presas ed ito riales com o W esterm an n s M onatsheften o G arten lau b e [p recisam en te, « cen ad o r» ], da lu g ar a u n a c u ltu ra lec to ra ya casi m eram e n te ideologica (que aun p resu p o n e, con todo, a la fam ilia com o caja de re so n a n c ia lite ra ria ). E sa situ acio n acaba tam b ien destru y en d o se. Las rev istas lite ra ria s p ro g ra m a tic as, plataform as polem icas, desde finales del siglo XIX, de u n a v a n g u a rd ia segu idora de las m odas, no tu v iero n ja m a s conexion alguna con capas b u rg u e sa s c u ltu ra lm e n te in te re sa d a s, ni ta n solo la inte n ta ro n . Las re v ista s lite ra ria s fam iliares se h iciero n obsoletas con la tra n sfo rm a c io n e stru c tu ra l de la fam ilia b urguesa. Su plaza la o cupan hoy los folletos ilu stra d o s, de gran difusion, de los cfrculos de lecto res — testig o s ya, a p e sa r de sus declarad as intencio n es de favorecer el in c re m e n to de la v en ta de libros, de u n a c u ltu ra que ha d ejado de confiar en la fuerza de las letra s — . C uando la fam ilia p ierd e su m arco lite ra rio , p a sa tam bien de m o d a el «salon» b u rg u es que, u n a vez co n stitu id as las asociaciones lite ra ria s del siglo XVIII, h ab ia sido ya parcialm en191

te arrin c o n a d o . «La d e sa p a ric io n del alcohol desem peno en varios asp e c to s el p ap el rev erso de la in tro d u c c io n del sociable cafe en la E u ro p a de finales del siglo XVII. Las sociedades y asociaciones v aro n iles se ex tin g u iero n , las te rtu lia s se disolvfan; p erecfan , d eso lad o s, los clubs; la id ea de las obligaciones so­ ciales, que h a b ia d esem p en ad o un p a p e l ta n im p o rta n te , se volvio b an a l» .52 Las form as de so cialid ad b u rg u e sa s h an h allad o su stitu to a lo largo de n u e stro siglo, te n d e n c ia lm e n te el m ism o en to d a s p a rte s , in d e p e n d ie n te m e n te de la d iv e rsid ad regional y nacion al: la a b stin e n c ia de to d o racio cin io lite ra rio y polftico. La d iscu sio n social de los in d iv id u o s cede a las m as o m enos o b lig ato ria s activ id ad es de gru p o . T am bien estas se h acen con form as solidas en las re u n io n e s in fo rm ales; les falta, no o b sta n ­ te, aq u ella especffica fuerza que d ab a la in stitu c io n , an ta n o gara n te , com o s u b stra to que era de la co m u n icacio n pu b lica, de los co n ta c to s sociales. — En to rn o de las group activities no se co n stitu y e publico alguno.— T am bien en la id a colectiva al cine, o en la co lectiva recep cio n de em isiones rad io fo n icas o televisivas, se ha disu elto la relacio n c a ra c te rfstic a de la p riv a c id a d in se rta en p u b lico : la com u n icacio n del publico c u ltu ra lm e n te ra c io c in a n te esta c irc u n s c rita a la le c tu ra , que se p ra c tic a en la h o g a re n a c la u su ra de la esfera p riv ad a. L a o cu pacion del ocio del publico c o n su m id o r de c u ltu ra , en cam bio, tien e lu g ar en un clim a social, y no n e c e sita cu a ja r en d iscu sio n es: 53 ju n to a la p e rd id a de la form a p riv a d a de la ap ro p iacio n , d esap arece ta m b ien la com u n icacio n p u b lic a ace rc a de lo a p ro p iad o . La in terrela cio n d ialectica c a ra c te rfstic a de esa co m unicacion es deslefda en el m arco social de la ac tiv id a d de g ru p o s .54 P rosigue, p o r o tro lado, la te n d e n c ia h a cia el raciocinio publico. Se org an izan fo rm alm en te los llam ad o s coloquios, al m ism o tiem p o que, com o p a rte de la pedagogfa de a d u lto s, se d e p a rta m e n ta liz a n . A cadem ias confesionales, foros p o litic o s, organizaciones lite ra ria s , viven del d eb ate de u n a c u ltu ra capaz de discusion y n e c e sita d a de c r f tic a ;55 em iso ras, ed ito riale s, asociaciones, sufragan, con d iscu sio n es de podio, un floreciente negocio adicional. E llo p a re c e d isp e n sa r a la d iscusion un a ten to cu idado y d e ja r d esp ejad o su cam po de exten sio n. Pero, subrepticiam e n te , la d iscusion se ha tra n sfo rm a d o de un m odo especffico: ella m ism a a d o p ta a h o ra la form a de un bien de consu­ m o. V erd ad es que la co m ercializacio n de los b ien es c u ltu ra les fue en otro tiem p o un presupuesto del racio cin io; el raciocinio m ism o, em pero, e sta b a fu n d a m e n ta lm e n te excluido de las rela­ ciones de in te rc a m b io , se m a n te n fa com o c en tro de aq u ella esfe­ ra en la que el p ro p ie ta rio p riv a d o coincidfa en calidad de «hom192

bre», y solo en calidad de tal, con los d e m a s . Dicho sin miram i e n t o s : p a r a l e c t u r a s , t e a t r o , c o n c i e rt o y m u s e o — no a u n sin e m b a r g o p a r a la c o n ve r s ac i o n— , t en i a u n o qu e c o n t a r con lo que h a bi a leido, vist o y oido, y con aqu e l l o de lo que solo en la c o n v e r s a c i o n le er a dado a p r o p i a r s e de u n m o d o c o m p l e t o . E n n u e s t r o s dias la c o n v e r s ac i o n c om o tal es s us c e p t i b l e de o r gani z ac i on: dialogos p r of e si o na le s e nt r e c a t e d r a t i c o s , di scu­ s i o ne s de podio, round table shows [ mes a s r e d o n d a s espectacul ar e s y t e a t r a l e s ] , etc. — El r a c io c i ni o de las p e r s o n a s p r i v ad as se c onv i er te en n u m e r o r a di of oni c o o televisivo de stars, se c onvi er te en a s u n t o de t aquilla, co b r a f o rm a de m e r c a n c i a in­ cl uso en c on g r e s o s a b i er t o s a la «p a r ti ci p a ci o n » de t od o el m u n ­ do.— La discusion, i n s e rt a en el «negocio», se h ac e f or ma l; posicion y c o n t r a p o s i c i o n e s tan o bl i g ad a s al r e s p e t o de c i er tas reglas de j u e g o ; el c o n s e n s o a c er ca de las cosas se hac e s o b r e r o exi st i e ndo el c on s en s o p r o p o r c i o n a d o p o r el t r a t o social. Los p l a n t e a m i e n t o s de p r o b l e m a s s o n definidos c om o c ue s t i on e s de e t iq uet a; los conflictos, ant es llevados al e s c e n ar i o de la p o le ­ mi c a publica, son a ho r a r e b a j a d o s y d e g r a d a d o s al nivel del r o ce p er son a l . El r ac io ci n io asi o r ga ni z ad o c u m p l e , c i er t a m e n t e , i m p o r t a n t e s f un ci o ne s ps icosoci ologicas, s o b r e t o d o la de aquiet a d o s u s t i t u t o de la accion; su f uncion p ubl i c is t ic a es crecient e m e n t e s o c a v a d a . 56 El m e r c a d o de b i e n e s c u l t u r a l e s se hace, en la f o rm a a m p l i a d a del m e r c a d o del t i e m p o de ocio, con nuevas f unciones. Ci erto qu e a n t i g u a m e n t e la f o r m a de m e rc a n c i a — inusua l en ellas— era t a n p oc o e x t e r n a a las o br a s de literat u r a y ar te, de filosofia y ciencia, que solo p or la via del m e r ­ c a do c on s i gu ie ro n c o n s t i t u i r s e c o m o una c u l t u r a d e s v i n c u l a d a de la pr ac t i ca ; p u e s el p ub l i c o al que e r a n ac ce si bl e s las tomaba c o m o o b je t o s de su j u i c i o y de su g us t o, de su libr e eleccion e i nclinacion. J u s t o con la m e d i a c i o n c om e r ci a l a p a r e c e n los r as g os cr it icos y e s tet ico s que se s a b e n i n d e p e n d i e n t e s del m e r o c o n s u m o . P r e c i s a m e n t e p o r eso, e m p er o , se li mi t a la f uncion del m e r c a d o a la d i s t r i b u c i o n de los bi e n es c u l t ur al e s , ar r eba t a n d o l o s al u s o exclusivo de m e c e n a s y no bl e s connaisseurs. No con s ig ue n a un los v al o r es de c a m b i o influencia al guna sobr e la calidad de los p r o d u c t o s : a u n h o y lleva el negoci o en t or n o de los b i e n e s c u l t ur al e s algo de la i m p r o n t a de la i nc ompa t ib i lidad e n t r e p r o d u c t o a rt i st i c o y f o r m a me rc an ti l . No es, con todo, ca sua l el que solo m a r g i n a l m e n t e se m a n t e n g a aun la viej a c o ns ci e n ci a de especificidad; pues , u n a vez p e n e t r a d a la o br a de ar t e p o r las leyes del m e r c a d o , se c o n vi e r t en estas en leyes conf igur at ivas i n m a n e n t e s . No solo ya el servicio y el su r t i d o, la p r e s e n t a c i o n y la escenificacion de la obr a, sino su p r od uc -

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cion com o ta l se rige ah o ra, en los am p lio s a m b ito s de la cultura de los co n su m id o res, de ac u e rd o con los p u n to s de v ista de la estra te g ia de las v en tas. L a c u ltu ra de m asas se hace, en efecto, con su dudoso n o m b re p re c isa m e n te p o rq u e el crecim ien to de sus p ro p o rc io n e s se debe a su ad ecu acion a las necesidades de d istra c c io n y diversion de g ru p o s de consum idores con un nivel re la tiv a m e n te bajo de in stru c c io n (en vez de, al reves, elevar a un p u b lico am plio a u n a c u ltu ra no sustancialm en te d eg rad ad a). De e sta m an e ra , p a sa d a y a de m oda, se h a b ia am p liad o el p u b lico de los e sta m e n to s cu lto s a finales del siglo XVIII, exte n d ien d o se h a s ta las capas de la p e q u e n a b u rg u e sia in d u strio sa. En no p ocos sitios, p e q u e n o s co m e rc ia n tes que, com o tenderos, e sta b a n m u ch as veces excluidos de los clubs b u rg u eses, fundaro n sus p ro p ia s asociacio n es, y todavfa m as ex tendidas esta b a n las aso ciacio n es p ro fe sio n a le s,57 c o m p le tam en te constitu id a s com o sociedades de le c tu ra . Se tr a ta a m enudo de sucursales de las aso ciaciones lecto ras b u rg u e sa s: la direccion, tam b ien la eleccion del m a te ria l de le c tu ra , se rese rv a a los no­ tab les que, de ese m odo, p re te n d e n , en el m e jo r estilo de la Ilu stra c io n , llev ar la form acion a los llam ad o s e sta m e n to s bajo s . Culto es quien posee u n a enciclopedia: n o rm a que cad a vez m as hacen suya te n d e ro s y a rte sa n o s. El «pueblo» es elevado a c u ltu ra , no la c u ltu ra d e g ra d a d a a m asa. De co n fo rm id ad con ello, las funciones del m e rc ad o se hacen e stric ta m e n te d iferen ciab les: segun las c irc u n sta n c ias, ta n to si ha conseguido ya h a c e r accesib les los b ienes cu ltu ra le s a un pu b lico , y luego, de acu erd o con el g rad o de a b ara ta m ien to de los p ro d u c to s, facilita economicamente el acceso de un p u b lico cad a vez m as am plio; com o si ha conseguido a d a p ta r el contenid o de los b ien es c u ltu ra le s a las p ro p ia s n e cesid ad es h a s­ ta el p u n to de facilitar ta m b ie n psicologicamente el acceso de las m as am p lias capas. M eyerson se refiere, en este co n tex to , a u n a re b a ja de los entrance requirements into le a s u r e 5 En la m ed id a en que se m e rc a n tiliz a no solo la form a, sino tam b ien el co n ten id o de la c u ltu ra , se en ajen a esta los elem entos cuya in co rp o racio n exige c ie rta in stru c c io n (de ahf que la recep cio n o ap ro p iacio n «lograda» in c re m e n te , a su vez, la cap a cid ad m is­ m a de recep cio n de c u ltu ra ). N o es la e sta n d a rd izac io n com o tal, sino la p a rtic u la r p refo rm acio n de los p ro d u c to s que los hace ap to s p a ra el consum o — esto es, que les p ro p o rc io n a la garan tfa de p o d e r ser re c ib id o s sin n ecesid ad de p re su p u e sto s cu ltu ra le s e stric to s (y ev id en tem en te ta m b ie n sin consecuencias p erc e p tib le s)— , la que estab lece u n a relacio n in v ersam e n te pro194

p o rcio n al en tre la com ercializacion de los b ienes cu ltu ra les y su grado de com plejidad. El co n tacto con la c u ltu ra form a, m ientra s que el consum o de la c u ltu ra de m asas no deja h u e lla alguna; p ro p o rc io n a un tip o de experiencia que no es acum ulativ a ,59 sino re g re siv a .60 N o n e c e sa riam e n te van de la m ano las dos funciones del m e rcad o cu ltu ral: facilitar el acceso m e ram en te econom ico o tam b ien el psicologico. Eso pued e a p reciarse bien en el sector m as esencial — tam b ien en n u e stro s dfas— al raciocinio literario, el m ercado del lib ro , dom inado p o r dos fenom enos com plem e n ta rio s. M ediante las colecciones de b o lsillo ,61 con ediciones de gran tira d a , se hace accesible a u n a rela tiv a m en te restrin g ida capa de lectores in stru id o s o en p ro ceso de form acion (la gran m ay o ria de esa capa esta c o n stitu id a p o r educandos y estu d ian te s) la lite ra tu ra de alta cualificacion, que, ed itad a al m odo trad icio n al, no p o d rfa ser a d q u irid a p o r ellos. A p e sa r de que la p re se n ta c io n — tecn icam en te e lab o rad a con fines de reclam o p u b lic ita rio — y de que la — bien estudiada— organizacion de esta clase de lib ro s les p re sta n un c a ra c te r de m ercancfa facil y de rap id o uso, conserva en este caso el m ercado la funcion e m an c ip a to ria de facilitar econom icam ente el acceso a la cultura: el conten id o de los libros de b o lsillo no esta p o r lo general afectado p o r las leyes del consum o de m asas, al que deben su divulgacion. Con los libros de bolsillo aparece, pues, lo duradero con el ro p aje de lo tra n sito rio , al reves que en los libros del cfrculo de lecto res, en los que lo effm ero aparece con el ropaje de lo d u ra d e ro : lom os de piel y g rab ados de oro (toda u n a p ara d o ja , sobre la que W olfgang K ayser ha llam ado la atenc io n ).62 T am bien los clubs del libro que fueron constituyendose despues de la P rim era G u erra M undial — com enzando p o r los pafses anglosajones— y que co n tro lan actu alm e n te la m ayor p a rte del m e rc a d o ,63 red u cen el riesgo e m p resarial y a b a ra ta n el ejem plar; pero la e stra te g ia de v entas y la organizacion de la d istrib u cio n , que co n tro lan el su rtid o y que red u cen las posib ilidad es de eleccion de los co n su m id o res en la m ed id a en que intensifican el contacto d irecto del lecto r con las n ecesid ad es del gusto de las m asas, no solo facilitan econom icam ente el acceso a la lite ra tu ra de esos co n su m id o res, p ro ced en tes la m ayoria de ellos de las capas sociales bajas. T am bien reb ajan psicologicam ente las «condiciones de en trad a» , h a s ta ta l p u n to que la lite ra tu ra m ism a ha de a cab ar a d ap tan d o se a los deseos de com o d id ad y am en id ad de aq u ella recepcion de escasos presu p u estos c u ltu ra le s y debiles consecuencias. E ste ejem plo ilu stra , p o r 195

lo dem as, a c e rc a de la co in cid en cia e n tre el c rite rio socio-psicologico que o rie n ta a la c u ltu ra de los co n su m id o res, la experiencia no acu m u lativ a, y el c rite rio sociologico de u n a d e stru cc io n de la p u b licid ad : los clubs del lib ro no solo su stra e n a la litera tu r a el su rtid o , ta m b ie n la p riv a n de la crftica. El in stru m e n ­ to p u b lic ita rio in te rn o de los cfrculos de le c to re s, folleto ilustrado, acab a siendo el u n ico lazo e n tre ed ito res y le cto re s y c ie rra el ciclo de la com u n icacio n . Los clu b s del lib ro se rela cio n a n con su clie n te la sin m ed iacio n e d ito ria l — y al m arg en de la pu b lic id a d lite ra ria — . Lo que, a su vez, d e b ilita la p o sicio n de la crftica, en la que an tes — cu ando c ritic o s y re se n ista s del estilo de S chiller y Schlegel no e sta b a n m uy b ie n vistos a cau­ sa de u n a v o lu m in o sa a ctiv id ad ad icio n al de este tip o — se institu c io n a liz a b a el ju ic io lego de las p e rso n a s p riv a d a s con intereses lite ra rio s. L a d im en sio n global de la d e stru c c io n ten d e n c ia l de la p u b lic id a d lite ra ria re su lta , ev id en tem en te, solo p erc ep tib le cuando la am p liacio n del p u b lico le c to r a casi to d as las capas de la pob lacio n se c o m p a ra con la efectiva divulgacion de las le c tu ra s de lib ro s: en la R ep u b lica F ed eral de A lem ania,. m as de un tercio de tod o s los p o sib les lecto res no leen ni un solo libro y m as de las dos q u in ta s p a rte s ni siq u ie ra lo c o m p r a n ;64 las cifras francesas y ang lo sajo n as son poco m as o m enos coincid en tes. L a d e stru c c io n del p u b lico le c to r c u ltu ra lm e n te raciocin a n te a trav es del p u b lico -m asa de los co n su m id o re s de cul­ tu ra , p o r co n sig u ien te, solo in s a tisfa c to ria m e n te p u ede refleja rs e en el am b ito del m e rc a d o del lib ro . E se p ro ceso se sirve de o tro s factores de tra n sfo rm a c io n d istin to s del m edio de ins­ tru c cio n b u rg u e s p a r excellence, el lib ro .65 El p rim e r p erio d ico con u n a tira d a m asiva, de m as de 50.000 ejem p lares, fue, significativam ente, el organo del movim iento c a rtista : el Political Register de C obbet, que com enzo a p u b lic arse en 1816. L a m ism a situ acio n econ o m ica que lleva a las m asas a p a rtic ip a r en la p u b lic id a d p o litica, les im pide tam bien, sin em bargo, a lc a n z ar la in stru c c io n n e c e sa ria com o p a ra p a rtic ip a r al m odo y nivel del le c to r b u rg u e s de p erio d ico s. La «prensa de p enique», que a com ienzos de los anos tre in ta alcanzo tira d a s de 100.000 y 200.000 e jem p lares, y luego, a mediados de siglo, la aun m as e x te n d id a « p ren sa de fin de sem ana», no ta rd a ro n en p ro p o rc io n a r aq u ellas «facilidades psicologicas» que, desde entonces, m ac u la n la faz de la p re n s a com ercial de m asas. D esarro llo s p a ra le lo s se co nfiguran luego de la Revo­ lucion de ju lio con el Start de E m ile G ira rd in en P aris y con el New York Sun de B enjam in Day, ta m b ie n en E stad o s U nidos. 196

F alta b a aun m edio siglo p a ra que el New York World de Pu­ litzer, igual que su co etaneo lo n d in en se Lloyd's Weekly News­ paper, con tira d a s que p ro n to se ap ro x im arfan al m illon y valiendose de los m eto d o s de un « p erio d ism o am arillo», pen etraran re a lm e n te en las am p lias m asas. El n o m b re de yellow jo u r­ nalism [p erio d ism o a m a rillo ] se ap lica a la p re n sa sensacionalista de los anos o ch en ta p o r el co lo r am arillo de los com ics (de la figura del yellow kid [m u ch ach o a m a rillo ]). Las tecn icas del cartoon, del new picture, de la human interest story proceden ev id en tem en te del re p e rto rio de la p re n sa de fin de semana, que h a b ia p re se n ta d o ya sus news-stories y fiction-stories de un m odo p rim itiv o y v aliendose de re c u rso s ta n to opticos com o lite ra rio s .66 A finales de siglo se im pone tam b ie n en el contin e n te el tipo «am ericano» de p re n sa de m asas; p re n sa de fin de sem an a y re v ista s ilu stra d a s son ta m b ie n aqui los precu rso res de los v e sp e rtin o s sen sacio n alistas. La p re n sa de m asas se b a sa en la tra n sfo rm a c io n com ercial de la p a rtic ip a c io n de am p lias capas en la p u b licidad, que tien d e a h a c e rla accesible sobre to d o a las m asas. E sa pub licid ad a m p lia d a m erm o el c a ra c te r p o litico de la p re n sa en la m ed id a en que el m edio de la «facilitacion psicologica» pudo co n v ertirse en el fin en si m ism o de un m a n te n im ie n to com ercialm ente fijado del consum o. Y a en aq u ella te m p ra n a «prensa de penique» p u ede o b serv arse com o p a ra la m axim izacion de las ven tas se c u en ta con u n a desp o litizacio n del con ten id o : «by eliminating politicai news and politicai editoriais on such mo­ ral topics as in intemperance and g a m b lin g » .67 Los p rin c ip io s p erio d fstico s del p erio d ico con im agenes tienen u n a tra d ic io n re sp e ta b le . A p a r tir de ellos, y visto con persp ectiv a, la p re n sa p o lfticam en te ra c io c in a n te fue p erd ien d o influencia en relacio n a la am p liacio n del p u b lico de los periodicos; el publico co n su m id o r de c u ltu ra , m as inclinado al legado de la p u b lic id a d lite ra ria que al de la politica, consiguio un p re d o m in io n o ta b le .68 E v id en tem en te, el consum o de c u ltu ra v a en gran medida d e sla stra d o de la m ed iacio n lite ra ria ; com unicaciones no verbales o com un icacio n es que, aun cuando no tra d u c id a s a im agen y sonido, estan av alad as p o r apoyos o pticos y acusticos, van d esplazando en m a y o r o m e n o r m ed id a a las form as clasicas de la p ro d u c c io n lite ra ria . T am bien en la p ren sa d iaria pueden a p reciarse estas te n d e n c ia s, a p e s a r de que sigue apegada a esas form as. U na com p ag in acio n m uy alig erad a y n u m ero sas ilu stra c io n e s p re sta n apoyo a la lectu ra, cuya esp o n tan e id ad es 197

a b s o l u t a m e n t e l i m i t a d a p o r la p r e d i s p o s i c i o n del m a t e r i a l {pat­ terning, predigesting}. Las t o m a s de po s i c i on de la r e d a c c i o n v a n t r as las not i c i a s de agenci a y los i n f o r m e s de los c o r r es po ns a les; el r ac i oci n i o d e s a p a r e c e t r as el vel o de las d ec i s i on es — int e r n a s — a c e r ca de la s el ecci on del m a t e r i a l y su p r e s e n t a c i o n . Luego se t r a n s f o r m a la p a r t e p r o p o r c i o n a l a s i g n ad a a las noticias pol i t ica s o p o l i t i c a m e n t e r e l e v an t e s : public affairs, social problems, economic matters, education, health. S e g u n u n a clasificacion e s t a bl e ci d a p o r a u t o r e s n o r t e a m e r i c a n o s , 69 p r e c i s a ­ m e n t e las delayed reward news [ noticias de efecto r e t a r d a d o ] no solo s on d es p l a z a d a s p o r las inmediate reward news [noticias de efecto i n m e d i a t o ] — comic, corruption, accidence, desasters, sports, recreation, social events, human interest— , sino, c o m o se d e s p r e n d e de la c a r a ct e r i z a c i o n, e f e ct i v a me n t e m e n o s l eidas y p o r m e n o s gent e. F i n a l m e n t e , las no t i c i a s son present a da s , d e s de el f o r m a t o h a s t a el det all e estilistico, c om o nar raci ones (new stories); cada vez con m a y o r f r e cu e nci a se b o r r a la d i f e r en c i a ci on e nt r e fact y fiction .™ Las n ot i c ia s y los i nf or me s , i nc l uso los edi tor ial e s, e c h a n m a n o de los r e c u r s o s de la liter a t u r a de p a s a t i e m p o , m i e n t r a s que, p o r otr a p a r t e, las colabor a c i o n e s l i t e r a r i a s se s o m e t e n de u n m o d o r i g u r o s a m e n t e «realista» a lo exi st ent e, c a p t a d o s i e m p r e a t r a v e s de cliches, y reb a s a n la f r o n t e r a que s e p a r a b a novel a y r e p o r t a j e . 71 Lo que de ese m o d o c o m e n z o a i n s i n u a r s e en la p r e n s a diari a ha p r o g r e s a d o ya i n d e c i b l e m e n t e en los n u e v o s m e d i o s de c o m u n i c a c i o n : la i n t e g r a c i o n de los a m b i t o s , a n t e s separ ados, de p e r i o d i s m o y l i t e r a t u r a , es t o es, de i n f o r m a c i o n y r ac i o ­ cinio, p o r un lado, y de la novel isti ca, p o r el ot r o, c o n d u c e a u n a v e r d a d e r a r e m o c i o n de la r ea l i da d , a u n a mezcla de los dist i n t os p l a n o s de la r e a l i da d . En el c o m u n d e n o m i n a d o r de los l l a m a d o s human interests s ur ge el mixtum compositum de un c o m o d o y a c o m o d a t i c i o m a t e r i a l de e n t r e t e n i m i e n t o q u e sustituy e la a d e c u a c i o n a la r ea l id ad p o r la c o n s u m i b i l i d a d , e incita ma s al c o n s u m o i m p e r s o n a l de e s t i m u l o s a p a c i g u a d o r e s que guia e i n s t r u y e en el u s o p ub l i c o de la razon. Radio, cine y tele­ visi on h a c e n d e s a p a r e c e r g r a d u a l m e n t e la d i s t a n c i a que, de todos m o d os , t eni a t o d av i a que m a n t e n e r el l e ct o r r e s p e c t o de la le t r a i m p r e s a . — Una d i s t a n c i a r e c l a m a d a p o r la p r i v a c i d a d de la r e c ep c i o n , e x a c t a m e n t e en la m i s m a m e d i d a en qu e esta era p os i b i l i t a da p o r la p u b l i c i d a d del i n t e r c a m b i o de r ac i oci ni os r e s p e c t o de lo leido. — Co n los n u ev o s m e d i o s se t r a n s f o r m a la m i s m a f o r m a de la c o m u n i c a c i o n ; estos ac t u a n, en el m a s est r i c t o s e n t i d o de la p a l ab r a, con m a s p e n e t r a c i o n de la que era

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posible con la p re n s a .72 Bajo la p resio n de don't talk back,* la co ndu cta del publico ad o p ta o tra configuracion. Las em isiones de los nuevos m edios co n trib u y en a cercen ar, sin com paracion posible con las com unicaciones im p resas, las reacciones del re ­ ceptor. A traen a su te rre n o al publico de oyentes y espectadores, p riv an d o le al m ism o tiem p o de la d ista n cia p ro p ia de la «m ayor(a de edad», de la posibilidad, esto es, de h a b la r y replic a r.73 El racio cin io de un publico lecto r cede ten d en cialm en te al «in tercam b io de g ustos e in c lin a c io n e s» 74 de los co n sum idores — incluso el d iscurso sobre lo consum ido, el «analisis del gusto», se co nvierte tam b ien en p a rte del consum o— . Solo en ap arien cia es el m undo p ro d ucido p o r los m e­ dios de com unicacion de m asas p u b licid ad ; pero tam b ien la integrid ad de la esfera p riv ad a g aran tizad a a los co n sum idores es ilusoria. A lo largo del siglo XVIII, el publico b u rg ues h ab ia podido cu ltiv ar u n a su b jetiv id ad lite ra ria m e n te capaz e in se rta en la p u b licid ad , ta n to a traves del in tercam b io e p isto lar fntim o, com o p o r m edio de la lectu ra de la lite ra tu ra psicologica novelfstica re su lta n te de esa su bjetividad. De ese m odo in te rp re ta b a n las p e rso n a s p riv a d a s su nueva form a de existencia, b asad a en la relacio n lib eral en tre p u b licid ad y p rivacidad. La experiencia de la p riv acid ad p o sib ilita b a el experim en to lite ra rio con la psicologfa de lo -m eram ente-hum ano, con la a b s tra c ta individualidad de la p e rso n a n a tu ra l. En la m edida en que los m edios de com unicacion de m asas d espojan de su ro p aje lite ra rio a aquella au to co m p ren sio n b u rg u e sa y se sirve de sus form as en la p re sta c io n p u b lica de servicios cu ltu ral-co n su m istas, se invierte el sentido orig inario . Los m odelos socializados de la literatura psicologica del siglo XVIII, an tic ip a d o re s del human interest y de la n o ta biografica del siglo xx,75 tra sla d a n , p o r u n a p a rte , la ilusion de u n a esfera p riv ad a Integra y de in ta c ta auto n o m ia p riv ad a a condiciones y c ircu n stan cias que desde hace m ucho tiem p o estan faltas de la base p o sib ilita d o ra de todo ello. Por o tra p a rte , los elem entos p o litico s han sido tan m arg in ad o s que, en la consciencia del publico consum idor, la pu b licid ad m ism a se p riv atiza; la p u b licid ad se convierte en la esfera de la llegada a n o to rie d a d de las vidas p riv ad as (ya p o rq u e lleguen a hacerse p u b lico s los azarosos destin o s del llam ado h o m b re de la calle o el p re m e d ita d a m e n te estu d iad o incidente en to rn o de una estrella, ya p o rq u e se tra v ista n con ro p ajes de priv acid ad evo-

* T ra d u c c io n li te r a l: jNo a la replica! E sto es: jNo a l c o m u n ic a c io n b id ire c c io n a l!, o sea: no a la p o s ib ilid a d de p articip a c io n d ire c ta del r e c e p t o r .

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l uc i on es o d ec i s i ones p u b l i c a m e n t e r e l e v an t e s , que a c a b a n siendo i r r e c o n o c i b l e s p o r c ul pa de la p e r s o n a l i z ac i o n de que son objeto) . El s e n t i m e n t a l i s m o r e s p e c t o de las p e r s o n a s y el paralelo c i ni s mo r e s p e c t o de las i n s t i tu c i o n e s , i ne vi t a bl es r esul t antes p si c os oc i ol og i c as de t o d o ese p r oc e s o , c o n t ri b u y e n , c omo es n a t u r a l , a l i m i t a r la c a p a c id a d s u bj e t i v a de r ac i o c i ni o critico f re nt e al p o d e r p u b l i c o alli d o n d e a u n seria p os i bl e objetivame nt e. El o t r o r a es pac i o p r o t e c t o r de la es fera i n t i m a f ami l i ar t a m b i e n es d e s t r u i d o en las ca pa s q u e a n t e s p a s a b a n p o r «cultas»; h a s t a tal p u n t o , que h a n d e s a p a r e c i d o p r a c t i c a m e n t e los h ab i t os p r i v a d o s de l e c t ur a de n ovel as y de i n t e r c a m b i o epistolar c o m o p r e s u p u e s t o i m p r e s c i n d i b l e p a r a la p a r t i c i p a c i o n en la p u b l i c i d a d l i t e r a r i a m e n t e m e d i a d a . En r el a ci o n a la c o n d u c t a del p u b l i c o l e ct o r b u r g u e s , bi e n p u e d e a fi r ma rs e que el h a b i t o de l eer l ibr os ha d i s m i n u i d o e n t r e el a m p l i o p ub l i c o de los medios de c o m u n i c a c i o n de m a s a s . La c o s t u m b r e del i n t e r c a m b i o e p i s to l a r p e r s o n a l no po di a c o r r e r m e j o r su er t e . Ha sido sustit u i d a p o r la platica e p i s t o l a r que las r e d a c c i o n e s de p er i od i c o s y r e v is t a s ( t am b ie n las e m i s o r a s r ad i o f o n i c as y las c a d e n a s televisivas) m a n t i e n e n con sus lect or es . Por lo gene r al , los me di os de c o m u n i c a c i o n de m a s a s r e s u l t a n r e c o m e n d a b l e s c om o p u n t o a d o n d e e n v i a r n o t a s p e r s o n a l e s y c o m u n i c a r dificultades, c o mo in s t a n c i as de p r o t e c ci o n y auxilio: c o n s t i t u y e n u n a b u e n a oport u n i d a d p a r a las i dentif icaci ones — para u n a especie de r egener a c i o n del a m b i t o p r i v a d o a p a r t i r del bi e n d i s p u e s t o fundam e n t o de los servicios p ub li c os de e s t i m u l o y c o n s e j o — .76 La r e l a ci o n o r i gi na ri a de la esfera i n t i ma con la p u b l i c i d a d literaria se invierte: la i n t i m i d a d i n s e rt a en la p u b l i c i d a d t i e nd e a ce de r a la cosificacion i ns e r t a en la i n ti mi da d. La p r o b l e m a t i ca de la exi st e nci a p r i v ad a es ha s t a c i er to p u n t o a b s o r b i d a por la p ub l i c id a d y, si no r e s u e l t a baj o la s u p e r v i s i o n de i ns t anc ia s pu bl i c as , si, en ca mb io , d e s p l e g a d a ant e ella. Por o t r o lado, aum e n t a la c o ns ci e nci a de p r i v a c i d a d p r e c i s a m e n t e a t r a v e s de u n a tal publificacion, la cual ha c o nf e r i d o r a s g o s de i n t i m i d a d s e c u n d a r i a a la esfera p r o d u c i d a por los m e d i o s de c o muni ca cion de m a s a s . 77 N o coi ncide, sin e m b a r g o — c omo p r e t e n d e un extendido p re j u i c i o — , s o c i o l o g i c a m e n t e , esta s i t u ac i o n sociopsicologica con u n p u b l i c o que solo p e r i f e r i c a m e n t e ha sido i n u n d a d o y d e s g a r r a d o po r u n a m a s a s e m i l i t e r a d a de c o n s u m i d o r e s , per o que en sus c e nt r os , s o b r e t o d o en los niveles altos de la nueva clase me d i a, m a n t i e n e ci er t a c o n t i n u i d a d con las t r a d i c i o n e s de las p e r s o n a s p r i v a d a s l i t e r a r i a m e n t e r a c i o c i n a n t e s del si-

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y de comienzos del XIX. De lo cont rari o, seria de espe-

ra r que las o rien tacio n es y los m odos de co n d u cta de la nueva c u ltu ra de co n su m id o res se h u b ie ra n exten dido antes y m as am p liam en te en las capas sociales b ajas que en las altas. Pero las circ u n sta n c ias actu ales no confirm an esta suposicion; la le c tu ra re g u la r de sem an ario s, re v ista s ilu stra d a s y v e sp ertin o s sen sacio n alistas, la recep cio n re g u la r de rad io y television, incluso la ida re g u la r al cine, es m ucho m as frecuente en tre las capas altas de la poblacio n u rb a n a que en los grupos de status bajo y en tre la p o b lacio n ru ra l. E ste tip o de consum o cu ltu ral crece en u n a correlacio n casi p erfecta con el nivel del status — m edido de acu erd o con los c rite rio s de la posicion profesio­ nal, de la re n ta y de los estu d io s realizad o s, asi com o con el grado de u rb an izacio n , desde la ald ea h a s ta la gran ciudad, pasando p o r las ciu d ad es p eq u en as y m ed ias— .78 P or un lado, no es posible p ro y e c ta r h a c ia a tra s sin m as las lineas de am pliacion del publico p a rtie n d o de su a c tu a l com posicion social, com o si, pongam os p o r caso, en el circu lo lecto r u rb a n o y pequeno-burgues de los « estam en to s cultos» se h u b ie ra n ido in serta n d o progresiv am en te capas m arg in ales; p o r o tro lado, el estado de cosas ex isten te excluye la p o sib ilid ad c o n tra p u e sta, a saber: que el p u b lico de los m edios de com unicacion de m asas d escerraje y desplace h a c ia «abajo», h acia la clase o b rera, y h acia «afuera», h acia la pob lacio n ru ra l, al viejo p ublico. Las observaciones h isto rico -so ciales se ap ro x im an m as b ien a un caso de am pliacion del p u b lico que p u d o ser em p iricam en te investigado y con tro lad o : la in tro d u ccio n de la television en E stad o s Unidos; y p e rm ite n ex trap o larlo y p ro y e c ta rlo a estadios m as tem p ran o s, en los que, pued e su p o n erse, tam b ien se h a b ria producido u n a am pliacion y sim u ltan ea tra n sfo rm a cio n del publico cu ltu ra lm e n te ra c io c in a n te al p u b lico c o n su m id o r de cu ltu ra. En E stad o s U nidos se com p ro b o que, en tre los grupos que prim ero se h iciero n con un televisor, p re d o m in a b an los com erciantes cuyo nivel de in stru c c io n no coincidia con la categoria de sus in g re so s.79. Si se p e rm ite la generalizacion, las capas consum id o ras p o r las que com ienzan a p e n e tra r las nuevas form as de la c u ltu ra de m asas no p e rte n e c en ni a la capa in stru id a ni a las capas sociales b ajas, sino, m uy a m en u d o , a grupos socia­ les en ascenso cuyo status re q u ie re aun leg itim acion c u ltu ra l.80 M ediado p o r ese g ru p o inicial, se extiende luego ese nuevo m e­ dio p o r lo p ro n to en tre las capas de status social algo m as alto, y de alli, p a u la tin a m e n te , p e n e tra en los de status m as bajos. En ese m a rc o re s u lta explicable tam b ien la escision de la «in telectu alid ad », que se a p a rta de las capas cultas burgue201

sas. E sta s, a p e s a r de c o n se rv a r id eo lo g icam en te su autocom pren sio n , h a n afirm ado ta m b ie n d e n tro de este nuevo publico de co n su m id o re s de c u ltu ra su ro l d irig e n te — ah o ra m enos merito rio , ev id en tem en te— . De la Pamela de R ic h a rd so n pudo decirse que p o d ia ser lefda p o r to d o el p u b lico , esto es, p o r «todos» los que de o rd in a rio lefan. E sa in tim a relacio n de a rtista s y lite ra to s con su p u b lico com ienza ya a re la ja rse desde la aparicion del n a tu ra lism o ; al m ism o tiem p o , el p u b lico «restante» p ierd e su fuerza crftic a frente a los p ro d u c to re s. A p a rtir de entonces, el a rte m o d e rn o vive b ajo el velo de la p ro p ag a n d a: el reco n o cim ien to p u b licfstico del a r tis ta y de la o b ra esta en u n a azaro sa relacio n con su reco n o cim ien to p o r el p u b lico en sen tid o am plio. Surge a h o ra p o r vez p rim e ra u n a «intelectualidad» que in te rp re ta com o em an cip acio n — de un m odo sin d u d a iluso rio — su p ro g resiv o aisla m ie n to social, sobre todo resp ecto del p u b lico form ado p o r los b u rg u e se s cultos, u n a intelec tu alid a d que se cree «en libre suspension». T am bien H a u ser situ a su origen h a c ia m ed iad o s del siglo XIX: «Solo despues de su v icto ria sob re la R evolucion y de la d e rro ta del c a rtism o se sintio la b u rg u e sia lo suficien tem en te seg u ra en su p o d e r com o p a ra p re s c in d ir de conflictos de concien cia y c re e r que no nec esitab a ya de la crftica. Con ello d e sap arecio ta m b ie n el sen ti­ m ien to , tan c a ra c terfstic o de la capa culta, sobre to d o de su p a rte lite ra ria m e n te p ro d u c tiv a , de que h a b ia que cu m p lir u n a m ision en la sociedad. Se sintio c o rta d a re sp e c to de la clase social de la que e ra p o rtav o z, y se en c o n tro c o m p le ta m e n te aislada en u n a p o sicio n in te rm e d ia e n tre las capas in c u ltas y la b u rg u esia, que ya no n e c e sita b a de ella. De ese sen tim ien to de aislam ien to surgio en la cap a culta, o tro ra e n raizad a en la burguesfa, la categ o rfa social a la que co nocem os p o r el n o m b re de "in te le c tu a lid a d "» .81 De to d o s m o d o s, un siglo d espues esta ra y a esta in te le c tu a lid a d co m p le ta m e n te in te g ra d a s o c ia lm e n te ;82 de la so to p ro le ta ria boheme ha salido un grupo de funcionarios de la c u ltu ra b ien re m u n e ra d o s y ascen d id o s a la re sp e ta b ilidad de las capas g esto ras y b u ro c ra tic a s d irig en tes. La vanguardia se ha m a n te n id o com o in stitu c io n ; con ella tien e que ver la p e rsiste n te en ajenacion ex isten te en tre las m in o rfas p ro d u ctiv as y crfticas de los e sp ecialistas y de los aficionados especializados — obligados a a d a p ta rse a los p ro ceso s de elevada a b strac cio n del arte , la lite ra tu ra y la filosoffa, al c a ra c terfstico envejecer del am b ito de los m o d e rn o s ,83 y ta m b ie n ev id en tem en te al m ero cam bio de b a s tid o re s y a las fintas de las m o d as— , p o r un lado, y el gran p u b lico de los m ed io s de co m u n icacio n de m asas, por el o tro.

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La disgregacion de la p u b licid ad lite ra ria se pone tam ­ bien de m anifiesto en ese fenom eno: la caja de reso n an cia de una capa culta edu cad a en el uso p u b lico del en ten d im ien to se ha hecho anicos; se ha escindido el p u b lico en m in o ria s de esp ecialistas no p u b licam en te ra c io c in a n tes, p o r un lado, y en la gran m asa de co n su m id o res recep tiv o s, p o r el o tro .84 Con ello se ha m inado definitivam ente la form a de com unicacion especifica del publico.

19. El plano obliterado: li'neas evolutivas de la disgregacion de la publicidad burguesa La a n tig u a d istin cio n e n tre p u b licid ad p o litica y p u b li­ cidad lite ra ria se ha p e rd id o en el cam ino que lleva del p u ­ blico c u ltu ra lm e n te ra c io c in a n te al p u b lico c o n su m id o r de cul­ tu ra: la p u b licid ad lite ra ria ha d ejado de te n e r un c a ra c te r es­ pecifico. L a «cultura» divulgada p o r los m edios de com unicacion de m asas es u n a c u ltu ra de integracion: no solo integra inform acion y raciocinio, las form as p e rio d istica s con las for­ m as lite ra ria s de la n a rra tiv a psicologica en un e n tre te n im ie n to y u n a «ayuda» d eterm in ad o s p o r el human interest; sino que es lo suficientem ente elastica com o p a ra asim ilarse al m ism o tiem po elem entos de reclam o p u b lic ita rio , de se rv ir incluso como una especie de super-slogan que, si no existiera, te n d ria que inven tarlo el status quo p a ra fines de public relations.84 La pu­ blicidad carg a con funciones de reclam o p u b licitario .* Cuanto m as pued e im p o n erse com o m edio de influencia politica y eco­ nom ica, ta n to m as se d espolitiza, g lobalm ente co n siderada, y tan to m as se p riv a tiz a en a p a rie n c ia .85 El m odelo de la p u b lic id a d b u rg u esa co n tab a con la estric ta sep aracio n en tre los am b ito s p ublico y p rivado, y de ahi que la m ism a p u b licid ad de las p e rso n a s re u n id as en publico, m ed iad o ra en tre el E stad o y las necesidades de la sociedad, estuv iera incluida en el am bito p rivado. A m ed id a que los am bitos p u b lico y p riv ad o van en sam b lan d o se, este m odelo se hace inaplicable. Surge ento n ces una esfera social rep o litizad a que no pued e su b su m irse ni bajo la categoria de lo publico, ni bajo la de lo p rivado. En ese am bito in term ed io se m ezclan los am ­ * Para evitar confusiones, se traduce aqui siempre Werbung (publicidad, en el sentido de propaganda comercial) como «reclamo publicitario». 203

b ito s estatalizad o s de la sociedad y los socializados am bitos del E stad o sin m ed iacio n alg u n a de las p e rso n a s p riv a d as polftica m e n te ra c io c in a n tes. El p u b lico es co m p le ta m e n te relevado de esa ta re a p o r o tra s in stitu c io n e s: p o r asociaciones, en p ri­ m er lugar, en las que las p e rso n a s p riv a d a s o rg an izad as colectiv am en te in te n ta n configurarse p o lfticam en te de un m odo d irecto ; m ed ian te p a rtid o s, p o r o tro lado, que co n v ertid o s en organos del p o d e r p u b lico se situ an p o r encima de la pub licid ad , cuyos in stru m e n to s fueron en otro tiem p o . El p ro ceso del ejer­ cicio y com p en sacio n p o lfticam en te re le v a n te s del p o d e r tiene lu g a r de un m odo d irecto , sin m ed iacio n es, en tre las organizaciones p riv a d a s, las asociaciones, los p a rtid o s y la ad m in istracion pub lica; el p u b lico com o ta l solo es e sp o ra d ica m en te adm itido en ese ciclo del p o d er, y solo p a ra fines a c lam ato rio s. Las p e rso n as p riv a d a s se ven o bligadas, en la m e d id a en que son asa la ria d o s y b eneficiarios de los servicios, a a b a n d o n a r sus reiv in dicacio n es p u b lic a m e n te re le v a n te s a la re p re se n ta c io n colectiva. M as las decisiones que, com o electo res y consum idores, estan aun en d isp o sicio n de to m a r in d iv id u alm en te , caen tam b ien — en la m e d id a en que se les ad ju d ica relevancia publica— bajo la influencia de las in sta n c ia s p o lfticas y econom i­ cas. P uesto que la re p ro d u c c io n social d epende todavfa de las decisiones de co n su m o y de la realizacio n del p o d er conferido p o r la decision electo ral de las p e rso n a s p riv a d a s, es n a tu ra l que se de tam b ien un in te re s p o r co n seg u ir influencia (allf, p a ra a u m e n ta r las v en tas; aqui, p a ra a u m e n ta r — form alm ente— la p ro p o rc io n de votos de tal o cual p a rtid o , o — inform alm ente— p a ra a u m e n ta r la p re sio n de d e te rm in a d a s o rg anizaciones). C ierto que el espacio social de las d ecisiones p riv a d as es preju zg ad o p o r factores o bjetivos tales com o el p o d e r adq u isitiv o o la p e rte n e n c ia a un grupo social d e te rm in a d o , y en general, p o r el status socioeconom ico. Pero, en el m arco ofrecido p o r ese espacio social, ta n to m as p u ed en so m eterse a influencia esas decisiones cu an to m as se h ay a in v ertid o la o rig in a ria re ­ lacion en tre la p u b lic id a d lite ra ria y la esfera in tim a, facilitando el q u e b ra n ta m ie n to p u b licfstico de la esfera p riv ad a. Y asf, el consum o de c u ltu ra es tam b ien in stru m e n ta liz a d o p a ra los fines del reclam o p u b lic ita rio econom ico y politico. M ientras que antes la relacio n en tre p u b lic id a d p o litic a y p u b lic id ad lite ra ria era c o n stitu tiv a de la identificacion c e n tra l de propieta rio y «hom bre», sin que p o r ello uno y otro se confundieran, se da hoy u n a te n d e n c ia a la a b so rcio n de u n a p u b lic id a d pleb isc ita ria m e n te «polftica» p o r la p u b lic id a d d esp o litizad a de los con su m id o res de cu ltu ra. M arx creyo aun en la p e rsp e c tiv a de 204

u n a s m a s a s d e s p o s e i d a s e i nc ul t a s que, no p u d i e n d o c um p li r los r eq u i s i t o s de a d m i si o n en la p u b l i c id a d b u r g u e s a , i r ru mp irian, sin e m b a r g o , en ella p a r a t r a n s f o r m a r los conflictos econ o mi c o s en conflictos polit icos (los u n i c o s c a pac es de pr opo r ci o n ar r e s u l t a d o s t angibles). Se g u n su opi nion, la p l a t a f o r m a — i n st i t uc i o na l i za da p o r el E s t a d o de d e r e c h o — de la p u bl i c i ­ dad no seria util izada p a r a d e s t r ui r l a , sino p ar a r ea l i za r lo que s i e m p r e h ab i a p r o m e t i d o su ap ar i e n ci a liberal. Pero, en r ea l i ­ dad, la o c u p a ci o n de la p u b l i c i d a d politica p or las m a s a s de d es p o s e i d o s con du j o a un e n s a m b l a m i e n t o de E s t a d o y socie­ dad qu e a c a b o a r r u i n a n d o la vieja bas e de la pu bl i c i da d , sin llegar a d o t a r l a de u n a nueva. Con la i n te gr ac i o n de los ambitos p u bl i c o y p r i v a d o coi ncide, pues , u na c o m p le t a desorganiza ci on de la p ub li c i da d que a n t a n o m e d i a b a e nt r e E s t a d o y sociedad. Esa f uncion m e d i a d o r a p as a del p ubl i c o a u n a s inst i t uc i on es que, s u r g id a s del a m b i t o p r i v a do — como las asociaci ones— , o de la pub l i c i d a d — c omo los p a r t i d o s pol i t icos— , p r a c t i c a n el ej ercicio y la c o m p e n s a c i o n del p o d e r en u n a r e ­ lacion d ir ec t a con el a p a r a t o del E s t a d o ; los a su vez auton o m i z a d o s m e d i o s de c o m u n ic a ci o n de m a s a s sirven de vehiculo p a r a que es tas i n s t i t u ci on e s c ons ig a n la aq u i e s c en ci a o, cuando me no s, la r es i gn a ci o n del m e d i a t iz a d o publico. La p u bl i c i ­ dad es, p o r asi decirlo, d e s a r r o l l a d a desde a r r i b a p a r a pr oporci o n ar a d e t e r m i n a d a s posi c i o ne s un a u r a de good will [ buena v o l u n t a d ] . O ri g i n a r i a m e n t e , la p ub li c i da d g a r a n t i z a b a la c on e­ xion del r ac i oci ni o publ i c o t a n to con la f u n d a m e n t a c i o n legis­ lativa del do mi n i o c om o t a m b i e n con la vi si on crit ica de su ejercicio. Oc ur re , e m p e r o , que ella ha ido p os i b i l i t a n d o la verd ad e r a a m bi va l en ci a que es el do mi n io del d o mi n io de la opi­ ni on no publica: la p u b l i c i d a d es funcional t a n to a la ma ni pulacion del publico c o m o a la le gi t i mac i on ante el. La p ub l i c i d a d critica es d e s pl a z a da po r la p u b l i c i d a d m a n i p u l a d o r a . La t r an s f o r m a c i o n , s i m u l t a n e a a la del p r i n c i p i o de la p ub li c i d a d, de la idea de la p u b l i c i d a d p o l i t i c a m e n t e activa y de su funcion efectiva p u e d e a p r e ci a r s e p o r la d is o l uci on del vin c ul o — r e c l a m a d o au n po r el l i b e r a l i s mo — e nt r e la di scusi on p ubl i c a y la n o r m a legal, v i nc u l o que ha d ej a d o incluso de ser rei v i n d i ca do . El c o nc e pt o liberal de la n o r m a legal — vinculante, a u n q u e de m o d o s dist int os, t a n t o p a r a la j u s t i c i a c omo p ar a el ej ec ut i vo— i mp l i ca ba los m o m e n t o s de la u n i v e r s a l i d a d y la v e r d a d (lo j u s t o es lo cor rec t o) . Su e s t r u c t u r a refleja la de la p ub li c i da d b u r g u e s a ; p o r q u e , p o r u n l ado, la u n i v e rs a l i d a d de las leyes en s e n t i d o e s t ri c to solo c u a n d o la i nt a ct a a u t o n o m i a de la esfera p r i v ad a lo p e r m i t e ga r an ti z a la exc l usi on de las

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situaciones de intereses fuera de la materia legislativa y la lim itacio n de la reg u la c io n legal a las condiciones generales del equilibrio en tre los in te re se s; la «verdad» de la ley solo es, por o tro lado, g a ra n tiz a d a en la m e d id a en que u n a p u b lic id a d elevada p o r m ed iacio n del P a rla m e n to a o rgano del E stad o perm ite in s tru m e n ta r lo que sea p ra c tic a m e n te n e c esa rio p a ra el in teres g en eral a trav es de la d iscu sio n p u b lica. El hech o de que p re c isa m e n te la fo rm alid ad de a q u e lla u n iv e rsa lid a d garantice la «verdad» com o co rre c cio n en el sen tid o m a te ria l del interes de clase b u rg u e s, form a p a rte de la d ialectica — p ro n to d escu b ie rta — de ese co n cep to de ley, y se b a sa en la dialectica de la p u b lic id a d b u rg u e sa m ism a. En la m e d id a en que fue s u p e ra d a la se p aracio n entre E sta d o y sociedad y el E sta d o in te rv in o en el o rden social haciendose cargo de ta re a s asiste n c ia le s, d istrib u tiv a s y adm inistra tiv a s, no p u ed e y a ser fn te g ra m e n te m a n te n id o el p rin c ip io de gen eralid ad de la n o rm a .'6 Las situ acio n es n e c e sita d a s de regulacion n o rm a tiv a son a h o ra situ acio n es sociales en el sentido estric to de la p a la b ra , lo que q u iere d ecir c o n c re tas, esto es, vin cu lad as a d e te rm in a d o s g ru p o s de p e rso n a s y a c irc u n sta n ­ cias in estab les. Las leyes, in clu so cu an d o no se tr a ta de disposiciones legales (que son p re c isa m e n te n o rm a s no g e n e ra le s),87 ad o p ta n ya a m en u d o en ta le s c irc u n sta n c ia s el c a ra c te r de ad m in istra tiv a s d isp osicio n es de detalle; se d e b ilita la diferencia entre ley y d isposicion. A veces, la ley se ve n e c e sita d a de concrecio n es que e n tra n de p len o en las c o m p eten cias de la adm in istra c io n ; y aun m as a m en u d o se am plfan las com petencias de la A d m in istracio n de ta l m odo que la activ id ad de e sta apenas si es o tra cosa que m e ra ejecucion de la ley. F o rsth o ff co m pend ia los tre s tfpicos p ro c e so s en los cuales la clasica se­ p aracio n —y, al m ism o tiem p o , el clasico e n sa m b la m ie n to — de am bos p o d eres tie n d e a d esa p a re ce r. E sto o c u rre en la m e d id a en que el leg islad o r m ism o , p o r asf d ecirlo , p a sa a la accion y expende d isp o sicio n es, de m o d o que e n tra en el cam po de comp eten cias de la A d m in istra c io n (caso de la d isposicion legal). O en la m ed id a en que el le g isla d o r tra s la d a sus funciones a la A d m in istracio n ; con lo que faculta a e sta p a ra la n o rm a tiv a de com plem en to p o r la via del d e c re to (caso de la ley de plenos po d eres). O, finalm ente, en la m e d id a en que el legislador, a la v ista de u n a m a te ria n e c e sita d a de reg u lacio n n o rm ativ a , se d esen tien d e y d eja la via lib re a la A d m in istra c io n .88 A l tie m p o que esa in te rp e n e tra c io n recfp ro ca de E sta ­ do y sociedad va d isolviendo u n a esfera p riv a d a p o sib ilita d o ra de la generalidad de las leyes, se tambalea tambien el suelo del 206

r e l a t i v a m e n t e h o m o g e n e o p ubl i c o c o n s t i t u i d o p o r las p e r s o n a s p r i v a d a s r ac i o c i n a n t e s . La c o n c u r r e n c i a de i nt e r e s e s individuales — n e u t r al i z ad o s , p o r q u e p r i va t i za do s, ba j o el c o m u n denomin a d o r del i n t e r es de clase— d o t a b a a la d is c us i on p u b l i c a de una ci er ta r a c i o n a l i d a d y efectividad; en su l ug ar ha a p a r e c i d o hoy la m a n i f e s t a c i o n de i n t e r es e s en c o m p et i ci on . El consensus posibil it ado po r el r ac i o ci ni o p u bl i c o cede al c o m p r o m i s o pu gnaz , o s i m p l e m e n t e , i m p u e s t o . Las leyes asi p r o d u c i d a s , a u n c ua nd o en m u c h o s casos c o n si ga n m a n t e n e r el m o m e n t o de la univers alidad, no p u e d e n y a v i n d i c a r el m o m e n t o de la «verdad»; p o r q u e t a m b i e n la p u b l i c i d a d p a r l a m e n t a r i a — sus sitios de manif est ac i on— ha sido d es t r ui d a : «La d is c us i o n p i e r de , c om o ha sido de s cr i to p o r la l i t e r a t u r a — y a m e n u d o con m a s apr oxi macion— , su c a r a c t e r cr eativo. Los d i s c u rs o s h e c h o s a n t e el pleno del P a r l a m e n t o no se r ea li z a n ya p a r a c o n v e n c e r a los diput a do s de o p ini on y p e n s a m i e n t o di s t i nt os , sino qu e se dir igen — al m e n o s en las cue st i on e s f u n d a m e n t a l e s , d e t e r m i n a n t e s de la vi d a p olit ica— d i r e c t a m e n t e a la c i u d a d a n i a activa [...]. Y asi, la pub l i c i d a d, qu e en o t r o t i e m p o vivia de las inc i denc i a s de la a s a m b l e a p a r l a m e n t a r i a y que, a su vez, le conf e ri a a esta u n r e s p l a n d o r p a r t i cu l a r , a d o p t a a h o r a u n c a r a c t e r plebiscita89 rio». Con esas t r a n s f o r m a c i o n e s efectivas t iene que v e r el que el ac t ua l c o n c e p t o de n o r m a legal d es di bu j e positivisticam e n t e h a s t a sus c a r a c t e r e s de u n i v e rs a l i d a d y v er d a d . Desde los a no s s e s en t a del siglo X I X se i m p o n e en A l em a n ia la doctrina del doble c o n c e p t o de ley. Ley en s e n t i d o m a t e r i a l significa des d e e n t o n c e s tod o e n u n c i a d o j u r i d i c o d e c r e t a d o con c a r ac t er obl i g a t or io — i n d e p e n d i e n t e m e n t e de si se t r a t a de r e g u l a c i on es u n i v e rs a le s o de d i sp o si ci on e s s ue l t a s — ; f or ma le s, en ca mb i o, se l la ma a las leyes que, f uere cual fuere su co nt e n id o , salen po r m e d i o del p r o c e d i m i e n t o p a r l a m e n t a r i o . 90 La o r ig in ar i a co­ n exi on — t a n c l a r a m e n t e d e s cr it a p o r K a n t — e n t r e p u bl i c i d a d p o l i t i c a m e n t e activa e i m p e r i o o d o m i n i o de la ley r e s u l t a comp l e t a m e n t e a r r u i n a d a po r estos dos c o n c e p t o s de ley. En la t r a n s f o r m a d a e s t r u c t u r a de la ley p u e d e a p r e c i a r s e que el fund a m e n t o de la p u b l i c id a d y a no t ie ne a su c a r go la t a r e a de raci onali zar la d o m i n a c i o n politica. Ci erto que el p ub li c o mediati z ad o esta r e c l a m a d o con m u c h a m a s f re cue n ci a y de s de muchos m a s l ados — en el m a r c o de u n a es fera de la p ub li c i da d i n m e n s a m e n t e a m p l i a d a — p a r a los fines de la a c l a m a c i o n publica; per o esta, al m i s m o t i e m p o , t a n lejos de los p r o c e s o s de ej er ci c i o y c o m p e n s a c i o n del po de r , que no se n e c e s i t a ya de la r ac i o n a l i z a c i o n que, m e d i a n t e el p r i n c i p i o de la p ub l i c i d ad ,

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p o d rfa el p ro p o rc io n a r (y, si no se n e c e sita de ella, m enos aun se tien d e a p ro te g e rla o g a ra n tiz a rla ).

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VI La transformacion politica de la funcion de la publicidad

20. Del periodismo de los escritores privados a los servicios publicos de los medios de comunicacion de masas. El reclamo publicitario como funcion de la publicidad El c a m b i o de f uncion e x p e r i m e n t a d o p o r el pri nci pi o de la p u b l i c i d a d se b a s a en u n c a mb i o de e s t r u c t u r a de la p u ­ bl i ci dad c om o esfera, m a t e r i a l iz a d o en la t r a n s f o r m a c i o n de su m a s s o b e r b i a i ns t it u c ion: la pr en s a . A m e d id a, p o r u n lado, que esta va c o me r c i a l iz a n d o s e , se al lana el t e r r e n o e nt r e la circ u l ac i on de m e r c a n c i a s y el trafico del publico; en el se no del a m b i t o p r i v a d o va d i f u m i n a n d o s e la d e l i mi t ac i o n e nt r e p ub l i ­ ci dad y esfera pr iv ad a . Po r o t r o lado, en la m e d i d a en que solo m e d i a n t e d e t e r m i n a d a s g a r a n t i a s polit icas p u e d e n ser protegidas sus i nst i t uc i o n e s , deja de ser e x c l us i va me nt e la pu bl i c id ad un a p a r t e del a m b i t o p r i v a d o . 1 S u r g i d o del s i s t e m a de c o r r e s p o n d e n c i a s p r i va da s , y ausp ic ia d o po r ellas d u r a n t e m u c h o t i e mp o , el negocio per iod i st i c o e s t a b a en sus co m i en z os o r g a n i z a d o al m o d o de la p e q u e n a ind us t r i a a r t e s an a ; los cal c ul os se o r i e n t a b a n en esa p r i m e r a fase de a c u e r d o con los p ri n c i p i o s de u n a m a x i mi z ac i o n m o d e r a d a , t r ad i c i o n a l en el c a p i t a l i s m o t e m p r a n o , de los beneficios; el int e r e s del e d i t or p o r la e m p r e s a era p u r a m e n t e c r e m a t i s t i c o . Su ac t i v i dad se l i m it a b a en s u s t a n c i a a la o r g a n i z a c i o n del trafico de n ot i c i a s y a la clasificacion de estas. A este m o m e n t o mer a m e n t e e c o n o m i c o se fue a n a d i e n d o un m o m e n t o nuevo, poli­ tico en el a m p l i o s e n t i d o de la p al a b r a, en c u a n t o c o m e n z o a t r a n s f o r m a r s e la p r e n s a de no ticias en u n a p r e n s a de opi nion, y de la c o r r e s p o n d e n c i a de a n u n c i os su r gi o u n a c o n c u r r e n c i a en el p e r i o d i s m o de e s cr i to r es . El r as g o di st int i vo de la evolu-

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cion ha sido sin tetizad o p o r B u ch er en pocas p a la b ra s: «Los perio d ico s p a sa ro n de ser m ero s lu g ares de p u b licacio n de n o ­ ticias a ser ta m b ie n p o rta d o re s y gufas de la opinion publica, m edios de lucha de la p o litic a p a rtid is ta . Lo que a c a rreo la siguiente consecu en cia p o r lo que a la org an izacion in te rn a de la em p resa p e rio d istic a hace: la in sercio n de u n a nueva in sta n c ia en tre la coleccion de n o ticias y su p u b licacio n : la redaccion. P ero p a ra el e d ito r esto significaba que p a sa b a de ser un vend ed o r de n o ticias frescas a un c o m e rc ia n te de opinion p u b lica » .2 La m u ta c io n p ro p ia m e n te d icha no com enzo evidentem en te con la co n stitu c io n y au to n o m izacio n de u n a red accio n ; com enzo con los « p eriodicos cultos» en el c o n tin e n te, y con los sem an ario s y re v ista s p o lfticas en In g la te rra , en cuanto los escrito res fueron sirviendose del nuevo in stru m e n to de la p re n sa p erio d fstic a p a ra d o ta r a su racio cin io , in te n c io n a d a m e n te pedagogico, de eficacia p u b licfstica. Se ha llam ado a esta segunda fase la fase de un «periodism o de e sc rito re s» .3 A hora p a sa a un segundo plano la fin alid ad c re m a tfstic a de tales em p resas; infringen, en efecto, to d as las reg las de la re n ta b ilid a d , y a men udo son negocios ru in o so s desde el com ienzo. El im pulso pedagogico — c recien tem en te p o litico , d esp u es— era, p o r asf decirlo, fin an ciad o p o r co n cu rso . F re c u e n te m e n te, en In g la te rra fueron los p erio d ico s y re v ista s de este estilo «la ocupacion p re d ile c ta de la a risto c ra c ia del d in e r o » ;4 en el co n tin e n te surgieron m as a m en u d o de la in iciativ a de algun sabio o escrito r. S o p o rtab an estos en so lita rio el riesgo econom ico; elab o ra b a n segun su p ro p io ju ic io el m a te ria l, p ag ab an a sus cola b o ra d o re s y eran p ro p ie ta rio s de p e rio d ico s cuyos n u m ero s re p re se n ta b a n p a ra el e d ito r u n a serie co n secu tiva de objetos sueltos. Solo poco a poco fueron cediendo los co m p ilad o res o d ire cto re s al e d ito r sus funciones e m p re sa ria les. T eniendo p re ­ sente esa evolucion se hace co m p ren sib le la perfilada posicion del red a c to r, que reu n fa en u n a sola p e rso n a los a trib u to s de «com pilador» y «autor». N o era p o r en to n ces la relacio n del re ­ d a c to r con el ed ito r (estam os h a b lan d o de finales del XVIII, principios del x i x ) u n a relacio n de em p lead o ; en m u chas ocasiones llegaba a p a rtic ip a r en los beneficios. C iertam en te, el tipo tradicional de e m p resario p erio d fstico su b sistio tam b ien h a sta bien en trad o el siglo x i x — sobre to d o en los p e rio d ico s d iario s al viejo estilo, a p a rta d o s del racio cin io lite ra rio y p o litico — : cuan­ do M arkus D u m o n t se hizo en 1805 con la Kolnische Zeitung, reu n fa aun los a trib u to s de a u to r, co m p ilad o r, ed ito r e im presor. Pero la c o m p e tid o ra p re n sa p e rio d ic a de los e sc rito res pub licfsticam en te activos llevo, allf donde esas em p resas se con210

solidaron, a la o rg an izacio n de red accio n es p rofesionales y au­ to n o m as. C otta dio en A lem ania el ejem plo: co n tra to a Posselt com o redacto r-jefe de las Neuesten Kunde; se sep arab an ah o ra las funciones p u b licfsticas (que c o m a n a cargo del «compilador») y las econom icas (que eran re sp o n sa b ilid a d del editor). Con esta a u to n o m ia re d accio n al tien e que v er el que d u ra n te la p rim e ra m ita d del siglo XIX se fuera im p o n ien d o — tam b ien en la p re n sa diaria— el a rtic u lo ed ito rial. Lo poco que p rim a b a ya en la n u eva configuracion del p e rio d ism o de red accio n la re n ta b ilid a d de la em p resa p o r en cim a de la in ten c io n alid ad publicfstica, lo poco que el negocio se im ponfa a la opinion, lo m u e s tra c la ra m e n te el m ism o ejem plo de Cotta, cuya influyente Allgemeine Zeitung fue d u ra n te decadas un negocio ru in o so . En la fase en la que la p u b lic id a d se im pone com o p u b licid ad polfticam en te activa, conservan ta m b ie n las red acciones de las em­ p re sa s p erio d fsticas e d ito ria lm e n te conso lid adas el tip o de lib e rta d que c a ra c teriz a b a a la co m unicacion de las p e rso n as p riv a d a s re u n id a s en calid ad de publico. Los ed ito res aseg u rab an la b ase com ercial de la prensa, sin no o b sta n te lleg ar a co m ercializarla com o tal. La pren sa, salida del racio cin io del p u b lico y c o n stitu id a com o m e ra prolongacion de la d iscu sio n del m ism o, sigue siendo p o r com pleto u n a in stitu c io n de ese p u b lico : a m odo de m e d ia d o r y vigorizad o r, no y a com o m ero o rg an o de tra n s p o rte de inform acion, ni in stru m e n to aun de la c u ltu ra de los co n su m id o res. R esu lta e jem p la r o b se rv a r a este tip o de p re n sa en epocas revolucionarias, cuando los p e rio d ico s de las m as m in u scu las agrupaciones y asociaciones b ro ta n p o r d o q u ie r (en el P aris del ano 1789, cada p o litico un poco im p o rta n te tiene su club; cad a dos, su p erio d ico ; 450 clubs y cerca de 200 p erio d ico s se constitu y ero n entre feb rero y m a rz o ).5 M ien tras la existencia m ism a de u n a p re n sa p o lfticam en te ra c io c in a n te es p re c a ria, se ve esta forzada a u n a au to te m a tiz a cio n co n tin u a: h a sta la legalizacion perm a n e n te de la p u b lic id a d p o lfticam en te activa, la aparicio n y el m an te n im ie n to de un p erio d ico politico equivalfa al com prom iso activo con la lucha p o r co n seg u ir un am bito de lib e rta d p a ra la opin io n p u b lica, con la lu ch a p o r la p u b lic id a d com o principio. Es v e rd a d que tam b ien los p erio d ico s de antes estab an rig u ro sam en te som etid o s a la cen su ra; p ero n u n ca po d ia redundar la re siste n c ia frente a esas lim itacio n es — m ien tras el perio d ico se a tu v iera exclusivam ente a las n o ticias— en la propia d esap aricio n . Los reg lam en to s de la su p e rio rid ad degradaban a la p re n s a a m e ro negocio, y al igual que los re sta n te s negocios estab a so m etid a a la su pervision y a las p ro h ib icio n es 211

policiales. L a p re n s a de o pinion, en cam bio, com o in stitu c io n de la d iscu sio n del p u b lico , se p re o c u p a p rim a ria m e n te p o r afirm a r su funcion crftica; y asf, el ca p ita l de la e m p resa se conv ie rte en a su n to se cu n d ario , si es que llega a in v e rtirse con fines de valorizacion. Solo con la co n so lid acio n del E stad o b u rg u e s de derecho y con la legalizacion de u n a p u b lic id a d p o lftica m en te activa se d e sp re n d e la p re n s a ra c io c in a n te de la carg a de la opi­ nion; esta a h o ra en co n d icio n es de re m o v e r su p o sicion polem ica y a te n d e r a las ex p ectativ as de beneficio de u n a e m p re sa com ercial c o rrie n te . E sa evolucion que lleva a la p re n s a de opi­ nion a co n v ertirse en u n a prensa-n eg o cio se p ro d u c e casi sim u lta n e a m e n te en In g la te rra , F ra n c ia y E stad o s U nidos d u ra n ­ te la decad a de los anos tre in ta del siglo p a sa d o . La in serc io n de anuncios da un nuevo fu n d am en to al calculo em p re sa ria l: con unos p recio s c o n sid e ra b le m en te re b a ja d o s y un acrecentado n u m e ro de clien tes, p o d ia re s e rv a r el e d ito r u n a p a rte ta m ­ bien crecien te del p e rio d ic o p a ra annonces. A la te rc e ra fase evolutiva co ncierne la co n o cid a definicion de B ucher, segun la cual «cobra el p erio d ico el c a ra c te r de u n a e m p resa p ro d u cto ra de espacios p a ra an uncios p u b lic ita rio s, espacios que se con v ierten en u n a m e rcan cfa de facil salid a g racias al paralelo espacio cu b ierto p o r la re d a c c io n con que van acom panados». E sto s p rim e ro s ensayos de p re n s a com ercial m o d e rn a devolvieron al p e rio d ic o el inequfvoco c a ra c te r de e m p resa lu c ra tiv a p riv a d a (ahora, e v id en tem en te, frente a la em p re sa a rte sa n a l del viejo «editor», en el estad io c a ra c te rfstic o de la gran e m p re ­ sa altam e n te cap italizad a; ya a m ed iad o s de siglo existfan m u ­ chas em p resas p e rio d fstic a s re g is tra d a s com o sociedades anon im a s).6 Si en u n a p re n sa de m o tiv acio n es p rim a ria m e n te polf­ ticas existfa solo re m o ta m e n te la p o sib ilid a d de p la n te a m ie n to s e m p re sa ria les ex clu siv am en te co m erciales, p ro n to h a b rfa n de co n v ertirse , en cam bio , esos p la n te a m ie n to s en u n a n ec esid ad im periosa. El in c re m e n to y p e rfe c cio n a m ie n to ex p erim en tad o s p o r el a p a ra to tecnico -o rg an izativ o exigfa u n a am p liacio n del cap ital de base, u n a elevacion del riesg o e, in e lu cta b lem en te, la su b o rd in acio n de la p o litic a e m p re sa ria l al p u n to de v ista de los beneficios. En 1814 se im p rim fa ya el Times con la n u eva p re n sa ra p id a , que venfa a re e m p la z a r c u atro siglos y m edio de utilizacio n de la p re n sa de m a d e ra de G u tenberg. U na gen eracio n d esp u es, el d e sc u b rim ie n to de los telegrafos revolucionarfa la e n te ra re d de in fo rm acio n .7 Pero no solo se robustecen los in te re se s econom icos p riv a d o s de la p ro p ia em presa; 212

o c u r r e t a m b i e n q u e el p e r i o d i c o — en la m e d i d a en q u e se c onvi er te en u n a e m p r e s a c ap it a li s t a— se p r ec i p i t a en el ter r e n o de los i n te r e s e s aj en os a la e m p r e s a , i n t e r e s e s qu e intent a n c o n s e g u i r influencia s o b r e el. La h i s t o r i a de los g r a n d e s p e ­ r i od i c os di ari os en la s e g u n d a m i t a d del siglo X I X p r u e b a que la p r e n s a se h ac e m a n i p u l a b l e en r el a ci on a su g r a d o de come r c i al iza ci o n. P u e s t o q u e la v e n t a de la p a r t e d e s t i n a d a al r e c l a m o p u b li c i t a ri o esta i n t e r r e l a c i o n a d a co n la v e n t a de la p a r t e c o n f e c c i o n ad a p or la r e d a cc i o n , la p r en s a , h a s t a e n t o n ­ ces i ns t i t uc i o n de las p e r s o n a s p r i v a d a s c o m o publ i co, se convi e rt e a ho r a en la i n s t i t u c i o n de d e t e r m i n a d o s m i e m b r o s del p ub li c o c om o p e r s o n a s p r i v a d a s ; es t o es, en la p u e r t a de ent r a d a a la p u b l i c i d a d de i n t e r e s e s p r i v ad o s pr ivilegiados. En c o n s on an ci a con ello, se modifica la r e l a c i on ent re la edi tor i al y la r e d ac c i on . La ac t ivi dad de la r e d a c c i o n habi a d ej ado de ser ya — baj o la p r e s i o n del p r o g r e s o t e cn i c o en el m o d o de o b t e n e r n ot i c ia s— u n a m e r a act i v i dad l i t e r ar i a p a r a e s p ec i al i za r s e en s e n t i d o p er i od i s t i c o .' La sel ec ci on del m a t e r i a l llega a ser m a s i m p o r t a n t e q u e el a r t i c u l o edi tor ial; la el aboracion y e n j u i c i a m i e n t o de las noticias, su c o r r ec ci on y disposicion, m a s a p r e m i a n t e qu e la p r o s e c u c i o n l i t e r a r i a m e n t e eficaz de u n a «linea». S o b r e t o d o a p a r t i r de los anos s e t e n t a se conf igura u n a t e n d e n c i a a d es pl az ar de las p r i m e r a s j e r a r q u i a s del pe r i od i c o a los g r a n d e s p e r i od i s t a s , p a r a s u s t i t u i r l o s p o r adm i n i s t r a t i v o s de t a l en t o. La e di tor ial c o n t r a t a a los r e d a c t o r e s p a r a que, de a c u e r d o con o p o r t u n a s i nd i c ac i one s, y a t a d o s a ellas, t r a b a j e n p a r a los i n t e r e s e s p r i v a d o s de u n a e m p r e s a lucrativa. La a u t o n o m i a p e ri o di st i c a o p u bl i c is t ic a del r e d a c t o r t a m b i e n es, p o r lo d e m a s , s e n s i b l e m e n t e l i m i t a d a en el tipo de p r e n s a que no esta e m i n e n t e m e n t e s o m e t i d a a las leyes del m e r ­ cado, sino que sirve p r i m a r i a m e n t e a i n t e r es e s polit icos (siendo en ello m a s p a r e ci d a a las r evi s t as r ac i o c i n a n t e s , en las que se p r a c t i c a b a un p e r i o d i s m o de es cr i t or es ) . Aun m a n t e n d r a du­ r a n t e ci er to t i e m p o la p r e n s a polit ica su estilo indivi duali sta, i nc l us o luego de c o n s t i t u i r s e (en F r a n c i a e I n g l a t e r r a , en p r i ­ m e r lugar) las f ra cc i on es p a r l a m e n t a r i a s y los p a r t i d o s polit i­ cos. A u n a m e d i a d o s de siglo p r e d o m i n a u n t i p o de p r e n s a por el estilo de la Deutsche Tribune de W i r t h , que e n t r o en liza luego de la R e vo l u c ion de j u l i o ; los p ub l i c i s t as que t r a b a j a b a n en esa p r e n s a no d e p e n d i a n de p a r t i d o o fra cc i on al gunos: mas bi e n e r an ellos m i s m o s polit icos que c o n s t i t u i a n en t o r n o de su p er i od i c o u n a s ect a p a r l a m e n t a r i a . P er o los co mi en zo s de la p r e n s a p a r t i d a r i a , c o n t r o l a d a por o r g a n i z a c i o n es polit icas, se

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re m o n ta n a la p rim e ra m ita d del siglo, al m en o s en In g la te rra y en F ran cia. En A lem ania se d e sa rro lla en la decad a de los anos sesen ta: p rim e ro del lado co n serv ad o r, luego del sociald e m o c ra ta .10 El re d a c to r se ve so m etid o , en vez de al d ire c to r editorial, a u n a com ision de c o n tro l (tan to en u no com o en otro caso, no es ya sino un m ero em pleado). N o p u e d e n se p a ra rse los asp ecto s sociologico-em presariales del cam bio e s tru c tu ra l de la p re n sa de las ten d e n cia s gen erales a la c o n c e n tra cio n y cen tralizacio n , ta m b ien im p u e stas en este am b ito . En el u ltim o c u a rto de siglo se co n stitu y en los p rim ero s g ran d es con so rcio s p e rio d fstic o s: H e a rst en E stad o s U nidos, N o rth cliffe en In g la te rra , U llstein y M osse en Alem a­ nia. Obvio es d ecir que en n u e stro siglo se ha p ro seg u id o — irreg u la rm e n te — este m o v im ie n to .11 L a evolucion tecnica de los in stru m e n to s del trafico de n o ticias (luego del teleg rafo y el telefono, la telegraffa sin hilos y la rad io ) ha acelerad o la unificacion o rg an izativ a y el e n tre v e ra m ie n to de la p ren sa, y a veces h a s ta ha sido condicion de p o sib ilid a d de to d o ello. A la co o rdinacio n y unificacion de los servicios in fo rm ativos propiciada p o r las agencias o rg an izad as m o n o p o listic a m e n te ,12 p ro n ­ to siguio la co o rd in acio n y unificacion de los p eq u en o s p e rio ­ dicos p ro p ic ia d a p o r las c o rre sp o n sa lfa s e s te re o tip a d a s y la p ro ­ duccion c e n tra liz ad a de co lab o racio n es. E n tre 1870 y 1880 com ienza a u tiliz a rse en los pafses anglo sajo n es la e stereo tip ia; en el cam bio de siglo se im pone ta m b ie n la p re n sa estereo tip ada en el co n tin e n te . L a m a y o ria de las veces, esa hom ogeneizacion tecn o lo g ica coincide con u n a unificacion organizativa, dando lu g a r a ag ru p acio n es o cad en as de p erio d ic o s; los periodicos locales de las regiones p re d o m in a n te m e n te ru ra le s e n tra n a m en u d o de ese m odo en u n a via de d ep en d en cia re sp e c to de los p erio d ico s u rb a n o s vecinos, a rtic u la n d o se a ellos sus re d a c ­ ciones com o red accio n es de zona o a d ju n ta s .13 Con todo, el grad o de c o n c e n tra cio n econom ica y de coordinacio n tecn o lo g ico -o rg an izativ a es re d u c id o en com paracion con los nuevos m edios del siglo xx — rad io, television y cine sonoro— . El v olum en de ca p ita l m an ejad o llego a ser tal, y ta n am en azan te llego a ser el p o d e r p u b licfstico de que disponfan, que en algunos pafses, com o es sabido, se puso la or­ ganizacion de esos m edios bajo la su p erv isio n — y a veces h a s­ ta bajo el c o n tro l— del E sta d o . N a d a c a ra c te riz a ta n acertad am en te el d e sa rro llo de la p re n s a y de los m ed ios de com unicacion p o ste rio re s com o esas m ed id as e sta ta le s: a causa de ellas se acabo co n v irtien d o a u n a s in stitu c io n e s p riv a d a s de un publico co m p u esto p o r p e rso n a s p riv a d a s en en tid ad es publi214

cas. Esa reaccio n del E stad o frente al poderoso robustecim iento de una p u blicidad som etid a a la influencia de los poderes sociales puede ap reciarse ya en la h isto ria de los p rim ero s despachos de telegrafos. Los gobiernos com enzaron por colocarlos en una situ acio n de dependencia in d irecta y por conferirles un s ta tu s oficioso, apro v ech an d o m as que su p rim iendo el c arac ter com ercial de estas. R eu ters Ltd. com ienza siendo pro p ied ad de la unificada pren sa b ritan ica; la venia del trib u n al suprem o — necesaria para conseguir m odificaciones de sen ten cias— le confiere, sin em bargo, un cierto c a ra c ter publico. La agencia France P ress, form ada despues de la S egunda G uerra M undial a p a rtir de la Agence H avas, es una em presa estatal, cuyo di­ re c to r general es nom b rad o por el G obierno. La D eutsche Presse A gentur es una sociedad lim itad a en cuyo capital social tienen los ed ito res de periodicos una p articip acio n m axim a del 1 % cada uno; casi del 10 % disponen, em pero, las em isoras radiofonicas, que estan a su vez so m etid as al control p u b lic o .14 Cierto que la in d u stria p erio d istica y cinem atografica se m antiene su sta n c ia lm e n te en m anos p riv a d a s .15 M as las experiencias de una p ren sa ten d en te a la co n cen tracio n daban m otivo bastante com o para que se im p id iera que los «m onopolios naturales» de la rad io y la television se d e sa rro lla ran en form a de em presa privada — como, a p esar de todo, sucedio en E stados Uni­ dos— . En In g la te rra , Francia y A lem ania esos m edios fueron organizados com o co rp o racio n es p ublicas o sem ipublicas, porque, de otro m odo, no h ubiera podido ser su ficientem ente protegida su funcion pub licistica frente a su funcion privada-cap ita lis ta .16 Con ello se invierte la base originaria de las instituciones p u b licisticas, al m enos en sus am b ito s mas avanzados: de acuerd o con el m odelo liberal de la publicidad, las organizaciones del publico racio cin an te estaban p ro tegidas y a resguardo de las in tro m isio n es del poder publico en ta n to se enco n tra ra n en m anos de perso n as priv ad as. En la m edida en que se van co m ercializando, y en la m edida en que se van concen tran d o econom ica, tecnologica y o rg an izativam ente, se han ido tra n sfo rm a n d o a lo largo de la u ltim a cen tu ria hasta conv ertirse en com plejos sociales de poder; de m odo que es precisam ente su p erm an en cia en m anos priv ad as lo que am enaza por todos lados a las funciones criticas de la publicistica. En com p aracio n con la prensa de la era lib eral, han conseguido los m edios de com unicacion de m asas, por un lado, un alcance y una eficacia m ucho m ayores — con ellos se ha extendido tambien la m ism a esfera de la p ublicidad— . Por el otro lado, cada 215

vez se evaden m as de esa esfera p a ra re c lu irse en la o tro ra p riv a ­ da esfera del trafico m e rc a n til; cu a n to m a y o r es su eficacia publicfstica, ta n to m as v u ln e ra b le s son a la p re sio n de d eterm inados in te re se s p riv ad o s (indiv id u ales o co lectivos). M ientras que an tes la p re n s a p o d ia lim ita rse a p o sib ilita r y ro b u ste c e r el racio cin io de las p e rso n a s p riv a d a s re u n id a s en p u b lico , aho­ ra o c u rre que, al rev es, este lleva la im p ro n ta de los m edios de com unicacion de m asas. La evolucion que lleva del periodism o de e sc rito re s p riv ad o s a los servicios p u b lico s de los m edios de com u n icacio n de m asas c o n stitu y e el m arco en el que va tra n sfo rm a n d o se la e sfera de la p u b lic id a d a m e d id a que pen e tra n en ella in te re se s p riv ad o s que, de ese m odo, consiguen u n a aud ien cia p riv ileg iad a — aun cu an d o de n in g u n m odo puede to m a rse le s ya eo ipso p o r in te re se s re p re se n ta tiv o s de las p e rso n as p riv a d a s como p u b lico — . L a sep aracio n en tre publicidad y esfera p riv a d a im p lic a b a que la c o n c u rre n cia de intereses fuera fu n d a m e n ta lm e n te a b a n d o n a d a a la reg u lacio n del m ercad o y m a n te n id a fuera de la d is p u ta p u b lica de las opi­ niones. En la m ed id a, e m p ero , en que la p u b lic id a d se hace apetecib le al reclam o p u b lic ita rio co m ercial, inciden directam ente las p e rso n a s-p riv a d a s-p ro p ie ta rio s-p riv a d o s sobre las personas-privadas-publico. De ahf, p o r c ie rto , que la com ercializacion de la p re n s a se aju ste a la tra n sfo rm a c io n de la pu­ b licid ad en un in s tru m e n to del reclam o p u b lic ita rio : * la p u b lici­ dad es v u e lta del rev es, re tro c e d e , p e ro es ta m b ie n im p u lsa d a , p o r n ecesid ad es co m ercial-p ro p ag an d fsticas, que surgen autocto n am en te del m a rc o econom ico. L a in u n d acio n de la p u b lic id a d con p anfletos publicita rio s no p u ed e explicarse p o r la m e ra lib eralizacio n del trafico del m erc a d o , aun si los a n u n cio s co m erciales al viejo estilo a p arec iero n al m ism o tiem p o que ella. Las exigencias incom para b le m e n te m ay o res de un marketing cientfficam ente orientado solo se h ic ie ro n n e c e sa rias con las re stric c io n e s oligopolfsticas del m ercad o . S obre to d o en la g ran e m p resa in d u stria l, se p ro d u ce un conflicto e n tre el optimum tecn ico y el financiero, conflicto que la te n d e n c ia a la lla m a d a co m p eticion m onopolista ro b u ste c e . En la m e d id a en que los ag reg ad os tecnicos se ad a p ta n a la p ro d u c c io n en m asa, el p ro ceso p ro d u ctiv o p ierd e elasticid ad (output can no longer be varied...; output is dictated by the capacity o f the unified machine-processs»)Por eso ne* H a s t a ta l p u n to , p o d r f a decirse, que la p a l a b r a «publicidad» a p e n a s si significa h o y o tr a co sa en el c a ste lla n o c o rr ie n te que « re c la m o p u b li c it a r i o » .

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cesita de u n a e stra te g ia de v en tas a largo plazo que garantice en lo p o sib le la estab ilid ad de los m ercad o s y de las p articipaciones en ellos. L a c o n c u rre n cia d ire c ta resp ecto de los precios cede cre c ie n tem e n te a u n a co n c u rre n cia in d ire c ta resp ecto de las vfas de la p ro d u c c io n de m ercad o s con clientelas especfficas de m arcas d e te rm in a d a s. La d ecrecien te tra n sp a re n c ia del m er­ cado, co m u n m en te to m a d a com o m otivo de la am pliacion del volum en de la p ro p a g a n d a co m e rc ia l,18 es en b u en a p a rte contra rre s ta d o r a de esta: u n a co n c u rre n cia resp ecto de la p ro p a ­ ganda com ercial d esv in cu lad a de la c o n c u rren cia resp ecto de los p recio s se encargo de cre a r con artfcu lo s de m a rc a u n a inab arcab le m u ltip lic id a d de m ercad o s co n tro lad o s p o r em pre­ sas, ta n to m as diffciles de c o m p a ra r en tre si de acu erdo con c riterio s de racio n a lid a d econom ica, cuanto m as su v a lo r de cam bio esta d e te rm in a d o p o r la m an ip u lacio n psicologica pub licita ria . E n tre la te n d e n c ia a la gran em p resa ca p ita lista y a u n a lim itacio n oligopolfstica del m ercad o , p o r un lado, y las pro v erb iales soap operas, * esto es, u n a p ro p a g a n d a com ercial que em papa a la e n te ra c u ltu ra in te g ra d o ra p ro p ia de los medios de co m unicacion de m asas, p o r el o tro , existe u n a visible co n ex io n .19 Por m ucho que la p ro p a g a n d a co m ercial — por vez p ri­ m era co n cep tu ad a com o «reclam o» en la F ran cia de 182020— nos p arezca hoy un in g red ien te n a tu ra l de la econom fa de m er­ cado, es en re a lid a d un fenom eno caracterfstico del cap italism o avanzado; consigue, en efecto, u n a m a g n itu d relev an te solo con los p ro ceso s de co n cen tracio n del cap italism o in d u stria l en la segunda m itad del siglo x i x : « h asta bien en trad o el siglo x i x las casas d istin g u id as eran re lu c ta n te s h a s ta a los sim ples anuncios co m erciales; el reclam o p u b lic ita rio era ten id o p o r indecente».21 En el siglo XVIII ocupaban los anuncios com erciales en las ho jas p a ra an uncios y p ro p a g a n d a solo u n a v einteava p a rte de espacio; ad em as, tenfan que v er ta n solo con cu rio sid ad es, con m e rcan cias fuera del com ercio co rrie n te . E ste se regulaba, de o rd in a rio , fa c e to face; la com peticion co m ercial se abandon ab a en g ran p a rte a la p ro p a g a n d a oral. A m ed iad o s del p asad o siglo surgen agencias de pub licid ad b a sa d a s en el reclam o com ercial. En A lem ania, F erd i­ n an d H an se n ste in funda la p rim e ra en el ano 1855. U na estrecha co laboracion con la p re n sa condujo a m en u d o a que las

* L ite ra lm e n te , « o b ra s u o p e r a s de j a b o n » ; en E s ta d o U nid os e sta ex p re s io n se u s a p a r a d e s ig n a r los seriales rad io fo n ic o s la c r im o g e n o s de fnfima calidad.

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gran d es agencias p u b lic ita ria s a c a p a ra ra n en form a de abono espacios d e stin a d o s a p ro p a g a n d a , con lo que u n a im p o rta n te p a rte de la p re n s a cayo bajo su co n tro l. En la R epublica Fede­ ral de A lem ania tra b a ja n hoy u n a s 2.000 e m p resas en el sector de la p u b lic id a d com ercial, cuyos m e to d o s no han dejado de p erfeccio n arse cientfficam ente desde la g ran crisis econom ica m ed ia n te la in v estig acio n econom ica, sociologica y psicologica del m e rc a d o .22 El g asto en p u b lic id a d co m ercial que va a p a ra r a esas agencias re p re se n ta , em p ero , solo un tercio de sus efectivos globales. Los o tro s dos te rc io s son d ire c ta m e n te em pleados p o r las e m p resas, en g ran p a rte en p ro p a g a n d a te n d e n te a m a n te n e r la im agen. T o d a gran e m p re sa tien e org an izad as sus p ro p ias secciones p u b lic ita ria s. Los g asto s globales en publicidad com ercial se calcu lan p a ra la R. F. de A lem ania en 1956 en tre s m il m illo n es de m a rc o s, lo que re p re s e n ta ap roxim adam ente un 3 % de to d o s los g asto s p riv a d o s .23 Y a el ano a n te rio r habfan conseguido u n a p a rtic ip a c io n del 1,3 % en el p ro d u c to so­ cial b ru to , m ie n tra s que en In g la te rra y en E sta d o s U nidos eran ya de 1,9 y 2,3 %, re s p e c tiv a m e n te .24 La a ctiv id ad de las agencias p u b lic ita ria s se sigue lim itan d o a la p ra c tic a de los anuncios — evid en tem en te m uy a m p lia d a p o r los nuevos m edios— , sobre todo en p e rio d ico s y re v ista s ilu s tra d a s . Com o es n a tu ­ ral, la p ro p a g a n d a com ercial telev isiv a gana u n a influencia pred o m in a n te a m ed id a que va ex ten d ien d o se ese m edio de com unicacio n y en relacio n al tip o de e s tru c tu ra o rganizativa. En 1957, al m en o s la m ita d de los lecto res de p e rio d ico s diarios lefan ta m b ie n los an u n cio s co m erciales, el 65 % de los radiooyentes escu ch ab an la p ro p a g a n d a rad io fo n ica, y casi un tercio de ellos afirm aba ofrla a d ia rio .25 M ien tras que los m ed io s de com unicacio n de m asas en general llegan m as a las capas sociales a lta s que a las b ajas, aqui se in v ierte la relacio n ; los anuncios y las em isiones p u b lic ita ria s llegan a los grupos de status b ajo en u n a p ro p o rc io n y con u n a frecuencia m ayores que a los de status alto. L a socializacion de b ien es carac terfsticos en o tra s epocas de las capas m as altas d e sp ie rta el m ayor in teres e n tre las capas b ajas, que ven en su consum o u n a oportu n id a d de eq u ip aracio n . L a p ro p a g a n d a co m ercial no solo se a p o d e ra de los organos p u b licfstico s ex isten tes; crea ta m b ie n sus p ro p io s p e rio ­ dicos, re v ista s y folletos. De cada cinco h o g ares de la R epublica F ederal, uno tien e al m en o s un e je m p la r de los catalogos corrie n te s ed itad o s p o r las em p re sa s en form a de folletos ilu strad o s.26 H a surgido asf un nuevo gen ero p u b licfstico ; el n u m ero de rev istas de e m p resas y de p ro p a g a n d a co m ercial rep resen218

taba p o r la m ism a epoca casi la m ita d de to d as las publicaciones p erio d icas que aparecfan en el m ercado alem an occi­ dental. A lcanzaban u n a tira d a que re p re s e n ta b a m as de un c u arto del n u m e ro to ta l de ejem plares de publicaciones periodicas ed itad as, un volum en que d o b lab a holgadam ente el de todas las re v ista s de p asatiem p o j u n ta s .27 H ay que a n a d ir que ese p a sa tie m p o m ism o — y desde luego no solo el proporcionado p o r re v ista s— , esto es, que los m ism os p ro g ram as de los medios de com unicacion de m asas, estim u lan tam b ien en su p a r­ te no com ercial la co n d u cta c o n su m ista y le fijan d eterm in ad as p a u ta s. David R iesm an vio p recisam en te la esencia del m edio de com unicacion (en treten im ien to ) de m asas en u n a especie de pedagogfa del consum o que se im pone en la infancia y que ya no ab an d o n a a los ad u lto s: «en n u e stro s dfas, la fu tu ra profesion de cu alq u ier nino es la de c o n su m id o r cualificado».28 La c u ltu ra de in teg racio n m asiv am en te ex ten d id a induce a su pu­ blico a un cam bio de opiniones acerca de los artfculos de con­ sum o y lo som ete a la suave coaccion del co n stan te ejercicio consu m ista. Pero la sola invasion p u b lic ita ria , econom icam ente motivada, de la esfera de la p u b lic id a d no ten ia p o r que a c a rre a r la tra n sfo rm a c io n de esta. Del m ism o m odo que a p a rtir del segundo tercio del siglo p asad o com enzaron a escindirse los periodico s diarios en dos p a rte s — una, c u b ie rta p o r la redaccion; la otra, c u b ie rta p o r los anuncios— , tam b ien la separacion de las funciones p u b licfsticas en un racio cin io p u b lico de las p er­ sonas p riv a d a s com o p u b lico , p o r u n a p a rte , y en u n a exposicion p u b lica de in tereses p riv ad o s in dividuales o colectivos, p o r la o tra, h u b ie ra dejado a la p u b licid ad su sta n cialm e n te intacta. M as no se h a llegado a la co n stitu cio n de u n a tal publicidad econom ica escindida, p o r asf decirlo, de la p u b licid ad polftica, no se ha llegado a u n a p u b licid ad de reclam o p u b licitario con rafces p ro p ia s; la exposicion p u b lic istic a de intereses p ri­ vados p riv ileg iad o s h a estado antes bien m ezclada desde siem ­ p re con in tereses politicos. P o rq u e, sim u ltan eam en te a la pen e tra c io n — vehiculada p o r la p ro p a g a n d a com ercial— de la co n c u rre n cia h o rizo n tal en tre los in tereses de los p ro p ie ta rio s de m ercan cias en la p u b licid ad , irru m p fa el p rincipio cap italis­ ta de com peticion en la p u g n a en tre p a rtid o s, esto es, hacia su ap aricio n en la p u b licid ad la co n c u rre n cia v ertical en tre los in te re se s de las clases. En aq u ella fase de antagonism os de clase m as o m enos d esnudos — m ediados del siglo pasado— se desg a rra la p u b licid ad m ism a p o r la escision en two nations, y adquiere asf eo ipso la p u b lica p re se n ta c io n de los in tereses pri219

vados u n a relev an cia p o litica. Casi siem pre consigue la p ro p a ­ ganda co m ercial de categ o rfa v e rtid a sobre la p u b lic id a d u n a calidad que re b a sa a la de la m e ra p ro p a g a n d a com ercial, aunque solo sea p o rq u e ella es p e r se el facto r m as im p o rta n te en el calculo e m p re sa ria l de p erio d ico s y re v ista s (tam bien de los nuevos m edios) en la m e d id a en que tra b a ja n con p la n te a ­ m ientos co m erciales. Pero solo con la p ra c tic a de las public relations se hizo co n scien te el reclam o co m ercial de su caracte r politico. E sa p ra c tic a , com o el term in o m ism o, p ro c ed e de E s­ tados U n id o s.29 C om u n m en te, se atrib u y e n sus orfgenes a Ivy Lee, que d e sa rro llo las publicity techniques on a policy-making level [tecn icas de reclam o p u b lic ita rio a un nivel de elab o racio n de a c titu d e s] con v istas a ju s tific a r el big business, sobre todo a la S tan d a rd Oil C om pany y a la P en n sy lv an ia R ail Road, acosadas en aquel m o m en to p o r ciertas refo rm as so ciale s.30 En el p eriodo de e n tre g u e rra s, las m ayores em p resas co m en zaro n a m o d e lar su e stra te g ia de ac u e rd o con los p u n to s de v ista de las public relations. E sto re su lto prov ech o so en E sta d o s U nidos, p a rtic u la rm e n te en el clim a de consenso n acio n al que se dio luego de la e n tra d a en la g u e rra en 1940. Las n uevas tecn icas se divulgaron y a de un m odo general, ta m b ie n en E u ro p a, lue­ go del final de la g u erra. En los pafses m as avanzados de Occidente, estas tecn icas han im p u esto su dom inio sobre la pub licid ad a lo largo de la u ltim a d ecad a y se h an convertido en un fenom eno clave p a ra el diag n o stico de la v id a p u b lic a .31 El «cuidado de la opinion» se diferen cia del m ero reclam o com ercial p o r el hecho de que re c u rre a la p u b lic id ad de un m odo ex p resam en te p o litico . El reclam o p u b lic ita rio p riv ad o va destin ad o a o tra s p e rso n a s p riv ad as en ta n to son su scep tib les de co n v ertirse en c o n su m id o res; las public relations se dirigen a la «opinion publica», a las p e rso n a s p riv a d a s com o publico y no com o co n su m id o res. El re m ite n te de tal m en saje cam ufla sus intencion es com erciales d esem p en an d o el ro l de alguien interesado en el b ien pu b lico . La influencia conseg uida sobre los co n su m id o res d esp o ja de sus co n n o tacio n es a la figura clasica de un pu b lico ra c io c in a n te co m p u esto de p e rso n a s p riv a d a s y se beneficia de la leg itim acio n que estas le p re sta n : las funciones recib id as de la p u b lic id a d son in te g ra d a s p o r la c o n c u rre n cia entre in te re se s p riv ad o s organ izad o s. El reclam o p u b lic ita rio se lim ita b a p o r com pleto al instru m e n to del anun cio . El cuid ad o de la opinion lo re b a sa amp liam en te con la promotion y la exploitation: in terv ien e en el p ro ceso de form acion de la «opinion publica» en la m ed id a en 220

que crea novedades de un modo planificado o utiliza el interes d e s p e r t a d o p or oca si one s e s t i m u l a n t e s . Se at i en e as! estrictam e n t e a la ps icologla y la t e c n ic a de la feature and pictorialpublicity [ re cl a mo p u b l i c i t a r i o e s t e l a r y grafico] v i n c u l a d a a los m e d i o s de c o m u n i c a c i o n de m a s a s y a su s m u l t i p l e m e n t e comp r o b a d o s topoi del human interest: romance, religion, money, children, health, animals. M e d i an t e u n a p r e s e n t a c i o n d r a m a t i c a de los h ec h o s y a l guno s c al c ul a do s e s t e r e o t i p o s , cons i gu e un a

«reorientation o f public opinion by the formation o f new autho­ rities or symbols which will have acceptance».33 O c o n s i g u e n los publicrelationsmanagers i n t r o d u c i r m a t e r i a l a d e c u a d o a sus f i ­ nes d i r e c t a m e n t e en los ca n al es de la c o m u n i c a c i o n o, en caso c o n t r a r i o , o r g a n i z a n en la pu bl i c i d a d m o t i v o s esperificos que, p r e v i s i b l e m en t e , p o n d r a n los a p a r a t o s de c o m u n i c a c i o n en mov im i e n t o ; hay u n m a n u a l que r e c o m i e n d a n a d a m e n o s que veinte m e t o d o s p a r a este t ipo de making or creating news.34 Si a n a d i m o s a t o d o ello las mu l t i p l e s i n f o r m ac i o n e s e i n s t r u c c i o n e s qu e los d e s p a c h o s de public-relations p r opor c i o nan, s e r i a m e n t e e m b a l a d a s y p r e s e n t a d a s c om o « d o cu m e n t o s » , a los m a s i m p o r t a n t e s «sitios de dis t ri b uc io n », e nt o n c e s no puede m e n o s de c o n s i d e r a r s e a n t i c u a d o s los cr i t er i os de la ideologla p r of e si ona l en los q u e existla u n a cl ara s e p a r a c i o n ent re not i c i a y a n u n c i o . 35 Las public relations t i e n d e n a f undi rl os: el r e c l a m o p u b l i c i t a r i o c om o a u t o p r e s e n t a c i o n de u n d e t e r mi na do i nt e r es p r i v a d o ha d e s a p a r e c id o . A h or a confiere a lo qu e pres ent a la a u t o r i d a d de u n o b j e to de p u b l i c o i nt e r es , r e s p e c t o del cual, s e gu n la a p a r i e n c i a que esta obli g a d o a a d o p t a r , el publ i c o c o m p u e s t o p o r p e r s o n a s p r i v a d a s r a c i o c i n a n t e s se f o r m a r a libremente una opinion. El engineering o f consent36 se convierte en la t a re a c e nt r al , p o r q u e solo en el clima p r o p i c i a d o por un tal s e n t i m i e n t o es posi bl e la «promotion to the public, sug­

gesting or urging acceptance of a person, product, organization or idea».37 La d e s p e r t a d a d i s p o ni bi l i d a d del c o n s u m i d o r esta m e d i a d a por la falsa con s ci e nci a de que, c omo p e r s o n a p r i va da r ac i o c i n a n t e , c oa ct ua r e s p o n s a b l e m e n t e en la f o r ma c i o n de la o pi ni on publica. Po r otro lado, el c ons ens o r e s p e c to de un a c o n d u c t a — a lo que p a r e c e — ne c es ar ia p a r a el i nt e r es pu bl i c o, t iene en efecto algo de «opinion publica» escenificada. A p e s a r de que las public relations e s t a n e n c a m i n a d a s a p r o p o r c i o n a r u n a salida a d e t e r m i n a d o s b i e n es , los efectos que c o n s i g ue n v a n mucho m a s alla; p u e s t o que la pu b li c id a d c o m e r ci a l de pr od uctos espedficos hace una finta para aparentar ser de interes ge­

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n e ra l, no solo crea y ase g u ra el perfil del m e rc ad o y u n a cliente la de c o n su m id o res, sino que m oviliza sim u lta n e a m e n te p a ra la firm a, las ra m a s, y p a ra un sistem a e n tero de cred ito quasi polftico, un re sp e to p o r el estilo del que se d isp en sa a las autorid ad e s p u b licas. Como es n a tu ra l, el consensos fab ricad o tiene poco en com un con la o p in io n p u b lica, con la u n a n im id a d final resulta n te de un larg o p ro ceso de re c fp ro c a ilu stra cio n ; p o rq u e el «interes general», sobre cuya b ase — y solo sobre ella— p o d ia llegar a p ro d u c irse lib re m e n te u n a co in cid en cia rac io n al en tre las opiniones p u b lic a m e n te c o n c u rre n te s , h a ido desapareciendo exactam en te en la m e d id a en que la a u to p re se n ta cio n pub licfstica de in te re se s p riv a d o s p riv ileg iad o s se lo iba apropiando. Con el doble p re s u p u e s to de u n a localizacion del publico en las p e rso n a s p riv a d a s b u rg u e sa s y de la localizacion del raciocin io en los fu n d am en to s de la sociedad b u rg u e sa com o esfera de d isposicion p riv ad a, ha sido q u e b ra n ta d a ta m b ie n la vieja base de converg en cia de las opin io n es; y no p ro p o rc io n a u n a base n u ev a la ficcion de esa co n v erg en cia que es la entrada en p u b lic id a d de los in te re se s p riv ad o s. A l consensus producido bajo el senuelo de un public interest fingido p o r refinados opinion-molding services [m ecan ism o s a h o rm a d o re s de la opi­ nion] le faltan los c rite rio s de lo razo n ab le. L a crftica se n sa ta de circ u n sta n c ia s o estad o s de cosas p u b lic a m e n te d iscu tid o s cede a u n a v eleid o sa co n fo rm id ad re sp e c to de p e rso n a s o personificaciones p u b lic a m e n te p re s e n ta d a s ; consent coincide con good will, a la que la publicity llam a a escena. P u b licid ad significaba antes la d esn u d ez del dom inio p o litico ante el raciocinio p u blico ; la publicity sum a las reaccio n es de u n a b enevolencia sin com p ro m iso . L a p u b lic id a d b u rg u esa, a m ed id a que va configurandose de ac u e rd o con las public relations, re c o b ra caracte rfstic a s feudales: los « p o rta d o re s de la oferta» d esarro lla n to d a u n a p o m p a « re p re se n ta tiv a» an te los a te n to s clientes. La p u b lic id a d im ita a h o ra aq u ella a u ra de p re stig io p e rso n a l y de a u to rid a d so b re n a tu ra l tan c a ra c te rfstic a en o tra epoca de la p u b lic id a d re p re se n ta tiv a . P ero aun pued e h a b la rse de refeu d alizacio n de la pu­ b licid ad en otro sen tid o m as exacto. L a in teg racio n , caracterfstica del e n tre te n im ie n to de m asas y de la p ro p a g a n d a com ercial, que y a con las public relations c o b ra un c a ra c te r p olitico, som ete al codigo de ese c a ra c te r p o litic o al E stad o m ism o .38 P uesto que las em presas p riv a d a s sug ieren a sus clientes (por m o r de las d ecisiones de consum o) la co n sciencia de ciu d ad a­ nos, tiene el E stad o ta m b ie n que « hablarles» a sus ciu d ad an o s 222

c o mo c o n s u m i d o r e s . Asi ac ab a el p o d e r p u b l i c o t a m b i e n haciendole la cor te a la publicity.

21. La transformacion funcional del principio de la pu­ blicidad Un c o n g re so a l e m a n de sociologia se o c u p o a finales de los an os vei nt e del t e m a de la o p i n i o n publica.39 En esa ocasion fue p o r vez p r i m e r a ci ent i ficamente r e g i s t r a d o un fenom e n o s i n t o m a t i c o del c a m b i o polit ico de f uncion de la p ub l i ­ cidad: el «pas o al activo per iodi stico» de cargos, p a r t i d o s y o r ga n iz ac i o n es . B r i n k m a n c o n s t r u y o u n a a nt it e si s obl i c u a e nt re la «p r en sa libre» y la « publicist ica de oficio» de las administ r a c i o n e s (tanto pu bl i c as c om o p r i v a d a s ) : «con aquella incont r a r r e s t a d a i ns e r c i on de t o d o s los a m b i t o s v i tales en su "p ubl i­ cidad", el p er i o d i c o m o d e r n o ha cr iado el m i s m o a un cuer vo a d v e r s a r i o y quiza d o m i n a d o r de su i ns a ci abl e ans ia de informa ci o n: las oficinas de p r e n s a y los i n f o r m e s p er i od i s t i c os , de a c u e r d o con los cuales se ve m o t i v a d o a d i s p o n e r s e a ho r a cualqu i e r c e n t r o vital ex p u es t o a la p u b l i c i d a d o qu e i n t e n t e conseguirla».4tl Oblicua era esa contraposicion porque la politica de public relations de las a d m i n i s t r a c i o n e s — que r e b a s a b a por c om p l e t o a las p u b l i c a c i o n e s de f o r m a t o clasico— se servia de los m e d i o s de c o m u n i c a c i o n de m a s a s exi st e nt es, al t i e m p o que r e f or z ab a su posi c i on en estos. La c o n s t a t a c i o n c o m o tal es atinada : j u n t o a las g r a n d e s i n s t i tu c i o n e s p ubl i c i s t i c a s, y en conexi on con ellas («un a p a r a t o que, c i e r t a m e n t e , r e p r e s e n t a el m a x i m o de pub l i c i d a d, p er o bi e n p oc o de opini on» ) , se ha const i t u i d o un nuevo a p a r a t o que vi e ne a a d a p t a r s e a las n uev a s n e c e s i d a d e s de p u b li c id a d del E s t a d o y de los co n so r c i o s («ten e m o s aqu i [...] ot r a " op i ni o n p ub l i c a" que, c i e r t a m e n t e , "opina" s o b r e m u c h a s cosas, p er o que en lo esencial i n t e n t a config u r a r s e e i m p o n e r s e en la s oc i eda d de un m o d o b i e n dist int o del " p u b l i co " » ) . 41 Las f o r m a s de o r i e n t a ci o n de la o pi ni on s e gun fines, a las que se ha a l u d i do aqui, «se a p a r t a n c o ns ci e n te m e n te del ideal liberal de la publ i c i da d» . La b u r o c r a c i a e s t a t al las t o m a p r e s t a d a s de u n a p r a c t i c a que h a b i a n p u e s t o en funcion a m i e n t o ya las g r a n d e s e m p r e s a s p r i v a d a s y las or ga n i z a c i o n es de u ni on es , f e d er ac i on e s y as oci aci ones; solo a c o p l a d a s con estas a d q u i e r e n las a d m i n i s t r a c i o n e s p u bl i c a s su « ca r a c t er publicistico». El c r e c i m i e n t o del p o d e r de la a d m i n i s t r a c i o n en el Es-

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tado social — no solo frente al legislad o r, sino frente al gobier­ no m ism o — 42 p e rm ite p o n e r de m an ifiesto un m o m e n to de su «autonom izacion», au n q u e en la era lib eral ta m p o co funciono n u n c a com o p u ra realizacio n de la ley .43 El o tro m o m en to , la c o n tra c o rrie n te de tra n sm isio n de p o d e re s del E sta d o a los grupos sociales, re s ta d isim u lad o ; en el nuevo espacio conquista d o de «configurante poder», espacio en el que la ad m in istracion m ism a se conv ierte ta m b ie n en p ro d u c to r, co m ercian te y d istrib u id o r, se ve obligado el ejecutivo a un c o m p o rta m ie n to que tien d e a c o m p le ta r — y a veces a su stitu ir— la a u to rid a d m ed ian te un arrangement con la «publicidad». Eso lleva en p a r­ te a la cogestion inoficial de las aso ciaciones y federaciones, y en p a rte a veces a un tra sp a s o re g u la r a su co m p eten cia de tareas a d m in istra tiv a s. W ern er W eber c o n sta ta que am plios am bitos de la A d m in istracio n h an sido a ra n c a d o s al E stad o y conv ertid o s en « elem entos de un sistem a p a ra e s ta ta l de adm inistra c io n e sta m e n ta l» .44 Pero ta m b ie n allf donde el E stad o m antien e o am plfa su so b e ra n ia a d m in istra tiv a , se ve obligado a «acom odarse» al cam po de ten sio n es de los in tere se s organizados. Aun cuando aqui se in te n ta n los co m p ro m iso s de un m odo e x tra p a rla m e n ta rio , esto es, excluyendo a la p u b lic id ad estatalm en te in stitu c io n a liz a d a , son, em p ero , a b ie rta m e n te p re p a ra d o s p o r las dos p a rte s con la p u b lic id a d de p o r m edio y visiblem en te a m p a ra d o s p o r ella. En la m e d id a en que E stad o y sociedad van in te rp e n e tra n d o s e , p ierd e la p u b licid ad , y con ella la p u b lic id a d c o n stitu id a com o o rgano e statal, es decir, el Parla­ m en to , ciertas funciones m e d ia d o ra s. El co n tin u ad o proceso de in teg racio n se a seg u ra a h o ra de o tro m odo: con un debilitam ien to de la posicio n del P a rla m e n to coincide el ro b u stecim ien to de factores tra n s fo rm a d o re s del E stad o en sociedad (admin istracio n ) y, viceversa, de la sociedad en E stad o (uniones, organizaciones, p a rtid o s ). P or o tra p a rte , el gasto en p ro p a g a n d a — un d e sa rro llo m a n a g e ria lm en te indu cid o de las public rela­ tions— m u e s tra que la p u b licid ad , a m p lia m e n te d esp o jad a de sus funciones, se a ju sta ah o ra de otro m odo, b ajo el p atro c in io de las a d m in istra c io n e s, las organ izacio n es y los p a rtid o s, al proceso de in teg racio n de E stad o y sociedad. En el seno de la p u b lic id a d p o lfticam en te activa, solo podfan d e sa rro lla rse los conflictos sobre u n a base de in te re se s re la tiv a m e n te h o m ogeneos y en form as re la tiv a m e n te razonables; solo podfan, esto es, e stip u la rse los conflictos elevados a la consid eracio n p a rla m e n ta ria re c u rrie n d o a la ra c io n a lid a d y p erm an ecien d o en un sistem a de leyes generales y a b stra c ta s, p u e sto que el co n ju n to de d ecisiones m a te ria le s que h a b ia que 224

to m a r en u n a sociedad de in tercam b io y circulacion — neutralizada com o esfera p riv ad a— estab a m ediado p o r el m ecanismo del m ercad o y era, en p rin c ip io , im polftico. E sta b a la p u b li­ cidad p o litica ta n d e sla stra d a (ev identem ente solo en el m arco del in teres com un de las p erso n as p riv ad as com o p ro p ie ta rio s privados) de la co n c u rre n cia entre in tereses individuales p riv a­ dos, que p o d ia to m a r las decisiones re se rv a d a s al com prom iso politico valiendose del p ro ced im ien to del raciocinio politico. En cam bio, en cuanto los in tereses p riv ad o s, co lectivam ente organizados, se ven n ecesitad o s de configuracion p o litica, tienen que llevar a p u b licid ad conflictos que tra s to rn a n de rafz la estructu ra del co m prom iso p o litic o .45 L a p u b licid ad carga ah o ra con el lastre de te n e r que co m p en sar in tereses, ta re a que se aparta de las form as clasicas de acu erd o y com p ro m iso parlam en tarios; se le n o ta a esa ta re a co m p e n sa to ria su p ro ced en cia (la esfera del m ercad o ). La com pensacion de in tereses tiene que ser lite ra lm e n te «negociada», conseguida, cada vez que se solicite, m ed ian te p resio n es y c o n tra p re sio n e s, b a sad a m era m en te com o esta en el equilibrio p re c a rio c a ra c terfstico de u n a constelacion de p o d e r que se desenvuelve entre el a p a ra to del E s­ tado y los grupos de in tereses. Las decisiones polfticas revisten las nuevas form as de un bargaining [regateo, negociacion] que ha venido a a n ad irse a las a n te rio re s form as de ejercicio del poder: hierarchy y democracy.46 P or un lado, el am bito de com ­ p etencias de la p u b licid ad se ha am pliado. Pero p u esto que, p o r otro lado, la co m pensacion de los in tereses co n tin u a subord in ad a a la p re te n sio n lib eral de esa p u b licid ad (a saber: buscar la legitim acion en el b ie n e sta r com un), y no consigue satisfacerla, ni su stra e rse a ella p o r co m pleto, la negociacion de los com pro m iso s se tra sla d a fuera del am b ito p a rla m e n ta rio ; ya form alm ente, m ed ian te la delegacion de co m petencias de los organos estatales a las organizaciones sociales, ya inform alm ente, m ed ian te la efectiva rem ocion sin n o rm as de Dor m edio (o p o r m edios anorm ales) de las com p eten cias y ju risd ic cio n e s. Cuando, com o en el conflicto cen tral de la sociedad cap ita lista avanzada en tre em p resario s y tra b a ja d o re s, no es de esp e ra r u n a com pensacion rela tiv a m e n te d u ra d e ra de los in tereses, ni m enos aun u n a «satisfaccion» (en vez de com pro­ m isos que llevan consigo u n a h o rn a d a de n o rm as), puede en­ tonces lleg ar a reconocersele — m ediante la supresion del arbitraje estatal o b lig ato rio — un am b ito de au to n o m ia a un quasi politico ejercicio del p o d er p o r p a rte de los grupos sociales en pugna. No actuan ya, pues, de un lado, las p a rte s del convenio colectivo en ejercicio de su au to n o m ia p riv ad a; actuan en el 225

m arco de la p u b lic id a d p o litic a y d ep en d en oficialm ente, p o r consigu ien te, de la licitacio n d e m o c ra tic a de la p u b lic id a d .47 De otro lado, em pero, la creacio n de n o rm a s re g u la d o ra s de esos convenios fuerzan ta n to las form as ra zo n ab les de la p u b lic id ad al viejo estilo, ta n poco ofrece el an ta g o n ism o de in te re se s suby acente la p o sib ilid a d o b je tiv a de u n a o rd en acio n ju rfd ic a de acuerdo con c rite rio s lib e ra le s, que acab a p o r salirse ese comp ro m iso de los p ro c e d im ie n to s le g isla tiv o -p a rla m en ta rio s y, asf, tam b ien del am b ito de co m p eten cias de la p u b lic id a d estatalm en te in stitu c io n a liz a d a . Con un ta l d esp lazam ien to oficial coin­ cide un d esp lazam ien to factico — de m u c h a m ay o r envergadura— de las co m p eten cias de co m p ro m iso p o litico , que las lleva de las m an o s del leg islad o r al cfrculo de trafico y concurrencia de las a d m in istra c io n e s, las o rg an izacio n es y los p a rtid o s. La crecien te in teg racio n del E sta d o en u n a socied ad que no es ya com o tal u n a sociedad p o litica, exige d ecisio n es en form a de com p ro m iso s te m p o ra le s, esto es, el in te rc a m b io d ire c to de favores e in d em n izacio n es p a rtic u la re s sin re c u r rir a los proced im ien to s in stitu c io n a liz a d o s de la p u b licid ad . De ahf que las organizacio n es y los p a rtid o s sigan siendo fu n d a m e n talm en te asociaciones p riv a d a s; a veces ni siq u ie ra ad o p tan la form a de en tid ad es con c ap acid ad ju rfd ic a y, sin em bargo, to m a n p a rte en el re p e rto rio de p o sicio n es p u b lic a s. E jercen funciones de la p u b licid ad p o litic a y d ep en d en de la p re te n sio n de esta: legitim a r la p re sio n social e je rc id a sob re el p o d e r esta ta l, evitando su red u ccio n a m e ra relacio n de p o d er. Asf han conseguido las organ izacio n es sociales q u e b ra r facticam en te las b a rre ra s del derecho de asociacion b u rg u e s; su o b jetiv o d ec larad o es la tra n sfo rm a c io n de los in te re se s p riv a d o s de m uchos individuos en un in te re s p u b lico com un, la c red ib le re p re se n ta c io n y exposicion del in te re s de la o rg an izacio n com o un in te re s g e n e ra l.48 P ara ello d isp o n en las o rg an izacio n es (ev id en tem en te no a pesar, sino g racias a su c a ra c te r priv ad o ) de un holgado p o d er p o litico ; estan, sob re to d o , en condiciones de m a n ip u la r a la opinion p u b lica, sin estar, p o r o tro lado, obligados a d ejarse c o n tro la r p o r ella. E ste es, en efecto, el re s u lta d o de la doble con striccio n que im pele, p o r u n a p a rte , al ejercicio del p o d er social y, p o r la o tra, a la leg itim acio n re sp e c to de las n o rm a s recib id as de u n a p u b lic id a d cuya factica d ecad en cia no escapa a nadie: que las organ izacio n es re c a b a n del p u b lico m ediatizado u n a aclam acio n de g rad o p a ra la form acion de un com pro m iso ya activado en el p la n o in te rn o , p e ro n ecesitad o de credito pub lico , o que se ase g u ra n al m enos su b en ev o len te pasividad (ya p a ra tra n s fo rm a r ta l aq u iescen cia en p resio n polfti-

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ca, ya p a ra n e u tra liz a r la c o n tra p re sio n p o litic a apoyandose en el pacien te ap acig u am ien to c o n seg u id o ).49 El tra b a jo en la p u b lic id a d esta encam inado a fortalecer el p re stig io de la p ro p ia p o sicio n sin c o n v e rtir la m a te ria de co m p ro m iso en te m a de publica discusion: las organizaciones y los funcionarios d e sa rro lla n «representacion». «Las organiza­ ciones sociales p u b licas de n in g u n m odo q u ieren a p a rec er como p erso n a s ju rfd ic a s, sino com o o rganizaciones colectivas, po rq u e estan interesadas no ta n to en su re p re se n ta cio n form al exte­ rio r — au to n o m izad a re sp e c to de la v ida org an izativa intern a— , sino p rin c ip a lm e n te en la "representation” * de sus miembros en la publicidad».5° L a « re p re sen ta c io n » es m enos un elem ento de la e s tru c tu ra o rganizativa in te rn a que, sobre todo, «expresion de su p re te n sio n de p u b lic id a d » .51 Como es n a tu ra l, no quie­ re decirse con ello que se este re c o n stitu y e n d o la vieja publicidad re p re se n ta tiv a; p ero p re s ta a u n a p u b licid ad b u rg u e sa refeudalizada d eterm in ad o s rasgos en tre los que, segun u n a observacion de Schelsky, es cara c terfstic o el que los grandes organizadores — estatales y no estatales— « d irijan sus p ro p ia s proclam a s» .52 E l a u ra de la a u to rid a d p e rso n a lm e n te re p re se n ta d a vuelve a c o n stitu irse en m o m en to de la p u b licidad; la m o d ern a publicity e sta co m p letam en te e m p a re n ta d a con la feudal p u ­ blicness. Las public relations no tien en que ver p ro p iam en te con la public opinion, sino con opinion en aquel viejo sentido, ya estu d iad o aqui, de reputation. La p u b licid ad se convierte en la corte ante cuyo p u b lico p e rm ite que se d esarrolle el prestigio — y no la crftica en el— . A ntes, la n o to rie d a d p u b lica te n ia que ser im p u e sta a la a rc a n a p o litica del m on arca: in te n ta b a so m eter a p erso n a s o cosas al raciocinio publico y convertfa a las decisiones polfticas en algo revisab le ante la in sta n c ia de la opinion publica. Hoy, p o r el co n trario , la n o to rie d a d p u b lica es im p u esta con ayuda de u n a p o litica a rc a n a p ra c tic a d a p o r los interesad o s: p ro p o rc io n a p restig io publico a u n a p e rso n a o cosa y le capacita asf p a ra la aclam acion en un clim a de opinion no publica. Y a la locucion « trab ajo en p ublicidad» revela la actu al necesidad de c o n s tru ir de la n ad a y segun los casos y c ircu n sta n cias u n a p u b licid ad que estab a d ad a antes p o r la m ism a posicion * Quiza sea o p o rt u n o v o lv er a r e c o r d a r que, en los con te x to s en que p u e d e p r e s t a r s e a confusion, se tr a d u c e el la tin ism o Rapresentanz p o r « r e p r e s e n ta c io n » (en tre com illas), d iferenc iad o de Vertretung (la voz p r o p i a m e n t e g e r m a n ic a p a r a h a b l a r de r e p r e ­ sen ta c io n ) p o r la inequfvoca alu sion que aqu i conlleva a la «public id a d r e p r e s e n ta t iv a » .

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de los « re p re se n ta n tes» y g a ra n tiz a d a en su co n tin u id ad p o r u n a sim bologfa a rra ig a d a en la tra d ic io n . Hoy hay que crea r m otivos de identificacion: la p u b lic id a d tie n e que «hacerse», no esta «dada». A ltm an llam a a esto — a tin a d a m e n te— «comunificacio n » .53 El efecto d ire c to de la n o to rie d a d p u b lic a no se agota en aq u ella accion p ro p a g a n d fstic a d esco m ercializad a de un aura o f good will [a u ra de b u e n a v o lu n ta d ] que p ro d u c e predisposicion a la aq u iescen cia. E sa n o to rie d a d p u b lica no solo sirve a h o ra .para influenciar las d ecisiones de los co n su m id o res, sino que es tam b ien u til a la p re sio n p o litic a p o rq u e m oviliza un po ten cial in a rtic u la d o de p re d isp o sic io n a la aq u iescen cia que, en casos de n ecesid ad , p u ed e ser co n v ertid a en u n a definida aclam acio n p le b isc ita ria . L a n u ev a p u b lic id a d sigue vinculada a la p u b lic id a d b u rg u e sa clasica en ta n to no p ie rd e n vigor sus form as in stitu c io n a le s de legitim acion; ta m b ie n la notoriedad re p re s e n ta tiv a d e sa rro lla eficacia p o litic a solo en la m edi­ da en que es capaz de a c re d ita r o h a s ta de h a c e r efectivo un cap ital de decisiones electo rales p o te n c ia le s. El «hacerlo efectivo» es, p o r cierto , ta re a de los p a rtid o s p o litico s. L a tra n sfo rm a c io n funcional afecta g lo b alm en te a la p u b licid a d p o lfticam en te activa: tam b ien a la relacio n cen tral entre pu b lico , p a rtid o s y P a rla m e n to . L a p u b lic id a d polfticam en ­ te activ a de la era lib e ra l llevaba, segun la d escrip cio n de Max W eber, la im p ro n ta del p a rtid o de n o ta b le s. Los cfrculos instru id o s y p u d ie n te s fu n d aro n , bajo la d ireccio n de clerigos y p ro feso res, de ab o g ad o s, m ed ico s, m a e stro s y fa rm a ceu tic o s, de fabrican tes y te rra te n ie n te s , clubs p o litico s locales, organizaciones c o y u n tu rales an te to d o , y aso ciaciones con fines electorales que les m an te n fa n en c o n ta c to g racias exclusivam ente a los d ip u tad o s. R esta re d u c id o el n u m e ro de p o litico s profesionales su b o rd in a d o s a las funciones que d esem p en an ; la polftica es u n a o cu pacion se c u n d a ria de cab allero s. La p re n sa es la u n ic a in stitu c io n p e rm a n e n te a d h e rid a a la in convencional activ id ad c o n siste n te — y no solo en las g ran d es ciu d ad es— en reu n io n es p e rio d ic a s convocadas p o r las p ro p ia s asociaciones con objeto de re c ib ir el inform e de los d ip u ta d o s. Se da u n a com unicacio n c o n sta n te en tre los c e n tro s co m u n ales de discusion y las sesiones del P a rla m e n to .55 P re c isa m e n te , la re la ja d a vinculacion o rganizativa, c a ra c te rfstic a del « p artid o de fraccion» — que p ra c tic a m e n te solo existfa en el Parlam ento— , que se daba a traves de los cfrculos de n o ta b le s con los electores del cam po, coincidio con el flujo de com u n icacio n e sp o n tan e a en el seno de un unico p u b lico . Aun no se h a b ia cuestio n ad o la p a rid a d en tre los in stru id o s m e d ia n te la e s tric ta re p a rtic io n de 228

las com petencias. Inclu so los p a rtid o s se entendfan a si m ism os en ese m arco de p u b lic id a d b u rg u esa com o «una form acion de opiniones»: su base era, como m anifiesta R udolf H aym en su inform e sobre la A sam blea N acional alem ana, el acuerdo masivo en d e te rm in a d a s opiniones polfticas. Y A ugust Ludw ig von R ochau vindica p a ra el «espfritu de p artid o » u n a o b jetividad de ju ic io que, su p u e sta m e n te , h a b ra de re s is tir los envites del m ero in te re s .56 De tod o s m odos, T reitsch k e ab an d o n a ya la tesis del p a rtid o de opinion: «E vid en tem en te, estan los in tereses de las clases sociales m ucho m as solid am en te tra b a d o s con las doctrinas de p a rtid o de lo que los p a rtid o s m ism os ad m ite n » .57 A fi­ nales de siglo se en cu en tran , finalm ente, testigos disp u esto s a d esm e n tir la ilusion de la n e u tra lid a d de in tereses en los partidos b u rg u eses. F ried rich N au m an n reclam a p rec isam en te un p a rtid o de clase p a ra el cam p am en to liberal, p o rq u e «solo un liberalism o con consciencia de clase tiene la solidez suficiente como p ara, en la actu al situacion de luch a de clases generalizada, m a n te n e r firm es a sus h o m b re s» .58 Se h ab ia p ro d u cid o e n tre ta n to el cam bio e stru c tu ra l de la p u b licid ad b u rg u esa; las in stitu cio n es del trafico social, que g aran tizab an el m arco del publico racio cin an te, habfan p erdido vigor o se habfan disgregado p o r com pleto; la evolucion que llevo a la p re n sa co m ercial venfa a coincidir con la conversion de los p a rtid o s de n o tab les en p a rtid o s de m asas. La socializacion de los derechos ig u alitario s b u rg u eses cam bio la contextura de los p a rtid o s. Las relajad as u n io n es electorales van dando lugar, desde m ediados del siglo p asad o , a v erd ad ero s p a rtid o s, tra n slo c a lm e n te o rganizados, con un a p a ra to b u ro c ratico , centra d o s en la in teg racio n ideologica y en la m ovilizacion p o litica de las am p lias m asas de electo res: G ladstone in tro d u jo en In ­ g late rra el caucus system* Con esta p u e sta en pie de un aparato de p o litico s profesio n ales m as o m enos form alm ente organizado y c e n tra lm e n te dirigido p e rd ie ro n relevancia los com i­ tes locales. Tenfan a h o ra los p a rtid o s com o ta re a «integrar» a la m asa de los ciu d ad an o s — que no eran ya p ro p iam en te «burgueses»— , valiendose de los nuevos m edios, en los objetivos electo rales; la asam b lea de electores d e stin ad a al inform e del d ip u tad o loca! debfa servir a h o ra com o lugar de p ro paganda.

* El term ino caucus se in tro du jo en el siglo X V I I I proce d e n te de E s ta d o s U nidos y p r o b a b l e m e n t e a p a r t i r de la e x presio n de los in dios a lg on qu in os cau'-cau-as'u, que significa «consejero». En el texto, caucus system se re fie re al uso po litico de d is p o n e r de u n local y de un gru po de e x p erto s, un co m ite e lec to ra l que p r e ­ p a r a las elecciones, define la politica, etc.

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Solo ah o ra surge de un m odo generalizad o algo p arecid o a la m o d e rn a p ro p a g a n d a , ya desde el com ienzo con la doble cara de Jano: Ilu stra c io n y gufa, in fo rm acio n y reclam o propagandfstico, pedagogfa y m a n ip u la c io n .59 H abfa crecido la in te rd e p e n d e n c ia de los acontecim ientos p o lfticam en te re le v a n te s: ju n to a su b ase local, m u n icip al, p erdio la p u b lic id a d su em p lazam ien to ; p e rd io su cla ra delim itacion resp ecto de la esfera p riv ad a, p o r u n a p a rte , respecto de la «pu b licid ad universal» , p o r la o tra ; se hizo im p e n e tra ­ ble e in a b a rc a b le .60 Como a lte rn a tiv a al p a rtid o de c la s e 61 surgio el m odelo — casi siem p re poco c la ra m e n te d istin g u ib le del p a rtid o de clase— del « p artid o de in teg racio n » ; «captaba» tem p o ra lm e n te a los electo res y los m o tiv ab a a la aclam acion sin rem o v er su m in o rfa de edad p o litic a .62 E se tip o de p a rtid o de m asas de in teg racio n superficial surgido ento n ces es hoy predom in an te. En el es decisivo quien disp o n g a del m edio de coac­ cion o de conv en cim ien to n ecesario p a ra influir « rep resen tativa» o m a n ip u la to ria m e n te sobre el c o m p o rta m ie n to electo ral de la poblacion. Los p a rtid o s son in stru m e n to s de form acion de la v oluntad , p ero no estan en m anos del pu b lico, sino en las de aquellos que co n tro la n el a p a ra to del p a rtid o . E sa transform ad a relacio n en tre p a rtid o s y p u b lico , de un lado, en tre partid o s y P arlam en to , del o tro , pued e co m p ro b a rse en el sintom atico cam bio de status ex p erim en tad o p o r los d ip u tad o s. P ropio de la id ea del p a rla m e n ta ris m o era el rechazo al m a n d a to im p erativ o , tfpico, en cam bio, de todo tipo de rep re sen tac io n estam en tal. Y a en 1745 d eclara un d ip u tad o de la C am ara de los C om unes: «By our constitution, after a gentle­ man is chosen, he is the representative, i f you please, the attor­ ney o f the people o f England» [«Segun n u e s tra C onstitucion, u n a vez que un cab allero es elegido, el es el re p re se n ta n te , si u sted es q u ieren el com isionado, del p u eb lo de In g la te rra » ], u n a tesis que, u n a gen eracio n d espues, B u rk e y B lack sto n e h a b rfa n de ela b o ra r h a s ta c o n v e rtirla en la d o c trin a clasica del libre m a n d a to ,63 con la form u la de la in d ep en d en cia del d ip u tad o respecto del m a n d a to recib id o , del d ip u ta d o re sp o n sa b le solo ante su conciencia y ante la to ta lid a d de su p u eb lo , form ula que entro en to d as las c o n stitu c io n e s b u rg u e s a s .64 En el E stad o de de­ recho lib eral coincide siem p re con esta ideologfa un proceso de form acion de la v o lu n ta d p o litic a m ed iad o p o r la form acion de la opinion de un p u b lico ra c io c in a n te. El libre m a n d ato no significaba so ciologicam ente en esta fase la to ta l independencia del re p re s e n ta n te com o tal; el d ip u ta d o m an ten fa, en efecto, un co n ta c to m ucho m as estrech o con su cfrculo de electo230

res de lo que h a b ia sido h a s ta ento n ces el caso; lo cual era u n a g a ra n tia p a ra la p osicion p a rita ria de to d a s las p e rso n as privad as co n stitu tiv as del p u b lico ra c io c in a n te. P ara que el Parlam en to m ism o sigu iera siendo p a rte de ese publico y estuviera g a ra n tiz a d a la lib e rta d de d iscu sio n intra muros y extra muros, no te n ia que c o n stitu ir la salv ag u ard ia de la independencia del d ip u ta d o u n a especie de status p riv ilegiado frente al resto del p u b lico (« representacion» en el sen tid o de la p u b licid ad p re b u rg u e sa ), sino que te n ia que lim ita rse a im p ed ir que el sta­ tus de d ip u ta d o se d e g ra d a ra al de d e le g a d o .65 E sa conjuncion del publico va d esg arran d o se, com o es n a tu ra l, a m ed id a que los p a rtid o s, co n v ertidos en exponentes de un sistem a de asociaciones p u b licas, se ven obligados a hacer de m ed iad o res de (y a re p re se n ta r) in te re se s de organiza­ ciones que, p ro ced en tes de la esfera priv ad a, han irru m p id o en la pub licid ad . N o son ya hoy esos p a rtid o s, p o r regla general, ni p a rtid o s de clase (al estilo de la vieja socialdem ocracia) ni u n io n de in te re se s (del tip o del B H E ). O curre m as bien que es la conjuncion de los in te re se s o rganizados y su tra d u c c io n ofi­ cial en la m a q u in a ria p o litic a lo que p re s ta a los p a rtid o s aque­ lla desco llan te posicio n an te la cual se re b a ja el P arlam en to a m ero com ite de fracciones — y el p a rla m e n ta rio m ism o a «una pieza tecnico-organizativa a rtic u la d o ra del p a rtid o , ante el que tiene que d oblegarse en caso de conflicto».66 Con ello te n d ria que ver, segun o b serva K irsch h eim er, la p e rd id a de influencia p a rla m e n ta ria de los ju r is ta s : 67 el abogado cede al funcionario. Ju n to a los p eq u en o s grupos de «m in istrab les», que acum ulan los cargos d irig en tes, e n tra n en el P arlam en to un n u m ero m a­ yor de v e rd a d e ro s funcionarios de p a rtid o (m iem bros del apara to , expertos en p ro p ag an d a, etc.) y, finalm ente, un n um ero to d a v ia m ay o r de re p re s e n ta n te s d irecto s o in d irecto s de las o rganizaciones sociales (sin d icalistas, gente de relaciones, especialistas, etc.). El d ip u tad o suelto que, cie rta m en te, esta llam ado a la p a rtic ip a c io n en la elaboracion de los acu erd o s may o rita rio s d e n tro de su p a rtid o , decide siem pre ligado p o r la fraccion a la que p erten ece. La n ecesid ad de un com prom iso c o n sta n te m e n te renovado en tre los in tereses organizados conv ierte al p a rtid o — co n stitu id o com o fraccion p a rla m e n ta ria — en u n a coaccion que es g aran tia, de c ara al exterior, de la u n i­ dad de su ap aricio n ; de h echo, el d ip u ta d o recibe de su p a r ti­ do un m a n d a to im p e ra tiv o .68 De m odo que el P arlam en to tiende a co n v ertirse en lu g a r de en cu en tro de sujetos vinculados p o r el m a n d a to de su p a rtid o y de re g istro de decisiones ya to m ad as. Algo asi vio ya Cari S ch m itt en la R epublica de W ei­ 231

m a r.69 E l fo rm ar p a rte de un p u b lico g en ericam en te raciocin an te no c a ra c te riz a y a el nuevo status del d ip u tad o . E l P a rla m e n to m ism o h a ev olucionado h a s ta co nvertirse en poco m enos que u n a co rp o ra c io n de d iscu sion; p o rq u e la confirm acion p a rla m e n ta ria de los a cu erd o s n egociados a puerta c e rra d a no solo cum ple un re q u isito form al: sirve tam b ien a la p re se n ta c io n de la v o lu n ta d del p a rtid o h a c ia afuera. De ser u n a « asam b lea de h o m b re s p ru d e n te s, de p e rso n a lid a d e s escogidas en tre las cap as a lta s que in te n ta b a n con v encerse m utuam ente en p u b lica d iscu sio n y sirv ien d o se en to d o caso de arg u ­ m en to s, en la id ea de que la d ecision a d o p ta d a p o r m ay o ria se­ ria lo v e rd a d e ro y lo a d ecu ad o al b ien del pueblo», p a sa el P ar­ lam en to a c o n v e rtirse en u n a « trib u n a p u b lic a desde la cual el G obierno y los p a rtid o s que lo apoyan exponen y defienden su p o litica an te el p u eb lo en tero , que p a rtic ip a de esa p u b licid ad esp ecialm en te p o r m edio de la ra d io y la television, m ie n tra s que la oposicion se lim ita a a ta c a r esa p o litic a y a d e sa rro lla r su p o litica a lte rn a tiv a v alien d o se de los m ism o s in s tru m e n to s » .70 La descrip cio n de F re ise n h a n c a p ta e v id en tem en te solo un aspecto del p ro ceso , a saber: la am p liacio n de la p u b lic id a d com o tal, pero no su tra n sfo rm a c io n funcional. M ien tras que anterio rm e n te la p u b lic id a d de los d eb ates p a rla m e n ta rio s te n ia que g a ra n tiz a r la co n tin u id a d en tre las d iscu sio n es p re p a rla m en ta rias y p a rla m e n ta ria s , la u n id a d de la p u b lic id a d y de la opinion p u b lic a que en ella se co n stitu fa , en u n a p a la b ra : m ie n tra s que antes ten ia que a se g u ra r u n a p o sicio n c e n tra l al P arla m e n to d elib eran te en el seno del p u b lico co n sid e ra d o g lo b alm en te (del que ese P a rla m e n to fo rm ab a p a rte ), cosa que efectivam ente consiguio d u ra n te u n a epoca, no sirve hoy a n a d a p are c id o ; no puede, p o rq u e la p u b lic id a d m ism a, ta n to d e n tro com o fuera del P a rla m e n to , se h a tra n s fo rm a d o e s tru c tu ra lm e n te : «Si se con tem p lan las tra n sm isio n e s re a liz a d as desde el B u n d estag [el P a rla m en to alem an federal] com o si d ieran al oyente (y espectad o r) del a p a ra to re c e p to r la p o sib ilid a d de p a rtic ip a r en el tra b a jo de los re p re s e n ta n te s p o p u la re s p o r el elegidos, enton­ ces h a b rfa que llegar a la co nclusion de que ra d io y television no son capaces de c u m p lir con este co m etid o , y aun de que, con la a d u lte ra c io n y c a ric a tu riz a c io n de los d eb ates, representan un esto rb o p a ra la la b o r p a rla m e n ta ria . P u esto que la sesion p le n a ria p ro p ia m e n te dicha h a tro cad o en com isiones y fracciones, la d elib eracio n p a rla m e n ta ria h a acab ado p o r pospon erse c o m p le ta m e n te a la d o c u m e n ta c io n » .71 Los debates p a rla ­ m en tario s m ism o s son co n v ertid o s an te la p u b lic id a d am p liad a en v e rd a d e ro s shows. L a n o to rie d a d p u b lic a p ierd e su funcion

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critic a en beneficio de la fu n cio n « r e p r e s e n ta tiv a » ; in c luso los a r g u m e n t o s so n t r a t a d o s co m o s im b o lo s a los qu e no p u e d e resp o n d e r s e con a r g u m e n to s , sino con id e n tifica cio n es. En la t r a n s f o r m a c i o n funcio na l del P a r l a m e n t o se hace m a n ifiesta la c u e s ti o n a b ili d a d de la p u b lic id a d co m o p r in c ip io o r g a n iz a tiv o del o r d e n a m i e n t o e s ta ta l: de un p r in c ip io de cri­ tic a (por p a r t e del publico) se ha c o n v e r tid o la n o to r ie d a d p u ­ b lica en u n p r in c ip io de in te g r a c i o n d irig id a (por p a r te de las i n s t a n c ia s « r e p r e s e n ta n t e s » : de la a d m i n i s t r a c i o n y de las as o ­ ciaciones, s o b r e to d o de los p a r ti d o s ) . Con la d e f o r m a c io n pleb is c ita r i a de la p u b lic id a d p a r l a m e n t a r i a coincide u n a deform a c io n c u l tu r a l- c o n s u m is ta de la p u b lic id a d j u r i d i c a . Los procesos c r im in a le s lo su fic ie n te m e n te i n te r e s a n te s co m o p a r a ser lle v ad o s a los m e d io s de c o m u n ic a c io n de m a s a s , tr a t a n de m o d o ana lo g o al p r in c ip io critico de la n o to r ie d a d p u blic a; en vez de s e rv ir a un c o n tro l de la a d m i n i s t r a c i o n de la j u s t i c i a p o r p a r te del c o n ju n to de la c iu d a d a n ia , sir v e n ca d a vez m a s p ara p r e p a r a r los d e s a r r o l lo s j u d i c i a l e s de m o d o q u e r e s u lt e n m astica ble s p o r la c u l tu r a de m a s a s del c o n j u n to de la c o n s u m id o r ia . La fo rta le za de ta les t e n d e n c ia s p u e d e m e d ir s e p o r los e m p e n o s que h a n c o n c ita d o . M ie n tr a s que en la A le m a n ia postn a p o le o n ic a a p a r e c ia el p r i m e r p r o p u g n a d o r e lo c u e n te de la p u b lic id a d co m o p r in c ip io o rg a n iz a tiv o del E s ta d o lib e r a l de dere c h o ; m i e n t r a s que, p o r aq u e lla epoca, a b o g a b a n Carl T h e o ­ do r W e lc h e r y A n selm F e u e r b a c h p o r la p u b lic a n o to r i e d a d de P a r l a m e n t o y j u s t i c i a — en c o la b o r a c io n con u n a in c ip ie n te p r e n s a libre p o lit ic a m e n te r a c i o c i n a n t e — ,72 se tie n d e h oy m as bien, en c a m b io , a p r o te g e r los d e b a te s p a r l a m e n t a r i o s y los p r o c e s o s j u d i c i a l e s fre n te a u n a p u b lic id a d p le b isc ita r ia . El sen a d o del B u n d e s ta g ha r e c o m e n d a d o la no r e t r a n s m i s i o n en dir e c to de las r e u n io n e s p a r l a m e n t a r i a s ; a b o g a d o s d e f e n so re s y p e n a lis ta s exigen ca d a vez con m a y o r u r g e n c ia el a g o t a m i e n to de to d a s las p o s ib ilid a d e s j u r i d i c a s o, c u a n d o e s ta s no b as ten , un c a m b io de la o r d e n a c io n y re g u la c io n del p r o c e d im ie n to j u ­ dicial, con el o b je tiv o de im p e d ir el a c ce so a la sala de audiencias de in f o r m a d o r e s de la r a d io y la telev isio n : el p r in c i p io de la n o to r ie d a d p u b lic a ha de r e d u c i r s e en a m b o s casos a u n a p r e s ta c i o n de g a r a n tia s r e s p e c to de la « p u b lic id a d d irecta». El a c ce so a los d e b a te s p a r l a m e n t a r i o s ha de ser, c ie r ta m e n te , p e r m i tid o ; p e ro d e b e e v ita r s e el que de u n a d o c u m e n ta c i o n p a r l a m e n t a r i a de a c u e r d o s i n t e r n a m e n t e n e g o c ia d o s salga u n a g ra n m a n if e s ta c io n de p r o p a g a n d a po litica p a r t i d a r i a p a r a ent r e t e n i m i e n t o y c o n v e r s a c io n de c o n s u m id o r e s ajenos a la cosa (o de que de un p r o c e s o c r im in a l salga un s im u la c r o de proce-

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so con co n secu en cias sim ilares). La a rg u m e n ta cio n va d irig id a en c o n tra de las desviaciones p le b isc ita ria s del m odelo liberal. Topico de esa a rg u m e n ta c io n es la d istin cio n e n tre p u b licid a d y publicity, d istin cio n que E b e rh a rd S ch m itt in te n to m a n te n e r incluso p a ra p ro ceso s c rim in ales c o n tra « p e rso n alid ad es de la h isto ria co n tem p o ran ea» : «^Que se p ierd e u no si no p u ed e ver en la p re n sa im agenes de acu sad o s o te stig o s? Saber de que hechos son cu lpables p e rso n a lid a d e s de la h is to ria contem poran ea p u ed e ser un in te re s legftim o de la p u b lic id a d ; sab e r que se ha sacado de todo ello en claro en la v ista de la ca u sa y como se ha p ro n u n c ia d o el v ered icto . Todo eso son m o m en to s relevantes p a ra la form acion de la opinion de los ciu d ad a n o s intere sa d o s en la v id a p ublica, m o m e n to s que d eberfan p o d e r llev arse a su co n o cim ien to m e d ia n te in fo rm acio n es accesibles a todo aquel que no h a y a a sistid o a la v ista de la causa. Pero lo c o n cern ien te a las caras de los acu sad o s y los testig o s a la h o ra de los in te rro g a to rio s y d eclaracio n es o en el m o m en to de dicta rse la sentencia, to d o eso es co m p le ta m e n te in d iferen te a c u alq u ie r in te re s in fo rm ativ o legftim o. Solo quien es p reso de la d esg raciad a te n d e n c ia a la publicity que a tro p e lla en n u e stro s dfas todo aqu ello a lo que el p e n sa m ie n to h u m an o se siente obligado a p re s ta r la m as elem en tal co n sid eracio n puede h a b la r en este co ntexto de u n a n ecesid ad legftim a de in fo rm ac io n » .73 V a de suyo que ta le s m ed id as re a c tiv a s de n in g u n m odo pued en consegu ir im p la n ta r las o rig in a ria s form as de la pub licid ad . A l c o n tra rio : el in te n to de re s ta u ra c io n de la p u b lic id a d lib eral m ed ian te la red u ccio n de su d ila ta d a configuracion plebiscitaria d e b ilita ra to d av fa m as las funciones genuinas que aun subsistan de esa p u b licid ad . T am bien la c o n stitu c io n del E stad o social de n u e stro s dfas com o u n a d em o cracia de m asas obliga a la p u b lic id a d a la activ id ad de los org an o s del E stad o con objeto de que pueda llegar a h acerse efectivo un p ro ceso p e rm a n e n te de formacion de la opinion y la v o lu n ta d com o co rrectiv o — y garan tfa de lib erta d — del ejercicio del p o d e r y del d o m inio: «las manifestacio n es de ese p ro ceso , v ita lm e n te n e c e sa rias p a ra la dem o cracia p lu ra lista , que co n sisten en su sta n c ia en la aparicion de u n a "opinion p u b lic a " o rie n ta d a en to d as sus ram ificaciones re sp e c to de la a ctiv id ad e statal, p u ed en leg ftim am en te co n sistir tam b ien en un "poder" no ju rfd ic a m e n te sancionado siem pre que se p re su p o n g a que son "publicas", esto es, publicam en te co n fro n tad as con el p o d e r e sta ta l, obligado a su vez a la p u b lic id a d de su a c tu a c io n » .74 La p u b lic id a d em b a rg ad a p o r las organizaciones sociales y h e re d a d a de la p re sio n colectiva 234

de los in tereses priv ad o s, solo pued e ejercer — a p a rtir de su colaboracion en los com p ro m iso s politicos— funciones de crf­ tica y co n tro l politicos en la m ed id a en que ella m ism a esta som etid a in co n d icio n alm en te a la n o to rie d a d publica, esto es, a la p u b licid ad en el sentido estricto de la p alabra. H abiendo cam biado a tal p u n to las circu n stan cias, la inten cio n alid ad de las clasicas exigencias de n o to rie d a d solo puede p rese rv a rse de u n a involucion re sta u ra tiv a si, co m p letan d o la con exigencias de n o to rie d a d no o rto d o x as, se extiende la n o to ried a d p u b lic a tam bien a in stitu cio n es que h a sta ah o ra an tes vivfan de la publici­ dad de o tras, que se som etfan a su co n tro l: en p rim e r lu g ar a los p a rtid o s, pero luego tam b ien a los m edios de com unicacion de m asas p o lfticam en te efectivos y a las asociaciones publicas. T odas ellas son in stitu cio n es de los p o d eres sociales relacionados con el E stad o , organizaciones p riv ad as de la sociedad que ejercen funciones p u b licas d en tro del o rd en am ien to politico. P ara que esas funciones p u ed an b a s ta r a la form acion de la opinion y de la v oluntad, tien en que e sta r organizadas en su e s tru c tu ra in te rn a segun el p rin cip io de la p u b licid ad y posib ilita r in stitu c io n a lm e n te u n a dem o cracia de p a rtid o in te rn a — p erm itir u n a libre com unicacion y publico ra c io c in io — .75 Luego tiene que g ara n tiz a rse la conexion de u n a tal p u b licid ad de organizacion con la p u b licid ad del publico entero m ed ian te la p u b lica n o to rie d a d de la vida in te rn a de p a rtid o s y asociacio­ n e s .76 Y, p o r u ltim o , la activ id ad m ism a de las organizaciones, su p resio n sobre el a p a ra to e statal, pero tam bien su ejercicio de un co n tra p o d e r, n ecesita de u n a am p lia n o to rie d ad p u b lica exactam en te igual que las m u ltip les relacio n es de dependencia y los en tra m a d o s econom icos; en este contexto hace al caso, por ejem plo, el que las o rganizaciones g aran ticen a la p u b licid ad la po sib ilid ad de estab lecer el origen y la u tilizacion de sus m edios financieros.77 La ley fund am en tal ofrece en A lem ania la posibilidad de e x te n d e r tales exigencias de n o to rie d a d p u b lica no solo a los p a rtid o s, sino tam b ien a las asociaciones p u b lic a s,78 puesto que tam b ien ellas, bajo la p ro teccio n co n stitu cio n al de la «lib ertad de opinion p u b lica in stitu c io n a l del E stado de p artidos»,79 estan leg itim ad as p a ra p a rtic ip a r en la form acion polftica de la opinion y la v o lu n tad . Incluso la p u b licistica p o litic a tien e que estar, a su vez, som etid a al m an d ato de la pu b licid ad d em o cratica, com o todas las in stitu cio n es que («representativa» o m an ip u la tiv a m e n te ) ejercen u n a influencia privilegiada en la publicid ad . In d e p e n d ie n te m en te de com o p u ed a todo esto instru m e n ta rs e ju rfd ic a m e n te , hay que o b serv ar que, desde el punto de v ista sociologico, tales exigencias ponen a d ebate la m as 235

i m p o r t a n t e d im e n s i o n de u n a d e m o c r a t i z a c i o n de las o rgan izab a l e s qu e a c t u a n en r e l a c i o n al E s t a d o . N o solo los o r g a n o s del E s ta d o e s ta r f a n a h o r a v in c u l a d o s p o r la n o t o r i e d a d p u b lica, sino t a m b i e n t o d a s las i n s t itu c io n e s p u b l i c f s t i c a m e n t e activas en la p u b l i c i d a d p o litic a , p u e s t o q u e el p r o c e s o de tr a n s f o r ­ m a c io n del p o d e r social en p o d e r p o lit ic o n e c e s i t a t a n t o de la crftic a y el c o n t r o l c o m o el le g ftim o e je r c ic io del p o d e r polftico so b r e la so c ied a d . L a id e a de la p u b l i c i d a d (que en la d em oc r a c ia de m a s a s d el E s t a d o social n o es d i s t i n t a de la qu e fue in s t i t u c i o n a l i z a d a p o r el E s t a d o b u r g u e s de d e r e c h o , y c u y a realizacion c o n s is tf a en la r a c io n a li z a c io n del d o m in i o en el amb ie n te p r o p o r c i o n a d o p o r el p u b lic o r a c io c in io ) solo p u e d e realiz arse h o y en la r a c io n a li z a c io n — d e l i m i t a d a p o r el p l u r a l i s m o de los in te r e s e s p r i v a d o s o r g a n iz a d o s — del e je r c ic io social y p o litic o del p o d e r b a jo el (re cfp ro c o ) c o n t r o l de o r g a n iz a c io n e s rivales a b i e r ta s , t a n t o en su e s t r u c t u r a i n t e r n a , c o m o en su relacion co n el E s t a d o y co n las d e m a s o r g a n iz a c io n e s , a la pub l i c i d a d . 79a Solo en r e la c io n al p r o g r e s o de u n a ta l r a c io n a li z a c io n p o d r a ser r e c o n s t r u i d a u n a p u b l i c i d a d p o l i t i c a q u e, asf c o m o en o t r a e p o c a e s tu v o c o n f ig u r a d a p o r u n p u b lic o b u r g u e s constit u id o p o r p e r s o n a s p r i v a d a s , se c o n f ig u r a r a a h o r a , « m a s a lla de las p e r i o d i c a s o e s p o r a d i c a s e lec cio n e s y v o t a c i o n e s c o n s titu tiva s de los o r g a n o s e s ta t a le s [... ] en u n c o h e r e n t e y p e r m a n e n te p r o c e s o de in te g r a c i o n de la p r e s e n t e s o c ie d a d » . 80 H a s t a qu e p u n t o e s ta a t r a s a d a r e s p e c to de e s ta d im e n s i o n (o m e j o r dicho: cu a n p o c o h a p r o g r e s a d o to d a v fa ) la p u b l i c i d a d p o l i t i c a de la d e m o c r a c i a de m a s a s del E s t a d o social, p u e d e c o n s t a t a r s e analiz a n d o p r e c i s a m e n t e la p r e p a r a c i o n p u b l i c a de las elec cio n e s y el p r o c e s o e l e c to r a l m is m o . L a p u b l i c i d a d t e m p o r a l m e n t e fab r ic a d a , y solo t r a n s i t o r i a m e n t e m o v iliz a d a , p a r a esto s objetivos d a lu g a r al p r e d o m i n i o de a q u e l o t r o tip o de n o t o r i e d a d pub lic a, c a r a c t e r f s t i c o de las public relations, al q u e t a n t o m a s e x i t o s a m e n t e p u e d e n d e s a r r o l l a r — p o r e n c im a de las ca b e z a s de u n p u b lic o n o o r g a n iz a d o — las o r g a n iz a c io n e s , c u a n to m a s e s ta s c o n s ig a n s u s t r a e r s e al m a n d a t o d e m o c r a t i c o de la publicid ad. L a m a s r e c ie n te in v e s tig a c io n e l e c to r a l m u e s t r a « cuan v e n t a jo s o es p a r a u n p a r t i d o n o t e n e r afiliados, sino solo h a c e r r e s u c i t a r en los p e r f o d o s e le c to ra le s , co n c e n t r a l i z a d a c a p a c i d a d de m a n i o b r a , u n a f irm a -re c la m o , u til a u n solo fin: la realizacion de u n a c a m p a n a p u b l i c i t a r i a » . 81 U n p r o c e s o a u t o s o s t e n i d o de c o m u n ic a c io n , d e s a r r o l l a d o en el a m b i e n t e de p a r t i d o s y or­ g a n iz a c io n e s, esta, c o m o es m a n ifie sto , en u n a r e la c io n exactam e n t e in v e r s a co n la « r e p r e s e n t a t i v a » y m a n i p u l a t i v a eficacia

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de u n a n o to r ie d a d p u b lic a o r ie n t a d a a la v ir u le n ta p red isp o s icion a c la m a t o r ia de la p o b la c io n , so b re to d o de su p a r te polit ic a m e n te m a s in d if e re n te .

22. Publicidad fabricada y opinion no publica: laconducta electoral de la poblacion La r e la c io n que m a n tie n e el su je to r e c e p t o r de servicios con el E s ta d o no es p r i n c i p a l m e n t e de p a r ti c ip a c io n p o ­ litical es un a a c titu d g e n e ra l de exigencia, que e s p e r a asistencia sin p r e t e n d e r p r o p i a m e n t e im p o n e r d e c is i o n e s .82 El c o n ta c to con el E s ta d o tiene lugar, de o r d in a r io , en el t e r r e n o de la A d m in is tr a c i o n — o en te r r e n o s v ec in o s de ella— ; es un con­ ta c to im p o litic o de «exigente in d ife re n cia » . En el E s ta d o so ­ cial, qu e, so b re tod o, a d m in is t r a , d is trib u y e y asiste, m e n g u a n los in te r e s e s «politicos» de los c i u d a d a n o s , c o n s t a n t e m e n t e subs u m i d o s a los a c to s de la A d m in is tra c io n , y a c a b a n re d u c ie n d o se, p r i m o r d i a l m e n t e , a r e c la m a c i o n e s lig a d a s a la p rofesion, la r e p r e s e n t a c i o n de las cu a le s tiene q u e c o r r e r a cargo, evidentem e n te , de las g r a n d e s o rg a n iz a c io n e s sociales. Lo que, r e b a sa n do la inic ia tiv a de esas o r g a n iz a c io n e s , s u b s i s ta au n de p a r e c e r y de c r ite r io p olitico p r o p i a m e n t e dicho, es m o n o p o liz a d o por los p a r ti d o s de c a ra a las elecciones o r g a n iz a d a s p le b isc itaria m e n te . El g r a d o de d isg re g a c io n de la p u b lic id a d p o litica com o esfera de c o n tin u a p a r ti c ip a c io n en el rac io c in io en r ela cio n al p o d e r p u b lic o, p u e d e m e d ir s e s e g u n los c r e c ie n te s esfuerzo s p u b lic is tic o s — c o n v e r tid o s en ta r e a g e n u in a — de los p a r ti d o s p o r f a b r ic a r p e r io d i c a m e n te algo p a r e c id o a la p u b lic id a d . Las l u c h a s e l e c to ra le s no se dan ya, en el m a rc o de u n a p u b lic id a d i n s t itu c io n a lm e n te a s e g u r a d a , a p a r t i r del s o s t e n im i e n to de u n a d is p u ta e n tre las o p in io n e s. Sin e m b a r g o , la o r g a n iz a c io n d e m o c r a ti c a de las elecciones p a r l a m e n t a r i a s sigu e c o n t a n d o con las ficciones lib e ra le s de la p u b lic id a d b u r g u e s a . Las e x p e c ta tiv a s de c o n d u c ta , que s igu en d e t e r m i n a n d o n o r m a t i v a m e n t e en n u e s tr o s dias el rol c iu d a d a n o del elector, c o n s titu y e n un reflejo so c iop sicologico de c i r c u n s ta n c ia s y r e la c io n e s en el m a r c o de las cuales habia d e s e m p e n a d o en o tr a epoca f u n cio n e s c ritic a s y legisla tiv a s un p u b lic o de p e r s o n a s p r iv a d a s r a c io c in a n te s . Se exige del elec to r el que, con un c ie r to g r a d o de c a p a c id a d de j u i c i o y de conoc im ie n to s , se in te r e se y p a r ti c ip e en d isc u s io n e s p u b lic a s p ara que, r a c i o n a l m e n t e g u ia d o p o r el in te r e s g en e ral, co la b o re en

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el e stab le c im ie n to de lo c o rre c to y lo ju s to com o c rite rio s de actu acio n po litica. En un tra b a jo sobre «D em ocratic T heory and Public O pinion», e n u m e ra B erelso n los elem entos de la « e stru c tu ra de la p e rso n a lid a d del elector»: interest in public affairs; possession o f information and knowledge; o f stable p o ­ litical principles or moral standards; ability o f accurate obser­ vation; engagement in communication and discussion; rational behavior; consideration o f community in te re st.'3 Los constituyentes sociologicos de la p u b lic id a d p o lftic a m e n te activa han cuajado, asf pues, en c a ra c te re s psicologicos. Con todo, aun si los c rite rio s p a ra e stim a r el c o m p o rta m ie n to d em o cratico modelico de la p o b lacio n e lecto ral son ta n ale a to rio s com o el grado de su in te re s p o litico , la in fo rm acio n que poseen, su acti­ vidad e in iciativ a po lfticas, su p a rtic ip a c io n en d iscu sio n es, etc., hay que d ecir que este m odelo e sta lejos de ser rea lid ad , como lo han d e m o stra d o n u m e ro sa s in v estig acio n es e m p fric a s.84 Y tal desviacion solo p u ed e exp licarse socio lo g icam ente en el contexto de la tra n sfo rm a c io n e s tru c tu ra l y funcional de la publicidad. U na lejan a conexion en tre el p u b lico electo r de la de­ m o cracia de m asas del E stad o social, p o r un lado, y el publico de p erso n a s p riv a d a s del E sta d o b u rg u e s de derecho del siglo x i x , p o r el o tro , p a re c e , desde luego, h ab e rla . La em ision del voto era c o n sid erad o ta n solo com o el acto de conclusion de u n a d isp u ta p u b lic a y c o n tin u a d a m e n te m a n te n id a y comp u e sta de a rg u m e n to s y c o n tra a rg u m e n to s ; a la em ision del voto estab an a u to riz a d o s to d o s quien es ten fan acceso a la publicidad: las p e rso n a s p riv a d a s y, c ie rta m e n te, los cabezas de fam ilia — p ro ced en tes, sobre todo, de las capas b u rg u e sa s urb an a s— que d isponfan de p ro p ie d a d e s e in stru c c io n escolar elevada. E sa com po sicio n social del publico que en aq u ella epoca estab a au to rizad o al sufragio e n c u e n tra hoy un eco en la composicion social de la p a rte a ctiv a de la p o b lacion — universalm ente au to riz a d a al sufragio— que ejerce su derecho al voto: los varo n es v o tan con m ay o r frecuencia que las m u jeres, los casados con m as frecuencia que los so ltero s, los m ie m b ro s de grupos de status elevado, que d isp o n en de m ay or re n ta y de un grado de in stru c c io n m as elevado, con m a y o r frecuencia que los m iem b ro s de capas sociales b ajas. In d icativ o de ello es el que la gente de negocios, m ie m b ro s de las capas m edias industrio sa s, acudan a las elecciones en u n a p ro p o rc io n relativam ente elevada; el hecho de que la p a rtic ip a c io n electoral de los grupos co m p ren d id o s en tre los 35 y los 55 anos sea la m as alta, p erm ite a d iv in a r la fuerte in flu en cia no solo del tip o de activi-

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dad p r o fe sio n a l (como en las ca p a s d e s c e n d ie n te s de las p e r­ so n a s p r iv a d a s b u r g u e s a s ) , sino, p r i n c i p a l m e n t e , del e n tra m a do p ro fe sio n a l del tr a b a jo social. T a m b ie n la p a r ti c ip a c io n en el r a c io c in io p u b lic o — p r e s u p u e s to in fo rm a l, en o tro tie m p o , p a r a u n a p a r ti c ip a c io n en el su fra g io — p a r e c e co in c id ir hoy con el h ec h o de que los m i e m b r o s de a s o c ia c io n e s p r iv a d a s ejerzan en u n a p r o p o r c i o n m a y o r su d e r e c h o al v o to que los ciu­ d a d a n o s no o r g a n i z a d o s . 85 E so s r a sg o s de la c o n d u c ta elec to ra l de la p o b la c io n , s u b s i s t e n t e s de u n a p u b lic id a d lib e ral, p u e d e n a p r e c ia r s e ta m b i e n en el flujo de la c o m u n ic a c io n p o litica , inv e s tig a d o p o r K a tz y L azarsfeld. A d iferenc ia del tipo de div u lg a c io n — h o riz o n ta l y especifico de ca p a s so c iales— de modas y h a b i to s de c o n s u m o , la c o r r ie n t e de o p in io n po litica tiende a fluir v e r t i c a l m e n t e d esde los g r u p o s de status m a s altos a los g r u p o s en cada caso m as bajo s — los opinion leader in pu­ blic affairs [ p r o d u c t o r e s de o p in io n en a s u n to s p u b lic o s] estan, p o r lo c o m u n , en u n a s itu a c io n m a s d e s a h o g a d a , son m a s cultos y d isp o n e n de u n a po sic io n social m e jo r que los g r u p o s por ellos influidos— .86 P or o tr o lado , ha p o d id o c o n s t a t a r s e que in­ cluso esas ca p a s c e n tr a le s p o lit ic a m e n te in te r e s a d a s , in f o rm a d a s y ac tiv a s del p u b lic o , e s ta n m u y poco in c lin a d a s a s o m e t e r sus c o n c e p c io n e s a u n a d isc u s io n seria. H a s ta en los m is m o s portad o re s del p r o c e so c o m u n ic a tiv o de doble nivel, esto es, los opi­ nion leader, que h a c e n las veces de m e d ia d o r e s , se a p r e c ia una te n d e n c ia m u y f u e rte al e n q u i s t a m i e n t o de las o p in io n e s, un a vez a d o p t a d a s . 87 Y las o p in io n e s c a p a c e s de p u b lic id a d cre cen sin ser r e g a d a s p o r el flu jo c o m u n ic a tiv o de u n pu b lic o racioc in a n te , m otiv o p o r el cual no llegan n u n c a a sazon, es decir, a c o n v e r tir s e en o p in io n publica. E s ta ta m b i e n el h echo, b ie n esta b le c id o , de que aquellos que, p o s e y e n d o el nivel de in s t r u c c io n r e la tiv a m e n t e m a s alto, e n t r a n en d is c u s io n con la m a y o r fre cu e n cia tie n d e n , asi y to d o , a c o n f ir m a r s e r e c i p r o c a m e n t e en sus c o n v icc io n es y, en todo caso, a influir ta n solo en los v a c ila n te s y m e n o s activos; este h ec h o m u e s t r a c l a r a m e n te lo p o co que a p o r t a n estos s u je to s a un p r o c e s o de opinion p u blic a. Las d is c u s io n e s poli­ tic a s se lim ita n las m a s v e c e s a ingroups, a la fam ilia, al circulo de a m is ta d e s y al v e c in d a r io , que, con to d o , no c o n s titu y e n sino u n clim a de o p in io n h o m o g e n e o . P or o tr a p a r te , los elec to re s f lu c t u a n te s de u n p a r ti d o a o tr o se r e c l u t a n p r e d o m i n a n te m e n te en la a m p lia zo n a de r e s e rv a c o n s titu i d a p o r los c i u d a d a n o s m e n o s in te r e s a d o s , m e n o s in f o r m a d o s y m a s a p a tic o s , y a u n asi, s ie m p r e y c u a n d o no se c o m p o r t e n e s to s de un m o d o co m pletam e n te in d if e re n te e ig n o r e n s o b e r a n a m e n t e las e le c c io n e s .88 Por

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ende, de o rd in a rio , son p re c isa m e n te los sujetos m enos dispuestos a c o n s titu ir m ed ian te la discusion u n a opinion p u b lica quienes m as su scep tib les son a dejarse in flu ir en sus concepciones — pero p o r la p u b lic id a d « rep resen tativ a» o m a n ip u lativ a fabricada p o r los o rg an izad o res del sufragio— . La d isgregacion com o publico del publico de electores se pone de m anifiesto en la a u te n tic a inm ovilizacion que agarro ta a la m ay o ria del electo rad o . El cfrculo de electores de cada p a rtid o esta co n stitu id o p o r dos clases m uy d istin tas de grupos. P or un lado, esta la p eq u en a m in o rfa de ciudadanos a los que, con c ie rta ju stific a c io n , se les sigue llam ando «activos» (ya sean m iem b ro s de los p a rtid o s o de o tra s organizaciones sociales, ya se tra te de electores no organizados pero b ien inform ados y activ am en te c o m p ro m etid o s, la m ay o ria de los cuales son tam b ien influyentes opinion leader). F re n te a ellos, p o r el otro lado, estan los ciu d ad an o s cuyas decisiones h a b ra n de co n fig u rar la m a y o ria re s u lta n te y sobre los cuales, al p a re c e r, re sb a la n las co n tro v e rsia s polfticas co tidianas sin dejar ra s tro . E sa fijacion surge en p a rte de la salvaguardia, legftim a, p ero e ste re o tip a d a m e n te esm erilada, de in terese s de grupos, y en p a rte ta m b ie n de a c titu d e s y p reju icio s profundam ente arra ig a d o s, de experiencias que se re m o n tan a constelaciones h isto ric a s la m ay o ria de las veces m uy lejanas y transm itid as a lo largo de g e n e ra c io n es.89 G rupos m uy v ariados y d iferentes, pero de edades p are c id a s, se dejan guiar p o r experien cias g en eracio n ales, y grupos tam b ien m uy diversos, pero con rasg o s confesionales y etnicos com unes, se dejan o rie n ta r tam b ien p o r experiencias deriv ad as de su confesion o de la etnia a la que p e rten ecen ; de m odo que en las decisiones form alm ente id en ticas e n tran im pulsos volitivos co m p letam en te heterogeneo s, y a m enudo en co n trad o s, si se m ira la cosa desde el p u n to de v ista m a te ria l, im p u lso s que ta n to m as facilm ente se som eten a un consensus ficticio cu an to m as su strafd o s estan a la com unicacion p ublica. E n tre los b lo q u es inm ovilizados se situan o p e n d u lan gru p o s flu ctu an tes de electores com puestos, segun u n a clasificacion de Janow itz, en p a rte de sujetos en vfas de c o m p ro m eterse, y en p a rte tam b ien de sujetos neutralizados, am b iv alen tes o ap atico s; segun el rig o r con que se aplican estos c rite rio s, re s u lta que estos grupos com ponen entre un cu arto y un m ed io de la sum a to tal de electores. A ellos pertenecen los a b ste n c io n ista s y los llam ados electores de capas m arg in ales que o ra v o tan p o r un p a rtid o , o ra p o r o tro , pero que en ningun m o m en to p u ed en ser a rra s tra d o s a la m ovilizacion: non-voters y changers. Las c a ra c terfstic a s tfpicas de los

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a b ste n c io n ista s, que los clasifican com o el conjunto relativam ente p e o r info rm ad o y m enos cap acitad o p a ra la d em o cracia,90 valen tam b ien , con d eterm in ad o s m atices, p a ra los p o rta d o re s del floating vote:91 «independent voters tend to be those who know and care the least».m Sin em bargo, estos g rupos, constitu id o s p o r los electores p o ten ciales m enos cualificados p a ra p a rtic ip a r en el p roceso de form acion de la opinion publica, son el o bjetivo p rim o rd ia l de los managers electorales: todos los p a rtid o s in te n ta n ag o tar h a s ta donde sea posible en su provecho la re se rv a de los «indecisos», y no valiendose de m edios de ilu stracio n , sino ad ap ta n d o se ellos a la a c titu d im polftica del consu m id o r, p a rtic u la rm e n te ex ten d id a en esta capa. Janow itz p la n te a con todo fundam ento la cuestion «whether these efforts which rely heavily on massmedia and other promotional devices, do not represente a misuse o f limited resources».93 De todos m odos, la p ro p a g a n d a electoral a c tu a de rechazo tam b ien sobre el re sto de grupos electo rales. Y, asf, se d eb ilita m ucho m as la conexion en tre la p a rtic ip a c io n electo ral y u n a orien tacio n segun fines p ro g ra m a tic o s que la im agen, p ro p ag a n d fstic am en te p rese n ta d a , de los p rin cip ales c a n d id a to s.94 La p u e sta en escena de u n a p u b licid ad p o litica en cada perio d o electo ral se com padece bien con la form a disgregada de la p u b lic id a d b u rg u esa. P o r lo p ro n to , la cu ltu ra in teg rativ a p re p a ra d a y divulgada p o r los m edios de com unicacion de masas re p re s e n ta u n a ideologfa que, aun cuando p o r su sentido es im polftica, tiene u n a dim ension a u te n tic a m e n te politica; los p ro g ra m a s p o litico s y, en general, to d a m an ifestacion «representativa», no solo no deben in te n ta r h acerle la com petencia, sino que tien en que esforzarse p o r co n c o rd a r con ella. La decadencia de las ideologfas polfticas p ro n o stic a d a p o r M anheim hace decadas parece c a p ta r solo un aspecto del proceso que ha llevado a R aym ond A ron a h a b la r del fin de l'age ideologique;95 el o tro aspecto de la cosa es que la ideologfa se configura de acuerd o con la llam ad a c u ltu ra de consum o y v ierte, p o r asf decirlo, a niveles de co nsciencia m as profu n dos la p o cim a de su vieja funcion; a saber: forzar a la confo rm idad con las circun stan cias existen tes. E sa falsa consciencia no consiste ya, como en las ideologfas polfticas del siglo XIX, en un conjunto co h eren te de concepciones, sino en un conjunto de m odos de cond u cta, y a d o p ta en la p ra c tic a la form a de un sistem a de h a b ito s de consum o ajen am en te dirigido. Lo que de cons ciencia sub siste en ello es la refiguracion p se u d o rre a lista de la superficie de lo existen te: «Si q u isiera co m p endiarse en una frase la finalidad p ro p ia m e n te dicha de la ideologfa de la cul241

tu ra de m a sa s, h a b rfa que re fe rirse a ella com o p a ro d ia de la frase "co n v iertete en lo que eres": com o ab u siv a re d u p lica cio n y legitim acio n de la situ acio n ex isten te, con em bargo de to d a tra n sc e n d e n c ia y crftica. En la m ed id a en que el esp fritu socialm ente efectivo se lim ita a p o n e r a n te los ojos de los hom b res lo que, aun con to d o , co n stitu y e la condicion de su existir, pero p ro c la m a n d o al m ism o tiem p o a esa ex istencia com o su p ro p ia n o rm a, estos sujetos acaban, con in c re d u la creencia, en el pu ro e x istir» .96 La p ro p a g a n d a es la o tra funcion con que carg a ahora la p u b licid ad , d o m in ad a p o r los m ed io s de co m unicacion de m asas. Los p a rtid o s y sus organ izacio n es au x iliares se ven necesitados de in flu ir p u b lic fstic a m e n te sobre las decisiones de sus electo res de un m odo analogo a la p re sio n ejercida p o r el reclam o p u b lic ita rio sobre las d ecisiones de los c o n su m id o res: 97 surge la in d u s tria del marketing p o litico . Los a g ita d o re s de p a r­ tido y los p ro p a g a n d ista s al viejo estilo son d esplazados p o r n e u tra le s esp ecialistas p u b lic ita rio s, a los que se em plea p a ra v en d er p o litica im p o lfticam en te. E sa ten d en cia, aun cuando viene p refig u ran d o se desde m u ch o tiem p o a tra s, h a conseguido im p o n erse d efin itiv am en te solo con el d e sa rro llo cientffico de las tecnicas de investig acio n del m e rcad o y de la opinion des­ pues de la Segunda G u e rra M undial. Las re siste n c ia s ofrecidas al proceso , solo v encidas, en el caso de v ario s p a rtid o s, luego de n u m ero so s fracasos e le c to ra le s,98 revelan que los regisseurs electorales no solo tien en p re se n te el h u n d im ie n to de la publicidad p o litica p ro p ia m e n te dicha, sino que se ven ellos m ism os obligados a im p u lsarlo c o n scien tem en te. L a p u b lic id a d p o litica te m p o ra ria m e n te fab ricad a re p ro d u c e — solo que con o tro s fi­ nes— la esfera reg id a p o r la c u ltu ra in te g ra tiv a; ta m b ie n el am bito politico acab a siendo in te g ra d o social y psicologicam ente p o r el am b ito del consum o. D e stin a ta rio de esa p u b lic id a d es el tip o de consum idor politico al que R iesm an ha dado el n o m b re de «el nuevo indiferen te» : «Ya no es un electo r in d e p e n d ie n te [...] no reconoce ya conexion alg u n a en tre sus o piniones p o lfticas y su fun­ cion politica. De ahf que sus o piniones le sirvan a m odo de cheque en su ro l de m iem b ro de u n a co m u n id ad de consum idores de las n o ticias polfticas del dfa. Su to le ra n c ia frente a las opiniones de los dem as no se deriv a tan solo de u n a disposicion caractero lo g ica, sino ta m b ie n del h ech o de que puede co n te m p la rla s com o "m eras" op in io n es, q u iza d iv ertid a s o in te re sa n te s, p ero en todo caso d e sp ro v ista s del peso caracterfstico de u n a en treg a p a rc ia l o to ta l a u n a activ id ad p o lftica » .99 242

La d esin teg racio n del electorado com o publico se aprecia claram en te en el h echo de que la p re n s a y la radio, «maneja d a s al m odo tra d ic io n a l» ,100 re su lta n ineficaces; en el m arco de la p u b licid ad fabricada, los m edios de co m unicacion de masas solo sirven com o so p o rtes de reclam o p u b lic itario . Los p a r­ tidos se dirigen d ire c ta m e n te al «pueblo» (de hecho, a aquella m ino rfa cuyo nivel de in stru ccio n h an calculado los dem oscopos les p e rm ite un vocab u lario p ro m ed io de unas 500 palab r a s ) .101 Ju n to a la p ren sa, p ierd e tam b ien relev an cia el segundo in stru m e n to clasico de form acion de la opinion: la asam blea p a rla m e n ta ria . Se sabe que esta, «m anejada al m odo tradicional», pued e com o m ucho serv ir p a ra tra n s m itir consignas a un pequeno grupo de fieles p a rtid a rio s. T am bien las asam bleas parla m e n ta ria s sirven solo ya com o reu n io n es p ro p ag an d fsticas, en las cuales los p re se n te s, si llega el caso, p u eden a p a rec er ante las cam aras de la television com o e sta d ista s sin paga. En la p u b licid ad m an ip u lad a, en vez de una opinion p u blica funciona m as bien un p leb iscito d isp u esto a la aclam acion, un clim a de opinion. Es m an ip u lativ o , sobre todo, el calculo sociopsicologico de ofertas dirig id as a inclinaciones inconscientes y en cam in ad as a d e sp e rta r reaccio n es previsibles, sin que, p o r o tra p a rte , quienes asf se aseg u ran la aquiescencia pleb isc ita ria p u ed an verse obligados a c o n tra p a rtid a s de ningun tipo: los llam am ien to s — ex p erim en talm en te verificados y orientados segun « p aram etro s psicologicos» c u id ad o sam en te estudiados— tienen que p o d e r a c tu a r com o sfm bolos de identificacion, tan to m as cu an to m enos conexion ten g an con frases polfticas p ro g ra m a tic as o con arg u m en to s objetivos. Su sentido se agota en el d esen cad en am ien to de aquel tipo de p o p u la rid a d que «sup la n ta en la a ctu al sociedad de m asas a la relacion d ire cta del individuo con la p o lftic a » .102 De ahf que la p rese n tac io n del dirigen te, o del equipo dirig en te, desem pene un rol central; ta m ­ bien ellos n ecesitan de u n a o sten tacio n y de un em balaje adecuados al m ercad o . El fndice de p o p u la rid a d le da a un G obier­ no la m ed id a del grado de co n tro l que ejerce sobre la opinion no publica, o del grado de p ro m o cio n p u b lic ita ria de que esta n e cesitad a la p o p u la rid a d de su equipo. L a p o p u la rid a d como tal no es lo m ism o que la n o to rie d a d publica, pero no puede m an te n e rse m ucho tiem p o sin ella: el p le b isc ito que ella significa es u n a v ariable d ep en d ien te de la p u b licid ad tem porariam e n te fabricada, au nque de ningun m odo depende exclusivam ente de ella. N o sin fundam ento in te n ta n los p a rtid o s gobern an te s, p a ra afirm arse en la cam p an a electoral, c re a r m otivaciones o b jetivas, so p o rtes de n o to rie d a d p u b lica en form a de 243

v e r d a d e r a s c o n c e s io n e s a las e x p e c ta tiv a s de la p o b la c io n (por eje m p lo , m e d i a n t e la r e b a j a de los i m p u e s t o s so b r e el c o n s u m o de b ie n e s de m a s iv o d isfru te , m e d i d a q u e es p a r t i c u l a r m e n t e r e n t a b l e d e s d e el p u n t o de v is t a p u b lic f s tic o ). P a r a p e n e t r a r — co m o s ie m p r e , m a n i p u l a t i v a m e n t e — en los m o ti v o s , cientff ic a m e n te a n a liz a d o s , de los e le c to re s , son a veces t a m b i e n nec e s a ria s — co m o p u n t o de c r is t a li z a c io n de la n o t o r i e d a d pub lic a a la q u e se a s p ir a — m e d i d a s q u e s a tisfa g a n n e c e s id a d e s re a le s . L a m a n i p u l a c i o n m i s m a de la regie e l e c to ra l m a s p ro d u c tiv a en d e s c u b r i m i e n t o s tie n e , si se q u ie re d e c ir asf, lfm ites n a t u r a l e s . P e r o no d e b e r f a s a c a r s e de ello, e v i d e n te m e n te , la co n ­ c lu sio n in v e r s a de qu e « c u a n to m e j o r se c o n o c e n los m o ti v o s de los e le c to re s , m a s e f ic a z m e n te p u e d e el p u e b l o " m a n i p u l a r " al G o b iern o » .103 C i e r ta m e n te : u n a « e x p lo ta c io n » p u b l i c i s t i c a de los m o ­ tivos d a d o s es ta t a m b i e n o b lig a d a a c o r r e s p o n d e r l o s ; de ahf que, en d e t e r m i n a d a s c i r c u n s t a n c i a s , sea n e c e s a r io c r e a r m o tivos p u b l i c i t a r i o s en f o r m a de c o m p r o m i s o s t e n d e n t e s a satisface r n e c e s id a d e s r e a le s del elector. C u a n to m a s e s tri c to s sean los lfm ites « n a tu ra le s » de la m a n i p u l a c i o n , t a n t o m a s fuerte s e ra la n e c e s id a d no solo de u til iz a r los m o ti v o s cien tffica m ente a n a liz a d o s, sino t a m b i e n de sa tis f a c e r lo s . P e ro a u n en el h ip o te tic o caso de q u e u n a s lim ita c io n e s m u y e s t r i c t a s de la m a n i p u la c io n fac ilita r a n el qu e el p r o c e d i m i e n t o a c la m a t iv o , en el m a r c o de la p u b l i c i d a d p e r i o d i c a m e n t e o r g a n iz a d a , g a ra n tiza r a c o m p l e t a m e n t e u n a p r e d i s p o s i c i o n del G o b ie r n o a co rre sp o n d e r a los d e s e o s de la o p in io n no p u b l i c a , 104 a u n en ese caso no se c u m p lir f a n las c o n d i c io n e s n e c e s a r ia s p a r a u n a f o rm a ­ cion d e m o c r a t i c a de la o p in io n y la v o lu n ta d . P o r q u e las oferta s r e a liz a d a s con fines p s ic o lo g ic o s p u b l i c i t a r i o s , p o r o bjetiv a m e n t e fin alifo rm e s q u e p u e d a n ser, n o e s ta n m e d i a d a s p o r la v o lu n t a d y la c o n s c ie n c ia (sino p o r la s u b c o n s c ie n c i a ) de los su je to s. E ste tip o de f o rm a c io n de la v o l u n t a d se c o m p a d e c e rfa m e j o r con u n a esp ec ie de a b s o l u t i s m o i l u s tr a d o p r a c t i c a d o p o r u n E s t a d o social a u t o r i t a r i a m e n t e r e g id o q u e con u n Esta d o de d e r e c h o social y d e m o c r a t i c o : to d o p a r a el p u e b l o , n a d a a tr a v e s del p u e b lo (que no p o r c a s u a l i d a d es u n a frase de la P r u s i a de F e d e r ic o I I) . B ien m i r a d o , ese p r o c e d e r ni s iq u i e r a g a r a n tiz a r f a el « b ie n e s ta r » . P o r q u e u n a o p in io n no p u b lic a ind i r e c t a m e n t e d e t e r m i n a d a no solo e s ta falta de a u t o n o m ia , sino de r a c io n a li d a d co m o tal. L a s a tis f a c c io n de los m o tiv o s desc u b i e r to s en a m p lia s c a p a s de la p o b la c io n no significa de p o r sf n in g u n a g a r a n tf a de q u e ello c o r r e s p o n d a a los i n te r e s e s obj e tiv o s de esas c a p a s . D e a c u e r d o con su p r o p i a idea, la publi-

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cidad no era un p rin cip io de la d em o cracia m eram en te po rq u e p u d ie ra llevar a ella to d o el m u n d o , en igualdad de oportunidades, sus inclinaciones, deseos y sen tim ien to s — sus opinions—, sino que solo era realizab le en la m ed id a en que esas opiniones p erso n ales p u d ie ra n co n stitu ir, en el am b ito del raciocinio del p ublico, a la opinion p u b lica — la opinion publique— . La ga­ ran tfa de la accesib ilid ad u n iv ersal era co n tem p lad a solo como p re su p u e sto de la g aran tfa de veracidad de discursos y contrad iscurso s — vinculados p o r las leyes de la logica— . La relacion en tre p u b licid ad fabricada y opinion no publica p u ed e ilu stra rse tom an d o com o ejem plo algunas m edidas que, en las elecciones al P arlam en to alem an de 1957, influyeron en beneficio de los p a rtid o s g o b ern an tes. (En este ejem plo presentam os un caso de u tilizacion m a n ip u la tiv a de los re su lta d o s de un sondeo de opinion p o r un d eterm in ad o p artid o simplem ente p o rq u e no hay u n a d o cu m en tacio n tan segura p ara otros p a r tid o s .) 105 C uatro m edidas estrateg icas d e te rm in aro n to d a la cam pan a p u b lic ita ria del p a rtid o que re su lto vencedor en la co n tien d a electoral. La im agen del dirigente del p a rtid o , conservada aun en las elecciones legislativas de 1953, tuvo que ser estilizada p o r tem o r, sobre todo, a su avanzada edad: se le presento ro deado de «su equipo». Luego, la p ro p a g a n d a estim u lab a y se dirigfa a los sen tim ien to s de m iedo y a las necesidades de seguridad: p o r un lado, se asociaba al ad versario con el peligro bolchevique y, p o r el o tro , el p a rtid o en posesion del p o d er estatal, e identificado h a sta la saciedad con el E stado, era p re se n ta d o com o la u n ica g aran tfa digna de credito p a ra la seguridad ta n to m ilita r como social: «nada de experim entos», «haz tu m ism o lo que tengas que hacer», etc. En te rc e r lugar, p a ra c o n tra rre s ta r el te m o r — electo ralm en te p erju d icial— a las subidas de precio s, el G obierno p acto con la in d u stria u n a llam ada m o ra to ria , la cual co m p ro m etfa a los em p resario s a no subir p recios h a sta p a sa d a s las elecciones.* A dem as, se hizo fiador de to d a u n a serie de artfcu lo s de m arca m ed ian te anuncios en la p re n sa d iaria p o r la estab ilid ad del nivel de precios, lo que h ab ia sido p reced id o p o r u n a cam p an a p u b lic ita ria de una asociacion de co m ercian tes al detall. La m edida m as efectiva fue, en fin, el lanzam iento de la refo rm a de las re n ta s: casi seis m illones de re n tista s vieron, a p a rtir de m ayo de 1957, a u m e n ta r sus ingresos y pagas adicionales; evidentem ente, el efecto m a te ria l y psicologico de esa m edida no se lim ito a las

* El p a r t id o y la p e r s o n a lid a d p olitica alu did os aqui son la U n ion d e m o c r is t ia n a a le m a n a y el can cille r K o n ra d A denauer.

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re n ta s. Las c u a tro m e d id a s h ab fan sido c u id a d o sam en te testadas con a n te rio rid a d y fueron luego re m o d e la d a s («la suave ola de optim ism o») y exp lo tad as (« b ien estar p a ra todos») con tecn icas p u b lic ita ria s calcu lad as. Es diffcil e stim a r el grado de particip acio n de cada u n a de esas m e d id a s en el grado de aclam acion conseguido; no es facil evalu ar el peso que cada u n a de ellas ha ten id o en re la c io n a las o tra s. P ero pu ed en ser m as claram e n te in te rp re ta d a s p o r su configuracion p o litic a que por el efecto p ro p a g a n d fstic o co nseguido: los p a rtid o s g o b ern an tes * cu m p liero n con su unico co m p ro m iso o b lig ato rio al la n z a r (an­ tes de la co n tie n d a electoral) la re fo rm a de las re n ta s. Es verdad que la o posicion h a b ia c o n trib u id o ta m b ien a la prom ulgacion de la ley; p e ro p u d ie ro n a p ro v e c h a rla y e x p lo tarla m ucho m ejo r com o m otivo p u b lic ita rio los p a rtid o s g o b e rn an tes (porque el B u n d estag , el P a rla m e n to federal, es id en tificado p o r m uchos electo res con la B u n d e sre g ie ru n g , con el G obierno fe­ deral). De un lado, esa m a n e ra de fo rm ar o c o n s titu ir la volu n tad p o litic a g a ra n tiz a un cierto tip o de p re sio n de la opinion no p u b lica sobre el G obierno, que se ve asf obligado a satisfacer necesid ad es reales p a ra e v ita r c o rre r el riesgo de p e rd e r p o p u la rid a d ; de o tro lado, em pero, im p id e la form acion de u n a opinion p u b lic a en el e stric to se n tid o de la p a lab ra . En la medida en que im p o rta n te s d ecisiones p o lfticas form an p a rte de finalidades m a n ip u la tiv a s y son llevadas com o eficaces m otivos pro p ag an d fstico s a la p u b lic id a d « re p re se n ta tiv am e n te » fabricada — sin que n a d a de ellos, ev id en tem en te, p e rju d iq u e o imp id a sus co n secu en cias facticas— , re sta n ajenas, qua decisiones politicas, ta n to al racio cin io p u b lico com o a la p o sib ilid a d de un voto p le b isc ita rio de c e n su ra co n scien te de a lte rn a tiv a s definidas p recisas. P or seguir en el ejem plo: ni fue la refo rm a de las re n ta s co n v ertid a en el te m a de un p ro ceso de formacion de la opinion p u b lica d u ra n te su fase p re p a ra to ria , a p e sa r de ser tra ta d a p o r la gran p re n sa d iaria con p ro lijid a d (las investigaciones dem o sco p icas d e m o stra ro n que la m asa de la poblacio n no a tin a b a a im ag in arse lo que significaba la nocion de re n ta dinam ica), ni se co n v irtio luego, com o p ro b le m a socio­ politico c en tral, en tem a explfcito de la co n tie n d a electo ral

* En coalicion con la democracia cristiana gobernaba b ie n en a q u e lla e p o ca el p a r t i d o lib e ra l a le m a n . La o p o sic io n parlam e n t a r i a e s ta b a c o n s t it u id a y a solo p o r el p a r t i d o s o c i a ld e m o c ra ta . (E l p a r t i d o c o m u n i s t a h a b ia sido re d u c i d o a la ileg alid a d en 1956, un ano antes.)

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tam

(solo p u d ie ro n u tiliz a rse efectos psicologicos in d irecto s como base de u n a p ro p a g a n d a que e stab a p la n te a d a alred ed o r de groseros estereo tip o s sobre la sub id a del nivel de vida). Tam bien en este caso sirvio la p u b licid ad « rep resen tativa» y m anipulativ am en te d e sa rro lla d a — d irectam en te organ izada p a ra aq u ella ro b u sta m in o rfa de «indecisos» que, de o rd in ario , d eterm in a el re su lta d o electoral— a un p ro ceso de com unicacion, sociopsicologicam ente calculado y tecn ico -p u b licitariam en te m ontado, entre sfm bolos in tro d u cid o s y m otivos dados. Los votos resulta n te s de ese p roceso de n in g u n m odo constituyen, aditivam ente, un a opinion publica; faltan las dos condiciones necesarias p a ra que esta se de: las opiniones inoficiales no se form an de un m odo racio n al, esto es, en consciente p o lem ica con estados de cosas cognoscibles (sino que los sfm bolos p u b licam en te ofrecidos se co rresp o n d en m as bien con m u ltip les p rocesos inconscientes, cuya m ecan ica escap a a los individuos); ni se form an en discusiones, esto es, en los p ro s y los c o n tra s de un dialogo p u b licam en te sostenido (sino que las reaccio n es se m an tien e n m as bien, a p e s a r de estar m uy m ed iatizad as p o r las opiniones de grupos, en el te rre n o de lo privado — de lo p riv ad o en el sentido de que no estan so m etid as a correccio n en el m arco de un p u b lico racio cin an te— ). De m odo que el p ublico de ciudadanos, d esin teg rad o como pu b lico , llega a e sta r ta n m ediatizado p o r los in stru m e n to s p u b licfstico s que pued e solicitarsele p a ra la legitim acion de com p ro m iso s p o litico s sin que sea p o r o tra p arte capaz de p a rtic ip a r en decisiones efectivas, o de p a rtic ip a r tout court. T am bien en o tro sentido es el ejem plo de la refo rm a de las re n ta s rico en conclu sio n es: esa refo rm a es p a rte del com plejo de g aran tfas que p ro p o rc io n a el E stado social frente a los riesgos vitales p e rso n a le s, ab an d o n ad o s an tes a la autonom fa priv ad a. L a c o n trad iccio n es obvia: de un lado, au m en tan los co n d icio n am ien to s sociales de la existencia privada, m antenidos y asegurados p o r el p o d e r p ublico, m otivo p o r el cual tienen que ser tam b ien d ilu cid ad o s en el p ro ceso de com unicacion de un p u b lico p o lfticam en te au to n o m o de ciudadanos, esto es, tien en que ser convertidos en te m a de la opinion publica; m as, p o r o tro lado, e sta instancia, o b jetiv am en te so licitada de m odo crecien te, ta n to m enos puede fu ncionar com o opinion publica, ta n to m enos pued e ra c io n a liz ar el ejercicio del p o d er — tanto p o litico com o social— , cu an to m as se p ro d u zca — «rep re sen ta tiv a » o m an ip u lativ am en te— con la finalidad aclam ativa del p leb iscito a b stra c to y m e ram en te in s e rta en el m arco de una p u b licid ad te m p o ra ria m e n te fabricada. 247

23. La publicidad politica en el proceso de transformacion del estado liberal de derecho en estado social La c a r a c t e r i s t i c a m a la r e la c io n de esas fu n c io n e s que la p u b lic id a d po litica d e s e m p e n a e f e c tiv a m e n te en n u e s t r o s dias con las que — en la v a r i a d a c o n ju n c io n de c i r c u n s t a n c i a s del a m b ito p r iv a d o , en el q u e se in s e r t a la esfera p u b lic a — le son exigidas p o r n e c e s id a d e s o b je tiv a s de u n a so c ie d a d d e m o c r a tic a m e n te o r g a n iz a d a , se p o n e de m a n if ie s t o alli d o n d e la t r a n s ­ fo r m a c i o n del E s t a d o lib e ra l de d e r e c h o 106 en el l l a m a d o E s ­ ta d o social ha sido r e g u la d a n o r m a t i v a m e n t e de u n m o d o exp lic ito y — b a s t a n t e a m e n u d o — h a s ta a n t ic i p a d a , en lo que hace a su s in te n c io n e s , p o r la le tr a y el e s p ir i tu de las in s t itu c io n e s c o n s titu c io n a l e s . Las se cc io n es d e d i c a d a s a i n v e n t a r i a r los d e r e c h o s fund a m e n ta le s son, en las p r i m e r a s c o n s t itu c io n e s m o d e r n a s , u n a re f ig u r a c io n del m o d e lo lib e r a l de la p u b lic id a d b u r g u e s a : gara n ti z a n a la s o c ie d a d co m o esfera de a u t o n o m i a p riv a d a ; fren­ te a esa so c ied a d , un p o d e r p u b lic o l i m i t a d o a u n a s p o ca s fun­ cio nes, y — por asi d e c ir lo — e n t r e a m b o s , el a m b i t o de las p e r ­ so n a s p r iv a d a s r e u n i d a s en c a lid a d de p u b lic o , p e r s o n a s q u e, com o c i u d a d a n o s , m e d ia n e n t r e el E s ta d o y las n e c e s id a d e s de la s o c ie d a d p a r a , asi, s e g u n se p ie n sa, l i m i t a r a la a u t o r i d a d p o litica en el c o n t e x to de esa p u b lic id a d . E s te a m b i t o de las p e r s o n a s p r iv a d a s p a r e c e g a r a n tiz a d o , bajo los p r e s u p u e s t o s de u n a so c ied a d de lib re tra fic o m e r c a n t i l (con su j u s t i c i a — inh e r e n te al m e c a n is m o del m e r c a d o y al i n t e r c a m b i o de equiv a l e n te s — , c o n s is te n te en d a r o p o r t u n i d a d e s igu a les p a r a la c o n s e c u c io n de la p r o p ie d a d , es d ecir, p a r a c o n q u i s t a r la ind e p e n d e n c ia p r iv a d a y la p a r t i c i p a c i o n p o litic a ), solo si el trafico de las p e r s o n a s p r iv a d a s en el m e r c a d o y en la p u b lic id a d esta e m a n c ip a d o r e s p e c to de la d o m in a c i o n . C o m o esfera em anc ip a d a r e s p e c to de la d o m in a c i o n que se ria la s o c ie d a d de peq u e n o s p r o d u c t o r e s , v eria d e s a p a r e c e r de sus e n t r a n a s toda re la c io n de p oder. Con esas c o n c e p c io n e s co in cid e el c a r a c t e r n e g a tiv o de los d e r e c h o s f u n d a m e n ta l e s lib e r a le s : r e c h a z a n la in te r v e n c i o n y la i n tr u s io n del E s ta d o en los a m b i t o s r e s e r v a d o s a las p e r ­ s o n a s p r iv a d a s v in c u la d a s p o r re g la s j u r i d i c a s u n iv e r s a le s . Pero se g u n la fu n cio n j u r i d i c a que te n i a n en m e n te los le g is la d o re s de a q u e lla epoc a, los d e r e c h o s f u n d a m e n t a l e s no a c t u a b a n de un m o d o m e r a m e n t e lim ita tiv o ; p o r q u e , s o b r e la b a s e c o n c e b id a p a r a ese o r d e n a m i e n t o po litico , te n ia n que a c t u a r co m o gar a n ti a p o sitiv a de u n a p a r ti c ip a c io n en ig u a ld a d de o p o r tu n id a -

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des en el p roceso de pro d u ccio n de la riqueza social y de la opinion publica. En in teraccio n con u n a sociedad de trafico — que es com o se vefa a la sociedad— ,107 la g arantfa de expectativas iguales en la p artic ip a c io n en las re p a ra cio n e s o indem nizaciones sociales (en el plano del m ercado) y en u n a participacion en las in stitu cio n es polfticas (en el plano de la p u b licid ad ), solo p o d ia aseg u rarse in d ire c ta m e n te con la p re sta c io n de lib erta d e s y seg u rid ad es frente al p o d e r co n c e n tra d o en el Estado; solo p o d ia aseg u rarse la re p e rc u sio n positiva m ed ian te u n a actu acio n neg ativ a de los derechos fundam entales. En contra d ic c io n con la concepcion p re d o m in a n te entre los ju ris ta s , resu lta, si se m ira la cosa desde el p u n to de vista sociologico, que la co n stitu cio n del E stad o de derecho lib eral no solo quiso re g u la r desde el com ienzo al E stado como tal en su relacion con la sociedad, sino a la to ta lid a d de la vida social. La ordenacion p u b lica c o n tem p lad a p o r los derechos fundam entales com prendfa la o rd en acio n del derecho p riv a d o .108 Eso a rro ja nuev a luz sobre la distin cio n c o rrie n te entre garantfas liberales de lib e rta d y garantfas d em o craticas de p articip acio n . Es ver­ dad que el status negativas y el status activus estaban tan clara m e n te sep arad o s com o las posiciones y las funciones de bour­ geois y citoyen, de h o m b re priv ad o y ciudadano. Pero, enfocados sociologicam ente am bos tipos de derechos fundam entales, es decir, si no se p ierd e de v ista el hecho de que derivan de la relacio n entre p u b licid ad y esfera privada, revelan su in extricab le conexion: el status es n eg ativ am ente garantizado, ta n to en la p u b lic id a d com o en la esfera p riv ad a (de la sociedad b u rg u e sa y de la fam ilia), en la confianza de que p u b licidad y m ercad o funcionaran en el sentido esperado con tal de que se asegure la au to n o m ia de las p erso n as p riv ad as en uno y otro sitio. Incluso la p u b licid ad in stitu c io n a liz a d a en el P arlam ento com o organo del E sta d o es consciente de su pro ced en cia del trafico p rivado-autonom o. T am bien el derecho electoral, form ulado ex p resam en te com o un derecho de p articip acio n , es la consecuencia au to m a tic a del trafico priv ad o en la publicidad, asegurad o p o r d elim itacion. Los derechos h u m anos liberales solo se desligan de los derechos ciud ad an o s d em o craticos (del mismo m odo que la orden acio n del derecho p riv ad o solo se desliga de la o rd en acio n p u b lica estab lecid a p o r los derechos fundam en­ tales) en la teo rfa y en la p ra c tic a del E stad o b u rg u es de derecho cuando el c a ra c te r ficticio del orden social que hipotetic am e n te los b a sa m e n ta b a es co n scien tem en te apercibido como tal y el p a u la tin a m e n te im p u esto dom inio de la b u rg u e sia m uestra su am bivalencia. 249

P a rtie n d o de esta situ acio n hay que e n te n d e r la transform acion del E sta d o lib e ra l de derecho en E stad o social. E sa tra n sfo rm a c io n esta c a ra c teriz a d a p o r la co n tin u id ad , no p o r la ru p tu ra con las tra d ic io n e s lib erales. El E stad o social de derecho no p u ede d istin g u irse del lib e ra l p o r el hecho de que surja «una co n stitu c io n social con la p re te n sio n , ju rfd ic a m e n te obligatoria, de d o ta r ta m b ie n a la co n stitu c io n de las organizaciones sociales de d e te rm in a d o s p rin c ip io s fu n d a m e n ta le s» .‘“ M as bien o c u rre lo c o n tra rio : el E sta d o social es necesario p a ra la configuracion de las relacio n es sociales p rec isa m e n te p o rq u e p ro sig u e la tra d ic io n ju rfd ic a del E stad o lib eral (intencion del cual era g a ra n tiz a r ante todo u n a o rd en acio n ju rfd ic a com un a sociedad y E stad o ). En la m ed id a en que el E stado va co n v irtien d o se p ro g re siv a m e n te en so p o rte del o rden social, tiene que ase g u ra r — reb a sa n d o , p o r co n sig u ien te, las determ in aciones n egativas de los d erechos fu n d am en tales lib e ra les— el m odo de re a liz a r la «justicia» en la in terv en cio n estatal-social. El concepto de ley c a ra c terfstic o del E stad o de derecho ha sido socavado — com o ya tuvim os ocasion de ver— tan intensam ente en sus dos elem en to s (la u n iv e rsa lid a d , que era g a ran tfa de igualdad, y la verdad, que era g a ra n tfa de re c titu d , esto es, de ju s tic ia ), que el c u m p lim ien to de sus c rite rio s form ales no es ya suficiente p a ra la ad ecu ad a reg u lacio n n o rm a tiv a de la nueva m a te ria .110 En vez de la g a ra n tfa form al tiene que darse una g a ra n tfa m a te ria l que p re sc rib a de un m odo p ro g ra m a tic o a los in te re se s en conflicto reglas de ju s tic ia d istrib u tiv a : asf es, pongam os p o r caso, com o la d istrib u c io n del crecim ien to del p ro d u c to social va e n tra n d o de m a n e ra crecien te en el am bito de com p eten cias de las in stan cias po lfticas. Las asociaciones y o rganizaciones p u b licas p u gnan con el legislativo y el ejecutivo p o r el m odo segun el cual haya que p ro c e d e r en la d istrib u cio n . De ahf que el E stad o «so cialm en te obligado» ten ga que p ro c u ra r que la co m p en sacio n de in te re se s que su rja se aten g a al interes general. En ese sen tid o , H. P. Ipsen ha en ten dido la clausula im p u esta p o r el E stad o social a la c o n stitu c io n com o u n a determ in acio n de la finalidad del E s ta d o .111 E lla im plica algo m as que el reco n o cim ien to c o n stitu c io n a l de algunas in stitu c io n es sociales con en tid ad ju rfd ic a ; o cu rre m as bien que, «como efecto no rm ativ o de la o fe rta co n stitu c io n a l del E stad o social [...] re su lta la obligacion de to d o s los organ o s del E stad o de procura r — m ed ian te la legislacion, la a d m in istra c io n y la adm inistracio n de ju s tic ia — que esas in stitu c io n e s sociales con en tidad ju rfd ic a se a d a p te n a los re q u isito s en cada caso re q u e rid o s » .112 P ara el re sto de las d em o cracias o ccid en tales valen sen250

ten cias p ro g ra m a tic as analogas, y cuando no estan constitucion alm en te estab lecid as, tien en ta m b ie n vigencia a m odo de convencion politica. En algunos casos, el m ism o in v e n tario de derecho s fun d am en tales h e re d a d o ha sido som etido a am pliacion; el caso p a ra d ig m a tic o de ello fue la c o n stitu cio n de la R epublica de W e im a r.113 A ctualm ente, en co n tram o s derechos fundam enta­ les sociales, adem as de en la y a liq u id a d a C o nstitucion francesa de 1946, en la D eclaracion de D erechos H um anos de la ONU (10 de d iciem b re de 1948).114 E sos derechos g a ran tizan la p a rtic i­ pacio n en p re sta c io n e s sociales y la p a rtic ip a cio n en instituciones polfticas: «La lib e rta d a se g u ra d a p o r d elim itacio n tiene que ver con un E sta d o que se pone a si m ism o lfm ites, de m odo que ab an d o n a a los individuos a su situacion social [...]. La interven cio n , com o derecho y com o p re te n sio n , supone un E stado asisten cial, re p a rtid o r, d is trib u id o r y asig n a d o r que no abandona a los individuos a su situ acio n social, sino que acude en su ayu d a m ed ian te g aran tfas. Es el E stad o so cial» .115 E ste tipo de co n trap o sicio n es se a b stra e , ev id en tem en te, de la conexion h isto ric a que, de acuerd o con su funcion social, vincula los derecho s fund am en tales lib erales con los sociales. C ierto que las g aran tfas que p re sta n los derechos fund am en tales se b asan — en coin cid en cia con el concepto de ley del E stad o de derecho— en la d elim itacio n de la esfera priva­ da y de u n a p u b lic id a d p o lfticam en te activa resp ecto de la inje re n c ia d ire c ta del p o d e r p ublico; funcionales a esa delim ita­ cion son las g aran tfas in stitu cio n ales de la p ro p ie d a d y de la fam ilia. Pero esas g aran tfas son co m p letad as p o r derechos fund am en tales sociales solo p o rq u e la colm atacion p o sitiva de la actu acio n n eg ativ a h a dejado de p ro d u c irse « autom aticam ente»; p o rq u e la d elim itacio n de los am b ito s no e sta tales por el «ajustarse» de los m ecan ism o s sociales in m an en tes no esta y a coron a d a p o r u n a p a rtic ip a c io n en ig u ald ad de o p o rtu n id ad e s — ni siq uiera aproxim ada— en las co m p ensaciones sociales y por u n a p a rtic ip a c io n en las in stitu cio n es polfticas; esa p a rtic ip a ­ cion es ah o ra ex p resam en te a seg u rad a p o r el E stad o . Solo asf puede seguir estan d o c o m p ro m e tid a la o rd en acion p o litica con la idea, o tro ra a rra ig a d a en las in stitu cio n es del E stado burgues de derecho, de la p u b licid ad p o lfticam en te activa; solo asf, decfam os, puede seguir co m p ro m etid a con esa idea en las con­ diciones de u n a p u b lic id a d som etid a tam b ien a u n a transform acion e stru c tu ra l. E sa d ialectica pued e a p reciarse claram ente a p ro p o sito de los d erechos fu ndam entales lib erales, los cuales, incluso cuando han conseguido p re se rv a r su te m o r lite ra l originario en co n stitu cio n es aun vigentes, h an rem ovido su sen251

tido normativo para poder seguir siendo fieles a su propia intencion. L a m ism a re a lid a d c o n stitu c io n a l, m o d ificad a en el sentido del E stad o social, e stim u la a la co n sid e ra c io n de: «En que m odo estos d erech o s fu n d am en tales lib erales, p e n sad o s y form u lad o s p o r lo p ro n to com o d erech o s que facilitaran el que los sujetos se s u stra je ra n al p o d e r del E sta d o , deben, en cam bio, a h o ra — puesto que se tr a ta de un E sta d o de derecho dem ocratico y social— , ser p en sad o s com o d erech o s de p a rtic ip a c io n e in te rv e n c io n [...] [La ley fu n d am en tal] tien e el com etido de ex ten d er al o rden econom ico y al o rd e n social las ideas jurfd ico estatale s m a te ria le s de la d em o cracia, sobre todo al p rin cip io de la ig u ald ad y la conexion del p rin c ip io de ig u ald ad con el ideal de p a rtic ip a c io n — en el m a rc o de la idea de au to d ete rm inacion— ; y asf se g a ra n tiz a ra un co n ten id o real a la idea del E stado so c ia l» .116 H ay que em p ezar p o r el g rupo de d erech o s fundam entales que (como el de lib e rta d de opin io n y expresion, el de asociacion y de reu n io n , el de lib e rta d de p re n sa , etc.) g a ra n tiz an u n a p u b lic id a d p o lftic a m e n te activa; hay que c o m en zar p o r ellos, decfam os, p a ra d e m o s tra r que los d erech o s fu n d am en tales no son ya m e ra m e n te n egativos en la co nfiguracion factica de la p u b lic id a d e stru c tu ra lm e n te tra n sfo rm a d a , sino que hay que inte rp re ta rlo s p o sitiv a m e n te com o g a ra n tfa s de p a rtic ip a c io n si se quiere que cum p lan , que p u ed an cu m p lir, con sentido su funcion o rig in aria. D esde el m o m en to en que las in stitu c io n e s p u b licfsticas m ism as se h an co n v ertid o en un p o d e r social, po­ der que re s u lta ap ro p ia d o y eficaz en las ta re a s de privilegiar o b o ic o te a r los in te re se s p riv ad o s que afluyen a la p u b li­ cidad, y eficaz tam b ien en la m ed iatizacio n de to d as las opinio­ nes que no p asan de ser in d iv id u ales, desde ese m o m en to no puede g a ra n tiz a rse ya con seg u rid ad la form acion o co n stitu c io n de una opinion p ublica, en el e stric to sen tid o de la p a la b ra , por el p ro ce d im ie n to de a se g u ra r a cad a u n o la p o sib ilid ad de man ife sta r lib re m e n te sus o p in io n es y la p o sib ilid ad de fundar un perio d ico . El p u b lico no e sta y a c o n stitu id o p o r p e rso n as igualm ente facu ltad as ta n to desde el p u n to de v ista form al com o desde el p u n to de v ista m a te ria l. In te rp re ta n d o consecuentem en te la funcion social de la lib e rta d de opinion p riv ad a , Ridder lle g a 117 a la form u lacio n de u n a « lib ertad de opinion publica» capaz de ofrecer p o r vez p rim e ra un espacio p a ra la p artic ip a c io n , en ig u ald ad de o p o rtu n id a d e s, de to d o s los ciu­ dadanos en el p ro ceso de p u b lic a co m u n icacio n; asf co m p leta el la lib e rta d de p re n s a clasica — que es lib e rta d p a ra las per­ sonas privadas— mediante un compromiso institucional de los 252

organos publicfsticos con la ordenacion fundamental del Esta­ do d em o cratico y social de d erecho: «Que no se puede calificar a la lib e rta d de p re n s a com o u n a lib e rta d , individual o colectiva, n eg ativ a re sp e c to de las in tro m isio n es estatales, re su l­ ta cosa obvia. L a ta re a p u b lic a de la p re n sa p o litica ocupa un lu gar d estacad o , y es p o r m o r de esa ta re a p o r lo que se gara n tiz a n las lib e rta d e s » .118 L a libre m an ifestacio n de la opinion p o r m edio de la p re n s a no pued e ya co n sid erarse com o p a rte de la tra d ic io n a l expresion de la opinion de los individuos com o p e rso n a s p riv a d a s .119 P orq u e a to d as se les ase g u ra ah o ra — m ediante la g aran tfa de in terv en cio n del E sta d o — un acceso en igualdad de o p o rtu n id a d e s a la p u b licid ad ; no b a sta ya con u n a m e ra g aran tfa de ab stin e n c ia p o r p a rte del E s td o .120 De m odo analogo m odifican su c a ra c te r las lib e rta d es de reu n io n y asociacion. Como g ran d es organizaciones burocraticas que son, los p a rtid o s y las organizaciones publicas estan en posesion de un oligopolio de la co n stitu cio n , publicfsticam en te efectiva y p o lfticam en te relev an te, de reu n io n es y asocia­ ciones. P or consiguiente, la lib e rta d de re u n io n y asociacion se ve n e c e sita d a tam b ien de u n a g aran tfa co n figurativa que asegure a los ciu d ad an o s la efectiva p artic ip a c io n en la p u b licid ad polftica, obligando a las asociaciones al cu m p lim ien to de u n a d e te rm in a d a ta re a y a u n a organizacion de su e s tru c tu ra in te rn a acorde con esta tarea. Con esa obligacion coincide la g arantfa de d e te rm in a d a s asp iracio n es y p re te n sio n e s que se expresan en el llam ado privilegio de p a r tid o .121 Los o tro s grupos de derechos fun d am entales que, con la garan tfa in stitu c io n a l de la p ro p ie d a d p riv a d a com o nucleo, confirm an las lib e rta d e s fu ndam entales del derecho privado y g aran tizan tam b ien la libre eleccion de profesion, p u esto de tra ­ bajo y de cen tro s de ensenanza, no p u ed en y a ser enten d id o s com o g aran tfa de u n a esfera p riv a d a b a sa d a en el capitalism o co n cu rren cial. A doptan en p a rte el c a ra c te r de g aran tfas de aspiracio n es o p re te n sio n e s sociales (como, p o ngam os p o r caso, la g aran tfa de un p u esto de trab ajo aco rd e con el ren d im ien to , o de un lu g ar de estu d io acorde con la cap acidad). Y en p a r­ te tam b ien estan lim itad o s p o r o tra s garantfas del E sta d o so­ cial, con lo que p ierd en su c a ra c te r p rim o rd ia lm e n te delim itador. Asf, p o r ejem plo, la libre disposicion sobre la p ro p ied ad p riv ad a no solo e n c u e n tra lim itacio n es en la reserv a social de que tiene que re s u lta r co m p atib le con la globalidad de los intereses sociales, o en la re se rv a socialista que significa su posible reco n d u ccio n a p ro p ie d a d colectiva en interes de la comunidad; las garantfas sociales, sobre todo las procedentes del 253

derecho lab o ral, del derecho que reg u la el alq u iler y del derecho que re g u la la co n stru ccio n de vivien d as, lev a n tan directam ente b a rre ra s a la g aran tfa lib e ra l de p ro p ie d a d . In clu so los derecho s fu n d am en tales g aran tes de la in te g rid a d del am bito fntim o fam iliar y del status de lib e rta d p e rso n al (vida, liberta d y vivienda) p ierd en , en conexion con un d erecho — m aterialm ente in te rp re ta d o — al libre d esarro llo de la p e rso n a lid a d ,122 aquel c a ra c te r m e ra m e n te negativo del que fueron parad ig m aticos en el p erio d o de tra n sic io n de los viejos derech o s de li­ b e rta d elem en tales a los d erech o s de lib e rta d b u rg u eses. Porque en las co ndiciones de la sociedad in d u s tria l c o n stitu id a p o r un E stad o social solo p u ed e co n seg u irse la p ro te c c io n de estos bienes ju rfd ic o s cuando esos d erech o s a la in terv en cio n , cuando esas g a ra n tiz a d as exigencias de p re sta c io n e s, pued en a su vez ser apoyados. —No p u ed e co nseguirse ya, n eg ativ am en te, p o r rechazo o delim itacio n .— El d e sa rro llo de la lib e rta d p e r­ sonal en u n a esfera facticam en te re d u c id a a la fam ilia y al tiem po de ocio, esta tam b ien n ec e sita d o de un status p u b lica m e n te garan tizad o m e d ia n te u n a in terv en cio n d e m o c ra tic a — status que viene a o c u p a r el sitio de la b ase que antes co n stitu fa la p ro p ied a d priv ad a, p ro te g id a de m odo h a rto suficiente p o r delim itacio n lib eral— . L a a u to n o m ia p riv a d a solo es a h o ra posible com o u n a au to n o m ia d erivada; tam p o co los tra n sfu n c io n a liz ad o s derechos sociales o estatal-so ciales a la seg u rid ad , a la in d em n izacio n y al lib re d esarro llo de la p e rso n a lid a d se b asan ya en un E stad o de derecho estabilizado p e r se p o r los in te re se s del trafic o m ercantil; se b a sa n m as b ien en u n a in teg racio n d e m o c ra tic a — realizada de co n fo rm id ad con la licitacio n del E sta d o social— de los in terese s de to d as las o rg an izacio n es que a c tu a n en relacio n al E stad o : «Solo desde este p u n to de v ista es posible herm an a r las g aran tfas de los d erech o s in d iv id u ales — p ro tegidos med iante decision ju d ic ia l im p a rc ia l— con las ideas, m aterialm en te en ten d id a s, de igualdad ante la ley». En este contexto, Abend ro th som ete a co n sid eracio n el que la a lte rn a tiv a real no consiste en «si se q u iere co n seg u ir la p le n a lib e rta d econom ica y social de decision de cada individuo o el so m e tim ien to de este al p o d e r p la n ific a d o r del E stad o que d e m o c ra tic am e n te re p re ­ sente a la sociedad, sino en si se som ete a la gran m asa de los m iem b ro s de la sociedad al p o d e r fo rm alm en te p riv a d o (y, p o r ta n to , a in te re se s p a rtic u la re s no o rie n ta d o s al bien com un) de aquellos m iem b ro s de la sociedad que disp onen de las palancas de p o d e r econom ico decisivas en la sociedad, o bien si la n ecesaria e in ev itab le p lanificacion de la p ro d u ccio n social

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y de la vida social s u b stitu ira a la contingente disposicion priv ad a de p eq u en o s grupos y d ep e n d e ra del co n trol com un de todos los m iem b ro s de la sociedad im plicados en el proceso de p ro d u ccio n co m u n itario , sociedad cuya m as alta in stan cia decisoria es el E stado. En am bos casos e sta ra lim ita d a la previsib ilidad de las decisiones ju rfd ic a s sobre las consecuencias de las disposiciones p riv ad as de los m iem b ro s de la sociedad. Pero m ien tra s que en las m edidas p la n ific a d o ra s s de un E stad o democratico y social de b ie n e sta r no se so ste n d ra ya esa previsibilidad en los individuos, sino en la lfnea general, y p o d ra ser llev ad eram en te config u rad a m ed ian te un p ro ced im ien to regulado y, en d e te rm in a d o s casos, m ed ian te la g arantfa de indem nizaciones, en cam bio, en la — in m an ten ib le— organizacion social d o m in ad a p o r oligopolios y m onopolios [... ] esta ex p uesta esa p revisib ilid ad , a los ojos de los individuos, a cam bios com ple­ ta m en te azarosos basad o s en decisiones p riv ad as [...]. P or eso estan aqui los m iem b ro s econom icam ente m as debiles de la sociedad co n tin u a m e n te expuestos a cam bios en su posicion social, cam bios p a ra los que no se ofrece com pensacion o rep aracio n alguna. En realid ad , no se debilita, sino que se fortalece la influencia del derecho cuando el am b ito de la esfera pub licam en te co n tro lad a se extiende a costa de la que en o tra epoca era m era esfera de co m p eten cia del derecho privado». F o rsth o ff llam a fundad am en te la aten cion sobre el h e­ cho de que tam b ien el E stad o social, com o co nstitucion de u n a sociedad burguesa, sigue siendo p rim o rd ia lm e n te un E stad o fis­ cal o im positivo que no acaba de p la n te a r n o rm ativ am en te su tran sfo rm a c io n en u n a sociedad e sta ta l: el E stad o social se basa, como el lib eral, en el especifico fundam ento que le propo rcio n a u n a delim itacio n de la so b eran ia fiscal resp ec to de la proteccio n , c o n stitu cio n alm en te g aran tizad a, de la p ro piedad; «asf es p osible in terv en ir, am p aran d o se en la so b eran ia fiscal, sobre las re n ta s y las fo rtu n as, in terv en cio n que, de em prenderse con id en tica in te n sid a d sobre la p ro p iedad, seria calificada de ex propiacion y d esen cad en arfa un alud de exigencias de in d em n izacio n » .124 C aracterfstico de la evolucion del E stad o so­ cial es que la d iferencia c u alitativ a en tre las intervenciones en las re n ta s y en las fo rtu n as, p o r u n a p a rte , y en la disposicion sobre la p ro p ied ad , p o r la otra, vaya co n v irtiendose en una diferencia m e ra m e n te de grado, de m o d o que incluso la gravacion fiscal pued e llegar a co n v ertirse en un in stru m e n to de co n tro l de la p ro p ie d a d priv ad a. Pero el E stado fiscal solo se con v ertirfa defin itiv am en te en u n a sociedad estatal si todo po­ d er social un poco relev an te p o lfticam en te estuviera tam b ien 255

som etido a c o n tro l d em o cratico . En el m odelo utilizad o por A b en d ro th p a ra e sta b le c e r un c o n tra ste re sp e c to a la p u b lic id a d burg u esa, m o d elo segun el cual la d ireccio n y la a d m in istra ­ cion de to d o s los p ro ceso s de re p ro d u c c io n social e starfan sometid as a u n a form acion de la opin io n y de la v o lu n ta d ciudadanas, se finge, p u es, m e ra m e n te , un objetiv o final del d e sa rro ­ llo — m otivo p o r el cual no es el objetiv o final, sino la dim en­ sion del d e sa rro llo m ism o lo que re s u lta c a ra cterfstic o de la tra n sfo rm a c io n social-estatal del E sta d o b u rg u e s de d erech o — . La fijacion c o n stitu c io n a l de u n a esfera p riv a d a preesta ta l y de u n a p u b lic id a d que h ace de m e d ia d o ra con el Esesfera de relacio n es sem ip u b licas); es reev alu ad a, decfam os, en la m ed id a en que E sta d o y sociedad se in te rp e n e tra n (y surge u n a esfera m ed ia re g u la d a p o r un in c ip ie n te d erecho social, una esfera de relacio n es sem ip u b licas), es reev alu ad a, decfam os, en su sentido sociologico y en su funcion c o n stitu y en te p o r u n a n o rm a tiv a c o n stitu c io n a l co m p etid o ra; p u es, lo que y a no puede ser g a ra n tiz a d o p o r d e lim itacio n , n e c e sita a h o ra de g aran tfa positiva: la p a rtic ip a c io n en p re sta c io n e s sociales y la p a rtic i­ pacion en las o rg an izacio n es de la p u b lic id a d p o litica. A l m ism o tiem p o , tien e que ex ten d erse el a m b ito de c o m p ete n cia de esa p a rtic ip a c io n en la m ed id a en que h ay a de ser esta efectiva. Por eso en la p u b lic id a d p o litica a ctu an o rg an izaciones sociales en relacio n al E sta d o , ya m e d ia d a s p o r p a rtid o s p o litico s, y a en co n fron tacio n d ire c ta con la a d m in istra c io n p u b lica. Se tra ta en p a rte de aso ciaciones econom icas en sen tid o e stric to que organizan a h o ra co lectiv am en te los o tro ra in d iv id u ales in te reses de los p ro p ie ta rio s que a c tu a b a n sob re la b ase de su o rig in a ria au to n o m fa p riv a d a ; y en p a rte se tr a ta ta m b ie n de organizaciones de m asas que h a n de co n seg u ir y m a n te n e r un status privado g aran tizad o p o r el E sta d o social, y h an de conseguirlo y m a n te n e rlo m e d ia n te la re p re se n ta c io n co lectiv a de sus intereses en la p u b lic id a d — o, lo que viene a ser lo m ism o: h a n de co n seg u ir y m a n te n e r u n a a u to n o m ia p riv a d a valiendose de una a u to n o m ia p o litica— . Ju n to a los re p re s e n ta n te s p o lftica m en te activos de las fuerzas c u ltu ra le s y relig io sas, e sta c o n c u rre n c ia de in tere se s p riv ad o s organ izad o s lleva, a p a r tir de la adm inistracio n in te rv e n c io n ista del « n eo m ercan tilism o » , a u n a «refeudalizacion» de la sociedad (p u esto que con el en sam b lam ien to de los am b ito s p u b lico y p riv a d o no solo o c u rre que las in stan ­ cias po lfticas d esem p en an d e te rm in a d a s funciones en la esfera del trafic o m e rc a n til, sino ta m b ie n lo c o n tra rio , es decir, que los p o d eres sociales d esem p en an funciones p o lfticas). P or eso se extiende tam b ien esa «refeudalizacion» a la p u b lic id a d po256

lftica m ism a: en su seno p u g n an las organizaciones con el E s­ tado y en tre si, y llegan a com p ro m iso s p o litico s, excluyendo siem pre que sea posible la n o to rie d a d p ublica, p ero , aun asf, viendose o b ligadas a a seg u rarse la p le b isc ita ria aquiescencia del p u b lico d e sa rro lla n d o u n a p u b lic id a d « rep resen tativ a» o manip u lativ a. El cam bio de funcion que en el E sta d o social exp e rim e n ta n los d erechos fu n d am en tales, la tra n sfo rm ac io n del E stad o lib eral de derech o en E stad o social, en general, contrarre s ta esta te n d e n c ia efectiva al d eb ilitam ien to de la pu b licid ad com o p rin cip io : el m a n d a to de la p u b lic id a d es ah o ra extendido, m as alla de los organos estatales, a to d as las organizaciones que a ctu an en relacio n al E stad o . De seguir realizan d o se esa tran sfo rm acio n , reem p lazan d o a un publico —ya no in tacto — de perso n as p riv ad as in d iv id u alm en te in se rta s en el trafico so­ cial, surgirfa un p ublico de p erso n as p riv a d a s organizadas. En las actuales circunstancias, solo ellas podrian participar efectivamente en un proceso de comunicacion publica, valiendose de los canales de la publicidad interna a los partidos y asociacio­ nes, y sobre la base de la notoriedad publica que se impondria a la relacion de las organizaciones con el Estado y entre ellas mismas. El estab lecim ien to de com p ro m iso s politicos ten d rfa que leg itim arse an te ese p ro ceso de com unicacion publica. La p u b licid ad p o litica del E stad o social lleva la imp ro n ta de dos ten d en cias e n co n trad as. Como form a disgregada de la p u b lic id a d b u rg u esa, da lugar, p o r un lado, a u n a notoriedad p u b lica «representativa» y manipulativa d e sa rro lla d a p o r las organizaciones sobre las cabezas del p u b lico m ediatizado. Por o tro lado, en la m e d id a en que m an tien e u n a co n tin u id ad con el E stad o lib e ra l de derecho, se atien e el E stad o social al m an d a to de u n a p u b licid ad p o lfticam en te activa, de acuerdo con la cual, el p u b lico m e d iatizad o p o r las organizaciones — y a trav es de estas— tiene que p o n e r en m a rc h a un proceso critico de com u n icacio n publica. En la realid ad co n stitu cio n al del Esta d o social, esa configuracion de la n o to rie d a d p u b lica crftica esta en p u g n a con la n o to rie d a d p u b lica m e ra m e n te organizada p a ra fines m a n ip u la tiv o s ;125 la m e d id a en que consigue imponerse a esta u ltim a es un fndice del g rad o de d em ocratizacion de la sociedad in d u stria l c o n stitu id a p o r el E stad o social, esto es, del grado de racionalizacion del ejercicio del poder politico y social. El E sta d o social esta desp o jad o de la ficcion del E sta­ do lib eral de derech o (segun la cual, la p u b lic id a d polfticam en­ te activ a se h a b rfa y a realizad o al co n v ertirse en un organo es­ ta ta l). D esde sus com ienzos, el P a rla m e n to e stab a la stra d o por 257

la c o n t r a d i c c i o n de se r u n a in s t i t u c i o n e n f r e n t a d a al p o d e r p o ­ litico en g e n e ra l, p e r o sie n d o ella m i s m a u n a in s t i t u c i o n fund a d a c o m o « p o d e r» . E n c a m b io , la p u b l i c i d a d p o l f t i c a m e n t e a c ­ t iv a en las c o n d i c io n e s d e l E s t a d o so c ial tie n e q u e e n t e n d e r s e c o m o u n p r o c e s o de a u t o p r o d u c c i o n : e lla se ve f o rz a d a a inst i t u c io n a liz a r s e p a u l a t i n a m e n t e c o m p i t i e n d o co n a q u e l l a o t r a t e n d e n c i a q u e, en el m a r c o de u n a e s f e r a t r e m e n d a m e n t e am p l ia d a de la p u b lic id a d , r e d u c e la efic ac ia del p r i n c i p i o de la p u b l i c i d a d v o lv ie n d o lo c o n t r a si m is m o . E v i d e n t e m e n t e , la c u e s ti o n de h a s t a q u e g r a d o p u e d e n lle g a r a s o m e t e r s e las fuerzas q u e a c t u a n en la p u b l i c i d a d al m a n d a t o d e m o c r a t i c o de la p u b l i c i d a d ; la c u e s tio n , esto es, de h a s t a q u e p u n t o es p o s ib l e la r a c io n a li z a c io n del d o m in i o polftico y d el p o d e r social p r e t e n d i d a p o r el E s t a d o social, a c a b a p o r r e t r o t r a e r a la p r o b l e m a t i c a q u e — co m o se p u s o de r e li e ­ ve en la a m b i v a l e n t e c o n c e p c io n del l i b e r a lis m o — c a r a c t e r iz o d e s d e sus c o m ie n z o s a la id e a de la p u b l i c i d a d b u r g u e s a . T e n ia es ta p o r o b j e t i v a m e n t e p o s ib l e la r e d u c c i o n a u n m f n im o de los co n flicto s e s t r u c t u r a l e s de in t e r e s e s y la s d e c is io n e s b u r o c r a t i c a s . 126 U n o de los p r o b l e m a s es te c n ic o , el o tr o tie n e u n n u c l e o e c o n o m ic o . D e la s o lu b i lid a d de a m b o s d e p e n d e h o y el g r a d o en q u e la p u b l i c i d a d p o l f t i c a m e n t e a c tiv a c o n s ig a r e a liz a r su in te n c i o n crftica. M e lim i t a r e a q u i a dos o b s e r v a c io n e s prov isio n ale s. L a c r e c ie n te b u r o c r a t i z a c i o n de las a d m i n i s t r a c i o n e s del E s ta d o y de la s o c ie d a d p a r e c e o b lig a r c a d a v ez m a s , p o r la n a t u r a l e z a m i s m a de la cosa, a s u s t r a e r las c o m p e t e n c i a s de las p e r s o n a s a l t a m e n t e e s p e c ia liz a d a s a la m i r a d a c r f tic a de las in s­ ta n c ia s r a c i o c i n a n t e s . M a x W e b e r a n a liz o e s t a t e n d e n c ia , c o m o es h a r t o s a b id o , c o n c e n t r a n d o s e en la r e la c io n — s ie m p r e p reca ria— e n t r e el P a r l a m e n t o y el p o d e r e j e c u t i v o . 127 F r e n t e a ello, e m p e r o , h a y q u e t e n e r en c u e n t a q u e, e n t r e t a n t o , en la adm in i s t r a c i o n m i s m a h a s u r g id o u n i n t e r l o c u t o r n a t o de las ad m in is t r a c i o n e s : «E l c o n t r o l de la b u r o c r a c i a p o lf tic o -e s ta ta l solo es h o y p o s ib l e a t r a v e s de la b u r o c r a c i a p o litic o - s o c ia l de los p a r t i d o s y las a s o c ia c io n e s d e f e n s o r a s de d e t e r m i n a d o s in te res e s » . 128 E s ta s d e b e r fa n , e v id e n te m e n te , s o m e t e r a c o n t r o l la p u ­ b lic id a d i n t e r n a a su o r g a n iz a c io n . N o d e b e r f a se r e s tr u c tu r a lm e n t e im p o s ib le , en el se no de u n a o r g a n iz a c io n , p o r lo q u e al a s p e c to te c n ic o c o n c ie rn e , e s t a b l e c e r u n a r e la c io n a d e c u a d a — m e d i a n t e u n p r o c e s o de c o m u n i c a c i o n p u b lic a — e n t r e las d e c is io n e s b u r o c r a t i c a s y u n a d e l ib e r a c io n q u a s i- p a r la m e n ta 129 ria. E s v e r d a d q u e n o se p l a n t e a a c t u a l m e n t e este p r o b le -

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m a com o un p ro b le m a p rim o rd ia lm e n te tecnico. La desaparicion de la n o to rie d a d p u b lica en el seno de las grandes organizaciones — tan to de las estatales com o de las sociales— y, con m ayo r razo n aun, la evaporacion de la n o to ried ad p u b lica en el trafico en tre ellas, re s u lta del p lu ra lism o en la com peticion entre in tereses, m a n ten id o , p ero , aun asf, m otivo de du d a re s­ pecto de si p o d ra su rg ir de el un in te re s general capaz de dar u n a p a u ta a la opinion publica. El m an ten im ien to de un antagonism o e s tru c tu ra l entre los in tereses, la im p o sib ilid ad de sup era rlo , lev an tarfa b a rre ra s m uy e stric ta s a la p u b licid a d reorganizada en sus funciones crfticas p o r el E stado social; la neutralizacio n del p o d e r social y la racio n alizacio n del dom inio polftico en el am b ien te co n stitu id o p o r la d iscusion p u b lic a presupone, a h o ra y siem pre, la p o sib ilid ad de un consenso; presupone la p o sib ilid ad de u n a co incidencia b a sa d a en criterio s generales y o b lig a to rio s .13" De lo c o n tra rio , en el m e jo r de los casos, la relacion de p o d er — com o siem pre, p u b licam en te contrafda— en tre p re sio n y c o n tra p re sio n p ro d u c irfa un p re ca rio equilibrio de in tereses, b asad o en co y u n tu rales co rrelacio n es de fuerzas, que p rescin d irfa, que p rescin d e, de la racio n a lid a d com o p a u ta de un in te re s general. De tod o s m odos, a c tu a lm e n te se p refig u ran claram en te dos ten d en cias que p e rm ite n re p la n te a r el pro blem a. Las sociedades in d u stria lm e n te avanzadas han llevado la expansion de la riq u eza social a un p u n to ta l de d e sa rro llo de las fuerzas productivas que la co n sid eracio n que sigue no puede ya considera rse irre a lista : que un p lu ralism o su b sisten te — aunque no m u ltip licad o — de los in te re se s pued e p e rd e r la acritu d de u n a pugna en tre n ecesid ad es en la m ed id a en que estas vayan satisfacien d o se — lo que es hoy u n a tangible posibilidad— . En v irtu d de lo cual, el in te re s general consiste en a c e le ra r el advenim ien to de las condiciones de u n a «sociedad de la abundancia» que haga so b re ra la co m pensacion de in tereses a que obligan los m edios e s c a s o s .13"a Con los m edios tecnicos que han de p o sib ilita r la satisfaccion de las n ecesid ad es, au m en tan , por o tra p a rte , los m edios d estru ctiv o s. U n p o ten cial de autoaniquilacion to ta l de usos m ilita re s ha concitado riesgos de tal magn itu d que p e rm ite n re la tiv iz a r tra n q u ila m e n te el p ro b lem a de los in te re se s d ivergentes: el aun no su p erad o estado de naturaleza que se da en las relacio n es en tre los p ueblos se ha conv ertid o en u n a am enaza general de ta l e n v erg ad u ra que de el resu lta, en negacion d e term in ad a, el in teres general. Y a p a ra K ant, la «paz eterna» te n ia que fu n d am en tarse en un «orden c o sm o p o lita » .131 259

Sea com o fuere, no es y a posible tr a ta r de u to p ico s sin m as a los dos p re su p u e sto s de u n a p u b lic id a d polfticam en te activa: la o b je tiv a m e n te posible m in im alizacio n de las decisiones b u ro c ra tic a s y u n a relativ izacio n de los conflictos estructurales de in te re se s de acu erd o con la p a u ta p ro p o rc io n a d a p o r un interes g en eral reco n o cib le. L a dim en sio n de la dem ocratizacion de la sociedad in d u stria l c o n stitu id a p o r el E stad o social no esta lim ita d a a priori p o r u n a in e x tric a b ilid ad e indisolub ilid a d — te o re tic a o em p fricam en te c o n sta ta b le s— de las re­ laciones irra c io n a les e n tre el p o d er social y el dom inio p olitico. La pu g n a de la n o to rie d a d p u b lic a crftica con la m era m e n te o rie n ta d a p o r o bjetivos m a n ip u la tiv o s esta a b ierta; de ningun m odo es segura la v ic to ria de la p u b lic id a d so cio e sta talm e n te licitad a del ejercicio y la co m p en sacio n p o litico s del p o d e r so­ bre la p u b lic id a d m e ra m e n te fab ricad a con fines a c la m a to r io s ;132 pero no puede d e n u n c ia rse la com o ideologfa, al estilo de la idea de la p u b lic id a d b u rg u esa en la epoca de su d e sa rro llo liberal: si acaso, lleva h a s ta el final la d ialectica de aq u ella idea degradada a ideologfa.

26"

VII.

Sobre el concepto de opinion publica

24. La opinion publica como ficcion del estado de derecho y la disolucion socio-psicologica del concepto «O p in io n p u b lic a » significa cosas d is t in ta s se g u n se conte m p le co m o u n a in s ta n c ia critica en re la c io n a la n o to r ie d a d p u b lic a n o r m a t i v a m e n t e lic ita d a del ejercicio del p o d e r poli­ tico y social, o co m o u n a in s ta n c ia r e c e p tiv a en r e la c io n a la n o to r ie d a d p u b lic a, « r e p r e s e n ta tiv a » o m a n i p u l a t i v a m e n t e div u lg a d a , de p e r s o n a s e in s t itu c io n e s , de b ie n e s de c o n s u m o y de p r o g r a m a s . E n la p u b lic id a d c o n c u r r e n a m b a s f o rm a s de n o to r ie d a d p u b lic a, p e r o «la» o p in io n p u b lic a es su c o m u n dest i n a ta r io : ^ q u e re le v a n c ia tie n e tal m a g n itu d ? Los dos a s p e c to s de la n o to r ie d a d p u b lic a (y de la opi­ nio n publica) no e s ta n en u n a r e la c io n de n o r m a y h e c h o — como si se t r a t a r a del m is m o p r in c ip io , cuya a c tu a c io n efectiva resta r a m e r a m e n t e s u b o r d i n a d a a la a c tu a c io n lic ita d a p o r la opi­ nion p u b lic a (y, a n a lo g a m e n t e , la c o n d u c ta efectiva del publico, s u b o r d i n a d a a la c o n d u c ta que de el se esp era) — . Se t r a t a r i a en ese caso de c o o r d in a r u n a m a g n itu d ideal de la o p in io n pub lica con su c o n fig u ra c io n real; p e ro este no es e v i d e n te m e n te el caso. Las f u n cio n e s de la n o to r ie d a d p u b lic a, la c ritica y la m a n ip u la tiv a , so n c l a r a m e n te d istin g u ib le s. A c tu a n socialm ente c o n t r a p u e s t a s . Cada u n a de ellas conlleva u n a e x p e c ta tiv a de c o n d u c ta d is tin ta del p u b lic o : un a — por e n la z a r con la distin c io n ya e s ta b le c id a — tie n e que v e r con la o p in io n publica; la o tra , con la o p in io n no pub lica. N o p u e d e d e c irse sin m as que la c o n ju n c io n de n o to r ie d a d p u b lic a y d e s tin a ta r io s de esta c o n s titu y e u n a n o r m a . C om o n o r m a c o n s titu c io n a l m e n t e in s t itu c io n a liz a d a que es la n o to r ie d a d p u b lic a (cuya b a s e so­

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cial ha c am b iad o e s tru c tu ra lm e n te re sp e c to de la situ acio n de p a rtid a del E sta d o b u rg u e s de d erech o ), d e te rm in a u n a p a rte im p o rta n te de los p ro c e d im ie n to s a los que estan facticam en te obligados el ejercicio y la co m p en sacio n del p o d er. E so «proporciona» a la n o to rie d a d p u b lic a algo asf com o un d e stin a ta rio que colm a las ex p ectativ as de c o n d u c ta que ella conlleva — no es, p o r c ierto , este d e s tin a ta rio el p u b lico g lo b alm en te considerado, sino un s u b s titu to fu n cio n alm en te capaz— . O tra cu estio n em p fricam en te d ecidible es en que a m b ito s estan en v ig o r estas funciones de la n o to rie d a d p u b lica, que d im en sion tien e y en que condiciones e sta el p u b lico que le c o rre sp o n d e. P o r o tra p a rte , tam p o co pued e decirse que la co njuncion, c o m p e tid o ra de aquella, de n o to rie d a d p u b lic a y de sus d e stin a ta rio s constituya algo p a re c id o a un h ech o ; ella esta a c o m p a n ad a de u n a especffica a u to c o m p re n sio n cuya o b lig a to rie d a d n o rm a tiv a p u e ­ de a p a re c e r h a s ta cierto p u n to en co n tra p o sic io n a los in terese s directo s del « tra b a jo en p u b licid ad » . Es significativo que e sta a u to co m p re n sio n p ro p o rc io n e elem en to s esenciales p recisam en te a su a d v e rsa rio p u b licfstico . El an alisis ju rfd ic o -e sta ta l y teo rico -p o lftico de las n o r­ m as co n stitu c io n a le s en relacio n a la re a lid a d c o n stitu c io n a l de las dem o cracias de m asas c o n stitu id a s p o r el E sta d o social tiene que a te n d e r a la ficcion in stitu c io n a liz a d a de la o p inion publica, sin p oder, em p ero , id e n tific a r d ire c ta m e n te a esta en el co m p o rta m ie n to del p u b lico de c iu d ad an o s con u n a m ag n itu d real. La dificu ltad re su lta n te de ello h a sido sen alad a p o r Landshut. L an d sh u t re g istra , p o r u n a p a rte , el h e ch o de que «en el lugar tra d ic io n a lm e n te d estin ad o a la o p in io n p u b lic a [aparezca] la v ap o ro sa inclinacion sen tim en tal. E sta es o rie n ta d a y dirigida segun convenga a tra v e s de d e te rm in a d a s d isposiciones y por d e te rm in a d o s a c o n te c im ie n to s en uno u o tro sen tid o . E sa inclin ab ilid ad se n tim e n ta l se m ueve com o el resb alad izo cargam ento de un b a rc o b a la n c e a n te » .1 L a n d sh u t re c u erd a, p o r o tra p a rte , que las in stitu c io n e s c o n stitu c io n a le s de la d em o cracia de m asas estatal-so cial cu en tan con u n a opinion p u b lic a intacta, p u esto que e sta sigue siendo la u n ic a b ase re co n o cid a de la legitim acion del dom inio p o litico : «El E stad o m o d ern o presupone com o p rin cip io de su p ro p ia v e rd a d la so b eran ia p o p u lar, y esta, a su vez, tien e que e sta r e n c a rn a d a p o r la opinion publica. Sin esa a trib u c io n , sin la su b stitu c io n de la opinion pub lica com o origen de to d a a u to rid a d de las decisiones obligato rias p a ra todo el m u n d o , falta a la d em o c ra c ia m o d e rn a la su b sta n cia de su p ro p ia v e rd a d » .2 Si no se p u ed e ab a n d o n a r el m a n d a to , im plfcito en las n o rm a s c o n stitu c io n a le s,3 de u n a 262

p u b lic id a d p o lit ic a m e n te activa a la s im p le fa c tic id a d de u n a p u ­ b lic id a d d isg r e g a d a (o no se p u e d e a b a n d o n a r , al m e n o s , sin s o s t e n e r al m is m o t ie m p o u n a idea in g e n u a r e s p e c t o de la r a c io n a liz a c io n del d o m in io p o lit ic o ) , 4 e n t o n c e s se a b r e n fund a m e n t a l m e n t e dos c a m in o s p a r a definir el c o n c e p to de o p in ion pu blic a. U no de ellos r e t r o t r a e a p o sic io n e s lib e ra le s; el lib e r a ­ lis m o qu iso sa lv a r la c o m u n ic a c i o n — en el a m b ie n t e de u n a p u b lic id a d d e s in te g r a d a — de u n c irc u lo in te r n o de r e p re se n ta n t e s ca p a c e s de p u b lic id a d y f o r m a d o r e s de opinion ; el liber a li s m o q u is o s a lv a r u n p u b lic o r a c io c in a n te en el a m b i e n t e del p u b lic o m e r a m e n t e a c la m a tiv o . «Se c o m p r e n d e q u e sea m u c h o m a s dificil f o r m a r u n a o p in io n publica a p a r t i r del d es ierto de s e n tim i e n to s , d ifusas o p in io n e s y p o p u la r i z a d o s p u n to s de v ista d if u n d id o s p o r los m e d io s de c o m u n ic a c io n de m a s a s , que a p a r t i r de la p o le m ic a r a c io n a l e n t r e las g r a n d e s c o r r ie n t e s de o p in io n q u e p u g n a n e n t r e si en la so c ied a d civil. P o r q u e hay que a d m i t i r qu e es m a s dificil qu e n u n c a el que u n a o p in io n p u b lic a co n sig a i m p o n e r s e » . 5 E v i d e n te m e n te , H e n n is c o n s ta t a ese e s ta d o de cosas solo p a r a u r g ir a la cre a c io n de organizacio n es esp ec iale s e n c a r g a d a s de p r o c u r a r a u d i e n c ia y obediencia «al p u n to de v is t a r e p r e s e n t a d o p o r los c i u d a d a n o s relativ a m e n t e m e jo r i n f o r m a d o s , m a s in te lig e n te s y de m a y o r r e c titu d m o ral» .6 El m o m e n t o de la p u b lic id a d , que es g a r a n t i a de rac io n a lid a d , tie n e que se r sa lv a d o al p r e c io del m o m e n to de la u n iv e r s a lid a d , qu e es g a r a n tia de ac c e sib ilid a d u n iv e rs a l. De ahi que las cu a lific ac iones que las p e r s o n a s p r iv a d a s p o d ia n conse g u ir a n te s co m o c r ite r io s de p e r te n e n c ia a un p u b lic o d e n t r o de la esfera del tra f ic o m e r c a n ti l y del t r a b a j o social, p u e d a n llegar a a u t o n o m i z a r s e co m o c u a lid a d e s j e r a r q u i c a s de la «rep r e s e n ta c io n » ; p o r q u e no p u e d e c o n t a r s e y a con a q u e lla b ase: u n a « r e p r e s e n ta c io n » de este tipo no p u e d e ya, d a d a s las circ u n s ta n c ia s , d e t e r m i n a r s e so c io lo g ic a m e n te de un m o d o satisf a c to r i o . 7 El o tr o c a m in o lleva a u n c o n c e p t o de o p in io n p u b lic a que p r e s c in d e p o r c o m p le to de c r ite r io s m a te r ia le s ta le s co m o r a c io n a li d a d y « r e p r e s e n ta c io n » y se lim ita a c r it e r io s in stitu c io nales. Asi e q u i p a r a F r a e n k e l o p in io n p u b lic a y c o n c e p c io n dom in a n te en el P a r l a m e n t o y o b lig a to r ia p a r a el G o b ie rn o : «Valie n d o se del p r o c e d im ie n to de la d isc u sio n p a r l a m e n t a r i a , la o p in io n p u b lic a h a c e lleg ar al G o b ie r n o su s d eseo s y, a su vez, el G o b ie r n o p one a la o p in io n p u b lic a en c o n o c im ie n to de su p o litic a .8 — La o p in io n p u b lic a d o m in a , p e ro no g o b ie rn a .— Leibholz cree d e s a c e r t a d a esa c o n f r o n ta c io n de G o b ie r n o y Parla-

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m en to (en ten d id o este com o p o rtav o z de la o p inion publica); segun el, los sujetos p o lfticam en te activos serfan los p a rtid o s en sus ro les resp ectiv o s de g obierno y oposicion. L a v o lu n ta d de los p a rtid o s coincide con la de la c iu d ad an fa activa, de m odo que el p a rtid o en cada caso m a y o rita rio re p re s e n ta la opinion pub lica: «Asf com o en la d em o cracia p le b is c ita ria la v o lu n ta d de la m ay o ria de la c iu d ad an fa activa es id e n tific a d a con la volun­ ta d global del p u eb lo , asf tam b ien en un E stad o dem o cratico de p a rtid o s la v o lu n ta d del p a rtid o en cada caso m a y o rita rio en el G obierno y en el P a rla m e n to es id en tificad o con la volonte generate».9 L a opin io n no p u b lic a solo a d q u ie re c red en ciales de opinion «publica» en la elab o racio n que de ella hacen los partidos. A m bas v ersio n es c u e n ta n con el hecho de que, en el p ro ceso de form acion de la opinion y la v o lu n ta d en las dem ocracias de m asas, la opinion p o p u la r in d e p e n d ie n te de las organizaciones — que la m ovilizan y la in te g ra n — apenas conserv a u n a funcion p o lfticam en te relev an te. Pero ahf rad ica, de to ­ dos m od o s, el p u n to debil de e sta teorfa; en la m ed id a en que el publico , com o sujeto de la opin io n p ublica, es su b stitu id o en esta teo rfa p o r in stan cias solo a tra v e s de las cuales es este publico aun capaz de accion p o litica, ese concep to de opinion p u b lic a se hace n e u tra l. N o p u ed e a p re c ia rse ya en esta «opinion publica» si p ro ced e de la co m u n icacio n p u b lica o de la m ediatizacio n ; con lo que sigue a b ie rta la cu estion de si bajo ese ro tu lo hay que e n te n d e r m e ra m e n te la in terv en cio n de u n a inclinacion o te n d e n c ia m asiv a incapaz siq u ie ra de au to articu larse, o bien la d eg rad acio n de u n a opinion m uy capaz de ilustracio n , p ero in e lu c ta b le m e n te in te g ra d a en el eco p le b isc ita rio . La ficcion de opinion p u b lica, c a ra c te rfstic a del E stado de derecho, no p u ed e ya seguir id en tifican d o se con el com portam ien to re a l del pub lico ; p e ro ta m p o co p u ede d ecirse que la a trib u c io n de la opinion p u b lica a d e te rm in a d a s in stitu c io n es polfticas le quite ese c a ra c te r ficticio — si se a b stra e del plano del c o m p o rta m ie n to del p u b lico — . Con el pathos p o sitiv ista, la investigacion social em pfrica re g re sa a ese p lan o p a ra a sir dire cta m e n te la «opinion publica». Pero a b stra y e n d o se, a su vez, evidentem en te, de los asp ecto s in stitu c io n a le s y p ro ce d ie n d o a la disolucion sociopsicologica del concep to de o p inion p u b lic a com o tal. Y a un p ro b lem a p a ra el lib eralism o de m ed iad o s de siglo, la «opinion publica» es co n scien tem en te p e rc ib id a en el u ltim o cu arto del siglo XIX com o u n a m a g n itu d de to d o p u n to p ro b lem atica. En un tra ta d o sobre La esencia y el valor de la 264

opinion publica del ano 1879, se dice en tono de resignacion tardolib eral: «La nov ed ad en los hechos y la n ecesidad de cam ­ bios y variaciones han llegado en n u e stro s dfas a ser a ta l punto decisivos que la opinion p o p u la r p rescin d e ta n to de u n a firm e recepcion de la h ere n c ia h isto ric a [...] com o de aquella v e rd a d e ram e n te v igorosa y eficaz elaboracion in telectu al de los grand es h o m b res que crefan en p rin cip io s y eran capaces de sacrificarlo to d o a ellos. Lo que hace cien anos era, segun el p a re c e r de los coetaneos, el unico p rin cip io obligatorio en la sociedad (la opinion p u b lica), se ha con v ertido con el curso del tiem p o en u n a consigna gracias a la cual la m asa com oda e in te le c tu a lm e n te d esidiosa ha ten id o el p re te x to p a ra sustraerse al p ropio tra b a jo in te le c tu a l» .10 Y a un lu stro antes h a b ia Schaffle d eclarado a la opinion p u b lica u n a «inform e reaccion de la m asa» y la h a b ia definido com o «expresion de los p u n to s de vista, ju ic io s de v alo r o ten d en cias volitivas del publico todo o de u n a c u alq u iera de sus p a rte s » .11 Y asf se rom pe el hechizo con el que la teo rfa del E stad o h a b ia cu b ierto siem pre al con­ cepto — la opinion p u b lica se convierte en o b jeto de la investigacion sociopsicologica— . A nalizada como «opinion de m asas» p o r vez p rim e ra p o r T a rd e ,12 es a rra n c a d a al contexto funcional de las in stitu cio n es polfticas y d esp o jad a de su c a ra c te r de «opinion publica»; p a sa a h o ra p o r p ro d u c to de un proceso de com unicacion en el seno de las m asas que no esta vinculado a los p rin cip io s de la d iscusion p u b lica ni a la dom inacion polftica. C uando teorico s del E stad o , com o Dicey en In g la te rra o Bryce en E stad o s U n id o s,13 im p resio n ad o s p o r el funcionam iento de un popular government, siguen m an ten ien d o un con­ cepto — evidentem ente ya sociopsicologicam ente reflejado— de opinion p u b lica en ese contexto funcional, se exponen a la objecion de insuficiencia en el tra ta m ie n to del m a teria l em pfrico. P arad ig m atica es a este resp ecto la te m p ra n a crftica de A. F. B entley, que h ech a de m enos «a q u a n tita tiv e analysis o f public opinion in te rm s o f the different elem ents o f the population)), esto es, «an investig atio n o f the exact things really w an te d un­ der cover o f the opinion by each group o f the people, w ith tim e an d place and c ircu m stan ces all tsk e n up into the center o f the statem ent)). L a tesis de B entley es que: «There is no pu­ blic op in io n ... n o t activity reflectin g or re p re sen tin g the acti­ vity o f a group or set o f g ro u p s» .14 La public opinion acabo p o r co n v ertirse en el ro tulo que desig n ab a al analisis socio-psicologico de procesos de grupos, an alisis que definfa su objeto del siguiente m odo: «public 265

opinion refers to peo p les a ttitu d e s on an issue w hen they are m em b ers o f th e sam e social g ro u p » .15 L a definicion re v ela clara m e n te lo que u n a d ecad a de d e sa rro llo s te o re tic o s y — sobre todo— em pfricos h a b ia a rra n c a d o p o sitiv fstic am en te al concepto h isto ric o de opin io n p u b lica. P o r lo ta n to , el p u b lico era eq u ip arad o , com o su jeto de la o p in io n p u b lica, con mass, y lue­ go con group, com o sujeto sociopsicologico de un p ro ce so de com unicacio n e in te ra c c io n en tre dos o m as in d ividuos. L a nocion de «grupo» se a b s tra e de to d o p re s u p u e s to social e historico, ta m b ie n de to d o m edio in stitu c io n a l y, a fortiori, del entra m a d o de funciones sociales que en o tra epoca fueron determ in a n te s de la especffica co in cid en cia de las p e rso n a s p riv a d a s en un p u b lico p o lftic a m e n te ra c io c in a n te. N o m enos a b stra c ta m ente es c a p ta d a la nocio n m ism a de «opinion». Opinion es, p o r lo p ro n to , id e n tific a d a con expression on a controversial topic,16 luego con expression o f an attitude17 y, p o ste rio rm e n te , con attitude sin m as. 8 A l final, la opin io n a c a b a p o r no neces ita r siq u iera de la ca p acid ad de v erb alizacio n ; ella co m p ren d e no solo c u a le sq u ie ra h a b ito s o c o stu m b re s que se m anifiestan en d e te rm in a d a s concep cio n es, es decir, aqu el tipo de «opinion» m a c u la d o p o r p re ju ic io s relig io so s y d eriv ad o s de usos y c o stu m b re s a los que se e n fre n ta b a la o p in io n p u b lic a crftica del siglo XVIII, sino ta m b ie n m o d o s de c o n d u c ta sin m as. Tal opinion consigue ta n solo el a trib u to de p u b lic id a d en conexion con pro ceso s de g rup o s. E l in te n to de d e te rm in a r la opinion p u b lic a com o «collection o f in d iv id u al opinions» 19 p ro n to es correg id o p o r el an alisis de las relacio n es de g ru pos: «we need co ncepts o f w h a t is b o th fu n d am en tal or deep an d also com m on to a g ro u p » .20 P asa a h o ra p o r «publica» u n a o p inion de grupo cuando h a co n seg u id o im p o n e rse su b je tiv a m e n te: el m iem b ro in dividu al tien e u n a id ea (a lo m e jo r equivocada) del peso de su opin io n y de su c o n d u cta, esto es, u n a id ea acerca del num ero y de la id e n tid a d del re sto de los m ie m b ro s del gru p o que co m p a rte n o que re ch azan sus c o stu m b re s o sus p u n to s de v ista .21 E n tre ta n to , L azarsfeld ha llam ad o e n erg icam en te la atencion sobre el hecho de que se h a c o m p ra d o dem asiad o caro el concepto sociopsicologico de o p in io n p u b lic a al p recio de la elim inacion de to d o s los m o m en to s sociologicos y politologicos esenciales; con algunos ejem plos, co n fro n ta ese concepto con el concepto de la tra d ic io n de la teo rfa del E s ta d o 22 p a ra acabar, ev id en tem en te, d an d o se p o r satisfecho con el m ero postu lad o de u n a «classical-em p irical sy n th e sis» .23 U n p rim e r paso en esa d ireccio n significa, con to d o , la am p liacio n del cam po 266

de in v estigacion a la d in am ica de gru p o s y, de ahf, a las institu cio n es de la opinion p ublica, esto es, a la relacio n en tre m e­ dios de com u n icacio n de m asas y p ro ceso s de opinion. De todas form as, estas in v estigaciones de la e s tru c tu ra de la com unicacion se atien en m ucho m as a las relacio n es psicologicas que a los co n d icio n am ien to s in stitu c io n a le s, com o lo m u e stra bien ilustra tiv a m e n te el in te re sa n te te o re m a del two-step-flow o f com­ munication [flujo com un icativ o en dos p a s o s ] .24 U n paso m as im p o rta n te en el cam ino de la sfntesis re q u e rid a en tre el clasico concepto de la opin io n p u b lic a y su sucedaneo sociopsicologico se da solo con la rec u p e rac io n de la h a sta ah o ra prete rid a relacio n con las in stan cias de la dom inacion politica. «La opinion p u b lica es el c o rre la to de la dom inacion [... ] algo que solo existe p o lfticam en te en d ete rm in a d a s relaciones en tre el dom inio y el p u e b lo » .25 Solo que el concepto fijado en las in stitu cio n e s del ejercicio del p o d e r p o litico ro za ta n tan g en cialm en te la dim en­ sion de los p ro ceso s de co m unicacion inform ales com o precaria m e n te consigue a d h e rirse , p o r o tra p a rte , el concepto de u n a opinion p u b lica d isu elta sociopsicologicam ente en las relacio ­ nes de grupo a aq u ella dim ension en la que en o tra epoca h a b ia d esarro llad o la categorfa su significacion estrateg ic a (y en la que aun hoy, p re c isa m e n te com o ficcion del E stad o de derecho, tra n s c u rre su escindida existencia, no to m a d a ya en serio p o r los sociologos).25a U na vez que se ha reco n d u cid o el sujeto de la opinion p u b lica — expresion aqui de u n a tra n sfo rm ac io n estructu ra l y no solo de su concepto— a u n a m a g n itu d n e u tra l resp ecto de la diferenciacion en tre p u b lic id a d y esfera privada, es decir, u n a vez reco n d u cid o al grupo, y cu an do la opinion pub lica m ism a se h a d isu elto en u n a relacio n n e u tra l de grupo (n eu tral re sp e c to de la d iferenciacion en tre com unicacion razonable y co n fo rm id ad irra c io n a l), entonces puede tam b ie n llegar a ser a rtic u la d a la relacio n de las opiniones de grupos con el p o d e r p ublico, p ero y a solo en el m arco de u n a ciencia au xiliar de la ad m in istra c io n : «Asf pues», segun la definicion in te n ta d a p o r S chm idtchen, «habrfa que calificar com o opinion p u b lica todos aquellos m odos de co n d u cta de grupos cu a lesq u iera de la pob lacio n que re su lta n ap ro p ia d o s p a ra m o d ificar o con serv ar las e stru c tu ra s, las p ra c tic a s y los objetivos de la dom inacion.26 La in ten cio n de la p u b lic id a d p o lfticam en te activa — con la que, las e stru c tu ra s, las p ra c tic a s y los objetivos de la do m in acio n » .26 E sta d o social— ig n o ra tan co m p letam en te ta l concepto, que ni siq u iera se puede p ro b a r con el, em p fricam en te m an ejad o , la inexisten cia de aq u ella p u b lic id a d p o lfticam en te activa. Ese con267

cepto cualifica a la o p in io n p u b lic a com o u n a p osible resistencia de friccion a la p ra c tic a del G obierno y de la A d m in istracio n , u n a re sis te n c ia que p u ed e ser d ia g n o stic a d a p o r la in v estigacion de la opin io n y m a n ip u la d a u tiliz a n d o los m ed io s adecu ad o s: esos m ed io s « p erm iten al G obierno y a sus organos a c tu a r ten ien d o p re se n te u n a re a lid a d c o n stitu id a p o r la reac cio n de todos aq u ello s p a rtic u la rm e n te afectad o s p o r la p o litica. Las investigacio n es y sondeos de o p in io n d esem p en an la ta re a de llevar a esa re a lid a d a g rem ios e in stitu c io n e s, a los que to c a la funcion de b u s c a r la co in cid en cia e n tre la c o n d u c ta de la p o b la­ cion y las fijaciones p o lfticas de fines u o b je tiv o s» ;27 p e ro el a u to r no se ve obligado a p ro p o rc io n a r la p ru e b a de su afirm acio n .28 Y a de e n tra d a , la opin io n p u b lic a es d efinida en re la ­ cion a la m an ip u la c io n con cuya ay u d a los d o m in ad o res p o liti­ cos han de in te n ta r « poner al unfsono las d isp o sicio n es de la poblacion con la d o c trin a p o litica y con la e s tru c tu ra p o litica, con el estilo y con los re su lta d o s del in in te rru m p id o p ro ceso de to m a de d ecisio n es» .29 L a opin io n p u b lic a sigue siendo objeto de d o m in acio n ta m b ie n en los casos en los que esta se ve obligada a h acerle co n cesiones y a re o rie n ta rs e ; la o p inion p u b lica no esta ya v in c u la d a ni a reg las de d iscu sio n p u b lic a o a form as de verbalizacion, ni debe o c u p a rse de p ro b le m a s p o litico s, ni m enos aun d irig irse a in sta n c ia s p o lftic a s.30 Su relacio n con la dom inacion, con el p o d er, a u m e n ta , p o r asf d ecirlo, a espaldas suyas: los deseos «privados» de au to m o v iles y re frig e rad o re s caen bajo la categ o rfa de «opinion pu b lica» , ex actam en te igual que el re sto de m o d o s de c o n d u c ta de g ru p o s c u ale sq u ie ra con tal de que sean re le v a n te s p a ra el ejercicio de las funciones estatal-so ciales de la d o m in acio n y la a d m in is tra c io n .31

25.

Un intento sociologico de clarification

El m a te ria l de los sondeos de opinion — opiniones cualesq u iera de g rupos c u a le sq u ie ra de la poblacio n— no se califica com o opin io n p u b lica p o r el m ero hecho de que se le conv ie rta en m a te ria de reflexiones, d ecisiones y d isposiciones po­ lfticam en te relev an tes. L a re tro d e p e n d e n c ia de las opiniones de gru p o s definidas en los c rite rio s de in vestigacion, y a respecto de p ro c e d im ie n to s del G obierno y de la A d m in istracio n , ya resp ecto de la form acion de la v o lu n tad , p o lftic am en te influenciada p o r la n o to rie d a d p u b lic a « rep resen tativ a» o m anipulativ am en te d e sa rro lla d a , no pued e c e rra r la b re c h a a b ie rta en268

tre la ficcion de opinion p u b lica del E stad o de d erecho y la disolucion sociopsicologica del concepto de esta. Un concepto de opin io n p u b lica con sentido h isto rico , n o rm a tiv a m e n te suficiente p a ra las p re te n sio n e s del E stad o social, te o retica m en te claro y em p fricam en te p o n d erab le, solo pued e conseguirse partien d o del cam bio e stru c tu ra l de la p u b licid ad m ism a y de la dim ension de su desarro llo . L a pugnaz oposicion en que se h allan am bas form as de n o to rie d a d publica, oposicion que m a­ cula a la p u b licid ad p o litica de n u e stro s dfas, tiene que ser tom ad a seria m e n te com o el in d icad o r del estad o en que se h alla el pro ceso de d em o cratizacio n de la sociedad in d u stria l constitu id a p o r el E stad o so cial.32 Las opiniones no pu b licas actuan en — n u trid o — p lu ral, m ie n tra s que «la» opinion p u b lic a es en rea lid a d u n a ficcion; sin em bargo, hay que aten erse al concep­ to de opinion p u b lica en un sentido co m p arativo, p o rq u e hay que e n te n d e r la re a lid a d co n stitu cio n al del E stado social como el pro ceso en cuyo d ecu rso se realiza u n a p u b licid ad polftica­ m ente activa, esto es, en cuyo decurso el ejercicio del p o d er social y de la dom inacion p o litica se som eten efectivam ente al m an d ato dem o cratico de la pu b licid ad . A p a r tir de esa dim en­ sion del d esarro llo estatal-social, pues, hay que d e sa rro lla r los c rite rio s que p e rm ita n m e d ir em p fricam en te a las opiniones segun el g rado de su p u b licid ad ; en efecto: u n a ta l fijacion emp frica de la opinion p u b lica en un sentido co m p arativ o es hoy el m edio m as seguro de o b te n e r enunciados solidos y contrastab les acerca del valo r d em ocratico de integ racion de u n a situ acio n co n stitu cio n al efectiva. En el m odelo p ueden c o n trap o n erse dos am bitos de com unicacion p o lfticam en te relev an tes: p o r un lado, el sistem a de opiniones in form ales, p erso n ales, no p u blicas; p o r el o tro, el de las opiniones form ales, in stitu c io n alm e n te autorizadas. Las opiniones inform ales se diferencian segun el grad o de su ob lig ato ried ad : en el plano m as bajo de ese am bito de com unicacio n son v erb alizad as las evidencias cu ltu ra les no discu tid as, los e x trem ad am en te ten aces re su lta d o s del pro ceso de c u ltu racio n n o rm alm en te su strafd o a la reflexion de cada su­ je to (por ejem plo: la a c titu d frente a la p en a de m u erte , frente a la m o ral sexual, etc.). En un segundo plano son verbalizadas las — poco d iscu tid as— experiencias b asicas de la p ro p ia biograffa, los poco fluidos re su lta d o s del choque de la socializacion, que esta tam b ien al m argen de la reflexion (por ejem ­ plo: la a c titu d ante la g u e rra y la paz, ante d eterm in ad o s deseos de seguridad, etc.). En un te rc e r plan o , las evidencias, frecu en tem en te d iscu tid as, de la c u ltu ra in d u stria l, los fluidos re269

su ltados de la irrig acio n p u b lic istic a d u ra d e ra (o ta m b ie n de la lab o r p ro p ag an d fstica) a la que estan expuestos los consum idores, sobre todo en su tie m p o libre o de o c io .33 Las evidencias p ro d u c id a s p o r la c u ltu ra in d u stria l tienen un c a ra c te r m as fugaz y artificial que las evidencias culturales, que pod em o s c o n sid e ra r com o u n a especie de suelo n u tricio de la h is to ria del tip o ideal — apenas m odificado en su estru c tu ra sociopsicologica— c o n stitu id o p o r la opinion espontanea, p o r el «prejuicio». Las o piniones su rg id as en el am b ien te de la c u ltu ra in d u s tria l se form an en un co n tex to de «intercam bio de g ustos e inclinaciones». De o rd in a rio son la fam ilia, los grupos de am igos y c o m p an ero s de la m ism a generacion, de conocidos del b a rrio o del tra b a jo — con sus p e c u lia re s estru ctu ras de la o rien tacio n de la in fo rm acio n y del p restig io de la opi­ nion, que aseg u ran las o b lig a to rie d a d e s de las o p iniones de grup o — 34 quienes c o n stitu y en el foco de este tipo de opiniones exte rio rm e n te g o b ern ad as. Cierto es que esos g ru p o s elevan a un nivel lingufstico las evidencias c u ltu ra le s al in te rc a m b ia r opi­ niones, p ero tales evidencias c u ltu ra le s son de n a tu ra le z a distin ta de la de las ideas apoyadas en co n v en cim ien tos, las cuales, an tic ip an d o su p ro p ia falta de co n secu en cias, circu lan , p o r asf decirlo, h a sta nuevo aviso. T am bien estas c o n stitu y en — al igual que las opinions— sistem as n o rm a tiv o s que exigen adecuacion a ellos, p ero al m odo de un co n tro l social a trav es de las «modas», cuyas ca m b ia n te s reg las solo p o r u n a te m p o ra d a exigen p red isp o sicio n a ser seguidas. Asf com o aqu ellas evidencias cul­ tu ra le s, m ed iad as p o r tra d ic io n e s p ro fu n d a m e n te a rra ig a d a s, podrfan calificarse com o su b lite ra ria s, asf ta m b ie n de las evidencias p ro d u c id a s p o r la c u ltu ra in d u stria l p u ed e decirse que han llegado a un estad io en cierto m odo p o slite ra rio . Los co n tenidos de opinion p ro d u c id o s p o r la c u ltu ra in d u stria l te m atiz an el am plio cam po de relacio n es que se dan en tre los h o m b res y d en tro de la p siq u e de cad a h o m b re , esto es, el cam po explorado psicologicamente por vez primera en el siglo x v i i i , el campo que dio lu g ar a la su b jetiv id ad in se rta en p u b lico y lite ra ria ­ m ente capaz en el m arco de u n a esfera b u rg u e sa in tim a in tacta. En aquella epoca, los am b ito s de la vida p riv a d a estab an aun pro teg id o s en lo que h ace a su exp resa relacio n con la publicidad, p o rq u e el racio cin io p u b lico e sta b a lite ra ria m e n te m ediado. La c u ltu ra de in teg racio n ofrece, en c o m b i o , co nservas de u n a lite ra tu ra p sicologica en d ecad en cia com o p restac io n e s publicas d e stin a d a s al consum o p riv ad o — y d e stin ad as a ser com en ta d as com o consum o en el in te rc a m b io de o piniones de los grupos— . Esos gru p o s son ta n poco «publico» com o aquellas

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form aciones de la sociedad p re b u rg u e sa en las que se constitufan las viejas opinions aseg u rad as p o r la trad ic io n , circulando luego de un m odo no p olem ico con el efecto de u n a law o f opi­ nion. N o es p o r casu alid ad que la investigacion de los grupos y las in v estigaciones de los sondeos de opinion se h ayan desarro lla d o sim u ltan eam en te: el tip o de opinion que surge de las relacio n es en tre los grupos, re c ib id a sin form ulacion, flexible y ductil en lo que a in te rp re ta c io n e s hace, apenas in te rio rizad a y no d em asiad o c o m p ro m eted o ra; en u n a p a lab ra : esta «m era» opinion, que es p a rte de un small talks [conversaciones, charlas sin m ay o r tra s c e n d e n c ia ], es valiosa y a de p o r si p a ra los fines de la investigacion. Los p ro ceso s de com unicacion de los grup o s estan bajo la influencia de los m edios de com unicacion de m asas, o b ien d ire c ta m e n te o bien, las m as de las veces, a trav es de la m ed iacio n de los opinion leaders. E n tre estos se cu en tan m uy a m en u d o aqu ellas p e rso n a s que disp onen de opiniones m e d ita d a s, form adas en la p o lem ica lite ra ria y ra cio c in an te. En la m ed id a, em pero, en que esas opiniones se m a n tien en fuera del contexto de la com unicacion de un p u b lico intacto , form an p a rte del con ju n to de opiniones no p u b licas, aun cuando se diferencian y c o n tra sta n re sp e c to de las tre s re sta n te s catego­ rias. El am b ito de co m unicacion de las opiniones no publicas se co n trap o n e a la esfera de circulacion de u n a opinion quasi publica. E sas opiniones form ales p u ed en re co n d u cirse a in stitu cio n es tan g ib les; estan oficial u oficiosam ente autorizadas en calid ad de co m unicados, notificaciones, declaraciones, d iscu rso s, etc. De ahf que se tra te p rim o rd ia lm e n te de opiniones que circulan, en un plano que escap a a la m asa de la poblacion, en tre cfrculos re la tiv a m e n te re d u c id o s de la gran p re n sa polftica, de la p u b lic istic a ra c io c in a n te, en general, y de los organos consultivos, influyentes y d ecisorios con com petencias polfticas o p o lfticam en te re lev an tes (gobierno, com isiones gubernam en tales, en tid ad es a d m in istra tiv a s, com ites p a rla m e n ta rio s, direcciones de p a rtid o s , agru p acio n es y com ites de asociaciones y organizaciones sociales, ad m in istra c io n e s de consorcios, secre ta ria d o s de sin d icato s, etc.). Aun cuando esas opiniones casi publicas estan d e stin ad as a un am plio pu b lico, no cum plen los req u isito s de un racio cin io p u b lico segun el m odelo liberal. Como opiniones in stitu c io n a lm e n te au to riz a d as, estan continuam en te gozando de p rivilegios y no consiguen u n a correspondencia recfp ro ca con la m a sa no o rg an izad a del «publico». Como es n a tu ra l, existe en tre am bos am b ito s u n a co­ nexion c o n sta n te a tra v e s de los m edios de com unicacion de 271

m asas, y c ie rta m e n te a tra v e s de u n a n o to rie d a d p u b lic a «rep re se n tativ a » o m a n ip u la tiv a m e n te d e sa rro lla d a , con cuya ayuda se p ro c u ra n los gru p o s p a rtic ip a n te s en el ejercicio del poder y en la co m p en sacio n del p o d e r u n a p re d isp o sic io n a la aqu iescen cia y al seguidism o p le b isc ita rio s del publico m ediatizado. T am b ien co n tam o s a ese vehfculo — que p o sib ilita la adquisicion de u n a influencia p u b lic istic a planificada— e n tre las opiniones form ales, p e ro , com o « p u b licam en te-m an ifestad as» que son, hay que d istin g u irla s de las «quasi-publicas». A dem as de ese c o n ta c to m asivo en tre los a m b ito s form ales e info rm ales de co m u n icacio n , existe ta m b ien la raram ente estab lecid a relacio n en tre la p u b lic istic a ra c io c in a n te y aq uellas p e rso n a s in d iv id u alizad as que in te n ta n todavfa form arse lite ra ria m e n te su opin io n — u n a opinion capaz de p u b licid a d , pero re a lm e n te no p u b lica— . L a conexion co m u n icativ a de un publico ra c io c in a n te c o n stitu id o p o r p e rso n a s p riv a d a s h a sido co rtad a; la opinion p u b lic a que o tro ra surgfa de esa conexion ha sido en p a rte d e sc o m p u e sta en o p in io n es in fo rm ales de p e r­ sonas p riv a d a s sin pu b lico , y en p a rte en o p in iones form ales de las in stitu c io n e s p u b lic fstic a m e n te activas. El publico no esta ya solicitado a tra v e s de la com u n icacio n p u b lica, sino que a trav es de la co m u n icacio n de las o p in io n es pu blicam ente-m an ife sta d a s, el p u b lico de las p e rso n a s p riv a d a s no organizadas es re clam a d o p o r la notoriedad publica «representativa» o manipulativamente desarrollada. En cam bio, u n a opin io n p u b lic a en el sentido e stricto de la p a la b ra solo p u ed e p ro d u c irse en la m e d id a en que los dos am b ito s com u n icativ o s sean m ed iad o s p o r el am b ito de la notoriedad publica critica. U na ta l m ed iacio n solo es hoy posible, evid en tem en te, en u n a m a g n itu d so ciologicam ente relevante, p o r la via de la p a rtic ip a c io n de las p e rso n a s p riv ad as en un proceso de com u nicacio n form al co n d u cid o a trav es de la p u b licid a d in te rn a a las o rg an izacio n es. U na m in o rfa de las p e r­ sonas p riv a d a s p e rte n e c e, efectiv am en te, ya a los p a rtid o s polfticos y a las aso ciacio n es p u b lic a s en calid ad de m iem b ro s. En la m e d id a en que esas o rg an izacio n es se d o ten de publicidad in te rn a no solo al nivel de los funcio n arios y managers, sino a tod o s los niveles, e x istira la p o sib ilid a d de que se establezca un a co rre sp o n d e n c ia re c fp ro c a en tre las opiniones polfticas de las p e rso n a s p riv a d a s y aq u ella opin io n casi publica. E sa situacion pued e significar u n a te n d e n c ia insignificante cuan­ do se la c o n tem p la g lo b alm en te; re q u ie re averig uacion em pfrica saber que alcance y que eficacia real tie n e esa ten d en cia; saber si se tr a ta de u n a te n d e n c ia p ro g re siv a o quiza de una 272

ten d en cia regresiva. M as, p a ra u n a teo rfa sociologica de la opi­ n ion p u b lica, es de u n a im p o rta n c ia decisiva, p o rq u e proporciona los c rite rio s p a ra ju z g a r de u n a dim ension que es la unica en la que la opin io n p u b lica p u ede form arse en las condi­ ciones de u n a d em o cracia de m asas c o n stitu id a p o r el E stado social. Asf com o las opiniones inform ales se cuelan en el cfrculo de las opiniones casi p u b licas, son ap ro v ech ad as p o r este y tra n sfo rm a d a s, asf tam b ien consigue ese cfrculo m ism o p u b li­ cidad al am p liarse con el p u b lico c o n stitu id o p o r los ciudadanos. En la m ed id a en que de n in g u n m odo «se da» la opinion p u b lic a com o tal — aunque p u ed an aislarse ten d en cias que actu an en favor de la form acion de u n a opinion publica— , esta solo puede definirse c o m p arativ am en te. El grado de pub licid ad de u n a opinion se m ide segun la m ed id a en que p rovenga de la p u b licid ad in te rn a a un p u b lico co m p u esto p o r m iem b ro s de organizacio n es; y tam b ien p o r la m a g n itu d que alcance la com unicacion en tre u n a p u b lic id a d in te rn a a las organizaciones y u n a p u b licid ad externa, fo rm ad a en el trafico publicfstico, v ehiculado p o r los m edios de com unicacion de m asas, entre las o rganizaciones sociales y las in stitu c io n e s estatales. C. W. M ills, a p a r tir de la c o n trap o sicio n entre «publico» y «m asa», con stru y e u n o s c rite rio s em p fricam en te utilizables p a ra u n a definicion de opinion p u b lica: «In a public, as we m ay u n d e rs ta n d the term , (1) v irtu a lly as m any people ex­ p re ss o pinions as receive th em . (2) P ublic co m m unication are so organized th a t th ere is a chance im m ediately and effectively to an sw er b a c k any opinion expressed in public. O pinion for­ m ed by such d iscu ssio n (3) read ily finds an o u tle t in effective action, even ag ain st — if n ecessary— th e prevailing system o f a u th o rity . And (4) a u th o rita tiv e in stitu tio n s do n o t p e n e tra te the p u b lic, w hich is th u s m ore or less au to n o m o u s in its operatio n » .35 En cam bio, las opiniones p ierd en en p u b licid a d al estar a tra p a d a s en el contexto com unicativo de u n a «m asa»: 36 «In a mass, 1. far few er people express opinions th a n receive them ; for the com m unity o f p u b lics becom es an a b s tra c t collection o f individuals w ho receive im p ressio n s from the m ass m edia. 2. The co m m u n icatio n s th a t p rev ail are so o rganized th a t it is difficult or im possible for the indiv id u al to answ er back im m e­ diately or w ith any effect. 3. The realizatio n o f opinion in action is co n tro lled by a u th o ritie s w ho organize and co n tro ll the chan­ nels o f such action. 4. The m ass has no au to nom y from in stitu ­ tio n s; on th e co n trary , agents o f au th o rized in stitu tio n s p e n e tra ­ te this m ass, red u cin g any auto n o m y it m ay have in the form a­ 273

tion o f opinion by d isc u ssio n s» .37 E stas a b stra c ta s determ inaciones de un p ro ceso de opinion que tra n s c u rre en las condiciones tfpicas de u n a p u b lic id a d d isg reg ad a p u ed en facilm ente in c o rp o ra rse al m arco de n u e stro m odelo h isto rico -ev o lu tiv o : 38 los c u a tro c rite rio s de co m u n icacio n masiva se cum plen en la m edida en que el am b ito co m u n icativ o in fo rm al esta conectado con el am b ito com un icativ o form al m e ra m e n te a trav es de los canales de la n o to rie d a d p u b lic a m a n ip u la tiv a o «representativ am en te» d e sa rro lla d a ; m e d ia n te las «evidencias p ro d u c id a s p o r la c u ltu ra in d u strial» , las o p in io n es no p u b licas son integ radas, a trav es de las o piniones « p u b licam en te-m an ifestad as» , en un sistem a real, sin co n serv ar re sp e c to de este n in g u n tipo de a u to n o m ia in the form ation o f opinion by discussion. Frente a ello, solo es p osible c o n s tru ir el co n tex to co m unicativo de un publico, en las condiciones de u n a d em o cracia de m asas c o n stitu id a p o r el E stad o social, m e d ia n d o el c o rto ciclo descrito p o r la opinion «quasi-publica» en el a m b ito co m u n icativ o in­ form al con u n a n o to rie d a d p u b lic a crftica avivada p o r las publicid ad es in te rn a s a las o rganizaciones. A nalogam ente se m odificarfan tam b ien las form as hoy d e te rm in a n te s del ejercicio y la com p en sacio n del p oder, es decir, el consenso y el conflicto: un m eto d o de c o n tro v ersia publica llevado del m odo d escrito p o d rfa re la ja r las form as coercitivas de un consenso o b te n id o bajo p resio n , e igu alm en te p o ­ drfa suavizar las form as co ercitiv as del conflicto, su strafd o , hasta el p re se n te , a la p u b licid ad . Conflicto y co nsenso, igual que la dom in acio n m ism a y el p o d e r — de cuyo g rad o de estab ilid a d son in d icad o res an alftico s— , no son c a teg o rias a b stra fd a s de la evolucion h isto ric a de la sociedad. En la tra n sfo rm a c io n e stru c ­ tu ra l de la p u b lic id a d b u rg u e sa p u ed e e stu d ia rse h a sta que p u n ­ to depende del grado y del tipo de c ap acid ad funcional de esta el que el ejercicio de la d o m in acio n y del p o d e r se en q u iste, p o r asf d ecirlo, com o u n a c o n sta n te n eg ativ a de la h isto ria , o bien, siendo ella m ism a com o es u n a categorfa h isto ric a, el que se p re ste a un cam bio sustan cial.

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Notas

Prefacio

1. Vease W. Hennis, «Bemerkungen zur wissenschaftsg schichtlichen Situation der politischen Wissenschaft», en Staat, Ge­ sellschaft, Erziehung, vol. V, pp. 203 y ss. Del mismo autor, Politik und praktische Philosophie, Neuwied, 1963. Vease tam bien mi ensayo: «Die klassische Lehre von der Politik in ihrem Verhaltnis zur Sozialphilosophie», en Theorie und Praxis, Neuwied, 1963, pp. 13 y ss.

I.

Introduction

1. Vease, en este mismo libro, pp. 297 y ss. 2. Deutsches Worterbuch der Bruder Grimm, vol. II, Leip­ zig, 1899, art. «Offentlichkeit», p. 1183. 5 3. Weigands Deutsches Worterbuch, vol. II, Giessen, 1910, p. 232. 4. H asta H. Arendt; vease su The Human Condition, Chica­ go, 1958. 5. Vease al respecto Kirschner, Beitrage zur Geschichte des Begriffs «offentlich» und «offentliches Recht», disertacion, Got­ tingen, 1949, p. 2. Res publica es la propiedad universalm ente accesible al populus, la res extra commercium, excluida del derecho vigente p ara los p riva ti y su propiedad; por ejemplo, flum en publi­ cum, via publica, etc. (ibidem, pp. 10 y ss.). 6. O. Brunner, Land und Herrschaft, Brunn, 1943, pp. 386 y ss. 7. Kirchner, op. cit., p. 22. 8. Pasamos por alto el problem a de la dominacion urbana en la baja Edad Media: en el plano territorial, o del «reino», nos encontramos con las ciudades, que forman parte las mas de las veces 275

del patrim onio real del soberano, como una p arte integrante del feudalismo. En el capitalism o tem prano las ciudades libres desempenaran, de todos modos, un papel decisivo p ara la formacion de la publicidad burguesa. Vease, m as adelante, § 3, pp. 53 y ss. 9. The Oxford Dictionary, vol. V II, n.° 2, 1909. 10. Vease por lo que hace a la historia conceptual de Reprasentation las indicaciones de H. G. Gadam er (Wahrheit und Methode, Tubingen, 1960, p. 134, n. 2): «La palabra, fam iliar para los rom anos, experim enta a la luz del pensam iento cristiano de la encarnacion y del corpus mysticum un cambio com pleto de significacion. Reprasentation no significa ya refiguracion o exposicion ilustra d a sino Vertretung* [...] Repraesentare significa ahora introduciractualm ente [...]. Lo m as im portante en el concepto juridico (sacrojuridico) de representacion es que la persona repraesentate no es sino lo presentado y expuesto, y que, sin embargo, el representante, que ejerce los derechos de ella, depende tam bien de ella». Vease igualmente el anadido que com pleta esa aclaracion en la p. 476: «Repraesentatio en el sentido de exponerse ante la tribuna —lo que en la Edad Media solo podia significar: en la actuacion religiosa— se encuentra ya en el siglo XIII y en el XIV [...] Pero repraesentatio no significa nada parecido a exhibicion, sino que hasta bien entrado el siglo XVII alude a presencia de Dios.» 11. C. S. Schmitt, Verfassungslehre, Berlin, 19573, pp. 208 y ss.; respecto de la localizacion de ese concepto medieval en la historia de las ideas, vease A. Dempf, Sacrum Imperium, D arm stadt, 1957, especialmente cap. II, pp. 21 y ss., acerca de las formas de la publicidad. 12. Carl Schm itt observa que la form ula retorica pertenece tanto a la publicidad representativa como la discusion a la publicidad burguesa: «Precisam ente, el estilo decisivo no es el de la discusion o el raciocinio, sino, si asi se puede decir, el estilo representativo [... ] No encasillable en un discurso, ni en un dictado, ni en algun tipo de dialectica, se mueve este en su propia arquitectura. El tono elevado de su diccion es m as que musica; es una dignidad hum ana visiblem ente conseguida en la racionalidad del habla que se am olda y se conform a a si misma. Todo eso presupone una jerarquia, pues la resonancia espiritual de la gran retorica procede de la fe en la representacion, representacion a la que el hablante tiene derecho.» (Romischer Katholizismus und politische Form, Munich, 1925, pp. 32 y ss.). 13. A. Hauser, Sozialgeschichte der Kunst und Literatur, Munich, 1953, I, p. 216. * Se d e ja n a q u i las p a l a b r a s a le m a n a s in t a c ta s p o r q u e el c a s te lla n o — com o c u a lq u i e r o tro id io m a la tin o — no p u e d e rep ro d u c ir el j u e g o de c o n c e p to s p o s ib le en a le m a n con la p a l a b r a prop iam e n t e g e r m a n ic a (Vertretung, r e p r e s e n ta c i o n ) , y el la tin is m o incorp o r a d o al a le m a n (Reprasentation), que p u e d e h a c e rs e eco de las viejas r e s o n a n c ia s a d h e r i d a s a la n o c io n y p e r d i d a s ya en el uso c o rr ie n t e de los id io m a s latinos.

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14. C. S. Schmitt, op. cit., p. 26. 15. J. Huizinga, Herbst des Mittelalters, Munich, 1928. 16. Frente a la interpretacion de Jacob Burckhardt, vease el ensayo de Brunner, Adeliges Landleben, Salzburgo, 1949, pp. 108 y ss. 17. Gadamer desarrolla la conexion historico-intelectual entre esta tem prana tradicion hum anista ilustrada y aquellos topoi del sensus communis y del «gusto» (una categorfa filosofico-moral), cuyas implicaciones sociologicas se ven claram ente en la im portancia que tuvo el hum anism o cortesano p ara la formacion de la «publicidad». Del ideal de instruccion de Gracian nos dice: «Su significacion p articular dentro de la historia de los ideales de instruccion occidentales radica en que esta libre de pretensiones estamentales. Es el ideal de una sociedad instruida [...] El 'gusto' no solo es el ideal erigido por una nueva sociedad, sino que en el sentido de ese ideal del 'buen gusto' se forma lo que desde entonces se llam a 'bue­ na sociedad'. No se la reconoce ya ni se legitima por los panales ni por el rango, sino fundamentalmente a traves de la homogeneidad de sus juicios, o m ejor aun, a traves de la capacidad de pretender y aspirar a un juicio por encima de la lim itabilidad de los intereses y de la privacidad de las predilecciones [...] El concepto de gusto alude sin ninguna duda a un modo de conocimiento. Es signo de buen gusto la capacidad de distanciarse de sf mismo y de las predilecciones o aficiones privadas. De ahf que, en lo que le es mas esencial, no sea el gusto algo privado, sino un fenomeno social de prim er orden. Puede incluso enfrentarse a la inclinacion privada del individuo, en calidad de juez, en nom bre de una universalidad aludida y encarnada por el.» (Gadamer, op. cit., pp. 32 y ss.). 18. R. Alewyn, «Das grosse W elttheater», en Die Epoche der hofischen Feste, Ham burgo, 1959, p. 14. 19. «En todos los acontecim ientos publicos, celebraciones de victorias y de acuerdos de paz, las iluminaciones y los fuegos de artificio son solo la conclusion de un dfa que ha abierto al amanecer el estam pido de los m orteros y el toque de cornetas desde todos los torreones, de un dfa en el que todas las fuentes de la ciudad han sido provistas de vino y en el que bueyes enteros han sido asados con cuero, de un dfa colmado hasta bien entrada la noche por el baile y el juego y el canto y la risa de una m ultitud que afluye desde los sitios m as rem otos. Asf fue tam bien en el barroco, igual que en el Medioevo, y solo comenzo a cam biar paulatinam ente la cosa con el advenimiento de la era burguesa.» (Alewyn, op. cit., p. 23). 20. Alewyn, op. cit., p. 43. 21. Vease P. Joachimsen, «Zur historischen Psychologie des deutschen Staatsgedankens», en D ie Dioskuren, Jahrbuch fu r Geisteswissenschaften, vol. I, 1921. 22. Weigands Deutsches Worterbuch, cit., p. 475. 23. Grimmsches Worterbuch, cit., pp. 2137 y ss. 24. The Oxford Dictionary, cit., pp. 1388 y ss. 277

25. Dictionnaire de la Langue Frangaise, vol. 11, 1875, art. «Prive». 26. W erner W ittich ha prestado atencion sociologica a esta carta en su aportacion «Der soziale Gehalt von Goethes Roman 'Wilhelm M eisters Lehrjahre'», en Erinnerungsausgabe fu r Max We­ ber, vol. II, Munich y Leipzig, 1923, pp. 279 y ss. 27. W. Som bart, D er moderne Kapitalismus, vol. II, Mu­ nich y Leipzig, 19193, cap. 1, pp. 23 y ss. 28. M. Dobb, Studies in the Development o f Capitalism, Londres, 1954, pp. 160 y ss.: «At any rate, it is clear that a m ature developm ent of m erchant any financial capital is not itself a gua­ rantee, that capitalist production will develop under its wing.» [De todos modos, es claro que un pleno desarrollo del capital comercial y financiero no garantiza por si mismo que la produccion capitalista se desarrollara a su som bra]. 29. M. Dobb, op. cit., pp. 83 y ss. 30. H. See, D ie Ursprunge des modernen Kapitalismus, Viena, 1948. 31. En Alemania, sobre todo E strasburgo, Nurenberg, Augsburgo, Frankfurt, Colonia, H am burgo, Lubeck y Leipzig. 32. Esto acontecio muy pronto en Venecia con los escritores de avisos, los scrittori d'avvisi; en Roma se les llam aba gazzettani; en Paris, nouvellistes; en Londres, writers o f letters, y en Ale­ mania, en fin, Zeitunger o Novellisten. En el curso del siglo XVI se convirtieron en abastecedores de informes semanales oficiales, esto es, de los periodicos escritos, de los que en Alemania son un ejem­ plo caracterfstico los llam ados Fuggerzeitungen [literalm ente: pe­ riodicos de los fucares; Johann Fugger fue un rico com erciante augsburgues del siglo XVI, y de ahf Fugger, que, en un sentido figurativo, llego a significar com erciante adinerado en general. N. del T.]. (Las cerca de 40.000 relaciones que se dan en el periodo comprendido entre 1565 y 1605 no proceden tan solo de esos despachos de noticias, sino tam bien de los empleados y los com paneros de nego­ cios de la casa Fugger.) 33. W. Som bart, op. cit., p. 369. 34. D urante m ucho tiem po se ha tenido a la relacion de noticias del im presor y com erciante estrasburgues Johann Carolus por el periodico mas antiguo; vease, sin embargo, la investigacion de Helm ut Fischer, Die altesten Zeitungen und ihre Verleger, Augsburgo, 1936. 35. La form a tradicional de la dominacion esta revestida tam bien de la com petencia de exponer e in terp retar lo que pasa por ser «la vieja verdad». Las comunicaciones de acontecim ientos rea­ les estan insertas en ese saber de la tradicion. Lo nuevo aparece bajo el aspecto de un suceso m as o m enos maravilloso. Los «nuevos hechos», con solo que rebasen un poco el um bral de lo habitual, se transform an, en el m arco de la «vieja verdad», en «sobresalientes» —y hay que notarlos y m aravillarse de ellos— . Los hechos se trans­ forman en cifras. Lo nuevo y las experiencias nuevas adquieren, allf 278

donde son m eros substitutos vicarios del saber legado por la tradi­ tion, una estructura m isteriosa. De ahf que los acontecimientos historicos no esten separados de los naturales; las catastrofes naturales y los datos historicos consiguen en la m ism a medida un caracter magico. Aun los boletines del siglo xv y las hojas unicas, que aparecfan de cuando en cuando en el siglo XVI y a las que se llamaba «nuevos periodicos», atestiguan del vigor con el que el saber ininterrum pido de la trad itio n ha sabido integrar las comunicaciones de noticias, cuya crecida corriente, de todos modos, es indicio ya de una nueva configuration de la publicidad. Esas hojas divulgaban indiferenciadam ente noticias respecto de luchas religiosas, de guerras turcas y de decisiones papales, asf como de lluvias de sangre y de fuego, de malos partos, de plagas de langostas, de tem blores de tierra, de huracanes y de fenomenos atmosfericos; de bulas, capitulaciones, descubrim ientos de nuevas partes de la tierra y de conversiones de judfos, de quem as de brujas, de condenas diabolicas, de juicios divinos y de resurreccion de m uertos. A menudo estaban los nuevos periodicos dispuestos en forma de cancion o de dialogo — como antes los boletines— , esto es, destinados a ser narrados, recitados, entonados o cantados colectivamente. Asf es sustrafda la novedad a la esfera historica de la «noticia» y reintroducida, como prodigio y como milagro, en aquella esfera de la representation en la que una ritualizada y ceremonializada participacion del pueblo en la publicidad proporcionaba m era aquiescencia no susceptible de ser interpretada autonom am ente. Es significativo el que se imprim iesen canciones en calidad de «nuevos periodicos»; por ejem­ plo, las llam adas canciones populares historicas, que convertfan sin demora acontecimientos politicos cotidianos en epopeyas. Vease E. Everth, D ie Offentlichkeit in der Aussenpolitik, Jena, 1913, p. 114. En general: Karl Bucher, «Die Grundlagen des Zeitungswesens», en Ges. Aufsatze zur Zeitungskunde, Tubinga, 1926, pp. 9 y ss. El con­ tenido de esos boletines se ha mantenido hasta nuestros dfas en la forma de la rim a infantil. 36. G. Schmoller, Umrisse und Untersuchungen, Leipzig, 1898, p. 37. 37. En la Carta fundacional de 1553 se llama los adven­ turers a una corporation y companfa de los merchant adventurers para el descubrimiento de regiones, reservas territoriales, islas y plazas ignotas. Vease See, op. cit., pp. 67 y ss. 38. E. F. Heckscher, Merkantilismus, vol. I, Jena, 1932, pp. 108 y ss. 39. En el ambito de vigencia del Derecho romano recibido, la ficcion del fisco se convierte en la expresion jurfdica de un presupuesto estatal autonomizado respecto de la persona del soberano, el cual, al mismo tiempo, concede la gracia a los subditos de poder expresar pretensiones de Derecho privado ante el Estado. 40. Dobb, op. cit., p. 218: «Greater export m eant greater opportunity for the employement o f labour in home manufacture; and increased employement o f labour represented a widened scope 279

for investm ent o f capital in industry.» [Mayores exportaciones significaban m ayor oportunidad p ara el empleo de m ano de obra en la industria local; y un m ayor empleo de mano de obra representaba una ampliacion del am bito p ara invertir capital en la industria]. 41. Esto lo m uestran claram ente los reglam entos de Col­ b ert para las tecnicas industriales de la m anufactura textil. Pero tam bien en Inglaterra subsisten h asta la segunda m ital del siglo XVIII reglam entos concernientes a la m ateria prim a, al modo de su elabo­ ra tio n y a la produccion definitiva de la m ercancfa. Vease Heckscher, op. cit., vol. I, pp. 118 y ss. y 201 y ss. 42. J. Schumpeter, Die Krise des Steuerstaates, Leipzig, 1918.,p. 16. 43. H. Arendt, op. cit., p. 43, citado segun la version ale­ m ana: V ita Activa, S tuttgart, 1960, p. 47. Sociedad civil, civil so­ ciety, societe civile, revelan evidentem ente, aun en el uso lingufstico del siglo x v i i i , la vieja tra d itio n de la «polftica», que no distingufa todavfa «la sociedad civil» del «Estado». Vease, al respecto, M. Riedel, «A ristotelestradition am Ausgang des XVIII Jahrhunderts», en Festschrift F. O. Brunner, Gottingen, 1962, pp. 276 y ss. Del mismo autor, «Hegels burgerliche Gesellschaft und das Problem ihres Ursprungs», en ARS B e l 48, 1962, pp. 539 y ss. Mucho antes consigue la nueva esfera de lo social su concepto impolftico correspondiente en el m oderno derecho natural; vease mi ensayo «Die klassische Lehre von der Politik in ihrem V erhaltnis zur Sozialphilosophie», en Theorie und Praxis, cit., pp. 13 y ss. 44. O. Brunner, Adeliges Landleben, cit., pp. 242 y ss. 45. Vease K. K em pters, Die wirtschaftliche Berichterstattung in den sog. Fuggerzeitungen, Munich, 1936. 46. H erm an Bode, Anfange der wirtschaftlichen Berichterstattung, Heidelberg, 1908, p. 25: «El periodico era un organo informativo de segundo orden, m ientras que la carta era aun generalmente considerada en el siglo XVII como la fuente de noticias mas segura y mas rapida.» Vease tam bien Heinrich Goitsch, Entwicklung und Strukturwandlung des Wirtschaftsteils der deutschen Tageszeitung, disertacion, Frankfurt, 1939. 47. O. Groth, Die Zeitung, vol. I, Berlin y Leipzig, 1928, p. 580. 48. Citado por Groth, op. cit., vol. I, p. 585. 48a. E. Everth, op. cit., p. 202. 49. Staley Morrison, The English Newspaper, Cambridge, 1932. 50. W. Sombart, op. cit., vol. II, pp. 406 y ss.; tam bien K. Bucher, Ges. Aufsatze zur Zeitungskunde, cit., p. 87. Igual que en los prim eros volantes de anuncios, tam bien los incluidos en las hojas de anuncios del siglo XVIII se referfan a mercancias y plazos fuera del trafico m ercantil corriente, a oportunidades de compra, a libros y m edicam entos, a companfa p ara los viajes, a ofertas de servicios, etc. Los anuncios propagandfsticos, los reclam os publicitarios en el sentido propio de la palabra, apenas estaban extendi280

dos: el m ercado de bienes y de trabajo se regula aun face to face. 51. Groth, op. cit., vol. I, p. 598. 52. R. Stadelmann/W . Fischer, Die Bildungswelt des deut schen Handwerks, Berlin, 1955, p. 40. Vease tambien, Br. Kuske, «Der Einfluss des Staates auf die geschichtliche Entwicklung der sozialen Gruppen in Deutschland», en Koln. Zeitschr. f. Soz., vol. II, 1949, pp. 193 y ss. 53. Percy E rn st Schramm ha subrayado esa diferencia, precisam ente com parando el desarrollo social de Hamburgo con el del resto del im perio (Deutschland und die Welt, Munich, 1943, p. 37): «Lo que constituye al verdadero ciudadano, esto es, la pertenencia —vigorizada por la idea de ciudadanfa— a una comunidad urbana, es, precisam ente lo que les falta a ellos (a los 'burgue­ ses') [...] Estos, que no eran 'ciudadanos', sino 'burgueses', servian a su senor, a su iglesia, a su patrono, o eran 'libres' por ejercer una profesion libre; pero no tenian entre ellos otra cosa en comun que la de constituir el 'estam ento burgues' — lo que de por si apenas significaba otra cosa que el que esa calificacion les delimitaba respecto de la nobleza y el campesinado— . El asentam iento urbano no tenia que ver con esa expresion; tam bien el pastor protestante en su municipio rural, el ingeniero de minas en su lugar de trabajo y quien desempenara algun cargo en palacio eran de 'estamento bur­ gues’. Se les contaba, en un sentido amplio, entre la burguesia instruida, entre una burguesia estrictam ente diferenciada respecto del pueblo, del Volk, del peuple.» 54. Vease mas adelante, § 5, pp. 69 y ss. 55. Heckscher, op. cit., vol. I, p. 258; vease tambien, al respecto, W. Treue, «Das Verhaltnis von Furst, Staat, U nternehm er in der Zeit des Merkantilismus», en Vierteljahreshefte f Sozial- und Wirtschgesch., vol. 44, 1957, pp. 26 y ss. 56. Sombart, op. cit., vol. I, cap. 1, p. 365. 57. Citado por Groth, op. cit., vol. I, p. 623. 58. Worterbuch der hochdeutschen Mundart, Viena, 1808, 3.' parte, p. 856.

II. Estructuras sociales de la publicidad

1. K ant utiliza rasonieren y Rasonnement ingenuamente en el sentido de la Ilustracion. Esta, por asi decirlo, aquende las barricadas; Hegel esta en ellas. Hegel, fiel a la tradicion platonica, encuentra ejem plarm ente constituido el pensam iento raciocinante (rasonierende Denken) —que, como m era consideracion del entendimiento que es, no penetra en la concreta universalidad del concepto— , en los sofistas. De su raciocinio dice «que el deber de lo que haya que hacer no se hace venir del concepto en y para si existente de la cosa, sino que se decide de lo ju sto y lo injusto, de la utilidad y la perjudicialidad sobre la base de motivaciones exter281

nas» (Vorlesungen uber die Geschichte der Philosophie, vol. II, Mi­ chelet, ed. al cuidado de Glockner, vol. XVIII, p. 22). Hegel degrada al raciocinio, sobre todo en su uso publico, p ara legitim ar a la auto­ ridad politica — con la que, evidentem ente, esta en polem ica el pu­ blico raciocinante— como m om ento constitutivo de una esfera supe­ rior: «El concepto del m onarca es el concepto m as dificil para el raciocinio (Rasonnement), esto es, p ara la consideration reflexiva del entendim iento, puesto que el raciocinio no consigue rebasar las determ inaciones aisladas.» (Rechtphilosophie, Gans, ed. al cuidado de Glockner, vol. V II, pp. 283 y ss., § 279). 2. Tales acuerdos de status, las mas veces cerrados en circunstancias de sumision hereditaria, no son, obviamente, compa­ rables a los contratos en el sentido del Derecho privado m oderno; vease Brunner, Land und Herrschaft, c it., pp. 484 y ss. 3. Vease W. Naef, «Fruhform en des m odernen Staates im Spatm ittelalter», en Historische Zeitschrift, vol. 171, 1951, pp. 225 y ss. 4. E. Auerbach (Das franzosische Publikum des 17. Jahrhunderts, Munich, 1933, p. 5) ha docum entado el uso de la palabra en el sentido de publico de teatro, ya en 1629; hasta ese momento, el principal uso de public era exclusivamente en relacion al Estado, es decir, al bien comun. 5. Por salon se entendfa aun entonces, com pletam ente en el sentido del Renacimiento italiano, una sala suntuosa, pero no cabinet, circle, reduite, etc. 6. A. Hauser, Sozialgeschichte der Kunst und Literatur, vol. II, Munich, 1953, p. 6. 7. N unca estuvo Londres, como Paris, directam ente sometida al rey. La ciudad, que se adm inistraba a si m ism a por medio de un concejo elegido y que encargaba a una milicia propia las tareas de policfa, era menos accesible a la ju risd ic tio n de la Corte y el Parlam ento que cualquier o tra ciudad del pais. Al finalizar el siglo XVII, los cerca de 12.000 individuos que pagaban impuestos — casi todos ellos m iem bros de los 89 gremios y companfas— eligieron a 26 caballeros y a 200 m iem bros p ara el concejo —una base inopinadam ente am plia en aquella epoca, casi «democratica»— . Sin embargo, tras la Gran Revolucion, la relacion entre cowrt [corte] y town [ciudad] experim ento un cambio radical, com parable a la evolucion que se produjo bajo la Regencia. 8. G. M. Trevelyan, Kultur- und Sozialgeschichte Englands, Hamburgo, 1948, p. 327. 9. L. Stephen, English Literature and Society in the 18th Century, Londres, 1903 (ultim a edicion, 1947), p. 37. Vease tam bien H. Reinhold, «Zur Sozialgeschichte der Kaffees und des Kaffeehauses», en Koln. Zeitschr. f. Soz. und Sozialpsych., vol. X, 1958, pp. 151 y ss. (Resena bibliografica). 10. H. W esterfrolke, Englische Kaffeehauser als Sammelpunkte der literarischen Welt, Jena, 1924, pp. 21 y ss. 11. Del ano 1674 es ya el panfleto The Women’s Petition against Coffee, representing to Public Consideration o f the Grand 282

Inconveniences according to their Sex from the excessive use o f that Drying, Enfeebling liquor. 12. Trevelyan, op. cit., p. 315, nota a pie de pagina. 13. Vease un informe aparecido en la National Review, n.° 8, citado p o r Westerfrolke, op. cit., p. 15: «Cada profesion, cada estam ento comercial, cada clase, cada partid o tenia su cafe predilecto. Los ju r is ta s discutian de derecho o de ciencia, criticaban el ultimo suceso, o el m as reciente 'bocado de Westminster' en Nando's o en el Grecian, en las cercanias del Temple [...] Las personas de la City [se refiere a los ciudadanos relacionados con el centro bursatil y financiero del Londres, la City — N. del T.] se encontr a b a n p a r a criticar la subida y la b a ja d a de las acciones y confirm a r el nivel de las prim a s de seguro en G arraw ay’s o en el Jo­ n a th a n ’s. L a clerigalla intercam b iaba chismes academicos o to m a b a posicion respecto del ultim o serm on del Dr. Sacherevell en T ruby’s o en el Child’s. Los soldados se reunian p a r a com entar sus cuitas en el Old o en el Young M an’s, cerca de Charing Cross. El St. Ja­ m e s ’ o el Sm yrna eran el cuartel general de los politicos whigs [liberales], m ie ntras que los tories [conservadores] frecuentaban el Cocoa Tree o el O zinda’s, todos ellos en la St. J a m e s ’ Street [la oposicion whig/tory se r e m o n ta al siglo XVII, cuando tras la Revolucion de 1668 se suscito la lucha p o r la subordinacion o no subordinacion de la Corona al Parlam ento. A m ediados del siglo XIX la p o stu ra de los whigs fue asum ida p o r los liberales — N. del T.]. Los escoceses se reunian en el F orest’s. Los franceses en Gile’s o en O ld Slaughter’s, am bos en St. Martins Lant. Los jugadores, en el White’s y en las casas de chocolate en torno del Covent Garden. Los artistas h o n ra b a n al vecindario del G resham College con su presencia, y los espiritus exquisitos se reunian en Will’s, en B utton’s o en T om ’s, todos ellos en la Great Russell Street, luego de las representaciones del teatro Pikett y en el m ejor clima de tertulia, que d u rab a h asta la medianoche [... ] Los com erciantes adinerados charlaban sobre las subidas y las bajadas de las acciones en Lloyd's. En Robin’s y en Mrs. Rochefort’s se dejaban caer los diplomaticos extranjeros y los banqueros. Los aficionados al arte h o n ra b a n con su presencia a la casa de cafe Don Salteros, en Cheyne Walk...». 14. Hauser, op. cit., vol. II, p. 7. 15. «Nos ecrits n ’operant que sur une certaine classe de citoyens, nos discours sur toutes.» [Nuestros escritos solo inciden en cierta clase de ciudadanos; nuestros discursos, en to das]. 16. E. Manheim , Die Trager der offentlichen Meinung, Viena, 1923, p. 83. 17. El lenguaje es considerado un a especie de «organo de un sentido com un transcendental» y un «medio de un consenso publico»; vease Manheim, op. cit., pp. 88 y 92. 18. L essing/E rnst/F alk , Gesprache fu r Freimaurer, Respecto del complejo del asunto, vease E. Lenhoff/O. Posner, In­ ternationales Freimaurerlexicon, Zurich, Leipzig y Viena, 1932, y

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B. Fay, La Franc-Magonnerie et la Revolution intelectuelle du XVIII siecle, Paris, 1935. 19. Manheim, op. cit., p. 11. 20. H. Plessner define la publicidad, evidentemente en otro contexto, como la «esfera de validez del tacto». Las relaciones diplom aticas se dan entre portadores de roles; las relaciones de tacto, entre personas naturales; vease Grenzen der Gemeinschaft, Bonn, 1924, particularm ente la p. 100. 21. R. Williams, Culture and Society: 1780-1950, Nueva York, 1960: «Arte ha sido antiguam ente cualquier destreza hum ana (arte en el sentido de la disposicion artistica, de la capacidad, J. H.); actualm ente, empero, arte denota un tipo especifico de destrezas, las 'im a g in a tiv a s' o 'c re a tiv a s' [...] D e d e stre z a se ha tra n sfo rm a d o en un tipo de institucion, en un cuerpo estructurado de actividades de cierto tipo» (Con ello coincide el cambio de significado de cul­ ture, J. H.): «Significo prim eram ente la tendencia al crecimiento natural (cultura en el sentido, pongam os por caso, de cultura de las plantas, J. H.) y, por tanto, por analogia, un proceso de adiestram iento hum ano (por ejemplo, un hombre de cultura, J. H.). Pero ese uso estricto, que suponia generalm ente cultura de algo, se ha transform ado [...] hasta significar cultura como tal, una cosa por si misma» (pp. x i v y ss.). Vease tam bien R. W ittram , Das Interesse an der Geschichte, Gottingen, 1958, pp. 40 y ss., que proporciona algunas indicaciones historico-conceptuales de interes respecto del term ino cultura. 22. Vease R. D. Altick, The English Common Reader. A So­ cial History o f the M ass Reading Public, Chicago, 1957, especialmente el prim er capitulo, cuyos resultados se resum en en la pagina 30: «If, speculating from such little inform ation as we have, we tried to chart the growth of the reading public in the first three centuries after Caxton, the line would climb slowly for the first hundred years. During the Elizabethan period its rate of ascent would considerably quicken. The line would reach a peak during the Civil W ar and Commonwealth, when interest in reading was powerfully stim ulated by public excitements. But during the Resto­ ration it would drop, because of the lessening of popular turm oil, the damage the w ar had done to the educational system, and the aristocratic dom ination of current literature in the age of Dryden. A fresh ascent would begin in the early eighteenth century, the time of Addison and Steele and thereafter the line would climb steadily.» [Si, especulando a p a rtir de la infima informacion que poseemos, intentaram os representar graficamente el crecimiento del publico lector durante los tres prim eros siglos posteriores a Caxton, la linea ascenderia lentam ente durante los prim eros cien anos. Du­ rante el periodo isabelino su velocidad de ascenso se aceleraria considerablemente. La linea alcanzaria su apogeo durante la Guerra Civil y la Republica, cuando el interes por la lectura sufrio una poderosa estim ulacion a causa de la conmocion generalizada. Descenderia, empero, durante la R estauracion a causa de la disminu284

cion de los desordenes populares, de los perjuicios que la guerra provoco en el sistema educativo y del dominio aristocratico de la lite ra tu ra en la epoca de Dryden. En los albores del siglo XVIII, la epoca de Addison y Steele, se iniciaria un nuevo ascenso y, a partir

de entonces, la linea ascenderia ya de modo continuado]. 23. J. Watt, «The Reading Public», en The Rise o f the Novel, Londres, 1957. 24. Hauser, op. cit., vol. II, p. 53: «El mecenazgo es substituido p o r la editorial; la suscripcion, a la que m u y atinadam ente se ha calificado como mecenazgo colectivo, constituye la tra n sitio n entre am bas. El p a tro n a to es la forma p u ram e n te aristocratica de la relacion entre escritor y publico; la suscripcion relaja el vinculo, pero conserva no obstante determ inados rasgos del caracter perso­ nal de aquella relacion; solo la publicacion de libros destinados al publico general, plenam en te desconocido p a r a el autor, coincide y se corresponde con el trafico m ercantil anonimo en el que se basa la es tru c tu ra de la sociedad burguesa.» 25. Parfaict da incluso noticia de un au to r que m edia orgullosamente el exito de su obra p o r el hecho de que el dfa del estreno hub ieran m u e rto cuatro conserjes; vease Auerbach, op. cit., p. 13. 26. Trevelyan, op. cit., p. 255. 27. Citado p o r Groth, op. cit., vol. I, p. 620. 28. Hauser, op. cit., vol. II, pp. 84 y ss.; vease tam bien L. Balet, D ie Verburgerlichung der deutschen Kunst, Litaratur und M usik im 18. Jahrhundert, Leyden, 1938, p. 38: «Los conciertos publicos regulares se daban en F rankfurt desde 1723; en H am burgo, desde 1724; en E strasburgo, desde 1730; en Lubeck, desde 1733, y en Leipzig, un grupo de com erciantes em prendedores fundaron los 'Grossen K o n z e r t e ' en 1743, que luego, con el tiempo, h abria n de convertirse en los 'Gewandhauskonzerten', aun hoy existentes.» 29. Tenian lugar, con motivo de la reunion anual de la Academia, en la corte del Palais Royal, donde se celebraban al aire libre; en 1699, el p r im e r Salon p asa al Louvre. Luego de 1704, y en el curso de u n a generacion, se pierde p o r completo la costum bre de esas exposiciones. 30. L a Font, Reflexions sur quelques causes de l’etat p re­ sent de la peinture, citado p o r A. Dresdner, Die Enstehung der Kunstkritik im Zusammenhang des europaischen Kunstlebens, Mu­ nich, 1915, p. 161. 31. Pioneras son, sobre todo, las criticas de los Salones de 1765 y 1767, si bien ninguna de ellas fue publicada antes de la Revolucion. 32. Por principio, todo h om bre que participe en u n a discusion publica, com pre un libro, consiga u n a plaza en un concierto o en un te atro y visite u n a exposition, esta llamado y facultado a em itir juicios y opiniones libres. Pero, en la disputa de los juicios y opiniones, no debe cerrarse a los argum entos convincentes, tiene que p resc indir de «prejuicios». Con la superacion de la b arrera, propia

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de la publicidad representativa, entre los legos y los iniciados, caen en principio todas las com petencias especializadas, tanto las heredadas como las conseguidas, tan to las sociales como las intelectuales. Pero, en la m edida en que la verdadera opinion solo puede averiguarse m ediante la discusion, la verdad aparece como un proceso, esto es, como un proceso de ilustracion. Una p arte del publico, o algunos sectores de el, pueden estar m as avanzados que otros en ese proceso. De ahf que, si no privilegiados, si por lo m enos existan expertos. Estos pueden y deben desem penar una m ision pedagogica respecto del publico, pero solo p ara convencerles m ediante argumentos, no p ara adoctrinarles con ellos. 33. La actividad de los escritores de anuncios va convirtiendose, a m edida que la prensa va cargando con funciones crfticas, en periodism o literario. Cuyo origen en el raciocinio de sociedad im prim e caracter a los prim eros periodicos, a los que se llama «dialogos del mes» o «conversaciones mensuales». Su divulgation se puede seguir de un m odo paradigm atico en Alemania. A p artir de las revistas thom asianas surgen los Gelehrten Anzeigen [Circulares de sabios], que con ponencias y resenas ponen a debate pu­ blico cuestiones filosoficas y cientfficas. Los conocidos Frankfurtischen Gelehrten Zeitungen (que comenzaron a aparecer en 1736) se ocupaban precisam ente de las «bellas ciencias». Adhiriendose a las preocupaciones de Gottsched, se desarrollaron plenam ente los periodicos de crftica literaria con la Biblioteca de las Bellas Ciencias y las Artes Libres fundada por Nicolai (1577) en Berlin. Con Beitragen zur Historie und Aufnahme des Theaters (1750), de Lessing y Mylius, surge la crftica de teatro periodistica. Luego de que Adam H iller diera en Leipzig el ejemplo con sus Wochentlichen Nachrichten und Anmerkungen die M usik betreffend (1767), se fundaron tam bien periodicos de crftica m usical, aunque con m enor frecuencia que las revistas que se ocupaban de teatro. 34. Dresdner, op. cit., p. 17. 35. L. Stephen, op. cit., p. 76: «The periodical essay re­ presents the m ost succesfull innovation o f the day... because it represents the mode by which the m ost cultivated w riter could be brought into effective relation w ith the genuine interests o f the largest audience.» [El ensayo periodico representa la innovation mas afortunada de la epoca (... ) ya que significa la m anera en que el escritor m as culto podia conectar de modo efectivo con los autenticos intereses del m as amplio publico]. 36. El Tatler se dirige expresam ente a los «worthy citizens who live m ore in a coffeehouse than in their shops» [honrados ciudadanos que frecuentan mas los cafes que sus tiendas]; entrega del 17 de mayo de 1709. 37. El Tatler alcanzo bien pronto una tirad a de 4000 ejem­ plares. El fuerte interes que despertaba lo atestigua la lam entation general que siguio a la in terru p tio n de su aparicion en 1711. Westerfrolke, op. cit., p. 64. 286

38. A p artir de entonces aparecieron las revistas semanalmente, como Roaring o f the Lion. 39. Los modelos ingleses fueron durante tres generaciones, tam bien en el continente, obligatorios p ara los semanarios mora­ les. En Alemania aparece, en 1713, D er Vernunftler. Mucho mas exito tendrfa, luego, el Hamburger Patriot (1724-1726). A lo largo del siglo, el num ero de estos periodicos crece h asta llegar a 187; y en Inglaterra, durante el mismo periodo de tiempo, a 227; en Francia llegan a 33. 40. Trevelyan, op. cit., p. 242. 41. W. H. Riehl, D ie Familie, Stuttgart, 1889°, pp. 174 y 179. 42. Ibidem, p. 187: «El sfmbolo arquitectonico de la posicion del individuo respecto de la familia era, en la vieja casa, el mirador. El m irador, que propiam ente forma parte de la sala de estar, proporciona a cada m iembro de la familia su rincon de trabajo, de juego y de reposo; cada miembro puede retirarse a el, pero no recluirse, porque el m irador esta abierto a la sala». 43. Ibidem, p. 185. 44. Vease Hans Paul Bahrdt, Offentlichkeit und Privatheit als Grundformen stadtischer Soziierung, m anuscrito, 1956, p. 32: «La intimizacion y el cultivo de la vida familiar, la cultura de vivienda de la organizacion consciente del medio am biente objetivo mas reducido, la propiedad privada de medios de instruccion y la utilization comun de ellos por los grupos sociales mas m inoritarios, el intercam bio espiritual como la forma norm al e integradora de la vida en comun de los familiares, una vida religiosa relativam ente independiente de la Iglesia en el cfrculo de la familia, erotica indi­ vidual, libertad en la election de pareja, libertad que, al final de la evolucion, se emancipa incluso del derecho de veto paterno: todo eso son manifestaciones tfpicas de la estructura de la esfera privada y, al mismo tiempo, de la cultura y la m oralidad burguesas.» (aparecido, entretanto, en una version ampliada, en H. P. Bahrdt, Die moderne Grossstadt, Hamburgo, 1961, pp. 36 y ss.) 45. Vease especialmente Erich Fromm, en Max Horkheimer, Autoritat und Familie, Paris, 1936, pp. 77 y ss. 46. Vease mi glosa «H eiratsm arkt», en Zeitschrift Merkur, noviembre de 1956. 47. El humanismo renacentista tiene rafces sociologicas distintas a las del hum anism o ilustrado anglofrances y a las del neohum anism o del clasicismo aleman, que son los que consideramos aqui. 48. Vease Max Horkheimer, Autoritat und Familie, cit., p. 64: «La cosificacion de los hom bres en la economfa como m era funcion de una m agnitud economica prosigue, ciertam ente, en la familia, en la m edida en que el padre se convierte en el sujeto que ha de conseguir el dinero, la m adre en el sujeto objeto de comercio carnal o en el esclavo domestico, y los ninos, o bien en herederos de la posicion y el poder, o bien en seguros de vida de los cuales se espera que rindan mas tarde los intereses de los esfuerzos y las 287

preocupaciones que se han invertido en ellos. La persona tiene, sin embargo, en la familia —en la que las relaciones no estan mediadas por el m ercado y en la que, por consiguiente, los individuos m iem bros de ella no se enfrentan como competidores— , la permanente posibilidad de actuar como persona, no como funcion. Mientras que en la vida burguesa el interes com unitario esta m aculado por un caracter esencialm ente negativo y se afirm a en el rechazo de peligros, en cambio, en el am or sexual y, sobre todo, en el cuidado m aterno, adquiere una configuracion positiva. El desarrollo y la felicidad de los demas se convierten en objetos de deseo dentro de esa unidad [...] De modo que la familia burguesa no lleva tan solo a la autoridad burguesa, sino tam bien al anhelo de una situacion hum ana mejor.» 49. G. Steinhausen, Geschichte des deutschen Briefes, Ber­ lin, 1899, especialmente pp. 245 y ss. 50. Ibidem, p. 288. 51. Estas formas de secularizada sentim entalidad han sido preparadas en Alemania por el pietism o. 52. Vease Hauser, op. cit., vol. II, p. 74; respecto del rol del narrador, vease W. Kayser, Enstehung und Krise des modernen Romans, Gottingen, 1954. 53. G. D. Leavis, Fiction and the Reading Public, Londres, 1932, p. 130; tam bien Altick, op. cit., pp. 30 y ss. 53a. Sobre el concepto clasico de la societas civilis, vease M. Riedel, «A ristotelestradition am Ausgang des 18. Jahrhunderts», en Festschrift f. Otto Brunner, Gottingen, 1962, pp. 278 y ss. 54. C. Schmitt, Die Diktatur 2, Munich y Leipzig, 1928, pp. 14 y ss. 55. Acerca del concepto estricto de ley del siglo XVIII, vease E. Lask, Fichtes Geschichtsphilosophie, 1902; ultim am ente, y desde un punto de vista juridico, E. W. Bockenforde, Gesetz und gesetzgebende Gewalt, Berlin, 1958, pp. 20 y ss. 56. Locke, Two Treaties o f Civil Government, Londres, 1953, p. 182 (traduccion literal: «Quinquiera que posea el poder legislativo o supremo de cualquier republica, ha de gobernar mediante leyes arraigadas y estables, conocidas y prom ulgadas por el pueblo y no m ediante decretos improvisados...»). 57. Ibidem, p. 191 (traduccion literal: vigencia constante y perdurable). 58. Montesquieu, Oeuvres completes, Masson, Paris, 1950, vol. I, cap. 1, p. 1 (traduccion literal: «Las leyes [... ] son las relaciones necesarias que se derivan de la naturaleza de las cosas»). 59. Ibidem, vol. XXIX, cap. 17, p. 289 (traduccion literal: un m al tipo de legislacion). 60. Vease, mas adelante, § 12, pp. 124 y ss. 61. Acerca del «sistem a natural de las ciencias del espfritu del siglo XVII», vease la conocida investigacion de Dilthey, Ges. Schrift., vol. II, Gottingen, 19575. F. Borkenau (Der Ubergang vom feudalen zum burgerlichen Weltbild, Paris, 1934) aclara el sentido 288

filosofico-social y el m arco sociologico del concepto racionalista de naturaleza,

III.

Funciones politicas de la publicidad

1. De las propiedades agricolas «penden» la m ayoria de escanos parlam entarios; vease K. Kluxen, Das Problem der politischen Opposition, Munich, 1956, p. 71. 2. Dobb, op. cit, p. 193. 3. La forma especifica del capitalismo moderno se impone, como es harto sabido, en la medida en que el capital financiero y comercial consiguen poner bajo su dependencia a los viejos modos de produccion en la ciudad (produccion de m ercancias a pequena escala) y en el campo (explotacion agricola feudal), poniendo asi en la base de la produccion el trabajo asalariado. Inalterablem ente, las formas capitalistas del trafico m ercantil (capitalismo financiero y comercial) parecen solo poder asentarse alli donde la m ercancia fuerza de trabajo es tam bien intercam biada y, por consiguiente, producida al estilo capitalista. 4. Por vez prim era encarga el rey la formacion de un gabinete homogeneo de los whigs (1695-1698). El periodo comprendido entre la subida al trono de Guillermo III y la dinastia de los Hanno­ ver es un periodo de transition, durante el cual la Corona elige a su m inisterio en parte segun su libre criterio, en parte segun la voz de la Camara de los Comunes. Vease W. Hasbach, Die Parlament. Kabinetsregierung, 1919, pp. 45 y ss. 5. Citado por C. S. Emden, The People and the Constitu­ tion, Oxford, 1956, p. 33. Analogas proclam aciones fueron promulgadas en 1674 y en 1695. Por lo demas, se realiza la conexion entre las casas de cafe y los comienzos de la «opinion publica»: Hans Speier, «The Historical Development o f Public Opinion», en Social Order and the Risks o f War, Nueva York, 1952, pp. 323 y ss. (tra­ duction literal: «Los hom bres se habian concedido a si mismos, y no solamente en las casas de cafe, sino tambien en otros lugares y reuniones, libertad para censurar y difamar la actuation del Es­ tado, hablando mal de cosas que no com prendian y afanandose por crear y fom entar una envidia y descontento generalizado en las m entes de todos los fieles subditos de Su Majestad»). 6. Que solo fue abolida en 1972 por la liberal F ox’s Libel A ct [Ley contra el Libelo prom ulgada por Fox — N. del T.]. 7. La taxe on knowledge [contribucion sobre el conocimiento ], como se le ha llamado, subsistira hasta 1855. Vease L. Hanson, Government and the Press (1695-1763), Londres, 1936, pp. 11 y ss. 8. Dos whigs escriben, bajo el pseudonico de Cato, articulos editoriales en los que, particularm ente a proposito del llamado escandalo de Panama, se emiten «the loudest cries for justice» [estridentes gritos que claman ju sticia]. Un gran escandalo se produjo 289

en agosto de 1721, cuando el periodico publico y com ento deliberaciones de la Comision de investigacion n o m b r a d a p o r el Parlamento: un p r im e r acto de publicistica politica en el estricto sentido de la palabra. 9. Kluxen, op. cit., p. 187. 9a. Vease M. Schlenke, England und das Friderizianische Preussen 1740-1763, F riburgo y Munich, 1963. 10. W. Bauer, Die dffentliche Meinung in der Weltgeschichte, Berlin y Leipzig, 1950, pp. 227 y ss. 11. E stos informes acerca del P arlam ento habfan constituido desde 1641 los p rim e ro s periodicos diarios. 12. Hanson, op. cit., p. 81. 13. Exclusion que pud o basarse en la prac tica comercial tradicional de la «exclusion de ajenos». 14. K. Lowenstein, «Zur soziologie der parla m e n ta risc h e n R epresen tation in England», en Erinnerungsgabe fu r Max Weber, vol. II, Munich y Leipzig, 1923; vease p. 94. 15. Aqui posefa derecho a voto todo varon cabeza de fami­ lia que p ag a ra sus im puestos. 16. E n p a rtic u la r p o r el detalle, vease Lowenstein, op. cit., pp. 95 y ss. 17. Kluxen, op. cit., pp. 103 y ss. 18. En 1733-1734 en la cuestion del septennial bill y en 1739 en la cuestion de la gu erra con Espana. 19. Vease la equilibrada valoracion de Emden, op. cit., pp. 194 a 196. 20. 29 Parliamentary History, 974 [traduccion literal: «Es verd a d eram e n te p ru d e n te y correcto con sultar a la opinion publica [...]. Si acaso la opinion publica no coincide con la mfa; si, tras senalarles el riesgo, no vieran las cosas de forma sem ejante a la mfa, o consideraran otro proyecto preferible al mfo, yo considerarfa mi deber ante m i rey, ante m i p a tria y ante m i honor, retira rlo p a r a que pud ie ra n seguir el plan que consideraban m e jo r m ed iante un in strum e nto adecuado, es decir, m e dian te un h o m b re que coincidiera con ellos [...]; pero algo esta m uy claro: que yo deberfa proporcionar al publico los medios adecuados p a r a formarse u n a opinion»]. 21. Emden, op. cit., p. 205. 22. Y a Luis XIV debio disponer, en 1679, 1683 y 1686, prohibiciones de im porta ncion de periodicos extranjeros. Por aquella epoca consiguieron las Gazettes de Hollande, las m a s libres de E u ro ­ pa, la fama que conservaron a lo largo del siglo XVIII. A trav e s de esos canales publicfsticos consiguieron gan a r influencia en su pais los hugonotes expulsados a rafz de la d ero g a tio n del Edicto de N antes. Vease E. Everth, D ie Offentlichkeit in der Aussenpolitik, cit., p. 299. 23. Vease el analisis sociologico de la noblesse de robe [aristocracia togada] realizado p o r Borkenau, op. cit., pp. 172 y ss. 24. E. G. Barber, The Bourgeoisie in the 18th Century France, N u ev a York, 1959.

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25. En 1750 aparece el Prespectus de Diderot, una anticipacion de la que bien pronto se h ara eco Europa entera; un ano despues, el Discours preliminaire de D ’Alembert, un brillante esbozo de la obra entera. Su escrito esta explfcitamente dirigido al public eclaire. H abla en nom bre de una sociedad de gens des lettres. Y en 1758 recuerda Diderot, en una carta a Voltaire, las obligaciones respecto de la publicidad: entretanto, se habfan conseguido 4000 suscriptores, entre dos y tres veces m as que el num ero de abonados del periodico por entonces m as lefdo. 26. A sugerencia de Bolingbroke, unos emigrantes habfan fundado una sociedad privada en el domicilio del Abbe Alary, que vivfa en un entresuelo (de ahf el nom bre de Club de l ’Entresol). Habfan fundado, pues, una Academia informal de sabios, clerigos y funcionarios que intercam biaban noticias, desarrollaban planes y estudiaban tanto la constitucion del Estado como las necesidades de la sociedad. Tambien Walpole se relacionaba en este contexto con el viejo abad de Saint-Pierre y con el m arques d ’Argenson. Vease R. Koseleck, K ritik und Krise, Friburgo y Munich, 1959, pp. 53 y ss. 27. En la vfspera de la Revolucion, es Necker quien nota el grado de m aduracion de la publicidad burguesa: «El espfritu de la vida social, la predileccion por la atencion y la loa, han puesto en pie en Francia un verdadero tribunal ante el cual todos los hombres susceptibles de atraer la atencion estan obligados a comparecer: la opinion publica (opinion publique)». Mas adelante se dice: «La m ayoria de extranjeros apenas pueden hacerse una idea adecuada acerca de la autoridad ejercida por la opinion publica en Francia. Solo con grandes dificultades pueden com prender la existencia de un poder invisible que, sin caja, sin guardia de corps, sin ejercito, prom ulga leyes que hasta en palacio son obedecidas; y, sin embargo, nada m as cierto». En cuanto el discurso de Necker sobre la opinion publica se pone en circulacion, llega a entrar incluso en los informes al rey. (Citado por Bauer, op. cit., p. 234, y M. v. Bohm, Rokoko, Frankreich im 18. Jahrhundert, Berlin, 1921, p. 318.) 28. Vease, al respecto, detalladam ente tratado, Bauer, op. cit., cap. XIII, pp. 239 y ss. 29. El verso se encuentra en R. Smend, «Zum Problem des offentlichen und der Offentlichkeit», en Gedachtnisschrift fu r Jellinek, Munich, 1955. 30. D ie Entwicklung der Menschen- und Burgerrechte, ed. al cuidado de F. H artung, Gottingen, 1954, pp. 33 y 35. 31. Ibidem, 32. H artung, op. cit., p. 45. 33. «Le roi regne et he gouverne pas». [El rey reina y no gobierna]. 34. Vease el informe coetaneo «Schreiben von Munchen, betreffend den bayerischen Landtag von 1831», en Historisch-Politische Zeitschrift, vol. I, Hamburgo, 1832, pp. 94 y ss. 291

35. E. Heilborn, Zwischen zwei Revolutionen, Berlin, 1929, vol. I: D er Geist der Schinkelzeit 1789 bis 1848, pp. 97 y ss. 36. Asi, por ejemplo, el Journal von und fu r Deutschland, vol. II, 1790, p. 55, o la Jenaische Allgemeine Literaturzeitung, n.° 30, 1797, p. 255. Sobre el origen de una publicidad politica en la Ale­ m ania de finales del siglo x v i i i , vease F. Valjavec, Die Enstehung der politischen Stromungen in Deutschland 1770-1815, Munich, 1951. 37. Vease la docum entada disertacion de I. Jentsch, Zur Geschichte des Zeitungswesens in Deutschland, Leipzig, 1937. Lo m is­ mo vale para Suiza, iMdem, p. 33, n. 10. Vease tam bien la circunstanciada investigacion de M. Braubach, «Ein publizistischer Plan der Bonner Lesegesellschaft», en Festschrift f. L. Bergstrasser, Dusseldorf, 1954, pp. 21 y ss. 38. En la celebre sala de lectura de la H am burger Harmonie habia, hacia el cambio de siglo, 47 revistas alemanas, 8 francesas y 2 inglesas. Las revistas de entretenim iento, heredadas de los viejos sem anarios m orales, no entran propiam ente en el repertorio; eran leidas por las m ujeres en el hogar. 39. Groth, op. cit., vol. I, p. 706. 40. Vease al respecto, L. Balet, op. cit., pp. 132 y ss.: «Durante un ano perm anecio encerrado Schubart en la celda del viejo torreon (de la fortaleza de H ohenasperg), tirado sobre la paja. La bata acabo por pudrirsele encima del cuerpo [...]. Luego de 2 1/4 anos de presidio se le perm itio salir a la luz y moverse. En 1780 pudo por vez prim era intercam biar correspondencia con su m ujer y sus hijos, y en el m ismo ano el estricto encarcelam iento se convirtio en prision. Luego de diez anos de carcel fue finalm ente liberado...». De este Schubart, por lo demas, ha recibido el joven Schiller sus prim eros im pulsos politicos; tam bien Los bandidos forman par­ te, a su modo, de los inicios de la publicistica politica. 41. Respecto de la historia teorico-juridica de esos conceptos, vease H erm ann Coing, D er Rechtsbegriff der menschlichen Person und die Theorie der Menschenrechte, publicacion extraordinaria de la Zeitschrift fu r auslandisches und internationales Privatrecht, Berlin y Tubinga, 1950, pp. 191 y ss. La im position de la «capacidad ju rid ica universal» en las codificaciones de Derecho pri­ vado del siglo x v i i i y de comienzos del xrx es descrita por H. Conrad en su Individuum und Gemeinschaft in der Privatrechtsordnung, cuaderno 18 de la Juristischen Studiengesellschaft, K arlsruhe, 1956. 42. A saber: la sociedad de caracter capitalista, el credito real, el papel-valor, elementos del derecho m ercantil y de navegacion, del derecho regulador de la explotacion de las minas, asi como tam bien del entero derecho regulador de la concurrencia y la competicion. 43. Por ejemplo, regulation y ordenacion de la indumentaria, las bodas, la prostitucion, la usura, la blasfemia, la adulteracion de los alimentos, etc. Vease al respecto F. Wieacker, Privatrechtsgeschichte der Neuzeit, Gottingen, 1952, pp. 108 y ss. 44. F. Wiaecker, op. cit., p. 110. 292

45. L. Brentano, Geschichte der wirtschaftlichen Entwickr lung Englands, Jena, 1928, vol. III, parte I, pp. 233 y ss. 46. W. Ashley, The Economic Organization o f England, An Outline History, Londres, 1923, p. 141: «Long before 1776, by far the greater part of English industry had become dependent on capita­ listic entreprise in the two important respects that a commercial capitalist provided the actual workmen with their materials and found a market for their finished goods» [Mucho antes de 1776, la mayor parte de la industria inglesa dependia con mucho de la iniciativa capitalista en dos importantes aspectos, ya que un comer­ ciante capitalista suministraba a los verdaderos trabaj adores sus materiales y hallaba un mercado para sus mercancias acabadas]. Vease tambien, H. O. Meredith, Economic H istory o f England, Lon­ dres, 1949, pp. 221 y ss. 47. R. Hilferding, Das Finanzkapital, Berlin, 1955, pp. 447 y ss. 48. «The victory of Trafalgar, and the consequent establis­ hing of the unrivalled maritime power of Britain, seemed to render it unnecessary to pay any special attention to the political aspects of national wealth or to raise any question as to what trades were good for the community. All ground for interference on the part of the State with the manner in which a man employed his capital seemed to be taken away, and when the 19th century opened public opinion was inclined to leave the capitalist perfectly free to employ his wealth in any enterprise he chose, and to regard the profit which he secured as the proof that his enterprise was beneficial to the State» [La victoria de Trafalgar y la consiguiente consolidation de la inigualable supremacia maritima de Gran Bretana, parecia volver superflua la consideration atenta de los aspectos politicos de la riqueza nacional o bien el preguntarse que actividades comerciales eran adecuadas para la comunidad. Parecia que cualquier zona de interferencia del Estado con la manera en que un hombre empleaba su capital habia de ser eliminada, y cuando en el siglo x i x se inauguraba la opinion publica, esta era proclive a permitir que el capitalista fuera perfectamente libre de emplear sus riquezas en cualquier empresa que el escogiera, y a considerar el beneficio obtenido como la mejor prueba de que su empresa era util al Es­ tado]. W. Cunningham, The Progress o f Capitalism in England, Cambridge, 1925, p. 107. 49. La liberalization del comercio exterior comienza con el tratado que William Pitt concluyo con Francia en 1786. 50. Esto no vale para Alemania en la misma medida que en Francia o Inglaterra. A finales del siglo x v i i i solo virtualmente existe en Prusia una separacion entre el Estado y la sociedad; vease al respecto los estudios sociohistoricos de W. Conze, « Staat und Gesellschaft in der fruhrevolutionaren Epochen Deutschlands», en Historische Zeitschrift, vol. 186, 1958, pp. 1 a 34; vease tambien W. Conze (ed.), Staat und Gesellschaft im deutschen Vormarz, Stutt­ gart, 1963. 293

51. «The man who is moved to exploit his consumers trough unduly high prices will survive only enough to discover that they have deserted him in favor of his numerous competitors. To pay a worker less than the going wage is to invite him to go where the going wage is paid. It requires only a moment’s reflection to conclude that a businessman with power neither to overcharge his costumers nor to underplay his labor (and for similar reasons his others suppliers) has very little power to do anybody ill. To mini­ mize the exercise of private power, and especially the opportunity for its misuse, was to remove most of the justification for exercise o f government authority over the economy» [El hombre que siente la tentacion de explotar a sus consumidores con precios injustificadamente altos, solo sobrevivira el tiempo justo para descubrir que aquellos le han abandonado en favor de sus numerosos competidores. Pagar a un obrero menos del salario normal es invitarle a que se vaya a donde le paguen mejor. Una breve y simple reflexion basta para deducir que un empresario sin poder para disfrazar sus precios y cobrar mas de lo justo a sus clientes, ni para pagar insuficientemente a sus trabajadores (y por razones parecidas a sus restantes abastecedores), tiene muy poco poder para causar dano a alguien. Quitar importancia al ejercicio del poder privado, y especialmente a la posibilidad de su abuso, suponfa privar de casi toda justification al ejercicio de la autoridad del Gobierno sobre la economfa]. J. K. Galbraith, American Capitalism, Boston, 1952, p. 31. 52. Max Weber, Wirtschaft und Gesellschaft, vol. II, Tubinga, 1956, p. 651: «El capitalismo industrial [...] tiene que poder contar con la constancia, la seguridad y la objetividad del funcionamiento de la ordenacion jurfdica, con el caracter racional, primordialmente calculable, del derecho y de la administracion». 53. Hablo siempre del «Estado burgues de derecho» en el sentido material de una constitucion politica determinada; la for­ malization del concepto de Estado de derecho en la ciencia jurfdica alemana de finales del siglo XIX es, a su vez, una acomodacion, sociologicamente explicable, que tiene que ver con el contexto aludido. Por lo demas, vease U. Scheuner, «Die neuere Entwicklung des Rechtsstaats in Deutschland», en Festschrift des deutschen Juristentages, vol. II, Karlsruhe, 1960, pp. 229 y ss. 54. De ahf que la justicia, a su vez, requiera una jurisprudencia cientffica; vease Wieacker, op. cit., p. 257: «La neutralidad de una jurisprudencia cientffica responsable de si misma tiene una funcion de justicia directa. En la medida en que vincula al juez a afirmaciones doctrinales fijas, sancionadas por la opinion publica y arguibles, desplaza los pugnaces y egofstas intereses po­ liticos, sociales y economicos que se dan en una sociedad libre (cuyo principio funcional es la lucha regulada, la competicion) fuera del marco de atencion jurfdica. A traves de lo cual, empero, realiza precisamente la regla de juego de esa sociedad, a saber: arbitraje y rectitud formal en vez de imposicion de poder». 55. L. Brentano, op. cit., pp. 209 y ss. 294

56. 56a. 57. 57a 58.

C. Schmitt, Verfassungslehre, cit., p. 148. Ibidem, p. 139. Bockenforde, op. cit, pp. 82 y ss. Vease Theorie und Praxis, cit., pp. 82 y ss. Vease F. Hartung, D ie Entwicklung der Menschen- und Burgerrechte, cit. 59. Si se entienden los derechos fundamentales en el mar­ co jurfdico-estatal formado por la conexion entre la publicidad polf­ ticamente activa y la esfera privada polfticamente emancipada, apa­ rece entonces claramente su genealogfa. Los derechos humanos burgueses estan claramente separados de los derechos estamentales de libertad. No hay un camino directo que, a partir de la Magna Charta Libertatum (1215), y a traves de la Petition o f Rights (1628), la Acta de Habeas Corpus (1679) y el B ill o f Rights (1689), lleve a la Primera Declaracion de Derechos Humanos de Virginia (1776). Los derechos estamentales de libertad son, en substancia, acuerdos entre corporaciones que fijan lfmites jurfdicos a la lfcita adquisicion de in­ fluencia, pero no garantizan la autonomia de una esfera privada mediante las funciones polfticas de un publico de personas privadas, es decir, mediante la publicidad. Puesto que, como consecuencia de la educacion de la sociedad burguesa —y de la pequena familia pa­ triarcal como una de sus instituciones primordiales— , la Iglesia va perdiendo el caracter de publicidad representativa, y puesto que la religion, desde los tiempos de la Reforma, va convirtiendose en asunto privado, de modo que la practica privada de la religion se convierte en funcion, y a la vez en sfmbolo, de la nueva esfera fntima, tiene entonces que considerarse a la llamada libertad de culto como el «derecho fundamental)) historicamente mas temprano. Cuando G. Jellinek (Die Erklarung der Menschen und Burgerrechte, Leip­ zig, 1909) deduce el origen de los derechos fundamentales, en ulti­ ma instancia, del cfrculo en torno de la libertad religiosa, esta hipostatizando una conexion historico-espiritual que, a su vez, solo es comprensible claramente insertandola en un marco social global. En aquellas disputas entre colonias y madre patria, de las que surgio la primera formulation de los derechos humanos, no desempena la libertad religiosa el papel decisivo, sino la cuestion de la participa­ tion politica del publico constituido por personas privadas en la elaboration de aquellas leyes que afectaban a su esfera privada: no taxation without representation [no a las contribuciones sin representation] (veanse las observaciones introductorias de Fr. Har­ tung, op. cit., pp. 2 y ss., que resumen la controversia en torno de Jellinek). La garantfa de la esfera intima (con la libertad de la per­ sona y, particularmente, del culto religioso) es la expresion historicamente temprana del advenimiento de una garantfa de la esfera privada en general, garantfa necesaria para la reproduccion del capi­ talismo en la fase del trafico mercantil liberalizado. Vease la co­ lection de textos de R. Schnur, Zur Geschichte der Erklarung der Menschenrechte, Darmstadt, 1964. 60. Las exigencias polfticas de justicia de la publicidad 295

burguesa hallan su prim era expresion precisa en el Derecho civil procesal napoleonico, en el Code de Procedure. En la orilla izquierda del Rin adquiere inmediata vigencia; sus maximas se impondran tambien en el resto del territorio aleman a partir de 1815. 61. Citado por Groth, op. cit., vol. I, p. 721. 62. A ese nivel de generalidad podemos pasar por alto las diferencias entre Inglaterra, Francia y Alemania, que son, al mismo tiempo, diferencias de grado de desarrollo del capitalismo. No son comparables, en cambio, las circunstancias de Estados Unidos, en donde la estructura social y el orden politico no tuvieron que haberselas con los elementos, persistentes en Europa, del senorfo feu­ dal de la tierra y de una soberania absolutista. (Nuestro analisis, que tiene que ver con las circunstancias europeas, pasa por alto en general la especificidad de la evolucion norteamericana; respecto del sistema politico, vease la reciente obra de Ernst Fraenkel, Das amerikanische Regierungssystem, Colonia y Opladen, 1960.) 63. Acerca de la sociologia del conocimiento de las teorfas economicas, vease G. Eisermann, «okonomische Theorien und soziookonomische Struktur», en Zeitschrift f. d. Ges. Staatswissenschaft, vol. 110, 1954, pp. 457 y ss. 64. Polemico en contra del landed interest [interes de los hacendados], vease el escrito de batalla de Ricardo en contra de los elevados precios del grano (An Essay on the Influence o f a Low Price o f Corn on the Profits o f Stock., Londres, 1815), en el que se llega a la conclusion de que el interes del gran propietario agricola esta enfrentado a los intereses de todas las demas clases sociales. 65. Acerca de la historia del concepto de ideologfa, vease la reciente coleccion de textos realizada por K. Lenk, Ideologiekritik und Wissenssoziologie, Neuwied, 19642, en la que hay tambien informacion bibliografica.

IV.

Publicidad burguesa: idea e ideologia 1. Prescindimos en este contexto de la prolija historia del

sensus communis; vease Gadamer, op. cit., pp. 16 y ss. y 23 y ss.

Igualmente subsiste, a traves del concepto de «opinion general», una conexion del topos opinion publica con la tradicion clasica del consensus omnium; vease Kl. Oehler, «Der consensus omnium ais Kriterium der Wahrheit in der antiken Philosophie und der Patristik», en Antike und Abendland, vol. X, 1961, pp. 103 y ss. Esas lfneas histerico-intelectuales de conexion atraviesan, empero, baches especfficos de la evolucion social, baches que son, al mismo tiempo, umbrales de nueva conceptuacion polemica, como, por ejemplo, en la transition de «opinion» a «opinion publica». 2. R. Mischke (Die Enstehung der offentlichen Meinung im 18. Jahrhundert, disertacion doctoral, Hamburgo, 1958) atiende demasiado poco a la evolucion inglesa. A la sobresaliente investiga296

cion de R. Koselleck (Kritik und Krise, cit.) tengo que agradecer muchas pistas e indicaciones. 3. Los matices aparecen claramente, pongamos por caso, en el uso lingufstico de Shakespeare. Acerca de la nombradfa, de la fama (Julio Cesar, I, 2, 323: «All tending to the great opinion, that Rome holds of his name» [Todos expresaran la alta opinion que Roma tiene de su nombre]); acerca del buen nombre de un gentle­ man (Enrique IV, V, 4, 48: «Thou hast redeem’d thy lost opinion» [Tu has recuperado tu buen nombre perdido]); y la benevolencia, ya venal, que uno disfruta de los otros (Julio Cesar, II, 1, 145: «Purchase us a good opinion» [Nos granjearan una buena reputation]); hasta el dudoso y bajo brillo de la valfa meramente externa (Otelo, I, 3, 225: «Opinion —a souvereign mistress of effects» [La opinion, senora soberana de efectos y acciones]); ambas significaciones basicas fluyen y se intercalan. Shakespeare las caracteriza en aquella celebre contraposition de la «craft of great opinion» (habilidad de la alta opinion) y de la «great truth of mere simplicity» (gran verdad de la mera simplicidad) (Enrique VIII, IV, 4, 105). 4. J. Barlett, A Complete Concordance o f Shakespeare, Londres, 1956. Veanse opinion y spirit. 5. La palabra «crftica» fue tambien incorporada al lenguaje nacional en Inglaterra alrededor de 1600; al comienzo, los humanistas utilizaban la palabra en el contexto filologico-historico de sus estudios criticos de fuentes; desde Shaftesbury se conoce por critics a quienes intentan juzgar de acuerdo con las reglas del buen gusto. Solo que aqui no se contrapone opinion a criticism. Kritikus es, por lo demas, tambien en la Alemania coetanea quien juzga de arte y de lenguaje; vease al respecto A. Baumler, Kants Kritik der Urteilskraft, Halle, 1923, pp. 46 y ss. 6. Hobbes, Elements o f Law, vol. I, 6, 8: «Men, when they say things upon their conscience, are not therefore presumed certainly to know the truth of what they say. Conscience therefore I define to be opinion of evidence.» [Los hombres, cuando hablan acerca de su consciencia, desde luego que no presumen de conocer la verdad de aquello acerca de lo que hablan. Por tanto, defino la consciencia como la opinion de la evidencia]. 7. Elements o f Law, vol. II, 6, 12 (traduccion literal: «Nada mas que el juicio y la opinion convenida del hombre»). 8. Vease C. Schmitt, D er Leviathan, Hamburgo, 1938, p. 94: «En el momento en el que se reconoce la diferencia entre lo interno y lo externo, es cosa hecha la superioridad de lo interno respecto de lo externo y, por ende, la de lo privado sobre lo publico». Espero m ostrar en otra ocasion como en el camino que va de Lutero y Calvino hasta Hobbes se difumina la diferenciacion reformadora entre el regnum spirituale y el regnum politicum, y se determina, en cambio, finalmente, el sentido de la contraposicion intramundana entre una sociedad privatizada y una autoridad politica, entre so­ ciety y government. 297

9. Locke, An Essay concerning Human Understanding, vol. II, § 11; vease K oselleck, op. cit., pp. 41 y ss. 10. Locke, Essay, cit., § 12 (trad u ccio n lite ra l: «E n el consen tim iento de los h o m b res p a rtic u la re s, sin suficiente au to rid a d p a ra elab o rar u n a ley»). 11. V ease K oselleck, op. cit., pp. 89 y ss. l l a . E n 1695 aparecio el Dictionnaire historique et critique de Bayle. 12. D 'A lem bert, Discours Preliminaire, in tro d u c tio n a la E n ciclopedia de 1751 (ed. alem an a al cuidado de K ohler, H am burgo, 1955, p. 148). 13. Ibidem, p. 149. 14. J. J. R ousseau, Schriften zur Kulturkritik., W eigand, H am burgo, 1955, p. 34. 15. V ease Spectator, n.° 204, 1712. 16. Craftsman del 27 de ju lio de 1734 (trad u ccio n lite ra l: «Si b ien no to d o s los h o m b res p ueden razonar, si que to d o s ellos p ueden sentir»). 17. R ecientem ente, D. H ilger, Edm und Burke und seine Kritik der franzosischen Revolution, S tu ttg a rt, 1960, pp. 122 y ss.; p aso p o r alto in te resa n tes piezas m a g istrales acerca de la publicid ad politica, piezas con las que los filosofos m o rales escoceses comp le tab a n p o r la m ism a epoca su te o ria evolucionista de la sociedad civil. M e ocupo algo de ello en Theorie und Praxis, cit., p p . 47 y ss. 18. B urke’s Politics, ed. al cuidado de H offm ann y Levack, N ueva Y ork, 1949, p. 106 [trad u ccio n lite ra l: «Debo p e d ir p erm iso p a ra se n alar que no se o p o n d ra re siste n c ia u n icam en te a la p a rte in ju sta de las contribuciones, sino que no pued e ejercerse n in g u n a o tra p a rte del derecho legislativo sin co n sid erar la opin io n general de aquellos que h an de ser gobernados. E sa opinion g eneral constituye el organo y vehiculo de la om n ip o ten cia legislativa»]. 19. B urke, op. cit., p. 119 [tra d u cc io n lite ra l: «En un pais libre, to dos y cada uno de los h o m b res creen que to d o s los asu n to s p ublicos les conciernen, que tienen derecho sobre ellos. Los escudrinan, exam inan y discuten. Se m u e stra n curiosos, veh em en tes, atentos y celosos, y al h a c e r de esos asu n to s los tem as co tid ian o s de sus p en sam ien to s y descu b rim ien to s, m uchas p erso n a s acaban ten iendo un conocim iento de ellos m as que acep tab le y algunas m as que co nsiderable [...]. Sin em bargo, en o tro s p aises n ad ie sino hom b res cuyos oficios les exigen p re s ta r m u ch a atencio n o reflexion a los asu n to s p u blicos, y no atrev ien d o se a v erificar la fuerza de sus opiniones confrontandola con o tras, goza de esta capacidad, capacidad que es ex tre m ad a m e n te r a r a en cu alq u ier dom inio de la vida. E n los paises libres, es frecuente en c o n tra r m ay o r y m as autentic a sagacidad y sa b id u ria p u b lic a en las tie n d as y fab ricas que en los despachos de los podero so s, y esto en p aises donde n ad ie se a rriesg a a te n e r u n a opinion h a s ta que e n tra en ellos. P or ta n to , v u e stra im p o rta n cia global depende de u n uso co n stan te, discreto de v u e s tra p ro p ia razon»].

298

20. Vease, al respecto, Jurgen Kuczynski, «Zur Theorie der Physiokraten», en Grundpositionen der franzosischen Aufklarung, Berlin, 1955, pp. 27 y ss. 21. R. Mischke, op. cit., pp. 170 y ss. Ya Carl Schmitt (Die Diktatur, cit., pp. 109 y ss.) llamo la atencion al respecto. 22. L. S. Mercier, Notions claires sur les gouvernements, Amsterdam, 1787, pp. VI y ss. 23. Ibidem, p. VII (traduccion literal: «Los buenos libros dependen de los sabios en todas las clases del pueblo; ellos embellecen la verdad. Ellos son los que gobiernan ya Europa; ilustran al Gobierno sobre sus obligaciones, sobre sus errores, sobre su verdadero interes, sobre la opinion publica que debe escuchar y seguir; estos buenos libros son maestros pacientes que esperan el despertar de los administradores de los Estados y el sosiego de sus pasiones»). 24. Citado por L. Say, Turgot, 1891, p. 108; Koselleck, op. cit., p. 123, llama la atencion sobre este punto tan caracteristico (traduccion literal: «Es el primero que ha cambiado entre nosotros los actos de la autoridad soberana en obras de razonamiento y de persuasion»). 25. «Los deberes que nos vinculan al cuerpo social son obligatorios solo porque son reciprocos, y su naturaleza es tal que, al cumplirlos, no puede uno trabajar para otro sin trabajar para si». Rousseau, Contrat social, II, 4. Citado segun la version alema­ na de Weigand, Munich, 1959, p. 30. 26. Veanse las anotaciones de Weigand a III, 15, op. cit., p. 164. 27. Contrat social, II, 12, cit., p. 49. 28. Contrat social, IV, 1 y 2, cit., pp. 91 y ss. 29. Ibidem, III, 1, cit., p. 53. 30. Ibidem, III, 4, cit., p. 60. 31. Ibidem. 32. Ibidem, IV, 7, cit., pp. 110 y ss. (traduccion literal: «La opinion publica es la clase de ley cuyo censor es el ministro»). 33. Ibidem, II, 8 (traduccion literal: «Quien juzga las costumbres, juzga el honor, y quien juzga el honor, toma su ley de la opinion»). 33a. Ibidem (traduccion literal: «Que pueda atraer sin violencia y persuadir sin convencer»). 34. W. Hennis («Der Begriff der offentlichen Meinung bei Rousseau», en Archiv fu r Rechts- und Sozialphilosophie, vol. XLIII, 1957, pp. 111 y ss.) desconoce la identification que hace Rousseau entre opinion publique y opinion no publica. Precisamente la desconfianza critico-cultural respecto del rendimiento de la «opinion publica», en el sentido estricto de los coetaneos fisiocratas, fuerza a la idea democratica del Contrat social a ciertas consecuencias dictatoriales. Vease, recientemente, I. Fetscher, Rousseaus politische Philosophie, Neuwied, 1960, en donde el lector encontrara mas indicaciones bibliograficas. 299

35. Contrat social, III, 14, cit., p. 81: «La soberania no puede llegar a ser ejercida por delegation [...]. Ella consiste substancialmente en la voluntad comun, y la voluntad no es represen­ table; es ella misma o es otra cosa [...]. Toda ley que no ha sido ratificada por el pueblo en persona es futil». 35a. Caracteristico de ello es el panfleto del Abbe Sieyes aparecido en 1788; edicion alemana: Was ist der Dritte Stand?, ed. al cuidado de Brandt, Berlin, 1924; vease mi trabajo «Naturrecht und Revolution», en Theorie und Praxis, cit., pp. 52 y ss., particularmente pp. 57 y ss. 36. Citado por R. Redslob, Staatstheorien der franzosischen Nationalversammlung, Leipzig, 1912, p. 65, n. 1 (traduccion literal: «Sabeis que solo mediante la opinion publica podeis conseguir algun poder para actuar beneficamente; sabeis que solo por ella ha prevalecido la causa tan desesperada del pueblo; sabeis que ante ella callan todas las autoridades, desaparecen todos los prejuicios, se borran todos los intereses particulares»). 37. De todos modos esas propuestas no llegan a ejercer influencia alguna sobre los constitucionalistas franceses. El original esta redactado en frances; aparece por vez primera en 1816 en Ginebra. Citamos segun la version alemana del mismo ano: Taktik oder Theorie des Geschaftsganges in deiiberierenden Volkstandeversammlungen, Erlangen, 1817, especialmente cap. 3, pp. 10 y ss., «Von

der Publizitat». Damos los terminos especificos tambien en ingles (segun A n Essay on Political Tactics, en The Works o f Jeremy Bentham, vol. II, ed. al cuidado de Bowring, Edinburgo, 1843, pp. 299 y ss.) y en frances (segun Tactic des Assem blies Legislatives, ed. al cuidado de Dumont, Paris, 18222), porque en el uso linguistico se aprecian aun diferencias caracteristicas: en el texto aleman se encuentran circunloquios al referirse a la «opinion publica» y a la «publicidad». 38. Bentham, op. cit., p. 11. 39. Ibidem, p. 15. 40. Ibidem, p. 14. 41. Ibldme, pp. 16 y ss. 42. Ibidem, p. 33. En otro paso se habla de salvacion para «proteger al pueblo»; en vez de eso, se dice en la edicion francesa, op. cit., p. 28: «Il n’y a de sauve garde que dans la protection de l ’opinion publique». [La unica salvaguardia estriba en la protection de la opinion publica]. 43. Guizot, Histoire des origines du gouvernement representatif en Europe, vol. II, Bruselas, 1851, pp. 10 y ss. Tambien C. Schmitt llama la atencion sobre este paso en Die geistesgeschichtliche Lage des Parlamentarismus, Munich y Leipzig, 1923, p. 22, n. [traduccion literal: «Es ademas el caracter del sistema, que no admite en parte alguna la legitimidad del poder absoluto, lo que obliga a todos los ciudadanos a buscar sin descanso, y en cualquier ocasion, la verdad, la razon, la justicia, que deben regular el poder factico. Es todo lo que hace al sistema representativo: 1) por la 300

discusion, que obliga a los poderes a buscar en comun la verdad; 2) por la publicidad, que situa a los poderes encargados de esta investigacion bajo los ojos de los ciudadanos; 3) por la libertad de prensa, que incita a los propios ciudadanos a buscar la verdad y a comunicarla al poder»]. 44. Acerca del origen de la opinion publica en Francia es­ cribe Forster en sus Parisischen Umrissen: «Considero que sus pri­ meros pasos se dieron ya en los ultimos tiempos de la monarqufa, porque la magnitud de la ciudad, la masa que en ella se concentra de conocimientos, gusto, ingenio y fuerza formativa; la necesidad cada vez mas caustica de una instruccion epicureamente cosquilleante; la libertad respecto de prejuicios en los estamentos altos y, en mayor o menor medida, en los medios; el poder parlamentario continuadamente enfrentado a la corte; las ideas, puestas en curso por la liberacion de America y la participacion en ello de Francia, acerca del Gobierno, la Constitucion y el republicanismo...: todo eso abrio camino a la libertad de pensamiento y de voluntad a tal punto, que ya un buen tiempo, antes de la Revolucion, una decidida opi­ nion publica gobernaba ilimitadamente todo Paris, y a partir de el, toda Francia». Citado por Bauer, op. cit., p. 238. 45. Georg' Forsters sammtliche Schriften, ed. Gervinus, V, 2, Leipzig, 1843, «Uber offentliche Meinung», p. 249. 46. Los Europaische Annalen de Posselt, cuyo primer volumen aparecio en 1795 con un articulo titulado «Frankreichs Diplomatie oder Geschichte der offentlichen Meinung in Frankreich», deja ver todavfa la inseguridad del uso lingufstico. 47. C. M. Wieland, Samtl. Werke, vol. 32, Leipzig, 1857, pp. 191 y ss. 48. Ibidem, p. 200. 49. Ibidem, p. 218. 50. Ibidem, p. 192. 51. Ibidem, p. 198. 52. Ibidem, p. 193: opinion publica es aquello «que inadvertidamente se apodera de la mayoria de cabezas, incluso en aquellos casos en los que no se atreve todavfa a expresarse en voz alta, pero, igual que un abejar que de pronto empieza a salir de la colmena, se anuncia a traves de un murmullo sordo cada vez mas fuerte»; analogamente, op. cit., pp. 212 y ss. La conexion —desarrollada sobre todo por la publicistica antinapoleonica— entre el concepto de opi­ nion publica y la doctrina del espfritu popular se pone de relieve en R. Flad, D er B eg riff der offentliche Meinung bei Stein, Arndt, Humboldt, Berlin y Leipzig, 1929. 53. «En tanto la moral es competencia exclusiva del clero, y la politica, altanero secreto de la Corte y el Gobierno, una y otra tienen que malutilizarse como instrumentos de confusion y opresion; el pueblo se convierte en la vfctima propiciatoria de vergonzosos juegos de palabras, y el poder se lo permite todo, y puede permitfrselo, puesto que la caracterizacion de lo justo y lo injusto depende meramente de su capricho, y aquello que teme mas —a 301

saber: la divulgacion de la verdad— lo convierte en delito y lo penaliza como tal. No asf cuando la razon recobra sus derechos eternos e inmarcesibles para arrojar luz sobre todas las verdades, el conocimiento todo de las cuales a disposicion de todos esta, procurandoles a esas verdades la mayor popularidad posible con el auxilio de las musas artfsticas y rebasando todas aquellas formas, todos aquellos ropajes meramente fabulados. Una masa de conceptos y hechos correctos entran entonces en circulacion; una masa de prejuicios cae visiblemente cual castillos de naipes...» (ibidem, pp. 208 y ss.). 54. I. Kant, Werke, ed. al cuidado de Ernst Cassirer, Ber­ lin, vol. VI, pp. 467 y ss. 55. Ibidem, vol. VI, pp. 468 y ss. 56. Ibidem, vol. IV, p. 169. 57. Ibidem, p. 170. 58. Werke, cit., vol. VI, p. 389. 59. Werke, cit., vol. IV, p. 363. 60. Werke, cit., vol. VII, p. 344. 61. Ibidem, p. 343. 62. Ibidem, p. 330. 63. Werke, cit., vol. IV, p. 171. 64. Ibidem, p. 171. 65. Ibidem, p. 172. 66. K ritik der reinen Vernunft, en Werke, vol. III, pp. 561 y s., n. 67. K ritik der praktischen Vernunft, cit., vol. V, p. 165. 68. Una diferenciacion que no coincide con la existente entre derecho publico y derecho privado. En sentido kantiano, el derecho civil, considerado globalmente, es un derecho publico; vease Metaphysik der Sitten, Rechtslehre, en Werke, cit., vol. VII. 69. Werke, cit., vol. VI, p. 378. 70. Ibidem, p. 389: «Lo que un pueblo no puede concluir respecto de si mismo, tampoco puede el legislador concluirlo respecto del pueblo». 71. Ibidem, p. 389. 72. En la seccion: «Vom Meinen, Wissen und Glauben» [Del opinar, el saber y el creer], en Werke, vol. III, p. 550. 73. Kant llama a eso la «solidaridad de la politica con la moral segun el concepto transcendental del derecho publico», en Werke, vol. VI, pp. 468 y ss. 74. Vease R. Koselleck, op. cit., particularmente pp. 81 y ss. 75. Werke, vol. VII, p. 404. 76. Werke, vol. VI, pp. 452 y s. 77. Werke, vol. VI, pp. 378 y s. 78. «El criado, el dependiente, el que trabaja a jornal, in­ cluso el peluquero, son meros operarii, no artifices ni miembros del Estado, y por ende tampoco estan cualificados para ser ciudadanos», sino que son meros «companeros de proteccion» que disfrutan del derecho de protection garantizado por las leyes, pero no del 302

derecho de legislacion como tal: «aunque aquel a quien doy mi lena para cortar y el sastre al que doy mi tela para hacer un vestido parecen estar en analogas relaciones conmigo, hay que distinguir entre uno y otro igual que entre el peluquero y el fabricante de pelucas (al que tambien puedo haber dado el pelo para que la haga), esto es, entre el que trabaja a jornal y el artista o el artesano que hace una obra que le pertenece en tanto no se le remunera. El ulti­ mo realiza un intercambio entre su propiedad y la de otros (opus), el primero trafica con sus fuerzas, que pone al servicio de otros (operam)». Ibidem, p. 379, n. 79. En otro contexto alude anecdoticamente Kant a la consigna, recien en circulation por entonces, del laisser faire: «Un ministro frances convoco a algunos de los mas notables comerciantes y exigio de ellos propuestas acerca de como ayudar al comercio [...]. Luego de que uno propusiera esto y el otro aquello, dijo un viejo comerciante que habia callado largo rato: construid buenos caminos, poned en circulacion buena moneda, elaborad sin demora un derecho mercantil y similares, pero, por lo demas, j'dejadnos hacer'!». Werke, cit., vol. VII, p. 330, n. 80. Werke, cit., vol. VI, pp. 376 y s. 81. K ritik der reinen Vernunft, en Werke, cit., vol. III, pp. 374 y ss. 82. Werke, vol. VI, pp. 473 y s. 83. Ibidem, p. 466. 84. Werke, cit., vol. VI, p. 393. 85. Ibidem, p. 394. 86. Werke, cit., vol. IV, p. 155. 87. Werke, cit., vol. VII, p. 403. 88. K ritik der reinen Vernunft, en Werke, cit., vol. III, p. 395. 89. Ibidem, p. 396. 90. Werke, cit., vol. IV, p. 164. 91. Ibidem, p 163. 92. Werke, cit., vol. VII, p. 402. 93. Ibidem. 94. Hegel, Grundlinien einer Philosophie des Rechts, ed. al cuidado de Hoffmeister, p. 261, § 301: «La expresion 'la multitud'», explica Hegel en este paragrafo, «designa la universalidad empirica mas correctamente que el comun y corriente 'todos'. Pues si se dice que es obvio que en este 'todo' no estan comprendidos por lo menos los ninos, las mujeres, etc., mas obvio todavia es que no deberia usarse la expresion totalmente determinada 'to d o s' cuando se trata de algo completamente indeterminado». 95. Rechtsphilosophie, ed. al cuidado de Hoffmeister, § 316, p. 272. 96. Agregado a § 116 y § 117, edicion Glockner, vol. VII, pp. 424 y 426. 97. Ibidem, p. 424, agregado a § 315. 303

98. Rechtsphilosophie, ed. al cuidado de Hoffmeister, p. 277, § 319. 99. Ibidem, p. 175, § 200. 100. Ibidem, pp. 200 y s., § 243 y §245. 101. Ibidem, p. 208, § 258. 102. Ibidem, p. 264, § 303. 103. Ibidem, p. 263, § 302. 104. Ibidem, p. 198, § 236. 105. Ibidem, p. 273, § 317. 106. Ibidem, p. 272, § 314. 107. Ibidem, p. 272, § 315. 108. Ibidem, p. 274, § 318. 109. Ibidem, p. 278, § 320. 110. Ibidem, p. 274, § 317. Vease tambien Phanomenologie des Geistes, ed. al cuidado de Hoffmeister, cit., p. 392. 111. Ibidem, p. 287, § 337. 111a. Vease M. Riedel, «Hegels 'burgerliche Gesellschaft' und das Problem ihres geschichtlichen Ursprungs», en ARSP, vol. XLVIII, n.° 4,1962, pp. 539 y ss. 112. Marx y Engels, Ges. Werke, vol. I, Berlin, 1958, p. 285. 113. Ibidem, p. 233. 114. Ibidem, p. 368. 115. Ibidem, p. 365. 116. Ibidem, p. 356. 117. Ibidem, p. 324. 118. Ibidem, p. 370. 119. K. Marx, D er 18. Brumaire des Louis Bonaparte, Ber­ lin, 1953, p. 60. 120. Werke, cit., p. 325. 121. Ibidem. 122. Werke, cit., vol. IV, p. 182. 123. Engels, Anti-Duhring, Berlin, 1954, p. 348. 124. Marx, Das Kapital, vol. III, Berlin, 1953, p. 873. 125. Engels, Grundsatze des Kommunismus, en Werke, cit., vol. IV, pp. 361 y ss. 126. Werke, cit., vol. IV, p. 182. 127. H. Kesting, Geschichtsphilosophie und Weltburgerkrieg, Heidelberg, 1959, pp. 24 y ss. y 219 y ss. [traduccion literal: «Meliorismo» basado en el sentido comun, se refiere a la doctrina que afirma que el mundo puede ser mejor, melior, mediante el esfuerzo humano — N. del T.]. 128. En relacion a las cuestiones de la emancipacion femenina se dice incluso (Werke, ed. al cuidado de Wessel, Leipzig, 1875, vol. XII, pp. 5 y s.): «En todas las cosas, siempre debe salir favorecida la igualdad. Hay que dar siempre una motivation para permitir una cosa a una persona y prohibirsela a otra. Pero si se extiende a casi todos la exclusion respecto de aquello que los autorizados valoran al maximo, hasta el punto de considerar como la mayor desgracia el verse despojados de ello; si no solo la libertad 304

politica, sino tambien la libertad personal del comercio es prerrogativa de una casta; si incluso en la actividad profesional casi todas las ocupaciones solicitadas por las mas potentes capacidades en cua­ lesquiera ambitos importantes porque acarrean distincion, riqueza o mera independencia material, se mantienen como propiedad exclusiva —y cercada por todas partes— de la clase dominante, mientras no le resta a la clase dependiente otra puerta abierta que aquella a la que todos, aun cuando pudieran franquearla, le volverian displicentemente las espaldas; entonces, los infelices argumen­ tos tendentes a justificar esa monstruosa distribution partidista, aun cuando no fueran completamente insostenibles, no estarian en con­ diciones de despojarla de la llamativa injusticia que la macula». 129. Cito segun la excelente seleccion de textos de Landshut: Toqueville, Das Zeitalter der Gleichheit, Stuttgart, 1954, pp. 248 y s. 130. Mill, Uber die Freiheit, ed. al cuidado de Pickford, Frankfurt, 1860, pp. 92 y s. 131. Tocqueville, op. cit., pp. 263 y s. 132. Ibidem, p. 44. 133. Mill, op. cit., p. 94. 134. Ibidem, p. 66. 135. Mill, Werke, cit., vol. X, p. 176. 136. Vease al respecto la reciente obra de E. Fraenkel, Die reprasentative und die pleibiszitare Komponente im demokratischen Verfassungsstaat, en Recht und Staat, cuaderno n.° 219-220, Tubin-

ga, 1958. 137. Ibidem, p. 251. 138. Ibidem, p. 247. 139. Tocqueville, op. cit., p. 65. Veanse tambien pp 67, 76 y 81. 140. Ibidem, pp. 105 y s. 141. Mill, Werke, cit., vol. X, p. 249. 142. Vease la observacion del constitucionalista conservador Friedrich Julius Stahl (Die gegenwartigen Parteien in Staat und Kirche, Berlin, 1873, p. 73): «El partido liberal afirma la idea de igualdad frente a la nobleza, frente a todos los estamentos como tales, pues no puede admitir articulacion organica alguna, de acuerdo con la base de la Revolucion. Solo que, si la igualdad ha de ser realizada positivamente, si la clase de los desposeidos ha de obtener identicos derechos, entonces la igualdad se aparta de su idea y produce politicamente diferencias juridicas que favorecen a los poderosos. Pues pretende establecer un censo para la representacion, fianzas para la prensa, solo a los petimetres permite la entrada en el salon, no garantiza el honor y el trato cortes del mismo modo a los ricos que a los pobres. Esa semirrealizacion de los principios de la Revolucion es lo que caracteriza la posicion del partido liberal». Evidentemente todo esto tiene que ver especificamente con las cir­ cunstancias alemanas. Ciertamente, tambien en la Alemania del premarzo, una refinada teoria liberal de la delicada practica constitu305

cional ha prefigurado la idea clasica de la publicidad: «La plena publicidad consiste, pues», segun la programatica definicion de Welcker (Staatslexikon oder Enzyklopadie der Staatswissenschaften, 15 vols., 1834-1848, 185515, articulo: «Offentlichkeit und offentliche Meinung»), «en que todos los asuntos de Estado sean contemplados como el Estado entero y todos sus ciudadanos de un modo global, comunitariamente, haciendose asf accesibles a todos los organos de la opinion publica mediante la mayor facilitacion posible de la espectacion y la audiencia, mediante la exposicion publica y la libertad». Y Niebuhr se atiene estrictamente a la convergencia entre opinion publica y razon: «La opinion publica es la que engendra, en las influencias personales a que puedan inducir a error los detentadores del poder, inimpugnados sentimientos autoafirmativos coincidentes en toda la variedad de la individualidad y en las mas diversas circunstancias; y cuando en verdad se trata de un juicio universalmente manifestado y no contestado, puede valer por representacion de la razon y la verdad universales, por voz de Dios». Bluntschli, sin embargo, cita este paso (Bluntschlis Staatsworterbuch in drei Banden, ed. al cuidado de Lohning, Zurich, 1871, artfculo: «offentliche Meinung») solo para oponerle el lema de un liberalismo adaptado a la realidad nacional: «Es una exageracion radical declarar a la opinion publica infalible atribuyendole, entonces, el control y el dominio del derecho. Los hombres de inteligencia clara respecto de la vida politica y de sus necesidades en ningun tiempo han sido numerosos, y es muy incierta la posibilidad de que lleguen a convertir su opinion en opinion publica. De ningun modo coincide siempre la minorfa de sabios y ponderados con la gran mayoria constituida por las clases medias. El juicio comun, incluso el de las clases instruidas, casi siempre sera superficial. Es imposible que conozcan todas las circunstancias y descubran todos los motivos de los que depende la decision respecto de materias importantes. La opinion publica puede dejarse confundir por cuitas momentaneas de la masa, puede incluso llegar a ser artificialmente inducida a error. Un solo individuo significativo puede ver correctamente allf donde todo el mundo se equivoca de medio a medio» (op. cit., vol. II, pp. 745 y s.). En la medida en que Bluntschli clasifica definitivamente a la opinion publica como opinion de una clase determinada («es la opinion de la amplia clase media especialmente»), rompe con el principio de la publicidad, esto es, con la uni­ versal accesibilidad al ambito en el que lo que sea practicamente necesario ha de ser racionalmente descubierto de acuerdo con el interes general; el la reputa ideologfa (sin criticarla como tal), puesto que la situa sociologicamente en el marco de una sociedad de clases dada de un modo natural. La clase de los obreros manuales, segun su opinion, se ha mantenido oportunamente al margen de la vida politica: «Efectivamente, en la oposicion entre trabajo intelectual y trabajo manual, entre actividad espiritual y actividad cor­ poral, se basa la diferencia que es de gran importancia tambien para la organizacion del Estado y de su vida politica [...]. Para las 306

profesiones liberales del tercer estamento, una elevada instruccion es una exigencia innegociable, y de ahf el que sea habitual que solo estas personas esten en disposicion de capacidad y entrega suficientes como para trabajar intelectualmente al servicio del Estado. A las amplias clases ocupadas en el cultivo de la tierra, en el trabajo artesanal, en el pequeno comercio, en el trabajo fabril, etc., les falta, en cambio, por completo la instruccion y la entrega necesarias como para dedicarse a los negocios del Estado». (Op. cit., vol. III, p. 879). Pero tampoco la burguesia ejerce las funciones polfticas de una publicidad residual, cerrada al pueblo; mas bien parece tener que limitarse la opinion publica a la crftica y al control de una autoridad que incumbe a priori al monarca, apoyado en la nobleza terrateniente. «La aristocracia esta de natural inclinada a compartir el poder de la monarqufa; el tercer estamento esta domesticamente inclinado a ejercer la crftica y el control» (ibidem, p. 881). Sobre la base de un compromiso de clase entre la burguesia y los poderes feudales, cada vez mas activos y decisorios polfticamente en Alemania, no solo se convierte el acceso a la publicidad en un privilegio, sino que ni siquiera es esta entendida como esfera en la cual el Estado se relaciona con la sociedad a traves de la mediation del raciocinio de un publico de personas privadas, disolviendose la substancia dominadoar de la autoridad: «No es cierto que la opinion publica domine, porque no puede ni quiere dominar. Cede el gobierno a los organos apropiados. No es un poder creativo, sino, ante todo, de control» (op. cit., vol. II, p. 747). Th. Schieder («Das Verhaltnis von politischer und gesellschaftlicher Verfassung und die Kritik des burgerlichen Liberalismus», en Historische Zeitschrift, vol. 177, 1954, pp. 49 a 74) analiza la conexion de esa moldeada ideologfa liberal con la especffica relacion Estado-sociedad en Prusia-Alemania a lo largo del siglo XIX. 143. 144. 145. 146.

Tocqueville, op. cit., p. 98. Ibidem, p. 260. Marx, D er 18. Brumaire, cit., pp. 116 y s. Marx, D er Burgerkrieg in Frankreich, Berlin,

1952,

p. 65. 147. Ibidem. 148. M. L. Goldschmidt, «Publicity, Privacy and Secrecy», en The Western Political Quarterly, vol. VII, 1954, p. 401 [traduccion literal: «Tendencias perturbadoras: la primera, el consiguiente descuido del derecho a la intimidad personal; y la segunda, una tendencia hacia una publicidad demasiado restringida, con el consi­ guiente incremento de la discretion en areas [...] consideradas publicas»].

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V. La transformacion social de la estructura de la publi­ cidad 1. W. Hallgarten, Vorkriegsimperialismus, Paris, 1935. 2. G. Lukacs, «Einige Eigentumlichkeiten der geschichtlichen Entwicklung Deutschland», en Die Zerstorung der Vernunft, Neuwied, 1962, pp. 37 a 83; ademas H. Plessner, D ie verspatete Na­ tion, Stuttgart, 1959; vease tambien mi resena en Frankfurter Hefte, noviembre de 1959; por ultimo, R. Dahrendorf, «Demokratie und Sozialstruktur in Dtld», en Europaisches Archiv f Soziologie, vol. I, n.° 1, 1960, pp. 86 y ss. 3. Dobb, op. cit., p. 258 (traduccion literal: «Una vasta y secular prosperidad repentina»). 4. Vease Dobb, op. cit., p. 257: «An age of technical change which rapidly augmented the productivity of labour also witnessed an abnormally rapid natural increase in the ranks of the proleta­ riat, together with a series of events which simultaneously widened the field of investment and the market for consumption goods to an unprecedented degree. We have seen how straitly in previous centuries the growth of capitalist industry was cramped by the narrowness of the market, and its expansion thwarted by the low productivity which the methods of production of the period imposed; these obstacles being reinforced from time to time by scarcity of labour. At the industrial revolution these barriers were simultaneous­ ly swept away; and, instead, capital accumulation and investment were faced, from each point of the economic compass, with everwidening horizons to lure them on» [Se trata de un periodo de cambio tecnico en el que aumento rapidamente la productividad del trabajo; pudo presenciarse tambien un incremento anormalmente pronunciado del proletariado, junto con una serie de acontecimientos que ampliaron simultaneamente el campo de inversiones y el mer­ cado de consumo en una escala sin precedentes. Hemos visto cuan limitado estuvo el crecimiento de la industrial capitalista en siglos anteriores a causa del caracter restringido del mercado y en que medida se frustro su expansion a causa de la baja productividad impuesta por los metodos de produccion del periodo; estos obstaculos, por otro lado, fueron reforzados de vez en cuando por la escasez de mano de obra. Con la Revolucion Industrial, estas barreras fueron derribadas simultaneamente y, en cambio, la acumulacion e inversion del capital encontraron, desde todos los angulos del ambito economico, horizontes en continuo aumento que las atrafan]. 5. Vease J. H. Bunzel, «Liberal Theory and the Problem of Power», en The Western Political Quarterly, vol. XIII, 1960, pp. 374 a 488. 6. La palabra Nachtwachterstaat, que procede de Lasalle, se asocia corrientemente con el celebre tratado de Wilhelm von Humboldt «Ideen zu einem Versuch, die Grenzen der Wirksamkeit des Staates zu bestimmen», en Werke, ed. al cuidado de Flitner, vol. I, Darmstadt, 1960, pp. 56 y ss. 308

7. Fr. Neumann, «Die Funktionswandel des Gesetzes im Recht der burgerlichen Gesellschaft», en Zeitschrift fu r Sozialforschung, vol. VI, pp. 542 y ss; del mismo autor, «Okonomie und Politik», en Zeitschrift fu r Politik, vol. II, 1955, pp. 1 y ss. 8. H. Achinger, Sozialpolitik als Gesellschaftspolitik, Hamburgo 1958, p. 155. 9. J. Strachey, Kapitalismus heute und morgen, Dusseldorf, 1957, p. 154. 10. J. K. Galbraith, American Capitalism, the concept o f countervailing power, cit. Respecto de la crftica, vease el excelente ensayo de A. Schweizer, «A Critique of Countervailing Power», en Social Research, vol. XXI, 1954, pp. 253 y ss. 11. Bien documentadas para Estados Unidos por: Berle y Means, The Modern Corporation and Private Property, Nueva York, 1932; The Structure o f the American Economy, vol. I, National Re­ sources Planning Board, U.S. Government Printing Office, 1939; The Concentration o f Productive Facilities, id., 1947; A Survey o f Con­ temporary Economics, id., 1948. Para Alemania: H. Konig, «Konzentration und Wachstum, eine empirische Untersuchung der westdeutschen Aktiengesellschaften in der Nachkriegszeit», en Zeitschrift f. d. gesamte Staatswissenschaft, vol. 115, 1959, pp. 229 y ss. 12. S. Fabricant, The Trends o f Government Activities in the U.S.A. since 1900, Nueva York, 1952; Hicks, British Public Finan­ ces, their Structure and Development 1880-1952, Londres, 1954. Ya Adolf Wagner habia hablado de la «ley» de la extension creciente de la necesidad de financiacion, en Lehrbuch der politischen Okonomie, vol. V, Leipzig, 18833, pp. 76 y ss. 13. F. Neumark, Wirtschafts- und Finanzpolitik des Interventionsstaates, Tubinga, 1961; desde el punto de vista jurfdico, vease U. Scheuner, D ie staatliche Intervention im Bereich der Wirtschaft, Publicaciones del Verein dt. Staatsrechtslehrer, 11, Berlin, 1954, pp. 1 y ss. 14. Strachey, op. cit., p. 35. 15. Aqui es muy paulatina la transition de funciones mera­ mente ordenadoras a funciones configuradoras, aunque tendencialmente clara. Jurfdicamente, este proceso halla su expresion en la ampliacion y consiguiente transformacion del viejo derecho de policfa; vease al respecto, H. Huber, Recht, Staat und Gesellschaft, Berna, 1954, p. 32: «El derecho de policfa es el derecho encargado de proteger al publico mediante el mantenimiento del orden publi­ co. Tiene un caracter negativo, defensivo. Era hasta hace poco una rama del Derecho publico que se acoplaba al Derecho privado. Actualmente cada vez aparece mas clara la tendencia a substituir o completar la defensa frente a los peligros mediante la configura­ tion positiva de la vida social. Asf, por ejemplo, el derecho de policfa en materia de vivienda y construction tenia que proteger frente a peligros de salud, de incendio, a la amenaza del trafico, tenia que proteger a la naturaleza y al territorio de las degradaciones medioambientales y del paisaje. En nuestros dfas, la planificacion local, 309

regional y nacional no solo quiere combatir los aspectos negativos, sino configurar positivamente; esto es, estructurar la utilization del espacio por los hombres, el asentamiento en el y su explotacion». 16. K. Littmann, Zunehmende Staattstatigkeit und wirtschaftliche Entwicklung, Colonia, 1947, p. 164. Pasaremos aqui por alto el problema de los gastos armamentfsticos, puesto que la defensa m ilitar tiene que ver ya con las funciones clasicas del Estado. 17. En la medida en que el sistema capitalista tiende a limitar lo menos posible el sector de la produccion economica privada en beneficio del sector de las prestaciones de servicios publicos, se origina una descompensacion, cuyo primer analista fue Gal­ braith; vease al respecto su investigacion Gesellschaft im Uberfluss, Dusseldorf, 1959. Tambien A. Down, «Why Government Budget is too small in a Democracy?)), en World Politics, vol. XII, 1960, pp. 541 a 563. 18. E. Forsthoff, Die Verfassungsprobleme des Sozialstaats, Munich, 1954; W. Friedmann (Law and Social Change, Londres, 1951, p. 298) distingue cinco funciones «they result from the activities of the State: Firstly, as Protector; secondly, as Dispenser of Social Services; thirdly, as Industrial Manager; fourthly, as Economic Controller; fifthly, as A rb itra to r» [que resultan de las actividades del Estado: primeramente, como protector; en segundo lugar, como suministrador de servicios de tipo social; en tercer lugar, como administrador industrial; en cuarto lugar, como interventor economico, y en quinto y ultimo lugar, como juez arbitro]. 19. Vease Strachey, op. cit., pp. 130 a 151. 20. J. M. Clark, «The Interplay of Politics and Economics», en Freedom and Control in modern Society, ed. al cuidado de Berger, et alt., Nueva York, 1954, pp. 192 y ss.; A. Berle, Power without Property, Londres, 1960 (traduccion literal: «caracter quasi politico de las organizaciones economicas privadas»). 21. Vease A. Menger, Das burgerliche Recht und die besitzlosen Volksklassen, Tubinga, 18902. 22. K. Renner, Die Rechtinstitute des Privatrechts und ihre Funktion, Tubinga, 19292. 23. Hedemann, Einfuhrung in die Rechtswissenschaft, 1927 , p. 229. 24. H. Huber, op. cit., p. 34. 25. F. Wieacker, «Das Sozialmodell der klassischen Privatrechtsgesetzbucher und die Entwicklung der modernen Gesellschaft», en Juristische Studiengesellschaft Karlsruhe, cuaderno n.° 3, K arls­ ruhe, 1953, pp. 21 y ss. 26. Huber, op. cit., p. 33. 27. Ibidem, pp. 37 y s. 28. Spiros Simitis, Die faktischen Vertragsverhaltnisse, Frankfurt, 1958. 29. El Derecho aleman conoce la ficcion del fisco, que cualifica al Estado como sujeto de Derecho privado y, por tanto, como posible parte contratante en las relaciones contractuales con perso310

nas privadas; eso tuvo en otro tiempo, bajo el absolutismo, el sen­ tido positivo de que los subditos gozaran en cierta medida de seguridad jurfdica aun sin la garantfa de una participacion en la actividad legisladora. De modo analogo, el derecho frances distingue al Estado como sujeto de Derecho privado que ejecuta gestions privees, del Estado como sujeto de Derecho publico que realiza gestions publiques. Ambas funciones eran relativamente claras en la epoca liberal y de ahf que fueran facilmente separables; pero la diferenciacion se dificulta en la medida en que el Estado carga con funciones en la esfera privada de la sociedad misma, y en la medida en que regula por contrato sus relaciones con los sujetos economicos privados: «Predominantly industrial, commercial, managerial Operations, such as the provision of transport, electricity, or gas, or the management of health services, are now normally carried out by incorporated public authorities, which are subject to the rules of private law, although responsible to Ministers and Parliaments for the general conduct of the Operation» [Actividades industriales, comerciales y administrativas, como el suministro de gas, electricidad, transporte, o bien la administracion de los servicios sanitarios, que son desempenados ahora en su mayor parte y con normalidad por autoridades publicas, sometidas a las reglas del Derecho privado, aunque la responsabilidad en lo que atane a la direction de las actividades pertenece a los Ministerios y Parlamentos]. Friedmann, op. cit., p. 63. 30. Huber, op. cit., p. 40. 31. Para lo que sigue, vease W. Siebert, «Privatrecht im Bereich der offentlichen Verwaltung», en Festschrift fu r Hans Niedermeyer, Gottingen, 1953, especialmente pp. 223 y s. 32. Spiros Simitis ofrece un penetrante analisis de todo este complejo de problemas en D er Sozialstaatsgrundsatz in seinen Auswirkungen a u f das Recht von Familie und Unternehmen, trabajo de habilitacion de la Facultad de Derecho de Frankfurt, 1963 (manuscrito). 33. H. Schelsky, Schule und Erziehung in der industriellen Gesellschaft, Wurzburg, 1957, p. 33. 34. No entramos ahora en si una fuerte posicion de la administracion frente a la asamblea general de accionistas pone tambien en marcha intereses especificos del management (por ejemplo, en la estructuracion de la empresa), a costa de un posible aumento de los beneficios, ni en si todo eso debilita la forma privada-capitalista de la acumulacion. 35. Teoria que ha desempenado un papel importante tanto en la ideologia sindical reformista como en la practica fascista del llamado frente de trabajo: en ambos casos, aun cuando con intenciones politicas opuestas, el aislamiento del momento institucional de la gran empresa respecto de sus funciones economicas llevo evidentemente a la ilusoria ignorancia del hecho de que la empresa, en la medida en que trabaja de modo capitalista segun los principios de la maximizacion del beneficio, esta obligada a servir a in311

tereses privados; del hecho de que, por eso mismo, el objetivo de la empresa no puede coincidir eo ipso por completo con los intereses del personal y todavfa menos con los de la sociedad. 36. H. P. Bahrdt, Offentlichkeit und Privatheit als Grundform en stadtischer Soziierung, cit., pp. 43 y ss. 36a. L. v. Friedeburg, Soziologie des Betriebsklimas, Ffm, 1963. 37. En la Republica Federal de Alemania, mas de las tres cuartas partes de la poblacion percibe rentas asistenciales; uno de cada dos hogares percibe ya ahora al menos una renta. 38. «Solo en nuestra era la cuestion del correcto encauzamiento de la existencia del individuo se ha convertido en objeto de ininterrumpida atencion publica. Si hubiera que poner de relieve las transformaciones y los cambios que de ello resultan para las formas de vida del individuo o, mas exactamente, del hogar pri­ vado, habrfa que considerar todas las formas de prestaciones socialmente fundadas en los seguros, las asistencias y los cuidados tal como los recibe cada hogar.» H. Achinger, op. cit., pp. 79 y s. 39. Ibidem. 40. H. Schelsky, Wandlungen der deutschen Familie in der Gegenwart, 1953, p. 20; particularmente pp. 253 y ss.; del mismo autor, «Gesellschaftlicher Wandel», en A u f der Suche nach Wirklichkeit, Dusseldorf, 1965, pp. 337 y ss. 41. R. Konig, Materialien zur Soziologie der Familie, Berna, 1946; Burgess y Locke, The Family, Nueva York, 1953; Winch y Ginnis, Marriage and Family, Nueva York, 1953. 42. Vease Herbert Marcuse, «Trieblehre und Freiheit», en Frevel in der Gegenwart, Frankfurt, 1957, pp. 401 a 424. «La genera­ tion joven ha recibido el principio de realidad menos a traves de la familia que desde fuera de la familia; los modos de conducta y las reacciones socialmente corrientes los aprende fuera de la protegida esfera privada de la familia» (ibidem, p. 413). 43. Trato esto con algo mas de detalle en mi trabajo «Padagogischer Optimismus vor Gericht einer pessimistischen Anthro­ pologies en Neue Sammlungen, vol. I, 1961, especialmente pp. 253 y s.; recientemente, J. Kob, Erziehung in Elternhaus und Schule, Stuttgart, 1963. 44. W. H. Whyte, H err und Opfer der Organisation, Dusseldorf, 1958, p. 282. 45. Ibidem, p. 352. 46. Ibidem. 47. Ibidem, p. 353. 48. H. P. Bahrdt, «Von der romantischen Grossstadtkritik zum Urbanen Stadtebau», en Schweizer Monatshefte, 1958, pp. 644 y s. 49. Vease Helmut Plessner, Das Problem der Offentlichkeit und die Idee der Entfremdung, Gottingen, 1960, p. 9: «En la medida en que el cada vez mas poderoso medio de la comunicacion de masas ofrece toda clase de posibilidades para la influencia propagandfstica, creando en el mismo hogar una publicidad con la que 312

jam as hubieran podido sonar los periodicos y los libros, se percibe la crisis de la esfera privada como esfera segura y a cubierto de los embates sociales». En el mismo sentido, M. L. Goldschmidt, Pu­ blicity, Privacy, Secrecy, cit., pp. 404 y ss. 50. Vease mi investigacion «Zum Verhaltnis von Arbeit und Freizeit», en Festschrift fu r Rothacker, Bonn, 1958, pp. 219 y ss. 51. Vease Herbert Marcuse, Eros und Zivilization, Stutt­ gart, 1957. 52. L. L. Schucking, Die Soziologie der literarischen Geschmacksbildung, Munich, 1923, p. 60. 53. B. J. Fine (Television and Family Life, A Survey o f two New England Communities, Boston, 1952) define a la familia televifflica como «unity without conversation» [unidad sin conversacion]. E. E. Maccoby («Television. Its Impact on School Children», en Pu­ blic Opinion Quarterly, vol. XV, cuaderno n.° 3, 1951, pp. 421 y s.) llega, a partir de los casos por el investigados, al resultado de que en nueve de cada diez familias no se da «conversacion» alguna: «It appears that the increased family contact brought about by television is not social except in the most limited sense: that of being in the same room with other people. Whether the shared expe­ rience of television programs gives family members a similar per­ ceptual framework with which to view the world, so that there are fewer differences in point of view among family members and fe­ wer grounds for conflicts is a m atter which cannot be appraised with the data on hand» [Parece que el aumento del contacto familiar producido por la television no es social, a no ser en su sentido mas restringido: el de estar en la misma habitation con otras personas. Si el compartir la experiencia de los programas televisivos proporciona a los miembros de la familia un marco perceptivo similar con el que estructurar el mundo, de manera que existan menos diferencias en cuanto a opiniones entre los miembros de la familia y menos razones para las disputas, es un asunto que no puede valorarse con los datos disponibles]. 54. D. Riesman, The Tradition, the written World and the Screen Image, Antioch College Founders Day Lecture, Yellow Springs, Ohio, 1955. 55. Sobre la necesidad de comentario del arte moderno, vease A. Gehlen, Zeitbilder, Bonn, 1960. 56. Una investigacion sobre los aspectos sociologicos del funcionamiento de las sesiones en las academias evangelicas esta todavfa por hacer. Pueden encontrarse indicaciones en H. Schelsky, «Ist die Dauerreflexion institutionalisierbar?», en Zeitschrift fu r evangelische Ethik, n.° 4, 1957, pp. 153 y ss. 57. De acuerdo con una fuente de la epoca, en la Alemania de 1800 habia cerca de doscientas: J. A. Weiss, Uber das Zunftwesen, Frankfurt, 1798, p. 229. 58. R. Meyersohn, Commercialism and Complexity in Po­ pular Culture, LV Meeting of American Sociological Association, 313

Nueva York, 1960, manuscrito (traduccion literal: «requisitos de acceso al ocio»). 59. Meyersohn, op. cit., p. 5: «The average American has by now watched television for perhaps eighteen hours a week for ten years, but this enormous build up of time has had no apparent consequences for his performance in front of a Television set.» [El americano medio ha visto hasta el momento la television quiza du­ rante ocho horas semanales durante diez anos, pero esta enorme acumulacion de tiempo no ha tenido consecuencias aparentes en su comportamiento ante el televisor]. 60. Vease, al respecto, Th. W. Adorno, «Uber den Fetischcharakter in der Musik und die Regression des Horens», en Dissonanzen, Gottingen, 1956, pp. 9 y ss. 61. H. M. Enzensberger, «Bildung als Konsumgut, Analyse der Taschenbuchproduktion», en Einzelheiten, Ffm, 1962, pp. 110 y ss. 62. W. Kayser, «Das literarische Leben der Gegenwart», en Deutsche Literatur in unserer Zeit, ed. al cuidado de Kayser, Gottin­ gen, 1959, p. 22. 63. Kayser (ibidem, pp. 17 y ss.) calcula para las sociedades de libros de la Republica Federal de Alemania unos tres millones de miembros, los cuales reciben unos treinta millones de libros al ano; esto es, mucho mas de la m itad de la produccion literaria anual total. 64. En 1955, mas de una tercera parte de todos los hogares alemanes federales no tenian libro alguno; un 58 % de los hogares disponfan al menos de un libro propio. Vease Jahrbuch der offentlichen Meinung, Allensbach, 1957, p. 102. 65. Sobre la sociologia del consumo de libros, vease, recientemente, R. Escarpit, Das Buch und der Leser, Colonia, 1961, particularmente, pp. 120 y ss.; un analisis economico del fenomeno se encontrara en P. Meyer-Dohm, D er westdeutsche Buchermarkt, Stuttgart, 1957. 66. R. E. Park, «The Natural History of the Newspaper», en W. Schramm, Mass Communication, Urbana, 1944, p. 21: «It was in the Sunday World that the first seven column cut was printed. Then followed the comic section and all the other devices with which we are familiar for compelling a dullminded and reluctant public to read. After these methods had been worked out, they were introduced into the daily. The final triumph of the Yellow journal was Brisbanes Heart to Heart Editorial —a column of predigested plattitudes and moralizing, with half page diagrams and illustra­ tions to reinforce the text. Nowhere has Herbert Spencer maxime that the art of printing is economy of attention been so comple­ tely realized» [El grabado de las siete primeras columnas es introducido por vez primera en el Sunday World (un dominical). Luego se incorporaron la seccion de historietas graficas y los restantes recursos que nos son familiares para forzar al poco dispuesto y embotado publico a leer. Cuando estos metodos habfan sido elaborados concienzudamente, se introdujeron en el periodico diario. El triunfo 314

final del periodismo amarillo se produjo con el Brisbanes Heart de la empresa editora Heart, una columna de topicos prefabricados y moralizantes, con media pagina de diagramas e ilustraciones como refuerzo del texto. En ninguna parte se ha cumplido totalmente la maxima de Herbert Spencer de que el arte de la imprenta es economfa de atencion]. Acerca de las revistas alemanas de masas del siglo XIX, vease J. Kirchner, «Redaktion und Publikum», en Publizistik, vol. V, 1960, pp. 463 y ss. 67. W. G. Bleyer, History o f the American Journalism, Bos­ ton, 1927, p. 184 [traduccion literal: «eliminando las noticias polfti­ cas y los editoriales politicos sobre asuntos morales, como la intemperancia y el juego»]. 68. De acuerdo con una investigacion realizada en Alemania hace pocos anos, un 86 % de los lectores adultos de periodicos diarios lee las informaciones relativas a accidentes, delitos y «destinos humanos», un 85 % lee la parte local, pero solo un 40 % el articulo editorial, un 52 % las noticias polfticas de las paginas cen­ trales y un 59 % el articulo politico principal. A finales de 1957, un 70 % de la poblacion adulta de la Republica Federal de Alemania compraba al menos un periodico diario, y un 17 % lefa regularmente un vespertino sensacionalista, un 63 % un periodico local y un 2,4 % alguno de los grandes periodicos que se distribuyen por todo el territorio federal. Casi la mitad de los adultos leen regularmente semanarios ilustrados, y otro cuatro mas revistas de pasatiempo, de fin de semana, revistas para amas de casa y folletos sobre radio y television. (DIVO, D er westdeutsche Markt in Zahlen, Frankfurt, 1958, pp. 145 y ss.) 69. W. Schramm/D. M. White, «Age. Education and Eco­ nomic Status as Factors in Newspaper Reading», en Schramm, op. cit., pp. 402 y ss. 70. G. Seldes, The Great Audience, Nueva York, 1951. 71. H. M. Hughes, «Human Interest Stories and Democracy», en Berelson y Janowitz, Public Opinion and Communication, Glencoe, 1950, pp. 317 y ss. 72. «Television and radio, because they appear, among all of the media, to have most direct line of communication to indivi­ duals, are perhaps the most influential. At its best the newspaper exerts a tremendously powerful influence. But it is less persona­ lized than the broadcast (and the pictures) media, and certainly less intimate in concept. The press however allow for privacy of throught, for only one person can read a speach in the newspaper, but several may watch and listen to it... A televised speach is direc­ ted electronically 'to you', the listener. The same speach reprinted in the morning paper is one step removed from immediacy and directness» [La television y la radio, puesto que parecen gozar, de entre los otros medios de comunicacion, del contacto comunicativo mas directo con los individuos, son quiza los medios mas influyentes. En condiciones optimas, el periodico ejerce una influencia tremendamente poderosa, pero no es un medio tan personalizado como 315

el radiofonico (o los visuales) y ciertamente menos intimo a nivel conceptual. La prensa, sin embargo, toma en consideracion la intimidad del pensamiento; solo la persona puede leer un discurso en un periodico, pero varias pueden oirlo o verlo (...) Un discurso televisivo esta electronicamente dirigido «a usted», al oyente. El mismo discurso reproducido en el matutino supone privarle de parte de su inmediatez y franqueza]. Ch. S. Steinberg, The Mass communi­ cators, Nueva York, 1958, p. 122. 73. Vease, al respecto, G. Anders, Die Antiquierheit des Menschen, Munich, 1957; ademas L. Bogart, The Age o f Television, Nueva York, 1958. 74. D. Riesman, Die einsame Masse, Berlin, 1956, p. 446; vease al respecto, tambien las aportaciones al volumen colectivo: White y Rosenberg, Mass Culture, Nueva York, 1955; Larabee y Meyersohn, Mass Leisure, Nueva York, 1959. 75. L. Lowenthal, «Die biographische Mode», en Sociologica, Frankfurt, 1955, pp. 363 y ss.; del mismo autor, Literatur und Gesellschaft, Neuwied, 1964. 76. Sobre la base de estudios empiricos, Elisabeth Noelle da noticia sobre el sorprendente impacto de la «ayuda vital»: «Die Wirkung der Massmedien», en Publizistik, vol. V, 1960, pp. 532 y ss.: «Cuando aparece en un numero de Constanze un consejo acerca de como remendar un cuello de camisa estropeado, un millon de lectoras de ese numero hacen la prueba [...]. Cerca de dos millones y medio de lectoras de un numero realizaron algunos dias o algunas semanas el ejercicio consistente en levantar la pierna durante cinco minutos cada hora, porque lo decia Constanze». Ibidem, pp. 538 y s. 77. Identica complementariedad de la tendencia, por un lado, a la «desintimizacion» y, por el otro, a una diferenciacion e individualizacion —que producen reactivamente la apariencia de privacidad—, ha sido analizada por H. J. Knebel a proposito del turismo social: Soziologische Strukturwandlungen im modernen Tourismus, Stuttgart, 1960, pp. 124 y ss. 78. DIVO, op. cit., pp. 145 y ss., y Jahrbuch der offentlichen Meinung, cit., pp. 51 y ss. La frecuencia con que se va al cine depende evidentemente en prim er lugar de la edad. Respecto del conjunto de la problem atic, vease tambien G. Kieslich, Freizeitgestaltung in einer Industriestadt, Dortmund, 1956. 79. C. E. Swanson/R. D. Jones, «Television Owning and its Correlates)), en Journal o f Applied Psychology, octubre de 1951, pp. 352 y ss. 80. Tal interpretacion ha sido ofrecida por R. Meyersohn, «Social Research in Television), en Mass Culture, cit., p. 347. 81. Hauser, op. cit., vol. II, p. 379. 82. R. Konig lo ha mostrado en el caso de los sociologos: «Wandlungen in der Stellung der sozialwissenschaftlichen Intelligenz», en Soziologie und moderne Gesellschaft, Verhandlungen des 14. Deutschen Soziologentages, Stuttgart, 1959, pp. 53 y ss.; en ge­ 316

neral, Th. Geiger, Aufgaben und Stellung der Intelligenz in der Gesellschaft, Stuttgart, 1949. 83. Tr. W. Adorno, «Das Altern der neuen Musik», en Dissonanzen, cit., pp. 102 y ss. 84. Vease A. Gehlen, «Bemerkungen zum Thema 'Kultur konsum und Konsumkultur'», en Tagungsbericht des «Bundes», Wup­ pertal, 1955, pp. 6 y ss. 84a. H. M. Enzensberger, «Bewustseinsindustrie», en Einzelheiten, cit., pp. 7 y ss. 85. Vease W. Thomssen, Zum Problem der Scheinoffentlichkeit, inhaltsanalytisch dargestellt an der Bildzeitung, Frankfurt, 1960 (manuscrito). La investigacion se baso en 69 entregas de un periodico hamburgues de ambito federal, distribuidas del siguiente modo: 23 en cada uno de los semestres siguientes: 2/1953, 1/1956, 2/1958. Esa investigacion permitio ilustrar con un ejemplo extremo la mencionada tendencia: el periodico diario elegido, la Bildzeitung, resulta particularmente adecuado al diagnostico porque, dentro de la prensa diaria, el genero publicfstico por excelencia, representa un estadio evolutivo en el que el diario cobra ya formas de un magazin de periodicidad diaria. La seduccion mediante la compaginacion ha llegado tan lejos, que solo un 40 % del total de las super­ ficies del periodico esta ocupada por texto, mientras que aproximadamente una cuarta parte esta ocupada por rotulos y otra cuarta parte por imagenes; el resto del espacio esta a disposicion de la propaganda comercial. Cerca de la mitad del espacio cubierto por el texto se ocupa de noticias e informes; una cuarta parte ofrece elementos de pasatiempo; a las noticias deportivas se reserva el 12 %, a las colaboraciones de la redaccion el 7 % (y estas ultimas no tienen que ver con el raciocinio, sino que sirven para establecer un contacto directo con el lector mediante el consejo epistolar, concursos, encuestas, etc.). De las noticias e informes, apenas algo mas de una cuarta parte se refieren a ambitos objetivos que —en un sentido amplio— podrfan pasar por polfticamente relevantes: a la politica (incluido el articulo editorial) se reserva un 19 % y a informaciones contextualizadas un 8 %. El resto de la superficie esta repartido entre delitos, accidentes e informaciones cotidianas (32 %), procesos (13 %), «sociedad», films, modas, concursos de belleza, etc. (21 %), ayudas y consejos vitales e instruccion (7 %). De ahf el que estos artfculos esten confeccionados de tal modo que en una mitad predomina el texto y en la otra la ilustracion. Solo una tercera parte de la superficie total destinada a noticias esta ocupada por contribuciones revestidas de una forma «objetiva»; las otras dos terceras partes, travestidas y maculadas predominantemente por el human interest; las colaboraciones confeccionadas al estilo de human interest stories ocupaban, en promedio, un 72 % del articulo principal de primera plana. De modo que no resulta sorprendente el resultado final de la investigacion, segun el cual las noticias e informaciones de todas clases que pudieran ser reputadas como publicamene relevantes (comunicaciones sobre, o 317

tomas de postura respecto de, acontecimientos que, por su posicion nodal en el proceso de la vida social tienen una significacion y un alcance que rebasa el mero caso particular), no pasan de constituir la cuarta parte de toda la superficie destinada a las noticias; lo que corresponde a una tercera parte de la totalidad de noticias e informes sumados. Las colaboraciones «no publicamente relevantes» representan el 73 % del espacio destinado al articulo principal de primera plana; solo un 18 % podrfan pasar por «publicamente relevantes», porque ni siquiera en la confeccion de una human interest story apartan al lector de unas consideraciones objetivas. Una vista de conjunto puede obtenerse repasando la tabla 6, op. cit., p. 50. 86. La «generalidad» de la norma, en el estricto sentido del concepto burgues de ley, no se cumple con el mero criterio form al de la universalidad; solo llega a realizarse ese sentido cuando la formulacion general excluye las dispensas y los privilegios y, en circunstancias sociales dadas, ni siquiera facticamente esta dirigida a grupos determinados dentro de la sociedad. El efecto jurfdico de la ley, general segun criterios materiales, no puede ser selectivo; tiene que ser «elemental» o «principal» aplicandose a los fundamentos del orden social global, a los posibles cfrculos personales de todos los miembros de la sociedad. Los enunciados jurfdicos que no solo regulan los principios del trafico social global, sino circunstancias concretas insertas en el marco de ia ordenacion general, reciben el nombre de «especfficos» para diferenciarse de los generales, independientemente de si su formulacion es o no universal. Solo en la era liberal del capitalismo estaba la sociedad burguesa tan nftidamente «separada», como esfera de autonomia privada, respecto del Estado, que la legislacion se limitaba tendencialmente a un sistema de normas generales; y solo en esa fase debio implicar la universalidad de la formulation a la generalidad del efecto jurfdico real. Vease F. Neumann, D er Funktionswandel des Gesetzes im Recht der burgerlichen Gesellschaft, cit.; vease tambien mi trabajo sobre «Naturrecht und Revolution», en Theorie und Praxis, cit., pp. 52 y ss. 87. Respecto de la distincion conceptual, vease, entre otros H. Schneider, «Uber Einzelfallgesetze», en Festschrift fu r Carl Schmitt, Berlin, 1959, pp. 197 y ss. 88. E. Forsthoff, Lehrbuch des Verwaltungsrechts, vol. I, Munich, 1955, pp. 9 y s.; vease, al respecto, tambien Fr. Neumann, Der Funktionswandels des Rechtsgesetzes, cit., p. 577. Neumann analiza igualmente la funcion politica de los esfuerzos de Carl Schmitt por restaurar la vigencia exclusiva del concepto clasico de ley en la actividad legislativa de la Republica de Weimar. Analogas funciones tienen en nuestros dias los esfuerzos de los discipulos de Schmitt por restaurar la vigencia exclusiva del concepto de Estado de derecho en el plano constitucional. Vease, por ejemplo, E. Forsthoff, «Begriff und Wesen des sozialen Rechtsstaats», en Veroff. d. Ver. Dt. Staatsrechtslehrer, cuaderno n.° 12, Berlin, 1954, tesis XV: «El Estado social y el Estado de derecho no pueden confundirse en el plano constitucional. El espacio de desarrollo del Estado so­ 318

cial es la legislacion y la adm inistracion. 'E stado social de dere­ cho' es la calificacion que recibe un tipo muy determ inado de E s­ tado que abarca la constitucion, la legislacion y la adm inistracion. N o es un concepto juridico». 89. G. Leibholz, «S truk tu rw an d el der m odernen Demokratie», en Strukturprobleme der Demokratie, K arlsruhe, 1958, pp. 94 y s. 90. Vease Bockenforde, op. cit., p arte III, pp. 210 y ss.

VI. La transformacion politica de la funcion de la publi­ cidad 1. Vease, m as arriba, el esquem a de la p. 68. 2. K. Bucher, «Die Anfange des Zeitungsw esens», en Die Enstehung der Volkswirtschaft, vol. I, Tubinga, 191710, p. 257. 3. D. P. B aum ert, Die Enstehung des deutschen Journalismus, M unich y Leipzig, 1921. 4. U. de V older, Soziologie der Zeitung, S tu ttg a rt, 1959, p. 22. 5. G roth, op. cit, vol. IV, pp. 8 y ss. 6. En la A lem ania de 1848 existian la Nationalzeitung la Kreuzzeitung y la Neue Rheinische Zeitung; vease al respecto Fr. Lenz, Werden und Wesen der offentlichen Meinung, M unich, 1956, p. 157. 7. Los intereses del trafico bolsistico — sobre todo en una epoca de rap id o crecim iento del capital in d u strial por acciones— llevaron a la organizacion de servicios de palom as m en sajeras ya antes de que el p arisino C harles H avas reuniera en sus m anos, en­ tre 1830 y 1840, las viejas em presas de correspon d en cia: divulgaba sobre todo noticias procedentes de la Bolsa londinense en tre bancos, em presas y periodicos; en 1879 pudo utilizar la p rim era linea de telegrafos. S im ultaneam ente, el gerente de la Berliner National­ zeitung, B ernhard Wolff, intento reb ajar los costes de los telegram as p ara su periodico, volviendo a vender las noticias por un sistem a de abono; asi surgio, luego de la Agence H avas, el Telegrafenburo de Wolff; a am bos siguio, en 1857, la celebre R euters Ltd. londinense. E stas tres em presas, organizadas al com ienzo de un modo privado, do m inaron du ran te medio siglo el m ercado europeo. E m pezaron sirviendo exclusivam ente noticias econom icas, pero bien p ro n to tambien politicas (vease E. Dovifat, Zeitungslehre, vol. I, Berlin, 1955, pp. 62 y ss.). El estim ulo proporcionado por las agencias a los interesados en el m undo de la Bolsa — y no solo su m ayor necesidad de capital— p ro n to llevo a la in terrelacion de los despachos de telegrafos con las instituciones bancarias m as significativas; Wolff se vincula a B leichroder y D elbruch, Schickler & Co.; H avas, al Credit Lyonnais, y R euters, a la Union Bank of S cotland y al London and Provincial B ank: asi pudieron, los insiders, ser capaces de obtener con antelacion noticias im p o rtan tes (o, viceversa, de dar a publici-

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dad determinadas noticias) y asegurarse ventajas especulativas. Igualmente importante se revela el enmaranamiento entre las agencias y sus respectivos gobiernos; de cuando en cuando pudieron ser utilizadas para fines propagandisticos. 8. Vease Groth, op. cit., vol. IV, pp. 14 y ss. 9. Respecto del mercado berlines de periodicos de esa epoca, existen informes que revelan el debilitamiento de la posicion del redactor frente al editor. «Ya no es el redactor quien determina el caracter de la hoja, ni siquiera el llamado redactor en jefe, que anteriormente mantenia un contacto cotidiano, intimo con el editor, e intercambiaba puntos de vista con el. En su lugar aparece el di­ rector editorial o el gerente, que contempla la entera gestion de la empresa desde el punto de vista del negocio, ya atendiendo a las ventas, ya a objetivos propagandisticos generales, ya al negocio proporcionado por los espacios destinados a anuncios. El representante de la editorial lleva la voz cantante, critica las cifras existentes y proporciona indicaciones y directivas respecto de las venideras». (Karl Mischke, «Der berliner Zeitungsmarkt», en Das Buchgewerbe in der Reichshauptstadt, Berlin, 1914, p. 129.) 10. Groth, op. cit., vol. II, pp. 335 y ss. 11. Acerca del estado actual de cosas en Estados Unidos y en Gran Bretana dan noticia las investigaciones de la Commission on the Freedom of the Press (A fre e and responsible Press, Chica­ go, 1947; vease tambien R. B. Nixon, «Concentration and Absen­ teeism in Daily Newspaper Ownership», en Berelson/Janowitz, Pu­ blic Opinion and Communication, Glencoe, 1950, pp. 193 y ss.) y de la Rocal Commission on the Press (el llamado Ross-Report, Lon­ dres, 1949); para Francia y Alemania no existen analisis compara­ bles; pero, por lo general, las circunstancias no deben diferir de las anglosajonas (en 1932 existian en todo el imperio aleman 2483 perio­ dicos; en 1956, en el territorio federal, 1479; vease el manual Die deutsche Presse 1956, editado por el Institut fur Publizistik der Freien Universitat, Berlin, 1956, p. 30). 12. Havas, Reuter, Wolff y Associated Press no tardaron en constituir un cartel internacional que se repartio el mundo en cuatro ambitos de intereses, reservandose cada agencia dentro de las fronteras nacionales originarias la divulgacion de noticias de las demas agencias. 13. En 1956 habia en territorio federal 1479 periodicos diarios; casi la mitad de ellos, con un 28 % de la tirada total, estaban organizados en 62 conexiones en cadena. Las ediciones locales o adjuntas de los 693 periodicos centrales representaban por entonces el 53 % de la tirada global; de ahi que los periodicos centrales con mas de diez ediciones locales participaran en un 16 % en la tirada global. En 1954 solo 225 periodicos restaban sin pertenecer a una cadena periodistica y sin ser ellos mismos periodicos centrales. Vease el manual D ie deutsche Presse 1956, cit., pp. 30 y ss. 14. Dovifat, op. cit., vol. I, pp. 69 y ss. 15. Las diversas organizaciones de autocontrol, al margen 320

de la censura por lo que hace a cuestiones de gusto, no han conseguido competencia central alguna respecto de la vigilancia de los intereses publicos. 16. Esa evolucion ha sido recientemente confirmada en la Republica Federal de Alemania por el llamado «juicio de television» del Tribunal constitucional federal. 17. Dobb, op. cit., p. 320 (traduccion literal: «la produc­ tion no puede variarse en mucho tiempo...; la produccion esta fijada por la capacidad del proceso mecanico unificado»). 18. De las mas recientes tomas de posicion puede inferirse, evidentemente, que incluso la economfa publicitaria prescinde ya de la ideologfa domestica segun la cual la propaganda comercial y el reclamo publicitario favorecen la transparencia del mercado; vease Jahresbericht 1962, Zentralauschuss der Werbewirtschaft, Godesberg, 1963, p. 13. 19. Galbraith, American Capitalism, cit., pp. 46 y s. 20. H. Wuttke, «Die Reklame», en Die deutschen Zeitschriften und die Enstehung der offentlichen Meinung, Leipzig, 18753, pp. 18 y ss. 21 W. Sombart, D er Bourgeois, cit., p. 204. 22. G. Topfer, «Mittler der Werbung», en Die deutsche Werbewirtschaft, D er Volkswirt, 1952, cuaderno n.° 55, suplemento, pp. 40 y ss. 23. Fr. Greiser, «Die Kosten der Werbung», en ibidem, pp. 82 y ss. 24. Entre 1880 y 1948, el gasto p e r capita en publicidad se ha septuplicado; vease Schramm, op. cit., p. 548. 25. DIVO, op. cit., p. 156. 26. Jahrbuch der offentlichen Meinung, 1957, cit., p. 53. 27. Manual Die deutsche Presse 1956, cit., p. 47. Respecto de este tipo de revistas, vease el analisis de H. J. F. Kropff, «Synthese von Journalismus, industrielle Publizitat und Public Relations», en Publizistik, vol. V, 1960, pp. 491 y ss. 28. Riesman, Die einsame Masse, cit., p. 136. 29. E. L. Bernays, Crystallising Public Opinion, Nueva York, 1923; vease tambien St. Kelley, Professional Public Relations and Political Power, Baltimore, 1956. 30. P. S. Steinberg, op. cit., pp. 16 y ss. 31. «Industry business and labour realised that they cannot survive in a healthy State and meet their competitive problems without some means of achieving and maintaining the good will of the public) [Empresas y obreros industriales comprendieron que no podfan sobrevivir en buenas condiciones y enfrentarse con sus problemas de competencia, sin contar con procedimientos para lograr y mantener la buena disposicion del publico]. (Steinberg, op. cit., p. 92; tambien Kapital, vol. III, pp. 115 y ss.) 32. H. Gross, Moderne Meinungspflege, Dusseldorf, 1952; sintetizadamente: C. Hundhausen, Industrielle Publizitat als Public Relations, Essen, 1957. 321

33. Steinberg, op. cit., p. 92 (traduccion literal: «reorientacion de la opinion publica mediante la formacion de nuevas autoridades o sfmbolos que tendran buena acogida»). 34. Comenzando por los actos corrientes (informes, discursos, congresos, constitucion de un comite, de un congreso, etc.) y pasando por utilization de ferias o festejos (con los que se pueden asociar campanas especiales), por fundaciones eficaces en sus rela­ ciones con el publico, certamenes, reembolsos y estipendios, hasta la organizacion planificada de novedades (desfiles, exposiciones, ca­ rreras de bicicletas, campamentos de vacaciones, concursos de jardinerfa, election de reinas de la belleza, etc.). Vease Steinberg, op. cit., pp. 237 y ss. 35. «The press (pero no solo ella, J. H.) has two major sources of news: its own reporters and the public relation man. The press also has two related audience potentials: the number of readers in the receiving audience who form opinions based on the content in the newspaper and the number of persons in the recei­ ving audience who are motivated to buy the products advertised in the newspaper) [La prensa (pero no solo ella, J. H.) dispone de dos fuentes principales de noticias: sus propios reporteros y el especialista en relaciones publicas. La prensa cuenta tambien con dos potenciales afines de audiencia: el numero de lectores existente entre el publico receptor que opinan basandose en el contenido del diario y la cantidad de personas existente entre el publico receptor impelidos a comprar los productos anunciados en el diario]. Stein­ berg, op. cit., p. 137. 36. The Engineering o f Consent, ed. al cuidado de E. L. Bernays, Oklahoma, 1955. 37. Steinberg, op. cit., p. 74 (traduccion literal: «promocion de algo al publico, el sugerir o incitar la aceptacion de una persona, producto, organizacion o idea»). 38. Un informe del ano 1953 menciona para la Republica Federal de Alemania mas de cien instituciones destinadas al trabajo en publicidad, razon por la cual no puede ya distinguir sino con dificultad la educacion ciudadana del reclamo publicitario (H. E. Jahn, Verantwortung und Mitarbeit, Oberlahnstein, 1953). 39. Verhandlungen des 7. Deutsches Soziologentages, Schriften d. Dt. Ges. f. S o z, vol. VII, Tubinga, 1931. Algunos anos antes, F. Tonnies habia sintetizado las investigaciones de la vieja sociologfa alemana respecto de este tema: K ritik der offentlichen Mei­ nung, Berlin, 1922. 40. C. Brinkmann, «Presse und offentliche Meinung), en Verhandlungen, cit., pp. 27 y ss. 41. Ibidem, p. 30. 42. El comportamiento administrativo se sustrae crecientemente a la programatica politica general; al amparo de la adecuacion racional-objetiva a las cambiantes situaciones, el Gobierno es substituido por la Administracion, lo que ha sido lamentado por los conservadores como «una dilucion de los elementos de poder». 322

43. Fortshoff, Lehrbuch des Verwaltungsrechts, vol. I, cit., p. 65. 44. W. Weber, Spannungen und Krafte im westdeutschen Verfassungssystem, Stuttgart, 1951, pp. 38 y 53; para una bibliograffa omniabarcadora acerca de las organizaciones y asociaciones de intereses, vease O. Stammer, «Interessenverbande und Parteien», en Koln. Zeitschrift f. Soz. u. Sozialpsych., vol. IX, 1957, pp. 587 y ss.; desde el punto de vista historico: G. Schulz, «Uber Enstehung und Formen von Interessengruppen in Deutschland seit der Beginn der Industrialisierung», en Polit. Vierteljahreszeitschrift, vol. II, 1961, pp. 124 y ss. 45. O. Kirschheimer, «Changes in the Structure of Political Compromise», en Studies in Philosophy and Social Science, vol. IX, 1941, p. 456. 46. R. A. Dahl, «Hierarchy, Democracy and Bargaining in Politics and Economics», en Research frontiers in Politic and Go­ vernment, Washington, D.C., 1955, pp. 47 y ss. 47. H. Ridder, Zur verfassungsrechtlichen Stellung der Gewerkschaften im Sozialstaat nach dem Grundgesetz fu r die Bundesrepublik Deutschland, Stuttgart, 1960. 48. Vease J. H. Kaiser, D ie Reprasentation organisierter Interessen, Berlin, 1956.

49. Esa periodica y transitoria movilizacion de la opinion «publica» con objetivos de apoyo o de cobertura de los compromisos negociados no publicamente, influye a su vez tambien sobre la estructura del compromiso. Es tfpico de un «genuino» compromiso el que los partidos que lo contraen mantengan reservas respecto de aquellos objetivos que reflejan situaciones y orientaciones de intere­ ses inhermanados y hasta encontrados. Una renuncia a este tipo de reserva tiene que ideologizar al compromiso: puesto que esa renuncia lo degrada a mero contrato o acuerdo de status dentro del marco ficticio de un orden por principio libre de conflictos. A proposito de la sentencia de la Magistratura federal del Trabajo de 31 de octubre de 1958 (1 AZR 623/57), Abendroth, Ramm, Ridder y otros han analizado esas tendencias; vease, por ejemplo, W. Abendroth, «Innergewerkschaftliche Willensbildung, Urabstimung und 'Kampfmassnahme'», en Arbeit und Recht, vol. VII, 1959, pp. 261 y ss. Tan destacable como la crftica jurfdica es la circunstancia sociologica que ella recubre y que la mencionada sentencia documenta: la cooperation —con intention integradora— de las burocracias organizativas en el marco de un orden materialmente basado en la renuncia a la consciencia de compromiso, esto es, a la consciencia de que se trata de un mero acuerdo provisorio que intenta compensar orientaciones divergentes de intereses ancladas en duraderas posiciones antagonicas de intereses. (Con ello coinciden los fenomenos, registrados por O. Kirchheimer, de «atrofia de la oposicion» en el Parlamento: «The Waning of Opposition in Parliamen­ tary Regimes), en Social Research, vol. XXIV, 1957, pp. 127 a 156.) Este estado de cosas no solo es sintomatico de la ambivalencia 323

politica —que pasamos por alto en este contexto— del desarrollo del Estado social en general (vease al respecto mi capftulo introductorio en Student und Politik, Neuwied, 1961, pp. 34 y ss.), sino especfficamente tambien de la transformacion estructural de la publicidad. Aquel tipo de cooperacion con voluntad integradora de las burocracias organizativas tendencialmente autonomizadas respecto de su publico (los miembros de las organizaciones), solo puede imponerse en la medida en que las formas de la publicidad polftica­ mente raciocinante (en este caso: la publicidad interna a las organizaciones) sean desplazadas por la publicidad despolitizada de un publico mediatizado cuya expresa aclamacion, o cuya silenciosa tolerancia, es recabada por una notoriedad publica manipulativa o «representativamente» desarrollada desde «arriba». En este contexto resultan interesantes las tendencias que hemos analizado a proposito del proceso de concentracion de la prensa (vease, mas arriba, p. 201): en prim er lugar la centralization de la prensa politica con una dependencia creciente de los perio­ dicos respecto de las burocracias del partido; luego, el debilitamiento de la posicion de la prensa de partido como tal, y finalmente la despolitizacion de la prensa globalmente considerada. Abendroth constata en la prensa socialdemocrata lo siguiente (en apostilla a una observation de Hermann Heller, Staatslehre, Leiden, 1934, p. 137): «Cuando Heller llama la atencion sobre el hecho de que la clase trabajadora solo mediante sus propios periodicos puede mantenerse en condiciones de prestar una resistencia intelectual, no hay que olvidar que en la Republica Federal de Alemania no subsiste ya la prensa de partido estructurada por los partidos democraticos, tan caracterfstica y de tanta importancia en la Alemania an­ terior a 1933; y que, tanto por motivos tecnicos como economicos, es poco probable que resucite» (Sultan y Abedroth, Burokratischer Verwaltungstaat und soziale Demokratie, Hannover 1955, p. 92, n. 45). En 1933, la mitad de los periodicos alemanes, poco mas o menos, estaban polfticamente comprometidos. En 1956, su volumen propor­ tional habia decrecido en la Republica Federal de Alemania a una cuarta parte: un 65 % de los periodicos se declaraban independientes, un 10 % restaban indefinidos; ambas categorias representaban el 82 % de la tirada total (vease el manual Die deutsche Presse 1956, cit., pp. 35 y ss.). 50. R. Altmann, «Zur Rechtsstellung der offentlichen Verbande», en Z. f. Politik, vol. II, 1955, p. 214. 51. Ibidem, p. 226. 52. Schelsky, Familie, cit., p. 357. 53. R. Altmann, Das Problem der Offentlichkeit und seine Bedeutung fu r die Demokratie, disertacion, Margburg, 1954, p. 72. 54. M. Weber, «Parteiwesen und Organisation», en Staatssoziologie, Berlin, 1956, pp. 50 y ss. 55. Weber habla del numero de participantes directos limitado por el mecanismo de selection de los notables, pero concede: «El numero de los interesados —sobre todo materialmente— por 324

la marcha de la politica era muy grande. Porque disposiciones de un Ministerio, y sobre todo las decisiones respecto de cuestiones de personal, se tomaban teniendo en cuenta la cuestion de su influen­ cia sobre las posibilidades electorales; y se intentaba imponer todos y cada uno de los deseos a traves de la mediation del diputado local, al que el ministro, de mejor o peor gana, tenia que escuchar. El diputado como tal, el diputado suelto, tenia el patronazgo de su cargo, y en general de todos los asuntos propios de su distrito electoral, manteniendo, a la vez, una conexion con los notables lo­ cales con objeto de ser reelegido». Ibidem, p. 58. 56. A. v. Rochau, Grundsatze der Realpolitik, Stuttgart, 1853, pp. 91 y s.; para una panoramica de conjunto, vease Th. Schieder, «Die Theorie der Partei im alteren deutschen Liberalismus», en Festschrift fu r Ludwig Bergstrasser, Dusseldorf, 1954, pp. 183 y siguientes. 57. H. v. Treitschke, Parteien und Fraktionen, 1871; citado por Schieder, op. cit., p. 194. 58. En Die Hilfe, ano X, 1904, n.° 2. 59. D. Hilger («Die demokratischen Parteien und Parteiendemokratie», en Hamburger Jahrbuch fu r Wirtschafts- und Gesellschaftspolitik, vol. I, 1956, pp. 176 y ss.), a proposito de los textos presentados por W. Mommsen (Deutsche Parteiprogramme vom Vormarz bis zur Gegenwart, Munich, 1952), ha llamado la atencion sobre el cambio de las formulaciones: las consideraciones dirigidas a pequenas capas instruidas -y de cuando en cuando muy prolijas— ceden cada vez mas a la consigna politica. 60. H. Plessner, Das Problem der offentlichkeit, cit., p. 8. 61. No consideramos aqui este tipo, tan representativo de la socialdemocracia de la era guillermina; no es ya caracterfstico del actual sistema de partidos. Por lo demas, sobre la tipologfa de los partidos modernos, vease Maurice Duverger, Les Parties politiques, Paris, 1951, y S. Neumann, «Towards a Comparative Study of Political Parties), en Modern Political Parties, Chicago, 1956, pp. 395 y ss. 62. «Toda actividad prescinde del votante simple, no organizado, lisonjeado por los partidos, del que solo se tiene personalmente noticia en las elecciones, o a traves de reclamos publicitarios publicos a el dirigidos.» (Weber, Staatssoziologie, op. cit., p. 68.) 63. Blackstone, Commentareis o f the Laws o f England, Londres, 1783. 64. Vease la constitucion federal alemana, articulo 38. 65. Ambas reservas, el derecho a la inmunidad y la renuncia a remuneracion, se limitan a agudizar determinaciones que, por lo general, cualifican la participacion en la publicidad burguesa. Se entiende esta a si misma como una esfera emancipada del poder pu­ blico y a cubierto de los poderes privados. Las reservas estan destinadas a mantenerle al diputado el status de persona privada inserta en publico tambien en el plano parlamentario, y no le dotan, pongamos por caso, de cualidades adicionales de un senor llamado 325

a representar la autoridad —la publicidad parlam entaria es precisamente lo contrario de la publicidad «representativa»— . 66. Leibholz, op. cit., p. 97. 67. O. Kirschheimer, «Majoritaten und Minoritaten in westeuropaischen Regierungen», en Die Neue Gesellschaft, 1959, pp. 256 y ss.; del mismo autor: «Parteistruktur und Massendemokratie in Europa», en AOR, vol. 79, 1954, pp. 307 y ss., y The Party in Mass Society, Nueva York, 1958. 68. Como se aprecia cuando los partidos (de un modo no fundamentado juridicamente) toman la anulacion del mandato en caso de que un diputado salga de la fraccion. 69. C. Schmitt, Die geistesgeschichtliche Lage des Parlamentarismus, Munich, 1923. 70. E. Friesenhahn, «Parlament und Regierung im modernen Staat», en Veroff d. Ver. dt. Staatsrechtslehrer, n.° 16, Berlin, 1958, p. 31. 71. En H. Haftendorn (Das Problem von Parlament und Offentlichkeit, dargestellt am Beispiel der Parlamentsberichterstattung, disertacion, Frankfurt, 1960, pp. 146 y ss.) puede apreciarse, a

proposito de las tendencias de la informacion parlamentaria, hasta que punto la conexion de la discusion parlamentaria con el raciocinio politico de las personas privadas ha llegado a relajarse. El trabajo del Parlamento mismo se ha trasladado, como es sabido, a las fracciones y a los gremios de partido, asi como a las comisiones parlamentarias especializadas. NO pueden valer como substitutos del Parlamento publicamente raciocinante porque no consiguen compensar la perdida de publicidad de este. Aun si las comisiones son declaradas instituciones de debate y negociacion publicos, no consiguen establecerse como organos substitutivos de la publicidad parlamentaria; es sintomatico que «precisamente un interes creciente de la publicidad en esos debates y negociaciones haga necesario el que lleguen a encontrarse posibilidades para intercambiar pareceres francamente. La publicidad solo penetra en los debates y en las negociaciones de las comisiones a tiempo de ver trasladarse el ob­ jeto de su interes a ulteriores niveles de no publicidad). Ibidem, p. 89; vease tambien B. Deschamps, Macht und Arbeit der Ausschusse, Meisenheim/Glan, 1954; desde un punto de vista historico: W. Steffani, «Funktion und Kompetenz parlamentarischer Untersuchungsausschusse», en PVS, ano I, 1960, pp. 153 y ss. 72. C. Th. Welcker, Die vollkommene und ganze Pressefreiheit, nach ihrer_ sittlichen, rechtlichen und politischen Notwendigkeit, und ihre Ubereinstimmung mit dem deutschen Furstenwort, und nach ihrer volligen Zeitgemassheit, Freiburg, 1830; A. Feuer­ bach, Betrachtungen uber die Offentlichkeit und Mundlichkeit der Gerechtigkeitspflege, Siegen, 1821. 73. E. Schmidt, «offentlichkeit oder Publicity), en Fest­ schrift fu r Walter Schmidt, Berlin, 1959, pp. 351 y s. 74. Ridder, Stellung der Gewerkschaften, cit., p. 27.

75. O. Stammer y H. Schelsky, «Uber die 'Organisations326

Wirklichkeit', eine Diskussion», en D ie Neue Gesellschaft, vol. II, n.° 2, 1955, cuadernos 3, 4 y 6; analogas indicaciones en: O. Stam­ mer, «Politische Soziologie- und Demokratie-Forschung», en Kolner Zeitschrift f. Soz. u. Sozialpsychol., vol. VIII, 1956, pp. 380 y ss. 76. Th. Ramm, Die Freiheit der Willensbildung, Stuttgart, 1960, p. 108: «La amenazante disgregacion de la sociedad en un sinnumero de ordenes particulares facticamente apenas controlables, puede ser contrarrestada con relativa facilidad si la opinion publica se mantiene informada respecto de los acontecimientos internos a las organizaciones y asociaciones y ejerce una crftica de ellas». 77. Respecto de cuestiones relativas a la financiacion de los partidos en Alemania, vease Th. Eschenburg, Probleme der modernen Parteifinanzierung, Tubinga, 1961; ademas, U. Kitzinger, Wahlkam p f in Westdeutschland, Gottingen, 1960, p. 156; y recientemente el muy informativo trabajo de U. Dubber, Parteifinanzierung in Deutschland, Opladen, 1962; para Estados Unidos, A. Heard, The Costs o f Democracy, University of North Carolina, 1960; el aspecto jurfdico de la cosa es abordado por W. Grundmann, «Die Finanzierung der politischen Parteien», en Ztschr. f. d. Ges. Staatswiss., vol. 115, 1959, pp. 113 a 130. 78. Altmann, Rechsstellung der offentlichen Verbande, cit., p. 225. 79. H. Ridder, «Meinungsfreiheit», en Neumann, Nipperdey, Scheuner, Die Grundrechte, vol. II, Berlin, p. 257. Vease tambien M. Loffler, «Der Verfassungsauftrag der Publizistik», en Publizistik, vol. V, 1960, pp. 517 y ss., y H. Copic, «Berufsverbot und Pressefreiheit», en JZ, 1963, pp. 494 y ss. 79a. U. Lohmar, Innerparteiliche Demokratie, Stuttgart, 1963; tambien Abendroth, «Innerparteiliche und innerverbandliche Demokratie als Voraussetzung der politischen Demokratie), en PVS, ano V, 1964, pp. 307 y ss. 80. Ridder, Stellung der Gewerkschaften, cit., pp. 26 y s. 81. Kitzinger, op. cit., p. 67. 82. Vease mi ensayo sobre el concepto de participacion politica en Habermas/von Friedeburg et alt., Student und Politik, cit., pp. 13 y ss. 83. En Public Opinion Quarterly, vol. XVI, 1952, p. 329 [traduccion literal: «Interes en asuntos publicos; posesion de informacion y conocimiento; de principios politicos o criterios morales estables; capacidad de observation precisa; participacion en la comunicacion y la discusion; conducta racional; consideracion del interes comunitario»]. 84. Vease la coleccion de textos: Burdick/Brodbeck, Ame­ rican Voting Behaviour, Glencoe, 1956; ademas, las investigaciones de Lazarsfeld/Berelson/McPhee, Voting, Chicago, 1954; Campbell/Gurie/Miller, The Voters Decide, Evonston, 1954; Lazarsfeld/Berelson/ Goudet, The People's Choice, Nueva York, 1944. La conducta electo­ ral de la poblacion en Inglaterra, Francia y Alemania, como demuestran en esos pafses analogas investigaciones, es muy semejante 327

a la norteamericana: McCallum/Readman, The British General Elec­ tion o f 1945, Londres, 1947; H. G. Nicholas, The British General Election o f 1950, Londres, 1951; D. E. Butler, The British General Elec­ tion o f 1955, Londres, 1955; Nicholas/Williams, «The French Election of 1956», en Political Studies, vol. 1956; Harrison/Kitzinger, «The French Election of 1958», en Political Studies, vol. VII, 1959, pp. 147 y ss.; M. Duverger, La Participation de fem m es a la vie politique, Pa­ ris, 1955; Hirsch-Weber, Wahler und Gewahlte, Berlin, 1957. Muchos de estos materiales estan elaborados en S. M. Lipset, Political Man, Nueva York, 1960, especialmente en la segunda parte: «Voting in Western Democracies», pp. 139 y ss. 85. J. Linz, The Social Basis o f German Politics, disertacion Columbia University, 1958, manuscrito, pp. 208 y s., citado por Lipset, op. cit., p. 196. 86. E. Katz/P. E. Lazarsfeld, Personal Influence, Glencoe, 1955. 87. Berelson, op. cit., p. 319: «In most campaigns, whether political or informational, the people best informed on the issue are the ones least likely to change their minds. Much of this repre­ sent attitudinal stability; some of it may represent rigidity». [En muchas campanas, politicas o informativas, la gente mejor informada sobre el tema es la menos capaz de variar sus pareceres. Esto representa en gran medida estabilidad de animo; en parte, sin embargo, representa rigidez]. 88. M. Janowitz/D. Marvick, Competition Pressure and D e­ mocratic Consent, Michigan, 1956. 89. Lipset, op. cit., pp. 270 y s., sobre el historical back­ ground o f voting patterns.

90. S. A. Stouffer, Communism, Conformity and Civil Li­ berties, Nueva York, 1955, pp. 83 y ss.; H. H. Field, «The Non-Voter», en Public Opinion Quarterly, vol. VIII, 1944, pp. 175 y ss.; F. H. Stan­ ford, Authoritarianism and Liberty, Filadelfia, 1950. 91. Janowitz, en Political Behaviour, ed. al cuidado de Eulau cit., p. 279. 92. C. Harris, «Election, Polling and Research), en P.O.Q., vol. XXI, 1957, p. 109 [traduccion literal: «los votantes independientes tienden a ser aquellos que menos saben y menos se preocupan»]. 93. Janowitz, op. cit., p. 280 [traduccion literal: «De si esos esfuerzos que confian profundamente en los medios de comunicacion de masas y en otros mecanismos de promocion no representan un empleo erroneo de recursos limitados»]. 94. Ibidem. 95. R. Aron, «Fin de l'age ideologique?», en Sociologica, Frankfurt, 1955; vease tambien O. Brunner, «Das Zeitalter der Ideologien», en Neue Wege der Sozialgeschichte, Gottingen, 1956, especialmente, pp. 200 y ss. 96. T. W. Adorno, «Ideologie», en Excurse, Frankfurt, 1956, p. 158; vease tambien Horkheimer/Adorno, «Kulturindustrie», en Dialektik der Aufklarung, Amsterdam, 1947. 328

97. H. H. Floter, «Der manipulierte Mensch und seine Freiheit», en D ie neue Gesellschaft, 1958, n.° 4, p. 272. 98. Caracterfstico de ello es la discusion habida en el in­ terior de la SPD luego de la derrota electoral de 1957; vease la controversia en Die Neue Gesellschaft, 1958, n.° 1, Willi Eichler, «Wahlermanipulierung oder sozialistische Politik), pp. 27 y ss., y Jens Feddersen, «Politik muss verkauft werden», pp. 21 y ss. 99. Riesman, D ie einsame Masse, cit., pp. 354 y s. 100. No por casualidad presenta Schmidtchen (op. cit., p. 173) el siguiente caso como ejemplo de conducta del Gobierno fundada en investigacion empfrica: «La reaction de la prensa respecto de determinadas preocupaciones o decisiones del Gobierno puede resultar desfavorable. Una encuesta muestra por la misma epoca que la poblacion se ha formado ideas substancialmente positivas sobre los acontecimientos. Si el Gobierno se hubiera apoyado -p o r lo que al trabajo en publicidad hace- en todos esos casos en las voces de la prensa, la campana informativa habrfa inducido antes al error que a la ilustracion, porque los argumentos tienen que resultar en gran parte incomprensibles para la poblacion». 102. Kirchheimer, Majoritaten und Minoritaten, cit., p. 265. 103. Schmidtchen, op. cit., p. 166; del mismo autor, «Die Dedeutung reprasentativer Bevolkerungsumfregen fur die offene Ge­ sellschaft), en PVS, ano IV, 1963, pp. 168 y ss. 104. En este supuesto, empfricamente refutado, se basa la mayoria de crfticas a la funcion de la investigacion de la opinion en el marco de la democracia: esa investigacion llevarfa, se dice, a una atrofia de la capacidad dirigente; vease J. C. Ramsey, «Do the Polls serve Democracy?), en Berelson/Janowitz, Public opinion and Communication, cit., pp. 132 y ss.; tambien R. Frohner, «Tragt die Meinungsforschung zur Entdemokratisierung bei?», en Publizistik, vol. III, 1958, pp. 323 y ss.; vease la reciente controversia entre K. Sontheimer y G. Schmidtchen, en «Meinungsforschung und Po­ litik), en la revista D er Monat, ano XVI, abril-mayo de 1964. 105. Atendemos en cualquier caso a investigaciones tan poco sospechosas de filiaciones partidistas como son las de Schmidtchen y Kitzinger; una interpretacion de la configuracion manipulativa de la contienda electoral federal cientfficamente conducida de 1957, la proporciona L. v. Friedeburg, «Zum politischen Potential der Umfrageforschung», en Kolner Ztschr. f. Soz. u. Sozialpsychol., vol. XIII, 1961, pp. 201 a 216; un analisis sociologico de los grupos electorales sueltos puede encontrarse en Hartenstein, Liepelt y Schu­ bert, «Die Septemberdemokratie», en D ie Neue Gesellschaft, 1958, n.° 1; E. Faul (ed.), Wahlen und Wahler in Westdeutschland, Hamburgo, 1961; V. Graf Blucher (ed.), D er Prozess der Meinungsbildung, dargestellt am Beispiel der Bundestagswahl 1961, Bielefeld, 1962. 106. Respecto del lexico, vease mas arriba, p. 110. 107. Vease mas arriba, § 11. 108. En este sentido, Ramm (op. cit., p. 54) pone de relieve 329

que «el derecho civil mismo, en su configuracion concreta, emanaba de los derechos humanos y civiles». 109. Ridder, Stellung der Gewerkschaften, cit., p. 161. 110. Vease mas arriba, p. 192; tambien Forsthoff, Beg r iff und Wesen des sozialen Rechtsstaats, cit., pp. 27 y s.: «Con el abandono de la estricta separacion entre sociedad y Estado —coincidente, en el ambito de la Administracion, con la administracion interventora—, la legislacion y la administracion van convirtiendose en tareas de configuracion social, de estructuracion, cuya potencia no resiste ya la comparacion con una medida jurfdico-formal. Para esas funciones, socialmente configuradoras no puede bastar ya su enmarcamiento en los lfmites establecidos por la Constitucion y por las leyes, sino que tienen que ser correctamente reguladas y aplicadas en un sentido objetivo); vease tambien Forsthoff, Verwaltungsrecht, cit., vol. I, pp. 57 y ss. 111. H. P. Ipsen, Das Grundgesetz, Hamburgo, 1950. Informacion bibliografica sobre la discusion respecto del Estado de derecho puede encontrarse en «Die Sozialstaatsklausel des Grundgesetzes», en AOR, vol. 81, Tubinga, 1956. 112. Ridder, op. cit., p. 10. 113. Art. 10 (Ordenacion de la vida economica segun los principios de la Justicia con el objeto de garantizar una existencia humana digna para todos); art. 155 (Reparto y aprovechamiento del suelo con prevencion de abusos); art. 156 (Socializacion de las empresas privadas, fomento de la comunitariedad); art. 157 (Garantfa del derecho al trabajo); art. 163 (Deber de trabajar y derecho a trabajar); art. 164 (Derecho de participacion del trabajador). 114. Arts. 22 a 27: Derecho a la seguridad social, al trabajo, a un ocio decente, a un mfnimo nivel de vida y a una atencion sani­ taria, a la educacion y a la instruccion, a la participacion en los bienes culturales en general. Artfculos socialmente programaticos se encuentran evidentemente en muchas constituciones regionales, de los Lander: constitucion de Hessen, arts. 27 a 47; constitucion de Baviera, arts. 151 y ss.; constitucion de Renania-Palatinado, arts. 23 y ss.; constitucion de Bremen, arts. 37 y ss.; constitucion de RenaniaWestfalia del Norte, arts. 5 y ss., 24 y ss. 115. Forsthoff, Sozialer Rechtsstaat, cit., p. 19. 116. W. Abendroth, en Veroff. d. Ver. dt. Staatsrechtslehrer, cuaderno n.° 12, cit., pp. 87 y s. 117. H. Ridder, «Meinungsfreiheit», en Neumann/Nipperdey/Scheuner, D ie Grundrechte, vol. II, cit., pp. 342 y ss. 118. Ibidem, p. 258. 119. Ibidem, p. 259. Ridder deja subsistir junto a la «libertad publica de opinion), inserta en las instituciones publicfsticas, la clasica libertad de expresion, relacionada con los individuos privados, sin admitir expresamente que esta ultima depende de la primera, de modo que acaba perdiendo hasta el caracter de un dere­ cho liberal. 120. En el mismo sentido puede ser interpretada la admi330

nistracion de justicia practicada por el Tribunal constitucional fe­ deral, en particular la sentencia Luth/Harlan (1958), la sentencia acerca de la prensa en Renania-Westfalia del Norte (1959), la sen­ tencia Schmid/Spiegel (1961) y la sentencia sobre television (1961). Veanse consideraciones globales y sintetizadoras en A. Arndt, «Begriff und Wesen d. offentlichen Meinung), en Loffler (ed.), Die offentliche Meinung, Munich, 1962, pp. 1 y ss., particularmente pp. 11 y ss.; H. Lenz, «Rundfunkorganisation und offentliche Meinungsbildungsfreiheit), en JZ, 1963, pp. 338 y ss. 121. Sobre la libertad de los partidos segun las disposicio­ nes de la ley fundamental, vease von der Heydte, en: Grundrechte, op. cit., vol. II, pp. 547 y ss. 122. Nipperdey, «Das Recht auf die freie Entfaltung der Personlichkeit», en Grundrechte, cit., vol. III, pp. 1 y ss. 123. W. Abendroth, «Zum Begriff des demokratischen und sozialen Rechtsstaats im Grundgesetz der Bundesrepublik Deutschland», en Sultan/Abendroth, Burokratischer Verwaltunsstaat und sozialer Demokratie, Hannover y Frankfurt, 1955, pp. 97 y s. 124. Forsthoff, Sozialer Rechsstaat, cit., p. 32. 125. La disputa entre la notoriedad publica crftica y la manipulativa no se desarrolla tan solo en el terreno del ejercicio y la compensacion del poder; en la publicidad interna a las organizaciones de consumidores hay posos de un control publicfstico del mercado de bienes de consumo, cuya transparencia ha sido velada por la publicistica manipulativa de la competition monopolista (vease, mas arriba, § 20). El allanamiento de la cresta que separa esfera privada y publicidad, por lo pronto en el marco del ambito privado mismo, no solo lleva a la instrumentalizacion de la publicidad para fines de reclamo publicitario, sino que posibilita tambien, a su vez, una penetration crftico-publicfstica en la esfera del mercado. Esas aspiraciones y exigencias, por lo general aun muy debiles, han conseguido hasta ahora su mayor exito en Estados Uni­ dos, en donde la Consumer Union dispone de cerca de un millon de miembros y edita mensualmente excelentes Consumer Reports informativos. Mas detalles sobre el asunto pueden encontrarse en el cuaderno editado con motivo de la celebracion del XXV Aniversario de la existencia de esa organizacion: Consumer Reports, mayo de 1961, pp. 258 y ss. 126. Vease mas arriba, pp. 150 y s. 127. Vease, en particular, «Parlament und Regierung im neugeordneten Deutschland», en Max Weber, Politische Schriften, Tubinga, 1958, pp. 294 y ss. El problema ha adquirido en nuestros dfas una configuration aun mas complicada con una politica economica cientfficamente orientada; con todo, las antinomias -que esa polftica economica ha contribuido a radicalizar- entre decision y discusion, entre burocracia y control democratico, etc., no son insolu­ bles; vease al respecto F. Neumark, «Antinomien interventionischer Wirtschaftspolitik), en Ztschr. f. d. Ges. Staatswiss., vol. 108, 1952, pp. 576 a 593. 331

128. H. Sultan, «Burokratie und politische Machtbildung), en Sultan/Abendroth, Burokratischer Verwaltungsstaat und soziale Demokratie, cit., p. 32; vease tambien C. J. Friedrich, Der Verfassungsstaat der Neuzeit, Berlin, 1953, pp. 57 y s. 129. El modelo que desarrollo C. Schimtt de Estado administrativo, cuyas condiciones de funcionamiento tecnico estaban enfrentadas a una posible democratizacion, ha sido recientemente recuperado en un analisis sociologico de H. Schelsky, «Der Mensch in d. wissenschaftlichen Zivilisation», en Arbeitsgem. f. Forschg. NRW, n.° 96, Colonia y Opladen, 1961, particularmente pp. 20 a 32; vease la critica de H. P. Bahrdt, «Helmut Schelskys technischer Staat), en Atomzeitalter, n.° 9, 1961, pp. 195 y ss. 130. Vease K. Renner, Wandlungen der modernen Gesellschaft, Viena, 1953, particularmente pp. 223 y ss., y K. Mannheim, Freedom, Power and Democratic planning, Oxford, 1950, paginas 41 a 76. 130a. Evidentemente, este problema se plantea hoy tan solo en el marco internacional de una concurrencia entre sistemas sociales de desarrollo industrial; vease F. Perroux, Feindliche Koexistenz, Stuttgart, 1961. 131. Las funciones de la publicidad serian las mismas para una situacion juridica interestatal que para la ordenacion juridica interna al Estado. Desde que Wilson recurrio a la opinion publica internacional como medio de sancion de la federacion de pueblos, poniendo en ella esperanzas de altos vuelos, los gobiernos se han visto crecientemente obligados a tomar -cuando menos propagandisticamente- en consideration a la opinion publica mundial: la «paz», tal como se la define, parece hoy haberse convertido en el topico central de una opinion publica internacional exactamente igual como, en el plano nacional, en la epoca de la Revolucion francesa; vease al respecto Ernst Fraenkel, «Offentliche Meinung und internationale Politik), en Recht und Staat, n.° 255-256, Tubinga, 1962. Por otra parte, la publicidad, como principio de las relaciones internacionales, se ha hecho relevante para la cuestion de un control efectivo de los armamentos. Niels Bohr proclamo hace anos, en una carta dirigida a las Naciones Unidas, el principio del «mundo abierto»; Oskar Morgenstern muestra la conexion entre la notoriedad publica de los progresos tecnico-militares y las exigencias de la estrategia en la era atomica: vease O. Morgenstern, Strategie heute, Frankfurt, 1962, particularmente pp. 292 y ss. Hanno Kesting («Der eschatologische Zwang zur Rationalitat), en Merkur, n.° 179, enero de 1963, pp. 71 y ss.) ha conseguido poner de relieve el hilo historicofilosofico que va de Kant hasta Morgenstern: hoy como nunca esta la idea de la paz adherida al principio de la publicidad; antes, en la expectativa de un proceso, moralmente responsable, de consecucion y realization de la justicia; hoy, con la estrategicamente forzada distension de las relaciones internacionales. El fin, el objetivo, sigue siendo sin embargo el mismo: la liquidacion del estado de naturaleza, cada vez mas precario, entre los hombres. Vease al respecto 332

R. Aron, Frieden und Krieg, Eine Theorie der Staatenwelt, Ffm., 1962. 132. Paso aqui por alto las nuevas formas de comunic cion entre politica y ciencia; en las relaciones entre ambas se desarrolla a partir de una publicidad democratica la tarea de un control del progreso tecnico; vease H. Krauch, «Technische Infor­ mation und offentliche Meinung), en R. Reich (ed.), Festschrift F. H. Barth, Zurich, 1964, pp. 54 y ss.; del mismo autor, «Wissesnschaft und Politik), en la revista Offene Welt, n.° 86, 1964, pp. 413 y ss.

VII.

Sobre el concepto de opinion publica

1. Landshut, «Volkssouveranitat und offentliche Meinung), en Festschrift fu r Laun, Hamburgo, 1953, p. 583; tambien H. Huber, «offentliche Meinung und Demokratie), en Festgabe fu r Karl We­ ber, Zurich, 1950, pp. 34 y ss.; K. Lohmann, «Parlamentarismus und Publizistik), en Tymbos fu r Ahlmann, Berlin, pp. 198 y ss. 2. Landshut, op. cit., p. 586. 3. Como es natural, no puede considerarse a la «opinion publica) como tal como una norma, como un concepto jurfdico; pero el sistema de normas depende implfcitamente de ella, pues se trata de una magnitud social que funciona segun expectativas engendradas por determinadas garantfas de los derechos fundamentales y por especiales prescripciones de la notoriedad publica. 4. Asf, A. Sauvy, «Vom Einfluss der Meinung auf die Macht), en Diogenes, n.° 14-15, 1957, p. 253: «Parece como si la constriccion menos incomoda a la verdad fuera la conminacion a la claridad, esto es, el control (sobre la marcha) de una opinion publica plenamente ilustrada». La idea de la rationalization de la do­ mination politica esta solidamente asentada; el sistema previsto de plena notoriedad publica «progresa como separacion clasica de los poderes, puesto que reparte al poder mismo, lo disgrega». Ese concepto racionalista sigue siendo, no obstante, ingenuo en relacion a los presupuestos materiales de un publico raciocinante. 5. W. Hennis, «Meinungsforschung un reprasentative Demokratie), en Recht und Staat, n.° 200-201, Tubinga, 1957, pp. 56 y s. 6. Ibidem, p. 25. 7. F. G. Wilson, «Public Opinion and the Middle Class», en The Review o f Politics, vol. XVII, 1955, p. 182. 9. Leibholz, op. cit., p. 94. 10. F. von Holtzendorff, Wesen und Wert der offentlichen Meinung, Munich, 1879, pp. 91 y s.; vease E. Holzen, Wandel und B egriff der offentlichen Meinung im 19. Jahrhundert, disertacion, Hamburgo, 1958. 11. A. Schaffle, Bau und Leben des sozialen Korpers, vol. V, Tubinga, 18962, p. 191. 12. G. Tarde, L'Opinion et la Foule, Paris, 1901. 333

13. A. V. Dicey, Law and Public Opinion in England, Londres, 1905; J. Bryce, The American Commonwealth, 2 vols., 1889. Siguiendo la tradicion de Bryce, vease la celebre investigacion de A. L. Lowell, Public Opinion and Popular Government, Nueva York, 1913. Tambien el afirma: «Public Opinion to be worthy of the name, to be the proper motive force in a democracy, must be really pu­ blic; and popular government is based upon the assumption of a public opinion of that kind) [La opinion publica, para ser digna del nombre, para ser la autentica fuerza motriz de una democracia, ha de ser realmente publica; y el gobierno popular se basa en la asun­ cion de una opinion publica de este tipo]. Ibidem, p. 5. 14. Citado por P. A. Palmer, «The Concept of Public Opi­ nion in Political Theory), en: Berelson y Janowitz, op. cit., p. 11 [traduccion literal: «Un analisis cuantitativo de la opinion en terminos de los diferentes elementos de la poblacion), esto es, «una investigacion de las verdaderas cosas realmente deseadas al amparo de la opinion por cada grupo de la poblacion, con el tiempo, el lugar y todas y cada una de las circunstancias centralmente consideradas en el informe». La tesis de Bentley es que «no existe opi­ nion publica [...] ni actividad que refleje o represente la actividad de un grupo o conjunto de grupos)]. 15. L. W. Doob, Public Opinion and Propaganda, Nueva York, 1948, p. 35; analogamente, N. J. Powell, Anatomy o f Public Opinion, Nueva York, 1951, pp. 1 y ss. (traduccion.literal: «La opi­ nion publica alude a las actitudes de los ciudadanos acerca de un tema cuando son miembros del mismo grupo social)). 16. W. Albig, Public Opinion, Nueva York, 1938, p. 3. 17. M. B. Ogle, Public Opinion and Political Dynamics, Boston, 1950, p. 48. 18. Doob, op. cit., p. 35: «In this sense it might appear as though public opinion exists whenever people have attitudes» [En este sentido, podrfa parecer como si la opinion publica existiera siempre que la gente tiene actitudes]. 19. H. L. Child, citado por Powell, op. cit., p. 4. 20. Hyman, «Towards a theory of Public Opinion), en Pu­ blic Opinion Quarterly, ano XXI, n.° 1, primavera de 1957, p. 58 (traduccion literal: «Necesitamos conceptos de lo que es fundamen­ tal o profundo y tambien comun a un grupo»). 21. P. R. Hoffstatter, Psychologie der offentlichen Meinung, Viena, 1949, pp. 53 y ss. 22. Vease al respecto D. W. Minor, «Public Opinion in the Perspective of Political Theory», en Western Political Quarterly, vol. XIII, 1960, pp. 31 a 44. 23. P. F. Lazarsfeld, «Public Opinion and Classical Tradition», en Public Opinion Quarterly, cit., pp. 39 y ss. 24. Vease el ensayo del mismo nombre de E. Katz en Pu­ blic Opinion Quarterly, cit., pp. 61 y ss. (se trata de un trabajo de sfntesis); vease tambien Katz/Lazarsfeld, Personal Influence, Glen­ coe, 1955. 334

25. Schmidtchen, op. cit., p. 255. 25a. Vease H. Schelsky, «Gedanken zur Rolle der Publizistik in der modernen Gesellschaft), en A u f der Suche nach Wirklichkeit, Dusseldorf, 1965, pp. 310 y ss. 26. Ibidem, p. 257. 27. Ibidem, p. 149. 28. Ibidem, pp. 149 y ss. 29. Ibidem, p. 265. 30. En ese sentido: E. Noelle, «Die Trager der offentlichen Meinung), en Loeffler (ed.), Die offentliche Meinung, cit., pp. 25 y ss.; vease particularmente el ejemplo de la p. 29. 31. Vease la crftica de esa conception en F. Zweig, «A note on Public Opinion Research», en Kyklos, vol. X, 1957, pp. 147 y ss. 32. Vease mas arriba, p. 239. 33. Una distincion diferente entre «cualidades de opinion) puede encontrarse en K. Riezler, «What is Public Opinion?», en Social Research, vol. XI, 1944. 34. W. Mangold, Gegenstand und Methode des Gruppendiskussionsverfahrens, Frankfurt, 1960. 35. Ch. W. Mills, The Power Elite, Nueva York, 1956, pp. 303 y s. (traduccion literal: «En un publico, tal como podemos entender el termino: (1) el numero de personas que expresa opiniones es virtualmente igual al numero que las recibe. (2) Las comunicaciones publicas estan organizadas de manera que exista una posibilidad eficaz e inmediata de replicar cualquier opinion expresada en publico. La opinion formada por una tal discusion, (3) se traduce en seguida en una actuacion eficaz, aun contra -si fuera necesario- el sistema de autoridad imperante. Y (4) las instituciones autorizadas no penetran en el publico, que goza por ello, en mayor o menor grado, de autonomia en sus actuaciones)). 36. Sobre la sociologia politica de la «masa», vease la investigacion de W. Kolnhauser, The Politics o f Mass-Society, Glen­ coe, 1959. 37. Mills, op. cit., p. 304; del mismo autor, Kritik, der soziologischen Denkweise, Neuwied, 1963, pp. 93 y ss. (traduccion lite­ ral: «En una masa: 1. El numero de personas que expresan opiniones es mucho menor que el que las reciben; la comunidad de publicos se convierte en un conjunto abstracto de individuos que reciben impresiones de los medios de comunicacion de masas. 2. La comunicacion imperante esta organizada de tal modo que es dificil o imposible para el individuo replicar inmediatamente o con alguna eficacia. 3. La transformacion de la opinion en actuation esta controlada por las autoridades que organizan y controlan los canales de esa actuation. 4. La masa no goza de autonomia frente a las instituciones; antes al contrario, agentes de las instituciones autorizadas penetran en esa masa, eliminando cualquier autonomia que pudiera existir en la formacion de opinion mediante la discusion»). 38. Vease H. Blumer, «The Mass, the Public and Public Opinion), en Berelson/Janowitz, op. cit., pp. 34 y ss. 335

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La evulucion de "lo publico a lo largo de la liistnria, en constants dialectica con eJ espado de In privadp’\ es Jo que permite caracteruar d concepto dtt “opinion publica7* qnr aparece con el a seen so politico de la burguesia, mediante instituciories Gomo el parlamento, la prensa o los mismos Hill is y rules literarios y politicos. Esta Ilistorici v critica de /« opinion publica d^sanolla una teoria de ki sociedad im prcscindible para la comprension del pensamiemo critico de los anos sesema, pero ofrece ado mas un instrum ento historico y conceptual basico para la socioJogfa de los fenomenos cointm icativos en In sociedad Coiiteniporanca.

E d ito ria l

Q u a t a v o

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