Henting, La Estafa 1980

February 12, 2018 | Author: Fernando Velásquez | Category: Confidence Tricks, Criminal Law, Felony, Sociology, Violence
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Descripción: El más importante estudio criminológico sobre el delito de estafa....

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HANS

VON

HENTIG

PJtOFESOlt DE CRIMINOLOGÍA EN T.A UNIVERSIDAD DE BONN

ESTUDIOS DE

PSICOLOGÍA CRIMINAL ni LA ESTAFA

TRADUCCIÓN CASTELLANA Y NOTAS D E

JOSÉ MARlA RODRÍCxUEZ DEVESA CATEDRÁTICO DE DERECHO PENAL EN LA UNIVERSIDAD DE MADRID

CUARTA EDICIÓN

ESPASA-CALPE, S. A. MADRID, 1980

U UVERSIDAD DE NAVARRA

Título original: ZUR PSYCHOLOGIE DER EINZELDELIKTE III Der Betrug Primera edición Primera edición Segunda edición Tercera edición Cuarta edición

ES

alemana: española: española: española: española:

1957 1960 1964 1972 1980

PROPIEDAD

i Espasa-Calpe, S. A., Madrid, 1960 Impreso en España Printed in Spain Depósito legal: M. 32.680-1980 ISBN 84-239-5853-1

Talleres gráficos de la Editorial Espasa-Calpe, S. A. Carretera de Irún, km. 12,200. Madrid-34

A ROBERT

H.

GAULT,

en testimonio de amistosa devoción

Í N D I C E Páginas PRÓLOGO

11

ABREVIATURAS

13

CAPÍTULO I. — Introducción

15

CAPÍTULO I I . — La imagen que proporcionan las cifras I. La superficie II. «Terra incógnita»

37 39 46

CAPÍTULO I I I . — Los elementos objetivos del engaño. . . . . . . . . . I . Situaciones cotidianas propicias a la estafa o) Compasión 6) Altruismo y desamparo c) Codicia d) Servilismo II. Las grandes constelaciones

59 61 61 76 83 91 110

CAPÍTULO IV. — El dispositivo engañoso

123

CAPÍTULO V. — El estafador: rasgos y máscaras I. Actor I I . Misántropo III. Agitación motórica

153 155 165 173

IV.

176

Destructor

CAPÍTULO VI. — El estafador ante el tribunal y en la prisión. .

181

CAPÍTULO VIL — Compañeros y comparsas

191

10

índice Páginas

CAPÍTULO V I I I . — Los estafados I . La trama vista del lado de la víctima I I . Víctima voluntaria I I I . Víctima muda

203 205 215 221

CAPÍTULO I X . - El botín

227

Í N D I C E DE MATERIAS

237

PRÓLOGO Con la «estafa» presento el tercer volumen de estas pequeñas monografías. Todo el mundo ha sido estafado alguna vez. Por doquiera está el delito en pleno avance. Sus rendimientos hacen palidecer a los demás delitos. Se reviste de mil tonalidades, se acomoda dúctil y maleablemente a cualquier ^ambio. Los estafadores no guardan ninguna analogía con aquellos tipos que, procedentes de las épocas de violencia, despiertan, precaviéndonos, nuestro instinto del miedo. La humanidad moderna no ha logrado todavía salir al encuentro del nuevo peligro con la defensa de sentimientos congénitos. Por ello es tanto más necesario el intento de escribir una historia natural del estafador. El estudio tiene que ser necesariamente insuficiente porque la multitud de fenómenos que se presentan está aún desordenada y cada día aparece sobre la tierra un engaño nuevo; sin embargo, me permito esperar que las ulteriores investigaciones darán la bienvenida a este primer paso. H A U S VON H E N T I G .

Tólz, Alta Baviera, febrero 1957.

ABREVIATURAS BADEB:

Karl S. BADEB, Soziologie der deustschen Nachkriegskriminalitdt (Sociología de la criminalidad alemana de la posguerra), Tubinga, 1949.

BAEYBB, Von:

Walter von BAEYEB, Zur Genealogie psychopathischer Schwindler und Lügner (Contribución a la genealogía del estafador y mentiroso psicopáticos), Leipzig, 1935.

BEGBB:

Fritz BEGEB, Die rückfalligen Betrüger (Los estafadores reincidentes), Leipzig, 1929.

Betrug:

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CLEBIC, Von:

Von CLEBIC, Der Hochstapler (El caballero de industria), en Schweizerische Zeitschrif für Strafrecht, 1926, págs. 16-53.

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Doris DANIELS, Die Opfer des Betruges (La víctima de la estafa), Disertación, Friburgo, 1949.

JACOBS:

Rupprecht JACOBS, Die Kriminalitat der Nachkriegszeit (La criminalidad de la posguerra), Godesberg, 1952.

KAEMPCHEN:

Fritz KAEMPCHEN, Latente und offene Kriminalitat beim Betruge (Criminalidad latente y criminalidad declarada en la estafa). Disertación, Münster, 1938.

Krull:

Tilomas MANN, Bekenntnisse des Hochstaplers Félix Krull (Confesiones de Félix Krull, caballero de industria), Berlín, 1954.

Abreviaturas

14 MAURER:

David W. MAURER, The Big con. The story of ihe confidence man, Nueva York, 1949.

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John C. R. MACDONALD, Crime is a business, Palo Alto, 1939.

Mémoire:

Mémoire pour le comte de Cagliostro accusé contre M. le Procureur-general accusateur, 1786.

N. Pit. I:

Der neue Pitaval, publicado por HITZIG y HARING, Parte, 1-36, Leipzig, 1842-65.

N.

Der neue Pitaval, continuado por Dr. A. VOLLERT, Parte, 1-48, Leipzig, 1866-86.

Pit.:

PADOWETZ:

Marianne PADOWETZ, Der Heiratsschwindler fador matrimonial), Viena, 195'4.

(El esta-

Pit. d. G.:

Der Pitaval der Gegenwart, publicado por R. FRANK, G. ROSCHEB y H. SCHMIDT, vols. I-VIII, Tubinga, 1903-14.

RECKEN:

H. M. Josef RECKEN, Das Delikt des Betruges im Landgerichlsbezirk Krejeld in den Jahren 1945-1951 (El delito de estafa en el distrito judicial de Krefeld en los años 1945-1951), Disertación de Bonn, 1957.

SPENSER:

James SPENSER, Limey breaks in, Londres, 1934.

SUTHERLAND:

The professional thiej by a professional thie). annotated and interpreted by Edwin H. SUTHERLAND, Chicago, 1937.

TROMMER:

Harry TROMMER, Urkundenfálschung und Betrug im Weltkriege (Falsificación de documentos y estafa en. la guerra mundial), Leipzig, 1928.

WEIL:

WULFFEN:

lYellow Kid» Weil. The autobiography master swindler, Chicago, 1948.

of Americas

Erich WULFFEN, Die Psychologie des Hochstaplers (La psicología del caballero de industria), Leipzig, 1923.

CAPÍTULO I

INTRODUCCIÓN

r § i El delito de estafa presenta una serie de peculiaridades que lo separan de la masa de los restantes hechos punibles. Además de ser dogmáticamente complicado, está muy enmarañado psicológicamente. Los tránsitos de la estafa a las pequeñas informalidades o trucos comerciales son oscuros y fluyentes (1). La estafa proporciona, por término medio, el más alto botín de todos los delitos contra la propiedad (2). En ella la actuación del sujeto sobre la víctima es de índole psíquica, y por esto invisible, consistiendo en un «determinar» que mueve al estafado «a perjudicarse a sí mismo o a perjudicar a otro, en su patrimonio» (3) *. Como agente físico destaca no tanto el autor del delito como el lesionado. Por eso se comprende que la reacción de la colectividad sea relativamente ligera, porque se piensa que sólo un majadero se puede dejar engañar, mientras que a uno nunca le habría ocurrido aquello. Falta la sensación de peligrosidad general que alarma en los delitos de violencia o contra la honestidad, e incluso frente al carterista. (1) «Parece imposible trazar una frontera lógica entre los casos de estafa y otras prácticas deshonestas.» (SUTHERLAND, pág. 70.) (2) «Como regla general, puede decirse que los granujas que tienen ingresos más elevados son los estafadores.» (SPENSER, pág. 238.) (3) Código penal suizo de 1937, art. 148. El artículo 148 del Código penal suizo que se cita dice así: «El que con la intención de procurarse o procurar a un tercero un enriquecimiento ilegítimo induzca a error con astucia a otra persona afirmando cosas falsas o disimulando cosas verdaderas, o se aproveche con astucia del error de otro, determinando así a la víctima a realizar una conducta por la que perjudique su patrimonio o el de un tercero, será castigado con la pena de reclusión hasta cinco años o con la pena de prisión. El estafador será castigado con la P e n a de reclusión hasta diez años y multa si hace profesión de la estafa. La estafa en perjuicio de un pariente o de un familiar sólo se castigará a querella del ofendido.» Sobre el concepto de la «estafa», véase el artículo de Antón ONECA en la Nueva Enciclopedia Jurídica, editada por Seix, IX (1958), págs. 56 y siguientes.—N. del T. ESTUDIOS DE PSICOLOGÍA CRIMINAL. VOL. Til. — 2

18

Introducción

Introducción

En muchos casos el atrevido estafador se ve secundado por un gusto en recrearse con el perjuicio, que descubre, sin querer, lados débiles del alma humana y pasajes quebradizos del orden social. Los mismos rasgos esenciales que le hacen convertirse en un embustero, le benefician ante el tribunal y durante el cumplimiento de la condena. Ciertamente que hay que distinguir entre el pequeño estafador cotidiano, el estafador de hospedaje de poca monta o el grosero timador de fianzas y el delincuente en gran escala. No de otra manera sucede en el hurto. Cagliostro, el aventurero de los días que preceden a la Revolución francesa, el capitán de Kopenick, de la época del kaiser, el fabricante de oro de la primera posguerra mundial y el de diamantes de la segunda, han desvelado el estado de espíritu de una determinada época, lo han caricaturizado cruelmente, deformando su imagen. No sólo han excitado la fantasía de los poetas (á), sino que han impulsado también la evolución social y política en términos cuya magnitud permite reconocer una, ojeada histórica retrospectiva (5). El delito de estafa, indiferente a las medidas legislativas (6), prosigue su ascenso, y las pasajeras disminuciones de las cifras en la posguerra no pueden hacer olvidar que lo que nos ha entretenido con el falso espejismo de la mejoría ha sido la modificación en las estructuras de la población y las situaciones psicológicas excepcionales. El procedimiento de empujar la voluntad humana por una falsa vía y determinarla a hacer algo que parece provechoso cuando en realidad es perjudicial, se ha acreditado como más lucrativo y de menores riesgos que los métodos ya superados de la violencia o de la habilidad manual. En lugar de tropezar con una resistencia enconada, el estafador encuentra la resignación avergonzada de la víctima que teme sufrir las burlas encima del perjuicio. La zona negra se extiende interminable y el «porcentaje de esclarecimientos» de las estadísticas policiales (7) no resiste a la crítica científica en cuanto se repare que sólo se denuncia una pequeña parte de los casos ocurridos y que la denominación «esclarecido» es muy confusa. Las tremendas cifras de la (4) Piénsese en El Gran Copio, de GOETHE. (5) Los efectos del proceso del collar de 1786 fueron tanto más persistentes cuanto que pusieron de manifiesto del modo más violento, no las debilidades políticas, sino las humanas de quien debía ser el más alto modelo. (6) Como el imponer la pena de reclusión en el derecho penal alemán (§ 246, IV) y en el suizo (art. 148). (7) La Estadística criminal policial de la República Federal Alemana (1953, pág. 17) da para la estafa un porcentaje de esclarecimientos del 93,57.

19

estafa con multirreincidencia no son conciliables con la cifra de esclarecimientos que se da, aproximadamente del 100 por 100. Ya antes de que las grandes conmociones políticas y sociales cayeran sobre nosotros, se daban las siguientes cifras (8): TABLA I

Condenados,

por un millón de la población civil mayor a causa de estafa con multirreincidencias Alemania,

de edad

penal

1882-1912 Penas anteriores por estafa

Año

1882.. 1892.. 1902... 1912...

Una a cinco

Seis a diez

Once y más

1,3 4,2 8,9 8,9

1,4 5,1 14.4 19,9

0,04 0,3 1,5 4,9

El capítulo en que se trata de la estafa en su aspecto cuantitativo (9) suministrará la prueba de que, con breves y desconcertantes intervalos, el delito aumenta. Es el delito contra la propiedad del mundo moderno. §2 Cuatro elementos legales típicos se reúnen en la estafa: el engaño, la disposición patrimonial, el perjuicio patrimonial y un dolo intensificado que se exterioriza como la intención de conseguir un provecho patrimonial antijurídico. Desde el punto de vista psicológico criminal, el engaño, con sus innúmeras variantes, constituye la medula del problema. SATTER, apoyándose en el filósofo del derecho LOSSKIJ y en la teoría cristiana originaria de que la soberbia y la presunción son las fuentes primeras del mal, pretende admitir que «por ello las actividades del caballero de industria son uno de los tipos más peli(8)

Las cifras, aceptadas por ASCHAFFENBURG, se encuentran en BERGER, pág. 47.

(9) Véase pág. 37. En 1926 fueron denunciados en Chicago 2.854 casos de embezzhtnent-fraud (no puede separarse más la desafortunada combinación). De ellos se llegó en el 7,57 por 100 a una condena; por consiguiente, a un esclarecimiento definitivo. En el robo con violencia o intimidación el porcentaje fue de 32,31. Sobre los grados de eliminación que siguen al tratamiento policial, véase mi Crime, causes and condiiions, Nueva York, 1947, pág. 6S.

20

Introducción

grosos de estafa» (10). Un pasaje de DANTE considera la estafa más pecaminosa que la violencia (11), revelando con esto un exacto conocimiento del hombre. Mas sería equivocado buscar la tendencia al engaño sólo en la estafa, y ya HESIODO agrupa en su catálogo de las cosas malas la estafa y el coito (12). Por doquier que en nuestro Código penal hallemos las palabras «astucia» (13), «simular» (14), «fingir» (15), «quitar» (16), «aprovechamiento de la ligereza o inexperiencia» (17), «encubrir» (18), «seducir» (19), hay en marcha un proceso de engaño. Falsificación de documentos, de moneda y perjurio, incluido el falso testimonio sin juramento, son acciones formales de engaño. La nueva redacción del parágrafo del asesinato * ha introducido con la característica típica legal de la alevosía (en a,\emknHeimtücke), una astucia cualificada. Emparentado con la raíz Hamen (red, anzuelo) y Hámisch (aplicarse a dañar) (20) y Tuche (golpe inesperado, maligno) (21) está un engaño de la peor especie. A muchos delitos preceden fases de engaño. Un ejemplo clásico es la muerte de César: «Bruto Albino —escribe PLUTARCO (22)— fue bastante prudente para antes de la sesión enredar a Antonio en una conversación larga y retenerlo, pues Antonio no sólo era un fiel amigo de César, sino que también era temible a causa de su fuerza física.» También se puede ser «estafado» sin engaño. Sólo necesitamos echar una mirada a los múltiples procedimientos con los que se perjudica un patrimonio ajeno con la intención de procurarse un provecho patrimonial antijurídico. La estafadora E., viuda, buscó un empleo, después de haber costado mucho dinero sus servicios a un barón

(10) Wilhelm SAUEE, Kriminologie, Berlín, 1950, pág. 2G9. (11) «Sin embargo, como la estafa es pecado solamente de los hombres, desagrada mucho a Dios...» (Divina Comedia, Infierno, XI, 25, 26.) (12) N emesis engendra la noche, el engaño, el coito, la vejez y la discordia. ( H E SIODO, Teogonia, 223-225.) (13) Estafa matrimonial, § 170. (14) Captación extramatrimonial del coito, § 179. (15) Ordenanza del concurso, § 239. (1 tí) Obstaculizar la ejecución, § 288. (17) Perjuicio a menores, §§ 301 y 302. (18) Usura agravada, § 302. (19) Seducción, § 182. * Véase el volumen II de esta serie, nota a la página 15 y siguiente.—¡V. del T. (20) KAUGE-GOETZE, Etymologischcs Worterbuch dar deutschen Sprache, Berlín, 1951, página 296. (21) Oh. cii., pág. 812. (22) PLUTARCO, César, 66.

Introducción

21

primero y luego a un pastor protestante. La acogieron en casa de F. Dieser, profesor extraordinario en la Universidad, viejo señor que estaba en la mitad de los años setenta. La viuda escribió un libro de cocina, inventando un caldo en forma de polvo y buscaba dinero para financiar su fábrica de jugos —consistente en una cocina— en Hamburgo. Su hijo, todavía incapaz, tenía dinero. La viuda consiguió entonces que el profesor doctor C , «el cual daba una impresión de inexperto en negocios, desusada incluso para un hombre de ciencia» (23), fuera nombrado para la tutela del joven. El resto fue obra de la elocuencia de la mujer y de la confianza ciega que tenía el anciano en la viuda y en su caldo. Dio su aprobación como tutor para invertir el dinero del hijo en la «Fábrica de caldos S. R. L.» E s t a cantidad y otra que de su propio bolsillo añadió el profesor se perdieron en poco tiempo. El engaño por medio de frases de tipo general y perspectivas más o menos indeterminadas puede ser, según la palabra que se elija, engaño jurídico penalmente relevante o un simple reclamo, haciendo cuestionable en este caso la característica interna típica de la intención la creencia del sujeto en que el perjudicado está conforme con la pérdida eventual, sobre todo si se tiene en cuenta el consentimiento del tutor. El número de casos de esta clase es extremadamente grande. El efecto sociológico y material de la estafa se da, pero es difícil incluir estas situaciones perjudiciales en el tipo de la ley penal. Quien pretenda abandonar la clasificación dogmática, externamente tosca, pero práctica en conjunto, intentando construir tipos psicológicos de autor, se hallará inmediatamente con dificultades. Por ejemplo, SATJER (24) trata de separar el grupo de ladrones de los «tomadores», del grupo de estafadores de los «timadores», pero pronto se hace él mismo la objeción de que la alteración y la simulación desempeñan un papel en todos los delitos graves. Mas aún: lo que decide frecuentemente si el acto engañoso ha de desembocar en un hurto o en una estafa es el azar. Una vez se presentó un falso capitán de caballería que quería comprar un caballo; no encontró al vendedor en casa y sustrajo cuatro tabaqueras (25). Otra vez, el mismo caballero de industria pidió prestadas a un príncipe, «a causa de momentáneos apuros económicos», cien coronas y desapareció con (23) Pit. d. G., vol. VI, págs. 213 y sigs. Fue condenada a un año de prisión por falsificación de documentos en el curso de imposturas demostrables. (24)

SAÜER, ob. cii.,

(25)

Pit. d. G., vol. VIII, pág. 145.

pág.

278.

22

Introducción

Introducción

ellas (26). Los portadores de saludos * estafan o hurtan indiferentemente, después de haberse procurado la entrada con igual historia sentimental (27). Los carteristas se rodean frecuentemente con bastidores de «estafa». Los organismos de seguridad de un gran hotel norteamericano informan sobre su procedimiento sefinado; es el truco del empujón, como se le podría llamar sin rodeos, porque incluso se respeta la corrección lingüística (28). La fase previa al hurto de la cartera se desarrolla en el ascensor rebosante del gran hotel (29). Primero entra el ladrón y se coloca en el rincón más extremo. El cómplice femenino ha seleccionado entretanto una víctima apropiada, a ser posible un hombre solo y de mediana edad. Ella se coloca inmediatamente delante. Cuando el ascensor sube, la víctima va prensada entre él y ella. El ladrón, que está detrás, se inclina como si quisiera atarse un zapato, para acostumbrarlo a la idea de que los empellones hay que atribuirlos a las apreturas del ascensor. Él dice: «¡segundo (o tercer) piso!», y empuja al que tiene delante. Al hacerlo oprime a la víctima contra la espalda de la mujer. Antes de que se abra la puerta del ascensor, ella se revuelve como si la hubiera picado una tarántula y grita excitada: «¡deje usted las manos quietas!», o algo por el estilo. El infeliz se ve en el mayor de los apuros, se aparta de la mujer y se arrima al ladrón, quien, rápido como el rayo, coge la cartera y deja el ascensor, aprovechando el tumulto producido. La muchacha, bonit a y bien vestida, sigue furiosamente acalorada. La víctima, que sabe lo que piensan de él, hace mutis t a n pronto como puede y sólo descubre la pérdida cuando alcanza el refugio de una habitación, sin que muchas veces la relacione con el incidente. MAÍTOLESCU ha descrito en sus memorias lo fácil que le era entrar con consumada afectación en hoteles de primera categoría y cometer hurtos allí. Cuenta la excelente impresión causada por su arrogante manera de andar, su altanero aspecto y su modo seco de hablar (30).

23

No raras veces se ponen en escena antes del hurto dramas que distraen la atención. E n los grandes almacenes se producen explosiones, estalla el fuego, se organizan riñas, se desmayan mujeres, se derriban niños y «se representan otras comedias para desviar la atención de la caja o de las mercancías» (31). Muchos chantajistas trabajan con golpes de efecto falsos. De gran eficacia es el papel del marido que, «regresando imprevistamente del viaje», maleta en mano, sorprende a los amantes pecadores (32). Más desgarrada es todavía una variante norteamericana: la mujer de un hombre de negocios adinerado que está retenido lejos de ella por sus asuntos, permite que un señor elegante y distinguido (33) la invite a tomar un cóctel en su habitación. El señor se pone de pronto pegajoso y la arroja sobre la cama. Una señora de pelo rubio químico penetra de pronto en el cuarto; evidentemente, es la mujer del apasionado caballero. Bajo una lluvia de injurias, la Circe amenaza con los tribunales y la policía: ella se cuidará de esto, de demandarla (34), le arrancará el aderezo que está bien claro ha recibido de su marido. Temblando como una azogada, la mujer víctima de la extorsión le ofrece el costoso aderezo sólo para que se calle (35). Puede seguir al hurto la excitación de un equívoco que cubra el hecho. COLLANS (36) ha descrito el caso de una ladrona de bolsos de señora que trabajaba en los cuartos de aseo. E r a alta, esbelta y tenía el aspecto de una joven de la buena sociedad. Se llamaba Josephine, aunque sus amigos la llamaban Johnny. Cuando al fin fue detenida, deshecha en lágrimas y profundamente avergonzada, hizo una «confesión». Sollozando y balbuciente, dijo que en el curso de una aventura lésbica había tomado el bolso en lugar de la retribución prometida pero no entregada. La hurtada rechazó indignada la inculpación, mas se negó a presentar denuncia. Para desviar la atención del bolso, colgado por dentro, por encima de la puerta, pero al alcance de una persona alta (37), la ladrona hacía rodar un pendiente debajo de la puerta y luego se lamentaba en alta voz de la pérdida. Tropezamos por doquier con actos de engaño en los que se inser-

(26) Oh. cit., pág. 143. * Son aquellos que estafan simulando ser enviados de personas de la familia de las que se lleva mucho tiempo sin noticias, como prisioneros de guerra, desaparecidos, etcétera.— N. del T. (27)

BADEU, pág.

97.

(28) «Así, incluso en GOETHE, hay que entender por Rammdei, al lado del antojo del ladrón, el instinto sexual.» (Hermann PAUL, Deutsches Wbrlerbuch, Halle, 1908, página 412.) (29) Dev COLLANS, l was a hotise detective, Nueva York, 1954, págs. 67 y 68. (30) Véase vol. I, pág. 69, de esta serie.

(31)

(82) (33) caer un (34) (35) (36) (37)

SUTHFRLAND, pág. 81.

Hugh YOUNG, Berühmte Falle im Yard, Hamburgo, sin año, págs. 104 y 105. Ella tropezó «accidentalmente» con él en el pasillo del hotel, derramándose la vaso de cóctel. Indemnización por «alienation of affection». COLLANS, oh. cit., págs. 85-89. COLLANS, oh. cit., págs. 139-144, donde pueden leerse más detalles. El caso llevó a la renovación Se muchos cuartos de aseo.

24

I ntrodixcción

Introducción

tan delitos muy diferentes del de estafa (38). Entre el engaño punible y el legal hay innumerables estadios intermedios. El servir de intermediario matrimonial puede ser, según los métodos que se empleen, una empresa comercial permitida o una estafa, aunque la índole del asunto lleva aparejado el que rara vez se presenten denuncias. Si se coloca al que desea contraer matrimonio ante situaciones simuladas o se le pone en relación con una seudopareja, por ejemplo, a la hora del té, en que la intermediaria hace la presentación de la rica huérfana, mediante el pago de altos honorarios, valiéndose de una comparsa, entonces hay estafa. Con la simulación de enfermedades pasamos a un amplio campo. E n un viejo caso suizo (39) la comisión de acusación rechazó el proceso por estafa «porque en la simulación de enfermedades no se d a ninguna acción que caiga en el ámbito penal, ya que los pacientes están ciertamente obligados a comportarse con moralidad frente a sus médicos, pero no tienen una obligación jurídica de decirles la verdad». La mujer había conseguido engañar a quince médicos, algunos de categoría. Ella prefería las operaciones. Lo decisivo es el procedimiento utilizado para la simulación y el problema del enriquecimiento torticero. Los delitos en que se emplea la habilidad manual o artificios análogos para engañar, no ofrecen, dogmáticamente, dificultad alguna, Se t r a t a en ellos de un cambiazo preparado cuidadosamente y de una especie de hurto de carteras, sólo que no se sustraen, sino que es la víctima la que saca el dinero de su propio bolsillo. El problema jurídico puede ser importante en la estafa con reincidencia. Es m u y conocida en Inglaterra y Estados Unidos la técnica profesional de dar un cambio de moneda equivocado mientras se entretiene al cliente con una conversación interesante, a menudo con una historia sucia (40). El hombre sólo digiere el truco si el cambio es grande y la prisa (en las estaciones de ferrocarril) o los efectos del alcohol debilitan su atención. MACDONALD (41) describe diferentes métodos. Siem(38) Por la mitología sabemos que Cronos castró a su padre Urano mientras Gea, «abrasada de amor», se arrimaba a él. (HESIODO, Teogonia, 177.) (39) JV. Pü., vol. 3, págs. 395 y sigs. Sobre el accidente simulado de un asegurado al que de manera intencionada se hizo caer en un pozo, no existen dudas; véase el caso en Pit. d. G., vol. VI, págs. 60 y sigs. (40) Mark BENNY, LOW Company, Londres, 1937, pág. 185. En el lenguaje de los delincuentes este método es llamado ringing ihe changes. (41) MACDONALD, pág. 183. Los dependientes tienen que estar cansados o muy solicitados.

25

pre actúan varios estafadores. Especialmente perverso es el siguiente procedimiento (42): El primer estafador entra en un restaurante, come alguna cosilla, paga en caja con un billete de 20 dólares y se marcha. Poco después aparece el segundo miembro de la banda —generalmente una mujer— toma algo, paga con un billete de 10 dólares y abandona el local. Regresa en seguida excitada y afirma airadamente que se le ha dado de menos en la vuelta de 20 dólares. Surge la discusión. El dueño interviene y garantiza la honorabilidad de su dependiente. La mujer afirma que antes de salir de casa su marido la ha entregado el último billete de 20 dólares que tenía. La ha besado y ha escrito por superstición en la esquina derecha del anverso del billete su dirección telefónica. Se mira en la Caja, aparece el billete, está escrito, el dueño está avergonzado y entrega, resentido, 10 dólares. Un carterista recibió un entierro barato mediante pura habilidad manual. Sus colegas buscaban un hermoso ataúd para el amigo fallecido. Mientras uno de ellos hablaba con el dueño otro cambió las etiquetas de los precios y compraron un ataúd de 1.000 dólares por 500. MATJBEB (43) dice que uno de los granujas, después de cerrar el trato, se dirigió al otro diciéndolo: «¿No crees que esto habría hecho gracia al muerto?»

§3 Todo estudio psicológico, para que tenga algún valor, tiene que mantenerse dentro del tosco módulo del tipo circunscrito por la ley. Los patrones no jurídicos de estafa, elaborados en el vacío, no son utilizables. Hace ya más de doscientos años que editó HOENNS SU léxico de la estafa (44). Sin atenerse a la forma jurídica básica del delito, enumera toda clase de prácticas falaces, que no carecen, por cierto, de interés. Según este observador, «estafan» las mujeres «cuando se tiñen de negro los cabellos rojos o castaños de la cabeza y cejas», se pintan los labios de rojo, se ponen grandes tacones para parecer más altase también «cuando llevan en sociedad cosas bien olientes encima o se las introducen en la boca para que así no se pueda notar su aliento fétido» (45). HOENNS se mueve con frecuencia (42) Ob. al., pág. 185. (43)

MAUEER, pág.

203.

(44) HOENNS, Kurtzeingerichtetes Betrugslmkon, Leipzig, 1873. (45) Ob. til., pág. 154.

55

Introducción

Introducción

en la esfera de los usos inconvenientes pero no punibles. Bastará con algunos ejemplos:

Las figuras clásicas de estafa son pocas. Hermes, «el de los montones de piedras» (52), tiene varias cabezas, señala el camino y a un tiempo el mal. Como dios de rebaños y pastores, los cuales t r a t a n de aumentar su ganado por medios ilícitos, es el dios de la estafa (53) y el señor de los ladrones. Su varita mágica adormece. Prometeo trató de hacer víctima de su estafa a Zeus (54). Él sigue el consejo de su'madre Gea (55), de que el dominio es más fácil por la astucia, la nueva arma secreta, que por la prepotencia de los viejos dioses. Ulises es m u y diestro y astuto: para parecer un esclavo fugitivo, se azota él mismo (56). De él procede el ardid del caballo de Troya. E n el círculo de los mitos germánicos, Loki sólo se hace malo y astuto cuando ha comido el corazón semiquemado de una perversa mujer; estafar no es viril. Según Uhland, es Loki la corrupción, la astucia, la estafa, el consejo nocivo, el engaño que, suavemente y sin meta fija, se desliza entre los dioses, primero entre los gigantes y enemigos de los dioses de su propia estirpe (57). Loki da nombre a la cizaña (58), la wild oats de la lengua inglesa y la folie avoine de los franceses. E n Jutlandia sembró Loki avena, es decir, mala hierba venenosa (59). Cuando los héroes alemanes de las sagas engañan con ardides, obran siempre por motivos nobles, casi siempre por fidelidad al señor. Por ella conquista Sigfrido para el rey, envuelto en la capa invisible, a la obstinada Brunilda (60), y se hace señalar Hagen Tronje por Crimilda, que no sospecha nada, el lugar vulnerable de Sigfrido (61), provocándole a una carrera hasta la fuente y atravesándole allí la espalda con la espada (62).

«La gente noble estafa cuando aduce una estirpe más antigua que la que tiene» (46). «Las mujeres casadas estafan cuando hacen viajes secretos a la bolsa do su marido» (47). «Los guardas campestres estafan cuando hacen la vista gorda con gentes, particularmente pastoras, de las que obtienen algún provecho, dejándolas impunemente cometer daños en el campo» (48). «Los bañeros estafan cuando con pretexto de falta de sitio instalan los cuartos de baño de tal modo que están juntos hombres y mujeres o pueden verse unos a otros» (49). «Las nodrizas estafan si la ira y enojo que producen en ellas las contrariedades con el señor y la señora u otras personas los descargan secretamente en el inocente niño y lo colocan al pecho mientras les dura el enfado» (50). No podemos proceder como este autor y abandonar el terreno del tipo legal, aunque tengamos clara conciencia de las innúmeras variedades psicológicas que se dan en torno al núcleo jurídico. Pero sí nos está permitido dar una breve ojeada a la historia de la civilización en lo que concierne a la estafa. No tememos abandonar con ello los rigurosos límites de la especialidad, pues la vida misma, desarróllese a lo ancho o en tiempos pasados, se burla de los encasillamientos que hemos inventado para nuestro uso particular aunque en la realidad no los haya. En las más antiguas representaciones de los hombres viven imágenes ideales de dioses y héroes. Como están dotados de poder, no necesitan acudir al engaño, y es seguro que no vale tanto la astucia como la mayor fuerza. Ciertamente que en la figura del hindú Varuna entran rasgos astutos, pero el dios está formado a imagen del hombre. «Engañar al enemigo es tenido por el hindú veda como bueno y hermoso» (51). Contra la astucia sólo prospera una astucia mayor; contra la estafa, otra estafa peor: no otra cosa ocurre con la fuerza.

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El cuento nos permite penetrar más profundamente en la sociología del engaño que los exiguos productos de la mitología. Más enojosamente que el hurto, hace saltar la estafa la cohesión interna de la familia o de la estirpe. Por ello hay un fuerte tabú sobre la inducción (52) Odisea, XVI, 471. (53) HESIODO (Las obras y los días, 67) habla de su carácter astuto.

(46) Ob. cit., pág. 129. (47) Ob. cit., pág. 132. (48) Ob. cit., pág. 148. (49) Ob. cit., pág. 30. (50) Ob. cit., pág. 17. Como icontramedida» propone HOENNS «elegir aquellas nodrizas que son conocidas en el país y que, prescindiendo de su caída, gozan aún de buena fama» (pág. 19). Estafa será también si ellas «llevan la contraria» a los señores y señoras «porque saben muy bien que ellos no las pueden reprender, para que no le siente mal la leche al niño al mamar». (51) Hermann OLDENBERG, Religión des Veda. Stuttgart, 1923, pág. 301.

(54)

HESIODO, Teogonia, 556.

(55) ESQUILO, Pronwleo encadenado, 213. (56) Odisea, IV, 244. (57) F. y Th. DAHN, Walhall, Germanische G'ótler- und Heldensagen, Leipzig, 1891, página 136. (58) Ob. cit., pág. 134. (59) E. H. MEYER, Mythologie der Germanen, Estrasburgo, 1903, pág. 276. (60) Canción de los Nibetungos, Aventura X. (61) Ob. cit., Aventura XV. (62) Ob. cit., Aventura XVI. Es la vieja concepción que al principio encontramos en la India.

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a error del anciano padre, del que se hace culpable Jacob (63). Aquí agrava la culpa la irrevocabilidad del perjuicio inferido, pues la bendición, con arreglo a una vieja concepción, no puede quedar sin efecto una vez impartida. Reglas completamente distintas rigen para los extraños, que siempre son considerados enemigos latentes. Entonces no sólo está permitido el engaño, no sólo es legítimo, sino digno de la mayor admiración. Ulises es la imagen ideal del varón, pues la capacidad para el engaño conduce más lejos que el simple valor heroico. E n todos los cuentos, uno de los temas favoritos es el de las artimañas del diablo, en las que nos deleitamos y que incluso no se consideran antipedagógicas en los cuentos infantiles (64). El «enemigo malo» es el peor de todos los adversarios. Con él no nos liga ningún «contrato social» y tiene mérito engañarle. Lo.mismo que las leyendas, el idioma testimonia viejos estadios evolutivos. A través de él se revela con numerosas expresiones plásticas el polifacetismo de un fenómeno social. Las expresiones para estafa y estafador han sido tomadas, antes de designar con ellas operaciones intelectuales, de cinco círculos de actividades en las que todavía hoy resuena el engaño. Éstas son: ardid de guerra, ardid de caza, finta de esgrima, hechizo mágico y la paralización mecánica de la libertad de movimientos y del orientarse, como, por ejemplo, en nuestro «desplumar» a uno. En la mayoría de los casos no se piensa en una disposición patrimonial, como en los derechos modernos. La víctima del engaño paga con su propia persona. Y como quiera que hoy algunos estafados, además de la pérdida del dinero, satisfacen el impuesto adicional de una temprana muerte, del suicidio o de la caída en la perturbación mental (65), se ha conservado la antigua y directa consecuencia del perjuicio. El ardid de guerra, no prohibido nunca por el derecho internacional, es el medio reconocido y muchas veces empleado en toda hostilidad. Por consejo de Ulises construyen los griegos, como holocausto (63) Génesis, XXVII, 19 y 24. (64) GRIMM, Cuentos, edición completa, Munich, 1949, pág. 713; A. PisCHINGEE, Sagen aus Ostemich, Viena, 1949, pág. 274; G. SCHAMBACH y W. MÜLI.ER, Niedersachsische Sagen und Marchen, Stuttgart, 1948, pág. 161; R. Oi.ESCH, Riissische V olksmarchen, Dusseldorf, 1955, pág. 61. En China (Richard WILHELM, Cki nenschs V olksmarchen, Dusseldorf, 1955), el marido, olvidado por la viuda, al despertar tamborilea sobre una bandeja y canta: •Ella pretendió engañarme, pero yo era demasiado listo para ella.» (65)

Véase más adelante.

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aparente ofrecido por el feliz regreso a la patria, el caballo de Troya, «votum pro reditu simulant» (66). E n latín insidiae significa la asechanza y la perfidia; circumvenire es, a un tiempo, cercar y eludir. El verbo inglés bamboozle (embaucar) procede del idioma de las gentes del mar del siglo x v r n y tiene el sentido —la etimología es desconocida— de inducir a error al adversario izando un falso pabellón (67). Un historiador norteamericano (68) ha atribuido los delitos de estafa de los años posteriores a la guerra civil a la misma guerra; se había, dice, inculcado a los hombres «el superar en astucia al enemigo». Siguen las palabras tomadas a la esgrima, el juego de cartas y los juegos de manos. Elvdere, engañar, quiere decir originariamente en el juego y también en la lucha, «evitar el golpe». El vocablo alemán Kniff (artificio, treta) procede de las señales con que se marcan las cartas (69). La palabra alemana Finte, en italiano finta, ardid, está tomada del lenguaje de la esgrima y significa golpe ficticio (70). TricK (truco), del francés tricher, es la estafa en el juego (71). Al movimiento repentino, inesperado, del golpe de esgrima corresponde el sentido que en el lenguaje tiene el giro «hacer una jugada» (72). Sin la aplicación de métodos y aparatos engañosos el hombre no se habría hecho señor del prepotente mundo animal. De esta esfera de la «estafa» proceden voces como «enredar», «tender lazos», «colocar trampas», «enlazar», «reclamo», «cebo», «caer en la trampa». E n inglés se llama al reclamo tame cheater. La palabra berücken (cautivar, en el sentido de encantar) procede de la caza y la pesca, donde «con la red se cae sobre la víctima» (über das Opfer rückt) (73). Sin que se den cuenta, son «atraídas por el cebo»; de «picar el anzuelo» deriva la palabra inglesa bait, cebo. Cazar con reclamo, a su vez, «es emplear (66) VIRGILIO, Eneiaa, II, 17; Laocoonte pregunta en vano; «¿Tan mal conocéis a Ulises?» («Sic notus Ulises»?) (67) Eric PARTRIDGE, A dictionary of slang and unconventional English, Nueva York, 1950, pág. 30. (68) John D . H I C K S , The Americanation. A histon of the United States /rom 1865 to the present, Nueva York, 1946, pág. 84. (69) KLUGE-GürzE, pág. 396. (70)

P A D L , pág.

(71)

K L U G E - G Ó T Z E , pág.

167. 807.

(72) PAUL, págs. 533-537. De los trucos del prestidigitador se ha derivado otra expresión para engañar: juggle (hacer juegos de manos, escamotear), engañar haciendo ver cosas que no son. También la palabra inglesa hocus-pocus (treta, pasapasa, birlibirloque) —probablemente procedente de la fórmula documental «ex hac est Corpus» (PARTRIDGE. página 395)— está tomada del lenguaje del ilusionista de las ferias y significa hacer trampas. (73)

K L Ü G E - G O T Z E , pág.

70.

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gritos y gestos insinuantes con los que se trata de atraer a un animal» (74). Muy antiguas son las denominaciones del engaño que guardan relación con perturbaciones de la orientación en el tiempo y en el espacio. Es curioso que casi siempre se piensa sólo en la perturbación de la vista y no en la del oído, viniéndonos a la memoria el anciano Isaac, cuyos ojos estaban medio ciegos. El verbo inglés inveigle procede de aveughr, pero está más próximo a seducir que a cegar. Hoodwink significa primero vendar los ojos, y luego engañar, análogamente a nuestro «desplumar». Chasquear y burlar, «poner la zancadilla» (trip up en inglés) están tomados de los encuentros hostiles, lo mismo que el fallo latino, que significa caer en la trampa y estafar. Decipere une el hacer salir del camino recto con el «inducir a error». De maquillarse se derivó el jucum faceré, y la expresión alemana «llevar tras de la luz» tiene de nuevo que ver con una iluminación falsa o ausente. La esfera misteriosa de la magia, donde la mirada, el gesto y la autoridad del nigromante paralizan la voluntad de los dioses e incluso les hacen doblar la rodilla, ha contribuido al vocabulario del engaño. Quedamos trastornados, encantados, embrujados, fascinados. La voz francesa charme se deriva de carmen, el conjuro. La forma básica Trug (fraude) procede de Traum (ensueño, ilusión) y de una antigua palabra nórdica sinónima de fantasma, espíritu maligno nocivo y astuto (75). Como en el hurto nocturno, el pueblo pensó también originariamente en la estafa en el efecto de un encantamiento. Era el misterioso poder de privar de resistencia y llevar intelectualmente a la esclavitud. E n alemán, en algunas palabras, como fesseln (encadenar), bestucken (cautivar) (en inglés enihrall y captivitate), es visible el tránsito del dominio externo a la subyugación interna (76). Brevemente merecen citarse todavía: schwindeln (defraudar) (77), foppen (chasquear) (78), prellen (timar) (79), aufbinden (embaucar), weismachen (contar patrañas), auf die Nase binden (dar gato por (74) PAUL, pág. 334. Proteo fue ya víctima de otra forma de ardid de caza (Odisea IV, 435). (75)

K L U G E - G O T Z E , pág.

811.

(76) PAUL, pág. 159, piensa al emplear la expresión «fui completamente apresado», en la presa del animal. (77) Emparentado con los sustantivos mareo, tambaleo, negocio dudoso. (KLUGEGOTZE, pág.

710.

(78) «Mentir», ya en el libro de proscripción de Augsburgo de 1343. (Lee. cit., página 219.) (79) De ahí el nombre (Zechpreüer) del estafador de hospedaje. Véase la larga historia de la palabra en KLUGE-GOTZE, pág. 580, y PAUL, pág. 407.

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liebre) (80), beschup-pen (engañar) (81), beschummeln (cagar) (82) y el aún más crudo besebeln (enmerdar) (83). Las palabras alemanas surgen —bastante aleccionadoramente— de las más diversas esferas de la vida. § 4

Siempre se ha dado la estafa, aunque hayan variado las formas de aparición y la clasificación jurídica. Parece como si ciertos trucos fueran inmortales (84). Ya Homero conoció al portador de saludos (85). Eumao se dirige con las siguientes palabras al falso mendigo Ulises (86): «¡Anciano! Ningún viajero que anuncie noticias de aquél puede encontrar fácil crédito en la mujer y en el hijo. Los que llevan una vida errante acostumbran buscar una buena acogida valiéndose de ansiadas mentiras, y pocas veces hablan la verdad. Id a la reina con vuestros cuentos: ella recibe y obsequia siempre amigablemente, preguntando por todo, y por su enlutado semblante corren lagrimas de dolor.» Cuando los naufragios estaban a la orden del día, podía prosperar este timo. Si las guerras se suceden una tras otra y multitudes de hombres se dan por desaparecidos se puede representar con las mismas probabilidades de éxito el regreso del ausente. En el antiguo derecho alemán, la falsificación de moneda, documentos y de metales nobles o la alteración de mojones pertenecen a la gran familia de la estafa (87). A esto se añade la modificación, para defraudar, de los pesos y medidas establecidos (88). Muchas antiguas leyes se han ocu. (80) Además, «apretar», pegársela, «echarle la culpa a alguno», escamotear. (81) Jerga del hampa. KLUGE-GOTZE, pág. 71. (82) Probablemente, aunque no es seguro, del hebrero santal, esconder, quizá también Schmul. (Loe. cit., pág. 70.) (83) Estafar, en la jerga del hampa, sefeln, en hebrero zebel, estiércol, «embaucar». (Ob. cit., pág. 71.) (84) Un granuja, en la vieja Nuremberg, «dejaba caer un penique dorado por donde pasaba la gente...; tan pronto como lo cogía alguien, tenía que darle la mitad». (Theodor HAMPE, Die Nürnberger Male/izbücher, Bamberg, 1927, pág. 52.) Exactamente el mismo truco que todavía se aplica hoy. (85) Sobre el portador de saludos y su técnica, véase BADER, págs. 97 y 98. (8G) Odisea, IV, 122 y 123. R. JACOBS, pág. 176, ha llamado antes la atención sobre este pasaje. (87) Rudolf His, ~Deutsch.es Slrafrecht bis zur Karolina, Munich, 1928, págs. 165 y siguientes. (88) OSBNBRÜGGEN, Alemannisches Strafrecht, Schaffhausen, 1860, pág. 349; sobre la picota de los panaderos de Bonn, véase mi Sirafe, vol. I, pág. 418.

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pado d é l a adulteración de alimentos. Los judíos que se hacían pasar por cristianos eran ahogados en Regensburgo. El uso indebido del título de doctor o de caballero era castigado como falsedad después de la Reforma de Worrns (89). Pero ante todo, la plaga de los tiempos pasados fue el juego con ventaja. El eterno artificio de los dados huecos o lastrados (90) estuvo siempre en boga y la palabra injuriosa Viertater (fullero) para designar al tahúr se pone en relación por OSBNBBÜGGEN (91) con la forma cuadrada del dado *. En 1434 se sacaron los ojos en Constanza a un hombre que había usado dados falsos; el jugar con ventaja era castigado también con el ahogamiento (92). En la vieja Nuremberg recibían con frecuencia el mismo trato los carteristas y los fulleros. El vínculo es la habilidad manual. Las confesiones del Reuter Henslein explican la vieja expresión inglesa legerdemain (en francés, léger de main) para designar la estafa. La ocupación principa] era el juego con ventaja, el hurto se reservaba para sobrellevar los malos tiempos (93). Como pena accesoria, encontramos una «prohibición de concurrir a tabernas», de índole especial. El fullero debe estar un año «sin jugar», y con este fin se le prohibe entrar en las tabernas. En Radolfzell se llama a este delito Valsch uff der Karlen (falsedad en el juego de cartas) y se considera como Laicherey (94), palabra que evidentemente guarda relación con laichen: desovar, urdir, tramar. Es la explotación mediante el engaño, la creación artificiosa de ideas falsas. En tiempos antiguos aparecen ya los caballeros de industria. Estafan por todo el país con aparición de espíritus y sermones de penitencia (95). Leibold Eckel de San Pólten había combatido en la batalla de Lepanto y había estado varios años al remo en las galeras. Con el nombre de Christoph von Dannhausen, barón de Stamb, escudero imperial y caballero de la orden de San J u a n «... durante una estancia en Salzburgo fue invitado por tres veces a la mesa del arzo(89) HlS, pág. 174. (90) En inglés loaded. (91) OSENBRÜGGEN, pág. 345. * E n alemán vier significa cuatro.—A 7 , del T. (92) Según algunos ordenamientos jurídicos, sólo se podia Jugar en la taberna, y estaban prohibidos los juegos de azar al fiado. (OSENBRÜGGEN, pág. 345.) (93) HAMPE, págs. 11 y 12. «Asi, tuvo que confesar que cuando no jugaba, robaba y sustraía lo que encontraba.» (94) Fritz RUOFF, Die Raioljzellet Hahgenchlsordnung von 1Ó06, Karlsruhe, 1912, página 137. (95)

HAMPE, pág.

47.

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bispo». Llegó en el carnaval de 1576 a Nuremberg, le admitió como huésped un patricio, y en agradecimiento sedujo a la hija. Había chasqueado con sellos falsos «a muchas elevadas y respetables personas», incluso trastornó a «algunas mujeres nobles». Se advierte que fue ejecutado con la espada y que murió cristianamente (96). Otro caballero de industria, Gabriel Wolf, fue ejecutado también, «como gracia especial», con la espada. Había estado en todos los países, incluso en Constantinopla. «Había conocido carnalmente a una abadesa en el Sur y la quiso m a t a r , pero no pudo conseguirlo.» E n Praga había sido «consejero» del emperador, había «utilizado muchas otras prácticas parecidas, había sido encargado de la fabricación de sellos de muchos grandes señores y había falsificado muchos documentos por conocer siete idiomas» (97). Al «príncipe» Lieschen de Sajonia (1714) lo encontraremos más adelante (98). Cuando llega la época del miedo, surgen como brotados del suelo estafadores que prometen la salvación de todos los males del cuerpo y del alma (99). E n 1382 fue paseado por las calles de Londres, sobre un caballo sin montura, un falso médico; el talismán con que pretendía curar, una piedra de afilar, se lo colgaron al cuello junto con u n orinal (100). Durante la gran peste de 1665 en Londres aparecieron los estafadores que se aprovechaban de ella, conjuradores de la enfermedad, que agravaron el pánico y «por miedo al veneno del contagio se envenenaban antes los hombres» (101). La E d a d Media transcurre plagada de estados de angustia. Nunca se extinguió en las masas el miedo al fin del mundo y a la cólera divina. E n estas circunstancias operan los estafadores de indulgencias que nos han descrito CHATJCEB y BOCCACCIO. Aquí está el fray Cipolia de BOCCACCIO, el pequeño granuja, simpático, chistoso y de pelo rojo, «the jolliest rascal in the world» (102). Los papas y obispos trataron en vano de contener la oleada de mercachifles de indulgencias, (96) Ob. cit., pág. 48. (97) Maister Franntzn Schmidis Nachríchters inn Nürnberg all sein Richlen, editado por Albert KELLER, Leipzig, 1913, págs. 36-37. (98) N. Pit., vol. 36, págs. 419 y sigs. (99) Un peligro eran también las religiones falsas, y su solución la conversión. En 1682 rondaba por Franconia un judío *cuyo truco y manera de ganarse el pan consistía en... convertirse al cristianismo y dejarse bautizar en todas partes a costa de los municipios». ( H A M P E , ob. cit.,

pág.

48.)

(100) Die Strafe, vol. I, pág. 417. (101) Daniel D E F O E , A journal of the plague year, Londres, 1950, págs. 37 y 38. (102) J . J . JUSSERAND, English wayfaring Ufe in the Middle Ages, Nueva York, 1891, página 320. ESTUDIOS DK PSICOL08ÍA CRIMINAL. VOi. I I I . — 3

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los cuales operaban con toda clase de las más raras reliquias. «Por una pequeña cantidad —exclama el papa— desligan del voto de castidad, de la abstinencia, de las peregrinaciones al otro lado del mar, a San Pedro y San Pablo de Roma, a Santiago de Compostela, o de cualquier otra clase de votos.» Al lado de esto autorizaban a herejes a retornar al seno de la Iglesia, y a investir dignidades eclesiásticas a hijos ilegítimos; levantaban excomuniones e interdictos; en pocas palabras, todo su poder se lo prestaban ellos mismos (103). Aunque aseguraban que todo el dinero lo recibían en nombre de la Sede Apostólica, nunca se pudieron ver las cuentas. «Horret et mérito indignatur animus talia reminisci.» E n 1390 ordenó Bonifacio prender a estos sacerdotes y a sus cómplices y encarcelarlos sin más, «de plano ac sine strepitu et figura judicii» (104). El 18 de julio de 1562 fueron prohibidos de una vez para siempre estos pardoners por Pío IV. Otra coyuntura surge con la prodigalidad y afán de grandezas de

loca prodigalidad y la alquimia se condicionaban recíprocamente. La creencia en milagros y la confianza en los nuevos conocimientos científicos produjeron un tipo de estafador que no caía sobre el hombre corriente, sino que iba directamente a los grandes de la tierra, porque éstos eran los que de modo inmediato y en cantidad necesitaban mucho dinero. Uno de tantos fue el duque Federico I de Wurtemberg, hombre, dice el cronista, «por lo demás, de una inteligencia clara» (107). Convocados (108), llegaron maestros de alquimia, de todas partes. Nada caracteriza mejor la situación psicológica que el que la víctima, el duque necesitado de dinero, apremiase a estos prestidigitadores para que acudieran rápidamente. Hans Hasenbühler, de Wasserbarg, «alquimista de corte del rey romano» (109), llegó, comió, bebió, triunfó sobre las muchachas de la residencia (110), hizo experimentos y desapareció. Del siguiente taumaturgo cuenta el cronista:

los pequeños príncipes alemanes del siglo XVII, que t r a t a b a n de com-

«A primeros de mayo de 1596 entró en Stuttgart, residencia ducal, un señor egregio, con una escolta de caballos muy lucida. Llevaba también consigo un caballerizo con traje lujoso y noble aspecto. Se hizo llamar barón Brunhoff de Grobeschütz, y a su caballerizo Hans Werder, nacidos en Olmützen, como tuve ocasión de saber en la posada de Becher, junto al mercado. Debían de llevar consigo mucho oro y cosas valiosas, y ser maestros especiales de arte secreto» (111).

petir con Luis X I V y tenían que pensar constantemente en remediar sus necesidades financieras. Muchos príncipes rivalizaban entre sí en el mayor lujo y también en los gastos más absurdos y extravagantes (105). Siempre ha llenado la imaginación de los hombres la idea de los tesoros escondidos, pero en los siglos x v i i y x v m se difundió la idea de que el oro no sólo se podía encontrar, sino que se podía fabricar por procedimientos químicos (106). La falta de dinero, una (103) Ob. cii., pág. 321. Las reliquias exhibidas, según CHAUCER y BOCCACCIO, eran de la más rara especie: un trozo de la vela de la barca de San Pedro, una pluma del ala del arcángel San Gabriel, un dedo del Espíritu Santo, rayos de las estrellas que alumbraron a los tres Reyes Magos, sudor de San Miguel, una redoma con el eco de las campanas del templo de Salomón (ob. cit., págs. 326 y 327). Y no hablemos de las exageraciones parodísticas de las comedias francesas que indica JUSSERAND, pág. 330. (104)

JUSSEKAND, pág.

322.

(105) «De 1776 a 1793 residió en el castillo de Karlsberg (Hamburgo) el duque de Palatinado-Zweibrücken, Carlos Augusto. Poco después de hacerse cargo del reino, resolvió rodear el castillo de un conjunto que por su extensión y magnificencia redujese a nada sus modelos de Versalles y Saint-Germain. Junto a las moradas se levantaron amplias cuadras en las que se mantenía un gran número de caballos y perros de caza. Para el cuidado y vigilancia de los animales se servía el duque, principalmente, de personas pertenecientes a pueblos extraños. Entre ellos se encontraban gitanos, húngaros, polacos, incluso no debían faltar árabes e indios.» (Karl HEINZ MAY, Die Neumühle bn Landstukl. Kriminalsozíologische Siudie an einem jenischen Dorf, Disertación de Friburgo, 1950, págs. 2-8.) (106) «El ciudadano de Stuttgart que en 1590 pasaba delante del castillo, por los alrededores del pabellón y el lago, a casi todas las horas del día, pero generalmente de madrugada y durante toda la mañana, en especia! si había luna llena, podía ver elevarse

Después de haber tocado con algunas gotas de lindura universalis la redoma que hervía y haber enfriado el metal, los peritos encontraron «oro y plata auténticos». También este «barón» tomo las de Villadiego; era un orfebre de nombre Honauer. Por lo menos recibió entre t a n t o un verdadero título de nobleza. E n Mómpelgard, por mandato de una larga chimenea del pabellón una gruesa columna de humo negro. Quedaba entonces sorprendido porque imaginaba que allí tenía el duque su fábrica de oro, en la que con sus alquimistas practicaba el secreto arte de hacer oro con hierro viejo y otros metales no nobles. Pensativamente continuaba su camino en seguida, porque el centinela que había a la entrada de este santuario no permitía un largo estacionamiento.» (Friedrich NICK, Stuttgarttr Chronik und Sagenbuch, Stuttgart, 1875, pág. 189.) En 1686 terminó en Nuremberg su vida en la horca un fabricante de oro. (HAMPE, ob. cit., pág. 48.) Nosotros tratamos hoy con mayor benignidad a nuestros fabricantes de oro y de diamantes. (107) Una observación que todavía hoy se oye sobre muchas víctimas de estafas. (108) «El que entienda el arte lleno de secretos de la alquimia y pueda ofrecer seguras pruebas de su habilidad, debe venir a residir a la corte en Stuttgart, donde le esperan honores, mesa puesta y buen salario.» (NICK, pág. 190.) (109) Ob. cit., págs. 191 y sigs. (110) «... y manoseaba a las muchachas decentes en las calles a pleno día.» (NICK, página 194.) (111)

NICK, pág.

200.

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del duque, se vació por completo el arsenal, porque se pretendía hacer oro en S t u t t g a r t de lo que había en él. El estafador fue cogido y murió en la horca, cortándole dos dedos y colgándoselos al cuello. Así prosigue una larga serie de alquimistas; continuamente se presentaban fabricantes de oro, con nombres altisonantes, magníficas cartas de recomendación, discípulos de hombres de ciencia d e f a m a mundial (112), recogían precipitadamente grandes sumas, sustraían cristos de plata, huían, eran expulsados o se les colgaba. U n a y otra vez, el duque espera, se entusiasma cuando se le muestra el primer oro (introducido de contrabando), y se irrita furioso contra los delincuentes cuando el engaño sale a la luz del día. Apenas puede encontrarse otra víctima más crónica, acaso porque su necesidad de dinero era invariable y crónica también. Habían pasado siete años desde la boda y Luis X V I no era todavía el marido de la reina (113). Finalmente lo hicieron tal los cirujanos. Esto era sabido de todo el mundo. Todos vieron a la reina llevar su propia vida de placeres, a veces sin guardar el recato, que se imponía mucho más en tales circunstancias. E n esta atmósfera pudo ocurrir la absolución de un gran dignatario que había estado mezclado en una descarada estafa: el asunto del collar. Como una planta palustre, la gran estafa florece únicamente en el cieno moral. (112) NlCK, págs. 213 y sigs. (113) Pierre LAFUE, Louis XVI. Vichee de la révolution royale, París, 1942, pág. 120.

I.

LA SUPERFICIE

«Ningún otro delito contra la propiedad —dice el Newgate Calendar de hace casi doscientos años— ha hecho tan rápidos progresos como la estafa» (1). Las cifras de la estadística criminal alemana, que abarcan un tiempo de más de cincuenta años, conducen al mismo resultado. Sólo pueden seguirse, sin interferencias perturbadoras (2), hasta 1932. TABLA

Condenas Alemania,

Afio

1882 1892 1902 1912 1922 1932

II

por estafa

(3)

1882-1932

Cifras

11.969 20.711 26.634 30.086 33.683 57.888

Por cada 100.000 habitantes mayores de edad penal

5,7 5,9 5,2 5,2



11,5

Dos períodos provocan en este medio siglo nuestro interés: la época de la primera guerra mundial y el período de la gran inflación. (1) Newgate Calendar, ed, SAVAGE, Hartford, 1926, pág. 74. (2) Desde 1933, con los desplazamientos de poder, la inhibición del placer de denunciar y las amnistías, y desde 1939 con la movilización, se presenta un oscurecimiento que no puede despejarse con ningún procedimiento científico. (3) Código penal alemán, §§ 263-265. Estadística criminal del Rrich, 1884, pág. 143; 1894, pág. 139; 1904, pág. 203; 1914, pág. 331; vol. 354, págs. 24 y 25; 1934, pág. 544. Sobre el aumento en el distrito judicial territorial de Krefeld en 1946-51, véase RECKEN, página 13.

La imagen

40

que proporcionan

las

cifras

La superficie

tran la mayoría de los casos de estafa, la curva de la estafa criminal (§§ 197 y sigs.) ha crecido en Austria mucho menos verticalmente:

TABLA I I I

Condenas

por estafa

(4)

Por sexos. — Alemania, Año 1914 1915 1916 1917 1918

1914-18

Hombres

Mujeres

21.862 10.474 9.423 7.917 7.889

3.848 3.916 4.779 5.121 6.081

TABLA V

Condenas por estafa criminal por cada 100.000 habitantes mayores de edad penal (6) Austria, 1882-1950

Las migraciones masivas del ámbito civil a la esfera militar son la base del descenso de las cifras por parte de los hombres; las mujeres padecen miseria y se ven empujadas por ella a la vida adquisitiva. Inmediatamente después de la guerra se presenta la desvalorización del dinero. Bruscamente crecen las cifras de la estafa. Es notable que mantiene su avance a pesar de la vuelta a una divisa firme (1924). El leve descenso del año de crisis de 1932 se explica por el desplazamiento de las tendencias estafadoras al ámbito más protegido de los negocios ilícitos y la especulación. TABLA IV

Condenas

por estafa

Alemania, Año 1919 1920 1921 1922 1923 1924 1925

12.612 14.405 34.078 33.685 32.485 37.120 44.677

(5)

1919-32 Año

Cifras

1926 1927 1928 1929 1930 1931 1932

41

Cifras

53.718 54.473 50.401 52.626 55.538 57.667 57.888

La cifra de la criminalidad de la estafa pasa de 3,7 en 1882 a 11,5 en 1932. Aunque (o a causa de que) las cifras austríacas no abarcan la estafa de hospedaje (§ 467) y las estafas menores (§ 461) que suminis(4) Estadística criminal del Reich, 1920, pág. 163; 1921-22, pág. 340; 1923, págs. 337 y 338; vol. 301, págs. 22 y 23. (5) Estadística criminal del Reich, vol. 301, págs. 22 y 23; vol. 346, págs. 22 y 23; volumen 1924-25, pág. 378; vol. 354, págs. 24 y 25; vo!. 1926, pág. 349; vol. 1927, pág. 491; volumen 1928, pág. 573; vol. 30, pág. 554; vol. 1931, pág. 540; vol. 1932, pág. 535; volumen 1933, pág. 533; vol. 1934, pág. 544.

1882-1885 .... 1886-1889 .... 1890-1893 .... 1894-1897 .... 189S-1901 .... 1902-1905 .... 1906-1909 ....

.. .. .. .. .. .. ..

24 21 22 22 25 24 20

1910-1913 .... 1915-1918 .... 1919-1922 .... 1923-1926 .... 1927-1930 .... 1931-1933 .... 1934-1937 ....

..

17

— .. .. .. .. ..

38 38 29 32 37

1946 .... 1947.... 1948.... 1949 .... 1950....

.. .. .. .. ..

14 24 37 38 28

Merece notarse especialmente el aumento de la estafa con multirreincidencia en relación con las cifras más antiguas. Parece como si ya antes de la primera guerra mundial se hubiera formado, extendiéndose constantemente, una sólida capa de estafadores profesionales (cfr. tabla I, pág. 13). Después de la derrota y desmembramiento territorial de Alemania han empezado ahora algunos de los estados recientemente formados a organizar su estadística policial (7). Por ello estamos en condiciones de seguir el desarrollo de la criminalidad en el estado Norte del Rin-Westfalia, altamente industrializado. (Véase tabla VI.) Como una ola que cada vez sube más y más alto, prende el fuego de la estafa contra nuestra civilización. El intento de descomponer el fenómeno en sus partes estadísticas integrantes nos lleva en primer lugar a la cuestión del sexo. De 1.872 estafadoras denunciadas en 1948 se alcanzó en 1954 la cifra máxima de 6.860 denuncias contra mujeres, comprobándose últimamente (1956) una ligera baja a 6.018. El porcentaje de estafadoras condenadas, que SAXJBB (8) fija en el 11,4, aumenta en las denuncias por estafa en Norte del Rin-Westfalia (promedio de 1948 a 1956) al 16,9. En la estafa criminal alcanza en Austria el 25 (9). Hay numerosas clases de estafa, como la de (6) Zahlenmassige Dartstellung der Rechtspflege. Kriminalstalistik 1950, Viena, 1953, página 16. (7) Constituye una lamentable tendencia de la administración de justicia, lo mismo de los Estados Unidos que de Alemania, el no cuidarse mucho de la estadística judicial, la cual, en ambos países, permitía antes las más valiosas explicaciones sobre rendimiento y defectos. (8)

SAÜER, ob. cii., pág. 74.

(9) Zahlenmassige Dartstellung 1950, pág. 56.

42

La imagen

que proporcionan

las

cifras

TABLA VIII

TABLA vi Hurto

Denuncias por estafa e infidelidad (10) Norte del Rin-Westfalia, 1948-56 1948 1949 1950 1951 1952

6.972 10.948 14.693 17.517 21.870

43

La superficie

1953 1954 1955 1956

y estafa

por cada 100.000 hombres de edad penal (14) Austria,

58.270 60.776 54.904 59.001

comisiones y también la matrimonial, que no son fácilmente accesibles a las mujeres. No obstante, entre los siete caballeros de industria de Suiza descritos detalladamente por CLERIC figuran dos mujeres (11). La estructura de edad de los estafadores se desvía fuertemente de la normal. Esta observación se confirma en todo el mundo occidental y también en los Estados Unidos (12). El desplazamiento se produce a favor de la edad mediana. SAUER (13) da las siguientes cifras:

y mujeres

mayores

1950

Formas de hurto
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