Historia de La Forja
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Historia de la forja No se conoce con exactitud la fecha en que se descubrió la técnica de fundir material de hierro para producir un metal para ser utilizado. Las primeras herramientas de hierro descubiertas por los arqueólogos en Egipto son del año 3000 a.C., y se sabe que incluso antes ya se utilizaba el hierro para adornar. Los Griegos ya conocían por los alrededores del año 1000 a.C. la téc nica para endurecer las armas de hierro mediante tratamiento térmico. Las aleaciones producidas por los primeros artesanos, y todas las aleaciones del hierro fabricadas hasta el siglo XIV d.C., se clasificarían actualmente como hierro fraguado. Para producir estas aleaciones se calentaba una masa de mineral de hierro y carbón vegetal en un horno con tirada forzada. Este tratamiento reducía el mineral a una masa e sponjosa de hierro metálico plena de unos residuos formada por impurezas metálicas y cenizas de carbón veget al. Esta esponja de hierro se retiraba mientras estaba incandescente y se picaba con martillos de gran peso para expulsar los residuos, soldar y consolidar el hierro. En algunos casos esta téc nica de fabricación producía sin quererlo auténtico acero en vez de hierro fraguado. Los artesanos del hierro aprendieron a fabricar acero calentando hierro fraguado y c arbón vegetal en recipientes de arc illa durante algunos días, puesto que así el hierro absorbía el suficiente carbono para convertirse en acero auténtico. Tras el siglo XIV se aumentaron las medidas de los hornos utilizados para la fundición y se incrementó la tirada por forzar el paso de los gases de combustión. En estos hornos el m ineral de hierro de la parte superior del horno se reducía a hierro metálico y a continuación absorbía mas carbono como resultado de los gases que lo atr avesaban. El producto de estos hornos se denominaba "arrabio", una aleación que se funde a una temperatura más pequeña que e l acero o el hierro fraguado. El "arrabio" se refinaba tras fabricar el acero. La producción moderna de acero utiliza hornos de gr andes dimensiones que son modelos perfeccionados de los que se utilizaban antiguamente. El inventor británico Henry Be ssemer fue el primero al utilizar el aire en e l proceso de refinado del "arrabio", el año 1 855 desarrolló el horno o convertidor que trae su nombre. La forja manual es la forma más se ncilla de forjado y es uno de los primeros métodos con el que se trabajó el metal. En general existen seis tipos básicos de forjado: 1.- Engrosado, consiste en reducir la longitud del metal y aumentar su diámetro. 2.- Compresión para reducir el diámetro del met al. 3.- Doblado. 4.- Soldadura o unión de dos piezas de metal por semi fusión. 5.- Perforado o formación de pequeñas aperturas en el metal.
6.- Recortado o realización de grandes aguje ros. Para engrosar una pieza de metal se pica a lo largo de la dimensión más larga, consiguiendo una reducción de la pieza. La compresión se consigue picando el trozo de me tal mientras es sujetado con alguna de las variadas herramientas cóncavas denominadas estampas de forja. El doblado se consigue picando la pieza alrededor de un molde o haciendo palanca con la pieza en un punto de apoyo. Para soldar hierro a la hornada, se aplica bórax o algún producto similar, al metal caliente para eliminar cualquier posible óxido de las superficies de las piezas. Después se unen picándolas a grandes temperaturas. Una junta soldada de este tipo es homogénea tan resistente como el metal original. Para perforar agujeros pequeños se pone el trozo de metal con una pieza situada sobre el yunque y se atraviesa con un punzón a martillazos. Para recortar agujeros más grandes o trozos de metal se utilizan escarpas pe lmazas. La combinación de algunas operaciones pueden producir piezas fraguadas de una gran variedad de formas. HISTORIA DE LA FORJA Desde los albores del desarrollo de nuestra civilización el hombre ha utilizado los materiales que encontraba en su entorno para modificar y me jorar su vida. Desde hace dos siglos se estableció una clasificación de las edades que hoy se acepta con solo alguna matización: Edad de piedra, edad del cobre, edad del bronce y edad del hierro que term inó 2000 d. de C. Primero utilizó lo más simple, que no necesitaba modificar. Pieles, piedras, palos, huesos…Posteriormente utilizó los metales de los que la tierra le proveía. Primero se sirvió del cobre, fácil de modelar incluso golpeándolo en frío o sirviéndose de liger os calentamientos a 200º C. Consiguió ornamentos y pequeños útiles. Utilizó también antimonio, plomo, oro y plata. Descubrió después que uniendo un 10% de estaño al cobre se producía un material más duro y que tenia un grado de fusión muy bajo que podía conseguirse con carbón vegetal y un fuelle que conseguía temperaturas de 1100º C. Empezó así a conocer la metalurgia lo que junto con moldes de arena y arcilla le permitía conseguir útiles y objetos por vertido. Este nuevo material era el bronce. La relativa escasez de estaño e incluso cobre y la facilidad de proveerse de mineral de hierro, que constituye un 5% de nuestro planeta, le llevó a entrar en la edad del hierro o btenido bien de meteoritos o de diferentes minerales: Hematite, magnetita, limonita, siderita, pirita, ilmenita…
Así comenzó la forja antigua porque solo calentando el mater ial y golpeándolo se forma un magma que va agregándose. Con los sucesivos golpes se separ a el hierro dulce que se puede modelar y las escorias de impurezas y cenizas. Fue continuando su progresión de conocimientos en el trabajo del hierro y vio que calentando el herraje en carbón vegetal se producía una progresiva carbonización del material que con el enfriado rápido en agua o en aceite, conseguía unas propiedades de endurecimiento que le hacía útil para utensilios y armas. Era e l acero. Se llama acero si tiene una proporción de carbono mayor al 1,7%. Por fin a mediados del siglo XIX el británico Henry Bessemer desarrolló un horno o convertidor que podría conseguir fácilmente la fusión del hierro (1.536º C). Comenzó así la producción de fundiciones complejas y entro en la Revolución Industrial con los laminados en los altos hornos a los que debemos los progresos más actuales de nuestra civilización. Los primeros objetos de hierro de los que se tienen referencia datan de más de 3.000 años a. de C., corresponde a civilizaciones egipcias, sumerias, griegas, romanas… cuando todavía no se había desbancado la predominancia de la dominación del bronce. En la antigua Anatolia, la actual Turquía, surgió el imperio de los Hititas que debió su poder al conocimiento de la manipulación del hierro y su consiguiente forjado, fundamentalmente para la confección de sus armas. Aunque muy celosos de sus conocimientos de los procesos de forja, los Hititas cayeron en el 1.200 a. de C. y la propagación de la cultura del hierro se propagó por los Filisteos en Asia y los Dorios en Grec ia. Fenicios, griegos y posteriormente los romanos contribuyeron a la difusión de esta cultura por toda Europa. Los minerales del hierro eran muy codiciados y los herreros gozaron de gran prestigio, atribuyéndoles incluso virtudes sobrehumanas. Tenía gran importancia en la tecnología de la época que estaba dirigida a la lucha y la dominación. Eran decisivas las armas, armaduras, cascos, hierros para animales, carruaje s, construcción y rejas. La historia de la forja ha sido por tanto fundamental en el armamento y e n los utensilios de trabajo. En el 1.000 a. de C. encontramos arados, hoces, rejas y cuchillos en Palestina y e n el 700 a. de C. también en Palestina aparecieron las primeras hachas y azuelas. Este año por tanto, puede considerarse el “año cero” de nuestra industria porque ya era posible entonces la tala de bosques para la obtención de grandes piezas de madera y la fabricación de herrajes de forja para las puertas tanto con fines ornamentales como defensivos. Pensemos que desde entonces hasta nuestros días los diseños y variaciones en esta industria son mínimos, han persistido con toda su vigencia y belleza. Hoy como ayer la decoración en herrería y forja ocupa un destacado lugar cerca del hombre. Debemos puntualizar también que antes de la Revolución Industrial el mejor material de hierro del que se disponía, por influencia de tradiciones árabes, era el damasquinado, que se obtenía mediante varillas de hierro carburado y hierro dulce martilladas juntas que daban como resultado un material flexible y resistente. Toledo, ciudad matriz de Portón Clásico y Forja Noble ha
conservado esta antigua tradición de forja toledana en grado de excelencia. Pretendemos hacer una modesta contribución en esta historia.
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