Henri Pirenne- mahoma y Carlomagno Resumen
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Descripción: ensayo del libro...
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Mahoma y Carlomagno Henri Pirenne Entre el 650 y el 750, el Imperio romano sufre un quiebre que representa la transición de la Edad Antigua, cuyos últimos días estuvieron caracterizados por la anarquía y la regresión económica, hacia la Edad Media. Este proceso es el resultado de la decadencia del reino merovingio, el ascenso de Carlomagno, la alianza del papado con la nueva dinastía y el predominio de la Iglesia y los señores feudales. El historiador Henri Pirenne postula, entonces, que las invasiones germánicas no fueron el motivo por el cual se desarticulara el Imperio romano pues estos pueblos se romantizaron y copiaron las practicas económicas y culturales, sino, más bien, las circunstancias antes mencionadas, en combinación con la expansión islámica (que convirtió el Mediterráneo en un lago musulmán) crearon las condiciones para la separación entre el Oriente bizantino y el Occidente al desplazar el eje de la vida histórica hacia el norte. Lamentablemente, Henri Pirenne, historiador belga especializado en la Edad Media, quien solía revisar todos sus libros, falleció antes de poder terminar este que incluía la gran tesis de toda una vida. Su hijo y discípulo, Jacques, asumió la tarea de revisar y publicar el libro. La tesis es sustentada en dos partes: La Europa occidental antes del Islam, en la que se explica la situación antes de la llegada de Mahoma, y el Islam y los carolingios, en la cual se relatan los grandes cambios como resultado de la expansión islámica.
En la primera parte del libro, el autor nos narra la situación del Imperio antes de la llegada del Islam y cómo sus características y circunstancias previas influyeron en el desenlace de la historia romana con la llegada de Mahoma. El Imperio caracterizaba por tener al mediterráneo como eje central que unía a las provincias. El mar era el medio por el cual se difunden las ideas y se realiza el comercio, además hacía del territorio una unidad económica en donde el oro Constantino es la moneda imperial. Esto se ve reflejado en el cambio de capital de Roma a Constantinopla debido al carácter marítimo de la última. El Imperio era resguardado en las fronteras por legiones que impedían el acceso a los bárbaros. Sin embargo, en el siglo III, durante una crisis institucional, el Imperio se ve expuesto a los bárbaros y no puede evitar su irrupción que llegó hasta lo que es hoy en día es España. Luego, los emperadores ilirios reestablecieron las fronteras aplicando más resistencia de fondo pues reaccionaron al fuerte avance germano. A pesar de los esfuerzos hechos por los emperadores, estos no logran desalojar a los pueblos germánicos y, poco a poco, estos se asentaron al trabajar en campos y en el ejército (el cual va a terminó constituido casi en su totalidad por cuerpos germánicos).También, estas comunidades, en un principio, invasoras adoptaron varios aspectos de la cultura romana como, por ejemplo, la escritura y la religión cristiana. Roma tenía a su favor factores como el mar, la composición del ejército, armas y la diplomacia con los cuales enfrentaba las dificultades; sin embargo existían dos peligros latentes, por un lado, existían sectores que no apoyaban la resistencia, es decir, que no estaban dispuestos a combatir contra los invasores, y por otro lado, se encontraban los bárbaros, lo cuales, a pesar de su gran ejército, no tenían una buena organización. Los germanos siempre habían sentido una gran admiración por Roma, estos anhelaban ser parte de Imperio y asimilar sus costumbres y ser reconocidos por este. Hay que aclarar que cuando los germanos llegaron al Imperio no eran ignorantes a la idea de civilización, ya que estos estuvieron en contacto con la antigua cultura greco-oriental de la cual aprendieron varias costumbres. La denominación: “bárbaros” era, tan solo, utilizada por los romanos para referirse a todos quienes vivieran fuera del Imperio y no perteneciesen al mismo.
Los bárbaros los llevo a invadir el territorio imperial lo hunos, lo que determinaría la ola de invasiones. Estos llevaron a los godos al Imperio en donde se mostraron invencibles y para el año 376 estos fueron admitidos como un pueblo reconociéndolos como federados por el emperador y obligados a formar parte del ejército romano. Estos, dentro del Imperio, no se encuentran en una situación favorable y el siguiente año, el 377, se revelan con miras hacia el Mediterráneo. El año siguiente, 378, en Adrianopolis muere el emperador Valente y los germánicos toman Tracia y después de saquearla, llegan hasta Constantinopla la cual opone resistencia impidiendo que lleguen al mar. En el 382, los establece en Mesia donde continúan como pueblo. Durante estas guerras, estos elegieron como rey a Alarico quien tiene como objetivo, tomar Constantinopla. El Imperio quedó desprotegido y esta situación es aprovechada por los godos quienes saquean Grecia, Atenas y el Peloponeso. Estilicón los combate y los desvía, pero a pesar de esto, se quedan en el Imperio y bajo la autorización de Arcadio se convierten en una federación, además de darle a Alarico el título de Magister militum per Illyricum (capitán de Iliria), apartándolos de esta forma de ,su objetivo, Constantinopla. Los germanos en el 401 avanzan hasta Italia con objetivo de extenderse. Alarico solo vela por su conveniencia y termina pactando con Estilicón en contra de Aracadio con quien había pactado. Estilicón, finalmente, muere y entra Honorio al poder. Honorio se niega a hacer trato con Alarico (409) quien responde nombrando como emperador al senador Prisco Atalo, a quien después Alarico traicionaría para acercarse a Honorio. A pesar de esto, Honorio sigue manteniendo distancia con Alarico provocando que este saquee Roma y se termine llevando a Gala Placidia, hermana del emperador. Luego pasa hacia el sur de Italia para planear su pase a África. Este no se culminó ya que Alarico fallece en el 410. A Alarico le sucede, su cuñado, Ataúlfo que también aspira un título romano y quien comienza una campaña hacia el norte, contrae matrimonio con Galia Placidia y se convierte en el cuñado del emperador. Alarico pretendía, un acercamiento a Honorio, que seguirá inquebrantebable, ser un tipo de restaurador del Imperio, ya que reconocía la supremacía de las leyes con respecto a la brutalidad de los bárbaros. Para esto nombre a Atalo nuevamente emperador de Occidente. Este no concreta sus planes y le deja el puesto a Walia con el mismo propósito de restaurador, quien ya en España y sin recursos se encuentra en una situación de desesperación. Debido a el avance de vándalos, alanos y suevos que entraban por Galia hasta el Mediterráneo con el objetivo de llegar hasta África, Walia y su ejército oponen resistencia a los bárbaros a quienes terminan desplazando. Gracias a esto, estos van a comenzaron a ser considerados como ejército romano y se les cedieron las tierras por las que tanto reclamaban. El rey del pueblo seguía siendo reconocido como rey solo de ellos y estos se veían bajo el dominio del emperador a la vez que para el pueblo romano el que los godos pasen a ser del territorio es visto como superioridad del Imperio. A pesar del establecimiento godo, no se da una permanente pacificación, ya que 20 años luego, estos se rebelarían contra Narbona y conseguirían un tratado que probablemente, los reconocía como independientes (437). Esto se da debido al avance de Genserico el cual llega a pasar el estrecho de Gibraltar y llega hasta África. Este se convierte en una amenaza para el Imperio cuando llega hasta el puerto del Mediterráneo el cual había sido su sostén hasta ahora. Atila saquea Mesia y Tracia hasta Termópilas, a esto responde Aecio, que apoyado por los otros pueblos federados, lo detienen en Troyes dejando como evidencia el trabajo de germánicos y romanos. Atila muere en el 453 y libra a Occidente del peligro mongol y es cuando el Imperio voltea hacia Genserico quien aprovechando la muerte de Valentiniano y entra a Roma en el 455 y la saquea.
Teodosio II, visigodo, se desligó del Imperio y favoreció a la elección del galo Avito, quien lo apoyó en su despliegue hacia África. Avito fue tomado prisionero por Ricimero, pero a pesar de ello, esto no detiene a Teodorico. Los bungurdios mientras tanto tomaron Lyon. Mayoriano, recientemente en el poder, recupera Lyon y se enfoca en Genserico, pero muere en el 461. Lyon vuelve a caen en manos bungurdias. Teodorico reanuda su gran campaña, pero muere y Eurico, al poder, llega hasta la península de España. La caída de Rómulo Augusto entregó Provenza a los visigodos en el 476 y desde entonces el Mediterráneo estará ya perdido. Oriente se ve amenazado por la presencia de Genserico y se opondrán a este con las pocas fuerzas que les quedan. Después de la muerte de Mayoriano, los emperadores en Rávena, no tienen un poder real. Ricimero fue sustituido por Orestes el cual entrega a su hijo, Rómulo Augústulo el trono, pero Orestes fue asesinado y las tropas nombrarán rey a Odoacro quien se impone ante Rómulo y es reconocido por Zenón, emperador de Oriente. En el 448, Zenón, para reconquistar Italia de los ostrogodos, se alía contra Teodorico para desalojar a Italia de este pueblo. En el 493, Odacro es asesinado y Teodorico asume el mando de Italia con bendición de Zenón. Es así como Occidente queda disuelto en varios pueblos bárbaros, que a pesar de todo, siguen bajo el mando del Emperador de la Romania. La soberanía del Imperio se ha conservado casi en su totalidad y Constantinopla sigue siendo la capital del Imperio. El Imperio seguiría siendo, a pesar de las incursiones bárbaras, una potencia. Los invasores fueron una minoría que se adaptó en a las costumbres de la Romania. Estos nunca llegaron a forman una coalición que, aunque en minoría, podría haber destruir el Imperio, ya que estos no sentían por Roma odio o rivalidad, sino, al contrario, ellos admiraban al sistema, cultura y territorio y tenían como objetivo el adoptar la forma de vida romana y aprovechar el territorio. Los bárbaros no constituían de una cultura necesaria para la conservación de su esencia, como si lo tuvieron los anglosajones. La lengua romance se impuso a la lengua germánica. Esto se evidencia en la ausencia de influencia en la lengua romance de la lengua germánica ni sintáctica ni fonéticamente. Tampoco influenciaron en su tipo de organización, y que todo fue adoptado de la cultura del Imperio y hasta, por un tiempo, fueron opacados por esta. El rey era la figura, tan solo, representativa de estos pueblos migrantes, ya que estos no tenían ningún tipo de poder o influencia. Este al principio utilizaría las insignias germánicas, pero posteriormente tomaría las romanas y así todo el sistema romano de imponer poder, es por ello que se reconocerán estos reino como ‘’absolutistas, laicos y los instrumentos del reino son el físico y el tesoro’’ (Pirenne, 1934). Esto se entiende desde el punto anterior en el que el rey era la única autoridad y por su potencia financiera, a la vez que este dispone de todos los recursos de la tierra que el Imperio les ha cedido para su ocupación. El reino funcionaba de manera laica, es decir, todo el gobierno por el cual regía el rey era de característica secular, lo que beneficiaba al rey debido al buen entendimiento que se tenía con la aristocracia laica. Sin embargo, el reino mantenía una buena relación con la Iglesia debido a que esta le daba el apoyo del pueblo. Esto era prácticamente el mismo sistema imperial. Se puede concluir que la mayoría, por no decir en su totalidad, de las costumbres y dimensiones bárbaras se ven opacadas por la cultura del Imperio. (aquí ya empieza el capítulo 2) En general, el sistema de posesión de tierras perdura en el Imperio a pesar de las invasiones. Al principio, con la llegada de los bárbaros, hubo descontrol en la organización; sin embargo, luego, llegó el equilibrio ya que estos compraban las tierras a los habitantes que se habían visto perjudicados por las migraciones. Los germanos no introdujeron ningún tipo de reorganización, los romanos seguían poseyendo sus tierras y en lugar de pagar a un amo romano, lo hacían a un germano. Se conserva el uso de la libra romana, lo que evidencia la estabilidad económica de esta moneda.
Los impuestos territoriales, la organización de la gran propiedad y confiada a los conductores que la arriendan y el sistema romano de concesión de tierras sigue casi igual, por no decir igual a como funcionaba el Imperio antes de la llegada de los germanos. Se organizan cultivos para cedérselos a la Iglesia romana. Estas grandes fincas son administradas por los conductores que se encargan de los censos, aportes y rinden cuentas, por lo que tienen que ser especiales y saber escribir. La producción de cereales sigue masificándose a la vez que la gran propiedad produce entonces importantes ingresos metálicos. El flujo del trigo sigue regular, pero a pesar de ellos, el Imperio sigue comprando este producto. África era para ese momento el proveedor principal de cereales y olivos. Aunque la sociedad era básicamente agraria, esta no constituía el total ya que el comercio juega un gran papel en la vida económica, social e intelectal. Las clases sociales siguen iguales: los libres, que son una minoría, conforman la aristocracia; luego están los colonos que son conformados por visigodos, lites y libertos y finalmente se encuentran los esclavos. Se reduce la tarifa del tributo ya que no disminuyen los gastos de los romanos en un ejército que será cubierto por los germánicos. Así resulta hasta beneficiosa la entrada de las tribus bárbaras a las tierras imperiales. Dentro del Imperio, el comercio prosiguió su curso. La navegación oriental estaba centrada en Siria, a donde llegaban las caravanas de la India, China y Arabia. A partir de esto, los sirios se coronaron como los amos del mar, ya que ellos eran el eje central para que la importación y exportación funcione adecuadamente; es decir, el medio por el cual el comercio se desarrollaba desde las grandes ciudades orientales. Este comercio no solo se refería a objetos de lujo, como: oro, plata y ropas; sino en objetos más sofisticados como marfiles y hierbas amargas egipcias, velos orientales para los altares, aceite, papiros, bebidas de lujo y, lo más importante, especias. Esta última es importante porque supone un comercio cuya amplitud supera la de simple joyas y su difusión; en definitiva, no se vio interrumpida por las invasiones. No obstante, los sirios no eran los únicos porque también existía la presencia de judíos, estos últimos estaban en distintas zonas antes de las invasiones y permanecen después de ellas. La labor que desarrollaban estaba ligada al comercio como mercaderes de esclavos, pero sobretodo se dedicaban al préstamo dinero con intereses. Por otro lado, tanto sirios como judíos, se dedicaban al manejo de esclavos, la exportación e importación de estos. Sin embargo, las invasiones germánicas le dieron un nuevo periodo de prosperidad, ya que ellos la practicaban tomando como prisioneros a los bárbaros y lombardos en sus respectivas guerras. Consistía básicamente en que los esclavos podían ser vendidos y comprados sin escrúpulos, porque eran considerados paganos y los tratados solo ponían un límite para su tráfico cuando estos eran cristianos y lo hacían fuera del reino. Un aspecto que pudo dificultar el comercio de esclavos fue la intervención de la Iglesia cuando se le admite los Sacramentos, indirectamente se elevó su condición; no obstante, nada cambió luego de esto. El comercio , tal y como existía en el Imperio antes de las invasiones, se ha mantenido después de ellas y desempeñaba un importante papel en la vida económica de Occidente. Dentro de este aspecto se incluye la circulación monetaria. El sueldo romano era la unidad dentro de todo el Imperio en el momento de las invasiones; sin embargo, no se observa cambio alguno luego de ellas. Es más, los reyes germánicos acuñan monedas con la efigie de los emperadores. Existían monedas de plata, bronce y oro, esta última era la moneda oficial. Como fue dicho líneas arriba, son los judíos los que se involucran más en este aspecto, por ser recaudadores de peaje. El movimiento comercial mediterráneo siguió su curso, lo mismo ocurre con la agricultura; ambas comparten el puesto de ser la actividad económica que permite el progreso del Imperio. La vida intelectual y la cultura antigua después de las invasiones no decrecen. Existe un quiebre en la población, en donde se ve afectado por el pesimismo y desaliento pues es el triunfo oficial y definitivo de Constantino en el 306, al cual nadie pretende oponerse. Constantino es el primer emperador que autoriza el cristianismo en lugar del paganismo romano, se registran muchos
ingresos a la Iglesia, por interés de conservar su influjo social o para obtener un amparo. Las invasiones germánicas de occidente no podían cambiar nada y no cambiaron nada, con ellos la decadencia del Imperio continúa de una forma más acelerada. Los germanos no aportaron ninguna nueva idea más de dejar perdurar la lengua latina como único medio de expresión, esta actitud se repitió en lo intelectual, político o económico; es decir, conservan intacta la situación existente. Sin embargo, la Iglesia representa por excelencia la continuidad del romanismo y una de sus muestras es que todo su personal es romano; además, posee una inmensa influencia que se deja notar en la presencia del Papa en Roma y cada obispo en ciudad. Uno de los cambios que realiza la Iglesia para beneficio del pueblo es adaptarse a un latín vulgar o mejor dicho a un latín sin retórica, llamada lengua de los laicos. Por más grande que es la influencia, la Iglesia y el Estado nunca se integran entre ellas, el poder es puramente secular. Los reyes y emperadores la protegen pero no se subordinan a ella, la Iglesia les es fiel a cambio de su protección. Por otra parte, el arte dentro del Imperio continúa con su proceso de orientalización bajo la influencia de Persia, Siria y Egipto. En primer lugar, Persia ejerció su influencia mediante la importación de sus alfombras. En segundo lugar, el arte de Egipto se transmitió gracias a los marfiles y telas. Por último, el arte sirio llega a través de orfebrería y marfiles. Además, surge una reacción antihelenística que se deja notar con la estilización de la figura, gusto por la decoración, zoomorfismo, los adornos y el color. Puede decirse que las invasiones germánicas colaboraron con el arte del Imperio porque estos sufrieron hondas influencias orientales llegadas por el mar Negro que provenían de las llanuras rusas. Como se puede notar, el periodo del establecimiento de los bárbaros en el Imperio no ha introducido nada nuevo. Los germanos solo se dedicaron a destruir el gobierno imperial, más no el Imperio en sí, pues ellos mismos se alojan a él.
En la segunda parte del libro, se explican los cambios que se dieron debido a la irrupción del Islam en el Imperio Romano. El Imperio no había tenido, antes de la época de Mahoma, relaciones con la península Arábiga; jamás la había considerado como una amenaza, pues creían que su civilización estaba aún en una etapa tribal. Mahoma durante una lucha confusa de tribus le brindó a su pueblo una religión que se proyectaría sobre todos: el Islam. En el año 634, dos años después de la muerte de Mahoma. El ataque árabe tuvo éxito gracias a la atención de los emperadores a la amenaza germánica y al agotamiento de los romanos y los persas, luego de su lucha, con esto Bizancio recuperó Siria, Palestina y Egipto; sin embargo, las provincia que Persia le acaba del devolver al Imperio se las va a arrebatar el Islam. Se apoderan de la fortaleza bizantina de Bothra; en el 635, Damasco cae ante ellos; en el 636, la batalla de Yarmuk les da toda Siria; en 637 o 638 hacia Asia conquistan Mesopotamia y Persia; y en el 641 cae Alejandría y lo ocupan- mientras la expansión continúa. Todas las conquistas logradas son gracias a la desorganización bizantina y a la nueva forma de combatir por el descontento religioso de los monofisitas y de los nestorianos de Siria, a quienes no se le quiere hacer ninguna concesión. Los árabes no han sido absorbidos por las regiones de superior civilización por su orden moral, una fe nueva; se quiere que se obedezca a un solo Dios, Alá, y a su profeta Mahoma y -como este era árabe- a Arabia. Alá es uno y todos sus servidores deben imponerlo a los incrédulos, a los infieles, y no se puede producir ninguna fusión entre las poblaciones conquistadas y los musulmanes, los vencidos tendrán que adoptar las costumbres arábigas, no se ataca la fe de los otros, sino que se las ignora y de esa manera se los aparta de ella y se los lleva a Alá, su derecho sacado del Corán sustituye al derecho romano, su lengua al griego y al latín. La unidad mediterránea se ha roto. La expansión del Islam disminuye bajo el califa Otmán y su asesinato, en el 656, inicia una crisis política y religiosa que solo cesa con el advenimiento de Mu’awiya en el 660. Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo VII aspira a convertirse en una potencia marítima en las aguas dominadas por Bizancio. África era
importante, ya que de ella dependía la seguridad de Sicilia e Italia, el paso hacia Occidente; por lo tanto, Constante II se establece en Siracusa para defenderla. Ante esto se dio una tregua que solo funcionó hasta la subida al trono de Mu’awiya en el 660, en el 681 Okba llega al Atlántico, los bizantinos pasan a la ofensiva y su victoria les devuelve la costa de África, lo cual es una amenaza para la expansión árabe. Hasan se apodera de Cártago, cuya conquista sería definitiva; se crea una nueva capital en el fondo del golfo: Túnez, cuyo puerto de la Goleta se convierte en la base del Islam en el Mediterráneo y con la creación de las flotas árabes, dispersan a los navíos bizantinos, el dominio es de ellos. Musa ibn-Nusair (Muza impone el Islam a las tribus bereberes y son ellos quienes conquistarán España el 711 cuando un ejército de bereberes cruza el estrecho de Gibraltar, mandado por Tariq, el cual se extiende en el Narbonesado. En el 720 los musulmanes se apoderan de Narbona y Toulouse pertenecientes al reino franco, en el 725 Carcasona es tomada, pero finalmente la reacción contra los musulmanes parte del Norte. Luego de todos estos sucesos se dio el cierre del mediterráneo occidental, Siria y Egipto eran sus dos principales centros, no se han dejado de importar especias, fabricar papiros, de funcionar puertos; sin embargo, esta producción fue poco a poco desapareciendo hasta casi extinguirse del mercado. La invasión Islámica fue decisiva tanto para oriente como occidente. Con respecto al golpe de estado carolingio y el cambio de orientación del Papa, los reinos vándalo y ostrogodo habían caído ante Justiniano, ante el Islam el Imperio retrocedió definitivamente cuando perdió África y sus posesiones de Italia estaban amenazadas por los musulmanes establecidos en Sicilia. Los visigodos habían sido aniquilados y los únicos favorecidos por el Islam fueron los lombardos, pues debilitó el dominio de Bizancio y los protegió del dominio franco. Francia detuvo la expansión continental del Islam y tenía que reconstruir Europa sobre nuevas bases para poder resurgir. El corte del mundo Merovingio y Carolingio se realiza con el golpe de Estado de Pipino y la decadencia del estado merovingio se da desde la muerte de Dagoberto I en el año 639. La guerra de Justiniano contra los ostrogodos iba a abrirles el camino del mar, Teodoberto se alía con los ostrogodos, pero luego va en contra de los godos y bizantinos y conquista la mayoría del Véneto y Liguria en el 539. En el 568 los lombardos atacan Provenza y en el 588 en Italia vencen a Childeberto- ejércitos francos- por lo que el rey se vio obligado a firmar la paz con ellos. Pipino venció a los frisones y, luego, se volvió contra los alemanes. En 695- a la muerte de Norberto, se colocó como mayordomo de palacio de Childeberto III a su propio hijo, Griomaldo, la familia carolingia controlaba así toda la monarquía, como propiedad familiar, como una realeza paralela a la otra. En el 715 los nobles de Neustria se sublevan contra Plectrudis y nombran a Raganfredo mayordomo del palacio, pero Carlos, quien es hijo de Pipino, se pone a la cabeza de los austrasianos. Dagoberto III muere y eligen a Chilperico II como rey. Carlos derrota a los neustrianos durante su retirada en el 716. Habría firmado la paz con la condición de recobrar la mayordomía de palacio, pero ante la negativa se rebela, sube a Austria e instaura en el trono a Clotario IV y da el obispado a Milón. Luego de la caída de occidente, se conservó el recuerdo y la reverencia hacia este nuevo Imperio romano, por ejemplo, la organización de la Iglesia en diócesis y provincias es una influencia directa del Imperio. Además, lo continuaba en cierto sentido porque todo su alto personal estaba compuesto por descendientes de las viejas familias señoriales. Para la Iglesia el acontecimiento del 476 no tiene importancia, se sigue viviendo bajo el derecho romano y tal como había reconocido al emperador en Rávena, ahora lo reconocía en Constantinopla. A pesar que la invasión de los reinos germánicos dividiera a la Iglesia en varios Estados bajo el sometimiento de diversos reyes a los que se debía lealtad absoluta, para el Papa el Imperio seguía siendo una unidad. En el 555, el papa Pelagio I, nombrado por Justiniano, intenta mantener la unidad de la Iglesia en las épocas más trágicas de Italia: la guerra contra los lombardos. Los lombardos, estaban retenidos en Asia y en el Danubio. Justino II, el emperador, era incapaz de enviar tropas y aconseja combatirlos con oro y aliarse. Sin embargo, estos llegan a Spoleto y Benevento bajo el emperador
Tiberio II. El papa Pelagio II apoya los esfuerzos del emperador. Roma, sede del papa, y Rávena, ciudad imperial, siguen resistiéndose. El emperador Mauricio envía a Rávena un exarca o representante provisto de todos los poderes pero no dispone suficientes hombres. El peligro aumenta y al subir Gregorio Magno al solio pontificio. En el 592, se corta la comunicación entre Roma y Rávena y Gregorio está solo para defender Roma. Rodeado por invasores que ponen en peligro la ciudad, y bajo el abandono del emperador, el papa, para afirmar su poder, erige una columna en el foro. Además se envían las primeras misiones a Inglaterra, dirigidas por Agustín, en el 596. Su objetivo era asentar bases nuevas para la iglesia Romana y así poder independizarse de Bizancio. Los siguientes años fueron decisivos. Heraclito pudo alejar el peligro persa de Constantinopla, el Imperio retomaba su fuerza y justo cuando se iba a poder recuperar toda Italia, a manos de los lombardos, hace su entrada el Islam en el Mediterraneo (634). La conquista de las costas asiáticas y africanas por los musulmanes fue una catástrofe para la Iglesia, pues redujo significativamente el territorio de la cristiandad a Europa. Heraclito, tras haber reconquistado a los persas, Siria, palestina y Egipto, aspiraba a la unidad. Sin embargo, su incompatibilidad religiosa con los monofisitas impedía la unión. El Islam llega a Siria y a Egipto, lo que representa la pérdida de los dos centros principales de monofisismo. El Imperio pudo salvar Constantinopla, conservar Roma y el exarcado de Rávena pero se ve confinado al Mediterraneo Oriental, tras perder España y África. Y la Iglesia Romana también pierde a sus fieles debido al avance islámico. El Concilio del 680, ligaba a la Iglesia, claramente, a la suerte del Imperio. De los trece papas que gobernaron entre el 678 al 752, solo dos fueron romanos: Benito II y Gregorio II, todos los demás fueron sirios, griegos o sicilianos. Sicilia, recibió a muchos emigrantes sirios tras la conquista de los musulmanes y por ello estaba helenizada. La nueva orientación de la Iglesia hacia Bizancio no se explica, en lo absoluto, en la influencia del poder bizantino sobre el pontificado. Se explica por otras razones: el exarca, que a partir de Heraclito estaba encargado de ratificar a los papas, interviene muy poco y la elección del papa se realiza, en total independencia, en un ambiente romano. Después de la paz con los lombardos, en la Italia Bizantina, ya no hay más tropas reclutadas en el país, pues las otras están combatiendo contra el Islam. Bizancio, entonces, no puede imponer su autoridad en la elección de los papas. Pero las tropas, como el clero, representan un papel importante en la elección. Y la mayoría de los jefes militares estaban helenizados, así como numerosos sacerdotes. Esto explica la preferencia de papas griegos y sirios. Aunque Roma forma parte del imperio, el papa disfruta de independencia. Es un jefe religioso, civil y militar. El emperador lo considera como el primer personaje de la Iglesia y esto consolida su poder. En respuesta, el papa lo beneficia con autoridad, que puede utilizar en casos de emergencia para apoyar al emperador. La momentánea ruptura del 692, no le convenía, realmente, a ninguno de los dos. El último papa que fue recibido en el Imperio, fue tratado con el mayor de los honores: el emperador se postró ante él y le besó los pies, con este gesto, la paz fue reestablecida. En el 751, se discutía quien debía ceñir la corona, Zacarías le es favorable a Pipino y este suceso marcaría el final de la dinastía merovingia. El rey merovingio es enviado al monasterio y a partir de entonces se realizó el gran cambio de orientación, el Norte domina desde que el islam arruina la Galia meridional. Durante el nuevo imperio, en el 754, Esteban II, se encuentra en el extremae occidentis regiones, para pedir protección para Roma, ya que Astolfo no había querido hacerle caso y el enviado del rey no había obtenido nada. En Phontion, Pipino lo esperaba, el 6 de enero del 754. Esteban le pide que intervenga contra los lombardos y Pipino le jura al papa que lo hará.
Lucha contra Astolfo, que estaba decidido a apoderarse de Roma y toda Italia, y le devuelve los territorios al papa. El reinado de Carlomagno, fue el resultado del de Pipino. Su padre le heredó su política italiana, una mezcla entre la lombarda y la romana. Subió al trono en el 768 con el título de patricio, como su hermano Carlomán. El rey de los lombardos, Desiderio, seguía ambicionado en la posesión de Roma y en el 773, el papa Adriano tuvo que pedir auxilio a Carlomagno quien baja inmediatamente a Roma y alista a su ejército. Lo vence y toma para sí el título de rey de los lombardos. Carlomagno representa para el papa, un amo. Se convierte en defensor de la Iglesia y su centro cambia de Roma al norte de Europa. En el 812, los dos imperios firman la paz y Carlos renuncia a Venecia y al sur de Italia, es devuelto al Imperio bizantino. El imperio de Carlomagno es el punto final de la ruptura, por el Islam, del imperio europeo. Se pudo realizar porque, por un lado, la separación de oriente y occidente ha limitado la autoridad del papa a Europa occidental y, por otro lado, la conquista de África y España ha convertido al rey de los francos en el dueño del occidente cristiano. Sin Mahoma, Carlomagno es inconcebible. El antiguo imperio romano se convirtió en el Imperio de oriente y el imperio de Carlos es un Imperio de Occidente y cada uno de los ignora al otro. En los comienzos de la Edad Media, la organización económica y social tiende a ser considerada como un resurgimiento, porque los historiadores consideran que el reinado de Carlomagno coincide con esto. Sin embargo, según Pirenne existe un error, debido a la fuerza del prejuicio en favor del gran emperador. El comercio siguió igual, siempre se había comercializado y navegado, esto no es nada nuevo, se dio, más bien, la continuidad de la economía. Por otro lado, el imperio carolingio tenía don puntos económicos sensibles: Italia del Norte, gracias al comercio con Venecia y los Países bajos, a causa del comercio frisón y escandinavo. Estos son los dos lugares donde pudo desarrollarse plenamente el renacimiento económico en esta época. Antes se ha visto que la causa esencial de la transformación fue el cierre del mediterráneo occidental por la expansión del islam. Los carolingios pudieron detener la ascensión de los sarracenos hacia el Norte pero no pudieron volver a abrir el mar y no lo intentaron. Su actitud ante los musulmanes fue solo defensiva. Los primeros emperadores carolingios como Carlos Martel, aumentaron más el desorden al tratar de atacar por todos lados. Lo que causó bajas militares y saqueos a la Iglesia.
En conclusión, Henri Pirenne nos deja un trabajo consolidado por muchas años de trabajo en donde dos importantes comprobaciones se desprenden de los argumentos: 1.-Las invasiones germánicas no pusieron fin ni a la unidad mediterránea del mundo antiguo, ni a la cultura romana, esencialmente. Esto se puede comprobar en el siglo V, cuando ya no existe emperador en Occidente: pese a los trastornos y pérdidas, como resultado de las invasiones, no aparecen principios nuevos ni en el orden social, ni en el económico, tampoco en la lengua, ni la conformación de las instituciones. Oriente ahora es el centro del mundo, específicamente, Constantinopla; sin embargo, en el año 600 no había cambiado sustancialmente, en comparación al año 400.2.-Lo que, realmente, puso fin al mundo antiguo fue el avance rápido e inesperado del Islam. Tuvo como consecuencia separar, definitivamente, Oriente de Occidente y, con esto, puso fin a la unidad romana. Las comunidades que antes pertenecían al Imperio Romano, como España y África, ahora están a manos del Islam y bajo el mandato de Bagdad. En ellos, ahora, se desarrolla una nueva religión y nueva cultura en todos los aspectos. El mediterráneo occidental, deja de ser una vía de difusión de ideas e intercambios. Finalmente, Occidente termina encapsulado y se ve forzado a vivir en aislamiento, el eje de la vida histórica, entonces, se desplaza hacia el Norte. Aparece la dinastía Carolingia y el papa se alía con ella, porque el
emperador se encargaba de la lucha contra los musulmanes y no pudo impedirlo. En el nuevo imperio, solo está la Iglesia y debido a la imposibilidad del imperio para conservar la administración, esta está a manos del feudalismo y la Iglesia, en menor o mayor medida en las diferentes regiones, especialmente después de Carlomagno. En este momento, inicia la Edad Media y Henri Pirenne nos ha demostrado que la transición ha sido larga, casi un siglo, desde el 650 hasta el 750. Durante este periodo de anarquía se pierde la tradición antigua y da paso a nuevos elementos, como el feudalismo y el Islam, los cuales pasan a la delantera.
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