Historia de La Corsetería

August 7, 2018 | Author: Rafael Delgado | Category: Corset, Fashion & Beauty, Clothing, Fashion
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En Creta, la Diosa de las Serpientes, es el primer indicio de un corsé en la historia, perteneciente a la cultura minoica 1600 a.C.

La palabra corsé proviene del antiguo francés “cors”  que era un diminutivo de “cuerpo”. Los orígenes del corsé se pierden en la antigüedad. Las mujeres de civilizaciones antiguas tales como Creta, Grecia, Roma, Egipto, Siria, usaban una especie de corsé para levantar el busto, afinar la cintura o en ocasiones también para practicar  ciertos deportes que requerían trajes de soporte.

Aquellos primeros corsés eran particularmente rígidos e incómodos, aunque su fin siempre fue el mismo (mantener una postura erguida, levantando o aplanando el busto, afinando la cintura) el esqueleto de la prenda se armaba con varillas de hierro o madera, también de hueso de ballena. Para entonces las mujeres ya hacían uso y “abuso”   del corsé: afinando sus cinturas a medidas extremas.





Se le atribuye la creación de esta tendencia a Catherine De Médicis, esposa del Rey Henri II de Francia en el siglo XVI. Ella prohibió que las mujeres mostraran cintura ancha en la corte real de Francia. Es por ello que tuvieron que usarlo obligadamente. En España a mediados del Siglo XVI se forjó la idea de crear un artilugio para modelar el torso femenino.

Las damas de la alta sociedad se reservaban el “tight lacing” para eventos formales tales como bailes o reuniones sociales, en estos momentos era cuando, si se excedían, les podría ocasionar desmayos (por la reducción de la caja torácica que privaba a los pulmones de recibir el aire necesario) . La Revolución Francesa hizo caer la prenda en desuso pues, así lo dictaba el mandato de la academia de artes y ciencias: las mujeres bien vestidas de Francia no deben llevar zapatos, calcetas, corsé o medias. Esta actitud no tuvo larga vida pues, la mujeres francesas buscando el ideal de belleza griega volvieron a retomar el corsé para ayudarse en el empeño.

Hubo una época de decadencia hasta 1800 cuando los corsé largos y apretados regresaron. Eran el centro de la moda además de una disciplina y estaban más orientados a la mujer. Fueron evolucionando y cambiando los materiales al satín y la seda y los decoraban con delicados accesorios. Estos fueron la transición hacia el famoso corsé victoriano o en reloj de arena".

Después de la segunda guerra mundial, las mujeres se masculinizaron y el corsé desapareció de los armarios. El pelo se acortó, las formas se alisaron, las caderas se disimularon y toda protuberancia inquietante que pudiera interferir  con la masculinización desapareció. Esta moda duró poco y las mujeres retomaron de nuevo la costumbre de destacar sus formas.

A principios del siglo XX, el cuerpo femenino estaba muy comprimido por el corsé y debí a adaptarse a la silueta artificial en forma de “S”, que realzaba el busto y las caderas y estrechaba al máximo la cintura. El inicio en el cambio se debe al modisto Paul Poiret, quien eliminó el corsé a partir de 1906, recogiendo las primeras teorías de liberación de la mujer y las nuevas influencias de l os estudios sobre higiene y salud.

Poiret presentó el vestido sin corsé y cintura alta en 1906, cuando la silueta en forma de “S” todavía era popular. Con ello empezaba a insinuarse el cambio de las ostentosas formas artificiales del siglo XIX a un estilo revolucionario que destacaba la belleza natural del cuerpo. El resultado fue una gran transformación de la moda.

Aunque el corsé no desapareció de la noche a la mañana, se puede afirmar que durante los años de la Primera Guerra Mundial el nuevo estilo de Poiret lo sustituyó por completo. Desde 1947, con el nuevo estilo de cintura de avispa introducido por el “New Look” de Dior, reaparece una prenda interior entera similar al corsé, hecha de goma elástica y tela.

A mediados de los años 80 surge la moda gótica, como una forma de protesta contra la era disco de finales de los años 70 y principios de los 80, y los colores pastel y extravagancias de los 80. Está caracterizado por: Palidez mortal, pelo negro, camisas con volantes, sombreros de copa, prendas de vestir de cuero, accesorios de  joyería religioso, mágico o macabro (pendientes de hueso, rosario, cráneos, etc.) normalmente hechos de plata y botas de cuero negro. Las mujeres en particular usan maquillaje de bruja, encajes, medias de rejilla, cuero rojo o púrpura, corsés, guantes, tacones aguja y joyas de plata que representan generalmente temas religiosos y ocultismo.

El diseñador Jean-Paul Gaultier  debutó en 1976. Le encantaba la parodia y en los años ochenta cogió prendas que tradicionalmente habían sido de lencería como el corsé y la faja, y las transformó en prendas femeninas de uso exterior, borrando así la imagen negativa de la ropa interior. La transformación de ropa interior en prendas de uso exterior es uno de los principales fenómenos de finales del siglo XX, con origen en el movimiento “Conciencia del cuerpo”   de los años ochenta, que destacaba la belleza de un cuerpo en forma y lleno de salud.

A principios del siglo XX, Chanel y Paul Poiret firmaron la sentencia de muerte de este objeto. La apuesta por una masculinización estética de la mujer redujo la ropa interior femenina al sujetador y las enaguas rectas. Aunque revivieron una etapa dorada con las pin ups. En pleno siglo XXI el corsé vuelve a vivir  una nueva época, ahora asociado a un look más gótico y romántico. Ha dejado de ser una prenda interior o de pasarela para saltar a la calle y lucirlo como un Top, estilizando la figura. Realizado con los mejores tejidos, brocados, tafetanes y rasos. En variadas ocasiones se encontrará en el mercado ciertos productos bajo el nombre de corsé que no están realizados de la amera correcta ni poseen el soporte necesario para serlo, por lo tanto son simples blusas de formas adherentes

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