Historia Industria Azucarera Bolivia

October 4, 2017 | Author: Carlos Javier Laura Maldonado | Category: Sugar, Nutrition, Bolivia, Agriculture, Dominican Republic
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Universidad Mayor de San Andrés Facultad de Ciencias Económicas y Financieras Carrera de Economía

HISTORIA DE LA INDUSTRIA AZUCARERA EN BOLIVIA MATERIA: HISTORIA ECONOMICA GENERAL DOCENTE: Lic. Alberto Bonadona ESTUDIANTE: CARLOS JAVIER LAURA MALDONADO FECHA: 29 de junio de 2012

Contenido 1.

INTRODUCCIÓN ........................................................................................................................3

2.

JUSTIFICACIÓN .........................................................................................................................4

3.

ORIGEN DEL AZÚCAR EN AMERICA ...................................................................................4

4.

ORIGEN DE LA PRIMERAS PLANTACIONES DE AZUCAR EN BOLIVIA .......................5

5.

EL AZUCAR EN LA ÉPOCA COLONIAL ................................................................................6

6.

AGROINDUSTRIA DEL AZUCAR EN SIGLO XIX ................................................................7

7.

SALTO TECNOLOGICO DE LA INDUSTRIA AZUCARERA ...............................................9

8.

DEBACLE, RECUPERACIÓN Y AUGE DE LA AGROINDUSTRIA AZUCARERA .........10

9.

LA INDUSTRIA AZUCARERA BOLIVIANA DE 1940 A LA ACTUALIDAD ...................12

10.

CONCLUSIONES ..................................................................................................................16

11.

BIBLIOGRAFIA .....................................................................................................................16

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1. INTRODUCCIÓN Entre los diferentes sectores productivos que desarrollan sus actividades en Bolivia, el sector cañeroazucarero es uno de los más importantes, debido a su trascendencia socioeconómica reflejada en la generación de empleos, ingresos y divisas para el país. El azúcar por ser una fuente de energía de fácil acceso para el ser humano, es considerado de forma generalizada como un elemento estratégico dentro de la canasta básica de la población, por lo que muchos países incluso la subvencionan en cuanto a su producción y consumo. El auge del azúcar dentro de la historia, como una importante fuente de alimentación se remonta al Siglo XVII con la popularización del té y el café, consumiéndose casi siempre mezclado con otros alimentos para dar sabor y textura, por ejemplo: en la repostería, bebidas gaseosas y helados. La caña de azúcar, como principal materia prima para su fabricación, viene creciendo en su importancia estratégica, especialmente con la preocupación por el cambio climático, induciendo a cambiar la matriz energética del planeta, hacia la generación de energía limpia y sostenible, lo que podría lograrse con este recurso renovable, de la cual se genera ya en diferentes países -incluso en Bolivia- energía eléctrica a través del bagazo (biomasa) o alcohol carburante (etanol) que se usa como aditivo mezclado con la gasolina o el diesel mejorando el octanaje y preservando la extracción de los hidrocarburos y combustibles que algún día se terminarán. Brasil es líder en el campo de la producción de azúcar, así como también de agrocombustibles. El sector cañero-azucarero en Bolivia tiene una vasta trayectoria que comienza con la llegada de los españoles a América a finales del Siglo XV, estimándose que la introducción del azúcar se dio en 1493 a través de la República Dominicana, para luego difundirse en todo el Continente. Bolivia cuenta en la actualidad con cinco Ingenios productores de azúcar y alcohol, que se concentran mayoritariamente en el Departamento de Santa Cruz (4 ingenios), habiendo además un Ingenio en la zona Sur del Departamento de Tarija. Adicionalmente, existen otras tres industrias medianas en Santa Cruz. La producción de azúcar en la época colonial era rudimentaria y solo cubría las necesidades locales pero, pese a ello, se exportaba el producto entre los Virreinatos; actualmente la producción no solo abastece el consumo interno boliviano estimado en poco más de 7 millones de quintales, con un remanente exportable de 4 millones de quintales, que se destinan principalmente a los mercados de Colombia, Perú, EE.UU. y Chile, en tanto que el alcohol boliviano se exporta principalmente a la Unión Europea, el cual llega desde años precedentes a diferentes países de Sudamérica, aunque en menores niveles que los actuales. Desde el año 1966 el país dejó de importar azúcar del Perú para autoabastecerse internamente en base a su propia producción, generando además saldos para exportación, lo que ha venido haciendo desde entonces ininterrumpidamente hasta el día de hoy. Si bien se ha dado alguna importación de azúcar en el país en ciertos años, su valor ha sido marginal. En el año 2009 el sector cañeroazucarero aportó al país con divisas por la exportación de 120 millones de dólares por concepto de azúcar y alcohol. En su recorrido histórico, el sector cañeroazucarero ha forjado una corriente inclusiva y participativa por la estrecha relación entre los cañeros y fabriles locales o del interior del país, que conviven pacíficamente en el marco del mutuo respeto, práctica que se realiza por más de treinta años. Un claro ejemplo de ello es la constitución del Ingenio “Roberto Barbery Paz”, integrado por agricultores locales y migrantes que son

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accionistas del Ingenio. En el caso de la entonces “Asociación de Cañeros Guabirá”, se concertó una participación del 57,2% para el cañero por la transformación de su materia prima en azúcar y del 42,80% para la industria por procesarla, en el marco del sistema de maquila que se da en cada gestión.

2. JUSTIFICACIÓN La historia económica tiene un incipiente desarrollo en nuestro país, muchos temas de primer orden han sido dejados de lado en la investigación social, una consecuencia lógica de ello es el fracaso de muchos proyectos económico-productivos que parten de una visión de corto plazo, desconociendo la trascendencia histórica de los procesos de larga y mediana duración, su impacto y pervivencia en los fenómenos del presente. Esta investigación tiene como objetivo explorar en los canales de la historia colonial y nacional, el origen de la agroindustria azucarera en Bolivia, enlazando procesos regionales, locales y nacionales; procesos que se concretan en el ámbito de la producción (Infraestructura, tecnología, mano de obra), el comercio (transporte, precio, vías de comunicación, fletes, impuestos) procesos sociales y otros.

3. ORIGEN DEL AZÚCAR EN AMERICA Para muchos estudiosos, la caña de azúcar se originó en el área de Birmania, China e India y en el Asia meridional, hace aproximadamente 6.000 años antes de Jesucristo y su empleo para la alimentación humana se remonta a 3.000 años antes de Jesucristo en la India. Su propagación en el mundo es atribuida a los árabes, quienes esparcieron las semillas en Palestina, Egipto, Sicilia, España y Marruecos. Un Siglo más tarde, el azúcar se esparciría con las Cruzadas a Tierra Santa, dándose a conocer en el mundo cristiano. Por otro lado, se dice que el producto entró al Continente Americano en el segundo viaje realizado por Cristóbal Colón, en septiembre del año 1493 y, se sembró por primera vez en “La Española”, hoy República Dominicana, dando excelentes resultados debido a la fertilidad de la tierra. En referencia a un estudio publicado en “El Economista” de Cuba, da cuenta que el azúcar -bajo el nombre de “sarkara”- se empezó a cultivarse en el Continente en el Siglo XVI, en la entonces denominada “Isla de Santo Domingo” (hoy Haití) y la República Dominicana. El cultivo de azúcar en la región se debió a la escasez del oro en la isla, en el año 1514, hecho que hizo que los Padres Jerónimos desarrollaran el producto en la región como medio de producción alternativo, financiado por la Corona Española a través de préstamos para la siembra y el procesamiento de la caña de azúcar. Años más tarde, el azúcar ingresaría a Suramérica por Paraguay y Argentina. En ese entonces los holandeses e ingleses fueron quienes aprovecharon los beneficios de este gran negocio, gracias a las inmensas extensiones de tierras que existían allí. El producto se difundió ampliamente en toda la región, a excepción de Chile que por su geografía y clima templado a seco y frío, no reúne las condiciones naturales apropiadas para el cultivo de la caña. Empero, existen también algunos autores brasileños que afirman que la caña de azúcar ya existía en América Latina antes de la llegada de los españoles o los portugueses. En el Virreinato del Perú en el siglo XVI habían cinco zonas productoras de azúcar, las zonas de mayor importancia eran Quito, Arequipa, Paraguay y Argentina, como zonas secundarias de producción: Cuzco, Abancay, Vilcabamba. En Charcas existía producción de azúcar, en muy baja escala, en Santa Cruz y en La Paz, donde en 1587 existían 8 trapiches azucareros en las zonas yungueñas.

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Durante la época colonial el azúcar alcanzó el máximo de su desarrollo en el año 1580, con veinte Ingenios en manos de funcionarios de la Corona y sus descendientes. Para fines del Siglo XVI el sector decae y no se vuelve a recuperar sino hasta fines del Siglo XVII, cuando pasa a ser administrado por Francia y el Imperio Británico. Hay que aclarar que en la época colonial cuando se habla de ingenios se hace referencia a las llamadas “casas de paila”. En esas casas, el jugo de la caña se obtenía mediante la acción de modestos trapiches de palo movidos a tracción animal. Tal jugo era hervido en recipientes con fondo de cobre y paredes de mampostería hasta su transformación en miel o barreno, después pasaba a un proceso de cristalización y decantación en vasijas de barro denominadas hormas.

4. ORIGEN DE LA PRIMERAS PLANTACIONES DE AZUCAR EN BOLIVIA Se dice que en Bolivia la caña de azúcar se estableció en el Siglo XVI por Misioneros Jesuitas que la cultivaron en el Departamento de Santa Cruz, en la región de los valles mesotérmicos y el “área integrada” dadas las características agro-climáticas. El Presidente de la Unión Agropecuaria Santa Cruz, José Tomasi Reymond, afirma que la caña de azúcar en Bolivia se sembró por primera vez en la localidad de Charagua en el Departamento de Santa Cruz, lugar donde nacieron “los primeros cristales de azúcar blanca refinada”, siendo producida en este lugar incluso mucho antes de empezar a producirse en la Argentina. En el año 1612 surgieron las primeras barreras al desarrollo del sector -factor que acompañaría toda su historia- por mandato del Virrey Marqués de Montes Claros, negando la exención de impuestos y tributos que pesaban sobre la industria, situación que se debió a razones políticas. El cultivo de la caña de azúcar cobró una mayor importancia económica en el año 1621, con la ayuda de los Misioneros Jesuitas que, junto a los habitantes del lugar, abastecían las necesidades de la región y llevaban parte de su producción a lomo de mulas, a endulzar la vida de la aristocracia Altoperuana y hacia el Sur, al Virreinato del Río de la Plata, además que contribuyeron a la expansión de la caña de azúcar en toda la región. Se dice que durante el año 1690 existían cerca de la ciudad de Santa Cruz grandes cañaverales con 25 ingenios de azúcar, donde se producía para abastecer la región y llevar a Potosí. Las herramientas utilizadas en las labores de extracción de la sacarosa, fueron traídas por los españoles por ejemplo: la mordaza, el más rudimentario de los implementos, que años más tarde sería reemplazado por el trapiche de madera para la extracción del jugo de la caña. Durante el Siglo XVI la abundancia de caña y la falta de circulante ocasionaron que se use el producto no solo para el trueque de especias, sino que también hacía las veces de moneda. En esos años la autoridad competente consideraba de primera importancia la producción de azúcar, liberando más tarde los impuestos al producto en el Continente entre los años 1780 y 1790. A fines del Siglo XVIII el Gobernador Francisco de Viedma estimó la producción de azúcar en el territorio cruceño en 35 mil arrobas, y la miel de caña en 7 mil odres (recipiente de cuero). La mayor parte se destinaba a la exportación.

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Un anuncio particular sobre la venta de un ingenio azucarero, de propiedad de Álvaro Guerra en el año 1627, revela los costos monetarios y los componentes del mismo, valuado en 5.000 pesos que incluían: dos trapiches con casa; la casa de pailas con tres pailas; un tacho, tres espumaderas de purga, diez rejas, veinte yuntas de bueyes, ocho caballos trapicheros, cuatro carretones y una fanegada de caña. Esta casa de paila producía 1.793 arrobas de azúcar, 84 botijas de miel buena y 100 de barreno. Fundado ya como Departamento, la producción azucarera de Santa Cruz en el año 1825 era todavía insuficiente para cubrir las necesidades de la nueva República, pese a que existía un margen exportado al Norte argentino y a los pueblos de la costa Norte de Chile. En el año 1863 la producción cruceña de azúcar se calculaba en 150.000 arrobas, época en la que se establecieron las destilerías de resacado, existiendo seis serpentinas u oficinas destiladoras. Durante el Siglo XIX y comienzos del Siglo XX, agricultores visionarios decidieron adquirir nueva tecnología comprando trapiches de hierro, unos accionados por fuerza animal y otros por motores a vapor. En esa época la firma Zeller-Mozer y Cía. contribuyó a la moto mecanización del cultivo, la importación de nuevas variedades de caña y mejoras tecnológicas para los agricultores. La construcción de la industria azucarera con la incorporación de maquinarias procedentes de Inglaterra, Alemania y algunos equipos de fabricación estadounidense, generó los primeros montajes a principios del Siglo XVII; para finales del Siglo XVIII y comienzos del Siglo XIX hacen su aparición las primeras calderas y sistemas de evaporación cerrados que llegaron al país para mejorar la calidad de la producción que se enmarcó en pequeñas factorías de tipo familiar localizadas en las zonas de producción de caña. Como consecuencia de la incorporación de la tecnología en el Siglo XX, Bolivia pasaría de producir azúcar morena y alcohol en pequeñas factorías, a la producción actual de azúcar blanca, azúcar refinada, alcohol etílico, bebidas alcohólicas (ron, melaza, cachazas), bioabono como producto resultante del tratamiento y mezcla de la cachaza y vinaza, e incluso energía a partir del vapor generado por la combustión del bagazo. Se dice que el primer ingenio en Bolivia, se instaló a 2 kilómetros de Saipina en la comunidad de San Rafael, Departamento de Santa Cruz, emprendimiento llevado a cabo por el Sr. Juan Desiderio Céspedes entre los años de 1910 y 1925, llegando a producir azúcar granulada que cubrió no sólo el requerimiento de la zona, sino que se comercializó buena parte en los mercados de Cochabamba y Santa Cruz. Desafortunadamente años más tarde uno de los mayores turbiones registrados en aquel entonces haría desaparecer los cultivos y a la pequeña industria.

5. EL AZUCAR EN LA ÉPOCA COLONIAL Fernando G. Campoamor nos introduce a la historia de la caña de azúcar en el continente americano, intentando una cronología inicial: 1492-1500: Introducción y siembra de la caña de azúcar en la Española, por Cristóbal Colón. 1501: se da el primer Cañaveral, por Pedro de Atienza. 1506, se producen los Primeros azúcares, por Miguel Ballester o por Aguilón o Aguiló. 1515: la primera zafra del primer trapiche, por Gonzalo de Velosa. 1516: la implantación del primer ingenio, por Gonzalo de Velosa y los hermanos Francisco y Cristóbal Tapia.

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Estudios de Carlos Sempat Assadourian (1982) y Laura Escobari (1985) demuestran que la caña de azúcar, fue introducida a los Andes por los españoles, los primeros años del período colonial. En el Virreinato del Perú en el siglo XVI habían cinco zonas productoras de azúcar, las zonas de mayor importancia eran Quito, Arequipa, Paraguay y Argentina, como zonas secundarias de producción: Cuzco, Abancay, Vilcabamba. En Charcas existía producción de azúcar, en muy baja escala, en Santa Cruz y en La Paz, donde en 1587 existían 8 trapiches azucareros en las zonas yungueñas. Humberto Vázquez Machicado sostiene que el azúcar era importado, llevado con dificultad a Charcas, en distintas formas de consumo, en dulces, chancacas, melazas. Hasta que surgieron las plantaciones de Santa Cruz, especialmente en la región de las barracas, a orillas del Guapay en San Lorenzo, en Santa Cruz la Vieja. Era muy importante en esta zona la producción del azúcar. La misma que ligó a la economía cruceña al mercado interior cuyo eje económico eran las minas de Potosí. Polo económico donde existía un gran movimiento económico que permitía retroalimentar la economía cruceña, con la adquisición de productos importados de ultramar, como las finas telas de la India o licores exóticos. El padre carmelita Antonio Vásquez de Espinoza, sostenía que en la jurisdicción de Santa Cruz en los siglos XVI y XVII existían grandes cañaverales y 25 ingenios de azúcar, barracas rudimentarias que abastecían los mercados de la Plata y Potosí. Se mencionan también algunos trapiches en Tarija, Chuquisaca y Cochabamba, aunque son muy precarios y para consumo local. En el caso de Chuquisaca se toma en cuenta la producción azucarera del valle de Cinti y especialmente en esa región la hacienda Caraparí. En La Paz, por otra parte, los trapiches se hallaban concentrados en los yungas y Apolobamba, las zonas de Coroico, Circuata, Apolo, San Buenaventura producían azúcar en expectable cantidad de tal manera que en el siglo XVIII bajó el producto importado del Cuzco. En el sud-este de la Paz cobró importancia la producción azucarera de los Yungas de Inquisivi, lugar donde se decía existía una Mina de Caña de azúcar, la Hacienda Cañamina. Los trapiches azucareros coloniales, según Campoamor tenían las siguientes características: “es un molino o ingenio que se trae con caballos, donde las cañas se estrujan o exprimen y se les saca el zumo melifluo de que se hace el azúcar”, luego se extiende, otros se pusieron a hacer ingenios poderosos de agua, que muelen más cañas y sacan más azúcar que tres trapiches”. La estructura productiva en la colonia era precaria, los ingenios o trapiches existentes, los alambiques de procesado de alcohol, abastecían mercados regionales, pese a que en el siglo XVIII, la producción y venta de aguardiente era monopolio de España, mediante la cédula emitida por Felipe V en 1714. Sin embargo, como demuestra, Sempat Assadourian, el producto en parte era traído por importación del Cuzco.

6. AGROINDUSTRIA DEL AZUCAR EN SIGLO XIX La guerra de la independencia y el triunfo de los patriotas, no trajo un cambio significativo a nivel de la estructura económica. Las haciendas y las comunidades volvieron paulatinamente a restablecer su sistema de producción y comercialización agrícola. Así sucedió con la producción de azúcares en la nueva república en el siglo XIX. La tesis de Antonio Mitre (1986), sobre la subsistencia del mercado interior, pese al desmoronamiento del sistema colonial ya entrada la república, nos habla de la continuidad de los circuitos comerciales. En el caso

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de la producción de azúcar según Gustavo Rodríguez, estaba configurado de la siguiente manera; el pan de azúcar cruceño continuaba abasteciendo las plazas de Oruro, Potosí y Cochabamba, mientras que en La Paz, una significativa parte del consumo del producto era importado del Perú. Las zonas de producción de caña de azúcar según Dalence eran las mismas, Santa Cruz, Las Misiones Franciscanas de Moxos y Chiquitos , La Paz, Tarija, Chuquisaca y Cochabamba: Santa Cruz proveía de azúcar a toda la república excepto a la Paz que consumía la del Cuzco además del Ron y el aguardiente de Chuquisaca. En estimaciones globales de Dalence, en Bolivia por el año 1846 se producía azúcar y miel por un valor monetario de 69.233 pesos de la época, que sin embargo, era un valor ínfimo comparándolo con otros rubros; como el aguardiente y vinos que era de 362.792 pesos o el de la chicha que alcanzaba a 579.244 pesos. Otro de los datos interesantes que nos proporciona el autor del Bosquejo Estadístico de Bolivia, totalmente alarmado, es el número de falcas productoras de vinos, aguardientes y de Chicherías. En el caso de las falcas o centros de producción, contempla estos datos, Chuquisaca 250, La Paz 140, Tarija 30, Potosí 84, Cochabamba 62, Oruro s/d, Santa Cruz 98, Beni 20, Atacama s/d. Aunque Dalence no proporciona datos concretos de la Paz, por datos del informe Pentlan que cita, conocemos que los centros de producción de estos azúcares en este departamento se hallaban en Sud, Nor yungas y los yungas de Inquisivi. Pero además, en Caupolican en Ixiamas, Apolobamba, San Buenaventura, lugares donde se produce azúcares y chancacas para consumo doméstico. En los Yungas de Inquisivi gran parte de su producción estaba concentrada en la microregión de Suri, Cajuata, Circuata, Miguillas, estrictamente en la hacienda Cañamina. Esta producción se realizaba en baja escala en la época colonial, en el siglo XIX, se incrementó significativamente, tal es así que en 1845, 1851, 1897, recibió premios departamentales y nacionales por haber producido, una cantidad expectable de caña de azúcar y haberla refinado en sus propios establecimientos donde se constituyó en la producción fundamental. En un folleto de la época el propietario de la hacienda refiriéndose a la estructura productiva de su hacienda sostenía que: “La producción principal es la de caña de azúcar y sus derivados que son los que brindan mayores ingresos, alcohol absoluto y Ron”. La producción de azúcar, con preferencia, se realizaba en Circuata a 25 y 35 grados centígrados como promedio de temperatura. La extensión de las plantaciones en 1902 alcanzaban a 725 has, cada hectárea constaba como medida agraria de 4 catos y cada cato de cañaveral producía en su proceso de transformación un cálculo aproximado de 494 a 616 litros de alcohol de 40 grados Gantier y la misma proporción de Ron de 20 grados. Los cultivos de un ciclo de producción periódico, con una duración de 8 cortes o cosechas anuales, de las cuales, la segunda y la tercera cosecha eran las que mejor producían por su solidez, siendo la densidad del caldo de 10 a 12 grados beaume en su madurez. El cálculo de la capacidad potencial de producción que se estimaba en 1900 era de 741.600 litros de 40 grados. Rigoberto Paredes estimaba una producción aproximada para 1906 de 2000 cajas de alcohol de 6 galones y 500 quintales de aguardiente. Estos niveles de producción de alcohol y ron necesariamente requerían de una infraestructura que en el caso de Cañamina estaba instalada en la misma zona y no como en Cinti que debía transportar la materia prima a

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otros lugares para realizar su elaboración, lo que implicaba un gasto suplementario en transporte antes de la distribución del producto elaborado. La construcción de ingenios en la misma zona de producción hacía que se abaraten, de alguna manera, los costos de producción. Contaban con la materia prima necesaria y la mano de obra, la inversión en tecnología, se constituía en el gasto más importante y el transporte que era bastante dificultoso pues se lo hacia a lomo de mula lo que no daba mucha opción a sacar gran cantidad de producto.

7. SALTO TECNOLOGICO DE LA INDUSTRIA AZUCARERA Un motor hidráulico construido en la maestranza de San Jacinto de los señores Shofield y Cia, dos alambiques, uno rectificador para alcohol de 40º y otro sistema Egrot de continuación, un alambique de continuación Lavy y otro de estaño, una paila de bronce, para aclaración de la miel, azúcar y chancaca, las casas de ingenio construidas de madera sólida y en parte de colo con techumbre de calamina. Una bodega precaria de fermento, la casa de hacienda es de 30 metros con corredores que la circundan, se hace otra que llegará a costar en su término aproximado de 12.000 Bs, conformaban la Hacienda Cañamina a la consideración de los industriales en la ciudad de La Paz. Este inventario nos revela dos aspectos fundamentales: por una parte, corrobora la afirmación que hicimos sobre la introducción de tecnología, la luz eléctrica a través de motores como fuerza energética. Este aspecto nos da pautas sobre el salto que significó el uso de energía humana o animal para la molienda de la caña a través de trapiches rudimentarios, al uso de maquinaria que funcionaba con energía eléctrica, lo que naturalmente liberaba a gran parte de la mano de obra acelerando el proceso productivo. Por la otra, la estrecha relación con fabricantes peruanos de equipos, que nos muestra que se estaba empleando última tecnología para la elaboración de azúcar y alcohol, pues como nos da a conocer Fernando Campoamor también en la construcción de alambiques se presentaban progresos importantes en esta materia con la introducción de nuevos modelos traídos de los países europeos. En base a estos elementos podemos sostener que la hacienda había entrado en un franco proceso de transformación, hacia la formación de un centro de producción agroindustrial. Una empresa agrícola, que rompía con los moldes tradicionales precapitalistas, pues estos avances influyeron en la forma de empleo de la mano de obra, la remuneración mediante salario a los peones y mingas, aunque no de forma definitiva y única. Porque se siguieron manteniendo patrones de relación servil, expresado en el asentamiento poblacional y el uso de tierra por los colonos, que seguían sujetos al dueño de la propiedad cumpliendo muchas otras labores al interior de la hacienda, distintas al trabajo que implicaba, la sola producción de azúcar o alcohol. La producción de azúcar y alcohol en la zona fue monopolio de las haciendas, principalmente de Cañamina, habiendo otras que producían en pequeña escala, tales como Calajahuira en la Plazuela, Capellanía y Pampagrande. La producción azucarera de los yungas de Inquisivi, fundamentalmente de la hacienda Cañamina, había declinado a fines del siglo XIX a raíz de la competencia con su similar extranjero, principalmente con el producto peruano y argentino. Frente a esta situación, la producción del alcohol se constituyó en el rubro principal. En 1913 en un pliego de cargo por una supuesta evasión de impuestos extendido por la prefectura, contra Ricardo Ruiz, propietario de La Hacienda Cañamina, podemos constatar que la misma había

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comercializado 431 latas de alcohol en la ciudad de La Paz y se hallaban obligados sólo a pagar 431 Bs. por concepto de impuestos. Esta comprobación se hizo en base a un certificado extendido por el sindicato Industrial de Bolivia, que era el único ente autorizado para comprar el producto porque se hallaba a cargo del estanco de alcohol. Este mismo año en un informe pormenorizado el subprefecto provincial sostenía que: “En la región de los yungas donde existen algunas propiedades valiosas como Cañamina, Polea y otras, el cultivo se dedica con preferencia a la plantación de coca y elaboración de alcohol y alguna producción de café calculando aproximadamente en 4.000 cestos de coca, 2.000 quintales de licor de caña de azúcar y unos 600 quintales de café”. Según Langer, la importación del azúcar barato del norte argentino y otros países hizo que muchos cultivadores de caña de La Paz y de Santa Cruz se pasaran a la producción de alcohol. En el caso de Cinti (Chuquisaca) durante la primera mitad del siglo XIX la producción de caña dulce se extendió en los valles de Pilaya y Pilcomayo. La hacienda Caraparí fue una de las más importantes: “De las cinco sesiones en que se subdividia Carapari, cuatro eran cultivadas exclusivamente por los arrenderos; la sección en que estaban situadas todas las tierras de la hacienda abarcaba el valle, la casa de hacienda y la destilería. La naturaleza de la caña de azúcar, que exige poco trabajo durante la mayor parte del año, si requería gran cantidad de mano de obra en su cosecha...” La mayor parte de las haciendas productoras de caña de azúcar de esta zona vendían su producto en forma de miel de caña o Chancaca, a los hacendados del Valle de Cinti, los mismos que la convertían en aguardiente. Langer nos demuestra en su estudio, que existía un mercado interno, donde los circuitos comerciales tenían su centro dinámico en las minas de plata de Potosí, en las minas de Huanchaca, pero también en Uyuni, Colquechaca, Tarija, Cotagaita y Sucre.

8. DEBACLE, RECUPERACIÓN Y AUGE DE LA AGROINDUSTRIA AZUCARERA La crisis productiva de los años de apertura al mercado internacional declinó y ya en los años veinte adelante no podemos hablar de una producción azucarera como tal, sino de producción de aguardiente de caña. Sin grandes cambios en la economía cruceña o la paceña. En el caso de Chuquisaca, Langer estudia a la Sociedad Agrícola, ganadera e Industrial de Cinti, (SAGIC), que era propietaria de las haciendas de San Pedro Mártir, Culpina e Inkawasi, según él autor, ligada a intereses de Simón I Patiño, con fuerte respaldo económico-financiero, organizada en 1925, creó un gran complejo industrial: “Las haciendas integrantes de SAGIC sufrieron cambios casi inmediatamente después de la creación de la sociedad. En 1925 comenzó la construcción de una carretera de Inkawasi a San Pedro. En Culpina se construyó una población. Un gran complejo de destilación de granos dominaba la población, que también incluía un molino de granos y una pulpería. En 1928 la sobreproducción puso en crisis la industria alcoholera; poco después la gran crisis mundial hizo bajar las ventas de alcohol, sobre todo en las minas, obligando a la sociedad a depender más de los arrenderos en sus ganancias” SAGIC encontró la manera de enfrentar esta crisis apoyándose en las ganancias que le reportaba la explotación de sus likinas y del uso de mano de obra de los arrenderos, luego de la reforma agraria se convirtió en una industria importante de producción de singanis del país. En todo el país a lo largo de las décadas del 30 y 40 la producción de azúcar había disminuido significativamente convirtiéndose en alcohol blanco.

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En el mercado nacional los más grandes productores eran: La Sociedad Agrícola Ganadera e Industrial de Cinti en Chuquisaca, Carabuco en La Paz con su alcohol marca Inca, Cochabamba con su marca Tigre y Cañamina con su alcohol marca el Sol en los yungas de Inquisivi del departamento de La Paz. En el caso del departamento de La Paz, en una evaluación provincia por provincia, en los artículos del homenaje al IV Centenario, constatamos que las zonas más importantes de producción de azúcar eran: Inquisivi (Circuata, Cajuata, la hacienda Cañamina y otras), Muñecas (Camata, Aucapata, Iskanwaya), Larecaja (Mapiri, Tipuani, Guanay, Challana, la fabrica de Alcoholes de caña Chiliza), Caupolican (Apolo, Haciendas Piliapo, Puerto Tuiche, en el curso del río Machariapo y aledaños), Sud Yungas (Irupana, La hacienda La Plazuela de donde se sacaba 5000 litros de alcohol al año) Iturralde (Ixiamas) . La producción de azúcar refinada en baja escala sólo abastecía ha las micro regiones, constituyéndose el alcohol en la fuente de ingresos de los productores, en las tres primeras décadas del siglo XX, experimenta procesos importantes. En la provincia Inquisivi, el caso de La Hacienda Cañamina es relevante. En los años veinte un experto norteamericano J. Wannag fue contratado para realizar una evaluación de las características de la propiedad, el informe de este consultor extranjero daba a conocer que en ella se estaba produciendo 60 latas quincenales de 96 grados y que tenía capacidad para producir el doble, fruto de la explotación de 130 hectáreas. En la década del 40, la producción de alcohol, había sustituido a la producción de azúcar definitivamente, quedando atrás la posibilidad de volverse a constituir en un ingenio azucarero. En 1948 Antonio Fuentes presentaba un cuadro de producción de alcohol en los yungas de Inquisivi donde Cañamina mantenía la primicia en niveles de producción de alcohol, por lo menos en la zona; habiéndose conservado su potencialidad productiva pese a estar sometida a los avatares de la guerra del Chaco (1932 - 1935) que la afectaron de manera directa por constituirse en propiedad del Banco Central de Bolivia sometida a los designios del ente público. En Sud y Nor yungas también existía producción de alcohol, estadísticas elaboradas por la aduana de la coca, nos muestran que en esta zona en 1946 el volumen de alcohol que salía por concepto de comercialización alcanzaba, a 2.296 litros, atribuyéndole solamente la salida de 20 litros en 1946 a la provincia Inquisivi. Dato errado puesto que en Chulumani como en Irupana la producción era casi nula por estar a una altura m.s.n.m. desfavorable a la explotación de la caña de azúcar. Este dato equivocado se puede explicar, por que está tomado de una de las receptorías de la aduana de la coca instalada en Irupana por donde necesariamente salía la producción de alcohol de los yungas de inquisivi. En la misma estadística se muestra como zona de importancia en la producción del alcohol en La Paz a la provincia Loayza, es decir, (Luribay, Caracato, Sapahachi) con una producción de 5.391 litros. Aquí es necesario hacer una precisión, la producción de alcohol de caña de azúcar se da en zonas de vega yunga y en el trópico, la producción tradicional de los valles de Luribay desde la época colonial fueron el vino y el singani (Pisco), elaborados fundamentalmente en base a uva, mientras que en la hacienda Cañamina, la base era la caña de azúcar y sus derivados. El azúcar tenía similar circuito al de la coca, era principalmente de consumo micro regional y regional. Su distribución tenía dos canales, salir por Irupana hacia la Paz y por Eucaliptus hacia Oruro en el recorrido se consideraba a las comunidades de Altura. Fue recién en la década del 40 del siglo XX que la producción azucarera en Bolivia experimentó una recuperación de alcances importantes. El principal centro de producción azucarera, fue el departamento de

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Santa Cruz de la Sierra. Una de sus primeras experiencias se desarrollo en la hacienda “La Esperanza “ubicada en la provincia Warnes a 60 km. de la capital oriental. Los pequeños ingenios azucareros tradicionales recibieron un empuje de grandes dimensiones las próximas décadas, a raíz de las recomendaciones realizadas por la misión económica norteamericana presidida por Mervin Bohan, que planteaba al gobierno boliviano orientar su política de desarrollo capitalista del agro con la marcha hacia el oriente, para impulsar la explotación petrolera y agricultura tropical, política que se efectivizó con el triunfo de la revolución de 1952. El “Plan Bohan” se implementó a través del fortalecimiento de la Corporación Boliviana de Fomento (CBF) creada en los años 40 y que dio un empuje importante a la industrialización del azúcar a gran escala con la creación de los ingenios azucareros en el siguiente orden: La Esperanza 1949, La Bélgica 1952, Guabirá 1956, San Aurelio 1957. El servicio Agrícola Interamericano (SAI), Agencia Gubernamental de los Estados Unidos empezó a operar en Bolivia en 1947, recibió un nuevo impulso a partir de 1954. Del SAI dependía un pool de maquinaria pesada que se instaló en Santa Cruz, y cuyas topadoras, tractores y moto niveladoras, eran arrendadas a los nuevos agricultores. Pero esta historia de despegue económico, que hoy vive un auge irrebatible, no hubiese sido posible sin el trabajo titánico y emprendedor de los precursores de la agroindustria en los distintos rincones de nuestra patria a quienes les rendimos nuestro tributo por luchar por un país viable pese a las condiciones geográficas, económicas y sociales adversas.

9. LA INDUSTRIA AZUCARERA BOLIVIANA DE 1940 A LA ACTUALIDAD Entre los años 1939 y 1948 los habitantes del Departamento de Santa Cruz se preocuparon por proyectar y gestionar la instalación de ingenios azucareros en la región. En 1949 nace la industria azucarera con la instalación del ex-Ingenio “La Esperanza” en medio de la selva cruceña. “La Esperanza” es el primer Ingenio azucarero maquinizado -según quien en vida fue palabra autorizada en el tema, el Ing. Edgar Coronado Bejarano-, iniciando su producción con una capacidad de 5.420 quintales de azúcar, siendo el fruto del esfuerzo del industrial cruceño Waldo Bravo y del emprendimiento del arquitecto y empresario Luis Iturralde, que decidieron instalar dicho Ingenio en la Provincia Warnes. Según la Presidenta de la Federación de Cañeros Santa Cruz, Piedades Roca Serrano, “por esos años los agricultores cañeros se organizaron en sindicatos y cooperativas, bajo las denominaciones de los Ingenios a los que entregaban su materia prima. Una de las primeras asociaciones la conformaron los cañeros que proveían materia prima al Ingenio “La Esperanza” bajo la denominación “Asociación Esperanza”, que tenía como líder a Waldo Bravo Justiniano. La Compañía Industrial Azucarera “San Aurelio” S.A. (CIASA) fundada por Ramón Darío Gutiérrez y su esposa Raquel Sosa de Gutiérrez, inició sus labores el primero de junio del año 1951; el Ingenio en sus inicios produjo 5.000 quintales de azúcar y subió a más de 1 millón de quintales el año 1976, superando para el 2003 los 1.400.000 quintales de azúcar.

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El año 1952 se instaló el Ingenio “La Bélgica” con una molienda de 800 toneladas/día, lo que representaba una producción diaria de 1.623 quintales de azúcar (su razón social en la actualidad es Planta Industrial “Don Guillermo” Ltda.). El Ingenio es de propiedad de la familia Gasser, que conformó la firma "Gasser & Compañía, Industrias La Bélgica". El nombre proviene de un terreno adquirido por el año 1945. Tres años más tarde se instalaría una pequeña fábrica de alcohol. El mismo año el sector cañero de la zona, a la cabeza del Dr. Maximiliano Justiniano, se organiza como “sindicato” debido al pensamiento dominante de la época, pero al poco tiempo modifica su estructura organizacional principalmente porque el cañero no entra en la categoría de asalariado como para considerar a las Asociaciones Cañeras como sindicatos. Durante la época del Gobierno del Dr. Víctor Paz Estensoro se lanza la propuesta de construir el Ingenio Azucarero “Guabirá”, para absorber la cesantía de obreros, campesinos y mineros. Es así que el 6 de julio de 1956 se inicia la primera zafra de Guabirá con una capacidad de molienda de 1.000 toneladas de caña/día. Antes de la instalación del Ingenio, los cañeros de Montero deciden fundar la Asociación de Cañeros Guabirá el 17 de julio de 1955, según Abelardo Suárez Bravo, quien recuerda que estuvo presente en la indicada reunión. En la primera ampliación de la fábrica de Guabirá, realizada el año 1963, se incrementó la molienda en 1.500 toneladas de caña/día. En la ocasión de la visita a la fábrica por parte del Vicepresidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se oficializó el crédito para la ampliación del Ingenio, y aprovechó para expresar a los productores que “la visión de la Corporación Boliviana de Fomento (CBF) era instalar la industria, y el funcionamiento traspasarlo con facilidades de pago a los productores; esas palabras abrieron los ojos a muchos de los que estábamos presentes, aunque esto nunca se realizó y quedó solo en un decir; para nosotros los cañeros quedó en la mente esa aspiración de ser dueños del Ingenio, objetivo hacia el cual fuimos históricamente avanzando” expresó, Abelardo Suárez Bravo. El año 1964 cerró el Ingenio “La Esperanza”, con una zafra que produjo más de 102 mil quintales de azúcar, lo que movilizó a los restantes ingenios a la búsqueda de mercados internacionales, ya que en ese tiempo la producción conjunta superó los 2 millones de quintales de azúcar. Actualmente un Ingenio como UNAGRO, Guabirá o San Aurelio pueden fabricarla en cuatro a cinco días”, expresó el Presidente Ejecutivo de Asociación de Productores Cañeros - SOCA, Ernesto Antelo López. Cabe recordar que si bien entre los años 1929 y 1964 la producción de azúcar para el consumo interno era insuficiente, por lo que el Gobierno importaba desde el Perú el producto bajo la marca “Cartavio”, al año siguiente Bolivia se transformaría en un país autosuficiente y exportador de azúcar. “En el año 1965, Bolivia por primera vez exportó azúcar a los Estados Unidos de América, bajo la gestión que en aquella época la hizo el Embajador Julio Sanjinés Goitia con la colaboración de Don Fernando Gasser, Presidente del Ingenio La Bélgica”, recuerda el actual Secretario del Directorio del Ingenio Azucarero Guabirá S.A. (IAG S.A.), Abelardo Suárez Bravo.

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Luego nació el Ingenio “Stephan Leigh” en la localidad de Bermejo, en el Departamento de Tarija, en el año 1968, con una producción de 68 mil quintales de azúcar que se incrementaron a más de un millón de quintales en la gestión 1976, manteniendo ese número hasta el año 2003 cuando obtuvo un volumen de 1.441.000 quintales de azúcar. Entre los años 1970 y 1976 el Ingenio Azucarero Guabirá realiza la segunda y tercera ampliación de la fábrica, aumentando su capacidad de molienda, en primera instancia a 3.200 toneladas de caña/día y en segunda instancia a 5.500 toneladas. “Desde el año 1994 hasta la actualidad el Ingenio fue ampliando su capacidad gradualmente hasta alcanzar las 16.000 toneladas de caña/día, lo que representa una generación de empleo de alrededor de 30.000 personas entre directos e indirectos, para una superficie de caña sembrada que bordea las 45.000 hectáreas”, dijo Mariano Aguilera Tarradelles, Presidente del Ingenio Azucarero Guabirá. Con el pasar de los años el Ingenio cambiaría de nombre en honor a su Cofundador, pasando a denominarse Ingenio “Roberto Barbery Paz”, visión que fue compartida con otros agricultores que aportaron al Ingenio, pudiendo mencionarse a personas como: Juan Díez Terrazas, Paúl Aguilera Costas, Osvaldo Gutiérrez Suárez, Alcides Paz Méndez, Lino Vaca Mansilla. Roberto Barbery Paz, fue un personaje ilustre del sector cañero. Nació en LomaAlta, en la Provincia Sara de Santa Cruz, el 10 de agosto de 1930, y fue hijo de la Sra. Rosa Paz Salvatierra y del político y periodista Roberto Barbery Ibáñez, quien era nieto del prócer cruceño, Dr. Andrés Ibáñez. Se inició como productor en el año 1950, siendo cañero del Ingenio “La Bélgica” y con el tiempo fue incursionando en la actividad gremial cañera. Su visión integradora y emprendedora lo llevó a edificar en el Municipio de Minero la primera empresa boliviana de propiedad colectiva que -con la colaboración de pequeños productores cañeros originarios de la región y de diferentes Departamentos de Boliviadio lugar a lo que hoy se conoce como Corporación UNAGRO. Su lema inspirador era: "Nada es imposible". Y tuvo razón. En un principio se buscó instalar el Ingenio en la localidad de “Cuatro Ojitos” sin mucho éxito, a decir de Héctor Justiniano Paz, Vicepresidente Ejecutivo de Calidad de la Corporación UNAGRO. En el lugar no había infraestructura habitacional y era sólo una pequeña comunidad, mientras que Minero ya poseía las características básicas de un pueblo situado en la Provincia Obispo Santisteban. “El Ingenio comenzó con 4.000 toneladas de caña/día y para el presente año se estima trabajar con una capacidad de 12.000 toneladas. Hasta la fecha se ha trabajado de forma ininterrumpida, de tal manera que este año vamos realizar la zafra 33”, señala Héctor Justiniano. Por su parte, Luis Barbery Paz, Vicepresidente Ejecutivo de Servicios de la Corporación UNAGRO, agrega que la destilería pasó de una capacidad de 30.000 litros/día en sus inicios, a una capacidad 150.000 litros/día registrados en el año 2009; actualmente toda la tecnología utilizada está en sintonía, de forma computariza y automatizada en la parte agrícola y fabril. A finales de los años sesenta nace la Federación de Cañeros Santa Cruz que agrupaba a todos los cañeros de la región, y a mediados del año 1985, la entidad presidida por el Sr. José Tomasi Reymond aglutinaba ya a 5.000 cañeros. La Federación contribuyó a la consolidación de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO). Asimismo, participó en la planificación y desarrollo de las actividades agrícolas cañeras, en su condición de representante del sector en la ex-Comisión Nacional de Estudios de la Caña de Azúcar (CENECA). “Mi propuesta siempre fue que no haya 500 instituciones que vengan a representar, sino que haya una institución por Ingenio, y ahí nacen las Uniones Agropecuarias de Cañeros. Como somos un célula en constante división, la Federación representa hoy a los cañeros de “La Bélgica”, a los cañeros de “San Aurelio” y parte de los cañeros de UNAGRO. Las indicadas Uniones de cañeros participan en el Ingenio en

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la toma de decisiones en cuanto a niveles de producción, calidad de producción que se tiene que entregar de azúcar, y coordinan precios con el Gobierno”, resaltó José Tomasi Reymond, Presidente de la Unión Agropecuaria Santa Cruz. Cuando el 29 de agosto de 1985 se aprobó el Decreto Supremo 21060 -de libre mercado, impulsado por la política neoliberal- su aplicación implicó serios cambios en el sector cañero-azucarero, incrementándose los costos en el área industrial lo que puso en apuros a los productores para iniciar la zafra, generando una gran preocupación entre los cañeros, fabriles y el Gobierno. Se destaca en ese entonces el aporte que realizó al gremio Don Cristóbal Roda Daza, al cooperar en la búsqueda de soluciones integrales. “Años atrás había ocurrido algo parecido en Argentina y lo que hizo ese país fue optar por la maquila, un sistema que está establecido y legislado en muchos países, e implica que el productor entregue la materia prima a la industria; ésta la procesa y parte de ese producto procesado pasa a poder del productor, y la otra parte queda en poder de la industria por el costo de haberla procesado, por lo que copiamos el sistema de maquila sin posicionarla como ley o decreto, y comenzamos a implementar el sistema maquila de buena fe”, recuerda Abelardo Suárez Bravo. Según Ernesto Antelo López, en la década de los años 60' el Gobierno de aquel entonces -por medio del Ministro de Agricultura- trajo a un técnico extranjero apellidado “Chardon”, y los Ingenios por su parte procuraron a otro técnico americano de apellido “Lee”, de tal forma que ambos técnicos desarrollaron lo que se dio a conocer como la fórmula “Chardon-Lee” para el sistema de maquila que se implementó en Bolivia. Este sistema ha sufrido algunas modificaciones con el paso del tiempo. En marzo del año 1986 el Ingenio Guabirá se transfiere a la Corporación Regional de Desarrollo de Santa Cruz (CORDECRUZ) después de la disolución de la Corporación Boliviana de Fomento (CBF), haciéndose cargo del mismo la administración estatal, hasta el año 1993. El 1 de julio de 1993 el Ingenio Azucarero Guabirá se privatiza, traspasando el 40% de las acciones a sus cañeros, el 40% a sus trabajadores y el 20% lo conserva CORDECRUZ, que después de dos años transfiere también este porcentaje al sector cañero, agrupado en ÚNICA S.A. La experiencia tomada con este proceso de transferencia es digno de estudio por los objetivos avances que ha realizado el Ingenio, no solo en cuanto a su liderazgo a nivel nacional alcanzado por la ampliación y diversificación de su producción, sino por la tecnología utilizada y la conquista del mercado internacional, una vez garantizado el abastecimiento interno. Al poco tiempo, el Ingenio de Bermejo (Tarija) se privatiza en el año 1995, generando una Comisión Mixta entre los ex-empleados del Ingenio organizados en PATRIAB (“Patrimonio de Trabajadores Ingenio Azucarero Bermejo”), y los productores cañeros a través de la Unión de Cañeros Bermejo S.A. (UCABSA), ambos sectores participaban de los beneficios y la toma de decisiones en cuestiones económicas, aunque la gerencia estaba en manos de los productores cañeros. Con el tiempo el Ingenio quedó en manos de los trabajadores fabriles. En el año 2004 los productores de caña en Santa Cruz eran alrededor de 2.694 familias, mientras que en Bermejo oscilaban entre 1.200 y 1.300 familias. Según el tamaño de la superficie cultivada, los productores se clasifican en grandes, pequeños y medianos; así, el 67% de las familias productoras de caña en Santa Cruz son pequeños productores y poseen como máximo una parcela (20 hectáreas); el 19% son medianos productores y poseen entre 20 a 50 hectáreas, en tanto que los grandes productores de caña de azúcar representan el porcentaje restante.

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Actualmente Bolivia cuenta con cinco grandes ingenios, cuatro en Santa Cruz y uno en Tarija; asimismo, con dos industrias medianas en Santa Cruz (Sociedad Colectiva Industrial Comercial “Santa Cecilia” e “Ishima”, productoras de alcohol y chancaca respectivamente), compañías privadas desde sus inicios.

10. CONCLUSIONES La historia económica de la producción de azúcar y alcohol de caña en nuestro país, todavía está por escribirse. Sin embargo, en base a las fuentes consultadas, podemos evidenciar que en el mercado interno, en las economías locales, la presencia de este producto gozó de importancia, pues no todos pudieron acceder fácilmente a productos importados. En algunos casos, como lo señalamos, en el siglo XIX, se intentó mecanizar los procesos productivos, pasando de la producción casera artesanal a la producción agroindustrial, los casos de Cañamina o Caraparí son emblemáticos, habiéndose enfrentado a la competencia extranjera de azúcar peruana o argentina. Es recién en la mitad del siglo XX que de la producción artesanal del trapiche y del alambique se pasa a la producción, de las moliendas industriales y procesos de cristalización de la azúcar blanca en la emergente agroindustria cruceña. Los orígenes de la agroindustria azucarera están allá donde se desarrollaron estos intentos de progreso, avasallados por la competencia desatada por el libre mercado en el proceso liberal de modernización.

11. BIBLIOGRAFIA  

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IBCE Instituto Boliviano de Comercio Exterior. Historia del Sector Azucarero Boliviano Santa Cruz Abril 2010. “Estudio de Identificación, Mapeo y Diagnóstico de Competitividad de la cadena Productiva de Caña de Azúcar y sus Derivados”, Shadai Consultora, Dockweiler, Consultora, SIBTA y Fundación Trópico Húmedo, Santa Cruz, Bolivia, 2004. http://www.guabira.com/econsumidor/historia_del_azucar.htm http://nuevaeconomia.com.bo/productos/revista-articulos/opinion/la-verdadera-historia-del-azucar/ http://www.unagro.com.bo http://www.sanaurelio.com http://www.plantadonguillermo.com

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